La representación política. Elementos para una teoría del campo político* Pierre Bourdieu A la memoria de Georges Haupt El sile silenc ncio io sobr sobree las las cond condic icio ione ness que que colo coloca cann a los los ciud ciudad adan anos os,, y much muchoo más más brutalmente a aquellos que están más desprovistos económica y culturalmente, ante la alternativa de la dimisión en la abstención o de la desposesión por la delegación, es a la “ciencia poltica! lo que a la ciencia económica es el silencio sobre las condiciones económicas y culturales de la conducta económica “racional!" #o pena de naturalizar los mecani mecanismo smoss social sociales es que produc producen en y reprod reproduc ucen en el corte corte entre entre los “agent “agentes es $ polticamente activos! y los “agentes polticamente pasivos! y de constituir en leyes eter eterna nass las las regu regula lari rida dade dess hist histór óric icas as váli válida dass dent dentro ro de los los limi limite tess de un esta estado do determinado de la estructura de distribución del capital, y en particular del capital cultur cultural, al, todo todo anális análisis is de la lucha lucha polti poltica ca deb debee coloc colocar ar en sus %undam %undament entos os los ' determinantes económicos económicos y sociales de la división del traba&o poltico " El campo poltico, entendido a la ve( como un campo de %uer(a y como un campo de luchas que aspiran a trans%ormar la relación de %uer(as que con%iere a ese campo su estructura en un momento determinado, no es un imperio dentro de un imperio) los e%ectos de las necesidades e*ternas se hacen sentir en el campo por intermedio sobre todo de la relación que los mandantes, por el hecho de su distancia di%erencial respecto a los instru instrumen mentos tos de produc producció ciónn polti poltica ca,, mantie mantienen nen con sus sus manda mandatar tarios ios,, y de la relación que estos +ltimos, a causa de sus disposiciones, sostienen con su organi(ación" a distribución desigual de los instrumentos de producción de una representación del mundo social e*plcitamente %ormulada es lo que hace que la vida poltica pueda ser descripta en la lógica de la o%erta y la demanda) el campo poltico es el lugar donde se engendran, por la competencia entre los agentes que se encuentran comprometidos, los productos polticos, problemas, programas, análisis, comentarios, conceptos, eventos, entre los cuales los ciudadanos ordinarios, reducidos al estatuto de “consumidores!, deben elegir con posibilidades de malentendidos tanto más grandes cuanto más ale&ados est-n del lugar de producción" El monopolio de los profesionales #in repeti repetirr aqu aqu los anális análisis is de las condicio condiciones nes social sociales es de la con consti stituc tución ión de la competencia social y t-cnica que demanda la participación activa en la “poltica! ., hace %alta recordar al menos los e%ectos que los obstáculos mor%ológicos como el tama/o de las unidades polticas y el n+mero de los ciudadanos oponen a toda %orma de gobierno $
0 “a repres-ntation politique" 1lements pour une th-orie du champ politique!, Actes de la recherche en sciences sociales, $23$ 4ol" .5 67 .58.9, pp" .8':" ;"
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directo, son de alg+n modo redoblados por los e%ectos de la desposesión económica y cultural) la concentración del capital poltico en manos de un peque/o n+mero es tanto menos cuestionada, y tanto más probable, cuando los simples adherentes están más completamente desposedos de los instrumentos materiales y culturales necesarios para la participación activa en poltica, especialmente el tiempo libre y el capital cultural ": ebido a que los productos o%ertados por el campo poltico son instrumentos de percepción y e*presión del mundo social o si se quiere, principios de di8visión, la distribución de opiniones dentro de una población determinada depende del estado de los instrumentos de percepción y e*presión disponibles y del acceso que los di%erentes grupos tienen a esos instrumentos" Es decir que el campo poltico e&erce de hecho un e%ecto de censura limitando el universo del discurso poltico, y por lo tanto de aquello que es pen pensab sable le polti polticam cament ente, e, al espac espacio io %inito %inito de discur discursos sos susce suscepti ptible bless de ser producidos y reproducidos dentro de los limites de la problemática poltica como espacio de tomas de posición e%ectivamente reali(ables en del campo, es decir socio8 lógicamente posibles dadas las leyes que rigen la entrada al campo" a %rontera entre lo que es polticamente decible o indecible, pensable o impensable, por una clase de pro%anos se determina en la relación entre los intereses e*presivos de esta clase y la capacida capacidadd de e*presión e*presión de esos interese interesess que les asegura su posición posición dentro dentro de las relac relacion iones es de produc producció ciónn cultu cultural ral y, por end ende, e, polti poltica" ca" “n “naa intenc intención ión,, obser observa va
Esto implica que la división del traba&o poltico vara en %unción del volumen global del capital económico y cultural acumulado en una %ormación social determinada su “nivel de desarrollo! y tambi-n de la estructura, más o menos asim-trica, de la distribución de ese capital, particularmente el cultural" Es as que la generali(ación del acceso a la ense/an(a secundaria ha sido principio de un con&unto de trans%ormaciones de la relación entre los partidos y sus militantes o sus electores" @ "
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as coacciones del mercado pesan en primer lugar sobre los miembros de las clases dominadas que no tienen otra elección que la dimisión o la entrega de su voluntad al partido, organi(ación permanente que debe producir la representación de la continuidad de la clase, siempre amena(ada de recaer en la discontinuidad de la e*istencia atomi(ada con el repliegue en la vida privada y la b+squeda del camino de la salvación individual o en la particularidad de las luchas estrictamente reivindicativas 5" Es por esto que, más que los miembros de la clase dominante, que pueden contentarse con asociaciones, grupos de presión, o partidos8asociación 9I los dominados necesitan partidos entendidos como organi(aciones permanentes orientadas hacia la conquista del poder, partidos que proponen a sus militantes y electores no solamente una doctrina sino un programa de pensamiento y de acción, y que demandan por ese hecho una adhesión global y anticipada" Lomo lo nota ;ar* en La miseria de la filosofa, podemos %echar el nacimiento de un grupo social en el momento en que los miembros de sus organi(aciones representativas no luchan solamente por la de%ensa de los intereses económicos de sus representados sino por la de%ensa y el desarrollo de la organi(ación misma" Pero cómo no ver, que si la e*istencia de una organi(ación permanente, relativamente independiente de los intereses corporativos y coyunturales, es la condición de la representación permanente y propiamente poltica de la clase, ello encierra tambi-n la amena(a de la desposesión de los miembros “cualquiera! de esa claseM a antinomia del “poder revolucionario establecido!, como dice BaKunin, es parecido a aquel de la =glesia re%ormada descrito por Nroeltsch" a fides implicita, delegación global y total por la cual los más disminuidos acuerdan en bloque al partido de su elección una suerte de cr-dito ilimitado, de&a libre curso a los mecanismos que tienden a desposeerlos de todo control sobre el aparato) es lo que hace que, por una e*tra/a irona, la concentración del capital poltico no es &amás tan grande, salvo intervención deliberada e improbable en sentido opuesto, como en los partidos que se dan como ob&etivo la lucha contra la concentración del capital económico" Gramsci a menudo evocó la inclinación al %idesmo milenarista y a la representación providencial del partido y de sus &e%es que se observa en la clientela de los partidos comunistas) “Otro aspecto de peligro que ha sido deplorable en nuestro partido, es la esterili(ación de toda %orma de actividad individual, la pasividad de la masa del partido, la certe(a est+pida de que, de todos modos, haba alguien que pensaba en todo y provea todo! A" Gramsci, !crits Politiques, $29:, p" '5@" “=nquietos por esa condición de in%erioridad absoluta que es la suya, las masas han abdicado completamente a toda soberana y todo poder, la organi(ación y la persona del organi(ador se han convertido para ellos en una sola y misma cosa, del mismo modo que para un e&-rcito en campa/a la persona del “condottiere! encarna la salvación com+n y deviene garante del -*ito y la victoria A" Gramsci op" cit" 3'" #e puede tambi-n citar a Cosa u*emburgo, a contrario, cuando describe sobre el modo de "ishful thin#ing un partido que limite por s mismo su propio poder en un es%uer(o consciente y constante de sus &e%es, quienes 5
a relación entre los pro%anos y los pro%esionales toma %ormas muy di%erentes para los dominantes) siendo capaces, la mayor parte del tiempo, de producir por s mismos sus actos y sus opiniones polticas, no es &amás sin reticencia ni ambivalencia que se resignan a la delegación impuesta por la lógica especi%ica de la legitimidad que, %undada sobre el desconocimiento, condena la tentación de la auto8 representación" 9 #e puede llamar partido$asociación a una organi(ación en la que el ob&etivo casi e*clusivo es la preparación para las elecciones, y que debe a -sta %unción permanente una permanencia que no poseen las asociaciones ordinarias) pró*imo a la asociación por el carácter limitado y parcial de sus ob&etivos y por el compromiso que demanda y, a la ve(, por la composición social %uertemente diversi%icada de su clientela hecha de electores y no de militantesI se encuentra pró*imo al partido por la permanencia que impone la recurrencia de su %unción especi%ica, la preparación para las elecciones" Es remarcable que el partido ideal como lo describe OstrogorsKi sea e*actamente una asociación, es decir, una organi(ación temporaria, creada ad hoc en vistas de una reivindicación determinada o de una causa especi%ica"
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se destituiran para actuar reali(ando la voluntad de las masas) “El +nico rol de los pretendidos dirigentesQ de la social8democracia consiste en iluminar a la masa sobre su misión histórica" a autoridad y la in%luencia de los &e%esQ en la democracia se acrecientan sólo proporcionalmente al traba&o de educación que reali(an en ese sentido" icho de otro modo, su prestigio y su in%luencia sólo aumentan en la medida en que los &e%es destruyen eso que hasta ahora era la %unción de los dirigentes, la ceguera de las masas, en la medida que ellos mismos renuncian a su cualidad de &e%es, en la medida en que hacen de la masa la dirigencia, y de s mismo los órganos e%ecutivos de la acción consiente de la masa" Cosa u*emburg, &asse et chefs $29:, p" $.9" #era interesante determinar aquello que en las tomas de posición de los di%erentes “teóricos! sobre este problema que, como Gramsci, pueden oscilar del espontanesmo de l'(rdine )uovo al centralismo del artculo sobre el partido comunista en !crits Politiques, y relación con %actores ob&etivos como el nivel de %ormación general y poltica de las masas, y en particular con la e*periencia directa de las disposiciones de las masas en una coyuntura determinada, y lo que se relaciona con los e%ectos del campo y a la lógica de las oposiciones internas"
Aquellos que dominan el partido y que están ligados a la e*istencia y la persistencia de esta institución y a los bene%icios espec%icos que ella asegura, encuentran en la libertad que les de&a el monopolio de producción y de imposición de intereses polticos instituidos la posibilidad de imponer como intereses de sus mandantes sus intereses de mandatarios" F eso sin que nada permita probar completamente que los intereses as universali(ados y plebiscitados de los mandatarios no coincidan con los intereses ine*presados de los mandantes, ya que los primeros tienen el monopolio de los instrumentos de producción de intereses polticos, es decir polticamente e*presados y reconocidos, de los segundos" 6ada sino esta %orma de abstención activa, que se arraiga en la revuelta contra una doble impotencia, impotencia vis$á$vis a la poltica y a todas las acciones puramente seriales que ella propone, impotencia %rente a los aparatos polticos) el apolitismo que toma algunas veces la %orma de antiparlamentarismo y que puede desviarse hacia todas las %ormas de bonapartismo, de boulangismo, o de gaullismo, es %undamentalmente una %orma de contestación al monopolio de los polticos, que representa el equivalente poltico de eso que %ue, en otros tiempos, la revuelta religiosa contra el monopolio de los cl-rigos" Competencias, apuestas e intereses específicos En materia de poltica como en materia de arte, la desposesión del mayor n+mero es correlativa, o incluso consecutiva, a la concentración de los medios de producción propiamente polticos en manos de pro%esionales, que no pueden entrar con alguna posibilidad de -*ito en el &uego propiamente poltico sino es a condición de poseer una competencia especi%ica" 6ada es menos natural, en e%ecto, que el modo de pensamiento y acción que es e*igido para la participación en el campo poltico) como el habitus religioso, artstico o cient%ico, el habitus del poltico supone un entrenamiento especial" En primer lugar, por supuesto, todo el aprendi(a&e necesario para adquirir el corpus de saberes espec%icos teoras, problemáticas, conceptos, tradiciones históricas, datos económicos, etc" producidos y acumulados por el traba&o poltico de pro%esionales del presente o del pasadoI o capacidades más generales tales como el dominio de cierto lengua&e y cierta retórica poltica, aquella del tribun, indispensable en las relaciones con los pro%anos, o aquella del debater , necesaria en las relaciones entre pro%esionales" Pero tambi-n y sobre todo esa suerte de iniciación, con sus pruebas y sus ritos de pasa&e que tienden a inculcar la matriz práctica de la lógica inmanente del campo poltico y a imponer una sumisión a los valores, a las &erarquas y a las censuras inherentes al campo, o a las %ormas espec%icas que sus coacciones y controles adquieren en el seno de cada partido" Esto signi%ica que, para comprender completamente los discursos
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polticos que son o%ertados en un momento dado y que en con&unto de%inen el universo de eso que puede ser dicho y pensado polticamente, por oposición a aquello que es recha(ado como indecible e impensable, hara %alta anali(ar todos los procesos de producción de los pro%esionales de la producción ideológica, desde la marca, operada en %unción de una de%inición muchas veces implcita de la competencia deseada, que los designa por sus %unciones, y la %ormación general o especi%ica que los prepara para asumirlas, hasta la acción de normali(ación continua que les imponen, con su complicidad, los miembros más antiguos del grupo, en particular cuando los nuevos elegidos acceden a una instancia poltica en donde podran importar un discurso %ranco y una libertad de maneras que atentaran contra las reglas de &uego" a desposesión correlativa de la concentración de los medios de producción de instrumentos de producción de discursos o de actos socialmente reconocidos como polticos no cesa de acrecentarse a medida que el campo de producción ideológica gana en autonoma con la aparición de las grandes burocracias polticas de pro%esionales a tiempo completo y con la aparición de instituciones como en Drancia el =nstituto de Liencias Polticas y la Escuela 6acional de Administración encargadas de seleccionar y %ormar a los productores pro%esionales de esquemas de pensamiento y de e*presión del mundo social, hombres polticos, periodistas polticos, altos %uncionarios, etc" F al mismo tiempo de codi%icar las reglas de %uncionamiento del campo de producción ideológica y el corpus de saberes y saber8hacer indispensables para su con%ormación" a “ciencia poltica! que se ense/a en instituciones especialmente plani%icadas para este %in, es la racionalización de la competencia que e*ige el universo de la poltica y que poseen en estado práctico los pro%esionales) apunta a acrecentar la e%icacia de esa matri( práctica poniendo a su servicio t-cnicas racionales, como el sondeo, las relaciones publicas o el marKeting poltico, al mismo tiempo que tiende a legitimarlas dándole la apariencia de cienti%icidad e instituyendo las cuestiones polticas como asunto de especialistas, que les corresponde (an&ar a los especialistas en nombre del saber y no del inter-s de grupo"3 a autonomi(ación del campo de producción ideológica se acompa/a sin duda con una elevación del derecho de entrada al campo y, en particular, de un re%or(amiento de las e*igencias en materia de competencia general o incluso especi%ica lo que contribuye a e*plicar el crecimiento del peso de los pro%esionales %ormados en escuelas e incluso en las escuelas especi%icas R“#ciences Po!, E6A8 en detrimento de los simples militantes 2" Este proceso es acompa/ado sin duda tambi-n de un re%uer(o del e%ecto de las leyes internas del campo poltico 8y en particular de la competencia entre los pro%esionales8 en relación a los e%ectos de las transacciones directas o indirectas entre los pro%esionales y los pro%anos $" Esto signi%ica que, para comprender una toma de posición poltica, 3
As, por e&emplo, la teora elitista de la opinión, que es la obra de elaboración o análisis de los sondeos de opinión, o las deploraciones rituales de la abstención, se traicionan con toda inocencia en las encuestas sobre opinion$ma#ers que, inspirándose en toda una %iloso%a emanatista de la “di%usión! como goteo, apunta a captar las redes de circulación de la opinión hasta la %uente de donde se considera que brotan, es decir hasta la “elite! de los “%abricantes de opinión!, cuyos integrantes no piensan &amás en preguntar como se hace su opinión" por e&emplo, L" >adushin, PoJer, =n%luence and #ocial Lircles) A 6eJ ;ethodology %or #tudying Opinion ;aKers , American *ociological +evie", SSS===, $253, pp" 53@8 522" 2 #in embargo, esta evolución podra encontrarse contrariada, en cierta medida, por la elevación general del nivel de instrucción que, dado el peso determinante del capital escolar en el sistema de %actores e*plicativos de las variaciones en la relación con la poltica, es sin duda natural que entre en contradicción con esta tendencia y re%uerce, en grados di%erentes seg+n los aparatos, la presión de la base menos inclinada a una delegación incondicional" $ El debate televisivo que con%ronta a los pro%esionales elegidos por su competencia especi%ica, pero tambi-n por su sentido del decoro y la respetabilidad polticas, en presencia de un p+blico reducido al
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programa, intervención, discurso electoral, etc, es por lo menos igual de importante conocer el universo de tomas de posición con&untamente propuestas en campo como las demandas de los laicos, cuyos responsables de esas tomas de posición son los mandatarios declarados) una toma de posición, la palabra lo dice maravillosamente, es un acto que sólo cobra sentido relacionalmente, en y por la di%erencia, es una diferenciación distintiva" El poltico listo es aquel que logra dominar prácticamente el sentido ob&etivo y el e%ecto social de sus tomas de posición gracias al dominio que posee del espacio de tomas de posición e%ectivas, y sobre todo potenciales, o me&or dicho, del principio de esas tomas de posiciónI a saber el espacio de las posiciones ob&etivas dentro del campo y las disposiciones de sus ocupantes) este “sentido práctico! de las tomas de posición posibles e imposibles, probables e improbables para los di%erentes ocupantes de las distintas posiciones, es lo que le permite “elegir! las tomas de posición convenientes, y convenidas, y evitar las tomas de posición “comprometedoras!, que le haran reencontrarse con los ocupantes de las posiciones opuestas en el espacio del campo poltico" Ese sentido del &uego poltico que les permite a los polticos prever las tomas de posición de los otros polticos es tambi-n eso que los hace a ellos mismos previsibles para los otros polticos" Previsibles, por lo tanto responsables, en el sentido del ingl-s responsible, es decir, competentes, serios, %iables, breves, dispuestos a &ugar con constancia y sin sorpresas ni traiciones el rol que les es asignado por la estructura del espacio de &uego" 6o hay nada que sea más absolutamente e*igido por el &uego poltico que esta adhesión %undamental al &uego mismo, illusio, involvement , commitment , inversión en el &uego que es el producto del &uego al mismo tiempo que es su condición de %uncionamiento) so pena de e*cluir del &uego y de los bene%icios que en -l se adquieren, as se trate del simple pacer de &ugar, o de todos los provechos materiales y simbólicos asociados a la posesión de un capital simbólicoI todos los que tienen el privilegio de invertir en el &uego en lugar de ser reducidos a la indi%erencia y a la apata del apolitismo aceptan el contrato tácito que está implicado en el hecho de participar del &uego, de reconocerlo por eso mismo como algo que vale la pena ser &ugado, y que los une a todos los otros participantes por una suerte de colusión originaria, mucho más poderosa que todas las alian(as declaradas o secretas" Esta solidaridad de todos los iniciados, ligados entre ellos por la misma adhesión %undamental al &uego y a las apuestas del &uego, por el mismo respeto obsequium al &uego en s y a las leyes no escritas que lo de%inen, por la misma inversión %undamental en el &uego de la cual ellos tienen el monopolio y que les hace %alta perpetuar para asegurar la rentabilidad de sus inversiones, no se mani%iesta &amás tan claramente como cuando el &uego llega a estar amena(ado en cuanto tal" os grupos unidos por una %orma cualquiera de colusión como el grupo de colegas hacen un imperativo %undamental de la discreción y del secreto sobre todo de aquello que concierne a las creencias ntimas del grupo" Ellos condenan con violencia, cuando se e*hiben al e*terior, las mani%estaciones de cinismo que, entre iniciados, son totalmente admitidas porque no pueden por de%inición a%ectar la creencia %undamental en el valor del grupo, la libertad respecto a los valores que es con %recuencia vivida como una muestra suplementaria de valor se sabe con que indignación los hombres polticos y los periodistas polticos, com+nmente apresurados en pregonar rumores y an-cdotas desencantados sobre los hombres polticos, acogen a aquellos que en un determinado momento pueden minar y “destruir el &uego! y, por lo tanto, la e*istencia poltica del apolitismo popular y peque/o burgu-s que es a la ve( la condición y el producto del monopolio de los polticos" Pero los grupos no descon%an menos de aquellos que, tomándose demasiado seriamente los valores proclamados, recha(an los compromisos y las alina(as que son la condición de la e*istencia real del grupo" estatus de espectador, reali(ando de este modo la lucha de clases ba&o la %orma de un en%rentamiento teatrali(ado y rituali(ado entre dos ganadores, simboli(a per%ectamente el resultado de un proceso de autonomi(ación del &uego propiamente poltico, más que nunca encerrado en sus t-cnicas, sus &erarquas, sus reglas internas"
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Una equivocación interesada
a candidatura de Loluche a la presidencia de la rep+blica estuvo de entrada condenada por casi la totalidad de los pro%esionales de la poltica ba&o la denominación de pou%adismo" #in embargo, buscaramos en vano en la temática del cómico parisi-n los tópicos más tpicos del libro de #aint8L-r-, tal como los muestra el estudio clásico de #tanley Ho%%mann $) nacionalismo, anti8intelectualismo, anti8parisi-n, *eno%obia racista y %ascista, e*altación de las clases medias, moralismo, etc" F cuesta comprender cómo los “observadores sagaces! pudieron con%undir el “candidato de las minoras!, de todos aquellos “que &amás son representados por los partidos polticos!, “homose*uales, árabes, negros! etc", con el de%ensor de los peque/os comerciantes en lucha contra “los advenedi(os! y contra “la ma%ia de tra%icantes y pederastas!" ' Aunque se conocen mal las bases sociales del movimiento pou&adista, es innegable que encontró sus primeras tropas y sus más %ieles seguidores en la peque/a burguesa de artesanos y comerciantes de provincia, más bien de edad y amena(ados por las trans%ormaciones económicas y sociales" Ahora bien, dos encuestas, completamente convergentes, de la =DCE# y de la =DOP, establecen que aquellos que acuerdan su simpata a la candidatura de Loluche presentan caractersticas opuestas en todos lo puntos enunciados" a propensión a aprobar la candidatura de Loluche vara en relación inversa a la edad) alcan(a su intensidad má*ima en los más &óvenes y, entre ellos, sobre todo en lo hombres y es solamente a los o&os de una parte apro*imadamente un tercio de las personas mayores de 5@ a/os que resulta un escándalo" As mismo, tiende a crecer con el tama/o del lugar de residencia) el apoyo es muy d-bil en las comunidades rurales y las peque/as ciudades, y predomina en las grandes ciudades y en el aglomerado parisiense" Aun cuando las categoras empleadas por los dos institutos de sondeos sean igualmente imprecisas y poco comparables, todo parece indicar que son los obreros y los empleados, y tambi-n los intelectuales y los artistas, los que se declaran más netamente a %avor del candidato anómico, mientras que los recha(os más %uertes se encuentran en los patrones de la industria y el comercio" Esto se comprende si se observa que los votos a Loluche provienen principalmente de la i(quierda netamente más del P# que del PL y tambi-n entre los ecologistas y los abstencionistas" a parte de personas interrogadas que, a %alta de una candidatura de Loluche, votaran por la derecha es reducida particularmente entre los obreros y es sobretodo hacia el Partido #ocialista donde se dirigiran los votos la parte que elegira la abstención es tambi-n muy %uerte en todas las categoras" El hecho de que la parte de seguidores de Loluche sea netamente más elevada en los hombres que en las mu&eres permite suponer que ese voto es la e*presión de un abstencionismo activo, muy di%erente a la simple indi%erencia ligada a la incompetencia estatuaria" As pues, los pro%esionales, hombres polticos y periodistas, intentan negar al que “rompe el &uego!, el derecho de entrada que los pro%anos le acuerdan masivamente ellos son %avorables por dos tercios del principio de su candidatura" #in duda porque, entrando en el &uego sin tomarlo en serio, y sin tomarse en serio, este &ugador e*tra8 ordinario amena(a el %undamento mismo del &uego, es decir, la creencia y la credibilidad de los &ugadores ordinarios" os apoderados son encontrados en una posición de %lagrante delito de abuso de poder) mientras que, como de costumbre, se presentan como los portavoces de la “opinión p+blica! y reserva de todas las palabras autori(adasI ellos proponen no la verdad del 9
mundo social, sino la verdad de su relación con ese mundo, y obligan a preguntarse si no %ue as otras veces" $8#" Ho%%man, Le mouvement Pou%ade, Lahiers de la %ondation nationale des sciences politiques, Paris, A" Lolin, $2@5, pp" '28'5, '8# Ho%%man, op cit " p" ':5"
El doble &uego a lucha que opone a los pro%esionales es sin duda la %orma por e*celencia de la lucha simbólica por la conservación o la trans%ormación del mundo social, por la conservación o trans%ormación de la visión del mundo social y de los principios de di8visión de ese mundo) o, más precisamente, por la conservación o la trans%ormación de las divisiones establecidas entre las clases, por la trans%ormación o conservación de los sistemas de clasi%icación que son su %orma incorporada y de las instituciones que contribuyen a perpetuar la clasi%icación en vigor legitimándolas $$" Ella encuentra sus condiciones sociales de posibilidad en la lógica espec%ica seg+n la cual se organi(a, en cada %ormación social, el &uego propiamente poltico donde se &uegan de una parte el monopolio de la elaboración y de la di%usión del principio de di8visión legitimo del mundo social y, de ese modo, la movili(ación de los grupos, y por otra parte el monopolio de utili(ación de los instrumentos de poder ob&etivados capital poltico ob&etivo" Ella toma pues la %orma de una lucha por el poder propiamente simbólico de hacer ver y de hacer creer, de predecir y prescribir, de hacer conocer y hacer reconocer, que es inseparablemente una lucha por el poder sobre los “poderes p+blicos! las administraciones del Estado" En las democracias parlamentarias, la lucha por conquistar la adhesión de los ciudadanos su voto, sus cuotas, etc" es tambi-n una lucha por mantener o subvertir la distribución del poder sobre los poderes p-blicos o si se pre%iere, por el monopolio del uso legtimo de los recursos polticos ob&etivados, derecho, armamento, polica, %inan(as p+blicas, etc"" os agentes por e*celencia de esta lucha son los partidos, organi(aciones de combate especialmente preparadas para llevar adelante esta forma sublimizada de guerra civil, movilizando duraderamente por medio de previsiones prescriptivas el n+mero más grande posible de agentes dotados de la misma visión del mundo social y de su porvenir" A %in de asegurar esta movili(ación duradera, los partidos deben por un lado elaborar e imponer una representación del mundo social capa( de obtener la adhesión del mayor n+mero posible de ciudadanos, y por otra parte conquistar puestos de poder o no capaces de asegurar un poder sobre sus tributarios" As, la producción de ideas sobre el mundo social se encuentra siempre subordinada de hecho a la lógica de la conquista del poder, que es aquella de la movili(ación del mayor n+mero" e all sin duda el privilegio acordado, en la elaboración de la representación legtima, al modo de producción eclesial , en el cual las propuestas mociones, plata%ormas, programas, etc" son inmediatamente sometidas a la aprobación de un grupo y no pueden pues ser impuestas más que por pro%esionales capaces de manipular a la ve( ideas y grupos, de producir las ideas capaces de producir a los grupos, al manipular esas ideas de manera que les aseguren la adhesión de un grupo por e&emplo con la retórica del mitin electoral o con dominio del con&unto de las t-cnicas de la palabra, de redacción, de manipulación de la asamblea, que permiten “hacer pasar! una “moción!" #in hablar del mane&o de los procedimientos y de los procesos que, como el &uego contar los mandatos, permiten controlar directamente la producción misma del grupo" $$
#obre la lógica de la lucha por la imposición del principio de di8visión, v-ase P" Bourdieu) “Qidentitet la repr-sentation!, Actes de la recherche en sciences sociales, .@, nov, $23, pp" 5.89'"
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Lometeramos un error si subestimáramos la autonoma y la e%icacia espec%ica de todo eso que ocurre en el campo poltico, y si redu&-ramos la historia propiamente poltica a una suerte de mani%estación epi%enomenal de %uer(as económicas y sociales de las que los actores polticos serian de alguna manera marionetas" Además, eso sera ignorar la e%icacia propiamente simbólica de la representación, y de la creencia movili(adora que ella suscita por la virtud de la ob&etivaciónI esto llevara a olvidar el poder propiamente poltico del gobierno que, si depende en algunos aspectos de %uer(as económicas y sociales, puede e&ercer una e%icacia real sobre esas %uer(a a trav-s de la acción sobre los instrumentos de administración de las cosas y las personas" #e puede %undamentar la comparación de la vida poltica con un teatro sólo a condición de pensar realmente la relación entre el partido y la clase, entre la lucha de las organi(aciones polticas y la lucha de clases, como una relación propiamente simbólica entre un signi%icante y un signi%icado, o me&or, entre representantes que dan una representación y agentes, acciones y situaciones representadas" a concordancia entre el signi%icante y el signi%icado, entre el representante y el representado, resulta sin duda menos de la b+squeda consiente del a&uste a la demanda de la clientela o de los constre/imientos mecánicos e&ercidos por presiones e*ternas, que de la homologa entre la estructura del teatro poltico y la estructura del mundo representado, entre la lucha de clases y la %orma sublimada de esta lucha que se &uega en el campo poltico $'" Es esta homologa la que hace que, persiguiendo la satis%acción de los intereses espec%icos que les impone la competencia al interior del campo, los pro%esionales dan satis%acción por a/adidura a los intereses de sus mandantes, y que las luchas entre los representantes pueda ser descripta como una mmesis poltica de la lucha de los grupos o de las clases de las que resultaron ganadoresI o inversamente que, en sus tomas de posición más con%ormes al inter-s de sus mandantes, persiguen a+n 8sin necesidad de con%esárselo8 la satis%acción de sus intereses propios, tal como se los asigna la estructura de posiciones y oposiciones constitutivas del espacio interno del campo poltico" a atención obligada a los intereses de los mandantes hace olvidar los intereses propios de los mandatarios" icho de otro modo, la relación aparente entre los representantes y los representados, concebida como causa determinante “grupos de presión!, etc" o causa %inal “causas! a de%ender, intereses a “servir!, etc", oculta la relación de competencia entre los representantes y, en el mismo movimiento, la relación de orquestación o de armona preestablecida entre los representantes y los representados" #in duda ;a*
o prueban las di%erencias que las necesidades asociadas a la historia y a la lógica intrnseca a cada campo poltico nacional hacen surgir entre las representaciones que las organi(aciones “representativas! de clases sociales ubicadas en posiciones equivalentes 8como las clases obreras de los distintos pases europeos8 o%recen de los intereses de esas clases y esto a pesar de todos los e%ectos homogeni(antes 8como la “bolchevi(ación! de los partidos comunistas8" $. ;"
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Ellos sirven a los intereses de sus clientes en la media y solamente en la medida en que se sirven tambi-n sirvi-ndolos, es decir tanto más e.actamente en cuanto su posición en la estructura del campo poltico coincida más e.actamente con la posición de sus mandantes en la estructura del campo social El rigor de la correspondencia entre los dos espacios depende sin duda en gran parte de la intensidad de la competencia, es decir, ante todo del n-mero de partidos o tendencias, que comanda la diversidad y de la renovación de los productos o%ertados, %or(ando por e&emplo a di%erentes partidos a modi%icar sus programas para conquistar nuevas clientelas" En consecuencia, los discursos polticos producidos por los pro%esionales están siempre doblemente determinados, y a%ectados por una duplicidad para nada intencional puesto que ella resulta de la dualidad de los campos de re%erencia y de la necesidad de servir a la ve( los %ines esot-ricos de las luchas internas y los %ines e*ot-ricos de las luchas e*ternas$@"
n sistema de di%erencias As, es la estructura del campo poltico que, sub&etivamente indisociable de la relación directa 8y siempre proclamada8 con los mandantes, determina las tomas de posición por intermedio de los constre/imientos y de los intereses asociados a una posición determinada en ese campo" Loncretamente, la producción de tomas de posición depende del sistema de tomas de posición con&untamente propuestas por el con&unto de partidos antagónicos, es decir, de la problemática poltica como campo de posibilidades estrat-gicas ob&etivamente o%ertadas a la elección de los agentes ba&o la %orma de posiciones e%ectivamente ocupadas y de tomas de posición e%ectivamente propuestas dentro del campo" os partidos, como las tendencias en el seno de los partidos, tienen una e*istencia relacional y sera vano intentar de%inir aquello que son y que pro%esan independiente de lo que son y que pro%esan sus competidores en el seno del mismo campo $5" 6o e*iste mani%estación más evidente de ese e%ecto de campo que esa suerte de cultura esot/rica, hecha de problemas completamente e*tra/os o inaccesibles a la mayora, de conceptos y de discursos sin re%erente en la e*periencia del ciudadano ordinario y sobre todo qui(ás de peque/as distinciones, de matices, de sutile(as, de %inuras que pasan inadvertidos a los o&os de los no iniciados y que no tienen otra ra(ón de ser que las relaciones de con%licto y competencia entre las di%erentes organi(aciones o entre las “tendencias! o las “corrientes! de una misma organi(ación" Podemos nuevamente citar un testimonio de Gramsci) “6osotros nos ale&amos de la masa) entre nosotros y la masa se %orma una pantalla de equvocos, de malentendidos, de &uego verbal complicado" Nerminaremos por aparecer como gente que quiere a todo precio conservar su lugar! $9" En realidad, lo que hace que esta cultura propiamente poltica resulte inaccesible a la Gallimard, $29:, p" .'9" $@ a %orma paradigmática de esta duplicidad estructural está sin duda representada por lo que la tradición revolucionaria de la C## denomina la “lengua de Esopo!, es decir, el legua&e secreto, codi%icado, indirecto, al que los revolucionarios haban recurrido para escapar a la censura (arista y que reaparecera en el partido bolchevique en ocasión del con%licto entre los partidarios de #talin y los de Bu&arin" Es decir, cuando se trata de evitar, por “patriotismo de partido!, que los con%lictos interiores al Politburó o al Lomit- central se %iltren hacia %uera del partido" Ese lengua&e enmascara, ba&o una apariencia anodina, una verdad oculta que “todo militante su%icientemente cultivado! sabe desci%rar y que puede ser ob&eto, seg+n sus destinatarios, de dos lecturas di%erentes c%" #" Lohen, 6icolas BouKharine, La vie d'un bolchevic# , Paris, ;aspero, $292, pp" .. y .:@" $5 e ah el %racaso de todos aquellos que, como tantos historiadores de Alemania siguiendo a Cosemberg, trataron de de%inir el “conservadurismo! de %orma absoluta, sin ver que -ste deba cambiar sin cesar de contenido sustancial para mantener su valor racional" $9 A" Gramsci, op cit " ==, p" ''@"
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mayora, es sin duda menos la comple&idad del lengua&e por medio del cual se e*presa que la comple&idad de las relaciones sociales constitutivas del campo poltico que all se e*presan) esa creación arti%icial de luchas de Luria aparece menos como inteligible que como desprovista de ra(ón de ser a aquellos que, no %ormando parte del &uego, “no le encuentran el inter-s! y no pueden comprender que tal o cual distinción entre dos palabras o dos %ormulaciones de un discurso en &uego, programa, plata%orma, moción o resolución, hallan dado lugar a tales debates porque no adhieren al principio de oposiciones que han sucitado los debates generadores de esas distinciones $3" El hecho de que todo campo poltico tienda a organi(arse alrededor de la oposición entre dos polos que, como los partidos en el sistema americano, pueden ser ellos mismos entendidos como verdaderos campos, organi(ados seg+n divisiones análogas no debe hacer olvidar que las propiedades recurrentes de las doctrinas o de los grupos situados en las posiciones polares, “partido del cambio! y “partido del orden!I “progresistas! y “conservadores!I “i(quierda! y “derecha!, son invariantes que no se reali(an más que en y por la relación a un campo determinado" Es as que las propiedades de los partidos que constatan las topologas realistas, se comprenden inmediatamente si se las relaciona con la %uer(a relativa de los dos polos, la distancia que los separa y que de%ine las propiedades de sus ocupantes, partidos u hombres polticos y en particular su propensión a la divergencia hacia los e*tremos, o a la convergencia hacia el centro e, inseparablemente, la probabilidad de que sea ocupada la posición central, intermedia, o un lugar neutro" El campo en su con&unto se de%ine como un sistema de di%erencias de distintos niveles, y nada tiene sentido R ni en las instituciones o los agentes, ni en los actos o los discursos que ellos producen8 más que relacionalmente, por el &uego de oposiciones y distinciones" Es as, por e&emplo, que la oposición entre la “derecha! y la “i(quierda! puede mantenerse en una estructura trans%ormada al precio de un intercambio parcial de los roles entre aquellos que ocupan esas posiciones en dos momentos di%erentes o en dos lugares di%erentes) el racionalismo, la %e en el progreso y la ciencia que, en el perodo de entreguerras, tanto en Drancia como en Alemania, eran de hecho de la i(quierda mientras que la derecha nacionalista y conservadora los sacri%icaba al irracionalismo y al culto de la naturale(aI se convirtieron hoy, en ambos pases, en el cora(ón del nuevo credo conservador %undado sobre la con%ian(a en el progreso, la t-cnica y la tecnocracia, mientras que la i(quierda se vuelve sobre temas ideológicos o prácticas que pertenecan al polo opuesto, como el culto ecológico de la naturale(a, el regionalismo y cierto nacionalismo, la denuncia del mito del progreso absoluto, la de%ensa de la “persona!, y todo el barni( irracionalista" a misma estructura diádica o triádica que organi(a el campo en su con&unto puede reproducirse en cada uno de sus puntos, es decir en el seno del partido o del grup+sculo, seg+n la misma lógica doble, a la ve( interna y e*terna, que pone en relación los intereses espec%icos de los pro%esionales y los intereses reales o supuestos de sus mandantes, reales o supuestos" Es sin duda en el seno de los partidos en los cuales sus mandantes están más despo&ados y más dirigidos, y por esto más entregados al partido, que la lógica de las oposiciones internas puede mani%estarse más claramente" e manera que, nada da cuenta me&or de las tomas de posición que una topologa de las posiciones a partir de las cuales ellas se enuncian) “En lo que concierne a Cusia, siempre supe que en la topografa de las %racciones y las tendencias, CadeK, NrotsKi y Bou&arin tenan una posición de i(quierdaI Tinoviev, >amenev y #talin una posición de derecha, mientras $3
Entre los %actores de este e%ecto de cierre y de la %orma muy particular de esoterismo que engendra, hay que contar la tendencia, a menudo observada, de los permanentes de los aparatos polticos a no %recuentara más que otros permanentes"
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que enin se encontraba en el centro y haca la %unción de árbitro del con&unto de la situación, dicho en el lengua&e poltico com+n" El n+cleo que se denomina leninista sostiene, lo sabemos bien, que esas posiciones “topográ%icas! son absolutamente ilusorias y %alaces! $2" Nodo pasa en e%ecto como si la distribución de posiciones en el campo implicara una distribución de rolesI como si cada uno de los protagonistas %uera llevado o enviado a sus tomas de posición tanto por la competencia con los ocupantes de las posiciones más ale&adas y tambi-n más pró*imas, que amena(an de maneras muy di%erentes su e*istencia, como por la contradicción lógica entre las tomas de posición '" As, ciertas oposiciones recurrentes, como aquella que se establece entre la tradición libertaria y la tradición autoritaria, no son más que la trascripción en el plano de las luchas ideológicas de la contradicción %undamental del movimiento revolucionario, obligado a recurrir a la disciplina y a la autoridad, incluso a la violencia, para combatir la autoridad y la violencia" Lontestación her-tica de la iglesia her-tica, revolución contra el “poder revolucionario establecido!, la crtica “i(quierdista! en su %orma “espontanesta! se es%uer(a por e*plotar contra aquellos que dominan el partido la contradicción entre las estrategias “autoritarias! al interior del partido y las estrategias “anti8autoritarias! del partido en el seno del campo poltico en su con&unto" Podemos encontrar incluso en el movimiento anarquista que reprocha el autoritarismo del mar*ismo'$ una oposición de la misma %orma, entre el pensamiento “plata%ormista! que, preocupado por sentar los %undamentos de una organi(ación anarquista poderosa, relega a un segundo plano la reivindicación de la libertad ilimitada de los individuos y los peque/os grupos, y el pensamiento “sint-tico! que intenta de&ar plena independencia a los individuos''" Pero, a+n all, los con%lictos internos se superponen con los con%lictos e*ternos" As, es en la medida y sólo en la medida en que cada tendencia está predispuesta a dirigirse a la %racción correspondiente de su clientela, en %avor de la homologa entre las posiciones ocupadas por los lderes en el campo poltico y las posiciones ocupadas en el campo de las clases populares por sus mandantes reales o supuestos, que las divisiones y las contradicciones reales de la clase obrera pueden encontrar su correspondencia en las contradicciones y las divisiones de los partidos obreros) los intereses del sub8 proletariado desorgani(ado no tienen chance alguna de acceder a la representación poltica sobretodo aquellos constituidos por e*tran&eros, desprovistos del derecho a voto, o etnias estigmati(adas a menos que devengan un arma y una apuesta en la lucha que, en ciertos estados del campo poltico opone el esponteneismo o, en el lmite, el voluntarismo ultra revolucionario, siempre llevados a privilegiar las %racciones menos organi(adas del proletariado cuya acción espontánea precede o desborda la organi(ación, y el centralismo cali%icado por sus adversarios como “burocrático8 $2
A" Gramsci, op cit ==, p" '@3" El subrayado es mo" =gnorando lo que los conceptos deben a la historia se suspende la +nica posibilidad real de liberar la historia" Armas de análisis y tambi-n de anatema, instrumentos de conocimiento pero tambi-n instrumentos de poder, todos estos conceptos en “ismo! que la tradición mar*ista eterni(a al tratarlos como puras construcciones conceptuales, libres de todo conte*to y desvinculados de toda %unción estrat-gica8 están “%recuentemente ligados a las circunstancias, %or(ados en generali(aciones prematuras, marcados por ásperas pol-micas! y engendrados “en la divergencia, en las con%rontaciones violentas entre los representantes de diversas corrientes! G" Haupt, “es mar*istes %ace U la question nationale) lQhistoire du problVme!, En, G" Haupt, ;" oJy y L"
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mecanicista! para quienes la organi(ación, es decir el partido, precede y condiciona la clase y la lucha '."
lamadas al orden e ideas8%uer(a a tendencia a autonomi(ación y a la partición inde%inida en min+sculas sectas antagonistas que -sta inscripta, en estado de potencialidad ob&etiva, en la constitución de un cuerpo de especialistas dotados de intereses espec%icos y situados en competencia por el poder en el campo poltico o en tal o cual sector del campo 8por e&emplo un aparato de partido es contrarrestada en di%erentes grados por el hecho de que las luchas internas dependen de la %uer(a que los agentes y las instituciones comprometidos en esta lucha pueden movili(ar %uera del campo" En otros t-rminos, la tendencia a la escisión encuentra su lmite en el hecho de que la %uer(a de un discurso depende menos de sus propiedades intrnsecas que de la %uer(a movili(adora que e&erce, es decir, al menos por una parte, del grado en el que es reconocido por un grupo numeroso y poderoso que se reconoce en -l y del cual -l e*presa los intereses ba&o una %orma más o menos trans%igurada e irreconocible" a simple “corriente de ideas! no deviene un movimiento poltico más que cuando las ideas propuestas son reconocidas al e*terior del crculo de los pro%esionales" as estrategias que la lógica de la lucha interna impone a los pro%esionales, y que pueden tener por %undamento ob&etivo, más allá de las di%erencias pro%esadas, di%erencias de habitus y de intereses o, más precisamente, de capital económico y escolar, y de trayectoria social ligadas a posiciones di%erentes en el campo, sólo pueden tener -*ito en la media en que reencuentren las estrategias a veces inconscientes de grupos e*teriores del campo toda la di%erencia entre el utopismo y el realismo se sit+a all" Es as que las tendencias a la escisión sectaria se encuentran contrabalanceadas continuamente por las necesidades de la competencia que hacen que, para triun%ar en sus luchas internas, los pro%esionales deban hacer un llamado a %uer(as que no son todas ni totalmente internas a di%erencia de lo que pasa en el campo cient%ico o artstico donde la invocación a los pro%anos desacredita" os grup+sculos de vanguardia sólo pueden importar al campo poltico la lógica caracterstica del campo intelectual porque están desprovistos de base, por lo tanto de constre/imientos, pero tambi-n de %uer(a" Duncionando como sectas nacidas de la escisión y consagradas a la división, por lo tanto %undadas en un renunciamiento a la universalidad, pagan con una p-rdida de poder y de e%icacia la a%irmación de la plena cali%icación t-cnica y -tica que de%ine la iglesia pura los Puritanos, el universo de los “puros! y los “puristas!, capaces de mani%estar su e*celencia de virtuosismo poltico en sus adhesión a las tradiciones más puras y más radicales “la revolución permanente! “la dictadura del proletariado!, etc"" Al contrario, so pena de e*cluirse del &uego poltico y de la ambición de participar, sino del poder, al menos de in%luir en la distribución del poder, el partido no puede sacri%icarse a virtudes tan e*clusivas y, del mismo modo que la =glesia se da como misión derramar su gracia '.
a posición, más o menos central y dominante, en el aparato del partido y el capital cultural posedo están en el principio de visiones di%erentes, incluso opuestas, sobre la acción revolucionaria, el %uturo del capitalismo, las relaciones entre el partido y las masas, etc" que se en%rentan en el seno del movimiento obrero" Por e&emplo, el economicismo y la propensión a acentuar el lado determinista, ob&etivo y cient%ico del mar*ismo es más bien la postura de los “eruditos! y “teóricos! por e&emplo Nugan BaranoJsKi o los “economistas! del partido social8demócrata más que la de los “militantes! o “agitadores!, sobretodo si son autodidactas en materia de teora o de economa all reside, sin duda, uno de los principios de oposición entre ;ar* y BaKunin" a oposición entre el centralismo y el espontaneismo o, si se quiere, entre el socialismo autoritario y el socialismo libertario, parece variar de %orma paralela, la propensión al cienti%icismo y al economicismo otorga a los detentores del conocimiento el derecho a de%inir autoritariamente las orientaciones la biogra%a de ;ar* -sta atravesada por estas oposiciones que se (an&an, a media que enve&ece, en %avor del “erudito!"
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de institución sobre todos los %ieles, &ustos o in&ustos, y someter a los pecadores sin distinción a la disciplina del mando divino, el partido se da por %in ganar para su causa el mayor n+mero posible de re%ractarios es el caso cuando el Partido Lomunista se dirige, en perodo electoral, a “todos los republicanos de progreso!I y no vacila, para agrandar su base y atraer la clientela de los partidos competidores, en transgredir la “pure(a! de su lnea, y en &ugar más o menos conscientemente con las ambigXedades de su programa" #e sigue que, entre las luchas que tienen lugar en los partidos, una de las más constantes se establece entre los que denuncian los compromisos necesarios para incrementar la fuerza del partido y por tanto de aquellos que lo dominan en detrimento de su originalidad , al precio de abandonar las tomas de posición distintivas, originales y originarias, y claman por un retorno a las %uentes, por una restauración de la pure(a originalI y por otro lado, los que se inclinan a buscar el re%or(amiento del partido, es decir, la ampliación de la clientela, aunque sea al precio de transacciones y concesiones o a+n de una renuncia metódica de todo aquello que las tomas de posición originales del partido puedan tener de demasiado “e*clusivo!" os primeros acercan el partido hacia la lógica del campo intelectual que, empu&ando hasta el lmite, puede desposeerlo de toda %uer(a temporalI los segundos van hacia una logia de la +ealpoliti# que es la condición del acceso a la realidad poltica ':" El campo poltico es as el lugar de una competencia por el poder que se reali(a por la intermediación de una competencia por los pro%anos o, me&or, por el monopolio del derecho a hablar y actuar en nombre de una parte o de la totalidad de los pro%anos" El portavo( se apropia no solamente de la palabra del grupo de los pro%anos, es decir, la mayor parte del tiempo de su silencio, sino tambi-n de la %uer(a misma de este grupo, que -l mismo contribuye a producir al atribuirle una palabra reconocida como legtima en el campo poltico" a %uer(a de las ideas que propone no se miden, como en el terreno de la ciencia, por su valor de verdad a+n si ellas deben una parte de su %uer(a a la capacidad de convencer que detenta la verdad, sino a la %uer(a de movili(ación que ellas encierran, es decir, a la %uer(a del grupo que las reconoce, sea por el silencio o la ausencia de desmentida, y que el portavo( puede mani%estar recogiendo sus voces o reuni-ndolos en el espacio" Esto es lo que hace que el campo de la poltica Rdonde se buscara en vano una instancia capa( de legitimar las instancias de legitimación y otro %undamento de la competencia que el inter-s de clase bien comprendido8 oscile siempre entre dos criterios de validación, la ciencia y el plebiscito '@" En poltica “decir es hacer!, es decir, hacer creer que se puede hacer eso que se dice, y en particular hacer conocer y reconocer los principios de di8visión del mundo social, las llamadas al orden producen su propia veri%icación al producir grupos, y por lo tanto, un orden social" a palabra poltica Res esto lo que la de%ine propiamente8compromete totalmente a su autor porque ella constituye un compromiso a hacer que es verdaderamente poltico sólo si hace a un agente o a un grupo de agentes responsables polticamente, es decir, en la medida en que compromete a un grupo y a un grupo capa( de actuar) es en esa condición solamente que la palabra equivale a un acto" a verdad de la promesa o del pronóstico depende de la veracidad, pero tambi-n de la autoridad de aquel que la pronuncia Res decir, de su capacidad de hacer creer en su veracidad y en su autoridad" Luando se admite que el %uturo que está en discusión depende de la voluntad ':
as estrategias de voto están as en%renadas a la alternativa de la representación adecuada pero desprovista de %uer(a y la representación imper%ecta pero, por eso mismo, poderosa) es decir que la lógica misma que identi%ica aislamiento e impotencia, obliga a elecciones de compromiso y con%iere una venta&a decisiva a las tomas de posición ya con%irmadas en relación a las opiniones originales" '@ 6o es por a(ar que el sondeo de opinió mani%iesta la contradicción entre dos principios de legitimidad antagónicos, la ciencia tecnocratita y la voluntad democrática, alternando las preguntas que invitan al &uicio del e*perto o la entrega del militante"
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y de la acción colectiva, las ideas8%uer(a del portavo( capa( de suscitar esa acción son irrempla(ables puesto que ellas tienen el poder de hacer que el %uturo que anuncia devenga verdadero" Es sin duda esto lo que hace que, para toda la tradición revolucionaria, la cuestión de la verdad sea indisociable de la cuestión de la libertad o de la necesidad histórica) si admitimos que el %uturo, es decir la verdad poltica, depende de la acción de los responsables polticos y de las masas Raunque todava %alta precisar en que grado8, Cosa u*emburgo tuvo ra(ón contra >autsKy que contribuyó a hacer ocurrir aquello que era probable y que -l anunciaba, al no hacer lo que haba que hacer seg+n Cosa u*emburgoI en el caso contrario, Cosa u*emburgo se equivocó en no prever el %uturo más probable" o que sera un “discurso irresponsable! en boca de algunos es una previsión ra(onable en boca de otros" as declaraciones polticas, programas, promesas, previsiones o pronósticos “nosotros ganaremos las elecciones! no son &amás veri%icables o %alsables lógicamenteI son sólo verdaderas en la medida en que aquel que las enuncia por su propia cuenta o en nombre de un grupo sea capa( de volverlas históricamente verdaderas, haciendo que ocurran en la historia) eso depende inseparablemente de su actitud para predecir de manera realista las posibilidades de -*ito de la acción destinada a hacerlas pasar al acto, y de su capacidad de movili(ar las %uer(as necesarias para alcan(arlas, consiguiendo inspirar la con%ian(a en su propia verdad y, por lo tanto, en sus posibilidades de -*ito" Para decirlo de otro modo, la palabra del portavoz, debe una parte de su Y%uer(a ilocucionariaY a la %uer(a y particularmente al n+mero del grupo que contribuye a producir como tal por el acto de simboli(ación, de representaciónI ella encuentra su %undamento en el golpe de %uer(a por medio del cual el locutor inviste su enunciado de toda la %uer(a que su enunciado contribuye a producir al movili(ar el grupo al que se dirige" Esto se observa bien en la lógica tan tpicamente poltica de la promesa, o me&or, de la predicción) verdadera pro%eca auto8cumplida self$fulfilling prophec5, la palabra por la cual el portavo( se atribuye una voluntad, un proyecto, una esperan(a o, simplemente el porvenir de un grupo, hace eso que dice, por eso los destinatarios se reconocen en ella, le con%ieren la %uer(a simbólica y tambi-n material ba&o al %orma de votos, pero tambi-n de subvenciones, coti(aciones, de %uer(a de traba&o o de combate, etc" que le permite reali(arse" Porque es su%iciente que las ideas sean pro%esadas por los responsables polticos para devenir ideas8%uer(a capaces de imponerse a la creencia o, incluso, llamadas al orden capaces de movili(ar o de desmovili(ar, que los errores son faltas o, en el lengua&e indgena, “traiciones! '5" Crédito y creencia El capital poltico es una %orma de capital simbólico, cr/dito %undado en la creencia y el reconocimiento o, más precisamente, sobre innumerables operaciones de cr-dito por las cuales los agentes con%ieren a una persona o a un ob&eto los poderes mismos que les reconocen" Es la ambigXedad de la fides anali(ada por Benveniste '9) potencia ob&etiva que puede ser ob&etivada en las cosas y en particular en todo lo que hace al simbolismo '5
a violencia de la pol-mica poltica, y el recurso constante a la puesta en cuestión -tica, que se arma muy %recuentemente de argumentos ad hominem, se e*plica tambi-n por el hecho de que las ideas8%uer(a deben una parte de su cr-dito al cr-dito de la persona que las pro%esa y que no se trata solamente de re%utarlas por una argumentación puramente lógica y cient%ica, sino de desacreditarlas desacreditando a su autor" Por la licencia que otorga de combatir a los adversarios en sus ideas pero tambi-n en su persona, la lógica del campo poltico proporciona un terreno altamente %avorable al resentimiento) esta lógica o%rece a los primeros en llegar un medio de alcan(ar, a menudo ba&o una %orma rudimentaria de sociologa del conocimiento, teoras o ideas que no se pueden someter a la crtica cient%ica" '9 E" Benveniste, Le vocabulaire des institutions indoeurop/ennes, N=, Paris, Ed" de ;inuit, $252, pp" $$@8$'$"
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del poder) tronos, cetros y coronas, ella es el producto de actos sub&etivos de reconocimiento y, en tanto que cr-dito y credibilidad, e*iste solamente en y por la representación, en y por la con%ian(a, la creencia, la obediencia" El poder simbólico es un poder que quien obedece otorga a quien lo e&erce, un cr-dito, una fides, una auctoritas, que quien acredita otorga ba&o con%ian(a" Es un poder que e*iste porque quien obedece cree que e*iste" 6redere, dice Benveniste, “es literalmente colocar el #red , es decir la potencia mágica, en un ser cuya protección se espera, y por lo tanto se cree en -l! '3" El #red, el cr-dito, el carisma, eso que no sabe por qu- lo tiene el que lo tiene, es el producto del credo, de la creencia, de la obediencia que, sin embargo, parece producir el credo, la creencia, la obediencia" Lomo el h-roe divino o humano que, seg+n Benveniste “necesita que se crea en -l, que se le con%e el Kred, a cambio de esparcir los bene%icios por los que se lo ha apoyado! '2, el hombre poltico obtiene su %uer(a poltica de la con%ian(a que un grupo deposita en -l" Obtiene su potencia propiamente mágica del grupo de la %e en la representación que otorga al grupo, y que es una representación del grupo en s mismo y de su relación con los otros grupos" ;andatario unido a sus mandantes por una suerte de contrato racional el programa, es tambi-n h-roe unido por una relación mágica de identi%icación a aquellos que, como di&imos, “colocan en -l todas sus esperan(as!" F es porque su capital especi%ico es un puro valor fiduciario que depende de la representación, de la opinión, de la creencia, de la fides, que el hombre poltico, como el hombre de honor, es especialmente vulnerable a las sospechas, a las calumnias, al escándalo, a todo lo que amena(a la creencia, la con%ian(a, a que apare(can un gran da los actos y los propósitos ocultos, secretos, del presente o del pasado, que pueden desmentir los actos y los propósitos presentes y desacreditar a su autor y eso tanto más completamente, lo veremos, cuando su capital deba menos a la delegación ." Ese capital sumamente inestable no puede ser conservado más que al precio de un traba&o constante, necesario para acumular el cr-dito y para evitar el descr-dito) por eso todas las prudencias, todos los silencios y las disimulaciones que se imponen a los persona&es p+blicos sin cesar colocados ante el tribunal de la opinión, la preocupación constante de no decir o hacer nada que pueda ser recordado por la memoria de los adversarios" Principio despiadado de irreversibilidad, no revelar nada que pueda contradecir las pro%esiones de %e presentes o pasadas, o desmentir la constancia a lo largo del tiempo" F la atención especial que los hombres polticos deben acordar a todo aquello que contribuye a producir la representación de su sinceridad o su desinter-s, se e*plica si pensamos que esas disposiciones aparecen como la garanta +ltima de la representación del mundo social que ellos se es%uer(an por imponer, de los “ideales! y las “ideas! que ellos tienen por misión de hacer aceptar .$" '3
=bd" E" Benveniste, op cit ", pp" $99" . a prudencia e*trema que de%ine al poltico y que se mide en particular en el alto grado de eu%emi(ación de su discurso se e*plica sin duda por la vulnerabilidad e*trema del capital poltico que hace del o%icio del hombre poltico una pro%esión de alto riesgo, sobretodo en los periodos de crisis donde, como se vio para de Gaulle y P-tain, peque/as di%erencias en las disposiciones y los valores comprometidos pueden ser un principio de elección totalmente e*clusivo de modo que lo propio de las situaciones e*traordinarias es destruir la posibilidad de compromisos, ambigXedades, dobles &uegos, apariencias m+ltiples, etc" que autori(an el recurso ordinario a criterios de clasi%icación m+ltiples y parcialmente integrados, al imponerles un sistema de clasi%icación organi(ado alrededor de un +nico criterio" .$ Eso es lo que hace que el hombre poltico est- unido en parte con el periodista, detentador de un poder sobre los instrumentos de gran di%usión que le otorga un poder sobre toda especie de capital simbólico el poder de “hacer o deshacer las reputaciones! del cual el caso
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Las especies de capital político “Banqueros de hombres en r-gimen de monopolio! .', como di&o Gramsci a propósito de los %uncionarios sindicales, el hombre poltico debe su autoridad espec%ica en el campo poltico 8eso que en la lengua indgena se denomina “peso poltico!8 a la %uer(a de movili(ación que posee, sea a titulo personal, sea por delegación, en tanto mandatario de una organi(ación partido, sindicato, que detenta un capital poltico acumulado en el curso de las luchas anteriores, y en primer lugar ba&o la %orma de puestos 8en el aparato, o %uera del aparato8 y de militantes ligados a esos puestos .." El capital personal de “notoriedad! y de “popularidad! %undado en el hecho de ser conocido 5 reconocido en su persona de tener un “nombre!, un “renombre!, etc" y tambi-n sobre la posesión de cierto n+mero de cali%icaciones espec%icas que son la condición de adquisición y conservación de una “buena reputación!, es con %recuencia el producto de la reconversión de un capital de notoriedad acumulado en otros terrenos, y en particular en pro%esiones que, como las liberales, aseguran tiempo libre, y suponen un cierto capital cultural y, en el caso de los abogados, un mane&o pro%esional de la elocuencia" ;ientras que -ste capital personal de notable es el producto de una acumulación lenta y continua que lleva en general toda una vida, el capital personal que podemos llamar heroico o pro%-tico, y en el que piensa ;a*
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capital detentado y controlado por la institución y por ella +nicamente .@) es el partido el que, a trav-s de la acción de sus cuadros y sus militantes, ha acumulado a lo largo de la historia un capital simbólico de reconocimiento y de fidelidad , y que se ha dotado para y por la lucha poltica de una organi(ación permanente de permanentes capaces de movili(ar a los militantes, los adherentes y los simpati(antes, y de organi(ar el traba&o de propaganda necesario para obtener los votos y, de ese modo, los puestos que permiten mantener y su&etar de %orma duradera a los permanentes" Este aparato de movili(ación, que distingue al partido y al sindicato tanto del grupo aristocrático como del grupo intelectual, reposa a la vez sobre estructuras ob&etivas como la burocracia de la organi(ación propiamente dicha, los puestos que o%rece, con todos los bene%icios correlativos, en ella misma o en la administración p+blica, las tradiciones de reclutamiento, de %ormación y de selección que la caracteri(an, etc"I y sobre las disposiciones que tienen que ver con la %idelidad al partido o los principios incorporados de di8visión del mundo social que los dirigentes, los permanentes o los militantes ponen en obra en su práctica cotidiana y en su acción propiamente poltica" a adquisición de un capital delegado obedece a una lógica muy particular) la investidura, acto propiamente mágico de institución por el cual el partido consagra o%icialmente el candidato o%icial a una elección y que marca la trasmisión de un capital poltico, como la investidura medieval solemni(aba la “tradición! de un %eudo o de un bien inmueble, y no puede ser más que la contrapartida de una larga inversión de tiempo, de traba&o, de sacri%icio y devoción a la institución" 6o es por casualidad que las iglesias, al igual que los partidos, colocan tan a menudo sobre sus cabe(as los oblatos.5" a ley que rige los intercambios entre los agentes y las instituciones puede ser enunciada de esta %orma) la institución entrega todo, comen(ando por el poder sobre la institución, a aquellos que han entregado todo a la institución, pero porque no son nada %uera de la institución y sin la institución, y no pueden renegar de la institución sin negarse pura y simplemente, privándose de todo lo que son por y para la institución a la cual deben todo .9" Lierto, la institución invierte en aquellos que invirtieron en la institución) la inversión consiste no solamente en servicios prestados, por lo general más aun aquellos raros y preciados que son los más costosos psicológicamente como todas las “pruebas! iniciáticas, o a+n la obediencia a las consignas o en la con%ormidad con las e*igencias de la institución, sino tambi-n en inversiones psicológicas, que hacen que la e*clusión, como retirada del capital de autoridad de la institución, tome tan %recuentemente la %orma de una quiebra, de una bancarrota a la ve( social y psicológica tanto más cuando, como en la e*comunión y la e*clusión del sacri%icio divino, -sta se acompa/a de un “cruel boicot social! “ba&o la %orma del recha(o a tener relaciones con .@
icho esto, la misión poltica se distingue, a+n en -ste caso, de una simple %unción burocrática en medida en que supone siempre, como lo hemos visto, una misión personal que compromete la totalidad de la persona" .5 6o es el +nico rasgo que sugiere que el movimiento obrero cumplió para la clase obrera una %unción homóloga a aquella que cumplió la iglesia para los campesinos y para ciertas %racciones de la peque/a burguesa" .9 Podemos citar aqu a ;ichels) “os conservadores más tenaces de un partido son aquellos que más dependen de -l! C" ;ichels, op cit " p"$$" F más le&os) “n partido que dispone de una ca&a bien llena puede no sólo renunciar al apoyo material de sus miembros con más %ortuna y eliminar as su preponderancia en las cuestiones internas, sino tambi-n darse un cuerpo de %uncionarios %ieles y devotos, ya que obtienen del partido sus +nicos medios de e*istencia C" ;ichels, op cit p" $@" O Gramsci) “Hoy en da, los representantes de los intereses constituidos, es decir los representantes de cooperativas, de o%icinas de colocación, de viviendas obreras, de municipalidades, de ca&as de previsión, aunque están en minora dentro del partido, tienen venta&a sobre los tribunos, lo periodistas, lo pro%esores y los abogados que persiguen inaccesibles y vanos planes ideológicos! A" Gramsci, op cit " == p" $2."
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los e*cluidos! .3" Aquel que es investido de un capital de función equivalente a la “gracia institucional! o el “carisma de la %unción! del sacerdote, puede no poseer ninguna otra “cali%icación! que aquella que le concede la institución por el acto de investidura" F es todava la institución la que controla el acceso a la notoriedad personal al controlar por e&emplo el acceso a las posiciones más renombradas aquellas como la secretaria general o el lugar de portavo( o a los lugares de publicidad como hoy en da la televisión o las con%erencias de prensaI aunque el poseedor de un capital delegado pueda siempre obtener capital personal por un estrategia sutil consistente en tomar con relación a la institución un má*imo de distancia compatible con el mantenimiento de la pertenencia y la conservación de las venta&as correlativas" e eso se sigue que el elegido del aparato depende por lo menos tanto del aparato como de sus electores Rque le debe al aparato y que pierde en caso de ruptura con el aparato8" #e sigue tambi-n, que a medida que la poltica se “pro%esionali(a! y los partidos se “burocrati(an!, la lucha por el poder poltico de movili(ación tiende cada ve( más a devenir una competición en dos grados) la que resulta de la competencia por el poder sobre el aparato que se lleva a cabo, en el seno del aparato, entre solamente los profesionales, de la que depende la elección de aquellos que podrán entrar en la lucha por la conquista de los simples laicos" Esto equivale a decir que la lucha por el monopolio de la elaboración y la di%usión de los principios de di8visión del mundo social está cada ve( más estrechamente reservada a los pro%esionales y a las grandes unidades de producción y de di%usión, e*cluyendo de hecho a los peque/os productores independientes comen(ando por los “intelectuales libres!" La visión de la unión y la división
a lucha entre los aparatos de producción y de imposición de los principios de di8visión del mundo social, implica la lucha por la imposición de la visión de los aparatos en competencia de producción de los principios de di8visión) es decir, en un caso particular, por la imposición de la visión sobre las responsabilidades que incumben a esos aparatos en la división" #e entiende que los aparatos divididos sobre las ra(ones de la división, se pondrán de acuerdo de seguro para combatir la visión seg+n la cual el principio de la división podra residir en los intereses divididos de los aparatos que, salvo ane*ar a su competidor o a su clientela8 por una estrategia de “unión de base!8 tienen en com+n no poder reproducirse sin cambios más que reproduciendo la división" La Mesa política declaración:
del
P.C.F.
adoptó
ayer
la
siguiente
Una campaña ésta siendo actualmente desarrollada por diferentes agrupaciones trotskystas -entre ellas la O.C.I. estrechamente ligada al Partido Socialista- as como por un grupo a!usi"amente denominado #Uni$n en las luchas% a fa"or de un acuerdo P.S.-P.C. inmediato en "ista a la segunda "uelta de las elecciones presidenciales& y de la designaci$n de un candidato 'nico. (speculando so!re la legtima aspiraci$n de uni$n de millones de francesas y de franceses& ésta campaña a!iertamente sostenida y directamente organi)ada por los dirigentes socialistas& apunta en "erdad a engañar a los tra!a*adores y dar la espalda a sus intereses reales y a la uni$n y el cam!io +ue ellos esperan. Su caracterstica principal es& en efecto& ocultar totalmente la completa responsa!ilidad de ,ranois itterrand y de otros dirigentes socialistas en la .3
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ruptura de la uni$n y la derrota de /012& y hacer un silencio total so!re su poltica actual. 3a!lar de un acuerdo inmediato sin decir una pala!ra so!re el a!andono del Partido Socialista de la defensa y de las rei"indicaciones de los tra!a*adores& de sus *ustificaciones de la austeridad y de los cierres de empresas en nom!re de la crisis del petr$leo y de (uropa& de su apro!aci$n del ensanchamiento del ercado Com'n& de sus llamados a refor)ar la alian)a atl4ntica !a*o la tutela americana& de su apoyo a una aceleraci$n de la carrera armamentista nuclear& es simplemente +uerer poner a los tra!a*adores al dominio de una poltica de gesti$n de la crisis en !eneficio del capital. 3a!lar de #uni$n en las luchas% sin o!ser"ar +ue ,ranois itterrand condena las luchas& declar4ndolas o!soletas y dañinas& y +ue los responsa!les socialitas -incluyendo a a+uellos +ue dirigen ciertas centrales sindicaleshicieron todo por frenarlas& es cu!rir de !ellas pala!ras el llamado a una com!inaci$n electoralista sin contenido y sin principio 5 67. 893umanite& /2 déc. /02& p. ;.
M. Marchais llama a los electores socialistas a “unir sus fuerzas” con los comunistas . hora !ien& hay +ue constatar hoy +ue "uestra "oluntad ha sido des"iada de su o!*eti"o. ,ranois itterrand se ha hundido en el atolladero de la "ie*a S.,.I.O. Consagra sus discursos a e?altar a 8éon @lum. Aehace el peregrina*e a Bashington. anio!ra con la derecha como en tiempos del frente repu!licano de /0;. Dos reser"a sus golpes& persiguiendo el o!*eti"o fundamental +ue se ha propuesto: de!ilitar al Partido Comunista.% #Ustedes +ue +uieren sinceramente la uni$n y el cam!io& no pueden apro!ar y sostener tal orientaci$n. (s peligrosa. 8es digo con toda fran+ue)a: mucho depende de lo +ue ustedes decidan. Unamos nuestras fuer)as& a'n si no tenemos el mismo *uicio so!re todas la cuestiones& y podremos eliminar el retorno del pasado m4s detesta!le%. . archais afirm$ +ue #una cadena se ha esta!lecido entre el Partido Socialista en A.P.A y los dos en U.=.,%& aun+ue el Partido Comunista +uiere la #uni$n%. #Eueremos& ha dicho& construir una gran concentraci$n mayoritaria& reali)ar la uni$n de todas las fuer)as populares& la uni$n de la i)+uierda por el cam!io y hacerla irre"ersi!le. (so +ue nosotros +ueremos es la transformaci$n. Eueremos derrotar a la derecha& derrotar a
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Le monde, 20 déc. 1980, p.10.
La institucionalización del capital político a delegación de capital poltico presupone la ob&etivación de esta especie de capital en instituciones permanentes, su materiali(ación en “maquinas! polticas, en puestos e instrumentos de movili(ación, y su reproducción continua por medio de mecanismos y estrategias" Es el caso de empresas polticas antiguas que han acumulado un importante capital poltico ob&etivado, ba&o la %orma de puestos en el seno del partido mismo, en todas las organi(aciones más o menos subordinadas al partido, y tambi-n en los organismos del poder local o central y en toda una red de empresas industriales y comerciales que viven en simbiosis con esos organismos" a ob&etivación del capital poltico asegura una independencia relativa en relación a la sanción electoral, substituyendo la dominación directa sobre las personas y las estrategias de inversión personal pagar con la persona por la dominación mediada que permite mantener duraderamente a los tenedores de puestos en tenencia de los puestos .2" #e comprende que a esta de%inición nueva de las posiciones le corresponden caractersticas nuevas en las disposiciones de sus ocupantes) en e%ecto, el capital poltico se institucionali(a más ba&o la %orma de puestos a ocupar y hay más bene%icio por entrar al aparato, a la inversa de lo que pasa en las %ases iniciales o en los tiempos de crisis Ren periodo revolucionario por e&emplo8 donde los riesgos son grandes y los bene%icios reducidos" El proceso que se designa %recuentemente con el nombre vago de “burocrati(ación! se comprende si se observa que, a medida que se avan(a en el ciclo de vida de la empresa poltica, los e%ectos que la o%erta de puestos estables permanentes e&ercen sobre el reclutamiento vienen a redoblar los e%ectos, %recuentemente observados :, que e&erce el acceso a las posiciones de permanencia y a los privilegios, relativos, que ellos aseguran a los militantes descendientes de la clase obrera" Luanto más avan(ado est- el proceso de institucionali(ación del capital poltico, más la conquista de los “espritus! tiende a subordinarse a la conquista de puestos y más los militantes, ligados por el sólo sacri%icio a la “causa!, retroceden a %avor de los “prebendarios!, como los llama
Estos análisis se aplican tambi-n al caso de la =glesia) a media que el capital poltico de la =glesia se ob&etiva en las instituciones y, como es el caso en periodos recientes, en puestos controlados por la =glesia en la ense/an(a, la prensa, los movimientos &uveniles, etc", el poder de la iglesia tiende a reposar cada ve( menos en la inculcación y la “cura de almas!I de modo que ese poder se mide sin duda me&or en el n+mero de puestos y agentes indirectamente controlados por la =glesia que por el n+mero de los que reali(an las misas o las pascuas" : “El desarrollo normal de la organi(ación sindical engendra resultados enteramente opuestos a los previstos por el sindicalismo) los obreros devenidos en dirigentes sindicales pierden completamente la vocación laboriosa y el espritu de clase, y adquieren todas las caractersticas del %uncionario peque/o burgu-s, intelectualmente pere(osos, moralmente pervertidos o %áciles de pervertir" Luanto más se ensancha el movimiento sindical, abarcando grandes masas, más se di%unde el %uncionarismo! A" Gramsci, op cit " pp" '58'9" :$ “os ayuntamientos las municipalidades, son esenciales para el Partido #ocialista por los medios, los hombres, las in%luencias Z" ;ientras tenga los ayuntamientos el partido durará, se mantendrá sin importar lo que pase" #e comprende que los municipios sean el gran asunto de los socialistas" En el lmite, el +nico asunto serio" a ideologa, las declaraciones de principios, los planes de acción, los programas, los debates, discusiones, diálogos, eso es importante por supuesto Z" Pero a nivel local el partido está en el poder o tiene por lo menos la ilusión de estarlo" Es por eso que no &uega más cuando se trata de
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proceso de institucionali(ación y que se incrementa el aparato de movili(ación, el peso de los imperativos ligados a la reproducción del aparato y de puestos que o%rece, y que ligan a sus ocupantes con todo tipo de intereses materiales o simbólicos, no de&an de crecer tanto en la realidad como en los cerebros en relación a aquellos imperativos que impondran la reali(ación de los %ines proclamados por el aparato) y se comprende que los partidos puedan ser as llevados a sacri%icar su programa por mantenerse en el poder o simplemente para seguir e*istiendo"
“Para mi se es comunista o no se es”
“Luando me dicen) no los comprendemos, entre ustedes los comunistas no hay tendencias) no hay comunistas de derecha, no hay comunistas de i(quierda, no hay comunistas de centro, [entonces no e*iste la libertad\Q yo respondo) ]A qu- llama usted un comunistas de derecha, a qu- llama usted un comunista de i(quierda, a qu- llama usted un comunista de centroM Para m se es comunista o no se es, y en la organi(ación cuando se discute, cada uno da su punto de vista sobre el orden del da, y cuando es importante se vota" Es la mayora la que decide"Q ]^ue es eso que usted llama democraciaM [Para m la democracia es @ votos más uno, es comprensible\ Es la mayora la que decide" #i usted viene al partido comunista para combatir las directivas que %ueron libremente discutidas y debatidas en una sesión de congreso, para hacer predominar su punto de vista re%ormista sin re%ormas, porque eso corresponde naturalmente a su estado de espritu si usted tiene el trasero sensible, usted necesitará una silla rellena para no irritarse entonces usted estará en su silla y dirá) Ah\ 6o estoy de acuerdo con la dirección del partido, yo soy un comunista de derecha, yo soy""" del centroQ" #i usted es un electoralista, yo le digo enseguida, vaya a otro lugar, aqu no lo necesitamos, porque usted tiene posiblemente un gran cerebro, qui(ás usted es muy inteligente, pero usted tiene muy mala argumentación y usted tiene sobre todo una muy mala documentación" Entonces a pesar de toda esa inteligencia y de toda su palabrera, puede que los obreros que están en su sección &amás lo designen para llevar la bandera de la organi(ación" Pre%ieren naturalmente a un obrero que ha pasado sus pruebas, y pre%ieren a un comunista, mismo si es un intelectual, porque los hay buenos y los hay malos"""como en la clase obrera tambi-n hay buenos y malos, [esto es seguro\!" Ayudante de herrero, minero, luego obrero eslabonador, nacido en $32' en #aint8Amand8les8 Eau*, %ue secretario de la sección de #aint 6a(aire del PLD en $2'3, responsable de LGN de la región de #aint 6a(aire Autobiogra%ias de militantes LGN8LGN, presentadas por Wean Pene%%, Les cahiers du L7+*6(, $, $2$92, pp" '38'2"
Campos y aparatos #i no hay empresa poltica que, por monoltica que pare(ca, no sea el lugar de en%rentamientos entre tendencias e intereses divergentes :', los partidos están tanto más consagrados a %uncionar seg+n la lógica del aparto, capa( de responder instantáneamente a las e*igencias estrat-gicas inscritas en la lógica del campo poltico, cuando sus mandantes están más disminuidos culturalmente y más ligados a los valores de %idelidad, por ende más inclinados a la delegación incondicional y duradera" Luando las empresas polticas son más antiguas y más ricas en capital poltico ob&etivado, están elecciones municipales" #e vuelve sobre lo concreto" e%iende su terreno sin habladuras teóricas, de %orma áspera, dura, hasta el %in buscado! P" Guidoni, 8istoire du nouveau Parti socialiste, Paris, Nema8 Action, $29., p" $' :' Esto es lo que se observa en el caso en apariencia más des%avorable, aquel del partido bolchevique) “etrás de la %achada de una unidad poltica y organi(acional proclamada, conocida ba&o el nombre de centralismo democráticoQ, no haba en $2$9, ni incluso en a/os posteriores, una %iloso%a ni una ideologa poltica bolchevique uni%orme" A la inversa, el partido o%reca una considerable variedad de puntos de vista) las di%erencia iban desde cuestiones de palabras hasta con%lictos sobre las opciones %undamentales! #" Lohen, op cit $292, p" $2"
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más %uertemente determinadas en sus estrategias, por la preocupación de “de%ender lo adquirido!" Luando estas empresas están más e*presamente acondicionadas con vistas a la lucha, por lo tanto organi(adas seg+n el modelo militar del aparato de movili(ación, sus cuadros y sus permanentes están generalmente más desprovistos de capital económico y cultural, por lo tanto más totalmente dependientes de la consideración del partido" a combinación de la %idelidad nter e intrageneracional que les asegura una clientela relativamente estable, despo&ando a la sanción electoral de una gran parte de su e%icacia, y de la fides implicita, que pone a los dirigentes al abrigo del control de los pro%anos, es lo que hace que, paradó&icamente, no haya empresas polticas que sean más independientes de los constre/imientos y los controles de la demanda, y más libres de obedecer a la sola lógica de la competencia entre los pro%esionales a veces al precio de los giros más s+bitos y parado&ales :." Esto tanto más, cuando tienden a aceptar el dogma bolchevique seg+n el cual el hecho de hacer intervenir a los pro%anos en las luchas internas del partido, de convocarlos, o simplemente de de&ar que se %iltren hacia %uera los desacuerdos internos, tiene algo de ilegtimo" e la misma %orma, los permanentes no dependen &amás tanto del partido como cuando su pro%esión no les permite participar de la vida poltica más que al precio de un sacri%icio de tiempo y dinero) no pueden entonces esperar más que del partido el tiempo libre que los notables deben a sus ingresos o a la manera en que los adquieren, es decir, sin traba&ar o por un traba&o intermitente ::" F su dependencia es tanto más total cuando el capital económico y cultural que posean antes de su entrada al partido era más reducido" #e comprende que los permanentes descendientes de la clase obrera tengan el sentimiento de deberle todo al partido, no solamente por su posición, que los liberó de las servidumbres de su antigua condición, sino tambi-n su cultura, en %in, todo lo que hace su ser presente) 97s que, el que vive la vida de un partido como el nuestro no hace más que elevarse :o comenc/ con el baga%e de un primario 5 el partido me obligó a educarme 8a5 que traba%ar, ha5 que estudiar, ha5 que leer, ha5 que ba;arse< es una :.
#i se sabe el lugar que el sistema de valores populares acuerda a virtudes como la integridad “ser entero!, “todo de una pie(a!, etc", la %idelidad a la palabra empe/ada, la lealtad para con los suyos, la constancia de s mismo “yo soy as!, “no me cambiaran!, etc", disposiciones que, en otros universos aparecen como una %orma de rigide(, incluso de estupide(, se comprende que el e%ecto de la %idelidad a las opciones originarias, que tienden a hacer de la pertenencia poltica una propiedad casi hereditaria y capa( de sobrevivir a los cambios de condición intra o intergeneracional, e&er(a una %uer(a particular en el caso de las clases populares y bene%icie particularmente a los partidos de i(quierda" :: Aunque presente rasgos variantes, la oposición entre los permanentes y los simples adherentes o, con más ra(ón, con los votantes ocasionales, adquiere sentidos muy di%erentes seg+n los partidos" Esto, por intermedio de la distribución del capital y sobre todo qui(á del tiempo libre entre las clases" #e sabe, en e%ecto, que la democracia directa no resiste a la di%erenciación económica y social, ya que, por medio de la distribución desigual del tiempo libre que resulta de dicha di%erenciación, se introduce la concentración de cargos administrativos en provecho de aquellos que disponen del tiempo necesario para cumplir las %unciones gratuitamente o a cambio de una peque/a remuneración" 1ste principio simple podra tambi-n contribuir a e*plicar la participación di%erencial de las distintas pro%esiones en o includo de di%erentes estatus dentro de una misma pro%esión en la vida poltica o sindical, y más generalmente, en todas las responsabilidades semi8polticas) ;a*
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obligación= *ino< 5o hubiera seguido siendo el burro de hace >? a;os= Por eso 5o digo @un militante debe todo a su partido' :@" #e comprende as que, como lo ha establecido enis acorne, “el espritu de partido! y el “orgullo partidario! sean claramente más marcados entre los permanentes del partido comunista que entre los permanentes del partido socialista que, proviniendo más usualmente de las clases medias y superiores, y especialmente de cuerpos de ense/an(a, son menos tributarios del partido" 4emos que la disciplina y el adiestramiento, tan %recuentemente sobrestimados por los analistas, seran completamente ine%icaces sin la complicidad que encuentran en las disposiciones de sumisión %or(ada o electiva que los agentes importan al aparato y que son continuamente re%or(adas por la con%rontación con las disposiciones a%ines y por los intereses inscriptos en los puestos del aparato" #e puede decir indistintamente que ciertos habitus encuentran las condiciones de su reali(ación, incluso de su plenitud, en la lógica del aparatoI o, a la inversa, que la lógica del aparato “e*plota! en su provecho las tendencias inscriptas en los habitus" Podemos invocar, por un lado, todos los procedimientos, comunes a todas las instituciones totales, por los que el aparato, o aquellos que los dominan, imponen la disciplina y echan a los her-ticos y a los disidentes, o los mecanismos que, con la complicidad de aquellos cuyos intereses sirven, tienden a asegurar la reproducción de las instituciones y de sus &erarquas" Por otro lado, nunca terminaramos de enumerar y anali(ar las disposiciones que o%recen a la mecani(ación militarista sus resortes y engrana&es) ya se trate de la relación dominada con la cultura, que inclina a los permanentes descendientes de la clase obrera hacia una %orma de anti8intelectualismo propio que sirve de &usti%icación o coartada a una suerte de &danovismo espontáneo y de corporativismo obreristaI o del resentimiento que encuentra su %undamento en la visión estalinista en sentido histórico, es decir policaco, de “%racciones! y que tiene la propensión a pensar la historia en la lógica del complotI o a+n en la culpabilidad que, inscripta en la posición del intelectual desenca&ado porte8á8%au*, alcan(a su intensidad má*ima en el intelectual descendiente de clases dominadas, el tráns%uga hi&o de tráns%uga que #artre evocó magn%icamente en el pre%acio de Aden Arabie" F no se comprenderan ciertos “-*itos! e*tremos de la manipulación del aparto si no se ve hasta qu- punto estas disposiciones están ob&etivamente orquestadas, y las di%erentes %ormas de miserabilidad, que predisponen a los intelectuales al obrerismo, y llevan por e&emplo a a&ustarse al &danovismo espontáneo para %avorecer la instauración de relaciones sociales en las cuales el perseguido se hace cómplice del perseguidor" #e sigue que, el modelo organi(acional de tipo bolchevique que se impuso en la mayora de los partidos comunistas permite cumplir hasta sus +ltimas consecuencias las tendencias inscriptas en la relación de las clases populares y los partidos" Aparato o institución total acondicionado con vistas a la lucha, real o representada, y %undado sobre la disciplina que permite hacer actuar a un con&unto de agentes en este caso de militantes “como un sólo hombre! en vista de una causa com+n, el partido comunista encuentra las condiciones de su %uncionamiento en la lucha permanente que tiene lugar en el campo poltico y que puede ser reactivada o intensi%icada a voluntad" En e%ecto, el hecho que la disciplina, como observa
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dominantes en el seno del aparato de lucha y devuelve a los militantes el papel de tribunos encargados de e*presar la voluntad de la base que pueden reivindicar a veces en nombre de la de%inición o%icial de su %unción, en la %unción de simples “cuadros! encargados de hacer e%ecutar las ordenes y las llamadas al orden de la dirección central, consagradas por los “camaradas competentes! en la “democracia de la rati%icación! :3" F nada e*presa me&or la lógica de -sta organi(ación de combate que el procedimiento de “]qui-n está en contraM! tal como lo describa Bou&arin) se convoca a los miembros de la organi(ación, se les e*plica, y se les pregunta) “]qui-n está en contraM!I y como todos tienen más o menos miedo de estar en contra, el individuo propuesto es nombrado secretario, la resolución propuesta es adoptada, y siempre por unanimidad :2" El proceso que se denomina “militari(ación! consiste en el hecho de autori(ar la situación de “guerra! a la cual se encuentra en%rentada la organi(ación, y que puede ser producida por un traba&o sobre la representación de la situación, a %in de producir y reproducir continuamente el miedo de estar en contra, %undamento +ltimo de todas las disciplinas militantes o militares" #i el anticomunismo no e*istiera, el “comunismo de guerra! no de&ara de inventarlo" Noda oposición interna está consagrada a aparecer como colusión con el enemigo, ello re%uer(a la militari(ación que la organi(ación combate re%or(ando la unanimidad del “nosotros! que predispone a la obediencia militar) la dinámica histórica del campo de luchas entre ortodo*os y her-ticos, con los partidarios a %avor y en contra, cede lugar a la mecánica del aparato que anula toda posibilidad práctica de estar en contra, por una e*plotación semi8racional de los e%ectos psicosomáticos de la e*altación de la unanimidad de las adhesiones y las aversiones, o a la inversa, de la angustia de la e*clusión y de la e*comunión, haciendo del “espritu de partido! un verdadero espritu de cuerpo e esta manera, la ambigXedad misma de la lucha poltica, ese combate por las “ideas! y los “ideales! que es inseparablemente un combate por los poderes y, se quiera o no, :9
Cobert ;ichels, que nota la estrecha correspondencia entre la organi(ación del “partido democrático de combate! y la organi(ación militar y los numerosos parecidos particularmente en Engels y en Bebel de la terminologa socialista con la &erga militar, observa que los dirigentes que están comprometidos o ligados con la disciplina y la centrali(ación C" ;ichels, op cit " pp" $5.8$::, no de&an de recurrir a la magia del inter-s com+n y a los “argumentos de orden militar! todas la veces que su posición está amena(ada" “#ostenemos especialmente que, no siendo más que por ra(ones de orden táctico y a %in de mantener la cohesión necesaria de cara al enemigo, los adherentes del partido no deberan en ning+n caso negar su con%ian(a a los &e%es que ellos libremente se dieron! C" ;ichles, op cit " p" $5." Pero es sin duda con #talin que la estrategia de la militarización, que como lo remarca #tephen Lohenes la +nica contribución original de #talin al pensamiento bolchevique Ry es pues la caracterstica principal del estalinismo8 encuentra su reali(ación) cuando los sectores de intervención devienen “%rentes! %rente de granos, %rente de la %iloso%a, %rente de la literatura, etc"I cuando los ob&etivos o los problemas están en las “%ortale(as! que las “brigadas teóricas! deben “tomar por asalto!, etc" Este pensamiento militar es evidentemente maniqueo, celebratorio de un grupo, una escuela de pensamiento o una concepción constituida en ortodo*ia para me&or destrucción de todas las otras #" Lohen, op cit " pp" .598.53 y p" .33" :3 #e observa que las luchas llevadas a cabo en el interior del partido comunista contra el autoritarismo de los dirigentes y contra la prioridad que ellos dan a los intereses del aparato con relación a los intereses de los mandantes, no pueden más que re%or(ar las tendencias mismas que combaten) basta que los dirigentes invoquen, incluso comiencen, la lucha poltica en particular contra los competidores más inmediatos para autori(ar el llamado a la disciplina, es decir a la sumisión a los dirigentes que se impone en tiempos de lucha" En -ste sentido, la denunciación del anticomunismo es un arma absoluta en manos de aquellos que dominan el aparato, puesto que descali%ica a la crtica, incluso la ob&etivación, e impone la unidad contra el e*terior" :2 #" Lohen, op cit " p" $3@" na etnogra%a de las prácticas de asamblea proporcionara miles de ilustraciones sobre los procedimientos de imposición autoritaria que se apoyan en la imposibilidad práctica de romper, sin inconveniente, la unanimidad unánimemente cultivada absteni-ndose en una votación a mano al(ada, tachando un nombre en una lista preestablecida, etc"
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por lo privilegios, está en el principio de la contradicción que asedia a todas las empresas polticas orientadas hacia la subversión del orden establecido) todas las necesidades que pesan sobre el mundo social contribuyen a hacer que la %unción de movili(ación, que reclama la lógica mecánica del aparato, tienda a prevalecer %rente a la %unción de e*presión y de representación, que reivindican todas las ideologas pro%esionales de los hombres de aparato aquella del “intelectual orgánico! como aquella del partido “ partero! de la clase y que no puede ser asegurada más que por la lógica dial-ctica del campo" a “revolución desde arriba!, proyecto del aparato que supone y produce al aparato, tiene por e%ecto interrumpir esta dial-ctica, que es la historia misma, por empe(ar en el campo poltico, ese campo de luchas a propósito de un campo de luchas y de la representación legtima de esas luchas, y luego en el seno mismo de la empresa poltica, partido, sindicato, asociación, que no puede %uncionar como un sólo hombre más que sacri%icando el inter-s de una parte, sino de la totalidad, de sus mandantes" Nraducción) ;ariana Gen- y Gabriel Obradovich
4ersión original disponible en) http)__JJJ"persee"%r_shoJArticle"doMurn`arss..@8 @.''$23$num.5$'$@
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