Mijaíl A. Bulgákov El maestro y Margarita Mijaíl A. Bulgákov El maestro y Margarita – Aún así, dime quién eres. eres. – Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien. GOETHE,
Fausto
Traducción de Amaya Lacasa Sancha
LIBRO PRIMERO
1. NO HABLE NN!A !ON "E#!ONO!I"O# Ala hora de más calor de una puesta de sol primaveral en «Los Estanques del Patriarca» aparecieron dos ciudadanos. El primero, de unos cuarenta aos, vestido con un tra!e "ris de verano, era pequeo, moreno, #ien alimentado y calvo. Ten$a Ten$a en la mano un som#rero acepta#le en %orma de #ollo, y decora#an su cara, cuidadosamente a%eitada, un par de "a%as e&traordinariamente "randes, de montura de concha ne"ra. El otro, un !oven ancho de hom#ros, al"o pelirro!o y des"reado, con una "orra de cuadros echada hacia atrás, vest$a camisa de cowboy, un pantalón #lanco arru"ado como un hi"o y alpar"ata alpar"atass ne"ras. ne"ras. El primero primero era nada menos menos que 'i!a$l Ale&ándrov Ale&ándrovich ich (erlio), redactor de una voluminosa revista literaria y presidente de la dirección de una de las más impo importa rtant ntes es asoc asocia iaci cion ones es mosc moscov ovit itas as de lite litera rato tos, s, que que lleva lleva#a #a el nom# nom#re re comp compue uest stoo de 'ASS*L+T y el !oven que le acompaa#a era el poeta +ván i/oláyevich Ponirev, que escri#$a con el seudónimo de Desamparado. Al lle"ar a la som#ra de unos tilos apenas verdes, los escritores se lan)aron hacia una caseta llamativamente pintada donde se le$a0 «1erve)as y re%rescos». Ah, s$, es preciso sealar la primera particularidad de esta siniestra tarde de mayo. o ha#$a un alma !unto a la caseta, ni en todo el #ulevar, paralelo a la 'álaya (rónnaya. A esa hora, cuando parec$a que no ha#$a %uer)as ni para respirar, respirar, cuando el sol, despu2s de ha#er caldeado 'osc3, se derrum#a#a en un vaho seco detrás de la Sadóvaya, nadie pasa#a #a!o los tilos, nadie se senta#a en un #anco0 el #ulevar esta#a desierto. 4 A"ua mineral, por %avor %avor 4 pidió (erlio). 4 o ten"o 4 di!o di!o la mu!er de la caseta caseta como o%endida. o%endida. 45Tiene 45Tiene cerve)a6 4 inquirió inquirió 7esamparado 7esamparado con vo) ronca. ronca. 4 La traen para la noche 4 contestó contestó la mu!er. mu!er. 458u2 tiene6 4 pre"untó pre"untó (erlio). 4 9e%resco de al#aricoque. al#aricoque. Pero no está %r$o 4 di!o ella. 4 (ueno, s$rvalo como como est2. - om#re compuesto que quiere decir «literatura de masas». :. de la T.;
El sucedáneo de al#aricoque %ormó a#undante espuma amarilla y el aire empe)ó a oler a peluquer$a. 7espu2s de re%rescarse, a los literatos les dio hipo. Pa"aron y se sentaron en un #anco mirando hacia el estanque, de espaldas a la (rónnaya. En este momento ocurrió la se"unda particularidad, que concern$a e&clusivamente a (erlio). 7e pronto se le cortó el hipo le dio un vuelco el cora)ón, que por un instante pareció hund$rsele sintió que volv$a lue"o, pero como si le hu#ieran clavado en 2l una a"u!a, y a (erlio) le entró un pánico tal que hu#iese echado echado a correr para desaparecer desaparecer rápidamente rápidamente de «Los Estanques». Estanques». 'iró alrededor con desa)ón sin comprender qu2 era lo que le ha#$a asustado. Palideció y se en!u"ó la %rente con el pauelo. «Pero, 5qu2 es esto6 4 pensó4. unca me ha#$a pasado nada i"ual. Será el cora)ón que me %alla< Estoy a"otado<, ya es hora de mandar todo a paseo< y a =islovods/<» > entonces el aire a#rasador se espesó ante sus o!os, y como del aire mismo sur"ió un ciudadano transparente y rar$simo. Se cu#r$a la pequea ca#e)a con una "orrita de !oc/ey y lleva#a una ridicula chaqueta a cuadros. Tam#i2n Tam#i2n de aire< El ciudadano era lar"o, incre$#lemente del"ado, estrecho de hom#ros y con una pinta, si me permiten, #astante #urlesca. La vida de (erlio) ha#$a transcurrido de tal manera que no esta#a acostum#rado a nin"3n suceso e&traordinario. Palideciendo a3n más y con los o!os ya desor#itados, pensó horrori)ado0 «?Esto es imposi#le@». Pero des"raciadamente no lo era0 aquel e&trao su!eto, a trav2s del cual se pod$a ver, ver, se manten$a otante, otante, #alanceándose #alanceándose en el aire. aire. Le invadió una tremenda sensació sensaciónn de terror y cerró los o!os. > cuando los a#rió de nuev nuevo, o, vio vio que que todo todo ha#$ ha#$aa term termin inad ado. o. La ne#l ne#lin inaa se ha#$ ha#$aa disi disipa pado do,, el tipo tipo de los los cuad cuadro ross ha#$ ha#$aa desaparecido y, con 2l, la a"u!a que le oprim$a del cora)ón. 4?(u%@ ?1uernos@ ? 1uernos@ 4 e&clamó el redactor4. Sa#es, +ván, por poco me desBmayo de tanto calor. calor. Casta he tenido al"o parecido a una alucinación< 4 Trató de sonre$r, pero todav$a le #aila#a el miedo en los o!os y le tem#la#an las manos. Lo"ró tranquili)arse. Se a#anicó con un pauelo y diciendo con una vo) #astante animada0 «(ueno, como dec$a<», si"uió su discurso, interrumpido para tomar el re%resco. re%resco. Este discurso, como se supo más tarde, era so#re Desucristo. El !e%e de redacción ha#$a encar"ado al poeta un lar"o poema antirreli"ioso para el pró&imo n3mero de la revista. +ván i/oláyevich ha#$a escrito el poema y en un pla)o muy corto, pero sin %ortuna, porque no se a!usta#a lo más m$nimo a los deseos de su !e%e. 7esamparado descri#ió al persona!e central de su poema 4 es decir, a 1risto4 con tonos muy ne"ros. (erlio) considera#a que ten$a que hacer un poema nuevo. > precisamente en ese momento, 2l, (erlio), se lan)ó a toda una disertación so#re 1risto con el n de que el poeta se percatara de su principal de%ecto. Ser$a di%$cil decir qu2 ha#$a %allado en el artista0 si la %uer)a plástica de su talento o el total desconocimiento del tema. Pero el resultado %ue un 1risto vivo, testimonio de su propia e&istencia, aunque con todos sus ras"os ne"ativos. (erlio) quer$a demostrar al poeta que se trata#a, no de la maldad o #ondad de 1risto, sino de que 1risto como tal, no e&istió nunca y que todo lo que se dec$a de 2l era puro cuento, un mito vul"ar. Cay que reconocer que nuestro !e%e de redacción era un hom#re muy le$do y en su discurso cita#a, con mucha ha#ilidad, a los historiadores anti"uos, al %amoso Filón de Ale!andr$a y a Dose%o Flavio 4 hom#re docto y #rillante4 que no hac$an mención al"una de la e&istencia de Des3s. E&hi#iendo una ma"n$ca erudición, 'i!a$l Ale&ándrovich comunicó, entre otras cosas, al poeta, que ese punto del cap$tulo GG del li#ro -H de los %amosos Anales de Tácito, donde se ha#la de la e!ecución de 1risto, no es más que una aadidura posterior y %alsa. Todo odo lo que que dec$ dec$aa el !e%e !e%e de reda redacc cció iónn era era nove noveda dadd para para el poet poeta, a, que que le escu escuch cha# a#aa atentamente, sin apartar de 2l sus vivos o!os verdes, con %recuentes accesos de hipo y maldiciendo por lo #a!o el sucedáneo sucedáneo de al#aricoque.
4 o e&iste nin"una reli"ión oriental 4 dec$a (erlio)4 en la que no haya, como re"la "eneral, una vir"en inmaculada que d2 un 7ios al mundo. > los cristianos, sin inventar nada nuevo, crearon a 1risto, que en realidad nunca e&istió. Esto es lo que hay que de!ar #ien claro< La vo) potente de (erlio) vola#a por el #ulevar desierto y a medida que se met$a en pro%undidades 4 lo que sólo un hom#re muy instruido se puede permitir sin ries"o ri es"o de romperse la crisma4 el poeta se entera#a de más y más cosas interesantes y 3tiles so#re el *siris e"ipcio, #ondadoso dios e hi!o del 1ielo y de la Tierra, so#re el dios %enicio Fammus, so#re 'ardoqueo, incluso so#re Ii)liBPu)li, el terri#le dios, mucho menos conocido, que %ue muy venerado por los a)tecas de '2&ico. Precisamente cuando 'i!a$l Ale&ándrovich le e&plica#a al poeta cómo los a)tecas hac$an con masa de pan la ima"en i ma"en de Ii)liBPu)li, Ii)liBPu)li, apareció en el #ulevar el primer hom#re. Tiempo despu2s, cuando en realidad ya era tarde, muchas or"ani)aciones presentaron sus in%ormes con la descripción de ese hom#re. La comparación de dichos in%ormes no puede de!ar de causar asom#ro. En el primero se lee que el hom#re era pequeo, que ten$a dientes de oro y co!ea#a del pie derecho. En el se"undo, que era enorme, que ten$a coronas de platino y co!ea#a del pie i)quierdo. El tercero, muy lacónico, dice que no ten$a ras"os peculiares. i que decir tiene que nin"uno de estos in%ormes sirve para nada. Primero0 el hom#re descrito no co!ea#a de nin"3n pie, no era ni pequeo ni enorme simplemente alto. En lo que se reere a su dentadura, ten$a a la i)quierda coronas de platino y a la derecha, de oro. Iest$a Iest$a un ele"ante tra!e "ris, unos )apatos e&tran!eros del mismo color, y una #oina, tam#i2n "ris, le ca$a so#re la ore!a con estudiado desalio. Lleva#a #a!o el #ra)o un #astón ne"ro con la empuadura en %orma de ca#e)a de caniche. Aparenta#a cuarenta aos y pico. La #oca, al"o torcida. (ien a%eitado. 'oreno. El o!o derecho, ne"ro el i)quierdo, verde. Las ce!as, oscuras, y una más alta que la otra. En una pala#ra0 e&tran!ero. Al pasar !unto al #anco donde se senta#an el redactor y el poeta, el e&tran!ero los miró de reo!o y, deteni2ndose repentinamente, se sentó en un #anco a dos pasos de nuestros ami"os. «Alem «Alemán» án»,, pensó pensó (erlio (erlio). ). «+n"l2 «+n"l2s», s», pen pensó só 7esam 7esampar parado ado.. «5> no le darán darán calor calor esos esos "uantes6» Entre tanto, el e&tran!ero se ha#$a parado a contemplar los "randes edicios que, en %orma de rectán"ulo, rodea#an el estanque. Evidentemente era la primera ve) que esta#a all$ y el lu"ar le sorprend$a. 7etuvo la mirada en los pisos altos, en los cristales que deslumhra#an con el ree!o que#radi)o de un sol que se i#a para siempre de 'i!a$l Ale&ándrovich y despu2s en los primeros pisos, all$ donde las ventanas empe)a#an a oscurecerse presintiendo la noche. Sonrió con indul"encia y entornó los o!os. Apoyó las manos en la empuadura del #astón y la #ar#illa en las manos. 4 Tu representación, +ván 4 dec$a (erlio)4, del nacimiento de Des3s, Ci!o de 7ios, es !usta y sat$rica, pero la clave está en que antes de 1risto ha#$an nacido toda una serie de hi!os de 7ios como el Adonis %enicio, el Attis de Fri"ia o el 'itra persa. En conclusión, ni nacieron ni e&istieron nin"uno de ellos. > 1risto, por supuesto, tampoco. 4 Es necesario que t3, en ve) de descri#ir el acimiento o la lle"ada de los 'a"os, relates los rumores a#surdos de este acontecimiento. Porque, se"3n lo mentas t3, da toda la impresión de que 1risto pudo nacer as$. > al lle"ar aqu$, 7esamparado hi)o un intento de terminar con el hipo que le se"u$a atormentando y contuvo la respiración. El resultado %ue un ataque más a"udo y doloroso. Tam#i2n entonces (erlio) tuvo que interrumpir su discurso, porque el e&tran!ero se ha#$a levantado y se diri"$a hacia ellos. Los escritores le contempla#an e&traados. e&traados. 4 Espero que ustedes me perdonen 4 di!o el ca#allero con acento e&tran!ero, pero sin lle"ar a des"urar las pala#rasBpor atreverme< sin ha#er sido previamente presentados< pero el tema de su docta conversación es tan sumamente interesante que< 7iciendo esto se quitó la #oina con ele"ancia y a nuestros ami"os no les quedó otro remedio que levantarse y hacer una leve inclinación. «o, más #ien %ranc2s», pensó (erlio). «Polaco», pensó 7esamparado. 7esamparado.
Es preciso sealar que el e&tran!ero causó una p2sima impresión al poeta y que, sin em#ar"o, a (erlio) le a"radó es decir, no es que le "usBtara sino, 5cómo dir$amos6 que más #ien parec$a interesarle. 45'e permiten que me siente6 4 pre"untó el ca#allero cort2smente, y los escritores tuvieron que hacerle sitio. El e&tran!ero se sentó entre ellos con prontitud y en se"uida tomó parte en la conversación4. Si no me equivoco, usted aca#a de decir que 1risto no ha e&istido 4 di!o volviendo hacia (erlio) su o!o i)quierdo, el verde. 4 o, no se equivoca equivoca 4 respondió respondió (erlio)4, eso es e&actamente e&actamente lo que ha#$a dicho. dicho. 4?*h, qu2 interesante@ interesante@ 4 e&clamó el e&tran!ero. e&tran!ero. «58u2 dia#los querrá 2ste6», pensó 7esamparado %runciendo el entrece!o. 4 > usted, 5esta#a de acuerdo con su interlocutor6 int erlocutor6 4 se interesó el desconocido, desconocido, volvi2ndose hacia 7esamparado. 4?1ien por cien@ 4 asintió asintió el poeta, al que le "usta#an las las e&presiones a%ectadas a%ectadas y meta%óricas. meta%óricas. 4?Sorprendente@ 4 e&clamó el entrometido interlocutor y, mirando %urtivamente en derredor, derredor, redu!o la vo), ya #a!a, a un murmullo y di!o40 Perdonarán mi insistencia, pero me parece entender que, además, no creen en 7ios 4 y aadió con e&presión alarmada40 ?Les !uro que no se lo dir2 a nadie@ 4 o, no creemos en 7ios 4 contestó (erlio) con una li"era sonrisa, al ver la sorpresa del turista4. Pero es al"o de lo que se puede ha#lar con entera li#ertad. El e&tran!ero se recostó en el #anco y pre"untó, con la vo) entrecortada de curiosidad0 458uiere usted decir decir que son ateos6 ateos6 4 Pues s$, somos ateos 4 respondió (erlio) sonriente. 7esamparado pensó con irritación0 «Este #icho e&tran!ero se nos ha pe"ado como una lapa. ?Pero qu2 tipo tan plomo@». 4?8u2 encanto@ 4 "ritó el e&trao turista, "irando la ca#e)a a un lado y a otro para mirar a los dos literatos. 4 En nuestro pa$s nadie se sorprende porque uno sea ateo 4 di!o (erlio) con delicade)a y diplomacia4. La mayor$a de nuestra po#lación ha de!ado, conscientemente, de creer en todas las historias so#re 7ios. El e&tran!ero, entonces, se levantó y estrechó la mano al sorprendido !e%e de redacción mientras dec$a0 4 Perm$tanme hacerles hacerles otra pre"unta 4 di!o di!o el invitado. 4 Pero, 5por qu26 qu26 4inquirió 7esamparado 7esamparado con estupor estupor.. 4 Porque, como via!ero, considero considero esta in%ormación de e&traordinaria e&traordinaria importancia 4 e&plicó el e&tran!ero, levantando un dedo con aire si"nicativo. 7esde lue"o, esta condencia tan importante tuvo que impresionar mucho al %orastero, que mira#a asustado a las casas de alrededor, como si temiera la aparición de un ateo en cada ventana. «o, no es in"l2s», pensó (erlio). > 7esamparado pensó0 «?1ómo ha#la el ruso@ ?8u2 #ár#aro@ ?'e "ustar$a "ustar$a sa#er dónde lo ha#rá aprendido@», aprendido@», y de nuevo enarcó enarcó las ce!as. ce!as. 4 Perm$tanme hacerles otra pre"unta 4 di!o el invitado e&tran!ero, despu2s de meditar con cierta inquietud4. 5> las prue#as de la e&istencia de 7ios, que son cinco, como ustedes sa#rán6 4?Ah@ 4 contestó (erlio)4, todas esas prue#as prue#as no si"nican nada hoy en d$a, la humanidad las archivó ya hace tiempo. o me ne"ará que la ra)ón no puede admitir nin"una prue#a de la e&istencia de 7ios. 4?(ravo@ 4 e&clamó el e&tran!ero4. ?(ravo@ Está usted repitiendo e&actaBmente lo que nuestro vie!o inquiridor 'anuel opina#a de este asunto. Pero no olvide al"o muy curioso0 destruyó por completo las 1inco Prue#as y despu2s, como #urlándose de s$ mismo, ela#oró una se&ta propia. 4 La prue#a de =ant 4 di!o el redactor redactor sonriendo con #enevolenciaBtampoco #enevolenciaBtampoco es convincente y no a humo de pa!as di!o Schiller que los ar"umentos de =ant a este respecto sólo podr$an satis%acer a los esclavos. > Strauss se re$a de su se&ta prue#a. 'ientras el e&tran!ero se"u$a ha#lando, (erlio) se pre"unta#a0 «Pero, 5qui2n puede ser6 >, 5cómo es posi#le que ha#le el ruso r uso tan #ien6».
4 A ese =ant ha#r$a que encerrarle tres aos en Solov/$ J 4soltó de repente +ván i/oláyevich 4?+ván, por %avor@ 4 le susurró (erlio) a)orado. Pero la idea de enviar a =ant a Solov/$ no sólo no e&traó al %orastero, sino que pareció entusiasmarle. 4?Estupendo@ 4 "ritó. > le #rilla#a el o!o i)quierdo :el verde; mirando a (erlio)4. ?All$ es donde de#iera estar@ >a le dec$a yo mientras desayuná#amos0 «Ksted dirá lo que quiera, pro%esor, pero se le ha ocurrido al"o a#surdo. Puede que sea muy elevado, pero resulta incomprensi#le. ?>a verá cómo se reirán de usted@». A (erlio) parec$an crecerle los o!os de asom#ro. «57esayunando< con =ant6 Pero, 5qu2 dice este hom#re6». 4 Pero 4 continuó el e&tran!ero, sin hacer caso del asom#ro de (erlio) y diri"i2ndose al poeta4 es imposi#le mandarle a Solov/$ porque lleva más de cien aos en un lu"ar mucho más le!ano que Solov/$, y le ase"uro que no hay modo de sacarle de all$. 4 Pues yo lo siento 4 di!o el poeta a"resivo. 4 > yo tam#i2n 4 armó el desconocido. > le #rilla#a el o!o4, pero a m$ me preocupa lo si"uiente0 si 7ios no e&iste, 5qui2n mantiene entonces el orden en la tierra y diri"e la vida humana6 4 El hom#re mismo 4 di!o 7esamparado con irritación, apresurándose a contestar una pre"unta tan poco clara. 4 Perdone usted 4 di!o el desconocido suavemente4, para diri"ir al"o es preciso contar con un %uturo más o menos previsi#le y d$"ame0 5cómo podr$a estar este "o#ierno en manos del hom#re que no sólo es incapa) de ela#orar un plan para un pla)o tan irrisorio como mil aos, sino que ni siquiera está se"uro de su propio d$a de maana6 4 > volvi2ndose a (erlio)40 Fi"3rese, por e!emplo, que es usted el que va a disponer de s$ mismo y de los demás, y que poco a poco le toma "usto pero de pronto< resulta que usted< hum< tiene un sarcoma pulmonar 4 al decir esto el e&tran!ero sonre$a, como si la idea del sarcoma le complaciera e&traordinariamente4, pues s$, un sarcoma 4 repitió la pala#ra sonora, entornando los o!os como un "ato4. ?> se aca#ó su capacidad de "o#ierno@ Todo lo que no sea su propia vida de!ará de interesarle. La %amilia empie)a a en"aarle y usted, dándose cuenta de que hay al"o raro, se lan)a a consultar con "randes m2dicos, lue"o con charlatanes y, a veces, incluso con videntes. Las tres medidas son a#surdas, y usted lo sa#e. El n de todo esto es trá"ico0 el que hace muy poco se sa#$a con el poder en las manos, se encuentra de pronto inmóvil en una ca!a de madera y los que le rodean, conscientes de su inutilidad le queman en un horno. > hay veces que lo que sucede es a3n peor0 un hom#re se dispone a ir a =islovods/ 4 el e&tran!ero miró de reo!o a (erlio)4 puede parecer una tonter$a, pero ni siquiera eso está en sus manos, porque repentinamente y sin sa#er por qu2, res#ala y le atrepella un tranv$a. o me dirá que ha sido 2l mismo quien lo ha dispuesto as$. 5o ser$a más ló"ico pensar que %ue otro el que lo ha#$a previsto6 4 y se echó a re$r con e&traa e&presión. (erlio) ha#$a escuchado con "ran atención el desa"rada#le relato so#re el sarcoma y el tranv$a y unos pensamientos #astante poco tranquili)adores comen)a#an a rondarle por la ca#e)a. «o es un e&tran!ero< ?8u2 va a ser@ 4 pensa#a4, es un su!eto rar$simo< Pero, 5qui2n puede ser6». 4 'e parece que tiene "anas de %umar 4 interrumpió de pronto el desconocido diri"i2ndose al poeta4. 58u2 preere6 4 Pero, 5es que tiene de todo6 4 pre"untó malhumorado el poeta, que se ha#$a quedado sin ta#aco. 458u2 preere6 4 repitió el desconocido. 4 (ueno, «uestra marca» 4 contestó ra#ioso 7esamparado. El %orastero sacó una pitillera del #olsillo y se la o%reció a 7esamparado. 4 «uestra marca»< Lo que más sorprendió al !e%e de redacción y al poeta, no %ue que en la pitillera hu#iese precisamente ci"arrillos «uestra marca», sino la misma pitillera. Era enorme. 7e oro de ley. Al a#rirla, #rilló en la tapa, con lu) a)ul y #lanca, un trián"ulo de diamantes. J +sla del mar (lanco, anti"uo lu"ar de deportación. (. de la !."
Al ver aquello los literatos pensaron cosas distintas (erlio)0 «o, es e&tran!ero» y 7esamparado0 «?7ia#los@ ?8u2 t$o@». El poeta y el dueo de la pitillera encendieron un ci"arrillo y (erlio), que no %uma#a, lo recha)ó. «Puedo hacerle varias o#!eciones 4 decidió (erlio)4. El hom#re es mortal, eso nadie lo discute. Pero es que<» o tuvo tiempo de articular pala#ra, porque el e&tran!ero empe)ó a ha#lar. 4 7e acuerdo, el hom#re es mortal, pero eso es sólo la mitad del pro#lema. Lo "rave es que es mortal de repente, ?2sta es la "ran !u"ada@ > no puede decir con se"uridad qu2 hará esta tarde. «?8u2 modo tan a#surdo de en%ocar la cuestión@», meditó (erlio) y le re#atió0 4 'e parece que saca usted las cosas de quicio. Puedo contarle lo que har2 esta tarde sin miedo a equivocarme. (ueno, claro, si al pasar por la (rónnaya, me cae un ladrillo en la ca#e)a. 4 Pero un ladrillo, as$, de repente 4 interrumpió el e&tran!ero con autoridad4 no le cae encima a nadie. Puedo ase"urarle que precisamente usted no de#e temer ese peli"ro. La suya será otra muerte. 4 8ui)á usted sepa cuál y no le importe dec$rmelo 5verdad6 4 intervino (erlio) con una iron$a muy natural, de!ándose arrastrar por la conversación verdaderamente a#surda. 4 7esde lue"o, con mucho "usto 4 respondió el desconocido. > miró a (erlio) de pies a ca#e)a, como si le %uera a cortar un tra!e. 7espu2s, empe)ó a decir entre dientes cosas muy e&traas0 «Kno, dos< 'ercurio en la se"unda casa< la luna se %ue< seis, una des"racia< la tarde, siete<», y en vo) alta, complaci2ndose en la conversación, anunció40 Le cortarán la ca#e)a. 7esamparado miró %urioso, lleno de ra#ia, al impertinente %orastero. > (erlio), es#o)ando una sonrisa o#licua pre"untó0 45> qui2n será6 5Enemi"os6 5+nvasores6 4 o 4 contestó su interlocutor4, una mu!er rusa, miem#ro del =omsomol. 4?'mm@ 4 "ruó (erlio), irritado por la #roma del desconocido4, perBdone usted, pero me parece poco pro#a#le. 4 Tam#i2n yo lo siento, pero es as$ 4contestó el e&tran!ero4. Además me "ustar$a sa#er qu2 va a hacer esta tarde, si no es un secreto, naturalmente. 4 o es nin"3n secreto. Primero pienso ir a casa y despu2s, a las die) de la noche, hay una reunión en el 'ASS*L+T que voy a presidir. 4 Eso es imposi#le 4 armó muy se"uro el e&tran!ero. 45Por qu26 4 Porque< 4 y el e&tran!ero miró al cielo con los o!os entornados. Knos pá!aros ne"ru)cos lo ras"a#an en silencio, presintiendo el %resco de la noche4 porque Anush/a ha comprado aceite de "irasol y además lo ha derramado. Esa reunión no tendrá lu"ar. Entonces, como es ló"ico, se hi)o un silencio #a!o los tilos. 4 Por %avor 4 di!o (erlio) despu2s de una pausa con la vista !a en el e&tran!ero que desvaria#a4. 58u2 tiene que ver el aceite de "irasol6< 58ui2n es Anush/a6 4 S$, ?qu2 pinta aqu$ el aceite de "irasol@ 4 intervino de pronto 7esamparado, que por lo visto ha#$a decidido declarar la "uerra al inesperado interlocutor4. 5o tuvo usted nunca la oportunidad de visitar un sanatorio para en%ermos mentales6 4?+ván@ 4 e&clamó en vo) #a!a 'i!a$l Ale&ándrovich. Pero el e&tran!ero no se molestó lo más m$nimo y se echó a re$r muy divertido. 51ómo no6 > muchas veces 4 di!o entre risas, pero sin de!ar de mirar muy serio al poeta. 4?Ce visto tantas cosas@ Lo que siento es no ha#erme molestado en pre"untar al pro%esor qu2 es la esqui)o%renia. Por %avor, pre"3nteselo usted mismo, +ván i/oláyevich. 451ómo sa#e usted mi nom#re6 4?Pero, +ván i/oláyevich@ 5qui2n no le conoce a usted6 4 El e&tran!ero sacó del #olsillo el 3ltimo n3mero de la #aceta literaria e +ván i/oláyevich se vio retratado en la primera pá"ina Knión de Duventudes 1omunistas. : . de la !."
so#re sus propios versos. Pero este testimonio de "loria y popularidad, que tanta ale"r$a le deparara el d$a anterior, parec$a que ahora no le hac$a nin"una "racia. 4 Perdone, 5eh6 4 di!o cam#iando de e&presión4. 5'e permite un momento6 Ten"o que decirle una cosa al camarada. 4?Por %avor, con toda li#ertad@ 4 e&clamó el desconocido4. 'e encuentro estupendamente #a!o estos tilos además, no ten"o nin"una prisa. 4 *ye, 'isha 4 susurró al poeta, llevando a (erlio) aparte4, este t$o ni es turista ni nada, es un esp$a. Es un emi"rado que ha pasado la %rontera. P$dele sus documentos, que se nos va< 45T3 crees6 4 di!o (erlio) preocupado y pensando para sus adentros0 «Puede que ten"a ra)ón». 4 Ca)me caso 4 repitió el poeta4, se hace el tonto para inda"ar al"o. >a ves cómo ha#la el ruso 4 y el poeta ha#la#a mirando de reo!o al desconocido por si escapa#a4. Iamos a detenerle o se nos irá. > tiró del #ra)o de (erlio) conduci2ndole hacia el #anco. El desconocido se ha#$a levantado y permanec$a de pie. Ten$a en la mano un li#rito encuadernado en "ris oscuro, un so#re "rueso de papel #ueno y una tar!eta de visita. 4 Lo siento, pero en el calor de la discusión, he olvidado presentarme. Aqu$ tienen, mi tar!eta de visita, mi pasaporte, y la invitación a 'osc3 para hacer unas investi"aciones 4 di!o con seriedad el e&tran!ero, mientras o#serva#a a los dos literatos con aire perspica). Se a)oraron. «?7ia#los@ nos ha o$do», pensó (erlio) indicándole con un ademán que los documentos no eran necesarios. 'ientras el e&tran!ero le enca!a#a los documentos al !e%e de redacción, el poeta pudo leer en la tar!eta la pala#ra «Pro%esor», impresa con letras e&tran!eras, y la letra inicial del apellido0 una «M». 4 'ucho "usto 4 murmura#a (erlio) muy cortado. El %orastero "uardó los documentos en el #olsillo. As$ se resta#lecieron las relaciones y los tres tomaron asiento. 45Ca venido en calidad de conse!ero, pro%esor6 4 pre"untó (erlio). 4 As$ es. 45Es usted alemán6 4 inquirió 7esamparado. 45>o<6 4 pre"untó el pro%esor, quedándose pensativo4. Pues s$, se"uramente soy alemán 4 di!o. 4 Ca#la usted un ruso de primera 4 di!o 7esamparado. 4?Ah@ soy pol$"lota y cono)co muchos idiomas 4 respondió el pro%esor. 4 >, 5cuál es su especialidad6 4 se interesó (erlio). 4 Soy especialista en ma"ia ne"ra. «?Lo que %alta#a@», estalló en la ca#e)a de 'i!a$l Ale&ándrovich. 4 >< 5le han invitado a nuestro pa$s por esa pro%esión6 4 pre"untó reco#rando la respiración. 4 S$, precisamente por eso 4 armó el pro%esor y e&plicó40 Can descu#ierto unos manuscritos ori"inales en la (i#lioteca Estatal de Cer#ert de Aurilaquia, ni"romante del si"lo &. > quieren que yo los desci%re. Soy el 3nico especialista del mundo. 4?Ah@ Entonces, 5es usted historiador6 4 pre"untó (erlio) aliviado, con respeto. 4 Soy historiador 4 armó el sa#io y aadió al"o que no ven$a a cuento40 Esta tarde ocurrirá una historia muy interesante en «Los Estanques del Patriarca». El asom#ro del !e%e de redacción y del poeta lle"ó al colmo. El pro%esor hi)o una sea con la mano para que se acercaran y susurró0 4 Ten"an en cuenta que 1risto e&istió. 4 'ire usted, pro%esor 4 di!o (erlio) con una sonrisa %or)ada4, respetamos sus conocimientos, pero tenemos otro punto de vista so#re esta cuestión. 4 o es cuestión de puntos de vista 4 respondió el e&trao pro%esor40 simplemente e&istió, y eso es todo. 4 Pero se necesita al"una prue#a 4 comen)ó a decir (erlio).
4 o se necesita prue#a al"una 4 interrumpió el pro%esor. > en vo) #a!a, perdiendo repentinamente su acento e&tran!ero, aadió40 Es muy sencillo0 con un manto #lanco %orrado de ro!o san"re arrastrando los pies como hacen los !inetes, apareció a primera hora de la maana del d$a catorce del mes primaveral isán<
$. PON!IO PILA%O#
1on manto #lanco %orrado de ro!o san"re, arrastrando los pies como hacen todos los !inetes, apareció a primera hora de la maana del d$a catorce del mes primaveral isán, en la columnata cu#ierta que un$a las dos alas del palacio de Cerodes el Nrande, el quinto procurador de Dudea, Poncio Pilatos. El procurador odia#a más que nada en este mundo el olor a aceite de rosas, y hoy todo anuncia#a un mal d$a, porque ese olor ha#$a empe)ado a perse"uirle desde el amanecer. Le parec$a que los cipreses y las palmeras del !ard$n e&hala#an el olor a rosas, y que el olor a cuero de las "uarniciones y el sudor de la escolta se me)cla#a con aquel maldito euvio. Por la "lorieta superior del !ard$n lle"a#a a la columnata una leve humareda que proced$a de las alas posteriores del palacio, donde se ha#$a instalado la primera cohorte de la duod2cima le"ión Fulminante, que ha#$a lle"ado a Dershala$m con el procurador. El humo amar"o que indica#a que los rancheros de las centurias empe)a#an a preparar la comida se un$a tam#i2n al "rasiento olor a rosas. «?*h dioses, dioses@ 5Por qu2 este casti"o6< S$, no hay duda, es ella, ella de nuevo, la en%ermedad terri#le, invenci#le< la hemicránea, cuando duele la mitad de la ca#e)a, no hay remedio, no se cura con nada< Tratar2 de no mover la ca#e)a<» So#re el suelo de mosaico, !unto a la %uente, esta#a preparado un sillón y el procurador, sin mirar a nadie, tomó asiento y alar"ó una mano en la que el secretario puso respetuosamente un tro)o de per"amino. Sin poder contener una mueca de dolor, el procurador echó una o!eada so#re lo escrito, devolvió el per"amino y di!o con dicultad0 45El acusado es de Nalilea6 5Can enviado el asunto al tetrarca6 4 S$, procurador 4 respondió el secretario. 458u2 dice6 4 Se ha ne"ado a dar su veredicto so#re este caso y ha mandado la sentencia de muerte del Sanedr$n para su conrmación 4 e&plicó el secretario. Kna convulsión des"uró la cara del procurador. 7i!o en vo) #a!a0 4 8ue trai"an al acusado. 7os le"ionarios condu!eron de la "lorieta del !ard$n al #alcón y colocaron ante el procurador a un hom#re de unos veintisiete aos. El hom#re vest$a una t3nica vie!a y rota, a)ul pálida. Le cu#r$a la ca#e)a una #anda #lanca, su!eta por un tro)o de cuero que le atravesa#a la %rente. Lleva#a las manos atadas a la espalda. (a!o el o!o i)quierdo el hom#re ten$a una "ran moradura, y !unto a la #oca un araa)o con la san"re ya seca. 'iBra#a al procurador con inquieta curiosidad. Oste permaneció callado un instante y lue"o di!o en arameo0 45T3 has incitado al pue#lo a que destruya el templo de Dershala$m6 El procurador parec$a de piedra, y al ha#lar apenas se mov$an sus la#ios. El procurador esta#a como de piedra, porque tem$a hacer al"3n movimiento con la ca#e)a, que le ard$a produci2ndole un dolor in%ernal. El hom#re de las manos atadas dio un paso adelante y empe)ó a ha#lar0 4?(uen hom#re@ 1r2eme< El procurador le interrumpió, sin moverse y sin levantar la vo)0
45'e llamas a m$ #uen hom#re6 Te equivocas. En todo Dershala$m se dice que soy un monstruo espantoso y es la pura verdad 4 y aadió con vo) monótona40 8ue ven"a el centurión 'atarratas. El #alcón pareció oscurecerse de repente cuando se presentó ante el procurador el centurión de la primera centuria 'arco, apodado 'atarratas. 'atarratas med$a una ca#e)a más que el soldado más alto de la le"ión, y era tan ancho de hom#ros que tapa#a por completo el sol todav$a #a!o. El procurador se diri"ió al centurión en lat$n0 4 El reo me ha llamado «#uen hom#re». Ll2vatelo de aqu$ un momento y e&pl$cale cómo hay que ha#lar conmi"o. Pero sin mutilarle. > todos, e&cepto el procurador, si"uieron con la mirada a 'arco 'atarratas, que hi)o al arrestado una sea con la mano para indicarle que le si"uiera. A 'atarratas, siempre que aparec$a, le se"u$an todos con la mirada por su estatura, y tam#i2n los que le ve$an por primera ve), porque su cara esta#a des"urada0 el "olpe de una ma)a "ermana le ha#$a roto la nari). Sonaron las #otas pesadas de 'arco en el mosaico, el hom#re atado le si"uió sin hacer ruido en la columnata se hi)o el silencio, y se o$a el arrullo de las palomas en la "lorieta del !ard$n y la canción complicada y a"rada#le del a"ua de la %uente. El procurador hu#iera querido levantarse, poner la sien #a!o el chorro y permanecer as$ un #uen rato. Pero sa#$a que tampoco eso le servir$a de nada. 7espu2s de conducir al detenido al !ard$n, %uera de la columnata, 'atarratas co"ió el láti"o de un le"ionario que esta#a al pie de una estatua de #ronce y le dio un "olpe al arrestado en los hom#ros. El movimiento del centurión pareció li"ero e indolente, pero el hom#re atado se derrum#ó al suelo como si le hu#ieran cortado las piernas pareció aho"arse con el aire, su rostro perdió el color y los o!os la e&presión. 'arco, con la mano i)quierda, levantó sin es%uer)o, como si se tratara de un saco vac$o, al que aca#a#a de caer lo puso en pie y ha#ló con vo) "an"osa, articulando con es%uer)o las pala#ras arameas0 4 Al procurador romano se le llama he"2mono. *tras pala#ras no se dicen. Se está rme. 5'e has comprendido o te pe"o otra ve)6 El detenido se tam#aleó, pero pudo dominarse, le volvió el color, reco#ró la respiración y respondió con vo) ronca0 4 Te he comprendido. o me pe"ues. En se"uida volvió ante el procurador. Se oyó una vo) apa"ada y en%erma0 45om#re6 45El m$o6 4 pre"untó de prisa el detenido, descu#riendo con su e&presión que esta#a dispuesto a contestar sin provocar la ira. El procurador di!o por lo #a!o0 4 S2 mi nom#re. o quieras hacerte más tonto de lo que eres. El tuyo. 4 Doshuá 4respondió el arrestado rápidamente. 4 5Tienes apodo6 4 #a$ozri. 457e dónde eres6 4 7e la ciudad de Namala 4 contestó el detenido haciendo un "esto con la ca#e)a, como queriendo decir que all$ le!os, al norte, a su derecha, esta#a la ciudad de Namala. 458u2 san"re tienes6 4 o lo s2 se"uro 4 contestó con vivacidad el acusado4. o recuerdo a mis padres. 'e dec$an que mi padre era sirio< 4 57ónde vives6 4 o ten"o domicilio !o 4 respondió el detenido t$midamente4 via!o de una ciudad a otra. 4 Esto se puede decir con una sola pala#ra0 eres un va"a#undo 4 di!o el procurador4. 5Tienes parientes6 4 o ten"o a nadie. Estoy solo en el mundo. 4 5Sa#es leer6 4 S$. 451onoces otro idioma aparte del arameo6 4 S$, el "rie"o. Kn párpado hinchado se levantó, y el o!o, cu#ierto por una nu#e de dolor, miró !amente al detenido el otro o!o permaneció cerrado. Pilatos ha#ló en "rie"o0 45Eres t3 quien quer$a destruir el templo e incita#a al pue#lo a que lo hiciera6 El detenido se animó de nuevo, sus o!os ya no e&presa#an miedo. Si"uió ha#lando en "rie"o0 4>o, #uen< 4 el terror pasó por la mirada del hom#re, porque de nuevo ha#$a
estado a punto de con%undirse4. >o, he"2mono, !amás he pensado destruir el templo y no he incitado a nadie a esa a#surda acción. La cara del secretario que escri#$a las declaraciones encorvándose so#re una mesa #a!a, se llenó de asom#ro. Levantó la ca#e)a pero en se"uida volvió a inclinarse so#re el per"amino. 4 'ucha "ente y muy distinta se re3ne en esta ciudad para la esta. Entre ellos hay ma"os, astrólo"os, adivinos y asesinos 4 dec$a el procurador con vo) monótona4. Tam#i2n se encuentran mentirosos. T3, por e!emplo, eres un mentiroso. Está escrito0 incitó a destruir el templo. Lo atesti"ua la "ente. 4 Estos #uenos hom#res 4 di!o el detenido, y aadió apresuradamente4, he"2mono, nunca han estudiado nada y no han comprendido lo que yo dec$a. Empie)o a temer que esta con%usión va a durar mucho tiempo. > todo porque 2l no apunta correctamente lo que yo di"o. Cu#o un silencio. Ahora los dos o!os del procurador mira#an pesadamente al detenido. 4 Te repito y ya por 3ltima ve), que de!es de hacerte el loco, #andido 4 pronunció Pilatos con vo) suave y monótona4. So#re ti no hay demasiadas cosas escritas, pero sucientes para que te ahorquen. 4 o, no, he"2mono 4 di!o el detenido todo tenso en su deseo de convencer4, hay uno que me si"ue con un per"amino de ca#ra y escri#e sin pensar. Kna ve) mir2 lo que escri#$a y me horroric2. o he dicho a#solutamente nada de lo que ha escrito. Le ro"u2 que quemara el per"amino, pero me lo arrancó de las manos y escapó. 458ui2n es6 4 pre"untó Pilatos con asco y se tocó una sien con la mano. 4 Lev$ 'ateo 4 e&plicó el detenido con disposición4. Fue recaudador de contri#uciones y me lo encontr2 por primera ve) en un camino, en (ethpha"e, donde sale en án"ulo una hi"uera, y nos pusimos a ha#lar. Primero me trató con hostilidad, incluso me insultó, me!or dicho, pensó que me insulta#a llamándome perro 4 el detenido sonrió4. o veo nada malo en ese animal como para sentirse o%endido con su nom#re. El secretario de!ó de escri#ir y miró con disimulo, pero no al detenido, sino al procurador. 4
de pronto, la idea del veneno pasó por la ca#e)a en%erma del procurador, seduci2ndole. 'ira#a con o!os tur#ios al detenido y permanec$a callado le costa#a tra#a!o recordar por qu2 esta#a delante de 2l, #a!o el implaca#le sol de Dershala$m, un hom#re con la cara des"urada por los "olpes, y qu2 in3tiles pre"untas tendr$a que hacerle todav$a. 45Lev$ 'ateo6 4 pre"untó el en%ermo con vo) ronca y cerró los o!os. 4 S$, Lev$ 'ateo 4 le lle"ó a los o$dos la vo) a"uda que le esta#a atormentando. 4 Pero 5qu2 dec$as a la "ente en el mercado6 La vo) que contesta#a parec$a pincharle la sien a Pilatos, le causa#a dolor. Esa vo) dec$a0 4 7ec$a, he"2mono, que el templo de la anti"ua %e i#a a derrum#arse y que sur"ir$a el templo nuevo de la verdad. Lo di!e de esta manera para que me comprendieran me!or.
45Ia"a#undo, por qu2 con%und$as al pue#lo en el mercado, ha#lando de la verdad, de la que no tienes ni idea6 58u2 es la verdad6 El procurador pensó0 «?*h, dioses@ Le estoy pre"untando cosas que no son necesarias en un !uicio< 'i inteli"encia ya no me sirve». > de nuevo le pareció ver una copa con un l$quido oscuro. «8uiero envenenarme»< *tra ve) se oyó la vo)0 4 La verdad está, en primer lu"ar, en que te duele la ca#e)a y te duele tanto, que co#ardemente piensas en la muerte. o sólo no tienes %uer)as para ha#lar conmi"o, sino que te cuesta tra#a!o mirarme. > ahora, involuntariamente, soy tu verdu"o y esto me dis"usta mucho. i siquiera eres capa) de pensar en al"o y lo 3nico que deseas es que ven"a tu perro, que es, por lo visto, el 3nico ser al que tienes cario. Pero tu tormento se aca#ará pronto, se te pasará el dolor de ca#e)a. El secretario, sorprendido, se quedó mirando al detenido y no terminó de escri#ir una pala#ra. Pilatos levantó los o!os de dolor hacia el detenido y vio el sol, #astante alto ya, so#re el hipódromo. Kn rayo ha#$a penetrado en la columnata y se acerca#a a las sandalias "astadas de Doshuá, que se aparta#a del sol. Entonces el procurador se levantó del sillón, se apretó la ca#e)a con las manos y su cara a%eitada y amarillenta se llenó de terror. Pudo aplastarlo con un es%uer)o de voluntad y se sentó de nuevo. El detenido se"u$a su discurso. El secretario ya no escri#$a, con el cuello estirado como un "anso trata#a de no perder una pala#ra. 4 >a ves, todo ha terminado 4 di!o el detenido, mirando a Pilatos con #enevolencia4. 'e ale"ro mucho. Te aconse!ar$a, he"2mono, que a#andonaras el palacio y %ueras a dar un paseo a pie por los alrededores, por los !ardines del monte ElBElión. La tormenta empe)ará< 4el detenido se volvió mirando al sol con los o!os entornados4 más tarde, al anochecer. El paseo te har$a #ien y yo te acompaar$a con mucho "usto. Ten"o unas ideas nuevas que creo que podr$an interesarte estoy dispuesto a e&pon2rtelas porque ten"o la impresión de que eres una persona inteli"ente 4 el secretario se puso pálido como un muerto y de!ó caer el rollo de per"amino. El detenido continuó ha#lando sin que le interrumpiera nadie4. Lo malo es que vives demasiado aislado y has perdido denitivamente la %e en los hom#res. 9econoce que es insuciente concentrar todo el cario en un perro. Tu vida es po#re, he"2mono 4 y el hom#re se permitió es#o)ar una sonrisa. El secretario pensa#a si de#$a o no dar cr2dito a sus o$dos. Pero parec$a ser cierto. Trató de ima"inarse qu2 %orma concreta adquirir$a la ira del impulsivo procurador tras o$r tan inaudita impertinencia. o consi"uió hacerse idea, aunque le conoc$a #ien. Se oyó entonces la vo) cascada y ronca del procurador, que di!o en lat$n0 4 8ue le desaten las manos. Kn le"ionario de la escolta dio un "olpe con la lan)a, se la pasó a otro, se acercó y desató las cuerdas del preso. El secretario levantó el rollo ha#$a decidido no escri#ir y no asom#rarse por nada. 4 1onesa 4 di!o Pilatos en "rie"o, #a!ando la vo)4, 5eres un "ran m2dico6 4 o, procurador, no soy m2dico 4 respondió el preso, %rotándose con "usto las muecas hinchadas y enro!ecidas. Pilatos mira#a al preso de reo!o. Le atravesa#a con los o!os que ya no eran tur#ios, que ha#$an reco#rado las chispas de siempre. 4 o te lo he pre"untado 4 di!o Pilatos4, pero puede que cono)cas el lat$n, 5no6 4 S$, lo cono)co 4 contestó el preso. Las amarillentas me!illas de Pilatos se cu#rieron de color y pre"untó en lat$n0 451ómo supiste que yo quer$a llamar al perro6 4 Es muy %ácil 4 contestó el detenido en lat$n40 mov$as la mano en el aire 4 el preso imitó el "esto de Pilatos4 como si quisieras acariciarle, y los la#ios< 4 S$Bdi!o Pilatos.
Cu#o un silencio. Lue"o Pilatos pre"untó en "rie"o0 4Entonces, 5eres m2dico6 4 o, no 4 di!o vivamente el detenido4 cr2eme, no soy m2dico. 4 (ien, si quieres "uardarlo en secreto, ha)lo as$. Esto no tiene nada que ver con el asunto que nos ocupa. 5Ase"uras que no has insti"ado a que derri#en< o quemen, o destruyan el templo de al"una otra manera6 4 9epito, he"2mono, que no he provocado a nadie a hacer esas cosas. 5Acaso pare)co un loco6 4 *h, no, no pareces loco 4 contestó el procurador en vo) #a!a, y sonrió con morda) e&presión4. Dura que no lo has hecho. 45Por qu2 quieres que !ure6 4 se animó el preso. 4 Aunque sea por tu vida 4 contestó el procurador4. Es el me!or momento, porque, para que lo sepas, tu vida pende de un hilo. 45o pensarás que t3 la has col"ado, he"2mono6 4 pre"untó el preso4. Si es as$, estás muy equivocado. Pilatos se estremeció, y respondió entre dientes0 4 >o puedo cortar ese hilito. 4 Tam#i2n en eso estás equivocado 4 contestó el preso, iluminándose con una sonrisa, mientras se prote"$a la cara del sol4. 59econocerás que sólo aquel que lo ha col"ado puede cortar ese hilo6 4 >a, ya 4 di!o Pilatos, sonriente4. Ahora estoy se"uro de que los ociosos mirones de Dershala$m te se"u$an los pasos. o s2 qui2n te ha#rá col"ado la len"ua, pero lo ha hecho muy #ien. A propósito, 5es cierto que has entrado en Dershala$m por la Puerta de Susa, montando un #urro y acompaado por un tropel de la ple#e, que te aclama#a como a un proB%eta6 4 el procurador sealó el rollo de per"amino. El preso miró sorprendido al procurador. 4 Si no ten"o nin"3n #urro, he"2mono. Es verdad, entr2 en Dershala$m por la Puerta de Susa, pero a pie y acompaado por Lev$ 'ateo solamente, y nadie me "ritó, porque entonces nadie me conoc$a en Dershala$m. 45o conoces a 2stos 4 se"u$a Pilatos sin apartar la vista del preso40 a un tal 7ismás, a otro Nestas y a un tercero (arB9a##án6 4 A esos #uenos hom#res no les cono)co 4 contestó el detenido. 45Se"uro6 4 Se"uro. 4 Ahora, dime0 5por qu2 siempre utili)as eso de «#uenos hom#res»6 5Es que a todos les llamas as$6 4S$, a todos 4 contestó el preso4. o hay hom#res malos en la tierra. 4 Es la primera ve) que lo oi"o 4 di!o Pilatos, sonriendo4. ?Puede ser que no cono)ca sucientemente la vida@ 7e!e de escri#ir 4 di!o, volvi2ndose hacia el secretario, que ha#$a de!ado de hacerlo hacia tiempo, y se diri"ió de nuevo al preso0 45Cas le$do al"o de eso en un li#ro "rie"o6 4 o, he lle"ado a ello por m$ mismo. 45> lo predicas6 4 S$. 4 > el centurión 'arco, llamado 'atarratas, 5tam#i2n es #ueno6 4 S$ 4contestó el preso4 pero es un hom#re des"raciado. 7esde que unos #uenos hom#res le des"uraron la cara, se hi)o duro y cruel. 'e "ustar$a sa#er qui2n se lo hi)o. 4 >o te lo puedo e&plicar con mucho "usto 4 contestó Pilatos4, porque %ui testi"o. Los #uenos hom#res se echaron so#re 2l como perros so#re un oso. Los "ermanos le su!etaron por el cuello, los #ra)os y las piernas. El man$pulo de in%anter$a %ue cercado, y de no ha#er sido por la turma de ca#aller$a que yo diri"$a, que atacó por el anco, t3, lóso%o, no podr$as ha#lar ahora con 'atarratas. Eso sucedió en la #atalla de +distaviso, en el Ialle de las 7oncellas. 4 Si yo pudiera ha#lar con 2l 4 di!o de pronto el detenido con aire soador4, estoy se"uro que cam#iar$a completamente.
4 'e parece 4 respondió Pilatos4 que le har$a muy poca "racia al le"ado de la le"ión que t3 ha#laras con al"uno de sus ociales o soldados. Pero, a%ortunadamente, eso no va a suceder, porque el primero que se encar"ará de impedirlo ser2 yo. En ese momento una "olondrina penetró en la columnata volando con rapide), hi)o un c$rculo #a!o el techo dorado, casi ro)ó con sus alas puntia"udas el rostro de una estatua de co#re en un nicho y desapareció tras el capitel de una columna. Es posi#le que se le hu#iera ocurrido hacer all$ su nido. 7urante el vuelo de la "olondrina, en la ca#e)a del procurador, ahora l3cida y sin con%usión, se ha#$a %ormado el esquema de la actitud a se"uir. El he"2mono, estudiado el caso de Doshuá, el lóso%o errante apodado NaBo)ri, no ha#$a descu#ierto motivo de delito. o halló, por e!emplo, nin"una relación entre las acciones de Doshuá y las revueltas que ha#$an tenido lu"ar en Dershala$m. El lóso%o errante ha#$a resultado ser un en%ermo mental y por ello el procurador no apro#a#a la sentencia de muerte que pronunciara el Pequeo Sanedr$n. Pero teniendo en cuenta que los discursos irra)ona#les y utópicos de NaBo)ri pod$an ocasionar distur#ios en Dershala$m, lo recluir$a en 1esarea de Estratón, en el mar 'editerráneo, es decir, donde el procurador ten$a su residencia. Sólo queda#a dictárselo al secretario. Las alas de la "olondrina resoplaron so#re la ca#e)a del he"2mono, el pá!aro se lan)ó hacia la %uente y salió volando. El procurador levantó la mirada hacia el preso y vio que un remolino de polvo se ha#$a levantado a su lado. 45Eso es todo so#re 2l6 4 pre"untó Pilatos al secretario. 4 o, des"raciadamente 4 di!o el secretario, alar"ando al 458u2 más6 4 pre"untó Pilatos %runciendo el entrece!o. Al leer lo que aca#a#a de reci#ir cam#ió su e&presión. Fue la san"re que auyó a la cara y al cuello, o %ue al"o más, pero su piel perdió el mati) amarillento, se puso oscura y los o!os parecieron hund$rsele en las cuencas. Se"uramente era cosa de la san"re que le "olpea#a las sienes, pero el procurador sintió que se le tur#a#a la vista. Le pareció que la ca#e)a del preso se #orra#a y en su lu"ar aparec$a otra. Kna ca#e)a calva que ten$a una corona de oro, de dientes separados. En la %rente, una lla"a redonda, cu#ierta de pomada, le quema#a la piel. Kna #oca hundida, sin dientes, con el la#io in%erior col"ando. Le pareció a Pilatos que se #orra#an las columnas rosas del #alcón y los te!ados de Dershala$m, que se ve$an a#a!o, detrás del parque, y que todo se cu#r$a del verde espeso de los !ardines de 1aprea. Tam#i2n le sucedió al"o e&trao con el o$do0 perci#ió el ruido le!ano y amena)ador de las trompetas y una vo) nasal que estira#a con arro"ancia las pala#ras0 «La ley so#re el insulto de la ma!estad<». Atravesaron su mente una serie de ideas #reves, incoherentes y e&traas0 «?Perdido@». Lue"o0 «?Perdidos@». > otra completamente a#surda, so#re la inmortalidad y aquella inmortalidad le produc$a una an"ustia tremenda. Pilatos hi)o un es%uer)o, se desem#ara)ó de aquella visión, volvió con la vista al #alcón y de nuevo se en%rentó con los o!os del preso. 4 *ye, NaBo)ri 4 ha#ló el procurador mirando a Doshuá de manera e&traa0 su cara era cruel, pero sus o!os e&presa#an inquietud4, 5has dicho al"o so#re el "ran 12sar6 ?1ontesta@ 5Cas dicho6 5*< no< lo has dicho6 4 Pilatos estiró la pala#ra «no» al"o más de lo que se suele hacer en un !uicio, e intentó transmitir con la mirada una idea a Doshuá. 4 Es %ácil y a"rada#le decir la verdad 4 contestó el preso. 4 o quiero sa#er 4 contestó Pilatos con una vo) aho"ada y dura4 si te resulta a"rada#le o no decir la verdad. Tendrás que decirla. Pero cuando la di"as, piensa #ien cada pala#ra, si no deseas la muerte, que ser$a dolorosa. adie sa#e qu2 le ocurrió al procurador de Dudea, pero se permitió levantar la mano como prote"i2ndose del sol, y por de#a!o de la mano, como si %uera un escudo, diri"ió al preso una mirada insinuante.
4 (ien 4 dec$a4, cont2stame0 5conoces a un tal Dudas de =erioth y qu2 le has dicho, si es que le has dicho al"o, so#re el 12sar6 4 Fue as$ 4e&plicó el preso con disposición40 Anteanoche conoc$ !unto al templo a un !oven que di!o ser Dudas, de la ciudad de =erioth. 'e invitó a su casa en la 1iudad (a!a, y me convidó< 45Kn #uen hom#re6 4 pre"untó Pilatos, y un %ue"o dia#ólico #rilló en sus o!os. 4 Es un hom#re muy #ueno y curioso 4 armó el preso4. 'ani%estó un "ran inter2s hacia mis ideas y me reci#ió muy ama#lemente< 4 Encendió los candiles< 4 di!o el procurador entre dientes, imitando el tono del preso, mientras sus o!os #rilla#an. 4 S$ 4si"uió Doshuá, al"o sorprendido por lo #ien in%ormado que esta#a el procurador4 solicitó mi opinión so#re el poder pol$tico. Esta cuestión le interesa#a especialmente. 4 Entonces, 5qu2 di!iste6 4 pre"untó Pilatos4. 5* me vas a contestar que has olvidado tus pala#ras6 4 pero el tono de Pilatos no e&presa#a ya esperan)a al"una. 4 7i!e, entre otras cosas 4 conta#a el preso4, que cualquier poder es un acto de violencia contra el hom#re y que lle"ará un d$a en el que no e&istirá ni el poder de los c2sares ni nin"3n otro. El hom#re %ormará parte del reino de la verdad y la !usticia, donde no es necesario nin"3n poder. 4 ?Si"ue@ 4 7espu2s no di!e nada 4 concluyó el preso4. Lle"aron unos hom#res, me ataron y me llevaron a la cárcel. El secretario, tratando de no perder una pala#ra, escri#$a en el per"amino. 4?En el mundo no hu#o, no hay y no ha#rá nunca un poder más "rande y me!or para el hom#re que el poder del emperador Ti#erio@ 4 la vo) cortada y en%erma de Pilatos creció. El procurador mira#a con odio al secretario y a la escolta. 4?> no serás t3, loco delirante, quien ha#le de 2l@ 4 Pilatos "ritó40 ?8ue se vaya la escolta del #alcón@ 4 > aadió, volvi2ndose hacia el secretario40 ?72!ame solo con el detenido, es un asunto de Estado@ La escolta levantó las lan)as, sonaron los pasos r$tmicos de sus cáli"as con herraduras, y salió al !ard$n el secretario les si"uió. 7urante unos instantes el silencio en el #alcón se interrump$a solaBmente por la canción del a"ua en la %uente. Pilatos o#serva#a cómo crec$a el plato de a"ua, cómo re#osa#an sus #ordes, para derramarse en %orma de charcos. El primero en ha#lar %ue el preso. 4 Ieo que al"o malo ha sucedido porque yo ha#lara con ese !oven de =erioth. Ten"o el presentimiento, he"2mono, de que le va a suceder al"3n in%ortunio y siento lástima por 2l. 4 'e parece 4 di!o el procurador con sonrisa e&traa4 que hay al"uien por quien de#er$as sentir mucha más lástima que por Dudas de =erioth ?al"uien que lo va a pasar mucho peor que Dudas@< Entonces, 'arco 'atarratas, el verdu"o %r$o y convencido, los hom#res, que se"3n veo 4 el procurador sealó la cara des"urada de Doshuá4 te han pe"ado por tus predicaciones, los #andidos 7ismás y Nestas que mataron con sus secuaces a cuatro soldados, el sucio traidor Dudas, 5todos son #uenos hom#res6 4 S$ 4respondió el preso. 45> lle"ará el reino de la verdad6 4 Lle"ará, he"2mono 4 contestó Doshuá convencido. 4?o lle"ará nunca@ 4 "ritó de pronto Pilatos con una vo) tan tremenda, que Doshuá se echó hacia atrás. As$ "rita#a Pilatos a sus soldados en el Ialle de las 7oncellas hac$a muchos aos0 «?7estro)adles@ ?Can co"ido al Ni"ante 'atarratas@». Al)ó más su vo) ronca de soldado y "ritó para que le oyeran en el !ard$n0 4?7elincuente@ ?7elincuente@ 4 lue"o, en vo) #a!a, pre"untó40 Doshuá NaBo)ri, 5crees en al"unos dioses6 4 Cay un 7ios 4 contestó Doshuá4 y creo en Ol. 4 Entonces, ?r2)ale@ ?92)ale todo lo que puedas@ Aunque< 4 la vo) de Pilatos se cortó4 esto tampoco ayudará. 5Tienes mu!er6 4 pre"untó an"ustiado, sin comprender lo que le ocurr$a.
4 o estoy solo. 4 *diosa ciudad< 4 murmuró el procurador movió los hom#ros como si tuviera %r$o y se %rotó las manos como lavándoselas4. Si te hu#ieran matado antes de tu encuentro con Dudas de =erioth hu#iera sido mucho me!or. 45Por qu2 no me de!as li#re, he"2mono6 4 pidió de pronto el preso con ansiedad4. 'e parece que quieren matarme. Pilatos cam#ió de cara y miró a Doshuá con o!os irritados y enro!ecidos. 45T3 crees, desdichado, que un procurador romano puede soltar a un hom#re que dice las cosas que aca#as de decir6 ?*h, dioses@ 5* te ima"inas que quiero encontrarme en tu lu"ar6 ?o comparto tus ideas@ Escucha0 si desde este momento pronuncias una sola pala#ra o te pones al ha#la con al"uien, ?"uárdate de m$@ Te lo repito0 ?"uárdate@ 4?Ce"2mono<@ 4?A callar@ 4 e&clamó Pilatos, y con una mirada %uriosa si"uió a la "olondrina que entró de nuevo en el #alcón4. ?8ue ven"an@ 4 "ritó. 1uando el secretario y la escolta volvieron a su sitio, Pilatos anunció que apro#a#a la sentencia de muerte del delincuente Doshuá NaBo)ri, pronunciada por el Pequeo Sanedr$n, y el secretario apuntó las pala#ras de Pilatos. +nmediatamente 'arco 'atarratas se presentó ante Pilatos. El procurador le ordenó que entre"ara al preso al !e%e del servicio secreto y que le transmitiera la orden de que NaBo)ri ten$a que estar separado del resto de los condenados, y que a todos los soldados del servicio secreto se les prohi#iera #a!o casti"o sever$simo que ha#laran con Doshuá o contestaran a sus pre"untas. *#edeciendo la seal de 'arco, la escolta rodeó a Doshuá y se lo llevaron del #alcón. 7espu2s lle"ó un hom#re #ien parecido, de #ar#a ru#ia, con plumas de á"uila en el morrión, doradas y relucientes ca#e)as de león en el pecho, cu#ierto de chapas de oro el cinto de la espada, sandalias de suela triple con las cintas hasta la rodilla y un manto ro!o echado so#re el hom#ro i)quierdo. Era el le"ado que diri"$a la le"ión. El procurador le pre"untó dónde se encontra#a en aquel momento la cohorte de Se#ástica. El le"ado comunicó que la cohorte ha#$a cercado la pla)a delante del hipódromo, donde ser$a anunciada al pue#lo la sentencia de los delincuentes. El procurador dispuso que el le"ado destacara dos centurias de la cohorte romana. Kna de ellas, diri"ida por 'atarratas, tendr$a que escoltar a los condenados, los carros con los utensilios para la e!ecución y a los verdu"os, en el via!e al monte 1alvario, y una ve) all$ entrar en el cerco de arri#a. *tra cohorte ten$a que ser enviada inmediatamente al 1alvario y %ormar el cerco. 1on el mismo o#!eto, es decir, para "uardar el monte, el procurador pidió al le"ado que destacase un re"imiento de ca#aller$a au&iliar0 el ala siria. 1uando el le"ado a#andonó el #alcón, el procurador ordenó al secretaBrio que invitara al palacio al presidente del Sanedr$n, a dos miem#ros del mismo y al !e%e del servicio del templo de Dershala$m, pero aadió que le "ustar$a que la entrevista con ellos %uera concertada de tal manera que previamente tuviera la posi#ilidad de ha#lar a solas con el presidente. La orden del procurador %ue cumplida con rapide) y precisión, y el sol, que aquellos d$as a#rasa#a Dershala$m con un %uror especial, no ha#$a lle"ado a3n a su punto más alto, cuando en la terra)a superior del !ard$n, entre dos ele%antes de mármol #lanco que "uarda#an la escalera, se encontraron el procurador y el que desempea#a el car"o de presidente del Sanedr$n, el "ran sacerdote de Dudea Dos2 1ai%ás. El !ard$n esta#a en silencio. Pero al salir de la columnata a la soleada "lorieta superior entre las palmeras 4 monstruosas patas de ele%ante4, el procurador vio todo el panorama del tan odiado Dershala$m0 sus puentes col"antes, %ortale)as y, lo más importante, un montón de mármol, imposi#le de descri#ir, cu#ierto de escamas doradas de dra"ón en lu"ar de te!ado 4 el templo de Dershala$m4. El procurador pudo perci#ir con su no o$do muy le!os, all$ a#a!o, donde una muralla de piedra separa#a las terra)as in%eriores del !ard$n de la pla)a de la ciudad, un murmullo sordo, so#re el que de ve) en cuando se al)a#an "ritos o "emidos a"udos.
El procurador comprendió que allá en la pla)a se ha#$a reunido una enorme multitud, al#orotada por las 3ltimas revueltas de Dershala$m, que espera#a con impaciencia el veredicto. Los "ritos proven$an de los desasose"ados vendedores de a"ua. El procurador empe)ó por invitar al "ran sacerdote al #alcón, para res"uardarse del calor implaca#le, pero 1ai%ás se e&cusó con delicade)a, e&plicando que no pod$a hacerlo en v$speras de la esta. Pilatos cu#rió su escasa ca#ellera con un capuchón e inició la conversación, que transcurrió en "rie"o. Pilatos di!o que ha#$a estudiado el caso de Doshuá NaBo)ri y que apro#a#a la sentencia de muerte. Tres delincuentes esta#an sentenciados a muerte y de#$an ser e!ecutados en este mismo d$a0 7ismás, Nestas y (arB9a##án, y además ese Doshuá NaBo)ri. Los dos primeros intentaron incitar al pue#lo a un levantamiento contra el 12sar, ha#$an sido prendidos por los soldados romanos y eran de la incum#encia del procurador por consi"uiente, no ha#$a lu"ar a discusión. Los dos 3ltimos, (arB9a##án y NaBo)ri, ha#$an sido detenidos por las %uer)as locales y condenados por el Sanedr$n. 7e acuerdo con la ley y de acuerdo con la costum#re, uno de estos dos delincuentes ten$a que ser li#erado en honor a la "ran esta de Pascua que empe)a#a aquel d$a. Por eso el procurador desea#a sa#er a qui2n de los dos delincuentes quer$a de!ar en li#ertad el Sanedr$n, a (ar B9a##án o a NaBo)ri. 1ai%ás inclinó la ca#e)a indicando que la pre"unta ha#$a sido com prendida, y contestó0 4 El Sanedr$n pide que se li#ere a (arB9a##án El procurador sa#$a per%ectamente cuál i#a a ser la respuesta del "ran sacerdote, pero quer$a dar a entender que aquella contestación provoca#a su asom#ro. Lo hi)o con mucho arte. Se arquearon las ce!as en su cara arro"ante, y el procurador, en actitud muy sorprendida, clavó la mirada en los o!os del "ran sacerdote. 4 9econo)co que esta respuesta me sorprende 4 di!o el procurador suavemente4. 'e temo que de#e de ha#er al"3n malentendido. Pilatos se e&plicó. El "o#ierno romano no atenta#a en modo al"uno contra el poder sacerdotal del pa$s, el "ran sacerdote ten$a que sa#erlo per%ectamente, pero en este caso era evidente que ha#$a una equivocación. 9ealmente, los delitos de (arB9a##án y NaBo)ri eran incompara#les por su "ravedad. Si el se"undo, cuya de#ilidad mental salta#a a la vista, era culpa#le de ha#er pronunciado discursos a#surdos en Dershala$m y al"unos otros lu"ares, el primero era mucho más responsa#le. o sólo se ha#$a permitido hacer llamamientos directos a una su#levación, sino que tam#i2n ha#$a matado a un "uardia mientras intenta#an prenderle. (arB9a##án representa#a un peli"ro mucho mayor que el que pudiera representar NaBo)ri. En virtud de todo lo dicho, el procurador ped$a al "ran sacerdote que revisara la decisión y de!ara en li#ertad a aquel de los dos condenados que representara menos peli"ro, y 2ste era, sin duda al"una, NaBo)ri. 1ai%ás di!o en vo) #a!a y rme que el Sanedr$n ha#$a estudiado el caso con mucho detenimiento y que comunica#a por se"unda ve) que quer$a la li#ertad de (arB9a##án. 45Pero cómo6 5Tam#i2n despu2s de mi "estión6 57e la "estión del que representa al "o#ierno romano6 Nran sacerdote, rep$telo por tercera ve). 4 1omunico por tercera ve) que de!amos en li#ertad a (arB9a##án di!o 1ai%ás en vo) #a!a. Todo ha#$a terminado y no val$a la pena se"uir discutiendo. NaBo)ri se i#a para siempre y nadie podr$a calmar los horri#les dolores del procurador, la 3nica salvación era la muerte. Pero esta idea no %ue lo que le sorprendió. Aquella an"ustia ine&plica#le que le invadiera cuando esta#a en el #alcón se ha#$a apoderado ahora de todo su ser. +ntentó #uscar una e&plicación y la que encontró %ue #astante e&traa. Tuvo la va"a sensación de que su conversación con el condenado quedó sin terminar, o que no le ha#$a escuchado hasta el nal. Pilatos desechó este pensamiento, que desapareció tan repentinamente como ha#$a sur"ido. Se %ue, y su an"ustia quedó sin e&plicar, porque tampoco la e&plica#a la idea que relampa"ueó en su cere#ro. «La inmortalidad<, ha lle"ado la inmortalidad<» 58ui2n i#a a ser inmortal6 El
procurador no pudo comprenderlo, pero la idea de la misteriosa inmortalidad le hi)o sentir %r$o en medio de aquel sol a"o#iante. 4 (ien 4 di!o Pilatos4 as$ sea. Entonces se volvió, a#arcó con la mirada el mundo que ve$a y se sorprendió del cam#io que ha#$a su%rido. 7esapareció la mata cu#ierta de rosas, desaparecieron los cipreses que #ordea#an la terra)a superior, tam#i2n el "ranate y una estatua #lanca en medio del verde. En su lu"ar otó una nu#e purp3rea, con al"as que oscila#an y que empe)aron a moverse hacia un lado, y con ellas se movió Pilatos. Ahora se le lleva#a, as&iándole y a#rasándole, la ira más terri#le, la ira de la impotencia. 4 'e aho"o 4 pronunció Pilatos4. ?'e aho"o@ 1on una mano, %r$a y h3meda, tiró del #roche del manto y 2ste cayó so#re la arena. 4 Se nota mucho #ochorno, hay tormenta en al"3n sitio 4 contestó 1ai%ás, sin apartar los o!os del rostro enro!ecido del procurador, temiendo lo que esta#a por lle"ar. «?8u2 terri#le es el mes isán este ao@» 4 o 4 di!o Pilatos4, no es por el #ochorno me as&io por estar !unto a ti, 1ai%ás 4 y aadió con una sonrisa, entornando los o!os40 1u$date #ien, "ran sacerdote. (rillaron los o!os oscuros del "ran sacerdote y su cara e&presó asom#ro con no menos ha#ilidad que el procurador. 458u2 estoy oyendo, procurador6 4 di!o 1ai%ás di"no y tranquilo4. 5'e amena)as despu2s de una sentencia apro#ada por ti mismo6 5Será posi#le6 Estamos acostum#rados a que el procurador romano esco!a las pala#ras antes de pronunciarlas. 5o nos estará escuchando al"uien, he"2mono6 Pilatos miró con o!os muertos al "ran sacerdote y enseó los dientes, es#o)ando una sonrisa. 4?8u2 cosas dices, "ran sacerdote@ 58ui2n nos puede o$r aqu$6 5Es que me pare)co al !oven va"a#undo alienado que hoy van a e!ecutar6 51rees que soy un chiquillo6 S2 muy #ien lo que di"o y dónde. Está cercado el !ard$n, está cercado el palacio, ni un ratón puede penetrar por una rendi!a. o sólo un ratón, sino 2se< 5cómo se llama6< de la ciudad de =erioth. Pues si< si penetrara aqu$ lo sentir$a con toda su alma, 5me crees, 1ai%ás6 Pues acu2rdate, "ran sacerdote, ?desde este momento no tendrás ni un minuto de pa)@ i t3 ni tu pue#lo 4 y Pilatos sealó hacia la derecha, donde a lo le!os, en lo alto, ard$a el templo4. ?Te lo di"o yo, Poncio Pilatos, !inete lan)a de oro@ 4?Lo s2, lo s2@ 4respondió intr2pido 1ai%ás, y sus o!os #rillaron. Al)ó las manos hacia el cielo, y si"uió40 El pue#lo de Dudea sa#e que t3 le odias %ero)mente y que le harás mucho mal, ?pero no podrás aho"arlo@ ?7ios le "uardará@ ?>a nos oirá el 12sar omnipotente y nos salvará del %unesto Pilatos@ 4?*h, no@ 4 e&clamó Pilatos, y cada pala#ra le hac$a sentirse más aliviado0 ya no ten$a que n"ir, no ten$a que medir las pala#ras4. ?Te has que!ado al 12sar de m$ demasiadas veces, 1ai%ás, y ha lle"ado mi hora@ Ahora mandar2 la noticia y no a Antioqu$a, ni a 9oma, sino directamente a 1aprea, al mismo emperador, la noticia de que en Dershala$m "uardáis de la muerte a los más "randes re#eldes. > no será con a"ua del la"o de Salomón, como quer$a hacer para vuestro #ien, con lo que saciar2 la sed de Dershala$m. ?o@ ?o será con a"ua@ ?Acu2rdate de cómo por vuestra culpa tuve que arrancar de las paredes los escudos con la e"ie del emperador, trasladar a los soldados, cómo tuve que venir aqu$ para ver qu2 ocurr$a@ ?Acu2rdate de mis pala#ras@0 verás en Dershala$m más de una cohorte, ?muchas más@ Toda la le"ión Fulminante, acudirá la ca#aller$a ára#e. ?Entonces oirás amar"os llantos y "emidos@ ?Entonces te acordarás del li#erado (arB9a##án, y te arrepentirás de ha#er mandado a la muerte al lóso%o de las predicaciones pac$cas@ La cara del "ran sacerdote se cu#rió de manchas, sus o!os ard$an. Al i"ual que el procurador, sonrió enseando los dientes, y contestó0 451rees, procurador, en lo que estás diciendo6 ?o, no lo crees@ o es pa), no es pa) lo que ha tra$do a Dershala$m ese cautivador del pue#lo, y t3, !inete, lo comprendes per%ectamente. ?8uer$as soltarle para que su#levara al pue#lo, in!uriara nuestra reli"ión y e&pusiera el pue#lo a las espadas romanas@ Pero yo, "ran sacerdote de Dudea, mientras est2 vivo ?no permitir2 que se humille la reli"ión y prote"er2 al pue#lo@ 5*yes, Pilatos6 4 y 1ai%ás levantó la mano con un "esto amena)ador4. ?Escucha, procurador@
1ai%ás de!ó de ha#lar y el procurador oyó de nuevo el ruido del mar, que se acerca#a a las mismas murallas del !ard$n de Cerodes el Nrande. El ruido su#$a desde los pies del procurador hasta su rostro. A sus espaldas, en las alas del palacio, se o$an las seales alarmantes de las trompetas, el ruido pesado de cientos de pies, el tintineo metálico. El procurador comprendió que era la in%anter$a romana que ya esta#a saliendo, se"3n su orden, precipitándose al desle, terri#le para los #andidos y re#eldes. 45*yes, procurador6 4 repitió el "ran sacerdote en vo) #a!a4. 5o me dirás que todo esto 4 1ai%ás al)ó los #ra)os y la capucha oscura se cayó de su ca#e)a4 lo ha provocado el misera#le #andido (arB9a##án6 El procurador se secó la %rente %r$a y mo!ada con el rev2s de la mano, miró al suelo, lue"o levantó los o!os entornados hacia el cielo y vio que el "lo#o incandescente esta#a casi so#re su ca#e)a y que la som#ra de 1ai%ás parec$a enco"ida !unto a la cola del ca#allo. Lue"o di!o en vo) #a!a e indi%erente0 4 Se acerca el mediod$a. os hemos distra$do con la charla y es hora de continuar. Se e&cusó ele"antemente ante el "ran sacerdote, le invitó a que le esperara sentado en un #anco a la som#ra de las ma"nolias, mientras 2l llama#a al resto de las personalidades, necesarias para una 3ltima y #reve reunión y da#a una orden, re%erente a la e!ecución. 1ai%ás se inclinó namente, con la mano apretada al cora)ón y se quedó en el !ard$n Pilatos volvió al #alcón. 7i!o al secretario que invitara al !ard$n al le"ado de la le"ión, al tri#uno de la cohorte, a dos miem#ros del Sanedr$n y al !e%e de la "uardia del templo, que espera#an a que se les avisara en un templete redondo de la terra)a in%erior. Aadió que 2l mismo saldr$a en se"uida al !ard$n y se diri"ió al interior del palacio. 'ientras el secretario prepara#a la reunión, el procurador tuvo una entrevista con un hom#re cuya cara esta#a medio cu#ierta por un capuchón, aunque en la ha#itación, con las cortinas echadas, no entra#a ni un rayo del sol que pudiera molestarle. La entrevista %ue muy #reve. El procurador le di!o unas pala#ras en vo) #a!a y el hom#re se retiró. Pilatos %ue al !ard$n, pasando por la columnata. All$, en presencia de todos aquellos que quer$a ver, anunció con aire solemne y reservado que corro#ora#a la sentencia de muerte de Doshuá NaBo)ri y pre"untó ocialmente a los miem#ros del Sanedr$n a cuál de los dos delincuentes pensa#an dar li#ertad. Al o$r que era (arB9a##án, el procurador di!o0 4 'uy #ien 4 y ordenó al secretario que anotara en se"uida todo en el acta, apretó con la mano el #roche que el secretario levantara de la arena y di!o con solemnidad0 4?Es la hora@ Los presentes #a!aron por la ancha escalera de mármol entre paredes de rosas que desped$an un olor mareante y se acercaron al muro del !ard$n, a la puerta que da#a a una "ran pla)a llana, al %ondo de la cual se ve$an las columnas y estatuas del hipódromo. Al salir del !ard$n todo el "rupo su#ió a un estrado de piedra que domina#a la pla)a. Pilatos, mirando alrededor con los o!os entornados, se dio cuenta de la situación. El espacio que aca#a#a de recorrer, es decir, desde el muro del palacio hasta el estrado, esta#a vac$o, pero delante Pilatos no pod$a ver la pla)a0 la multitud se la ha#$a tra"ado. Cu#iera llenado todo el espacio vac$o y el mismo estrado si no %uera por la triple la de soldados de la Se#ástica, que se encontra#an a mano i)quierda de Pilatos, y los soldados de la cohorte au&iliar +t3rea, que conten$an a la muchedum#re por la derecha. Pilatos su#ió al estrado, apretando en la mano el #roche innecesario y entornando los o!os. o lo hac$a porque el sol le quemara, no. Sin sa#er por qu2, no quer$a ver al "rupo de condenados, que, como #ien sa#$a, no tardar$an en su#ir al estrado. En cuanto el manto #lanco %orrado de ro!o san"re apareció en lo alto de la roca de piedra so#re el #orde de aquel mar humano, el invidente Pilatos sintió una ola de ruido que le "olpeó los o$dos0 «NaBaBa». ació a lo le!os, !unto al hipódromo, primero en tono #a!o, lue"o se hi)o atronante y despu2s de sostenerse varios instantes, empe)ó a descender. «'e han visto», pensó el procurador. La ola no se ha#$a apa"ado del todo cuando empe)ó a crecer otra ve), su#ió más que la primera y, como en las olas del mar sur"e la espuma, se levantó un sil#ido y unos aislados "emidos de mu!er.
«Es que les han echo su#ir al estrado 4 pensó Pilatos4 los "emidos provienen de varias mu!eres que ha aplastado la multitud al echarse hacia adelante.» Esperó un rato, sa#iendo que no hay %uer)a capa) de acallar una muchedum#re, que es necesario que e&hale todo lo que ten"a dentro y se calle por s$ misma. 1uando lle"ó este momento, el procurador levantó su mano derecha y el 3ltimo murmullo cesó. Entonces Pilatos aspiró todo el aire caliente que pudo, y "ritó su vo) cortada voló por encima de miles de ca#e)as0 4?En nom#re del 12sar Emperador@< Iarias veces le "olpeó los o$dos el "rito a"udo y repetido0 en las cohortes, al)ando las lan)as y los em#lemas, "ritaron los soldados con voces terri#les0 4??Iiva el 12sar@@ Pilatos levantó la ca#e)a hacia el sol. (a!o sus párpados se encendió un %ue"o verde que hi)o arder su cere#ro, y so#re la muchedum#re volaron las roncas pala#ras arameas0 4 Los cuatro malhechores, detenidos en Dershala$m por cr$menes, insti"ación al levantamiento, in!urias a las leyes y a la reli"ión, han sido condenados a una e!ecución ver"on)osa0 ?a ser col"ados en postes@ Esta e!ecución se va a e%ectuar ahora en el monte 1alvario. Los nom#res de los delincuentes son0 7ismás, Nestás, (arB9a##án y NaBo)ri. ?Aqu$ están@ Pilatos sealó con la mano, sin mirar a los delincuentes, pero sa#iendo con certe)a que esta#an en su sitio. La multitud respondió con un lar"o murmullo que parec$a de sorpresa o de alivio. 1uando se apa"ó el murmullo, Pilatos prosi"uió0 4 Pero serán e!ecutados nada más que tres, porque, se"3n la ley y la costum#re, en honor ala Fiesta de Pascua, a uno de los condenados, ele"ido por el Pequeo Sanedr$n y apro#ado por el poder romano, ?el ma"nánimo 12sar Emperador le devuelve su desprecia#le vida@ Pilatos "rita#a y al mismo tiempo advert$a cómo el murmullo se convert$a en un "ran silencio. i un suspiro, ni un ruido lle"a#a a sus o$dos, y por un momento a Pilatos le pareció que todo lo que le rodea#a ha#$a desaparecido. La odiada ciudad ha#$a muerto, y 2l esta#a solo, quemado por los rayos que ca$an de plano, con la cara levantada hacia el cielo. Pilatos mantuvo el silencio unos instantes y lue"o "ritó0 4 El nom#re del que ahora va a ser li#erado es< Ci)o otra pausa antes de pronunciar el nom#re, recordando si ha#$a dicho todo lo que quer$a, porque sa#$a que la ciudad muerta i#a a re sucitar al o$r el nom#re del a%ortunado y despu2s no escuchar$a ni una pala#ra más. «5Es todo6 4 se pre"untó Pilatos4. Todo. El nom#re.» > haciendo rodar la «r» so#re la ciudad en silencio, "ritó0 4?(arB9a##án@ Le pareció que el sol ha#$a e&plotado con un estr2pito y le ha#$a llenado los o$dos de %ue"o. En este %ue"o se revolv$an aullidos, "ritos, "emidos, risas y sil#idos. Pilatos se volvió hacia atrás y se diri"ió hacia las escaleras, pasando por el estrado sin mirar a nadie, con la vista !a en los coloreados mosaicos que ten$a #a!o sus pies, para no trope)ar. Sa#$a que a sus espaldas esta#a cayendo so#re el estrado una lluvia de monedas de #ronce y de dátiles y que entre la muchedum#re que aulla#a, los hom#res, aplastándose, se encarama#an unos so#re otros para ver con sus propios o!os el mila"ro0 cómo un hom#re que ya esta#a en manos de la muerte se ha#$a li#erado de ella cómo le desata#an, causándole un a"udo dolor en las manos dislocadas durante los interro"atorios, y cómo 2l, haciendo muecas y "imiendo, es#o)a#a una sonrisa loca e ine&presiva. Sa#$a que al mismo tiempo la escolta conduc$a a los otros tres por las escaleras laterales, hacia el camino que lleva#a al oeste, %uera de la ciudad, al monte 1alvario. Sólo cuando esta#a detrás del estrado, Pilatos a#rió los o!os sa#iendo que ya esta#a %uera de peli"ro0 ya no pod$a ver a los condenados. Al lamento de la multitud, que empe)a#a a calmarse se un$an los "ritos estridentes de los heraldos, que repet$an, uno en "rie"o y otro en arameo, lo que ha#$a dicho el procurador desde el
estrado. A sus o$dos lle"ó el redo#le de las pisadas de los ca#allos que se apro&ima#an y el sonido de una trompeta que "rita#a al"o #reve y ale"re. Les respondió el sil#ido penetrante de los chiquillos que esta#an so#re los te!ados de las casas en la calle que conduc$a del mercado a la pla)a del hipódromo, y un "rito0 «?1uidado@». Kn soldado, solitario en el espacio li#erado de la pla)a, a"itó asustado su em#lema. El procurador, el le"ado de la le"ión, el secretario y la escolta se pararon. El ala de ca#aller$a, con el trote cada ve) más suelto, irrump$a en la pla)a para atravesarla evitando el "ent$o y se"uir por la calle!a !unto a un muro de piedra cu#ierto de parra por el camino más corto hacia el monte 1alvario. Kn hom#recillo pequeo como un chico, moreno como un mulato, el comandante del ala siria, trota#a en su ca#allo, y al pasar !unto a Pilatos "ritó al"o con vo) a"uda y desenvainó su espada. Su ca#allo, mo!ado, ne"ro y %ero), viró hacia un lado y se enca#ritó. Nuardando la espada, el comandante le pe"ó en el cuello con un láti"o, lo endere)ó y si"uió su camino por la calle!a, pasando al "alope. 7etrás de 2l, en las de a tres, ca#al"a#an los !inetes envueltos en una nu#e de polvo. Saltaron las puntas de las li"eras lan)as de #am#3. El procurador vio pasar !unto a 2l los rostros que parec$an todav$a más morenos #a!o los tur#antes, con los dientes relucientes descu#iertos en ale"res sonrisas. Levantando el polvo hasta el cielo, el ala irrumpió en la calle!a, y Pilatos vio pasar al 3ltimo soldado con una trompeta ardiente a sus espaldas. Prote"i2ndose del polvo con la mano y con una mueca de dis"usto, Pilatos si"uió su camino hacia la puerta del !ard$n del palacio le acompaa#an el le"ado, el secretario y la escolta. Eran cerca de las die) de la maana.
&. LA #'P%IMA PREBA
S$, eran casi las die) de la maana, respeta#le +ván i/oláyevich 4 di!o el pro%esor. El poeta se %rotó la cara con la mano, como si aca#ara de despertar, y o#servó que ya ha#$a ca$do la tarde so#re los «Estanques». Kna #arca li"era se desli)a#a por el a"ua, ya en som#ra, y se o$a el chapoteo de los remos y las risas de una ciudadana. Los #ancos de los #ulevares se ha#$an ido po#lando, pero siempre en los otros tres lados del cuadrado, de!ando solos a nuestros conversadores. El cielo de 'osc3 esta#a descolorido, la luna llena todav$a no era dorada, sino muy #lanca. Se respira#a me!or y sona#an mucho más suaves las voces #a!o los tilos0 eran voces nocturnas. «?1ómo se pasó el tiempo@< > nos ha lar"ado toda una historia 4 pensó 7esamparado4. ?Si es casi de noche@< A lo me!or no ha contado nada. 5o lo ha#r2 soado6» Tenemos que suponer que realmente el pro%esor les ha#$a contado todo aquello, de otro modo ha#r$amos de admitir que (erlio) ha#$a soado lo mismo, porque, mirando !amente al e&tran!ero, di!o0 4 Su relato es e&traordinariamente interesante, pro%esor, pero no coincide ni lo más m$nimo con el Evan"elio. 4?Por %avor@ 4 contestó el pro%esor con una sonrisa condescendiente4. Ksted sa#e me!or que nadie que todo lo que se dice en los Evan"elios no %ue nunca realidad y si citamos el Evan"elio como %uente histórica< 4 sonrió de nuevo. > (erlio) se quedó de piedra, porque precisamente era eso lo que 2l ha#$a dicho a 7esamparado mientras pasa#an por la (rónnaya en su camino hacia los «Estanques del Patriarca». 4 Eso es verdad 4 respondió (erlio)4. Pero sospecho que nadie podrá conrmar la veracidad de todo lo que usted ha dicho.
4?*h, no@ ?Esto hay quien lo conrma@ 4 di!o el pro%esor muy convencido, ha#lando repentinamente en un ruso macarrónico. Les invitó con cierto aire de misterio a acercarse más. Se apro&imaron uno por cada lado, y, sin nin"3n acento :porque tan pronto lo ten$a como no el dia#lo sa#rá por qu2;, les di!o0 4 Ierán ustedes, lo que pasa es que< 4 el pro%esor miró en derredor atemori)ado y continuó en vo) muy #a!a4 yo lo presenci2 personalmente. Estuve en el #alcón de Poncio Pilatos y en el !ard$n cuando ha#la#a con 1ai%ás, y en el pat$#ulo, de incó"nito, naturalmente, y les rue"o que no di"an nada a nadie. Es un secreto< ?pchss@ Cu#o un silencio. (erlio) palideció. 4 > usted< usted< 5cuánto tiempo hace que está en 'osc36 4pre"untó con vo) tem#lorosa. 4 Aca#o de lle"ar hace un instante 4 di!o desconcertado el pro%esor. Entonces, por primera ve), nuestros ami"os se !aron en sus o!os y lle"aron al convencimiento de que el o!o i)quierdo, el verde, era de un loco de remate, y el derecho, ne"ro y muerto. «(ueno, me parece que aqu$ está la e&plicación 4 pensó (erlio) con pánico4. Es un alemán reci2n lle"ado que está loco o que le ha dado la chiadura ahora mismo. ?Iaya #roma@» E%ectivamente, todo se ha#$a aclarado el e&tra$simo desayuno con el di%unto lóso%o =ant, la est3pida historia del aceite de "irasol y Anush/a, los propósitos so#re la decapitación y todo lo demás0 el pro%esor esta#a rematadamente loco. (erlio) reaccionó en se"uida y decidió lo que ha#$a que hacer. Apoyándose en el respaldo del #anco y por detrás del pro%esor, empe)ó a "esticular para dar a entender a 7esamparado que no llevara la contraria. Pero el poeta, que esta#a completamente anonadado, no entendió sus seales. 4 S$, s$ 4dec$a (erlio) e&altado4, todo eso puede ser posi#le< muy posi#le. Pilatos, el #alcón y todo lo demás< 7$"ame, 5ha venido solo o con su esposa6 4 Solo, solo siempre estoy solo 4 respondió el pro%esor con amar"ura. 45> dónde está su equipa!e, pro%esor6 4 pre"untó (erlio) con tacto4, 5en El 'etropol6 57ónde se ha hospedado6 45>o<6 En nin"3n sitio 4 respondió el desquiciado alemán, recorriendo «Los Estanques» con su o!o verde an"ustiado y dominado por el terror. 451ómo6 >< 5dónde piensa vivir6 4 En su casa 4 di!o con desen%ado el demente "uiando el o!o. 4 Por m$< encantado 4 #al#uceó (erlio)4, pero me temo que no se va a encontrar muy cómodo. El 'etropol tiene departamentos estupendos. Es un hotel de primera clase< 4 > el dia#lo, 5tampoco e&iste6 4 pre"untó de repente el en%ermo, en un tono !ovial. 4 Tampoco< 4?o discutas@ 4 susurró (erlio), "esticulando ante la espalda del pro%esor. 4?1laro que no@ ?o hay nin"3n dia#lo@ 4 "ritó de todos modos +ván i/oláyevich, desconcertado con tanto l$o4. ?Pero qu2 casti"o@ ?> apri2tese los tornillos@ El demente soltó una carca!ada tan ruidosa que de los tilos escapó volando un "orrión. 4 7ecididamente esto se pone interesante 4 dec$a el pro%esor tem#lando de risa4. Iaya, vaya, resulta que para ustedes no e&iste nada de nada 4 de!ó de re$rse y como suele suceder en los en%ermos mentales, cam#ió de humor repentinamente "ritó irritado40 1onque no e&iste, 5eh6 4 Tranquil$cese, por %avor, tranquil$cese 4 #al#ucea#a (erlio), temiendo e&asperarle4. Por %avor, esp2reme aqu$ un minuto con el camarada 7esamparado mientras voy a hacer una llamada ah$ a la vuelta. > lue"o le acompaamos donde usted quiera como no conoce la ciudad< Cay que reconocer que el plan de (erlio) era acertado0 lo primero era encontrar un tel2%ono p3#lico y comunicar inmediatamente a la Sección de E&tran!eros al"o parecido a que el conse!ero reci2n lle"ado esta#a en «Los Estanques» en un estado evidentemente anormal. > ha#r$a que tomar las de#idas precauciones, porque todo aquello era una cosa disparatada y #astante desa"rada#le. 458uiere llamar6 'uy #ien, pues llame< 4 di!o con triste)a el en%ermo, y suplicó e&altado40 Pero, por %avor antes de que se vaya, cr2ame, el dia#lo e&iste. Es lo 3nico que le pido. Esc3cheme
#ien e&iste una s2ptima prue#a que es la más convincente de todas. Ahora mismo se les va a presentar. 4 S$, s$, naturalmente 4 asent$a (erlio) muy carioso y "uiándole el o!o al po#re poeta, que no le ve$a la "racia a quedarse vi"ilando al demente, se diri"ió hacia la salida de «Los Estanques», que está en la esquina de la calle (rónnaya y la >ermoláyevs/i. El pro%esor se sose"ó y pareció volver a la normalidad. 4?'i!a$l Ale&ándrovich@ 4 "ritó a espaldas de (erlio). El !e%e de redacción se volvió, sacudido por un estremecimiento, y pensó para tranquili)arse que su nom#re y su patron$mico tam#i2n pod$a ha#erlos sacado de al"3n periódico. Poniendo las manos a manera de altavo), el pro%esor volvió a "ritar0 4 1on su permiso voy a decir que pon"an un tele"rama a su t$o de =$ev. (erlio) no pudo evitar otra sacudida. 57e dónde sa#r$a el loco lo del t$o de =$ev6 Porque por un periódico no, desde lue"o. 5> si 7esamparado tuviera ra)ón6 5> si los documentos son %alsos6 ?8u2 su!eto más e&trao@< ?Al tel2%ono, hay que tele%onear rápidamente@ Lo aclararán en se"uida. (erlio), sin escuchar nada más, echó a correr. En aquel momento, y !unto a la salida de la calle (rónnaya, se levantó de un #anco y salió a su encuentro el mismo ciudadano que sur"iera del calor a#rasador. Pero ahora ya no era de aire, sino normal, de carne y hueso y, a la lu) del crep3sculo, (erlio) divisó con claridad que su pequeo #i"ote era como dos plumas de "allina, los o!os diminutos, irónicos y a#otar"ados. El pantaloncito de cuadros tan corto que se le ve$an unos calcetines #lancos y sucios. 'i!ail Ale&ándrovich retrocedió, pero le calmó la idea de que pod$a ser una simple coincidencia y que, %uera lo que %uera, no era momento de pensarlo. 45(usca el torniquete6 4 inquirió el tipo de los cuadros con vo) cascada4. Por aqu$, por %avor. Si"a derecho, que lle"ará donde va. 5> no me dar$a al"o por la ayudita para echar un tra"o6 ?Está más averiao el e& chantre@< > se quitó la "orra de un "olpe, haciendo muchos visa!es. (erlio), sin escuchar al pedi"eo y remil"ado chantre, corrió al torniquete y lo a"arró con la mano. Lo hi)o "irar y ya esta#a dispuesto a pasar so#re la v$a, cuando una lu) ro!a y #lanca le ce"ó los o!os se ha#$a encendido la seal0 «?1uidado con el tranv$a@». El tranv$a apareció inmediatamente, "irando por la l$nea reci2n construida de la calle >ermoláyevs/i a la (rónnaya. 7e pronto, al volver y salir en l$nea recta, se encendió dentro la lu) el2ctrica el tranv$a dio un tremendo alarido y aceleró la marcha. El prudente (erlio), aunque esta#a %uera de peli"ro, decidió volver a prote"erse detrás de la #arra co"ió el torniquete y dio un paso atrás. Se le escurrió la mano y soltó la #arra. Se le res#aló un pie hacia la v$a desli)ándose por los adoquines como si %ueran de hielo con el otro levantado, el traspi2s le derrum#ó so#re las v$as. 1ayó #oca arri#a, "olpeándose li"eramente la nuca. A3n tuvo tiempo de ver 4 no supo si a la i)quierda o a la derecha4 la áurea luna. Se volvió #ruscamente, enco"ió las piernas y se encontró con el pauelo ro!o, la cara de horror, completamente #lanca, de la conductora del tranv$a que se le apro&ima#a ine&ora#lemente. (erlio) no "ritó, pero la calle estalló en chillidos de mu!eres aterrori)adas. La conductora tiró del %reno el2ctrico, el tranv$a clavó el morro en los adoquines, dio un respin"o y saltaron las ventanillas en medio de un estruendo de cristales rotos. En la mente de (erlio) al"uien lan)ó un "rito desesperado0 «5Será posi#le6». 7e nuevo y por 3ltima ve), apareció la luna, pero que#rándose ya en peda)os. Lue"o vino la oscuridad. El tranv$a cu#rió a (erlio). Al"o oscuro y redondo saltó contra la re!a del parque, res#aló despu2s por la pequea pendiente que separa aqu2l de la Avenida, para aca#ar rodando, #rincando so#re los adoquines, a lo lar"o de la cal)ada. Era la ca#e)a de (erlio).
(. LA PER#E!!I)N
Se calmaron los "ritos hist2ricos de las mu!eres, de!aron de sonar los sil#atos de los milicianos aparecieron dos am#ulancias0 una se llevó el cuerpo decapitado y la ca#e)a al depósito de cadáveres, la otra, a la hermosa conductora, herida por los cristales rotos. Los #arrenderos, con delantales #lancos, #arrieron los restos de cristales y taparon con arena los charcos de san"re. +ván i/oláyevich se derrum#ó en un #anco antes de lle"ar al torniquete y all$ se quedó. Trató de incorporarse varias veces, pero las piernas no le o#edec$an0 su%r$a al"o parecido a una parálisis. El poeta ha#$a corrido hacia el torniquete cuando oyó el primer "rito y vio la ca#e)a, dando saltitos por la calle. o pudo soportar lo que ve$a y cayó en el #anco mareado. Se mordió una mano hasta hacerse san"re. Por supuesto, se ha#$a olvidado del demente, preocupándose sólo de entender lo ocurrido0 51ómo era posi#le6 Aca#a#a de ha#lar con (erlio) y en un instante< una ca#e)a. Knos cuantos hom#res, horrori)ados, corr$an por el #ulevar y pasa#an casi ro)ando al poeta, pero 2l no o$a sus pala#ras. 7os mu!eres se encontraron !unto a 2l y una de ellas, de nari) alada y ca#e)a descu#ierta, "ritó a la otra por encima de la ore!a del poeta0 4 mira por dónde no ha#rá reunión. (ueno, todav$a más0 di!o e&actamente que ser$a una mu!er quien le cortara la ca#e)a y resulta que la que conducta el tranv$a era una mu!er. Pero #ueno, 5qu2 es esto6» Esta#a claro. o, no pod$a quedar la menor duda. El misterioso conse!ero sa#$a de antemano el hecho siniestro de la muerte de (erlio). 7os ideas atravesaron el cere#ro del poeta. La primera %ue0 «no tiene nada de loco, eso es una tonter$a», y la se"unda0 «5no lo ha#rá tramado todo 2l mismo6 Pero 5cómo6 ?Ah@ Esto no va a quedar as$. >a lo averi"uaremos». Caciendo un tremendo es%uer)o, +ván i/oláyevich se incorporó lan)ándose hacia donde estuviera ha#lando con el pro%esor. Feli)mente aqu2l no se ha#$a ido. Los %aroles de la (rónnaya esta#an encendidos y so#re «Los Estanques» #rilla#a una luna dorada. > as$, a la lu) de la luna, siempre ilusoria, le pareció que lo que el hom#re lleva#a #a!o el #ra)o, no era un #astón, sino una espada. El «metomentodo» e& chantre esta#a precisamente en el mismo sitio donde ha#$a estado hac$a muy poco +ván i/oláyevich. Se ha#$a colocado en la nari) unos impertinentes del todo innecesarios a los que le %alta#a un cristal y que ten$an el otro partido. Ahora, el ciudadano de los cuadros, ten$a un aspecto todav$a más repulsivo que cuando indicara a (erlio) el camino hacia la v$a. +ván, con el cora)ón enco"ido, se acercó al pro%esor y comprendió, mirándole de %rente, que su cara no trasluc$a el menor indicio de locura. i antes ni ahora. 4?1onese de una ve)@ 58ui2n es usted6 4 pre"untó con vo) sorda. El e&tran!ero %runció el entrece!o, miró al poeta como si le viera por primera ve) y contestó con hostilidad0
4 o comprender< Ca#lar< 9uso< 4 Es que no entiende 4 se metió el chantre desde el #anco, aunque nadie le ha#$a pedido que e&plicara las pala#ras del %orastero. 4?o disimule@ 4 di!o +ván i/oláyevich amena)ador, y tuvo una sensación de %r$o en el estóma"o4, le he o$do ha#lar ruso per%ectamente. i es usted alemán, ni pro%esor. ?Ksted lo que es es un asesino y un esp$a@ ?Entre"3eme sus documentos@ 4 "ritó %urioso. El misterioso pro%esor torció con desprecio la #oca 4 ya de por s$ #astante torcida4 y se enco"ió de hom#ros. 4?1iudadano@ 4 intervino de nuevo el detesta#le chantre4, 5o ve que está poniendo nervioso al turista6 ?>a le pedirán cuentas@ > el sospechoso pro%esor, con un "esto arro"ante, le volvió la espalda y se ale!ó. +ván se encontró desarmado y se diri"ió muy e&altado al chantre0 4?*i"a, por %avor@ ?Ay3deme a detener a ese delincuente@ ?Tiene usted el de#er de hacerlo@ El chantre, animándose so#remanera e incorporándose de un salto, "ritó0 458u2 delincuente6 57ónde está6 5Kn delincuente e&tran!ero6 4 Le #aila#an los o!illos de ale"r$a4. 5Era 2se6 Pues si es un delincuente, lo primero es ponerse a "ritar «socorro». * si no, se lar"a. ?Ien"a@ vamos a "ritar a la ve) 4 y a#rió el hocico. El desconcertado +ván, haciendo caso al chantre #urlón "ritó «?socorro»@ pero el otro no di!o nada. Le ha#$a tomado el pelo. El "rito solitario y ronco de +ván no dio un resultado positivo. 7os damiselas saltaron hacia un lado y el poeta pudo o$r con claridad0 «(orracho». 457e modo que te pones de su parte6 4 "ritó +ván %uri#undo4. 5Te vas a re$r de m$6 ?72!ame pasar@ +ván se lan)ó a la derecha y el chantre tam#i2n +ván a la i)quierda y el canalla tam#i2n. 4 Pero, 5qu26 5te atraviesas a propósito6 4 "ritó +ván en%urecido4, ?te voy a entre"ar a las milicias@ Trató de asir al "ranu!a por la man"a, pero no co"ió más que aire, como si al chantre se le hu#iera tra"ado la tierra. +ván se quedó con la #oca a#ierta de asom#ro, miró en derredor y vio a lo le!os al odioso desconocido que se encontra#a ya !unto a la salida a la traves$a del Patriarca, y además no esta#a solo. El más que sospechoso chantre tuvo tiempo de alcan)ar al pro%esor. Pero eso no era todo. Ca#$a un tercero en el "rupo0 un "ato sur"ido de no se sa#e dónde. El "ato era enorme, como un ce#ón, ne"ro como el holl$n o como un "ra!o, y con un #i"ote desaante como el de los militares de ca#aller$a. Los tres se diri"$an hacia la calle y el "ato anda#a so#re las patas traseras. +ván se precipitó tras los maleantes, aunque en se"uida comprendió que i#a a ser muy di%$cil darles alcance. Los tres pasaron la traves$a en un momento y salieron a la calle Spiridónov/a. +ván ali"era#a el paso, pero a pesar de ello, la distancia entre 2l y sus perse"uidos no se acorta#a. Antes de que el poeta tuviera tiempo de reaccionar se encontró, despu2s de a#andonar aquella tranquila calle, en la pla)a i/its/aya, donde su situación empeoró. Ca#$a #astante a"lomeración y además, la pandilla de "ranu!as decidió utili)ar el truco pre%erido por los #andidos0 huir a la des#andada. El chantre se esca#ulló su#iendo li"ero a un auto#3s que pasa#a por la pla)a de Ar#at. Al perder de vista a uno de los del "rupo, +ván concentró su atención en el "ato el e&trao animal se ha#$a acercado al estri#o del tranv$a «A» que esta#a en la parada, ha#$a empu!ado con insolencia a una mu!er que dio un "rito, a"arrándose a la #arandilla e incluso tratando de alar"arle a la co#radora una moneda de die) /ope/s a trav2s de la ventanilla a#ierta por el calor. El comportamiento del "ato impresionó de tal manera a +ván que se quedó inmóvil !unto a la tienda de comesti#les de la esquina. Pero a3n le impresionó más la actitud de la co#radora, que al darse cuenta de que el "ato se met$a en el tranv$a, tem#lando de ra#ia, "ritó0 4?Los "atos no pueden su#ir@ ?8ue no se puede entrar con "atos@ ?Qape@ ?* te #a!as o llamo a las milicias@
Pero a la co#radora, como a los pasa!eros, les pasó inadvertido lo esencialmente asom#roso, porque, al n y al ca#o, lo de menos era que un "ato su#iera al tranv$a, pero es que este "ato ?ha#$a intentado pa"ar@ El "ato resultó ser no sólo un animal solvente, sino tam#i2n muy disciplinado. Al primer #udo de la co#radora interrumpió su discusión descol"ándose del estri#o para irse a sentar en la parada, mientras se %rota#a los #i"otes con la moneda. Pero cuando la co#radora tiró de la cuerda y el tranv$a se puso en marcha, el "ato hi)o lo mismo que hu#iera hecho cualquiera en el caso de ha#er sido e&pulsado de un tranv$a y que tiene necesariamente que via!ar en 2l. 7e!ó pasar los tres va"ones del tranv$a, saltó al #orde del 3ltimo, se a%erró con una pata a una de las "omas que col"a#an de la trasera y as$ pudo hacer su via!e, ahorrándose además die) /ope/s. +ván, puesta toda su atención en el repelente "ato, estuvo a punto de perder de vista al más importante de sus tres perse"uidos0 el pro%esor. Por suerte, 2ste no ha#$a tenido tiempo de esca#ullirse. +ván descu#rió la #oina "ris a trav2s de la muchedum#re, al principio de la (olshaya i/$ts/aya o de la calle de Cert)en. En un instante lle"ó hasta all$. Pero la suerte no le acompaa#a. El poeta ali"era#a el paso o corr$a empu!ando a los transe3ntes, pero no conse"u$a disminuir la distancia que le separa#a del pro%esor ni un cent$metro. A pesar de su dis"usto, +ván no de!a#a de admirarse de la rapide) tan e&traordinaria con que se desarrolla#a la persecución. Apenas transcurridos veinte se"undos, +ván i/oláyevich se encontró deslumhrado por las luces de la pla)a Ar#at. Knos se"undos más y esta#a en una calle!uela oscura de aceras desi"uales se dio un trompa)o y se hirió una rodilla. *tra cal)ada iluminada, despu2s la calle de =ropot/in y lue"o otra y otra y por n, una #ocacalle triste y desa"rada#le con lu) escasa, donde +ván perdió de vista denitivamente al que tanto le interesa#a alcan)ar. El pro%esor ha#$a desaparecido. +ván i/oláyevich esta#a con%undido, pero se le ocurrió de repente que el pro%esor ten$a que encontrarse en la casa n3mero -, se"uramente en el apartamento GR. +rrumpió en el portal, su#ió volando hasta el se"undo piso, %ue derecho al apartamento y llamó impaciente. o le hicieron esperar mucho. Kna nia de unos cinco aos a#rió la puerta y, sin pre"untar nada, desapareció en el interior. El vest$#ulo era enorme, esta#a descuidad$simo, iluminado por una min3scula #om#illa, d2#il y polvorienta, que col"a#a de un techo ne"ro de mu"re. 1ol"ada de un clavo en la pared, una #icicleta sin neumáticos en el suelo, un #a3l enorme, %orrado de hierro. En un estante, so#re un perchero, un "orro de invierno con sus lar"as ore!eras col"ando. A trav2s de una puerta, un receptor transmit$a la vo) sonora y e&altada de un hom#re que clama#a al"o en verso. +ván i/oláyevich, sin sentirse tur#ado por su e&traa situación, se diri"ió hacia el pasillo directamente, "uiado por esta ree&ión0 «Se ha#rá escondido en el #ao». El pasillo esta#a a oscuras. 1hocó varias veces con las paredes hasta que vio una tenue y estrecha %ran!a de lu) #a!o una puerta, encontró a tientas el picaporte y dio un li"ero tirón. Saltó el cerro!o e +ván se encontró precisamente en el #ao, pensando que ha#$a tenido suerte. Pero no tuvo tanta como hu#iera deseado. Envuelto en una atmós%era de calor h3medo y a la lu) de los car#ones que se consum$an en el calentador, entrevio unos "randes #arreos que col"a#an de la pared y una #aera con unos horri#les desconchones ne"ros. > en la #aera, de pie, una ciudadana desnuda, cu#ierta de espuma y con un estropa!o en la mano, entornó sus o!os miopes, para mirar a +ván que aca#a#a de irrumpir en el #ao. 1omo la lu) era tan mala, le con%undió se"uramente con al"uien y di!o ale"remente en vo) #a!a0 4?=iriush/a@ ?o seas %an%arrón@ 5Te has vuelto loco6 ?F2dor +vánovich está a punto de volver@ ?Fuera de aqu$@ 4> salpicó a +ván con el estropa!o. La con%usión era evidente y el culpa#le era, naturalmente, +ván i/oláyevich. Pero no ten$a intención de reconocerlo y e&clamó en tono de reproche0 «?8u2 %rivolidad@», y en se"uida, sin sa#er cómo ni por qu2, se encontró en la cocina. Esta#a desierta, y en la lum#re, alineados en silencio, ha#$a cerca de una decena de hornillos de petróleo apa"ados. Kn rayo de luna entra#a por la ventana polvorienta, sucia desde hac$a aos, iluminando escasamente un rincón donde, entre polvo y telaraas, col"a#a un icono olvidado.
7etrás de la urna que "uarda#a el icono asoma#an las puntas de dos velas de #oda. > de#a!o del icono ha#$a otro de papel, más pequeo, clavado en la pared con un aller. adie sa#e qu2 pasó por la ima"inación de +ván, pero antes de salir corriendo por la escalera de servicio, se apoderó de una de las velas y del icono de papel y con ellos en la mano a#andonó el desconocido piso, murmurando al"o entre dientes, a)orado por el recuerdo de lo ocurrido en el #ao y tratando de adivinar, inconscientemente, qui2n ser$a el descarado =iriush/a y si no le pertenecer$a el rid$culo "orro de las ore!eras. 7e nuevo en la calle triste y desierta, el poeta #uscó con la mirada al %u"itivo, pero no ha#$a nadie. +ván se di!o muy se"uro0 4?Pues claro, está en el r$o 'os/va@ ?Adelante@ Cu#iera sido interesante pre"untar a +ván i/oláyevich por qu2 supon$a que el pro%esor esta#a precisamente en el r$o 'os/va, y no en cualquier otro sitio, pero des"raciadamente no ha#$a nadie que pudiera pre"untárselo. Aquella horri#le calle esta#a totalmente desierta. Knos minutos despu2s +ván i/oláyevich se encontra#a en los peldaos de "ranito de la escalinata del r$o. Se quitó la ropa y la de!ó al cuidado de un simpático #ar#udo que %uma#a un ci"arro, !unto a una camisa #lanca y rota y unas #otas "astadas con los cordones desatados. +ván movió los #ra)os para re%rescarse un poco y se tiró al a"ua como lo har$a una "olondrina. El a"ua esta#a muy %r$a. Se le cortó la respiración, y por un momento, lle"ó a tener la sensación de que no podr$a salir a la supercie. Pero emer"ió resoplando, so%ocado, con los o!os redondos de espanto, y nadó en aquel a"ua que ol$a a petróleo, entre el )i")a" de los haces de lu) de los %aroles de la orilla. 1uando el poeta, saltando los peldaos, lle"ó empapado al sitio donde de!ara su ropa al cuidado del #ar#udo, se encontró con que 2sta ha#$a desaparecido, y no sólo la ropa0 tampoco ha#$a rastro al"uno del #ar#udo mismo. En el lu"ar donde de!ara el montón de sus prendas, ha#$a unos cal)oncillos a rayas, la a"u!ereada camisa, la vela, el icono y una ca!a de cerillas. +ván, en%urecido, amena)ó impotente con el puo cerrado y se puso lo que ha#$a encontrado en lu"ar de su ropa. Le llenaron de inquietud dos consideraciones en primer lu"ar ha#$a perdido el carnet de 'ASS*L+T, del que no se separa#a nunca, y además, 5podr$a andar li#remente por 'osc3 con aquella pinta6 9ealmente, en cal)oncillos< 7esde lue"o no era culpa suya, pero 5qui2n sa#e6 Podr$a ha#er al"3n l$o y a lo me!or lo detendr$an. Arrancó los #otones del to#illo, con la esperan)a de que as$, los cal)oncillos podr$an pasar por pantalones de verano. 9eco"ió el icono, la vela y las cerillas y echó a andar dici2ndose a s$ mismo0 «?A Nri#oy2dov@ ?Se"uro que está all$@». Ca#$a empe)ado la vida nocturna de la ciudad. Pasaron al"unos camiones, envueltos en nu#es de polvo, y en las ca!as, so#re sacos, i#an unos hom#res tum#ados pan)a arri#a. Todas las ventanas esta#an a#iertas. En cada una de ellas ha#$a una lu) #a!o una pantalla naran!a, y de todas las ventanas, de todas las puertas, de todos los arcos, los te!ados, las #uhardillas, los sótanos y los patios, sal$a el ronco ru"ido de la polonesa de la ópera %u&enio 'ne&uin . Los temores de +ván icoláyevich esta#an !usticados. Llama#a la atención y los transe3ntes se volv$an a mirarle. 7ecidió de!ar las calles principales y se"uir su camino por calle!uelas, donde la "ente es menos curiosa y hay menos pro#a#ilidades de que al"uien se acerque a importunar a un hom#re que va descal)o, con pre"untas so#re sus cal)oncillos, que se ha#$an ne"ado o#stinadamente a parecer unos pantalones. > eso hi)o. +ván se sumer"ió en la misteriosa red de calle!uelas y #ocacalles de Ar#at. Emprendió la marcha pe"ado a las paredes, volvi2ndose a cada instante y mirando temeroso alrededor, escondi2ndose en los portales de ve) en cuando, evitando los pasos de peatones y las entradas suntuosas de los palacetes de las em#a!adas. > durante todo su di%$cil camino, sent$a un insoporta#le malestar, producido por una orquesta omnipresente, que acompaa#a el pro%undo #a!o que canta#a su amor hacia Tatiana.
*. %O"O O!RRI) EN +RIBO,'"O-
Situado en los #ulevares, al %ondo de un !ard$n marchito, ha#$a un palacete anti"uo de dos pisos, color crema, separado de la acera por una re!a la#rada de hierro %undido. 7elante de la casa ha#$a una pequea pla)oleta as%altada, que en invierno sol$a estar cu#ierta de un montón de nieve coronado por una pala hincada, y en verano, #a!o un toldo de lona, se convert$a en un espl2ndido ane&o del restaurante. El edicio se llama#a «1asa de Nri#oy2dov» porque, se"3n se dec$a, esta casa perteneció en otros tiempos a una t$a del escritor Ale&andr Ser"u2yevich Nri#oy2dov. G Si %ue o no de su propiedad es al"o que no sa#emos con certe)a. os parece recordar que Nri#oy2dov no tuvo nin"una t$a propietaria. Pero el caso es que la casa se llama#a as$. > un moscovita #astante em#ustero lle"a#a a ase"urar que en la sala ovalada y con columnas del se"undo piso, el %amoso escritor le$a a aquella misma t$a tro)os de a des&racia de tener in&enio , y que la t$a le escucha#a reclinándose en un so%á. > a lo me!or era verdad, pero eso es lo de menos. Lo que importa es que la casa pertenec$a precisamente a 'ASS*L+T, que presid$a el po#re 'i!a$l Ale&ándrovich (erlio) antes de su aparición en «Los Estanques del Patriarca». En la actualidad nadie llama#a aquella casa «1asa de Nri#oy2dov», porque los miem#ros de 'ASS*L+T se re%er$an a ella como «Nri#oy2dov» simplemente y el t2rmino se ha#$a hecho popular0 «Ayer me pas2 dos horas en Nri#oy2dov» «5> qu2 tal6» «Ce conse"uido que me concedan dos meses en >alta» «?8u2 suerte tienes@» o #ien0 «Ioy a ver a (erlio), que reci#e hoy de cuatro a cinco en Nri#oy2dov», etc., etc<. 'ASS*L+T no pod$a ha#erse instalado en Nri#oy2dov me!or y con más con%ort. 8uien visitara Nri#oy2dov por primera ve) se encontra#a de un modo involuntario con in%ormación destinada a los diversos "rupos deportivos, as$ como con las %oto"ra%$as en "rupo o individuales de los miem#ros que compon$an 'ASS*L+T, que cu#r$an las paredes de la escalera que lleva#a al primer piso. En la puerta de la primera ha#itación de este piso ha#$a un letrero0 «Sección pescaBveraneo» con un di#u!o que representa#a una carpa que ha#$a tra"ado el an)uelo. En la puerta de la ha#itación n3mero J esta#a escrito al"o no muy claro0 «+nscripciones y pla)as para un d$a de creación. 7iri"irse a '. I. Podló)hanaya». En la puerta si"uiente la inscripción era lacónica y completamente ininteli"i#le0 «Perel$"uino». Lue"o el visitante casual de Nri#oy2dov se marea#a entre los letreros que decora#an las puertas de no"al de la t$a del "ran escritor0 «Para co"er n3mero en la cola para el papel, dir$!ase a Po/lióv/ina», «1a!a», «1uentas personales de los autores de s/etches». 7espu2s de recorrer una intermina#le cola que empe)a#a en la planta #a!a !unto a la porter$a, se lle"a#a a una puerta, asaltada a cada instante por la "ente, que ostenta#a el letrero0 «1uestión Iivienda». Pasada la puerta del pro#lema de la vivienda se descu#r$a un lu!oso cartel que representa#a una roca, y en la cima, un !inete que vest$a una capa y lleva#a un %usil al hom#ro. En la parte in%erior ha#$a unas palmeras y un #alcón, y en el #alcón, mirando al innito con o!os muy despiertos, un !oven con tup2 y con una pluma estilo"ráca. Al pie se le$a0 «Iacaciones completas para creación, de dos semanas :cuento, novela corBta; hasta un ao :novela, trilo"$a; >alta, Suu/BSu, (orovoye, Tsi!id)hiri, 'a!ind)hauri, Lenin"rado :Palacio de +nvierno;». Para esta puerta ha#$a cola tam#i2n, pero no e&a"erada0 unas ciento cincuenta personas. > si"uiendo las caprichosas l$neas de su#idas y #a!adas en la casa de Nri#oy2dov, se suced$an0 «7irección de 'ASS*L+T», «1a!as n. J, ,G, H», «1onse!o de 9edacción», «Presidente de G A. S. Nri#oy2dov :-RH4-UJ;, escritor y diplomático ruso, autor de la comedia a des&racia de tener in&enio. (. de la !."
'ASS*L+T», «Sala de (illar», varias dependencias de servicios y por n, aquella sala con columnas, donde la t$a dis%ruta#a de la comedia "enial de su so#rino. 1ualquier visitante 4 por supuesto, si no era irremedia#lemente tonto4 se da#a cuenta en se"uida de lle"ar a Nri#oy2dov de lo #ien que viv$an los dichosos miem#ros de 'ASS*L+T y rápidamente sent$a la come)ón de la verde envidia. Entonces diri"$a al cielo amar"os reproches por no ha#erle dotado de talento literario al venir al mundo, ya que 2l no pod$a ni soar en conse"uir el carnet de miem#ro de 'ASS*L+T un carnet marrón, que ol$a a piel #uena, con un ancho ri#ete dorado, conocido por todo 'osc3. 58ui2n se atrever$a a decir al"o en de%ensa de la envidia6 Es un sentimiento de $nma cate"or$a, pero hay que comprender al visitante. Porque lo que ha#$an visto en el piso de arri#a no era todo, ni mucho meBnos. La planta #a!a de la casa de la t$a la ocupa#a entera un restaurante, y ?qu2 restaurante@ 1on toda !usticia se considera#a el me!or de 'osc3. > no porque estuviera instalado en dos "randes salones, en cuyos techos a#ovedados ha#$a pinturas de ca#allos color lila con crines asir$as no sólo porque en cada mesa hu#iese una lámpara cu#ierta con un chal no sólo porque all$ no pod$a entrar cualquiera, sino porque, "racias a la calidad de sus viandas, Nri#oy2dov "o)a#a de la primac$a so#re cualquier otro restaurante de 'osc3, y estas viandas se serv$an a unos precios de lo más acepta#les, nada e&cesivos. o tiene, pues, nada de sorprendente una conversación como la que oyó el autor de estas ver$dicas l$neas mientras esta#a !unto a la re!a de hierro %undido de Nri#oy2dov. 457ónde cenas esta noche, Am#rosio6 4?Pero qu2 pre"unta, querido Fo/a@ ?Aqu$, naturalmente@ Archi#aldo Archi#áldovich me ha dicho en secreto que van a tener suda/ a la carta au naturel. ?Es toda una o#ra de arte@ 4?1ómo vives, Am#rosio@ 4 suspira#a Fo/a, demacrado, descuidado, con un car#unco en el cuello, diri"i2ndose a Am#rosio el poeta, "i"ante de la#ios encarnados, ca#ello de oro y carrillos resplandecientes. 4 o se trata de un arte especial 4 replica#a Am#rosio4, es un deseo natural de vivir como una persona. 5Acaso se puede encontrar suda/ en el «1oliseo»6 8ui)á s$, pero en el «1oliseo» una ración te cuesta trece ru#los quince /ope/s, mientras que aqu$ cinco cincuenta. Aparte de que en el «1oliseo» el pescado es de tres d$as, y además no puedes tener la se"uridad de que no te d2 en la cara con un racimo de uvas un !oven)uelo que sal"a del 1alle!ón del Teatro. o, no, me opon"o radicalmente al «1oliseo» 4 trona#a la vo) de Am#rosio el "astrónomo en todo el #ulevar, no me convences, Fo/a. 4 o trato de convencerte, Am#rosio 4 pia#a Fo/a4. Tam#i2n se puede cenar en casa. 4?Com#re, muchas "racias@ 4 voci%era#a Am#rosio4. 'e "uro a tu mu!er, tratando de preparar en una cacerola en la cocina colectiva de tu casa, un suda/ a la carta au naturel. DiB!i< Au re)oire, Fo/a 4 y Am#rosio se diri"ió canturreando a la terra)a #a!o el toldo. ?S$, s$, ami"os m$os<@ ?Todos los vie!os moscovitas recuerdan al %amoso Nri#oy2dov@ ?8u2 son los suda/ hervidos a la carta@ ?Kna #a"atela, mi querido Am#rosio@ 5> el esturión, el esturión en una cacerola plateada, el esturión en porciones, con capas de cuello de can"re!o y caviar %resco6 5> los huevosBcoBcotte con pur2 de champión en tacitas6 5> no le "ustan los letitos de mirlo con tru%as6 5> las codornices a la "enovesa6 ?ueve cincuenta@ ?> el !a)), y el servicio ama#le@ > en !ulio, cuando toda la %amilia está en la casa de campo y usted está en la ciudad porque le retienen unos asuntos literarios inapla)a#les, en la terra)a, a la som#ra de una parra trepadora y en una mancha dorada del mantel limp$simo, un platito de soupe printempni*re. 5Lo recuerda, Am#rosio6 ?Pero qu2 pre"unta más tonta@ Leo en sus la#ios que s$ se acuerda. ?'e r$o yo de sus t$malos y de su suda/@ 5> los chorlitos de la 2poca, las chochas, las perdices, las estarnas y las pitorros6 ?> las #ur#u!as de a"ua mineral en la "ar"anta@ Pero #asta ya, lector, te estas distrayendo. ?Adelante@ A las die) y media de ese mismo d$a, cuando (erlio) pereció en «Los Estanques», en el se"undo piso de Nri#oy2dov esta#a iluminada sola mente una ha#itación, en la que lan"udec$an doce literatos, que espera#an, reunidos, a 'i!a$l Ale&ándrovich.
Sentados en sillas, en mesas, e incluso, como hac$an al"unos, en las repisas de dos ventanas de la 7irección de 'ASS*L+T, soporta#an un seBrio #ochorno. Aunque la ventana esta#a a#ierta, no entra#a ni una #risa de aire 'osc3 devolv$a el calor, acumulado en el as%alto durante el d$a, y era evidente que la noche no i#a a ser un alivio. 7esde el sótano de la mansión de la t$a, donde esta#a instalada la cocina del restaurante, su#$a un olor a ce#olla. Todos ten$an sed. Esta#an nerviosos e irritados. El literato (es/3dni/ov, un hom#re silencioso, #ien vestido y con una mirada atenta pero impenetra#le, sacó el relo!. Las a"u!as del relo! se apro&ima#an a las once. (es/3dni/ov dio un "olpecito con el dedo en la es%era del relo!, se lo enseó a su vecino, al poeta 7vu#rats/i, que sentado en una silla #alancea#a los pies con unos )apatos amarillos de suela de "oma. 4?1aram#a@ 4 re%un%uó 7vu#rats/i. 4 Se"uro que el mo)o se ha quedado en el r$o =liasma 4 di!o con vo) espesa astasia Lu/inishna eprem2nova, hu2r%ana de un comerciante moscovita, que se ha#$a hecho escritora y se dedica#a a escri#ir cuentos de #atallas mar$timas con el seudónimo de !imonero #eor&es. 4?Ksted perdone@ 4 empe)ó a ha#lar muy decidido Qa"r$vov, el autor de populares s/etches4. Tam#i2n a m$ me "ustar$a estar ahora en una terra)a tomando t2, en ve) de as&iarme aqu$. 5o esta#a prevista la reunión para las die)6 4?> qu2 #ien se de#e estar ahora en el r$o =liasma@ 4 pinchó a los presentes Timonero Neor"es, sa#iendo que Perel$"uino, la colonia de chalets de los literatos, era el punto aco de todos4. >a estarán cantando los ruiseores. o s2 por qu2, pero siempre tra#a!o me!or %uera de la ciudad, so#re todo en primavera. 4 Llevo ya tres aos pa"ando para poder llevar a mi mu!er, que tiene #ocio, a ese para$so, pero no hay nada en perspectiva 4 di!o amar"amente y con cierto veneno el novelista Derónimo Popri!in. 4 Eso ya es cuestión de suerte 4 se oyó murmurar al cr$tico A#a#/ov desde la ventana. Kn %ue"o ale"re apareció en los o!os de Timonero Neor"es, que di!o, suavi)ando su vo) de contralto0 4 o hay que ser envidiosos, camaradas. E&isten sólo veintidós chalets, se están construyendo otros siete y somos tres mil los miem#ros de 'ASS*L+T. 4 Tres mil ciento once 4 aadió al"uien desde un rincón. 4 >a ven 4 se"u$a Timonero4. 58u2 se va a hacer6 Es natural que hayan concedido los chalets a los que tienen más talento. 4?A los "enerales@ 4 irrumpió sin rodeos en la disputa Nlu!ariov el "uionista. (es/3dni/ov salió de la ha#itación n"iendo un #oste)o. 4 Tiene cinco ha#itaciones para 2l solo en Perel$"uino 4 di!o a sus espaldas Nlu!ariov. 4 > Lavróvich, seis 4 "ritó 7enis/in4. ?> el comedor de ro#le@ 4 Eso no nos interesa ahora 4 intervino A#a#/ov4, lo que importa es que ya son las once y media. Se armó un "ran al#oroto al"o parecido a una re#elión se esta#a tramando. Llamaron al odioso Perel$"uino, se con%undieron de chalet y dieron con el de Lavróvich se enteraron de que Lavróvich se ha#$a ido al r$o y esto colmó su dis"usto. Llamaron al a)ar a la 1omisión de (ellas Letras, por la e&tensión V y como era de esperar, no ha#$a nadie. 4?Pod$a ha#er llamado@ 4 "rita#an 7enis/in, Nlu!ariov y =vant. *h, pero sus "ritos eran in!ustos 'i!a$l Ale&ándrovich no pod$a llamar a nadie. Le!os, muy le!os de Nri#oy2dov, en una sala enorme, iluminada con lámparas de miles de vatios, en tres mesas de )inc, esta#a aquello que, hasta hac$a muy poco, era 'i!a$l Ale&ándrovich. En la primera, el cuerpo descu#ierto, con san"re seca, un #ra)o %racturado y el tóra& aplastado en la se"unda, la ca#e)a con los dientes de delante rotos, con unos o!os tur#ios que ya no se asusta#an de la lu) %uerte, y en la tercera un montón de trapos sucios. Esta#an !unto al decapitado0 un pro%esor de medicina le"al, un especialista en anatom$a patoló"ica y su ayudante, representantes de la +nstrucción Dudicial y el vicepresidente de 'ASS*L+T, el literato Qheldi#in, que tuvo que a#andonar a su mu!er en%erma porque %ue llamado ur"entemente.
El coche %ue a #uscar a Qheldi#in y le llevó en primer lu"ar, !unto con los de la +nstrucción Dudicial :eso ocurrió cerca de media noche;, a la casa del di%unto, donde %ueron lacrados todos sus papeles. Lue"o se diri"ieron al depósito de cadáveres. > ahora, todos los que rodea#an los restos del di%unto deli#era#an so#re qu2 ser$a más conveniente, si coser la ca#e)a cortada al cuello, o si simplemente e&poner el cuerpo en la sala de Nri#oy2dov, tapando al di%unto con un pauelo ne"ro hasta la #ar#illa. 'i!a$l Ale&ándrovich no pod$a tele%onear a nadie en vano se indi"na#an y "rita#an 7enis/in, Nlu!ariov y =vant con (es/3ndni/ov. A medianoche los doce literatos a#andonaron el piso de arri#a y #a!aron al restaurante. All$ ha#laron de nuevo de 'i!a$l Ale&ándrovich y con pala#ras poco ama#les. Todas las mesas de %uera esta#an ocupadas, como era ló"ico, y tuvieron que quedarse a cenar en los preciosos pero #ochornosos salones. Tam#i2n a medianoche en el primero de los salones al"o sonó, retum#ó, tem#ló y pareció desparramarse. > casi al mismo tiempo una vo) a"uda de hom#re "ritó desa%oradamente al compás de la m3sica0 « +Aleluya ». Era el %amoso !a)) de Nri#oy2dov que rompió a tocar. Entonces pareció que las caras sudorosas se iluminaron, revivieron los ca#allos pintados en el techo, se hi)o más %uerte la lu) de las lámparas y, como li#erándose de una cadena, se inició el #aile en los dos salones y lue"o en la terra)a. Nlu!ariov se puso a #ailar con la poetisa Tamara 'edialuna tam#i2n #aila#a =vant #ailó Qhu/ópov el novelista con una actri) vestida de amarillo. (aila#an0 7ra"uns/i, 1herda/chi, el pequeo 7enis/in con la "i"antesca Timonero Neor"es #aila#a la #ella arquitecta Sem2i/inaBNal, apretada con %uer)a por un desconocido con pantalón #lanco de hilo. (aila#an los miem#ros y ami"os invitados, moscovitas y %orasteros, el escritor Dohannes de =ronshtadt, un tal Iitia =3%ti/ de 9ostov, que parece que era director de escena, al que un herpes morado le cu#r$a todo un carrillo #aila#an los representantes más destacados de la Su#sección Po2tica de 'ASS*L+T, es decir, (a#uino, (o"o!uls/i, Slad/i, Shpich/in y Adelna (u)dia/ #aila#an !óvenes de pro%esiones desconocidas con el pelo cortado a cepillo y las hom#reras llenas de al"odón #aila#a uno de #astante edad, con una #ar#a en la que se ha#$a enredado un tro)o de ce#olla verde, y con 2l una !oven mustia, casi devorada por la anemia, con un vestido arru"ado de seda color naran!a. Los camareros, chorreando sudor, lleva#an !arras de cerve)a empaadas por encima de las ca#e)as "rita#an con voces de odio, ya roncas0 «Perdón, ciudadano<» por un altavo) al"uien da#a órdenes0 «Kno de -arsi , dos de /ubri, 0liai &ospod1rsiye ».H La vo) a"uda ya no canta#a, aulla#a0 «?Aleluya@» el estr2pito de los platillos del !a)) conse"u$a cu#rir a veces el ruido de la va!illa que las camareras #a!a#an por una rampa a la cocina. En una pala#ra0 el inerno. > a medianoche hu#o una visión en ese inerno. En la terra)a apareció un hom#re hermoso, de o!os ne"ros y #ar#a en %orma de pual, vestido de %rac, que echó una mirada re"ia so#re sus posesiones. 7icen las leyendas que en otros tiempos el tal ca#allero no lleva#a %rac sino un ancho cinto de cuero del que asoma#an puos de pistolas su pelo de color ala de cuervo esta#a cu#ierto de seda encarnada, y en el mar 1ari#e nave"a#a #a!o su mando un #arco con una siniestra #andera ne"ra cuya insi"nia era la ca#e)a de Adán. Pero no, mienten las leyendas que quieren seducirnos. En el mundo no e&iste nin"3n mar 1ari#e, no hay intr2pidos li#usteros nave"ando, y no les persi"uen cor#etas y no hay humo de caones que se dispersa so#re las olas. o, nada de eso es cierto y nunca lo ha sido. Pero s$ hay un tilo mustio, una re!a de hierro %undido y un #ulevar detrás de ella, un tro)o de hielo se derrite en una copa, y unos o!os de #uey, san"rientos, en la mesa de al lado< ?Corror, horror<@ ?*h, dioses, quiero envenenarme@< > de pronto, como por encima de las mesas, voló0 «?(erlio)@». Enmudeció el !a)), desparramándose como si hu#iera reci#ido un pueta)o. «58u26 51ómo dice6» «?(erlio)@» > todos se i#an levantando de un salto.
H Tipos de s2as2li , plato caucasiano que consiste en trocitos de carne a la #rasa. 0liai &ospod1rsiye , plato polaco. (. de la !."
S$, estalló una ola de dolor al conocerse la terri#le noticia so#re 'i!a$l Ale&ándrovich. Al"uien "rita#a, en medio del al#oroto, que era preciso, inmediatamente, all$ mismo, redactar un tele"rama colectivo y enviarlo en el acto. 5Kn tele"rama6 5> a qui2n6 5> para qu2 mandarlo6 dir$amos. En realidad, 5adónde mandarlo6 5> de qu2 servir$a un tele"rama al que está ahora con la nuca aplastada en las en"uantadas manos del m2dico y con el cuello pinchado por la a"u!a torcida del pro%esor6 Ca muerto. o necesita nin"3n tele"rama. Todo ha terminado, no recar"uemos el tel2"ra%o. S$, s$, ha muerto< ?Pero nosotros estamos vivos@ Era verdad, se ha#$a levantado una ola de dolor, se mantuvo un rato y empe)ó a descender. Al"unos volvieron a sus mesas y, a hurtadillas primero, a#iertamente despu2s, se tomaron un tra"o de vod/a con entremeses. 9ealmente, 5se i#an a desperdiciar los letes )olaille de pollo6 5Se puede hacer al"o por 'i!a$l Ale&ándrovich6 58uedándonos con ham#re6 ?Pero si nosotros estamos vivos@ aturalmente, cerraron el piano y se %ueron los del !a)) varios periodistas se marcharon a preparar las notas necroló"icas. Se supo que Qheldi#in ha#$a re"resado del depósito ya. Se instaló arri#a, en el despacho del di%unto, y corrió la vo) de que ser$a el sustituto de (erlio). Qheldi#in mandó llamar a los doce miem#ros de la dirección, que esta#an en el restaurante en el despacho de (erlio) se improvisó una reunión para discutir los apremiantes pro#lemas de la decoración del salón de las columnas de Nri#oy2dov, el transporte del cuerpo desde el depósito a dicho salón, la or"ani)ación para el acceso de la "ente a 2l y otros asuntos re%erentes a aquel penoso suceso. El restaurante reanudó su ha#itual vida nocturna, y hu#iera continuaBdo hasta el cierre, es decir, hasta las cuatro de la maana, si no hu#iese sido por un acontecimiento tan %uera de lo com3n, que sorprendió a los clientes del restaurante más que la muerte de (erlio). 1ausó primero la sorpresa entre los sa"aces cocheros que esta#an al tanto de la salida de la casa de Nri#oy2dov. Fue uno de ellos el que hi)o la primera o#servación, incorporándose en la delantera0 4?Anda@ ?'irad eso@ 9epentinamente, como por arte de ma"ia, se encendió una lu) !unto a la re!a y %ue acercándose a la terra)a. Los ocupantes de las mesas empe)aron a incorporarse y vieron apro&imarse, !unto con la lucecita, un %antasma #lanco hacia el restaurante. 1uando lle"ó a la ver!a se quedaron todos como estatuas de sal, con tro)os de esturión pinchados con el tenedor y los o!os desor#itados. El conser!e, que aca#a#a de salir del "uardarropa del restaurante al patio para %umar, apa"ó el ci"arro y echó a andar hacia el %antasma con la intención, se"uramente, de cerrarle el paso al restaurante, pero, sin sa#er por qu2, no lo hi)o y se quedó parado con una est3pida sonrisa en los la#ios. > el %antasma, despu2s de traspasar la puerta de la re!a, puso los pies en la terra)a sin que nadie se lo impidiera. > todos pudieron ver que no se trata#a de nin"3n %antasma, sino de +ván i/oláyevich 7esamparado, el conocido poeta. +#a descal)o, con unos cal)oncillos #lancos a rayas y, su!eto por un imperdi#le a su camisa, lleva#a un icono de papel con la ima"en de un santo desconocido. En la mano lleva#a encendida una vela de #oda. 'ostra#a araa)os recientes en el carrillo derecho. Ser$a di%$cil descri#ir la densidad del silencio que se hi)o en la terra)a. A un camarero se le derramó la cerve)a de la !arra que lleva#a inclinada. El poeta levantó la vela so#re su ca#e)a y di!o con vo) %uerte0 4?Cola, ami"os@ 4 'iró por de#a!o de la mesa más pró&ima y e&clamó con an"ustia40 ?Tampoco está aqu$@ Kna vo) de #a!o di!o cate"óricamente0 4?*tro@ 7elirium tremens. > otra vo) de mu!er asustada0 45Pero cómo le ha#rán de!ado las milicias pasar con esa pinta6 +ván i/oláyevich la oyó y respondió0 4 Por poco me detienen dos veces, en la calle S/átertni y aqu$, en la (rónnaya. Pero salt2 una ver!a y ya veis, me he araado el carrillo. 4 Entonces +ván i/oláyevich levantó la vela y "ritó40
?Cermanos en la literatura@ 4 su vo) ronca se %ortaleció e hi)o más en2r"ica4. ?Escuchadme todos@ ?Está aqu$@ ?Cay que darle ca)a antes de que nos ha"a un dao irrepara#le@ 451ómo6 58u2 dice6 58ui2n está aqu$6 4volaron las voces de todo el restaurante. 4 El conse!ero 4 di!o +ván4, y este conse!ero aca#a de matar a 'isha (erlio) en «Los Estanques». Entonces, de los salones del interior salió "ente en masa y una multitud se precipitó so#re la lucecita de +ván. 4 1on permiso, e&pl$quese, por %avor 4 di!o una vo) suave y ama#le al o$do de +ván4. 7$"ame, 5cómo que le mató6 58ui2n le mató6 4 El conse!ero e&tran!ero, pro%esor y esp$a 4 respondió +ván volviendo la ca#e)a. 451ómo se llama6 4 le pre"untaron al o$do. 458ue cómo se llama6 4 "ritó +ván con pesadum#re4. ?Si yo supiera su apellido@ o me dio tiempo a leerlo en su tar!eta. 'e acuerdo nada más de la primera letra, es una «I». 5Pero qu2 apellido empie)a por «I»6 4 se pre"untó +ván a s$ mismo, apretándose la %rente con la mano, y empe)ó a murmurar40 Ie, va, vo< 5Iashner6 5Ia"ner6 5Iainer6 5Ie"ner6 5Iinter6 4 a +ván se le mov$a el pelo del es%uer)o. 45Iul%6 4 "ritó una mu!er con pena. +ván se en%adó. 4?+m#2cil@ 4 "ritó #uscando a la mu!er con la mirada4. 58u2 tiene que ver Iul%6 Iul% no tiene la culpa de nada< Io, va< o, as$ no saco nada en limpio. (ueno, ciudadanos. Cay que llamar inmediatamente a las milicias, que manden cinco motocicletas y ametralladoras para ca)ar al pro%esor. Ah, y no olvidar que va con otros dos0 uno alto con chaqueta a cuadros y con unos impertinentes rotos y un "ato ne"ro, "rand$simo. 'ientras, yo #uscar2 aqu$, en Nri#oy2dov, porque presiento que se encuentra aqu$. +ván sent$a una "ran desa)ón se a#rió paso a empu!ones entre los que le rodea#an, y apretando la vela, manchándose con la cera que "otea#a, se dedicó a mirar de#a!o de las mesas. Al"uien di!o0 «?Kn m2dico@», y ante +ván apareció un rostro de aspecto carioso, rolli)o, a%eitado y #ien alimentado, con "a%as de concha. 4 1amarada 7esamparado 4 ha#ló el rostro con vo) de aniversario4, tranquil$cese. Ksted está ai"ido por la muerte de nuestro querido 'i!a$l Ale&ándrovich< no, simplemente nuestro 'isha (erlio). Ahora los camaradas lo acompaarán hacia su casa y dormirá con tranquilidad. +ván le interrumpió, enseando los dientes0 45Pero no te das cuenta que hace %alta atrapar al pro%esor6 ?> me vienes con esas tonter$as@ ?1retino@ 4 1amarada 7esamparado, ?por %avor@ 4 contestó la cara, enro!eciendo, y retrocedió arrepentida de ha#erse me)clado en aquel asunto. 4 ada de %avores, y menos a ti 4 di!o con odio +ván i/oláyevich. 1onvulso, se le descompuso la cara de repente, co"ió la vela con la mano i)quierda y le dio una #o%etada a la cara que respira#a compasión. 1reyeron que ha#$a que arro!arse so#re +ván, y as$ lo hicieron. Se apa"ó la vela, al poeta se le cayeron las "a%as y quedaron aplastadas inmediatamente. Se oyó un tremendo "rito de "uerra de +ván, que con el re"oci!o de todos lle"ó hasta los #ulevares el poeta intentó de%enderse. 9uido de platos que se estrella#an en el suelo y "ritos de mu!eres. 'ientras los camareros trata#an de su!etar a 7esamparado con unas toallas, se esta#a desarrollando en el "uardarropa esta conversación entre el comandante del #er"ant$n y el conser!e0 4 Pero 5no viste que esta#a en cal)oncillos6 4 pre"unta#a con una vo) muy %r$a el pirata. 4 Pero Archi#aldo Archi#áldovich 4 dec$a el conser!e con temor4, 5cómo i#a a impedirle la entrada si es miem#ro de 'ASS*L+T6 4 Pero 5no viste que esta#a en cal)oncillos6 4 Ksted perdone, Archi#aldo Archi#áldovich 4 contesta#a el conser!e ru#ori)ado4, 5qu2 otra cosa pod$a hacer6 >a comprendo que hay seoras en la terra)a y<
4 o tiene nada que ver con las seoras. Además, a ellas les da lo mismo 4 dec$a el pirata, atravesándole literalmente con la mirada4. ?Pero a las milicias s$ que les importa@ En 'osc3, una persona puede deam#ular en paos menores solamente en un caso0 si va acompaado por las milicias y en una sola dirección0 hacia el cuartel de las milicias. > t3, como conser!e, de#es sa#er que, sin perder un se"undo, en el mismo momento que aparece un hom#re vestido as$, tienes que ponerte a sil#ar. 5'e oyes6 5o oyes lo que está pasando en la terra)a6 El aturdido conser!e oyó el estrepitoso ruido de platos rotos y los "ritos de las mu!eres. 45> qu2 ha"o conti"o ahora6 4 pre"untó el li#ustero. La piel del conser!e adquirió un color como de ti%us, sus o!os parec$an los de un cadáver. > tuvo la sensación de que una paoleta de seda ro!a, de %ue"o, cu#r$a repentinamente el ca#ello ne"ro, con raya, de su !e%e. +ncluso el plastrón y el %rac desaparecieron, y so#resal$a de un ancho cinturón de cuero el man"o de una pistola. El conser!e se vio a s$ mismo col"ado de una ver"a. Se vio con la len"ua %uera, la ca#e)a inerte, ca$da so#re un hom#ro, y hasta lle"ó a o$r las olas rompiendo contra el #arco. Se le do#la#an las piernas. El li#ustero se apiadó de 2l, se apa"ó su mirada a"uda. 4 Escucha, i/olái, ?que sea la 3ltima ve)@ i re"alados nos interesan conser!es como t3. ?Iete de "uardián a una i"lesia@ 4 y al decir esto el comandante le ordenó con rápidas y precisas pala#ras40 Llamas a Pantel2i del #ar. A un miliciano. El in%orme, un coche. > al manicomio. 4 > lue"o aadió40 Sil#a. Kn cuarto de hora despu2s el asom#rad$simo p3#lico, no sólo el del restaurante, sino tam#i2n la "ente del #ulevar y de las ventanas de los edicios que da#an al patio del restaurante, ve$a salir del portal de Nri#oy2dov a Pantel2i, el conser!e, a un miliciano, un camarero y al poeta 9iu!in, que lleva#an a un !oven %a!ado como un mueco, que llora#a a lá"rima viva y escup$a a 9iu!in precisamente, "ritando a todo pulmón0 4?1erdo@ ?1analla@ Kn malhumorado conductor intenta#a poner en marcha el motor de su camión. Dunto a 2l, un cochero calenta#a al ca#allo, pe"ándole en la "rupa con unas riendas color violeta, mientras dec$a a vo) en "rito0 4?En el m$o@ ?8ue ya se sa#e de memoria el camino al manicomio@ La "ente que se ha#$a arremolinado, murmura#a y comenta#a el su ceso. En resumen, un escándalo repu"nante, in%ame, sucio y atrayente, que terminó sólo cuando el camión se ale!ó llevándose al po#re +ván i/oláyevich, al miliciano, a Pantel2i y a 9iu!in.
. E#/I0ORENIA2 !OMO E ANN!IA"O
En la sala de espera de una %amosa cl$nica psiquiátrica, reci2n inau"urada a la orilla del r$o 'os/va, apareció un hom#re de #ar#a en punta y #ata #lanca. Era la una y media de la madru"ada. +ván i/oláyevich esta#a sentado en un so%á #a!o la estrecha vi"ilancia de tres en%ermeros. A su lado, en un estado horri#lemente alterado, se senta#a el poeta 9iu!in, y en el mismo so%á, amontonadas, las toallas que ha#$an servido para atar a 7esamparado, que ahora ten$a li#res los #ra)os y las piernas. 9iu!in palideció al ver entrar al de la #ata #lanca, tosió y di!o con timide)0 4 (uenas noches, doctor. El m2dico hi)o una inclinación de ca#e)a en respuesta al saludo de 9iu!in, pero sin mirarle, con la vista !a en +ván i/oláyevich, que permanec$a inmóvil, con cara de mal humor y el ceo %runcido y que no se ha#$a inmutado con la entrada del doctor. 4 Ierá, doctor 4 di!o 9iu!in en un misterioso susurro y mirando con e&presión asustada a +ván i/oláyevich4, 2ste es el conocido poeta +ván i/oláyevich 7esamparado<, y me temo que est2 con el delirium tremens< 45(e#e mucho6 4 pre"untó entre dientes el doctor.
4 Pues s$, a veces pero, en realidad, no como para esto< 45+ntenta#a ca)ar cucarachas, ratas, dia#los y perros corriendo6 4 o 4 contestó 9iu!in estremeci2ndose4 le vi ayer y tam#i2n esta maana. Esta#a completamente normal. 45> por qu2 está en cal)oncillos6 5Le han sacado de la cama6 4 Es que se presentó as$ en el restaurante< 4 >a, ya 4 di!o el m2dico, muy satis%echo4. 5> esos araa)os6 5Ca tenido al"una pelea6 4 Se cayó de una ver!a y lue"o se pe"ó con uno en el restaurante<, #ueno, y con más. 4 (ien, #ien 4 di!o el doctor, y volvi2ndose hacia +ván aadió40 Cola, 5cómo está6 4?Cola@ sa#oteador 4 contestó +ván, %urioso, en vo) alta. 9iu!in se a)oró hasta el punto de que no se atrev$a a levantar los o!os al correcto doctor. Pero 2ste no pareció o%enderse lo más m$nimo se quitó las "a%as con "esto automático y rápido y, levantándose la #ata, las "uardó en el #olsillo de detrás del pantalón. Lue"o pre"untó a +ván0 451uántos aos tiene6 4?Iáyanse al dia#lo todos@ 4 "ritó +ván con #rusquedad, dándoles la espalda. 4 Pero 5por qu2 se en%ada6 5Le he dicho al"o desa"rada#le6 4 Ten"o veintitr2s aos y presentar2 una demanda contra todos vosotros. So#re todo contra ti, ?liendre@ 4 di!o diri"i2ndose a 9iu!in. 45> de qu2 piensa que!arse6 4 7e que me ha#2is tra$do a m$, un hom#re completamente sano, a un manicomio 4 contestó +ván lleno de ira. 9iu!in miró con detención a +ván y se quedó perple!o0 sus o!os no eran los de un loco. Eran sus o!os claros de siempre y no los de tur#ia mirada que ten$a cuando lle"ó a Nri#oy2dov. «?1aram#a@ 4 pensó 9iu!in asustado4. ?Si realmente está normal por completo@ 5Por qu2 le traer$amos6 ?Iaya tonter$a que hemos hecho@ Está normal y tan normal lo 3nico que tiene son los araa)os en la cara<» El m2dico, sentándose en una #anqueta #lanca de pie cromado, empe)ó a ha#lar con mucha calma. 4 Ksted está en una cl$nica, no en un manicomio. adie le va a retener aqu$ si no es necesario. +ván i/oláyevich le miró de reo!o, desconando. 4?'enos mal que hay al"uien cuerdo entre tanto im#2cil@ > el que más, el idiota de Sash/a, que encima es un inepto. 458ui2n es Sash/a el inepto6 4 se interesó el m2dico. 4Oste, 9iu!in 4 contestó +ván sealando con un dedo a 9iu!in. El interpelado e&plotó de indi"nación. «En ve) de a"radec2rmelo 4 pensó con amar"ura4, encima de tomarme inter2s. ?Es un puerco@» 4 Por su psicolo"$a es un cacique t$pico 4 si"uió +ván icoláyevich, que se sent$a inspirado para desenmascarar a 9iu!in4, y además un cacique que trata de dis%ra)arse de proletario con mucha astucia. F$!ese en la a"ria e&presión de su cara y compárela con los rim#om#antes versos que ha compuesto< !a, !a. ?'$rele, m$rele por dentro@ ?8u2 estará pensando@< ?Se quedar$a usted #oquia#ierto@ 4 E +ván soltó una carca!ada siniestra. 9iu!in se ha#$a puesto ro!o, so%ocado, y sólo pensa#a que ha#$a criado un cuervo y que se ha#$a interesado por al"uien que a la hora de la verdad resultó ser un enemi"o encarni)ado. >, so#re todo, que no pod$a hacer nada0 ?no hay posi#ilidad de discusión con un loco@ 45> por qu2 le han tra$do aqu$6 4pre"untó el m2dico, despu2s de ha#er escuchado atentamente las recriminaciones de 7esamparado. 4?Estos im#2ciles@ ?8ue se vayan todos al cuerno@ 'e su!etaron, me ataron con unos trapos y me arrastraron hasta aqu$ en un camión. 4 Por %avor, cont2steme a esta otra pre"unta0 5por qu2 %ue al restaurante en ropa interior6
4 Pues eso no tiene nada de e&trao 4 contestó +ván4 %ui a #aarme al r$o 'os/va y me #irlaron la ropa. 7e!aron esta porquer$a, pero es me!or que ir desnudo por 'osc3, 5no6 y además me puse lo que encontr2 porque ten$a mucha prisa por lle"ar al restaurante de Nri#oy2dov. El m2dico miró inquisitivamente a 9iu!in, y 2ste di!o de mala "ana0 4 El restaurante se llama as$. 4 Ah, #ien 4 di!o el m2dico4. 5> por qu2 ten$a tanta prisa6 5+#a a al"3n asunto de tra#a!o6 4 Estoy intentando pescar al conse!ero 4 contestó +ván i/oláyevich, un poco inquieto. 45A qu2 conse!ero6 45Sa#e qui2n es (erlio)6 4 pre"untó +ván con aire si"nicativo. 4 Es< 5el compositor6 +ván se impacientó. 4?Pero qu2 compositor ni qu2 narices@ Ah, s$<, claro, el compositor se llama i"ual que 'isha (erlio). 9iu!in, aunque no ten$a "anas de ha#lar, tuvo que e&plicarlo0 4 Esta tarde, en los «Estanques del Patriarca», un tranv$a ha atropellado al presidente de 'ASS*L+T, (erlio). 4 o di"as em#ustes cuando no sa#es de qu2 ha#las 4 se en%andó +ván con 9iu!in4. Fui yo quien esta#a presente, no t3. ?Lo puso de#a!o del tranv$a a propósito@ 45Le empu!ó6 4 Pero 5por qu2 «empu!ó»6 4 e&clamó +ván irritado por la torpe)a "eneral4. Ose no tiene ni que molestarse en empu!ar. ?Cace unas cosas que te de!an helado@ Antes de que sucediera ya sa#$a que a (erlio) le atropellar$a un tranv$a. 45Al"uien más vio a ese conse!ero6 4 Eso es lo malo, que sólo le vimos (erlio) y yo. 4 (ien. 58u2 medidas tomó usted para atrapar al asesino6 4 y al decir esto el m2dico se volvió y echó una mirada a una mu!er con #ata #lanca. Ella empe)ó a llenar un cuestionario. 4 Pues hice lo si"uiente0 co"$ una velita en la cocina. 45Osta6 4 pre"untó el m2dico, sealando una vela rota, que esta#a con el icono so#re la mesa de la mu!er con #ata #lanca. 4 Esta misma, y< 45> para qu2 quer$a un icono6 4 (ueno, el icono 4 +ván enro!eció4 lo que más les asustó %ue el icono 4 de nuevo apuntó con el dedo a 9iu!in4. Es que resulta que el pro%esor<, #ueno, lo dir2 %rancamente<, tiene que ver con el dia#lo y no es tan %ácil darle alcance. Los en%ermeros se pusieron r$"idos sin apartar los o!os de +ván. 4 S$, s$, tiene que ver con 2l 4 se"u$a +ván4 es un hecho indiscuti#le. Ca ha#lado personalmente con Poncio Pilatos. ?> no ten2is por qu2 mirarme de esa manera@ Ca visto todo0 el #alcón y las palmeras. ?En una pala#ra, que estuvo con Poncio Pilatos, os lo ase"uro@ 4 (ien, #ien. 4 Entonces, como di"o, sal$ corriendo con 2l en el pecho. El relo! dio las dos. 4?Cuy@ 4 e&clamó +ván, y se levantó del so%á4. Son las dos, y yo aqu$, perdiendo el tiempo con vosotros. Por %avor, 5dónde hay un tel2%ono6 4 72!enle pasar al tel2%ono 4 ordenó el m2dico a los en%ermeros. 'ientras +ván co"$a el auricular, la mu!er pre"untó a 9iu!in por lo #a!o0 45Está casado6 4 Soltero 4 respondió 9iu!in asustado. 45Es miem#ro del Sindicato6 4 S$. 4 *i"a, 5las milicias6 4 "ritó +ván en el auricular4. 5'ilicias6 1amarada, que manden cinco motocicletas y ametralladoras para detener a un pro%esor e&tran!ero. 51ómo6 Ien"an a #uscarme, yo ir2 con ustedes< Ca#la el poeta 7esamparado desde la casa de locos< 58u2 dirección es 2sta6
pre"untó al m2dico, tapando el micró%ono con la mano, y lue"o "ritó de nuevo por el tel2%ono40 ?*i"a@ ?7$"ame@< ?8u2 canallada@ 4 voci%eró +ván arro!ando el auricular contra la pared. Lue"o se volvió hacia el m2dico, y tendi2ndole la mano se despidió secamente y se dispuso a marcharse. 4?Pero, oi"a@ 57ónde piensa ir as$6 4intervino el m2dico, mirándole a los o!os4. En plena noche, vestido de ese modo< Ksted no está #ien, de#e quedarse con nosotros. 4?72!enme pasar@ 4 di!o +ván a los en%ermeros que le cerra#an el paso hacia la puerta4. 5'e de!an pasar o no6 4 "ritó con vo) terri#le. 9iu!in empe)ó a tem#lar y la mu!er apretó un #otón de la mesa en su supercie de cristal apareció una ca!ita #rillante y una ampolla cerrada. 4 Ah, s$, 5eh6 4 pre"untó +ván, mirando alrededor con o!os salva!es de hom#re acosado4. ?>a ver2is@< ?Adiós@ 4 y se tiró de ca#e)a a la ventana, tapada con una cortina. Se oyó un "olpe #astante %uerte, pero el cristal detrás de la cortina no cedió, ni siquiera se ra!ó, y al ca#o de un momento +ván i/oláyevich se de#at$a entre los #r$os de los en%ermeros y trata#a de morderles, "ritando0 4?'ira qu2 cristalitos se han a"enciado@ ?Suelta@ ?Suelta@ En las manos del m2dico #rilló una !erin"uilla la mu!er, con un solo movimiento, descosió la man"a de la camisa y le su!etó por un #ra)o, en un desplie"ue de %uer)a poco %emenino. La atmós%era se impre"nó de 2ter. +ván se desvaneció en #r$os de los cuatro en%ermeros y el m2dico aprovechó la ocasión para introducirle la a"u!a en el #ra)o. As$ le tuvieron varios se"undos y despu2s le soltaron so#re el so%á. 4?(andidos@ 4 "ritó +ván dando un salto, pero le volvieron a sentar en el so%á. En cuanto le soltaron se incorporó de nuevo y esta ve) se sentó 2l mismo. Permaneció callado mira#a alrededor sinti2ndose acorralado #oste)ó y lue"o sonrió con amar"ura. 4 1onque me ha#2is encerrado 4 di!o #oste)ando otra ve). Se tum#ó, de!ó caer la ca#e)a so#re una almohada, metió el puo de#a!o, como un nio, y con vo) soolienta, sin rencor ya, aadió40 Está #ien<, ya lo pa"ar2is yo os he prevenido allá vosotros< A m$ lo que realmente me interesa ahora es Poncio Pilatos< Pilatos< 4 y cerró los o!os. 4 Al #ao, solo en la --R, con un "uardián 4 ordenó el m2dico, poni2ndose las "a%as. 9iu!in se estremeció de nuevo. Se a#rieron silenciosamente las puertas #lancas y apareció un pasillo con luces nocturnas color a)ul. Por el pasillo tra$an una camilla so#re ruedas de "oma. Tendieron en ella a +ván dormido y desaparecieron las puertas se cerraron detrás de 2l. 4 7octor 4 pre"untó 9iu!in, conmovido, en vo) #a!a4, 5está realmente en%ermo6 4 7esde lue"o 4 respondió el m2dico. 45> qu2 tiene6 4 pre"untó t$midamente 9iu!in. El m2dico le miró con aire cansino y contestó indolente0 4 Alteración motri) y del ha#la<, interpretaciones delirantes< Parece un caso di%$cil. Tenemos que suponer que sea esqui)o%renia y además alcoholismo< 7e todo lo que di!o el m2dico, 9iu!in entendió tan sólo que lo de +ván i/oláyevich era al"o serio. > pre"untó con un suspiro0 45> por qu2 ha#lará de ese conse!ero6 4 Se"uramente vio a al"uien que ha impresionado su pertur#ada ima"inación. * puede que sea sencillamente una alucinación. Knos minutos despu2s el camión lleva#a a 9iu!in a 'osc3. Esta#a amaneciendo, y la lu) de los %aroles de la carretera era innecesaria y molesta. El conductor, en%urecido por la noche en #lanco, i#a a toda marcha y el camión res#ala#a en las curvas. Se tra"ó el #osque, de!ándolo atrás el r$o se i#a a un lado y delante del camión corr$a toda una avalancha de o#!etos0 vallas y puestos de vi"ilancia, lea apilada, postes enormes y unos mástiles, y en los mástiles e&traos carretes, montones de "ui!arros, la tierra surcada por canales en una pala#ra, se nota#a que 'osc3 esta#a all$ mismo, tras un vira!e, y que en se"uida lo tendr$an encima, rodeándoles. 9iu!in su%r$a el traqueteo y los vaivenes del camión, trata#a de instalarse so#re un madero que se le escurr$a continuamente. Las toallas que Pantel2i y el miliciano, que se ha#$an marchado en un
trole#3s, arro!aron dentro del camión, res#ala#an por la ca!a. 9iu!in hi)o intención de reco"erlas, pero reaccionó con en%ado, les dio un puntapi2 y desvió la vista0 «?Al dia#lo con ellas@ ?Soy un primo por ocuparme tanto de este l$o@». Su estado de ánimo no pod$a ser peor. Era evidente que la #reve estancia en la casa del dolor le ha#$a hecho una pro%unda impresión. 9iu!in trata#a de encontrar lo que le esta#a atormentando0 5El corredor, con aquellas lámparas a)ules, clavado en la memoria6 5El pensamiento de que lo peor que le pod$a pasar a uno era perder la ra)ón6 S$, desde lue"o, tam#i2n era esto, aunque sólo como una va"a sensación ha#$a al"o más, pero 5qu26 Kna o%ensa. Las hirientes pala#ras que 7esamparado le lan)ara. > lo peor no %ueron las pala#ras en s$, sino que ten$a toda la ra)ón. El poeta ya no mira#a el paisa!e con la vista !a en el suelo sucio que se mov$a continuamente, murmura#a y lloriquea#a consumi2ndose. ?Los versos@ Ten$a treinta y dos aos. > despu2s 5qu26 Se"uir$a escri#iendo varios poemas al ao. 5Casta que %uera vie!o6 S$, hasta la ve!e). 5Pero qu2 le aportar$an sus versos6 5La "loria6 «?8u2 tonter$a@ o te en"aes0 la "loria no es para quien escri#e versos malos, pero 5por qu2 son malos6< Tiene ra)ón, toda la ra)ón», ha#la#a consi"o mismo sin compasión al"una. +nto&icado por aquel ataque de neurastenia, el poeta se tam#aleó, el suelo de!ó de moverse #a!o sus pies. Levantó la ca#e)a y se dio cuenta de que hac$a mucho rato que esta#a en 'osc3. Ca#$a amanecido, se ve$a una nu#e dorada y el camión esta#a atascado en una lar"a hilera de coches a la vuelta de un #ulevar. 1asi all$ mismo, encima de un pedestal, ha#$a un hom#re metálico con la ca#e)a un poco inclinada que mira#a indi%erente el #ulevar. W Le invadieron unos e&traos pensamientos. Se sent$a en%ermo. «Oste es un e!emplo de lo que es tener suerte 4 9iu!in se incorporó en la ca!a del camión y levantó la mano amena)ando a la "ura de hierro %undido que no se met$a con nadie4. 1ualquier movimiento que hiciera, cualquier cosa que le ocurriera, de todo saca#a provecho, todo contri#uyó a su %ama. Pero, en realidad 5qu2 ha hecho6 o lo entiendo< 5Ca#rá al"o especial en esas pala#ras0 XLa tormenta y la nie#laa comprendo<, ahora mismo 4 e hi)o una sea al camarero.
W Se reere al monumento a Push/in, que se encuentra en la pla)a que lleva su nom#re. (. de la !." R Pala#ras con las que comien)a una c2le#re poes$a de Push/in. (. de la !." U Neor"es 7ant2s, monárquico %ranc2s que huyó de la 9evolución de Dulio y %ue aco"ido por icolás +. 'ató a Push/in en un duelo en -UR. (. de la !."
Kn cuarto de hora más tarde 9iu!in esta#a encorvado so#re una copa, #e#iendo una tras otra, completamente solo. 1omprend$a, y se resi"na#a a ello, que su vida ya no ten$a arre"lo lo 3nico que pod$a hacer era olvidar. El poeta ha#$a perdido la noche, mientras los demás esta#an de !uer"a, y ahora comprend$a que no pod$a hacerla volver. (asta#a levantar la ca#e)a, de la lamparita hacia el cielo, para darse cuenta de que la noche ha#$a terminado irremedia#lemente. Los camareros, con mucha prisa, tira#an al suelo los manteles de las mesas. Los "atos que ronda#an la terra)a ten$an aspecto maanero. Era irrevoca#le. Al poeta se le echa#a el d$a encima.
3. N APAR%AMEN%O MI#%ERIO#O
Si al"uien le hu#iera dicho a Stiopa esta maana0 «Stiopa, levántate ahora mismo o te %usilarán», se"uro que ha#r$a respondido con vo) muy lán"uida y apenas percepti#le0 «Pod2is %usilarme o hacer lo que queráis de m$, porque no me levanto». > no ya levantarse, ni siquiera a#rir los o!os podr$a. Se le ocurr$a que al a#rirlos se encender$a un relámpa"o y su ca#e)a estallar$a en pedacitos. Kna pesada campana repet$a monótona en su ca#e)a, y entre el "lo#o del o!o y el párpado cerrado le #aila#an unas manchas marrones con cene%as ra#iosamente verdes. > por si esto %uera poco sent$a unas náuseas que parec$an estar relacionadas con el machacante ritmo de un "ramó%ono. Trata#a de recordar. La noche anterior le parec$a ha#er estado< 5dónde6 no lo sa#$a ?s$@ ten$a una servilleta en la mano, intenta#a #esar a una seora al d$a si"uiente la i#a a ver, le anuncia#a. Ella se ne"a#a diciendo0 «o, no vaya. o estar2 en casa», y 2l insist$a0 «Pues voy a ir de todos modos». Era lo 3nico que le ven$a a la memoria. Stiopa no sa#$a qui2n era la seora, ni qu2 hora era, ni qu2 d$a, ni el mes, y lo que era todav$a peor0 no ten$a la menor idea de dónde se encontra#a. Esto 3ltimo, so#re todo, ha#$a que aclararlo en se"uida. 7espe"ó el párpado del o!o i)quierdo. 7escu#rió un ree!o opaco en la oscuridad, por n reconoció el espe!o y se dio cuenta que esta#a echado #oca a#a!o en su propia cama, es decir, en la cama que %ue de la !oyera, en el dormitorio. Kna pun)ada a"uda en la ca#e)a le o#li"ó a cerrar los o!os. Pero e&pliqu2monos0 Stiopa Li!od2yev, director del teatro Iariet2s, se despertó por la maana en el piso que compart$a con el di%unto (erlio), en una casa "rande, de seis pisos, situada en la calle Sadóvaya. Tenemos que decir que este piso n3mero HV ten$a desde hac$a tiempo una reputación que podemos llamar, si no mala, s$ e&traa. 7os aos atrás ha#$a pertenecido a la viuda del !oyero 7e Fu"ere, Ana Frántsevna 7e Fu"ere, respeta#le seora de cincuenta aos, muy emprendedora, que alquila#a tres ha#itaciones de las cinco que pose$a uno de los inquilinos parece que se llama#a (elomut, el otro ha#$a perdido su apellido. Kn domin"o se presentó en el piso un miliciano, hi)o salir al vest$#ulo al se"undo inquilino :cuyo apellido desconocemos; y di!o que ten$a que ir a la comisar$a un minuto para rmar al"o. El inquilino ordenó a Ansa, la el anciana servidora de Ana Frántsevna, que si le llama#an por tel2%ono, di!era que volver$a a los die) minutos, y se %ue con el correcto miliciano de "uantes #lancos. Pero no sólo no volvió a los die) minutos, sino que no volvió nunca más. Lo sorprendente es que, por lo visto, el miliciano desapareció con 2l. Ansa, que era muy #eata, o me!or dicho supersticiosa, e&plicó sin rodeos a la dis"ustada Ana Frántsevna que se trata#a de un malecio, que sa#$a per%ectamente qui2n se ha#$a llevado al hu2sped y al miliciano y que no quer$a decirlo porque era de noche.
Pero, como todos sa#emos, cuando un malecio aparece, ya no hay modo de contenerlo. Se"3n ten"o entendido, el se"undo hu2sped desapareció el lunes, y el mi2rcoles le tocó el turno a (elomut, aunque de manera di%erente. 1omo era costum#re, aquella maana se presentó un coche para llevarle al tra#a!o. > se lo llevó, pero nunca lo tra!o de vuelta y nunca más volvió a aparecer el coche. La pena y el horror que sent$a madame (elomut son indescripti#les, pero no %ue por mucho tiempo. Aquella misma noche, cuando Ana Frántsevna y Ansa volvieron de la casa de campo a la que se ha#$an marchado ur"entemente 4 nadie sa#e por qu24, se encontraron con que la ciudadana (elomut ya no esta#a en su piso. > eso no era todo0 ha#$an sellado las puertas de las dos ha#itaciones que ocupara el matrimonio (elomut. Pasaron dos d$as. Al tercero, Ana Frántsevna, a"otada por el insomnio, volvió a marcharse a su casa de campo< i que decir tiene que tampoco volvió. Ansa se quedó sola y estuvo llorando hasta la una y pico. Lue"o se acostó. o sa#emos qu2 pudo pasarle, pero conta#an los vecinos que en el piso n3mero cincuenta se estuvieron oyendo "olpes durante toda la noche y que hasta la maana si"uiente hu#o lu) en las ventanas. Al otro d$a se supo que Ansa tam#i2n ha#$a desaparecido. 1ircula#an muchas historias so#re los desaparecidos del piso maldito se dec$a, por e!emplo, que la del"ada y #eata Ansa lleva#a un saquito de ante en su pecho hundido, con veinticinco #rillantes #astante "randes que pertenec$an a Ana Frántsevna. Se dec$a tam#i2n que en la leera de la casa, a la que se %uera Ana Frántsevna con tanta ur"encia, se descu#rieron inmensos tesoros, #rillantes y monedas de oro, acuadas en los tiempos del )ar. > otras cosas por el estilo. 1laro, no podemos ase"urar que sea verdad porque no lo sa#emos con certe)a< El caso es que, a pesar de todo, el piso sólo estuvo vac$o y sellado durante una semana, y despu2s se instalaron en 2l el di%unto (erlio) con su esposa y Stiopa con la suya. aturalmente, los nuevos inquilinos del condenado apartamento tam#i2n %ueron prota"onistas del dia#lo sa#e qu2 mane!os. En el primer mes de su estancia all$ desaparecieron las dos esposas, pero ellas s$ de!aron rastro. 1onta#an que al"uien ha#$a visto a la esposa de (erlio) en Dár/ov, con un coreó"ra%o, y la mu!er de Stiopa apareció en la calle (o)hedom/a, donde, se"3n dec$an, el director de Iariet2s, sirvi2ndose de numerosas amistades, se las ha#$a arre"lado para encontrarle ha#itación, pero con la condición de que no se le ocurriera volver por la Sadóvaya< 1omo dec$amos, Stiopa se que!a#a de dolor. +#a a llamar a Nrunia, su criada, y pedirle una aspirina, pero pensó que ser$a in3til hacerlo, porque Nrunia no tendr$a nin"una aspirina. Trató de pedir au&ilio a (erlio) y le llamó entre "emidos0 «?'isha@ ?'isha@», pero, como ustedes comprenderán, no o#tuvo respuesta al"una. En la casa reina#a un silencio completo. Al mover los dedos de los pies, Stiopa descu#rió que ten$a los calcetines puestos pasó la mano tem#lorosa por la cadera para averi"uar si tam#i2n ten$a los pantalones, pero no pudo compro#arlo. Por n, dándose cuenta de que esta#a a#andonado y solo, de que nadie le pod$a ayudar, decidió levantarse, aunque para ello tuviera que hacer un es%uer)o so#rehumano. A#rió los o!os con dicultad y vio su propia ima"en en el espe!o0 un hom#re con el pelo revuelto, la cara a#otar"ada y la #ar#a ne"ra, los o!os hinchados lleva#a una camisa sucia con cuello y cor#ata, cal)oncillos y calcetines. Tal era su ree!o en el cristal, pero de pronto descu#rió !unto a 2l a un desconocido vestido de ne"ro con una #oina del mismo color. Stiopa se sentó en la cama y se puso a mirar al e&trao desor#itando, en lo que era posi#le, sus o!os car"ados. El desconocido rompió el silencio y di!o con un tono de vo) #a!o y pro%undo, y con acento e&tran!ero0 4 (uenos d$as, entraa#le Stepán (o"dánovich. Cu#o una pausa y lue"o, haciendo un es%uer)o enorme, Stiopa pronunció0 457esea usted al"o6 4 y se quedó sorprendido por lo irreconoci#le de su propia vo). Ca#$a dicho «desea» con vo) de tiple, «usted» con vo) de #a!o y no %ue capa) de articular «al"o».
El desconocido sonrió amistosamente, sacó un relo! "rande de oro, con un trián"ulo de diamantes en la tapa, que sonó once veces. 4 Son las once. Cace una hora que estoy esperando a que despierte, porque usted me citó a las die). > aqu$ estoy. Stiopa encontró sus pantalones so#re una silla que ha#$a !unto a la cama y di!o, medio en susurro0 4 Perdón< 4 se los puso y pre"untó con vo) ronca40 7$"ame su nom#re, por %avor. Ca#la#a con dicultad. A cada pala#ra que pronuncia#a parec$a que se le clava#a una a"u!a en el cere#ro, produci2ndole un espantoso dolor. 4?Iaya@ 5Se ha olvidado de mi nom#re6 4 y el desconocido se rió. 4 Ksted perdone 4 articuló Stiopa, pensando que la resaca se le presenta#a con un nuevo s$ntoma. Le pareció que el suelo !unto a la cama se ha#$a hundido y que inmediatamente se ir$a de ca#e)a al inerno. 4 8uerido Stepán (o"dánovich 4 ha#ló el visitante sonriendo con aire perspica)4, una aspirina no le servirá para nada. Si"a el vie!o y sa#io conse!o de que hay que curar con lo mismo que produ!o el mal. Lo 3nico que le hará volver a la vida es un par de copas de vod/a con al"o caliente y picante. Stiopa, que era un hom#re astuto, comprendió, a pesar de su situación, que ya que le ha#$a encontrado en tal estado, ten$a que con%esarlo todo. 4 Le ha#lar2 con sinceridad 4 empe)ó moviendo la len"ua con mucho es%uer)o4. Es que ayer< 4?o me di"a más@ 4 cortó el visitante, y corrió su sillón hacia un lado. 1on los o!os desmesuradamente a#iertos, Stiopa vio que en la pequea mesita ha#$a una #ande!a con pan #lanco cortado en tro)os, caviar ne"ro en un plato, setas #lancas en vina"re, una cacerola tapada y la pan)uda licorera de la !oyera llena de vod/a. > lo que más le sorprendió %ue que la licorera esta#a empaada de %r$o. Pero esto era %ácil de entender, puesto que esta#a dentro de un cu#o lleno de hielo. En resumen, esta#a todo per%ectamente servido. El desconocido, para evitar que el asom#ro de Stiopa tomase desmesuradas proporciones, le sirvió medio vaso de vod/a con rapide). 45> usted6 4 pió Stiopa. 4 1on mucho "usto. Stiopa se llevó la copa a los la#ios con mano tem#lorosa y el desconocido se #e#ió la suya de un tra"o. Stiopa sa#oreó, masticando, un tro)o de caviar. 4 > 5usted no come nada6 4 Se lo a"rade)co, pero nunca como mientras #e#o 4 respondió el desconocido llenando las copas de nuevo. 7estaparon la cacerola, que resultó contener salchichas con salsa de tomate. Poco a poco la molesta nu#ecilla verde que Stiopa sent$a ante sus o!os empe)ó a disiparse. Pod$a articular pala#ras y, lo que era mucho más importante, empe)a#a a recordar. Todo ha#$a sucedido en S!odnia, en la casa de campo del autor de s/etches D3stov, a donde le ha#$a llevado el mismo D3stov en un ta&i. Le vino a la memoria cómo ha#$an co"ido el ta&i !unto al 'etropol. Esta#a con ellos un actor :5o no era actor6; con un "ramó%ono en un malet$n. S$, s$, %ue precisamente en la casa de campo. Además recorda#a que los perros aulla#an al o$r el "ramó%ono. Pero la seora a la que Stiopa quer$a #esar permanec$a en la oscuridad de su memoria. El dia#lo sa#rá qui2n era. Parece ser que tra#a!a#a en la radio o puede que no< 7esde lue"o, el d$a anterior empe)a#a a aclararse, pero Stiopa esta#a mucho más interesado en el presente, so#re todo en la aparición del desconocido en su dormitorio, y además toda aquella comida y el vod/a. Esto s$ que le "ustar$a sa#er de dónde ven$a. 4 (ueno, supon"o que ya ha#rá recordado mi nom#re. Pero Stiopa sonrió aver"on)ado. 4?Pero, hom#re@ me parece que #e#ió oportó despu2s del vod/a. ?Eso no se de#e hacer nunca@ 4 Por %avor, le rue"o que esto quede entre nosotros 4 di!o Stiopa condencial.
4?Por supuesto, no no %altar$a más@ Pero no puedo responder responder por D3stov. D3stov. 451onoce a D3stov6 D3stov6 4 Le vi ayer, ayer, de pasada, mientras esta#a en su despacho, pero #asta una mirada para darse cuenta de que es un sinver"en)a, %arsante, acomodaticio y tiralevitas. «?Eso es@», pensó Stiopa, asom#rado ante la merecida, precisa y lacónica denición de D3stov. D3stov. S$, el d$a anterior empe)a#a a reconstruirse so#re sus %ra"mentos, pero el director de Iariet2s se"u$a preocupado %uera como %uera, 2l no ha#$a visto en su despacho a este desconocido con #oina ne"ra. 4 Soy Ioland Ioland,, el pro%esor de ma"ia ne"ra 4 di!o el intruso con aplomo, y notando la di%$cil situación en la que se halla#a Stiopa, lo e&plicó todo ordenadamente. Ien$a del e&tran!ero y ha#$a lle"ado a 'osc3 el d$a anterior, presentándose de inmediato a Stiopa para proponerle su actuación en el Iariet2s. Iariet2s. Stiopa ha#$a llamado al 1omit2 de Espectáculos de la )ona de 'osc3 y ha#$a arre"lado el asunto :al lle"ar aqu$ Stiopa palideció y empe)ó a parpadear; lue"o le hi)o a Ioland Ioland un contrato para siete actuaciones :Stiopa a#rió a#rió la #oca; y le citó a las die) del d$a si"uiente para ultimar detalles. > por esto esta#a all$. Al lle"ar a su casa le ha#$a reci#ido Nrunia, quien le e&plicó que ella misma aca#a#a de lle"ar porque no viv$a all$ que (erlio) no esta#a en casa y que, si el seor quer$a ver a Stepán (o"dánovich, pasara a su ha#itación, porque ella no se compromet$a a despertarlo, y que lue"o, al ver el estado en que se halla#a Stepán, 2l misBmo ha#$a mandado a Nrunia a la tienda más pró&ima a comprar vod/a y comida, y a la %armacia a #uscar hielo y que entonces< 4?Perm$tame que le pa"ue, por %avor@ 4 lloriqueó Stiopa, #uscando su cartera, muerto de ver"en)a. 4?Pero qu2 cosas cosas tiene@ 4 e&clamó el artista, o#li"ándole a )an!ar as$ la cuestión. cuestión. 'uy #ien, el vod/a y el aperitivo ten"an una e&plicación sin em#ar"o, a Stiopa da#a pena verle0 decididamente, no se acorda#a en a#soluto de aquel contrato y pod$a !urar que no ha#$a visto a Ioland el d$a anterior. A D3stov, s$, pero no a Ioland. 45'e permite el contrato, contrato, por %avor6 4 pidió Stiopa Stiopa en vo) #a!a. #a!a. 4 7esde lue"o. lue"o. Stiopa echó una o!eada al papel y se quedó de una pie)a. Todo Todo esta#a per%ecto0 su propia rma desenvuelta y, escrita en dia"onal, la autori)ación de 9ims/i, el director de nan)as, para entre"ar al artista Ioland die) mil ru#los a cuenta de los H.VVV que se le pa"ar$an por las siete actuaciones. 'ás a3n0 all$ mismo esta#a el reci#o de Ioland por los -V.VVV ru#los ya co#rados. «5Pero esto qu2 es6», pensó el po#re Stiopa con una sensación de maBreo. 5o ser$an los primeros alarmantes s$ntomas de p2rdida de la memoria6 Era evidente que las muestras de asom#ro despu2s de ha#er visto el contrato ser$an sencillamente indecentes. Pidió permiso a su invitado para ausentarse durante unos minutos y corrió, en calcetines, se"3n esta#a, al vest$#ulo, donde se halla#a el tel2%ono, mientras "rita#a en dirección a la cocina0 4?Nrunia@ o o#tuvo respuesta al"una. 'iró la puerta del despacho de (erlio) que da#a a la cocina y, como suele decirse, se quedó petricado. En la manivela, su!eto con una cuerda, ha#$a un enorme lacre. «?1aram#a@ 4 e&plotó en su ca#e)a4. Sólo me %alta#a esto@» > sus pensamientos empe)aron a recorrer un camino de do#le dirección, pero, como suele pasar en las catástro%es, en un solo sentido, y el dia#lo sa#rá cuál. Ser$a di%$cil descri#ir el l$o que Stiopa ten$a en la ca#e)a. Por un lado, la incon"ruencia del de la #oina ne"ra, el vod/a %r$o y el incre$#le contrato, y por si eso no %uera #astante, ?la puerta del despacho lacrada@ Si se le contase a al"uien que (erlio) ha#$a hecho un disparate, les ase"uro que no lo creer$a. Pero el lacre all$ esta#a. En n< Ten$a en la ca#e)a un hormi"ueo de pensamientos y recuerdos muy desa"rada#les. 9ecordó que hac$a muy poco le ha#$a encasquetado un art$culo para que (erlio) lo pu#licara en su revista, y Ialand, uno de los nom#res comunes del dia#lo en la len"ua alemana. En las notas mar"inales del manuscrito de la novela El maestro y 'ar"arita aparecen varios nom#res propios del dia#lo, tales como 'estó%eles, Asmodeo, Luci%er, etc. Parece ser que (ul"á/ov eli"ió el de Ialand Ialand :Ioland; :Ioland; para evitar posi#les asociaciones literarias. (. de la !."
parec$a que lo ha#$a hecho a propósito. propósito. Entre nosotros, el art$culo era una aut2ntica estupide), estupide), in3til y, además, mal pa"ado. 7espu2s de lo del art$culo recordó una conversación al"o dudosa que sostuvieron en aquel mismo sitio cenando con 'i!a$l Ale&ándrovich, el veinticuatro de a#ril. 1laro que no era lo que se llama una conversación dudosa e&actamente e&actamente :Stiopa no la ha#r$a consentido;, pero ha#laron de al"o de lo que no hac$a %alta ha#lar. Se pod$a ha#er evitado %acil$simamente. 7e no ha#er sido por el lacre, esta conversación no tendr$a nin"una importancia, pero ahora< «(erlio), (erlio)< 4 repet$a mentalmente4. ?o me ca#e en la ca#e)a@» o ha#$a lu"ar para lamentaciones y marcó el n3mero de 9ims/i, el director de nan)as del Iariet2s. La situación de Stiopa era di%$cil0 el e&tran!ero pod$a o%enderse si Stiopa no se ara de 2l a pesar de ha#er visto el contrato, y tampoco era %ácil la conversación con el director de nan)as, porque no le pod$a decir0 «5Firmaste ayer un contrato con un pro %esor de ma"ia ne"ra por treinta y cinco mil ru#los6». r u#los6». ?Era imposi#le@ 4?7i"a@ 4 se oyó al al otro lado la vo) a"uda a"uda y desa"rada#le desa"rada#le de 9ims/i. 9ims/i. 4?Cola, Nri"ori 7an$lovich 4 ha#ló Stiopa en tono muy #a!o4, soy Li!od2yev. Li!od2yev. Ierás, resulta que< ten"o aqu$ a< el artista Ioland< y, claro<, me "ustar$a sa#er qu2 hay de esta tarde. 4 Ah, 5el de la ma"ia ma"ia ne"ra6 4 respondió respondió 9ims/i4. >a están los carteles. 4 (ien, de acuerdo acuerdo 4 di!o Stiopa con con vo) d2#il4 #ueno, #ueno, hasta lue"o lue"o entonces< 45Ia 45Ia a venir usted pronto6 4 pre"untó 9ims/i. 4 7entro de media hora 4 contestó Stiopa col"ó el auricular y se apretó la ca#e)a, que le a#rasa#a, entre las manos. Pero ?qu2 cosa tan e&traa esta#a sucediendo@ 5> qu2 era de su memoria6 Le resulta#a violento permanecer por más tiempo en el vest$#ulo. Ela#oró rápidamente un plan a se"uir ocultar$a ocultar$a por todos los medios su su asom#rosa %alta de memoria memoria y tratar$a de sonsacar sonsacar al e&tran!ero so#re lo que pensa#a hacer por la tarde en el Iariet2s, que le esta#a encomendado. Stiopa, de espaldas al tel2%ono, vio ree!ado claramente en el espe!o del vest$#ulo, que la pere)osa Nrunia hac$a tiempo no limpia#a, li mpia#a, la ima"en de un tipo muy e&trao, alto como un poste tele"ráco, con unos impertinentes so#re la nari) :si hu#iera estado alli +ván i/oláyevich, en se"uida le hu#iera reconocido;. El e&trao su!eto desapareció rápidamente del espe!o. Stiopa, an"ustiado, recorrió el vest$#ulo con la mirada y su%rió un nuevo so#resalto0 esta ve) un enorme "ato ne"ro pasó por el espe!o y tam#i2n desapareció. Le da#a vueltas la ca#e)a y se tam#aleó. «Pero, 5qu2 me pasa6 5o me estar2 volviendo loco6 5A qu2 se de#en estos espe!ismos6», y "ritó asustado #uscando en el vest$#ulo0 4?Nrunia@ 5Pero qui2n es ese "ato6 "ato6 57e dónde sale6 sale6 5> el otro6 4 o se preocupe, Stepán (od"ánovich 4 se oyó una vo) que no era de Nrunia, sino del invitado, que contesta#a desde el dormitorio4. El "ato es m$o. o se pon"a nervioso. Nrunia no está, la he mandado a Ioróne)h. Se me que!ó de que usted se esta#a haciendo el distra$do y no le da#a vacaciones. Estas pala#ras eran tan inesperadas y tan a#surdas que Stiopa pensó que no ha#$a o$do #ien. Enloquecido, echó a correr hacia el dormitorio y casi se convirtió en una estatua de sal !unto a la puerta. Se le eri)ó eri)ó el ca#ello y le aparecieron aparecieron en la %rente unas "otas de sudor. sudor. Su visitante ya no esta#a solo en la ha#itación. Le acompaa#a, sentado en otro sillón, el mismo tipo que apareciera en el vest$#ulo. Ahora se le pod$a ver #ien, ten$a unos #i"otes como plumitas de ave, #rilla#a un cristal de sus impertinentes impertinentes y le %alta#a el otro. Pero a3n descu#rió al"o peor en su propio dormitorio0 en el pouf de de la !oyera, sentado en actitud insolente, un "ato ne"ro de tamao descomunal sosten$a una copa de vod/a en una pata y en la otra un tenedor, con el que ya ha#$a pescado una seta. La lu) del dormitorio, d2#il de por s$, se oscureció a3n más ante los o!os de Stiopa. «As$ es como uno se vuelve loco», pensó, a"arrándose al marco de la puerta.
4 Ieo Ieo que está usted al"o sorprendido, querid$simo Stepán (o"dánovich 4 le di!o Ioland a Stiopa, al que le rechina#an los dientes4. Le ase"uro que no hay por qu2 e&traarse. Oste es mi s2quito. El "ato se #e#ió el vod/a y la mano de Stiopa comen)ó a desli)arse por el marco. 4 > como el s2quito necesita espacio 4 se"u$a Ioland4, Ioland4, al"uien de los presentes so#ra en esta casa. > me parece que el que so#ra es usted. 4 Aquello, aquello 4 intervino con vo) de ca#ra el tipo lar"o de los cuadros, reri2ndose a Stiopa4, 3ltimamente está haciendo muchas inconveniencias. Se em#orracha, tiene l$os con mu!eres aprovechándose de su situación, no da "olpe y no puede hacer nada porque no tiene ni idea de lo que se trae entre manos. > les toma el pelo a sus !e%es. 4 Se pasea en en el coche ocial ocial de su or"ani)ación or"ani)ación 4 sopló sopló el "ato, masticando masticando la seta. Entonces apareció el cuarto y 3ltimo de los que lle"ar$an a la casa, precisamente cuando Stiopa, que ha#$a ido desli)ándose hasta el suelo, araa#a el marco con su mano sin %uer)as. 7el mismo espe!o salió un hom#re pequeo, pero e&traordinariamente ancho de hom#ros, con un som#rero hon"o y un colmillo que se le sal$a de la #oca, lo que des"ura#a el rostro ya de por s$ horri#lemente repulsivo. Además, ten$a el pelo del mismo color ro!o que el %ue"o. 4 >o >o 4 intervino en la conversación conversación este nuevo individuoBno individuoBno puedo enBtender cómo ha lle"ado lle"ado a director 4 y el pelirro!o ha#la#a con una vo) cada ve) más "an"osa4. Es tan capa) de diri"ir como yo de ser o#ispo. 4 T3, desde lue"o, no tienes mucho de o#ispo, Asaselo -V 4ha#ló el "ato, sirvi2ndose unas salchichas en un plato. 4 Precisamente eso eso es lo que esta#a esta#a diciendo 4 "an"ueó "an"ueó el pelirro!o, y volvi2ndose volvi2ndose con mucho mucho respeto a Ioland, aadió40 5'e permite, messere , que le eche de 'osc3 y le mande al inerno6 4?Qape@ 4 voci%eró el el "ato, con los pelos pelos de punta. Empe)ó a "irar la ha#itación en torno de Stiopa, que se "olpeó la ca#e)a con la puerta y pensó, a punto punto de perder el conocimiento0 conocimiento0 «'e estoy estoy muriendo<». Pero no se murió. Entrea#rió los o!os y se encontró sentado so#re al"o que parec$a ser de piedra. 1erca se o$a un ruido monótono, y al a#rir los o!os del todo vio que aquel ruido era del mar, una ola le lle"a#a casi a los pies. En conclusión, que esta#a sentado al #orde de un muelle con un #rillante cielo a)ul so#re so#re su ca#e)a ca#e)a y una ciudad ciudad #lanca en las las montaas que ten$a detrás. Sin sa#er lo que se suele hacer en estos casos, Stiopa se incorporó so#re sus piernas tem#lorosas y se diri"ió por el muelle hacia la orilla del mar. mar. Kn hom#re que %uma#a y escup$a al mar, sentado en el muelle, se le quedó mirando con cara de espanto y de!ó de %umar y escupir. Stiopa hi)o la ridicule) de arrodillarse y pre"untarle al %umador0 4 Por %avor, %avor, 5qu2 ciudad ciudad es 2sta6 4?Pero oi"a usted@ 4 protestó el desalmado desalmado %umador. %umador. 4 o estoy #e#ido 4 contestó Stiopa con vo) ronca4, me ha pasado al"o raro< Estoy malo< 57ónde estoy, estoy, por %avor6 58u2 ciudad es 2sta6 4 Pues >alta< >alta< Stiopa suspiró, se tam#aleó hacia un lado y cayó dando con la ca#e)a contra la piedra caliente del muelle. Perdió el conocimiento.
4. "ELO EN%RE EL PROE#OR , EL POE%A
Precisamente cuando Stiopa perdió el conocimiento en >alta, >alta, lo reco#ra#a +ván i/oláyevich, despertando de un sueo lar"o y pro%undo. Eran cerca de las once y media de la maana. +ván se -V En la 1á#ala y en el li#ro apócri%o de Cenoch aparece Asasel, dia#lo de la muerte y el desierto. (. de la !."
pre"unta#a cómo ha#$a ido a parar a aquella ha#itación ha#itación de paredes #lancas, con una e&traa mesilla mesilla de noche de metal claro y en la ventana cortinas #lancas que ltra#an el sol. 'ovió la ca#e)a para convencerse de que no le dol$a y recordó que esta#a en un sanatorio. Este pensamiento le tra!o a la memoria la muerte de (erlio), pero ahora, por la maana, ya no le causó tan %uerte impresión. 7espu2s de ha#er dormido, +ván i/oláyevich esta#a más tranquilo y con las ideas más claras. Permaneció inmóvil durante unos instantes en la limp$sima y cómoda cama de muelles, y de pronto descu#rió a su lado el #otón de un tim#re. Lo apretó, porque ten$a la costum#re de tocar, sin nin"una necesidad de hacerlo, los o#!etos que estuvieran a su alcance. Espera#a o$r el tim#re o que apareciera al"uien, pero lo que sucedió %ue al"o muy distinto. A los pies de la cama se encendió un cilindro mate en el que esta#a escrita la pala#ra «(e#er». Empe)ó a "irar hasta que salió la pala#ra «Empleada». 1omo es natural, el in"enioso cilindro sorprendió a +ván. 7espu2s, el cartel de «Llame al doctor» sustituyó a la l a pala#ra «Empleada». 4?Cumm@ 4 prorió +ván sin sa#er qu2 hacer con el cilindro. Acertó por mera casualidad. Apretó de nuevo el #otón cuando se le$a «Practicante». El cilindro le respondió con un tim#re discreto. Se apa"ó la lu) y el cilindro se paró. Kna mu!er al"o entrada en carnes penetró en la ha#itación. Ten$a una sonom$a simpática, lleva#a #ata #lanca y le di!o a +ván0 4?(uenos d$as@ A +ván le pareció que aquel saludo esta#a %uera de lu"ar y no contestó. ?7e modo que despu2s de meter en una cl$nica mental a un hom#re cuerdo, hacen como si no hu#iera pasado nada@ La mu!er, sin perder su e&presión #ondadosa, su#ió la persiana apretando un #otón. La ha#itación se inundó de sol, que entra#a a trav2s de la re!a li"era que lle"a#a hasta el suelo. Por la re!a se ve$a un #alcón, más allá allá la orilla de un r$o sinuoso sinuoso y al otro lado lado del r$o un ale"re pinar pinar.. 4 Puede #aarse #aarse cuando quiera quiera 4 le invitó la mu!er, mu!er, y #a!o su mano mano se a#rió una pared pared interior, interior, descu#riendo un cuarto de #ao completo, per%ectamente instalado. +ván, que ha#$a decidido no diri"irle la pala#ra, no pudo contenerse al ver el ancho chorro de a"ua que sal$a por un "ri%o reluciente y ca$a en la #aera. 4?+"ual que en el el 'etropol@ 5o6 4 di!o con iron$a. 4 Pues no 4 contestó la mu!er con or"ullo4, mucho me!or que all$. Iienen Iienen m2dicos y cient$cos e&presamente para estudiar nuestro sanatorio. +ncluso «inturistas» nos visitan todos los d$as. ?«+nturistas»@.-- Esta pala#ra le hi)o recordar al conse!ero que conociera el d$a anterior. La cara de +ván se oscureció repentinamente y di!o, o#servando o#servando a la mu!er con el ra#illo del o!o0 4?«+nturistas»@ Estáis locos locos con los «inturistas». «inturistas». Pero le ase"uro ase"uro que entre ellos ellos hay "ente muy muy curiosa. Precisamente ayer conoc$ yo a uno que era una maravilla. Faltó muy poco para que se pusiera a contarle lo de Poncio Pilatos, pero se contuvo porque comprendió que no conducir$a a nada, que ella no le podr$a ayudar. 1uando +ván salió del #ao, encontró todo lo que un hom#re en esas circunstancias puede necesitar0 camisa planchada, cal)oncillos y calcetines. Pero esto no era todo, porque la mu!er a#rió un armario y, sealan do a su interior, pre"untó a +ván0 458u2 preere, preere, un #at$n o un pi!ama6 pi!ama6 +ván, su!eto a la %uer)a a su nueva residencia, por poco pe"a un salto de asom#ro ante el desparpa!o de la mu!er. Apuntó con el dedo a un pi!ama de %ranela ro!a. Lue"o le condu!eron a trav2s de un pasillo desierto y silencioso hasta un enorme despacho. 7ecidió adoptar una postura irónica ante la ma"nicencia con que esta#a instalado aquel edicio y #auti)ó el despacho despacho con el el apodo de «cocina «cocina %á#rica». -J o anda#a descaminado. Ca#$a armarios de todos los tamaos con #rillantes instrumentos niquelados. Ca#$a sillones de complicada estructura, "randes lámparas con pantallas relucientes, un sinn3mero de %rascos, mecheros de "as, ca#les el2ctricos y aparatos completamente desconocidos. desconocidos. -- +nturist, ocina de turismo e&tran!ero en la Knión Sovi2tica. (. de la !." -J Tiendas especiales en las que se puede adquirir platos cocinados. (. de la !."
Tres personas le atendieron en el despacho dos mu!eres y un hom#re. Los tres de #lanco. Empe)aron llevándole !unto a una mesa, que ha#$a en un rincón, con la clara intención de hacer inda"aciones. +ván se puso a anali)ar su situación. Se le ocurr$an tres caminos a se"uir. El primero, y el que más le seduc$a, era arro!arse contra las lámparas y el e&trao instrumento y destro)arlos para demostrar su discon%ormidad con la in!usta detención. Pero el +ván de hoy era muy distinto al +ván de ayer, y esta primera solución le pareció contraproducente. Era muy pro#a#le que le tomaran por un loco a"resivo. 7esechó por completo esta primera opción. *tra actitud podr$a ser la de contarles de inmediato todo el asunto del pro%esor conse!ero y de Poncio Pilatos, pero sus e&periencias del d$a anterior le ha#$an demostrado que nadie creer$a su relato y que lo ter"iversar$an. 9echa)ó tam#i2n este camino y eli"ió un tercero0 encerrarse en un silencio di"no. o le %ue posi#le mantenerse en esta postura hasta el nal, porque tuvo que responder a una serie de pre"untas, aunque lo hi)o de manera escueta y con #astante hosquedad. Le pre"untaron todo lo pre"unta#le so#re su vida pasada, hasta detalles tan pequeos como los relativos a la escarlatina que pasó quince aos atrás. Kna de las mu!eres de #ata #lanca, despu2s de llenar una pá"ina entera, la volvió y pasó a pre"untarle so#re su %amilia. ?Esto ya era el colmo@ 8ui2n murió, cuándo y por qu2, si #e#$a o no, si no ha#$a tenido en%ermedades ven2reas, y cosas por el estilo. Por n le pidieron que contara lo sucedido el d$a anterior en «Los Estanques del Patriarca», pero no se pusieron muy pesados y parec$an no e&traarse con la historia de Pilatos. Entonces la mu!er cedió a +ván a un hom#re que ten$a una táctica muy distinta y no le pre"unta#a nada. Le tomó la temperatura y el pulso, le miró los o!os alum#rándolos con una lámpara especial. Lue"o vino en su ayuda una mu!er y le pincharon con al"o en la espalda, pero sin hacerle dao con el man"o de un martillo le hicieron unos di#u!os en el pecho, le dieron "olpecitos en las rodillas con dos macillos haci2ndole saltar las piernas le pincharon en un dedo y le sacaron san"re, le pincharon tam#i2n en una vena del #ra)o, le pusieron en los #ra)os unas pulseras de "oma< A todo esto, +ván es#o)a#a una sonrisa amar"a como para sus adentros y pensa#a que todo esta#a resultando muy raro, a#surdo. ?8ui2n se lo i#a a decir@ Ca#$a querido advertirles de la amena)a de peli"ro que representa#a el desconocido conse!ero, intenta#a detenerlo y lo 3nico que consi"uió %ue encontrarse en un misterioso "a#inete, ha#lando de su t$o F2dor, que en Iólo"da se dedica#a a #e#er como una cu#a. ?8u2 estupide) tan ina"uanta#le@ Por n terminaron con 2l y le acompaaron a su ha#itación, donde le sirvieron una ta)a de ca%2, dos huevos pasados por a"ua y pan con mantequilla. 1omió y #e#ió todo lo que le ha#$an o%recido despu2s decidió esperar al que diri"iera aquella institución y reclamar de 2l atención y !usticia. Su espera no %ue lar"a, porque el director apareció en se"uida. 7e pronto se a#rió la puerta del cuarto de +ván y entró un "rupo de personas con #atas #lancas. Les preced$a un hom#re cuidadosamente a%eitado, como un actor, de unos cuarenta y cinco aos, con o!os simpáticos, pero muy penetrantes, y de correctos ademanes. Todo el s2quito da#a muestras de atención y respeto al director, por lo que su entrada resultó muy solemne. «?+"ual que Poncio Pilatos@», pensó +ván. Sin duda al"una era el más importante. Se sentó en una #anqueta los demás permanec$an de pie. 4 7octor Stravins/i 4 se presentó a +ván el reci2n lle"ado, mirándole con #enevolencia. 4 Aqu$ tiene, Ale&andr i/oláyevich 4 di!o sin al)ar la vo) uno de #ar#ita #ien arre"lada, alar"ándole un papel escrito de arri#a a#a!o. «Can preparado todo un e&pediente», pensó +ván. El !e%e echó una o!eada al papel con "esto mecánico, murmurando0 «Cumm, a!á», y cam#ió varias %rases con los all$ presentes en un idioma poco conocido. «Tam#i2n ha#la en lat$n, como Pilatos», pensó +ván con triste)a. *yó una pala#ra que le hi)o estremecerse0 «esqui)o%renia», la misma que pronunciara el maldito e&tran!ero el d$a anterior en «Los Estanques del Patriarca», y que ahora repet$a el pro%esor Stravins/i. «Tam#i2n lo sa#$a», meditó an"ustiado +ván.
Por lo que se pod$a apreciar, el !e%e ha#$a decidido estar de acuerdo con todo lo que di!eran los demás y demostra#a su ale"r$a con e&presiones tales como «#ueno, muy #ien». 4 'uy #ien 4 di!o Stravins/i, devolviendo la ho!a a uno de los del s2quito, y aadió diri"i2ndose a +ván0 45Es usted poeta6 4 S$, soy poeta 4 di!o +ván con aire som#r$o sent$a de pronto una ine&plica#le repulsión hacia la poes$a sus versos, que aca#a#a de recordar, le parec$an em#ara)osos. Frunciendo el entrece!o, pre"untó a su ve) a Stravins/i0 45Es usted pro%esor6 Stravins/i armó con una inclinación cort2s. 45> es el !e%e de todo esto6 4 se"u$a +ván. Stravins/i inclinó la ca#e)a de nuevo. 4 ecesito ha#lar con usted 4 di!o +ván i/oláyevich con aire si"nicativo. 4 Precisamente para eso estoy aqu$ 4respondió Stravins/i. 4 Es que 4 empe)ó +ván, pensando que ha#$a lle"ado su hora4 me han tomado por loco y nadie me quiere escuchar. 4?Por %avor@ Estamos dispuestos a escucharle con much$simo "usto 4 di!o Stravins/i, serio y tranquili)ador4 y no permitiremos de nin"3n modo que lo tomen por loco. 4 Pues entonces escuche0 ayer por la tarde, un tipo muy misterioso se me acercó estando yo en «Los Estanques del Patriarca». o estoy se"uro de si era o no e&tran!ero. Sa#$a de antemano todo lo re%erente a la muerte de (erlio) y ha#$a visto personalmente a Poncio Pilatos. Los miem#ros del s2quito permanec$an inmóviles, escuchando al poeBta en silencio. 45Pilatos6 Es el que vivió cuando Desucristo, 5no6 4 pre"untó Stravins/i, mirando !amente a +ván. 4 Ese mismo. 4 (ien 4 di!o Stravins/i4. 5> ese (erlio) murió atropellado por un tranv$a6 4 Eso es, e&actamente ayer le atropelló un tranv$a en «Los Estanques», delante de mis o!os, y ese misterioso ciudadano< 45El ami"o de Pilatos6 4 interrumpió Stravins/i, que parec$a muy comprensivo. 4 El mismo 4 armó +ván, estudiando a Stravins/i4 y ya sa#$a que Anush/a ha#$a vertido el aceite< ?> all$ mismo %ue donde res#aló@ 58u2 opina usted6 4 pre"untó +ván con inter2s, esperando causar una "ran impresión. Pero no hu#o tal impresión. Stravins/i pre"untó sencillamente0 4 > esa Anush/a, 5qui2n es6 A +ván le desa"radó la pre"unta, y, cam#iando de e&presión, respondió un poco nervioso0 4 Anush/a no tiene nin"una importancia. ?El dia#lo sa#rá qui2n es@ Es una im#2cil de la Sadóvaya. Lo que importa es que 2l lo sa#$a con anterioridad, 5comprende6 Sa#$a lo del aceite. 5'e entiende6 4 Per%ectamente 4 contestó muy serio Stravins/i, dándole al poeta un "olpecito en la rodilla, y aadió40 si"a y no se altere. 4 Si"o 4 di!o +ván, tratando de ha#lar en el mismo tono de Stravins/i, sa#iendo por triste e&periencia que sólo la calma pod$a ayudarle4. Pues ese tipo siniestro :que se hace pasar por conse!ero; tiene un poder e&traordinario. Por e!emplo, echas a correr detrás de 2l y no hay manera de alcan)arle< Le acompaa una pare!ita de cuidado y muy curiosa tam#i2n, un tipo lar"o con los cristales de los impertinentes rotos y un "ato de un tamao incre$#le, que encima via!a solo en el tranv$a. Además 4 en vista de que nadie le interrump$a, +ván ha#la#a cada ve) con más se"uridad y convencimiento4 ha estado personalmente en el #alcón de Poncio Pilatos de eso no hay duda al"una. Pero 5qu2 le parece todo esto6 Cay que detenerle rápidamente, o hará un dao irrepara#le. 4 Iamos a ver, si no le he entendido mal, lo que usted trata de conse"uir es que le deten"an, 5no es as$6 «Es inteli"ente 4 pensa#a +ván4 hay que reconocer que entre los intelectuales tam#i2n se encuentra "ente con cere#ro. o hay duda.» > contestó0
4 1laro, pero 5cómo no me voy a empear6 Piense si no lo har$a usted mismo. > mientras tanto me tienen aqu$ a la %uer)a, me meten una lámpara en los o!os, me #aan y me pre"untan so#re mi t$o F2dor, que hace ya #astante tiempo que no e&iste. ?E&i!o que me de!en salir@ 4 'uy #ien, muy #ien 4 respondió Stravins/i4, ahora todo se ha aclarado. Tiene ra)ón, 5qu2 o#!eto tiene el retener en un sanatorio a un hom#re cuerdo6 (ien, le de!o salir ahora mismo si me dice que es normal. o me lo demuestre, d$"amelo simplemente. Entonces, 5es usted normal6 Cu#o una pausa. La "orda que ha#$a atendido a +ván por la maana mira#a al pro%esor con veneración. +ván pensó de nuevo0 «9ealmente, este hom#re es inteli"ente». La proposición del pro%esor le ha#$a parecido per%ecta y se puso a penBsar con calma su respuesta, %runció el entrece!o y, por n, di!o con se"uridad. 4 Soy normal. 4 'uy #ien 4 e&clamó Stravins/i aliviado4 si es as$, vamos a dialo"ar con ló"ica. Empecemos por su d$a de ayer 4 se volvió y en se"uida le dieBron la ho!a de +ván4. En la persecución del desconocido que se presentó como ami"o de Poncio Pilatos, usted hi)o todas las cosas si"uientes 4 Stravins/i empe)ó a do#lar sus alados dedos uno por uno, mirando alternativamente a +ván y a la ho!a de papel40 se col"ó un icono al pecho, 5no es as$6 4 S$ 4asintió +ván con aire taciturno. 4 Se cayó de una valla, araándose la cara, 5no es verdad6 > apareció en el restaurante con una vela encendida, en paos menores. > se pe"ó con al"uien. Le tra!eron aqu$ atado. Kna ve) aqu$, llamó a las milicias, pidiendo que le mandaran ametralladoras. Lue"o intentó saltar por la ventana. 5o6 7$"ame, 5cree usted que actuando de ese modo se puede lle"ar a ca)ar a nadie6 > si usted es normal, me dirá que no, que no es un m2todo. 5Se quiere marchar de aqu$6 7e acuerdo, há"alo. Pero antes una pre"unta, por %avor0 5dónde piensa ir6 4 A las milicias, naturalmente 4 contestó +ván, ya con #astante menos aplomo y sinti2ndose un poco con%uso %rente a la mirada del pro%esor. 457irectamente desde aqu$6 4 S$. 45> no pasará antes por su casa6 4 pre"untó Stravins/i con rapide). 4?Pero si no ten"o tiempo@ 'ientras yo me paseo y voy a mi casa, ?se lar"a@ 4 (ien. 5> qu2 será lo primero que di"a a las milicias6 4 Lo de Pilatos 4 respondió +ván, y sus o!os parec$an velarse con una nu#2cula l3"u#re. 4?Per%ecto@ 4 e&clamó Stravins/i conquistado, y, volvi2ndose al de la #ar#ita, ordenó40 F2dor Iasilievich, puede dar de #a!a al ciudadano 7esamparado, pero no ocupe esta ha#itación ni cam#ie la ropa de cama. 7entro de dos horas el ciudadano 7esamparado estará aqu$. (ien 4 se diri"ió al poeta4, no puedo desearle 2&ito, porque ten"o la a#soluta certe)a de que no lo tendrá. ?Casta pronto@ 4 se levantó y su s2quito inició la marcha. 45> qu2 ra)ón voy a tener para volver aqu$6 4pre"untó +ván, preocupado. Stravins/i parec$a esperar esta pre"unta, porque se sentó de nuevo y empe)ó a decir0 4 Por la simple ra)ón de que en cuanto apare)ca usted en las milicias en cal)oncillos, diciendo que ha visto a un hom#re que conoce personalBmente a Poncio Pilatos, le traerán aqu$ inmediatamente y se tendrá que quedar en esta misma ha#itación. 45> qu2 tienen que ver los cal)oncillos6 4 pre"untó +ván, mirando alrededor, desconcertado. 4 Lo importante es Poncio Pilatos, desde lue"o, pero el que vaya en cal)oncillos tam#i2n inuirá. Porque tiene que de!ar aqu$ la ropa del sanatorio y ponerse la suya. Le recuerdo que vino aqu$ en cal)oncillos. > como usted no tiene la intención de pasar por casa, aunque yo se lo he insinuado< Lue"o lo de Pilatos<, y es cosa hecha. A +ván le pasa#a ahora al"o muy e&trao. Su voluntad parec$a escindirse. Se sent$a d2#il y necesitado de conse!o. 4 Pero 5qu2 ha"o6 4 pre"untó t$midamente. 4?As$ me "usta@ 4 respondió Stravins/i4. Esto ya es ponerse en ra)ón. 72!eme contarle lo que le ha pasado. Ayer hu#o al"uien que provocó un dis"usto, un temor, contándole una historia so#re Pilatos y al"una otra cosa. > usted, so#ree&citado y nervioso, se puso a recorrer la ciudad ha#lando
de Poncio Pilatos. Es ló"ico que le hayan tomado por loco. Lo 3nico que puede salvarle es una cura de a#soluto reposo. Lo que tiene que hacer, por tanto, es quedarse aqu$. 4?Pero si hay que pescarle en se"uida@ 4 "ritó +ván suplicante. 4 7e acuerdo, pero 5por qu2 lo tiene que hacer precisamente usted6 Escri#a un in%orme, relate sus sospechas y su denuncia contra esa persona. Se mandará su declaración a donde sea necesario, no es nin"3n pro#lema. > si, como usted cree, se trata de un delincuente, lo aclararán en se"uida. Pero todo esto con la condición de no hacer un enorme es%uer)o cere#ral, y, so#re todo, piense menos en Poncio Pilatos. ?Si %u2semos acreer en todas las historias que se cuentan@ 4?1omprendido@ 4 e&clamó +ván en un arranque de decisión4. Solicito que se me d2 lápi) y papel. 4 72le papel y un lápi) cortito 4 ordenó Stravins/i a la "orda4. Pero le aconse!o que hoy no escri#a nada. 451ómo que no6 ?Cay que hacerlo hoy, precisamente hoy@ 4 "ritó +ván asustado. 4 (ueno, pero sin es%or)arse. Si no lo hace hoy, ya lo hará maana. 4?Se escapará@ 4 Eso no 4 ase"uró Stravins/i4, no irá a nin"3n sitio, se lo "aranti)o. > recuerde que aqu$ le ayudarán en todo lo pos#le, sin eso no conse"uirá nada. 5'e oye6 4 pre"untó Stravins/i con aire si"nicativo. 1o"i2ndole las manos a +ván i/oláyevich y mirándole !amente a los o!os, repitió varias veces, sin soltarle40 Aqu$ le vamos a ayudar. 5Entiende6 Le vamos a ayudar. Se sentirá me!or, es un sitio tranquilo, silencioso< Le vamos a ayudar< 7e pronto, +ván i/oláyevich #oste)ó y se suavi)ó su e&presión. 4 S$, s$ 4di!o en vo) #a!a. 4 'uy #ien 4 concluyó Stravins/i, como de costum#re, y se levantó4 adiós. 4 Le estrechó la mano y ya a la salida di!o, volvi2ndose hacia el de la #ar#ita40 S$, prue#e el o&$"eno y los #aos. +nstantes despu2s, +ván no ten$a a nadie %rente a 2l. El pro%esor y su s2quito ha#$an desaparecido. 'ás allá de la re!a de la ventana, iluminado por un sol de mediod$a, se ve$a el pinar revestido de ale"re primavera y un poco más cerca #rilla#a el r$o.
5. !O#A# "E 6OR)-IE-
i/anor +vánovich (osói, presidente de la 1omunidad de Iecinos del inmue#le n3mero VJ #is, de la moscovita calle Sadóvaya 4 donde viviera el di%unto (erlio)4, esta#a #astante ocupado desde la noche anterior, es decir, desde la noche del mi2rcoles al !ueves. 1omo ya sa#emos, a medianoche se ha#$a presentado en su casa una comisión :en la que se encontra#a Qheldi#in;, que lo despertó para comunicarle la muerte de (erlio) y para que les acompaara al apartamento n3mero HV, donde %ueron cuidadosamente sellados los manuscritos y o#!etos personales del di%unto. En el piso no encontraron ni a Nrunia, la sirvienta, ni al %rivolo Stepán (o"dánovich. Los de la comisión e&plicaron a i/anor +vánovich que se llevar$an los apuntes y manuscritos del di%unto para e%ectuar un análisis, y que la parte del piso que ha#ita#a (erlio), o sea, las tres ha#itaciones :despacho, cuarto de estar y comedor, que pertenecieron a la !oyera;, pasar$a a disposición de la 1omunidad de Iecinos. Los o#!etos personales tendr$an que quedar depositados hasta que aparecieran los herederos. La noticia de la muerte de (erlio) corrió por la casa a un ritmo sorprendente, y desde las siete de la maana del !ueves (osói no de!ó de reci#ir llamadas tele%ónicas y visitas de los aspirantes a la vivienda del di%unto. A las dos horas, i/anor +vánovich ha#$a reci#ido ya treinta y dos solicitudes.
Solicitudes que conten$an s3plicas, amena)as, l$os, denuncias, promesas de hacer o#ra en la casa por propia cuenta, alusiones a estar viviendo en una estreche) insoporta#le incluso re%erencias a la imposi#ilidad de continuar conviviendo con #andidos. Ca#$a tam#i2n una descripción, impresionante por su %uer)a plástica, del ro#o de unos ravioles, e&presamente colocados en el #olsillo de una chaqueta esto ha#$a sucedido en el apartamento n3mero -. > tam#i2n ha#$a dos promesas de aca#ar con la propia vida, de suicidarse, y una con%esión de em#ara)o secreto. i/anor +vánovich ten$a que salir a menudo al vest$#ulo de su piso. Le co"$an por un #ra)o, le susurra#an al"o al o$do y le promet$an que no olvidar$an la deuda. Casta la una de la tarde duró el suplicio. Entonces i/anor +vánovich trató sencillamente de escapar, para lo que salió de su casa en dirección a la ocina que esta#a situada !unto a la ver!a del inmue#le. Pero el asedio no cesó y tam#i2n tuvo que huir de all$. Aunque con #astante dicultad, consi"uió despistar a los que le perse"u$an entrando por el patio as%altado, y por n desapareció en el se&to portal, donde, en el quinto piso, se encontra#a el maldito apartamento n3mero HV. i/anor +vánovich, que era al"o "rueso, tuvo que pararse en el descansillo de la escalera para reco#rar la respiración. 7espu2s llamó al tim#re de la puerta del apartamento, pero nadie a#r$a. +rritado y "ruendo en vo) #a!a, llamó una y otra ve), pero sin resultado. Carto de esperar, sacó del #olsillo un mano!o de llaves que pertenec$a a la administración, a#rió la puerta con mano autoritaria y entró en la casa. 4?*ye, muchacha@ 4 "ritó i/anor +vánovich una ve) en el vest$#ulo, que esta#a semi a oscuras4. ?Nrunia, o como te llames@ 57ónde estás6 i/anor +vánovich sacó de la cartera una cinta m2trica, quitó el lacre de la puerta del despacho y dio un paso hacia adentro. S$, un paso s$ que lo dio, pero no lle"ó a dar más, porque el asom#ro le detuvo en la puerta hasta se estremeció. Sentado !unto a la mesa del di%unto esta#a un ciudadano lar"o y aco, con una chaqueta a cuadros, "orrita de !oc/ey e impertinentes en una pala#ra0 nuestro ami"o de siempre. 458ui2n es usted, ciudadano6 4 pre"untó i/anor +vánovich asustado. 4 ?Iaya@ ?i/anor +vánovich@ 4 "ritó el inesperado ocupante, con vo) a"uda y tintineante, y levantándose de un salto saludó al presidente con un respetuoso y %or)ado apretón de manos. A i/anor +vánovich no le calmó aquel saludo lo más m$nimo. 4 Perdone 4 ha#ló con cierta sospecha4. 58ui2n es usted6 5Es usted una personalidad ocial6 4?Ay, i/anor +vánovich@ 4 e&clamó cordialmente el desconocido4. Personalidad ocial o no ocial, 5qu2 más da6 Todo es relativo. 7epende del punto de vista desde el que se en%oque la cuestión. S$, s$, depende de las circunstancias. Coy puede que no sea una personalidad ocial, pero maana, 5qui2n sa#e6 puedo serlo per%ectamente. Tam#i2n sucede al rev2s, ?y tan a menudo, además@ aturalmente, estos ra)onamientos no sirvieron para tranquili)ar al presidente de la comunidad de vecinos, el cual, desconado por naturale)a, dedu!o de las diva"aciones del ciudadano que no era una personalidad ocial y que, pro#a#lemente, ser$a un don adie. 4 Pero #ueno, 5qui2n es usted6 5cómo se llama6 4 pre"untó en tono severo, avan)ando hacia el desconocido. 4 'i apellido 4 di!o el ciudadano, sin inmutarse lo más m$nimo4 di"amos que es =oróviev. 58uiere tomar al"o6 Pero sin cumplidos, 5eh6 4?*i"a usted@ 4 ha#la#a i/anor +vánovich con verdadera indi"nación4. 5Pero qu2 es lo que dice6 4 es aut2nticamente desa"rada#le, pero hay que reconocer que i/anor +vánovich era un tipo #astante #asto4. Está prohi#ido entrar donde el di%unto. 58u2 hace usted aqu$6 4 Si2ntese, i/anor +vánovich 4 dec$a sin el menor a)oramiento el ciudadano. > se puso a tra!inar de aqu$ para allá, intentando acomodar al presidente en un sillón. i/anor +vánovich, completamente en%urecido, recha)ó el sillón. 4?8ue qui2n es usted, estoy diciendo@ 4 Permita que me presente, soy el int2rprete de una personalidad e&tran!era que reside en este apartamento 4 di!o el llamado =oróviev, dando un tacona)o con una #ota ro!i)a y sucia.
i/anor +vánovich a#rió la #oca de asom#ro. La presencia all$ de un e&tran!ero y de su int2rprete no era para menos. Pidió al int2rprete que e&plicara su situación, lo que 2ste hi)o "ustos$simo. El director del Iariet2s, Stepan (o"dánovich Li!od2yev, ha#$a tenido la ama#ilidad de invitar al artista e&tran!ero, seor Ioland, a que residiera en su casa durante los d$as que estuviera en 'osc3 para actuar, una semana apro&imadamente. So#re esto, Li!od2yev ha#$a escrito a i/anor +vánovich el d$a anterior pidi2ndole que inscri#iera al e&tran!ero en el re"istro provisional, mientras 2l, Li!od2yev, estuviera en >alta. 4 Pues no me ha escrito nada 4 di!o el presidente sorprendido. 4 'ire en su cartera, i/anor +vánovich 4 propuso =oróviev con dul)ura. Enco"i2ndose de hom#ros, i/anor +vánovich a#rió la cartera y descu#rió la carta de Li!od2yev. 45Pero cómo es posi#le que lo olvidara6 4 #al#ucea#a i/anor +vánovich, completamente desconcertado. 4?Eso pasa a menudo, i/anor +vánovich@ 4 cotorrea#a =oróviev4. Kna distracción, un despiste, a"otamiento, tensión alta, querido i/anor +vánovich. S$, eso es cosa corriente. >o soy más despistado que nadie. >a le contar2 cosas de mi vida otro d$a, cuando tomemos una copa, le ase"uro que se partirá de risa. 45> cuándo se va Li!od2yev a >alta6 4?Si ya se ha ido@ 4 "rita#a el int2rprete4, ?ya está en camino@ ?El dia#lo sa#rá por dónde anda ahora@ 4 y a"itó los #ra)os como si %uera un molino de viento. i/anor +vánovich quer$a ver al e&tran!ero personalmente, pero reci#ió una rotunda ne"ativa0 4 +mposi#le 4 di!o el int2rprete4. Está ocupad$simo. Amaestrando al "ato. Eso s$, si usted quiere puedo ensearle el "ato. i/anor +vánovich se ne"ó. > el int2rprete le hi)o una propuesta inesperada0 teniendo en cuenta que al e&tran!ero no le "usta#a en a#soluto vivir en hoteles y esta#a acostum#rado a vivir a sus anchas, 5no podr$a la comunidad de vecinos alquilarle todo el piso, incluyendo las ha#itaciones del di%unto, durante una semana, es decir, el tiempo que permaneciera en 'osc3, cumpliendo su misión6 4 Al di%unto se"uro que le da i"ual 4 susurra#a =oróviev4, porque no me ne"ará, i/anor +vánovich, que el piso ya no lo necesita para nada. i/anor +vánovich esta#a al"o desconcertado. Ale"ó que los e&tran!eros ten$an que vivir en el 'etropol, no en casas particulares. 4 S$, s$, claro, pero es que 2ste es muy caprichoso 4 dec$a =oróviev en vo) #a!a4, ?no quiere@ o le "ustan los hoteles. Estoy de los «inturistas» hasta aqu$ 4se que!a#a en tono condencial sealándose con un dedo el cuello nudoso4. ?'e tienen harto@ 1uando vienen, o se dedican a espiar, como unos hi!os de perra, o me dan la lata con sus caprichos0 esto está mal, lo otro tam#i2n. > para su 1omit2 es un aut2ntico ne"ocio. El dinero no es pro#lema para 2l 4 =oróviev se volvió y le susurró al presidente al o$do40 ?Es millonario@ La proposición era realmente práctica. Esto era inne"a#le. Era una proposición seria, desde lue"o, pero ha#$a al"o terri#lemente in%ormal en el modo de ha#lar del individuo, en su modo de vestir y en los rid$culos impertinentes que no serv$an para nada. Al presidente todo esto le produc$a una desconan)a an"ustiosa, pero, a pesar de todo, decidió admitir la proposición. La realidad, no declarada, era que la comunidad de vecinos ten$a un d2cit #astante respeta#le. 1uando lle"ara el otoo ten$an que comprar petróleo para la cale%acción, pero nadie sa#$a de dónde podr$an sacar el dinero necesario. El «inturista» les ayudar$a a salir del paso. i/anor +vánovich era un hom#re práctico y prudente. Antes de decidir le di!o al int2rprete que ten$a que consultarlo con la *cina de Turismo E&tran!ero. 4?7e acuerdo@ 4 e&clamó =oróviev4, hay que consultarlo, naturalmente. Ah$ hay un tel2%ono, aclárelo en se"uida y ya sa#e, que por dinero no tiene que preocuparse 4 dec$a llevándole hacia el vest$#ulo donde se encontra#a el tel2%ono4. ?adie me!or que 2l para sacarle dinero@ ?Si viera el chalet que tiene en i)a@ 1uando vaya al e&tran!ero el verano que viene, no de!e de visitarlo, ?quedará usted maravillado@
La rapide) con que solucionaron el pro#lema en la *cina de Turistas sorprendió a i/anor +vánovich. o pusieron nin"una dicultad y, por lo visto, ya ten$an idea de que el seor Ioland pensa#a quedarse en el piso de Li!od2yev. 4?Estupendo@ 4 "rita#a =oróviev. El presidente, sin reponerse a3n de su asom#ro, declaró que la comunidad de vecinos esta#a de acuerdo en alquilar al artista Ioland el piso n3mero cincuenta por la cantidad de< 4 i/anor +vánovich vaciló antes de contestar4 quinientos ru#los diarios. =oróviev le hi)o un "uio y, mirando %urtivamente en dirección al dormitorio del que lle"a#a el rumor de los saltos del pesado "ato, di!o con vo) ronca0 4 Eso ser$an unos tres mil quinientos a la semana, 5no6 A i/anor +vánovich, que espera#a que el int2rprete hu#iera dicho al"o as$ como0 «pica usted alto, 5eh6 querido i/anor +vánovich», el asom#ro ya no le ca#$a en el cuerpo cuando aqu2l di!o0 4?Pero hom#re, si eso no es dinero@ ?Pida más, que se lo dará@ ?Pida cinco@ i/anor +vánovich, ya enteramente trastornado, se encontró sin sa#er cómo !unto a la mesa del muerto, donde =oróviev, con #astante prontitud y ha#ilidad, es#o)ó dos e!emplares de contrato. Se lan)ó al dormitorio y volvió con los contratos rmados ya por el e&tran!ero. El presidente puso tam#i2n su rma. =oróviev solicitó que le e&tendiera un reci#o por cinco mil. 4 1on letra, con letra, i/anor +vánovich< 4 y diciendo al"o que parec$a no venir a cuento 4 eine, zwei, drei 4 sacó cinco paquetes de #illetes nuevos y se los tendió al presidente. > despu2s, la operación de contar, ameni)ada por las #romas y re%ranes que dec$a =oróviev0 «8uien "uarda halla», «El o!o del amo en"orda el ca#allo». Kna ve) contado el dinero, =oróviev entre"ó al presidente el pasaporte del e&tran!ero para su re"istro provisional. i/anor +vánovich "uardó el contrato y el dinero en su cartera, e incapa) de contenerse pidió t$midamente un vale. 4?8u2 cosas tiene@ 4 ru"ió =oróviev4. 51uántos quiere6 57oce, quince6 El perple!o presidente e&plicó que necesita#a sólo dos, uno para 2l y otro para Pela"ia Antónovna, su mu!er. =oróviev sacó inmediatamente una li#reta y rmó un vale para dos en la primera la. Le alar"ó el vale a i/anor +vánovich con la mano i)quierda, mientras pon$a con la derecha un cru!iente y "rueso paquete en la mano del presidente. i/anor +vánovich echó una mirada al paquete, se puso ro!o y lo recha)ó con la mano. 4 o, no, por %avor, eso no está permitido 4 murmuró 2l. 451ómo que no6 4 le dec$a =oróviev, al o$do4. osotros no lo hacemos, pero los e&tran!eros s$. Si no lo acepta se va a o%ender, i/anor +vánovich, y eso no ser$a conveniente. ?Ca hecho usted tanto@< 4 Se casti"a severamente 4 articuló el presidente en vo) #a!$sima y mirando en derredor. 45> dónde están los testi"os6 4 le susurró en el otro o$do =oróviev4. 7$"ame, 5dónde están6 > entonces, como más tarde e&plica#a el presidente, sucedió un mila"ro0 ?el paquete, solito, se metió en su cartera@ El presidente, medio mareado, alterad$simo, se encontró en la escalera. Ten$a en la ca#e)a un tremendo remolino de ideas. Pasa#an por su mente el chalet de i)a, el "ato amaestrado, la idea de que verdaderamente no hu#o testi"os y que Pela"ia Antónovna se pondr$a muy contenta con el vale. Eran sensaciones incoherentes, pero a"rada#les. Pero al"o le pertur#a#a en el %ondo de su alma, al"o parecido a unos pincha)os. Era su conciencia intranquila. >, ya en la escalera, una idea repentina, como un "olpe, le cru)ó por la mente. 51ómo ha#$a entrado el int2rprete en el despacho, si la puerta esta#a lacrada6 5> por qu2 no se lo ha#$a pre"untado 2l mismo6 7urante un momento se detuvo mirando !amente con cara de #orre"o los peldaos de la escalera, lue"o decidió mandarlo todo a paseo y no atormentarse más con cuestiones complicadas. En cuanto el presidente hu#o a#andonado el apartamento, salió una vo) #a!a del dormitorio0 4 o me "usta nada ese i/anor +vánovich. Es un %resco, un tunante. 5o podr$amos hacer al"o para que no vuelva más6
4 3essere , #astar$a con una orden suya< 4 respondió =oróviev, pero con una vo) no cascada, sino limpia y sonora. A los pocos se"undos el condenado int2rprete entra#a en el vest$#ulo marcó un n3mero y se puso a ha#lar con vo) acon"o!ada0 4?*i"a@ Siento que es mi de#er poner en su conocimiento que el presidente de la 1omunidad de Iecinos de la casa n3mero trescientos dos #is de la Sadóvaya, i/anor +vánovich (osói, se dedica al tráco de divisas. En su apartamento :el n3mero treinta y cinco;, en el tu#o de ventilación del retrete, hay cuatrocientos dólares envueltos en papel de periódico. Les ha#la el inquilino del piso once de dicho inmue#le, mi nom#re es Timo%2i =vastsovy les rue"o no revelen mi identidad, porque temo que dicho presidente se ven"ar$a. ?> el muy canalla col"ó el auricular@ Lo que pasó despu2s en el piso n3mero cincuenta es al"o que desconocemos, pero s$ sa#emos lo que esta#a ocurriendo en el piso de i/anor +vánovich. 7espu2s de encerrarse en el cuarto de #ao, sacó el paquetito de la cartera 4 el que le encasquetara el int2rprete4, se ase"uró de que su contenido eran cuatrocientos ru#los, lo envolvió en un papel de periódico y lo puso en el tu#o de ventilación. 1inco minutos despu2s, el presidente esta#a tranquilamente sentado a la mesa de su pequeo comedor. Su mu!er le tra!o de la cocina un arenque cuidadosamente partido y cu#ierto de ce#olleta verde. i/anor +vánovich se sirvió un vaso de vod/a que #e#ió en se"uida, se sirvió otro y se lo tomó y pinchó con el tenedor tres trocitos de arenque< En ese momento sonó el tim#re. Pela"ia Antónovna tra$a una cacerola humeante. 1on una simple mirada se da#a uno per%ecta cuenta de que en medio del «#orsh» en llamas ha#$a al"o de lo más apetitoso, un hueso con tu2tano. i/anor +vánovich tra"ó saliva y "ruó como un perro0 4?8ue se vayan al cuerno@ 5Es que no me van a de!ar ni comer6 ?8ue no entre nadie@ ?7i que no estoy@ Si vienen a pre"untar por el piso, cu2ntales que ha#rá reunión la semana que viene, ?que me de!en en pa)@ Su esposa corrió al vest$#ulo y i/anor +vánovich, con un cucharón en las manos, empe)ó a sacar el hueso con una ra!a a lo lar"o, en el mismo momento en que entra#an en la ha#itación dos ciudadanos, y con ellos, Pela"ia Antónovna, muy pálida. Al verlos, i/anor +vánovich palideció. Se levantó. 457ónde está el retrete6 4 pre"untó con aire preocupado uno que lleva#a camisa #lanca. Al"o "olpeó la mesa del comedor y produ!o una detonación0 era el cucharón que ha#$a ca$do so#re el hule. 4 Por aqu$, por aqu$ 4di!o rápidamente Pela"ia Antónovna. Los reci2n lle"ados la si"uieron li"eros al pasillo. 45Pero qu2 pasa6 4 pre"untó en vo) #a!a i/anor +vánovich, si"uiendo a su ve) a los ciudadanos4. En nuestra casa no pueden encontrar nada< Por %avor<, me permiten sus documentos< Kno de ellos le mostró el suyo, sin pararse, mientras que el otro esta#a ya en el retrete, encima de una #anqueta, #uscando con la mano en el tu#o de ventilación. i/anor +vánovich apenas ve$a. 7escu#rieron el paquete, que no conten$a ru#los, sino unos #illetes desconocidos, a)ules o verdes, con la e"ie de un vie!o. i/anor +vánovich no pudo verlos con claridad una nu#e, unas manchas, le ce"a#an. 4 7ólares en la ventilación< 4 di!o pensativo uno de los ciudadanos, y pre"untó a i/anor +vánovich con vo) suave y ama#le40 5Es suyo este envoltorio6 4?o@ 4 respondió i/anor +vánovich con vo) terri#le4. ?Lo han puesto aqu$ enemi"os@ 4 S$, eso suele pasar 4 arma#a uno, y aadió de nuevo con vo) suave40 (ueno, hay que entre"ar el resto. 4?o ten"o@ ?les !uro que es la primera ve) que los veo@ 4 "ritó el presidente lleno de desesperación. Se precipitó hacia la cómoda, a#rió nerviosamente un ca!ón del que sacó su cartera, mientras "rita#a incoherente0
4?Ten"o aqu$ el contrato< Ese sinver"en)a del int2rprete< =oróviev<, con impertinentes@ A#rió la cartera, echó una o!eada dentro, metió la mano< y su rostro adquirió una tonalidad a)ul la de!ó caer en el «#orsh». En la cartera no ha#$a nada, ni la carta de Stiopa, ni el contrato, ni el pasaporte del e&tran!ero, ni dinero, ni el vale. En una pala#ra0 nada #ueno, s$, all$ esta#a la cinta m2trica. 4?1amaradas@ 4 "rita#a el presidente %ren2tico4. ?Cay que detenerles@ ?El dia#lo está en esta casa@ 8ui2n sa#e lo que pasó por la ca#e)a de Pela"ia Antónovna, que !untando las manos y con e&presión de asom#ro, "ritó0 4?1on2salo todo, i/anor, lo tendrán en cuenta@ Los o!os ro!os de ira, i/anor +vánovich levantó los puos cerrados so#re la ca#e)a de su mu!er, lan)ando un tremendo alarido0 4?'aldita im#2cil@ 7espu2s, casi sin %uer)as, se desli)ó so#re una silla, decidido pro#a#leBmente a a%rontar lo irremedia#le. > mientras esto suced$a, Timo%2i =ondrátievich =vastsov esta#a en el descansillo de la escalera, !unto a la puerta del piso del presidente, con el o$do o con el o!o pe"ados al a"u!ero de la cerradura, sin poder dominar su curiosidad. 1inco minutos despu2s, los inquilinos que esta#an en el patio vieron cómo el presidente, acompaado por dos individuos, sal$a en dirección a la ver!a de la casa. 1onta#an que i/anor +vánovich ten$a la cara descompuesta, que anda#a dando tum#os como si estuviera #orracho y que i#a murmurando al"o entre dientes. > una hora más tarde, un ciudadano desconocido entra#a en el piso n3mero --, donde precisamente en ese momento Timo%2i =ondrátievich, lleno de satis%acción relata#a a otros vecinos cómo se ha#$an llevado al presidente. El desconocido le hi)o una sea con el dedo, para que %uera de la cocina al vest$#ulo, le di!o al"o y desaparecieron los dos.
17. NO%I!IA# "E ,AL%A
'ientras so#re i/anor +vánovich ca$a aquella des"racia, tam#i2n en la Sadóvaya, y #astante cerca del inmue#le n3mero VJ #is, 9ims/i, director de nan)as del Iariet2s, esta#a en su despacho acompaado por Iarenu!a, el administrador. El despacho esta#a situado en la se"unda planta del edicio. 7os de las ventanas del amplio despacho da#an a la calle y una tercera, a espaldas del director, al parque de verano del Iariet2s, en el que ha#$a un #ar con re%rescos, el tiro y un escenario al aire li#re. 7ecora#an la estancia, además del escritorio, unos vie!os carteles murales col"ados en la pared, una mesa pequea con un !arro de a"ua, cuatro sillones y una anti"ua maqueta llena de polvo, que de#ió de ser para al"una revista. > ha#$a, como es ló"ico, una ca!a %uerte, de tamao mediano, desconchada y vie!a, colocada !unto a la mesa, a mano i)quierda de 9ims/i. 9ims/i, que lleva#a sentado a su mesa toda la maana, esta#a de mal humor Iarenu!a, por el contrario, se encontra#a animoso, con viva actividad. Pero no era capa) de dar salida a su ener"$a. En los d$as de cam#io de pro"rama, Iarenu!a se re%u"ia#a en el despacho del director de nan)as, huyendo de los que le amar"a#an la vida pidi2ndole pases. Oste era uno de esos d$as. En cuanto sona#a el tim#re del tel2%ono Iarenu!a descol"a#a el auricular y ment$a0 45Por qui2n pre"unta6 5Iarenu!a6 o está. Ca salido del teatro. 4 *ye, por %avor, llama otra ve) a Li!od2yev 4 di!o 9ims/i irritado. 4 Te he dicho que no está. 'and2 a =árpov. o hay nadie en su casa.
4?Sólo me %alta#a o$r eso@ 4 re%un%ua#a 9ims/i, haciendo ruido con la máquina de cálculos. Se a#rió la puerta y entró un acomodador, arrastrando un paquete de carteles suplementarios, reci2n impresos en papel verde con letras ro!as. Se le$a0 Todos los d$as desde hoy en el teatro Iariet2s y %uera de pro"rama EL P9*FES*9 I*LA7 'a"ia ne"ra. Sesiones con la revelación de sus trucos
Iarenu!a tiró un cartel so#re la maqueta, se apartó para contemplarlo me!or y ordenó despu2s al acomodador que se pe"aran todos los e!emplares. 4 Ca quedado #ien llamativo 4 indicó Iarenu!a al salir el acomodador. 4 Pues a m$ todo este asunto no me hace nin"una "racia 4 "ru$a 9ims/i, mirando el cartel con en%ado a trav2s de sus "a%as de concha4. 'e sorprende que le hayan de!ado representarlo. 4?Com#re, Nri"ori 7an$lovich, no di"as eso@ Es un paso muy inteli"ente. El meollo de la cuestión está en la revelación de los trucos. 4 o s2, no s2, me parece que no se trata del meollo< Siempre se le ocurren cosas as$. >, por lo menos, nos pod$a ha#er presentado al ma"o ese. 5Lo conoces t36 ?7e dónde dia#los lo ha#rá sacado@ Pero tampoco Iarenu!a ha#$a tenido la oportunidad de conocer al ni"romante. Stiopa ha#$a irrumpido el d$a anterior en el despacho de 9ims/i :«como un loco», se"3n dec$a el mismo 9ims/i; con el #orrador del contrato, pidiendo que lo pusieran en limpio inmediatamente y que entre"aran a Ioland el dinero. Pero el ma"o desapareció y nadie pudo conocerle, a e&cepción de Stiopa. 9ims/i sacó el relo!0 ?las dos y cinco@ compro#ó %urioso. La verdad es que ten$a toda la ra)ón. Li!od2yev ha#$a llamado so#re las once, diciendo que lle"ar$a en se"uida y no sólo no ha#$a venido, sino que, además, ha#$a desaparecido. 4 Está todo parali)ado 4 casi ru"$a 9ims/i, sealando con el dedo un montón de papeles a medio escri#ir. 4?'ira que si lo ha atropellado un tranv$a como a (erlio)@ 4 dec$a Iarenu!a, escuchando las "raves, prolon"adas y an"ustiosas seales del tel2%ono. 4 Pues no estar$a mal 4 apenas se oyeron las pala#ras de 9ims/i, dichas entre dientes. En este momento entró en el despacho una mu!er, chaqueta de uni%orme, "orra, %alda ne"ra y alpar"atas. Sacó de una #olsita que le col"a#a de la cintura un pequeo so#re #lanco cuadrado y un cuaderno, y pre"untó0 458ui2n es Iariet2s6 Kn tele"rama ur"ent$simo. Firme. Iarenu!a hi)o un "ara#ato en el cuaderno de la mu!er y, en cuanto se cerró la puerta tras ella, a#rió el so#recito cuadrado. Leyó el tele"rama parpadeando, le dio el so#re a 9ims/i. El tele"rama dec$a lo si"uiente0 «yalta mosc3 varit2s hoy once y media instrucción criminal apareció moreno pi!ama sin #otas en%ermo mental dice ser li!od2yev director variet2s tele"ra%$en instrucción criminal yalta donde est2 director li!od2yev.» 4?'ira por dónde@ 4 e&clamó 9ims/i, y aadió40 ?Iamos de sorpresa en sorpresa@ 4?Falso 7imitri@- 4di!o Iarenu!a, y se puso a ha#lar por tel2%ono4. 5Tel2"ra%os6 A cuenta del Iariet2s. Tele"rama ur"ente. ?*i"a@ «>alta +nstrucción 1riminal 7irector Li!od2yev en 'osc3 7irector de Finan)as 9ims/i.» 7espu2s de la noticia del impostor de >alta, Iarenu!a si"uió #uscando a Stiopa por tel2%ono #uscó por todas partes y, naturalmente, no le encontró. 1uando Iarenu!a, con el tel2%ono descol"ado, pensa#a adónde pod$a llamar, entró de nuevo la mu!er que tra!era el primer tele"rama y le entre"ó un nuevo so#re. Lo a#rió con mucha prisa, y al leer su contenido sil#ó. - +mpostor R usurpador del trono de 9usia de principios del si"lo ZI++. (. de la !."
458u2 pasa ahora6 4 pre"untó 9ims/i con "esto nervioso. Iarenu!a, sin decir una pala#ra, le alar"ó el tele"rama y el director de nan)as pudo leer0 «suplico crean arro!ado yalta hipnosis de voland tele"ra%$en instrucción criminal conrmación identidad li!od2yev.» 9ims/i y Iarenu!a, las ca#e)as !untas, rele$an el tele"rama lue"o se miraron, sin decir pala#ra. 4?1iudadanos@ 4 se impacientó la mu!er4. ?Firmen, y despu2s pueden estar as$, callados, todo el tiempo que quieran@ ?Ten"o que llevar los tele"ramas ur"entes@ Iarenu!a, sin de!ar de mirar el tele"rama, echó una rma torcida en el cuaderno de la mu!er, que rápidamente desapareció. 45Pero no has ha#lado con 2l a las once y pico6 4 dec$a el administrador perple!o. 4?Pero esto es rid$culo@ 4 "ritó 9ims/i con vo) a"uda4. Caya ha#lado o no, ?no puede estar en >alta@ ?Es de risa@ 4 Está #e#id< 4 di!o Iarenu!a. 458ui2n está #e#ido6 4 pre"untó 9ims/i, y de nuevo se quedaron mirándose el uno al otro. o ha#$a duda, el que tele"raa#a desde >alta era un impostor o un loco. Pero ha#$a al"o e&trao0 5cómo pod$a el equ$voco persona!e de >alta sa#er qui2n era Ioland y que ha#$a lle"ado el d$a antes a 'osc36 4 «Cipnosis»< 4 repet$a Iarenu!a la pala#ra del tele"rama4. 51ómo sa#e lo de Ioland6 4 parpadeó, y lue"o e&clamó muy decidido40 ?o@ ?Tonter$as@< ?Tonter$as, tonter$as@ 457ónde dia#los se hospeda ese Ioland6 4 pre"untó 9ims/i. Iarenu!a se puso en contacto inmediatamente con la *cina de Turistas e&tran!eros y 9ims/i se sorprendió en e&tremo al sa#er que se ha#$a instalado en casa de Li!od2yev. 'arcó el n3mero de 2ste y durante un #uen rato escuchó las seales prolon"adas y "raves. Se o$a tam#i2n una vo) monótona y l3"u#re que canta#a0 «Las rocas, mi re%u"io<». Iarenu!a pensó que ha#$a inter%erencias en la l$nea y la vo) ser$a del teatro radio%ónico. 4 En su casa no contesta nadie 4 di!o col"ando el tel2%ono4. 58u2 ha"o6 5Llamo otra ve)6 Apenas pudo terminar, porque en la puerta apareció la cartera de nuevo, y los dos, 9ims/i y Iarenu!a, se adelantaron a su encuentro. Esta ve) el so#re que sacó de la #olsa no era #lanco, sino de un color oscuro. 4 Esto empie)a a ponerse interesante 4 di!o Iarenu!a entre dientes, acompaando con la mirada a la mu!er que se i#a muy presurosa. 9ims/i se apoderó del so#re. So#re el %ondo oscuro de papel %oto"ráco se ve$an claramente unas letras ne"ras, manuscritas0 «1omprue#a mi letra, mi rma, tele"ra%$a conrmación, esta#lecer vi"ilancia secreta Ioland Li!od2yev». En los veintisiete aos de actividad teatral Iarenu!a ha#$a visto #astantes cosas, pero ahora se sent$a incapa) de reaccionar, como si un velo siniestro le envolviese el cere#ro. Lo que pudo decir %ue al"o vul"ar que no de!a#a de ser a#surdo0 4?Pero esto es imposi#le@ 9ims/i reaccionó de manera distinta. Se levantó y a#riendo la puerta, voci%eró al ordenan)a, que permanec$a sentado en una #anqueta. 4?8ue no entre nadie más que los de correos@ 4 y cerró con llave. Sacó de un ca!ón un montón de papeles y, cuidadosamente, hi)o la comparación de la letra "ruesa, inclinada a la i)quierda de la %otocopia, con la letra de Stiopa que hallara en al"unas resoluciones. Iarenu!a, apoyado so#re la mesa, e&hala#a un cálido vaho so#re la me!illa de 9ims/i. 1ompro#ó sus rmas, que termina#an en un "ancho complicado, y di!o al n con se"uridad0 4 Esta letra es la suya. > Iarenu!a repitió como un eco0 «La suya». *#servando a 9ims/i con detención, el administrador notó con asom#ro el cam#io que 2ste ha#$a e&perimentado. Su del"ade) parec$a ha#erse acentuado, incluso da#a la impresión de ha#er enve!ecido de repente. Tras la montura de sus "a%as de concha, la e&presión de sus o!os ha#$a
cam#iado, perdiendo su vivacidad ha#itual. Su sonom$a se ha#$a cu#ierto de un tinte no sólo de an"ustia, sino tam#i2n de triste)a. Iarenu!a se comportó como cualquier hom#re se comporta ante al"o insólito. 9ecorrió el despacho dos veces, al)ando los #ra)os a manera de un crucicado, y #e#ió un vaso de a"ua amarillenta de la !arra, antes de e&clamar0 4?o lo comprendo@ ?o lo comprendo@ ?o lo comprendo@ 9ims/i, con la mirada perdida a trav2s de la ventana, se concentra#a en al"3n pensamiento. Su situación era realmente di%$cil. Era necesario hacer al"o en se"uida, inventar, sin moverse de all$, !usticaciones ordinarias para sucesos e&traordinarios. Entornó los o!os ima"inándose a Stiopa en pi!ama y sin #otas su#iendo a un avión superrápido a eso de las once y media y, a esa misma hora, apareciendo en calcetines en el aeropuerto de >alta< Pero 5qu2 dia#los esta#a pasando6 Puede que no %uera 2l con quien ha#lara por la maana, pero ?cómo no i#a a conocer la vo) de Stiopa@ Además, 5qui2n, sino 2l pod$a ha#erle ha#lado desde su casa por la maana6 Era 2l, se"uro el mismo Stiopa que la noche anterior entrara en el despacho, poni2ndole nervioso por su %alta de %ormalidad. 51ómo i#a a marcharse sin decir nada en el teatro6 Si hu#iera salido en avión la noche anterior, no pod$a estar en >alta a mediod$a. 5* s$ pod$a6 4 *ye, 5cuántos /ilómetros hay a >alta6 4 pre"untó 9ims/i. Iarenu!a de!ó de correr de un lado a otro y replicó0 4?Tam#i2n yo lo he pensado@ Cay unos mil quinientos /ilómetros por tren hasta Se#astopol, ponle otros ochocientos a >alta. (ueno, por avión ser$an menos. 4 Cumm< ?Por %errocarril, ni pensarlo@ Pero entonces, 5cómo6 5En un avión, en un ca)a6 5Pero le i#an a de!ar ir en un ca)a, sin #otas, además6 > 5para qu26 i siquiera con #otas le hu#iesen de!ado. ada, en un avión de ca)a tampoco. Si dec$a el tele"rama que a las once y media apareció en la +nstrucción 1riminal y estuvo ha#lando por tel2%ono en 'osc3< ?Kn momento@< :ten$a el relo! %rente a 2l;. +ntentó recordar. 57ónde esta#an las a"u!as6< Corror, ?eran las once y doce minutos cuando ha#ló con Li!od2yev@ Pero 5qu2 ha#$a pasado6 Si suponemos que inmediatamente despu2s de la conversación se ha#$a lan)ado, literalmente, al aeropuerto y en cinco minutos esta#a all$ :lo cual era inconce#i#le;, el avión que ten$a que ha#er salido en se"uida ha#$a cu#ierto una distancia de más de mil /ilómetros en cinco minutos, es decir, ?a más de doce mil /ilómetros por hora@ ?+mposi#le@ Por lo tanto, no está en >alta. 5> qu2 puede ha#er sucedido6 5Cipnosis6 o hay hipnosis capa) de trasladar a un hom#re a mil /ilómetros. Entonces, 5se ima"inará que está en >alta6 Puede que 2l se lo ima"ine, pero 5y la +nstrucción 1riminal de >alta6 5Tam#i2n6 o, eso no puede ser. 5> los tele"ramas de >alta6 La e&presión del director de nan)as era realmente de tra"edia. Al"uien %orce!ea#a por %uera con el picaporte de la puerta. Se o$an los "ritos de desesperación del ordenan)a0 4?8ue no se puede@ ?o le de!o@ ?Aunque me mate@ ?Tienen una reunión@ 9ims/i hac$a todo lo posi#le por dominarse. 7escol"ó el tel2%ono. 4 Por %avor, una con%erencia con >alta. ?Es ur"ente@ «?(uena idea@», e&clamó Iarenu!a para sus adentros. Pero no pudo cele#rarse tal con%erencia. 9ims/i col"ó el tel2%ono, mientras dec$a0 4 Está la l$nea interrumpida, parece que lo han hecho a propósito. Esta#a claro que la aver$a en la l$nea le ha#$a a%ectado pro%undamente, incluso le o#li"ó a pensar. 7espu2s de un rato de meditación descol"ó el tel2%ono con una mano y empe)ó a escri#ir lo que esta#a diciendo0 4 Tele"rama ur"ente. Iariet2s. S$, >alta. A la +nstrucción 1riminal. S$, te&to0 «Esta maana so#re once y media Li!od2yev ha#ló conmi"o 'osc3 stop o vino al tra#a!o y no lo locali)amos por tel2%ono stop 1onrmo letra stop Tomo medidas vi"ilancia artista stop 7irector de nan)as 9ims/i». «'uy #ien», se le ocurrió pensar a Iarenu!a, pero no lle"ó a e&presárselo a s$ mismo, porque por su ca#e)a se entrecru)ó0 «Tonter$as. o puede estar en >alta».
9ims/i reco"ió con mucho cuidado todos los tele"ramas reci#idos y la copia del que pusiera 2l mismo, los metió todos en un so#re, lo cerró, escri#ió en 2l unas pala#ras y di!o, entre"ándoselo a Iarenu!a0 4 Ll2valo t3 personalmente, +ván Sav2lievich. 8ue aclaren esto. «Iaya, ?esto está muy #ien», pensó Iarenu!a, "uardando el so#re en su cartera. > trató de pro#ar suerte, marcando el n3mero de Stiopa. *yó al"o y empe)ó a "esticular y a "uiar el o!o misteriosa y ale"remente. 9ims/i estiró el cuepo. 45Puedo ha#lar con el artista Ioland6 4 pre"untó con dul)ura Iarenu!a. 4 Está ocupado 4 se oyó al otro lado una vo) tintineante4. 57e parte de qui2n6 4 7el administrador del Iariet2s, Iarenu!a. 45+ván Sav2lievich6 4 e&clamó al"uien ale"remente4. ?8u2 ale"r$a o$rle@ 51ómo está6 4 3erci 4 contestó Iarenu!a sorprendido4. 51on qui2n ha#lo6 4?Soy su ayudante, su ayudante e int2rprete =oróviev@ 4 cotorrea#a el tel2%ono4. A su disposición, querido +ván Sav2lievich. Puede disponer de m$ con entera conan)a. 51ómo dice6 4 Perdón, pero< 5Stepán (o"dánovich Li!od2yev no está en casa6 4 Lo siento, ?no está@ 4"rita#a el aparato4, ?se ha ido@ 45'e puede decir adónde6 4 A dar un paseo en coche por el campo. 451ó< cómo6 5un< paseo< en coche6 5> cuándo vuelve6 4?7i!o que en cuanto hu#iera tomado el aire volver$a@ 4 (ueno< 4 di!o Iarenu!a desconcertado4, merci < 7$"ale, por %avor, a monsieur Ioland que su de#ut es esta tarde, en el tercer acto. 4 A sus órdenes. 1ómo no. Sin %alta. Ahora mismo. Sin duda al"una. Se lo dir2 4sona#an en el aparato las pala#ras cortadas. 4 Adiós 4 di!o Iarenu!a, muy con%undido. 4 Le rue"o admita 4 dec$a el tel2%ono4 mis me!ores y más calurosos saludos. 'is #uenos deseos. ?O&itos@ ?Suerte@ ?Felicidad@ ?7e todo@ 4?1laro@ 58u2 te ha#$a dicho yo6 4 "rita#a el administrador e&altado. ada de >alta, ha salido al campo. 4 Pues si es verdad 4 ha#ló el director de nan)as, palideciendo de indi"nación4, es una verdadera cochinada que no tiene nom#re. El administrador dio un salto y "ritó de tal manera que hi)o tem#lar al director. 4?>a cai"o@ En P3sh/ino -G aca#a de a#rirse un restaurante que se llama >alta@ ?>a comprendo@ ?All$ está@ Está #e#ido y nos manda tele"ramas. 4 Esto es demasiado 4 dec$a 9ims/i. Le tem#la#a un carrillo y ten$a llamaradas de %uria en los o!os4. ?Ia a pa"ar muy caro este paseo@ 4 y cortó de repente, aadiendo al"o indeciso40 5> la +nstrucción 1riminal6 4?Tonter$as@ ?1osas suyas@ 4 interrumpió el impulsivo administrador, y pre"untó40 5Llevo el paquete o no6 4 Sin %alta 4 contestó 9ims/i. Se a#rió de nuevo la puerta dando paso a la misma mu!er de antes< «Es ella», pensa#a 9ims/i con an"ustia. > los dos se incorporaron adelantándose a su encuentro. Este tele"rama re)a#a0 «Nracias conrmación quinientos ru#los ur"entemente para m$ instrucción criminal maana sal"o mosc3 li!od2yev.» 4 Pero< está loco 4 dec$a d2#ilmente Iarenu!a. 9ims/i tomó un mano!o de llaves, a#rió la ca!a %uerte y, sacando dinero de un ca!ón, separó quinientos ru#los, pulsó el #otón del tim#re y entre"ó el dinero al ordenan)a con el encar"o de que lo depositara en tel2"ra%os. 4 Perdona, Nri"ori 7an$lovich 4 Iarenu!a no pod$a dar cr2dito a lo que esta#an viendo sus o!os4, me parece que no hay por qu2 mandar ese dinero< -G Po#lación que se encuentra cerca de 'osc3. (. de la !."
4 >a lo devolverán 4 respondió 9ims/i en vo) #a!a4. Pero 2l pa"ará muy caro esta #roma 4 y aadió, sealando la cartera de Iarenu!a40 Iete, +ván Sav2lievich, no pierdas el tiempo. Iarenu!a salió corriendo del despacho con la cartera #a!o el #ra)o. (a!ó al primer piso. Ca#$a una cola enorme %rente a la ca!a y supo por la ca!era que no so#rar$a ni una entrada, porque el p3#lico, despu2s de la edición suplementaria de carteles anunciadores, acud$a en masa. *rdenó a la ca!era que no pusiera a la venta las me!ores treinta entradas de palco y de patio de #utaca salió de la ca!a disparado, esca#ullándose entre los pe"a!osos que solicita#an pases, y entró en su pequeo despacho para co"er la "orra. Sonó el tel2%ono. 45S$6 4"ritó Iarenu!a. 45+ván Sav2lievich6 4 pre"untó una vo) "an"osa y antipática. 4 o está en el teatro 4 empe)ó a decir Iarenu!a, pero le interrumpieron en se"uida. 4 o ha"a el tonto, +ván Sav2lievich, esc3cheme. Esos tele"ramas no tiene que llevarlos a nin"3n sitio y no se los ensee a nadie. 458ui2n es6 4 voci%eró Iarenu!a4. ?72!ese de #romas, ciudadano@ Ahora mismo le van a descu#rir. 58u2 n3mero de tel2%ono es el suyo6 4 Iarenu!a 4 respondió la asquerosa vo)4, entiendes ruso, 5verdad6 o lleves los tele"ramas. 4?*i"a@ 5Si"ue en sus trece6 4 "ritó el administrador %ren2tico4. ?Ahora verá@ ?Osta la pa"a@ 4 "ritó amena)ador, pero tuvo que callarse, porque nadie le escucha#a. En el pequeo despacho oscurec$a con rapide). Iarenu!a corrió %uera, cerró la puerta de un porta)o y salió al !ard$n de verano por una puerta lateral. 7espu2s de aquella llamada tan impertinente, esta#a convencido de que se trata#a de una #roma de mal "usto en la que se entreten$a una pandilla de revoltosos y se"uro que ten$a al"o que ver con la desaparición de Li!od2yev. 1asi le aho"a#a el deseo de descu#rir a aquellos sinver"en)as y, aunque pueda parecer e&trao, sent$a nacer en su interior un a"rada#le presentimiento. Eso suele pasar. Es la ilusión del hom#re que se sa#e acreedor de toda la atención por el descu#rimiento de al"o sensacional. En el !ard$n el viento le dio en la cara y se le llenaron los o!os de polvo. Aquella ce"uera momentánea parec$a una advertencia. En el se"undo piso se cerró una ventana #ruscamente, %altó muy poco para que se rompieran los cristales. So#re las copas de los tilos y los arces se oyó un ruido estremecedor. Ca#$a oscurecido y la atmós%era era más %resca. Iarenu!a se restre"ó los o!os y advirtió que se cern$a una tormenta so#re 'osc3 un nu#arrón con la pan)a amarillenta se acerca#a lentamente. Sonó a lo le!os un prolon"ado estr2pito. A pesar de la prisa que ten$a, Iarenu!a quer$a compro#ar, con repentina ur"encia, si en el aseo del !ard$n el electricista ha#$a cu#ierto la #om#illa con una red. 1orrió hasta el campo de tiro y se encontró entre los espesos matorrales de lilas, donde esta#a el pequeo edicio a)ulado del retrete. El electricista de#$a de ser un hom#re muy cuidadoso, la #om#illa que col"a#a del techo del cuarto de aseo de ca#alleros esta#a cu#ierta con una red metálica, pero, al darse cuenta, incluso en la penum#ra que presa"ia#a la tormenta, de las inscripciones hechas en las paredes con lápi)o car#oncillo, el administrador hi)o un "esto de contrariedad. 4 ?Serán<@ 4 empe)ó a decir, pero le interrumpió una vo) a sus espaldas0 45Es usted +ván Sav2lievich6 Iarenu!a se estremeció. Se dio la vuelta y vio ante sus o!os a un tipo re"ordete de estatura media que parec$a tener cara de "ato. 4 S$, soy yo 4 contestó Iarenu!a hostil. 4 'uch$simo "usto 4 respondió con vo) chillona el "ordo, que se"u$a pareci2ndose a un "ato, y, sin e&plicación previa, levantó la mano y le dio un "olpe tal a Iarenu!a en la ore!a, que de la ca#e)a del administrador saltó la "orra, desapareciendo en el a"u!ero del asiento, sin de!ar rastro. Se"uramente por el "olpe que asestara el "ordo, el retrete se iluminó en un instante con lu) tem#lorosa, y el cielo respondió con un trueno. Se produ!o otro resplandor y ante el administrador apareció un su!eto pequeo de hom#ros atl2ticos, pelirro!o como el %ue"o, con una nu#e en el o!o y un colmillo que le so#resal$a de la #oca. Este otro, que por lo visto era )urdo, le propinó un "olpe en
la otra ore!a. Sonó otro trueno en respuesta y un chaparrón cayó so#re el te!ado de madera del retrete. 4 Pero, camara< 4 susurró el administrador medio loco, y comprendiendo que la pala#ra «camaradas» no era adecuada para unos tipos que asaltan a un hom#re en un retrete p3#lico, di!o con vo) ronca40 1iudada< 4 pensó que tampoco se merec$an este nom#re y le cayó otro terri#le "olpe, que no supo de dónde le vino. Empe)ó a san"rar por la nari). 458u2 llevas en la cartera, parásito6 4 "ritó con vo) a"uda el que se parec$a a un "ato4. 5Tele"ramas6 5o te advirtieron por tel2%ono que no los llevaras a nin"3n sitio6 ?1laro que te advirtieron@ 4 'e advirtie< advirti< tieron< 4 respondió el administrador, aho"ándose. 4?Pero t3 has salido corriendo@< ?7ame esa cartera, cerdo@ 4 "ritó el de la vo) "an"osa que oyera por tel2%ono, arrancando la cartera de las maBnos tem#lorosas de Iarenu!a. Los dos co"ieron a Iarenu!a por los #ra)os, le sacaron a rastras del !ard$n y corrieron con 2l por la Sadóvaya. La tormenta esta#a en plena %uria, el a"ua se a"olpa#a ruidosamente en la #oca de las alcantarillas, por todas partes se levanta#a un olea!e sucio, #ur#u!eante. 1horrea#an los te!ados y ca$a a"ua de los canalones. Por los patios corr$an verdaderos torrentes espumosos. 7e la Sadóvaya ha#$a desaparecido cualquier indicio de vida. adie pod$a salvar a +ván Sav2lievich. A saltos por las sucias a"uas de la riada, iluminados de ve) en ve) por los relámpa"os, los a"resores arrastraron al administrador medio muerto y le llevaron en un instante a la casa n3mero VJ #is. Entraron en el patio, pasaron al lado de dos mu!eres descal)as, que esta#an arrimadas a la pared con los )apatos y las medias en la mano. Se metieron precipitadamente en el portal y, casi en volandas, su#ieron a Iarenu!a, que ya esta#a pró&imo a la locura, al quinto piso, y all$ lo de!aron en el suelo, en el siniestro vest$#ulo del apartamento de Li!od2yev. Los maleantes desaparecieron y en su lu"ar sur"ió una !oven desnuda, pelirro!a, con los o!os %os%orescentes. Iarenu!a sintió que esto era lo peor de todo lo ocurrido. 9etrocedió hacia la pared. La !oven se le acercó poni2ndole las manos en los homB#ros. A Iarenu!a se le eri)ó el ca#ello. A trav2s de su camisa empapada y %r$a, sintió que aquellas manos lo eran a3n más, eran "2lidas. 4 Ien que te d2 un #eso 4 di!o ella con dul)ura. Iarenu!a tuvo ante sus o!os las pupilas resplandecientes de la muchacha< Perdió el conocimiento. o sintió el #eso.
11. LA "OBLE PER#ONALI"A" "E I-8N
El #osque del otro lado del r$o, que una hora antes estuviera iluminado por el sol de mayo, era ahora una masa tur#ia y #orrosa, medio disuelta. 7etrás de la ventana ha#$a una pared de a"ua, el cielo se encend$a a cada momento con hilos luminosos y la ha#itación del en%ermo se llena#a de lu) centelleante, empavorecedora. +ván, sollo)ando, mira#a al r$o lleno de #ur#u!as. Nem$a a cada trueno y se tapa#a la cara con las manos. Las ho!as que ha#$a escrito esta#an tiradas en desorden por el suelo, las ha#$a dispersado el "olpe de viento que invadiera la ha#itación antes de la tormenta. La tentativa de redactar un in%orme so#re el endemoniado conse!ero ha#$a sido un %racaso. 1uando aquella "orde)uela en%ermera, que se llama#a Prascovia Fedorovna, le entre"ó lápi) y papel, +ván se %rotó las manos con aire muy resuelto y se apresuró a instalarse !unto a la mesilla de noche. Las primeras l$neas le salieron con #astante %acilidad. «A las milicias. +ván i/oláyevich 7esamparado, miem#ro de 'ASS*L+T, declara que ayer tarde, cuando lle"ó con el di%unto (erlio) a XLos Estanques del PatriarcaY»<
> el poeta se encontró indeciso de repente, so#re todo ante el t2rmino «di%unto». 7esde que empe)ara a escri#ir tuvo la sensación de que aquello resulta#a un poco a#surdo. 51ómo i#a a ser eso posi#le0 lle"ó con el di%unto6 Los muertos no andan. S$, evidentemente le pod$an tomar por loco. +ván i/oláyevich se puso a corre"ir lo escrito0 « muy pronto, despu2s de la inyección, tam#i2n +ván se li#eró de su an"ustia. Ahora esta#a tranquilamente tum#ado mirando el arco iris que se ha#$a desple"ado en el cielo. As$ permaneció hasta #astante tarde, sin darse cuenta de que el arco iris se ha#$a disuelto, el cielo entristecido y descolorido y el #osque enne"recido. (e#ió un vaso de a"ua ti#ia, volvió a acostarse, recapacitó con sorpresa so#re el "iro que ha#$an tomado sus pensamientos. Aquel dia#ólico "ato ya no se lo parec$a tanto, tampoco le pertur#a#a el recuerdo de la ca#e)a cortada, y, de!ando a un lado estas rememoraciones, empe)ó a admitir que en el sanatorio no se esta#a del todo mal y que Stravins/i, además de una eminencia, era un hom#re inteli"ente y de trato a"rada#le. 7espu2s de la tormenta se ha#$a quedado una tarde suave y %resca. La «casa del dolor» empe)a#a a dormir. +#an apa"ándose las luces #lancas y mate de los silenciosos pasillos, y, como manda#a el re"lamento, se encend$an en su lu"ar otras a)ules más d2#iles. 1ada ve) se o$an menos pasos cautelosos de en%ermeras so#re las al%om#ras de "oma de los pasillos. +ván se sent$a invadido por una dulce de#ilidad. 'ira#a la #om#illa cu#ierta por una pantalla, que proyecta#a una lu) tenue mira#a la luna, que sal$a del #osque ne"ro, y ha#la#a consi"o mismo. «Pero 5por qu2 me pondr$a tan nervioso por el atropello de (erlio)6 pensa#a4. ?8ue se vaya al dia#lo@ ?i que %uera mi hermano o mi cuado@ >, #ien mirado, yo, en realidad, no conoc$a al di%unto. 58u2 sa#$a yo de 2l6 ada. (ueno, que era calvo y terri#lemente elocuente. >, ciudadanos 4 se"u$a su disertación, diri"i2ndose a al"uien4, vamos a aclarar una cosa0 5A qu2 ven$a que yo me en%ureciera con ese misterioso pro%esor, ma"o o conse!ero, con un o!o vac$o y ne"ro6 5> la a#surda persecución en cal)oncillos, con la vela en la mano6 5> la ridicula escena en el restaurante6»
4 *ye, oye 4 dec$a, en tono severo, el anti"uo +ván a este otro nuevo, ha#lándole al o$do desde dentro4, ?pero si sa#$a de antemano que a (erlio) le cortar$an la ca#e)a@ 51ómo no te i#as a preocupar6 4 Pero 5qu2 están diciendo, camaradas6 4 discut$a el nuevo +ván con el +ván caduco. 4 8ue hay al"o que no está claro, lo notar$a hasta un nio. Se trata, desde lue"o, de una persona e&traordinaria y cien por cien misteriosa. Pero ?ah$ está lo más interesante@ ha conocido personalmente a Poncio Pilatos, 5qu2 pueden pedir6 En ve) de armar todo aquel l$o en los «Estanques», ten$a que ha#erle pre"untado muy namente qu2 ha#$a pasado con Pilatos y ese detenido NaBo)ri. ?> yo que estuve haciendo tanta tonter$a@< ?1omo si %uera tan "rave el atropello del !e%e de redacción@ ?i que se %uera a cerrar la revista@ 5Se puede hacer al"o6 El hom#re es mortal, y, como acertadamente se di!o, es mortal de repente. (ueno, que en pa) descanse. Pondrán a otro !e%e de redacción que incluso puede que sea más elocuente que el anterior. 7espu2s de dormitar un poco, el nuevo +ván pre"untó con sorna al vie!o +ván0 4 (ueno, y yo 5qui2n soy6 4?Kn im#2cil@ 4 se oyó claramente una vo) "rave que no pertenec$a a nin"uno de los dos +vanes y que se parec$a mucho a la vo) del conse!ero. +ván no se o%endió al o$r aquel insulto al contrario, %ue para 2l una a"rada#le sorpresa sonrió medio dormido, calmado ya. Se le acerca#a el sueo lentamente y le parec$a ver una palmera en una pata de ele%ante, y el "ato que se pasea#a !unto a el, pero no aquel "ato espantoso, sino uno muy divertido. En resumen0 el sueo le envolv$a. > de pronto, la re!a se corrió hacia un lado, en el #alcón apareció una "ura desconocida que se oculta#a a la lu) y le hac$a a +ván un "esto levantando el dedo. +ván se incorporó en la cama sin miedo y vio a un hom#re en el #alcón. El hom#re, llevándose un dedo a los la#ios, susurró0 4 Psht<
1$. LA MA+IA NE+RA , LA RE-ELA!I)N "E ## %R!O#
Kn hom#recillo con la nari) de porra, amoratada, con pantalones a cuadros, )apatos de charol y un som#rero de copa amarillo lleno de a"u!eros salió al escenario del Iariet2s. 'onta#a una vul"ar #icicleta de dos ruedas. 7io una vuelta al ritmo de un %o&trot y lue"o lan)ó un "rito triun%al que hi)o enca#ritarse a la #icicleta. El hom#re continuó con sólo la rueda de atrás en el suelo, se puso patas arri#a, desatornilló en marcha la rueda delantera, la tiró entre #astidores y se paseó por el escenario con una sola rueda, pedaleando con las manos. Encaramada en un sill$n, en lo alto de un mastil de metal, con una rueda en el otro e&tremo, apareció en escena una ru#ia entradita en carnes que vest$a una malla y una %alda corta cu#ierta de estrellas plateadas. La ru#ia empe)ó a dar vueltas por el escenario. 1uando se cru)a#a con ella, el hom#recito "rita#a %rases de saludo y se quita#a el som#rero con el pie. Salió, por n, un nio de unos ocho aos, pero con cara de vie!o y se metió entre los mayores con una min3scula #icicleta y una enorme #ocina de automóvil. 7espu2s de hacer varios vira!es, todo el "rupo, acompaado por el vi#rante redo#le del tam#or, lle"ó hasta el mismo #orde del escenario el p3#lico de las primeras las a#rió la #oca, retirándose, creyendo que el "rupo y sus veh$culos se a#alan)ar$an so#re la orquesta. Pero los ciclistas se detuvieron e&actamente en el momento en que las ruedas delanteras esta#an a punto de desli)arse al a#ismo y caer so#re las ca#e)as de los m3sicos. Los ciclistas "ritaron0 «?Ap@», y saltaron de sus #icicletas, haciendo reverencias, la ru#ia tira#a #esos a los espectadores y el nio interpretó una "raciosa melod$a con su #ocina.
Los aplausos sacudieron la sala, la cortina a)ul se corrió, escondiendo a los ciclistas, se apa"aron las luces verdes que so#re las puertas indica#an la salida, y, en medio de la red de trapecios, #a!o la c3pula, se encendieron unas #olas #lancas, como soles. Al 3nico que parec$an no interesar los mala#arismos de la t2cnica ciclista de la %amilia Niull$ era a Nri"ori 7an$lovich 9ims/i. Esta#a en su despacho solo, mordi2ndose los nos la#ios, con el rostro convulso. A la incre$#le desaparición de Li!od2yev se ha#$a sumado la de Iarenu!a, completamente inesperada. 9ims/i sa#$a dónde ha#$a mandado a Iarenu!a, pero se %ue< y no volvió. Se enco"$a de hom#ros y dec$a para sus adentros0 4 Pero 5qu2 ha#r2 hecho yo6 Sin em#ar"o, resulta#a e&trao que un hom#re tan cumplidor como el director de nan)as no llamara al lu"ar donde ha#$a mandado a Iarenu!a para averi"uar qu2 ha#$a sucedido. Pero hasta las die) de la noche no pod$a hacerlo. 9ims/i, haciendo un verdadero es%uer)o, descol"ó el tel2%ono a las die). Sólo le sirvió para convencerse de que no %unciona#a. El ordenan)a le in%ormó de que lo mismo ocurrió con todos los tel2%onos de la casa era de esperar, pero este hecho, simplemente molesto, aca#ó de desanimarle, aunque, por otro lado, le serv$a de disculpa para no tener que hacer aquella llamada. Kna lámpara intermitente se encendió so#re su ca#e)a, anunciándole el entreacto, y al mismo tiempo entró el ordenan)a en el despacho para anunciarle la lle"ada del artista e&tran!ero. El director de nan)as cam#ió de e&presión, y, más ne"ro que el car#ón, se encaminó a los #astidores para saludar al invitado, porque no ha#$a nadie más que pudiera hacerlo. Empe)a#an a sonar los tim#res y el pasillo esta#a lleno de curiosos que intenta#an husmear por los camerinos. Aqu$ y allá se ve$an prestidi"itadores con sus #atas de colores chillones y sus tur#antes, un patinador que lleva#a una chaqueta #lanca de punto, un cómico con la cara empolvada y un maquillador. La aparición del eminente invitado produ!o e&pectación "eneral. Iest$a un %rac de ma"n$co corte y de una lon"itud nunca vista, y además lleva#a anti%a). Pero lo que más llamó la atención %ue su s2quito. Acompaa#an al ma"o un tipo muy lar"o con una chaqueta a cuadros, unos impertinentes rotos, y un enorme "ato ne"ro, que anda#a so#re las patas traseras y que entró en el camerino muy desenvuelto, arrellanándose en un so%á y entornando los o!os, molesto por la lu) de las desnudas lámparas de maquilla!e. 9ims/i es#o)ó una sonrisa y su e&presión se hi)o más a"ria y hosca. o hu#o apretón de manos. El descarado tipe!o vestido a cuadros se presentó diciendo que era «su ayudante». El director le oyó con desa"rada#le sorpresa0 en el contrato no se hac$a mención de tal ayudante. Nri"ori 7an$lovich, con "esto %or)ado y seco, pre"untó al imprevisto ayudante por el equipo del artista. 4 Pero, querid$simo y encantador seor director 4 di!o el ayudante con vo) de campanilla4, nuestro equipo lo llevamos siempre encima, ?aqu$ esta@ eine, zwei, drei – y moviendo sus ru"osos dedos y ante los o!os de 9ims/i sacó un relo! por detrás de la ore!a del "ato. Era el relo! de oro del director, que lleva#a, hasta entonces, en un #olsillo del chaleco, #a!o la a#otonada chaqueta, y con la cadena pasada por el ho!al. +nconscientemente, 9ims/i se llevó las manos al estóma"o. Todos los presentes se quedaron con la #oca a#ierta y el maquillador, que esta#a asomado a la puerta, lan)ó un sil#ido de admiración. 4 Este relo!ito es suyo, 5verdad6 Ten"a, por %avor 4 dec$a el de los cuadros, alar"ándole el relo! con una mano sucia. 4 1on 2ste no se puede ir en tranv$a< 4 susurra#a ale"remente el cómico al maquillador. Pero lo que hi)o el "ato despu2s causó mucha más sensación. Se levantó del so%á, y siempre caminando so#re sus patas traseras, se acercó a una mesa so#re la que ha#$a un espe!o, destapó una !arra de a"ua, se sirvió un vaso, lo #e#ió, puso la tapadera so#re la !arra y se limpió los #i"otes con una toalla de maquillar.
adie pudo articular pala#ra, se quedaron #oquia#iertos, hasta que, por n, el maquillador e&clamó entusiasmado0 4?8ue t$o@ En ese momento sonó el tim#re por tercera ve) y todos e&citados y presintiendo un n3mero e&traordinario, salieron del camerino atropelladamente. Se apa"aron los "lo#os de la sala y se encendieron las luces del escenario. So#re un án"ulo de 2ste, en la parte in%erior del telón, se proyecta#a un c$rculo ro!o, y por una rendi!a de lu) apareció ante el p3#lico un hom#re "ordo de cara a%eitada y ale"r$a in%antil lleva#a un %rac arru"ado y una camisa no muy limpia. Era el presentador Neor"es (en"als/i, %amoso en todo 'osc3. 4?8ueridos ciudadanos@ 4 ha#ló con sonrisa de nio4, vamos a presentar ante ustedes 4 se interrumpió y, cam#iando de entonación, di!o40 Ieo que el numeroso p3#lico ha aumentado en esta tercera parte, ?está en la sala medio 'osc3@ Precisamente el otro d$a me encontr2 con un ami"o y le di!e0 «51ómo es que no vienes al teatro6 ?Ayer ten$amos media ciudad@» y va y me dice0 «Es que yo vivo en la otra mitad» 4 hi)o una pausa, esperando que estallara la risa, pero tuvo que se"uir, porque nadie se rió4. >, como les dec$a, tenemos entre nosotros al %amoso art$ce de la ma"ia ne"ra, monsieur Ioland. osotros, desde lue"o, sa#emos per%ectamente 4 (en"als/i sonrió con superioridad4 que tal ma"ia no e&iste, que no es más que una superstición. Pero el maestro Ioland tiene un "ran dominio de la t2cnica de los trucos, que nos descu#rirá en la parte más interesante de su actuación, es decir, cuando nos lo revele. > como todos nosotros estamos por la t2cnica y los descu#rimientos, vamos a pedir que sal"a +monsieur Ioland@< 7espu2s de esta est3pida presentación, (en"als/i, !untando las manos, saludó por la ranura entre las cortinas, y 2stas empe)aron a descorrerse con lentitud. La salida del ni"romante, de su lar"uirucho ayudante y del "ato, que apareció en escena so#re sus patas traseras, %ue un "ran 2&ito. 4?Kn sillón@ 4 ordenó Ioland en vo) #a!a, y no sa#emos de dónde sur"ió en el escenario un sillón, y el ma"o se sentó en 2l4. 7ime, ama#le Fa"ot 4 pre"untó Ioland al payaso a cuadros, que, por lo visto, ten$a otro nom#re además de =oróviev4, t3 que crees, 5ha cam#iado mucho la po#lación de 'osc36 El ma"o miró al p3#lico, que permanec$a en silencio sorprendido por el sillón que ha#$a aparecido de repente. 4 Eso es, messere – contestó en vo) #a!a Fa"otB=oróviev. 4 Tienes ra)ón. Los ciudadanos han cam#iado mucho<, quiero decir en su aspecto e&terior<, como la ciudad misma. >a no ha#lo de la indumentaria, pero han aparecido esos<, 5cómo se llaman6<, tranv$as, automóviles< 4 Auto#uses 4 le ayudó Fa"ot con respeto. El p3#lico escucha#a atentamente la conversación suponiendo que era el preludio de los trucos. Entre #astidores se ha#$an amontonado tramoyistas, electricistas, actores, y, entre ellos, asoma#a la cara, pálida y alarmada, de 9ims/i. (en"als/i se ha#$a instalado en un e&tremo del escenario y parec$a estar muy sorprendido. Levantó una ce!a y, aprovechando una pausa, ha#ló0 4 El actor e&tran!ero e&presa su admiración por los moscovitas y por nuestra capital, que ha avan)ado tanto en el aspecto t2cnico 4 y (en"als/i sonrió dos veces0 primero, al patio de #utacas, y lue"o, al "allinero. Ioland, Fa"ot y el "ato se volvieron hacia el presentador. 45Es que he e&presado al"una admiración6 4 pre"untó el ma"o a Fa"ot. 4 o, en a#soluto 4 contestó aqu2l. 4 > ese hom#re, 5qu2 dec$a, entonces6 4 Sencillamente ?ha dicho una mentira@ 4 contestó el ayudante a cuadros con una vo) tan sonora que resonó en todo el teatro, y, volvi2ndose hacia (en"als/i, aadió40 ?1iudadano, le %elicito por su mentira@ Kna risa estalló en el "allinero y (en"als/i se estremeció, poniendo los o!os en #lanco. 4 Pero a m$, naturalmente, me interesa mucho más que los auto#uses, tel2%onos y demás<
4 Aparatos 4 sopló el de los cuadros. 4 Eso es, muchas "racias 4 dec$a despacio el ma"o con su vo) pesada, de #a!o4, otra cuestión más importante. 5Estos ciudadanos ha#rán cam#iaBdo en su interior6 4 S$, seor, 2sa es una cuestión important$sima. Los que esta#an entre #astidores se miraron. (en"als/i esta#a ro!o y 9ims/i pálido. > el ma"o, adivinando el desconcierto "eneral, di!o0 4 os hemos distra$do, querido Fa"ot, y el p3#lico empie)a a a#urrirse. Caremos al"o %ácil para empe)ar. Los espectadores se removieron en sus #utacas. Fa"ot y el "ato se coloBcaron uno en cada e&tremo del escenario. Fa"ot castaeteó con los dedos y "ritó con animación. «?Kn, dos, tres@» y ca)ó en el aire un montón de cartas, las #ara!ó y se las tiró al "ato, %ormando una cinta. El "ato co"ió la cinta y se la devolvió a Fa"ot. La serpiente ro!a resopló en el aire. Fa"ot, a#riendo la #oca como un polluelo, se la tra"ó entera, carta por carta. 7espu2s el "ato hi)o una reverencia, dio un tacona)o con la pata i)quierda y la sala estalló en ruidosos aplausos. 4?8u2 #ár#aro@ 4 "rita#an admirados desde los #astidores. Fa"ot, sealando con el dedo al patio de #utacas, di!o0 4 > ahora esta #ara!a, estimados ciudadanos, la tiene el ciudadano Parchevs/i, que está sentado en la s2ptima la. S$, la tiene entre un #illete de tres ru#los y la orden de comparecer ante los tri#unales so#re la pensión alimenticia a la ciudadana Qel/ova. En el patio de #utacas se produ!o un movimiento "eneral. 'uchos se incorporaron por n, un ciudadano, que verdaderamente se llama#a Parchevs/i, ro!o de asom#ro, sacó de su cartera una #ara!a y empe)ó a !u"ar con ella en el aire sin sa#er qu2 hacer. 4 Puede "uardársela como recuerdo 4 "ritó Fa"ot4, y, 5no dec$a usted ayer noche, en la cena, que si no %uera por el pó/er su vida en 'osc3 ser$a insoporta#le6 4?Es un truco muy vie!o@ 4 se oyó desde el "allinero. 4?Ose de ah$ a#a!o es tam#i2n de la compa$a@ 45Ksted cree6 4 "ritó Fa"ot, mirando al "allinero4. En ese caso, usted tam#i2n es de los nuestros, porque tiene la #ara!a en el #olsillo. Al"uien se movió y se oyó una vo) complacida0 4?Es verdad@ ?Aqu$ la tiene@< ?*ye, pero si son ru#los@ Los del patio de #utacas volvieron la ca#e)a. Arri#a, en el "allinero, un ciudadano ha#$a descu#ierto un paquete de #illetes en su #olsillo, empaquetado como lo hacen en los #ancos, y so#re el paquete se le$a0 «'il ru#los». Sus vecinos de localidad se ha#$an echado so#re 2l, y el ciudadano, desconcertado, hur"a#a en la envoltura para convencerse de si eran ru#los de verdad o %alsos. 4?Son de verdad@ ?lo !uro@ ?ru#los@ 4 "rita#an en el "allinero con entusiasmo. 45Por qu2 no !ue"a conmi"o con una #ara!a de 2sas6 4 pre"untó !ovial un "ordo desde el centro del patio de #utacas. 4 A)ec plaisir – respondió Fa"ot4. Pero 5por qu2 con usted solo6 ?Todos tienen que participar con entusiasmo@ 4 y ordenó40 ?Por %avor, miren todos hacia arri#a@< ?Kno@ 4 en su mano apareció una pistola4. ?7os@ 4 la pistola apuntó hacia el techo4. ?Tres@ 4 al"o #rilló y sonó. 7e la c3pula, evitando los trapecios, empe)aron a volar papelitos #lancos so#re la sala. Cac$an remolinos en el aire, i#an de un lado a otro, se amontona#an en la "aler$a y lue"o ca$an so#re la orquesta y el escenario. A los pocos minutos, la lluvia de dinero, cada ve) mayor, lle"a#a a las #utacas y los espectadores empe)aron a ca)ar papelitos. Se levanta#an cientos de manos el p3#lico mira#a al escenario iluminado, a trav2s de los papeles, y ve$a unas li"ranas per%ectas y verdaderas. El olor tampoco de!a#a lu"ar a dudas0 era un olor incon%undi#le por su atracción, un olor a dinero reci2n impreso. Primero la ale"r$a y lue"o la sorpresa se apoderaron de la sala. Se o$a0 «?9u#los@», y e&clamaciones tales como «?*h@» y risas animadas. Al"unos se arrastra#an por el suelo, #uscando de#a!o de las #utacas. Las caras de los milicianos e&presa#an cada ve) mayor desconcierto los actores salieron de entre #astidores con todo desparpa!o.
7e los palcos salió una vo)0 «?7e!a eso@ ?Es m$o, vola#a hacia m$», y lue"o otra0 «Sin empu!ar, o verás qu2 empu!ón te doy yo<». > sonó una #o%etada. En se"uida apareció un casco de miliciano y al"uien %ue sacado del palco. 1rec$a la emoción por momentos y no sa#emos cómo hu#iera terminado aquello, de no ha#er sido por la intervención de Fa"ot, que, con un soplido al aire, aca#ó con la lluvia de #illetes. 7os !óvenes intercam#iaron entre s$ una si"nicativa mirada, se levantaron de sus asientos y se diri"ieron al #ar. Pues s$, no sa#emos que ha#r$a pasado si (en"als/i no hu#iera encontrado %uer)as para reaccionar. Tratando de dominarse lo me!or que pudo, se %rotó las manos como de costum#re, y con la vo) más sonora que ten$a, di!o0 4 >a ven, ciudadanos, aca#amos de presenciar lo que se llama un caso de hipnosis en masa. Es un e&perimento meramente cient$co que demuestra de modo claro que en la ma"ia no hay nin"3n mila"ro. Iamos a pedir al maestro Ioland que nos descu#ra el secreto de este e&perimento. Ahora verán, ciudadanos, cómo todos estos papeles, con apariencia de dinero, desaparecen tan pronto como han sur"ido. > aplaudió, pero completamente solo, sonriendo como con mucha se"uridad en lo que ha#$a dicho, aunque sus o!os esta#an le!os de e&presar tal aplomo y más #ien mira#an suplicantes. El discurso de (en"als/i no a"radó a nadie en a#soluto. Se hi)o un silencio, que %ue interrumpido por Fa"ot, el de los cuadros. 4
antes sólo que a 2stos les ha estropeado el pro#lema de la vivienda< 4 y ordenó en vo) alta40 Pón"ale la ca#e)a. El "ato apuntó con mucho cuidado y colocó la ca#e)a en el cuello, donde se a!ustó como si nunca hu#iese %altado de all$. > un detalle importante0 no le queda#a seal al"una. El "ató pasó las patas por el %rac y el plastrón de (en"als/i y en se"uida desaparecieron los restos de san"re. Fa"ot levantó a (en"als/i, que esta#a sentado, le metió en el #olsillo del %rac un paquete de ru#los y le despidió del escenario, diciendo0 4?Fuera de aqu$, que nos estás reventando@ Tam#aleándose, con mirada ine&presiva, el presentador lle"ó hasta el puesto de #om#eros y all$ se sintió mal. Nrita#a con vo) que!um#rosa0 4?'i ca#e)a, mi ca#e)a@ 9ims/i, entre otros, se le acercó corriendo. El presentador llora#a, trata#a de co"er al"o en el aire, de asirlo con las manos y murmura#a0 4?8ue me devuelva mi ca#e)a, que me la devuelvan@< ?8ue me quiten el piso, que se lleven los cuadros, pero quiero mi ca#e)a@ El ordenan)a corrió a #uscar un m2dico. Trataron de acostar a (en"alBs/i en un so%á de un camerino, pero se resist$a, esta#a a"resivo y tuvieron que avisar a una am#ulancia. 1uando se llevaron al po#re presentador 9ims/i volvió al escenario y se percató de que ha#$an sucedido nuevos mila"ros. En aquel momento, o al"o antes, el ma"o ha#$a desaparecido del escenario !unto con su descolorido sillón, y aquello ha#$a pasado inadvertido para el p3#lico, a#sorto en los sorprendentes acontecimientos que se desarrolla#an en escena "racias a Fa"ot, que, despu2s de li#rarse del malsano presentador, se diri"ió al p3#lico0 4 (ueno, ahora que nos aca#amos de quitar a ese plomo de encima, vamos a a#rir una tienda para seoras. En se"uida medio escenario se cu#rió con al%om#ras persas, aparecieron unos enormes espe!os, iluminados por los lados con unos tu#os verdosos, y, entre los espe!os, unos escaparates. Los espectadores contempla#an sorprendidos di%erentes modelos de Par$s de todos los colores y %ormas. En otros escaparates sur"ieron cientos de som#reros de seora, con plumitas y sin plumitas, con #roches y sin ellos, cientos de )apatos0 ne"ros, #lancos, amarillos, de cuero, de raso, de charol, con tra#illas, con piedrecitas. Entre los )apatos aparecieron estuches de per%ume, montaas de #olsos de ant$lope, de ante, de seda y, entre ellos, montones de estuches la#rados, alar"ados, en los que suele ha#er #arras de la#ios. Kna !oven pelirro!a, con un tra!e ne"ro de noche, salida el dia#lo sa#rá de dónde, sonre$a al lado de los escaparates como si %uera la duea de todo aquello. La !oven esta#a muy #ien, pero ten$a una e&traa cicatri) que le a%ea#a el cuello. Fa"ot anunció, con a#ierta sonrisa, que la casa cam#ia#a vestidos y )apatos vie!os por modelos y cal)ados de Par$s. Lo mismo di!o de los #olsos y todo lo demás. El "ato taconeó con una pata, mientras "esticula#a e&traamente con las patas delanteras, al"o caracter$stico de los porteros cuando a#ren una puerta. La !oven se puso a cantar con vo) un poco "rave, pero muy dulce, al"o incomprensi#le, pero, a !u)"ar por la e&presión de las seoras, muy tentador0 4 Nuerlain, 1hanel, 'itsu/o, arcisse oir, 1hanel n3mero cinco, tra!es de noche, vestidos de coctail < Fa"ot se retorc$a, el "ato hac$a reverencias, la !oven a#rió los escaparates de cristal. 4?Por %avor@ 4 "rita#a Fa"ot4, ?sin cumplidos ni ceremonias@ Se nota#a que ha#$a nervios en la sala, pero nadie se atrev$a a su#ir al escenario. Por n, lo hi)o una morena de la d2cima la su#ió por la escalera lateral, con una sonrisa, como sin darle importancia. 4?(ravo@ 4 e&clamó Fa"ot4. ?(ienvenida nuestra primera cliente@ Popota, un sillón. Empecemos por el cal)ado, madame .
La morena se sentó en el sillón y Fa"ot colocó en la al%om#ra delante de ella un montón de )apatos. La mu!er se quitó el )apato derecho y se pro#ó uno color lila, dio unos "olpecitos en el suelo con el pie, e&aminó el tacón. 45o me apretarán6 4 pre"untó pensativa. Fa"ot e&clamó o%endido0 4?7e nin"una manera@ 4 y el "ato maulló, tan herido se sent$a. 4 'e llevo este par, monsieur – di!o la morena muy di"na, y se puso el otro )apato. Arro!aron sus )apatos vie!os entre la cortina, y detrás de ella se metieron la morena y la !oven pelirro!a, se"uida por Fa"ot, que lleva#a varias perchas con vestidos. El "ato desple"a#a "ran actividad, ayuda#a, y, para darse más importancia, se colocó en el cuello una cinta m2trica. +nstantes despu2s reapareció la morena con un vestido tan ele"ante que en el patio de #utacas se %ormó una verdadera ola de suspiros. > la valiente mu!er, e&traordinariamente em#ellecida, se paró ante un espe!o, movió los hom#ros desnudos, se tocó el pelo en la nuca y se retorció, tratando de verse la espalda. 4 La compa$a le rue"a que reci#a esto como o#sequio 4 di!o Fa"ot, entre"ándole a#ierto un estuche con un per%ume. 4 3erci – contestó la mu!er con "esto arro"ante, y #a!ó por la escalenta a la sala. 'ientras i#a hacia su #utaca, los espectadores se incorpora#an para tocar el estuche. Entonces se al#orotó la sala y las mu!eres se lan)aron al escenario. En medio de las e&clamaciones de emoción, las risas y los suspiros, se oyó una vo) de hom#re0 «?o te lo permito@». > otra de mu!er0 «?Eres un d2spota y un cursi@ ?o me retuer)as la mano@». Las mu!eres desaparec$an detrás de la cortina, de!a#an all$ sus vestidos y sal$an con otros nuevos. Ca#$a toda una la de mu!eres sentadas en #anquetitas de patas doradas, que da#an en2r"icas pisadas en el suelo con sus pies, reci2n cal)ados. Fa"ot se pon$a de rodillas, manipula#a con un cal)ador metálico el "ato no pod$a con tantos #olsos y )apatos que lleva#a, corr$a de los escaparates hacia las #anquetas y volv$a otra ve) la !oven de la cicatri) aparec$a y desaparec$a, parloteando en %ranc2s sin parar, y lo asom#roso era que le entend$an en se"uida todas las mu!eres, incluso las que no sa#$an ni una pala#ra de aquella len"ua. Su#ió al escenario un hom#re, que causó admiración "eneral. 7i!o que su mu!er esta#a con "ripe, y ped$a que le dieran al"o para ella. Para demostrar la veracidad de su matrimonio, esta#a decidido a ensear el pasaporte. La declaración del amante esposo %ue reci#ida con carca!adas Fa"ot "ritó que le cre$a como si se tratara de 2l mismo sin necesidad del pasaporte, y le entre"ó dos pares de medias de seda el "ato, por su parte, aadió una #arra de la#ios. Las mu!eres que ha#$an lle"ado tarde corr$an hacia el escenario, y de all$ volv$an las a%ortunadas con tra!es de noche, pi!amas con dra"ones, tra!es de tarde y som#reros ladeados so#re una ore!a. Entonces Fa"ot anunció que, por ser tarde, la tienda i#a a cerrarse dentro de un minuto hasta el d$a si"uiente. En el escenario se or"ani)ó un terri#le al#oroto. Las mu!eres co"$an apresuradamente pares de )apatos, sin pro#árselos. Kna de ellas se lan)ó como una #ala detrás de la cortina, se quitó su tra!e y se apropió de lo primero que encontró a mano0 una #ata de seda con enormes ramos de ores, y, además, tuvo tiempo de a"arrar dos %rascos de per%ume. Pasado un minuto, estalló un disparo de pistola, desaparecieron los espe!os, se hundieron los escaparates y las #anquetas, la al%om#ra se es%umó, al i"ual que la cortina. Por 3ltimo desapareció el montón de vestidos vie!os y cal)ado. El escenario volvió a ser el de antes0 severo, vac$o y desnudo. Aqu$ intervino en el asunto un persona!e nuevo. 7el palco n3mero J se oyó una vo) de #ar$tono, a"rada#le, sonora e insistente. 4 7e todos modos, ser$a conveniente, ciudadano artista, que descu#riera en se"uida todo el secreto de la t2cnica de sus trucos, so#re todo lo de los #illetes de #anco. Tam#i2n ser$a conveniente que tra!era al presentador. Su suerte preocupa a los espectadores. La vo) de #ar$tono pertenec$a nada menos que al invitado de honor de la velada, a Arcadio Apolónovich Sempleyárov, presidente de la 1omisión Ac3stica de los teatros moscovitas.
Arcadio Apolónovich se encontra#a en un palco con dos damas0 una de edad madura, vestida con lu!o y a la moda, la otra !ovencita y mona, vestida más modestamente. La primera, como se supo más tarde al redactar el acta, era su esposa, la se"unda, una parienta le!ana, actri) principiante pero prometedora, que ha#$a lle"ado de Sarátov y viv$a en el piso de Arcadio Apolónovich y su esposa. 4 Pardon@ 4 respondió Fa"ot4. Lo siento, pero no hay nada que descu#rir, todo está claro. 4 Ksted perdone, ?pero el descu#rimiento es completamente necesario@ Sin esto sus n3meros #rillantes van a de!ar una impresión penosa. La masa de espectadores e&i"e e&plicación. 4 La masa de espectadores 4 interrumpió a Sempleyárov el descarado #u%ón4 me parece que no ha dicho nada. Pero teniendo en cuenta su respeta#le deseo, Arcadio Apolónovich, estoy dispuesto a descu#rirle al"o. 5'e permite un pequeo numerito6 4?1ómo no@ 4 respondió Arcadio Apolónovich con aire protector4. Pero que descu#ra el secreto. 4 1omo usted di"a. Entonces, perm$tame que le ha"a una pre"unta. 57ónde estuvo usted ayer por la tarde6 Al o$r esta pre"unta tan %uera de lu"ar y #astante impertinente, a Arcadio Apolónovich se le alteró la e&presión. 4 Arcadio Apolónovich estuvo ayer en una reunión de la 1omisión Ac3stica 4 interrumpió la esposa de 2ste con arro"ancia4 pero no comprendo qu2 tiene que ver esto con la ma"ia. 4?*h, madame – armó Fa"ot4, pues claro que no lo comprende@ Pero está muy equivocada so#re esa reunión. 7espu2s de salir de casa para asistir a esa reunión, Arcadio Apolónovich despidió a su chó%er !unto al edicio de la 1omisión Ac3stica :la sala enmudeció; y lue"o se diri"ió en auto#3s a la calle >eló!ovs/aya a ver a 'ilitsa Andr2yevna Po/o#at/o, actri) de un teatro am#ulante, y pasó en su casa cerca de cuatro horas. 4?Ay@ 4 e&clamó al"uien con dolor en medio del silencio. La !oven parienta de Arcadio Apolónovich soltó una carca!ada ronca y terri#le. 4?Ahora lo comprendo todo@ 4 "ritó4. ?Cace tiempo que lo esta#a sospechando@ ?Ahora comprendo por qu2 le han dado a esa inepta el papel de Luisa@ > de pronto le asestó un "olpe en la ca#e)a con un para"uas de color violeta, corto y "rueso. El in%ame Fa"ot, alias =oróviev, "ritó0 4 Ce aqu$, respeta#les ciudadanos, un e!emplo de descu#rimiento de secretos que tanto ped$a Arcadio Apolónovich. 4?'isera#le@ 51ómo te atreves a tocar a Arcadio Apolónovich6 4 pre"untó en tono amena)ador la esposa de aqu2l, poni2ndose en pie en el palco y descu#riendo su "i"antesca estatura. Kn nuevo ataque de risa dia#ólica se apoderó de la !oven parienta. 4?>o@ ?8ue cómo me atrevo@ 4 contestó entre risas4. ?1laro que me atrevo@ 4 se oyó de nuevo el ruido seco del para"uas que re#otó en la ca#e)a de Arcadio Apolónovich. 4?'ilicias@ ?8ue se la lleven@ 4 "rita#a la esposa de Sempleyárov con una vo) tan terri#le, que a muchos se les heló la san"re en las venas. > por si eso era poco, el "ato saltó al #orde del escenario y ru"ió con vo) de hom#re0 4?La sesión ha terminado@ ?Arreando con una marcha, maestro@ El director, casi enloquecido, sin apenas darse cuenta de lo que hac$a, levantó su #atuta y la orquesta, 5cómo dir$amos6 no es que empe)ara a interpretar una marcha, no es que se metiera con ella, ni que se pusiera a darle a los instrumentos no, e&actamente, se"3n la deplora#le e&presión del "ato, lo que hi)o %ue arrear con la marcha una marcha inaudita, incalica#le por su desver"en)a. Por un momento pareció o$rse aquella anti"ua canción que se escucha#a en los ca%2s cantantes, #a!o las estrellas del sur, de letra incoherente, mediocre, pero muy atrevida0 «Su e&celencia, su e&celencia cuida de sus "allinas y le "usta prote"er a las muchachas nas.» Puede que esta letra nunca hu#iera e&istido, pero ha#$a otra con la misBma m3sica, todav$a más indecente. Eso es lo de menos. Lo que importa es que despu2s de que se interpretó la marcha, el teatro se convirtió en una torre de (a#el. Los milicianos corr$an hacia el palco de Sempleyárov,
asediado por curiosos, se o$an dia#ólicas e&plosiones de risas, "ritos salva!es, cu#iertos por los dorados sonidos de los platillos de la orquesta. El escenario esta#a vac$o0 Fa"ot el em#ustero y el descarado "ata)o Popota se ha#$an desvanecido en el aire, como momentos antes hiciera el ma"o con su sillón desastrado.
1&. LA APARI!I)N "EL H'ROE
1omo está#amos diciendo, el desconocido le hi)o a +ván una seal con el dedo para que se callara. +ván #a!ó las piernas de la cama y le miró !amente. Por la puerta del #alcón se asoma#a con cautela un hom#re de unos treinta y ocho aos, a%eitado, moreno, de nari) alada, o!os inquietos y un mechón de pelo ca$do so#re la %rente. Al cerciorarse de que +ván esta#a solo, el misterioso visitante escuchó por si ha#$a al"3n ruido, miró en derredor y, reco#rando el ánimo, entró en la ha#itación. +ván vio que su ropa era del sanatorio. Esta#a en pi!ama, )apatillas y en #ata parda, echada so#re los hom#ros. El visitante le hi)o un "uio, se "uardó en el #olsillo un mano!o de llaves y pre"untó en vo) #a!a0 «5'e puedo sentar6». > viendo que +ván asent$a con la ca#e)a, se acomodó en un so%á. 451ómo ha podido entrar6 4 susurró +ván, o#edeciendo la seal del dedo amena)ador4. 5o están las re!as cerradas con llave6 4 S$, están cerradas 4 di!o el hu2sped4, pero Pras/ovia F2dorovna, una persona encantadora, es #astante distra$da. Cace un mes que le ro#2 el mano!o de llaves, con lo que ten"o la posi#ilidad de salir al #alcón "eneral, que pasa por todo el piso, y visitar de ve) en cuando a mis vecinos. 4 Si sale al #alcón, puede escaparse. 5* está demasiado alto6 4 se interesó +ván. 4 o 4 contestó el visitante con rme)a4, no me puedo escapar, y no porque est2 demasiado alto, sino porque no ten"o a donde ir 4 y aadió, despu2s de una pausa4. 58u2, aqu$ estamos6 4 S$, estamos 4 contestó +ván, mirándole a los o!os, unos o!os castaos e inquietos. 4 S$< 4de pronto el hom#re se preocupó4, espero que usted no sea de los de atar. Es que no soporto el ruido, el al#oroto, la violencia y todas esas cosas. *dio por encima de todo los "ritos humanos, de dolor, de ira o de lo que sea. Tranquil$ceme, por %avor, no es violento, 5verdad6 4 Ayer le sacud$ en la !eta a un tipo en un restaurante 4 con%esó valiente mente el poeta re"enerado. 4 5> el motivo6 4 pre"untó el visitante con severidad. 4 1oneso que sin nin"3n motivo 4 di!o +ván a)orado. 4 Es inadmisi#le 4 censuró el hu2sped y aadió40 Además, qu2 manera de e&presarse0 «en la !eta»< > no se sa#e qu2 tiene el hom#re, si !eta o cara. Se"uramente es cara y usted comprenderá que un pueta)o en la cara< o vuelva a hacer eso punca. 7espu2s de reprenderle, pre"untó0 458u2 es usted6 4 Poeta 4 con%esó +ván con des"ana, sin sa#er por qu2. El hom#re se dis"ustó. 4?8u2 mala suerte ten"o@ 4 e&clamó, pero en se"uida se dio cuenta de su incorrección, se disculpó y le pre"untó40 51ómo se llama6 4 7esamparado. 4 ?Ay@ 4 di!o el visitante, haciendo una mueca de dis"usto. 4 8u2, 5no le "ustan mis poemas6 4 pre"untó +ván con curiosidad. 4 o, nada, en a#soluto. 4 5Los ha le$do6 4 ?o he le$do nada de usted@ 4 e&clamó nervioso el desconocido. 4 Entonces, 5por qu2 lo dice6 4 ?Es ló"ico@ 4 respondió4. ?1omo si no conociera a los demás@ 1laro, puede ser al"o mila"roso. (ueno, estoy dispuesto a creerle. 7$"ame, 5sus versos son #uenos6 4 ?Son monstruosos@ 4 respondió +ván con decisión y %ranque)a. 4 o escri#a más 4 le suplicó el
visitante. 4 ?Lo prometo y lo !uro@ 4 di!o muy solemne +ván. 9e%rendaron la promesa con un apretón de manos. Se oyeron voces y pasos suaves en el pasillo. 4 1hist< 4 susurró el hu2sped, y salió disparado al #alcón, cerrando la re!a. Se asomó Pras/ovia F2dorovna, le pre"untó cómo se encontra#a y si quer$a dormir con la lu) apa"ada o encendida. +ván pidió que la de!ara encendida y Pras/ovia F2dorovna salió despu2s de desearle #uenas noches. 1uando cesaron los ruidos volvió el desconocido. Le di!o a +ván que a la ha#itación -- ha#$an tra$do a uno nuevo, "ordo, con cara con"estionada, que murmura#a al"o so#re unas divisas en la ventilación del retrete y !ura#a que en su casa de la Sadóvaya se ha#$a instalado el mismo dia#lo. 4 'aldice a Push/in y "rita continuamente0 «?=urol2sov, #is, #is@» dec$a el visitante, mirando alrededor an"ustiado y con un tic nervioso. Por n se tranquili)ó y se sentó diciendo40 (ueno, ?qu2 vamos a hacer@ 4 y si"uió su conversación con +ván4. 5> por qu2 ha venido a parar aqu$6 4 Por Poncio Pilatos 4 respondió +ván, mirando al suelo con una mirada l3"u#re. 4?51ómo6@ 4 "ritó el hu2sped, olvidando sus precauciones, y 2l mismo se tapó la #oca con la mano4. ?8u2 coincidencia tan e&traordinaria@ ?1u2nteme cómo ocurrió, se lo suplico@ A +ván, sin sa#er por qu2, el desconocido le inspira#a conan)a. Empe)ó a contarle la historia de «Los Estanques», primero con timide), cortado, y lue"o, repentinamente, con soltura. ?8u2 oyente tan a"radecido ha#$a encontrado +ván i/oláyevich en el misterioso ladrón de llaves@ El hu2sped no le acusa#a de ser un loco demostró un enorme inter2s por su relato y se i#a entusiasmando a medida que se desarrolla#a la historia. +nterrump$a constantemente a +ván con e&clamaciones0 4?Si"a, si"a, por %avor, se lo suplico@ ?Pero, por lo que más quiera, no de!e de contar nada@ +ván no omitió nada, as$ se le hac$a más %ácil el relato y, por n, lle"ó al momento en que Poncio Pilatos sal$a al #alcón con su t3nica #lanca %orrada de ro!o san"re. Entonces el desconocido unió las manos en un "esto de s3plica y murmuró0 4?Ah@ ?1ómo he adivinado@ ?1ómo lo he adivinado todo@ Acompaó la descripción de la horri#le muerte de (erlio) con comentarios e&traos y sus o!os se encendieron de indi"nación. 4 Lo 3nico que lamento es que no estuviera en el lu"ar de (erlio) el cr$tico Latuns/i o el literato 'stislav Lavróvich 4 aadió con %renes$ pero en vo) #a!a40 ?Si"a@ El "ato pa"ando a la co#radora le divirtió pro%undamente y trató de aho"ar su risa al ver a +ván, que, emocionado por el 2&ito de su narración, se puso a saltar en cuclillas, imitando al "ato pasándose la moneda por los #i"otes. 4 As$, pues 4 concluyó +ván, despu2s de contar el suceso en Nri#oy2dov, poni2ndose triste y alica$do4, me tra!eron aqu$. El hu2sped, compasivo, le puso la mano en el hom#ro, diciendo0 4?8u2 des"racia@ Pero si usted mismo, mi querido ami"o, tiene la culpa. o ten$a que ha#erse portado con 2l con tanta li#ertad y menos con descaro. Eso lo ha tenido que pa"ar. Todav$a puede dar "racias, porque ha sido relativamente suave con usted. 45Pero, qui2n es 2l6 4 pre"untó +ván, a"itando los puos. El hu2sped se le quedó mirando y contestó con una pre"unta0 45o se va a e&citar6 Aqu$ no somos todos de ar< 5o ha#rá llamadas al m2dico, inyecciones y demás complicación6 4 ?o, no@ 4 e&clamó +ván4. 7$"ame, 5qui2n es6 4 (ien 4 contestó el desconocido, y aadió con autoridad, pausadamente40 Ayer estuvo con Satanás en «Los Estanques del Patriarca». +ván, cumpliendo su promesa, no se alteró, pero se quedó pasmado. 4 ?Si no puede ser@ ?Si no e&iste@ 4 Por %avor, usted es el que menos puede dudarlo. Se"uramente %ue una de sus primeras v$ctimas. Piense que ahora se encuentra en un manico mio y se pasa el tiempo diciendo que no e&iste. 5o le parece e&trao6 +ván, completamente desconcertado, se calló. 4En cuanto empe)ó a descri#ir 4 continuó el hu2sped4 me di cuenta de con qui2n tuvo el placer de conversar. ?Pero me sorprende (erlio)@ (ueno, usted, claro, es terreno completamente vir"en 4 y el visitante se e&cusó de nuevo4, pero el otro, por lo que he o$do, ha#$a le$do un poco. Las primeras pala#ras de ese pro%esor disiparon todas mis dudas. ?Es imposi#le no reconocerle, ami"o m$o@ Aunque usted< perdóneme, si no me equivoco, es un hom#re inculto.
4?Sin duda al"una@ al"una@ 4 asintió el desconocido desconocido +ván. 4 (ueno, pues< pues< ?La misma cara que que ha descrito, los los o!os di%erentes, las las ce!as@< 7$"ame, 5no conoce la ópera 0austo 6 +ván, sin sa#er por qu2, se aver"on)ó terri#lemente y con la cara ardiendo empe)ó a #al#ucir al"o so#re un via!e al sanatorioalta< 4 Pues claro, ?no es e&trao.\ Pero le repito que me sorprende (erlio)< o sólo era un hom#re culto, sino tam#i2n muy sa"a). Aunque ten"o que decir en su de%ensa que Ioland puede con%undir a un hom#re mucho más astuto que 2l. 451ómo6 4 "ritó a su ve) +ván 4?o "rite@ +ván se dio una palmada en la %rente y murmuró. 4 >a >a entiendo, ya entiendo. Si, ten$a una «I» en la tar!eta de visita.Ay,ay@ visita.Ay,ay@ ?8u2 cosas@ 4 se quedó sin ha#lar, tur#ado, mirando a la luna que ota#a detrás de la re!a. > di!o lue"o40 Entonces, 5pudo en. realidad ha#er estado con Poncio Pilatos6 ?>a ?>a ha#$a nacido6 ?> encima me llaman ll aman loco@ 4 aadió indi"nado sealando a la puerta. Dunto a los la#ios del visitante se %ormó una arru"a de amar"ura, 4 Iamos Iamos a en%rentarnos en%rentarnos con la realidad realidad 4 el hu2sped hu2sped volvió la cara hacia hacia el astro nocturno, nocturno, que corr$a a trav2s de una nu#e4. Los dos estamos locos, ?no hay por qu2 ne"arlo@ Ierá0 2l le ha impresionado y usted ha perdido el !uicio, porque, se"uramente, ten$a predisposición a ello. Pero lo que usted usted cuenta cuenta es verda verdad, d, induda induda#le #lemen mente. te. Aunque Aunque es tan e&trao e&traordi rdinar nario, io, que ni siquie siquiera ra Stravins/i, que es un psiquiatra "enial, le ha cre$do. 5Le ha visto a usted6 4 +ván asintió con la ca#e)a4. Su interlocutor estuvo con Pilatos, tam#i2n desayunó con =ant y ahora ha visitado 'osc3. 4?Pero entonces puede armarse una "orda@ ?Ca#r$a que detenerle como %uera@ 4 el vie!o +ván, no muy se"uro, ha#$a renacido en el +ván nuevo. 4 >a >a lo ha intentado y me parece que es suciente 4 respondió el visitante con iron$a4. >o >o no le aconse!ar$a a nadie que lo hiciera. Eso s$, puede estar se"uro de que la va a armar. ?*h@ Pero, cuánto siento no ha#er sido yo quien se encontrara con 2l. Aunque ya est2 todo quemado y los carB# carB#one oness cu#ie cu#ierto rtoss de ceni)a ceni)a,, le !uro !uro que por esa entre entrevis vista ta dar$a dar$a las llaves llaves de Pras/o Pras/ovia via F2dorovna, que es lo 3nico que ten"o. Soy po#re. 45> para para qu2 lo necesita6 necesita6 El hu2sped de!ó pasar un rato. r ato. Parec$a triste. Al n ha#ló0 4 'ire usted, es una historia muy e&traa, pero estoy aqu$ por la misma ra)ón que usted, por Poncio Pilatos 4 el visitante se volvió atemori)ado4. Cace un ao escri#$ una nove novela la so#re Pilatos. Pilatos. 4 5Es usted escritor6 escritor6 4 pre"untó pre"untó el poeta con inter2s. El hom#re cam#ió de cara y le amena)ó con el puo. 4?Soy el maestro@ 4 se se puso serio y sacó del #olsillo un "orrito ne"ro, mu"riento, mu"riento, con una «m» «m» #ordada en seda amarilla. amarilla. Se puso el "orrito y se volvió de perl y de %rente, para demostrar demostrar que era el maestro. 4 'e lo hi)o ella, con con sus propias manos 4 aadió aadió misterioso. 451ómo se llama de apellido6 4 >o >o no ten"o apellido 4 contestó el e&trao hu2sped con aire som#r$o y despreciativo4. Ce renunciado a 2l, como a todo en el mundo, olvi d2moslo. 4 Pero há#leme aunque sea de su novela 4 pidió +ván con delicade)a. 4 1on mucho "usto. 'i vida no ha sido del todo corriente 4 empe)ó el visitante< Era historiador, y dos aos atrás ha#$a tra#a!ado en un museo de 'osc3, además se dedica#a a la traducción. 4 57e qu2 idioma6 4 le interrumpió +ván intri"ado. 4 1ono)co cinco idiomas aparte del ruso 4 contestó el visitante4, in"l2s, %ranc2s, alemán, lat$n y "rie"o. (ueno, tam#i2n puedo leer el italiano. 4 ?Ati)a@ 4 susurró +ván con envidia< El historiador viv$a muy solo, no ten$a %amilia y no conoc$a a nadie en 'osc3. > "3rese, un d$a le tocaron cien mil ru#los a la loter$a. 4 +ma"ine mi sorpresa 4 dec$a el hom#re del "orrito ne"ro4 cuando met$ la mano en la cesta de la ropa sucia y vi que ten$a el mismo n3mero que ven$a en los periódicos. El #illete 4 e&plicó4 me lo dieron en el museo.
en%rente, a unos cuatro pasos, #a!o la valla lilas, un tilo y un arce. ?*h@ En invierno casi nunca ve$a por mi ventana pasar unos pies ne"ros ni o$a el cru!ido de la nieve #a!o las pisadas. ?> siempre siempre ard$a el %ue"o en mi estu%a@ Pero, de pronto, lle"ó la primavera y a trav2s de los cristales cristales tur#ios ve$a los maci)os de lilas, desnudos desnudos primero, lue"o, muy despacio, cu#iertos de verde. > precisamente entonces, la primavera pasada, ocurrió al"o mucho más maravilloso que lo de los cien mil ru#los. > que conste que es una #uena suma. 4 Tiene ra)ón 4 reconoció reconoció +ván, que le escucha#a escucha#a atentamente. atentamente. 4 A#r$ las ventanas. Esta#a yo en el se"undo cuarto, en el pequeo 4 el hu2sped indicó las medidas con las manos4 mire, ten$a un so%á, en%rente otro, y entre ellos una mesita con una lámpara de noche %antástica más cerca de la ventana, li#ros y un pequeo escritorio, la primera ha#itación 4 que era enorme, de catorce metros4 ten$a li#ros, li#ros y más li#ros y una estu%a. ?Ah@ ?1ómo lo ten$a ten$a puesto@< puesto@< El olor e&traordina e&traordinario rio de las lilas< el cansanci cansancioo me ali"era#a ali"era#a la ca#e)a ca#e)a y Pilatos Pilatos lle"a#a a su n< 4?La t3nica #lanca %orrada de ro!o san"re@ san"re@ ?Lo comprendo@ comprendo@ 4 e&clama#a +ván. +ván. 4?Eso es@ Pilatos se acerca#a a su su n y yo ya ya sa#$a que las 3ltimas 3ltimas pala#ras de la novela ser$an «< el quinto procurador de Dudea, el !inete Poncio Pilatos». 1omo es natural, sal$a a dar al"3n paseo. 1ien mil ru#los r u#los es una suma enorme y yo lleva#a un tra!e precioso. A veces, i#a a comer a al"3n restaurante #arato. En Ar#at ha#$a un restaurante ma"n$co que no s2 si e&istirá todav$a 4 a#rió los o!os desmesuradamente y si"uió murmurando, mirando a la luna4. Ella lleva#a unas ores horri#les, inquietantes, de color amarillo. ?8ui2n sa#e cómo se llaman@ pero no s2 por qu2, son las primeras ores que aparecen aparecen en 'osc3. 7estaca#an 7estaca#an so#re el %ondo ne"ro ne"ro de su a#ri"o. ?Ella lleva#a unas ores amarillas@ Es un color desa"rada#le. 7io la vuelta desde la calle Tvers/aya a una calle!uela y volvió la ca#e)a. 51onoce la Tvers/aya6 Pasa#an miles de personas, pero le ase"uro que me vio sólo a m$. 'e miró no precisamente con inquietud, sino más #ien con dolor. > me impresionó, más que por su #elle)a, por la soledad innita que ha#$a en sus o!os y que yo no ha#$a visto !amás. *#edeciendo aquella seal amarilla, tam#i2n yo torc$ a la #ocacalle y se"u$ sus pasos. ]#amos por la triste calle!a tortuosa, mudos los dos por una acera yo y ella por la otra. > %$!ese que no ha#$a ni un alma en la calle. >o su%r$a porque me pareció que ten$a que ha#larle, pero tem$a que no ser$a capa) de articular pala#ra. 8ue ella se ir$a y no la volver$a a ver nunca más. > ya ve usted0 ella ha#ló primero0 «45Le "ustan mis ores6 «9ecuerdo per%ectamente cómo sonó su vo), #astante "rave, cortada, y aunque sea una tonter$a, me pareció que el eco resonó en la calle!a y se %ue a ree!ar en la sucia pared amarilla. 1ruc2 la calle rápidamente, me acerqu2 a ella y contest20 «4o. «'e miró sorprendida y comprend$ de pronto, inesperadamente, ?que toda la vida ha#$a amado a aquella mu!er@ ?8u2 cosas@ 5verdad6 Se"uro que piensa que estoy loco. 4 o pienso nada nada 4 e&clamó +ván4, +ván4, ?si"a contando, contando, se lo rue"o@ El hu2sped si"uió0 4 Pues s$, me miró miró sorprendida y lue"o lue"o pre"untó0 «45Es que no le "ustan las ores6 «'e pareció advertir cierta hostilidad en su vo). >o camina#a a su lado, tratando de adaptar mi paso al suyo y, para mi sorpresa, no mesent$a incómodo. «4'e "ustan las ores, pero no 2stas 4 di!e.
«45> qu2 ores le "ustan6 «4'e "ustan las rosas. «'e arrepent$ en se"uida de ha#erlo dicho, porque sonrió con aire culpa#le y arro!ó sus ores a una )an!a. Esta#a al"o desconcertado, reco"$ las ores y se las di. Ella sonriendo, hi)o ademán de recha)arlas y las llev2 yo. As$ anduvimos un #uen rato, sin decir nada, hasta que me quitó las ores y las tiró a la cal)ada, lue"o me co"ió la mano con la suya, en%undada en un "uante ne"ro, y se"uimos caminando !untos. 4 Si"aBdi!o +ván4, se lo suplico, cu2ntemelo cu2ntemelo todo. 458ue si"a6 4 pre"untó el visitante4. Lo que si"ue ya se lo puede ima"inar 4 se secó una lá"rima repentina con la man"a del #ra)o derecho y si"uió ha#lando4. El amor sur"ió ante nosotros, como sur"e un asesino en la noche, y nos alcan)ó a los dos. 1omo alcan)a un rayo o un cuchillo de acero. Ella dec$a despu2s que no ha#$a sido as$, que nos amá#amos desde hac$a tiempo, sin conocernos, sin ha#ernos visto, cuando ella viv$a con otro hom#re< y yo, entonces< con esa< 5cómo se llama6 451on qui2n6 4 pre"untó Desamparado. 41on esa< #ueno< #ueno< con< 4 respondió respondió el hu2sped, hu2sped, moviendo los deBdos. deBdos. 45Estuvo casado6 casado6 4 S$, claro, por eso muevo los dedos< dedos< 1on esa< Iáren/a< 'ánech/a< 'ánech/a< no, Iáren/a< Iáren/a< con un vestido a rayas, el museo< o, no lo recuerdo. «Pues ella dec$a que ha#$a salido aquel d$a con las ores amarillas, para que al n yo la encontrara, y si yo no la hu#iese encontrado, aca#ar$a envenenándose, envenenándose, porque su vida esta#a vac$a. «S$, el amor nos venció en un instante. Lo supe ese mismo d$a, una hora despu2s, cuando está#amos, sin ha#ernos ha#ernos dado cuenta, al pie de la muralla del =remlin, en el r$o. «Ca#lá#amos como si nos hu#i2ramos separado el d$a antes, como si nos conoci2ramos desde hac$a muchos, muchos aos. 8uedamos en encontrarnos el d$a si"uiente en el mismo sitio, en el r$o 'os/va y all$ %uimos. El sol de mayo #rilla#a para nosotros solos. > sin que nadie lo supiera se convirtió en mi mu!er. mu!er. «Ien$a a verme todos los d$as a las doce. >o la esta#a esperando desde muy temprano. 'i impaciencia se demostra#a en que cam#ia#a de sitio todas las cosas que ha#$a so#re la mesa. Knos die) minutos antes de su lle"ada me senta#a !unto a la ventana y espera#a el "olpe de la porte)uela del !ard$n. Es curioso, antes de conocerla casi nadie entra#a por esa ver!a me!or dicho, nadie pero entonces me parec$a que toda la ciudad ven$a al !ard$n. Kn "olpe de la ver!a, un "olpe de mi cora)ón, y en mi ventana, a la altura de mis o!os, sol$an aparecer unas #otas sucias. El alador. 5Pero, qui2n necesita#a al alador en nuestra casa6 58u2 i#a a alar6 58u2 cuchillos6 «Ella pasa#a por la puerta una ve), pero antes de eso ya me ha#$a palpitado el cora)ón por lo menos die) veces, no e&a"ero. > lue"o, cuando lle"a#a su hora y el relo! marca#a las doce, no de!a#a de palpitar hasta que, casi sin ruido, se acerca#an a la ventana sus )apatos con la)os ne"ros de ante, co"idos con una he#illa metálica. «A veces hac$a travesuras0 se deten$a !unto a la se"unda ventana y da#a "olpes suaves con la punta del )apato en el cristal. En un se"undo yo esta#a !unto a la ventana, pero desaparec$a el )apato y la seda ne"ra que tapa#a la lu), y yo i#a a a#rirle la puerta. «Estoy se"uro de que nadie sa#$a de nuestras relaciones, aunque no suele ser as$. o lo sa#$a ni su marido, ni los ami"os. En la vie!a casa donde yo ten$a mi sótano se da#an cuenta, naturalmente, de que ven$a a verme una mu!er, pero no conoc$an su nom#re. 45> qui2n qui2n es ella6 4 pre"untó pre"untó +ván, muy interesado interesado por la historia historia de amor. amor. El visitante hi)o un "esto que quer$a decir que nunca se lo dir$a a nadie y si"uió su relato. +ván supo que el maestro y la desconocida se ama#an tanto que eran insepara#les. +ván se ima"ina#a muy #ien las dos ha#itaciones del sótano, siempre a oscuras por los lilos del !ard$n. Los mue#les ro!os, con la tapicer$a des"astada, el escritorio con un relo! que sona#a cada media hora, los li#ros, los li#ros desde el suelo pintado, hasta el techo enne"recido por el humo y la estu%a.
Se enteró +ván de que su visitante y aquella mu!er misteriosa decidieron, ya en los primeros d$as de sus relaciones, que los ha#$a unido el propio destino en la esquina de la Tvers/aya y la callecita, y que esta#an hechos el uno para el otro hasta la muerte. Supo cómo pasa#an el d$a los enamorados. Ella ven$a, se pon$a un delantal y en el estrecho vest$#ulo, donde ten$an el lava#o, del que tan or"ulloso esta#a el po#re en%ermo, encend$a el hornillo de petróleo so#re una mesa de madera y prepara#a el desayuno. Lue"o lo serv$a en una mesa redonda de la ha#itación pequea. 7urante las tormentas de mayo, cuando un riachuelo pasa#a !unto a las ventanas ensom#recidas, ensom#recidas, amena)ando amena)ando inundar el 3ltimo re%u"io de los enamorados, enamorados, encend$an la estu%a y hac$an patatas asadas. Las patatas desped$an vapor y les mancha#an los dedos con su piel ne"ra. En el sótano se o$an risas, y los ár#oles se li#era#an despu2s de la lluvia de las ramitas rotas, de las #orlas #lancas. 1uando pasaron las tormentas y lle"ó el #ochornoso verano, aparecieron las rosas en los oreros, las rosas esperadas y queridas por los dos. Aquel que dec$a ser el maestro tra#a!a#a %e#rilmente en su novela, que tam#i2n lle"ó a a#sor#er a la desconocida. desconocida. 4 1oneso que a veces veces ten$a celos 4 susurra#a susurra#a el hu2sped nocturno de +ván, +ván, que entrara por el #alcón iluminado por la luna. 1on sus delicados delicados dedos de uas aladas aladas hundidos hundidos en el pelo, ella le$a y rele$a rele$a lo escrito, y despu2s de releerlo se pon$a a coser el "orro. A veces se senta#a delante de los estantes #a!os o se pon$a de pie !unto a los de arri#a y limpia#a con un trapo los li#ros, los centenares de tomos polvorientos. Le promet$a la "loria, le met$a prisa y %ue entonces cuando empe)ó a llamarle maestro. Espera#a con impaciencia aquellas 3ltimas pala#ras prometidas so#re el quinto procurador de Dudea, repet$a en vo) alta, cantar$na, al"unas %rases sueltas que le "usta#an y dec$a que en la novela esta#a su vida entera. Terminó de escri#irla en a"osto, se la entre"ó a una mecanó"ra%a desconocida que le hi)o cinco e!emplares. Lle"ó por n la hora en que tuvieron que a#andonar su re%u"io secreto y salir a la vida. 4 Sal$ con la novela en las manos y mi vida se terminó 4murmuró el maestro, #a!ando la ca#e)a. > el "orrito triste y ne"ro con su «'» amarilla estuvo oscilando mucho rato. 1ontinuó narrando, pero ahora de manera un tanto incoherente. +ván comprendió que al maestro le ha#$a ocurrido una catástro%e. 4 Era la primera ve) que me encontra#a con el mundo de la literatura. Pero ahora, cuando mi vida está aca#ada y mi muerte es inminente, ?lo recuerdo con horror@ 4 di!o el maestro con solemnidad, y levantó la mano4. S$, me impresionó much$simo, ?terri#lemente@ 458ui2n6 4 apenas apenas se oyó oyó la pre"unta de +ván, +ván, que tem$a interrumpir interrumpir al emocionado narrador narrador.. 4?El redactor !e%e, di"o el redactor !e%e@ S$, la leyó. 'e mira#a como si yo tuviera un carrillo hinch hinchado ado con con un emón, emón, desvia# desvia#aa la mirada mirada a un rincó rincónn y solta solta#a #a una risita aver"on aver"on)ad )ada. a. 'anosea#a y arru"a#a el manuscrito sin necesidad, suspirando. Las pre"untas que me hi)o me parecieron demenciales. o dec$a nada de la novela misma y me pre"unta#a que qui2n era yo y de dónde ha#$a salido si escri#$a hac$a tiempo y por qu2 no se sa#$a nada de m$ por 3ltimo me hi)o una pre"unta completamente idiota desde mi punto de vista0 5qui2n me ha#$a aconse!ado que escri#iera una novela so#re un tema tan raro6 Casta que me hart2 y le pre"unt2 directamente si pensa#a pu#licar mi novela. Se a)oró mucho, empe)ó a #al#ucir al"o, so#re que la decisión no depend$a de 2l, que ten$an que conocer mi o#ra otros miem#ros de la redacción, precisamente los cr$ticos Latuns/i y Arimán y tam#i2n el literato 'stislav Lavróvich. 'e di!o que volviera a las dos semanas. Iolv$ y me reci#ió una muchacha #i)ca, de tanto mentir. 4 Es Lapsh2nni/ova, Lapsh2nni/ova, la secretaria de redacción 4 se sonrió +ván, que conoc$a muy #ien el mundo que con tanta indi"nación descri#$a su hu2sped. 4 Puede ser 4 replicó el otro4. 'e devolvió mi novela, #astante mu"rienta y destro)ada ya, y, y, tratando de no encontrarse con mi mirada, me comunicó que la redacción ten$a material suciente para los dos aos si"uientes, por lo que queda#a descartada la posi#ilidad de pu#licar mi novela.
57e qu2 más me acuerdo6 4 dec$a el maestro %rotándose las sienes. S$, los p2talos de rosa ca$dos so#re la primera pá"ina y los o!os de mi amada. 'e acuerdo de sus o!os. El relato se i#a em#rollando cada ve) más. 7ec$a al"o de la lluvia que ca$a o#licua y de la desesperación en el re%u"io del sótano. > ha#$a ido a otro sitio. 'urmura#a que a ella, que le ha#$a empu!ado a luchar, no la culpa#a, ?oh, no@ no la culpa#a. 7espu2s, +ván se enteró de al"o inesperado y e&trao. Kn d$a nuestro h2roe a#rió un periódico y se encontró con un art$culo del cr$tico Arimán en el que advert$a a quien le concerniese que 2l, es decir, nuestro h2roe, ha#$a intentado introducir una apolo"$a de Desucristo. 4 S$, s$, lo recuerdo 4 e&clamó +ván4, pero de lo que no me acuerdo es de su apellido. 4 7e!e mi apellido, se lo repito, ya no e&iste 4 respondió el visitante4. o tiene importancia. A los dos d$as apareció en otro periódico un art$culo rmado por 'stislav Lavróvich en el que el autor propon$a darle un palo al «pilatismo» y a ese «pintor de iconos de #rocha "orda» que trata#a de introducirlo :?*tra ve) esa maldita pala#ra@;. «Sorprendido por esta pala#ra inaudita, XpilatismoY, a#r$ un tercer periódico. «Tra$a dos art$culos, uno de Latuns/i y otro rmado X. EY. Le ase"uro que las creaciones de Arimán y Lavróvich parec$an un inocente !ue"o de nios al lado de la de Latuns/i. Es suciente que le di"a el t$tulo del art$culo0 XEl sectario militanteY. Esta#a tan a#sorto en los art$culos relacionados con mi persona, que no advert$ su lle"ada :ha#$a olvidado cerrar la puerta;, apareció ante m$ con un para"uas mo!ado en las manos y los periódicos tam#i2n mo!ados. Los o!os le echa#an %ue"o y las maBnos, muy %r$as, le tem#la#an. Primero se echó so#re m$ para a#ra)arme y lue"o di!o con vo) muy ronca, dando "olpes en la mesa, que envenenar$a a Latuns/i. +ván se removió a)orado, pero no di!o nada. 4 Los d$as que si"uieron %ueros tristes, de otoo 4 ha#la#a el maestro4 el monstruoso %racaso de mi novela parec$a ha#erme arre#atado la mitad del alma. En realidad, ya no ten$a nada que hacer y viv$a de las reuniones con ella. Entonces me sucedió al"o. o s2 qu2 %ue, creo que Stravins/i ya lo ha#rá averi"uado. 'e domina#a la triste)a y empec2 a tener e&traos presentimientos. A todo esto, los art$culos se"u$an apareciendo. Los primeros me hicieron re$r. Pero a medida que sal$an más, i#a cam#iando mi actitud hacia ellos. La se"unda etapa %ue de sorpresa. Al"o terri#leBmente %also e inse"uro se adivina#a en cada l$nea de aquellos art$culos, a pesar de su tono autosuciente y amena)ador. 'e parec$a 4 y no era capa) de desecharlo4 que los autores de los art$culos no dec$an lo que quer$an decir y que su indi"nación proven$a de eso precisamente. 7espu2s empe)ó la tercera etapa0 la del miedo. Pero no, no era miedo a los art$culos, enti2ndame, era miedo ante otras cosas que no ten$an relación al"una con la novela. Por e!emplo, ten$a miedo a la oscuridad. En una pala#ra, comen)a#a una %ase de en%ermedad ps$quica. 'e parec$a, so#re todo cuando me esta#a durmiendo, que un pulpo á"il y %r$o se me acerca#a al cora)ón con sus tentáculos. Ten$a que dormir con la lu) encendida. «'i amada ha#$a cam#iado mucho :claro está que no le di!e nada de lo del pulpo, pero ella se da#a cuenta de que me pasa#a al"o raro;, esta#a más pálida y del"ada, ya no se re$a y me ped$a que la perdonara por ha#erme aconse!ado que pu#licara un tro)o de la novela. 'e dec$a que lo de!ara todo y me %uera al mar e"ro, que "astara el resto de los cien mil ru#los. «Ella insist$a mucho y yo, por no discutir :aunque al"o me dec$a que no ir$a al mar e"ro;, le promet$ hacerlo en cuanto pudiera. 'e di!o que ella sacar$a el #illete. Saqu2 todo mi dinero, cerca de die) mil ru#los y se lo di. «45Por qu2 me das tanto6 4 se sorprendió ella. «Le di!e que ten$a miedo de los ladrones y le ped$ que lo "uardara hasta el d$a de mi partida. 1o"ió el dinero, lo "uardó en su #olso y me di!o, a#ra)ándome, que le parec$a más %ácil morirse que a#andonarme en aquel estado pero que la esta#an esperando y que no ten$a más remedio que marcharse. Prometió venir al d$a si"uiente. 'e pidió que no tuviera miedo de nada. «Eso ocurrió al anochecer, a mediados de octu#re. Se %ue. 'e acost2 en el so%á y dorm$, sin encender la lu). 'e despertó la sensación de que el pulpo esta#a all$. A duras penas pude dar la lu). 'i relo! de #olsillo marca#a las dos de la maana. 'e acost2 sinti2ndome ya mal y despert2 en%ermo del todo. 7e pronto me pareció que la oscuridad del otoo i#a a romper los cristales, a
entrar en la ha#itación y que yo me morir$a como aho"ado en tinta. 1uando me levant2 era ya un hom#re incapa) de dominarse. 7i un "rito y sent$ el deseo de correr para estar con al"uien, aunque %uera con el dueo de mi casa. Lucha#a conmi"o mismo como un demente. Tuve %uer)as para lle"ar hasta la estu%a y encender %ue"o. 1uando los leos empe)aron a cru!ir y la puertecilla dio varios "olpes, me pareció que me sent$a al"o me!or. 1orr$ al vest$#ulo, encend$ la lu), encontr2 una #otella de vino #lanco, la a#r$ y #e#$ directamente de la #otella. Esto aminoró tanto mi sensación de miedo que no %ui a ver al dueo y me volv$ !unto a la estu%a. A#r$ la porte)uela y el calor empe)ó a quemarme la cara y las manos. 1lam20 «4Adivina que me ha ocurrido una des"racia< ?Ien, ven, ven@ «Pero no vino nadie. El %ue"o aulla#a en la lum#re y la lluvia a)ota#a las ventanas. Entonces sucedió lo 3ltimo. Saqu2 del ca!ón el pesado manuscrito de mi novela, los #orradores, y empec2 a quemarlos. Fue un tra#a!o pesad$simo, porque el papel escrito se resiste a arder. 7eshac$a los cuadernos, rompi2ndome las uas, met$a las ho!as entre la lea y las mov$a con un ati)ador. 7e ve) en cuando me venc$a la ceni)a, aho"a#a el %ue"o, pero yo lucha#a con ella y con la novela, que, aunque se resist$a desesperadamente, i#a pereciendo poco a poco. (aila#an ante mis o!os pala#ras conocidas, el amarillo i#a su#iendo por las pá"inas ine&ora#leBmente, pero las pala#ras se di#u!a#an a pesar de todo. o se #orra#an hasta que el papel esta#a ne"ro entonces las destru$a denitivamente a "olpes %eroces del ati)ador. «En ese momento al"uien empe)ó a araar suavemente el cristal. El cora)ón me dio un vuelco, ech2 al %ue"o el 3ltimo cuaderno y corr$ a a#rir la puerta. Ca#$a unos peldaos de ladrillo entre el sótano y la puerta que da#a al !ard$n. Lle"u2 trope)ando y pre"unt2 en vo) #a!a0 «458ui2n es6 «Kna vo), su vo), me contestó0 «4Soy yo< «o s2 cómo pude dominar la cadena y la llave. En cuanto entró se apretó contra m$, chorreando a"ua, con las me!illas mo!adas, el pelo la cio y tem#lando. Sólo pude pronunciar una pala#ra.»4T3< 5t36 4se me cortó la vo). (a!amos corriendo.»En el vest$#ulo se quitó el a#ri"o y entramos presurosos en la ha#ita ción pequea. 7io un "rito y sacó con las manos lo que queda#a, el 3ltimo montón que empe)a#a a arder. El humo llenó la ha#itación. Apa"u2 el %ue"o con los pies y ella se echó en el so%á, llorando desesperada, sin poder contenerse. «1uando se tranquili)ó, le di!e0 «4*dio la novela y ten"o miedo. Estoy en%ermo. Ten"o miedo. «Ella se levantó y ha#ló0 «47ios m$o, qu2 mal estás. 5Pero, por qu26 5Por qu2 todo esto6 >o te salvar2, te voy a salvar. 58u2 tienes6» Ie$a sus o!os hinchados por el humo y las lá"rimas y sent$a sus manos %r$as acariciándome la %rente. «4Te voy a curar 4 murmura#a ella, co"i2ndome por los hom#ros4. La vas a reconstruir. 5Por qu26 5por qu2 no me ha#r2 quedado con otro e!emplar6 «Apretó los dientes indi"nada, diciendo al"o ininteli"i#le. Lue"o empe)ó a reco"er y ordenar las ho!as medio quemadas. Era un cap$tulo central, no recuerdo cuál. 9eunió las ho!as cuidadosamente, las envolvió en un papel y las ató con una cinta. Su actitud revela#a "ran decisión y dominio de s$ misma. 'e pidió vino y, despu2s de #e#erlo, ha#ló con más serenidad0 «4As$ se pa"a la mentira. o quiero mentir más. 'e quedar$a conti"o ahora mismo, pero no quiero hacerlo de esta manera. o quiero que le quede para toda la vida el recuerdo de que le a#andon2 por la noche. o me ha hecho nada malo< Le llamaron de repente, ha#$a un incendio en su %á#rica. Pero pronto volverá. Se lo e&plicar2 maana, le dir2 que quiero a otro y volver2 conti"o para siempre. 7ime, 5acaso t3 no lo deseas6 «4Po#recita m$a 4 le di!e4, no permitir2 que lo ha"as. o estarás #ien a mi lado y no quiero que mueras conmi"o. «45Es la 3nica ra)ón6 4 pre"untó ella, acercando sus o!os a los m$os. «4La 3nica. «Se animó much$simo, me a#ra)ó, rodeándome el cuello con sus #ra)os y di!o0
«4 Ioy a morir conti"o. Por la maana estar2 aqu$. «Lo 3ltimo que recuerdo de mi vida es una %ran!a de lu) del vest$#ulo, y en la %ran!a, un mechón desri)ado, su #oina y sus o!os llenos de decisión. Tam#i2n recuerdo una silueta ne"ra en el um#ral de la puerta de la calle y un paquete #lanco. «4Te acompaar$a, pero no ten"o %uer)as para volver solo. Ten"o miedo. «4o ten"as miedo. Espera unas horas. Por la maana estar2 conti"o. «4Osas %ueron sus 3ltimas pala#ras en mi vida. ?1hist@ 4 se interrumpió el en%ermo levantando un dedo4. ?8u2 noche de luna tan intranquila@ 7esapareció en el #alcón. +ván oyó ruido de ruedas en el pasillo y un sollo)o o un "rito d2#il. 1uando todo se hu#o calmado volvió el visitante. Le di!o a +ván que en la ha#itación -JV ha#$a in"resado un nuevo en%ermo. Era uno que ped$a que le devolvieran su ca#e)a. Los dos interlocutores estuvieron un rato en silencio, an"ustiados, pero se tranquili)aron y volvieron a su conversación. El visitante a#rió la #oca, pero la nochecita era realmente a"itada. Se o$a ruido de voces en el pasillo. El hu2sped ha#la#a a +ván al o$do, pero con vo) tan #a!a que +ván sólo pudo entender la primera %rase0 4 Al cuarto de hora de marcharse ella llamaron a mi ventana< Al parecer, el en%ermo se ha#$a emocionado con su propio relato. Kna convulsión le des"ura#a la cara a cada instante. En sus o!os ota#an y #aila#an el miedo y la indi"nación. Seala#a con la mano a la luna, que hac$a tiempo que se ha#$a ido. > sólo entonces, cuando los ruidos e&teriores cesaron, el hu2sped se apartó de +ván y ha#ló más %uerte. 4 S$, %ue una noche a mediados de enero. Esta#a yo en el patio, muerto de %r$o, con el a#ri"o, el mismo pero sin #otones. 7etrás de m$ ten$a unos montones de nieve que cu#r$an los lilos y delante, en la parte #a!a del muro de la casa, mis ventanas. Esta#an iluminadas d2#ilmente, con las cortinas echadas. 'e acerqu2 a una, dentro sona#a un "ramó%ono. Es todo lo que pude o$r, pero no vi nada. Permanec$ all$, inmóvil, durante un #uen rato y despu2s sal$ a la calle. Sopla#a %uerte el viento. Kn perro se me echó a los pies, me asust2 y corr$ al otro lado de la calle. El %r$o y el miedo, que ya eran mis insepara#les compaeros, me pon$an %ren2tico. o ten$a dónde ir. Lo más sencillo hu#iera sido arro!arme a las ruedas del tranv$a que pasa#a por la calle en la que desem#oca#a mi callecita. Ie$a de le!os los va"ones iluminados por dentro, envueltos por el hielo, y escucha#a su odioso rechinar cuando pasa#an por las v$as heladas. Pero, querido vecino, el miedo se ha#$a adueado de m$, se ha#$a apoderado de cada c2lula de mi cuerpo, 2se era el pro#lema. Lo mismo me asusta#an los perros que me atemori)a#a un tranv$a. ?Le !uro que no hay en esta casa otra en%ermedad peor que la m$a@ 4 Pero pod$a ha#erla avisado 4 di!o +ván, compadeciendo al po#re en%ermo4. Además ella ten$a su dinero, 5no6 Se"uramente lo ha#rá "uardado. 4 o lo dude. 1laro que lo tiene "uardado. Pero, me parece que no entiende, o me!or dicho, yo he perdido la %acultad de e&presarme. > no, no me da mucha pena de ella, ya no podr$a ayudarme. ?+ma"$nese 4 el hu2sped mira#a con piedad en la oscuridad de la noche4, se ha#r$a encontrado con una carta del manicomio@ ?1ómo se puede enviar una carta con este remite@< 5En%ermo mental6< ?Ksted #romea@ 5Cacerla des"raciada6 o, eso no lo puedo hacer. +ván no encontró nada que decirle, pero, a pesar de su silencio, le da#a mucha lástima. El otro, an"ustiado por los recuerdos, mov$a la ca#e)a con el "orro ne"ro. Si"uió ha#lando0 4 Po#re mu!er< Aunque ten"o la esperan)a de que me haya olvidado. 4?Ksted se podrá curar al"3n d$a<@ 4 interrumpió +ván t$midamente. 4 Soy incura#le 4 contestó tranquilo4. 1uando Stravins/i ha#la de volverme a la normalidad no le creo. Es muy humano y procura calmarme. > no ten"o por qu2 ne"ar que ahora me encuentro mucho me!or. ?S$@ 58u2 esta#a diciendo6 El %r$o, los tranv$as volando< Sa#$a que e&ist$a este sanatorio y trat2 de lle"ar aqu$, a pie, atravesando toda la ciudad. «?8u2 locura@ Estoy convencido de que al salir de la ciudad me ha#r$a helado, pero me salv2 por una casualidad. Al"o se ha#$a estropeado en el camión. 'e acerqu2 al conductor 4 esta#a a unos cuatro /ilómetros de la ciudad4 y me llev2 la sorpresa de que se apiadara de m$. El camión ven$a al sanatorio y me tra!o. Fue una suerte. Ten$a con"elados los dedos del pie i)quierdo. 'e los curaron.
> hace ya cuatro meses que estoy aqu$. La verdad, encuentro que no se está nada mal. ?unca se de#en hacer planes a lar"o pla)o, querido vecino@ >o mismo quer$a ha#er recorrido el mundo entero pero 7ios no lo ha querido as$. Sólo veo una $nma parte de esta tierra. Supon"o que no es la me!or, pero no se está mal del todo. Se acerca el verano, Pras/ovia F2dorovna ha prometido que los #alcones se cu#rirán de hiedra. Sus llaves me han servido para ampliar posi#ilidades. Ca#rá luna por las noches. ?*h@ ?Se ha ido@ ?8u2 %resco hace@ Es más de medianoche. Ten"o que irme. 4 7$"ame, por %avor, 5qu2 pasó con Doshuá y Pilatos6 4 le pidió +ván4. 8uiero sa#erlo. 4?*h, no@ 4 respondió el hu2sped estremeci2ndose de dolor4, no puedo recordar mi novela sin ponerme a tem#lar. Su ami"o, el de «Los Estanques del Patriarca», lo sa#e mucho me!or que yo. Nracias por su compa$a. Adiós. > antes de que +ván tuviera tiempo de reaccionar, la re!a se cerró con suave ruido y el hu2sped desapareció.
1(. 9-I-A EL +ALLO:
A9ims/i, como suele decirse, le %allaron los nervios, y sin esperar a que terminaran de e&tender el acta, salió disparado hacia su despacho. Sentado a su mesa, no de!a#a de mirar, con o!os irritados, los má"icos #illetes de die) ru#los. Al director de nan)as se le i#a la ca#e)a. Lle"a#a de %uera un ruido monótono. 7el Iariet2s sal$an a la calle verdaderos torrentes de "ente, y al o$do de 9ims/i, e&traordinariamente a"u)ado, lle"aron los sil#atos de los milicianos. unca presa"ia#an nada #ueno, pero cuando el sil#ido se repitió y se le unió otro prolon"ado y autoritario, acompaado de e&clamaciones y risotadas, comprendió que en la calle esta#a pasando al"o escandaloso y desa"rada#le y que, por muchas "anas que tuviera de i"norarlo, de#$a estar estrechamente li"ado a la desa%ortunada sesión que el ni"romante y sus ayudantes llevaran a ca#o. > el sensitivo director de nan)as no se equivocó ni un ápice. (astó una mirada por la ventana para hacerle cam#iar de e&presión y "ruir0 4?>a lo sa#$a yo@ 7e#a!o de la ventana, en la acera, iluminada por la %uerte lu) de los %aroles, ha#$a una seora en com#inación con pantaloncitos color violeta lleva#a en la mano un som#rero y un para"uas, parec$a estar %uera de s$ y se a"acha#a o trata#a de escapar a al"3n sitio. La rodea#a una multitud muy e&citada que re$a en ese mismo tono que al director le pon$a carne de "allina. Dunto a la dama se a"ita#a un ciudadano que trata#a de despo!arse a toda prisa de su a#ri"o de entretiempo, pero parec$a tan nervioso, que no pod$a dominar una man"a, en la que, al parecer, se le ha#$a enredado un #ra)o. Se o$an risas alocadas y "ritos que sal$an de un portal. Nri"ori 7an$lovich volvió la ca#e)a. 7escu#rió otra seora en ropa interior, 2sta de color de rosa. 7e la cal)ada %ue a la acera, queriendo re%u"iarse en un portal, pero se lo imped$a la "ente que le cerra#a el paso. La desdichada, v$ctima de su %rivolidad y de su pasión por los trapos, en"aada por la compa$a del odioso Fa"ot, sólo una cosa ansia#a0 ?que se la tra"ara la tierra@ Kn miliciano se diri"ió a la in%eli) ras"ando el aire con su sil#ido. Le si"uieron unos muchachos muy re"oci!ados, cu#ierta la ca#e)a con "orras. 7e ellos proven$an las risotadas y los "ritos. Kn cochero del"ado, con #i"ote, lle"ó en un vuelo !unto a la primera seora a medio vestir y paró en seco su ca#allo, un animal esquel2tico y vie!o. Kna risita ale"re se di#u!a#a en la cara del #i"otudo cochero. 9ims/i se dio un pueta)o en la ca#e)a, escupió y se apartó de la ventana.
Estuvo sentado un rato, escuchando el ruido de la calle. Los sil#idos en distintos puntos lle"aron a su au"e y lue"o empe)aron a decaer. 1on "ran sorpresa de 9ims/i, el escándalo ha#$a terminado, solucionado con una rapide) inesperada. Lle"ó el momento de actuar, ten$a que #e#er el amar"o tra"o de la responsa#ilidad. >a ha#$an arre"lado los tel2%onos de todo el edicio, ten$a que tele%onear, comunicar lo ocurrido, pedir ayuda, mentir, echarle la culpa a Li!od2yev, prote"erse 2l mismo, etc. ?7ia#los@ 7os veces puso el dis"ustado director su mano so#re el auricular y dos veces la retiró. > de pronto, en el silencio sepulcral del despacho estalló un tim#ra)o contra la cara del director. Se estremeció y se quedó %r$o. «Ten"o los nervios destro)ados», pensó, y descol"ó. Se echó hacia atrás y empalideció hasta ponerse #lanco como la nieve. Kna vo) de mu!er, cautelosa y perversa, le susurró0 4 o llames, 9ims/i, o te pesará< > el aparato enmudeció. 1ol"ó el auricular sent$a %r$o en la espalda, y sin sa#er por qu2 se volvió hacia la ventana. A trav2s de las ramas de un arce, escasas y li"eramente cu#iertas de verde, pudo ver la luna que corr$a por una nu#e transparente. o pod$a apartar la vista de aquellas ramas, las mira#a y las mira#a, y cuanto más lo hac$a mayor era su miedo. Caciendo un "ran es%uer)o volvió la espalda a la ventana llena de luna y se levantó. >a no pensa#a en llamar, ahora lo 3nico que desea#a era desaparecer del teatro lo antes posi#le. Escuchó0 el teatro esta#a en silencio. 9ims/i se dio cuenta de que se encontra#a solo en el se"undo piso, y un miedo invenci#le, in%antil, se apoderó de 2l. o pod$a pensar sin estremecerse que tendr$a que recorrer los pasillos 2l solo y #a!ar las escaleras. 1o"ió %e#rilmente los #illetes del hipnoti)ador, los metió en la cartera y, para darse ánimos, tosió. Le salió una tos ronca y d2#il. Tuvo la sensación de que entra#a una humedad malsana por de#a!o de la puerta. Kn escalo%r$o le recorrió la espalda. Sonó el relo! y dio las doce. Tam#i2n esto le hi)o tem#lar. Se quedó sin aliento0 al"uien ha#$a hecho "irar la llave en la cerradura. A"arra#a la cartera con las manos h3medas y %r$as. El director sent$a que, si se prolon"a#a un poco más aquel ruido en la puerta, "ritar$a desesperadamente sin poderlo resistir. Por n, cediendo a los %orce!eos de al"uien, la puerta se a#rió, dando paso a Iarenu!a, que entró en el despacho sin hacer ruido. 9ims/i se derrum#ó en el sillón, se le do#laron las piernas. Llenando sus pulmones de aire, es#o)ó una sonrisa servil, y di!o en vo) #a!a0 4 7ios m$o, qu2 susto me has dado< S$, una aparición as$, repentina, ha#r$a asustado a cualquiera, pero al mismo tiempo era una "ran ale"r$a0 pod$a dar una pequea lu) a aquel em#rollado asunto. 4 1uenta, cuenta 4 articuló 9ims/i, a"arrándose a la nueva posi#ilidad4. ?Anda, cuenta@ 58u2 quiere decir todo esto6 4 Perdona 4 contestó con vo) sorda el reci2n aparecido, cerrando la puerta4, pens2 que ya te ha#$as ido. > Iarenu!a, sin quitarse la "orra, se acercó a un sillón y se sentó al otro lado de la mesa. En la respuesta de Iarenu!a se perci#$a una li"era e&trae)a que en se"uida chocó al director de nan)as, de una sensi#ilidad que podr$a competir con la de cualquier sismó"ra%o del mundo. 58u2 quer$a decir aquello6 5Por qu2 ha#r$a ido Iarenu!a al despacho de 9ims/i, si pensa#a que 2l no i#a a estar all$6 Ten$a su despacho. Además, al entrar en el edicio ten$a que ha#er encontrado a al"uno de los "uardas nocturnos, y todos ellos sa#$an que Nri"ori 7an$lovich se ha#$a detenido en su despacho. Pero el director de nan)as no ten$a tiempo que perder en hacer tales consideraciones. 45Por qu2 no me has llamado6 58u2 has averi"uado del l$o de >alta6 4 Lo que yo te di!e 4 contestó el administrador, haciendo un ruido con la len"ua, como si le dolieran las muelas4, le encontraron en el #ar de P3sh/ino. 451ómo en P3sh/ino6 51erca de 'osc36 5> los tele"ramas de >alta6 4?8u2 >alta ni que ocho cuartos@ Em#orrachó al tele"rasta de P3sh/ino y entre los dos idearon la #roma de enviar tele"ramas con la contrasea de >alta. 4 S$, s$< (ueno, #ueno 4 más #ien cantó que di!o 9ims/i.
Le #rilla#an los o!os con un %ue"o amarillento. En su ca#e)a se perla#a la escena %estiva de la destitución ver"on)osa de Stiopa. ?La li#eración@ ?La li#eración tan ansiada de aquel desastre personicado en Li!od2yev@ > puede que se consi"a al"o todav$a peor que la destitución de su car"o< 4?7etalles@ 4 di!o 9ims/i, dando un "olpe en la mesa con el pisapapeles. Iarenu!a comen)ó las e&plicaciones, los detalles. Al lle"ar a aquel sitio, donde le ha#$a enviado el director de nan)as, le reci#ieron inmediatamente y le escucharon con mucha atención. 1laro, nadie creyó que Stiopa estuviera en >alta. Todos apoyaron a Iarenu!a en su idea de que Li!od2yev, naturalmente, ten$a que estar en la «>alta» de P3sh/ino. 45> dónde está ahora6 4 interrumpió al administrador el nervioso 9ims/i. 4?Pues dónde va a estar@ 4 respondió el administrador torciendo la #oca en una sonrisa4. ?En las milicias, curándose la #orrachera@ 4 (ueno, #ueno< ?Nracias, hom#re@ Iarenu!a continuó con su narración, y se"3n avan)a#a su historia, avan)a#a tam#i2n la intermina#le cadena de %echor$as y actos #ochornosos de Li!od2yev que 9ims/i ima"ina#a con tremendo realismo, y cada esla#ón de la cadena era al"o peor que lo inmediatamente anterior. ?7esde lue"o, #ailando con el tele"rasta, los dos a#ra)ados, en la hier#a, delante del tel2"ra%o y al son de un or"anillo calle!ero@ ?La persecución de unas ciudadanas que chilla#an horrori)adas@ ?La %racasada pelea con un camarero del mismo «>alta»@ ?La ce#olleta verde tirada por el suelo, tam#i2n en «>alta»@ ?Las ocho #otellas de vino #lanco seco «AyB7anil» rotas@ ?El contador destro)ado en un ta&i porque el ta&ista se ne"ó a llevar a Stiopa@ ?La amena)a de detener a los ciudadanos que trata#an de poner n a las #arra#asadas de Stiopa@< En n, ?horroroso@ Stiopa era muy conocido en los c$rculos teatrales de 'osc3 y todos sa#$an que no era nin"una maravilla. Pero lo que ha#$a contado el administrador era demasiado, incluso para Stiopa. S$, era demasiado, demasiado< 9ims/i clavó sus penetrantes o!os en la cara del administrador y se ensom#rec$a cada ve) más se"3n ha#la#a aqu2l. 1uanto más reales y pintorescos eran los desa"rada#les detalles que adorna#an la narración del administrador, menos le cre$a el director de nan)as. > cuando Iarenu!a le di!o que Stiopa ha#$a perdido el control hasta el punto de oponer resistencia a los que %ueron a #uscarle para llevárselo a 'osc3, 9ims/i sa#$a con certe)a que todo lo que conta#a el administrador, aparecido a medianoche, era mentira. ?'entira desde la primera pala#ra hasta la 3ltima@ Iarenu!a no ha#$a estado en P3sh/ino, y el propio Stiopa tampoco. o hu#o nin"3n tele"rasta #orracho, ni cristales rotos en el #ar, tamBpoco ataron a Stiopa con cuerdas<, nada de aquello era cierto. 1uando 9ims/i se convenció de que el administrador le esta#a mintiendo, el miedo empe)ó a recorrerle por el cuerpo, su#iendo desde las piernas, y otra ve) le pareció que por de#a!o de la puerta entra#a una humedad putre%acta, de malaria. Sin apartar la vista del administrador, que se retorc$a en el sillón de una manera e&traa, tratando de no salirse de la som#ra, que de!a#a la lámpara a)ul de la mesa, y tapándose la cara con un periódico porque le molesta#a la lu), 9ims/i pensa#a en lo que pod$a si"nicar todo aquello. 5Por qu2 le mentir$a tan descaradamente el administrador, que ha#$a vuelto demasiado tarde, si el edicio esta#a desierto y en silencio6 El presentimiento de un peli"ro, desconocido pero terri#le, le traspasó el cora)ón. Caciendo como que no ve$a las manipulaciones de Iarenu!a y sus movimientos con el periódico, el director de nan)as se puso a e&aminar su e&presión, casi sin escuchar lo que quer$a colocarle su interlocutor. Ca#$a al"o todav$a más ine&plica#le que el relato so#re las andan)as, lleno de calumnias, inventado no se sa#$a por qu2, y ese al"o era la trans%ormación operada en el aspecto y en los ademanes del administrador. A pesar de todos sus intentos de taparse la cara con la visera de la "orra para esconderse en la som#ra, a pesar del periódico, el director de nan)as pudo ver que ten$a en el carrillo derecho, !unto a la nari), un enorme cardenal. Además, el administrador, que sol$a tener un aspecto muy saluda#le, esta#a pálido, con una palide) en%ermi)a, de cal, y lleva#a al cuello, en una noche tan calurosa, una #u%anda a rayas. Si a esto aadimos su nueva man$a repulsiva, y que por lo visto ha#$a adquirido
durante su ausencia, de chupar y chapotear con los la#ios, el cam#io #rusco en su vo) que ahora era sorda y ordinaria, su mirada recelosa y co#arde, podr$amos decir con toda se"uridad que Iarenu!a esta#a desconocido. Ca#$a al"o más que al director le produc$a terri#le sensación de incomodidad, pero a pesar de los es%uer)os de su e&citado cere#ro, y de no apartar la vista de Iarenu!a, no conse"u$a averi"uar qu2 era. Lo 3nico que pod$a ase"urar era que la unión del administrador y el conocido sillón ten$a al"o de inaudito y anormal. 4 Por n pudieron con 2l, le metieron en el coche 4 se"u$a Iarenu!a con su vo) monótona, asomando por detrás del periódico y tapándose el cardenal con la mano. 7e pronto, 9ims/i alar"ó la mano, y como sin querer apretó con la palma el #otón del tim#re, tam#orileando con los dedos en la mesa al mismo tiempo. Se quedó %r$o. En el edicio desierto ten$a que ha#er sonado irremedia#lemente una seal a"uda. Pero no hu#o tal seal y el #otón se hundió inerte en el ta#lero de la mesa. Esta#a muerto, el tim#re no %unciona#a. La astucia del director de nan)as no pasó inadvertida para Iarenu!a, que, cam#iando de cara, pre"untó con una llama de %uria en los o!os0 45Por qu2 llamas6 4 Es la costum#re 4 respondió 9ims/i con vo) sorda, retirando la mano, y pre"untó a su ve) al"o indeciso40 58u2 tienes en la cara6 4 Es del coche me di un "olpe con la manivela en un vira!e 4 contestó Iarenu!a, desviando la mirada. «?'iente@», e&clamó 2l director para sus adentros, y, con los o!os redondos, la e&presión completamente ena!enada, se quedó mirando al respaldo del sillón. 7etrás de 2ste, en el suelo, se cru)a#an dos som#ras, una más densa y oscura, la otra más clara, "ris. Se ve$a per%ectamente la som#ra que proyecta#a el respaldo del sillón y la de las patas, pero so#re la del respaldo no se ve$a la som#ra de la ca#e)a de Iarenu!a, ni tampoco sus pies proyecta#an som#ra al"una por de#a!o del sillón. «?o tiene som#ra@», pensó 9ims/i horrori)ado. Le entró un tem#lor. Iarenu!a se volvió %urtivamente, si"uiendo la mirada demente de 9ims/i, diri"ida al suelo, y comprendió que esta#a descu#ierto. Se levantó del sillón :lo mismo hi)o el director de nan)as; y dio un paso atrás, apretando en sus manos la cartera. 4?Lo has adivinado, des"raciado@ Siempre %uiste listo 4 di!o Iarenu!a, soltando una risa %uriosa en la misma cara de 9ims/i de pronto dio un salto hacia la puerta y, rápidamente, #a!ó el #otón de la cerradura in"lesa. 9ims/i miró hacia atrás desesperado, retrocediendo hacia la ventana que sal$a al !ard$n. En la ventana, llena de luna, vio pe"ada al cristal la cara de una !oven desnuda que, metiendo el #ra)o por la ventanilla de ventilación, trata#a de a#rir el cerro!o de a#a!o. El de arri#a ya esta#a a#ierto. Le pareció a 9ims/i que la lu) de la lámpara de la mesa se esta#a apa"ando y que la mesa se inclina#a poco a poco. Le echaron un cu#o de a"ua helada, pero, %eli)mente, pudo rehacerse y no se cayó. Las pocas %uer)as que le queda#an le sirvieron para susurrar0 4?Socorro<@ Iarenu!a vi"ila#a la puerta, da#a saltos y "ira#a en el aire un #uen rato, seala#a hacia 9ims/i con los dedos en"ara#itados, sil#a#a y aspira#a el aire, "uiando el o!o a la !oven. Ella se dio prisa, metió por la ventanilla su ca#e)a pelirro!a, estiró la mano todo lo que pudo, araó con las uas el cerro!o de a#a!o y empu!ó la ventana. La mano se le estira#a como si %uera de "oma, lue"o se le cu#rió de un verde cadav2rico. Por n los dedos verdosos de la muerta a"arraron el cerro!o, lo corrieron y la ventana empe)ó a a#rirse. 9ims/i dio un li"ero "rito, se apoyó en la pared y se prote"ió con la cartera a modo de escudo. 1omprend$a que se acerca#a la muerte. Se a#rió la ventana, pero en ve) del %resco nocturno y el aroma de los tilos, entró en la ha#itación un olor a sótano. La di%unta pisó la repisa de la ventana. 9ims/i ve$a con claridad en su pecho las manchas de la putre%acción. En ese instante lle"ó del !ard$n un "rito ale"re e inesperado era el canto de un "allo que esta#a en una pequea caseta detrás del tiro, donde "uarda#an las aves que participa#an en el
pro"rama. El "allo amaestrado anuncia#a con su sonora vo) que desde oriente el amanecer se acerca#a a 'osc3. Kna %uria salva!e des"uró la cara de la !oven, prorió una #las%emia con vo) ronca, y Iarenu!a, en el aire, dio un "rito y se derrum#ó al sueBlo. Se repitió el canto del "allo, la !oven rechinó los dientes, se eri)ó su pelo ro!o. Al tercer canto del "allo se dio la vuelta y salió volando. Iarenu!a dio un salto y salió a su ve) por la ventana detrás de la muchacha, nave"ando despacio, como un 1upido. Kn vie!o 4 un vie!o que poco antes %uera 9ims/i4, con el ca#ello #lanco como la nieve, sin un solo pelo ne"ro, corrió hacia la puerta, "iró la cerradura, a#rió y se precipitó por el pasillo oscuro. Dunto a la escalera, "imiendo de miedo, encontró a tientas el conmutador y la escalera se iluminó. El anciano, que se"u$a tem#lando, se cayó al #a!ar la escalera porque le pareció que Iarenu!a se le ven$a encima. 1orrió al piso #a!o y vio al "uarda dormido en el vest$#ulo. Pasó de puntillas !unto a 2l y salió con si"ilo por la puerta principal. En la calle se sintió al"o me!or. Se ha#$a recuperado de tal manera que pudo darse cuenta, tocándose la ca#e)a, de que ha#$a olvidado el som#rero en el despacho. 1laro está que no volvió por el som#rero, sino que se apresuró a cru)ar la calle hacia el cine de en%rente, donde #rilla#a una lu) tenue y ro!i)a. Se precipitó a parar un coche antes de que nadie lo co"iera. 4 Al e&preso de Lenin"rado te dar2 propina 4 di!o el vie!o respirando con dicultad y apretándose el cora)ón. 4 Ioy al "ara!e 4 respondió muy hosco el chó%er, y le volvió la espalda. 9ims/i a#rió la cartera, sacó un #illete de cincuenta ru#los y se los alar"ó al conductor por la porte)uela a#ierta. > al ca#o de un instante el coche, trepidante, vola#a como el viento por la Sadóvaya. 9ims/i, sacudido en su asiento, ve$a en el retrovisor los ale"res o!os del chó%er y sus propios o!os enloquecidos. Al saltar del coche, !unto al edicio de la estación, "ritó al primer hom#re con delantal #lanco y chapa que encontró0 4 Primera clase, un #illete te dar2 treinta 4 saca#a de la cartera los #illetes de die) ru#los, arru"ándolos4 si no hay de primera, dame de se"unda< ?> si no, de tercera@ El hom#re de la chapa, mirando el reluciente relo!, le arranca#a los #illetes de la mano. 1inco minutos despu2s de la c3pula de cristal de la estación sal$a el e&pr2s, perdi2ndose por completo en la oscuridad. > con 2l desapareció 9ims/i.
1*. EL #E;O "E NI6ANOR I-8NO-I!H
o es di%$cil adivinar que el "ordo de cara con"estionada que instalaron en la ha#itación n3mero -- del sanatorio era i/anor +vánovich (osói. Pero no entró en se"uida en los dominios del pro%esor Stravins/i, primero ha#$a estado en otro sitio. En la memoria de i/anor +vánovich ha#$an quedado muy pocos recuerdos de aquel lu"ar. Se acorda#a de un escritorio, un armario y un so%á. All$ i/anor +vánovich, con la vista tur#ia por el au!o de la san"re y la e&citación, tuvo que sostener una conversación muy e&traa, con%usa, o me!or dicho, no hu#o tal conversación. La primera pre"unta que le hicieron %ue0 45Es usted i/anor +vánovich (osói, presidente de la 1omunidad de Iecinos del inmue#le n3mero VJ #is en la Sadóvaya6
Antes de contestar, el interpelado soltó una terri#le carca!ada. La respuesta %ue literalmente lo si"uiente0 4?S$, soy i/anor, claro que soy i/anor@ 5Pero qu2 presidente ni qu2 nada6 451ómo es eso6 4 le pre"untaron, entornando los o!os. 4 Pues as$ 4respondió 2ste40 si %uera presidente tendr$a que hacer consBtar en se"uida que era el dia#lo. * si no, 5qu2 %ue todo aquello6 Los impertinentes rotos, todo harapiento. 51ómo pod$a ser int2rprete de un e&tran!ero6 45Pero de qui2n ha#la6 4 le pre"untaron. 4 ?7e =oróviev@ 4 e&clamó 2l4. ?El del apartamento HV@ ?Ap3ntelo0 =oróviev@ ?Cay que pescarle inmediatamente@ Apunte0 se&to portal. Está all$. 457ónde co"ió las divisas6 4 le pre"untaron cariosamente. 4 'i 7ios, 7ios *mnipotente, que todo lo ve 4 ha#ló i/anor +vánovich4, y 2se es mi camino. unca las tuve en mis manos y ni sa#$a que e&ist$an. El Seor me casti"a por mi inmundicia 4 prosi"uió con sentimiento, a#rochándose y desa#rochándose la camisa y santi"uándose4 s$, lo acepta#a. Lo acepta#a, pero del nuestro, del sovi2tico. Cac$a el re"istro por dinero, no lo nie"o. ?Tampoco es manco nuestro secretario Próle)hnev, tampoco es manco@ Ioy a ser %ranco, ?son todos unos ladrones en la 1omunidad de Iecinos@< ?Pero nunca acept2 divisas@ 1uando le pidieron que se de!ara de tonter$as y e&plicara cómo ha#$an ido a parar los dólares a la clara#oya, i/anor +vánovich se arrodilló y se inclinó, a#riendo la #oca, como si pensara tra"arse un ta#lón del parquet. 45'e tra"o el ta#lón 4 murmuró4 para que vean que no me lo dieron6 ?Pero =oróviev es el dia#lo@ Toda paciencia tiene un l$mite los de la mesa al)aron la vo) y le su"irieron a i/anor +vánovich que ya era hora de ha#lar en serio. En la ha#itación del so%á retum#ó un aullido salva!e lo prorió i/anor +vánovich, que se ha#$a levantado del suelo. 4?All$ está@ ?7etrás del armario@ ?Se r$e@< 1on sus impertinentes< ?8ue le co!an@ ?8ue roc$en el local@ Empalideció. Tem#lando, se puso a hacer en el aire la seal de la cru) yendo de la puerta a la mesa, de la mesa a la puerta, lue"o cantó una oración y terminó en pleno desvar$o. Esta#a claro que i/anor +vánovich no serv$a para sostener una conversación. Se lo llevaron, lo de!aron solo en una ha#itación, donde pareció calmarse un poco, re)ando entre sollo)os. aturalmente, %ueron a la Sadóvaya, estuvieron en el apartamento n3mero HV. Pero no encontraron a nin"3n =oróviev, tampoco le ha#$a visto nadie en la casa ni nadie le conoc$a. El piso que ocuparan el di%unto (erlio) y Li!od2yev, que se ha#$a ido a >alta, esta#a vac$o y en los armarios del despacho esta#an los sellos per%ectamente intactos. Se %ueron, pues, de la Sadóvaya, y con ellos partió, desconcertado y a#atido, el secretario de la 1omunidad de Iecinos Próle)hnev. Por la noche llevaron a i/anor +vánovich al sanatorio de Stravins/i. Esta#a tan e&citado que le tuvieron que, por orden del pro%esor, poner otra inyección. Sólo despu2s de medianoche pudo dormir i/anor +vánovich en la ha#itación --, aunque de ve) en cuando e&hala#a unos tremendos mu"idos de dolor. Pero poco a poco su sueo se hac$a más tranquilo. 7e!ó de dar vueltas y de lloriquear, su respiración se hi)o suave y r$tmica y le de!aron solo. Tuvo un sueo, motivado, sin duda al"una, por las preocupaciones de aquel d$a. En el sueo unos hom#res con trompetas de oro le lleva#an con mucha solemnidad a una "ran puerta #arni)ada. 7elante de la puerta sus acompaantes tocaron una charan"a y del cielo se oyó una vo) de #a!o, sonora, que di!o ale"remente0 4?(ienvenido, i/anor +vánovich, entre"ue las divisas@ i/anor +vánovich, muy sorprendido, vio ante s$ un altavo) ne"ro. 7espu2s, sin sa#er por qu2, se encontró en una sala de teatro, con el techo dorado y araas de cristal relucientes y con apliques en las paredes. Todo esta#a muy #ien, como en un teatro pequeo, pero rico. El escenario se cerra#a con un telón de terciopelo que ten$a, so#re un %ondo color ro!o oscuro, "randes di#u!os de monedas de oro como estrellas. Ca#$a una concha e incluso p3#lico.
Le sorprendió a i/anor +vánovich que el p3#lico %uera de un solo se&o0 hom#res, y que todos llevaran #ar#a. Además, tam#i2n le causó sensación que en todo el teatro no hu#iese una sola silla y que todos se sentaran en el suelo, per%ectamente encerado y res#aladi)o. i/anor +vánovich, despu2s de unos minutos de con%usión 4 tanta "enBte desconocida le a)ora#a4, si"uió el e!emplo "eneral y se sentó en el parquet, a lo turco, acomodándose entre un enorme #ar#udo pelirro!o y otro ciudadano, pálido, con una #ar#a ne"ra #ien po#lada. in"uno de los presentes hi)o el menor caso a los reci2n lle"ados. Se oyó el suave tintineo de una campanilla, se apa"ó la lu) en la sala y se corrió el telón, descu#riendo en el escenario iluminado un sillón y una mesa, so#re la que ha#$a una campanilla de oro. El %ondo del escenario era de terciopelo ne"ro. 7e entre #astidores salió un actor con esmoquin, #ien a%eitado y peinado con raya. Era !oven y a"rada#le. El p3#lico de la sala se animó y todos se volvieron hacia el escenario. El actor se acercó a la concha y se %rotó las manos. 4 8u2, 5todav$a están aqu$6 4pre"untó con vo) suave de #ar$tono, sonriendo al p3#lico. 4 Aqu$ estamos 4 respondieron en coro voces de tenor y de #a!o. 4 Cumm< 4 pronunció el actor pensativo4. ?o comprendo cómo no están hartos@ ?La "ente normal está ahora en la calle, dis%rutando del sol y del calor de primavera, y ustedes aqu$, en el suelo, metidos en una sala as&iante@ 5Es que el pro"rama es tan interesante6 Por otra parte, so#re "ustos no hay nada escrito 4 concluyó losóco el actor. Entonces cam#ió el tim#re y el tono de su vo) y anunció ale"remente0 4 (ien, el pró&imo n3mero de nuestro pro"rama es i/anor +vánovich (osói, presidente de la 1omunidad de Iecinos y director de un comedor diet2tico. ?Por %avor, i/anor +vánovich@ El p3#lico respondió con una ovación unánime. El sorprendido i/anor +vánovich desor#itó los o!os, y el presentador, levantando la mano para evitar las luces del escenario, lo #uscó entre el p3#lico con la mirada y le hi)o una sea cariosa para que se le acercara. i/anor +vánovich se encontró en el escenario sin sa#er cómo. Las luces de colores le ce"aron los o!os y en la sala los espectadores se hundieron en la oscuridad. 4 (ueno, i/anor +vánovich, usted tiene que dar e!emplo 4 di!o el !oven actor con vo) ama#le4, entre"ue las divisas. Todos esta#an en silencio. i/anor +vánovich reco#ró la respiración y empe)ó a ha#lar0 4 Les !uro por 7ios que< Pero no tuvo tiempo de concluir porque la sala estalló en "ritos indi"nados. i/anor +vánovich, muy con%undido, se calló. 4 Se"3n me parece ha#er entendido 4 di!o el que lleva#a el pro"rama4, usted ha querido !urarnos por 7ios que no tiene divisas 4 y le miró con cara de compasión. 4 Eso es, no ten"o 4 contestó i/anor +vánovich. 4 (ien 4 si"uió el actor4, entonces< perdone mi indiscreción, 5de qui2n son los cuatrocientos dólares, encontrados en el cuarto de #ao de la casa que ha#itan su esposa y usted e&clusivamente6 4?Son má"icos@ 4 se oyó una vo) irónica en la sala a oscuras. 4 Eso es, má"icos 4 contestó t$midamente i/anor +vánovich no se sa#$a si al actor o a la sala sin lu), y e&plicó40 ha sido el demonio, el int2rprete de los cuadros que me los de!ó en mi casa. 7e nuevo se oyó una e&plosión en la sala. 1uando todos se callaron, el actor di!o0 4?Iean ustedes qu2 %á#ulas de La Fontaine tiene que o$r uno@ ?8ue le de!aron cuatrocientos dólares@ Todos ustedes son tracantes de divisas, me diri!o a ustedes como especialistas0 5les parece posi#le todo esto6 4 o somos tracantes de divisas 4 sonaron voces o%endidas4, ?pero eso es imposi#le@ 4 Estoy completamente de acuerdo 4 di!o el actor con se"uridad4, quiero que me contesten a esto0 5qu2 se puede de!ar en una casa a!ena6 4?Kn nio@ 4 "ritó al"uien en la sala. 4 Tiene mucha ra)ón 4 armó el presentador4, un nio, una carta anónima, una octavilla, una #om#a retardada y muchas más cosas, pero a nadie se le ocurre de!ar cuatrocientos dólares, porque seme!ante idiota todav$a no ha nacido 4 y volvi2ndose hacia i/anor +vánovich aadió con aire
triste de reproche40 'e ha dis"ustado mucho, i/anor +vánovich, yo que espera#a tanto de usted. uestro n3mero no ha resultado. Se oyeron sil#idos para i/anor +vánovich. 4?Oste s$ que es un tracante de divisas@ 4 "rita#an4. ?Por culpa de "ente como 2l tenemos que estar aqu$, padeciendo sin motivo@ 4 o le rian 4 di!o el presentador con vo) suave4, ya se arrepentirá 4y mirando a i/anor +vánovich con sus o!os a)ules llenos de lá"rimas, aadió40 #ueno, váyase a su sitio. 7espu2s el actor tocó la campanilla y anunció con vo) %uerte0 4?Entreacto, sinver"en)as@ i/anor +vánovich, impresionado por su participación involuntaria en el pro"rama teatral, se encontró de nuevo en el suelo. Soó que la sala se sum$a en la oscuridad y en las paredes aparec$an unos letreros en ro!o que dec$an0 «?Entre"ue las divisas@». Lue"o se a#rió el telón de nuevo y el presentador invitó0 4 Por %avor, Ser"u2i Nerárdovich 73nchil, al escenario. 73nchil resultó ser un hom#re de unos cincuenta aos y de aspecto venera#le, pero muy descuidado. 4 Ser"u2i Nerárdovich 4 le di!o el presentador4, usted lleva aqu$ más de mes y medio ya y se nie"a o#stinadamente a entre"ar las divisas que le quedan, mientras el pa$s las necesita y a usted no le sirven de nada. A pesar de todo no quiere ceder. Ksted es un hom#re cultivado, me comprende per%ectamente y no quiere ayudarme. 4 Lo siento mucho, pero no puedo hacer nada porque ya no me quedan divisas 4 contestó 73nchil tranquilamente. 45> tampoco tiene #rillantes6 4 pre"untó el actor. 4 Tampoco. El actor se quedó ca#i)#a!o y pensativo, lue"o dio una palmada. 7e entre #astidores salió al escenario una dama de edad, vestida a la moda, es decir, lleva#a un a#ri"o sin cuello y un som#rerito min3sculo. La dama parec$a preocupada. 73nchil la miró sin inmutarse. 458ui2n es esta seora6 4 pre"untó el presentador a 73nchil. 4 Es mi mu!er 4 contestó 2ste con di"nidad, y miró con cierta repu"nancia el cuello lar"o de la seora. 4 La hemos molestado, madame 73nchil 4 se diri"ió a la dama el presentador4, por la si"uiente ra)ón0 queremos pre"untarle si su esposo tieBne todav$a divisas. 4 Lo entre"ó todo la otra ve) 4 contestó nerviosa la seora 73nchil. 4 (ueno 4 di!o el actor4, si es as$, ?qu2 le vamos a hacer@ Si ya ha entre"ado todo, no nos queda otro remedio que despedirnos de Ser"u2i Nerárdovich 4 y el actor hi)o un "esto ma!estuoso. 73nchil se volvió con di"nidad y muy tranquilo se diri"ió hacia #astidores. 4?Kn momento@ 4 le detuvo el presentador4. Antes de que se despida quiero que vea otro n3mero de nuestro pro"rama 4 y dio otra palmada. Se corrió el telón ne"ro del %ondo del escenario y apareció una hermosa !oven con tra!e de noche, llevando una #ande!a de oro con un paquete "rueso, atado como una ca!a de #om#ones, y un collar de #rillantes que irradia#a luces ro!as y amarillas. 73nchil dio un paso atrás y se puso pálido. La sala enmudeció. 4 7ieciocho mil dólares y un collar valorado en cuarenta mil ru#los en oro 4 anunció el actor con solemnidad4 "uarda#a Ser"u2i Nerárdovich en la ciudad de Dár/ov, en casa de su amante +da Cerculánovna Iors. Es para nosotros un placer tener aqu$ a la seorita Iors, que ha tenido la ama#ilidad de ayudarnos a encontrar este tesoro incalcula#le, pero in3til en manos de un propietario. 'uchas "racias, +da Cerculánovna. La hermosa !oven sonrió, de!ando ver su maravillosa dentadura, y se movieron sus espesas pestaas. 4 > #a!o su máscara de di"nidad 4 el actor se diri"ió a 73nchil4 se esconde una araa avara, un em#ustero sorprendente, un mentiroso. os ha a"otado a todos en un mes de a#surda o#stinación. Iáyase a casa y que el inerno que le va a or"ani)ar su mu!er le sirva de casti"o.
73nchil se tam#aleó y estuvo a punto de caerse, pero unas manos compasivas le su!etaron. Entonces cayó el telón ro!o y ocultó a los que esta#an en el escenario. Estrepitosos aplausos sacudieron la sala con tanta %uer)a, que a i/anor +vánovich le pareció que las luces del techo empe)a#an a saltar. > cuando el telón se al)ó de nuevo, en el escenario sólo ha#$a quedado el presentador. Provocó otra e&plosión de aplausos, hi)o una reverencia y ha#ló0 4 En nuestro pro"rama 73nchil representa al t$pico #urro. >a les conta#a ayer que esconder divisas es al"o totalmente a#surdo. Les ase"uro que nadie puede sacarles provecho en nin"una circunstancia. F$!ense, por e!emplo, en 73nchil. Tiene un sueldo ma"n$co y no carece de nada. Tiene un piso precioso, una mu!er y una hermosa amante. 5o les pareBce suciente6 ?Pues no@ En lu"ar de vivir en pa), sin llevarse dis"ustos, y entre"ar las divisas y las !oyas, este im#2cil interesado ha conse"uido que le pon"an en evidencia delante de todo el mundo y, por si %uera poco, se ha #uscado una #uena complicación %amiliar. (ien, 5qui2n quiere entreB"ar6 5o hay voluntarios6 En ese caso vamos a se"uir con el pro"rama. Ahora, con nosotros, el %amos$simo talento, el actor Savva Potápovich =urol2sov, invitado especial, que va a recitar tro)os de «El ca#allero avaro», del poeta Push/in. El anunciado =urol2sov no tardó en aparecer en escena. Era un hom#re "rande y entrado en carnes, con %rac y cor#ata #lanca. Sin nin"3n preám#ulo puso cara taciturna, %runció el entrece!o y empe)ó a ha#lar con vo) poco natural, mirando de reo!o a la campanilla de oro0 «+"ual que un !oven nin%o se impacienta por ver a su amada disoluta<» > =urol2sov con%esó muchas cosas malas. i/anor +vánovich escuchó lo que dec$a so#re una po#re viuda, que estuvo de rodillas #a!o la lluvia, sollo)ando delante de 2l, pero no consi"uió conmover el endurecido cora)ón del actor. Antes de su sueo i/anor +vánovich no ten$a ni la menor idea de la o#ra del poeta Push/in, pero, sin em#ar"o, a 2l le conoc$a per%ectamente y repet$a a diario %rases como0 «5> qui2n va a pa"ar el piso6 5Push/in6», o «5La #om#illa de la escalera6 ?La ha#rá quitado Push/in@» «5> qui2n va a comprar el petróleo6 5Push/in6»< Ahora, al conocer parte de su o#ra, i/anor +vánovich se puso muy triste, se ima"inó a una mu!er #a!o la lluvia de rodillas, rodeada de nios, y pensó0 «?8u2 tipo es este =urol2sov@». =urol2sov se"u$a con%esando cosas, su#iendo la vo) cada ve) más y terminó por aturdir por completo a i/anor +vánovich, porque se diri"$a a al"uien que no esta#a en el escenario y se contesta#a a s$ mismo por el ausente llamándose #ien «seor» o «#arón», o #ien «padre» o «hi!o», o de «t3» o de «usted». i/anor +vánovich sólo comprendió que el actor murió de una maneBra muy cruel, despu2s de "ritar0 «?Las llaves, mis llaves@», lue"o cayó al suelo, "imiendo y arrancándose la cor#ata con mucho cuidado. 7espu2s de morirse, =urol2sov se levantó, se sacudió el polvo del pantalón de su %rac, hi)o una reverencia, es#o)ó una sonrisa %alsa y se retiró acompaado de aplausos aislados. El presentador ha#ló de nuevo0 4 Cemos admirado la ma"n$ca interpretación que Savva Potápovich ha hecho de «El ca#allero avaro». Este ca#allero espera#a verse rodeado por "raciosas nin%as y un sin%$n de cosas a"rada#les. Pero ya han visto ustedes que no le sucedió nada por el estilo, no le rodearon las nin%as, no le rindieron homena!e las musas y no construyó nin"3n palacio, al contrario, aca#ó muy mal se %ue al cuerno de un ataque al cora)ón, acostado so#re su #a3l con divisas y piedras preciosas. Les preven"o que les puede suceder al"o i"ual o peor ?si no entre"an las divisas@
o sa#emos si %ue el e%ecto de la poes$a de Push/in o el discurso prosaico del presentador, pero de repente en la sala se oyó una vo) t$mida0 4 Entre"o las divisas. 4 Ca"a el %avor de su#ir al escenario 4 invitó ama#lemente el presentador mirando hacia la sala a oscuras. Kn hom#re pequeo y ru#io apareció en el escenario. A !u)"ar por su pinta, hac$a más de tres semanas que no se a%eita#a. 4 7$"ame, por %avor, 5cómo se llama6 4 i/olái =anav/in 4 respondió a)orado el hom#re. 4 'ucho "usto, ciudadano =anav/in. 5(ien6 4 Entre"o 4 di!o =anav/in en vo) #a!a. 451uánto6 4 'il dólares y doscientos ru#los en oro. 4?(ravo@ 5Es todo lo que tiene6 El presentador clavó sus o!os en los de =anav/in, y a i/anor +vánovich le pareció que los o!os del actor desped$an rayos que atravesa#an a =anav/in como si %uera rayos Z. El p3#lico contuvo la respiración. 4?Le creo@ 4 e&clamó por n el actor apa"ando su mirada4, ?le creo@ ?Estos o!os no mienten@ 1uántas veces he repetido que la principal equivocación que cometen ustedes es menospreciar los o!os humanos. 8uiero que comprendan que la len"ua puede ocultar la verdad, pero los o!os ?!amás@ Por e!emplo, si a usted le hacen una pre"unta inesperada, usted puede no inmutarse, dominarse en se"uida, sa#iendo per%ectamente qu2 tiene que decir para ocultar la verdad y decirlo con todo convencimiento sin cam#iar de e&presión. Pero, la verdad, asustada por la pre"unta, salta a sus o!os un instante y< ?todo ha terminado@ La verdad no ha pasado inadvertida y ?usted está descu#ierto@ 7espu2s de pronunciar estas pala#ras tan convincentes con mucho calor, el actor inquirió con suavidad. 4 (ueno, =anav/in, 5dónde lo tiene escondido6 4 7onde mi t$a Poro!óvni/ova, en la calle Prech$sten/a. 4?Ah@ Pero< 5no es en casa de 1laudia +l$nishna6 4 S$. 4?Ah, ya s2, ya s2@< 5En una casita pequea6 51on un !ardincillo en%rente6 ?1ómo no, s$ que la cono)co@ 5> dónde los ha metido6 4 En el sótano, en una ca!a de #om#ones< El actor se llevó las manos a la ca#e)a. 4 Pero, 5han visto ustedes al"o i"ual6 4 e&clamó dis"ustado4. ?Pero si se van a cu#rir de moho@ 5Es que se pueden conar divisas a personas as$6 5Eh6 ?1omo si %uera un cr$o pequeo@ El mismo =anav/in comprendió que ha#$a sido una #ar#aridad y #a!ó su ca#e)a melenuda. 4 El dinero 4 se"u$a el actor4 tiene que estar "uardado en un #anco estatal, en un local seco y #ien vi"ilado, pero no en el sótano de una t$a donde, entre otras cosas, lo pueden estropear las ratas. ?Es ver"on)oso, =anav/in, ni que %uera un nio pequeo@ =anav/in ya no sa#$a dónde meterse y hur"a#a, a)orado, el rev2s de su chaqueta. 4 (ueno 4 se a#landó el actor4, olvidemos el pasado< 4 y aadió40 por cierto, y ya para terminar de una ve)< y no mandar dos veces el coche<, 5esa t$a suya tam#i2n tiene al"o6 =anav/in, que no se espera#a este vira!e, se estremeció y en la sala se hi)o un silencio. 4 *i"a, =anav/in< 4 di!o el presentador con una me)cla de reproche y cario4, ?yo que esta#a tan contento con usted@ ?> que de pronto se me tuerce@ ?Es a#surdo, =anav/in@ Aca#o de ha#lar de los o!os. S$, veo que su t$a tam#i2n tiene al"o. 5Por qu2 nos hace perder la paciencia6 4?S$ tiene@ 4 "ritó =anav/in con desparpa!o. 4?(ravo@ 4 "ritó el presentador. 4?(ravo@ 4 aulló la sala. 1uando todos se hu#ieron calmado, el presentador %elicitó a =anav
/in, le estrechó la mano, le o%reció su coche para llevarle a casa y ordenó a al"uien entre #astidores que el mismo coche %uera a reco"er a la t$a, invitándola a que se presentara en el auditorio %emenino. 4 Ah, s$, quer$a pre"untarle, 5no le di!o su t$a dónde "uarda#a el dinero6 4 pre"untó el presentador o%reciendo a =anav/in un ci"arrillo y %ue"o. Oste sonrió con cierta an"ustia mientras lo encend$a. 4 Le creo, le creo 4 respondió el actor suspirando4. La vie!a es tan a"arrada que ser$a incapa) de contárselo no ya a su so#rino, ni al mismo dia#lo. (ueno, intentaremos despertar en ella al"unos sentimientos humanos. A lo me!or no se han podrido todas las cuerdas en su alma de usurera. ?Adiós, =anav/in@ > el a%ortunado =anav/in se %ue. El presentador pre"untó si no ha#$a más voluntarios que quisieran entre"ar divisas, pero la sala respondió con un silencio. 4?o lo entiendo@ 4 di!o el actor enco"i2ndose de hom#ros, y le cu#rió el telón. Se apa"aron las luces y por unos instantes todos estuvieron a oscuras. Le!os se o$a una vo) nerviosa, de tenor, que canta#a0 «Cay montones de oro que sólo a m$ pertenecen<» Lue"o lle"ó el rumor sordo de unos aplausos. 4 En el teatro de mu!eres al"una estará entre"ando 4 ha#ló de pronto el vecino pelirro!o y #ar#udo de i/anor +vánovich, y aadió con un suspiro40 ?si no %uera por mis "ansos@ Ten"o "ansos de lucha en Lianósovo< La van a palmar sin m$. Es un ave de lucha muy delicada, necesita muchos cuidados. ?Si no %uera por los "ansos@ Porque lo que es Push/in< a m$ no me dice nada 4 y suspiró. Se iluminó la sala y i/anor +vánovich soó que por todas las puertas entra#an cocineros con "orros #lancos y "randes cucharones. Knos pinches entraron en la sala una "ran perola llena de sopa y una cesta con tro)os de pan ne"ro. Los espectadores se animaron. Los ale"res cocineros corr$an entre los amantes del teatro, serv$an la sopa y repart$an el pan. 4 A comer, ami"os 4 "rita#an los cocineros4, ?y a entre"ar las divisas@ ?8u2 "anas ten2is de estar aqu$, comiendo esta porquer$a@ 1on lo #ien que se está en casa, tomando una copita< 4 T3, por e!emplo, 5qu2 haces aqu$6 4se diri"ió a i/anor +vánovich un cocinero "ordo con el cuello con"estionado, y le alar"ó un plato con una ho!a de col nadando solitaria en un l$quido. 4?o ten"o@ ?o ten"o@ ?o ten"o@ 4 "ritó i/anor +vánovich con vo) terri#le4. Lo entiendes, ?no ten"o@ 45o tienes6 4 voci%eró el cocinero amena)ador4, 5no tienes6 4 pre"untó de nuevo con vo) cariosa de mu!er4. (ueno, #ueno 4 dec$a, tranquili)ador, convirti2ndose en la en%ermera Pras/ovia F2dorovna. Osta sacud$a suavemente a i/anor +vánovich, co"i2ndole por los hom#ros. Se disiparon los cocineros y desaparecieron el teatro y el telón. i/anor +vánovich, con los o!os llenos de lá"rimas, vio su ha#itación del sanatorio y a dos personas con #atas #lancas, pero no eran los descarados cocineros con sus conse!os impertinentes, sino el m2dico y Pras/ovia F2dorovna que ten$a en sus manos un platillo con una !erin"uilla cu#ierta de "asa. 4?Pero qu2 es esto@ 4 dec$a amar"amente i/anor +vánovich, mientras le pon$an la inyección4. ?Si no ten"o@ ?8ue Push/in les entre"ue las divisas@ ?>o no ten"o@ 4 (ueno, #ueno 4 le tranquili)a#a la compasiva Pras/ovia F2dorovna4, si no tiene, no pasa nada. 7espu2s de la inyección, i/anor +vánovich se sintió me!or y durmió sin sueos. Pero su desesperación pasó a la ha#itación -JV, donde otro en%ermo despertó y se puso a #uscar su ca#e)a lue"o a la --U, donde el desconocido maestro empe)ó a inquietarse, retorci2ndose las manos, acon"o!ado, mirando la luna y recordando la 3ltima noche de su vida, aquella amar"a noche de otoo, la %ran!a de lu) de#a!o de la puerta y el pelo desri)ado. 7e la --U la an"ustia voló por el #alcón hacia +ván, que despertó llorando. El m2dico no tardó en tranquili)ar a todos los soliviantados y pronto se durmieron. El 3ltimo en dormirse %ue +ván, que lo hi)o ya cuando el r$o empe)ó a clarear. Le lle"ó la calma como si se %uera acercando una ola y le %uera cu#riendo, a medida que el medicamento le i#a lle"ando a todo el cuerpo. Se le hi)o 2ste más li"ero y la #risa suave del sueo le re%resca#a la ca#e)a. Se durmió
oyendo el cantar matinal de los pá!aros en el #osque. Pronto se callaron. +ván empe)ó a soar con el sol que descend$a so#re el monte 1alvario, que esta#a cerrado por un do#le cerco<
1. LA E
El sol descend$a so#re el monte 1alvario, que esta#a cerrado por un do#le cerco. El ala de ca#aller$a que ha#$a cortado el camino al procurador cerca del mediod$a, salió al trote hacia la Puerta de Ce#rón. El camino ya esta#a preparado. Los soldados de in%anter$a de la cohorte de 1apadocia empu!aron hacia los lados a la muchedum#re, mulas y camellos, y el ala, levantando remolinos #lancos de polvo, que lle"a#an hasta el cielo, trotó hasta el cruce de dos caminos0 el del sur, que conduc$a a (ethpha"e, y el del noroeste, que lleva#a a Da ff a. El ala si"uió ca#al"ando por el camino del noroeste. 7espu2s de ha#er desviado las caravanas que se precipita#an a Dershala$m para la esta, los mismos soldados de 1apadocia se ha#$an dispersado por los #ordes del camino. 7etrás de los capadocios se a"rupa#an los pere"rinos que ha#$an a#andonado sus provisionales tiendas de campaa a rayas, instaladas directamente en la hier#a. El ala recorrió cerca de un /ilómetro, adelantó a la se"unda cohorte de la le"ión Fulminante y, despu2s de otro /ilómetro de marcha, se acercó a la primera, que se halla#a al pie del monte 1alvario. Aqu$ se #a!aron de los ca#allos. El comandante dividió el ala en pelotones que rodearon toda la %alda del pequeo monte, de!ando li#re sólo una su#ida, la del camino de Da ff a. Al poco rato se acercó al monte la se"unda cohorte y %ormó un se"undo c$rculo. Por n lle"ó la centuria diri"ida por 'arco 'atarratas. Avan)a#a por el camino %ormando dos lar"as cadenas, y, entre las cuales, #a!o la escolta de la "uardia secreta, i#an en carro los tres condenados, cada uno con una ta#la #lanca en el cuello, donde se le$a «#andido y re#elde» en dos idiomas, arameo y "rie"o. El carro de los condenados i#a se"uido por otros, car"ados con ta#lones reci2n cepillados, con travesaos, cuerdas, palas, cu#os y hachas. En estos carros i#an seis verdu"os. Les se"u$an, montados a ca#allo, el centurión 'arco, el !e%e de la "uardia del templo de Dershala$m y ese mismo hom#re de capuchón con el que Pilatos ha#$a tenido una entrevista muy #reve en la ha#itación ensom#recida del palacio. 1erra#a la procesión una cadena de soldados se"uida por unos dos mil curiosos que no se ha#$an asustado del calor a"o#iante, que desea#an presenciar el interesante espectáculo. A los curiosos de la ciudad se ha#$an unido los curiosos pere"rinos, a los que de!a#an colocarse en la cola de la procesión li#remente. La procesión empe)ó a ascender al monte 1alvario, acompaada por los "ritos a"udos de los heraldos, que se"u$an la columna y repet$an lo que Pilatos proclamara cerca del mediod$a. El ala de ca#aller$a de!ó pasar a todos, pero la se"unda centuria sólo a los que ten$an relación directa con la e!ecución, y lue"o, con rápidas manio#ras, dispersó alrededor del monte a toda la muchedum#re de tal manera, que 2sta se encontró entre el cerco de in%anter$a, arri#a, y el de la ca#aller$a a#a!o. Ahora pod$a ver la e!ecución a trav2s de la cadena suelta de los soldados de in%anter$a. Ca#$an pasado tres horas desde que la procesión iniciara la marcha haBcia el monte, y el sol descend$a ya so#re el 1avario, pero el calor todav$a era insoporta#le, y los soldados de am#os cercos su%r$an del #ochorno, se a#urr$an y maldec$an con el alma a los tres condenados, deseándoles sinceramente una muerte rápida. El pequeo comandante del ala de ca#aller$a, que se encontra#a al pie del monte, !unto al 3nico paso a#ierto de su#ida, con la %rente mo!ada y la espalda de la camisa oscurecida por el sudor, no hac$a más que acercarse a un cu#o de cuero, co"er a"ua con las manos, #e#er y mo!arse el
tur#ante. 7espu2s sent$a cierto alivio, se aparta#a y empe)a#a a recorrer de arri#a a#a!o el camino polvoriento que conduc$a a la cum#re. Su lar"a espada "olpea#a el tren)ado de cuero de sus #otas. El comandante que r$a dar a sus soldados e!emplo de resistencia, pero sent$a pena de ellos y les permitió que, con sus lan)as hincadas en tierra, %ormaran pirámides y las cu#rieran con sus capas #lancas. Los sirios se escond$an #a!o estas improvisadas ca#aas del implaca#le sol. Los cu#os se vacia#an uno tras otro, y los soldados de distintos pelotones se turna#an para ir por a"ua a un despeadero al pie del monte donde, a la escasa som#ra de unos escuálidos morales, aca#a#a sus d$as en medio de aquel calor in%ernal un tur#io riachuelo. All$ mismo, si"uiendo el movimiento de la som#ra, se a#urr$an los pala%reneros, su!etando a los cansados ca#allos. El a"o#io de los soldados y las maldiciones que diri"$an a los condenados eran comprensi#les. A%ortunadamente, no se ha#$an conrmado los temores del procurador de que en su odiado Dershala$m se or"ani)aran distur#ios durante la e!ecución, y, cuando lle"ó la cuarta hora del suplicio, entre la cadena superior de in%anter$a y la in%erior, de ca#aller$a, contra todo lo supuesto no queda#a nadie. El sol, quemando a la muchedum#re, la ha#$a arro!ado a Dershala$m. 7etrás de las dos cadenas de las centurias romanas sólo queda#an dos perros, que no se sa#$a a qui2n pertenec$an ni a qu2 se de#$a su aparición en el monte. Pero tam#i2n a ellos les venció el calor y se tum#aron con la len"ua %uera, sin hacer nin"3n caso de las la"arti!as verdes, 3nicos seres que, sin temor al sol, corr$an entre las piedras caldeadas y las plantas trepadoras con "randes pinchos. adie intentó llevarse a los condenados ni en Dershala$m, invadido por las tropas, ni all$, en el monte cercado y la "ente volvió a la ciudad, porque en la e!ecución no ha#$a ha#ido nada interesante. 'ientras tanto, en la ciudad se"u$an los preparativos para la "ran esta de Pascua, que empe)a#a aquella misma tarde. La in%anter$a romana lo esta#a pasando peor a3n que los soldados de ca#aller$a. El centurión 'atarratas sólo permitió a sus soldados quitarse los yelmos y cu#rirse la ca#e)a con #andas #lancas mo!adas en a"ua, pero les o#li"a#a a permanecer de pie, con las lan)as en mano. Ol mismo, con una #anda seca en la ca#e)a, se mov$a !unto al "rupo de verdu"os sin quitarse el peto con ca#e)as doradas de león, las espinilleras, la espada y el cuchillo. El sol ca$a so#re el centurión sin hacerle nin"3n dao, y no se pod$a mirar a las ca#e)as de león que herv$an al sol y quema#an los o!os con su ree!o. El rostro des"urado de 'atarratas no e&presa#a cansancio ni descontento, y da#a la impresión que el centurión "i"ante era capa) de se"uir caminando durante todo el d$a, la noche y el d$a si"uiente, todo el tiempo que %uera necesario. Se"uir andando de la misma manera, con las manos en el pesado cinturón con chapas de co#re, diri"iendo severas miradas a los postes de los e!ecutados o a los soldados en cadena, dando patadas con la misma indi%erencia, con su cal)ado de cuero, a los huesos humanos #lanqueados por el tiempo y a los pequeos s$lices que encontra#a a su paso. El hom#re del capuchón se ha#$a situado cerca de los maderos, en una #anqueta de tres patas, permanec$a inmóvil, apaci#le, aunque de ve) en cuando revolv$a a#urrido la arena con una ramita. o es del todo cierto que detrás de la cadena de le"ionarios no ha#$a quedado nadie. Ca#$a un hom#re, pero no todos pod$an verlo. o esta#a donde el camino a#ierto su#$a al monte y desde donde me!or pod$a verse la e!ecución, sino en la parte norte, donde la pendiente no era suave, ni accesi#le, sino desi"ual, con "rietas y %allas, donde un moral en%ermo trata#a de so#revivir, a%errándose a la seca y resque#ra!ada tierra, maldita por el cielo. > precisamente all$ #a!o un ár#ol que no da#a som#ra, se ha#$a instalado el 3nico espectador que no participa#a en la e!ecución. 7esde el principio, es decir, hac$a ya más de tres horas, esta#a sentado en una piedra. Ca#$a ele"ido para o#servar los acontecimientos no la me!or posición, sino precisamente la peor. 7e todas %ormas pod$a ver los postes y, a trav2s de la cadena de soldados, las dos manchas relucientes en el pecho del centurión al parecer, esto era suciente para el hom#re que quer$a pasar inadvertido y sin que nadie le molestara. Pero cuatro horas antes, cuando el proceso de la e!ecución da#a comien)o, el comportamiento de este hom#re ha#$a sido muy distinto. Pudo ha#er sido sealado, por lo que tuvo que cam#iar su actitud y aislarse.
1uando la procesión coronó el monte, de!ando atrás la cadena de solBdados, apareció este hom#re con miedo de lle"ar tarde. +#a so%ocado, corr$a, más que anda#a, por el monte, empu!a#a a la "ente y, al darse cuenta de que delante de 2l y del resto de la muchedum#re se cerra#a la cadena, hi)o un in"enioso intento de pasar entre los soldados al lu"ar de la e!ecución, donde los condenados descend$an del carro, haciendo como que no entend$a los e&citados "ritos de los romanos. 9eci#ió un %uerte "olpe en el pecho con el e&tremo romo de una lan)a y de un salto se apartó de los soldados, a la ve) que e&hala#a un "rito desesperado e&ento de dolor. 7iri"ió una mirada tur#ia y completamente indi%erente al le"ionario que aca#a#a de pe"arle, como si %uera insensi#le al dolor %$sico. 1orrió alrededor del monte, tosiendo y aho"ándose, con las manos en el pecho, tratando de encontrar un claro en la cadena de soldados por donde pudiera pasar. Pero ya era tarde y la cadena se ha#$a cerrado. > el hom#re, con la cara des"urada por el su%rimiento, tuvo que renunciar a sus deseos de acercarse a los carros, de los que ya ha#$an #a!ado los maderos. Sus intentos no le ha#$an conducido a nada además pod$an ha#erle prendido, y en este d$a eso no entra#a para nada en sus planes. Por eso ha#$a ido a instalarse en el #arranco, donde esta#a tranquilo y nadie le i#a a molestar. Ahora, este hom#re de #ar#as ne"ras, con los o!os llorosos por el sol y el insomnio, permanec$a sentado en una piedra. Esta#a apesadum#rado. A#r$a, suspirando, su taled "astado en las pere"rinaciones, que, de a)ul celeste, se ha#$a convertido en "risáceo, se descu#r$a el pecho "olpeado, por el que chorrea#a el sudor sucio, o, con e&presión de insoporta#le dolor, levanta#a los o!os al cielo, o#servando las aves que vola#an en lo alto descri#iendo "randes circun%erencias, en espera de un pró&imo %est$n o clava#a su mirada de desesperación en la tierra amarillenta, viendo una calavera de perro medio deshecha y la"arti!as que corr$an a su alrededor. El su%rimiento del hom#re era tan intenso, que a veces se pon$a a ha#lar consi"o mismo. 4 *h, im#2cil de m$< 4murmura#a, tam#aleándose en la piedra, en medio de su dolor, mientras araa#a con las uas su pecho moreno4. ?+m#2cil, mu!er)uela insensata, co#arde@ ?Soy una carroa y no un hom#re@ Lue"o se calla#a, #a!a#a la ca#e)a y, despu2s de #e#er a"ua templada de una cala#a)a, parec$a revivir. A"arra#a el cuchillo escondido en el pecho #a!o el taled o un tro)o de per"amino, que ten$a en%rente en una piedra, con un %rasco de tinta y un palito. En el per"amino ha#$a ya varias cosas escritas. «1orren los minutos y yo, Lev$ 'ateo, estoy en el 1alvario, ?pero la muerte no lle"a@» > despu2s0 «7esciende el sol, pero la muerte no lle"a.» Ahora Lev$ 'ateo apuntó, desesperado, con el palito0 «?7ios@ 5Por qu2 te eno!as con 2l6 'ándale la muerte.» Al escri#irlo, sollo)ó sin lá"rimas y de nuevo se araó el pecho con las uas. Lev$ esta#a desesperado a causa de la trá"ica mala suerte que ha#$an tenido Doshuá y 2l, y además, por la "rave equivocación que ha#$a cometido Lev$, se"3n 2l mismo pensa#a. Anteayer Doshuá y Lev$ se halla#an en (ethpha"e, cerca de Dershala$m, donde ha#$an sido invitados por un hortelano al que "ustaron so#remanera las predicaciones de Doshuá. Los dos hu2spedes ha#$an estado tra#a!ando toda la maana en la huerta para ayudar al dueo y pensa#an marchar a Dershala$m hacia la noche, cuando re%rescara. Pero Doshuá ten$a prisa, e&plicó que le espera#a un asunto inapla)a#le en Dershala$m y marchó solo, hacia el mediod$a. Osta %ue la primera equivocación que cometió Lev$ 'ateo. 5Por qu26 5Por qu2 le ha#$a de!ado marchar solo6 Por la tarde 'ateo no pudo ir a Dershala$m. Le ha#$a atacado una dolencia inesperada y terri#le. Tem#la#a, su cuerpo se ha#$a llenado de %ue"o, chasquea#a con los dientes y ped$a a"ua a cada instante. o pod$a ir a nin"3n sitio. 1ayó so#re un telli) en el co#erti)o del hortelano y permaneció all$ hasta el amanecer del viernes, cuando la en%ermedad a#andonó a Lev$ tan inesperadamente como le ha#$a acometido. Aunque se sent$a d2#il y le tem#la#an las piernas, an"ustiado por el presentimiento de una des"racia, se despidió del dueo y se diri"ió a Dershala$m. All$ supo que su
presentimiento no le ha#$a en"aado y que la des"racia ha#$a ocurrido. Lev$ esta#a entre la muchedum#re y oyó al procurador anunciar la sentencia. 'ientras lleva#an a los condenados al monte, Lev$ corr$a !unto a la caBdena de soldados entre los curiosos tratando de hacer una seal a Doshuá, como dici2ndole que 2l, Lev$, esta#a all$, que no le ha#$a a#andonado en su 3ltimo camino y que re)a#a para que la muerte lle"ara cuanto antes. Pero Doshuá, que mira#a a lo le!os, hacia donde le lleva#an, no le vio. 1uando la procesión ha#$a avan)ado, y a 'ateo le empu!a#a la muchedum#re hacia la misma cadena de soldados, se le ocurrió una idea sencilla y "enial, e inmeditamente el apasionado 'ateo empe)ó a maldecirse por no ha#er ca$do antes en aquella idea. La hilera de soldados no era muy densa, entre ellos ha#$a huecos. 1on un poco de astucia y ha#ilidad se pod$a pasar entre dos le"ionarios, correr hasta el carro y su#irse en 2l. Entonces Doshuá estar$a a salvo del su%rimiento. o hac$a %alta más que un instante para clavarle a Doshuá un cuchillo en la espalda, "ritándole0 «?Doshuá@ ?Te salvo y me voy conti"o@ ?>o, Lev$ 'ateo, tu 3nico y el disc$pulo@». Si 7ios le #endi!era con otro instante más, podr$a darle tiempo de quitarse la vida 2l tam#i2n, evitando la muerte en el madero. Aunque esto 3ltimo era lo que menos interesa#a a Lev$, el que %ue recaudador de contri#uciones. Le da#a lo mismo cómo %uera su propia muerte. Sólo desea#a que Doshuá, que nunca ha#$a hecho a nadie dao al"uno, %uera li#erado del suplicio. El plan era acertado, pero ha#$a un pro#lema0 que Lev$ no ten$a cuchillo. Tampoco ten$a ni una moneda. +ndi"nado consi"o mismo, Lev$ escapó de la muchedum#re y corrió a la ciudad. Kna idea %e#ril se le ha#$a !ado en la ca#e)a0 conse"uir el cuchillo y alcan)ar la procesión. Lle"ó corriendo hasta la entrada de la ciudad, evitando las caravanas que au$an a Dershala$m, y vio a su i)quierda la puerta a#ierta de una tiendecilla donde vend$an pan. So%ocado por su carrera #a!o el sol ardiente, Lev$ trató de dominarse, entró en la tienda con tranquilidad, saludó a la duea que esta#a detrás del mostrador y le pidió que le alcan)ara del estante de arri#a un pan que le ha#$a "ustado especialmente. 'ientras ella se volv$a, rápidamente y sin decir una pala#ra, co"ió del mostrador un cuchillo de pan, lar"o, alado como una nava!a, y echó a correr %uera de la tienda. A los pocos minutos esta#a de nuevo en el camino de Da ff a. Pero ya no vio la procesión. Echó a correr. 7e ve) en cuando ten$a que tenderse so#re el polvo para reco#rar la respiración. > as$ se queda#a, sorprendiendo a los que pasa#an a pie o montados en mulas hacia Dershala$m. Permanec$a echado, sintiendo los latidos de su cora)ón no sólo en el pecho, sino tam#i2n en los o$dos y en la ca#e)a. Kna ve) reco#rado se levanta#a de un salto y se"u$a corriendo, aunque cada ve) más despacio. Por n, pudo ver en la le!an$a la lar"a procesión envuelta en una nu#e de polvo. Esta#a ya al pie del monte. 4?*h, 7ios@ 4 "imió Lev$, comprendiendo que i#a a lle"ar tarde. > ha#$a lle"ado tarde. Transcurrida la cuarta hora de la e!ecución, el su%rimiento lle"ó a su l$mite y Lev$ se llenó de ira. Se levantó de la piedra, tiró al suelo el cuchillo ro#ado 4 in3tilmente, pensa#a ahora4, aplastó con el pie la cala#a)a, quedándose sin a"ua, se quitó el /e de la ca#e)a, a"arró sus escasos ca#ellos y comen)ó a maldecirse. Se maldec$a e&clamando pala#ras sin sentido, ru"$a y escup$a, deni"rando a sus padres que ha#$an tra$do al mundo a un ser tan im#2cil. 1omo viera que maldiciones y !uramentos no serv$an para nada, y que nada cam#ia#a #a!o el sol achicharrante apretó sus puos secos y, entornando los o!os, los levantó al cielo, hacia el sol que se desli)a#a cada ve) más #a!o, alar"ando las som#ras y desapareciendo por n, para caer al mar 'editerráneo. > e&i"ió a 7ios un mila"ro. E&i"$a a 7ios que mandara la muerte a Doshuá en aquel mismo instante. Al a#rir los o!os se convenció de que en el monte nada ha#$a cam#iado, e&cepto las manchas que ard$an en el pecho del centurión y que ahora se ha#$an apa"ado. El sol envia#a sus rayos contra las espaldas de los e!ecutados que mira#an a Dershala$m. Entonces Lev$ "ritó0 4?7ios, te maldi"o@
Nrita#a con vo) ronca que se ha#$a convencido de la in!usticia divina y que no pensa#a se"uir creyendo. 4?Eres sordo@ 4 ru"$a Lev$4. ?'e hu#ieras o$do de no ser as$ y le ha#r$as mandado la muerte en se"uida@ 1erró los o!os esperando que cayera %ue"o del cielo para que 2l mismo muriera. Pero no %ue as$ y Lev$, sin despe"ar los párpados, si"uió diri"iendo al cielo reproches amar"os e insultantes. Ca#la#a a vo) en "rito de su completa desilusión e&ist$an otros dioses y otras reli"iones. S$, !amás otro dios hu#iera consentido que el sol quemara so#re un madero a un hom#re como Doshuá. 4?'e he equivocado@ 4 "rita#a Lev$, ya ronco4. ?Eres el dios del mal@ ?* acaso tienes los o!os cu#iertos con el humo de los incensarios del templo y tus o$dos no oyen sino las voces ensordecedoras de los sacerdotes@ ?o eres un dios omnipotente@ ?Eres un dios ne"ro@ ?Te maldi"o, dios de los #andidos, eres su protector y su alma@ Al"o sopló en la cara del que %ue recaudador de contri#uciones y cru!ió #a!o sus pies. Sopló de nuevo y Lev$ se dio cuenta al a#rir los o!os que, #ien %uera por sus maldiciones o por cualquier otra ra)ón, todo ha#$a cam#iado en el mundo. El sol ha#$a desaparecido antes de lle"ar al mar, en el que se hund$a todas las tardes. Kna nu#e de tormenta que avan)a#a desde el oeste, amena)adora e inconmovi#le, se lo ha#$a tra"ado. >a herv$an sus #ordes con espuma #lanca, y su pan)a humeante ten$a ree!os amarillos. El nu#arrón "ru$a y solta#a hilos de %ue"o de ve) en cuando. Por el camino de Da ff a, por el po#re valle de Cinnon, #a!o las tiendas de los pere"rinos, vola#an remolinos de polvo que hu$an del viento, levantado de repente. Lev$ calló. Trata#a de comprender si la tormenta que cu#rir$a Dershala$m traer$a al"3n cam#io a la situación del po#re Doshuá. > entonces, al ver los hilos de %ue"o que corta#an la nu#e, empe)ó a pedir que un rayo diera en el madero de Doshuá. 'ira#a arrepentido al cielo limpio que a3n no se ha#$a tra"ado el nu#arrón y donde las aves de rapia vola#an so#re un ala para escapar de la tormenta. Lev$ pensó que se ha#$a apresurado tontamente en sus maldiciones, y que ahora 7ios no le har$a caso. Iolvió la vista hacia el pie del monte y se !ó en el lu"ar donde se encontra#a repartido el re"imiento de ca#aller$a. Se dio cuenta de que ha#$a ha#ido "randes cam#ios. 7esde lo alto ve$a per%ectamente a los soldados, que se a"ita#an, que saca#an las lan)as de la tierra y se pon$an las capas, a los pala%reneros que corr$an por el camino llevando de las riendas a los ca#allos ne"ros. Esta#a claro que el re"imiento se prepara#a para partir. Lev$, prote"i2ndose con una mano del polvo que le pe"a#a en la cara y escupiendo, trata#a de comprender qu2 si"nica#an los preparativos de la ca#aller$a. 7iri"ió la mirada más arri#a y vio una "ura con una clámide ro!a que se acerca#a a la pla)oleta de la e!ecución. El que %ue recaudador de contri#uciones sintió %r$o en el cora)ón al presentir pró&imo el nal. 8uien su#$a por el monte cuando transcurr$a la quinta hora del suplicio de los condenados, era el comandante de la cohorte que ha#$a lle"ado de Dershala$m, acompaado por un asistente. *#edeciendo a una indicación de 'atarratas, la cadena de soldados se a#rió y el centurión saludó al tri#uno. Oste se apartó con 'atarratas y le di!o al"o en vo) #a!a. El centurión saludó de nuevo y se diri"ió hacia el "rupo de verdu"os, que esta#an sentados en unas piedras !unto a los maderos. 'ientras tanto, el tri#uno diri"ió sus pasos hacia el que esta#a sentado en un #anco de tres patas el hom#re se incorporó y ama#lemente salió al encuentro del tri#uno tam#i2n a 2ste le di!o al"o en vo) #a!a y se diri"ieron hacia los maderos. Se unió a ellos el !e%e de la "uardia del templo. 'atarratas miró con asco el montón de trapos sucios que yac$an en tierra, !unto a los postes, trapos que ha#$an sido la ropa de los condenados y que los verdu"os se ne"aron a co"er. Llamó a dos de ellos y les ordenó0 4 ?Se"uidme@ 7el madero más pró&imo lle"a#a una canción ronca y sin sentido. A"otado por el sol y las moscas, Nestás se ha#$a vuelto loco cuando corr$a la tercera hora de la e!ecución, y ahora canta#a por lo #a!o una canción so#re la uva. 7e cuando en cuando mov$a la ca#e)a cu#ierta con un tur#ante entonces las moscas se levanta#an y lue"o volv$an a posarse.
En el se"undo madero, 7ismás su%r$a más que los otros dos, porque no perd$a el conocimiento mov$a la ca#e)a con un ritmo !o, ya a la i)quierda, ya a la derecha, tocándose el hom#ro con la ore!a. El más %eli) era Doshuá. 7urante la primera hora ha#$an empe)ado a darle desmayos, lue"o perdió el conocimiento y de!ó caer la ca#e)a con el tur#ante deshecho. Las moscas y los tá#anos le ha#$an cu#ierto de tal manera que su cara ha#$a desaparecido #a!o una masa viva. Tá#anos "rasientos chupa#an su cuerpo desnudo y amarillo, posándose en las in"les, el vientre y las a&ilas. *#edeciendo a los "estos del hom#re del capuchón, uno de los verdu"os co"ió una lan)a y otro llevó hacia los maderos un #alde y una espon!a. El primero levantó la lan)a y le dio a Doshuá en los #ra)os, que ten$a estirados y atados a los travesaos del poste, primero en uno y lue"o en otro. El cuerpo con las costillas salientes se estremeció. El verdu"o pasó la punta de la lan)a por el vientre. Entonces Doshuá levantó la ca#e)a0 las moscas volaron con un murmullo y de!aron al descu#ierto la cara del e!ecutado, hinchada por las picaduras, con los o!os hundidos0 una cara irreconoci#le. NaBo)ri despe"ó los párpados y miró hacia a#a!o. Sus o!os, que siempre ha#$an sido claros, esta#an tur#ios. 4?NaBo)ri@ 4 di!o el verdu"o. NaBo)ri movió sus la#ios hinchados y contestó con vo) ronca, de #andido. 458u2 quieres6 5Para qu2 te has acercado a m$6 4?(e#e@ 4 di!o el verdu"o, y la espon!a, empapada en a"ua, clavada en la punta de la lan)a, su#ió hasta los la#ios de Doshuá. En sus o!os #rilló la ale"r$a. Acercó la #oca a la espon!a y #e#ió con avide). 7el madero de al lado se oyó la vo) de 7ismás0 4?Es una in!usticia@ ?Soy i"ual de #andido que 2l@ 7ismás se estiró, pero no pudo moverse0 sus #ra)os esta#an su!etos a los travesaos con anillos de cuerda. Enco"ió el vientre y se a"arró con las uas a los e&tremos de los travesaos, la ca#e)a vuelta hacia el poste de Doshuá sus o!os esta#an llenos de ira. Kna nu#e de polvo cu#rió la pla)oleta y se hi)o más oscuro. 1uando el viento se llevó el polvo, el centurión "ritó0 4?A callar el del se"undo poste@ 7ismás se calló. Doshuá se apartó de la espon!a, y, tratando de hacer que su vo) %uera suave y convincente, pero sin poder conse"uirlo, pidió con vo) ronca al verdu"o0 4 7ale de #e#er. Se"u$a oscureciendo. El nu#arrón ha#$a cu#ierto medio cielo, precipitándose hacia Dershala$m. Knas nu#es #lancas, hirvientes, vola#an delante de la nu#e "rande, impre"nada de a"ua ne"ra y de %ue"o. Al"o #rilló y sonó so#re el monte. El verdu"o quitó la espon!a de la lan)a. 4?Nlorica al "eneroso he"2mono@ 4 murmuró con solemnidad y pinchó li"eramente a Doshuá en el cora)ón. Oste se estremeció y murmuró0 4 Ce"2mono< La san"re le corrió por el vientre, la mand$#ula in%erior se convulsionó y la ca#e)a quedó col"ando. 1on el se"undo trueno el verdu"o da#a de #e#er a 7ismás, diciendo las mismas pala#ras0 «?Nlorica al he"2mono@» le mató. Nestás, enloquecido, dio un "rito asustado cuando el verdu"o se apro&imó, pero al tener la espon!a en sus la#ios ru"ió al"o y la a"arró con los dientes. A los pocos se"undos su cuerpo col"a#a inerte, su!eto por las cuerdas. El hom#re del capuchón se"u$a los pasos al verdu"o y al centurión, detrás de 2l i#a el !e%e de la "uardia del templo. Se detuvo ante el primer madero, miró !amente al ensan"rentado Doshuá, le tocó un pie con su mano #lanca y di!o a sus acompaantes0 4 'uerto. 9epitió lo mismo en los otros dos postes. 7espu2s de esto el tri#uno hi)o una seal al centurión, y, dando la vuelta, empe)ó a descender por el monte con el !e%e de la "uardia del templo y el hom#re del capuchón. El monte esta#a
semioscuro, los relámpa"os surca#an el cielo ne"ro, que de pronto estalló en %ue"o, y el "rito del centurión0 «?8ue quiten el cerco@», se perdió en un estr2pito. Los soldados, %elices, echaron a correr por el monte, poni2ndose los yelmos. La oscuridad cu#rió Dershala$m. La lluvia empe)ó de repente y alcan)ó a las centurias a la mitad del camino de descenso. El a"ua ca$a con tanta %uer)a que, cuando los soldados corr$an hacia a#a!o, les alcan)a#an en%urecidos torrentes. Los hom#res res#ala#an y ca$an en la arcilla mo!ada, ten$an prisa por lle"ar al camino llano apenas visi#le entre el manto de a"ua, por el que se diri"$a a Dershala$m la ca#aller$a calada hasta los huesos. A los pocos minutos, en medio del vaho humeante de la tormenta, del a"ua y del %ue"o, sólo quedó un hom#re. A"ita#a el cuchillo, no en vano ro#ado, cay2ndose en el piso res#aladi)o, a"arrándose a todo lo que le ven$a a mano, arrastrándose a veces de rodillas. Ansia#a lle"ar a los maderos. Tan pronto desaparec$a en la oscuridad total como le ilumina#a una lu) tem#lorosa. Al lle"ar a los postes, con el a"ua hasta los to#illos, se quitó el pesado taled, empapado de a"ua, se quedó en camisa y se inclinó so#re los pies de Doshuá. 1ortó las cuerdas que su!eta#an las piernas, su#ió al travesao in%erior, a#ra)ó a Doshuá y li#eró sus #ra)os de las ataduras de arri#a. El cuerpo desnudo y mo!ado de Doshuá cayó so#re Lev$ y le derrum#ó. Lev$ quiso su#$rselo a los hom#ros en se"uida, pero una idea le detuvo. 7e!ó en el suelo, en medio de un charco, el cuerpo con la ca#e)a echada hacia atrás y los #ra)os a#iertos, y corrió por la res#aladi)a masa de arcilla hacia los otros postes. Tam#i2n cortó las cuerdas en ellos y dos cuerpos más se derrum#aron en el suelo. Pasaron unos minutos. En la cum#re del monte sólo queda#an tres postes vac$os y dos cuerpos que el a"ua sacud$a y remov$a. i Lev$ ni el cuerpo de Doshuá esta#an ya all$.
13. EL "=A IN/IE%O La maana del viernes, es decir, al d$a si"uiente de la condenada sesión de ma"ia, todo el personal del Iariet2s0 el conta#le Iasili Stepánovich Lástoch/in, dos ha#ilitados, las ca!eras, los ordenan)as, los acomodadores y las mu!eres de la limpie)a, todo el personal e%ectivo, en ve) de estar en sus puestos de tra#a!o, se encontra#an sentados en las ventanas que da#an a la Sadóvaya, mirando lo que pasa#a a#a!o, !unto a la puerta del Iariet2s. Ca#$a una cola inmensa, de do#le la, que lle"a#a hasta la pla)a =3drins/aya. A la ca#e)a de la cola esta#an cerca de dos docenas de revendedores, muy conocidos en el 'osc3 teatral. En la cola reina#a la e&citación, que atra$a la atención de los transe3ntes con sus apasionados comentarios so#re la insólita sesión de ma"ia ne"ra del d$a anterior. El conta#le Iasili Stepánovich esta#a muy aver"on)ado oyendo aquellos relatos. Ol no ha#$a presenciado el espectáculo. Los acomodadores conta#an 7ios sa#e cuántas cosas y, entre otras, que despu2s de la ya %amosa sesión, al"unas ciudadanas corr$an por la calle con tra!es indecentes, y muchas más historias por el estilo. Iasili Stepánovich que era un hom#re discreto y modesto, o$a todo aquello con los o!os muy a#iertos y decididamente no sa#$a qu2 medidas tomar. > lo malo era que ten$a que ser precisamente 2l quien las tomara, ya que se ha#$a quedado solo al %rente del equipo del Iariet2s. Cacia las die) de la maana, la cola de impacientes ha#$a tomado tales proporciones que lle"ó la noticia a o$dos de las milicias, y con una rapide) sorprendente se presentaron patrullas a pie y a ca#allo, que consi"uieron mantener cierto orden en la cola. Pero, de todas maneras, la serpiente /ilom2trica, aunque ordenada, constitu$a por s$ misma una "ran atracción y un motivo de asom#ro para los ciudadanos que pasa#an por la Sadóvaya.
Esto en el e&terior, pero dentro del Iariet2s el am#iente no era tampoco muy normal. 7esde primera hora los tel2%onos sona#an sin parar en los despachos de Li!od2yev, de 9ims/i, en el de Iarenu!a y en la ocina de conta#ilidad. Al principio Iasili Stepánovich intenta#a dar una contestación, o contesta#a la ca!era, o murmura#an al"o los acomodadores, pero lue"o de!aron de atender a las llamadas, porque no ha#$a posi#ilidad al"una de responder a la pre"unta de dónde se encontra#an Li!od2yev, Iarenu!a y 9ims/i. Al principio, para salir del paso, dec$an0 «Li!od2yev está en su casa», pero les respond$an que ha#$an llamado a su casa y all$ les ha#$an dicho que esta#a en el Iariet2s. Kna seora, al #orde de un ataque de nervios, llamó e&i"iendo que se pusiera 9ims/i, le aconse!aron que llamara a su mu!er, y ella respondió entre sollo)os que precisamente su mu!er era ella y que 9ims/i no aparec$a por nin"3n sitio. o ha#$a manera de entenderse en aquel l$o. La mu!er de la limpie)a ya ha#$a contado a todo el mundo que cuando entró a arre"lar el despacho del director de nan)as encontró la puerta a#ierta de par en par, las luces encendidas, la ventana del !ard$n rota, el sillón tirado en el suelo y nadie en el despacho. A las die) y pico irrumpió en el Iariet2s madame 9ims/i. Sollo)a#a, se retorc$a las manos. Iasili Stepánovich, apurad$simo, no sa#$a qu2 aconse!arle. A las die) y med$a aparecieron las milicias. > la primera pre"unta 4 muy ra)ona#le %ue0 458u2 ocurre, ciudadanos6 58u2 ha pasado6 El "rupo se apartó, de!ando a Iasili Stepánovich, pálido y nervioso, %rente a los milicianos. Se vio o#li"ado a contar %rancamente lo ocurrido, es decir, que el conse!o de administración del Iariet2s, representado por el director "eneral, el director de nan)as y el administrador ha#$a desaparecido en pleno y no se sa#$a dónde esta#a, que el presentador del pro"rama ha#$a sido llevado a un manicomio despu2s de la sesión de noche del d$a anterior, y que, en resumen, la sesión ha#$a sido un verdadero escándalo. A la esposa de 9ims/i, que se"u$a sollo)ando, procuraron calmarla en lo posi#le y la mandaron a casa. Les interesó mucho lo que conta#a la mu!er de la limpie)a del estado en el que encontró el despacho de 9ims/i. Pidieron a los empleados que ocuparan sus puestos y se dedicaran a sus o#li"aciones. Poco despu2s lle"aron al edicio del Iariet2s los %uncionarios de la +nstrucción Dudicial, con un perro color ceni)a, de ore!as aladas, musculoso y con unos o!os e&traordinariamente inteli"entes. Entre los empleados del Iariet2s se corrió en se"uida la vo) de que el perro era nada menos que el %amoso «Asderrom#o». > realmente era 2l. Su comportamiento sorprendió a todos. En cuanto entró en el despacho del director de nan)as, se puso a "ruir, enseando sus aterradores colmillos amarillentos, lue"o se tum#ó en el suelo y, con una e&presión de an"ustia y de ra#ia al mismo tiempo, avan)ó arrastrándose hasta la ventana rota. Ienciendo su miedo, saltó a la repisa de la ventana y, levantando su alado morro, se puso a aullar con %uria. o quer$a #a!arse de la ventana, "ru$a, se estremec$a, con "anas de tirarse a la calle. Le sacaron del despacho y le de!aron en el vest$#ulo, de all$ salió por la puerta principal y llevó a los que le se"u$an a la parada de ta&is. > all$ perdió, al parecer, la pista que i#a ol%ateando. 7espu2s se lo llevaron. El equipo de la +nstrucción Dudicial se instaló en el despacho de Iarenu!a, y uno a uno, %ueron llamados todos los testi"os de los sucesos de la sesión del d$a anterior. Cay que sealar que la investi"ación se encontra#a a cada paso con dicultades imprevistas. Se perd$a el hilo. 5Cu#o carteles6 S$, pero por la noche los taparon con otros nuevos y ahora no queda#a ni uno. 57e dónde lle"ó ese ma"o6 ?8ui2n lo sa#e@ 58uiere decir que e&ist$a un contrato6 4 Es de suponer 4 respond$a nervioso Iasili Stepánovich. 4 Si se rmó, 5ten$a que ha#er pasado por las manos del conta#le6 4 Sin duda al"una 4 contestó Iasili Stepánovich, cada ve) más nervioso. 4 Entonces, 5dónde está6 4 o lo s2 4repuso el conta#le, poni2ndose pálido. E%ectivamente, no ha#$a ni rastro del contrato en los archivos de conta#ilidad, ni en el despacho del director de nan)as, ni en el de Li!od2yev, ni en el de Iarenu!a.
51ómo se llama#a el ma"o6 Iasili Stepánovich no lo sa#$a, el d$a anterior no ha#$a estado en el teatro. Los acomodadores tampoco lo sa#$an. La ca!era, despu2s de mucho arru"ar la %rente y de pensar un #uen rato, aca#ó por decir0 4 Io<, creo que Ioland< 5* puede que no %uera Ioland6 Puede que no. Puede que %uera FaBland. 9esultó que en el 7epartamento de E&tran!eros no ten$an nin"una noticia de Ioland ni de Faland, el ma"o. =árpov, el ordenan)a, di!o que el ma"o se ha#$a hospedado en casa de Li!od2yev. +nmediatamente %ueron a la casa. o ha#$a nin"3n ma"o. o esta#a tampoco Li!od2yev. i Nrunia, la criada nadie sa#$a dónde se ha#$a metido. i el presidente de la 1omunidad de Iecinos, i/anor +vánovich. Tampoco Próle)hnev. La conclusión era incre$#le0 ha#$a desaparecido el 1onse!o de Administración, ha#$a tenido lu"ar una sesión escandalosa el d$a anterior y no se sa#$a qui2n la ha#$a or"ani)ado e insti"ado. A todo esto, pasa#a el tiempo, se apro&ima#a el mediod$a y ten$an que a#rir las taquillas. Pero, claro, ?esto ni pensarlo@ Se apresuraron a col"ar en la puerta del Iariet2s un "ran tro)o de cartón que dec$a0 «Coy no hay espectáculo». Empe)ó a cundir la a"itación en la cola desde la ca#e)a, pero, pasado el primer momento de #astante consternación, se %ue dispersando poco a poco y una hora despu2s no queda#a en la Sadóvaya el menor rastro de tal cola. El equipo de la +nstrucción partió para se"uir su tra#a!o en otro sitio, y todos los empleados, menos unos cuantos ordenan)as, quedaron li#res. Se cerraron las puertas del Iariet2s. El conta#le Iasili Stepánovich ten$a dos asuntos ur"entes que resolver. En primer lu"ar, ir a la 1omisión de Espectáculos y 7iversiones del "2nero li"ero con el in%orme so#re los acontecimientos del d$a anterior ten$a que pasar despu2s por la sección administrativa de la 1omisión de Espectáculos para entre"ar la recaudación0 J-.R-- ru#los. Iasili Stepánovich, empleado dili"ente y minucioso, empaquetó el dinero en papel de periódico, lo ató con una cuerda, lo metió en la cartera y, como conociera #ien las instrucciones, se diri"ió no al auto#3s o tranv$a, naturalmente, sino a la parada de ta&is. En cuanto los tres ta&istas que ha#$a en la parada vieron acercarse a un hom#re con una cartera repleta arrancaron delante de sus narices, diri"i2ndole miradas %uri#undas. Sorprendido por aquella reacción, el conta#le se quedó parado un #uen rato, tratando de entender lo que pasa#a. A los tres minutos se acercó otro coche, y en cuanto el conductor vio al pro#a#le pasa!ero cam#ió de cara. 45Está li#re6 4 pre"untó, tosiendo, Iasili Stepánovich. 4 Ensee el dinero 4 respondió el conductor, muy hosco, sin mirar siquiera al conta#le. Iasili Stepánovich, cada ve) más e&traado, apretó con el #ra)o la opulenta cartera y sacó del #olsillo un #illete de die) ru#los. 4 o le llevo 4 di!o cate"óricamente el chó%er. 4?Ksted perdone@< 4 empe)ó el conta#le, pero el otro le interrumpió0 45Tiene #illetes de tres6 El conta#le, desorientado por completo, sacó del #olsillo dos #illetes de tres ru#los y se los enseó al chó%er. 4?Su#a@ 4 "ritó el hom#re, dando un "olpe tan %uerte en la #anderita del contador que por poco lo rompe4. Iamos. 458u2 pasa, no tiene cam#io6 4 pre"untó t$midamente el conta#le. 4?Ten"o el #olsillo lleno de cam#io@ 4 "ritó el chó%er, y en el espe!o se ree!aron sus o!os con"estionados4. Es la tercera ve) que me pasa hoy. > a los demás tam#i2n0 que un hi!o de perra me da un #illete de die) ru#los, le devuelvo el cam#io0 cuatro cincuenta. Se va el muy cerdo. A los cinco minutos miro y en ve) del #illete de die) ru#los, ?una etiqueta de #otella@ 4 el chó%er pronunció varias pala#ras irreproduci#les4. *tro, en la Q3#ovs/aya. 7ie) ru#los. Le doy tres de cam#io. Se va. 1o!o la cartera y sale de all$ una a#e!a y, ?)as@ se me hinca en el dedo. ?8u2<@ 4de nuevo el chó%er di!o al"o irreproduci#le4. > del #illete de die) ru#los, ?ni rastro@ Ayer, en este
Iariet2s :pala#ras irreproduci#les;, un des"raciado prestidi"itador dio una sesión con #illetes de die) ru#los :pala#ras irreproduci#les;< El conta#le, mudo, se enco"ió como si %uera la primera ve) que o$a la pala#ra Iariet2s y pensó0 «?8u2 cosas@». Al lle"ar al sitio a donde i#a, pa"ó de#idamente al chó%er, entró en el edicio y se diri"ió por el pasillo hacia el despacho del director. Se dio cuenta de que ha#$a acudido en mal momento. En la ocina de la 1omisión de Espectáculos reina#a el más completo al#oroto0 !unto al conta#le pasó corriendo una mu!er ordenan)a, con el pauelo ca$do y los o!os desor#itados. 4?ada, nada@ ?ada, hi!os m$os@ 4 "rita#a, diri"i2ndose a al"uien4. La chaqueta y el pantalón están, pero dentro, ?nada@ 7esapareció detrás de una puerta y se oyó ruido de platos rotos. 7e la ha#itación del secretario salió el !e%e de la primera sección, que conoc$a al conta#le, pero que esta#a en un estado tal, que no le reconoció y desapareció sin de!ar huella. El conta#le, sorprendido por todo lo que ve$a, lle"ó hasta la secretar$a, que preced$a al despacho del presidente de la 1omisión. Se quedó perple!o. A trav2s de la puerta lle"a#a una vo) temi#le, que, sin duda, era la vo) de Pró!or Petróvich, el presidente de la 1omisión. «5Estará echando una #ronca6», pensó el asustado conta#le, y, al volver la ca#e)a, vio al"o peor0 echada en un sillón de cuero, con la ca#e)a apoyada en el respaldo, las piernas estiradas casi hasta el centro del despacho, llora#a amar"amente, con un pauelo mo!ado en la mano, la secretaria particular de Pró!or Petróvich, la #ella Ana 9ichárdovna. Ten$a la #ar#illa manchada de ro!o de la#ios, y de las pestaas sal$an r$os de pintura ne"ra que corr$an por sus me!illas de melocotón. Al ver que al"uien entra#a, Ana 9ichárdovna se levantó #ruscamente, se lan)ó hacia el conta#le, le a"arró por las solapas de la chaqueta y em pe)ó a sacudirle, "ritando0 4?Nracias a 7ios@ ?Por n, uno que es valiente@ ?Todos han escapado, todos me han traicionado@ Iamos, vamos a verle, que no s2 qu2 hacer 4 y arrastró al conta#le hasta el despacho sin de!ar de sollo)ar. Kna ve) dentro del despacho, el conta#le empe)ó por perder la cartera y en la ca#e)a se le em#arullaron todas las ideas. Cay que reconocer que era muy natural, que ha#$a motivos para ello. 7etrás de una mesa enorme, so#re la que se ve$a un voluminoso tintero, esta#a sentado un tra!e vac$o, escri#iendo en un papel con una pluma que no mo!a#a en tinta. Lleva#a cor#ata y del #olsillo del tra!e asoma#a una pluma estilo"ráca, pero de la camisa no emer"$a ni ca#e)a ni cuello, ni asoma#an las manos por las man"as. El tra!e esta#a concentrado en el tra#a!o y parec$a no darse cuenta del #arullo que le rodea#a. Al o$r que al"uien entra#a, el tra!e se apoyó en el respaldo del sillón y por encima del cuello sonó la vo) de Pró!or Petróvich que tan #ien conoc$a el conta#le0 458u2 sucede6 5o ha visto el cartel de la puerta6 o reci#o a nadie. La #ella secretaria dio un "rito y e&clamó, retorci2ndose las manos0 45o lo ve6 5Se ha dado cuenta6 ?o está@ ?o está@ ?8ue me lo devuelvan@ Al"uien se asomó al despacho y salió corriendo y "ritando. El conta#le se dio cuenta de que le tem#la#an las piernas y se sentó en el #orde de una silla, sin olvidarse de co"er la cartera del suelo. Ana 9ichárdovna, saltando a su alrededor, le "ritó, tirándole de la chaqueta0 4?Siempre, siempre le hac$a callar cuando se pon$a a #las%emar@ ?> ya ve en qu2 ha terminado@ 4 la hermosa secretaria corrió hacia la mesa y con vo) suave y musical, un poco "an"osa a causa del llanto, e&clamó0 4?Prosha@ 57ónde está6 45A qui2n llama «Prosha»6 4 pre"untó el tra!e con arro"ancia, estirándose más en su sillón. 4?o reconoce@ ?o me reconoce a m$@ 5Lo ve usted6< 4 sollo)ó la secretaria. 4?Prohi#ido llorar en mi despacho@ 4 di!o, ya indi"nado, el irasci#le tra!e a rayas y se acercó con la man"a un montón de papeles en #lanco, con la evidente intención de redactar varias disposiciones. 4?o@ ?no puedo ver esto@ ?no puedo@ 4 "ritó Ana 9ichár dovna, y salió corriendo a la secretar$a, y detrás de ella, como una #ala, el conta#le.
4 Fi"3rese que esta#a yo aqu$ 4contó Ana 9ichárdovna, tem#lando de emoción y a"arrándose de nuevo a la man"a del conta#le4, y en esto entra un "ato. Kn "ato ne"ro, "rand$simo, como un hipopótamo. >o, naturalmente, le "rito «?)ape@». Se sale %uera y en su lu"ar entra un tipo tam#i2n "ordo, con cara de "ato, dici2ndome0 «58u2 es esto, ciudadana6 58u2 modo es 2ste de tratar a las visitas dici2ndoles )ape6», y, ?)as@ que se mete en el despacho de Pró!or Petróvich. >o, como es natural, le se"u$, "ritando0 «5Está loco6». > ese descarado que va y se sienta %rente a Pró!or Petróvich en un sillón. (ueno, el otro< es un hom#re #uen$simo, pero nervioso. o lo nie"o, se irritó. Es nervioso, tra#a!a como un #uey se irritó0 «58u2 es eso de colarse sin permiso6». > ese descarado, ima"$nese, #ien arrellanado en el sillón, le dice sonriente0 «Ce venido a ha#lar con usted de un asunto». Pró!or Petróvich se"u$a irritado0 «?*i"a usted@ ?EsBtoy ocupado@», le dice. > el otro le contesta0 «o está haciendo nada». > entonces, claro está, a Pró!or Petróvich se le aca#ó la paciencia y "ritó0 «Pero #ueno, 5qu2 es esto6 ?Sal"a de aqu$ inmediatamente o el dia#lo me lleve@». > el otro, que se sonr$e y contesta0 «5El dia#lo me lleve6 Facil$simo». > ?pa%@ Antes de que yo pudiera "ritar, desapareció el de la cara de "ato y< el tra<, el tra!e< ?Eeeh@ 4 aulló Ana 9ichárdovna, a#riendo la #oca, que ya ha#$a perdido su delimitación natural. Aho"ándose con las lá"rimas, recuperó la respiración y empe)ó a ha#lar de cosas incomprensi#les. 4?Escri#e, escri#e, escri#e@ ?Es para volverse loca@ ?Ca#la por tel2%ono@ ?El tra!e@ ?Todos han huido como cone!os@ El conta#le, de pie, tem#la#a. Pero le salvó el destino. En la secretar$a aparecieron las milicias, representadas por dos hom#res de andares pausados y se"uros. La #ella secretaria, al verles, se puso a llorar con más %uer)a, mientras seala#a con la mano la puerta del despacho. 4 o lloremos, ciudadana 4 di!o en tono apaci#le uno de ellos, y el conBta#le, comprendiendo que all$ ya no ten$a nada que hacer, salió apresuradamente de la secretar$a. Kn minuto despu2s ya esta#a al aire li#re. En la ca#e)a ten$a al"o parecido a una corriente de aire que )um#a#a como en una chimenea, y en medio del )um#ido o$a %ra"mentos del relato del acomodador so#re el "ato de la sesión de ma"ia. «?A!á@ 5o será 2ste nuestro "atito6» En vista de que en la 1omisión de Espectáculos no ha#$a sacado nada en limpio, el dili"ente Iasili Stepánovich decidió ir a la sucursal de la calle Ia"án/ovs/aya, haciendo a pie el camino para serenarse un poco. La sucursal de la 1omisión de Espectáculos esta#a situada en un edicio deteriorado por el tiempo, al %ondo de un patio. Era %amoso por las columnas de pórdo que adorna#an el vest$#ulo. Pero aquel d$a no eran las conocidas columnas lo que llama#a la atención de los visitantes, sino lo que esta#a sucediendo de#a!o de ellas. Kn "rupo de visitantes permanec$a inmóvil !unto a una seorita que llora#a sin consuelo, sentada tras una mesa en la que ha#$a montones de "acetillas de espectáculos, que ella vend$a. En aquel momento no o%rec$a nin"una de sus "acetas al p3#lico, y a las pre"untas compasivas respond$a sólo moviendo la ca#e)a. Al mismo tiempo, de todos los departamentos de la sucursal0 arri#a, a#a!o, i)quierda y derecha, sona#an como locos los tim#res de por lo menos veinte tel2%onos. Por n, la seorita de!ó de llorar, se estremeció y dio un "rito hist2rico0 4?*tra ve)@ 4 y empe)ó a cantar con vo) tem#lorosa de soprano. «Nlorioso es el mar sa"rado del (ai/al<» Apareció en la escalera un ordenan)a, amena)ó a al"uien con el puo y acompaó a la seorita con una triste y d2#il vo) de #ar$tono0 «Nlorioso es el #arco^#arril de salmones<» Se unieron a la del ordenan)a varias voces le!anas, y el coro empe)ó a crecer hasta que la canción sonó en todos los rincones de la sucursal. En el despacho n3mero W, en la sección de conta#ilidad y control, destaca#a una vo) %uerte, al"o ronca0 «Iiento del norte, levanta la ola<» Nrita#a el ordenan)a de la escalera. A la seorita le corr$an las lá"rimas por la cara, trata#a de apretar los dientes, pero la #oca se le a#r$a involuntariamente y se"u$a cantando una octava más alta que el ordenan)a0 «El mo)o no va muy le!os<» A los silenciosos visitantes de la sucursal les sorprend$a, so#re todo, que aquel coro esparcido por todo el edicio, cantara en verdadera armon$a, como si tuvieran los o!os puestos en la #atuta de un invisi#le director de orquesta. Los transe3ntes se para#an en la calle, admirados por la animación que reina#a en la sucursal. 1antaron la primera
estro%a y lue"o se callaron, como o#edeciendo órdenes de un director. El ordenan)a masculló una #las%emia y desapareció. Se a#rió la puerta de la calle y entró un ciudadano con a#ri"o, por de#a!o del cual asoma#a una #ata #lanca. Le acompaa#a un miliciano. 4 ?7octor, le rue"o que ha"a al"o@ 4 "ritó la seorita con verdadero ataque de histerismo. En la escalera apareció corriendo el secretario de la sucursal, a)orad$simo y, al parecer, muerto de ver"en)a. Tartamudeó0 4'ire usted, doctor, es un caso de hipnosis "eneral y es necesario< 4 no pudo concluir, se le atra"antaron las pala#ras y empe)ó a cantar con vo) de tenor0 «Shil/a y erchins/<». 4 ?+m#2cil@ 4 tuvo tiempo de "ritar la !oven, pero no pudo e&plicar a qui2n diri"$a el insulto, porque, sin propon2rselo, si"uió canturreando lo de «Shil/a y erchins/»< 4 ?7om$nese@ ?7e!e de cantar@ 4 interpeló el doctor al secretario. Era evidente que el secretario se es%or)a#a por de!ar de cantar, pero en vano, y, acompaado por el coro, llevó a los o$dos de los transe3ntes la noticia de que «el vora) animal no le ro)ó en la selva y la #ala del tirador no le alcan)ó». Aca#ada la estro%a, la seorita %ue la primera en reci#ir una dosis de valeriana lue"o, el doctor si"uió apresuradamente al secretario para suministrarla a los demás. 4 Perdone usted, ciudadana 4 se diri"ió Iasili Stepánovich a la !oven4. 5o ha pasado por aqu$ un "ato ne"ro6 4?8u2 "ato ni qu2 narices@ 4 "ritó la !oven, indi"nada4. Lo que s$ tenemos en la sucursal es un #urro 4 y aadió40 o me importa que me oi"a, se lo contar2 a usted todo 4 y se lo contó. El director de la sucursal, «que ha#$a sido la ruina de los espectáculos del "2nero li"ero» :se"3n las pala#ras de la !oven;, ten$a la man$a de or"ani)ar clu#s para diversas actividades. 4?Todo para despistar a la dirección@ 4 "rita#a la !oven. En un ao ha#$a tenido tiempo de crear los si"uientes clu#s0 de estudio de L2rmontov, de a!edre) y damas, de pin"Bpon" y equitación. 1uando lle"ó el verano, amena)ó con la creación del clu# de remo en a"ua dulce y de alpinismo. > hoy lle"a el director a la hora de comer< 4 muy #ien. El hom#re de los cuadros conoc$asu ocio, desde lue"o. Entonaron la primera estro%a y elchantre se e&cusó diciendo0 «Perdonen un momento<», y desapareció. Espera#an, naturalmente, que volviera en se"uida. Pero transcurrieron die) minutos y a3n no ha#$a vuelto. Los empleados de la sucursal esta#an content$simos creyendo que ha#$a huido. Pero, de pronto, sin sa#er por qu2, rompieron a cantar la se"unda estro%a. =osarchu/, que puede que no tuviera un o$do per%ecto, pero que era, sin duda, un tenor #astante a"rada#le, les arrastró a todos. Aca#ada la estro%a, el chantre no ha#$a vuelto a3n. Se marcharon cada cual a su sitio, pero no ha#$an tenido tiempo de sentarse cuando empe)aron a cantar de nuevo,
involuntariamente, sin querer. +ntenta#an callarse. ?+mposi#le@ 1alla#an tres minutos y de nuevo romp$an a cantar se volv$an a callar, ?y a cantar otra ve)@ Se dieron cuenta de que lo que suced$a era #astante raro. El director, aver"on)ado, se encerró en su despacho. La !oven interrumpió su relato0 la valeriana no ha#$a causado e%ecto. Pasado un cuarto de hora lle"aron tres camiones a la ver!a de la sucursal y car"aron todo el personal de la casa, enca#e)ado por el director. Salió a la calle el primer camión. Pasada la sacudida, los empleados, de pie en la ca!a del camión, enla)ados por los hom#ros unos con otros, a#rieron la #oca y la calle entera retum#ó al ritmo de la canción popular. Les si"uió el se"undo camión y despu2s el otro. Si"uieron cantando. Los transe3ntes, ocupados en sus propios asuntos, les mira#an distra$damente, sin la menor sorpresa, pensando que era un "rupo de e&cursionistas que marcha#a %uera de la ciudad. S$, sal$an de la ciudad, pero no i#an de e&cursión, sino al sanatorio del pro%esor Stravins/i. Ca#$a pasado una media hora cuando el conta#le, %uera de s$ por completo, lle"ó al departamento de nan)as con la intención de deshacerse, por n, del dinero del Estado. 1omo ha#$a tenido ya e&periencias #astante e&traas, empe)ó mirando con mucha cautela la sala rectan"ular en la que, tras unas ventanas de cristales escarchados con letreros dorados, esta#an los %uncionarios. o ha#$a nin"3n indicio de desorden o al#oroto. Todo esta#a en silencio, como corresponde a una institución respeta#le. Iasili Stepánovich introdu!o la ca#e)a por una ventanilla en la que se le$a0 «+n"resos», saludó a un empleado que conoc$a y pidió con ama#ilidad un vale de entrada. 45Para qu2 lo quiere6 4 pre"untó el empleado de la ventanilla. 4 8uiero in"resar una cantidad. Soy del Iariet2s. 4 Kn momento 4 contestó el empleado, y cerró con una re!illa el hueco del cristal. «?8u2 e&trao@», pensó el conta#le. Su sorpresa era muy natural. Era la primera ve) en su vida que le pasa#a una cosa as$. Todo el mundo sa#e lo complicado que es sacar dinero, pueden sur"ir dicultades. Pero en sus treinta aos de e&periencia como conta#le nunca ha#$a o#servado nin"una dicultad para in"resar dinero, #ien %uera de un particular o de una persona !ur$dica. Por n quitaron la redecilla y el conta#le se apro&imó de nuevo a la ventanilla. 451uánto es6 4 pre"untó el empleado. 4 Ieinti3n mil setecientos once ru#los. 4?Iaya@ 4 di!o con cierta iron$a el de la ventanilla, y le alar"ó al conta#le un papel verde. El conta#le conoc$a #ien los trámites, llenó el papel en un momento y desató la cuerda del paquete. 7esempaquetó su envoltorio y sus o!os e&presaron un doloroso asom#ro. 'urmuró al"o. 7elante de sus narices aparecieron #illetes de #anco e&tran!eros0 ha#$a paquetes de dólares canadienses, li#ras esterlinas, orines holandeses, latos de Lituania, coronas estonianas< 4?Oste es uno de los "ranu!as del Iariet2s@ 4 sonó una vo) terri#le encima del conta#le. > Iasili Stepánovich quedó detenido.
14. -I#I%A# "E#AOR%NA"A#
'ientras el dili"ente conta#le corr$a en un ta&i para lle"ar al despacho del tra!e que escri#$a, del convoy n3mero , de primera clase, del tren de =$ev que aca#a#a de lle"ar a 'osc3, descend$a un pasa!ero de aspecto respeta#le, con un malet$n de #ra en la mano. Era 'a&imiliano Andr2yevich Poplavs/i, economista de planicación, residente en =$ev, en la calle que anti"uamente se llama#a 1alle del +nstituto. Era el t$o del di%unto (erlio), que se ha#$a trasladado a 'osc3 porque la noche anterior ha#$a reci#ido un tele"rama en los si"uientes t2rminos0
«'e aca#a atrepellar tranv$a estanques del patriarca entierro viernes tres tarde no %altes #erlio).» 'a&imiliano Andr2yevich esta#a considerado como uno de los hom#res más inteli"entes de =$ev. La consideración era muy !usta. Pero un tele"rama as$ podr$a desconcertar a cualquiera, por muy inteli"ente que %uera. Si un hom#re tele"ra%$a diciendo que le ha atropellado un tranv$a, quiere decir que está vivo. Entonces, 5a qu2 viene el entierro6 * está muy mal y siente que su muerte está pró&ima. Es posi#le, pero tanta precisión es muy e&traa0 5cómo sa#e que le van a enterrar el viernes a las tres de la tarde6 7esde lue"o, el tele"rama era muy raro. Pero las personas inteli"entes son inteli"entes precisamente para resolver pro#lemas di%$ciles. Era muy sencillo. La pala#ra «me» pertenec$a a otro tele"rama, sin duda al"una de#er$a decir «a (erlio)», que es por error la pala#ra que "ura al nal. 1on esta corrección el tele"rama ten$a sentido, aunque, naturalmente, un sentido trá"ico. 'a&imiliano Andr2yevich sólo esperó, para emprender rápidamente via!e a 'osc3, que a su mu!er se le pasara el ataque de dolor que su%r$a. Tenemos que descu#rir un secreto de 'a&imiliano Andr2yevich. +ndiscuti#lemente le da#a pena que el so#rino de su mu!er hu#iera perecido en la or de la vida. Pero 2l era un hom#re de ne"ocios y pensa#a cuerdamente que no ha#$a nin"una necesidad de hacer acto de presencia en el entierro. A pesar de eso, ten$a mucha prisa en ir a 'osc3. 51uál era la ra)ón6 El piso. Kn piso en 'osc3 es una cosa muy importante. Por incomprensi#le que pare)ca, a 'a&imiliano Andr2yevich no le "usta#a =$ev, y esta#a tan o#sesionado con el traslado a 'osc3 que empe)ó a padecer insomnios. o le produc$a nin"una ale"r$a el hecho de que el 7ni2per se des#ordase en primavera, cuando el a"ua, cu#riendo las islas de la orilla #a!a, se un$a con la l$nea del hori)onte. o le ale"ra#a tampoco la ma"n$ca vista que se divisa#a desde el pedestal del monumento al pr$ncipe Ilad$mir. o le hac$an nin"una "racia las manchas de sol que !u"a#an so#re los caminitos de ladrillo, en la colina Ilad$mirs/aya. o le interesa#a nada de aquello, lo 3nico que quer$a era trasladarse a 'osc3. Los anuncios que pusiera en los periódicos para cam#iar el piso de la calle +nstit3ts/aya en =$ev por un piso más pequeo en 'osc3 no da#an nin"3n resultado. o le sol$an hacer o%ertas, y si al"una ve) lo hac$an, eran siempre proposiciones a#usivas. El tele"rama conmovió pro%undamente a 'a&imiliano Andr2yevich. Era una ocasión 3nica y ser$a pecado desperdiciarla. Los hom#res de ne"ocios sa#en muy #ien que oportunidades as$ no se repiten. En resumen, que, a pesar de las dicultades, ha#$a que arre"lárselas para heredar el piso del so#rino. S$, i#a a ser di%$cil, muy di%$cil pero, costase lo que costase, se superar$an las dicultades. El e&perto 'a&imiliano Andr2yevich sa#$a que el primer paso imprescindi#le era inscri#irse como inquilino, aunque %uera provisionalmente, en las tres ha#itaciones de su di%unto so#rino. El viernes por la tarde, 'a&imiliano Andr2yevich atravesa#a la puerta de la ocina de la 1omunidad de Iecinos del inmue#le n3mero VJ #is de la calle Sadóvaya, de 'osc3. En una ha#itación estrecha, en la que, col"ado en una pared, ha#$a un vie!o cartel que mostra#a en varios cuadros el modo de devolver la vida a los que se aho"asen en un r$o, detrás de una mesa de madera esta#a sentado un hom#re sin a%eitar, de edad indenida y mirada inquieta. 45Podr$a ver al presidente de la 1omunidad de Iecinos6 4 inquirió cort2s el economista planicador, quitándose el som#rero y de!ando el malet$n so#re una silla desocupada. Esta pre"unta, que parec$a tan normal, desa"radó so#remanera al hom#re que esta#a sentado detrás de la mesa. 1am#ió de e&presión y, desviando la mirada, asustado, murmuró de modo ininteli"i#le que el presidente no esta#a. 45Estará en su casa6 4 pre"untó Poplavs/i4. Ten"o que ha#lar con 2l de un asunto ur"ente. La respuesta del hom#re %ue al"o incoherente, pero se pod$a deducir que el presidente tampoco esta#a en su casa. 45> cuándo estará6 El hom#re no contestó nada y se puso a mirar por la ventana con "esto triste.
«Ah, #ueno», di!o para s$ el clarividente Poplavs/i, y pre"untó por el secretario. El hom#re e&trao se puso ro!o del es%uer)o y contestó, ininteli"i#lemente tam#i2n, que el secretario tampoco esta#a<, que no sa#$a cuándo volver$a y que esta#a< en%ermo. «?Ah@ #ien», se di!o Poplavs/i. 4 Pero ha#rá al"uien encar"ado de la comunidad, 5no6 4 >o 4 respondió el hom#re con vo) d2#il. 4 Ierá usted 4 ha#ló Poplavs/i con aire autoritario4, soy el 3nico heredero del di%unto (erlio), mi so#rino, que, como usted sa#rá, murió en «Los Estanques del Patriarca», y me creo en el derecho, se"3n la ley, de reci#ir la herencia, que consiste en nuestro apartamento n3mero HV. 4 o estoy al corriente, camarada 4 le interrumpió, an"ustiado, el hom#re. 4 Ksted perdone 4 di!o Poplavs/i con vo) sonora4 como miem#ro del comit2 es su de#er< Entró entonces un ciudadano en la ha#itación y el que esta#a sentado detrás de la mesa palideció nada más verle. 45Piatna)h/o, miem#ro del comit26 4pre"untó el que aca#a#a de entrar. 4 Soy yo 4 apenas se oyó la respuesta. El que aca#a#a de entrar se acercó y le di!o al"o al o$do al de la mesa, el cual, muy contrariado, se levantó de su asiento. A los pocos se"undos Poplavs/i esta#a solo en la ha#itación. «?8u2 complicación@ ?'ira que todos al mismo tiempo@», pensó con despecho Poplavs/i, cru)ando el patio de as%alto y diri"i2ndose apresurado al apartamento n3mero HV. Le a#rieron la puerta nada más llamar y 'a&imiliano Andr2yevich entró en el oscuro vest$#ulo. Se sorprendió un poco, porque no se sa#$a qui2n le ha#$a a#ierto la puerta0 en el vest$#ulo no ha#$a nadie, sólo un enorme "ato ne"ro sentado en una silla. 'a&imiliano Andr2yevich tosió y avan)ó varios pasos0 se a#rió la puerta del despacho y en el vest$#ulo entró =oróviev. 'a&imiliano Andr2yevich hi)o una inclinación cort2s y di"na al mismo tiempo, y di!o0 4 'e llamo Poplavs/i. Soy el t$o< Antes de que pudiera aca#ar la %rase, =oróviev sacó un pauelo sucio del #olsillo, se tapó la cara con 2l y se echó a llorar. 4 a ve a lo que conducen los tranv$as@ 4 y, al parecer, sin poderse contener más, =oróviev ocultó la nari) en la pared, !unto a un espe!o, sacudido por los sollo)os. El t$o de (erlio) esta#a sinceramente sorprendido por la actitud del desconocido. «> lue"o dicen que ya no hay "ente de #uen cora)ón», pensó, notando que le empe)a#an a picar los o!os. Pero al mismo tiempo una nu#e desa"rada#le le cu#rió el alma y una idea le picó como una serpiente0 5no se ha#rá inscrito este hom#re tan #ueno en el piso del di%unto6 o ser$a la primera ve) que ocurr$a una cosa as$. 4 Perdón, 5era usted ami"o de mi querido 'isha6 4 pre"untó el economista, en!u"ándose con una man"a el o!o i)quierdo, seco, y con el derecho, estudiando a =oróviev, conmovido por aquella triste)a. Pero el llanto era tan desesperado que no se le pod$a entender nada, e&cepto la repetida %rase de «?)as, y por la mitad@». Carto de llorar, =oróviev se apartó, por n, de la pared. 4 o, ?no puedo más@ Ioy a tomarme trescientas "otas de valeriana de 2ter< 4 y volviendo hacia Poplavs/i su cara llorosa, aadió40 Los tranv$as, 5eh6 4 Perdón, pero 5ha sido usted quien me ha enviado el tele"rama6 4 pre"untó 'a&imiliano Andr2yevich, o#sesionado con la idea de averi"uar qui2n era aquel e&trao plaidero. 4 Fue 2l 4 respondió =oróviev, sealando al "ato. Poplavs/i, con los o!os como platos, pensó que no ha#$a o$do #ien.
4 o no puedo, no ten"o %uer)as 4 si"uió =oróviev, sor#iendo con la nari)4, en cuanto me acuerdo de la rueda pasándole so#re la pierna, ?la rueda sola pesará unos doscientos sesenta /ilos<, ?)as@< 'e voy a la cama, a ver si consi"o olvidar con el sueo. El "ato se movió, saltó de la silla, se levantó so#re las patas traseras, puso las manos en !arras, a#rió el hocico y di!o0 4 >o he mandado el tele"rama. 58u2 pasa6 'a&imiliano Andr2yevich sintió que se marea#a, se le ao!aron los #ra)os y las piernas, de!ó caer la cartera y se sentó %rente al "ato. 4 'e parece que lo he dicho #ien claro 4 di!o el "ato muy serio4. 58u2 pasa6 Poplavs/i no contestó. 4?Su pasaporte@ 4 chilló el "ato, y alar"ó una pata peluda. Poplavs/i no entend$a nada, sólo ve$a dos chispas ardiendo en los o!os del "ato. Sacó del #olsillo el pasaporte como si %uera un pual. El "ato co"ió de la mesita del espe!o unas "a%as de montura "ruesa, de color ne"ro, y se las colocó so#re el hocico. As$ resulta#a mucho más impresionante todav$a. > le arre#ató a Poplavs/i el pasaporte que 2ste sosten$a con mano tem#lorosa. «Es curioso, no s2 si me desmayo o no<», pensa#a el economista. Lle"a#an desde le!os los sollo)os de =oróviev y el vest$#ulo se llenó de olor a 2ter, valeriana y al"o más, al"o asqueroso y nausea#undo. 45En qu2 comisar$a le dieron el pasaporte6 4 pre"untó el "ato, e&aminando una pá"ina del documento. o reci#ió respuesta al"una. 45En la GVV, dice6 4 se di!o el "ato a s$ mismo, pasando la pata por el pasaporte, que sosten$a al rev2s4. ?aturalmente@ 1ono)co #ien esa comisar$a, dan pasaportes a cualquiera. >o, desde lue"o, nunca hu#iera dado un pasaporte a un tipo como usted. ?Por nada del mundo@ 1on sólo verle la cara se lo ha#r$a ne"ado 4 y el "ato, muy en%adado, tiró el pasaporte al suelo4. Se suprime su presencia en el entierro 4 continuó el "ato en tono ocial4. Ca"a el %avor de volver al lu"ar de su residencia ha#itual 4 y "ritó, asomándose a una puerta40 ?Asaselo@ A su llamada acudió un su!eto pequeito, al"o co!o, con un mono ne"ro muy ceido y un cuchillo metido en el cinturón de cuero pelirro!o, con un colmillo amarillento asomado por la #oca y una nu#e en el o!o i)quierdo. Poplavs/i sintió que le %alta#a aire, se levantó de la silla y retrocedió, apretándose el cora)ón. 4?Asaselo, acompáale@ 4 ordenó el "ato, y salió del vest$#ulo. 4?Poplavs/i@ 4 di!o 2ste con vo) "an"osa4, espero que ya est2 todo claro. Poplavs/i asintió con la ca#e)a. 4 Iuelve a =$ev inmediatamente 4 se"u$a Asaselo4. 8u2date all$ sin decir ni p$o, y de lo del piso de 'osc3, ?ni soarlo@ 5Te enteras6 El tipo pequea!o, que atemori)a#a verdaderamente a Poplavs/i con su colmillo, su cuchillo y su o!o desviado, sólo le lle"a#a al hom#ro al economista, pero actua#a de manera en2r"ica, precisa y or"ani)ada. En primer lu"ar, levantó el pasaporte del suelo y se lo dio a 'a&imiliano Andr2yevich, que lo co"ió con la mano muerta. Lue"o, el llamaBdo Asaselo co"ió la maleta con una mano, a#rió la puerta con la otra, y, tomando al t$o de (erlio) por el #ra)o, le condu!o al descansillo de la escalera. Poplavs/i se apoyó en la pared. Asaselo a#rió la maleta sin servirse de una llave, sacó un enorme pollo asado, al que le %alta#a una pata, y que esta#a envuelto en un "rasiento papel de periódico, y lo de!ó en el descansillo. Lue"o sacó dos mudas de ropa, una correa para alar la nava!a de a%eitar, un li#ro y un estuche, y lo tiró todo, e&cepto el pollo, por el hueco de la escalera. Ci)o lo mismo con la maleta vac$a. Se oyó un ruido, y por el ruido se notó que ha#$a saltado la tapa de la maleta. 7espu2s, el #andido pelirro!o, con el pollo co"ido por la pata, le propinó a Poplavs/i en plena cara un "olpe tan terri#le que saltó el cuerpo del pollo y Asaselo se quedó con la pata en la mano. «Todo era con%usión en la casa de los *#lons/i», como di!o muy #ien el %amoso escritor León Tolstói. Lo mismo ha#r$a dicho en este caso. ?Pues s$@ Todo era con%usión ante los o!os de
Poplavs/i. Ante sus o!os se cru)ó una chispa prolon"ada, sustituida lue"o por una %3ne#re serpiente, que por un instante ensom#reció el ale"re d$a de mayo, y Poplavs/i #a!ó rodando las escaleras con el pasaporte en la mano. Al lle"ar al primer descansillo rompió una ventana con el pie y se quedó sentado en un peldao. El pollo sin patas pasó a su lado, saltando, y cayó por el hueco de la escalera. Arri#a, Asaselo se comió la pata en un momento y se "uardó el hueso en el #olsillo del mono. Lue"o entró en el piso y cerró la puerta dando un #uen porta)o. Se oyeron los pasos cautelosos de al"uien que su#$a por la escalera. Poplavs/i #a!ó otro tramo y se sentó en un #anco de madera para reco#rar la respiración. Kn hom#re pequeo y ya de edad, con cara trist$sima, vestido con un tra!e pasado de moda y un som#rero de pa!a dura, con cinta verde, se paró !unto a Poplavs/i. 4 1iudadano, 5le importar$a decirme 4 pre"untó con triste)a el hom#re del som#rero de pa!a4 dónde está el apartamento n3mero HV6 4 Arri#a 4 respondió con #rusquedad Poplavs/i. 4 Se lo a"rade)co mucho 4 di!o el hom#re con la misma triste)a y si"uió su#iendo. Poplavs/i se levantó y #a!ó corriendo. Podr$amos pensar 5a qu2 otro sitio sino a las milicias podr$a diri"irse con tantas prisas 'a&imiliano Andr2yevich, para denunciar a los #anBdidos que ha#$an sido capaces de aquel espantoso acto de violencia en pleno d$a6 Pues no, de nin"una manera, de eso podemos estar se"uros. Entrar en las milicias diciendo que un "ato con "a%as aca#a#a de leer su pasaporte y que lue"o un hom#re con un cuchillo en la mano< o, ciudadanos, 'a&imiliano Andr2yevich era un hom#re inteli"ente de verdad. >a al pie de la escalera descu#rió !unto a la puerta de salida una puertecita que conduc$a a un cuchitril. El cristal de la puerta esta#a roto. Poplavs/i "uardó el pasaporte en el #olsillo y miró alrededor, esperando encontrar all$ las cosas que Asaselo tiró por el hueco de la escalera. Pero no ha#$a ni rastro de ellas. Poplavs/i se asom#ró de lo poco que le importa#an en aquel momento. Le preocupa#a otra idea más interesante y su"estiva0 quer$a ver qu2 i#a a pasar en el maldito apartamento al hom#re que aca#a#a de su#ir. Si le ha#$a pre"untado dónde esta#a el piso, quer$a decir que era la primera ve) que i#a all$. Es decir, i#a a caer directamente en las "arras de aquella pandilla que se ha#$a instalado en el apartamento n3mero HV. Al"o le dec$a a Poplavs/i que el hom#recillo saldr$a muy pronto del apartamento. 1omo es natural, 'a&imiliano Andr2yevich ya no pensa#a ir al entierro de su so#rino y ten$a tiempo de so#ra antes de co"er el tren de =$ev. El economista volvió a mirar en derredor y se metió en el cuchitril. Arri#a se oyó el "olpe de una puerta. «Ca entrado<» pensó Poplavs/i con el cora)ón enco"ido. Cac$a %r$o en aquel cuchitril, ol$a a ratones y a #otas. 'a&imiliano Andr2yevich se sentó en un madero y decidió esperar. Ten$a una posición estrat2"ica0 ve$a la puerta de salida del se&to portal. Pero tuvo que esperar mucho más tiempo de lo que pensa#a. >, mien tras, la escalera esta#a desierta. Por n, se oyó una puerta en el quinto piso. Poplavs/i esta#a inmóvil. ?S$, eran sus pasos@ «Está #a!ando<» Se a#rió la puerta del cuarto piso. 1esaron los pasos. Kna vo) de mu!er. La vo) del hom#re triste, s$, era su vo)< 7i!o al"o as$ como «72!ame, por 7ios»< La ore!a de Poplavs/i asomó por el cristal roto. Perci#ió la risa de una mu!er. Knos pasos que #a!a#an decididos y rápidos. Iio la espalda de una mu!er que salió al patio con una #olsa verde de hule. 7e nuevo sonaron los pasos. «?8u2 raro@ ?Iuelve al piso@ 5o será uno de la pandilla6 S$, vuelve. Arri#a han a#ierto la puerta. (ueno, vaBmos a esperar<» Pero esta ve) no tuvo que esperar tanto tiempo. El ruido de la puerta. Pasos. 1esaron los pasos. Kn "rito des"arrador. El maullido de un "ato. Los pasos apresurados, se"uidos, ?#a!an, #a!an@ Poplavs/i %ue premiado. El hom#re triste pasó casi volando, sin som#rero, con la cara completamente desenca!ada, araada la calva y el pantalón mo!ado. 'urmura#a al"o, se santi"ua#a. Empe)ó a %orce!ear con la puerta, sin sa#er, en medio de su terror, hacia dónde se a#r$a por n consi"uió averi"uarlo y salió corriendo al patio soleado.
>a no ha#$a duda. o pensa#a en el di%unto so#rino ni en el piso, se estremec$a recordando el peli"ro a que se ha#$a e&puesto. 'a&imiliano Andr2yevich corrió al patio, diciendo entre dientes0 «?Ahora lo comprendo todo@». A los pocos minutos un trole#3s se lleva#a al economista planicador camino de la estación de =$ev. 'ientras el economista esta#a en el cuchitril, al hom#recillo le sucedió al"o muy desa"rada#le. Tra#a!a#a en el #ar del Iariet2s y se llama#a Andr2i Fó/ich Só/ov. 1uando se esta#a llevando a ca#o la investi"ación en el Iariet2s, Andr2i Fó/ich se manten$a apartado de todos. otaron que esta#a a3n más triste que de costum#re y ha#$a pre"untado a =árpov el domicilio del ma"o. 1omo dec$amos, el #arman se separó del economista, lle"ó al quinto piso y llamó al tim#re del apartamento n3mero HV. Le a#rieron en se"uida el #arman se estremeció, retrocedió y no se decidió a entrar, lo que se e&plica per%ectamente. Le a#rió una !oven que por todo vestido lleva#a un coquetón delantal con puntillas y una coa #lanca a la ca#e)a. ?Ah@ y unos )apatitos dorados. Ten$a un cuerpo per%ecto y su 3nico de%ecto %$sico era una cicatri) ro!a en el cuello. 4 (ueno, pase, ya que ha llamado 4 di!o la !oven, mirándole con sus provocativos o!os verdes. Andr2i Fó/ich a#rió la #oca, parpadeó y entró en el vest$#ulo, quitándose el som#rero. En ese momento sonó el tel2%ono. La desver"on)ada doncella co"ió el auricular y poniendo el pie en una silla, di!o0 4?7$"ame@ El #arman no sa#$a dónde mirar, se removió inquieto, pensando0 «?Iaya doncella que tiene el e&tran!ero@ ?8u2 asco@». > para evitar aquella sensación de repu"nancia se puso a mirar alrededor. El vest$#ulo, "rande y mal iluminado, esta#a lleno de o#!etos y ropas e&traas. En el respaldo de una silla, por e!emplo, ha#$a una capa de luto, %orrada de una tela color ro!o %ue"o tirada con descuido so#re la mesa del espe!o, una espada lar"a con un resplandeciente man"o de oro. En un rincón, como si se tratara de para"uas y #astones, otras tres espadas con sendos man"os de plata. 1ol"adas de los cuernos de un venado, unas #oinas con plumas de á"uila. 4 S$ 4dec$a la doncella al tel2%ono4. 51ómo6 5El #arón 'ai"el6 7$"ame. S$. El seor artista está en casa. S$, estará encantado de saludarle. S$, invitados< 51on %rac o chaqueta ne"ra6 51ómo6 Cacia las doce de la noche. 4 Al terminar la conversación, la doncella col"ó el auricular y se diri"ió al #arman40 58u2 desea6 4 Ten"o que ver al seor artista. 451ómo6 5A 2l personalmente6 4 S$, a 2l 4 contestó el hom#re triste. 4 Ioy a pre"untárselo 4 di!o la doncella, al parecer no muy se"ura, y a#riendo la puerta del despacho del di%unto (erlio), comunicó0 4 1a#allero, aqu$ hay un hom#recillo que desea ver a messere . 4 8ue pase 4 se oyó la vo) cascada de =oróviev. 4 Pase al salón 4 di!o la !oven y muy natural, como si su modo de vestir %uera normal, a#rió la puerta del salón y a#andonó el vest$#ulo. Al entrar en la ha#itación que le ha#$an indicado, el #arman olvidó el asunto que le ha#$a llevado all$0 tal %ue su sorpresa al ver la decoración de la estancia. A trav2s de los "randes cristales de colores, una %antas$a de la !oyera, desaparecida sin de!ar rastro al"uno, entra#a una lu) e&traa, parecida a la de las i"lesias. A pesar de ser un caluroso d$a de verano esta#a encendida la vie!a chimenea y, sin em#ar"o, no hac$a nada de calor, todo lo contrario, el que entra#a sent$a un am#iente de humedad de sótano. 7elante de la chimenea, sentado en una piel de ti"re un enorme "ato ne"ro mira#a al %ue"o con e&presión apaci#le. Ca#$a una mesa que hi)o estremecerse al piadoso #arman0 esta#a cu#ierta de #rocado de i"lesia. So#re este e&trao mantel se alinea#a toda una serie de #otellas, "ordas, enmohecidas y polvorientas. Entre las #otellas #rilla#a una %uente que se ve$a en se"uida que era de oro. Dunto a la chimenea, un hom#re pequeo, pelirro!o, con un cuchillo en el cinto, asa#a unos
tro)os de carne pinchados en un lar"o sa#le de acero, el !u"o "otea#a so#re el %ue"o y el humo ascend$a por el tiro de la chimenea. o sólo ol$a a carne asada, sino a un per%ume %uert$simo y a incienso. El #arman, que ya sa#$a lo de la muerte de (erlio) y conoc$a su domicilio, pensó por un momento si no ha#r$an cele#rado un %uneral, pero en se"uida desechó por a#surda la idea. 7e pronto el sorprendido #arman oyó una vo) #a!a y "ruesa0 45En qu2 puedo servirle6 > descu#rió, en la som#ra, al que esta#a #uscando. El ni"romante esta#a recostado en un so%á muy "rande, rodeado de almohadones. Al #arman le pareció que el artista i#a vestido todo de ne"ro, con camisa y )apatos puntia"udos del mismo color. 4 >o soy 4 di!o el #arman, en tono amar"o4 el encar"ado del #ar del teatro Iariet2s< El artista alar"ó una mano, #rillaron las piedras en sus dedos, y o#li"ó al #arman a que callara. Ca#ló 2l muy e&altado0 4?o, no@ ?i una pala#ra más@ ?unca, de nin"3n modo@ ?o pienso pro#ar nada en su #ar@ 'i respeta#le ca#allero, precisamente ayer pas2 !unto a su #arra y no puedo olvidar ni el esturión ni el queso de ove!a. ?8uerido ami"o@ El queso de ove!a nunca es verde, al"uien le ha en"aado. Suele ser #lanco. 5> el t26 ?Si parece a"ua de %re"ar@ Ce visto con mis propios o!os cómo una muchacha, de aspecto poco limpio, echa#a a"ua sin hervir en su enorme samovar mientras se"u$an sirviendo el t2. ?o, ami"o, eso es inadmisi#le@ 4 Ksted perdone 4 ha#ló Andr2i Fó/ich, sorprendido por el inesperado ataque4, no he venido a ha#lar de eso y el esturión no tiene nada que ver< 4?Pero cómo que no tiene nada que ver@ ?Si esta#a pasado@ 4 'e lo mandaron medio %resco 4 di!o el #arman. 4 *i"a, ami"o, eso es una tonter$a. 458u2 es una tonter$a6 4 Lo de medio %resco. ?Es una #o#ada@ o hay t2rmino medio, o está %resco o está podrido. 4 Ksted perdone 4 empe)ó de nuevo el #arman, sin sa#er cómo ata!ar la insistencia del artista. 4 o puedo perdonarle 4 dec$a el otro con rme)a. 4 Se trata de otra cosa 4 repuso el #arman muy contrariado. 457e otra cosa6 4 se sorprendió el ma"o e&tran!ero4 5> por qu2 otra cosa i#a a acudir a m$6 Si no me equivoco, sólo he conocido a una persona que tuviera al"o que ver con la pro%esión de usted, una cantinera, pero %ue hace muchos aos, cuando usted todav$a no ha#$a nacido. 7e todos modos, encantado.?Asaselo@ ?Kna #anqueta para el seor encar"ado del #ar@ El que esta#a asando la carne se volvió, asustando al #arman con su colmillo, y le alar"ó una #anqueta de ro#le. o ha#$a nin"3n otro lu"ar donde sentarse en la ha#itación. El #arman ha#ló0 4 'uchas "racias 4 y se sentó en la #anqueta. La pata de atrás se rompió ruidosamente y el #arman se dio un #uen "olpe en el trasero. Al caer arrastró otra #anqueta que esta#a delante de 2l, y se le derramó so#re el pantalón una copa de vino tinto. El artista e&clamó0 4?Ay@ 5o se ha hecho dao6 Asaselo ayudó a levantarse al #arman y le dio otro asiento. El #arman recha)ó con vo) doliente la proposición del dueo de que se quitara el pantalón para secarlo al %ue"o, y muy incómodo con su ropa mo!ada, se sentó receloso en otra #anqueta. 4 'e "ustan los asientos #a!os 4 ha#ló el artista4, la ca$da tiene siempre menor importancia. (ien, está#amos ha#lando del esturión. 'i querido ami"o, ?tiene que ser %resco, %resco, %resco@ Ose de#e ser el lema de cualquier #arman. 58uiere pro#ar esto6 A la lu) ro!i)a de la chimenea #rilló un sa#le, y Asaselo puso un tro)o de carne ardiendo en un platito de oro, la roció con !u"o de limón y dio al #arman un tenedor de dos dientes. 4 'uchas "racias< es que< 4 Pru2#elo, pru2#elo, por %avor.
El #arman co"ió el tro)o de carne por compromiso0 en se"uida se dio cuenta de que lo que esta#a masticando era muy %resco y, al"o más importante, e&traordinariamente sa#roso. Pero de pronto, mientras sa#orea#a la carne !u"osa y aromática, estuvo a punto de atra"antarse y caerse de nuevo. 7el cuarto de al lado salió volando un pá!aro "rande y oscuro, que ro)ó con su ala la calva del #arman. 1uando se posó en la repisa de la chimenea !unto al relo!, resultó ser una lechu)a. «?7ios m$o@» pensó Andr2i Fó/ich, que era nervioso como todos los camareros. «?Iaya pisito@» 45Kna copa de vino6 5(lanco o tinto6 57e qu2 pa$s lo preere a esta hora del d$a6 4 Nracias< no #e#o< 4?Cace mal@ 5o le "ustar$a !u"ar una partida de dados6 5* le "ustan otros !ue"os6 5El dominó, las cartas6 4 o !ue"o a nada 4 respondió el #arman ya cansado. 4?Pues hace mal@ 4 concluyó el dueo4. 7i"an lo que di"an, siempre hay al"o malo escondido en los hom#res que huyen del vino, de las cartas, de las mu!eres hermosas o de una #uena conversación. Esos hom#res o están "ravemente en%ermos, o tienen un odio secreto a los que les rodean. 1laro que hay e&cepciones. Entre la "ente que se ha sentado conmi"o a la mesa en una esta, ?ha#$a a veces verdaderos sinver"en)as@< 'uy #ien, estoy dispuesto a escucharle. 4 Ayer estuvo usted haciendo unos trucos< 45>o6 4 e&clamó el ma"o sorprendido4 ?por %avor, qu2 cosas tiene@ ?Si eso no me va nada@ 4 Ksted perdone 4 di!o anonadado el #arman4. Pero< la sesión de ma"ia ne"ra< 4?Ah, s$, ya comprendo@ 'i querido ami"o, le voy a descu#rir un secreto. o soy artista. Ten$a "anas de ver a los moscovitas en masa y lo más cómodo era hacerlo en un teatro. Por eso mi s2quito 4 indicó con la ca#e)a al "ato4 or"ani)ó la sesión, yo no hice más que o#servar a los moscovitas sentado en mi sillón. Pero no cam#ie de cara y d$"ame0 5y qu2 le ha hecho acudir a m$ que ten"a que ver con la sesión6 4 1on su permiso, entre otras cosas, volaron al"unos papelitos del teBcho< 4 el #arman #a!ó el tono de vo) y miró alrededor, aver"on)ado4 y todos los reco"ieron. Lle"a un !oven al #ar, me da un #illete de die) ru#los, y yo le devuelvo ocho cincuenta< despu2s otro< 45Tam#i2n !oven6 4 o, de edad. Lue"o otro más, y otro< >o les da#a el cam#io. > hoy me puse a hacer ca!a y ten$a unos recortes de papeles en ve) del dinero. Can esta%ado al #ar una cantidad de ciento nueve ru#los. 4? Ay, ay@ 4 e&clamó el artista4, 5pero es cierto que creyeron que era dinero aut2ntico6 o puedo ni suponer que lo hayan hecho conscientemente. El #arman le diri"ió una mirada tur#ia y an"ustiada, pero no di!o ni una pala#ra. 45o serán unos cuantos "ranu!as6 4 pre"untó el ma"o preocupado4. 5Es que hay "ranu!as en 'osc36 La respuesta del #arman %ue nada más que una sonrisa, lo que hi)o disipar todas las dudas0 s$, en 'osc3 hay "ranu!as. 4?8u2 #a!e)a@ 4 se indi"nó Ioland4. Ksted es un hom#re po#re< 5verdad que es po#re6 El #arman hundió la ca#e)a entre los hom#ros y quedó claro que era un hom#re po#re. 458u2 tiene ahorrado6 El tono de la pre"unta era #astante compasivo, pero no era lo que se puede llamar una pre"unta hecha con delicade)a. El #arman se quedó cortado. 4 7oscientos cuarenta y nueve mil ru#los en cinco ca!as de ahorro contestó de otra ha#itación una vo) cascadaBy en su casa, de#a!o de los #aldosines, dos mil ru#los en oro. El #arman parec$a ha#erse pe"ado al ta#urete. 4 (ueno, en realidad, eso no es mucho 4 di!o Ioland con aire condescendiente4, aunque tampoco lo va a necesitar. 51uándo piensa morirse6 El #arman se indi"nó. 4 Eso no lo sa#e nadie y además, a nadie le importa 4 respondió.
4 Iamos, ?que nadie lo sa#e@ 4 se oyó desde el despacho la misma odiosa vo)4. ?i que %uera el #inomio de e[ton@ 'orirá dentro de nueve meses, en %e#rero del ao que viene, de cáncer de h$"ado, en la ha#itación n3mero G del hospital cl$nico. El #arman esta#a amarillo. 4 ueve meses 4 di!o Ioland pensativo4, doscientos cuarenta y nueve mil< resulta apro&imadamente veintisiete mil al mes< no es mucho, pero viviendo modestamente tiene #astante< además, el oro< 4 o podrá utili)ar su oro 4 intervino la misma vo) de antes, que le hela#a la san"re al #arman4. En cuanto muera Andr2i Fó/ich derrum#arán inmediatamente la casa y el oro irá a parar al (anco del Estado 4 Por cierto, no le aconse!o que se hospitalice 4 continua#a el artista4. 58u2 sentido tiene morirse en un cuarto al son de los "emidos y suspiros de en%ermos incura#les6 5o ser$a me!or que diera un #anquete con esos veintisiete mil ru#los y que se tomara un veneno para trasladarse al otro mundo al ritmo de instrumentos de cuerda, rodeado de #ellas mu!eres em#ria"adas y de ami"os ale"res6 El #arman permanec$a inmóvil, ave!entado de repente. Knas som#ras oscuras le rodea#an los o!os, le ca$an los carrillos y le col"a#a la mand$#ula. 4?Pero me parece que estamos soando@ 4 e&clamó el dueo4. ?Iayamos al "rano@ Ens2eme sus recortes de papel. El #arman, nervioso, sacó del #olsillo el paquete, lo a#rió y se quedó pasmado0 el papel de periódico envolv$a #illetes de die) ru#los. 4 8uerido ami"o, usted está realmente en%ermo 4 di!o Ioland, enco"i2ndose de hom#ros. El #arman, con una sonrisa de loco, se levantó del ta#urete. 4 >yy< 4 di!o, tartamudeando4 y si otra ve)< se vuelve eso< 4 Cmm< 4 el artista se quedó pensativo4. Entonces vuelva por aqu$. Encantados de verle siempre que quiera, he tenido mucho "usto en conocerle< =oróviev salió del despacho, le a"arró la mano al #arman y sacudi2ndosela, pidió a Andr2i Fó/ich que saludara a todos, pero a#solutamente a todos. Sin lle"ar a entender lo que esta#a sucediendo, el #arman salió al vest$#ulo. 4?Nuela, acompáale@ 4 "rita#a =oróviev. ?> de nuevo apareció en el vest$#ulo la pelirro!a desnuda@ El #arman se lan)ó a la puerta, articuló un «adiós» y salió como #orracho. 7io varios pasos, lue"o se paró, se sentó en un peldao, sacó el paquete y compro#ó que los #illetes se"u$an all$. 7el piso de al lado salió una mu!er con una #olsa verde. Al ver al hom#re, sentado en la escalera, mirando em#o#ado sus #illetes de die) ru#los, la mu!er se sonrió y di!o, pensativa0 4 Pero qu2 casa tenemos< Oste tam#i2n #e#ido, desde por la maana< ?*tra ve) han roto un cristal de la escalera@ 'iró !amente al #arman y aadió0 4 *i"a, ciudadano, ?pero si está %orrado de dinero@ Anda, 5por qu2 no lo repartes conmi"o6 4?72!ame, por 7ios@ 4 se asustó el #arman y "uardó apresuradamente el dinero. La mu!er se echó a re$r. 4?Iete al cuerno, rooso@ ?Si era una #roma@ 4 y #a!ó por la escalera. El #arman se incorporó lentamente, levantó la mano para ponerse #ien el som#rero y se percató de que no lo ten$a. Pre%er$a no volver, pero le da#a lástima quedarse sin som#rero. 7espu2s de dudar un poco, volvió y llamó a la puerta. 458u2 más quiere6 4 le pre"untó la condenada Nuela. 4 'e de!2 el som#rero< 4 susurró el #arman, sealando su calva. Nuela se volvió de espaldas. El #arman cerró los o!os y escupió mentalmente. 1uando los a#rió Nuela le da#a un som#rero y una espada con empuadura de color oscuro. 4 o es m$a< 4 susurró el #arman, recha)ando con la mano la espada y poni2ndose apresuradamente el som#rero.
451ómo6 5Pero ha#$a venido sin espada6 4 se e&traó Nuela. El #arman re%un%uó al"o y %ue #a!ando las escaleras. Sent$a una molestia en la ca#e)a, como si tuviera demasiado calor. Asustado, se quitó el som#rero0 ten$a en las manos una #oina de terciopelo con una vie!a pluma de "allo. El #arman se santi"uó. La #oina dio un maullido, se convirtió en un "atito ne"ro y, saltando de nuevo a la ca#e)a de Andr2i Fó/ich, hincó las "arras en su calva. Andr2i Fó/ich "ritó desesperado y #a!ó corriendo. El "ato cayó al suelo y su#ió muy deprisa la escalera. El #arman salió al aire li#re y corrió hacia la puerta de la ver!a, a#andonando para siempre la dichosa casa n3mero VJ #is. Sa#emos per%ectamente qu2 le ocurrió despu2s. 1uando salió a la calle, echó una mirada recelosa alrededor, como #uscando al"o. En un santiam2n se encontró en la otra acera, en una %armacia. 4 7$"ame, por %avor< 4 La mu!er que esta#a detrás del mostrador, e&clamó0 4?1iudadano, si tiene toda la ca#e)a araada@ Le vendaron la ca#e)a y se enteró de que los me!ores especialistas en en%ermedades del h$"ado eran (ernads/i y =usm$n pre"untó cuál de los dos viv$a más cerca y se ale"ró mucho de sa#er que =usm$n viv$a casi en el patio de al lado, en un pequeo chalet #lanco. A los dos minutos esta#a en el chalet. La casa era anti"ua y muy aco"edora. 'ás tarde el #arman se acordar$a de que primero encontró a una criada vie!ecita, que quiso co"erle el som#rero, pero en vista de que no lo lleva#a, la vie!ecita se %ue, masticando con la #oca vac$a. En su lu"ar, #a!o un arco !unto a un espe!o, apareció una mu!er de edad, que le di!o que podr$a co"er n3mero para el d$a -. El #arman #uscó un áncora de salvación. 'iró, como des%alleci2ndose, detrás del arco, donde esta#a sin duda el vest$#ulo, en el que ha#$a tres hom#res esperando, y susurró0 4 Estoy en%ermo de muerte< La mu!er miró e&traada la ca#e)a vendada del #arman, vaciló y pronunció0 4 (ueno< 4 y le de!ó traspasar el arco. Se a#rió la puerta de en%rente y #rillaron unos impertinentes de oro. La mu!er de la #ata di!o0 4 1iudadanos, este en%ermo tiene que pasar sin "uardar cola. El #arman no tuvo tiempo de reaccionar. Esta#a en el "a#inete del pro%esor =usm$n. Era una ha#itación rectan"ular que no ten$a nada de terri#le, de solemne o de m2dico. 458u2 tiene6 4 pre"untó el pro%esor =usm$n con tono a"rada#le, mirando con cierta inquietud el venda!e de la ca#e)a. 4 Aca#o de enterarme por una persona di"na de cr2dito 4 ha#ló el #arman, con la mirada e&traviada puesta en un "rupo %oto"ráco tras un cristal4 que en %e#rero del ao que viene morir2 de cáncer de h$"ado. Le rue"o que lo deten"a. El pro%esor =usm$n se echó hacia atrás, apoyándose en el alto respaldo de un sillón "ótico de cuero. 4 Perdone, pero no le comprendo< 58u2 le pasa6 5Ca visto a un m2dico6 5Por qu2 tiene la ca#e)a vendada6 4?8u2 m2dico ni qu2 narices@ Si lle"a a ver usted a ese m2dico< 4 respondió el #arman, y le rechinaron los dientes4. o se preocupe por la ca#e)a, no tiene importancia. ?8ue se vaya al dia#lo la ca#e)a@< ?1áncer de h$"ado@ ?Le pido que lo deten"a@ 4 Pero, por %avor, 5qui2n se lo ha dicho6 4?1r2ale@ 4 pidió el #arman acalorado4. ?Ol s$ que sa#e@ 4?o entiendo nada@ 4 di!o el pro%esor enco"i2ndose de hom#ros y separándose de la mesa con el sillón4. 51ómo puede sa#er cuándo se va a morir usted6 5So#re todo si no es m2dico6 4 En la ha#itación n3mero G 4contestó el #arman.
Entonces el pro%esor miró a su paciente con detención, se !ó en la ca#e)a, en el pantalón mo!ado y pensó0 «Lo que %alta#a, un loco<». Lue"o pre"untó0 45(e#e vod/a6 4 unca lo he pro#ado 4 respondió el #arman. Al ca#o de un minuto esta#a desnudo, tum#ado en una camilla %r$a cu#ierta de hule. El pro%esor le palpa#a el vientre. Es necesario decir que el #arman se animó #astante. El pro%esor armó cate"óricamente que por lo menos de momento, no ha#$a nin"3n s$ntoma de cáncer, pero que como insist$a tanto, si ten$a miedo porque le hu#iera asustado un charlatán, de#er$a hacerse los análisis necesarios. El pro%esor escri#ió unos papeles, e&plicándole dónde ten$a que ir y qu2 tendr$a que llevar. Además, le dio una carta para el pro%esor neurólo"o (ur2, porque ten$a los nervios deshechos. 458u2 le de#o, pro%esor6 4 pre"untó con vo) suave y tem#lorosa el #arman, sacando su "ruesa cartera. 4 Lo que usted quiera 4 respondió el pro%esor seco y cortado. El #arman sacó treinta ru#los, los puso en la mesa y lue"o, con una ha#ilidad inesperada, casi %elina, colocó so#re los #illetes de die) ru#los un paquete alar"ado envuelto en periódico. 458u2 es esto6 4 pre"untó =usm$n, retorci2ndose el #i"ote. 4 o se nie"ue, ciudadano pro%esor 4 susurró el #arman4, ?le rue"o que me deten"a el cáncer@ 4 Nuárdese su oro 4 di!o el pro%esor or"ulloso de s$ mismo4. 'ás vale que vi"ile sus nervios. 'aana mismo lleve orina para el análisis, no #e#a mucho t2 y no tome nada de sal. 45i siquiera en la sopa6 4 pre"untó el #arman. 4 En nada de lo que coma 4 ordenó el pro%esor. 4?Ay@ 4 e&clamó el #arman con amar"ura, mirando enternecido al pro%esor, co"iendo las monedas y retrocediendo hacia la puerta. Aquella tarde el pro%esor no tuvo que atender a muchos en%ermos y al oscurecer se marchó el 3ltimo. 'ientras se quita#a la #ata, el pro%esor echó una mirada al lu"ar donde el #arman de!ara los #illetes y se encontró con que en ve) de los ru#los ha#$a tres etiquetas de vino «A#rau7ursó». 4?7ia#los@ 4 murmuró =usm$n, arrastrando la #ata por el suelo y tocando los papeles4. ?Además de esqui)o%r2nico es un esta%ador@ Lo que no entiendo es para qu2 me necesitar$a a m$. 5o será el papel para el análisis de orina6 ?Ah@< ?Se"uro que ha ro#ado un a#ri"o@ 4 > el pro%esor echó a correr al vest$#ulo, con la #ata col"ándole de una man"a 4?Zenia i/$tishna@ 4 "ritó con vo) estridente, ya en la puerta del vest$#ulo4. ?'ire a ver si están todos los a#ri"os@ Los a#ri"os esta#an en su sitio. Pero cuando el pro%esor volvió a su despacho, despu2s de ha#er conse"uido quitarse la #ata, se quedó como clavado en el suelo, !os los o!os en la mesa. En el mismo sitio en que aparecieran las etiquetas, ha#$a ahora un "atito ne"ro hu2r%ano con aspecto tristón, maullando so#re un platito de leche. 4 Pero< #ueno, 5qu2 es esto6 4 y =usm$n sintió %r$o en la nuca. Al o$r el "rito d2#il y suplicante del pro%esor, Zenia i/$tishna lle"ó corriendo y le tranquili)ó en se"uida e&plicándole que al"3n en%ermo se ha#r$a de!ado el "atito y que esas cosas pasa#an a menudo en casa de los pro%esores. 4 Iivirán modestamente 4 e&plica#a Zenia i/$tishna4 y nosotros, claro< Se pusieron a pensar qui2n podr$a ha#erlo hecho. La sospecha recayó en una vie!ecita que ten$a una 3lcera de estóma"o. 4 Se"uro que ha sido ella 4 dec$a la mu!er4. Ca#rá pensado0 yo me voy a morir y me da pena del po#re "atito. 4?Ksted perdone@ 4 "ritó =usm$n4. 5> la leche6 5Tam#i2n la ha tra$do6 51on el platito6 4 La ha#rá tra$do en una #otella y la ha#rá echado en el platito aqu$ 4e&plicó Zenia i/$tishna. 4 7e acuerdo, ll2vese el "ato y el platito 4 di!o =usm$n, acompaándola hacia la puerta. 1uando volvió la situación ha#$a cam#iado.
1uando esta#a col"ando la #ata en un clavo oyó risas en el patio. Se asomó a la ventana y se quedó anonadado. Kna seora en com#inación cru)a#a el patio a todo correr. El pro%esor incluso sa#$a su nom#re0 'ar$a Ale&ándrovna. Kn chico se re$a a carca!adas. 4 Pero, 5qu2 es eso6 4 di!o =usm$n con desprecio. En la ha#itación de al lado, que era el cuarto de la hi!a del pro%esor, un "ramó%ono empe)ó a tocar el %o&trot «Aleluya». Al mismo tiempo el pro%esor oyó a sus espaldas el "or"o!eo de un "orrión. Se volvió. So#re su mesa salta#a un "orrión #astante "rande. «Cmm< ?tranquilo@ 4 se di!o el pro%esor4. Ca entrado cuando yo me apart2 de la ventana. ?o es nada e&trao@», se di!o mientras pensa#a que s$ era e&trao, so#re todo por parte del "orrión. Le miró !amente, dándose cuenta de que no era un "orrión corriente. El pa!arito co!ea#a de la pata i)quierda, la arrastra#a haciendo piruetas, o#edeciendo a un compás, es decir, #aila#a el %o&trot al son del "ramó%ono, como un #orracho !unto a una #arra, se #urla#a del pro%esor como pod$a, mirándole descaradamente. La mano de =usm$n se posó en el tel2%ono se dispon$a a llamar a (ur2, su compaero de curso, para pre"untarle qu2 si"nica#a este tipo de apariciones en %orma de "orriones, a los sesenta aos, con acompaamiento de mareos. Entre tanto, el pa!arito se sentó so#re un tintero, que era un re"alo, hi)o sus necesidades :?no es #roma@;, revoloteó despu2s, se paró un instante en el aire, y tomando impulso, pe"ó con el pico, como si %uera de acero, en el cristal de una %oto"ra%$a que representa#a la promoción entera de la Kniversidad del ao G, rompió el cristal y salió por la ventana. El pro%esor cam#ió de intención, y en ve) de marcar el n3mero del pro%esor (ur2, llamó al puesto de san"ui!uelas, diciendo que el pro%esor =usm$n necesita#a que le mandaran ur"entemente a casa unas san"ui!uelas. 1uando col"ó el auricular y se volvió hacia la mesa, se le escapó un alarido. Kna mu!er vestida de en%ermera, con una #olsa en la que se le$a «San"ui!uelas», esta#a sentada en la mesa. El pro%esor, mirándole a la #oca, dio un "rito0 ten$a #oca de hom#re, torcida, hasta las ore!as, con un colmillo saliente. Los o!os de la en%ermera eran los de un cadáver. 4 Ien"o a reco"er el dinerito 4 di!o la en%ermera con vo) de #a!o4, no va a estar rodando por aqu$. 4A"arró las etiquetas con una pata de pá!aro y empe)ó a es%umarse en el aire. Pasaron dos horas. El pro%esor =usm$n esta#a sentado en la cama de su dormitorio, con las san"ui!uelas col"ándole de las sienes, de detrás de las ore!as y del cuello. Sentado a los pies de la cama en un edredón de seda, el pro%esor (ur2, con su #i"ote #lanco, mira#a a =usm$n compasivamente y le dec$a que todo ha#$a sido una tonter$a. A trav2s de la ventana se ve$a la noche. o sa#emos qu2 otras cosas e&traordinarias sucedieron en 'osc3 aquella noche y, desde lue"o, no vamos a intentar averi"uarlo, porque, además, ha lle"ado el momento de pasar a la se"unda parte de esta ver$dica historia. ?S$"ueme, lector@
LIBRO #E+N"O
15. MAR+ARI%A
?Adelante, lector@ 58ui2n te ha dicho que no puede ha#er amor verdadero, el y eterno en el mundo, que no e&iste6 ?8ue le corten la len"ua repu"nante a ese mentiroso@ ?S$"ueme, lector, a m$, y sólo a m$, yo te mostrar2 ese amor@
?o@ Se equivoca#a el maestro cuando en el sanatorio a esa hora de la noche, pasadas las doce, le dec$a a +vánush/a que ella le ha#r$a olvidado. +mposi#le. Ella no le ha#$a olvidado, naturalmente. Pero en primer lu"ar vamos a descu#rir el secreto que el maestro no quiso contar a +ván. Su amada se llama#a 'ar"arita i/oláyevna. > todo lo que de ella contó el po#re maestro era la pura verdad. Ca#$a hecho una descripción muy !usta de su amada. Era inteli"ente y hermosa y a3n aadir$amos al"o más0 con toda se"uridad muchas mu!eres lo hu#ieran dado todo con tal de cam#iar su vida por la de 'ar"arita i/oláyevna. Era una mu!er de treinta aos, sin hi!os, casada con un "ran especialista que ha#$a hecho un descu#rimiento de importancia nacional. Su mariBdo era !oven, apuesto, #ueno y honrado y quer$a a su mu!er con locura. 'ar"arita i/oláyevna y su marido ocupa#an toda la planta alta de un precioso chalet con !ard$n en una #ocacalle de Ar#at. ?8u2 sitio tan maravilloso@ 1ualquiera que lo desee, puede compro#arlo visitando el !ard$n. 8ue se diri!a a m$ y le dar2 las seas, le ensear2 el camino, porque el chalet e&iste todav$a< A 'ar"arita $/oláyevna no le %alta#a el dinero. Pod$a satis%acer todos sus caprichos. Entre los ami"os de su marido ha#$a personas interesantes. 'ar"arita i/oláyevna no conoc$a los horrores de la vida en un piso colectivo. En resumen< 5era %eli)6 ?i un solo momento@ 7esde que se casó a los diecinueve aos y se encontró en el chalet, no tuvo un solo d$a %eli). ?7ioses, dioses m$os@ 58u2 le hac$a %alta a esta mu!er6 58u2 necesita#a esta mu!er que siempre ten$a en sus o!os un %ue"o e&trao6 58u2 necesita#a esta #ru!a, un poco #i)ca, que un d$a de primavera se puso unas mimosas de adorno6 o lo s2. Se"uramente, di!o la verdad le necesita#a a 2l, al maestro, ni el palacete "ótico, ni el !ard$n para ella sola ni el dinero. Le quer$a, era verdad que le quer$a. A m$, que soy el narrador de esta verdad, pero a!eno a su historia al n y al ca#o, a m$, incluso a m$, se me enco"e el cora)ón cuando pienso en lo que su%rir$a 'ar"arita, al volver al d$a si"uiente a casa del maestro :a%ortunadamente sin ha#er ha#lado con su marido, que no ha#$a vuelto el d$a prometido; y enterarse de que el maestro no esta#a all$. Ci)o todo lo posi#le por inda"ar, pero naturalmente, no pudo averi"uar nada. Iolvió al chalet y continuó su vida en el lu"ar de antes. Pero cuando desapareció la nieve sucia de las aceras y las cal)adas, y entró por las ventanas el viento inquieto y h3medo de la primavera, el su%rimiento de 'ar"arita i/oláyevna %ue más insoporta#le a3n que en el invierno. Llora#a muchas veces a escondidas, con amar"ura no sa#$a si ama#a a un hom#re vivo o muerto ya. > cuantos más d$as desesperados transcurr$an, más se a%erra#a a la idea de que esta#a unida a un muerto. Ten$a que olvidarle o morir ella tam#i2n. o pod$a se"uir viviendo as$. ?Era imposi#le@ *lvidarle 4 costara lo que costara4, ?olvidarle@ Pero lo peor era que no le olvida#a. 4?S$, s$, aquella equivocación@ 4 dec$a 'ar"arita, sentada !unto a la chimenea mirando al %ue"o, encendido como recuerdo de otro %ue"o que ard$a un d$a que 2l escri#$a so#re Poncio Pilatos4. 5Por qu2 me ir$a aquella noche6 5Para qu26 ?8u2 locura hice@ Iolv$ al d$a si"uiente como le promet$, pero ya era tarde. S$, volv$, como el po#re Lev$ 'ateo, ?demasiado tarde@ 4 Estas pala#ras eran in3tiles, porque, en realidad, 5qu2 ha#r$a cam#iado si se hu#iera quedado con el maestro aquella noche6 5Se podr$a ha#er salvado acaso6 ?8u2 a#surdo@ 4 dir$amos nosotros, pero no lo hacemos ante una mu!er ro$da por la desesperación. El mismo d$a en que una ola de escándalo, provocada por la aparición del ni"romante, sacud$a 'osc3, el viernes que el t$o de (erlio) %ue enviado a =$ev, que detuvieron al conta#le y pasaron tantas otras cosas más, a#surdas e in comprensi#les, 'ar"arita se despertó en su dormitorio casi al mediod$a. La ha#itación ten$a una ventana que da#a a la torre del palacete. En contra de lo que sol$a sucederle, esta ve) 'ar"arita no se echó a llorar al despertarse, porque ten$a el presentimiento de que, por n, al"o i#a a ocurrir. 1uando se dio cuenta de su cora)onada, empe)ó a acariciar la idea, a %omentarla en su alma, temiendo que, de otro modo, la a#andonara. 4 Ten"o %e 4 susurra#a 'ar"arita solemnemente4, ?ten"o %e@ ?Al"o va a pasar@ o puede de!ar de suceder, porque si no, 5por qu2 ten"o que su%rir este dolor hasta el nal de mis d$as6 1oneso que he vivido una do#le vida oculta a los demás, pero el casti"o no puede ser tan cruel< Al"o tiene que suceder inevita#lemente, porque es imposi#le que esto dure siempre. Además estoy se"ura de que mi sueo ha sido pro%2tico, lo !urar$a<
As$ ha#la#a 'ar"arita i/oláyevna, mirando las cortinas ro!as inundadas de sol, mientras se vest$a apresuradamente y peina#a su pelo ri)ado delante de un espe!o de tres caras. Aquella noche 'ar"arita ha#$a tenido un sueo e&traordinario. 7urante su invierno de tortura no ha#$a soado !amás con el maestro. 7e noche la a#andona#a y su%r$a sólo por el d$a. > aquella noche lo ha#$a visto. Ca#$a soado con un lu"ar desconocido0 triste, desesperante, con un cielo oscuro de primavera temprana. Aquel cielo "ris, como despeda)ado, y #a!o el cielo una #andada de "ra!os silenciosos. Kn puentecillo tortuoso cru)a#a un r$o tur#io, primaveral. Knos ár#oles desnudos, tristes y po#res. Kn álamo solitario, y más le!os, entre los ár#oles, tras un huerto, una cho)a de madera, que pod$a ser una cocina o un #ao p3#lico, ?qui2n sa#e@ Todo parec$a muerto, hela#a la san"re en las venas y da#an unas "anas tremendas de ahorcarse en ese mismo álamo !unto al puente. i una #risa, ni un movimiento de las nu#es, ni un alma. ?8u2 lu"ar más espantoso para un hom#re vivo@ > "3rense que de pronto se a#r$a la puerta de la cho)a y aparec$a 2l. (astante le!os, pero se le distin"u$a #ien. Andra!oso, vestido de una manera muy e&traa. 7espeinado y sin a%eitar. 1on los o!os en%ermos, inquietos. Le hac$a seas con la mano, llamándola. Aho"ándose en aquel aire inha#ita#le, 'ar"arita corr$a hacia 2l por la tierra desi"ual, cuando se despertó. «Esto puede si"nicar dos cosas 4 pensa#a 'ar"arita40 o está muerto y me llama, entonces es que ha venido a #uscarme y pronto voy a morirme, o está vivo y el sueo es que quiere que le recuerde. 7ice que pronto nos veremos< S$, s$, ?nos vamos a ver muy pronto@» 'ar"arita se vistió, e&citada todav$a trata#a de convencerse de que en realidad, todo se esta#a arre"lando muy #ien y ha#$a que sa#er aprovechar los momentos propicios. Su marido se ha#$a ido en comisión de servicio por tres d$as. 7urante tres d$as 'ar"arita estar$a completamente sola, nadie podr$a impedirle pensar en lo que quisiera y soar con lo que le "ustase. Las cinco ha#itaciones de la planta alta del palacete, que causar$an la envidia a miles de personas de 'osc3, esta#an a su disposición. Sin em#ar"o, al sentirse li#re por tres d$as en su precioso piso, 'ar"arita eli"ió un lu"ar, que no era el me!or, ni mucho menos. 7espu2s de tomar el t2, %ue a una ha#itación oscura, sin ventanas, donde, en dos "randes armarios, se "uarda#an las maletas y toda clase de trastos. Se puso en cuclillas, a#rió el ca!ón de a#a!o de un armario y, levantando un montón de retales de seda, sacó su 3nico tesoro. Ten$a en sus manos un vie!o ál#um de piel marrón, en que ha#$a una %oto"ra%$a del maestro, la li#reta de la ca!a de ahorros con el in"reso de die) mil ru#los a su nom#re, unos p2talos secos de rosa colocados entre papel de seda y una parte de un cuaderno in %olio, escrito a máquina y con el #orde in%erior quemado. 9e"resó a su dormitorio con el tesoro, colocó la %oto en el espe!o de tres caras, se sentó delante y as$ permaneció cerca de una hora, sosteniendo en las rodillas el quemado cuaderno, pasando las pá"inas y releyendo aquello, que ahora, quemado, no ten$a principio ni n0 «
que repart$a "ratis per%umes e&tran!eros y medias, y despu2s, cuando terminó la sesión y el p3#lico salió a la calle, ?)as@0 todos esta#an desnudos. 'ar"arita i/oláyevna se derrum#ó en una silla, que ha#$a de#a!o del espe!o, y se echó a re$r. 4?atasha@ pero 5no le da ver"en)a6 4 dec$a 'ar"arita i/oláyevna4. Es usted una chica inteli"ente, ha le$do mucho< ?1uentan en las colas esos disparates y usted los repite@ atasha se puso colorada y repuso, con mucho calor, que no era nin"una mentira, que ella misma ha#$a visto con sus propios o!os en la tienda de comesti#les de Ar#at a una ciudadana que lle"ó con )apatos y, cuando se acercó a la ca!a a pa"ar, los )apatos desaparecieron y se quedó sólo con las medias. ?1on los o!os desor#itados y un a"u!ero en el talón@ Los )apatos eran má"icos, )apatos de la %unción. 45As$ se quedó6 4?As$ mismo@ 4 e&clamó atasha, poni2ndose más colorada porque no la cre$an4. S$, y ayer tarde las milicias se llevaron a unas cien personas. Knas ciudadanas que ha#$an estado en la %unción y corr$an por la Tvers/aya en paos menores. 4 Se"uro que son cosas de 7aria 4 di!o 'ar"arita i/oláyevna4, siempre me ha parecido que es una mentirosa. La divertida conversación terminó con una a"rada#le sorpresa para atasha. 'ar"arita i/oláyevna se %ue a su dormitorio y salió de all$ con un par de medias y un %rasco de colonia y, diciendo que tam#i2n ella quer$a hacer un truco, se los re"aló a atasha, pidi2ndole tan sólo una cosa0 que no anduviera por Ar#at en medias y que no hiciera caso de 7aria. La duea y su sirvienta se dieron un #eso y se separaron. 'ar"arita se acomodó en el asiento de un trole#3s que pasa#a por Ar#at, pensando en sus cosas, prestando atención de ve) en cuando a lo que dec$an dos ciudadanos que i#an delante de ella. Los dos, mirando hacia atrás con temor de que al"uien les oyera, discut$an en vo) #a!a al"o a#surdo. Kno de ellos, que i#a !unto a la ventanilla, enorme, rolli)o, con unos o!illos de cerdo muy vivos, susurra#a a su vecino pequeito que tuvieron que tapar el ata3d con una tela ne"ra< 4?Pero si no puede ser@ 4 dec$a el pequeo, asom#rado4. ?Si es al"o inaudito@< 5> qu2 hi)o Qheldi#in6 En medio del monótono ruido del trole#3s se oyeron unas pala#ras que ven$an desde la ventana. 4 +nvesti"ación criminal< un escándalo< ?como m$stico@< 'ar"arita i/oláyevna, uniendo los tro)os de conversación, pudo componer al"o más o menos coherente. Los ciudadanos ha#la#an de que ha#$an ro#ado del ata3d la ca#e)a de un di%unto :qui2n era, no lo nom#ra#an;. Por eso Qheldi#in esta#a tan preocupado. > estos dos que cuchichea#an en el trole#3s ten$an al"o que ver con el maltratado di%unto. 451rees que nos dará tiempo de pasar a reco"er las ores6 4 se inquieta#a el pequeo4. 5A qu2 hora es la incineración6 5A las dos6 Por n 'ar"arita i/oláyevna se cansó de escuchar las misteriosas incoherencias so#re una ca#e)a ro#ada y se ale"ró de lle"ar a su parada. Knos minutos más y 'ar"arita i/oláyevna esta#a sentada en un #anco #a!o la muralla del =remlin, mirando a la Pla)a 'an2)hnaya. El sol muy %uerte la o#li"a#a a entornar los o!os recorda#a su sueo, recorda#a cómo hac$a un ao, el mismo d$a y a la misma hora, esta#a sentada con 2l en aquel #anco y cómo ahora, su #olso ne"ro esta#a !unto a ella en el #anco. Esta ve) 2l no esta#a a su lado, pero mentalmente 'ar"arita i/oláyevna ha#la#a con 2l0 «Si estás deportado, 5por qu2 no haces sa#er de ti6 Los otros lo hacen. 5Es que ya no me quieres6 o s2 por qu2, pero no lo creo. Entonces, o estás deportado o te has muerto. Si es as$, te pido que me de!es, que me des li#ertad para vivir, para respirar este aire». > ella misma contesta#a por 2l0 «Eres li#re< 5Acaso te reten"o6». Ella replica#a0 «Eso no es una respuesta. Iete de mi memoria, sólo entonces ser2 li#re<». La "ente pasa#a !unto a 'ar"arita i/oláyevna. Kn hom#re se quedó mirando a la ele"ante mu!er, atra$do por su #elle)a y por su soledad. Tosió y se sentó en el #orde del mismo #anco en el que esta#a 'ar"arita.
Por n se atrevió a ha#lar0 4 7ecididamente, hoy hace #uen d$a< Pero 'ar"arita le echó una mirada tan som#r$a, que el hom#re se levantó y se %ue. «Ce aqu$ un e!emplo 4 dec$a 'ar"arita al que era su dueo40 5Por qu2 ha#r2 echado a ese hom#re6 'e a#urro, y en ese don Duan no ha#$a nada malo, aparte del XdecididamenteY, tan rid$culo< 5Por qu2 estoy sola como una lechu)a al pie de la muralla6 5Por qu2 estoy apartada de la vida6» Se sent$a triste y alica$da. > de pronto, i"ual que cuando se despertó, una ola de esperan)a y emoción se levantó en su pecho. «S$, ?al"o va a pasar@» Sintió otra ve) el "olpe de su cora)onada y comprendió que se trata#a de una onda sonora. Entre el ruido de la ciudad se o$a, cada ve) con más claridad, el retum#ar de unos tam#ores y trompetas, al"o desanados, que se apro&ima#a poco a poco. Primero apareció un miliciano a ca#allo, que avan)a#a a paso lento !unto a la re!a del parque le se"u$an tres milicianos a pie. Lue"o ven$a un camión con los m3sicos y detrás un coche %unerario nuevo, a#ierto, con un ata3d cu#ierto de coronas y cuatro personas en las esquinas0 tres hom#res y una mu!er. A pesar de la distancia, 'ar"arita pudo ver que la "ente que acompaa#a al di%unto en su 3ltimo via!e parec$a desconcertada, so#re todo la ciudadana que i#a detrás. 7a#a la impresión que los carrillos "ruesos de la ciudadana esta#an hinchados por un secreto emocionante y sus o!os a#otar"ados lan)a#an chispitas. Falta#a poco para que "uiara el o!o hacia el di%unto, diciendo0 «5Can visto al"o seme!ante6 ?Es incre$#le@». Las trescientas personas que avan)a#an a paso lento detrás del coche, ten$an la misma e&presión de desconcierto. 'ar"arita se"u$a con los o!os el corte!o, escuchando el triste ruido, cada ve) más d2#il, de los tam#ores que repet$an el mismo sonido0 «(ums, #ums, #ums». Pensa#a0 «?8u2 entierro tan e&trao< y qu2 triste)a en ese X#umsY@ 1reo que ser$a capa) de venderle mi alma al dia#lo por sa#er si está vivo o muerto< 'e "ustar$a sa#er a qui2n van a enterrar». 4 A 'i!a$l Ale&ándrovich (erlio) 4 se oyó a su lado una vo) de hom#re, al"o nasal4, al presidente de 'ASS*L+T. 'ar"arita i/oláyevna, sorprendida, se volvió y se encontró con que en su #anco ha#$a un ciudadano se"uramente se ha#r$a sentado aprovechando que ella esta#a a#sorta con la procesión, y por aquella distracción ha#$a hecho su 3ltima pre"unta en vo) alta. Entre tanto, la procesión se detuvo, se"uramente parada por los semá%oros. 4 Pues s$ 4continua#a el ciudadano desconocido4, qu2 ánimo tan asom#roso tiene esa "ente. Llevan al di%unto y están pensando dónde estará su ca#e)a. 458u2 ca#e)a6 4 pre"untó 'ar"arita, e&aminando a su inesperado interlocutor. Era pequeo, pelirro!o, le so#resal$a un colmillo, vest$a una camisa almidonada, un tra!e a rayas de #uena tela, )apatos de charol y un som#rero hon"o. La cor#ata era de colores vivos. > lo e&trao era que en el #olsillo, donde los hom#res suelen llevar un pauelo o una pluma estilo"ráca, 2ste lleva#a un hueso de pollo ro$do. 4 Pues s$, seora 4 e&plicó el pelirro!o4, esta maana, en la sala de Nri#oy2dov, han ro#ado del ata3d la ca#e)a del di%unto. 45Pero cómo es posi#le6 4 pre"untó 'ar"arita involuntariamente, recordando la conversación que oyera en el trole#3s. 4?El dia#lo lo sa#rá@ 4di!o el pelirro!o con desen%ado4. Aunque me parece que ha#r$a que pre"untárselo a Popota. ?8u2 manera de #irlar la ca#e)a@ ?7a "usto@ ?8u2 escándalo@ Lo importante es que nadie sa#e para qu2 puede servir la ca#e)a. A pesar de lo ocupada que esta#a 'ar"arita i/oláyevna con lo suyo, no pudo menos de asom#rarse al o$r las e&traas mentiras en #oca del desconocido ciudadano. 4?1ómo@ 4 e&clamó ella4. 58u2 (erlio)6 5o será el del periódico6< 4Ose es, precisamente< 4 Entonces, 5los que si"uen el ata3d son literatos6 4 ?aturalmente@ 45Los conoce de vista6
4 A todos 4 respondió el pelirro!o. 4 7$"ame 4 ha#ló 'ar"arita, con vo) sorda4, 5no está entre ellos el cr$ tico Latuns/i6 45Pero cómo i#a a %altar6 4 contestó el pelirro!o4. Es el del e&tremo en la cuarta la. 45El ru#io6 4 pre"untó 'ar"arita entornando los o!os. 4 1olor ceni)a< 5o ve que ha levantado los o!os al cielo6 4 5El que parece un cura6 4 ?El mismo@< 'ar"arita no pre"untó más y se quedó mirando a Latuns/i. 4 > usted, por lo que veo 4 di!o sonriente el pelirro!o4, odia a ese Latuns/i. 5o es as$6 4 o es el 3nico que odio 4 contestó 'ar"arita entre dientes4, pero no me parece un tema de conversación interesante. La procesión continuó su camino, se"uida de coches vac$os. 4 Tiene ra)ón, 'ar"arita i/oláyevna, no tiene nada de interesante. 'ar"arita se sorprendió. 45Es que me conoce6 Por toda respuesta, el pelirro!o se quitó el som#rero e hi)o un "esto de saludo. «?8u2 pinta de #andido tiene este tipo@», pensó 'ar"arita, mirando !amente a su casual interlocutor. 4 >o no le cono)co a usted 4 di!o 'ar"arita secamente. 451ómo me va a conocer6 Sin em#ar"o, me han enviado para ha#lar con usted de cierto asunto 4 'ar"arita palideció y se echó hacia atrás. 4 En lu"ar de contar esas tonter$as de la ca#e)a cortada 4 di!o 'ar"arita4 ten$a que ha#er empe)ado por ah$. 5Iiene a detenerme6 4?7e nin"una manera@ 4 e&clamó el pelirro!o4. ?Pero qu2 cosas tiene@ o he hecho más que ha#larle y ya piensa que la voy a detener. Ien"o a tratar con usted un asunto. 4 o comprendo. 57e qu2 me ha#la6 El pelirro!o miró alrededor y di!o misteriosamente0 4 'e han enviado a invitarla a usted para esta noche. 4 Ksted está loco. 5A qu2 me invita6 4 A casa de un e&tran!ero muy ilustre 4 di!o el pelirro!o con aire si"nicativo, entornando un o!o. 'ar"arita se en%ureció. 4?Lo 3nico que %alta#a, una nueva especie de alcahuete calle!ero@ 4 di!o incorporándose, dispuesta a marcharse, pero la detuvieron las pala#ras del pelirro!o0 4 La oscuridad que lle"a#a del mar 'editerráneo cu#rió la ciudad, odiada por el procurador. 7esaparecieron los puentes col"antes, que un$an el templo y la terri#le torre Antonia< 7esapareció Dershala$m, la "ran ciudad, como si nunca hu#iera e&istido< ?Por m$, tam#i2n usted puede desaparecer con su cuaderno quemado y la rosa disecada@ ?8u2dese en ese #anco sola, pidi2ndole que le d2 li#ertad para respirar, que se vaya de su memoria@ 'ar"arita, muy pálida, volvió. El pelirro!o la mira#a con los o!os enBtornados. 4 o comprendo nada 4 di!o 'ar"arita i/oláyevna con vo) d2#il4. Lo de las ho!as, pod$a ha#erlo le$do, espiado< 5Pero cómo se ha enterado de lo que yo pensa#a6 4 > aadió con una e&presión de dolor40 7$"ame, 5qui2n es usted6 5A qu2 or"ani)ación pertenece6 4 8u2 lata< 4 murmuró el pelirro!o, y ha#ló %uerte40 Si ya le he dicho que no pertene)co a nin"una or"ani)ación. Si2ntese, por %avor. 'ar"arita le o#edeció sin una sola o#!eción, pero al sentarse le pre"untó de nuevo0 458ui2n es usted6 4 (ueno, me llamo Asaselo pero eso no le dice nada. 4 7$"ame, 5cómo supo lo de las ho!as y lo que yo pensa#a6 4 Eso no se lo di"o. 4 5Pero usted sa#e al"o de 2l6 4 susurró 'ar"arita, suplicante. 4 Pon"amos que s$. 4Se lo rue"o, d$"ame sólo una cosa0 5vive6 ?o me ha"a su%rir@ 4 (ueno, s$, está vivo 4 di!o Asaselo de mala "ana. 4 ?7ios m$o@ 4 Por %avor, sin emociones ni "ritos 4 di!o Asaselo, %runciendo el entre ce!o. 4 Perdóneme 4 murmura#a 'ar"arita, dócil ya4, siento ha#erle irritado. Pero recono)ca que cuando a una mu!er la invitan en la calle a ir a una casa< o ten"o pre!uicios, se lo ase"uro< 4
'ar"arita sonrió tristemente4, pero yo nunca veo a nin"3n e&tran!ero y no ten"o nin"unas "anas de conocerlos. Además, mi marido< 'i tra"edia es que vivo con un hom#re al que no quiero, pero considero indi"no estropearle su vida< Ol no me ha hecho más que el #ien< Se ve$a que este discurso incoherente esta#a a#urriendo a Asaselo, que di!o con severidad0 4 Por %avor, cállese un minuto. 'ar"arita le o#edeció. 4La estoy invitando a casa de un e&tran!ero que no puede hacerle nin "3n dao. Además, nadie sa#rá de su visita. Eso se lo "aranti)o yo. 4 5> para qu2 me necesita6 4 pre"untó t$midamente 'ar"arita. 4 Lo sa#rá más tarde. 4 >a entiendo< Ten"o que entre"arme a 2l 4 di!o 'ar"arita pensativa. Asaselo sonrió con aire de superioridad y contestó0 41ualquier mu!er en el mundo soar$a con esto. Pero no ten"o más remedio que de%raudarla. o es eso. 45Pero qui2n es ese e&tran!ero6 4 e&clamó 'ar"arita tur#ada, en un tono de vo) tan alto, que se volvieron los que pasa#an !unto al #anco4. 5> qu2 inter2s puedo tener en ir a verle6 Asaselo se inclinó hacia ella y susurró con aire si"nicativo0 4 Tiene mucho inter2s<, puede aprovechar la ocasión< 451ómo6 4 e&clamó 'ar"arita con los o!os redondos4. Si no me equivoco, está usted insinuando que puedo sa#er al"o de 2l. Asaselo asintió con la ca#e)a en silencio. 4?Iamos@ 4 e&clamó 'ar"arita con %uer)a, a"arrando a Asaselo de la mano4. ?Iamos a donde sea@ Asaselo se apoyó en el respaldo del #anco, tapando con su espalda un nom#re "ra#ado con nava!a, «iura», y di!o con e&presión irónica0 4?8u2 "ente más di%$cil son las mu!eres@ 4 se metió las manos en los #olsillos y estiró las piernas4. 5Por qu2 me ha#rán mandado a m$ para resolver este pro#lema6 Pod$a ha#er venido Popota, que tiene mucho encanto< 'ar"arita ha#ló con una sonrisa amar"a y contrariada0 4 Por %avor, d2!ese de mi&ticaciones y no me ha"a su%rir con sus misterios. Se está aprovechando de que soy una persona des"raciada< 'e estoy metiendo en al"o muy e&trao, ?pero le !uro que ha sido nada más que porque usted me ha interesado ha#lándome de 2l@ Estoy mareada con todas esas complicaciones< 4?o dramatice@ 4 repuso Asaselo con una mueca4. Trate de ponerse en mi lu"ar. 7ar una pali)a al administrador, echar al tipo del piso, pe"ar un tiro, u otra tonter$a por el estilo, todo esto es especialidad m$a. ?Pero ha#lar con mu!eres enamoradas, eso s$ que no@ Estoy tratando de convencerla hace más de media hora. Entonces, 5qu26 5Se viene6 4 S$ 4repuso sencillamente 'ar"arita i/oláyevna. 4 Entonces, ha"a el %avor de co"er esto 4 di!o Asaselo sacando una ca!ita redonda de oro del #olsillo y dándosela a 'ar"arita4. Escóndala, que nos están mirando. Le servirá. 'ar"arita i/oláyevna, de tanto su%rir ha enve!ecido usted #astante en este medio ao 4 'ar"arita se puso colorada, pero no contestó. Asaselo continuó40 Esta noche, a las nueve y media, ha"a el %avor de desnudarse y untarse la cara y el cuerpo con esta crema. 7espu2s puede hacer lo que quiera, pero no se aparte del tel2%ono. >o la llamar2 a las die) y le dar2 instrucciones. Ksted no tendrá que ocuparse de nada, la llevarán a donde ha"a %alta, sin nin"una molestia para usted. 5Está claro6 'ar"arita tardó en contestar. Lue"o di!o0 4 Está claro. Esto es de oro puro, se ve por el peso. Ieo que me están so#ornando para complicarme en una historia tur#ia y lue"o tendr2 que pa"arlo< 45Pero qu2 dice6 4 murmuró Asaselo, indi"nado4. 5*tra ve)6 4 o, espere< 4?7evu2lvame la crema@ 'ar"arita a"arró la ca!a con todas sus %uer)as. 4 o, no, espere< S2 per%ectamente a lo que voy. Lo ha"o todo por 2l, porque ya no me queda nin"una esperan)a. Pero quiero decirle que si yo muero ?usted tendrá la culpa@ ?Se aver"on)ará de ello@ ?'uero por amor@ 4 y dándose un "olpe en el pecho 'ar"arita miró hacia el sol.
4?7evu2lvala@ 4 "rita#a Asaselo4. ?7evu2lvala, y al dia#lo todo@ ?8ue manden a Popota@ 4?*h, no@ 4 e&clamó 'ar"arita, sorprendiendo a los transe3ntes4. ?EsBtoy dispuesta a todo, estoy dispuesta a hacer esa comedia de la crema, estoy dispuesta a irme al dia#lo@ ?o se lo doy@ 4?Iaya@ 4 voci%eró de pronto Asaselo con los o!os desor#itados, sealando al"o detrás de la ver!a del !ard$n. 'ar"arita miró hacia donde le ha#$a indicado Asaselo, pero no descu#rió nada de particular. 1uando volvió a mirar a Asaselo, como pidiendo una e&plicación por el a#surdo «vaya», no ha#$a nadie que se lo pudiera e&plicar. El misterioso interlocutor de 'ar"arita i/oláyevna ha#$a desaparecido. La mu!er metió la mano en el #olso, donde aca#a#a de "uardar la ca!ita, y se convenció de que se"u$a all$. Sin pensar en nada, 'ar"arita salió corriendo del !ard$n Ale&ándrovs/i.
$7. LA !REMA "E A#A#ELO
Atrav2s de las ramas de un arce se ve$a la luna llena en el cielo limpio de la noche. Las manchas de lu) que ltra#an los tilos y las acacias di#u!a#an "uras complicadas. La ventana de tres ho!as, a#ierta, pero con la cortina echada, #rilla#a con ra#iosa lu) el2ctrica. En el dormitorio de 'ar"arita i/oláyevna todas las luces esta#an encendidas, mostrando el "ran desorden que reina#a en la ha#itación. En la cama, encima de la manta, ha#$a #lusas, medias y ropa interior en el suelo, !unto a una ca!etilla de ta#aco aplastada, más ropa amontonada en el #arullo. En la mesilla de noche, un par de )apatos, !unto a una ta)a de ca%2 sin terminar, un cenicero con una colilla humeante. En el respaldo de una silla, un vestido de noche ne"ro. La ha#itación ol$a a per%ume. > de al"3n otro sitio penetra#a el olor a plancha caliente. 'ar"arita i/oláyevna esta#a sentada ante el espe!o con un al#orno) echado so#re su cuerpo desnudo y unos )apatos de ante ne"ro. 7elante de ella, !unto a la ca!ita que le ha#$a dado Asaselo, esta#a el relo! con pulsera de oro. 'ar"arita no aparta#a de 2l la mirada. A veces le parec$a que el relo! se ha#$a estropeado, que las a"u!as ya no se mov$an. Pero s$, se mov$an, muy despacio, como pe"ándose, y por n la a"u!a lar"a marcó los veintinueve minutos. A 'ar"arita le palpita#a tan %uerte el cora)ón, que no pudo co"er la ca!ita. Por n consi"uió dominarse, la a#rió y dentro vio una crema amarillenta. Le pareció que ol$a a %an"o de pantano. 1o"ió un poco de crema con la punta de los dedos y se la puso en la mano. El olor a hier#as de pantano y a #osque se hi)o penetrante. Empe)ó a %rotarse con la crema la %rente y las me!illas. La crema se esparc$a con %acilidad, y a 'ar"arita le pareció que se evapora#a inmediatamente. Se %riccionó varias veces, se miró al espe!o y de!ó caer la ca!a encima del relo!. La es%era se a"rietó en se"uida. 1erró los o!os, lue"o se miró otra ve) y rió desa%oradamente. Sus ce!as, depiladas como dos hilitos, se ha#$an espesado y le arquea#an suavemente los o!os, más verdes que nunca. Kna na arru"a que le atravesa#a verticalmente la %rente, aparecida en octu#re, cuando perdió al maestro, desapareció sin de!ar huella. 7esaparecieron tam#i2n las som#ras amarillas de las sienes y una red de arru"as, apenas visi#les, !unto a la comisura e&terna de los o!os. Kn color rosa uni%orme le cu#r$a la piel de las me!illas, ten$a la %rente #lanca y limpia y ha#$a desaparecido el ri)ado de peluquer$a. La 'ar"arita de treinta aos ve$a ree!ada en el espe!o a una mu!er morena, de unos veinte aos, con el pelo ondulado. 7e!ó de re$r, se quitó de un "olpe el al#orno), co"ió una cantidad #astante re"ular de la crema li"era y "rasienta y empe)ó a %rotarse el cuerpo con en2r"icos ademanes. Se puso toda color rosa, como iluminada por dentro. Lue"o, como si le hu#ieran sacado una a"u!a del cere#ro, se calmó el
dolor en una sien, que le ha#$a durado toda la tarde, desde la conversación en el Dard$n Ale&ándrovs/i se le %ortalecieron los m3sculos de las e&tremidades y el cuerpo se tornó in"rávido. 7io un salto y se quedó en el aire, encima de la al%om#ra lue"o notó que al"o tira#a de ella hacia el suelo y se #a!ó. 4?8u2 crema@ ?Pero qu2 crema@ 4 "ritó 'ar"arita, cayendo en un sillón. El e%ecto de las %ricciones no %ue sólo %$sico. Ahora #ull$a la ale"r$a en cada c2lula de su cuerpo, la sent$a en %orma de pequeas #ur#u!as que la pincha#an. Se sent$a li#re, completamente. Iio con claridad que ha#$a sucedido !ustamente aquello que presintiera por la maana y que de!ar$a el palacete y su anti"ua vida para siempre. 7el recuerdo de su anti"ua vida se desprend$a un pensamiento0 ten$a un 3ltimo de#er que cumplir antes de comen)ar aquello nuevo y e&traordinario que parec$a que la eleva#a, llevándosela al aire li#re. 1orrió desnuda, volando a veces, al despacho de su marido, encendió la lu) y se precipitó al escritorio. En una ho!a de papel, que arrancó de un cuaderno, escri#ió de prisa, sin tachaduras, unas pala#ras a lápi)0 «Perdóname y olv$dame lo antes que puedas. 'e voy para siempre. Será in3til que me #usques. 'e han vencido el dolor y la des"racia y me he convertido en #ru!a. 'e voy, ya es hora. 3ar&arita .» 'ar"arita voló a su dormitorio, sent$a alivio en su alma. atasha la se"u$a corriendo, con un montón de ropa. > todos aquellos o#!etos, perchas de madera con vestidos, pauelos de enca!e, unos )apatos a)ules de raso, un cinturón, todo aquello cayó al suelo y atasha se sacudió las manos li#res. 458u2 tal estoy6 4 pre"untó 'ar"arita con vo) ronca. 45Pero qu2 ha hecho6 4 dec$a atascha, retrocediendo hacia la puerta4. 51ómo lo ha conse"uido, 'ar"arita i/oláyevna6 4?Ca sido la crema, la crema@ 4 contestó 'ar"arita, sealando la reluciente ca!ita de oro y dando vueltas %rente al espe!o. *lvidando la ropa tirada por el suelo, atasha corrió hacia el tocador y se quedó mirando los restos de crema con los o!os encendidos por la envidia. Sus la#ios se mov$an en silencio. Se volvió hacia 'ar"arita i/oláyevna y pronunció con #eatitud0 4?8u2 cutis@ ?Pero qu2 cutis, 'ar"arita i/oláyevna@ ?Si parece que reluce@ Iolvió en s$ y corrió hacia los tra!es tirados, los levantó para quitarles el polvo. 4?72!elo@ 4 "rita#a 'ar"arita4. ?Al dia#lo@ ?72!elo todo@ * no, ll2veselo de recuerdo. ?Ll2vese todo lo que haya en esta ha#itación@ atasha, como si de repente se hu#iera vuelto loca, se la quedó mirando, se col"ó a su cuello y "ritó dándole #esos0 4?Si parece de raso@ ?Si reluce@ ?7e raso@ ?> las ce!as@ 4 1o!a todos los tra!es, los per%umes y ll2veselo todo a su #a3l, escóndalo 4 "rita#a 'ar"arita4, pero no se lleve las !oyas, porque podr$an acusarla de ro#o. atasha a"arró todo lo que encontró a mano0 vestidos, )apatos, medias y ropa interior y salió del dormitorio. En aquel momento entró por la ventana a#ierta y si"uió volando un vals virtuoso y atronador se oyó el ruido de un coche que se acerca#a a la puerta del !ard$n. 4?Ahora llamará Asaselo@ 4 e&clamó 'ar"arita, mientras escucha#a el vals, que roda#a por la calle4. ?'e llamará@ ?> el e&tran!ero no es peli"roso, ahora me doy cuenta de que no es peli"roso@ Se oyó el coche que se ale!a#a del !ard$n. Sonó la ver!a y se oyeron paBsos en las losas del camino. «Es i/olái +vánovich, cono)co su modo de andar 4 pensó 'ar"arita4. Ten"o que hacer al"o ori"inal y divertido para despedirme.» 'ar"arita descorrió la cortina de un tirón y se sentó de perl en el antepecho de la ventana, a#ra)ándose las rodillas. La lu) de la luna le lam$a el costado derecho. 'ar"arita levantó la ca#e)a hacia la luna y puso cara pensativa y po2tica. Sonaron otros dos pasos y cesaron de pronto. 'ar"arita contempló la luna un momento, suspiró para que hiciera #onito y volvió la ca#e)a hacia
el !ard$n e%ectivamente, all$ esta#a i/olái +vánovich, su vecino de la planta #a!a del palacete. La lu) de la luna ca$a de plano so#re i/olái +vánovich. Esta#a en un #anco y se nota#a desde lue"o que aca#a#a de sentarse. Ten$a los impertinentes al"o torcidos y apreta#a la cartera en las manos. 4?Cola, i/olái +vánovich@ 4 ha#ló 'ar"arita con vo) triste4. ?(uenas noches@ 5Iuelve de al"una reunión6 i/olái +vánovich no contestó. 4 > yo 4 si"uió 'ar"arita, asomándose un poco más por la ventana4 esBtoy sola, como ve, a#urrida, mirando a la luna y escuchando el vals< 'ar"arita se pasó la mano i)quierda por la sien, arre"lándose el ca#ello, y di!o con en%ado0 4?'e parece poco correcto, i/olái +vánovich@ ?Al n y al ca#o soy una mu!er@ Es una "roser$a no contestar cuando le estoy ha#lando. A la lu) de la luna destaca#a hasta el 3ltimo #otón del chaleco de i/olái +vánovich, hasta el 3ltimo pelo de su #ar#a clara y puntia"uda sonrió con e&presión ena!enada, se levantó del #anco, y al parecer, muy a)orado, en ve) de quitarse el som#rero, hi)o un "esto con la cartera y do#ló las piernas, como si pensara ponerse a #ailar. 4?Ah, qu2 hom#re más a#urrido es usted, i/olái +vánovich@ 4 si"uió 'ar"arita4. ?Le dir2 que estoy tan harta de usted, que no soy capa) de e&presarlo siquiera@ ?'e ale"ro de poder perderle de vista@ ?Iáyase al dia#lo@ El tel2%ono rompió a sonar en el dormitorio, a espaldas de 'ar"arita. Saltó del antepecho de la ventana y olvidando a i/olái +vánovich, co"ió el auricular. 4 Ca#la Asaselo. 4?8uerido, querido Asaselo@ 4 e&clamó 'ar"arita. 4 >a es la hora. Sal"a volando 4 ha#ló Asaselo. Se nota#a, por su tono de vo), que le ha#$a "ustado el arre#ato ale"re y sincero de 'ar"arita4. 1uando pase so#re la puerta del !ard$n "rite0 «?+nvisi#le@». Lue"o vuele so#re la ciudad, para acostum#rarse, y despu2s hacia el sur %uera de la ciudad, al r$o. ?La están esperando@ 'ar"arita col"ó el auricular. En el cuarto de al lado se oyó el paso de al"uien que co!ea#a y como si al"3n o#!eto de madera "olpease la puerta. 'ar"arita la a#rió y entró #ailando en el dormitorio la esco#a con las cerdas para arri#a. El palo redo#la#a en el suelo, da#a patadas e intenta#a salir por la ventana como %uera. 'ar"arita dio un "rito de ale"r$a y se montó en la esco#a. Sólo entonces le pasó por la ca#e)a la idea de que con todo aquel l$o ha#$a olvidado vestirse. Siempre "alopando so#re la esco#a se acercó a la cama y co"ió lo primero que encontró a mano0 una com#inación a)ul. 'ovi2ndola como si %uera un estandarte, echó a volar por la ventana. El vals sonó con más potencia. 'ar"arita se desli)ó desde la ventana hacia a#a!o y vio a i/olái +vánovich. Esta#a como petricado en el #anco, verdaderamente perple!o, escuchando los "ritos y los ruidos que proced$an del dormitorio iluminado del piso de arri#a. 4?Adiós, i/olái +vánovich@ 4 "ritó 'ar"arita, #ailando %rente a 2l. Ol suspiró y empe)ó a res#alarse por el #anco, trató de a"arrarse con las manos y de!ó caer al suelo su cartera. 4?Adiós@ ?Para siempre@ ?'e voy@ 4 "rita#a 'ar"arita dominando la m3sica del vals. > dándose cuenta de que la com#inación no le serv$a para nada, la arro!ó a la ca#e)a de i/olái +vánovich, con una risa sarcástica. El hom#re, ce"ado, cayó del #anco so#re los ladrillos del camino. 'ar"arita se volvió para mirar por 3ltima ve) el palacete en el que ha#$a su%rido tanto tiempo y vio en la iluminada ventana la cara de atasha, con los o!os desor#itados por el asom#ro. 4?Adiós, atasha@ 4 "ritó 'ar"arita, y levantó el cepillo4. ?+nvisi#le@ ?+nvisi#le@ 4 "ritó con %uer)a, y de!ó atrás la ver!a, pasando entre las ramas de los arces, que le dieron en la cara. Esta#a en la calle. El vals, completamente enloquecido, la se"u$a.
$1. EL -ELO
?+nvisi#le y li#re@ ?+nvisi#le y li#re@< 7espu2s de pasar por su calle, 'ar"arita se encontró en otra, que la corta#a perpendicularmente. 1ru)ó de prisa esta calle lar"a, remendada y tortuosa, con la puerta inclinada de una dro"uer$a, en la que vend$an petróleo por litros y un insecticida, y comprendió que, incluso siendo completamente li#re e invisi#le, tam#i2n en el placer ha#$a que conservar la ra)ón. 'ila"rosamente consi"uió %renar un poco y no se mató, estrellándose contra un poste de una esquina, vie!o y torcido. 7io un vira!e y apretó con %uer)a la esco#a, voló más despacio, evitando los ca#les el2ctricos y los rótulos, que col"a#an atravesando las acera. La tercera #ocacalle sal$a a Ar#at. 'ar"arita ya se ha#$a acostum#rado al dominio de la esco#a, notó que o#edec$a al menor movimiento de sus #ra)os y piernas y que al volar so#re la ciudad ten$a que ir muy atenta y no al#orotar demasiado. Además, ya en su calle ha#$a o#servado que los transe3ntes no la ve$an. adie levanta#a la ca#e)a, nadie "rita#a «?'ira@ ?mira@», ni se echa#a hacia un lado, ni chilla#a, ni se desmaya#a, ni re$a enloquecido. 'ar"arita vola#a en silencio, con lentitud y no a mucha altura, a la de un se"undo piso, apro&imadamente. Pero a pesar de ello, al lle"ar a Ar#at, con sus luces deslum#rantes, se desvió un poco y se dio en el hom#ro contra un disco iluminado con una echa. 'ar"arita se en%adó. 7etuvo la o#ediente esco#a, se apartó a un lado y lue"o, lan)ándose so#re el disco, lo rompió en peda)os con el man"o de la esco#a. Los cristales cayeron con el consi"uiente estr2pito, los transe3ntes se apartaron hacia un lado, se oyeron sil#idos, pero 'ar"arita, consumada su in3til travesura, se echó a re$r. «En Ar#at hay que tener más cuidado 4 pensó 'ar"arita4, está todo enredad$simo y no hay quien lo entienda.» Si"uió volando, sorteando los ca#les. 7e#a!o de ella pasa#an capots de los trole#uses, de los auto#uses y de los coches y desde all$ arri#a ten$a la impresión de que por las aceras corr$an r$os de "orras. 7e los r$os nac$an unos riachuelos que desem#oca#an en las encendidas %auces de las tiendas nocturnas. «?8u2 a"lomeración@ 4 pensó 'ar"arita con en%ado4. Si no hay dónde moverse.» 'ar"arita cru)ó la calle de Ar#at, ascendió hasta la altura de un cuarto piso y, ro)ando los #rillantes tu#os de lu) del teatro, pasó a una callecita estrecha de casas altas. Esta#an a#iertas todas las ventanas y de todas sal$a m3sica de aparatos de radio. 'ar"arita se asomó a una de ellas. Era una cocina. 7os hornillos de petróleo aulla#an so#re el %o"ón, y !unto a ellos discut$an dos mu!eres con cucharas en la mano. 4 Le dir2, Pela"ueya Petrovna, que hay que apa"ar la lu) al salir del retrete 4 dec$a una de ellas, que esta#a delante de una cacerola con al"o de comer, evaporándose4 si no, presentaremos una denuncia para que la desalo!en. 4?1omo si usted no hu#iese roto un plato nunca@ 4 replica#a la otra. 4 Las dos han roto platos muchas veces 4 di!o 'ar"arita con vo) sonora, adentrándose un poco en la cocina. Las dos contrincantes se volvieron hacia la ventana, esta#an inmóviles, con las sucias cucharas en la mano. 'ar"arita estiró una mano con cuidado, e introduci2ndola entre las dos mu!eres, dio vuelta a las llaves de los hornillos y los apa"ó. Las mu!eres dieron un "rito y se quedaron #oquia#iertas. Pero 'ar"arita ya no ten$a nada más que hacer en la cocina y salió a la calle. Le llamó la atención un suntuoso edicio de ocho pisos, al parecer reci2n construido, que esta#a al nal de la calle. Empe)ó a descender, y al aterri)ar se !ó en la %achada, revestida de mármol ne"ro las puertas eran "randes, y a trav2s de los cristales se ve$a una "orra con "alón dorado y los #otones del conser!e. So#re la puerta ha#$a un letrero, tam#i2n dorado, que dec$a0 «1asa del 7ramlit».
'ar"arita se quedó mirando el letrero, tratando de desci%rar el si"nicado de aquella pala#ra0 «7ramlit». 1on la esco#a #a!o el #ra)o, 'ar"arita entró en el portal, empu!ando con la puerta al sorprendido conser!e y vio en la pared, !unto al ascensor, una "ran ta#la ne"ra, con unos letreros #lancos que indica#an los nom#res de los inquilinos y los n3meros de sus pisos. Al ver el letrero de arri#a que dec$a «1asa de dramatur"os y literatos», 'ar"arita lan)ó un "rito %urioso y aho"ado. Se elevó en el aire y empe)ó a leer con ávido inter2s los apellidos0 D3stov, 7vu#rats/i, =vant, (es/3ndni/ov, Latuns/i< 4?Latuns/i@ 4 "ritó 'ar"arita4. ?Latuns/i@ pero si es 2l< ?el que hundió al maestro@ El conser!e, asom#rado, con los o!os %uera de las ór#itas, dio un resBpin"o, se quedó mirando la ta#la, tratando de entender aquel mila"ro. 51ómo es que la lista de inquilinos ha#$a "ritado6 'ientras tanto, 'ar"arita su#$a velo)mente por la escalera, repitiendo con entusiasmo0 4 Latuns/i, UG< Latuns/i, UG< A la i)quierda, el UJ a la derecha, U más arri#a, a la i)quierda, UG. ?Era all$@ > una placa0 «*. Latuns/i». 'ar"arita descendió de la esco#a de un salto y sus recalentados talones perci#ieron con delicia el %r$o del suelo de piedra. 'ar"arita llamó una ve) y otra. adie a#r$a. Apretó con más %uer)a el #otón del tim#re y oyó el al#oroto que se arma#a en la casa de Latuns/i. S$, el que viv$a en el piso UG tendr$a que estar a"radecido el resto de sus d$as al di%unto (erlio) porque el presidente de 'ASS*L+T ha#$a sido atropellado por un tranv$a y la reunión %uneral esta#a convocada precisamente para aquella tarde. El cr$tico Latuns/i ha#$a nacido #a!o una estrella a%ortunada que le evitó el encuentro con 'ar"arita, convertida en #ru!a precisamente el mismo viernes. En vista de que nadie a#r$a la puerta, 'ar"arita descendió volando a toda velocidad contando los pisos en su camino descendente, salió a la calle y miró hacia arri#a, calculando qu2 piso ser$a el de Latuns/i. o ca#$a duda, eran aquellas cinco ventanas oscuras de la esquina del edicio, en el octavo piso. 'ar"arita se elevó de nuevo y a los pocos se"undos entra#a por la ventana en un cuarto oscuro en el que sólo ha#$a un estrecho caminito plateado por la luna. Tomó corriendo este caminito y encontró la llave de la lu). En un instante quedó iluminado todo el piso. 7e!ó la esco#a en un rincón. Al cerciorarse de que en la casa no ha#$a nadie, 'ar"arita a#rió la puerta de la escalera para ver la placa. Ca#$a acertado. Era el lu"ar #uscado por ella. 1uentan que, todav$a hoy, el cr$tico Latuns/i palidece al recordar aquella espantosa tarde y a3n pronuncia el nom#re de (erlio) con adoración. adie sa#e qu2 oscuro y repu"nante crimen podr$a ha#erse cometido aquella tarde0 al volver de la cocina, 'ar"arita lleva#a en la mano un pesado martillo. La invisi#le voladora trata#a de convencerse y de contenerse, pero le tem#la#an las manos de impaciencia. Apuntando con tino, 'ar"arita "olpeó las teclas del piano y en toda la casa retum#ó un alarido que!um#roso. El instrumento de (e//er, que no ten$a la culpa de nada, "ritó desa%oradamente. Se hundieron sus teclas y volaron las chapitas de marl. El instrumento aulla#a, resona#a y "em$a. La ta#la superior #arni)ada se rompió de un martilla)o, sonando como el disparo de un revólver. 'ar"arita, so%ocada, romp$a y aplasta#a las cuerdas. Por n, muerta de cansancio, se derrum#ó en un sillón para reco#rar la respiración. 7e la cocina y del #ao lle"a#a el )um#ido alarmante del a"ua. «Parece que el a"ua ya está lle"ando al suelo< 4 pensó 'ar"arita, y di!o en vo) alta40 o hay tiempo que perder.» 7e la cocina lle"a#a al vest$#ulo un verdadero torrente. 1hapoteando en el a"ua con sus pies descal)os, 'ar"arita lleva#a cu#os de a"ua al despacho del cr$tico. 9ompió con el martillo las puertas de las li#rer$as del despacho y corrió al dormitorio. 9ompió el armario de luna, sacó un tra!e del cr$tico y lo metió en la #aera. Iolcó un tintero lleno encima de la pomposa cama de matrimonio. Todos estos estropicios que hac$a le causa#an "ran satis%acción, pero le se"u$a pareciendo que no eran sucientes. Por eso se puso a destro)ar todo lo que le ven$a entre manos. 9omp$a los tiestos de cus que esta#an en la ha#itación del piano. Sin terminar de hacerlo, volv$a al dormitorio y con un cuchillo de cocina deshac$a las sá#anas, destro)a#a las %oto"ra%$as enmarcadas. o sent$a cansancio, pero esta#a chorreando sudor.
En el piso n3mero UJ, de#a!o del de Latuns/i, a la criada del dramatur"o =vant, que esta#a tomando el t2 en la cocina, le e&traó el ruido de pasos que lle"a#a de arri#a. Levantó los o!os al techo0 esta#a cam#iando de color, ya no era #lanco, sino "risáceo y a)ulado. La mancha se a"randó ante sus o!os y de pronto aparecieron unas "otas. Esto la de!ó inmovili)ada de sorpresa, hasta que del techo empe)ó a caer una verdadera lluvia que "olpea#a en el suelo. Se incorporó y puso de#a!o de la "otera una palan"ana, pero no sirvió de nada, porque la lluvia a#arca#a una supercie cada ve) mayor, ca$a so#re la cocina de "as y so#re la mesa llena de cacharros. 7io un "rito y corrió a la escalera. Sonó el tim#re en el piso de Latuns/i. 4 (ueno, ya empe)amos< Es hora de irse 4 di!o 'ar"arita, y se montó en la esco#a. Por el o!o de la cerradura entra#a una vo) de mu!er. 4?A#ran@ ?A#ran@ ?7usia, á#reme@ ?8ue se ha salido el a"ua@ ?Estamos inundados@ 'ar"arita se elevó un metro en el aire y dio un "olpe en la araa de cristal. Estallaron las dos #om#illas y volaron por toda la casa los col"antes. 1esaron los "ritos en la cerradura y por la escalera se oyó ruido de pasos. 'ar"arita salió volando por la ventana desde %uera dio un li"ero "olpe en el cristal. La ventana protestó y por la pared cu#ierta de mármol cayó una lluvia de cristales. 'ar"arita se acercó a otra ventana. A#a!o, le!os de ella, corr$a la "ente, y uno de los dos coches que esta#an !unto a la acera se puso en marcha ruidosamente. Al terminar con las ventanas de Latuns/i, 'ar"arita voló hacia el piso vecino. Los "olpes se hicieron más %recuentes y la #ocacalle se llenó de ruidos estrepitosos. 7el primer portal salió corriendo el portero, miró hacia arri#a se quedó unos instantes indeciso, sin sa#er qu2 hacer, lue"o co"ió un sil#ato y sil#ó como un loco. 'ar"arita, animada por el sil#ido, rompió con "usto especial el 3ltimo cristal del piso octavo lue"o #a!ó al s2ptimo y si"uió destro)ando cristales. El conser!e, harto de estar matando las horas detrás de las puertas de cristal, pon$a en el sil#ido toda su alma, si"uiendo los movimientos de 'ar"arita, como acompaándola. 7urante las pausas, mientras 'ar"arita vola#a de una ventana a otra, el portero co"$a aire, y con cada "olpe de 'ar"arita ina#a los carrillos y su sil#ido lle"a#a hasta el cielo. Sus es%uer)os, unidos a los de la en%urecida 'ar"arita, dieron #uen resultado. En la casa reina#a el pánico. Se a#r$an las ventanas que queda#an enteras, se asoma#an ca#e)as que volv$an a esconderse inmediatamente. Por el contrario, las ventanas a#iertas se cerra#an. En las ventanas de las casas de en%rente aparec$an so#re un %ondo iluminado siluetas oscuras de hom#res que trata#an de comprender por qu2 en la nueva casa del 7ramlit se romp$an los cristales sin ra)ón al"una. En la calle, la "ente corr$a hacia la casa del 7ramlit, y por todas las escaleras interiores su#$an y #a!a#an hom#res sin orden ni concierto. La muchacha de =vant "rita#a a todos los que corr$an por la escalera que su casa esta#a inundada pronto se unió a ella la muchacha de D3stov, del piso n3mero UV, de#a!o del de =vant. En casa de D3stov ca$a el a"ua en la cocina y en el cuarto de #ao. En casa de =vant se derrum#ó una capa #astante considera#le del cielo raso, rompiendo todos los cacharros sucios, y en se"uida empe)ó a caer un verdadero chaparrón el a"ua ca$a a cántaros a trav2s del chillado descompuesto. Se o$a "ritar en la escalera. Al pasar !unto a la pen3ltima ventana del cuarto piso, 'ar"arita miró al interior. Kn hom#re aterrori)ado se ha#$a puesto una careta anti"ás. 'ar"arita dio un "olpe en la ventana con el martillo y el hom#re se asustó y desapareció. +nesperadamente, se calmó el terri#le caos. 'ar"arita se desli)ó hasta el tercer piso y echó una mirada por la 3ltima ventana, tapada con una leve cortina. En la ha#itación #rilla#a una lu) d2#il #a!o una pantalla. Kn nio de unos cuatro aos, sentado en una cuna con #arrotes a los lados, escucha#a asustado los ruidos de la casa. o ha#$a personas mayores en la ha#itación por lo visto ha#$an salido. 4 Están rompiendo los cristales 4 di!o el nio, y llamó40 ?'amá@ adie le respondió. 4?'amá, ten"o miedo@ 'ar"arita corrió la cortina y entró por la ventana. 4 Ten"o miedo 4 repitió el chico, tem#lando ya.
4 o ten"as miedo, pequeo 4 le di!o 'ar"arita, tratando de suavi)ar su terri#le vo) enronquecida por el aire4, son los chicos, que han roto unos cristales. 451on un tirador6 4 S$, con un tirador 4 armó 'ar"arita4. 7uerme tranquilo. 4 Ca sido S$tni/ 4 di!o el nio4, 2l tiene un tirador. 4?1laro que ha sido 2l@ El chico miró a un lado con aire malicioso y pre"untó0 4 > t3, 5dónde estás6 4 o estoy 4 contestó 'ar"arita4, estás soando. 4 Eso es lo que pienso 4 di!o el chico. 4 Acu2state 4 le ordenó 'ar"arita4 pon una mano de#a!o de la cara y se"uirás soando conmi"o. 4 (ueno, a ver si te veo 4 asintió el chico, y se tum#ó con la mano #a!o la me!illa. 4 Te voy a contar un cuento 4 ha#ló 'ar"arita, y puso su mano ardiente so#re la ca#e)a del nio, con el pelo reci2n cortado4. Orase una ve) una mu!er< o ten$a hi!os y no era %eli). Se pasó mucho tiempo llorando y lue"o se en%adó< 4'ar"arita de!ó de ha#lar y retiró la mano0 el nio se ha#$a dormido. 'ar"arita puso con cuidado el martillo en la ventana y salió volando. Ca#$a un "ran al#oroto !unto a la casa. Por la acera as%altada, cu#ierta de cristales rotos corr$a "ente, i#an "ritando al"o. Entre ellos se ve$an al"unos milicianos. Sonó una campana, y por la calle de Ar#at apareció un coche ro!o de #om#eros con su escalera. Pero todo aquello ha#$a de!ado de interesar a 'ar"arita. 1on cuidado, para no ro)ar nin"3n ca#le, empuó la esco#a y en se"uida ascendió por encima de la in%ortunada casa. La callecita pareció inclinarse y se hundió hacia un lado. En su lu"ar, #a!o los pies de 'ar"arita, apareció una serie de te!ados, cortados por caminos relucientes. Se %ueron apartando hacia la i)quierda y las cadenas de luces %ormaron una "ran mancha continua. 'ar"arita dio otro impulso a su vuelo y pareció que la tierra se ha#$a tra"ado los te!ados en su lu"ar se ve$a ahora un la"o de tem#lorosas luces el2ctricas. 7e repente, el la"o se levantó vertical y apareció so#re la ca#e)a de 'ar"arita de#a!o #rilla#a la luna. 'ar"arita comprendió que i#a ca#e)a a#a!o. 9ecuperó la posición normal y vio que el la"o ha#$a desaparecido, de!ando en su lu"ar un resplandor rosa en el hori)onte. 7esapareció a su ve) este resplandor y 'ar"arita vio que esta#a a solas con la luna, que vola#a hacia la i)quierda, por encima de ella. Cac$a tiempo que se ha#$a despeinado y el aire #aa#a su cuerpo con un sil#ido. Al ver que dos hileras de luces distanciadas que se ha#$an unido en dos l$neas continuas de %ue"o, desaparecieron inmediatamente, 'ar"arita se dio cuenta de que vola#a a una velocidad enorme y le e&traó no tener sensación al"una de v2rti"o. Ca#$an pasado varios se"undos cuando a#a!o, muy le!os, en medio de la oscuridad de la tierra, se encendió un resplandor de luces el2ctricas que se acerca#a a 'ar"arita verti"inosamente, pero se convirtió en se"uida en un tor#ellino y desapareció. A los pocos se"undos se repitió el mismo %enómeno. 4?1iudades@ ?1iudades@ 4 "ritó 'ar"arita. 7espu2s, unas dos o tres veces vio unas espadas opacas en %undas ne"ras y a#iertas. 1omprendió que eran r$os. Levanta#a la ca#e)a hacia la i)quierda, contemplando la luna que vola#a hacia 'osc3, rápida y siempre en el mismo sitio. En su supercie se di#u!a#a al"o oscuro y misterioso0 un dra"ón o un ca#allo !oro#ado, con el alado hocico mirando a la ciudad a#andonada. A 'ar"arita se le ocurrió que no ten$a por qu2 meterle tantas prisas a su esco#a, que con eso perd$a la posi#ilidad de admirar el paisa!e y dis%rutar del vuelo. Al"o le dec$a que los que la espera#an se ha#$an armado de paciencia y que ella pod$a evitar con toda tranquilidad aquella velocidad y la altura mareante. 'ar"arita inclinó la esco#a con las cerdas para a#a!o, haciendo que se levantara el man"o, y, aminorando la velocidad, se acercó a la tierra. Este res#alar, como en un trineo, le causó una "ran
satis%acción. La tierra se le acercó y en su espesor, in%orme hasta aquel momento, se di#u!aron los secretos y las maravillas de la tierra en una noche de luna. La tierra esta#a cada ve) más cerca, y 'ar"arita ya sent$a el olor de los #osques verdes. Iola#a so#re la nie#la de un valle cu#ierto de roc$o, lue"o so#re un la"o. Las ranas canta#an a coro, y a lo le!os, enco"i2ndole el cora)ón, se oyó el ruido de un tren. Pronto lo vio. Avan)a#a despacio, como una oru"a, despidiendo chispas. 7e!ándolo atrás, 'ar"arita voló so#re otro espe!o de a"ua en el que pasó otra luna. (a!ó todav$a más y si"uió su vuelo casi ro)ando con los talones las copas de unos pinos enormes. *yó tras ella un %uerte ruido de al"o cortando el aire que casi la alcan)a#a. Poco a poco, a aquel ruido que recorda#a al de una #ala se unió una risa de mu!er a muchas le"uas de distancia. 'ar"arita se volvió. Se le acerca#a un o#!eto oscuro y de %orma complicada. 1uando lle"ó más cerca, 'ar"arita empe)ó a distin"uir una "ura que vola#a so#re al"o e&trao por n lo vio con claridad0 era atasha, que aminora#a velocidad y alcan)a#a ya a 'ar"arita. Esta#a completamente desnuda, el pelo suelto otando en el aire, montada so#re un cerdo "ordo que su!eta#a con las patas delanteras una cartera y que con las traseras patea#a en el aire ra#iosamente. A un lado del cerdo, unos impertinentes, ca$dos de su nari), y que, se"uramente, i#an su!etos a una cuerda, #rilla#an y se apa"a#an a la lu) de la luna. Kn som#rero le tapa#a los o!os, casi constantemente. 'ar"arita, despu2s de mirarle con atención, reconoció en el cerdo a i/olái +vánovich, y su risa resonó en el #osque, uni2ndose a la de atasha. 4?atasha@ 4 "ritó 'ar"arita con vo) estridente4. 5Te has dado la crema6 4 1ielo m$o 4 contestó atasha, despertando el adormecido #osque de pinos con sus "ritos4. ?'i reina de Francia, tam#i2n le puse crema a 2l en la calva@ 4?Princesa@ 4 voci%eró lloroso el cerdo, "alopando con su !inete a cuestas. 4?'ar"arita i/oláyevna@ ?1ielo@ 4 "rita#a atasha, "alopando !unto a 'ar"arita4. Le coneso que he co"ido la crema. ?Tam#i2n nosotras queremos vivir y volar@ ?Perdóneme, seora m$a, pero no volver2 por nada del mundo@ ?8u2 estupendo, 'ar"arita i/oláyevna@< 'e ha pedido que me case con 2l 4 atasha sealó con el dedo al cuello del cerdo, que resopla#a muy molesto4, ?que me case@ 51ómo me llama#as, eh6 4 "rita#a, inclinándose so#re su ore!a. 4 7iosa 4 "imió 2l4. o puedo volar tan de prisa. Puedo perder unos documentos muy importantes. ?Protesto, atalia Pro/óevna@ 4?Iete al dia#lo con tus papeles@ 4 "ritó atasha, riendo con desen%ado. 458u2 dice, atalia Pro/óevna6 ?8ue nos pueden o$r@ 4 "rita#a el cerdo suplicante. Siempre volando al lado de 'ar"arita, atasha contó entre risas lo que ha#$a sucedido en el palacete despu2s que ella so#revoló la puerta del !ard$n. 1ontó atasha que se olvidó de los re"alos y que en se"uida se desnudó, se untó con la crema, y cuando re$a eu%órica %rente al espe!o, maravillada de su propia #elle)a, se a#rió la puerta y apareció i/olái +vánovich. Esta#a emocionado, lleva#a en las manos la com#inación a)ul de 'ar"arita i/oláyevna, la cartera y el som#rero. Al ver a atasha, i/olái +vánovich se quedó pasmado, y cuando pudo dominarse un poco, anunció, ro!o como un can"re!o, que se ha#$a visto en el de#er de reco"er la com#inación y llevarla personalmente< 4?8u2 cosas dec$a el muy sinver"en)a@ 4 "rita#a atasha riendo4. ?Cay que ver lo que me propuso@ ?> el dinero que me prometió@ 7ec$a que 1laudia Petrovna no se enterar$a de nada. 5o dirás que miento6 4 interpeló atasha al cerdo, que se limita#a a volver la ca#e)a aver"on)ado. Entre otras travesuras, a atasha se le ha#$a ocurrido ponerle en la calBva a i/olái +vánovich un poco de crema. Se quedó asom#rada. La cara del respeta#le vecino de la planta #a!a se trans%ormó en un hocico de cerdo y en los pies y en las manos le salieron pe)uas. i/olái +vánovich se vio en el espe!o y dio un "rito salva!e, desesperado, pero era demasiado tarde. A los pocos se"undos ca#al"a#a por el aire a las quim#am#as, %uera de 'osc3, llorando de pena. 4 E&i!o que me devuelvan mi apariencia ha#itual 4 "ru$a con vo) ronca el cerdo, en una me)cla de s3plica y e&asperación4. ?'ar"arita i/oláyevna, pare a su criada, es su de#er@ 4?Ah@ 51onque ahora me llamas criada6 51riada6 4 "ritó atasha, pelli)cándole la ore!a al cerdo4. Antes era una diosa. 51ómo me llama#as, di6
4?Ienus@ ?Ienus@ 4 contestó compun"ido el cerdo, volando so#re un riachuelo que se retorc$a entre piedras, y ro)ando con las pe)uas las ramas de un avellano. 4?Ienus@ ?Ienus@ 4 "rita#a atasha triun%ante, poni2ndose una mano en la cintura y e&tendiendo la otra hacia la luna4. ?'ar"arita@ ?9eina@ ?Pida que me de!en #ru!a@ Ksted lo puede hacer, usted que tiene el poder en sus manos. 'ar"arita respondió0 4 Lo har2, te lo prometo. 4?Nracias@ 4 e&clamó atasha, y de pronto se puso a "ritar con vo) a"uda y an"ustiada40 ?7e prisa@ ?'ás de prisa@ ?Adelante@ Apretó con los talones los ancos del cerdo, re#a!ados por la verti"inosa carrera, 2l dio un tremendo salto, hendió el aire y al se"undo atasha esta#a ya muy le!os, convertida en un punto ne"ro pronto desapareció por completo y se apa"ó el ruido de su vuelo. 'ar"arita si"uió volando, despacio, so#re una re"ión desierta y desconocida de montes cu#iertos de "randes piedras redondeadas, entre inmensos pinos, que no so#revola#a ya0 pasa#a entre sus troncos, plateados por la luna. La preced$a, li"era, su propia som#ra, porque, ahora, la luna la se"u$a. 'ar"arita sent$a la pro&imidad del a"ua y comprend$a que su o#!etivo esta#a cerca. Los pinos se separaron y se acercó a un precipicio. En el %ondo, entre som#ras corr$a el r$o. La nie#la col"a#a de los ar#ustos del ta!o la otra orilla era #a!a y plana. (a!o un "rupo solitario de ár#oles %rondosos #rilla#a la lu) de una ho"uera y se mov$an unas "uritas. Le pareció que de all$ sal$a un )um#ido de m3sica ale"re. 'ás allá, hasta donde lle"a#a la vista en el valle plateado, no se ve$an rastros de casas ni de "ente. 'ar"arita #a!ó al precipicio y se encontró !unto al r$o. 7espu2s de su carrera por el aire le atra$a el a"ua. Apartó una rama, echó a correr y se tiró al r$o de ca#e)a. Su cuerpo li"ero se clavó en el a"ua como una echa y el a"ua su#ió casi hasta la luna. Esta#a ti#ia como en una #aera, y al salir a la supercie, 'ar"arita se recreó mucho tiempo nadando en plena soledad, de noche, en aquel r$o. Dunto a ella no ha#$a nadie, pero un poco más le!os, detrás de unos ar#ustos, se o$a ruido de a"ua y resoplidos0 al"uien se esta#a #aando. 'ar"arita salió corriendo a la orilla. Su cuerpo ard$a despu2s del #ao. o se sent$a cansada y #aila#a ale"remente en la hier#a h3meda. 7e pronto de!ó de #ailar y escuchó con atención. Se acercaron los resoplidos, y de los sal"ueros sur"ió un hom#re "ordo, desnudo, con un som#rero de copa de seda ne"ra echado para atrás. Sus pies esta#an cu#iertos de #arro y parec$a que el #aista lleva#a #otas ne"ras. A !u)"ar por su respiración dicultosa y el hipo que le sacud$a, esta#a #astante #orracho, lo que tam#i2n conrma#a el olor a coac que de pronto empe)ó a despedir del r$o. Al encontrarse con 'ar"arita, el "ordo se quedó mirándola !amente y lue"o voci%eró ale"re0 458u2 es esto6 5Pero eres t36 ?1lodina, pero si eres t3, la viuda siempre ale"re@ 5Tam#i2n estás aqu$6 4y se acercó a saludarla. 'ar"arita dio un paso atrás y contestó con di"nidad0 4?Iete al dia#lo@ 58u2 1lodina ni que nada6 'ira con qui2n ha#las 4 y despu2s de un instante de silencio terminó su retahila con una cadena de pala#rotas irreproduci#les. Esto tuvo el mismo e%ecto que una !arra de a"ua %r$a. 4?Ay@ 4 e&clamó el "ordo estremeci2ndose4. ?Perdóneme por lo que más quiera, mi querida reina 'ar"ot@ 'e he con%undido. ?La culpa la tiene el maldito coac@ 4 el "ordo se puso de rodillas, se quitó el som#rero y, haciendo una reverencia, empe)ó a #al#ucir, me)clando %rases rusas y %rancesas. 7ec$a al"o de la #oda san"rienta de su ami"o Nuessar en Par$s, del coac y de que esta#a a#rumado por la triste equivocación. 4 A ver si te pones el pantalón, hi!o de perra 4 di!o 'ar"arita, a#landándose. Al ver que 'ar"arita ya no esta#a en%adada, el "ordo sonrió aliviado y le contó con entusiasmo que se ha#$a quedado sin pantalones porque se los ha#$a de!ado, por %alta de memoria, en el r$o Enis2i, donde aca#a#a de #aarse, pero que inmediatamente ir$a a #uscarlos, ya que el r$o
esta#a a dos pasos. 7espu2s de pedir ayuda y protección empe)ó a retroceder hasta que se res#aló y se cayó de espaldas al a"ua. Pero incluso al caerse conservó en su rostro, #ordeado por unas patillas, la e&presión de entusiasmo y devoción. 'ar"arita sil#ó con %uer)a, montó en la esco#a que pasa#a a su lado y se trasladó a la otra orilla. La som#ra del monte no lle"a#a al valle y la luna #aa#a toda la orilla. 1uando 'ar"arita pisó la hier#a h3meda, la m3sica #a!o los sauces sonó más %uerte y unas chispas saltaron ale"remente de la ho"uera. 7e#a!o de las ramas de los sauces, cu#iertas de #orlas suaves y delicadas, iluminadas por la lu) de la luna, dos las de ranas de ca#e)a enorme, hinchándose como si %ueran de "oma, toca#an una animada marcha con autas de madera. Ante los m3sicos col"a#an de unas ramas de sauce unos tro)os de madera podrida, relucientes, iluminando las notas en las caras de las ranas se ree!a#a el resplandor de la ho"uera. La marcha era en honor de 'ar"arita. Le ha#$an or"ani)ado un reci#imiento realmente solemne. Transparentes sirenas a#andonaron su corro !unto al r$o para cumplimentarla, sacudiendo unas al"as, y desde la orilla verdosa y desierta volaron le!os sus lán"uidos saludos de #ienvenida. Knas #ru!as desnudas aparecieron corriendo desde los sauces y %ormaron haciendo reverencias palacie"as. Kn hom#re con patas de ca#ra se acercó presuroso, se inclinó respetuosamente so#re la mano de 'ar"arita, e&tendió en la hier#a una tela de seda, pre"untó por el #ao de la reina e invitó a 'ar"arita a que se tum#ara a descansar. As$ lo hi)o. El de las patas de ca#ra le o%reció una copa de champaa 'ar"arita lo #e#ió, y en se"uida sintió calor en el cora)ón. Pre"untó qu2 ha#$a sido de atasha, y le respondieron que, despu2s de #aarse, ha#$a vuelto a 'osc3, montada en su cerdo, para anunciar la lle"ada de 'ar"arita y para ayudar a prepararle el tra!e. 7urante la #reve estancia de 'ar"arita #a!o los sauces hu#o otro episodio0 se oyó un sil#ido y un cuerpo ne"ro cayó al a"ua. A los pocos se"undos ante 'ar"arita apareció el mismo "ordo con patillas que se le ha#$a presentado tan desa%ortunadamente en la otra orilla. Al parecer, ha#$a tenido tiempo de volver al Enis2i, porque i#a vestido de %rac, pero esta#a mo!ado de pies a ca#e)a. Por se"unda ve) el coac le ha#$a hecho una mala !u"ada0 al aterri)ar %ue a caer !ustamente en el a"ua. A pesar de este triste percance, no ha#$a perdido su sonrisa, y 'ar"arita, entre risas, permitió que le #esara la mano. La ceremonia de #ienvenida toca#a a su n. Las sirenas terminaron su dan)a a la lu) de la luna y se es%umaron en ella. El de las patas de ca#ra pre"untó respetuosamente a 'ar"arita cómo ha#$a lle"ado hasta el r$o. Le e&traó que se hu#iera servido de una esco#a0 4?*h@ 5pero por qu26 ?Si es tan incómodo@ 4 en un instante hi)o un tel2%ono sospechoso con dos ramitas y ordenó que enviaran inmediatamente un coche, que, e%ectivamente, apareció al momento. Kn coche ne"ro, a#ierto, que se de!ó caer so#re la isla, pero en el pescante se senta#a un conductor poco corriente0 un "ra!o ne"ro, con una lar"a nari), que lleva#a "orra de hule y unos "uantes de manopla. La isla se i#a quedando desierta. Las #ru!as se es%umaron volando en el resplandor de la luna. La ho"uera se apa"a#a y los car#ones se cu#r$an de ceni)a "ris. El de las patas de ca#ra ayudó a 'ar"arita a su#ir al coche y ella se sentó en el cómodo asiento de atrás. El coche despe"ó ruidosamente y se elevó casi hasta la luna. 7esapareció el r$o y la isla con 2l. 'ar"arita vola#a hacia 'osc3.
$$. A LA L0 "E LA# -ELA#
E- ruido monótono del coche volando por encima de la tierra adormec$a a 'ar"arita. La lu) de la luna desped$a un calor suave. 1erró los o!os y puso la cara al viento. Pensa#a con triste)a en la orilla del r$o a#andonado, sintiendo que nunca más volver$a a verle. Pensa#a en los acontecimientos
má"icos de aquella tarde y empe)a#a a comprender a qui2n i#a a conocer por la noche, pero no sent$a miedo. La esperan)a de conse"uir que volvieran los d$as %elices le in%und$a valor. Pero no tuvo mucho tiempo de soar con su %elicidad. o sa#$a si de#ido a que el "ra!o era un #uen conductor o a que el coche era rápido, pero el hecho %ue que en se"uida apareció ante sus o!os, sustituyendo la oscuridad del #osque, el la"o tr2mulo de luces de 'osc3. El ne"ro pá!aro conductor destornilló una rueda en pleno vuelo y aterri)ó en un cementerio desierto del #arrio 7oro"om$lovo. Dunto a una losa hi)o #a!ar a 'ar"arita, que no pre"unta#a nada, y le entre"ó su esco#a lue"o puso en marcha el coche, apuntando a un #arranco que esta#a detrás del cementerio. El coche cayó all$ con estr2pito y pereció. El "ra!o hi)o un respetuoso saludo con la mano, montó en la rueda y salió volando. > en se"uida apareció por detrás de un mausoleo una capa ne"ra. (rilló un colmillo a la lu) de la luna y 'ar"arita reconoció a Asaselo. Asaselo la invitó con un "esto a montarse en la esco#a y montó 2l en un lar"o orete se elevaron en el aire y, sin ser vistos por nadie, descendieron a pocos se"undos !unto a la casa n3mero VJ #is de la Sadóvaya. 1uando atravesa#an el portón, llevando #a!o el #ra)o el estoque y la esco#a, 'ar"arita se !ó en un hom#re con "orra y #otas altas que parec$a muy impaciente se"uramente esta#a esperando a al"uien. A pesar de que los pasos de 'ar"arita y Asaselo eran muy li"eros, el hom#re solitario los perci#ió, y se estremeció asustado, sin sa#er de dónde proven$an. Dunto al se&to portal se encontraron con otro hom#re que se parec$a sorprendentemente al primero. Se repitió lo que aca#a#a de ocurrir ruido de pasos<, el hom#re se volvió asustado y %runció el entrece!o. 1uando la puerta se a#rió y se cerró, echó a correr detrás de los transe3ntes invisi#les, se asomó al portal, pero, como era de esperar, no vio a nadie. *tro hom#re, i"ual que el primero y el se"undo, esta#a de "uardia en el descansillo de la escalera del tercer piso. Fuma#a un ta#aco muy %uerte y a 'ar"arita le dio un ataque de tos al pasar !unto a 2l. El %umador se levantó del #anco como si le hu#ieran pinchado, mirando alrededor inquieto, se acercó a la #arandilla de la escalera y miró hacia a#a!o. 'ar"arita y su acompaante ya esta#an ante la puerta del piso n3mero HV. o tuvieron que llamar a la puerta. Asaselo la a#rió silenciosamente con su propia llave. La primera sorpresa que reci#ió 'ar"arita %ue la oscuridad en la que se encontró. El vest$#ulo esta#a oscuro como una cueva 'ar"arita, temiendo trope)ar, se a"arró involuntariamente a la capa de Asaselo. Arri#a, le!os, apareció la pequea lu) de un candil que se apro&ima#a hacia ellos. Asaselo le quitó a 'ar"arita la esco#a, que desapareció en la oscuridad sin hacer el menor ruido. Empe)aron a su#ir por una escalera ancha, que a 'ar"arita se le hi)o intermina#le. o pod$a comprender cómo en un piso corriente de 'osc3 pod$a ca#er una escalera tan e&traordinaria, invisi#le e intermina#le. Terminó la su#ida y 'ar"arita comprendió que esta#an en el descansillo de la escalera. La lu) esta#a all$ y 'ar"arita vio la cara iluminada de un hom#re alto de ne"ro, que sosten$a en la mano el candil. Todos los que ha#$an tenido la des"racia de encontrarse con 2l en aquellos d$as le hu#ieran reconocido incluso a la d2#il lu) del candil. Era =oróviev, alias Fa"ot. Su aspecto ha#$a cam#iado #astante. La llama vacilante ya no se ree!a#a en los impertinentes rotos, inservi#les desde hac$a tiempo, sino en un monóculo, tam#i2n roto. En su cara insolente se destaca#a el #i"otito ri)ado, y su ne"ra vitola ten$a %ácil e&plicación0 i#a vestido de %rac. Sólo el pecho i#a de #lanco. El ma"o, el chantre, el hechicero, el int2rprete, o lo que %uera #ueno, =oróviev hi)o una reverencia y, con el candil, un "esto invitando a 'ar"arita a se"uirle. Asaselo desapareció. «?8u2 tarde más asom#rosa@ 4 pensa#a 'ar"arita4 me espera#a cualquier cosa menos esto. 5Les ha#rán cortado la lu)6 Pero lo más raro de todo es la e&tensión de este lu"ar< 51ómo ha podido meterse todo esto en un piso de 'osc36 ?Es sencillamente incomprensi#le@» A pesar de la lu) tan d2#il que da#a el candil de =oróviev, 'ar"arita comprendió que se encontra#a en una sala enorme, con una columnata que a primera vista parec$a intermina#le. =oróviev se paró !unto a un pequeo so%á, de!ó su candil en un pedestal con un "esto invitó a 'ar"arita a sentarse y 2l mismo se colocó a su lado en una postura pintoresca, apoyándose en el pedestal.
4 Perm$tame que me presente 4 ha#ló =oróviev40 soy =oróviev. 5Le e&traa que no haya lu)6 Ca#rá pensado que estamos haciendo econom$as. ?ada de eso@ ?8ue el primer verdu"o de los que un poco más tarde ten"an el honor de #esar su rodilla me corte la ca#e)a en este pedestal si es as$@ Lo que sucede es que a messere no le "usta la lu) el2ctrica y no la daremos hasta el 3ltimo momento. Entonces, cr2ame, no se notará la %alta de lu). +ncluso ser$a pre%eri#le que hu#iera al"o menos. A 'ar"arita le a"radó =oróviev y su ver#orrea lo"ró tranquili)arla. 4 o, no 4 contestó 'ar"arita4, lo que más sorprende es cómo han heBcho para meter todo esto 4 hi)o un "esto con la mano, indicando la amplitud del salón. =oróviev sonrió con cierta dul)ura y unas som#ras se movieron en las arru"as de su nari). 45Esto6 ?Sencill$simo@ 4 contestó4. 8uien cono)ca #ien la quinta dimensión puede ampliar cualquier local todo lo que quiera y sin nin"3n es%uer)o, y además, le dir2, estimada seora, que hasta unos l$mites incalcula#les. >o, personalmente 4 si"uió =oróviev4, he conocido a "ente que no ten$a ni la menor idea so#re la quinta dimensión, ni so#re nada, y que hac$a verdaderos mila"ros en eso de a"randar sus viviendas. Por e!emplo, me han ha#lado de un ciudadano que reci#ió un piso de tres ha#itaciones y, sin conocer la quinta dimensión ni demás trucos, la convirtió en un piso de cuatro, dividiendo con un ta#ique una de las ha#itaciones. 7espu2s cam#ió este piso por dos separados en distintos #arrios de 'osc30 uno de tres y otro de dos ha#itaciones. 1onvendrá usBted conmi"o en que ya eran cinco ha#itaciones. Kno de ellos lo cam#ió por dos pisos de dos y, como %ácilmente comprenderá, se hi)o dueo de seis ha#itaciones, aunque completamente dispersas en 'osc3. 1uando se dispon$a a e%ectuar el 3ltimo can!e, y el más #rillante, insertando un anuncio para cam#iar seis ha#itaciones en distintos #arrios por un piso de cinco, sus actividades, y por ra)ones a!enas a su voluntad, quedaron parali)adas. Puede que ahora ten"a al"una ha#itación, pero me atrevo a ase"urar que no será en 'osc3. >a ve usted, ?qu2 la"arto, y lue"o me ha#la de la quinta dimensión@ Aunque 'ar"arita no ha#$a dicho ni una pala#ra so#re la quinta dimensión y el que lo dec$a todo era =oróviev, se echó a re$r con desen%ado por la historia so#re las andan)as del industrioso adquirente de pisos. =oróviev si"uió ha#lando. 4 (ueno, vamos al "rano, 'ar"arita i/oláyevna. Ksted es una mu!er muy inteli"ente y ya ha#rá comprendido qui2n es nuestro seor. A 'ar"arita le dio un vuelco el cora)ón y asintió con la ca#e)a. 4 'uy #ien 4 dec$a =oróviev4, no nos "ustan las reticencias ni los misterios. 3essere o%rece todos los aos una esta. Se llama el (aile del Plenilunio Primaveral, o de Los 1ien 9eyes. ?1uánta "ente@ 4 =oróviev se llevó la mano a un carrillo, como si le doliera una muela4. (ueno, usted misma lo va a ver. > como usted comprenderá, messere está soltero. Se necesita una dama 4 =oróviev separó los #ra)os4 recono)ca que sin dama< 'ar"arita escucha#a a =oróviev procurando no perder una pala#ra. Sent$a %r$o de#a!o del cora)ón y la esperan)a de ser %eli) la marea#a. 4 La tradición 4 si"uió =oróviev4 es que la dama de la esta tiene que llamarse 'ar"arita, en primer lu"ar, y además tiene que ser oriunda del pa$s. Le contar2 que nosotros via!amos siempre y ahora estamos en 'osc3. Cemos encontrado ciento veinte 'ar"aritas en 'osc3 y, no s2 si me va a creer 4 =oróviev se dio una palmada en el muslo4, ?nin"una nos serv$a@ >, por n, la propicia %ortuna< =oróviev sonrió e&presivamente, inclinándose, y 'ar"arita volvió a sentir %r$o en el cora)ón. 4 (ien, sin rodeos 4 e&clamó =oróviev4. 5o se ne"ará a desempear este papel6 4 o me ne"ar2 4respondió 'ar"arita con rme)a. 4 aturalmente 4 di!o =oróviev, y levantando el candil aadió40 s$"ame, por %avor. Atravesaron unas columnas y lle"aron, por n, a otra sala, en la que ol$a a limón y se o$an ruidos al"o ro)ó la ca#e)a de 'ar"arita. Ella se estremeció. 4 o se asuste 4 la tranquili)ó con dul)ura =oróviev, co"i2ndola del #ra)o4, no son más que trucos de Popota. 'e atrevo a darle un conse!o, 'ar"arita i/oláyevna0 nunca ten"a miedo de nada. o es ra)ona#le. El #aile va a ser muy "rande, no quiero ocultárselo. Ieremos a personas que
en sus tiempos tuvieron en sus manos un poder enorme. Pero cuando pienso qu2 insi"nicantes son sus posi#ilidades en comparación con las de aqu2l, al s2quito del que ten"o el honor de pertenecer, me dan "anas de re$r, o, a veces, de llorar< Además, usted tam#i2n tiene san"re real. 45Por qu2 dice que ten"o san"re real6 4 susurró 'ar"arita asustada, arrimándose a =oróviev. 4 'a!estad 4 cotorrea#a =oróviev muy !u"uetón4, los pro#lemas de la san"re son los más complicados de este mundo. Si pre"untáramos a al"unas #isa#uelas, especialmente a las que tuvieron reputación de más decentes, se descu#rir$an unos secretos sorprendentes, 'ar"arita i/oláyevna. 9ecuerde usted unas cartas #ara!adas de la manera más incre$#le. Cay ciertas cosas en las que las #arreras sociales y las %ronteras no tienen nin"una importancia. Por e!emplo0 una de las reinas de Francia, que vivió en el si"lo ZI+, se hu#iera sorprendido much$simo si al"uien le hu#iera dicho que yo acompaar$a a su encantadora tataratataratataratataranieta por una sala de #aile en 'osc3< ?>a hemos lle"ado@ =oróviev apa"ó de un soplo el candil, que en se"uida desapareció de sus manos, y 'ar"arita vio una %ran!a de lu) de#a!o de una puerta. =oróviev dio en 2sta un "olpecito. 'ar"arita esta#a tan nerviosa que le empe)aron a chasquear los dientes y sintió escalo%r$os en la espalda. La puerta se a#rió. La ha#itación era #astante pequea. 'ar"arita vio una cama ancha, de ro#le, con sá#anas y almohadas sucias y arru"adas. 7elante de la cama ha#$a una mesa, tam#i2n de ro#le, con las patas la#radas, y so#re ella un candela#ro con los #ra)os en %orma de patas de ave, con sus "arras. En estas siete patas de oro ard$an "ruesas velas de cera. Ca#$a tam#i2n so#re la mesa un ta#lero de a!edre), con "uras admira#lemente tra#a!adas. So#re una pequea al%om#ra muy ra$da, una #anqueta. En otra mesa, un cáli) de oro y otro candela#ro, 2ste con los #ra)os en %orma de serpientes. En la ha#itación ol$a a cera y a)u%re. Las som#ras de las velas se cru)a#an en el suelo. Entre los presentes, 'ar"arita reconoció a Asaselo, de pie !unto a un ta#lero de la cama y vestido de %rac. 1on este atuendo no recorda#a al #andido que se le apareciera a 'ar"arita en el Dard$n Ale&ándrovs/i. Ahora, al verla, hi)o una reverencia muy "alante. Sentada en el suelo, so#re la al%om#ra, preparando una me)cla en una cacerola, una #ru!a desnuda, que no era otra que Nuela, la que tanto escandali)ara al respeta#le #arman del Iariet2s y la misma a la que %eli)mente espantara el "allo la madru"ada si"uiente a la %amosa sesión. En esta ha#itación ha#$a además un enorme "ato ne"ro sentado en un alto ta#urete, %rente al ta#lero de a!edre), y con el ca#allo del a!edre) en su pata derecha. Nuela se incorporó e hi)o una reverencia a 'ar"arita. El "ato hi)o lo mismo saltando del ta#urete y, al arrastrar su pata derecha trasera en una reverencia, de!ó caer el ca#allo y se metió de#a!o de la cama para #uscarlo. Esto es lo que pudo ver la aterrori)ada 'ar"arita en medio de la som#ra siniestra de las velas. El que más atra$a su mirada era precisamente aquel al que pocos d$as antes trata#a de convencer el po#re +ván en los Estanques del Patriarca de la no e&istencia del dia#lo. El que no e&ist$a esta#a sentado en la cama. 7os o!os se clavaron en la cara de 'ar"arita. El derecho, con una chispa dorada en el %ondo, atravesa#a a cualquiera y lle"a#a a lo más recóndito de su alma el i)quierdo 4 ne"ro y vac$o4 como an"osta entrada a una mina de car#ón, como la #oca de un po)o de oscuridad y som#ras sin %ondo. Ioland ten$a la cara torcida, ca$da la comisura derecha de los la#ios la %rente, alta y con entradas, esta#a surcada por dos pro%undas arru"as paralelas a las ce!as en punta, y ten$a la piel de la cara quemada, como para siempre, por el sol. Ioland, recostado cómodamente en la cama, lleva#a solamente una lar"a camisa de dormir, sucia y con un remiendo en el hom#ro. Esta#a sentado so#re una pierna y ten$a la otra estirada so#re una #anqueta. Nuela le %rota#a la rodilla de la pierna estirada, oscura, con una pomada humeante. 'ar"arita pudo ver en el pecho descu#ierto y sin vello de Ioland un escara#a!o #ien cincelado, en una piedra oscura, que col"a#a de una cadenita de oro. En la parte posterior del escara#a!o ha#$a una inscripción. Dunto a Ioland, so#re sólido pie, un e&trao "lo#o terrestre que parec$a real, con una mitad iluminada por el sol. Permanecieron en silencio unos se"undos. «'e está estudiando», pensó 'ar"arita, y con un "ran es%uer)o de voluntad trató de evitar el tem#lor de sus piernas.
Por n Ioland rompió a ha#lar y resplandeció su o!o #rillante0 4 'is respetos, reina le rue"o disculpe mi atuendo de casa. Ioland ha#la#a con vo) #a!a, hasta ronca a veces. 1o"ió de la cama una lar"a espada y, a"achándose, hur"ó con ella de#a!o de la cama. 4?Sal de ah$@ La partida se da por terminada. Ca lle"ado una invitada. 4 7e nin"una manera 4 sil#ó como un apuntador =oróviev, preocupado. 4 7e nin"una manera< 4 repitió 'ar"arita. 4 3essere < 4 le di!o =oróviev al o$do. 4 7e nin"una manera, messere – repitió 'ar"arita, dominándose, con una vo) muy #a!a, pero inteli"i#le, y aadió sonriente40 Le rue"o que no interrumpa su partida. 1reo que cualquier revista de a!edre) pa"ar$a una "ran suma si pudiera pu#licar esta partida. Asaselo emitió un sonido apro#atorio. Ioland, con la vista !a en 'ar"arita, le hi)o una sea para que se acercara, y di!o para sus adentros0 4 Tiene ra)ón =oróviev. ?1ómo se cru)a la san"re@ ?La san"re@ 'ar"arita dio unos pasos hacia 2l, sin sentir el suelo #a!o sus pies descal)os. Ioland le puso en el hom#ro una mano pesada, como de piedra, pero ardiente como el %ue"o, la atra!o hacia s$ y la hi)o sentarse a su lado. 4 (ien, si es usted tan encantadoramente ama#le 4 pronunció4, y que conste que yo no espera#a menos, vamos a de!arnos de cumplidos 4 se inclinó de nuevo hacia el #orde de la cama y "ritó40 51uándo aca#ará esta payasada6 ?Sal de ah$, condenado Cans@ 4 o encuentro el ca#allo 4 respondió el "ato con vo) aho"ada y %alsa4. o s2 dónde se ha metido y lo 3nico que encuentro es una rana. 4 Pero, 5crees que estás en una caseta de %eria6 4 pre"untó Ioland, n"iendo severidad4. ?7e#a!o de la cama no ha#$a nin"una rana@ ?7e!a esos trucos #aratos para el Iariet2s@ ?Si no sales ahora mismo te damos por vencido, maldito desertor@ 4?7e nin"3n modo, messere @ 4 voci%eró el "ato, y al instante salió de de#a!o de la cama con el ca#allo en la pata. 4 Le presento a< 4 empe)ó Ioland, pero se interrumpió4. ?o puedo soportar a este payaso@ ?'ire en lo que se ha convertido de#a!o de la cama@ El "ato, lleno de polvo, sosteni2ndose so#re sus patas traseras, hac$a reverencias a 'ar"arita. Le ha#$a sur"ido en el cuello una pa!arita #lanca de %rac y, col"ados so#re el pecho con un cordón de cuero, unos prismáti cos nacarados, de seora. > ten$a los #i"otes empolvados de purpurina. 45Pero qu2 es esto6 4 e&clamó Ioland4. 5A qu2 viene la purpurina6 5> para qu2 dia#los quieres el la)o si no llevas pantalones6 4 Los "atos no usan pantalones, messere – respondió muy di"no el "ato. 5o querrá que me pon"a #otas6 El "ato con #otas e&iste sólo en los cuentos, messere . 5Pero ha visto usted al"una ve) que al"uien vaya a un #aile sin cor#ata6 ?o estoy dispuesto a hacer el rid$culo y arries"arme a que me echen del #aile@ 1ada uno se arre"la como puede. Lo dicho tam#i2n se reere a los prismáticos, messere . 45> el #i"ote6 4 o comprendo 4 replicó el "ato secamente4. Asaselo y =oróviev, al a%eitarse, se han puesto polvos #lancos. 5Es que son me!ores que los de purpurina6 'e he empolvado el #i"ote, nada más. *tra cosa ser$a si me hu#iera a%eitado. Kn "ato a%eitado es al"o realmente inadmisi#le, estoy dispuesto a armarlo as$ tantas veces como sea necesario. Aunque ten"o la impresión 4 le tem#ló la vo), esta#a o%endido4 de que todos esos reparos que me están poniendo no son casuales, ni mucho menos, y de que estoy ante un pro#lema serio0 me e&pon"o a no ir al #aile. 5o es as$, messere 6 > el "ato, %urioso por o%ensa tal, pareció que i#a a e&plotar de un momento a otro. 4?Ah, #andido@ 4 e&clamó Ioland moviendo la ca#e)a. 4 siempre que su !ue"o está en peli"ro empie)a a ha#lar como un sacamuelas, como el 3ltimo charlatán en un puente. Si2ntate inmediatamente y d2!ate de astucias ver#ales. 4 'e sentar2 4contestó sentándose el "ato4, pero no ten"o más remedio que replicar a su 3ltima o#servación. 'is pala#ras de nin"una manera representan una astucia ver#al, como usted ha
dicho en presencia de la dama, sino una cadena de per%ectos silo"ismos, que ser$an apreciados en su verdadero valor por Se&to Emp$rico, 'arciano 1apela y, a lo me!or, por el propio Aristóteles. 4 Daque al rey 4 di!o Ioland. 4 'uy #ien, muy #ien 4 respondió el "ato, y se quedó mirando el ta#lero de a!edre) a trav2s de sus prismáticos. 4 1omo dec$a 4 Ioland se diri"ió a 'ar"arita4, le presento a mi s2quito, donna . Este que hace el tonto es el "ato Cipopótamo. A Asaselo y a =oróviev ya los conoce. Le recomiendo a mi criada Nuela0 es rápida, comprensiva y no e&iste %avor que ella no pueda hacer. La #ella Nuela sonrió, volviendo hacia 'ar"arita sus o!os verdosos, sin de!ar de ponerle la pomada a Ioland en la rodilla. 4 Eso es todo 4 terminó Ioland, y contra!o la cara, porque Nuela le ha#$a hecho demasiada presión en la rodilla4. 1omo verá, la sociedad es pequea, variada y sin pretensiones 4 de!ó de ha#lar y empe)ó a "irar el "lo#o, hecho de tal manera que los mares a)ules se mov$an y el casquete de nieve so#re los polos parec$a un aut2ntico "orro de nieve y de hielo. Entretanto, en el ta#lero de a!edre) reina#a una "ran con%usión. El rey del manto #lanco anda#a por su casilla al)ando los #ra)os de desesperación. Tres peones #lancos con ala#ardas mira#an desconcertados al all que mov$a su espada indicando hacia delante, donde ha#$a dos !inetes ne"ros de Ioland, montados en unos ca#allos e&citados que rasca#an la tierra. 'ar"arita esta#a admirada. Le sorprend$a que las "uras estuvieran vivas. El "ato, apartando los prismáticos de sus o!os, dio un leve empu!ón al rey en la espalda. Oste, desesperado, se tapó la cara con las manos. 4 'al asunto, querido Popota 4 di!o =oróviev con vo) venenosa. 4 La situación es di%$cil, pero no como para perder las esperan)as 4 contestó Popota4 es más0 estoy se"uro de la victoria. Lo que hace %alta es anali)ar #ien la situación. Pero el análisis resultó al"o e&trao0 empe)ó a hacer muecas y a "uiar el o!o a su rey. 4 o hay remedio 4 se"u$a =oróviev. 4?Ay@ 4 e&clamó Popota4. ?Se han escapado Dos loros, ya lo dec$a yo@ E%ectivamente, a lo le!os se oyó un ruido de alas. =oróviev y Asaselo salieron corriendo de la ha#itación. 4?Estoy harto del !aleo que os tra2is con el #aile@ 4 "ruó Ioland sin apartar la mirada del "lo#o. En cuanto desaparecieron =oróviev y Asaselo, las muecas de Popota tomaron unas proporciones desmesuradas. Por n, el rey #lanco comprendió qu2 espera#an de 2l. Arro!ó su manto y salió corriendo del ta#lero. El all se echó el manto del rey so#re los hom#ros y ocupó su casilla. Iolvieron =oróviev y Asaselo. 4 1omo siempre es una mentira 4 di!o Asaselo mirando de reo!o a Popota. 458u2 me dices6 Pues me pareció o$rlos 4 contestó el "ato. 4 (ueno, esto dura demasiado 4 di!o Ioland4. Daque al rey. 4 3essere – respondió el "ato con una preocupación n"ida4, me parece que está muy cansado. ?o hay !aque@ 4 El rey está en la NBJ 4repuso Ioland sin mirar al ta#lero. 4 ? 3essere , qu2 horror@ 4 aulló el "ato poniendo cara de susto4, el rey no está en la NBJ. 458u2 pasa6 4 pre"untó Ioland sorprendido, y miró al ta#lero, donde el all con el manto de rey volv$a la ca#e)a tapándose la cara. 4 Eres un "ranu!a 4 di!o Ioland pensativo. 4 ? 3essere @ ?7e nuevo recurro a la ló"ica@ 4 ha#ló el "ato, llevándose las patas al pecho4. Si un !u"ador anuncia !aque al rey y el rey no está en el ta#lero, el !aque no puede ser reconocido. 45Te rindes o no6 4 "ritó Ioland %urioso. 4 Perm$tame que lo piense 4 pidió el "ato con docilidad. Apoyó los coBdos en la mesa, se tapó los o$dos con las patas y se puso a pensar. Estuvo pensando mucho rato y, al n, di!o40 me rindo. 4 8ue maten a este ser o#stinado 4 susurró Asaselo. 4 'e rindo 4 repitió el "ato4, pero e&ciusivamente porque no puedo !u"ar en este am#iente de envidia e intri"as. Se incorporó y las "uras de a!edre) se metieron en un ca!ón.
4 Nuela, ya es hora 4 di!o Ioland, y Nuela desapareció de la ha#itación4. Ten"o un dolor de piernas y encima este #aile< 4 Perm$tame a m$ 4pidió 'ar"arita en vo) #a!a. Ioland la miró !amente y le acercó su rodilla. Kna masa caliente como la lava le quemó las manos, pero 'ar"arita, sin cam#iar de e&presión, empe)ó a %riccionar la rodilla de Ioland tratando de no hacerle dao. 4 'is %avoritos dicen que ten"o re3ma 4 dec$a Ioland sin apartar la mirada de 'ar"arita4, pero ten"o mis sospechas que es un recuerdo de una #ru!a encantadora que conoc$ en el ao -HR- en el monte (roc/en, en la 1átedra del 7ia#lo. 45Será posi#le6 4 pre"untó 'ar"arita. 4 o tiene nin"una importancia. 7entro de unos trescientos aos no quedará nada. 'e han recomendado muchas medicinas, pero preero las anti"uas, las de mi a#uela. ?8u2 hier#as tan sorprendentes me ha de!ado mi a#uela, esa vie!a odiosa@ A propósito, 5usted no padece de nada6 5A lo me!or tiene al"una pena, al"o que la atormenta6 4 o, messere , no ten"o nada de eso 4 contestó la inteli"ente 'ar"arita4 so#re todo ahora, estando con usted, me encuentro per%ectamente. 4 La san"re es una "ran cosa 4 di!o Ioland sin que viniera a cuento, y aadió40 veo que le interesa mi "lo#o. 4?*h, s$@ unca ha#$a visto cosa i"ual. 4 Es al"o realmente #ueno. Le coneso que no me "ustan las noticias por radio. Siempre las lan)an seoritas que pronuncian con%usamente los nom#res "eo"rácos. Además, una de cada tres suele ser tartamuda, parece que las eli"en a propósito. 'i "lo#o es mucho más práctico, so#re todo para m$, que necesito conocer los acontecimientos al detalle. Por e!emplo, 5ve usted ese tro)o de tierra, #aado por el oc2ano6 'ire, se está incendiando. Es que ha empe)ado una "uerra. Si se acerca más, verá los detalles. 'ar"arita se inclinó so#re el "lo#o, el cuadradito de tierra se a"randó, se cu#rió de colores y pareció convertirse en un mapa en relieve. Lue"o vio la cinta del r$o con un pue#lo a un lado. Kna casa, del tamao de un "uisante, %ue creciendo hasta alcan)ar el tamao de una ca!a de cerillas. 7e pronto, silenciosamente, el te!ado de la casa voló con una nu#e de humo ne"ro, las paredes se derrum#aron y de la casa sólo quedó un mont$culo que desped$a una oscura humareda. Acercándose más, 'ar"arita pudo ver una "ura de mu!er en el suelo y, !unto a ella, un nio con los #ra)os a#iertos en un charco de san"re. 4 Se aca#ó 4di!o Ioland, sonriendo4, no ha tenido tiempo de pecar. El tra#a!o de A#adonna -W es per%ecto. 4 o me "ustar$a estar en el lado contrario al que est2 A#adonna 4 di!o 'ar"arita4. 57e qu2 lado está6 4 1uanto más ha#lo con usted 4 respondió Ioland con ama#ilidad4, más me conven)o de que usted es muy inteli"ente. La voy a tranquili)ar. Es sorprendentemente imparcial y apoya a las dos partes contrincantes en la misma medida. Por consi"uiente, el resultado es siempre el mismo para am#as partes. ?A#adonna@ 4 di!o Ioland con vo) #a!a, y de la pared salió un hom#re del"ado con unas "a%as oscuras que impresionaron pro%undamente a 'ar"arita, tanto que dio un "rito y escondió la cara en el hom#ro de Ioland4. ?Por %avor@ 4 "ritó Ioland4, ?qu2 nerviosa es la "ente de ahora@ 4 y le dio a 'ar"arita una palmada en la espalda que resonó en todo su cuerpo4. 5o ve que lleva "a%as6 Además, no ha ocurrido, ni nunca ocurrirá, que A#adonna apare)ca delante de al"uien antes de tiempo. Al n y al ca#o estoy aqu$ yo. ?> usted es mi invitada@ 8uer$a presentárselo, nada más. A#adonna esta#a inmóvil. 45Podr$a quitarse las "a%as un se"undo6 4 pre"untó 'ar"arita, arrimándose a Ioland y estremeci2ndose, pero ahora de curiosidad. 4 Eso es imposi#le 4 di!o Ioland seriamente. Ci)o un "esto a A#adonna y 2ste desapareció. 458u2 quieres, Asaselo6 -W En uno de los li#ros so#re el doctor Fausto, !unto con Luci%er, rey de los inernos, y del virrey (elial, "ura A#adónn, "ran ministro y conse!ero del dia#lo. (. de la !."
4 3essere – respondió Asaselo4, con su permiso ten"o que decirle que hay aqu$ dos %orasteros0 una hermosa mu!er que lloriquea y pide que la lleven con su seora, y su cerdo, con perdón. 4?Pero qu2 manera tan e&traa de comportarse tienen las #elle)as@ 4?Es atasha@ 4 e&clamó 'ar"arita. 4 (ueno, d2!ala con su seora. > el cerdo con los cocineros. 45'atarle6 4 e&clamó 'ar"arita asustada4. Por %avor, messere , es i/olái +vánovich, mi vecino de a#a!o. Es una equivocación, ella le dio un poco de crema< 4 Pero qu2 cosas tiene 4 di!o Ioland4. 58ui2n lo va a matar y para qu26 8ue se quede un rato con los cocineros y nada más. ?o querrá que le de!e ir al #aile@ 4 Pues s$< 4aadió Asaselo, y comunicó40 ya va a ser medianoche, messere . 4 Ah, muy #ien 4 Ioland se diri"ió a 'ar"arita40 le doy las "racias de antemano. o se preocupe y no tema nada. o #e#a más que a"ua, si no se encontrará d2#il y no podrá resistirlo. ?Es la hora@ 'ar"arita se levantó de la al%om#ra y en la puerta apareció =oróviev.
$&. EL +RAN BAILE "E #A%AN8#
Era casi medianoche y tuvieron que apresurarse. 'ar"arita apenas ve$a lo que ocurr$a a su alrededor. Se le "ra#aron en la memoria las velas y una piscina de colores. 1uando se encontró de pie en el %ondo de la piscina, Nuela y atasha, que esta#an ayudando, le echaron encima un l$quido caliente, espeso y ro!o. 'ar"arita sintió en sus la#ios un sa#or salado y comprendió que la esta#an #aando en san"re. La capa san"rienta %ue sustituida por otra0 espesa, transparente y rosácea. A 'ar"arita le produ!o cierto mareo el aceite de rosas. Lue"o la tum#aron en un lecho de cristal de roca y le dieron %ricciones con "randes ho!as verdes y #rillantes. Entró el "ato, que tam#i2n se puso a ayudar. Se sentó en cuclillas a los pies de 'ar"arita y empe)ó a %rotarle los talones como si estuviera en la calle de limpia#otas. 'ar"arita no recuerda qui2n le hi)o unos )apatos de los p2talos de una rosa pálida, ni cómo se a#rocharon ellos mismos con en"arces de oro. Kna %uer)a la levantó y la colocó %rente a un espe!o. En su ca#ello #rilló una corona de diamantes de reina. Apareció =oróviev y le col"ó en el cuello la pesada e"ie de un caniche ne"ro, que col"a#a de una voluminosa cadena en un marquito ovalado. Este adorno le resultó muy molesto a la reina. La cadena empe)ó a ro)arle el cuello y la ima"en la o#li"a#a a encorvarse. Pero hu#o al"o que %ue como un premio para 'ar"arita por las molestias que le causa#an la cadena y el caniche0 el respeto con que empe)aron a tratarla =oróviev y Popota. 4?8u2 se le va a hacer@ 4 murmura#a =oróviev en la puerta de la ha#itación de la piscina4. ?o hay más remedio@ ?Es necesario@< Perm$tame, ma!estad, que le d2 el 3ltimo conse!o. Entre los invitados ha#rá "ente muy di%erente, ?y tan di%erente@ pero, mi reina 'ar"ot, no de#e mostrar pre%erencia por nadie. Si al"uien no le "usta<, estoy se"uro de que a usted no se le notará en la cara, pero ?no puedo ni pensarlo@ ?Lo notar$an inmediatamente@ Tiene que lle"ar a quererle, reina. As$, la dama del #aile será pa"ada con creces. *tra cosa más0 no de!e a nadie sin una sonrisa, aunque sólo sea una sonrisita, si no le da tiempo a decir nada, aunque sólo ha"a un movimiento con la ca#e)a. (astará con lo que se le ocurra, cualquier cosa, menos la %alta de atención, eso les har$a desvanecerse< 'ar"arita, acompaada por =oróviev y Popota, dio un paso de la ha#itación con piscina a la oscuridad a#soluta. 4 >o, yo 4 susurra#a el "ato4, ?yo dar2 la seal@ 4?Anda@ 4 le respondió =oróviev en la oscuridad.
4???El #aile@@@ 4 chilló el "ato con vo) estridente, y 'ar"arita dio un "rito y cerró los o!os. El #aile cayó en %orma de lu) y, con ella, sonido y olor. 'ar"arita, conducida por el #ra)o de =oróviev, se encontró en un #osque tropical. Knos loros verdes, con las pechu"as ro!as, "rita#an0 «?Encantado@». Pero el #osque se desvaneció pronto y su calor, seme!ante al del #ao, %ue sustituido por el %rescor de una sala de #aile con columnas de una piedra amarilla y reluciente. La sala, como el #osque, esta#a completamente desierta. Sólo !unto a las columnas ha#$a unos ne"ros desnudos con tur#antes plateados. En sus rostros apareció un color pardusco y tur#io de emoción, cuando entró 'ar"arita con su s2quito, en el que sur"ió, de pronto, Asaselo. =oróviev soltó la mano de 'ar"arita y susurró0 4 Cacia los tulipanes, directamente. Ante sus o!os se al)ó un muro de tulipanes y 'ar"arita vio detrás de s$ inmensidad de luces con pantallas, que ilumina#an las pecheras #lancas y los hom#ros ne"ros de los de %rac. Entonces comprendió de dónde proced$a la m3sica de #aile. Le cayó encima el estruendo de las trompetas y una oleada de violines la #aó como si %uera san"re. Kna orquesta de unos ciento cincuenta m3sicos interpreta#a una polonesa. Kn hom#re de %rac que esta#a de pie delante de la orquesta palideció al ver a 'ar"arita, sonrió y con un "esto levantó a todos los m3sicos. La orquesta, en pie, sin interrumpir la m3sica ni un se"undo, se"u$a envolviendo a 'ar"arita con el sonido. El director se volvió de espaldas a los m3sicos e hi)o una pro%unda reverencia a#riendo los #ra)os. 'ar"arita, sonriente, le hi)o un "esto de saludo con la mano. 4 o es #astante 4 susurró =oróviev4 no podrá dormir en toda la noche. 7$"ale0 «Le %elicito, rey de los valses». 'ar"arita lo "ritó as$ y se sorprendió al darse cuenta de que su vo), llena como el son de una campana, se elevó so#re el ruido de la orquesta. El hom#re se estremeció de ale"r$a, se llevó al pecho su mano i)quierda y continuó diri"iendo con su #atuta #lanca. 4 A3n es poco 4 susurró =oróviev4 mire a la i)quierda, a los primeros violines y sal3delos, para que cada uno crea que usted le ha reconocido personalmente. Son virtuosos de %ama mundial. ?Ose<, el del primer atril es Iietan@< As$, muy #ien< > ahora ?adelante@ 458ui2n es el director6 4 pre"untó 'ar"arita cuando se i#a volando. 4?Dohann Strauss@ 4 "ritó el "ato4. ?8ue me cuel"uen de una liana en un #osque tropical si ha ha#ido en otro #aile una orquesta como 2sta@ ?La he tra$do yo@ F$!ese, nadie se ha ne"ado ni se ha puesto en%ermo. En la sala si"uiente no ha#$a columnas, sino aut2nticos muros de rosas #lancas, ro!as y color marl a un lado, y al otro lado una pared de camelias !aponesas de or do#le. Entre las paredes ha#$a %uentes y el champaa herv$a #ur#u!eante en tres piscinas. La primera era color lila, transparente la otra de ru#$es, y la tercera de cristal de roca. 1orr$an entre las piscinas unos ne"ros con tur#antes ro!os, que con unos cacillos de plata llena#an los cálices planos. En la pared rosa ha#$a un hueco en el que se al)a#a un escenario, y en 2l un hom#re acalorado, vestido con %rac ro!o de cola de "olondrina. 7elante de 2l toca#a el !a)) con una %uer)a insoporta#le. 1uando el director vio a 'ar"arita se inclinó en se"uida hasta que tocó el suelo con las manos, lue"o se ir"uió y "ritó con vo) penetrante0 4?Aleluya@ Se dio una palmada en una rodilla, lue"o en la otra, cru)ó las manos, le arre#ató al 3ltimo m3sico un platillo y dio un "olpe en la columna. Al salir 'ar"arita vio al virtuoso del 4azz$ band luchando con la polonesa, que le sopla#a a ella en la espalda, pe"ándole a los m3sicos en la ca#e)a con el platillo y ellos inclinándose en plena parodia. Por n salieron a una pla)oleta, donde, pensó 'ar"arita, en plena oscuridad les ha#$a reci#ido =oróviev con su lamparilla. Ahora, la lu) que sal$a de unas parras de cristal ce"a#a los o!os. 1olocaron a 'ar"arita en un sitial y encontró #a!o su mano i)quierda una pequea columna de amatista. 4 Aqu$ podrá apoyar la mano cuando se sienta muy cansada 4 susurró =oróviev.
Kn ne"ro puso a los pies de 'ar"arita un almohadón que ten$a #ordado un caniche dorado, y, o#edeciendo a las manos de al"uien, 'ar"arita, do#lando la pierna, apoyó un pie. 'ar"arita trató de mirar alrededor. =oróviev y Asaselo esta#an a su lado en actitud de ceremonia. Dunto a Asaselo ha#$a tres !óvenes que le recorda#an va"amente a A#adonna. Sent$a %r$o en la espalda. 'ar"arita miró hacia atrás de una pared de mármol sal$a un vino e%ervescente que ca$a en una piscina de hielo. Sent$a !unto a su pierna i)quierda al"o caliente y peludo. Era Popota. 'ar"arita esta#a en lo alto de una "randiosa escalera al%om#rada. A#aB!o, tan le!os que le parec$a que esta#a mirando por unos prismáticos vueltos del rev2s, vio una vasta entrada con una chimenea inmensa0 por su #oca enorme y %r$a podr$a entrar con %acilidad un camión de cinco toneladas. El portal y la escalera, tan %uertemente iluminados, que hac$an dao a la vista, esta#an desiertos. A lo le!os se o$a el sonido de las trompetas. Permanecieron inmóviles cerca de un minuto. 45> los invitados6 4 pre"untó 'ar"arita a =oróviev. 4 >a lle"arán, ma!estad, ya lle"arán. >a verá cómo invitados no %altan. Le coneso que hu#iera pre%erido estar cortando lea a tener que reci#irlos en esta pla)oleta. 4?1ortar lea@ 4 interrumpió el "ato parlanch$n4. >o estar$a dispuesto a hacer de co#rador en un tranv$a y esto s$ que es el peor tra#a!o del mundo. 4 'a!estad, todo tiene que estar preparado de antemano 4 e&plicó =oróviev, y su o!o #rilla#a a trav2s del monóculo roto4. o hay nada peor que el primer invitado que lle"a y no sa#e qu2 hacer, y el o"ro de su esposa se pone a re"aarle por ha#er lle"ado antes que nadie. Estos #ailes hay que tirarlos a la #asura, ma!estad. 4 7irectamente a la #asura 4 asintió el "ato. 4 Faltan die) se"undos para medianoche 4 di!o =oróviev4 ya va a empe)ar. Aquellos die) se"undos le parecieron a 'ar"arita intermina#les. Por lo visto, ya ha#$an transcurrido, pero no pasó nada. 7e pronto al"o e&plotó en la chimenea y de all$ salió una horca de la que col"a#a un cadáver medio descompuesto. El cadáver se soltó de la cuerda, chocó contra el suelo y apareció un hom#re "uap$simo, moreno, vestido de %rac y con )apatos de charol. 7e la chimenea salió un ata3d casi desarmado, se despe"ó la tapadera y cayó otro cadáver. El apuesto varón se acercó de un salto al cadáver y, do#lando el #ra)o, lo o%reció muy "alantemente. El se"undo cadáver era una mu!er muy nerviosa, con )apatos ne"ros y plumas ne"ras en la ca#e)a. Los dos, el hom#re y la mu!er, empe)aron a su#ir apresuradamente las escaleras. 4?Los primeros@ 4 e&clamó =oróviev4. El seor Daques con su esposa. 'a!estad, le voy a presentar a uno de los hom#res más interesantes. Kn conocido %alsicador de moneda, traidor al Estado, pero #astante #uen alquimista. Se hi)o %amoso 4 le susurró =oróviev al o$do4 envenenando a la amante del rey. ?> eso no lo hace cualquiera@ ?F$!ese qu2 "uapo es@ 'ar"arita, pálida, con la #oca a#ierta, vio cómo desaparec$an a#a!o, por una salida del portal, la horca y el ata3d. 4?Encantado@ 4 voci%eró el "ato en la cara del seor Daques, que ya ha#$a su#ido las escaleras. En aquel momento sur"ió de la chimenea un esqueleto decapitado al que le %alta#a un #ra)o. Pe"ó contra el suelo y se convirtió en un hom#re de %rac. La esposa del seor Daques, prosternándose ante 'ar"arita y pálida de emoción, le #esó la rodilla. 4 'a!estad< 4 #al#ucea#a la esposa del seor Daques. 4?La reina está encantada@ 4 "rita#a =oróviev. 4 'a!estad< 4 di!o en vo) #a!a el apuesto ca#allero, el seor Daques. 4?Encantados@ 4 aulla#a el "ato. >a los !óvenes acompaantes de Asaselo, con sonrisas e&ánimes, pero cariosas, aparta#an al seor Daques y a su esposa hacia las copas de champaa que o%rec$an los ne"ros. Por la escalera su#$a apresuradamente un hom#re solitario vestido de %rac. 4 El conde 9o#erto 4 susurró =oróviev4 si"ue estando interesante. F$!ese, ma!estad, qu2 curioso0 el caso contrario al anterior, 2ste era amante de la reina y envenenó a su mu!er. 4 Encantados, conde 4 e&clamó Popota.
7e la chimenea salieron uno detrás de otro tres ata3des, que e&plotaron y se desclavaron en el camino saltó al"uien con capa ne"ra el si"uiente que salió del oscuro hueco le clavó un pual en la espalda. Se oyó un "rito aho"ado. Sur"ió corriendo de la chimenea un cadáver casi descompuesto. 'ar"arita cerró los o!os, una mano le acercó a la nari) un %rasco de sales #lancas. Le pareció que era la mano de atasha. La escalera empe)ó a po#larse de "ente. Ahora, en todos los peldaos, ha#$a hom#res de %rac y mu!eres desnudas, que desde le!os parec$an toBdos i"uales. Pero las mu!eres se distin"u$an por el color de las plumas y de los )apatos. Kna de ellas, co!eando del pie i)quierdo, se acerca#a a 'ar"arita lleva#a una e&traa #ota de madera. Ten$a aspecto mon!il, los o!os puestos en el suelo, del"ada, muy modesta y con una ancha cinta color verde en el cuello. 458ui2n es 2sa<, la de verde6 4 pre"untó maquinalmente 'ar"arita. 4 Es una dama encantadora y muy respeta#le 4 susurró =oróviev4, la seora To%ana. Era muy conocida entre las !óvenes y #ellas napolitanas y tam#i2n entre los ha#itantes de Palermo, so#re todo entre las que esta#an hartas de sus maridos. Eso ocurre a veces, ma!estad, que una se cansa del marido< 4 S$ 4di!o 'ar"arita con vo) sorda, sonriendo al mismo tiempo a dos hom#res que se ha#$an inclinado para #esarle la mano y la rodilla. 4 (ueno, como dec$a 4 susurra#a =oróviev, arre"lándoselas para "ritar al mismo tiempo4. ?7uque@ 5Kna copa de champaa6 Encantado< Pues #ien, la seora To%ana se da#a cuenta de la situación de esas po#res mu!eres y les vend$a vinos %rascos con un l$quido. La mu!er echa#a el l$quido en la sopa del esposo, 2l se la com$a, le da#a las "racias por sus atenciones y se sent$a per%ectamente. S$, pero a las pocas horas empe)a#a a tener una sed tremenda, lue"o se acosta#a y al d$a si"uiente la #ella napolitana, que ha#$a preparado la sopa a su esposo, esta#a tan li#re como el viento en primavera. 45> qu2 tiene en el pie6 4 pre"unta#a 'ar"arita sin cansarse de alar"ar su mano a los invitados que ha#$an adelantado a la seora To%ana4, 5qu2 es eso verde que lleva en el cuello6 5Es que lo tiene arru"ado6 4 Encantado, pr$ncipe 4 "rita#a =oróviev, susurrando al mismo tiempo a 'ar"arita4 tiene un cuello precioso, pero le pasó una cosa muy desa"rada#le en la cárcel. En el pie lleva un cepo y la cinta es por lo si"uiente0 cuando se enteraron de que quinientos esposos mal ele"idos ha#$an a#andonado ápoles y Palermo para siempre, los carceleros, en un arre#ato, aho"aron a la seora To%ana. 4 8u2 %elicidad, mi encantadora reina, ha#er tenido el honor< 4 murmura#a To%ana con aire mon!il, intentando ponerse de rodillas pero el cepo se lo imped$a. =oróviev y Popota le ayudaron a levantarse. Por la escalera su#$a ahora un verdadero torrente. 'ar"arita de!ó de ver lo que ocurr$a en la entrada. Levanta#a y #a!a#a la mano mecánicamente y sonre$a a todos los invitados con la misma sonrisa. Llena#a el aire un ruido monótono y de las salas de #aile, a#andonadas por 'ar"arita, lle"a#a la m3sica como el sonido del mar. 4Osa es una mu!er muy a#urrida 4 =oróviev ha#la#a alto, sa#iendo que nadie le i#a a o$r en medio del ruido de voces4 le encantan los #ailes y suea con poder protestar por su pauelo. 'ar"arita dio con aquella de quien ha#la#a =oróviev. Era una mu!er de unos veinte aos, con una "ura e&traordinaria, pero ten$a los o!os inquietos e insistentes. 458u2 pauelo6 4 pre"untó 'ar"arita. 4 Cace ya treinta aos que un ayuda de cámara 4 e&plicó =oróviev4 se encar"a de de!arle en su mesilla todas las noches un pauelo. Se despierta y el pauelo está all$. Lo quema en una estu%a, lo tira al r$o, pero en vano. 45> qu2 pauelo es 2se6 4 susurra#a 'ar"arita, levantando y #a!ando la mano. 4 Es un pauelo con un ri#ete a)ul. Es que cuando estuvo sirviendo en un ca%2, el dueo la llamó un d$a al almac2n y a los nueve meses tuvo un hi!o se lo llevó al #osque y le metió el pauelo en la #oca. Lue"o lo enterró. En el !uicio declaró que no ten$a con qu2 alimentar al hi!o.
45> dónde está el dueo del ca%26 4pre"untó 'ar"arita. 4 'a!estad 4 rechinó de pronto el "ato desde a#a!o4, perm$tame que le ha"a una pre"unta0 5qu2 tiene que ver el dueo del ca%26 ?Ol no aho"ó en el #osque a nin"3n nio@ Sin de!ar de sonre$r y de saludar con la mano derecha 'ar"arita a"arró la ore!a de Popota con la mano i)quierda, clavándole sus uas aladas. Susurró0 4 Nranu!a, si te permites otra ve) intervenir en la conversación< Popota pe"ó un "rito que desentona#a con el am#iente de la esta y contestó0 4 'a!estad<, que se me va a hinchar la ore!a< 5Para qu2 estropear el #aile con una ore!a hinchada6 Ca#la#a desde el punto de vista !ur$dico< 'e callo, puede considerarme un pe) y no un "ato, ?pero suelte mi ore!a@ 'ar"arita soltó la ore!a. Los o!os insistentes y som#r$os esta#an ya ante 'ar"arita. 4 'e siento %eli), seora reina, de ha#er sido invitada al Nran (aile del Plenilunio de Primavera. 4 'e ale"ro de verla 4 contestó 'ar"arita4, me ale"ro mucho. 5Le "usta el champaa6 4 Pero 5qu2 hace, ma!estad6 4 "ritó =oróviev con vo) desesperada, pero apenas audi#le4. ?Se va a %ormar un atasco@ 4 'e "usta< 4 di!o la mu!er con vo) suplicante, y de pronto empe)ó a repetir40 ?Frida, Frida, Frida@ ?'e llamo Frida, oh, seora@ 4 Em#orráchese esta noche, Frida, y no piense en nada. Frida e&tendió los #ra)os hacia 'ar"arita, pero =oróviev y Popota la a"arraron de las manos con destre)a y pronto se perdió entre la multitud. Kna verdadera marea humana ven$a de a#a!o, como queriendo tomar por asalto la pla)oleta en la que se encontra#a 'ar"arita. Los cuerpos desnudos de mu!eres se me)cla#an con los hom#res en %rac. 'ar"arita ve$a cuerpos #lancos, morenos, color ca%2 y completamente ne"ros. En los ca#ellos ro!os, ne"ros, castaos y ru#ios como el lino, #rilla#an despidiendo chispas las piedras preciosas. Parec$a que al"uien ha#$a rociado a los hom#res con "otitas de lu) eran los relucientes "emelos de #rillantes. 1ontinuamente 'ar"arita sent$a el contacto de unos la#ios en su rodilla, a cada instante alar"a#a la mano para que se la #esaran. Su cara se ha#$a convertido en una máscara inmóvil y sonriente. 4 Encantado 4 dec$a =oróviev con vo) monótona4, estamos encantados<, la reina está encantada< 4 La reina está encantada 4 repet$a con vo) "an"osa Asaselo. 4?Encantado@ 4 e&clama#a el "ato. 4 La marquesa< 4 murmura#a =oróviev4 ha envenenado a su padre, a dos hermanos y a dos hermanas, por la herencia< ?La reina está encantada@< La seora 'in/ina< ?8u2 "uapa está@ Al"o nerviosa. 5Por qu2 tendr$a que quemarle la cara a su doncella con las tena)as de ri)ar el pelo6 Es natural que la hu#ieran asesinado< ?La reina está encantada@< 'a!estad, un momento de atención0 el emperador 9odol%o, ma"o y alquimista< *tro alquimista ahorcado< ?Ah, aqu$ está ella@ ?8u2 prost$#ulo tan estupendo ten$a en Estras#ur"o@< ?Estamos encantados@< Kna modista moscovita que todos queremos por su ina"ota#le %antas$a< Ten$a una casa de modas y se inventó una cosa muy "raciosa0 hi)o dos a"u!eritos redondos en la pared< 45> las seoras no lo sa#$an6 4 Lo sa#$an todas, ma!estad 4 contestó =oróviev4. ?Encantado@< Este chico de veinte aos, desde pequeo, ha#$a tenido e&traas inclinaciones, era un soador. Kna !oven se enamoró de 2l y 2l la vendió a un prost$#ulo< A#a!o au$a un r$o. Su manantial 4 la enorme chimeneaBse"u$a alimentándolo. As$ pasó una hora y lue"o otra. 'ar"arita empe)ó a notar que la cadena le pesa#a más. Le pasa#a al"o e&trao con la mano. Antes de levantarla 'ar"arita hac$a una mueca. Las curiosas o#servaciones de =oróviev de!aron de interesarla. >a no distin"u$a las caras asiáticas, #lancas o ne"ras el aire empe)ó a vi#rar y a espesarse.
Kn dolor a"udo, como de una a"u!a, le atravesó la mano derecha. Apretando los dientes, apoyó el codo en la columna. 7el salón lle"a#a un ruido, parecido al roce de unas alas en una pared por lo visto, ha#$a una verdadera multitud #ailando. 'ar"arita tuvo la sensación de que incluso los suelos de mármol, de mosaicos y de cristal de aquella e&traa estancia, vi#ra#an r$tmicamente. i 1ayo 12sar 1al$"ula, ni 'esalina lle"aron a interesar a 'ar"arita tampoco nin"uno de los reyes, duques, ca#alleros, suicidas, envenenadoras, ahorcados, alcahuetas, carceleros, tah3res, verdu"os, delatores, traidores, dementes, detectives o corruptores. Todos sus nom#res se me)cla#an en su ca#e)a, las caras se %undieron en una enorme torta y un solo rostro se le ha#$a !ado en la memoria, atormentándola una cara cu#ierta por una #ar#a color %ue"o, la cara de 'aluta S/urátov. -R A 'ar"arita se le do#la#an las piernas, tem$a que i#a a echarse a llorar de un momento a otro. Lo que más le molesta#a era su rodilla derecha, la que le #esa#an. La ten$a hinchada, con la piel a)ulada, a pesar de que atasha ha#$a aparecido varias veces para %rotarle la rodilla con una espon!a empapada en al"o aromático. Ca#$an pasado casi tres horas 'ar"arita miró hacia a#a!o con o!os completamente desesperados y se estremeció de ale"r$a0 el torrente de invitados empe)a#a a amainar. 4 Todas las re"las del #aile se repiten, ma!estad 4 susurró =oróviev4 ahora la ola de invitados empe)ará a disminuir. Le !uro que son los 3ltimos minutos de su%rimiento. All$ tiene un "rupo de !uer"uistas de (roc/en. Siempre lle"an los 3ltimos. 7os vampiros #orrachos< 5o hay nadie más6 Ah$ viene otro<, otros dos. Por la escalera su#$an los dos 3ltimos invitados. 4 Este parece ser nuevo 4 di!o =oróviev, mirando a trav2s del monóculo4. Ah, ya s2 qui2n es. Kna ve) Asaselo le %ue a ver mientras esta#a tomando una copa de coac y le aconse!ó la manera de deshacerse de un hom#re cuyas revelaciones tem$a much$simo. *rdenó a un ami"o que tra#a!a#a para 2l que salpicara las paredes del despacho con veneno< 451ómo se llama6 4 o lo s2 4contestó =oróviev4, hay que pre"untárselo a Asaselo. 458ui2n es el que está con 2l6 4 Es su el ami"o. ?Encantado@ 4 "ritó =oróviev a los dos 3ltimos invitados. La escalera esta#a desierta. Esperaron un poco por si ven$a al"uien. Pero de la chimenea ya no salió nadie más. En un minuto, y sin comprender cómo ha#$a sucedido, 'ar"arita se encontró de nuevo en la ha#itación de la piscina. Llora#a de dolor en la mano y en la pierna, y se derrum#ó en el suelo. Pero Nuela y atasha, consolándola, la llevaron al #ao de san"re, volvieron a darle masa!e y 'ar"arita revivió. 4 Kn poco más, reina 'ar"ot 4 susurra#a =oróviev que ha#$a aparecido a su lado4 hay que hacer un 3ltimo recorr$do por las salas para que los honora#les hu2spedes no se sientan a#andonados. > 'ar"arita salió volando de la ha#itación de la piscina. En el mismo ta#lado donde estuviera tocando la orquesta del rey de los valses, ahora se en%urec$a un !a)) de monos. 7iri"$a la orquesta un enorme "orila con patillas despeinadas, #ailando pesadamente y su!etando una trompeta. Kna hilera de oran"utanes sopla#an en trompetas #rillantes, sosteniendo so#re los hom#ros ale"res chimpanc2s con armónicas. 7os cinoc2%alos con melenas de león toca#an el piano, pero, entre el estruendo de los sa&o%ones, el chillido de los violines y el tronar de los tam#ores en las patas de los "i#ones, mandriles y macacos, el piano no se o$a. umeros$simas pare!as, como %undidas, asom#ra#an por la destre)a y precisión de movimiento, "irando en una dirección avan)a#an como una pared por el suelo de espe!os, amena)ando #arrer todo lo que encontraran por delante. Knas mariposas vivaces y aterciopeladas vola#an so#re el tropel de los dan)antes, ca$an ores del techo. Se apa"ó la electricidad se encendieron en los capiteles de las columnas millares de luci2rna"as y en el aire otaron %ue"os %atuos. -R N. L. (els/i :64-HRJ;, Apodado 'aluta S/urátov, Famoso Por Su 1rueldad, Fue De%e 7e las %uer)as encar"adas de la represión de los #oyardos durante el reinado de +ván el Terri#le. (. de la !."
'ar"arita se encontró despu2s en una enorme piscina rodeada de una columnata. 7e la #oca de un monumental eptuno ne"ro sur"$a un "ran chorro rosa. Su#$a de la piscina un olor mareante a champaa. Ca#$a "ran animación. Las seoras, risueas, entre"a#an sus #olsos a los ca#alleros o a los ne"ros 4 que corr$an con sá#anas en las manos4, y, "ritando, se tira#an de ca#e)a al champaa. Se levanta#an columnas de espuma. El %ondo de cristal de la piscina esta#a iluminado por una lu) que atravesa#a el espesor del vino, y se ve$an con claridad los cuerpos plateados de los nadadores. Sal$an de la piscina completamente #orrachos. Iola#an las carca!adas #a!o las columnas y resona#an como el 4azz . 7e todo aquello se le quedó "ra#ada una cara era una cara de persona completamente e#ria, con o!os de loco, pero suplicantes, y se acordó de una pala#ra0 «Frida». 'ar"arita se mareó por el olor a vino, y ya esta#a dispuesta a marcharse, cuando el "ato ne"ro or"ani)ó en la piscina un n3mero que la detuvo. Popota ha#$a estado haciendo al"o !unto a la #oca de eptuno y la masa de champaa, toda revuelta, desapareció de la piscina, levantando mucho ruido. En lu"ar del l$quido rosa y #ur#u!eante, de la #oca de eptuno sur"ió un chorro color amarillo oscuro. Las damas "ritaron como locas0 «?1oac@», y echaron a correr de los #ordes de la piscina hacia las columnas. A los pocos se"undos la piscina esta#a llena, y el "ato, dando tres volteretas en el aire, cayó al coac. Salió resoplando, con la pa!arita hecha un trapo, sin resto de purpurina en el #i"ote y sin los prismáticos. Los 3nicos que se decidieron a se"uir el e!emplo de Popota %ueron la in"eniosa modista y su acompaante, un desconocido mulato !oven. Los dos se tiraron al coac, pero en ese momento =oróviev co"ió a 'ar"arita del #ra)o y a#andonaron a los #aistas. A 'ar"arita le pareció ver unos estanques enormes de piedra llenos de ostras. 7espu2s voló por encima de un suelo de cristal, a trav2s del cual se ve$an hornos in%ernales ardiendo, con dia#ólicos cocineros vestidos de #lanco, que se a"ita#an entre los %ue"os. Lue"o, ya sin entender nada, vio unos sótanos oscuros, iluminados con candiles, donde unos !óvenes serv$an carne preparada en piedras caldeadas y donde todos #e#$an a su salud de unas !arras. Lue"o unos osos #lancos que toca#an la armónica y #aila#an en un escenario. Kna salamandra prestidi"itadora que no ard$a en el %ue"o< > por se"unda ve) se quedó sin %uer)as. 4 La 3ltima salida 4 susurró =oróviev preocupado4, ?y estaremos li#res@ Acompaada por =oróviev, 'ar"arita se encontró de nuevo en la sala de #aile, pero all$ ya no #aila#an0 un tumulto incalcula#le de invitados se a"lomera#a entre las columnas, li#erando el centro de la sala. 'ar"arita no recorda#a qui2n le ayudó a su#irse a un pedestal que apareció de pronto en medio del espacio li#re de la sala. 7esde all$ arri#a oyó el toque de medianoche, que, se"3n sus cálculos, ha#$a pasado hac$a tiempo. 1on la 3ltima seal del relo! invisi#le cayó el silencio so#re la multitud. 'ar"arita vio a Ioland. Le rodea#an A#adonna, Asaselo y otros parecidos a A#adonna0 ne"ros y !óvenes. 'ar"arita se dio cuenta de que delante de ella ha#$a otro pedestal preparado para Ioland. Pero no lo utili)ó. Se sorprendió 'ar"arita de que Ioland hu#iera aparecido en aquella 3ltima "ran sala, en el #aile, vestido de la misma manera que cuando esta#a en el dormitorio. Lleva#a la misma camisa )urcida en el hom#ro y unas )apatillas vie!as. En la mano, una espada desnuda, pero la utili)a#a como #astón, apoyándose en ella. Lle"ó hasta su pedestal co!eando, se paró y en se"uida apareció Asaselo con una %uente en las manos 'ar"arita vio en la %uente la ca#e)a cortada de un hom#re, con los dientes rotos. La sala se"u$a en silencio sólo lo interrumpió un tim#re le!ano, ine&plica#le en aquellas circunstancias, que recorda#a uno de esos tim#res que se oyen en la entrada principal de una casa. 4 'i!a$l Ale&ándrovich 4 interpeló Ioland en vo) #a!a a la ca#e)a el muerto levantó los párpados y 'ar"arita vio, estremecida, unos o!os vivos, llenos de sentido y de dolor4. Todo se ha cumplido, 5no es verdad6 4 si"uió Ioland, mirando a los o!os de la ca#e)a4. La ca#e)a la cortó una mu!er, la reunión no tuvo lu"ar, y yo estoy viviendo en su casa. Es un hecho. > un hecho es la cosa más convincente de este mundo. Pero ahora lo que nos interesa es el %uturo y no este hecho consumado. Ksted %ue siempre un propa"andista ardiente de la teor$a que dice que, al cortarle la ca#e)a, aca#a la vida del hom#re, se convierte en ceni)a y desaparece en la nada. 'e ale"ra poder
comunicarle en presencia de mis ami"os, aunque ellos sirvan de prue#a de una teor$a muy distinta, que esa teor$a es muy seria e inteli"ente, aunque todas las teor$as tienen un valor seme!ante< «Entre ellas hay una que dice que cada uno reci#irá en ra)ón de su %e. ?8ue as$ sea@ Ksted se va al no ser y me será "rato #rindar por el ser con el cáli) en el que usted se va a convertir. Ioland levantó la espada. La piel de la ca#e)a tomó un color oscuro, se enco"ió, empe)ó a caer a tro)os, desaparecieron los o!os y 'ar"arita pudo ver en la %uente una calavera amarillenta so#re un pie de oro, con o!os de esmeralda y dientes de perlas. La calavera ten$a una tapa con #isa"ras. Se a#rió. 4 Ahora mismo, messere – di!o =oróviev ante la mirada interro"ante de Ioland4, ahora mismo aparecerá ante sus o!os. *i"o en este silencio sepulcral el chirriar de sus )apatos de charol y el sonido de la copa, que ha de!ado en la mesa despu2s de #e#er champaa por 3ltima ve) en su vida. Aqu$ está. Al"uien entra#a en la sala, diri"i2ndose a Ioland. o se distin"u$a %$sicamente del resto de los invitados, e&cepto en una cosa0 2ste se tam#alea#a de emoción, cosa que se nota#a desde le!os. En sus me!illas ard$an unas manchas ro!as y sus o!os e&presa#an un verdadero pánico. El invitado esta#a perple!o. Era natural0 le ha#$a sorprendido todo, especialBmente el tra!e de Ioland. Pero %ue reci#ido con todos los honores. 4?Ah, mi querido #arón 'ai"el@ 4 se diri"ió Ioland al invitado con una sonrisa cariosa. Al interpelado parec$a que se le i#an a salir los o!os de las ór#itas4. Ten"o el "usto de presentarles 4 di!o Ioland a los invitados4 al respeta#le #arón 'ai"el, %uncionario de la 1omisión de Espectáculos y encar"ado de acompaar a los e&tran!eros por - os monumentos históricos de 'osc3. 'ar"arita contuvo la respiración, porque le ha#$a conocido. Se ha#$a encontrado con 2l varias veces en los teatros y restaurantes de 'osc3. «Pero 4 pensó 'ar"arita4 52ste tam#i2n ha muerto6» Se aclaró todo en se"uida0 4 El entraa#le #arón 4 si"uió Ioland con una sonrisa ale"re4 %ue tan ama#le que al enterarse de mi lle"ada a 'osc3 me tele%oneó inmediatamente, proponiendo su ayuda como e&perto en lu"ares interesantes de la ciudad. 1omo es natural, he sentido una "ran satis%acción al poder invitarlo. 'ar"arita vio que Asaselo pasa#a a =oróviev la %uente con la calavera. 4 Por cierto, #arón 4 di!o Ioland en tono $ntimo, #a!ando la vo)4, corren rumores so#re su e&traordinario a%án de sa#er. 7icen que ese a%án, unido a su locuacidad no menos desarrollada, está empe)ando a llamar la atención "eneral. Las malas len"uas ya han pronunciado la pala#ra esp$a y condente. 'ás a3n0 hay ciertas opiniones de que todo esto le va a llevar a un nal muy triste antes de un mes. > precisamente para evitarle esa espera an"ustiosa, hemos decidido venir en su ayuda, aprovechando la circunstancia de que usted se haya invitado a mi esta con el n de pescar todo lo que vea y oi"a. El #arón se puso todav$a más pálido que A#adonna, que era por naturale)a de una palide) e&cepcional despu2s sucedió al"o e&trao. A#adonna se colocó !unto al #arón y se quitó las "a%as un instante. > al"o como de %ue"o #rilló en las manos de Asaselo, se oyó un ruido parecido a una palmada, el #arón empe)ó a perder pie y de su pecho #rotó un chorro de san"re ro!a, cu#riendo la camisa almidonada y el chaleco. =oróviev puso el cáli) #a!o el chorro y se lo o%reció lleno a Ioland. 'ientras tanto, el cuerpo e&ánime del #arón yac$a en el suelo. 4?A su salud, seores@ 4 di!o Ioland, y, levantando el cáli), se lo llevó a los la#ios. Se produ!o la metamor%osis. 7esaparecieron la camisa )urcida y las )apatillas usadas. Ioland vest$a de ne"ro y lleva#a una espada de acero en la cadera. Se acercó rápidamente a 'ar"arita, le o%reció el cáli) y le di!o en tono imperativo0 4?(e#e@ 'ar"arita sintió un %uerte mareo, se tam#aleó, pero el cáli) esta#a ya !unto a sus la#ios unas voces, no sa#$a de qui2n, le susurraron al o$do0 4 o ten"a miedo, ma!estad< o tema, ma!estad, que hace mucho que la san"re empapa la tierra. > all$ donde se ha vertido, crecen racimos de uvas.
'ar"arita, sin a#rir los o!os, dio un sor#o, una corriente dulce le su#ió por las venas y sintió un tim#re en sus o$dos. Le pareció que canta#an "allos con voces ensordecedoras y que en al"3n sitio interpreta#an una marcha. La multitud de invitados empe)ó a cam#iar de aspecto0 los hom#res de %rac y las mu!eres se convirtieron en cadáveres. La putre%acción inundó la sala ante los o!os de 'ar"arita y otó un olor a sepultura. Se derrum#aron las columnas, se apa"aron las luces y desaparecieron las %uentes, las camelias y los tulipanes. > todo quedó como antes0 el modesto salón de la !oyera y la puerta entrea#ierta que de!a#a ver una %ran!a de lu). 'ar"arita entró por esa puerta.
$(. LA LIBERA!I)N "EL MAE#%RO
En el dormitorio de Ioland todo esta#a como antes del #aile. Ioland, en camisa, esta#a sentado en la cama, pero ahora Nuela no le %rota#a la pierna, sino que pon$a la mesa del a!edre) para la cena. =oróviev y Asaselo, ya sin el %rac, se sentaron a la mesa, y !unto a ellos, naturalBmente, se colocó el "ato, que no quiso despo!arse de su cor#ata, aunque la cor#ata era ya un trapo sucio. 'ar"arita, tam#aleándose, se acercó a la mesa y se apoyó en ella. Ioland la llamó con un "esto, como lo hiciera antes, y le pidió que se sentara0 4 (ueno, 5la marearon mucho6 4 pre"untó Ioland. 4?*h@ no, messere 4 apenas se oyó la respuesta de 'ar"arita. 4 oblesse obli&e 4 indicó el "ato, y le sirvió a 'ar"arita un l$quido transparente en un vaso pequeo. 45Es vod/a6 4 pre"untó 'ar"arita con vo) d2#il. El "ato, indi"nado, dio un respin"o en la silla. 4 Por %avor, ma!estad 4 di!o o%endido4, 5cree usted que yo ser$a capa) de servir a una dama una copa de vod/a6 ?Eso es alcohol puro@ 'ar"arita sonrió e intentó apartar el vaso. 4 (e#a sin miedo 4 di!o Ioland, y 'ar"arita co"ió el vaso inmediatamente. 4 Si2ntate, Nuela 4 ordenó Ioland, y e&plicó a 'ar"arita40 La noche de plenilunio es una noche de esta, y siempre ceno en compa$a de mis %avoritos y de mis criados. (ien, 5cómo se encuentra6 51ómo ha resultado esta esta tan a"otadora6 4?Estupenda@ 4 cotilleó =oróviev4. ?Todos han quedado encantados, enamorados, aplastados@ ?8u2 tacto, qu2 ha#ilidad, qu2 encanto y qu2 charme@ Ioland levantó la copa sin decir una pala#ra y #rindó con 'ar"arita. Ella #e#ió resi"nada, pensando que ser$a el n. Pero no ocurrió nada malo. Kn calor vivo le recorrió el vientre, al"o le "olpeó suavemente en la nuca, le volvieron las %uer)as, como despu2s de un sueo pro%undo y tonicador, y sintió además un ham#re canina. Al acordarse de que no ha#$a comido desde la maana anterior, sintió todav$a más ham#re< Atacó el caviar con avide). Popota cortó una roda!a de pia, le puso sal y pimienta, se la tomó y despu2s se )ampó una copa de vod/a con tanta desenvoltura que todos aplaudieron. 1uando 'ar"arita se #e#ió la se"unda copa, las velas de los candelaB#ros dieron más lu) y en la chimenea ardió el %ue"o con más %uer)a. 'ar"arita no ten$a la sensación de ha#er #e#ido. 'ordiendo la carne con sus dientes #lancos, sa#orea#a el !u"o, pero sin de!ar de mirar a Popota, que unta#a de mosta)a una ostra. 4 Lo que te %alta es ponerle un poco de uva encima 4 di!o Nuela en vo) #a!a, dándole un coda)o al "ato. 4 Le rue"o que no me d2 lecciones 4 contestó el "ato4, ?con la cantidad de mesas que he recorrido@ 4 Ah, pero qu2 "usto de estar cenando as$, en %amilia, !unto al %ue"o< 4 rechina#a la vo) de =oróviev.
4 o, Fa"ot 4 replica#a el "ato4, el #aile tam#i2n tiene su encanto, su importancia. 4 o tiene nada de eso, ni encanto ni importancia 4 replicó Ioland4. Además, los ru"idos de los ti"res del #ar y de aquellos osos a#surdos por poco me dan dolor de ca#e)a. 4 1omo usted di"a 4 di!o el "ato4 si sostiene que el #aile no tiene nin"una importancia, estoy dispuesto a opinar lo mismo. 4?*ye, t3@ 4di!o Ioland. 4 Es una #roma 4 respondió el "ato con humildad4, además, voy a decir que %r$an a los ti"res. 4 Los ti"res no se comen 4 replicó Nuela. 45Ksted cree6 Pues esc3cheme 4 di!o el "ato, y, entornando los o!os de "usto, contó cómo durante diecinueve d$as estuvo errando por un desierto y lo 3nico que com$a era carne de ti"re. Todos escucharon con mucha atención la interesante narración, y, cuando Popota terminó, e&clamaron a coro0 4?'entira@ 4 > lo me!or de esta historia es 4 di!o Ioland4 que es mentira desde la primera pala#ra a la 3ltima. 45Ah, s$6 51onque es mentira6 4 e&clamó el "ato, y todos espera#an que i#a a protestar, pero 2l di!o con vo) sorda40 >a nos !u)"ará la historia. 4 7$"ame, por %avor 4 se diri"ió 'ar"arita a Asaselo, reanimada con el vod/a4, 5no es verdad que usted le pe"ó un tiro al e& #arón6 4 aturalmente 4 contestó Asaselo4. 51ómo no i#a a hacerlo6 Ca#$a que pe"arle un tiro, era necesario. 4?'e asust2 tanto@ 4 e&clamó 'ar"arita4. ?Fue tan inesperado@ 4 o era nada inesperado 4 replicó Asaselo, pero =oróviev se echó las manos a la ca#e)a0 451ómo no se i#a a asustar6 ?Si a m$ me tem#laron las piernas@ ?Pa%@ ?9as@ ?> el #arón al suelo@ 4 Por poco me da un ataque de nervios 4 aadió el "ato, relamiendo una cuchara con caviar. 4 Cay una cosa que no lle"o a entender 4 di!o 'ar"arita, y las luces tem#lorosas se ree!a#an en sus o!os40 5o se o$an a%uera los ruidos y la m3sica del #aile6 4 1laro que no, ma!estad 4 e&plicó =oróviev4 hay que hacerlo de tal manera que no se oi"a. Cay que tener mucho cuidado. 4 S$, s$< Es que el hom#re de la escalera<, cuando pasamos Asaselo y yo< y el otro !unto al portal<, me parece que esta#a vi"ilando el piso< 4?1ierto@ 4 "ritó =oróviev4. ?Es cierto, querida 'ar"arita@ ?Ca conrmado mis sospechas@ S$, esta#an vi"ilando nuestro piso. Primero pens2 que era un sa#io distra$do o un enamorado su%riendo en la escalera. ?Pero no@ ?Al"o me hi)o dudar@ ?S$, esta#an vi"ilando el piso@ ?> el otro, el del portal, tam#i2n@ 4 5> si vienen a detenernos6 4 pre"untó 'ar"arita. 4 Pues claro que vendrán, mi encantadora reina, ?cómo no@ 4 contestó =oróviev. 'e dice el cora)ón que vendrán. o ahora, claro está, pero eso no %altará. Aunque me temo que no ha#rá nada interesante. 4?1ómo me puse cuando se cayó el #arón@ 4 di!o 'ar"arita, que, por lo visto, se"u$a pensando en el asesinato que ha#$a visto por primera ve) en su vida4. 5Se"uramente usted tira muy #ien6 4 Pues no lo ha"o mal 4 respondió Asaselo. 45> a cuántos pasos6 4 'ar"arita hi)o una pre"unta poco clara. 4 7epende de dónde se tire 4 respondió Asaselo ra)ona#le4 una cosa es dar con un martillo en la ventana del cr$tico Latuns/i y otra cosa darle en el cora)ón. 4?En el cora)ón@ 4 e&clamó 'ar"arita, apretándose el suyo4. ?En el cora)ón@ 4 repitió con vo) sorda. 458ui2n es ese cr$tico Latuns/i6 4 pre"untó Ioland, mirando !amente a 'ar"arita. Asaselo, =oróviev y Popota #a!aron la vista aver"on)ados y 'ar"arita respondió sonrosándose0 4 Es un cr$tico. Coy he destruido su piso. 4?Iamos@ 5> por qu26
4 3essere 4 e&plicó 'ar"arita4, ha causado la ruina de un maestro. 45Por qu2 tuvo que tomarse esa molestia usted misma6 4 pre"untó Ioland. 45'e permite, messere 6 4 e&clamó contento el "ato, levantándose de un salto. 4 Anda, qu2date ah$ 4re)on"ó Asaselo, poni2ndose de pie4, ahora voy yo< 4?o@ 4 "ritó 'ar"arita4. ?o, se lo rue"o messere , no lo ha"a@ 4 1omo usted quiera 4 contestó Ioland y Asaselo volvió a sentarse. 457e qu2 está#amos ha#lando, mi querida reina 'ar"ot6 4 di!o =oróviev4. Ah, s$, el cora)ón< 7a en el cora)ón 4 =oróviev sealó con un dedo lar"o hacia Asaselo4, donde quiera0 en cualquier aur$cula o ventr$culo del cora)ón. 'ar"arita tardó en entender, y cuando lo hi)o e&clamó sorprendida0 4?Pero si no se ven@ 4?8uerida@ 4 se"u$a Asaselo4. Eso es lo interesante, que est2n ocultos. ?Ah$ está el quid del asunto@ ?En un o#!eto visi#le puede dar cualquiera@ =oróviev sacó de un ca!ón el siete de pique y se lo dio a 'ar"arita, pidi2ndole que marcara una de las "uras. 'ar"arita marcó la del án"ulo superior derecho. Nuela escondió la carta #a!o la almohada, "ritando0 4?>a está@ Asaselo, que esta#a sentado de espaldas a la almohada, sacó del #olsillo del pantalón una pistola ne"ra automática, apoyó el caón en su homB#ro y sin volverse hacia la cama disparó, asustando a 'ar"arita, pero %ue un susto entusiasta. Sacaron la carta de de#a!o de la almohada, esta#a a"u!ereada precisamente en la "ura que 'ar"arita marcara. 4 o me "ustar$a encontrarme con usted cuando ten"a la pistola en la mano 4 di!o 'ar"arita, mirando con coqueter$a a Asaselo. Ten$a verdadera de#ilidad por la "ente que hac$a al"o a la per%ección. 4 'i preciosa reina 4 ha#ló =oróviev4, ?no recomendar$a a nadie que se lo encontrara, aunque no lleve pistola@ Le doy mi pala#ra de honor de chantre y de solista de que nadie ir$a a %elicitar al que se lo encontrara. El "ato, que ha#$a estado muy taciturno durante el e&perimento de la pistola, anunció de pronto0 4 'e comprometo a #atir el r2cord del siete. Por toda contestación, Asaselo emitió un ru"ido ininteli"i#le. Pero el "ato se o#stinó y e&i"ió dos pistolas. Asaselo sacó otra pistola del #olsillo trasero del pantalón, y, torciendo la #oca con desprecio, alar"ó las dos pistolas al "ato %an%arrón. Cicieron dos seales en la carta. El "ato estuvo preparándose mucho tiempo de espaldas a la almohada. 'ar"arita se tapó los o$dos con las manos, mirando a una lechu)a que dormita#a en la repisa de la chimenea. El "ato disparó con las dos pistolas. Nuela dio un "rito, la lechu)a muerta se cayó de la chimenea y se paró el relo! destro)ado. Nuela, con la mano ensan"rentada, a"arró al "ato por la piel, 2ste la a"arró por los pelos, y los dos, %ormando una #ola, rodaron por el suelo. Kna copa cayó de la mesa y se rompió. 4?8ue se lleven a esta loca@ 4 "rita#a el "ato, de%endi2ndose de Nuela, que se ha#$a montado encima de 2l. Separaron a los dos contrincantes, =oróviev sopló en el dedo de Nuela, que se curó inmediatamente. 4 o puedo disparar cuando me están atosi"ando 4 di!o el "ato, tratando de pe"arse un enorme mechón de pelo arrancado de la espalda. 4 Apuesto a que lo ha hecho adrede 4 di!o Ioland, sonriendo a 'ar"arita4. Tira #astante #ien. El "ato y Nuela se reconciliaron, dándose un #eso. Sacaron la carta de de#a!o de la almohada. La 3nica seal atravesada era la de Asaselo. 4 +mposi#le 4 armó el "ato, mirando la carta al traslu) de las velas. La ale"re cena continua#a. Se corr$an las velas de los candela#ros, la chimenea e&pand$a por la ha#itación oleadas de calor seco y oloroso. 7espu2s de cenar, 'ar"arita se sent$a inmersa en una sensación de #ienestar. 'ira#a cómo las volutas de humo violeta del puro de Asaselo ota#an en
dirección a la chimenea y el "ato las ca)a#a con la punta de la espada. o ten$a nin"3n deseo de marcharse, aunque, se"3n sus cálculos, ya era tarde. En e%ecto, eran cerca de las seis de la maana. Aprovechando una pausa, 'ar"arita se diri"ió con vo) t$mida a Ioland0 4 'e parece que< ya es hora de marcharme< es tarde< 45> qu2 prisa tiene6 4 pre"untó Ioland ama#lemente, pero en un tono un poco seco. Los demás no di!eron nada, n"i2ndose a#sortos en los anillos de humo. 4 S$, ya es hora 4 di!o 'ar"arita, a)orada por todo aquello, y se volvió #uscando una capa o un mantón. Se aver"on)ó de pronto de su desnude). Se levantó de la mesa. Ioland, sin decir nada, co"ió de la cama su #ata usada y sucia =oróviev se la echó a 'ar"arita por los hom#ros. 4 Nracias, messere – di!o 'ar"arita con vo) apenas audi#le, y diri"ió a Ioland una mirada interro"ante. Ol respondió con una sonrisa ama#le e indi%erente. Kna oscura con"o!a envolvió el cora)ón de 'ar"arita. Se sent$a en"aada. Por lo visto, nadie pensa#a darle nin"3n premio por su cortes$a en el #aile ni nadie la reten$a. Además, se da#a per%ecta cuenta de que ahora no ten$a adónde ir. La idea de volver a su palacete la llena#a de desesperación 5> si ella misma pidiera al"o, como se lo ha#$a aconse!ado Asaselo cuando la convenció en el Dard$n Ale&ándrovs/i6 «?o, por nada del mundo@», se di!o a s$ misma. 4 Adiós, messere – pronunció en vo) alta, pensando0 «En cuanto sal"a de aqu$, ir2 a tirarme al r$o». 4 Si2ntese 4 le ordenó Ioland. 'ar"arita cam#ió de cara y se sentó. 45o quiere decirme al"o de despedida6 4 ada, messere – respondió 'ar"arita con di"nidad4, sólo que siempre que lo necesiten estoy dispuesta a hacer todo lo que deseen. o me he cansado nada y lo he pasado muy #ien en el #aile. Si hu#iera durado más tiempo, estar$a dispuesta a o%recer mi rodilla a miles de ahorcados y asesinos para que la #esaran 4 'ar"arita ve$a a Ioland como a trav2s de una nu#e los o!os se le esta#an llenando de lá"rimas. 4?Tiene ra)ón@ ?As$ se hace@ 4 "ritó Ioland con vo) sonora y terri#le4. ?As$ se hace@ 4?As$ se hace@ 4 repitió como el eco su s2quito. 4 La hemos puesto a prue#a 4 di!o Ioland4. ?unca pida nada a nadie@ unca y, so#re todo, nada a los que son más %uertes que usted. >a se lo propondrán y se lo darán. Si2ntese, mu!er or"ullosa 4 Ioland le quitó de un tirón la pesada #ata y 'ar"arita se encontró de nuevo sentada en la cama !unto a 2l4. (ien, 'ar"ot 4 di!o Ioland, suavi)ando su vo)4, 5qu2 quiere por ha#er sido hoy la dama de mi #aile6 58u2 quiere por ha#er estado desnuda toda la noche6 5En cuánto valora su rodilla6 5> los per!uicios que le han causado mis invitados, que aca#a de llamar asesinos6 ?7$"alo@ 7$"alo sin nin"3n reparo, porque esta ve) se lo he propuesto yo mismo. 'ar"arita sent$a el %uerte palpitar de su cora)ón suspiró y se puso a pensar. 4?(ueno, adelante@ 4 la anima#a Ioland4. ?7espierte su %antas$a, espol2ela@ Sólo presenciar el asesinato de ese sinver"en)a que era el #arón merece un premio, so#re todo siendo mu!er. 5>a6 A 'ar"arita se le cortó la respiración, y ya esta#a dispuesta a decir aquellas pala#ras secretas e $ntimas cuando, de pronto, palideció, apretó los la#ios y desor#itó los o!os. «?Frida, Frida, Frida@», le "ritó en los o$dos una vo) insistente, suplicante. «'e llamo Frida.» > 'ar"arita ha#ló, trope)ando en cada pala#ra0 45Entonces< puedo pedirle< una cosa6 4 E&i"irla, e&i"irla, mi donna – dec$a Ioland con sonrisa de complicidad4 puede e&i"ir una cosa. Ah, ?con qu2 ha#ilidad su#rayó Ioland, repitiendo las pala#ras de 'ar"arita, lo de «una cosa»@ 'ar"arita suspiró y di!o0 4 8uiero que de!en de ponerle a Frida el pauelo con el que aho"ó a su hi!o. El "ato levantó los o!os hacia el cielo, suspiró ruidosamente, pero no di!o nada. Ioland contestó sonriente0 4 Teniendo en cuenta que está e&cluida la posi#ilidad de que usted haya sido so#ornada por esa im#2cil de Frida 4 ser$a incompati#le con su di"nidad real4, estoy que no s2 qu2 hacer. Lo 3nico que me queda es reunir muchos trapos y tapar con ellos las rendi!as de mi dormitorio.
457e qu2 ha#la, messere 6 4 se sorprendió 'ar"arita al o$r estas pala#ras, poco comprensi#les. 4 Estoy completamente de acuerdo, messere – intervino el "ato en la conversación4, con trapos, precisamente con trapos 4 y el "ato, irritado, dio un "olpe en la mesa con una pata. 4 Ca#lo de la misericordia 4 e&plicó Ioland, sin apartar de 'ar"arita su o!o ardiente4. A veces penetra inesperada y p2rda por las rendi!as más pequeas. Por eso ha#lo de los trapos< 4?> yo tam#i2n ha#lo de eso@ 4 e&clamó el "ato, y se apartó por si acaso de 'ar"arita, tapándose las ore!as puntia"udas cu#iertas de una pomada rosa. 4?Fuera@ 4 les di!o Ioland. 4 o he tomado ca%2 4contestó el "ato4, 5cómo quiere que me vaya6 5o dirá, messere, que en una noche de esta los invitados se dividen en dos cate"or$as6 Kna de primera y otros, como dec$a ese triste y rooso #arman, de se"unda. 4 1alla 4 le ordenó Ioland, y, volvi2ndose hacia 'ar"arita, le pre"untó40 Se"3n ten"o entendido, es usted una persona de una #ondad e&cepcional, 5no es as$6 5o es una persona de "ran moralidad6 4 o 4 di!o 'ar"arita con %uer)a4 s2 que le puedo ha#lar con toda %ranque)a y le dir2 que soy una persona %rivola. Ce intercedido por Frida solamente porque comet$ la imprudencia de in%undirle esperan)as. Está esperando, messere , cree en mi poder. > si queda de%raudada, mi situación va a ser espantosa. o tendr2 tranquilidad en toda mi vida. o hay nada que hacer, si las cosas se han puesto as$. 4 (ien 4 di!o Ioland4, está claro. 4 Entonces, 5usted lo hará6 4pre"untó 'ar"arita en vo) #a!a. 4 7e nin"una manera 4 contestó Ioland4. Ierá usted, mi querida reina0 aqu$ hay un malentendido. 1ada departamento tiene que ocuparse de sus asuntos. o le nie"o que nuestras posi#ilidades son #astante "randes, mucho mayores de lo que piensan al"unos hom#res poco perspicaces< 4 7esde lue"o, mucho mayores 4 intervino el "ato sin poder contenerse, pues, al parecer, esta#a muy or"ulloso de aquellas posi#ilidades. 4?1állate, cuernos@ 4 le di!o Ioland, y continuó su e&plicación40 58u2 o#!eto tendr$a hacerlo si lo puede hacer otro, di"amos, departamento6 Por tanto, yo no pienso hacer nada, lo hará usted misma. 45Es que se cumplirá si yo lo ha"o6 Asaselo le diri"ió con su o!o #i)co una mirada irónica, sacudió su ca#e)a pelirro!a sin que le viera nadie y dio un resoplido. 4 Ande, há"alo, ?qu2 suplicio@ 4 murmura#a Ioland, y "iró el "lo#o, estudiando en 2l al"3n detalle por lo que se ve$a, al mismo tiempo que ha#la#a con 'ar"arita esta#a ocupándose de otro asunto. 4 (ueno, Frida< 4 sopló =oróviev. 4?Frida@ 4 "ritó 'ar"arita con vo) penetrante. Se a#rió la puerta y entró una mu!er desnuda, despeinada, pero sin rastros ya de em#ria"ue), con o!os %ren2ticos, y e&tendió los #ra)os hacia 'ar"arita. Osta di!o con aire ma!estuoso0 4 Estás perdonada. o te darán más el pauelo. Frida prorió un "rito y cayó en cru) #oca a#a!o ante 'ar"arita. Ioland hi)o un "esto y Frida desapareció. 4 Se lo a"rade)co mucho ?adiós@ 4 di!o 'ar"arita, levantándose. 4 (ien, Popota 4 ha#ló Ioland4, en una noche de esta no vamos a aprovecharnos de la acción de una persona que es poco práctica 4 se volvió hacia 'ar"arita4. 1omo yo no he hecho nada, esto no cuenta. 58u2 quiere6 pero para usted misma. Cu#o un silencio, que %ue interrumpido por =oróviev, quien le susurró a 'ar"arita al o$do0 4 'i donna de diamantes, ?esta ve) le aconse!o que sea más ra)ona#le@ Porque la suerte se le puede escapar de las manos.
4 8uiero que ahora mismo, en este instante, me devuelvan a mi amado maestro 4 di!o 'ar"arita, des"urada la cara por un "esto convulso. En la ha#itación entró un %uerte viento, descendió la llama de las velas en los candela#ros, se descorrió la pesada cortina, se a#rió la ventana y, muy le!os, en lo alto, apareció la luna llena, pero no era una luna de maana, sino de medianoche. 7esde la ventana hasta el suelo se e&tendió como un pauelo verdoso de lu) nocturna y en 2l apareció el visitante de +vánush/a, el llamado maestro. +#a vestido con la indumentaria del hospital0 #ata, )apatillas y el "orrito ne"ro, del que nunca se separa#a. Kn tic le des"ura#a la cara, sin a%eitar mira#a a las luces de las velas con o!os locos de espanto, y a su alrededor herv$a el torrente de luna. 'ar"arita le reconoció en se"uida, levantó las manos, e&haló una que!a y corrió hacia 2l. Le #esa#a en la %rente, en la #oca, arrima#a la cara a su carrillo sin a%eitar y le corr$an a#undantes las lá"rimas tanto tiempo contenidas. Sólo dec$a una pala#ra, repiti2ndola sin sentido0 4 T3<, t3<, t3< El maestro la apartó y le di!o con vo) sorda0 4 o llores, 'ar"ot, no me ha"as su%rir, que estoy muy en%ermo 4 se a"arró con la mano al antepecho de la ventana, como si quisiera saltar y escaparse, y, mirando a los que se senta#an en la ha#itación, "ritó40 ?Ten"o miedo, 'ar"ot@ *tra ve) las alucinaciones< A 'ar"arita le aho"a#an los sollo)os susurra#a, atra"antándose a cada pala#ra0 4 o, no, no<, no ten"as miedo de nada< estoy conti"o<, estoy conti"o< =oróviev le acercó una silla al maestro con tanta ha#ilidad que 2ste no se dio cuenta. 'ar"arita se arrodilló y, a#ra)ándose al en%ermo, se calmó. En su emoción no ha#$a notado que, de pronto, ya no esta#a desnuda0 ten$a so#re su cuerpo una capa de seda ne"ra. El en%ermo #a!ó la ca#e)a y se quedó mirando al suelo con o!os som#r$os. 4 Pues s$ 4di!o Ioland despu2s de una pausa4, lo han cam#iado mucho. Ioland ordenó a =oróviev0 4 Anda, ca#allero, dale al"o de #e#er al hom#re. 'ar"arita suplica#a al maestro con vo) tem#lorosa0 4?(2#elo, por %avor@ 5Tienes miedo6 ?1r2eme que te ayudarán@ El en%ermo co"ió el vaso y #e#ió el contenido, pero le tem#ló la mano y el vaso cayó al suelo, rompi2ndose a sus pies. 4?Eso es seal de #uena suerte@ 4 susurró =oróviev a 'ar"arita4. 'ire, ya vuelve en s$. E%ectivamente, la mirada del en%ermo ya no era tan empavorecida, tan inquieta. 4 Pero 5eres t3, 'ar"ot6 4 pre"untó el visitante. 4 o lo dudes, soy yo 4 contestó 'ar"arita. 4?'ás@ 4 ordenó Ioland. Iaciado el se"undo vaso, la mirada del maestro se tornó viva y e&presiva. 4 (ueno, esto ya me "usta más 4 di!o Ioland, mirándole !amente4. Ca#lemos. 58ui2n es usted6 4 Ahora no soy nadie 4 respondió el maestro, y una sonrisa le torció la #oca. 457e dónde viene6 4 7e la casa del dolor. Soy en%ermo mental 4 contestó el reci2n lle"ado. 'ar"arita no pudo soportar aquellas pala#ras y se echó a llorar. Lue"o e&clamó, secándose los o!os0 4?8u2 pala#ras tan horri#les@ ?Corri#les@ Le preven"o, messere , que es el maestro. ?Sálvelo, que se lo merece@ 45Sa#e usted con qui2n está ha#lando en este momento6 4 pre"untó Ioland4, 5sa#e dónde se encuentra6 4 Lo s2 4contestó el maestro4. Ese chico, +ván 7esamparado, %ue mi compaero del sanatorio. 'e ha#ló de usted. 4 Ah, s$, desde lue"o 4 di!o Ioland4. Tuve el placer de conocer a ese !oven en «Los Estanques del Patriarca». Por poco me vuelve loco demostrándome que yo no e&isto. Pero 5usted cree que soy realmente yo6
4 o me queda otro remedio que creerlo 4 di!o el maestro4, aunque me sentir$a mucho más tranquilo si pensara que usted es %ruto de una alucinación. > usted perdone 4 aadió el maestro, violento. 4 (ien, si cree que se sentir$a más tranquilo, pi2nselo as$ 4di!o Ioland con ama#ilidad. 4?Pero no@ 4 di!o 'ar"arita, asustada, sacudiendo al maestro por el hom#ro4. ?8u2 dices@ ?Si es 2l realmente@ Esta ve) intervino tam#i2n el "ato0 4 >o s$ que pare)co una alucinación. F$!ese en mi perl a la lu) de la luna. El "ato se metió en el re"uero de luna y quiso aadir al"o más, pero le pidieron que se callara. Entonces di!o0 4 (ueno, #ueno, me callar2. Ser2 una alucinación silenciosa 4 y no di!o más. 4 7$"ame, 5por qu2 'ar"arita le llama maestro6 4 pre"untó Ioland. El maestro sonrió0 4 Es una de#ilidad disculpa#le. Tiene una opinión demasiado alta de la novela que he escrito. 457e qu2 trata su novela6 4 Es so#re Poncio Pilatos. Las len"etas de las velas se tam#alearon, #ailaron, saltó la va!illa en la mesa0 la risa de Ioland sonó como un trueno, pero no asustó ni sorprendió a nadie con ella. Popota rompió a aplaudir. 451ómo6 5So#re qu26 5So#re qui2n6 4 di!o Ioland, de!ando de re$r4. ?Es %antástico@ 72!eme verla 4 Ioland e&tendió la mano con la palma vuelta hacia arri#a. 4 7es"raciadamente, no puedo hacerlo 4 contestó el maestro4, porque la quem2 en la chimenea. 4 Ksted perdone, pero no le creo 4 respondió Ioland4, es imposi#le, los manuscritos no arden 4 se volvió hacia Popota y di!o40 Anda, Popota, dame la novela. El "ato saltó de la silla y todos pudieron ver que esta#a sentado so#re un montón de papeles. Caciendo una reverencia, le dio a Ioland los primeros del montón. 'ar"arita se puso a tem#lar y a "ritar, tan emocionada que se le saltaron las lá"rimas0 4?Aqu$ está el manuscrito@ ?Aqu$ está@ 1orrió hacia Ioland y "ritó entusiasmada0 4?Es omnipotente@ ?*mnipotente@ Ioland co"ió el e!emplar que le ha#$a dado el "ato, le dio la vuelta, lo puso a un lado y se quedó mirando al maestro sin decir una pala#ra, muy serio. Pero el maestro, an"ustiado y muy inquieto, nadie sa#$a por qu2, se levantó de la silla y, diri"i2ndose a la luna le!ana, empe)ó a murmurar, estremeci2ndose0 4 Tampoco de noche, a la lu) de la luna, ten"o pa)< 5Por qu2 me han molestado6 *h, dioses, dioses< 'ar"arita le co"ió por la #ata del sanatorio, se arrimó a 2l y se puso a murmurar, acon"o!ada, entre lá"rimas. 4 7ios m$o, 5por qu2 no le hará e%ecto la medicina6 4 o importa, no importa 4 susurra#a =oróviev, a"itándose !unto al maestro4, no se preocupe, no se preocupe< *tro vasito, yo tam#i2n le acompao< > el vaso "uió el o!o, #rilló a la lu) de la luna y ayudó. Sentaron al maestro en una silla y su cara reco#ró la e&presión serena. . 4Ahora está claro 4 di!o Ioland, sealando el manuscrito. 4 Tiene toda la ra)ón 4 intervino el "ato, olvidando que ha#$a prometido ser una alucinación silenciosa4. Ahora la idea principal de esta o#ra está clar$sima. 58u2 me dices, Asaselo6 4 7i"o que ha#r$a que aho"arte en un r$o 4 contestó Asaselo con vo) "an"osa. 4 Ten piedad de m$, Asaselo 4 le respondió el "ato4, y no le su"ieras esta idea a mi seor. 1r2eme, me aparecer$a a ti todas las noches vestido con el mismo ropa!e lunar que lleva el po#re maestro y te llamar$a para que me si"uieras. 51ómo te sentir$as entonces, oh, Asaselo6 4 (ueno, 'ar"arita 4 ha#ló de nuevo Ioland4, di"a todo lo que necesitan.
A 'ar"arita se le iluminaron los o!os, y le pidió suplicante a Ioland0 4 Perm$tame que le di"a al"o al o$do. Ioland asintió con la ca#e)a y 'ar"arita, acercándose al o$do del maestro, le susurró al"o. Se oyó su respuesta0 4 o, ya es tarde. o deseo en esta vida sino tenerte a ti, Pero te repito que me de!es, lo vas a pasar muy mal conmi"o. 4 o te de!ar2 4contestó 'ar"arita, y se diri"ió a Ioland4. Le pido que volvamos a nuestro piso del sótano de la callecita de Ar#at, que se encienda la lámpara y que todo vuelva a ser como antes. El maestro se echó a re$r, y, a#ra)ando la ca#e)a de 'ar"arita, ya con el pelo lacio, di!o0 4?o ha"a caso de esta po#re mu!er, messere @ En este piso hace ya mucho que vive otro hom#re, y las cosas no vuelven nunca a ser lo que antes %ueron 4 apretó la me!illa contra la ca#e)a de 'ar"arita y susurró, a#ra)ándola40 Po#re, po#re< 457ice que nunca vuelven a ser lo que %ueron6 4 di!o Ioland4. Tiene ra)ón. Pero vamos a intentarlo 4 y llamó40 ?Asaselo@ En el mismo momento se desplomó del techo un ciudadano desconcertado, al #orde de la locura esta#a en paos menores, pero lleva#a "orra y una maleta en la mano. 45'o"arich6 4 pre"untó Asaselo al ca$do del cielo. 4 Alo$sio 'o"arich 4 contestó 2ste, tem#lando. 45o %ue usted quien, al leer el art$culo de Latuns/i so#re la novela de este hom#re escri#ió una denuncia6 El ciudadano reci2n aparecido se puso a)ul y derramó un torrente de lá"rimas de arrepentimiento. 458uer$a trasladarse a sus ha#itaciones6 4 pre"untó Asaselo con vo) "an"osa, pero llena de ternura. En la ha#itación se oyó el maullido de un "ato %urioso y 'ar"arita hincó las uas en la cara de Alo$sio, "ritando0 4?Para que sepas lo que es una #ru!a@ Cu#o un momento de "ran con%usión. 458u2 haces6 4 "ritó el maestro con dolor4. 'ar"ot, ?qu2 ver"en)a@ 4?Protesto@ ?o es nin"una ver"en)a@ 4 voci%eró el "ato. Separaron a 'ar"arita de Alo$sio. 4 Puse el #ao 4 "rita#a 'o"arich, tintineando con los dientes y del susBto se puso a decir sandeces4, sólo el #lanqueado<, la caparrosa< 4 'e parece muy #ien lo del #ao 4 apro#ó Asaselo40 2l necesita tomar #aos 4 y "ritó40 ?Fuera@ 'o"arich se dio la vuelta y salió ca#e)a a#a!o por la ventana. El maestro murmura#a, con los o!os redondos. 4?Esto es todav$a más de lo que conta#a +ván@ 4 miró alrededor, impresionado, y, por n, di!o al "ato40 Ksted perdone, %uiste t3<, %ue usted< 4 se cortó sin sa#er cómo ha#larle40 5Es usted el mismo "ato que se su#ió al tranv$a6 4 S$, yo mismo 4 armó el "ato, hala"ado, y aadió40 Es un verdadero placer o$rle ha#lar con tanta delicade)a diri"i2ndose a un "ato. o s2 por qu2, pero a los "atos se les suele «tutear», aunque no hayamos autori)ado para hacerlo. 4 'e parece que usted no es muy "ato< 4 di!o el maestro, indeciso4. Se van a dar cuenta en el sanatorio de que %alto 4 aadió t$midamente, diri"i2ndose a Ioland. 45Por qu2 se van a dar cuenta6 4 le tranquili)ó =oroviev, y en sus manos aparecieron unos li#ros y unos papeles4. 5Es su historia cl$nica6 4 S$< =oroviev echó la historia cl$nica a la chimenea. 4 Si no e&iste el documento, no e&iste la persona 4 di!o =oroviev con satis%acción. 45> 2ste es el li#ro de re"istro de su casa6
4 S$< 458ui2n está empadronado6 5Alo$sio 'o"arich6 4 =oroviev sopló en una pá"ina del re"istro4. ?Qas@ > ya no está además, les rue"o que olviden su e&istencia. > si se e&traa el dueo, d$"ale que ha soado con Alo$sio. 5'o"arich6 58u2 'o"arich6 ?o hu#o tal 'o"arich@ 4 el li#ro encuadernado se evaporó de las manos de =oroviev4. >a está en la mesa del casero. 4 Tiene ra)ón 4 di!o el maestro, sorprendido por el tra#a!o tan limpio de =oroviev4, si no e&iste el documento, no e&iste la persona. >o, por e!emplo, no ten"o nin"3n documento. 4?Perdón@ 4 e&clamó =oroviev4. Eso es una alucinación, aqu$ tiene su documento 4 y se lo dio al maestro. Lue"o levantó los o!os al cielo y susurró con dul)ura a 'ar"arita40 > esto son sus cosas, 'ar"arita i/oláyevna 4 y =oróviev le entre"ó a 'ar"arita el cuaderno con los #ordes quemados, la rosa seca, la %oto y, con especial cuidado, la li#reta de la ca!a de ahorros4 die) mil, !usto lo que ha in"resado, 'ar"arita i/oláyevna. o queremos nada a!eno. 4 Antes me quedar$a sin patas que tocar nada a!eno 4 e&clamó el "ato, inado, mientras #aila#a so#re la maleta para cerrar en ella todos los e!emplares de la desdichada novela. 4 Tam#i2n sus documentos 4 se"u$a =oróviev, entre"ándoselos a 'ar"arita lue"o, volvi2ndose a Ioland, aadió respetuoso40 ?Eso es todo, messere @ 4 o, todav$a %alta al"o 4 respondió Ioland, levantando la ca#e)a del "lo#o4, 5dónde quiere, mi querida donna , que meta su s2quito6 >o, personalmente, no lo necesito para nada. Por la puerta a#ierta entró corriendo atasha y "ritó0 4?8ue sea muy %eli), 'ar"arita i/oláyevna@ 4 saludo con la ca#e)a al maestro y se diri"ió de nuevo a 'ar"arita40 >o lo sa#$a todo. 4 Las criadas siempre lo sa#en todo 4 di!o el "ato levantando la pata con aire si"nicativo4 quien piense que son cie"as, se equivoca. 458u2 quieres, atasha6 4 pre"untó 'ar"arita4. Iuelve al palacete. 4 'ar"arita i/oláyevna, cielo 4 suplicó atasha, poni2ndose de rodillas4, p$dale 4 miró de reo!o a Ioland4 que me de!e de #ru!a. ?o quiero volver al chalet@ ?o quiero casarme con un in"eniero o con un t2cnico@ El seor Daques, en el #aile de ayer, me hi)o una proposición 4 atasha a#rió el pauelo y enseó unas monedas de oro. 'ar"arita diri"ió a Ioland una mirada interro"adora. Ioland inclinó la ca#e)a. Entonces atasha se le echó a 'ar"arita al cuello, le dio varios #esos ruidosos y, con un "rito triun%ante, salió volando por la ventana. En su lu"ar apareció i/olái +vánovich. Ca#$a reco#rado su aspecto normal anterior, el humano, pero esta#a muy hosco, incluso irritado. 4 A 2ste le de!ar2 que se marche con una ale"r$a especial 4 di!o Ioland, mirando a i/olái +vánovich con repu"nancia4, con much$simo "usto aqu$ so#ra. 4 Solicito que se me entre"ue un certicado 4 ha#ló i/olái +vánovich, mirando alrededor espantado, pero con una vo) muy insistente4 acreditando dónde he pasado la noche anterior. 451on qu2 o#!eto6 4 pre"untó el "ato severamente. 4 1on el o#!eto de presentárselo a mi esposa 4 di!o i/olái +vánovich con se"uridad. 4 o solemos dar certicados 4 contestó el "ato, %runciendo el entrece!o4, pero #ueno, siendo para usted, haremos una e&cepción. i/olái +vánovich no tuvo tiempo de reaccionar, antes de que la desBnuda Nuela se sentara a una máquina de escri#ir y el "ato le dictara. 4 Se certica que el portador de la presente, i/olái +vánovich, ha pasado la mencionada noche en el #aile de Satanás, siendo solicitados sus servicios en calidad de medio de transporte< Nuela, pon entre par2ntesis0 «cerdo». Firma0 Cipopótamo. 45> la %echa6 4 ha#ló i/olái +vánovich. 4 o ponemos %echas, con %echa el papel pierde el valor 4 contestó el "ato, echando una rma. Lue"o sacó un sello, sopló al sello con todas las de la ley, plantó en el papel la pala#ra «pa"ado» y entre"ó el documento a i/olái +vánovich. 7espu2s de esto i/olái +vánovich desapareció sin de!ar huella en su lu"ar apareció un hom#re inesperado. 45> 2ste qui2n es6 4 pre"untó Ioland con asco, escondiendo los o!os de la lu) de las velas.
Iarenu!a #a!ó la ca#e)a, suspiró y di!o en vo) #a!a0 4 Perm$tame que me marche, no puedo ser vampiro. La otra ve) con Nuela por poco liquido a 9ims/i. > es que no soy san"uinario. ?72!eme marchar@ 4 Pero 5qu2 es esto6 4 pre"untó Ioland, arru"ando la cara4. 58u2 9ims/i6 58u2 quieren decir todas estas tonter$as6 4 Por %avor, no se preocupe, messere – respondió Asaselo y se diri"ió hacia Iarenu!a40 o se dicen "roser$as por tel2%ono. Tampoco se miente por tel2%ono. 5Está claro6 5Lo volverá a hacer6 1on la ale"r$a, todo se me)cló en la ca#e)a de Iarenu!a, su cara empe)ó a relucir, y sin darse cuenta de lo que dec$a, #al#uceó0 4 Les !uro por< quiero decir< su ma< en se"uida despu2s de comer< 4 Iarenu!a se apreta#a las manos contra el pecho, suplicando a Asaselo con la mirada. 4 (ueno, ?vete a casa@ 4 di!o 2ste, y Iarenu!a se disipó en el aire. 4 Ahora, d2!enme solo con ellos 4 ordenó Ioland sealando al maestro y 'ar"arita. La orden de Ioland %ue cumplida al instante. 7espu2s de un silencio, se diri"ió al maestro0 4 Entonces, 5al sótano de Ar#at6 5> qui2n va a escri#ir6 5> los sueos6 5la inspiración6 4 o ten"o más sueos e inspiraciones 4 contestó el maestro4, ya no me interesa nada a mi alrededor, salvo ella 4 y puso la mano so#re la ca#e)a de 'ar"arita4. Estoy roto, a#urrido y quiero volver al sótano. 45> su novela6 5> Pilatos6 4 *dio mi novela 4 contestó el maestro. 4 Te rue"o 4 pidió 'ar"arita con vo) que!um#rosa4, que no di"as eso. 5Por qu2 me haces su%rir6 Si sa#es muy #ien que he puesto toda mi vida en tu o#ra 4 'ar"arita aadió diri"i2ndose a Ioland40 o le ha"a caso, messere . 45Pero no tiene que descri#ir siempre a al"uien6 4 dec$a Ioland4. Si ya ha a"otado a ese procurador puede descri#ir, pon"amos por caso, a Alo$sio. El maestro sonrió0 4 Eso no me lo pu#licará Lapsh2ni/ova, además, es un tema poco interesante. 4 Entonces, 5de qu2 van a vivir6 Serán muy po#res. 4 o me importa 4 contestó el maestro, a#ra)ando a 'ar"arita4. Ella se volverá ra)ona#le y me a#andonará. 4 o creo 4 di!o Ioland entre dientes, y prosi"uió40 Entonces 5el hom#re que ha creado la historia de Poncio Pilatos se va a un sótano para colocarse %rente a una lámpara, resi"nándose a la miseria6 'ar"arita se apartó del maestro y di!o, muy acalorada0 4 Cice todo lo que pude0 le propuse al o$do al"o muy atrayente, pero se ne"ó. 4 >a s2 lo que le propuso al o$do 4 replicó Ioland4, pero eso no es muy atrayente 4 se volvió al maestro sonriendo4. Le dir2 que su novela le traerá una sorpresa. 4 Eso es muy triste. 4 o, no es nada triste 4 di!o Ioland4. o tiene nada que temer. (ien, 'ar"arita i/oláyevna, todo está hecho. 5Tiene al"o que reprocharme6 4?Por %avor, messere , qu2 cosas tiene@ 4 Entonces ten"a esto como recuerdo 4 di!o Ioland y sacó de de#a!o de la almohada una herradura de oro cu#ierta de diamantes. 4 o, no, por %avor, ?cómo quiere que lo admita@ 458uiere discutir conmi"o6 4 pre"untó Ioland sonriendo. 1omo 'ar"arita no ten$a #olsillos en su capa, envolvió la herradura en una servilleta, haciendo un nudo. Al"o llamó su atención. 'iró por la ventana a la luna reluciente y di!o0 4 o lle"o a entenderlo< 5cómo es posi#le que sea medianoche, cuando hace mucho que ten$a que ha#er lle"ado la maana6 4 Siempre es a"rada#le detener el tiempo en una medianoche de esta 4 contestó Ioland4. ?Les deseo mucha suerte@
'ar"arita e&tendió las dos manos hacia Ioland con "esto de s3plica, pero no se atrevió a acercarse y e&clamó en vo) #a!a0 4?Adiós@ ?Adiós@ 4 Casta la vista 4 di!o Ioland. Ioland. 'ar"arita con su capa ne"ra, y el maestro con la #ata del sanatorio, se diri"ieron al vest$#ulo del piso de la !oyera, iluminado por una vela, donde les espera#a el s2quito de Ioland. 1uando salieron del vest$#ulo, Nuela lleva#a la maleta con la novela y el pequeo equipa!e de 'ar"arita el "ato le ayuda#a. Dunto a la puerta del piso =oróviev hi)o una reverencia y desapareció los demás %ueron a acompaarles por la escalera. Esta#a desierta. Al paBsar por el descansillo del tercer piso se oyó un "olpe suave, pero nadie se !ó en ello. >a esta#an !unto a la misma puerta del se&to portal. Asaselo sopló hacia arri#a y cuando salieron al patio, donde no ha#$a entrado la lu), vieron a un hom#re con #otas y "orra dormido !unto a la puerta, y un "ran coche ne"ro con las luces apa"adas. En el para#risas se adivina#a la silueta del "ra!o. +#an ya a su#ir al coche, cuando 'ar"arita e&clamó preocupada0 4?7ios m$o, he perdido perdido la herradura@ 4 Su#an al coche 4 di!o Asaselo4 y esp2renme. Ahora mismo vuelvo, cuando aclare este asunto 4 y desapareció en el portal. Lo que ha#$a sucedido era lo si"uiente0 antes de la aparición de 'ar"arita, el maestro y sus acompaantes, ha#$a salido al descansillo del piso n3mero GU, que esta#a de#a!o del de la !oyera, una mu!er escuálida con una )a%ra y una #olsa en las manos. Era Anush/a, la misma que el mi2rcoles ha#$a vertido aceite !unto al torniquete para des"racia de (erlio). En 'osc3 nadie sa#$a y, y, se"uramente, nunca sa#rá, a qu2 se dedica#a aquella mu!er y con qu2 medios viv$a. Lo 3nico que se sa#$a era que se la pod$a ver todos los d$as con la )a%ra, o la #olsa y la )a%ra, en el puesto de petróleo, o en el mercado, en la puerta de la casa, o en la escalera y so#re todo, en la cocina del piso n3mero GU donde ella viv$a. Ahora, se sa#$a que #asta#a que estuviera o que apareciera en al"3n sitio para que se armara un escándalo. Además, se la conoc$a por el apodo de la Peste. Anush/a, la Peste, se sol$a levantar muy temprano. Esta ve) se levantó pront$simo, so#re la una de la madru"ada. La llave "iró en la cerradura, se a#rió la puerta y Anush/a asomó la nari), lue"o salió toda entera, dio un porta)o y ya esta#a dispuesta a encaminarse, nadie sa#$a a dónde, cuando en el piso de arri#a se oyó el "olpe de la puerta, al"uien rodó por las escaleras, chocó con Anush/a, que salió despedida hacia un lado con tal %uer)a que se dio un "olpe en la nuca. 45A dónde, dia#los, dia#los, vas en cal)oncillos6 cal)oncillos6 4 chilló Anush/a, llevándose llevándose la mano a la nuca. Kn hom#re en paos menores, con "orra y una maleta en la mano, le contestó con los o!os cerrados y con vo) soolienta y tur#ada0 4 El calentador< la caparrosa< caparrosa< sólo #lanquearlo #lanquearlo 4 y "ritó, echándose echándose a llorar40 ?Fuera@ Su#ió corriendo las escaleras hacia la ventana con el cristal roto y salió volando, patas arri#a. Anush/a se olvidó de su nuca, a#rió la #oca y tam#i2n se diri"ió hacia la ventana. Apoyó el vientre en el antepecho y asomó la ca#e)a, esperando ver so#re el as%alto, iluminado por un %arol, al hom#re de la maleta, muerto. Pero en el as%alto del patio no ha#$a a#solutamente nada. Se pod$a suponer que el e&trao y sooliento persona!e ha#$a salido volando de la casa, como un pá!aro, sin de!ar huella. Anush/a Anush/a se santi"uó y pensó0 «Iaya «Iaya un piso n3mero HV< Por al"o dice la "ente< ?'enudo pisito@<». o tuvo tiempo de concluir sus pensamientos, se oyó otro porta)o en el piso de arri#a y al"uien corrió por la escalera. Anush/a, pe"ada a la pared, pudo ver a un ciudadano con #ar#a y un aspecto #astante respeta#le, respeta#le, pero con una cara que se parec$a al"o a la de un cerdo, que pasó !unto a ella y, como el anterior, a#andonó la casa por la ventana, sin pensar en estrellarse contra el as%alto. Anush/a ya se ha#$a olvidado del o#!etivo de su salida, se quedó en la escalera, suspirando, santi"uándose santi"uándose y ha#lando a solas. *tro, ya el tercero, sin #ar#a, con la cara redonda, vestido con una camisa, salió al poco rato del piso de arri#a y, como los anteriores, voló por la ventana.
Caciendo honor a la verdad, hay que decir que Anush/a era muy curiosa, por eso se quedó esperando por si ha#$a al"3n otro mila"ro. 7e nuevo se a#rió la puerta de arri#a y se oyó #a!ar a un "rupo de "ente, sin correr, como anda todo el mundo. Anush/a a#andonó la ventana, #a!ó corriendo hasta su puerta, la a#rió rápidamente, se escondió detrás de ella, y por una rendi!a #rilló un o!o loco de curiosidad. Kn hom#re con pinta de en%ermo, e&trao, pálido, con las #ar#as sin a%eitar, con "orrito ne"ro y #ata, #a!a#a por la escalera con pasos inse"uros. Le lleva#a del #ra)o cuidadosamente, una seorita vestida con un há#ito ne"ro, eso le pareció a Anush/a a oscuras. La seorita o esta#a descal)a o ten$a unos )apatos transparentes, se"uramente e&tran!eros, hechos tiras. Además ?la seorita esta#a desnuda@ S$, s$, ?no lleva#a nada #a!o el há#ito ne"ro@ «Pero ?qu2 pisito@» Todo canta#a en el interior de Anush/a al pensar en lo que dir$a a las vecinas al d$a si"uiente. 7etrás de la seorita del tra!e e&trao i#a otra completamente desnuda, con un malet$n en la mano, y !unto al malet$n merodea#a un enorme "ato ne"ro. Anush/a por poco pe"ó un chillido, %rotándose los o!os. 1erra#a la procesión un e&tran!ero pequea!o, co!o, con un o!o torcido, sin chaqueta, pero con un chaleco #lanco de %rac y cor#ata. Todo Todo este "rupo desló !unto a Anush/a Anush/a y si"uió #a!ando. Al"o se cayó por el camino. Al o$r que los pasos cesa#an, Anush/a Anush/a salió de su casa como una serpiente, de!ó la )apa !unto a la puerta, se echó al suelo y empe)ó a #uscar. #uscar. Al"o pesado, envuelto en una servilleta, apareció en sus manos. 1uando a#rió el paquete, a poco se le salen los o!os. Anush/a se acercó la !oya. En su mirada se encendió un %ue"o %elino. > un tor#ellino se %ormó en su ca#e)a0 «?o s2 nada ni he visto nada@< 5Al so#rino6 5* lo sierro en tro)os6< Las piedrecitas se pueden sacar y se llevan una por una0 una a la Petrov/a, otra a la Smol2ns/aya< ?i s2 nada, ni he visto nada@». Se "uardó su tesoro en los senos, a"arró la )a%ra y ya se dispon$a a meBterse en su piso, apla)ando el via!e a la ciudad, cuando creció ante sus o!os el tipo de la pechera #lanca, sin chaqueta, y murmuró0 4?7ame la herradura herradura y la servilleta@ 458u2 herradura ni qu2 servilleta6 4 pre"untó Anush/a haci2ndose de nuevas con #astante arte4. o s2 nada de nin"una servilleta. 58u2 le pasa, ciudadano, está #orracho6 El ciudadano, con unas manos duras y %r$as como el pasamanos de un auto#3s, sin decir nada más, le apretó el cuello de tal manera, que cortó todo acceso de aire a sus pulmones. La )a%ra cayó al suelo. 7espu2s de ha#erla tenido al"3n tiempo sin aire, el e&tran!ero sin chaqueta apartó sus dedos del cuello de Anush/a. Anush/a. Ella tra"ó tr a"ó un poco de aire y di!o con una sonrisa0 4 Ah, 5la herradura6 ?Ahora mismo@ 5Es suya6 Es que la vi en la servilleta y la reco"$, por si al"uien se la lleva#a, ya sa#e usted qu2 cosas pasan< Al reci reci#i #irr la herra herradu dura ra y la serv servill illet etaa el hom# hom#re re hi)o hi)o varia variass reve revere renc ncia ias, s, le estre estrech chóó en2r"icamente en2r"icamente la mano y, y, con acento e&tran!ero, se lo a"radeció con verdadero entusiasmo0 4 Le estoy pro%undamente a"radecido, madame . Esta herradura es un recuerdo muy querido para m$. > perm$tame que por el %avor de "uardármela le d2 doscientos ru#los. 4 Sacó inmediatamente el dinero del #olsillo del chaleco y se lo entre"ó a Anush/a. Anush/a. Ella, con una sonrisa desmesurada, no hac$a más que e&clamar0 4?Ay@ 4?Ay@ ?tantas "racias@ "racias@ 3erci3erci El espl2 espl2ndi ndido do e&tran e&tran!er !eroo #a!ó #a!ó toda toda la escal escalera era de una )anca )ancada, da, pero pero antes antes de lar"ar lar"arse se denitivamente, "ritó desde a#a!o, sin nin"3n acento ya0 4?*ye, t3@ ?Iie!a ?Iie!a asquerosa@ ?1uando ?1uando encuentres encuentres al"o ll2valo a las milicias y no te lo metas en el #olsillo@ 1on un e&trao )um#ido y em#arullada la ca#e)a por aquella serie de sucesos en la escalera, Anush/a si"uió "ritando maquinalmente durante #astante rato0 3erci3erci3erci < 4el e&tran!ero hac$a mucho que no esta#a all$. 4 3erci3erci3erci Tampoco esta#a el coche en el patio. Asaselo le devolvió a 'ar"arita el re"alo de Ioland, se despidió de ella, pre"untándole si esta#a cómoda. Nuela le dio varios #esos ruidosos, el "ato le #esó la mano y saludaron al maestro, que parec$a e&ánime en un rincón del coche. Lue"o hicieron una
seal al "ra!o, y se disiparon en el aire, sin molestarse en su#ir las escaleras. El "ra!o encendió las luces del coche y salió del patio, pasando !unto a otro hom#re pro%undamente dormido. Las luces del coche desaparecieron entre otras muchas de la ruidosa Sadóvaya, que nunca dorm$a. Kna hora despu2s, en el sótano de una pequea casa de Ar#at, en la ha#itación pequea, que esta#a i"ual que antes de la terri#le noche del otoo anterior, y !unto a una mesa cu#ierta de terciopelo, con una lámpara y un orero de mu"uetes, esta#a 'ar"arita, llorando de %elicidad y por todo lo que ha#$a su%rido. Ten$a %rente a ella el cuaderno, des"urado por el %ue"o, y un montón de cuad cuader erno noss inta intact ctos os.. La casa casa esta esta#a #a en sile silenc ncio io.. En el cuar cuarto to de al lado lado dorm dorm$a $a el maes maestro tro pro%undamente, tapado con la #ata #ata del sanatorio. Su Su respiración era silenciosa silenciosa y tranquila. tranquila. Carta ya de llorar, 'ar"arita co"ió un e!emplar que no ha#$a visto el %ue"o y #uscó la parte que rele$a antes del encuentro con Asaselo #a!o las murallas del =remlin. o ten$a sueo. Acaricia#a el cuaderno como se acaricia a un "ato %avorito, le da#a vueltas, lo mira#a por todos los lados, se para#a en la primera pá"ina, lue"o a#r$a el nal. 7e pronto le atravesó la espantosa idea de que todo ha#$a sido arte de ma"ia, que i#an a desaparecer los cuadernos, que se encontrar$a en su dormitorio del palacete y al despertar ir$a a aho"arse al r$o. Pero 2ste %ue el 3ltimo pensamiento aterrori)ado, el eco de sus lar"os d$as de su%rimiento. ada desaparec$a, el omnipotente Ioland era realmente omnipotente, y siempre que quisiera podr$a estar as$, pasando las ho!as, estudiándolas, #esándolas y releer la %rase0 «La «La oscu oscuri rida dadd que que lle" lle"a# a#aa del del mar mar 'edi 'edite terr rrán áneo eo cu#r cu#rió ió la ciud ciudad ad,, odia odiada da por por el procurador<»
$*. !)MO EL PRO!RA"OR IN%EN%) #AL-AR A <"A# "E 6ERIO%H
La oscuridad que lle"a#a del mar 'editerráneo cu#rió la ciudad, odiada por el procurador. 7esaparecieron los puentes col"antes que un$an el templo y la terri#le torre Antonia, descendió un a#ismo del cielo que cu#rió los dioses alados del hipódromo, el Palacio Casmoneo con sus aspilleras, #a)ares, caravanas, calle!uelas, estanques< 7esapareció Dershala$m, la "ran ciudad, como si nunca hu#iera e&istido. Todo se lo ha#$a tra"ado la oscuridad, y en Dershala$m y sus alrededores no queda#a ser viviente que no se hu#iera asustado. Kna e&traa nu#e ha#$a lle"ado del mar al atardecer del d$a catorce del mes primaveral isán. 1u#rió con su pan)a el monte 1alvario, donde los verdu"os se apresura#an a matar a los condenados, se echó so#re el templo de Dershala$m, se arrastró en %orma de espumosos torrentes desde el monte hasta cu#rir la 1iudad (a!a. Entra#a por las ventanas, empu!a#a a las "entes de las torcidas calle!uelas a sus casas. o ten$a prisa en soltar el a"ua que lleva#a acumulada, pero s$ la lu). 1uando el vaho ne"ro y humeante se deshac$a en %ue"o, se al)a#a de la oscuridad el #loque inmenso del templo, cu#ierto de escamas #rillantes. Pero al instante se apa"a#a, apa"a#a, y el templo volv$a a sumer"irse en un oscuro a#ismo. Aparec$a y desaparec$a, se hund$a, y a cada hundimiento se"u$a un estruendo de catástro%e. Tem#lorosos resplandores saca#an de la oscuridad al palacio de CeroBdes el Nrande, %rente al templo, en el monte del *este. +mpresionantes estatuas de oro, decapitadas, vola#an levantando los #ra)os al cielo. Pero el %ue"o celestial celestial se escond$a y los pesados pesados "olpes de los truenos truenos arro!a#an a la oscuridad los $dolos dorados. El chaparrón empe)ó de repente, cuando ya la tormenta se ha#$a con vertido en huracán. All$, !unto a un #anco de mármol del !ard$n, donde a una hora pró&ima al mediod$a estuvieran conversando el procurador y el "ran sacerdote, un "olpe seme!ante al de un disparo de caón ha#$a roto un cipr2s como si se tratara de un #astón. El #alcón #a!o las columnas se llena#a de rosas
arrancadas, ho!as de ma"nolio, pequeas ramas y arena, me)cladas con el a"ua y el "rani)o. El huracán des"arra#a el !ard$n. En ese momento sólo ha#$a un hom#re #a!o las columnas0 el procurador. >a no se senta#a en el sillón. Esta#a recostado en un triclinio, !unto a una mesa #a!a repleta de man!ares y !arras de vino. Ca#$a otro lecho vac$o al otro lado de la mesa. A los pies del procurador ha#$a un charco ro!o, como de san"re, y peda)os de una !arra rota. El criado, que antes de la tormenta estuvo poniendo la mesa para el procurador, se ha#$a a)orado #a!o su mirada, temiendo ha#erle dis"ustado por al"una ra)ón. El procurador se en%adó, rompió el !arrón contra el suelo de mosaico y le di!o0 45Por qu2 no miras miras a la cara cuando cuando sirves6 5Es 5Es que has ro#ado ro#ado al"o6 La cara del a%ricano adquirió un tono "risáceo, en sus o!os apareció un terror animal, empe)ó a tem#lar y poco %altó para que rompiera otro !arrón, pero la ira del procurador desapareció con la misma rapide) con que ha#$a venido. El a%ricano corrió a reco"er los restos del !arrón y a limpiar el charco, pero el procurador le despidió con un "esto, y el esclavo saltó coriendo. El charco ha#$a quedado ah$. 7urante el huracán el a%ricano se ha#$a escondido !unto a un nicho en el que ha#$a una estatua de mu!er #lanca y desnuda, con la ca#e)a inclinada. Ten$a miedo de que el procurador le viera y de no acudir a tiempo a su llamada. El procurador, recostado en el triclinio en la penum#ra de la tormenta, se serv$a vino en un cáli), #e#$a con sor#os lar"os, toca#a el pan de ve) en cuando, lo desmenu)a#a, com$a pequeos tro)os, chupa#a las ostras, mastica#a el limón y #e#$a de nuevo. Si el ruido del a"ua no hu#iera sido continuo, si no hu#ieran e&istido los truenos que amena)a#an con aplastar el te!ado del palacio, ni los "olpes del "rani)o so#re los peldaos del #alcón, se ha#r$a o$do murmurar al procurador ha#lando consi"o consi"o mismo. Si el tem#lor inesta#le del %ue"o celestial se hu#iera convertido en lu) continua, un o#servador ha#r$a visto que la cara del procurador, procurador, con los o!os hinchados hinchados por el insomnio y el vino, e&presa#a e&presa#a impaciencia impaciencia que no mira#a sólo a las dos rosas #lancas aho"adas en el charco ro!o, sino que, una y otra ve), volv$a la ca#e)a hacia el !ard$n, como quien espera a al"uien con ansiedad. Al"o despu2s, el manto de a"ua empe)ó a clarear ante los o!os del procurador. El huracán, a pesar de su %uer)a, % uer)a, ced$a lentamente. >a >a no rechina#an las ramas, no se al)a#an los resplandores, y los truenos eran menos %recuentes. El cielo de Dershala$m ya no esta#a cu#ierto por una manta violeta de #ordes #lancos, sino por una vul"ar nu#e "ris, de reta"uardia. La tormenta marcha#a hacia el mar 'uerto. Ahora se pod$a distin"uir el ruido de la lluvia, el del a"ua, que ca$a por la "ár"ola directamente so#re los peldaos de la escalera, por la que #a!ara de d$a el procurador para anunciar la sentencia en la pla)a. Se o$a la %uente, aho"ada hasta ahora. 1larea#a. En medio del manto "ris que corr$a hacia el Este, aparecieron ventanas a)ules. 7esde le!os, cu#riendo el ruido de la lluvia, d2#il ya, lle"aron a los o$dos del procurador sonidos de trompetas y de cientos de pe)uas. El procurador se movió al o$rlos y se animó su e&presión. El ala volv$a del 1alvario. A !u)"ar por lo que se o$a, pasa#a por la pla)a donde la sentencia ha#$a sido pronunciada. Por n, el procurador procurador escuchó los esperados esperados pasos por la escalera escalera que conduc$a conduc$a a la terra)a terra)a superior del !ard$n delante del mismo #alcón. El procurador estiró el cuello y sus o!os #rillaron de ale"r$a. Entre dos leones de mármol apareció primero una ca#e)a con capuchón y lue"o un hom#re empapado, con la capa pe"ada al cuerpo. Era el mismo que cam#iara al"unas pala#ras con el procurador en el cuarto oscuro del palacio antes de la sentencia y que, durante la e!ecución estuvo sentado en un #anco de tres patas !u"ando con una ramita. Sin evitar los charcos, el hom#re atravesó la terra)a del !ard$n, pisó el suelo de mosaicos del #alcón y al)ando al)ando la mano di!o con con vo) %uerte y a"rada#le0 a"rada#le0 4?Salud y ale"r$a, procurador@ procurador@ 4 El hom#re ha#la#a ha#la#a en lat$n.
4?7ioses@ 4 e&clamó Pilatos4. ?Si está completamente empapado@ 58u2 le ha parecido el huracán6 5Eh6 Le rue"o que pase en se"uida a mis ha#itaciones. 1ám#iese. El reci2n lle"ado se echó hacia atrás el capuchón, descu#riendo la ca#e)a totalmente mo!ada, con el pelo pe"ado a la %rente. 1on ama#le sonrisa se ne"ó a cam#iarse, ase"urando que la lluvia no pod$a hacerle nin"3n mal. 4 o quiero ni escucharle 4 respondió Pilatos, y dio una palmada. As$ llamó a los criados, que se ha#$an escondido, y les ordenó que se ocuparan del reci2n lle"ado y que sirvieran en se"uida el plato caliente. Para secarse el pelo, cam#iarse de tra!e y de cal)ado y arre"larse, el hom#re necesitó muy poco tiempo y pronto apareció en el #alcón peinado, vestido con un manto ro!o de militar y sandalias secas. El sol volvió a Dershala$m antes de desaparecer denitivamente en el mar 'editerráneo envia#a rayos de despedida a la ciudad, odiada por el procurador, cu#riendo de lu) dorada los peldaos del #alcón. La %uente revivió y se puso a cantar con toda su %uer)a. Las palomas salieron a la arena, arrulla#an saltando por encima de las ramas rotas, picoteando en la arena mo!ada. Los criados limpiaron el charco ro!o y reco"ieron los restos del !arrón. En la mesa humea#a la carne. 4 Estoy dispuesto a escuchar las órdenes del procurador 4 di!o el hom#re acercándose a la mesa. 4 Pues no oirá nada hasta que se haya sentado y #e#a al"o 4 respondió Pilatos con ama#ilidad, sealando al otro triclinio. El hom#re se recostó. El criado le sirvió un cáli) de vino ro!o y espeso. *tro criado, inclinándose servicial so#re el hom#ro de Pilatos, llenó la copa del procurador. Pilatos les despidió con un "esto. 'ientras el hom#re #e#$a y com$a, el procurador, sor#iendo el vino, mira#a a su hu2sped con los o!os entornados. El visitante de Pilatos era de edad mediana, ten$a cara redonda, a"rada#le y limpia, y nari) carnosa. Su pelo era de un color indenido0 ahora, cuando se seca#a, parec$a más claro. Ser$a di%$cil averi"uar su nacionalidad. Lo que den$a más su persona era la e&presión de #ondad, aunque tur#ada de ve) en cuando por sus o!os, me!or dicho, por la manera de mirar a su interlocutor. Ten$a los o!os pequeos y los párpados al"o e&traos, como hinchados. 1uando los entorna#a, su mirada era picara y #enevolente. El hu2sped de Pilatos de#$a tener sentido del humor, pero de ve) en cuando lo desterra#a completamente de su mirada. Entonces a#r$a mucho los o!os y mira#a !amente a su interlocutor, como tratando de descu#rir una mancha invisi#le en la nari) de aqu2l. Esto dura#a sólo un instante, porque volv$a a entornar los o!os y de nuevo se trasluc$a su esp$ritu picaro y #ondadoso. El reci2n lle"ado no recha)ó la se"unda copa de vino, sor#ió varias ostras sin ocultar su placer, pro#ó la verdura cocida y tomó un tro)o de carne. Lue"o elo"ió el vino0 4 Es una parra e&celente, procurador, pero 5no es «Falerno»6 4 Es «12cu#o», de treinta aos 4 respondió el procurador con ama#ilidad. El hu2sped se apretó la mano contra el cora)ón ne"ándose a tomar nada más, porque, se"3n dec$a, ya ha#$a comido #astante. Pilatos llenó su cáli) y el hu2sped hi)o lo mismo. Los dos comensales echaron un poco de vino en la %uente con carne y el procurador pronunció en vo) alta, levantando su copa0 4?A nuestra salud@ ?A la tuya, 12sar, padre de los romanos@< 7espu2s apuraron el vino y los a%ricanos reco"ieron la mesa, quitando los man!ares y de!ando la %ruta y los !arrones. 7e nuevo el procurador despidió a los criados con un movimiento de la mano y quedó solo con su invitado #a!o la columnata. 4 (ien 4 di!o Pilatos en vo) #a!a4, 5cómo están los ánimos en la ciudad6 +nstintivamente volvió los o!os hacia a#a!o, all$ donde termina#an de arder columnatas y te!ados planos, dorados por los 3ltimos rayos del sol, detrás de las terra)as del !ard$n. 4 'e parece, procurador 4 respondió el hu2sped4, que ahora no hay ra)ón para preocuparse. 4 Entonces, 5se puede estar se"uro de que no hay peli"ro de distur#ios6
4 Se puede estar se"uro 4 respondió el hu2sped mirando al procurador con simpat$a4 de una sola cosa en el mundo0 del poder del "ran 12sar. 4?8u2 los dioses le den una vida muy lar"a@ 4 se unió Pilatos4, ?y una pa) completa@ 4 estuvo callado un rato y lue"o si"uió40 51ree usted que se puede marchar el e!2rcito6 4 'e parece que la cohorte de la le"ión Fulminante se puede marchar 4 contestó el hu2sped y aadió40 Estar$a #ien que deslara por la ciudad como despedida. 4 (uena idea 4 apro#ó el procurador4. Pasado maana de!ar2 que se vaya y me ir2 yo tam#i2n, y le !uro por el %est$n de los doce dioses, le !uro por los lares, ?que dar$a mucho por poder hacerlo hoy mismo@ 45Al procurador no le "usta Dershala$m6 4 pre"untó el hom#re ama#lemente. 4?Por %avor@ 4 e&clamó el procurador, sonriendo4. En la tierra no hay otro lu"ar más desesperante. o ha#lo ya del clima, me en%ermo cada ve) que ven"o aqu$. Eso es lo de menos< ?Pero las estas@< ?Los ma"os, hechiceros, #ru!os, estas manadas de pere"rinos@< ?Fanáticos, son unos %anáticos@ 5> qu2 me dice del 'es$as que de pronto se les ocurrió esperar este ao6 Se está e&puesto a presenciar matan)a tras matan)a< Tener que trasladar a los soldados constantemente, leyendo denuncias y que!as, la mitad de las cuales van diri"idas contra uno mismo. 9econo)ca que es a#urrido. *h, ?si no %uera por el servicio del emperador@ 4 S$, las estas aqu$ son di%$ciles 4 asintió el hu2sped. 4 7eseo con toda mi alma que terminen lo antes posi#le 4 aadió Pilatos con ener"$a4. Por n podr2 volver a 1esárea. o s2 si me creerá, pero esta construcción de pesadilla de Cerodes 4 el procurador hi)o un "esto con la mano hacia la columnata, de!ando claro que ha#la#a del palacio4 ?me está volviendo loco@ o puedo dormir. ?El mundo no conoce otra arquitectura tan e&traa como 2sta@< (ueno, volvamos a nuestros asuntos. Ante todo, 5no le preocupa ese maldito (arB9a##án6 Entonces el hu2sped diri"ió una de sus miradas especiales a la me!illa del procurador. Pero 2ste mira#a al innito con e&presión a#urrida, la cara arru"ada de asco, o#servando aquella parte de la ciudad que esta#a a sus pies, apa"ándose en el anochecer. Tam#i2n se apa"ó la mirada del hu2sped y se #a!aron sus párpados. 4 Es de suponer que (ar sea ahora tan ino%ensivo como un cordero 4 di!o el hu2sped y su cara redonda se cu#rió de arru"as4, le resultar$a di%$cil mani%estarse. 45Es demasiado conocido6 4 El procurador, como siempre, comprende el pro#lema hasta el %onBdo. 4 En todo caso 4 di!o el procurador y levantó su dedo lar"o, con una piedra ne"ra de sorti!a4, es necesario< 4?*h@ el procurador puede estar se"uro de que mientras yo est2 en Dudea, (ar no podrá dar un paso sin que le si"an. 4 As$ estoy tranquilo. En realidad, como siempre que usted se encuentra aqu$. 4?El procurador es demasiado #en2volo@ 4 > ahora le rue"o que me in%orme so#re la e!ecución 4 di!o el procurador. 45> qu2 le interesa al procurador en particular6 45o hu#o por parte de la masa intentos de e&presar su indi"nación6 1laro está, que esto es lo más importante. 4 o hu#o nin"uno 4 contestó el hu2sped. 4 'uy #ien. 5Se cercioró usted mismo de que ha#$an muerto6 4 El procurador puede estar se"uro de ello. 4 7$"ame< 5les dieron la #e#ida antes de col"arlos en los postes6 4 S$. Pero 2l 4 el hu2sped cerró los o!os4 se ne"ó a tomarla. 451uál de ellos6 4 pre"untó Pilatos. 4?Ksted perdone, he"2mono@ 4 e&clamó el hu2sped4, 5no le he nom#rado6 ?NaBo)ri@ 4?7emente@ 4 di!o Pilatos haciendo una e&traa mueca. Empe)ó a tem#larle una vena #a!o su o!o i)quierdo4. ?'orir de quemaduras de sol@ 5Por qu2 recha)ar lo que permite la ley6 51on qu2 pala#ra se ne"ó6
4 7i!o 4 respondió el hom#re, cerrando los o!os de nuevoBque lo a"radec$a y no culpa#a a nadie de su muerte. 45A qui2n6 4 pre"untó con vo) sorda. 4 Eso no lo di!o, he"2mono< 45o intentó predicar al"o en presencia de los soldados6 4 o, he"2mono, esta ve) no estuvo demasiado ha#lador. Lo 3nico que di!o %ue que entre todos los de%ectos del hom#re, el que le parec$a más "rande era la co#ard$a. 45Por qu2 lo di!o6 4 el hu2sped oyó de repente una vo) cascada. 4 o quedó claro. Toda su actitud era e&traa, como siempre. 458u2 era lo e&trao6 4 +ntenta#a mirar a los o!os de cada uno de los que le rodea#an y no de!a#a de sonre$r, desconcertado. 45ada más6 4 ada más. El procurador dio un "olpe con el cáli) al servirse más vino. Lo #e#ió de un tra"o y di!o0 4 El pro#lema es el si"uiente0 aunque no podamos descu#rir, por lo menos ahora, a sus admiradores o se"uidores, no hay "arant$a de que no e&istan. El hu2sped le escucha#a atentamente, con la ca#e)a #a!a. 4 Por eso, para evitar toda clase de sorpresas 4 se"u$a el procurador4 le rue"o que se reco!an los cuerpos de los tres e!ecutados y que se entierren en secreto, para que no se vuelva a ha#lar de ellos. 4 Está claro, he"2mono 4 di!o el hu2sped, poni2ndose de pie40 En vista de la dicultad y responsa#ilidad de la tarea, permita que me vaya en se"uida. 4 o, si2ntese un momento 4 di!o Pilatos, deteni2ndole con un "esto4, hay dos cosas más. En primer lu"ar, teniendo en cuenta sus enormes m2ritos en el delicado tra#a!o de !e%e del servicio secreto del procurador de Dudea, me veo en la o#li"ación de hacerlo sa#er en 9oma. El hu2sped se sonro!ó, se puso en pie e hi)o una reverencia, diciendo0 4 Sólo cumplo mi de#er al servicio del emperador. 4 'e "ustar$a pedirle una cosa 4 se"u$a el he"2mono4, que si le propo nen el traslado y el ascenso, que lo rechace y se quede aqu$. o me "ustar$a tener que prescindir de usted de nin"3n modo. Podrán premiarle de otra manera. 4 Es una "ran satis%acción servir a sus órdenes, he"2mono. 4 'e ale"ro mucho. (ien, la se"unda cuestión. Se reere a< este, como se llama< Dudas de =erioth. 7e nuevo el hu2sped miró al procurador de manera especial, aunque sólo por unos instantes. 4 7icen 4 se"u$a el procurador #a!ando la vo)4, que ha reci#ido dinero por ha#er aco"ido con tanta hospitalidad a ese loco. 4 Lo reci#irá 4corri"ió por lo #a!o el !e%e del servicio secreto. 4 5Es "rande la suma6 4 Eso nadie lo puede sa#er. 4 5i siquiera usted6 4 di!o el he"2mono, elo"iándole con su asom#ro. 4 7es"raciadamente, yo tampoco 4 respondió el hu2sped con serenidad. Lo 3nico que s2 es que va a reci#ir el dinero esta noche. Coy le llamaBron al palacio de 1ai%ás. 4 ?Ah@ ?El avaro vie!o de =erioth@ 4 di!o el procurador sonriendo4. 5o es vie!o6 4 El procurador nunca se equivoca, pero esta ve) s$ 4respondió el hu2s ped con ama#ilidad4. El hom#re de =erioth es !oven. 4 58u2 me dice6 5Podr$a descri#irlo6 5Es un %anático6 4 ?*h, no, procurador@ 4 (ien, 5al"o más6 4 Es muy "uapo. 4 58u2 más6 5Tiene al"una pasión6 4 Es muy di%$cil conocer #ien a todos los de esta enorme ciudad< 4 ?o, no A%ranio@ o su#estime sus m2ritos. 4 Tiene una pasión, procurador 4 el hu2sped hi)o una pausa corta40 el dinero. 458u2 hace6 A%ranio levantó los o!os hacia el techo, se quedó pensando y lue"o contestó0 4 Tra#a!a en una tienda de cam#io de un pariente suyo. 4 Ah, #ien, #ien< 4 el procurador se calló, miró alrededor para convencerse de que en el #alcón no ha#$a nadie y lue"o di!o en vo) #a!a40 'e han in%ormado de que le van a matar esta noche.
El hu2sped miró !amente al procurador y mantuvo la mirada unos instantes, despu2s contestó0 4 Procurador, usted tiene una opinión demasiado #uena de m$. 'e parece que no mere)co su in%orme a 9oma. >o no he tenido noticias de eso. 4 Ksted se merece el premio más "rande 4 respondió el procurador4, pero la noticia e&iste. 4 Perm$tame una pre"unta0 5de dónde proviene6 4 Perm$tame que no se lo di"a por ahora. Además, la noticia es poco clara y dudosa. Pero yo de#o preverlo todo. As$ es mi tra#a!o. > lo que más me inclina a creerlo es mi presentimiento que nunca me ha %allado. El rumor es que uno de los ami"os secretos de NaBo)ri, indi"nado por la monstruosa traición de ese cam#ista, se ha puesto de acuerdo con sus cómplices para matarlo esta noche, y el dinero del so#orno, mandárselo al "ran sacerdote con estas pala#ras0 «devuelvo el dinero maldito». El !e%e del servicio secreto ya no mira#a inquisitivamente al he"2mono y le se"u$a escuchando con los o!os entornados. Pilatos dec$a0 451ree usted que le "ustará al "ran sacerdote reci#ir este re"alo en la noche de esta6 4 o sólo no le "ustará 4respondió el hu2sped, sonriendo4, sino que me parece que se va a armar un "ran escándalo. 4 Soy de la misma opinión. Por eso le rue"o que se ocupe de este asunto, es decir, que tome todas las precauciones para prote"er a Dudas de =erioth. 4 La orden del he"2mono será cumplida 4 contestó A%ranio4, pero tranquil$cese0 el plan de los malhechores es muy di%$cil de reali)ar. Fi"3rese 4 el hu2sped miró alrededor mientras ha#la#a4, espiarlo, matarlo, además enterarse de cuánto dinero ha#$a reci#ido y arre"lárselas para devolverlo a 1ai%ás, y 5todo en una noche6 4 7e todos modos le van a matar esta noche 4 repitió Pilatos, o#stinado. Le di"o que ten"o un presentimiento. > no se ha dado el caso que me haya %allado 4 cam#ió de cara y se %rotó las manos con un "esto rápido. 4 A sus órdenes 4 contestó el hu2sped con resi"nación. Se puso en pie y pre"untó con severidad40 Entonces, 5le van a matar, he"2mono6 4 S$ 4respondió Pilatos4, ten"o todas mis esperan)as puestas en su sorprendente ecacia. El hu2sped se arre"ló el pesado cinturón #a!o la capa y di!o0 4 Salud y ale"r$a. 4?Ah s$@ 4e&clamó Pilatos en vo) #a!a4, se me ha#$a olvidado por completo. ?Le de#o dinero@ El hu2sped se sorprendió. 4 Por %avor, usted no me de#e nada. 451ómo que nada6 5Se acuerda que el d$a de mi lle"ada a Dershala$m ha#$a un montón de mendi"os< y que quise darles al"o de dinero y como no lleva#a encima se lo ped$ a usted6 4 Procurador, ?si eso no es nada@ 4 Eso tampoco se de#e olvidar 4 Pilatos se volvió, co"ió su to"a que esta#a detrás de 2l, sacó de de#a!o un pequeo saco de cuero y se lo e&tendió al hu2sped. Oste, al reci#irlo, hi)o una reverencia y lo "uardó de#a!o de la capa. 4 Espero el in%orme so#re el entierro 4 di!o Pilatos4, y so#re el asunto de Dudias de =erioth esta misma noche. La "uardia reci#irá órdenes de despertarme en cuanto usted lle"ue. Le espero. 4 A sus órdenes 4 di!o el !e%e del servicio secreto y se %ue del #alcón. Se oyó cru!ir la arena mo!ada #a!o sus pies, lue"o sus pisadas por el mármol entre los leones. 7espu2s desaparecieron sus piernas, el cuerpo y, por n, capuchón. Sólo entonces el procurador se dio cuenta de que el sol se ha#$a puesto y ha#$a lle"ado el crep3sculo.
$. EL EN%IERRO
8ui)á %uera el crep3sculo la ra)ón del cam#io repentino que ha#$a e&perimentado el %$sico del procurador. En un momento ha#$a enve!ecido, esta#a más encorvado y parec$a intranquilo. Kna ve) se volvió y, mirando el sillón vac$o con el manto echado so#re el respaldo, se estremeció. La noche de esta se acerca#a. Las som#ras nocturnas empe)a#an su !ue"o y, se"uramente, al cansado procurador le pareció ver a al"uien sentado en el sillón. 1edió a su miedo, revolvió el manto, lo de!ó donde esta#a y empe)ó a dar pasos rápidos por el #alcón %rotándose las manos. Se acercó a la mesa para co"er el cáli) y se detuvo contemplando con mirada ine&presiva el suelo de mosaico, como si tratara de leer al"o escrito< Era la se"unda ve) en el d$a que le aque!a#a una %uerte depresión. 1on las manos en la sien, en la que sólo queda#a un recuerdo va"o y molesto de aquel tremendo dolor que sintiera por la maana, el procurador se es%or)a#a en comprender el porqu2 de su su%rimiento. > lo entendió en se"uida, pero trató de en"aarse a s$ mismo. Esta#a claro que por la maana ha#$a de!ado escapar al"o irrevoca#lemente y ahora trata#a de arre"larlo con actos insi"nicantes, y so#re todo, demasiado tard$os. El procurador trata#a de convencerse de que lo que esta#a haciendo ahora, esta noche, no ten$a menos importancia que la sentencia de la maana. Pero la realidad es que le costa#a mucho cre2rselo. Se volvió #ruscamente y sil#ó. Le respondió un ladrido sordo que resonó en el atardecer, y un perra)o "ris, con las ore!as de punta, saltó del !ard$n al #alcón. El perro lleva#a un collar con remaches de chapa dorados. 4 (an"á, (an"á 4"ritó el procurador casi sin vo). El perro se levantó so#re las patas traseras y apoyó las delanteras en los hom#ros de su amo. Faltó muy poco para que le tirara al suelo le lamió un carrillo. El procurador se sentó en un sillón. (an"á, !adeante y con la len"ua %uera, se echó a sus pies. Sus o!os esta#an llenos de ale"r$a, la torBmenta ha#$a terminado y eso era lo 3nico que tem$a el intr2pido perro. Se encontra#a, además, con el hom#re al que quer$a, respeta#a y ve$a como al más %uerte del mundo, el dueo de todos los hom#res, "racias al cual se cre$a un ser privile"iado, superior y especial. Pero tum#ado a sus pies, sin mirarle siquiera, con los o!os puestos en el !ard$n semi a oscuras, el perro se dio cuenta en se"uida de la apurada situación en que se encontra#a su amo. Por eso cam#ió de postura. Se levantó, se acercó al procurador y le puso la ca#e)a y las patas en las rodillas, ensuciándole el manto con arena mo!ada. Se"uramente quer$a demostrar as$ su deseo de consuelo y su disposición a en%rentarse con la des"racia al lado de su seor. Trata#a de e&presar esta actitud en su modo de mirar al procurador y con sus ore!as, levantadas y alertas. As$ reci#ieron la noche de esta en el #alcón, el hom#re y el perro, dos seres que se quer$an. 'ientras tanto, el hu2sped del procurador esta#a muy ocupado. 7espu2s de a#andonar la terra)a delante del #alcón, #a!ó por una escalera a la terra)a si"uiente, torció a la derecha y salió hacia el cuartel situado dentro del palacio, donde esta#an instaladas las dos centurias que ha#$an lle"ado a Dershala$m con el procurador con motivo de la esta. Tam#i2n esta#a acuartelada aqu$ la "uardia secreta, #a!o el mando del hu2sped de Pilatos, quien apenas se detuvo en el cuartel no estar$a all$ más de die) minutos, pero en se"uida salieron del patio tres carros car"ados de herramientas de )apadores y una cu#a con a"ua, y acompaando a los carros, quince hom#res a ca#allo con capas "rises. Atravesaron la puerta trasera del palacio, se diri"$an al oeste. Pasando !unto al muro de la ciudad, co"ieron el camino de (ethleem y por 2l %ueron hacia el norte, hasta el cruce que ha#$a !unto a la Puerta de Ce#rón. Tomaron entonces el camino de Da ff a, por el que pasara de d$a la procesión de los condenados a muerte. Ca#$a oscurecido y en el hori)onte apareció la luna. Poco despu2s, el hu2sped del procurador, con una t3nica usada, tam#i2n a#andonó el palacio a ca#allo. El hu2sped no salió de Dershala$m, se diri"ió a al"3n sitio dentro de la ciudad. Pronto se le pudo ver muy cerca de la %orticación Antonia, que esta#a al norte, !unto al "ran templo. Tampoco se detuvo mucho tiempo en el %uerte y le vieron despu2s en la 1iudad (a!a, por sus calles torcidas y enredadas. Lle"ó hasta all$ montado en una mula.
El hom#re conoc$a #ien la ciudad y no tuvo dicultad para encontrar la calle que #usca#a. Lleva#a el nom#re de 1alle Nrie"a por la procedencia de los dueos de las pequeas tiendas que ha#$a en ella. > precisamente !unto a una de estas tiendas, en la que vend$an al%om#ras, detuvo el hom#re su mula, se apeó y la ató a una anilla de la puerta. La tienda esta#a cerrada. Dunto a la entrada ha#$a una ver!a, por donde el hom#re penetró en un patio cuadran"ular rodeado de co#erti)os. 7o#ló una esBquina del patio, se acercó a la terra)a de una vivienda cu#ierta de hiedra y echó una mirada alrededor. La casa y los co#erti)os esta#an a oscuras0 todav$a no ha#$an encendido las luces. El hom#re llamó en vo) #a!a0 4?isa@ 9echinó una puerta, y en la penum#ra de la noche apareció en la terra)a una mu!er !oven, sin velo. Se inclinó so#re la #arandilla con aspecto intranquilo, para averi"uar qui2n era el que llama#a. Al reconocer al hom#re le sonrió e hi)o un "esto amistoso con la mano. 45Estás sola6 4 pre"untó A%ranio en "rie"o. 4 S$ 4susurró la mu!er desde la terra)a4, mi marido ha marchado a 1esarea esta maana 4 la mu!er miró hacia la puerta y aadió40 pero la criada está en casa 4 e hi)o un "esto indicándole que pasara. A%ranio volvió a mirar alrededor y su#ió por los peldaos de piedra. Lue"o los dos desaparecieron en el interior. A%ranio no estuvo all$ más de cinco minutos. A#andonó la casa y la terra)a cu#ri2ndose el rostro con la capucha y salió a la calle. Poco a poco i#an apareciendo las luces de los candiles en las casas. Fuera, el #arullo de v$speras de esta era "rande todav$a, y A%ranio, montado en la mula, se con%undió en se"uida con la muchedum#re de transe3ntes y !inetes. adie sa#e a dónde se diri"ió despu2s. 1uando se quedó sola la mu!er a la que A%ranio llamara isa, se cam#ió rápidamente de ropa. o encendió el candil, ni llamó a la criada, a pesar de lo di%$cil que resulta#a encontrar al"o en una ha#itación a oscuras. En cuanto estuvo preparada, con la ca#e)a cu#ierta por un velo ne"ro, se le oyó decir0 4 Si al"uien pre"untara por m$, di que me he ido a ver a Enanta. Se oyó el "ruido de la criada en la oscuridad0 45Enanta6 ?Esta Enanta<@ Tu marido te ha prohi#ido que vayas a verla. ?Esa Enanta es una alcahueta@ ?Se lo voy a decir a tu marido@ 4?Anda, cállate ya@ 4 respondió isa, y salió de la casa. Sus sandalias resonaron en las #aldosas de piedra del patio. La criada cerró "ruendo la puerta de la terra)a. Al mismo tiempo, en otra calle!a de la 1iudad (a!a, una calle!uela retorcida que #a!a#a hacia una de las piscinas con "randes escaleras, de la ver!a de una casa misera#le, cuya parte cie"a da#a a la calle y las ventanas al patio, salió un hom#re !oven, con la #ar#a cuidadosamente recortada, un /e #lanco cay2ndole so#re los hom#ros, un taled reci2n estrenado, a)ul celeste, con #orlas en el #a!o, y unas sandalias que le cru!$an al anBdar. Ten$a nari) a"uilea era muy "uapo. Esta#a arre"lado para la "ran esta y anda#a con pasos en2r"icos, de!ando atrás a los transe3ntes que se apresura#an por lle"ar a la mesa %estiva, y o#serva#a cómo se i#an encendiendo las ventanas, una a una. Se diri"$a al palacio del "ran sacerdote 1ai%ás, situado al pie del monte del Templo, por el camino que pasa#a !unto al #a)ar. , A los pocos minutos entra#a en el patio de 1ai%ás a#andonándolo un rato despu2s. En el palacio se ha#$an encendido ya los candiles y las antorchas y ha#$a empe)ado el ale"re al#oroto de la esta. El !oven si"uió andando muy en2r"ico y contento, apresurándose por volver a la 1iudad (a!a. En la esquina de la calle con la pla)a del #a)ar, en medio del #ullicio de las "entes, le adelantó una mu!er de andares li"eros, como #ailando. Lleva#a un velo ne"ro que le cu#r$a los o!os. Al pasar !unto al apuesto !oven, la mu!er levantó el velo y le miró, pero no sólo no se detuvo, sino que apretó el paso, como si quisiera escapar del que ha#$a adelantado. El !oven se !ó en la mu!er, y al reconocerla se estremeció. Se detuvo sorprendido, contemplando su espalda, y en se"uida corrió a su alcance. Poco %altó para que empu!ase al suelo a un hom#re con un !arrón alcan)ó a la mu!er y la llamó, !adeante de emoción0 4?isa@
La mu!er se volvió, entornó los o!os, y con e&presión de %r$o despecho le contestó en "rie"o, muy seca0 4?Ah@ 5Eres t3, Dudas6 o te ha#$a conocido. 'e!or para ti. 7icen que si al"uien no te reconoce, es que vas a ser rico< Emocionado hasta el e&tremo de que el cora)ón le empe)ó a saltar como un pá!aro en una red, Dudas pre"untó con vo) entrecortada, en un susurro para que no le oyeran los transe3ntes 457ónde vas, isa6 45> para qu2 lo quieres sa#er6 4 respondió isa aminorando el paso, con mirada arro"ante. La vo) sonó con notas in%antiles. 7esconcertada. 4 Pero si< ha#$amos quedado< Pensa#a ir a #uscarte, me ha#$as dicho que estar$as en casa toda la tarde< 4?Ay, no@ 4 contestó isa, haciendo un moh$n con el la#io in%erior. A Dudas le pareció que aquella cara tan #onita, la más #onita que 2l ha#$a visto en su vida, era todav$a más #ella4. 'e a#urr$a. Es esta, 5qu2 quieres que ha"a6 58uedarme para escuchar tus suspiros en la terra)a6 5Encima con el miedo de que la criada se lo pueda contar a 2l6 o, he decidido irme a las a%ueras para escuchar el canto de los ruiseores. 451ómo a las a%ueras6 4 pre"untó Dudas, completamente desconcertado4. 5Sola6 4 Pues claro 4 contestó isa. 4 72!ame que te acompae 4 pidió Dudas con la respiración entrecortada. En su ca#e)a se ha#$an me)clado todos los pensamientos. Se olvidó de todo en el mundo y miró suplicante los o!os a)ules de isa, que ahora parec$an ne"ros. isa no di!o nada y si"uió andando. 4 isa, 5por qu2 te callas6 4 pre"untó Dudas con vo) de que!a, tratando de se"uir el paso de la mu!er. 45> no me a#urrir2 conti"o6 4 di!o isa parándose. Dudas esta#a cada ve) más con%uso. 4 (ueno 4 se apiadó por n isa4, vamos. 45A dónde6 4 Espera< Entremos en este patio para ponernos de acuerdo, ten"o miedo a que me vea al"uien conocido y le di"a a mi marido que esta#a con mi amante en la calle. isa y Dudas desaparecieron del #a)ar. Ca#la#an en la puerta de una casa. 4 Ie al Cuerto de los *livos 4 susurra#a isa, tapándose los o!os con el velo y dando la espalda a un hom#re que pasa#a por la puerta con un cu#o en la mano4, a Nethseman$, al otro lado del =idrón, 5me oyes6 4 S$, s$< 4 +r2 delante, pero no me si"as, sepárate de m$ 4dec$a isa4. >o ir2 delante< 1uando cruces el r$o<, 5sa#es dónde está la cueva6 4 S$, lo s2< 4 1uando pases la alma)ara de la aceituna, tuerce hacia la cueva. Estar2 all$. Pero no se te ocurra se"uirme ahora, ten paciencia y espera 4 con estas pala#ras isa a#andonó la puerta, como si no hu#iera estado ha#lando con Dudas. Oste pensa#a, entre otras cosas, qu2 e&plicación dar$a a su %amilia para !usticar su ausencia en la mesa %estiva. Trató de inventar una mentira pero, por el estado de emoción en que se encontra#a, no se le ocurrió nada y atravesó despacio la puerta. 1am#ió de rum#o ya no ten$a prisa por lle"ar a la 1iudad (a!a. Se diri"ió de nuevo hacia el Palacio de 1ai%ás. >a era esta en la ciudad. Dudas ve$a a su alrededor las ventanas llenas de lu), y lle"a#an conversaciones hasta sus o$dos. En la carretera, los 3ltimos transe3ntes apresura#an sus #urros, "ritándoles y arreándoles. A Dudas le lleva#an los pies. o se !ó en la torre Antonia, cu#ierta de mus"o, que pasa#a !unto a 2l no oyó el estruendo de las trompetas en la %ortale)a y no reparó tampoco en la patrulla romana a ca#allo y con antorchas, que ha#$a iluminado su camino con lu) alarmante.
1uando de!ó atrás la torre, Dudas se volvió y vio en lo alto, so#re el Templo, dos enormes candela#ros de cinco #ra)os. Pero no pudo distin"uirlos con claridad. Le pareció que se ha#$an encendido so#re Dershala$m die) candiles de tamao sorprendente, haciendo la competencia al candil que domina#a Dershala$m0 la luna. A Dudas ya no le interesa#a nada. Ten$a prisa por lle"ar a la puerta de Nethseman$ y a#andonar la ciudad cuanto antes. A veces, entre espaldas y rostros de los transe3ntes, le parec$a ver una "ura dan)ante que le serv$a de "u$a. Pero se equivoca#a. Sa#$a que isa le ha#$a adelantado considera#lemente. 1orrió !unto a los tenderetes de los cam#istas y por n se encontró ante la puerta de Nethseman$. All$ tuvo que detenerse, consumi2ndose de impaciencia. Entra#an unos camellos en la ciudad y les se"u$a la patrulla militar siria, que Dudas maldi!o para sus adentrosBPero todo se aca#a, y el impaciente Dudas ya esta#a %uera de la ciudad. A su i)quierda vio un pequeo cementerio y varias tiendas a rayas de pere"rinos. 7espu2s de cru)ar el camino polvoriento, iluminado por la luna, Dudas se diri"ió al torrente del =idrón con la intención de pasar a la otra orilla. El a"ua murmura#a a sus pies. Saltando de una piedra a otra alcan)ó, por n, la orilla de Nethseman$ y se convenció con ale"r$a de que el camino hasta el huerto esta#a desierto. La puerta medio destruida del Cuerto de los *livos no queda#a le!os. 7espu2s del aire car"ado de la ciudad, le sorprendió el olor mareante de la noche de primavera. A trav2s de la valla del huerto lle"a#a una rá%a"a de olor a mirtos y acacias de los valles de Nethseman$. adie "uarda#a la puerta, nadie la vi"ila#a, y a los pocos minutos Dudas ya corr$a entre la som#ra misteriosa de los "randes y %rondosos olivos. El camino era cuesta arri#a. Dudas su#$a so%ocado. 7e ve) en cuando sal$a de la som#ra a unos claros #aados por la luna, que le recorda#an las al%om#ras que viera en la tienda del celoso marido de isa. Pronto apareció a su i)quierda la alma)ara, con una pesada rueda de piedra y un montón de #arriles. En el huerto no ha#$a nadie0 los tra#a!os ha#$an terminado al ponerse el sol y ahora sólo sona#an y vi#ra#an coros de ruiseores. Su o#!etivo esta#a cerca. Sa#$a que a la derecha, en medio de la oscuridad, se oir$a el susurro del a"ua cayendo en la cueva. As$ sucedió. 9e%resca#a. 7etuvo el paso y "ritó con vo) no muy %uerte0 4?isa@ Pero en lu"ar de isa, del tronco "rueso de un olivo se despe"ó una "ura de hom#re #a!o y ancho, que saltó al camino. Al"o #rilló en su mano y se apa"ó en se"uida. 1on un "rito d2#il, Dudas retrocedió, pero otro hom#re le cerró el paso. El primero, que esta#a delante, le pre"untó0 451uánto dinero has reci#ido6 ?7ilo, si quieres se"uir con vida@ 4?Treinta tetradracmas@ ?Treinta tetradracmas@ ?Todo lo que me dieron lo ten"o aqu$@ ?Aqu$ está@ ?Pod2is co"erlo, pero no me mat2is@ El hom#re que ten$a delante le arre#ató la #olsa. > en el mismo instante so#re la espalda de Dudas voló un cuchillo y se hincó #a!o el omoplato del enamorado. Dudas cayó de #ruces, al)ando las manos con los puos apretados. El hom#re que esta#a delante le reci#ió con su cuchillo, clavándoselo en el cora)ón hasta el man"o. 4 i
58u2 hicieron los dos asesinos de Dudas6 adie lo sa#e, pero s$ sa#emos lo que hi)o el hom#re de la capucha. 7espu2s de a#andonar el camino, se metió entre los olivos, diri"i2ndose hacia el sur. Trepó la valla del huerto por la parte más ale!ada de la puerta principal, por el e&tremo sur, donde ha#$an ca$do unas piedras. Pronto esta#a en la orilla del =idrón. Entró en el a"ua y anduvo por el r$o hasta que perci#ió la silueta de dos ca#allos y a un hom#re !unto a ellos. Los ca#allos tam#i2n esta#an en el a"ua, que corr$a #aándoles las pe)uas. El pala%renero montó un ca#allo y el hom#re de la capucha el otro, y los dos echaron a andar por el r$o. Se o$a cru!ir las piedras #a!o las pe)uas de los ca#allos. Salieron del a"ua a la orilla de Dershala$m y %ueron a paso lento !unto a los muros de la ciudad. El pala%renero se separó, adelantándose, y se perdió de vista. El hom#re de la capucha paró su ca#allo, se #a!ó en el camino desierto y, quitándose la capa, la volvió del rev2s, sacó de de#a!o un yelmo plano sin pluma!e y se cu#rió la ca#e)a con 2l. Ahora su#ió al ca#allo un hom#re con clámide militar ne"ra y una espada corta so#re la cadera. Estiró las riendas y el nervioso ca#allo trotó, sacudiendo al !inete. El camino no era lar"o0 el !inete se acerca#a a la Puerta Sur de Dershala$m. El %ue"o de las antorchas #aila#a y salta#a #a!o el arco de la puerta. Los centinelas de la se"unda centuria de la le"ión Fulminante esta#an sentados en #ancos de piedra !u"ando a los dados. Al ver al militar a ca#allo, los soldados se incorporaron de un salto. El militar les saludó con la mano y entró en la ciudad. La ciudad esta#a inundada de luces de esta. En las ventanas #aila#a el %ue"o de los candiles, y por todas partes, %ormando un coro discorde, sona#an las oraciones. El !inete mira#a de ve) en cuando a trav2s de las ventanas que da#an a la calle. 7entro de las casas, la "ente rodea#a la mesa, en la que ha#$a carne de cordero y cálices de vino entre platos de hier#as amar"as. Sil#ando por lo #a!o una canción, el !inete avan)a#a sin prisas, a trote lento, por las calles desiertas de la 1iudad (a!a, diri"i2ndose hacia la torre Antonia, mirando los candela#ros de cinco #ra)os, nunca vistos, que ard$an so#re el templo, o a la luna que col"a#a por encima de los candela#ros. El palacio de Cerodes el Nrande no participa#a en la cele#ración de la noche de Pascua. En las estancias au&iliares del palacio, orientadas hacia el sur, donde se ha#$an instalado los ociales de la cohorte romana y el le"ado de la le"ión, ha#$a luces, se sent$a movimiento y vida. Pero la parte delantera, la principal, donde se alo!a#a el 3nico e involuntario hu2sped del palacio 4 el procurador4, con sus columnatas y estatuas doradas, parec$a ce"ada por la luna llena. Aqu$, en el interior del palacio, reina#an la oscuridad y el silencio. > el procurador, como 2l di!era a A%ranio, no quiso entrar en el palacio. *rdenó que le hicieran la cama en el #alcón, donde ha#$a comido y donde por la maana ha#$a tenido lu"ar el interro"atorio. El procurador se acostó en el triclinio, pero no ten$a sueo. La luna desnuda col"a#a en lo alto del cielo limpio, y el procurador no de!ó de mirarla durante varias horas. Por n, el sueo se apoderó del he"2mono cuando era casi medianoche. El procurador #oste)ó, se desa#rochó y se quitó la to"a se li#eró del cinturón que lleva#a so#re la camisa, con un cuchillo ancho, de acero, envainado, y lo de!ó en el sillón !unto al lecho lue"o se quitó las sandalias y se tum#ó. (an"á escaló en se"uida el triclinio y se acostó !unto a 2l, ca#e)a con ca#e)a, y el procurador, pasándole una mano al perro por el cuello, cerró los o!os. Sólo entonces durmió el perro. El lecho esta#a en la oscuridad, "uardado de la luna por una columna, pero de los peldaos de la entrada hasta la cama se e&tend$a un ha) de luna. 1uando el procurador perdió el contacto con la realidad que le rodea#a, empe)ó a andar por el camino de lu), hacia la luna. Se echó a re$r %eli) por lo e&traordinario que todo resulta#a en el camiBno a)ul y transparente. Le acompaa#an (an"á y el lóso%o errante. 7is cut$an de al"o importante y complicado y nin"uno de los dos era capa) de convencer al otro. o esta#an de acuerdo en nada, lo que hac$a que la discusión %uera intermina#le, pero mucho más interesante. Por supuesto, la e!ecución no ha#$a sido más que un malentendido, el lóso%o que inventara aquella a#surda teor$a de que todos los hom#res eran #uenos esta#a a su lado, lue"o esta#a vivo. >, naturalmente, da#a horror pensar que se pod$a e!ecutar a un hom#re as$. ?o hu#o tal e!ecución@ ?o la hu#o@ Ah$ radica#a el encanto del via!e hacia arri#a, su#iendo a la luna.
Ten$a mucho tiempo por delante, la tormenta no empe)ar$a hasta la noche, y la co#ard$a, sin duda al"una, era uno de los mayores de%ectos del hom#re. As$ dec$a Doshuá NaBo)ri. o, lóso%o, no estoy de acuerdo. ?Es el mayor de%ecto@ El que hoy era procurador de Dudea, el anti"uo tri#uno de la le"ión, no %ue co#arde, por e!emplo, cuando a los %uriosos "ermanos les %altó poco para devorar al "i"ante 'atarratas, en el Ialle de las 7oncellas. Pero, ?por %avor, lóso%o@ 5cómo puede pensar usted, que es inteli"ente, que el procurador de Dudea i#a a perder su puesto por un hom#re que ha cometido un delito contra el 12sar6 4 S$, s$< 4"em$a y sollo)a#a Pilatos en sueos. 1laro que lo perder$a. Por la maana no lo hu#iera hecho as$ pero, ahora, por la noche, despu2s de ha#erlo meditado #ien, esta#a dispuesto a ello. Car$a lo que %uera necesario para li#rar de la e!ecución al m2dico demente y soador que no era culpa#le de nada. 4 As$ siempre estaremos !untos 4 dec$a el harapiento lóso%o, el va"a#undo, que no se sa#$a por qu2 ha#$a aparecido en el camino del !inete de la Lan)a de *ro4 ?cuando sal"a uno, saldrá el otro@ ?1uando se acuerden de m$, te recordarán a ti@ A m$, hi!o de padres desconocidos y a ti, hi!o del rey astrólo"o y de la hermosa Pila, hi!a de un molinero. 4 S$, por %avor, no me olvides. 9ecu2rdame a m$, al hi!o del astrólo"o ped$a Pilatos. > como viera el consentimiento del mendi"o de EnBSarid, que asent$a con la ca#e)a, caminando a su lado, el cruel procurador de Dudea re$a y llora#a de ale"r$a, en sueos. Esto era muy #onito, pero hi)o que el despertar del procurador %uera an"ustioso. (an"á lan)ó un "ruido a la luna y el camino res#aladi)o, como untado de aceite, se hundió #a!o el procurador. A#rió los o!os, recordó que la e!ecución ha#$a e&istido, y despu2s, con "esto acostum#rado, a"arró el collar de (an"á. (uscó la luna con sus o!os en%ermos y la vio, plateada, que se ha#$a despla)ado. Kn resplandor desa"rada#le y alarmante interrump$a la lu) de la luna y !u"a#a en el #alcón ante sus propios o!os. En las manos del centurión 'atarratas ard$a una antorcha despidiendo holl$n. El hom#re mira#a con miedo y en%ado al animal a"a)apado para saltar. 4 8uieto, (an"á 4di!o el procurador con vo) en%ermi)a, y tosió. 1ontinuó ha#lando, cu#ri2ndose la cara con la mano4. ?i una noche de luna ten"o tranquilidad@< *h, dioses< Ksted, 'arco, tam#i2n tiene un mal puesto. 'utila a los soldados< 'arco mira#a al procurador con "ran sorpresa 2ste se reco#ró. Para suavi)ar las innecesarias pala#ras que ha#$a dicho medio en sueos, el procurador aadió0 4 o se o%enda, centurión. Le repito que mi situación es todav$a peor. 58u2 quer$a6 4 Ca venido el !e%e del servicio secreto. 4 8ue pase, que pase 4 ordenó el procurador, tosiendo para aclararse la vo) y #uscando las sandalias con los pies descal)os. El ree!o del %ue"o #ailó en las columnas y las cáli"as del centurión resonaron en el mosaico. El centurión salió al !ard$n. 4 i con luna ten"o tranquilidad 4 se di!o el procurador, y le rechinaron los dientes. Ahora en lu"ar del centurión apareció en el #alcón el hom#re de la capucha. 4 8uieto, (an"á 4di!o el procurador en vo) #a!a, y apretó con suavidad la nuca del perro. Antes de decir nada, A%ranio miró alrededor, como ten$a por costum#re, y se %ue a la som#ra cuando se convenció de que, además de (an"á, en el #alcón no ha#$a nadie, empe)ó a ha#lar en vo) #a!a. 4 Procurador, solicito que me lleve a los tri#unales. Ksted ten$a ra)ón. o he sa#ido salvar a Dudas de =erioth, lo han matado. Solicito un !uicio y la dimisión. A%ranio tuvo la sensación de que le esta#an contemplando cuatro o!os0 de perro y de lo#o. Sacó de de#a!o de su clámide una #olsa manchada de san"re, do#lemente sellada. 4 Este saco con dinero lo arro!aron los asesinos en casa del "ran sacerdote. La mancha es de san"re de Dudas de =erioth. 451uánto dinero hay dentro6 4 pre"untó Pilatos inclinándose so#re el saquito. 4 Treinta tetradracmas. El procurador se sonrió y di!o0
4 Es poco. A%ranio esta#a callado. 457ónde está el cadáver6 4 o lo s2 4respondió con di"na tranquilidad el hom#re que nunca s2 separa#a de su capuchón4. Esta maana iniciaremos la investi"ación. El procurador se estremeció y de!ó la correa de la sandalia que no conse"u$a a#rochar. 45Está se"uro de que ha muerto6 La respuesta que reci#ió el procurador %ue muy seca0 4 Procurador, tra#a!o en Dudea desde hace quince aos. Empec2 con Ialerio Nrato. o necesito ver el cadáver de un hom#re para sa#er que está muerto. Le comunico que al hom#re que llama#an Dudas de =erioth lo han matado hace unas horas. 4 Perdóneme, A%ranio 4 contestó Pilatos4, todav$a no estoy del todo despierto, y por eso lo di!e. 7uermo mal 4 el procurador sonrió4. En mis sueos siempre veo un rayo de luna. F$!ese, qu2 curioso, es como si yo estuviera paseando por ese rayo< (ien, me "ustar$a sa#er qu2 piensa de este asunto. 57ónde piensa #uscarlo6 Si2ntese. El !e%e del servicio secreto hi)o una reverencia, acercó el sillón al triclinio y se sentó, haciendo sonar su espada. 4 Pienso #uscarle por la alma)ara, en el Cuerto de Nethseman$. 4 (ien, #ien. 5> por qu2 all$ precisamente6 4 Ce"2mono, creo que a Dudas lo han matado, no en la ciudad, pero tampoco le!os de aqu$0 en las a%ueras de Dershala$m. 4 Le ten"o por un "ran e&perto en su ocio. o s2 cómo irán las cosas en 9oma, pero en las provincias no hay otro como usted. Pero e&pl$queme, 5en qu2 se #asa para creerlo as$6 4 o puedo admitir en a#soluto 4 dec$a A%ranio en vo) #a!a4, que Dudas cayera en manos de sospechosos dentro de la ciudad. o se puede matar a nadie en la calle sin ser descu#ierto, lue"o tienen que ha#er conse"uido llevarle a al"3n escondite. Pero nuestro servicio ha hecho un re"istro en la 1iudad (a!a, y de estar all$ estoy se"uro de que lo hu#ieran encontrado. o está en la ciudad, se lo "aranti)o. > si le hu#ieran matado en al"3n otro lu"ar le!os de la ciudad, no hu#ieran podido llevar tan pronto el dinero al palacio. Le han matado cerca de la ciudad. Can sa#ido hacerle salir de Dershala$m. 4?o comprendo cómo han podido hacerlo@ 4 S$, procurador, eso es lo más di%$cil del caso y no s2 si lo"rar2 averi"uarlo. 4?Es realmente misterioso@ Kna tarde de esta un hom#re creyente que sale de la ciudad, no se sa#e por qu2, a#andonando as$ la comida de Pascua, y muere. 58ui2n y cómo ha podido conse"uir que saliera6 5o ha#rá sido una mu!er6 4 pre"untó el procurador de pronto, como si tuviera una inspiración. A%ranio contestó tranquilo y convincente0 4 7e nin"una manera, procurador. Esa posi#ilidad está e&cluida. 7iscurriendo con ló"ica, 5qui2nes esta#an interesados en la muerte de Dudas6 Knos %antasiosos va"a#undos, un "rupo de "ente, que, ante todo, no inclu$a ni una mu!er. Procurador, para casarse se necesita dinero. Para traer un hom#re al mundo, tam#i2n. Pero para matar a un hom#re con ayuda de una mu!er se necesita mucho dinero. > nin"3n va"a#undo puede conse"uirlo. En este caso no ha intervenido nin"una mu!er, procurador. Le dir2 al"o más, interpretar as$ el crimen no es sino llevarnos a una pista %alsa, con%undirnos en la investi"ación y desconcertarme a m$. 4 Tiene usted toda la ra)ón, A%ranio 4 dec$a Pilatos4, y lo que yo dec$a no era más que una suposición. 4 7es"raciadamente es equivocada, procurador. 4 Pero, entonces, 5qu26 4e&clamó el procurador, mirando a A%ranio con ansiedad. 4 1reo que se trata de dinero. 4?'a"n$ca idea@ 5Pero qui2n y por qu2 pod$a o%recerle dinero de noche y %uera de la ciudad6
4 o, procurador, no se trata de eso. Ten"o una teor$a, y de no conrmarse, es pro#a#le que no sea capa) de encontrar otra e&plicación 4 A%ranio se inclinó hacia el procurador y terminó en vo) #a!a40 Dudas quer$a esconder el dinero en al"3n sitio apartado, que sólo 2l conociera. 4 Es una teor$a muy acertada. 7e#e de ser as$ como sucedió. Ahora lo comprendo0 le hi)o salir de la ciudad su propio o#!etivo, no la "ente. S$, de#ió de ser as$. 4 Eso creo. Dudas era un hom#re desconado y quer$a "uardar su dinero de la "ente. 4 S$, usted di!o en Nethseman$< 1oneso que no lle"o a entender por qu2 piensa #uscarlo precisamente all$. 4?*h@ procurador, es de lo más sencillo. A nadie se le ocurre esconder el dinero en caminos o sitios vac$os y a#iertos. Dudas no estuvo en el camino de Ce#rón, ni en el de (etania. Ten$a que ir a un sitio prote"ido, con ár#oles. Está clar$simo. > cerca de Dershala$m no hay otro lu"ar que re3na esas condiciones más que Nethseman$. o pudo ha#erse marchado muy le!os. 4 'e ha convencido por completo. Entonces, 5qu2 hacemos ahora6 4 Ioy a #uscar inmediatamente a los asesinos que espiaron a Dudas cuando sal$a de la ciudad, y mientras, quiero presentarme a los tri#unales. 45Por qu26 4 Esta tarde mi servicio le ha de!ado salir del #a)ar, despu2s de a#andonar el palacio de 1ai%ás. o puedo e&plicarme cómo ha sucedido. o me ha#$a pasado una cosa as$ en toda mi vida. Estuvo #a!o vi"ilancia inmediatamente despu2s de nuestra conversación. Pero se nos escapó en el #a)ar despu2s de hacer un e&trao vira!e y desapareció por completo. 4 (ien. Pero no veo la necesidad de llevarle a los tri#unales. Ksted ha hecho todo lo posi#le y nadie en el mundo 4 el procurador sonrió4 hu#iera podido hacer más. 1asti"ue a los "uardias que de!aron escapar a Dudas. Pero le advierto que no me "ustar$a que la sanción %uera severa. Al n y al ca#o, hemos hecho todo lo que esta#a en nuestras manos por salvar a ese %arsante. ?Ah s$@ 1asi me olvida#a pre"untarle, 5y cómo se arre"laron para tirar el dinero en casa de 1ai%ás6 4 'ire usted, procurador< Eso no es demasiado di%$cil. Los ven"adores se acercaron por la parte trasera del palacio de 1ai%ás, por all$ el patio da a una calle!uela. Tiraron el paquete por encima del muro. 451on una nota6 4 S$, e&actamente como usted lo ha#$a ima"inado, procurador. A propósito< 4 A%ranio arrancó los lacres del paquete y enseó su interior al procurador. 4?Por %avor, A%ranio, pero qu2 hace@ ?Si los lacres serán del templo, se"uramente@ 4 o de#e preocuparse por eso, procuradorBrespondió A%ranio, cerrando el paquete. 45Es que tiene usted todos los lacres6 4 pre"untó Pilatos, ri2ndose. 4 o pod$a ser de otra manera, procurador 4 contestó A%ranio sin sonre$r, muy severo. 4?'e ima"ino la que se armar$a en casa de 1ai%ás@ 4 S$, produ!o una "ran a"itación. 'e llamaron inmediatamente. Casta en la penum#ra se pod$a distin"uir el #rillo de los o!os de Pilatos. 4 'uy interesante< 45'e permite una o#!eción, procurador6 o es nada interesante. Este asunto es lar"u$simo y a"otador. 1uando pre"unt2 en el palacio de 1ai%ás si ha#$an pa"ado dinero a al"uien, dene"aron rotundamente. 45Ah, s$6 (ueno, si dicen que no lo han pa"ado, será que no lo han pa"ado. 'ás di%$cil será encontrar a los asesinos. 4 As$ es, procurador. 4 A%ranio, se me ocurre una cosa. 5o se ha#rá suicidado6 4?*h, no, procurador@ 4 contestó A%ranio, retrocediendo asom#rado4. Ksted perdone, pero es completamente imposi#le. 4 En esta ciudad todo es posi#le. Apostar$a que en la ciudad empe)arán a correr rumores so#re eso muy pronto. A%ranio miró al procurador de aquel modo especial como 2l sol$a hacerlo. Se quedó pensativo y lue"o contestó0 4Es posi#le, procurador.
Al parecer, Pilatos no pod$a de!ar el asunto del asesinato del hom#re de =erioth, aunque ahora ya esta#a todo claro. 7i!o con aire un tanto soador0 4 'e "ustar$a ha#er visto cómo le mataron. 4 Le han matado con verdadero arte, procurador 4 contestó A%ranio, mirándole con cierta iron$a. 4 5> usted cómo lo sa#e6 4 Ten"a la #ondad de !arse en la #olsa, procurador 4 respondió A%ranio4. Estoy se"uro de que la san"re de Dudas #rotar$a como un torrente. Ce tenido ocasión de ver muchos muertos, procurador. 4 Entonces, 5ya no volverá a levantarse nunca6 4 o, procurador, se levantará 4contestó A%ranio con sonrisa losóca4 cuando suene so#re 2l la trompeta del mes$as que aqu$ esperan. Pero no se levantará antes de eso. 4 Es suciente, A%ranio este asunto está claro. Pasemos al entierro. 4 Los e!ecutados ya están enterrados, procurador. 4 ?*h@ A%ranio, ser$a un verdadero crimen llevarlo a usted a los tri#unales. Se merece la distinción más alta. 51ómo lo hicieron6 A%ranio se lo contó. 'ientras 2l mismo esta#a ocupado con el asunto de Dudas, un destacamento de la "uardia secreta, diri"ido por su ayudante, lle"ó al monte al anochecer. o encontraron uno de los cuerpos. Pilatos se estremeció y di!o con vo) ronca0 4?Ah, de#$a ha#erlo previsto@< 4 o se preocupe, procurador 4 di!o A%ranio, y si"uió su relato40 9eco"ieron los cuerpos de 7ismás y Nestás, que ten$an los o!os comidos por aves de rapia, e inmediatamente se lan)aron a #uscar el tercer cuerpo. Lo encontraron muy pronto. Kn hom#re< 4 Lev$ 'ateo 4 di!o Pilatos, más #ien armando que interro"ando. 4 S$, procurador< Lev$ 'ateo se escond$a en una cueva en la ladera norte del 1alvario, esperando que lle"ara la noche. El cuerpo desnudo de Doshuá NaBo)ri esta#a con 2l. 1uando la "uardia entró en la cueva con una antorcha, Lev$ se llenó de ira y desesperación. Nrita#a que no ha#$a cometido nin"3n crimen y que, se"3n la ley, cualquiera ten$a derecho a enterrar a un delincuente e!ecutado si as$ lo desea#a. Lev$ 'ateo dec$a que no quer$a separarse del cuerpo. Esta#a muy alterado, "rita#a al"o incoherente, ped$a o amena)a#a y maldec$a< 45Tuvieron que detenerle6 4 pre"untó Pilatos con aire som#r$o. 4 o, procurador 4 respondió A%ranio tranquili)ador4. 1onsi"uieron calmar al e&altado demente, ase"urándole que el cuerpo ser$a enterrado. 1uando lo comprendió, Lev$ pareció sose"arse, pero di!o que no penBsa#a marcharse y que desea#a participar en el entierro. 8ue no se ir$a aunque le amena)áramos con la muerte y hasta o%reció, con este n, un cuchillo de cortar pan que lleva#a encima. 45Le echaron6 4 pre"untó Pilatos con vo) aho"ada. 4 o, procurador. 'i ayudante permitió que tomara parte en el entierro. 451uál de sus ayudantes diri"$a la operación6 4 pre"untó Pilatos. 4 Tolmai 4 contestó A%ranio, y aadió intranquilo40 A lo me!or, ha cometido al"una equivocación< 4 Si"a 4 di!o Pilatos4, no hu#o equivocación. > además, empie)o a sentirme al"o desconcertado0 estoy tratando, por lo visto, con un hom#re que nunca se equivoca. > ese hom#re es usted. 4 Llevaron a Lev$ 'ateo en el carro con los cuerpos de los e!ecutados, y a las dos horas lle"aron a un desladero desierto, al norte de Dershala$m. Los "uardias, tra#a!ando por turnos, cavaron una %osa pro%unda en una hora y en ella enterraron a los tres e!ecutados. 457esnudos6 4 o, procurador. Ca#$an llevado e&presamente unas t3nicas. A cada uno de los enterrados le pusieron un anillo en el dedo. A Doshuá con un corte, a 7ismás con dos y a Nestás con tres. La %osa %ue cerrada y tapada con piedras. Tolmai conoce el si"no distintivo. 4?Ah, si yo lo hu#iera previsto@ 4 di!o Pilatos con una mueca de dis"usto4. Tendr$a que ver a ese Lev$ 'ateo. 4 Está aqu$, procurador.
Pilatos, con los o!os muy a#iertos, mira#a a A%ranio !amente. Lue"o di!o0 4 Le a"rade)co todo lo que ha hecho en este asunto. Le rue"o que maana ha"a venir a Tolmai y comun$quele que estoy contento con 2l, y a usted, A%ranio 4 el procurador sacó del #olsillo del cinturón que ten$a en la mesa una sorti!a y se la dio al !e%e del servicio secreto4, le rue"o que admita esto como recuerdo. A%ranio hi)o una reverencia, diciendo0 4 Es un "ran honor para m$, procurador. 4 8uiero que se premie a los miem#ros de la "uardia que llevaron a ca#o el entierro. > que se impon"a una amonestación a los que de!aron matar a Dudas. 8ue ven"a inmediatamente Lev$ 'ateo. 8uiero averi"uar al"unos detalles so#re el caso de Doshuá. 4 A sus órdenes, procurador 4 respondió A%ranio, y empe)ó a retroceder, haciendo reverencias. Pilatos dio una palmada y "ritó0 4?8ue ven"a al"uien@ ?Kn candil a la columnata@ El !e%e del servicio secreto #a!a#a ya al !ard$n cuando los criados, con luces en la mano, aparecieron a espaldas de Pilatos. En la mesa, %rente al procurador, ha#$a tres candiles, y la noche de luna se reple"ó del !ard$n en se"uida, como si A%ranio se la hu#iera llevado. Entró en el #alcón un hom#re desconocido, pequeo y del"ado, !unto al "i"ante centurión, que se retiró, desapareciendo en el !ard$n al encontrarse con la mirada del procurador. El procurador, al"o asustado y con e&presión de ansiedad en los o!os, estudia#a al reci2n lle"ado. As$ se mira a aquel del que se ha o$do ha#lar mucho, se ha pensado en 2l y por n aparece. El hom#re de#$a de tener unos cuarenta aos. Era muy moreno, i#a desarrapado, cu#ierto de #arro seco y mira#a de reo!o, como un lo#o. Ten$a un aspecto lamenta#le y recorda#a, so#re todo, a los mendi"os que a#undan en las terra)as del templo o en los #a)ares de la sucia y ruidosa 1iudad (a!a. o duró mucho el silencio la e&traa actitud del hom#re lo interrumpió. 1am#ió de cara, se tam#aleó y de no ha#erse a"arrado a la mesa se hu#iera ca$do. 458u2 te pasa6 4 pre"untó Pilatos. 4 ada 4 contestó Lev$ 'ateo, e hi)o un "esto como si estuviera tra"ando. Su cuello chupado, desnudo y "ris se hinchó por un instante. 4 1ontesta, 5qu2 te pasa6 4 repitió Pilatos. 4 Estoy cansado 4 di!o Lev$ mirando al suelo con aire som#r$o. 4 Si2ntate 4 di!o Pilatos indicándole el sillón. Lev$ miró desconado al procurador, %ue hacia el sillón, miró de reo!o, asustado, los #ra)os dorados del sillón y se sentó, pero no en 2l, sino en el suelo, al lado. 4 7ime, 5por qu2 no te has sentado en el sillón6 4 pre"untó Pilatos. 4 Estoy sucio y lo manchar$a 4 di!o Lev$ mirando al suelo. 4 Ahora te darán de comer. 4 o quiero comer. 4 5Por qu2 mientes6 4 pre"untó Pilatos en vo) #a!a4. o has comido en todo un d$a, o puede ser que desde hace más tiempo. Pero muy #ien, no comas. Te he llamado para que me ensees el cuchillo que tienes. 4 Los soldados me lo han quitado antes de traerme aqu$ 4contestó Lev$, y aadió con aire l3"u#re40 devu2lvamelo. Ten"o que dárselo a su dueo, lo he ro#ado. 45Para qu26 4 Para cortar las cuerdas 4 respondió Lev$. 4?'arco@ 4 "ritó el procurador, y el centurión apareció #a!o las columnas4. 8ue trai"an su cuchillo. 4 5A qui2n ro#aste el cuchillo6 4 En el puesto de pan que hay !unto a la Puerta de Ce#rón, al entrar en la ciudad, a la i)quierda. Pilatos o#servó la ho!a del cuchillo, pasó un dedo para ver si esta#a alado y di!o0 4 o te preocupes, devolverás el cuchillo. >, ahora, ens2ame la carta que llevas encima, donde tienes apuntadas las pala#ras de Doshuá. Lev$ miró a Pilatos con odio y sonrió con una e&presión tan hostil que su cara se des"uró por completo. 45'e la quieres quitar6 4 o te he dicho dámela, sino ens2amela. Lev$ metió la mano por la camisa y sacó un rollo de per"amino. Pilatos lo co"ió, lo desenrolló, colocándolo entre las luces, y empe)ó a estudiar los si"nos poco le"i#les. Era di%$cil
desci%rar aquellas l$neas mal hechas y Pilatos arru"a#a la cara, se inclina#a so#re el per"amino y pasa#a el dedo por lo escrito. 1onsi"uió entender que se trata#a de una cadena de %rases sin hilación al"una %echas, compras anotadas y tro)os po2ticos. Al"o pudo leer0 «< la muerte no e&iste< ayer comimos #revas dulces de primavera<». Caciendo muecas por el es%uer)o, Pilatos le$a !ando la vista0«< veremos el a"ua limpia del r$o de la vida< la humanidad mirará al sol a trav2s de un cristal transparente<». Aqu$ Pilatos se estremeció. En las 3ltimas l$neas del per"amino pudo leer0«a s2 que la ha#rá 4respondió Pilatos4, no me has sorprendido con tus pala#ras. aturalmente, 5querrás matarme a m$6 4 o conse"uir$a matarte 4 contestó Lev$ con una sonrisa, enseando los dientes4, no soy tan tonto como para pensar en eso. Pero voy a matar a Dudas de =erioth y dedicar2 a ello el resto de mi vida. Los o!os del procurador se llenaron de placer y, haciendo un "esto con el dedo, para que Lev$ 'ateo se acercara, le di!o0 4 Eso ya no puedes hacerlo, no te molestes. Esta noche ya han matado a Dudas. Lev$ dio un salto, apartándose de la mesa, y mirando alrededor con los o!os enloquecidos, "ritó0 458ui2n lo ha hecho6 4 o seas celoso 4 sonrió Pilatos, y se %rotó las manos4, me temo que ten$a otros admiradores aparte de ti. 458ui2n lo ha hecho6 4 repitió Lev$ en un susurro. Pilatos le contestó0 4 Lo he hecho yo. Lev$ a#rió la #oca y se quedó mirando al procurador, que di!o en vo) #a!a0 4 7esde lue"o, no ha sido mucho, pero lo hice yo 4 y aadió40 #ueno, y ahora 5aceptarás al"o6 Lev$ se quedó pensativo, se a#landó y di!o0 4 *rdena que me den un tro)o de per"amino limpio. Pasó una hora. Lev$ ya no esta#a en el palacio. Sólo el ruido suave de los pasos de los centinelas en el !ard$n interrump$a el silencio del amanecer. La luna palidec$a, y en el otro e&tremo
del cielo apareció la mancha #lanca de una estrella. Cac$a tiempo que se ha#$an apa"ado los candiles. El procurador esta#a acostado. 7orm$a con una mano #a!o la me!illa y respira#a silenciosamente. A su lado dorm$a (an"á. As$ reci#ió el amanecer del quince del mes isán el quinto procurador de Dudea, Poncio Pilatos.
$3. EL INAL "EL PI#O N>MERO *7
1uando 'ar"arita lle"ó a las 3ltimas l$neas del cap$tulo «< As$ reci#ió el amanecer del quince del mes isán el quinto procurador de Dudea, Poncio Pilatos», lle"ó la maana. 7esde las ramas de los sal"ueros y tilos lle"a#a la conversación matinal, animada y ale"re, de los "orriones. 'ar"arita se levantó del sillón, se estiró y sólo entonces sintió que le dol$a todo el cuerpo y que ten$a sueo. Es curioso, pero el alma de 'ar"arita esta#a tranquila. o ten$a las ideas desordenadas, no le ha#$a trastornado la noche, pasada de una manera tan e&traordinaria. o le preocupa#a la idea de ha#er asistido al (aile de Satanás, ni el mila"ro de que el maestro estuviera de nuevo con ella tampoco la novela, reaparecida de entre las ceni)as, ni que 2l se encontrara en el piso de donde ha#$an echado al soplón 'o"arich. En resumen0 el encuentro con Ioland no le ha#$a producido nin"3n trastorno ps$quico. Todo era as$, porque as$ ten$a que ser. Entró en el otro cuarto, se convenció de que el maestro dorm$a un sueo tranquilo y pro%undo, apa"ó la lu) de la mesa, innecesaria ya, y se acostó en un diván que ha#$a en%rente, cu#ierto con una vie!a sá#ana rota. Se durmió en se"uida y esta ve) no soó nada. Las dos ha#itaciones del sótano esta#an en silencio, tam#i2n la pequea casa y la perdida callecita. Pero mientras tanto, es decir, al amanecer del sá#ado, toda una planta de una or"ani)ación moscovita esta#a en vela. La lu) de las ventanas que da#an a un patio as%altado, que todas las maanas limpia#an unos coches especiales con cepillos, se me)cla#a con la lu) del sol naciente. La +nstrucción Dudicial encar"ada del caso Ioland ocupa#a una planta entera, y las lámparas esta#an encendidas en die) despachos. En realidad el caso era ya evidente como tal, desde el d$a anterior 4 el viernes4, cuando el Iariet2s tuvo que cerrarse como consecuencia de la desaparición del 1onse!o de Administración y otros escándalos ocurridos la v$spera, durante la %amosa sesión de ma"ia ne"ra. > lo que suced$a era que continuamente, sin interrupción, lle"a#a mas y más material de investi"ación a este departamento de "uardia. > ahora la +nstrucción encar"ada de este e&trao caso, que ten$a un mati) claramente dia#ólico, con una me)cla de trucos hipnóticos y cr$menes evidentes como a"ravante, ten$a que li"ar todos los sucesos diverBsos y enredados que ha#$an ocurrido en distintas partes de 'osc3. El primero en visitar aquella planta en vela, reluciente de electricidad, %ue Arcadio Apolónovich Sempleyárov, presidente de la 1omisión de Ac3stica de Espectáculos. El viernes despu2s de comer, en su piso del Puente =ámeni, sonó el tel2%ono, y una vo) de hom#re pidió que avisaran a Arcadio Apolónovich. Su esposa contestó con hostilidad que Arcadio Apolónovich se encontra#a mal, que se ha#$a acostado y no pod$a ha#lar por tel2%ono. Pero no tuvo más remedio que hacerlo. 1uando la esposa de Sempleyárov pre"untó qui2n desea#a ha#larle, le contestaron con pocas pala#ras. 4 Ahora<, ahora mismo, espere un se"undo< 4 #al#uceó la arro"ante esposa del presidente de la 1omisión Ac3stica, y, como una #ala, corrió al dormitorio para levantar a Arcadio
Apolónovich del lecho, en el que yac$a atormentado por el recuerdo de la sesión del d$a anterior y el escándalo que acompaó la e&pulsión de la so#rina de Sarátov. Arcadio Apolónovich no tardó un se"undo, tampoco un minuto, sino un cuarto de minuto en lle"ar al aparato, con un pie descal)o y en paos menores. Pronunció con vo) entrecortada0 4 S$, soy yo< 7$"ame< Su esposa olvidó todos los repu"nantes atentados contra la delidad que se ha#$an descu#ierto en la conducta del po#re Arcadio Apolónovich. Asoma#a su cara asustada por la puerta del pasillo y a"ita#a en el aire la otra )apatilla diciendo0 4 Ponte la )apatilla, que te vas a en%riar 4 pero Arcadio Apolónovich la recha)a#a con el pie descal)o, pon$a o!os %uriosos y se"u$a murmurando por tel2%ono0 4 S$, s$<, cómo no<, ya comprendo ahora mismo voy< Arcadio Apolónovich pasó toda la tarde en el lu"ar donde se lleva#a la investi"ación. La conversación %ue muy penosa, desa"rada#le, porque tuvo que conBtar con toda %ranque)a no sólo lo re%erente a la repu"nante sesión y la pelea en el palco, sino que tam#i2n, de paso, se vio o#li"ado a ha#lar de 'ilitsa Andr2yevna Po/o#at/o, la de la calle >eló!ovs/aya, de la so#rina de Sarátov y de muchas cosas, y el ha#lar de ello causó a Arcadio Apolónovich unos su%rimientos inenarra#les. 7esde lue"o, las declaraciones de Arcadio Apolónovich si"nicaron un considera#le avance en la investi"ación, puesto que se trata#a de un intelectual, un hom#re culto que ha#$a sido testi"o presencial 4 un testi"o di"no y cualicado4 de la indi"nante sesión. 7escri#ió a la per%ección al misterioso ma"o del anti%a) y a los dos truhanes que ten$a por ayudantes y recordó inmediatamente que el apellido del ni"romante era Ioland. La con%rontación de las declaraciones de Arcadio Apolónovich con las de otros testi"os, entre los que ha#$a varias seoras, v$ctimas de la sesión :la seora de la ropa interior violeta, que sorprendiera a 9ims/i, y tantas otras, por des"racia;, y la del ordenan)a =árpov, al que ha#$a enviado al piso n3mero HV de la Sadóvaya %ue la clave para orientar la #3squeda del responsa#le de aquellos e&traos sucesos. Iisitaron más de una ve) el piso n3mero HV. > no se con%ormaron con e&aminarlo minuciosamente, sino que además compro#aron las paredes a #ase de "olpes, controlaron los tiros de la chimenea y #uscaron escondites. Pero todas estas medidas no condu!eron a nada y no se pudo encontrar a nadie en la casa, aunque era evidente que al"uien ten$a que ha#er, en contra de la opinión de todas aquellas personas que, por raB)ones diversas, esta#an o#li"adas a sa#er todo lo relacionado con los artistas e&tran!eros que lle"a#an a 'osc3, y que arma#an con se"uridad y cate"óricamente que no ha#$a y no pod$a ha#er en la ciudad nin"3n ni"romante llamado Ioland. Su entrada no esta#a re"istrada en nin"3n sitio. adie ha#$a visto su pasaporte, documentos o contrato y nadie, a#solutamente nadie, sa#$a nada de 2l. El !e%e de la Sección de Pro"ramación de la 1omisión de Espectáculos, =itáitsev, !ura#a y per!ura#a que el desaparecido Stiopa Li!od2yev no le ha#$a mandado para su apro#ación nin"3n pro"rama de actuación del tal Ioland y que tampoco le ha#$a comunicado su lle"ada. Por lo tanto, =itáitsev ni sa#$a, ni pod$a comprender cómo pudo permitir Li!od2yev seme!ante actuación en el Iariet2s. 1uando le di!eron que Arcadio Apolónovich ha#$a visto personalmente al ma"o en el escenario, =itáitsev se limita#a a al)ar los #ra)os y levantar los o!os al cielo. Se pod$a ase"urar, porque se ve$a en sus o!os, que era limpio como el a"ua de un manantial. > de Pró!or Petróvich, presidente de la 1omisión 1entral de Espectáculos< Por cierto, re"resó a su tra!e en se"uida despu2s de la lle"ada de los milicianos al despacho, con la consi"uiente ale"r$a de Ana 9ichárdovna y el asom#ro de las milicias que ha#$an acudido para nada. Es curioso tam#i2n que al volver a su despacho, dentro del tra!e "ris a rayas, Pró!or Petróvich apro#ara todas las disposiciones que ha#$a hecho el tra!e durante su corta ausencia. > como dec$a, el mismo Pró!or Petróvich tampoco sa#$a nada acerca de nin"3n Ioland. 9esulta#a completamente incre$#le0 miles de espectadores, todo el personal del Iariet2s, un hom#re tan responsa#le como Arcadio Apolónovich Sempleyárov, ha#$an visto al ma"o y a sus
malditos ayudantes, y ahora no ha#$a modo al"uno de locali)arlos. o era posi#le que se los hu#iera tra"ado la tierra o, como dec$an al"unos, que no hu#ieran estado nunca en 'osc3. Si admitieran lo primero, no queda#a la menor duda de que la tierra tam#i2n se ha#$a tra"ado a toda la dirección del Iariet2s. Si era cierto lo se"undo, entonces resulta#a que la administración del desdichado teatro, despu2s de or"ani)ar un escándalo inaudito :acu2rdense de la ventana rota en el despacho y de la actitud del perro Asderrom#o;, ha#$a desaparecido de 'osc3 sin de!ar rastro. Cay que reconocer los m2ritos del !e%e de la +nstrucción Dudicial. El desaparecido 9ims/i %ue encontrado con una rapide) sorprendente. (astó con%rontar la actitud de Asderrom#o en la parada de ta&is !unto al cine, con al"unos datos de tiempo, como la hora en que aca#ó la sesión y cuándo pudo desaparecer 9ims/i, para que inmediatamente %uera enviado un tele"rama a Lenin"rado. Al ca#o de una hora lle"ó la respuesta. Era la tarde del viernes. 9ims/i ha#$a sido descu#ierto en la ha#itación G-J, en el cuarto piso del hotel Astoria, !unto a la ha#itación donde se alo!a#a el encar"ado del repertorio de un teatro moscovita en esa suite, en la que, como todos sa#emos, hay mue#les de un tono "ris a)ulado con dorados y un cuarto de #ao espl2ndido. 9ims/i, encontrado en el armario ropero de la ha#itación del hotel, %ue interro"ado en el mismo Lenin"rado. A 'osc3 lle"ó un tele"rama comunicando que el director de nan)as 9ims/i se encontra#a en un estado de completa irresponsa#ilidad, que no da#a o no quer$a dar nin"una respuesta coherente y que ped$a 3nicamente que le escondieran en un cuarto #lindado y pusieran "uardia armada. Lle"ó un tele"rama de 'osc3 con la orden de que 9ims/i %uera escoltado hasta la capital, y el viernes por la noche, 9ims/i, acompaado, emprendió el via!e en tren. Tam#i2n en la tarde del viernes tuvieron noticias de Li!od2yev. Ca#$an pedido in%ormes por tele"rama a todas las ciudades. Se reci#ió respuesta de >alta Li!od2yev ha#$a estado all$, pero ya ha#$a salido en avión para 'osc3. 7el que no apareció ni siquiera una pista %ue de Iarenu!a. El administrador del teatro, al que conoc$a a#solutamente todo el mundo en 'osc3, ha#$a desaparecido como si se le hu#iera tra"ado la tierra. >, mientras tanto, hu#o que ocuparse de otros sucesos que ha#$an ocurrido en 'osc3, %uera del teatro Iariet2s. Cu#o que aclarar el e&traordinario caso de los %uncionarios que canta#an «Nlorioso es el mar<» :por cierto, que el pro%esor Stravins/i consi"uió volverles a la normalidad al ca#o de dos horas, a #ase de inyecciones intramusculares;, tam#i2n %ue necesario esclarecer el asunto del e&trao dinero que unas personas entre"a#an a otras, o a or"ani)aciones, as$ como el de aquellos que ha#$an sido v$ctimas de estos enredos. aturalmente, de todos los acontecimientos el más desa"rada#le, el más escandaloso y el de peor solución era el del ro#o de la ca#e)a del di%unto literato (erlio), en pleno d$a desaparecida del ata3d, e&puesta en un salón de Nri#oy2dov. La +nstrucción esta#a a car"o de doce personas que reco"$an, como con una a"u!a, los malditos puntos de aquel caso esparcido por todo 'osc3. Kn miem#ro de la +nstrucción Dudicial se presentó en el sanatorio del pro%esor Stravins/i solicitando la lista de los en%ermos in"resados durante los 3ltimos tres d$as. Locali)aron as$ a i/anor +vánovich (osói y al desa%ortunado presentador de la ca#e)a arrancada. Estos dos, sin em#ar"o, no suscitaron mayor inter2s, pero se pod$a sacar como conclusión que los dos ha#$an sido v$ctimas de la pandilla que enca#e)a#a el misterioso ma"o. 8uien le pareció realmente interesante al !ue) de +nstrucción %ue +ván i/oláyevich 7esamparado. El viernes por la tarde se a#rió la puerta de la ha#itación n3mero --R, en la que se alo!a#a +ván, y entró un hom#re !oven, de cara redonda, tranquilo y delicado en su trato, que no ten$a aspecto de !ue) de +nstrucción, pero que era, sin em#ar"o, uno de los me!ores de 'osc3. Iio en la cama a un hom#re pálido y desme!orado, ha#$a en sus o!os indi%erencia por cuanto le rodea#a, parec$a contemplar al"o que esta#a muy le!os o qui)á estuviera a#sorto en sus propios pensamientos. El !ue) de +nstrucción, en tono #astante carioso, le di!o que esta#a all$ para ha#lar de lo acontecido en «Los Estanques del Patriarca». *h, ?qu2 %eli) se hu#iera sentido +ván si el !ue) hu#iera aparecido antes, en la noche del mismo mi2rcoles al !ueves, cuando +ván e&i"$a con tanta pasión y violencia que escucharan su
relato so#re lo sucedido en «Los Estanques del Patriarca»@ Ahora ya se ha#$a reali)ado su sueo de ayudar a dar ca)a al conse!ero, no ten$a que correr en #usca de nadie ha#$an ido a verle precisamente para escuchar su narración so#re lo ocurrido en la tarde del mi2rcoles. Pero des"raciadamente +vánush/a ha#$a cam#iado por completo durante los d$as que sucedieron al de la muerte de (erlio). Esta#a dispuesto a responder con ama#ilidad a todas las pre"untas que le hiciera el !ue) de +nstrucción, pero en su mirada y en su tono se nota#a la indi%erencia. Al poeta ya no le interesa#a el asunto de (erlio). Antes de que lle"ara el !ue), +vánush/a esta#a acostado, dorm$a. Ante sus o!os se suced$an una serie de visiones. Ie$a una ciudad desconocida, incomprensi#le, ine&istente, en la que ha#$a enormes #loques de mármol rodeados de columnatas, con un sol #rillante so#re las terra)as, con la torre Antonia, ne"ra, imponente, un palacio que se eleva#a so#re la colina del oeste, hundido casi hasta el te!ado en el verde de un !ard$n tropical, unas estatuas de #ronce encendidas a la lu) del sol poniente. Ie$a deslar !unto a las murallas de la anti"ua ciudad a las centurias romanas en sus cora)as. En su sueo aparec$a %rente a +ván un hom#re inmóvil en un sillón, con la cara a%eitada, amarillenta, de e&presión nerviosa, con un manto #lanco %orrado de ro!o, que mira#a con odio hacia el !ard$n %rondoso y a!eno. Ie$a +ván un monte desar#olado con los postes cru)ados, vac$os. Lo sucedido en «Los Estanques del Patriarca» ya no le interesa#a. 4 7$"ame, +ván i/oláyevich, 5esta#a usted le!os del torniquete cuando (erlio) cayó #a!o el tranv$a6 En los la#ios de +ván apareció una leve sonrisa de indi%erencia. 4 Esta#a le!os. 45> el tipo de la chaquetilla a cuadros esta#a !unto al torniquete6 4 o, esta#a sentado en un #anco cerca de all$. 45Está usted se"uro de que no se ha#$a acercado al torniquete en el momento que (erlio) ca$a #a!o el tranv$a6 4 S$. Estoy se"uro. o se ha#$a acercado. Esta#a sentado. Ostas %ueron las 3ltimas pre"untas del !ue). 7espu2s de hacerlas, se levantó, estrechó la mano de +vánush/a, deseándole que se me!orase lo antes posi#le, y e&presó la esperan)a de poder leer sus poemas muy pronto. 4 o 4 contestó +ván en vo) #a!a4, no volver2 a escri#ir poemas. El !ue) sonrió con ama#ilidad, armando su convencimiento de que el poeta se encontra#a en un estado de depresión, pero que pronto saldr$a de ella. 4 o 4 replicó +ván, sin detenerse en el !ue), mirando alo le!os, al cielo que se apa"a#a4, no se me pasará nunca. 'is poemas eran malos, ahora lo he comprendido. El !ue) de +nstrucción de!ó a +vánush/a. Ca#$a reci#ido una in%ormación #astante importante. Si"uiendo el hilo de los acontecimientos desde el nal hasta el principio, ha#$a lo"rado, por n, lle"ar al punto de partida de todos los sucesos. Al !ue) no le ca#$a duda de que todo ha#$a empe)ado con el crimen en «Los Estanques». 1laro está que ni +vánush/a ni el tipo de los cuadros ha#$an empu!ado al tranv$a al po#re presidente de 'ASS*L+T se podr$a decir que %$sicamente nadie ha#$a contri#uido al atropello. Pero el !ue) esta#a se"uro de que (erlio) cayó :o se arro!ó; al tranv$a #a!o los e%ectos de hipnosis. S$, ha#$an reco"ido #astante material y se sa#$a a qui2n y dónde ha#$a que pescar. Lo malo era que no ha#$a modo de pescar a nadie. Cay que repetir que no ca#$a la menor duda de que el tres veces maldito piso n3mero HV estuviera ha#itado. 1o"$an el tel2%ono de ve) en cuando y contesta#a una vo) cru!iente o una "an"osa otras veces a#r$an la ventana e incluso se o$a la m3sica de un "ramó%ono. Estuvieron en el piso a distintas horas del d$a. 7ieron una pasada con una red, e&aminando hasta el 3ltimo rincón. En la casa, que esta#a #a!o vi"ilancia desde hac$a tiempo, se vi"ila#a no sólo la puerta principal, sino tam#i2n la entrada de servicio. Es más, ha#$a centinelas en el te!ado !unto a las chimeneas. Sin em#ar"o, cuando i#an al piso no encontra#an a#solutamente a nadie. El piso n3mero HV esta#a haciendo de las suyas y no ha#$a manera de evitarlo.
As$ esta#an las cosas hasta la noche del viernes al sá#ado. A las doce en punto el #arón 'ai"el, vestido de etiqueta y con )apatos de charol, se diri"ió con aire ma!estuoso al piso n3mero HV en calidad de invitado. Se oyó cómo le de!aron entrar. A los die) minutos entraron en el piso sin llamar, pero no encontraron a los inquilinos, y lo que %ue realmente una sorpresa, es que tampoco queda#a ni rastro del #arón 'ai"el. 1omo dec$amos, esta situación duró hasta el amanecer del sá#ado. Entonces aparecieron otros datos muy interesantes. En el aeropuerto de 'osc3 aterri)ó un avión de pasa!eros de seis pla)as, procedente de 1rimea. Entre otros, descendió un via!ero de aspecto e&trao. Era un ciudadano !oven, sucio y con #ar#a de tres d$as los o!os colorados y asustados, sin equipa!e y vestido de una manera #astante ori"inal. Lleva#a un "orro de piel de cordero, una capa de eltro por encima de la camisa de dormir y unas )apatillas a)ules, relucientes y por lo visto reci2n compradas. En cuanto #a!ó de la escalera del avión se le acercaron. Esta#an esperándole, y al poco tiempo el inolvida#le director del Iariet2s, Stepán (o"dánovich Li!od2yev, compareció ante la +nstrucción. Aadió al"unos nuevos datos. Se supo que Ioland penetró en el Iariet2s haci2ndose pasar por artista, hipnoti)ando a Stiopa Li!od2yev, y lue"o se las arre"ló para enviar a Stiopa al quinto inerno %uera de 'osc3. En resumen0 se ha#$a acumulado cantidad de datos, pero esto no implica#a nin"una esperan)a al contrario, la situación empeoró porque se hi)o evidente que se trata#a de una persona que se val$a de trucos, tales como los que tuvo que su%rir Stepán (o"dánovich, y eso quer$a decir que no i#a a ser nada %ácil pescarlo. A propósito, Li!od2yev %ue recluido en una celda #ien se"ura, a petición propia. Ante la +nstrucción compareció tam#i2n Iarenu!a, que ha#$a sido detenido en su propio piso, al que ha#$a re"resado despu2s de una misteriosa ausencia de dos d$as. A pesar de la promesa hecha a Asaselo de no volver a mentir, Iarenu!a empe)ó su relato con una mentira precisamente. Pero por esto no se le de#e !u)"ar severamente, porque Asaselo le prohi#ió mentir y decir "roser$as por tel2%ono, y ahora el administrador ha#la#a sin la ayuda de este aparato. +ván Sav2lievich declaró con mirada va"a que se em#orrachó la tarde del !ueves, mientras esta#a solo en su despacho del Iariet2s, lue"o %ue 5adónde6 no se acorda#a en otro sitio estuvo #e#iendo star/a,-U 5dónde6 no se acorda#a se quedó despu2s !unto a una valla, 5dónde6 tampoco se acorda#a. Sólo despu2s de advertirle que con su est3pida y a#surda actitud interrump$a el tra#a!o de la +nstrucción Dudicial en un caso importante y que, naturalmente, tendr$a que dar cuenta de ello, Iarenu!a #al#ució, sollo)ando, con vo) tem#lona y mirando alrededor, que ment$a porque ten$a miedo, tem$a la ven"an)a de la pandilla de Ioland que ya ha#$a estado en sus manos y por eso ped$a, ro"a#a y desea#a ardientemente que se le recluyera en una celda #lindada. 4?1uernos@ ?8u2 perra han co"ido con la cámara #lindada@ 4 "ruó uno de los encar"ados de la +nstrucción. 4 Les han asustado mucho esos canallas 4 di!o el !ue), que ha#$a estado con +vánush/a. Tranquili)aron como pudieron a Iarenu!a, le di!eron que le prote"er$an sin necesidad de celda y entonces se descu#rió que no ha#$a #e#ido stara de#a!o de una valla, sino que le ha#$an pe"ado dos tipos0 uno pelirro!o, con un colmillo que le so#resal$a de la #oca, y otro re"ordete< 45Parecido a un "ato6 4 S$, s$ 4susurró el administrador, muerto de miedo, sin parar de mirar a su alrededor. Si"uió contando con detalle cómo ha#$a pasado cerca de dos d$as en el piso n3mero HV en calidad de vampiro in%ormador, que por poco ha#$a causado la muerte del director de nan)as 9ims/i< En ese mismo momento, en el tren de Lenin"rado lle"a#a 9ims/i. Pero este vie!o de pelo #lanco, desquiciado, tem#lando de miedo, en el que apenas se pod$a reconocer al director de nan)as, no quer$a decir la verdad de nin"3n modo y se mantuvo muy rme. 9ims/i ase"ura#a que no ha#$a visto de noche en su despacho a la tal Nuela, ni tampoco a Iarenu!a, que simplemente se ha#$a encontrado mal y en su inconsciencia ha#$a marchado a Lenin"rado. i que decir tiene que el director de nan)as terminó sus declaraciones solicitando que le recluyeran en una celda #lindada. Anush/a %ue detenida cuando trata#a de lar"arle un #illete de die) dólares a la ca!era de una tienda de Ar#at. Lo que contó Anush/a so#re los hom#res que sal$an volando por la ventana de la -U Kna variedad de vod/a. (. de la !."
casa de la Sadóvaya, y so#re la herradura que, se"3n dec$a, ha#$a reco"ido para llevársela a las milicias, %ue escuchado con mucha atención. 45La herradura era realmente de oro con #rillantes6 4 pre"unta#an a Anush/a. 4?o sa#r2 yo cómo son los #rillantes@ 4 contesta#a. 45Pero le dio #illetes de die) ru#los6 4?o sa#r2 yo cómo son los #illetes de die) ru#los@ 4 contesta#a Anush/a. 45> cómo entonces se convirtieron en dólares6 4?8u2 se yo, qu2 dólares ni que nada, no vi nin"unos dólares@ 4 contesta#a Anush/a con vo) a"uda4. ?Estoy en mi derecho@ ?'e dieron un premio y con eso compro percal@ 4 y si"uió diciendo incon"ruencias0 que ella no respond$a por la administración de una casa que ha#$a instalado en el quinto piso al dia#lo, que no le de!a#a vivir. El !ue) le hi)o un "esto con la pluma para que se callara, porque esta#an ya todos #astante hartos de ella le rmó un pase de salida en un papelito verde, y con la consi"uiente ale"r$a de los all$ presentes, Anush/a desapareció. Lue"o desló por all$ un "ran n3mero de personas, i/olái +vánovich entre ellas, detenido e&clusivamente por la estupide) de su celosa esposa, que al amanecer comunicó a las milicias que su marido ha#$a desaparecido. i/olái +vánovich no sorprendió demasiado a la +nstrucción al de!ar so#re la mesa el #urlesco certicado diciendo que ha#$a pasado la noche en el (aile de Satanás. i/olái +vánovich se apartó un poco de la realidad al contar cómo ha#$a llevado volando a la criada de 'ar"arita i/oláyevna, desnuda, a #aarse en el r$o en el quinto inerno y cómo, antes de eso, ha#$a aparecido en la ventana la misma 'ar"arita i/oláyevna, tam#i2n desnuda. o vio la necesidad de sealar cómo se ha#$a presentado en el dormitorio con la com#inación en la mano. Se"3n su relato, atasha salió volando por la ventana, lo montó y le llevó %uera de 'osc3< 4 1ediendo a la coacción me vi o#li"ado a o#edecer 4 conta#a i/olái +vánovich, y aca#ó su historia solicitando que no se di!era nada de aquello a su esposa. As$ se le prometió. Las declaraciones de i/olái +vánovich hicieron posi#le constatar que 'ar"arita i/oláyevna, i"ual que su criada atasha, ha#$a desaparecido sin de!ar huella. Se tomaron las medidas oportunas para encontrarlas. As$, pues, aquella maana del sá#ado se distin"uió porque la investi"ación no cesó ni un momento. 'ientras tanto, en la ciudad nac$an y se e&pand$an rumores completamente inveros$miles, en los que una parte $nma de verdad se decora#a con a#undantes mentiras. Se dec$a que en el Iariet2s ha#$a ha#ido una sesión de ma"ia y que despu2s los dos mil espectadores ha#$an salido a la calle tal como les ha#$a parido su madre que en la calle Sadóvaya se ha#$a descu#ierto una tipo"ra%$a de papeles de tipo má"ico que una pandilla ha#$a raptado a cinco directores del campo del espectáculo, pero que las milicias la ha#$an encontrado inmediatamente, y muchas cosas más, que no merece la pena contar. Se apro&ima#a la hora de comer y en el lu"ar donde se lleva#a a ca#o la +nstrucción sonó el tel2%ono. 1omunica#an de la Sadóvaya que el maldito piso ha#$a dado seales de vida. 7i!eron que se ha#$an a#ierto las ventanas desde dentro, que se o$a cantar y tocar el piano y que ha#$an visto, sentado en la ventana, a un "ato ne"ro que dis%ruta#a del sol. Eran cerca de las cuatro de una tarde calurosa. Kn "rupo "rande de hom#res vestidos de paisano se #a!aron de tres coches antes de lle"ar a la casa n3mero VJ #is de la calle Sadóvaya. El "rupo se dividió en dos más pequeos, y uno de ellos se diri"ió por el patio directamente al se&to portal, mientras que el otro a#rió una porte)uela que corrientemente esta#a condenada y entró por la escalera de servicio. Los dos "rupos su#$an al piso n3mero HV por distintas escaleras. 'ientras tanto, Asaselo y =oróviev 42ste sin %rac, con su tra!e de diario4 esta#an en el comedor terminando el desayuno. Ioland, como de costum#re, esta#a en el dormitorio nadie sa#$a dónde esta#a el "ato. Pero a !u)"ar por el ruido de cacerolas que ven$a de la cocina, Popota de#$a de estar precisamente all$ haciendo el "anso, como siempre. 458u2 son esos pasos en la escalera6 4 pre"untó =oróviev, !u"ando con la cucharilla en la ta)a de ca%2. 4 Es que vienen a detenernos 4 contestó Asaselo, y se tomó una copita de coac.
4 Ah< (ueno, #ueno< 4 di!o =oróviev. Los que su#$an las escaleras ya se encontra#an en el descansillo del tercer piso. 7os %ontaneros hur"a#an en el %uelle de la cale%acción. Los hom#res cam#iaron e&presivas miradas con los %ontaneros. 4 Todos están en casa 4 susurró uno de los %ontaneros, dando martilla)os en un tu#o. Entonces el que i#a delante sacó sin más una pistola «'auser» ne"ra, y el que i#a a su lado unas "an)3as. Cay que e&plicar que los que se diri"$an al piso n3mero HV i#an per%ectamente equipados. 7os de ellos lleva#an en los #olsillos unas redes de seda na, que se desenvolv$an con %acilidad. *tro ten$a un la)o y otro máscaras de "asa y ampollas de cloro%ormo. La puerta principal del piso n3mero HV %ue a#ierta en un se"undo y todos se encontraron en el vest$#ulo el porta)o de la puerta de la cocina indicó que el se"undo "rupo ha#$a lle"ado al mismo tiempo por la entrada de servicio. Esta ve) el 2&ito, aunque no %uera denitivo, era evidente. Los hom#res se repartieron inmediatamente por todas las ha#itaciones, y aunque no encontraron a nadie, en el comedor reci2n a#andonado descu#rieron los restos del desayuno, y en el salón, so#re el estante de la chimenea, !unto a un !arrón de cristal, un enorme "ato ne"ro. Ten$a en sus patas un hornillo de petróleo. Los hom#res se quedaron #astante rato contemplando al "ato en silencio a#soluto. 4 Cum<, pues es verdad, está estupendo< 4 susurró uno de ellos. 4 o molesto, no toco a nadie, estoy arre"lando el hornillo 4 di!o el "ato, mirándoles con o!eri)a4, y tam#i2n creo es mi de#er advertirles que el "ato es un animal anti"uo e intoca#le. 4 8u2 tra#a!o más limpio 4 murmuró uno, y otro di!o en vo) alta y clara0 4 Por %avor, "ato intoca#le y ventr$locuo, ?ven"a acá@ La red se a#rió y voló en el aire, pero ante el asom#ro de los presentes, al que la tiró le %alló la punter$a y no ca)ó más que el !arrón, que se rompió inmediatamente con estr2pito. 4?(is@ 4 voci%eró el "ato4. ?Curra@ 4 y poniendo el hornillo a un lado, sacó por detrás de la espalda una «(ro[nin"». Apuntó se"uidamente al que esta#a más cerca, pero antes de que el "ato tuviera tiempo de disparar, en las manos del hom#re e&plotó el %ue"o y, al mismo tiempo del disparo de la «'auser», el "ato dio en el suelo, de!ando caer su pistola y tirando el hornillo. 4Oste es el n 4 di!o el "ato con vo) d2#il, tum#ado en una lán"uida postura en un charco de san"re4, apártense de m$ un se"undo, quiero despedirme de la tierra. *h, mi ami"o Asaselo 4 "imió el "ato desan"rándose4, 5dónde estás6 4 el "ato levantó sus o!os desvanecidos hacia la puerta del comedor4. o acudiste en mi ayuda en el momento de un com#ate desi"ual a#andonaste al po#re Popota, preriendo una copa de coac :muy #ueno, eso s$;. Pues #ien, que mi muerte cai"a so#re tu conciencia, y yo, en mi testamento, te de!o mi «(ro[nin"»< 4 La red<, la red< 4 se oyó una vo) nerviosa alrededor del "ato, pero la red, el dia#lo sa#rá por qu2, se en"anchó en el #olsillo de al"uien y no quiso salir. 4 Lo 3nico que puede salvar a un "ato mortalmente herido 4 pronunció el "ato4 es un tra"o de "asolina 4 y aprovechando el momento de con%usión, se pe"ó al oricio del hornillo y dio varios tra"os. +nmediatamente se cortó la san"re que chorrea#a por de#a!o de la pata i)quierda delantera. El "ato se puso en pie de un salto, vivo y lleno de ener"$a, a"arró el hornillo #a!o el #ra)o, voló a la chimenea y de all$, rompiendo el empapelado, su#ió por la pared. A los dos se"undos esta#a muy alto, encaramado en una "aler$a metálica. Iarias manos a"arraron la cortina y la arrancaron con la "aler$a el sol llenó la ha#itación, que esta#a a media lu). Pero ni el "ato, repuesto por una piller$a, ni el hornillo cayeron a#a!o. El "ato, sin separarse del hornillo, se las arre"ló para saltar a la araa que col"a#a en el centro de la ha#itación. 4?Kna escalera@ 4 "ritaron a#a!o. 4 Les desa%$o 4 chilló el "ato, columpiándose por encima de sus ca#e)as en la araa. 7e nuevo apareció en sus patas la pistola y colocó el hornillo entre dos #ra)os de la araa. Iolando como un p2ndulo, apuntó a los que esta#an a#a!o y a#rió %ue"o. Kn estruendo sacudió la casa. 1ayeron tro)os de cristal de la araa, aparecieron estrellas de "rietas en el espe!o de la chimenea,
llovió el polvo de estuco por el suelo saltaron cartuchos usados, e&plotaron los cristales de las ventanas y el hornillo atravesado empe)ó a escupir "asolina. Pero el tiroteo no duró mucho rato y poco a poco %ue disminuyendo. 9esultó ser ino%ensivo para el "ato y para sus perse"uidores. adie resultó muerto, ni siquiera herido. Todos, incluyendo al "ato, esta#an ilesos. Kno de los hom#res, para convencerse denitivamente, soltó cinco #ala)os en la ca#e)a del dichoso animal, a lo que el "ato respondió ale"reBmente disparando todo el car"ador, y lo mismo, no pasó nada. El "ato se columpia#a en la araa cada ve) con menos impulso, soplando en el caón de su pistola y escupiendo en su pata. En la cara de los que esta#an a#a!o, en completo silencio, se di#u!a#a una e&presión de total asom#ro. Era el 3nico caso, o uno entre pocos, de un tiroteo ineca). Pod$an suponer que la «(ro[nin"» del "ato era de !u"uete, pero no se pod$a decir lo mismo de las «'auser» de la #ri"ada. > la primera herida del "ato, no queda#a la menor duda, ha#$a sido simplemente un truco, un simulacro indecente, lo mismo que la #e#ida de "asolina. +ntentaron pescar al "ato de nuevo. Echaron el la)o que se en"anchó en una de las velas, y la araa se vino a#a!o. Su ca$da pareció sacudir todo el edicio, pero no tuvo otro e%ecto. 1ayó una lluvia de cristales y el "ato voló por el aire y se instaló cerca del techo en la parte superior del marco dorado del espe!o de la chimenea. o ten$a la menor intención de escaparse al contrario, como se encontra#a relativamente %uera de peli"ro, empe)ó otro discurso0 4 o puedo comprender 4 dec$a desde arri#a4 las ra)ones de este tratotan violento< Pero %ue interrumpido al principio de su discurso por una vo) #a!a y pro%unda que no se sa#$a de dónde proven$a0 458u2 ocurre en esta casa6 o me de!an tra#a!ar< *tra vo), desa"rada#le y "an"osa, respondió0 4 Pues claro, es Popota, ?porras@ > otra, tintineante, di!o0 4 +3essere Es sá#ado. Se pone el sol. >a es hora. 4 Kstedes perdonen, pero no puedo se"uir la conversación 4 di!o el "ato desde el espe!o4. >a es hora 4 y tiró su pistola, rompiendo dos cristales de la ventana. Lue"o salpicó el suelo con "asolina, que ardió sin que nadie la encendiera, produciendo una ola de %ue"o que su#ió hasta el techo. Todo empe)ó a arder con una rapide) nunca vista, cosa que no suele suceder ni cuando se trata de "asolina. Cumearon los papeles de las paBredes, ardió la cortina tirada en el suelo, y empe)aron a car#oni)arse los marcos de las ventanas rotas. El "ato se enco"ió, maulló, saltó del espe!o a la repisa de la ventana y desapareció con su hornillo. Fuera se oyeron disparos. Kn hom#re, sentado en la escalera metálica de incendios, a la altura de las ventanas de la !oyera, disparó al "ato cuando 2ste vola#a de una ventana a otra, diri"i2ndose al tu#o de desa"e de la esquina. Por este tu#o el "ato se encaramó al te!ado. All$ tam#i2n, sin e%ecto al"uno des"raciadamente, le dispararon los "uardias, que vi"ila#an las chimeneas, y el "ato se es%umó a la lu) del sol poniente que #aa#a toda la ciudad. A todo esto en el piso se encendió el parquet #a!o los pies de la #ri"ada, y entre las llamas, en el mismo sitio que estuvo echado el "ato n"iendo una "rave herida, apareció, espesándose más y más, el cadáver del #arón 'ai"el, con la #ar#illa su#ida y los o!os de cristal. o hu#o posi#ilidad de sacarlo de all$. Saltando por los humeantes recuadros del parquet, dándose palmadas en los hom#ros y el pecho que echa#an humo, los que esta#an en el salón retroced$an al dormitorio y al vest$#ulo. Los que se encontra#an en el comedor y en el dormitorio corrieron por el pasillo. Tam#i2n lle"aron los de la cocina, meti2ndose en el vest$#ulo. El salón ya esta#a en llamas, lleno de humo. Al"uien tuvo tiempo de marcar el n3mero de los #om#eros y "ritó en el aparato0 4 Sadóvaya, VJ #is. Era imposi#le quedarse por más tiempo. El %ue"o saltó al vest$#ulo se hi)o di%$cil respirar.
En cuanto se escaparon por las ventanas rotas del piso encantado las primeras nu#es de humo, en el patio se oyeron "ritos enloquecidos0 4?Fue"o@ ?Fue"o@ ?Kn incendio@ En distintos pisos de la casa la "ente empe)ó a "ritar por tel2%ono0 4?Sadóvaya@ ?Sadóvaya, VJ #is@ 'ientras en la Sadóvaya se o$an las alarmantes campanadas de los alar"ados coches ro!os que corr$an por 'osc3 a "ran velocidad, enco"iendo los cora)ones, la "ente que se a"ita#a en el patio pudo ver cómo de las ventanas del quinto piso salieron volando, en medio de la humareda, tres siluetas oscuras, que parec$an de hom#re, y una silueta de mu!er desnuda.
$4. >L%IMA# AN"AN0A# "E 6OR)-IE- , POPO%A
o podr$amos ase"urar si las siluetas aparecieron realmente o si %ueron %ruto del terror que se ha#$a apoderado de los inquilinos de la desa%ortunada casa. Si verdaderamente %ueron ellos, nadie sa#e a dónde se diri"ieron, tampoco se separaron pero un cuarto de hora despu2s de que empe)ara el incendio en la Sadóvaya, !unto a las puertas de luna del Tor"sin - en el mercado Smolens/i, apareció un ciudadano lar"o, con un tra!e a cuadros, acompaado de un "ran "ato ne"ro. Escurri2ndose há#ilmente entre los transe3ntes, el ciudadano a#rió la puerta de entrada de la tienda. Pero un portero enclenque, huesudo y con aire hostil, les cerró el paso, diciendo irritado0 4?1on "ato no se puede@ 4 Ksted perdone 4 sonó la vo) cascada del lar"o, que se llevó una mano nudosa a la ore!a como si %uera sordo4, 5con "atos, dice usted6 5> dónde está el "ato6 Al portero se le sal$an los o!os de las ór#itas. o era para menos0 e%ectivamente, no ha#$a nin"3n "ato. Por encima del hom#ro del ciudadano asoma#a un tipo re"ordete que ten$a cierto aire de "ato y lleva#a una "orra a"u!ereada y un hornillo de petróleo en las manos. +ntenta#a entrar en la tienda. Al"o le desa"radó al portero misántropo en la pare!a de visitantes. 4 Aqu$ se compra sólo con divisas 4 articuló con vo) ronca. 'ira#a irritado por de#a!o de las ce!as po#ladas y pardas, como carcomidas por la polilla. 4 8uerido 4 di!o el lar"uirucho, #ollándole un o!o detrás de los impertinentes rotos4, 5y cómo sa#e usted que yo no las ten"o6 5Du)"a por mi tra!e6 ?o lo ha"a nunca, querid$simo "uarda@ Puede meter la pata a #ase de #ien. Lea otra ve) la historia del %amoso cali%a Car3nBalB9ashid. Pero ahora, de!ando la historia para me!or ocasión, quiero advertirle que voy 4?Iaya tienda estupenda@ ?Kna tienda pero que muy #uena@ El p3#lico se volvió sorprendido, pero =oróviev ten$a toda la ra)ón0 En los estantes se ve$an montones de pie)as de percal con estampados muy variados. 7etrás se amontona#an muselinas, calicós y paos para %rac. Se perd$an en el innito verdaderas pilas de ca!as de )apatos y ha#$a varias ciudadanas sentadas en pequeos #anquitos, con un pie en un )apato vie!o y "astado y pisoteando la al%om#ra con el otro, dentro de un )apato nuevo y #rillante. 7el interior sal$an canciones y m3sica de "ramó%ono. Pero =oróviev y Popota de!aron atrás todas estas maravillas y se encaminaron directamente a aquella parte de la tienda donde se un$an las secciones "astronómica y de conter$a. All$ ha#$a sitio de so#ra. Las ciudadanas con #oinas y pauelos no se amontona#an, como en la sección de percales. - om#re de la asociación de proveedores en cuyos almacenes el comercio se e%ect3a e&clusivamente con divisas. (. de la !."
Dunto al mostrador, ha#lando con aire imperativo, ha#$a un hom#re pequeo, completamente cuadrado, con la cara a%eitada hasta parecer a)ul, con "a%as de concha, som#rero nuevo sin arru"ar y sin manchas de a"ua en la cinta, con un a#ri"o color lila y "uantes naran!a de ca#ritilla. Atend$a al cliente un dependiente con #ata #lanca, limpia y "orrito a)ul. 1on un cuchillo muy alado, que recorda#a al que ro#ara Lev$ 'ateo, el dependiente limpia#a un salmón rosa, "rasiento y lloroso, con la piel plateada, parecida a la de una serpiente. 4 Este departamento es so#er#io tam#i2n 4 reconoció solemnemente =oróviev4, y el e&tran!ero parece simpático 4 y sealó con aire #enevolente la espalda color lila. 4 o, Fa"ot, no 4 respondió Popota pensativo4, te equivocas, ami"o m$o0 me parece que le %alta al"o en la cara a este &entleman lila. La espalda color lila se estremeció, pero de#ió de ser una casualidad, porque 5cómo pod$a entender el e&tran!ero lo que dec$an en ruso =oróviev y su acompaante6 45Es< #ien6 4 pre"unta#a severamente el comprador. 4?Fenomenal@ 4 contesta#a el dependiente, hur"ando con el cuchillo en la piel del salmón, con aire coqueto. 4 (ueno "usta, malo no "usta 4 dec$a el e&tran!ero e&i"ente. 4?1ómo no@ 4 e&clama#a el dependiente con entusiasmo uestros ami"os se ale!aron del e&tran!ero, del salmón y se acercaron al mostrador de la conter$a. 4 Cace calor 4 se diri"ió =oróviev a una vendedora !ovencita con los carrillos ro!os, pero no o#tuvo respuesta4. 5A cuánto están las mandarinas6 4 le pre"untó. 4 A treinta /ope/s el /ilo 4 contestó la dependienta. 4 Po#re #olsillo 4 di!o =oróviev suspirando4, ?ay, ay@ 4 se quedó pensativo, y lue"o invitó a su ami"o40 come, Popota. El "ordo se colocó el hornillo #a!o el #ra)o, a"arró una mandarina, la de la c3spide de la pirámide, la devoró con la piel y todo y co"ió otra. Kn pánico de muerte se apoderó de la vendedora. 4?Está loco@ 4 e&clamó, perdiendo el color4. ?72me el cheque@ ?El cheque@ 4 y de!ó caer las pin)as de los caramelos. 4 Nuapa, cielo, cario 4 dec$a =oróviev, recostándose so#re el mostrador y "uiando un o!o a la vendedora4, no llevamos divisas encima, 5qu2 se le va a hacer6 ?Le !uro que la pró&ima ve), no más tarde del lunes, le devolveremos todo con dinero limpio@ Somos de aqu$ cerca, de la Sadóvaya, donde el incendio< Popota i#a ya por la tercera mandarina cuando metió la pata en la complicada construcción de #arras de chocolate, sacó una de a#a!o, lo que hi)o que todo se derrum#ara, y se la tra"ó con la envoltura dorada. Los dependientes de la sección de pescado se ha#$an quedado de piedra, con los cuchillos en la mano. El e&tran!ero vestido de color lila se volvió hacia los dos su!etos. Popota esta#a equivocado0 no es que le %altara al"o en la cara, más #ien al contrario, le col"a#an los carrillos y ten$a la mirada evasiva. 1on la cara completamente amarilla la vendedora "ritó en plena con"o!a, y su vo) se oyó en toda la tienda0 4?Palósich@ ?Palósich@ Acudió en masa la "ente del departamento de percales. Popota a#andonó la tentadora conter$a y metió la mano en un #arril en el que se le$a0 «Arenques esco"idos de =erch» sacó un par de arenques, se los tra"ó y escupió las colas. 4?Palósich@ 4 se repitió el "rito desesperado. 7e la sección de pescado lle"ó el ru"ido de un vendedor con perilla0 4?Parásito@ 58u2 estás haciendo6 Pável +ósi%ovich se apresura#a al campo de #atalla. Era un hom#re de #uena presencia, con #ata #lanca de ciru!ano y un lápi) que le asoma#a en un #olsillo. Se"uramente Pável +ósi%ovich era un hom#re de e&periencia. 1uando vio a Popota con el tercer arenque en la #oca hi)o una rápida
valoración, se hi)o car"o de la situación en se"uida y, sin enta#lar discusión al"una con los sinver"en)as, ordenó, alar"ando los #ra)os hacia la calle0 4?Sil#a@ Atravesando las puertas de luna, el portero salió corriendo hacia la esquina del mercado Smolens/i e inició un sil#ido siniestro. La "ente empe)ó a rodear a los #andidos. Entonces intervino =oróviev0 4?1iudadanos@ 4 "ritó con vo) na y tem#lorosa4. 5Pero qu2 es esto6 5Eh6 ?Perm$tanme que ha"a esta pre"unta@ Este po#re hom#re 4 =oróviev aumentó el tem#lor de su vo) y sealó a Popota, que inmediatamente puso una cara llorosa4, este po#re hom#re está todo el d$a arre"lando hornillos. Tiene ham#re< 5y de dónde quieren que saque divisas6 Pável +ósi%ovich, que sol$a ser tranquilo y sereno, al o$r aquello, "ritó con severidad0 4?*ye t3, ha) el %avor de callarte@ 4 y de nuevo estiró la mano hacia a%uera, impaciente. Los trinos !unto a la puerta sonaron con más ale"r$a. Pero =oróviev, sin de!arse cohi#ir lo más m$nimo por la intervención del Pável +ósi%ovich, prosi"uió0 457e dónde6 4 pre"untó a todos los presentes4. ?Está e&tenuado, tiene ham#re y sed, tiene calor@ > el po#recito prue#a una mandarina. ?Si no vale más de tres /ope/s@ > 2sos ya están sil#ando como ruiseores de los #osques en primavera, molestando a las milicias, distray2ndoles de su tra#a!o. Pero 2ste ?s$ que puede@ 4 y =oróviev sealó hacia el "ordo color lila, que en se"uida e&presó inquietud en su rostro4. 58ui2n es6 5Eh6 57e dónde ha venido6 5Para qu26 8u2, 5le echá#amos de menos6 5Acaso le hemos invitado6 1laro 4 dec$a el e& chantre a "rito pelado con sonrisa sarcástica4, como ven, lleva un tra!e lila muy ele"ante, está todo hinchado de salmón, está repleto de divisas. 5> uno de los nuestros, eh6 ?8u2 amar"ura, qu2 amar"ura@ 4 aulló =oróviev, como si estuviera en una #oda a la anti"ua. JV Este discurso est3pido, %alto de tacto y, por lo visto, pernicioso pol$ticamente, hi)o que Pável +ósi%ovich se estremeciera de indi"nación pero, aunque pare)ca e&trao, a !u)"ar por los o!os del p3#lico, ha#$a encontrado el apoyo de mucha "ente. 1uando Popota, llevándose a los o!os una man"a sucia, e&clamó con aire trá"ico0 4?Nracias, el ami"o, has de%endido a la v$ctima@ 4 ocurrió un mila"ro. Kn vie!ecito silencioso y de lo más decente, vestido con modestia, pero limpio un vie!ecito que esta#a comprando tres pasteles de almendra en la conter$a, se trans%ormó repentinamente. Sus o!os desped$an un %ue"o de lucha se puso ro!o, tiró el paquete del pastel al suelo y "ritó con vo) na e in%antil0 4?Es verdad@ 4 a"arró la #ande!a, tirando los restos de la torre Ei%%el de chocolate, destruida por Popota, y la a"itó en el aire con la mano i)quierda quitó el som#rero del e&tran!ero y con la derecha le ati)ó un "olpe en la ca#e)a medio calva. Se oyó un ruido seme!ante al que hace una lámina de hierro al caer de un camión. El "ordo se puso pálido, cayó de espaldas y se sentó en el #arril de los arenques de =erch, levantando un verdadero surtidor de salmuera. Entonces sucedió otro mila"ro. El tipo color lila "ritó en ruso, al caerse en el #arril, sin el menor asomo de acento e&tran!ero0 4?'e están matando@ ?'ilicias@ ?'e están matando los #andidos@ aprendió, por lo visto, el idioma hasta entonces desconocido, como resultado de la conmoción. Se cortó el sil#ido del portero y entre el tumulto de emocionados compradores aparecieron, apro&imándose, los cascos de dos milicianos. Pero el p2rdo Popota, i"ual que se echa a"ua en el #anco de un #ao p3#lico, roció el mostrador de la conter$a con la "asolina de su hornillo y 2sta se encendió en se"uida. El %ue"o se al)ó y se e&tendió a lo lar"o del mostrador, comi2ndose las #onitas cintas de papel en las cestas de %ruta. Las dependientas corrieron pe"ando "ritos, y en se"uida se incendiaron las cortinas de lino de las ventanas y en el suelo ardió la "asolina. El p3#lico, con locos alaridos, se echó hacia atrás en la conter$a, aplastando a Pável +ósi%ovich, innecesario ya. 7e detrás del mostrador de la sección de pescados los vendedores JV Alusión a una anti"ua costum#re rusa. En las #odas, los invitados sol$an "ritar0 «?Amar"o@», para que los novios «endul)aran» el vino dándose un #eso. (. de la !. ;
salieron en la india, con los alados cuchillos en la mano, y se diri"ieron corriendo hacia la salida de servicio. Kna ve) que se hu#o li#erado del #arril, el ciudadano color lila, cu#ierto por completo de "rasa de arenque, pasó por encima del salmón del mostrador y si"uió a los vendedores. Sonaron y cayeron los cristales de la puerta la "ente los romp$a para salvarse. Los dos sinver"en)as, =oróviev y el "lotón de Popota, desaparecieron. 5Por dónde6 adie lo sa#e. 'ás tarde, los testi"os presenciales del incendio en el Tor"sin conta#an que los dos #andidos volaron hacia el techo y all$ e&plotaron, como dos "lo#os de nio. 1laro, que %uera precisamente as$, se puede poner en duda, pero como no lo sa#emos se"uro, no decimos nada. Lo que s$ sa#emos es que un minuto despu2s de lo sucedido en el mercado Smolens/i, Popota y =oróviev esta#an en la acera del #ulevar, en %rente de la casa de la t$a de Nri#oy2dov. =oróviev, pasando ante la re!a, di!o0 4?(ah@ ?Si es la casa de los escritores@ Sa#es qu2 te di"o, que he o$do muchas cosas #uenas y %avora#les so#re esta casa. F$!ate en ella, ami"o m$o. Es a"rada#le pensar que #a!o este te!ado se ocultan y están madurando innidad de talentos. 4 1omo las pias en los invernaderos 4 di!o Popota, su#i2ndose so#re la #ase de hormi"ón de la re!a, para ver me!or la casa color crema con columnas. 4 Eso es 4 asintió =oróviev, compartiendo la idea de su ami"o insepara#le4. > qu2 emoción tan dulce envuelve el cora)ón cuando piensas que en esta casa madura el %uturo autor de Don 5ui4ote o del 0austo , o 5qui2n sa#e6 de Almas muertas . 5Eh6 4 7a miedo pensarlo. 4 Pues s$ 4se"u$a =oróviev4, se pueden esperar cosas sorprendentes de los invernaderos de esta casa, que ha reunido #a!o su techo a varios ascetas, decididos a consa"rar su vida al servicio de 'elpómenes, Polihimnia y Tal$a. 5Te ima"inas el !aleo que se va a or"ani)ar cuando uno de ellos o%re)ca al p3#lico de lectores %l re)isor o, en 3ltimo caso, %u&enio 'ne&uin 6 4 Pues pod$a pasar 4 asintió de nuevo Popota. 4 S$ 4continua#a =oróviev, levantando un dedo con aire preocupado4. ?Pero@< ?Pero, di"o yo y repito el «pero»@< ?Si a estas delicadas plantas de invernadero no les ataca al"3n micro#io, no les pica las ra$ces, si no se pudren@ ?Porque esto ocurre con las pias@ ?> tanto que ocurre@ 4 Por cierto 4 se interesó Popota, metiendo su ca#e)a redonda entre las re!as4, 5qu2 están haciendo en esa terra)a6 4 Están comiendo 4 replicó =oróviev4. Además, mi querido ami"o, en esta casa hay un restaurante que no está mal y es #astante #arato. > a propósito, como todo tuista que se prepara a emprender un via!e lar"o, siento deseos de tomar al"o y #e#erme una "ran !arra de cerve)a helada. 4 >o tam#i2n 4 contestó Popota, y los dos sinver"en)as se diri"ieron por el caminito as%altado #a!o los tilos hacia la terra)a del restaurante, que no present$a la des"racia. Kna ciudadana pálida y a#urrida, con calcetines #lancos y #oina del mismo color con un ra#ito, se senta#a en una silla vienesa a la entrada en la terra)a, en una esquina donde ha#$a un hueco en el verde de la re!a cu#ierta de plantas trepadoras. 7elante de ella, en una simple mesa de cocina, ha#$a un li#ro "ordo, parecido a un li#ro de cuentas, en el que la ciudadana apunta#a con o#!etivo desconocido a todos los que entra#an. > precisamente esa ciudadana paró a =oróviev y a Popota. 4 Los carnets, por %avor 4 di!o ella mirando sorprendida los impertinen tes de =oróviev y el hornillo de Popota y su codo roto. 4 'il perdones, pero, 5qu2 carnets6 4 pre"unto =oróviev, e&traado. 4 5Son ustedes escritores6 4 pre"untó a su ve) la ciudadana. 4 aturalmente 4 contestó =oróviev con di"nidad. 4 ?Sus carnets@ 4 repitió la ciudadana. 4 'i encanto< 4 empe)ó dulcemente =oróviev. 4 o soy nin"3n encanto 4 le interrumpió la ciudadana. 4 ?Ah@ ?8u2 pena@ 4 di!o =oróviev con desilusión y continuó40 (ien, si usted no desea ser encanto, lo que hu#iera sido muy a"rada#le, puede no serlo. 7$"ame, 5es que para convencerse de que 7ostoievs/i es un escritor, es necesario pedirle su carnet6 1o!a cinco pá"inas cualesquiera de al"una de sus novelas y se convencerá sin necesidad de carnet de que es escritor. ?> me sospecho que nunca tuvo carnet@ 58u2 crees6 4 =oróviev se diri"ió a Popota.
4 Apuesto a que no lo ten$a 4 contestó Popota, de!ando el hornillo en la mesa !unto al li#ro y secándose con la mano el sudor de su %rente, manchada de holl$n. 4 Ksted no es 7ostoievs/i 4 di!o la ciudadana, desconcertada, diri"i2n dose a =oróviev. 4 58ui2n sa#e6 5qui2n sa#e6 4 contestó 2l. 4 7ostoievs/i ha muerto 4 di!o la ciudadana, pero no muy convencida. 4 ?Protesto@ 4 e&clamó Popota con calor4. ?7ostoievs/i es inmortal@ 4 Sus carnets, ciudadanos 4 di!o la ciudadana. 4 ?Esto tiene "racia@ 4 no ced$a =oróviev4. El escritor no se conoce por su carnet, sino por lo que escri#e. 51ómo puede sa#er usted qu2 ideas art$sticas #ullen en mi ca#e)a6 5* en 2sta6 4 y sealó la ca#e)a de Popota, que hasta se quitó la "orra para que la ciudadana pudiera verla me!or. 4 7e!en pasar, ciudadanos 4 di!o la mu!er nerviosa ya. =oróviev y Popota se apartaron para de!ar paso a un escritor vestido de "ris, con camisa #lanca, veranie"a, sin cor#ata con el cuello de la camisa a#ierto so#re el cuello de la chaqueta. Lleva#a un periódico #a!o el #ra)o. El escritor saludó ama#lemente a la ciudadana al pasar escri#ió en el li#ro, previamente a#ierto, un "ara#ato y se diri"ió a la terra)a. 4 o, no será para nosotros 4 ha#ló con triste)a =oróvievBla !arra helada de cerve)a, con la que hemos soado tanto, nosotros, po#res va"a#undos. uestra situación es triste y di%$cil y no s2 cómo salir de ella. Popota se limitó a a#rir los #ra)os con amar"ura y colocó la "orra en su ca#e)a redonda, cu#ierta de pelo espeso que recorda#a mucho la piel de un "ato. En ese momento una vo) muy suave, pero autoritaria, sonó encima de la ciudadana. 4 72!eles pasar, So%$a Pávlovna. La ciudadana del li#ro de re"istro se sorprendió. Entre el verde de la ver!a sur"ió el pecho #lanco de %rac y la #ar#a en %orma de pual del li#ustero. 'ira#a amistosamente a los dos tipos dudosos y harapientos e incluso les hac$a "estos de invitación. La autoridad de Archi#aldo Archi#áldovich era al"o muy palpa#le en el restaurante que 2l diri"$a y So%$a Pávlovna pre"untó con docilidad a =oróviev0 451ómo se llama usted6 4 Panáyev 4 respondió 2l con nura. La ciudadana apuntó el apellido y echó una mirada interro"ante a Popota. 4 S/a#ichevs/i J- 4di!o 2l, sealando el hornillo, 7ios sa#e por qu2. So%$a Pávlovna lo apuntó tam#i2n y acercó el li#ro a los visitantes para que rmaran. =oróviev puso «S/a#ichevs/i» en%rente del apellido «Panáyev» y Popota escri#ió «Panáyev» en%rente de «S/a#ichevs/i». Archi#aldo Archi#áldovich, sorprendiendo a So%$a Pávlovna con una sonrisa seductora, conduc$a a los hu2spedes a la me!or mesa, donde ha#$a una som#ra tupida y donde el sol !u"a#a ale"remente por uno de los huecos de la ver!a con trepadora verde. 'ientras, So%$a Pávlovna, parpadeando de asom#ro, estuvo lar"o rato estudiando las e&traas inscripciones que ha#$an de!ado los inesperados visitantes. Archi#aldo Archi#áldovich sorprendió más a3n a los camareros que a So%$a Pávlovna. Apartó personalmente la silla de la mesa, invitando a =oróviev a que se sentara, "uió el o!o a uno, susurró al"o a otro, y dos camareros empe)aron a correr alrededor de los visitantes uno de ellos puso el hornillo en el suelo, !unto a las #otas descoloridas de Popota. +nmediatamente desapareció de la mesa el vie!o mantel con manchas amarillas y en el aire voló un mantel #lanco como un al#orno) de #eduino, cru!iente de tanto almidón que ten$a. Archi#aldo Archi#áldovich murmura#a al o$do a =oróviev en vo) #a!a pero muy e&presiva0 45A qu2 les invito6 Ten"o lomo de esturión especial< lo conse"u$ del con"reso de arquitectos< 4 (ueno< mmm< un aperitivo< mmm< 4 pronunció =oróviev con #enevolencia, instalado en la silla cómodamente. 4 >a comprendo 4 contestó Archi#aldo Archi#áldovich con aire de complicidad, cerrando los o!os. Al ver cómo el !e%e del restaurante trata#a a los visitantes #astante sospechosos, los camareros de!aron sus dudas y se tomaron el tra#a!o en serio. Kno de ellos acercó una cerilla a Popota que J- Literatos rusos del si"lo Z+Z. (. de la !."
ha#$a sacado del #olsillo una colilla y se la ha#$a metido en la #oca, se acercó corriendo otro, colocando !unto a los cu#iertos, pie)as de n$simo cristal color verde. 1opas de licor, de vino y de a"ua, en las que sa#e tan #ien el a"ua mineral, estando #a!o el toldo< diremos, adelantándonos, que esta ve) tam#i2n se #e#ió a"ua mineral #a!o el toldo de la inolvida#le terra)a de Nri#oy2dov. 4 Puedo invitarles a letes de perdices 4 murmura#a Archi#aldo Archi#áldovich con vo) musical. El hu2sped de los impertinentes rotos apro#a#a enteramente todas las propuestas del comandante del #er"ant$n y le mira#a con #enevolencia a trav2s del in3til cristal. El literato Petra/ov Su!ov2i, que com$a con su esposa en la mesa de al lado, y se termina#a un escalope de cerdo, era o#servador, nota caracter$stica de todos los escritores, se dio cuenta de los especiales cuidados de Archi#aldo Archi#áldovich hacia los visitantes y se sorprendió mucho. Su esposa, seora muy respeta#le, lle"ó a tener celos de =oróviev y dio unos "olpecitos con la cucharilla para indicar que se esta#an retrasando. 5o era el momento de servir el helado6 58u2 pasa#a6 Pero Archi#aldo Archi#áldovich, diri"i2ndole una sonrisa encantadora, mandó a un camarero, mientras 2l mismo no a#andona#a a sus queridos hu2spedes. ?Ah, qu2 inteli"ente era Archi#aldo Archi#áldovich@ ?> se"uro que no era menos o#servador que los mismos escritores@ Sa#$a lo de la sesión del Iariet2s y los sucesos de aquellos d$as ha#$a o$do las pala#ras «el de cuadros» y «el "ato» y se las "ra#ó en la memoria, no como otros. Archi#aldo Archi#áldovich supo en se"uida qui2nes eran sus visitantes. > al comprenderlo, decidió no quedar mal con ellos. ?Pero So%$a Pávlovna@ ?8u2 ocurrencia, cerrarles el paso a la terra)a@ Por otra parte, ?qu2 se pod$a esperar de ella@ La seora de Petra/ov, hincando con arro"ancia la cucharilla en el helado derretido, mira#a con o!os en%adados cómo la mesa de los dos payasos desarrapados se cu#r$a de man!ares por arte de ma"ia. Co!as de lechu"a lavadas hasta sacarle #rillo sal$an de una %uente con caviar %resco< un instante y apareció una mesa especial con un cu#o plateado empaado de %r$o< Sólo en el momento que se hu#o convencido de que todo se esta#a haciendo como era de#ido y que en las manos del camarero apareció una sart2n cu#ierta, en la que al"o chirria#a, Archi#aldo Archi#áldovich se permitió a#andonar a los misteriosos visitantes, susurrándoles previaBmente0 4?1on permiso@ ?Kn minutito@ ?Ioy a ver los letes@ Se apartó de la mesa y desapareció por una puerta interior del restaurante. Si al"3n o#servador hu#iera podido vi"ilar a Archi#aldo Archi#áldovich, lo que hi)o a continuación le hu#iera parecido al"o e&trao. El !e%e del restaurante no se diri"ió a la cocina para vi"ilar los letes, sino al almac2n del restaurante. Lo a#rió con su llave, cerró la puerta al entrar, sacó de una nevera con hielo dos pesados lomos de esturión, con mucho cuidado de no mancharse los puos los envolvió en un papel de periódico, ató el paquete cuidadosamente con una cuerda y lo puso a un lado. Lue"o %ue a la ha#itación conti"ua para compro#ar si esta#a su som#rero y su a#ri"o de entretiempo %orrado de seda, y solamente entonces se encaminó a la cocina, donde el cocinero esta#a preparando con esmero los letes prometidos por el pirata. Tenemos que aclarar que no ha#$a nada de e&trao e incomprensi#le en las operaciones de Archi#aldo Archi#áldovich, y que las podr$a encontrar raras sólo un o#servador supercial. Su actitud era el resultado ló"ico de todo lo anterior. 1onociendo los 3ltimos acontecimientos y, so#re todo, con el ol%ato tan %enomenal que ten$a, Archi#aldo Archi#áldovich, el !e%e del restaurante de Nri#oy2dov, pensó que la comida de los dos visitantes ser$a, aunque a#undante y lu!osa, muy #reve. > su ol%ato, que nunca le ha#$a %allado, tampoco lo hi)o esta ve). 1uando =oróviev y Popota #rinda#an por se"unda ve) con copas de un vod/a espl2ndido, de do#le puricación, apareció en la terra)a el cronista (o#a =andalups/i, sudoroso y e&citado era conocido en 'osc3 por su asom#rosa omnisciencia. Se sentó en se"uida con los Petra/ov. 7e!ando en la mesa su cartera repleta, (o#a metió sus la#ios en la ore!a de Petra/ov y empe)ó a susurrarle al"o su"estivo. 3adame Petra/ova, muerta de curiosidad, acercó su o$do a los la#ios "rasientos y "ruesos de (o#a. Oste de ve) en cuando mira#a %urtivamente alrededor, pero se"u$a ha#lando sin parar y se pod$an o$r al"unas cosas sueltas, como0
4?Pala#ra de honor@ ?En la Sadóvaya, en la Sadóvaya@< 4 (o#a #a!ó la vo) todav$a más4. ?o les co"en las #alas@< #alas< #alas< "asolina< incendio< #alas< 4?Ca#r$a que aclarar qui2nes son los mentirosos que di%unden estos rumores repu"nantes@ 4 dec$a madame Petra/ova indi"nada, con vo) al"o más %uerte de lo que hu#iera pre%erido (o#a4. ?ada, nada, as$ sucederá, ya les meterán en cintura@ ?8u2 mentiras más peli"rosas@ 4?Pero, por qu2 mentiras, Antonida Por%$rievna@ 4 e&clamó (o#a, dis"ustado por la duda de la esposa del escritor, y si"uió murmurando40 ?Les di"o que no les co"en las #alas@< > ahora el incendio< ellos por el aire< ?por el aire@ 4 (o#a cuchichea#a sin sospechar que los prota"onistas de su historia esta#an sentados a su lado, re"oci!ándose con su cuchicheo. Aunque pronto el re"oci!o se terminó. Salieron a la terra)a de la puerta interior del restaurante tres hom#res con las cinturas muy ceidas por cinturones de cuero, con polainas y pistolas en mano. El primero "ritó con vo) sonora y terri#le0 4?8uietos@ 4 y los tres a#rieron %ue"o, disparando so#re las ca#e)as de =oróviev y Popota. Estos dos se disiparon inmediatamente y en el hornillo e&plotó un %ue"o que %ue a dar directamente en el toldo. El %ue"o, saliendo de all$, su#ió hasta el mismo te!ado de la casa de Nri#oy2dov. Las carpetas con papeles, que esta#an en la ventana del se"undo piso, ardieron en se"uida, lue"o se prendió la cortina, y el %ue"o, haciendo ruido, como si al"uien estuviera soplando para que creciera, entró en la casa de la t$a de Nri#oy2dov. Por los caminos as%altados que lleva#an a la re!a de hierro %undido del !ard$n, la misma por la que entrara +vánush/a el mi2rcoles por la noche como primer mensa!ero incomprendido de la des"racia, unos se"undos despu2s corr$an escritores que ha#$an de!ado su comida a medias, So%$a Pávlovna, Petra/ova y Petra/ov. Archi#aldo Archi#áldovich, que ha#$a salido a tiempo por la puerta lateral, sin correr y sin muestras de impaciencia, como un capitán que es el 3ltimo en a#andonar su #er"ant$n en llamas, esta#a de pie, muy tranquilo, vestido con su a#ri"o de entretiempo %orrado de seda y con dos lomos de esturión #a!o el #ra)o.
$5. EL "E#%INO "EL MAE#%RO , MAR+ARI%A E#%8 RE#EL%O
Se pon$a el sol. En la terra)a de piedra de uno de los edicios más #onitos de 'osc3, construido hace unos ciento cincuenta aos, en lo alto, dominando toda la ciudad, esta#an Ioland y Asaselo. o se ve$an desde la calle, porque permanec$an ocultos a las miradas innecesarias por unos !arrones de yeso con ores, tam#i2n de yeso. Pero ellos ve$an la ciudad casi hasta sus l$mites. Ioland se senta#a en un ta#urete ple"a#le, i#a vestido con su há#ito ne"ro. Su espada, ancha y lar"a, esta#a clavada verticalmente entre dos losas de la terra)a, haciendo de relo! de sol. La som#ra de la espada se alar"a#a lenta pero rme, acercándose a los )apatos ne"ros de Satanás. 1on su #ar#illa a)ulada apoyada en el puo, encorvado en el ta#urete, sentado so#re su pierna, Ioland mira#a, sin desviar la vista del enorme con!unto de palacios, edicios "i"antescos y pequeas casuchas destinadas al derri#o. Asaselo ha#$a a#andonado su atuendo moderno0 chaqueta, som#rero hon"o, )apatos de charol y, como Ioland, vest$a de ne"ro esta#a inmóvil !unto a su seor y al i"ual que 2l, no aparta#a la vista de la ciudad. Ioland ha#ló0 4 8u2 ciudad más interesante, 5verdad6 Asaselo se movió y contestó con respeto0 4 3essere , me "usta más 9oma. 4 (ueno, eso es cuestión de "ustos 4 di!o Ioland.
Al poco rato se oyó de nuevo su vo)0 45> ese %ue"o en el #ulevar6 4 Está ardiendo Nri#oy2dov 4 contestó Asaselo. 4 Es de suponer que la pare!a insepara#le de =oróviev y Popota haya estado all$. 4 o ca#e la menor duda, messere . 7e nuevo reinó el silencio y los dos que esta#an en la terra)a vieron cómo en las ventanas que da#an al occidente, en los pisos altos de las casas, se encend$a un sol ce"ador. El o!o de Ioland desped$a el mismo %ue"o que aquellas ventanas, aunque 2l estuviera de espaldas al poniente. 7e pronto al"o llamó la atención de Ioland en la torre redonda del te!ado, a sus espaldas. Kn hom#re de #ar#a ne"ra, som#r$o, vestido con t3nica y sandalias hechas por 2l, harapiento y manchado de arcilla, sur"ió de la pared. 4?Iaya@ 4 e&clamó Ioland mirándole con cierta #urla4. ?Lo que menos me espera#a es verte aqu$@ 58u2 te trae, hu2sped inesperado6 4 Ce venido a verte, esp$ritu del mal y dueo de las som#ras 4 contestó el reci2n lle"ado, mirando a Ioland de reo!o, con aire hostil. 4 Si has venido a verme, 5por qu2, entonces, no me saludas, e& recaudador de contri#uciones6 4 ha#ló Ioland con severidad. 4 Porque no quiero que si"as con salud 4 contestó insolente el reci2n lle"ado. 4 Pues tendrás que con%ormarte con ello 4 repuso Ioland y una sonrisa des"uró su #oca4, casi no has tenido tiempo de aparecer en el te!ado y ya has dicho una necedad, y te dir2 en qu2 consiste0 en tu tono. Cas pronunciado las pala#ras como si no reconocieras la e&istencia del mal y de las som#ras. Porqu2 no eres un poco ama#le y te detienes a pensar en lo si"uiente0 5qu2 har$a tu #ien si no e&istiera el mal y qu2 aspecto tendr$a la tierra si desaparecieran las som#ras6 Los hom#res y los o#!etos producen som#ras. Osta es la som#ra de mi espada. Tam#i2n hay som#ras de ár#oles y seres vivos. 5o querrás raspar toda la tierra, arrancar los ár#oles y todo lo vivo para "o)ar de la lu) desnuda6 Eres un necio. 4 o quiero discutir conti"o, vie!o sosta 4 respondió Lev$ 'ateo. 4 Es que no puedes discutir conmi"o por la ra)ón que ya he mencionado0 eres necio 4 di!o Ioland, y pre"untó40 (ueno, dime rápido, no me canses, 5para qu2 has venido6 4Ol me ha mandado. 45> qu2 recado traes, esclavo6 4 o soy esclavo 4 contestó Lev$ 'ateo, cada ve) más en%urecido4, soy su disc$pulo. 4 1omo siempre, ha#lamos en idiomas distintos 4 respondió Ioland4, pero las cosas de que ha#lamos no cam#ian por eso. 5(ueno6 4 Ca le$do la o#ra del maestro 4 ha#ló Lev$ 'ateo4, pide que te lleves al maestro y le des la pa). 5Te cuesta tra#a!o hacerlo, esp$ritu del mal6 4 A m$ no me cuesta tra#a!o hacer nada 4 contestó Ioland4 y t3 lo sa#es muy #ien 4 permaneció callado y lue"o aadió40 5> por qu2 no os lo lleváis vosotros al mundo6 4 o se merece el mundo, se merece la tranquilidad 4 di!o Lev$ con vo) triste. 4 Puedes decir que todo será hecho 4 contestó Ioland, se le encendió el o!o y aadió40 y d2!ame inmediatamente. 4 Pide que tam#i2n se lleven a la que le quer$a y su%rió tanto por 2l 4 Lev$ por primera ve) ha#ló a Ioland con vo) suplicante. 4 Si no %uera por ti nunca se nos hu#iera ocurrido. Iete. Lev$ 'ateo desapareció Ioland llamó a Asaselo, dici2ndole0 4 Iete a verlos y arr2"lalo todo. Asaselo a#andonó la terra)a y Ioland se quedó solo. Pero su soledad no duró mucho rato. En las losas de la terra)a se oyeron ruidos de pasos y voces animadas y ante los o!os de Ioland aparecieron =oróviev y Popota. El re"ordete ya no ten$a su hornillo, i#a car"ado de otros o#!etos. Lleva#a #a!o el #ra)o un pequeo paisa!e en marco dorado, le col"a#a una #ata de cocinero medio quemada, y en la otra mano lleva#a un salmón
entero con piel y cola. Los dos desped$an olor a quemado, el morro de Popota esta#a sucio de holl$n y la "orra esta#a muy chamuscada. 4?Saludos, messere @ 4 "ritó la pare!a incansa#le y Popota a"itó el salmón. 4?8u2 pinta@ 4 di!o Ioland. 4?Fi"3rese, messere @ 4 "ritó Popota e&citado y contento4, ?me han tomado por un ladrón@ 4 A !u)"ar por los o#!etos que traes 4 contestó Ioland mirando el cuadro4 eso es lo que eres. 4 8uerrá creer, messere < 4 empe)ó Popota con vo) )alamera. 4 o, no te creo 4 le cortó Ioland. 4 3essere , le !uro que a #ase de heroicos es%uer)os he intentado salvar todo lo que me %uera posi#le y esto es lo 3nico que pude conse"uir. 4 Preero que me di"as 5por qu2 se incendió Nri#oy2dov6 4 pre"untó Ioland. Los dos, =oróviev y Popota, separaron los #ra)os, levantaron los o!os al cielo y Popota e&clamó0 4?o lo lle"o a entender@ Está#amos tan tranquilos, en silencio, tomando unas cosas< 4 > de pronto ?pum@ ?pum@ 4 intervino =oróviev4. ?8ue empie)an a disparar@ Locos de miedo, Popota y yo corrimos al #ulevar y los perse"uidores detrás y nosotros hacia el monumento a Timiriásev. 4 Pero el sentido del de#er 4 entró Popota4 venció nuestro miedo ver"on)oso y volvimos. RBAh, 5volvisteis6 4 di!o Ioland4. 1laro, entonces es cuando el edicio quedó reducido a ceni)as. 4?A ceni)as@ 4 armó =oróviev con amar"ura4, literalmente a ceni)as, messere , se"3n su !usta e&presión. ?o quedaron más que ceni)as@ 4 >o me diri"$ 4conta#a Popota4 a la sala de reuniones, la de las columnas, messere , esperando sacar al"o valioso. Ah, messere , mi mu!er, si la tuviera, ?ha#r$a estado veinte veces a dos pasos de ser viuda@ Pero, %eli)mente, messere , estoy soltero y le dir2 con %ranque)a que soy %eli) as$. ?*h@ messere , 5acaso se puede cam#iar la li#ertad de soltero por un yu"o oneroso6 4?>a estamos diciendo tonter$as@ 4 indicó Ioland. 4 Le oi"o y prosi"o 4 contestó el "ato4, pues s$, aqu$ está el paisa!ito. o %ue posi#le sacar otra cosa de la sala, porque el %ue"o me quema#a la cara. 1orr$ a la despensa, salv2 un salmón. 1orr$ a la cocina, salv2 una #ata. 1onsidero, messere , que he hecho todo lo que he podido y no comprendo la ra)ón de la e&presión esc2ptica de su cara. 45> qu2 hac$a =oróviev mientras t3 esta#as ro#ando6 4 pre"untó Ioland. 4 Estuve ayudando a los #om#eros, messere – respondió =oróviev sealándose los pantalones rotos. 4 Si eso es verdad, estoy se"uro que ha#rá que construir un edicio nuevo. 4 Será construido, messere – contestó =oróviev4, me atrevo a ase"urárselo. 4 (ueno, lo 3nico que queda es desear que sea me!or que el anterior 4 di!o Ioland. 4 As$ será, messere 4 armó =oróviev. 4 Puede creerme 4 aadió el "ato4, soy un verdadero pro%eta. 4 A pesar de todo, hemos lle"ado 4 comunicó =oróviev4 y estamos esperando sus órdenes. Ioland se levantó del ta#urete, se acercó a la #alaustrada y se quedó lar"o rato inmóvil, sin decir una pala#ra, de espaldas a su s2quito, mirando a la ciudad. Lue"o se apartó del #orde de la terra)a, se sentó en el ta#urete y di!o0 4 o ha#rá órdenes, ha#2is hecho todo lo posi#le y ya no necesito más vuestros servicios. Pod2is descansar. Ahora va a lle"ar la tormenta y emprenderemos el camino. 4 'uy #ien, messere – contestaron los dos payasos y desaparecieron detrás de una torre redonda que esta#a en el centro de la terra)a. La tormenta, de la que ha#la#a Ioland, se esta#a %ormando en el hori)onte. Kna nu#e ne"ra se levantó en el oeste y cortó medio sol. Lue"o lo cu#rió por completo. En la terra)a se notó %resco. Al poco rato todo esta#a a oscuras. Esta oscuridad lle"ada del oeste, cu#rió la enorme ciudad. 7esaparecieron los puentes, los palacios. 7esapareció todo, como si nunca hu#iera e&istido. Kn hilo de %ue"o atravesó el cielo.
Lue"o un "olpe sacudió la ciudad. Se repitió y empe)ó la tormenta. En las tinie#las ya no se ve$a a Ioland.
&7. 9HA LLE+A"O LA HORA:
45Sa#es6 4 dec$a dec$a 'ar"arita4, ayer, ayer, mientras t3 dorm$as, estuve leyendo leyendo lo de la oscuridad que lle"a#a del mar 'editerráneo< y esos $dolos, ?oh@ ?esos $dolos de oro@ o s2 por qu2 no me de!an en pa). 'e parece que va a llover. 5o notas que está re%rescando6 4 Todo Todo esto me "usta "usta mucho, es muy #onito #onito 4 contesta#a el maestro %umando y rompiendo rompiendo las volutas de humo con la mano4, y los $dolos, eso no tiene importancia< pero qu2 pasará despu2s, ?eso s$ que no lo veo claro@ Esta conversación ten$a lu"ar al mismo tiempo que en la terra)a donde esta#a Ioland Ioland aparec$a Lev$ 'ateo. La ventana del sótano esta#a a#ierta, y si al"uien se hu#iera asomado al pasar, se ha#r$a sorprendido se"uramente por el aspecto tan e&trao que o%rec$a la pare!a. 'ar"arita lleva#a una capa ne"ra so#re su cuerpo desnudo y el maestro la ropa del sanatorio. 'ar"arita no ten$a a#solutamente nada que ponerse porque todas sus cosas ha#$an quedado en el palacete, y aunque esta#a muy cerca, no quer$a ni pensar en ir a #uscarlas. > el maestro, que ten$a todos sus tra!es en el armario, como si nunca se hu#iera ausentado, sencillamente no ten$a "anas de vestirse y esta#a ha#lando con 'ar"arita, dici2ndole que en cualquier momento i#a a empe)ar al"o e&trao y a#surdo. Por primera ve) desde aquel otoo esta#a a%eitado en el sanatorio le recorta#an la #ar#ita con una maquinilla. La ha#itación tam#i2n ten$a un aspecto e&trao y era di%$cil entender al"o en medio de aquel caos. Los manuscritos esta#an so#re la al%om#ra y en el so%á. En el sillón ha#$a un li#ro a#ierto. La mesa redonda esta#a puesta para la comida y entre los platos ha#$a varias #otellas. 7e dónde ha#$an salido aquellos comesti#les y #e#idas, era al"o que no sa#$an ni 'ar"arita ni el maestro. Al despertarse se encontraron con todo en la mesa. 7urmieron hasta el atardecer del sá#ado y los dos se sent$an completamente repuestos, lo 3nico que les recorda#a las aventuras del d$a anterior era un li"ero dolor en la sien i)quierda. En lo ps$quico, ha#$an cam#iado considera#lemente. considera#lemente. 1ualquiera que escuchara la conversación en el piso del sótano lo hu#iera notado. Pero no ha#$a nadie que pudiera escucharles. La venta!a de aquel patio era que siempre esta#a desierto. Los tilos y el sal"uero, que cada d$a se pon$an más verdes, desped$an un olor primaveral que el vientecillo tra$a por la ventana. 4?7ia#los@ 4 e&clamó el maestro de pronto4. 1uando me pon"o a pensarlo< 4 apa"ó el ci"arrillo en el cenicero y se apretó la ca#e)a con las maBnos4, escucha t3 que eres una persona inteli"ente y no has estado loca< dime, 5estás se"ura de que ayer estuvimos con Satanás6 4 Estoy completamente completamente se"ura 4 contestó contestó 'ar"arita. 'ar"arita. 4 1laro, claro 4 di!o el maestro irónicamente4, ahora tenemos en ve) de un loco, dos0 el marido y la mu!er 4 al)ó los #ra)os hacia el cielo y "ritó40 ?El dia#lo sa#e qu2 es todo esto, el dia#lo, el dia#lo@ 1omo toda contestación, 'ar"arita se derrum#ó en el so%á, se echó a re$r, moviendo sus pies descal)os y lue"o e&clamó0 4?Ay 4?Ay, no puedo@ ?Ay ?Ay, que no puedo@< puedo@< ?mira la pinta que tienes@ tienes@ El maestro a)orado contempla#a sus cal)oncillos del sanatorio. 'ar"arita se puso seria. 4 Sin querer aca#as de decir la verdad 4 di!o ella4, ?el dia#lo sa#e qu2 es esto y el dia#lo, cr2eme, lo arre"lará todo@ 4 se le encendieron los o!os, se levantó de un salto y se puso a #ailar e&clamando40 e&clamando40 ?8u2 %eli) me siento, qu2 %eli), qu2 %eli) por ha#er hecho un trato tr ato con el dia#lo@ ?*h@ ?el dia#lo, el dia#lo@ ?Amor m$o, no tendrás más remedio que vivir con una #ru!a@ 4 corrió hacia el
maestro, le #esó en los la#ios, en la nari) y en las me!illas. Los mechones ne"ros despeinados salta#an en la ca#e)a del maestro los carrillos y la %rente le ard$an #a!o los #esos. 4 9ealmente, pareces pareces una #ru!a. 4 o lo nie"o 4 contestó contestó 'ar"arita4, 'ar"arita4, soy #ru!a y me ale"ro mucho de ello. 4 7e acuerdo 4 dec$a dec$a el maestro4, si eres #ru!a, pues pues muy #ien, es #onito y ele"ante. ele"ante. Entonces Entonces a m$, me han raptado de la cl$nica< ?tampoco está mal@ 'e han tra$do aqu$, vamos a admitirlo. Casta podemos suponer, que nadie notará nuestra ausencia< Pero, dime, por lo que más quieras, 5cómo y de qu2 vamos a vivir6 ?lo di"o pensando en ti, cr2eme@ En ese momento, en la ventana aparecieron unos )apatos de puntera chata y la parte #a!a de unos pantalones a rayas. Lue"o los pantalones se do#laron por la rodilla y un pesado trasero ocultó la lu) del d$a. 4 Alo$sio, 5estás en casa6 4 pre"untó pre"untó al"uien desde desde %uera, por encima encima de los pantalones. pantalones. 4 Ies, Ies, ya empie)an empie)an 4 di!o el maestro. maestro. 45Alo$sio6 4 pre"untó 'ar"arita, acercándose a la ventana4, le detuvieron ayer. ayer. 58ui2n pre"unta por 2l6 5qui2n es usted6 4 ada más decirlo, las rodillas y el trasero desaparecieron de la ventana. Se oyó el "olpe de la ver!a y todo volvió a la normalidad. 'ar"arita se de!ó caer en el so%á, riendo hasta saltársele las lá"rimas. 1uando se calmó, su cara cam#ió completamente. Empe)ó a ha#lar, muy seria, y al hacerlo, se desli)ó del so%á y se arrastró hasta las rodillas del maestro y, mirándole a los o!os, se puso a acariciarle el pelo. 4?1uánto has su%rido, cuánto has su%rido, po#recito m$o@ >o sola lo s2. 'ira, ?tienes hilos #lancos en el pelo y una arru"a arru"a eterna !unto a la #oca@ o pienses en en nada, amor m$o@ >a >a has tenido que pensar demasiado, ahora lo har2 yo por ti. ?Te ase"uro que todo irá #ien, maravillosamente #ien@ 4 o ten"o miedo de nada, 'ar"ot 4 contestó el maestro y levantó la ca#e)a. A 'ar"arita 'ar"arita le pareció que esta#a i"ual que cuando escri#$a aquello que no vio nunca, pero que esta#a se"uro que ha#$a e&istido4, y no ten"o miedo porque ya he pasado por todo. 'e han asustado tanto que ya no me pueden asustar con nada. Pero me da pena de ti, 'ar"arita, esto es, por eso lo repito tanto. ?7espi2rtate@ 5por qu2 vas a destruir tu vida !unto a un en%ermo sin dinero6 ?Iuelve a tu casa@ 'e das pena y por eso te lo di"o. 4?Ah@ T3, t3< 4susurra#a 'ar"arita, moviendo su ca#e)a despeinada4 despeinada4 ?po#re de ti, desconado@< Por ti estuve tem#lando desnuda la noche pasada, por ti he perdido mi naturale)a y la he cam#iado por otra nueva y varios meses he estado en un cuarto oscuro, pensando tan sólo en la tormenta so#re Dershala$m, me he quedado sin o!os de tanto llorar, y ahora cuando nos ha ca$do la %elicidad, ?t3 me echas@ ?'uy #ien, me ir2 me voy a ir, pero quiero que sepas que eres un hom#re cruel. ?Te han de!ado sin alma@ El cora)ón del maestro se llenó de amar"a ternura, y, sin sa#er por qu2, se echó a llorar escondiendo la cara en el pelo de 'ar"arita. Ella llora#a y se"u$a ha#lando y sus dedos acaricia#an las sienes del maestro. 4 Estos hilos< 7elante de mis o!os esta ca#e)a se está cu#riendo cu#riendo de nieve< ?'i ca#e)a, que tanto ha su%rido@ ?'ira qu2 o!os tienes@ ?llenos de desierto< y tus hom#ros, teniendo que soportar ese peso<, te han des"urado, des"urado@< 4 las pala#ras de 'ar"arita se hac$an incoherentes, se estremec$a del llanto. El maestro se en!u"ó los o!os, levantó a 'ar"arita de las rodillas, se incorporó 2l tam#i2n y di!o con rme)a0 4?(asta@ 'e has hecho aver"on)arme. aver"on)arme. unca me permitir2 la co#ard$a, ni volver2 a ha#lar de esto, puedes estar se"ura. S2 que los dos somos v$ctimas de una en%ermedad en%ermedad mental, a lo me!or te la la he transmitido yo< 'uy #ien, la llevaremos los dos. 'ar"arita acercó los la#ios al o$do del maestro y susurró0 4?Te 4?Te !uro por tu vida, te !uro por el hi!o del astrólo"o, tan #ien lo"rado por tu intuición, que todo irá #ien@
4 (ueno, #ueno #ueno 4 contestó el maestro, maestro, y aadió, echándose echándose a re$r40 1laro, cuando cuando a uno le han ro#ado todo, como a nosotros, ?trata de #uscar salvación en una %uer)a e&traterrestre@ 'uy #ien, estoy dispuesto a #usBcarla en eso. 4 As$, as$ me "usta eres el de antes, te r$es 4 contesta#a 'ar"arita4 vete al dia#lo con tus %rases complicadas. E&traterrestre o no, 5qu2 importa6 ?Ten"o ham#re@ 4 y llevó al maestro de la mano hacia la mesa. 4 o estoy se"uro de que esta comida no se hunda o no sal"a volando por la ventana 4 dec$a 2l, sose"ado. 4 >a >a verás como no no vuela. En ese mismo instante en la ventana se oyó una vo) nasal0 4 La pa) est2 con vosotros. El maestro se estremeció, y 'ar"arita, acostum#rada ya a todo lo e&traordinario, e&clamó0 4?Si es Asaselo@ ?Ay@ ?Ay@ ?8u2 estupendo@ estupendo@ 4 y corrió hacia la puerta, susurrando susurrando al maestro0 4?>a 4?>a ves, no nos nos de!an@ 4 Por lo menos, ci2rrate ci2rrate la capa 4 "ritó el maestro. 4 Si es i"ual 4 contestó contestó 'ar"arita desde desde el pasillo. Asaselo ya esta#a haciendo reverencias. Saluda#a al maestro, le #rilla#a su o!o e&trao. 'ar"arita dec$a0 4?8u2 ale"r$a@ ?En mi vida he tenido una ale"r$a tan "rande@ Perdone que est2 desnuda, Asaselo, por %avor. Asaselo le di!o que no se preocupara y ase"uró que ha#$a visto no sólo a mu!eres desnudas, sino que incluso las ha#$a visto sin piel. 7e!ó en un rincón, !unto a la chimenea, un paquete envuelto en una tela de #rocado oscuro y se sentó a la mesa. 'ar"arita sirvió coac a Asaselo y 2l lo tomó con "usto. El maestro, sin quitarle o!o, se da#a pelli)cos en la mano por de#a!o de la mesa. Pero los pelli)cos no ayuda#an. Asaselo no se disipa#a en el aire y, a decir verdad, no ha#$a nin"una necesidad de que lo hiciera. o ha#$a nada tremendo en el pequeo hom#re pelirro!o aparte del o!o con la nu#e, pero eso puede ocurrir sin ma"ia al"una, y tam#i2n su ropa era al"o e&traa0 una capa o una sotana pero esto, pensándolo #ien, se encuentra a veces. El coac lo toma#a como es de#ido, apurando la copa hasta el nal y sin comer nada. Este coac le produ!o al maestro un )um#ido en la ca#e)a y se puso a pensar0 «o, 'ar"arita tiene ra)ón< 1laro que 2ste es un mensa!ero del dia#lo. Si yo mismo estuve anteanoche convenciendo a +ván que 2l se ha#$a encontrado en XLos EstanquesY al mismo Satanás, ahora me asusto de esta idea y empie)o a ha#lar de hipnoti)adores y alucinaciones< ?8u2 hipnosis, ni qu2 nada@» Se !ó en Asaselo y se convenció de que en sus o!os ha#$a al"o %or)ado, como una idea sin e&presar. e&presar. «o es una simple visita, se"uro que trae al"3n recado», pensa#a el maestro. o se equivoca#a en su sospecha. Asaselo, despu2s de #e#erse la terceBra terceB ra copa de coac, que no le hac$a nin"3n e%ecto, di!o0 4?7emonio, qu2 sótano más aco"edor@ Pero yo me pre"unto0 5qu2 se puede hacer en este sótano6 4 Lo mismo di"o yo yo 4 di!o el maestro ri2ndose. ri2ndose. 458u2 pasa, Asaselo6 'e siento siento intranquila 4 pre"untó pre"untó 'ar"arita. 4?Por %avor@ 4 e&clamó Asaselo4. o pensa#a pensa#a inquietarla lo más m$nimo. ?Ah, s$@ por poco se me olvida olvida< < 3essere les manda recuerdos y me ha pedido que le invite de su parte a dar un pequeo paseo, paseo, si desea desea usted venir, venir, naturalmente< 58u2 me dice6 'ar"arita le dio una patada al maestro por de#a!o de la mesa. 4 1on mucho "usto "usto 4 di!o el maestro, maestro, e&aminando a Asaselo. Oste si"uió si"uió ha#lando0 4 Esperamos que que 'ar"arita i/oláyevna i/oláyevna nos acompae. acompae. 4?Pues cómo no@ no@ 4 di!o 'ar"arita, y su pie pasó de nuevo por el del del maestro. 4?8u2 %antástico@ 4 e&clamó Asaselo4. ?As$ me "usta@ ?A ? A la primera@ ?o como en el !ard$n Ale&ándrovs/i@
4?Por %avor, Asaselo, no me lo recuerde@ Era tan tonta< Aunque me parece que no se me de#e !u)"ar con mucha severidad0 ?una no se encuentra todos los d$as con el dia#lo@ 4 1laro 4 armó Asaselo4, si %uera todos los d$as, d$as, ?qu2 a"rada#le@ a"rada#le@ 4 A m$ tam#i2n me "usta la velocidad 4 dec$a 'ar"arita e&citada4, me "ustan la velocidad y la desnude)< 1omo el disparo de una «'auser», ?si supieras cómo dispara@ 4 e&clamó 'ar"arita volvi2ndose hacia el maestro4. Kna carta de#a!o de la almohada y atraviesa cualquier "ura< 4 el coac empe)a#a a su#$rsele a la ca#e)a y le ard$an los o!os. 4?Ay 4?Ay, me ha#$a olvidado de otra cosa@ 4 "ritó Asaselo, dándose una palmada en la %rente4. ?1on tantas cosas que ten"o que hacer@ 'essere les manda un re"alo 4 se diri"ió al maestro40 una #otella de vino. > por cierto, cierto, es el mismo vino que #e#ió el procurador procurador de Dudea0 Dudea0 vino de Falerno. Falerno. 1omo era de esperar, esto tan e&ótico llamó la atención del maestro y 'ar"arita. Asaselo sacó de un %3ne#re #rocado un !arrón cu#ierto de moho. *lieron el vino, llenaron las copas, miraron a trav2s la lu) de la ventana, que empe)a#a a oscurecerse antes de la tormenta. tor menta. 4?A la salud de Ioland@ 4 e&clamó e&clamó 'ar"arita, levantando levantando su copa. copa. Los tres acercaron los la#ios a la copa y tomaron un tra"o. En el mismo instante el cielo que anuncia#a la tormenta empe)ó a oscurecerse en los o!os del maestro y comprendió que era el n. Lle"ó a ver cómo 'ar"arita, con una palide) de muerta, e&tend$a los #ra)os hacia 2l con "esto inde%enso, su ca#e)a dio contra la mesa y empe)ó a desli)arse al suelo. El maestro tuvo tiempo de "ritar0 4?La has envenenado@ 4 a"arró un cuchillo, pero su mano sin %uer)as res#aló del mantel todo lo que le rodea#a se tió de ne"ro y desapareció. Se cayó de espaldas, y al caerse se a#rió la sien con la ta#la del escritorio. 1uando los envenenados yac$an inmóviles, Asaselo empe)ó a actuar. Primero saltó por la ventana y en un se"undo se encontró en el palacete de 'ar"arita i/oláyevna. Asaselo, siempre preciso y cumplidor, quer$a compro#ar si todo ha#$a salido #ien. Todo esta#a en orden. Asaselo vio cómo una mu!er con aire som#r$o, que esta#a esperando la vuelta de su marido, salió de su dormitorio. 7e pronto palideció, y llevándose la mano al pecho, "ritó desolada0 4 atasha< Al"uien que me ayude< ayude< > cayó en el suelo del salón sin lle"ar al despacho. 4 'uy #ien 4 di!o Asaselo. Kn se"undo despu2s volv$a !unto a los dos amantes derri#ados. 'ar"arita esta#a con la cara escondida en la al%om#ra. 1on sus manos de hierro, Asaselo la volvió hacia s$ como a una mueca y la miró !amente. Ante sus o!os se trans%orma#a la cara de la envenenada. envenenada. A la lu) del crep3sculo de la tormenta se ve$a cómo ha#$an desaparecido desaparecido su estra#ismo pasa!ero de #ru!a, la dure)a dure)a y crueldad de los ras"os. ras"os. Su rostro se hi)o suave y dulce, desapareció desapareció el "esto ero, y 'ar"arita adquirió una e&presión %emenina de su%rimiento. Entonces Asaselo le a#rió la #oca y le echó varias "otas del mismo vino con el que la ha#$a envenenado. 'ar"arita suspiró, empe)ó a incorporarse sin la ayuda de Asaselo, se sonrió y pre"untó con vo) d2#il0 45Pero por qu2, Asaselo6 58u2 58u2 ha hecho conmi"o6 conmi"o6 Iio al maestro echado en el suelo, se estremeció y murmuró0 4 unca lo hu#iera hu#iera esperado< ?Asesino@ ?Asesino@ 4 Pero no, no 4 contestó Asaselo4, ahora ahora se levanta. ?Por ?Por qu2 será usted usted tan nerviosa@ Tan convincente era la vo) del demonio pelirro!o, que 'ar"arita le creyó en se"uida. Se incorporó de un salto, llena de vitalidad, y ayudó a darle vino al maestro, que al a#rir los o!os, con una mirada som#r$a, repitió con odio0 4?La has envenenado@ envenenado@ 4?Ah@ el insulto siempre es el a"radecimiento por una o#ra #uena contestó Asaselo4. 5Está usted cie"o6 ?9eco#re la vista@ Entonces el maestro se levantó, miró alrededor con o!os vivos y claros y pre"untó0 45> qu2 si"nica esto6 4 Esto si"nica 4 respondió Asaselo4 Asaselo4 que ya es la hora. 5*ye los l os truenos6 Está oscureciendo. Los ca#allos rascan la tierra, tiem#la el pequeo !ard$n. 7esp$danse de prisa.
4?Ah@ ya comprendo 4 di!o el maestro4, usted nos ha matado y estamos muertos. Ahora comprendo todo. 4 Por %avor 4 contestó Asaselo4, 5es usted el que ha#la6 Su ami"a le llama maestro si usted piensa, 5cómo puede estar muerto6 5Es que para sentirse vivo hay que estar en el sótano, vestido con la camisa y los cal)oncillos del sanatorio6 ?'e hace "racia@ 4 1omprendo lo que dice 4 e&clamó el maestro4, ?no si"a más@ ?tiene toda la ra)ón@ 4?El "ran Ioland@ 4 se unió a 2l 'ar"arita4. ?El "ran Ioland@ ?Lo ha inventado mucho me!or que yo@ Pero la novela, la novela 4 "rita#a al maestro4. ?Ll2vatela a donde vayas@ 4 o hace %alta 4 contestó el maestro4, me la s2 de memoria. 4 Pero 5no se te olvidará ni una pala#ra6 4 pre"unta#a 'ar"arita, a#ra)ando al maestro y limpiando la san"re de su %rente. 4 o te preocupes. Ahora nunca me podr2 olvidar de nada. 4 Entonces, ?%ue"o@ 4 e&clamó Asaselo4. El %ue"o con el que empe)ó todo y con el que vamos a concluir. 4?Fue"o@ 4 "ritó 'ar"arita con vo) terri#le. La ventana dio un "olpe y el viento tiró la cortina hacia un lado. Se oyó un trueno corto y ale"re. Asaselo metió su mano con "arras en la chimenea, sacó un car#oncillo humeante y encendió el mantel. Lue"o hi)o lo mismo con un montón de periódicos que esta#an encima del so%á, los manuscritos y la cortina. El maestro, ya em#ria"ado por la ca#al"ata que le espera#a, co"ió de la estanter$a un li#ro y lo arro!ó al mantel en llamas y el li#ro se prendió. 4?8ue arda la vida pasada@ 4?8ue arda el su%rimiento@ 4 "rita#a 'ar"arita. La ha#itación se mov$a entre las llamaradas, y envueltos en humo, los tres salieron corriendo por la puerta, su#ieron por la escalera de piedra y se encontraron en el patio. Lo primero que vieron %ue la cocinera del dueo de la casa, sentada en el suelo. Dunto a ella ha#$a unas patatas desparramadas y varias #otellas. El estado de la cocinera se comprend$a per%ectamente. Tres ca#allos ne"ros relincha#an !unto a una caseta y se estremec$an, levantando tierra. 'ar"arita montó la primera, lue"o Asaselo y el maestro el 3ltimo. La cocinera "imió, levantó la mano para hacer el si"no de la cru), pero Asaselo le "ritó desde el ca#allo con vo) era0 4?8ue te corto el #ra)o@ 4 sil#ó, y los ca#allos, rompiendo las ramas de los tilos, salieron volando y se elevaron en una nu#e ne"ra. Entonces empe)ó a salir humo de la ventana del sótano. Se oyó el "rito d2#il y lastimoso de la cocinera. 4?Fue"o@< Los ca#allos ya vola#an por encima de los te!ados de 'osc3. 4 8uiero despedirme de la ciudad 4 "ritó el maestro a Asaselo, que i#a por delante. Kn trueno se comió las pala#ras 3ltimas del maestro. Asaselo asintió con la ca#e)a y %ue a paso de "alope. Al encuentro del !inete se precipita#a una nu#e que todav$a no ha#$a empe)ado a "otear. Iola#an por encima del #ulevar, ve$an las "uras de la "ente que corr$a para ocultarse de la lluvia. 1a$an las primeras "otas. Pasaron encima de una humareda 4 era todo lo que queda#a de la casa de Nri#oy2dov4. La ciudad quedó atrás sumida en la oscuridad. Se encend$an los relámpa"os. El verde del campo sustituyó los te!ados. Entonces empe)ó a llover los !inetes se convirtieron en tres enormes #ur#u!as en el a"ua. 'ar"arita ya conoc$a la sensación del vuelo, pero el maestro se sorprendió de la rapide) con que lle"aron a su o#!etivo, al lu"ar donde se encontra#a aquel del que quer$a despedirse, porque no ten$a a nadie más a quien decir adiós. 9econoció en se"uida, a trav2s del velo de la lluvia, el edicio del sanatorio de Stravins/i, el r$o y el pinar en la otra orilla. (a!aron en el claro de un #osquecillo cerca del sanatorio. 4 Les espero aqu$ 4"ritó Asaselo, poniendo las manos en %orma de altavo), iluminado por los relámpa"os y desapareciendo en la penum#ra "ris4. 7esp$danse, ?pero rápido@ El maestro y 'ar"arita #a!aron de los ca#allos y volaron a trav2s del !ard$n del sanatorio como dos som#ras de a"ua. Al instante el maestro descorr$a con %amiliaridad la re!a de la ha#itación
n3mero --R. 'ar"arita le se"u$a. Entraron en el cuarto de +vánush/a, invisi#les e inadvertidos en medio del ruido y el aullido de la tormenta. El maestro se acercó a la cama. +vánush/a esta#a inmóvil o#servando la tormenta, como lo hiciera el primer d$a de su estancia en la casa de reposo. Esta ve) no llora#a. 1uando descu#rió la silueta oscura que se ha#$a introducido por el #alcón, se incorporó, e&tendió los #ra)os y e&clamó, contento0 4?Ah@ ?es usted@ ?Le espera#a, le espera#a hace mucho@ ?Por n está aqu$, vecino m$o@ El maestro respondió0 4 Estoy aqu$, pero des"raciadamente no puedo se"uir siendo vecino suyo. 4 Lo sa#$a, ya me lo ha#$a ima"inado 4 contestó +ván en vo) #a!a, y lue"o pre"untó40 5Se lo ha encontrado6 4 S$4 di!o el maestro4, he venido a despedirme, porque usted era el 3nico con el que he ha#lado 3ltimamente. A +vánush/a se le iluminó la cara, y di!o0 4 8u2 ale"r$a que haya venido hasta aqu$. 1umplir2 mi pala#ra, ya no pienso escri#ir más versos. Ahora me interesa otra cosa 4 +vánush/a sonrió y miró con o!os enloquecidos más allá del maestro4, quiero escri#ir otra cosa. El maestro se emocionó al o$r estas pala#ras y se sentó al #orde de la cama de +ván. 4 Eso me parece muy #ien. Ksted escri#irá la continuación. Los o!os de +vánush/a se encendieron0 4 Pero cómo, 5no lo va a hacer usted mismo6 4 A"achó la ca#e)a pensativo4. ?Ah@ s$, ?qu2 pre"untas ha"o@ 4 +vánush/a mira#a al suelo asustado. 4 S$ 4di!o el maestro, y su vo) le pareció a +ván sorda y desconocida4. o escri#ir2 más so#re 2l. 'e dedicar2 a otras cosas. Kn sil#ido le!ano cortó el ruido de la tormenta. 45Ca o$do6 4 pre"untó el maestro. 4 Es la tormenta< 4 o me están llamando, ya es hora 4 e&plicó el maestro, levantándose de la cama. 4?Espere un poco@ ?Sólo una pala#ra@ 4 pidió +ván4. 5La encontró6 5Le ha sido el6 4 Aqu$ está 4contestó el maestro sealando a la pared. 7e la #lanca pared se separó la "ura oscura de 'ar"arita, que se acercó a la cama. 'iró con lástima al !oven acostado. 4 Po#re, po#re< 4 susurra#a sin vo), inclinándose so#re la cama. 4 8u2 "uapa 4 di!o +ván sin envidia, pero tristemente, con una especie de ternura in%antil4. 'ira, qu2 #ien les ha salido todo. Pero lo m$o ha sido distinto 4 se quedó pensando y aadió40 A lo me!or, as$ tiene que ser< 4 S$, s$ 4susurró 'ar"arita, y se inclinó so#re la cama4. Le voy a dar un #eso y ya verá cómo todo se resuelve< 1r2ame, ya lo he visto todo, lo s2< El !oven rodeó con sus #ra)os el cuello de la mu!er y ella le dio un #eso. 4 Adiós, disc$pulo 4 apenas se oyó la vo) del maestro y empe)ó a desvanecerse en el aire. 7esapareció !unto con 'ar"arita. La re!a del #alcón se cerró. +vánush/a sintió un "ran desasosie"o. Se incorporó en la cama, miró alrededor an"ustiado, "imió, se puso a ha#lar a solas y terminó por levantarse. La tormenta era cada ve) más %uerte y, por lo visto, le ha#$a trastornado. Tam#i2n le inquieta#a el ruido de pasos y voces ensordecidas detrás de la puerta, que pod$a distin"uir porque sus o$dos esta#an ya acostum#rados al silencio. Se estremeció y llamó nervioso0 4?Pras/ovia F2dorovna@ Ella entra#a ya en la ha#itación mirándole con o!os preocupados e interro"antes. 458u26 58u2 le sucede6 4 pre"untó4. 5Le altera la tormenta6 Tranquil$cese, no es nada, ahora llamar2 al m2dico y le ayudará< 4 o, Pras/ovia F2dorovna, no llame al m2dico 4 di!o +vánush/a, mirando a la pared y no a la mu!er4. o me pasa nada especial. >a me cono)co, no se preocupe. 7$"ame, por %avor 4 pre"untó en tono carioso4, 5qu2 ocurre en el cuarto de al lado, en el --U6
45En la --U6 4repitió Pras/ovia F2dorovna, desviando la mirada4. Pues nada, no pasa nada 4 pero su vo) era %alsa, e +vánush/a lo notó en se"uida. 4?Ay@ ?Pras/ovia F2dorovna@ Ksted siempre dice la verdad< 5Tiene miedo de que me e&alte6 o, le prometo que no sucederá. 7$"ame la verdad. Además, se oye todo a trav2s de la pared. 4 Aca#a de %allecer su vecino 4 susurró Pras/ovia F2dorovna, sin poder evitar su %ranque)a #ondadosa. 'ira#a asustada a +vánush/a, iluminada por un relámpa"o. Pero +vánush/a no reaccionó como ella espera#a. Levantó el dedo con ademán si"nicativo y di!o0 4?>a lo sa#$a yo@ Le ase"uro, Pras/ovia F2dorovna, que ahora ha muerto otra persona en la ciudad. Además, s2 qui2n es 4 +vánush/a sonrió misterioso4. ?Kna mu!er@
&1. EN LO# MON%E# "EL +ORRI)N
La tormenta se disipó sin de!ar rastro y un arco multicolor, cru)ando todo el cielo de la ciudad, #e#$a a"ua del r$o 'os/va. En lo alto de un monte, en medio de los #osques, se ve$an tres siluetas oscuras0 Ioland, =oróviev y Popota, montando ne"ros corceles, contempla#an la ciudad a la otra orilla del r$o. El sol que#rado se ree!a#a en miles de ventanas y en las torres de ala!3 del monasterio 72vichi. Se oyó un ruido en el aire, y Asaselo, con el maestro y 'ar"arita, que vola#an tras su capa ne"ra llena de viento, #a!aron hacia el "rupo de "ente que les esta#a esperando. 4 Tuvimos que molestarles 4 di!o Ioland despu2s de una pausa, diri"i2ndose a 'ar"arita y al maestro4, espero que no me lo reprochen. o creo que se arrepientan. (ien 4 di!o al maestro4, desp$danse de la ciudad. Ca lle"ado la hora 4 Ioland indicó con su mano en"uantada los soles innumera#les que %und$an los cristales a la otra orilla, donde la nie#la, el humo y el vapor cu#r$an la ciudad, calentada durante el d$a. El maestro saltó del ca#allo, a#andonó a los demás y corrió hacia el precipicio. Arrastra#a por el suelo su capa ne"ra. Se quedó mirando la ciudad. Por un momento una "ran triste)a le oprimió el cora)ón, pero pronto empe)ó a sentir una dulce ansiedad, una emoción de "itano nómada. 4?Para siempre@< Esto hay que comprenderlo 4 susurró el maestro, pasándose la len"ua por sus la#ios resecos y partidos. Prestó atención a todo lo que suced$a en su alma< 7espu2s de la emoción sent$a una pro%unda y encarni)ada o%ensa. Pero no %ue un sentimiento duradero le sucedió una indi%erencia or"ullosa por 3ltimo, e&perimentó un presentimiento de la pa) eterna. El "rupo de !inetes espera#a al maestro en silencio. 'ira#an la ne"ra "ura al #orde del precipicio, que "esticula#a, levanta#a la ca#e)a como queriendo atravesar con la vista toda la ciudad, ver más allá de sus l$mites, y lue"o apoya#a la #ar#illa en el pecho, estudiando la hier#a pisoteada y mustia #a!o sus pies. El a#urrido Popota interrumpió el silencio. 4 Perm$tame, ma6tre , que sil#e antes de emprender la marcha. 4 Puedes asustar a la dama 4 contestó Ioland4, y además ya has hecho #astantes trastadas por hoy. 4 Ay, no, messere – intervino 'ar"arita, sentada en el sill$n como una ama)ona, con una mano en la cintura y arrastrando la lar"a cola por el suelo4. Perm$tale que sil#e. Siento una "ran triste)a antes del via!e. 5o le parece, messere , que es lo más natural, incluso sa#iendo que al nal del camino está la %elicidad6 8ue nos ha"a re$r, porque me temo que esto va a terminar con lá"rimas y no me "ustar$a que emprendi2ramos as$ el camino. Ioland le hi)o una sea a Popota 2ste se animó mucho, saltó del ca#allo, se metió los dedos en la #oca, hinchó los carrillos y sil#ó. 'ar"arita sintió un terri#le )um#ido en los o$dos. Su ca#allo se enca#ritó, de los ár#oles empe)aron a caer ramas secas, toda una manada de urracas y "orriones
echó a volar, un remolino de polvo avan)ó hacia el r$o y todos vieron que en un #arco que pasa#a !unto al muelle varios pasa!eros perdieron sus "orras, que cayeron al a"ua. El maestro se estremeció pero si"uió de espaldas, "esticulando a3n más, levantando los #ra)os hacia el cielo, como si estuviera amena)ando a la ciudad. Popota miró alrededor, or"ulloso. 4 Cas sil#ado, no lo nie"o 4 di!o =oróviev en tono condescendiente4, has sil#ado. Pero, como soy imparcial, te dir2 que el sil#ido te ha salido #astante re"ular. 4 Es que no soy chantre 4 contestó Popota, inado y di"no, e inesperadamente "uió un o!o a 'ar"arita. 4 Ioy a intentar yo, para recordar los #uenos tiempos 4 di!o =oróviev. Se %rotó las manos y se sopló los dedos. 4 *ye, ten ciudado 4 se oyó la vo) severa de Ioland desde su ca#allo4, sin causar destro)os. 4 1r2ame, messere – respondió =oróviev, llevándose la mano al pecho4, es una #roma, nada más que una #roma< 7e pronto se ir"uió como si %uera de "oma, %ormó con los dedos de la mano derecha una "ura complicada, se enrolló como un tornillo y, desenrollándose de "olpe, pe"ó un sil#ido. 'ar"arita no lo oyó, pero s$ lo notó al salir disparada unos veinte metros con su ca#allo e&citado. Kn ro#le quedó arrancado de ra$) y la tierra se cu#rió de "rietas hasta el mismo r$o. Kn enorme tro)o de orilla, con el muelle y un restaurante, cayó al a"ua. El a"ua del r$o hirvió, su#ió y precipitó a la orilla de en%rente el #arco con los pasa!eros sanos y salvos. Kn pá!aro, muerto por el sil#ido de Fa"ot, cayó a los pies del ca#allo relinchante de 'ar"arita. El sil#ido asustó al maestro. Se echó las manos a la ca#e)a y corrió hacia el "rupo de "ente que le espera#a. 458u26 4pre"untó Ioland desde su ca#allo4. 5Se ha despedido6 4 S$ 4contestó el maestro ya calmado, diri"i2ndole una mirada recta y valiente. Entonces rodó por las montaas una vo) terri#le de trompeta, la vo) de Ioland0 4?Es la hora@ 4 le respondió el sil#ido a"udo y la risa de Popota. Arrancaron los ca#allos, y los !inetes, su#iendo por el aire, emprendieron la marcha. 'ar"arita sent$a a su ca#allo ra#ioso roer y tirar de la em#ocadura. La capa de Ioland se al)ó so#re toda la ca#al"ata, cu#riendo el cielo del atardecer. 1uando por un instante el velo ne"ro se apartó hacia un lado, 'ar"arita volvió la ca#e)a y pudo ver que no sólo ya no ha#$a torres de colores, sino que hac$a mucho que ha#$a desaparecido tam#i2n la ciudad.
&$. EL PER")N , EL AMPARO E%ERNO
?7ioses, dioses m$os@ ?8u2 triste es la tierra al atardecer@ ?8u2 misteriosa la nie#la so#re los pantanos@ El que haya errado mucho entre estas nie#las, el que haya volado por encima de esta tierra, llevando un peso superior a sus %uer)as, lo sa#e muy #ien. Lo sa#e el cansado. > sin nin"una pena a#andona las nie#las de la tierra, sus pantanos y r$os, y se entre"a con el cora)ón aliviado en manos de la muerte, sa#iendo que sólo ella puede tranquili)arle. Los má"icos ca#allos ne"ros lleva#an despacio a sus !inetes y la noche, inevita#le, les i#a alcan)ando. Al sentirla a sus espaldas, incluso el incanBsa#le Popota permanec$a en silencio, vola#a serio y callado, con la cola eri)ada, a"arrando la silla con sus patas. La noche cu#r$a con su pauelo ne"ro los #osques y los prados, la noche encend$a luces tristes a#a!o, en la le!an$a, pero eran luces que ya no interesa#an y no importa#an al maestro y a 'ar"arita, eran luces a!enas. La noche adelanta#a la ca#al"ata, chorrea#a desde arri#a, vertiendo repentinamente unas manchas #lancas de estrellas en el cielo entristecido.
La noche se espesa#a, vola#a !unto a ellos, les tira#a de las capas, y arrancándolas de sus hom#ros, descu#r$a los en"aos. 1uando 'ar"arita, #aada por el viento %resco, a#rió los o!os, vio cómo cam#ia#a el aspecto de los que vola#an hacia su n. > cuando desde el #osque sur"ió a su encuentro una luna llena y ro!a, todos los en"aos desaparecieron, cayendo a los pantanos, y las vestiduras pasa!eras de sortile"io se hundieron en la nie#la. En el que vola#a !unto a Ioland, a la derecha de 'ar"arita, ser$a di%$cil reconocer ahora a =oróvievBFa"ot, el int2rprete impostor del conse!ero misterioso que nunca ha#$a necesitado traducción. En lu"ar de aqu2l, que vestido con ropa destro)ada de circo ha#$a a#andonado los montes #a!o el nom#re de =oróvievBFa"ot, ca#al"a#a, haciendo sonar las cadenas de oro de las riendas, un ca#allero color violeta oscuro, con cara l3"u#re y taciturna. 1on la #ar#illa hincada en el pecho, no mira#a la luna, no se !a#a en la tierra, pensa#a en al"o suyo, avan)ando !unto a Ioland. 45Por qu2 ha cam#iado tanto6 4 pre"untó 'ar"arita a Ioland con una vo) tan #a!a, que se con%und$a con el sil#ido del viento. 4 Kna ve) este ca#allero "astó una #roma poco %eli) 4 contestó Ioland volviendo hacia 'ar"arita su rostro con el o!o lleno de lu) suave4. 1ompuso un !ue"o de pala#ras, ha#lando de la lu) y las tinie#las, que no era muy apropiado. Por eso tuvo que se"uir "astando #romas mucho más tiempo de lo que espera#a. Pero esta noche se liquidan todas las cuentas. El ca#allero ha pa"ado y saldado la suya. La noche arrancó la #onita cola de Popota y los mechones de su piel sem#ra#an los pantanos. El "ato que entreten$a al pr$ncipe de las tinie#las resultó ser un adolescente del"ado, un demonio pa!e, el me!or #u%ón que nunca e&istiera en el mundo. Ahora se ha#$a apaci"uado y vola#a en silencio, con su rostro !oven iluminado por la lu) de la luna. El 3ltimo de la la era Asaselo. (rilla#a el acero de su armadura. La luna tam#i2n ha#$a trans%ormado su cara. 7esapareció por completo el colmillo a#surdo y espantoso, y los o!os torcidos se volvieron i"uales, vac$os y ne"ros la cara #lanca y %r$a. Ahora o%rec$a su verdadero aspecto de demonio del desierto, demonio asesino. 'ar"arita no se ve$a a s$ misma, pero pudo o#servar cómo ha#$a cam#iado el maestro. A la lu) de la luna su ca#ello era #lanco, %ormando en la nuca una tren)a que ota#a en el aire. 1uando el viento levanta#a la capa descu#riendo las piernas del maestro, 'ar"arita ve$a cómo se encend$an y apa"a#an las estrellas de sus espuelas. +"ual que el !oven demonio, el maestro vola#a sin apartar la mirada de la luna, sonri2ndole, como si %uera al"o conocido y querido, y murmura#a entre dientes, se"3n la costum#re que adquiriera en la ha#itación n3mero --U. El mismo Ioland tam#i2n ha#$a reco#rado su aspecto verdadero. 'ar"arita no podr$a decir de qu2 esta#an hechas las riendas del ca#allo pensa#a que podr$an ser cadenas de luna, y el ca#allo, simplemente una masa de tinie#las su crin, una nu#e, y las espuelas del !inete, manchas #lancas de estrellas. As$ volaron en silencio lar"o rato, hasta que empe)ó a trans%ormarse el paisa!e #a!o sus pies. Los #osques tristes se hundieron en la oscuridad de la tierra, tra"ándose las cuchillas opacas de los r$os. A#a!o aparecieron "randes piedras iluminadas, y entre ellas, huecos ne"ros, donde no penetra#a la lu) de la luna. Ioland detuvo el ca#allo en una cum#re pedre"osa, plana y triste, y los !inetes avan)aron a paso lento, escuchando cómo las herraduras de los ca#allos aplasta#an el s$lice y las rocas. La luna #aa#a la planicie con lu) %uerte y verdosa. 'ar"arita descu#rió un sillón y la "ura #lanca de un hom#re sentado. El hom#re parec$a sordo o demasiado a#sorto en sus pensamientos. o o$a el tem#lor de la tierra #a!o el peso de los ca#allos, y los !inetes se le %ueron acercando sin atraer su atención. La luna ayuda#a a 'ar"arita, alum#rando me!or que cualquier lu) el2ctrica, y la mu!er pudo ver cómo aquel hom#re sentado e&tend$a sus #ra)os y clava#a sus o!os cie"os en el disco de la luna. Ahora 'ar"arita ve$a que !unto al pesado sillón de piedra yac$a un perro oscuro, enorme, con las ore!as aladas, que mira#a con inquietud a la luna i"ual que su dueo. A los pies del hom#re ha#$a un !arrón hecho peda)os y un charco ro!o oscuro, que nunca se seca#a. Los !inetes detuvieron los ca#allos.
4 Su novela ha sido le$da 4 ha#ló Ioland, volvi2ndose hacia el maestro4, y solamente han dicho que por des"racia no está terminada. >o quer$a ensearle a su h2roe. Lleva cerca de dos mil aos sentado en esta pla)oleta, durmiendo, pero cuando hay luna llena, como puede ver, su%re terri#les insomnios. Tam#i2n su%re su el "uardián, el perro. Si es verdad que la co#ard$a es el peor vicio, el perro no es culpa#le. Lo 3nico que tem$a este valiente perro era la tormenta. Pero el que ama, tiene que compartir el destino de aquel a quien ama. 458u2 dice6 4 pre"untó 'ar"arita, y una som#ra de compasión cu#rió su rostro tranquilo. 4 7ice siempre lo mismo 4 respondió Ioland4. 7ice que ni siquiera con la luna descansa y que no le "usta su tra#a!o. Eso dice siempre que no está dormido, y cuando duerme ve lo mismo0 un camino de luna por el que quiere irse para ha#lar con el detenido NaBo)ri, porque, se"3n dice, no aca#ó de ha#lar con 2l entonces, hace mucho tiempo, el d$a catorce del mes primaveral isán. Pero nunca consi"ue salir a ese camino y nadie se le acerca. Entonces, 5qu2 puede hacer6 Ca#la consi"o mismo. (ueno, naturalmente, a veces necesita al"una variante y muchas veces aade a sus pala#ras so#re la luna que lo que más odia en este mundo es su inmortalidad y su %ama inaudita. Ase"ura que cam#iar$a encantado su suerte por la del va"a#undo harapiento Lev$ 'ateo. 4 7oce mil lunas por una, hace tanto tiempo, 5no es demasiado6 4 pre"untó 'ar"arita. 458u26 5Se repite la historia de Frida6 4 di!o Ioland4. o, 'ar"arita, esta ve) no se moleste. Todo será como tiene que ser, as$ está hecho el mundo. 4?Su2ltelo@ 4 "ritó de pronto 'ar"arita con vo) estridente, como "rita#a cuando era #ru!a. Kna piedra se desprendió con el "rito y empe)ó a rodar por los resaltos, cu#riendo las montaas con un ruido estrepitoso. Pero 'ar"arita no podr$a decir qu2 ha#$a provocado aquel ruido0 si la ca$da o la risa de Satanás. Ioland re$a mostrando a 'ar"arita0 4 o "rite en las montaas, 2l está acostum#rado a los desprendimientos y no le molestan. Ksted no tiene que pedir por 2l, 'ar"arita, porque ya lo hi)o aquel con el que tanto quiere ha#lar 4 entonces Ioland se volvió al maestro40 (ien, ?ahora puede terminar su novela con una %rase@ El maestro parec$a esperarlo, mientras esta#a inmóvil mirando al procurador. Puso las manos en %orma de altavo) y "ritó el eco saltó por las montaas desiertas y peladas0 4?Li#re@ ?li#re@ ?Te está esperando@ Las montaas convirtieron la vo) del maestro en truenos, que las destruyeron. Los malditos muros de roca se derri#aron. So#re el a#ismo ne"ro, que se ha#$a tra"ado los muros, se iluminó una ciudad inmensa donde unos $dolos dorados y relucientes domina#an el %rondoso !ard$n, crecido durante muchos miles de lunas. El camino de luna, esperado por el procurador, se e&tendió hacia el !ard$n, y el perro de ore!as aladas echó a correr por el camino el primero. El hom#re de manto #lanco %orrado de ro!o san"re se levantó de su sillón y "ritó al"o con vo) ronca y cortada. o se pod$a comprender si llora#a o re$a, ni qu2 ha#$a dicho. Se le vio correr por el sendero de luna, si"uiendo a su el "uardián. 45> yo6< 5Tam#i2n le si"o6 4 pre"untó el maestro intranquilo, co"iendo las riendas. 4 o 4 contestó Ioland4, 5para qu2 se"uir las huellas de lo que ya ha aca#ado6 4 Entonces, 5hacia allá6 4pre"untó el maestro, volvi2ndose atrás, donde ha#$a sur"ido la ciudad reci2n a#andonada con las torres de ala!3 del monasterio, con el sol hecho peda)os en los cristales. 4 Tampoco 4 respondió Ioland, y su vo) se espesó y otó por las rocas40 ?9omántico maestro@ Aquel con el que tanto ansia ha#lar, el h2roe inventado por usted, ha le$do su novela 4 Ioland se volvió hacia 'ar"arita40 ?'ar"arita i/oláyevna@ o puedo dudar de que usted haya intentado conse"uir para el maestro el me!or %uturo, pero le ase"uro que lo que yo les quiero o%recer y lo que ha pedido para usted Doshuá ?es mucho me!or@ 72!elos solos 4 dec$a Ioland, inclinándose hacia el maestro y sealando al procurador, que se ale!a#a4. o vamos a molestarles. Puede que lle"uen a un acuerdo 4 Ioland a"itó la mano en dirección de Dershala$m y la ciudad se apa"ó4. Tampoco all$ 4Ioland sealó hacia atrás4. 58u2 van a hacer en el sótano6 4 se apa"ó el sol que#rado en los cristales4. 5Para qu26 4se"u$a Ioland con vo) convincente y suave4. ?*h, tres veces romántico maestro@ 5o dirá que no le "ustar$a pasear con su amada #a!o los cere)os en or y por las tardes escuchar m3sica de Schu#ert6 5o le "ustar$a, como Fausto, estar so#re una retorta
con la esperan)a de crear un nuevo hom3nculo6 ?All$ irá usted@ All$ le espera una casa con un vie!o criado, las velas ya están encendidas y pronto se apa"arán, porque en se"uida lle"ará el amanecer. ?Por ese camino, maestro, por ese camino@ ?Adiós, ya es hora de que me marche@ 4?Adiós@ 4 contestaron a la ve) el maestro y 'ar"arita. Entonces el ne"ro Ioland, sin esco"er camino, se precipitó al vac$o, se"uido de su s2quito. Todo desapareció0 las rocas, la pla)oleta, el camino de luna y Dershala$m. Tam#i2n desaparecieron los ca#allos ne"ros. El maestro y 'ar"arita vieron el prometido amanecer, que sustituyó la luna de medianoche. El maestro y su ami"a i#an, con el resplandor de los primeros rayos de la maana, por un puentecillo de piedra mus"osa que atravesa#a un arroyo. El puente quedó detrás de los eles amantes, que recorr$an ya un camino de arena. 4 Escucha el silencio 4 dec$a 'ar"arita al maestro, y la arena susurra#a #a!o sus pies descal)os4, escucha y dis%ruta del silencio. 'ira, ah$ delante está tu casa eterna, que te han dado en premio. >a veo la ventana veneciana y una parra que su#e hasta el te!ado. Osta es tu casa, tu casa eterna. S2 que por la tarde te irán a ver aquellos a quien t3 quieres, quienes te interesan y no te molestan nunca. Tocarán m3sica y cantarán para ti y ya verás qu2 lu) hay en la ha#itación cuando arden las velas. «7ormirás con tu "orro mu"riento de siempre, te dormirás con una sonrisa en los la#ios. El sueo te hará más %uerte y serás muy sa#io. > ya no podrás echarme. >o "uardar2 tu sueno. As$ ha#la#a 'ar"arita, yendo con el maestro hacia su casa eterna, y al maestro le parec$a que las pala#ras de 'ar"arita u$an como el arroyo que ha#$an de!ado atrás, y su memoria, intranquila, como pinchada con a"u!as, empe)ó a apa"arse. Al"uien de!a#a li#re al maestro, i"ual que 2l aca#a#a de li#erar a su h2roe creado, que ha#$a desaparecido en el a#ismo, que se ha#$a ido irrevoca#lemente, el hi!o del rey astrólo"o, perdonado en la noche del sá#ado al domin"o, el cruel quinto procurador de Dudea, el !inete Poncio Pilatos.
EP=LO+O
Pero 5qu2 ha#$a pasado en 'osc3 desde aquella tarde del sá#ado, en que Ioland a#andonó la capital durante la puesta del sol, desapareciendo con su s2quito por los montes del Norrión6 i que decir tiene que durante mucho tiempo toda la capital estuvo impre"nada por un pesado murmullo de rumores incre$#les, que se propa"aron con "ran rapide) a los lu"ares más apartados de las provincias. o merece la pena repetirlos. El que escri#e estas l$neas ver$dicas oyó personalmente en un tren que se diri"$a a Feodosia el relato de cómo en 'osc3 dos mil personas ha#$an salido del teatro completamente desnudas, en el sentido literal de la paBla#ra, y con esa pinta tuvieron que irse a sus casas en ta&is. El susurro «el dia#lo» se o$a en las colas de las lecher$as, tranv$as, tienBdas, pisos, cocinas, trenes de destino pró&imo y le!ano, estaciones y apeaderos, casas de campo y playas. La "ente más instruida y culta, como es ló"ico, no participa#a en los comentarios so#re el dia#lo que ha#$a visitado la ciudad, sino que se re$a de ellos y trata#a de hacer entrar en ra)ón a los narradores. Pero ah$ esta#an los hechos y no era posi#le i"norarlos sin dar al"una e&plicación. Al"uien ha#$a estado en la capital. Las ceni)as que quedaron de Nri#oy2dov lo demostraron con demasiada evidencia. > ha#$a muchas más cosas. La "ente culta se puso del lado de la +nstrucción Dudicial0 todo ha#$a sido o#ra de una pandilla de hipnoti)adores y ventr$locuos que eran verdaderos artistas. Se ha#$an tomado ur"entes y en2r"icas medidas para la captura de la #anda, en 'osc3 y en sus a%ueras, pero, des"raciadamente, no dieron nin"3n resultado. El que se dec$a Ioland y todos sus compaeros ha#$an desaparecido de 'osc3 y no se mani%esta#an de nin"una manera. 1omo es
natural, se e&tendió la sospecha de que se ha#$an escapado al e&tran!ero, pero tampoco se hicieron ver all$. La investi"ación de este asunto duró mucho tiempo. 9ealmente, era tremendo. Aparte de los cuatro edicios quemados y los cientos de personas que se volvieron locas, hu#o muertos. Podemos ha#lar con se"uridad de dos0 (erlio) y el desa%ortunado %uncionario de la ocina de "u$as para e&tran!eros, el e& #arón 'ai"el. Ellos s$ que esta#an muertos. Los huesos car#oni)ados del se"undo %ueron encontrados en el apartamento n3mero HV de la calle Sadóvaya despu2s de que se apa"ara el incendio. S$, hu#o v$ctimas y estas v$ctimas !ustica#an una investi"ación. Cu#o v$ctimas incluso despu2s de la desaparición de Ioland, y que %ueron, aunque sea penoso reconocerlo, los "atos ne"ros. Knos cien animales, eles, leales y 3tiles al hom#re, %ueron %usilados y e&terminados por otros medios en distintos puntos del pa$s. En varias ciudades más de una docena de "atos, y al"unos #astantes mutilados, %ueron entre"ados a las milicias. As$, en Armavir, uno de estos inocentes animales %ue conducido por un ciudadano a las milicias con las patas delanteras atadas. El ciudadano acechó al "ato en el momento en que el animal con aire %urtivo :5qu2 se le va a hacer, si los "atos siempre tienen ese aire6 o es porque sean viciosos, sino porque tienen miedo de que al"3n ser más %uerte que ellos, un perro o un hom#re, les ha"a dao o les per!udique. Las dos cosas son muy %áciles de hacer, pero les ase"uro que esto no honBra a nadie, ?a#solutamente a nadie@;, s$, como dec$a, con aire %urtivo el "ato se dispon$a a esconderse entre unas ho!as. Avalan)ándose so#re el "ato y quitándose la cor#ata para atarlo, el ciudadano murmura#a con vo) venenosa y amena)adora0 4?Ah@ 51onque ha venido a vernos a Armavir, seor hipnoti)ador6 ?Pues aqu$ nadie le tiene miedo@ ?> no se ha"a el mudo@ ?>a sa#emos qu2 clase de #icho es usted@ El ciudadano llevó al po#re animal a las milicias, arrastrándole por sus patas delanteras, atadas con una cor#ata verde, con li"eros puntapi2s consi"uiendo que anduviese so#re las patas de atrás. 4?7e!e de hacer el tonto@ 4 "rita#a el ciudadano, acompaado por unos chiquillos que sil#a#an4. ?o va a conse"uir nada@ ?Ca"a el %avor de anBdar como es de#ido@ El "ato ne"ro pon$a en #lanco sus o!os de mártir. La naturale)a le ha#$a privado del don de la pala#ra y no pod$a demostrar su inocencia. El po#re animal de#e su salvación a las milicias, en primer lu"ar, y lue"o, a su duea, una respeta#le anciana viuda. En cuanto el "ato estuvo en presencia de las milicias, se compro#ó que el ciudadano desped$a un %uerte olor a alcohol, lo que hi)o dudar inmediatamente de sus declaraciones. 'ientras tanto, la vie!ecita, que supo por sus vecinos que su "ato ha#$a sido detenido, corrió a las milicias y lle"ó a tiempo. Ca#ló del "ato con las consideraciones más %avora#les, e&plicó que hac$a cinco aos que le conoc$a, que desde que era pequeo respond$a de 2l como de s$ misma demostró que nunca ha#$a sido culpado de nada malo y que nunca estuvo en 'osc3. Ca#$a nacido en Armavir, all$ creció y aprendió a ca)ar ratones. El "ato %ue devuelto a su duea, aunque despu2s de ha#er su%rido y e&perimentado lo que es la equivocación y la calumnia. Además de los "atos, al"unos hom#res tuvieron ciertas complicaciones de poca importancia. 9esultaron detenidos en un pla)o muy #reve0 en Lenin"rado, el ciudadano Iolmar, y Iolper, en Sarátov en =$ev y Dár/ov, tres Iolodin en =a)án, Iolo!, y en Pen)a, lo que ya es realmente a#surdo, el candidato a doctor en ciencias qu$micas Ietchin/2vich. Era un hom#re moreno y muy alto. En distintos lu"ares %ueron detenidos nueve =orovin, cuatro =orov/in y dos =araváyev. En la estación de (2l"orod sacaron atado del tren de Se#astopol a un ciudadano al que se le ha#$a ocurrido distraer a sus compaeros de via!e con !ue"os de manos. En >aroslav, a la hora de comer, apareció un ciudadano en un restaurante con un hornillo de petróleo que aca#a#a de arre"lar. A#andonando su puesto en el "uardarropa, dos conser!es salieron corriendo se"uidos de todos los empleados y clientes. 'ientras tanto, a la ca!era le ha#$a desaparecido toda la "anancia de un modo incomprensi#le.
Pasaron muchas cosas más, y ser$a imposi#le recordarlas. *tra ve) tenemos que ser !ustos con la +nstrucción. Todo %ue or"ani)ado no sólo para pescar a los delincuentes, sino tam#i2n para e&plicar lo sucedido. o se puede ne"ar que las e&plicaciones %ueron ra)ona#les e irre%uta#les. 9epresentantes de la +nstrucción y psiquiatras e&perimentados demostraron que los miem#ros de la #anda de delincuentes eran, o al menos uno de ellos :las sospechas reca$an principalmente so#re =oróviev;, hipnoti)adores con una %uer)a nunca vista, que pod$an hacerse ver en otro lu"ar del que esta#an realmente, en situaciones cticias y ter"iversadas. Además, pod$an, sin dicultad al"una, su"estionar a cualquiera que se encontraran convenci2ndole de que al"unas personas u o#!etos esta#an donde no ha#$an estado nunca, y al contrario, ale!a#an del campo visual los o#!etos o personas que realmente se encontraran all$. Estas e&plicaciones esclarec$an a#solutamente todo, incluso lo que más preocupa#a a los ciudadanos0 la incomprensi#le invulnera#ilidad del "ato, que ha#$a sido el #lanco de muchos tiros durante el intento de captura. aturalmente, nunca ha#$a ha#ido nin"3n "ato en la araa y nadie ha#$a pensado responder con tiros, todos dispararon al aire, mientras que =oróviev, convenci2ndoles de que el "ato esta#a haciendo #ar#aridades, permanec$a detrás de los que dispara#an, haciendo muecas y re"oci!ándose de su enorme poder de su"estión, utili)ado con nes criminales. Ol mismo, como era ló"ico, incendió el piso, vertiendo la "asolina. 1laro está, que Stiopa no ha#$a ido a >alta :esto ser$a imposi#le hasta para =oróviev; y no ha#$a mandado nin"3n tele"rama. 7espu2s de ha#erse desmayado en la casa de la !oyera, asustado por el truco de =oróviev, que le ha#$a enseado un "ato con una seta en un tenedor, se quedó all$ hasta el momento en que =oróviev, #urlándose de 2l, le pusiera un som#rero de eltro y le mandara al aeropuerto de 'osc3, tras ha#er su"estionado a los representantes de la +nstrucción 1riminal de que Stiopa i#a a salir del avión procedente de Se#astopol. > a pesar de que la +nstrucción 1riminal de >alta ase"ura#a que ha#$a reci#ido al descal)o Stiopa y ha#$a enviado tele"ramas a 'osc3, en el archivo no se encontró ni una copia de aquellos tele"ramas, lo que condu!o a la conclusión, triste, pero indiscuti#le, de que la panda de hipnoti)adores ten$a la propiedad de su"estionar a distancias enormes y no sólo a individuos aislados, sino a "rupos enteros de "ente. En estas condiciones, los delincuentes pod$an volver loco incluso a un hom#re con una constitución ps$quica de lo más %uerte. o vale la pena ha#lar de pequeeces como la #ara!a en el #olsillo del hom#re del patio de #utacas, o los tra!es de seora desaparecidos, o la #oina que maulla#a y cosas por el estilo. Todo esto lo puede hacer cualquier hipnoti)ador mediocre, en cualquier escenario, incluido el truco %acilón de la ca#e)a del presentador. El "ato que ha#la, ?eso ya es una tonter$a@ Para mostrar al p3#lico un "ato de este tipo #asta con dominar las #ases del arte ventr$locuo y nadie podr$a dudar de que el arte de =oróviev i#a mucho más allá de esas primicias. 1laro, lo importante no era la #ara!a ni las cartas %alsas en la cartera de i/anor +vánovich. ?Eso son tonter$as@ Fue =oróviev quien volvió loco al po#re poeta +ván 7esamparado, haci2ndole ver en sus sueos dolorosos el anti"uo Dershala$m y el 1alvario, quemado por el sol, sin una "ota de a"ua, con sus tres hom#res col"ados en postes. Fueron 2l y su pandilla quienes hicieron desaparecer de 'osc3 a 'ar"arita i/oláyevna y a su criada atasha. Por cierto0 este asunto suscitó un inter2s especial por parte de la +nstrucción. Ca#$a que aclarar si las mu!eres %ueron raptadas por la #anda de asesinos incendiarios o si se %u"aron con ellos por su propia voluntad. (asándose en las declaraciones a#surdas y con%usas de i/olái +vánovich, y teniendo en cuenta la nota e&traa e incomprensi#le que 'ar"arita i/oláyevna de!ara a su marido, donde dec$a que se convert$a en #ru!a, aadiendo a esto la desaparición de atasha, que ha#$a de!ado toda su ropa, la +nstrucción lle"ó a la conclusión de que la duea de la casa y su criada %ueron hipnoti)adas, al i"ual que mucha más "ente, y raptadas por la pandilla. Sur"ió la idea, se"uramente #astante acertada, de que los delincuentes se sintieron atra$dos por la #elle)a de las mu!eres. Lo 3nico que la +nstrucción no ha#$a conse"uido desci%rar %ue la ra)ón por la que ha#$an raptado del sanatorio psiquiátrico al en%ermo mental que dec$a ser el maestro. o hu#o manera de
averi"uarlo, como tampoco el apellido del en%ermo raptado. 7esapareció para siempre como el hom#re muerto del n3mero --U del primer #loque. As$, pues, casi todo quedó aclarado y el tra#a!o de la +nstrucción terminó, como todo termina en este mundo. Pasaron varios aos y los ciudadanos empe)aron a olvidar a Ioland, a =oróviev y a los demás. *currieron muchas cosas que cam#iaron la vida de los que ha#$an su%rido por culpa de Ioland y su comparsa, y aunque %ueron cam#ios pequeos e insi"nicantes, hay que mencionarlos. Por e!emplo, Neor"es (en"als/i, despu2s de ha#er pasado tres meses en el sanatorio, tuvo que a#andonar su puesto en el Iariet2s, precisamente cuando ha#$a más tra#a!o, pues el p3#lico acud$a en masa alas taquillas0 el recuerdo de la ma"ia ne"ra y la revelación de sus trucos resultó ser muy duradero. (en"als/i a#andonó el Iariet2s porque comprend$a que ser$a demasiado penoso aparecer todas las noches ante dos mil personas, ser inevita#lemente reconocido y someterse a las pre"untas #urlonas so#re cómo se esta#a me!or0 con ca#e)a o sin ella. Además, el presentador ha#$a perdido "ran parte de su ale"r$a, tan indispensa#le en su pro%esión. Le ha#$a quedado un trastorno desa"rada#le y molesto0 cada plenilunio de primavera sent$a "ran desasosie"o, se echa#a las manos al cuello y mira#a alrededor an"ustiado. Estos ataques termina#an pasándosele, pero no le permit$an dedicarse a su anti"uo tra#a!o y el presentador se retiró a vivir en pa), vali2ndose de sus ahorros, que, se"3n sus modestos cálculos, de#$an durarle unos quince aos. Se %ue y nunca más se encontró con Iarenu!a, que "o)a#a de "ran popularidad y de la simpat$a "eneral, "racias a su ama#ilidad, e&cepcional incluso entre los administradores de teatro. Los acionados a los vales le llama#an padre #ienhechor. A cualquier hora el que llamara al Iariet2s o$a una vo) suave, pero triste0 «7$"ame», y a la pre"unta de cuándo se pod$a ha#lar con Iarenu!a, la misma vo) le contesta#a0 «Servidor». Pero, ?cómo su%r$a +ván Sav2lievich con su propia ama#ilidad@ Stiopa Li!od2yev no volvió a tener la pasión de tratar con el Iariet2s. ada más salir del sanatorio, en el que pasó ocho d$as, le trasladaron a 9ostov, donde reci#ió el puesto de director de una "ran tienda de comesti#les. 1orren rumores de que ha de!ado de #e#er vino de *porto y no #e#e nada más que vod/a, macerada en yemas de "rosella, lo que le ha convertido en un hom#re ro#usto. 7icen que se ha vuelto callado y evita a las mu!eres. El ale!amiento de Li!od2yev del Iariet2s, ansiado durante muchos aos, no le causó a 9ims/i tanta ale"r$a como pensara. 7espu2s del sanatorio y la estancia en =islovodos/, 9ims/i, vie!ecito, con la ca#e)a tem#lorosa, presentó la solicitud para dimitir de su car"o en el Iariet2s. Es curioso que esta solicitud la llevó al teatro la esposa de 9ims/i. El mismo Nri"ori 7an$lovich no se encontra#a con %uer)as para ir a la casa donde ha#$a visto un cristal roto #aado de luna y un #ra)o lar"o, que se acerca#a al cerro!o de a#a!o. Al de!ar el Iariet2s 9ims/i entró en un teatro in%antil de muecos en el #arrio de Samos/vorechie. En ese teatro ya no tuvo que en%rentarse con el respeta#le Arcadio Apolónovich Sempleyárov so#re los pro#lemas ac3sticos. Oste ha#$a sido trasladado rápidamente a (rians/ y nom#rado director de un centro de preparación de setas. Ahora los moscovitas comen setas saladas y en vina"re y no se cansan de cele#rarlas y de ale"rarse del traslado. >a es cosa pasada, y podemos decir que no le i#a a Arcadio Apolónovich eso de la ac3stica y que, a pesar de todos sus es%uer)os por me!orarla, quedó como esta#a. Entre las personas que rompieron con el teatro, aparte Arcadio Apolónovich, esta#a i/anor +vanóvich (osói, aunque su 3nica relación con el teatro %uera su pasión por las entradas "ratuitas. i/anor +vánovich no sólo ya no va a nin"3n teatro, pa"ando o sin pa"ar, sino que cam#ia de cara al o$r cualquier conversación teatral. *dia todav$a con más %uer)a al poeta Push/in y al #rillante actor Savva Potápovich =urol2sov. A este 3ltimo lo odia hasta tal punto que el ao pasado, al ver en el periódico una nota enmarcada en ne"ro, anunciando que Savva Potápovich, en la or de su vida art$stica, ha#$a su%rido un ataque, i/anor +vánovich se puso tan con"estionado que por poco le si"ue a Savva Potápovich, y e&clamó0 «?Le está #ien empleado@». 'ás a3n, aquella misma tarde i/anor +vánovich, impresionado por la muerte del conocido actor, que le tra!o muchos recuerdos
penosos, se %ue solo, acompaado por la luna llena que ilumina#a la Sadóvaya, y co"ió una terri#le #orrachera. 1ada copa prolon"a#a la maldita cadena de "uras odiosas, y ante sus o!os se suced$an 7unchil Ser"u2i Nerárdovich, la #ella +da Cerculánovna, el pelirro!o dueo de "ansos de lucha y el sincero i/olái =anav/in. 5> qu2 les pasó a ellos6 ?Por %avor@ o les pasó a#solutamente nada y era imposi#le que les pasara al"o, porque nunca ha#$an e&istido, al i"ual que el simpático presentador de revistas, como el mismo teatro y la t$a de Poro!óvni/ov, vie!a y avara, que "uarda#a divisas, pudri2ndose en el sótano. Tampoco ha#$an e&istido las trompetas de oro y los descarados cocineros. Todos ellos no ha#$an sido más que un sueo de i/anor +vánovich, provocado por el asqueroso =oróviev. Savva Potápovich, el actor, era el 3nico real, que se me)cló en el sueo sólo porque se le ha#$a "ra#ado en la memoria a i/anor +vánovich "racias a sus %recuentes actuaciones por radio. Ol e&istió, pero los otros no. 5Entonces, a lo me!or tampoco e&istió Alo$sio 'o"arich6 o sólo e&istió, sino que si"ue e&istiendo y ocupa el puesto que de!ó 9ims/i, es decir, el de director de nan)as del Iariet2s. 1uando volvió en s$ a las veinticuatro horas de su visita a Ioland, en un tren cerca de Iiat/a, se dio cuenta de que se ha#$a ido de 'osc3 en un momento de demencia, olvidando ponerse los pantalones y ha#iendo ro#ado un li#ro de re"istro de inquilinos. 'ediante el pa"o al encar"ado del tren de una suma enorme, le compró unos pantalones vie!os y mu"rientos y se volvió a 'osc3. 7es"raciadamente no pudo encontrar su anti"ua casa. Pero Alo$sio era un hom#re muy emprendedor. A las dos semanas ya ten$a una preciosa ha#itación en la calle (riusov y a los pocos meses esta#a instalado en el despacho de 9ims/i. +"ual que antes 9ims/i ha#$a su%rido por culpa de Stiopa, ahora Iarenu!a su%r$a por Alo$sio. Iarenu!a sólo suea con que se lleven a Alo$sio lo más le!os posi#le, porque, como dice a veces a sus ami"os más $ntimos, «no hay otro canalla tan "rande como Alo$sio y de 2l se puede esperar cualquier cosa». Puede que el administrador no sea imparcial nadie ha Iisto a Alo$sio hacer nada malo, ni siquiera hacer al"o aparte del nom#ramiento de un nuevo #arman en lu"ar de Só/ov0 Andr2i Fó/ich murió de cirrosis en la cl$nica del primer +nstituto de 'edicina, a los nueve meses de la aparición de Ioland en 'osc3< Pues s$, pasaron varios aos y los ver$dicos sucesos relatados en este li#ro se %ueron olvidando, apa"ándose poco a poco en la memoria. Pero eso no les sucedió a todos. 1ada primavera, en cuanto lle"a la luna llena de esta, #a!o los tilos de «Los Estanques del Patriarca» aparece al atardecer un hom#re de unos treinta aos. Tiene el pelo ro!i)o, o!os verdes y va vestido modestamente. Es un cola#orador del +nstituto de Cistoria y Filoso%$a, el pro%esor +ván i/oláyevich Pónirev. Al encontrarse #a!o los tilos siempre se sienta en el mismo #anco, donBde estuvo aquella tarde con (erlio), hace tiempo olvidado por todos, cuando 2ste vio por 3ltima ve) la luna rompi2ndose en peda)os. Ahora está entera, #lanca al comien)o de la tarde y lue"o dorada, con un ca#aBlloBdra"ón, y pasa por encima del que antes %ue poeta. +ván i/oláyevich ya sa#e y comprende todo. Sa#e que en su !uventud %ue v$ctima de una panda de hipnoti)adores, que lue"o estuvo en tratamiento y consi"uieron curarle. Pero sa#e tam#i2n que hay ciertas cosas que no es capa) de dominar. o puede dominar esta luna llena de primavera. En cuanto el astro empie)a a apro&imarse, en cuanto empie)a a crecer, llenándose de oro, +ván i/oláyevich se siente desasose"ado, nervioso, pierde el apetito y el sueo y espera que madure la luna llena. adie le puede retener en su casa. Sale al atardecer y se va a «Los Estanques del Patriarca». Sentado en el #anco, +ván i/oláyevich ha#la consi"o mismo a#iertamente, %uma, mira a la luna y al conocido torniquete. As$ pasa una o dos horas. Lue"o se levanta de su sitio y, siempre por el mismo camino, atravesando la calle Spiridónov/a, con los o!os vac$os y sin ver nada, se va a las #ocacalles de Ar#at.
Pasa por el puesto de petróleo, do#la !unto a un %arol de "as, vie!o y torcido, y se acerca a una ver!a, tras la que hay un hermoso !ard$n, todav$a sin verde, y en 2l, un palacete "ótico, con una torre con ventana de tres ho!as, iluminada por la luna. El pro%esor no sa#e qu2 es lo que le trae hacia este palacete, ni qui2n lo ha#ita, pero sa#e que no puede luchar contra s$ mismo las noches de luna llena. > tam#i2n sa#e que detrás de la re!a, en el !ard$n, siempre verá lo mismo. Ierá sentado en un #anco a un hom#re de edad, con #ar#ita e impertinentes y un cierto aire de cerdo. +ván i/oláyevich siempre encuentra al hom#re del palacete en la misma actitud soadora, con los o!os puestos en la luna. +ván i/oláyevich ya sa#e que despu2s de admirar un rato la luna, el hom#re #a!ará la vista hacia la ventana de la torre, mirando como si esperara que se a#riera de un momento a otro y en ella %uera a aparecer al"o e&traordinario. Lo que si"ue, +ván i/oláyevich ya lo conoce de memoria. Cay que esconderse #ien detrás de la re!a, porque el hom#re empe)ará a mirar alrededor con o!os an"ustiados, tratando de locali)ar al"o con la vista en el aire lue"o, al)ando los #ra)os, e&clamará con dulce dolor y se"uirá murmurando0 4?Ienus@ ?Ienus@< ?8u2 im#2cil he sido@ 4?7ioses m$os@ 4 susurrará +ván i/oláyevich, escondi2ndose detrás de la re!a y sin apartar la vista del misterioso desconocido4. *tra v$ctima de la luna< *tra v$ctima como yo. > el hom#re del !ard$n se"uirá ha#lando0 4?8u2 im#2cil@ 5Por qu26 5Por qu2 no me ha#r2 ido con ella6 57e qu2 te asustaste, #urro6 ?Pedir un certicado@ ?Pues ahora a"uántate, vie!o cretino@< Esto continuará hasta que en la parte oscura del palacete se a#ra de "olpe una ventana, apare)ca al"o #lanquecino y se oi"a una desa"rada#le vo) de mu!er0 4 i/olái +vánovich, 5dónde está6 ?8u2 %antas$as tiene@ 58uiere pescar la malaria6 ?Ien"a a tomar el t2@ Entonces el hom#re despertará y dirá con vo) %alsa0 4?8uer$a tomar el aire un poco, cielo m$o@ ?Cace una noche estupenda@ Se levantará del #anco, amena)ará con el puo la ventana que se cierra y se irá a casa de mala "ana. 4?'iente, miente@ *h dioses, ?cómo miente@ 4 murmura +ván i/oláyevich, ale!ándose de la re!a4. o es el aire el que le atrae al !ard$n, al"o ve en estas noches primaverales de luna llena, al"o ve en la misma luna y en lo alto del palacete. ?1uánto dar$a yo por conocer su secreto, por sa#er qui2n es aquella Ienus que ha perdido y ahora #usca en el aire, al)ando los #ra)os@ El pro%esor vuelve a su casa completamente en%ermo. Su mu!er hace que no se da cuenta de su estado y le mete prisas para que se acueste. Pero ella no se acuesta0 se queda sentada, leyendo !unto a una lámpara, mirándole con amar"ura. Sa#e que al amanecer +ván i/oláyevich se despertará con un "rito de dolor, empe)ará a a"itarse, llorando. Por eso ella tiene preparada #a!o la lámpara una !erin"uilla en alcohol y una ampolla llena de l$quido color t2. La po#re mu!er, atada al hom#re "ravemente en%ermo, ya puede dormirse. 7espu2s de la inyección +ván i/oláyevich dormirá hasta la maana con e&presión %eli), soando con al"o que ella desconoce, al"o precioso y elevado. Lo que despierta al sa#io y le hace e&halar el "rito de dolor en las noches de luna llena de primavera es siempre lo mismo. Ie al e&trao verdu"o sin nari) que, dando un salto con un aullido, clava su lan)a en el cora)ón a Nestás, que está atado a un poste y ha perdido la ra)ón. Pero lo más terri#le no es el verdu"o, sino la lu) irreal del sueo que viene de una nu#e y que cae so#re la tierra, como sucede sólo durante las catástro%es universales. 7espu2s de la inyección todo esto se trans%orma. Kn ancho camino de luna se e&tiende desde la cama a la ventana, y un hom#re con manto #lanco, %orrado de ro!o san"re, camina hacia la luna. Dunto a 2l va un !oven vestido con una t3nica rota y con la cara des"urada. Los dos ha#lan acaloradamente, discuten, quieren lle"ar a un acuerdo.