Blackemore “Chile desde la guerra del Pacifico hasta la depresión mundial, 1880 -1930” A comienzos de la década de 1870, Chile gozaba de una estabilidad constitucional virtualmente ininterrumpida durante durante 40 años, en lo político, se podía contemplar la evolución del sistema multipartidista en funcionamiento y se podía apreciar el crecimiento de una modesta pero prometedora economía, basada en la exportación de productos primarios procedentes procedentes de la tierra y de la minería. mi nería. Su población se había duplicado, pasando de un millón, durante la independencia, independencia, hasta dos millones hacia 1875; su mercado exterior, dominado entre 1830 y 1870 por las exportaciones de cobre, había crecido rápidamente, proporcionando proporcionando a los sucesivos gobiernos unas rentas públicas adecuadas para poder iniciar mejoras en los transportes, especialmente en los ferroviarios, desarrollar programas de enseñanza, urbanizar las ciudades y mantener la ley y el orden. En cuanto a política exterior, Chile no sólo había mantenido su independencia, independencia, sino que, hacia la década de 1830, logró evitar el intento combinado por parte de Perú y Bolivia de hacerse con la hegemonía en la costa del Pacífico de América del Sur. La capacidad del país para alcanzar esos objetivos fue gracias al sistema constitucional creado por Diego Portales, apoyado por una aristocracia terrateniente, homogénea y basándose en la autoritaria y centralista Constitución de 1833. La sociedad chilena era rural: una aristocracia terrateniente terrateniente regia la vida v ida nacional, mientras que un campesinado campesinado mayoritariamente analfabeto obedecía. En lo político, el periodo de la independencia produjo conservadores conservadores y liberales; los primeros aceptaban la separación de España pero ansiaban conservar el statu quo social, mientras que los segundos veían en ese periodo de convulsión la oportunidad oportunidad de ampliar ampliar la libertad, respecto respecto a la Iglesia Iglesia en los temas temas intelectuales y educativos, y respecto a las arbitrariedades de la autoridad, en lo político. Los conservadores conservadores triunfaron en la década de 1830, pero la corriente liberal fue tomando fuerza: entre los años 1830 y 1880 consiguió modificar, aunque sin destruirla en modo alguno, la estructura autoritaria del gobierno, mediante una reforma constitucional limitada. Avanzó en lo económico, con exportaciones de productos agrícolas (principalmente trigo) y mineros (especialmente cobre), que fueron ampliándose conforme avanzaba el siglo. Hacia la década de 1860, las demandas de mejoras en las infraestructuras, infraestructuras, especialmente las ferroviarias, obligaron al gobierno a acudir cada vez más al préstamo exterior para suplementar las entradas comerciales, pero también en esto, y a través de una sana y proba gerencia, Chile adquirió una reputación sin parangón por la rapidez en el pago de sus deudas, caso de lo menos corriente en la Suramérica de aquellos años. Así, hacia 1870, la madurez política, la responsabilidad responsabilidad en asuntos financieros financieros y la ordenada ordenada evolución. evolución. En la década de 1870, la depresión del comercio internacional internacional afecto fuertemente a Chile. Durante la presidencia de Aníbal Pinto, se vio obligado a apartarse del patrón oro y adoptar un régimen de papel moneda inconvertible. Con la victoria en la Guerra del Pacífico (1879-1883) Chile aseguro una superficie superficie de territorio, nitratos de la región de Atacama, y riqueza en minerales. Mediante el tratado de Ancón (1883), Perú cedió a C hile su provincia de Tarapacá. Tarapacá. También acepto la posesión por parte de Chile de de sus provincias provincias de Tacna y Arica durante una década. La guerra dio un ímpetu a la industrialización, aspiraciones aspiraciones nacionales y orgullo patriótico, los dos hombres de Estado que mejor simbolizaron esta combinación fueron Domingo Santa María y José Manuel Balmaceda. En el marco del mayor ma yor progreso progreso material del siglo y el colapso político y constitucional del sistema creado por Diego portales portales tras la independencia. independencia. LA PRESIDENCIA DE SANTA MARIA 1881-1886 Domingo Santa María asumió la presidencia de Chile el 18 de septiembre de 1881. La administración entrante había heredado heredado una situación religiosa bastante delicada. La muerte en 1878 del ultramontano Rafael Rafael Valentín Valdivieso, arzobispo de Santiago durante casi 30 años, había vuelto a abrir con el Vaticano la enojosa cuestión del patronato. El presidente Pinto nombro a Francisco de Paula Taforo, pero la santa santa sede rechazo rechazo el nombramiento. nombramiento. Santa María intento solucionar este problema. problema. Santa María anunció su programa destinado a independizar de la jurisdicción eclesiástica el registro de nacimientos y defunciones, transfiriéndolo transfiriéndolo al Estado; a instituir i nstituir el matrimonio civil; a garantizar la libertad de conciencia, y a permitir la sepultura de los muertos de cualquier confesión religiosa en los cementerios hasta entonces limitados a los católicos y controlados por la Iglesia católica.
A pesar de la feroz resistencia católica, una vez instruida la legislación, fue aplicada de forma creciente. Las leyes religiosas de la administración de Santa María marcaron una disminución decisiva del poder e influencia de la Iglesia. Gracias a los nuevos ingresos procedentes de los nitratos, gozaba en ese momento de mejores oportunidades que nunca para intentar programas ambiciosos, pero en cambio tenía muchas más dificultades para lograrlo, y no le sería suficiente, en un país cuya élite política era tan consciente como la chilena, utilizar solamente su patronazgo para crear una corte personalista de partidarios. Tanto Santa María como Balmaceda fueron hombres de una voluntad excepcionalmente fuerte, absolutamente decididos a mantener las prerrogativas presidenciales de acuerdo con la letra de la Constitución, y ambos concebían la presidencia como el motor dinámico de toda la maquinaria. LA INDUSTRIA DE LOS NITRATOS DESPUES DE LA GUERRA DEL PACIFICO El reflujo de la guerra había barrido en las regiones nitriteras dislocando las operaciones de una industria que había estado en la incertidumbre. Con la devolución de la industria de los nitratos al sector privado, el gobierno chileno consiguió dividir de forma efectiva los intereses extranjeros e imposibilitó a sus gobiernos intervenir sin aparecer como favorecedores de unos intereses nacionales frente a otros. Con la devolución de las responsabilidades sobre la producción, embarque, comercialización y venta, a los intereses privados, y la consiguiente imposición de tasas a la exportación de los nitratos, el gobierno chileno tuvo una fuente inmediata de grandes ingresos, sin necesidad de tener que intervenir de forma directa en tales cuestiones. Los ingresos por los nitratos supusieron un verdadero alivio para el gobierno chileno, y la rápida expansión de la industria y el comercio en la década de 1880 le proporcionaron unas entradas que le permitieron, tanto la realización de programas de desembolso público, como también evitar la necesidad de modernizar el sistema tributario interno, camino que, de haberlo seguido, le hubiera enfrentado con los intereses creados que dominaban la vida política, económica y social en Chile. Esta riqueza caída del cielo fue una bendición solo a medias. El mercado internacional de los nitratos era muy inestable. La saturación del mercado repercutía sobre los productores y distribuidores con las bajas de precios. La creciente dependencia de los ingresos procedentes de los nitratos se traducía en una incertidumbre en los ingresos y en la planificación. PRESIDENCIA DE BALMACEDA Balmaceda accedió a la presidencia en el momento en que la industria de los nitratos empezaba a entrar en la fase más dinámica de su expansión. Entre 1884 y 1886, periodo en el que el mercado mundial estaba saturado, se puso en práctica la primera alianza entre los productores para reducir la producción, pero aquella fracasó y un nuevo crecimiento en la demanda mundial puso otra vez a las oficinas de Tarapacá en plena actividad. El aumento de la población urbana sobre la rural se dio en regiones de los nitratos. Pero, a partir de mediados de siglo, la población del campo se empezó a sentir progresivamente atraída hacia zonas y ocupaciones urbanas relacionadas con el desarrollo minero del norte, la extracción de carbón en los alrededores de Arauco, Coronel y Lebú, la construcción de ferrocarriles, y el desarrollo de las ciudades más importantes, con sus fábricas de transformación de productos alimentarios y de bebidas, curtidurías, fábricas de muebles, textiles y otras industrias de consumo básico. Balmaceda inició su mandato haciendo intentos por reconciliar a los diversos grupos liberales y, al mismo tiempo, aplacar a los conservadores. Entre sus primeras actuaciones, estuvo la reanudación de las relaciones con la Santa Sede y el consenso sobre un candidato al arzobispado de Santiago, Mariano Casanova, distinguido teólogo y amigo personal del presidente. Fue precisamente Casa-nova quien tomó la iniciativa de la fundación, en 1888, de la Universidad Católica de Chile, primera universidad privada del país. El primer gabinete de Balmaceda tuvo una tendencia conciliadora. Se intentaba crear un amplio apoyo para su política interior. Se asignaron presupuestos adicionales para reforzar las fuerzas armadas chilenas, defensivas y ofensivas, mediante la construcción de fortificaciones marítimas, nuevos buques de guerra, cuarteles y academias militares, propósitos perfectamente comprensibles en un hombre de Estado chileno que se había mantenido
tanto tiempo al frente de la política exterior y que como presidente y comandante jefe de las fuerzas armadas pasaba a ser el responsable de la seguridad nacional. El programa de Balmaceda era ambicioso y se siguió enérgicamente, en 1887 se creó el ministerio de Industria y obras públicas, se le asignó la quinta parte del presupuesto nacional. Mientras que al ministerio de educación le asignó una séptima parte. La población escolar aumento, se aceleró la construcción de vías férreas, se fomentó la inmigración extranjera principalmente de europeos. Se construyeron nuevos hospitales. Sin embargo, un programa tal tenía muchas implicaciones. En primer lugar, estaba basado en continuos y elevados ingresos públicos procedentes de las exportaciones de los nitratos, y éstas no podían garantizarse plenamente en el seno de un mercado mundial inestable. En segundo lugar, ponía en manos del gobierno un descomunal instrumento de patronazgo en la forma de puestos de funcionarios del Estado y de concesión de contratos, así como la mano de obra dependiente de ellos. En tercer lugar, mientras con este programa se satisfacía a algunos, también se contrariaba a muchos otros cuyas aspiraciones, personales o públicas, se habían despertado con el propio programa. El programa de obras públicas realzo la importancia de los tecnócratas y administradores. Entre 1889-1890 con la caída de los precios de nitratos, predomino una crisis político institucional que produjo una crisis en el gabinete de Balmaceda. Perdió la mayoría en el Senado y en el Congreso. Balmaceda tuvo una política nacional concreta sobre la industria de los nit ratos que implicaba menos intereses y control extranjero sobre la misma, como parte de su programa general de ampliación del papel del Estado en la economía nacional. LA “REPUBLICA PARLAMENTARIA” 1891 -1920.
La victoria de los congresistas en 1891, marco una línea divisoria significativa en la política chilena y en la historia constitucional. Los partidos del Congreso pasaron a controlar a Chile. El poder legislativo no sólo pasaba a predominar sobre el ejecutivo, sino a controlarlo, puesto que este último carecía del arma definitiva que debe poseer en todo sistema parlamentario para enfrentarse con el obstruccionismo en la legislatura, es decir, el poder de disolverla e intentar un nuevo mandato a través de las elecciones. De esta manera, se impuso en Chile una forma falsa de gobierno parlamentario y los factores personales jugaron su papel en esta transformación. Esta situación estuvo conformada por dos factores adicionales, la ley de Autonomía central y el carácter y la política de los herederos de Balmaceda. Tendieron a la consecución de una Republica parlamentaria ingobernable. El panorama político hacia el final de la presidencia de Montt era: conservadores clericales y el Partido Radical, el partido Liberal y lo balmacedistas. El sistema multipartidista de chile se distinguió por la carencia de cohesión ideológica y el oportunismo. La estructura política y constitucional de Chile permitió a la oligarquía ejercer un juego político en el que los diferentes grupos se abrían paso a codazos por el poder y las influencias, con un trasfondo de cambio económico y social que quedaba sin reflejo en la representación política. Así pues, los 30 años comprendidos entre 1890 y 1920 estuvieron caracterizados por una tensión social creciente, conforme los cambios económicos iban incrementando la población trabajadora y urbana y las presiones para obtener reformas sociales, que no podían expresarse a través de canales políticos. Las salidas alternativas fueron protestas violentas y esporádicas, respondidas mediante la represión. Entre 1895-1920 el crecimiento de la población reflejo un desarrollo nacional en el que los ingresos por los nitratos actuaban como motor de la economía en conjunto. La expansión del cultivo de trigo en el sur, la viticultura en la valla central, de las empresas industriales de baja tecnología productoras de bienes de consumo, reflejaba el hecho de que se había producido cierta concentración industrial. El crecimiento de las rentas públicas derivado de los nitratos tuvo también su impacto. A pesar de las caídas cíclicas en las rentas públicas, derivadas de la naturaleza incierta del negocio de los nitratos, la tendencia globalmente creciente de los ingresos por tasas de exportación de los nitratos entre 1891 y 1920 permitió a los sucesivos gobiernos llevar adelante proyectos de infraestructuras que dieron empleo a una notable cantidad de mano de obra y crearon abundantes demandas de consumo. El empleo que tal construcción creó, y el aumento permanente de la mano de obra empleada en el ferrocarril, cuyo número absoluto, aunque fue considerable, es difícil de cuantificar, constituyeron factores importantes
en la migración rural. Lo mismo ocurrió con la creciente industrialización. Durante el periodo parlamentario se produjo una expansión notable de la industria chilena, tanto en crecimiento como en variedad, y de la mano de obra en ella empleada. Las industrias de transformación de alimentos y de bebidas, las del cemento, cerámica, refinación de azúcar, de ropa, productos de piel, madera y papel, químicas, de fundición, talleres de maquinaria y metalistería, se expandieron de forma considerable en este periodo. La estimulación gubernamental de la actividad económica en el periodo parlamentario no fue, por supuesto, impulsada exclusivamente por las rentas públicas procedentes de los aranceles sobre las exportaciones de nitratos, ni por las rentas derivadas de los impuestos sobre la importación y exportación en general, ni tampoco por el sistema tributario. Una notable proporción de los fondos necesarios procedió del crédito exterior. En realidad, entre 1885 y 1914 se pidieron créditos al extranjero por valor superior a los 50 millones de libras, de los cuales más del 60 por 100 se empleó en obras públicas, incluyendo los ferrocarriles. Pero la posesión de los nitratos de Chile, unida a la buena reputación como pagadora diligente de sus deudas — reputación que se mantuvo incluso durante el difícil año de 1891 — , le valieron un puesto en las finanzas internacionales, y los créditos fueron lo suficientemente fáciles de retornar en plazos razonables. La modernización de sus ciudades más importantes — especialmente, Santiago y Valparaíso — a través del crecimiento de los transportes, mejora del alumbrado, puesta al día de la sanidad y construcción de impresionantes edificios públicos, se debe en gran parte a esta fuente. El periodo parlamentario de la historia de chile fue el periodo de los cambios sociales y políticos pero un callejón sin salida en lo político. ALESSANDRI, LA INTERVENCION MILITAR E IBAÑEZ
Chile resulto herida por el conflicto de la primera guerra mundial, sus exportaciones disminuyeron a menos de la mitad y la población de la región de los nitratos descendió dramáticamente al cerrarse muchas oficinas y retornar sus trabajadores hacia el sur. La depresión de la posguerra se vio exacerbada en Chile por la caída de la demanda de los nitratos, y el impulso que se dio en Alemania por la producción sintética. La agitación social creció marcadamente en los años 1918-1919 con huelgas. En este ambiente se enmarco la ascensión de Aturo Alessandri Palma, presidente de la republica dos veces (1920-1925, 1932-1938). Alessandri llevo a cabo una campaña demagógica en la que las pasiones de sus partidarios de clase trabajadora y sus oponentes, hicieron rebosar la violencia. Utilizo el ejército para “mantener el orden”, eufemismo usado para acallar el hostigamiento a menudo feroz a la oposición. En su segundo mandato instauro una asamblea constituyente para que estudiara una nueva Constitución. Se establecieron instituciones crediticias para el fomento de la agricultura y la industria y se inauguró un amplio programa de obras públicas. Se inició una serie completa de reformas de la enseñanza — el presupuesto de Educación se dobló entre 1925 y 1930 — , incluyendo medidas específicas para el desarrollo de las enseñanzas técnicas, cuya carencia había sido tan lamentada por los críticos sociales del periodo parlamentario. La «legislación social» de 1924-1925 era codificada y elaborada; la nueva fuerza policial de Chile, los carabineros, fue creada mediante una reorganización y mejores facilidades para la instrucción, y se avanzó en la profesionalización de las fuerzas armadas y en su equipo.