Publicado en: AVILA, Víctor, Manuel y PEÑA, Wilson. Universidad epistemologías emergentes y metodologías en otredad . Universidad Libre, 2012. SILENCIOS QUE SE PROLONGAN LA REPRESENTACIÓN DE LOS OTROS EN LA INVESTIGACIÓN WILMER VILLA
“ Nadie ha inventado un método que sirva para aislar al erudito de las circunstancias de su vida, de sus compromisos (consciente o inconscientes) con una clase, con un conjunto de creencias, con una posición social o con su mera condición de miembro de una sociedad. Todo esto influye en su trabajo profesional” Edward Said LA INVESTIGACIÓN, EL LENGUAJE Y LA ACCIÓN CENTRALIZADORA
Considero que la investigación durante cierto tiempo ha sido una instancia para producir conocimiento correlativo al influjo del acervo epistemológico ya establecido, el cual se originó en una geografía en particular y desde ahí se introdujo al resto de la humanidad, como una única forma de pensar y producir conocimiento, respaldado a través de la epistemología y la metodología hegemónica. Toda esta operación cognitiva y cognoscitiva se dio por medio de la prolongación retorica que ocasionaría un estado de dependencia epistémica en los territorios de ultramar; esta dinámica de producción de conocimiento, ha ejercido su dominio por medio de la radicalización del marco de cosmovisión euroccidental1, el cual se impuso en el llamado tercer mundo, a partir de las continuidades
Candidato a doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos Universidad Andina Simón Bolívar Sede Quito. Magister en Investigación Social Interdisciplinaria. Profesor Proyecto Curricular en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, Universidad Distrital Francisco José de Caldas y Maestría en Educación Línea en Educación Comunitaria, Universidad Pedagógica Nacional.
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Categoría aportada por Marcel Mazoyer e introducida por AMIN, Samir. “De la crítica del racionalismo a la crítica del euroccidentalismo culturalista”. En: CÉSAIRE, Aimé. Discurso sobre el colonialismo. Madrid. Editorial: Akal, 2006, página 95
discursivas que se proyectaron y se instalaron más allá del “sistema mundo moderno colonial” colonial”, originado con el control de Europa sobre el océano atlántico. Los efectos y estragos causados con la aplicación de las formas de indagar, ha representado para unos la exposición a largos lar gos periodos de clasificación, encierro en cierro y anulación de los otros, o tros, convertidos en seres monstruosos, bárbaros, primitivos, incivilizados, incultos, aborígenes y nativos, quienes supuestamente debían de ser liberados de su propia amenaza, es decir la animalidad producida por los europeos en los cuerpos y modos de vida de los colonizados. Mientras esto sucedió para los pueblos de África, Asia y América, para los europeos representó la gran oportunidad de universalizar su visión de cultura, política, ciencia, economía, ética y estética.
Durante mucho tiempo la investigación como generadora de conocimiento ha estado asociada a ciertos procesos de control de sentido de las personas diferentes, presentadas por medio de las teorías explicativas como irracionales, anormales, ágrafas y disfuncionales, eran representaciones montadas en la distancia que aniquilaba la diversidad y postulaba la universalidad correspondiente con el centro de representación propio de la modernidad. Los comportamientos, prácticas y costumbres de los otros, no representaba nada para la humanidad, eran simplemente tildados como tradiciones premodernas, desabrigadas supuestamente del manto de la civilización y el progreso occidental. De esta forma se llegó a decidir en nombre de los otros, representados en ausencia de su propia voz, imagen y conciencia de sí mismo; fueron personas no merecedoras del respeto, valor y sabiduría, personas víctimas de “las técnicas objetívales”2 impuestas sobre su propia humanidad, provocando en ellos una huida que los dejara por fuera de sus propias representaciones.
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GORDON, Lewis. Gente “problemática” y la descolonización epistémica: hacia lo poscolonial en el pensamiento de la diáspora africana. En: MOTTA, Marroquín. Jesús y VILLA, Wilmer. Trayectoria de pueblo y procesos de investigación en diversidad cultural. Bogotá. B ogotá. Universidad Distrital Francisco José de Caldas, en proceso de publicación.
discursivas que se proyectaron y se instalaron más allá del “sistema mundo moderno colonial” colonial”, originado con el control de Europa sobre el océano atlántico. Los efectos y estragos causados con la aplicación de las formas de indagar, ha representado para unos la exposición a largos lar gos periodos de clasificación, encierro en cierro y anulación de los otros, o tros, convertidos en seres monstruosos, bárbaros, primitivos, incivilizados, incultos, aborígenes y nativos, quienes supuestamente debían de ser liberados de su propia amenaza, es decir la animalidad producida por los europeos en los cuerpos y modos de vida de los colonizados. Mientras esto sucedió para los pueblos de África, Asia y América, para los europeos representó la gran oportunidad de universalizar su visión de cultura, política, ciencia, economía, ética y estética.
Durante mucho tiempo la investigación como generadora de conocimiento ha estado asociada a ciertos procesos de control de sentido de las personas diferentes, presentadas por medio de las teorías explicativas como irracionales, anormales, ágrafas y disfuncionales, eran representaciones montadas en la distancia que aniquilaba la diversidad y postulaba la universalidad correspondiente con el centro de representación propio de la modernidad. Los comportamientos, prácticas y costumbres de los otros, no representaba nada para la humanidad, eran simplemente tildados como tradiciones premodernas, desabrigadas supuestamente del manto de la civilización y el progreso occidental. De esta forma se llegó a decidir en nombre de los otros, representados en ausencia de su propia voz, imagen y conciencia de sí mismo; fueron personas no merecedoras del respeto, valor y sabiduría, personas víctimas de “las técnicas objetívales”2 impuestas sobre su propia humanidad, provocando en ellos una huida que los dejara por fuera de sus propias representaciones.
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GORDON, Lewis. Gente “problemática” y la descolonización epistémica: hacia lo poscolonial en el pensamiento de la diáspora africana. En: MOTTA, Marroquín. Jesús y VILLA, Wilmer. Trayectoria de pueblo y procesos de investigación en diversidad cultural. Bogotá. B ogotá. Universidad Distrital Francisco José de Caldas, en proceso de publicación.
El problema de hablar en nombre de los otros en la investigación se relaciona con la “traducción” traducción” hecha desde el punto de vista de los autores, esos que ponen por encima de cualquiera posibilidad de representación las ya acostumbradas del agente especializado de la modernidad quien quien actúa como garante del conocimiento que se iba produciendo, en este caso se desempeña como un vigilante epistemológico, encargado de garantizar la validez a la luz de la epistemología y metodología empleada en los procesos. “Por ello, resulta que la traducción y representación de los otros está atravesada por una búsqueda permanente de eufemismos, mejores (o peores) formas de denominar la alteridad. Sin embargo, esas formas no son neutras ni opacas y generan consecuencias en las vidas de los otros”3.
Las formas de nombrar en investigación a las personas consideradas como objeto de estudio, informantes y colaboradores, es decisoria en el tipo de relación que se quiera establecer con la comunidad. De ahí que el lenguaje empleado por el investigador o la investigadora, se convierte en un factor decisorio para el encuentro o desencuentros entre las personas involucradas en el proceso. Por este motivo, “la elección de lenguaje y el uso que de él se hace son básicas para la definición que un pueblo da de sí mismo en relación con su entorno natural y social, incluso en relación con el universo entero”4, esto también se refleja en la investigación, sobre todo cuando en el lenguaje empleado se transportan todo tipo de mecanismos, prácticas y usos lingüísticos, por medio del cual el investigador pasa a representar a los otros desde des de sus referentes.
Las formas de nombrar se convierten en una instancia de invención para posicionar la versión del investigador sobre el investigado, como parte de una metodología para crear silencios que se prolongan y niegan la voz de los actores, decisorias en la omisión o clausuras de las personas que son asumidas como objeto de estudio. En casoel caso el locus de la
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DUSCHATZKY, Silvia y SKLIAR, Carlos. Los nombres de los otros. Narrando a los otros en la cultura y la educación. En: Habitantes de babel. Políticas y poéticas de la diferencia. Buenos Aires. Editorial: Laertes, 2001 4
Ngugi Wa Thiong´O, T hiong´O, citado por GIROUX, Henry. Cruzando límites. Barcelona. Editorial: Paidós. 1997
enunciación5, pasa a ser remplazado por el del investigador, quien se afirma en la autoridad delegada por el canon disciplinar para hablar en nombre de los otros.
La existencia desde una materialidad cultural concreta se hace posible a través de las concepciones, categorías e imaginarios teóricos, los cuales obedecen a unas construcciones ideales y abstractas de la realidad. Por este motivo no existe quien habla y actúa en un contexto referencial a la experiencia de vivir la cultura, solo existe aquel que es recreado por medio de la escritura del investigador quien observa, describe y explica los comportamientos de los otros.
Son las nociones que el investigador logra cultivar a través de su formación disciplinar, las que dominan la representación de las situaciones, acontecimientos, fenómenos, objetos y personas que son recogidas a la luz de los imaginarios teóricos a partir de los cuales se produce un orden explicativo de la realidad. Aunque parezca exagerado, para muchos investigadores la realidad no era significativa sino pasaba por el tamiz de la gran teoría, existía un modo de decir que clausuraba todas las representaciones primarias de las personas que eran consideradas como parte de un “conocimiento vulgar ”6, carente supuestamente de rigor que se sustentaba en una objetividad propia del conocimiento científico que era validado según el estatuto epistémico de la ciencia euroccidental.
Las oposiciones binarias bajo las cuales ha funcionado la lógica occidental se hacen ver en todos los ámbitos de producción humana, bien sea en lo social, lo económico, lo político y lo epistémico, por medio de la cual se privilegia una experiencia por encima de otra. Un fiel 5
Puesto en escenario de la reflexión académica por medio de los estudios poscoloniales que interrogan el referente posicional a partir del cual el discurso se formaliza. En la obra de E. Said, se encuentra una fuerte reflexión sobre todo en la práctica que llevo a los europeos a inventar a oriente por medio del orientalismo. 6
Para la profesora Catherine Walsh, existe “conocimiento cierto” entendido como “ciencia”, y “conocimiento imaginado”, como no-ciencia, como “saber”. Ver el texto: (De)colonialidad e investigación. Ética, práctica y saber. Ponencia presentada en el I Encuentro Internacional y V Nacional de Investigación, Universidad Libre, Bogotá, 21 de agosto de 2008, página 4
reflejo de la distinción establecida como una instancia de consagración que actúa frente a otras que son denigrados, es la separación de la epistéme con respecto a la doxa. En la epistéme encontramos el sustento al conocimiento científico, el cual es asumido como el verdadero y que tiene la principal característica de ser duradero a todos los tiempos y lugares. La doxa correspondería al sentido común, fiel integrante del “conocimiento vulgar ”, este no sería invitado al festín celebrativo de la ciencia.
El presupuesto diferenciador entre conocimiento científico y “conocimiento vulgar”, se presenta como un continuo histórico que vendría a caracterizar la academia occidental y sus prolongaciones en el tercer mundo, esto ha conllevado al establecimiento de una distinción que pasa hacer totalmente arbitraria, la cual parte de un profundo “desconocimiento” y “desprecio” por los conocimientos de los pueblos y comunidades, asumidos en la investigación social como una instancia práctica para capturar información considerada de “segundo orden: datos en brutos, que tenían que ser manipulados para adquirir un nivel científico de primer orden”7. Este tipo de tratamiento en los procesos de investigación se hizo muy frecuente bajo el dominio del positivismo, extrapolado de las ciencias naturales a las ciencias sociales y ciencias humanas.
Bajo una pretensión de objetividad, se apelaba al distanciamiento de las circunstancias y determinaciones sociales, económicas, políticas, culturales y lingüísticas, las cuales influían en el objeto a indagar; paradójicamente mientras que esto se negaba, se entendía que“un conocimiento es objetivo cuando se corresponde con la realidad del objeto y lo describe o explica tal cual es, y no como nosotros desearíamos que fuera; consiste en tratar de encontrar la realidad del objeto o fenómeno estudiado, elaborando proposiciones que reflejan sus cualidades”, las cuales representaban los intereses del investigador quien formulaba las hipótesis, pasando a comprobarlas por medio de la manipulación del procesos y del objeto estudiado. 7
BOLÍVAR, Antonio, DOMINGO, Jesús y FERNÁNDEZ, Manuel. La investigación biográfica-narrativa en educación. Madrid, 2001, página 61
Desde la filosofía de la ciencia, vía la epistemología se estableció un rígido distanciamiento entre el conocimiento científico y “el conocimiento vulgar”, utilizado por los investigadores sociales, como simples datos que tenían que ser verificable para así volver confiable y eficaz la investigación, esto se refleja en procedimientos de triangulación donde los datos son sometidos a una validación desde otras fuentes que dejan ver supuestamente un continuo o una recurrencia. Un claro ejemplo de esta situación se presenta cuando se trabaja con fuentes orales que aportan unos datos que tienen que ser cruzados con fuentes provenientes de los archivos formales y otros artefactos que garantizarían supuestamente la validez de la investigación. En este caso el conocimiento aportado por los actores, no se validan desde la circunstancias de producción, teniendo en cuenta la naturaleza misma del conocimiento y el papel que juega en las colectividades humanas.
Paradójicamente los conocimientos aportados por las comunidades étnicas y culturales son subvalorados, sólo se presenta una valoración cuando son pasados por “el filtro depurativo” de los grandes marcos teóricos que posicionan la mirada de quien ejecuta la acción en la pesquisa. En esta medida, la epistemología de quien indaga está por encima de los procesos contextuales del conocimiento que se produce de forma situada o local. Es así como el conocimiento de los pueblos son reducidos a mero saber “espontáneo”, “no sistemático”, es decir terminan siendo saberes irrelevantes en la dinámica de investigación, porque lo central pareciera ser la teoría y la metodología utilizada en el proceso, lo demás es visto como instancia para capturar información, convertida en “datos de segundo orden”.
Por todo lo anterior es que el conocimiento de los pueblos, culturas y comunidades, durante mucho tiempo ha sido visto como simple “conocimiento vulgar”, esto se puede apreciar en algunos libros de filosofía de la ciencia que inciden en la formación de los nuevos investigadores sociales. En el texto de Arnal, Rincón y Latorre, se convierte en un claro ejemplo de la clasificación del conocimiento, estos autores consideran:
La experiencia revela que la vía ordinaría que sigue el hombre para resolver sus problemas suele basarse en el conocimiento vulgar, por ser una forma de conocimiento práctico, que se transmite directamente de unos a otros y se manifiesta en parte, en la cultura popular. Es un pensar espontáneo que preside la vida cotidiana. De alguna manera, el saber vulgar es propio del sentido común, y este se concibe como un campo de conocimiento propio de la comunidad que permanece sin articular y sin conformar ( …). El conocimiento vulgar no es explícitamente sistemático ni crítico, por estar basado también en la autoridad o en la tradición, de modo que ninguna de sus partes atañe a todas las demás, no existe intento consciente por considerarlo como un cuerpo consistente de conocimientos (…) De ahí que una diferencia importante entre ciencia y sentido común reside en que la ciencia intenta ser consciente y deliberadamente más crítica y organizada. En este sentido, el saber filosófico y el científico son formas de conocimiento más desarrolladas8.
Frente a este desarrollo surgen las preguntas ¿Qué es lo “vulgar”? ¿Desde qué referente se concibe? y ¿Qué es acción de dominación o apertura histórica compromete este tipo de concepción? Estos interrogantes conllevan a otro interrogante: ¿Cuál es la ecología del concepto? Es decir en que medio, circunstancias y hegemonías se produce la concepción. En este caso vemos que se corresponde con la supremacía de la epistemología positivista de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX, ampliamente obsesionada por el rigor y validez del conocimiento que debía de ser científico, llegando a definir un objeto y un método que determinaba la dinámica de investigación.
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ARNAL, Justo, del Rincón, Delio y Latorre, Antonio. Investigación Educativa. Fundamentos y metodologías. Barcelona. Editorial: Labor S. A. 1992, página 2
DISPARAR CÁMARA, GRABAR VOZ O APROPIAR CONTENIDOS: EL PROBLEMA DE
“
LA INSTRUMENTALIZACIÓN DE LAS RELACIONES
SOCIALES EN LA INVESTIGACIÓN
”
Frente a la investigación social se hace necesario revisar las concepciones que durante cierto tiempo han estado dominando las ciencias sociales y las ciencias humanas, para así superar el reduccionismo epistemológico y metodológico. En cierta forma se podría llegar a impensar las categorías, las teorías y diseños de investigación que asumen la rigurosidad de la ciencia a partir de la naturaleza del conocimiento que compone las ciencias exactas, llegando a desconocer que la naturaleza del conocimiento generado por las ciencias sociales es de otro tipo, donde no prevalecen leyes, las constantes y los modelos probabilísticos para validar los datos.
El impensar los modos de concebir y actuar en la investigación, lo propongo desde el hecho de asumir “lenguajes otros”, aquellos que ayuden a afirmar el relacionamiento en una contexto situacional, donde no se esté prevenido a la construcción de categorías conjuntas9, planteamientos o formulaciones y diseños, así como a los afectos y motivaciones, donde lo humano no huya de lo humano por medio de la autocontención de los sentimientos de quienes participan en el proceso de investigación10; por el contrario estos aspectos deben de ser parte del sentir y el actuar del investigador, quien no puede reprimirlo y controlarlo en aras de una objetividad.
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El hecho de construir categorías conjuntas entre el investigador y los actores, tiene que ver con una forma de asumir la investigación desde una horizontalidad, es decir un relacionamiento sujeto-sujeto, es la posibilidad de ver y asumir también la producción de conocimiento desde un diálogo interepistémico; esto se asume en relación con los proceso de descolonización de la investigación, así como desde la teoría fundamentada de Strauss y Corbin (1998). 10
El hecho recuperar los sentimientos de quienes participan en la investigación, tienen que ver con la necesidad de pasar por la descolonización de la investigación, es recuperar la subjetividad del investigador e investigadora, así como los relacionamientos que da cuenta de la intersubjetividad. Frente a este aspecto se puede consultar a TUHIWAI, Smith. Linda. Decolonizing Methodologies, Research and Indigenous. London: Zed Books, 2003.
En algunos casos el impensar las formas convencionales de proponer, desarrollar y poner a circular los resultados de investigación, se debe a la necesidad de ver, nombrar y actuar más allá de lo existente en los imaginarios teóricos y los reduccionismos metodológicos. En este caso, me apoyó en los desarrollos de Immanuel Wallerstein, quien llama la atención sobre las continuidades en la epistemología de las ciencias sociales, quien sostiene:
Para analizar con algún fin, es normal que los eruditos y los científicos repiensen los asuntos. Cuando nuevas evidencias importantes socavan los paradigmas, las predicciones no se cumplen, nos vemos obligados a repensar nuestras premisas. En ese sentido, gran parte de las Ciencias Sociales del Siglo XIX se repiensan constantemente en las formas de hipótesis específicas, sin embargo, además de repensar – algo que es normal – a las ciencias Sociales del Siglo XIX, creo, necesitamos impensarlas, debido a que muchas de sus suposiciones – engañosas y constrictivas – , desde mi punto de vista están demasiado arraigadas en nuestra mentalidad. Dichas suposiciones, otrora consideradas liberadoras del espíritu, hoy en día son la principal barrera intelectual útil en el mundo social 11.
El hecho de impensar los modos convencionales bajo los cuales se formula, se conceptualiza, se desarrolla y se elaboran los informes final de la investigación, parte de la acción de liberar la imaginación para así dejar de ver, nombrar y actuar en la realidad desde un ángulo, el cual nos ha llevado a asumir una excesiva naturalización de los acontecimientos, los lugares, las temporalidades, las textualidades que las personas producen y reproducen. En este caso se hace necesario desacostumbrarnos a las fórmulas y recetas que impiden leer el mundo desde una
perspectiva otra12, permitiendo a través de la investigación, llegar a valorar lo oculto, lo silenciado, los ausente y lo desacreditado. Es más un ejercicio de saber encontrar, saber merecer y no un enmascaramiento que conlleva a engañar a los otros para obtener acceso al mejor momento donde puedas disparar la cámara para la fotografía, dar con la voz y grabarlos o sencillamente preguntar 11 12
WALLERSTEIN, Immanuel. Impensar las ciencias sociales. Méjico D. F. Editorial: Siglo XXI, 2003
Se asume desde KHATIBI, Abdelkebir, quien considera que es “una estrategia otra, la que no avanza nada sin volverse contra sus propios fundamentos”, corresponde a un “sistema abierto”.
sobre la base de obtener la información a espalda de las personas, sin su autorización de las personas que son los portadores de los contenidos culturales, es una forma de “apropiar” por parte del investigador “para desapropiar” los textos y las costumbres que dan cuenta de los otros u otras .
El concebir y actuar en la investigación debe estar a travesada por un profundo respeto a las personas que participan en ella, no se trata de manejar teorías y metodologías, se trata también de asumir a los otros u otras, desde una apertura y desplazamiento mental donde lo significativo sea la experiencia de conversar y aprehender mundos que hemos representados en la distancia y espesura de la indiferencia e indolencia. Esto se puede llegar a transformar dejando de asumir al otro desde un estado de compasión que el Yo epistemocentrado, experimenta hacia las personas sobre las cuales se indaga; no se trata de ver, nombrar y actuar sobre los otros, asumiendo y representándolo en ausencia que lo clausura o lo hace invisible 13.
Se trata de asumir al otro u otra, desde una posibilidad de afirmar la diversalidad cultural y
epistémica14 , donde los otros u otras dejan de ser sólo objeto de investigación, sino sujetos productores de conocimiento. Esto nos ayuda a superar la marcada acción que durante cierto tiempo se dio, la cual consistía en que él investigador o investigadora, actuaba de espalda o bajo las sobras en un sentido de clandestinidad, manejando los asuntos de la investigación como si fuera un secreto, donde la información del proceso no se le compartía a todos y todas, es una manera de proceder inconsecuentemente con los desafíos planteados desde la misma investigación; es decir, cuando investigamos somos parte de la investigación, superando la distancia de la epistemología realista que se sustenta en la diferenciación entre el objeto y el sujeto. Todos y Todas, hacemos parte de una u otra medida de la investigación, sobre todo cuando compromete las acciones, el relacionamiento, las interacciones, las construcciones y todas las producciones humanas, tanto material como simbólicas. Un caso que ilustra esta situación es el siguiente:
13
Para una mayor profundización sobre lo visible y lo invisible en la investigación se puede consultar al antropólogo chicano Renato Rosaldo (1989; 183). 14
Según el profesor Ramón Grosfoguel, es una diversidad conformada por varias diversidades.
Pocos días después de haber llegado a una ciudad del sur de Georgia (1932) se rumoraba que yo era un agente de una empresa de fibras sintácticas, enviado para estudiar la viabilidad de la instalación de una industria en la ciudad. Mis desmentidos no hacían otra cosa que reforzar el rumor: todo el mundo trataba de venderme las excelentes cualidades de la ciudad y su población. El observador se había convertido en una verdadera hada madrina. Hasta el punto de que se hizo imposible realizar un trabajo mínimamente serio. La solución fue abandonar la ciudad 15.
La utilización de este caso de la etnografía anglosajona, nos sirve para alertar sobre el problema del ocultamiento de la figura del investigador y sus propósitos. En la práctica de investigación de corte colonial, la figura del quien llegaba era cubierta por un enigmático manto que los hacía intraducible a los lugareños; en otro caso el investigador era visto como esa persona que venía desde el centro a la periferia a solucionar los problemas de la gente de la periferia. En este último caso se hacía una representación del investigador desde “la colonialidad ser” que lo ponía por encima de los otros u otras, objetivados a través del lenguaje realista de quien desde un punto superior oteaba la realidad u objetos, esto es Santiago Castro-Gómez, la “hybris del punto cero” (2007).
El actuar en la investigación requiere de una movilización permanente de quien la realiza, llegando al encuentro con el otro, es en cierta forma un abandonar el lugar de privilegio que señala la “hybris del punto cero”. No se trata de ponerse a salvo de la gente y de los textos que se tejen y entretejen en los contextos de interacción; es más el entregarse a los momentos donde se pueden advertir los cruces de fronteras culturales. Muchas veces el relacionamiento no es armónico, equilibrado, ni en términos conciliador; se trata de un ánimo para la exposición, atreviéndose a vivir las nuevas situaciones desde un extrañamiento de los sentidos que llevan a hablar sobre los otros u otras. En cierta forma, 15
DEN HOLLANDER, A. N. J. Social Description: Problemms of Reliability and validity, in Jongmans & Gutkind (Eds) Anthropologists in the Field. Van Gorkum. Asen N. L. 1967.
es obligarse a salir del refugio que impide avanzar en la comprensión pluriversal de la humanidad16.
Históricamente se ha presentado una tendencia de las personas que se encuentran en los contextos donde se desarrollan las etnografías, ellos expresan una propensión hacia quienes realizan la investigación, ven en la experiencia una oportunidad para compartir desinteresadamente sus conocimientos; mientras en algunos casos, crece en ellos una expectativa relacionada con la solución de los problemas más apremiante, es como si el investigador fuera a solucionar o informar a las autoridades centrales del poder Estatal. Frente al primer tipo de interés mostrado por las personas hacia el etnógrafo, tenemos que este puede ser una posibilidad para la intersección entre los actores, tal como pasó con la siguiente situación:
A los pocos días de llegar a Pinola, en zona tropical fui víctima de picadura de mosquito en las piernas. Ello provocó una gran inflamación en la zona afectada – desde las rodillas hasta los tobillos-. Caminando por la aldea me encontré con
una pinolteca que después de saludarme me preguntó qué me pasaba y sin darme tiempo a que le contestara ofreció un diagnóstico. Según el concepto de enfermedad en pinola, hay ciertas erupciones que se atribuyen a una incapacidad de la sangre para absorber la vergüenza sufrida en una situación pública. Esa enfermedad se conoce como “disípela” (Keshlal en lengua nativa).
La mujer me explicó que mi presencia en una fiesta la noche anterior era seguramente la causa de que yo me hubiera avergonzado y me aconsejó que me sometiera a una curación, la que se lleva a cabo cuando el curador se llena la boca de aguardiente y sopla con fuerza arrojando una fina lluvia del líquido en las partes afectadas y en otras consideradas vitales, tales como la cabeza, la nunca, la muñecas y el pecho. Yo acaté el consejo y después de varias “sopladas” me retir é del lugar. Por eso se supo y permitió en adelante un
diálogo con los informantes de tono distintos a los que habían precedido a mi 16
Lo pluriversal se asume como un referente de filosófico de los pueblos mesoamericano quienes apuestan desde hace mucho tiempo a un mundo que quepan varios mundos y no un universo donde la constante es un modelo centralizado y afirmado en las hegemonías.
curación. El haber permitido que me curaran de una enfermedad que es muy común en la aldea creó un vínculo afectivo y se convirtió en tema de prolongadas conversaciones17 .
Al leer este texto surge la pregunta ¿Quién se dispone a la verdadera apertura? y ¿Cuál es el interés que se produce con la apertura? La emergencia pareciera que se da en quien llega, pero quien se encuentra el contexto específico de la acción lo abraza con la sabiduría de su comunidad, no importando que sea una persona desconocida lo importante es la protección que le pueden brindar, asegurando una buena estadía. Es una acción desinteresada y sólo es guiada por un encuentro donde se comparten al investigador ciertos contenidos, es la actuación dentro de una experiencia de distención entre las partes, llegando al firme propósito de producir contenidos motivadores de la conversación. Cabe señalar que desde el punto de vista de quien investiga sólo estaría en juego el hecho de propiciar empatía con “los nativos”. Desde el punto de vista de los actores esta posibilidad se convierte en una instancia de respaldo solidario, donde se le abre una puerta de la cultura a alguien diferente a ellos.
Con el trabajo de campo que realiza el investigador se presentan varias posibilidades de interacción que son movidas por el interés de quien investiga. Dentro del desarrollo de la etnografía se logra identificar una fuerte tendencia de “instrumentalizar las relaciones sociales”18, es decir generar unas series de acciones por parte del investigador que tienen como principal interés la obtención de la información, no importando los medios sino el fin. La adopción de este camino para el desarrollo del trabajo de campo se ha cuestionado por cuanto que cae en la utilización de las relaciones humanas para conseguir la mejor foto, grabar y entrevistar a las personas, sin importar el sentimiento, la intimidad y la confianza, es un fingir para lograr el propósito del instante preciso para recoger la información. Por este motivo es que se cuestiona un tipo de trabajo de campo donde se “se asume que el 17
Hermitte, citada por GUBER, Rosana. La etnografía. Método, campo y reflexividad. Bogotá. Editorial: Norma, 2001 18
VELASCO, Honorio y DÍAZ, de Rada. Ángel. La lógica de la investigación etnográfica. Madrid. Editorial: Trotta, 2004
hombre es el mejor instrumento para estudiar los grupos humanos, o, expresado menos retóricamente: la mejor estrategia para el análisis de los grupos humanos es establecer y operacionalizar relaciones sociales con las personas que los integran”19.
La anterior cita refleja el continuo asimétrico de la investigación etnográfica, caracterizada en algunos momentos con el establecimiento de una organización obsesiva de las acciones, en este caso el propósito es el de mantener el control sobre el proceso de la investigación; Es un actuar que se relaciona con la génesis misma de la etnografía, ligada a un pasado colonial. El investigador seria aquella persona que actúa, simula y trata de romper las barreras, para así convertirse en un miembro más de la comunidad; en verdad llega a convertir en es uno más de aquellos que engañan a los pueblos, comunidades y grupos culturales, por medio del fingir y el actuar. Lamentablemente se ha llegado a considerar que el “trabajo de campo es un ejercicio de papeles múltiples. Como ya percibió Griaule, se trata en cierto modo de un juego de mascaras”20.
Ante el juego de la máscara con que cuenta el investigador se puede presentar el engaño, manipulación y el fingir; en fin, el recurso de la máscara hace parte de una estrategia que posiciona al etnógrafo, quien siempre tiene la ventaja de cambiar o adaptarse a las situaciones del contexto, bien sea para “volverse un afable camarada de las persona estudiada, un amigo distante, un extranjero circunspecto, un padre compasivo, un patrón interesado, un comerciante que paga por revelaciones, un oyente un tanto distraído ante las puertas del más peligroso de los misterios, un amigo exigente que muestra un vivo interés por las más insípida historias familiares, así el etnógrafo hace pasar por su cara una preciosa colección de máscaras como no tiene ningún museo”21. Es la utilización de las relaciones sociales que lo lleva a asumir varios roles, papeles y acciones, pero siempre en atención para sacar la mejor de las información.
19
Ibíd.
20
Ibíd.
21
Ibíd.
Según esta forma de hacer investigación etnográfica, se trataría más de poner a salvo el lugar investigador, para así llegar al momento de convencer, tomar y apropiar los textos de los otros u otras. Por este motivo se cuestionaría “el modelo de situación teatral, la simulación dramática que menciona Griaule, es un apunte de la singularidad metodológica que consiste en instrumentalizar las relaciones sociales con un objetivo de conocimiento”22. En este caso el investigador no gana un merecimiento a partir del saber encontrar con, desde y para los otros, sino un manipular los textos. Esta situación tiene que ver con el acto de reducción arbitraria, donde las personas que son representadas como objeto de estudio, son traídas a través del lenguaje de quien investiga, esto se hace por medio de un “código de interpretación” que se coloca en juego por medio de la mediación epistemocéntrica que hace el investigador, así como los referentes que se desprenden del imaginario que conforman el marco de visión de mundo de quien investiga, desde ahí se configura el lugar de enunciación de quien observa, describe y define la realidad. Por esto motivo se señala, no hay una acción desprendida del interés de la investigación, donde el lenguaje sea transparente o neutral a la realidad, esto se debe tener presente cuando se hace investigación social, investigación educativa e investigación de corte militante.
INVESTIGACIÓN, REPRESENTACIÓN Y ACCIÓN DESCENTRALIZADORA
Cuando se intenta relacionar y construir un nuevo sentido de acción que involucra la investigación puesta en clave de la interculturalidad, se vuelve sobre la pregunta ¿Cuáles son las posibilidades de representar a partir de los procesos de investigación? Esta pregunta se convierte en una potente instancia para reflexionar sobre las formas más recurrentes de hacer investigación social. Frecuente se ha asumido la dinámica a partir de un lenguaje totalizador que se desprende de un “realismos epistemológico” que intenta “re-presentar ” la realidad como si fuera una imagen atrapada en “espejo”, esto ha sido una constante en la investigación “desde la modernidad cartesiana, donde la representación surge como la 22
Ibíd.
producción por la subjetividad de una objetividad de lo que está afuera. Rorty (1993) criticó en su momento, como metáfora dominante en el pensamiento occidental, concebir la razón o mente como espejo que re-presenta el mundo desde un objeto divino que justifica lo que es verdadero”23.
La centralidad de la representación como una producción fiel de la realidad, en los últimos tiempos ha sido cuestionada desde distintos referentes epistemológicos entre los que se destacan el posestructuralismos francés, los estudios poscoloniales y subalternos, así como los estudios culturales latinoamericanos que encuentran un fuerte sustento en “los discursos contra el colonialismos” y “la descolonización”. En este texto no se busca hacer una consideración específica de cada uno de los referentes epistémicos nombrados, lo que busca es hacer unas precisiones sobre la representación, entendida como una instancia de posicionamiento ante el mundo y sus devenir, su formación se da por medio de la aprehensión de la realidad que se internaliza y externaliza por medio de procesos cognitivos, lingüísticos y culturales.
La representación se fija por medio de la definición del referente que se va constituyendo en la relación con los objetos, las personas y los lugares, es una instancia de organización para la construcción de sentido en medio del desenvolvimiento social de las personas. Según la intelectual del grupo subalterno de la India Spivak
Dos significado de representación están operando al mismo tiempo: representación como “hablar a favor de”, como en la política, y re presentación como “re- presentación”, como en el arte o en la filosofía. Dado que la teoría es así mismo sólo “acción”, el teórico no representa (“habla a favor de”) al grupo
oprimido. Por supuesto, el sujeto no es visto como una conciencia representativa 24
– un re-presentar la realidad adecuadamente-” . 23 24
BOLÍVAR, Antonio. Op. Cit., página 69. Las cursivas que aparecen en esta cita son mías.
SPIVAK, Chakravorty. Gayatri. ¿Puede hablar el subalterno? Bogotá. Revista Colombiana de Antropología, volumen 39, enero 2003, página 308
Estas dos definiciones son útiles al momento de advertir sobre el referente de la teoría y la acción, donde según Spivak son “irreductiblemente discontinuo”. Considero que la relación-producción25 no ha sido admitida y en reiterada ocasiones se ha negado bajo el pretexto de la objetividad que asume el intelectual o el teórico, frente al hecho de “hablar a favor de”, es como si sus producciones fueran imparciales. “Los intelectuales se representan a sí mismos como transparentes”26, supuestamente pareciera que fueran personas impermeables que nada les afecta. Según Julien Benda, son “aquellos cuya actividad no está esencialmente guiada por objetivos prácticos, todos aquellos que ponen su gozo en la práctica de un arte, una ciencia o la especulación metafísica, o, dicho más brevemente, en la posesión de ventajas no materiales, y, consiguientemente, en cierto modo parecen decirnos: “Mi reino no es de este mundo”27.
La cita presentada en el párrafo anterior la tomo del libro de Said, fue sacada del texto de Benda, The treason of the intellectuals (la tradición de los intelectuales), escrito en 1927, esta autora denuncia la postura que para esta época ella identificaba en los intelectuales, quienes usualmente apelan a la neutralidad para representar sin ninguna carga social que los obligue a asumir un compromiso, una responsabilidad o un estado de inquietud por medio del cual entran a inquietar a otros. Son sus elaboraciones resultante de la escritura, la investigación y publicación que lo pone frente a un público; pero entonces ¿Dónde puede estar a salvo el intelectual que investiga convencido de la justicia y la igualdad resultante de la simetrías, hasta el punto de comprometerse con los silenciados, olvidados y vituperados? Su refugio se encuentra en el riesgo de ejercer su actividad con plena libertad, 25
Esta es una instancia de creación de la humanidad donde las elaboraciones sobre, en, de, desde, con y para las personas, los contextos y las situaciones se dan por medio de una constante de relacionamiento producción, donde nadie escapa de si o de lo humano; en este sentido se puede hablar de una creación producción o una producción imitación. Para un mayor acercamiento a este desarrollo se puede consultar VILLA, Wilmer y VILLA, Ernell. Descentración del canon y valoración de las emergencias posibles: la cuestión del lugar de enunciación de lo silenciado. Cartagena. Cuadernos de Literatura del Caribe e Hispanoamérica. Universidad de Cartagena y Universidad del Atlántico, 2008 26 27
SPIVAK, Chakravorty. Gayatri. Op. Cit., página 309
BENDA, Julien, citado por SAID, Edward. Representaciones del intelectual. Bogotá. Editorial: Debate, 2007, página 25
convencido de sus propias limitaciones para representar, es decir para hablar en nombre de los otros…? Pero, aún así, él asume su papel con responsabilidad social. “El intelectual siempre tiene la posibilidad de escoger, o bien poniéndose de parte de los más débiles, los peor representados, los olvidados o ignorados, o bien alineándose con el más poderos”28.
La limitación del representar se relaciona con el lenguaje y la postura asumida por quien compromete sus acciones como investigador, todo esto se refleja al momento de hablar desde un lugar correlativo a la experiencia de vida. Un investigador comprometido se hace consiente de esta situación, llegando a advertir que sus construcciones son de carácter situacional, relacional y posicional, es una aproximación a unas relaciones sociales que se dan en un momento o periodo, en unos contextos de encuentro o desencuentros, bajo la influencia de un punto de vista que se convierte en una perspectiva para preguntar, observar y en general, brindar las garantías para la conversación. Por esto, comparto lo que propuso Said, cuando abordaba la tarea del intelectual con respecto a lo colectivo, donde surge la posibilidad de “mostrar cómo el grupo no es una entidad natural o de origen divino, sino una realidad construida, manufacturada, e incluso en algunos casos un objeto inventado, con una historia de luchas y conquistas tras él que a veces es importante explicar”, esto debe de ser la tarea de un “intelectual investigador de la cultura” que hunde sus raíces del pensar y actuar en el lugar habitado.
La representación que el investigador construye como un “intelectual de la cultura”, se compromete con el hecho de abordar ciertos silencios, vacios y omisiones, no se trata de profundizar en lo ya recovado o transitar los caminos ya andados, se trata de buscar donde no hay ninguna posibilidad de encontrar o hallar, es asumir lo descartado por la certeza del conocimiento informado que ha dominado la escena de producción y consumo de un tipo de epistemología universal.
28
Ibíd., página 52
Las marcas dejadas por los silencios, se convierte en un muy buen rastro para la investigación que busca recorrer un camino para la liberación y encuentro con las voces negadas a través de la historia29.
Lo que es importante en un trabajo es lo que no se dice. Esto no es lo mismo que la indiferente noción de “lo que se rehúsa a decir”. Aunque podría ser
interesante en sí mismo: un método puede ser construido sobre esto con la tarea de medir silencios, tanto los conocidos como los no conocidos. Pero más que esto, lo que el trabajo no puede decir es importante, porque allí la elaboración de la declaración es llevada a cabo en una suerte de jornada al silencio30.
Los silencios dan cuenta de lo situacional, relacional y posicional en la investigación, es decir quien investiga puede ocasionar con su actuar una violencia epistémica que conlleva a pasar por alto las voces de las personas, dejando por fuera sus representaciones que son suplantadas por la del investigador, las cuales devienen del núcleo duro de la teoría. Esta situación la podemos ver en el caso de la investigación educativa que durante mucho tiempo se desarrolló a partir del desplazamiento de la voz de los maestros, quienes eran reemplazados por las voces de los expertos. Por esto, “revalorizar el papel de los profesores como investigadores, agentes del desarrollo curricular, reconocer su estatus central en la enseñanza, es – como dice Elbaz (1991:10)- una opción política tanto como epistemológica: reconocer el derecho a hablar y a estar representado.
Es cierto que, desde la antiguedad, se ha acudido a la voces de los profesores y profesoras pero, aunque obtenida de primera mano la investigación educativa las ha tratado como material de <
> (…) Las voces mismas de los docentes debían ser
29
Frente a la acción liberadora de la investigación se asume como una instancia de mutua afectación y no como una sola posibilidad donde quien genera la acción es quien investiga, la liberación se da en un encuentro mutuo, guiado por el desplazamiento de imaginarios, prejuicios, estereotipos, estigmatizaciones y demás formas de reducción de las personas. 30
SPIVAK, Chakravorty. Gayatri. Op. Cit., página 326
<>, con determinados procedimientos analíticos, hasta hacerlas desaparecer, o – en cualquier caso- relegadas a una función ilustrativa”31.
El anterior caso de la investigación educativa y el accionar del experto, reflejan la larga “jornadas” de silencios a las cuales han sido sometidos los maestros. Este tipo de silencio es totalmente impuesto y parte de una supremacía epistémica que desconoce y se erige como absoluta. Contrariamente a esta situación, existen otros tipos de silencios que se convierten en el refugio estratégico de las personas, estos silencios son muy importantes, sobre todo si concebimos la investigación desde la interculturalidad donde se hace imperativo el respeto y valoración hacia la elección adoptada por las personas que participan en la investigación, para así no caer en la acción que invade la privacidad cultural de los otros.
Frente a este caso de silencio como una elección para poner a salvo contenidos, personas, lugares y demás aspectos de la interacción, quiero compartir un caso que refleja esta situación, el cual sucedió en la Serranía del Perijá, municipio de la Paz, corregimiento de San José del Oriente, resguardo la Laguna departamento del Cesar. En un proceso de investigación con los Yukpas que consistía en generar un diálogo intercultural para identificar contenidos culturales que soportara el currículo de las escuelas32. En una tarde antecedida de un sol resplandeciente, el Yuguapo33 nos contaba la historia del dios del Agua, cuando de repente hizo un breve silencio y profirió la siguientes palabras: “no puedo seguir contando más sobre esta historia, porque para Yukpa, cuando habla de esas cosas y lo menciona, con eso lo está llamado y entonces el sale de su calma, viene con su fuerza y pueden pasar muchos tiempos lloviendo, causando desgracia, porque cuando hay mucha agua también eso es malo, se producen las inundaciones y la avalanchas. Nosotros tenemos 31
BOLÍVAR, Antonio, DOMINGO, Jesús y FERNÁNDEZ, Manuel. Op. Cit., página 61
32
Proyecto de Investigación Diseño de Currículo Yukpa desde el bilingüismo en el preescolar en el Resguardo Yukpa la Laguna departamento del Cesar. Escuela Normal Superior María Inmaculada Manaure Cesar y Ministerio de Educación Superior, 2006 33
Maestro Sabedor de los Yukpas quien recrea los conocimientos que vienen de la memoria ancestral
las costumbres de no nombrar a esos dioses, sabemos que existen pero no hablamos de ellos, solo en momentos especiales donde se les cuenta a los niños las historias, del resto de tiempos ellos están ahí pero para nada se le menciona, tampoco se puede pensar mucho en ellos porque lo estas llamando”. Seguidamente del silencio del Yuguapo, una investigadora insistió que al menos nos terminara de contar la historia, ante lo cual el Yuguapo accedió a seguir con la historia, durante el proceso de narración el cielo se fue oscureciendo y de repente las gruesas gotas de agua de lluvia que se estrellaban contra el techo de zinc, se hicieron sentir, fue una gran tormenta que nos ponía el termos de los riesgos de deslizamiento. Seguidamente Carmen López dijo “no ve! por eso de esas cosas no se pueden hablar, ya se hizo sentir y ahora quien lo detiene, vé que no es mentira”. Frente a lo que estaba sucediendo el Yuguapo intervino inmediatamente y poco a poco la intensidad de la lluvia se fue desvaneciendo ante nuestros ojos y así como vino se fue de un momento a otro.
El anterior caso refleja el silencio como una elección de sabiduría que los pueblos tienen derecho a ejercer y que por muy intercultural que el actuar en la investigación, no hay derecho alguno que obligue a las personas a echar atrás su decisión. Ante lo cual los y las investigadoras deben de ser respetuosas y valorar el silencio como una estrategia alimentada por la cosmovivencia de los pueblos y comunidades.
La acción de “medir silencio”, se presenta como una posibilidad de interrogar los vacíos y discontinuidades de las investigaciones que dejan por fuera las voces de los otros, en este caso se cree más en los archivos formales de la historia, esos que han sido construido por medio de la escritura que actúa como una evidencia para la postrimería. Esto se presentó en el caso de los Hoscos34 del centro oriente de la Guajira del pueblo de Tabaco35, donde en el libro: Bajo el manto del carbón36 , aparece un texto que tiene como titulo diagnostico social
34
Etnonimo de carácter exógeno adoptado por las comunidades negras del centro-oriente del departamento de la Guajira. 35
Corregimiento del municipio de Hato Nuevo en la Guajira, demolido en agosto de 2001.
de la población de Tabaco en el año 2000, realizado por María Cristina González Hernández, esta autora sostiene que el pueblo de Tabaco, fue fundado:
Al finalizar la guerra de los 1000 días, comenzando el año de 1902, el sitio denominado Tabaco fue escogido por unos campesinos para asentarse allí con sus familias dadas las condiciones del suelo, la abundante posibilidad de vivir de la agricultura, ganadería y la caza. Se cuenta que en ese territorio Vivian unas familias indígenas que en enfrentamiento generaron muchos muertos y por esta razón y según su tradición habían cambiado de sitio de residencia. Encontraron los primeros pobladores abundantes matas de tabaco y calabazo en razón de la primera denominaron al sitio Tabaco.
Este fragmento (como se mencionó) hace parte de un diagnóstico que está estructurado por los siguientes apartados: población e historia, actividades económicas, servicios y conclusiones. En un libro que presenta distintas versiones sobre el efecto de la mina del Cerrejón en el departamento de la Guajira. Paradójicamente en el libro Bajo el manto del carbón, se encuentra en la parte final del texto un testimonio de José Julio Pérez, un líder del pueblo de Tabaco, quien afirma, “nuestras comunidades fueron fundadas por los años de 1780, por un grupo de negros que venían cautivos en una embarcación. Parece ser que los captores eran de origen portugués. Estos familiares nuestros se internaron al momento de librar una batalla con sus captores”37.
Frente a la historia de los Hoscos del pueblo de Tabaco que era un corregimiento del municipio de Hato Nuevo, vendido y demolido en agosto de 2001, se presenta un silencio que deja entrever lo que se dice y lo que no se dice o tal vez lo que se “lo que se rehúsa a decir”, ya que solo se dice desde un ángulo y una preferencia, dejando por fuera las voces
36
CHOMSKY, Aviva, LEECH, Garry y STRIFFLER, Steve. Bajo el manto del carbón. Bogotá. Editorial: Pisando Callo, 2007, página 67 37
Ibíd.
de los otros. “Esto puede ser una descripción de “investigar, identificar y medir…la desviación”. De un ideal que es irreductiblemente diferencial”38.
La “desviación” de la representación de las voces de los subalternos, se convierte en una instancia que deja por fuera, es decir una instancia de exclusión por medio de la cual se identifican las indiferencias frente a la tragedia o el drama humanos de los otros.
Al momento de considerar la investigación y la representación desde una acción descentralizadora, se hace pertinente partir de la consideración de las siguientes preguntas:
¿Desde qué lugar se representa cuando se hace investigación?
¿Cuál es el propósito de la investigación?
¿Quién se representa por medio de la discursividad que emergen de los procesos de investigación?
¿Qué papel cumplen los informes de investigación?
¿Dónde van a parar los informes de investigación una vez concluido el proceso?
¿De dónde provienen los recursos que financian las investigaciones?
¿Cuáles son los niveles de independencia que los investigadores manejan frente a quien o quienes financian la investigación?
No es el propósito el resolver estos interrogantes pero creo que es necesario llamar la atención sobre lo que implica la investigación, la representación en el sentido político y en el sentido epistemológico, las cuales se articula y pueden ser una forma de manipular o una instancia para liberar y actuar en los procesos de investigación que se realizan desde una acción militante, comprometida con la vida y el respecto de los pueblos, comunidades y 38
SPIVAK, Chakravorty. Gayatri. Op. Cit., página 326
grupos culturales que requieren unas acciones de afirmar y brindar las garantías suficientes, más allá del esplendor multicultural que se sustenta en unas políticas de la identidad 39 que “promete un cierto bienestar y seguridad” que no avanza en el relacionamiento con, desde y para…?
LA INVESTIGACIÓN COMO
UNA INSTANCIA DE
CONSTRUCCIÓN
INTERCULTURAL
En el primer semestre del año 2009 durante el desarrollo de una clase del seminario de sociedad y comunicación intercultural, donde estábamos abordando la pregunta ¿Cuáles son los referentes que inciden en la representación del otro y sus influencias en el contexto? encontré en medio del salón de clase una sostificada grabadora digital que al estar encendida tenía el indicador de grabación activado, noté su presencia pero no le presté atención, pero al rato de haber iniciado la clase pregunté por qué estaba ese artefacto en clase y sobre todo encendido, ante lo cual una estudiante respondió “profesor esa grabadora es de Martha”40, bueno, y ella por que puso esa grabadora en medio del salón, de inmediato Claudia me respondió “profesor lo que pasa es que ella va hacer una investigación y para eso necesita grabar su voz”, bueno y si eso es así por qué no solicitó el permiso a las personas que estamos en clase, entonces Merilda, dijo “profesor es que esa grabación es para una clase del profesor Braulio, quien me indicó que no le digiera nada a usted, si usted llegaba a saber iba a modificar la voz y el registro se dañaría, es para una clase de fonética dónde vamos a estudiar su forma de hablar , usted es nuestro objeto de estudio”41.
39
Tiene que ver con la construcción de identidades que se son promocionadas desde la distancia que las deja aislada, sin que su consideración se logre convertir en un motivo de transformación de las estructuras económicas y políticas de los estados, es decir que la desigualdad y racialización negativa se agudizan con la política de la identidad. 40 41
Los nombres que aparecen en este relato han sido cambiado para salvaguardar la intimidad de las personas.
Este suceso se dio en una universidad en Bogotá, durante el primer semestre de 2009
Este caso refleja una situación donde se cree que ocultando a las personas lo que se va a desarrollar con la investigación, garantiza (supuestamente) la fluidez del proceso. Es una forma inapropiada de abordar el trabajo de campo que durante mucho tiempo se mantuvo presente, pero que encierra un tipo de colonialidad42, sustentada en la disposición hacia el engaño. En este caso, recordemos que la etnografía y los desarrollos de los trabajos de campo iniciaron con una fuerte ligazón con las administraciones coloniales, quienes se dieron a la tarea de investigar sobre los “nativos” para así conocerlos y dominarlos. Según Rosana Guber, la etnografía inicia “mucho antes de que se sistematizara en los medios académicos de occidente, el termino etnografía era acuñado por un asesor de la administración imperial rusa, August Schlozar, profesor de la Universidad de Gottinga, quien sugirió el neologismo “etnografía “ en 1770 para designar a la “ciencia de los pueblos y las naciones”43. Aunque la etnografía a avanzado en su constitución epistémica y metodológica, aun existen ciertas formas de pensarla y desarrollarla que vinculan un lenguaje que es propio de la colonialidad.
Aunque este fue un pequeño caso que ocurrió en el aula de clase, se tiende a caer en el error de actuar de forma inconsulta en los procesos de investigación que a veces realizan los investigadores en formación. Pero en las universidades se debe de ampliar el debate sobre la investigación como una instancia de reproducción de la colonialidad, es decir, caer en el uso de un lenguaje que actúa de manera arbitraria, deformadora y excluyente. Llegando a actuar de espalda de quienes hacen parte de los procesos de investigación.
Este caso puede tomarse como un suceso aislado, pero sin llegar a una exageración del asunto, creo que aún en los procesos de formación de los y las nuevas investigadoras, se mantiene viva la concepción de una persona que va a salvar a los otros de las comunidades rurales; esto lo manifiesto porque es muy usual que los estudiantes cuando se interesan u optan por hacer una investigación en contexto distintos a los de su lugar de procedencia, 42
Categoría aportada por Aníbal Quijano, refiere “a un patrón de poder configurado”, el cual incide en las prácticas de poder, saber y del ser. 43
GUBER, Rosana. Op. Cit., página 11
utilizan en la construcción de sus objetivos para sustentar el anteproyecto, palabras que devienen de la antropología culturalista como:
Recuperar, frente a este verbo se debe de tener presenta desde que lugar se pretende la acción y cuál es el fin.
Preservar, tiene que ver con una mirada de tipo culturalista que asume la cultura como parte de una representación fija, es decir fosilizada, ante lo cual, convienes señalar que las culturas son dinámicas, conectan y desconectan múltiples significados.
Conservar, se refiere a una idea de cultura anclado en una perspectiva esencialista que conlleva a fijar la idea que la cultura no sufre mutaciones, es decir que en los procesos de transmisión cultural, siempre se ponen a disposición de las personas lo mismos contenidos, se olvida que la comunicación, la cultura y los procesos que de ella se derivan, obedecen a procesos creativos de producción de contenidos que se son propios y apropiados, además de pasar por procesos performativos que van más allá de la sola conservación.
Reconstruir, la acción que sugiere este tipo de verbo, tiene relación con los dos anteriores, es decir que se apoya en una idea estática de cultura. Tiene que ver con una forma de concebir la cultura de los otros en clave museística, donde quien investiga ayuda a mantener los textos culturales de los otros, esto actúa en función del investigador que viene a salvar la cultura.
Develar, tiene que ver con la pregunta ¿Quién representa a quién? es decir quién viene a develar a quién representa y qué papel cumple el acto de revelar o visibilizar lo oculto.
Resignificar, el hecho de encontrar sentido o dar un nuevo sentido a las cosas qué papel juega y quiénes serían los encargados de darle ese sentido a lo naturalizado o habituado.
Perpetuar, también tiene que ver con la idea de conservar, de hacer que los textos culturales se conviertan en algo fijo indeleble, es decir inmodificable.
Revalorar, quien es el encargado de darle el valor a la experiencia cultural, el observador que actúan en función de unas técnicas y unos códigos de interpretación, o los sujetos que son portadores del valor de los textos culturales que se viven como parte de una producción y reproducción de conocimiento local.
Reescribir, es poner en un nuevo sentido, tiene que ver con el resignificar la experiencia de los otros, para poner a decir sobre el actuar de los otros u otras.
Estos 9 verbos han acompañado la formulación de unos objetivos de la investigación desde una perspectiva culturalista, donde se es consciente de la diversidad cultural pero siempre en términos de otro lejano que se asume como un objeto de estudio al cual se accede para describirlo y no para asumirlo como un constituyente de la humanidad de la humanidad al igual que el Yo que investiga. En este caso se pensaba al otro como antropólogo y en la cotidianidad del experto, esto no era un asunto que llevara a la adopción de una verdadera voluntad de transformación de las relaciones asimetrías, por este motivo los nativos que eran los indios y negros se quedaban allá en la comunidades rurales.
En la actualidad se viene propendiendo por el diálogo intercultural y diálogo interepistémico, donde las asimetrías son cuestionadas y por ende superadas al menos en el sentido epistemológico, cultural y político. Ya no se trata de investigar desde una cultura dominante o monocultura que interroga a los otros desde un lugar que me es cómodo. “En otras palabras, es la práctica universal de establecer en la mente un espacio familiar que es <> y un espacio no familiar que es <> es una manera de hacer distinciones geográficas que pueden ser totalmente arbitraria”44. Esta distinción es la que en algunos casos suele alimentar la experiencia en la investigación es decir un desplazamiento físico que no implica un desplazamiento mental del investigador.
44
SAID, Edward. Orientalismo. Barcelona. Editorial: Debols!llo, 2004, página 87
La investigación pensada como una instancia
intercultural, nos permite llegar a la
construcción y disposición de un espacio común, no sólo de reconocimiento, sino de valoración, respeto y transformación de las relaciones de privilegio; esta posibilidad, permite que la lógica cultural de los otros entre y cambie las formas usuales de control y reproducción de los saberes que emergen del trabajo de campo, llegando a ver más allá de las preocupaciones iniciales del investigador, donde se pueda ver lo existente y no lo que la mirada del investigador quiere hacer existir desde su propia óptica. Tal vez una frase de Raymond Williams, se vuelve ilustradora de esta situación, “no hay… masas; solo modos de ver a (la otra) gente como masas”45.
A mi modo de ver los investigadores han hecho de la realidad una representación objetiva que los lleva a tomar muy en serio el lenguaje por medio del cual buscan representar esa realidad. Por eso es que no existe la realidad, sino lo que uno quiere ver a la luz de la teoría que ilumina la experiencia. Entonces, la pregunta que surge es por el lugar desde el cual se piensa la teoría, entendiendo que el lugar es transcendental para el soporte de los enunciados.
La investigación como una instancia intercultural, se piensa más allá del multiculturalismo donde lo importante es el reconocimiento y no las acciones que comprometen el encuentro dentro de un clima de mutua afectación, incluyendo “los problemas” que se generan con el encuentro. Los riesgos de vivir la interculturalidad como similar a una experiencia multicultural en la academia y la investigación, la vemos cotidianamente en las universidades cuando se invita a un chaman para qué oriente una actividad en una sesión de un día, en este caso el chamán va al salón y expone o presenta sus saberes, los asistentes a la actividad quedan a gusto con la experiencia, pero después de la charla las cosas siguen iguales frente a las asimetrías epistémicas y sólo la participación del sabedor se da a partir de un tema que requería de su participación.
45
WILLIAMS, Raymond, citado por STOREY, John. Teoría cultural y cultura popular. Barcelona. Editorial: Octaedro.EUB, 2002
Este tipo de actividades aunque son muy significativas para la comprensión de los estudiantes, no llega hacer transcendentales en la transformación de las estructuras académicas que jerarquizan el conocimiento frente al saber. La experiencia de llevar a los sabedores a la universidad a orientar una “charla” sólo se queda en el intento de reconocer en un tiempo y un espacio que no se muestra en una disposición permanente, sino en la ocasión o el momento.
Otra actividad que puede bien ser atrapada en la lógica multicultural es la que se presenta cuando se dan las salidas de campo con estudiantes, sobre todo cuando los grupos son muy numerosos, en este caso los estudiantes llegan produciendo una serie de afectaciones que inciden en el relacionamiento, suele pasar que quien llega se abre a una experiencia donde las constantes son la exotización y tradicionalización del otro indígena, así como las comunidades afrocolombianas. Los estudiantes suelen caer en la trampa multicultural de objetivar al otro para una satisfacción hedonista del Yo. Suele pasa que “el investigador en formación, se enfrenta a su objeto de conocimiento como si fuera un espectáculo, y no desde la lógica práctica de sus actores”46. Esto se refleja cuando las personas que participan en un trabajo de campo regresan y expresan frases como “fue toda una rumba hasta con fogata incluida”, “muy bacana la experiencia, el paisaje, los rituales…”, “los estudiantes casi que no se querían regresar, dos o tres se quedaron a vivir una experiencia más duradera”47.
Ante la acción de encuentro en el desarrollo del trabajo de campo se hace necesaria una acción de apertura para ensanchar los horizontes de sentidos, donde se derriben las barreras mentales que impiden el acercamiento entre las culturas, esto se da por medio del establecimiento de una “zona de contacto”, donde el otro no es el extraño a quien el investigador entra a domesticar a través del lenguaje, categorías y concepciones más familiares. 46 47
GUBER. Rosana. Op. Cit., página 49, las cursivas son mías.
Tomado del diario de campo Bogotá, junio de 2010, las dos expresiones iniciales son de estudiantes y la segunda de un profesor que oriento una actividad a una comunidad rural del país con un grupo de estudiantes.
Las “zonas de contacto” son espacios que se propician circunstancialmente, es decir nadie decide cuando y donde se crean, ellos se producen de acuerdo a la apertura de los actores y desde allí se da la conversación que inicialmente no es fluida, sino conflictiva, tensa y desafiante. Estos son espacios que están más allá de la simple generación de unas condiciones para recoger información a través de unas técnicas definidas previamente por quien investiga.
La zona de contacto cultural se toma como un espacio que propicia el encuentro entre las culturas, el cual no es necesariamente equilibrado, armónico y constante, sino que en algunas ocasiones se presenta en medio del conflicto, los problemas y las barreras propias que se sortean cuando se dan los procesos de encuentro o desencuentro entre culturas. La zona de contacto cultural, está dada por “los espacios sociales en los cuales las culturas se encuentran, se chocan, y se agarran, en contextos de relaciones de poder asimétricas”48.
La zona de contacto cultural, se toma como un espacio de intercambios de significados que son negociados por medio del diálogo de saberes culturales, donde se parte del reconocimiento, respeto, valoración y transformación de esas formas absolutas que conllevan a jerarquizar el conocimiento de unos por encima de otros.
Por esto cuando se actúa en investigación social, se hace en una disposición de encuentro, tensiones, apertura, construcciones que deben ser con-sentidas en plenitud de la diversalidad, entendida como un instancia para radicalizar la diversidad cultural y epistémica. La cuestión de un actuar consentido debe de estar presente en los procesos de investigación desde el primer momento cuando se inicia el proceso, hasta el último momento cuando se socializan los resultados y recogen las consideraciones de las personas para llegar a ajustar e emitir el informe final de la investigación. 48
M. L. Pratt, citada por RAPPAPORT, Joanne . “Hacia la descolonización de la producción intelectual indígena en Colombia”. En: Sotomayor. L, María. Modernidad, identidad y desarrollo. Bogotá. Instituto Colombiano de Antropología, 1998
La manera como se piensa la interculturalidad en el contexto de la investigación no se debe ser de forma natural, sino desde una posibilidad que se abre con la disposición de las personas para afrontar los problemas y situaciones que le impiden relacionarse con el otro en igual condiciones, sin negar las diferencias pero si respetándolas y valorándolas. De acuerdo a Catherine Walsh, la interculturalidad:
Se refiere a complejas relaciones, negociaciones e intercambios culturales de múltiple vía. Busca desarrollar una interrelación equitativa entre los pueblos, personas, conocimientos y prácticas culturalmente diferentes; una interacción que parte del conflicto inherente en las asimetrías sociales, económicas, políticas y de poder. No se trata simplemente de reconocer, descubrir o tolerar al otro o a la diferencia en sí. Tampoco se trata de volver esenciales identidades o entenderlas
como adscripción étnicas
inamovibles. Se trata, en cambio, de impulsar activamente procesos de intercambio que permitan construir espacios de encuentro entre seres y saberes, sentidos y prácticas distintas49.
Este tipo de interculturalidad no privilegia un tipo de cosmovivencia, sino que intenta interrogar las condiciones bajo las cuales se produce el encuentro, de ahí que sea una construcción que eleva la pregunta por los seres y saberes, es decir la interculturalidad como una instancia para interrogar la dependencia epistémica.
La investigación como una instancia intercultural que permite la destotalización de las prácticas de representación, no lleva a considerar las preguntas:
49
WALSH, Catherine. Interculturalidad, conocimiento y decolonialidad. Bogotá. Revista Signo y Pensamiento Universidad javeriana, número 46 de 2005.
¿Quién es el que investiga?
¿Qué es lo que investiga?
¿Para qué investiga?
¿Cómo lo investiga?
¿Cuál es la participación de las personas de los contextos en los cuales se realiza la investigación?
¿Cuáles son las estrategias que se emplean para poner a circular los resultados de la investigación?
¿Cómo se hace para devolverle a la gente los contenidos de la investigación?
Sobre todo si miramos la responsabilidad del investigador y la acción de reportar a las personas todo cuanto rodea la experiencia, la cual debe de estar acompañada de acciones como “el ir, el ver y el devolver ” a las comunidades los contenidos de las investigaciones.
Las acciones desmedidas de los investigadores cuando entran a un contexto específico ha conllevado a la toma de decisiones radicales por parte las de las comunidades quienes han decidido en algunos casos cerrar las puertas a los investigadores externos, esto se ha presentado en algunos momentos con algunas instituciones educativas, así como pueblos étnicos que han sido utilizados por equipos de investigadores para hacer sus trabajos de campo, después que logran su propósito los informes finales de investigación no son devueltos a los pueblos.
Las pueblos y comunidades por este motivo se han visto obligados a decir no a los investigadores externos. En Colombia, esto se ha presentado con los pueblos indígenas y
afrocolombianos que han sido víctima en reiteradas ocasiones. Un caso que refleja la negativa de aceptar a los investigadores externos, fue la que se presentó en el año de 1998 cuando la organización de comunidades negras del departamento del Cesar, Ku-Suto50 en una reunión realizada en el corregimiento del Guacoche, municipio de Valledupar, manifestó “hasta que no se tengan formados los investigadores de la propia comunidad, no se va a permitir que los investigadores ajenos a la comunidad realicen investigaciones en el territorio”51.
Por esto asumo que la investigación debe de ser una actividad con-sentida y no un ejercicio guiado bajo la acción de espiar a los otros, para después poner a circular unos contenidos que no han sido discutidos por los miembros de las comunidades. De ahí que se valore la situación donde en las universidades se discute sobre la investigación, los procesos de invención a través del lenguaje y el acto de representar a las personas desde, con y para unos actores que se piensan a partir del diálogo abierto entre investigador y las demás personas participes del proceso. Considero que históricamente el contacto entre las culturas ha generado tensión y rechazo, por cuanto el encuentro de culturas distintas se ha dado en medio del choque de visiones de mundo, donde muchas veces una se impone por encima de la otra. Esta situación, ha propiciado una visión sobre el diferente, como ser extraño, convertido en amenaza del orden establecido por la lógica de estabilización y dominación intracultural. En cierta forma esto ha generado una cierta asimetría que opera en la valoración cultural, trayendo consigo los procesos de aculturación, donde la imposición y dominación se convierten los ingredientes favoritos.
50
Frase Palenquera que significa nosotros somos y en el departamento del Cesar se toma como parte del nombre de la organización de base de las comunidades negras de esta región del país. 51
Reunión entre la comunidad con los estudiantes de antropología de la Universidad de Antioquia, corregimiento de Guacoche al norte de Valledupar Cesar, 1998.
Esto suele pasar en algunos casos donde el investigador valora la cultura ajena desde una comprensión de mundo referencial a su experiencia de vida, pasando por alto las otras experiencias de vidas que no son consideradas sino como mero referente para el estudio o tratamiento dentro del proceso de investigación. Por este motivo la investigación como un proceso que se va construyendo en el encuentro, requiere del desplazamiento mental de quienes participan en ella, no se trata de fingir o simular el relacionamiento, se trata de conversar, escuchar por medio del dejarse hablar de los “silencios sabios” y “encantadores” de los otros, porque ellos también tienen conocimiento que no refiere a la epistemología absoluta de la ciencia, ellos tienen cosmocimiento, es decir un conocimiento que se deprende del existir, sentir, narrar, jugar, pensar desde la fibra humana que da cuenta de lo más profundo de la existencia que nos hace merecedores de la sabiduría heredada a través de los tiempos, es concretamente el corazonar , del que nos habla Patricio Guerrero52, el cual no tomamos en cuenta por temor a ser tildados como carentes de rigurosidad en la investigación.
Usualmente la investigación se vive como se planea a través del calcular, anticipar y proyectar la acción que tienen un fin, pero nuestro mayor desafío vivir la investigación desde un saber encontrar porque somos merecedores de eso que nos comparten los otros, de eso que nosotros también les compartimos de forma desprendida a los demás. No se trata de relacionarme con aquellos que son encerrados como “el objeto de la investigación”, los cuales instrumentalizo para alcanzar un fin, se trata de generar un proceso de consentimiento profundo, donde entendamos que también aun cuando actuamos como investigadores, también somos otros u otras que hemos elegido silenciarnos para ser supuestamente más objetivos y así dar cuenta de una rigurosidad.
La interacción entre personas que participan en la investigación, supone una alteración de los órdenes explicativos bajo los cuales asumen su papel histórico en un contexto, por eso es que tenemos que ir más allá de los ordenes explicativos donde quien investiga actúa 52
Conversación personal, 28, 29, 30 de octubre de 2009, Bogotá. Universidad Pedagógica Nacional.
sobre los otros, tal como si fuera “el ojo de dios”, es decir la Hybris del punto cerro53 , un punto de privilegio donde la centralidad en la gran teoría, nos lleva a dar cuenta de todo. En esta lógica de acción no hay nada ante lo cual no podamos dar repuesta, explicaciones y objetar, todo pasa por la capacidad del experto, investigador y autor quien con su lenguaje especializado construye sus textos que prologan el silencio sobre el otro. Tal como lo afirma Denzin:
Si el texto llega a ser la agencia que recoge y re-presenta las voces de otro, entonces el otro llega a ser persona que habla por él. Él no habla, el texto por él. Es el medio que interpreta sus palabras, pensamiento, intenciones, y significados. (…) El otro llega a ser una extensión de la voz de autor. La
autoridad de su voz <> es ahora subsumida dentro de un texto más extenso y su doble agente (autor e intérprete)54.
Suele pasar que el texto que construye el autor pasa a prolongar el silencio sobre un otro, distanciado por las “descripción” “traducciones”, “explicaciones” e “interpretaciones” que se hace a partir de los referentes analíticos de quien investiga o es el autor del texto.
Finalmente cuando se hace una investigación desde los referentes de construcción intercultural se debe de actuar más allá de la mera instrumentalización de las relaciones sociales, tal como proponen algunos manuales y textos de investigación, esa actuación de forma pertinente se debe de propiciar a partir del con-sentimiento, donde la conversación surge del desplazamiento físico y mental, llegando a ser merecedores de la voz que acompaña la experiencia del otro, solo así podemos encontrar y avanzar en la comprensión que se moviliza a partir de los afectos y el respeto, abandonando el absolutismo epistémico 53
CASTRO-GÓMEZ, Santiago. La Hybris del punto cero, ciencia, raza e ilustración en la nueva granada 1750 a 1816. Bogotá. Pontificia Universidad Javeriana, 2005. 54
DENZIN, N. Y, citado por BOLÍVAR, Antonio, DOMINGO, Jesús y FERNÁNDEZ, Manuel. Op. Cit., 2001
y metodológico, bajo el cual el investigador ve a los otros. La investigación en términos de una construcción intercultural debe de valorar los silencios asumidos de forma autónomas de las comunidades, muy contrario al silencio que se produce de forma asimétrica, bajo la imposición y vulneración de la capacidad que los otros tienen para producir su propia imagen acústica.
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