Acorralado por las pruebas en su contra, Carlos Javier Hualpa Vacas, terminó confesando con lujo detalles cómo y por qué atacó con gasolina y fuego a Eyvi Liset Ágreda Marchena, la joven de 22 años a la que acosaba desde hacía semanas. Pese a haberlo negado inicialmente y a haber inventado una historia de ficción para explicar las quemaduras en su propio brazo, el victimario confeso de Eyvi cayó en serias contradicciones cuando fue interrogado por la Policía, atrapado en un callejón sin salida construido por sus propias mentiras El testimonio del agresor de Eyvi tiene muchos ingredientes del típico discurso machista que considera a la mujer un objeto que debe someterse a los designios y decisiones de los hombres. Un ideal patriarcal que se sigue inculcando en los hijos varones. el agresor afirma que no podía comprender por qué no era correspondido si hacía todo lo posible para, desde su punto de vista, satisfacerla. Como si por el sólo hecho de desear que sea su pareja ella estuviera en el deber de allanarse a sus exigencias. Incluso si ella no quería hablar con él, tomaba esta negativa como una ofensa. Su testimonio no sólo confirma que era una persona que sabía perfectamente lo que hacía, sino que además planificó con mucha anticipación el crimen. Además, fue muy cuidadoso para que su rostro no sea registrado por las cámaras de vigilancia de la zona. Las conclusiones del informe de psicología forense señalan que sus emociones hacia los demás son volubles y que t iende a idealizar las relaciones afectivas con la figura femenina interpretando de manera equivocada las consideraciones que éstas tienen con su persona. Que considera que las mujeres lo tratan injustamente y no son agradecidas por las atenciones que él les brinda. El peritaje concluye que Carlos Javier Hualpa Vacas no evidencia deterioro cognitivo ni alteración psicopatológica que le impidan percibir y evaluar la realidad. Es decir, era una persona perfectamente capaz de distinguir entre el bien y el mal, plenamente consciente de todo lo que hacía, pero extremadamente machista. Y no un monstruo ni un loco como algunas personas lo han calificado para intentar int entar explicar su comportamiento.
En su manifestación, el repudiado individuo alegó que cuando cometió el delito estaba bajo los efectos de la droga que había consumido con su hermano y su cuñada. Pero, ¿por qué agredió de forma tan salvaje a Juanita Mendoza Alva? Según lo que refiere, los insultos de la víctima desataron su ira. "Tenía cogido una botella de plástico con combustible, en realidad no sé de dónde lo saqué. Estaba sentado en la esquina y la señora Juanita que, en ese momento, estaba vendiendo su salchipollo en su carretilla, empezó a vociferarme gritando '¡ya llegó ese drogado!'. Yo me reía y no le tomaba importancia porque estaba drogado y me acerqué a donde ella y le dije '¿por qué me dices así?... y me ella me contestó: 'eres drogado, paras drogándote en la calle'. Yo agarré la botella que tenía en la mano derecha y se la quise tirar con todo a su cara pero se derramó el combustible y se prendió el fuego con la señora Juanita", sostuvo en el documento de la PNP. A pesar de verla arder, el individuo agregó que solo atinó a volver a su casa para continuar drogándose.