LETRA
INTERNACIONAL N.B70 (Primavera 2001) EN DEFENSA DE LA LITERATURA Gao Xingjian UNA UNA OLA D E SUEÑOS Louis Aragon A PLEN O SOL. Cu ltura y crítica crítica R. Pereda, R. Acín. A. Espada, RJ. Aguirre, J.I. Macua, I. Echevarría, M.A. Molinero, M olinero, R. Sánchez Lizarralde, P. P. Pastor, Pastor, M.R. Bamatán, Bam atán, J.M. Ridao, A. García Ortega, J. García Sánchez, S ánchez, J. Cruz, E. Subirats, J.A. Juristo, M. Antolín Rato, Rato, M. Borrás, Borrás, A. Gándara, E Bustamante, Bustam ante, P. Izquierdo, M. Sánchez Ostiz, J. Alfaya GUnter GUnter Grass Gras s • Eliot Weinberger Weinbe rger • Ryszard Rysza rd Kapuscinski Kapu scinski Etienne Balibar • Peter Sloterdijk Amelia Valcárc Valcárcel el • Felipe Hernández Cava • Luis Mateo Diez Roberto Blatt • Marcos Giralt • Anthony Bamett Carmen Carm en Valle • Sergio Benvenuto
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£1 capital social. Apuntes provisionales Pierre Bourdieu
JLa noción de capital social se ha impuesto como el único medio para designar el principio de efectos sociales que, aunque enten didos claramente en el ámbito de los agentes singulares —ámbi,to en el que se sitúa inevitablemente la encuesta estadística— no p dejan reducir al conjunto de las propiedades individuales que posee un agente determinado: dichos efectos, en los que la so ciología espontánea suele reconocer la acción de las “relacio nes”, son especialmente visibles en todos los casos en los que distintos individuos consiguen un rendimiento muy desigual de jin capital (económico o cultural) más o menos equivalente se gún el grado en el que son capaces de movilizar el capital de un grupo (familia, antiguos alumnos de escuelas de “elite”, club se jjecto, nobleza, etc.) más o menos constituido como tal y más o jm.enos provisto de capital. ,. El capital social es el conjunto de los recursos actuales o po tenciales vinculados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimiento e Pierre Bourdieu es profesor en el Colegio de Francia y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. ' “Le capital social. Notes provisoires”, Actes de la Recherche en Sciences Sociales, 3 (1980). Traducción de Evelyne Tocut.
interreconocimiento; o dicho de otro modo, a la pertenencia a un grupo, en tanto en cuanto que conjunto de agentes que poseen no sólo propiedades comunes (capaces de ser percibidas por el observador, por los demás o por ellos mismos) sino que están también unidos por vínculos permanentes y útiles. Estos víncu los no pueden reducirse a las relaciones objetivas de proximidad en el espacio físico (geográfico) o incluso en el espacio económi co y social porque se basan en intercambios que no pueden se pararse desde un punto de vista material o simbólico y cuya ins tauración y perpetuación suponen el re-conocimiento de dicha proximidad. En consecuencia, el volumen de capital social que posee un agente social depende de la extensión de la red de vínculos que puede movilizar efectivamente así como del volu-j men del capital (económico, cultural o simbólico) que cada uno de aquellos a los que está vinculado posee en propiedad. Lo cual! significa que aunque sea relativamente irreductible al capital económico y cultural que un agente determinado, o que incluso el conjunto de los agentes a los que éste está vinculado, posee (tal y como se constata en el caso del nuevo rico), no por ello e! capital social nunca es totalmente independiente debido al he cho de que los intercambios que instituyen el inter-reconoci; miento suponen el re-conocimiento de una homogeneidad “ob jetiva” mínima y porque ejerce un efecto multiplicador en e capital propio. Los beneficios que la pertenencia a un grupo proporciona es tán en la base de la solidaridad que los posibilita. Lo cual no sig nifica que se intente buscarlos de modo consciente como tales; incluso en el caso de grupos que, como por ejemplo los clubei selectos, están expresam ente habilitados para concentrar el capí tal social y lograr así los beneficios máximos del efecto multipli cador que la concentración implica y conseguir los beneficio: que la pertenencia proporciona, beneficios materiales comí cualquier tipo de “servicios” que unas relaciones útiles propor cionan así como beneficios simbólicos como aquellos que vienei asociados a la participación en un grupo poco frecuente y prestí gioso. La existencia de una red de vínculos no es algo natural, n, tampoco “algo dado socialmente”, constituido una vez por toda y para siempre mediante un acto social de institución (represen tado, en el caso del grupo familiar, por la definición genealògici
de las relaciones de parentesco, característica de una formación social), sino que es el producto del trabajo de instauración y mantenimiento necesario para producir y reproducir vínculos duraderos y útiles, capaces de proporcionar beneficios materia les o simbólicos. Dicho de otro modo, la red de vínculos es el producto de estrategias de inversión social destinadas de modo consciente o inconsciente a la institución o la reproducción de relaciones sociales utilizables directam ente, a corto o a largo pla zo, es decir, a la transformación de relaciones contingentes, como las relaciones de vecindad, de trabajo o incluso de paren tesco, en relaciones necesarias y electivas al mismo tiempo, que implican obligaciones duraderas, sentidas de modo subjetivo (sentimientos de gratitud, respeto, amistad, etc.) o garantizadas de modo institucional (derechos); y ello gracias a la alquimia del intercambio (de palabras, de regalos, de mujeres, etc.) como co municación que supone y produce el conocimiento y el reconoci miento mutuos. El intercambio transforma las cosas intercam biadas en signos de gratitud y, a través de la gratitud mutua y el reconocimiento de pertenencia al grupo que ésta implica, produ ce el grupo y determina al mismo tiempo los límites del grupo, ;S decir, los límites más allá de los cuales el intercambio consti tutivo, comercio, banquetes, matrimonio, no puede darse. De asta forma, cada miembro del grupo se ve instituido en guardián de los límites del grupo. El hecho de que la definición de los cri terios de acceso al grupo esté en juego en cualquier entrada nue va, puede modificar al grupo al modificar los límites del inter cambio legítimo mediante cualquier forma de desacuerdo. Por ese motivo, la reproducción del capital social es tributaria de jarte de las instituciones que se proponen promover los interíambios legítimos y excluir los intercambios ilegítimos favore ciendo oportunidades (mítines, cruceros, cacerías, recepciones, ;tc.), lugares (barrios elegantes, escuelas selectas, clubes, etc.) o Prácticas (deportes para ricos, juegos de sociedad, ceremonias Sulturales, etc.) que reúnan de modo aparentemente fortuito a ndividuos lo más homogéneos posible en todos los aspectos per tinentes desde el punto de vista de la existencia y la perma nencia del grupo; y también desde el trabajo de sociabilidad, se5e continua de intercambios en los que se afirma y se reafirma constantemente el reconocimiento y que supone, además de na competencia específica (conocimiento de las relaciones ge-
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nealógicas y de los vínculos reales y arte para utilizarlos, etc.) j una disposición, adquirida, para adquirir y mantener dicha com petencia, un gasto constante de tiempo y esfuerzos (que tienen su equivalente en capital económico) y también, con frecuencia de capital económico. Cuanto m ayor es el rend imiento de es< trabajo de acumulación y mantenimiento del capital social má importante es este capital, ya que son los propietarios de un ca pital social heredado los que marcan sus límites, capital socia simbolizado por un apellido importante, son aquellos que no tie nen por qué “entablar relaciones” con todos sus “conocidos”, ¡ los que conoce más gente que ellos mismos conocen y que, al es tar solicitados por su capital social y que, porque son “conocí dos”, merecen la pena ser conocidos (cf. “lo conozco mu] bien”), pueden transformar todas las relaciones circunstancíale en vínculos duraderos. Mientras no existen las instituciones capaces de concentra en manos de un agente singular la totalidad del capital socia que sirve de base a la existencia del grupo (familia, nación también asociación o partido) y de delegarle, gracias al capita poseído colectivamente, el ejercicio de un poder sin relación coi su aportación personal, cada agente participa del capital colecti vo, simbolizado por el apellido de la familia o del linaje, aunqui en proporción directa con su aportación, es decir, siem pre; cuando sus acciones, sus palabras, su persona honren al grupo (Y viceversa, mientras la delegación institucionalizada, que vie ne acompañada de una definición explícita de las responsabilida des, tiende a limitar las consecuencias de los incumplimiento individuales, la delegación difusa, correlativa al hecho de perte necer al grupo, asegura a todos los miembros del mismo sin dis tinción el aval del capital poseído colectivamente aunque no le proteja del descrédito que puede conllevar la conducta de cual quiera de ellos, lo cual explica la razón por la que los “grandes deben en ese caso hacer todo lo posible para defender la hom colectiva a través de la honra de los más desfavorecidos de s grupo.) De hecho, el mismo principio produce el grupo instituí do para la concentración del capital y la competencia dentro d< grupo para la apropiación del capital social producido por dich concentración. Para circunscribir la competencia interna denti de unos límites más allá de los cuales ésta comprometería la aci) mulación del capital en la que se basa el grupo, los grupos debe
; reglamentar la distribución entre sus miem bros del derecho a ¡ instituirse como delegado (mandatario, plenipotenciario, representante, portavoz) del grupo, a comprometer el capital social - de todo el grupo: de esta forma, los grupos instituidos delegan su [ capital social a todos los miembros, aunque en grados muy desi; guales (del simple laico al papa o del militante de base al secre! tario general), ya que todo el capital colectivo puede individuali | zarse en un agente singular que lo concentra y que, aunque deba i todo su poder al grupo, puede ejercer sobre el grupo (y en cierta ! medida contra el grupo) el poder que el grupo le permite con! centrar. Los mecanismos de delegación y representación (en el I doble sentido del teatro y del derecho) que se imponen —sin ¡ duda más rigurosos cuanto mayor sea el grupo— como uno de | los requisitos de la concentración del capital social (entre otros motivos porque permite que unos agentes numerosos, diversos y ¡ dispersos actúen de común acuerdo y permite también que se superen los efectos del carácter limitado que vincula a los agen tes, a través de sus cuerpos, a un lugar y un tiempo) contienen así el principio de una desviación del capital social que ellos constituyen.