EL OTRO GENERALIZADO Y EL OTRO CONCRETO: LA CONTROVERSIA KOHLBERG/GILLIGAN Y LA TEORIA FEMINISTA ¿Puede aportar algo el feminismo a la filosofía moral? Es decir, aquellos hombres y mujeres que consideran que el sistema de género gén ero/se /sexo xo de nue nuestr stras as socied sociedade adess es opre opressio o,, y qu quee cons consiider deran qu quee la emancipaci!n de la mujer es algo esencial para la liberaci!n humana, ¿pueden criticar, anali"ar y encuentran necesario sustituir las categor categorías ías tradic tradicion ional ales es de la filo filosof sofía ía moral para colaborar en la emancipaci!n de las mujeres mujeres y en la liberac liberaci!n i!n humana? humana? #entr$ndose #entr$ndose en la controersia controersia generada por la obra de #arol %ilhgan, este capítulo intenta destacar qué es lo que aporta el feminismo a la filosofía moral& moral&' 1
(e leyeron ersiones anteriores de este capítulo en la #onferencia sobre )*ujeres y *oralidad), (+- en (tony .roo, 00102 de mar"o de '345, y en el #urso sobre )6ilosofía y #iencia (ocial) impart impartido ido en el #entro #entro 7nterun 7nterunie iersit rsitari arioo de 8ubroni 8ubroni, , -ugo -ugoslai slaia, a, 012 de abril abril de '345& 8esearía dar las gracias a los asistentes a ambas conferencias conferencias por sus críticas y sugerencias& 9arry .lum y Ea 6eder :ittay me han hecho aliosas sugerencias para las las correcciones& correcciones& El comentario comentario hecho a este trabajo, ;
ty), (ofid>ty), Praxis Interpíatimal, 5, 2 enero, '34@A, 20512BC, de ancy 6raser, así como el artículo de esta misma autora, )6eminism and the (ocial (tate;, Salt#agundi, de pr!xima aparici!n, han sido cruciales cruciales para ayudarme ayudarme a articular las Daplicaciones políticas de la postura que aq se desarrolla& +na ersi@n ersi@n ligeramente ligeramente alterada de este capítulo a>@&en las Fctas de la #onferencia sobre *ujeres y
Seyla Benhabib
! LA CONTROVERSIA KOHLBERG/GILLIGAN 9as inestigaciones de #arol %ilhgan en psicologí psicologíaa cognitia cognitia y del desarrollo desarrollo moral recapitulan un modelo con el que nos familiari"!
T& Struciuro of Sdentífi! "eolutims #hicagoH +niersity of #hicago Press, 0&1 cd&, '3LCA, 50 y ss& MNay ersi!n ersi!n castellanaH $a esirudura de las 6ondoo de #ultu #ultura ra reol reoluc ucio ione ness tien tient% t%P! P!as as,, 6ond Econ!mica, *éxico, '3L'&O
of :ohlberg)s
Gohn *ichacl *urphy y #aroD %illigan, )*oral dee deelo lopm pmen entt in 9ate 9ate Fdol Fdoles esce cenc ncee and and Fdulthood FdulthoodHH F #ritique #ritique and Ieconstr Ieconstructio uctionn of :ohlbe :oh lbergs rgs
notable entre éstas la puntuaci!n persistentemente baja de las mujeres al ser comparadas con sus iguales arones& 9a distinci!n entre la ética de la justicia y los derechos y la ética del cuidado y la responsabilidad le permite explicar de otro modo el desarrollo moral de las mujeres y de las habilidades cognitias que éstas muestran& El juicio moral de las mujeres es m$s contextual, est$ m$s inmerso en los detalles de las relaciones y las narratias& *uestra una mayor propensi!n a adoptar el punto de ista del otro particular, y las mujeres parecen m$s duchas en reelar los sentimientos de empatía y simpatía que esto exige& +na e" que estas características cognitias no son consideradas como deficiencias sino como componentes esenciales del ra"onamiento moral adulto en el estadio postconendonal, la aparente confusi!n moral de juicio de las mujeres se coierte en un signo de su fuer"a& *ostrando su acuerdo con Piaget en que la teoría del desarrollo hace que el punto hacia el que se tra"a el progreso; dependa del értice de madure", el cambio en la definici!n de madure", escribe %illigan, ;no altera simplemente la descripci!n del estadio m$s eleado sino que reforma el entendimiento del desarrollo, cambiando la explicaci!n por completo;&2 9a contextualidad, narratiidad y especificidad del juicio moral de las mujeres no es un 4
#arol %ilbgan, 7n a *%fferent oitr! Py! hological
Theopy
and
Wms
*)e-p,,mt
#ambridge, *assachusettsH Narard +niersity Press, '340A, '41'3&
signo de debilidad ni de deficiencia, sino una manifestaci!n de una isi!n de la madure" moral que considera al yo como algo inmerso en una red de relaciones con los otros& (egKn esta isi!n, el respeto hacia las necesidades de los dem$s y la mutualidad del esfuer"o por satisfacerlas sustentan el crecimiento y el desarrollo moral& Fl enfrentarse a esta discusi!n es comKn que los defensores del paradigma de inestigaci!n antiguo respondan arguyendo aA que los datos de base no apoyan las conclusiones sacadas por las reisionistasJ bA que algunas de las nueas conclusiones pueden tener cabida dentro de la teoría antiguaJ cA que el paradigma nueo y el antiguo tienen dominios de objeto diferentes y que, después de todo, no se dedican a explicar los mismos fen!menos& En su respuesta a %illigan, :ohlberg ha seguido las tres alternatias& a. $os datos de 'ase
En 'Synopses and Detailed Rephes to Critics', 1984, Kohlberg arg!enta "e los datos de "e se dispone sobre el desarrollo !oral cogniti#o no dan centa de di$erencias entre ni%os y adolescentes de ambos sexos con
respecto al ra"onamiento sobre la justicia&5 &
9a=rcnce :ohlbcrg, )(ynopses and 8etailed Iephes to #ritics), con #harles 9eine y
)9os Knicos estudios), escribe, )que muestran diferencias de sexo muy frecuentes son 2 los de los adultos, usualmente las amas de casa casadas& *uchos de los estudios que comparan a arones adultos con mujeres adultas sin controlar la educaci!n ni las diferencias de trabajo&&& no dan cuenta de lgd diferencias de sexo en faor de los arones; i'id, B2LA& :ohlberg mantiene que los descubrimientos posteriores no son incompatibles con su teoría&@ -a que, Flexandre Ne=er, en 9 :ohlber Ssays m Moral (an 6ranciscoH Narper and Io=, '342A, ol& 77J The Psy/ of Moral *elop)mt, 01 '& ence in the 8eelopment of *oral judgmentH F 9ongitudinal (tudy of *ales ind 6emales), 9'ild *emiop:)mt, 1+ '3L@A, 5'1@'& Funque est$ claro que con la eidencia de que se dispone no se pone en cuesti!n como tal el modelo del desarrollo estadio1secuencia, la presencia prealeciente de las diferencias de sexo en el ra"onamiento moral sí suscita cuestiones acerca de 4u;es exactamente lo que este modelo podría estar midiendo& orma Naan resume esta ob>!n al paradigrna ohlbergiano del modo siguienteH *ffeiopmmt
segKn su teoría, llegar a los estadios cuatro y cinco depende de experiencias de participaci!n, responsabilidad y adopci!n de roles en las instituciones secundarias de la sociedad, tales como el puesto de trabajo y gobierno, de los que las mujeres han estado excluidas y siguen est$ndolo en gran medida& #oncluye que los datos no lesionan la alide" de su teoría sino que muestran la necesidad de controlar factores como la educaci!n y el empleo al alorar las diferencias de sexo en el ra"onamiento moral adulto& )Fsí, el ra"onamiento moral de los arones que ien en sociedades técnicas y racionali"adas, que ra"onan en el niel de las operaciones formales y que de forma defmsia intelectualan y :agan los d!talles interpersmalesy situad)ales, es especialmente
faorecido en el sistema de :ohlbergL, en )<=o *oralities in Fction #ontextsH Ielationships to iqy, B@ '3L4A, 04LJ el subrayado es mío& #reo que los estudios de %illigan también apoyan el descubrimiento de que )la intelectuali"aci!n y negaci@n inapropiadas de los detalles interpersonales y situacionalesconstituye una de las principales diferencias en los enfoques masculinos y femeninos a los problemas morales& Qsta es la ra"@n de que, como argumento en el texto, para tratar este problema resulte inadecuada una separaci!n neta entre ego y desarrollo moral, tal como hacen :ohlberg y otros, dado que determinadas actitudes del ego 1estar a la defensia, rigide", incapacidad de enfati"ar, falta de flexibihdad1 sí parecen estar 1actitud no represia hacia las emociones, flexibilidad, 6aorecidas con respecto a otras ' presencia de la empatía& 2
ra"onamiento&&& (iguiendo a Piaget, mis colegas y yo tenemos una gran confian"a en que el ra"onamiento sobre la justicia llear$ por sí mismo a un an$lisis formal estructurabsta o racionalista, mientras que las cuestiones acerca de la naturale"a de la )buena ida) no han sido tan tratables por este tipo de enunciado&L
bA $a acomodaci
Fhora :ohlberg est$ de acuerdo con %illigan en que )el reconocimiento de la orientaci!n del cuidado y la respuesta amplía de forma muy Ktil el dominio moral) :ohlberg, )(ynopses;, B2CA& Funque en su opini!n la justicia y los derechos, el cuidado y la capacidad de respuesta, no son dos senderos del desarrollo moral sino dos orientaciones morales& 9a orientaci!n de los derechos y la orientaci!n del cuidado no son bipolares ni dicot!micas& (ino que m$s bien la orientaci!n de cuidado y respuesta se dirige primordialmente a relaciones de obligaci!n especial con la familia, los amigos y los miembros del grupo, )relaciones que generalmente incluyen o presuponen obligaciones generales de respeto, de lo que es justo y de contrato) i'id, B23A& :ohlberg se resiste a la conclusi!n de que esas diferencias estén fuertemente )relacionadas con el sexo)J en lugar de ello, considera que la elecci!n de orientaci!n ;se da primordialmente en funci!n de situaci!n y de dilema, no del sexo) ='id, B5CA& cA *ominio del o'>eto de las dos teorías En su primera respuesta a %illigan :ohlberg argumentaba como sigueH Fun siendo interesantes, las ideas de #arol %ilhgan no fueron bien recibidas por nosotros por dos ra"ones&&& 9a segunda, pensamos, era que sacaba agua de una piedra en Gane 9oe=inger al estudiar los estadios del desarrollo del ego, pero no por estudiar la dimensi!n específicamente moral del
(
9 :ohlberg, )F Ieply to R=en 6ianagan and (ome #omments on the Pua1%oodpaster Exange), ?t-ia, 30 abril, '340A& B'@& #f& también %ertrud unnerSinler, )<=o *orafities? F #riticaD 8iscussion of an Ethic of #are and Iesponsability Tersus an Ethic of Iights and justice;, en :urtines y G& 9& %e=irt", eds&, Morali%@ Moral Aehaior and Moral *e)lopment uea -orH john Siley and (ons, '342A, B55& o est$ claro si es cuesti!n, como sugieren :ohlberg y unner1Sinicr, de distinguir entre desarrollo )moral) y desarrollo del )ego), o bien si la teoría moral del desarrollo cognitio no presupone un modelo de desarrollo del ego que se enfrenta a ariantes mas orientadas psicoanalfticamente& 8e hecho, para combatir la acusaci!n de )maduracionismo) o )natiismo) en su teoría, que implicaría que los estadios morales son datos apriori de la mente que se desphegan de acuerdo con su propia l!gica, sin tener en cuenta la influencia de la sociedad ni del entorno, :ohlberg argumento del modo siguienteH )9os estadios), escribe,
son Equilibrios que surgen de la interaccidn entre el organismo con sus tendencias estructurantesA y la estructura del entomo física o socialA& 9os estadios morales uniersales est$n en funci!n de los rasgos uniersales de la estructura social tales como las instituciones de la ley, la famiba, la propiedadA y las interacciones sociales en las diersas culturas, en tanto que son productos de las tendencias estructurantes generales del organismo
En la r)plica "e da a ss cr*ticas en 1984, esta distinci+n entre desarrollo !oral y desarrollo del ego es !s re$inadaKohlbcrg di#ide el do!inio del ego en $nciones cogniti#as, interpersonales y !orales .Kohlberg, 'Synopses', 398/- 0 sin e!bargo, dado "e el desarrollo del ego es na condici+n necesaria pero no s$iciente para el desarrollo !oral, en s opini+n este lti!o pede ser estdiado con independencia del pri!ero- la l de esta clari$icaci+n Kohlberg considera "e el estadio de 'contetalis!o cognoscente& :ohlberg, )F Ieply to R=en 6lanagan), 50'&A 8e ser esto así, la teoría moral del desarrollo cognitio también debe presuponer que hay una dinB)ita entre el reU)y la estructura social en la que el indiiduo aprende, adquiere o internali"a las perspectias y sanciones del mundo social& Pero el mecanismo de esta din$mica puede acarrear aprendi"aje así como resistencia, intemabaci!n así como proyecci!n y fantasía& o se trata tanto de si el desarrollo moral y el desarrollo del ego son distintos 1pueden ser distinguidos conceptualmente y sin embargo en la historia del seyest$n relacionados1 cuanto de si el modelo de desarrollo del ego que presupone la teoría de :ohlberg no es distorsionadamente opitiista en el sentido de que ignora el rol de los afectos, los mecanismos de resistencia, proyecci!n, fantasía y defensa d¿ los procesos de (ociali"aci!n&
postcon#encional5 de 6rphy y 7illigan est !s relacionado con cestiones del desarrollo del ego en tanto "e opesto al desarrollo !oraln"e no desea !antener "e la ad"isici+n de co!petencias !orales acaba cando se llega a la edad adlta, Kohlberg insiste no obstante en "e los estdios sobre el desarrollo !oral y el desarrollo del ego en los adltos nica!ente re#elan la presencia de estadios 'blandos' en tanto "e opestos a los estadios 'dros'Estos lti!os son irre#ersibles en ss secencias y estn *ntegra!ente relacionados entre s* en el sentido de "e el estadio subsiguiente se desarrolla a partir
de un estadio anterior y presenta una soluci!n mejor a los problemas con que se enfrenta&4 F los historiadores de la ciencia posteriores corresponder$ decidir si con estas admisiones y cafificaciones la teoría de :ohlberg ha entrado en la fase del )ad1 hocismo), en palabras de 7mre 9aatos,3 o si las objeciones de %illigan, como las de otros críticos, ha hecho que su paradigma de inestigaci!n pasar$ a otra fase, en la 8
Para esta formulaci!n éase Naberrnas, )7nterpretie (ocial (cience s& NerrneneKV ticism), en & Naan, I& .cllah, P& Iabino= y T,)& (ulhan, eds&, Social Sdence as Moral I!i4uiiy uea -orH #olumbia +niersity Press, '34BA, 0@0& 9 W lmre 9aatos, )6alsification and th *ethodology of (cientific Iesearch Programs en 9aatos y *usgrae, eds&, $a ?ila y el desarrollo del /6=miento, %rijalbo, '3L5, 6co& Nem$n&
que problemas y conceptuali"aciones nueos llear$n a resultados m$s fructíferos& 9o que a mi me interesa en este capítulo es la cuesti!n relatia a en qué puede colaborar la teoría feminista en este debate& 8ado que el mismo :ohlberg considera que para su teoría es esencial la interacci@n entre filosofía normatia y el estudio empírico del desarrollo moral, la perspectia de la filosofía y teoría feministas contempor$neas pueden ser traídas a colaci!n para tratar algunos aspectos de su teoría& Xuiero definir dos premisas constitutias de la teoría feminista& En primer lugar, para la teoría feminista el sistema género/sexo es el modo esencial, que no contingente, en que la realidad social se organi"a, se diide simb!licamente y se ie experimentalmente& Entiendo por sistema de )género/sexo) la constituci!n simb!lica e interpretaci!n socio/hist!ricas de las diferencias anat!micas entre los sexos& El sistema género/sexo es la red mediante la cual el self desarrolla una identidad incardinada, determinada forma de estar en el propio cuerpo y de iir el cuerpo& El self deiene yo al tomar de la comunidad humana un modo de experimentar la identidad corporal psíquica, social y simb!licamente& El sistema de género/sexo es la red mediante la cual las sociedades y las culturas reproducen a los indiiduos incardinados&'C 1
Toy a Explicar el estatus de esta premisa& -o la caracteri"aría como una )hip!tesis de inestigaci!n de segundo orden) que al
9os sistemas de género/sexo hist!ricamente conocidos han colaborado en la opresi!n y explotaci!n de las mujeres& 9a tarea de la teoría crítica feminista es deselar este hecho, y desarrollar una teoría que sea emancipadora y reflexia, y que pueda ayudar a las mujeres en sus luchas para superar la opresi!n y la explotaci!n& 9a teoría feminista puede contribuir en esta tarea de dos formasH desarrollando un anBlisis explicatio diagno e y# aadro distinto !me (ocial Ielations of the (exesH *ethodological lrnphcations of Somen)s Nistory), Sipr, ', 2 '3L@A, 4 ' 1l ' lJ el subrayado es mío&A
entre nosotros y con la naturale"a en el futuro& *ientras que el primer aspecto de la teoría feminista exige inestigaci!n crítica, socio/científica, el segundo es fundamentalmente normatio y filos!ficoH implica la clarificaci!n de principios morales y políticos, tanto en el niel metaético por lo que a la lustificaci
Para mayor clarificaci!n de estos dos aspectos de la teoría crítica, > la parte segunda, )lbe
por los que los defensores del uniersalismo abogan& +na teoría moral uniersalista restringida al punto de ista del )otro generali"adoY cae en incoherencias epistémicas que comprometen su pretensi!n de satisfacer adecuadamente la reersibihdad y la uniersabilidad parte BA& 9as teorías morales uniersalistas de la tradici!n occidental desde Nobbes hasta Ia=ls son sustitucionalistas en el sentido de que el uniersalismo que defienden es definido subrepticiamente al identificar las experiencias de un grupo específico de sujetos como el caso paradigm$tico de los humanos como tales& Estos sujetos inariablemente son adultos blancos y arones, propietarios o al menos profesionales& Xuiero distinguir el uniersalismo del sustitutionalista uniersalismo interactio Gl uniersalismo interactio reconoce la pluralidad de modos de ser humano, y diferencia entre los humanos, sin inhabilitar la alide" moral y política de todas estas pluralidades y diferencias& Funque est$ de acuerdo en que las disputas normatias se pueden llear a cabo de manera racional, y que la justicia, la reciprocidad y algKn procedimiento de uniersali"abilidad son condiciones necesarias, es decir son constituyentes del punto de ista moral, el uniersalismo interactio considera que la diferencia es un punto de partida para la reflexi!n y para la acci!n& En este sentido la )uniersahdad) es un ideal regulatio que no niega nuestra identidad incardinada y arraigada, sino que tiende a desarrollar
actitudes morales y a alentar transformaciones políticas que puedan conducir a un punto de ista aceptable para todos& 9a uniersalidad no es el consenso ideal de seles definidos ficticiamente, sino el proceso concreto en política y en moral de la lucha de los seles concretos e incardinados que se esfuer"an por su autonomía&
"! #$STICIA Y SELFA$T%NOMO EN LAS TEORIAS DEL CONTRATO SOCIAL :ohlberg define del siguiente modo el dominio de objeto priilegiado de la filosofía y la psicología moralH 8ecimos que los juicios o principios morales tienen la funci!n central de
resoler conflictos interpersonales y sociales, esto es conflictos de demandas o derechos&&& 8e este modo, los juicios y los principios morales implican una noci!n de equilibrio, o reersibibdad de las demandas& En ese sentido, implican en Kltima instancia alguna referencia a la justicia, al menos en la medida en que definen estadios estructurales ;duros;& :ohlberg, )(ynopses), 0'@&A 9a concepci!n que :ohlberg tiene del dominio moral est$ basada en una fuerte diferenciaci!n entre justicia y buena
ida&'0
Funque frecuentetnente es inocada por :ohlberg, unner1Sinler y también por Naberrnas, sigue estando poco claro c!mo se hace esta distinci!n y c!mo se justifica& Por ejemplo, ¿la distinci!n entre justiciaauena ida corresponde a las definiciones smio>cas de lo pKblico ersus lo priado? 8e ser así, ¿qué se quiere decir con &priado;? ¿Xue las mujeres sean golpeadas es una cuesti!n )priada) o ;pKbhca)? 9as definiciones sociol!gicas releantes de lo priado y lo pKblico cambian en nuestras sociedades, como han cambiado hist!ricamente& Por lo que encuentro poco justificado que se tenga confian"a en las cambiantes definiciones jurídicas y sociales de la teoría moral& Rtra forma de hacer esta distinci!n es separar lo que es uniersa>ble de lo que es culturalmente contingente, dependiente de las formas de ida concretas, las historias indiiduales y demH$s& Naberrnas en particular relega las cuestiones de la buena ida a la esfera estético1 expresia, cf& )F Ieply to *y critics), en john .& llompson y 8aid Neld eds&, (a-rxas 9iHical *e'ates #ambridge, *assachusettsH *7< Press, '340A, 0@01, )*oralbe=usstsein und ommunilaties Nandeln), en Mora&/stsein und -/,)uni-atimf (andeh 6ranfurtH (uhramp, '34BA& Fdem$s, si se incluye en la esfera 1estéticoexpresia; la priacidad en el sentido de intimidad, nos emos for"ados a silenciar y priati"ar la mayoría de las cuestiones suscitadas por el *oimiento de *ujeres, que conciemen precisamente a la calidad y naturale"a de nuestras relaciones, fantasías y esperan"as )7ntimase +na respuesta tradicional a esto es argumentar que al querer sacar a la lu" de lo pKblico este aspecto de nuestras idas, el *oimiento de *ujeres corre el riesgo del autoritarismo debido a que cuestiona los límites de la )hbertad) indiidual& En respuesta a esta preocupaci!n política legítima argumentaría que hay una distinci!n entre cuestionar las foffnas y alores de ida que han sido opresios para las mujeres, y hacerlos )pKblicos) en el sentido de hacerlos accesibles a la reflexi!n, la acci!n y la
que la elucidaci!n de %illigan acerca de que la orientaci!n del cuidado y la responsabilidad ;amplía muy Ktilmente el dominio moral) :ohlberg, )(ynopses), B2CA, :ohlberg define el dominio de relaciones especiales de o'ligacia como un modo )estético1cxpresi> de denigrar a las mujeres, no se sigue que sus críticas den como resultado la legislaci!n pKblica contra la pomografta& El que deba haber o no este tipo de legislaci!n necesita ser examinado a la lu" de argumentos legales, políticos, constitucionales, etc&, que sean releantes& 9as cuestiones de autoritarismo político surgen en este niel, pero no en un niel de examen crítico1filos@fico de las distinciones tradicionales que han priati"ado y silenciado los intereses de las mujeres&
amistad y sexo, por un lado, est$n incluidas en el dominio moral, pero, por el otro, se dice que son temas )personales) en tanto que opuestos a temas )moralesY& :ohlberg parte de una definici!n de moralidad que comien"a con Nobbes, como consecuencia de la disoluci!n de la isi!n del mundo aristotélico/cristiano& 9os sistemas morales antiguos y medieales muestran, si se les compara, la estructura siguienteH una definici!n del hombre/como/debe/ser, una definici!n del hombre/como/es, y la articulaci!n de un conjunto de reglas o preceptos que pueden conducir a un hombre de lo que es a lo que debe ser&'B En tales sistemas morales las reglas que gobiernan las relaciones justas entre la comunidad humana est$n arraigadas en una concepci!n m$s comprensia de la buena ida& Esta buena ida, el telos del hombre, es definida ontol!gicamente con referencia al lugar que el hombre ocupa en el cosmos& 9a destrucci!n de las concepciones teleol!gicas de la naturale"a antigua y medieal por el ataque del nominalismo medieal y de la ciencia moderna, la emergencia de las relaciones de intercambio capitalistas y la subsiguiente diisi!n de la estructura social en la economía, el estado, las asociaciones ciiles y la esfera doméstico/íntima, alteran radicalmente la teoría moral& 9os te!ricos modernos 13
Flasdair *aclntyre, Ffter irtue otre 8ameH +niersity of otre ame Press, '34'A, 5C15'& MNay trad& 1de Fmelia Talc$rcel, Tras la irtud, #rítica, .arcelona, '34L&'
afirman que los designios Kltimos de la naturale"a son desconocidos& 8e este modo es emancipada la moralidad de la cosmología y de una isi!n del mundo omnicomprensia que limita normatiamente la relaci!n del hombre con la naturale"a& 9a distinci!n entre justicia y la buena ida, tal y como es formulada por los primeros te!ricos del contrato, pretende defender esta priacidad y autonomía del en primer lugar en la esfera religiosa y m$s adelante también en las esferas científica y filos!fica del ;pensamiento libre;& 9a justicia sola se conierte en el centro de la teoría moral cuando los indiiduos burgueses de un mundo desencantado se enfrentan a la tarea de crear la base legítima del orden social para sí mismos& Fhora se define lo que ;debeZ ser como aquello en lo que todos tendrían que estar racionalmente de acuerdo con el fin de asegurar la pa" ciil y la prosperidad Nobbes, 9oceA, o bien es deriado el ;debe; de la forma racional de la sola ley moral Iousseau, :antA& En la medida en que las bases sociales de cooperaci!n y las demandas de derechos de los indiiduos son respetadas, el sujeto burgués aut!nomo puede definir la buena ida tal como le dictan su mente y su consciencia& 9a transici!n a la modemidad no s!lo priati"a la relaci!n del self con el cosmos y con cuestiones Kltimas de religi!n y del ser& Fl principio de la modemidad occidental la concepci!n de priacidad es tan ampliada que queda subsumida en ella una esfera íntima doméstico/familiar& 9as
relaciones de )parentesco, amistad, amor, sexo;, tal como :ohlberg las entiende, pasan a ser consideradas esferas de la [toma de decisi!n personalY& - sin embargo, en el inicio de la teoría moral y política modernas la naturale"a personal; de las esferas no significa el reconocimiento de la autonomía femenina igual, sino m$s bien la eliminaci!n de las relaciones de género de la esfera de la justicia& *ientras que el ar!n burgués celebra su transici!n de la moralidad conencional a la postconencional, de las reglas de justicia socialmente aceptadas a la generaci!n de éstas a la lu" de los principios del contrato social, la esfera doméstica permanece en el niel conencional& 9a esfera de la justicia desde Nobbes pasando por 9oce y :ant es considerada como el dominio donde los cabe"as de familia arones e independientes hacen transacciones, mientras que la esfera doméstico/íntima queda situada m$s all$ de los límites de la justicia siendo restringida a las necesidades reproductias y efectias del paterfamilias burgués& Fgnes Neller, llama a este dominio )cobijo de las emociones;&'2
Fgnes 6lellcr, F Theory of ?eelitigs NollandH Tan %orcum, '3L3A&
F traés de una bree genealogía hist!rica de las teorías del contrato social quiero examinar la distinci!n entre justicia y buena ida cuando se traduce en la escisi!n entre pKblico y doméstico& Este an$lisis también nos permitir$ er el ideal implícito de autonomía apreciado por esta tradici!n& En el inicio de la filosofía moral y política modernas tenemos una met$fora poderosaH el ;estado de naturale"a;& En ocasiones se dice que esta met$fora es un hecho& 8e este modo, en el Segundo Tratado del o'ierno 9iil, Gohn 9oce recuerda a )los dos hombres de la isla desierta, mencionados por %arcilaso de la Tega&&& o a un (ui"o y un indio, en los bosques de Fmérica;&'5 En otras ocasiones se reconoce que es una ficci!n& 8e este modo, :ant recha"a los sue\os coloristas de sus predecesores y transforma el )estado de naturale"a), conirtiendo un hecho empírico en un concepto trascendente& El estado de naturale"a iene a representar la idea de Priatecht, bajo la que son subsumidos el derecho de propiedad y )los derechos, semejantes a las cosas, de una naturale"a personal auf dingliche Datur persJnliche "etche. que el cabe"a de familia ar!n ejerce sobre su mujer, sus hijos y sus criados&'@ ]nicamente
ohn :oc;e, 5 ?a$$ner @ress, 194(/, 128-
de quienes consideran extra\o ;que la aturale"a los disocie de este modo, y haga a los hombres capaces de hacer inasiones y destruirse unos a otros;'L, pide a todo hombre que no confíe en ;esta 7nferencia, hecha a partir de las pasiones;, que reflexione por qué, ;cuando emprende un iaje, se arma y busca ir bien acompa\adoJ cuando a a dormir cierra las puertasJ incluso cuando est$ en su casa cierra sus arcas&&& ¿o acusa tanto a la humanidad con sus acciones como yo con mis palabras? Nobbes, $eiathan, '4LA& El estado de naturale"a es el espejo de aquellos primeros pensadores burgueses en el que ellos y sus sociedades son magnificados, purificados y reflejados en su erdad original y desnuda& El estado de naturale"a es a la e" pesadilla NobbesA y utopía IousseauA& En él, el ar!n burgués reconoce sus defectos, temores y ansiedades, así como sus sue\os& El contenido dierso de esta met$fora es menos significatio que su mensaje simple y profundoH en el principio el 1
A!!anel Kant, The Metaphysical Elemmts of Justia, tr- Bohn :add .=e#a 0or;> :iberal rts @ress, 19&/, &&1( @engin oo;s, 198/, 18-
hombre estaba solo& Tuele a ser Nobbes quien da a este pensamiento su m$s clara formulaci!n& )#onsideremos que los hombres&&& surgieran ahora de la tierra, y de repente, como los hongos, llegaran a su madure" plena, sin ningKn tipo de compromiso mutuo)&'4 Esta isi!n de los hombres como hongos es una descripci!n Kltima de la autonomía& 9a hembra, la madre de la que todo indiiduo ha nacido, ahora es sustituida por la tierra& 9a negaci!n de haber nacido de una mujer libera al ego masculino del ínculo de dependencia m$s natural y b$sico&
)omas Nobbes, )Philosophical Iudiments #oncerniniy %oernment and (ociety), en (ir S& *otes=orth, ed&, T& ?!ngíis' Wor-s of Thmas -'u,, ol& '' 8armstadtH Sissenschaftbche .uchgescllschaft, '3@@A, 'C3& 19
-G- Rossea, 'on the Hrigin and Iondations o* lne"al*ty !ong 6en', en -GGRossea, The Firsi atíd the Se,@mid !course, cd- R- D- 6aste'rs, ir- Roger D- y Bdith R- 6asters .=e#a 0or;> St 6artin's @ress, 1941 11-
9a autoconsciencia se enfrenta con otra autoconscienciaJ ha salído de sí misma Esto tiene una doble significaci!nH primero, se ha perdido, ya que (e encuentra como otro serJ en segundo lugar, al hacer esto ha suprimido al otro, ya que no e al otro corno un ser esencial, sino que en el otro se e a sí misma&0C 9a historia del ego masculino aut!nomo es la saga de este sentido inicial de p;rdida en confrontaci!n con el otro y la recuperaci!n gradual de esta herida narcisista ori nal mediante la experiencia soberana de la guerra, el miedo, la dominaci!n, la ansiedad y la muerte& 9a Kltima entrega de este drama es el contrato socialH el establecimiento de la ley para que lo gobierne todo& Nabiendo sido arrojados de su unierso narcisista a un mundo de inseguridad por sus hermanos biol!gicos, estos indiiduos tienen que restablecer la autoridad del padre a imagen de la ley& 9os primeros indiiduos burgueses no s!lo no tienen madre, sino que tampoco tienen padreJ en su lugar, se afanan por reconstituir al padre a su auto/imagen& 9o que se suele celebrar en los anales de la teoría moral y política moderna como la aurora de la libertad precisamente es esta %& -,)& 6& Negel, Pyo!!olKgie d!!s eistts, @ cd& johannes Noffmeister NamburgoH 6elix *einer, '350A, Philosophische .ibhothe ''2, '2'J aquí se ha utili"ado la traducci!n de F& T& *ilier RxfordH #larendon Press, '3LLA, ' ' '& MNay traducci!n castellana, ?ello!eliología del espírCu, tr& ^y,)& Ioces, *éxico, 6&E&, '34 '&' 2
destrucci!n del patriarcado político en la sociedad burguesa& 9a constituci!n de la autoridad política ciili"a la rialidad entre hermanos biol!gicos desiando su atenci!n de la guerra a la propiedad, de la anidad a la ciencia, de la conquista a la lujuria& El narcisismo original no es transformadoJ solamente ahora son claramente definidas las limitaciones del ego& 9a ley reduce la inseguridad, el temor a ser engullido por el otro, al definir lo mío y lo tuyo& o se eliminan los celos, sino que se contienenJ en la medida que uno pueda conserar lo que es suyo y conseguir m$s ateniéndose a las reglas justas del juego, tiene derecho a hacerlo& 9a competici!n es domesticada, siendo canali"ada hacia la adquisici!n& 9a ley contiene la ansiedad al definir rígidamente los límites entre el self y el otro, pero la ley no cura la ansiedad& 9a ansiedad de que el otro siempre est$ con la ista puesta en interferir en el espacio de uno y apropiarse de lo que es suyoJ la ansiedad de poder erse uno subordinado a la oluntad del otroJ la ansiedad de que un grupo de hennanos usurpen la ley en nombre de la )oluntad de todosY y destrocen la )oluntad general) la oluntad del padre ausente, persiste& 9a ley ense\a c!mo reprimir la ansiedad y moderar el narcisismo, pero la constituci!n del self no es alterada& El establecimiento de los derechos y deberes priados no supera las heridas intemas del self , Knicamente las obliga a ser menos destructias&
Este imaginario de los principios de la teoría política y moral ha tenido un asombroso arraigo en la consciencia moderna& 8esde 6reud hasta Piaget, la relaci!n con el hermano es considerada como la experiencia humani"adora que nos ense\a a conertimos en adultos responsables y sociales&0' #omo resultado del arraigo de esta met$fora en nuestra imaginaci!n, hemos dado con heredar también una serie de prejuicios filos!ficos& udge)ent of the 9hild, tr& *ariorie %abain uea -orH 6ree Press, '3@5A& ME/ ailerio )oral m el nilio, trad& de uria TidaD, 6ontanci> .arcelona, '3L2&O #f& el siguiente comentario sobre los juegos de ni\os y ni\asH )a obseraci!n m$s superficial basta para mostrar que mayormente el sentido legal est$ muchísimo menos desarrollado en las ni\as que en los ni\os& o logramos encontrar un solo juego colectio de ni\as en cl que hubiera tantas regias y, sobre todo, una organi"aci!n y una codificaci_(n de esas reglas tan fina y consistente como en los,juegos examinados anteriormente) LLA& 21
- con todo, es un mundo extra\oJ un mundo en el que los indiiduos son adultos antes de haber nacidoJ en el que los chicos se hacen hombres antes de haber sido ni\osJ un mundo en el que no existe la madre, ni la hermana, ni la esposa& o se trata tanto de lo que Nobbes dice acerca de los hombres y de las mujeres, ni de cu$l es el rol que Iousseau le adjudica a (ofie en la educaci!n de Emilio& 8e lo que se trata es de que en este unierso la experiencia de la mujer moderna no tiene lugar& 9a mujer es simplemente lo que no son los hombresJ es decir, no son aut!nomas, independientes, aunque por ello mismo no son agresias sino nutricias, no son competitias sino generosas, no son pKblicas sino priadas& El mundo de la mujer se constituye con una serie de negaciones& (implemente es lo que él no es& (u identidad es definida por la carencia carencia de autonomía, carencia de independencia, carencia de falo& El ar!n narcisista la toma como si fuera él mismo, s!lo que su opuesto& o son Knicamente los prejuicios mis!ginos de los inicios de la teoría política y moral moderna los que llean a la exclusi!n de las mujeres& Es la constituci!n misma de una esfera del discurso que proscribe a las mujeres de la historia dej$ndolas en el $mbito de la naturale"a, de la lu" de lo pKblico al interior del hogar, del efecto ciili"ador de la cultura a la repetitio carga de la nutrici!n y la reproducci!n& 9a esfera pKblica, la esfera de la justicia se
transforma en historicidad mientras que la esfera priada, la esfera del cuidado y la intimidad, es est$tica y atemporal& os empuja hacia la tierra aKn cuando, como los hongos hobbesianos, pujemos por salir de ella& 9a deshistori"aci!n del $mbito priado significa que, mientras que el ego masculino celebra su paso de la naturale"a a la cultura, del conflicto al consenso, las mujeres permanecen en un unierso atemporal, condenadas a repetir los ciclos de la ida& Esta escisi!n entre la esfera pKblica de la justicia, donde se hace la historia, y el $mbito atemporal del hogar, donde se reproduce la ida, es internali"ada por el ego masculino& 9as dicotomías no s!lo se producen en la priaci!n sino en el interior& Ql mismo se e diidido entre la persona pKblica y el indiiduo priado& 8entro de su pecho est$n en pugna la ley de la ra"!n y la inclinaci!n de la naturale"a, la brillante" de la cognici!n y la oscuridad de la emoci!n& Ftrapado entre la ley moral y el cielo sembrado de estrellas por encima y el cuerpo terreno por abajo,00 el self aut!nomo pugna por su unidad& Pero el antagonismo entre autonomía y independencia y inculaci!n, nurturante, soberanía del self y relaciones con los otros sigue ahí& En el discurso de la teoría moral y política modernas, estas dicotomías son reificadas por ser consideradas esenciales 22
:ant, ;#rítica de la Ia"!n Pr$ctica), en 9liti4ue of Praai!al "eas) and Lt&r ,gs =í Moral Philatop'y, tr&, cd& e introduceD_ n de 9ouis T,)hite .ec #hic$goH +niersity of #hicago Press, '323A, 054&
para la constituci!n del self *ientras que los hombres humani"an la naturale"a exterior mediante el trabajo, la naturale"a interior sigue siendo ahist!rica, sombría y oscura& Xuiero sugerir que la teoría moral uniersalista contempor$nea ha heredado esta dicotomía entre autonomía y nutrici!n, independencia y inculaci!n, la esfera de la justicia y el $mbito personal y doméstico& #osa que resulta m$s isible cuando intenta restringir el punto de ista moral a la perspectia del otro generah"adoZ&
B& E9 R
8escribiré dos concepciones de las relaciones self/otro que delinean tanto las perspectias morales como las estructuras interaccionales& 8enominaré a la primera el punto de ista del otro ;generali"adoZ0B y a la segunda el del otro )concreto;& En la teoría moral contempor$nea estas concepciones son consideradas 23
Funque el término )otro generah"adb) se ha tomado de %eorge Nerbert *ead, mi definici!n difiere de aquél& *ead define el ;otro generah"ado) del modo siguienteH )9a comunica o grupo social organi"ado que le da al indiiduo la unidad del se#Npuede denominarse el )otro generah"ado)& 9a actitud del otro generah"ado es la actitud de la comunidad toda;& %eorge Nerbert *ead, Mind, Se#,N and SO ?rom the Standpoint of a S6ial &haiorisi, ed e introducci!n de #harles S& *orris #hicagoH +niersity of #hicago Press, '355A, '52& Entre esas comunidades *ead incluye un compa\ero de baile así como clubs polfticos, corporaciones y otras clases o subgrupos sociales m$s abstractas tales como la clase de los deudores y la clase de los ac>dores I'id, '5LA& El mismo *ead no Emita el concepto el )otro generali"ado) a lo que se describe en el texto& Fl identificar el )otro generab"ado) con el sujeto legal y jurídico definido en abstracto, los te!ricos del contrato y :ohiberg parten de *ea_H9 *ead critica la tradici!n del contrato social precisamente por distorsionar la génesis psicosocial $el sujeto indiidual, cf ='id, 0BB&
incompatibles, antagonistas incluso& Estas dos perspectias reflejan las dicotomías y escisiones que tuo en sus inicios la teoría política y moral moderna entre autonomía y nutrici!n, independencia y inculaci!n, lo pKblico y lo doméstico y, m$s ampliamente, entre justicia y buena ida&
tratarte de acuerdo con esas normas, confirmo en tu persona los derechos de la humanidad y tengo la legítima pretensi!n de esperar que har$s lo mismo conmigo& 9as categorías morales que acompa\an a tales interacciones son el derecho, la obligaci!n y los derechos consuetudinarios, y los sentimientos morales correspondientes son respeto, deber, mérito y dignidad& El punto de ista del otro concreto, por el contrario, nos demanda considerar a todos y cada uno de los seres racionales como un indiiduo con una historia, una identidad y una constituci!n afectio/emocional concretas& Fl asumir este punto de ista hacemos abstracci!n de lo que constituye lo comKn& 7ntentamos comprehender las necesidades del otro, sus motiaciones, qué busca y cu$les son sus deseos& uestra relaci!n con el otro es regida por las normas de e4uidad y reciprocidad complementaria , cada cual tiene el derecho a esperar y suponer de los otros formas de conducta por las que el otro se sienta reconocido y confirmado en tanto que ser indiidual y concreto con necesidades, talentos y capacidades específicas& En este caso nuestras diferencias se complementan en lugar de excluirse mutuamente& 9as normas de nuestra interacci!n suelen ser priadas, no institucionales& (on normas de amistad, amor y cuidado& Estas normas exigen de arias formas que yo exhiba algo m$s que la simple afirmaci!n de mis derechos y deberes de cara a tus necesidades& Fl
tratarte de acuerdo con las normas de amistad, amor y cuidado, no s!lo confirrno tu humanidad sino tu indiidualidad humana 9as categorías morales que acompa\an a tales interacciones son responsabilidad, inculaci!n y colaboraci!n& 9os sentimientos morales correspondientes son amor, cuidado y simpatía y solidaridad& En la teoría moral y la psicología moral uniersalistas contempor$neas predomina el punto de ista del otro generali"ado;& En su artículo ;Gustice as IeersibibtyH etos y coordinar estos puntos de ista&&& En segundo lugar, los juicios morales equilibrados implican principios de justicia o de lo que es justo& +na situaci!n moral desequilibrada es aquella en la que hay demandas conflictias por resoler& 9a resoluci!n de una situaci!n es aquella en la que a cada uno se le da lo suyo; de acuerdo con algKn principio de justicia cuya juste"a puede ser reconocida por todas las partes en conflicto& 02 24
Kohlberg, lBstice as Re#ersibility> <'he Clai! to 6oral de"acy o$ a ?ighest Stage o$ 6oral Bdg!ent5, en F"ssays on Mora l ewlopme nt .San Irancisco> ?arper and Ro, 198 l/, #ol- l# The $hilosop%y of Moral evolopment, &'()
:ohlberg considera que el concepto de ;equilibrio reflexioZ de Ia=ls es una formulaci!n paralela de la idea b$sica de reciprocidad, igualdad y lo que es justo, intrínseca a todo juicio moral& F juicio de :ohlberg, el ;elo de ignorancia; ra=lsiano no s!lo ejemplifica la idea formalista de uniersabilidad sino también la de reersibilidad&05 9a idea que hay tras el elo de ignorancia es descrita del modo siguienteH ;Xuien decide lo a a hacer inicialmente desde un punto de ista 4ue ignora su identidad elo de ignoranciaA con el supuesto de que las decisiones est$n regidas por la maximi"aci!n de los alores desde un punto de ista de egoísmo racional considerando el interés de cada parteZ :ohlberg, ;Gustice as Ieersibility;, 0CCJ el subrayado es míoA& 9o que me gustaría discutir es el supuesto de que )tomar el punto de ista de los otros) sea erdaderamente compatible con esta noci!n de lo justo entendido como 2&
Funque todas las formas de reciprocidad imphcan diersas concepciones de reersibihdad, estas Kltimas pueden ser de arios gradosH la reciprocidad puede estar restringida a la reersibihdad de las acciones aunque no a las perspectias morales, a los modelos de rol de conducta aunque no a los pn)ncipios que subyacen a las generaciones de tales expectatias de conducta& Para :ohlberg, el í)elo de la i0norancia) es un modelo de reersibihdad perfecta, pues elabora el procedimiento de )asunci@n de rol ideal) donde el que toma las decisiones ;tiene que ponerse sucesiamente en su imagin ga aci@n en el Ou r de cada uno de los actores y considerar las afirmaciones haría1 cada uno desde su punto de ista) :ohlberg, )justice as Ieersibil ity), '33A& 9a pregunta que yo forrnuto esH ¿tras el )elo de la ignorancia) existen los )otros) reales o son éstos indistinguibles del self
ra"onar tras un )elo de ignorancia;&0@ El problema es que lo que hay de defendible en las ideas de reciprocidad y juste"a es identificado por ello con la perspectia del otro generali"ado desarraigado y desincardinado& Fhora bien, dado que :ohlberg presenta los sujetos que inestiga con dilemas morales hipotéticamente construidos, se podría pensar que su concepci!n del )adoptar el punto de ista del otro) no est$ sujeta a las restricciones 2
Encuentro poco problem$tica la afirmaci!n general de :ohlberg de que el punto de ista moral implica reciprocidad, igualdad y juste"a& 9a reciprocidad no s!lo es un principio moral fundamental, sino que define, tal y como ha argumentado Flin %ouldncr, una norma sl fundamental, y qui2 de hecho, el concepto en sí de norma socialH )
consetdinarioJ Est claro "e Kohlberg prespone na interpretaci+n de la reciprocidad, la Bstea y la igaldad universalista"i*ualitaiia, de acerdo con la cal todos los h!anos, en #irtd de s si!ple h!anidad, deben ser considerados seres c>n el derecho a tener deberes y derechos rec*procos-
epistémicas que se aplican a la posici!n ra=lsiana original& 9os sujetos de las entreistas ohlbergianas no se sitKan tras un elo de ignorancia& o obstante, el lengua>e mismo con que son presentados los dilemas ohlbergianos incorpora estas restricciones epistémicas& Por ejemplo, en el famoso dilema de Nein", como en otros, las motiaciones del farmacéutico como indiiduo concreto, así como las historias de los dem$s indiiduos, quedan excluidas por irreleantes de la definici!n del problema moral que se discute& En estos dilemas se representa a los indiiduos y sus posiciones morales haciendo abstracci!n de la historia narratia del self y sus motiaciones& %illigan también obsera que la epistemología moral implícita de los dilemas ohlbergianos frustra a las mujeres, que desean expresar tales dilemas hipotéticos con una o" m$s contextual, que armonice con el punto de ista del otro concreto& El resultado es que a pesar de que en el estudio sobre el aborto muchas mujeres articularon claramente una posici!n metaética postconencional, no se considera que en sus juicios morales normatios ninguna de ellas esté regida por los principios de los dilemas hipotéticos de :ohlberg& En lugar de ello, los juicios morales de las mujeres apuntan hacia una identificaci!n de la iolencia inherente al dilema mismo, del que se considera que compromete la justicia en cualquiera de sus resoluciones posibles %ilhgan, In a *iffermt air, 787.
F traés de la crítica inmanente de las teorías de :ohlberg y Ia=ls deseo mostrar que ignorar el punto de ista del otro concreto llea a incoherencias epistémicas en las teorías morales uniersalistas& El problema se puede enunciar del modo siguienteH segKn :ohlberg y Ia=ls la reciprocidad moral implica la capaidad de adoptar el punto de ista del otro, de ponerse con la imaginaci!n en el lugar del otro, pero con las condiciones del )elo de ignorancia), el otro en tanto 4ue diferente del self desaparece& F diferencia de las anteriores teorías del contrato, el otro no es constituido en este caso mediante la proyecci!n, sino como consecuencia de la total abstracci!n de su identidad& o es que se nieguen las diferenciasJ son irreleantes& El self ra=lsiano no conoce qué lugar ocupa en la sociedad, su posici!n o estatus de claseJ ni conoce tampoco cu$l sea su fortuna en la distribuci!n de alores y capacidades naturales, su inteligencia y su fuer"a, y dem$s& i conoce nadie tampoco cu$l sea su concepci!n del bien, los detalles de su plan racional de ida, ni siquiera los rasgos especiales de su psicología tales como su aersi!n al riesgo o su tendencia al optimismo o al pesimismo&0L 7gnoremos por un instante si esos seles, que tampoco conocen )las circunstancias particulares de su propia sociedad;, puedan conocer algo que sea releante para la condici!n humana, y 2(
Gohn Ia=ls, F T&oyy of 2usti1! #ambridge, *assachusettsH Narard +nD ers lty Press, '3L'A, 'BL& MNay trad& de *&1 8olores %on"$le", T/ía de la >ustida, ?9G, *éxico, '3L4&'
preguntémonos si esos indiiduos son seles humanos En su intento de hacer justicia a la concepci!n antiana del agente nouménico Ia=ls recapitula un problema b$sico de la concepci!n antiana del self, a saber, que los seles nouménicos no pueden ser indiidualiQados (i todo lo que les pertenece en tanto que criaturas incardinadas, efectias y sufrientes, a sus recuerdos y a su historia, a sus ínculos y relaciones con los dem$s, debe quedar subsumido en el $mbito fenoménico, lo que nos resta entonces es una m$scara acía que es cualquiera y nadie& *ichael (andel se\ala que la dificultad de la concepci!n de Ia=ls se deria de este intento de ser consecuente con el concepto antiano del self aut!nomo, como un ser que elige libremente sus propios fines en la ida&04 o obstante, este concepto político y moral de autonomía se desli"a en una metafísica segKn la cual tiene sentido definir un self independientemente de todos los fines que pueda elegir y de todas y cada una de las concepciones de lo bueno que pueda sustentar (andel, E'eralism and the limits of >ustice, 1+, ff&A& En este punto debemos preguntamos si la identidad de cualquier ser humano puede definirse por referencia a su capacidad agente Knicamente& 9a identidad no se refiere a mi potencial de elecci!n Knicamente, sino a la realidad de mis elecciones, a saber, a c!mo yo, en tanto que indiiduo finito, concreto e *ichel G& (andel, li'eralis) and =he $imits of #ambridge, *assachusettsH Narard +niersity Press, '340A, 3& 28
2ustice
incardinado, conformo y modelo las circunstancias de mi nacimiento y mi identidad familiar, lingística, cultural y de género en una narraci!n coherente que pasa por ser la historia de mi ida& - si recordamos que todo ser aut!nomo es alguien que ha nacido de otros y no, como Ia=ls, siguiendo a Nobbes, supone, un ser )que no est$ ligado a los dem$s con ínculos morales preios;,03 la cuesti!n se conierte en c!mo constituye una narratia coherente esta criatura finita e incardinada a partir de los episodios de elecci!n y límite, iniciatia y dependencia& El self no es una cosa, un substrato, sino el protagonista del cuento de una ida& 9a concepci!n de unos seles que pueden ser indiiduali"ados con anterioridad a sus fines morales es incoherente& o podríamos saber si semejante ser era un self humano, un $ngel o el Espíritu (anto& (i este concepto del self como un hongo, oculto tras un elo de ignorancia, es incoherente, lo que se sigue es que en la postura original ra=lsiana no existe una erdadera pluralidad de perspectias, sino Knicamente una identidad definicional #omo (andel obsera, para Ia=ls ;nuestras características de indiiduaci!n son dadas empíricamente, mediante la concatenaci!n distintia de necesidades y deseos, intenciones y atributos, prop!sitos y fines que ienen a caracteri"ar a los seres humanos en su particularidad; (andel, $i'eralism, 5'A& ¿Pero c!mo se supone que 29
Ia=ls, F T&oyy of>ustire, 7R
sabemos cu$les sean esas necesidades y deseos independientemente de saber algo sobre la persona que sustenta esas necesidades, deseos, intenciones y atributos? ¿Existe acaso una ;esencia; del enfado que es la misma ara todo indiiduo que esté enfadadoJ una esencia de la ambici!n que sea distinta de los seles ambiciosos? o logro er c!mo se puedan adscribir las características indiiduafi"adoras a un self transcendental que puede tener cualquiera de éstas y ninguna, que puede ser cualquiera de éstas y ninguna& (i los seles que son epistemol!gica y metafísicamente anteriores a sus características indiiduali"adoras, como Ia=ls los considera, no pueden ser seles humanosJ si por lo tanto, no hay ninguna pluralidad humana y tras el elo de la ignorancia sino Knicamente una identidad definicional, esto tendr$ consecuencias para los criterios de reersibilidad y uniersali"abilidad que segKn se dice son constituyentes del punto de ista moral& 9a identidad definicional llea a la reersi'ilidad incompleta, dado que el requisito principal de la reersibilidad, a saber una distinci!n coherente entre tK y yo, el self y el otro, en estas circunstancias no se puede sustentar& .ajo las condiciones del elo de la ignorancia el otro desaparece& -a no es plausible mantener que semejante punto de ista pueda uniersali"ar adecuadamente& :ohlberg considera que el elo de la ignorancia no
s!lo ejemplifica la reersibihdad sino también la uniersali"abihdad& (e trata de la idea de que ;debemos desear iir con nuestro juicio o decisi!n cuando nosotros comerciamos con otros la situaci!n que se est$ ju"gando; :ohlberg, ;Gustice as Ieersibility;, '3LA& Pero la pregunta es, ¿qué situaci!n? ¿9as situaciones morales pueden ser indiiduali"adas independientemente del conocimiento que tengamos de los agentes de tales situaciones, de sus historias, actitudes, caracteres y deseos? ¿Puede describir una situaci!n calific$ndola de arrogancia u orgullo herido sin saber nada de ti en tanto que otro concreto? ¿Puedo saber c!mo distinguir entre un abuso de confian"a y un inocuo desli" sin conocer tu historia ni tu car$cter? Fl igual que las emociones y las actitudes morales, las situaciones morales s!lo pueden ser indiidualí"adas si son ealuadas a la lu" de nuestro conocimiento de la historia de los agentes que participan de ellas& *ientras que cualquier procedimiento de uniersabilidad presupone ;los casos semejantes deben ser tratados de manera semejante; o que si yo actuara de tal modo también desearía que, en situaci!n parecida, todos los dem$s actuaran como yo, el aspecto m$s difícil de cualquier procedimiento de este tipo es saber qué es lo que constituye una situaci!n )semejante) o qué significaría para otro estar en una situaci!n semejan te a la mía& Para que semejante proceso de ra"onamiento sea iable deber$ abarcar el punto de ista del
otro concreto, ya que las situaciones, para parafrasear a (tanley #aell, no se nos dan ;como sobres o jilgueros), )Estos para ser definidos y descritos, ;ni tampoco como man"anas maduras para ser repartidas por tama\osZ&BC Por ejemplo, cuando morahnente no estamos de acuerdo, no s!lo no estamos de acuerdo con respecto a los principiosJ muy a menudo no estamos de acuerdo porque lo que yo considero como una falta de generosidad por tu parte la interpretas tK como tu legítimo derecho a no hacer algoJ no estarnos de acuerdo porque lo que tK consideras celos míos yo lo considero como mi deseo de recibir m$s atenci!n de ti& 9a teoría moral uniersalista descuida esa moralidad intencional de la ida cotidiana y supone que el punto de ista pKblico de la justicia y nuestras personalidades cuasi pKblicas en tanto que indiiduos portadores de derechos constituyen el centro de la teoría moral&B' (tanley #aeDD, The 9iaixs of asm RxfordH Rxford +niersity Press, '340A, 0@5& 31 +na crítica muy sugerente del descuido por parte de :ohlberg de la morafidad int>rsonal ha sido desarrollada por orma Naan en )<=o *orahties in Fction #ontexts), 04@1BC5& Naan informa que ;la formulaci!n de la rnorafidad formal parece aplicarse mejor a tipos especiales de dilemas hipotéticos, gobernados por regias, la situaci¿n paradigm$tico de los fil!sofos durante siglos) BC0A& En contraste con ello, el ra"onamiento interpersonal )surge dentro del contexto de di$logos morales entre agentes que se esfuer"an por lograr acuerdos equilibrados, basados en los compromisos a que llegan o en el descubrimiento conjunto de intereses comunes) BCBA& Para una descripci!n 3
:ohiberg enfati"a la dimensi!n de la adopci!n ideal de rol o la adopci!n del punto de ista del otro en los juicios morales& o obstante, como define el otro como el otro generali"ado, perpetKa uno de los errores fundamentales de la teoría moral antiana& El error de :ant consisti! en suponer que yo, en tanto que agente racional puro que ra"ono solo, podría llegar a una conclusi!n que fuese aceptable para todos en cualquier momento y en cualquier lugar&B0 En la teoría moral antiana los agentes morales son como ge!metras que situados en habitaciones diferentes, y ra"onando cada uno por sí solo, llegaran todos a la misma soluci!n de un problema& (iguiendo a Nabermas, quiero llamar a esto el modelo )monol!gico; de ra"onamiento moral& En la medida en que interpreta la adopci!n ideal de rol a la lu" del concepto del )elo de ignorancia) de Ia=ls, también :ohlberg considera que el silencioso proceso de pensamiento de un solo self 4ue se pone m$s extensa éase también orma Naan, )Fn interactional *orahty oí Eery 8ay 9ife), en al Sdente as Moral In4uipy, 0'4105'& 9a concepci!n de las )interpretaciones de la necesidad comunicatio), que yo defiendo m$s adelante, constituye también un modelo semejante de morabdad interaccional, pero que, no obstante, tiene iniphcaciones para las relaciones Mstitudmaadas de justicia o para la morafidad pKblica también, cf& nota 5'& 32 61 im ínodernen Iecht;, Frchiftr "et't ítnd Salp'iiosop'ie, ol& 9^T777 ' 34CA, '10C&
imaginatiamente en la posici!n del otro, es la forma de juicio moral m$s adecuada& *i conclusi!n es que una definici!n del self restringida al punto de ista del otro generali"ado es incoherente y no puede indiiduali"ar ente los seles (in suponer el punto de ista del otro concreto no se puede llear a cabo ninguna prueba coherente de uniersabibdad, pues carecemos de la informaci!n epistémica necesaria para ju"gar si mi situaci!n moral es )semejante) a la tuya o si no lo es&
2& +F Q<7#F #R*+7#F<7TF 8E 9F( 7
En la parte precedente de este capítulo he argumentado que la distinci!n entre justicia y la buena ida, la restricci!n del dominio moral a cuestiones de justicia, así como el ideal de autonomía moral de esas teorías tienen corno resultado la priati"aci!n de la experiencia de las mujeres y llean a una ceguera epistemol!gica para con el otro concreto& 9a consecuencia de esta ceguera epistemol!gica es una inconsistencia interna de las teorías morales uniersalistas, en la medida en que definen el adoptar el punto de ista del otro; como algo esencial para el punto de ista moral& Na sido mi intenci!n hacer que las teorías morales uniersalistas se expresaran por sí mismas para mostrar, mediante una crítica inmanente, de la met$fora del estado de
naturale"a; en primer lugar, y, después, de la )posici!n original), que la concepci!n del self aut!nomo que implican estos experimentos del pensamiento est$ restringida al otro generali"ado;& Esta distinci!n entre el otro concreto y el otro generali"ado suscita cuestiones en la teoría moral y la teoría política& Podemos preguntarnos si, sin el punto de ista del otro generali"ado, sería posible definir algKn tipo de punto de ista moral& 8ado que son nuestras identidades en tanto que otros concretos lo que hace que nos distingamos unos de otros en ra"!n de las diferencias culturales, de género, de clase y de ra"a, así como las capacidades psiquicas y naturales, una teoría moral restringida al punto de ista del otro concreto, ¿podría no ser racista, sexista, relatiista cultural y discriminatoria? Fdem$s, se puede argir que sin el punto de ista del otro generali"ado no es pensable una teoría política de la justicia que sea adecuada para las modernas sociedades complejas& 9os derechos deben ser, sin lugar a dudas, una componente esencial de semejante teoría& Por Kltimo, la perspectia del )otro concreto) define nuestras relaciones como algo priado y no institucional, que tienen que er con el amor, el cuidado, la amistad y la intimidad& ¿Estas actiidades son tan específicas de género? ¿o somos todos nosotros ;otros concretos;? 9a distinci!n entre el )otro concreto) y el )otro generali"adoY, tal como se ha esbo"ado en este capítulo hasta el momento, no es prescriptia sino crítica
o es mi intenci!n prescribir una teoría moral y política en consonancia con el concepto del )otro concretoY& Pues, desde luego, el reconocimiento de la dignidad y alía del otro generali"ado es una condici
alide" normatia en un punto de ista u otro& (e trata de pensar a traés de las limitaciones y sesgos ideol!gicos que surgen en el discurso de la moralidad uniersalista a traés de esta oposici!n no examinada& 8udo de que sea posible una integraci!n f$cil de ambos puntos de ista, el de la justicia y el del cuidado, sin haber clarificado en primer lugar el marco moral que nos permitiría poner en cuesti!n ambos puntos de ista y sus implícitos presupuestos de género& Para esta tarea se sugiere por sí mismo un modelo de las interpretaciones de la necesidad comunicatia&
Funque sigo las líneas generales de la concepci!n de ética comunicatio de Nabermas, difiero de él en la medida en que distingue muy marcadamente entre cuestiones de justicia y de la buena ida éase la nota '0 m$s arribaA y en la medida& de que en su descripci!n del )estadio s>imo; equioca los conceptos de el )otro generah"ado; y el )otro concreto)J cf&
Nabermas, ;*oral 8eelopment and Ego 7dentity;, en 9ommunícation an& the Golution of So, tr& <& *ac#arthy .ostonH .eacon Press, '3L3J #ambridge,
%ran .reta\aH Polity Press, '3A, @3135& El )otro concreto; es introducido en su teoría por la puerta trasera, como un aspecto de la autonomía del ego, y corno un aspecto de nuestra relaci!n con la naturale"a interior& o encuentro que esto sea plausible, por ra"ones aducidas m$s arriba&
así como la distinci!n entre justicia y la buena ida, lo pKblico y lo doméstico& o obstante, dado que todos los afectados son participantes de este proceso, se presupone que no se pueden hacer estas distinciones de tal modo que priaticen, oculten y repriman las experiencias de aquellos que han sufrido con ellas, ya que Knicamente se podría aceptar como resultado de este proceso dial!gico algo respecto de lo cual todos estuieran consensualmente de acuerdo en que es por el mejor interés de todos& +na consecuencia de esta ética comunicatia de las interpretaciones de la necesidad es que el dominio objeto de la teoría moral queda de tal modo ampliado que no s!lo los derechos sino también las necesidades, no s!lo la justicia sino también los modos posibles de la buena ida, quedan instalados dentro de una perspectia anticipatoria/ut!pica& 9o que estos discursos pueden generar no son s!lo normas uniersalistamente prescriptibles, sino también insinuaciones de la otredad en el presente que pueden conducir al futuro& En esta formulaci!n actual de su teoría, :ohlberg acepta esta extensi!n de su perspectia del estadio sexto a una ética de las interpretaciones de la necesidad, como fue sugerido en primer lugar por Nabermas&B2 (in embargo, no e la incompatibilidad entre el modelo de la ética comunicatia y la ;posici!n original; 34
Téase Nabermas, ='id, 3C, y la discusi!n de :ohlberg en ;(ynopses), B514@&
ra=lsiana&B5 Fl definir la reersibilidad de las perspectias (igue considerando que la posici!n ra=lsiana es paradigm$tico :ohlberg, ;(ynopses), 0L0, B'CA& F pesar de que comparten algunos presupuestos, es preciso distinguir entre el modelo comunicatio de las interpretaciones de la necesidad y el modelo de la justicia de la posici!n original& En primer lugar, la condici!n de la asunci!n de rol ideal no debe ser interpretada como un proceso de pensamiento hipot;tico, lleado a cabo singularmente por el agente moral o el fil!sofo moral, sino como una situaci!n de di$logo real en la que los agentes morales se comunican entre s9 En segundo lugar, no es necesario ejercer ninguna constricci!n epistémica sobre ese proceso real de ra"onamiento y disputa moral, pues cuanto mayor sea el conocimiento que tengan los agentes morales acerca de cada uno de ellos, su historia, los detalles particulares de su sociedad, su estructura y futuro, m$s racional ser$ el resultado de sus dehberaciones& 9a racionalidad pr$ctica también entra\a racionalidad epistémica, y un conocimiento mayor, que no uno menor 3& En un artículo anterior he tratado el fuerte paralelismo que hay entre el )elo de ignorancia) y la )situaci!n de habla ideal;J éase )
contribuye a un juicio m$s racional e informado& ju"gar racionalmente no es ju"gar como si uno no supiera lo que puede saber, sino ju"gar a la lu" de toda la informaci!n releante de que se disponga& En tercer lugar, si no hay restricciones de conocimiento en esa situaci!n discursia, entonces también se colige que no hay un tema priilegiado de disputa moral& 9os agentes morales no est$n limitados a ra"onar Knicamente sobre los bienes primarios que se supone que desean, deseen lo que deseen& En lugar de ello, tanto los 'ienes que desean como los deseos mismos se conierten en t!picos de disputa moral legitimados& Por Kltimo, en estos discursos morales los agentes pueden cambiar también los nieles de reflexiidad, es decir pueden introducir metaconsideraciones con respecto de las mismísimas condiciones y constre\imientos en los que tiene lugar este di$logo y ealuar su justicia& En este modelo no hay clausura de reflexiidad como la hay, por ejemplo, en el modelo ra=lsiano que obliga a que los agentes acepten detertninadas reglas del juego negociado con anterioridad a la elecci!n misma de los principios de justicia& '@ #on respecto al paradigma ohlbergiano esto significaría que los agentes morales pueden poner en cuesti!n la definici
para mayor discusi!n éase mi artículo )ustice E9 R8R - E9 R
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+na consecuencia de este modelo de ética comunicatio sería que el lenguaje de los derechos y deberes ahora puede ser cuestionado a la lu" de nuestras interpretaciones de las necesidades& (iguiendo las teorías deO contrato social moderno, Ia=ls y :ohlberg suponen que nuestra constituci!n afectio1emocional, las necesidades y deseos a la lu" de1los cuales forinulamos nuestros derechos y demandas, son cuestiones priadas Knicamente& (u teoría deO s!#y en particular la metafísica ra=isiana deO agente moral, no les permiten considerar la constituci!n de,nuestra naturale"a interna en términos relati6íales +na teoría interactia1relacional de la identidad supone que la naturale"a interna, aun siendo Knica, no es algo dado e inmutable& BL 9as interpretaciones de las necesidades y motios indiiduales llean consigo las huellas de aquellas experiencias, fantasías, deseos y anhelos de la infancia así como los fines autoconscientes de la persona& 9a l!gica gramatical de la palabra )yo) 1reela la estructura Knica de la identidad deD egoH todo sujeto que use este concepto en relaci!n consigo mismo sabe que todos los dem$s sujetos son )yo;s semejantes&
nuestras & concepciones de la buena ida& o es que sugiera que tales concepciones de la buena ida puedan o de'an ser uniersali"adas, sino Knicamente que se debe considerar que nuestra constituci!n afectioemocional, así como nuestra historia concreta en tanto que agentes morales, es accesible a la comunicaci!n, la reflexi!n y la transformaci!n Para perspectias feministas recientes del desarrollo del seif, cf& 8orothy 8innerstein, The Mermaid and t& Minotaur Fun= Frran gements of (u)an Maíaíse Duea -orH Narper, '3L@AJ ) lean
.aer *ilier, )
artículo publicado por (tone #enter for 8eelopmental (erices and (tudies at Sellesley #ollege, '342J ancy #hodoro=, The "epudion of Mothe .ereleyH +niersity of #afifomia Press, '3L4AJ&Gessica .en>n, )Futhority and the 6amily Ieisited1 Rr, F Sorid Sithout 6athers5; De) r)aí 9riti4u,, 'B '3L4A, B5154J jane 6lax, )io, '34'A, 'L'1'30, 1e 9 .aibus, MamOSoy )d *amiati6í PrincetonH Princeton +niersity Press, '340A&
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moral& 9a naturale"a interna, no menos que la esfera publica de la justicia, tiene una dimensi!n hist!rica& En ella se entretejen la historia lo deU se%f y la historia deD colectio& #ondenarla al silencio es, como ha sugerido %illigan, no oír esa otra o" de la teoría moral& -o diré, con mayor energía, que semejante discurso mantiene la opresi!n de las mujeres al priati"ar su parte y al excluir de la teoría moral una esfera central de las actiidades de éstas&
priada dentro de las que se desarrolla la ida de las mujeres, y a traés de las cuales se reproduce la identidad de género& Para explicar la opresi!n de las mujeres se hace necesario deselar el poder de esos símbolos, mitos y fantasías que atrapan a ambos sexos en el mundo incuestionado de los roles de género& Xui"$s uno de los m$s fundamentales de esos símbolos y mitos haya sido el ideal de autonomía concebido a imagen de un ego masculino desarraigado y desincardinado& Esta isi!n de la autonomía estaba basada, y sigue est$ndolo, en una política implícita que define la esfera doméstica, íntima, como algo ahist!rico, incambiable e inmutable, apart$ndola por ello de la reflexi!n y la discusi!n& B4 9as necesidades, al '(
9a distinci!n entre las esferas pKblica y priada est$ experimentando una tremenda realincaci¿n en las sociedades del capitahsmo tardío como resultado de una complicada serie de factores, de los cuales el principal puede que sea el cambio del rol del estado en esas sociedades al asumir cada e" m$s tareas que anteriormente estaban m$s o menos restringidas a la famiba y a las esferas reproductias, p& e& la educaci!n, el cuidado de los ni\os peque\os, el cuidado de la salud, el de los ancianos, y dem$s& Fdem$s, la reciente legislaci!n sobre el aborto, las mujeres golpeadas y el abuso de los niilos, por nombrar unas cuantas $reas, sugiere que las definiciones legales aceptadas de estas esferas también han comen"ado a cambiar& Estos nueos desarrollos sociol! & cos
un nKmero de esferas de la ida ca¿ normas legales, sino que crean el potencial para el crecimiento de )otro concreto), es decir )una asociaci!n de amistad y solidaridad scuten las interpretaciones de las E9 R8R - E9 R
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igual que las emociones y los afectos, se conierten en meras propiedades de los indiiduos, que la filosofía moral no se anima a examinar, sobre la base de que puede interferir en la autonomía del self soberano& Por haber sido conertidas en las )garantes de las emociones) en el mundo moderno, burgués, y por haber sufrido las necesidades y fantasías no comprendidas de la imaginaci!n masculina, que las ha conertido a la e" en la *adre
3' legislatios apuntan a la necesidad de oler a pensar en lo fundamental nuestros conceptos de autonomía moral, psicol!gica y l>, tarea que hasta el momento ha sido descuidada por la teoría moral formal1 uniersabsta& 8e ningKn modo quiero implicar que la crítica filos!fica cxpresada en este artículo llee a un ensombrecimiento de estos desarrollos o a descuidar el cadcter contradictorio y ambialente que tienen para las mujeres& *i an$hsis precisar$ complementarse con una teoría social crítica de la definici!n y funciones cambiantes de la esfera priada en las sociedades del capitabsrno tardío& #omo he desarrollado en otro lugar, >os desarrollos sociales y legales no s!lo llean a la impliaci@n de la perspectia del )otro nerah"ado), por el sometimiento de
necesidades y se crean nueas necesidades& #onsidero que estas asociaciones son creadas por nueos moimientos sociales como la ecología y el feminismo, en los intersticios de nuestras sociedades, en parte como respuesta y en parte como consecuencia del actiismo del estado del bienestar en las sociedades del capitalismo tardíoJ cf& 9titi4ue, Dorm, and Etopia, pp& B2B1B5B& 8ebo mucho a ancy 6raser por su elaboraci!n de las consecuencias
políticas de mi distinci!n entre el otro )generafindo) y el otro )concreto) en el contexto de las paradojas del estado del bienestar modemo en )6eminism and the (ocial (tate) Salmagundi, abril, '34@A& +n extenso anífisis hist!rico y filos!fica de la relaci!n cambiante entre lo pKblico y lo priado nos lo proporciona 9inda icholson en su Ebro, endor and (istgry T& I!2mits of a l T =o the Fge of the ?a#íi' uea -orH #olumbia +niersity Press, '34@A&