ANUARIO EDI 2018
CAPITALISMO ARGENTINO: ¿una vez más en la encrucijada? KATZ GIGLIANI MARCHINI CASTILLO LUCITA MERCATANTE FÉLIZ IANNI WAHLBERG CANTAMUTTO SCHORR DUARTE PIVA COSTANTINO
Economistas de Izquierda
ÍNDICE Quienes Somos
O4
Presentación Economistas de Izquierda
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Presentación Fundación Rosa Luxemburgo
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Tensiones inmediatas y adversidades estructurales - Claudio Katz
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Los primeros dos años de la política económica de Macri: ajuste para los trabajores, "fiesta financiera" y endeudamiento astronómico - José Castillo
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La inversión extranjera en la primera mitad del gobierno de Cambiemos - Agostina Costantino
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Estancamiento, inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste: la vigencia del bloqueo a la ofensiva capitalista contra el trabajo - Adrián Piva
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El carácter social de Cambiemos - Francisco J. Cantamutto y Martín Schorr
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La política económica del macrismo: Las tensiones entre economía y política - Marisa Duarte
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Macri, entre el traumático tránsito hacia la normalización y la ilusión de la Argentina competitiva - Esteban Mercatante
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Camuflaje electoral del ajuste de Cambiemos - Federico Walberg
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Ofensiva, crisis y el desafío de construir una alternativa de las y los trabajadores - Valeria Ianni
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Cambiemos: entre la reforma y la crisis en el capitalismo dependiente - Mariano Féliz
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El gobierno del Macri: del gradualismo a la política del FMI - Guillermo Gigliani
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La decadencia del capitalismo nacional - Eduardo Lucita
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Debate final
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Una publicación de los Economistas de Izquierda (EDI) y la Oficina de Buenos Aires de la Fundación Rosa Luxemburgo
Diseño Vutema Estudio Corrección de Estilo Gabriela Magistris Julieta Santos Elisangela Soldatelli Coordinación de la publicación Patricia Lizarraga Eduardo Lucita “Solamente algunos derechos reservados. Esa obra está licenciada bajo Creative Commons 2.0 de “reconocimiento + uso no comercial + compartir igual(CC BY-NC-SA)” Todas las imagenes fueron modificadas digitalmente
“Esta publicación, de distribución gratuita, fue apoyada por la Fundación Rosa Luxemburgo con fondos del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ)”.
Economistas de Izquierda Nacimos en las turbulentas jornadas de diciembre del 2001 y comienzos del 2002, cuando en Argentina la movilización popular se organizaba en centenares de asambleas, movimientos de lucha, piqueteros, fábricas ocupadas y puestas bajo gestión obrera, movimientos juveniles diversos…en ese contexto un numeroso grupo de economistas comenzó a reunirse con las mismas características de espontaneidad, actitud deliberativa e informalidad de las asambleas populares. De un sector de esa asamblea de economistas nació, en enero del 2002, el colectivo Economistas de Izquierda (EDI). Desde entonces hemos intentado recoger la preocupación colectiva por elaborar un proyecto superador de la catástrofe social. En esta orientación nuestras elaboraciones, intervenciones y propuestas, así como nuestros talleres anuales como el de este año, intentan siempre dialogar con los su jetos sociales y organizaciones políticas que encarnan tanto la resistencia al neoliberalismo como la transformación de la sociedad. Nos anima y nos nuclea la intención de proporcionar, en la medida de nuestras posibilidades, las armas del conocimiento que hagan más fuerte y efectiva la lucha de los explotados y oprimidos por erradicar toda forma de opresión económica y social y la construcción de una sociedad libre e igualitaria. Socialista.
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Capitalismo argentino: ¿Una vez más en la encrucijada?
QUIÉNES SOMOS Fundación Rosa Luxemburgo La Fundación Rosa Luxemburgo es una de las seis fundaciones políticas de Alemania. Recoge el compromiso, las reflexiones políticas y el sueño de Rosa Luxemburgo, mujer socialista, polaca y judía, que vivió y luchó en Europa de 1871 a 1919. Rosa Luxemburgo fue una de las fundadoras históricas de la corriente del socialismo democrático, que anhelaba la justicia social y la libertad política. El trabajo internacional de nuestra Fundación tiene como fin la formación política a través del análisis de la sociedad, el ideario de la emancipación democrática y social y la capacitación para la acción política en un sentido concreto, por lo que nuestros campos de cooperación comprenden la participación social y democrática, el compromiso por la paz y el entendimiento entre los pueblos para lograr la justicia social y una convivencia solidaria.
guay y Uruguay. Cuenta con dos unidades, una en San Pablo y una en Buenos Aires. Nuestra oficina en Buenos Aires tiene como objetivo principal promover procesos de formación política en conjunto con organizaciones sociales y sindicales en Argentina, Chile y Uruguay buscando contribuir desde las izquierdas a la democratización de la sociedad, al ejercicio de los derechos sociales globales y a la construcción de justicia ambiental hacia alternativas al modelo hegemónico. Además promovemos espacios de intercambio desde diversas experiencias de resistencia y de construcción de alternativas tendientes a la emancipación y al fortalecimiento de derechos en nuestros territorios.
La Fundación Rosa Luxemburgo trabaja con diferentes organizaciones, partidos de izquierda y del socialismo democrático, sindicatos, organizaciones de mujeres y con los nuevos movimientos sociales y está activa en más de 80 países en cuatro continentes. La Fundación en el Cono Sur La oficina regional de Brasil y Cono Sur actúa, desde 2003, en Argentina, Brasil, Chile, Para-
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TALLER EDI:
CAPITALISMO ARGENTINO
PRESENTACIÓN ECONOMISTAS DE IZQUIERDA Los trabajos reunidos en esta publicación contienen las ponencias presentadas en el Taller EDI 2018: "Capitalismo argentino ¿Una vez más en la encrucijada?" , realizado el 21 de abril pasado con la colaboración y en las instalaciones de la Fundación Rosa Luxemburgo (Oficina Buenos Aires). Como en cada uno de los talleres anuales que organizamos año tras año desde 1995, participamos quiénes integramos EDI e invitamos a economistas críticos. En esta oportunidad, ampliamos la convocatoria a sociólogos, politólogos, historiadores que desenvuelven tareas académicas de docencia e investigación y militancia política, buscando ampliar nuestro campo de análisis y enriquecer el debate con aportes de otras disciplinas. El objetivo del taller no era otro que indagar acerca del devenir del capitalismo nacional y sus perspectivas. Partimos del punto en que habían quedado las discusiones dos años atrás, cuando desarrollamos el Taller EDI 2016 "A dónde va la economía del gobierno Macri. ¿Regreso a los ’90?" , donde discutimos una caracterización del gobierno y de su política económica. Buscamos entonces retomar aquellos análisis a la luz del tiempo y los acontecimientos ocurridos desde entonces. En esta oportunidad, nos preguntamos si alcanzaban las caracterizaciones de ¿Gobierno de Ceos?, ¿Partido del ajuste? o ¿Arranca o no la economía? ¿Por qué el estancamiento? ¿Es solo coyuntural o hay razo-
nes estructurales? ¿Qué implica el debate entre gradualismo y ajuste ( shock )? ¿Por qué no llegan las inversiones? ¿Por qué las frustraciones de la política exterior? ¿Qué perspectivas más allá de la coyuntura? Las presentaciones y el debate, que se desenvolvieron durante toda la jornada, mostraron acuerdos generales en cuanto a las características del programa económico en curso y su impacto social, también en lo relativo al endeudamiento y su dependencia de los mercados financieros. Pero también fue cruzado por algunos ejes claves, aunque no excluyentes, que mostraron ciertas disidencias. El marco general fue el panorama económico internacional a diez años de la crisis del 2008. Si el crecimiento de la economía mundial era sólido, o en realidad, pendía la amenaza de la explosión de burbujas financieras. Colocar este contexto resultaba decisivo dada la volatilidad de los mercados financieros mundiales. ¿Estábamos frente a un programa de ajuste estructural al estilo o continuidad de los '90, o bien estaba planteada la reestructuración completa de la economía, según las tendencias del mercado mundial, lo que llevaba a cambios significativos en la relación capital/trabajo? Varias ponencias giraron en torno a los datos de continuidad y ruptura respecto del gobierno anterior, se aportaron evidencias fácticas, pero también se señaló que desde una apreciación más cualitativa la situación era muy diferente. La pregunta que quedó planteada fue si se puede hablar de continuidad solo teniendo en cuenta los aspectos económicos. Ligado a esto, ¿analizábamos un período de
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lógica continuidad con el neodesarrollismo anterior o se había abierto otra etapa, dentro de la crisis de larga duración del capitalismo argentino? Asimismo, hubo acuerdo en que el problema político era más complicado de analizar y proponer, que el económico. Más allá de las eventuales divergencias, los trazos gruesos de las coincidencias fueron en el plano económico -como señaló algún ponente-, porque es más o menos evidente lo que pasa y puede pasar; en cambio, la dimensión política nos plantea interrogantes y desafíos más complejos que en el pasado, que nos lleva a discusiones y debates que tienen que ver con la construcción política alternativa.
como para la izquierda anticapitalista. Y tal vez amerite en poco tiempo un nuevo encuentro. Esperamos que la compilación que aquí presentamos, brinde lugar a nuevos debates y contribuciones, a la par que aporte a la reflexión y acción de los sujetos sociales en lucha. De esta manera, los objetivos estarán cumplidos.
EDUARDO LUCITA COORDINADOR DEL TALLER
Buenos Aires, Abril 2018
Por último, es importante destacar que a los pocos días de realizado el Taller, la combinación de factores internos y externos, disparó una crisis financiera en el país, que el gobierno no pudo controlar, terminó perdiendo reservas y pidiendo de urgencia un crédito stand-by al Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto hace que quiénes entregaron sus ponencias dentro de los tiempos pactados no pudieran registrar esta situación, mientras que quienes lo hicieron a posteriori se beneficiaron de ese retraso y actualizaron sus presentaciones. No obstante varios de los aspectos señalados en el Taller -dependencia del endeudamiento, fragilidad del sector externo y de la economía entre otros- quedaron expuestos y confirmados. Como resultado de esta crisis, la situación política general ha dado un salto cualitativo y plantea nuevos desafíos, tanto para el gobierno, como para la oposición mayoritaria,
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TALLER EDI:
CAPITALISMO ARGENTINO
FUNDACIÓN ROSA LUXEMBURGO Para la Fundación Rosa Luxemburgo, la coyuntura política y económica argentina y también regional nos desafía a generar espacios de reflexión y análisis para entender, desde miradas críticas y plurales, la avanzada conservadora y transformadora de las estructuras legales del trabajo, así como también la nueva etapa de políticas represivas que expone a los/as trabajadores/as a una situación precaria y defensiva. La convocatoria realizada por Economistas de Izquierda (EDI) es un aporte para debatir y analizar el contexto económico, político y social de la Argentina. Además, el taller fue un disparador para pensar cuáles son las perspectivas y desafíos que se presentan a las izquierdas en el país, lo cual es fundamental en un contexto vertiginoso de anuncios y medidas del gobierno de Mauricio Macri de transformación estructural que impactan negativamente en el conjunto de la población. Tal como señalado en la presentación realizada por Eduardo Lucita, a lo largo del Taller EDI 2018 hubo acuerdos generales -y algunas pocas disidencias- en la caracterización del programa económico y el impacto del mismo, en lo relativo al endeudamiento y su dependencia de los mercados financieros. Pero es el análisis político el que nos plantea interrogantes y desafíos más complejos que deben llevarnos a discusiones, y especialmente a prácticas políticas, tendientes a una construcción emancipatoria y anticapitalista. En este marco, consideramos que es necesario discutir el escenario post electoral de octubre 2017. Es indispensable reflexionar que, tras el triunfo de Macri, la alianza Cambiemos consolidó la posibilidad de profundizar un proyecto neoliberal, de ajuste y flexibilización, con el apoyo de las urnas. Todavía nos falta debatir y encontrar las razones de este fenómeno político. Y no es menor.
Durante las semanas posteriores al debate impulsado por el EDI, quedó claramente demostrado hacia dónde avanza el proyecto gubernamental de Cambiemos . El presidente Mauricio Macri ratificó su rumbo de la apertura de mercado al anunciar el inicio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, lo que significa flexibilización del trabajo, degradación de las condiciones y derechos laborales y la profundización del modelo extractivista, basados en la necesidad de generar las condiciones necesarias para que capitales e inversores puedan actuar indiscriminadamente en nuestros territorios. Al mismo tiempo mantiene y profundiza una política económica anti-industrialista y pro mercado en la cual la economía solo puede funcionar con inversiones privadas, y eso se logra con políticas de desregulación y las reglas que se imponen para “abrirse al mundo”. En esa misma línea, otra de las medidas aplicadas fue propiciar una fuerte devaluación del peso que implica enormes transferencias de recursos desde los trabajadores y del Estado hacia los sectores concentrados del capital tanto nacional como extranjeros, a lo que se suman los impactos negativos que tiene en las economías de los sectores populares, y también en la clase media, el “tarifazo”, la inflación -que en mayo fue del 3% y proyectada por de Banco Central a fines de 2018 del 27% y las negociaciones paritarias por debajo de este índice. Espacios de debate como el realizado con el EDI dejan abiertas preguntas para seguir comprendiendo a esta derecha que mantiene una concepción de la sociedad como suma de individualidades, que construye un discurso -y lo plasma en decisiones políticas- de garantizar el futuro a través de una teología del mercado, y esto lleva a configurar mecanismos que priorizan la inseguridad laboral. No hay nada más seguro para un mundo de riesgos que la seguridad en el yo, y allí aparecen las operaciones que reestructuran el modelo social: la flexibiliza-
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Capitalismo argentino: ¿Una vez más en la encrucijada? ción laboral, pérdida de derechos conquistados, la discusión salarial por sector, lo que implica debilitar o desconocer la negociación salarial expresada en las paritarias, pérdida de poder adquisitivo empujados además por la devaluación monetaria y la inflación. Todo esto lleva a dos situaciones que atentan contra la gran mayoría de los trabajadores y las trabajadoras: su precarización y pauperización. En el mismo sentido, las políticas del gobierno en materia de seguridad apuntan fundamentalmente al control del espacio público y al disciplinamiento social. La demagogia punitiva y el uso policial como única respuesta a los conflictos derivados del ajuste, entre otras medidas oficiales, se pusieron con celeridad a la orden del día desde el inicio de la gestión; la presencia casi cotidiana de las fuerzas de seguridad en cada corte de calle y ruta, en cada marcha, frente a cada fábrica que cierra y en toda protesta social, ya es parte de un paisaje en vías de naturalizarse. Una dialéctica de la “seguridad pública” como valor supremo que el gobierno impuso en la vida cotidiana con eficacia. Una derecha que se apropia, resignifica y mercantiliza la vida y los derechos, sostiene políticas publicas compensatorias a la vez que reprime y avanza sobre los trabajadores y las trabajadoras. Aunque programas dispersos en diferentes ministerios fueron fusionados, desfinanciados y desmantelados, parte de las políticas sociales implementadas por el anterior gobierno se mantiene desde una concepción de la política social como red de contención y no como estrategia para la ampliación de derechos. No solamente enfrentamos políticas de Estado que implican un alarmante retroceso en materia de derechos humanos, sino que estamos frente a una nueva geometría de derechos y de construcción de sentidos que cuestionan y ponen en jaque derechos históricamente conquistados.
ñar la construcción de resistencias y alternativas ante un reordenamiento de la derecha en contra de la clase trabajadora y sus organizaciones, en toda la región. Para ello, son claves las nuevas resistencias y es central el rol que pueden tener, por ejemplo, los movimientos feministas y diversidades y los sindicalismos de base, antiburocráticos y combativos. En este sentido la Fundación Rosa Luxemburgo busca aportar a la construcción de derechos que, sobre una distribución más equitativa, sea el impulso de cambios estructurales en los modos de producción, las relaciones de propiedad, la igualdad y diversidad de géneros, la relación con la naturaleza, sobre la base de la democracia, de los bienes comunes y la garantía del ejercicio efectivo de derechos políticos, sociales, económicos y culturales. Por último, esperamos que la presente publicación, que compila las ponencias presentadas en el taller del EDI, sea una caja de resonancia para ampliar el debate en las organizaciones populares del país.
FUNDACIÓN ROSA LUXEMBURGO OFICINA DE ENLACE BUENOS AIRES
Mayo 2018
Nos vemos, entonces, ante el desafío de acompa-
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TALLER EDI: CAPITALISMO ARGENTINO
ARGENTVS
Tensiones inmediatas y adversidades estructurales
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Claudio Katz* Es evidente que Macri encabeza un gobierno al servicio de los millonarios. Delegó la gestión del país en sus propios dueños, conformando un gabinete de CEOs, que trasladó las normas del gerenciamiento privado a la gestión del Estado. Un gran segmento del electorado, avaló ese desembarco de potentados a la función pública, imaginando que estimularía la inversión. Cambiemos alentó esa creencia, presentando a sus ministros como patriotas *
Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es www.lahaine.org/katz.
1.
Este artículo retoma conceptos expuestos en: Katz, Claudio. Las fantasías neoliberales de Macri, 24-32018, www.rebelion.org/noticia.php?id=239440
que renunciaban a grandes ingresos en su propia actividad privada para servir a la nación. Pero dos años de administración del PRO han desmentido esas fantasías. Cada ministro maneja su radio de influencia como un plan de negocios, tendiente a engrosar los bolsillos de sus allegados. Apuntalan a sus empresas desde ambos lados del mostrador e incrementan sus fortunas usufructuando del manejo de la información confidencial del Estado. La cleptocracia que gobierna, privilegia descaradamente ese enriquecimiento particular. Sólo la manipulación de los jueces y el blinda je de los medios taponan la denuncia de esta escandalosa secuencia de fraudes. El predominio de los financistas en el gabinete, refuerza el récord de estafas en curso.
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Tensiones inmediatas y adversidades estructurales Los banqueros imponen el alocado endeudamiento que afrontarán las próximas generaciones y utilizan las empresas off shore para lavar dinero. Los ministros que convocan a fortalecer el ahorro nacional, localizan su patrimonio personal en el exterior y delegan el control de la recaudación en reconocidos expertos en la evasión fiscal. Esta gravitación de los financistas, ensombrece el favoritismo inicial que exhibió Macri hacia el lobby agro-minero. La soja, el litio y el petróleo, son los principales negocios en agenda, pero ningún subsidio compensa el torrente de dinero que capturan los bancos. Ese privilegio comienza a generar tensiones, al compás de la apreciación del tipo de cambio. También se avecinan conflictos con varios sectores industriales. Aunque la cúpula de la Unión Industrial Argentina (en adelante, UIA) sostiene al gobierno apostando a una drástica demolición de los derechos laborales, un creciente número de firmas sufre la apertura importadora. El descomunal déficit comercial ilustra la magnitud de esa invasión de productos foráneos. En lugar de abastecer a las góndolas del mundo, Argentina absorbe todo tipo de excedentes del resto del planeta, en un marco de quiebras, despidos y cierres de empresas. El proyecto de convertir las plantas de Tierra del Fuego en espacios vacíos para el turismo, ilustra esa devastación.
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Comparaciones e incógnitas El escenario actual presenta muchas semejanzas con el menemismo. Los mismos derechistas vuelven a ocupar posiciones claves en el estado, para consumar una gran agresión contra los trabajadores. La difundida imagen de un proyecto para un tercio de la población (sin lugar para el resto) retrata el modelo actual. Especialmente la destrucción del em-
pleo estable, busca reproducir el desamparo de los '90. Las analogías con ese período, se extienden a la apreciación del tipo de cambio, la demolición de la producción nacional y el despilfarro de dólares en el turismo. Pero la semejanza más dramática se localiza en el endeudamiento. El gobierno cuenta con reservas y margen para seguir tomando préstamos, pero alimenta una peligrosa caldera. =/= Existen igualmente varias diferencias con el precedente menemista. Cambiemos enfrenta ante todo un nivel de resistencia popular muy superior. No pudo doblegar los paros, marchas y piquetes que erosionan su proyecto. En diciembre de 2017, perpetró el saqueo a los jubilados en el Congreso, pero perdió la batalla en las calles. En ningún país de la región, se verifica una escala de protestas sociales de esta intensidad. También el contexto internacional es muy distinto a los años '90. La euforia con las privatizaciones ya es historia, y los mercados de las grandes potencias están cerrados a las exportaciones argentinas. Los poderosos del mundo tantean sus negocios en el país sin ofrecer nada a cambio. Como Trump y Macron incumplieron sus promesas de reabrir las compras de productos nacionales, Macri tuvo que improvisar visitas de emergencia a Rusia y a China para mendigar ventas. Los precios de las materias primas no han caído tanto como la dificultad para incrementar esas colocaciones externas. Argentina "retorna al mundo" cuando sus socios le dan la espalda. Pero el principal contraste con el menemismo se ubica en la ausencia del espejismo que generó la convertibilidad. En lugar de la abrupta estabilización de precios que apuntaló a Cavallo, prevalece un continuado agravamiento de la inflación estructural. La carestía, ya no es el resultado de la restricción de oferta ante una
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TALLER EDI:
CAPITALISMO ARGENTINO
demanda recompuesta que predominó durante el kirchnerismo. Las remarcaciones actuales derivan directamente del impacto generado por las devaluaciones y los tarifazos. El modelo en curso no brinda el respiro que otorgó la convertibilidad; y por eso, se verifica un monumental abismo entre las promesas del PRO y la realidad actual. En un marco de elevada inflación, el crecimiento es totalmente "invisible". Se limita al conocido rebote que sucede a las caídas del Producto Bruto Interno (en adelante, PBI). También el incremento de la ocupación carece de envergadura y sólo refleja ese vaivén. Incluye, además, el reemplazo de empleos estables por monotributistas precarizados. El salario se contrae, la inversión repite los bajos porcentuales de los últimos años, la emisión es altísima y el déficit fiscal se ha disparado. Frente a este sombrío escenario, las justificaciones oficiales son cada vez más inconsistentes. Repiten el pretexto de la demora, señalando que el esperado "segundo semestre" llegará con dos años de retraso. Suponen que ese futuro irrumpirá como corolario del ajuste realizado con las tarifas y el tipo de cambio. Pero ya es evidente que la inflación socava ese objetivo, ubicando a las dos variables en el mismo punto de partida. También el recitado de la "pesada herencia" pierde credibilidad. Los desequilibrios recibidos nunca tuvieron la envergadura de la hiperinflación de 1989 o del colapso del 2001, y fueron acentuados por las propias medidas que adoptó Cambiemos . El pretexto del gradualismo tampoco aclara nada. Sólo justifica lo que no funciona suponiendo que, apretando el acelerador, se observarían otros efectos. Más sencillo es percibir lo contrario: el desastre actual sería infinitamente superior con una dosis mayor de la misma receta.
El cúmulo de agujeros del modelo actual, salió a flote con la imprevista devaluación de diciembre de 2017. Los banqueros propiciaron ese giro, atemorizados por la desactualización del dólar, el déficit comercial y la fuga de capital. Desde ese momento, el gobierno oscila entre subir la tasa de interés para frenar la inflación y bombear el nivel de actividad para evitar la recesión. Pero como no hay inversión, ni crecimiento sostenido, la frazada es corta en cualquier alternativa. Es falso que "lo peor ya pasó". Al comienzo del 2018, la recuperación del PBI tiende a frenarse, los precios se despistan y el cepo al salario resiente el consumo, apagando el único motor del PBI. La duración del modelo está cada vez más atada al endeudamiento, en un país ubicado entre las cinco economías más vulnerables a los efectos de una eventual crisis internacional. Pero hasta el momento, la adversidad económica no tiene correlatos políticos directos. Con todos los fallidos en sus alforjas, Macri apuesta a lograr la reelección en el 2019. Por esa vía, intentará crear una relación de fuerzas favorable a la imposición de un ajuste brutal. Nadie sabe si podrá lograrlo, pero todas sus medidas apuntan a garantizar esa continuidad del oficialismo en la Casa Rosada. Los estrategas del PRO incitan aguantar el malestar social con medidas distractivas, demagogia y asistencialismo. Promueven la división del justicialismo para impedir una oposición unificada, mientras aceitan la cooptación de los gobernadores y los partidos provinciales. Utilizan, además, las ficciones de Carrió y las quejas de la UCR para canalizar el descontento y perfeccionan un aparato electoral, que ya presenta a Macri como el inexorable ganador de los comicios.
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Tensiones inmediatas y adversidades estructurales Ese operativo exige neutralizar la resistencia social y disolver las luchas con el auxilio de la burocracia sindical. La subordinación total de la justicia y el perfeccionamiento del control ideológico que ejercen los medios, es igualmente vital. Macri levantará la bandera del mal menor frente al temor popular a un vacío y consiguiente retorno al 2001. Utilizará a fondo la estructura del Estado para su campaña y continuará asimilando demandas como el aborto, que son totalmente ajenas a su trayectoria. El curso de la economía, ha quedado muy atado a la continuidad o desplazamiento del macrismo en el 2019.
Dilemas de largo plazo Los resultados económicos adversos, no le impiden al oficialismo mantener la iniciativa política y la ofensiva contra los trabajadores. Pero ese manejo, acentúa las tormentosas consecuencias de la inadecuación estructural del capitalismo argentino a la mundialización neoliberal. Esta desconexión ya acumula varias décadas de aguda irresolución. El país tuvo una industrialización temprana con cierto desenvolvimiento del mercado interno y conquistas sociales muy superiores a todos los vecinos de la región. Esa matriz choca actualmente con las exigencias de rentabilidad de la globalización capitalista. Los principios de competitividad y productividad -que tanto endiosan los neoliberales- obligan a una brutal reestructuración social regresiva. Argentina ha perdido, además, el privilegiado lugar que tenían en el pasado sus exportaciones de carne y trigo. La soja no cumple la misma función multiplicadora de otras actividades productivas. Al contrario, acentúa la quiebra de la agricultura integral y complementa la eliminación de puestos de trabajo que genera el extractivismo minero.
La adaptación a la mundialización neoliberal genera una pesadilla sin fin entre los sectores populares. Un tercio de la población ha quedado condenada a la informalidad laboral y el asistencialismo se ha transformado en un dato perdurable de las cuentas del estado. Esa erogación surgida de la lucha popular, se ha convertido en un gasto indispensable para la reproducción social. Mientras Macri divaga con el espejo de Europa, todos los indicadores sociales asemejan al país al resto de América Latina. Esta regresión económica presenta ciertas semejanzas con el devenir seguido por Brasil. Las dos principales naciones de Sudamérica, afrontan los mismos procesos de retroceso industrial y primarización exportadora, en contextos de gran volatilidad del capital y serruchos del PBI. Pero la adversidad mayor que afronta la economía argentina, se refleja en la balanza de intercambios comerciales entre los dos países. El macrismo encubre con ensoñaciones esta dura realidad. Su último descubrimiento es presentar a Colombia y Perú como los modelos a seguir, abandonando la tradicional emulación de Estados Unidos, España e Italia. Este propósito de imitar economías más subdesarrolladas, es una verdadera confesión de lo que imaginan para el futuro. Intentan transmitir una visión edulcorada de esos modelos extractivistas, ocultando su masificación de la exclusión social. No explican, además, por qué razón Argentina atrae inmigrantes de esas naciones (y no al revés). En sus relatos, omiten que en Colombia o Perú no existe la estructura industrial a demoler en nuestro país. Otros divulgadores del relato oficial convocan a imitar el sendero de Australia, como si Argentina tuviera esa posibilidad de elección. Desconocen que la lejana nación de Oceanía
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TALLER EDI:
CAPITALISMO ARGENTINO
tiene una densidad demográfica inferior y un porcentaje superior de recursos naturales por habitante. Ha sido ajena a la complementariedad y rivalidad agrícola con Estados Unidos, y su proximidad con el Sudeste Asiático le permitió reconvertir sus exportaciones primarias. Mantiene, además, una estructura social más igualitaria y nunca afrontó las tensiones de cualquier país latinoamericano.
pueden buscar alternativas comprometidas con la erradicación de un sistema que empobrece a las mayorías populares.
La inadaptación del capitalismo argentino a la actual división global del trabajo, es un diagnóstico soslayado por los autores neo-desarrollistas. Observan al capitalismo como un dato inamovible, y reducen todas las desventuras de la economía a los desaciertos del modelo vigente. Contraponen este curso con el imperante en la década pasada, y estiman que un retorno al rumbo kirchnerista permitiría retomar el crecimiento y la inclusión. Esta mirada olvida el sustrato capitalista común de los dos esquemas y su consiguiente adaptación a momentos diferentes de la acumulación. El neo-desarrollismo irrumpió para enmendar el descalabro legado por el 2001. Intentó revitalizar la industria con auxilios estatales, bajas tasas de interés y tipos de cambio competitivos, sin remover el esquema agro-exportador. Por esa limitación, volvió a depender de la coyuntura internacional y sólo pudo mantener la bonanza durante los altos precios de las exportaciones. En ese periodo, recompuso la producción y sostuvo el crecimiento con la afluencia de dólares. Pero al mantener intactos los cimientos del subdesarrollo, quedó paralizado frente al cambio del contexto internacional. En ese momento reaparecieron los cuellos de botella, el incentivo al consumo dejó de funcionar y el déficit fiscal resurgió con alta inflación.
cómo el kirchnerismo le abrió camino a la crisis actual ue el macrismo rofundiza
Registrar la estrecha asociación del declive económico argentino con la crisis del capitalismo dependiente, es el punto de partida para concebir otro futuro. Con ese diagnóstico, se
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M.A.f .I.A.
Los primeros dos años de la política económica de Macri: ajuste para los trabajadores, "festa fnanciera" y endeudamiento astronómico José Castillo* Comenzaremos caracterizando al gobierno de Macri como agente directo del imperialismo, de las multinacionales, de la gran burguesía agroexportadora, de los grupos económicos locales y del capital financiero. Es un gobierno que llegó a fines de 2015 con el objetivo de intentar "poner normalidad" en el funcionamiento político y económico, un gobierno capitalista directo y sin intermediarios. No es el gobierno de "una fracción" del capital, sino de todos sus actores en su conjunto. Esta definición la damos más allá de que en la coyuntura haya beneficiarios principales, como el sector *
José Castillo. Economista, profesor e investigador de la UBA, miembro del EDI y de la Sociedad de Economía Política Latinoamericana (SEPLA) y dirigente de Izquierda Socialista.
bancario, el financiero-bursátil, o los monopolios agroexportadores. Habiendo transcurrido dos años de gobierno, se sigue verificando que, en todos los foros, el conjunto del capital concentrado expresa su beneplácito con el gobierno. Sólo hay una fracción burguesa que se queja de las políticas económicas del macrismo, remitida a la pequeña y mediana empresa local de algunos sectores industriales, de las economías regionales, o del comercio exclusivamente vinculado al mercado interno. Sus críticas se centran en que se ven perjudicados por la caída del mercado interno o la apertura importadora, o bien por el incremento del costo de insumos por la baja o quita de retenciones, o por su situación de proveedores de sectores monopólicos. Sin embargo, lo que unifica a la burguesía detrás del gobierno es el
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TALLER EDI:
CAPITALISMO ARGENTINO
perfil "pro-empresa" o "pro-emprendedurismo del macrismo" y su objetivo de reducir el costo laboral.
Un marco insoslayable: la crisis económica mundial La política económica argentina y sus períodos no pueden analizarse aislada del marco internacional. Y aquí resulta central la crisis capitalista mundial abierta en julio de 2007 y, en particular, su "llegada" a la región a partir de 2012/2013. Desde ese momento, se acabó el llamado "viento de cola" del precio de las commodities , entró en crisis Brasil y se lentificó el crecimiento de China. Pero el macrismo pudo utilizar un aspecto de la situación internacional que lo favoreció fuertemente: la inmensa masa de capital líquido que, dadas las tasas bajas de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, estaban "disponibles" para valorizarse en otros mercados. Así, a lo largo de estos dos años, hubo espacio para la entrada de capitales en inversiones de cartera, especulativas. La posibilidad que la tendencia internacional comience a revertirse (vía incremento de la tasa de interés internacional o eventualmente por la reaparición de crisis financieras o bursátiles en las principales plazas mundiales), abre una muy seria luz amarilla sobre las posibilidades de continuar con esta velocidad de endeudamiento en el corto plazo.
La política económica macrista en acción Si ensayáramos "periodizar" estos dos años, podríamos dividirlos como sigue: a. Diciembre 2015-marzo 2016. Incluye las baterías de medidas iniciales, que abarca la devaluación retóricamente encubierta detrás de la "salida del cepo cambiario", la eliminación de las retenciones, la primera
tanda de tarifazos y la primera ola de despidos en el sector público (enero-marzo 2016). Este período incluye hasta el acuerdo con los fondos buitres (marzo 2016). b. Abril-diciembre 2016. Mientras el gobierno anuncia una "reactivación inminente" y proclama la llegada de una ola de inversiones extranjeras, la economía se va hundiendo en la recesión, a la vez que sigue creciendo la inflación. Mientras tanto, empiezan a llegar capitales especulativos de cartera, tanto vía el endeudamiento público (nación y provincias), como por otros canales (Bolsa de Comercio). El pico recesivo se vive entre los meses de julio-setiembre. La situación se ameseta hacia fin de año. El año 2016 culmina con una caída del producto del 2,3% y una inflación del 41%. Los salarios terminaron el año con una pérdida del poder adquisitivo de entre el 5 y el 10%, según diferentes estudios . c. Enero-setiembre 2017. Continúa el endeudamiento creciente y siguen los tarifazos. Se instala una discusión que venía desde que en setiembre de 2016 el Banco Central había fijado como política monetaria lo que se denomina "metas de inflación" (el BCRA fija una inflación objetivo y se propone alcanzarla con una sola herramienta: el movimiento de la tasa de interés). La devaluación de 2015 ya había quedado atrás con la inflación de 2016, y el tipo de cambio volvía a estar revaluado. De hecho, el ingreso de divisas vía endeudamiento va a permitirlo. Un dólar prácticamente "inmóvil" y tasas de interés altísimas (el BCRA las fija de esta manera, para así "intentar bajar la inflación" hacia los objetivos propuestos), habilitan una feroz bicicleta financiera. La inflación de 2017 va a ser menor que la de 2016, pero muy lejos de los parámetros que se auto-proponía alcanzar el gobierno.
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Los primeros dos años de la política económica de Macri: ajuste para los trabajadores, "festa fnanciera" y endeudamiento astronómico
Desde el punto de vista de la economía real, se va a ir verificando una muy lenta recuperación. A medida que avance el año, el gobierno echará mano a algunos recursos "reactivantes" de corto plazo: básicamente, un crecimiento del crédito del 55% interanual (hipotecario, a tasa variable "UVA"; y también crédito para el consumo focalizado hacia los sectores de menores recursos, como jubilados y perceptores de la Asignación Universal por Hijo (en adelante, AUH), y una aceleración de la obra pública. Sin embargo, el último trimestre, donde se reducirá drásticamente la obra pública y se acelerará la inflación, verá una nueva caída del consumo. El año terminará con un crecimiento de 2,9%. La inflación termina en 24,8%, muy lejos de las metas proyectadas por el BCRA. Si bien hay discrepancias sobre el cálculo de qué pasó con el salario real en 2017, tomando los datos del INDEC aparece que este creció un 3% (basado en un crecimiento nominal de 27,5% en el sector privado, 24,9% en el público y un "extraño" 31,5% en el de los trabajadores en negro). Más allá del debate sobre estos números, es un hecho que, tomando de conjunto 2016-2017, donde la inflación sumada llegó al 78%, los salarios privados están por debajo de 2015 en un 4,2% y los públicos en un 6,3% (De acuerdo a datos de CIFRA 2). d. Octubre-diciembre 2017. Después de las elecciones legislativas, el gobierno se lanzó a un intento fuerte de profundizar el ajuste. Lo hizo a través del "trípode" de reforma fiscal (básicamente, ajuste hacia las provincias), reforma laboral y reforma jubilatoria. Esta última terminó significando casi 100.000 millones de pesos extraídos a los 2.
Centro de Investigación y Formación de la República Argentina
beneficiarios del sistema. Sin embargo, la crisis política y social abierta tras esta reforma, obligó al macrismo a posponer todo el paquete de reforma laboral, trasladándolo hacia 2018. e. Fin de diciembre 2017-abril 2018. En los últimos días de 2017, el gobierno anuncia que modifica las metas inflacionarias 2018 (las sube del 10 al 15%), lo que preanunciaba un sendero de reducción de la altísima tasa de interés de referencia. La consecuencia, sin embargo, termina siendo una suba del tipo de cambio (el dólar se disparará desde el valor de 17 a más de 20 pesos), y las señales de los primeros meses de 2018, indican que también se produjo un salto inflacionario que hace que el índice de precios para el año subiría a un rango de entre 20 y 25%. El consumo, que ya había comenzado a ralentizarse en los últimos dos meses de 2017, siguió este camino en enero-febrero 2018. Y esto se complicará en los próximos meses con los salarios en una pauta del 15%, perdiendo claramente poder de compra. f. Fin de abril- mayo 2018. Se produce una corrida cambiaria a partir de la decisión de muchos fondos de inversión extranjeros de salir de la Argentina, que provoca una devaluación del dólar cercana al 1% (se mueve de 20 a 22 pesos, tras tocar 23 pesos en algún momento). El gobierno responde con una suba astronómica de la tasa de interés de referencia al 40%, y con medidas de ajuste, llevando la pauta de déficit fiscal de 3,2% del PBI al 2,9%. Todo esto pone en duda, incluso, las metas de crecimiento económico para 2018. El gobierno las había fijado en un rango de entre 3,2 y 3,5%, pero muchos estudios le fijan un piso mucho más bajo (llegando incluso a apenas el 1,8%); producto tanto de esta baja de consumo como
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de las consecuencias de la sequía sobre la producción agropecuaria (cuyas consecuencias se miden en una reducción del PBI de hasta un 1%) y del nuevo aumento de la tasa de interés. La inflación proyectada también se dispara, a un nuevo rango entre 25 y 30%.
¿Hay un modelo en el macrismo? Respondemos rotundamente que sí: bajar el costo salarial para transformar a la Argentina en una factoría exportadora de commodities (principalmente manufacturas de origen agropecuario, pero manteniendo algunas manufacturas de origen industrial de uso difundido). Esto es lo que está detrás de expresiones como "ganar productividad" -imponer bajas salariales reales, disciplinamiento y flexibilización laboral- y "transformarnos en el supermercado del mundo" (ya no sólo en el granero). Este es el punto más fuerte de coincidencia de la gran burguesía agroexportadora con los sectores concentrados de la industria. El "sendero" para lograrlo, como dijimos más arriba, dependerá -y en este punto es dónde la gran burguesía y el imperialismo están "expectantes", y retrasa entonces eventuales inversiones- de la capacidad del gobierno de Macri de asestar efectivamente una derrota a la clase trabajadora. En concreto, la política económica del macrismo requiere: -
Que se produzca una reforma laboral que permita flexibilizar las actividades hoy regidas por los distintos convenios colectivos y reduzca, por incrementos de productividad (mayor plusvalía absoluta y relativa) el costo salarial, en particular el expresando en dólares.
-
Una reducción en el poder adquisitivo local del salario, para consolidar un modelo económico que se base en la inversión
(y eventualmente en las exportaciones de commodities ) y no en el consumo. -
Una reducción del tamaño del gasto público, en aproximadamente 20 puntos (del 40 al 20% del PBI). Esto incluye una reducción de la presión impositiva a empresas, capitales, ganancias y manifestaciones de riqueza, un incremento de las tarifas de servicios a valores internacionales (por encima de los alcanzados con los tarifazos actuales) y la privatización tanto de empresas públicas como de otras actividades (salud, educación) así como la reprivatización del sistema de seguridad social (jubilaciones). Estos ajustes sobre el sector público, se plantean tanto con respecto a la Nación como a las provincias.
Toda esta batería de medidas, apunta a un incremento de las tasas de retorno de las inversiones en la Argentina, orientado a que, finalmente, se produzca la llegada de inversión extranjera directa (en adelante, IED), fundamentalmente a los sectores con ventajas comparativas del agro pampeano y del sector energético (gas y petróleo no convencional, minería).
Las contradicciones entre los propios instrumentos de política económica del macrismo: el trade-off entre inflación y tipo de cambio El retraso del tipo de cambio, como tantas otras veces en la historia económica argentina de los últimos 40 años, se transformó en los dos primeros años de macrismo en una herramienta anti-inflacionaria de hecho. Claro que, al igual que en las experiencias anteriores, esto le genera al gobierno el riesgo del resquebrajamiento de su propia alianza social (por ejemplo, con los sectores exportadores del agronegocio). Pero además, crea la posibilidad
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Los primeros dos años de la política económica de Macri: ajuste para los trabajadores, "festa fnanciera" y endeudamiento astronómico
de las consecuencias de la sequía sobre la producción agropecuaria (cuyas consecuencias se miden en una reducción del PBI de hasta un 1%) y del nuevo aumento de la tasa de interés. La inflación proyectada también se dispara, a un nuevo rango entre 25 y 30%.
¿Hay un modelo en el macrismo? Respondemos rotundamente que sí: bajar el costo salarial para transformar a la Argentina en una factoría exportadora de commodities (principalmente manufacturas de origen agropecuario, pero manteniendo algunas manufacturas de origen industrial de uso difundido). Esto es lo que está detrás de expresiones como "ganar productividad" -imponer bajas salariales reales, disciplinamiento y flexibilización laboral- y "transformarnos en el supermercado del mundo" (ya no sólo en el granero). Este es el punto más fuerte de coincidencia de la gran burguesía agroexportadora con los sectores concentrados de la industria. El "sendero" para lograrlo, como dijimos más arriba, dependerá -y en este punto es dónde la gran burguesía y el imperialismo están "expectantes", y retrasa entonces eventuales inversiones- de la capacidad del gobierno de Macri de asestar efectivamente una derrota a la clase trabajadora. En concreto, la política económica del macrismo requiere: -
Que se produzca una reforma laboral que permita flexibilizar las actividades hoy regidas por los distintos convenios colectivos y reduzca, por incrementos de productividad (mayor plusvalía absoluta y relativa) el costo salarial, en particular el expresando en dólares.
-
Una reducción en el poder adquisitivo local del salario, para consolidar un modelo económico que se base en la inversión
(y eventualmente en las exportaciones de commodities ) y no en el consumo. -
Una reducción del tamaño del gasto público, en aproximadamente 20 puntos (del 40 al 20% del PBI). Esto incluye una reducción de la presión impositiva a empresas, capitales, ganancias y manifestaciones de riqueza, un incremento de las tarifas de servicios a valores internacionales (por encima de los alcanzados con los tarifazos actuales) y la privatización tanto de empresas públicas como de otras actividades (salud, educación) así como la reprivatización del sistema de seguridad social (jubilaciones). Estos ajustes sobre el sector público, se plantean tanto con respecto a la Nación como a las provincias.
Toda esta batería de medidas, apunta a un incremento de las tasas de retorno de las inversiones en la Argentina, orientado a que, finalmente, se produzca la llegada de inversión extranjera directa (en adelante, IED), fundamentalmente a los sectores con ventajas comparativas del agro pampeano y del sector energético (gas y petróleo no convencional, minería).
Las contradicciones entre los propios instrumentos de política económica del macrismo: el trade-off entre inflación y tipo de cambio El retraso del tipo de cambio, como tantas otras veces en la historia económica argentina de los últimos 40 años, se transformó en los dos primeros años de macrismo en una herramienta anti-inflacionaria de hecho. Claro que, al igual que en las experiencias anteriores, esto le genera al gobierno el riesgo del resquebrajamiento de su propia alianza social (por ejemplo, con los sectores exportadores del agronegocio). Pero además, crea la posibilidad
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de una "bomba financiera" en sí misma: obliga a un manejo de la emisión de LEBAC (Letras del Banco Central ), que va generando un peligrosísimo endeudamiento; un déficit cuasi fiscal, superior a la base monetaria, que a la vez se transforma en el principal activo de los bancos. Técnicamente, un default en potencia. Que va marcando un límite al apalancamiento ilimitado en base a endeudamiento interno y externo. Los intentos de corrección de este retraso cambiario, traen consecuencias inmediatas en la suba del nivel de precios y vuelven rápidamente a retrasarlo. Toda esta situación contradictoria se termina expresando en los dos grandes problemas que hoy presenta la política económica macrista: los crecientes déficit externo y público.
El sector externo La balanza comercial 2017 culminó con un déficit de 8.471 millones de dólares (exportaciones por 58.280 e importaciones por 66.899). Las exportaciones argentinas, que habían llegado hace pocos años atrás a 80.000 millones de dólares, ahora caen a menos de 60.000. El déficit comercial industrial es monstruoso (en maquinarias y equipos, electrónica, automotores y químicos), no pudiendo ser compensado por el superávit de las exportaciones tradicionales. Argentina tiene déficit con todos sus socios comerciales más importantes (China, Brasil, Estados Unidos, Unión Europea). Y las proyecciones señalan que el déficit comercial se acrecentará en 2018, superando los 10.000 millones de dólares. Del otro lado, tenemos un fuerte crecimiento en importaciones, muchas de ellas de productos de consumo que desplazan producción local (por ejemplo, el 70% de los automóviles y de la indumentaria que se vende en el país, es importada).
El problema se agrava cuando vemos el total de la cuenta corriente de la balanza de pagos, con déficit en turismo, utilidades giradas al exterior, pagos de servicios de deuda o directamente fuga de capitales de un orden total de los 30.000 millones de dólares.
La "bestia negra" eterna del endeudamiento Desde fines de 2015, el endeudamiento se ha incrementado en 108.173 millones de dólares (73.000 el Estado nacional, 12.336 las provincias y 12.459 los privados). El Estado argentino es el país emergente que más deuda ha tomado. Esto lo ha llevado, según un reciente informe del Instituto de Finanzas Internacionales, a ser colocado como uno de los dos países más vulnerables a shocks externos, junto con Turquía. A este endeudamiento, hay que sumarle el del Banco Central. El stock, que era en diciembre de 2015 de 316.550 millones de pesos, pasó a 600.000 a fines de 2016; y a fines de 2017, es de 1,2 billones de pesos. Esto ha generado pagos de intereses por 10.000 millones de dólares en 2016 y 11.000 millones en 2017. La realidad es que el endeudamiento argentino no es sustentable. Tomamos préstamos a una tasa promedio del 7% anual en dólares, generando una tendencia creciente deuda/PBI y un creciente déficit fiscal. Aun suponiendo que las condiciones internacionales no varíen (y por lo tanto, la tasa a la que nos prestan permanezca igual) y una proyección del crecimiento económico del 3% así como una reducción del déficit fiscal de 1% anual (los supuestos del gobierno), recién dejaría de crecer la proporción deuda/ PBI en 2025. Si las condiciones internacionales empeoraran, y la tasa a que se le presta a la Argentina pasara al 8,5%, y creciéramos menos (por ejemplo 1% anual), recién deja-
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Los primeros dos años de la política económica de Macri: ajuste para los trabajadores, "festa fnanciera" y endeudamiento astronómico
ría de crecer esa proporción en 2028. Todos datos que demuestran que la posibilidad de un estallido por crisis de deuda, está en el horizonte próximo.
El sector público El macrismo terminó el 2017 con un déficit fiscal total de 612.700 millones de pesos (33.500 millones de dólares, 6% del PBI). Es un déficit 5,6% mayor que el de 2016. Todo esto se dio como producto de los incrementos de pagos por servicios de deuda, ya que el déficit primario sí se redujo (a 3,9% del PBI), producto del ajuste en curso. La realidad es que hoy tenemos el mismo déficit fiscal total (contando el financiero) que el existente a fines de 2015. Que se agranda a niveles astronómicos si le agregamos el déficit cuasi-fiscal (tenencias de LEBAC) del Banco Central.
Los debates acerca de la política anti-inflacionaria Con el índice de precios al consumidor de 2,3% de marzo 2018 y el acumulado de 6,7% trimestral, va quedando claro que la meta inflacionaria de 15% para 2018 es imposible de alcanzar. Más aún cuando en el mes de abril, tarifazo del gas y aumentos de transporte mediante, el número volverá a superar con claridad el 2%. Y mayo viene acompañado de la nueva devaluación, llevando el proyectado de inflación por encima del 25%. ¿Por qué sucede esto? Los economistas del establishment (sean monetaristas o de la escuela austríaca), comenzarían repitiendo el "mantra" de Milton Friedman: "la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario". Desde ahí, hablarían del fracaso del programa de metas de inflación del Banco Central y de la utilización -como herramienta
principal y cuasi-única- de la tasa de interés de referencia. Dirían que todo es "culpa" del gradualismo en la baja del gasto público, y recomendarían pasar a una política de fijación de agregados monetarios. Traducido: que el problema es que el gobierno de Macri "gasta mucho" y que por eso emite tanto como el gobierno anterior. Su receta final es la de “acelerar” y “profundizar” el ajuste. Nuestro enfoque parte de un planteo totalmente inverso. El gobierno de Macri dice discursivamente que la baja de la inflación es su principal objetivo. Falso. Su prioridad es garantizar y aumentar las tasas de ganancia de los grandes capitales que operan en Argentina. Y a eso subordina todo, incluso los resultados de su política anti-inflacionaria. Veamos: en octubre pasado liberó el mercado de combustibles. La consecuencia fue una seguidilla de subas en los precios de las naftas. En diciembre, comenzó a dejar correr una disparada del tipo de cambio, no saliendo a pararla hasta el mes de marzo (a pesar de contar con reservas de sobra para hacerlo). Se garantizaba así una mayor rentabilidad, en particular, para los monopolios agroexportadores. En enero, se dio una nueva tanda de tarifazos como parte de la política de modificación de precios relativos y recomposición de las ganancias de las empresas de servicios públicos privatizados. Al mismo tiempo, continúa la política de "liberalización" y ausencia de controles de los sectores oligopólicos y monopólicos, que siguen mane jando a discreción las cadenas de precios. En mayo, dejó devaluar la moneda otro 10%. Es obvio que todo esto es lo que ha provocado la suba de precios de estos meses. Poco o nada de esto es explicado por "la emisión monetaria". Conclusión: el gobierno usa la "lucha contra la inflación" como una excusa para ajustar, bajar jubilaciones o poner techos salariares. Por eso, hace cosas que son contradictorias con alcanzar sus propios objetivos en ese
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sentido. No es un problema de gradualismo versus mayor ajuste. El ajuste del gobierno de Macri no tiene nada de "gradual" y se viene desarrollando desde el comienzo de su mandato. En todo caso, si el gasto público no bajó, se debió a la fortísima suba de los pagos de intereses de deuda. Pero, más allá de lo discursivo, la prioridad del gobierno es garantizarle super-ganancias a los sectores más concentrados de la economía, antes que bajar la inflación.
zar el desarrollo económico. Esto no sucederá: el modelo macrista es insustentable y estallará producto de la contradicción que recorre la economía argentina desde hace medio siglo: la imposibilidad de pagar el creciente endeudamiento externo.
Conclusiones: ¿el macrismo viene cumpliendo sus objetivos de política económica? La respuesta es compleja y debemos dividirla por partes. Si nos estamos refiriendo a sus objetivos explícitos de corto plazo, la respuesta es negativa. El gobierno no ha logrado reducir la inflación a los propios parámetros que había fijado, la inversión extranjera directa no ha llegado, las exportaciones no están subiendo y los ritmos de crecimiento económico son claramente más lentos de lo proyectado. Claro que sí ha logrado un objetivo implícito: lograr una feroz redistribución de la riqueza desde los trabajadores y el resto de los sectores populares, hacia el capital más concentrado. Ello se produjo con la redistribución lisa y llana vía la inflación durante el 2016, con los tarifazos en curso, con la reforma jubilatoria, con la desregulación financiera y con las modificaciones impositivas regresivas. Queda, por último, la respuesta negativa al planteo estratégico del macrismo: la afirmación que se abre un período de crecimiento de 20 años a una tasa promedio de 3%, que permitiría, tras los duros años de ajuste iniciales, duplicar el PBI y producir de hecho un derrame que permitiría a Argentina alcan-
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La inversión extranjera en la primera mitad del gobierno de Cambiemos Agostina Costantino*3 El objetivo de este informe es mostrar un panorama respecto a las características que ha tenido la inversión extranjera durante el gobierno de Cambiemos . El desempeño del gobierno en lograr la tan deseada "lluvia de inversiones" en estos dos primeros años de gobierno no estuvo exento, como nunca lo está, de los movimientos a nivel mundial de los capitales trasnacionales. Es por esto que, en una primera parte, se mostrará la tendencia que han tenido las inversiones extranjeras *
Agostina Costantino. Investigadora del CONICET en el IDAES (UNSAM).
3.
Agradezco los comentarios a este trabajo del Gustavo Burachik, Martín Schorr y Francisco Cantamutto. Todo lo escrito, sin embargo, son completa responsabilidad de la autora.
a nivel mundial, y para el caso latinoamericano en particular. Posteriormente, se analizarán las principales características, en términos de evolución y composición sectorial, de las inversiones extranjeras para el caso argentino entre diciembre de 2015 y 2018, haciendo referencia a los cambios ocurridos respecto a la etapa anterior.
1. Panorama mundial de las inversiones extranjeras El mundo enfrenta una larga etapa de recesión desde el estallido de la crisis de 2008. Desde ese momento, la inversión a nivel mundial no ha logrado recuperarse y alcanzar su máximo nivel previo a la crisis en 2007 (ver gráfico 1).
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Vale señalar que, en la anterior caída, le tomó apenas 5 años en recuperar (y superar) su anterior pico; mientras que, en esta oportunidad, no logra hacerlo tras una década. Favorecidos por un elevado nivel en los precios mundiales de las materias primas, en la etapa que se abre desde la crisis hasta 2015, los países que sostuvieron el magro crecimiento del PBI mundial son los que en el gráfico hemos llamado "G20 menos G7", que incluye a países como China, India, Rusia y Brasil, entre otros. Este grupo es el que atrajo también los flujos de IED en el período. Sin embargo, esta tendencia se revierte a partir de 2016, donde las inversiones no sólo disminuyen a nivel mundial respecto al
año anterior, sino que comienzan a irse de los países menos desarrollados ("G20 menos G7" y "Resto del mundo") a los más desarrollados, en un movimiento de flight to quality de los capitales frente a la recesión mundial que se agudiza cada vez más. Para el año 2016, el 34,2% de la IED mundial se dirigió a Estados Unidos y Gran Bretaña; cuando un año antes, estos dos países explicaban el 20,1% de las inversiones extran jeras mundiales. Vale resaltar que, como puede observarse en el gráfico 1, desde la década del 2000, cada vez que las inversiones se dirigen hacia los países desarrollados, es el preludio de una desaceleración del crecimiento o directamente una caída del PBI.
Gráfico 1. Entradas de inversión extranjera en millones de dólares y tasa de crecimiento del PBI mundial
Fuente: Elaboración propia en base a World Investment Report, UNCTAD.
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La inversión extranjera en la primera mitad del gobierno de Cambiemos Este "vuelo" de los capitales hacia los países más desarrollados a partir de 2016 se dirigió casi en su totalidad a fusiones y adquisiciones (en adelante F&A), las cuales representaron el 90,2% de la IED que se dirigió a los países del G7 en 2016 (ver gráfico 2). Si bien los niveles de este tipo de inversiones han sido sumamente elevados en los países desarrollados durante todo el período, la tendencia se exacerba más durante las crisis. Es decir, durante toda esta etapa recesiva desde 2008, no sólo que las inversiones no han recuperado sus niveles previos, sino que las mismas se tratan casi exclusivamente de compras de empresas ya existentes y no de nueva formación de capital (capacidad productiva). Es sabido que durante las crisis se exacerba la tendencia a la centralización de la propiedad, y éste parece ser el caso.
Vale señalar que los otros dos grupos no presentan las mismas características. La participación de las F&A en el total de IED es significativamente significativamente menor, lo que implica que los flujos de capital que se invierten en estos países tienden en mayor medida a implicar creación de capacidad productiva. Parece existir, sin embargo, una tendencia a incrementar el peso de las F&A sobre el total a medida que se distinguen jerarquías en el sistema global, pues el grupo denominado "G20 menos G7" muestra mayor intensidad en este sentido, que además sigue de manera más semejante las oscilaciones del G7, a diferencia del "Resto del mundo". La distribución de la propiedad de las grandes transnacionales es fuertemente jerárquica, por lo cual tiene sentido que las principales operaciones de centralización ocurran en países desarrollados.
Gráfico 2. Fusiones y adquisiciones cómo % de la IED
Fuente: Elaboración propia en base a World Investment Report, UNCTAD.
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Según el último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (en adelante UNCTAD) sobre las inversiones en el mundo, la caída en los flujos mundialesdeIEDen2016fue acompañadodeun aumento en las políticas de liberalización de las inversiones en todo el mundo, sobre todo en los sectores financieros, extractivos y de bienes raíces. Según el informe, se aplicaron 124 políticas en 58 países que incluyen: liberalización de la entrada de IED en diversas industrias; simplificación de los procedimientos de registro; nuevos incentivos; nuevos procesos de privatizaciones y nuevos regímenes de asociación público-privada. Es decir, tal parece que las políticas aplicadas durante el gobierno de Cambiemos , van en sintonía con las tendencias que se están viendo a nivel mundial. En este sentido, no parece que este tipo de ventajas hacia el capital redunde en mayores inversiones, dado que todos los países están teniendo el mismo comportamiento (en todo caso, como veremos, sí favorecerá la financiarización de las inversiones y entradas de capitales especulativos de cada vez más corto plazo). A pesar de que se observa una aceleración en la aplicación de este tipo de políticas en los últimos años, según Burachik (2018), la competencia fiscal internacional es una tendencia que se viene dando desde fines de los setenta: "La formación bruta de capital a nivel mundial pasó de una media de 25% en los 70 a una de 23% en los últimos años. Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (en adelante, OCDE), un club cuyas políticas e instituciones son presentadas como modelo a seguir, la disminución ha sido aún más acentuada y las tasas de inversión hace bastante tiempo que no superan
el 21%. En otras palabras, las menores cargas impositivas no fueron canalizadas a la inversión".
2. Las inversiones extranjeras en América Latina Desde que inició la crisis en 2008, las inversiones extranjeras en América Latina se dirigieron, principalmente, a guaridas fiscales y países con claras ventajas en términos de costos laborales y explotación de recursos naturales. En particular, esta tendencia se acentuó en 2016, cuando entre las Islas Vírgenes Británicas y las Islas Caimán explicaron el 42% de la IED que ingresó en América Latina. Por su parte, Brasil, México y Colombia explicaron el 40%. Según CEPAL (2017), en el caso de Brasil se trata, principalmente, de aumentos de préstamos entre trasnacionales. La inversión en México también disminuyó, aunque se mantiene en niveles históricos altos, por eso sigue apareciendo como uno de los principales países receptores. Y el caso de Colombia es un claro caso de aprovechamiento de recursos naturales, dado que las inversiones se dirigieron, en mayor medida, al sector energético. Desde las privatizaciones y el fuerte proceso de extranjerización de empresas de los noventa (cuando su participación promediaba el 15%), Argentina no volvió a tener un papel preponderante como receptor de IED en la región. Durante la etapa kirchnerista, el promedio de la participación argentina en la IED de Latinoamérica fue del 4,1%; y en el primer año de Cambiemos , bajó aún más al 2,3%. Por su parte, los principales países inversionistas en 2016 fueron Estados Unidos (20%), la Unión Europea (53%) y guaridas fiscales como Países Bajos (12%) y Luxemburgo (8%). La mayor participación de las guaridas fiscales, tanto en el origen como en el destino de las
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La inversión extranjera en la primera mitad del gobierno de Cambiemos inversiones de la región, es otro reflejo de la larga moderación post-2008. La pérdida de dinamismo en el crecimiento y el comercio global, intensificaron la tendencia a la financierización del capital, que concentra cada vez más recursos en menos manos y no encuentra colocaciones rentables en las que invertir. La opacidad de estas guaridas permite proteger a los dueños de los potenciales riesgos de las colocaciones altamente especulativas que aprovechan.
3. Las inversiones extranjeras durante la primera mitad del gobierno de Cambiemos La "lluvia de inversiones" prometida por el gobierno desde su asunción, presenta algunas características que no parecen aliviar la sequía de divisas que, estructuralmente, caracteriza a nuestro país. Siguiendo su tono marcadamente liberal, el gobierno insistió en que la eliminación de barreras y trabas al sector privado, induciría a las empresas a invertir, y estas inversiones elevarían la demanda de trabajo (reduciendo el desempleo), aumentarían el producto bruto de la economía y, eventualmente, permitirían la entrada de divisas por el aumento en las exportaciones y la atracción de nuevas inversiones. Todo un mágico círculo virtuoso que falla por las relaciones causales que asume como ciertas. Como dijimos anteriormente, una mayor desregulación de normas y una mayor exención impositiva no genera una oleada de inversiones, en la medida en que existe una competencia internacional en la que todos los países otorgan grandes beneficios a los capitales. Ésta es una tendencia que lleva ya más de 40 años, sin grandes efectos positivos sobre las decisiones de estos capitales a la hora de decidir dónde invertir. Por el contrario, en países dependientes como Argentina, gene-
ra una fuga de capitales cada vez más acentuada. Entre 2011 y diciembre de 2015, rigió en Argentina una política de control cambiario (mal llamada por la prensa "cepo cambiario"), que incluía no sólo restricciones a la libre compra-venta de moneda extranjera con un tipo de cambio múltiple (para el turismo, para las importaciones, etc.), sino también un Registro de Operaciones autorizadas de Exportaciones (ROE), la firma de declaraciones juradas de necesidad de importaciones y también restricciones a la venta de divisas para girar dividendos a las casas matrices por parte de las filiales de empresas trasnacionales. Como puede verse en el gráfico 3, esta política redujo la salida de divisas en concepto de remisión de utilidades y dividendos al exterior entre 2011 y 2015. Cuando se elimina esta regulación, sumada a la eliminación de los impuestos a la distribución de dividendos (con una alícuota del 10% que regía desde 2013); en junio de 2017, la fuga de divisas por este concepto retoma la tendencia previa a 2011. En el referido gráfico, añadimos una serie que le resta a la IED la remisión neta de utilidades y dividendos (que se supone es el pago a la IED previa). Como se puede ver, salvo en coyunturas específicas como la antedicha, la IED provoca mayores salidas de recursos. Llamamos la atención que desde el estallido de la crisis en 2008 y hasta la instauración de los controles, a pesar de los flujos positivos de inversión, Argentina fue una exportadora neta de divisas por esta vía, fondeando así a casas matrices ubicadas en otros países.
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Gráfico 3. Inversión extranjera neta (ingresos menos egresos), millones de dólares
Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.
Ahora bien, más allá de estas salidas ¿qué efectos tuvo la desregulación sobre la entrada de inversiones? En primer lugar, puede observarse que desde los primeros meses de la nueva gestión, aumentó la IED y, al cuarto trimestre de 2017, alcanzó su mejor valor desde 2014. Sin embargo, la misma se explica por un aumento del endeudamiento de las filiales con las casas matrices (Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, 2018), lo cual implicará a futuro una vía más de salida de divisas (por el pago de esa deuda) y la posibilidad de declarar dificultades de pago por la inversión. Este último punto es relevante pues permite renegociar condiciones de funcionamiento en coyunturas de crisis (por ejem-
plo, descontando quebrantos de los pagos de impuesto a las ganancias o requiriendo salvata jes de procedimientos preventivos de crisis). Respecto a los sectores a donde se dirige esta inversión, al igual que desde 2014, la mayor parte de la IED se dirige al sector petrolero con la actividad en Vaca Muerta a la cabecera de los proyectos. El sector Comunicaciones también ocupa un lugar preponderante, luego de la habilitación a la fusión entre Telecom y Cablevisión, convirtiéndose en el tercer grupo económico más grande del país (después de YPF y Techint). El retiro del Estado de diversos negocios (como "Fútbol para todos") habilita nuevas oportunidades de inversión. Por último, alimentos, bebidas y tabaco es otro sector que ha tenido
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La inversión extranjera en la primera mitad del gobierno de Cambiemos Gráfico 4. Participación de los cuatro principales sectores en la IED por año
Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.
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gran preponderancia en estos últimos dos años, siendo un sector con gran dinamismo ya desde la etapa kirchnerista, y ligado actualmente a la idea sostenida por el gobierno de convertir a Argentina en "supermercado del mundo". El caso de la Industria química también está asociado a esta idea de profundización de una economía primario-exportadora, en la medida en que se trata principalmente de la inversión en el sector de agroquímicos y fertilizantes. Recordemos que todas las ramas primarias (agricultura, ganadería, caza y silvicultura; pesca; y explotación de minas y can-
teras) aumentaron su participación en el valor agregado bruto en esta etapa, y este aumento no respondió tanto a un incremento en el volumen producido como a un cambio en los precios relativos. En definitiva, durante el gobierno de Cambie- mos , la IED se dirigió preponderantemente hacia aquellas áreas en donde el Estado se retrajo para favorecer al capital (petróleo y comunicaciones), y hacia aquellas áreas con ventajas comparativas estáticas (sector primario y negocios asociados).
Gráfico 5. Participación de los dos principales sectores en la inversión de portafolio
Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.
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La inversión extranjera en la primera mitad del gobierno de Cambiemos Las inversiones que claramente aumentan son las inversiones de portafolio, es decir, aquellas transacciones que implican compras de títulos de deuda (privada o pública en manos de privados) y participaciones accionarias por menos del 10% del total del capital de una empresa. Este tipo de inversiones, normalmente, está asociado a movimientos más especulativos y de corto plazo, que las inversiones directas. En cuanto asumió el nuevo gobierno, además de los beneficios mencionados antes en torno a la desregulación del mercado cambiario, se fueron reduciendo los requisitos de permanencia mínima de los capitales extranjeros en el país, hasta eliminarse por completo en 2017. Esto tuvo como consecuencia que las inversiones de portafolio pasaran de un promedio negativo de 4 millones de dólares de salidas anuales por este concepto en el período 2008-2015, a un promedio anual de entrada de 480 millones de dólares anuales en 2016-2017, alcanzando picos de casi 2000 millones en junio y septiembre de 2017. Además del aumento sideral que tuvieron estas inversiones en los dos primeros años del gobierno, se observa que las mismas se dirigieron casi en su totalidad (99,8% y 96,6% en 2017 y 2016, respectivamente) al sector "Otros sector privado no financiero". La preponderancia de este sector, que no la tenía en años anteriores, responde a la misma lógica de endeudamiento y fuga de capitales observada con la IED. Las empresas maximizan su capacidad de obtener crédito sin asignación de inversión específica; es decir, obtienen recursos que no necesariamente son invertidos de manera productiva en un sector. Por un lado, entre 2016 y 2017 aumentó un 350% la emisión de Obligaciones Negociables por parte de empresas (El Cronista, 2017). Por otro lado, las LEBAC vendidas en el mercado secundario también pueden ser categorizadas dentro de esto sector, siendo que en este período, las
LEBAC se incrementaron hasta superar la base monetaria. A pesar de la panoplia de políticas favorables, el gobierno de Cambiemos ha logrado que las inversiones asociadas a la producción tengan alguna reanimación, pero que palidece frente al elevado peso y dinamismo de las inversiones centralmente especulativas. En definitiva, las inversiones extranjeras durante el gobierno de Cambiemos , siguen la misma lógica de ganadores y perdedores que ha tenido el bloque en el poder en relación al gobierno anterior. Una clara preponderancia del sector financiero, del sector procesador de recursos naturales y de ámbitos privilegiados de acumulación (Castellani, 2008), como las telecomunicaciones. Esto no solo consolida un patrón de acumulación excluyente, sino que incrementa la fragilidad macroeconómica ante la volatilidad del mercado financiero. En un contexto mundial de escaso dinamismo de la inversión y alta competencia entre destinos, éste parece ser un rumbo peligroso, y sin ningún beneficio para las clases subalternas en términos de desarrollo Referencias: Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (2018). «Mapa de la Inversión». http://www. investandtrade.org.ar/mapadelainversion.php. Burachik, Gustavo (2018) «Una mejor carga impositiva al capital no generará más inversión y empleo». El Cronista, 29 de enero de 2018. http://www.cronista.com/ columnistas/Una-menor-carga-impositiva-al-capital-nogenerara-mas-inversion-y-empleo-20180129-0023.html. Castellani, Ana (2008) «Ámbitos privilegiados de acumulación. Notas para el análisis del caso argentino (19761989)». Apuntes de Investigación del CEYP 0 (14): 139-57. CEPAL (2017). «La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2017» Santiago de Chile. El Cronista (2017). «En noviembre se triplicó el financiamiento con obligaciones negociables». El Cronista, 8 de diciembre de 2017. http://www. cronista.com/finanzasmercados/En-noviembrese-triplico-el-financiamiento-con-obligacionesnegociables-20171208-0049.html.
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M.A.f .I.A.
Estancamiento, inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste: la vigencia del bloqueo a la ofensiva capitalista contra el trabajo Adrián Piva* La economía argentina atraviesa desde el año 2012 una fase de estancamiento. Las variaciones del PBI desde ese año presentan esa conocida forma de "serrucho", con crecimiento débil los años impares (años electorales) y caída los años pares (Ver Cuadro 1). Ese cuadro general se inscribe en la reemergencia de la restricción externa al crecimiento después del período de crecimiento con superávit de cuenta corriente - combinación poco usual para el capitalismo argentino - entre el último trimestre de 2002 y el último trimestre de 2009 (Gageero, Schorr y Wainer, 2014). El crecimiento de los años 2010 y 2011 ya mostró la clásica *
Adrián Piva. Sociólogo; Investigador y docente CONICET/UNQ/UBA.
tendencia al déficit externo que caracteriza a las fases de acumulación de capital en Argentina, la que en condiciones de un virtual cierre de los mercados internacionales de crédito para el país, se convirtió en una presión creciente por la devaluación del peso, el ajuste fiscal y la reconexión con el mercado financiero internacional. Sin embargo, la prolongación de ese período más allá de diciembre de 2015, lo que resulta confirmado por la reducción de las expectativas de crecimiento para el año 2018, plantea interrogantes sobre el carácter y la profundidad de los cambios económicos producidos por el gobierno de Macri. También sobre las causas más profundas de dicho estancamiento. De hecho, sin ignorar que es sensible una transformación en variables clave -el endeudamiento externo y la "bicicleta
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Estancamiento, inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste: la vigencia del bloqueo a la ofensiva capitalista contra el trabajo financiera" como aquellas más salientes- la significación de esas transformaciones en el cuadro más general y su impacto en la estructura social y productiva están en cuestión. Aclaremos desde el inicio que no sostendremos aquí la idea de que "todo es lo mismo", simplemente queremos problematizar dónde se localizan aquellos cambios significativos, y qué nos dicen del lugar que ocupa la etapa iniciada con el último cambio de gobierno en aquella fase de estancamiento. Una mirada a algunas variables macroeconómicas pone de manifiesto las dificultades para establecer esa ruptura (Ver Cuadro 1). Si observamos la variación anual del consumo total y la evolución de la relación consumo público/consumo privado, vemos que la variación anual del consumo muestra una evolución similar antes y después de 2015; y que la relación consumo público/consumo privado, después de volver a incrementarse en 2016 y a pesar de la baja de 2017, no perfora los niveles de 2015,
los más altos del período post 2012. Otro tanto ocurre con la Formación Bruta de Capital Fijo. La evolución de la variación anual acompaña la variación anual del PBI y, a pesar de que 2017 presenta el mayor aumento porcentual del período (11,3%), el porcentaje de la inversión bruta fija sobre el PBI es similar a 2012 y 2013 y se ubica por debajo de 2011. Aun allí donde se observa algún cambio - el porcentaje de la inversión pública sobre el PBI decrece en 2016 - no se trata tampoco de una alteración radical, se encuentra todavía cerca de los niveles post 2012. Es decir, que si consideramos como una apuesta explícita del gobierno de Cambiemos el relanzamiento de la acumulación sobre la base de la inversión privada, con una menor participación del consumo privado y del consumo y la inversión públicas, podemos afirmar que no ha logrado transformar una dinámica de inversión débil y en la que el crecimiento también débil de los "años impares" es, en gran medida, dependiente del consumo y la inversión estatales.
Cuadro 1. Variación PBI, Variación Consumo, Variación Formación Bruta de Capital Fijo; Consumo público como proporción del consumo privado, Inversión pública y privada como proporción del PBI
2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Var. PBI
Var. Consumo
Var. Cons. privado
Var. Cons. público
Cons. Pub. / Var. Cons. Priv. Formación Bruta CF 16,2%
Formación Bruta CF (% PBI) 21,6%
Inv. Pub. % PBI
-1%
1,4%
1,1%
3%
16,5%
-7,1%
20,3%
2,38
2,4%
3,9%
3,6%
5,3%
16,7%
2,3%
20,3%
2,87
-2,5%
-3,3%
-4,4%
2,9%
18%
-6,8%
19,4%
3,89
2,7%
4,2%
3,7%
6,9%
18,6%
3,5%
19,5%
-0,8%
-1,1%
0,3%
18,8%
-4,9%
18,9%
3 2,31
-1,9% 2,9%
3,3%
3,5%
2%
18,5%
11,3%
20,5%
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC.
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CAPITALISMO ARGENTINO
La comparación del impacto de las devaluaciones y recesiones de 2014 y 2016 sobre el salario real y la distribución del ingreso, tampoco ofrece datos concluyentes (Ver Cuadro 2). Si tomamos datos de CIFRA - CTA, el salario real cayó en 2014 un 4,8%; mientras que en 2016, lo hizo un 5,8%. Según la misma fuente, la
participación de los asalariados en el producto bajó desde 37,6% a 35,7% entre 2013 y 2014 y de 37,4% a 34,3% entre 2015 y 2016. Es decir, si bien la magnitud del impacto sobre ambas variables es cuantitativamente mayor en 2016, no avala la tesis de un cambio cualitativo.
Cuadro 2. Variación salario real respecto del año anterior y Participación de los asalariados en el producto. 2013 2014 2015 2016 Salario Real (Variación respecto año anterior) (CIFRA) Participación de asalariados en el producto (CIFRA)
-4,8% 37,6%
-5,8%
35,7%
37,4%
34,3%
Fuente: CIFRA
La evolución de la pobreza y de la indigencia, tampoco muestran una ruptura de las tendencias del período post 2012 (Ver cuadro 3). Aquí tomamos los datos del Observatorio de la deuda social de la Universidad Católica Argentina, no debido a una preferencia por su método de medición, sino para conservar la comparabilidad para todo el período. La evolución de los índices muestra que, más allá del fuerte incremento de la pobreza en 2016, aumentó un 10,8% en relación a 2015 versus un 4,7% de variación entre 2014 y 2013; la pobreza volvió a situarse al año siguiente en niveles similares
a 2014 y antes de 2010, puntos altos de la serie de la UCA (que se inició en 2010) para el período kirchnerista. Resulta interesante también el comportamiento de la indigencia, ya que la tasa de variación de 2016 respecto de 2015 fue del 21%, no muy distinta del 18,5% de 2014 respecto de 2013; para situarse en 2017, otra vez en niveles similares a 2014 y 2010. No se intenta subestimar el impacto de estas variaciones sobre el nivel de vida de miles de personas, sino simplemente identificar si los patrones de variación apuntan a un cambio cualitativo.
Cuadro 3. Evolución tasas de pobreza e indigencia (pobreza según ingresos, personas, tercer trimestre de cada año) (2010-2017)
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
Taza de pobreza
28,2
24,7
26,2
27,4
28,7
29,7
32,9
28,6
Taza de indegencia
6,4
6,1
5,7
5,4
6,4
5,7
6,9
6,4
Fuente: UCA.
• Economistas de Izquierda - Fundación Rosa Luxemburgo • 34
Estancamiento, inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste: la vigencia del bloqueo a la ofensiva capitalista contra el trabajo Pero estos datos, además, plantean que dentro de la fase iniciada en 2012, el año 2014 es aquel que señala la apertura de un período de inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste que tiende a expresarse en todas las variables. No se trata de un giro de la economía local sino de un proceso de alcance regional y que se vincula con el efecto diferido de la crisis de 2008. La crisis de 2008 y el ciclo de crecimiento débil de las economías centrales que inauguró tuvieron un impacto limitado en las economías sudamericanas debido a que la economía china continuó creciendo a altas tasas. El inicio de una desaceleración del crecimiento chino impactó de lleno en el precio de los commodities y, por lo tanto, en el balance externo y los saldos fiscales de los estados sudamericanos. En Argentina, el impacto fue directo, por el aumento del peso de su comercio con China desde 2002, e indirecto por el efecto en Brasil. Podemos decir entonces que, si el inicio de la fase de estancamiento en 2012 responde a las contradicciones del crecimiento local (Piva, 2015), la fase de inestabilidad cambiaria y ajuste post 2014 se articula con tendencias de la economía mundial y regional que significan un cierto cambio en las condiciones mundiales de la acumulación local. Una muestra del cambio de período que se abre en 2014, es el nuevo salto en el nivel de inflación. Si a partir de 2007 las tasas de inflación anual tendieron a estabilizarse por encima del 20% y debajo del 25%, desde 2014 la inflación se ha consolidado en pisos del 25% con picos del 35% en 2014 y del 41% en 2016 (Fuente: INDEC y CIFRA). El hecho de que este año la turbulencia cambiaria lleve las proyecciones de inflación a niveles de entre el
25% y el 30%, consolida esta tendencia. Pero un indicador particularmente relevante del cambio de escenario post 2014, es la evolución de la tasa de interés. Allí donde creeríamos encontrar nuevamente una especificidad del gobierno macrista, descubrimos también un rasgo del período de inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste. Como observamos en el Cuadro 4, la tasa de interés anual promedio de las LEBAC salta de niveles del 16% a niveles del 28% en 2014. La suba de tasas tiene también una función común en ambos gobiernos. En el gobierno kirchnerista, se trataba de evitar el aumento de la brecha entre tipo de cambio oficial y el llamado "dólar bolsa", un mecanismo financiero de fuga de capitales que utilizaba como medio la compra - venta de acciones que cotizaban en la Bolsa de Buenos Aires y en Wall Street. En el gobierno macrista - en un contexto de flotación cambiaria más o menos libre, más o menos administrada - se busca evitar la corrida contra el peso. Eso nos señala una característica común a todo el período abierto en 2014, y que se liga al aspecto dominante de la fase de estancamiento post 2012: la inversión débil. En general, se tiende a plantear el vínculo entre tasa de interés alta y desincentivo a la inversión. Sin negar que las altas tasas de interés agravan la debilidad de la inversión, aquí la explicación causal parece más bien señalar el orden opuesto: la necesidad de altas tasas de interés se sigue de la inversión débil. Los intentos de bajar las tasas no se traducen en aumento de la inversión, sino en aumento de la demanda de dólares; las turbulencias cambiarias experimentadas desde diciembre de 2017, cuando el gobierno intentó iniciar un sendero bajista de la tasa de interés, señalan este problema.
Cuadro 4. Promedio anual de las tasas de interés de las Letras y Notas del BCRA 2013 2014 2015 2016 16,1323
28,4145
28,2336
27,4787
Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.
• Economistas de Izquierda - Fundación Rosa Luxemburgo • 35
2017 24,1218
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Esto último se liga directamente con un aspecto que distingue esencialmente al período de gobierno de Cambiemos del último gobierno kirchnerista: el papel de las altas tasas de interés es el de vincular mercado financiero local y mercado financiero internacional. Este rol de la tasa de interés no se encontraba presente en el gobierno kirchnerista, ya que las políticas implementadas desde 2011 - articuladas en torno al control de cambios y, posteriormente, de la irresolución del default técnico originado en el conflicto con los "hold outs"-, condujeron a una desvinculación relativa con el mercado financiero internacional. Específicamente, desde la asunción de Macri, la restricción monetaria en condiciones de sometimiento del mercado local a los flujos internacionales de capital financiero, intentó articular un mecanismo de disciplinamiento sobre el conjunto de la actividad económica, pero que tiene como principal objetivo estructurar una política de disciplinamiento de la clase obrera y los sectores populares. Este rasgo distintivo pone de manifiesto el carácter del nuevo gobierno: el de impulsor de una ofensiva capitalista contra el trabajo que tiene como condición un cam-
bio profundo en las relaciones de fuerza entre las clases, la búsqueda de una subordinación duradera de la clase obrera como condición del relanzamiento de la acumulación de capital. Sin embargo, muy pronto el gobierno quedó preso del mecanismo de "carry trade" o "bicicleta financiera". Dejó de ser un mecanismo de disciplinamiento social para transformarse en el sostén último de una política de ajuste y reestructuración cuyo "gradualismo" era confesión de impotencia política. Ello se evidencia en los números del déficit fiscal. El déficit fiscal primario de 2016 fue de 359 382 millones de pesos, un 35% mayor al de 2015. Y sólo se alcanzó la meta – la meta era de 4,8% del PBI y el déficit fue del 4,6% - gracias al blanqueo de capitales fugados al exterior (Fuente: Ministerio de Hacienda de la Nación). La evolución del empleo público en el año de "ajuste" 2016, también es indicativo de las dificultades para producir avances significativos en la ofensiva contra el trabajo: una disminución del empleo en el Estado nacional de 0,2% y un aumento del empleo público provincial y municipal (Ver cuadro 5).
Cuadro 5. Variación del empleo público 2015 - 2016 Variación empleo público 2015 - 2016
Estado Nacional
Provincias
Municipios
-0,2%
0,9%
2,4%
Fuente: CIPPEC.
En este contexto, el aumento de la fuga de capitales (Ver cuadro 6) contrastó con un marco de estancamiento económico. Este contraste recuerda –sólo por su forma, pero muy lejos de la intensidad y cualidad de las contradicciones de aquel período- al del período 1976 – 1988, caracterizado por la tendencia al estancamiento de la economía, ciclos económicos expansivos cortos -de nunca más de dos o tres años–
y un crecimiento casi ininterrumpido de la deuda externa y la fuga de capitales (Basualdo, 2017). Un comportamiento diferente del que caracterizó al período 1991 – 1998, en el que el mecanismo de endeudamiento y fuga, si bien tendió a autonomizarse de la acumulación de capital, se desarrolló sobre la base de un proceso de reestructuración productivo que impulsó el proceso de valorización (Piva, 2012).
• Economistas de Izquierda - Fundación Rosa Luxemburgo • 36
Estancamiento, inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste: la vigencia del bloqueo a la ofensiva capitalista contra el trabajo Cuadro 6. Promedio mensual de Formación de activos externos del sector privado no financiero 2015 (hasta Mes 12 2015 2012 2013 2014 2017 mes 11) y 2016 -284
33
-271
-590
-921
-1.846
Fuente: BCRA.
Detrás de la combinación de "bicicleta financiera" y estancamiento económico se encuentra el bloqueo político al ajuste y a la reestructuración, cuyo punto culminante fueron los enfrentamientos en Plaza Congreso del 14 y el 18 diciembre de 2017, en ocasión de la discusión de la "reforma previsional". El carácter pírrico de la victoria del gobierno – que logró en alianza con los gobernadores peronistas que el parlamento votara la reforma en el contexto de un repudio masivo - se puso de manifiesto con el retiro del proyecto de reforma laboral, el corazón del intento reestructurador. La decisión del gobierno, 10 días después, de reducir la tasa de interés como medio de canjear inflación por actividad económica, se estrelló contra la corrida cambiaria que señaló la vigencia del período de inestabilidad cambiaria y tendencia al ajuste sobre el trasfondo de la debilidad de la inversión. Es cierto que la fuga de capitales y la devaluación del peso de las primeras dos semanas de mayo no pueden desvincularse de la suba de tasas de interés de EEUU, pero tampoco pueden desvincularse de la actualización local del bloqueo al ajuste y la reestructuración que significaron la oposición social al aumento de tarifas, las desavenencias sobre la cuestión dentro de la alianza gobernante, el rechazo anticipado del peronismo al nuevo envío de una reforma laboral en cuotas y los últimos intentos de continuar la política de reducción de tasas de interés aún en ese nuevo contexto. El acuerdo con el FMI que negocia el gobierno mientras se escriben estas líneas, sean cuales sean las condiciones que éste imponga, traducirá como exigencias del FMI la realización de aquellos objetivos que
el gobierno ha venido queriendo alcanzar sin éxito. Los meses venideros serán el escenario de la disputa entre nuevos intentos de continuar la ofensiva contra el trabajo, y de la resistencia popular contra esos intentos. De seguir todo como hasta hoy, las últimas dos semanas no habrán sino prefigurado la próxima crisis y, en tal caso, será otra crisis el terreno de redefinición de las relaciones de fuerza entre las clases.
Referencias: Basualdo, E. (Editor) (2017) Endeudar y fugar. Un análisis de la historia económica argentina, de Martínez de Hoz a Macri , Buenos Aires: Siglo XXI. Gaggero, A., Schorr, M. y Wainer, A. (2014). Restricción eterna: el poder económico durante el kirchnerismo . Buenos Aires: Futuro anterior. Piva, A. (2012). Acumulación y hegemonía en la Argentina menemista. Buenos Aires: Biblios. Piva, A. (2015). Economía y política en la Argentina Kirchnerista. Buenos Aires: Batalla de ideas.
• Economistas de Izquierda - Fundación Rosa Luxemburgo • 37
M.A.f .I.A.
El carácter social de Cambiemos Francisco J. Cantamutto y Martín Schorr* Los años de gobierno del kirchnerismo abrieron grandes controversias sobre la composición de clases que representaba y el carácter de su programa político-económico. La llegada de Cambiemos al gobierno presenta menos dudas. El sesgo regresivo de sus políticas se combina con un corte vertical dentro de las clases dominantes, dejando fuera incluso al pequeño empresariado. Esta presentación, aunque general, representa una certeza de partida que hay que pulir en mayor detalle. Este texto aproxima algunas ideas al respecto. *
Francisco J. Cantamutto. IDAES/CONICET- Sociedad de Economía Crítica (SEC).
*
Martín Schorr. IDAES/CONICET- Sociedad de Economía Crítica (SEC).
El rumbo político Respecto del programa económico, sobran muestras del carácter regresivo en materia distributiva. Al interior de Cambiemos , hubo desde el comienzo sectores que abogaron por un ajuste más crudo, que defina por la vía del shock las disputas políticas; y otros que entienden que se debe utilizar un camino más lento, que garantice la gobernabilidad. El gobierno debió tomar el camino gradual, no por preferencia propia sino por condicionamientos políticos y sociales. Resaltamos que hasta el momento este gradualismo fue exitoso, no solo en materia de políticas económicas sino también en cuestiones legislativas. Al mismo tiempo, permitió sortear con éxito la prueba de las elecciones de medio término en 2017.
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El carácter social de Cambiemos Las variables económicas agregadas han acusado en general un comportamiento que se puede resumir en un deterioro severo en 2016 y una recuperación paulatina en 2017. Esto tuvo especial importancia para enfrentar el año electoral: elementos básicos de la evaluación económica del gobierno mostraban en el tercer trimestre de 2017 signos positivos, que por supuesto, deben evaluarse a la luz de su severo deterioro en 2016. Tras una caída del PBI del 2% en 2016, en 2017 hubo una recuperación del 3%, que en el segundo semestre fue incluso más intensa (3,9% interanual). La inflación, tras alcanzar un 41% en 2016, cayó a poco menos del 25% en 2017. Esto permitió una parcial recuperación del poder adquisitivo de los salarios en el sector privado registrado, que tras perder un 6% en 2016, recuperaron un 2% en 2017. Salarios de no registrados y del sector público, así como asignaciones, jubilaciones y pensiones siguieron un similar camino. Este breve racconto no debe confundir respecto del rumbo general, sino apenas identificar el aprendizaje del personal político en la aplicación de programas de ajuste y reforma estructural, donde la secuencia no es trivial. Desde el ala más dura, lo que se analiza es que el ajuste es demasiado lento para garan tizar rentabilidades que promuevan una recuperación. A medida que se contemplan contenciones sociales, el rumbo (programa y dirección de fracción de clase) resulta menos claro, lo cual suma incertidumbres. Una aplicación veloz del programa, limita la capacidad de los sectores perjudicados de organizarse para resistir. Cambiemos suele aplicar una variante de esta lógica cuando presenta diversas políticas a una misma vez, y retrocede con aquella en la que encuentra más resistencia, avanzando en las demás. Una cuestión sobre esta política de shock es que el programa debe tener clara definición y consenso suficiente entre los grupos que sostienen el gobierno para poder aplicarse sin cortapisas.
Es lo que ocurre en materia de apertura comercial y desregulación financiera y de capital, que han sido sintetizadas en el lema de "volver al mundo". Esa vuelta consistiría en recobrar la "confianza" mediante relaciones "menos politizadas", que permitan la atracción de una "lluvia de inversiones". Detrás de estos nodos discursivos se halla la idea de que el lugar de Argentina en el mundo surge de forma inmediata de su dotación existente de recursos, respecto de la cual cualquier intromisión solo distorsiona ese orden y empeora la situación. Siguiendo esta lógica, se consolidan los rasgos estructurales más regresivos de la economía argentina La unificación del mercado cambiario (supresión del control de cambios y fuerte devaluación de la moneda nacional) y la reducción de los derechos de exportación en diciembre de 2015, fueron los primeros pasos. El pago a los fondos buitres fue la pieza clave de una acelerada carrera de endeudamiento. La Ley de Participación Público-Privada (2016) y el nuevo Acuerdo Federal de Minería (2017), se orientan según las necesidades de inversores extranjeros. El gobierno participó activamente de foros internacionales de promoción de negocios, entre los que destacan el Foro Económico de Davos y las cumbres del G20, asumiendo la organización de esta última en 2018, como continuidad de la Reunión Ministerial de la OMC en 2017. Al mismo tiempo, bregó activamente por obtener nuevos tratados bilaterales de inversión y de libre comercio, como el firmado con Chile y el intensamente buscado entre el Mercosur y la Unión Europea. Este último es un proyecto en el que el gobierno argentino ha puesto el mayor esfuerzo, hasta ahora infructuoso por tensiones de la UE. El retorno de las misiones del FMI (2018) corona esta lógica.
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Algunos resultados en clave de economía política El resultado agregado sobre el balance cambiario se puede ver en el Cuadro 1, donde se sintetizan algunos puntos claves de la inserción externa del país. Allí se puede corroborar el abultado déficit de la cuenta de servicios que sobrepasa el magro superávit de mercancías. La salida por pagos de intereses y la remisión de utilidades y dividendos añaden una presión de salida, que supera el déficit comercial.
Todo el saldo negativo de la cuenta corriente es superado por un solo renglón de la cuenta financiera: la formación de activos externos (proxy de la fuga de capitales). Las principales fuentes de ingresos de recursos son los préstamos, la venta de títulos y solo en un tercer lugar la inversión extranjera (prioritariamente de cartera). El carácter volátil y de escaso impacto en creación de capacidad productiva de estas fuentes de recursos externos, expresa la interpretación monetarista que el gobierno hace de la balanza de pagos.
Cuadro 1. Argentina. Principales renglones del balance cambiaro, dic. 2015 - feb. 2018 (en millones de dólares) Cuenta corriente Balanza comercial Bienes Servicios Rentas Intereses Utilidades y dividendos
-19.091 -8.925 13.575 -22.500 -11.005 -5.607 -5.075
Cuenta Capital y financiera Cuenta Capital Cuenta Financiera Inversión directa no residentes Inversión de portafolio e inmuebles Préstamos Préstamos organismos internacionales Formación de activos externos Compra-venta títulos-valores Operaciones de canje por transferencias con el exterior
-3.861 358 -4.219 12.264 22.584 1.438 -27.408 7.413 -21.323
Fuente: Elaboración propia con datos de BCRA.
Lo anterior sugiere una nueva composición del poder económico en materia de control de las divisas: el capital transnacional y, más en específico, el financiero, adquiere relevancia central por abastecer de este recurso escaso. Las actividades exportadoras mantienen relevancia,
pero subordinadas a la lógica financiera del esquema externo. Un segundo acercamiento resulta de evaluar la participación de los diferentes sectores de actividad en la generación y apropiación de
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El carácter social de Cambiemos valor agregado. En los dos años de Cambie- mos , el PBI acusa una expansión total de un débil 0,5%. El Cuadro 2 muestra los resultados agregados de la orientación sectorial, que permite identificar ganadores y perdedores .
Añadimos para la comparación lo que ocurría durante el anterior gobierno, lo que permite identificar tendencias preexistentes y giros de la economía política.
Cuadro 2. Argentina. Evolución de la participación de las distintas ramas de actividad en el valor agregado bruto total, 2011, 2015, y 2017 (en porcentajes) Rama de Actividad
2011
2015
2017
Intermediación Financiera
3,8%
3,9%
4,7%
Electricidad, Gas y Agua
1,3%
1,4%
2,0%
0,6%
Gana
Mantiene
8,1%
5,9%
6,3%
0,5%
Gana
Revierte
6,8%
6,4%
6,7%
0,4%
Gana
Revierte
Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura Transporte y Comunicaciones
Tendencia Variación Situación Respecto antegráfica 17/15 Cambiemos rior gobierno 0,7% Gana Mantiene
Actividades Inmobiliarias, Empresariales y de Alquiler
11,1% 11,2% 11,5%
0,3%
Gana
Mantiene
Servicios Sociales y de Salud
5,1%
6,0%
6,2%
0,2%
Gana
Mantiene
Hoteles y Restaurantes
2,3%
2,5%
2,6%
0,1%
Gana
Mantiene
Enseñanza
5,7%
6,5%
6,6%
0,05%
Gana
Mantiene
Pesca
0,2%
0,3%
0,3%
0,03%
Gana
Mantiene
Otras Act. de Servicios Comunitarias, Sociales, y Personales
3,4%
3,5%
3,5%
-0,005%
Pierde
Revierte
Hogares Privados con Servicio Doméstico
0,8%
0,9%
0,8%
-0,04%
Pierde
Revierte
Administración Pública y Defensa; Planes de Seg. Social
7,7%
9,3%
9,2%
-0,1%
Pierde
Revierte
Explotación de Minas y Canteras
4,0%
3,8%
3,5%
-0,3%
Pierde
Mantiene
Comercio Mayorista, Minosrista y Reparaciones
15,0% 16,1% 15,7%
-0,4%
Pierde
Revierte
Construcción
5,8%
-0,5%
Pierde
Mantiene
-1,5%
Pierde
Mantiene
5,4%
4,9%
18,9% 16,9% 15,4% Fuente: Elaboración propia con datos de INDEC. Industria Manufacturera
ganadores
En consonancia con lo visto en el balance cambiario, el sector que mayor participación gana es la intermediación financiera. La liberalización financiera y de capital, así como el feroz endeudamiento público alimentaron la lógica de "bicicleta financiera" en el marco de una peculiar estrategia de manejo cambiario y monetario. Hay que tener presente que, de estos negocios, no sólo se ven favorecidos acto-
res netamente financieros, sino también todos aquellos grupos de la sociedad que cuentan con excedentes disponibles para canalizarlo a la esfera financiera (y sin duda que los hay, máxime si se consideran las abultadas transferencias de ingresos que han venido internalizando ciertos sectores del establishment ).
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El segundo lugar lo ocupa electricidad, gas y agua. Se trata de aquellas actividades que han resultado beneficiadas por uno de los pilares de la regresiva política económica en curso: los "tarifazos". De allí que no resulte casual la mayor incidencia relativa de distintos servicios públicos. Vale señalar que en el sexto lugar aparecen también los servicios de salud, donde se habilitaron fuertes aumentos de precios para la medicina privada. A diferencia del caso previo, este sector no es un abastecedor de divisas, sino un "exportador" neto. En tercer lugar aparece el sector agropecuario, que consolida la presencia de actividades primarias tradicionales, con fuerte gravitación de actores concentrados. Este rubro recibió un fuerte impulso de la mano de las primeras devaluaciones, quita de trabas comerciales, reducción de derechos de exportación, entre otras. Pero aquí también se ve el carácter conflictivo del programa del gobierno, pues tanto el "tarifazo" como el impulso de la especulación financiera (que incluye la suba de las tasas de interés y la contención del tipo de cambio real) producen un impacto negativo en este sector, cuyos costos se ven incrementados. El cuarto lugar corresponde a transporte y comunicaciones. Este último, más dinámico, se ha visto beneficiado por la retracción del Estado de diversos negocios, así como la habilitación a fusiones claves para el sector, que busca avanzar hacia el cuádruple play . Transporte también se favoreció por la vía tarifaria en lo relativo a transporte público. En quinto lugar está la actividad inmobiliaria. En la importante expansión relativa que experimentó este rubro bajo Cambiemos concurren varios factores, entre los que sobresalen: la mayor desregulación del mercado inmobiliario, la ampliación del crédito hipotecario y la canalización de recursos procedentes de otros sectores (rentas) favorecidos por el programa
económico.
erdedores
Entre los perdedores del nuevo esquema de políticas resaltan la industria manufacturera, la construcción, el comercio y la explotación de minas y canteras. Esta última actividad muestra una tendencia declinante centralmente ligada al agotamiento de las explotaciones en actividad. Los otros tres sectores son los que más fuerza de trabajo contratan. En los tres casos, su pérdida de gravitación se explica en especial por la caída en 2016, recuperada en parte a nivel de producción en 2017. La construcción, de hecho, fue la actividad de mayor recuperación en términos físicos en la segunda mitad del año, explicado por la coyuntura electoral. Resulta interesante notar que esta constelación de ganadores y perdedores no es completamente novedosa. De hecho, solo dos de los sectores ganadores son una incorporación ligada específicamente a las políticas de Cambiemos . Se trata del agro, transporte y comunicaciones. Otros sectores que parecen como ganadores propios de este gobierno, como intermediación financiera, electricidad, gas y agua y la actividad inmobiliaria, en rigor ya venían ganando en el gobierno anterior. En el reverso, resalta que la industria, la construcción y minas y canteras eran sectores relegados en su peso en el producto. En el caso de los sectores productivos, en especial los industriales, su retroceso relativo no sólo asume una faceta cuantitativa. También se expresa en dos elementos distintivos del programa de Cambiemos . Por un lado, en el perfil de la liberalización comercial llevada adelante, que ha implicado el desplazamiento de amplias capas del entramado productivo-industrial local, sobre todo el ligado a la MiPYME . Por otro lado, en la reconversión productiva en marcha, promovida de modo decidido por la política económica, que busca afianzar aún más a los rubros procesadores de
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El carácter social de Cambiemos materias primas como el núcleo de la especialización productiva y de inserción del país en la división internacional del trabajo. Una última reflexión cabe respecto de este patrón de especialización, y es el fuerte sesgo favorable al capital extranjero. El predominio extranjero se manifiesta en numerosos sectores y es particularmente intenso en aquellas actividades que tuvieron un rol protagónico en la expansión económica verificada en distintos tramos del kirchnerismo, y en lo que lleva de transcurrida la presidencia de Macri: agroin-
dustrias, armaduría automotriz, industrias químicas y refinadoras, siderurgia, minerales no metálicos, minería, comercio de productos agropecuarios. Además, los capitales transnacionales tienen una presencia destacada en diversos servicios, como la telefonía celular, la medicina privada, los servicios petroleros y el sector financiero. Como se puede notar, el conjunto de los sectores beneficiados en este nuevo contexto está signado por la presencia prioritaria de capitales extranjeros (Cuadro 3).
Cuadro 3. Argentina. Cantidad de empresas controladas por capitales extranjeros en la cúpula empresaria local , distribución sectorial de las ventas de las empresas extranjeras y peso del capital extranjero en las distintas actividades económicas, 2016 (en valores absolutos y porcentajes) *
Actividad principal Industria
65
Distribución sectorial de las ventas 60,2
Comercio
16
17,8
58,4
Jumbo, Carrefour, Nidera, Wal-Mart, Cencosud, Supermercados Día, Noble, Toepfer, Makro, ADM
Servicios
22
16,7
38,4
Claro, Telefónica Móviles, Swiss Medical, Telefónica de Argentina, Directv, Juncadella, Dell América Latina, IBM, Lan Argentina, Omint, Codere, Baker Hughes
Petróleo
5
2,9
12,5
Wintershall, Sinopec, Total Austral, San Antonio
Minería
4
2,4
100,0
Gold, Alumbrera, Oroplata, Cerro Vanguardia
Construcción
0
0,0
0,0
---
112
100
51,7
---
Total
Empresas
Peso en las ventas de la actividad 64,8
Principales empresas
**
Toyota, Cargill, Volkswagen, Dreyfus, Ford, Oleaginosa Moreno, General Motors, Peugeot-Citroen, Unilever, Quilmes, Renault, FCA (Fiat), Mercedes Benz, PBB-Polisur, Monsanto, Danone, Acindar, Massalin Particulares, Mondelez, Coca Cola, Nobleza Piccardo, Loma Negra, Adidas, Nestle
Se trata de las 200 empresas más grandes del país de acuerdo a sus respectivas ventas anuales (no se incluyen firmas del sector financiero y el agropecuario, salvo las abocadas a la comercialización de granos). Las empresas se ordenan de modo decreciente en función del monto de sus ventas en 2016. Fuente: Elaboración propia en base a balances empresarios y revistas "Mercado" y "Prensa Económica". *
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El peso y la centralidad de los oligopolios foráneos se vuelve aún más gravitante cuando se evalúa su ponderación en el comercio exterior. Este hecho es sumamente significativo ya que se trata de un número acotado de corporaciones extranjeras que controla una parte relevante de las divisas generadas en el país por la vía exportadora. Esto les confiere objetivamente poder de veto sobre la orientación del funcionamiento estatal en distintos aspectos. A ello cabría adicionar el rol real o potencial de la inversión extranjera en la "financiación" de la balanza de pagos, así como en su "desfinanciación" a través de diversos mecanismos.
garantizar la continuidad del ajuste, y en este sentido, desaparecen las discrepancias entre gradualistas y promotores del shock . El fuerte proceso de endeudamiento, que permite dilatar en el tiempo esta transformación estructural, se está acompañando de manera creciente por un sesgo represivo del gobierno. Ello, en un escenario signado por el hecho que desde ciertos sectores de la sociedad se está impugnando de modo cada vez más ostensible el rumbo de la política económica.
Así, la ostensible centralidad estructural de esta fracción del gran capital no solo se desprende del control que ejerce sobre los principales sectores que definen la especialización productiva y la inserción del país en la división internacional del trabajo, sino también del hecho de que son actores centrales en la oferta y la demanda de divisas en una economía dependiente. La evidencia disponible parece indicar que esta dependencia ha sido reforzada en los dos años de gobierno de Cambiemos . En esta coyuntura, a la larga trayectoria normativa legada por gobiernos anteriores (Ley de Inversiones Extranjeras o los más de 50 tratados bilaterales de inversión, por referir dos ejemplos), se suman nuevas trabas que aseguran este predominio.
Comentarios finales La política del gobierno de Cambiemos se orienta de manera clara hacia el ajuste social y la reestructuración regresiva del ingreso y la estructura productiva. La orientación elegida tiende a deteriorar la capacidad de generación de empleo y tecnología propia, en favor de una inserción externa aún más dependiente. Para que este proyecto se sostenga, es necesario tanto en el corto como en el mediano plazo,
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La política económica del macrismo: las tensiones entre economía y política Marisa Duarte* El capitalismo local La política económica actual se asienta en una alianza entre fracciones capitalistas (entre las cuáles se encuentra el sector financiero, el capital extranjero, las grandes empresas exportadoras, la corporación judicial y los grandes medios de comunicación) y sectores medios, todos amparados en la ideología del libre mercado y el individualismo meritocrático. La ideología de esta alianza de clases remite al viejo paradigma oligárquico, basado en el ejercicio ilimitado del poder (donde incluye a la represión como un elemento más). Hasta el momento no rige un programa de gobierno ni *
Marisa Duarte. Presidenta del IADE, Directora de Realidad Económica.
una política económica definida; en cambio, se ha observado la práctica de una lógica económica que avanza sobre el Estado y la sociedad argentina a impulsos de las transferencias a los sectores más concentrados. En efecto, la alianza en el gobierno no ha logrado –ni ha querido- traducir en actos de gobierno el interés general de la nación y, por tanto, no ha logrado construir hegemonía. Este bloque social primó sobre otro que comprende a los trabajadores (ocupados y desocupados), a los pequeños y medianos empresarios, la industria, el sector financiero local que se vio reflejada heterogéneamente en la política económica implementada en los anteriores doce años. Esa política estuvo abocada a contener los precios internos mediante regulacio-
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nes y participación del Estado en la economía -directa e indirectamente-, proteger los niveles de empleo alentando la producción y el consumo interno, y de ingresos (de los trabajadores ocupados -mediante paritarias y el piso del Salario Mínimo Vital y Móvil- y desocupados -mediante la política social-), evitar los ciclos de endeudamiento con fines financieros apostando al endeudamiento con destino productivo (las centrales hidroeléctricas y nucleares), etc. Dicho bloque construyó hegemonía a partir de una política económica y social inclusiva, pero sin atentar directamente contra los ejes del poder económico en la Argentina. La alianza anterior fue derrotada luego de doce años en virtud de que no consiguió desarmar el andamiaje del poder económico, y de que una parte del electorado se desplazó y respaldó al bloque social conservador. En efecto, el bloque defensivo no consigue mantener la construcción ideológica y cultural que garantice la continuidad de las reformas, quedando limitada a la presión de los sectores dominantes (internos y externos). En este punto confluyen el accionar de la derecha contra los aciertos del bloque previo, un aprovechamiento de sus errores y la explotación de la idea de un futuro promisorio para todos. Luego del triunfo electoral, el gobierno llevó adelante todas las políticas necesarias para resarcir a los sectores del capital de los doce años de contención, mientras no solo no se produjo ningún avance para los sectores trabajadores, sino que comenzaron a afectarse derechos adquiridos. Los instrumentos con los que concreta la política de exacción han sido largamente mencionados por los compañeros que me antecedieron y solo para enfatizar se vuelven a nombrar: una deuda externa que ronda la mitad del PBI (cuando no alcanzaba el 20 % en 2015), se trata de deuda destinada al sistema financiero, sin fines productivos; una fuga desenfrenada, las Letras del Banco Central (LEBAC) superan
ampliamente la masa monetaria; el saldo comercial es crecientemente negativo, la inflación se mantiene alta y los salarios pierden poder adquisitivo año a año. Todos estos factores implican una transferencia de ingresos de los sectores trabajadores a los sectores dominantes (integrado por el capital financiero, de servicios, hidrocarburífero y primario). El conjunto de medidas de política económica adoptado nos inserta en la misma dinámica – de la que se trató de quedar al margen durante cierto tiempo- en la que se haya el capitalismo en el mundo. La crisis internacional que comenzó en 2008, intenta resolverse a partir de la flexibilización laboral, la reforma previsional, la desregulación de los precios, la caída de salarios y el quiebre definitivo de las organizaciones sindicales. En nuestro país, estas políticas no pueden aplicarse sin resistencia social y, por tanto, sin que aumente el carácter represivo del Estado, destinado a disciplinar a la parte de la sociedad que el gobierno no ha podido convencer. ¿Cómo ha sido posible que un programa de este tipo haya podido avanzar? En primer lugar, debemos señalar cierta subestimación del riesgo que implicaba que el macrismo ganara la elección de 2015. Desde entonces, las fuerzas opositoras se debaten entre: las recriminaciones internas, la inmovilidad, la negociación con el macrismo aduciendo "responsabilidad" y poco más. Ninguna de esas opciones construye nada; tan sólo debilita la eficacia de la oposición y facilita el camino al empobrecimiento de gran parte de la ciudadanía. Un agravante a esta situación está dado por las dos visiones instaladas acerca del macrismo, las dos igualmente desmovilizantes: una, que indica que Cambiemos es el primer partido democrático de la derecha, que volverá a ganar, que llegó para quedarse; y la otra, que pregona que esto se derrumba en cualquier
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La política económica del macrismo: las tensiones entre economía y política momento, que son unos ineptos, etc. Ni lo uno, ni lo otro. El macrismo ganó una elección con una alianza de partidos, nacionalizó su proyecto de la mano de la UCR y lo respalda el poder económico financiero global. El sistema financiero global es intrínsecamente inestable en función de la aterritorialidad de sus actores y, por tanto, poco gobernables en un país dependiente. Con lo cual, está sujeto a las propias tensiones al interior de la alianza (política, económica y social), a las inestabilidades del sistema financiero capitalista mundial y, tal vez la más importante, a la resistencia social que se le oponga. Toda alianza social tiene vencimiento, en especial si no reinventa sus objetivos políticos y sociales. Sin embargo, no se puede esperar que la crisis se lleve al gobierno, el capitalismo no cayó y no va a caer, caen los débiles (de cualquier clase social), pero el capitalismo se fortalece. Por lo tanto, no es aceptable quedarse a esperar la crisis, porque el cambio social siempre se da por vías políticas no económicas. Todos sabemos que el límite al ajuste es la resistencia social y su canalización política. En este punto, la atomización de los sujetos lleva a la escasa eficacia de la respuesta; sobre este punto, hay que operar construyendo consensos opositores. El poder, cuando no puede asaltarse, debe corroerse, deconstruirse. Esta postura permite moverse en relación a las contradicciones de la alianza gobernante y utilizarlas a favor de los sectores crecientemente expoliados. Lo que sigue no puede erigirse en el bastión moral de la nación (que desprecia al votante macrista), ni profundizar la desintegración del campo popular; lo que sigue tiene que ser la reinvención mejorada, actualizada, superadora de los objetivos políticos, sociales y económicos que nos diferencian de Cambiemos . En ese sentido, no sólo es importante oponerse al
actual estado de cosas, sino también, tener claro hacia dónde vamos y qué viene después. Y hacia donde ir implica plantearse -una vez más- qué país queremos construir, qué proyecto de desarrollo convertirá a los sectores populares en un nosotros nuevo, qué hombre/ mujer tenemos por crear para qué sociedad. Se trata de volver a discutir –con mayores restricciones- los viejos problemas del desarrollo en la periferia pobre en el marco de la etapa de financiarización del capital a nivel global. Esto es, volver a preguntarse qué producir, con quién, para quién, cómo y de qué manera. De la mano de estas preguntas, debemos volver a pensar cómo se componen las clases sociales (del capital y del trabajo) hoy. Con esto quiero decir que ni la burguesía es lo que era o parecía, ni la clase trabajadora es lo que era o parecía. ¿Conocemos qué intereses, representaciones, estrategias políticas y objetivos tiene cada uno de los sujetos sociales? ¿Qué idea del desarrollo tienen los grandes actores sociales? ¿Cuál los actores en particular? ¿No queda claro que está caduco el pacto constitucional sobre el que andamos? Antes que señalar la importancia de la industria en el desarrollo, deberíamos indagar si está dentro del horizonte de los sectores burgueses y trabajadores un proyecto industrial, o si ello forma parte de las aspiraciones sin asidero en los sujetos sociales. En caso de que se comparta un futuro industrialista, cabe preguntar ¿qué industria queremos? Unido a ello, ¿cómo se hace para regular las finanzas en el festival internacional de libertades en el que operan actualmente? ¿Es posible que -en un país cuyas divisas dependen de las exportaciones del sector primario- no se controle, regule, administren sus exportaciones? ¿Qué política de cambios se debe adoptar? Un proyecto pensado con, por y para los sectores populares –pero que no excluya al
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resto para no repetir las limitaciones de las experiencias previas- deberá sustraer progresivamente al mercado capitalista la satisfacción de las necesidades básicas como alimentación, salud, educación y vivienda para volcarlos a desarrollos comunitarios, solidarios y cooperativos. De esta manera, el desarrollo regulado de la actividad interna no redundará en limitaciones estructurales basadas en el incremento del consumo individual de bienes y servicios con el efecto cultural e ideológico que favorece a la derecha.
Alejando el foco Luego de precisar las condiciones internas en las que estamos inmersos, podemos hacer una referencia al capitalismo en el que se inserta este proceso. El capitalismo en su etapa financiera actual, ha desestructurado a los Estados Nación, socavando su autoridad sin generar nuevas formas de regulación. En efecto, durante todo el siglo XX, el Estado Nación gestionó los conflictos y respondió a las necesidades de sus ciudadanías. A inicios del siglo XXI, se produjo el tiro de gracia a esta estructura a través de la desregulación completa de las finanzas, la legislación extraterritorial pensada para la protección del capital financiero de los países centrales y la autonomía de los desarrollos tecnológicos. Mientras tanto, los Estados Nación debieron seguir pagando los costos de las propias restricciones, más las derivadas de las extremas libertades con que se mueve el capital. El fin de la aspiración a una "sociedad de naciones", y la vuelta a la rivalidad entre las grandes potencias, llevó a la incapacidad de los Estados Nación de garantizar condiciones de vida razonables y un régimen de convivencia interno perdurable. Este debilitamiento de los Estados fue un objetivo explícito de los sectores finan-
cieros que acumulan riqueza, en función de la disminución de la capacidad de los Estados para regular la actividad económica y, a la vez, asumiendo parte de sus funciones regulatorias. Cabe aclarar que las nuevas regulaciones siempre están dirigidas a acrecentar la libertad del capital y anular las libertades (políticas, civiles, económicas y sociales) de los ciudadanos. El desarrollo actual del capitalismo vuelve superfluo el funcionamiento de las democracias formales. Éstas últimas operan en un marco completamente caduco con respecto al enorme desarrollo que evidencia el sistema capitalista, cuyas acciones de gobierno global no están sujetas a ninguna norma democrática. Asistimos entonces a regímenes políticos acotados al marco del Estado Nación (la ciudadanía sigue respondiendo al principio de territorialidad), donde las condiciones de vida de sus ciudadanos son pautadas en un espacio que los excede (aterritorialidad de los capitales). Se impone entonces, ajustar los alcances del derecho en el Estado Nación a los procesos económicos y sociales actuales, de la mano de mecanismos de gobernanza global y estrategias políticas transnacionales. El fin último es interceder entre la generación de riqueza y su distribución. En la falta de un proceso democrático que defina las características de la gobernanza global se asienta una parte significativa de la acumulación de los distintos sectores del capital financiero. No obstante, el hermetismo en el que se toman las grandes decisiones que permean al conjunto de la economía mundial, resquebraja los lazos de convivencia necesarios para la existencia de los distintos Estados y, dentro de ellos, de los distintos estratos sociales en condiciones dignas. Este descalce entre el ámbito global y el de las naciones, genera inconformidades que sólo repercuten -por el momento- sobre las últimas (sus re-
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La política económica del macrismo: las tensiones entre economía y política presentantes, sus instituciones, sus medios de comunicación, su sistema judicial).
Una última reflexión sobre modernización económica y democracia
Es necesario entonces volver a pensar el desarrollo en términos de modernización económica y democrática a escala nacional, regional y global.
El análisis del régimen democrático fue variando según las etapas históricas que atravesó el proceso de modernización. Hasta los años sesenta, en América Latina se intentó pensar el desarrollo (económico y político) como producto histórico de una síntesis entre agentes, procesos y estructuras -internacionales y nacionales-, así como de sus planos económico, social, político, ideológico, institucional y cultural. En Argentina, el afán por conseguir el establecimiento de un régimen democrático a lo largo del siglo XX estuvo atado a un cuestionamiento de las bases estructurales del régimen de acumulación. La crisis de mediados de los años setenta y el disciplinamiento que implicó la dictadura, derivó en una forma de entender la transición democrática como un pasaje a una forma de convivencia social atada a las formalidades de la democracia, a la vez que se desligó de sus principios de justicia social e igualdad (más aún sus aspiraciones revolucionarias y/o profundamente transformadoras). Esto llevó a la predominancia del accionar de los partidos mayoritarios y al relegamiento de los partidos minoritarios, como de aquellos sectores cuya cultura, voz, necesidades y expectativas estaban alejadas del ámbito parlamentario. Para estos sectores, se generaron formas paralelas de "hacer política" (el clientelismo, los programas sociales, el intercambio de bienes por respaldo político, la política de los movimientos sociales). Estas formas paralelas contienen el germen de vitalidad del sistema democrático que, sin embargo, es fuertemente resistido por la política formal.
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Macri, entre el traumático tránsito hacia la normalización y la ilusión de la Argentina competitiva Esteban Mercatante* Transitando el tercer año desde que asumió Mauricio Macri, la economía está lejos de lo que imaginaba el gobierno de los CEOs. Crecimiento anémico, débil inversión, persistencia del déficit fiscal y la inflación, configuran un panorama muy alejado de lo que el gobierno anunciaba. Pero no todo es empantanamiento: la transferencia de riqueza hacia la clase capitalista avanzó a paso firme.
Del sinceramiento a la Argentina soñada por Macri Cambiemos llegó con el mandato de normalizar la política económica para restablecer las *
Esteban Mercatante. PTS-FIT, La Izquierda Diario.
condiciones de valorización capitalista en el país. Durante el último mandato de Cristina Fernández, la economía había estado prácticamente estancada, confrontada con la escasez de dólares y enfrentando la estrechez fiscal. Esto motivó ajustes parciales, el mayor de los cuales fue en 2014 con la devaluación de inicios de ese año. Pero el kirchnerismo no avanzó tanto como reclamaba la clase capitalista. Esta reticencia a tomar medidas de giro más drástico, estaba dictada por la relación de fuerza entre las clases y era una herencia del 2001. Desde que asumió Néstor Kirchner en 2003, el kirchnerismo estuvo orientado por la necesidad de "pasivizar" a los sectores sociales descontentos y movilizados que cuestionaban al conjunto del régimen político, para reconciliarlos con las instituciones. Las contradiccio-
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Macri, entre el traumático tránsito hacia la normalización y la ilusión de la Argentina competitiva nes del esquema pos-convertibilidad emergieron rápidamente porque se mantuvieron inalteradas las bases de la Argentina atrasada y dependiente: atraso económico, débil inversión, extranjerización, fuga de capitales. La respuestas ante las dificultades estuvo dictada durante los gobiernos kirchneristas por la tensión entre asegurar las condiciones de valorización al mismo tiempo que evitar ataques frontales para imponer un fuerte ajuste. Aunque a partir de 2012, hubo una dureza creciente con sectores del movimiento obrero que pasaron a la oposición, por el "impuesto al salario" pero también por la creciente presión para ajustar a la baja, en términos reales, el poder adquisitivo de los trabajadores estatales 4. Macri encaró correcciones bajo el lema del "sinceramiento". Desde que asumió recortó fuerte los impuestos que gravan a las empresas y la gran propiedad, eliminó (o disminuyó en el caso de la soja) las retenciones a las exportaciones, recortó subsidios y liberó tarifas de empresas públicas, convirtiendo al sector energético en uno de los más rentables, eliminó restricciones a las exportaciones y limitó la aplicación de licencias a las importaciones, liberó el dólar (imponiendo una fuerte devaluación de 40 % en días, que aceleró la inflación) y sacó cualquier restricción a la entrada y salida de capitales. Pactó con los fondos buitres, entregando 15 mil millones de dólares, y el monto de deuda pública (mayormente externa) emitida desde entonces multiplica por 7 esa cantidad. Un crecimiento que preocupa incluso a los más propensos a recurrir al financiamiento internacional. Toda la batería de medidas de los primeros meses de gobierno, 4.
Para una caracterización marxista de la economía política durante los gobiernos kirchneristas y sus contradicciones, ver: Esteban Mercante, La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo , Buenos Aires, Ediciones IPS, 2015.
significaron un duro impacto al costo de vida. Los salarios durante 2016 acumularon una pérdida real de 6,5 % en promedio. Aunque en 2017, de cara a las elecciones, el gobierno relajó la presión sobre las negociaciones paritarias, los salarios mantienen un poder de compra 5 % inferior al que tenían cuando asumió Cambiemos . De conjunto viene implementando un plan para redistribuir el ingreso a favor de las fracciones más concentradas del capital y las finanzas. La orientación de la política económica de Macri ha sido de conjunto favorable para la clase capitalista, al reducir impuestos a las empresas (ganancias, contribuciones patronales a la seguridad social), a la riqueza de los estratos que la concentran (bienes personales), y la eliminación de los derechos de exportación (reducirlos para la soja); con lo cual, sobre todo, retrocedió la apropiación de renta agraria y minera por parte del Estado. La presión impositiva se redujo en 2017 el equivalente de 2 puntos porcentuales del PBI, alrededor de 12 mil millones de dólares; retroceso que fue enteramente en beneficio del empresariado y los ricos. Con la reforma tributaria votada el año pasado, continúa la reducción de gravámenes. Con el blanqueo, el gobierno permitió legalizar los fondos ocultos a cambio de una baja tasa punitoria promedio (8 %), sin siquiera obligar a que estos reingresen al país. El valor patrimonial de las empresas que cotizan en bolsa, aumentó de la mano del fuerte crecimiento de la entrada de capitales de corto plazo, que sobre todo se dirigen al carry trade que durante estos dos años permitió el Banco Central con las LEBAC, pero también a la Bolsa. Lo que va del mandato de Macri estuvo concentrado en la "normalización", pero ciertos aspectos de su política económica dan cuenta de un "modelo". Un sector privilegiado en la economía del gobierno es el de la intermediación financiera. Pero además, la "Argenti-
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na competitiva" a la que muchas veces hizo referencia Macri, se traduce en asegurar la prosperidad de los sectores donde Argentina puede contar con ventajas, como el agro, la agroindustria, la minería y energía, "liberándolos" de impuestos y otros "costos" (como las garantías a los trabajadores) que puedan limitar su "competitividad". La modernización pasaría para Macri por convertir a la Argentina en el “supermercado del mundo”, como afirmó en alguna oportunidad. También la construcción, aunque en 2017 estaba en nivel inferior al que tenía en diciembre de 2015, está entre los sectores a los que el gobierno de Macri esperaba beneficiar ampliamente, con el lanzamiento de los proyectos de Participación Público Privada (en adelante, PPP). Esta orientación no conforma por igual a todos los sectores del empresariado. La apertura económica, que redujo drásticamente la aplicación de licencias no automáticas y bajó aranceles a la importación en electrónica, informática y otros sectores, desembocó en un crecimiento exponencial de las importaciones que despertó el reclamo de numerosos industriales. En todo esto hay un objetivo de exponer a estos sectores más abiertamente a la competencia, forzando su reestructuración o en su defecto, el cierre. Para tener una idea de la magnitud de los cambios a los que aspira el gobierno, en el bosquejo de Plan Productivo que elaboró, se refiere al objetivo de "reconversión" de sectores que abarcan 400 mil empleos, el 20 % del empleo industrial. El nuevo reparto de costos y beneficios entre sectores capitalistas a lo que esto apunta, empieza a mostrar algunos descontentos. Un capítulo central en la "modernización" que pretende Macri, que sí es acompañado por toda la patronal, pasa por imponer otra ronda más de degradación en las condiciones laborales para bajar los costos laborales. El gobierno dio un avance hacia la baja de costos, recortan-
do las contribuciones patronales (que en 2022 serán en términos efectivos menos de 10 % del salario pagado), y logró algunos avances a nivel de convenios. Los acuerdos en petroleros de Neuquén y Chubut y con el sindicato ATILRA (Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina) fueron una primera muestra, que el gobierno busca extender a toda la legislación.
La discordancia de los tiempor para el proyecto neoliberal de Macri El proyecto de Macri, desde que asumió, se vio confrontado por una serie de fuertes condicionantes. En primer lugar, su objetivo de apertura económica y atraer capitales, resumido en "volver al mundo", se ve contrariado por una situación internacional que se mueve en sentido contrario. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó algunas medidas proteccionistas que afectan al país. Para contrarrestarlo, Macri apostó a lograr con el Mercosur un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE), que se encuentra empantanado por los intereses agrícolas de Francia, Irlanda y Polonia. En segundo lugar, la perspectiva de liderar un nuevo ciclo de crecimiento se ve opacada por el creciente déficit comercial. Argentina llegó a exportar entre 2010 y 2013 un valor promedio anual de 77 mil millones de dólares; pero en el último año del gobierno de Cristina Fernández desde 2015, rondan los 57 mil millones de dólares. En 2017, el déficit comercial fue de 8515 millones de dólares; este año podría ser superior. Este déficit es compensado por el endeudamiento externo y la entrada de capitales de corto plazo, que convive a la vez con una fuerte fuga de capitales que alcanza los 37 mil millones de dólares en lo que va de la era Macri.
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Macri, entre el traumático tránsito hacia la normalización y la ilusión de la Argentina competitiva En tercer lugar, el gobierno hasta ahora se vio condicionado por la resistencia popular ante su agenda. Esta se manifestó tempranamente en 2016 en numerosas medidas de resistencia ante ataques y despidos, y en un descontento generalizado captado en las encuestas de opinión que Cambiemos realiza regularmente. Esto forzó en el primer año un giro hacia un ritmo más paulatino en la implementación de algunas medidas y la búsqueda de recuperar el crecimiento mediante la obra pública y estimulando el crédito. Después de las elecciones de 2017, vimos el anuncio del "reformismo permanente". De la agenda ahí definida se pudo concretar la reforma tributaria, el pacto fiscal con las provincias, que le permitió asegurar más fondos para la provincia de Buenos Aires y el cambio de la movilidad jubilatoria y de las AUH, lo que promete un ahorro de 100 mil millones de pesos. Eso y la reducción de subsidios son las claves del recorte fiscal. La aprobación del cambio en la movilidad jubilatoria fue una victoria pírrica, que dejó condiciones políticas que llevaron a una postergación o retraso del resto de la agenda. El capítulo de la reforma laboral, ahora busca negociarlo a cuenta gotas. Y eso a pesar de que las conducciones sindicales muestran una gran predisposición para satisfacer los reclamos del gobierno.
Balance provisional Hoy, a dos años y medio, es claro que todo el mandato de Macri estará absorbido por las medidas de "normalización". Incluso en los tarifazos, uno de los terrenos en el que el gobierno niega con más vehemencia que gradualista, el cronograma de aumentos es más pautado que el previsto inicialmente. El gobierno tampoco logra bajar sustancialmente la inflación, que va orientada a terminar el 2018 por arriba del 20 %. Y el déficit fiscal sigue clavado en 6 % del PBI.
A la luz de estos parámetros, hay un balance agridulce en sectores patronales, que expresan críticos amigables del gobierno, como es el caso de Melconian, Broda, o Rodríguez del CEMA. Lo cierto es que el déficit no se debe a un ritmo demasiado pausado de recorte fiscal, sino a los recortes impositivos y al déficit financiero. En 2017, el monto de pago de intereses de deuda fue tres veces el recorte aplicado en los subsidios. Si sumamos el déficit cuasi-fiscal y el endeudamiento del BCRA, el panorama es todavía mucho más dramático. Por el esquema de déficit fiscal y el déficit externo, el endeudamiento público y externo es un combustible central. La deuda regularizada, sin contar la deuda en litigio, ascendió de 100 mil millones de dólares en 320 mil millones de dólares. La pretensión de que, liberando el tipo de cambio y abriendo los flujos de capitales, poniendo fin a la administración del comercio exterior y encarando un recorte del gasto público y de los impuestos bastaría para lograr una "lluvia de inversiones", se ha visto desmentida en estos más de dos años de gobierno de Cambiemos . A pesar de todos los elogios que Macri dice cosechar en sus giras internacionales; a la hora de poner fondos para nuevos proyectos productivos. los mismos que lo felicitan le siguen corriendo el arco. Si ayer era cerrar con los hol- douts y recortar los subsidios, hoy es avanzar con la flexibilización laboral y acelerar el ritmo de baja del gasto público. La inversión extran jera no supera el nivel promedio registrado durante los gobiernos kirchneristas. Tomando la inversión de conjunto, esta apenas llegó en 2017 a representar el 20,5 % de producto bruto. El motivo principal por el cual no hubo un salto en inversiones responde, ante todo, al lugar marginal que ocupa Argentina en la economía mundial . Lo que los empresarios (locales y extranjeros) no invierten, se convierte en dólares que se van al exterior: remesas de utilidades de
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empresas multinacionales a sus casas matrices y fuga de capitales. El primer año de "sinceramiento", llevó a la economía a su mayor hundimiento desde la crisis internacional de 2008/09. A pesar de haberse recuperado el año pasado como resultado de las medidas de impulso a la actividad de cara a las elecciones del año pasado, la economía en 2017 seguía todavía por debajo de la de 2015. Este año, con menos aporte del campo por la sequía y el gobierno desacelerando en obras, los pronósticos se van ajustando permanentemente hacia la baja. La apuesta macrista pasa por la PPP para sostener el nivel de obras. Pero aún está en gateras.
Perspectivas Macri se ve favorecido por la dispersión del peronismo, y ayudado porque los gobernadores del Partido Justicialista, comparten su agenda de ajuste y necesitan negociar recursos. De cara a las elecciones de 2019, esto podrá ir cambiando; pero hasta ahora el gobierno goza de este aporte de gobernabilidad de la mayoría del peronismo, que sólo abandonó momentáneamente ese rol respecto de los tarifazos, presentando un proyecto en el Congreso para retrotraerlos a noviembre. Con este aporte, la pasividad de la burocracia sindical, y el blindaje mediático, el gobierno de Macri puede apostar a descomprimir el malhumor. Pero esto tiene como condición que el gobierno planche su agenda más estratégica. Cuando acelera se le abren frentes, incluso dentro de la alianza gubernamental.
debilidades a la hora de enfrentarlo en las calles como en el terreno político. La renovada intención de imponer la reforma laboral, aunque de jando a un lado varios aspectos conflictivos del primer borrador (pero sí incluye el fondo para indemnizaciones que busca abaratar el costo de despido para los empresarios), preanuncia una nueva prueba de fuerzas. Para la clase trabajadora, la alternativa a Macri no está en el regreso de un gobierno con rasgos de conciliación de clase, como fueron los de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Al no encarar ninguna ruptura con las condiciones de atraso y dependencia, estos impusieron la continuidad de la fragmentación y degradación de las condiciones de trabajo, y pusieron bajo techo a las aspiraciones de recuperación salarial (que en promedio en 2015, estaba igual que en 2001)5. Por eso, contra los planes de Cambiemos , pero también contra las distintas variantes del peronismo, el desafío para la izquierda clasista, es que en las batallas contra el ajuste de Macri, avance también la perspectiva de poner en pie un gran partido de la clase trabajadora, que constituye la gran mayoría de la sociedad. Un partido sin patrones ni burócratas y con un programa para que la crisis la paguen los capitalistas y gobiernen los trabajadores, que dé solución a los problemas del pueblo traba jador como el trabajo, la vivienda, la salud o la educación, y rompa la subordinación con el imperialismo. A esa construcción apostamos desde el Partido de Trabajadores Socialistas, en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
Tener clara esta definición es clave contra la propaganda de un macrismo imbatible, para ser conscientes de las reales fortalezas y 5.
Mercatante, La economía...,ob. cit., p. 119.
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M.A.f .I.A.
Camuaje electoral del ajuste de Cambiemos Federico Walberg* Un balance de los primeros años del gobierno de Cambiemos debería comenzar por una lectura del resultado electoral de 2017. Hace 2 años destacábamos que este gobierno, a diferencia del gobierno neoliberal de Menem en los 90’s, no asumía precedido de una profunda crisis económica. Eso le daba menos margen para llevar adelante fuertes reformas neoliberales, sin ver caer su apoyo social inicial. Esto podría explicar en parte lo que el propio gobierno llama "gradualismo", medidas que, en sus propios términos, podrían aplicarse más drásticamente.
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Federico Walberg. Miembro de Economistas de Base, militante de Marabunta.
En concreto, se hace referencia a sus metas de inflación y la reducción del déficit en las cuentas del Estado. Los tarifazos que vienen de la mano de recortes en los subsidios de servicios públicos no han sido suficientes según un ala de derechistas que cuestionan al gobierno por no aplicar lo que Naomi Klein denominó "La Doctrina del Shock". Su plan de ajuste moderado se pudo constatar en distintas variables económicas. Si bien en 2016 se aplicaron una serie de medidas que sumergieron a la economía en una recesión del 2,3%, en 2017 se buscó un sendero de reactivación. Esto implicó que entre el momento de asunción y las elecciones de 2017, el desempleo creciera a un 8,7% pero se mantuviera por debajo de niveles previos a 2007. Sin embargo,
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hubo un deterioro de la calidad del mismo, en términos de caída del salario real de un 4,2% en el sector privado y un 6,3% en el sector público entre diciembre de 2015 y diciembre de 2017, y de crecimiento del empleo informal de un 32,7% en 2015 a un 33,8% en 2017 (CIFRA, 2018). Los indicadores empeoran, pero no tanto en comparación con otros períodos de crisis. Por último, el gradualismo se expresó en que postergaran una serie de medidas para después de las elecciones de medio término. Nos referimos a la reforma previsional, a la reforma laboral, a continuar con los despidos en el sector público y a las privatizaciones de empresas del Estado y de la obra pública.
Créditos para todos En 2017, entre las PASO y las elecciones generales, el gobierno nacional -a través de la ANSES- otorgó más de 1,5 millón de pesos de créditos para beneficiarios de AUH y pensiones no contributivas. Se sumó a otros 800 mil pesos que el gobierno otorgó a jubilados a través del plan "Argenta". Un promedio de 10 mil pesos por persona. La tasa fue inferior a la que cobran los bancos más usureros, motivo por el cual mucha gente antes directamente no tomaba esos créditos. Pero el Estado, en vez de aumentar las asignaciones, les otorga créditos. Como el cobro se debita directamente, estas personas pasan a cobrar entre 20% y 30% menos de sus asignaciones por 2 años. Pero el efecto positivo en el momento de obtener el crédito es claro (Bercovich, 2017). El otro fuerte crediticio de Cambiemos está en los créditos hipotecarios UVA. A febrero de 2018, el Banco Central informó que se otorgaron créditos por 86.600 millones de pesos. Si 6.
Programa de Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar
suponemos un crédito promedio de 1,5 millones de pesos (no hay datos oficiales), estaríamos hablando de cerca de 58 mil tomadores. Si bien en cantidad está por debajo de los otorgados por el gobierno anterior en años como 2014 y 2015 a través del plan ProCreAr 6, por definición están llegando a familias que antes no habían accedido a una vivienda propia. Estos créditos son cuestionados por su ajuste por inflación, mientras que los salarios reales no acompañan. También han iniciado una burbuja inmobiliaria que llevó a los precios de las propiedades de la Ciudad de Buenos Aires a récords históricos, ya que no incentivan la construcción, sino la compra de propiedades ya construidas. Muchos están comprando a precios inflados. En paralelo, el Banco Nación, principal entidad otorgante, aumentó las tasas de interés de los créditos, para volverlo un verdadero negocio para los bancos. El paso siguiente es la "securitización" que los habilitaría a desprenderse de estas deudas para otorgar más créditos. En el futuro está el riesgo de repetir en menor escala experiencias como las gigantescas crisis de créditos hipotecarios de 2008 en Estados Unidos y Europa. El populismo crediticio del Siglo XXI puede explicar parte del éxito electoral de Cambiemos en 2017, a costa de dejar una sociedad más endeudada por responsabilidad del propio Estado.
Más allá de la economía El balance económico de este gobierno fue negativo, pero no tanto si lo comparamos con situaciones de crisis económicas de la historia del país. A esto tenemos que sumar un hecho económico que no se refleja en las estadísticas, pero sí en el reordenamiento de los apoyos políticos. Si queremos comparar la performance electoral de Cambiemos en 2015 y en 2017, no podemos obviar el hecho de que ahora
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controlan las arcas del Estado Nacional y de la Provincia de Buenos Aires. Las renegociaciones vinculadas al reparto de estos recursos inciden en lograr una acumulación mayor de apoyos políticos a su favor, con las mediaciones del caso. Eso, sumado a políticas de créditos masivos, nos podría indicar que el resultado en términos de la percepción inmediata para los sectores populares no sería tan claro. En este marco, la explicación del crecimiento electoral de Cam- biemos , habría que buscarla en otro tipo de medidas y políticas. En primer lugar, tenemos que mencionar el alineamiento de los principales medios de comunicación con el gobierno. En segundo lugar, el alineamiento de los jueces. Esto le ha permitido administrar a su favor los escándalos de corrupción, tráfico de influencias, incompatibilidad de intereses y evasión de impuestos. Por un lado, difundiendo el encarcelamiento de funcionarios del gobierno anterior, como Carlos Zannini, Amado Boudou y Julio De Vido. Pero en lo que se refiere a los propios, los medios y la justicia opera con una actitud mucho más benevolente. En ese sentido, el discurso anti-corrupción puede haberles jugado a favor.
Un gobierno off-shore ¿Qué escándalos se mantienen acallados? Ni bien asumió Macri, apareció su nombre en la lista de los "Panama Papers". Macri fue director en la sociedad Fleg Trading Ltd , registrada en las islas Bahamas desde 1998 y con funcionamiento hasta 2009. Apareció luego una segunda empresa vinculada al presidente Macri, Ka- gemusha SA, integrada en mayo de 1981 y que todavía está activa, según el Registro Público de Panamá. La filtración de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca, dio cuenta del ocultamiento
de propiedades de empresas, activos, ganancias, con fines que podrían ser de evasión tributaria mediante la fundación de compañías inscritas en un paraíso fiscal. La Cámara Federal cerró definitivamente la causa "Panama Papers" contra el presidente Mauricio Macri por el delito de lavado de dinero. Sin embargo, el expediente seguirá abierto para investigarse otros delitos. La confesión sobre los sobornos que la constructora brasileña Odebrecht otorgó a distintos gobiernos de América Latina para acceder a obras públicas, salpicó a políticos de todo el continente, llegando incluso a generar la renuncia del presidente de Perú. En Argentina, Odebrecht se asoció a IECSA, la constructora del grupo Macri, que luego pasó supuestamente a manos de Calcaterra Macri. Están sospechados de dar coimas para acceder al contrato por el soterramiento del tren Sarmiento. Este gobierno impulsa un desvergonzado proyecto de ley, para que tanto Odebrecht, como su primo hermano Angelo Calcaterra Macri y IECSA, puedan zafar limpiamente. Sobre el presidente Mauricio Macri y su ministro de Comunicación, Oscar Aguad, pesa la acusación que había realizado en su contra, en el expediente que investiga el acuerdo que había firmado el Poder Ejecutivo con la empresa Correo Argentino S.A., propiedad de la familia del jefe de Estado. La familia del presidente, continúa sin pagar la deuda del Correo que acumula más de 4000 millones de pesos. Por su parte, el ministro de finanzas, Luis Caputo, administró una offshore que compró bonos de deuda que emitió el gobierno nacional a cien años. Se trata de "Noctua Partners", subsidiario de una compañía offshore fundada en 2009 por Caputo. Axis es otro fondo de inversión creado por él. El ministro de hacienda, Nicolas Dujovne habría blanqueado los 20 millones de pesos a través
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de una empresa llamada "Florentine Global". El monto blanqueado por el ahora ministro podría haber provenido de la evasión fiscal. Vale recordar que el delito de evasión impositiva prevé una pena de entre dos y cinco años de prisión. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, ex presidente de Shell Argentina, autorizó la compra de gas a Shell desde Chile cuando el Estado venía adquiriendo gas desde Bolivia a un menor precio. También denuncian que una offshore vinculada a Shell se quedó con la venta de siete de ocho barcos de gasoil que el Estado Nacional adquirió. Según la declaración jurada del ministro, el 84% de su patrimonio -unos 88 millones de pesos- está depositado en un banco extranjero; ésto le vale ser el ministro que más dinero posee en el exterior. Estos vínculos de los actuales funcionarios con negocios del exterior, se completan con el crecimiento exponencial de la deuda externa argentina a niveles históricos, con el objetivo de cubrir el abultado déficit del comercio exterior y garantizar la fuga de capitales. Nada de todo esto parece afectar la continuidad de los ministros del gobierno de Cambie- mos , ni parece tener grandes repercusiones mediáticas ni judiciales.
Después de las elecciones de 2017 El gobierno, fortalecido por el resultado electoral, retomó la agenda de reformas y ajuste que había postergado. La reforma previsional la llevó adelante a fin de 2017, a pesar de enfrentarse a una de las mayores resistencias populares desde el inicio de su mandato. Más allá de las implicancias generales, es interesante señalar que la mayoría de los jubilados son mujeres. El 86 % de las personas que accedieron a la última moratoria previsional fueron
mujeres. Amas de casa, empleadas domésticas, trabajadoras en su mayoría precarizadas que no superaban los 8 a 10 años de aportes. Ahora sólo podrían tener acceso a una pensión que es del 80% de la jubilación mínima. Aumento de la edad a partir de la cual se percibe el beneficio (de 60 a 65 años) de Pensión Universal del Adulto Mayor. (Laterra et al, 2018). En segundo lugar , el gobierno intenta avanzar con el proyecto de reforma laboral. Quedó postergado por falta de acuerdos con legisladores y burocracias sindicales, y quizás en parte por la resistencia que mostraron los sectores más movilizados frente a la reforma previsional. La realidad es que mientras se negocian los detalles y modalidades de avance, estamos en medio de una nueva ofensiva contra el salario real. Cambiemos logró imponer que se firmen aumentos del 15%, mientras que la inflación proyectada por distintas consultoras ronda el 25%. ¿Cómo contrarrestar un año signado por un nuevo ajuste a los trabajadores? Este gobierno necesita, por lo menos, recrear un escenario de crecimiento económico para 2019 si pretende ser reelecto. Para eso, su apuesta fuerte está en la activación de proyectos enmarcados en la Participación Público Privada (PPP). La obra pública viene cayendo desde las últimas elecciones. Como quieren avanzar con el ajuste fiscal, pero con la obra pública motorizando el crecimiento económico, apuestan a que la plata la pongan los privados. Esto no es otra cosa que la privatización de la obra pública. Las PPP son promovidas por el Banco Mundial, el G20, multinacionales europeas y contratistas locales. El Congreso Nacional habilitó esta modalidad en 2016. Pero aún no han conseguido grandes inversiones. Para lograrlo, el gobierno nacional resolvió recientemente condonar impuestos, ganancias y el IVA. Ya subieron un 50% los peajes de las rutas que se van
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a licitar, y les dieron permiso para litigar en tribunales extranjeros. Esta modalidad es fuertemente cuestionada en otros países, donde están comprobados los sobrecostos de este tipo de proyectos. Nuevamente, se comprometen recursos a futuro para sostener la economía del presente. La chance de conseguir una reelección dependerá entre otras cosas de cuanto se deteriore la calidad de los empleos y de la capacidad que tenga este gobierno de estirar la bicicleta financiera y la obra pública mediante las PPP hasta 2019.
Balance ambiental y en política de género Uno de los ministros con peor imagen es el de Ambiente, el Rabino Bergman. Quizás porque se refirió a incendios masivos en la provincia de La Pampa como una "profecía apocalíptica", y que la mejor forma de combatirlo era "rezando". O quizás porque fue fotografiado en el aeropuerto ingresando una TV último modelo desde Chile. O porque en una campaña de concientización ambiental creyó conveniente disfrazarse de planta. Lo cierto es que en su gestión ejecutó apenas el 51% del presupuesto destinado al Sistema Nacional de Manejo del Fuego. Bergman se mostró como un alumno obediente de la política de recorte presupuestario, pero fue incapaz de prever las consecuencias. La sequía que afectó la cosecha agropecuaria de la campaña 2017/8, alimentó las posibilidades de incendios que volvieron a darse. La sequía tendrá un fuerte impacto en el déficit comercial de 2018. Las consecuencias finales están aún por verse. Estas sequías que afectan tanto a la economía argentina, no son responsabilidad de malas políticas del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Están vinculadas al calentamiento global por la emisión
de Gases de Efecto Invernadero, con Estados Unidos a la cabeza de los responsables. Trump le dio la espalda al Acuerdo de París, donde gran parte de países del planeta se comprometió a adoptar medidas para reducir esas emisiones. El gobierno de Macri, lejos de cuestionar la política ambiental de Trump, busca estrechar vínculos políticos y comerciales. Mientras tanto, continúan las políticas de apoyo al agronegocio argentino que utiliza la mayor cantidad de glifosato por habitante del mundo, a la megaminería que vierte millones de litros de cianuro en ríos andinos, y al desarrollo del Fracking en Vaca Muerta. En materia de género, el gobierno busca maquillar su reforma laboral regresiva con un incremento de las licencias por paternidad, pero en realidad no equilibra las licencias, por lo que la discriminación a la hora de acceder a un trabajo seguirá teniendo lugar. También impulsó una ley de equidad salarial, que al no establecer mecanismos de aplicación, no aporta nada a la legislación ya existente. Finalmente, presionado por el inmenso movimiento a favor de la legalización del aborto, resolvió incluirlo en el debate parlamentario en un débil intento por sumar a su favor alguna medida progresista (aún está por verse su resultado final).
Perspectivas de la izquierda En este contexto, la izquierda tiene el desafío de colocarse al frente de las luchas contra las reformas neoliberales de Cambiemos , tiene el desafío de pelear contra los acuerdos salariales a la baja que convalidan las burocracias sindicales, y el desafío de crecer en organización por abajo. Electoralmente, el triunfo de Cambiemos generó una tercera oleada de organizaciones que apostaron a alianzas con el kirchnerismo u otras expresiones de centroiz-
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quierda minoritarias. En ese sentido, el FIT tuvo el mérito de mantener una posición anticapitalista clara. Pero aún tiene como cuenta pendiente constituirse en un polo de organización más amplio. El frente IFS también mantuvo esta orientación, a pesar de que grupos como el MST tengan una larga trayectoria de alianzas con la centroizquierda. Aún existen grupos de la izquierda no tradicional, algunos de ellos nucleados en Poder Popular, que han participado de las elecciones y las listas del FIT, sin un lugar de miembros plenos. Sigue existiendo una distancia importante entre los apoyos electorales del FIT y la posibilidad de organización de un activismo que no se identifica con los partidos más tradicionales que lo componen. Es un desafío que sigue pendiente y que es importante retomar de manera fraternal entre las organizaciones que nos proponemos construir una sociedad socialista.
Referencias: Bercovich, Alejandro. La victoria del chori financiero . Revista Crisis, 25 de octubre de 2017, Buenos Aires. CIFRA. Informe de Coyuntura N.�26 . Febrero 2018, Buenos Aires. Laterra, Patricia; Partenio, Florencia; Rodíguez Enríquez, Corina y Ape, Nuria. Las políticas de "austeridad" en la argentina y su impacto diferenciado en las mujeres, travestis y personas trans . Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), 5 de abril de 2018, Buenos Aires.
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M.A.f .I.A.
Ofensiva, crisis y el desafío de construir una alternativa de las y los trabajadores Valeria Ianni* En esta ponencia planteamos tres ejes para aportar al debate propuesto. A más de dos años de su asunción, consideramos que el proyecto que encarna la Alianza Cambiemos es algo mucho más profundo (y peligroso) que un "gobierno ajustador". Este es el primer eje que presentamos en esta ponencia. El segundo, señala la debilidad estructural del capitalismo dependiente en la etapa de mundialización neoliberal, potenciada por una política basada en el endeudamiento que pone al sector financiero como principal ganador. La corrida cambiaria (posterior a la realización del Taller) corrobora ese diagnóstico. Finalmente, avanzamos en señalar las orientaciones políticas y *
Valeria Ianni. Docente UBA - Venceremos.
algunos desafíos que entendemos involucran al conjunto de organizaciones y fuerzas que nos proponemos contribuir a una alternativa anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal.
1. La búsqueda del bloque de poder de imponer una transformación orgánica de la relación entre capital y trabajo La experiencia de gobierno Cambiemos / PRO constituye una apuesta estratégica. Sin menospreciar el impacto que el deterioro acelerado de las mayorías populares provocada por los despidos, salarios a la baja, tarifazos, inflación, etc., entendemos que no es sólo el ajuste lo que está en juego. Enfrentamos el intento de imponer una transformación orgánica de la
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relación entre capital y trabajo. En este punto, para evitar malos entendidos, es necesario señalar que esta apuesta del bloque de poder, que se desarrolla con un alto grado de iniciativa y beligerancia, no obedece a que con anterioridad (es decir, bajo los gobiernos kirchneristas) sus intereses históricos y ni siquiera inmediatos hayan sido puestos en cuestión. Creemos que, como en tantos otros momentos de la historia, el kirchnerismo significó una respuesta (inteligente) a la crisis económica pero sobre todo política, que se abrió en el 2001. Sobre la base de un contexto de condiciones mundiales favorables para las exportaciones, la experiencia del kirchnerismo (que se encargó en cada ocasión que tuvo de reivindicarse como una alternativa de capitalismo serio y de haber sabido "exorcizar" el fantasma del caos del 2001), modificó tendencias económicas (baja de la desocupación, pago de la deuda, restablecimiento de la negociaciones colectivas de trabajo, planes de asistencia social, etc.), políticas e ideológicas. No había margen para que la mayoría de la población recuperara la confianza en la institucionalidad burguesa sin una redefinición de las formas de dominación. En un contexto mundial diferente, en una situación social y política distinta a la de 2001- 2003/4, un bloque de poder que no había estado al margen del kirchnerismo y que, en algunos casos, "se la habían llevado en pala", realiza esta apuesta de emprender una transformación estructural. Dicho esto, es claro que el tan mentado "cambio", marca un quiebre indiscutible en términos políticos generales. Los elementos principales que nos permiten fundamentar que se está intentando una reestructuración del capitalismo en Argentina, son los siguientes:
1.1. Redefinición de la relación entre espacionacional y mercado mundial Todavía sin grandes éxitos, es clara la orientación de "reinsertarse en el mundo". Esto se verifica en los acuerdos que se promueven (muchos de los cuales, como el de Mercosur – UE, no han prosperado a pesar de la solícita disposición de negociar al mejor estilo del tratado Roca – Runciman), en las "señales" hacia los grandes centros del poder mundial, y en las medidas bien concretas de baja de aranceles, de retenciones, de fomento y facilitación de importaciones, de eliminación del control de divisas, etc. 1.2. Redefinición de la relación con el imperialismo en general y con el imperialismo yanqui en particular Vinculado a lo anterior, se busca retomar el rol de "alfil" de los Estados Unidos y los grandes centros del poder. En términos de política internacional, es claro el rol que Macri pretende jugar contra Venezuela y contra cualquier proyecto discordante con los intereses del imperialismo, apoyando a Temer en Brasil, justificando los bombardeos en Siria, etc. 1.3. Redefinición del peso relativo de distintos sectores del empresariado en el bloque de poder El peso del sector financiero, de las grandes empresas de servicios, de las empresas de explotación minera y petrolera y de la agroindustria, no constituye una novedad. Sin embargo, sí lo es en la medida en que este sector, que tiene un asiento estable en el poder real en Argentina, implica un claro desplazamiento relativo de otros sectores empresarios (sobre todo industriales vinculados al mercado interno) que tuvieron una mayor incidencia durante los gobiernos kirchneristas, que se expresa
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Ofensiva, crisis y el desafío de construir una alternativa de las y los trabajadores en la orientación de la política económica. No obstante las diferencias por cuestiones como apertura, tarifas, tipo de cambio, hay puntos fuertes de unidad del conjunto de los propietarios en torno a la reducción del costo laboral y al ataque que esto trae aparejado en términos de condiciones de organización para los y las trabajadoras.
dan lugar a veces a recontrataciones en condiciones de mayor precariedad, a la vez que dan cuenta de redefinición en términos de áreas. Por ejemplo, la desestructuración de Ciencia y Técnica, INTI, Conicet, Senasa, Hospital Posadas, por citar sólo algunos casos.
1.4. Redefinición de la relación entre mercado y Estado
La triple reforma (fiscal, previsional y laboral) en la que viene avanzando el gobierno, tiene una cuarta pata que no deberíamos desatender: la reforma educativa. La redefinición a gran escala y en profundidad del conjunto del sistema educativo planteada en el Plan Maestro, así como del sistema de Ciencia y Técnica, el cierre de universidades y terciarios, demuestran una decisión de coartar el desarrollo del pensamiento crítico, ejerciendo un mayor control ideológico del conjunto del sistema. Con una perspectiva abiertamente tecnocrática supuestamente "apolítica" y "desideologizada", se busca estandarizar de los procesos educativos para ponerlos acordes a un perfil "flexible", "incierto" y "sumiso" de la clase asalariada. No constituye una elaboración original, sino que muestra una vuelta más de la colonización cultural y expresa una voluntad de transformar núcleos de buen sentido que hacen parte de un sentido común extendido entre nuestro pueblo.
Hablar de redefinición no supone que necesariamente si "avanza" el mercado, el Estado "retrocede". Hay una activa política estatal para profundizar el carácter subsidiario del Estado en relación a los derechos elementales de las mayorías, el sostenimiento de elevadísimas tasas de interés, la garantía de pagar las deudas, la inversión pública en grandes proyectos de infraestructura vinculados a la orientación agro – minera exportadora, e incluso los avances para llegar a la privatización total o parcial del ANSES y de otras empresas u organismos públicos que deben ser leídos en la clave de una fuerte acción del Estado. 1.5. Redefinición en las relaciones con el con junto de la clase trabajadora, promoviendo cambios en su composición Dentro de un proceso general de deterioro de las condiciones de trabajo y de vida de las y los trabajadores, los despidos juegan un rol disciplinador de primer orden. La expansión de la precariedad y de la tercerización laboral se acelera. Las capas más postergadas que tenían una vinculación por demás precaria con el mercado de trabajo, son arrojadas a niveles de pobreza en los que la alimentación no está garantizada. Se extreman las condiciones de super explotación de las capas más pauperizadas del proletariado. Los despidos estatales
1.6. Una apuesta estratégica a una redefinición subjetiva
En este marco, se inserta la política de "negacionismo" en términos de derechos humanos, combinada con una reivindicación abierta y férrea del accionar de las fuerzas represivas como nunca se había visto desde 1983 a la fecha. Y no está de más señalar que ese “negacionismo” de las prácticas genocidas de nuestras clases dominantes, no se restringe a lo ocurrido durante la última dictadura cívico – militar ni a la represión actual; sino que sigue hacia atrás reivindicando la Conquista de la
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patagonia (a la que dan continuidad persiguiendo al pueblo mapuche hoy: la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado, el fusilamiento de Rafael Nahuel, la extradición de Facundo Jones Huala), y la Conquista española misma ("la angustia que deben haber sentido al proclamar la independencia" en el bicentenario de la Independencia). Si tomamos una mirada más abarcadora del proceso, podemos reconocer que la necesidad y la iniciativa de la gran burguesía en redefinir a favor del capital las condiciones económicas, políticas e ideológicas, son más una constante que una excepción. Desde esa óptica, el sentido de las transformaciones en curso podrían leerse como una nueva fase de un programa estratégico que consiguió una importante consolidación en 1976-83, en los noventa, y que hoy va por una nueva profundización (¿podría extenderse al 55, al 58, al 66?). Por supuesto, en cada uno de estos momentos bajo condiciones mundiales, regionales y nacionales cualitativamente distintas. Pero resulta difícil no ver el hilo conductor.
2. La debilidad estructural y el horizonte de crisis Los doce años de kirchnerismo no se propusieron la transformación de la matriz de especialización agro – minero exportadora de nuestro país. Cuando buscaron avanzar sobre la apropiación de renta de las exportaciones de soja, ante la beligerancia de los propietarios agrarios (acompañada de una construcción de sentido y acumulación política que tiene mucho que ver con el ascenso de Cambiemos ), terminaron retrocediendo. La llegada al gobierno de los CEOs no hizo más que potenciar, acelerar y profundizar las debilidades del capitalismo local en un esquema harto conocido. Salida del control cambiario, unificación de los tipos de cambio, devaluación, liberación de aranceles,
liberación de tarifas y precios, reducción de impuestos y retenciones a los grandes propietarios, suba de las tasas de interés por encima de la inflación, negociación con los fondos buitres, y lanzamiento de un ciclo de endeudamiento externo que ha puesto a Argentina al top del ranking del crecimiento de países que más deuda han tomado en el último bienio, no podía dar lugar a otra cosa que a la aceleración de la inflación, al aumento de la desocupación, subocupación y precarización laboral, en una marcada caída del salario real. La lluvia de inversiones resultó ser tan mítica como la solución inmediata y fácil de la inflación, o la cínica consigna de "pobreza cero" en boca de los representantes directos grandes empresarios, terratenientes, banqueros. El nivel de IED es bajo y lo significativo son las inversiones de cartera, léase, la "bicicleta financiera". El déficit comercial trepa a cifras récord. La reducción del déficit fiscal primario se esfuma por el peso creciente del pago por endeudamiento. La fuga de capitales alcanza niveles récord. En resumen, un modelo de país dependiente del endeudamiento externo, que profundiza su matriz extractivista y primario-exportadora a pesar de una incertidumbre relevante para colocar su producción, en un contexto de mundialización de competencia intensa, muestra niveles de debilidad graves. La reciente corrida que ha sido amortiguada momentánea y frágilmente, llevando la tasa de las LEBAC a la astronómica cifra del 40%, es un índice palmario de los severos límites del proyecto económico de Cambiemos . Pero supongamos por un momento que "los planetas se alinean" a favor del gobierno y que se consigue expandir las exportaciones, que el sector privado empieza a dedicar una parte de las divisas que fuga a la inversión privada hasta ahora traccionada por la inversión en obra pública (que acaba de ser recortada para hacer frente a las medidas adoptadas para frenar
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Ofensiva, crisis y el desafío de construir una alternativa de las y los trabajadores el alza del dólar), y que el ciclo de endeudamiento logra mantenerse. En fin, pensemos el mejor de los escenarios para el gobierno. No sería otra cosa que el éxito de un país en que para el capital sobra más de la mitad de la población (ya lo había dicho Martínez de Hoz). Basta mirar a Chile, Perú, Colombia, Centroamérica e incluso lo que está imponiendo el gobierno de Temer en Brasil para comprender cuál es el tipo de "normalidad" a la que aspira el bloque de poder.
3. El desafío de construir una superación: vocación unitaria, perspectiva de masas y anticapitalismo terco El principal escollo que tiene ese proyecto de los poderosos es la tradición de organización de la clase trabajadora; y el pueblo es el elemento cualitativo distintivo de nuestro país en clave regional. Nos referimos a la sindicalización de trabajadores/as ocupados/as. pero también a los llamativos grados de organización de desocupados/as y precarizados/as. Así como un potente movimiento de mujeres y disidencias, de masas (no de pequeño grupo) que reivindica el derecho a huelga, la solidaridad internacionalista y que convirtió el 8 de marzo en una movilización de medio millón de personas. A eso hay que sumarle una larga historia de política de calles, de lucha de calles. Y no es casual que hayan sido las jornadas de diciembre las que abrieron un cambio en un escenario político hasta entonces ahogado por el triunfo electoral de Cambiemos . Pero hay que marcar también dentro de ese balance las enormes movilizaciones contra el 2 x 1 y por la aparición de Santiago Maldonado. La posibilidad de construir países "normales" con grados de miseria y de exclusión de derechos masivos, requiere de un grado de represión muy alto. El arraigo de masas de la lucha por los dere-
chos humanos en nuestro país contribuye a la capacidad de respuesta frente a la ofensiva neoliberal. Pero reconocer que es la capacidad de organización y de lucha la que viene poniendo freno al despliegue de esa ofensiva estratégica que representa el gobierno off shore , no significa confundir la capacidad de resistir con la capacidad de superar. Para hacerlo, es necesario discutir no sólo el ajuste, sino también, el tipo de país que queremos. Esa construcción programática es una vacancia que reconocemos como una gran debilidad a la hora de darle materialidad al socialismo y a una alternativa de revolucionaria. Y para nosotros/as el desafío de la construcción programática incluye el tremendo desafío de la construcción organizativa, de la fuerza capaz de poner en pie ese programa . Cómo acumular fuerza que partiendo de coordinaciones, presencia masiva en las calles, pero integrándolas en un todo mayor. Para ello, hay que redoblar la vocación unitaria, aceptando niveles de unidad que reconozcan la diversidad política, orgánica e ideológica, pero siempre dando prioridad a la lucha contra el enemigo y el interés del conjunto de la clase. Hay que potenciar, multiplicar y hacer crecer una perspectiva de masas; sin masas no hay transformación posible. Hay que aprender a ver y potenciar las distintas posibilidades que tienen las luchas para un horizonte de emancipación. Sólo la clase trabajadora puede encabezar ese camino, pero eso no significa subestimar ejes que también hacen a los intereses de nuestra clase y que exceden lo sindical. Asumir que nuestra clase contiene una historia, géneros diversos (la mayoría de las mujeres somos trabajadoras…y una parte muy importante de la clase trabajadora está conformada por mujeres y disidencias), situaciones laborales muy disímiles, tendencias políticas e ideológicas divergentes (y hasta antagónicas), es necesario para desplegar el arte de hacer una
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propuesta organizativa y programática para poner en pie un proyecto alternativo, anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal, en la Argentina actual.
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Frank McKenna
Cambiemos : entre la reforma y la
crisis en el capitalismo dependiente Mariano Féliz* 7 El capitalismo en Argentina atraviesa una nueva fase de la crisis transicional iniciada hace más de un lustro. A través de ella comienza un nuevo espiral en el ciclo de la dependencia, parafraseando a Marini . Durante el ciclo kirchnerista, se impuso una *
Mariano Féliz. Profesor UNLP. Investigador CONICET. Integrante del Grupo de Trabajo sobre Teoría Marxista de la Dependencia (GT-TMD) de la Sociedad de Economía Crítica (SEC) de Argentina y Uruguay. Integrante de la Colectiva Universitaria por una Universidad Nuestramericana (COMUNA) en el FPDS-CN.
7.
Texto concluido el 26 de Abril de 2018. Agradezco la posibilidad de haber podido discutir los principales argumentos en el taller organizado por el EDI y la Fundación Rosa Luxemburgo el día 21 de Abril.
nueva configuración del patrón de acumulación de capital en nuestro territorio. Ese nuevo patrón, consiguió estabilizar las bases creadas a través de la era neoliberal. Además, pudo reintegrar productivamente para el capital la mayor parte de la inestabilidad sistémica impuesta por el ciclo de luchas populares que condujo a la crisis orgánica de finales del siglo XX. La crisis transicional de la estrategia de consolidación del neodesarrollo abrió paso a un intento de radicalización e intensificación de las bases de acumulación, con Cambiemos como su brazo ejecutor. La persistencia de la crisis del capitalismo global, configura un plano general que condiciona severamente ese intento. Datos del INDEC indican que en los últimos dos años
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(2016-2017), los precios internacionales de las materias primas de exportación se han mantenido sostenidamente por debajo (-17,5%) del promedio vigente en el lustro anterior (20112015); las exportaciones totales están un 3,7% por debajo, cayendo en todos los rubros: -9% las exportaciones primarias (promedio 20112015 versus promedio (2016-2017), -13% las manufacturas de origen agropecuario (MOA),
-28% las de origen industrial (MOI) y -58% las exportaciones de combustibles y energía. El neoextractivismo en nuestro capitalismo dependiente vernáculo enfrenta sus límites. Las exportaciones pierden peso en la demanda agregada y no pueden operar como factor de expansión, mientras el déficit externo creciente se configura en mecanismo que acentúa las presiones del intercambio desigual (Cuadro 1).
Cuadro 1. Componentes de la demanda agregada. Participación. 2004 - 2010
2011 - 2015
2016 - 2017
Consumo privado
55,1%
57,3%
57,1%
Consumo público
9,3%
9,8%
10,7%
Exportaciones
19,7%
16,6%
15,5%
Importaciones
16,6%
20,4%
21,8%
FBCF
15,3%
16,10%
15,4%
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del INDEC. Participación en la demanda agregada.
Luego de años de acumulación de capital sobre la base de profundización de la superexplotación de la fuerza de trabajo, el gran capital en Argentina enfrenta la imposibilidad de recuperar su tasa de explotación. Entre las
grandes empresas, se estancó y la tasa de ganancia, consecuentemente, no logra repuntar (Figura 1). A diferencia de la crisis de 19982001, en la presente crisis transicional, la tasa de explotación del trabajo tiende a descender.
Figura 1. Tasa de ganancia y tasa de explotación. Gran capital.
Fuente: Estimación propia en base a ENGE. Tasa de ganancia (sobre capital circulante): utilidad bruta / (valor bruto de producción - utilidad bruta). Tasa de explotación: (valor agregado bruto masa salarial total) / masa salarial total. Masa salarial total: salarios, contribuciones patronales, e indemnizaciones por despidos. Último dato: 2016.
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Cambiemos : entre la reforma y la
En especial, en el marco de un proceso de acumulación sostenido en un lento ritmo de inversión en capital constante (crisis transicional), y por tanto, débil crecimiento de la composición orgánica del capital. La masa de plusvalor (aproximado a través de la diferencia entre el PBI y el consumo total) tiende a caer en términos reales desde 2008, mientras que en relación a la demanda agregada cae muy levemen-
crisis en el capitalismo dependiente
te desde 2011, dando cuenta del impacto de la política anticíclica y su creciente incapacidad de compensar (Figura 2). Un incipiente pero marcado cambio en la tendencia entre 2016 y 2017 hablan de los primeros efectos positivos de la nueva política macroeconómica -de intensificación del ajuste- sobre la rentabilidad potencial del capital.
Figura 2. Masa de plusvalía y demanda agregada sin consumo. En términos reales.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC. Línea gris: PBI - Consumo (média móvil 4 trimestres). Línea negra Demanda Agregada - Consumo (media móvil 4 trimestres). Último dato: 4to trimestre 2017.
De cualquier modo, la lentitud de la respuesta en la acumulación de capital expresa que el proyecto de Cambiemos está entrampado en la incapacidad de generar la confianza suficiente entre los sectores dominantes, como para relanzarla sostenidamente, cabe recor-
dar que -como sostenía Kalecki- las ganancias del conjunto del capital, son equivalente a las decisiones de gasto (consumo suntuario, inversión en capital constante, exportaciones netas) de la clase capitalista. y son esa decisión de gastar, no hay condiciones materiales que
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impulsen la acumulación. Esa incapacidad opera en el plano de las expectativas y de las prácticas. Por un lado, la resistencia popular a los intentos de ajuste ha sido significativa. La conflictividad social se mantiene en ascenso, y comienzan a configurarse nuevas articulaciones por debajo (y por arriba). Las mismas alimentan un clima social de alta inestabilidad socio-política. Por otro lado,
aún si los salarios reales acentuaron el deterioro del último lustro (los salarios reales para los trabajadores formales se mantienen en torno a la media de 2015), poco ha logrado avanzar el capital en imponer nuevas condiciones para su valorización: el costo laboral unitario real no cae sostenidamente, reduciéndose sólo levemente en 2015 y 2016 (Figura 3).
Figura 3. Costo unitario laboral real, salario real y participación del salario en el valor de producción.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Encuesta a Grandes Empresas del INDEC. Línea gris gruesa (eje izquierdo): Masa salarial sobre valor bruto de producción. Línea gris fina (eje derecho): Salario real. Último dato: 2016.
Las reformas impuestas han sido parciales o -en cualquier caso- con efectos potenciales no inmediatos (p.ej., reforma previsional y tributa-
ria; ajuste de tarifas). Por otra parte, los avances de Cambiemos a través de leyes y decretos, se han producido al costo de una tendencial
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deslegitimación del propio gobierno. Esa tendencia es incipiente y sólo la lucha social podrá operar para consolidarla. Por ahora, el gobierno ha logrado sólo avanzar -de manera limitada- en políticas de redistribución de ingresos en el plano de la circulación (política de precios, impuestos y subsidios) y no en el espacio de su producción y apropiación. La reducción de retenciones a las exportacio-
crisis en el capitalismo dependiente
nes y de subsidios en los precios de servicios públicos, y aumentos de tarifas, y la liberación (y aumento) del precio de combustibles son los principales ejemplos. El impacto sobre el consumo total es -aún- muy limitado, al igual que el efecto sobre el volumen de acumulación de capital, según puede observarse en la inversión (formación bruta de capital fijo) (Figura 4).
Figura 4. Consumo privado y formación bruta de capital fijo. En términos reales.
Fuente: INDEC. Consumo Privado (línea gris gruesa: media móvil 4 trimestres). Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) (línea negra fina: media móvil 4 trimestres). Pesos constantes de 2004. Útilmo dato: Cuarto trimestre 2017.
Por supuesto, el impacto de estas políticas de redistribución regresiva sobre los ingresos populares son muy significativos: dados los incrementos de gas natural y electricidad, su suma pasó de representar del 1,4% al 7,4% del salario promedio de los trabajadores regis-
trados del sector privado y del 2,7% al 14,5% de los ingresos laborales del conjunto de los ocupados. Aun así, la carrera de salarios e inflación ha tendido a consolidar una dinámica de estancamiento, no caída sostenida, en los niveles salariales (Figura 5).
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Figura 5. Inflación y salarios. Tasas de variación anual.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del INDEC y Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS). Último dato: 3er trimestre 2017. Salario nominal: Remuneración (normal y permanente) promedio de los trabajadores registrados del sector privado (MTESS). IPI Consumo Privado: Índice de Precios Implícitos Consumo Privado (INDEC).
La composición política del pueblo trabajador en el espacio de la producción directa de valor, continúa articulada en torno a formas organizativas con eje en los delegados y las delegadas de base (con amplia protección legal) y la forma-sindicato, en especial en los núcleos de producción de plusvalía (grandes empresas). En esos espacios, las fracciones más importantes del pueblo trabajador, aún resisten los embates del gobierno del capital; ello aun si en esos ámbitos, la conflictividad abierta se ha reducido. Los salarios reales oscilan entre caída y crecimiento en los últimos cuatro años; según datos del INDEC, la participación de
los salarios en el ingreso ha caído 2,3 puntos porcentuales entre el primer trimestre de 2016 y el cuarto trimestre de 2017, donde alcanzó el 51,2% del VAB a precios básicos. En el ámbito de la reproducción social, las demandas de reapropiación del tiempo y el ingreso por parte del pueblo organizado en el territorio (y liderado por las mujeres), obligan al gobierno a mantener (aun con cambios), el amplio esquema de transferencias condicionadas de ingreso: las prestaciones a la Seguridad Social aumentaron del 39,8% al 42,3% del gasto corriente del Sector Público No Financiero (SPNF) entre 2015 y 2017. El consumo público
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aumentó un 11,5% en términos reales entre el promedio de 2011-2015 y la media de 20162017; mientras tanto, comienza a reducirse
crisis en el capitalismo dependiente
lentamente en términos absolutos (reales) como en relación a la demanda agregada (Figura 6).
Figura 6. Consumo público. Valores reales y participación la demanda agregada.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del INDEC. Consumo público a precios de 2004 (línea gris fina). Consumo público / Demanda Agregada (línea negra gruesa): porcentaje. Último dato: 4to trimestre 2017.
Cierto es que, a su vez, la presión del estancamiento salarial, la tendencia inflacionaria y la progresiva reestructuración de los servicios públicos, condicionan las tareas de reproducción y cuidados poniendo más presión sobre las mismas; quienes las realizan (mayormente mujeres) se ven forzadas a sustituir ingresos reales decrecientes y servicios deteriorados, por trabajo reproductivo más intenso y una mayor tendencia al empleo remunerado precarizado: los varones tienden a perder su empleo (cae su tasa de empleo) en mayor medida que las mujeres, siendo ellas quienes deben cargar -con mayor intensidad- con el sostenimiento
económico de sus hogares; el aumento relativo del empleo por cuenta propia o monotributista (en particular, el monotributo "social") en el último año, expresa también esta tendencia. Simultáneamente, aun en esas circunstancias, en general los varones no reemplazan a sus compañeras en el trabajo de reproducción y cuidado. La resistencia social acumulada y en acto ha logrado frenar un avance unilateral en el ajuste en el sector público: el gasto primario (es decir, sin considerar el gasto en pago de los intereses de la deuda pública) del sector público nacional no financiero ha caído sólo levemente de
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24,4% a 23,2% del PBI entre 2015 y 2017. La estrategia del gobierno ha sido en ese marco impulsar un avance capilar que vaya transformando cualitativamente la forma del Estado y promueva la desarticulación progresiva de la base de la resistencia. En tal sentido, Cambiemos busca consolidar una nueva subjetividad precarizada ("emprendedora"), que expresa mejor las condiciones materiales que se han impuesto a través del neoliberalismo y convertido en sentido práctico en el neodesarrollismo. Las intenciones de Cambiemos de inducir un proceso inversor generalizado ("lluvia de inversiones") se torna inviable en este clima económico-político, enrarecido sobremanera a partir de la crisis política de diciembre de 2017 en el intento de aprobación de la reforma previsional. Mientras tanto, la apuesta es garantizar su propia reproducción como fuerza política en el gobierno. Para ello, combina política de gasto expansiva (es decir, deficitaria) con ampliación
del crédito y tipo de cambio bajo (Figura 7, línea negra gruesa), todo financiado con endeudamiento externo. En este último plano, se observa un cambio cualitativo en el sector público nacional: el pago de intereses por la deuda pública pasa de 5,9% a 9,3% del gasto corriente del SPNF entre 2015 y 2017, mientras en paralelo con la caída en el monto de gastos por servicios (básicamente, subsidios) económicos desde 17,4% en 2015 a 9,3% en 2017. El tipo de cambio real multilateral se encuentra en la media de 2011-2015, bien por debajo de los picos de Enero de 2014 y Enero de 2016 (Figura 7), y continuando la tendencia a la apreciación iniciada en 2005. En dos años, la deuda externa total aumentó de 26% a 35,4% del PBI, en condiciones internacionales que se deterioran. La sequía es el golpe de gracia pues pone en cuestión miles de millones de dólares de exportaciones. El riesgo de estallido financiero del proyecto de Cambiemos aumenta a medida que nos acercamos a la próxima elección presidencial de fines de 2019.
Figura 7. Índice de tipo de cambio real multilateral e inflación.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC. IPI Consumo Privado. Tasa de variación annual (línea gris fina). Tipo de cambio real multilateral, deflactado por IPI Consumo Privado (línea negra gruesa). Último dato: 4to trimestre 2017.
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Cambiemos : entre la reforma y la
El rebote de la economía en los últimos meses es apenas una sombra de lo que el gobierno necesita para mostrar un éxito sostenido en el frente laboral. La tasa de empleo alcanza el 43% de la población en el cuarto trimestre de 2017 (en torno a los picos previos de 2014-2015), creándose 202 mil puestos de trabajo formales en el año concluido en Enero de 2018: sólo 38,6% de ellos son empleos asalariados formales en el sector privado, con 53 mil empleos en el sector público y más de 80 mil en modalidad de monotributo.
crisis en el capitalismo dependiente
debate en torno a la forma de superar el capitalismo dependiente, recuperando el sentido radical de la idea de socialismo como proyecto a construir a partir de prácticas prefigurativas en el presente.
Se consolida un nuevo patrón de acumulación capitalista dependiente basado en la super-explotación del trabajo y de la naturaleza, que sin embargo no logra aún recuperar sus bríos. Su resultado es una masa amplia de trabajo forzado en salarios por debajo de la canasta familiar: en marzo de 2018 la canasta familiar "tipo" se encontraba en torno a los 28 mil pesos (según la Junta Interna de ATE INDEC); mientras que en el cuarto trimestre de 2017, el 60% de los hogares relevados por la EPH del INDEC tenían ingresos menores a 25830 pesos. En la medida en que los desequilibrios monetarios, fiscales y externos se acrecientan y las condiciones de valorización del capital mantienen su deterioro, la pregunta que cabe hacerse es hasta cuando podrán sostenerse aquellos sin desatar una crisis más profunda. Además, qué ocurrirá con la alianza social que apoya al gobierno de Cambiemos , si la acumulación de capital no repunta y las condiciones de creación de ingreso no derraman a las fracciones medias capaces de inclinar la balanza electoral. ¿Serán las clases populares y las fuerzas de la izquierda capaces de articular una fuerza social (sino electoral) con posibilidades de destrozar el mito del capitalismo sin corrupción como alternativa liberal/modernizadora a la era populista del neodesarrollo? La construcción de esa opción requiere poner sobre la mesa un
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M.A.f .I.A.
El gobierno de Macri: del gradualismo a la política del FMI Guillermo Gigliani* El gobierno del presidente Mauricio Macri sufrió una grave crisis política y financiera a fines de abril de 2018 que lo empujó, el 8 de mayo, a solicitar un auxilio al FMI por 30.000 millones de dólares. Las dificultades económicas se habían manifestado en marzo con una corrida cambiaria que hizo perder reservas al BCRA por 2.000 millones de dólares u$s. La situación se desbordó en abril, cuando ese organismo tuvo que desprenderse de otros 4.700 millones de dólares. En la última semana del mes se registró una venta oficial por 1.400 millones de dólares en una sola jornada, un *
Guillermo Gigliani. Profesor de la Universidad Nacional de Moreno. Miembro de la Sociedad de Economía Crítica. Integrante de Economistas de Izquierda (EDI).
valor sin precedentes en este tipo de intervenciones. En esos días, la cotización de la divisa saltó de 20.50 a 23 pesos (3 de mayo). Para frenar esta carrera, el equipo económico subió la tasa de interés al 40% y obligó a los bancos comerciales a vender dólares (disminuyendo la cantidad máxima de activos externos autorizados, del 30% al 10% de su patrimonio). Además, anunció un fuerte ajuste fiscal al reducir la meta del déficit primario de 2018 del 3.2% al 2.7% del PBI. Ninguna de estas medidas tuvo el efecto esperado porque el dólar se mantuvo en fuerte alza y la inestabilidad cambiaria se extendió a la bolsa de acciones y a los mercados de capitales. El peligro que afrontaba el gobierno era que el pánico se extendiera al sistema bancario
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El gobierno de Macri: del gradualismo a la política del FMI a través de un retiro masivo de depósitos. En este clima, Macri comunicó el pedido de una ayuda al FMI, tras haber sufrido una pérdida de reservas de 7.400 millones de dólares entre principios de marzo y ese momento. Eso significa que el Fondo empezará a intervenir en la política económica de un gobierno que constituye la representación directa de las clases dominantes y que se maneja con un equipo de CEOs. Este paso tenderá a profundizar la ofensiva contra el ingreso y las condiciones de vida de los trabajadores. No garantiza, en cambio, que las cosas se arreglarán para las clases dominantes como lo muestra la experiencia de los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa. La gran mayoría de los economistas del establishment dio su visto bueno, aunque algunos pocos lo rechazaron. Por ejemplo, Martín Redrado, ex presidente del BCRA de Néstor y Cristina Kirchner, sostuvo que si el equipo económico hubiera actuado con la debida pericia, no hubiera tenido que acudir al FMI. En marzo y en abril, la crisis tuvo su epicentro en el mercado de LEBAC, un título en moneda nacional emitido por el BCRA, que era negociado no sólo con los bancos comerciales en las llamadas operaciones de mercado abierto, para regular la liquidez del sistema. También era vendido a especuladores del país y del exterior, que en marzo de este año detentaban alrededor de dos tercios del stock total emitido. El incentivo consistía en que el BCRA pagaba una tasa de interés que estaba por encima de la tasa de devaluación esperada. En otras palabras, por la vía del retraso cambiario y del manejo del costo del dinero, las autoridades económicas se proponían tener bajo su control la tasa de inflación y la cotización del dólar. El stock de LEBAC era equivalente a 64.000 millones de dólares a principios de marzo. Huelga decir que nada de estos fondos tenía que ver con la financiación de inversiones productivas. El negocio era atractivo para los compradores
porque se ofrecía un muy elevado rendimiento medido en dólares, que no se obtiene en ningún otro lugar del mundo. Cuando la banca extranjera con el JP Morgan a la cabeza, empezó a ver el riesgo creciente de esas operaciones, protagonizó una venta en masa de los títulos y a transferir miles de millones de dólares afuera del país.
La era del FMI y el adiós al gradualismo Al momento del viaje del ministro Dujovne a Washington para negociar con el FMI, el mercado de divisas sigue con una firme tendencia alcista y el dólar tocó los 23 pesos. Cabe señalar que a esta fecha las reservas del BCRA se ubican por encima de los 55.000 millones de dólares, lo que significa un drenaje del 14% con respecto a su nivel de 64.000 millones de dólares de comienzos de marzo. El riesgo-país ha vuelto a colocarse arriba de los 400 puntos y esto es una señal de las dificultades que puede afrontar el gobierno para encontrar recursos en los mercados de capitales. Los recortes del gasto público que había explicitado el ministro Dujovne el 3 de mayo y el posterior anuncio de Macri de acudir al FMI abren un camino de ajustes cada vez mayores en materia de salarios, empleo y jubilaciones, cuyo alcance dependerá de la fuerza que llegue a adquirir la resistencia de los sectores populares contra esta política. En los primeros meses del año, la burocracia sindical había aceptado la meta inflacionaria oficial del 15% en negociaciones salariales de ramas económicas importantes. Actualmente, nadie pronostica la tasa inflación de 2018 por debajo del 25% y su resultado final va a estar determinado, entre otros factores, por la política cambiaria y fiscal que se trace el gobierno para los próximos meses. Difícilmente Macri pueda retrasar el dólar como lo hizo en 2017 y ello implicará que la suba del tipo de cambio presionará a
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la baja del salario real e impulsará los precios internos. Las diversas alternativas en materia de tasa de interés, ventas de divisas y cotización del dólar, se irán delineando en las próximas semanas, de acuerdo a los vaivenes de los mercados y a las exigencias del FMI. El capitalismo argentino se encuentra hoy gravemente expuesto a las turbulencias de los mercados internacionales. Es importante puntualizar que, aun cuando toda la crisis se vinculó con la cuenta capital de la balanza de pagos y, más concretamente, con el esquema especulativo que había armado el propio BCRA con las LEBAC, la actual situación financiera debe ser vinculada a los serios desequilibrios que afectan al sector externo. El capitalismo nacional ha mostrado una vez más su vulnerabilidad, que se relaciona no sólo con las fugas de dólares, sino también con problemas crónicos en el déficit comercial, el déficit de divisas industrial, los servicios financieros y el gasto de turismo afuera del país. Esta propensión persistente del sistema económico al desborde se manifestó también en períodos de bonanza de los términos del intercambio, como ocurrió en el segundo periodo de la presidenta Cristina Kirchner.
Del gradualismo al programa del FMI Macri derrotó al peronista Daniel Scioli en las elecciones presidenciales de 2015 y ello significó que las clases dominantes lograban colocar un equipo de gobierno salido directamente de sus filas con el fin de reestructurar el régimen productivo y de intentar ubicarlo en una senda de crecimiento. Hasta la crisis, Macri venía evitando, dentro de lo posible, la aplicación de medidas de shock por su necesidad de acordar con los partidos de la oposición y, también, con sectores de la burocracia sindical, a fin de llevar adelante sus reformas, por ejemplo, la negociación con los fondos buitre en 2016.
Tal estrategia, conocida como gradualismo , también procuraba acotar conflictos con los trabajadores dispuestos a defender su salario y su empleo. Hay que decir que, cada vez que el gobierno abandonó esa estrategia, debió enfrentar la resistencia popular. Así, a mediados de 2016 los tarifazos exorbitantes a la electricidad, el gas y los transportes provocaron protestas callejeras en todo el país. Una reacción todavía más grave tuvo lugar el 14 y el 18 de diciembre de 2017, cuando el proyecto oficial de recortes a la actualización de jubilaciones, desató manifestaciones populares que terminaron en choques con la policía. La crisis de mayo de 2018 cierra las posibilidades del gradualismo tanto por la vuelta al FMI y por la necesidad del gobierno de recortar el gasto. A partir de ahora, la salida de la crisis dará lugar a la baja de la obra pública y a una disminución en el empleo y en el salario público. Esto último repercutirá negativamente sobre las remuneraciones generales que en el primer cuatrimestre de 2018 se encontraban todavía por debajo de su nivel promedio de 2015. A su vez, se mantendrán los tarifazos a la electricidad, el gas, el agua y los transportes que habían sido anunciados este año, con anterioridad a la corrida cambiaria. Es probable que el congreso no apruebe este proyecto, pero Macri anticipó que usará su poder de veto. Los aumentos de tarifas generaron rispideces dentro de la coalición gobernante Cambiemos . Todas estas medidas proyectan una ola de enfriamiento de la economía. Un dato que muestra la dimensión política de la actual crisis es que en octubre de 2017 el gobierno había triunfado en las elecciones legislativas frente a un peronismo fraccionado y carente de programa. Esa victoria en las urnas planteó la perspectiva de la reelección presidencial de Macri en 2019. Hoy este proyecto está amenazado, aunque todavía la oposición no ha logrado ni encontrar un candidato ni
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El gobierno de Macri: del gradualismo a la política del FMI ponerse de acuerdo en una plataforma común. La política argentina ha sufrido un cambio sustancial a partir de mayo de 2018.
La marcha de la economía: ajuste e inestabilidad financiera En lo económico, el gobierno había conseguido en su primera etapa una débil recuperación estimulada por los fondos externos y por la obra pública. En 2016, el PBI cayó 2.2% por la disminución del salario real y del consumo como consecuencia de la devaluación. En 2017, el PBI se recuperó al 2.9%. En el primer cuatrimestre de 2018, la expansión continuó favorecida por la recuperación de Brasil y a pesar de la sequía agrícola. La perspectiva de un plan de ajuste con el Fondo habrá de incidir sobre la segunda mitad del año. Aunque es prematuro estimar ese efecto, los bancos internacionales hablan de un crecimiento del PBI del 1% en 2018. El plan del BCRA para controlar la inflación argentina ya había fracasado antes de la reciente explosión del tipo de cambio. En 2016, la devaluación provocó una suba de los precios del 38.5%, que descendió al 24.5% en 2017. La meta de inflación fijada por el BCRA para 2018 es del 15%, aunque todas las proyecciones privadas estiman que no estará por debajo del 25%. Paradójicamente, la propia estrategia estabilizadora diseñada por el BCRA ha sido uno de los factores que precipitó la fuga de capitales. En el plano fiscal, las nuevas medidas van a profundizar la reducción del gasto primario que el gobierno había proyectado para su mandato (2016-2019). El kirchnerismo había alcanzado en 2015 un déficit total (sin BCRA y sin provincias) de 5.2% del PBI; un valor muy elevado si se lo compara con el promedio total de 1.8% del segundo gobierno de Cristina (2012-2015). Ese déficit suma el desequilibrio
primario más el correspondiente a los intereses de la deuda pública. En 2016, Macri registró un rojo en ascenso, del 6.1% del PBI -compuesto por un desequilibrio primario del 3.9% y de 2.2% de intereses- y en 2017 fue de 5.9%. La proyección de Hacienda para 2018 era del 5.7% para el total, compuesto por desbalances del 2.5% en intereses y del 3.2% en el gasto primario. Sin embargo, el 3 de mayo, el ministro Dujovne anunció que este último habrá de bajar de 3.2% al 2.7% del PBI. Las negociaciones con el Fondo pueden determinar una nueva disminución o, alternativamente, la aplicación de medidas rígidas para que esa meta se cumpla a rajatabla. En cuanto al déficit de intereses, las proyecciones oficiales daban un crecimiento y su estabilización a partir de 2019, pero la deuda que el Tesoro irá contrayendo y la suave tendencia al alza de la tasa de interés externa implicarán que continuará ascendiendo.
El sector externo: corridas cambiarias y tasas de interés del 40% En 2016, la renegociación con los fondos buitre había abierto las puertas al capital extranjero destinado a financiar los déficits externos. Entre 2015 y 2017, la deuda externa total creció en 66.000 millones de dólares, de 167.000 a 233.000 millones de dólares. Es previsible que en 2018 se verifique una necesidad de divisas por encima de los 30.000 millones de dólares (5% del PBI). De acuerdo a estimaciones previas a la crisis, en 2018 la relación deuda externa total/PBI se estima en 35% y la deuda pública/PIB (sin BCRA y otra deuda intragobierno) es de 30%. En 2017, la fuga de divisas rondó los 10.000 millones de dólares. A su vez, en el primer cuatrimestre de 2018 sólo en pérdidas de reservas del BCRA se tuvo un drenaje de 7.000 millones de dólares. Pero más allá de estos datos de la cuenta capital, el sector externo está afectado
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por diversos desequilibrios de tipo estructural. En 2017, la cuenta mercancías registró un saldo negativo de 8.500 millones de dólares. La proyección de 2018 supera largamente este valor, porque la sequía redujo las exportaciones, sobre todo, las del complejo oleaginoso. Es habitual que los análisis económicos, los neoliberales y los neodesarrollistas, omitan la consideración de un factor que dinamiza el déficit de la balanza comercial. Se trata de la diferencia entre exportaciones e importaciones industriales (MOI) que en 2017 verificó el asombroso valor de 37.000 millones de dólares. Los estructuralistas denominan a este desequilibrio la restricción externa . Además, la balanza de servicios financieros -los intereses y las utilidades- arrojaría otra salida superior a los 10.000 millones de dólares, que tiende a aumentar con la suba de la deuda en moneda extranjera. Los problemas que presentan las cuentas externas también computan otro fenómeno social impulsado por las ganancias cada vez más elevadas de las clases adineradas en los últimos tiempos. En 2017, el gasto neto en turismo (pasajes y gastos en el exterior) ascendió a 10.000 millones de dólares. En 2013, esa erogación había alcanzado igual cifra. En ambos casos, el peso sobrevaluado jugó un papel importante. Ese gasto en ascenso de los estratos de altos ingresos representa una cifra que está fuera del alcance de un país como Argentina, sumido en el subdesarrollo y con periódicos faltantes de divisas para que su aparato productivo pueda funcionar.
Adónde conduce el proyecto de la burguesía En los tiempos actuales, es difícil que un gobierno explicite un programa que describa los rasgos del país que se quiere construir. El PRO no subió con una plataforma de ese carác-
ter, aunque anunció su intención de orientar el funcionamiento del capitalismo hacia el libre juego de los mercados. La falta discusión de proyectos de largo plazo no sólo es un problema de los partidos del sistema. Ninguna fracción del bloque de clases dominantes se ha interesado por elaborar un programa o un plan de modernización y de crecimiento; y esta omisión es expresión de su debilidad política y económica en el plano latinoamericano, como así también del peso que posee el capital foráneo en el país. En 1965 el PBI per cápita argentino superaba en 150% el correspondiente al Brasil. En 1990 era apenas un 25% más elevado. Esa brecha se empezó a recuperar desde entonces porque la burguesía brasileña atraviesa un curso declinante semejante a la de su par local. Macri comenzó su gestión con medidas de carácter abiertamente neoliberal. Devaluó el peso, levantó las restricciones para operar con divisas, redujo las retenciones a las exportaciones de soja y expresó su confianza en el funcionamiento sin interferencias de los mercados. En relación con sus objetivos de largo plazo, prometió una lluvia de inversiones directas del exterior que hasta ahora no se verificó. En forma general y sin dar a conocer planes concretos, mencionó las actividades vinculadas al mercado interno o al exterior que, en su perspectiva, podían tener una mayor dinámica. Entre otras, se destacan la agroindustria, el campo, el petróleo y el gas (los precios del crudo favorecen el proyecto de Vaca Muerta), la minería (oro, plata, litio), la construcción residencial, los servicios vinculados a la tecnología y el turismo. La industria MOI merece una consideración especial. Desde los inicios de la convertibilidad y sin interrupciones, la actividad manufacturera se viene desarrollando mediante las importaciones de bienes de capital y, además, de toda clase de insumos intermedios, en forma creciente como proporción del PBI. Las estadís-
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El gobierno de Macri: del gradualismo a la política del FMI ticas muestran que el capitalismo argentino no fue capaz de solucionar, siquiera parcialmente, este problema central. Bajo el kirchnerismo, más allá de los significativos avances en el producto, el empleo y el salario manufactureros, el déficit de divisas MOI siguió deteriorándose con respecto a la década anterior (33.000 millones de dólaresen 2013 y 32.500 millones de dólaresen 2015). En estos doce años no se plasmó un proyecto industrial y eso está vinculado con los límites de la política neodesarrollista y con la debilidad del capital local. El gobierno de Macri agravó la situación con un achicamiento del mercado interno y una mayor apertura en algunas ramas (calzado, hilados, tejidos, juguetes). Por su parte, sus proyectos de reconvertir otras actividades (por ejemplo, aumentar el contenido nacional en la fabricación de vehículos), son inciertos. Esto significa que el neodesarrollismo, más allá de sus políticas de estímulo y de protección del mercado interno, fue incapaz de orientar los enormes recursos en moneda dura de la década pasada a la acumulación reproductiva que sentara bases sólidas para el crecimiento. Entre 2003 y 2015, el excedente de la balanza comercial fue de 163.300 millones de dólares. Sin embargo, ello no tuvo una correspondencia en el plano de las inversiones físicas sino que, en gran parte, alimentó una fuga de capitales de 94.500 millones de dólares (según los datos del balance cambiario del BCRA) en el mismo período. Es difícil tratar de convencer a la población con promesas de una reindustrialización sobre la base de ese antecedente.
de Izquierda (EDI) subrayamos las dificultades del crecimiento que afronta un país subdesarrollado y vulnerable como la Argentina, cuyo bloque dominante no encontró el camino para reencausar la acumulación sobre bases perdurables, aunque siempre está dispuesto a defender férreamente sus intereses económicos y políticos. Bajo la perspectiva socialista, la primera cuestión a resolver es cómo hay que asignar los recursos productivos. Cuánto se destina a inversión y cuánto al consumo. Los niveles de pobreza arriba indicados denotan que una estrategia popular de ninguna manera podría descuidar los niveles de consumo requeridos para salir de esta situación de exclusión social. Los tiempos que se aproximan de bajos salarios y ganancias en alza plantean un duro desafío a la izquierda anticapitalista que ha ganado una considerable fuerza en Argentina en los últimos años. En primer lugar, apoyando y organizando la resistencia contra la política de Macri en defensa del empleo y del salario. Además de ello, discutiendo un proyecto de modernización y de crecimiento del país sobre nuevas bases sociales y políticas, en interés de los trabajadores y con una amplia participación popular.
Además de su fracaso en retomar la acumulación, las clases dominantes no han podido superar el enorme problema de la exclusión social que se profundizó desde los años menemistas. De acuerdo al Observatorio de la Deuda Social de la UCA, en la década actual, la pobreza se situó entre el 25% y el 33% de la población. Desde nuestro inicios en 2002, los Economistas • Economistas de Izquierda - Fundación Rosa Luxemburgo • 81
M.A.f .I.A.
La decadencia del capitalismo nacional Eduardo Lucita* Esta contribución al Taller EDI 2018 parte de la percepción de que el gobierno Macri expresa un proyecto que trata de darle al capitalismo una perspectiva estratégica, pero enfrenta serias dificultades en la coyuntura, tanto por los límites estructurales como por la resistencia social y las inconsistencias propias del programa. En tanto que Cambiemos busca consolidarse como una alternativa, y así llenar el vacío de representatividad política abierto con la crisis del 2001.
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Eduardo Lucita. Integrante del colectivo EDI Economistas de Izquierda.
1. Incapacidad de la burguesía de relanzar un proceso de acumulación y reproducción de capitales de largo plazo. Cadaintento seve interrumpido por crisis recurrentes que siempre explotan por el sector externo, es una característica del capitalismo local que se reproduce periódicamente. Cada uno de los ciclos expansivos termina inevitablemente en una devaluación y nuevo equilibrio de precios relativos. Esto ha sido así en cualquiera de los dos modelos en disputa desde los años '50 del siglo pasado hasta ahora, con independencia de si se trataba de gobiernos electos o de facto, sustentados en teorías y concepciones neoclásicas o keynesianas, llevados adelante por liberales o desarrollistas (ahora neo, en ambos casos).
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Descomposición del sistema de partidos que se constituyera a fines del siglo XIX y como lo conociéramos durante todo el XX. La UCR ha sido ganada por sus sectores más conservadores (del progresismo alfonsinista no quedan rastros) y se ha subsumido al interior del PRO. En tanto que el peronismo está hoy en un verdadero laberinto sin un liderazgo para el conjunto y sin programa. Cualquier recomposición que logren será a la derecha de lo que fue el kirchnerismo. La crisis de representación de los partidos políticos históricos se expresa en que no tienen claro qué representan hoy, qué programa abarcaría sus tendencias internas, entonces tampoco tienen claro sobre qué acordar con otras fuerzas.
Un proyecto político neoconservador es lo que encarna el gobierno de Macri, con cierta flexibilidad ideológica y pragmatismo que le permite moverse en el amplio espacio del neoliberalismo. Se afirma en una alianza que remite al bloque de poder constituido en 1976, y que, con pocas variaciones, se sucede hasta hoy; pero el comando de ese bloque está ahora en manos del capital financiero y la agroindustria. Es un gobierno de CEOs que provienen de empresas, consultoras, ONG’s o fondos privados –que expresan las contradicciones internas de todo bloque de poder y con los conflictos de intereses, tráfico de influencias y negocios que eso supone-, pero que busca llevar adelante los intereses del conjunto de la gran burguesía. El discurso macrista ha logrado cierta empatía con sectores de las clases medias y altas, también en sectores bajos, en el sentido de que el país debe volver a ser una sociedad más ordenada, con respeto a las jerarquías y la meritocracia. Revaloriza lo individual sobre lo colectivo, el esfuerzo personal y el emprendedurismo. El presidente no le habla al pueblo sino a cada argentino en particular.
3. En 2015 las clases dominantes decidieron asumir en forma directa el poder político de la Nación y la administración de los asuntos del Estado. Ha sido la profundidad de esa doble crisis –económica y política- la que impulsó a la élite a hacerlo por primera vez desde la primera mitad del siglo pasado. Aquí pesaron los cambios en la estructura productiva que se vienen procesando desde hace varias décadas (el regreso de la renta de la tierra como factor decisivo, el alza de los servicios, la hegemonía del sector financiero, la decadencia de la industria) y el clima de época a nivel internacional, que tienen implicancias en el comportamiento político de los sujetos sociales (conflicto con el campo; cacerolazos contra CFK ; caso Nisman) que finalmente se expresaron en las elecciones de 2015 y 2017.
Si bien el proyecto de largo plazo (nueva matriz económica sustentada en la mayor productividad de los factores / libertad individual como fuente de progreso / el mercado como medida de valor de todos los valores) no está explicitado en forma acabada, puede intuirse. Por un lado , lo que tiene que ver con las tendencias mundiales que impone la globalización neoliberal, que es un programa mundial: libre movimiento de capitales, rebaja de la carga impositiva a las empresas y traslado a las personas físicas, salarios competitivos en término de dólares, desregulaciones (económicas y ambientales), reducción de la intervención estatal, el mercado como mejor asignador de recursos.
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Propone como motores de la acumulación y el crecimiento la agroindustria y la minería -ambas orientadas a la exportación-; la construcción, los servicios –especialmente los financieros y los basados en el conocimiento- y ciertas cadenas industriales ligadas a los recursos naturales, más el turismo receptivo. El sesgo primarizador y extractivista es así muy fuerte.
5. Coyuntura y limitaciones estructurales. Es en las coyunturas críticas que las limitaciones estructurales se manifiestan en toda su dimensión. Impactan en lo inmediato e inciden también en el mediano y largo plazo. Tras dos años de gobierno, la economía está estancada. El PBI 2017 es levemente superior al del 2015. La tasa de inflación acumulada es del 72% y la del último año, similar a la que dejó el kirchnerismo; y está en ascenso. El déficit fiscal consolidado es superior al del 2015, a pesar de haber contado con ingresos extraordinarios producto del blanqueo y haber disminuido los gastos por quita de subsidios a las tarifas de servicios públicos y reducción de gastos estatales; claro que se perdieron ingresos por quita de retenciones. Sí hay una baja en el déficit primario producto de la caída de los salarios públicos y la reforma previsional, que se diluye en el déficit total por el peso de las intereses. La inversión lidera el débil crecimiento, empujada por el sector público, mientras que en el sector privado se concentra en algunos sectores, especialmente en la renovación de equipos, pero no alcanza para impulsar el crecimiento sostenido de la economía. El salario real bajó respecto al 2015, el nivel de empleo cayó fuerte en 2016 y se recuperó parcialmente en 2017, pero hay un cambio cualitativo. Se perdieron trabajos formales –especialmente en la industria- mientras creció la informalidad
y la precarización. Los niveles de pobreza son similares a los del 2015, pero la indigencia se ha profundizado. La participación de los trabajadores en el ingreso nacional ha caído. La desigualdad social es mayor y está en crecimiento. Desde que asumiera, el gobierno utilizó distintos mecanismos para bajar el gasto público –colocado como principal responsable del déficit fiscal primario-; sin embargo, la brecha fiscal se ha incrementado. La decisión de financiar la transición con endeudamiento implica un fuerte ingreso de dólares financieros que tiran abajo el tipo de cambio. Esto debilita la competitividad de las exportaciones, favorece las importaciones –además estimuladas por la apertura arancelaria- y la salida de capitales por pago de dividendos, turismo y atesoramiento. El resultado final es un fuerte déficit de la balanza de pagos y un nivel de endeudamiento público total que ya está en el 55% del PBI, contabilizando un inédito stock de LEBAC. La "inserción inteligente en el mundo" no ha redundado hasta ahora, ni en el proclamado "boom" exportador, ni en la lluvia de inversiones; esto no obstante que la economía internacional atraviesa una coyuntura de crecimiento combinado en los países centrales y en los emergentes. La reunión de la OMC terminó en un amplio fracaso y el Acuerdo Mercosur/UE todavía está en veremos, a pesar de las mayores concesiones de nuestros países. El endeudamiento, eje de todo el programa de corto plazo, ha puesto al país en una situación de vulnerabilidad extrema frente a la volatilidad de los mercados financieros mundiales. La reciente suba de la tasa de interés de largo plazo en Estados Unidos hace más costoso el endeudamiento externo, mientras que la reforma tributaria de la administración Trump y la atracción de capitales, puede fortalecer el dólar con lo que se encarecerán nuestras exportaciones. Adicionalmente, la suba de aranceles o medi-
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La decadencia del capitalismo nacional das para-arancelarias pueden perjudicar nuestras exportaciones al país del norte.
6. Debilidad del crecimiento económico. Al ingresar en la segunda etapa del gobierno Macri, las perspectivas para el 2018 no son alentadoras. El presupuesto aprobado en diciembre pasado, que incluía una tasa de crecimiento del PBI del 3.5%, ha quedado desfasado luego del "recalibramiento" de la economía anunciado por el gobierno sólo dos días después. La caída del consumo, la volatilidad de los mercados internacionales y el impacto de la sequía en la cosecha, han inducido a una baja en las estimaciones de crecimiento, que hoy lo ubican en torno al 2- 2.5% (2% para el FMI). El déficit del comercio exterior será mayor al del 2017, el consumo seguirá tirado por la demanda suntuaria, mientras que el masivo quedará nuevamente rezagado por el estancamiento –en el mejor de los casos- de la capacidad adquisitiva de los salarios y el cambio de fórmula –a la baja- de la actualización de jubilaciones, pensiones y AUH. En este contexto contractivo, si se efectivizara una fuerte reducción del gasto público, se inducirá nuevamente a la recesión. La inversión se mantendrá en los niveles actuales, mientras que aún hay margen para seguir con el endeudamiento externo, y siempre queda el recurso de recurrir al Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES y a los préstamos contingentes del FMI; pero esto no empuja el crecimiento. De persistir las inconsistencias del programa de corto plazo lo más probable es que lleguemos a un punto en el que inflación y devaluación se retroalimenten mutuamente. En síntesis, el crecimiento de la economía será muy moderado y asentado en fundamentos de la economía muy débiles. No estamos en un escenario de crisis abierta, pero sí que hay muchos elementos para que se desenvuel-
va una crisis. Las necesidades de refinanciación de la deuda en un mercado internacional muy volátil –crecimiento del proteccionismo, disputas comerciales, suba de tasas, caída de la cotización de los bonos, mayor conflictividad de los escenarios políticos- puede ser un desencadenante.
7. ¿Una nueva encrucijada? El capitalismo argentino se encuentra nuevamente en una de esas encrucijadas históricas, como la de 1976, la del 1989/91 o la del 2001. Necesita reducir fuertemente el déficit fiscal y alcanzar un tipo de cambio alto, necesita imponer un retroceso profundo a los trabajadores y las clases subalternas, tanto en las condiciones en que viven y reproducen su existencia como en sus organizaciones sociales, para cambiar la relación de fuerzas, desarticular al movimiento obrero y relanzar el proceso de acumulación. Pero no estamos en un gobierno militar, no salimos de un proceso hiperinflacionario, tampoco como cuando explotó la convertibilidad. La resistencia social y la situación política le ponen límites a la política de shock. No obstante la (in)consistencia del programa de ajuste, la ofensiva del capital muestra continuidad y ciertos avances –reducción de retenciones y subsidios, modificaciones a la baja de las condiciones laborales, negociaciones paritarias según la inflación esperada y no la pasada, baja real de los ingresos populares, baja de aranceles para bienes de capital, reducción de aportes patronales y de cargas impositivas, simplificación de trámites para importar, aumentos de reintegros, apertura de nuevos mercados, nueva escala represiva-, pero también debilidades, ya que no encuentra la forma de profundizarla sin poner en riesgo la gobernabilidad del sistema.
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El "gradualismo sui géneris" -ya que en las tarifas no hay ningún gradualismo-, ayuda a contener la situación social, al mismo tiempo que lentifica el logro de los avances que necesita el capital. No solo se escuchan las voces críticas de los "gurúes" de la City que exigen política de shock, sino también de distintas fracciones del capital. Luego de las jornadas del 14 y 18 de diciembre de 2017 -movilizaciones masivas contra la reforma previsional, fuerte represión y violencia de masas-, y la seguidilla de actos de corruptela –que golpearon en el centro del relato macrista sobre su superioridad moral-, las encuestas registran una caída de la imagen presidencial y, sobre todo, de la capacidad de gestión del equipo de gobierno, lo que se acrecentó luego del 28 de ese mismo mes con la "recalibración" de la economía y ahora con el nuevo corrimiento de las metas de inflación. Estas caídas se registran especialmente en buena parte de su base electoral, esto es, clases media y alta. Esto llevó al gobierno a asumir una suerte de agenda progresista con una estrategia parlamentaria más ligada a temas sociales: impulsa el blanqueo laboral, habilitó el debate parlamentario por el aborto legal, envió al congreso un proyecto de ley de "Equidad de género" que contempla igualdad salarial, licencias por nacimiento o adopción cualquiera sea el género de los padres, igualdad de derechos en lo relativo a acceso al empleo, selección, contratación y condiciones de prestación, entre otros tópicos; habló de un Plan Nacional de Prevención del embarazo adolescente no intencional, incluso llegó a mencionar al "Terrorismo de Estado", tratando así de recuperar base social con miras al 2019 y, en simultáneo, abrir frentes de discusión acotados con sindicalistas y empresarios. Sin embargo, esa agenda progresista puede recuperar a algunos sectores pero puede ale jar a otros más conservadores (antiabortistas, patriarcales, pro dictadura, etc.)
Un ciclo de resistencias En contrapartida, el ciclo de resistencias inaugurado en 2016 muestra continuidad en la proliferación de conflictos defensivos, fragmentados por múltiples objetivos, que se desenvuelven diariamente y que en determinados momentos se condensan en la forma de grandes movilizaciones. Todos son eslabones de la lucha que despiertan conciencia de la situación, sin necesariamente ser acciones conscientes desde la perspectiva del para sí. El movimiento obrero ha mostrado toda su potencialidad cuando es convocado, pero no es capaz todavía de autoconvocarse y convocar a otras clases y fracciones. Los movimientos sociales mayoritarios, con toda legitimidad, intentan transformar aspectos de la vida cotidiana, pero no alcanzan a ir más allá de sus propios contornos. Así, las resistencias toman puntualmente la forma de concentraciones multitudinarias contra el gobierno, que por falta de dirección, tienden a diluirse rápidamente. Como escribiera Lenin en "Tres Crisis", si bien que en otro contexto político, son muestras de descontento que adquieren las formas de “… una manifestación de un tipo más complejo de movimientos por oleadas, que suben velozmente y descienden de un modo súbito”.
Nuevos desafíos En este contexto, la izquierda anticapitalista tiene nuevos desafíos. El cuadro de situación descripto anteriormente es cualitativamente distinto al del período anterior, el capital está a la ofensiva pero no ha logrado modificar la correlación de fuerzas sociales y políticas. Por lo tanto, recuperando nuevamente a Lenin, necesitamos "análisis concretos de situaciones concretas". No se trata solo de impulsar las luchas y su necesaria coordinación y centralización, de proponer un programa que recoja
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La decadencia del capitalismo nacional las reivindicaciones inmediatas del movimiento obrero y popular, sino también de plantear como superar al capitalismo, de darle una perspectiva política a esas resistencias. Frente al macrismo que promete un futuro venturoso en un país "normal", una sociedad competitiva, moderna y ordenada según los criterios del mercado, la meritocracia y el emprendedurismo en un "país góndola", subordinado a las tendencias del mercado mundial. Frente al peronismo que en sus distintas variantes no presenta una propuesta de futuro, pero que remite a un pasado intervencionista y distribuidor, con una inserción latinoamericana priorizada frente a las grandes potencias, que hoy no tiene mayor margen ni puede darle una salida duradera a la crisis, la izquierda anticapitalista está obligada a presentar un nuevo proyecto histórico, darle a las luchas cotidianas un nuevo imaginario, una perspectiva de sociedad radicalmente diferente. Es sobre esa base política que podrá resolverse la fragmentación actual, explicitando qué proyecto económico, qué modelo de acumulación, qué inserción internacional y en qué relaciones sociales se sustentará ese proyecto histórico.
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M.A.f .I.A.
Debate fnal
Intervenciones del público Claudia: Soy Claudia, docente de San Martín, de la agrupación Resistencia Colectiva y del Encuentro Colectivo de la Provincia de Buenos Aires en Rompiendo Cadenas. A Marisa prime- ro: interesante la visión macro del movimiento de los capitales contra el Estado Nación y en ese sentido, no me queda claro cuando vos de- cís que no se discute más la regulación de esos capitales; y en ese caso, no entiendo si lo que planteás, es una agenda en donde habría que volver a discutir esto, como discutir una varian- te reformista a esta etapa de la mundialización. No entiendo si es tu posición y tu postura, en todo caso, la viabilidad o no viabilidad de esa nueva vuelta, como alguna vez pudo haber sido el Estado de bienestar cuando se termina
un modelo de acumulación, la viabilidad o no en un modelo de acumulación de saqueo, de rapiña y posición del capital financiero. Esto en lo macro. En relación a lo nacional, cuando se habla de resistencia, que es verdad la articula- ción, la cantidad de organizaciones y moviliza- ciones que vemos todos los días, esto que sale inclusive en medios como la BBC y en Europa de que Argentina es el que más resiste las refor- mas. Todo esto que sabemos que es así y que tiene que ver con nuestra historia; sin embar- go, veo algunos análisis donde se plantea que Macri no está pudiendo lanzar la reforma la- boral, y me parece que por abajo hay un avan- ce, que no noto que se refleje en la mesa. Por ejemplo, se menciona lo de los grandes super- mercados, pero tenemos antecedentes ape- nas subió Macri en relación a los petroleros, |
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tenemos el antecedente del 40% de los trabajadores sin derechos labora- les que no cesa y eso es una presión objetiva en relación a los contratos laborales nuevos. Por ejemplo, en educación y en docencia, yo soy docente y es el gremio más estructurado desde el punto de vista de los estatutos y donde está la mira; sin embar- go, desde hace dos o tres años tenemos una desarticulación de derechos en una cantidad de programas y planes, como el Fines (Plan de finalización de estudios primarios y secunda- rios), el CAJ (Club de actividades juveniles), CAI (Club de actividades infantiles), COA (Centros de Orientación y Apoyo), tenemos cantidades de siglas que son ya miles de trabajadores con otro estatuto y que hacen cuña directamente en la discusión actual, o sea, sí hay avances. No hay un avance como el que vimos en el menemismo, que fue por ramas enteras de la producción y que también implicó un enfren- tamiento con un movimiento obrero anterior y derrotas de gremios enteros como telefó- nicos, ferroviarios, trabajadores de Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA), etc. No vemos eso porque además, esa clase no existe como tal; la fragmentación que uste- des describen es tal, hay micro momentos y situaciones de resistencias permanentes, casi todo el tiempo, de distintos sectores, pero sin embargo, un avance sostenido. Por ejemplo, en el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), donde no está terminado el conflic- to ni digo que se va a terminar; sin embargo, mientras tanto hay intenciones, filtraciones del gobierno. Quiero que entre todos veamos una cosa más macro para poder evaluar esa instan- cia de las relaciones de fuerza, porque es muy importante, en relación a la crisis, posible o no, al freno y a la estabilidad del gobierno. Y lo úl- timo es el tema que toca Valeria de la reforma educativa. A mí me parece que el conjunto de los compañeros que está acá tiene que tener
en cuenta por varios lugares, porque tiene que ver con una reforma laboral muy profunda y con la posibilidad de acumulación de capital de nuevos sectores. Hoy el negocio internacio- nal de la educación privada es uno de los dos o tres principales del mundo, el G20 va a discutir eso y Argentina es un gran pavo para ese mer- cado. Carlos: Me llamo Carlos y en realidad es- toy acá gracias a la señora que traba- ja en mi casa, porque le pregunté a quién había votado y me dijo, a Macri. Le pregun- té por qué y me dijo que a esa Cristina no la aguanta. Entonces me puse a pensar: qué grande Durán Barba, porque supo captar, es decir, con qué interpretación de la realidad de la gente supo captar a una persona que vota patrón. Teniendo un enemigo que tiene 600 años de marketing, de conocimiento de mar- keting, porque el burgués es un vendedor, es decir sabe vender bien un sistema y sabe vender bien cualquier cosa. Creo que estamos peleando en contra de eso, estamos con ese tipo de desventaja. Nosotros estamos justa- mente en contra de todo eso. Está la clase dominada y 10.000 subclases, que sé yo, pero todas tienen algo en común, son dominadas, están sometidas. Ahora el tema es ¿pasa por un programa económico determinado socia- lista, pero no pasa también por conocer no solamente el ser de la clase dominada y el ser de la clase que domina? ¿No pasa también por el lado de qué clase de gente es, cómo se mue- ve y qué tipo de inconsciente tienen, por ejem- plo, para adosar a todo lo otro, justamente? Yo pregunto: ¿alguien se está ocupando de eso? Que creo que es el sujeto en sí, con qué sujeto nos estamos viendo. Alberto: la fragmentación que existe en el cam- po del trabajo, que no es nacional sino mundial
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¿cuánto afecta la posibilidad de reconstruir precisamente el campo popular? Nicolás: Soy Nicolás, miembro de la Sociedad de Economía Crítica. Un tema que me parece interesante para pensar tiene que ver con la comparación entre el proyecto del gobierno, hasta qué punto este gobierno cumple con sus objetivos o hasta qué punto los reconstruye. Yo recuerdo un debate fuerte que había antes de las elecciones de medio término del año pasado, sobre todo cuando estaba Cristina li- derando las encuestas en la provincia de Bue- nos Aires, antes de que se estructurara cómo iba a ser la elección, antes de que se rompie- ra la posibilidad de un acuerdo un poco más grande en el peronismo y aparecía en el esce- nario la posibilidad de que el gobierno perdie- ra las elecciones, yo recuerdo la discusión de quienes estamos del otro lado sobre qué con- viene que pase, que gane o que pierda, porque por ahí si pierden se viene un rapiñaje total, como diciendo este gobierno lo que va a hacer es destruir todo lo que pueda en el poco tiem- po que le queda. El triunfo electoral permite pensar que quizás esto va para largo y pensar que va para largo puede reescribirse pensando que pueden tam- bién estar cambiando su objetivo. Quiero decir que el plan del gobierno no es un solo plan que se diagramó en la campaña electoral de 2015, sino que va cambiando a la luz de los acon- tecimientos y, sobre todo, va cambiando su resumen temporal, en el sentido de que no es el mismo proyecto que pueden tener si piensan que van a gobernar hasta el 2019 o si piensan que van a quedarse veinte años. En ese sentido, me parece importante preguntar en relación a cómo ven los panelistas el factor temporal, no en términos de futurología elec- toral, no me interesa eso, sino en términos de cómo piensan que el horizonte temporal pue- de alterar la estrategia política y económica del gobierno, de que sea diferente la política
en un caso u otro. Uno podría pensar rápida- mente que el problema de la deuda externa, el acelerado endeudamiento externo tiene un límite y en general cuando ese límite llega, explota; entonces la pregunta es a quién le va a explotar esa bola de la deuda externa, si piensan que le explota a ellos mismos o le va a explotar a otros, y qué otras bolas de nieve pue- den estar construyéndose socialmente, que no son tan fáciles de ver como el endeudamiento, y cuyo resultado político, a quién les explote o no, dependerá de esa dimensión temporal que pueda pensarse en la estrategia del gobierno.
Respuestas de los panelistas Claudio Katz: Lo importante de estos talleres es tener en cuenta que somos compañeros que tenemos puntos de vista convergentes y estamos afinando ideas comunes. Creo que hay varios temas que han aparecido que son relevantes. El primero es a nivel internacional. Yo creo que este año son los diez años de la crisis internacional, y hay dos diagnósticos. Está el diagnóstico de las burbujas por explotar, o el diagnóstico de que con China la economía se sigue recuperando. Cualquiera de estos dos diagnósticos es importante para la explosividad de la deuda argentina. Si el diagnóstico de la burbuja es el más sólido, el peligro del estallido de la burbuja en Argentina es víctima seguro de algún temblor internacional. Estamos muy pendientes de cuál de las dos líneas se va a dar, y eso se va a ir viendo en los próximos meses, en el próximo año, hacia dónde va. Pero hacia dónde va esta vez incide directamente. Ahora, supongamos que no haya crisis internacional, supongamos que es válida la otra, yo creo que acá se está armando un desequilibrio en el
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plano comercial, quizás en el mediano plazo, más grave que el de la deuda, porque Argentina está quedándose sin mercados, no solo tenemos el déficit comercial más grande de la historia, no hay ninguna intuición de por dónde va a cambiar eso, las exportaciones están cayendo, incluso después de la devaluación, con mejora del tipo de cambio. Entonces, se está armando un problema también comercial, de largo plazo, bastante grande. Respecto del tercer problema que discutimos acá sobre el bloque dominante, creo que hay coincidencia en que el capital financiero es el que está manejando este modelo, pero supongamos que les va bien y que empiezan a convertir capital financiero en inversiones, ¿cuál sería el modelo productivo? Ganan las elecciones en el 2019, se estabilizan ¿hacia dónde irían? Claramente la prioridad de ellos es la energía, son un conjunto de objetivos primarizadores, donde probablemente la energía o la minería tenga un papel más importante del que tuvo el agro en el pasado, pero van por ese lado, y lo demás va a quedar subordinado. Ellos tienen en mente algunos servicios, hacer de Buenos Aires una ciudad de turismo, pero eso es complementario y para mí la conclusión es importante, si ellos logran estabilizar su modelo, la fractura social va a ser tan o más importante que ahora. Este para mí es el punto clave, incluso con una tasa de crecimiento importante, es una tasa de crecimiento destruyendo empleo industrial, sin crecimiento del traba jo genuino, y por lo tanto va a estabilizar una segmentación social de largo plazo. Si a ellos les va bien y estabilizan un modelo, es difícil que puedan estabilizar una estructura política y social medianamente viable. El cuarto tema es algo que aquí estuvimos conversando, muchas intervenciones pusieron bien el acento en los números, en el ciclo, en la comparación, y está bien porque ahí se ven continuidades; no es que Macri nació ayer, hay
un hilo conductor, pero cuidado con irnos al otro lado. Yo creo que acá no hay que perder de vista que este modelo es diferente al anterior, es cualitativamente diferente, en una sola cosa, viene a destruir las organizaciones obreras. Según la valoración que uno le dé a esto, dirá si es un modelo diferente o no. Podemos hablar de que el otro empujaba al consumo, que este empuja a la inversión, el otro era proteccionista, éste va a la apertura; pero éste tiene un plan de destrucción y cambio de la correlación de fuerzas. No perder de vista eso me parece clave y aquí es donde me hago una pregunta, no tengo la respuesta, ¿cuándo cambiaron las cifras grandes en Argentina, cuándo esas tasas cambiaron por completo? Con la hiper del '89 y el derrumbe del 2001. Con esos grandes desmoronamientos es que se producen los cambios en los grandes datos económicos. Entonces la pregunta es: ¿puede Macri hacer el ajuste que quiere sin un '89 o un 2001? Y si tiene un '89 o un 2001 ya no es Macri, porque evidentemente se lo lleva a él. Acá hay una contradicción que es que el gradualismo, el reformismo permanente es probablemente un ideal inalcanzable de la clase dominante. Si el patrón de la historia sigue, eso nunca lo sabemos, eso lo logrará Macri, hundiéndose Macri y viniendo otro después para reconstruir. Quizás la burguesía olfatea esto cuando dice que no queremos tanto que Macri siga, aunque sí queremos que siga, sino que el peronista que venga después, sea como Macri. Quizás ellos intuyen algo de ese tipo. El otro tema que acá estuvo muy bien planteado es que lo singular de Argentina es su resistencia social, yo creo que los ejemplos son múltiples. Basta ver lo que pasó con Lula en Brasil, todo el mundo dice que si en Argentina pasaba eso, el país se incendiaba. Basta ver lo que pasó en diciembre, cuando pusieron las jubilaciones pero el golpe al gobierno fue tan grande que creo que, por esa razón, ahora tiemblan tanto, no
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reprimen, ya desaparecieron los infiltrados en las marchas, mágicamente, porque no logran cambiar la correlación de fuerzas y eso es clave.
sentó las bases de unos análisis económicos. Es mucho más complicado, en mi opinión, el problema político que el problema económico.
Eso me lleva a la última pregunta, que es la que está dando vueltas todo el tiempo acá, que es cómo puede ser que con semejante plan económico, con semejante resistencia social, estemos hablando todos de que Macri pueda ganar las elecciones. Esa es una contradicción monumental y yo no creo que en el pasado haya habido una contradicción tan grande. Resistencia, fracaso económico y el tipo puede ganar. Creo que hay muchos elementos, que nos desbordan. Cuando se empezó a discutir el año pasado si creaba o no creaba una nueva hegemonía, después del '19 si ganan, vamos a tener que volver a discutir eso. Hay muchos elementos que están presentes, creo que quizás el temor popular a que esto termine como el '89 o el 2001 es la famosa desconfianza: ¿y si se van éstos y se derrumba todo? Quizás, curiosamente, el macrismo está lucrando con el terror que existe en la población al helicóptero, pero no al helicóptero de De la Rúa, sino al desastre que se viene cuando viene el helicóptero. Eso puede influir. También yo creo que el macrismo tiene una capacidad política para cooptar por arriba, gobernadores, burocracia sindical, y también para hacer demagogia en el momento oportuno, por ejemplo, con el aborto, sorprender a todos con el aborto, manejar los medios de comunicación con los trolls . Ahora se sabe que uno de los que está detrás de Cambrigde Analytica es también un macrista. Hay muchos instrumentos que ellos están manejando que hay que tener en cuenta, y hay que ver cómo esto está impactando en esa conciencia por abajo, que a todos nos resulta inexplicable, pero que vemos todos los días, cómo vos, miserable, pobre, afectado, votaste a este tipo. Ese es un problema. Creo que a partir de la segunda mitad del año, vamos a tener discusiones más políticas. Esta reunión
En parte, la coincidencia de todos nosotros acá con los grandes temas es porque es más o menos evidente lo que pasa y lo que puede pasar. En cambio, la política nos presenta una serie de interrogantes, esta vez más difíciles que en el pasado y creo que vamos a tener que avanzar en eso, en discusiones que tienen que ver con la construcción política, con la construcción por abajo, y con algo que sólo lo digo pero no podemos discutir ahora, que es qué tipo de construcción electoral proyectamos para el año que viene. No basta decir repetimos lo de siempre, porque el país no está repitiendo lo de siempre. Puede ser que la conclusión sea, pero hay que pensarla. Creo que todos los que estamos aquí, sea por esta instancia o por otra, nos vamos a ver dentro de unos meses conversando bien qué canal le damos a la construcción política en el próximo periodo.
Jorge Marchini: Dos cosas me llaman la atención de las preguntas. Una es lo de Durán Barba, que puede hacer votar a una persona totalmente oprimida, ya castigada y más castigada por este gobierno, y sin embargo no cambia su opinión. Y una opinión sobre las elecciones sobre lo que nos convenía, si ganaba el kirchnerismo, si era mejor o peor; y por otro lado, sobre la condición del trabajo, las condiciones nuevas de la división del trabajo. Sin duda, hay cosas que nosotros tenemos que verlas y son considerables, no había internet ni trolls , no había concentración a nivel de la comunicación, el manejo actual del lenguaje, todos estos temas tenemos que considerarlos. Los que estamos en esta reunión tene-
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mos que tener en cuenta que tenemos una falencia nuestra; a mi entender, esta es una batalla cultural, ¿algo podemos hacer nosotros para mejorar esto? A mí me parece que sí está planteado. Una es cómo nos paramos frente a esta situación, sobre todo con el cambio político. Esta elección próxima no, pero la otra el gobierno va a ser desarrollista, ya estamos viejos, estamos mirando las elecciones y los años se nos vienen encima. No pareciera ser que la dinámica pueda darse en un plano político, porque los tiempos están ya del otro lado. Y por otro lado, la cuestión de qué posición tomar ante un progresismo que apareció, porque América Latina es el único continente que rechazó como región al neoliberalismo, en el sentido de que hubo gobiernos que se proclamaron; después podemos hacer el balance de que es distinto Chávez que Lula, que Lugo, pero lo cierto es que aquí se habló contra el neoliberalismo, cosa que no ocurre en Asia. Aparte ha habido un deseo de poner el tema en la agenda mundial y de hecho los cambios que existieron en los años 2000. Creo que acá hay una parte nuestra y que es fundamental que la izquierda en general tenga capacidad de interlocución nueva, en lo que la izquierda tiene que hacer, que no sea aquella que plantea el mundo ideal, sea el socialismo que se plantea acá, o que aparte de esto, queremos el socialismo. Eso me parece que no convence a la señora que está en la casa, no la logra convencer. Me parece que cuando aparece una referencia de algo que parece que tiene el futuro por delante, es bastante así, uno puede dar el ejemplo de la reforma universitaria argentina, cómo los jóvenes tomaron el futuro en ese momento y también los distintos momentos políticos que aparecen, como el de Cuba, el de Grecia, que luego fracasa para muchos movimientos. Hay algo que tiene que aparecer, y tiene que ver con lo económico. Recuerdo lo que decía
alguien al principio del EDI, cuando veía la televisión aparecía un político de derecha, un político de izquierda de oposición al menemismo, y después venía un economista, por ejemplo Espert o Sturzenegger, es decir, el técnico, el que sabía. Creo que hay una parte nuestra que tiene que aparecer también con temáticas en los próximos periodos. Yo propongo que podamos contribuir a hacer cierto debate, por lo menos centrar en 5, 6,7 debates, llámese reforma laboral, el tema jubilatorio, que es realmente una batalla, porque Argentina es el único país que hizo retroceder el sistema de jubilación privado y, por lo tanto, es un tema importante. Plantear estos debates en el siguiente sentido, no solamente plantear lo que está mal, sino atisbar que la izquierda tiene algo más que decir, que es proponer algo. Me parece que hay algo que oxigena el mensaje político, a la preocupación también que decía la compañera, son extraordinarios los movimientos de Argentina, la derecha siempre tiembla, el 2x1 fue un desastre, obviamente el tema jubilatorio, los temas del movimiento obrero, se pueden ver con admiración a nivel mundial; pero también es cierto que son picos de movilización que no corresponden luego a un asentamiento político. Nunca hay una garantía de eso, pero me parece que, si un deseo, una perspectiva, es que la izquierda cultural y políticamente gane algo, es en la economía, es el tema donde podemos tener algo más, donde parecía que el secreto era el de la derecha. En temas claves, como fuga de capitales, el endeudamiento para la fuga, en el caso del debate con el kirchnerismo, todavía el kirchnerismo no puede hacer un debate respecto de lo que se llamó "el cepo", porque es algo culposo. No alcanza con decirle al kirchnerismo que fueron traidores porque no fueron capaces ni consecuentes, tenemos que ver cómo ingresamos al debate. Ahora el kirchnerismo no es el tema
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central del debate, no son responsables del gobierno. El debate tiene que ser que la izquierda es la referencia de una propuesta alternativa, que tiene que ganar a mucha movilización popular que todavía no tiene canal político, no en el sentido de decir que el kirchnerismo es malo y nosotros somos buenos, sino en proponer un horizonte distinto. Me parece que si construimos algo de esto en el próximo período, es superador. Necesitamos hacer nuestra batalla cultural, que mejoremos nosotros, que tengamos una capacidad de decir algo. Quiero ver a la gente que está acá discutiendo en televisión, no lo digo en chiste, sino en serio, y nunca hay espacio para eso, otro mito, hay espacio para eso, lo que pasa es que no se llenan los espacios. Aparece cualquier movimiento social, los clubes de barrio, y discuten las tarifas, tenemos que tener una entidad, que la izquierda está armando una referencia, una propuesta, un programa, una alternativa, y sobre todo pararse ante las luchas que se vienen ahora. Tener algo para decir, no es sólo un debate ideológico sino un debate moral en el cual, quien apoya a los movimientos sociales piensa que no es sólo la circunstancia, sino que se está jugando el futuro del movimiento social también.
Marisa Duarte: Recojo a partir de la pregunta de Claudia y lo que propone Jorge. La obligación nuestra es mirar la realidad, o sea, el diagnóstico, pero teniendo en cuenta que tenemos que actuar sobre el presente e imaginar el futuro. Me parece que ahí hay planos distintos donde son diferentes las herramientas que se utilizan. La realidad es la realidad, más allá del sesgo, de la mirada, de la perspectiva, el condicionante teórico y político que uno le ponga. De hecho, llegamos mucho más fácilmente a un diagnóstico consensuado, que a imaginar las salidas.
Planteo esta necesidad de regular monstruos liberados que después no sabemos hasta dónde actuarán en esto de vaciar de contenido muchas de las herramientas que teníamos hasta no hace tanto para generar espacios de convivencia razonable. Lo que estamos viendo es que el Estado Nación tiene que pagar los costos de una serie de efectos que no maneja, que muchas veces ni siquiera convalida, pero sobre lo que caen los costos. Lo mío es una propuesta y un desafío, porque creo que está en mucha de la base social movilizada una perspectiva y una mirada sobre lo que pasa en el entorno, se mira lo que pasa en Chile con las reformas previsionales. La reforma educativa en Chile generó una marcha al quitar el copago que hacían las familias sobre la educación porque la gente quería pagar. Eso pasó hace un mes. Nosotros tenemos infinidad de movilizaciones, ahora no hay que ser condescendiente con esa capacidad de movilización, porque si eso no tiene intermediación política, canalización política, no tiene claro horizonte y una ambición de poder, nos cansamos nosotros de estar recorriendo plazas, marchas, llevando velas, pañuelo verde, lo que sea, muchas veces marcado por una agenda de la derecha, no tiene una efectividad razonable respecto del gran esfuerzo que implica para los sectores populares ocupar permanentemente la calle. Soy perfectamente consciente de las dificultades que hay para interceder en el parlamento de acá, ni hablar en los mecanismos de regulación del capitalismo a nivel global. Lo que digo es que si uno no pone en agenda determinados temas, no van a estar, porque no va a haber nadie que va a venir a plantear cuestiones que afectan la vida de los sectores más vulnerables y que si no somos los sectores vinculados a la izquierda los que los planteamos, seguramente que eso va a seguir abrevando y generando masa crítica hacia la derecha. Por supuesto, estamos en una etapa en que el macrismo avan-
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za, lo cual no debe desmoralizar, es un dato de la realidad, van avanzando en la medida que pueden, retroceden cuando no pueden, pero está claro que hay un objetivo ahí. Ahora, está claro que la resistencia se hace como se hace, como se puede, con los condicionantes que se tienen, pero eso sedimenta y hay momentos de eclosión donde esa masa latente, más o menos golpeada, desestructurada y que recibe todas las presiones para que no exista, para borrarlos del mapa, en algún momento cristaliza, cuaja, genera lazos de consenso y vinculación y es una red que está latente, la tenemos desde la dictadura para acá y ha dado muestras tremendas de capacidad de construcción política. Hoy, frente a la dispersión, la desintegración del esquema de representación es el gran bastión, entonces nos puede gustar más o menos, pero yo creo que, de ninguna manera, se debe apostar al debilitamiento de las pocas estructuras de representación que tenemos. Podemos no estar de acuerdo con la burocracia sindical, pero hay detrás, grandes áreas de un sindicalismo distinto y si nosotros nos quedamos con que la burocracia sindical no vale ni dos pesos, estamos tirando todo y le hacemos el juego a la derecha; la corriente federal es otra cosa, los lugares donde hay comisiones internas funcionan con una lógica distinta, más allá de que a veces también terminan derivando en la derecha. Esos son los problemas a los que nosotros nos deberíamos abocar y estar trabajando permanentemente, pero no tapando, porque la condescendencia hace que yo no mire esas cosas que no me gustan de la clase obrera, ¿cómo va a votar al macrismo? Y sí vota al macrismo. Ahora, ¿nos pusimos a pensar que en el conurbano bonaerense estuvieron 20, 30 años y la gente sigue enterrándose en el barro cuando llueve? Todo eso debe ser mirado y lo debemos mirar, no tanto para pasarles facturas a los que estuvieron, sino para tener claro el horizonte hacia afuera. Destruido el esquema
que marcaba el peronismo, que simplificaba muchísimo pero que sabía perfectamente que de acá para allá estaban los burgueses y de acá para acá estaba la clase obrera y se acabó; y buena parte de esa clase obrera era formal, en relación de dependencia, que tenía clubes en todas las ciudades turísticas de Argentina y una cantidad de beneficios, eso se acabó. Con el haberse acabado eso también desestructuró aquello que juntaba al peronismo, y no necesariamente los sectores críticos abrevan hacia la izquierda en eso. Nosotros no tenemos que comprarnos internas que nos fija la derecha, que se muere de risa cada vez que uno de nosotros le cuenta las costillas al compañero. Me parece que hay que buscar el criterio amplio de lo que son los sectores populares, con toda la complejidad, bancarse que la señora que viene a casa diga que vota al macrismo y que estaba harta de Cristina y pensar qué cosas del cristinismo cristalizaron, llevaron demasiado hacia el Estado y le quitaron a la movilización social, la capacidad de autogestión de los sectores populares y terminó sacando de sus manos el propio destino de esa clase, estatizando beneficios, dando mucho más que involucrando en un proceso de construcción de masa crítica de los sectores populares. Y acá creo que la lucha contra el sistema capitalista es el lugar hacia el que hay que ir. Ahora, de alguna manera esta planificación estatal presupone que yo tomé el Estado, pero no lo tenemos ahora. En el mientras tanto, lo que creo que hay que hacer sobre el poder es ir corroyendo sus estructuras, debilitando eso, quitándole espacios, molestando todas las veces que se pueda. Insisto en la necesidad de que en el mientras tanto, se generen espacios de mercado no capitalista para que determinados derechos, me refiero a los derechos fundamentales como a la alimentación, a la vivienda, a la educación y a la salud, se sustraigan al mercado capitalista e integren mercados distintos, cooperativos,
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solidarios, mutualistas, recreaciones de distintas posibilidades que hagan que, frente a crisis sociales como las que nos cabe esperar, no se estén levantando todo el tiempo muertos de los sectores sociales más desfavorecidos.
Adrián Piva: Solamente dos cosas. Una, la de los avances parciales del macrismo, estoy de acuerdo con eso. Es más, con el fracaso del avance del conjunto de reformas de diciembre de 2017, el macrismo volvió hacia una estrategia de avance por sector. Sobre eso, dos cuestiones, la primera es que no es suficiente como para producir un quiebre en la relación de fuerzas de lo que necesita el gobierno para avanzar en el proceso de reestructuración más profundo; esto no quiere decir que no hay que prestarle atención. Si bien esos quiebres en las correlaciones de fuerzas requieren de momentos de ruptura, esos procesos son precedidos de dinámicas de acumulación molecular. No hay que dejar de prestarle atención, esas pequeñas micro resistencias, etc., son lugares donde acumulamos nosotros pero también donde acumulan ellos. Y si hay un proceso de avance molecular, están acumulando. Eso tampoco hay que perderlo de vista, me parece que en términos políticos es central, y es una cuestión estratégica. El otro aspecto que quería tomar es el de por qué gana Macri. Yo creo que a veces prestamos demasiada atención a un discurso que tiene el propio gobierno en sí mismo, que se presenta como un gran marketinero. Yo creo que hay cuestiones más profundas, que tienen que ver con la capacidad de bloqueo de la que hablamos varias veces durante el día de hoy, que tuvieron la clase obrera y los sectores populares y que tienen todavía, pero esa capacidad de bloqueo no se traduce en superación, sino que en lo inmediato se traduce en una erosión de los modos de sociabili-
dad capitalista cotidianos, es decir, se traduce en nuestra experiencia de todos los días de que las cosas funcionan mal. Eso genera una demanda de orden y no hay que subestimarla. En la izquierda tenemos un grave problema para hacer frente a eso; Gramsci hablaba del nuevo orden. El problema de la dimensión de un orden está presente en la lucha política, y yo creo que es un motivo muy fuerte del voto de Macri. A un articulito que escribí le puse "La épica del país ordenado", porque Macri en un discurso dijo: yo creo en la épica de un país ordenado, y yo creo que le estaba hablando a un tipo que estaba del otro lado, abrumado cotidianamente por una vida de mierda y está dispuesto a hacer ciertos sacrificios si esto termina en un ordenamiento. Incluso lo de Chocobar, yo no estaba muy de acuerdo con la idea de que lo de Chocobar era para tapar el ajuste, lo de Chocobar se ponía al lado del ajuste, iluminaba todo el conjunto de medidas, le daba el sentido de "estamos ordenando el país". No creo que sea suficiente, evidentemente el gobierno no ha logrado construir una hegemonía en torno a eso, pero es un aspecto muy importante y hay que tomarlo en cuenta, porque incluso en un potencial escenario de crisis, la dimensión de la reconstrucción del orden se pone abiertamente en juego y la disputa se concentra ahí. Lo vinculo también con la acumulación molecular, sea Macri u otro.
Guillermo Gigliani: Hago una respuesta a Marisa, hablo en términos de socialismo porque creo que los socialistas tenemos que expresarnos en esos términos. Desde luego yo no pienso que estamos cerca, por eso dije que es una cosa difícil, de ninguna manera excluyo las luchas intermedias, participo de muchos foros unitarios, incluso de la lucha gremial. Creo que en Argentina hay una expresión de la izquierda a partir del 2013, que
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es una expresión pequeña, me refiero al FIT, que ni siquiera maneja o conduce a una fracción de la clase obrera, no tiene una central obrera y creo que eso se da en un contexto en el cual a nivel internacional la izquierda revolucionaria tiene límites muy grandes; posiblemente Argentina sea uno de los lugares en el que la izquierda avanza más. El hecho de que tenga esa existencia real, que aspire a crecer y a ganar terreno en la conciencia y en la acción concreta de las masas, eso puede ser hecho en la medida en que los socialistas digamos nuestra palabra, digamos cómo vemos una sociedad y sobre todo, expresemos nuestra visión sobre cómo va el proyecto neoliberal y sobre cuál podría ser la perspectiva del recambio por un proyecto neodesarrollista. No es que yo crea que a la vuelta de la esquina está el socialismo y por eso hablo del socialismo, creo que mi camino es el socialismo.
Esteban Mercatante: Guillermo planteó una cuestión interesante. Yo hablo desde el PTS en el Frente de Izquierda, para mí es claro el desarrollo del Frente de Izquierda que en los últimos años es una fuerza gravitante, a partir de la cual se discute el destino de la izquierda. Hay una cuestión central que son los desafíos del Frente de Izquierda, y para que emerja una izquierda como partido verdadero en el sentido de partido con capacidad de hacer maniobras, de intervenir en la lucha de clases dirigiendo batallones, obligando a la burocracia sindical a que nos tome como un interlocutor, con una capacidad de maniobra e intervención que no tienen, hay un problema crítico que es la inserción en el movimiento obrero. Creo que el surgimiento del Frente de Izquierda estuvo posibilitado por varias décadas, el 2001, desde antes, inserción en el movimiento obrero, en los movimientos de desocupados, algo de trabajo político
ahí y habla desde los sectores del activismo, de lo que fue el sindicalismo de base en los años del kirchnerismo, vinculado a distintos gremios industriales, a sectores de servicios, etc. Obviamente no estuvo todo en la fuerza del Frente de Izquierda, hay muchos sectores con otras representaciones políticas, pero el desarrollo del Frente estuvo muy vinculado a esos fenómenos. A pesar de que la izquierda en términos de votos es todavía un porcentaje muy minoritario, tiene mucho más ascendiente en términos electorales de lo que tiene en capacidad de organización e intervención en batallones del movimiento obrero. El desarrollo de la izquierda como alternativa, con un discurso anticapitalista y demás, está vinculado en Argentina al desarrollo organizativo de la clase obrera como sectores importantes políticamente independientes, que rompan con el peronismo, donde le podamos disputar gremios a la burocracia sindical, y que sectores antiburocráticos y anticapitalistas en los grandes gremios de la industria, los servicios, el sector público y demás, sean gravitantes. Por ejemplo, cuando fue el acto de Moyano, la izquierda tuvo una presencia pero no le daba ninguna tónica a la actividad, esto hay que decirlo. La clave es poder ser decenas de miles o cientos, con inserción en determinados lugares. Ese es el desafío y tiene mucho que ver con un tema que fue planteado, que es el de las ofensivas. El macrismo oscila, cuando no pudo avanzar, el reformismo permanente quedó en stand- by y empezó el año con distintos despidos, el INTI, el Posadas, ahora está la discusión sobre los convenios en el sector supermercadista, etc.; o sea, si no se puede avanzar de conjunto, se avanza molecularmente, pero si eso no se generaliza, no termina de cambiar la relación de fuerzas. Incluso también está el tema que planteaba Claudia, cómo se hace eso sin grandes crisis, que me parece que es la disyuntiva que tiene la burguesía y que por ahora el
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macrismo quiere durar, entonces avanza y cuando tiene resistencia, retrocede, por eso le cuesta que la burguesía se enamore. Por eso aparecen cada vez los Groda y demás, que dicen que este gobierno tiene en su plan perdurar, que nos deja en la decadencia nacional, como lo entienden ellos. Constatar eso es importante, porque también está este surgimiento de una fuerza política de izquierda con inserción en los gremios que tiene que entrar en esos combates, resistirlos y tratar de unificarse, porque si no se unifican es mucho más fácil para Macri atacar el INTI, y después el Posadas, que cada unidad productiva discuta por separado, estrategia con la cual colabora gran parte de la burocracia que no quiere que se desarrolle un ala clasista ni antiburocrática. Se pliega a esa estrategia y va negociando, cuando puede, negocia menos despidos y cuando puede, acepta todo. Gran parte de los gremios aceptaron el 15%, ahora no pueden avanzar con el 15% porque es inaceptable en medio de la discusión por los tarifazos, pero volverán a eso si la crisis no se desarrolla. En ese marco, el macrismo pudo ganar las elecciones en gran medida porque los meses antes de las elecciones o el año antes dijo que era una cosa completamente distinta a lo que había sido en los primeros meses de 2016, y lo que quiso ser en noviembre de 2017, es decir, el reformismo permanente era algo de lo que no se hablaba. Si vos le preguntabas a Triaca si iba a haber reforma laboral o previsional, decía que de ninguna manera. Y terminan las elecciones y presentan un plan que incluía esas dos cosas. Eso expresa la misma contradicción que tienen, el campo de fuerza que es la base para poder desarrollar esta organización, esta fuerza política. Hay que evitar que el debate sea entre esto y volver al pasado, porque ese pasado dependió de condiciones económicas, sociales y políticas, herederas del ajuste de 2002. Sin el ajuste de 2002, no había kirchneris-
mo y sin el boom de las commodities tampoco. La alternativa entre Macri y el kirchnerismo y ese volver al pasado, hay que plantearla como falsa en esos términos, y después haciendo la crítica más positiva de cuál es el objetivo nuestro. En ese sentido, cuál es nuestro programa, nuestra visión y los contenidos que queremos desarrollar. Eso está asociado a fortalecer la organización de la clase como tal. Desde los sindicatos, desde donde está la clase obrera que se puede organizar, hay que organizar a todos los que no pueden hacerlo, los precarios, todo el conjunto de la clase, que es fundamental para poder construir ese sujeto.
Mariano Féliz: El macrismo no solamente gana por Durán Barba, porque las clases populares votan contra sus intereses sistemáticamente, votaron a Menem, no solamente los sectores de más bajos recursos, sectores medios, trabajadores; y no estaba Durán Barba, no había redes sociales, eso no me parece muy significativo, los problemas van por otro lado. Nicolás hablaba de la visión temporal de la política y tiene mucho que ver con la resistencia que se construye en torno a esa política. Lo temporal, el gobierno lo modifica en función de la lucha: entonces nosotros, como sectores populares, podemos acelerar los procesos o intentar a partir de la organización y la lucha. No es que es independiente la crisis del macrismo, que ojalá que venga en algún momento, de lo que hagamos nosotros a nivel político y económico también, porque el ajuste del sector público se frena, y eso alimenta endeudamiento porque no pueden recortar el gasto público, el déficit, la emisión; es un ciclo. Ahí la organización y la lucha juegan un rol central, sino es poner la dinámica económica por un carril que no es el carril vinculado con las luchas, me parece que hay que tratar de encontrar la articulación en el
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análisis claramente. También es importante pensar que el voto al macrismo es un voto que refleja condiciones materiales de vida de un montón de gente, y también experiencias políticas. La política en Argentina, y no sólo en Argentina, la forma de hacer política crea condiciones para que la gente diga: pongo un cheque en blanco a un gobierno para que en cuatro años venga a resolver todos los problemas que el gobierno anterior, que me dijo que los iba a resolver, no resolvió. Eso ocurre porque la política es firmar un cheque en blanco una vez cada cuatro años, no es participar, no hay una dinámica donde los partidos políticos o las fuerzas políticas involucren a la población, al conjunto del pueblo, en resolver los problemas concretos que tiene, eso no existe, entonces es siempre la esperanza en el próximo gobierno. En esa dinámica pasa esto, es posible que un grupo de personas crean que un gobierno X, una fuerza política X, pueda resolver los problemas que los que supuestamente son más progresistas, no resolvieron. Decía de hablar del socialismo porque hablar del socialismo es hablar de otra forma de hacer política, otra forma de participación del pueblo; por eso señalaba la cuestión de la democracia también, que me parece central. El votar cada cuatro años no es democracia y cada vez menos, el sistema político está muy deteriorado, lo que es la participación política a partir de los medios de la democracia formal que se ha construido. Lo vemos acá y en otros lados. Lo que pasó en Brasil ahora es consecuencia de que el lulismo lo tuvo a Temer de vicepresidente, sino parece que todo nació de un repollo. El PT acordó con las fuerzas de la derecha para llegar al gobierno, no al poder, y las consecuencias están a la vista. La política tiene que ir por otros carriles y el concepto de la política en el sistema que vivimos hoy, hay que repensarlo también, hay que ponerlo en cuestión seriamente. Estamos atravesando situaciones en las que el Estado
de Derecho ya no es tal, es otra cosa, también tenemos que repensar eso, es central.
Federico Wahlberg: Yo había cerrado mi intervención haciendo una alusión a las perspectivas de la izquierda a nivel político electoral en relación al FIT, y saludo que eso haya reaparecido. La verdad es que la convocatoria que hace el EDI es muy tentadora, estamos sentados acá representantes del FIT y de otras organizaciones. Yo soy de Marabunta. En 2017, apoyamos la participación de Poder Popular en el FIT, un espacio que se propone darle una expresión a lo que no son los tres partidos más tradicionales que han armado ese proyecto. Rescato lo que dijo Esteban respecto a que el FIT tiene más llegada electoral que inserción. Está bueno que siendo parte del FIT lo marquen. Es interesante poder debatir en este contexto, porque no se da muchas veces que estemos de varias organizaciones. Está bueno señalar debates que habría que seguir en otra instancia. El FIT se podría proponer lograr esa inserción a partir de mayor apertura en otros espacios, están los debates a nivel sindical y cómo lograr mayor presencia de la izquierda en ese terreno, cómo disputarle a la burocracia. Acá se sembró una semilla para poder generar un espacio de esas características, y estaría bueno tratar de reproducirlo. La idea de pensar en un frente de izquierda, sea FIT o con el nombre que sea, y pensar qué características debería tener, entendiendo que no sólo tienen que ser organizaciones políticas sino también poder nuclear a un montón de gente de izquierda que no está necesariamente organizada en un partido. Creo que es parte de los desafíos, y que se puedan aprovechar estas instancias para poder opinar, así sea críticamente, de eso. Rescato que los debates acá siempre se dan en un marco de mucho respeto, creo que quizás excesivo respeto, por ahí no tiramos críticas para que nos vayamos todos contentos; sabemos que hay diferencias, pero
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creo que si se plantean en buenos términos, se puede desarrollar el debate. Quizás se discutió poco en otras oportunidades. Sigámosla en otra instancia.
Valeria Ianni: Quiero suscribir lo que planteó Claudio. Incluso si se pudiera capear toda esta vulnerabilidad en el corto plazo, la perspectiva de país tiene consecuencias en el extractivismo; pero además, no es casual que en esos países el grado de criminalización y represión es cualitativamente más alto, si vemos lo que está pasando en Brasil con la militarización, lo que hace 50 años pasa en Colombia, lo que pasa en Perú, en Paraguay, eso nos marca otra dimensión que estaría implicada en el triunfo a mediano y largo plazo de ese proyecto, sea Macri u otro el que lo lleve adelante. Yo pertenezco a Venceremos, hacemos parte de Poder Popular también, y nos parece que hay un montón de desafíos que tenemos que pensar como desafíos y como problemas. Hay certezas que tenemos y creo que la principal es que el capitalismo puede variar en algún condimento, pero que es un sistema que genera la explotación, la destrucción de los bienes comunes, múltiples formas de opresión y que una verdadera superación es el socialismo, y está bien volver a hablar de socialismo. Creo que en nuestra América tenemos un horizonte real que nos permite hablar de proyectos emancipatorios, hablar no sólo contra el neoliberalismo, sino de pensar alternativas y otros mundos posibles. Partimos de que estamos mejor que hace diez o quince años, pero está claro que el manejo de los medios, el manejo de los recursos y demás, generan un problema; pero también hay un problema de dificultades de cómo plantear alternativas reales que den cuenta de la realidad actual del país, porque el capitalismo es y seguirá siendo capitalismo mientras exista, pero
las formas concretas que adquiere, las formas que adquiere la lucha, el conflicto de clases y demás, también van variando y nos cuesta encontrar la vuelta para ser una alternativa real. Aclaración: yo cuando dije Durán Barba me refería a que Lenin fue Durán Barba y Perón también. Me refería a la historia del sujeto desde el sentimiento o desde la ciencia, no quedarse nada más con el significante. Ese significante tiene significado y ese es el problema: ¿qué es lo que mueve y qué congela ese significante a un significado? Creo que es uno de los problemas de la izquierda, que no llega a captar cosas que otros han captado y hasta han hecho revoluciones con eso. En su marketing, el capitalismo tiene esa capacidad, que en el socialismo no lo podemos tener porque tenemos otra filosofía de pensamiento y no podemos pensar en la destrucción del otro, que eso es el capitalismo, y lo único que queremos es mejorar al otro y en la igualdad. Esa es la contradicción. Estamos en un terreno donde nos destruyen, entonces ¿qué hacemos? No tengamos ejército, no tengamos nada, porque estamos con la paz. En mi opinión, creo que hay que llegar inclusive a usar, dentro de nuestra ética y moral, las mismas armas que ellos. Si nosotros vamos a seguir con arcos y flechas contra un cañón, seguro que vamos a perder. Otro comentario: Está buenísimo y es parte de la marca del EDI saber que este es un debate que supera, tiene trascendencia hacia lo político, y esto es simplemente una instancia. Eso está bárbaro, pero por otro lado, es un espacio de economistas o de gente interesada en la economía, y creo que eso nos tiene que dar cierta especificidad. Por lo menos yo me quedé con cosas picando que está bueno retomar, creo que tenemos tareas. No me queda muy claro que tenga una visión de futuro Cambiemos , me parece que están vendiendo un proyecto de pasado remozado y en ese sentido están en la misma que nosotros, a
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ver qué construimos para proponer distinto, y es difícil. Lo que sí podemos hacer y es una ventaja a la que el EDI ha aportado muchísimo en construir, es desarmar los sentidos comunes de lo que puede ser, y ahí las tareas no están saldadas. En estos espacios más pequeños tenemos más acuerdos que discrepancias, que son finitas, y tardamos mucho en hacerlas claras, pero hay una disputa de esos sentidos comunes hacia afuera y no sólo hacia nuestras organizaciones de pertenencia, sino hacia el sentido común de la gente. En esto de usar o no las mismas herramientas, muchos de nosotros tenemos herramientas para aportar, justamente en esta era de posverdad, y podemos decir que hay un dato que te refuta, que esto no es así, tanto para refutar o discutir el modelo actual, como el anterior, en la elaboración de las posibilidades y alcances de lo anterior. Creo que acá tenemos tareas para desarrollar por delante. Este cuasi consenso de acá no necesariamente se representa a nivel social, creo que tenemos una tarea fuerte, hay resquicios, sé de muchos de ustedes que traba jan fervientemente por abrir espacios, no sólo en la academia, sino a nivel cultural, radio, televisión. Esos son espacios que hay que disputar y no quedarnos tranquilos, porque acá nos pusimos de acuerdo la intelectualidad orgánica partidaria u organizacional, y eso no representa que tenemos un gran acuerdo. Nos quedan tareas, enfoquemos.
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Anuario EDI 2018 : Capitalismo argentino: ¿una vez más en la encrucijada? / Eduardo Lucita ... [et al.]; compilado por Eduardo Lucita. - la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación Rosa Luxemburgo; Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Economistas de Izquierda, 2018.
103 p. ; 30 x 21 cm. ISBN 978-987-46430-4-9 978-987-46430-4-9 1. Economía Política. 2. Argentina. I. Lucita, Eduardo II. Lucita, Eduardo, comp.
CDD 330.82
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