TRUCOS DEL OFICIO cómo conducir su investigación en ciencias sociales
howard becker
V y > l siglo siglo veint veintiu iuno no editores
howard becker Sociólogo nacido en Chicago en 1928. Trabajó como com o pianista profesional profesional y orientó sus primeras investigaciones a explorar el mundo de los músicos de jazz y del del consum co nsumo o de drogas, drogas, con el propós p ropósito ito de intervenir intervenir críticamente críticamente en el campo de la denominada ‘‘sociología ‘‘sociología de la desviación’’. Ha extendido sus estudios también al ámbito de la sociología del arte. Es autor de Outsiders. Hacia una sociología de la desviación (Siglo
Veintiuno Editores, 2009), Los mundos del arte. Sociología del trabajo artístico, Tellin Telling g abou ab outt Society Society,, Writing Writing for Social Scientists y, junto
con E. Hughes y A. Strauss, de Boys in White: White: Student Stud ent Culture in in a Medical School. Actualmente
vive en San Francisco.
Imagen de portada: Rodrigo Caretti
TR U C OS DEL O FICIO FICI O cómo conducir su investigación en ciencias sociales
howard s. becker FLACSO - Biblioteca
siglo veintiuno / X \ l editores
m
________________________________________
siglo veintiuno editores Guatemala 4824 (C 1425 BUP), Buenos Aires, Aires, Argen tina siglo veinti uno edit ores , s.a. s.a. de c.v. c.v.
Cerro del agua 248, Delegación Coyoacán (04310), D.F., México siglo veintiuno de españa editores, s.a.
c/M enén dez Pidal, Pidal, 3
bis
(28006) Madrid, España
Becker, Howard S. Trucos del oficio: cómo conducir su investigación en ciencias sociales. - la ed. - Buenos Aires: Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2009. 2009. 2g6 p.; 14x21 cm. - (Sociolo gía y política) política) Traducido por: Teresa Beatriz Arijón ISBN 978-987-629-088-3 1.
Ensayo Sociológico. I. Anión, Teresa Beatriz, trad. II. Título CDD 301
Tricks of the Trade (Licensed by The University of Chicago Press, Chicago, Illinois, USA)
©
1998 by
The University of Chicago. All rights reserved
© De esta edició n:
2009 ,
Siglo Veintiuno Editores S.A.
Diseño de colección: tholón kunst Diseño d e cubierta: cubierta: Peter Tjebbes Tjebbes isbn
978-987-629-088-3
Impreso en Artes Gráficas Gráficas Delsur / / Alte. Solier 2450, Avellaneda, Avellaneda, en el mes de septiembre de 2009 Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina // Made in Argentina
Sco.-Q_
e
WE. NB
00 4 3 54 4
IH IHO. i
B IB L I O T E C A • F L A C S O
BÍBL IO Í l C A • F L A C S O - E C F« ^ j 3 X e r e c o / g Q j i . t oü & n i l & x & t . .........................
Pl0« * J i . í q ^ u c L q . . .
ranje: í 9
y
Indice
Prefacio 1. Trucos Trucos 2. Im Imaginario 3. Muestreo 4. Conceptos 5. Lógica Coda Referencias índice índice analítico analítico
Prefacio
Este libro libro es, es, en gran parte, pa rte, el resultado resultado de m i experien cia docente. El hec ho de ten er que explicar explicarles les lo que hacemos a lo los estudiantes nos obliga a encontrar maneras simples de decir las cosas, ejemplos qu e de n form a co ncreta a idea ideass abstrac abstracta tass y ejerc ejercic icio ioss que perm itan a los alum alum nos adq uirir práctica práctica en nuevas nuevas man eras de pe nsar y m anipu lar lo que aprenden en sus investigaciones. Cuando escuchamos los pro ble b lem m as ind in d ivid iv iduu a les, le s, y en a p a rie ri e n c ia idio id iosi sinc ncrá rásic sicos os,, q u e los e s tud tu d ian ia n tes te s en cu en tran en su tarea, tarea, comenzamos (como el el gurú local local de las com pu p u t a d o r a s , q u e a c u m u la c o n o c im ien ie n to r e solv so lvie ienn d o p rob ro b lem le m a s indi in divi vi-duales) a ver parecidos d e familia familia entre ello ellos. s. A prendem prend em os a identificar lo idiosincrásico en tanto variante de alguna cuestión general. Pero cada nuevo problema es suficientemente distinto de todos los otros y po p o r lo tan ta n to n o s p r o p o r c io n a algo al go q u e a g reg re g a r a n u e s tra tr a c o m p ren re n s ión ió n de la clase general de dificultades. Después de un tiempo comencé a llevar registro de mis intervenciones ad hoc, pergeñadas para las necesidades de una determinada clase diaria o de un tema relacionado con la investigación de un estudiante en particular. particular. Y luego, h abiend abie ndoo escrito un libro sob re los los problemas problema s de la escritura académica (Becker, 1986b), decidí que podía continuar con un libro acerca del “pensamiento” si abordaba los materiales incluidos en el archivo de “trucos” que había iniciado. Algunas de estas ideas vieron ro n po r prim p rim era vez la luz luz en publicaciones pu blicaciones previ previas as de artículos escrit escritos os pa p a r a tal ta l o cua cu a l o casi ca sióó n , y he h e a b rev re v ado ad o lib li b r e m e n te e n aque aq uellllas as p rim ri m era er a s form ulaciones ulacio nes (al (al final final del prefacio incluyo incluyo un a lista lista de los los editores con quienes estoy en deuda por haberme autorizado a hacerlo). La mayor may or parte de m i obra ob ra es, es, de modo mo do explícito explícito o no, autobiográfica, autobiográfica, y este libro en especial lo es. Me he basado en mis propias experiencias extensa y reiteradamente. Y, quizá más importante aún, he evocado la m ane ra en que me ense ñaron , lo los soc soció iólo logo goss de quienes aprend í, lo que
12
T R U C O S D E L O F I C IO IO
po p o d r í a s e r el tra tr a b a jo soc so c ioló io lógg ico ic o y lo l o q u e p o d r í a s e r u n a vida vi da soci so cioo lóló gica. En cierto modo este libro es un homenaje a las personas que me en señ aron , muchas mu chas d e ellas ellas mien tras todavía era estud iante y otras desdes pu p u é s d e q u e d e jé la u n ive iv e r s ida id a d ( a u n q u e n o h aya ay a d e jad ja d o d e forfo rmarme). A menudo he demostrado mi respeto y mi agradecimiento vinculando lo que tengo para decir con las palabras de aquellos de quienes aprendí, utilizando sus pensamientos como trampolín para los míos. míos. Con el correr de los los años he ap rend ido lo que ap ren de la mayoría mayoría de la gente, a saber, que mis maestros no eran tan torpes como a veces pe p e n sab sa b a . También he apren dido d e aquellas aquellas personas que han leído con aprecio, cio, pero pe ro sin ah orra or rarr críti críticas, cas, lo lo que qu e escribí esc ribí en el transc transcurso urso de los los años años.. Varia Variass de ella ellass leyeron la prim era versión de este m anusc an uscrito rito y les est estoy oy muy agradecido agradecido p or sus sus concienzudos com entarios, entarios, au nq ue hayan hayan imim pli p licc a d o m ás trab tr abaa jo p a r a mí. (¡T (¡ T anto an to m e jo r q u e haya ha yann v e n ido id o d e ellos!) ellos !) De modo que agradezco a Kathryn Addelson, Eliot Freidson, Harvey Molotch y Charles Ragin por sus incisivas críticas. Doug Mitchell es el editor con que todo autor sueña con trabajar. Supo esperar p acien tem ente el libro, libro, ofreció ideas ideas útiles útiles e interesantes, interesantes, estimu ló mi a veces veces frágil frágil interé s y mi co nfianza nfianz a y, y, en líneas g enerales, mantuvo encendida la llama del proyecto. D ianne H agam an y yo comp artimos la vida vida intelectual y doméstica, doméstica, y nuestras mutuas exploraciones de toda clase de investigaciones y pro ble b lem m as c o n c e p tua tu a les le s con co n stit st ituu y e n la fu f u e n te d e l c o n ju n to d e este es te lib li b ro en m ane ras im posibles de individualizar individualizar y señalar. señalar. Por P or si si eso fuera poco, Dianne ha escuchado prácticamente todo lo que está escrito aquí en forma de monólogos aislados, observaciones casuales e incluso lecturas en voz voz alta y sus sus reacciones y sugerencias h an con tribuido a configurar la versión definitiva. definitiva. Q uiero expresar mi gratitud a num erosos individuos individuos y editores por haberme autorizado a reeditar materiales que originalmente aparecieron en otras otras publicaciones. publicaciones. Fragm entos dispersos dispersos de este libro libro fueron pu p u b lic li c a d o s e n p r i m e r a ins in s tan ta n c ia e n H o w a rd S. B ecke ec ker, r, “Tricks “Trick s o f the th e Trade”, en Norman K. Denzin (comp.), Studies in Symbolic Interaction, Nu N u eva ev a York, JAI JA I Pres Pr ess, s, 1989, 10B:48149 10B:4 81490. 0. La foto fo togg rafí ra fíaa d e R e n é B oule ou lett incluida en el capítulo 2 fue publicad a originalm ente en Bruno Brun o Latour, Latour, “T he Pedofil Pedo fil of o f Boa Vista”, Vista”, Common Knowledge, 4 (1995), p. 165. Partes del texto del capítulo 2 fueron publicadas originalmente en Howard S.
PREFACIO
13
Becke Becker, r, “Foi “Foi po r acaso acaso:: Conceptu Con ceptualizing alizing Coincid Co incid ence” en ce”,, Sociological Quarterly, 25, (1994), pp. 183194; Howard S. Becker, “The Epistemology of Qualitative Research”, en Richard Jessor, Anne Colby y Richard A. Shweder (comps.), Ethnography Ethnograph y a nd H u m a n Developme Development, nt, Chicago, University versity o f Chicag Ch icagoo Press, 1996, 1996, pp. 537 5371; 1; Howard How ard S. Becker, “Case “Cases, s, CauCa uses, ses, Co njunctu nju nctu res, Stories, an d Im agery”, en Charles Cha rles C. C. Ragin y Howard How ard S. Becker, What is a case?, Cambridge, Cambridge University Press, 1992, pp p p . 2052 20 5216 16,, © 1992 C a m b rid ri d g e U nive ni vers rsity ity Pres Pr ess, s, r e e d ita it a d o c o n el p e r miso de Cam Ca m bridge bridg e Universit Universityy Pres Press. s. Partes del de l capítulo 3 fuero fu ero n pub p ublilicadas en Howard S. Becker, “Letter to Charles Seeger”, Ethnomu Ethnomusico sicology, logy, 33 (primaveraverano de 1989), pp. 275285, reeditado con el permiso d e Ethnomusicology. Ethnomusicology. Partes del capítulo 4 fueron publicadas originalmente en Howard S. Becker, “Generalizing from Case Studies”, en E. W. Eisner y A. Peshkin (comps.), Qualitative Inquiry in Education: The Continu ti nu ing in g Deba Debate te,, Nueva Yor York, k, Teachers Teache rs College C ollege Press, C olum bia Univer Universi sity, ty, pp p p . 23324 233 242, 2, © 1990 199 0 T e a c h e rs C olle ol lege ge,, C o lum lu m b ia Unive Un iversit rsity, y, tod to d o s los derechos reservados, reeditado con el permiso de Teachers College Press. Partes del capítulo 5 fueron publicadas originalmente en Howard S. Becker, Becker, “How “How I Learn Le arn ed W hat A Crock Was”, Jour Jo urna nall o f Contemp Contemporar oraryy Ethnography, 22 (abril de 1993), pp. 2835. Los capítulos 1, 3 y 5 incluyen extractos de Everett C. Hughes, The The Sociological Eye, Eye, New Brunswick, N.J., T ran ra n s a c tio ti o n Book Bo oks, s, 1984, 198 4, © 1984 T ran ra n s a c tio ti o n Inc. In c.,, tod to d o s los d e r e chos reservados, reservados, ree ditad o con el permiso de Transaction Publisher Publishers; s; el capítulo 3 incluye extractos de James Agee y Walker Evans, Let Us No Noxu Praise Famous Men, Men , Boston, Houghton Mifflin, 1941, pp. 125126 y 162165, 162165, © 1939, 1940 Jam Ja m es Agee, © 1941 1941 Jam Ja m es Agee A gee y Walker Wa lker Evans, Evans, © renovado en 1969 por Mia Fritsch Agee y Walker Evans, reeditado con el permiso de Houghton Mifflin Co., todos los derechos reservados; dos; el capítulo 5 incluye incluye un u n extracto d e Arthu Ar thu r Danto, “Th e Artworld”, Artworld”, Jo urna ur nall o f Philosoph Philosophy, y, 61 (1964), pp. 571584, reeditado con el permiso del Jo urna ur na l o f Philos Philosoph ophy. y.
2. Imaginari aginario
Herbert Blumer (1969) fue otro de mis maestros en la Universidad versidad de C hicago. hicago. O trora ju g ad o r de fútbol fútbol americano, era un hombre alto, corpulento e imponente, con una voz que subía a un tono incongruentemente agudo cuando se entusiasmaba con algún pu p u n t o teó te ó r ic o a b s tra tr a c to. to . Nos No s e n s e ñ a b a p sic si c o log lo g ía soci so cial al y un u n a v e rsió rs iónn idiosincrásica de la metodología, uno de cuyos aspectos más salientes era la m an era hab itual, e incluso incluso obse obsesi siva va,, que ten ía Blum er de prestar atenc ión al im im aginario sub yacente con q ue los sociólog sociólogos os se se acercan al fenómeno que estudian. ¿Qué creen estar observando? ¿Cuál es el carácter de aquello que observan? Y, lo que es más importante todavía odavía,, ten iend o en cu enta lo que piensan de su objeto objeto de estudio, estudio, ¿lo analizan e informan sus hallazgos de manera coherente con ese carácter? A menudo hacía hincapié en este aspecto enérgicamente: La única m ane ra que tenemos de ver el m und o em pírico pírico es a través de un plan o una imagen de él. Todo el acto del estudio científico científico está orientado y m oldeado por la imagen imagen subyacente del mundo empírico que se utiliza. Esta imagen ordena la selección y formulación de los problemas, la determinación de qué es información, los medios a utilizar pa p a r a o b t e n e r la , las clas cl ases es d e r e lac la c io n e s a b u s c a r e n tr e los d a tos y las formas de postular las proposiciones. En vista de este este efecto funda m ental y pe netran te causado por la imagen inicial del mundo empírico sobre todo el acto del estudio científico, científico, es es ridículo ridículo pr ete nd er ign orar esa esa imagen. imagen. La imaimagen subyacente del mundo siempre es pasible de ser identificada en form a de un co njun to de premisas. premisas. Esta Estass premisas premisas estarán constituidas constituidas po r la la naturaleza dada, ex plícit plícitaa o im plí p lícc i ta m e n t e , a los lo s o b je to s clave cla ve q u e c o n f o r m a n la im a g e n .
28
T R U C O S D E L O F I CI CI O
La tarea tarea ineludible del genuino tratamiento metodo lógico es es identificar y evaluar estas premisas. (Blumer, 1969: 2425.) Blum er estaba estaba prim ordialm ente interesado en increp inc rep ar a los los soció sociólo logos gos que basaban basaban su trabajo trabajo e n u n im aginario aginario escandalosam ente incompatiincompati ble b le c o n lo q u e c o n o c ía la g e n te, te , e n p a rtic rt icuu la r p o r tra tr a b a ja r con co n im ágeág enes de la sociedad que contradecían lo que su propia experiencia cotidiana les decía acerca de cómo eran las cosas. Fui alumno de Blumer y aprendí la importancia que esto tenía mediante un ejercicio que nos instaba instaba a hacer: hacer: elegir diez diez minu tos de la la propia prop ia exp eriencia erienc ia e intentar explicarlos y comprenderlos utilizando cualquier teoría de psicología socia sociall que estuvie estuviera ra en b oga en aquel aque l mo m ento. Al inte n tar aplic aplicar ar,, por ejemplo, la psicología psicología del estímulor estímulorespuesta espuesta (po r enton ces m uy po pu lar) a ciertas ciertas actividades actividades m unda un dana nass com o levantarse de la cama cam a y tom ar el desayuno, uno se daba cu enta de que n o p odía od ía identificar los los estímuestímulos ni conectarlos de manera certera con la “respuesta” que estaba dando. Gracias a eso, entendimos pronto. Ninguna teoría disponible nos proporcionaba las palabras e ideas, el imaginario, que nos permitiera hacer ha cer justicia a la infinidad infinida d d e cosa cosass que qu e veíamos veíam os y oíamos oíam os y sentíamos y hacíamos mientras andábamos por ahí haciendo las cosas propias de la vida diaria. Pero una vez aceptada la idea de que al habitual imaginario de las ciencias sociales le falta algo, ¿qué resta por hacer? ¿Por qué es tan malo nuestro nu estro imaginario? ¿Cómo pod ríamo s mejorarlo? mejorarlo? Padecí, P adecí, con otros es estudiantes, las las dificultades dificultades que pro vienen de ver el el prob lem a pero no la solución. Blumer nos dejó solos. No tenía piedad alguna al exponer el er ror ro r de los los sociólogos sociólogos que respetan, o incluso incluso saben demasiado dem asiado acerca de, lo que solía denominar “el obstinado carácter de la vida social en tanto proceso de seres interactuantes”: [C]asi por definición, el investigador no tiene una relación de primera mano con la esfera de la vida social que se pro po p o n e e stu st u d iar. ia r. R a ra vez p a r tic ti c ip a d e e sa e s f e r a y casi ca si n u n c a está en contacto cercano con las acciones y las experiencias de la gente involucrada en ella. Su posición es, casi siempre, la de alguien que ve las cosas desde afuera; como tal, es nota ble b le m e n te lim li m ita it a d o e n c u a n t o al sim si m p le c o n o c im ie n to d e lo que ocurre en esa esfera dada de la vida. El sociólogo que se
IMAGINARIO
29
pr p r o p o n e e s tu d ia r el c rim ri m e n o las rev re v u e lta lt a s e s tud tu d ian ia n tile ti less en América Latina o las elites políticas en Africa, y el psicólogo que pretende estudiar el consumo de drogas en los adolescentes o las aspiraciones de los alumnos negros de escuela pri p rim m a r ia o los ju icio ic io s soci so cial ales es e n t r e d e lin li n c u e n te s son so n clar cl aroo s ejemplos de esta casi inevitable ausencia de relación íntima con el área de la vida que se pretende estudiar. (Blumer, 1969: 3536.) Blumer jam ás persiguió persiguió esta esta línea de pensam iento hasta hasta el pun to de aportar un remedio específico. No nos dijo cuáles serían buenas imágenes para utilizar utilizar en nuestro nues tro trabajo, excepto exc epto en un plano p lano muy abstracto, abstracto, ni tampoco cómo crearlas, salvo obteniendo un conocimiento de prim era m ano an o del área ár ea de la vida vida soci social al que nos interesa ba estudiar. estudiar. Eso Eso era claramente necesario, pero no significaba una orientación suficiente pa p a ra n o sotr so troo s. En este es te c a p ítu ít u lo in te n ta r é rem re m e d iar ia r esa falta fa lta d e espe es peci cifi fi-cidad y analizaré las imágenes que utilizan los científicos sociales, así com o su proceden proce dencia, cia, y apo rtaré trucos especí específi ficos cos para mejorarl mejorarlas. as.
IMAGINARIO SUSTANTIVO
Retom ando la cuestión, cuestión, Blumer pensaba y yo yo también p ienso que la operación op eración básic básicaa para el estudio estudio de la sociedad comen zam os con imágenes y terminam os con co n ellas es la la produ cción y el refinamien to de la imagen de aquella cosa que estamos estudiando. Aprendemos un poco (quizá mucho) acerca de algo que nos interesa. Sobre la base de ese po p o c o , c o n s tru tr u im o s (o ima im a g ina in a m o s) u n a h isto is tori riaa b a s tan ta n te c o m p leta le ta d el fenómeno. Supongamos que decido estudiar un barrio de la ciudad. Podría comenzar consultando un libro de estadísticas locales (el Chi cago Community Fact Book o las publicaciones relevantes del censo) pa p a r a v e r q u é clase cla se d e g e n te vive allí. ¿C u á n tos to s h o m b res? re s? ¿ C uán uá n tas ta s m u je r e s ? ¿De ¿D e q u é e d a d e s? ¿Cuá ¿C uáll es su niv ni v el d e e d u c a c ió n p ro m e d io ? ¿Cuál es su ingreso promedio? Con esta información básica podría crear un cuadro mental una imagen completo, aunque provisorio, del b arrio y decidir, decidir, ba sánd om e en las cif cifra rass de ingresos ingresos y edu cación , si es un barrio de clase trabajadora, y, utilizando la distribución etaria,
30
TRU COS DEL OFICIO
suponer la naturaleza de la vida familiar y considerar si es un área de gente jub ilada o en vías vías de jubilarse o, por el contrario, u n área habitada po r gente joven que recién comienza a fo rmar su pro pia famili familia. a. Si Si a esto agrego las variables de raza y etnia, mi imagen se volverá todavía más detallada. Mi imagen es más que qu e u na comp c ompilación ilación de estadí estadísti sticas. cas. Incluye detalles detalles que qu e no n o figuran en los los libros libros y tablas tablas que consulté, detalles que inventé basándom sán dom e en lo que sí decía de cíann esos libros libros.. Esto Esto nos lleva lleva a la segun seg unda da parte pa rte de la crítica crítica de Blume Blu merr al imaginario imag inario de los los científicos científicos soci social ales: es: [A] pesar pesa r de esta falta falta de conocim iento de p rimera rim era m ano , el investigador se formará inconscientemente alguna clase de imagen del área de la vida que se propone estudiar. Pondrá en ju e g o las c r e enc en c ias ia s e imá im á g enes en es que qu e ya tien tie n e p a r a form fo rm a rse rs e u n a idea más o menos inteligible de esa área de la vida. En este as pec p ecto to es igu i gual al a tod to d o s los ser s eres es h u m ano an o s. Ya seam se amos os legos leg os o er e ru dito ditos, s, nece sariam ente verem os cualquier área de la vida vida grupal que no nos no s resulte resu lte familiar a trav través és de imágenes im ágenes qu e ya poseemos. mos. Quizá Quizá no tengam os un a relación relación de primera m ano con la la vida entre grupos de delincuentes o en los sindicatos o en los comités legislativos o entre los banqueros o en un culto religios gioso; o; no obstante, obs tante, si si nos dan da n un p ar de pistas pistas rápidam ente en te nos form arem os imágenes imág enes útiles útiles de esa esa vid vida. a. Y com o todos bien sasa bem b emos os,, éste és te es el p u n to e n el q u e las imág im ágen enes es e ste st e reo re o tip ti p a d a s hacen su aparición y toman el control de la situación. Todos nosotros, en tanto estudiosos, tenemos nuestra cuota de estereotipos comunes que empleamos para ver aquellas esferas de la vida social empírica que no conocemos. (Blumer, 1969: 36.) Entonces, después de haber reunido unos pocos datos preliminares acerca del barrio q ue pre ten do estudia estudiar, r, “sé” “sé”,, po r ejemplo, e n qué clase clase de casa casass vi vive la la gente; gente ; casi pu ed o ver, ver, como si se se tra tara d e u na fotografía, el césped recién cortado con los flamencos de plástico, el mobiliario rio estánd ar com prad o a crédito crédito en la cadena de m ueblerías y todo lo que mi estereotipo de esa clase de población pueda producir. Nada de eso está basado en ningún conocimiento real del área. Es un imaginario que he construido en forma imaginativa, tal como Blumer anunció que lo haría, haría, a pa rtir de u n p ar de datos y del conjun to de estereotipos estereotipos
IMAGINARIO 31
que me haya provisto mi propia experiencia de la sociedad. Incluirá, si soy lo suficientemente imaginativo, el aspecto de las calles y el olor de las cocinas (“¿italianos?, ¡ajo!”). Si me leen en ciencias sociales, incluso po p o d r é a g r e g a r a mi c u a d r o d e l b a r r io a lgu lg u n a ide id e a a c e r c a d e , d igam ig am o s, la clase de conversaciones que se comparten en la mesa (“¿clase traba ja j a d o r a ? , c ó d ig o r e str st r ing in g ido id o : u n m o n t ó n d e g r u ñ id o s y m o n o s íla íl a b o s”, como describiera Basil Bernstein). Los científicos sociales imaginativos y leídos pueden llegar muy lejos con un dato menor. Sin embargo, dado que todos proclamamos ser científicos socia sociale les, s, no nos qued am os con co n la imaginación y la extrap olación, com o ha rían un novelist novelistaa o un cineasta. cineasta. Porque también sabemos que nuestros estereotipos no son más que eso, y que tienen tantas pro ba b a b i l i d a d e s d e s e r d e s a c e r t a d o s c o m o d e n o ser se r lo. lo . B l u m e r n o s e stá st á esperan do con o tra arenga arenga condenatori condenatoria: a: [E] [E] 1investigador 1investigador en e n ciencias ciencias socia sociale less posee y utiliza o tro con ju j u n t o d e im áge ág e n es p rees re esta tabb leci le cidd as. as . Estas im ágen ág enes es está es tánn cons co ns-tituidas po r sus teorías teorías,, p or las las creencias de m oda od a en e n los los círculos círculos pro p roff e sio si o n a les le s en los q u e p a rtic rt icip ipaa y p o r sus idea id eass a c e rca rc a d e cómo organizar el m und o em pírico pírico para pod er continuar con su proce dim iento de investi investigac gació ión. n. Ningún Ningú n observador atento po p o d r á n e g a r h o n e s t a m e n t e q u e esto es to es cier ci erto to.. Lo vemo ve moss c o n toda claridad en la forma en que configura las imágenes del mundo empírico para que se adapten a nuestras teorías, en la organización organ ización de esas esas imágenes en térm inos de concepto co nceptoss y creencias que gocen de aceptación entre nuestros colegas más pró p róxx imo im o s, y e n el m o lde ld e a d o d e esas im ágen ág enes es p a ra satisf sat isfac acer er las l as demandas del protocolo científico. Debemos decir, con toda hon estidad, estid ad, que aquel investigador en cienci ciencias as soci social ales es que qu e ded ecide estudiar estud iar un a esfera dada de la vida vida soci social al que no co noce de p rim era m ano se formará un cuadro de esa esa esfera esfera acorde a sus imáge im ágenes nes preestablecid prees tablecidas. as. (Blumer, 1969 1969:: 36.) 36.) Como bien dice, en este nivel nuestro imaginario determina la dirección de nuestra investigación: las ideas de las que partimos, las preguntas que formulamos para verificarlas, las respuestas que nos parecen plau pl ausi sibb les. le s. Y esto es to o c u r r e sin q u e p e n s e m o s d e m a sia si a d o e n ello el lo,, p o r q u e son cosas que apenas sabemos que “sabemos”. Simplemente son parte
32
T R U C O S D E L O F I C IO IO
del bagaje de nuestra vida común y corriente, del conocimiento que nos guía cu ando an do no estamos siendo científicos sociales sociales y no sentimos la necesidad de conocer las cosas de esa manera científica especial que nos permitirá publicar en prestigiosas revistas científicas. Algunos científicos sociales me interrumpirán diciendo que jamás hablan de cosas de las que no tienen información. No les creo. Considerem os el caso caso obvio obvio al al que H erb ert Blum er y m uchos ucho s otros desde en tonces han dedicado tanta atención: la imputación de significados y motivos motivos a los los actores sociales sociales.. (Los (Los mismos proble p roblem m as se pre sen tan res pe p e c to de c u e s tio ti o n e s q u e p a r e c e n m e n o s am o rfa rf a s: a c o n tec te c im ien ie n tos to s y otros hechos “duros du ros ”; pero me ocu paré de eso más adelante.) Los Los científicos sociales siempre atribuimos, implícita o explícitamente., un pu p u n t o d e vista, vista , u n a p e rspe rs pecc tiv ti v a y mot m otiv ivos os a la g e n t e cuyas cuya s a ccio cc ione ness a n a lizamo lizamos. s. Por P or ejem plo, siemp siempre re describimos los significados que la gente que hemos estudiado da a los acontecimientos de los que participa; de modo que la única pregunta en este caso no es si lo hacemos, sino qué tan a certada cer tadam m ente lo hacemos. Podem os, y m uchos cientí científic ficos os soc socia iale less así lo hacen, r eu n ir inform ación acerca de los los signif significad icados os que la gente le da a las cosas. Descubrimos no con precisión absoluta, pero es me jo j o r q u e n a d a lo q u e la g e n te c ree re e e s tar ta r h a c ien ie n d o , c ó m o in te r p r e t a n los objetos y los acontecimientos y a la gente que comparte sus vidas y ex pe p e rie ri e n c ias ia s . Lo h a c e m o s h a b l a n d o c o n ello el los, s, e n e n tre tr e vis vi s tas ta s form fo rm a les le s o informales, y observándolos y escuchándolos mientras desarrollan sus actividades; incluso podemos hacerlo pidiéndoles que respondan cuestionarios acerca de los significados que dan a las cosas o bien eligiendo entre los distintos significados que les ofrecemos como posibles. Cua nto más nos acerqu em os a las las condiciones en que atribuyen atribuyen sign signiificados a los objetos y acontecimientos, más certeras serán nuestras descripciones de esos significados. Pero ¿qué ocurre si no descubrimos directamente los significados que la gente da a las cosas y a sus propias actividades y las de otros? ¿Acaso, en un espasmo de ascetismo científico, nos abstendremos rigurosam ente d e d eba tir motiv motivos, os, propósitos e intenciones? intenciones? Ni por asomo. asomo. No, N o, seg se g u ire ir e m os h a b l a n d o d e esos eso s sign si gnif ific icad ados os a u n q u e , p o r u n a nece ne cesi si-dad nacida de la ignorancia, los inventaremos utilizando el conocim iento prov enien te de n uestra experien cia cotidiana (o de la la fal falta ta de ésta) ésta) para a rgu m en tar lo que qu e la gente acerca de la cual cual escribi escribimos mos debe o no debe de haber interpretado pues de lo contrario no habría hecho
F L A C S O - Bib Bibli liot otec eca a
IMAGINARIO 33
lo que en realidad realida d ha hecho. hecho . Pero P ero es peligroso adivinar o hac er suposici suposicioones nes acerca de aquello que po dem os con ocer de m ane ra más directa. directa. El El peli pe ligr groo radi ra dica ca e n q u e sup su p ong on g am os mal, ma l, e n q u e lo que qu e a noso no sotr tros os nos no s papa rece razonable razona ble no les les hubiera hub iera pa recido razonable a ell ellos os.. Todo el tiemp tiempoo corremos este riesgo, en gran parte porque, como señalara Blumer, no somos esas person pe rsonas as y no vivimos vivimos sus sus circunstancias. circunstanc ias. Por lo tan to es propr o bab b able le q u e tom to m e m o s el c a m ino in o m ás fácil fác il y les a trib tr ibuu y a m o s lo q u e c r e e mos que nosotros sentiríamos en la que a nuestro entender es su situación, ción, como cua ndo los eruditos que estudian la condu cta adolescente (casi siempre gente de mediana edad, casi siempre varones) observan las tasas comparativas de embarazo y sus correlatos y deciden lo que las jov jo v e ncit nc itaa s q u e p a r i e r o n esos eso s bebé be béss “d e b e n d e h a b e r ” pen pe n s a d o p a r a m e terse terse en e n semejante seme jante situación. situación. A falta falta de conocimiento conoc imiento real, real, el imaginario toma la posta. posta. El estudio del consumo de drogas está plagado de esa clase de errores. es. Expertos y lego legoss po r igual igual suelen inte rpr eta r el consumo de drogas como una “evasión” de alguna clase de realidad que, piensan ellos, el drogadicto encuentra opresiva o intolerable. Conciben la intoxicación con drogas como una experiencia en la que todos los aspectos dolorosos y no deseados de la realidad pasan a segundo plano y dejan de ser materia ma teria de preocup ación. El drogadicto reem plaza la la realidad realidad po r suesueños brillantes de esplendor y facilidad, placeres no conflictivos y fantasías sías e historias historias de perverso erotismo. Se entiend entie ndee que la realidad acecha en el fondo, lista para darle una buena patada en el culo al drogadicto en cua nto pase el efecto de la droga. droga. Esta clase de imaginario tiene una larga historia literaria, probablemente derivada de las Confe Confessio ssions ns o f an English Opium Eater Eater,, de Thomas de Quincey (1971). (Recomiendo la maravillosa versión decimonónica norteamericana de Fitz Hugh Ludlow, The Hashish Eater [1975].) Estas obras desarrollan el imaginario analizado en la disección de Orientalism, de Edw ard Said Said (1978). Un a versión más actualizada, más de ciencia ficci ficción, ón, menos oriental oriental y menos benigna pue de encontrarse en El almue almuerz rzo o desnudo desnudo de d e William Burroughs (1966). Esta Estass descripc iones del co nsum o de drogas son, son, como ya han descu bie b ie r to g e n e r a c io n e s d e inv in v e stig st igaa d o res re s q u e se h a n tom to m a d o el tra tr a b a jo d e pr p r e g u n ta r , p u r a s fant fa ntaa sía sí a s inv in v e n tad ta d a s (co (c o n ayud ay udaa d e la lit li t e r a tu r a q u e acabo de m encionar) enc ionar) po r los los investi investigadores gadores que las publican. Fantasí Fantasías as que no se corresponden con las experiencias de los drogadictos ni
34
T R U C O S D EL EL O F I C IO IO
tampoco con las de los investigadores que han hecho el experimento de consu m ir drogas. drogas. Son prod ucto de una suerte de ignorancia volun volun-tarios tariosa. a. Las inter inter pre tacion tac ion es errón eas de la expe rienc ia y los los signi signifi ficacados de la gente son un lugar común en los estudios de la delincuencia y el crime crimen, n, de la cond ucta uc ta sexual y, en líneas líneas generales, d e la cond ucta ajena a la expe riencia rien cia y el estilo estilo de vida de los investigadores investigadores acad émicos convencionales. Dado q ue nu estro imaginario lego lego infl influye uye tanto tanto sobre so bre nues n uestro tro trabajo, trabajo, tendríamos tendríamos q ue p reocup arnos de qu e fuera apropiado. ¿Pero ¿Pero cómo hacerlo cerlo?? El imaginario e ntra en nuestras nuestras cabeza cabezass como residuo de nuestra experiencia cotidiana; de modo que, para tener un imaginario mejor, tendremos que hacer algo respecto del carácter de nuestra vida común y corriente. corrie nte. A eso ap un taba tab a Blumer, tediosa tediosa y abstractam ente. Harvey Harvey Molotch (1994), (1994), de mane m ane ra más sensible sensible y contu co ntund nden ente, te, h a ex pa p a n d ido id o y oto o to r g a d o tex te x tu ra al diag di agnó nóst stic icoo y la p res re s c r ipc ip c ión ió n d e Blume Blu mer. r. Com ienza po r citar la la afirmación de Patrici Patriciaa Limerick de q ue los académicos son aquellas aque llas perso nas co n las las que na die quiso b ailar en la escuela escuela secu nda ria y agrega, de su p ropia rop ia cosecha, cosecha, que tamb ién son los últimos últimos en ser elegidos p ara in tegrar teg rar los los equipos equipo s de baile en las las clase clasess de gimnasia. Describe su p rop ia imag en juvenil de la sociología sociología como la ob ra de una suerte de amalgama entre Charles Wright Mills, Jack Kerouac, Lenny Bruce y Henry Miller, “héroes todos que conocían el mundo al límite: desviados, estridentes y/o mal hablados”. Es decir que, si uno quiere qu iere escribir acerca de la socieda sociedad, d, antes tend rá q ue co nocerla noc erla de prim era ma no y, y, particula rm ente, ten drá que c onoce on oce r lugares que la gente respetable no frecuenta: “El salón donde a las bailarinas les pagan para ba b a ilar ila r co c o n los clie cl ient ntes es,, los com co m plej pl ejos os d e vivie v ivienda ndass socia so ciales les,, las m a rc h a s d e pr p r o te s ta , la p a n d ill il l a d e jó j ó v e n e s y los lo s lu g a r e s o s c u r o s q u e la m ayor ay oría ía de nosotros sólo conoce como com o indicios indicios acechantes d e lo posible” posible”.. Pero, dice d ice M olotch, los los sociól sociólogos ogos no solamente solame nte no son Jack Kerouac; Kerouac; ni siquiera siquiera son Louis W irth irth o H erb ert Gans (q uienes estudiaron, resres pe p e c tiv ti v a m e n te, te , los lo s g u e tos to s j u d í o e itali ita liaa n o ) y no no pueden [.. [...] sosten er el pa trón de inc orp orar el ám bito exterior común y corriente. En la mayoría de los casos los sociólogos no conocen otro mundo que el de su ronda diaria académica y familiar; no recorren las bolsas de negociación de bie b ie n e s tan ta n g ib le s n i f r e c u e n ta n igle ig lesi sias as a lte lt e r n a tiv ti v a s n i c lub lu b e s
IMAGINARIO
35
de golf exclu exclusi sivos vos.. Las reunione reunio ness de d e comité, com ité, los los deberes deber es de d e la enseñanza, señan za, la revis revisión ión po r pares y la escritura de d e ensayos ensayos como com o éste son su única ocupación, y dejan poco o ningún espacio para an da r por el el mundo. Sin una participación más plena en la sociedad (el ensayo de Molotch se titula “Going Out” [“Salir”]), jamás conoceremos las cosas básicas que nos impedirían cometer torpes errores. (Molotch hace otra observación observación interesante in teresante no vinculada a mi arguargum entación , pero pe ro qu e val valee la pena pe na m encionar. Sin Sin un conoc co nocim imiento iento basado en la exp eriencia de prim era ma no para correg ir nuestro imagiimaginario, no sólo no sabremos dónde buscar material interesante, tampoco reconoceremos aquello que no es necesario investigar a fondo ni probar. Por carecer de conocimiento personal, suponemos que muchas cosas comunes y corrientes forman parte de los grandes misterios de las ciencias sociales que requieren mucho estudio y mucha información para ser resueltos. Una primera versión del diagnóstico de Molotch define al sociólogo como alguien que gasta cien mil dólares en el estudio de la prostitución prostitución para de scubrir lo lo que cualquier taxista podría haberle dicho. Yo tengo un maravilloso ejemplo propio, de hace ya varios varios años, años, cuand cu and o le describí el el estudio del tea tro regional region al norteamericano que queríamos hacer con Michal McCall [Becker, McCall y Morris, 1989] a un distinguido y muy inteligente sociólogo que, que , p o r esas esas cosas cosas de la vida, vida, había n acido y se había hab ía criado en la ciudad de Nueva N ueva Yor York. C uando le expliqué que pretendíam preten díam os estud iar la la red de teatros regionales que había reemplazado a Nueva York como centro del mundo teatral, insistió en que no podríamos realizar nuestro tro estudio sin sin h acer antes un estudio estudio preliminar que d em ostrara ostrara que Nue N ueva va York Yo rk h a b ía sido si do ree re e m p laz la z a d a , cosa co sa q u e su o rgu rg u llo ll o loca lo calis lista ta le d e cía que no po día ser cierta. cierta. Salí Salí del paso citand o un a estadística estadística difí difícil cil de refutar: que mientras que en los viejos tiempos, circa 1950, casi todos los los emple em pleos os teatrales en los los Estados Unidos estaban en Nueva Yor York, hacia fines de la década décad a de 1980 1980 la la mitad de los los salari salarios os po r trabajo teatral se pagaba fuera de esa área. Los neoyorquinos no se toman a la ligera el desplazamien to de su ciudad.)
36
T R U C O S D EL E L O F I CI CI O
IMAGINARIO CIENTÍFICO
Dado que, después de todo, todos somos científicos sociales sociales,, no n o nos n os co ntentamos tentam os con el imaginario de la vida vida cotidiana que trasladamos trasladamos al al nuevo objeto de estudio, por muy detallado e imaginativo que sea. Chequeamos un poco para pa ra verificar verificar si tenem os razón. Invest Investigamos. igamos. Reunimo s información. Construimos hipótesis y teorías. Ahora, sin embargo, entraremos en un reino más abstracto del imaginario, cuyos cuyos orígenes orígen es Blum Blu m er rastreó hasta nuestras n uestras vida vidass profesionales y los grupos que nos contienen. Este imaginario es “científico”. Quizá sea menos presuntuoso decir que es profesional. Es decir que no es el imaginario en carna car nado do p or los los estereotipos legos legos que m encion é antes (“¿i (“¿ita ta-lianos?, ¡ajo!”). Es un imaginario compartido por un grupo profesional cuyo cuyoss miem bros se ga nan la vida estudiand o y escribiendo escribiendo sobre ciertas ciertas cuestiones cuestione s pa ra la edificación y el juicio juic io de sus pares profesionales. profesionales. El imaginario imagina rio profesional pro fesional no está sujeto sujeto a especificidades especificidades como el ajo. ajo. Algún imaginario de las ciencias sociales es, por supuesto, específico (“¿clase trabajadora?, ¡códigos de discurso restringidos!”). Pero el imaginario que más me preocupa ahora es abstracto. No ve cosas específicas como la clase trabajadora de Londres sino, en cambio, entidades abstractas sólo reconocidas por las personas entrenadas para ver el mundo de manera profesional. Usamos estas imágenes para encarnar y para que nos ayuden ayuden a p rod ro d uc ir cono cimiento cim iento y com prensión sobre cla clase sess mayomayores y abstractamente definidas, no sobre miembros individuales de esas clas clases es.. Po r lo general, genera l, los científicos social sociales es piensan pien san estas estas imágenes com c omoo teorías o explicaciones de algo, en t anto relatos o historias historias acerca de cóm o los acontecimientos y las personas de una determinada clase llegan a ser como com o son. (Si (Si esto esto les les suena sue na abstracto y un poco irreal, irreal, me perm p ermito ito señalar que no es sino sino una un a imitación directa de la clase clase de conocimien cono cimiento to de la que estoy estoy habland hab lando.) o.) Por el m om ento utilizar utilizaréé la palabra palab ra “hist “histori oria" a" como término genérico para estas explicaciones y descripciones, dado que casi siempre pueden entenderse como una suerte de narración acerca de cómo algo ocurrió en el pasado, ocurre ahora y ocurrirá en el futuro. Dado que q ue son relatadas a u n público profesional, profesional, estas estas histo historia riass presentan prese ntan ciertos rasgos y problemas genéricos. (Más adelante utilizaré “historia” o “narrac na rración ión”” para par a describir d escribir un a clase clase particular p articular de relato científ científico. ico.))
IMAGINARIO 37
C O N T A R H I S T O R I A S C I E N T ÍF ÍF I C A S
Crear lina teoría científica aceptable o bien la explicación de algún fenómeno constriñe de dos maneras el relato de la historia. Ante todo, la historia debe “funcionar”, ser coherente en alguna de las numerosas maneras en que una historia puede serlo. Debe llevarnos de un lado a otro de forma tal que cuando lleguemos al final digamos “sí, es así como tien e que term inar”. De modo q ue intentam os construir una hishistoria acerca de nu estro tem a que incl incluya uya todo lo que pensamos qu e de be b e ría rí a t e n e r (pu (p u es d e lo c o n tra tr a rio ri o q u e d a r ía inc in c o m p leta le ta e n alg al g ú n aspe as pect ctoo crucial), y armamo arm amoss el m aterial de m anera an era qu e “tenga sentid o”. En este este caso, caso, nu n ca es obvio obvio lo qu e significa significa “ten “ten er sentido”. sen tido”. A mi ente e ntend nder, er, al menos, qu iere dec ir que la histor historia ia debe e nca rnar o estar estar organiza organizada da sobre algún principio que el lector (y el autor) acepte en tanto manera razonable de conectar las cosas. Robert E. Park solía contar una historia acerca del ciclo de relaciones raciales, una historia sobre la conse cutividad de las diferentes clases de relaciones entre negros y blancos. A sus oyentes les parecía aceptable, en parte, porque la idea de ciclo c u an d o un conjunto conju nto de hechos crea las las condiciones necesa necesari rias as para el el surgim iento d e la siguiente eta p a tenía sentido sentido para ello ellos. s. La otra restricc restricción ión es que la historia historia debe ser cong co ngruen ruen te con los hechos que qu e hayamos descubierto. Supongo qu e también habría que argumentar qué queremos decir cuando decimos que las historias y los hechos deben ser congruentes. Thomas Kuhn nos enseñó que nuestras observaciones no son “puras”, que son nuestros conceptos los que les dan da n forma: sólo sólo vemos aquello acerca de lo cual tenem os ideas y no popo demos ver aquello para lo cual no tenemos ideas ni palabras. Entonces, en un importante sentido, no existen “hechos” independientes de las ideas que empleamos para describirlos. Es cierto, aunque irrelevante pa p a ra n u e s tro tr o p rop ro p ó sito si to.. A u n rec re c o n o c ien ie n d o la co c o n fig fi g u raci ra ción ón c o n c eptu ep tuaa l de nuestras n uestras percepciones, sigue sigue siendo siendo cierto que n o todo lo que nuestros conceptos, en principio, nos permiten ver aparece en aquello que observamos. observamos. De mod o q ue sólo sólo podem pod em os “ver” “ver” hom bres y m ujeres en el censo p orq ue incluir pu ra y exclusivamente exclusivamente esas esas dos categorí categorías as de género ne ro nos im pide ver la la variedad de tipos tipos genéricos genéricos que una co nceptua lización diferente nos mostraría. El censo no reconoce categorías com plic pl icad adas as c o m o “tra “tr a n s g é n e r o ”. Per P eroo si dijé d ijéra ram m o s q u e la p o b laci la cióó n d e los Estados Unidos, contada como la cuenta el censo, consiste en el cincuenta por ciento de hombres y el cincuenta por ciento de mujeres, el
38
T R U C O S D E L O F IC I C IO IO
informe del censo nos diría con toda seguridad que esa historia es errada. No aceptamos las historias que no están respaldadas por los hechos que tenemos a nuestro alcance. “No aceptar una historia” significa creer que el imaginario de la historia acerca del funcionam funcio nam iento de las cosa cosass está está equivocado en algún sentido tido importante: impo rtante: no n o podem os enten derla o sabemos que n o es cierta porque algunos hechos rehúsan, inoportunamente, ser coherentes con ella. Cua ndo eso eso ocu rre y no pod em os elud irlo ni volv volver erlo lo sutil sutil,, tratamos tratamos de cambiar la historia. Hay cierta tensión entre cambiar las historias para mejorar la lógica y cambiar cam biar la las histori historias as para dar d ar m ejor cuenta de los los hechos. ¿Qué deb eríamos hacer, entonces? ¿Cuál de las dos cosas haremos? Esta es, por su pue p uest sto, o, u n a p r e g u n ta enga en gaño ñosa sa:: d eber eb ería íam m o s hace ha cer, r, y har h arem emos os,, las dos d os coco sas. Más razonable sería preguntamos cuándo deberíamos hacer, o haremos, u na o la otra. Avece Avecess queremos querem os pro ducir du cir una un a historia historia muy comcom pli p lica cadd a sin p re o c u p a r n o s p o r los cabo ca boss suel su elto toss ni tam ta m p o c o inte in tere resa sarn rnoo s demasiado por la coherencia. En esas instancias nos sumergimos en los hechos leemos mucho sobre neurofisiología o entrevistamos a mucha gente d e teatro u observamos observamos a un grupo g rupo de obreros o breros metalúrgicos metalúrgicos húngaros p ara llegar a conoce r una im portante cantidad de hechos difer diferentes entes acerca del tem a que qu e nos ocupa. Eso signif signific icaa que podem pod emos os encontrar, en contrar, si si nos tomamos la molestia de observar con detenimiento y profundidad, algo algo inconv enien te para la imagen que ya nos hem os formado formad o acerca de lo que es la neurofisiología o el trabajo metalúrgico o lo que sea. Cuando hacemos hacem os eso, eso, nos no s obligamos a am pliar nuesU nuesU'a 'ass ideas e imágenes pa ra que qu e se adapten más al “mundo real”, como acostumbramos llamarlo. A veces veces,, sin em bargo ba rgo,, buscamos b uscamos la clase clase de d e historia h istoria bella y clara que nos gusta pen sar —cu ando an do estamos estamos en vena c ientífica que podríam os con tar acerca del m undo un do.. Trat T ratamos amos de identificar algunas de las las cos cosas as que hem os descu bierto com o cosa cosass que quienes trabajan en nuestra ciencia ciencia ya han descubierto y nombrado, y acerca de cuyas interconexiones nuestra clase de científicos ya ha creado una historia. En ese caso, lo único que necesitamos necesitamos dem ostrar es es que tenemos o tro caso caso de un a de esas esas historias ya conoc idas y tod o el m u nd o se sentirá sen tirá feliz feliz y aliviado, aliviado, eses pe p e c ialm ia lm e n te n o s o tro tr o s. Si tra t rabb a jam ja m o s así, nos no s o blig bl igam am o s a agu ag u z ar el ing in g enio y co nec tar las las cos cosas as de las las que hablamos de m aneras ingeniosas ingeniosas que eliminen las anom alías y nos p ermitan erm itan c onstruir ons truir un a imagen bási básica ca simsim ple, pl e, lim li m p ia, ia , in tuit tu itiv ivaa m e n te a p r e h e n s ib le, le , “obv “ob v ia”. ia ”. Si co c o n tam ta m o s esa clase cla se
IMAGINARIO
39
de historia, historia, sólo sólo necesitamos c itar algunos hech os y todo el m un do la creerá; nosotros mismos mismos la creerem os y nos sentiremos alivi aliviado adoss por p or ha be b e r e n c o n tra tr a d o , d e spu sp u é s d e tod to d o , c iert ie rtoo o rd e n en el m u n d o . T enem en em o s un a h istoria istoria o un a imagen im agen clara y definida. definida. L am entableme entab leme nte, es fác fáciil de socavar con hechos inconvenientes. Dentro de los límites creados por nuestras soluciones a estos problemas, contamos con una amplia gama de clases de imaginarios. En líneas generales, el imagin ario profesionalizado tiene que qu e ver con el tipo tipo de causalidad que, a nuestro entender, podría estar operando. ¿Pensamos que el fenómeno que estamos estudiando está totalmente gobernad o p or la casual casualida idad, d, de m odo que resultarí resultaríaa adecuado e m plear un modelo de actividad azarosa? ¿Pensamos que es en parte azaroso y en pa p a r t e d e term te rm inis in ista ta?? ¿ P ensa en sam m os q u e la m e jor jo r m a n e r a d e d e scri sc ribb irlo ir lo es narránd na rránd olo, olo , co ntándo ntán dolo lo com o si fuese fuese una histor historia ia?? En otras palabras palabras,, cuando cuan do pensamos sobre el fenóm eno, incluimos incluimos en el cuadro qu e construimos truimo s algunas no ciones cione s acerca de la clas clasee de conclusión conc lusión que qu e vamos a ex traer trae r de él, la la cla clase se de p ensam ens am iento paradigm ático a la la cual lo asimi asimi-lamos. Estos paradigmas son producto de nuestra participación en un mundo de científicos sociales profesionales. (Mi deuda con Kuhn [1970] [1970] es obvia en este aspecto.) aspec to.) Ese mundo ocupacional especializado nos proporciona numerosas imágenes de la forma en que funciona, en líneas generales, el mundo social. La idea de Blumer de la sociedad como trama de seres interac tuantes es una de ell ellas as.. O tras podrían ser: er: el m undo un do gob ernado ernad o p or la la actividad actividad azarosa azarosa,, el m un do socia sociall como coinc idencia, el m u nd o social social como maquinaria, el mundo social como organismo, el mundo social como com o relato. relato. Cada un a de esta estass imágenes nos ayuda ayuda a ob tener ten er algunas cosas cosas y nos im pide alcanzar alca nzar otras. otras. Me ocupa ré de d e ellas ellas p or tu rno, rno , detade talladamente, con ejemplos y mencionando sus rasgos característicos, y describiré las clases de trucos analíticos que posibilitan.
EL TRUCO DE LA HIPÓTESIS NULA
Nu N u e stro st ro im a g ina in a rio ri o n o tie ti e n e p o r q u é ser se r sie si e m p re a c e rta rt a d o . B lum lu m e r se equivocaba en eso. Las imágenes desacertadas de las cosas, siempre y cuando sean en algún momento confrontadas con la realidad, pueden ser muy útiles y mostrarnos cómo serían las cosas si fueran del modo que, nosotros lo sabemos muy bien, no son.
40
T R U C O S D E L O F IC IC I O
Asignaciones Asignacio nes aleatoiias
La versión clásica de este truco es la hipótesis nula, que afirma una hi pó p ó tesi te siss q u e el inv in v e stig st igaa d o r n o c o n s ide id e ra válida vá lida.. D e m o s tra tr a r q u e la h ipó ip ó tesis nula es errada equivale a demostrar que otra cosa debe ser correcta, rrec ta, p ero sin sin d ecir ec ir cuál es esa otra cosa cosa.. La form a más simple, muy muy conocida por los estudiosos de la estadística y los experimentalistas, afirma que las dos variables sólo se relacionan por azar. La imagen es la de varias bolillas numeradas dentro de una urna, que serán extraídas por una persona que tiene los ojos vendados: cada bolilla tiene idénticas posibilidades de ser extraída. O la de vari varias as partículas que circulan y se chocan en un espacio cerrado: cada una tiene las mismas posibilidades sibilidades de to parse con cua lquier lquie r otra. otra. N ada op era para “desviar “desviar”” el resultado. resultado. N ingu na influencia influencia hace qu e u n resultado resultado sea sea más más probable que otro. Los científicos que hacen experimentos no anuncian la hipótesis nula nu la los resultados distint distintos os que provienen de tratar el mismo mismo mater m aterial ial de dos maneras diferentes son aleatorios, el “tratamiento variable” que introdujeron en su situación experimental no tiene efecto porque pie p ienn s e n q u e es v e rda rd a d e ra. ra . P o r el c o n tra tr a r io , e s p e r a n y co c o n fía fí a n e n e sta st a r equivocados equivocados y que su hipótesis hipótesis nula sea sea refutada. refutada. C uand o en cue ntran alguna clase de relación (y por lo tanto pueden rechazar la hipótesis nula de no relación en un nivel de significación dado), ella se transform a en evidencia evidencia presuntiva presuntiva de la la teoría que qu e están prop on iend o. Eso Eso les da una u na base b ase para decir dec ir que qu e habr h abría ía muy pocas posibilidades posibilidades de que se hubieran producido esos resultados si su teoría no fuera verdadera. Nu N u n c a cre c reyy e ron ro n q u e n o h u b ie r a n in g u n a rela re laci cióó n , s im p lem le m e n te lo dije di je-ron para focalizar la investigación y aportar una manera de establecer un resultado. La hipótesis de que el mundo funciona según números aleatorios les sirve analíticamente para mostrar cómo sería el mundo si así lo hiciera. hiciera. El expe ex perim rim ento en to adq a dquiere uiere valor y co ntu nd en cia al mostrar, mostrar, pre p recc isa is a m e n te, te , q u e el m u n d o n o es así. (Esto (Esto conlleva un problem pro blem a, que q ue Amató Amatóle le Beck me m ostró hace hac e ya ya vavarios años. Este artilugio afirma la posibilidad de obtener un resultado part pa rtic icul ular ar,, d a d o q u e n u e s tra tr a teo te o ría rí a es v e rda rd a d e ra. ra . P e ro n o es eso es o lo q u e querem que rem os saber. Ya sabemos sabemo s que qu e hemos obtenido esos resultados, y hablar de la posibilidad de volver a obtenerlos parece un poco tonto. Lo que queremos conocer es la probabilidad de que nuestra teoría sea válida, dado dad o que q ue h em os ob ten ido esos esos resultados. resultados. Y, según Beck, Beck, no existe existe una un a
IMAGINARIO 41
m an era m atemática de conv ertir el resultado resultado que podem podemos os obten er en el resultado que querríamos obtener.) Mi truco de la hipótesis nula es una versión teórica o cualitativa del artilugio estadístico. Comenzamos por observar que todo acontecimiento social consiste en la actividad conjunta de cierta cantidad de gente. Típicamente queremos entender las actividades de la gente que ha sido elegida, elegida, o se se ha ofrecido como voluntaria, voluntaria, o de algún m odo ha sido sido induc in duc ida a participar en este acontecimiento, y que proviene de un conjun to m ucho más más num eroso de personas personas que en cierto cierto sentido sentido eran “elegibles” o “estaban disponibles” para participar o eran “candidatos pr p r o b a b le s ” a h ace ac e rlo rl o . Es d e c ir q u e , d e u n g ran ra n c o n ju n to d e p e rso rs o n a s que p odrían odr ían haber hab er decidido participar o haber ha ber sido sido elegi elegidas das para hacerlo, hacerlo, sólo sólo qu edaro ed aro n algun algunas as.. El truco de la hipótesis nula consiste en postular que la selección de los participantes fu f u e aleatoria, que todos los integrantes del conjunto mayor de participantes potenciales tuvieron las mismas probabilidades de ser elegidos elegidos,, que nad ie ni nad a n i siquiera el funcio nam iento de la estru ctura ctur a social so cial hizo hizo u na “selección”. selección”. Los Los participantes fue ron elegielegidos po r un a suerte suerte de m aniobra análoga análoga a asi asigna gnarr un núm ero a todos y cada u no y luego em plear u na tabla de núm eros aleatori aleatorios os pa ra reunir el conjunto requerido. Los mil niños de un barrio con elevada tasa de d elincuenc elincu enciajuve iajuvenil nil tenían, todos, todos, las las mismas mismas probabilidades de volvolverse delincuentes. Los números de algunos salieron sorteados, los de otros no. Eso es todo. Por supuesto que en la realidad social no todos son “elegibles” ni tampo co “igualmen te elegibles” elegibles” para p articipar de un acontecimiento específico. El funcionamiento de la vida social casi siempre asegura que sólo sólo un conjunto muy peq ueñ o y altam altam ente selecci seleccionado onado de personas será elegido o será elegible para ser elegido. Esa es la clave del truco. Al igual que en la versión estadística, suponemos que hubo una selección selección aleatoria para ver cóm o la población población elegida para participar participa r vavaría con respecto a la la población qu e habría ha bría pro ducido duc ido la selecci selección ón aleatoria. Suponemos que variará y necesitamos necesitamos saber sabe r cómo para ver qué prácticas o estructuras sociales produjeron esa desviación de la asignación aleatoria. Consideremos el siguiente ejemplo. Lori Morris, Michal McCall y yo queríamos saber, entre otras cosas, cómo la organización social de una com unidad un idad teatral teatral condu ce a las las producciones produ cciones a la las que eventualm ente
42
T R U C O S D E L O F I C IO IO
asiste el público de teatro (Morris, 1989, Becker, McCall y Morris, 1989, y Becker y McCall, 1990). Un aspecto de este proceso es la atribución de personajes a los actores de las obras. Utilizando el truco de la hipótesi esis nula, podríam os su poner po ner (¡por el el bien de la argum entación, no lo olviden!) que los directores arman los repartos de los espectáculos eligiendo de una lista lista de actores disponibles disponibles med iante n úm eros escogid escogidos os al azar. En esta selección “a ciegas”, el encargado de elegir no se preocuparía por la edad, el género, la raza, la fisonomía ni ninguna otra cosa cosa.. Un a m ujer neg ra de 70 años po dría repre sentar a Romeo. Bajo Bajo reglas ligeramente menos estrictas, el director podría tomar en cuenta esas variables, pero nada más. Esas “reglas ligeramente menos estrictas” que acabo de invocar tan alegremente son, en realidad, el comienzo del análisis. El hecho de que sean pocas las obras cuyos directores elijan a los actores sin tomar en cu enta en ta estas estas variabl variables es sociales sociales básica básicass mues m ues tra que qu e esa selección está limitada por su aceptación, más o menos inconsciente (¡y estoy diciendo más o menos \), de las reglas que determinan que cierta clase de pe p e r s o n a s o c ialm ia lm e n te d e f i n id a p u e d a r e p r e s e n t a r c ie r ta clase cla se d e p e r sona dram áticam ente definida. definida. De mo do que no asignarán asignarán un varón varón a un papel femenino a menos que deseen específicamente, por algún pr p r o p ó s ito it o e s p e cia ci a l, el e fec fe c to q u e eso es o p r o d u c irí ir í a (es lo q u e h izo iz o Caryl Ca ryl Churchill en Cloud 9). O, para volver un poco más realista el análisis, escogen a una persona “inadecuada” porque no tienen otra opción, po p o r q u e n o hay ha y n a d i e d isp is p o n ib le cuyo cu yo tip ti p o físico fís ico sea se a el “co r r e c t o ”. La razón de que tantos teatros teatros pequ eños p resenten Lears Lears obviamente demasiado jóve nes pa ra el pape l es que hay m uchos más actores jóven es que viejos, sobre todo en los teatros que pagan poco o directamente no pagan. Muy Muy a m enu do , sobre tod o tratán dose de problemas “bien “bien definidos” com o el que acabo d e plantear, ignoramo s esta esta suerte suerte de selecci selección ón pre via por considerarla obvia, y no la tomamos en cuenta hasta que la gente del mundo que estamos estudiando la convierte en una cuestión a tener ten er en cuenta cue nta (cuando la selecc selección ión del reparto socialmente socialmente estereotiestereoti pa p a d a se tra tr a n s fo rm ó e n u n tem te m a d e lic li c a d o , en p a rtic rt icuu lar la r a u n q u e n o exex clusivamente, con respecto a la raza, bajo el encabezamiento de “re pa p a r t o n o t r a d i c io n a l ”). Lo q u e e q u iva iv a le a d e c ir q u e u n “pro “pr o b le m a bie b ienn d e f i n i d o ” es a q u e l e n el q u e n o tom to m a m o s en c o n s ide id e rac ra c ión ió n c iert ie rtaa cantidad de procesos potencialmente muy interesantes.
IMAGINARIO 43
De modo que nuestro “problema bien definido” acerca del reparto teatral nos llevó a focalizarnos (hasta que el trabajo de campo de Lori Morris [1989 [1989]] nos hizo ver algunas algunas otras consideracione consid eraciones) s) en los proce pro ce-sos más naturalmente surgidos de la organización comunitaria y de la m ane ra en que esa organización interfería en la selección selección aleatoria. aleatoria. En un a com unidad un idad teatral o rganizada, la interacción interacción sele select ctiv ivaa vincul vinculaa a las las pe p e rso rs o n a s e n t r e sí de d e m a n e r a tal q u e q uie ui e n d e c ide id e el rep re p a rto rt o “c o n o c e ” lo suficiente a los actores como para saber qué son capaces de hacer y cómo cóm o trabajar con ellos ellos.. Esto ocurre, sobre todo, cua ndo nd o los los directores ya han trabajado con los actores en espectáculos anteriores. De modo que los procesos de selección del elenco o bien impiden que los directores aprendan mucho acerca de mucha gente (como sería el caso en un m undo un do teatral teatral rígidam ente organizado organizado en el que unas pocas pocas persopersonas, siempre las mismas, trabajaran siempre para el mismo director, y éste, por su parte, nunca trabajara con actores externos al grupo) o bie b ienn les p e r m i t e n a p r e n d e r m u c h o a c e rca rc a d e m u c h a g e n te (com (c om o serí se ríaa el caso si el elenco de cada espectáculo fuera seleccionado estrictam ente a trav través és de audicione s bien previ previst stas as)) o bien, natu ralm ente, todo lo que queda en medio de ambos extremos. En sum a, Morri Morriss observaba quiénes e ran los los seleccionados seleccionados y pre gu ntaba (sabiendo d e ante a nte m ano an o q ue la respuesta sería “N “N o”) o”) si si los habían elegido mediante alguna versión de números aleatorios. En efecto, la respuesta era “No”, y eso la impulsó a averiguar en qué se diferenciaba la selección del método azaroso y cómo se arribaba a ese resultado. Y así llegó llegó a los procesos de la organización organización profesional co m unitaria que estábamos buscando. ¿En verdad verd ad éramos éram os tan torpes? ¿Aca ¿Acaso so no sabíamos, sin sin necesidad necesida d de realizar ese ejercicio tan ingenuo, que la selección no era aleatoria? Sí, po p o r s u p u e s to q u e lo sab sa b íam ía m o s, y en e n r igo ig o r d e v e rda rd a d , lo q u e a c a b o d e contarles es una suerte de cuento de hadas acerca de nuestra manera de hacer las cosas en realidad. En la vida real utilizamos trucos como éste en cualquier etapa del trabajo, incluso teniendo cierta idea de lo que ocurre. No lo hacemos porque produzcan resultados que de otro modo no podríamos haber imaginado, sino para ayudarnos a formalizar nue stro pensam pen sam iento y, y, quizá, quizá, ver algu algunas nas conexiones que podríam p odríamos os no haber advertido o tomado en serio. Hasta el m om ento he hablado de cómo se seleccio seleccionan nan las las personas que habrán de participar en acontecimientos sociales, es decir, en cualquier
44
T R U C O S D E L O F I CI CI O
clase clase de acción a cción colecdva. colecdva. Pero no hay motivo motivo algun o para p ara limitar el uso de este este truco tru co a la la selección selección de person as. La gente, in dividualm dividu almente ente y en conjunto, con junto, elig eligee qué hacer hace r y lo que ha ce en cada situaci situación ón particular entre un mayor núm ero de cos cosas as que pod p od ría hab h aber er elegido elegido hacer. hacer. Alguna Algunass de estas otras opciones corresponderán a cosas que las personas reconocen como posibilidades y han decidido no elegir por razones de las que son muy conscientes y que, si así lo desearan, podrían describir a cualquier sociólogo interesado. Algunas de las posibilidades pueden ocurrírseles y ser rechazadas tan rápido que ni siquiera habrán de recordarlas como opciones potenciales. potenciales. Y otras sencillamen te no les les parecerán posib po sibles les n i p o r u n inst in stan ante te.. Sea cual fuere la combinación de estas tres variables, siempre podremos usar el mismo truco. Podemos comenzar con la hipótesis nula de que la decisión sobre qué hacer fue tomada usando números aleatorios pa p a r a e leg le g ir u n a e n t r e u n a list li staa c o m p leta le ta d e a c cio ci o n es p osib os ible les. s. U n a vez más, sabemos que no es el caso, pero estamos convencidos de que ap ren de rem os algo si si hacemos esa esa suposición suposición descabellada. descabellada. Y sí, algo aprend apre nd erem os. Lo Lo que qu e ap rende ren de rem os, en el prim er caso caso,, son las restricciones que llevan a las personas a decidir que, después de todo, determinada opción es la mejor o quizá la única (practicable). Las restricciones son una de las cuestiones más importantes que estudian las ciencias ciencias soci social ales es.. Jo seph se ph Lo hm an solía solía dec ir qu e la sociología sociología estudiaba lo que la gente tenía que qu e hacer, h acer, las las cosa cosass que las las personas persona s haha cían tanto tan to si les gustaba com o si si no. (Esto (Esto no es del tod o cierto, porq po rque ue las personas a menudo hacen lo que hay que hacer porque han aprendido que debe deb e gustarles gustarles hacerlo, pe ro eso es es harina d e otro costal costal.) .) En cualq cu alquier uier caso, este este truco nos m uestra ues tra al resaltar las las desviac desviaciones iones del azar qué restricciones operan y, por ende, cuál es la naturaleza de la organización organ ización social social que estamos estudian do. Esto significa que un adecuado análisis científico de la situación permitirá apreciar la escala completa de las restricciones operantes. Para obtener esa escala completa necesitamos conocer, lo mejor que podamos, la escala completa de posibilidades entre las que han sido escogidas las opciones que observamos. Para conocerla tenemos que tomar conciencia de todas las las clas clasees de posibilidades posibilidades qu e existen en el m un do del que fueron seleccionadas las cosas que ocurrieron. Necesitamos hacer todo lo posible para obligarnos a pensar posibilidades improbables, y también d ebem os tom ar precau cione s contra la eventualidad eventualidad d e excluir
IMAGINARIO 45
ciertas ciertas posibili posibilidades dades de n uestro anál análisis isis sól sóloo porqu po rqu e nos parecen parece n improimp ro babl ba bles es o d e m a sia si a d o p rob ro b lem le m á tic ti c a s. Me o c u p a r é d e esta es ta c u e stió st iónn más má s adelante, ade lante, en la sección sección “Muestreo” “Mu estreo”..
¿ Qué hace hace una chica chica “buena ”com ”como tú en un u n lugar lug ar com como o ést éstee ?
Existen otras hipótesis nulas posibles y útiles hipóte hip ótesis sis que elegimos porpo rque qu e no nos parecen pare cen verdaderas ve rdaderas y pensamos pensam os que, si si buscamos aquello que las niegue, niegue, en contrarem con traremos os la verda ve rda d además del mo delo de asignaci asignación ón aleator aleatoria. ia. Por Po r ejemplo, ejemplo, m ucha gente suele explicar explicar una conduc co nducta ta que le desagrada o que no comprende diciendo que es una locura (o alguna otra palabra pa labra o frase frase del estilo estilo que q ue signifique lo mismo, com o “psicológipsicológicamente perturbada” o incluso “socialmente desorganizada”). El signo que indica que la condu cta es un a locura es es que no es útil útil a ningún pro pós p ósito ito q u e el anal an alist istaa p u e d a imag im agina inar. r. En el folc fo lclo lore re acer ac erca ca d e las pros pr ostititutas, los clientes siempre se preguntan por qué una mujer aparentem ente “bu ena” en a” como la que está está con ello elloss en ese m om ento está haciendo esa clase de trabajo. La clásica pregunta acerca de por qué una chica bu b u e n a c o m o tú está es tá h a c ien ie n d o esto es to refle re fleja ja u n a c o n tra tr a d icc ic c ión ió n cultu cu ltura ral:l: la mujer parece buena (es decir, ni rara ni extravagante, no forma parte de otra especie), pero las “chicas buenas” no venden su cooperación en un acto sexual. Los motivos que explican la conducta de las mujeres “normales” les” aparente apa rentem m ente no explican explican esta esta conducta, aunq a unq ue la m ujer tenga un aspecto no rmal rm al y actúe norm almente. alm ente. El analista analista soci sociológ ológic icoo que qu e busca motivos inusuales que difieran de aquellos que subyacen a la conducta norma nor mall muestra m uestra la misma misma ingenu ing enuidad idad que los los clientes clientes que p iden esa clas clasee de explicaciones. Tomemos otro ejemplo: ejemplo: fumar m arihuana no sir sirve a ningún prop ósito útil. Para entender por qué algunas personas, no obstante, lo hacen podemos utilizar la versión de la hipótesis nula que dice que una acción no tiene ningún sentido, de la que acciones como fumar marihua na son un muy buen ejemplo. ejemplo. Intentamos desm antelar esta esta hipótesis nula mostrando que las cosas que parecen locas o erráticas o caprichosas chosas podr po drían ían ten er sentido sen tido si supiéramos más acerca de ell ellas. En este caso buscamos descubrir las razones por las que fumar marihuana tiene perfecto sentido para q uien lo hace. hace. U na respuesta respuesta podría po dría ser que la marihuana da a quien la fuma un placer casi gratuito y no conlleva sanciones sociales significativas.
46
T R U C O S DE D E L O F IC IC IO IO
Fum ar marihu ana no es lo único que tendría sentido si si lo consideramos de este modo. Por lo general, una buena alternativa sociológica a la hipótesis nula de la locura es suponer que la acción a ser estudiada tiene perfecto sentido, sólo que nosotros lo desconocemos. Podríamos decir, decir, parafraseando un a ex presión muy extendida cu and o yo iba a la la escuela escuela secund aria, que se utilizaba utilizaba para explicar alguna algun a estupidez q ue un o había cometido: “En “En el el m om ento parecía una b uen a idea ”. Es pro bab b able le q u e el h e c h o d e q u e c iert ie rtoo s acto ac toss a p a r e n te m e n te inin in inte teliligg ible ib less le hayan parecido una excelente idea a la gente que los realizó en su mom ento sea una muy b uen a hipótesis acerca de ello ellos. s. A raíz raíz de esto, esto, la tatarea analítica será descubrir las circunstancias que llevaron al actor a pe p e n s a r q u e e r a u n a b u e n a idea id ea.. U na m an era obvia de c om enzar enz ar ese análi análisi siss es es ver ver que algunas cosas cosas a menudo parecen una buena idea porque, al realizar la acción, sus consecuen cons ecuencias cias no n o son vis visib ible les. s. Solam ente en retrospecti retrospectiva, va, cu ando an do el vavalor de la casa casa que nosotros y el resto resto del m undo un do creíamos c reíamos iba a au m en tar se fue a pique, com prendem os q ue com prarla prarla no fue tan tan bu en a idea después de todo. Vale la pena recordar que nadie puede predecir con pe p e rfe rf e c ta c e r te z a el r e s u lta lt a d o d e n in g u n a a cció cc iónn h u m a n a , y q u e , p o r consiguiente, consiguiente, hasta la la decisión decisión aparen tem ente más más segura pued e resulresultar mala. Las personas razonables y los expertos a menudo no con cuerdan acerca del probable resultado de una acción determinada, de modo que muchas cosas que parecían buenas ideas pueden resultar luego un fracaso. (Un a de las las razones razones de q ue la hipótesis hipótesis nula de locura sea tan tan in teretere sante es que otras discipli disciplinas nas sob re todo algunas versiones versiones de la psi psicocolog ía se se gan an la vida vida insisti insistiendo endo en que algunas acciones acciones realmente no n o tienen ningún sentido y son, de hecho, el resultado de alguna clase de desorde n mental. De m odo que n o sólo sólo esta estamos mos com batiendo un a hi po p o té tic ti c a h ipó ip ó tes te s is n u la, la , p o r a sí d e c irlo ir lo;; tam ta m b ién ié n e sta st a m o s c o m b a tie ti e n d o la hipótesis positiva positiva de o tra discipli d isciplina.) na.) A m enu do , tam bién, las las cosa cosass simplemen te nos parecen inco m pre nsibl sibles es porq ue estamos estamos dem asiado lejo lejoss de la la situac situación ión com o pa ra co nocer las contingencias reales en las que fue decidida. Consideremos el ejemplo u n tanto llama llamattivo, ivo, pero n o obstante interes an te de la las operaop eraciones de camb io de sexo sexo.. Podem Pod emos os form ular la la pre gu nta de d e la la siguiente manera: ¿Qué impulsaría a un hombre norteamericano aparentemente normal a hacerse amputar el pene y los testículos? Formulado en esos
IMAGINARIO 47
términos, términos , el acto resulta com pletame pleta mente nte ininteligibl ininteligible. e. “¡Eh, ¡Eh, usted usted!! ¿Quiere que qu e le am a m puten pu ten los los genitales?” “¡N “¡No, gracias!” gracias!” Pero, com o lo dem d em ostrara ostra ra la invest investigac igación ión de Jam es Drisco Driscoll ll (1971), (1971), realizada en los los albores de d e la historia de la cirugía de cambio camb io de sexo, las las cosa cosass no ocu o curren rren de ese modo. Los hom bres no d eciden ecide n someterse a esa esa cirugía de golpe y porrazo, porraz o, tengan o no moti m otivos vos o impulsos oculto ocultos. s. La decisión final es el resultado de una larga serie de decisiones previas, cada un a de las las cuales cuales y éste es el el punto pu nto clave no pareció p areció extravagante extravagante en sí en su mom mo m ento. A continuación continu ación m encionarem encion aremos os una un a trayectori trayectoriaa títí pica, pic a, a u n q u e n o n ece ec e sari sa riaa m e n te la únic ú nica. a. P rim ri m e ro, ro , quizá qu izáss un u n h o m b r e jo ven se sienta atraído hacia alguna forma de actividad homosexual. Su impulso imp ulso inicial quiz quizás ás (y cada cad a un o de estos estos “quizás” “quizás” repres rep resen enta ta un p un to de conting encia en el que un a parte del grupo que ha dado ese ese paso paso se se encam enc am ina hacia h acia otra d irección, irección, que q ue no vamos vamos a inves investi tigar gar porqu e sólo sólo nos interesan aquellos aquellos que se encamina n hacia la operación de cambio cambio de sexo) lo conduzc con duzcaa a un m undo un do soci social al do nd e la activi actividad dad homosexual no es vist vistaa con recelo ni tampoco tamp oco desacostum brada. El candidato potencial a la la cirugía cirugía se encu entra a ho ra entre personas que su gieren acciones, acciones, de las las que quizá quizáss antes antes no tenía con ocimiento, que po dría n resultarle interesantes o placenter placenteras. as. Estos Estos nuevos nuevos compañeros, an ticipan do los los miedos y las dudas que le im im pedirían ped irían aceptar a ceptar de inm ediato algunas de sus sus sugerenci sugerencias, as, puede n tene r prepa rado un arsenal de ideologías y razones qu e expliquen e xpliquen po r qué las las ideas ideas que lo hacen re nu en te son erradas. Él pod ría decidir prob ar algunas algunas de las las posiposi bil b ilid idaa d e s r e c o m e n d a d a s y tal vez de d e s cub cu b ra q u e le g usta us ta h a c e r esas cosas cosa s nuevas (o quizá no, por supuesto). Para entonces, ya habrá incorporado nuevos motivos. Tiene algunas cosas nuevas que le agrada hacer, y tiene nombres para esas cosas y maneras rutinarias de hacerlas, y com pa p a rte rt e c o n m u c h o s o tro tr o s esos eso s n o m b res re s y esas ruti ru tina nas. s. De m o d o q u e invoinv olucrarse lucrars e en e n estos actos es es relativam relativa m ente fácil, fácil, ya no es motivo de susto ni de extrañamiento. Si en este momento le preguntáramos al joven si le gustaría someterse terse a una o peración de cambio de sexo sexo,, probablem ente p ensaría que estamos más locos que una cabra. Si le preguntáramos si cree ser una mujer, mujer, prob able m ente pensaría pen saría lo lo mismo mismo.. Pero, como consecuencia de sus sus nuevas capacidad es y motivos, motivos, es es probable prob able que conozca gente ge nte nueva que le sugiera, sugiera, si si tanto le gusta lo lo que ha venido venido haciend h aciendo, o, em pezar a considerar que en cierto modo es en realidad una mujer, y que podría
48
T R U C O S D E L O F I CI CI O
resultarl resultarlee increíblemen te interesan te d esem peñ ar ese papel, papel, e inclu incluso so quizás (otro “quizás”) quizás”) vesti vestirse rse de mujer. m ujer. El joven jov en tal tal vez vez no hu bie ra p enen sado en hacerlo (aun siendo consciente de que muchos otros lo hacen), pero ahora lo piensa y se arma de un nuevo arsenal de capacidades y motivos. Por ejemplo, aprende a comprar ropa de mujer de tamaños lo suficientemente grandes como para que se adapten a un hombre. Puede aprender a maquillarse y también a arreglarse el cabello de una manera que es mucho más común entre las mujeres. Puede empezar a observar, y tratar de imitar, los gestos físicos que considera pr p r o to típ tí p ica ic a m e n te fem fe m e n ino in o s. De este modo podría convertirse en lo que llamamos un travestí. (Cabe señalar señ alar que no todos los los travest travestís ís son homosexuales, homo sexuales, ni todos los homosexuales varones son travestís. Sin embargo, éste fue el patrón en la investigación investigación d e D riscoll. riscoll.)) Pero Pe ro tal vez vez el rol le resu lte lo suficientem ente in trigante como para pre guntarse gu ntarse cómo sería sería vivir siendo m ujer todo el tiempo. Y quizá lo haga y se encuentre en la misma situación que Agnes, el transexual que Harold Garfinkel hiciera sociológicamente famoso (1967: 116185), y tenga que reconfigurar no sólo su com portam por tam iento físi físico co,, sino sino tam bién todo su pasado. pasado. En cada u no de esto estoss puntos, nue stro mítico mítico joven se encu en tra haciendo algunas cosas de las que antes ni siquiera había escuchado ha bla b larr y q u e , h a b ien ie n d o e s c u c h a d o h a b la r d e ellas, ella s, jam ja m á s im agin ag inóó q u e p o dría dr ía llegar a hacer. hacer. Los pasos qu e d a nu nc a son tan radicales. radicales. Cada paso no es sino sino un peque pe que ño paso más más en u n camino del que p odría od ría desv desvia iars rsee en cua lquier m om ento hacia cualquiera de los otros caminos posi posibl bles. es. Las Las personas que no se pare cen en nad a a est estee joven c om pren derá n sólo cuando cuand o las circuns circuns cada peq ueñ o paso paso intelectual intelectual y em ocionalm ente sólo tancias les resulten inteligibles. Si continuáramos, cosa que no haremos, eventualm ente vería veríamos mos que, cu and o llegar llegaraa el el m om ento de la opera ción de cam bio de sexo, sexo, el el joven jov en sólo estaría estaría da nd o otro paso relati relativavam ente pe que ño y no muy diferen te de todos los otros otros pequeñ os pasos pasos que ha da do a lo lo largo del camino. En suma, no decidió some terse a esa cirugía cirugía de u n d ía para otro, casi sin ninguna razón y a causa de una urgencia interna. De haber ocurrido así, sería difícil de entender. Pero no fue así. Antes dio muchos pas p asos os rela re latitivv a m e n te p e q u e ñ o s , lo su f icie ic ienn tem te m e n te p e q u e ñ o s c o m o p a ra no req ue rir ningu na forma d e explicaci explicación ón inusual inusual o demasiado demasiado elaboelaborada. Si investigáramos investigáramos tod as las circunstancias y procesos veríamos, de
IMAGINARIO 49
un modo que nos resultaría inteligible, que cada uno de estos pasos parecía recía una buena idea idea en su momento. Analíticamente esto significa que, cuando algo nos parece tan extraño e ininteligi ininteligible ble que nuestra nues tra única explicación explicación es alguna forma de “Deben estar locos”, tendríamos que suponer que no sabemos lo suficiente acerca de la conducta estudiada. Es mejor suponer que tiene alguna clase de sentido y buscarlo.
COINCIDENCIA
Otra clase de imaginario útil, quizá realista en una forma en la que las hipótesis nulas rar am ente en te lo son, es es la noción noc ión de “coinciden coin ciden cia”. cia”. Es decir, que las cosas no son exactamente aleatorias, pero tampoco están com pletamente determinadas. determinadas. Presentan lo que podríamos deno m inar una cualidad cualidad co incidente. Aunque ningu na d e las las acciones acciones puntuales involucr involucradas adas en el acontecimiento particular que pretend em os explicar sea aleatoria, aleatoria, aun qu e podam pod amos os definirlas, definirlas, a todas y cada una u na de d e ellas ellas,, de m anera ane ra sociológica sociológica sensata, sensata, lo que no es tan fáci fácill de explicar es es su intersección. Puede ser explicable que yo haya decidido ir a trabajar a mi empleo em pleo gu bernam ber nam ental enta l ese día; día; después de todo, es mi trabaj trabajoo y de no ir recibiría sanciones negativas negativas,, como decimos decim os los los sociól sociólogos, ogos, de m odo que voy a trabajar todos los días. Por buenas razones sociológicas, entonces, ese día también fui a trabajar. Y puede ser explicable que otras dos personas, a travé travéss de un a secuencia de conversión p arecida arecid a a la la que describí para el candidato a la cirugía de cambio de sexo, hayan decidido que el gobierno de los Estado Estadoss Unidos es es un enem igo que m erece que bombardeen algunos edificios gubernamentales. Y una combinación de cercanía socialm socialm ente determ inad a y conocim iento local local especializado puede llevarlos a elegir como blanco el edificio donde yo tra bajo ba jo.. P e r o lo q u e n o p a r e c e e x p lica li cabb le c o m o res re s u lta lt a d o d e u n p roc ro c e s o social causal es cómo su elección del edificio a bombardear coincidió con el hecho de que yo trabajara en él. ¿Cómo se explica que yo, a diferencia de miles o millones de personas, me haya convertido en una de sus víctimas? “Coincidencia” Co incidencia” parece parec e una bue na palabra para esto. esto. A decir verdad, verdad, me interesé por este problema de una manera que expresa el proceso. Esto fue lo que sucedió: en abril de 1990 viajé a Río dejaneiro como académico Fullbright para dar clases en el Programa de Posgrado en
50
T R U C O S D EL E L O F IC IC IO IO
Antropología Social en el Museo Nacional. Era mi tercera visita a Río, y mi segun da experien cia d ocen te en ese ese program a. La prim era vez vez fui fui po p o r u n a r a ra c o n ju n c ió n d e circ ci rcuu n stan st anci cias as.. U n amig am igo, o, al q u e h a b ía coco nocido a travé travéss de nu estra m utua conexión con la Haight HaightAshbury Ashbury Free Medical Clinic Clinic de San Francisco Francisco (toda u na historia h istoria en sí mism a), estaba a cargo del área brasileña de altos altos estudios estudios de la Fundación Fun dación Ford. H abía conoc ido a G ilberto ilberto Velho, Velho, quien daba clas clases es en este prog ram a de posgrado gra do y cuya cuya especialidad era la la antropología antropolo gía urbana. urban a. Gilberto había ha bía leído mi libro Outsiders y muchos de sus alumnos estaban estudiando el fenóm eno en o de la desvi desviaci ación. ón. Richie Krasno Krasno me llamó y m e pro puso pu so que qu e viaja viajara ra a Río Río como p arte del program a financiado financiado po r la Ford en el Museu. Museu. Todo To do salió salió de la nada. Lo únic o que q ue yo yo cono cía de Brasi Brasill era la bossa bossa nova, nova, y eso eso p o r mi pasado musical musical.. Pero, po r algun a razón que jam ás comprendí ni intenté explicarme, decidí que debía hacerlo. Pasé un año estudiando portugués, leí (con enorme dificultad) los dos libros de Gilberto, que él me había enviado (Velho, 1973 y 1974), y viajé a Brasil Brasil en el otoñ o de 1976 1976.. La pasé maravillosam maravillosam ente bien y mantuve ma ntuve el vínculo leyendo los los trabajos trabajos que m e mand m andaba aba la gente q ue hab ía coconocido allí, enviándoles mis propios trabajos para que los leyeran, visitándonos de vez en cuando, recibiendo a los brasileños que venían a los los Estados Estados U nidos y traba jand o con varios varios estudiantes brasileños qu e venían a pe rfecc ionar ion ar sus sus estudios estudios o sól sóloo a pasar un año e studiand stud iand o en el extranjero. Volví a Río en 1990, un regreso que a mi entender me debía desde hacía ya mucho tiempo. Dicté un curso con Gilberto acerca de la Escuela de Sociología de Chicago, un tema que le interesaba mucho y que, po r estar de m oda en París París,, se había vuelto vuelto más más interesan te para otros en Río. Dado que usaba la oficina de Gilberto como sede, tuve m uch o tiempo para ex plorar los los rez rezag agos os de su escrit escritori orio: o: un a e norm e pil p ilaa d e revistas rev istas,, diar di ario ios, s, p erió er iódd ico ic o s, libro lib ross y p apel ap eles es.. V enía en ía ley le y e n d o m u cho en portu gués gu és d esde mi llegada y una de las cosa cosass que leí fue un artículo tículo que m e pasó Gilberto Gilberto de Antonio Candido, un autor d e quien ja más había oído hablar pero que, de hecho, era una de las figuras literarias más importantes de Brasil. La sofisticación y la gracia literaria del artículo artículo m e im presionaron e norm em ente y quise quise saber más acerc acercaa del autor. Resultó que Candido había estudiado sociología e incluso enseña do sociologí sociologíaa du ran te m uchos años antes antes de ejercer como como profesor
IMAGINARIO
51
de literatur litera turaa comparad comp arada; a; su su tes tesis is (Candido (Cand ido [1964 [1964]] 1987 1987)) era un estudio sobre el estilo de vida de los pobladores rurales en el estado de San Pa blo. bl o. Y, Y, en e n c o n s e c u enc en c ia, ia , M ariza ari za P e ira ir a n o , u n a a n tro tr o p ó lo g a in ter te r e sad sa d a e n el desarrollo de la antrop olog ía brasileña, brasileña, lo lo había h abía entrevistado para su pr p r o p ia tesis. P a ra a lim li m e n ta r m i c r e c ien ie n t e inte in terr é s e n C and an d ido id o , G ilb il b erto er to me dio un artículo que Peirano había escrito acerca de él y estaba basado en aquella entrevista (Peirano, 1991: 2549) y otro artículo donde analiza analizaba ba un interesante fenó m eno q ue había descubierto descubierto du rante su investigación (Peirano, 1995: 119133). Ese artículo me resultó intrigante desde el primer párrafo, que transcribo a continuación : O nce nc e años atrás, mientras realizaba realizaba una serie de entrevista entrevistass con científicos sociales, advertí un fenómeno curioso. Por entonces mi objetivo era esclarecer ciertas cuestiones que hasta el mom ento en to perma pe rmanecían necían confus confusas as para mí, inclu incluso so después de haber ha ber leído los trabajos y estudiado las carreras intelectuales de estos autores, autores, a quienes consideraba fundamentales p ara com pren der el desarrollo de las ciencias sociales en Brasil. La mayoría de ellos había nacido en la década de 1920 y debía andar, por lo tanto, por los cincuenta o los sesenta años. Entre ellos estaban Florestan Fernandes, Antonio Candido, Darcy Ribeiro y, un po p o c o m ás jo v e n q u e los otro ot ros, s, R o b e rto rt o C ardo ar doso so d e Ol Olive iveira ira.. En esta estass entr entrevi evist stas as,, que q ue d uraro ura ronn aproximad aprox imadamen amen te dos horas cada una, me sorprendió escuchar una y otra vez la expresión “Fue po p o r casu ca sual alid idad ad”” ( “f o i por p or acaso", acaso", en portugués) para explicar un cambio de curso en un momento específico de sus carreras. Todos emplearon la explicación de la “casualidad” o la “coincidencia” en nuestras conversaciones. (Peirano, 1995: 119120.) Peirano estaba estaba sorp rend ida, según dice, dice, porq ue el trabajo trabajo de todos esos esos autores estaba francamente comprometido con modelos sumamente deterministas de causalidad social. Sólo cuando analizaban sus propias vidas las teorías deterministas dejaban de ser explicaciones adecuadas; cuando hablaban de otra gente, el léxico convencional de las ciencias sociales funcionaba de perillas. Peirano Peir ano daba da ba varios varios ejemplos de la forma en que las las vida vidass de estos acaacadémicos reflejaban acontecimientos casuales. Uno era cómo Roberto
52
T R U C O S D E L O F I C IO IO
Cardoso de Oliveir Oliveira, a, líder del de sarrollo d e la antropología p rofesional en Brasil, se había vuelto antropólogo: Hacia fines de 1953, Darcy Ribeiro [pionero de la antropología bra br a sile si leña ña]] d io u n a c h a rla rl a e n la B iblio ib liote teca ca M unic un icip ipal al d e San PaPa blo. blo . Esta Es taba ba b u s c a n d o a s iste is tenn te p a r a u n curs cu rsoo q u e iba ib a a d icta ic tarr en el Museo del Indio y pensó que Roberto, que le había sido pr p r e s e n ta d o p o r u n c o n o c ido id o c o m ú n , e ra la p e rso rs o n a m ás capa ca pazz e inteligente inteligente pa ra el el trabajo trabajo.. R oberto se mostró ren ue nte d ado que lo que él había estud iado era filos filosofí ofíaa y sociol sociologí ogía, a, pe ro no pu p u d o c o n v e n c e r a Darcy, q u i e n a r g u m e n tó q u e si LéviStr Lév iStrauss auss había apre ndido nd ido etnología una un a vez vez concluida su su educación formal, mal, ¿por qué Roberto n o po dría hacer hac er lo mismo mismo?? Así Así,, debido a este comienzo “puramente accidental” un encuentro en la Biblioteca Municipal, Roberto Cardoso de Oliveira hizo la transición de la sociología a la antropología y aprendió de Darcy una lección de “indigenismo”, conservando al mismo tiempo, de su capacitación sociológica con Florestan [Fernan de s], la la ambición teórica. teórica. Así nació u na antropología antrop ología sociolósociológica en la que el concepto de “fricción interétnica” fue evidencia de que Roberto Cardoso había creado una “Eva” de una costilla tomada de la sociología específica que por entonces se enseñaba en la Universidad de San Pablo. (Peirano, 1995.) A raíz de un conjunto de circunstancias que me habían llevado recienteme nte a co ntraer m atrimonio, yo yo estaba estaba particularmen particularmen te abierto a reco noce no ce r aquello qu e cons c onside ideraba raba elem entos ento s “casuales” “casuales” en la vida soci social al.. Como tanta otra gente que reflexiona sobre cómo ha encontrado a su pa p a reja re ja,, yo e r a tre tr e m e n d a m e n t e c o n s c ien ie n te d e las n u m e r o s a s cosa co sass q u e , de haber ocurrido de otro modo, me habrían enviado a cualquier otro lugar que no fuera Columbia, Missouri, el día en que conocí a Dianne Hagaman. Podría dar una interminable conferencia sobre lo fácil que hub iera sido sido que jam ás nos conociéramos. De modo que leí el artícul artículoo de Peirano con sumo interés y atención. Un buen día me explayé con Gilberto acerca de cómo nos habíamos conocido Dianne y yo, y acabamos discutiendo el tema durante las restantes semanas de mi estadía en Río. En otras palabras, para poner fin a esta esta digresión digresión autoejemplificadora, fue por puro accidente como me
IMAGINARIO 53
interesé por la cuestión del rol de la casualidad y la coincidencia en la vida social. social. Yo pensab pen sabaa que el prob lem a principal era que, si si bien todo tod o el m un do recono reco noce ce q ue “así o curre cu rrenn las cosa cosass en re alidad alid ad””, no existe existe un lenguaje conceptual para discutir eso que todo el mundo sabe. Cuando hablamos como científicos sociales profesionales, hablamos de las “causas” de una manera que no reconocemos en la vida cotidiana. Esa disparidad no molesta a un m on tón de sociól sociólogo ogos, s, pero a mí sí me molesta molesta.. El análisis anterior seguramente conduce, en términos prácticos (y a pe p e sar sa r d e m i q u e ja p e r m a n e n te c o n tra tr a las id i d eas ea s farra fa rragg o sas sa s com co m o la q u e voy a formular a continuación), a la idea de que las cosas no ocurren simplem ente, sino sino qu e más bien o curren curre n e n un a serie serie de pasos pasos,, que los científi científicos cos social sociales es tend em os a llamar “proceso “proceso s”, s”, pero pe ro que q ue también tamb ién pop odrían dría n llamarse llamarse “historias” historias”.. U na historia historia bien con struida pu ede ed e satis satisfa fa-cernos como explicación de un acontecimiento. La historia cuenta cómo ocurrió algo: algo: cómo esto esto sucedió sucedió prim ero y condujo, de una manera ne ra razonab le, a qu e o curriera cu rriera aquello, y luego esa esas dos cosa cosass llevaro llevaronn a la siguiente..., siguien te..., y así hasta el final. final. Y también tam bién cu enta en ta cómo, si todo esto no hubiera ocurrido, el acontecimiento que nos interesa tampoco ha brí b ríaa suc su c e d ido id o . P o d ría rí a m o s d e scri sc ribb ir las co c o n d icio ic ionn e s nece ne cesa sari rias as p a ra q u e un aco ntecim iento (llamémoslo (llamémoslo X) X) ocurra oc urra en térm inos de la la historia historia de cóm o sucedió u na cosa después despu és de otra hasta que fue cas casi seguro que X ocurriría. Reunir todos los componentes necesarios para un concierto sinfónico no hará, por cierto, que el concierto ocurra y de ningún modo garantizará que ocurra; pero si reunimos a todos los músicos que ejecutarán el concierto sinfónico... y si el público asiste... y si no hay un incendio ni un tornado ni ningún otro impedimento natural inesperado... ento nces es dif difíc ícil il ver qué p odría imped im pedir ir que el concierto tuviera lugar. Sin Sin embargo , el el encu en tro de d e dos personas no es garantía de que ha br b r á n d e e n a m o r a rse rs e . La m ayor ay oría ía d e la g e n te n o se e n a m o r a d e p e rso rs o nas que co noce po r causali causalidad. dad. Los Los amigo amigoss siempre siempre están arm ando and o parejas posibles y haciendo tareas de Celestinos casi siempre desuñadas al fracaso fracaso estrepitoso. estrepitoso. Por lo tanto, q ue estén da das todas las las precond preco ndicioiciones no quiere decir que X ocurrirá. El antropólogo Lloyd Warner solía contar que había investigado la sociedad aborigen australiana, cuyos miembros según afirmaban los primeros trabajos antropológicos no comprendían la base fisiológica del embarazo. Cuando les preguntó de
5 4 TRUCOS DEL OFICI OFICIO O
dónde venían los bebés, le dijeron lo mismo que les habían dicho a los anteriores investigadores: que los bebés esperaban en el espíritu del clan hasta que una mujer tenía un sueño especial, y que sólo entonces el espíritu del bebé abandonaba la fuente de los espíritus y entraba en su vientre. W arne r insi insist stió ió:: “¿Y qué pasa cuan cu ando do los hom ho m bre s y las mujeres, ya saben, tienen relaciones sexuales? ¿Eso no tiene nada que ver con el embarazo?”. Los aborígenes lo miraron con lástima, como si fuera un niño tonto, y le dijero n q ue po r supuesto qu e sí, sí, que así se hacían los los bebés. Pero le rec ord aro n q ue los hom bres bre s y las las mujeres mu jeres hacían aquello todo el tiempo, y que las mujeres sólo quedaban embarazadas de vez en cuando: solamente, adujeron triunfales, cuando la madre soñ aba ab a con la fuente de los espír espírit itus. us. Aprendí, sobre todo por influencia de Everett C. Hughes, a considerar esas dependencias de un acontecimiento respecto de otro como “contingencias”. Cuando ocurre un acontecimiento A, las personas involucradas se encuentran en una situación en la que podría ocurrir cualquiera cu alquiera d e vari varias as cosa cosass inm edia tam ente después. Si Si me g radú o e n la escuela secu nda ria pu edo ir a la universi universidad, dad, al ejército, ejército, a la la escuela escuela de artes y oficios, a la cárcel... son algunos de los próximos pasos posibles. Hay una gran canúdad de próximos pasos posibles, pero no es infinita, y por lo general sólo una parte relativamente pequeña de esos pasos es más o menos probab le (aunq ue los los improbables improbables tamb tamb ién pu eden ocurrir). El camino a seguir en la dis disyunt yuntiv ivaa dep en de rá de m ucho s factofactores. res. Po dem os llam ar “co “conting nting encias en cias ” a aquellos aquellos factores de los que de pe p e n d e r á el p r ó x im o p aso as o y d e c ir q u e el a c o n t e c i m ie n to A se s e g u id o d e l B y n o del C o el D dep en de de u n factor X. Mi Mi ingreso ingreso a la universidad depende de que obtenga calificaciones lo suficientemente altas com o p ara qu e me acep ten en la cas casaa de alto altoss estudios estudios que prefiero, o de qu e yo tenga suficie suficiente nte dine ro, o de q ue mi inm enso deseo de ingresar me p erm ita supe rar todos los los inconv inconv enientes q ue eso conl conlle leva, va, y así sucesivamente. (El biólogo Stephen Jay Gould lo considera el carácter fundamental de la historia y de toda explicación histórica: La explicaci explicación ón histórica histórica n o se apoya en ded uccion es directas a pa p a r t ir d e las leyes leye s d e la n a tu r a lez le z a sin si n o e n u n a im p r e d e c ible ib le secuencia de estados anteriores, en la que cualquier cambio imp ortante en cualqu ier paso paso de la la secuencia secuencia hu biera podido
IMAGINARIO 55
altera r el resultado final final.. Por lo tanto, este este resultado re sultado final final de pe p e n d e d e to d o lo q u e o c u r r ió a n tes: te s: la firm fi rm a i m b o r r a b le y de term ina nte de la historia historia [1989 1989:: 283].) 283].) De modo que el sendero que conduce a un acontecimiento puede verse como una serie de acontecimientos que dependen unos de otros. otros. Podríamos imaginarlo como u n d iagram iagram a arbolado en el que, en vez de que la probabilidad de llegar a un extremo particular sea menor a medida que nos alejamos del punto de partida, la probabilidad de llegar al punto X aumente cuanto más nos vayamos acercando a él. (Von Wright, 1971 utiliza con eficacia estos diagramas en sus análisis.) La cad ena de acon tecimientos que cond uce al acontecimiento acon tecimiento que es im po rtante para mí, y para el que requiero una explica explicación ción detallada, detallada, involucra a muchas otras personas. De manera que la cadena de acontecimientos tecimientos que me co ndu jo a interesarme interesarme en este problem a involucr involucró, ó, entre muchas otras cosas (y no es un dato para nada menor mi primer viaj viajee a Brasil), aqu ella en trevista de Mariza Mariza Peiran o a vari varios os científicos científicos sociales sociales brasileños, brasileños, el que todos utilizaran esta form a de explicación, el que ella ella hub iera escrito escrito un artículo artículo al respecto, el el hech o de q ue ese artículo estuviera a la vista sobre el escritorio de Gilberto Velho (hecho que a su su vez vez requie req uiere re que q ue Velho conoc iera a Peirano, y que ella ella le hu bie b iera ra e n v iad ia d o su a r tíc tí c u lo in é d ito it o ), y así as í suce su cesi siva vam m ente en te.. Si cu c u a lqu lq u ier ie r a d e esta estass personas h ub iera h echo ech o algo diferente, diferente, mi interés quizá quizá no h abría despe rtado d e la misma misma manera. O no hab ría despertado en absolut absoluto. o. En su obra Biography: A Game (Biografía, u n ju ego) eg o),, el dramaturgo suizo Max Frisch encarna esta idea en una interesante situación dramática. Un buen día, un extraño misterioso (“El Archivista”) se le aparece al al personaje p rincipal, H annes Kürm ann, y le ofrece la la op ortu nidad de repasa r su su vid vida. a. A trav través és de u na terminal d e co m pu tado ra y un op erad or ubicados a la la derecha del escenari escenarioo d ura nte toda la la acción acción (en la puesta que vi en Mineápolis, aunque no en la obra publicada [Frisch, 1969]) podrá acceder a todos los detalles y modificar lo que le venga en gana. El El h éro e reviv revivee cierta cierta cantidad de m om entos cruciales de su vid vida. a. La obra co mienza cu and o in ten ta cam biar el el episodio de la fiesta donde conocerá a Antoinette Stein, con quien acto seguido se acostará y quien como bien sabe desposará y finalmente asesinará. Cuando el taxista que debía llevarla de regreso a su casa
56
T R U C O S D EL E L O F I C IO IO
desde la fies fiesta ta toca el timbre, amb os lo ignoran. Ahora, m iran do atrás, atrás, Hannes desea, en vez de involucrarse con ella, despedirla cortés mente, pero descubre que no puede cambiar sus acciones su personaje, según parece, no tiene voluntad de hacerlo—para modificar el resultado eventual. Por último, cuando el Archivista le pregunta si qu iere cam biar el el asesinat asesinato, o, m an tiene n el siguiente siguiente diálogo: diálogo: Sé cóm o ocurrió. ca sualidad? dad? : ¿Por casuali N o fue fu e inev in evita itabb le. le . : No
KÜRMANN:
a r c h iv i s t a k ü r m a n n
Lo cual cual expresa bellamen te mi prim era aserción aserción acerca de la naturaleza de esta clase de explicación, según la cual los acontecimientos no son aleatorios, pero tampoco se hallan determinados. Sin embargo, al decidir no cometer el asesinato, Kürmann se entera de que, en vez de pasar los los últimos últimos do ce año s en la cárcel, cárcel, aho ra tiene tiene cán cer y va camino a un a m uerte ue rte espantosa. espantosa. Y que su esposa, esposa, a quien pretendía dar u na nuev a vid vidaa con esta decisión, está co nd en ad a a visi visita tarl rloo religiosamente. Hasta el momento, pura contingencia. Pero el Archivista se dirige ah ora a la esposa esposa de Kürm ann, Antoinett Antoinette: e: Señora K ürmann. : ¿Sí? : ¿Se arrepiente de los siete años que pasó con él? [Antoinette [Anto inette m ira al Archivis Archivista. ta.]] Si le dijera dijera que qu e u sted tam bién pu p u e d e e leg le g ir, ir , q u e u s te d tam ta m b ién ié n p u e d e e m p e z a r d e n u e v o , ¿sabría qué cosas haría de otro modo en su vida? : Sí. : ¿Sí? : Sí. : Entonces, adelante... Usted también puede elegir todo de nuevo. a r c h iv i s t a
:
a n t o in e t t e
a r c h iv is t a
a n t o in e t t e a r c h iv i s t a
a n t o in e t t e a r c h iv i s t a
A continuación repiten la escena inicial, cuando Antoinette conoce a Kürmann. Pero esta vez, cuando llama el taxista, ella dice adiós y se m arch a p ara siemp re del de partam pa rtam en to —y de la vida— vida—de de K ürm ann.
IMAGINARIO
k ü r m a n n
57
¿Y e n t o n c e s ? : Entonces ella se ha marchado. : ¿Y e n t o n c e s ? : Y entonce ento ncess usted es libre. libre. : Libre... :
a r c h iv i s t a k ü r m a n n
a r c h iv i s t a k ü r m a n n
Y así se nos recue re cuerda rda que q ue todo lo que ocurrió oc urrió en la vida vida de Kürma Kü rmann nn no solamente dependió de sus acciones y decisiones, sino también de lo que hicieron hiciero n y decidieron todas las las otras personas con quienes estuvo estuvo relacionado. Si Antoine An toinette tte cambia camb ia su su propia pro pia vida, vida, la la vida de Kürm K ürmann ann tam bié b iénn cam ca m b iará ia rá.. N adie ad ie p u e d e d esp es p o sar sa r ni ases as esin inar ar a u n a m u jer je r q u e se va de su vida definitivamente. Podríamos denominar intercontingencia a la depe de pend nd encia en cia de las las acciones acciones de Kürman Kü rmannn respecto de las las de Antoinette. Peirano Pe irano cita a No rbert rb ert Elia Eliass acerca de d e algo algo muy simil similar ar:: En contraste [con el “determinismo”], cuando se hace hincapié en la indeterminación, en la “libertad” del individuo, por lo general nera l se olvid olvidaa que qu e sim ultáneam ultánea m ente existen existen mucho m uchoss indivi individuos duos mutuamente dependientes [...]. Si aspiramos a resolver estos pro p robb lem le m a s, n eces ec esititar arem em o s h e rra rr a m ien ie n tas ta s d e p e n s a m ien ie n to más sutiles que la habitual antítesis entre “determinismo” y “libertad”. (Elias, 1970: 167.) Los científicos sociales no tienen buenas herramientas conceptuales pa p a r a esta es ta s u e r te d e im agin ag inar ario io.. P ero er o sie si e m p re vale val e la p e n a c o n s ide id e rarl ra rloo un bue n candidato cand idato para la imag imag en explic explicat ativa iva adecuad a a un cas caso.
LA SOCIEDAD ENTENDIDA COMO MÁQUINA
Las formas básicas de pensamiento de las ciencias sociales no tienen, esencialmente, nada de malo. El único problema es que los científicos sociales no las utilizan cuando deben hacerlo. Se meten en los más terribles problemas y cometen los más graves errores cuando olvidan cómo se supone que deben hacer las cosas; y lo olvidan porque algún compromiso político o temperamental los lleva a considerar el pro ble b lem m a d e m a n e r a lim li m ita it a d a , ig n o r a n d o el a m p lio li o esp es p e c tro tr o d e fact fa ctoo res re s que las teorías básicas que han aprendido los impulsarían a implemen tar si si tan sólo presta ran la deb ida atención a tención.. El truco La Sociedad es es una
58
T R U C O S D E L O F I C IO IO
Gran Máquina fue diseñado pa ra ocuparse de esto. esto. Primero explicaré cuál es la dificultad que el truco debe superar. Sufrimos estos lapsus de memoria (no me excluyo de la acusación) especial especialmente mente cuando querem os cam biar el m und o y converti convertirl rloo en un lugar mejor para la democracia, o la clase media, o los ciudadanos honestos y respetuoso respe tuoso s de la ley ley, o los los enferm enfer m os m entales o... o... Es proba pro bable ble que, cada vez que queremos mejorar las cosas, todos olvidemos (por conveniencia, po dría decirse, salv salvoo que la inconveniencia resu ltante d e ello suele ser astronómica) a muchas de las personas, grupos o cosas que qu e co ntribuye n al resultado q ue deseamos modifica modificar. r. Si Si los los enfermos men tales son maltratados y el “tratam “tratam iento ” que reciben en los hospitales neuropsiquiátricos no los ayuda de ninguna manera, si vemos que los hospitales los privan de los derechos y dignidades más elementales, enton ces p arece obvio obvio lo lo q ue ha bría q ue hacer: sacar sacarlos los de allí. allí. Los Los imim pa p a c tan ta n tes te s anál an ális isis is d e la e n fe r m e d a d m e n tal ta l y la h osp os p ita it a liza li zacc ión ió n real re aliz izaados por Goffman (1961), Foucault (1965) y Szasz (1961) nos hicieron ver esta esta situación situación con extre m a claridad. claridad. Lo que esos esos anális análisis is no tuvieron en cuen cu enta ta fue: fue: ¿adon de h abrán ab rán de ir esos esos enferm os cua nd o salgan del hospital hospital?? Cuan C uando do ce rraro n el hospital estatal en Napa, ¿adonde fueron a parar todas las personas que habían sido injustam ente e ncerrada s? (Goffman, Fou cault y Szasz tuvieron razón en esto, creo yo.) La teoría de la “desinstitucionalización” decía que “la com un idad ” hab ría de absorberlos absorberlos y que ya no ten drían que estar sometidos a las las hum illaciones, illaciones, mayores y m enores, q ue acom aco m pañan paña n al rótulo de “enfermo mental”. Habiendo recuperado todos sus derechos como ciudadanos, podrían ocuparse de sus asuntos como cualquier hijo de vecino: conseguir trabajo, alquilar una vivienda, salir a comprar vituallas y prepararse la comida, casarse, tener hijos; en suma, volverse ciudadanos comunes, normales y productivos. Por supuesto qu e quizá quizáss estuvi estuvieran eran dem asiado locos locos para po der h acer alguna de totodas esas cosas, o demasiado inmersos en sus preocupaciones internas com o p ara calcu lar corre ctam en te los los posibl posibles es resultados de sus act actiivividades, o tal tal vez vez fueran fuera n incapaces incapac es de contro co ntro lar sus sus impulsos para realizar los ajus ajustes tes que les les perm itieran ad ecu ar lo lo que hacían a lo que otros esestaban haciendo y, de ese modo, formar parte del mundo social. Aun cuando cua ndo no tuvieran tuvieran que c om batir ning una un a de d e estas estas dif dificu icult ltades ades,, casi casi siemsiem pr p r e h a b r ían ía n e sta st a d o d e m a sia si a d o tie ti e m p o fue fu e ra d e la soci so cied edad ad civil civil y, y, po p o r lo tanto, sus capacidades y astu astucia ciass ya ya no serían adecuadas p ara e nfren nfr en tar la
IMAGINARIO
59
lucha diaria. La idea de desinstitucionalización desinstitucionalización no tuvo en cu enta estas estas posi po sibi bilid lidad ades es.. Resultó que los pacientes mentales recién liberados no pudieron reintegrarse a las comunidades que habían abandonado al ingresar al hospital. Esas comunidades para ser más precisos, las familias de las que qu e h abían salido salido esos esos pacie ntes ntes no estaban ansio ansiosa sass por po r recibir recibirlos. los. La mayoría de los pacientes mentales se vuelven pacientes cuando sus familias y amigos ya no pueden tolerar los disturbios que causan. De m odo que qu e los pacientes recién liberados fueron a vi vivir vir a casa casass de reinterein tegración soci social al diri dirigidas gidas p or em prended pren ded ores indepe ndientes nd ientes dispuestos dispuestos a aceptar lo que pagaba el Estado Estado po r la m anutención anu tención y el cuidado del pa p a c ien ie n te (m u c h o m e n o s q u e lo se gasta ga sta e n u n h o spit sp ital al g ra n d e ) , situ si tuaa das en barrios que no podían protegerse contra la invasión de esa clase de negocio. En p oco tiempo m uchas ciudades grandes tuvieron tuvieron guetos de enfermos mentales: el Uptown en Chicago o el área correspondiente en San José. Esos guetos no eran las comunidades “normales” ansiosas ansiosas po r darles la bienvenida qu e vislumbrara vislumbrara la la idea liberad ora de de la desinstituci desinstitucionali onalizaci zación ón (pero sin sin dud a representaro rep resentaro n el ahorro de dinero previsto por algunos asesores de políticos, como el gobernador de California, Ronald Reagan). Los pacientes liberados, ahora “ciudadanos no rm ales”, no pu diero die ron, n, o no quisieron, llevar llevar vidas vidas normales norm ales y ser autosuficientes autosuficientes como se esperaba en la teoría. teoría. En cambio apre nd ieron a ma nip ula r los los sist sistemas emas de servicio servicio creados creado s para pa ra facilitar facilitar su reinserción reinse rción en la sociedad, y tam también bién a explo tar los los espa espaci cios os y op ortun idades idad es pro vist vistos os p o r la laxitud de la organización socia sociall urbana. Pasaron a form ar notoriamente parte del grupo que conocemos como “los sin techo”. Nad N adie ie,, n in g ú n p o líti lí ticc o , n in g ú n cien ci entítífi fico co social soc ial,, lo h a b ía prev pr evis isto to.. ¿Por qué no? El curso introductorio de sociología ya nos alerta sobre esta posibilidad e insiste en que indaguemos a todas las personas involucradas en la situación: no solamente a los enfermos sino también a sus sus familia familias; s; no sólo a “la “la co m un idad id ad ” en abstracto sino a la la com unida un idadd en tanto organización política y social específica. Siguiendo esas pautas tendríamos que haber averiguado como parte de nuestro procedim iento es tán tá n d ar cómo estaba organizad a esa gente, cuáles eran —a su su e n te n d e r sus sus intereses y con qué recursos recursos contaban p ara defenderlos. Y entonces no nos habría sorprendido que las comunidades de clase media utilizaran su poder político para impedir que se instalaran casas de reinserción social en sus barrios. De hecho, si hubiéramos leído el
6o
T R U C O S D E L O F I C IO IO
análisis de Suttles (1972) sobre la “comunidad defendida”, habríamos vist vistoo venir lo que ocurrió. ocu rrió. El erro r de no pen sar en todas todas las las personas involucradas, involucradas, cosa cosa que se requ iere hasta en la más eleme ntal con cepc ión de la sociedad, cond ujo a m alinterpretar gravemente la situa situaci ción ón y prod ujo u n conjun to de políti líticas cas desacertadas q ue jam ás logra ron lo que p rete nd ían logr lograr ar.. Consideremos otro ejemplo: las teorías de la desviación. La llamada revolución revolución de la “teoría “teoría del etiq uetado ue tado ” (tamb ién c onocida ono cida como “teo“teoría de la reacción social”) jamás hubiera sido necesaria. No se trataba de una revolución intelectual o científica (aunque podría decirse que, debido deb ido a las lealtades lealtades fluctuantes fluctuantes y a los los cambios en cua nto a op ortu nidade s y organ ización en los campos profesionales q ue afectó, afectó, fue polípolítica). No se destronó ningún paradigma básico del pensamiento sociológico. La “definición de la situación”, por ejemplo la gran contrib co ntribuc ución ión de W. I.I. Thomas Thom as al al vocabulario y a la m anera an era de pe nsa r de la sociología, nos insta a ente n de r cóm o ven la situación los los actores actores involucrados en ella, nos obliga a descubrir qué piensan que está ocurriendo para, de ese modo, poder comprender los factores que intervienen ne n en su forma de actuar. actuar. Si Si los los criminólogos y otros profesionales profesionales que estudiaron lo que luego dio en llamarse desviación hubieran prestado atención a eso, eso, de ru tina habrían h abrían pre gu ntado nta do el pu nto de vis vista de los cricriminales en lugar de suponer que éstos tenían desórdenes de personalidad o provenían d e ambientes patógenos. patógenos. Podríam os dec ir que la teoría del etiqu etado , lejo lejoss de ser una revolución, ción, fue una co ntrarrevolución, ntrarrevolución, u n retorn o con servador a un a vet vetaa del del pe p e n s a m ien ie n to soci so cioo lóg ló g ico ic o bási bá sico co q u e , d e a lgú lg ú n m o d o , se h a b ía p e r d id o en la práctica prác tica de la disciplina. disciplina. Pero ese “de algún modo” no debería quedar incuestionado. Esas ideas sociológicas básicas no se perdieron por accidente, sino porque los los sociólogo sociólogoss hab ían tom ado com promisos qu e los obligaban a definir los problem as excluyen do a algunos de los los más im portan tes actores del dram a de la desviaci desviación. ón. Estos Estos sociólogo sociólogoss no pe rm itieron que la definición de algun as actividades actividades com o “err “errad ad as” (cualq uiera que q ue fuese el el término em pleado para c onsignar ese juicio) se convirtiera convirtiera en objeto de investigación. Quiénes definían exitosamente algunas actividades como desviadas y cómo lo hacían eran temas absolutamente fuera de toda discusión. Los científicos científicos social sociales es convencionales convencion ales consider con sideraba abann q ue esas esas definiciones eran obvias o dadas por Dios. ¿Quién, si no un tonto, podría
I M A G IN IN A R I O 6 l
cuestionar que el asesinato, la prostitución infantil o la drogadicción eran actividades malas? De la la misma m anera, los estudios sobre educac ión a men udo foca foca-lizaban en por qué los estudiantes no aprendían lo que tendrían que ap ren re n d er en la escuela. escuela. Los Los investigadores investigadores buscaban típica m ente la res pu p u e s ta e n algo alg o rela re laci cioo n ado ad o c o n los est e stud udia iann tes: te s: la pe p e rso rs o n alid al idaa d , la capa ca pa-cidad, la inteligencia y la cultura de la clase social eran, y siguen siendo, frecuentes candidatos al factor culpable. Nunca buscaban la respues resp uesta ta en los los doce ntes o en la organización organ ización de la vida vida esco escolar lar.. Esto Esto reflejaba, como en los ejemplos anteriores, de dónde venía el dinero. Después de todo, nadie paga para que le digamos que tiene la culpa de aquello de lo que tanto se queja. A los educadores no les gusta tener investigadores merodeando ni que les digan que los defectos de sus sus escuelas son el resu ltado ltad o de sus sus propias pro pias actividades, actividades, y no de las las actividades de los alumnos, o de los padres de los alumnos, o de la com unidad . Prefieren Prefieren que la invest investigac igación ión esté esté organizada de m anera tal que impida la aparición de semejante posibilidad. Negándose a ser objetos de e studio se asegu ran de d e qu e esa respuesta jam ás les sea dada. (Un doc ente de una escuela que estudié me dijo, dijo, irritado irritado y sor pr p r e n d i d o al d a rse rs e c u e n t a d e q u e lo e s tab ta b a e n tre tr e v ista is ta n d o : “¿ Q u ier ie r e decir que también me está estudiando a mí?” mí?”. No pod ía com pren der po p o r q u é lo e n c o n t r a b a n e c e s a r io, io , d a d o q u e él n o e r a “el p r o b l e m a ”.) En suma, los sociólogos olvidan sus propias teorías cuando está en ju j u e g o algo al go im p o r tan ta n te e n el m u n d o . No sig si g u en las ins in s tru tr u ccio cc ionn es claras cla ras que proponen esas teorías y no observan a todas las personas y organizaciones que contribuyen a un determinado resultado. El Truco de la Máquina p rete nd e afro ntar este problem prob lemaa y obligarnos a no excluir elementos cruciales de la situación. Requiere que pensemos como ingenieros que quieren que la máquina que han diseñado haga lo que supuestamente debe hacer. Éste es el truco: Diseñe la máquina que producirá el resultado que, según indica su su anál anális isis is,, ocurre oc urre rutinariam rutina riam ente en la situa situación ción que ha estudiado. Asegúrese Asegúrese de h aber ab er incluido todas todas las las partes partes todo to do s los los engranajes, eng ranajes, manivelas, manivelas, cintas, bo tones tone s y otros accesorios sociales y todas las especificaciones de materiales y calidades necesarios para alcanzar el resultado deseado. Dado que los científicos sociales a menudo estudian “situaciones problema”,
62
T R U C O S D E L O F I C IO IO
el producto de la máquina casi siempre será algo que, de hecho, no queremos producir, y el ejercicio de imaginar cómo pro p ro d u c irlo ir lo es ine in e v ita it a b lem le m e n te iró ir ó n ico ic o ; sin e m b a rgo rg o , esto es to n o debe im pedir pe dir que lo tomem tomem os en seri serio. o. Pongamos en práctica el truco. Consideremos un fenómeno que no nos agrada: nuestros alumnos no aprenden lo que les enseñamos, nuestros representantes legislativos son corruptos, nuestros médicos están más más interesados interesados en gana r dinero y jug ar al golf golf que en c urar nuestras enferm edades. edade s. L uego supongam os que, lej lejos os de ser un resultado no d eseado, seado, esto esto es es exactam ente lo que h a prete ndido nd ido algún Crea dor om nisciente y omnipotente. Con oficio y con cuidado, el Creador organizó una com pleja pleja m áquina capaz capaz de prod ucir exactamen te el el resultado resultado que tenemos ante nuestros ojos. Nos encantaría copiar esa máquina para po p o d er, er , n o so tro tr o s tam ta m b ién ié n , p ro d u c ir p olít ol ític icoo s c o rru rr u p tos to s o e stu st u d ian ia n tes te s que no ap ren de n o médicos jugado jug ado res de golf golf;; po r desgracia desgracia,, el Creado r sal salió ió a almorz ar o n o contesta con testa el teléfono y no tenem os acceso a sus sus plan pl anes es.. De m o d o q u e d e bem be m o s a b o c a rno rn o s a lo q u e la g e n te q u e tra tr a b a ja en com putació n llama llama “ingen iería inversa” inversa”.. Desarmar la má quina, ver cóm o funciona, func iona, cuáles son son las las partes y cóm o se conecta co nectann e ntre nt re sí, y qué pasa pa sa d e n t ro d e la caja ca ja n e g r a p a ra p o d e r, n o sotr so troo s tam ta m b ién ié n , lo g ra r este est e maravilloso resultado. Supongam os que querem os asegurarnos de que las las escu escuel elas as enseñe n a sus alumnos exactamente la cantidad de cosas que ahora les enseñan, ni más más ni menos, men os, de m odo od o qu e los los alum alum nos sigan sigan saliendo de la escuela con, por lo menos, el mismo grado de incapacidad que muestran actualmente. ¿Qué clases de estudiantes tendremos que reclutar? ¿Qué clases de maestros necesitaremos? ¿Qué tendrían que hacer los maestros tros para qu e los alum nos no n o estuvieran estuvieran más motivados motivados de lo que están ahora? ¿Cómo harán para impedir que los estudiantes que quieren ap rend er más lo hagan? ¿Cómo ¿Cómo m antendrem os a los los padres bajo bajo control para que n o hagan nada que interfiera con nuestro resultado deseado? ¿Cómo habremos de restringir el presupuesto del sistema educativo para que no se gaste dinero en cosas que podrían afectar nuestro resultado resultado d e m aneras no desea deseadas das?? Encontrarem En contrarem os las respuesta respuestass a esta estass pregu ntas e n num erosas invest investiigaciones realizadas en escuelas. Por ejemplo, podemos decirles a los maestros maestros que m aten el interés interés de los alumnos por po r la escuela escuela haciéndolos
IMAGINARIO 63
pa p a s a r m u c h o tie ti e m p o sin a p r e n d e r n a d a (véase Jack Ja ckso son, n, 1990), 1990 ), pod po d em os recom reco m pen sar a los los alumnos por mem orizar y regurgitar regurg itar y castig castigarl arlos os por tener pensamientos propios (véanse Holt, 1967, y Herndon, 1968), y así sucesivamente. Este es es un re sum en muy parcial de lo que qu e dicen las las inves inves-tigaciones publicadas s obre las escu escuelas elas,, pero pe ro sirve sirve para aclarar aclara r el punto. Otros Otro s ejercici ejercicios os simil similare aress pod rían ser diseñar un a m áquina áquin a para p roducir adictos a la heroína utilizando el análisis del proceso de la adicción de Alfred Lindesmith (1947); o una máquina para producir una distribución étnicamente parcializada de la fuerza laboral basada en los análisi análisiss de esos esos procesos procesos que podem os enc e ncon ontrar trar en e n los los escrit escritos os de Everett Everett Hughes (1943) y Stanley Lieberson (1980). Imaginar una máquina semejante es una buena razón para incluir lo que de otro modo dejaríamos fuera: aquello que nuestros sentimientos, compromisos e intereses nos llevarían a olvidar o ignorar. N u e s tra tr a m á q u in a n o f u n c i o n a r á si n o tie ti e n e to d o lo q u e n e c e s ita it a p a r a ha cer su trabajo trabajo.. No N o s ie m p r e n os r e s u lta lt a r á fácil fác il d ise is e ñ a r esa es a clase cla se d e m á q u ina in a s. R ara ar a vez vez sabemos con absoluta certeza qué q uerem os que haga la m áquina, qué qu é resu r esultado ltado nos gustaría ve ver. Y cuando cua ndo estamos seguros, seguros, po r lo menos meno s uno de nuestros colegas no estará de acuerdo con nosotros. Aun cuand cu and o tuviéramos tuviéramos pleno consenso, consenso, pocos fenóm enos social sociales es han sido sido lo suficientem ente bien estudiados como pa ra a porta r las las especific especificacio acio-nes de las partes y los materiales que nos permitirían diseñar una máqu ina q ue realm ente hiciera el trabaj trabajo. o. La mayoría mayoría de lo los fenóme nos sociales están conectados de tantas maneras a tantas condiciones am bie b ienn tale ta less q u e es p r o b a b le q u e n u n c a p o d a m o s r e a liz li z a r u n d ise is e ñ o a d e cuado cu ado.. La salida salida clásica clásica de este dilem d ilem a es es hace ha cerr el trabajo un a y otra ot ra vez vez,, continuar buscando, sumando partes al diseño inicial: construir una pie p iezz a p e q u e ñ a q u e h a g a p a rte rt e d e l tra tr a b a jo, jo , a g reg re g a r le o tras tr as piez pi ezas as ya d iseñada señ adas, s, ver lo que falta todavía, salir a buscar las las especificaciones, diseñar y testear, y repetir el proceso hasta que nuestra máquina produzca una aproximación razonable al producto que queremos (Geertz, 1995 describe muy bien este proceso). No olvidemos que en realidad no queremos estos resultados, sino involucrarnos en este ejercicio de diseño de máquinas como una manera sistemática de buscar todo lo que con tribuye a su su ocurrencia. ocurrencia.
64
TRUCOS DEL OFICIO
LA SOCIEDAD COMO ORGANISMO
La imagen de la máquina no siempre será útil o apropiada. Funciona m ejor cuando el mu ndo soci social al actúa de m anera muy repet repetit itiv iva, a, generand o pro ductos esencialm ente similar similares es a tra travé véss de un proc edim iento sistemático, sin importar qué tan complicado pueda ser (aquí podríamos m enc ionar la m ane ra en la que las escu escuel elas, as, rutinaria y obstinadam ente, continú an g radu and o a alumn alumn os que no son lo que esperamos). esperamos). O quizá sería m ejor decir que fun ciona cu ando decidimos decidimos pensar en el aspecto repetitivo de aquello que estamos estudiando. La mayoría de las organizaciones sociales presentan esos aspectos repetitivos. De hecho, ésa ésa es una m anera de e nte nd er lo que queremos decir cuando ha blam bl am os d e o rga rg a n iza iz a c ión ió n social: soci al: u n a situ si tuac ació iónn e n la q u e la m ayor ay oría ía d e la gente hace prácticamente las mismas cosas casi de la misma manera dura nte la mayor parte del tiempo. Supongam os que, como le gustaba gustaba sugerir a Everett Everett Hughes Hughes,, m aña na fuera a o currir cu rrir u na gran revolución, revolución, similar similar en alcance alcance y mag nitud a las las que más les gusta estudiar a los científicos sociales, como las revoluciones francesa o china. ¿Qué cosas cambiarían y qué cosas seguirían igual igual?? Los diarios po dría n ser diferentes , los program as de televi televisió siónn serían diferentes diferen tes casi casi con seguridad. ¿Cambiaría ¿Camb iaría el sistema sistema de recolección re colección de residuos? Quizá. ¿Cambiaría el sistema de distribución del agua? Casi seguramente no. Pero no es un asunto que pueda decidirse mediante dian te u n análisi análisiss teórico. Estas Estas cosa cosass se se decidirán de cidirán cuando cua ndo la revolución revolución se produ zca y veamos qué cosa cosass ha n cambiado. No N o o b s tan ta n te, te , el e jerc je rcic icio io n o s h a c e c o m p r e n d e r q u e es muy mu y p ro b a b le que no todo cambie. Muchas cosas probablemente continuarán siendo como eran antes. Y es para estas cosas para lo que el modelo de la máquina resulta más apropiado, y es a estas cosas a las cuales querríamos aplicarlo en nuestro trabajo cotidiano. Pero a vece vecess quere m os pe nsa r de otro m odo la vid vidaa soc socia ial, l, como un a serie serie de procesos interconectado s. Cuan do pensamos de esta esta man era, po p o n e m o s m ayo ay o r énfa én fasi siss e n la c o nec ne c tiv ti v ida id a d q u e e n la repe re petiticc ión ió n c o m o ocu rría con la ima gen d e la má quina. qu ina. Las Las cosa cosass no siempre serán serán iguales, pero de un día a otro estarán conectadas entre sí casi de la misma m anera, así com o las partes partes del sistema sistema circulatorio circulatorio de un animal están están conectada s ent re sí, sí, de m odo tal que lo que qu e ocu rre en el corazón corazón afecta afecta y es afectado afecta do p o r lo qu e o curre cu rre en los los vaso vasoss sanguíneos, los los pulm one s y el sistema nervioso central.
F L A C SO - Bib Biblliote ioteca ca
IMAGINARIO
65
“Conexión” es una palabra vaga. Si la uso es porque existen muchos modos de conexión, para los cuales utilizamos palabras como “influencia”, “causalidad” o “dependencia”. Todas estas palabras apuntan a la variación. Alguna cosa variará y alguna otra cosa, dependiendo de lo que ocurra con la primera, también sufrirá algún cambio. Las cosas que varían varían a m enu do se influir influirán án m utuam ente en m aneras complic complicadas adas,, de mo do q ue la “causali “causalidad” dad” no es en realidad u na forma form a apropiad a de ha bla b larr s o b re lo q u e q u e r e m o s enfa en fatiz tizar ar.. P o d ría rí a m o s d e c ir q u e las piez pi ezas as del sist sistema ema en cuesú ón están conectadas de tal ma nera qu e el output de de cada uno de los subprocesos subprocesos que lo comp onen aporta u no de los los inputs pa p a ra a lgu lg u n o s o tro tr o s p roce ro ceso sos, s, q u e a su vez tom to m a n r esu es u lta lt a d o s d e m u c h o s otros lugares y pro du cen resultados resultados qu e son inputs para pa ra otros procesos, y así así sucesivamente. sucesivam ente. Los pen sado res social sociales es decimo nón icos solían solían em plea r la la metáfora de la sociedad co mo o rganism o p ara exp resar esta esta idea. idea. El uso que le die ron , excesivamente e ntusiasta y dem asiado literal literal las clase clasess alta altass eran el cerebro de la sociedad y las clases obreras los músculos, por ejemplo, desacreditó la metáfora. Pero la revitalizada disciplina de la ecología, cuyo im aginario agin ario básico subraya subraya precisam ente las conexiocon exiones múltiples, ha logrado revivirla. De modo que es un buen truco pe p e n s a r u n c o n j u n to d e t e r m i n a d o d e a ctiv ct ivid idaa d e s soc so c iale ia less c o n e se caca rácter orgánico, buscando todas las conexiones que contribuyen al resultado que nos interesa, y viendo cómo se afectan unas a otras y cómo cada una crea las condiciones necesarias para que operen las demás. El exhaustivo análisis de la pesca en California realizado por Arthur McEvoy (1986) es un buen ejemplo de este tipo de acercam iento analítico. analítico. A con tinuación incluiré incluiré un breve breve fragm ento de todo el análisis histórico, que comienza con las comunidades indias anteriores a la invasión de los europeos y concluye con la votación de la Ley de Conservación y Manejo de la Pesca en 1976 y sus consecuencias inmediatas. McEv McEvoy oy inicia su su análisis análisis m encio en ciona na nd o que qu e el O céano céa no Pacífi Pacífico co y los ríos que desembocan en él desde la costa californiana albergan una gran variedad de vida marina: algas, nutrias de mar, ballenas, leones marinos, abulones, crustáceos (langostinos, ostras, mejillones) y toda clase de peces, pero sobre todo salmón. Estas especies estaban conectadas de m odo complejo complejo::
66
T R U C O S D EL E L O F IC I C IO IO
El abulón y el erizo de mar se alimentan vorazmente de las algas, gas, qu e a su vez vez proveen alimento y refugio a gran cantidad de pec p eces es im p o rtan rt ante tess p a ra la pesc pe scaa com co m erci er cial al y dep d epoo rtiv rt ivaa po p o r igual. Allí donde hay unas pocas nutrias marinas que disminuyen la cantidad de abulones y erizos marinos, las algas crecen exuberantes. Las aguas costeras con algas abundantes presentan una masa total de materia viva mayor de la que presentarían si no hu bie ra algas, algas, y la mayor parte de esa masa se se conce co ncentra ntra en los los cuerpos de animales que ocupan un lugar lo suficientemente alto alto en la cadena alimentaria alimentaria com o para p ara ser útil útiles es al al género hu m ano. Allí Allí dond do ndee no hay nutrias nutrias marinas ab und an los abulones y erizos marinos pero hay menos algas y, en conjunto, las aguas son menos productivas. (McEvoy, 1986: 81.) Las diversas sociedades y poblaciones humanas tienen hábitos alimentarios tarios distintos, diferentes m aneras de organ izar la pesca y la cosecha de alimento s m arinos y diferentes diferentes culturas, cosa cosa que afecta las las conexiones en tre las las especies de d istintas istintas maneras man eras y causa gran des variaciones en la cantidad de plantas y animales de cada clase clase existentes en un m om ento dado. dado . En E n la déca da de d e 1820 1820,, los los comerciantes come rciantes rusos, rusos, yanquis yanquis y españoles explo ex plo taron hasta la la codicia codicia el, el, en ap ariencia, insaciable insaciable merc ado ch ino de piele pieless de nutria m arina, arina, por lo que d iezmaron espectacularm ente la po p o b lac la c ió n d e n u tria tr iass . Esto Es to hizo hi zo q u e , c u a r e n ta a ñ o s m ás tard ta rd e , a lgu lg u n o s de los los chino s que habían viaja viajado do a Californi Californiaa a enc on trar oro c om o totodos los los de m ás, pe ro h abían sido excluidos de la la búsqu eda p or motivos motivos raciales, pudieran ganarse la vida pescando abulones para vendérselos a otros chinos quienes los consideraban un alimento muy preciado. Como las nutrias marinas habían desaparecido, la población de abulones había aumentado a tal punto que se veían enormes cantidades de abulones, secados de un a m ane ra muy familiar familiar y agradable al paladar de los consumidores chinos, apilados en los muelles de San Diego (McEvoy, 1986: 76). Cuando los pescadores chinos, siguiendo sus costumbres culturales, hicieron dism inuir drásti drásticamente camente la la población población de abulones (fenóm eno simultáneo a la expansión de la matanza de focas para el comercio de pie p iele less ), la p e s c a d e pece pe cess c o m esti es tibb les le s c o m o la b a rra rr a c u d a , el b o n ito it o , el róbalo y el me ro (muy apreciados com o alime nto p or otros grupos po po bla b laci cioo n a les: le s: o tro tr o fe n ó m e n o c u ltu lt u ral) ra l) a u m e n tó c o n s id e ra b lem le m e n te . La
IMAGINARIO
67
com plejidad de la la oración an terior no hace más que reflejar reflejar la complecom ple ji j i d a d d e la rea re a lid li d a d soci so cial al y eco ec o lógi ló gica ca.. Se n e c e s ita it a r ía u n a o rac ra c ió n m u cho más complicada para explicar las conexiones entre las culturas de las diversas tribus nativas norteamericanas que habitaban California, sus rituales religiosos y su vida económica, sus dietas y sus hábitos de recolección lección de alimento alimento to d o esto esto po r un lad o y los moti motivo voss económicos y políti políticos cos que llevar llevaron on a gran candd ad de personas de origen eu ropeo, rope o, afincadas en el este de los Estados Unidos, a pescar y enlatar salmón, que era parte tan importante de las dietas indígenas, y a matar salmones al explotar exp lotar las las minas de o ro y deforestar de m aneras q ue resultaban resultaban co ntam inantes p ara la las corrientes de agua don de se desarrollaban desarrollaban los salmónidos. Los hábitos genéticamente arraigados de los peces, los hábitos culturales de los seres humanos y los rasgos geográficos del paisaje interac tuaron de maneras de las cuales el ejemplo anterior es sólo una pequeña muestra. El libro de McEvoy revela mucho más y aporta suficientes suficientes detalles detalles como para pa ra q ue u na sínte síntesi siss como la mía resulte inteligible teligible y creíble. Lo he incluido inclu ido aquí aq uí para ejemplificar ejem plificar la clase clase de an álisis útiles que puede producir la metáfora de “la sociedad es un organismo”. Ver a la sociedad como un organismo no es en sí mismo un truco analítico, sino una advertencia general de prestar atenc ión a todas todas las las cosas cosas qu e están conectadas cone ctadas con c on aquello a quello que q ue nos no s interesa. interesa. La idea de la sociedadcomoorganismo funciona especialmente bien cuando queremos reconocer y dar lugar en nuestro análisis a la variación independiente de subsistemas enteros de fenómenos que no están totalmente desvinc desvincul ulados ados ni ni vincu vincula lados dos de ninguna m anera p rofund am ente determinista. Las relaciones entre los peces, la gente, el clima, la cultura y la geografía geog rafía en la costa costa de C alifornia alifornia no son sino un a mezcolanza d e siste siste-mas, mas, y a m enu do tenemos razones razones para recon oce r que m uchas de las las cosa cosass qu e q uerem os exp licar son exa ctame nte así, así, y no m áquinas q ue po p o d r ía m o s a n aliz al izar ar m e d ian ia n te ing in g e n ier ie r ía inversa inv ersa.. Sin Sin embargo, emb argo, algunos trucos especí específi ficos cos han surgido de ese ese pu nto de vist vista. a. A co ntinu ació n m encio en ciona na ré vari varios. os. El El prim ero consiste en olvidar los tipos de personas como categorías analíticas y buscar en cambio ti po p o s d e a ctiv ct ivid idad ades es q u e las p e rso rs o n a s rea re a lic li c e n d e vez e n c u a n d o . El segundo consiste en ver los objetos como residuo de las actividades de las personas. Ambos trucos surgen de la metáfora del organismo, en el siguiente sentido: si consideramos a las personas y los objetos como
68
T R U C O S D E L O F IC IC IO IO
en tidade tida dess fij fijas dotadas de un carácter inh eren te, las volv volvemos emos analíticaanalíticamente inmunes al contexto si no en teoría, ciertamente en la práctica. Si las las actividades actividades son nuestro nu estro pu nto de partida, pa rtida, el análisi análisiss se se focalizará en la situación en que ocurre la actividad y en todas las conexiones que nuestro objeto de estudio tiene con todas las otras cosas que lo rodean, con su contexto. Las actividades sólo tienen senddo cuando sabemos a qué responden, qué fenómenos proveen las aportaciones y las condicione con dicioness necesarias para esa cosa cosa que qu e p reten dem de m os com pr p r e n d e r . Si el c a r á c ter te r d e la p e rs o n a o del de l o b jeto je to es tan ta n in m u tab ta b le com o p ara resist resistir ir toda toda variación variación situaci situacional, onal, tan tan inmodifi inm odificable cable que qu e ninnin guna aportación es condición necesaria para que haga lo que sea que hace, ése ése será será un u n hallaz hallazgo go empírico más que un comprom co mpromiso iso teórico contraído antes de comenzar la investigación y, por lo tanto, será imposible refutarlo m ediante ed iante la evidenc evidencia. ia.
Convertir a las personas personas en actividades
Este truco ofrece un reemplazo para el hábito de hacer tipologías de pe p e rso rs o n a s q u e c a rac ra c teri te rizz a a los c ien ie n tífi tí ficc o s socia so ciales les.. U n e jem je m p lo clási clá sico co es la división que habitualmente hacen los sociólogos entre desviados y no desviados, en tre perso nas q ue respetan respe tan las leyes eyes socia sociales les existentes existentes y personas que las quebrantan. ¿Qué tiene eso de malo y cuál sería la alternativa? Lo que tiene de malo es que esa clase de análisis hace que la unidad bási bá sica ca d e anál an ális isis is sea se a u n a clase cla se d e p e rso rs o n a , q u e es tra tr a tad ta d a a n a líti lí ticc a mente como si eso fuera lo que ella o él es, como si eso fuera lo único que ella o él él es y como com o si si lo que hacen hace n o podrían po drían hacer hac er esa esass personas tuvier vieraa sentido p u d iera ier a ser “explicado” “explicado” causa lme nte po r la clas clasee de p ersonas sonas que son. Los anali analist stas as implem entan este este proced pro cedim im iento con tipos tipos psic ps icol ológ ógic icos os,, p e r o tam ta m b ién ié n c o n tipos tip os basa ba sado doss en e n cara ca racc terí te ríst stic icaa s sociales soci ales:: tipos de clase, tipos étnicos, tipos de género o tipos ocupacionales, como com o asimismo introvertidos introve rtidos y extrovertidos, desviados desviados y psicópatas. psicópatas. Esto Esto es un error, para em pezar, po rqu e es fácilmente fácilmente observable que nadie actúa jam ás e ntera m en te de acu erdo con su personaje, con su tipo. tipo. La actividad actividad de cua c ualqu lquier ier perso na es siemp siempre re más variada e inesp inespeerada que eso. eso. No p retend o argum entar aqu í acerc acercaa de cómo la libert libertad ad hu m an a rom ro m pe los los grille grilletes tes de la teorización socioló sociológic gica; a; tan sólo me limito a hacer una simple observación empírica. Las tipologías que no
IMAGINARIO 69
pu p u e d e n a n tic ti c ipa ip a r lo l o q u e s u p u e s tam ta m e n te d e b e n a n tic ti c ip a r n o resu re sultltan an d e masiado útiles. La respuesta convencional a esta objeción es que, si insistimos en que el empleo de estos tipos construidos debe permitir al analista anticipar la conducta de la gente con un mínimo margen de error, estamos siendo anticiencia. ¿Por qué? Porque la insistencia en ese estándar de pe p e rfe rf e c c ión ió n excluy exc luyee la l a real re alis ista ta y alca al canz nzab able le m e ta cien ci entíf tífic icaa de d e u n m o dest de stoo éxito predictivo. No me declararé culpable del pecado de anticiencia, dad o que existe existe una un a solución simple y accesi accesible ble que consiste en sustituir sustituir los tipos de personas por tipos de actividad. El sustento teórico de la sustitución titución es que hablar de tipos tipos de personas da origen al al supuesto supuesto po p o d e roso roso y em píricamente píricam ente inf i nfun un da do de que las las personas personas actúan consistenconsistentemente de maneras determinadas por su máscara de personas, ya sea psic ps icoo lógi ló gica ca o soci so ciol ológ ógic ica. a. El s u p u e s to alte al tern rnat ativ ivo, o, q u e m ás p r o b a b lele m ente haga un sociólogo sociólogo y con mayores mayores probabilidades de ser em píricamente correcto, es que, teniendo en cuenta todos los factores, las personas hacen lo que tienen que hacer o lo que les parece bien hacer en cada momento, y que, dado que las situaciones cambian, no hay razón alguna p ara esperar q ue actú en de maneras man eras consis consiste tente ntes. s. Dietrich Reitzes (Lohman y Reitzes, 1954) demostró esta hipótesis mediante un cuestionario que medía las actitudes raciales hacia los miembros blancos de un sindicato interracial que vivían en un barrio racialmente racialm ente segregado. Cuan do respo re spondían ndían las pregu ntas en el trabaj trabajo, o, casi siempre eran racialmente tolerantes, como prescribía su afiliación sindical; sindical; cuand cua ndoo lo hacían en sus sus cas casas as,, tenían ten ían tantos prejuicios raciale racialess como com o sus veci vecinos nos.. Si Si pretend prete nd iéram os pensarl p ensarlos os com o personas p ersonas toleran tes o prejuiciosas, tendríamos un gran problema. Si los pensáramos com o person p ersonas as q ue a veces veces actúan con prejuicios p rejuicios y otras vec veces es con liberalidad racial, no obstante tendríamos que explicar sus diferencias de com portamiento; pero no tendríamo tendríamo s el el problema problema mayor de com prender cómo es posible que la naturaleza básica de una persona, expresada en el tipo, tipo, cambie tan rápido. T ransformar una clas clasee de perso na en u na clase de actividad vuelve mucho más tratable el problema. La clase de solución que más razonablemente podemos esperar enco ntrar ntr ar a ese p rob lem a es que las activida actividades des serán respuestas respuestas a situasituaciones particulares, y que las relaciones entre situaciones y actividades tendrán una coherencia que permita la generalización. De modo que po p o d r e m o s d e c ir lo sigu si guie ienn te: te : las pe p e rso rs o n a s q u e está es tánn e n u n a situ si tuac ació iónn d e
70
T R U C O S D E L O F IC IC I O
clase clase X, bajo esta clase clase de presio pre sione ness y con co n estas estas posibles posibles acciones acciones a elegir, harán ha rán esto. esto. O también tamb ién podríam p odríam os decir que u na cierta secuencia de situaciones constituye un camino probable a seguir para las personas que qu e h an he ch o aqu ello que nos interesa (el (el anál anális isis is de Drisc Driscol olll sobre los hombres que se han sometido a cirugías de cambio de sexo es un claro claro ejem plo). El estudio d e Lindesm L indesm ith sobre la adicción al al opio (al (al que ya me he referido referid o y sobre el que qu e volve volveré ré)) enca en carn rnaa esta esta estrat estrategia egia.. Lindesmith no supo su po ne qu e existan existan tipos tipos de p erson as q ue se vuelv vuelvan an adictas adictas;; más bien supo su pone ne que qu e existe existe u na clase clase de cond co nducta ucta adicti adictiva va que, dadas las las circunscircunstancias tancias correctas, correctas, ciert ciertas as persona s ad optarán op tarán . Estudi E studióó la cond co nducta ucta adictiva, no a los adictos. Del mismo modo, en mi investigación aludo al cons um o de m arihuan a como una clas clasee de activ activid idad, ad, no al fum ador de m arihu ana com o una clas clasee de persona. Una vez dicho esto, tengo que dar algunas explicaciones. Tanto Lindesmith como yo yo hemos hab lado (como todo tod o el el m undo un do)) de clas clasees de pers pe rson onas as.. De hech he cho, o, L ind in d esm es m ith it h escr es crib ibió ió acer ac erca ca d e los adi a dicto ctoss y yo hic h icee lo pr p r o p io acer ac erca ca de los fum fu m a d o res re s d e m a rih ri h u a n a . P ero er o utili ut iliza zam m os esas exex pre p resi sioo n es c o m o u n a sue su e rte rt e d e taq ta q u igra ig rafí fía, a, c o m o u n a m a n e ra d e s e ñ a lar la r que algunas personas se dedicaban a esas actividades de manera más o menos me nos rutinaria o regul regular. ar. Preten díam os que q ue los los lectores lectores com pren dieran (aunque (aunq ue a men udo no lo hacían) que esos esos us usos eran taquigráficos, y que los los sujetos sujetos de nuestra n uestra invest investiga igació ciónn eran era n personas persona s com unes une s y corrientes que hacían con suma frecuencia esa clase de actividades. Nu N u estr es troo s análisis anális is r e c o n o c ían ía n q u e la rea re a liza li zacc ión ió n d e u n acto ac to p a rtic rt icuu l a r crea condiciones que afectan la posibilidad de que volvamos a realizarlo Y también el modo. modo. Hacer X pu ede ed e pro du cir una reacción en otras otras personas que aumente la las probabilidades probabilidades d e que q ue con tinuem os haciend o X. H acer X puede conducir conducir a un resultado resultado físi físico co (b ebe r en exceso exceso puede da ña r el el híg hígado, ado, por po r ejemplo) que afecte aquello que hacemos hacemo s o lo lo que po p o d r íam ía m o s h acer ac er en el futu fu turo ro.. Más im p o rta rt a n te a ú n : h a c e r X p u e d e p o ne r en m archa una varied variedad ad de procesos que aum enten ente n las probabilidaproba bilidades de que continuemos haciendo X una y otra vez. Tipificar Tipificar a las personas personas es es un a m an era d e buscar bus car regu laridad en sus sus tipificar car situaciones situacione s y líneas d e actividad es o tra cosa. cosa. Si pon po n eacciones; tipifi mos el acento acento en las las activida actividades des antes qu e en las personas, tend rem os más interés en el cambio que en la estabilidad, en las ideas de proceso que en la estructura. Veremos el cambio como la condición normal de
IMAGINARIO
71
la vida social, de modo tal que el problema científico ya no será detectar el cambio o la falta de cambio sino la dirección que toma, y aquella situación en la que las cosas permanezcan igual durante un tiempo se considerará con siderará un caso caso especi especial. al.
Las cosa cosass no son sino personas personas que actúan junt ju ntas as
Los Los objetos fís físic icos os,, si si bien son físicamente físicamente reales, no tienen tien en propied pro piedade adess “objetivas”. objetivas”. Lo Lo mismo m ismo ocu o curre rre con los los más intangibles intangib les objetos ob jetos sociales. sociales. La La forma form a de otorgarles esas esas propieda des con propósitos soci social ales es es es recon ocer que las tienen. tienen. Los sociól sociólogo ogoss a me nudo nud o supo s uponen nen que las las propied ades fís físic icas as de un u n objeto o bjeto limitan lo que pu eden ed en hacer hac er las las personas relaciorelacionadas con c on él, él, pero pe ro casi casi siempre eso signif significa ica que qu e dichas prop iedades ieda des son restrictivas si, y sólo si, las personas utilizan el objeto de la manera en que todo el mundo reconoce que suele ser utilizado. Una droga puede tener efectos mensurables sobre el sistema nervioso, pero no nos hará estar “colgados” si no reconocemos que esos efectos han ocurrido o que constituyen aquello que es estar “colgados”. Existen límites indiscutibles pa p a ra esto es to;; n a d ie p u e d e r e s p ira ir a r bajo ba jo el a g u a p a ra s iem ie m p re ( a u n q u e , habien ha bien do dicho esto, me resulta fác fáciil im aginar a alguien alguien que diga que estoy equivocado, que existe una manera de hacerlo). Tend remos rem os cierta idea de la interacción interacción e ntre las definiciones soci sociaales les y las propie pro pie dade da dess físicas físicas vigentes si si observamos observamo s aquellas situa ciones (y siempre podre m os enc on trar alguna) en que el objeto no parece tener sus propiedades normales, como cuando una droga narcótica no causa el efecto esp erad o o no provoca provo ca adicción. adicción. As Así, pod rem os ver que las restricciones que considerábamos ineluctablemente intrínsecas al objeto físico tienen un componente social y definicional. Mejor aún, veremos qu e los los objetos objetos cambian de carácter cua nd o cambia su su defidefinición social. Podemos ver que el objeto es, como dije antes, la encarnación en forma física de todas las acciones que todos realizaron pa p a r a q u e lle ll e g a r a a ser. U n in s tru tr u m e n to m u sica si cal,l, c o n tod to d a su i n d u d a ble b le r e a lid li d a d física fís ica,, es la e n c a r n a c ió n físic fís icaa d e tod to d o s los e x p e r im e n to s acústicos que lo hicieron posible, pero también de las decisiones tomadas p or m uchas, uchas, m uchísi uchísimas mas generaciones de intérpretes y com po p o s ito it o re s e n c u a n t o a c o m p o n e r p a r a ese es e i n s t ru m e n to y eje e jecc u tarl ta rloo , y de los melómanos que aceptaron los sonidos resultantes como música, y de las empresas comerciales que hicieron que todo eso fuera
72
T R U C O S D E L O F IC I C IO IO
posi po sibl blee (he (h e escr es crito ito e x ten te n sam sa m e n te a cerc ce rcaa d e éste és te y otro ot ross e jem je m plos pl os rela re laci cioonados en Becker, 1982). El análisis de Bruno Latour (1995) acerca de la manera en que un terrón de suelo brasileño cambia debido a la manipulación de los científicos constituye un elegante ejemplo sobre el carácter de los objetos físico sicoss en tanto tan to fruto f ruto de las actividades actividades colect colectiv ivas as de las las personas . Latour Lato ur había estudiado ciencia en el modernísimo laboratorio de alta tecnología de un biólogo que estaba investigando la estructura molecular de un a ho rm on a del crecimiento. Y él la la había estudiado e n el laboratorio de avanzada, para su época, de Luis Pasteur, en París, y en el cuasilabo ratorio que Pasteur había construido en una granja con objeto de tes tear tea r sus sus teorías sobre las las causas causas del án trax bovino. La tour tou r llegó llegó a la conclusión de que los laboratorios eran cruciales para hacer ciencia, dado que perm pe rm itían q ue los científi científicos cos aislara aislarann aquello que les interesaba (la (la hormona, el microbio, lo que fuere) de todo lo que interfería con su actividad y supervivencia en la vida ordinaria. Una vez aislado y protegido de todos sus predadores naturales, se podía cultivar una buena cantidad de microbios microbios para ex perim enta r aplicando aplicando los los métodos científic tíficos os del laboratorio. lab oratorio. Si no hay laboratorio, labo ratorio, no hay ciencia. ¿Pero ¿Pero cómo hacer ciencia ciencia cuando la experim entación en laboratori laboratorioo no es posible, posible, como ocu rre tan a menudo? Latour decidió, decidió, en una maravil ravillo losa sa estrategia estrategia de mu estreo (tema que analizaremos en el próximo capítulo), cap ítulo), a com pañar pañ ar a un os cientí científic ficos os franceses franceses especia especializ lizados ados en suesuelos a la selva de Boa Vista, en el centro mismo del Brasil tropical, para ver cómo resolvían el problema. Los científicos querían saber si, en el lugar particular que estaban estudiando, la selva estaba avanzando so br b r e la sab sa b a n a , u s u r p a n d o su ter te r r ito it o rio ri o , o la sab sa b a n a le e s tab ta b a r o b a n d o tete rre no a la sel selva va (tema q ue les les interesab a a ello ellos, s, y al m un do de sus pares científicos, mucho más que ese pedazo particular de tierra). No se pu p u e d e e s t u d ia r e sta st a u s u r p a c ió n e n el la b o rato ra torr io; io ; es n e c e s a r io i r a la frontera entre ambos sistemas y ver qué ocurre. Además, el proceso es lento. No es posible sentarse a ver cómo se produce. Hay que hacer inferencias a pa rtir de las muestras de suelo tom adas en distintos distintos lugares lugares de la zona. Sin embargo, la selva y la sabana son salvajes y no están preparadas pa p a ra la activ ac tivida idadd cientí cie ntífic fica, a, d e m o d o q u e los cien ci entíf tífic icos os p rim ri m e r o les tie ti e nen ne n que imponer un orden que les es propio. Clavan números en los árboles pa p a ra e sta st a blec bl ecer er p unto un toss de refe re fere renc ncia ia;; ¿cómo ¿có mo,, si no, n o, p o d r ía n dist di stin ingu guir ir un
IMAGINARIO 73
árbol de otro? Puesto que la tierra nunca ha sido despejada, no pueden utilizar instrumentos y métodos de investigación convencionales, que pre p re s u p o n e n líne lí neas as d e visión vis ión claras cla ras;; tie ti e n e n q u e util ut iliz izar ar u n in s tru tr u m e n to especial especial (Topofi (Topofill Chaix) p ara ten de r hilos en la tierra a interv intervalos alos medimed idos y así conform con form ar una u na gril grilla la.. Luego tom an terrones terron es de cada caja caja de la grilla y comparan la naturaleza del suelo de un sector del sitio de investigación (una celda en la grilla) con otro. Hacen la comparación sistem áticamen te, colocan do cada terrón en una de las las cien caj cajitas itas alineadas en el “pe “pedo doco com m parad pa rad or” 10 10x10 x10 en estricta estricta corresp cor respond ondencia encia con los cien cuadrados cuadrad os marcado s en la tierra con hilos hilos y señal señales. es. Latour continúa el proceso a través de muchos más pasos de los que m encionar encio naréé aquí; aquí; vale vale la la pena pen a leer el artículo artículo para pa ra captar ca ptar la suti sutilez lezaa del argum ento que he utiliz utilizado ado para mi propósito. A mi entender, entend er, el paso crucrucial cial est estáá expresado en la Figura 12 del artículo; u na fotografía de uno de los científicos, René Boulet, tomando en sus manos un terrón extraído del suelo suelo a una u na profun pro fundida dida d especific especificada ada por el plan de invest investig igaación, y colocándolo en un cubo de “pedocomparador”: Consideremos este este mon m on tón de tierra. tierra. Apenas Apenas contenido con tenido p or la mano derecha de René, todavía retiene toda la materialidad del suelo: “de cenizas a cenizas, del polvo al polvo”. No obstante, tante, parcialm ente de ntro del cubo cubo de cartón que René sos sos-tiene en la mano izquierda, la tierra se transforma en signo, adquiere forma geométrica, se convierte en portadora de un código num erad o y pro nto será definida po r un color color.. Para la la filosofía de la ciencia, la mano izquierda no sabe lo que hace la m ano derech d erech a. Para P ara la la antropo logía somos ambidiestros: ambidiestros: fofocaliza calizamos mos la la atención aten ción del lector en este híbrido, híbrid o, este mo m ento de sustituci su stitución, ón, el instante mismo en que el signo futuro es absabstraído del suelo. suelo. No tendríam tend ríamos os que q ue apa a partar rtar jam ás los ojos ojos del peso pe so m ate at e ria ri a l d e e sta st a acci ac ción ón.. La d im e n s ión ió n te r r e n a l del de l p lato la to-nismo se revela en esta imagen. No estamos saltando del suelo a la Idea del suelo, sino de los continuos y múltiples terrones de tierra a un color específico en un cubo geométrico codificado en coordenadas x e y. Y, sin embargo, René no impone categorías predeterminadas a un horizonte informe; carga su pe p e d o c o m p a r a d o r c o n el sign si gnif ific icad adoo d el p e d a z o d e tierr tie rra; a; lo educe. Lo único que cuenta es el movimiento de sustitución
74
T R U C O S D EL EL O F I C IO IO
po p o r el cual cu al el suel su eloo real re al se tra tr a n sfo sf o rm a e n el suel su eloo q u e con co n o c e la pedología (o el estudio de los suelos en su ambiente natural; una de las dos ramas de la ciencia del suelo). El inmenso abismo que separa las cosas y las palabras se encuentra distri bu b u id o p o r tod to d as p a rte rt e s e n las n u m e ro sas sa s , p e q u e ñ a s b rec re c h a s en tre los los terron es de tierra y los cubos cuboscaj cajas ascódi códigos gos del pedo comparador. (Latour, 1995: 163165.) Acto Acto seguido, seguido, L atour convierte convierte este m om ento en p roto tipo de todos los los m om entos en q ue algo algo que qu e parece p arece lo suficientemente “rea l” (una masa com pacta de tierra brasileña) brasileña) es científicamen científicamen te “ab “abstraído straído ” para construir otro objeto “real” “real” (un a muestra mu estra de tierra tierra en un ap arato de stinado a hacer comparaciones sistemáticas), que a su vez es abstraído para transformarlo transformarlo en otro objeto real real:: p arte de un a tabla tabla o un esquem a en un artículo científico. Para nuestros propósitos la clave radica en que un pedazo de tierra, físicamente real como es, es lo que hacemos con él. Para nosotros puede ser sólo un pedazo de tierra, pero para Boulet y sus colegas es una pieza de evidencia científica. Por supuesto que la mayoría de los objetos objetos no cam bian su carácter de manera tan radical. De hecho, las personas suelen tratar exitosamente a los los objetos com o si éstos éstos tuvieran p ropieda rop iedades des estables estables y fueran fue ran inalinalterables terables.. Es ento nces nce s cu and o los los cientí científic ficos os soci social ales es deb en afro ntar un un interesante problema: averiguar cómo lo hacen. La respuesta generalizada es que los objetos continúan teniendo las mismas propiedades si la gente co ntinúa p ensan do en ello ellos, s, y po r ende d efiniéndolos conjuntamente, de la misma manera. El acuerdo acerca de lo que son los objetos, de lo que hacen y de cómo pueden ser usados facilita enormem ente en te la activi actividad dad conjunta. Aquel que p retend rete nd a cam biar la la definici definición ón quizá tenga que pagar un precio sustancial por semejante privilegio, y es po r eso que la mayoría mayoría de d e nosotros acep ta la las definiciones corrientes de los objetos dura nte la mayor parte del tiempo. Por lo tanto, tanto , los objetos son ac uerdos uerdo s socia sociale less cong elados elado s o, mejor me jor dicho, momentos congelados en la historia de las personas que actúan ju n ta s . El tru tr u c o a n a líti lí ticc o con co n sist si stee e n v er e n el o b jeto je to físico físi co q u e ten te n e m o s delante de lante todos los los rastr rastros os que qu e indiq in diquen uen cómo llegó llegó a ser lo lo que q ue es, es, quién hizo qu é cosas cosas para pa ra que q ue ese objeto obje to haya llegado llegado a existir tal tal como com o existe. existe. A menudo propongo el ejercicio en mis clases: tomo cualquier objeto que tenga a m ano e l cua dern o de un alumno, mi zapat zapato, o, un lápiz y
IMAGINARIO 75
76
T R U C O S D E L O F IC IC IO IO
rastreo todas las decisiones y actividades previas que produjeron esa cosa cosa que aho ra tenemos d elante de los ojos ojos.. U na m an era fácil fácil de de tom ar con ciencia de los los acuerdos socia sociale less que en carn an los los objetos objetos fís físic icos os es es enc on trar lugares lugares do nd e esos esos acuerdos acuerdos hayan pro du cido algún objeto d iferente de aquellos a lo los que esta estamos mos acostumbrados. Un ejemplo clásico es el teclado QWERTY, una distri bu b u c ió n in e f icie ic ienn te y d isfu is funn c ion io n a l d e las tecl te clas as d e la m á q u in a d e e scri sc ribb ir que resalta la enorme influencia que tienen los primeros pasos en la creación de objetos estándar. Una vez distribuidas las teclas de esa manera para que los mecanógrafos no mecanografiaran demasiado rá pid p idoo , d a d o q u e la vel v eloc ocid idad ad tra tr a b a b a las p rim ri m era er a s m á q u ina in a s d e e s c r ibir ib ir , el sistema demostró ser absolutamente resistente a la introducción de mejores distribuciones (como el teclado Dvorak, cuyos usuarios son más veloces veloces y más precisos). El cambio cam bio no n o resultó “prá “práctic ctic o” po rque rq ue era demasiada la gente que se había acostumbrado al viejo teclado. (Este ejemplo se describe en David, 1985.)
Todo tiene que estar en algún lugar
Si bien los sociólogos han hecho un fetiche (razonablemente o no) del de be r de m an ten er la “con “con fidenc ialidad” de las identidad es de las pe rsonas que estudian (los especialistas en otras disciplinas de las ciencias soci social ales es un poco menos y en historia, historia, forzosamente, forzosamente, no lo hace n en absoluto), también, casi invariablemente, aportan una breve descripción del ám bito que inves investi tigan, gan, del lugar de do nd e p roviene la información. Uno Un o de esos esos investigadores investigadores po d ría decir: decir: “Re “Reuní uní mi inform ación [el [el hecho de q ue esa inform ación sea cuali cualitat tativa iva o cuantitativa cuantitativa es irrelevante] sobre los niños de un barrio de clase trabajadora integrado por igual cantidad can tidad de blancos, n egros y latinos. latinos. Está Está situado situado en la falda de u na cocolina que mira a un ancho río donde se ven barcazas de carga, en el límite oeste de u na gran ciud ad de d e los estados centrales. La ciudad ciuda d hab ía experimentado una importante pérdida de puestos de trabajo durante los los veinte añ os anter a nteriores iores,, y su base impo sitiva sitiva era n u la” la ”. Y co ntinu nt inu ar así indefinidam indefinidam ente, inten tand o d ar la información información con interminables interminables rodeos, una información mucho más fácil de transmitir con estas pala bras: bra s: “E s tud tu d ié tal y tal b a r r i o e n C lev le v ela el a n d [o D e tro tr o it] it ] ”. C uan do mis mis colega colegass y yo inform inform amos am os sobre n ues tro estud io acerca de los estudiantes universitarios de grado (Becker, Geer y Hughes [1968]
IMAGINARIO
77
1994), nombramos el lugar la Universidad de Kansas pero no obstante ofrecimos la siguiente descripción minuciosa: La universidad (con excepción de la facultad de medicina, que posee su sede en Kansas City, Kansas), tiene su sede en La wrence, Kansas, una ciudad de más de 32.000 habitantes (y, po p o r lo tan ta n to, to , u n a d e las m ayor ay ores es d e l e sta st a do, do , sólo só lo su p e r a d a p o r el cordón suburbano de Kansas City, Wichita, Topeka y Salina). El centro de Kansas City está a unos 45 minutos de distancia en auto, y Topeka a un poco menos. Aunqu e la ciudad tiene otras industrias, su negocio más grande gran de es la universidad. universidad. Lawrence es una ciudad ciud ad universitari universitaria. a. Situada en las sinuosas colinas del tercio con mayor densidad de población població n del estado, gran parte de la Universidad está está ubicada en la cima del M ount Oread , un a alta alta colina colina que dom ina las las llanuras, llanuras, puntead pun teadas as por p or centenare cen tenaress de ciudades pequ eñas eña s y pu p u eblo eb loss . Más g ran ra n d e q u e la m ayor ay oría ía d e ellos, ello s, L awre aw renc ncee es u n a suerte de centro cultural e intelectual del estado, a pesar de la competencia de Kansas City y Topeka (que cuenta con más po p o sib si b ilid il idaa d e s d e las q u e su tam ta m a ñ o h a ría rí a pens pe nsar ar,, d e b ido id o a su po p o sic si c ión ió n c o m o c e n tro tr o d e tra tr a tam ta m ien ie n to e inve in vest stig igac ació iónn psiq ps iquu iáiá tric tricos os de reno m bre m undial). Lawrence parece un a ciudad ciuda d universi u niversitari tariaa del Medio Oeste. Oeste. La Universidad, con sus edificios nuevos y antiguos, sus dormitorios, sus casas de fraternidades y hermandades, su estadio de fútbol a m ericano erican o y sus sus calles calles bordea das de árboles y llenas llenas de estudiantes, se destaca en el centro. cen tro. Más Más allá allá se se encu en cuen en tran las las cómodas casas de los profesores y la gente de la ciudad, y más allá de éstas los conglomerados suburbanos que rodean a todas las ciudades norteamericanas. Un poco más al norte, a corta distancia d istancia a pie, están están el centro de Lawrence, Lawrence, el centro comercial y bursátil, el río Kaw y la Barrera de Peaje de Kansas. (Becker, G eer ee r y H ughe ug hess [1968] 1994 1994:: 161 1617. 7.)) ¿Por qué los científicos sociales redactan esta clase de descripciones? ¿Por qué dimos tantos detalles d etalles acerca de la Universidad de Kansa Kansass y la ciudad de Lawrence? (Véase el debate relacionado en Hunter, 1990: 112117.) Después d e todo, to do, a los cientí científicos ficos soci sociale aless nos gusta generalizar gene ralizar
78
T R U C O S D EL E L O F IC I C IO IO
y, por ende, minimizar las diferencias entre “nuestro caso” y otros. Nos gusta decir que el nuestro es “representativo”, que se parece a muchos o a la mayoría de los cas casos os semejantes. semejantes. Eso nos perm ite argu a rgu m entar en tar que qu e hemos descubierto importantes resultados generales acerca de algún fenómeno o proceso social, y no solamente historias o hechos interesantes. (Retomaré este tema en la sección de muestreo.) Pero recuerden que dije “caso”. Cada sitio de investigación es un caso de alguna a lguna categoría gene ral y, p or lo tanto, el el conocim cono cimiento iento q ue tengamos de él será tamb tamb ién conocimiento acerca acerca de un fen óm eno generalizado. Podemos aparentar que es exactamente igual a todos los otros casos, o al menos que es igual a ellos en todas las cuestiones relevantes, sólo si si ignoram ignor amos os todas tod as sus sus características características locales, locales, peculiares. peculiare s. Si nuestro nu estro caso está localizado en California, diferirá de diversas maneras de un caso localizado en Michigan, Florida o Alaska porque todo aquello que está relacionad o con, o conten co ntenido ido en, o que de pen de de (son muchas la las opciones) la ubicación geográfic geográficaa necesariamente n ecesariamente afecta afecta lo que estamos estamos estudiando. ¿Qué clases de cosas? El clima, por ejemplo. Los levantamientos estudiantiles diantiles de Californi Californiaa en la década décad a de 1960 1960 no pod rían habe ha berr ocurrido del mismo modo en Minnesota; tener un clima benigno durante todo el año o tener pocos meses de clase debido a las bajas temperaturas m arca u na diferencia en la incidencia de las manifestaci ma nifestaciones ones al aire aire lili bre b re.. Si el p re l u d io n e c e s a rio ri o d e u n a m a n ifes if esta tacc ión ió n e s p o n tá n e a es q u e en general haya una gran cantidad de gente en los lugares públicos d o n d e pu ed a ser movil moviliz izada ada po r los los oradores, oradores, los los organizadores y el simple devenir de los los acon tecimientos, tecim ientos, es probable q ue esa condición condición se produzca prod uzca si el el clima clima con duce du ce a com er en el pasto pasto,, a ju g ar con el frisbee o a an da r circulando circulando p or ahí. Es Es m ucho menos men os prob able que se produzca si si hay hay qu e m edir la tem peratura pe ratura po r el factor factor helad o del viento viento y si se corre riesgo riesgo de co ngelam iento al pasar un rato al aire libre libre (aunque no es imposible; Irving Horowitz me recuerda que algunos de los episodios más importantes de la Revolución Rusa ocurrieron en las zonas más frías del país útil recordatorio de que “influye” o “afecta”, que no es lo mismo que “determina”). Las características características de la la población poblac ión también tam bién m arcan diferencias: diferencias: el ninivel educativo, los porcentajes de los distintos grupos étnicos y raciales, el pred om inio de capacidades laborales laborales particulares. particulares. Ésto Éstoss y otros hechos similares son relevantes para cualquier investigación de los procesos
IMAGINARIO 79
de estratifi estratificación cación y de los patron es d e con c ondu ducta cta y organización indirectamente vinculados a esos procesos. Y las conexiones pueden ser muy complejas, y prog pr ogresa resarr a través través de largas largas seri series es de fenó fe nóm m enos en os eslabonados. eslabonad os. A continuación , un ejemplo ejemplo extendido. Supong amo s que estamos estamos estudiando la organización organización d e la prácti práctica ca médica. 1. Las poblaciones que difieren en raza y clase con frecuencia tam bié b iénn d ifie if iere renn e n sus h ábit áb itoo s a lim li m e n tari ta rioo s; alg al g u n o s g rup ru p o s a c o stu st u m bra b ra n c o m e r c a rn e e n c a n tid ti d a d y otr o troo s p re f ie re n los a lim li m e n tos to s c o n colesterol alto. 2. Los Los hábitos alimentarios alimentarios tienen un a fuerte con exión con los patrones de enfermedad; se cree que las diferencias en porcentajes de afecciones cardíacas, por ejemplo, están conectadas con las diferencias en la cantidad de grasas saturadas (las carnes rojas contienen esas grasas en gran número) que ingiere una población. De m odo od o q ue las las poblaciones cuya cuya cultura cu ltura culinaria culinaria difiere, difiere, prob able m ente tendrán patrones de enfermedad difer diferent entes. es. 3. La situación laboral de los médicos que se desempeñan en un área variará variará de acue rdo con la distribuc distribuc ión de los problem as médicos y de los acontecimientos característicos del área. La distri bu b u c ión ió n , a su vez, ve z, d e p e n d e d e la p o b lac la c ión ió n d e l á r e a y de su c u ltu lt u ra. ra . Un m édico que establezca establezca su consultorio consultorio en un área habitada p or pe p e rso rs o n a s q u e , p o r sus su s c o s tum tu m b res re s c u ltu lt u rale ra les, s, ten te n g a d ieta ie tass alta al tass e n colester colesterol, ol, prob ablem ente aten derá más pacientes pacientes con afecciones afecciones cardíacas. 4. Sumemos ahora las características físicas del área. Hay colinas. Algunos residentes contrarrestan algunos de los efectos físicos de su dieta realizando una extenuante rutina física a diario, subiendo y ba b a jan ja n d o las colin co linas as.. O tro tr o s son so n más má s se d e n tar ta r io s y ello el lo a u m e n ta el riesgo de problemas cardíacos. Y en invierno nieva copiosamente, de modo que las personas con sobrepeso y las arterias taponadas de colesterol periódicamente deben palear nieve y, de ese modo, el riesgo aumenta todavía más. 5. Si Si bien los los médicos se especiali especializan zan hasta cierto cierto pu nto pa ra no tener que atender todos la misma distribución de enfermedades, m uchos m édicos residentes residentes en la zona aten derán pacientes pacientes con los mismos síndrom síndrom es cu lturales/m édico s relacionados con las dietas dietas
8 o T R U C O S D E L O F IC IC IO IO
altas en colesterol: colesterol: presión pres ión sangu san guínea ínea alta, ataques cardíacos y dificuldificultades relacionadas. 6. Los profesionales que tienen problemas laborales similares desarrollan, cuand o p uede ue de n discut discutirl irlas, as, ideas ideas compartidas com partidas que especifican, en el caso de los médicos, cuestiones tales como de qué manera los pacientes contraen la enfermedad, quién tiene la “culpa” de que qu e la hayan contraído, qué hará n o dejarán de h acer ace r los los pacientes tes para cuidar c uidar de sí mismos. mismos. Desarrollarán patrones de cooperación (como cubrirse unos a otros p ara poder, con toda tranqu ilidad, tomarse vacaciones vacaciones y fines de sem ana libres libres)) a tono con los pro blemas que producen las enfermedades “típicas” del área (una clase de cooperación, si se trata de una población añosa con problemas cardíacos cardíaco s y Alzheimer, otra, si se trata de un grupo gru po más joven jove n con c on nume rosos embarazos). embarazos). No N o p ros ro s e g u iré ir é c o n la lista lis ta d e todo to doss los o tros tr os aspe as pect ctos os d e l lug lu g a r q u e coco rresp ond ería incluir en el anál anális isis is.. Lo que he dicho hasta a hora basta basta pa p a r a s u g e r ir q u e los p a tr o n e s d e c u ltu lt u r a p rofe ro fesi sioo n a l é s t a serí se ríaa u n a bu b u e n a hipó hi póte tesi siss d e tra tr a b a j o t ie n e n algo al go q u e ver ve r co c o n dónde trab
I M A G IN IN A R I O
8l
ejemplo, Kansas City, por estar tan cerca, era un lugar al que se podía ir y volv volver er en un a misma noch e, un u n lugar lug ar donde don de se podía beber be ber una u na cervez cervezaa o un trago en el mostrador, cosa que era imposible hacer en Lawrence. Era un lugar don de se pod ía ir a escuchar a una band a y beber m ientras ientras se la la escuchaba escuchab a y, y, po r lo tanto, tan to, u n lugar al que se podía llev llevar ar a alguien en plan pl an r om ánti án tico co y, po p o r en e n d e , u n luga lu garr des d esdd e d o n d e se po p o d ía s s i u n o n o tomaba mab a las las debidas precaucion es, com o cualquier cu alquier estudian te universita universitario rio pr p r o m e d io reg r egrr e s a r tra tr a n q u ila il a m e n te a casa c o n la av a v entu en tura ra r o m á n tica ti ca en ciernes y medio med io tanque tanq ue de nafta. nafta. Cualesquiera que fuesen los los problemas en que pudieran meterse los estudiantes del estado de Kansas, unos 160 kilómetros al al oeste oeste,, en la ciudad d e M anhattan, jam ás habrían h abrían pod ido hacer hac er na da de lo que acabo de mencionar. mencionar. Más Más im po rtan te, quizá: quizá: p o r estar tan cerca de Kansa Kansass City City y ser considerada p or muchos (aunqu e, cierta ciertamente, mente, no p or todos todos)) muy superior académica y socialmente a la Universidad de Missouri, en Columbia q u e estaba mu cho más lej lejos os de Kansa Kansass Cit City que Lawrence, atrajo una canddad extraordinaria de estudiantes de buena posición de Missouri. Es induda indu dable ble que qu e esto tuvo que ver con el aire relativamente sofistica sofisticado do e intelectual del campus. Los Los jóvenes jóvene s de bue n pasar de clase clase media no son tan m und ano s com o quisieran quisieran pero tienen cierto cierto esti estilo lo,, y un gran nú m ero de esos esos jóvenes jóv enes venidos de la metrópolis más próxima e ra algo algo a tene r en cuenta. Como ya he dicho, sabíamos estas cosas pero no las tuvimos en cuenta en nuestro libro. Nuestro libro trataba de la resistencia estudiantil til colecti colectiva va a la las dem and as y requ erim ientos iento s académicos académ icos e intelectuales que los profesores les hacían o hacían en nombre de ellos: lo que nosotros (y muchos otros) denominamos “cultura estudiantil”. Nuestro análisis ignoraba los rasgos geográficos (y no he mencionado todos) del lugar do nd e se estaba estaba construyen do la cultura estudiantil de la Universidad de Kansas y explícitamente dejaba que los lectores dedujeran las consecuencias consec uencias p or sí mismos, si si tenían ganas, ganas, o se limitaran a cap tar lo que conside con siderábam rábam os cosas cosas “obvia “obvias” s” que cualquier cua lquieraa (en rigor rigo r de verdad: cualquier cualqu ier norteam ericano erican o de d e cierta edad y con cierta educación) educación) sería sería caca paz pa z d e c o m p ren re n d e r. P ero er o e r a n h echo ec hos, s, aspe as pect ctos os d e lo q u e era la Universidad de Kansas, que condicionaban las formas de acción colectiva que eran la sal de la vida en el campus. En otras palabras, había otras relaciones, además de las que analizamos, involucradas en lo que intentábamos comprender. Es indudable
82
T R U C O S D E L O F IC I C IO IO
que fue crucial la cooperación estudiantil para minimizar la coerción de la organizació organ izaciónn académica im puesta pues ta (en el niv nivel el de los los profesores y de los los adminisu ativos). Esa historia tiene una larga historia, como bien demostró Helen Horowitz (1987). Pero este caso particular de esa historia oc urrió do nd e ocurrió, y allí allí ma rcó una diferencia diferencia.. Más formalmente todavía, las condiciones ambientales de un acontecimiento, organización o fenómeno son cruciales para que ocurra o exista en la forma en la que eventualmente lo hace. Volver explícitas esas dependencias contribuye a idear mejores explicaciones. Recon Re conocer ocer la dep end enc ia de las organizaciones soci sociale aless respecto del ambiente nos lleva a enfocar el problema que deben afrontar numerosos investigadores cuando escriben esos brevísimos recuentos acerca de dónde hicieron su investigación. Dado que está claro que no podemos incluir todo, ¿cuántas y cuáles cosas relacionadas con la localización de nuestro nue stro caso debem os tom ar en cuenta? Ésa Ésa es un a preg p reg un ta táctic táctica. a. La La respuesta provisional es que incluimos todo aquello que, metiendo tanto las narices que no podemos ignorarlo, nos dice que no puede quedar afuera. Si los psicoanalistas que entrevistamos nos dicen que los grupos de autoayuda y las terapias alternativas compiten con ellos por los los paciente pa cientes, s, y m uchas ucha s veces veces les les ganan ga nan , y que qu e esas terap ias y grupos son muy comunes en California, sabremos que cuando estudiemos las carreras de los los analist analistas as no po drem os igno ig norar rar la geografía ni la cultura locales (véase Nunes, 1984). Acumulamos conocimiento encontrando más y más cosas que, en este sentido, no pueden quedar fuera; cosas que están, en primera instancia, vinculadas a las circunstancias locales de los casos que estudiamos. Entonces, en vez de tratar de ignorar o “controlar” la variación local, tendríamos que encontrar estas peculiaridades locales e incluirlas en nues nu esuo uoss resultados. resultados. El estudio de Thoma Tho mass Hennessy (1973 (1973)) sobre el desdesarrollo de las grandes bandas de baile entre 1917 (fines de la Primera Guerra Mundial, cuando muchos músicos negros empezaban a regresar del ejército, ejército, do nd e habían ha bían toc ado en bandas band as segregada segregadas) s) y 19 1935 (cuando la nueva forma de la gran ba nda nd a viaj viajer eraa se se convirt convirtió ió en un fenóm eno nacional) es un excelente ejemplo. Las Las bandas, y la música qu e tocaban, se desarrollaban de m odo diferente según el lugar del país en el que se iniiniciaban y, específicamente, según la naturaleza de las poblaciones negra y bla b lann c a e n esos es os c e n tro tr o s m e t rop ro p o lita li tann o s y las rela re lacc ion io n e s e n t r e amba am bas. s. Las po p o b lac la c ion io n e s b lan la n c a y ne n e g ra d e Nuev Nu evaa York e ran ra n sofis so fistic ticad adas as;; los músic mú sicos os
IMAGINARIO
83
negros sabían leer toda clase de música; el público blanco estaba acostumbrad tum bradoo a escuch ar tocar a músic músicos os negros, negros, de m odo que los los músicos músicos negros tocaban en una gran variedad de circunstancias y adaptaban su música a cada ocasi ocasión. ón. Los músico músicoss negros de Atlanta eran m ucho uch o m enos versados en música europea convencional y, sobre todo, tocaban en espectáculos al al aire libre para la población población negra. Todo esto nos no s lleva lleva a, y pu ed e sintetizarse en , dos trucos: trucos: tod o esté esté Todo tiene que estaren algún lugar. La importancia de q ue todo en algún lugar radica en que aquello que estamos estudiando ocurre en un lugar específico. No en el mundo en general ni tampoco en “un ámbito social” sino en ese lugar, exactamente allí, y lo que ese lugar sea necesariamente habrá de afectarlo. Observemos de cerca, y no dejemos dejemo s de d e observ observar, ar, las las característi característi-cas de ese lugar: los rasgos físicos (dónde está y qué clase de lugar ga r es para pa ra viv vivir, ir, traba tr abajar jar y estar) y los rasgos rasgos sociales sociales (quiénes (quié nes están allí, allí, cuánto cuá nto tiempo tiem po han ha n estado y todas las las otras cosa cosass a las las que qu e los demógrafos, sociólogos, antropólogos e historiadores nos aconsejan prestar atenc ión). Ayuda Ayuda repetir con frecuencia, para nuesuo nue suoss adentros: “Todo “Todo üene ü ene que estar en algún lugar lugar". ". Hay que poner dentr dentro o todo todo lo que no puede quedar fuera. fuera . Seguir la regla anterior es a todas luces imposible, dado que requiere saberlo todo acerca de todo y escribir al respecto cuando llegue el m om ento. Por lo tanto, tanto, mientras pensamos pensamos en nu estro objeto de estudio, deb emos em os advertir adv ertir qué característ características icas del del lulugar invocamos como explicaciones ad hoc de los rasgos sociales les específicos específicos de los que querem que rem os hablar. Si Si nos referimos al clima como explicación parcial de algún acontecimiento, el clima figurará e n nuestr nu estraa explicación intro ductor du ctoria. ia. Y si figura figura en esa esa descripción, te nd rá que q ue figurar en el aná análi lisi sis. s. Así com o todo tiene que o currir cur rir en algún lugar lugar,, también tiene que ocurrir en algún momento, y el momento marca una diferencia. Los pro blem bl emas as y las so s o luci lu cioo nes ne s al p rob ro b lem le m a d el tiem ti em p o se p a rec re c e n m u c h o a los del lugar; lugar; com o dicen los los matemáticos, matemáticos, dejaré que el lector dese ntrañ e a la manera de un ejercicio las implicaciones del truco llamado “Todo tiene que ocur rir en algún m om ento”. ento”.
84
T R U C O S D E L O F IC I C IO IO
NA RR ATIV AT IVA A
Los estilos narrativos del análisis se centran en encontrar historias que expliquen qué es Eso Eso (siendo (siendo “Eso” “Eso” aquello aquello que q ue querem os com prend pre nd er y explicar) y cómo ha llegado a ser lo que es. Cuando un analista de causas causas hace bien su trabajo, el resultado es un gran pro m edio ed io de d e varianvariantes tes explicadas explicadas.. Cuand Cu andoo un analista de narrativa narrativass hace bien su trabajo, el el resultado es una historia que explica por qué determinado proceso tuvo que conducir a determinado resultado. El análisis narrativo produce algo sospechoso para los analistas causales, y con toda razón, dados sus presupuestos y prácticas de trabajo: correlaciones perfectas. Los análisis causales probabilísticos que producen una correlación perfecta son desechados porque necesariamente contienen errores importantes. Los investigadores saben que hay demasiado siado ruido en la inform ación, dem asiadas asiadas m ediciones y otros errores, pa p a ra q u e se p r o d u z c a n c o rre rr e lac la c io n e s p erfe er fect ctas as.. E spe sp e ran ra n co rre rr e lac la c ion io n e s imperfectas, aun cuando su teoría anticipe una correlación perfecta. Pero aunque saben que hay errores en su información (errores que obstaculi obstaculizan zan el camino a correlaciones m ejores), ejores), no desech an la información imperfecta porque no saben cuáles son los casos o las mediciones que contienen el error. Para ser honestos, incluyen todos los casos y, de ese modo, garantizan un resultado probabilístico. Esto no les cae nada bien a los analistas narrativos, quienes consideran que la variable inexplicada es un problema y no una característica natural del paisaje. (Desarrollaré más a fondo estas cuestiones en las disquisiciones sobre análisi análisiss del espacio d e p rop iedad ied ades es y análisi análisiss cualitat cualitativo ivo comparativo compa rativo del de l capítulo 5.) 5.) Los analistas narrativos, por otra parte, no se contentan sino con un resultado completamente determinista. Cada caso negativo se transforma en un a op ortun idad para retinar el resul resulta tado, do, para reform ular la la explicaci explicación ón a fin fin de p od er inclu ir el caso caso que parece anóm alo. Una segunda manera de tratar los casos anómalos, sin embargo y que no cuenta con el beneplácito de los analistas causales probabilistas, es dejarlos fuera. No exactamente dejarlos fuera sino, más bien, decidir, luego de haberlos inspeccionado exhaustivamente, que después de todo no son un caso de la clase clase de cosa cosa que estamos estamos explicando . P arte del proceso de construir una narrativa es la redefinición continua de lo que la teoría está explicando, de lo que en realidad es la variable de pe p e n d ie n te . (Me (M e o c u p o d e e s te te m a d e m a n e r a m ás e x h a u s tiv ti v a e n la
IMAGINARIO
85
disquisici disquisición ón acerca acerc a de la inducción inducc ión analítica del capítulo 5; véas véasee también tam bién Abbott, 1992.)
Preguntar “¿cómo?”, no “¿por qué?”
Todo el mundo conoce este truco. Pero, como ocurre con tantas otras cosas que todo el mundo conoce, las personas no siempre lo utilizan cuand o debieran, no cum plen el requisi requisito to de pregun tar cómo cómo ocurrieron las cosas y no por qué ocurrieron. Por qué hacen eso es una pregunta interesante, aunque supongo que en esta frase está la respuesta: pa p a rec re c e m ás n a t u ral ra l p r e g u n t a r p o r q u é , c o m o yo m ism is m o a cabo ca bo d e hace ha cer. r. Por alguna razón, “¿por qué?” parece más profundo, más intelectual, como si preguntáramos por el sentido más hondo de las cosas, a diferencia de la simple narrativa que evocaría el “¿cómo?”. Este prejuicio encarna en la vieja y malsonante distinción, invariablemente de uso peyo pe yora ratitivo vo,, e n tre tr e u n a exp ex p lic li c a c ión ió n y un u n a “m e r a ” desc de scri ripp c ión. ió n. C om prend pre ndíí por prim era vez vez que “¿cómo?” ¿cómo?” era m ejor que “¿por qué?” m ientras hacía u na investi investigaci gación ón de campo. Cuando Cua ndo entrevistaba entrevistaba a las las personas sonas y les les pregunta pregu ntaba ba p or qué qu é habían hecho hec ho algo, invariablemente invariablemente p rovocaba una respuesta defensi defensiva. va. Si Si le pregu pre gunta ntaba ba a alguien por p or qué había hecho hec ho alguna cosa que m e interesaba en particular “¿Por qué quiso quiso ser médico?”, “¿Por qué eligió dar clases en esa escuela?”, el pobre e indefenso fenso entrevista entrevistado do enten en tendía día mi preg unta como com o un pedido dejustifi dejustificación cación,, de una razón buena y suficiente para la acción que provocaba mi curiosidad. Respondían escueta, esquiva y belicosamente a mis preguntas de “¿Por qué?”, como diciendo: “OK, compañero, ¿con eso te alcanza?”. Por otra parte, cuando les preguntaba cómo había ocurrido algo “¿Cómo llegó a ingresar ingre sar en esa línea de trabajo?” traba jo?”,, “¿Cómo acabó enseñan do en esa esa escuela?” escuela?” , mis preguntas pregu ntas “funcion fun cion aba n” bien. Los Los entre vistados daban respuestas extensas, me contaban historias llenas de detalles informativos, y en sus relatos no solamente hablaban de las razones que hab ían tenido tenid o para h acer tal o cual cual cosa cosa sino, sino, también, de aquellas acciones de otros que habían contribuido al resultado que me interesaba. Y cuando entrevistaba a fumadores de marihuana para desarrollar una teoría sobre la génesis de esa actividad, la pregunta “¿Cómo em pezó a fum ar porro p orro ?”jam ás provocaba la la reacción culpable y defensiva (como (com o si si los los estuviera acusando acusand o de algo) algo) que qu e prod p roduc ucía ía “¿Por “¿Por qué consume drogas?”
86
T R U C O S D E L O F IC IC IO IO
¿Por qué preg pr eg un tar “¿cómo?” “¿cómo?” funciona fun ciona m ucho uch o m ejor que “¿por qué?” en tanto pregunta de entrevista? Hasta los entrevistados mejor dispuestos tos a cooperar, coope rar, que q ue no estaban a la defensiv defensiva, a, daban dab an respuestas sucinta sucintass al “¿por qué?” Entendían que la pregunta buscaba una causa, quizás incluso varia variass causa causas, s, de algo algo que q ue e n cualquie cua lquierr cas caso— o—no no podía po día resumirse en pocas palabras. Y no sólo una vieja causa cualquiera, sino la causa co ntenid nte nid a en las las intencio nes de la vícti víctima. ma. Si usted lo hizo, lo hizo hizo por po r alguna razón. Muy bien, ¿entonces cuál es esa razón? Además, “¿por qué?” qué? ” reque req uería ría una u na “buen bu ena” a” respuesta, respuesta, una un a respuesta qu e tuviera tuviera sentido y se pu diera di era defender. d efender. La respuesta respu esta no p odía od ía revelar revelar defectos ni incoherencias lógicos. lógicos. Debía Deb ía ser soci social al y lógicam ente defen d efendible dible,, es decir que la respuesta tenía que expresar alguno de los motivos que ese mundo convencionalmente aceptara y considerara adecuado. En otras palabras, al preguntar “¿por qué?” le estamos pidiendo al entrevistado una res pu p u e s ta q u e lo absu ab suel elva va d e tod to d a res re s p o n s a b ilid il idaa d p o r la o c u r r e n c ia d e cualquier cosa mala que pudiera subyacer a la pregunta. “¿Por qué ha llegado tarde a trabajar?” claram clara m ente exige exige un a “bu “bu en a” razón; “Porq “Porq ue tuve tuve ganas ganas de do rm ir un poco p oco más" no es un a respuesta, aun cuand cua ndoo sea sea cierto, porque expresa una intención ilegítima. “El tren se retrasó” podría ser un a bu ena respuesta respuesta,, dado dad o que sugiere sugiere que las las intenciones eran bu b u e n a s y la falla fa lla rad ra d ica ic a e n o tr a p a r te (a m e n o s q u e “T e n d r ía q u e h a b e r salido salido lo suficientemente tem prano pra no previendo esa esa posibilidad” posibilidad” fuera la la po p o ten te n c ial ia l resp re spuu e sta st a d e su in te r l o c u t o r ) . En E n la m ayor ay oría ía d e los lug lu g ares ar es n o convendrá respo nde r “Porqu “Porqu e lo decía decía mi horóscop o”. o”. Las preguntas que empezaban con “¿cómo?” daban mayor libertad a los entrevistados, eran menos opresivas, los invitaban a responder como les les venía en gana, a co ntar historias historias que incluían lo qu e a su enten ent en de r de bía b íann inc in c luir lu ir p a ra t e n e r sen se n tido ti do.. N o exig ex igían ían u n a resp re spuu e sta st a “c o rre rr e c ta”, ta ”, no pr p r e t e n d ía n a trib tr ibuu ir a nad n adaa ni a n a d ie la resp re spoo n sabi sa bililidd ad p o r posib po sibles les m alas acciones o malos resultados. Indicaban una curiosidad ociosa o desinteresada: “Eh, “Eh, ¿qué pasó en el camino para que qu e llegaras llegaras tan tarde tard e a traba ja j a r ? ”. N o tran tr ansm sm itía it íann la form fo rm a q u e la res r espp u esta es ta d ebía eb ía to m a r (en (e n el caso de “¿por qué?”, una razón contenida en una intención). En consecuencia, invitaban a los entrevistados a incluir lo que ellos consideraban importante p ara la historia, historia, más más allá allá de q ue yo yo lo lo hubier hu bieraa pensado pens ado o no. Cuando realizamos cierta clase de investigaciones, es probable que no queramos que los entrevistados tengan tanta libertad. Si pretendemos que elija elijann respues respuestas tas a nuestras nuestras preguntas entre un peq ueñ o n úm ero de
IMAGINARIO
87
opciones (como suele ocurrir, aunque no siempre, en la investigación po p o r e n c ues ue s ta) ta ) a fin d e p o d e r c o n ta r c u á ntos nt os e lig li g ier ie r o n c a d a o p c ión ió n , n o querrem que rrem os co nsidera r aquellas aquellas posib posibil ilidad idades es que no estén incluidas incluidas en nuestra nu estra list lista; a; tend rían que figurar bajo el el rótulo “otros” otro s” y no podríam os utilizarlas para lo que pensamos hacer. Pero la clase de investigación que yo realizaba, y todavía realizo, buscaba otra cosa cosa.. Yo quería qu ería cono co nocer cer todas todas las las circunstancias de un aconteaco ntecimiento, todo lo que pasaba alrededor, a todos los que estaban involucrados. (“Tod (“Todo” o” es una hipérb hip érbole ole en este caso caso;; en realidad realida d yo yo no q uería uer ía todo eso, eso, pero sí, sí, por cierto, mu cho más de lo lo que acostum bran quere qu ererr los científicos sociales.) Quería conocer las secuencias de las cosas, cómo cóm o un a cosa llevab llevabaa a la otra, cómo esto no oc urría hasta que no ocurría aquello. Y, sobre todo, estaba seguro de que no conocía a todas las pe p e rson rs onas as,, a c o n tec te c im ien ie n tos to s y circ ci rcun unss tanc ta ncia iass imp im p licad lic ados os e n la hist hi stor oria ia.. Es pe p e r a b a seg se g u ir su m a n d o a ese es e c o n jun ju n to y que qu e m i c o m p ren re n s ión ió n , m i a n á lili sis, is, fueran haciéndose más complejos complejos con lo que ap rendía ren día de mis mis en trevistados. Quería maximizar su libertad de contarme cosas, en especial, cosas que yo no había pensado. Hay una importante excepción a mi condena a las preguntas sobre el “porqué”. A veces los investigadores quieren saber, exactamente, qué clase de razones da la gente para lo que ha hecho o cree que podría hacer. cer. Cuand C uandoo Blanche Geer Ge er y yo entrevistábamos entrevistábamos a estudiantes de m edicina (Becker, Geer, Hughes y Strauss [1961], 1977: 401418) sobre las posibles especialidades especialidades que iban a elegir d ad o que qu e todaví todavíaa era n estudiantes, todas todas las opciones eran hipotéticas, lo que en realidad queríamos saber era, prec pr ecis isam am ente en te,, las clases d e razo ra zone ness que q ue d a rían rí an p a raju ra juss tifi ti ficc a r sus opci op cione ones. s. Queríamos construir un marco de razones aceptables para elegir e investigar la m anera an era en e n que qu e esas opciones opcione s afectaban el el espectro de especialidades disponible disponibles. s. No esperábam esperáb amos os que esas opciones opcione s pred ijeran las las decidecisiones siones que tomarían los los estudiantes estudiantes cuando, e n el futuro, escogieran escogieran una u otra especialid especialidad. ad. Queríamos Que ríamos conoce co nocerr su sus razones razones como parte d e nuesn uestra descripción de la perspectiva que guiaba su pensamiento mientras todavía esta ban en los los primeros primero s años de facult facultad. ad. Por lo tanto, en las investigaciones de campo, se aprende más de las pre p re g u n tas ta s q u e c o m ien ie n z a n c o n “¿Cómo “¿Có mo?” ?” que qu e d e aque aq uellllaa s q u e p a rte rt e n de “¿Por qué?”. Su eficacia como estrategia de entrevista no garantiza la utilidad teórica de una idea. No obstante, es una pista.
88
T R U C O S D E L O F I C IO IO
Pro Proce ceso so
La pist pistaa conduce a una m ane ra general de pensar que es un buen truco truco teórico. Supongamos que aquello que deseamos estudiar no tiene causas sas sino un a historia, un relato, u na narrativa; narrativa; un “prim ero ocu rrió esto, esto, luego aquello, y luego aque llo otro y term inó de este m od o”. Desde esta esta per p ersp spec ectitiva va,, e n te n d e m o s la o c u rre rr e n c ia d e los a c o n tec te c im ien ie n to s al averi av eri-guar los pasos del proceso que los lleva a suceder, en lugar de las condiciones que hicieron necesaria su existencia. Pero no estamos buscando historias particulares como las que cuentan los novelistas o los historiadores. No buscamos las especificidades que distinguen una historia de cualquier otra. En cambio, buscamos historias típicas, historias que funcionen más o menos de la misma manera cada vez que ocurren. No buscamos efectos de causas invariables, sino historias cuyos pasos tengan una lógica, quizás incluso una lógica tan inevitable como la lógica de las causas. Desde este punto de vista, los acontecimientos no son causados más que por la historia que los cond ujo a ser tal como son. son. Los científicos sociales llaman pro proce ceso soss a las historias que presentan estas características. Abbott (1992: 6869) cita la explicación que da Robert E. Park de esta esta idea en su introdu cció n a un estudio de las las revoluc revoluciones iones (Edwards, 1927, x, xm): [El que haya tácti tácticas cas de revoluciones] p resup res up on e la existencia existencia de algo típico y genérico en estos movimientos; algo que se pu p u e d e d e s c rib ri b ir e n té r m in o s g e n e rale ra less . P re s u p o n e , e n sum su m a, la existencia de materiales para un relato científico de la revolución dado que la ciencia la ciencia natural no es, a la larga, sino una descripción en términos conceptuales de los pro p rocc e s o s q u e c o n d u c e n a los a c o n tec te c im ien ie n to s , ju j u n t o c o n las explicaciones que permiten predecir y controlar los acontecimientos. No N o sólo só lo se tra tr a ta d e e m p le a r las p ala al a b ras ra s c o rre rr e ctas ct as,, “pro “pr o c e s o ” en e n vez d e “causa”. causa”. Implica Implica otra m an era de trabaj trabajar ar.. ¿Qu eremos en ten de r cómo se separa una pareja? No busquemos, como hizo toda una generación de investigadores de la familia, los factores de fondo ni las circunstancias pre p re s e n te s q u e d ife if e re n c ia n a las p arej ar ejas as q u e se s e p a ra n d e a q u e lla ll a s q u e pe p e rm a n e c e n u n ida id a s. B usqu us quem em o s e n cam ca m b io, io , com co m o hizo hi zo D iane ia ne V augh au ghan an
IMAGINARIO 89
(1986), la historia de la ruptura, investiguemos todos los pasos del proceso, cómo se cone ctan en tre sí esos esos paso pasos, s, cómo u no creó las condiciocon diciones para que ocurriera el siguiente, a fin de obtener una “descripción en términos conceptuales de los procesos que conducen a los acontecimientos”. La explicación de la ruptura es que la pareja atravesó todos esos pasos, no que sus miembros eran tal o cual clase de personas. U no pod p odría ría qu ere r preguntar: “Bueno, está está bien, pero ¿por qué atraviesan todos esos pasos? ¿Cuál es la causa de eso?”. Empíricamente, si investigamos investigamos el tema, tema, descu d escubrirem brirem os que q ue to da clase clase de personas persona s atravi atravieesan esos pasos, que no parece haber una clase especial de persona que los atraviese ni tampoco ninguna situación específica que conduzca a los los involucrados a atravesar atravesarlos los.. U no de los hallazgos hallazgos más sorp so rpren rende dente ntess de Vaughan sobre la rup tura tur a de d e las las parejas parejas es es que el proceso es siempre el mismo, se trate de una pareja casada o no, heterosexual u homosexual, de clase trabíyadora o de clase media. Más sorprendente todavía es que ocurre de la misma m anera, indepen dientem ente de que la persona son a que qu e inicie inicie la rup ru p tura tu ra sea varón o mujer. El “inic “iniciad iador or”” com ienza el pro p ro c e s o y lue lu e g o se d e sar sa r r o lla ll a el rest re stoo d e la sec se c u e n c ia, ia , d e a c u e r d o c o n un a lógica que de pe nd e m uch o (en el caso caso de las las parejas parejas en vía víass de sese pa p a r a c ió n ) d e q u i é n sab sa b e q u é a c e rca rc a d e l e sta st a d o d e la rela re lacc ión ió n e n c ada ad a pa p a so d e l p roc ro c e so. so . P o r e jem je m p lo, lo , el inic in icia iadd o r sabe sa be q u e se avec av ecin inaa la r u p tura porque tiene la intención de separarse y su “pareja” no la tiene y, po p o r lo tan ta n to, to , n o p u e d e e sta st a r p r e p a r a d a p a r a a f ro n tar ta r la c o m o lo está es tá el iniciador. Las narrativas de procesos no tienen una meta predestinada. Puede n te n er más de un u n final (a un qu e quizá nos interese interese sólo sólo uno de lo los po p o s ible ib less fin fi n a les; le s; p e r o é sa es o t r a h isto is to r ia, ia , q u e a h o n d a r é e n el c a p ítulo 5), y puede que eso que intentamos explicar no ocurra en algu no de esos esos fina finale les. s. Por ejemp lo, si si la la pareja desp ués de todo no se separa. A medida que se desarrolla la historia vemos cómo uno u otro factor de fondo o conjunto de circunstancias vuelve más o menos prob able q ue la histori historiaa se desarrolle desarrolle de m odo que conduzca a la la ruptura. Pero el resultado nunca es seguro. Lo único seguro es que las historias que terminan de esa manera llegan a ese final por este camino. Esta clase de imaginario narrativo pondrá nerviosos a muchos científicos sociales, porque ellos quieren encontrar leyes invariables cuya forma sea “A “A —►B, bajo condic con dicion iones es C, D y E”. E”. Q uier ui eren en p o d er dec d ecir ir que algo
go
T R U C O S D EL E L O F IC IC IO IO
que ocurrió no podría haber ocurrido de otra manera, puesto que una ley de las ciencias sociales demuestra su necesidad lógica y empírica. Si, en cambio, encuentran una historia sobre todo una historia que podría habe r resultado resultado de otro m od o se se sienten sienten engañados. No aceptan un a simple simple historia como ciencia po rqu e n ada obliga obliga al al resultado a ser como es. No creen haber aprendido nada. Si uno se apega estrictamente a esa versión de la “ciencia” en las “ciencias sociales” tendrá un gran problema. Stephen Jay Gould (1989: 4850) describe ese problema preguntando: si si rebobináram rebobiná ram os el casete casete de la historia historia alu a lude de , p or supuesto, a la historia historia de la evolución evolución biológi b iológica ca sobre la T ier ra ra y empezáramo emp ezáramo s de cero, ¿las cosas resultarían igual?”. Gould dice que no. Georg Geo rg von Wright W right (1971) (1971) ha realizado un análi análisi siss formal m uy útil, útil, po p o r c ier ie r to, to , a u n q u e c o m p lic li c a d o d e las c o m p leji le jidd a d e s imp im p líc lí c ita it a s e n la construcción de un determinado lenguaje. Su aporte más útil ha sido distinguir entre dos clases de explicaciones. Una muestra “por qué algo algo fue o se volvió necesario la otra muestra “cómo algo fue o se volvió posi A unque ue sepamo sepa moss cómo cóm o algo se volv volvió ió posible, posible, no n o obstan ob stante te no lo sable”. Aunq bem b em os p o r p red re d icc ic c ión ió n sino si no p o r lo q u e Von W righ ri ghtt (1971: (1971 : 58) y otro ot ross d e nominaron “retrodicción”: “A partir del hecho de saber que un fenóm eno ha ocurrido, pod emos em os inferir en retrospe retrospecti ctiva va que su sus condiciones necesaria necesariass prev previa iass también tamb ién deb d eben en de hab h aber er ocurrido ocu rrido en el pasado pasado.. Y ‘mirando al pasado’ podemos encontrar sus rastros (en el presente)”. (1971: 5859.)
CAUSAS
Consideremos una última forma de imaginario: la causalidad. A los científicos sociales les gusta pensar, y decir, que algo “causa” otra cosa. El imaginario de la causalidad, y la lógica que implica, es filosóficam ente muy en m ara ña do po r lo lo menos (para mis mis magros conocimientos) desde Hume y es especialmente difícil de separar del simple hecho de la secuencia, secuen cia, en que u na cosa cosa sigue sigue a la la otra. La bola de billar A golpea a la bola de billar B. La bola de billar B se mueve. ¿El hecho de que A golpeara a B “causó” que ésta se moviera? Dejemos a un lado estos enredos filosóficos. Los sociólogos solemos resolver el problema de la causa expresándolo en procedimientos que, concordamos, serán útiles a la manera en que sabemos que A
I M A G IN IN A R I O g i
causó B, sea esto acertado desde el punto de vista filosófico o no. Estos procedimientos tienen estatus de métodos paradigmáticos. Son pa p a rte rt e s d e p a q u e te s d e idea id eass y pro p rocc e d im ie n to s q u e a lg u n a c o m u n id a d de científ científico icoss ha acordado aceptar como suficientemen suficientemen te buenos para el propósito de establecer la causa. Por todas las razones que señaló Thomas Kuhn (1970), estas ideas paradigmáticas son armas de doble filo. Sin ellas no podemos hacer nada. Pero jamás hacen lo que dicen hacer. Dejan terribles anomalías en la estela de su uso. La lógica que las respalda tiene defectos terribles. Por lo tanto, son siempre vulnera bles bl es al a ta q u e , a q u e se d e m u e s tre tr e q u e son so n y h a c e n m e n o s d e lo q u e pr p r e t e n d e n . En numerosas ocasiones los sociólogos han acordado paradigmas pa p a ra e sta st a b lec le c e r la cau ca u sali sa lidd ad, ad , p o r lo g ene en e ral ra l d e scr sc r ibie ib ienn d o sus p ro c e d im ientos m ediante edia nte el lenguaje d e las variab variables les.. El analista identifica identifica un a “variable variable de pe nd ien te”, algún fenóm eno que varía varía a lo lo largo largo de alguna dimensión, y luego intenta identificar las “variables independientes” cuya propia variación “causa” la variación de la variable dependiente. La definición defin ición de la causa es la la covariación. covariación. Si Si la la m edida ed ida d e la variable variable de pen dien te A cambia de m anera regular cuando cambia cambia la la med ida de las variables independientes, la causa ha sido demostrada o, al menos, los los investigadores investigadores que a ceptan este este paradigm a concuer conc uerdan dan en que q ue se ha pr p r o d u c id o evid ev iden enci ciaa d e caus ca usal alid idad ad.. (Me h e basa ba sadd o e x ten te n s a m e n te e n el anális análisis is de Ragin [1987], aunq au nque ue ada a daptan ptan do sus argum argu m entaciones entac iones a mis pro p ropp ó sito si tos. s. R e tom to m a ré sus idea id eass m ás a d e lan la n te, te , e n el c a p ítu ít u lo 5.) Na N a tu r a lm e n t e , esto es toss p ro c e d im ien ie n tos to s tie ti e n e n m u c h a s difi di ficu cultltad ades es.. Cuando los estudiantes aprenden las técnicas de correlación, tradicionalmente aprenden también que correlación no es causalidad. Una larga lista lista de p roblem as p uede ue de com plicar la la fác fácil il identificación identificación de cova cova-riación y causalidad. No obstante, los sociólogos emplean rutinariam ente este tipo de explicación, explicación, en una un a variedad variedad de formas, particularmente en aplicaciones paradigmáticas como figurarse qué factores afectan la movilidad social: ¿hasta qué grado la posición social de los padres, la educación, la ocupación y otras variables similares covarían con (y p or e nd e causan) causan ) la movilidad de clas clasee de un a persona? Un procedimiento estándar (mejor dicho, una familia de procedim ientos) ha sido una su erte de factorización factorización cuasiexperimental cuasiexperimental de la relativa relativa influenc ia de las las var varia iass causas causas que, im aginamos, podrían po drían explicar o da r cuenta de (se (se ha emplead o un a divers diversidad idad de términos para
92
T R U C O S D E L O F I C IO IO
describir esta conexión) el resultado que nos interesa. Lieberson (198 (1985) 5) ha critic criticado ado profu nda m en te esta esta famili familiaa de proce dim ientos esestadísti tadísticos cos argu m en tando tan do que la idea de estimar la influencia de una un a va variable volviendo volviendo constantes cons tantes otros o tros factores es es insostenible debido deb ido a la dis dis-tribución no aleatoria de las variables así introducidas, al problema de la “selección”. No obstante, luego ha intentado (1992) mantener la vigencia de esa lógica despejando las ocasiones para usarla. Los procedimientos utilizados en los estudios basados en esta lógica consisten en comparar los casilleros de una grilla (los casilleros contiene n casos casos que e nc arnan arn an diferentes diferen tes com binacione s de las las variab variables les estuestudiadas), y las comparaciones no soportarán críticas estándar a menos que estén respaldadas por un gran número de casos. Los resultados de esos estudios consisten en proposiciones probabilísticas sobre las relaciones entre las variables, cuyos sujetos no son personas ni organizaciones que hac en cosa cosass sino sino más bien bien variabl variables es que tie nen un efecto efecto o produce n un grado m ensurable de variac variación ión de la variab variable le depen diente. Las conclusiones de esos estudios que los casos estudiados presentan un a particular probabilidad probabilidad de m ostrar tal tal o cual cual resultad o pretend en ser aplicables a todo un universo de casos similares. La lógica lógica de este este enfo que , incluso en la versión versión despe jada prop uesta po p o r L ieb ie b e rso rs o n , n o s inst in staa a im a g ina in a r q u e tod to d a s las c ausa au sass inv in v oluc ol ucra radd a s en la prod ucc ión d e un efecto efecto o pera n más o menos simultánea y conticontinuamente, como en las conocidas leyes que gobiernan las relaciones entre la presión, la temperatura y el volumen de los gases. Incluso cua ndo estamos mejo r informados y sabemos que A de be pre ced er a B, B, los procedimientos analíticos exigen que las tratemos como si eso no fuera cierto. cierto. Estos procedimientos también nos exigen imaginar que las varia bles bl es p ro p u e s t a s c o m o caus ca usas as o p e r a n d e m a n e r a i n d e p e n d i e n t e . C ada ad a una hace su propio aporte a la variación de la variable dependiente. Por supuesto que el analista tendrá que vérselas con los efectos de la interacción: los efectos sobre la variable dependiente de los efectos que las variables independientes ejercen entre sí. Pero estas úldmas también son consideradas como si todas ellas ocurrieran en forma simultánea y continua. Por último, estos procedimientos consideran que las causas se suman. Podemos descubrir que una cantidad de cosas contribuyen al resultado que nos interesa. El imaginario de esta clase de causalidad
IMAGINARIO
93
sugiere que cada un a de ella ellass podría, de existir existir en c antidad suficie suficiente, nte, pro p ro d u c ir p o r sí sola so la el resu re sulta ltadd o . En línea lín eass más má s gen g ener eral ales es,, c u alq al q u ier ie r com c om bin b inaa c ión ió n d e “c o n trib tr ibuu c io n e s ” al resu re sultltaa d o p u e d e p rod ro d u c irlo ir lo,, sie si e m p re y cuand cua ndoo existan existan en cantidad sufici suficiente ente.. Ind icar q ue esta famili familiaa de técnicas técnicas conside ra qu e las las caus causas as ope ran de esta m anera an era no implica decir qu e los los analist analistas as qu e las utilizan utilizan sean tan estúpidos como para no reconocer que las variables tienen un orden temporal, que ocurren en secuencias variables y reconocibles, y que las técnicas no ofrecen maneras simples de manipular ese conocimiento. El analista procede “como si” todo lo mencionado antes fuera el caso. caso. La lógica lógica de las las técnicas técnicas no provee n ing un a m anera an era especial de afrontar estos problemas. Los artefactos visuales como los diagramas de red , que disponen las varia variabl bles es en un d iagrama conectado po r fleflechas, chas, pre tende ten de n ocuparse ocu parse de la secuencia temporal, pero el tiempo tiempo no es más que una metáfora visual para ellos. O tro enfoque, en foque, q ue Ragin (1987 (1987)) considera múltiple y coyuntural, coyuntural, presenta u na imagen diferente difere nte de la causalida causalidad. d. R econoce que q ue las causas causas no son realmente realm ente independ inde pendientes, ientes, que no reali realizan zan cada un a su su contribución indep ind epen endie diente nte a algún algún vector que qu e produ pro duce ce el resultado total de la variabl variablee dependiente. En cambio sugiere que las causas sólo son eficaces cuando opera op erann en conjunto. conjun to. La variable variable X, tiene un efecto, pero sólo sólo si si las las vari variaa bles ble s X9 X 9 y X3 X 3 y X4 tam ta m b ién ié n e stán st án pres pr esen ente tes. s. A falt f altaa d e éstas, éstas , la vari v ariab able le X, bie b ienn p o d ría rí a habe ha bers rsee qu q u e d a d o e n su casa. Esa es la pa p a rte rt e “coyu co yunn tura tu ral”. l”. O tra tr a m anera ane ra de expresarl expresarlo, o, para pa ra dejar en claro la la diferencia diferencia con el modelo anterior, es decir que es multiplicativa. Como nos han enseñado en la escuela, si multiplicamos un número por grande que sea por cero, el resultado es cero. En las imágenes multiplicativas de la causalidad todos los elementos deb en desem peñar peña r su su parte en la conjunción o combinación combinación de las las circunstancias circunstan cias causales relevantes. relevantes. Si falta falta alguno algu no de ellos ellos,, po p o r muy grandes o muy importantes q ue puedan pue dan ser los los otros, otros, la respuest respuestaa seguirá seguirá siendo cero y el efecto efecto que nos interesa no se prod ucirá. ucirá . La parte “m últiple” del argu m ento dice que más de u na d e esas esas com bin b inaa c ion io n e s p u e d e p r o d u c ir e l resu re sultltaa d o q u e n os inte in tere resa sa.. E n estas es tas imáim ágenes causale causaless hay hay más más de u na m ane ra de alcanzarlo. alcanzarlo. El El que un a com bin b in a c ión ió n fu n c ion io n e en u n caso ca so d e p e n d e r á del de l con co n tex te x to: to : las co c o n d icio ic ionn e s histórica y socialmente socialm ente específicas específicas que varían de un caso caso a otro. otro. Este Este enfo que suele considerarse necesario para los los estudi estudios os qu e acumu lan gran cantidad cantidad de información información acerca acerca de un p equeñ o nú m ero de
94
T R U C O S D E L O F I C IO IO
caso casos, s, com o oc urre ur re en los los estudios históricos históricos transnacion transn acionales ales (como (com o los los estudios sobre la revolución o el desarrollo de las políticas estatales de bie b ienn e s tar ta r soc s ocia iall e n a lgu lg u nos no s p aíse aí ses) s).. A q u í el anal an alis ista ta i n t e n t a e s tud tu d iar ia r los casos históricos reales en toda su complejidad, en vez de las relaciones en tre variables variables en un universo de caso casoss hipotético hipotéticos. s. La conc lusión p retend te ndee volver volver inteligibles los los casos casos históricos históricos en tanto tan to instancias de d e la manera ne ra en que las variab variables les postuladas ope ran en conjunto. co njunto. (El (El “algorit “algoritmo mo bo b o o le a n o ” de R agin ag in es u n m é to d o p a r a p r o d u c ir res re s u lta lt a d o s c o m o éste. ést e. Lo analizaré analizaré en detalle en el capítulo 5.) 5.) Deseo concluir este capítulo refiriéndome a otra clase de imagen: la del científico social cuando trabaja. La representación estándar de las ciencias sociales contemporáneas es la del valiente científico (uso el masculino porq ue el imaginario es muy macho) que som ete sus sus teorías teorías a una prueb pru ebaa em pírica crucial y las desecha c uand o no n o están e stán a la la altura, altura, cuando no es posible rechazar la hipótesis nula. Ragin ofrece una imagen contrastante que me parece sumamente atractiva: la del científico socia sociall inmerso inme rso en e n “un rico rico diálogo” diálo go” en tre inform ación y evidencia; evidencia; una imagen que se parece mucho más a la actividad científica tal como la vislumbrara Blumer: ponderando las posibilidades obtenidas de la profunda familiaridad con algún aspecto del mundo, sistematizando esas ideas en relación con las clases de información que se podrían reunir, verificando las ideas a la luz de esa información, atendiendo las inevita bles bl es d isc is c r e p a n c ias ia s e n t r e lo q u e se e s p e r a b a y lo q u e se h a e n c o n t r a d o , repen rep ensan san do las posibilidades posibilidades y obtenie ob tenie ndo nd o más inform ación, y así sucesivamente, en una versión de la imagen de Kuhn del desarrollo de la ciencia ciencia como un todo. todo.