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Cómo Evitar Engaños

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Un hombre debe ser irremplazable en el amor de pareja, para lo cual tiene que esforzarse por mejorar cada día en ese sentido. La primera decisión que lo pueda conducir a ser irremplazable en el amor será leer —de la A hasta la Z— el manual de cabecera para los hombres: "Bio Seducción Animal". Aquí está contenido todo lo que el hombre debe saber para triunfar en la conquista y para luego poder mantener la relación en niveles óptimos de comunicación. A este conocimiento teórico, indefectiblemente le debe agregar la práctica. Desde el vamos, la práctica no puede faltar porque es lo que le da sustento a la teoría. Se sabe lo que pasa con aquella persona que es muy estudiosa pero que no aplica sus conocimientos a las cuestiones que se consideran terrenales: termina encerrado en sí mismo, con serias dificultades para lograr interactuar con los demás.

Desde mi lugar preconizo la comunicación efectiva entre un hombre y una mujer, para lo cual he estudiado, analizado y experimentado mi teoría acerca del amor posible. Se ha hablado mucho de la atracción química entre dos personas, donde no median los razonamientos sobre si esa persona es la conveniente o si acaso no lo es. Intervienen en esa cuestión química tan poderosa otros mecanismos que son propios del cuerpo, como el tacto, los olores, el sudor.

La atracción química entre los humanos está comprobado que existe, aunque luego de descubrirla hay que alimentarla como para ayudar a desarrollar las conductas emocionales. Hay quienes también hablan de la intervención en la atracción de las feromonas, que son sustancias químicas que se secretan para provocar comportamientos específicos entre individuos de la misma especie. Sobre esto último el debate está abierto, no hay consenso para admitir que las feromonas en los humanos actúen tal como lo hacen en las especies animales.



Por mi parte, he aprovechado las más diversas teorías para aprender, a la vez que practiqué intensamente para afirmar mi conocimiento. He logrado dominio de mí mismo, lo que me ha permitido ejercer el dominio y alcanzar el equilibrio en las relaciones amorosas.

Sé lo que a mí me conviene, sé lo que le conviene a la mujer con la que estoy en algún momento de mi vida, a la vez que sé cómo lograr lo mejor de una relación de pareja. Para nada peco de soberbio cuando aseguro que el dominio de mí mismo que conseguí me convierte en irremplazable en el amor de una mujer.

Le garantizo, estimado lector, que si usted logra su propio dominio y el de sus relaciones amorosas se va a convertir en irremplazable. ¿A qué mujer se le puede cruzar por la cabeza engañar a un hombre que reúne todo lo que ella necesita? Una mujer que engaña a su pareja es porque no está recibiendo la respuesta a la que aspira.

Ante la infidelidad de la mujer suele haber dos responsables: la mujer que transgrede pero también el hombre que sufre la transgresión, que es quien de alguna manera le da sustento a esa infidelidad. Claro, existe una incomunicación que es evidente, donde ella no es capaz de pedir lo que quiere y él tampoco sabe interpretar que existe una carencia.

Predominan los temores para poder comunicarse abiertamente el uno con el otro. O puede haber pasado que él quiso conquistar una mujer porque era la belleza que había soñado y quedó subyugado ante su presencia, conformó a su ego pero no se preocupó por profundizar la relación establecida entre ambos.



Sucede que el hombre —a quien en especial quiero ayudar a superarse— muchas veces logra una conquista, le va bien y se queda tranquilo esperando que las cosas sigan viento en popa, porque pareciera que no hay nubes en el horizonte que acarreen un temporal. Por el contrario, lo primero que tiene que hacer un hombre para ser irremplazable en el amor es seguir desarrollándose.

Por supuesto que la mujer tampoco debe quedar estancada, porque entonces no será una buena compañía. Son dos personas que tienen que crecer aún más cuando están en relación, expuestas a los vaivenes permanentes de la vida que les exige cambios para sostenerse. El peor error que puede cometer un hombre es respirar aliviado al conseguir a la mujer que desea y no seguir perfeccionándose, porque considera que ya no lo necesita. Para qué voy a hacer tal cosa si ya tengo lo que quiero, se le puede escuchar decir con cierta ingenuidad, en el convencimiento de que ya hizo todo lo que tenía que hacer, ello le dio resultado y puede sentarse cómodo a esperar que maduren los frutos. Craso error, que si no lo advierte le puede costar muy, pero muy caro.

En la relación puede haber funcionado la química, pueden haber actuado las feromonas si es que existen, o lo que sea puede haber contribuido a provocar la relación, pero hay que colaborar para que el funcionamiento benéfico no se interrumpa.

La masculinidad se expresa con actitudes resolutivas ante la pareja, nunca desde el lugar de espectador que ve pasar ante sus ojos lo que sucede pero no participa de la escena.



Lo ideal en una relación es que ambos puedan crecer juntos. A veces el crecimiento es desparejo, uno se esfuerza y se desarrolla más que el otro e inevitablemente empiezan a hacerse muy notables las diferencias. Incluso puede pasar que ambos sigan desarrollándose, pero en algún momento ella plantee que necesita romper la relación para seguir por otro lado. Mal que le pese, ante esta situación el hombre debe escuchar a su pareja y darle su apoyo para que ella siga su desarrollo sin su compañía. Intentar poner límites al otro, al igual que los celos, no favorecen el vínculo ni en nada ni siquiera contribuyen a hacerlo perdurable. Un hombre tiene que dejar ir a su pareja, si es eso lo que ella siente que necesita.

¿Cómo hacer para poder retener a la mujer que se quiere? El hombre tiene que hacer un trabajo personal de crearse valor a sí mismo, valor que lo lleve a convertirse en un ser irremplazable para la mujer. Debe construirse valor elevado, con las características atractivas de un bio seductor animal.

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Primero. El hombre tiene que tener inteligencia emocional y personalidad carismática, que lo ayuden a promover sus buenas capacidades sociales.

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Segundo. El hombre debe tener capacidad de producción. Por naturaleza, es un ser productivo.

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Tercero. El hombre debe tener propensión a ser protector, a defenderse y defender. Paya ayudarse a cumplir su papel, puede adquirir destrezas físicas y destrezas mentales, a través de las artes marciales (como el yudo) o de técnicas de supervivencia, por ejemplo.



En primer lugar, promover las buenas capacidades sociales implica saber negociar. El hombre debe enfocar su mente en aprovechar sus fortalezas, a la vez que fortalecer sus aspectos más vulnerables. Una manera de trabajar sobre este punto es siendo autocrítico, reconociendo sus fortalezas pero también considerando sus debilidades, para con el tiempo poder transformarlas en fortalezas.

En segundo lugar, el rol de género masculino sigue siendo predominantemente asociado a la producción, así como las mujeres son asociadas a la reproducción.

En tercer lugar, la protección puede hacerse sentir hacia afuera pero sobre todo se tiende a proteger a la propia familia. Las destrezas físicas y mentales podrán adquirirse con la ayuda de un buen instructor. Practicar un arte marcial podrá ayudar en la defensa y al desarrollo físico y mental, en tanto que permitirá fortalecer la confianza en sí mismo.

La cuestión es que ser irremplazable en el amor conlleva tiempo y mucho esfuerzo. Se logra, pero no es tan sencillo como parece y hay que trabajar mucho para ello, muchas veces hay que estar dispuesto a hacer un cambio de mentalidad profundo. Hay que ser capaz de perfeccionarse a sí mismo cada día, como para que la mujer sienta que cada día de su vida tiene mayor atracción por el hombre que la eligió. El hombre que es irremplazable en el amor se caracteriza por su masculinidad, fortalece cada día la confianza en sí mismo, tiene capacidad de comunicación verbal, posee buen lenguaje corporal, sabe apelar al humor cuando es necesario, transmite buena energía y demuestra que tiene coraje para ir al frente.



Y quien se perfecciona de esta manera y sigue perfeccionándose un poco más cada día, no solo no será abandonado por una mujer sino que habrá muchas mujeres dispuestas a dejarse conquistar por él. Podrá elegir lo que mejor considere para sí, sin miedo a equivocarse.

Hay hombres que un buen día se enteran que han sido engañados por una mujer y no entienden por qué les sucede algo así. ¡Justo a mí!, se preguntan con asombro. Y cuando presumen que hay una infidelidad, se ponen a hacer un trabajo tipo detective privado, revisan el correo electrónico de ella, están esperando que deje el celular a mano para ver los mensajes de texto o fijarse en un número desconocido, permanecen pendientes de sus horarios.

Y la verdad es que este tipo de pesquisa como para descubrir al enemigo resulta bastante infantil. Hay que enfrentar la realidad como un hombre, como lo que se es. Estos golpes son duros de recibir pero siempre pueden servir para aprender a conducirse en el futuro. Al fin y al cabo, se es responsable por las relaciones que se establecen.

Mucho más adulto que revisar el celular o la casilla de mensajes, resulta enfrentar a la pareja cara a cara. Si ella ha sido infiel y se siente descubierta, difícilmente pueda ocultarlo. Podrá estar diciendo que no es así con las palabras, pero su mirada y sus gestos corporales indicarán otra cosa muy diferente.

Hay que ser perceptivos y persuasivos, como para poder conocer la verdad por más dolorosa que sea. El contacto visual suele servir para delatar una mentira, porque una mirada suele decir más que cualquier palabra.



En un primer momento puede haber una reacción intempestiva de parte de ella. Hay que pedirle calma y sinceridad. Una escena con gritos y lágrimas puede no conducir a la verdad o quedar solo en el escándalo.

Tal vez haya que hablar en otro momento con más calma, aunque tampoco hay que dejar pasar demasiado tiempo porque ya hay mar de fondo y hay que resolver o tomar decisiones cuanto antes. Ambos tienen que sincerarse y hacerse cargo de sus responsabilidades. La crisis debe ser una oportunidad de crecimiento, dentro mismo de la pareja o aun cuando se tomen caminos en diferentes sentidos.

Tampoco es una buena actitud salir en busca de otra mujer como represalia. Sería como establecer un tipo de competencia para ver quién puede engañar más y mejor al otro. Cortar la relación con dignidad es la mejor actitud que se puede tomar. No es necesario tratar de ocultar los sentimientos como si nada hubiera pasado, y hasta a veces no está mal mostrar alguna vulnerabilidad. ¡Hasta el poderoso Aquiles, el bisnieto de Zeus, tenía un punto vulnerable!

Podría pasar que ella llore, que pida perdón, que le implore para que no la deje, que le prometa una y mil veces que no volverá a pasar lo mismo… Habrá que evaluar, no se vuelve fácil de este tipo de situaciones. Si ambos están dispuestos a cambiar y a trabajar para fortalecer la relación, puede ser que resulte y hasta que en un futuro la relación se encamine de manera promisoria.

Pero no solo tiene que haber un compromiso desde las palabras, sino que los hechos deben demostrar que se hizo un cambio importante como para sacar a la relación del letargo e insuflarle un soplo de vida.



Si se sigue sin hacer cambios en algunos momentos pueden regresar los mismos problemas, con lo que habrá terreno fértil para volver a generar una situación de engaño. Y si la infidelidad se dejó pasar una vez, va a ser muy difícil dejarla pasar otra vez más.

Lo mejor es que una infidelidad que se repite sea el detonante para cortar la relación y permita continuar con el camino propio, no importa si la infidelidad se repite con la misma persona o si se produce con una persona diferente. Aunque sea doloroso, con el tiempo se evaluará y se sabrá que se tomó una decisión acertada.



¿Cómo Ahuyentar el Problema de la Infidelidad? Para que ni siquiera se le pase por la cabeza a la mujer la posibilidad de engañarlo, usted tiene que trabajarse a sí mismo para ser irremplazable.

Ya lo dijimos, no es una condición que se consigue de un día para el otro, como si se comprara en el mercado con garantía incluida y comenzara a utilizarse en la seguridad de tener un buen respaldo.

Llegar a ser irremplazable es un trabajo de todos los días, trabajo con el que se forma una persona para poder superarse.

¿Cuándo se ha llegado a ser irremplazable entonces?



Cuando en la relación existen los siguientes componentes: Atracción química. Sobre todo el olfato y el tacto son poderosos indicadores de que existe la atracción entre dos personas, sin mediar ningún tipo de razonamiento que parezca lógico. Alguien me gusta porque hay una “cuestión de piel”, como se dice. Y es real, hay una cuestión de piel y hay una cuestión de olfato, vehiculizado por su órgano sensitivo, la nariz. El olfato despierta sensaciones que parecen increíbles, trae a la memoria emociones que hasta pueden estar muy escondidas en el subconsciente. Y si las emociones que nos llegan desde la memoria son positivas, las sensaciones que se provocarán también serán positivas.

Ahora bien, hay que aprovechar esta atracción que se provoca naturalmente y potenciarla. Lo mejor es no utilizar desodorantes con fragancias muy potentes ni perfumes. Se debe poder percibir el olor que es natural de la piel.

Con esto no queremos decir que no haya que asearse sino que no hay que tapar los olores naturales con olores artificiales. O hay que utilizar un toque de una fragancia como la vainilla, que es poderosa para atraer sensaciones positivas y ayuda a crear una conexión emocional fuerte. Asimismo, se recomienda una dieta alta en proteínas, como para que el nivel de la hormona masculina testosterona sea elevado.



La afinidad biológica. Así como la atracción química, la afinidad biológica puede llegar a funcionar como para iniciar una relación amorosa o al menos para despertar en un primer momento la atracción. La afinidad biológica está basada en papeles bien definidos, el de la masculinidad por un lado y el de la femineidad por el otro.

El rol de la masculinidad está asociado a la producción, mientras que el rol de la femineidad está asociado a la reproducción.

En tal sentido, existe algo así como un prototipo de hombre bien masculino, de torso prominente y con vellosidad, con brazos y manos grandes, con fortaleza en las piernas, y en lo posible con una mandíbula remarcada.

Este prototipo de hombre transmite la idea de ser un protector social y familiar, a la vez que se lo intuye como un buen candidato biológico para tener descendencia. Por el lado de las mujeres, sus papeles de reproductoras se muestran mejor cuando tienen un cuerpo redondeado, con caderas y muslos pronunciados, a la vez que poseen pechos que son prominentes.



La positividad, la complicidad y la coordinación mutuas. Una vez que dos personas han atravesado la etapa del magnetismo o enfoque, para que la relación no se apague tiene que haber sintonía emocional. Se comparte la confianza y se coopera para poder seguir adelante con el vínculo.

La afinidad alcanzada provoca que ambas personas se sientan cómodas en la relación. Que hayan creado un estado de confort en la relación, que sea percibido por ambos.



Las afinidades positivas. ¿Qué sucede cuando dos personas se conocen? Espontáneamente se gustan o no se gustan, esto es así. Pero luego ya puede venir un conocimiento en forma progresiva mucho más profundo. Del conocimiento profundo podrán surgir las afinidades positivas.

Por lo general se tiende a pensar que dos personas comenzarán a gustarse porque comparten cualidades positivas que son idénticas o al menos bastante parecidas: ser solidarios con el prójimo, saber lo que se quiere, ser desenvueltos, ser simpáticos y sociables.

Pero no siempre sucede así, la mayoría de las veces se tiende a la atracción desde las debilidades o desde las carencias. Por ejemplo, alguien atrae al otro por su egoísmo o por su incapacidad de establecer buenos vínculos, aunque esto no sea un acto premeditado sino más bien inconsciente.

A menudo vemos grupos sociales que se conforman con gente que tiene una misma problemática, donde todos exponen sus dificultades, se escuchan y se sienten contenidos por el otro. Puede ser un grupo de solos y solas, de personas con

problemas

de

obesidad,

de

jugadores

compulsivos,

de

fumadores

compulsivos. ¿Qué sucede aquí? Hay una atracción desde las carencias o desde las propias limitaciones. Esa atracción puede durar por un tiempo, mientras se compartan espacios de contención, pero luego la atracción puede acabarse porque alguno de los dos o los dos así lo deciden. Es una relación que se estableció desde las inseguridades, aunque lleve implícita la pretensión de trabajar en vistas a las fortalezas.



Para ser irremplazable en el amor hay que entablar una relación amorosa desde la seguridad. Alguien que es seguro de sí mismo y sabe lo que quiere, va a ser difícil que se equivoque en su elección o que sea sustituido fácilmente. Una persona segura de sí misma atrae a una persona que también es segura de sí misma.

En cambio, si una persona se muestra insegura terminará por propiciar relaciones inseguras. Lo que puede darse es que ambos encuentren la complementariedad en la relación, donde uno de los dos tenga cualidades relevantes y la otra parte tenga otras cualidades relevantes, que actúen en forma sinérgica o en cierta forma complementaria. En conclusión, hay que comenzar por trabajar la autoconfianza sí o sí.



Cercanía de tipo social y rol bien definido. ¿Qué sucede en el ámbito de un espacio social que se comparte? Cada uno de sus integrantes cumple con un rol y a la vez todos los roles se alían de algún modo, como para formar un trabajo conjunto. Se da la complementariedad que existe entre los roles propios de la masculinidad y de la femineidad. Alguien ejerce una posición de liderazgo, a la vez que alguien está cómodo dejándose conducir.

Una relación que se establece por cercanía de tipo social tiene posibilidades de encontrar complementariedad, mientras que si alguien está fuera de ese espacio social y quiere acceder a alguien que está contenido dentro de un espacio social, la unión va a ser mucho más difícil de realizar.

No es una relación imposible cuando no hay cercanía de tipo social, aunque sí es una relación con muchas más vallas que superar. Si ella es la que está contenida en el espacio social no querrá abandonar ese espacio donde se siente contenida y donde su rol encaja a la perfección.

Siente que la persona que está fuera del espacio social donde ella permanece no puede cubrir todas sus necesidades, que sí se encuentran cubiertas en el espacio social que comparte con un grupo de personas. Ella no va a querer salir de ese espacio social donde está contenida, para aventurarse a una relación fuera del grupo donde puede sentir que le faltan cosas. En cambio, si ambos pueden estar dentro del mismo espacio social encontrarán que pueden funcionar como pareja de manera complementaria y proactiva.



Relación maestro-discípula. Como en una verdadera relación de enseñanza unidireccional, el maestro está por encima e imparte sus conocimientos para posibilitar el crecimiento de la discípula. El maestro es alguien que proporciona valor a su discípula, quien a su vez siente la importancia de ser su discípula.

Puede pasar que la discípula sea una muy buena alumna y progrese incluso hasta sobrepasar al maestro. ¿Qué debe hacer el maestro? El maestro tiene que dejar ir a una discípula que quiere seguir creciendo por otro lado y hasta alentarla para que busque otro camino que la pueda satisfacer. Pero no siempre el maestro es tan altruista, menos todavía cuando esta relación maestro-discípulo se aplica a una relación de pareja.

Muchas veces sucede que al maestro, que ha sido tan generoso con sus enseñanzas, se le despierta el egoísmo y no quiere soltar a su discípula. Sin embargo, un hombre seguro de sí mismo tiene que tener la capacidad de reconocer cuándo la persona que está a su lado tiene necesidad de buscar otro horizonte porque siente que ya no puede conseguir más nada de la relación.

Un maestro seguro de sí no tiene miedo de la situación, le da una palmadita a su discípula y la anima a seguir hacia delante. Y él por su lado sigue hacia delante, con la cabeza bien en alto. Se evalúa que el beneficio ha sido recíproco. Ella se formó, creció y quiere seguir creciendo en otra dirección. Él la ayudó a formarse y a crecer, con ello se sumó más valor a sí mismo en su papel benefactor. Sin dudas, se podría decir que ambos salieron triunfantes y fortalecidos de la relación.



En suma, ser irremplazable en el amor comienza por adquirir seguridad en sí mismo y por esforzase en ser mejor cada día. Una fuerte autoestima, la masculinidad, buenas capacidades sociales, el saber expresar las ideas y aprender a escuchar, la propensión a proteger al otro, el buen humor y hasta una cuota de ironía, el lenguaje corporal positivo, son todas cualidades de utilidad para ser irremplazable en el amor. Porque a decir verdad, ¿qué mujer querría abandonar un hombre con semejantes cualidades positivas en su haber? Más bien se empeñaría en perfeccionarse ella como para no perderlo.

Experto en Programación Neurolingüística y Motivacional, Coaching y autor de "Bio Seducción Animal™".


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