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Evolución histórica de la psicología
Evolución histórica de la psicología
va; otras veces se ha volcado la atención encierra su conocimiento.
hacia los aspectos
prácticos
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y técnicos que
Evolución histórica de su objeto La definición etimofógica
la evolución de la psicología La psicología, tal y como hoyes concebida, es una ciencia, en parte natural, en parte social, que versa sobre los fenómenos del comportamiento y sobre las estructuras mentales que originan éste. A esta situación se ha llegado a lo largo de un proceso en que han variado el objeto, los métodos empleados, incluso la condición misma de su tipo de conocimiento. Al igual que ha sucedido con otras ciencias, la psicología se ha desprendido del inicial tronco filosófico en que se hallaba inserta. La delimitación de su objeto y la adopción de métodos propios para su investigación han hecho posible su constitución como saber independiente. A lo largo de su historia ha ido variando ese objeto y, con ello, la definición de la psicología. En cada transformación sufrida se han introducido modificaciones que tendían a depurar su estructura científica y a consolidar su independencia de la filosofía. A grandes rasgos, cabe distinguir cuatro etapas en su evolución. Ha sido primero ciencia del alma; luego, sucesivamente, ciencia de.la mente, ciencia de la conducta, y, en la actualidad, ciencia de la mente y de la conducta. Tales son, a mi juicio, las definiciones que sucesivamente han delimitado el quehacer de la psicología. En tales cambios han pesado no sólo razones de contenido, sino también de método. En la ciencia, el aspecto metodológico es esencial; como se desea establecer un conocimiento con validez objetiva, replicable, y comprobable empíricamente, necesita determinar con todo rigor qué caminos, qué métodos permiten replicar un experimento o comprobar una tesis. En este punto, la psicología ha ido tendiendo cada vez más a la aplicación de métodos objetivos, hacia la cuamificación y hacia el experimento, cuando elJo es posible (Coan, 197',)). Esos cambios han afectado al modo como la psicología interpretaba su manera de ser «ciencia». En la clasificación de las ciencias ha ocupado lugares muy variados. En ocasiones se ha subrayado su dimensión de ciencia natural; en otras. ha predominado el carácter de ciencia cultural. A veces se la ha tenido como ciencia teórica, descripti©
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Etimológicamcntc, «psicología» quiere decir tratado del alma, iágos acerca de la psykh«. Curiosamente, esta palabra no aparece en la tradición griega. Hay que esperar al Renacimiento para encontrnrla en algunos escritos de eruditos y humanistas. Parece que hacia 1520, Marko Marulic (o Marulus) 11450-15241 un autor de la Dalmacia (Yugoslavia), escribe una Psychologia, sive de ratione animae humanae. mencionada en una biografía suya pero cuyo texto no se conserva; hay dudas, además, acerca de si el término empleado por él fue «psycholcgia» o, lo que parece a algunos autores más probable, «psichiologia» (Lapointe, 1973; Brozck, 1973). El uso del término también se ha atribuido a J. T. Frcigius, que lo habría empleado en 1575, aunque el primer tratado con ese título sería obra de RudolfGocckel (R. Goclenius) 11547-16281. un erudito alemán que escribe una Psychologia, hoc est, de hominis perjectione (Psicología - O sobre la perfección del hombre), publicado en 1590, y autor de otros libros donde también aparece empleada la palabra (J)(' precipuis materiis psvchologicis, 1596; Authores varii de psychologia, 1597). Un discípulo de Gocckel, Ouo Casmann 11562-16071. emplea el término para titular una obra suya, de este modo: Psychologia anthropologica, sive animal' hunianoe doctrina (1594). A Casmann, además, parece corresponder el mérito de haber elaborado una antropología C0/l10 ciencia del hombre, que comprendería una "Psicología» C0I110 ciencia de la mente. y una «Somatología» como estudio del cuerpo (Lapoinie, 1973). Con todo. la gran figura que divulgó el uso del término para referirse al estudio de la mente humana es el alemán Christian von WolfT (1679-1754). quien ordenó todos los conocimientos psicológicos en dos volúmenes, uno de psicología empírica, y otro de psicología racional tPsvchologia empirica 1 J 742J Y Psvchologia rationalis 117341) (Lapointc, 1973), solución que adoptarían muchos filósofos escolásticos en trabajos posteriores. Lo interesante es que el término «Psicología» es una construcción intelectual del humanismo y que está pensado para referirse al estudio de la dimensión mental, no somática, de la vida humana. Veamos ahora las definiciones psicológicas nacidas de la evolución de su objeto. Cuatro definiciones en función del contenido El alma Psique. alma, puede decirse que ha sido el objeto de la psicología desde el siglo IV a. c., con Platón y Arisróteles, hasta cierto momento que puede situarse en el siglo XVII con la figura dc Descartes, en el XVIII con los cmpiristas ingleses, o en el XIX Q) Ediciones
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con los investigadores de los fenómenos mentales. Como puede comprenderse fácilmente, una denominación que ha sido utilizada durante unos dos mil años, por fuerza tiene que haber sufrido grandes variaciones. Ha habido, ya en Grecia, por lo pronto, dos significaciones diferentes del término «psique». Una es la que lo entiende corno elemento o principio biológico de los seres vivos, y otra es su interpretación como realidad inmaterial distinta del cuerpo físico. El representante fundamental de ese primer sentido es Aristótclcs. Con él la psique se integra en el campo de los estudios «físicos» sobre la naturaleza o physis. LI cxpcriencia que probablemente está a la base es la distancia que separa el organismo vivo del cadáver; con el término de psyklte ha pretendido comprender ese hecho en términos de reflexión racional alejada de intcrfcrencias religiosas. La psique, en este sentido, es una propiedad, un elemento esencial o componente del ser vivo; su presencia significa la vida, y su ausencia trae consigo la muerte, pero no es, ella misma, algo independiente (Laín, 1990). Frente a esa psique biológica hay la consideración contraria, iniciada en Grecia con la religión dionisiaca y presente en la Iilosofía de Plutón (427-348 a. C.): la psique es independiente, separable del cuerpo e irreductible al mismo. Aquí no es la «vida» lo decisivo, sino la existencia en el hombre de un conocimiento científico, intcrnporul. universal, válido para siempre. Esta presencia de lo eterno en el hombre ya la apuntaban los pitagóricos al hacer de los objetos matemáticos el trasfondo divino de la realidad; por ello consideraron su estudio como el más alto modo de vivir que podía alcanzar el hombre. En Platón esa ciencia de lo absoluto y eterno deberá ser independiente de todas las cosas mudables; estas últimas sólo estimulan un recuerdo del saber que se posee, y que se halla más o menos olvidado, como residuo de una existencia anterior. La psique es entonces un sujeto de vida racional, que sólo ocasionalmente está dentro de un cuerpo, al que está unida accidentalmente. Encontramos en Grecia, como se ve, una dualidad. De un lado, un alma biológica, inseparable del cuerpo, fuera del cual carece de sentido y de existencia (aristotclismo). De otro, un alma racional, sujeto de la ciencia intemporul, muy distinta del cuerpo (platonismo) (Percrs, 1967; Dodds, 1960).Sobre esa dualidad el mundo medieval, con escasas transformaciones de detalle, injertó una interpretación religiosa. Esta hizo del alma una cosa independiente y simple, una sustancia espiritual, diferente a la materia, ajena por ello a la muerte y a la corrupción, capaz de supervivencia e inmortalidad. Ahora la dualidad se establece entre el cspiritualismo de quienes aceptan esa realidad del alma y el materialismo de quienes la niegan y sólo admiten la realidad del cuerpo. Monismo frente a dualismo, biologisrno frente a logicisrno, naturalismo frente a supranaturalismo: estas oposiciones expresan la problemática fundamental que late bajo la idea de «alma». En todos estos casos, se trata de una idea aún situada íntegramente dentro del horizonte filosófico determinado por la concepción sustancialista de la realidad propia del pensamiento griego. De ella iba a partir la psicología.
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La /111.'/111.' Antiguos y medievales fueron predominantemente «realistas»: se ocuparon del modo de ser de la naturaleza COIllO un conjunto de sustancias (res) con sus atributos, propiedades y accidentes, que están fuera del hombre y que éste puede conocer, Entre aquellas había que contar a los organismos, a los astros, a los seres inanimados, al hombre mismo y, como una especie más de «cosa», el alma humana, que vivifica y que razona. Con la filosofía moderna, y especialmente con Descartes, la situación se modifica profundamente. El mundo moderno cambia la perspectiva: en vez de partir de las cosas -realisI1IO-, empieza por el sujeto, y en particular por el conocimiento que este tiene de las cosas; ahora todo se convierte, de cosa, en idea -idn¡/is!11I1-. Desde esta perspectiva hay una realidad caracterizada por el conoci miento, por la conciencia, para la que todo 10 que hay es fenómeno y consiste en «ser percibido». Esta realidad es la mente, el sujeto consciente, la sustancia pensante (Ortega, 1957. VII, 3ÓO). De esa manera se pasó a pensar 10 psíquico en términos de mente, como sustancia radicalmente distinta del cuerpo extenso, igualmente concebido como sustancia. El dualismo platónico resulta renovado en los nuevos términos del dualismo cartesiano. El campo de la extensión pertenecerá a la física; el de la reflexión, a una psicologia cuyo tema será la conciencia, o la vida mental. Es el segundo objeto que encontramos en esta historia. Las primeras indagaciones sobre la conciencia han sido llevadas a cabo dentro de la filosofía. Poco a poco, ha ido esbozándose una vertiente psicológica, que aspira a lograr un análisis pormenorizado de la actividad consciente. El punto de cambio entre una y otra tendencia no es fácil de establecer. La moderna psicología de la conciencia ha conocido dos etapas bien diferenciadas. Primero, hallamos una reflexión descriptiva, no experimental, de la vida mental, que enlaza con lalilosofía subjetivista moderna. En la segunda etapa, que coincide con la nparición de la psicología como ciencia natural, se ha procurado realizar el estudio científico de la conciencia en forma estrechamente vinculada el la lisiologia, la ciencia natural del organismo, buscando aplicar procedimientos experimentales a la invcstigación. Este es el momento en quc la psicología ha cobrado su carácter de ciencia positiva. Es difícil precisar con exactitud el momento preciso de ese corte fundacional. La opinión más generalizada 10 hace coincidir con la aplicación ideada por Wundt al estudio del psiquisrno de los procedimientos del laboratorio fisiológico, al crear el suyo en Leipzig, en 1X79; otros, no obstante. creen que está en la constitución de la psicof'ísica por Fechncr, en 1860. En cualquier caso, esa psicología científica aparece a finales del siglo XtX, al tiempo que se van creando por todas partes laboratorios de psicología y surgen nuevas investigaciones empíricas sobre los procesos mentales. La psicología de la mente nace, pues, a partir de la psicología del alma, en el curso de una evolución gradual. Este progreso ha consistido, primero, en acentuar la reflex ividad o conciencia del alma medieval; segundo, en la consideración filosófica de esa conciencia COIllO una sustancia distinta de la sustancia que llamamos cuerpo; tercero,
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Evolución hislórica de la psicologia
en el análisis descriptivo. reflexivo, de su actividad consciente; en cuarto y último lugar, al análisis de la mente se ha añadido al Iin 1:1 introducción de una metodología experimental, propia de la fisiología. En tal momento se ha constituido lo que llamamos «psicología científica» moderna. Ésta comenzó bajo la forma de «psicología fisiológica». Suponía la aplicación del método científico naturalista de la fisiología a los problemas de la subjetividad humana, del conocimiento y su actividad (Boring, 1950). Es un movimiento que iba impulsado por la búsqueda dcl rigor y la objetividad cientíticos en ese campo de fenómenos. Se iba a constituir así una «ciencia problemática» (Woodworth y Ash, 1982). Pero precisamente ese mismo afán iba a tratar de eliminar todo tipo de prohlemutisrno en ese conocimiento científico, lo que había de conducir al tercer estadio. al de ciencia de la conducta.
La
COI/duela
La psicología, como ciencia positiva. estaba interesada en la objetividad de sus métodos y de sus resultados. tratando de ser una ciencia como la fisiología y las demás ciencias naturales. Al mismo tiempo. el objeto llamado mente o conciencia resultaba, en cierto modo, un objeto individual. privado, heterogéneo respecto de los de las otras ciencias. Ese contraste dio origen a un nuevo cambio, y con ello a una nueva definición de la psicología como ciencia. Se trata de una reestructuración que la concibe COlnO ciencia de la conducta o del comportamiento. A comienzos de este siglo John B. Watson, uno de los iniciadores del cambio, definió cl comportamiento como
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acompañan y han hecho posible el mundo actual de los computadores. afectado a la idea misma de conducta y él la propia psicología.
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Todo lo cual ha
Mente y conducta El último tercio del siglo xx está siendo testigo de un nuevo cambio en el concepto de la psicología. Había en el conductismo problemas teóricos centrales carentcs de solución aceptable. Para empezar, conceptos como los de respuesta y estimulación, han presentado graves dificultades a los teóricos de la psicología. La estirnulación no es un simple proceso físico ni es un proceso elemental; en su inmensa parte son situaciones sociales, histórica y culturalmente cualificadas, las que desencadenan una actividad responsiva en el sujeto humano (Yela, 1974). La respuesta no es una mera actividad fisiológica, sino que posee una significación, un propósito, que sólo aparece cuando el nivel del análisis asciende desde lo orgánico, o molecular, a unidades de acción complejas o rnolares, donde hay «planes» e «intenciones». Además, habían quedado fuera del campo de estudio del psicólogo conductista los grandes problemas del conocimiento, los procesos cognitivos, las conductas simbólicas, el lenguaje, la experiencia consciente. La recuperación de todos estos aspectos se ha producido de la mano de los estudios sobre procesamiento de la información que se han desarrollado en la segunda mitad de nuestro siglo. El cerebro, que rige la conducta, ha sido visto como un computador (De Vega, 1982; Johnson-Laird, J 986). Los procesos que rigen la conducta son, en gran medida, procesos de tipo computacional realizados por la mente, aunque en su mayor parte si lenciosos, no conscientes. De este modo, se han llevado sobre la psicología los nuevos modos de pensar de la cibernética. La psicología de nuestro tiempo está interesada en las conductas complejas que presentan los «objetos con mente» (Riviere, 1991). Y ello ha conducido al abandono del modelo conductista de psicología, y a la vuelta al estudio prioritario de los procesos cognitivos y simbólicos. Desde la década de los sesenta, comenzó a germinar en Estados Unidos lo que muchos han dado en llamar la «revolución cognitiva» (Hilgard, 1987). Aunque los temas de la conciencia y del conocimiento no habían desaparecido de la escena europea, y estaban presentes en la psicología rusa o en la obra de Piagct, para citar sólo dos casos, el peso de la psicología americana ha dado una especial significación a ese cambio. Con el advenimiento de la psicología cognitiva, se ha comenzado a hablar de modo general de un cambio de «paradigma» en esta ciencia; la aplicación masiva del modelo del computador para comprender la mente humana en sus múltiples lacetas ha abierto nuevas perspectivas. En síntesis, puede decirse que el conductismo ha cedido su puesto al cognitivismo, y ello ha supuesto, entre otras cosas, la necesidad de elaborar una «nueva ciencia de la mente» (Gardner, 19R7), que, sin dejar de referirse a las conductas, trate de explicarías mediante una serie de procesos mentales. Tales procesos analizan y procesan la información recibida, toman decisiones y dan lugar a las múltiples formas de comportamiento. Hay quienes han pensado que la psicología, en su his~oria. ha sido dirigida por pre() Ediciones
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Evolución histórica de la psicologia
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ceptos que no nacían de su propia actividad sino de fuentes externas (Koch, 1964). A nuestro juicio, sin embargo, ha habido una estricta dialéctica interna que ha guiado la transformación de la psicología moderna. No se trata de etapas inconexas, ni los saltos de una a otra carecen de justificación; al contrario, es evidente que cada paso en la evolución ha sido dado en función de las circunstancias y caracteres de la etapa precedente, a fin de resolver lo que aparecían como limitaciones o defectos suyos. Del alma (sustancia) se pasó a la mente (conjunto de fenómenos de la experiencia) por impulso de la transformación filosófica que dio la primacía a la subjetividad, al idealismo. lrente al realismo: de la mente, estudiada por reflexión filosófica, se pasó a su estudio cientílico. por razones metodológicas: también razones rnetodológicas, sólo que ahora de homogeneidad epistemológica de la psicología con las otras ciencias naturales, llevó a ver la conducta como el verdadero objeto a estudiar; y una nueva revolución, que reclamaba la integración de lo mental con lo comportamcntul, ha conducido a la situación presente. En última instancia. la interaeción entre contenidos y métodos ha regulado el dcsarrollo histórico de esta ciencia, en un proceso que resulta análogo al que cabe hallar en otras disciplinas, como veremos enseguida al examinar la evolución de los métodos ps ico Ióg icos.
La unidad de la psicología Hace un siglo. Frunz Brentano (1874) propuso como tarea urgente la sustitución de las varias psicologías entonces existentes por una única disciplina cicntílica, definitiva, rigurosa. Tal unidad sigue hoy sin existir todavía. La pluralidad de escuelas. de tendencias y modelos explicativos denota la diversidad de perspectivas en vigor ante los problemas psicológicos (Staats, 1991; Koch, 1992). En nuestros días ha resurgido con fuerza la pregunta acerca de la unidad de la psicología. Se trata, en definitiva, de una versión un tanto diferente de la pregunta acerca de la existencia o no de un paradigma. La pluralidad de tendencias, de espeeiaiTdades, incluso la diversidad de lenguajes, ha hecho pensar a muchos en la posibilidad de que la psicología sea. en realidad. un conjunto de disciplinas más o menos próximas pero diferentes entre sí. Ésta es la tesis mantenida. entre otros, por Koch, quien ha llegado a proponer que «la falta de cohesión de la psicología sea reconocida cambiando ese nombre por una expresión como la de "estudios psicológicos"» (Koch, 1992, 93); otros autores estiman que el campo de la psicología es multidiseiplinar. con grupos teóricamente irreconciliables entre sí (Kendler, 1987). Tales afirmaciones llegan a poner en entredicho su unidad como disciplina científica, aunque socialmente los psicólogos pudieran reconocerse como un grupo de investigadores y especialistas diferentes de los demás. Ciertamente, el actual campo de estudios ofrece una gran riqueza de dominios y especialidades. No es algo reciente; ya en 1932 un psicólogo alemán (Henning, 1932) proponía una ordenación del ámbito de la psicología con un núcleo central de ciencia general experimental y un entorno de aplicaciones que elevaba hasta veinticinco; muy ©
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recientemente Rosenzweig ha propuesto algo semejante, di fcrcnciando catorce grandes subárcas (Roscnzwcig, 1(92). Esto es algo normal en las ciencias que generan actividades técnicas o aplicadas. que muestran una variedad de perfiles (Caparrós, 19H4), y en las que hay dimensiones fronterizas con otras disciplinas. Son muchas las razones que se han aducido para justificar esta pluralidad disciplinar dentro de esta ciencia. Por lo pronto. la gran generalidad que se descubre en los sucesivos objetos sobre los que la psicología ha centrado su estudio hace. en parte. comprensible esta falta de concordancia entre los investigadores. Otro importante factor es la existencia de datos heterogéncos dentro del propio campo de estudio. En efecto, unos psicólogos emplean materiales que proceden de la observación de conducta. con datos tomados de los organismos biológicos, al tiempo que otros atienden a su experiencia subjetiva (Ycla. 1989). Además, la elaboración y tratamiento de los datos se ha llevado a cabo desde perspectivas rnctodológicas muy diferentes; Cronbach ya se refirió a la existencia de «dos psicologías», una corrclacional, que compara medidas diferentes mediante técnicas analíticas, al lado de otra experimental, que manipula variables para establecer relaciones de interdependencia entre ellas (Cronbach, 1957). Ello vendría en parte a explicar la gran pluralidad de métodos, de puntos de vista, de teorías que sin duda existen en la actualidad (Roycc, 1970). Algunos, no obstante, sostienen que en sus primeros tiempos toda ciencia ha carecido o carece de unidad; tal sería el caso de la psicología, que habría así de esforzarse por ir madurando hacia su unificación (Staats, 1991) mediante una depuración metodológica. La afirmación de su unidad, aliado de esa diversidad manifiesta y problemática, ha dado lugar a muy diversos ensayos de comprensión. Desde una perspectiva histórica, R. 1. Watson ha pensado que, aunque no existe un único modelo o paradigma que gobierne la investigación, sí cabe hablar de unas dimensiones «
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Historia de las ideas psicológicas
factorial. Encontró unos factores de pri rner orden. que reflejan orientaciones teóricas de enfoque, método y tipo de explicación; después encontró algunas actitudes teóricas muy generales, representadas cn dos factores de segundo orden (<
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Los métodos de la psicología
Las cuestiones del método han influido en gran manera en el desarrollo de la psicología, al interaccionar continuamente con los aspectos del contenido u objeto .. El desarrollo histórico de los métodos guarda relación con el de las teorías, y ha de ser planteado paralelamente. Con el método científico se pueden construir cuerpos conceptuales muy diversos, como el del conductismo o el de la escuela de la Gestalt; basta para ello que la selección de datos, el nivel de análisis de los mismos, y, en general, las preguntas básicas que han originado 1,(teoría difieran en cada caso. En ocasiones, algunos desarrollos llevados a cabo dentro de ciertas especialidades han tenido luego un importante impacto en otros campos; tal podría serel caso del análisis facrorial, o de algunas técnicas estadísticas aplicadas al estudio de las individualidades. Todo ello es especialmente importante en el caso de la psicología, donde se maneja, como ya sabemos, una amplísima variedad de datos. Fundamentalmente hallamos datos de la experiencia subjetiva y de la conducta objetiva, datos del organismo, del individuo o del grupo social, medidas cuantitativas y apreciaciones cualitativas. Tal variedad precisamente ha sido considerada en muchos casos como raíz de la diversidad de modelos conceptuales (Ycla, 1989). ÉSLa es una compleja cuestión, difícil de resolver, dado que también podría decirse que en cada caso el modelo teórico termina por resolver cuáles son los datos aceptables, y cuáles los que carecen de sentido para una cierta teoría. Los desarrollos metodológicos, en muchos casos, han estado relacionados con avances técnicos e instrumentales. Basta pensar en el peso que ha tenido en gran parte de la actual psicofisiología la posibilidad de disponer de técnicas de registro de la actividad eléctrica del sistema nervioso, o el papel esencial que ha cabido a la invención de los tests de inteligencia en el campo de la psicología de las diferencias individuales. Un estudio detallado de los métodos y técnicas psicológicos está aquí fuera de lugar. Su complejidad técnica es inmensa (Mayor, 1989 b; Traxel, 197U). Aquí lo que interesa es ver, sumariamente, aquellas variaciones mctodológicas que han tenido irnplicaciones decisivas sobre la evolución intelectual de esta ciencia.
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Historia de las ideas psicológicas
Los métodos de la psicologia
Método y métodos En general, el concepto de método coincide todavía hoy con el que elaborara Platón en su día: Método es el camino ihádos¡ para llegar al saber. Se trata de un camino cuya estructura está explícitamente diseñada a fin de que pueda ser seguido del mismo modo por cualquiera. Hay que distinguir entre método y técnica. Por método se entiende el proceso ordenado y estructurado mediante el cual avanza el conocimiento; supone un orden lógico que permite organizar válidamente el saber. Podría hablarse, así. del método de la ciencia natural. difcrcnciándolo del método o métodos de las varias filosofías. Por técnica, en cambio. se debe entender un modo de operar particular, empleado para cumplir alguna tarea. fase o etapa del método general de obtención del conocimiento. Así, hablamos dentro del mundo de los tests de técnicas psicométricas o proycctivas, o de técnicas poligráficas en la psicofisiologfa, y análogumcnte sucede en los innumerables campos del conocimiento; en todos estos casos, nos referimos a procedimientos definidos para lograr una información utilizable en el estudio de un determinado caso o problema, con datos norrnulizudos que hagan posible una inmediata comparación con otros de su misma especie. En principio, las técnicas son recursos opcrativos, de naturaleza subalterna al método al que sirven. No obstante, hay que pensar que, en muchos casos, la carencia de técnicas adecuadas ha hecho, o hace todavía hoy. imposible un estudio metodológicarnente válido en múltiples campos de la experiencia humana. Galileo propuso un procedimiento general a seguir por el cienufico: medir todo lo que se puede medir', y hacer medible aquello que directamente todavía no lo es. Él y otros muchos investigadores han pensado que un conocimiento que no mide es aún un conocimiento imperfecto. La medición es una técnica que permite tener precisión en las restantes operaciones de comparación que el investigador ha de realizar; sin embargo, no es aplicable a todos los campos del estudio de la realidad, pues ésta tiene dimensiones no cuantificables. En muchos casos, el descubrimiento de una técnica que hace medible un campo de fenómenos permite avanzar de modo decisivo en su conocimiento, al posibilitar un tipo de pensamiento metodológicamente sólido y, con ello, el logro de un conocimiento válido. Hay técnicas que han hecho posible una ampliación del mundo humano, como sucede con todas aquellas que han permitido al hombre tener acceso a realidades no directamente cxperirncntables (ondas electromagnéticas, radiaciones. partículas físicas, mutaciones biológicas, épocas del pasado geológico, acontecimientos ustrofísicos ...); otras han mejorado nuestro manejo operativo sobre ellas, o nuestro manejo de los símbolos representativos delas mismas (experimentación. computación); algunas, en fin. han hecho posible un modo más eficaz de realizar las tareas lógicas de comparación y diferenciación. como sucede, entre otros casos. con las técnicas de modclización conceptual o las de inferencia estadística. Viniendo ya a nuestro tema, examinemos ahora las principales variaciones que las cuestiones de método han introducido en la evolución definicional de la psicología. tal como la hemos diseñado en el capítulo anterior. Allí habíamos distinguido, como obje(f;)
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tos de la psicología. la psique. la mente, la conducta y. en nuestros días. una integración de la mente y la conducta. Relacionaremos ahora con ellos esta perspectiva metodológica complementaria.
Psique y método En Grecia, como ya hemos visto. la idea de psique es la de una realidad no sensible, que sirve para explicar ciertos caracteres propios, específicos de los seres vivos, incluido el conocimiento racional de los seres humanos. Recogemos así las dos principales tradiciones, aristotélica y platónica, distintas aunque no excluyentes que dominan en el mundo griego. ¡,Qué método ha hecho posible ese conoci miento'! Indudablemente, es el uso lógico de la razón, y, por tanto, el conocimiento racional el que lo explica de modo suficiente. Ambos sistemas. tanto el de Plutón corno el de Aristótclcs, representan construcciones racionales del universo. En ellas. las apariencias son clasificadas y referidas ordenadamente él ciertos factores que las explican. Se trata de un caso de inferencia lógica. de acuerdo con principios lógicos, que establece regularidades y cxcluye la contradicción. Los objetos que tienen una cierta «naturaleza» o modo de ser exhiben de una manera estable unas determinadas propiedades que los caracterizan. Los que muestran otras propiedades deben poseer un principio diferente, En general, las acciones y propiedades diferentes habrían de venir de principios explicativos. sujetos o sus tratos también diferentes. Se trata, por tanto, de partir de las apariencias para llegar a sus principios ocultos, y eso exige inferir cuál es el ser que corresponde a un cierto obrar. Objetos, propiedades, pensamientos. tienen aquí un carácter lógico: son definidos según ciertas reglas. poseen una consistencia invariable, y por eso la mente puede manejar sus representaciones de modo válido. y llegar a descubrir relaciones estables entre las mismas. Platón dice en la República: «Un mismo ser no querrá hacer o sufrir al mismo tiempo y con respecto a lo mismo cosas contrarias, de manera que si encontramos que eso ocurre en dichos principios sabremos en realidad que no son uno solo, sino muchos» (Platón, Rep . IV, 12). Así, unos determinados principios darán origen a ciertos efectos, de modo consistente, y la existencia de electos distintos permitirá inferir que están operando causas O principios diferentes. La Iilosoffu griega y la medieval han partido de esas suposiciones: que las cosas tienen una estructura fija. que las apariencias brotan de la naturaleza, que la mente humana alcanza a conocer esa naturaleza mediante 1<1 razón y con sus conceptos llega a captar lo esencial de los objetos. El método con que forjamos conceptos. elaboramos infcrencias, y comparamos y diferenciamos unas representucioncs de otras implica unas funciones de «análisis», de «síntesis», y el uso de unos «principios lógicos». Lo que está a la base del inicial conocimiento psicológico es. pues. el conocimiento racional y la aplicación de la inferencia lógica de principios explicativos. Estamos ante un método que es. simplemente, el del pensamiento racional, propio de la filosofía y la ciencia griegas. De ese método se ha ocupado precisamente la lógica (Organon ) de Aristótelcs, y de ese mismo método se dan precisiones ya en los diálogos de Platón. V Ediciones Pir.lmidc
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Los métodos de la psicologia
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A nuestros efectos, no es necesario distinguir aquí entre el carácter predominantemente inductivo propio del pensamiento aristotélico, o el más analítico y deductivo del platónico. Ambos han utilizado los dos modos de pensamiento (Marías, 1958, IV, 259) lo que por cierto habían de hacer también los autores escolásticos. Esta primera psicología contenía en sus sistemas un conocimiento racional acerca de una parte de lo real compatible y homogéneo con el sistema general unitario de sus respectivas filosofías y parte esencial de ellas. No se debe pasar por alto que esta psicología infiere la existencia de una cierta clase de alma o JI.I'ykhé a partir de las apariencias de la vida y del movimiento, y supone la existencia de un tipo diferente de alma cuando trata de explicar la presencia de los fenómenos del pensamiento. En general, las distintas funciones anímicas tenían que ser el resultado de una serie de distintos mecanismos funcionales. esto es, de distintas «facultades» o «potencias». La psique y sus facultades son el resultado de esa labor de inferencia racional realizada por el filósofo a partir de su observación y su experiencia (Barbado, 1943). Lo importante es que el conjunto de ideas acerca de la psique se coordi na sisternáticarnente con el resto de las concepciones fi losóficas que en cada caso se fueron elaborando en torno a los principios del Universo. El alma no es sino una realidad. o un elemento, dentro del sistema general del Universo, y su análisis tiene que concordar con los del resto de lo real.
Mente y método La mente, como objeto psicológico, aparece en la Edad Moderna. Mientras la actitud anterior aspiraba a decir «qué es o cuál es el principio» de unas operaciones vitales y cognitivas, particularmente las que hallamos en el hombre, la nueva actitud renuncia a contestar a la cuestión de ¿qué es?, para conformarse con la más limitada de ¿cómo opera y funciona? Un adelantado de la nueva actitud, bien que con resonancias estoicas, va a ser Luis Vives (1492-1540). En su Tratado del 0/111(/ dice:-;
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El análisis de la mente supone admitir que las propias representaciones son efectos de las operaciones de la propia mente y resultado, por tanto, del funcionamiento eJel sistema mental. La diversidad de pensamientos y afectos obliga a concebir, como en el mundo antiguo y medieval, una pluralidad de facultades hipotéticas. Metódicamente, hay una serie de requisitos que han de cumplirse a fi n de obtener un conocimiento reflexivo válido. En el Discurso del método, Descartes exige, primero, atenerse a lo evidente; segundo, dividir las dificultades en sus menores partes; tercero, pensar ordenadamente, y cuarto, no omitir nada de lo pensado (Descartes, 1953). Al pensar procura ir de lo más a lo menos evidente, dcductivarnentc, de manera que se establezcan tales relaciones entre lo que se quiere explicar (explanandum} y aquello con que se lo va a explicar (explanans) que 110 se pueda cambiar una de ellas si las demás se mantienen invariables. Ello significa que la verdad de unas ideas depende de su conexión indudable con otras más evidentes y anteriores (deductivismo); y el método consiste, por tanto, en mostrar la conexión entre ellas, esto es, el hecho de que unas de ellas se reducen a otras, y pueden ser comprendidas «en funciónde las otras (8 = f A), lo que exige llegar a ver analíticamente las partes componentes, más simples. de cualquier idea (Liard, 1919). Esto ocurre, él su modo, también en el cmpirismo. Aquí nuestros conoci mientes complejos (ideas) han de ser reducidos a los simples (sensaciones) de modo que veamos que su contenido se ujustu o no a lo dado en la experiencia inicial. Es otro modo de establecer una relación funcional entre las representaciones complejas y problemaricas, y las elementales e indudables. Aquí precisamente está el gran giro del pensamiento moderno. Cassircr (Cassircr, 1953) mostró que ese cambio consistía en haber pasado del concepto de «sustancia» al concepto de «función». Para el antiguo, como acabamos de indicar. ver la verdad de algo significaba hucerlo derivar o nacer de una raíz o arkhé, de una naturaleza o principio sustancial. En cambio, en la modernidad, la verdad de algo significa la posibilidad de establecer una conexión funcional de unas ideas con otras más básicas y primarias del sistema. Tales ideas básicas pueden ser las sensaciones (cmpirisrno) o el cogito y las primeras verdades (racionalismo). Metódicamente, significa que hay que «reducir» lo complejo a lo simple, y luego rcconstruirlo él partir de lo simple; por eso este método reúne dos momentos bien diferenciados, el «análisis. y la «síntesis». El primero descubre los elementos; la segunda comprueba que con tales elementos pueden formarse los compuestos que sirvieron de partida. Ahora bien, la idea de que existen unos procesos elementales, relacionados entre sí de modo matemático, y que se puede derivar de ellos otros más complejos conduce a la nueva ciencia moderna. De la idea de las relaciones funcionales surge, primero, la de la posibilidad de la predicción de fenómenos, y segundo. la del control experimental. La predicción resulta del hecho dc poder formular nuevas relaciones entre fenómenos y consecuencias derivadas del modelo, una vez que se suponen conocidos los elcmcntos y las reglas de formación. En tal caso se trata sólo de ampliar el sistema de relaciones. buscando su confirmación empírica en la realidad. Dicha confirmación se dará si nuestro modelo es real. nte un modelo válido. El control experimental significa que (1)
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sofos, la introspección no podía dar cuenta de todos los procesos mentales, ya que 1) la observación modi ficarfa el objeto observado, 2) el objeto no dura Cll forma estable para que pueda haber experiencia verificable, y 3) la contemplación de los procesos mismos de observación resultaría irrealizable (Boring, 1953; Dunzigcr, 1980; Carpintero, 1972b).
el conocimiento de las relaciones del sistema ha de evitar la iruroducción de influencias pertlll'badoras y ha de hacer posible una producción controlada de fenómenos por e! invcst igador, En su sistematización de la visión científica del mundo moderno. Augusto COl11te, como antes ya hemos dicho, enlazó cl saber con cl poder, El conocímiento permite predecir la evolución del sistema, así como SlI pasado; como dijo Sir Francis Bacon: a la naturaleza se la vence ohcdcciéndola, esto cs. siguiendo sus propias reglas y leyes. El método moderno de la nueva ciencia. en suma, opera con fenómenos; busca relaciones invariables (hipótesis, leyes) entre sus elementos, que a ser posible se correspondan con un modelo matemático. Quiere comprobar empíricamente cl modclo, y para ello formula predicciones deductivamente, y busca su comprobación siguiendo el método de la naturaleza. esto es, produciendo los fenómenos mismos mediante el experimento. Cuando esto se logra, se pone en evidencia el completo control sobre las lucrzns y la organización de la realidad. Tal es el método «hipotético-deductivo-experimcnta!» de la nueva ciencia . . I .stc nuevo método tiene consecuencias fundamentales respecto de la psicología. Enunciados sintéticamcnte tendríamos lo siguiente. Fcuomenalismo psicolágico. En esta concepción del mundo nos movemos entre fenómenos: no tenemos acceso. «científicamente». a una realidad invariablc, independiente. suficiente, que pudiera considerarse como la sustancia «alma». El sustuncialismo psíquico iniciado por los griegos y mantenido largo tiempo después quedaba vencido por una cuestión metódica: la condición ultraempírica, inobscrvablc, de las supuestas sustancias unímicas. Por tanto, sólo será posible una psicologíu en cuanto renuncie a ser un saber sobre el alma y se limite a serio de los «fenómenos psíquicos». Ésta es una de las tesis básicas que adoptará Wundt. h) Cualitativismo. lnadecuacion del objeto al método. Los fenómenos mentales no parecen ajusiablcs al método de la nueva ciencia moderna. Primero, porque no parece poderse aplicar a aquellos un modelo matemático. Fluyen continuamente, no cabe la repetición cn ellos. y, por tanto, no es posible adaptarlos a las exigencias del simbolismo matemático. El carácter cualitativo de lo psicológico, de lo mental, parece excluir un tratamiento desde el punto de vista de la pura cantidad. Los racionulistas, luego Kant, después Corntc, pusieron en claro que el conocimiento más riguroso dc la mente no podría pasar de ser un mero saber descriptivo o «histórico» (Pinillos, 1962). Este problema metodológico esencial determinaría la exclusión de la psicología del cuerpo de las ciencias que llevan a cabo Kunt, y luego Comte. e) lntrospeccionismo. Además, hay otro problema meiodológico. También en este punto se uncn los nombres de Kant y de Corntc: los dos hacen una crítica al uso de la «irurospccción» como método científico. Los procesos mentales vcnían siendo analizados mediante una observación reflexiva, de la propia experiencia conscicnte del invcsugador. Ahora bien, a jui. J de aquellos filó-
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Sin embargo. y frente a la posición negativa de Kant y de Corruc, en el siglo XIX se llega a la convicción de que sí es posible un estudio que relacione los fenómenos mentales con otros fenómenos de modo ordenado y estable. Éstos son los fenómenos fisiológicos. Entre ciertos procesos fisiológicos y ciertos procesos mentales hay «rclucienes funcionales». y pueden realizarse «experimentos» para cornprobarlo. Es la tesis de la psicoífsica, primero, y de la psicología fisiológica, después, Fechncr, Wundt, y sus discípulos, no juntan el método del laboratorio a un conocimiento filosófico rcflexivo. como pudiera parecer supcrficialrncruc: lo que hacen es evidenciar que los procesos psicológicos se ajustan hasta cierto límite al modelo general de la ciencia moderna, como sistema general de los fenómenos del universo. Según ellos, hay fenómenos psicológicos básicos. en particular las sensaciones, que mantienen relaciones funcionalcs con otros fenómenos observables de manera pcrfectamerue regular. La condición inexcusable para lograr un conocimiento científico de ellos es la renuncia a cualquier sustuncialismo del alma, por una parte. y el rechazo del dualismo, por otra; así, se encajan perfectamente los Icnórncnos de la mente con los demás fenómenos reales, y se podrá construir una ciencia sobre aquellos en forma paralela a las ya existentes sobre los de otras regiones del universo (la [isica, la química, la fisiología ...). Encontramos. pues. que existen dos radicales etapas dentro del estudio moderno de la mente. En la primera, se lleva a cabo el estudio descriptivo, analítico y reflexivo de los fenómenos subjetivos. Se ha hecho dcl mismo un saber acerca de los fenómenos de 18 conciencia, no acerca de la pretendida «alma sustancial». Es la psicología introspcctiva y filosófica de ernpiristas y racionalisras cuyo estatus científico ha sido repctidarnente impugnado y descalificado. En efecto, una proíundización en sus resultados ha evidenciado la peculiar cualidad de los fenómenos psíquicos, y su irreductibilidad al método de la ciencia moderna (Karu, Cornte). En consecuencia, esa primera construcción entró en crisis. Finalmente, un paso adelante, ya en el siglo XIX, ha hecho visible la existencia de «relaciones funcionales» verdaderas entre los fenómenos mentales y los fisiológicos. Se ha abierto la vía a una «ciencia de la mente, en su relación con el organismo», la «psicología fisiológica», que aparece como una verdadera ciencia y que cumple los requisitos de tcnorncnalidad, cxperirnentalidad y control. Ésta es la obra iniciada por John Stuart Mili con su «ctologfa» (SI. Mili, 1917), Y después proseguida y profundizada en las obras de Fechner y Wundt, los pioneros de la nueva ciencia. Desde cl momento en que comienza a construirse la psicología como ciencia, se inicia un proceso, aún no concluido en nuestros días, de ajuste y reinterpretación de la metodología psicológica. dentro del esquema general del método científico: el método hipotético-deductivo-experimcntal. No obstante. en seguida surgirán nuevos problemas.
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el control de la conducta»; la introspección no tenía cabida entre sus métodos (Watson, 1913). Esta posición cerrada y estricta ha existido de forma simultánea a otras opciones, que constituyen las varias «escuelas» o «psicologías» de la primera mitad del siglo xx. Representan alternativas conceptuales a la posición conductisia, y están sostenidas en muchos casos por métodos que representan una modificación más o menos importantc del método científico, y en ocasiones son una alternativa diferente. Un caso lo representa la psicología fcnorncnológica, otro el psicoanálisis Ircudiano. La primera es el resultado de la aplicación a los problemas psicológicos de la Icnomenologfa, una doctrina lilosólica desarrollada en nuestro siglo por obra de Edmund Husscrl (1859-193X) y sus discípulos. La tcnomcnologfa como doctrina está esencialmente ligada a un método. el Ienomcnológico. caracterizado por dos rasgos: su propósito descriptivo de los contenidos de la conciencia del sujeto, y su puesta entre paréntesis de la realidad extraconscienre, sin afirmar ni negar su existencia. Se produce entonces la consiguiente equiparación de todas las formas representativas que se dan en la conciencia, y que aparecen, por tanto, COIllO formas o dimensiones varias de presentación (nócsis) de los contenidos (nocmus) de aquella -imaginaciones, percepciones, ilusiones, ete.-. La ícnomcnologfu estrictamente hablando es una filosofía, que busca constituir una «proto-cicncia». o «proto-subcr» de la conciencia, como base de toda ulterior filosoffa o ciencia positiva, y, por ello, guarda una estrechísima relación con la psicología (Zubiri, IY(3). El psicoanálisis, en su forma Ircudiana, representa una aproximación a los problemas de la psique que acepta la eficacia causal, no sólo de las realidades «físicas», sino también los sentidos o significaciones de los contenidos. Es, por tanto, un método que exige no sólo la descripción de los fenómenos, sino su «interpretación», que ha de ser inferida en una intcracciún sujeto-objeto (psicoanalista-paciente) de naturaleza «hermcnéutica» (Ricocur, 1965; Lee y Herbcrt, 1970; Sherwood, 1969; Buuacchi, 1\)87). Se trata ahí de descubrir cl sentido que determinadas experiencias tienen para el paciente como resultado de su biografía. Ambas direcciones se muestran como alternativas de método y dc objeto a los de la psicología científica. de raíz wundtiana. Representan, por tanto. construcciones intelectuales que se han elaborado desde fuera del tronco general de la investigación psicológica empírica, y que han contribuido a evidenciar las limitaciones de ésta.
El atenimicnto a los fenómenos psicológicos, según hemos visto, colocó en primer plano el análisis y descripción de los mismos. Pero como los consideraba como estados o modi licaciones del sujeto cognosccntc, COIllO ideas, el lo hubo por fuerza de conducir al análisis de los actos subjetivos. La atención se volvió sobre la intimidad del sujeto, en busca de los elementos y leyes de la vida mental. Se hizo «introspección», inspección interior al tiempo que se lleva a cabo en forma rigurosamente paralela, la observación y experimentación fisiológicas. La ciencia moderna pretende ser un saber irncrsubjcuvo, no un conocimiento privado. Cualquier observador debe estar en condiciones de repetir un experimento y comprobar sus datos, una vez que cumpla las condiciones opcrativax del mismo. Ningún observador puede ser «único», excepcional, sino que ha de ser igual que cualquier otro. Esto es lo que, a juicio de una serie de investigadores, no se cumplía en cl caso de la psicología introspcctiva. Nadie puede situarse en el mismo punto de vista en que se halla colocado quien hace introspección. Brevemente dicho: la introspección parece contravenir las exigencias de publicidad del saber cicntifico. La consecuencia que muchos extrajeron es que hay que excluir los elementos irurospectivos del sistema de la posible ciencia psicológica. Pero entonces no hay más datos observables acerca de la compleja actividad humana que -en opinión del conductista norteamericano Watsonlos datos de la conducta de los organismos. La exigencia mctodológica conduce así a un nuevo cambio de definición de la psicología: en vez de ser una ciencia «introspcctiva» de la mente, será una ciencia «objetiva» dc la conducta (Brozck y Diamond, 1982). Pero al cambio van unidos otros factores complementarios que afectan muy seriamente al conocimiento de la subjetividad. La nueva ciencia moderna se ocupa de masas homogéneas de naturaleza Ifsica (fisiculisrno). que poseen cantidad y movimiento, que están sometidas a la acción de fuerzas que actúan de manera mecánica y determinística (mecanícisrno) segun una causalidad eficiente. Aquí no hay lugar para las cualidades sensibles, que parecen puramente subjetivas (colores, gustos, sabores ... ), ni para el indcterrninismo, ni la voluntad libre, ni para los propósitos y las finalidades. Las proposiciones científicas. para tener sentido, tendrían que poderse verificar empíricamente, afirmó el positivismo. A comienzos del siglo xx, la nueva ciencia psicológica iba a construirse como una ciencia natural positiva, análoga a las otras ciencias naturales, pero tal decisión le obligaba a ir dejando Juera muchos de los rasgos que hasta ahora se habían considerado como esenciales en el ser del hombre. Las exigencias del método se han impuesto por encima de las características del objeto a estudiar. introduciendo una esencial deformación en éste. El conductismo representa perfectamente este ensayo de hacer psicología de manera objetiva y de acuerdo con las exigencias de la ciencia natural. Watson, su fundador, escribió: «La psicología, tal como la ve un conducusta, es una rama experimental y puramente objetiva de la ciencia natural. Su meta v-órica es la predicción y
La revolución cognitiva La psicología, especialmente en Estados Unidos, ha experimentado un profundo cambio en el último tercio del siglo xx. Se ha hecho común hablar de la «revolución cognitiva», como un cambio de modelo teórico o paradigma que ha venido a sustituir al conductista antes dominante. Ya nos hemos referido a ello, al hablar del objeto y de la definición más reciente de psicología, e01110ciencia de la mente y la conducta. Está fuera de discusión que el estudio de los procesos cognitivos. del pensamiento y la mente humana se ha iniciado dentro de la psicología con el propio Wundt (Blu© Edicionc .••Pir:ímidc
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menthal, IlJ75; Mirallcs. 1986) y con sus discípulos y coruradictorcs; también lo está que en la psicología europea la presencia de la conciencia -escuela de Ginebra, psicología soviética. ncocscolásticaha sido continua durante las décadas pasadas. No obstante. el peso de la psicología americana sobre la imagen contemporánea de esta ciencia es tan grande, que los cambios acontecidos en aquella aparecen COIllOgiros o variaciones de la psicología en su totalidad. C01110el bloque mayoritario de aquella ha experimentado desde mediados de nuestro siglo una creciente insatisfacción con el modelo conductista. especialmente por influencia de desarrollos teóricos ocurridos en disciplinas próximas, el cuerpo general de la psicología contemporánea parece haber experimentado la referida transformación cognitivisia, entendida en muchas ocasiones como cambio de «paradigma». Sintéticamcntc, puede decirse que este proyecto teórico trata de convertirse en un saber acerca de la mente corno sistema rcprescntacional, proposiuvo y operativo determinante del comportamiento, mediante observaciones objetivas cornportamentales de los sistemas humanos y, más en general, de los sistemas complejos de procesamiento de información. Como dicen los cognirivistas, se trata de hablar de la mente con un lenguaje «intcnsionul» (cualitativo, subjetivo. propositivu), fundándose en observaciones «cxtcnsionalcs» o de comportamiento (Margolis et al. 19¡¡6; Rivierc, 1991). Mcrodológicarncruc, ello no significa una exclusión sino más bien una ampliación de los CIcI11CnlOSutilizados por el investigador en su uso del método cicntffico. Se trata de incorporar conceptos hipotéticos, explicativos del comportamiento, pero, primero, se da cabida a una causalidud no lineal sino recursiva (retroalimentación, feedback): segundo, se admiten técnicas de simulación que han nacido de la consideración de la mente como un ordenador digital (metáfora del ordenador [de Vega, 1982]), y que aparecen como técnicas hcurísticas de problemas y de verificación de modelos, y tercero, se hace imprescindible la descripción o tenornenologfa de la experiencia subjetiva a fin de disponer de términos adecuados de comparación con la operación simuladora dcl ordenador. Son diversos los factores que han impulsado este cambio. Como ya vimos en su momento. han convergido tanto impulsos internos ¡!~ psicología como otros venidos de campos y ciencias más o menos próximos (exigencia de un adecuado estudio de los procesos simbólicos cognitivos; limitaciones conceptuales del conductisrno: avances de la lingüística gcncrativa: desarrollo de las teorías de procesamiento de información, entre otros). Se debe añadir a éste un impulso complementario pero imporuuuísirno, procedente de la propia filnsof'ia de la ciencia. En ésta ha entrado en crisis el positivismo lógico, que había dado una versión dura y exigente de la construcción teórica (Srnith, J 986). Si añadimos a esto la incorporación, desde la cibernética, de conceptos como los de propósito, finalidad, información. que ahora se muestran como perfectamente integrables en una teoría científica, se tendrá una idea de la mutación del horizonte en que la psicología se situaba. COIllO se ve. I cambios que jalonan la historia de la psicología se han llevado a
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cabo mediando factores relativos al objeto, y otros nacidos de su propia condición científica. Pero tanto aquí como en el caso de la evolución del objeto psicológico, se pone de manifiesto que cada nueva situación, con toda su carga de innovación, ha aparecido en estrechísima dependencia de la anterior, de sus limitaciones y exigencias, aprovechando posibilidades explicativas y ofreciendo nuevos recursos a la comprensión y a la intervención.
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