Jo Beverley
Una condesa poco común
Una condesa poco común Jo Beverley Serie Malloren 11
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Capítulo 1 Marzo de 1765 Northallerton, Yorkshire
E staba staba borracho pero todavía veía bastante bien en la mal iluminada calle; lo bastante
bien para distinguir a dos rufianes asaltando a una víctima, y ver que la víctima era una mujer. Sonriendo de oreja a oreja, Catesby Burgoyne desenvain su espada y se lan! al ataque. "l oír su grito de guerra, los rufianes se giraron hacia #l, ense$ando el blanco de los ojos y boquiabiertos, y al instante emprendieron la huida. Cate se detuvo, tambaleante, agitando la espada. %&'olved aquí( %rugi%. 'olved aquí, canallas, a conocer mi espada. )a *nica respuesta fue la estampida de pies en polvorosa. %Cobardes cabrones, maldita sea %musit%. +na buena pelea es justo lo que necesito. l sonido de unos suaves resuellos lo hi!o girarse, con la espada levantada otra ve!, pero slo era la mujer, que estaba con la espalda apoyada en la pared de una casa, mir-ndolo. )a estrecha calle slo estaba iluminada por la tenue lu! de dos l-mparas de una casa, así que lo *nico que veía era claros y sombras. +na cara blanca rodeada por pelo claro suelto; un vestido oscuro que la cubría del cuello a los pies. l vestido era respetable. l pelo no. lla no podía ser respetable, verdad/, verdad/ , sola ahí en la calle por la noche. 'olvi la espada a su vaina. %0ebes de ser nueva en el oficio, encanto, para vestirte de esa forma tan sosa. Condenacin, dnde estaban sus modales/ 1o hacía ninguna falta ser grosero porque ella fuera una puta y #l estuviera re$ido con el mundo. Se inclin en una venia. %Catesby Burgoyne, se$ora, a su servicio. 2e permite acompa$arla hasta su destino/ lla neg con la cabe!a, muda.
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3l se le acerc para verla mejor. lla intent retroceder, pero estaba la pared, inamovible. Con una delgada mano se apret el chal al pecho, como si este pudiera servirle de armadura. %4or favor... %susurr. Cate Cate estaba estaba buscand buscandoo palabra palabrass que fueran fueran tranqui tranquili! li!ador adoras as cuando cuando en una casa cercana se abri una puerta y una vo! con un fuerte acento de 5or6shire pregunt7 %8u# pasa ahí, pues/ l fornido hombre sostenía una vela que iluminaba m-s su cara y su desordenado pelo que a ellos, pero de todos modos la mujer se gir como si quisiera ocultar la cara. ntonces, tenía una reputacin que temía perder/ %" la dama la asaltaron, se$or %dijo, intentando que su vo! no delatara todo el gin que había bebido%. )os rufianes han huido y yo me encargar# de que ella llegue sana y salva a su casa. l hombre se asom a mirar, pero, como haría toda persona cuerda, no mir para buscar problemas. 9al ve! su tono aristocr-tico ar istocr-tico le sirvi en eso, dedujo Cate. %Buenas noches, entonces %dijo el hombre y cerr la puerta. ntonces Cate se gir hacia la mujer. lla seguía mir-ndolo, pero al parecer la intervencin de una persona del mundo normal y corriente le había devuelto la vo!. %0ebo darle las gracias, se$or Burgoyne %dijo, con la respiracin algo agitada%, pero, por favor, no hay ha y ninguna necesidad de que se retrase. retras e. )a vo! y la pronunciacin eran las de una persona educada. 1o llevaba anillo en la mano i!quierda. 0nde estaban, entonces, su padre o un hermano, para protegerla/ %4uede que yo no sea el m-s perfecto de los caballeros, se$ora, pero no puedo permitir que una dama ande sola por las calles por p or la noche. %'ivo muy cerca... %ntonces esto me retrasar- muy poco. )e hi!o un gesto para que echara a caminar. :abía estado al mando de hombres en las batallas, así que sin s in duda era capa! de hacerse hacers e obedecer por una mujer corriente. lla ech a caminar, rígida de recelo. rabia/ Bueno, eso sí era interesante. )a evalu lo mejor que pudo en la penumbra. ra difícil ju!gar su e
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toda -ngulos duros y antipatía. Continu a su lado sin el menor esfuer!o. %s imprudente aventurarse a salir sola tan tarde, se$ora. s e$ora. %Simplemente deseaba caminar. %1o tengo ning*n compromiso urgente, así que si desea caminar, puedo acompa$arla millas y millas. " ella se le endurecieron m-s los angulosos rasgos y eso en cierto modo lo divirti, lo cual era algo bueno ese día tan deprimente. :abían llegado a la calle principal; no vio a nadie caminando por las aceras, pero esa era tambi#n la =ran Carretera Carretera del 1orte, bordeada bordeada por posadas, todas abiertas todavía, todavía, a la espera de clientela tardía. 4as traqueteando una diligencia, que vir y entr por la puerta en arco del patio de la =olden )ion, la mejor posada de la ciudad. " la i!quierda estaba la 8ueen>s :ead, una posada ro$osa, mal llevada, en cuya taberna no logr ahogar sus penas. :abía escapado para tomar aire fresco, pero el aire fresco de mar!o era frío en 5or6shire, 5or6shire, y la pr
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inmensamente satisfactorio. %Su nombre y direccin/ %pregunt. %1o sea ridículo. %9al ve! #l tiene motivos para ser vil si usted lo a!ota con esa lengua afilada. af ilada. %+sted sería igual si... &"h( %)a e
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la cabe!a para entrar tras ella, y cerr la puerta. )os dos se quedaron inmviles, con los oídos atentos, y Cate cay en la cuenta de que los huesudos -ngulos de ella estaban en contradiccin con un agradable olor; se tomaba el trabajo de aromati!ar su ropa con hierbas. ntonces oy el gemido de un perro. Se gir a mirar el nuevo peligro, pero el perro era peque$o, parecía un spaniel, de buena ra!a. ra difícil captar su humor, al estar delante de la vela que iluminaba la habitacin de atr-s, pero los perros no amena!an con gemidos. 4asando junto a #l, la mujer corri hacia el perro y le acarici las grandes orejas caídas. %1o pasa nada, Tob. )a mujer y el perro entraron en la cocina, así que #l los sigui, agach-ndose por instinto, aunque las vigas no le tocaban la cabe!a, por poco. l suelo era de tierra batida, el aire estaba h*medo y en la primera habitacin slo había un silln, con el asiento bien hundido. :abría vendido los dem-s muebles para poder sobrevivir/ Cu-l sería la historia/ ntr en la cocina con la cabe!a gacha y se encontr ante un cuchillo, bien firme en esa huesuda mano. Slo era un cuchillo de cocina corto, pero era posible que estuviera lo bastante afilado para causar cierto da$o. l perro se limit a gemir otra ve!, el muy cobarde, pero ella, con su arma y sus ojos fieros y resueltos, su pelo claro brillante a la lu! de la vela, estaba magnífica. Cate levant las dos manos. %1o es mi intencin hacerle ning*n da$o, se$ora. 9iene mi palabra. %5 por qu# tendría que fiarme de su palabra/ 2-rchese. @nmediatamente. %4or qu#/ %pregunt #l, echando una evaluadora mirada alrededor. )a vela de sebo daba muy poca lu! y mucho mal olor, pero iluminaba bastante bien la pobre!a. :acía frío en la diminuta cocina, como en el resto de la casa; si había habido un fuego encendido en el fogn, hacía rato que se había convertido en ceni!as; no se veían se$ales de comida. )os *nicos muebles eran una mesa de pino con dos sillas y una especie de aparador muy basto en que se guardaban ca!os y utensilios baratos; pero junto a los ca!os había unos cuantos objetos de bonita porcelana y de cristal. Aestos de la vida mejor que proclamaba su educada pronunciacin y su actitud orgullosa/ 4or qu# esa diosa estaba sola y en una situacin tan desesperada/ 4or qu# estaba tan desali$ada y tan pobremente vestida/ l vestido que la cubría totalmente era de un mati! de negro particularmente l*gubre, y el chal de punto era de un feo color marrn. :abría salido a la calle con la intencin de ganar unos pocos peniques de la *nica
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manera posible/ Su flacura revelaba hambre, pero al mismo tiempo daba fuer!a a esa cara digna de una emperatri! romana7 frente ancha, nari! larga y recta, unos labios en curva perfecta y el mentn cuadrado. 1o era una cara para conquistar al mundo elegante pero, pardie!, #l estaba en peligro de ser conquistado por ella. %2-rchese %repiti ella, aunque con vo! insegura. l cobarde perro volvi a gemir, metido entre sus faldas. Comprendiendo que su altura la asustaba, se sent y puso las manos sobre la mesa. 2ir-ndola a los ojos, dijo7 %"dmiro su valor, se$ora, pero no me va a ahuyentar, y si se decide a pelear, no me har- algo m-s que un rasgu$o. s mucho m-s sencillo que se siente y me cuente su historia. lla intent mantenerse firme, pero le temblaron los labios. Crcholis. A-pidamente sac la petaca forrada de piel del bolsillo y la puso sobre la mesa. %Beba un poco de esto. %8u# es/ %'alor holand#s. %8u#/ %=inebra. =in. %&=in( %1unca lo ha probado/ ndul!a la bilis. lla cambi de mano el cuchillo y volvi a cogerlo empu$-ndolo de otra manera. Sobresaltado, #l medio se levant para defenderse, pero entonces ella lo empu$ con las dos manos y lo enterr en la desvencijada mesa, bien profundo. %Caramba %dijo #l pasado un momento de admiracin%. Si#ntese, por favor, beba y e
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%2i madre muri. %2is condolencias. %:ace cuatro meses. Cate maldijo su mente obnubilada por el licor. lla le estaba dando trocitos de un cuadro y #l no lograba armarlos. lla se sent enfrente, con la espalda recta y orgullosa. %Sírvame un poco, entonces. l cuchillo estaba vertical entre ellos. n la mente intent formarse una vaga referencia a la espada de 0amocles, pero fracas. li el co$ac. 1o era bueno, pero tal ve! no era atro!. Sirvi medio dedo en una copa y la arrastr hacia ella. Sirvi la misma cantidad en la otra. 1ormalmente servía m-s, pero ese medio dedo podría bastar para hacerla caer debajo de la mesa. 1o quería emborracharla, sino slo soltarle la lengua. 5 tenerla en sus bra!os/ 1o, en su vida no había lugar para una tontería así, pero la ayudaría si podía. "pareci el spaniel junto a su rodilla, gimiendo, aunque esta ve! era pidiendo atencin. %'ete de aquí, cobarde. %1o sea cruel %dijo ella%. Tob, ven aquí. l perro se desli! hacia ella y slo entonces #l vio que le faltaba una pata trasera. 0emonios, un perro cojo para un caso perdido, aunque un halcn le parecía m-s digno de la diosa. Cogi su copa y bebi, consciente de que tenía que marcharse antes de enredarse. lla bebi un sorbo e hi!o un mal gesto. 4ero volvi a beber, pensativa. +na mujer dispuesta a e
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%l asunto =uy ?a6es/
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%)o es. %4ero eso a usted lo amarga. 4orque no es ninguna de esas cosas/ ra tan afilada como su cuchillo, maldita sea, pero eso le aument la admiracin. %Su hermano/ %insisti%. Cmo puede verla en esta situacin/ st- claro que usted naci para cosas mejores. %1o me ve. 1o me visita. 1o ha venido a verme nunca desde que muri mi madre, y entonces vivíamos en otra parte. %Bebi otro poco y nuevamente rode la copa con las manos, contemplando el movimiento de la lu! de la vela en el licor%. 5o lo creía un hijo tierno, un buen hermano. l co$ac estaba haciendo su trabajo, por fin. Cate apenas recordaba cu-ndo una cantidad tan peque$a lo había hecho parlotear. :acía mucho, mucho tiempo. %:asta/ %pregunt. %"yer. :asta ayer yo seguía aferrada a la esperan!a. :oy recibí su carta. %2ir el papel desdoblado que estaba en el suelo%. )a envi por mano. Considerado, tal ve!, al ahorrarme los peniques del correo normal, pero lleg tarde. 9odo siempre parece peor por la noche. %8u# dice/ %8ue las responsabilidades derivadas de su inminente boda le hacen imposible aumentarme la suma de dinero que me envía para mi manutencin. %so no es del todo incomprensible. lla lo mir a los ojos por encima del cuchillo. %1o/ 2e envía tres guineas al mes. %so es muy poco %concedi #l. %2ientras escribe acerca de la hermosa casa que va a tener pronto y el coche con dos caballos para su futura esposa. %"h. lla dej la copa sobre la mesa con tanta fuer!a que el co$ac salt fuera. %2e debe una vida decente. 2e la debe. 5 a mi madre si estuviera viva. 9odo lo que es, todo lo que tiene, se lo debe a nuestro incansable trabajo y sacrificio durante m-s de die! largos a$os. :emos vivido sin ninguna elegancia ni complacencia, y muchas veces sin lo m-s necesario tambi#n. Cate contemplaba casi sin aliento esa belicosa vehemencia. %'ivo EaquíF %continu ella, moviendo el bra!o como para abarcar el entorno%. n otro tiempo teníamos una casa hermosa, pero... nos hemos ido mudando a casas m-s y m-s pobres con el fin de mantenerlo. 2i dulce madre muri en la pobre!a. 5 todo para que mi hermano pudiera educarse y establecerse en su profesin. 4ara que pudiera devolver a mi madre una vida decente y cmoda. 4ara que pudiera ayudarme a hacer un buen
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matrimonio. %5 ahora/ %"hora derrocha el dinero y dice que debo esperar. %sta noche usted sali para ir a visitarlo/ %'ive en 0arlington. %Bebi otro trago y al parecer lo sabore%. Cuando leí esa carta no podía creer lo que decía... espera, espera, espera. sta casa tenía que ser para un corto periodo de tiempo, para mi primer periodo de luto, y mientras "aron terminaba su formacin. jerce la profesin de abogado. 4ronto har- un buen matrimonio con una mujer que aporta dinero. 8u# necesidad hay de esperar/ 2e asombr#, despu#s me enfurecí, me enfurecí mucho, mucho. Sentí... sentí lo que me hace sentir este co$ac. 2ir el cuchillo como si se estuviera imaginando una finalidad letal. 4estes. l asombro se lo podía creer, l-grimas las esperaría, pero su furia era de otra clase, sobre todo cuando la impuls a enterrar el cuchillo tan profundo en la madera. 4odría estar encamin-ndose al manicomio o incluso a la horca. %4ero por qu# sali/ 8u# pretendía/ lla lo mir pesta$eando. %4retender/ Simplemente no podía estar aquí dentro. 2e sentía sofocada, rodeada por la oscuridad, la humedad y las pruebas de todas nuestras privaciones. Aecordando las tiernas promesas que le hi!o a mi madre, las l-grimas que derram junto a su tumba porque su prosperidad había llegado demasiado tarde. n parte la culpa fue de mi madre, siempre tan resuelta a mirar la parte m-s positiva de las cosas, aun cuando... Cate le sirvi otro poco de co$ac en la copa, deseando que terminara esa frase. sa no era una tragedia nueva. Cu-les eran las causas/ %3l siempre agradecía muchísimo las monedas e
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%8u# piensa hacer respecto a su hermano/ lla endere! la espalda. %:acer/ 'olver# a escribirle. 5o tengo la culpa por haber continuado con la costumbre de mi madre y no dejarle clara la situacin. %5 si no responde como usted desea/ %0ebe. 3l no podía tener la seguridad que ella manifestaba con su tono. lla no tenía ning*n arma en esa lucha, y tenía que saberlo. jos que no ven cora!n que no siente, un dicho potente, y si su hermano optaba por el egoísmo, ella seguiría eternamente viviendo ahí de esa manera. +n algo de ella lo atrapaba con tanta fuer!a que dese llev-rsela a una vida mejor, pero qu# tenía para ofrecerle/ 1o tenía profesin. n el ej#rcito le aconsejaron en#rgicamente que vendiera su comisin, y le dijeron que no lo recibirían bien de vuelta. Su historial en otras empresas era deprimente. Su hermano podría haberle fijado una asignacin si no hubieran estado casi a punto de liarse a pu$eta!os hace unas horas. 5a no podía volver a eynings nunca m-s. "l parecer su *nica opcin era buscarse una esposa rica; no tenía mucho que lo recomendara a una familia de su misma clase, pero tal ve! que fuera el segundo hijo de un conde tendría alg*n valor para un comerciante rico o algo así. 1o, no tenía nada para ofrecerle a :era. %1o viviría mejor como institutri! o dama de compa$ía/ %sugiri. %Convertirme en EcriadaF/ Jam-s. 9endr# lo que me corresponde por derecho. Ser# una esposa y tendr# mi propia casa. %Boadicea %dijo #l haciendo un gesto de pena%. 0irigi a su ej#rcito contra los romanos, y la mataron junto con casi toda su gente. %1o creo que yo est# en ese peligro, se$or Burgoyne. %spero que no. 4ero debe de saber que nuestro mundo no es amable con las mujeres e
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lla mir los chelines y se pas la lengua por los labios. )as monedas tenían valor para #l en ese momento, pero en )ondres tenía dinero y podía ganar chelines e incluso guineas de muchas maneras. lla, por ser mujer, no. %5 si alguien se enterara/ staría deshonrada. sos labios lamidos podrían llevarla a la deshonra si #l fuera otro tipo de hombre. Condenacin, no debería estar sola y sin proteccin. 9al ve! #l podría ir a ver a su hermano... )ocura. 1o sabía el apellido del hombre ni su direccin, y no tenía ning*n medio para obligarlo a hacer lo correcto. 5 deseaba una vida sin complicaciones a partir de ese momento. %)e prometo que me marchar# temprano y tendr# cuidado. lla se mordi el labio, sin duda luchando consigo misma, pero el co$ac es muy efica! en aflojar los principios. %2uy bien %dijo cogiendo la vela%. )e llevar# al dormitorio donde tengo la cama que era de mi madre. )amento que no est# oreada. %:e dormido en camas en peor estado. "ntes de seguirla, cogi el mango del cuchillo y comen! a tirar para desenterrarlo; ella se apart, mir-ndolo atemori!ada, pero #l continu hasta sacar el cuchillo y lo dej sobre la mesa. %sta es una leccin para ti, :era. 9e habría resultado muy difícil sacarlo. Siempre procura pensar en las consecuencias cuando act*es impulsada por la furia. lla se gir, se dirigi a una estrecha y empinada escalera y comen! a subir, con la espalda muy rígida, que hablaba de resentimiento. l camino nunca es llano para una mujer valiente y rebelde, pens #l. )legaron al rellano, un espacio diminuto entre dos puertas, en el que se encontraron peligrosamente encerrados. lla abri la puerta de la derecha y entr, y #l pudo volver a respirar. Condenacin, no había sentido una atraccin tan instant-nea y potente por una mujer desde hacía a$os. lla encendi el cabo de una vela iluminando la habitacin, tambi#n casi vacía. )a estrecha cama le quedaría corta, pero serviría. %=racias. 2e marchar# antes que te levantes. 0eseo que te vaya bien, :era. %5o tambi#n... te lo deseo, Catesby. )a parpadeante lu! de las dos velas hacía e
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%9engo una espada, no lo olvides, y s# usarla. 'olvi a desaparecer el humor. %:ombre afortunado. 3l dese llevarla por senderos de rosas; de vuelta a ellos; en otro tiempo había sido feli! y alegre; eso lo sabía. "ntes que cual fuera el desastre que hubiera hecho caer tan bajo a su familia. 0ese que su vida fuera f-cil, devolverle la frivolidad y las risas. 4ero en eso #l era impotente. lla seguía en la habitacin. 'olvi a dificult-rsele la respiracin, medio deseando, medio temiendo, la intencin de ella. Se le despert el deseo, y en eso no era impotente en absoluto, pero ella no prometía otra cosa que problemas, y una relacin con un desconocido sería desastrosa para ella. ntonces, cuando levant la cabe!a y lo mir a los ojos, #l seguía desesperado combatiendo su naturale!a m-s baja. %2e das un beso/ E0emonios, Cate, no lo hagas.F %2e pareci que me considerabas un peligro. %Somos camaradas de bebida %dijo ella, frívolamente, mirando la pared, pero enseguida volvi a mirarlo a los ojos%. 1unca me han besado, y ahora me parece que nunca me besar-n, así que se me ocurri... 3l no podía resistirse a esa noble necesidad. %)os hombres de 1orthallerton son unos tontos %dijo. Cogiendo la vela que ella tenía en la mano, la puso junto a la otra y entonces ahuec la mano derecha en su cara. )e habría gustado introducir los dedos por su pelo suelto, pero ella ya estaba tensa y #l sentía demasiado deseo, así que simplemente la bes. lla le cogi la mu$eca con una mano, pero no protest. 0emasiado tarde #l comprendi que ella podría aterrarse y comen!ar a gritar, y que #l no podría alegar nada en su defensa. 4ero ella no grit, y #l deseaba darle eso. 1o tenía ni idea de cu-nto deseaba ella un beso, y dudaba de que lo supiera, así que volvi a besarla, moviendo los labios sobre los suyos con la esperan!a de que los abriera; ella presionaba los labios sobre los de #l, pero estaba claro que no sabía qu# hacer. 3l podía bajarle el mentn con el pulgar, para que abriera los labios, pero simplemente continu moviendo los labios sobre los de ella. lla se relaj, pero no daba se$ales de que deseara m-s. 4asado un momento desli! los labios para besarle la mejilla, con la intencin de poner fin al beso. +n instinto lo impuls a abra!arla. 9al ve! #l necesitaba eso tanto como ella.
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lla estaba rígida, hasta que de pronto se apoy en su pecho con la cabe!a gacha, agotadas sus fuer!as. 3l le acarici la espalda, notando su flacura en los huesos de la columna y los omplatos. ra la flacura del hambre constante, y eso lo enfureci. E1o hay nada que puedas hacer, Cate.F )a apart suavemente y la sujet hasta estar seguro de que estaba firme sobre sus pies. lla levant una mano, tal ve! para tocarse la boca, pero se la pas por el pelo, como si temiera que se le hubiera desordenado. %=racias %dijo, sin mirarlo a los ojos. %0eberíamos celebrar tu primer beso con un festín. @r# a una de las posadas a comprar un poco de comida. ntonces ella lo mir a los ojos. %1o puedes ir y venir %dijo en un susurro%. )a gente de esta calle observa las cosas. %Cu-ndo comiste por *ltima ve!/ %:ace unas horas. %1o comiste suficiente. %8uieres ser poco halagGe$o respecto a mi apariencia, se$or Burgoyne/ 3l sinti ganas de reírse ante esa actitud altiva y engreída, pero el asunto no tenía nada de divertido. %0eseo ayudarte. 0ime tu nombre y cuando llegue a )ondres te enviar# dinero. "nte eso ella volvi a endere!ar la espalda, muy rígida. %1o. 1o acepto caridad, y mucho menos de ti. s a mi hermano a quien le corresponde ayudarme, y estoy segura de que lo har-. %5 si no/ %2e las he arreglado y continuar# arregl-ndomelas. 3l dese darle una buena sacudida. %ntonces, buenas noches %dijo. %Sí, buenas noches. " pesar de la firme!a de su vo!, ella vacil, y #l pens qu# haría si ella le pedía m-s, tal ve! incluso todo. 4ero ella cogi la vela, sali a toda prisa de la habitacin y cerr la puerta. 2aldita sea, la reina orgullosa e imperiosa, pero era mejor así. 1o le hacían falta m-s problemas en su vida. "pag la preciosa vela entre los dedos, tratando de pelli!car al mismo tiempo sus
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sentimientos tiernos. +na Boadicea en ciernes no era asunto suyo.
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Capítulo 2 ! rudence 5oulgrave apag la vela para no gastarla y luego se sent en el borde de la
cama y se qued así un largo rato. n su interior seguían hirviendo el sufrimiento y la furia por la traicin de su hermano, pero por encima de eso discurría la consoladora dul!ura de ese beso. Sabía que ese beso no había significado nada y no deseaba que fuera de otra manera, pero la aliviaba como un b-lsamo sobre una quemadura. 9al ve! la magia se debía a que había sido su primer beso, o incluso al co$ac. Si era así, podría convertirse en adicta. 9al ve! la verdadera magia fue el abra!o. 8u# maravillosa sensacin de seguridad y calor le produjo estar entre esos fuertes bra!os y sentir las tiernas caricias de sus manos. Su madre la abra!aba con esa ternura cuando era ni$a, pero eso se acab cuando se hi!o mayor; por desgracia, recordaba, eso fue alrededor del momento en que fueron e
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manera m-s perturbadora. ntonces dese apretarse m-s a #l, intentar hacer m-s profundo el beso. 2enos mal que #l par. 4ero entonces la cogi en sus bra!os. "h, fue celestial sentirte tan segura, tan a salvo, por primera ve! en die! a$os. 5 de esa manera en particular, tal ve! por primera ve! en su vida. %9onta ilusin %mascull, para sacudirse la locura con el sonido de su vo!. Catesby Burgoyne, pobre y borracho, no era una fuente de seguridad. 0e todos modos, el abra!o fue un recordatorio de su finalidad. 9endría un marido. staba en su derecho. "aron le debía eso; era su deuda t-cita. Sería una mujer casada, tendría una posicin respetable en la sociedad decente, un hogar para llevar e hijos para querer y criar. 5 un hombre para protegerla, besarla, amarla y abra!arla. Se desvisti hasta quedar con la camisola. +n hombre sensato, digno, de valía, se dijo, meti#ndose en la cama. +n abogado como "aron. +n m#dico o un cl#rigo. 9al ve! no le importaría casarse con un comerciante de la clase m-s respetable. +n caballero de familia bien, con una propiedad en el campo/ +na propiedad en el campo como aquella en la que vivi en otro tiempo... 1o, no sería una so$adora tonta. se tiempo ya estaba en el pasado. +n caballero decente de 0arlington le vendría muy bien.
Cuando despert entraba la lu! del sol por las rendijas de las maltrechas contraventanas. 0espert y tom conciencia de su absoluta locura. :abía dejado entrar a un hombre en su casa. 5 le había permitido pasar la noche ahí. 0ebi estar loca por causa del co$ac para hacer eso. 5 para hacer lo otro. Se toc los labios, como si los fuera a encontrar distintos, pero enseguida se puso su sencilla ropa, abri la puerta y se asom. )a puerta del otro dormitorio estaba abierta y la habitacin desocupada. +na pun!ada de triste!a le hi!o brotar l-grimas. &@diota( )a pregunta era, qu# habría robado/ estaría robando en ese momento/ ía ruido abajo. Baj la escalera, solamente armada con su palmatoria de madera, pero no vio se$ales del peligroso se$or Burgoyne. Slo estaba Tob, meneando la cola. n lugar de robar, su escandaloso hu#sped había dejado algo m-s junto a los dos chelines de plata sobre la mesa. Cogi el alfiler de corbata de plata y lo puso a la lu! del sol. )a cabe!a tenía la forma de una diminuta daga.
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pero si revelaba algo era que a #l le gustaba la violencia. 0ebería enfadarla que #l lo hubiera dejado habi#ndose negado ella a aceptar su caridad, pero lo apret m-s en la mano, casi como si fuera una ofrenda de amor. ra un granuja y tal ve! un jugador tambi#n, para estar en esa apurada situacin, pero saber que se había marchado y no volvería a verlo nunca m-s le produjo una opresin en el interior muy parecida a pena. Cate Burgoyne. +n in*til, pero qu# alto y fuerte. 8u# valiente y qu# r-pido con la espada. 9odavía se quedaba sin aliento al recordarlo cuando corri a atacar a sus asaltantes. 8u# apuesto. 8u# le daba ese aire tan apuesto/ +nos rasgos bien cincelados, una boca firme, unas mejillas delgadas..., pero era algo m-s que eso. ra todo #l, incluso la seguridad en sí mismo marcada en todos sus contornos. 3l dijo que iba escaso de dinero, pero no estaba acostumbrado a la pobre!a. Su ropa era de e
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casas de Hhite Aose 5ard era un estrecho patio com*n donde algunos cultivaban verduras, otros tenían pollos y todos colgaban la ropa de la colada. Cuando hacía buen tiempo, todas las puertas, tanto las de la calle como las de atr-s, estaban abiertas, y los vecinos iban y venían. Cuando ella se mud a esa casa, al día siguiente :etty golpe su puerta de la calle. lla ya sabía que eso era lo correcto en una primera visita; había etiqueta, incluso en Hhite Aose 5ard. ntonces :etty le ofreci un peque$o montn de panes de avena, que eran las tortas que comían los pobres ahí con m-s frecuencia que pan de trigo. so la soprendi, pero sabiendo que la intencin era buena los acept y se los agradeci. " partir de entonces se desli! hacia la familiaridad, o fue de mal en peor, como diría su madre. "unque en realidad era una especie de trueque. :etty horneaba pan de avena e
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)e pas una palabra a cada ni$o. %"hora encontrad las letras que forman esa palabra, queridos. %0elante de cada uno puso un plato de lo!a marrn espolvoreado con harina y a un lado un palito del tama$o de una pluma%. Cuando teng-is formada la palabra intentad escribirla sobre la harina. "l instante Hillie cogi el palito y con sumo cuidado form la palabra EgatoF. :etty lo mir con adoracin. %8u# gusto verlos hacer palabras, se$orita. %)os dos son inteligentes %dijo 4rudence. n realidad la peque$a Sarah no daba muchas se$ales de inteligencia, pero Hillie sí sería muy capa! de progresar si hubiera nacido en otro conte
Cuando habían transcurrido dos semanas desde que enviara la carta, 4rudence acept que su hermano no le contestaría. 5 no entendía por qu# lleg a pensar que #l actuaría de otra manera. Siempre había sido bueno para olvidar sus obligaciones incmodas. )a cantidad de veces que ella tuvo que re$irlo para que hiciera sus deberes del colegio.
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4ero jam-s se habría imaginado que #l pudiera desentenderse de su apurada situacin. Cuando asisti al funeral de su madre #l hi!o comentarios despectivos sobre la peque$a casa en que vivían en Aomanby Court, como si sus limitaciones hubieran sido culpa de ella; cuando hi!o comentarios similares sobre los muebles, ella le dijo que los mejores los había vendido para pagar los honorarios al m#dico. )a respuesta de #l/ 8ue ella debería hab#rselas arreglado mejor. 5a era consciente de que debería haber e
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4rudence dese decir no y sonreír, para proteger su orgullo, pero la verdad sali a borbotones7 %1o he recibido ninguna noticia. 2i hermano se desentiende de mí. %Su hermano/ l que vive en 0arlington/ %s abogado. so lo dijo para defender su orgullo, pero al instante comprendi su error. :etty la mir boquiabierta. %4or qu# vive aquí, entonces/ 4rudence dese contarle todos sus motivos de queja, pero su orgullo, su antip-tico orgullo, la impuls a decir7 %1o tiene habitacin por el momento. Se va a casar y entonces tendr- una casa proporcionada por su suegro. %"un así, usted debería vivir mejor de lo que vive aquí. %s caro establecerse como abogado. %so me lo imagino, se$orita. 4ero se va a casar, ha dicho. 9odo ir- bien entonces. 3l y su esposa la acoger-n bien ahí, sobre todo cuando haya ni$os peque$os. %8uieres decir que van a desear una ni$era sin sueldo. %)a familia est- para ayudar y acompa$ar %e
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)a joven se ri. %1o haga eso, se$orita, o sea, 4rudence. 1o sabe lo que dice. 4rudence se rubori!. ra un error sugerir esa intimidad/ %Sí prefieres que no... %1o, estoy feli! de ser :etty. %Se ech a reír%. ?eli! de ser :etty. sposa, madre de dos hijos, y aun así cuatro a$os menor que ella, que tenía veintis#is; y era capa! de reír como una ni$a. :etty lade la cabe!a. %)o siento si no te gusta que lo diga, 4rudence, pero tienes las manos -speras para ser una dama. 2e permites que te d# un poco de mi crema/ %Crema/ %2i madre la hace. Con lanolina y hierbas principalmente. :uele un poco, pero suavi!a muy bien la piel -spera. %5a me has dado mucho por lo poco que hago yo. %sto es slo por amistad. Si eso no es presumir demasiado.
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estaba claro que "aron pensaba que su periodo de luto ya había pasado. 4odría a$adirle alg*n adorno bonito/ )as trencillas, abalorios y cintas eran caros, pero si compraba hilo podría a$adirle algunos bordados; en negro y alg*n otro mati! de a!ul. 0e todos modos, el hilo y las agujas buenas costaban dinero. Sac los chelines y los contempl como si fueran talismanes. "sintiendo, se puso su chal y sali en direccin a las tiendas.
9res semanas despu#s 4rudence sali echando pestes por su puerta de atr-s y entr por la puerta abierta de la casa de al lado. ra la primera ve! que entraba en la casa de :etty, y no se habría imaginado nunca entrando sin haber sido invitada, pero necesitaba hablar con alguien. :etty estaba arrodillada junto a una artesa lavando algo. "l verla pesta$e y comen! a levantarse. %1o, no te... %alcan! a decir 4rudence y se interrumpi al comprender que sería incorrecto hablar con ella estando arrodillada%. s decir, sí, si quieres. )o siento, no debería haber venido así. :etty ya estaba de pie, sec-ndose las manos en el delantal. %4ues sí que debías. )as mantas se pueden remojar. %2antas. %l día est- ventoso y hace calor. 'a bien para el lavado anual de las mantas. 4asa algo, cari$o/ so seguía siendo nuevo para 4rudence, ese informal trato de Ecari$oF. )e parecía que eso la hundía m-s a*n en Hhite Aose 5ard, pero había estado tan segura de que se marcharía pronto que no le había dado importancia. Se sent en uno de los taburetes junto a la sencilla mesa. Slo había una silla y sabía que esa sería para Hill, el hombre de la casa. )os hombres, los amos de todo. %2i hermano se ha casado. :etty la mir como sin entender y de pronto e
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0espu#s de esa noche, en sus momentos m-s bajos, se había ido bebiendo trago a trago el resto del co$ac, sinti#ndose muy culpable. %=in/ %e
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%1o deseo vivir así, :etty. %Cay en la cuenta de que eso podía considerarse insultante%. 8uiero decir..., no se trata del lugar ni de las personas, pero deseo algo m-s. 0eseo... %+n marido. 9oda mujer desea un marido y todo hombre desea una esposa. 4ero s# que eso no es f-cil para una dama como t*. 1o puedes casarte con un hombre sencillo, pero para casarte con un caballero necesitas dinero. %9* aportaste dinero al matrimonio/ %9raje un poco de ropa blanca y mi ropa nueva. 5 soy sana y buena para trabajar, como Hill. 3l sabe su oficio y yo s# llevar una casa y ocuparme de todo. %5o s# llevar una casa. %Con criados %dijo :etty, al parecer sin ninguna intencin de insultar. %)levo esta casa %protest 4rudence. ntonces pens en el pan que no horneaba, las mantas que no lavaba nunca y en los muchos agujeros de polillas que tenían. Sí, barría y quitaba el polvo, pero no hacía crema para las manos, no tostaba las hojas de diente de len para prepararse una infusin caliente ni criaba pollos. %S# llevar una casa con criados %concedi%. Cuando vivíamos en Blytheby 2anor, ayudaba en la parte que nos correspondía. 2e ocupaba de cuidar de las cosas m-s finas, como los mejores manteles, el cristal y la porcelana. 1ada de eso e
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l desastre total no ocurri de una sola ve!, pero dijo7 %8uince a$os. )o bastante mayor para vislumbrar un futuro feli!, pero no tan mayor para haberse embarcado en el camino. Sir Joshua le había prometido que cuando cumpliera los diecis#is a$os lo celebraría con una fiesta. 1o con un baile, lgicamente, aunque habría baile en la fiesta. )e había programado clases de baile. Bebi otro poco del cordial y con #l se trag las l-grimas. %0ebe de ser difícil que te lo quiten todo cuando has vivido con tanta grandiosidad. s m-s f-cil estar donde has nacido. 4rudence no estaba convencida de que haber nacido en Hhite Aose 5ard fuera un destino envidiable, pero veía que :etty tenía su punto de ra!n. lla no envidiaba a los grandes del país, los duques y condes con sus mansiones e inmensas propiedades. so no era para ella, como Blytheby 2anor no era para :etty. Simplemente deseaba ocupar su lugar legítimo en la sociedad, una posicin desahogada de clase media, como la tenían sus padres. Si fuera un hombre, como "aron, eso lo conseguiría con un buen empleo, pero siendo mujer, tenía que ser a trav#s del matrimonio. l *nico empleo posible para ella sería la refinada servidumbre de una institutri! o una dama de compa$ía, sin tiempo para ella ni una casa que pudiera llamar suya. %sto no es vida para ti %dijo :etty%. 8u# vas a hacer, pues/ 4rudence e
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"udacia. "ccin r-pida. "taque. Se le revolvieron las entra$as, y tal ve! por causa del cordial, pero se arm de valor y dijo7 %)o har#, entonces. @r# a 0arlington. 9endr# lo que es mío. :etty sonri de oreja a oreja y bebi brindando por ella. %sa es la manera, 4ru. 'as ahí y le dices quesqu#.
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Capítulo 3 "arlin#ton
$ uando 4rudence iba de camino a 0arlington comen! a llover; no fuerte, pero sí lo
bastante para mojarle la ropa y el -nimo. ?ran6 Jobson le pas unos sacos para que se cubriera, pero la lluvia le moj la falda del vestido a!ul. 9ras madura refle
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9ambi#n le iría bien a ella, y seguro que no habiendo hijos todavía habría espacio. n una casa como esa habría comida abundante y podría recuperar su apariencia. 'iviendo en esa casa podría entrar en la sociedad de 0arlington y encontrar marido, sobre todo si "aron le fijaba una dote. ra evidente que "aron no estaba escaso de dinero. n realidad, ahora tendría el control del dinero de su esposa. 0esech la rabia que le produjo eso y se concentr en su futuro. 'olviendo a las calles m-s transitadas se dedic a mirar los artículos e
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le plantara delante. )a casa estaba igual que antes, pero ella la encontr m-s amedrentadora. 1uevamente toc el alfiler para darse valor, cru! la calle y golpe la puerta con la aldaba de bronce. 4asado un momento, una criada joven abri la puerta, cautelosa. %Sí, se$ora/ %st- en casa la se$ora 5oulgrave/ )a chica pesta$e; era evidente que no tenía e
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Saboreando su primera victoria, 4rudence la sigui hasta el comedor. ra peque$o, lo que era lgico en esa casa peque$a, pero estaba bien amueblado, y a la mesa, si se alargaba, podían sentarse ocho personas, justito. @ba bien para que un joven abogado en al!a agasajara a sus colegas y a otras personalidades de la ciudad. %8u# bonito %coment%. legisteis juntos los muebles t* y "aron/ %2i padre y yo. "aron est- demasiado ocupado para esas cosas. %2i hermano no est- en casa/ %pregunt 4rudence despu#s de sentarse%. speraba verle. %:oy est- fuera de la ciudad %dijo Susan, con un brillo de satisfaccin en los ojos %. ?ue a 0urham, por un asunto relacionado con un contrato de matrimonio. +na hora antes 4rudence lo habría considerado una tragedia, pero ya presentía que eso podría ir a favor de ella. 4robablemente su cu$ada era tan egoísta como la suponía y sin duda deseaba que ella volviera a 1orthallerton, pero era lo bastante inteligente para entender la situacin. 5 para entender una sutil amena!a, esperaba. %8u# l-stima %dijo, en el momento en que la criada entraba con el plato y los cubiertos%. spero tener m-s suerte la pr
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las maravillas, guisantes. Cu-nto tiempo hacía que no comía guisantes frescos/ )as dos se sirvieron y entonces Susan pregunt7 %8u# deseas/ 4rudence decidi decir la verdad. ra muy improbable que ella y su cu$ada se llevaran bien alguna ve!, pero tal ve! podrían entenderse si hablaban con franque!a. Susan no la deseaba en su vida ni en su casa, y ella estaría feli! de complacerla, siempre que eso significara mudarse a una casa propia. %0eseo casarme. %9ienes pretendiente/ %:e descubierto que 1orthallerton es deficiente en eso. %8u# e
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%"aron te envía una asignacin y parece que te va bastante bien con ella. %ste es mi *nico vestido decente, hermana. s difícil mantenerse decente con tres guineas al mes. %9res guineas al mes/ %repiti Susan. Se apresur a disimular su sorpresa, pero qued claro que antes no sabía la cantidad. 4arecía estar refle
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Capítulo 4 %ondres &'nio
($ rcholis, Cate, creo que tendr# que poner definitivamente fin a mi amistad
contigo. Cate se gir sorprendido. %4erry/ 8u# diablos haces aquí/ %Buscarte %contest el honorable 4eregrine 4erriam, paseando la mirada por el saln con las cejas arqueadas%. Bagnigge Hells/ 2i pobre, pobre amigo. Cate sabía lo que veía su amigo, personas de clase media y unos cuantos pobretones marginados de la noble!a, bebiendo t# o las aguas medicinales o caminando de aquí allintercambiando saludos y chismes. 3l era uno de esos marginados pobretones, aunque había invertido en ropa nueva fina. Su traje a!ul adornado con galones color bronce podía parecer m-s fino que el verde sin adornos de 4erry, pero aquellos que sabían verían la grande!a de la corte en cada detalle del traje verde. @nfierno y condenacin, venía ahí a divertirse o a entrometerse/ %stoy seguro de que las aguas son deliciosamente saludables %dijo fríamente. %9e sientes bilioso/ 1o había manera de ocultarlo. %2e siento amoroso. 2ira ahí, =eorgiana Aumford, la del vestido rosa con encajes de blonda, dieciocho a$os, hija *nica del muy rico se$or Samuel Aumford, comerciante en aceite. =eorgiana estaba conversando con su madre y un grupo de mujeres, pero mir hacia #l y se rubori!. "unque rolli!a y sonrosada, era bastante guapa. 4or desgracia, la chica eligi ese momento para agitar los dedos hacia #l, en un coqueto saludo, y m-s por desgracia a*n, luego se gir hacia sus acompa$antes para reírse. %2i querido amigo... %musit 4erry.
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%Su dote es considerable, y se ha insinuado que podrían aument-rsela por el heredero de un condado. %9u hermano podría engendrar un hijo en cualquier momento de los pr
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%Sí. 4erry e
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campo. %Se debi principalmente a mi orgullo %dijo Cate%. 0espu#s del desastre me permitieron vender la comisin de manera normal, pero la historia que había detr-s se propag. :abía sido constantemente insubordinado, había estado cerca de armar un motín, y fui causa de una alborotada reyerta en la que murieron tres hombres. %so no es e
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%2i querido amigo %dijo Cate, imitando la vo! arrastrada de 4erry%. @ndia es mi @slington, lejos, muy lejos de todo lo que yo valoro y disfruto. %0e todos modos, no es sorprendente que tu familia no lo entendiera. Cate apret los dientes. 4or EcomprensinF de su familia entendía la conviccin de toda la vida de que #l convertiría en un desastre cualquier cosa que tocara. 9enían cierta ra!n, eso lo sabía. stuvo su breve intento de estudiar para la @glesia, al que puso fin su potente gusto por las mujeres bonitas, bebidas fuertes y la accin. :abía tomado ese camino solamente por el sue$o de ser alg*n día el p-rroco de Saint Hilfred, la iglesia parroquial m-s cercana a eynings. 0espu#s de eso, su padre le encontr un puesto en la Compa$ía de las @ndias rientales, que comen!aba a crecer en poder y rique!a. )o atrajo la posibilidad de aventuras, pero cuando se enfrent al hecho de que lo enviarían al otro lado del mundo, encontr una manera de que lo e
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paraíso, pero era lo mejor que podía hacer. l coche de alquiler los dej ante la puerta del edificio donde 4erry tenía sus habitaciones, justo a un lado de Saint James Square. staba admirablemente situado para la corte, los clubes, los parques y todos los placeres de )ondres, y EhabitacionesF no hacía justicia a la envergadura de su residencia. n su casa vivía su ayuda de c-mara, un lacayo, un cocinero y un muchacho para todo servicio, y estaba amueblada con la mayor elegancia. Como había dicho, la maravilla de las sinecuras; tres sinecuras le daban unos buenos ingresos. l mensajero de eynings estaba sentado con la espalda muy derecha en la peque$a sala de recibo, con su sombrero tricornio en sus grandes manos. Se levant al instante. %Jeb %dijo Cate, procurando no manifestar un placer inapropiado, porque estaba claro que la noticia no era buena. Jeb )ittlefair era lo m-s cercano a un amigo que puede ser un mo!o de establo de un hijo de la casa. ran de la misma edad; habían jugado juntos de ni$os y cabalgado juntos de jvenes. 0os meses atr-s, durante esa fatídica visita, Jeb siempre lo había acompa$ado en sus cabalgadas matutinas, y habían vuelto a tutearse y a tratarse con la informalidad de antes. %&Se$or( %e
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%:ace cuatro días, y yo no lo sabía. %Cabalgu# lo m-s r-pido que pude, se$or. %1o me cabe duda. )os caballos no vuelan. %"pur la copa, tratando de pensar. +na cosa estaba clara%. 0ebo partir inmediatamente. )legar# demasiado tarde para el funeral, pero debo darme prisa. %rdenar# que traigan un coche de viaje %dijo 4erry, y despu#s de llenarle la copa, sali. Cate volvi la atencin a Jeb. %Simplemente se desplom/ Cmo pudo simplemente caer desplomado/ %1o lo s#, se$or. Su se$oría decía que tenía dolores de cabe!a. Cuando fue al establo esa misma ma$ana dijo algo sobre unos malditos dolores de cabe!a, y que tal ve! cabalgar se los curaría. Cate se levant. %&1adie se muere por unos dolores de cabe!a( %Se control%. )o siento, no me voy a desquitar con el mensajero. Cu-nto has dormido/ %9uve que parar cada noche para dormir unas horas, se$or. %1o me cabe duda. "hora ve a tomarte un buen descanso. Sac unas monedas del bolsillo; eran la mayor parte de lo que tenía a mano. "unque claro, ahora era rico. 2uy, muy rico. " no ser que "rtemis estuviera embara!ada... 0etestable que ese pensamiento le produjera una sensacin de p#rdida. %'e a la Star %le dijo a Jeb, pas-ndole el dinero%. st- a la vuelta de la esquina y es una posada decente. 0escansa bien; despu#s coge una diligencia para volver a casa. %4referiría viajar con usted, se$or. s decir, con su perdn, se$or, pero no debe viajar solo. %2e crees incapa!/ %pregunt Cate, enfadado. %1o, milord, pero... %1o me trates con ese título. "*n no est- asignado. Jeb lo mir sorprendido. %s posible que la esposa de mi hermano est# embara!ada. 4erry acababa de volver. %5o lo acompa$ar# al norte %dijo%. 9* tmate un buen descanso, hombre. 9e lo has ganado. Jeb se march y entonces Cate se volvi hacia 4erry. %'iajar conmigo a 5or6shire/ 1o seas tonto. %1o me disuadir-s, así que ni lo intentes.
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Cate dese intentarlo, pero sentía obnubilada la mente. %Come. Cate mir lo que le ofrecía. %+n pastel de mermelada/ %2i cocinero insiste en que los dulces son mejores para la conmocin que el co$ac. Come. Cate obedeci y le pareci que la niebla se le disipaba un poco. 'olvi a sentarse, baj la cabe!a y apoy la cara entre las manos. %1o me lo puedo creer. 1o estoy so$ando/ %Se encogi por su eleccin de las palabras y levant la cabe!a%. 5o no deseaba esto. )o sabes, verdad/ %4or supuesto que lo s#. s una condenada pena. 4ero... %"rtemis podría estar embara!ada. %Sí, eso es posible. Sea cual sea la situacin, tu familia te necesita. %)o dudo. %1o seas un condenado idiota. 1o era algo que podía decir, ni siquiera a 4erry, pero estaba seguro de que a su familia, en particular a su madre y a su cu$ada, las horrori!aba la idea de que #l estuviera al mando del condado. 5 tal ve! tenían ra!n al temerlo. 8u# sabía #l del asunto/ Siempre había sido despreocupado, o descuidado, seg*n de quien fuera el punto de vista. @mpulsivo. staba m-s hecho para la accin que para la reaccin comedida. Siempre había sabido que eynings estaba mejor en las manos firmes y prudentes de su hermano. %2ejor que el primo ?red, por lo menos. 1o había sido su intencin decir eso en vo! alta. %l primo ?red/ %l primo de mi padre, el siguiente en la línea de sucesin. %2ala persona/ %1o, no, nada de eso. s un hombre sensato, bueno, casero. 4ero se mudaría a eynings con toda su prole y esperaría que madre y "rtemis se marcharan. 2i madre en particular detestaría eso. s su casa. %ntonces es bueno que est#s t* para asumir el puesto. Si es necesario. se Esi es necesarioF le doli a Cate. 0e verdad, nunca había deseado que muriera su hermano, pero ahora temía sentir resentimiento contra un pobre beb#. 1o, haría lo que fuera para no cometer ese pecado. incluso en ese caso... Si había un conde de 2al!ard en camino, #l sería su tutor natural, y tendría el prete
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administracin. %5 la se$orita Aumford/ %pregunt 4erry. Cate estuvo a punto de preguntar E8ui#n/F )o avergon! el alivio que sinti porque =eorgiana y su familia ya no formarían parte de su vida, pero lo sinti. )a había cortejado porque ella podía darle lo que deseaba, una propiedad en el campo a modo de sustituto de eynings. 5a no necesitaba eso y por lo tanto tampoco la necesitaba a ella. staba seguro de que ella no lo amaba todavía, aunque sí estaba decididamente enamorada de la idea de ser la esposa del hermano de un conde. Seguramente lloraría y se lamentaría por haberse perdido por poco convertirse en condesa. 5 aun en el caso de que ella lo amara, sabía que #l haría lo mismo. Si era el conde de 2al!ard, lo *nico correcto que podía hacer sería casarse con una condesa perfecta. +na mujer de su misma clase, entrenada en todos los deberes y responsabilidades de su rango, una mujer preparada para ser la se$ora de casas elegantes. 9endría dignidad y elegancia, y se sentiría cmodamente parte de la red de familias nobles. 2ejor a*n, sería capa! de ayudarlo a ocupar su lugar en esa mara$a de complejidades sociales y compartir la carga de sus nuevas responsabilidades. 5, lgicamente, seg*n lo bien que se podría ju!gar, debía tener la capacidad de engendrar hijos.
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Capítulo 5 (N ecesitas comer %dijo 4erry, bajando del coche.
"cababan de parar en otra posada m-s para hacer otro cambio de caballos. 8uisiera 0ios que los que tenían ahí fueran mejores que el *ltimo lote de jacos con los corvejones endurecidos, y el camino que los esperaba fuera mejor que el que dejaban atr-s. %5a no puede estar muy lejos %dijo Cate%. Continuemos. %5 te vas a sentar a comer tan pronto como llegues/ S# sensato. s mejor que cuando te encuentres con tu familia tengas comida en el estmago. "un con cuatro caballos y un coche de viaje liviano, llevaban cinco días en el camino. 0eberían haber viajado a caballo, pero #l pens que en el coche podría dormir. 4ero eso no result, así que tuvieron que parar cada noche para dormir unas pocas horas. 9al ve! no había sido juicioso dormir poco y comer de prisa, pero no había podido hacer otra cosa. 0emasiado tarde, demasiado tarde. 4ero ya era demasiado tarde cuando Jeb emprendi la marcha a )ondres. Sí, decididamente estaba algo mareado, así que 4erry, maldito #l, tenía ra!n. Baj, observando de paso que la apariencia de 4erry continuaba en perfecto orden. Su traje gris oscuro no estaba arrugado, su camisa de lino seguía blanquísima, y su pelo no se había salido de su cinta ni de su bolsa. @ncluso tenía las u$as tan lustrosas que brillaban. 3l siempre había supuesto que su elegancia era obra de su ayuda de c-mara, pero 4erry, haciendo un gran sacrificio, había dejado a "uguste en )ondres para que despu#s los siguiera con Jeb y trajera el equipaje e
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vivía :era. había vivido. Si todo le había resultado bien, ya estaría en 0arlington con su hermano. Cu-nto tiempo hacía/ Seis semanas... 1o, m-s. %Cate/ %dijo 4erry. %4ide la comida. :e recordado un asunto que tengo que atender. 9enía que saberlo. Cru! la ancha calle sorteando las diligencias y coches que iban pasando. 9enía dinero. "parte de la rique!a del condado llevaba con #l unas veinte guineas, todo lo que le quedaba de lo que tenía antes. Si ella continuaba viviendo ahí y seguía en dificultades, tal ve! aceptaría una parte de eso. l estrecho callejn se veía mejor y peor a la lu! del día. :abía ni$os jugando, vigilados por mujeres que estaban en las puertas abiertas de sus casas trabajando y conversando, pero la lu! del día revelaba la pobre!a de esas viviendas. 8u# casa era la de ella/ 1o tenía claro el recuerdo y estaba llamando la atencin. )as mujeres habían dejado de hablar y lo miraban recelosas. )a casa estaba a la derecha, a unas pocas puertas de la calle principal. ligi una puerta y golpe. %1o hay nadie ahí, se$or. Se gir a mirar a la joven delgada, poco atractiva, que se había asomado a la puerta de la casa de al lado. %Se ha marchado de la casa, se$ora/ )a vecina ya estaba interesada, pero seguía sin decir nada. Comprendi por qu#. +n caballero que pregunta por cualquier persona de ahí, sobre todo por una mujer que vive sola, no podía tener buenas intenciones. 0ese saber el nombre de :era. %Sería posible que habl-ramos en privado, se$ora/ lla agrand los ojos, pero enseguida sonri. %4ase, entonces, pero dejaremos la puerta abierta, para que toda la gente me oiga si hay alg*n problema. %"ceptado el aviso; no es mi intencin hacer da$o. 4or la puerta se entraba directamente a una sala, tal como en la de :era, y de igual manera, la cocina estaba hacia la parte de atr-s, pero en todo lo dem-s la casa se veía mejor. sa primera sala estaba amueblada, en estilo sencillo pero cmodo. @ncluso el suelo estaba cubierto, por una tosca alfombra hecha de tiras de tela, pero mejor que nada. )a sala estaba muy limpia e incluso había un vaso con flores en el alf#i!ar de la peque$a ventana. )o que fuera que se estaba cociendo en la cocina olía bien. )a casa de :era la había encontrado deprimente, pero las personas que vivían en esta tenían esperan!a. 5a sabía, desde hacía mucho tiempo, que algunas personas pobres son tan
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inteligentes y agudas de mente como cualquier otra. sta joven esposa no era en absoluto tonta. %2i apellido es Burgoyne, se$ora, y quería saber noticias de la dama que vive en la casa de al lado. 9enía la esperan!a de que ella la nombrara, pero la joven se cru! de bra!os y pregunt7 %4or qu#/ %)a *ltima ve! que supe de ella estaba en circunstancias algo difíciles. %s amigo de ella, se$or/ %:asta cierto punto. %4arecía que no tenía ning*n amigo, se$or. so podía ser una sutil acusacin de abandono o desatencin, pero había captado el tiempo verbal en pasado. %)e ha ocurrido algo/ %Siempre ocurre algo, no, se$or/ 4ero sí, se march. Se fue a vivir con su hermano en 0arlington. %"h, todo est- bien, entonces. 9uvo que reconocer que sentía cierta desilusin. :era había enviado su carta, su hermano se había arrepentido de su negligencia, y ahora ya estaba cmodamente situada. 3l había deseado ser su benefactor, deseado su aprecio y gratitud. "hora ya no lo necesitaba y no tenía ninguna disculpa para continuar ahí. 4erry ya estaría comen!ando a preocuparse. 4ero vio un algo en la cara de la mujer que le impidi moverse. %spero que su hermano est# bien %dijo. %s usted amigo de E#lF/ l #nfasis fue una clara orientacin. %&C-spitas, no( 1o tengo una gran opinin de "aron. :aber dicho el nombre lo cambi todo. lla descru! los bra!os. %Con su perdn, se$or, pero qui#n es usted/ 4rudence nunca me habl de ning*n caballero. 4rudence. se nombre no le sentaba bien. 1o era de e
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%2e escribi una carta, se$or, desde 0arlington. l se$or cura me la ley. %2e permitiría verla/ 1uevamente ella lo observ detenidamente, evalu-ndolo, sopes-ndolo, anali!-ndolo, hasta que al fin se gir a abrir una bonita caja de madera de la que sac la carta, preciadísima sin duda, bien doblada, tal como la recibi. Se la pas con cierto recelo, así que #l la cogi con sumo cuidado. l papel era de buena calidad. tra e
4rudence 5oulgrave 4rudence 5oulgrave. 9enía todos los detalles que necesitaba, pero ya no tenían importancia. lla estaba a millas de distancia y contenta, y #l tenía asuntos urgentes en otra parte. 0obl la carta y la devolvi. %4arece que est- bien establecida. 2e alegro mucho. %4as un tiempo de apuros, se$or %observ :etty )arn. %5o estaba en el ej#rcito %le record #l. %&2a( &2a( 0os ni$os peque$os entraron corriendo, entusiasmados por algo que tenía el ni$o en la mano, y un perro peque$o entr tras ellos pis-ndoles los talones. )os ni$os y el perro se detuvieron a mirar al desconocido, pero entonces Tob se le acerc moviendo la cola.
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%4arece que le conoce, se$or %coment la se$ora )arn. %1os vimos una ve!. 1o tiene capacidad de discriminar. %'io que ella no entendía %. 1o sabe distinguir entre un amigo y un enemigo. lla se ri. %s verdad. 4ero significa eso que usted es un enemigo/ %1o, por mi honor. 4ero Tob no tiene ning*n motivo para saber eso. =racias por su informacin, se$ora )arn. %Sac unas monedas del bolsillo y adrede eligi dos chelines%. 2e permite darle esto para sus hijos/ lla lo observ un momento y luego cogi las monedas. %=racias, se$or. 'a, por una casualidad, viajando a 0arlington, se$or/ %1o, pero si ve a la se$orita 5oulgrave, tenga, por favor, la amabilidad de darle mis recuerdos. Soy Burgoyne %le record. %2uy bien, se$or, se los dar#. Cate desanduvo el camino por el callejn, cru! la ancha calle principal y entr en la =olden )ion, haciendo a un lado su irracional desilusin. Slo faltaban die! millas para llegar a eynings, su cielo y su infierno.
4rudence se mir las manos, sus manos tersas y suaves, manos de dama, y mantuvo la cara impasible. %l se$or 0raydale, Susan/ s algo viejo. "dem-s gordo y robusto, rasgos que en sí no eran defectos, pero no eran de su gusto. Cate Burgoyne era de su gusto. 0elgado, musculoso y fuerte, y tierno a veces. :enry 0raydale no le daba la impresin de ser tierno. %Slo es cuarentn, 4rudence, y satisface bastante m-s que bien tus requisitos. Aivali!a con mi padre en rique!a y es de mejor cuna. Su hermano es baronet. 4ero era el hermano el que tenía la casa solariega, no el se$or 0raydale, que era un comerciante de 0arlington. staban tomando el t# en el saln peque$o, al que Susan llamaba su salita de estar. 4rudence llevaba ya seis semanas viviendo ahí, y tenía que reconocer que Susan había cumplido su parte del acuerdo t-cito. Su posicin en la casa era la de hermana, no la de una parienta indigente. 9enía vestidos, sombreros, !apatos nuevos y todo lo necesario para presentarse como dama. n cuanto a las tiendas, "aron pagaba las facturas, pero el dinero lo ponía Susan. n un matrimonio todo debería ser de #l, pero por cierto recurso legal, su hermano slo recibía una asignacin; el resto del dinero de la dote de Susan estaba asegurado para ella y los hijos que tuvieran. "bogados fideicomisarios lo supervisaban, pero la *ltima palabra la tenía su
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padre. lla lo sentía por su hermano, pero comprendía a Susan. n el mundo injusto en que vivían, una mujer tenía que aprovechar todas las oportunidades de controlar su destino. 9al como había hecho ella. 4ero :enry 0raydale no era e
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%Sí. %+na casa para que la gobiernes y una familia para querer/ %Sí. %)a probabilidad de una propiedad en el campo/ %Sí. %ntonces, por qu# vacilas/ 4rudence sabía por qu#. 4orque Cate Burgoyne brillaba en su mente, ceg-ndola a la realidad y al buen sentido com*n. &8u# tonta( "un en el caso de que se volvieran a encontrar, #l no tendría ning*n inter#s en ella. 5 si lo tuviera, ella no deseaba casarse con #l, un borracho alocado y sin un penique. :enry 0raydale era un hombre sobrio, rico y serio. "dem-s, debía aceptarlo, porque no se había presentado ning*n otro pretendiente. :abía asistido a t#s, fiestas y bailes y al teatro. :abía conocido a un buen n*mero de hombres coti!ables, y al parecer algunos disfrutaban de su compa$ía, pero ninguno había abordado a "aron con una proposicin de matrimonio. ntendía por qu#. "unque bien comida y acicalada, no era una beldad, y su altura desalentaba a hombres m-s bajos. 0raydale la sobrepasaba en altura por uno o dos dedos. Cate Burgoyne por... 1o, no pensaría en #l, aunque sí deseaba que hubiera otro pretendiente. )a dote que le había asignado "aron, o m-s bien el se$or 9allbridge, era peque$a. lla había pensando que tal ve! su cone
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Capítulo 6 (%a vieja cru! de piedra %dijo Cate%. Cuando volvía del colegio esa era siempre el
indicador. 4ronto estar- eynings a la vista. %5 encontraremos la dicha %dijo 4erry%. Civili!acin, una cama decente y el fin de este incesante !arandeo. %9* insististe en venir. %1o me imagin# que los caminos pudieran ser tan atroces, ni siquiera en el norte. Cate seguía mirando por la ventanilla. "l llegar por el sur, eynings aparecía en todo su esplendor, sin quedar tapada por los -rboles. 4ero si llegabas por el norte, aparecía lentamente, como si los -rboles se fueran apartando poco a poco. %2agnífica casa %dijo 4erry%, aunque sencilla. +na mano moderna le a$adiría pilares y galerías palladianas. Aoe había hablado de esas cosas. Cate detestaba la sola idea. Baj el cristal de la ventanilla para ver con m-s claridad. Se veía bien con el lago visible y las flores silvestres alrededor. )a complejidad de los trinos de los p-jaros lo hi!o sonreír, porque era la m*sica de eynings. ntonces se acord. Cmo se atrevía a sonreír/ Cmo se atrevía la naturale!a a celebrar la vida en medio de la muerte/ )as l-grimas le escocieron los ojos, y no por primera ve!. )as oblig a desaparecer. )as l-grimas podrían irle bien; convencerían a todos de que se sentía afligido, no ufano y relami#ndose, pero antes lo colgarían que llorar para satisfacer e
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%Simp-tico parque %coment 4erry%, aunque me cae mal ese gusto por los -rboles oscuros. Cate comprendi que se refería al haya oscura, con sus hojas negrasImoradas, uno de los preciados a$adidos de Aoe. 3l tambi#n encontraba que desentonaba con el follaje natural, pero no podía decir eso en ese momento. %"decuadamente f*nebre %dijo%. Aoe tiene, tenía, un gran inter#s por los -rboles e<ticos. 'amos a pasar cerca de algunos de sus -rboles importados de m-s #
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hasta la alta puerta principal de dos hojas, cada una con el escudo de armas del conde de 2al!ard fijado en la parte superior, cubierto por un pa$o negro. sos no los había visto antes. Cuando muri su padre estaba demasiado lejos y ocupado como para venir. n ese preciso momento se abri de par en par la puerta y salieron cuatro lacayos, vestidos con la librea verde 2al!ard, bra!aletes, medias y guantes negros. 0emasiados lacayos para la sencilla tarea de abrir la pote!uela del coche, recibir las maletas de dos personas y sacar los peque$os ba*les del maletero. so significaba que lo consideraban el conde/ todo estaba en suspenso esperando que "rtemis dijera algo/ 2ientras #l hacía r-pidamente su equipaje en )ondres, el lacayo de 4erry llev una carta a la C-mara de los )ores, informando de la muerte a los funcionarios de ahí y pidiendo aclaracin respecto a la ley de herencia. )a respuesta fue que la viuda del par del reino debe decir si est- o podría estar embara!ada. n caso contrario, el título y todo lo relacionado con #l, pasa al heredero. 8u# habría dicho o no dicho "rtemis, pues/ +n lacayo abri la porte!uela y otro baj los pelda$os. Cate sinti la vergon!osa tentacin de quedarse acurrucado dentro del coche, m-s o menos como si se encontrara ante la horca. 4ero noble!a obliga, con la implacable fuer!a de un hito arrastrado por un río crecido. Baj del coche. "l instante se le acerc un caballero sobriamente vestido y se inclin en una venia. %Bienvenido a casa, se$or. sea, que el asunto seguía incierto. l hombre era el administrador de la casa, el gobernador del dominio, pero cmo diablos se llamaba/ 1o era Coates, al que conoci cuando era ni$o y que ahora vivía en cmodo retiro en aposentos del ala norte. ste hombre din-mico, de unos cuarenta a$os, estaba ahí dos meses atr-s cuando #l estuvo de visita, pero no lograba recordar su nombre. )a afliccin disculparía el olvido. %=racias %dijo%. 2e ha acompa$ado mi amigo el se$or 4errian. Se oblig a subir la escalinata sin mirar atr-s. 1o había necesidad de pagarles a los postillones; el administrador se encargaría de eso. 9ampoco tenía que llevar su equipaje; había lacayos bien dispuestos m-s que suficientes. 5 no necesitaba preocuparse por 4erry, que siempre sabía cuidar de sí mismo. "ligerado de todas las cargas, a e
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m-rmol falso y reproducciones de estatuas griegas en hornacinas a!ules. se y otros cambios le habían chocado dos meses atr-s, aunque esperaba haberlo disimulado. :abía logrado decir sinceramente que todo era elegante y estaba a la altura de otras mansiones, pero sinti a$oran!a de la antigua eynings. 0urante sus a$os de ausencia, el recuerdo de la acogedora y anticuada casa con paneles de roble oscuro y con los ladridos de los perros de su padre había sido un consuelo para #l en un mundo catico. Su madre no estaba ahí para recibirlo, pero no había esperado que estuviera7 nada de indecorosas demostraciones de emocin delante del personal. staría en el saln de arriba. Se gir hacia 4erry y el administrador, cuyo nombre seguía sin recordar. so se le antoj un ominoso comien!o. %9e dejo en buenas manos, 4erry. 9enga la amabilidad de ocuparse de todo %dijo evasivo dirigi#ndose al administrador. "cto seguido subi la maci!a escalera en -ngulo recto, tremendamente complacido de que Aoe no hubiera tenido tiempo para reempla!arla por la m-s ligera y en dise$o curvo de que había hablado. 1ada había cambiado en los dos meses transcurridos desde la *ltima ve! que estuvo ahí. "unque, en realidad, había cambiado todo. Cu-nto lamentaba haberse marchado furioso. )a puerta del saln estaba cerrada, pero el lacayo que estaba cerca se apresur a ir a abrirla. ntr y sinti el ruido que hi!o al cerrarse. se saln tambi#n lo habían remodelado en un estilo moderno, pero en #l el resultado era m-s feli!. l color claro de las paredes y el vivo color de la tapicería captaban la lu! que entraba por las tres ventanas largas con cortinas color marfil. )a madera clara de los muebles era apropiada para el nuevo dise$o. Su madre estaba sentada en un sof- tapi!ado en amarillo cerca de la ventana del medio, con un libro en las manos. )a viuda de Aoe, "rtemis, estaba sentada en el otro sofen -ngulo recto; estaba bordando, y el tro!o de tela blanca hacía un fuerte contraste con el negro de su vestido. )as dos vestían de luto riguroso y en sus caras estaba grabado el sufrimiento por la reciente p#rdida. n #l tambi#n estaba grabado el sufrimiento; se le notaba con tanta claridad/ 0urante el viaje había refle
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atuendo, y le tendi la mano. %)o es, Catesby, sin duda, pero los dos sabemos que har-s todo lo posible. jal- no hubiera dicho eso como si todo lo posible de #l de ninguna manera podía ser suficiente. )e cogi la mano. %:e venido a toda velocidad, madre. 2aldita sea, ya se estaba disculpando/ %curri sin aviso %dijo "rtemis en vo! baja%. 5o tambi#n podría haber estado ausente. )lev# a las ni$as a =algarth :all el mes pasado. 3l la mir agradecido. %0e veras no hubo ning*n aviso/ %0emonios, a ella se le llenaron los ojos de l-grimas%. 2is disculpas. Seguro que no deseas hablar de eso. %1o, no, no pasa nada %dijo ella, son-ndose con un pa$uelo con bordes negros%. 4ero si#ntate, Catesby, por favor. res tan alto. @gual que... E2al!ardF qued flotando en el aire. "rtemis siempre había llamado 2al!ard a su marido en p*blico. 3l y Aoe eran m-s o menos de la misma altura, aunque Aoe siempre había sido menos ancho. n realidad, siempre fue delgado, a pesar de su saludable apetito. "cerc una silla y se sent entre ellas, tal ve! m-s conmovido por la profunda y callada afliccin de "rtemis. ?ueran cuales fueren las pruebas que podría haber esperado en la vida, la muerte de su marido tan joven no habría estado entre ellas. Aoe había elegido la esposa perfecta, no una beldad pero sí una mujer de apariencia agradable y buen cora!n que poseía la elegancia y porte necesarios para su posicin. ra una :oard, de esa poderosa familia de 5or6shire, aunque muy lejos en el -rbol genealgico del conde de Carlisle. 9ambi#n era, o había sido, una mujer de buen humor, el contraste perfecto para el lado serio de Aoe; esa aureola se había apagado; aunque se veía tranquila, se le había agotado la alegría, y a pesar de lo que dijo para tranquili!arlo, daba la impresin de que no era capa! de hablar de la muerte. %"lgo en su cabe!a %dijo su madre en tono -spero%. 0eberíamos haber hecho venir al m#dico antes, pero slo eran dolores de cabe!a. %1o se podía hacer nada %dijo "rtemis, mir-ndolo a #l%. Slo los *ltimos días se quej de dolor de cabe!a, aunque yo creo que los sufri en silencio un buen tiempo. ?ueron aumentando en intensidad, desafiando incluso al opio, y entonces fue cuando nos alarmamos. 4ero cuando lleg el doctor Selby ya... %:i!o una inspiracin y se domin%. Se le rompi un vaso sanguíneo del cerebro. 1o había nada que se pudiera hacer. %jal- hubiera sido yo %dijo Cate. "l instante lament sus palabras. llas debían de estar de acuerdo, pero no podían decirlo.
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%?ue la voluntad de 0ios %dijo "rtemis, dando otra puntada%, y 3l te ayudar- a llevar tus nuevas cargas. 9e enviamos mensaje inmediatamente. s que le pedía disculpas/ %'ine a la mayor velocidad posible, pero somos prisioneros de la realidad. 1inguna voluntad del mundo puede acortar las distancias ni allanar los caminos. 2ientras hablaba pensaba si las palabras de su cu$ada se podían interpretar como una declaracin de que no había posibilidades de tener un hijo. Cmo preguntarlo/ Como si le hubiera leído el pensamiento, ella dijo7 %1o estoy embara!ada. %2irando hacia un punto m-s all- de #l, incmoda por hablar de esos asuntos, a$adi%7 2e vino la regla la semana pasada y... 1o estoy embara!ada %repiti con firme!a%. 0eberías asumir el título y las responsabilidades de conde inmediatamente. Cate no tenía ni idea de si una mujer puede equivocarse en esos asuntos, pero si "rtemis no quería que el asunto quedara suspendido en la incertidumbre, lo entendía. " ella le disgustaría muchísimo que todo el mundo estuviera atento a sus cosas íntimas. %2uy bien %dijo%. :ay que hacer alg*n anuncio, para el personal de la casa y para los vecinos. %5o me encargar# de eso %dijo su madre. 2eti la mano en su bolsillo derecho y sac algo%. 'as a necesitar esto. 3l se levant a coger los anillos, el de sello del condado y uno negro con un dibujo grabado sobre plata. l anillo de luto por Aoe. 9odos los caballeros que asistieron al funeral habrían recibido uno. 1o deseaba pon#rselos, pero se los puso, notando que "rtemis en particular se tensaba m-s a*n. 8u# difícil tenía que ser para ella; incluso dej de dar puntadas en su bordado. Su madre tenía los labios apretados. Se le ocurri que eso se debía a la triste!a, porque dudaba de su capacidad, pero entonces cay en la cuenta de que podría deberse a que el destino le había dado el poder sobre la vida de esas dos mujeres. n teoría, podía ordenarles que se marcharan de la casa y se fueran a vivir a la casa para la viuda, que llevaba muchísimo tiempo cerrada. incluso enviarlas lejos de eynings. %9odo ser- tal como lo dese#is %dijo. Su madre pareci apenada. 0ios lo amparara. %8uiero decir que no es necesario cambiar nada m-s, a menos que lo dese#is. %=racias %dijo "rtemis%. 9odavía me siento como en mi casa aquí y, claro, es el *nico hogar que han conocido mis hijas. %s tu hogar, y el de ellas. Siempre. %res muy amable, pero hay que tomar en cuenta los sentimientos de tu esposa. so lo dijo como quien le e
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%1o estoy casado. %4ero lo estar-s %dijo su madre. %Sí, pero..., te aseguro que no me casar# con nadie que cause afliccin a mi familia. sa conversacin era peor que arrastrarse por una ci#naga bajo fuego enemigo. %5 despu#s, con el tiempo %a$adi "rtemis, enterrando finalmente la aguja en su bordado% podría desear vivir en otra parte. 'olverse a casar. 4or supuesto que se volvería a casar; a*n no tenía treinta a$os. %9e casar-s, Catesby/ %pregunt su madre, en un tono que era m-s bien una orden. %so no es... %1o eres capa! de decidirte ni siquiera a hacer eso/ %interrumpi ella, irguiendo la espalda. %4uedo por lo menos dormir una noche solo/ %&1o seas grosero( %ladr ella%. 9odo el mundo comprender- la necesidad de la prisa teniendo tan terriblemente clara la prueba de la crueldad del destino. %9odo el mundo esperar- que pase un intervalo decente, maldita sea. %0omin la ira%. 2is disculpas, madre, pero, de verdad... lla lo mir furiosa y luego e
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tentado de decir E1os conocimos en una casa de putasF, lo cual, en cierto modo, era cierto. Se content con hacer su venia y salir. l impasible lacayo continuaba ahí cerca de la puerta, así que no se permiti ni un solo gesto de nerviosismo. ch a caminar a paso en#rgico en direccin a su habitacin. 0e pronto se detuvo. 8u# habitacin/ Se había encaminado hacia la habitacin que ocupaba en su juventud, la que todavía estaba preparada para #l cuando volvi meses atr-s. Sería un refugio, pero si #l era el conde, debía ocupar el dormitorio del conde/ Slo le llev un segundo saberlo. Sí. )o importante era hacer el gran cambio de una ve!. staba seguro de que "rtemis ya había desocupado los aposentos contiguos, los de la condesa. Sintiendo una fuerte renuencia, cambi de rumbo y se dirigi a los aposentos que para #l seguían siendo los de su padre. mpuj la puerta del dormitorio sinti#ndose como si fuera a sonar una fuerte alarma para avisar E&+n intruso, un intruso(F. )a puerta se abri sin hacer ni el m-s mínimo chirrido, y se encontr ante un criado, uno de clase muy superior, vestido sobriamente elegante. l ayuda de c-mara de Aoe. ntra$as del infierno. :abía ju!gado mal/ 4ero si era el conde no toleraría ninguna me!quina e
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apariencia debía tener, tan desali$ado. 8uit-ndose del todo la cinta camin hasta la ventana y se qued ahí contemplando el verde y ondulado paisaje. 9odo muy verde cerca y, m-s all-, un mosaico de colores, que indicaban los diferentes usos de la tierra y los diferentes cultivos. Aoe sabría e
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%2ilord conde, entonces. %:i!o un mal gesto%. 2is disculpas; el tono no ha sido el correcto. %1o. 2e estoy acostumbrando a cambios de muchos tipos. n mi recuerdo recuer do esta sala era m-s peque$a. n el tiempo de mi padre los paneles no estaban pintados y cubrían el cielo raso tambi#n. 4erry lo observ todo. %Bonito ese enlucido con yeso y el color verde claro a la moda de las paredes. paredes . 4ero a mí personalmente no me gusta que pinten la buena madera fina. %2e gustaría saber si esos cambios se pueden pue den deshacer. "l instante lament haber dicho eso. ra como si deseara borrar el tiempo de Aoe ahí. Como tambi#n quitar las pinturas que había traído su hermano a la vuelta de su gran to'r . Se veían particularmente bien contra el verde claro mate. %0a la impresin de que mi hermano de verdad estudi arte ar te y cultura en @talia. %n lugar de frivolidad y putas como hice yo. %)o que sin duda habría hecho yo, pero en esta familia no se les permitían esos lujos a los hijos menores. 0istraídamente cogi uno de los dos libros que estaban en el escritorio, pero al instante lo dej donde estaba. sos libros debían ser los que estaba leyendo Aoe los días anteriores a su muerte, con el fin, tal ve!, de distraerse del dolor, aunque sin sospechar que el dolor anunciaba su muerte. %9e han atendido bien/ %pregunt a 4erry entrando delante de #l en el dormitorio. %
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%1o hay nada malo en eso %dijo 4erry, rodeando la ba$era, que estaba situada sobre una tarima en el centro del cuarto%. 5 te ha dejado una ba$era adecuada a tu altura. "dnde va eso/ %Se agach a e
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botas de suela desgastada y llenos de marcas de ro!aduras. ro!adu ras. 9endría todo tipo de ropa nueva, de color sobrio pero a la *ltima moda y confeccionada con las telas m-s finas. Como todas las prendas de Aoe guardadas en ese maldito ropero. Se gir hacia el ropero. "hí había camisas blanquísimas y de hechura holgada. ra posible que hubiera !apatos sin ro!aduras. ro!adur as. 1o. Bien podía tener que meterse en la piel de su hermano, pero no metería los pies en sus !apatos. n todo caso los !apatos de su hermano le apretarían. :i!o un mal gesto por la met-fora no intencionada y se puso la camisa y la corbata que estaban m-s limpias. Se visti ante el espejo, con el fin de quedar con la apariencia m-s respetable posible. 2oj una esquina de la toalla y con ella se limpi una mancha de la chaqueta y otra de las cal!as, pero en la piel de las cal!as qued peor la mancha de humedad. 0ebería ponerse !apatos, así que se quit las botas lodosas, y entonces vio el aspecto de las medias, con manchas oscuras causadas por las botas, y se veían los !urcidos. 4or qu# no se le ocurri traer sus medias m-s finas para la corte/ stas, por desgracia, venían en el equipaje que traían Jeb y "uguste. 9enía que haber medias en el ropero, y las de punto de Aoe le quedarían bien. Contemplando Contemplando el dibujo de las puertas del ropero, en que unos perros estaban derribando derribando a un ciervo, sopes la situacin. 1o era su hermano y jam-s lo sería. 4ero era el conde de 2al!ard, propietario de todo lo de la casa, incluidas todas las medias limpias. 8u# sentido tenía negar el destino/ "bri las puertas y e
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Capítulo 7 ue a abrir la puerta de la biblioteca biblioteca del conde y no encontr a nadie. 4erry, hombre 4 ue discreto, de mucho tacto, se había ido a otra parte. "unque pidi comida, eso sí, pero slo para #l, pues era e
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Se abri la puerta y entr su madre. )o inund una tremenda oleada de furia. 4estes, ese era el sanctasanctrum del conde, el lugar donde nadie entraba sin ser invitado. Si tenía que ser el maldito conde, haría que se respetara eso, por lo menos. 0e repente su madre agrand los ojos y eso lo refren; era como si ella viera el peligro. 9apon la furia impidi#ndole salir, pero consciente cons ciente de que si hablaba slo saldrían palabras mordaces. lla se moj los labios, y tal ve! tambi#n le result difícil hablar7 %9us esposas %dijo, pas-ndole unos papeles. 3l los cogi, salvado por la rare!a del momento. n la primera hoja estaban escritos seis nombres, en la segunda doce y en la tercera cuatro. %+n har#n/ %1o seas ridículo %ladr ella, tal ve! tan aliviada como #l por llegar al conocido terreno de combate%. pciones, Catesby, opciones. :as estado a$os fuera del país, y dudo que tus *ltimas aventuras te hayan llevado a círculos en que pudieras conocer a damitas deseables para esposa. E4ues, te sorprenderías, madre, siempre que en NdeseablesO entren las viudas e hijas de ciudadanos ricosF. %4or lo tanto, te he hecho una lista de las candidatas %continu ella. "unque era rolli!a y de baja estatura, su porte siempre sugería m-s altura; y en ese momento igual podía tener la columna sujeta por una vara%. n la primera p-gina encontrar-s damitas convenientes de esta !ona. )as cono!co a todas, a sus familias, sus cualidades, su car-cter e incluso tengo... %@nformes de sus linajes %termin Cate. lla hi!o una inspiracin. %4or qu# no hablar claro/ %dijo #l%. l asunto es la sucesin. %2uy bien, sí. 5 espero que cumplas con tu deber. %9e aseguro, asegur o, madre, que es e s mi intencin cumplir mi deber como conde con de de 2al!ard de todas las maneras EconcebiblesF, pero si trajera a eynings una condesa que no fuera la adecuada te afligiría a ti m-s de lo que me afligiría a mí. %0e ahí las listas. 1o hay ninguna en ellas que yo no podría tolerar. E"sí que pretendes vivir tu vida aquí. 1ada de casa de la viuda para tiF, pens #l. )e había prometido eso, pero su intencin lo desalentaba. Siempre había habido fricciones entre ellos. %n la segunda hoja est-n las grandes herederas de todo el país %continu ella%. )a propiedad no est- en necesidad, necesidad, pero nunca viene mal otra fortuna. fortuna. Sin embargo, pocas de ellas me son conocidas. s una l-stima que no estuvieras en casa antes de que ca!aran a 0iana "rradale.
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%)a condesa con desa de "rradale/ %dijo #l, mirando las listas, reconociendo los apellidos pero no a las personas%. 1o le habría interesado un u n hijo menor. 8ui#n la ca! y con ella una buena tajada de 5or6shire/ %+n sure$o. l marqu#s de Aothgar. %Sorbi por la nari!, indicando la opinin que le merecía eso%. :e hecho hacer discretas averiguaciones sobre las dem-s. )a tercera lista es de damas de familias de gran influencia política. )gicamente, algunas se solapan. Supongo que piensas asumir tu papel en la C-mara de los )ores. %Supongo que debo, aunque estaría feli! fe li! de no ver )ondres nunca m-s. lla frunci el ce$o. %Siempre fuiste un misterio para mí, Catesby. %9* eres er es un u n misterio para mí, madre. Seguro que comen!aste a hacer este trabajo a las pocas horas de morir Aoe. " ella se le crisp la cara. %1o a las pocas horas, pero sí pronto. pro nto. 'eo la urgencia, aunque t* no la veas. Cate record la forma como su padre le dej clara su situacin como hijo segundo. n esa habitacin. ?ranco, pr-ctico y despiadado. %9* y padre debíais formar muy buena pareja. par eja. %Sí. 5 fue un matrimonio arreglado por nuestros padres, tal como lo fue el de Sebastian con "rtemis. Si quieres... %&1o( 5o elegir# a mi esposa, madre, pero gracias por la ayuda. )eer# las listas con mucho detenimiento y decidir# la mejor forma de proceder. " ella se le arrug la cara de e
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Se oblig a mirar el otro lado. "dem-s de la conmocin y la afliccin por la inesperada muerte, su madre debi verse agarrada a un borde quebradi!o al quedarle solamente #l Pel Cate impulsivo, temerario, despreocupado que veía ellaQ entre ella y el e
" la ma$ana siguiente Cate despert en la enorme y muy cmoda cama del conde. Se puso de espaldas y contempl la compleja representacin de un sol en tela plisada bajo el dosel7 un bollo dorado del que salían rayos. 1o logr imaginarse que su hermano se hubiera molestado en una decoracin que no vería nadie m-s que #l. 5 tal ve! "rtemis. so le trajo el deprimente recuerdo de las listas de su madre. Si hubiera una manera de hacer retroceder el reloj para restablecer la realidad, lo haría sin vacilar. 1o la había. :abía visitado la tumba de Aoe y leído la inscripcin a$adida en la enorme l-pida de piedra del mausoleo, con el fin de asimilar el cambio. 4ero seguía imagin-ndose que aparecería su hermano furioso por la usurpacin de su puesto. Se baj de la cama y fue a abrir las cortinas de la ventana. Slo comen!aba a clarear el día. n )ondres, la vida de los elegantes seguía hasta bien avan!ada la noche y a veces hasta el alba, y el día comen!aba pasado el medio día. 4ero esa noche acostarse temprano fue su *nica manera de escapar, escapada por la cual tambi#n opt 4erry. staba tan agotado que había dormido, aunque slo pudiera dormir un n*mero determinado de horas. ra una tontería perderse tantas salidas del sol. l sol a*n no asomaba por el hori!onte, pero el cielo estaba iluminado por los colores perlados de la aurora. +na fina neblina suavi!aba el suelo y ocultaba los -rboles m-s distantes, creando un paisaje digno de un sue$o de cuento de hadas. "l diablo con las hadas. 1ecesitaba una cabalgada. Se visti, pero baj llevando las botas en la mano, para no despertar a nadie. Claro que había personas levantadas7 los criados y criadas de menor categoría limpiando a toda prisa la casa para tenerla lista antes que se despertara la familia. staba acostumbrado a verlos, pues en su *ltima visita solía encontrarse con ellos cuando salía temprano a cabalgar. ntonces le daban los buenos días, e incluso le sonreían descaradamente, pero esa ma$ana los criados le hicieron la venia y las criadas su reverencia, sin mirarlo a los ojos y musitando Esu se$oríaF, y alej-ndose r-pidamente. 9odo era suyo, pero estaba e
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esperan!a de conseguir alg*n favor. 2enos mal que el establo estaba como siempre, acogi#ndolo con los olores a caballo y heno. +n bayo lo salud con un relincho y #l se le acerc a acariciarle la nari!; era el caballo en el que había cabalgado cada día en su *ltima visita. akapple era tranquilo, resistente, de paso uniforme, un caballo destinado principalmente a los hu#spedes. 4odría haber cabalgado en cualquiera de los caballos de primera clase de su hermano, pero había elegido a akapple. "pareci un mo!o, que desgraciadamente no era Jeb, pues este seguía viajando desde )ondres. )e hi!o una venia, nervioso, repitiendo muchas veces el Esu se$oríaF. :abría preferido ensillar #l a akapple, pero dej que el criado hiciera su trabajo y finalmente pudo escapar hacia la neblinosa belle!a del día, solo. 0urante un rato simplemente cabalg, limit-ndose a disfrutar de ese placer. Cabalgar por un parque no es lo mismo que cabalgar por el campo. Conocía muy bien la propiedad, porque había sido su mundo cuando era ni$o, e invitaba a infinitas e
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%sa es la alquería de la granja de la casa/ %pregunt 4erry. %Sí. Solíamos bajar en trineo por esa pendiente cuando había nieve. %)-stima que estemos en junio. %"hí hay un roble para trepar. %4aso de eso. Aegocíjate, tus hijos van a disfrutar del roble y de la pendiente tanto como disfrutasteis tu hermano y t*. %1os llev-bamos seis a$os. 1o jug-bamos juntos. %"h, eso no lo sabía. 9al ve! t* planifiques mejor las cosas. %1adie puede planificar el se
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9enía lgica, pero #l tenía eynings. 4or qu# iba a desear estar en otra parte/ %1o podría ir inmediatamente. 1ecesito ropa nueva. %9e la mandas hacer en )ondres. Sastres provincianos %a$adi, estremeci#ndose. %4rometo ponerme en tus manos, pero ahora tengo la urgente necesidad de hacerme con ropa sobria. %"h, muy bien. )lama a la birria de sastre local y yo le aconsejar# y supervisar#. Cate se ri y eso lo horrori!, pero enseguida comprendi que reír era saludable. )a vida debe continuar. 4ero hablar de )ondres le record otra cosa. %tro problema/ %pregunt 4erry. %=eorgiana. 1o hubo ninguna promesa, pero la noticia de que ahora soy conde va a causar furor entre los Aumford. %8ue e
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Capítulo 8 $ ate llevaba una semana en eynings y se esfor!aba al m-
Se había puesto en las manos de ?lamborough Pese era el apellido del administrador de la casa, había averiguadoQ y familiari!ado con toda la casa y su gobierno, agradeciendo que pronto este sería responsabilidad de su condesa. s decir, si su condesa conseguía arrebatar el mando de las manos de su madre y "rtemis, que continuaban gobernando la casa como un equipo bien avenido. :abía conocido a sus tres sobrinas vestidas de negro, de edades comprendidas entre los ocho y los tres a$os, y recibido de ellas solamente solemnes reverencias. " saber dnde jugaban, porque jam-s oía el menor sonido procedente de ellas. 9ambi#n había recurrido a otros diversos funcionarios del condado, y comen!aba a comprender las complejidades de sus posesiones, entre las que había minas de plomo y carbn, barcos y propiedades urbanas. " veces se sentía como si le fuera a e
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"caso 2ount compartía la creencia de Aoe de que se alegr de la muerte de su *nico hijo/ )e dolía no haber podido corregir eso, pero no tenía ning*n sentido darle vueltas. "l menos "rtemis parecía ignorarlo; había pensado sacar el tema y manifestarle su compasin, pero no se le había ocurrido ninguna manera apropiada de hacerlo. n cuanto al secretario, 4erry había llenado el vacío y lo disfrutaba como un juego. ra de particular utilidad cuando era necesario conocer bien la corte y )ondres, pero tambi#n tenía nociones generales de la política y los asuntos internacionales. staban revisando la correspondencia relativa al sistema tributario en las colonias cuando se present un lacayo a solicitar la presencia de Cate en el saln. %5 ahora qu#/ %mascull. n general su madre y su cu$ada no buscaban su compa$ía, lo que les iba bien a los tres. Cuando lleg a la puerta del saln se detuvo. staba lleno de mujeres. @mpaciente despu#s de slo una semana, su madre había invitado a algunas de sus posibles esposas, y cuando se las present se veía tan engreída como una gallina que ha puesto huevos de oro. 9al ve! le vino la idea porque #l tenía su primer conjunto de prendas respetables7 un sobrio traje negro con botones de a!abache y slo un fino bordado en hilos de plata para dar vida al chaleco. 0isimulando la irritacin, se inclin ante la se$ora Hycliffe y su hija Julia. "l lado de su nombre en la lista su madre había escrito7 Ebuen comportamientoF. )a *nica palabra que se le ocurri a #l para describirla fue EsosaF7 soso vestido pardo claro, soso pelo casta$o y sonrisa sosa, casi vacua. )as siguientes fueron lady 2oregate y su hija lady Corinna Shafto, Eviva!F. "terradoramente no sosa, sobre todo porque era la que tenía diecis#is a$os. )ustrosos ri!os de pelo moreno, brillantes ojos oscuros y una boca que formaba el arco perfecto de Cupido, junto con un aura de energía. 1o chisporroteaba, pero tal ve! solamente por respeto al luto. "ntes que se la presentaran comprendi que la tercera damita tenía que ser la se$orita "rmstrong, de veintids a$os, porque su madre había escrito al lado de su nombre7 Etorpe pero amableF. @ncluso sentada en un sof- era torpe; ninguna parte de ella encajaba bien con las dem-s. )levaba la cabe!a ligeramente torcida y sus ojos se movían nerviosos, mirando hacia todas partes menos a #l. 0ebía venir con una de las otras se$oras, porque no le presentaron a su madre. Si se veía obligado a elegir entre las tres, sería a la se$orita Hycliffe, porque sería f-cil olvidar totalmente su presencia. Se vio obligado a aceptar un t# y a tomar parte en la trivial conversacin. 2uy pronto se solt la verdadera naturale!a de lady Corinna e inici una serie de sugerencias de eventos muy deliciosos que debían organi!arse para darle la bienvenida a #l a su regreso a la !ona.
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%l luto, cari$o %musit su madre, pero sonri#ndole amorosa. 4ero eso no desalent a la joven beldad y lo obsequi con una deslumbrante sonrisa. %"h, sí %dijo%. 9an pronto como se pueda, lord 2al!ard. Cate se sinti divertido, pero no atraído en absoluto; con ella no tendría ni un solo momento de pa!. %9an pronto como se pueda %concedi, y adrede se dirigi a la torpe%7 8u# forma de entretenimiento le gusta m-s, se$orita "rmstrong/ lla pesta$e; se le movieron los ojos. %"lgo musical %musit. %+sted toca/ %5o/ h, no, milord. ?ue una sugerencia tonta; la de una velada musical, quiero decir. %4or el contrario. s una sugerencia e
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%&Catesby( %2is disculpas. 4ero, por favor, deja pasar m-s tiempo antes de idear m-s reuniones. lla apret los labios, frustrada. %2uy bien, pero esto no ha hecho ning*n da$o. :as conocido a tres de las damas de la !ona, y las tres serían convenientes. %9e sentirías cmoda viviendo bajo el mismo techo con cualquiera de ellas/ lla desvi la mirada, pero contest7 %2e sentir# cmoda una ve! que haya un hijo tuyo en la sala cuna aquí. %ntonces pasar-s un a$o o m-s bastante incmoda, se$ora, por asiduo que sea yo para aplicarme. Sali del saln lamentando las palabras y esa salida, pero estaba en el límite de su paciencia. 9enía que salir de la casa. ?ue a su habitacin y sin llamar a Aansom se quit el traje y se puso su vieja ropa de montar. Aeempla!ar esas prendas no había sido una prioridad, y pon#rselas le afloj parte de la tensin. Se sentiría mejor despu#s de una cabalgada. Sería m-s capa! de volver al yugo. Sali de la habitacin sigiloso, como un ni$o que va a hacer novillos. 4ens en invitar a 4erry para cabalgar con #l, pero necesitaba estar solo un rato. sos días no estaba nunca solo, aparte del tiempo que pasaba en la cama. 5a comprendía totalmente a :era. 4rudence 5oulgrave. "quella noche ella sali tontamente porque se sentía sofocada en el interior de la casa. 4ero su casa era peque$a, mientras que en eynings había bastante espacio y aire, aunque sus habitantes le oprimían el -nimo. :era estaba en 0arlington, con su hermano, ese que antes había descuidado su bienestar. Cmo le iría por ahí/ staría bien alimentada y bien vestida/ :abría hecho ese matrimonio que era su mayor deseo/ Sería feli!/ )e gustaría verlo. ntr en el establo y uno de los perros corri a saludarlo. Se habían hecho amigos y estaba pensando en llevar a un par al interior de la casa. " Aoe no le gustaba tener perros en la casa, y tal ve! a "rtemis y a su madre tampoco, pero le gustaba la idea, y #l era el conde. 0e pronto record al perro de 4rudence. 4or qu# no llev a Tob con ella a 0arlington/ :abía muchísimos motivos, pero el m-s importante es que no quisiera parecer un caso de caridad. "un así, el pensamiento le qued tintineando en la cabe!a.
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0arlington slo estaba a die! millas. 4odría cabalgar hasta ahí, y tranquili!arse respecto a su bienestar. 1o llevaba ni una sola moneda en el bolsillo, así que volvi a entrar en la casa. sta ve! estaba Aansom en el dormitorio, pero no podía hacer preguntas acerca de los actos de su amo. )o envi con un recado y entonces abri la caja fuerte oculta. Cogi unas cuantas guineas, por si akapple quedaba cojo o le ocurría algo similar, y otras monedas m-s peque$as para pagar refrigerios. "ntes de salir record otra cosa. "bri la caja donde guardaba sus papeles privados y algunos objetos valiosos y sac una botella. ra una bonita petaca que compr en )ondres, hecha de cristal a!ul envuelto en una ingeniosa malla de filigrana de plata. ra demasiado grande para ser un frasco de perfume, así que le pregunt al tendero cu-l era su utilidad. Es una petaca para una dama que le guste llevar con ella un co$ac medicinal, se$or. Cabe en el bolsillo de una dama, como ve, y es plana, así que no se nota.F E8u# capacidad tiene/ +n octavo de pinta/F E2-s o menos, se$or. +na dama no desearía m-s.F E"lgunas podríanF, dijo #l y la compr. )a compr pensando en :era, aunque sin ninguna e
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staba libre. 4or un corto y bendito periodo de tiempo volvía a ser simplemente Cate Burgoyne, y libre.
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Capítulo 9 %leg a 0arlington a *ltima hora de la tarde, pero con el largo día de junio tenía
tiempo de sobras para informarse acerca de 4rudence 5oulgrave y volver a su prisin. )a cabalgada, principalmente a campo trav#s, había sido maravillosa; había go!ado en el mundo normal y corriente que lo rodeaba. "hí no era el conde de 2al!ard, sino simplemente Cate Burgoyne, y con su desgastada ropa de montar llamaba aun menos la atencin. )o divirti que cuando desmont en la posada 9albot de :igh Ao, el mo!o lo mir como si dudara de que pudiera pagar. %1o me voy a quedar a pasar la noche %le dijo%, pero dejar# aquí mi caballo. ndul! el humor del hombre con una moneda de seis peniques, y ech a andar hacia 4rospect 4lace. 9al ve! antiguamente en esa calle hubiera habido casitas toscas, pero ahora estaba bordeada por casas nuevas reci#n pintadas y con brillantes ventanas. 9odas las casas daban directamente a la calle, pero en cada una había una corta escalinata para subir hasta la puerta, y algunas estaban embellecidas con pilares y un prtico. ncontr la casa, y esta igualaba a las otras en respetabilidad. 4ens en golpear y pedir hablar con la se$orita 5oulgrave, pero una visita a esa hora slo plantearía preguntas en la cabe!a de su hermano. ra evidente que no estaba en dificultades y no tenía necesidad de #l. 'olvi a la posada, sonriendo irnico por sentirse desilusionado otra ve!. :abía esperado verla triunfante, pero no podría ser. 4odría quedarse a pasar la noche y volver a intentar verla al día siguiente. so sería distinto de hacer una visita tan tarde. 4odría presentar sus respetos y decir que la había conocido ligeramente en 1orthallerton, lo cual se acercaba bastante a la verdad. ra posible que 4rudence 5oulgrave, feli!mente restablecida a su estado natural, como la remilgada hermana del se$or "aron 5oulgrave, abogado, pondría fin a cualquier fascinacin que le quedara. l reloj de la ciudad dio las seis. 9enía tiempo para comer, y akapple se merecía un descanso. Cuando volviera habría recriminaciones, y peores serían cuanto m-s se retrasara, pero no mejoraría nada con sentirse cansado y con hambre. Se sent a comer en el comedor a una mesa com*n, y disfrut de la sabrosa sopa y de la compa$ía de personas corrientes. "l ver que tardaban
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mucho en llevar los siguientes platos mascull una queja. %1o tardar-n en llegar %dijo alegremente un caballero gordo que se present como Stimpson, comerciante en velas%. 'an a celebrar una fiesta a lo grande aquí ma$ana, y en la cocina est-n todos alborotados. %1o es motivo para no atendernos a nosotros %dijo un joven de cara cuadrada y rubicunda que de mala gana solt que su apellido era Brough y trabajaba en las minas%. 1uestro dinero es tan bueno como el de cualquiera. )a *nica otra persona en la mesa era una se$ora mayor que guardaba silencio, como si temiera que estar en la misma mesa con hombres la fuera a deshonrar. %1o tan bueno como el de 9allbridge %dijo Stimpson%. s su hija la que se casa. %9allbridge/ %dijo Brough%. jal- fuera yo el que se casa con su hija. %1o es su hija, se$ores %dijo el camarero, poniendo por fin las fuentes sobre la mesa%. s la hermana de su yerno. Cate consigui captar su atencin antes que se alejara y pidi dos botellas de vino. )e result agradable poder permitirse tanta generosidad. )os dos caballeros le aceptaron encantados una copa, pero la dama silenciosa declin, negando con la cabe!a. 4ero le gustaba la comida, como a #l. %"sí que van a tener un desayuno de bodas ma$ana %coment, para que continuara la conversacin. %"sí es, se$or %dijo Stimpson%. 9allbridge tiene una hermosa casa en :oundgate, pero es un hombre muy reservado este 9allbridge. Slo invita a su casa a unos pocos muy e
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Cuando se alejaba, Cate movi la cabe!a. %s un pretendiente sin suerte/ %)o dudo %dijo Stimpson%. s m-s bien uno que no soporta ver subir a alguien en el mundo mientras #l sigue clavado en su puesto. %5 clavado por su naturale!a desagradable %a$adi Cate, llen-ndole la copa. "sí que 4rudence había triunfado. 4or la ma$ana se casaría con un e
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%Sí, se$or %contest una mujer%. )a novia viene de la casa del se$or 9allbridge. videntemente eso le daba cach# al acontecimiento. %)a novia es su hija/ %1o, se$or. s hermana de su yerno. %5 el novio/ %l se$or 0raydale. ?ue su imaginacin o la mujer dijo eso en un tono raro/ %Joven/ %1o, se$or, pasa de los cuarenta y ha enterrado a dos esposas. %4obre hombre. )as mujeres lo miraron de forma rara y, sí, tal ve! en las miradas había compasin por las esposas. 4ero había advertido algo m-s en ellas. 9enían dudas respecto al se$or 0raydale, caballero, que había prosperado por sus propios esfuer!os/ Sí que era bastante mayor de lo que habría esperado #l. %8u# tipo de hombre es este 0raydale/ %+n caballero, se$or. Su hermano es sir Hilliam 0raydale, de 0raydale 2anor. "sí que por la vicisitud de la muerte 4rudence podría incluso ser lady 0raydale alg*n día. 4ero las dudas lo inquietaban. ECate, esta mujer no es tonta. :abr- tomado su decisin con los ojos bien abiertos. "un en el caso de que este 0raydale no sea un marido ideal, ella tendr- todas las cosas que deseaba, y su vida ser- muy preferible a apretarse el cinturn en la casa de Hhite Aose 5ard.F 0e la calle entr un coche tintineante en direccin a la puerta de la iglesia, los dos caballos adornados con campanillas, cintas y flores. Cuando se detuvo, baj un lacayo de la parte de atr-s a abrir la porte!uela, y acto seguido, un distinguido caballero mayor que se gir a ayudar a bajar a alguien. )a novia. Cate pesta$e y necesit un momento para ajustar su imagen de :era. l vestido era magnífico, elegantísimo, holgado y sin cinturn, en color amarillo ran*nculo y adornado con flores de primavera bordadas. )levaba el pelo claro recogido sobre la cabe!a, bajo un frívolo y bonito sombrero de paja tambi#n adornado con flores. :abía engordado un poco, y slo una pa$oleta casi transparente le cubría las elevaciones de sus generosos pechos por encima del escotado peto bordado. Su perfil seguía siendo e
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0ecían que todas las novias los sienten, pero #l dese correr a cogerla por los hombros y preguntarle7 Est-s segura de que deseas esto/F 5 si decía que no/ 4ero por qu# iba a decir eso/ 1o estaban en la dad 2edia. n todo caso, cmo sería este 0raydale/ l hombre que había enterrado a dos esposas. so podía ocurrirle a cualquier hombre. 1o significaba nada. 0e todos modos, tenía que actuar. l novio estaría esperando junto al altar. Aetrocedi y ech a caminar por el lado de la iglesia buscando otra puerta. )a había, y estaba abierta. 4or ella entr en la nave lateral, que estaba separada de la principal por una hilera de columnas anchas y antiguas. n los bancos de la nave central había unas treinta personas, todas elegantemente vestidas. 9odos los personajes ilustres de 0arlington. tra se$al de lo bien que le había ido a :era. 4ero por su cara parecía que la llevaban a la horca. 4or esa nave lateral camin en direccin al altar en busca de un lugar desde el que pudiera ver al novio. )o primero que vio de #l fue la espalda; un hombre corpulento de moderada altura, ataviado con un elegante traje de terciopelo marrn. l traje estaba confeccionado a la *ltima moda y su osada postura concordaba con #l. 0eclaraba a todo el mundo que era un hombre prspero, seguro de su lugar y de su poder. "van! otro poco y entonces vio el brillo de galones color bronce en la delantera, y tambi#n su perfil. 9enía la cara gorda y fuerte, la nari! grande y unos labios algo gruesos. 1ada malo en eso. Se veía en buena forma, prspero e imponente. n el banco m-s cercano estaban sentados cuatro ni$os muy quietos, de edades comprendidas entre los doce y los dos a$os m-s o menos; al peque$o lo tenía en bra!os una criada. "sí que 0raydale había andado buscando una madre para sus hijos. 1ada malo en eso tampoco. Su acompa$ante, el padrino, se parecía en algo a #l, aunque de aspecto m-s blando y tal ve! m-s d#bil. 4robablemente era sir Hilliam 0raydale, armado caballero o baronet, ese que vivía cmodamente en una casa solariega. 0e pronto sir Hilliam le dio un coda!o a 0raydale, musitando7 %8u# suerte tienes, :arry. 1ada malo en eso tampoco, porque 4rudence 5oulgrave acababa de entrar en la nave cogida del bra!o de un joven que debía ser su hermano. :abía un parecido entre ellos, aunque "aron 5oulgrave tenía el pelo casta$o. n #l, los rasgos cl-sicos eran indudablemente bellos. 'olvi a mirar al novio, y capt una inquietante sonrisa; no era de amor, ni siquiera de admiracin, se acercaba m-s a una sonrisa lasciva. @ncluso parecía estar salivando, como
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un perro al ver un tro!o de carne que ha quedado descuidada. E1o, Cate.F 4ero los ojos de la novia miraban firmemente hacia el suelo. 4udor de doncella. miedo. "ntes dependía totalmente de la miserable asignacin que le daba su hermano. "caso ahora estaba dominada por #l debido a su pobre!a/ Se beneficiaría #l del matrimonio/ 3l o su suegro, 9allbridge, nacido en una granja pero encumbrado y poderoso/ 1o era desconocido ese tr-fico de esclavas, en que una familia convencía u obligaba a la mujer a casarse para su propio provecho y beneficio. "l venir a 0arlington :era se había metido en la madriguera de un len/ 1o, ElenF sería demasiado noble. :abía caído en un re$idero de perros/ Cuando ella casi había llegado al altar, 0raydale le hi!o una venía a su hermano tal ve! incluyendo tambi#n a 9allbridge, que estaba cerca. 4ara #l la venia fue el grito7 E=racias, se$ores. 1egocio hechoF. Comen! la ceremonia. Cate supuso que era la misma de hacía un siglo, pero había asistido a pocas bodas. "parte de unas sencillas en el ej#rcito, slo recordaba la de su hermana "rabella y la de Aoe, y en las dos #l era un adolescente aburrido. %... si alg*n hombre sabe... "h. Se le aceler el cora!n, tal como se le aceleraba en la batalla cuando veía una oportunidad de atacar, una oportunidad que no estaba en las rdenes recibidas. E1o, no.F 4ero debía hacer algo para parar esa farsa. staba observando a :era, tratando de resistir el impulso de correr hacia ella, cuando ella mir hacia el altar con los ojos suplicantes. %... de alg*n impedimento... ra lo correcto. 1unca había podido negar ese conocimiento. "van! hasta quedar a la vista del grupo reunido cerca del altar. %... o calle para siempre. %Sí %dijo, y casi se ech a reír por usar la palabra de las promesas del matrimono. 3l p-rroco lo mir sorprendido. %8u# ha dicho, se$or/ %8ui#n diablos es usted/ %pregunt 0raydale, con las mejillas ya rojas de furia. %Catesby Burgoyne, se$or. %)e hi!o una venia, ya tranquilo, pues había llegado el momento de la verdad. irnico a$adi%7 1o totalmente a su servicio.
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%Bueno, &fuera de aquí( 1o tiene nada que hacer aquí. %Se$or 0raydale, se$or 0raydale %dijo el p-rroco, tranquili!ador%, el caballero ha puesto una objecin y debe ser oído. Cu-l es la causa de su inquietud, se$or/ stoy seguro de que se resolver-. Cate mir a la novia. "ntes estaba blanca como un papel, pero en ese momento tenía color en las mejillas, y sus ojos habían cobrado vida por alguna emocin. 3l dese saber si la emocin sería esperan!a o furia. 2ir-ndola dijo7 %4ido disculpas por la molestia, reverendo, pero debo recordarle a la dama que ya est- comprometida conmigo.
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Capítulo 10 S e elevaron e
" 4rudence se le encendieron las mejillas. %Se$orita 5oulgrave %dijo el p-rroco%, es cierto eso/ lla abri la boca y la cerr. 5 otra ve!. 2aldita sea, es que lo había interpretado todo mal/ ESlo tienes que negarlo %le dijo con el pensamiento%. 1i#galo, por favor, y yo no estar# metido en un tremendo lío.F ntonces ella recuper la vo!7 %Sí %dijo, y luego lo repiti claramente%. Sí, es cierto. 'olaron murmullos por la iglesia. %8u#/ %rugi 0raydale%. &9e comprometiste conmigo( 9e EentregasteF a mí. so triunfa sobre cualquier promesa modosa hecha en el pasado. lla lo mir boquiabierta y luego e
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%0e verdad, 4rudence %dijo la mujer con vo! estridente%. Cmo has podido arrojar esta vergGen!a sobre nuestra familia/ sa mujer con cara de pudín tenía que ser la cu$ada. 5, adem-s, era despiadada. %0esde luego, 4rudence %dijo su marido, el hermano%. sto es algo terrible. %)o es, sin duda %dijo Cate, deseando darle una pali!a tambi#n. 4ero los invitados a la boda estaban mirando y escuchando con mucho inter#s, y 4rudence 5oulgrave acabaría deshonrada despu#s de todo. %s probable que 4rudence creyera que yo había muerto en la guerra %dijo, yendo a arrodillarse ante ella%. 2i amor, lamento no haber vuelto antes. lla lo mir, con los ojos muy agrandados, conmocionada, y asustada igual que aquella noche en que se conocieron. Se dej coger la mano fría, pero un observador atento habría tenido dificultades para ver en su cara una e
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lla se gir a mirar a su hermano, con el mentn levantado y firme. %2adre lo sabía y lo consinti, "aron. %8u#/ %e
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%+sted debe de ser el se$or 9allbridge %le dijo%. 0ebo considerarlo responsable en parte de esta situacin. %&Cmo se atreve( %Calla, Susan %dijo el se$or 9allbridge, y mir a Cate a los ojos, serio%. 0eseaba hacer lo mejor por la hermana de mi yerno, se$or Burgoyne. 5 sigo dese-ndolo. :a reconocido que era deficiente como pretendiente. "hora est- en mejor situacin/ Cate sinti un tremendo deseo de declarar que ahora era el conde de 2al!ard, pero no se lo creerían. "un en el caso de que supieran que el conde de 2al!ard había muerto recientemente y lo había sucedido su bribn hermano menor, por qu# creer que el hombre que tenían delante, vestido con ropa vieja y esas desgastadas botas de montar era ese hermano/ Si declaraba eso, 9allbridge lo aprovecharía como prete
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%Ser- mejor que te la lleves, "aron. 9iene que haber una salida por atr-s. %4ero, se$or, y mi hermana/ 0espu#s de este espect-culo debe casarse con este hombre, pero lo cierto es que no sabemos nada de #l. 9al ve! el joven tenía sentimientos decentes despu#s de todo. %Si me lo permites, yo me encargar# de esto. @nvestigar# sus credenciales y te informar# despu#s. &Susan( %dijo en tono cortante, y ante eso su hija gir hacia #l su cara enrojecida por el llanto%. 4iensa en esto. 9e ser- m-s ventajoso presentar esta situacin al mundo como un romance, enamorados reunidos, etc#tera, que como un golpe a tus planes y a tu orgullo. %4ero el se$or 0raydale... %0raydale ha demostrado que es indigno. 9enemos la palabra de 4rudence de que lo que afirm es mentira, y su grosera brutalidad habla en su contra. "aron, me llevar# a tu hermana de vuelta a mi casa para que pase la noche, y lo dispondr# todo para su boda con Burgoyne ma$ana. 2a$ana/ Cate mir a 4rudence y vio la misma alarma en sus ojos. so no les dejaba tiempo para maniobrar. %Sí, se$or %dijo "aron, y se llev a su resentida esposa. 9allbridge le ofreci rap#, pero Cate declin, tratando de encontrar una manera de salir del pantano. 9allbridge se puso una pulgarada en la nari!, sabore el efecto y despu#s se son. %9iene alg*n parentesco con los Burgoyne de eynings, se$or/ :abía infravalorado el conocimiento de ese hombre acerca de los grandes asuntos/ %Sí. ntonces 9allbridge se limit a preguntarle7 %st- seguro, con su augusto linaje, de que desea aliarse de esta manera/ %spero que eso no d# a entender alguna falta en 4rudence, se$or. 9allbridge arque una ceja, pero dijo7 %1o, de ninguna manera, se$or, claro que no. 4ero no se puede hacer caso omiso de las e
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intencin de casarse con 4rudence 5oulgrave, así que por el bien de ella y el de #l, debía casarse. %Sí %dijo%. 4ero necesitaremos una licencia. %l obispo de 0urham est- a poco m-s de veinte millas de distancia, pero podemos hablar de eso una ve! que 4rudence est# al cuidado de mi prima. %Su prima/ %)a se$ora 4olloc6, que me lleva la casa. s una mujer de buen cora!n. Cate no quería a 4rudence bajo el techo de 9allbridge, porque este siempre antepondría sus propios intereses, pero no había ning*n otro lugar donde ella pudiera estar a salvo de 0raydale, que era el típico hombre que desearía vengarse de haber sido desenmascarado como un canalla. n la casa de su hermano no estaría tan segura, y adem-s estaría a merced de la vociferante cu$ada. 1o podía llevarla con #l a la posada. 'olvi a mirar a 4rudence, pero ella continuaba muy lejos. 9allbridge tenía ra!n. 0ebían ponerle al asunto el barni! m-s rom-ntico posible, pero, adem-s, todo tenía que ser irreprochable. " partir de ese momento no debía haber ni el m-s leve asomo de esc-ndalo. n un futuro no muy lejano, todo el mundo estaría ansioso por conocer los detalles de la vida de la inimaginable nueva condesa de 2al!ard. Su vida ya sería bastante difícil sin la necesidad de a$adir críticas ni deshonra.
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Capítulo 11 (T enemos que irnos.
4rudence levant la cabe!a y mir a Catesby Burgoyne, el hombre que había llegado nuevamente a rescatarla, pero tambi#n a armar ese alboroto y sangriento desastre. 9allbridge se había marchado; estaban solos. 3l la levant suavemente de la silla y mir ce$udo su dolorida mejilla. %so lo pagar- bien caro alg*n día %dijo. sas palabras de #l la devolvieron a la vida. 3l era alocado, precipitado, violento, pero se preocupaba por ella. %"br-!ame %dijo. 3l la abra!, envolvi#ndola en sus bra!os fuertes y c-lidos, igual que aquella ve!, cuando la afliccin de ella era menor. 1unca había olvidado eso. Se apoy en #l, descansando, encontrando consuelo en los olores de su ropa; no eran los olores que normalmente cautivan a una mujer Plana y cuero viejos, con tra!as de humo y de otras aventurasQ, pero eran los mismos que quedaron en sus recuerdos de aquella noche. n la casa de Hhite Aose 5ard. 0e la conversacin animada por el co$ac entre dos personas que no tenían nada en com*n, pero que se entendían muy bien. 3l era la *nica persona con la que había sentido ese la!o. se la!o le permiti pedirle un beso, un beso peligroso que había llevado al tierno e inolvidable abra!o. Como el de ese momento. 4ero este venía despu#s de un desastre. Se oblig a apartarse un poco para poder mirarlo. %8u# va a ocurrir ahora/ %9e acompa$ar# de vuelta a la casa de 9allbridge. 0esde la que había hecho el trayecto a la iglesia, como una prisionera conducida a la horca. %9iene rejas en todas las ventanas de la planta baja %dijo. %ntonces estar-s segura ahí. 'amos. 3l no entendi lo que ella quiso decir con ese comentario. sa noche, esa noche que pas insomne, había planeado huir, pero no vio manera de salir por la ventana de la primera
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planta, y las de abajo estaban cerradas por rejas ornamentales pero muy slidas. )e habían dicho que en las puertas de la calle y en las de atr-s había alarmas que sonarían despertando a toda la casa si se abría la puerta, ya fuera por dentro o por fuera. ?uera esa la intencin o no, la habían dejado tan prisionera y segura como a cualquier persona en una c-rcel. 5 ahora tenía que volver ahí, y seguía sin conocer su destino. :abían hablado de boda, pero eso era una estratagema. Cate Burgoyne no deseaba casarse con ella, y ella no deseaba casarse con #l. 1o. 3l era un desconocido, y adem-s un desconocido alocado, violento e irresponsable. 4ero qu# iba a ser de ella/ )a acusacin de 0raydale la había deshonrado, y "aron se lavaría las manos... 'io que todavía llevaba el anillo de diamantes de 0raydale en el dedo medio. Se lo quit, con el deseo de arrojarlo lejos, pero lo meti en un bolsillo. Conducida por Cate Burgoyne sali de la sacristía por una puerta que daba a un cuarto peque$o en el que había otra puerta para salir al e
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0raydale dijo esa vile!a, marc-ndola como una puta. Sí que la había manoseado e intentado hacer m-s, pero ella nunca se lo permiti. 4ero por qu# alguien iba a creer en su castidad, sobre todo cuando su supuesto amado retornado la recha!ara/ 1adie de 0arlington la recibiría, y pronto se correría la vo! por toda la alta burguesía del norte. Si "aron le permitía continuar bajo su techo, sería como la parienta pobre deshonrada que no podría salir ni de la casa. 9al ve! llevar una escuela de ni$as en Hhite Aose 5ard sería su *nica esperan!a. 2ovi levemente la mano para tocarse la liga, en la que llevaba sujeto un cuchillo; era el cuchillo con que amena! a Cate no hacía mucho tiempo. )e había hecho una funda para poder llevarlo en su boda. Se lo imagin principalmente como un símbolo, pero tambi#n representaba su *ltimo recurso. :abía temido la noche de bodas, y su instinto la había hecho temer tambi#n el día. :abía averiguado todo lo que pudo acerca de la segunda esposa de 0raydale, la d#bil y enfermi!a, que no era d#bil ni enfermi!a cuando se cas con #l. Su plan era suicidarse si las cosas se le hacían demasiado repugnantes. 9al ve! esa era la manera de salir de la situacin en que se encontraba. %:emos llegado, querida mía. 4ues sí. l coche había llegado a la casa de 9allbridge, una hermosa mansin de tres pisos en :oundgate. 9allbridge baj el primero y entr en la casa. ntonces baj Cate y se gir a ofrecerle la mano para ayudarla a bajar. lla baj y vio que había un grupo de personas en la calle, mirando y susurrando. Slo estaban asombradas o ya había llegado hasta allí la terrible historia/ 4uso la mano en la de #l. 3l se la bes, mir-ndola a los ojos y sonriendo. Como dos enamorados de una balada de trovadores, reunidos a pesar de haber perdido toda esperan!a. 4or el momento eso les ofrecía proteccin. )o obsequi con la sonrisa m-s ancha que pudo, entr en la casa a toda prisa y slo pudo respirar cuando se cerr la puerta. "l instante la abra! la se$ora 4olloc6. %&+uy, pobrecilla( 8u# escena tan terrible, tan violenta. %"hora puede ponerse en marcha hacia 0urham, Burgoyne. 5o puedo dejarle un caballo. %0urham/ %pregunt 4rudence, solt-ndose del abra!o. 3l la iba a abandonar tan pronto/ %'oy a ver al obispo, por la licencia %le e
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%)icencia/ %2ir a los dos hombres%. 1o podemos casarnos. %4or el contrario, deb#is %dijo 9allbridge. %stoy deseoso de tenerte bajo mi proteccin %dijo Cate. %4ero... 3l volvi a besarle la mano. %Confía en mí. 9odo ir- bien. 9engo un caballo, se$or %dijo a 9allbridge%. sten la 9albot. 0onde la estaría esperando el desayuno de bodas. 8u# pasaría con eso/ 1o decía algo Sha6espeare acerca de los asados/ "h, en *amlet , pero esa alusin era que los asados preparados para el banquete del funeral los sirvieron despu#s como fiambre en el desayuno de bodas. 4odría ser a la inversa/ +y, no, allí, en circunstancias normales otra ve!, no lograba imaginarse cort-ndose el cuello o lo que sea que se hace con un cuchillo peque$o para quitarse la vida. Cate la mir y frunci ligeramente el ce$o. %Si envío a alguien a buscar mi caballo, tendremos un poco m-s de tiempo para estar juntos, querida mía. 9enemos mucho que decirnos. 4ues sí que tenían mucho que decirse; ella no entendía nada. 9allbridge envi a un lacayo a la 9albot y despu#s les indic una sala de recibo. %s apetece que ordene que os lleven refrigerios/ 4rudence deseaba beber co$ac, pero no podía pedir eso, así que declin el ofrecimiento. ntonces se encontr sola con Cate, sinti#ndose algo mareada. ?ue a sentarse en el sof- porque le flaqueaban las piernas. 3l se sent a su lado. %:abrías preferido que continuara la ceremonia de bodas/ lla lo mir sorprendida. %Con 0raydale/ &Jam-s( %4or qu#, entonces, te compromestiste con #l/ lla oy la duda en la pregunta. %2inti. 1o nos anticipamos a la boda. %4or qu#, entonces, continuaste con el compromiso/ %:ablas como un inquisidor. &4orque no vi otra opcin( 1o entonces, al menos. "ntes sí, pero es f-cil ver el final del camino cuando ponemos los pies en #l/ %1o, no es nada f-cil %concedi #l%. 4ero tiene que haber habido otros pretendientes. %1inguno.
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%2e cuesta creer eso. lla mir furiosa sus ojos serenos. %0ebo agradecer la lisonja u ofenderme por la insinuacin de que miento/ 1ing*n otro hombre me propuso matrimonio. )a *nica otra opcin era volver a la pobre!a. 0ebería haber elegido eso. %9an cruel habría sido tu hermano/ lla e
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0e pronto, en medio de sus grandes problemas, ella sinti incomodidad por revelar su edad. %1ací el día veintis#is de septiembre de mil setecientos treinta y nueve. 2i padre se llamaba "aron 5oulgrave y mi madre Joan Hright. %s justo que yo te d# la misma informacin. 1ací el día cuatro de febrero de mil setecientos treinta y nueve. 2i padre se llamaba Sebastian Burgoyne y mi madre ?lavia Catesby. )os nombres ya hablaban de mundos diferentes. 3l debería casarse con una ?lavia, una )ydia, una "ugusta, no con una 4rudence. %star-s segura aquí/ %pregunt #l. %:ay rejas en todas las ventanas %le record ella. %4ero el peligro podría entrar por la puerta. 0udo que tu desilusionado novio est# en condiciones de hacer un asalto, pero podría encargar a otros que intenten vengarlo. ntonces ella vio la cara de 0raydale justo antes de que la golpeara, morada de rabia, llena de furia en sus ojos. )e falt aire y vio entrar oscuridad por las comisuras de los suyos. Sinti el bra!o de #l sujet-ndola. %&4rudence( )a levant en bra!os y sali de la sala pidiendo a gritos que le dijeran adnde debía llevarla. %0e verdad, no es necesario %logr protestar ella. 4ero la se$ora 4olloc6, muy agitada, se lo e
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puesto el sombrero. Busc las horquillas que lo sujetaban, las sac y arroj el sombrero con fuer!a hacia la pared, golpe-ndola. Se cayeron las flores. 8ue desastre, que desastre, que desastre. Si Cate Burgoyne tenía la oportunidad de escapar para no volver jam-s, lo comprendería. 4ero claro, qu# sería de ella, entonces/ 'olvi la se$ora 4olloc6, acompa$ada por una criada mayor. %&"h, su sombrero( 1o se preocupe, querida, no llore. staba llorando/ %1o tardaremos en ponerla cmoda y podr- descansar. 8u# día, qu# día, y es reci#n pasado el mediodía.
Cate baj y pidi hablar con el se$or 9allbridge otra ve! en la sala de recibo. Cuando este entr, #l cerr la puerta. %1o permitir- que 0raydale entre en esta casa mientras yo est# ausente. %2e desagrada su tono, se$or, pero estoy seguro de que #l no est- en condiciones de hacer visitas. %9ambi#n est- su hija. 1o quiero que sermonee a 4rudence. %8uiere que le prohíba a mi hija venir a casa/ ?rancamente, se$or... 4ero si insiste, no vendr- aquí hoy. Cate tuvo que suavi!ar los modales porque, por desgracia, acababa de caer en la cuenta de que tenía que pedirle un favor. %)e estoy muy agradecido, se$or, y lamento las molestias. 1aturalmente, deseo comodidad para mi novia. %Claro, claro, por supuesto. s totalmente comprensible. 1o tenía otra opcin. %st- el asunto del transporte. 9allbridge arque una ceja y a Cate le pareci ver en sus labios una insinuacin de sonrisa satisfecha; tal ve! era un talento natural del comerciante saber cuando alguien necesita algo. %9ransporte/ %'oy a necesitar un coche para llevar a 4rudence con su equipaje a mi casa. 1o estoy escaso de fondos, pero sí de dinero en efectivo en estos momentos. @nici# mi viaje ayer sin pensar que se presentarían estas complicaciones. %@r- lejos/ ra una pregunta lgica, y #l tenía preparada una media verdad.
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%:e pensado llevar a mi esposa a la casa de mi familia primero. %" eynings/ +na casa famosa por su belle!a. " 4rudence le va a encantar, no me cabe duda. 4ermítame que le preste mi coche de viaje y a mis criados, Burgoyne. Ser- un honor. "h, sí, 9allbridge estaba decididamente deseoso de emparentar con un conde. 4ero #l había esperado dinero. Si usaba el coche de 9allbridge, el cochero y el mo!o se enterarían de la verdad cuando llegaran a eynings. 4ues sea. )a verdad no se podía ocultar mucho tiempo. 4ero, c-spita, no se lo había dicho a su novia. Cmo reaccionaría ella al saber que al casarse con #l se convertiría en condesa/ "lgunas lo considerarían un premio, pero #l sabía que ella no. Su repentina elevacin a conde le estaba resultando un infierno, y eso que estaba acostumbrado a ese mundo. 1o había ninguna necesidad de decírselo todavía. 5a se le ocurriría una manera de hacerlo. )e agradeci a 9allbridge su generosidad y sali al lugar donde le esperaba akapple. 2ont, haciendo un repaso de todo por si había algo que necesitara su atencin inmediata. 0ebería enviar un mensaje a eynings para preparar a todo el mundo, pero no lo haría. "sí nadie tendría tiempo de venir a toda prisa a poner objeciones a la boda. 0os veces en dos días sería francamente e
4rudence dej que entre la se$ora 4olloc6 y la criada le quitaran el magnífico vestido de novia y el cors# cubierto con seda bordada, pero en ese momento se acord. )es apart las manos e insisti en meterse detr-s del biombo para quitarse la enagua. +na ve! ahí, se levant la camisola y solt la liga con la que había amarrado el cuchillo dentro de una funda hecha especialmente. :abía llevado el cuchillo con un propsito morboso, pero tambi#n para que le infundiera valor, tal como se había puesto el alfiler de plata de Cate Burgoyne en el peto con flores bordadas, donde pr-cticamente no se veía. 'alor para qu#/ Aeconoci la verdad. "un cuando fue a la iglesia totalmente aterrada, una parte de ella deseaba tener valor para atenerse a su finalidad, casarse bien, y aceptar a :enry 0raydale a cambio.
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Ser valeroso era siempre una estupide!/ EBienaventurados los mansosF, decía el vangelio. E4resentad la otra mejilla.F %"quí tiene su camisn, se$orita. )a criada le pas por encima del biombo la fina prenda de linn y encaje, el camisn que Susan había insistido en que se pusiera para la noche de bodas. %4or favor, p-seme uno de los míos normales. 4or falta de un escondite mejor, meti el cuchillo con su funda detr-s del lavabo y se quit el resto de la ropa. Se puso su camisn sencillo, sali de detr-s del biombo y se dej atender por las mujeres, que la acomodaron en la cama. ntonces bebi un líquido amargo que le dio la se$ora 4olloc6. Cuando ella mascull E4referiría co$acF, la se$ora musit EtutututF y le susurr a la criada que los terribles incidentes le habían enredado la cabe!a a la pobre se$orita 5oulgrave. 9erribles. Sí, terribles. Cerraron las cortinas de la ventana y por fin la dejaron sola, sola con los recuerdos. Aecord la ma$ana, cuando se prepar para la boda, en esa misma habitacin, enferma de nervios y dudas, pero escuchando hasta cierto punto la conversacin entre Susan y la se$ora 4olloc6, que hablaban muy alegremente de las dichas conyugales, de los placeres de ser la se$ora de una casa propia, y de hijos. Susan le prest su broche, recitando7 E"lgo viejo, algo nuevo, algo prestado, algo a!ul. 5 una moneda de seis peniques de plata en el !apatoF. l broche con una muy trabajada flor le quedaba bien en el adornado peto. lla asegur que el alfiler de plata había sido de su padre y, por lo tanto, era lo viejo. )o nuevo era casi todo lo que llevaba puesto, y para lo a!ul se meti en el bolsillo todo el largo de la cinta a!ul. ra la cinta que dese tener ese primer día en 0arlington. Su sombrero estaba demasiado viejo para adornarlo, pero de todos modos la compr. )a moneda de seis peniques era lo que le qued de los dos chelines que le diera Cate Burgoyne. l cuchillo, el alfiler, la moneda. "caso ella lo había llamado con alg*n antiguo hechi!o/ )a bebida somnífera con !umo de adormidera estaba actuando en su imaginacin, haciendo brillar a Cate con santo fervor mientras el recuerdo de :enry 0raydale se quemaba ardiendo en una lu! oscura y diablica. 4ero cuando Cate le cogi las manos en la iglesia tenía sangre en los nudillos y detr-s de #l en el suelo estaba :enry 0raydale ensangrentado por la pali!a. 8ui#n era el demonio, entonces/ Se acurruc bien bajo las mantas, rogando que de alguna manera todo resultara haber
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sido un mal sue$o. 8ue ella pudiera empe!ar de nuevo otra ve!, pero de diferente manera.
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Capítulo 12 E mpe!aba a oscurecer cuando Cate lleg de vuelta a 0arlington; y volvía sin haber
encontrado solucin al problema. 0urante el tiempo que le llevaron los largos trayectos de ida y vuelta y las horas que pas esperando en el palacio del obispo no había hecho otra cosa que pensar, pero finalmente no veía otra opcin que la de casarse con 4rudence 5oulgrave. :abía considerado las reacciones ante ese matrimonio por parte de sus familiares y otras personas, pero finalmente las dej de lado; no había nada que hacer al respecto. 4ero todo resultaría mejor si todos creían en la ficcin de los enamorados tanto tiempo separados. "sí parecería un matrimonio por amor reali!ado despu#s de a$os de espera, y no un catico lío. :abía inventado una historia que daría resultado. 9res a$os atr-s, durante un permiso, había venido al norte, y entonces se conocieron. n realidad había tenido poco tiempo para dedicarse al galanteo en 1orthallerton, pero seguro que nadie recordaría eso. 9endrían que haberse escrito cartas, pero las podría escribir ahora si era necesario. )gicamente, algunas se habrían perdido, de ahí que 4rudence creyera que #l había muerto. so ocurre, se pierden cartas, especialmente en tiempos de guerra, como ocurri con la carta de Aoe inform-ndolo de la muerte de su hijo. +na carta a un soldado puede viajar meses busc-ndolo y finalmente perderse de muchas formas. 1o se le había ocurrido nada que e
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una amante lujuriosa, y tener una por esposa sería un premio inesperado. 4ero a ella podría llevarle tiempo acostumbrarse, al haberse casado de prisa con un desconocido. " no ser que 0raydale ya la hubiera acostumbrado. Se había roto la cabe!a pensando en eso una y otra ve! a lo largo del día. :abía intentado borrar de su mente la acusacin de 0raydale, pero sin conseguirlo del todo. 4odía un hombre ser tan vil como para arrojarle una mentira como esa a una mujer ante el altar/ 4osiblemente sí, pero #l no podía estar seguro del todo. )as parejas comprometidas a veces se adelantan a la boda. 0raydale podría haber persuadido a 4rudence con su insistencia o incluso podría haberla for!ado. 1o sería de e
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vaci la botella de clarete. 4ues bien, no tenía otra opcin. 0ebía decírselo y que ella decidiera. Se levant, sali del comedor, fue a pedir una antorcha para iluminarse el camino, y sali en direccin a la casa de 9allbridge. 5a iba a medio camino cuando record que 0raydale podría desear hacerle da$o. )a peste se los lleve a todos. 8ue el destino siga su curso. )leg a la casa sin ning*n incidente, pero vio que no había ninguna lu! encendida. so le ofrecía un prete
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despu#s empuj la puerta y entr en el patio. 1ot que eran losas lo que pisaba, y m-s all- había plantas; tal ve! era una huerta. ncontr el camino y lleg a la pared lateral; slo tenía algo m-s de dos yardas de altura. 1o tard en encaramarse y dejarse caer al otro lado, con cuidado eso sí, por si había alg*n obst-culo. Sonri. 'io la pared lateral del jardín de 9allbridge; era m-s alta pero no tenía vidrios rotos arriba. 2ejor a*n; e
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=o!ando con lo ridículo de ese juego mudo, #l hinc una rodilla en el suelo y junt las manos, suplicante.
4rudence lo miraba sorprendida. 8u# quería ahora ese loco/ 4or qu# estaba ahí a esas horas/ &ran las die! de la noche( staría borracho/ ntonces lo record. 3l le había dicho que debían intentar encontrar una manera para escapar del matrimonio. )e subi a la garganta una sensacin de n-useas. 9al ve! era por efecto del somnífero, pero esa tarde había despertado aletargada, atormentada por un sordo dolor de cabe!a y sinti#ndose desgraciada. :abía comido y cenado en el dormitorio, pues el peso de su situacin se le hacía m-s y m-s opresivo. stab stabaa enred enredad adaa en un esc-n esc-nda dalo lo;; si no se casab casabaa al día día sigui siguien ente te sería sería un unaa muje mujerr deshonrada para el resto de su vida. 4eor a*n, tal ve! se había granjeado un poderoso enemigo. Conocía a :enry 0raydale lo suficiente para saber que #l consideraría necesario vengarse. :abía oído historias sobre las cosas que les hacía a las personas que lo ofendían o fastidiaban en los asuntos de negocios, y ese fue uno de los motivos de que comen!ara a dudar de la conveniencia de casarse con #l. Si Cate Cate Bu Burg rgoy oyne ne la aban abando dona naba ba,, qui qui#n #n la prot proteg eger ería ía// "a "aro ronn no no,, segu seguro ro.. 9allbridge/ 4or qu# se iba a tomar la molestia/ 5 ahí estaba Cate Burgoyne, alegremente dispuesto a e
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ntonces sonri. lla puso la palmatoria en el alf#i!ar de la ventana, lidi con el mecanismo para abrirla y consigui subirla. 2enos mal que la casa estaba bien llevada, porque no hi!o ni un solo ruido. 3l se acerc a la ventana y qued con la cara algo m-s abajo que la de ella, lo cual lo hacía m-s raro todo. %" qu# has venido/ %pregunt, apenas en un susurro, con el oído atento por si sentía alg*n ruido en la casa. %1o te apures %dijo #l, en vo! baja, pero per o no tan baja como para tranquili!arla%. Si Si nos pillan, una cita a la lu! de la luna est- en conformidad con un romance digno de trovadores. %5 por eso me has sacado de la cama/ st-s s t-s loco. %1o. 1ecesitamos hablar, lo recuerdas/ "h, pues sí que lo recordaba. 9rag saliva y consigui decir7 %Sobre la manera de escapar del matrimonio. %Sigues deseando escapar/ lla intent hacer un mal gesto, que sin duda distorsionaría la parpadeante lu! de la vela. %5 t*/ %stamos jugando jug ando a las adivinan!as/ 4rudence, estoy dispuesto a casarme contigo si t* quieres. 4ero no sabes mucho de mí. ES# lo bastante para estar segura de que te prefiero a ti que a las alternativasF, pens, pero claro, tenía que hacer preguntas. preg untas. %0e veras puedes mantener a una esposa/ %Sí. %9endremos un hogar decente/ %Sí. " ella le pareci que vacil antes de decir el sí. %res jugador/ )o vas a perder todo y me dejar-s en un lugar como Hhite Aose 5ard, y tal ve! con hijos/ %4or mi honor, no. 9ampoco soy un borracho, aunque sí me gusta beber, como sabes. %" mí tambi#n %dijo ella, melanclica, porque un traguito de co$ac sería n#ctar en ese momento. %8u# fant-stico, entonces, que te haya traído un regalo. re galo. )a lu! de la luna hi!o brillar brillar algo de metal y cristal. cristal. ra una botella botella peque$a y plana rodeada por una malla de hilos de plata, demasiado grande para ser un frasco de perfume,
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pero no m-s grande que la palma de su s u mano. %s muy bonita %dijo%, pero qu# contiene/ %nimo espiritoso. %=in/ %2e he elevado en el mundo, no lo olvides. 0evolucin de tu regalo de co$ac. l tapn se desenrosca y sirve de vasito. 0esconcertada y deslumbrada por ese momento de libertad, 4rudence desenrosc el tapn, lo llen, bebi un sorbo y lo sabore. ntonces le pareci que el co$ac se volvía vapor y se esparcía por su cabe!a. %s e
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%0e verdad/ %0e verdad. lla se apoy en los barrotes. %h, gracias a 0ios. =racias, Cate. 9enía mucho miedo de que no lo desearas. Sentía terror terror de las consecuencias. consecuencias. 0e la pobre!a, pero peor que eso, de que me arrojaran arrojaran a la calle, conocida por todos como una mujer caída. caída. 0e 0raydale. 0raydale. S# que es debilidad, debilidad, pero me aterra. 3l le cubri la mano con la que tenía cogido el barrote. %"hora eres mía, 4rudence, y puedo protegerte p rotegerte de todos tus demonios. %0raydale es poderoso poder oso y despiadado. desp iadado. Se venga de los que lo ofenden o contrarían, y nadie lo ha contrariado m-s que nosotros. %1o le tengo miedo a 0raydale %dijo #l tranquilamente%, y t* no tienes por qu# temerlo. 0ebes creerme, 4rudence. 0ame tu mano. 9engo un anillo para ti. +n anillo es se$al de alian!a y proteccin. lla se tens, recordando cuando 0raydale le puso el anillo de compromiso con un diamante en el dedo. )a piedra era grande, pero simboli!aba posesin, no proteccin, y ella lo comprendi. jal- hubiera prestado atencin a esos sentimientos, pero claro, ya era demasiado tarde. lla le había dado aliento; muchas personas habían observado el galanteo. Si lo hubiera recha!ado en ese momento #l se habría convertido en su enemigo. 1otaba algo raro en la conversacin con Cate; percibía que #l dejaba cosas y dudas sin decir. 4ero estaba dispuesto, estaba dispuesto. 4as la mano por entre dos barrotes; #l se la cogi y le bes la palma. se simple acto le produjo una sensacin tan intensa que se estremeci. %9raje poco dinero para este viaje, así que no pude comprarte el anillo que te mereces, pero en 0urham encontr# este, si te queda bien. )e puso el anillo en el dedo, y lo que sinti ella fue muy diferente de lo que sinti cuando :enry 0raydale le puso el suyo. @ncertidumbre sí, pero esperan!a tambi#n. l delicado anillo le quedaba bastante grande, pero lo encontr entra$able. ra de plata y llevaba engastada una piedra peque$a, tal ve! un granate. +n anillo muy sencillo, pero sinti la seguridad de que siempre sería ser ía precioso para ella. %=racias. s precioso. %4ronto te dar# algo mejor. Cu-l es tu piedra favorita/ %2e gusta esta. %9opacio tal ve!. esmeralda. lla neg con la cabe!a, mir-ndolo. %1o hay ninguna necesidad de derrochar. derrochar .
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%5a me est-s rega$ando/ %brome #l%. )a alian!a matrimonial es igualmente poca cosa. star-s dispuesta disp uesta a cambiarlo por uno mejor/ Cono!co a mujeres que creen que el anillo con que se casan es sagrado. %5o estar# contenta con #l. :abr- mejores cosas en que gastar tu dinero. %1o repitas eso. )e pedir# un pr#stamo a 9allbridge para par a comprarte algo mejor. "l instante ella se puso seria. %1o. 1o le pidas nada a 9allbridge. 9e cobrar- cara la deuda. %Juiciosa mujer, pero ya he aceptado usar su s u coche de viaje y sus caballos para que nos lleve a casa ma$ana. lla habría preferido cortar por lo sano la relacin con 9allbridge, pero la palabra EcasaF le evapor todas las preocupaciones. %0e veras tendr# una casa/ 2a$ana/ %Sí, y estar-s libre de miedos. 1uevamente ella percibi algo no dicho, algo que a #l le producía inquietud. %8u#/ 8u# pasa/ %pregunt. 3l hi!o un mal gesto. %Sabes que mi familia es aristocr-tica/ %)a familia Burgoyne/ Sí, supongo que sí. 5 la familia de tu madre, los Catesby. %Ser- un cambio para ti, y podría ser difícil. 3l temía que ella lo avergon!ara. %1o ser- muy e
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%"h. %1o lo encontraba muy apto para ese papel, pero si #l quería ocupar un esca$o en los Comunes, ella no se lo impediría%. 4ero yo podr# quedarme en casa, verdad/ %4odr-s, si de verdad lo deseas. ncontraba rara la conversacin, pero tal ve! se debía al co$ac y a la infusin con adormidera. %Si es una casa agradable no voy a desear alejarme. %0ese salir de la neblina, así que volvi a poner co$ac en el tapn%. 0eberíamos beber por nuestro futuro. Bebi un poco y le pas el tapn. 3l bebi. %4or nuestro fogoso futuro. %?ogoso/ %0udo que la tranquilidad est# en nuestras naturale!as. %4ero yo deseo tranquilidad, Cate. 0e verdad. %ntonces har# todo lo posible por d-rtela. %)e pas el tapn%. Bebe por la felicidad, 4rudence, sea cual sea la forma que tome. %4or la felicidad %dijo ella y apur la copita. %0etesto estos barrotes que nos separan. s como si estuvieras en una celda de la c-rcel. 4ero slo por esta noche. 2a$ana estar-s libre. %+na mujer nunca est- libre. %5o no te gobernar#. %Sí que me gobernar-s %dijo ella enroscando el tapn%. 9ienes una naturale!a muy autoritaria. %0ebe de ser el oficial que hay en mí. %Se acerc m-s a la reja%. bed#ceme, entonces, y ac#rcate para besarte. lla lo mir un momento y entonces record el beso; fue dulce. 5 la pr
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los barrotes, enterr-ndoselos en el cuerpo. 3l le ro! un pecho, que slo estaba cubierto por una fina capa de lino. Se apart sobresaltada, y entonces pens si no lo habría ofendido. %1o fue mi intencin... 2e sobresaltaste. %spero sobresaltarte m-s %dijo #l sonriendo%, pero de todas las mejores maneras. :asta ma$ana, novia mía. :asta la noche de bodas, pens ella. Seguía cogida de un barrote y #l le bes los dedos que tenía ahí. %4rometo hacer todo lo posible por procurarte una vida dichosa y maravillosa, 4rudence 5oulgrave. lla alarg la mano y le acarici la cara. %5o prometo lo mismo, Catesby Burgoyne. %ntonces seremos dos enamorados dignos de la balada de un trovador %dijo #l%, y nadie prevalecer- contra nosotros. Continu donde estaba, mir-ndola hasta que ella cerr la ventana y desapareci. 1o se lo había dicho, pero cmo se lo iba a decir cuando era tan evidente que ella deseaba y necesitaba casarse/ Conocía su valentía; sería capa! de negarse a casarse si se consideraba indigna. 4ero naci y se cri en una casa solariega, o sea, que su familia no era tan humilde como había creído. so le allanaría el camino, y ya entendía algo del mundo en el que iba a entrar por el matrimonio. 5, sencillamente, deseaba casarse con ella. 0espu#s de ese juego amoroso entre los barrotes, deseaba muchísimo casarse con ella. Su mayor frustracin era que tendría que atenerse a su plan y no consumar el matrimonio inmediatamente, pero le debía eso a su primer hijo.
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Capítulo 13 ! rudence se sinti rara al tener que repetir los preparativos del día anterior. Comen!
por un ba$o e insisti en que la criada le deshiciera el peinado para lavarse el pelo. %4ero es tan bonito, se$orita %dijo Carrie%. )e durar- otro día. %1o me gusta %dijo ella. 9al ve! Carrie comprendi su repugnancia por todo lo que tuviera que ver con 0raydale, y comen! a quitarle las horquillas. %oh, est- tieso, se$orita. l peluquero debi ponerle algo para sujetarlo. 2uy cierto, llegada la noche a su marido le gustar- m-s su pelo suave y sedoso. 4rudence se rubori! toda entera, pero no por desagrado o malestar. sa noche había recordado muchas veces ese roce de la mano de Cate en su pecho y la sensacin que le produjo. 9oda la noche la habían atormentado deseos intensos. @magínate. &sta noche( ncontraba pecaminoso esperar esos placeres despu#s de que su tonta ambicin la hubiera llevado al desastre, pero los esperaba. 0espu#s del ba$o se sent junto al hogar con un peque$o fuego a peinarse con los dedos, girando la cabe!a hacia todos lados para que se le secara el pelo. ntr la se$ora 4olloc6, toda nerviosa. %l tiempo vuela, querida. oh, vamos, por qu# se ha lavado el pelo cuando slo se lo peinaron ayer/ %4orque deseo que hoy sea un día totalmente diferente. )a mujer sonri de oreja a oreja. %"h, sí, hoy se casa con su verdadero amor. l romance digno de trovadores, pens 4rudence. %Sí %dijo, sonriendo. 1o se pondría el vestido especial para la boda; ya le había dicho a la se$ora 4olloc6 que se lo llevara y se deshiciera de #l. :abía elegido su segundo mejor vestido, uno de seda verde jade dise$ado para llevarlo sin miri$aque y por lo tanto apropiado para viajar.
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Se puso una camisola limpia y un cors# sencillo, y se sent para que la criada la peinara. %Slo recgemelo con unas horquillas sobre la cabe!a, Carrie. 9enemos poco tiempo y llevar# el sombrero de aldeana. ste era de ala ancha y le ocultaría el moretn de la mejilla. 5a había intentado cubrírselo con maquillaje, pero encontr ridículo el efecto y, en todo caso, el mundo debía recordar lo que le hiciera 0raydale. )a enagua era de seda acolchada color marfil con bordados en verde haciendo juego con el vestido, y este llevaba bordadas flores color marfil haciendo juego con la enagua. l efecto era bonito, pero discreto. Cate lo encontraría demasiado sobrio/ 1o tenía ning*n otro apropiado. l corpi$o era ce$ido y cerrado por delante por diminutos la!os de cinta color marfil, así que no necesitaba peto. ra algo escotado, eso sí, así que se cubri las elevaciones de los pechos con una pa$oleta de seda. %se color le sienta bien %dijo la se$ora 4olloc6%, aunque es algo apagado. "quí tiene el broche de Susan, que le quedar- bien entre los pechos y le dar- m-s colorido. 4rudence lo cogi antes que se lo pusiera y se lo meti en el bolsillo i!quierdo. %"sí lo llevar# conmigo %dijo, tocando lo otro que tenía ahí7 el cuchillo. se día no lo llevaría sujeto con la liga, ni lo llevaría por miedo, sino slo porque era parte de Cate. n el otro bolsillo llevaba el alfiler de plata y la petaca a!ul con co$ac. 5 la moneda de seis peniques en el !apato. 9alismanes. l día anterior se le ocurri llevar el cuchillo y el alfiler como talismanes, por miedo. se día los necesitaba m-s a*n, porque tenía que hacer funcionar el matrimonio, por el hombre que tanto había hecho por ella. Se fij con horquillas el ancho sombrero de paja, que la se$ora 4olloc6 había adornado a toda prisa con cintas color marfil, y se puso los delicados !apatos de tacn, hechos de la misma seda verde jade del vestido. staban hechos para una pista de baile, pero sobrevivirían al trayecto del coche a la iglesia y de la iglesia al coche. 9odo lo dem-s estaba en su ba*l, que ya habían bajado para ponerlo en el maletero del coche. ra el momento de partir. Se cambi el anillo con el granate al dedo medio, en el que le quedaba mejor, y sonri al recordar. 4ero cuando baj la escalera y se cogi del bra!o de 9allbridge para salir hasta el coche, le vino la sensacin de que había pasado demasiado poco tiempo desde el día anterior. :enry 0raydale sentiría la necesidad de hacer algo, algo que demostrara lo que les ocurría a aquellos que lo contrariaban, y Cate había hecho algo m-s que contrariarlo.
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0esearía matarlo; lo sabía. Subi al coche recelosa, atenta a cualquier peligro, rogando que las lesiones que tenía 0raydale le impidieran actuar ese día. 1o se sentiría tranquila mientras no estuviera bien lejos de 0arlington, e incluso lejos, slo podría rogar que Cate tuviera ra!n al creer que podía defenderlos a los dos de la vengan!a de :enry 0raydale. )a ceremonia iba a celebrarse a las nueve y esperaba que esa hora tan temprana atrajera a menos gente a mirar. 4ero cuando llegaron a Saint Cuthbert, vio que se había reunido m-s gente a*n. 4or qu# no/ lla representaba un esc-ndalo entre las mejores familias de 0arlington y un romance digno de trovadores. 4ero no deseaba e
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%1ada de importancia %dijo 9allbridge%. 9engo hombres fuera que se encargar-n de eso. 3l había supuesto que habría un problema como ese/, pens 4rudence. jal- la hubiera advertido. 0espu#s de mirarla severo, 9allbridge entr en la iglesia, dej-ndola con su hermano. %2-s deshonra para nuestro apellido %dijo #l. lla endere! la espalda. %1o ha sido obra mía, "aron. %Si no deseabas a 0raydale no deberías haberlo aceptado. lla apret los dientes. %ntremos %dijo, cogi#ndose de su bra!o. Cuando estaban llegando a la puerta de la nave, #l dijo7 %?uiste muy descort#s al prohibir que Susan visitara su propia casa. %5o/ %Burgoyne lo prohibi, lo que equivale a lo mismo. 1os has causado muchos problemas, 4rudence, en especial a mí. lla se detuvo. %1ada de esto habría ocurrido si te hubieras portado con decencia, hermano. 1ada. 5o habría estado contenta con un lugar en tu casa como hermana. %1o entiendes mi situacin. 0eberías haber esperado. 5o habría encontrado una manera. 9al ve! #l creía eso, pens ella, y justo en ese momento alguien abri la puerta. %1o discutamos ahora, "aron. spero que en el futuro podamos encontrar m-s armonía. 4or los ojos de #l pas algo, algo del hermano peque$o al que ella quería y rega$aba para que hiciera sus deberes escolares. %st-s segura respecto a este hombre/ %pregunt%. +na ve! que est#s casada yo no podr# hacer nada para ayudarte. %:abrías podido ayudarme una ve! que yo hubiera estado casada con 0raydale/ % 'io que #l se rubori!aba y comprendi que no tenía sentido continuar por ese lado%. stoy segura, "aron. s un hombre bueno. 3l hi!o un mal gesto, pero reanud la marcha y entraron en la nave. Slo esperaban un pu$ado de personas cerca del altar7 el p-rroco, el sacrist-n, 9allbridge, Susan y Catesby Burgoyne. ra el m-s pobremente vestido de los presentes. 9al ve! le habría convenido ponerse su viejo vestido a!ul para no desentonar con #l. 4ero al avan!ar por el pasillo tuvo la
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Aesuelta a crear la mayor armonía posible, 4rudence se gir hacia el padre de Susan. %Se$or 9allbridge, le agrade!co su hospitalidad y su ayuda. :a sido muy generoso. 9allbridge inclin la cabe!a, de esa manera tranquila tan suya, pero en sus ojos brill un destello de algo, tal ve! incluso de aprobacin. %0nde vas a vivir/ %pregunt "aron%. 0ebería haberme informado de eso antes de permitir esto. 4rudence no quería revelar que no lo sabía. 4or una ve!, la naturale!a entrometida de Susan fue en su beneficio. %Sea donde sea %dijo%, la encontrar-s muchísimo menos cmoda que la casa del se$or 0raydale. %?rancamente eso lo dudo, Susan. Susan frunci el ce$o, perpleja, y justo entonces Cate ya estaba a su lado, bes-ndole la mano junto a la alian!a. %2e has hecho el m-s feli! de los hombres, mi amor. sas palabras eran por la apariencia, slo por la apariencia, pero le produjeron un agradable calorcillo que le hi!o f-cil corresponderle la sonrisa. 3l tambi#n les dio las gracias a todos por la ayuda y despu#s dijo7 %1o me agrada llevarte lejos de tu familia, mi amor, pero debemos ponernos en marcha. "aron volvi a intentarlo7 %0nde vais a vivir, Burgoyne/ %:oy viajamos a eynings, la casa de mi familia. Cualquier mensaje que envi#is ahí nos llegar-. "ntes que "aron pudiera insistir, ech a andar por el pasillo llev-ndola, luego salieron y se dirigieron al coche que los esperaba. 5a no quedaba ninguno de los alborotadores maldicientes, y las personas reunidas ahí gritaron sus buenos deseos y arrojaron grano y flores. Cate tenía unos peniques en el bolsillo, así que los lan! al aire y los ni$os corrieron a recogerlos. 4rudence se sorprendi riendo como si fuera una verdadera novia en un verdadero día de bodas feli!. 8ue lo sea, rog. 8ue lo sea. l coche estaba esperando, pero en el pescante slo estaba sentado el cochero. l mo!o estaba montado a caballo. %+n jinete de escolta/ %pregunt, consternada; slo los grandes viajaban de esa manera. %Simplemente una manera de llevar a mi caballo con nosotros.
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so lo cambiaba todo. l bayo era tan plebeyo como la ropa de Cate. 4odía ser de una gran familia, pero era un hombre corriente, menos mal, que podría estar satisfecho con una esposa muy corriente. 3l la ayud a subir al coche, subi #l, se sent a su lado y el coche se puso en marcha. 4rudence agit la mano despidi#ndose de los mirones, verdaderamente feli!. 0ejaba atr-s 0arlington y a 0raydale para siempre. Cate le cogi la mano y le mir el anillo. %+na baratija y te queda grande. 4ronto tendr-s algo mejor. %2e gusta el de plata y me queda bien en el dedo medio. %2e alegra eso, pero pronto tendr-s m-s. :e heredado algunas joyas, pero comprar# otras elegidas especialmente para ti. %Cate, no hay ninguna necesidad. %Sigues temiendo acabar en el asilo de los pobres/ %brome #l. so no era asunto para bromas. %9engo motivos, habiendo estado tan cerca. %9e prometo una cosa, esposa mía. 1unca acabar-s en el asilo de los pobres ni en ninguna otra forma de e
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momento la suavidad era perfecta. Como despu#s estar entre sus bra!os mirando por la ventanilla, viendo que quedaban atr-s las *ltimas casas de 0arlington y comen!aban los campos. :abía acabado la parte m-s difícil de su vida. %Se ha acabado %dijo. %1o, ha comen!ado. lla le sonri, porque en realidad tenían por delante un futuro, que prometía m-s de lo que se atrevía a esperar. 9al ve! m-s adelante comprendería verdaderamente cmo lleg a ocurrir todo, pero ya se sentía relajada y libre, gracias a ese hombre. se hombre al que amaba. :abía creído que el amor llegaba lentamente, pero sospechaba que las semillas se sembraron aquella noche en 1orthallerton. n realidad, nunca lo había olvidado. l día anterior había sido demasiado tumultuoso para sentir emociones dulces, pero #l la rescat y la veng. 4odía desaprobar la impulsividad y la violencia, pero en cierto modo esas características habían contribuido a hacer brotar la semilla. 5 estaba lo de esa noche; ese e
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%)o ju!gu# mal. %1o podemos llegar a ese grandioso eynings con un perro como Tob. %res mi esposa. 4uedes tener cualquier perro que quieras. %Soy una pobre sin un penique, Cate, y voy a necesitar toda la dignidad y todos los adornos que pueda encontrar. &5 un corpi$o intacto( %2uy cierto %dijo #l, desilusion-ndola, y, abandonando los la!os, baj la ventanilla y grit%7 4araremos en la siguiente posada decente, cochero. %Sí, sí, se$or. %1o deseo parar tan cerca de 0arlington %protest ella cuando #l ya había cerrado la ventanilla%. 5 para qu# vamos a parar/ 1o te gusta mi vestido/ 1o tengo nada m-s fino. %2e encanta tu vestido, sobre todo los la!os, pero necesitas un anillo de matrimonio mejor. %Crees que vas a encontrar uno en una posada/ %Creo que voy a encontrar papel y pluma para enviar un mensaje a un amigo. 4rudence recordaba muy bien su temeraria impetuosidad. %3l puede encontrarte un anillo a peticin/ %1o veo por qu# no, pero le voy a pedir dinero. %Cate, no te endeudes por esto, por favor. %5a estoy en deuda con 9allbridge por esto y aquello. %0etesto las deudas. 4or favor, prefiero que vivamos con sencille!. %4rudence, 4rudence, desiste. 1o soy pobre. 9allbridge tendr- su dinero dentro de unos días y 4erry slo me enviar- dinero de mis fondos. 4or lo que sea, en las posadas rurales no les gusta aceptar pagar#s a desconocidos de paso. %4erry/ %l se$or 4eregrine 4erriam; es mi mejor amigo. 9e va a adorar. %so lo dudo. 3l se limit a mover la cabe!a, pero ella sentía una tremenda desconfian!a de esa idea descabellada. %2e prometes que no te vas a endeudar/ %4or mi honor. 4uedes pedirme disculpas por dudar de mí con un beso. %8uieres que te bese/ %so sería absolutamente delicioso. )a embromaba y desafiaba al mismo tiempo.
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2uy bien. 4rocurando no demostrar turbacin, se le acerc hasta poder posar los labios en los de #l. 3l estuvo un momento sin moverse, pero luego le pas la mano por la nuca y tom el mando, bes-ndola como ella recordaba, aunque fue m-s de lo que recordaba. staba apretada a su cuerpo tal como se apret a los barrotes de la reja, pero el duro cuerpo de #l era c-lido, y su boca ardiente. +na parte de ella se escandali! otra ve! por las bocas abiertas y el contacto de las lenguas, pero la mayor parte de ella sentía un loco entusiasmo. so, ese beso, era la sustancia de sue$os medio recordados. )a recorri toda entera el calor de la e
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Capítulo 14 E ra un placer tener en sus bra!os a su mujer, su cuerpo bien formado envuelto en
bonita seda, delicadamente perfumado, suya para siempre, sin urgencia ni peligro. Seguía hirvi#ndole la sangre con la pasin que se había encendido entre ellos, pero era capa! de soportarlo. ra una ardiente promesa para el futuro. 4or el momento, tenían muchas horas para acostumbrarse el uno al otro, para aprender y ense$ar, para simplemente disfrutar. 2uchas horas en las que debía encontrar el momento oportuno para decirle que ahora era la condesa de 2al!ard. 9odavía no, todavía no; ella necesitaba su tiempo de pa! y #l tambi#n. )e dio un beso en el pelo sencillamente recogido. %s hermoso tu pelo. %s de un color soso. %s miel al sol de la ma$ana. lla se apart para mirarlo. %4oesía/ 1o esperaba eso. %0escubrir-s que estoy lleno de sorpresas. %so se acercaba demasiado a la verdad. )e acarici un mechn suelto en la sien%. 9al ve! es del color de la madera clara satinada a la lu! de la ma$ana. 2i madre tiene un escritorio m-s o menos de este color. %2e has llamado cabe!a dura, se$or/ 3l se ri. %" veces eres bastante cabe!ota. lla se volvi a mirarlo. %9u madre. st- viva/ %Sí, y go!a de e
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%"mp-rame, Se$or. 8u# va a pensar de mí/ 3l le baj la mano. %1o se preocupar- por tu pelo. 2i llegada con una esposa ser- una conmocin, lgicamente, pero deseaba muchísimo que me casara. %2enos mal. +na suegra enfadada podría ser desastrosa. )a veremos mucho/ tra pregunta letal. %'ive en mi casa. %'ive en... %Se ech hacia atr-s apoy-ndose en el respaldo%. "y, 0ios. %Siento no hab#rtelo dicho. %1o me habría hecho negarme a casarme, y habla en tu favor. res un buen hijo. %jal- ella estuviera de acuerdo. %1o te aprueba/ %9u asombro es un b-lsamo para mi alma. s slo que me compara desfavorablemente con mi hermano. %"h, lo recuerdo. l hijo perfecto. 2i madre prefería a "aron. 3l era el hombre, la esperan!a para el futuro. Su encanto y guapura podrían haber tenido parte tambi#n. %4idiendo cumplidos/ res hermosa. %5 encantadora/ %1o, pero mucho m-s interesante. 'ales die! veces m-s que #l. lla desvi la mirada, como si el elogio le produjera incomodidad. :abía recibido muy pocos/ %9ienes un perfil delicioso %dijo%. 1o, no te muevas. 2e gusta mir-rtelo. 0esde el primer momento pens# que tienes los rasgos de una dama romana. %0e las que tenían la costumbre de decirles a sus hijos que volvieran con el escudo puesto o muertos encima de #l/ %sas eran las espartanas, creo. lla se gir a mirarlo. %"lgunas de las damas romanas tenían los mismos sentimientos. "gripina, por ejemplo. %4or el contrario. ra e
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%1o te molesta/ %4or qu# habría de molestarme/ %0raydale me prohibi que hablara de eso. %Si me vas a comparar con ese esp#cimen nos vamos a liar a pu$eta!os. %h, no era mi intencin... %4rudence, era broma. 4ero olvídate de 0raydale. st- en tu pasado. l coche vir y Cate mir por la ventanilla. %"h, una posada. )a 2on6>s "rms. 'amos a ser abra!ados por un monje. %'a a parar mucho rato aquí, se$or/ %grit el cochero. Cate abri la porte!uela y baj de un salto. %1o, ser- un momento. Slo necesito escribir una carta. " no ser... %se gir a mirarla%, necesitas un descanso, querida mía/ lla le asegur que estaba muy bien, así que Cate le orden al mo!o que preguntara los detalles de la ruta al cochero y entr en la posada. Con uno de los chelines que le quedaban compr material para escribir y un escritorio para escribir la carta. Sin intentar dar e
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%"h, sí, el ej#rcito. 0nde estuviste/ se era un tema sin riesgos, así que le habl de Brunsic6 y :anover, contando cosas divertidas del ej#rcito, sin referirse a las actividades irregulares que le ganaron la reputacin de revoltoso insubordinado. Cuando había pasado otra hora orden un alto para que tanto las personas como los caballos comieran algo. 4rudence lo divirti haciendo mucha alharaca para ponerse el sombrero bien derecho y alisarse y ordenarse bien el vestido. Como si nunca la hubieran besado. %8u# te apetecería/ %le pregunt cuando ya estaban sentados en un saln privado. %9#. se fue un lujo imposible durante muchísimos a$os. "hora soy adicta al t#. 5 al chocolate por la ma$ana. %9endr-s todo el t# de China y el cholocate m-s e
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" 4rudence le encantaban las historias que #l iba narrando, pero los !arandeos y saltos del coche le hacían chocar los dientes, y le dolía la espalda de tanto intentar resistirse a los movimientos. Cuando volvieron a parar para dar de beber a los caballos, declin el refrigerio en favor de una caminata. %s una posada peque$a en todo caso %dijo #l, ayud-ndola a bajar%. 0udo que ofre!ca algo m-s que cerve!a. 9e pido disculpas por tu viaje de bodas. )a falta de lluvia y la sequía ha dejado los caminos duros como la piedra. %1o por mucho tiempo %dijo ella, mirando hacia unos nubarrones en la distancia, que ya estaban descargando lluvia en alguna parte. 3l mir y se ri. %=aranti!ado que convertir- la piedra en una sopa lodosa. Aoguemos que espere a que lleguemos a eynings. charon a caminar siguiendo el camino, pero ella no tard en sugerir que volvieran. %stos !apatos no est-n hechos para caminatas por el campo. %'io que el coche estaba listo para partir%. " la caja de tortura %mascull. %st-s repensando lo de cabalgar/ Sí que lo estaba. Slo había montado en un burro y jam-s en la grupa, pero tenía que ser m-s cmodo. %2is cosas/ %l coche nos seguir- con tu ba*l, e iremos lentos, así que no estar-s sin ellas mucho tiempo. 1uevamente ella pens en el polvo y la tierra, pero concluy que no le importaba. %Sí, sigamos a caballo. 4ero el posadero slo tenía un caballo muy lastimoso y ninguna silla para la grupa. %)o siento, se$or, porque la carretera est- muy mal. :e sabido de muchos coches rotos estos *ltimos días, incluso en las carreteras de peaje. %Cu-l es el pr
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Subieron nuevamente al coche, y Cate dese poder allanar el camino para su dama. 4or desgracia, los poderes de un conde tienen sus límites. Cuando el coche parti con una sacudida, 4rudence gimi7 %1o logro e
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al cochero. %&:ago lo que puedo, se$or( +n jinete que venía en el otro sentido, grit7 %&l camino est- horrendo, se$or( %0etestable, maldita sea %contest Cate y se apresur a cerrar la ventanilla para evitar que entrara el polvo%. 4erdona si esa e
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ntonces el coche dio un salto hacia delante, y el dolor le indic que se le habían enterrado m-s a*n. %&Sujeta a los caballos( %grit, pensando que estos debían de estar heridos con el desastre%. &Cochero( 1o hubo respuesta, y el coche se movía como un barco en el mar a!otado por una galerna. @nfierno y condenacin, el hombre debi caer arrojado del pescante, dejando sin amo a los caballos heridos. 9enían que salir de ahí. %4rudence/ %Sí. %=racias a 0ios. Cmo est-s/ %Creo que bien %dijo ella, con la vo! entrecortada, lo que no era de e
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cambiado ahora. ntonces ella lo bes, un beso suave pero ardiente. 5, gracias a 0ios, sin apoyarse en #l. 9al ve! se encogi de todos modos porque ella se apart al instante. %0nde est-s herido/ %n la espalda y en la cadera, pero no es grave. %0e todos modos, no vamos a poder llegar a eynings hoy, verdad/ %9anto te angustia eso/ %Supongo que debo conocer a tu grandiosa familia en alg*n momento, pero preferiría que fuera despu#s, cuando hayamos tenido tiempo de instalarnos en nuestra casa. 8u# horrendo lío. %5a casi estoy, se$or %grit el joven, al tiempo que intentaba abrir la porte!uela, que ahora hacía de techo, aunque algo inclinada. %4uedes ponerte de pie sin pisarme/ %pregunt Cate a 4rudence. lla se movi con sumo cuidado para cambiar de posicin. 3l admir su ingenio para hacerlo, afirm-ndose con manos y pies de un asiento y del respaldo del otro. n un momento estaba suspendida encima de #l, en una posicin muy rara, pero le presentaba la vista de sus generosos pechos, slo cubiertos por una pa$oleta de seda que se estaba soltando haciendo la vista m-s interesante a*n. 0e la e
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la cabe!a le asomaba levemente por el hueco de la puerta. l joven estaba ahí para ayudarla, pero subir no sería f-cil, y mucho menos para una mujer. Cate fle
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saliera un chorro de sangre, pero que lo colgaran si subía dej-ndolo ahí enterrado. )a sangre lo hacía resbaladi!o, pero logr cogerlo firme y tir, ahogando el grito de dolor. Sinti salir sangre caliente, pero no era un chorro. 1o se desangraría. 4rudence ya no sonreía. %8u# pasa/ %pregunt. %1ada importante. Se palp el costado buscando el tro!o de vidrio, pero estaba cubierto por las telas de la chaqueta, el chaleco y la camisa. 1o logr tocarlo para poder e
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Capítulo 15 ! rudence lleg corriendo hasta #l y comen! a palparlo y a darle palmaditas.
%s muy profunda la herida/ 9ienes una mancha oscura de sangre en las cal!as. 0e repente #l se sinti muchísimo mejor. 2ir hacia el joven rescatador que estaba montando ya su fuerte jaca. %1o puedo quedarme se$or. 9engo que hacer un recado para mi amo. %Comprendo. =racias por su ayuda. 4odría dejar recado en la pr
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lla lo mir boquiabierta y luego le dio una palmada en el hombro. %&1o deberías haber mirado( so lo hi!o reír, tal ve! demasiado, lo que le aument la preocupacin a ella. %1o, no %la tranquili!%. 1o me golpe# la cabe!a. 1o estoy loco. Slo lo estoy de felicidad. Se me enterr un tro!o de vidrio pero me lo quit#. %0nde/ "h... "cerc las manos al lugar de la herida pero no tuvo el valor para tocarle ahí. ra el momento de tomar el mando y ver qu# era necesario hacer, decidi #l. Se incorpor y ech a caminar hacia los caballos, cojeando. %&9e chorrea sangre( %e
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a$adi%7 2e pareci apropiado llevarla a nuestra boda, como algo nuevo y a!ul. %)levas tambi#n la moneda de seis peniques en el !apato/ %Sí. %)e pas el tapn lleno%. 9en. 3l bebi todo el traguito que contenía. %4odríamos necesitar tus seis peniques. Slo me quedan unas *ltimas monedas. %Sin un penique, tal como sospechaba %dijo ella, llenando otra ve! el tapn; #l no supo discernir si lo decía en broma o no. ntonces ella se bebi todo el contenido, enrosc el tapn y le pas la petaca%. s el momento de vendarte la herida. "sí que había encontrado su valor, comprendi #l. %Sabes algo de curar heridas/ %Cuid# a mi madre. %Se le enterraban cosas en el trasero con frecuencia/ lla se rubori! pero no se amilan. %1o, pero yo soy el mejor doctor que tienes en estos momentos, así que no te pongas quisquilloso. %)e cogi la corbata y deshi!o el nudo%. 4odemos usarla como compresa. %)a dobl varias veces y se la pas%. 4ntela sobre la herida para resta$ar la sangre. 3l obedeci, admirando su energía. %5 ahora qu#/ %s necesario sujetarla con una venda. %2eti la mano en el bolsillo y sac un cuchillo metido en una tosca funda de lino%. Supongo que eso significa sacrificar parte de mi camisola. %Creo que recuerdo ese cuchillo. ra aquel con que lo amena! esa noche y luego enterr hondo en la mesa; el que despu#s #l sac para ahorrarle ese trabajo. :abía olvidado esa violenta e
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durante un tiempo. %:as estado herido muchas veces/ %?ui soldado, 4rudence. 1ada grave, por la gracia de 0ios. 9en. )e pas la camisa, pero ella le estaba mirando el pecho desnudo. 4or qu# vivía olvidando cosas como esa cuando estaba con ella/ ra como si fueran viejos camaradas; o viejos amantes. ntonces ella se lami los labios y eso casi fue su perdicin. %9engo algo en el costado/ %pregunt. lla peg un salto. %"h, sí. )e devolvi la compresa, pero no se atrevi a tocarlo. %1o hay ninguna necesidad... %Si te duele la hay %dijo ella, nuevamente en#rgica%. )evanta el bra!o para que lo vea bien. %4asado un momento, a$adi%7 s m-s grande que una simple astilla. )e presion por ambos lados de la astilla, y #l not su a!oramiento. Si fuera un juego se sentiría culpable, pero necesitaba moverse libremente. %s un tro!o grande de madera y no hay nada con que cogerlo. 9endr# que hacer un corte. %'ivir# con #l por un tiempo %dijo #l. %1o, de ninguna manera. 9ratar# de no hacerte mucho da$o. 1o era el dolor lo que lo había preocupado a #l, sino que ella se viera obligada a hacerle un corte. lla primero prob tímida con el cuchillo, pero de pronto #l sinti el r-pido tajo y sise por el dolor que sinti un instante despu#s. %"hora lo puedo coger %dijo ella, con la macabra animacin de un cirujano. )e hi!o da$o al hurgar, pero, pardie!, que magnífica valentía la suya. %5a est-. %Sac el tro!o de madera y aplic la camisa encima de la herida%. Creo que no tardar- en dejar de sangrar. 1o es muy profunda. 4erdona si te he hecho da$o. %l paciente siempre agradece la rapide!. 9u cuchillo debe de estar muy afilado. %0e qu# sirve uno romo/ %"part la camisa y mir%. 5a est-. 1o sangra mucho. Suj#tatela ahí mientras yo te miro la pierna. %)e toc el muslo sin el m-s mínimo encogimiento que #l pudiera detectar%. 9ienes muy manchadas las cal!as, así que has sangrado su buen poco. 0udo que ese corte en el cuero se pueda reparar. 9ienes otras cal!as de montar de cuero/ %1o, pero tengo otras cal!as. 1o me ver# obligado a andar desnudo por las calles. %4ara gran pesar de las mujeres de 5or6shire, sin duda.
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3l se ri y le dio un r-pido beso. %2uchas mujeres ya estarían con un ataque de histeria. %)a mayoría de las mujeres tienen un aguante e
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%1o protestes. Si uso la punta del cuchillo. Casi... &"h( 3l sinti salir el tro!o de vidrio y solt el aliento. "l menos el dolor le había devuelto la flaccide! al pene. %:ay alguna otra herida/ %pregunt. %Creo que no. %)e aplic la compresa a la herida y presion%. Sientes alg*n dolor especial con esto/ 3l se encogi, pero dijo7 %Slo el dolor por la presin. '#ndala. %8u# pasa aquí/ %pregunt un hombre. Cate gir la cabe!a y vio a un campesino con una horca en la mano mir-ndolos. 0etr-s de #l estaba un muchacho robusto con una podadera en la mano. %&8uieto( %e
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%1o somos bandoleros, se$or %dijo 4rudence%. Slo viajeros que hemos sufrido una desgracia. %2e llamo Burgoyne %a$adi Cate%, y ella es mi esposa. 'ivimos cerca de Aichmond. 1inguna de esas dos cosas probaba nada, pero al parecer disip las dudas del campesino. %2i granja est- ahí por ese sendero %dijo el hombre%. 4ueden descansar ahí si quieren. Cate le hi!o una leve venia. %Se lo agradecemos. %'olveremos ahí, entonces. 'amos, )olly. )os dos echaron a andar por la carretera, entraron en un camino o sendero y se perdieron de vista. %Ser- mejor que me vista %dijo Cate%, aunque me has destro!ado la camisa. %9e he destro!ado.../ %&4a!( %e
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Capítulo 16 (hora no %dijo 4rudence mirando hacia el cielo%. 4odría caer un aguacero en
cualquier momento. Busquemos esa granja. l instinto le aconsej interrumpirlo. l tono de #l, repentinamente serio, le advirti que le iba a decir algo desagradable, una especie de confesin de mala gana. 9al ve! que su propiedad era mucho menos de lo que había dado a entender, o que realmente no tenía ni un penique, a pesar de afirmar lo contrario. 1o deseaba oírlo, no ahí, en ese momento, con su mejor vestido manchado de sangre, el sombrero destro!ado, el pelo revuelto y los pies doloridos por el duro camino. 0espu#s, cuando estuvieran cmodos, cuando el mundo volviera a estar equilibrado, ella podría hacer frente al problema, fuera cual fuera, y encontrar maneras de arregl-rselas. 4ero cuando slo había dado unos pasos, se gir hacia el coche. %1ecesito mis !apatos resistentes. 'olvieron para abrir el maletero, pero con el vuelco el coche estaba todo torcido. Cate intent abrirlo, pero no pudo. %4ara %dijo ella al ver que iba a intentarlo otra ve!%. Se te va a abrir la herida. %5 t* te torcer-s un tobillo con esos !apatos. lla se cogi de su bra!o. %4odemos cojear juntos, apoy-ndonos mutuamente. %"sí por la vida %dijo #l sonri#ndole. lla le correspondi la sonrisa. %'amos, entonces. 'a a llover pronto. 5a comen!aban a caer gotas sobre la seca tierra, así que caminaron a la mayor velocidad posible hacia el sendero. Cate cojeaba para no apoyar demasiado la pierna y a ella le protestaban los !apatos. Cuando comen!aron a bajar el sendero en pendiente, ella not que se le soltaba el tacn del !apato derecho. %'ivo pensando que las cosas no pueden empeorar, pero empeoran, como una rueda bajando por una ladera. 4ronto voy a quedarme sin !apatos, mi vestido est- estropeado y t* tienes la ropa rota. %'amos en busca de techo, comida y descanso %dijo #l%. 9an pronto como pase la
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lluvia volveremos e intentaremos for!ar la tapa del maletero y por lo menos t* estar-s en mejor forma. %ptimista %dijo ella, pero riendo. )a vida prometía, pens. 4odría estar en el primer día del resto de su vida como esposa de :enry 0raydale. n cambio, ahora era la se$ora de Catesby Burgoyne, y la granja al final de ese surcado sendero ofrecía proteccin contra los elementos. Contempl la casa; era alargada y estrecha, de piedra gris, agradablemente situada junto a un arroyo. 4or delante había un patio cercado por muros bajos de piedra en el que picoteaban gallinas y pollos y corrían unos cerditos. 0etr-s se veían los techos de dependencias o coberti!os y un campo salpicado de ovejas. 0e la chimenea salía humo. %Se ve agradable y acogedora %dijo. %0eseosa de convertirte en la esposa de un granjero/ %0eseosa de un refugio. )a casa se ve pintoresca, pero debe de ser duro vivir ahí en invierno. Cuando llegaron al muro de piedra, de la casa sali una joven con el vientre abultado por un embara!o, cubierto por el delantal. Con la mano les hi!o se$as de que entraran. %"delante, se$or, se$ora. 4asen. 4ronto caer- un aguacero. llos atravesaron el patio y entraron con gusto, aunque Cate tuvo que bajar la cabe!a para pasar por la puerta. )a casa era tan peque$a como la que ocupaba ella en Hhite Aose 5ard, aunque entraron directamente en la cocina. n esta slo cabía una mesa, un sof- cerca del hogar, encima del cual había un armario bajo con estantes, y la habitacin ocupaba todo el ancho de la casa. l suelo estaba cubierto con losas y el cielo raso era bajo. Cate slo podía mantenerse erguido bajo una viga. 9enía que haber m-s habitaciones a la derecha, m-s all- de la pared en que estaba el hogar, en el que colgaba una olla sobre el fuego, de la que salía olor a algo sabroso. l fuego hacía casi demasiado calurosa la habitacin, pero por el momento eso era agradable. %Si#ntense, se$or, se$ora %dijo la joven, que era muy guapa; tenía una piel que envidiaría cualquier dama refinada, y un pelo sedoso casta$o metido bajo una cofia%. Soy la se$ora Stonehouse, y =reen :ollo es la granja de mi marido %a$adi, orgullosa%. +n accidente de coche, dice. 8u# terrible. )es traigo cerve!a/ 4rudence deseaba beber t#, pero ahí no tendrían ese lujo. +n poco de co$ac le iría bien, pero sacar la petaca del bolsillo podría hacerlos parecer sospechosos. Se sent en el sof- y dej caer los !apatos, porque se sentía a gusto ahí, tal ve! porque esa habitacin le recordaba la cocina de :etty. :etty, como esta mujer, sabía transformar una casa l*gubre en un hogar agradable. 1i ella ni su madre habían sido nunca capaces de hacer eso. 4or qu# echarle la culpa a la casa/ Se frot un pie con el otro, e
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que no tenía la habilidad para crear un hogar agradable en una casa fea, y que tal ve! algo así era todo lo que tenía Cate para ofrecerle. 9odos se habían mostrado esc#pticos ante sus declaraciones de que tenía una propiedad y dinero, y sin duda tenían ra!n. Su camisa estaba muy desgastada y remendada por varias partes. 4or qu# pon#rsela si tenía otras mejores/ 0e todos modos lo elegiría a #l cien veces antes que a 0raydale, pero por qu# su vida nunca podía fluir sin dificultades/ n realidad, le pedía poco a la vida. 0e repente le brotaron l-grimas, sac su pa$uelo y cuando lo levant vio que tenía sangre en las manos. %st- herida, se$ora/ "nte ella estaba la esposa del granjero con dos jarras de cerve!a. %1o, mi marido sí, con un tro!o de vidrio de la ventanilla que se rompi cuando se volc el coche. 2e puedo lavar las manos/ %5a estaba lloviendo, pero a$adi%7 9al ve! en el arroyo/ %so no es necesario %dijo la se$ora Stonehouse. 0ejando en la mesa las jarras, fue a sacar agua de una cuba y la verti en una jofaina%. Siempre tenemos agua en la casa. % so lo dijo con orgullo tambi#n, pero se disculp al poner sobre la mesa un cuenco de madera con copos de jabn%7 ste jabn no es del fino, se$ora, como al que usted estaracostumbrada. ra un jabn duro y -spero, tal ve! hecho con grasa de oveja y lejía, pero era el mismo que ella había utili!ado slo unas semanas atr-s. %2e dejar- limpias las manos y eso es lo que importa %dijo. 2ientras se lavaba las manos resolvi hacerle un regalo a su anfitriona. n el ba*l tenía una jabonera de porcelana con jabn suave y oloroso. %?eo el moretn que tiene en la cara, se$ora. )e ha cogido pronto ese color. 4rudence se sec las manos pensando si la mujer sentiría desconfian!a. 4odría saber qu# color tiene un moretn de un día atr-s. %2e lo hice antes %dijo y se acerc a Cate sonriendo, con la esperan!a de disipar cualquier sospecha de que #l la hubiera golpeado. Cate levant la jarra de cerve!a en un brindis por ella, pero estaba de pie, no sentado. %s incmodo/ %1o lo voy a probar. 9arde o temprano tendr# que volver a sentarme, en un coche o en el lomo de un caballo, pero no quiero darme prisa. Cmo est-n tus moretones/ )os nuevos, quiero decir. %Son de poca importancia. %&)a lluvia ya es un aguacero( %e
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oyeron m-s ruidos de cerrarse postigos. 2ientras todos corrían había aparecido un ni$o peque$o con delantal, y estaba mirando a 4rudence con un pulgar metido en la boca. %Buenos días %lo salud esta. %0ías %contest el ni$ito; se quit el pulgar de la boca y volvi a met#rselo. n eso entr su madre. %s un buen muchachito, Jac6ity. %2uy inteligente %convino 4rudence, haciendo sonreír de oreja a oreja a la madre. " todas las madres les encanta que elogien a sus hijos, pens. "unque ella no recordaba que la suya se enorgulleciera de ella, y al parecer la madre de Cate no valoraba sus cualidades. 4ero esa madre estaba en eynings y no lo aprobaría m-s por haberse casado con una mujer que llegaba sucia, manchada de sangre y con el pelo hecho un nido de p-jaros. +n accidente de coche disculpaba su desastrosa apariencia, pero de todos modos deseaba presentarse a su suegra con la apariencia m-s respetable posible. "ntes de marcharse de ahí se cambiaría, aunque no tenía ning*n otro vestido tan fino. n eso entr el granjero Stonehouse, con la cabe!a cubierta con unos sacos. %1ecesitamos la lluvia %dijo, como retando a cualquiera que deseara criticar algo. l ni$o corri hacia #l y #l lo levant en bra!os. %ste es mi maravilloso muchacho. %Si#ntate a descansar un rato, cari$o %le dijo su mujer%. 4reparar# las tortas en la plancha y podremos comer. %5 comer-n bien %dijo el granjero%. 2i 4eg es muy buena ama de casa. %so lo veo, se$or %dijo Cate, levantando su jarra%. s un hombre con suerte. %Sí que lo soy, se$or %dijo el joven, sent-ndose y calm-ndose tambi#n. %9iene buena tierra aquí/ %pregunt Cate. so llev a una conversacin sobre la buena y la mala tierra, y los usos que se le podía dar. :ablando de esos temas, los dos hombres parecían iguales, aunque 4rudence pens que Cate parecía muy bien informado para ser un soldado. 9al ve! había heredado una granja y estaba aprendiendo esas cosas. 9al ve! eso fuera lo que quiso confesarle, que no podía llevarla a una casa solariega, sino slo a una granja. so no le importaba mucho a ella, aparte de que no tenía ninguna de las habilidades para llevarla. )a esposa de un granjero tiene que saber de cerdos y pollos, y hacer mantequilla y queso. 4odría tener que ayudar en la cosecha, y luego estaban las otras habilidades, como la de hacer vino, cordiales y crema para las manos. Se mir las manos limpias, suaves y elegantes. Sería mejor que viera si lograba conseguir la receta de la madre de :etty. 9ambi#n podría necesitar aprender a hacer pan en una plancha de hierro, porque en una granja peque$a como esa no habría horno.
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ntonces record que Cate le había prometido criados. so no sería mentira, y las buenas criadas saben hacer pan, haya horno o no. so podría hacerlo; sería la buena esposa de Catesby Burgoyne, y lo haría sentirse a gusto y cmodo aunque fuera con poco dinero. 4ero antes tenía que sobrevivir a su visita a eynings. 1o entendía por qu# tenían que ir ahí tan pronto. 9al ve! en la aristocracia era una especie de obligacin presentar a la esposa al cabe!a de familia. 9al ve! incluso se esperaba que pidiera permiso. :abía oído que en el ej#rcito los oficiales tenían que tener el permiso de su general para casarse. Cogi la parte ensangrentada de la falda de seda verde, como si fuera posible limpiar la mancha. Su segundo mejor vestido era elegante, con trencillas y alamares, pero de tela fuerte apropiada para viajar. Se lo habría puesto esa ma$ana, pero le pareci que el estilo era demasiado militar para utili!arlo como vestido de bodas. :abía tres vestidos para el día en su ba*l, uno a rayas blancas y amarillas, uno crema con flores peque$as estampadas y uno de colorida cretona. 4ero los tres eran livianos, no apropiados para viajar. l *nico otro vestido era el a!ul, del que no quiso deshacerse despu#s de haber trabajado tanto en #l. se era decididamente inapropiado. %)a comida est- lista %anunci la se$ora Stonehouse%. )lama al muchacho, Jonny. l ayudante no tard en entrar corriendo y se sentaron a la mesa. l granjero Stonehouse recit la oracin de accin de gracias y su mujer sirvi un espeso estofado en platos hondos de madera. staba hecho principalmente con verduras, pero muy sabroso, y el pan hecho en la plancha y con mantequilla estaba delicioso. @ncluso había postre, compota de peras, tal ve! con peras secadas en oto$o. +n ama de casa previsora podía hacer muchísimo con muy poco. "prendería a ser un ama de casa previsora. 4ensaba de otra manera en Hhite Aose 5ard y en las otras casas en que había vivido. n ese tiempo no tenía -nimo para aprender esas habilidades y slo deseaba que llegara el día en que pudiera volver a ocupar su legítimo lugar. "hora había echado su suerte con Cate Burgoyne y sí que tenía el -nimo para intentar hacer cmodo su hogar. 0espu#s de la comida se ofreci a ayudar a fregar los platos, pero la se$ora Stonehouse le dijo7 %Si#ntese, se$ora. 5a fregar# los platos despu#s en el arroyo. 9endremos una bonita tarde una ve! que pase la lluvia. Cate fue a abrir un postigo. %st- aclarando en la distancia. 4rudence tambi#n fue a mirar. :abía un asomo de lu! del sol, pero tambi#n cay en la cuenta de lo hundida que estaba la casa. 1o se veían ni la carretera ni el coche. %5 si alguien roba mi ba*l/ Cate la mir.
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%4ues que lo roben. 4ero no lo creo probable en un camino tan tranquilo. 5 alguien tendría que for!ar la tapa para abrir el maletero. %4odría entrar la lluvia. 3l la mir moviendo la cabe!a. %4ues que entre. %4ero entonces tendría que viajar con este vestido. %Se gir hacia la anfitriona%. Se$ora Stonehouse, tiene sal para intentar quitarle las manchas de sangre a mi vestido/ %Sí, pero eso es seda, no/ )a sal podría estropearla. %Si las manchas no salen, el vestido estar- de todas formas estropeado, así que es mejor probar. )a joven le puso agua en la jofaina otra ve!, y le pas un salero y un trapo para restregar. 4rudence puso sal en la peor mancha. %Ser- mejor que se lo quite %dijo la se$ora Stonehouse%. 9engo ropa en la otra habitacin, si quiere. %1o le importa, de verdad/ %1o, venga ya. 2is cosas le quedar-n cortas, eso sí. %s slo por un rato. =racias. staba realmente impresionada por esa pronta generosidad. Cu-ndo había visto algo así/ n :etty. Cuando pas por la puerta, al lado del hogar, record cuando :etty dijo que las personas est-n mejor en el lugar donde han nacido. 9al ve! era m-s f-cil haber nacido para una vida sencilla y estar contenta de seguir en ella toda la vida. " ella la habían elevado, luego bajado, vuelto a elevar, y en esos momentos no sabía en qu# posicin estaba. 1o había fuego en el hogar del dormitorio, así que abri un poco el postigo para tener lu!. )a lluvia había amainado un poco y en la distancia se veía despejado, pero por el momento seguía cayendo parejo y eso sugería que continuaría lloviendo. 'olvi a observar la habitacin, que evidentemente era la *nica otra que había en la casa. 2-s all- de la pared debían estar las dependencias de la granja, tal ve! un granero o algo así. n la habitacin había una cama enorme, una peque$a y en un rincn una cuna, esperando la llegada del beb#. )a cama era tosca pero estaba cubierta por un centn de vivos colores. +no similar cubría la cama peque$a del ni$o y otro estaba dentro de la cuna. " pesar de la pobre!a y tal ve! a veces privaciones, el beb# llegaría a un mundo amoroso y bonito. lla se las arreglaría para hacer lo mismo para sus hijos. 1o había ropero, sino slo ganchos en la pared y un par de arcones de madera. 0e dos ganchos colgaban prendas de ropa tapadas por un pa$o sin blanquear. Curiosa, levant un pa$o y vio un traje de hombre; era de tosca lanilla marrn, pero sería la ropa de gala del se$or Stonehouse, reservada para la iglesia y otras ocasiones especiales.
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0ebajo del otro pa$o encontr un vestido amarillo adornado con flores de varios colores en ganchillo, tal ve! hechas por la propia se$ora Stonehouse. Sería su vestido de bodas, tambi#n reservado para la iglesia y ocasiones especiales, pero curiosamente similar al que llevaba ella para casarse con 0raydale. :abía un mundo de diferencia en elegancia y precio, pero este era m-s valioso por mucho. staba hecho con amor, para un matrimonio por amor, y hablaba de radiantes esperan!as de felicidad futura. 0ej caer el pa$o sobre el vestido. Cuando se iba a casar con 0raydale no tenía esas esperan!as, pero y en su matrimonio con Cate/ Sí que esperaba felicidad, y mucha. Se mir el anillo de bodas. ra puro oropel, pero podría desear llevarlo puesto todos los días de su vida; simboli!aba el para siempre, un tesoro sin precio si ella lograba hacerse digna de #l. A-pidamente eligi las prendas m-s sencillas que encontr, una falda de lino a!ul celeste y una blusa en tono m-s oscuro. Se quit el vestido manchado y se e
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Capítulo 17 $ ate estaba apoyado en la pared junto a la ventana con el postigo ligeramente abierto,
observando que el tiempo no mejoraba de ninguna manera apreciable. Conocía las lluvias de 5or6shire, podían pasar r-pido o continuar días y días. )a lluvia habría impedido que viniera una carreta o un coche a rescatarlos, así que qu# hacer cuando aclarara/ sperar o caminar/ Caminaría si era necesario, pero con la herida en la pierna no era una perspectiva agradable. Si llegaba alg*n vehículo, cmo lo pagaría/ )as monedas que le quedaban en el bolsillo no bastarían, y dudaba que 4rudence tuviera mucho m-s. 9enía el anillo con el sello del conde y el de luto por Aoe, pero ni se le ocurriría pagar con ellos el transporte. 9otal, una situacin ridícula, pero su esposa valía el precio. l impulso le había sido beneficioso, para variar. 0esde el principio había visto las cualidades de 4rudence 5oulgrave, y los acontecimientos de esos días las habían confirmado. 4odía no haber nacido condesa, pero haría maravillosamente el papel. 8u# habrían hecho "rtemis, su madre, o Sosa, 9orpe o Chispa ante los acontecimientos de ese día/ 8uedarse parali!adas por el terror, ser in*tiles durante la accin y sucumbir a un ataque de nervios despu#s, para al final acabar en la cama, in*tiles, atendidas y mimadas por un montn de gente. n cambio, su esposa lo había atendido y mimado a #l. 1o recordaba a nadie que hubiera hecho lo mismo. ra inteligente, ocurrente y admirable en todos los sentidos. n eso sali ella de la habitacin, con el vestido de seda en el bra!o y con aspecto de campesina. %1o encontraste nada mejor para ponerte/ %le pregunt. lla lo mir ce$uda y dirigi una r-pida mirada hacia la anfitriona. %sto est- muy bien.
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mancha. %0ebería lavarla %dijo la mujer%, pero se puede lavar la seda/ %4as la mano por una manga%. 8u# tela m-s preciosa. l ni$o se meti debajo de la mesa y luego, riendo, comen! a pasar de un lado al otro por debajo de la seda como si fuera una cortina. )as dos mujeres se rieron con #l. Cate encontraba encantador el cuadro, pero observ que 4rudence encajaba demasiado bien ahí, se sentía a gusto, cmoda. Su mujer tendría una doncella para quitarle las manchas a la seda, y sus hijos tendrían sus propios criados y se criarían en la planta de los ni$os. "hí se había criado #l, y veía a sus padres slo de ve! en cuando, y le había gustado ese sistema. Sus hijos tambi#n estarían felices criados así, pero cmo se sentiría 4rudence/ 4arecía sentirse tan a gusto ahí, donde su madre y "rtemis se sentirían incmodas, pero cmo se las arreglaría en eynings/ 1o slo sería un mundo desconocido para ella, sería un mundo hostil adem-s. 1adie aprobaría su matrimonio con ella, y sus buenas cualidades de valor, aguante y sinceridad se considerarían poco femeninas. +na cosa era segura, debía llegar a eynings armada con ropa fina y mucha dignidad, pero #l veía claramente que todo su trabajo para limpiar la sangre iba dejando la seda peor, no mejor. %"bandona la esperan!a de quitarla %le dijo%. 9an pronto como pare la lluvia iremos a buscar otra cosa en tu ba*l. lla dej el trapo dentro de la jofaina. %4ero es un derroche. Cost carísimo. 4eg, lo querrías/ n la falda hay yardas de tela y podrías hacerte algo con las partes buenas. Condenacin, su condesa ya se tuteaba con la mujer del granjero, tal como con su vecina en Hhite Aose 5ard. 4odía haber nacido en una casa solariega, pero a partir de ahí había recorrido muchísimo terreno, convirti#ndose en otra persona, una que se sentía cmoda ahí, pero que se sentiría muy incmoda en los círculos aristocr-ticos. 4ero ya estaba hecho, y debía ayudarla a sobrevivir. Su primera obligacin era decirle la verdad, pero para eso necesitaría un momento para hablar en privado. )a e
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%8u# vas a hacer con ellas/ 0ejarlas secar para que den olor/ %1o, no son olorosas. )as voy a remojar en mi vino de escaramujo para hacer un buen cordial. 1o haces agua de amapolas/ 4rudence sonri pensando en la naturale!a universal de vinos y licores, y ninguno de ellos de ?rancia. %1o, e
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trabajo que horas el día. %so es cierto, se$or. Si est- seguro... 0iciendo eso le pas el martillo y volvi a su trabajo. Cate se dirigi a la puerta y 4rudence lo sigui. %9e acompa$ar#. %9onterías. %&1o discutas sobre esto( %Se mantuvo firme cuando #l se gir a mirarla%. Sería una tontería traer hasta aquí el ba*l, y cmo vas a saber qu# quiero coger/ %Creo que soy capa! de elegir un vestido apropiado. %4ero no el que elegiría yo. %4rudence... lla cay en la cuenta de que lo estaba sermoneando como antes sermoneaba a su hermano y eso lo ofendía. "unque le cost, cambi de t-ctica. %4or favor %pidi%. Slo me preocupo por ti. 0#jame que vaya. Crey que a*n así #l se iba a negar, pero entonces le dijo7 %2uy bien, pero cuando tengas destro!ados esos !apatos, no me vengas con quejas. %9engo unos !apatos resistentes en el ba*l %observ ella. "l verlo poner los ojos en blanco comprendi que había vuelto a su tono altanero. )e iba a resultar difícil ser una esposa sumisa. Cuando abrieron la puerta, vacil. 0ado que la casa estaba en una hondonada, se había formado un pantano lodoso m-s all- del pelda$o. 4ero no podía echarse atr-s despu#s de haber insistido tanto. Se cogi de su bra!o y entr en el pantano. %stos !apatos ya no tienen remedio, pero por lo menos la falda no se va a arrastrar por el barro. 1o s# por qu# las llevamos tan largas. %4or qu# no usar faldas hasta las rodillas/ %brome #l%. )os caballeros lo agradeceríamos. +n loco impulso se apoder de ella. Cuando llegaron a terreno firme, se levant la falda hasta las rodillas. )a e
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formaba un arco iris. %4odríamos buscar nuestra fortuna al final del arco iris %dijo ella, deseando internarse por los campos y alejarse, simplemente alejarse con Cate. %9enemos bastantes rique!as, esposa. 'amos a restablecer tu dignidad. 4rudence lo sigui hasta el coche, consternada por lo mucho que parecía importarle a #l su apariencia. 1unca lograría verse aristocr-tica. l martillo tenía un largo pico al otro lado de la cabe!a y con #l golpe Cate para abrir el maletero. Aompi la madera y saltaron astillas, pero el coche ya estaba tan da$ado que eso no importaba mucho. %Sujeta la tapa un momento para poder sacar el ba*l y acercarlo un poco. Creo que lo puedo endere!ar aquí mismo, para no tener que ponerlo sobre el suelo mojado. lla obedeci y #l logr dejar el ba*l m-s o menos hori!ontal. %)a llave/ %2enos mal que no la saqu# del bolsillo. 2eti la mano por la abertura de la falda y encontr la llave en el bolsillo de la enagua. Justo entonces se oy el ruido de cascos de caballos. %'iene alguien, &por fin( %e
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%0e El para0so perdido, aunque refiri#ndose a la Biblia, en la que se narra cuando Aafael ayud a 9obías a liberar a la bella Sara de un demonio. %2uy apropiado, entonces. %9ienes un demonio/ %5a no. " no ser el demonio de la pobre!a, que espero puedas t* e
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+na ad*ltera. viuda. so era peor. +na viuda estaba libre para casarse. 0ios la amparara, Cate había iniciado el viaje en busca de su verdadero amor y se qued atrapado por las desgracias de ella/ )levaba mucho rato en silencio. %2is disculpas, se$or 4erriam. Como se puede imaginar, esto ha sido un incidente angustioso. ntonces lleg Cate hasta ellos. %'eo que os hab#is presentado. 2is disculpas por no hacer yo las presentaciones. st-bamos a punto de encontrar ropa decente para 4rudence. )a que lleva puesta se la prest la esposa del granjero. 4edía disculpas por ella, pens 4rudence. Sin duda lady 2al!ard siempre vestía a la perfeccin. 0ese meterse en un hoyo, pero simplemente se dio media vuelta y camin de vuelta al maletero. %2anos a la obra. y decir ECateF al se$or 4erriam, como para atraer su atencin, y despu#s dijo en vo! alta7 %C-spita, est-s herido/ %1ada importante. l ba*l es la primera prioridad. 8ue su esposa no deseada se vistiera con algo decente era la prioridad. "unque la mona se vista de seda... )ady 2al!ard tenía que ser de alcurnia y elegante. Seguramente era menuda, de rasgos suaves, siempre encantadora y dulce, no sermoneaba jam-s a su amante, ni siquiera por su bien. =ir la llave del ba*l. "l ver que #l estaba a su lado y levantaba la tapa dijo7 %2e las puedo arreglar sola. 1ecesitaba que #l se alejara, para poder serenarse, para poder contener las l-grimas que estaban a punto de brotar. %'as a necesitar otro par de manos %dijo #l%. 1o puedes dejar las cosas en el suelo. 9enía ra!n, lo que la fastidi a*n m-s. l vestido rojo orín estaba encima y era muy apropiado para viajar. 4ero sin duda lady 2al!ard siempre llevaba vestidos con volantes y adornos, así que hurg m-s al fondo y sac el de rayas amarillas.
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%se es demasiado delicado para viajar %dijo #l%. 0ebes de tener algo m-s sencillo. E2-s sencillo/ 2uy bien, se$or. 9e dar# algo sencillo.F Sac el a!ul. ntonces recuper el sentido com*n. 1o le haría da$o a nadie sino a ella misma. )o guard y le pas la falda y la chaquetilla que componían el traje rojo orín, y sac un par de medias sencillas. %Slo me falta la bolsa con los !apatos negros. :urg otro poco hasta encontrarlos. Cuando se endere! y se volvi hacia #l, Cate le pregunt7 %8u# te pasa/ lla dese decirle qu# le pasaba, dese golpearle la dura y desconsiderada cabe!a con la bolsa de los !apatos, pero para qu#/ )o hecho, hecho estaba. %Slo los efectos del día %dijo. % 4erry. Siento que haya llegado estando t* con esa ropa, pero es de confian!a. ?uera o no de confian!a, propagaría la historia de lo inferior e inapropiada que era ella. %9endríamos que volver a la granja %dijo #l. %1ecesito buscar un regalo para 4eg Stonehouse. )a alegr girarse a buscar el jabn en su bonita jabonera de porcelana y una de sus camisolas nuevas adornada con encajes. 0eseara lo que deseara, Cate estaba casado con ella, no con lady 2al!ard. ra de ella y era mejor así. sa refinada lady no podría tolerar la pobre!a, no sabría hacer pan ni crema para las manos. Bueno, ella tampoco lo sabía a*n, pero podía aprender. "prendería todo lo necesario para crear un hogar agradable de forma que #l llegara a amarla. " ella, no a otra mujer. 4ero si lady 2al!ard estaba casada y era la hermosa, elegante y dulce amante de Cate, ella no tenía nada que hacer. Baj la tapa, gir la llave y declar7 %"hora estoy lista. "cto seguido, cogiendo la ropa de las manos de #l, ech a andar hacia la granja y oy el fuerte golpe cuando Cate cerr el maletero. Bonita manera de comen!ar a hacer funcionar el matrimonio, re!umando fastidio por sentirse maltratada, pero cmo se apaga el fuego de la ira y el dolor/ 8u# sue$os m-s tontos se había forjado slo porque #l era amable y a veces lujurioso. )os hombres no necesitan sentir nada por una mujer para desearla, y los hombres como Cate no se enamoran de mujeres como ella. Se parecía m-s a su cu$ada de lo que había creído.
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Continu caminando hacia la casa sin esperar a los hombres, esfor!-ndose en calmarse, procurando que no le importara, y con cada paso le aumentaba la rabia y el sufrimiento. Si #l amaba a otra no debería haberse casado con ella, por apurada que fuera la situacin en que la encontr. 0ebería haberla abandonado a su suerte. "l menos 0raydale jam-s le habría roto el cora!n.
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Capítulo 18 $ uando Cate se gir vio a 4rudence caminando hacia la casa y su forma de moverse
declaraba que seguía enfadada por algo. 0ej que 4erry y el mo!o llevaran los caballos y ech a andar tras ella. %0#jame que lleve eso. %1o soy una dama delicada. "hrrale molestias a tu pierna. %+n poco de ropa no me va a cansar. lla lo mir furiosa, pero le puso toda la ropa en los bra!os y continu caminando delante. %4rudence, 4erry no le da importancia a tu apariencia. lla se gir a mirarlo. %&2i apariencia( &2i apariencia( 9e pido disculpas por haberte avergon!ado, marido. %1o me has avergon!ado. so le sali entre dientes. )as dos heridas le dolían y en ese momento no tenía paciencia para caprichosos berrinches. %1o/ ntonces le habr-s dicho todo lo de Hhite Aose 5ard y lo de mi condicin de pobre!a. %1o hay ninguna necesidad de que alguien sepa lo de Hhite Aose 5ard. lla sonri sin humor. %2uy bien, yo no lo dir# a nadie %dijo y reanud la marcha%. "l fin y al cabo prometí obedecerte y cumplo mis promesas. 8u# diablos quería decir con eso/ 'olvi a intentarlo. %8u# te pasa/ lla se gir y lo mir con los ojos agrandados por falsa sorpresa. %8u# podría pasarme, con lo bien que lo he pasado *ltimamente/ %1o me eches la culpa a mí de tus *ltimas aventuras, se$ora. "lcan! a ver su e
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paso m-s r-pido. %&4rudence( 0e pronto comprendi que ese debía ser uno de esos momentos en que un marido prudente guarda silencio. 9al ve! le iba a comen!ar la regla. 0ecían que eso convierte en arpías a las mujeres sensatas y sin duda le aumentaría el malestar causado por el día. 4ero mejoraría el día de #l, porque desaparecería el riesgo de que pudiera haber un cuco de 0raydale en el nido. 1o sería necesario postergar la consumacin una ve! que se le acabara el periodo. )a sigui en silencio, con bastantes ganas de silbar. n el pantano ya no había tanta agua, slo barro, pero en el instante en que entr en la cocina, ella ladr7 %8uítate las botas. 1o querr-s dejar todo el suelo de la cocina de 4eg embarrado. lla ya se había quitado los !apatos destro!ados y estaba slo con las sucias medias, el pelo nuevamente revuelto y manchas de barro en la cara. Se iba a poner de tan mal humor todos los meses/ 4ara aumentar sus problemas, con esa herida no se podía quitar las botas sin ayuda. %'e a cambiarte. 9e sentir-s mejor. l tono le sali m-s cortante de lo que habría querido. lla cogi la ropa y se alej. "poy-ndose en la jamba de la puerta, observ a su mujer entregando sus regalos a la se$ora Stonehouse. )a mujer se sinti en el cielo con la camisola y la jabonera. "l instante insisti en lavarse las manos con ese jabn y luego lavarle las manos a su hijo. %5a est-, Jac6ity, no huele bien/ 9odo de flores. 4rudence estaba mirando e incluso sonriendo. 4ero despu#s lo mir a #l y el fastidio se revel en su ce$o antes de entrar en la habitacin a cambiarse. 0iablos de mujer. )os otros ya habían llegado a la puerta. 4erry, por lo que fuera, traía una especie de palo en la mano. %S-cate las botas %le gru$ Cate, y girando la cabe!a hacia la se$ora Stonehouse le dijo%7 Como ve, se$ora, han llegado un amigo y un mo!o. 4ueden entrar/ lla seguía acariciando la camisola. %4or supuesto, se$or. Cate orden al mo!o que acomodara a los caballos de forma que pudieran pacer. %1o los desensilles. s probable que nos marchemos pronto. )as botas, 4erry. 4erry arque las cejas ante su tono. %9endr-s que ayudarme. 2e cal!an como guantes, como deben cal!ar las botas.
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%9endr-s que esperar a que vuelva el mo!o. 8u# harías si te quedaras sin ayuda/ %1o soporto ni pensarlo. 0eja que te quite las tuyas. Seguro que puedo pisar slo el marco de la puerta. )as botas salieron con mucha facilidad. 4erry movi la cabe!a. %9e llevar# a mi botero tan pronto como volvamos a )ondres. %4refiero poder pon#rmelas y quit-rmelas solo, gracias. %B-rbaro. %2e asombra que hayas hecho el sacrificio de cabalgar por 5or6shire bajo la lluvia, aunque el delicioso aire fresco te habr- hecho bien. n )ondres es m-s raro que los diamantes. %n cambio, aquí, cualquier cosa que no sea ovejas es m-s precioso que rubíes. %)as ovejas son condenadamente valiosas %replic Cate%. )a rique!a de @nglaterra depende de las balas de lana. %9e has vuelto penosamente provinciano. "h, el leal mo!o. "l hombre le llev sus buenos minutos quitarle las botas, y posiblemente sus carísimas medias con dibujos bordados no habían pisado jam-s un suelo tan humilde, pero #l era todo amabilidad. @nmediatamente fue a darle las gracias a la due$a de la casa, trat-ndola como si fuera una duquesa y se inclin en una venia tan florida que ella se qued boquiabierta. 5 enseguida ya estaba coqueteando con ella como podría coquetear con una duquesa en la corte. lla se rubori!, y una ve! le golpe el bra!o, en suave reproche, riendo. 1o quisiera 0ios que en ese momento entrara su marido con una horca en la mano, pens Cate. :abría coqueteado con 4rudence/ se sería el problema/ lla se habría ofendido/ tal ve! le gust mucho y al compararlo a #l con 4erry lo encontr tosco/ l mo!o tambi#n se había quitado las botas y estaba cogiendo la jarra de cerve!a que le ofreci la se$ora Stonehouse. 4erry estaba bebiendo la suya como si fuera n#ctar. 5 entonces sí que entr el granjero Stonehouse, pero le gust oír alabar la cerve!a de su mujer. 5 el emocionado placer de ella por los regalos lo relaj m-s a*n. %:a sido muy amable, se$or. Cate sonri. %s la generosidad de mi esposa, pero el agradecimiento es de los dos. %Sac el monedero que le había traído 4erry y busc unos chelines entre las guineas. Si personas como los Stonehouse de repente tenían una guinea de oro darían pie a habladurías, y m-s ahora, en que escaseaban las monedas de oro%. )e ofrecería estos, se$or, si los acepta, por su amabilidad y las molestias que se ha tomado. l joven acept las monedas de plata.
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%s muy amable, se$or. 1o ha sido otra cosa que simple caridad cristiana. %8ue *ltimamente escasea bastante. 8ued claro que Stonehouse encontr raro ese comentario, el bendito, pero volvi a su trabajo. l mo!o y la se$ora Stonehouse estaban charlando. 4rudence a*n no salía de la habitacin. Comprendi que 4erry podría revelar en cualquier momento que #l era lord 2al!ard. 9enía que ser #l quien se lo dijera a 4rudence, pero podía arriesgarse a entrar en la habitacin y encontrarla en ropa interior/ lla estaba de muy mal humor. Se le acerc 4erry con la jarra de cerve!a en la mano. %n qu# est-s enredado ahora/ %n nada raro. Se sali una rueda. %4or qu#/ %4orque los caminos est-n atroces. 4erry mir hacia los otros dos y dijo en vo! baja7 %2ala suerte o juego sucio/ sa rueda estaba con toda seguridad manipulada. % ?ue a coger el tro!o de madera que había dejado apoyado en la pared cerca de la puerta y se la pas. ra uno de los rayos%. )o serraron por varios lugares y luego disimularon los cortes con serrín. Cate e
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y nuevo, con un cierto toque militar en las trencillas y alamares que bajaban por la delantera de la chaquetilla. 4ero tenía el pelo hecho un desastre, y ella lo sabía. %lvid# mi peine %dijo, sin mirar a nadie%. 2e he recogido el pelo lo mejor que pude. 4robablemente no había espejo. %4uedes usar el mío %dijo Cate, sacando su peine de un bolsillo. lla frunci los labios, como si fuera a recha!ar el peine, aunque lo acept, y eso le record a #l que estaba agraviada por algo. Si estaba enfurru$ada por una insignificancia, cmo reaccionaría a su gran enga$o/ 0ebería intentar quitarle ese cuchillo antes de hacer su confesin. lla se quit todas las horquillas, dej-ndolas en la mesa, y se pein con los dedos. )o tenía m-s largo de lo que #l había creído y era... cmo lo había descrito/ 2iel clara al sol/ ntonces ella comen! a pasarse el peine, de espaldas a #l. "drede/ 0e todos modos, le pareci algo tan íntimo que dese ordenarles a 4erry y al mo!o que salieran de ahí, sobre todo dado que el vestido le ce$ía maravillosamente las curvas. lla se gir a mirar por la ventana, con la cabe!a ladeada al peinar un lado. 3l disfrut mirando el nítido contorno del cuello y el comien!o de la hendidura de la columna por encima de la estrecha franja blanca de la camisola que asomaba por encima del vestido. Con la imaginacin sigui hacia abajo la columna hasta llegar a las curvas de las nalgas, ocultas bajo la falda y la enagua. ra una mujer magnífica, orgullosa y apasionada, y #l apreciaba incluso su rabia. Comen! a latirle m-s fuerte el cora!n, y dese llevarla a esa habitacin y quitarle toda la ropa hasta tenerla desnuda sobre la s-bana. 0ese besarla y darle placer, y e
4rudence se enroll el pelo y volvi a hacerse el mo$o flojo sobre la cabe!a. :abía tenido tiempo para recapacitar. +na me!quina rabia slo empeoraría las cosas. Se gir hacia Cate sonriendo.
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%2e ha quedado bien/ %Casi %dijo #l, acerc-ndosele y cogiendo el peine. )e sac una horquilla, pein el mechn y lo volvi a poner%. "hora sí. l contacto de sus dedos en el pelo le hi!o bajar un estremecimiento por toda ella, y sinti subir calor a las mejillas. )a fastidi ser tan reveladora, pero no lo complacería lo que revelaba/ %9enemos que llegar a eynings %dijo #l%, pero no ha llegado ning*n coche así que vamos a tener que cabalgar un poco. "y, 0ios. 4robablemente lady 2al!ard cabalgaba con pericia y elegancia, pero no había ning*n motivo para ocultar la verdad. %1unca he cabalgado. n todo caso, slo hay dos caballos. %@r-s montada a la grupa. @remos lento, no te preocupes. %9enemos que llegar a eynings hoy/ 4or qu# no podemos ir primero a tu casa/ 3l desvi la cara, con los labios apretados. %Sí, debemos llegar hoy. n qu# lo había ofendido ahora/ %9* y tu esposa coged los caballos, Cate %dijo el se$or 4erriam%. l mo!o y yo ya nos las arreglaremos. %1o puedo dejarte abandonado aquí. %2e dejaste abandonado en eynings. %2is disculpas. 1o era mi intencin tardar tanto. %so hubiera esperado yo. Creaste un guisado de ansiedad y elucubraciones. "provech# la primera oportunidad para escapar. Cate se ech a reír. %0e verdad te pido disculpas. %9u regreso no va a calmar las aguas %dijo 4erriam, d-ndole un sentido especial a sus palabras. Se refería a ella. "l regreso de Cate con su esposa inapropiada. Aegreso/ so no lo había entendido bien antes. 3l estaba de visita en eynings con su amigo y su madre. ?ue a caballo hasta 0arlington y no volvi. 0e ahí la ansiedad y las elucubraciones. 5 ahora iba a volver reci#n casado, sin haber avisado, llevando una esposa sin nada que la recomendara. 1o era de e
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posible. %Se lo dir#, se$or. 0espu#s que el hombre se march, Cate se volvi hacia la mujer del granjero. %9iene nuestra m-s profunda gratitud, se$ora Stonehouse. %)amento sus problemas, se$or, pero para mí ha sido un placer tener visitas, y estas cosas hermosas que me ha regalado su se$ora. Siempre recordar# todo esto como un día radiante. 3l sonri y 4rudence vio verdadera simpatía en la sonrisa. %spero que tenga ra!n, se$ora, y que este sea un día radiante para todos nosotros. 4rudence se despidi de la mujer sinti#ndose casi llorosa por tener que marcharse. Se sentía segura y a salvo ahí, y la embargaba la sensacin de que cuando se marchara de ahí le acecharían muchos problemas. charon a caminar, Cate y el se$or 4erriam llevando los caballos, y cuando llegaron a la carretera, Cate le dijo7 %9engo que decirte una cosa, 4rudence. )e iba a confesar que tenía una amante. 4refería que no, pero pregunt7 %8u#/ %l accidente no fue un accidente. :abían manipulado la rueda. bra de 0raydale, supongo. so era tan diferente a lo que esperaba que se le qued la mente en blanco un momento. %0raydale/ %dijo al fin%. 4or qu# iba a hacer eso/ %Con la esperan!a de hacernos da$o. Slo ha arrojado un dado, pero tuvo poco tiempo para idear su primer golpe, mientras se cura de sus heridas. 1o obstante, es el tipo de hombre que necesita vengarse, así que volver- a intentarlo. 4or eso debemos llegar a eynings, donde estar-s segura. %9e he puesto en peligro. %5o me puse en peligro y te puse a ti tambi#n, tal ve!... %1o. %4ero no te preocupes. st-s muy bien protegida. 9anto 4erry como yo llevamos pistolas en las sillas, y yo llevar# mi espada. 'olvi a abrir el maletero del coche y hurg en el fondo. Cuando se endere! tenía una espada en su vaina en el cinturn y estaba abrochando la hebilla. lla detest esos preparativos para la violencia, pero la sola idea de que :enry 0raydale estuviera tramando hacerle da$o le hi!o flaquear las piernas. 1o le costaba imaginarse el tipo de vengan!a que le gustaría tomarse con ella. Si cabalgar les servía para
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ponerlos a salvo a los tres, pues cabalgaría, pero cuando Cate le dijo que montaría detr-s del se$or 4erriam, protest. %s cuestin de peso %le e
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Capítulo 19 $ abalgando al paso el campo parecía infinito. 4rudence no vio nada m-s amena!ador
que un toro en un campo, y no había se$ales de que pudiera volver a llover, pero la amena!a de :enry 0raydale pendía sobre ella. Cate tenía ra!n7 ese era el tipo de hombre que necesitaría vengarse de los golpes a su orgullo. Se dijo que sus intentos serían disimulados o indirectos, como el accidente del coche; porque si los atacaban en un camino p*blico, #l sería el primer sospechoso. 4ero y si los asaltaban unos despiadados bandoleros/ 8ui#n podría tra!ar la línea que llevara directamente a :enry 0raydale, que sin duda estaba en 0arlington cuidando sus lesiones/ Cate tenía pistolas y una espada, se dijo. l cansado se$or 4erriam llevaba una pistola en una funda sujeta a la silla, pero su fe estaba en Cate, aunque estuviera herido. )o había visto en accin. n todo caso, cuando por fin entraron en una peque$a ciudad llamada Storborough, fue como si por primera ve! pudiera respirar. "hí había bonitas casas con floridos y cuidados jardines; en la calle había mucha gente, yendo y viniendo de sus actividades diarias normales. 1o tardaron en darse cuenta de a qu# se debía el ajetreo7 era día de mercado, lo que traía m-s vida y m-s ruido. %&Civili!acin( %e
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%)oco de nacimiento %dijo 4erriam%. )os dos pod#is quedaros aquí en un sue$o si quer#is. 5o entrar# a buscar comida, bebida y agua caliente. 0iciendo eso entr en la posada pero ni ella ni Cate lo miraron. %4rudence, hice algo que te enfad/ %1o, nada %contest ella, temiendo que le fuera a confesar que tenía una amante. Si #l nunca hablaba de lady 2al!ard, si era tan discreto que ella nunca tuviera que oír hablar de la mujer y, lgicamente, nunca tuviera que conocerla, creía que sería capa! de enterrar a la bella sinvergGen!a en lo m-s profundo de su mente. 9al ve!. %Sigue preocup-ndote eynings/ %pregunt #l. lla se cogi a eso. %4or supuesto. 2írame. 'oy sin sombrero. %Sin sombrero/ 5o tambi#n. Supongo que qued aplastado en el coche junto con el tuyo. %n un hombre es diferente. 9al ve! aquí podría comprar un sombrero. 5 guantes. 1o, veo algo mejor. 4odemos descansar aquí y enviar a buscar mi ba*l. "sí llegar# decente a su debido tiempo. %1o %dijo #l, e hi!o un mal gesto%. 4rudence, necesito decirte una cosa. ntremos en la posada. 9endr-n t#. 9#. Creía que todo se solucionaría con t#/ %4referiría comprar un sombrero %insisti. 4ero al ver su e
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)o mir indignada. %9* no eres la imagen de la perfeccin, sabes/, sobre todo con esas cal!as manchadas de sangre. %9e he fallado, verdad/ %dijo #l, sin sonreír. so la aterr. 9al ve! era peor. 9al ve! necesitaba decirle que se había dado cuenta de que había cometido un terrible error. 8ue la iba a abandonar para marcharse con su verdadero amor. ?ue a causa de la ropa de 4eg Stonehouse. 5 tal ve! por su conducta ahí. 4eg le había recordado un poco a :etty, pero ahora era la esposa de un caballero. )a esposa de un aristcrata. 4osiblemente #l había llegado a la conclusin de que no soportaría llevarla a conocer a sus grandiosos parientes, entre ellos su madre. Cmo lo soportaría ella/ 0espu#s de un breve golpe, entr una criada con un jarro con agua caliente. %9e dejar# para que te laves primero %dijo #l y entr en la sala de estar. lla mir la puerta cerrada, mordi#ndose el labio para contener las l-grimas. 0e verdad creía que no le pedía demasiado a la vida, pero una y otra ve! le arrebataban la comodidad. "unque debería haber sabido que Cate Burgoyne estaba fuera de su alcance. 1o se sentía con -nimo ni para intentarlo, pero se oblig a lavarse y arreglarse el pelo, sinti#ndose como si se estuviera preparando para ir a la horca. 0e pronto cay en la cuenta de que estaba esperando a que #l volviera, cuando #l debía de estar esperando que fuera a reunírsele. :i!o acopio de toda sus fuer!as, endere! la espalda y entr en la sala. 3l estaba junto a la ventana mirando la calle, pero se gir a mirarla. %Slo personas ocupadas en sus asuntos. :abía estado observando por si veía a agentes de 0raydale/ 'acilante fue a situarse a su lado junto a la ventana. %Sí que parece raro encontrar todo tan corriente despu#s de nuestros dramas. %)a vida sigue, como el agua de un río que va sorteando suavemente los obst-culos. Aecuerdo que una ve!, despu#s de una sangrienta escaramu!a llegu# a caballo a un lugar donde la gente estaba regateando el precio de las verduras. %Se gir a mirarla otra ve!%. 4rudence... %Creo que veo un tenderete en que venden pa$uelos %interrumpi ella, desesperada %. 1i siquiera tengo un pa$uelo. %4rudence, tengo que hacerte una confesin. %8ue eres pobre/ %pregunt ella, todavía intentando desviarlo de la horrible verdad%. 8ue no hay ninguna casa, despu#s de todo/ 5o no... %:ay casa y no soy pobre. %res un impostor. 1o te llamas Cate Burgoyne.
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%8u#/ 1o. " ella la abandon la fuer!a para luchar. %9ienes una amante %dijo. 3l la mir sorprendido. %0emonios. 8i#n te ha metido esa idea en la cabe!a/ lla se sinti mareada. se asombro tenía que ser real. 8u# podría ser peor/ %sto... ya est-s casado/ :emos cometido bigamia/ %1o, claro que no. 4rudence... %res un delincuente, un fugitivo de la justicia. %Con 4erry por vil socio/ %4uso los ojos en blanco y se apoy en el marco de la ventana%. Contin*a, por favor. 8u# m-s se te ocurre/ 1o eres pobre, sí tienes casa, no es una amante ni otra esposa. %sto... te est-s muriendo/ %4or el amor de 0ios. 2i salud es ptima. %ntonces, qu#/ 3l se tom un momento para contestar, un momento largo que decía que la confesin era terrible, tan terrible que ella no había logrado imagin-rsela. %Soy conde %dijo #l finalmente. 4rudence lo mir sorprendida, intentando encontrarle sentido a esas palabras tontas. %8u#/ %Soy el quinto conde de 2al!ard, y eynings, la casa adonde viajamos, es de mi propiedad. sto significa %a$adi, mir-ndola atentamente%, que ahora t* eres la condesa de 2al!ard. ra como si hablara en griego. "unque claro, ella entendía algo de griego. %Condesa de 2al!ard/ %repiti%. h, 0ios mío. 0ios mío. &E5oF soy lady 2al!ard( %Sí %dijo #l, pero mir-ndola preocupado, como si se hubiera vuelto loca. 9al ve! porque se ri. 1o e
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%1egarme a casarme contigo/ %:abrías tenido todos los motivos y eres lo bastante fuerte, lo bastante resuelta para haberte negado, pero las consecuencias para ti... 0e todos modos, debería haberte dado esa libertad. lla se presion las sienes. %1egarme a casarme contigo/ %=olp#ame si quieres. lla le di una buena palmada en la cabe!a. %Creíste que yo habría preferido quedar a merced de 0raydale antes que casarme con un conde/ %5o podría haberte ofrecido alguna alternativa. 0inero... %Crees que preferiría ser una mujer mantenida/ %1o quiero decir eso. 9e habría establecido en respetable comodidad en alguna parte. %0espu#s de la acusacin de 0raydale/ Cmo podía ser eso/ 4ero... )e mir la ropa vieja y raída, que era la misma que llevaba la noche en que se conocieron, cuando #l sí estaba escaso de dinero. %st-s seguro de que eres conde/ %Segurísimo. %4ero no tienes dinero. %Sencillamente parece que nunca tengo suficiente en los bolsillos cuando me encuentro contigo. %l dinero que te trajo el se$or 4erriam, es tuyo y no de #l/ %Sí. %4or qu#, entonces, sigues usando esa ropa/ 3l movi la cabe!a. %2e convertí en el conde hace poco. stoy reponiendo mi guardarropa, pero me pareci que el traje de montar no era prioritario. Cuando estemos en eynings puedo impresionarte con mi elegancia, 4rudence. Soy el conde de 2al!ard, te doy mi palabra. 2ira, este es mi anillo de sello. lla slo le ech una somera mirada al grueso anillo de oro. %&2i ropa( Con ra!n estabas molesto por mi ropa. 1i los mejores vestidos que tengo son suficientemente finos. &5 tu familia( Cmo pudiste casarte sin decírselo/ %5a sabes cmo. lla se cubri la boca con una mano.
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%Culpa mía, culpa mía. 9u madre... es lady 2al!ard tambi#n/ %Sí, como tambi#n la viuda de mi hermano. %9u hermano %repiti ella, y de pronto entendi; eso borr todo lo dem-s%. l perfecto. h, Cate, cu-nto lo siento. Sin pensarlo le cogi las manos y luego lo acerc m-s y lo abra!, tal como #l la abra!ara aquella ve!. %Cu-nto lo siento %repiti%. Cu-ndo ocurri todo esto/ %l tiempo pierde sentido, pero hace casi un mes. 5o estaba en )ondres y me llev tiempo viajar al norte. 2e perdí el funeral. lla lo estrech m-s fuerte, y continuaron así, transmiti#ndose fuer!a mutuamente. "l menos eso le pareci a ella, y se fue tranquili!ando, hasta llegar a una asombrada aceptacin. Cate era conde y ella era su condesa. 3l nunca había deseado ser conde, y ella no habría elegido jam-s ser condesa. 4ero siempre habría elegido ser la esposa de Cate Burgoyne, fuera cual fuera el precio. %stoy aprendiendo %dijo #l%, pero no me formaron para esto. :ijo segundo, sabes/, y se me orden firmemente que forjara mi propio camino en el mundo. %Se apart para sonreírle pesaroso%. l otro día me escap# de las responsabilidades como un ni$o que hace novillos. 9* fuiste mi prete
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%2-s difícil que el matrimonio con 0raydale/ %1o, pero... %2-s difícil que la deshonra y la vergGen!a/ %1o, pero... %2-s difícil que vivir en Hhite Aose 5ard/ %1o. %0ime una cosa. "lguna ve! voy a tener que temer la pobre!a o no tener un techo/ %1o. %'oy a tener que temer el pr
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estoy descontento con mi esposa. %0e verdad/ %0e verdad. )a acerc m-s para besarla, y el alivio le despert una loca pasin. )e cogi la cabe!a para acercarlo m-s y se entreg a la pasin con la boca y el cuerpo, apret-ndose a #l sin el m-s mínimo recato; era como si quisieran fundirse, y eso deseaba ella, no apartarse nunca, ni una pi!ca. 1o volver a estar nunca sola. Son un golpe en la puerta. Cuando se separaron, una nerviosa criada ya había entrado con la bandeja del t# en las manos. %4erdn, se$or, se$ora, vuelvo despu#s/ 4rudence se gir hacia otro lado, con las mejillas encendidas. %1o %dijo Cate%. 4on las cosas en la mesa, gracias. 4asado un momento se cerr la puerta y #l dijo7 %9#, milady/ lla se gir a mirar y se ech a reír. %8u# habr- pensado/ %8u# estamos amorosos y deseosos, pero como estamos casados no hay nada de lo que avergon!arse. "morosos y deseosos, se dijo ella. Se estremeci del placer que le produjeron esas palabras, pero vio que #l la estaba esperando con la silla retirada. Se sent a la peque$a mesa, tratando de calmarse, de volver a la cordura. )e result difícil, pues empe!aba a asimilarlo todo. 1o había amante, slo ella. @ncreíble, ella, la condesa de 2al!ard. "nte un mundo horrori!ado y desaprobador al que tenía que hacer frente. 4ero Cate era de ella. 5 #l aseguraba que eso no lo molestaba. 2ir cmo estaba el t# en la tetera, lo agit, y entonces dijo7 %1o me e
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%"divinar que lady 2al!ard era yo/ @mposible. %Sirvi t# en la ta!a de #l y lo mir de reojo%. Creí que tenías una amante. +na dama muy elegante, de alcurnia, que nunca se metería en el tipo de desastres que armo yo. %"h, ahora entiendo tu malhumor. %4uso un buen n*mero de terrones de a!*car en su ta!a%. 1o tengo ninguna amante, te lo prometo. %stupendo, pero veo que el a!*car va a ser un gasto importante en nuestra casa. %2e gustan las cosas dulces. )o dijo como si eso fuera algo escandaloso, pero ella estaba rubori!ada por otro motivo. 8u# tontería hablar de gastos de la casa cuando #l era un hombre rico y vivía en una mansin. 3l bebi un poco de t#. %8u# agradable es esto. 1o hay secretos entre nosotros. %2arido, mujer y t#. "l instante #l se puso serio. %4rudence, eynings no es como esto. %Supongo que no, pero no podremos tomar el t# juntos en alguna habitacin modesta de ve! en cuando/ so lo hi!o sonreír otra ve!. %Sí, podremos. 9* tendr-s una salita de estar, que nos servir- de saln de t#. %5a est-, ves/ 9odo se puede arreglar. 9ienes otras casas/ %E9enemosF una casa en )ondres. :ay otras propiedades, pero todas est-n ocupadas por inquilinos. %Cu-ntas/ %cho, creo. &cho( 0ecidi continuar con las tonterías. %4odríamos echar a los inquilinos y cambiar de casa constantemente, como hacían tus antepasados medievales. %Con las camas, los muebles y las ventanas sigui#ndonos en las carretas/ 9u imaginacin me deleita, pero piensa en los caminos. Sería una tortura. lla deseaba aferrarse a la tontería del arco iris, pero la palabra EtorturaF llev sus pensamientos a las dificultades que los esperaban. %Cate, no crees que deberíamos retrasar un poco nuestra llegada/ Si debo llegar ahí como tu condesa, necesito mi equipaje. 1o tengo ni siquiera una muda de camisola ni de medias. 1i mi cepillo para el pelo. 1i camisn. Si nos retrasamos unos pocos días, podrías avisar a tu familia. %2e tientas terriblemente, pero tengo deberes y 0raydale sigue preocup-ndome.
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0eseo que est#s en eynings, donde puedo contar con todas las autoridades del condado. 1o vamos a ocultar el accidente de coche, y eso e
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%Creo que estoy conmocionada. % deseosa. :abía un dormitorio al lado, y eran una pareja casada... 3l se meti en la boca el resto del pastel y se levant. %'amos. 9endríamos que encontrarte un anillo mejor. %8u#/ %+n anillo de bodas. %)e cogi la mano y la levant%. 0ebemos ir a eynings, querida mía, y nuestro accidente no e
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Capítulo 20 ! rudence se sentía casi mareada de placer, y el ajetreo y bullicio del mercado la
alegr m-s a*n. 9odo le gustaba, las voces de los tenderos pregonando su mercancía, los m*sicos ambulantes ofreciendo baladas, los montones de verduras, las canastillas de fresas tempraneras perfumando el aire. 3l compr una canastilla y le puso una peque$a fresa en la boca. lla le puso una en la boca a #l. Se detuvieron, sonri#ndose y mir-ndose a los ojos. %l anillo %dijo #l%. 1o hay tiempo para coqueteos, muchacha. lla hi!o un morro, sinti#ndose como una ni$a; como la ni$a que nunca fue. Cate averigu dnde había una orfebrería, así que salieron de la pla!a del mercado en direccin a la calle de comercio. ncontraron la tienda; era m-s bien una relojería, pero había una peque$a seleccin de anillos. Slo una alian!a le qued bien, pero era de oro brillante. Cate se la puso en el dedo y ella se sinti como si ese fuera el acto de verdadera unin, con alegría, sinceridad y esperan!as para el futuro, no en medio de tensiones y dudas. 3l fue a mirar otra vitrina con joyas. %9us colores, creo %dijo eligiendo un anillo con una piedra amarillo claro rodeada por perlas%. 5 este broche. Con una daga atravesada. %4ara. so es suficiente. %"*n no he empe!ado. 4or fin le veo una utilidad a mi rique!a. 4ero slo a$adi un crucifijo de plata con cadenilla, y luego pag una enorme cantidad de guineas. )e prendi el broche en el centro del corpi$o. %9ienes que estar armada %dijo. )e cerr la cadenilla del crucifijo en la nuca, dici#ndole que sería E*til para protegerse de los demoniosF. %0nde llevas tu crucifijo entonces/ %n el pu$o de mi espada.
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lla pase la mirada por la tienda. %jal- yo pudiera comprarte un regalo. "l instante #l sac su monedero y le puso unas monedas en la mano. %sto es demasiado. %8u# tontería. 9an pronto como estemos en casa, te fijar# una cantidad de dinero para gastos menores, asignaciones y todo eso. 0inero para gastos menores y asignaciones deberían fascinarla, pero fue la e
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balde/ +n morillo/ +n ganso en un canasto/ %&)oco( %ri ella%. 1o debemos entretenernos en coqueteos. %2e vas a dar la lata con mis deberes %dijo #l%. 8u# delicioso. 'amos a buscar a 4erry.
ncontraron al se$or 4erriam cmodamente instalado en un saln, ya recuperada su cortesía, seg*n declar, gracias a un ba$o y a que se cambi la ropa blanca por cosas compradas en el mercado. %'eo que hab#is estado ocupados en lo mismo %dijo%. ncantador sombrero, se$ora, y le ha cubierto a #l el vergon!oso cuello. n recompensa, tengo pastel de fiambre, vino para acompa$arlo y cubiertos para tres. %"h, comida de verdad %dijo Cate cuando se sentaron, y le sonri a 4rudence%. "unque las tartas sabían deliciosas en esas circunstancias. %9e veo muy complacido contigo mismo %dijo 4erriam. %5 t* est-s pensando cuanto tiempo m-s vas a tener que permitir el enga$o. =racias, pero ya se lo he dicho todo a 4rudence. %5 sigues conservando tu cabe!a %dijo 4erriam y la mir a ella%7 Enchant, lady 2al!ard. %=racias, se$or 4erriam. 5 por su discrecin. %+na de mis muchas dotes, se$ora. Cate tom otro bocado de pastel. %:e intentado convencer a 4rudence de lo difícil que va a ser el futuro. %9iene ra!n %dijo 4erriam, mir-ndola muy serio%. 'a a caer mal por haber robado el premio gordo. %"l oír el bufido de Cate, gir la cabe!a hacia #l%. 4odrías ser estevado y verrugoso y seguirías siendo un premio. %Ser conde no es un premio. 4erriam agit una mano. %Basta de tonterías. :as pensado en la manera de allanarle el camino a tu esposa/ %)levarla r-pido a eynings para que sus e
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"rtemis te apoye; tiene buen cora!n. %9ermin de comer su pastel y se levant%. 'amos, alquilemos un coche con seis caballos. %2is paquetes %dijo 4rudence, asimilando la arrogancia de esa rotunda frase7 E5o te he elegidoF. so mostraba un lado diferente de #l, lo hacía un tanto desconocido. 5 bastante m-s conde.
Cate fue consciente de su brusquedad, pero de repente estaba sensible a todo lo que pudiera perturbar a su mujer. 4rudence era como un -rbol con las hojas reci#n brotadas abri#ndose lentamente al primer contacto del sol de verano; una helada todavía podría matar los brotes, y #l deseaba que ella floreciera. 4erry se levant y cogi los paquetes de 4rudence. %4uedo ser tu secretario y tu mensajero ang#lico, milord conde. stoy seguro que ser lacayo no me es imposible, milady. 4rudence lo mir desconcertada. %Siempre tendr- que llamarme EmiladyF, se$or 4erriam/ se trato lo encuentro muy distante, y hemos compartido algo así como una aventura. 3l le sonri. %0esde este momento eres 4rudence y yo soy 4erry, si tu amo y se$or lo permite. Cate no vio muy claro que deseara permitirlo. %Slo en privado %dijo. %2e vas a permitir estar en privado con tu esposa/ %pregunt 4erry, travieso. %9u nimbo angelical se te est- cayendo, pero sí, dentro de lo ra!onable, me fío de ti. %0ecididamente soy de los -ngeles %dijo 4erry, y dirigi#ndose a 4rudence a$adi %7 1o debes relajar la formalidad en p*blico. 2i reputacin es muy delicada. lla se ri de sus tonterías y Cate hi!o rechinar los dientes. Cuando salieron al patio de las cocheras, 4rudence pregunt a 4erry. %Cmo debo llamar a Cate en p*blico/ 2arido/ % "class %dijo 4erry rotundamente%. 1o sois tenderos. %Cuidado con tu lenguaje %ladr Cate, y slo entonces record que 4erry no sabía nada de la humilde vida que había llevado 4rudence%. 2is disculpas. stoy nervioso. "presuremos este viaje. Comprendi que tendría que cont-rselo todo a su amigo, pero esperaba que lo de Hhite Aose 5ard siguiera siendo un secreto para todos. Cuando el coche estuvo listo, se qued un momento vacilante, nada deseoso de
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emprender el viaje que llevaría a los inevitables problemas en eynings. %'eo que estoy condenado a cabalgar otra ve! %dijo 4erry con aire afligido. %1o le hagas caso, 4rudence. =ana carreras de obst-culos y estar- m-s cmodo que nosotros. %)a caja de tortura %suspir ella%. 4ero no me gusta mucho cabalgar y no quiero estropear mi sombrero. 4ero t* podrías ir a caballo. %4refiero estar contigo. 0espu#s de ayudarla a subir dio la vuelta al coche revisando todo concien!udamente por si habían manipulado algo. %st-s muy desconfiado %coment 4erry. %9engo mucho que proteger. %s una mujer e
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Capítulo 21 8 iajaron un buen rato en silencio y a 4rudence no se le ocurría cmo romperlo.
Seguía un poco dolida por el despreocupado comentario del se$or 4erriam. 1unca había sido tendera, pero las mujeres de Hhite Aose 5ard solían decir EmaridoF en lugar del nombre. 9ambi#n su madre, en todo caso. Cu-ntas otras cosas que le parecían normales serían declass o simplemente anticuadas/ )a invadi un cansancio terrible, apagando la alegría y euforia que había sentido unos momentos. staba casada y continuaría casada, y amaba a su marido, pero no servía en absoluto para su nuevo puesto, y Cate, aunque amable y elogioso, no la amaba. staba agotada, lo que no era sorprendente. Slo esa ma$ana había hecho sus promesas, pero eso fue la culminacin de días y días de confusin y noches insomnes. 2ir a Cate de reojo y vio cansancio en #l tambi#n. :abía cabalgado hasta 0arlington, y el día anterior ido y vuelto de 0urham. n el accidente qued herido y había sangrado bastante. Cojeaba muy poco, pero las heridas debían seguir doli#ndole. lla tenía moretones por el accidente, y todavía le dolía un poco la cara de ve! en cuando. se moretn se atribuiría al accidente, suponía, así que el atentado de 0raydale sirvi a una buena finalidad. 2ir por la ventanilla, pensando si 0raydale intentaría un ataque en un camino p*blico. Seguro que no. 'iajaban con tres postillones y los dos caballeros iban armados; adem-s, Cate había revisado el coche por si habían manipulado algo. 4osiblemente estaban a salvo de 0raydale, pero no de los terrores que los aguardaban. )a casa de Cate, la familia de Cate, la madre de Cate. "un en el caso de que todo fuera bien, cmo convertirse en una verdadera condesa/ n una ocasin vio a la condesa de "rradale en la calle de 1orthallerton, en una parada en su viaje de )ondres a su propiedad en los valles de 5or6shire, o de vuelta. "unque vestía sencilla ropa de viaje, era evidente que las telas y confeccin de cada prenda eran de la mejor calidad, y las llevaba con tal donaire, como un ser de otro mundo. Sofoc la risa. %8u# pasa/ %pregunt #l, saliendo de sus pensamientos, o tal ve! de una cabe!ada. %staba pensando en una condesa que vi una ve!. %" veces yo pienso en otros condes. 8u# condesa/
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%)a condesa de "rradale. %C-spita, no te compares con ella. 9iene el título por propio derecho. 1aci para el esplendor y se ha casado con un título superior, un marqu#s. %ntonces, no se va a esperar que yo sea como ella/ %1o. %2enos mal. 4ero ser- mejor que me ense$es algo de lo que necesito saber. l orden de rangos es duque, marqu#s y conde, verdad/ %5 despu#s vi!conde y barn. %ntonces tu rango es superior al de lord )olingford. %8ui#n es/ %l personaje m-s distinguido del vecindario de Blytheby. ra barn. 9odos le teníamos un temor reverencial. %5 ahora descubres que el suyo es el rango m-s bajo %dijo #l sonriendo%. Si alguna ve! te encuentras con #l puedes mirarlo desde tu elevada altura. ra broma pero ella se sinti incmoda. %so no se esperar- de mí, verdad/ 0etestaría hacerlo. %1o, pero las personas tienen e
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%&Cincuenta( %s slo una suposicin. 8u# importa/ %:ay que cuidar de todas. 4or qu# tantas/ 1o pod#is usarlas todas. %1o cada día, pero necesitamos muchos dormitorios para alojar a los invitados en estancias de varios días, y una serie de salones contiguos al saln de baile. n cuanto a las dem-s, me sorprende darme cuenta de que hay muchas en las que no he entrado nunca. %2e perder#. %)a distribucin de la casa es bastante pareja, así que lo dudo, pero si fuera necesario, hay muchísimos criados para rescatarte. %2uy bien %dijo ella%. :-blame de los criados. %Son tan disciplinados como el ej#rcito. Comen!aremos por el administrador de la casa, ?lamborough. :icieron una breve parada para cambiar los caballos, y cuando se reanud la marcha continu la clase. Cuando pararon para otro cambio de caballos, a 4rudence le !umbaba la cabe!a con tanta informacin, la mayor parte sin asimilar. "liviada acept el ofrecimiento de t#, e intent prestar atencin a la conversacin entre Cate y 4erry acerca de los detalles de la etiqueta, en particular cmo distinguir entre las tres ladies 2al!ard. %9* eres lady 2al!ard %e
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comunic-rselo a ella. %s comprensible que se sienta así. " mí me doli que no me invitaran a la boda de mi hermano. %1o te invitaron/ %1o, pero ateng-monos a lo inmediato. 9u madre se sentir- dolida. %s posible. 4ero te he dicho la verdad. 0eseaba que me casara. Si resultas f#rtil, en especial si tienes hijos varones, lo perdonar- todo. 4rudence se estremeci ante esa declaracin. %5 si no/ %4ues todos viviremos con la desilusin. 1o ser- desastroso mientras yo viva m-s que ella. 'er-s, si yo muriera sin dejar un heredero, el pr
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una compa$era ni solamente atender a sus deberes, pero tal ve! eso era lo *nico que podía so$ar. Cate era bueno y amable y no amaba a otra, pero no la amaba a ella. :aría todo lo posible por no causarle problemas. %:-blame de las familias de la localidad. %4ara eso vas a necesitar a madre %dijo #l%. 5o slo puedo hacerte un ligero esbo!o. )e hi!o la relacin de las mejores familias y de los nombres de sus casas. %9endr-s que repetirme todo esto cuando tenga papel y pluma %dijo ella cuando #l termin%. 9engo la cabe!a llena. %s probable que madre te escriba la lista, por cierto. %lla pens que iba a decir algo m-s sobre eso, pero #l simplemente le toc la frente%. 9u cabe!a llena te hace sentirte m-s tranquila/ %1o. 3l la atrajo a sus bra!os. %Ser- difícil, 4rudence, pero no infernal. %1o/ Jam-s le he dado una orden a un criado. Bueno, a nuestras criadas para todo cuando las teníamos, pero eso no es precisamente lo mismo. %n el fondo lo es. 9u sombrero me estorba otra ve!. Sonriendo, lade la cabe!a y #l la bes. %4ero no me lo quites, se$or. 8uiero llegar en el mejor estado posible. %Si insistes. n cuanto a los criados, simplemente e
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%9u pelo se ha escapado de la cinta. %Siempre se escapa. Sin duda t* podrías at-rmelo con m-s firme!a. Se gir y le present la espalda. +na espalda ancha y el pelo atado flojo no tenía por qu# ser alarmante, creía 4rudence, hasta que le quit la cinta. l pelo suelto de un hombre era algo... algo suelto. )e record su espalda desnuda cuando le cur la herida, sus anchos hombros anchos, su larga columna, sus fuertes nalgas. "unque ahora estaba vestido, dese acariciarlo a lo largo de la chaqueta, pensando en todo lo que había debajo. 9uvo que tragar saliva. %9u peine/ 3l lo sac de un bolsillo y se lo pas por encima del hombro. Comen! a pasarle el peine notando la energía con que parecía querer saltar como para librarse de toda restriccin. Como hacía ella. %Siento mucho que hayas tenido que convertirte en conde %dijo, bajando el peine a lo largo del pelo. %:abrías preferido ser una esposa normal y corriente, lo s#. 5a le había alisado bastante el pelo pero continu7 %1o por mí, sino por ti. 9* no deseabas una carga de responsabiliades como esa. %?ui oficial en el ej#rcito. 0ijo eso sin parecer ofendido, y en su espalda y en el ladeo de la cabe!a vio que no lo estaba. %+n condado es diferente. s un trabajo incesante, y para toda la vida. %2ujer juiciosa. n un instante me oblig a ser una persona diferente. Como a ti. % 4asado un momento, a$adi%7 4ero yo deseaba eynings. 2ucho, muchísimo. sto no lo he reconocido ante nadie m-s. 4rudence retuvo el aliento, pero continu pas-ndole el peine, con largos y lentos movimientos. %" veces amamos no juiciosamente sino demasiado. %telo %dijo ella. Sin parar de pasarle el peine, se arriesg a hacer la pregunta que le vino a la cabe!a%7 )e tenías envidia a tu hermano/ %1o de que se convirtiera en conde. 4ero cuando ya tenía edad para comprender que Aoe continuaría en eynings toda su vida y yo tendría que marcharme, lo consider# injusto. @ntent# convertirme en cura. lla no pudo evitar la risa. %9*/ %:e conocido a unos cuantos igual de incompatibles con esa profesin, pero yo slo
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tenía la esperan!a de poder quedarme cerca de casa. de continuar en ella. lla le recogi el pelo, ro!-ndole el c-lido cuello. % sea, que tambi#n perdiste tu casa. %Sí, pero nunca dese# que Aoe muriera. )o resucitaría si pudiera, aun cuando yo tuviera que marcharme del todo a las "m#ricas o a las @ndias. %)o s# %dijo ella, at-ndole la cinta lo m-s apretada posible. ntonces no pudo resistirse y le bes el trocito de piel entre el pelo y la corbata. 3l se gir y la bes en los labios. %"hora sabes todos mis secretos. %5 ninguno de ellos te desacredita. %spero que no, pero hay otra cosa m-s. l coche vir y #l mir por la ventanilla. %5a estamos cerca. s una historia complicada. 9e la contar# despu#s, pero he cometido errores. 1o tienen que ver contigo en nada, aparte de que te has casado con un hombre que en algunos círculos se considera de reputacin dudosa. %Sea lo que sea, s# que no has hecho nada malo. %9anta fe tienes en mí/ %Sí. %1os conocemos desde hace muy poco, sabes/ %4ero bien. %Juiciosa otra ve!. 2e he relacionado durante a$os con algunas personas y no las he conocido tan bien como te cono!co a ti, 4rudence 2al!ard. lla lo mir ce$uda. %1o 4rudence Burgoyne/ %)a esposa de un par del reino usa el título como apellido. %Buen 0ios, algo tan simple como eso y yo no lo sabía. Cmo me las voy a arreglar/ %9e las arreglar-s. res la mujer m-s fuerte, m-s valiente y m-s ocurrente que he conocido en toda mi vida, y buena tambi#n. 9riunfar-s, mi reina guerrera. %"cu#rdate de Boadicea. %4iensa mejor en @sabel, animando a sus tropas ante la "rmada. %S# que tengo el cuerpo de una mujer d#bil, pero tengo el cora!n y las entra$as de un rey. Siempre me ha gustado eso. %1o me cabe duda. 9e comprar# otro cuchillo, creo. +na daga italiana, con pu$o de
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oro enjoyado con perlas, porque eres toda acero, oro y perlas. %&0erroche, se$or( %protest ella, pero los elogios la estaban derritiendo. %4rometiste obedecerme, y te ordeno que agrade!cas todos mis regalos sin rechistar. %=racias, entonces, por el crucifijo y el broche. %9ienes muchas joyas m-s magníficas, si madre y "rtemis no se aferran a ellas. so rompi la burbuja del arco iris. @ban a llegar a una casa ya gobernada por dos mujeres, las dos respaldadas por su formacin y linaje. ntonces Cate sac dos anillos del bolsillo y se los puso7 uno el grueso anillo de oro con el sello y el otro de oro con negro; un anillo de luto. :abía habido anillos de luto y guantes negros para todos los asistentes al funeral de su padre, aun cuando no podían permitírselos. 4ara el sencillo funeral de su madre ni siquiera se pens en ese gasto e
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'enga, el resto de la cinta te la atar# a la manga. s m-s usual para hombres, pero servir-. 4rudence se quit el anillo de granate y el de la piedra amarilla con perlas, dej-ndose solamente el de bodas. 4ero se frot las manos, nerviosa. %sto es lo mejor que podemos hacer por ahora %dijo%, pero y ma$ana/ 1o tengo ropa de luto. %Se ri%. 1o hace mucho slo tenía ropa de luto porque, despu#s que muri mi madre metí todo en una artesa con tinte, menos el a!ul. %)o mir%. " una condesa le est- permitido te$ir de negro un vestido/ %4uede ordenar que se lo ti$an en el lavadero, y podemos ordenar que te hagan ropa de luto con rapide!. lla se cubri la cara con las dos manos. %1uestra sola llegada ya ser- una ofensa, y ahora esto. %)o comprender-n. s tambi#n tu día de bodas. "h, la =ibbet Cross.TUV sta es la se$al de que un poco m-s all- comien!a el parque. lla detect alegría en su vo! y pens que tal ve! la familiaridad hacía normal ese espantoso poste. 4ero no pudo evitar un mal gesto al mirar la jaula de hierro donde podían dejar colgando a un delincuente ahorcado para escarmiento de los dem-s. )a jaula colgaba vacía en ese momento, menos mal, pero le pareci un muy mal presagio. U4oste con un palo atravesado Pa modo de tosca cru!Q del que colgaba una jaula de hierro en la que se encerraba a un delincuente ya ejecutado o a uno vivo para que muriera de hambre y sed. Se ponía en los cruces de los caminos.
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Capítulo 22 E l coche vir lentamente y pas por entre dos pilares. 4rudence mir hacia delante,
temiendo ver la casa inmediatamente. 4ero lo *nico que vio fue un llano camino de gravilla que serpenteaba por entre campos tan hermosos que no podían ser naturales. staba en el muy bien cuidado parque de un noble; por lo que fuera, en ese instante la golpe de lleno la realidad. Cate era un noble. ra el due$o de toda esa perfeccin. 5 se había casado con ella. %1o ver-s eynings hasta pasado un rato. ste camino de entrada fue esmeradamente dise$ado para presentar las belle!as en un cierto orden. 9odo es principalmente obra de mi padre, aunque mi hermano era muy aficionado a importar -rboles. 4rudence casi no lo oía, por lo fuerte que el terror le hacía latir el cora!n. %8u# van a pensar, Cate/ 8u# van a decir/ 4asado un momento #l baj la ventanilla y atrajo la atencin de su amigo. %st-s dispuesto a adelantarnos para allanarnos el camino/ 4ara anunciar el regreso del hijo prdigo sano y salvo/ %Con esposa/ %pregunt 4erry, cabalgando al lado del coche. %Con esposa. %&"ll- t*( %dijo 4erry riendo y emprendi el trote. %4or qu# se ri/ %pregunt 4rudence. %4orque a los mensajeros de malas noticias suelen matarlos. %2alas noticias... 3l se gir a mirarla. %1o lo dije en ese sentido. %1o intentes tranquili!arme. &Soy una mala noticia( %Slo una sorpresa.
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%0ijiste que te pareci que no sería prudente avisar. %+n día antes, u horas. Con unos pocos minutos no habr- riesgo, y moderar- la conmocin. 1o tendrían tiempo para cargar las armas, pero tal ve! sí para pasar la primera reaccin de furia, con lo que podrían intentar ser amables. Si eso daba resultado, ella lo agradecería. 3l volvi a mirar por la ventanilla. %"h, el primer atisbo. lla mir, pero como quien mira hacia una prisin. )a parte central de una casa de piedra estaba elegantemente enmarcada por -rboles. Como dijera #l, esa vista había sido planificada con mucho esmero. ra una casa de tres plantas, de estilo cl-sico, estructura pareja, pero enorme; aunque a*n no se veía entera estaba claro que se e
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que llevaba a las magníficas puertas que todavía llevaban los escudos cubiertos por pa$os negros. Si por arte de magia pudiera volver negro su vestido. 5a había cuatro lacayos con librea ahí, listos. )as libreas eran de color verde oscuro con galones dorados, y los cuatro llevaban medias, guantes y fulares negros y bra!aletes de luto en una manga. staban mejor equipados para el luto que ella y Cate. n la puerta abierta esperaba un hombre muy majestuoso, todo de negro. l guardi-n del portal. )e negaría la entrada/ %8ui#n es ese/ %pregunt en un susurro cuando se acercaban los lacayos a atenderlos. %?lamborough, el administrador de la casa. 9e habl# de #l. Sí que le había hablado, pero en su cabe!a se habían abierto goteras; no recordaba nada. +n lacayo abri la porte!uela. tro baj los pelda$os. Cate baj y se gir a ayudarla. " ella le latía tan r-pido el cora!n que dud de poder bajar con dignidad; y si lo conseguía, tal ve! no sería capa! de entrar en la casa en línea recta. 0udaba mucho de ser capa! de decir algo coherente. Se había sentido igual cuando lleg a la iglesia a casarse con 0raydale. 9ienes que poder, se orden, haciendo una honda inspiracin. Este es el amado hogar de Cate, y por #l tienes que hacer esto a la perfeccin.F 5 por lo menos ahí no los esperaba el demonio 0raydale. Se oblig a mover las piernas y baj, agradeciendo la firme mano de Cate. 3l le pas la mano por su bra!o y la llev a la escalinata. %Bienvenida a eynings, querida mía %dijo, en tono muy tranquilo. 4ero ella percibía la tensin que lo dominaba. 4andemnium. =ir la cabe!a al oír ruido de cascos de caballos y de ruedas, y por encima del hombro vio el coche alej-ndose; se sinti como si se fuera su oportunidad de escapar. %Bienvenido a casa, milord %oy. =ir la cabe!a hacia delante. %8uerida mía %dijo Cate%, #l es ?lamborough, el administrador de nuestra casa. 2i condesa, ?lamborough. l hombre hi!o una venia con la cara sin e
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lla comprendi que lo de EnuestraF iba dirigido a los oídos del hombre. ntraron en un espacioso vestíbulo de paredes grises con pilares. " lo largo de las paredes laterales había hornacinas a!ules con estatuas de estilo cl-sico, algunas con muy poca ropa. Se había reunido ahí un buen n*mero de criados, y una mujer se adelant a saludarlos. ra de altura y constitucin medianas, y vestía de luto riguroso, incluso con una cofia negra que le cubría el sedoso pelo casta$o. l ama de llaves/ )a se$ora @ngleton/ %Bienvenido a casa, 2al!ard. Soy "rtemis, lady 2al!ard %dijo a 4rudence, mir-ndole las mejillas. %1uestro coche se volc %e
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marido. ntonces avan!aron y le presentaron a una mujer de pelo cano y aspecto solemne que era el ama de llaves y luego a un hombre muy gordo apellidado Belsha, que era el maestro de cocina; ese título no significaba nada para ella, pero supuso que era el encargado en general de la comida para la familia y los criados. ing era el mayordomo y, aunque delgado, la roje! de su nari! sugería que podrían gustarle demasiado los vinos que servía. ing le dirigi una penetrante y evaluadora mirada, en cambio los otros se mostraron cort#smente impasibles. staba segura de que tendrían muchísimo que comentar cuando ya no estuvieran ahí, pero le parecía que no había hecho ni dicho nada que fuera a provocar pandemnium desde el mismo comien!o. 9erminada la terrible prueba, Cate la llev por una escalera de madera maci!a, que era magnífica, aunque contrastaba muchísimo con el vestíbulo moderno y de color claro. 4refiri no hacer ning*n comentario sobre eso, pero cuando dieron la vuelta por el rellano y estaban a la mitad del otro tramo vio que los paneles del corredor hacían juego con la escalera. l efecto era e
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supuesto, con el dormitorio del conde. %s precioso %dijo 4rudence, con toda sinceridad. l papel de las paredes estaba pintado con delicadas ramas con flores y coloridos p-jaros. se tenía que ser el papel chino del que había oído hablar. l cielo raso estaba pintado de un a!ul que sugería el cielo de verano y ese color se repetía en las cortinas y en partes de la mullida alfombra. Se gir para hacer un comentario elogioso y vio que "rtemis tenía la cara muy p-lida y demacrada. 0ios de los cielos, ese había sido su dormitorio hasta hacía muy poco, tal ve! estaba decorado a su gusto, y una muerte la había e
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desacreditado, tanto que mi pobre marido sinti que el peso de eso aplastaba la reputacin de nuestra familia. 0esacreditado/ %9ampoco puede negar que provoc una acalorada pelea que fue la causa del ataque cerebral de mi marido. %4or favor, "rtemis... %&1o tienes mi permiso para llamarme por mi nombre( Con la boca reseca, 4rudence adopt un tono tranquili!ador. %)ady 2al!ard, es imposible que sea cierto lo que crees. Si conoces algo a Cate tienes que saber que es incapa! de una maldad tan cruel. "rtemis se ri sin humor. %res t* quien no le conoce. 2i marido conocía a su hermano por lo que es, un holga!-n, un imprudente, un desastre en todo lo que intenta. Creo que te vas a enterar de sus defectos a tu propia costa %le mir la mejilla amoratada%, si es que no te has enterado ya. %Cate no me hi!o este moretn. "rtemis se encogi de hombros y se gir en#rgicamente hacia una puerta y fue a abrirla. %"quí tienes una sala de estar %dijo sin entrar. "van! unos cuantos pasos y abri otra%. 5 aquí un vestidor. s desafortunadamente peque$o. :abíamos hablado de agrandarlo... %Se qued callada y rígida, pero enseguida se recuper%. 9ienes doncella/ %1o. %9e enviar# una para que te atienda. 0espu#s de pasear la mirada por la habitacin, toda ella muy pulcra y compuesta, sali y cerr la puerta con un suave pero firme clic.
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Capítulo 23 ! rudence continu sentada en el banco rode-ndose con los bra!os como si tuviera
frío. 0os caras. 0ulce en p*blico, -cida en privado. 4ero no, eso no era del todo cierto; "rtemis nunca había sido dulce, pero era el tipo de dama que jam-s iniciaría un altercado delante de los criados. 4osiblemente creía todo lo que dijo de Cate. 4ero estaba equivocada. 2uy equivocada. Cate nunca se habría alegrado de la muerte de un ni$o ni tramado algo para matar a su hermano. so lo sabía en su cora!n, pero su cerebro le advirti que "rtemis tenía ra!n en una cosa7 ella no conocía bien a su marido. Cate podía decir que se conocían bien, pero se conocían desde hacía muy poco tiempo. 8u# descr#dito habría traído a la casa/ 3l dijo algo cuando estaban a punto de llegar. 4or qu# tuvo una discusin tan violenta con su hermano/ +na ri$a acalorada podría ser tal ve! causa de un ataque al cerebro, pero nadie podría planear una cosa así. Cate no, desde luego. Su defecto era la impulsividad, no una fría astucia. Sin embargo, #l reconoci lo mucho que siempre había deseado eynings. Suspirando rot un poco la cabe!a para aflojar la dolorosa tensin. 4andemnium, sí. 1o slo por unas diablicas e
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)a chica traía un enorme jarro con agua caliente y casi derram un poco al inclinarse en una nerviosa reverencia. %Soy aren, su se$oría. 2e enviaron con agua, su se$oría. 5 a ayudarla. 8ue le habría dicho "rtemis que se sentía tan incmoda/ 8ue la nueva condesa sería una se$ora dura/ %=racias, aren %dijo, sonri#ndole y levant-ndose%. se es un nombre poco com*n. %arenhappuj, su se$oría. st- en la Biblia. %Sí/ 0nde/ %pregunt 4rudence, sintiendo la necesidad de mantener una conversacin normal. 4ero la chica seguía ahí inmvil, así que la anim%7 'ierte el agua, por favor. aren corri a llenar la jofaina de porcelana. %n el libro de Job, su se$oría. arenhappuj era una de sus hijas, su se$oría, que naci despu#s que acabaron sus tribulaciones. 3l se$or cura dice que debería ser 8uerenhappuj, su se$oría, pero yo he sido aren toda mi vida. 4rudence cay en la cuenta de que seguía con el sombrero puesto, así que se lo quit. 9al ve! eso le aliviaría el dolor de cabe!a que iba en aumento. )a letanía de Esus se$oríasF se lo aumentaba tambi#n. ra esencial/ "unque lo fuera, ella le pondría fin. %)l-mame milady, por favor, aren %dijo, pas-ndole el sombrero. ?ue hasta el lavabo y mir alrededor%. :ay jabn/ %&+y, sí, sí su se$oría( o sea, milady. )a chica dej el sombrero en la cama, hurg en un bolsillo, sac una jabonera de porcelana y la puso en el lavabo a un lado de la jofaina. 4rudence le dio nuevamente las gracias, pero comen!aba a darse cuenta de que la chica no estaba cualificada para doncella. Sin duda la condesa viuda y "rtemis tenían doncellas de se$ora muy bien formadas, pero no le habían enviado a ninguna de las dos. Comen!ando a lavarse las manos, le pregunt7 %8u# trabajos haces normalmente aren/ %Soy una de las criadas de menos categoría, su se... milady. )a joven criada era un insulto. 2ientras se lavaba las manos pens qu# podía hacer al respecto. Cate le había aconsejado que no tolerara insolencias por parte de los criados. 4ero no le dijo nada sobre las malas intenciones de la familia. 4odía pedir otra doncella, pero esa pobre chica pensaría que la había ofendido. Si no hacía nada, todos se reirían de ella por ser tan ignorante que no sabía lo que le correspondía o por ser tan cobarde que no se atrevía a e
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%4ronto contratar# a una doncella de se$ora, aren, pero t* lo har-s muy bien como mi doncella durante un breve periodo de tiempo. )a chica agrand los ojos. %Ser su EdoncellaF, milady/ %1o es eso lo que eres en este momento/ %sto... slo me enviaron con el agua, milady, y a atenderla si necesitaba algo. 4rudence tuvo la deprimente sensacin de que acababa de cometer un error, pero ya no podía echarse atr-s. %so forma parte de ser mi doncella %dijo%. )a persona que te envi debe de considerarte capa!, así que el puesto es tuyo pro tempore. %4ro tempore, milady/ %4or el momento. Slo por el momento, porque no tienes la preparacin necesaria, pero durante unos días ser-s mi doncella. %0e repente comprendi lo que significaba eso; no era de e
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dorados. n el interior de la tapa estaba pintada una escena rural amorosa entre pastores y pastoras. 4or qu# "rtemis no se llev eso y todo lo dem-s que valoraba a los aposentos que ocupaba ahora/ :aría bien si se lo ofrecía/ Se ofendería si ordenaba que lo quitaran todo para reempla!arlo por otros muebles/ 9al ve! "rtemis había dejado esos muebles ahí porque amaba eynings tanto como Cate y no deseaba marcharse. marcharse. 9al ve!, como hiciera su padre, se aferraba a la esperan!a de que cambiaría la realidad y todo volvería a ser como debía. 5 la madre de Cate/ staría rogando que su amado hijo mayor, el hijo bueno, se levantara de la tumba como )-!aro/ Suspirando abri los cajones de poca profundidad y comprob que estaban vacíos. 1ecesitaría papel, plumas, tinta, lacre... +n sello como el que tenía Cate/ ra demasiado lo que no sabía, demasiadas las formas de cometer errores. rrores que "rtemis estaría esperando. 2ir con anhelo la puerta del dormitorio de Cate, pero volvi a su dormitorio y entr en el vestidor. ra peque$o, como dijera "rtemis. +n bonito ropero se veía demasiado grande en ese espacio. espacio. )o abri y, como esperaba, lo encontr encontr vacío, pero quedaban quedaban olores de perfumes. perfumes. 0etect los olores de lavanda y de rosas, lo que le hablaba de jardines, risas y tiempos felices. Slo unas semanas atr-s. Comen! a cerrar las puertas sobre esos sue$os destro!ados y al instante volvi a abrirlas, y fue a abrir la ventana tambi#n. )o que fue fue. )as cosas habían cambiado. y risas infantiles. Se asom y vio a dos ni$itas en el soleado jardín de flores, acompa$adas por una criada. Su ropa negra contrastaba mucho con la hierba verde y las coloridas flores, pero estaban jugando alegremente, corriendo en círculo y llevando unas varas adornadas con cintas que ondeaban con la brisa. )as hijas de "rtemis. Si una hubiera sido ni$o, qu# diferente habría sido todo. y un ruido en la sala de estar. ntr y vio a una criada, que no era aren, distribuyendo el contenido de la bandeja con el t# sobre la mesa. ra treintona, como mínimo, e iba mucho mejor vestida. %0nde est- aren/ %pregunt. %:a vuelto a sus trabajos normales, milady. 0eseaba alguna otra o tra cosa/
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%8ui#n eres/ %Aachel, milady, la doncella de "rtemis, lady 2al!ard. 4erfecta la cortesía de la doncella, demasiado perfecta; en cierto modo la miraba con altive!, a lo largo de esa gorda nari!. %=racias, Aachel, pero no querría darte m-s trabajo. aren lo har- muy bien hasta que yo contrate mi doncella de se$ora. %so no sería apropiado, milady. %5o determinar# qu# es y no es apropiado. )l#vate esa bandeja y que la traiga aren. )a mujer hinch el pecho como si quisiera poner objeciones, pero luego, con la espalda muy rígida, volvi a poner todo en la bandeja y se march. 4rudence esper, muy tensa, prepar-ndose para otra batalla, pero no tard en entrar aren, trayendo la bandeja con cierta dificultad, tal ve! porque tenía los ojos agrandados de miedo. "y, 0ios. %9e he puesto las cosas difíciles/ %le pregunt. %&1o, milady( sea %puso la bandeja en la mesa%, a algunas no les gusta. Aetrocedi, pero 4rudence le dijo7 %4on todo sobre la mesa. %"h, perdn, milady, no... %1o espero que lo sepas todo, aren, slo s lo que aprendas. %Sí, milady. 4ero 4rudence vio que le temblaban las manos al poner la tetera, la ta!a con el platillo, el a!ucarero, las jarritas con agua y leche y el plato con pasteles. 0espu#s retrocedi, nerviosa, con la bandeja bien aferrada. 4rudence se sent, consciente del impulso de hacerse amiga de la chica. 1o se parecía mucho a :etty. 4ara empe!ar tal ve! tenía menos de diecis#is a$os, pero las similitudes eran suficientes para tenerle simpatía. 4ero debía guardar las distancias, por el bien de las dos. l t# ya estaba preparado en la tetera, y eso la llev a pensar en otra cosa. 8ui#n estaba a cargo del precioso t#/ n Blytheby 2anor su madre cuidaba muchísimo de su cajita de t#. Susan hacía lo mismo en 0arlington. Bebi un poco y dijo7 %ste t# est- e
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%4ero lady 2al!ard %dijo aren%, a ren%, o sea, la otra lady 2al!ard y la lady 2al!ard viuda, milady, tienen sus propias cajas de t#. %s correcto llamar "rtemis, lady 2al!ard, a la cu$ada de mi marido %le dijo 4rudence, pensando si con eso le daba una informacin *til y apropiada. 4or eso, comprendi, aren le recordaba a :etty; que fuera joven y sin e
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0ese decirle que dejara de servirla como doncella, aunque pensando al mismo tiempo serían crueles con ella los dem-s criados/ 9endrían sus maneras de serlo. 0ecidi darle una ocupacin. %9al ve! te has enterado de que el conde y yo sufrimos un accidente de coche y nos vimos obligados a dejar mi equipaje en el coche, pero tendría que llegar pronto. n el camino compramos algunas cosas esenciales. %0nde estaban esas cosas/ +no de los lacayos habría sacado el paquete del coche%. n alg*n lugar tiene que estar un paquete en el que llevo un camisn de dormir y otras cosas. 'e, por favor, a averigGar dnde est- y tr-elo al vestidor. vestidor. "ntes de guardar nada limpia limpia bien de polvo el ropero y los cajones de la cmoda. Si "rtemis 2al!ard se ofendía por eso, bien podía atragantarse con la ofensa. %Sí, milady %dijo aren y sali a toda prisa. 4rudence apoy la cabe!a entre las manos, tratando de contener las l-grimas, tratando de encontrar una salida, pero de pronto se levant de la mesa de "rtemis, y sali corriendo de aquella sala de estar. l dormitorio no le mejor el -nimo; todo ahí tenía que ser creacin de "rtemis. Soportaría dormir en esa cama/ Sinti#ndose derrumbada, fue corriendo hasta la puerta del dormitorio de Cate y la abri. %&Cate( 3l se gir; slo iba vestido con una bata gris, y detr-s de #l estaba el ayuda de c-mara, todo de negro como un cuervo, mir-ndola ce$udo. %8u# te pasa/ %le pregunt Cate, caminando hacia ella inmediatamente%. :a ocurrido algo que te ha molestado/ lla le cogi las manos, pero mirando hacia el desaprobador criado. %4uedes retirarte, Aansom %dijo Cate sin volverse. 4rudence esper a que saliera el hombre y cerrara la puerta. %)o siento. 1o soy capa! de hacer esto. 4rovoco 4r ovoco un desastre a cada paso. @ntent portarse con dignidad, pero se desmoron apoyada en #l. 3l la abra!, musit-ndole cosas que ella no entendía por el llanto que rompi todas sus barreras como un torrente. @ntent dejar de llorar; lo intent porque le dolía, porque creía que no podría parar jam-s y lloraría hasta morir. 5 de repente acab el torrente de l-grimas y se qued ahí tendida toda fl-cida, agotada, seca. 9endida/ n la cama de #l. n sus bra!os. n sus bra!os maravillosamente fuertes, reconfortantes.
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%:a sido un día muy difícil, verdad/ %dijo #l. lla se ri pero par enseguida, no fuera a venirle un ataque de risa igual que el de llanto. 0ecían que los locos no paran de reír; no le costaba imaginarse eso. %0e verdad que he provocado un desastre %dijo con la boca en la lanilla de la bata que le cubría el pecho a #l. %5o he hecho eso una o dos veces. veces . lla levant la cabe!a para mirarlo. %8u# hiciste despu#s/ %2e emborrach#, creo. 9engo co$ac... co$ac.. . %2ejor que no. 2e emborracharía muy r-pido. 3l le pas suavemente un dedo por la mejilla, sec-ndole las l-grimas. %)o que necesitas, lo que yo necesito, es dormir. 0urmamos, 0ur mamos, esposa mía/ 1o, no podría enfrentar la cama de matrimonio, no en ese momento. 3l debi captar su e
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0urante meses había usado su camisola como camisn de dormir, para evitar el gasto de reempla!ar reempla!ar el viejo y raído, pero slo en ese momento se dio cuenta de que slo le llegaba hasta las pantorrillas, y era bastante escotada. "unque tirara de la cinta para cerrarla, slo le cubría los pechos no sujetos por el cors#. 9odavía llevaba el pelo recogido arriba, así que se quit las horquillas para solt-rselo, y mir atr-s por encima del hombro. Cate no estaba ahí. ntonces #l sali de su vestidor, con un camisn debajo de la bata, totalmente cubierto, del cuello a los pies. ?ue a bajar las cortinas de brocado de las dos ventanas, por las que entraba la lu! crepuscular, y la habitacin qued casi a oscuras. lla vio que se protegía la pierna al apoyar apenas el pie en el suelo. %Cmo est- tu herida/ %Curando. Aansom consigui un poco del ungGento milagroso de la se$ora @ngleton y me lo aplic en la del costado tambi#n. 0aba buen resultado cuando #ramos ni$os, pero ahora esas dos heridas van a agradecer una tranquila oportunidad para curar. %ch atr-s las mantas y se gir hacia ella%. 'en a dormir tranquilamente conmigo, querida mía. +na tranquila oportunidad para curar. 9al ve! eso era lo que necesitaba ella, darles una oportunidad de curar a todas sus heridas, las grandes y las peque$as, pero en especial a las de los *ltimos días. " ambos lados de la cama había pelda$os, así que subi, se tendi sobre la fresca y olorosa s-bana y r-pidamente se cubri con las mantas, observando mientras #l se quitaba la bata para acostarse a su lado. 0e verdad no haría nada/ +na parte de ella record las caricias caricias y los besos y se despert al deseo, pero el resto dijo que no, así que era de esperar que no tuviera que e
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3l rod acerc-ndose a ella y la bes en los labios. %ntonces, duerme, esposa mía. nfrentaremos a nuestro nido de demonios por la ma$ana. 'olvi a besarla, un beso muy tierno y consolador, y se dio la vuelta hacia el otro lado. Sonri#ndole a la oscuridad, ella tambi#n se dio la vuelta hacia el otro lado, y el sue$o se apoder de ella.
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Capítulo 24 $ ate despert ya lo bastante acostumbrado a la inmensa cama como para poder
pensar en el difícil trabajo rutinario que lo esperaba. ntonces record a la mujer que estaba a su lado. Suavemente apart un poco la cortina dejando entrar la tenue lu!. lla estaba de costado, d-ndole la espalda, y tenía el pelo claro todo enredado. Sonri, deseando acarici-rselo, alis-rselo, para reconfortarla, pero el deseo de besarle la parte de la nuca que dejaban al descubierto unos mechones separados se lo inspiraba una necesidad que no debía satisfacer. )o tentaba su hombro, e
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Condenacin. 1o podría haber actuado de otra manera en la iglesia, y desde ese momento no había encontrado ning*n otro camino. "unque tal ve! realmente no había deseado otro. 'olvi a mirarla. Se había sentido atraído por 4rudence desde el comien!o, y ella sigui en sus pensamientos. @ncluso le compr un regalo, aun cuando no esperaba volver a verla. :abía pensado en ella, había estado preocupado por ella. ncontraba absolutamente correcto que fuera su esposa y estuviera en su cama. ntonces record al terrateniente 9rent y la viuda del posadero. l matrimonio entre ellos fue un esc-ndalo en la regin hace die! a$os, pero al volver lo sorprendi que siguieran coment-ndolo y no lo perdonaran. )a se$ora 9rent seguía sin ser aceptada en los mejores círculos. Claro que el caso de 4rudence no era igual, pues naci en una casa solariega, aunque sus *ltimos a$os podrían ir en su contra, si salían a la lu!, y lo ocurrido en 0arlington tambi#n podría convertirla en un esc-ndalo inolvidable. 3l no lo permitiría. ra el conde de 2al!ard, maldita sea, y la gente de la !ona aceptaría y respetaría a su esposa, o rodarían cabe!as. 0entro de dos días sería domingo, y la familia de eynings siempre iba al servicio en la iglesia del pueblo, junto con un buen n*mero de familias distinguidas de la localidad. sa sería la primera prueba, y valía m-s que la aprobaran. Se baj de la cama para comen!ar sus actividades del día, lamentando no haber depositado un beso en ese blanquísimo trocito de nuca de su esposa.
4rudence despert poco a poco en una cama muy cmoda, y se sorprendi al sentir un bienestar que le era totalmente nuevo. Comodidad, seguridad y tranquilidad, hasta el fondo del alma. ntonces record unos sue$os terribles, y luego que no todo habían sido sue$os. 0raydale en la iglesia, con la cara morada de furia. )a fuerte y dolorosa bofetada. l aterrador accidente del coche, causado por :enry 0raydale, con la esperan!a de matarlos o dejarlos mutilados. 9al ve! lo peor de todo fue cuando crey que Cate amaba a otra, a la hermosa y perfecta lady 2al!ard. Se gir a mirarlo, pero estaba tan oscuro que no lo vio. 'acilante alarg la mano buscando su cuerpo. 5 no lo encontr. Se sent y apart las cortinas. staba sola en la cama. 8u# hora sería/ Se arrastr hasta el otro lado de la cama y apart las cortinas para mirar el reloj, y ahí estaba Cate,
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sonri#ndole, nuevamente en bata. staba magnífico, con su altura, sus anchos hombros y su pelo moreno suelto. %Buenos días %dijo #l. lla se ech un poco hacia atr-s, cubri#ndose los pechos con las mantas y tratando de alisarse el pelo enredado. %8u# hora es/ %Aeci#n pasadas las ocho. Supongo que no puedo tentarte a salir a cabalgar/ %1o, y t* no deberías cabalgar con esa herida. 3l ensanch la sonrisa. %speraba que me metieras la bronca por la herida. 0e todos modos, es una pena. spero que aprendas. 9e buscar# un dorado. %so es una silla de montar especial/ %pregunt ella, con la esperan!a de que fuera una segura. %s una ra!a, o, mejor dicho, un color. 0orado claro con crines y cola blancas. Como t*. %8uieres decir que tengo la piel cetrina, se$or, o cara de caballo/ %dijo ella, pero sonriendo, encantanda por esa juguetona conversacin. %"dem-s de cabe!ota, si mal no recuerdo %dijo #l, acerc-ndose a besarla%. 9u piel es leche, tu pelo oro sedoso claro, y tu ingenio tan agudo como una daga. 2e vas a invitar a desayunar contigo en tu salita de estar, esposa mía/ 4rudence not que se rubori!aba toda entera. %4or supuesto. %rdena que te lo traigan enseguida. stoy muerto de hambre. 0icho eso sali por una puerta lateral. " pesar de la prisa de #l, ella continu en la cama, aturdida. 4asado un momento, se dio una sacudida, baj por su lado, recogi su ropa desperdigada y fue corriendo hasta su dormitorio. 1o había necesidad de pensar mucho acerca de qu# ponerse, pues slo tenía un vestido. "gua para lavarse. Cmo llamar para que le trajeran el agua/ 0ese tener su polvo para los dientes; lo descubri en 0arlington, y era muchísimo mejor que la sal que siempre había usado antes. so, lgicamente, estaba en su ba*l. Sería posible que hubiera llegado el ba*l/ Cmo llamar a aren/ 1o podía ponerse el cors# sin ayuda. "ntes llevaba cors#s con los la!os por delante, al estilo del campo, pero, como toda su ropa vieja, los habían dado para los pobres, y ahora slo tenía de los elegantes con los la!os a la espalda. 8u# debía hacer para llamar a su doncella/ ra una idiote! no saber ni siquiera eso. n Blytheby, sir Joshua simplemente pegaba un grito, pero esa casa era mucho m-s peque$a que eynings, y en todo caso jam-s se le ocurriría gritar.
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2ir su conjunto de falda y chaquetilla pensando si podría pon#rselas sin cors#. Se verían horrendas. Se dirigi a la puerta del vestidor, con la esperan!a de que hubieran traído su ba*l por la noche; en #l tenía una bonita bata que le serviría para el desayuno. ntonces vio su camisn nuevo doblado sobre una rejilla. aren sabría que no lo había usado/ so anunciaría cosas.../ Cosas que no ocurrieron pero podrían haber ocurrido/ Cogi el camisn, se lo puso encima de la camisola, alegr-ndose de que la cubriera desde el cuello a los pies. "sí armada, abri la puerta del vestidor. "hí estaba aren, sentada junto a la ventana, cosiendo. )a chica se levant de un salto. %"gua para lavarse, milady/ l desayuno/ Se veía muchísimo mejor, con un vestido gris nuevo, un delantal negro y una cofia de mejor calidad. 9al ve! se había ba$ado. Sí que se veía limpitísima. "lguien del personal se había encargado de hacer m-s apropiada la situacin, y eso era esperan!ador. %)as dos cosas %dijo%. "gua inmediatamente y el desayuno en la salita de estar para el conde y para mí. Simplemente decir eso le hi!o subir el rubor a las mejillas. )a chica hi!o su reverencia y luego la sorprendi saliendo por una puerta del rincn. 0espu#s que sali la chica fue a e
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%2uy amable de su parte %dijo. %Sí, milady. 5 de parte de la se$ora @ngleton, que le dijo que me ense$ara. "h, sí, el ama de llaves. 1o era tan esperan!ador, pero mejor que un antagonismo por parte de todos. Comen! a lavarse, lo m-s r-pido y meticulosamente posible. Sería f-cil para una condesa darse un ba$o/ %"lguien te ha tratado mal/ %S# que algunas se quejaron a la se$ora @ngleton, milady, pero ella las hi!o callar con dure!a. 8ue digan lo que quieran %a$adi la chica, muy fresca%, igual tienen que tratarme de EmiladyF. 4rudence hi!o un mal gesto. Sentía crecer el pandemnium. %2i camisola limpia, por favor, aren. )a chica se la pas, y se la puso. ntonces sali de detr-s del biombo, se puso el cors# y aren comen! a atarle los la!os. %s muy bonito, milady %dijo%. 4erdone, no debo parlotear. %5o te dir# cu-ndo parlotear o no parlotear. 2e gusta saber cosas de la casa. 4ero aren no capt la indirecta. Cuando estuvieron atados los la!os se gir para ponerse la enagua, y entonces se vio en el espejo. 9enía el pelo hecho un desastre y todavía no tenía su peine. ntonces vio un cepillo y un peine sobre el tocador. %0e qui#n son esos/ %pregunt; si eran de "rtemis no los tocaría. %Suyos, milady. )a se$ora @ngleton me los dio. Siempre tiene de esas cosas para los hu#spedes. 5 ahora debo cepillarle el pelo, milady. " 4rudence la inquiet un poco eso, pero en todo caso la joven doncella le cepillaba con demasiada suavidad. ?inalmente cogi ella el cepillo y se lo cepill con vigor, deshaciendo unos cuantos nudos. :i!o un mal gesto, no por el dolor sino por cmo le vio el pelo Cate cuando despert. %&Su se$oría( %e
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%st- prohibido/ %)e pas suavemente el cepillo a todo lo largo del pelo, que en realidad ya estaba bastante domado%. 9e observ# cuando te pasaste el peine por el pelo en la granja y qued# hechi!ado. lla sinti pasar un estremecimiento por su interior. %Slo por verme pein-ndome/ %4or verte pas-ndote el peine %confirm #l%. 9ienes una nuca e
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%1os espera el desayuno/ lla le cogi la mano, deseando tirone-rsela para que se volviera a sentar, pero sí que los esperaba el desayuno, y seguro que era indecente que se portaran así en esa luminosa ma$ana. )e solt la mano. %'e a la salita de estar %dijo, con la mayor calma que pudo%. 5o ir# dentro de un momento. %Como siempre, obede!co a mi se$ora %dijo #l, le sopl un beso y sali. ESi de verdad te mandara, no nos separaríamos nuncaF, pens ella. :i!o una inspiracin profunda, para enfriarse. 4odía esperar. Slo sería hasta esa noche. sa noche sería su verdadera noche de bodas. 0ese terriblemente que no estuvieran en el periodo de los días m-s largos del a$o.
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Capítulo 25 $ ate encontr dispuesto el desayuno en la peque$a mesa. n la cocina sabían lo que
le gustaba, así que había carne y cerve!a. 1o podían saber los gustos de 4rudence, así que habían enviado caf# y chocolate, un surtido de panes y un plato con quesos, jamn en finas rodajas y huevos pasados por agua. 2uy bien hecho. 0ebía acordarse de enviarles agradecimiento y aprecio. Se sent a comer, porque durante el e
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%l desayuno/ lla lo mir mal. %0esayunar contigo. "h, esos ojos profundos, a!ul gris humoso, p-rpados semientornados. %0os días atr-s te estabas preparando para tu boda con 0raydale. 1o, perdona. 1i lo pienses. lla se había quedado inmvil, pero volvi a sonreír. %sa es mi intencin, no pensar en #l jam-s. 8u# estabas haciendo hace dos días/ %0esayunando en la 9albot y haciendo planes para ir a la iglesia para ver triunfar a mi valiente :era. %4ardie!, otro tema desafortunado%. Cu#ntame lo de tu peque$o pandemnium. %"h. %0ej el panecillo en el plato%. l baile de los demonios en torno a aren. 2i doncella %e
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%"lgunas personas podrían venir. s necesario que est#s vestida y arreglada para tu puesto. +na doncella formada podría arreglarte las u$as. %9* tambi#n tienes las u$as rotas. 3l e
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equilibrar eso. 8u# insensato haber esperado que #l negara que era inapropiada. %2uy bien, pero por qu# no puedo tener a aren tambi#n, para hacer recados y cosas de esas/ %1o hay ning*n motivo en contra. 1uestro rango tiene que tener ciertas ventajas, y una de ellas es ordenar lo que queramos. lla va a necesitar una designacin o rango oficial. 4reg*ntaselo a "rtemis. lla tiene que saber. 4rudence consigui no reaccionar. %1o quiero molestarla. 0ebe de estar pas-ndolo muy mal. %9ienes ra!n. 1o s# como se las arregla para estar tan calmada. E9ragando bilis, ma$ana, tarde y noche.F @ba a ser una tortura no decirle la verdad. %8u# planes tienes para hoy/ 4rudence cay en la cuenta de que no había hecho ninguno, pero no podía esconderse en sus aposentos como si tuviera miedo. %8uiero pedirle al ama de llaves que me haga un recorrido por la casa. %0ile que te ense$e la cocina, las despensas, dependencias y esas cosas; yo quiero hacerte el recorrido de la parte de la familia. 4ero tendr- que ser m-s tarde. 9an pronto como llegu# me presentaron asuntos urgentísimos, y supongo que hoy me esperan los simplemente urgentes. %)amento que est#s tan acosado, pero espero con ilusin el recorrido de la casa. 3l apur su cerve!a y se levant. %1o olvides encargar ropa de luto. %1o, y cuando llegue mi ba*l ordenar# que ti$an de negro mi vestido a!ul. :ay personal aquí para hacer vestidos sencillos/ %Creo que hacen la ropa de los criados, y seguro que madre y "rtemis necesitarían ropa negra urgente. 4reg*ntaselo a "rtemis. sa frase la iba a atragantar muy pronto. %:e pensado en visitar a tu madre. 4odía no ser mejor que "rtemis, pero, a diferencia de esta, ella viviría ahí el resto de su vida. %5o podría ordenarle que te visite %dijo #l. %1o, eso sería horrendo. %Se est- portando mal. %:a tenido una conmocin sumada a su afliccin. S# amable con ella, Cate. 3l hi!o un gesto que le dijo que su madre y #l estaban re$idos. Sería algo que ella
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podría arreglar/ %0ebo ir a ocuparme de mi penoso trabajo. 1o lo olvides, ordena lo que sea que quieras. @ncluso a 4erry. s una mina de sabiduría social. 4ero no lo puedes tener todo el tiempo, est- jugando a ser mi secretario. %Jugando/ %4ara #l todo es un juego. 4ero ha!lo llamar en cualquier momento que lo necesites. 3l es tu hombre para los conocimientos de la mejor etiqueta. 4rudence record la conversacin sobre los tratamientos y sobre estar a solas con 4erry. %1o quiero hacer nada que sea ni ligeramente irregular. %9en a tu doncella contigo. st- de moda que una dama tenga un caballero galante para asistirla cuando su marido la descuida. %4refiero que no me descuides. %5 yo prefiero no descuidarte, pero el deber me llama. %?ue a darle un beso en la mejilla%. 1o te angusties por mi madre. 1o es una flor delicada y cuando est- molesta le brotan espinas. %st- de duelo, Cate. %Sí, pero por qu#/
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% enviaría a un demonio menor. s el tipo de matn que no descansar- hasta que se haya vengado. %4ero cuando sepa qui#n eres no se atrever-. %9e golpe delante de personajes ilustres de la ciudad, lo que significa que cuando se enfurece pierde el autodominio. 4ero sí, puedes esperar un ataque indirecto. )es escribir# a tu hermano y a 9allbridge para advertirles que est#n en guardia tambi#n. %)es dir-s qui#n eres. %1o es un secreto. %1o, pero... creo que yo debo escribir la carta a "aron. 0e todos modos, #l se dejarguiar por 9allbridge. %8uiera o no quiera %musit #l%. 4agar- caro ese matrimonio. %staba dispuesto a pagar m-s, recuerda. )a diferencia es que Susan es lo bastante inteligente para no hac#rselo sentir demasiado. EComo tratar-s de hacer t*, pero yo siempre lo sabr#.F %9e has puesto triste. 4or tu miserable hermano/ %1o, pero es justo que te lo advierta. Susan va a alardear de su parentesco político contigo por todo 5or6shire, y esperar- venir de visita aquí. %Si tu puedes soportar a mi familia todo el tiempo, yo puedo soportar a la tuya de ve! en cuando. Se march y 4rudence pudo e
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Capítulo 26 E l recorrido de la cocina y dependencias transcurri sin dificultades. )a se$ora
@ngleton se mostr tranquilamente cort#s y muy eficiente. 4rudence no intent atribuirse una e
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8ue las criadas elucubraran lo que quisieran. %4or supuesto, su se$oría, y en un día, si es muy sencillo. Betty, baja el crep#. +na de las criadas corri a subir por la escalera de mano y baj un rollo de tela. %Siempre tenemos crep# a mano %e
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4rudence slo deseaba escapar, pero no podía declinar la invitacin. 5a había pasado otra hora cuando por fin fue a derrumbarse en el refugio de sus aposentos, con dolor de cabe!a por todo lo que le habían e
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%)a hermana de su se$oría, milady. "hora tiene cinco hijos, unos aut#nticos diablillos, como pudimos comprobar cuando vinieron de visita el a$o pasado, sobre todo los ni$os. +y, perdone, milady, estoy parloteando otra ve!. %5a te avisar# cuando me moleste el parloteo. Cu-ntos ni$os/ %9res, milady, y no son otra cosa que un problema. 4rudence se imagin el sufrimiento que causarían esos ni$os a "rtemis y a su marido, que no slo perdieron un precioso beb# sino tambi#n al hijo que necesitaban para la sucesin. 'olvi los pensamientos a la educacin. so era algo en lo que debía interesarse una dama, y a ella le interesaba. "unque no tenía vocacin para ense$ar, había visto los beneficios en los hijos de :etty. )os hijos de :etty. Se quedaron sin profesora cuando ella se march, y eso la entristeci. 9al ve! podría enviarles unas lecciones sencillas. 0ebía comen!ar a anotar las cosas. %aren, sabes dnde encontrar papel para escribir, plumas y esas cosas/ %1o, milady %contest la chica, angustiada otra ve!. %Seguro que eso no es parte de tu trabajo. 'e, por favor, a preguntarle a la se$ora @ngleton y, si es posible, trae ese material a mi sala de estar. )a chica sali y ella fue hasta la ventana a contemplar la propiedad. Sería posible que acechara el peligro ahí/ 4or desgracia, sí que podía imaginarse a :enry 0raydale enviando a uno de sus desagradables empleados a intentar algo. Se había esfor!ado en no prestar atencin a esas cosas, pero sabía que #l empleaba a un buen n*mero de hombres despiadados para cobrar las deudas, e
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0arlington. 9ambi#n tenía el jarroncito m-s preciado de su madre y las dos copas, en las que bebieron ella y Cate esa noche en que se conocieron. aren abri la puerta oculta y entr un lacayo retrocediendo y sosteniendo un asa; luego entr el otro sosteniendo la otra. 0ejaron el ba*l en el suelo, hicieron sus venias y salieron. 4rudence tenía la llave lista y se arrodill a abrirlo. %5a est- %dijo, y levant la tapa. %&ooh, milady, qu# precioso ese camisn( l día anterior, cuando hurg en el ba*l buscando ropa apropiada, había desordenado el contenido, y su camisn m-s fino qued encima de todo y arrugado. ra el que le dio Susan como regalo de bodas, hecho de finísimo linn, con pin!as y costuras bordadas y adornado con delicados volantes de encaje. )o sac y se lo pas a la chica. %2e lo pondr# esta noche. 4ara su verdadera noche de bodas. )e fue pasando las camisolas, las medias, las pa$oletas y pa$uelos, y entonces lleg a las cosas que había hecho ella. +na novia debe hacer ropa blanca para su futuro hogar. 0raydale le había dicho que no se molestara, que en su casa tenía todas las s-banas y toallas que iba a necesitar, pero ella las hi!o de todos modos. so fue su primera y d#bil rebelin, pero de qu# le iban a servir ahí, sobre todo con las iniciales 4.0. bordadas/ 4rudence 0raydale. Con slo pensarlo se le revolvi el estmago. )e pas las toallas y fundas de almohada a aren. %9ira todo esto. %2uy bien, milady %dijo la chica, aunque dudosa, y dej las cosas a un lado. Cuando ya había vaciado el ba*l, cogi el vestido a!ul, el *nico que le quedaba de sus tiempos de pobre!a. )a debilidad la tentaba a conservarlo, pero para qu#/ %)leva este al lavadero para que lo ti$an de negro, aren. 0ejando toda la ropa ahí para que la guardara aren, cogi sus preciados tesoros y los llev a la sala de estar. 4uso los libros en un estante y el jarroncito y las copas en otro. n el escritorio ya había papel para escribir, caro, plumas y todo lo necesario, y junto a todo eso, guard tambi#n el papel m-s sencillo que ella había traído. Su joyero de madera contenía poca cosa de valor, pero puso en #l las bonitas joyitas que le regal Cate, lo guard en el cajn del medio y lo cerr con llave. 9odas sus posesiones no hacían mucho bulto ahí. Comprendi que eso declaraba lo poco que aportaba al matrimonio. 9odo lo de esa casa le pertenecía, pero no se trataba de eso. Son un golpe en la puerta del corredor y entr Cate. )e sonri, sintiendo subir el rubor a las mejillas; hacía muchas horas que no lo veía. %)leg mi ba*l %le dijo.
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%ntonces todo est- bien. "h, recono!co esas copas/ Cogi una y la mir travieso. lla se rubori! m-s a*n. %1unca las usaremos, pero... %4or el contrario, beberemos co$ac en ellas por la noche y nos contaremos nuestros problemas. %spero mantener a raya los problemas. %ptimista. %4or qu# no/ 2i situacin ha mejorado inmensamente. 3l toc el jarroncito pintado en color rosa. %Aecuerda que una cama de rosas debe tener espinas por su naturale!a. )ament al instante esas palabras. l tiempo que pasaba en las oficinas del condado siempre lo volvía pesimista, incluso con el ingenio de 4erry para mantener a raya al demonio de la triste!a. %2e preocupa mi falta de posesiones %dijo ella, con e
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%)o s#. 4or qu# 4erry/ %spero que emprenda una misin. %tra/ "busas tremendamente de #l. 3l sonri. %9ienes buen cora!n pero no lo desperdicies en #l. Si no desea hacerlo se negar-. 0e verdad, le encanta cabalgar. so convierte en un reto vivir en )ondres, pero sale a cabalgar con impresionante frecuencia. %"dnde quieres enviarlo/ %" 5or6, a buscar posesiones. n eso entr 4erry. :i!o su venia sonriendo y e
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%"h, qu# inteligente %dijo ella, sonriendo de oreja a oreja, y fue a buscarlo. %1o me gustaría enfadarme contigo %dijo Cate. %Celoso/ so es prometedor. %s mi esposa. %1o todos los hombres se ponen celosos de las atenciones que reciben sus esposas. n realidad, algunos se alegran de verlas agradablemente distraídas.... Justo entonces volvi 4rudence con un vestido amarillo. %)amento que no puedas ponerte ese vestido tan bonito %dijo Cate. %1o me importa, de verdad %dijo ella, y se lo pas a 4erry. %Soy tu -ngel a tus rdenes. :i!o otra venia y se march. Cate apret los dientes al verla sonreír afectuosa, y dese adevertirla en contra del encanto de 4erry, pero eso sería ridículo. 5a había bastantes complicaciones en el matrimonio como para a$adir eso. )e tendi la mano. %"hora permíteme que te ense$e una parte de la casa, y aprovecharemos el recorrido para llegar al comedor; es la hora de la comida.
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Capítulo 27 4rudence le asombr la cantidad de salas formales e informales, todas elegantes y a
la espera de actividad. 9al ve! antes de la muerte eynings había sido una casa m-s animada, pero de todos modos había muchísimas salas. %n el ala norte hay aposentos donde viven parientes dependientes y antiguos criados jubilados %e
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padre en su edad madura. 4rudence contempl al hombre robusto de firme mandíbula. %+n caballero estricto. %sa debi ser la cualidad que deseaba que viera la posteridad. Solía ser afable con algunas personas. 5 aquí est- mi madre, como la nueva condesa. " 4rudence le interes muchísimo el retrato, pero dudaba que la viuda actual se pareciera a esa jovencita tan menuda. %0eseaba parecer una condesa %dijo%. Serena y majestuosa, pero se le nota el nerviosismo. Seguro que a mí tambi#n se me va a notar. %2ir el siguiente%. 9u hermano, adulto. %Cmo deseaba que lo vieran/ 4rudence no quiso decir nada que pudiera ofender. %Sereno y majestuoso, hasta el fondo de su alma. 2uy seguro de sí mismo. )o era/ %:aber nacido para heredar eynings asegura eso. Cmo interpretas a "rtemis/ 4rudence mir el retrato de "rtemis 2al!ard, seguro que tambi#n reci#n casada, aunque claro, no tantos a$os atr-s. )loraría por esa feli! jovencita. n el retrato estaba sentada, con las manos en la falda, tal ve! intentando verse majestuosa, pero en sus ojos brillaba una sonrisa. ra feli!. %s muy injusto %dijo. %)a vida suele serlo. Son una campana. %9arde para la comida otra ve! %dijo #l despreocupadamente%. 'amos. )e indic una puerta peque$a, por la que entraron en un estrecho corredor, al final del cual se encontraron muy cerca de la escalera que bajaba al vestíbulo. %4arece que eynings contiene muchos secretos %dijo ella. %s de esperar. Sería agradable conservar algunos. %8ui#nes estar-n en la comida/ %pregunt ella en vo! baja mientras bajaban la escalera. %)a costumbre establecida es que todos los familiares que est-n en la casa coman juntos. +nos cuantos empleados tambi#n pueden si lo desean. Aathbone, el bibliotecario, viene si no est- absorto en un libro. 0ramcot, el administrador de la propiedad, rara ve! come aquí, prefiere comer con su familia. 9iene casa en la propiedad. )os residentes del ala norte vienen cuando les apetece. n el vestíbulo estaban dos lacayos, así que 4rudence no hi!o m-s preguntas, aunque no dejaba de pensar conocería a la condesa viuda/
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%ste es el comedor de la familia %dijo #l cuando entraron%. :ay uno solemne para banquetes. )a mesa daba cabida a die! personas cmodamente sentadas, calcul ella, pero slo había cuatro, y ninguna de ellas era la condesa viuda ni "rtemis. )as cuatro se levantaron, dos damas mayores que estaban en el lado m-s alejado de la puerta y dos caballeros mayores que estaban en el lado m-s cercano, y que se giraron a hacer sus venias. %2i condesa %les dijo Cate%. 8uerida mía, te presento a la se$orita Catesby y a su hermana, la se$orita Cecily Catesby, que son primas de mi madre. )as dos damas delgadas y de pelo plateado hicieron sus reverencias. +na de las ense$an!as de su madre acudi a orientar a 4rudence7 E1adie se ofende jam-s por un e
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%+na pr-ctica, milady %dijo #l%. 4or desgracia, ni al conde anterior ni a su padre les interesaban las ediciones raras. %)es interesaban m-s los -rboles raros %dijo el se$or Coates, con vo! tr#mula%. 0e los que la mitad murieron. 2e serviría m-s de ese fricas#, se$orita Catesby, si es tan amable. 1uevamente se hi!o un silencio, pero lo interrumpi la se$orita Catesby7 %+sted es de 0arlington, creo, lady 2al!ard/ 4rudence asinti, pero tensa. )as damas conocerían bien la ciudad o, m-s a*n, conocerían a personas de ahí/ %+na ve! estuvimos ahí de visita %dijo la se$orita Cecily%, cuando montaron el reloj en la torre de la iglesia.
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%)a urgencia del amor joven. 4arecía un comentario amable, pero 4rudence sospech que las dos eran slo unas cotillas que buscaban todos los chismes posibles y escribían muchas cartas. )o ocurrido ese día en eynings llegaría a muchas partes al día siguiente. stupendo mientras tuvieran una opinin positiva, pero cuando comen!aran a llegar reta!os de la verdad... 9oc la campanilla para que trajeran el segundo plato, deseando que acabara pronto la comida, pero consciente de que esa era la primera de cientos de comidas. 0e miles, incluso. Cuando ya todos se estaban sirviendo, la se$orita Catesby retom el tema7 %Supimos que sufri un accidente de coche, querida lady 2al!ard. 8u# ocurri/ 1uevamente tom la palabra Cate para relatar el incidente. )gicamente no dijo nada de la rueda manipulada. %&8u# terrible( %e
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%4ero ha cambiado, hermana. %Como era de esperar, querida; no hace tanto tiempo que su pobre beb# muri al nacer. %"y, 0ios, ay, 0ios, qu# terrible fue eso. %n octubre, la víspera de 9odos los Santos. so lo recuerdo. :ace menos de un a$o, pens 4rudence. 1o era de e
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2-s suspiros, y de otro tipo. %8u# suerte que ?lavia nos ofreciera un hogar. %"h, sí, mucha suerte. 0os mujeres m-s sumadas a las muchas que tenían que pasar penurias cuando sus hombres morían o las descuidaban, pens 4rudence. so no estaba bien, pero no veía ninguna manera de cambiar ese mundo injusto. lla ya tenía sus propios problemas para contender, los de ser una reci#n casada y una condesa muy inimaginable.
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Capítulo 28 $ uando 4rudence iba de vuelta a sus aposentos le pidieron que fuera a probarse el
vestido negro. "l verlo tuvo que disimular su desencanto. l negro no le sentaba bien, le daba a su piel un color cetrino, y el crep#, sin ninguna trama de hilo m-s brillante, era realmente muy, muy negro; le record el hollín. "l prob-rselo comprob que el corte del vestido estaba bien, pero no habría tiempo para a$adirle adornos. ra sencillamente feo, negro y nada favorecedor. %9en#is tal ve! alg*n tipo de trencilla o abalorios/ %pregunt. %1o, milady. Con la repentina necesidad de ropa de luto gastamos todo lo que teníamos y no lo hemos repuesto. 4or lo tanto, el domingo tendría que ponerse ese vestido para ir a la iglesia, y la ju!garían por #l. 4ero les dio las gracias y e
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con nadie y que con respecto a 0raydale consultara al se$or 9allbridge, pues su marido ya le escribiría. 4rocur redactarlo todo en tono tranquilo y no dijo nada de futuros encuentros. 1unca podría cortar del todo la relacin con su hermano, pero que a #l y a Susan les rechinaran los dientes durante un tiempo. 0obl la carta y encendi la vela para derretir el lacre. :abía ahí un sello met-lico con un blasn grabado, pero no lo us. 2ejor que el contenido les llegara como una sorpresa total. Sin duda eso no era cristiano, pero dese estar presente cuando leyeran la carta para verles las caras. 4uso otra hoja sobre el escritorio y entonces comprendi que ese papel tan fino sería demasiado para :etty, así que lo cambi por uno de los suyos y comen! a escribir. 0eseaba contarle toda la historia, pero eso significaría que a las pocas horas la sabría todo el mundo en 1orthallerton. :etty sí guardaría el secreto, pero necesitaba que alguien le leyera la carta. Sería capa! esta persona de resistirse a contarle al mundo que 4rudence 5oulgrave de Hhite Aose 5ard se había convertido en una milady/ 5 Cate deseaba guardar siempre en secreto lo de Hhite Aose 5ard. 0e todos modos, deseaba contarle parte de la buena nueva, así que simplemente escribi que se había casado con el guapo caballero que fue a 1orthallerton a preguntar por ella y que en esos momentos estaba viviendo en una grandiosa casa llamada eynings. so por sí solo ya sería un tema de conversacin que duraría días entre la gente de Hhite Aose 5ard. Cay en la cuenta de que una peque$a parte de ella echaba de menos Hhite Aose 5ard. n eynings se sentía muy sola. Se había sentido sola en los diversos lugares en que había vivido con su madre, pero tenía la compa$ía de esta y tambi#n conocía a las personas del entorno, personas a las que mirar. n Hhite Aose 5ard se había relacionado un poco m-s con los vecinos a trav#s de :etty. n 0arlington había conocido a varias personas, pero no había habido tiempo para hacer amistades. "unque claro, con Cate se hi!o amiga en un día. "y, esas modestas circunstancias que había esperado y la acogedora casa donde no estarían tan separados. "y, sus sue$os con el trabajo de la esposa de clase media, supervisando a unos pocos criados y haciendo muchos quehaceres ella misma. "hí no sabía qu# hacer. ra la se$ora de una enorme casa; cmo era posible que no tuviera nada que hacer/ Sinti la tentacin de meterse a hacer cosas en la cocina o intentar lavar mantas. 9al ve! debería salir a rondar por la casa para ver si la condesa viuda o "rtemis le estaban usurpando la autoridad, pero en ese momento no se sentía con -nimo para hacer eso. 0ecidi ir a la biblioteca a buscar libros para poner en la librería de su sala de estar. 9odavía no conocía al bibliotecario, el se$or Aathbone, y se lo imaginaba joven y flaco. 4ero cuando entr en la biblioteca vio que era un caballero corpulento, cincuentn, que no se avergon!aba de ense$ar su calva; llevaba recogido en una coleta lo que le quedaba de pelo cano, pero la mayor parte de la cabe!a le brillaba a la lu!. speraba una bienvenida, pero #l se mostr frío. lla no estaba con -nimo de pelear con eso tampoco, así que se puso a e
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interes, lo sac y lo dej sobre una mesa. %2ilady, qu# hace/ %legir libros para mi sala de estar, se$or Aathbone. %4ara... para su sala de estar/ 0ebo protestar. lla se gir a mirarlo. %4or qu#/ 3l se rubori! ante ese enfrentamiento. %)a coleccin es mi responsabilidad, milady. 4rudence pens si de verdad iba cometer un atropello, pero le pareci que no, sería increíble. %)os libros no est-n aquí para que se lean, se$or Aathbone/ %sto..., sí, milady, por supuesto. %Solamente aquí/ 3l debi comprender que se había metido en terreno pantanoso. %)as otras damas no sacan libros de mi biblioteca. %9al ve! a las otras damas no les gusta leer. Sacar# los libros que quiera de la biblioteca Edel condeF, se$or Aathbone. 4uede volver a lo que estaba haciendo. 3l se torn morado. lla pens si #l le prohibiría sacar los libros, y qu# podría hacer entonces, pero de ninguna manera toleraría esa insufrible insolencia. Cuando #l se gir para alejarse, ella estaba temblando. ntonces #l sali de la sala, y eso le permiti desmoronarse y volver a serenarse. Cmo pudo atreverse #l a portarse de esa manera/ Sabía que si se lo decía a Cate, este lo despediría. 4or lo tanto, Aathbone creía que ella no se lo diría. 4or qu#/ 8u# sabía/ Se endere!, cogi el rimero de libros y volvi a su refugio, muy dispuesta a sacar su petaca con ron y emborracharse. 4ero no la sac. Simplemente cogi el ejemplar de $ndido, o el optimista, de monsie'r 'oltaire, contenta por haber encontrado un ejemplar de la traduccin. :abía oído hablar mucho de ese libro, y el título le parecía esperan!ador. 4ues bien, era todo lo contrario. )a insistencia del doctor 4angloss en que todos vivían en el mejor de los mundos posibles es refutada por la historia de C-ndido, al que echan injustamente de su casa y lo obligan a entrar en el ej#rcito prusiano. Continu leyendo, con la esperan!a de que mejoraran las cosas, pero no mejoraban. Cerr el libro y lo dej a un lado. staba claro que el mensaje de monsie'r 'oltaire era que el optimismo es una tontería y que la vida no es otra cosa que sufrimiento y desgracias. 1o aceptaría nada de eso. Aesueltamente se sent ante su escritorio y comen!
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a inventar la historia de una heroína, :onesty, a la que echan injustamente de su casa, aunque luego va de triunfo en triunfo, derrotando a los demonios a cada paso; a los demonios de la crueldad, a los demonios de la injusticia, a los demonios del rencor y a las malas intenciones. %8u# escribes con tanto entusiasmo/ Se gir, con una sensacin de culpabilidad por estar ante esas p-ginas escritas, y vio que había entrado Cate. %:as leído $ndido/ %1o, de qu# va/ %s una novela de monsie'r 'oltaire que trata de los sucesos m-s desgraciados. stoy escribiendo un antídoto. %Con un entusiasmo marcado por manchas de tinta. 4uedes contarme la historia mientras paseamos por el jardín. st- bonito el día fuera. 4rudence cay en la cuenta de que eran las cinco de la tarde, y que tenía los dedos llenos de tinta. ?ue a lavarse las manos, pero, lgicamente, la tinta no sali. Se puso los guantes y sali con #l. %"hora cu#ntame tu historia dichosa %dijo #l cuando bajaban la escalera. %s una tontería. 8u# ha ocupado tu día/ %4ocas tonterías, pero hay muchas cosas que encuentro in*tiles. %ntonces, por qu# tienes que hacerlas/ %4orque si no las hago se haría polvo la tela de la sociedad. "l menos eso me han dicho. 2uchas cosas de la vida son in*tiles si las miramos francamente, no te parece/ % 2ientras atravesaban una sala en direccin a unas puertas cristaleras, pregunt%7 4or qu#, por ejemplo, llevamos ropa cuando hace calor/ %4or decencia. %4or qu# entonces no vestir algo m-s sencillo/ +na toga o una t*nica podrían ser m-s sensatas. 9al ve! debería proponer una ley. %5 te perseguirían con sus tijeras todos los sastres, modistas y tejedores de seda. 3l se ri. %Sí, no/ +n tejedor de seda ingl#s le raj el vestido a una dama porque era de seda francesa. 5 el jurado lo dej en libertad. %
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)o entretuvo mientras paseaban por los senderos por entre e
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3l la ayud a bajar del tabln y la acerc para besarla, pero ella no podría disfrutarlo bien en ese momento, sabiendo que "rtemis estaba mirando, consumida por la amargura. 3l no dijo nada ante su actitud, pero tenía que haberlo notado. ntonces se le escap la pregunta7 %Cu-ndo se marchar- "rtemis/ 3l la mir sorprendido y, tal ve!, algo decepcionado. %)e prometí que podía continuar aquí todo el tiempo que quisiera. 4rudence desvi la cara para que #l no viera su desaliento. %Simplemente creo que tiene que sentirse desgraciada. 8ue yo est# aquí, que t* te hayas casado, tiene que haberle abierto sus heridas. %0e todos modos, este ha sido su hogar durante die! a$os. s el hogar que han tenido sus hijas toda su vida. Si la consuela quedarse, debe quedarse. 3l se había sentido contrariado, y ella no podía e
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agua caliente. 1o tard en estar sentada en el agua a la temperatura ideal, lav-ndose bien, y relajada aun cuando estaba desnuda. aren parecía no darle ninguna importancia a eso, y la necesitaba porque era la que manejaba los jarros e
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Se levant y fue hasta la puerta del dormitorio de #l, con la idea de golpear, pero lo repens. staba en camisn, y si abría su ayuda de c-mara/ 4odía enviar a aren, pero con qu# mensaje/ E2ilady desea saber a qu# hora se va a reunir milord con ella en la camaF/ n cu-l cama/ Se dijo que Cate no era una tímida violeta ni estaba apegado a las reglas. 'endría cuando estuviera dispuesto. )e dijo a aren que podía retirarse y estaba libre el resto de la noche; despu#s cogi un libro acerca de la corte del rey anterior e intent concentrarse en #l. )e había parecido que podría aprender algo, pero slo era de cotilleos, y muchos de estos escandalosos. 1o se consideraba ga!mo$a, pero tal ve! en esos círculos sí lo era. tro libro era una guía de )ondres. staba segura de que alg*n día le sería *til saber dnde estaban las paradas de coches de alquiler y los precios de las cosas en los diferentes barrios de la ciudad, pero no se entretuvo leyendo. 2ir atentamente los grabados de la 8ueen>s :ouse y del 4arlamento, de Saint James 4ar6 y de la "badía de Hestminster, pero ninguno le capt la atencin. l reloj parecía andar muy lento. 8u# l-stima que una dama no pudiera hacer sonar una campanilla para llamar a su marido. Se ri al pensarlo, pero estaba desasosegada por la impaciencia y su imaginacin le estaba produciendo una necesidad física. @gual podría esperarlo en la cama. l colchn era algo duro, tal ve! demasiado lleno de lana. 1o mucho tiempo atr-s le habría parecido perfecto, así que no debía quejarse. l almohadn tambi#n era duro, pero eso era normal. )as almohadas, en cambio, eran demasiado delgadas; puso una encima de la otra, pensando si así sería como le gustaba a "rtemis o si habría arreglado las cosas de forma que su sucesora estuviera incmoda. 1o pensaría en "rtemis tampoco. sa noche era para ella y Cate. Su madre lo habría retenido por celos/ 1o importaba. 1o podía retenerlo toda la noche.
Cate estaba en el dormitorio de su infancia, mirando por la ventana, bebiendo co$ac y tratando de no beber demasiado. Si se emborrachaba hasta quedar inconsciente no podría hacerle el amor a su esposa, que era lo que debía hacer; pero si lo encontraban inconsciente en el suelo ahí, eso no le haría ning*n bien a su reputacin. )a noche anterior ella había recha!ado la consumacin; si pudiera estar seguro de que esa noche ocurriría lo mismo, estaría con ella en ese momento. )a llevaría a su cama otra ve!, dormirían juntos, e incluso se permitiría los tipos de besos y caricias que no lo llevarían demasiado lejos.
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Si había algo que no lo llevara demasiado lejos. sa ma$ana en su tocador estuvo a punto de perder el autodominio y le pareci que ella no lo recha!aba. "caso una confian!a tonta e impulsiva habría hecho posible hacerle el amor, o habrían cambiado sus sentimientos/ 1o podía arriesgarse todavía a acostarse con ella; en bien de su cordura, tenía que estar seguro de que su primer hijo era de #l, sobre todo si era varn. nrosc el tapn de su petaca y baj al dormitorio del conde, desechando todo pensamiento de su deliciosa y deseosa esposa.
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Capítulo 29 $ uando 4rudence despert vio que ya era de día, que estaba sola en la cama y que lo
había estado toda la noche. Se cubri los ojos con un bra!o para contener las l-grimas. 8u# había hecho mal/ Sería su comentario sobre "rtemis/ sería simplemente que #l no la deseaba/ "ntes, eso habría sido obvio. 4or qu# un hombre tan glorioso como Cate Burgoyne iba a desear a 4rudence 5oulgrave, tan alta, tan hombruna/ 3l la hacía pensar otra cosa, pero si todo era un enga$o, preferiría que fuera sincero. ntonces record su reaccin la noche anterior, cuando estaba absolutamente agotada. 3l había dado a su mala disposicin un sentido m-s general del que había pretendido ella/ n ese caso, qu# podía hacer para corregir esa impresin/ 1o lograba ni imaginarse dici#ndoselo francamente, pero si volvía a besarla, si volvía a coquetear con ella, le dejaría claro que no era una esposa mal dispuesta. 5 si no volvía a besarla/ 1o debía ni pensar en esa posibilidad. n todo caso, debían; #l necesitaba un heredero. )a idea de que se acostara con ella slo para tener un hijo le hi!o brotar l-grimas otra ve!, así que se sent y se baj de la cama. @ba a ir a buscar a su doncella cuando record la campanilla. 9ir del cordn y oy el sonido abajo. aren no tard en entrar, animosa como siempre y trayendo el agua para que se lavara. Cuando la chica estaba vertiendo agua en la jofaina, le pregunt7 %st- listo mi vestido negro/ %)o siento, milady, pero dicen que todavía no han terminado el dobladillo. 4ero la cofia est- aquí, milady. %"h, bueno, mientras est# listo para ma$ana. l a!ul te$ido, entonces. Se sent a deshacerse los nudos del pelo. tra noche m-s sin tren!a, y todo para nada. Se recogi el pelo en un mo$o flojo en lo alto de la cabe!a. Cuando estuvo vestida se cal la cofia. 5a est-. 1adie podría acusarla de no ir adecuadamente vestida. ntonces entr Cate en el dormitorio a desearle los buenos días, y a pesar de su desencanto, el día volvi a estar luminoso. %:as desayunado/ %pregunt #l%. n ese caso, desayunar# solo.
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%1o, no. Se levant, nerviosa, y envi a aren a buscar la comida. +n momento antes no tenía nada de apetito, y ahora no sabía si podría tragar algo, aunque por otros motivos, pero aprovecharía todas las ocasiones posibles para estar con #l. %se es el a!ul/ %pregunt #l haciendo un leve mal gesto. lla sonri. %2e gusta eso de ti. %8u#/ %8ue dices lo que piensas. 5 lo manifiestas con tu e
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%0e qu# reglas idiotas no hacías caso en el ej#rcito/ %2uchas que tienen que ver con el uniforme, no slo por mí sino por mis hombres. Se los puede castigar por un botn suelto o una insignia no abrillantada. )os buenos generales hacen la vista gorda a las cosas nimias durante la guerra, pero cuando volvíamos a la pa!, había que fijarse en cada botn y la!o, y poner castigos para los cogidos en falta. 5 luego estaban los ejercicios de instruccin. 'iniendo de la accin, todos nos aburríamos, y los interminables ejercicios aumentaban el aburrimiento, así que ide# ejercicios de formacin que podían ser *tiles en batallas reales. so sembr la discordia. "lgunos de mis hombres habrían preferido el aburrimiento, y algunas otras unidades deseaban mi sistema. 2uchos de los otros oficiales no deseaban ninguna molestia ni perturbacin. 5o soy un tipo inquieto, impaciente. E5 eso te llev a 0arlington y a mí.F %ntonces te pidieron que te marcharas. %2e ofrecieron la opcin de comandar un regimiento que iba a embarcarse para @ndia, donde podrían valorar mi naturale!a inquieta, pero declin#. staría demasiado lejos de eynings, ya sabes. %2ir hacia fuera por la ventana%. 9* crees que si uno desea algo demasiado puede crear un caos para que este se lo d#/ Si no hubiera sido por esa noche, ella se habría acercado a acariciarlo. )o *nico que podía hacer era hablar7 %9* no eres de ninguna manera responsable de la muerte de tu hermano, Cate. %9uvimos una pelea muy acalorada. "rtemis se habría enfrentado a #l con esa acusacin/ Seguro que no, porque entonces #l no tendría tanta fe en ella. 0ebía estar preocupado u obsesionado por eso. %+na pelea no mata a nadie %dijo. %Conocí a un hombre que muri de furia, pero Aoe no estaba morado de furia. staba p-lido y frío. sa era su forma de ser. %8u# lo enfureci tanto/ %5o. Siempre fui yo. 2i naturale!a lo ofendía, y tenía un motivo. 5o fracas# en unas cuantas cosas, y tengo un don para alterar la vida apacible. )a estaba mirando. %2i vida no era en absoluto apacible %dijo. %4ero tal ve! yo te la he empeorado. ntonces ella sí avan! hacia #l, por lo menos para estar m-s cerca. %mpeorado/ 5a hemos hablado de esto. 1o hay nada en mi vida que haya empeorado debido a tus actos. 3l le cogi la mano. %=racias por eso. " veces tengo demonios nocturnos. )a falta de fe que tenía en mí
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Aoe me irrit, me enfureci. 5o fui un buen oficial en la guerra; nadie niega eso, pero aquí no contaba para nada. 3l se enter de que me habían animado a ir a @ndia y lo enfureci que no hubiera visto los beneficios de eso. Sabía todas las historias del ej#rcito, por supuesto. 2uchos estaban encantados de informarlo, ninguno de ellos amigo mío. " mí me doli todo lo que dijo y dio a entender. 2e ofendi su suposicin de que como cabe!a de familia podía darme rdenes. Se abrieron viejas heridas y los dos dijimos cosas que en realidad no decíamos en serio. "cerca del beb#, comprendi ella. E4ero tu hermano dijo eso en serio y t* todavía no lo sabes.F %"l final, salí del saln dando un porta!o y, sacudi#ndome el polvo de eynings de los pies, me march# slo con el dinero que llevaba en el bolsillo. Cabalgu# hasta 1orthallerton para coger la diligencia a )ondres; me acompa$ Jeb, para traer de vuelta a akapple. Si hubiera cogido el caballo y cabalgado hasta el sur, Aoe no me habría acusado de robo, pero estaba resuelto a no llevarme nada que no fuera mío. rgullo y estupide!. 4ero así fue como nos conocimos %a$adi sonriendo%. 4or lo tanto, el impulso no fue tan malo como pareci en el momento. %9e atrap %dijo ella. %Si hubieras escuchado mi historia sabrías que nunca me dejo atrapar por las reglas. lla lo mir moviendo la cabe!a, deseando abra!arlo, pero justo entonces aren anunci que estaba listo el desayuno, y pas el momento. ntraron en la sala de estar y se sentaron a la peque$a mesa. %:ablaste con tu madre ayer/ st- muy furiosa/ %st- malhumorada %dijo #l, sirviendo cerve!a en su jarra%. 1o es persona de emociones intensas, pero f-cilmente se pone de mal humor, y despu#s echa le$a al fuego. 2e dijo que soy un tonto por haberme casado con tan poco juicio. 5o le contest# que si te conociera pensaría distinto. %Con este vestido/ %1o es cuestin de un vestido. 5a se le pasar- el esplín. 0esea un hijo y heredero en la sala cuna y t* eres el recept-culo. lla levant la vista, deseando hacerle la pregunta obvia, pero sin saber cmo. %Sigue rumiando su amargura %continu #l%, pero no es una persona que tire piedras a su tejado. %9* tambi#n hablas con amargura %se$al ella%. s tu madre. 9iene que quererte. %8u# idea tan agradable, y e
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%Sí/ Como he dicho, no es infrecuente, tal ve! porque en una casa como eynings los padres ven muy poco a sus hijos. %+y, Cate, creo que eso no me gustaría. 0emasiado tarde cay en la cuenta de que su comentario tocaba el -lgido tema de la no consumacin, pero ya lo había dicho. %5a lo sospechaba. 1o intentar# gobernarte en eso, y creo que podría gustarme pasar tiempo con los ni$os, pero tendremos otras obligaciones que nos alejar-n de aquí. )ondres, por ejemplo. %Aecuerdo que me hablaste de )ondres, y antes de confesar tu terrible defecto de ser un conde. %8u# te parece ahora, milady/ %pregunt #l, irnico. %4referiría una casa m-s peque$a y menos pandemnium, pero... stuvo a punto de decir que le gustaría cualquier cosa si lo tenía a #l. %9*, como la mujer pr-ctica que eres, har-s un hogar de un nido de demonios. %0eja de hablar así de tu familia. %2uy bien %dijo #l sonriendo%. )os demonios no van a la iglesia, pero mi madre ir-. Ser- su manera de salir del ata*d en que se ha metido. %spero que me apruebe. Slo tengo un vestido negro muy feo. %&0eja ya esa obsesin por la ropa( %9* estabas bastante preocupado cuando yo iba vestida con la ropa de 4eg Stonehouse. %Sí, sí, lo estaba, pero era m-s por sentimiento de culpa. 9* parecías sentirte a gusto ahí y yo te iba a traer aquí. %1o tengo el menor deseo de vivir en una casita de granja que ni siquiera tiene vidrios en las ventanas. %4r-ctica, siempre. 2adre tambi#n lo es. st- dispuesta a tender puentes. Creo que su malhumor se debe principalmente a que no elegí una esposa de sus listas. %)istas/ %)istas aterradoras. ?ue m-s aterrador a*n cuando los nombres se encarnaron. 0#jame que te cuente todo acerca de Sosa, 9orpe y Chispa. 4rudence lo escuch entretenida, encantada con el chocolate y el pan dulce caliente, sinti#ndose feli! por estar ahí conversando agradablemente de cosas divertidas. Sinti compasin por las candidatas fracasadas, porque no lo tenían a #l, aun cuando ella no lo tenía en todo el sentido de la palabra. Cuando #l termin de comer se levant. %Saldr-s conmigo a dar un paseo en coche m-s tarde/
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%n coche/ %n uno abierto. 4odemos ver m-s del parque. %2e encantaría. 3l rode la mesa meti#ndose la mano en el bolsillo. %+n regalo para ti, esposa mía. ra un bonito broche de gemas color crema y roji!o, que le quedaría bien con el vestido rojo orín. %1o es apropiado para el luto, una l-stima %dijo. %1o, pero este periodo acabar-. :ay m-s, todas las joyas de la familia, en realidad, pero no me voy a pelear con madre por las que ella desea conservar, a no ser que t* insistas. )gicamente "rtemis entreg las joyas de la familia que tenía. se broche es una de ellas. )o que significaba que no podría usarla cuando "rtemis pudiera verla, pens 4rudence. " pesar de su comportamiento no quería causarle ning*n sufrimiento. %2e dar# el gusto de regalarte un adorno de poca monta al día %dijo #l%, pero tan pronto como sea posible, te comprar# algo m-s magnífico. %0erroche %dijo ella. %@nversin. stoy trabajando en las disposiciones para darte tu dinero para gastos menores y fijar tu pensin, pero cualquier regalo que te haga tambi#n ser- tuyo, a no ser que yo especifique otra cosa. %2íos cuando te mueras. 1o quiero pensar en eso. %5o tampoco. 8ue sea cuando hayan pasado d#cadas y d#cadas. 4ero si te dejo viuda, quiero que tengas una vida cmoda e independiente. %@ndependiente %repiti ella%. 2e parece imposible. %" lo mejor te gustaría m-s ser una viuda alegre %brome #l. %1o, jam-s. %1o al menos hasta que pasen unos cincuenta a$os o algo así. Se inclin a besarla en los labios y sali. 4rudence repas toda la conversacin. 3l no estaba enfadado con ella. 1o podía imaginarse que ella no estuviera bien dispuesta. ntonces, por qu# no había ocurrido nada/ 9odo el mundo le daba muchísima importancia a la noche de bodas. " la verdadera noche. Se acord de una ve! que ley uno de los libros de su padre y encontr una referencia a la e
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el momento. se momento no lleg nunca. 5a entendía lo de la sangre, pero no lo del retraso en la consumacin. @gual ella tenía que hacer algo, tal como debía tocar la campanilla en el comedor para que trajeran los platos. 9al ve! debería buscar por si había escondida una campanilla para llamar al marido. )a idea la hi!o reír, pero, por si acaso, fue al dormitorio y busc. 4or desgracia, no la encontr. )lam a aren para que se llevara las cosas del desayuno, y la divirti ver que la chica iba a llamar a criadas inferiores para que se encargaran de la tarea. Aangos, otra ve!. "lgunos de los criados inferiores tenían que hacerle reverencias a la chica/ )a situacin dej de divertirla. aren no debía volver al puesto inferior que tenía antes. lla sabía cmo se sentiría si tenía que volver a vivir en Hhite Aose 5ard. Cate le había dicho que la chica podría continuar a su servicio personal como doncella de se$ora joven, pero lo dijo con despreocupacin. 4or lo que ella sabía de la jerarquía de rangos en la sala de los criados, eso no sería tan sencillo. 0ej de lado esa preocupacin por el momento, porque tardaría un tiempo en contratar una doncella de se$ora apropiada, y su inter#s inmediato era asumir sus obligaciones. 1o volvería a hurtarles el cuerpo. 5a tenía ropa de luto y debía establecer su autoridad. :i!o llamar al ama de llaves y juntas repasaron las comidas para el día. @ncluso firm su primer documento, una aprobacin de una compra de t#, y la mujer le consult un problema. %)amento decir, milady, que el pastelero se ha marchado. %2archado/ 4or qu#/ %)e parecía que no se valoraba su trabajo, milady. %1o valorado por qui#n/ )a mujer frunci los labios y ella comprendi que la respuesta era ella misma. so tenía que ser obra de "rtemis, y en consecuencia el ama de llaves se mostraba distante con ella. %5o encontr# deliciosos sus pasteles %dijo con firme!a%. 0e verdad ya se ha marchado/ 1o podemos persuadirlo de que cambie de decisin/ %Creo que se march a primera hora para coger una diligencia a )ondres. 2uchos han intentado tentarlo, milady. %ntonces debemos tentar a uno igual de bueno. )o disimul, pero estaba furiosa. "dnde arrojaría sus siguientes dardos envenenados su cu$ada/ 5a era bastante malo que criados cualificados se marcharan, pero los criados descontentos podrían causar todo tipo de estragos de modos sutiles. Se había enterado de cosas así por otros criados. Hill )arn era el mo!o del establo en la posada Cron, y decía que si un viajero no daba suficiente propina a los criados, le servían la
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comida fría y le ponían las s-banas h*medas. )o que necesitaba para hacer frente a "rtemis era hacer algunos cambios que fueran en beneficio de los criados. %'oy a inspeccionar los dormitorios de los criados %dijo. l ama de llaves se puso rígida. %4ara qu#, milady/ " 4rudence le molest la pregunta, pero contest amablemente7 %4ara ver si puedo mejorar en algo su comodidad. 5 sí que encontr cosas que mejorar, como, por ejemplo, hacer reparar algunas ventanas para que cerraran y abrieran bien. )o sabía todo sobre el frío en invierno y el calor en verano. bserv que muchos de los jarros y jofainas estaban desconchados; era evidente que en otro tiempo habían sido los que se usaban en los dormitorios de la familia, y que despu#s pasaron a los de los criados. rden que se reepla!aran por otros nuevos corrientes. )os criados se sentirían agradecidos o resentidos/ 1o tenía ni idea. 0e ahí pas a informarse de las comidas de los criados. 0escubri que había men*s distintos para los criados superiores e inferiores, y que estos *ltimos debían comer por separado. so significaba, comprendi, que ahora aren comía en otro lugar, en compa$ía de criadas que debían tenerle envidia. +na ve! que aprob las comidas, se escap al jardín, pero sin alejarse de la terra!a, por si 0raydale hubiera enviado a demonios menores a invadir la propiedad. )e parecía imposible, pero sabía que #l tenía que estar hirviendo de ganas de volver a golpear, y con m-s eficacia. Se frot la mejilla, donde el moretn ya casi había desaparecido, deseando no haber tenido nada que ver con #l jam-s. 0ecidi que no habría peligro en caminar hasta el columpio, que estaba a la vista de la casa. @gual podría sentarse en el tabln y ver si era capa! de columpiarse sola. 4ero al llegar al columpio vio que una cuerda estaba muy deshilachada. bra de 0raydale/ %8u# l-stima. speraba que fueras tan tonta que intentaras columpiarte sin mirar la cuerda %dijo la vo! de "rtemis. 4rudence se gir a mirarla. %sto es me!quino. 9e equivocas al odiar a Cate, pero por qu# atacarme a mí/ 1o te he causado ning*n da$o. %3l te ama %dijo "rtemis. 4rudence estuvo a punto de negarlo, pero eso sería revelar demasiado. %3l no ha hecho nada para da$arte a ti ni da$ar a los tuyos, y tu bilis te va a
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atragantar. "rtemis le dio la espalda y se alej sin contestar. %Si es preciso, te obligar# a marcharte %dijo 4rudence. "rtemis se gir hacia ella. %3l ha prometido que puedo quedarme. %5o soy menos compasiva que #l. 4ara qu# continuar aquí, "rtemis/ 'ivir aquí slo puede producirte sufrimiento. %ntonces comprendi%. s el recuerdo del paraíso, verdad/ 4ero el paraíso ya no est-. 1o puedes hacer nada para traerlo de vuelta. "rtemis retrocedi como si la hubiera golpeado, y luego se alej. 4rudence mir tristemente el columpio, pero enseguida decidi actuar. 'olvi a la casa y le orden a ?lamborough que lo hiciera reparar. ra posible que eso no entrara en sus responsabilidades, pero lo haría arreglar. 0espu#s fue a la biblioteca y sac m-s libros. so podía ser me!quino, pero no se dejaría intimidar. "cababa de ordenarle a un lacayo que subiera los libros a su sala de estar cuando la encontr Cate. %5a es casi la hora de la comida. lla dese rogarle que comieran en la mesa peque$a de su sala de estar, pero no podía permitirse el lujo de esconderse. %:oy ha tenido m-s sentido tu ma$ana/ %pregunt. %n realidad, sí. :ay ciertas disputas locales relativas a tierras. 9odavía no entiendo los detalles m-s sutiles de la agricultura, pero veo la importancia del agua, el drenaje y las tierras de pastoreo. )e e
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llevar puesto el viejo vestido a!ul te$ido y haberse tomado el tiempo para retocarse el peinado. )os dem-s comensales eran los mismos del día anterior, pero "rtemis y la condesa viuda estaban sentadas una frente a la otra en el centro de la mesa, separando a las hermanas y a los caballeros mayores. 2ientras Cate la acompa$aba hasta su lugar, cay en la cuenta de que tambi#n ahí usurpaba el puesto que hasta hacía poco era de su furiosa cu$ada. 4ero era sencillamente ley de vida, la rueda del destino. "ntes "rtemis había asumido el puesto y las obligaciones de la condesa viuda. Se sent, sonri y toc la campanilla dorada. l primer plato era una sopa, una sopa blanca con un delicioso sabor a almendras. 2ir hacia Cate. %0ebemos felicitar al cocinero, 2al!ard. sta sopa est- particularmente deliciosa. 3l asinti. %specialmente porque te ha gustado a ti, mi amor. lla casi derram la sopa de la cuchara, pero, claro, #l slo dijo eso para causar efecto. 0e todos modos, indicaba que quería apoyarla. %l cocinero de eynings es e
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%)os tejedores de seda de Spitalfields est-n pasando por dificultades %dijo Cate%. spero que ninguna de vosotras, se$oras, compre seda e
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cuenta de que era peligro. 1o era de e
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%+n tal se$or 5oulgrave %dijo "rtemis%. 9itulado hace muy poco, tengo entendido, y falto de dinero, pero tambi#n afortunado en el matrimonio. Su esposa es la heredera de un comerciante de la ciudad, tengo entendido. %Cierto %dijo 4rudence%, y sí, me he casado con un hombre muy superior a mí en posicin social. s un delito eso/ "rtemis la mir furiosa, la condesa viuda se veía malhumorada, y Cate estaba peligrosamente inmvil y callado. lla podría dar por acabada la comida levant-ndose y llev-ndose a las mujeres/ 8uedaría encerrada con ellas, pero aliviaría la tensin en el comedor. staba a punto de levantarse cuando habl ptimus =oode7 %5oulgrave/ &5oulgrave( "aron y 4rudence, los hijos de "aron 5oulgrave. %)e sonri%. ra usted una ni$a muy inteligente, querida mía; siempre haciendo preguntas. % Se gir a mirar a los dem-s, mientras a 4rudence le caía el cora!n al suelo%. 'isit# la coleccin de sir Joshua Jen6ins %e
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4rudence tenía la esperan!a de que la condesa viuda volviera a su madriguera, aunque slo fuera para leer la carta, pero esta se dirigi a la puerta diciendo7 %9#, por supuesto. 'acil en seguirla, pensando si se atrevería a hablar con Cate ahí mismo. 1o, por muchos motivos importantes, no. Subi detr-s de la lady 2al!ard viuda, que tenía un don para parecer m-s alta de lo que era. 4or fin conseguía un encuentro con su suegra. scaparía viva/
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Capítulo 30 E n el saln qued clarísimo quien tenía el mando. )a condesa viuda orden que les
llevaran el t# y se sent primero. 4rudence casi se qued de pie como una ni$a a la que han llamado para reprenderla, pero se sent, tratando de conservar la serenidad. 4ero carecía absolutamente del valor para competir por la supremacía. %2e choc la boda de Catesby %dijo la viuda%, pero pens# que era una simple tontería rom-ntica. %+n romance digno de trovadores %dijo 4rudence, irnica. %)o que signifique eso. 'oy a leer esta carta. 4rudence la observ, como quien observa a un tordo golpear a un caracol contra una piedra hasta que se rompe el capara!n y se puede comer al bichito, sinti#ndose como el caracol. )a dama agrand los ojos y luego movi r-pidamente la cabe!a de un lado a otro. )evant la vista para mirarla justo cuando lleg el t#. 0e repente, 4rudence tuvo que combatir la risa; lo encontraba todo muy ridículo. 9om a su cargo la preparacin del t#, oyendo los pasos del lacayo al salir y cerrar la puerta; despu#s levant la vista y vio que la viuda la estaba mirando atentamente. %st-s embara!ada del hijo de otro hombre/ "h, había olvidado que ese detalle estaría en la carta. %1o, se$ora. Se sirve leche con el t#/ %Sí. s verdad eso/ %so es un viejo dilema, se$ora. )o entiendo. n realidad, todavía soy virgen. )a viuda la mir sorprendida. %s que este ni$o no es capa! de hacer nada bien/ %Se refiere a Cate/ %pregunt ella, y no tuvo que fingir sorpresa. %:a sido un desastre en todo lo que ha hecho, y este matrimonio es la culminacin. 4rudence pens un momento, pero muy breve. %Se equivoca, se$ora, y considero una gran l-stima que una madre hable así de un hijo o una hija.
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%&Ja( spera a tener algunos. 4or improbable que pare!ca eso, seg*n t*. Sírveme t#. so la hi!o reír, pero le tembl la mano al servir. %st-s con la regla/ 1o elegiste bien el día de la boda, verdad/ 1ing*n tema merecía discrecin/ %1o, se$ora, no estoy con la regla. %9enía que defender a Cate, y se le ocurri una e
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guerra, podíamos confiar en que lo enviarían al e
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Cate tenía una visin ideali!ada de eynings, y lo *nico que veía ella era una casa en que rondaba su hermano difunto y estaba inundada por el rencor y el descontento que brotaban de todas las paredes. "rtemis nadaba en el fondo, re!umando m-s veneno, con la condesa viuda de su parte. 'io tan viva esa ridícula imagen en la imaginacin que se ech a reír. 4ero no había nada divertido en ella. 9odo iba mal y no tenía idea de cmo endere!arlo. Son un golpe en la puerta de la sala de estar. aren fue a abrir y volvi diciendo7 %&:an llegado sus otros ba*les, milady( tros ba*les/ ntonces record a 4erry. %"h, sí. rdena que los suban. 5a no consideraba importante demostrar que había posesiones en su pasado, pero cualquier cosa iría bien para aligerar la situacin. ran dos los ba*les y al verlos el entusiasmo le elev el -nimo. 8u# habría en ellos/ "bri uno y sac un vestido verde. ra justo el tipo de vestido que habría sido el favorito de una dama, que tenía ya unos a$os pero lo conservaba porque era cmodo. :abía varios otros similares, pero ninguno apropiado para el luto. aren los guard en el ropero, con una e
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%2e gustaría que hubieras sido sincera, pero slo para allanarte el camino. %Sin embargo, ahora se pone m-s pedregoso por momentos. n la carta de "rtemis viene la acusacin de 0raydale. %0iablos. %Cate, tuve que... tenía que decir algo para calmar la ansiedad de tu madre. )e dije que... que habíamos decidido retrasar la consumacin. %Cu-l fue su reaccin/ so no se lo diría. %5o tenía una e
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cuidar de ti misma cuando es necesario. @ncluso tienes un cuchillo. :as sacado todo lo que envi 4erry/ %8u#/ 1o. %4ues debes. %)e cogi la mano y la llev hasta los ba*les. 2ir en el fondo del que ya estaba abierto y dijo%7 "bre el otro. 4arecía un juego, y eso le encant. )evant la tapa del ba*l. ncima había otro vestido, envuelto en muselina blanca. )o sac y le quit la muselina. %&oh, qu# inteligente es( %Aetar# a duelo al villano. 4ero no, puesto que act*a como mi secretario, me atribuir# el m#rito. s una espl#ndida gala de luto. %Se lo agradecer# en particular %replic ella, poni#ndose el vestido por delante para mir-rselo%. s lo bastante largo creo. %1o te quepa duda. 4erry jam-s se equivoca en asuntos de moda. %Cogi otro envoltorio de muselina y sac m-s ropa negra%. )a enagua, supongo. 5 aquí est- el peto. 9odo caro, pero muy, muy sobrio. 4rudence corri a e
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%2-s que probable. 4erry tiene que haber disfrutado enormemente haciendo esto. +na caja contenía abanicos de diversos tipos y dentro de un tubo había un quitasol. ntonces sac una cajita plana forrada en piel no m-s larga que su mano. +na joya/ )a desilusion un poco que Cate le hubiera encargado ese regalo a su amigo. 4ero cuando la abri encontr un cuchillo. 1o, no un cuchillo, esa tenía que ser la daga italiana de la que habl Cate. )a funda era sencilla y estrecha, y el mango slo era una esfera de plata con perlas incrustadas. 0emasiado ornamental para ser pr-ctica. %"h, encontr una %dijo #l%. )e perdonar# la e
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%1o recurrir# a #l, a no ser que sea necesario. 4rudence dej a un lado la daga y meti el dedo en el hueco del cors# para sacar la funda. %4ermíteme %dijo #l. lla se lo permiti, y el contacto le gust demasiado. 3l sac la funda, que realmente se qued cogida en el forro del hueco y despu#s se la pas como una caricia por el cuello y alrededor de los labios. %Creo que nos est- permitido un beso. Se besaron, largo y profundo, con lo que a ella se le despertaron todas las hambres que no podría satisfacer durante un tiempo. %Cu-ndo/ %pregunt. %0entro de unas semanas, como mínimo. lla e
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Capítulo 31 E sa noche 4rudence se sinti menos desgraciada en su solitaria cama, sabiendo que
había una finalidad, pero le costaba dormirse, deseando que al menos pudieran compartir una cama. "nsiaba esa pro
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buen tiempo los familiares sanos van a pie a la iglesia. 1o me preguntes por qu#, porque la mayoría vuelven en coche. 4ero es la tradicin. %1o me importa. 2ientras el camino sea llano. %)o dices en sentido real o metafrico/ %pregunt #l, irnico, record-ndole los retos que la aguardaban. 0os de los retos estaban esperando en el vestíbulo7 "rtemis y la condesa viuda. "rtemis apret los labios al verla. :abría deseado verla con el viejo vestido a!ul te$ido/ 4ero ahora que "rtemis ya había ense$ado los dientes había dejado de tenerle miedo. Slo deseaba saber qu# podría hacer para ayudarla. l se$or ?lamborough, el administrador de la casa, le ofreci el bra!o a "rtemis, lo que sin duda fue un recordatorio de cuando era a su marido al que le correspondía llevarla del bra!o. "hora debía caminar detr-s, cuando hasta hacía tan poco iba a la cabe!a de la procesin. )a viuda iba al otro lado de Cate, con una e
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simpatía. %4refieres volver en coche o a pie/ %le pregunt Cate. %" pie %repuso ella, con la esperan!a de que nadie deseara caminar con ellos. 'io a aren alej-ndose con un alegre grupo; le había dado permiso para ir a comer con su familia. )a estaba mirando salir del camposanto con su familia cuando vio que se acercaba a ella un grupito de pordioseros; aren se gir a se$alar al cura, el se$or )oveday. so le daría la oportunidad de ver si el p-rroco y su esposa eran verdaderos cristianos. 4ero cuando los pordioseros se fueron acercando la miraron a ella, no al p-rroco, con sus e
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:etty apret en la mano un muy usado pa$uelo. %1o debería haber venido, verdad/, sobre todo aquí, estando t* tan elegante y con tus amigos finos. 9e he puesto en evidencia delante de su familia, verdad/ %1o digas tonterías. 0ime qu# le ocurri a Hill. 4or qu# lo arrestaron/ %9odo fue así. Hill se fue a su trabajo como siempre, y unas horas despu#s golpearon muy fuerte la puerta y unos alguaciles dijeron que teníamos que desalojar la casa porque a Hill lo habían llevado a la c-rcel por robo y el casero no quería ladrones en sus casas. %Se gir hacia Cate%. 1o fue justo, se$or. Hill no es un ladrn. %Claro que no %dijo 4rudence. %n qu# trabaja su marido/ %le pregunt Cate. %s mo!o del establo en la Cron, se$or, y es tan honrado como el día es largo. %8u# dicen que rob/ %+nos dineros que un hombre dej en una bolsa en su caballo. Aobar est- castigado con la horca, se$or. &1o pueden colgar a mi Hill( )as l-grimas formaron nuevas huellas en las polvorientas caras de los ni$os. 4rudence se las sec con su pa$uelo. %1o permitiremos que llegue a eso. %4ero qu# puede hacer nadie/ %gimi :etty%. Slo pens# que t*, que te casaste con #l y #l es tan... bueno, un se$or, y vives en la casa de un conde... 1o sabía a qu# otra parte ir. 2i familia no puede hacer nada en esto. 1i siquiera me atreví a dejarles a mis ni$os porque hay algo que no est- bien en esto, se$or. :ay algo que no est- bien. " 4rudence le vino una horrorosa idea. 2ir a Cate y modul7 E0raydale/F 3l agrand los ojos, luego asinti y apret los labios en una e
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para estar juntos. )e dije que iba a recurrir a usted, se$or. " usted y a 4ru. "lguien dijo que podrían llevarlo a juicio ma$ana. %Slo a los magistrados %dijo Cate%. Si ellos lo ju!gan culpable, lo retendr-n ahí hasta las sesiones jurídicas. ntonces yo ya me habr# encargado de todo. 1o se preocupe. %4ero qu# puede hacer usted/ %gimi :etty%. 4ens# que usted podría, pero la ley es la ley, y le encontraron tres guineas y otras cosas en su bolsa, donde la cuelga en el establo cuando llega al trabajo. 1o hay nada que pueda hacer. 1ada que pueda hacer nadie. %:etty %le dijo 4rudence%, mi marido es el conde de 2al!ard. 4erdona que no te lo dijera, pero dese-bamos mantenerlo en secreto uno o dos días m-s. %&Conde/( %e
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ladron!uelos llenos de pulgas en el mejor de los casos, o ladrones declarados en el peor. %2i padre siempre lamentaba la destruccin de los monasterios %dijo%, porque cuando estaban en buena situacin ofrecían caridad a todos y eran capaces de hacer frente a los robos y de solucionar otros problemas. %2ientras que ahora %dijo Cate% las parroquias son las responsables de esos servicios, vale decir, los contribuyentes. 1aturalmente, no quieren hacerse cargo de los problemas de otros. l verdadero cristianismo cr istianismo puede no serlo tanto en la pr-ctica, verdad/ 4ero #l era un verdadero cristiano, con toda su alcurnia y privilegios, pens 4rudence. 0e todos modos, seguía pensando dnde iban a alojar a :etty y a los ni$os. Cuando llegaron a eynings Cate le orden al cochero que los llevara a la entrada del ala norte. %"hí hay desocupado por lo menos un conjunto de aposentos %le e
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%"lgo sencillo y r-pido, que no necesite preparacin. 5 un cuenco para ponerle agua al perro. Tob estaba estaba tan cansado cansado como como los dem-s, dem-s, y se había echado echado a dormir dormir cerca de los
ni$os, pero necesitaría salir y entrar. :abía que atender a muchos detalles. "yud a :etty a lavar a los polvorientos ni$os, que apenas despertaron, y casi llor al ver las ampollas que tenía Hillie en los pies. %5 no se quej ni una sola ve! %dijo :etty, bes-ndoselas. %2e imagino que t* tambi#n tienes ampollas. %Sí, pero yo entendía la necesidad. 1o s# si #l tambi#n. "costaron a los ni$os en la enorme cama, les remetieron las mantas y pasaron a la sala de estar, donde ya esperaba la comida7 pan, carne fría, queso y una jarra peque$a de cerve!a. Con el instinto propio de un perro, Tob despert y las sigui trotando. Bebi del cuenco y luego mir hacia la mesa. 4rudence le puso un tro!o de carne en el suelo. %Cuando los ni$os despierten, :etty, manda a buscar leche para ellos y cualquier otra cosa que necesiten. %Cmo/ %
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verdad he echado de menos tu pan de avena. :etty se ri. %'enga ya. 9eniendo comida como esta/ %2e gusta la comida de aquí, pero a veces la comida es m-s que comida.
4rudence sali de la sala de estar sinti#ndose curiosamente liberada. 1o slo tenía una amiga, que significaba m-s para ella de lo que había pensado, sino que, adem-s, se había visto obligada a dejar de lado su inquietud por ser una condesa perfecta. ra lo que era, ella misma, misma, y eso tendría que bastar. )a gente ya sabía gran parte de lo peor acerca de ella, de modo directo o indirecto, así que sobre su cabe!a no se cernía nada. 5 Cate... Su amabilidad con :etty y sus hijos había sellado su amor por #l. ra la m-s afortunada afortunada de las mujeres. 0ese ir inmediatamente inmediatamente a reunirse con #l, pero antes tenía que ocuparse de otros asuntos. 'olvi a su sala de estar e hi!o llamar al ama de llaves. %s posible que la criada cr iada que le llev agua a mis hu#spedes hu#s pedes se ocupe de atenderlos durante un tiempo, se$ora @ngleton/ %Sí, por supuesto, milady %repuso la mujer, pero sorprendida. sorpr endida. %Se sentir- rebajada por eso/ 1o quiero ninguna n inguna descortesía hacia mi EamigaF. )a e
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4odrían tener una casita cerca; se podría construir una si era necesario. 1o le cost imaginarse los problemas. pr oblemas. 0eseaba tener cerca a :etty como amiga, pero si eso molestaba a los criados e inquilinos, sería un nuevo pandemnium. 4odría hacerle aun m-s da$o da$o a su reput reputac aci inn entr entree la gent gentee bien bien de la loca locali lida dad. d. Se imag imagin in los los comentarios que haría "rtemis, tal ve! ayudada por la condesa viuda y las hermanas Catesby. 2-s importante a*n, tal ve! :etty no se sentiría cmoda con la situacin. ra una mujer a la que le gustaba relacionarse con su comunidad. Si la consideraban una intrusa privilegiada, sufriría muchísimo. Se frot la frente; sí, debía hablarlo con Cate, o, mejor dicho, necesitaba estar con Cate. Cuando envi a aren a averiguar su paradero, se enter de que estaba reunido con sus empleados y funcionarios m-s importantes. 0ebi hacerlos venir interrumpiendo su comida del domingo, por lo tanto, era urgente, y sabía de qu# tema tratarían. 0raydale. Su crueldad para vengarse a trav#s de otras personas requería una accin r-pida, y esperaba que Cate lograra hacerlo sufrir lo que se merecía. ntonces, qu# debía hacer en ese momento/ 1o le interesaba ir a comer. Cuando despertaran, los ni$os agradecerían tener algo con que entretenerse, como libros y juguetes. Subi a la planta de los ni$os, buscando las salas cunas y las aulas. Aecordaba haber pasado por ellas en el primer recorrido de la casa, pero tendría que ir probando. 2ientras se acercaba, oy voces. Claro, no estarían vacías. )as hijas de "rtemis y sus ni$eras tenían que estar ahí. " "rtemis le molestaría su intrusin/ 1erviosa, entr en la sala de estar y no pudo reprimir reprimir un mal gesto al ver que no slo estaban las tres ni$as, sino tambi#n "rtemis, con e
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distante. staba claro que "rtemis la había pintado en tonos oscuros. @ntent poner simpatía en la atmsfera. %)o siento, pero no s# cmo os llam-is, queridas. llas miraron a su madre, como si sus nombres fueran un secreto. "rtemis e
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Capítulo 32 rudence fue a dejar el cesto y la alegr que le abriera la puerta la criada a la que le ! rudence habían asignado el trabajo de atender a :etty. )os tres estaban durmiendo la inform la chica en un susurro, al parecer contenta con su nuevo trabajo. ntonces 4rudence cay en la cuenta de que tenía hambre, pero no tenía la menor intencin de ir al comedor por si a*n estuvieran sirviendo la comida. 'olvi a sus aposentos y envi a aren a averiguar dnde estaba Cate y si había comido. )a chica volvi con una invitacin de #l a reunírsele en su biblioteca. Cuando lleg ahí vio que #l estaba comiendo. %rden# que pusieran cubiertos para ti %e
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0espu#s le habl de su deseo de tener a su amiga en eynings. %so causaría muchos problemas/ 3l hi!o un mal gesto. %9al ve! sí, depende. 4ero si :etty y su marido est-n dispuestos, lo intentaremos. 9e apetece una pie!a de pollo/ %2ientras le servía, continu%7 Si eso es causa de discordias, puedo darles casa en otra parte; tal ve! una posada propia. %res muy generoso %dijo ella sonri#ndole. 3l sirvi vino en la copa de ella y volvi a llenarse la de #l. %0ar un poco cuando se tiene tanto no merece elogio. 4ero s# que a ti te gustaría tenerla aquí. %4ero no si se siente desgraciada. S# muy bien cmo es no estar hecha para vivir en ciertos lugares. "hora e
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%n el norte queda muchísimo del pasado, y la noble!a de aquí ejerce m-s poder p*blico. stoy seguro de que Aoe mostraba un pu$o con guantelete de malla cuando era necesario. 2i padre hacía eso, ciertamente. %5o podría ser un problema en eso, verdad/ %dijo ella, ce$uda%. )a hermana de "aron 5oulgrave, causante de ese esc-ndalo ante al altar, no encaja con antiguos linajes ni con el poder establecido. %5 yo soy el caballero mal vestido que la ayud. %)evant la copa en un brindis por ella%. Somos guerreros por lo menos, y la gente ha visto eso. :as terminado/ 0eseo ense$arte mi ba$era. %9u ba$era/ %"decuada para un guerrero. 'en a verla. ntraron en el vestidor y ella mir boquiabierta la inmensa ba$era sobre su tarima. %&Casi se podría nadar dentro( %1o del todo, pero podría servir para otros juegos. %Sonri travieso, pero slo a$adi%7 4odríamos nadar en el lago. %1adar/ )as mujeres no nadan, verdad/ %9* puedes si quieres. 5o te ense$ar#. 4rudence no estaba nada segura sobre eso ni sobre lo de la ba$era. %Seguro que se necesitan baldes y baldes de agua. %9ener criados es una buena obra. Aeparte nuestra rique!a. %Creo que debería poder rebatir ese argumento... %1o lo intentes. n lugar de eso, *sala. +sa esta ba$era siempre que lo desees. %0ebe de ser maravilloso ba$arse ahí. 5 yo slo tengo una muy peque$a. %2ir las paredes%. sta es una habitacin muy hermosa tambi#n. )as pinturas son copias de pinturas romanas/ %)a visin del limpo de alg*n pintor. 0eberías tener un vestidor y una ba$era igual de grandes. 'en. )a llev a toda prisa a los aposentos de ella y fue a inspeccionar un dormitorio contiguo. %ste. 4uedes dise$ar y decorar todos los detalles a tu gusto. %4ero perderemos un dormitorio. %1o nos escasean, pero si fuera necesario, construiremos otra ala. lla se ri, pero ya no encontraba ilgica esa actitud.
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l lunes al despertar se encontr con una nota de Cate en la que le comunicaba que Hill )arn estaba todo lo cmodo posible en la c-rcel y ya tenía un abogado preparado para ocuparse de su caso. Se puso el vestido a!ul te$ido de negro y fue a darle la buena noticia a :etty. )os encontr a los tres con ropa limpia y fascinados por haberse ba$ado, con agua limpia cada uno. )os ni$os, que tenían libros y juguetes, estaban disfrutando de su nueva situacin al parecer sin preocuparse de nada. :etty seguía nerviosa, temiendo que los ni$os ensuciaran o estropearan algo. %1o debes preocuparte de nada %le dijo 4rudence. %Cmo no me voy a preocupar/ Sería un pecado estropear estas cosas tan hermosas. %)os ni$os son cuidadosos, pero por qu# no los llevas fuera para que puedan correr y Tob tambi#n/ %star- bien eso/ %Sí, por supuesto. )os llev al jardín, donde los jardineros y encargados del parque estaban ocupadísimos trabajando. )es ense$ el columpio y los ni$os se columpiaron por turnos, riendo encantados. +n columpio era algo sencillo. 4or qu# no tenían uno en un lugar como Hhite Aose 5ard/ Sinti ganas de tomar el desayuno, y la costumbre de tomarlo con Cate ya estaba tan fijada que no se lo podía imaginar de ninguna otra manera. %9engo que volver a la casa %le dijo a :etty%. 0isfruta del jardín. %ntonces record a 0raydale; la ma$ana estaba tan apacible que era difícil imaginarse un peligro, pero de todos modos a$adi%7 4or ahora no os alej#is tanto que qued#is fuera de la vista de la casa. :etty agrand los ojos y asinti. %4odemos ir al lago, mam-/ %pregunt Hillie. %9odavía no %repuso :etty. 4rudence volvi a la casa a toda prisa, irritada por los problemas que causaba 0raydale. Cuanto antes estuviera derrotado, mejor. ncontr a Cate en su sala de estar, ya desayunando, pero #l se levant a besarla. %9oda vestida y llena de energía/ %?ui a darle la buena noticia a :etty. st-n acostumbrados a levantarse temprano, así que ahora est-n fuera. %Sent-ndose a$adi%. )es advertí que no se alejaran mucho de la casa. %2uy bien. :e ordenado que todos los hombres disponibles hagan alg*n trabajo fuera para que est#n vigilantes por si hay peligro. %8u# concien!udo eres.
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%"$os de pr-ctica tratando de mantener vivos a mis hombres. Siempre he detestado las p#rdidas de vidas a causa de la negligencia por parte de los superiores. so era otra cosa que me enemistaba con algunos en el ej#rcito. 1o permitir# que 0raydale le haga da$o a alguien aquí. %0e veras lo intentaría/ %3l no se va a poner en peligro de que lo condenen por asesinato, pero si puede mutilar o matar aparentando un accidente, lo har-. n especial ahora. 9iene que haberse enterado de lo que he puesto en marcha en 0arlington. %Buen 0ios, hemos aumentado el peligro. %4referirías dejar a Hill )arn sin ayuda/ %1o, pero detesto todo esto. 4or qu# no podemos acabar con #l ahora/ %@mpaciente, como siempre %dijo #l, sonriendo%. @gual que yo. 4ero va llegando m-s informacin. +n día m-s podría traernos clavos m-s grandes para su ata*d. 4ero slo un día m-s. 2a$ana ir# a 0arlington a montarla. 8uieres acompa$arme/ )a idea la sobresalt, pero enseguida dijo7 %Sí. Sobre todo si puedo ver su caída en el infierno. %:ar# todo lo posible, lo prometo. 4or el momento son muchas las personas vulnerables. st- atacando a todas las personas relacionadas contigo, incluso a los nuevos inquilinos de la casa donde vivías. 4rudence detuvo a medio camino de la boca el panecillo con mantequilla. %&)os Stonehouse( 0raydale podría saber de ellos/ %Condenacin, sí, por el mo!o de 9allbridge. %Se levant y le dio un r-pido beso en los labios%. 0ebo enviar hombres ahí, a avisarles y a ocuparse de que est#n a salvo. Se te ocurre alguien m-s/ 4rudence lo pens. %Si "aron y Susan est-n seguros, creo que no. n Hhite Aose 5ard yo no intimaba con nadie aparte de :etty. Cate se march y 4rudence descubri que la había abandonado el apetito. 1erviosa por :etty volvi a salir, pero vio que estaban cerca de la casa. )os ni$os estaban jugando con una pelota, ayudados por Tob; :etty estaba sentada en un banco bajo un -rbol. staría go!ando del descanso o inquieta por hacer algo/ y voces infantiles procedentes del otro lado y vio que las hijas de "rtemis estaban cerca del lago. )e encantaría ver a todos los ni$os jugando juntos, pero eso sería pedir demasiado. ?lavia y Julia atravesaron corriendo el peque$o puente chino que cru!aba el riachuelo que llevaba agua al lago y de pronto ella se sinti nerviosa. l agua era un peligro, y en la retorcida y vengativa mente de 0raydale cualquier persona de eynings era un blanco. 1o obstante, había un e
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limpiando de ca$as y carri!os la orilla del lago. 0ecididamente Cate se preocupaba, tal ve! demasiado y de demasiadas personas, pero lo comprendía. 4ero no podía quedarse ahí rondando y buscando peligros por todas partes. 9enía sus obligaciones. 'olvi a la casa y entonces, aunque sinti#ndose tonta, se meti el antiguo cuchillo en el bolsillo y la daga en el hueco del cors#.
" la hora de la comida se present toda la familia. "parte de decir E9us amigos no van a comer con nosotros, 4rudence/F, la condesa viuda no cre ning*n problema, y "rtemis estuvo callada. l se$or =oode parecía considerarla sinceramente una vieja conocida. )as hermanas Catesby se sentían reanimadas por los ni$os. %8u# situacin tan triste %coment la se$orita Catesby%. 8u# trato tan cruel. l se$or Coates disert e
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Sonriendo, volvieron a besarse y salieron en busca de sus hu#spedes. ncontraron a :etty y a los ni$os de vuelta en sus aposentos, pero al oír hablar de un bote Hill se mostr deseoso de ir. Sarah no estaba muy segura, pero acept caminar hasta el lago. )os botes se guardaban en un coberti!o, y Cate le orden a un hombre que revisara uno otra ve! y llevara a :etty y a los ni$os a dar una vuelta por el lago. 4rudence se qued mir-ndolos, tan contentos y entusiasmados. %spero que se queden. %ste es un ejemplo de los problemas %le advirti Cate%. 0e momento son hu#spedes, pero si Hill )arn estuviera trabajando aquí, su familia no podría tener los privilegios que se niegan a otros criados. 0e todos modos, no veo ning*n motivo para que los botes no est#n disponibles para todos de ve! en cuando. " los hombres ya se les permite pescar en el lago en sus ratos libres. 1o, eso no se debe a mí. ?ue mi padre. %ra tan bueno como t*, entonces. %0igamos, m-s bien pragm-tico. 3l no era aficionado a pescar, así que no le importaban los peces del lago. Cuando tenía hu#spedes a los que les gustaba la pesca, los criados sabían mantenerse alejados. 9e gustaría dar una vuelta en bote/ %"l verla vacilar la embrom%7 9ienes menos valor que los ni$os de :etty/ %2aldito %dijo ella amablemente%. 2uy bien, pero si me ahogo ser- culpa tuya. 3l la llev al coberti!o y solt las sujeciones de un bote de fondo plano, lo arrastr hasta el agua y le tendi la mano. %5 si se ladea/ %5o no lo permitir#. %)o s#, lo s#, Econfía en míF. Supongo que debo agradecer el haberme puesto mi vestido m-s feo, así si se estropea al empaparse la p#rdida no ser- tan grave. 4ero si me ahogo, t* tendr-s la culpa. %Si te ahogas, yo me ahogar# contigo. lla lo mir sorprendida, pero #l estaba acomodando cojines en la parte de atr-s del bote. ntonces se gir y le tendi la mano. lla se la cogi, subi al bote pisando con sumo cuidado, se sent y se remeti las faldas. 3l se quit la chaqueta y se la entreg a ella, luego cogi una vara, subi al bote y, situ-ndose en el otro e
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4rudence nunca se había sentido tan desamparada en toda su vida. l lago no era muy grande, pero slo la sostenía el bote. 5 Cate. Sin el bote y sin Cate estaría a merced del agua y se ahogaría. %1o te mueras %dijo. %@mpulsando el bote/ Claro que no. %1unca. 8uiero decir hasta pasado mucho, mucho tiempo. 9* eres lo *nico que tengo en este mundo. 3l la mir serio, haciendo avan!ar suavemente el bote por el agua. %9* no eres lo *nico que tengo, 4rudence, pero eres gran parte. 1o te mueras. %so intentar#. s lo *nico que puedo hacer verdad/ @ntentarlo. %res muy buena en eso de intentar. @ntentemos encontrar un lugar retirado. 0e las orillas del lago salían peque$as lenguas de tierra boscosa, así que fue posible encontrar un lugar donde parecían estar solos en el mundo, y ella comen! a tranquili!arse. l cielo estaba bastante nublado, slo se veían trocitos de a!ul, pero eso daba al aire un agradable frescor, y las nubes blancas se veían hermosas. %2e gustaría saber cmo sería si pudiera volar y tocar una nube. %Slo son niebla. 5o he estado metido en ellas en las monta$as. %2e estropeas la magia. %9e llevar# a una monta$a para que puedas tocar las nubes. @ncluso serviría una colina elevada, si est- nublado. :as visto el mar/ %1o. %so podemos hacerlo con m-s facilidad a*n. %)o siento %dijo ella. %8u#/ %:aber e
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lla se ri, pero se puso seria al pasarle una idea por la cabe!a. %:as pensado que la gente podría creer que el motivo de tu vengan!a es la supuesta violacin de mi persona por 0raydale/ 8ue se daría por hecho/ %Si yo creyera eso lo retaría a duelo y lo mataría %dijo #l rotundamente. 9odavía podía sorprenderla con esas declaraciones, y de pronto el día le pareci m-s oscuro. %1o, por favor. 3l la mir atentamente. %8uieres decir que yo podría tener motivos/ %&1o( %9e creo. 2e pareci que sugerías otra cosa. %1o... 1o. 4ero no estoy acostumbrada a la violencia. 2e trastorna. %4referirías no acompa$arme ma$ana/ %1o. 0eseo estar ahí %dijo ella, intentando sacudirse la sensacin morbosa. %2uy bien. 0e todos modos, no espero violencia sino slo espect-culo. 0emostraremos la verdad de nuestra causa con nuestros actos. +n romance digno de trovadores, lo recuerdas/ %so ya no parece tan fantasioso %dijo ella sonriendo. %1o es fantasioso en absoluto. lla se rubori! al ver su sonrisa y se gir a ver pasar los -rboles de la lengua de tierra m-s all- de los carri!os que tapaban la orilla. lla ya había hecho sus c-lculos. 0entro de una semana le vendría la regla, lo que significaba que dentro de dos semanas ya habría acabado. ntonces a Cate ya no le quedaría ni un asomo de duda, pero sería demasiado pronto para arriesgarse a concebir un hijo/ 1o todas las mujeres concebían inmediatamente, pero era posible que ella sí, y entonces a los ojos de los desconfiados seguiría siendo posible que el hijo fuera de 0raydale. 9al ve! fue pensar que debían esperar m-s tiempo lo que la hi!o sentirse como si las nubes se hubieran oscurecido; o igual eran otras cosas. %Creo que est- refrescando. spero que no llueva. %0eseas volver a la orilla/ %1o. "h, mira, ahí, al otro lado, est-n las hijas de "rtemis con caras tristes. 1o pasean en bote por el lago/ 3l se gir a mirar. %1o lo s#. 1unca las he visto hacerlo. )as invito/ %4odríamos ir a propon#rselo.
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@mpulsando el bote con la vara, #l lo sac de la peque$a cala a una velocidad alarmante. 4rudence se afirm en los lados, rogando, dici#ndose que debía tener confian!a. ?lavia y Julia estaban mirando y se acercaron m-s a la orilla para encontrarse con ellos. %&9ened cuidado( %les grit. +na ni$era estaba con ellas, con la peque$a 2aria en bra!os, pero al parecer no las estaba vigilando. 2enos mal que uno de los hombres de Cate estaba cerca. 9al ve! estaba cortando ca$as, pero había dejado la herramienta en el suelo e iba corriendo hacia las ni$as. ntonces el hombre le arrebat la peque$a a la ni$era y la arroj al lago. %&Cate( %grit 4rudence. %&Socorro( &2aria( %gritaron tambi#n las ni$as y la ni$era. Cate solt la vara, con los pies se quit los !apatos y se !ambull, haciendo mecerse el bote. 4rudence se afirm de los lados, deseando chillar, pero con los ojos fijos en Cate que iba nadando r-pidamente hacia la ni$ita. "l parecer el vestido hinchado mantenía a flote a la peque$a, pero en cualquier momento... tro grito la hi!o mirar hacia la orilla. l hombre debi golpear a la ni$era, porque estaba tendida sobre la hierba, y en ese momento se alejaba corriendo llevando a una de las ni$as sobre el hombro. )a otra iba corriendo detr-s gritando7 %&4are( &4are( &Socorro( &Socorro( l bote que llevaba a :etty y a los ni$os venía acerc-ndose r-pidamente. 0e todas partes salieron hombres corriendo. Cate ya había cogido a la agitada ni$ita, pero no podía nadar r-pido hacia la orilla. l bote de 4rudence había continuado avan!ando y de pronto par con una sacudida, al quedar atascado en los carri!os de la orilla. Sin pensarlo, salt de #l, quedando hundida hasta los muslos entre los carri!os, y comen! a avan!ar, arrastrando las faldas, pisando el lodo resbaladi!o, agarr-ndose a todo lo que encontraba para darse impulso y poder perseguir al villano que ya había desaparecido entre unos -rboles y arbustos. +nos gritos le dijeron que venían otros, pero ella estaba m-s cerca. "l llegar a tierra firme cay sobre las manos y las rodillas y pasado un instante se oblig a levantarse y ech a correr, sintiendo la resistencia de las empapadas faldas como un peso muerto. Jadeante se intern entre los -rboles siguiendo el sendero sembrado de ramas rotas y sorteando las que podían golpearla desde arriba. 2-s adelante oía los gritos de las ni$as pidiendo au
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" atacarla a ella. Cogi el peque$o mango de la daga del corpi$o y la sac justo cuando #l se acercaba para golpearla. Se la enterr en las piernas y rod alej-ndose. )as medias de #l se ti$eron de sangre, y la maldijo. %&4rudence( &4rudence( %oy gritar a Cate. %&"quí( &"quí( l hombre levant la rama sobre ella, con intencin letal. Son un disparo. l hombre agrand los ojos y cay al suelo, y de la boca le sali un chorro de sangre. Se alej rodando de esa espantosa vista, y sollo!ando de agotamiento, terror y alivio. ntonces Cate la tenía en sus bra!os. %Cmo est-s/ st-s herida/ lla lo mir. %Creo que no... stoy bien. 9* le disparaste/ %1o llevo pistola y estoy empapado %resoll #l%. Creo que fue uno de los guardabosques. Sea quien sea, recibir- una buena recompensa. 5 0raydale ha firmado su condena al infierno. " pesar de sus protestas, #l la levant en los bra!os y la llev fuera del bosque, y entonces vieron a "rtemis corriendo hacia sus hijas. +n hombre le pas a la ni$a peque$a y las otras dos corrieron hacia ella. %Salvaste a la peque$a %dijo 4rudence. %so fue f-cil, pero la ni$a slo era una distraccin. %Como la otra. ra a mí a quien quería. " mí a quien quería 0raydale. Cate, &tus heridas( 0#jame en el suelo. %2is heridas ya est-n curadas %dijo #l, pero la baj con sumo cuidado hasta dejarla de pie%. E+n pie sin !apato y el otro conF %dijo, mir-ndole los pies. "poy-ndose en #l, ella termin el verso infantil7 %Estafa, estafa, bola de masa, hijo mío JohnF. 4onle fin a esto, Cate. 1o soporto tener tanto peligro por todas partes. %1o temas, lo pondr#. "rtemis iba entrando en la casa llevando a las ni$as. )e echaría la culpa a Cate de eso tambi#n/ Con su retorcida forma de pensar, podría. Sin duda todo era culpa suya, causado por su tontería al aceptar la proposicin de 0raydale. 9an pronto como entraron en la casa Cate orden que llenaran su ba$era. )a llev al dormitorio de ella y le orden que fuera a su vestidor una ve! que se quitara toda la ropa mojada.
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%2i pobre vestido a!ul %dijo ella%. Creo que esto ha sido su toque de difuntos. 3l la estrech en sus bra!os. %1o hables de muerte. 2orí mil veces corriendo detr-s de ti. "hora quítate esta ropa y ve a ba$arte. 1o te me vas a morir de una neumonía. %5 tu ayuda de c-mara/ %1o se entrometer-. 9* y aren tendr#is el vestidor para vosotras. 4rudence no deseaba separarse de #l, pero no podía ba$arse estando #l presente, y tenía un frío terrible. Cuando, nerviosa, entr en el vestidor de #l, slo cubierta por la bata, vio que la ba$era estaba llena de agua humeante y en una mesita a un lado había un decantador de co$ac, una copa y un ramo de rosas rosadas. aren estaba boquiabierta mirando la ba$era. %&1unca había visto una igual, milady( %0udo que sea muy com*n. %Con todo cuidado entr en la ba$era, se sent, pudo estirar las piernas e incluso recostarse, y entonces suspir feli!%7 sto es maravilloso. 4on un poco de co$ac en la copa y p-samela. %Sí, milady. %Cuando le pas la copa, a$adi%7 :e oído decir que el co$ac es medicinal, milady. %)o es. 2uy medicinal. 4ara el alma, la mente y el cuerpo. 0e repente la golpe el pensamiento de lo que podría haber ocurrido y se estremeci. 0ebían aplastar a 0raydale.
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Capítulo 33 N i con toda la voluntad del mundo se podía mantener caliente el agua, así que
4rudence tuvo que salir de la ba$era, secarse y ponerse la bata. 'olvi a su dormitorio a vestirse y tuvo que ponerse el vestido de crep# negro feo. Se había lavado el pelo, así que tenía que sec-rselo. 1o le import; necesitaba un tiempo a solas. Con qu# facilidad podría haber acabado todo en un desastre, pero gracias a la resolucin y pronta accin, habían sobrevivido. "l estilo Catesby Burgoyne. Se había traído el co$ac y las rosas; fue a buscar el jarrn peque$o de su madre y en #l puso las rosas. Sonri#ndoles, bebi un poco de co$ac, sorprendida al descubrir cmo el amor se puede hacer m-s profundo en el cora!n. +n golpe en la puerta de la sala de estar la sac de sus pensamientos. aren fue a abrir y volvi diciendo que "rtemis, lady 2al!ard, deseaba hablar con ella. 4ara e
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ning*n derecho a la casa. Blytheby se vendi y los nuevos propietarios no tenían ninguna cone
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para ti y para Catesby/ 4or qu# son importantes/ %:etty y sus hijos/ Creemos que son víctimas de 0raydale, el hombre con el que me iba a casar. Sabes que #l estaba detr-s de lo que ocurri hoy/ %Catesby me lo dijo. %4ens# que me culparías a mí. :abrías tenido ra!n. %4or qu# te comprometiste con ese hombre/ %pregunt "rtemis, aunque por curiosidad, no como acusacin. %2e he hecho esa misma pregunta. staba ciegamente empe$ada en conseguir algo, así como t* estabas empe$ada en echarle la culpa de todo a Cate. :i!o falta una conmocin para liberarme de eso. scap#, pero #l no es el tipo de hombre que acepte bien una contrariedad. Sobre todo cuando me golpe delante de todos los invitados a la boda. %?ue algo espantoso, seg*n la carta. %Cate le dio una buena pali!a, ahí mismo, ante el altar. "rtemis se mordi el labio, pero en sus ojos brill un destello de algo positivo, por primera ve!. %spantoso pero satisfactorio %dijo. %5o no estaba en condiciones para apreciar eso en aquel momento, aunque despu#s sí. 5 ahora Cate va a acabar con #l. %)o va a matar/ %pregunt "rtemis, alarmada. %1o, pero lo va a aplastar de todas las dem-s maneras. %so espero, pero me alegraría saber que ha muerto. %Se dirigi a la puerta, y al llegar ahí se detuvo y se gir%7 9u situacin no ser- f-cil, 4rudence, y no por obra mía. )os chismes llegados de 0arlington ser-n de dominio p*blico y muchos creer-n lo peor. s desafortunado que seas hija de un bibliotecario y hermana de un abogado joven, pero la parte m-s difícil de tu pasado sugerida por los reci#n llegados va a ir en contra tuya en el vecindario cuando se corra la vo!. 9e sugeriría que ocultaras esa parte de tu vida, pero no lo har-s, verdad/ %1o, porque no hay nada de qu# avergon!arse. 2i madre y yo vivimos en la pobre!a para que mi hermano pudiera estudiar una profesin para despu#s mantenernos. %4refiri no decir nada de los fallos de "aron%. Cuando estaba en mi peor situacin, :etty me dio su amistad e incluso comida. 1o me avergGen!a llamarla amiga, y es mi deseo tenerlos cerca, a ella y a su familia. %res m-s valiente de lo que podría ser yo jam-s. %9e sorprendería comprobar lo valiente que puedes ser, pero espero que nunca tengas necesidad de este tipo de valentía. %5o tambi#n. Soy una persona muy convencional, me da miedo parecer diferente. 4rudence se encogi de hombros.
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%5o no tengo otra opcin. 1o se puede ocultar la verdad, y sencillamente es demasiado difícil intentar ser otra cosa de lo que soy. Si el mundo es cruel, pues que así sea. "rtemis puso la mano en el pomo, y volvi a vacilar. %Ser# bienvenida si vengo de visita/ %&4or supuesto( 'en siempre que quieras. %res m-s tolerante de lo que podría ser yo. 0iciendo eso sali y 4rudence se qued en el saln, repasando la conversacin. Aog no tener que enfrentar nunca la muerte de un hijo peque$o, aunque eso era bastante com*n. :etty había perdido a uno de seis meses. 4ero la idea de perder a Cate... n eso entr #l. %8u# haces aquí/ 9e pasa algo/ lla corri a arrojarse en sus bra!os. %Simplemente abr-!ame.
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Capítulo 34 $ uando se apartaron ella le cont la conversacin con "rtemis.
%4obre mujer %dijo #l. %Sí. 0e verdad tu hermano era tan cruel/ %Seguro que no con intencin, pero sí, su desesperacin por tener un hijo varn era evidente. 1o lo ju!gues con dure!a. 9enía motivos para pensar con horror que yo podría quedar a cargo de eynings. 9odavía no s# si ser# capa! de hacerlo bien. %Sí que eres capa!. %8u# fe en mí. %)a bes%. 'oy a ir armado y acompa$ado por hombres armados a e
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faldas para que no se le estropearan las orillas. %4osibilidad que no se me ocurri %dijo #l%. :ice venir a trabajadores de las granjas cercanas, lo cual significa que no todos se conocían bien entre ellos. Sac un tro!o de tela negra que estaba cogida de una rama; era del vestido de ella, que se qued enganchado cuando pas por ahí corriendo. %1o puede haber tenido pensado un rapto, verdad/, porque entonces habría elegido un sendero m-s llano. %1o podía saber que t* estarías en el lago. Simplemente rondaba por ahí fingiendo trabajar, buscando una oportunidad de causar da$o o hacer algo peor. %4or encima de todo, 0raydale desea tenerme a mí. %Sí. :abía caballos cerca, estuvieron ahí muchas horas, por si había #
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respetables o lo enfrentamos descaradamente/ %)o enfrentamos. %sta es mi :era. 5 en todo caso, ese es 4erry. 4ues sí, era 4erry el que baj del magnífico coche. %Creí que le gustaba cabalgar %dijo ella, mientras se acercaban%. 8u# historia tenemos para contarle. %)e va a fastidiar haberse perdido el espect-culo. :ay alguien con #l. 4erry se había girado a ofrecerle la mano a una dama para ayudarla a bajar. Cuando estaban m-s cerca 4rudence vio que la dama era m-s o menos de su edad y tenía el pelo casta$o. :abía un algo en ella. 4restancia. %2ilady %dijo 4erry a la dama%, permíteme que te presente al conde y la condesa de 2al!ard, tus anfitriones. "migos míos, ella es la marquesa de Aothgar, condesa de "rradale y gran se$ora del norte. )ady Aothgar se ri de eso y les sonri a ellos. %4erriam insisti en que me recibirían bien y tambi#n en que yo podía ser de utilidad. 9ambi#n me cont el romance digno de trovadores. 1o pude resistir el deseo de llevar al sur la *ltima noticia de 5or6shire.
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Capítulo 35 "esesperada 4rudence record que llevaba su feo vestido negro y pens en su pelo,
que se le había escapado de la cofia y, sí, debía tener hojas enganchadas. :i!o su reverencia y le dio la bienvenida, pensado cmo debía tratar a la marquesaIcondesa que era due$a de inmensas !onas de 5or6shire. 4ero lady Aothgar se había girado a recibir un bultito de manos de una criada; un bultito del que salían gemidos. ntonces se gir hacia ellos con e
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)as hijas mayores de "rtemis se acercaron a ver qu# pasaba, le echaron una mirada a la nenita y se alejaron. staba claro que sabían qu# era un chupador. %4or aquí, milady %dijo la ni$era jefa llev-ndolas hacia otra habitacin%. "hí hay una cuna que se puede preparar r-pidamente. %=racias %dijo lady Aothgar%, pero querría que la pusieran en mi dormitorio. Siempre tengo a mi hija conmigo. Bueno, pens 4rudence, así es como se da una orden indiscutible de la manera m-s agradable posible. " la ni$era Caley no le gust eso, pero dio las rdenes pertinentes. %ntonces tal ve! podríamos bajar a su dormitorio, milady. )ady Aothgar la mir a ella, que cay en la cuenta de que no tenía idea de cu-l sería el dormitorio m-s apropiado. %9enemos muchos %dijo%. Soy muy nueva aquí. %so tengo entendido %dijo lady Aothgar%. 8u# historia m-s rom-ntica. 4rudence ya comen!aba a desconfiar de muchos matices de la palabra Erom-nticoF. Seguro que la condesa de "rradale se había casado con su marqu#s simplemente por el poder, la rique!a y el rango m-s elevado. ntr una criada y le entreg a la ni$era Caley un frasquito y un objeto redondo y plano hecho de algo que parecía hueso o marfil. )a se$ora Caley puso un poco de co$ac en un pa$o y lo aplic a la encía inferior de la nenita. %5a est-, mi angelito, ya est-. 1o la sientes mejor/ 1o llores m-s, no llores m-s. )os berridos de la nena bajaron de volumen. 4rudence pens que eso se debía a la sorpresa por el sabor desconocido, aunque tal ve! el co$ac sí adormecía las encías. ntonces la ni$era le puso el disco en la mano y se lo gui hasta la boca. )a nenita lo mordi una ve! y luego continu mordiendo con una e
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había ju!gado mal la situacin. :abía sido un matrimonio por amor. %Se produjo una peque$a crisis en una de mis propiedades de aquí y lord Aothgar no podía abandonar )ondres teniendo tantos asuntos pendientes, así que vine sola. n todo caso, hacía mucho tiempo que no visitaba mis propiedades, pero viajar con un beb# es difícil. %1o me cabe duda %dijo 4rudence%. Bajamos para instalarla en sus aposentos/ ch a caminar delante, sin saber todavía dnde podía alojar a una hu#sped tan importante. Cuando lleg a la primera planta encontr solucionado el problema, pues la condesa viuda había salido de sus aposentos para hacerse cargo de la situacin. )gicamente esta conocía a lady Aothgar y no estaba particularmente impresionada, pero sí se sentía gratificada por tenerla de hu#sped. 1o tard en dejar instalada a la marquesa en un e
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%Seg*n 4erry, y #l tiene que saberlo, su gloriosa lu! eliminar- hasta la m-s peque$ísima mancha en tu reputacin. 4rudence bebi otro trago de co$ac. %4ero debo decirle la verdad/ Cate mir a 4erry interrogante. %)ord Aothgar tiene la fama de ser omnisciente %dijo 4erry%. 9odo es cuestin de tener ojos y oídos en muchas partes, supongo, pero esa es su manera de informarse de todos los detalles sobre todos los asuntos y personas que pudieran afectarlo a #l y a los suyos. Cuando su lady vuelva a su lado y le cuente la historia, #l pondr- su atencin en eynings y los Burgoyne. %ntonces, por qu# diablos la has traído aquí/ %pregunt Cate. %4ara mejorar la reputacin de 4rudence en el norte, pero tambi#n porque los dos deb#is ir a )ondres. l marqu#s y la marquesa de Aothgar pueden allanaros el camino ahí. %:as pensado que el marqu#s podría no bendecirnos con su favor/ %pregunt Cate%. 4odríamos enredar a su esposa en asuntos peligrosos. %2uy cierto. Si aquí sufriera alg*n da$o ella o la ni$ita, sería mejor que huyerais a los confines de la 9ierra, pero si ten#is el favor de ella tendr#is el de #l. 4odrías descubrir, 4rudence, que t* y ella ten#is m-s cosas en com*n de lo que crees. %"parte de ser mujeres, no logro imaginarme qu# podríamos tener en com*n. %)as dos sois condesas %observ Cate. %4ero ella es adem-s marquesa y naci para la grande!a %dijo 4rudence y, despu#s de beber el resto de su copa, sali a ordenar que llevaran el t#. 0espu#s corri a adecentarse, lamentando la falta de una doncella de se$ora que supiera peinarla y tal ve! hacer parecer m-s fino un vestido sencillo y feo. Sinti la tentacin de ponerse el otro m-s fino, pero comprendi que eso sería ridículo. %)as dos somos condesas %musit, mir-ndose en el espejo%. &Ja( 4ero cuando se sent a tomar el t# con lady Aothgar, esta la hi!o sentirse cmoda al instante, diciendo7 %n el norte prefiero usar mi propio título, lady "rradale, pero me gustaría muchísimo si nos tute-ramos y nos llam-ramos por nuestros nombres de pila. 2e llamo 0iana. %5o, 4rudence %dijo esta, refren-ndose justo a tiempo de a$adir EmiladyF. Sirvi el t#. %0esafortunado nombre %dijo 0iana francamente%. Sí, leche, por favor. +n nombre como ese no es com*n en la noble!a. Aecuerda demasiado, tal ve!, el periodo de la rep*blica de Cromell. %l nombre viene de la familia de mi padre, y eran partidarios de Cromell.
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0iana cogi su ta!a y bebi. %"h, eso es un detalle muy grato. "hora cu#ntame tu historia. 4erriam slo me e
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%2e gira la cabe!a. %)o ves/ %dijo 0iana alegremente%. 5o soy mucho m-s escandalosa que t*. "hora hagamos venir a lord 2al!ard. 2e interesan muchísimo sus planes para el demonio 0raydale. "l parecer no encontraba escandaloso hacer llamar a un conde en su propia casa. 5 si Cate lo encontraba, de todos modos vino, y 4erry tambi#n. %n esencia %le e
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Capítulo 36 l día siguiente partieron con gran despliegue y ceremonia en direccin a 0arlington.
4rudence se había puesto su vestido negro fino e iba a la grupa de Cate sobre un caballo grande y fuerte, en una silla especial; esta era muy parecida a una silla normal, puesta de lado, e incluso tenía un reposapi#s. %sto te va a enlentecer %coment. %1o tenemos ninguna prisa, y quiero que la gente nos vea y se fije en nosotros. %Se fijar-n, sin duda %dijo ella, mirando alrededor. 4erry se había encargado de organi!ar el asunto, y el resultado era impresionante. )os acompa$aban seis criados, es decir, mo!os del establo, armados y montados, vestidos con libreas del siglo anterior que habían encontrado hurgando en los ba*les del -tico, libreas con muchos galones, y unos sombreros de ala ancha con plumas. 4rudence acababa de enterarse de que Cate había enviado por delante a un lacayo que iría corriendo, luciendo su espl#ndida librea y llevando levantado el bastn con la empu$adura de oro que anunciaba la pro
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para mirar. " los mo!os se les había dicho que e
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descubierto rascando la superficie. 4rudence vio aparecer a 9allbridge detr-s de la multitud, acompa$ado por "aron y Susan. 9allbridge estaría implicado en alguno de los delitos/ Aog que no. ?inalmente el lacayo lleg a los incidentes recientes7 %8ue orden da$ar la rueda de un coche con el fin de causar heridas graves o matar a los viajeros; que orden incendiar una casa en Hhite Aose 5ard de 1orthallerton, sin preocuparse por la vida de las personas que viven ahí; que orden hacer ama$os para que arrestaran injustamente por robo a un hombre de esa ciudad, Hill )arn; que enfurecido golpe a una mujer, mujer que era preciosa para el conde de 2al!ard, y que ahora es su condesa y est- aquí ante vosotros. )legado a ese punto, el lacayo hi!o una muy merecida inspiracin y continu7 %4or todos estos delitos y muchos otros, se convoca a :enry 0raydale a presentarse aquí a rendir cuentas y entregarse a la justicia. Se hi!o un profundo silencio, todos esperando por si aparecía 0raydale. )o siguiente del plan, sabía 4rudence, era cabalgar en procesin hasta la casa de 0raydale y repetir las acusaciones ante su puerta. Como era de esperar, 0raydale no se present. l lacayo anunci la intencin de cabalgar hasta su casa, y justo en ese momento, alguien de la multitud, que estaba atr-s, grit7 %&:a huido( 0raydale ha huido en un coche de viaje tirado por seis caballos. 2uchísismas de las personas que estaban en ese lado se giraron para perseguirlo, y sus gritos hicieron bajar un estremecimiento por la columna a 4rudence. " pesar de todo, esperaba que no le dieran alcance. ntonces habl Cate, con vo! potente7 %+na lista de sus delitos se ha de fijar por todo 0arlington y en 1orthallerton, =isborough, Stoc6ton y muchos otros pueblos donde ha cometido sus crueldades. 8ue nadie le manifieste amistad a no ser que desee cargar con las mismas acusaciones. 5 si alguien conoce detalles de otras crueldades y delitos, de #l o de otros, que me los envíe a mí. 0iana hi!o avan!ar su caballo y dijo con vo! clara y potente7 %Soy 0iana, condesa de "rradale. sta no es mi tierra, pero me conoc#is y sab#is que defiendo el bien de todos los pueblos del norte. 0eclaro a :enry 0raydale bandido fugitivo de la ley en todo el norte. Se consideraría semejante a la Buena Aeina Bess/, pens 4rudence. 9odo era una magnífica obra de teatro, y tal ve! no tenía fuer!a de ley en ese tiempo y siglo, pero acabaría con :enry 0raydale ahí y en los alrededores. Se correría la vo!, como siempre, y lo deshonraría en todo el país. %"dnde ir-/ %pregunt cuando la gente comen!aba a dispersarse, todos hablando
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con mucho entusiasmo. %1o muy lejos. )o encontrar#. %9en cuidado, Cate. l deseo de vengan!a puede roer el alma. %Simplemente quiero llevarlo ante la justicia por los delitos que est-n en la lista. 5 lo har#. 4ero el juicio lo dejar# a otros. 1o es digno de mi atencin aparte de eso. %5o pienso lo mismo. %ntonces volvamos a casa. %8uerría hablar con "aron y los 9allbridge. %4or supuesto. 0irigi el caballo hacia donde estaban ellos y luego la ayud a bajar. %Bueno %dijo Susan, por una ve! sin saber qu# decir. %stamos muy bien, gracias %dijo 4rudence, d-ndole un ligero abra!o. 0espu#s mir a "aron, que parecía estar dudando entre mostrarse impresionado o enfadado. %2e alegra verte cmodamente situada, 4rudence. %4ues dilo como si fuera cierto. 3l frunci el ce$o. %)o que pasa es que me preocupas. 4rudence movi la cabe!a, riendo, y lo dej pasar. "aron siempre interpretaría las cosas a su manera. Cate estaba hablando con 9allbridge. %0ebo pedirle disculpas otra ve! por la destruccin de su coche, se$or, pero, como habr- sabido, no fue todo culpa mía. %+na nimiedad, milord %dijo 9allbridge, inclin-ndose en una venia%. stamos encantados de verle sano y salvo. 2e permite ofrecerle la hospitalidad de mi casa/ ra la cortesía personificada, pero 4rudence vio la mirada que le dirigi a 0iana, que seguía montada, bastante divertida al parecer, e inmvil como una estatua ecuestre. Seguro que esa pose era intencionada, y no le cabía duda de que 9allbridge deseaba tenerla de hu#sped en su casa. %)amentablemente, se$or %dijo Cate%, debemos ponernos en marcha para volver a eynings, pero esperamos aceptar su hospitalidad en otra ocasin. 5, por supuesto, usted, su hija y el hermano de 4rudence sois bienvenidos en eynings en cualquier momento. 9allbridge se inclin en otra venia, visiblemente complacido con ese premio menor. 9omaron el camino de vuelta a eynings de muy buen humor y esperaron a estar alejados un par de millas para hacer la primera parada para dar de comer y beber a los caballos. 2-s adelante, 0iana y 4erry se separaron del grupo para echar una improvisada
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carrera a caballo. %0eseas participar tambi#n %dijo 4rudence. %Sí. 9e importaría si cambiara de caballo con uno de los mo!os durante un rato/ %Claro que no. Cate hi!o el cambio, poni#ndose tambi#n el sombrero emplumado del mo!o, y se lan! a galope tendido a unirse a la carrera, magnífico al cabalgar, y su risa lleg hasta ella traída por el viento. 1o había m-s remedio, pens 4rudence. 9endría que aprender a cabalgar.
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Capítulo 37 : eynings se veía hermosa a la lu! de *ltima hora de la tarde, y 4rudence cay en la
cuenta de que ya era un hogar para ella. 1o el hogar perfecto todavía, pero hogar, y podría sentirse a gusto ahí. 'io a :etty y a los ni$os en el jardín y los salud agitando una mano. 2-s cerca de la casa estaba "rtemis con sus hijas, las tres, y las ni$eras, una de las cuales tenía en bra!os a un beb#. @nmediatamente 0iana vir en esa direccin. Cuando lleg hasta ellas, desmont, cogi a su beb#, se gir discretamente y se puso a amamantarlo, igual que una campesina. 4rudence dese tener pronto una seguridad similar para hacer lo que fuera que deseara. Cate, 4erry y ella desmontaron al pie de la escalinata de la entrada y los otros jinetes se llevaron sus caballos al establo. Cuando entraron en la casa, Cate dijo7 %Supongo que debería ir a ver a madre para ponerla al tanto de lo ocurrido hoy. 1o lo aprobar-. %9e acompa$ar# %dijo 4rudence%, y me encargar# de que lo apruebe. %5 yo me escapar# %dijo 4erry riendo, y se escap. )a condesa viuda no manifest ning*n tipo de admiracin, pero dijo7 %:ay que castigar a esos bellacos. 1o os har- ning*n da$o a vosotros dos que os hayan visto en compa$ía de lady "rradale. spero que ma$ana sea un día m-s normal y ella coma con nosotros. Conocí a sus padres, sab#is/ 1o tuvieron un hijo. ?ue una inmensa pena para ellos. %Como nrique octavo %dijo Cate%, podrían haberse consolado con su hija si hubieran vivido para verla reinar. %nrique octavo debería haber sido mucho m-s juicioso al elegir esposa. +na papista e
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mujer f-cil de tratar. %4ero es franca. " eso puedo adaptarme. %5 cuando tengas ni$os sanos ser-s el sol y la luna para ella. %sa podría ser la perspectiva m-s aterradora. 4ero nos hemos librado del pandemnium, verdad/ 5 est-n derrotados todos nuestros demonios/ %Sí, y por lo tanto deberíamos recompensarnos. %Aecompensarnos/ %sta noche %dijo #l, dejando muy clara la intencin. %sta noche/ 4ero... %:abían llegado a la puerta del dormitorio de ella, así que mir alrededor para asegurarse de que no había nadie cerca%. 1o podemos. %4odemos. :ay placeres que no entra$an el riesgo de embara!o. %Sí/ 4or qu# no me lo dijiste antes/
3l lleg envuelto en su bata, sin nada debajo. lla tambi#n se había puesto la bata, sobre su camisn sencillo. Se había dejado el pelo suelto. %2iel clara %dijo #l, levant-ndole unos mechones y dej-ndolos caer%. " la lu! de las velas. lla estaba esper-ndolo sentada junto a la ventana, contemplando el final de la puesta de sol y la aparicin de las primeras estrellas. 3l puso una silla junto a la de ella, y le cogi la mano, entrela!ando los dedos. %)a noche es el tiempo para los demonios, pero tambi#n para el amor m-s dulce. )a palabra EamorF qued flotando en el aire como el fruto prohibido. 1o, no le pediría nada de eso. Su recompensa ya sería lo bastante e
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%9al ve!, pero he conocido bastantes matrimonios de ese tipo, en que los miembros de la pareja solamente se toleran. " diferencia de nosotros. )e bes cada dedo, uno a uno, donde se alternaban con los de #l. lla gir las manos entrela!adas para hacerle tambi#n esas dulces caricias, sentir su olor, la suave aspere!a de su piel, el fino vello que le hi!o cosquillas en los labios. %Si no fuera por ti, tal ve! me habría casado con una de ellas %continu #l%, o con una de las otras candidatas de las listas de mi madre. staba resuelto a cumplir mi deber. %5 en lugar de eso te casaste conmigo y trajiste el pandemnium a eynings. 3l le mordisque un dedo. %5 evit# un infierno peor. 0udo que hubiera sido un marido apacible cuando la esposa me volviera loco. %st-s seguro de que yo no te volver# loco/ %Slo de las mejores maneras posibles. 'amos a la cama, esposa mía. Cuando estaban cerca de la cama #l le quit la bata. %+na dama en un recatado camisn. ncantador, pero tendr- que salir. 2e lo permites/ 4rudence ya tenía acelerado el cora!n y la boca reseca, pero consigui decir7 %)o permito. 3l le solt lentamente los seis botones, ro!-ndole el pecho con los dedos, y luego abri el cuello del camisn y lo baj por los hombros hasta poder besarle un pecho. 0espu#s le bes el pe!n, haci#ndole bajar un estremecimiento por toda ella. %1o es delicioso esto/ %musit%. 5 sin riesgo de beb#. 9enía abierta la bata en el pecho, así que ella cedi a la tentacin y puso una mano ahí, y sinti la piel c-lida, suave y el pecho duro por los m*sculos. 2ientras #l concentraba la atencin en su otro pecho, lo acarici ahí e
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%9* eres magnífico. +na estatua cl-sica encarnada. 0ejas en vergGen!a a las estatuas del vestíbulo. %Aoe hi!o hacer copias de estatuas antiguas, pero reparando lo da$ado. so es imposible en mi cuerpo. %res un guerrero, tus cicatrices son insignias de honor. )o abra! y el abra!o fue m-s maravilloso que los anteriores, piel con piel, calor con calor, pero tierno a la manera fogosa. Sonriendo, con los ojos brillantes de regocijo, tal ve! sonriendo con ella, la levant en los bra!os y la llev a la cama. %Aecuerdo cuando me llevaste por la escalera en la casa de 9allbridge. 2e gust, pero tambi#n me asust. %9e asust/ %4orque eres tan fuerte. %9e asusto ahora/ Consciente de que debía decir no, le dijo la verdad7 %res un hombre. "*n no estoy bien acostumbrada a los hombres. n especial a hombres como t*. %:ombres como yo/ )a deposit en la cama y la rode para subir por el otro lado. %:ombres como t* %repiti ella, apreciando todos los detalles de su magnífico cuerpo%. 4ero veo las ventajas. Si te tengo m-s cerca podría acostumbrarme mejor. 3l se ri y se tendi en la cama, sin molestarse en cubrirse. %"cost*mbrate todo lo que quieras, milady. lla obedeci, acarici-ndolo y e
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%9u amor/ %4or supuesto. %4odrías haberme dicho eso antes %protest ella, y le golpe el hombro igual que cuando #l le confes que era conde. 3l simplemente se ri y continu las caricias hasta que ella estaba sumergida en el placer, acariciando, palpando y besando cualquier trocito de piel que se le acercara a la boca. 3l le introdujo hasta el fondo los dedos, en lugar de su miembro, produci#ndole un misterioso calor que giraba a su alrededor y dentro de ella, llev-ndola a un loco deseo. =ru$ía, &gru$ía(, y luego gritaba. 0e pronto la inund una oleada de placer, que pas por toda ella llev-ndose el torbellino y dej-ndole una estremecida y calurosa satisfaccin. %"h, caramba. "h, caramba. %"h, cari$o %dijo #l, sonriendo y bes-ndola%. Sabía que serías una amante lujuriosa. %)o fui/ %)o fuiste. res. Siempre. %0ilo otra ve!. %Siempre/ %&8ue me amas( me lo imagin#/ %9e amo. )o sabes. %1unca me lo habías dicho. %9engo que hab#rtelo dicho. %1o. %9* no me lo has dicho a mí. %2e sentía tímida. %9al ve! yo soy tímido. lla volvi a golpearlo, riendo. 3l le cogi la mano y le bes la palma. %9odavía no me lo has dicho. %9e amo, te adoro. Creo que eres el mejor de los hombres. 3l sonri, aunque algo a!orado. %)o eres, Cate. 5o lo sabía, una parte de mí lo supo desde el comien!o. 4or eso te dej# entrar en mi casa y corrobor# tu historia en la iglesia. Siempre he sabido que eres un hombre bueno. %5 yo sabía que t* eras la *nica mujer para mí. 'olvieron a besarse y acariciarse, riendo, y ella se dio cuenta de que #l volvía a tener
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duro el miembro. %2e has dado placer a mí, pero y t*/ %st- la cama sucia. %Cambi de lugar hasta quedar m-s en el lado de ella%. 0entro de un rato nos trasladaremos a la tuya. 5 por la ma$ana, est- la ba$era. %8ui#n la usa primero/ %)os dos. :ay muchos juegos para jugar mientras esperamos, en la cama, en la ba$era, en un bote, incluso en el columpio. 5 cuando termine el tiempo de espera, mi deliciosa y lujuriosa esposa, en nuestro paraíso, en nuestro hogar, voy a darte placer de todas las maneras, todos nuestros días, hasta que la muerte nos separe. UUU
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Nota de la autora %a semilla de esta historia la cogí del e
ese mismo periodo, e
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jueces o personas de rango m-s elevado en la sociedad. Como tal ve! has visto en El d')'e misterioso, incluso Aothgar tiene que andar con pies de plomo en torno al duque de @thorne, que es m-s joven, y los dos deben inclinarse ante el rey. )a historia del propio Cate ilustra otras formas de dominio. l ej#rcito ha sido y sigue siendo una organi!acin autoritaria y jer-rquica y #l no es bueno para obedecer rdenes. Siendo hijo menor, desde su infancia sabe que su hermano mayor lo tendr- pr-cticamente todo y que #l tendr- que forjarse su propio camino. )a *nica diferencia entre la situacin de #l y la de 4rudence es que ese mundo ofrecía a los hombres muchas oportunidad para ganarse la vida e incluso para hacer fortuna, mientras que a las mujeres les ofrecía muy pocas. 5, por *ltimo, #l no tiene verdadero poder para resistirse a su destino; cuando muere su hermano se convierte en el conde, lo quiera o no; por lo tanto, debe asumir las pesadas responsabilidades y consagrar su vida a ellas. Su *nico escape sería un deshonroso descuido de su legado y de todas las personas que dependen de #l. )o que necesita por encima de todo es una compa$era que lo ayude, y, al final, su inimaginable condesa es e