Héroes
H
Otra historia similar. Israel, unos 1010 años antes de Cristo. Otro pelotón, otra tropa, pero con el mismo común denominador. Sed de nuevas batallas. Otra vez el cuadro recurrente. Jovencitos, padres de familia, una decena de hombres de combate, cientos de novatos. Y otro teniente coronel. Este hombre tiene mil batallas y estrategias de guerra en su haber. Debe recuperar Jerusalén de manos de los jebuseos y hacerla su capital. Él sabe que su fuerte liderazgo atrae a los jóvenes valientes y les inspira lealtad intensa, lo cual no es poco para comenzar. Sin embargo, hay una sustancial diferencia con la historia americana. Esta vez los soldados no esperan un discurso. Ellos son los que van a hablar. Un delegado se cuadra delante del batallón, toma la palabra y levanta su voz, para que se escuche en todo el inmenso y desértico Hebrón.
en el momento exacto en que David es proclamado rey de Israel y en las horas previas a la toma de la fortaleza de Sión. En ambas historias, aparecen los mismos muchachos que en cuestión de horas sentirán el fragor de la batalla. Y de modo coincidente, tendrán las mismas consignas. La lealtad de un ejército no se consigue peleando como una suerte de estratega reconcentrado que no se mueve de su bunker subterráneo y que como un lúcido e inescrupuloso jugador de ajedrez experimenta con sus hombres el poder real de su enemigo. La lealtad, caballeros, se logra siendo el primero en avanzar y el último en retirarse del campo de batalla. Como lo prometiera el coronel Moore. O como lo hiciera tantas veces el mismo David. Inclusive, a este último sus generales más de una vez tuvieron que advertirle que no se expusiera demasiado. «Si te matan, David, apagarás la lámpara de Israel; déjanos pelear a nosotros». Es que no se comanda a una tropa desde el inerte escritorio de una oficina, o dibujando cronogramas en un pizarrón. H
Aquí estamos, somos tu ejército. Carne de tu carne y hueso de tus huesos. Tus victorias son las nuestras y también tus derrotas. Aun cuando teníamos otro jefe de las fuerzas armadas, eras tú el que nos sacabas a la guerra y nos volvías a traer. Como sea, siempre nos has traído de regreso a casa. H
Las dos crónicas pertenecen a historias reales. La primera fue llevada a la pantalla grande por el laureado director Randall Wallace e interpretada por Mel Gibson en la famosa película We were soldiers [Fuimos soldados]. La segunda está descrita en el capítulo 5 del segundo libro de Samuel,
Por otra parte, es determinante traer a la tropa de regreso a casa. La historia ha atestiguado de aquellos estadistas desalmados que han empujado a una nación a la guerra con consecuencias trágicas. No traerlos de regreso, significa enviarlos a un suicidio en masa. Sin estrategia, sin coartadas, con armas arcaicas, sin un plan alternativo. Quizá por eso me fascinan ambas historias. Por sus consignas. Porque un ejército cuyo comandante no abandonará y traerá de vuelta es un batallón que traerá victorias a la bandera. Inclusive, más allá de los resultados. Porque las verdaderas batallas no se miden por las tierras conquistadas o las
bajas enemigas, sino por el valor de sus hombres.
que solo se les enseñe a pelear y plantar la bandera.
A través de estos años, la vida me ha topado con muchos líderes del reino. Gente con sueños de multitudes, sedientos de victorias, con hambre de pelear contra una religión organizada que tanto daño le ha hecho a la creatividad divina. Todos, sin excepción, con intenciones loables.
Ellos necesitan un nuevo discurso. Alguien que les ofrezca el mismo código de honor del rey David o el coronel Moore.
Sin embargo, he visto a muy pocos con el código de honor del coronel Moore o el rey David. Y es gratificante saber que algunos, aunque muy pocos, cuentan con ese código militar divino. Cada vez que el Señor me permite alistar a una nueva generación para la batalla, observo los mismos rostros de siempre. Muchachos a los que la vida no les ofreció la gran oportunidad de servir en una causa noble. Algunos con pocas o casi ninguna batalla significativa en su haber. Padres de familia, estudiantes, indoctos y profesionales. La mayoría es igual a aquel grupo de «menesterosos, endeudados y marginados» que alguna vez encontraron en David a alguien que les devolviera su dignidad y los comprometiera con una causa. Los soldados han esperado durante varias generaciones en respetuoso silencio. Obsérvalos con detenimiento. No parecen entrenados, no aparentan ser confiables. Pero tienen lealtad, lo cual no es poco para causar una revolución militar. Los jóvenes solo esperan a coroneles que no los envíen a la guerra con un simple plano del lugar donde deben desembarcar. Están hartos de aquellos líderes que les dicen cómo pelear las mil batallas de la vida desde el mullido sillón de una oficina. No los alentará oír otro sermón de cómo ganar. No los atraerá
H
Seremos los primeros en avanzar y los últimos en retirarnos del campo de batalla. Y todos, regresarán a casa. Son pocos los que tienen el deseo vivo de salir a ganar a una generación junto a ellos. Son contados aquellos que se animan a correr el riesgo de colocar el primer pie en el territorio enemigo, con todo el precio de la crítica que eso conlleva. Acercándose a la delgada línea entre ser pionero o casi un mártir por atreverse a caminar una milla extra. Y también son muy pocos aquellos que desean formar al ejército y brindarle el mayor arsenal posible para que no queden tendidos en la arena de la batalla, sino que puedan estar de regreso y emprender otras nuevas peleas. Sin subestimar a nadie, recuerdo un viejo proverbio árabe que rezaba: «Un ejército de ovejas comandado por un león derrotaría a un ejército de leones comandado por una oveja». Y sé que en el reino, y en este seminario intensivo, hay muchos de esos leones, los cuales puede transformar a un grupo de proscriptos a los que la vida dejó fuera de las grandes ligas en valientes estrategas de guerra. Me gusta cuando el ejército es el que decide los honores. Me fascina y llena mi corazón que el reconocimiento nazca fuera del oficialismo religioso, y que luego, a las grandes comisiones, solo les reste reconocer lo que el pueblo ya ha otorgado por mérito. Debo confesar que soy adepto a que sea la prensa, los inconversos o
los mismos jóvenes los que un día, en un contemporáneo monte de Hebrón, reconozcan a aquellos que los conducen a la guerra. Es que los diplomas nunca enviaron a nadie a la batalla, necesariamente. Esto recién comienza, pero hay un grupo de hombres allá afuera que reconoce a estos líderes y pastores como aquellos que los han comprometido con una causa noble y por la que vale la pena luchar. Y es esa misma la razón por la que me agrada ser parte de Héroes. Y ahora, dale un último vistazo a la tropa. Como dije, algunos parecen
niños. La mayoría son novatos, y muy pocos tienen experiencia de guerra. No obstante, poseen un denominador común. Un adjetivo que los hace, en algún punto, exactamente iguales. Tienen una consigna de honor. Todos ellos son nada menos que héroes.
Notas redactadas por Dante Gebel Colaboración autoral de Omar Herrera en la guía de estudio
1
Pablo, apóstol de *Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza, a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe:
2
Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro eñor te concedan gracia, misericordia y paz.
Advertencia contra los falsos maestros de la ley
Al partir para Macedonia, te encargué que permanecieras en Éfeso y les ordenaras a algunos supuestos maestros que dejen de enseñar doctrinas falsas 4y de prestar atención a leyendas y genealogías interminables. Esas cosas provocan controversias en vez de llevar adelante la obra de Dios que es por la fe. 5Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. 6Algunos se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones inútiles. Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman. 8Ahora bien, sabemos que la ley es buena, si se aplica como es debido. 9 Tengamos en cuenta que la ley no se ha instituido para los justos sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La ley es para los que maltratan a sus propios padres,a para los asesinos, 10para los adúlteros y los homosexuales, para los traficantes de esclavos, los embusteros y los que juran en falso. En fin, la ley es para todo lo que está en contra de la sana doctrina 11enseñada por el glorioso *evangelio que el Dios bendito me ha confiado. 3
La gracia que el Señor dio a Pablo
Doy gracias al que me fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me consideró digno de confianza al ponerme a su servicio.
Anteriormente, yo era un *blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incréulo y actuaba con ignorancia. 14Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el mor que hay en Cristo Jesús. 15Este mensaje es digno de crédito y meree ser aceptado por todos: que Cristo Jesús ino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 6Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso onmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así vengo a ser ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna. 17Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor gloria por los siglos de los siglos. Amén. 18 Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que ntes se hicieron acerca de ti. Deseo que, poyado en ellas, pelees la buena batalla 9y mantengas la fe y una buena conciencia. or no hacerle caso a su conciencia, algunos han naufragado en la fe. 20Entre ellos stán Himeneo y Alejandro, a quienes he ntregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar. 3
Instrucciones sobre la adoración
2
sí que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas acciones de gracias por todos, 2especialmente por los gobernantesb y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa digna. 3Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. 5Porque hay un solo Dios y un solo mediaor entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6quien dio su vida como rescate
12
a 1:9 los que maltratan a sus propios padres. Lit. los parricidas y
matricidas.
gobernantes. Lit. reyes.
2:2
*gentiles para enseñarles la verdadera fe. 8Quiero, pues, que en todas partes los hombres levanten las manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni contiendas. 9 n cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. 0Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios. 11La mujer debe aprender con serenidad, c con toda sumisión. 2No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él; debe mantenerse ecuánime. d 3Porque primero fue formado Adán, y Eva después. 14Además, no fue Adán el engañado, sino la mujer; y ella, una vez engañada, incurrió en pecado. 15Pero la mujer se salvaráe siendo madre y permaneciendo con sensatez en la fe, el amor y la *santidad.
Obispos y diáconos
3
e dice, y es verdad, que si alguno desea ser *obispo, a noble función spira. 2Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario, capaz de enseñar; 3no debe ser borracho ni pendenciero, ni amigo del dinero, sino amable y pacible. Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto; 5porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? 6No debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo. e requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen la iglesia, para que no caiga en descrédito en la trampa del diablo. 8 os diáconos, igualmente, deben ser honorables, sinceros, no amigos del mucho vino ni codiciosos de las ganancias mal habidas. 9Deben guardar, con una conciencia limpia, las grandes verdades g de la fe. 0Que primero sean puestos a prueba, y después, si no hay nada que reprocharles, que sirvan como diáconos. 11 sí mismo, las esposas de los diáconos h deben ser honorables, no calumniadoras
su propia casa. 3Los que ejercen bien el diaconado se ganan un lugar de honor y adquieren mayor confianza para hablar de su fe en Cristo Jesús. 14Aunque espero ir pronto a verte, escribo estas instrucciones para que, 5si me retraso, sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. 16No hay duda de que es grande el *misterio de nuestra fe:i Él se manifestó como hombre; k fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las *naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.
Instrucciones a Timoteo
4
El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. 2 Tales enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida. m 3Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes, n conocedores de la verdad, los coman con acción de gracias. 4 Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, 5porque la palabra de Dios y la oración lo *santifican. 6 i enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, nutrido con las verdades de la fe y de la buena enseñanza que paso a paso has seguido. 7Rechaza las leyendas profanas y otros m tos seme antes.ñ Más bien, ejercítate en c 2:11 on serenidad. Alt. en silencio. d 2:12 debe mantenerse ecuánime. Alt. debe guar ar silencio. e 2:15 se
:7 hablen … iglesia. Lit. salvará. Alt. ser restaurada. t nga buen testimonio de los de afuera. 3:9 las grandes verdades. Lit. el *misterio. h :11 las esposas de los diáconos. Alt. las diaconisas. i 3:16 de nuestra fe. Lit. de la piedad. j :16 Él. Lit. Quien. Var. Dios. k :16 como hombre. it. en la *carne. l 3:16 vindicado por. Lit. justificado en. m 4:2 encallecida. Lit. caut rizada. n 4:3 reyentes. Alt. f eles. ñ 4:7 Rechaza … semejantes. Lit. Rechaza los mitos profanos y de viejas.
1 t i m o t e o 2 4
5 4 o e t o m i t 1
11No incluyas en esa lista a las viudas más venidera. 9Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos. 0En jóvenes, porque cuando sus pasiones las lejan de Cristo, les da por casarse. 12Así efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra esperanza en resultan culpables de faltar a su primer ompromiso. 13Además se acostumbran a el Dios viviente, que es el Salvador de todos, star ociosas y andar de casa en casa. Y no especialmente de los que creen. Encarga y enseña estas cosas. 2Que sólo se vuelven holgazanas sino también hismosas y entrometidas, hablando de lo nadie te menosprecie por ser joven. Al ue no deben. 14Por eso exhorto a las viudas contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, jóvenes a que se casen y tengan hijos, y a ue lleven bien su hogar y no den lugar a las en la conducta, y en amor, fe y pureza. 13En ríticas del enemigo. 15 Y es que algunas ya se tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a han descarriado para seguir a Satanás. 16Si alguna creyente tiene viudas en su los hermanos. 4Ejercita el don que recibiste mediante profecía, cuando los *ancianos te familia, debe ayudarlas para que no sean una carga a la iglesia; así la iglesia podrá impusieron las manos. tender a las viudas desamparadas. 15 é diligente en estos asuntos; entrégate 17Los *ancianos que dirigen bien los de lleno a ellos, de modo que todos puedan suntos de la iglesia son dignos de doble ver que estás progresando. 16 Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera honor,p especialmente los que dedican sus sfuerzos a la predicación y a la enseñanza. en todo ello, porque así te salvarás a ti mis8Pues la Escritura dice: «No le pongas bozal mo y a los que te escuchen. l buey mientras esté trillando», q y «El trab jador merece que se le pague su salario» r Cómo tratar a viudas, 9No admitas ninguna acusación contra ancianos y esclavos un anciano, a no ser que esté respaldada No reprendas con dureza al anciano, por dos o tres testigos. 20A los que pecan, sino aconséjalo como si fuera tu padre. repréndelos en público para que sirva de Trata a los jóvenes como a hermanos; 2a scarm ento. las ancianas, como a madres; a las jóvenes, 21 Te insto delante de Dios, de Cristo Jesús como a hermanas, con toda pureza. de los santos ángeles, a que sigas estas 3Reconoce debidamente a las viudas que instrucciones sin dejarte llevar de prejuicios 4 de veras están desamparadas. Pero s una ni favoritismos. viuda tiene hijos o nietos, que éstos apren22No te apresures a imponerle las manos dan primero a cumplir sus obligaciones nadie, no sea que te hagas cómplice de con su propia familia y correspondan así pecados ajenos. Consérvate puro. a sus padres y abuelos, porque eso agrada 23No sigas bebiendo sólo agua; toma tama D os. 5La viuda desamparada, como ha bién un poco de vino a causa de tu mal de quedado sola, pone su esperanza en Dios stómago y tus frecuentes enfermedades. y persevera noche y día en sus oraciones y 24Los pecados de algunos son evidentes 6 súplicas. En cambio, la viuda que se entreun antes de ser investigados, mientras que 7 ga al placer ya está muerta en vida. Encár- los pecados de otros se descubren después. gales estas cosas para que sean intachables. 25De igual manera son evidentes las buenas 8El que no provee para los suyos, y sobre bras, y aunque estén ocultas, tarde o temtodo para los de su propia casa, ha negado prano se manifestarán.s la fe y es peor que un incrédulo. 9En la lista de las viudas debe figurar únicamente la que tenga más de sesenta o 5:9 ue haya sido pfiel a su esposo. Alt. ue no haya tenido de un esposo. 5:17 honor. Alt. honorario. años, que haya sido fiel a su esposo, o 10y que más q 5:18 D 25:4 r 5:18 c 10:7 s 5:25 y aunque … se sea reconocida por sus buenas obras, tales manifestarán. Alt. y si son malas, no podrán quedar ocultas.
5
6 Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque los que se benefician de sus servicios son creyentes y hermanos queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar. 2
El amor al dinero
i alguien enseña falsas doctrinas, apartándose de la sana enseñanza de nuestro eñor Jesucristo y de la doctrina que se ciñe la verdadera religión,t 4es un obstinado que nada entiende. Ese tal padece del afán enfermizo de provocar discusiones inútiles que generan envidias, discordias, insultos, suspicacias 5 altercados entre personas de mente depravada, carentes de la verdad. Éste es de los que piensan que la religión es un medio de obtener ganancias. 6Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero sólo si uno está satisfecho con lo que tiene. Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. 8Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso. 9Los que quieren enriquecerse caen en la *tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden la gente en la ruina y en la destrucción. 0Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores. 3
declaración de fe delante de muchos testigos. 13 Teniendo a Dios por testigo, el cual da vida a todas las cosas, y a Cristo Jesús, que dio su admirable testimonio delante de Poncio Pilato, te encargo 14que guardes este mandato sin mancha ni reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, 5la cual Dios a su debido tiempo hará que se cumpla. Al único y bendito Soberano, Rey de reyes y Señor de Señores, 6 l único inmortal, que vive en luz inaccesible, quien nadie ha visto ni puede ver, a él sea el honor y el poder eternamente. m n. A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. 18Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. 9De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera. 20 Timoteo, ¡cuida bien lo que se te ha confiado! Evita las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia. 21Algunos, por abrazarla, se han desviado de la fe. Que la gracia sea con ustedes. 7
Encargo de Pablo a Timoteo
Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, 11
t 6:3 a verdadera religión. Lit. la piedad; ambién en vv. y 6.
1 t i m o t e o
1
Pablo, apóstol de *Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de vida que tenemos en Cristo Jesús, a mi querido hijo Timoteo:
2
Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro eñor te concedan gracia, misericordia y paz.
Exhortación a la fidelidad
Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como lo hicieron mis antepasados. Y al acordarme de tus lágrimas, anhelo verte para llenarme de alegría. 5 Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. 6Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el *evangelio. 9Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida *santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo; 0y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio. 11De este evangelio he sido yo designado heraldo, apóstol y maestro. 12Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado.a 3Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. 4Con el poder del Espíritu 3
10
anto que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanzab que se te ha confiado. 15 Ya sabes que todos los de la provincia e *Asia me han abandonado, incluso igelo y Hermógenes. 16Que el Señor le conceda misericordia la familia de Onesíforo, porque muchas eces me dio ánimo y no se avergonzó de mis cadenas. 17Al contrario, cuando estuvo n Roma me buscó sin descanso hasta ncontrarme. 18Que el Señor le conceda hallar misericordia divina en aquel día. Tú onoces muy bien los muchos servicios que me prestó en Éfeso.
2
sí que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. 2Lo que me has oído decir en presencia e muchos testigos, encomiéndalo a creentes dignos de confianza, que a su vez stén capacitados para enseñar a otros. 3Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se nreda en cuestiones civiles. 5Así mismo, el tleta no recibe la corona de vencedor si no ompite según el reglamento. 6El labrador ue trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha. 7Reflexiona en lo que te digo, y el Señor te dará una mayor omprensión de todo esto. 8No dejes de recordar a Jesucristo, desendiente de David, *levantado de entre los muertos. Este es mi *evangelio, 9por el que sufro al extremo de llevar cadenas como un riminal. Pero la palabra de Dios no está ncadenada. 10Así que todo lo soporto por l bien de los elegidos, para que también llos alcancen la gloriosa y eterna salvación ue tenemos en Cristo Jesús. 11Este mensaje es digno de crédito: i morimos con él, también viviremos con él; a 1:12 o que le he confiado. Alt. lo que me ha confiado. 1:14
la preciosa enseñanza. Lit. el buen depósito.
La impiedad en los últimos días
si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo.
13
Un obrero aprobado por Dios
3La gente t mos as ven r n t empos c es. estará llena de egoísmo y avari2
cia; serán jactanciosos, arrogantes, *blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, 4tra c oneros, mpetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. 5Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas! 6Así son los que van de casa en casa cautivando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan llevar de toda clase de pasiones. Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad. 8Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son personas de mente depravada, reprobadas en la fe. 9Pero no llegarán muy lejos, porque todo el mundo se dará cuenta de su insensatez, como pasó con aquellos dos.
No dejes de recordarles esto. Adviérteles delante de Dios que eviten las discusiones inútiles, pues no sirven nada más que para destruir a los oyentes. 5Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse que interpreta rectamente la palabra de verdad. 16Evita las palabrerías profanas, porque los que se dan a ellas se alejan cada vez más de la vida piadosa, 17y sus enseñanzas se extienden como gangrena. Entre ellos están Himeneo y Fileto, 18que se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así trastornan la fe de algunos. 9 pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos»,c y esta otra: «Que se aparte de la Encargo de Pablo a Timoteo 10 maldad todo el que invoca el nombre del Tú, en cambio, has seguido paso a eñor».d paso mis enseñanzas, mi manera de vivir, 20En una casa grande no sólo hay vasos mi propósito, mi fe, mi paciencia, mi amor, de oro y de plata sino también de madera m constanc a, 11m s persecuc ones y m s de barro, unos para los usos más nobles sufrimientos. Estás enterado de lo que sufrí otros para los usos más bajos. 21Si alguien en Antioquía, Iconio y Listra, y de las perse mantiene limpio, llegará a ser un vaso secuciones que soporté. Y de todas ellas noble, *santificado, útil para el Señor y me libró el Señor. 2Así mismo serán perpreparado para toda obra buena. seguidos todos los que quieran llevar una 22Huye de las malas pasiones de la juvenvida piadosa en Cristo Jesús, 13mientras que tud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el esos malvados embaucadores irán de mal mor y la paz, junto con los que invocan al en peor, engañando y siendo engañados. eñor con un corazón limpio. 23No tengas 4 ero tú, permanece firme en lo que has nada que ver con discusiones necias y sin aprendido y de lo cual estás convencido, sentido, pues ya sabes que terminan en pues sabes de quiénes lo aprendiste. 15Despleitos. 24 Y un *siervo del Señor no debe de tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, ndar peleando; más bien, debe ser amable que pueden darte la sabiduría necesaria con todos, capaz de enseñar y no propenso para la salvación mediante la fe en Cristo irritarse. 25Así, humildemente, debe corre- Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por gir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el *arrepentimiento Dios y útil para enseñar, para reprender, 17 para conocer la verdad, 26 e modo que se para corregir y para instruir en la justicia, a despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su c 2:19 Nm 16:5, según LXX d 2:19 Véanse Nm 16:26 y Jl 3:5 voluntad. 14
11
2 t i m o t e o 2 3
4 que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solem-
4 3 o e t o m i t 2
ne encargo: 2Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. 3Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. 4Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. 5 Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio. 6 Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado. 7He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. 8Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
Instrucciones personales
Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes, 0pues Demas, por amor a este mundo, me ha abandonado y se ha ido 9
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Tíquico lo mandé a Éfeso. 13Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de arpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos. 14Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. 5 Tú también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje. 16En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. ue no les sea tomado en cuenta. 17Pero l Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los *paganos. Y fui librado de la boca el león. 8El Señor me librará de todo mal me preservará para su reino celestial. A l sea la gloria por los siglos de los siglos. mén.
Saludos finales
Saludos a *Priscila y a Aquila, y a la familia de Onesíforo. 20Erasto se quedó n Corinto; a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. 2 Haz todo lo posible por venir antes el invierno. Te mandan saludos Eubulo, udente, Lino, Claudia y todos los hermanos. 22El Señor esté con tu espíritu. Que la gracia sea con ustedes. 19
La
historia del piloto
NOTAS MOTIVACIONALES
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La