Argentina: La escritura de su historia Una visión panorámica apta para principiantes 1 Daniel Campione Hasta 1880, el estado argentino no dominaba ni la mitad del territorio que reivindicaba como prop propio, io, y libr librab abaa frec frecue uent ntes es conf conflilict ctos os arma armado doss con con pode podere ress regi region onal ales es para para impo impone nerr precariamente su autoridad. Sufría asimismo la falta de articulacin de su territorio como espacio econmico, la debilidad de su sistema de comunicaciones y transporte, adem!s de la anarquía monetaria e"istente, y la carencia de un control efectivo del comercio e"terior. #a inmigracin e"tran$era en curso venía a suplir la aguda escase% de poblacin, pero creando el problema de la creciente creciente &eterogen &eterogeneidad eidad cultural cultural de la poblacin poblacin resultant resultante. e. 'n la conformaci conformacin n social de su clase dominante, el país presentaba algo m!s seme$ante a un con$unto de n(cleos provinciales o a lo sumo regionales bastante aislados entre sí )y del mercado mundial, salvo los m!s cercanos al *ío de la +lata, que a una clase unificada que pudiera desplegar alguna estrategia de con$unto. 'n el plano político-institucional, si bien el programa de la organi%acin nacional/ &abía quedado fi$ado entre 18 y 1820, e"istían elementos de precariedad no desde3ables, como la carencia de una capital de la rep(blica, lo que no era sino la manifestacin de la e"istencia de la provincia de 4uenos 5ires como foco de poder alternativo )y potencialmente antagnico al del estado nacional, y una frecuente y efectiva puesta en entredic&o del monopolio de la fuer%a por parte del estado nacional, reali%ada por poderes regionales respaldados por la fuer%a armada. +ero en esos mismos a3os despegaba el crecimiento de las e"portaciones, con ciclos de envergadura creciente )primero lana, despu6s cereales, finalmente carne, afluían importantes inversiones e"tran$eras, que se centraron en infraestructura )en primer lugar los ferrocarriles y finan%as )con bancos y empr6stitos que financiaron el gasto p(blico y los negocios de la elite econmica, el comercio, los servicios y el desarrollo urbano sufrían una verdadera e"plosin, sobre todo en 4uenos 5ires, y la inmigracin inmigracin &acía posible la duplicaci duplicacinn de la poblacin poblacin en pocos a3os. Con el e"terminio de los indígenas )y la consiguiente ocupacin efectiva del territorio por el estado, y la apropiacin plena de la propiedad rural por la clase dominante, el triunfo definitivo sobre el foco de poder de la provincia de 4uenos 5ires )y la previa campa3a de pacificacin sobre los instalados en el interior, y el completamiento de las medidas b!sicas de unificacin econmica )moneda nacional, sistema de conversin monetaria, sistema bancario estatal, mayor articulacin del sistema impositivo, perfeccionamiento de la legislacin civil, comercial, penal y minera y profesionali%acin y organi%acin de las fuer%as armadas, el estado nacional argentino terminaba de consolidarse consolidarse.. 'llo permitiría permitiría proveer el sustento sustento a una clase dominante dominante que articularía articularía el aparato estatal para dirigir el proceso de integracin del país en el mercado mundial, y me$orar su posicin a la &ora de obtener beneficios. beneficios. 'sa misma clase se iría conformando como como gestora de un orden/ político nacional, constituido tambi6n en torno a 1880, mediante una alian%a que integraba a las elites provinciales pree"istentes y generaba por primera ve% una coalicin estable que comprendía tanto al !rea bonaerense como a las provincianas. 7 1
Estos apuntes han sido inspirados por el reiterado dictado de cursos de historia argentina a auditorios no insertos en una formación sistemática en Historia. Allí aparece, una y otra vez, la inquietud acerca de qué leer sore nuestra historia. !a dificultad de satisfacer ese interrogante con una contestación reve, nos fue llevando a la escritura de este panorama acerca de la historiografía argentina, que pretende seguir siendo "apto para principiantes#, pero ha sumado la pretensión de resultar $til para la discusión entre aquéllos ya familiarizados con la historiografía de nuestro país. 2 %on la matanza o el sometimiento de los n$cleos indígenas, no sólo se logra el dominio territorial efectivo, sino un principio de homogeneización cultural, al eliminar a un componente "e&tra'o# a la "unión nacional# en vías de consolidación. 3 (ara la caracterización de ese período de la historia argentina hay varias oras importantes, con distintos enfoques. !os de lectura asolutamente indispensale son La formación del estado argentino, de )scar )zsla*, El Orden Conservador, de +atalio otana otana,, La formación de la Argentina moderna, moderna , de Ezequiel Ezequiel -allo -allo y oerto oerto %ortés %ortés %onde, %onde, Una nación para el desierto
Daniel Campione
2
Como parte de los componentes ideales/ de ese proceso, la construccin de un sistema educativo co&erente y unificado en todos sus niveles )#ey de 'ducacin Com(n, #ey #!ine%, tarea reglamentaria del Conse$o acional de 'ducacin, ampliacin y &omogenei%acin del sistema universitario, y la conformacin de una cultura nacional oficial, eran pie%as fundamentales. Dentro del tra%ado de esa cultura oficial, la &istoria tendría un lugar de privilegio, al contribuir a la conformac conformacin in de una tradicin tradicin//9, que podía ser utili%ada para fundamentar la e"istencia de una identidad nacional nacional y fecundar/ fecundar/ con ella a las distintas distintas instituciones estatales: estatales: 'l r6gimen político y la constitucin que le daba forma, el federalismo y la e"istencia de los estados provinciales, las fuer%as armadas, el aparato educativo, todo tendía a cobrar vida y legitimidad &undiendo sus raíces en el pasado. #a *evolucin de ;ayo< las guerras de la =ndependencia, la luc&a contra la tiranía de *osas/ y la batalla de Caseros, la organi%acin nacional/ que esta (ltima &abía &ec&o posible, la gesta civili%adora/ de las presidencias de ;itre y Sarmiento, la conquista del desierto/ y la resolucin de la cuestin Capital, eran &itos fundantes de la nacionalidad y el estado, y fuentes de legitimidad para el arma%n institucional. 'n torno a estos &ec&os pudo edificarse un culto a los &6roes, figuras se3eras de la nacionalidad que el aparato estatal estableci y reprodu$o a trav6s de los los prog progra rama mass esco escola lare res, s, los los nomb nombre ress de ciud ciudad ades es y call calles es,, los los monu monume ment ntos os,, pero pero qu quee encontraba en la &istoriografía oficial las bases del culto, de la canoni%acin/ de todo el proceso. 'l ciudadano argentino, que la clase dominante visuali%aba como en proceso de formacin, recibiría el impacto de ese relato &istrico, asociado a los símbolos nacionales, desde la escuela primaria, con el servicio militar obligatorio como un refuer%o importante, y lo incorporaría a su vida cotidiana a trav6s del calendario de festividades y dem!s rituales patriticos 2. Debía ser producto, tambi6n, de una visin compartida de la &istoria. 'ste programa de formacin de un c!non &istrico arrancaría en las postrimerías de la organi%acin nacional/, > iría convirti6ndose en parte de un proyecto de dominacin conscientemente adoptado en tiempos de la generacin del argentino , de /ulio Halperín 0onghi. !a tradición mar&ista y de izquierda no ha producido todavía un gran liro sore esta etapa, aunque aunque pueden tomarse tomarse referencias en los tomos correspondie correspondientes ntes de la ora de (e'a y en algunos pasa1es pasa1es de la Historia Crítica...de Crítica...de (uiggrós. 4 !eopoldo 2ármora ha realizado un e&celente análisis de esta conformación de una historia y una tradición como parte del proceso de desarrollo capitalista y de consolidación del estado nacional3 4!a universalidad de la matriz temporal capitalista se reproduce reproduce en la forma nacional nacional del estado urgués que no pretende tolerar tolerar más que una una historia historia nacional nacional y una tradición nacional en el interior de sus fronteras. 2ediante la clara demarcación con respecto a la historia y a la tradición del e&tran1ero, y a través de la opresión de los elementos interiores así definidos como e&tra'os, la universalización y la unificación 5como caracteres definitorios de la matriz temporal capitalista6 terminan por imponerse.7 8!eopoldo 2ármora, El concepto socialista de nación, nación, Cuadernos de Pasado y Presente, n9 :;, 2é&ico, <:=;, p. <>?@ En esa línea, puede afirmarse que en nuestro país, a la unificación en el plano material, territorial 8campa'as contra los indios@ y del mercado interno, le correspondió la unificación histórica. 5 Escrie %arlos 2onsiváis, refiriéndose al ámito latinoamericano3 4el heroísmo ayuda a estructurar las conciencias nacionales, encauza la lectura de la Historia y en los distintos niveles sociales, suscita simultáneamente el sentimiento de orgullo y la conciencia de fragilidad.7 8%. 2onsiváis, Aires de familia. Cultura y sociedad en Amrica Latina , arcelona, Anagrama, >>>, p. =B@ y más adelante3 4Al servicio de los héroes se coloca ese formidale aparato de condolencias y homena1es de la ep$lica, los programas de historia escolar. C con tal de minimizar el olvido se imponen a calles y avenidas y ciudades y países los nomres consagrados e incluso las "fechas heroicas#, mientras se prodigan ustos y estatuas y con1untos escultóricos y efigies en illetes y monedas.7 8Ddem, p. =@ 6 Esos ritos fueron fueron estalecidos, estalecidos, e incluso reglamentados reglamentados con minuciosidad, minuciosidad, por el Estado nacional, nacional, en fecha tan temprana temprana como <:>=. 0e entonces datan las resoluciones del %onse1o +acional de Educación que instituyen la Femana de 2ayo como fiesta escolar y la minuciosa reglamentación de sus feste1os 8%. +. E. es. :.. <:>=@, y del a'o siguinet el estalecimiento del Faludo a la andera con carácter diario y la Gura de la andera para los ni'os que ingresan por primera vez a la escuela 8%.+.E. es. <>. .<:>:@. %omentarios insertos en documentos oficiales indican una una clara autoconciencia de los o1etivos uscados con estas medidas3 4(aís de inmigración, la ep$lica Argentina necesita cimentar su grandeza, más que en las montanas de cereales y en los millones de caezas de ganado ...I en la difusión amplia de un fuerte y equilirado patriotismo ...I Esta será la manera más eficaz, por no decir la $nica, de prepararnos sólidamente para resolver con acierto los grandes prolemas que pudieran afectar en el porvenir a nuestro país.# 8 !nstruccione !nstrucciones s so"re la #emana #emana de $ayo, emitidas emitidas por la !nspección !nspección %cnica &eneral del Conse'o, el
: "%onse1o +acional de Educación, <:>:3 B y ss.@ El goierno de Crigoyen siguió por una senda similar. Kn decreto orientado a la "e&altación de los sentimientos patrióticos, reza en su artículo 93 Artículo . (rocurarán 8los maestros y profesores@, igualmente, inculcarles, como ase indispensale de su acción ciudadana, al par que un espíritu espíritu de veneración veneración a las tradiciones tradiciones argentinas, argentinas, noles y elevados elevados pensamientos pensamientos de ien p$lico y anhelos anhelos de verdad, verdad, de 1usticia y de progreso, uscando en el e1emplo de sus próceres las v irtudes y ensenanzas que han de servirles para contriuir con honroso y altivo patriotismo a la felicidad y grandeza de la ep$lica.7 Esos propósitos de moralización de inspiración patriótica, ian acompa'ados de la oligación de celerar actos patrios y generar todas las oportunidades posiles de e&alter la pertenencia a la +ación. %f. 0ecreto del (.E del J de mayo de <:<:, reproducido en En %. -iacoone y Edit -allo. adicalismo, un siglo al servicio de la patria. K%, <::<, p. <J. 7 !a primera edición del (elgrano de 2itre es de <==, es decir anterior al período que que aquí referimos. (ero sólo después del =># se cristalizó la idea de construir un cánon e&plicativo de la configuración del estado nacional, y volcarlo a un p$lico masivo.
Daniel Campione
2
Como parte de los componentes ideales/ de ese proceso, la construccin de un sistema educativo co&erente y unificado en todos sus niveles )#ey de 'ducacin Com(n, #ey #!ine%, tarea reglamentaria del Conse$o acional de 'ducacin, ampliacin y &omogenei%acin del sistema universitario, y la conformacin de una cultura nacional oficial, eran pie%as fundamentales. Dentro del tra%ado de esa cultura oficial, la &istoria tendría un lugar de privilegio, al contribuir a la conformac conformacin in de una tradicin tradicin//9, que podía ser utili%ada para fundamentar la e"istencia de una identidad nacional nacional y fecundar/ fecundar/ con ella a las distintas distintas instituciones estatales: estatales: 'l r6gimen político y la constitucin que le daba forma, el federalismo y la e"istencia de los estados provinciales, las fuer%as armadas, el aparato educativo, todo tendía a cobrar vida y legitimidad &undiendo sus raíces en el pasado. #a *evolucin de ;ayo< las guerras de la =ndependencia, la luc&a contra la tiranía de *osas/ y la batalla de Caseros, la organi%acin nacional/ que esta (ltima &abía &ec&o posible, la gesta civili%adora/ de las presidencias de ;itre y Sarmiento, la conquista del desierto/ y la resolucin de la cuestin Capital, eran &itos fundantes de la nacionalidad y el estado, y fuentes de legitimidad para el arma%n institucional. 'n torno a estos &ec&os pudo edificarse un culto a los &6roes, figuras se3eras de la nacionalidad que el aparato estatal estableci y reprodu$o a trav6s de los los prog progra rama mass esco escola lare res, s, los los nomb nombre ress de ciud ciudad ades es y call calles es,, los los monu monume ment ntos os,, pero pero qu quee encontraba en la &istoriografía oficial las bases del culto, de la canoni%acin/ de todo el proceso. 'l ciudadano argentino, que la clase dominante visuali%aba como en proceso de formacin, recibiría el impacto de ese relato &istrico, asociado a los símbolos nacionales, desde la escuela primaria, con el servicio militar obligatorio como un refuer%o importante, y lo incorporaría a su vida cotidiana a trav6s del calendario de festividades y dem!s rituales patriticos 2. Debía ser producto, tambi6n, de una visin compartida de la &istoria. 'ste programa de formacin de un c!non &istrico arrancaría en las postrimerías de la organi%acin nacional/, > iría convirti6ndose en parte de un proyecto de dominacin conscientemente adoptado en tiempos de la generacin del argentino , de /ulio Halperín 0onghi. !a tradición mar&ista y de izquierda no ha producido todavía un gran liro sore esta etapa, aunque aunque pueden tomarse tomarse referencias en los tomos correspondie correspondientes ntes de la ora de (e'a y en algunos pasa1es pasa1es de la Historia Crítica...de Crítica...de (uiggrós. 4 !eopoldo 2ármora ha realizado un e&celente análisis de esta conformación de una historia y una tradición como parte del proceso de desarrollo capitalista y de consolidación del estado nacional3 4!a universalidad de la matriz temporal capitalista se reproduce reproduce en la forma nacional nacional del estado urgués que no pretende tolerar tolerar más que una una historia historia nacional nacional y una tradición nacional en el interior de sus fronteras. 2ediante la clara demarcación con respecto a la historia y a la tradición del e&tran1ero, y a través de la opresión de los elementos interiores así definidos como e&tra'os, la universalización y la unificación 5como caracteres definitorios de la matriz temporal capitalista6 terminan por imponerse.7 8!eopoldo 2ármora, El concepto socialista de nación, nación, Cuadernos de Pasado y Presente, n9 :;, 2é&ico, <:=;, p. <>?@ En esa línea, puede afirmarse que en nuestro país, a la unificación en el plano material, territorial 8campa'as contra los indios@ y del mercado interno, le correspondió la unificación histórica. 5 Escrie %arlos 2onsiváis, refiriéndose al ámito latinoamericano3 4el heroísmo ayuda a estructurar las conciencias nacionales, encauza la lectura de la Historia y en los distintos niveles sociales, suscita simultáneamente el sentimiento de orgullo y la conciencia de fragilidad.7 8%. 2onsiváis, Aires de familia. Cultura y sociedad en Amrica Latina , arcelona, Anagrama, >>>, p. =B@ y más adelante3 4Al servicio de los héroes se coloca ese formidale aparato de condolencias y homena1es de la ep$lica, los programas de historia escolar. C con tal de minimizar el olvido se imponen a calles y avenidas y ciudades y países los nomres consagrados e incluso las "fechas heroicas#, mientras se prodigan ustos y estatuas y con1untos escultóricos y efigies en illetes y monedas.7 8Ddem, p. =@ 6 Esos ritos fueron fueron estalecidos, estalecidos, e incluso reglamentados reglamentados con minuciosidad, minuciosidad, por el Estado nacional, nacional, en fecha tan temprana temprana como <:>=. 0e entonces datan las resoluciones del %onse1o +acional de Educación que instituyen la Femana de 2ayo como fiesta escolar y la minuciosa reglamentación de sus feste1os 8%. +. E. es. :.. <:>=@, y del a'o siguinet el estalecimiento del Faludo a la andera con carácter diario y la Gura de la andera para los ni'os que ingresan por primera vez a la escuela 8%.+.E. es. <>. .<:>:@. %omentarios insertos en documentos oficiales indican una una clara autoconciencia de los o1etivos uscados con estas medidas3 4(aís de inmigración, la ep$lica Argentina necesita cimentar su grandeza, más que en las montanas de cereales y en los millones de caezas de ganado ...I en la difusión amplia de un fuerte y equilirado patriotismo ...I Esta será la manera más eficaz, por no decir la $nica, de prepararnos sólidamente para resolver con acierto los grandes prolemas que pudieran afectar en el porvenir a nuestro país.# 8 !nstruccione !nstrucciones s so"re la #emana #emana de $ayo, emitidas emitidas por la !nspección !nspección %cnica &eneral del Conse'o, el : "%onse1o +acional de Educación, <:>:3 B y ss.@ El goierno de Crigoyen siguió por una senda similar. Kn decreto orientado a la "e&altación de los sentimientos patrióticos, reza en su artículo 93 Artículo . (rocurarán 8los maestros y profesores@, igualmente, inculcarles, como ase indispensale de su acción ciudadana, al par que un espíritu espíritu de veneración veneración a las tradiciones tradiciones argentinas, argentinas, noles y elevados elevados pensamientos pensamientos de ien p$lico y anhelos anhelos de verdad, verdad, de 1usticia y de progreso, uscando en el e1emplo de sus próceres las v irtudes y ensenanzas que han de servirles para contriuir con honroso y altivo patriotismo a la felicidad y grandeza de la ep$lica.7 Esos propósitos de moralización de inspiración patriótica, ian acompa'ados de la oligación de celerar actos patrios y generar todas las oportunidades posiles de e&alter la pertenencia a la +ación. %f. 0ecreto del (.E del J de mayo de <:<:, reproducido en En %. -iacoone y Edit -allo. adicalismo, un siglo al servicio de la patria. K%, <::<, p. <J. 7 !a primera edición del (elgrano de 2itre es de <==, es decir anterior al período que que aquí referimos. (ero sólo después del =># se cristalizó la idea de construir un cánon e&plicativo de la configuración del estado nacional, y volcarlo a un p$lico masivo.
Argentina: La escritura de su historia historia
3
80/, y se convertiría en virtual política de estado/ a comien%os del siglo veinte, en una tarea que, como veremos, culmina en la d6cada del 70/, ya m!s ligado a la defensa del proyecto de desarrollo capitalista en crisis, que a la proyeccin de su etapa e"pansiva. #a presidencia de 5gustín +. ?usto, que fue el escenario de los esfuer%os por reorgani%ar el capitalismo argentino sin ceder un !pice de poder político por parte del n(cleo m!s concentrado de la clase dominante, fue tambi6n el momento del avance definitivo en la institucionali%acin/ de la visin oficial de la &istoria. &istoria .8 #a construccin de una visin &istrica form así parte importante de la constitucin de una ideología con capacidad &egemnica en nuestro país, sustentada en la virtual invencin/ de una identidad nacional, que tenía en la creacin de una epopeya &istrica propia un componente central. #a tarea &istoriogr!fica/ se integr así a la obra de uniformacin cultural emprendida por la generacin del 80/, como forma de saldar en el plano ideolgico-cultural la integracin territorial, econmica y demogr!fica de nuestro país. Completadas las tareas m!s urgentes, relacionadas con imperativos econmicos, militares militares y políticos, e incorporados recientemente recientemente al dominio estatal una buena parte de sus &abitantes )sea por la inmigracin o poblacin de antigua residencia que reci6n a&ora a&ora caí caíaa efect efectiva ivamen mente te ba$o ba$o la autori autoridad dad estata estatal, l, la probl problem! em!tic ticaa ideol ideolgic gico-c o-cult ultura urall de construccin de legitimidad cobraba elevada pertinencia. 'stuvo muy ligada al establecimiento de un sistema de educacin p(blica de alcance nacional, y a la consolidacin )y dotacin de una base de masas mediante la conscripcin obligatoria de las instituciones armadas. @ en los a3os del cambio de siglo, la con$uncin de los niveles m!s altos de inmigracin europea, $unto a la toma de conciencia por las elites de las aristas peligrosas/ del fenmeno, acentu el sentimiento de urgencia en cu!nto a la necesidad de instaurar un aprendi%a$e de la &istoria nacional que sirviera como generador del amor a la patria/. A uestro país reci6n arribaba a su plena configuracin como estado nacional, al &aber conquistado el monopolio efectivo de la fuer%a, la autonomía frente al poder eclesi!stico y otros en competencia con el estatal. 'staba en trance de insertarse con fuer%a en el mercado mundial, al mismo tiempo que se consolidaba como espacio econmico unificado y poblado )inmigracin mediante lo que &asta poco antes antes &abía &abía sido sido virtua virtualme lmente nte un espac espacio io vacío/ vacío/, para para colmo colmo fragme fragmenta ntado do por front frontera erass 10 interiores. ecesitaba imperiosamente inventarse/ un pasado, un relato co&erente que permitiera presentar el proceso de unificacin estatal como el cumplimiento de un destino definido desde larga data, &ec&o realidad mediante esfuer%os conscientemente orientados a su cumplimiento a partir de una identidad nacional supuestamente pree"istente. Dotar al país de su propia leyenda nacional/, con una argentinidad/ que remontara al menos a Hernandarias, y una galería de prceres con sus correspondientes &agiografías )los libros de ;itre sobre 4elgrano y San ;artín, el posterior de *icardo #evene sobre ;oreno o el de *icardo +iccirilli en torno a *ivadavia, y de r6probos con sus obras denigratorias )las diversas diatribas integrales contra *osas, como las de ;ariano +elli%a, ?os6 ;aría *amos ;e$ía y 'rnesto H. Celesia, $alonaron distintas etapas de la &istoriografía oficial. 'sta versin de la &istoria se apoyaba en el consenso de la clase dominante, consolidada como fuer%a fuer%a social en torno al cambio del del siglo B=B al BB, sustentada en una amplia 8
2ás adelante haremos referencia a este empe'o que creó nuevos nuevos organismos vinculados con la tarea histórica, y posiilitó la edición oficial de la historia nacional por parte de la Academia +acional de la Historia. 9 Lale la pena reproducir in e)tenso un comentario al respecto de Mernando 0evoto3 4El prolema de la construcción de la nación deviene en camio un tópico dominante en las élites argentinas en los quince a'os anteriores a la primera guerra mundial. En esa etapa una recorrida recorrida por la vasta literatura literatura que desde ámitos oficiales oficiales o privados se produce revela que los temores de desintegración social como resultado del alud inmigratorio, de la cuestión social o de amas con1untamente concentran las ansiedades de los grupos dirigentes argentinos.7... 4!a solución mayoritariamente propuesta para los males de esa imaginada ael en la que se haría convertido al Argentina con sus escuelas de comunidades...con sus nuevas migraciones "e&óticas#, con su visile conflictivida conflictividad d social y con la difusión difusión de ideologías ideologías contestatarias contestatarias,, es la educación patriótica. patriótica. En ella coinciden amos 2e1ía desde el %onse1o +acional de Educación, Guan (. amos amos desde su Historia de la !nstrucción p*"lica en la Argentina, %arlos ). unge desde las páginas de El $onitor de la Educación Educación Com*n o Arturo 2assa en su liro Educación y go"iern go"ierno. o. Esa educaci educación ón patriót patriótica ica pasa claro claro está, está, en gran gran medida medida,, por la potenc potenciac iación ión de la escuel escuela a p$lic p$lica a y por la instauración en torno a ella de una liturgia cívica centrada en el culto del pasado nacional. (ero tamién concomitantemente por el reforzamiento en los distintos niveles del sistema educativo de aquellas disciplinas capaces de proveer el conocimiento y los argumentos e&plicativos necesarios para fundar sore ases más sólidas el culto a los héroes3 la historia argentina en primer lugar...7 4Ddea de nación, nación, inmigración y cuestión social en la historiografía académica y en los liros de te&to en Argentina. Argentina. <:<6 <:?J.7 Estudios #ociales. evista Kniversitaria /rimestral.A'o . +9 B. Fegundo Femestre de <::, p. <. <>
Daniel Campione
4
e"pansin econmica, y en el dominio pleno del poder estatal consolidado en el orden conservador/. undada en esta etapa< convertida en c!non para el tratamiento no slo acad6mico sino educativo y periodístico de nuestra &istoria, incorporada al sentido com(n de las clases subalternas por m(ltiples vías, la &istoriografía liberal oficial estuvo llamada a tener larga vigencia. Slo comen% a ser puesta en duda cuando se &icieron visibles los límites del orden agroe"portador, de la asociacin privilegiada con ran 4reta3a y de la e"plosin de modernidad de la 5rgentina internacionali%ada y culta del Centenario, así como los efectos negativos/ de la vigencia efectiva del sufragio universal. #os iniciadores mayores de esa tradicin fueron, sin duda, 4artolom6 ;itre y Eicente idel #pe% 11, ambos &ombres políticos de primera línea, que dedicaron parte de sus empe3os intelectuales a cons constr trui uirr una una &ist &istor oria ia arge argent ntin inaa inte integr gral al )#p )#pe% e% y send sendos os libr libros os sobr sobree las las guer guerra rass de 1 inde indepe pend nden enci ciaa y sus sus dos dos prce rcere ress prin princi cipa pale less );it );itre re . 'l nivel de esos dirigentes 17 )especialistaFpolítico que eran #pe% y ;itre dentro de la elite gobernante, nos indica el grado de prioridad asignado a la construccin &istoriogr!fica dentro de la tarea ideolgica de la clase. #a escritura de la &istoria no era todavía obra de profesionales )y no lo sería tampoco durante el ciclo de la subsiguiente generacin del 80, sino de grandes intelectuales/ que unían un rol descollante en variados ramos del saber con el e$ercicio de la dirigencia política en el nivel m!s elevado );itre fue general, fundador del diario #a acin, gobernador de la provincia de 4uenos 5ires, presidente de la acin, fundador de la Gnin Cívica y del +artido *epublicano, poeta, traductor de #a Divina Comedia , arqu6ologo, y, casi como de paso, &istoriador< &istoriador< Eicente . #pe% varias veces ministro ministro a nivel provincial y nacional, tambi6n fundador de la Gnin Cívica, dramaturgo y novelista, e &istoriador. 'ntre los dos, ;itre sería reconocido como el fundador de una &istoria científica/ en cu!nto cu!nto basada basada en pruebas documental documentales es rigurosas rigurosas )6l mismo public public e"tensas e"tensas Comprobaciones &istricas , volcando el sustento erudito de sus dos grandes obras a diferencia de #pe% y otros, propensos m!s bien a recoger testimonios orales y tradiciones, sin muc&a preocupacin por las pruebas fe&acientes, e incluso con fuerte propensin a la invencin/ lisa y llana, de la que constituyen paradigma las escenas del Cabildo 5bierto del de ;ayo, salidas en gran medida de la mente del autor )sin que por ello de$aran de ocupar un lugar central en el relato que se transmitía transmitía a los alumnos de las escuelas primarias primarias sobre sobre la gesta de la emancipac emancipacin/. in/.19 ;itre y #pe% polemi%arían entre sí sobre la importancia de la base &eurística en el traba$o &istrico, defendiendo el segundo una visin m!s m!s literaria/ y creativa frente al seco/ rigor documental. #a 11
<<. <<. Huo por cierto historiadores historiadores de la Argentina Argentina anteriores anteriores a 2itre y !ópez, !ópez, e incluso produ1eron produ1eron alguna ora de intención intención "integral#, pero no alcanzaron a configurar una "versión oficial# completa, como la que sí perge'aron perge'aron aquellos dos. !a primera "historia "historia argentina# argentina# en orden cronológico, cronológico, fue escrita por el deán -regorio Munes, destacado destacado dirigente dirigente político cordoés cordoés y miemro de la llamada "Gunta -rande# en <=<>6<=<<. Fu traa1o se desarrolló por encargo guernamental, y fue pulicado en el a'o <=, con el título de Ensayo de la +istoria civil del Paraguay, (uenos Aires y %ucumn. )tro autor de importancia fue (edro de Angelis, que pulicó sore todo durante el goierno de osas, y que además de algunas iografías, sacó a la luz l a Colección de o"ras y documentos relativos a la +istoria antigua y moderna de las Provincias del -ío de la Plata , amplia colección de documentos documentos que quedó inconclusa. Ca contemporá contemporánemen nemente te a la primera ora de 2itre 8la Historia de (elgrano...@ (elgrano... @ !uis !. 0omínguez, además de pulicar profusas colecciones de documentos, fue autor de una Historia Argentina que Argentina que llegó a servir de liro de te&to a varias generaciones de alumnos. 12 / Historia de (elgrano y de la !ndependencia Argentina e Historia de #an $artn y de la !ndependencia Americana , no son ni meras historias militares ni iografías de amos próceres, sino minuciosas historias generales del período <=>;6<=>, con mucha información información que e&cede las trayectorias trayectorias de amos generales generales y los conflictos conflictos élicos ligados a la emancipació emancipación n 8El "elgrano...incluye pormenorizado relato de las guerras civiles del período@ 13 /omamos aquí la definición gramsciana, que considera al auténtico dirigente como sumatoria del conocimiento profundo de un sector de la realidad y la posesión del arte de la política. /anto 2itre como !ópez fueron homres políticos a la vez que intelectuales de profunda formación en algunas ramas del conocimiento, con la historia a la caeza. 14 +atalio otana ha dedicado uena parte de un traa1o a comparar la visión de 2itre y la de !ópez, no desde el punto de vista metodológico, sino desde la $squeda de distintos principios de legitimación para el orden político surgido de la revolución de 2ayo3 4...2itre resuelve la cuestión de l a legitimidad repulicana merced a una evolución democrática que c ontiene en germen la constitución nacional 8federal y presidencialista@ de <=B6;>....L.M. <=B6;>....L.M. !ópez rasga el velo de las contradicciones de la revolución sin poder encontrar en ella una respuesta al modelo de una rep$lica aristocrática y parlamentaria.7 8+atalio . otana. La li"ertad política y su +istoria. Editorial Fudamericana6 Dnstituto /orcuato /orcuato 0i /ella, /ella, p. B<@ 2itre quedaría así así uicado en una orientación mas democrática dentro de lo que el autor denomina denomina 4los dos lieralismos posiles7 que uno y otro defendían. 8 !dem, p. <<@. En términos de posicionamiento frente al proceso histórico, esto se trasuntaría en el rechazo más frontal y completo de !ópez por la acción y las ideas de la tradición federal y caudillista, a la que 2itre asigna algunos aportes positivos dentro de una evaluación gloalmente negativa.
Argentina: La escritura de su historia
5
educacin escolar y los te"tos de divulgacin posteriores, combinarían en muc&os aspectos las visiones de los dos clasicos/ a la &ora de configurar la versin oficial. Con todo, ;itre y #pe% no fueron sino precursores de una &istoriografía que ya en las primeras d6cadas del siglo BB se constituiría en escuela )la ueva 'scuela Histrica y se profesionali%aría. 'n el período intermedio, el coincidente apro"imadamente con la llamada generacin del 80 y el cambio de siglo aparecerían estudiosos todavía no profesionales, como ?uan 5gustín arcía, 'rnesto Iuesada, 5dolfo Saldías, +aul roussac, David +e3a 1, que cultivarían el ensayo &istrico o la biografía con regular calidad pero sin la envergadura de los dos iniciadores )eran adem!s de un perfil m!s profesoral/, con paso por la universidad, aunque tampoco fueron a$enos a la actuacin política y las carteras ministeriales Jampoco ocuparían los altísimos lugares en el aparato estatal a la que llegaron los miembros de la generacin anterior. 12 'sa con$uncin de &ombres políticos, intelectuales-generalistas e &istoriadores no profesionales tendría ramificaciones algo posteriores, como ?uan 5lvare%, los C!rcano padre e &i$o )*amn ?. y ;iguel 5ngel. Sería durante los a3os de actuacin de la generacin del 80/, pero todavía ba$o la direccin de 4artolom6 ;itre, que se formarían los primeros antecedentes de una institucionali%acin de los &istoriadores, aunque todavía sobre una base no profesional, como la ?unta de Historia y umism!tica. Ktro rubro de &istoriadores no profesionales serían los &istoriadores-ingenieros, verdaderos padres/ de la &istoria econmica en los a3os 70-90 )5le$andro 4unge, *icardo Krti%, Horacio iberti, 5dolfo Dorfman, 5m6rico uerrero, 5dolfo ;ontoya. Hubo entre ellos diversas orientaciones ideolgicas, pero tuvieron en com(n la reali%acin de traba$os serios y rigurosos, algunos de los cuales, como la Historia de la 'conomía 5rgentina de Krti%, la Historia 'conmica de la anadería 5rgentina, de iberti, o los dos vol(menes que dedic a la evolucin de la industria Dorfman, siguen constituyendo obras de referencia &asta la actualidad. La nueva escuela histórica
#a nueva escuela &istrica/, como di$imos, se constituy sobre una base de profesionali%acin creciente1>, en torno a 1A0, dentro )=nstituto de =nvestigaciones Histricas de la acultad de ilosofía y #etras18 y fuera )?unta de Historia y umism!tica 5mericana, despu6s 5cademia
15
Ernesto Nuesada por La poca de -osas, cuya primera edición es de <=:=, y 0avid (e'a con su 0uan 1acundo 2uiroga, fueron precursores en la reivindicación de los caudillos y de la trayectoria de osas, y de la preocupación por la configuración del federalismo argentino, que posteriormente desarrollará Emilio avignani. 16 !os intelectuales de la "generación del =># 8!ucio L. 2ansilla, 2iguel %ané, Eduardo Oilde@ seguían siendo homres de e&tracción social muy elevada y con acceso a la elite política, pero ya no eran persona1es centrales de la misma como lo haían sido 2itre o Farmiento. Alguna cartera ministerial, una anca de diputado o senador, y los cargos diplomáticos fueron sus destinos haituales. %f. 0. Li'as, !iteratura argentina y vida nacional, vol. , p. B. 17 "(rofesionalización# no equivale en este caso a estudios históricos formales 8la +ueva Escuela seguía teniendo un componente de aogados y otros profesionales de ramas a1enas a la historia, e incluso sin formación universitaria 8Gosé /orre evello, que llegó a ser responsale de Dnvestigaciones del Dnstituto de Dnvestigaciones de la Macultad de Milosofía y !etras de la KA, ni siquiera haía completado el secundario, como un e1emplo@. Fe refiere en camio a que ingresa a la actividad una generación de historiadores que tiende a vivir de su profesión, en la docencia, la investigación, cargos p$licos relacionados, etc. 18 <= Este Dnstituto fue fundado en <:<, con el nomre de Fección de Historia, a1o la dirección de !uis 2aría /orres, que inició la pulicación de la serie 3ocumentos para la +istoria argentina. En <:> tomó la dirección Emilio avignani, cuyo nomre lleva hasta el día de hoy el Dnstituto de Historia Argentina y Americana, n$cleo mayor de la historiografía hegemónica en la actualidad. !a ora mas recordada de avignani fue la Historia Constitucional Argentina. A diferencia de los historiadores de generaciones anteriores, comprometidos políticamente con el orden oligárquico6conservador, fue un destacado dirigente de la K.%., siendo diputado nacional por ese partido en varios períodos. A partir de los a'os B># se alineó con la fracción alvearista del radicalismo. /amién radical, pero yrigoyenista, fue otro prohomre del Dnstituto, 0iego !uis 2olinari, que después de <:JB se volcaría al peronismo.
Daniel Campione
6
acional de la Historia 1A0 de la institucin universitaria, 1 en torno a la segunda d6cada del siglo BB. 'l profesor-gentleman para el que la &istoria era un &obby , era reempla%ado por profesionales de la &istoria, en un proceso que puede ligarse a la reforma universitaria. 'sta nueva escuela/7 ocup !mbitos institucionales que contaron con apoyo del estado, y durante algunos períodos de importantes fondos para efectuar publicaciones, via$ar al e"tran$ero, establecer miembros correspondientes en el e"terior y otras actividades. Jambi6n brindaban asesoramiento a las autoridades p(blicas sobre símbolos nacionales, fec&as patrias, así como sobre las denominaciones de calles y paseos p(blicos, y otras cuestiones &istricas de inter6s p(blico/ en una manifestacin clara de integracin al aparato estatal. Juvieron en com(n la reivindicacin del rigor &eurístico )por eso se apoyaron m!s en ;itre que en #pe%, la dedicacin predominante a la &istoria política )y dentro de esta la centrada en torno a las diversas manifestaciones de las instituciones y del 'stado, la visin de la &istoria-acontecimiento, poco proclive al entendimiento de la &istoria como proceso y propensa al culto a los grandes &ombres/ y las minorías ilustradas/, y la asuncin de la tarea de &istoriador como parte de una actividad de construccin m!s vasta de las bases del estado y la nacionalidad, entendidos ambos en la ptica de las clases dominantes, aunque estos &istoriadores, a diferencia de los anteriores al Centenario, ya no provenían en general de las familias patricias sino de las capas medias. #a profesin de &istoriador se convertía así en un deber cívico/, y la e"altacin de los valores patriticos/ y las raíces de la identidad nacional, en una virtual obligacin de un modelo de &istoriador que era )y se asumía como funcionario de la ideología/, para usar una terminología de origen gramsciano. 5mbas instituciones encararon la publicacin de documentos en gran escala )sobre todo en torno al período virreinal y el de la independencia con algunos esfuer%os monumentales como 5sambleas Constituyentes 5rgentinas , dirigida por 'milio *avignani, o la Historia del Derec&o 5rgentino, de *icardo #evene. +redominaban los &istoriadores que tenían formacin $urídica y no &istrica, y su dedicacin central fue siempre a la &istoria política, con una gran preocupacin por el establecimiento de la cronología y por el traba$o sobre los documentos, con la concepcin de raigambre positivista de que estos &ablaban por sí mismos/, y la consiguiente pobre%a en cuanto a problemati%acin/ de las cuestiones &istricas, ya que, garanti%ado el rigor &eurístico, la tarea del &istoriador quedaba pr!cticamente terminada. Cuando incursionaban en temas econmicos, sociales <:
<:. !a Gunta de +umismática e Historia Americana data del período anterior, siendo uno de sus fundadores el propio 2itre, en el a'o <=:B 8como Gunta de +umismática, tomó su nomre definitivo en <:><, cuando el interés fundamental de sus animadores ya haía virado hacia la historia.@ En <:B= se transfoma en Academia +acional de la Historia, por disposición del presidente fraudulento Agustín (. Gusto. > >. !a relación entre las dos instituciones no de1ó de tener puntos de conflictividad. En ocasiones la Academia "demoraa# la incorporación como miemros de los investigadores surgidos del Dnstituto, por más importante y reconocida que fuera su laor. Esto ocurrió con el propio avignani, recién aceptado en la Gunta en <:B<. )tros miemros destacados del Dnstituto nunca fueron admitidos en la Academia, como ómulo 0. %aria o 0iego !uis 2olinari. 21 Nue la Academia no fuera, por definición, un organismo universitario, no implica que los directivos de la Academia no tuvieran inserción en ese campo. El propio . !evene fue decano de la Macultad de Humanidades y %iencias de la Educación de !a (lata, e incluso presidente de esa Kniversidad. En el ámito de investigaciones de esa carrera de HistoriaMue asimismo fundador del Dnstituto de Dnvestigaciones sore Historia del 0erecho, ámito que proveyó sucesivos presidentes de la Academia, hasta el presente. 22 %f. Gosé %arlos %hiaramonte, entrevista en Gavier /rímoli y oy Hora, Pensar la Argentina. Los +istoriadores +a"lan de +istoria y política, El %ielo por Asalto, <::J, p. <>.3 4!a prioridad del historiador6 gentleman, del historiador de familia principal, desaparece, y surgen historiadores de apellidos e&tra'os, como avignani, 2olinari o !evene, todos de origen inmigrante.7 !a cátedra universitaria o el puesto de académico, constituye ingreso principal de estos homres. (odría comentarse al respecto que la profesionalización marca un camio en el origen social y en la actitud hacia la vida académica, pero tamién da la ase para una suordinación directa al aparato estatal, y a través de él a las clases dominantes. Kn talante del tipo "funcionario p$lico, especialidad historiador# que coloca a la dependencia urocrática como un condicionante privilegiado de la tarea intelectual. En realidad, la "profesionalización# aarcó a intelectuales en general, 0avid Li'as, uica el surgimiento de la +ueva Escuela Histórica, dentro de un proceso general de profesionalización de escritores e intelectuales, en ligazón directa con el origen inmigratorio, de clase media, de muchos de ellos. 2enciona en ese sentido a oerto M. -iusti y la fundación de 4osotros, en <:>?, y a Alerto -erchunoff. %f. 0. Li'as, Literatura argentina y realidad política. Lol. . %EA!, <::J, p. B<. 23 !a denominación la creó Guan Agustín -arcía, engloando en la escuela a 0iego !uis 2olinari, icardo !evene, Enrique uiz -ui'az$, !uis 2. /orres, Emilio avignani y ómulo %aria. %f. +ora (agano y 2iguel Angel -alante, 4!a nueva escuela histórica3 una apro&imación institucional del %entenario a la 0écada del J>#. En Mernando G. 0evoto 8editor@ La +istoriografía argentina en el siglo 55 6!7 %EA!, <::B.
Argentina: La escritura de su historia
7
y culturales, no abandonaban esa impronta, sin desarrollar &erramientas específicas para transitar por otros niveles/ de la realidad distintos al político-institucional. 5l interior de esta escuela &ubo discrepancias y debates, 9 que llevan a cierta diferenciacin entre la ?unta y su sucesora la 5cademia y el =nstituto de =nvestigaciones Histricas. #a primera qued asociada a una relacin m!s estrec&a con el aparato del estado, y a una visin &istoriogr!fica m!s propensa a la e"altacin patritica y a la elusin de cualquier enfoque crítico, lo que se acentuaría despu6s de 1A70. 5dem!s, la 5cademia tendía a incorporar miembros que unían a su inclinacin por la &istoria la pertenencia a instituciones cuya benevolencia se deseaba cultivar: unca faltaban uno o m!s sacerdotes-acad6micos, y un par de oficiales del '$6rcito y la ;arina, dedicados a la &istoria de sus respectivas instituciones. 'l =nstituto parecía reclamar para sí una profesionalidad m!s rigurosa, una preocupacin m!s desinteresada/ por la investigacin, e incluso la voluntad de incursionar en algunas cuestiones pol6micas, como la de los orígenes del federalismo argentino y la relacin con 6ste de los caudillos y del propio ?uan ;anuel de *osas. De todas maneras, los miembros de ambas instituciones no de$aron de &ermanarse en un rol de intelectuales org!nicos de la clase dominante, autores de un c!non &istrico que luego se proyect sobre el sistema educativo y los documentos oficiales, con una influencia que perdura &asta nuestros días. +unto culminante de la elaboracin de ese c!non fue la transformacin de la ?unta en 5cademia acional de la Historia , y la redaccin y publicacin de la Historia de la acin 5rgentina 2 )luego continuada en la Historia 5rgentina Contempor!nea , obra integral en veinti(n vol(menes>, que constituy la summa de la &istoriografía liberal, y en la que participaron el grueso de los representantes de esta escuela )'nrique ;. 4arba, *mulo D. Carbia, *avignani, #evene, Jorre *evello, ?uan C!nter, *icardo Caillet-4ois, 'nrique de andía, ?uan 5lvare%, *oberto #evillier, el padre uillermo urlong, Carlos Heras, Diego #uis ;olinari, etc. etc. fueran o 24
Nuizás la diferencia más importante se da en torno de la valoración de los caudillos y del federalismo del interior en general en el proceso de organización nacional. Afirma (alo uchinder en un traa1o dedicado a avignani3 4astreó estos orígenes no en el seno de l a intelectualidad porte'a sino en la acción y el pensamiento de los caudillos y las masas del interior. Fus traa1os giran entonces en torno a la concepción de un federalismo que es asumido por los caudillos como andera indeclinale y es legitimado mediante el respaldo popular.7 8(. uchinder 4Emilio avi gnani3 !a historia, la nación y las provincias7 en Mernando 0evoto 8editor@ op. cit. p. :;. Esta visión, en definitiva reivindicadora de los caudillos y las masas populares, chocaa con la de !evene, mucho más a1ustado a la línea de prosapia mitrista de uicar a los "grandes próceres# como fundadores del estado nacional, 1unto a una evaluación gloalmente negativa del papel de los caudillos federales, como ostáculos y no promotores de la organización institucional. !a Academia +acional de la Historia contin$a su e&istencia hasta nuestros días. En sus primeras décadas fue la mayor fortaleza de la historiografía haitualmente denominada "lieral# 8los "revisionistas# fueron incorporados con "cuentagotas#@, y al mismo tiempo sus miemros se proyectaron e&itosamente en la ense'anza, tanto en las universidades, como en los Dnstitutos del (rofesorado. Entre sus integrantes aundaron los historiadores sin formación específica 8muchos de ellos aogados@, y en muchos casos no dedicados a tiempo completo a la tarea histórica. A fines de los a'os ># y primeros ;># apareció una alternativa desde dentro del campo académico 8a diferencia de los revisionistas, que operaan sore todo desde fuera de éste, generando sus propios institutos y pulicaciones@, representada sore todo por el Dnstituto y la cátedra de Historia Focial de la Macultad de Milosofía y !etras de la KA, encaezada por Gosé !uis omero, y a la que hacemos mención en otro lugar. 0e todos modos esta alternativa no fue duradera, ya que el golpe de <:;; desplazó a los renovadores de la Kniversidad, y el reve interregno de <:?B 8con el consiguiente avance de los revisionistas, y entre ellos los de izquierda, sore las instituciones universitarias, al punto que odolfo (uiggrós fue por un reve tiempo r ector de la KA@, fue clausurado de manera mas rutal que nunca con la "misión Dvanissevich# en la segunda mitad de <:?J, cerra zón remachada por la dictadura en <:?;. Así las cosas, recién a partir de <:=B se produce el definitivo "traspaso# de la hegemonía en el campo historiográfico a la nueva camada de profesores universitarios, encaezada por !uis Alerto omero, Hilda Fáato, Enrique /andeter, Gosé Emilio uruc$a, y otros, asentados fundamentalmente en la KA. !a Academia quedará desde entonces mas encerrada en su propio ámito y relaciones tradicionales, aunque no de1a de intentar ciertas aperturas 8como la incorporación de Meli& !una, divulgador histórico diferenciado de la línea lieral, y de algunos historiadores surgidos de la "renovación# pero que evolucionaron hacia enfoques relativamente afines a los tradicionales de la Academia 8al menos en lo político6ideológico, que no en lo temático y metodológico@, como +atalio otana, Famuel Amaral, Ezequiel -allo y oerto %ortés %onde. 26 ; !a iniciativa de pulicar la ora fue formalizada y oficializada en <:BJ, tamién durante el goierno de Gusto, mediante un decreto presidencial y la solicitud de un crédito e&traordinario al %ongreso para su pulicación. icardo !evene fue designado director de la ora. /amién de la presidencia Gusto datan el Archivo -ráfico +acional y la 0irección de 2useos y 2onumentos Históricos, en lo que puede caracterizarse como una ofensiva del aparato del estado para fi1ar definitivamente una "historia oficial# en un momento de crisis general del ordenamiento socioeconómico y político, que lo era incluso en el plano específico historiográfico, ya que en esos a'os despuntaa con fuerza el revisionismo. /amién del mismo período 8<:B=@ es la conversión de la Gunta de Historia y +umismática Americana en Academia +acional. 27 !a Historia de la 4ación Argentina fue pulicada en catorce vol$menes, entre <:B= y <:>, siempre a1o la dirección de icardo !evene. !a Historia Argentina Contempornea fue posterior a la muerte de !evene, y se pulicó con la Academia dirigida por icardo Porraquín ec$, entre <:;B y <:;?. Aarcó otros siete vol$menes.
Daniel Campione
8
no miembros de n(mero de la 5cademia. 8 De la lectura de la Historia ... de la 5cademia y de las obras importantes de estos &istoriadores, se percibe la e"istencia indudable de una distancia entre las elaboraciones eruditas, de mayor comple$idad en el tratamiento y los te"tos destinados a la divulgacin o a la escuela, directamente dirigidos a la implantacin de una visin apolog6tica de las clases dirigentes/. Con todo &ay una indiscutible articulacin entre las diferentes modalidades, niveles y asientos institucionales que los revelan como partes constitutivas de una versin oficial/ de fondo (nico. 'sa tarea de construccin de la versin oficial )y estatal del pasado argentino, tuvo una proyeccin en la manualística escolar y en las obras de divulgacin, sobre todo las dirigidas a la $uventud. #a &istoria argentina a ense3arse en las escuelas de los diversos niveles, comen% a fi$arse ya a principios de siglo, y en cierto sentido se proyecta &asta nuestros días. A 'l propio *icardo #evene, mentor m!"imo de la 5cademia y de la Historia... produ$o manuales de &istoria nacional )#ecciones de Historia 5rgentina, en dos tomos, cuya primera edicin data de 1A1 y cuenta con prlogo nada menos que de ?oaquín E. on%!le% y compilaciones de documentos aptos para uso escolar. Descendientes directos de esa línea serían en las (ltimas d6cadas ?os6 Cosmelli =b!3e%, =gnacio 5stolfi, ;ariano Drago, ern!nde% 5rlaud, y otros que produ$eron los manuales oficiales de la materia que llegaron al menos &asta la d6cada de los 80/ del siglo BB. #a &istoriografía liberal constituy, sobre todo en su versin apta para uso escolar, en la divulgacin o en actos oficiales, una &istoria centrada en lo valorativo, que divide entre r6probos y elegidos, con la clase dirigente/ pintada siempre con caracteres idílicos y sin grandes discrepancias a su interior. 'ntre prceres slo se reconocían malentendidos y distanciamientos temporarios, pero siempre aparecían reconciliados a la larga por el fondo de patriotismo, desinter6s personal y noble%a de espíritu que impulsaba las acciones de todos ellos. +or supuesto que la gravitacin de intereses econmicos o de luc&as por el poder entre distintos sectores, quedaba e"cluida de modo a"iom!tico. Como contracara, e"istían los períodos de oscuridad/ en que el país &abía sido gobernado por tiranos/ )por definicin *osas, y despu6s de 1A, +ern o se sumi en la anarquía/, estigmati%ados por una condena global que les ad$udicaba el monopolio de las luc&as de facciones/, las ambiciones personales/, y todos los disvalores posibles, con el efecto buscado de dar brillo a los períodos normales/, en los que todo se subsume en la b(squeda de la grande%a de la patria/. 'n cu!nto a las clases subalternas, su rol es invariablemente de comparsa, como pueblo/ pintado con nobles caracteres cuando act(a del lado de los prceres/ y populac&o/ b!rbaro cuando aparece asociado a la anarquía/ o apoyando a demagogos/. Gna característica lateral, pero no irrelevante, de toda esta &istoriografía, era su tendencia al distanciamiento temporal, a slo ocuparse de períodos vividos por generaciones pasadas y no por las contempor!neas al &istoriador. De &ec&o se dedicaba atencin preferente al período colonial y 28
= En la escritura de esta historia integral oficial, participaan historiadores profesionales, pero tamién otros cuya actividad principal era la política 80e Ledia y 2itre, que fue intendente porte'o, entre otros cargos p$licos@, amón G. %árcano 8dirigente político en su 1uventud, luego diplomático@, icardo o1as 8uno de los "grandes intelectuales# del período, cuya dedicación principal estaa en el campo de la literatura, de la cual escriió una famosa historia@. Esto nos hala de la importancia que se le asignaa a la escritura de la historia dentro de las tareas de la clase dominante y el estado. El propio presidente Gusto aspiró a ser miemro de la Academia, y su "mano derecha#, el coronel Gose 2aria Faroe, escriió una sección de la Historia.... 29 : 2iguel Angel Fcenna, historiador revisionista ligado a la revista %odo es Historia, rese'a así el espíritu de la "versión oficial#3 4Esa historia oficial quedo definitivamente fi1ada en <:>B, a través de la reforma de la ense'anza dispuesta por el tercer ministro de Dnstrucción ($lica del general oca, Guan +. Mernández. A partir de entonces se consagró la versión lieral de nuestro pasado3 la leyenda negra de la %olonia, largo período perdido en el oscurantismo, la irrupción de un 2ayo celestial inspirado en Mrancia, en los Estados Knidos, y para nada en lo que estaa ocurriendo aquí, cuyo norte era el lirecamio y activado por representaciones de hacendadosQ luego una -uerra de Dndependencia con granaderos de oro y azul, limpios como soldaditos de plomo, sin trasfondos políticos, sociales o económicos a la vista. Figue la irrupcion de siniestros y arudos montoneros cuyas a1as pasiones los mueven a pelear, de puro malos, contra el talentoso ivadavia. C por fin la ro1a negrura de la tiranía de osas, con sus talas de sangre, caezas de unitarios en carros de duraznos, veinte a'os consecutivos de espantoso terror...C el todo concluía con los destellos Ragnerianos del triunfo de los uenos en %aseros...S782. A. Fcenna, Los 8ue escri"ieron nuestra +istoria, uenos Aires, !a astilla, <:?;, p.... El pasa1e incluye, como puede verse, algunos de los muy discutiles leit9motivs del revisionismo 8"la leyenda negra de la colonia...7, el rechazo a la idea de influencias "francesas y norteamericanas# sore la evolución de 2ayo@, pero en general es una pintura adecuada de esa historia maniquea, siempre deferente hacia el n$cleo de las clases dominantes y los grandes poderes del capitalismo mundial, en la que se han educado generaciones de argentinos.
Argentina: La escritura de su historia
9
a los a3os de la emancipacin, con prolongaciones &acia el período inicial de la llamada organi%acin nacional/.70 Solía invocarse el prurito del necesario aquietamiento de las pasiones/, necesario para el estudio y la refle"in ob$etiva/. #o cierto es que la mitificacin de ese pasado es prima facie m!s sencilla, las posibles impugnaciones menos acuciantes, y posiblemente se buscara precisamente ese efecto. Ktras veces, el corte temporal tenía un propsito claro de eludir el debate sobre etapas turbulentas/: 5l menos &asta los primeros a3os >0/ los programas de la escuela secundaria se interrumpían bruscamente el 9 de $unio de 1A97... Como efecto de este mane$o temporal, la gran mayoría de las obras &istoriogr!ficas versaban sobre períodos no posteriores a los a3os 20/ del siglo B=B, lo que parad$icamente afect tambi6n a los autores de intencin crítica, ya que el revisionismo apunt a los mismos lapsos &istricos. #a 6poca que va de los (ltimos a3os del mil oc&ocientos y mas aun la del siglo BB tendía a quedar en manos de memorialistas y bigrafos, desde3ada en cu!nto a su dignidad &istrica/. 'sa visin, sin embargo, se apoy en profundas b(squedas documentales, interesadas sobre todo en los aspectos políticos e institucionales, y con un gran empe3o por el conocimiento de los &ec&os/, con la marca de cierta &erencia positivista. #a mayoría de sus autores no tenían una formacin sistem!tica como &istoriadores, y los principales entre ellos provenían del campo de los estudios $urídicos, lo que marcaba su enfoque &istoriogr!fico sesgado &acia la asignacin de un lugar relevante a la normativa/, tal como lo e$emplifican las visiones de la conquista y coloni%acin espa3ola m!s atentas al cuerpo $urídico del derec&o indiano/ que a una realidad en la que la desobediencia olímpica a esa normativa tendía a ser la regla. Sin duda fue *icardo #evene 71 el que dio asiento definitivo a esta escuela &istoriogr!fica, desde una potente y diversificada insercin institucional. 'l n(cleo mayor sería la 5cademia acional de la Historia, entidad apoyada por los poderes p(blicos, encargada desde el estado de prestar las bases para la articulacin del pasado y el presente, con la &istoria como convidada de &onor a la constitucin de la argentinidad/. 7 'sa &istoriografía oficial/ sufri la contestacin revisionista desde los a3os 70/ sin perder espacio acad6mico, logr que parte de sus integrantes alcan%aran posiciones venta$osas durante el peronismo )algunos previo vuelco al revisionismo, como Diego #uis ;olinari, otros sin necesidad de ello, como ?os6 Jorre *evello, y volvi con fuer%a a ocupar el espacio central despu6s de 1A. #a aparicin de la escuela renovadora, llamada nueva &istoria/ o &istoria social/, a partir de ese entonces, no implic que la &istoriografía tradicional perdiera su posicin frente a los poderes p(blicos, el dominio de la mayoría de las c!tedras universitarias, y un amplio entramado de relaciones internacionales.77 5 partir de 1A22 los períodos de reaccin política volverían a entroni%arlos una y otra ve% en los lugares de predominio, y reci6n de 1A87 en adelante, con una 30
Fe ha mencionado en este sentido, el hecho de que la Historia de la 4ación Argentina culminara en <=;, es decir en el momento que, con la victoria de 2itre en (avón, se produce la unificación del país a1o predominio de uenos Aires, y que el volumen dedicado al período de osas fuera postergado por a'os, en razón de lo "conflictivo# del período. 31 B< icardo !evene fue quizás el e&ponente má&imo de la historiografía lieral, y hay quien lo se'ala como continuador del propio 2itre 82. A. Fcenna, op. cit. pp. <:> y ss@. Fu Ensayo +istórico so"re la -evolución de $ayo y $ariano $oreno, fue en efecto el complemento de la ora de aquel en cuanto al estalecimiento del cánon de interpretación del período de la independencia. )tras oras importantes del autor son La anar8uia de :/; y la iniciacion de la vida pu"lica de -osas, y la Historia de las ideas sociales argentinas, además de las Lecciones de Historia Argentina, ora orientada a la ense'anza, y una monumental compilación documental a1o el título Historia del 3erec+o Argentino. Mue asimismo el autor de la tesis de que "las Dndias no eran colonias# sino territorios incorporados de forma directa y plena a la %orona espa'ola, constitutiva de un intento de releer 8desde un pretendido asamento 1urídico@ todo el sentido de la historia colonial, contriuyendo a la llamada "leyenda rosa# de una dominación espa'ola tolerante, guiada por la voluntad civilizadora y evangelizadora y no por el ansia de riquezas. En cuanto a su enfoque personal de la historia, lo que quizás mas destaca es un perfil de aogado6historiador, que pretende interpretar la historia a través del derecho, e&acerando así la tendencia a visualizar el con1unto del proceso historico desde el punto de vista de las clases dominantes, productoras de las normas 1urídicas. 32 0iana Nuattrocchi de Ooisson, 4Historia y contrahistoria en la Argentina <:<;6<:B>7 en Cuadernos de Historia -egional, +9 :, uenos Aires, <:=?, p. B=. 33 BB 4El alance sumario de las redes institucionales...no de1a de remarcar en cuan gran medida tamién los historiadores eruditos disponían e&ternamente de una sólida cadena de corresponsales y ello les permitía aparecer como una de las caezas visiles de la historiografía profesional argentina. 0e este modo, cualesquiera fueran las delidades o los arcaísmos historiográficos, la "nueva escuela# histórica conseguía ante los poderes pulicos, los historiadores menores o uena parte de las instituciones e&ternas, convertirse en el verdadero poseedor del saer legítimo.7 8Mernando 0evoto. 4!os estudios historicos en la Macultad de Milosofía y !etras entre dos crisis institucionales 8<:6<:;;@, en M. 0evoto 8comp.@ op. cit. p. :.
Daniel Campione
10
clase dominante que ya podía permitirse la e"istencia de la democracia representativa y el pluralismo/ ideolgico despu6s de la masacre dictatorial, las nuevas corrientes moderni%adoras le arrebatan el predominio en el !mbito acad6mico y frente al aparato estatal. Se inicia así un período de repliegue que dista de ser total, como lo muestra, por e$emplo, el reciente lan%amiento de una nueva versin de la Historia de la acin 5rgentina )de la que ya se &an publicado seis vol(menes, y ciertos puentes de plata tendidos por la corriente &egemnica en la universidad . El revisionismo histórico
;ientras el paradigma de 5rgentina como país en sostenida marc&a de progreso, granero del mundo/ y el país m!s culto y europeo de 5m6rica #atina/ en un conte"to mundial regido por el liberalismo econmico y político, result altamente verosímil, la &istoriografía liberal rein en forma indisputada en nuestro país. 79 ueron los primeros anuncios de la crisis del modelo agroe"portador, en lo local, y el período de convulsiones abierto por la guerra de 1A19, la revolucin rusa, el fascismo y la crisis de 1AA, en el plano mundial, los que abrieron la puerta para que comen%aran a aparecer voces contestatarias, con variadas orientaciones e intencionalidades. @ con el golpe de 1A70, y el corte no slo institucional que signific, se abrieron paso corrientes que asumían el fracaso del proyecto en curso desde la segunda mitad del siglo B=B, y pretendían una fuerte rectificacin del rumbo seguido &asta ese momento, tanto en materia econmica y social, como política. +or a3adidura, de 1A70 en adelante, el desenvolvimiento del campo de la &istoria acad6mica qued marcado por el autoritarismo ideolgico, el mayor control del estado sobre la produccin &istoriogr!fica, y una creciente tendencia a la discontinuidad en las carreras universitarias de los investigadores, en las orientaciones de los planes de estudios y en el desarrollo de las líneas de investigacin. 7 +arte de esas voces atacaban el paradigma de organi%acin econmica, social, política y cultural de la 5rgentina desde la derec&a, defendiendo un nacionalismo emparentado con la reaccin de sectores conservadores de la burguesía, sobre todo la m!s directa y e"clusivamente ligada a la propiedad de la tierra, contra todo impulso moderni%ador. 72 5 los motivos de esa reaccin se sumaba el fuerte desagrado producido en los sectores m!s conservadoras por el tipo de accin política que se &abía vuelto e"itosa a partir de la #ey S!en% +e3a, encarnada sobre todo por el radicalismo en su vertiente yrigoyenista. 'se nacionalismo veía el gran mal de 5rgentina en que sus dirigentes &abían operado con concepciones del progreso de matri% racionalista, que no se adaptaban al origen &ispano-catlico de nuestro país. +retendían buscar la tradicin nacional/ , y los mitos fundantes de la misma, en un terreno distinto que la corriente liberal, en el que se destacaran las tradiciones inmemoriales por sobre el progreso/ de raí% racionalista, y donde el vínculo ideolgico se estableciera con el pensamiento &isp!nico y catlico y no con el liberalismo 34
Halperín caracteriza así la secuencia que va del é&ito a la crisis de una v isión histórica que, en $ltima instancia, remite a 2itre3 4...la visión historiográfica de la Argentina es la que creó 2itre 8 ...@ cuando los revisionistas se dedicaron a hacerle la guerra sore todo a él fueron astante clarividentes. !o que haía ahí era una visión de destino manifiesto, parecido al norteamericano3 un país que haía nacido para crecer sore una línea que lo haría un país moderno, occidental, de economía avanzada y de desarrollo político que maduraría en la forma más alta inventada por la humanidad para organizarse políticamente, que era la rep$lica democrática.7 8...@42ientras la Argentina ia por esa línea era ovio que esta imagen era una que a todo el mundo le encantaa reconocer, pero desde el momento en que se descurió que haía tropezado con una piedra en el camino, luego que no era una piedra sino que se haía cerado el camino, todo eso llevó a una conclusión de fracaso.7 8/. H. 0onghi, entrevista en . Hora y G. /rímoli, op. cit. p. <@ 35 E. /andeter afirma que Argentina constituye el caso más e&tremo, aun en el de por sí inestale conte&to latinoamericano de discontinuidad académica, resultante de alternancia entre regímenes civiles y militares. 8E. /andeter, 4El período colonial en la historiografía argentina reciente.7, en Entrepasados. evista de Historia. A'o J, n9 ?, <::J, p. ;?. 36 Fuele relacionarse la aparición de corrientes políticas nacionalistas, y con ellas del revisionismo, con los intereses de sectores terratenientes, ligados a la ganadería de e&portación, per1udicados en la pu1a con los frigoríficos de capital ritánico y norteamericano, primero, y luego por la restricción de las e&portaciones a partir de la crisis de <:B>. Esto e&cluiría a la elite de invernadores de las me1ores zonas de la "pampa h$meda#, que estaan me1or posicionados frente a los frigoríficos, y luego lograron ingresar en la cuota de e&portación estalecida en los acuerdos emanados del (acto oca6unciman. Fin ánimo de caer en un economicismo lineal, la e&tracción social de muchos de los primeros revisionistas 8Drazusta... (alacio, ver y completar@ parece coincidir con esta caracterización. +o en vano La Argentina y el imperialismo "ritnico, editado en <:BJ, es antes que nada un alegato contra el mencionado pacto. Es interesante al respecto ver la autoiografía de Drazusta, con la e&plicación que él mismo hace de su vuelco al nacionalismo y su dedicación, algo tardía, al quehacer historiográfico. Gulio Drazusta, op. cit. pp. < y ss.
Argentina: La escritura de su historia
11
decimonnico europeo que &abía regido la frmula/ de organi%acin del país al menos desde la caída de *osas. 5dem!s de antiliberal, esta corriente era, en su versin original, fuertemente antimar"ista, en tanto que no buscaba una revolucin sino su opuesto: la reaccin/ de las tradiciones y valores abandonados, en nombre de un espiritualismo que impugnaba de plano el materialismo mar"ista. ;ientras que los mar"istas impugnaban al liberalismo porque sus nociones de igualdad y libertad servían de ocultamiento a la e"plotacin, y a la democracia representativa como un con$unto de formalidades que e"cluían el gobierno del pueblo en lugar de promoverlo, el nacionalismo conservador e$ercía su crítica desde la defensa de un orden $er!rquico, anterior a toda idea de igualacin, y basado de modo e"plícito en el predominio de minorías. Desde esa visin, la 6poca de *osas, epítome de todas las abominaciones para la &istoriografía tradicional, se convertía en e$e fundamental desde el cual revisar toda la &istoria del país. 'l brigadier general encarnaba la defensa de la soberanía nacional frente al e"tran$ero< y la capacidad de entroni%ar la pa% y el orden social de un modo que con$ugaba una autoridad política fuerte con la ad&esin amplia de los sectores populares. 7> 'sa reivindicacin del ciclo rosista se unía a la del con$unto de los caudillos federales )incluyendo los protagonistas de insurrecciones posteriores a la organi%acin nacional/ como +e3alo%a, Earela o #pe% ?ord!n. Ktra visin unificadora dentro del revisionismo, sobre todo en su versin conservadora original, era la reivindicacin de la etapa colonial, acompa3ada por una visin m!s que despectiva sobre las comunidades indígenas.78 5sí fue que, durante varias d6cadas )desde los a3os 70/ en adelante la interpretacin de la &istoria nacional se constituy como un campo de batalla político, en el que la presentacin de una visin alternativa a la oficial de la &istoria argentina se convirti en un importante e$e de un combate ideolgico orientado a la impugnacin del orden socioeconmico y político e"istente. #a denuncia de la falsificacin &istrica/ cometida por la oligarquía/, formaba parte integrante de la crítica contra las políticas que se llevaban a cabo en ese momento. 7A Se atacaba la llamada D6cada =nfame/ poni6ndolas en paralelo con las políticas de la era de *ivadavia, ;itre, Sarmiento o ?u!re% Celman. =mpugnar la trayectoria &istrica seguida en el pasado, se volvía una &erramienta principal a la &ora de tra%ar )e imponer otro rumbo en el presente. #uego un sector de los revisionistas defendería las políticas de +ern compar!ndolas con las de ?uan ;anuel de *osas, fortaleciendo el uso de ese recurso de buscar legitimidad en el pasado le$ano. Eisiones enfrentadas del presente y el futuro de la sociedad argentina libraban su batalla tambi6n sobre el pasado, con sus interpretaciones antagnicas del mismo, simboli%adas a su ve% en panteones de &6roes enfrentados )en efecto slo San ;artín y 4elgrano suscitaban unanimidad en su car!cter de prceres, a partir de allí, todos eran impugnables. Se reaccionaba contra los valores del liberalismo y la =lustracin, de una forma que a menudo caía en el irracionalismo o el antiintelectualismo, con facetas m!s aristocrati%antes o m!s populistas, seg(n la inclinacin de los distintos autores. 'l resultado fue la constitucin de una corriente &istoriogr!fica revisionista/ )tambi6n llamada a veces nacionalista, que se convirti en activa oposicin a la &istoriografía oficial, que pas a ser conocida con el mote de liberal/. 'l revisionismo siempre estuvo signada por una fuerte &eterogeneidad, la que no &i%o sino acentuarse, a medida que ideales políticos progresivamente 37
Al decir de Halperín 0onghi cuando descrie ciertas críticas al rosismo historiográfico, los revisionistas valorizaan que 4...resolvía los prolemas planteados por la e&igencia democrática al dar a la plee un lugar en el sistema político, pero sin otorgarle por ello ning$n influ1o real en las decisiones del poder.7 8/. Halperín 0onghi, 4El revisionismo histórico argentino como visión decadentista de la historia naciona7 en Punto de La +istoria falsificada, de Ernesto (alacio, constituye una e&posición sistemática de esta tesis. En una línea diferente, al interior del revisionismo, la idea de la patra'a histórica al servicio de la política proimperialista, Arturo Gauretche producirá su Política 4acional y -evisionismo Histórico, algunos a'os después.
Daniel Campione
12
m!s radicali%ados se cobi$aban ba$o el paraguas revisionista/, sin que de$aran de tener vigencia los de línea m!s conservadora. 's importante situar los orígenes de esa discusin, porque la &istoriografía revisionista lleg a ser, durante un período, la que form el sentido com(n &istrico/ de la mayoría de los argentinos, por los a3os 20/ y >0/. 's cierto que, a esa altura, el revisionismo se &abía tornado muc&o m!s &eterog6neo y multiforme que en sus comien%os, y podía interesar al p(blico en un rango ideolgico y una diversidad de niveles culturales muc&o mayores que al comien%o. Si bien nunca alcan% &egemonía en el terreno acad6mico, en la educacin p(blica ni en el discurso oficial )salvo, de forma parcial, en el breve período 1A>7-1A>2 durante un tiempo gan ampliamente la batalla que se plante a sí misma, con m!s recursos y perseverancia: #a del espacio de la divulgacin, de la llegada al gran p(blico por los m!s variados medios y soportes. 'sto lo logr sobre todo a trav6s de libros que se vendían por decenas de millares en las d6cadas de los 20/ y los >0/, como los de ?os6 ;aría *osa, 5rturo ?auretc&e, *a(l Scalabrini Krti%, ermín C&ave%, 'rnesto +alacio, 'duardo Du&alde y *odolfo Krtega +e3a, ?orge 5belardo *amos, ?uan ?os6 Hern!nde% 5rregui.90 'l revisionismo &istrico form parte central del fondo de varias editoriales argentinas )5rturo +e3a #illo, J&eoria, +lus Gltra< Kctubre y Coyoacan en el campo de i%quierda nacional/. Se public incluso una Historia 5rgentina de largo aliento )17 tomos, luego ampliados a 1>, obra de ?os6 ;aría *osa, 91 que constituy un 6"ito editorial de proporciones. Jambi6n los revisionistas iniciales, como +alacio, =ra%usta e =barguren, eran frecuentemente reeditados. @ una revista de divulgacin nacida en los a3os 20/ Jodo es Historia , sin ser e"clusivamente revisionista, dio amplia acogida a los &istoriadores de esa tendencia. 'n torno a 1A>7 estos &istoriadores intentaron ocupar las posiciones centrales en las instituciones acad6micas y oficiales vinculadas con la &istoria. #os (ltimos 20/ y primeros >0/ fueron sin duda su 6poca de oro )con un avance notable de la vertiente nacionalista popular, acompa3ada por la i%quierda nacional/ y las vertientes m!s radicali%adas del peronismo. +or todo ello, no se puede comprender el debate &istoriogr!fico argentino sin entender en profundidad al revisionismo, mas all! de la valoracin que se tenga de esa produccin. 'ste e"plicit la politi%acin/ de la visin dominante &asta ese momento de la &istoria argentina, y le opuso otra no menos politi%ada/ )con la diferencia que asumía esa politi%acin de modo e"plícito, que en gran parte se pleg activamente )y contribuy a producir la profunda radicali%acin política y cultural de esos a3os. Jodo en un conte"to social en el cual la &istoria del país era un campo del combate político m!s general.
40
Al torrente de literatura histórica revisionista producida sore todo entre los $ltimos a'os ># y los ?># se unían frecuentes reediciones de las oras iniciales del revisionismo 8Darguren e Drazusta entre ellas@, e incluso de "precursores# como Adolfo Faldías. 41 J< Gosé 2aría osa fue quizás el mas activo y e&itoso con el gran pulico de los historiadores nacionalistas. 0iferenciándose apenas del ala mas conservadora y aristocratizante del nacionalismo 8la mayoria homres de generaciones anteriores a la de él, como %arlos Darguren o Gulio Drazusta@ por su infle&ión mas populista 8aunque con aristas aristocraticas, como la de reivindicar a los gauchos como descendientes de los "primeros criollos#@, no se de1ó influir ni por los pu1os izquierdistas de parte de sus colegas de escuela, ni por ninguna tendencia a contemporizar con la historiografía lieral 8como la de los integrantes de %odo es Historia7. Fu versión de la historia argentina se caracteriza por su cerrada oposición a toda la herencia ilustrada y lieral 8no perdonó prácticamente a ninguno de los próceres del lieralismo, desde 2oreno en adelante@, su reivindicación del "puelo# y la saiduría popular contra la intelectualidad, en un registro que recuerda a la tradición del romanticismo y el historicismo alemán, en su infle&ión mas nacionalista 8llega a reivindicar la herencia del historiador germano an*e, reivindicador de la peculiaridad nacional frente al universalismo y de las tradiciones inveteradas frente a los impulsos racionalistas de la modernidad@. En la interpretación de los hechos históricos es notale su tendencia a "invertir# casi todos los relatos históricos tradicionales, proponiendo versiones alternativas de fuerte componente conspirativo 8e1emplo de ello es su versión de la muerte de Guan !avalle, contenida en su liro El condor ciego y reproducido en su Historia...7 Fu liro quizás mas clásico fue 3efensa y prdida de nuestra independencia económica, encendida defensa de la política económica de osas. /amien escriió, entre otros La caída de -osas, 4os los representantes... sore el proceso constitucional y La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas, reivindicación literariamente rillante del (araguay de Folano !ópez y del e1ército que lo defendió, al que enlaza con la derrota histórica sufrida por Melipe Larela y las $ltimas montoneras, traicionadas por la conciliación de Krquiza con el mitrismo.
Argentina: La escritura de su historia
13
#os revisionistas/ iniciales )Carlos =barguren, 9 los &ermanos =ra%usta, 'rnesto +alacio 97 estaban ligados a un ataque tanto a la organi%acin política propia de la democracia representativa, como al modelo econmico de integracin al mercado mundial ba$o dependencia brit!nica, a partir de percibir a ambos como puestos en tela de $uicio definitivamente, por la crisis mundial de 1A70. 'ran admiradores del idelogo franc6s C&arles ;aurras, y de los regímenes totalitarios europeos )aunque siempre con un lente m!s tradicionalista y aristocrati%ante que el del fascismo italiano y el na%ismo alem!n, cuyo componente de movili%acin masiva les inspiraba desconfian%a, y en general profesaban un catolicismo de rasgos integristas. +or su e"traccin de clase, muc&os de ellos estaban ligados a la propiedad de la tierra, y muc&o de su espíritu contestatario estaba ligado a la idea de un regreso a las fuentes/, a un orden decimonnico que tendieron a identificar con el gobierno de ?uan ;anuel de *osas, que negara el proceso moderni%ador ligado al capital ingl6s y a la inmigracin, al mismo tiempo que pusiera a las clases subalternas en su lugar/ a trav6s de una combinacin de trato paternalista y combate activo contra sus vertientes radicali%adas. Centraron su visin &istoriogr!fica en la crítica de la accin del capital brit!nico ) #a 5rgentina y el imperialismo brit!nico , de ?ulio y *odolfo =ra%usta tuvo un car!cter fundacional 99, al liberalismo econmico y político de los prceres oficiales, en la defensa de la idea federal frente al centralismo porte3o, y sobre todo, en la reivindicacin de la actuacin de ?uan ;anuel de *osas )el *osas/ de =barguren, *osas a trav6s de su correspondencia/ de =ra%usta/, visto como portador de una visin de un orden social $er!rquico y antiliberal. De allí se e"tendieron a otras visiones alternativas a la oficial, en diferentes peridos. Sobre el período colonial y de la emancipacin, asumieron posturas &ispanistas/, controvirtiendo la actuacin de los &ombres de ;ayo/, por liberal y pro-brit!nica. Sobre la etapa posterior a Caseros, fueron construyendo un cuestionamiento centrado en la alian%a con 4rasil que derroc a *osas, las políticas de ;itre, la uerra de la Jriple 5lian%a, y un ataque muy fuerte a la actuacin y el pensamiento de Sarmiento. 9 Con claridad creciente a partir de los a3os 90/, se insinuaron posiciones revisionistas desde !ngulos diferentes al del nacionalismo de derec&a )apostrofado con frecuencia como olig!rquico/. 92 #os &ombres de or$a )5tilio arcía ;ellid, *en6 Krsi, 5rturo ?auretc&e, fundada en 1A7 9>, y a 42
J 0el mismo a'o <:B> es el liro mas difundido de Darguren, 0uan $anuel de -osas9#u vida, su drama, su tiempo? pilar de la revalorización integral de osas 8asociado a la oposición al dominio anglosa1ón, al antilieralismo político, la defensa de los valores de la vida rural y el orden 1erárquico de las sociedades tradicionales@. 43 El antecedente inmediato del paso a la militancia política nacionalista y al traa1o historiográfico de los primeros revisionistas que se asumieron como tales, es el de la fundación del periódico La 4ueva -ep*"lica, por Ernesto (alacio y los hermanos Drazusta, que apareció en diciemre de <:?. Kn e&tenso relato de la fundación de ese órgano de prensa se encuentra en Gulio DrazustaQ $emorias 6Historia de un +istoriador a la fuer@a7 , E%A, <:?, pp. ; y ss.@ Ernesto (alacio, que era el Gefe de edacción, sintetizó así el ideario del periódico3 4invocaa la vuelta a la tradición nacional para encontrar los remedios que el país urgentemente reclamaa. Fu persistente ataque a la democracia se dirigís, sore todo, contra el prurito de convertirla en religión, con olvido de su carácter instrumental3 religión e&presada en la creencia de que el simple funcionamiento del sistema constituía una panacea para todos los males...7 8E. (alacio, Historia de la Argentina..., citado por G. Drazusta, op. cit. p. <=J@ . La 4ueva -ep*"lica fue a su vez antecedente de la !iga epulicana, agrupación directamente comprometida en la conspiración que dio lugar al golpe militar de septiemre de <:B>. 44
Escrie 0iana Nuattrocchi6 Ooisson3 4!a tercera parte del liro de los hermanos Drazusta, llamada 4Historia de la oligarquía argentina7, es la primera síntesis coherente de una contrahistoria que ya haía comenzado a esozarse con elementos dispersos, y que ahora aparece por primera vez en una visión de con1unto destinada a perdurar.7 80iana Nuattrocchi6Ooisson, op. cit. p. <<<@. 45 El ataque contra Farmiento de más é&ito en el gran p$lico, fue el de 2anuel -alvez, autor de una iografía del san1uanino que lo de1a mal parado, no ya por su pensamiento y actitudes políticas, s ino hasta en su salud mental. 46 Ca en la época de los goiernos radicales, ya dentro de ese partido aparecen defensores de algunos de los temas que posteriormente tomará el revisionismo, como lo fueron 0ardo %orvalán 2endilaharzu, de 2endoza y el dirigente santafesino icardo %aallero. !os caudillo tendían a ser e&altados como representantes de un liderazgo popular y democrático, y osas entendido como un defensor de las ideas federalistas con las que la K.%.. se identificaa. 8cf. 0. Nuattrocchi6Ooisson, Los males de la memoria, pp. ;< y ss. Esa relectura de la historia en clave a la vez democrática y nacionalista, no llegaría a imponerse, ni siquiera en las filas del propio radicalismo yrigoyenista, y no daría lugar a oras históricas de importancia. %aallero se dedicó mas ien a la historia del partido radical, con un traa1o, entre otros, sore la revolución radical de <:>. 47 M)GA 8Muerza )rganizadora adical de la Goven Argentina@, fue quizás la primera organización política que, como tal, tomó el deate sore la historia nacional como una tarea central. Esa decisión alcanzó mayor claridad y alcance cuando en torno a <:J>, la organización definió su aandono de la Knión %ívica adical 8con el consiguiente ale1amiento de -ariel del 2azo y !uis 0ellepiane, que optaron por permanecer en el "tronco# radical@, y su creciente vinculación con las corrientes nacionalistas, sin fundirse nunca del todo con ellas. El la laor escrita de a$l Fcalarini )rtiz, que sin formar parte de su dirección fue
Daniel Campione
14
partir de los (ltimos 90 algunos &ombres de i%quierda sumados de una manera u otra al peronismo )?uan ?os6 Hern!nde% 5rregui, 'duardo 5stesano, ?orge 5belardo *amos, etc., dieron matices nacional-populistas en el primer caso, y mar"istas en el segundo a las posiciones del revisionismo, algunas de las cuales no compartieron )sobre todo el enfoque &ispanista de la colonia y la emancipacin, adem!s de tener un aborda$e diferente de toda la problem!tica del caudillismo y del propio ?uan ;anuel de *osas. #a revisin &istrica de$aría así, poco a poco, de ser base de apoyo para vindicaciones reaccionarias, para articularse en proyectos de aspiracin progresiva dentro del orden capitalista, primero )K*?5, en primer lugar, y despu6s de ruptura radical con el orden social e"istente. Si un m6rito global corresponde al revisionismo &istrico es &aber puesto las bases para un an!lisis crítico de la &istoria nacional, cuestionando la apolog6tica de la clase dominante local, su alian%a con el capital brit!nico, su cultura y sus valores. Se denunciaba así el sentido central de una &istoriografía que erigía la erudicin y el traba$o de arc&ivo en instrumentos para la legitimacin de un sistema de dominacin. +ero ese talante crítico no estuvo acompa3ado de una visin global que permitiera una comprensin cabal del proceso &istrico argentino, ni de &erramientas que permitieran un avance efectivo del conocimiento &istoriogr!fico. 'sta crítica se &i%o, en muc&os casos, con &erramientas tericas y metodolgicas muy precarias )o bien francamente obsoletas, llegando en algunos casos a la reivindicacin de #eopold von *anLe, con escaso mane$o de fuentes primarias, en un todo articulado en muc&os casos con visiones políticas conservadoras e incluso reaccionarias, que en ciertos aspectos, retrocedían incluso frente a la academia liberal en lo que &ace a rigor y actuali%acin/, recayendo en las formas m!s cl!sicas de la &istoria-relato, centrada en los &ec&os y no en los procesos. #a escuela revisionista estuvo conformada por &istoriadores en su mayoría no profesionales, de los que algunos slo llegaron a la &istoria en una etapa avan%ada de su produccin intelectual, como parte de una militancia política asumida con anterioridad. 'n las universidades ocupaban un lugar marginal, si es que ocupaban alguno, y por definicin, estaban e"cluidos de la 5cademia acional, cuadro que &acía difícil sentar bases slidas para el traba$o &istoriogr!fico. Contaron como institucin madre/ con el =nstituto de =nvestigaciones Histricas ?uan ;anuel de *osas/, espacio de convergencia de distintas corrientes revisionistas, fundado a fines de la d6cada de los treinta, casi al mismo tiempo que la 5cademia, para constituir un espacio para la produccin y difusin de la anti-&istoria/ que los revisionistas escribían, y editor de una revista-libro de larga trayectoria. Con la llegada de +ern al gobierno, el =nstituto se aline con el peronismo. 'sta decisin no de$ de provocar conflictos, como la renuncia de ?ulio =ra%usta, enrolado en la oposicin al gobierno. 98 #a denuncia de una conspiracin del silencio/ contra sus obras y su pensamiento, de parte de la gran prensa y otros !mbitos comprometidos con la &istoriografía liberal, se volvi una obsesin para los revisionistas, muc&as veces m!s preocupados por la pol6mica p(blica orientada a denunciar y desmontar la conspiracin/ que a la produccin &istrica propiamente dic&a. 'so no obstaba para que mantuvieran un enfoque m!s que deficiente de las ra%ones de la construccin y predominio de la cultura oficial. Eisuali%aban ese proceso ba$o la forma de traicin/ a los intereses del país, y no como contribucin a la construccin de consenso por parte de la clase dominante y las elites políticas e intelectuales a ellas vinculadas, integrada a la consolidacin y fortalecimiento del estado-nacin, en un proceso que distaba de ser privativo de nuestro país. 'sa visin conspirativa, principal mentor ideológico, está dedicada a la crítica de la presencia del capital ritánico en Argentina 8 Historia de los ferrocarriles argentinos y Política "ritnica en el -ío de la Plata @, en documentadas diatrias apuntaan a completar y superar los traa1os iniciales de los nacionalistas, en primer lugar los hermanos Drazusta. Arturo Gauretche prefirió un enfoque más doctrinario en lugar de las investigaciones de Fcalarini )rtiz, tal como se refle1a en Política nacional y revisionismo +istórico y en 4!a colonización pedagógica7, artículo incluido en su liro Los profetas del odio y la yapa. Gauretche reconocerá que, en general, los for1istas no realizaron investigación original, sino que tomaron el traa1o previo de los historiadores nacionalistas, para reinterpretarlo parcialmente y volcarlo en escritos polémicos. 48 “El Dnstituto de Dnvestigaciones Históricas Guan 2anuel de osas, purgado de los miemros que pretendían ale1arlo del peronismo, opera su completa peronización a1o la dirección de Gosé 2aría osa. !a manifestación más evidente de esta "peronización# es la presencia en <:< del diputado peronista %oo*e en la sede del Dnstituto, dando una conferencia dirigida contra Echeverría, y más a$n, contra los que honraan su memoria. %oo*e es elegido luego vicepresidente del Dnstituto.7 80iana Nuattrocchi6Ooisson, op. cit. p. :<.
Argentina: La escritura de su historia
15
y de contornos morali%antes )una dirigencia aut6nticamente nacional/ no &ubiese actuado de esa forma, creían, mell muc&as veces la potencialidad de la crítica efectuada, y la posibilidad de una produccin &istrica que no fuera, en (ltima instancia, un subproducto/ de la &istoria oficial. +eronismo e &istoriografía
#a constitucin del peronismo como movimiento político y su ascenso al gobierno, y las diferentes actitudes frente a 6l, quedaron impregnadas desde un comien%o de lecturas antit6ticas del pasado argentino. Desde el antiperonismo, antes y despu6s de la constitucin de la Gnin Democr!tica, se compar peyorativamente a +ern con *osas, al mismo tiempo que gigantescos retratos de *ivadavia, Sarmiento y otras figuras vilipendiadas por el revisionismo, presidían sus actos p(blicos. 'l espect!culo de la defensa acrítica de los valores &istricos preconi%ados por el liberalismo, de parte de una coalicin que se esparcía desde la derec&a a la i%quierda, pero con el emba$ador norteamericano en un lugar e"pectante, contribuy sin duda a la apertura de una valori%acin positiva, en las clases populares, de los caudillos y de ?uan ;anuel de *osas, como antecedentes de políticas nacionalistas y favorables a los sectores oprimidos, que en el presente se percibían encarnadas en el coronel +ern. 'sa imagen estuvo destinada a perdurar y fortalecerse, pues mas all! de las vacilaciones de quienes conducían el aparato estatal, las bases sociales peronistas no podían sino sentirse identificadas con los caudillos federales, defensores de los gauc&os y la plebe urbana de la 6poca, contra los se3ores/ de una elite ilustrada apoyada por el gran capital, f!cilmente asimilable al perfil predominante en la dirigencia antiperonista. 'ste planteo reconocía otra infle"in: 'l cambio en la apreciacin de los su$etos de la &istoria. 'l pueblo annimo, los descamisados/ eran reivindicados, desde el fondo de nuestra trayectoria nacional )la referencia partía, al menos, de las invasiones inglesas, como portadores de valores positivos, el &ombre com(n era elevado a protagonista de la &istoria, una suerte de &6roe colectivo/.9A #a politi%acin y movili%acin )limitada y contenida por un líder indiscutible, por cierto que a&ora se esperaba de las masas populares, se proyectaba &acia el pasado para conferirle mayor legitimidad: o se innovaba del todo, sino que se retomaba una tradicin largamente negada o minusvalorada. Se construía así una revaloracin del papel de las masas/ en la &istoria, y se insinuaba una lectura en clave &eroica de su actuacin, que tendría resonancias a la &ora de constituirse las variantes de i%quierda del revisionismo, que &icieron especial &incapi6 precisamente en este punto. 0 De ese modo, el peronismo se lig a la visin revisionista de la &istoria desde el comien%o, pero de una manera no lineal ni completa. 5firma al respecto Halperín Dong&i: M'l nuevo r6gimen no iba a recibir el aporte revisionista con efusin< si su triunfo debilit el influ$o de la que los revisionistas llamaban &istoria oficial en los centros oficiales de estudios &istricos, no se tradu$o en la integracin de la visin revisada del pasado argentina en la que de la 5rgentina proponía el nuevo oficialismo<...N1
49
Afirmaa un destacado diputado peronista3 4Co creo que para quien oserva con mirada sagaz y penetrante el acontecer histórico argentino tiene que llegar, sea o no especializado en la historia argentina, a una conclusión 8...@ y ella es que el homre puro, el héroe impoluto, el héroe por antonomasia 8...@ es...el homre masa, 8...@ A su vera cualquier héroe, cualquier personalidad de la historia argentina, empalidece y se reduce a proporciones min$sculas...7 0iputado 0íaz de Livar, %00F, <:J;, t. L, p. B:; 8%itado en %. (ittelli6 2. Fomoza odríguez 4(eronsimo 3 +otas acerca de la producción y el control de símolos. !a historia y sus usos7, incluido en Adriana (uiggrós 8direc.@ 3iscursos pedagógicos e imaginario social en el peronismo 6>B9>BB, -alerna, uenos Aires, <::, p.: y ss.@ %omo allí tamién se e&plica, esa "elevación# del rol de las clases populares, no se lira de un vínculo de suordinación con el "líder#, en una relaci ón no e&enta de amigTedades y asimétrica, donde aquél 1uega el rol de "conductor6disciplinador# @. 51
/. Halperín 0onghi, 4El revisionismo histórico argentino como visión decadentista de la historia nacional.7 En Punto de
A'o LDD, +9 B. Aril de <:=, p.
Daniel Campione
16
Durante el primer peronismo &ubo avances de los &istoriadores revisionistas en el !mbito acad6mico )Eicente D. Sierra, Diego #uis ;olinari, que era un disidente de la &istoriografía liberal,7 puestos sucesivamente a cargo del =nstituto de =nvestigaciones Histricas, 'rnesto +alacio, nombrado a cargo de la Comisin acional de Cultura, y cierta reivindicacin de *osas y los caudillos en los manuales escolares, pero estuvo le$os de convertirse a su ve% en &istoria oficial/. Ha sido muy citado el &ec&o de que el gobierno peronista seguía rindiendo &omena$e al panten liberal completo, como se &ace evidente en los nombres ad$udicados a los ferrocarriles, que incluyeron a Grqui%a, ;itre, Sarmiento y *oca. +or otra parte, con la 5cademia acional de la Historia, meca de la &istoriografía liberal, se alcan%, durante un buen tiempo, una adaptacin mutua entre el gobierno y esa institucin, que prosigui editando su Historia ...ba$o la direccin del mismo *icardo #evene, y colaborando de variadas formas con el gobierno, lo que no impidi su posterior intervencin.9 Se &a tendido a considerar que +ern, guiado por un criterio pragm!tico, prefiri no incorporar el debate sobre el pasado a los conflictos que atravesaban el presente de la sociedad argentina, por lo que eludía pronunciarse p(blicamente sobre la problem!tica planteada por el revisionismo. De todas formas, la discusin &istrica ingres en la li%a política, incluyendo las c!maras del +arlamento, y las fuertes presiones de los revisionistas encolumnados con el gobierno para que 6ste se definiera de modo e"plícito acerca de la reivindicacin de *osas y otras preocupaciones centrales del grupo. Si bien la tríada San ;artín-*osas-+ern ya &abía sido preconi%ada por autores revisionistas durante el gobierno de este (ltimo, ser! despu6s de 1A que a la línea ;ayo-Caseros-Septiembre propuesta por la *evolucin #ibertadora, se le responder! con la mencionada tríada desde los m!s diversos círculos del peronismo, 2 incluyendo al propio e" presidente, desde el e"ilio. > @ el nacionalismo aristocr!tico perder! peso como sustento ideolgico del revisionismo, a favor de la tradicin for$ista y de nuevas corrientes provenientes de la i%quierda. 'sto acompa3ar! tanto a la radicali%acin de sectores del movimiento 8 como a la peroni%acin/ de grupos de i%quierda. Se &a escrito al respecto:
52
Fierra, de formación autodidacta, constituye un e1emplo caal de historiador católico, identificado con el nacionalismo de derecha, volcado con entusiasmo al peronismo a partir de <:J;. 0e formación autodidacta, varias de sus oras principales están dedicadas al papel de la Dglesia en el período colonial3 El sentido misional de la con8uista de Amrica , Así se +i@o Amrica La e)pansión de la +ispanidad en el siglo 5 84A'o del !iertador -eneral Fan 2artín7@ y terminó por ser intervenida en el a'o <:, con el resultado de la completa cesación de sus actividades hasta después del golpe de <:. Entonces fue reaierta y !evene regresó a la dirección, hasta su fallecimiento. 55 Al menos tres destacados historiadores fueron parlamentarios durante el peronismo3 2olinari y (alacio, por el oficialismo y avignani, por el radicalismo en la oposición. %on todo las principales intervenciones parlamentarias sore el tema estuvieron a cargo de otros legisladores, como el peronista G. O. %oo*e y los radicales Arturo Mrondizi y Ernesto Fammartino. %f. 0. Nuattrocchi6Ooisson, op. cit. p. JJ y ss. 56 El vínculo Fan 2artín6(erón fue e&plotado ampliamente por el goierno peronista, sore todo con motivo del A'o del !iertador -eneral Fan 2artín, en <:>. !os revisionistas se esforzaron ya entonces por intercalar a osas en ese paralelo histórico, pero la popularidad masiva de la tríada fue posterior a la evolución !iertadora. 57 Ca en Los vendepatria, una de las primeras pulicaciones posteriores a su derrocamiento, asume con claridad las posiciones revisionistas sore el pasado nacional. = =. Gohn Oilliam %oo*e, el más importante entre los impulsores tempranos 8fines de los ># y comienzos de los ;>#@ de la convergencia entre el peronismo y el mar&ismo, participó tamién del movimiento revisionista, dando incluso conferencias de contenido histórico en el Dnstituto Guan 2anuel de osas. 0urante las presidencias de (erón, y en su carácter de legislador nacional, tuvo importantes intervenciones de contenido revisionista en el recinto parlamentario. 8cf. 0iana Nuattrocchi6Ooisson, pp. JJ y ss.@
Argentina: La escritura de su historia
17
'l revisionismo, a&ora despo$ado de sus elementos m!s reaccionarios y tradicionalistas, se aggiorna/ al posibilitar la incorporacin de nuevos reclutas, que, provenientes de tradiciones políticas de i%quierda )recordemos el cuetionamiento y el abandono de la matri% liberal por parte de algunos sectores de i%quierda despu6s de 1A &an simpati%ado, por obra y gracia de una nueva situacin política, con esta tradicin. +ara ellos acercarse al peronismo era tambi6n ale$arse del mitrismo/. +ero esta situacin política tambi6n altera la conciencia de los revisionistas vie$os/. 'l aggiornamiento del peronismo aparece como resultado de un doble proceso condicionado por una misma coyuntura política, se producen cambios internos favorecidos por aportes e"ternos.NA
'n los a3os 20->0 el revisionismo de i%quierda/ ya ser! una matri% muy difundida para pensar el presente del país desde el pasado y viceversa. 'l auge de masas de esos a3os ser! tributario en parte de la simbología federal y revisionista, interpretando la &istoria del país como un combate prolongado entre una elite e"tran$eri%ante y clases populares poseedoras de un verdadero sentimiento nacional, en un enfoque que combinaba el enfrentamiento nacin-imperialismo/ con la visin de la luc&a de clases. #a &istoria oficial/ formaba parte, en el plano ideolgico, del reiterado triunfo de la minoría pro-imperialista sobre las mayorías oprimidas. 5 contrario sensu la imposicin de otra visin de la &istoria sería parte insoslayable y necesaria del triunfo final del pueblo/ sobre la oligarquía/. #a iconografía de los caudillos, encabe%ada por el propio *osas formaría parte de los símbolos de ;ontoneros y grupos afines )si bien &istoriadores ligados a esa tendencia o al peronismo de base, como +uiggrs y Krtega +e3a tenían una visin m!s reticente de *osas. Con todo, muc&os &ombres de esta nueva tendencia no de$ar!n de sentirse identificados en cierta medida con el revisionismo anterior, en una transversalidad/ i%quierda-derec&a, que se proyectaba, de modo refle$o, en un repudio a todos los no revisionistas )asimilados como liberales/ &ec&a asimismo sin distinguir entre i%quierdas y derec&as. 20 'l propio ?. O. CooLe, representante m!"imo del peronismo en trance de radicali%acin &acia la i%quierda, no consigui despegar/ nunca por completo de la cosmovisin nacionalista- revisionista de la &istoria argentina.21 La ‘nueva historia’ o ‘historia social’
#as (ltimas d6cadas asistieron al fortalecimiento de estudios &istoriogr!ficos que mas all! de diferencias de enfoques tericos y metodolgicos, e"&ibieron una mayor profesionalidad y un rigor creciente. #as primeras manifestaciones de una &istoriografía acad6mica no subordinada a la visin conocida como liberal/, crítica de los m6todos y la cosmovisin de la ueva 'scuela Histrica, se dio a trav6s del Centro de 'studios de Historia Social y la c!tedra de Historia Social dirigida por ?os6 #uis *omero en la G45 2, que funcionaron desde los (ltimos a3os 0/ &asta el golpe militar de 1A22. 'l momento fundacional de esta renovacin &istrica no puede sino relacionarse con la *evolucin #ibertadora, que coloc a *omero, el &ombre destinado a dirigir la renovacin &istoriogr!fica, 27 59
2iguel 2azzeo, 0o+n Dilliam Cooe. %e)tos traspapelados 6>BF9 >G7 !a osa lindada, >>>, "Estudios Dntroductorio#, p. B?. En cuánto a los camios de los "vie1os# revisionistas, los e&perimentará el propio G. 2. osa, figura estelar del movimiento antes y durante el goierno de (erón, quién, por e1emplo, no se privó de e&presiones de simpatía por la evolución %uana, aun después de la e&presa proclamación de "mar&ista6leninista# por parte de sus dirigentes. 60 !as contradicciones se cruzaan en varias direcciones, ya que la asimilación de uena parte de los revisionistas iniciales a lo que se solía denominar como "nacionalismo oligárquico# colocaa prima facie a aquéllos en las filas enemigas de la "oligarquía#. 61 !os representantes de la "izquierda nacional#, entre otros, acentuaron la polarización entre "nacionalismo popular# y "nacionalismo oligárquico#, pero las fronteras no siempre estuvieron tan claras. 62 ; omero era, en realidad, especialista en historia medieval, doctorándose con una tesis sore el pensamiento histórico en la ora de Fan Dsidoro de Fevilla 6La revolución "urguesa en el mundo feudal fue quizás su ora más importante en este campo 7, pero traa1ó con frecuencia en temas argentinos y latinoamericanos 8 Latinoamrica. Las ciudades y las ideas. El pensamiento de la derec+a latinoamericana7 , incluso en el plano de la divulgación 8Fu (reve +istoria argentina fue quizás el traa1o de esta generación de historiadores que llegó a un p$lico mas amplio, a través de m$ltiples reediciones, y Las ideas políticas... constituyó tamién un é&ito editorial 7, además de oras en las que intentó el ensayo histórico de vasto alcance 8El ciclo de la revolución contempornea7. Fu inserción académica inicial se dio en la Kniversidad de !a (lata, viéndose interrumpida en <:J;. 0urante un período, fue profesor en la Kniversidad de la ep$lica, de 2ontevideo. !a cátedra de Historia Focial 8y el Dnstituto correlativo@ le daan una posición central en la formación de los 1óvenes historiadores, y 1ugaa como el polo aglutinador de la nueva corriente. En cuánto a su visión de la historiografía argentina, artolomé 2itre no de1ó de ser para él un referente central. 63 En cuánto a su visión de la historiografía argentina, omero mantuvo una mirada crítica hacia la +ueva Escuela Histórica, osesionada por un rigor metodológico desprovisto de una refle&ión de con1unto, con cuyos representantes compartió las aulas de la Macultad de Humanidades en !a (lata y después las de Milosofía y !etras. artolomé 2itre, en
Daniel Campione
18
como *ector de la Gniversidad de 4uenos 5ires. Se daba así la parado$a de que un momento de restauracin social, política y cultural sirviera de marco )y de límite para una propuesta renovadora. #a idea era el retorno de todos los e"cluidos de la Gniversidad peronista, lo que abarcaba a una buena porcin de la &istoriografía liberal.29 Gna de las protagonistas de esa corriente caracteri%a así sus ob$etivos: “Hacer una historia, digamos, antipositivista, una propuesta de tomar básicamente los aspectos social y económico en la larga duración...se tomaba en consideración los grandes movimientos sociales, la constitución de las clases sociales y al mismo tiempo las revoluciones y los grandes cambios..los aspectos coyunturales. Esa ue la idea..la de tomar per!odos muy largos..." #5
Se buscaba alcan%ar una produccin &istrica con mayores pretensiones de rigor científico, y actuali%ada de acuerdo a las corrientes &istoriogr!ficas europeas )en esa 6poca *uggiero *omano y 'ric HobsbaPn, por entonces ya consagrados &istoriadores, visitaron la universidad, sobre todo la francesa de 5nnales.22 #as nociones de &istoria total/, larga duracin/, estructura/, la metodología serial, serían incorporadas gradualmente al &ori%onte mental de estos estudiosos, así como la construccin de un discurso m!s analítico que narrativo. De allí la preocupacin por integrar las dimensiones econmicas, sociales y culturales a una &istoriografía nacional que &asta ese momento se &abía centrado en lo político, lo que centr sus esfuer%os, a trav6s de la idea de &istoria social , que a su ve% afirmaba su vinculacin con el con$unto de las ciencias sociales, en una 6poca en que aun seguía vigente la tradicin erudita de las Humanidades, en la que anclaba la &istoria tradicional.2> @ su autopercepcin como convocados a disipar las visiones politi%adas/ y t6cnicamente arcaicas/ de la &istoriografía e"istente, incluyendo de lleno en esta impugnacin a la crítica revisionista en todas sus vertientes. Gn breve fragmento puede servir de apretada síntesis al ideario de todo este grupo: Msus autores se consideran estudiosos profesionales de la &istoria y las ciencias sociales, y como tales quieren ser $u%gados: su primer deber es, por lo tanto, practicar un estilo de indagacin &istrica que est6 a la altura de los tiempos, no slo en cuanto &aga suya la perspectiva que este problem!tico presente impone al pasado nacional...sino en cuanto busque utili%ar una cultura &istrica menos arcaica de lo que todavía suele ser &abitual entre nuestros &istoriadores, y por (ltimo, en cuanto no se niegue a e"traer las conclusiones necesarias del &ec&o de que la &istoria es -en una de sus dimensionesciencia social...N28
'n esos a3os *omero public #as ideas políticas en la 5rgentina , una obra panor!mica que tendía a presentar toda la &istoria argentina como una confrontacin entre la libertad y el autoritarismo, principios ideales que a su ve% coincidían respectivamente con el impulso moderni%ador y la inercia camio, no de1ó de ser para él un referente central, al que le dedicó uno de sus traa1os de aliento3 $itre. Un +istoriador frente al destino nacional. Al decir de Halperín 0onghi, omero se entronca con claridad en la línea de interpretación histórica trazada por el fundador de La 4ación 4su visión de la historia argentina es en suma la de quien cree que tamién para afrontar los prolemas prácticos cuya hondura ha sido revelada por la irrupción del peronismo, el país dee enriquecer pero tamién reivindicar la tradición político6ideológica legada por su siglo UDU.7 8 64
(orción que no equivale a la totalidad, ni a una arumadora mayoría. !a A.+.H. haía hecho equilirio durante todo el período peronista, mientras que animadores centrales del Dnstituto de Dnvestigaciones de Milosofía y !etras, como Gosé /orre evello, haían colaorado activamente con el peronismo. 65 Entrevista con la profesora eyna (astor, efectuada en el %%. Fan 2artín en el Homena1e a G. !. omero el ;6>J6==. por 2. 2azzeo y Mernando (ita 8mímeo@ 66 En ocasiones se tiende a poner en duda la influencia de Annales sore la renovación historiográfica, sore todo en lo que respecta a omero. E. /andeter, en camio, es muy claro en ese sentido, al halar de 4...la referencia com$n a la escuela historiográfica francesa nucleada en torno a la revista Annales. !a 4historia6prolema7 que Mevre y loch haían postulado desde la década de <:B> en oposición a la 4historia de acontecimientos7, conservaa todo su valor polémico en la Argentina post6peronista cuando los epígonos de la +ueva Escuela Histórica recuperaron sus posiciones de poder en la esfera universitaria.7 8E. /andeter, art. cit. , p. ;:.@ y más adelante3 4!a historiografía francesa actuaa tamién como inspirador eficaz del programa de investigaciones de los grupos renovadores. El énfasis en la historia económica y social, y en particular, el estalecimento de series históricas para permitir el análisi s cuantitativo...7 8ídem, p. ?>@ 67 ;? Estos nuevos historiadores participarán en los ámitos privados creados para la investigación en ciencias sociales en este período, como el Dnstituto 0i /ella y el Dnstituto de Estudios Económicos y Fociales, además de la estrecha relación con el Dnstituto de Fociología que en Milosofía y !etras encaezaa -ino -ermani. 68 ;= %f. /ulio Halperín 0onghi. /e&to de presentación de Historia Argentina. Lolumen B, B9 reimpresión, <:=?.
Argentina: La escritura de su historia
19
del atraso, que se convirti en un cl!sico y en una matri% de interpretacin, identificada a posteriori )la primera edicin es de 1A92, con sucesivas reediciones ampliadas con la idea de que la libertad recobraba posibilidades de imponerse sobre el autoritarismo mediante el derrocamiento de +ern. 'l desempe3o de estos &istoriadores no puede ser anali%ado sin tener en cuenta algunas orientaciones que enmarcaban sus esfuer%os: a Su encuadramiento en el avance del con$unto de las ciencias sociales, que en las d6cadas de 1A0 y 1A20 aspiran a adquirir plena respetabilidad/, tanto en nuestro país como en #atinoam6rica, como escribiría J. Halperín Dong&i. 2A b Su ob$etivo consciente de contribuir a la moderni%acin/ definitiva, y en todos los planos, de la 5rgentina post-peronista,.>0 c Su constitucin como corriente en el marco de la universidad democr!tica/, a cuya espíritu de libertad científica/ y relativo aislamiento del conte"to se ataron, resistiendo a la ve% las tendencias a la radicali%acin, como a las reacciones de signo conservador y antirreformista. #a argumentacin en ellos es m!s comple$a, la metodología m!s actuali%ada, el tono es muc&o m!s austero e imparcial/ que la ripiosa retrica de muc&os &istoriadores liberales, pero las conclusiones tienen importantes seme$an%as.>1 'n la mencionada c!tedra de Historia Social )y el Centro de 'studios en Historia Social, que nucleaba a profesores de otras !reas, disconformes con las orientaciones de las mismas se formarían Julio Halperín Dong&i, *eyna +astor, 5lberto +la, Hayde6 orostegui y otros. 'n algunas universidades del interior, como la de *osario )icol!s S!nc&e% 5lborno%, o Crdoba )Ceferino ar%n ;aceda, la primera etapa de ?os6 C. C&iaramonte se desarrollaron tambi6n avances de esta corriente. #os &istoriadores que traba$aban en esta línea se vincularon tambi6n a los estudios sociolgicos, de línea funcionalista, encabe%ados por ino ermani en la nueva carrera de Sociología y el =nstituto correspondiente, así como en centros privados, tambi6n de nueva creacin. 'l golpe de estado de 1A22 cort esa trayectoria, volviendo por un tiempo a la &egemonía plena de los sectores m!s conservadores, previa renuncia masiva de estos profesores, identificados, no con el gobierno depuesto, pero sí con las grandes líneas del orden de cosas anterior . +or esos a3os escribiría varias de sus primeras obras importantes Julio Halperín Dong&i, que se convertiría, fallecido *omero, en la figura consular de la &istoriografía de mayor pretensin científica,> aunque su ale$amiento definitivo del país )no modificado luego del retorno al r6gimen constitucional, permaneciendo como profesor de la Gniversidad de 4erLeley, ''.GG no le permiti $ugar el rol de un verdadero $efe de escuela/ en nuestro país. +rodu$o en esos a3os )y en los de la llamada *evolucin 5rgentina un intento de fi$ar interpretaciones m!s comple$as e integrales de distintos períodos de la &istoria argentina 5sí *evolucin y uerra , sobre el período de la 69
;: %f. /ulio Halperín 0onghi "+ueva narrativa y ciencias sociales hispanoamericanas en la década del sesenta#, en Ddem. El Espe'o de la Historia,, Fudamericana, uenos Aires, <:=?, p. :. 70 ?> Lale aquí el se'alamiento de E. 2iguez, acerca de la vinculación entre horizonte teórico y simpatías políticas3 4...la teoría de la modernización aparecía como fuertemente complementaria de la preocupación por el desarrollo, preocupación no sólo presente en la laor historiográfica del período, sino tamién en las simpatías mas o menos fervientes que la mayor parte de la comunidad intelectual argentina rindó en sus primeras etapas al desarrollismo frondizista.7 8E. 2iguez, art cit. p. >@ 71 ?< (ozzi y Falas presentan a la nueva corriente historiográfica como una manifestación de "transformismo# por parte de los mismos intereses que haían sostenido a la historia oficial, puesta en crisis por los camios sociales posteriores a <:B>. 8(ozzi, (alo y Falas, ErnestoQ 4!a historia argentina, el revisionismo, y la $squeda de la hegemonía cultural#. %uadernos del %.E.K. 2ariátegui, +9 <. )cture <::. Es indudale que, mas allá de la voluntad de sus sostenedores, su pretensión moderna y científica, encuadrada en un ideario lieral6democrático, resultaan $tiles para los sectores mas modernizadores y desarrollistas de las clases dominantes, que resultaan colocados del lado VcorrectoV en la c ontradicción de la liertad con el autoritarismo, o de lo moderno frente a lo tradicional. Además el desarrollo de las nuevas escuelas les permitía presentarse como auspiciantes de una universidad superadora de la "oscurantista# del peronismo, en la que haían tallado discípulos de Fanto /omás y admiradores de (rimo de ivera y )liveira Falazar, 1unto con incompetentes de variada laya. (rofesores como -ino -ermani o omero unían a ese efecto, la competencia profesional, la pretensión de neutralidad cientificista y una ideología reformista pero claramente "occidentalista# a1ena a contaminaciones mar&istas o de otras vertientes radicalizadas, altamente compatile con proyectos como la Alianza para el (rogreso o la %E(A!, en desarrollo por esos a'os. Fólo el advenimiento de una reacción unilateralmente conservadora y clerical como la de la época de )nganía, marcó el final de la tolerancia para esos partidarios de una renovación "despolitizada# de las ciencias sociales. 72 En Halperín, el traa1o sore la historia de nuestro país, se vinculó siempre a una producción como latinoamericanista, presente ya en sus oras tempranas. Kn papel complementario en su producción han sido las periódicas intervenciones sore el estado de la historiografía nacional, evidentemente dirigidas a marcar el "cánon# de la misma, tal como los artículos pulicados en 3esarrollo Económico y Punto de
Daniel Campione
20
emancipacin, Gna acin para el desierto argentino, para las ideas políticas de la segunda mitad del siglo B=B, 5rgentina en el calle$n , en torno al peronismo y sus consecuencias, y los dos tomos que estuvieron a su cargo de una Historia 5rgentina , planificada en oc&o tomos, el correspondiente a la primera mitad del siglo B=B ) De la *evolucin de ;ayo a la Confederacin *osista y al período que abarca al peronismo y postperonismo ) 5rgentina. #a democracia de masas #a mencionada Historia 5rgentina constituy el primer intento de producir una obra integral sobre el proceso &istrico nacional posterior a la de la 5cademia, y en sus distintos vol(menes colaboraron representantes de diferentes vertientes de la &istoriografía de pretensin científica y despoliti%ada que nos ocupa, como Hayde6 orostegui de Jorres, ?os6 Carlos C&iaramonte, ?os6 #uis ;oreno, *oberto Cort6s Conde, '%equiel allo, Darío Cantn, entre otros, ba$o la direccin de Halperín. Colocada en la perspectiva de la larga duracin/ en la evolucin de la &istoriografía argentina, aparece evidente que, si bien la tendencia renovadora no logr ser &egemnica en su período principal de actuacin )1A-1A22, y vio truncada a partir de allí sus posibilidades de proyeccin, al menos en el terreno universitario, la corriente que sí logr convertirse en predominante a partir de 1A89, mantiene un vínculo de filiacin con ella. >7 'n el período 1A>7-1A>2, algunos de los miembros de la corriente regresaron a la Gniversidad, en muc&os casos inclinados a una versin radicali%ada del rol político de la &istoriografía. +ero su posicin no de$ de ser marginal, y a $uicio de algunos representantes de la corriente, bastante difícil, ante quienes la cuestionaban desde posiciones situadas m!s a la i%quierda. 'llo no los e"imi de verse incluidos entre los e"pulsados )de la Gniversidad y en varios casos del país por la dictadura militar posterior al golpe de mar%o de 1A>2. Después de 19!" La hegemon#a de la ‘$ueva %istoria’
Jodavía en plena dictadura, se constituy un grupo de &istoriadores que, desde centros privados, comen%aron a reconstruir la idea de &acer &istoria social/ en la línea de ?os6 #uis *omero. 'l +'H'S5 )+rograma de 'studios de Historia 'conmica y Social 5rgentina se form ya a fines de 1A>>, integrado entre otros por #eandro uti6rre%, #uis 5lberto *omero, ?os6 #uis ;oreno, Hayd6e orostegui, ?uan Carlos Qorol, ba$o el paraguas del C=S'5 >9 5 partir de 1A87 una nueva &istoriografía acad6mica se adue3a del espacio universitario, y desarrolla un traba$o inspirado en las corrientes &istoriogr!ficas sobre todo francesas y brit!nicas )de los 5nnales en adelante, y se empe3a en desarrollar un proceso de acentuada profesionali%acin de la carrera de Historia, con la consiguiente regulari%acin de sus c!tedras y plan de estudios, y de la tarea de investigador, una regulari%acin de las publicaciones y encuentros científicos, y el establecimiento de un cursus &onorum pautado para el avance de los nuevos &istoriadores. > Jodo convergía en la constitucin 73
?B Escrie Eduardo G. 2iguez3 4Efectivamente, con un largo retraso impuesto primero por el congelamiento del )nganiato, luego por el sarampión izquierdista6nacionalista de los tempranos a'os ?>#, y finalmente por el terror de las persecuciones de la segunda mitad de esa década, es notorio como un sector cada vez mas amplio de la historiografía argentina filia su origen 5 quizás mas a través de las disidencias que en las coincidencias6 en la renovación historiográfica ligada a -ermani y omero.7 8cf. E. 2iguez. "El paradigma de la historiografía económico social de la renovación de los a'os ;># visto desde los a'os :>#. 4 en Mernando 0evoto 8comp.@ La +istoriografía Argentina en el siglo 55 6!!7 uenos Aires, %EA!, <::J. +ótese el parentesco de la caracterización de las distintas etapas de la historia de nuestro país con lo que ha dado en llamarse "teoría de los dos demonios# y la amig$iedad del reconocimiento del vínculo, al que se pretende 8gratuitamente, a nuestro 1uicio@ mas asado en las discrepancias que en las coincidencias. %ierta "coquetería# intelectual, nos parece, genera inhiiciones a la hora de reconocer claramente paternidades e influencias intelectuales. 74 cf. Hilda Fáato, reporta1e en Pensar la Argentina. Los +istoriadores +a"lan de +istoria y política, <::J pp. ==6=:. El %DFEA era el %entro de Dnvestigaciones sore Estado y Administración. 75 Hilda Fáato se'ala, en la entrevista ya citada, las falencias que la nueva historiografía tenía en cuánto a su e&cesiva profesionalización3 42e preocupa la constitución de un statu 8uo fuerte, de una institución que ella misma se convierta en un chaleco de fuerza para el desarrollo de un pensamiento crítico. 2e preocupa que aquellos desarrollos institucionales que van garantizando carreras individuales, con pasos estalecidos, con 1erarquías, con caminos más o menos fi1ados de antemano y muy marcados por la cooptación 5desarrollos que son por un lado positivos6 se conviertan a la vez en traas para el florecimiento de un pensamiento crítico, orientado a alimentar el deate p$lico....(ero el humor "fin de siglo# no ayuda en ee sentido, ee humor que prioriza lo privado frente a lo p$lico, las tareas individuales más que los compromisos colectivos. Foy anacrónica quizás, pero me gustaría ver, dentro de la Kniversidad, mayor dinamismo político, mayor interés por lo p$lico.7 8Hilda Fáato, entrevista... p. :?@ %aría acotar que esas "incomodidades# y "preocupaciones# no han tenido hasta ahora efectos visiles, y el camino del anquilosamiento académico sigue, en general, su curso.
Argentina: La escritura de su historia
21
de una comunidad de &istoriadores unificada en el país. 'n el discurso, esta tarea tendía a integrar a todos los sectores, pero en la pr!ctica encubría dos políticas diferentes: a Con los restos de la &istoriografía liberal )representada por los sobrevivientes de la antigua docencia de la carrera de Historia de la G45 y por la 5cademia acional de la Historia y !mbitos afines a ella una tolerancia integradora/ que en el fondo aspiraba a conquistar los espacios codiciables que 6stos conservaban b Con la &istoriografía revisionista y mar"ista una actitud que oscil entre el ninguneo/ y la agresin activa, tendiente a despla%arlos de )o impedir su ingreso a los espacios acad6micos y privarlos de la consideracin p(blica. 'sta política diferenciada no slo se proyect sobre lo institucional sino que impregn los estudios e interpretaciones sobre procesos &istricos concretos. 'n muc&os casos, se asisti a una fundamentacin m!s rigurosa y una elaboracin terica muc&o m!s sofisticada de posiciones gratas a la visin tradicional de la &istoria de nuestras clases dominantes: #a construccin de la sociedad y el estado producida despu6s de Caseros y por la generacin del 80/ fue enfocada con una iluminacin gradualmente m!s brillante )incluso en detrimento del radicalismo que la sucedi en el e$ercicio del gobierno, algo similar ocurri con la otrora d6cada infame/, al mismo tiempo que la visin del peronismo se &i%o m!s bien sombría Rsi bien es cierto que el estudio de los períodos posteriores a 1A12 estuvo en gran parte en manos de investigadores e"tran$eros )#ori% anattta, Daniel ?ames, David *ocL, entre otrosT o a locales m!s vinculados a la sociología o a la &istoria econmica que el n(cleo fuerte de la carrera de Historia, como *icardo Sidicaro, ?uan Carlos Jorre, ;ario H. *apoport< ?ulio odio y otros. 'n el enfoque, por cierto sesgado, que se &i%o dominante, revisionistas y mar"istas eran culpables de un e"ceso de politi%acin/ que &abía debilitado el rigor científico y la distancia crítica/ necesaria para construir buena &istoria/, mientras que la cosmovisin afín a las elites dominantes no sería visuali%ada como politi%acin/ )al menos no con tanto 6nfasis y su rigor en el estudio de los documentos tomado como posible base para el desarrollo y moderni%acin de la disciplina. #a &istoriografía contestataria )revisionista o mar"ista de la etapa de los 20/ y >0/ era, como ya di$imos, vista como e$emplo de &istoria que pierde rigor a fuer de politi%ada/ )vale decir comprometida con un proyecto de transformacin de la sociedad y en la despoliti%acin/ $u%gada necesaria para alcan%ar rigor científico, se incluye el e"purgar cuidadosamente las impregnaciones mar"istas, sobre todo las que aceptan, y aun propician, cierto espíritu de partido/ en el desarrollo de la tarea de &istoriador. 'sta visin no puede escindirse del modo en que toda una generacin de intelectuales, la mayoría de los cuales vivieron la e"periencia del e"ilio ba$o la dictadura, regresaron con la idea de participar activamente en la construccin de una democracia representativa a la que, $unto con un capitalismo percibido como &umani%able/, asumían como el &ori%onte posible )e inmodificable de cualquier proyecto realista de transformacin , rompiendo con la concepcin del mundo y los ob$etivos políticos que muc&os de ellos mismos alentaron en la etapa pre-dictadura. 'se replanteo de la visin sobre la escena social y política, incluy el de su propio lugar en el mundo/. +asaron a pensarse a sí mismos en el modo de los profesores de las grandes universidades europeas y norteamericanas, con un amplio reconocimiento profesional, una relacin pl!cida con los poderes econmicos, políticos y culturales establecidos, y la posibilidad de ampliar el arco de difusin de su e"perticia/ desde los medios de comunicacin o en el lugar de conse$eros del poder. +ara ello debían mantenerse saludablemente a$enos a las irrupciones/ de la política, entendiendo por tal, sobre todo, a aquella no coincidente con los ob$etivos de las elites dominantes/ )que no clases, termino a arrinconar sino a desterrar completamente. 5lgunos sinsabores derivados de su asentamiento en una sociedad argentina cada ve% m!s distante de los modelos del capitalismo avan%ado, m!s atravesada por la pobre%a y el estancamiento econmico, social y cultural, no lograron conmover del todo esa actitud: 5 lo sumo impulsaron a algunos a mudarse de las instituciones de ense3an%a e investigacin estatales a las privadas, buscando, al calor m!s directo de la gran empresa, la estabilidad presupuestaria y la generosidad en las remuneraciones que escasea en la universidad p(blica.
Daniel Campione
22
#a &istoriografía debía, en esa línea de ideas, abandonar el espíritu incandescente/ de los 20->0, para centrarse en una produccin específica de alto nivel, de e"celencia/. +odría se3alarse que esa preocupacin por recuperar )o construir la especificidad de la tarea &istoriogr!fica, no e"ime a esta corriente de que sus visiones del pasado se ti3an con las del presente. Del reduccionismo de clase del que se acusa al mar"ismo se pasa, a menudo, a la ignorancia/ de toda la problem!tica clasista. 5sí, la clase obrera tiende a desaparecer de la escena, disuelta en sectores populares/< no slo ya no es su$eto revolucionario/ sino que de$a de ser su$eto o categoría social de cualquier tipo. Joda perspectiva del conflicto social/ )lo que e"cluye el concepto de luc&a de clases toma una forma atenuada que concluye por acercarla m!s a la tradicin funcionalista )que propone administrar/ el conflicto, asimilarlo al sistema que a la mar"ista o a cualquier otra orientada a cuestionar radicalmente el orden e"istente. 4a$o la capa del abandono de la e"cesiva politi%acin/ se va a la dedicacin a temas y cuestiones que muc&as veces ro%an la irrelevancia, cuando no la banalidad, a fuer%a de erigir aspectos soslayados o minusvalorados )a veces muy in$ustamente por cierto por la &istoriografía anterior en los/ temas por e"celencia )la familia, la vivienda, la vestimenta, la convivencia cotidiana, las fiestas populares, etc. a riesgo de que la &uella de los grandes procesos &istricos quede disuelta en un sinn(mero de enfoques micro/ que no se articulan de ninguna manera en direccin a comprender la totalidad, y que las clases sociales, so prete"to de quitarles su centralidad/ en el an!lisis &istrico, desapare%can por completo del an!lisis del mismo.>2 5l mismo tiempo, tiende a predominar un enfoque empirista, que desconfía de toda discusin terica, a la que se ve a$ena a una &istoriografía validada por las propias reglas del oficio/, y el consenso de la comunidad de &istoriadores/ que sería la encargada de dictaminar cual es la buena &istoria/. #a investigacin del tipo estudio de caso/, circunscripta a estrec&as coordenadas tanto tem!ticas como de espacio y de tiempo, es la modalidad de traba$o escogida en la mayor parte de los casos. 'stas tendencias se vieron acentuadas, a nuestro $uicio, por un factor e"terno/ a la disciplina: los sucesivos fracasos de las ilusiones democr!ticas que muc&os de estos investigadores supieron abrigar en distintos momentos, de 1A87 a la fec&a, a&ogando las posibilidades de la perspectiva socialdemcrata que &abían elegido como modo de relacionarse con el movimiento social y la política, lo que incluía un rol de conse$eros !ulicos de los mandatarios de la democracia, que slo lograron asumir cabalmente en los primeros a3os de la gestin presidencial del Dr. 5lfonsín. 'n los (ltimos a3os, se est! poniendo de manifiesto una crisis de esta perspectiva de nueva &istoria/, fuertemente condicionada por el naufragio cada ve% m!s evidente de su visin del presente. >> Se abría paso una visin no conflictiva del presente )al menos a$ena al conflicto central, la luc&a de clases, y para co&onestarla se proyectaba una visin igualmente no conflictiva acerca del pasado. ?=
76
(ermítasenos aquí una cita de Gosep Montana, que aunque referida a la historiografía a nivel mundial, viene muy a cuento en su modo de asociar la crítica a flagrantes omisiones de cierto mar&ismo, la detección de ciertas manioras ideológicas encuiertas en el o1etivo de solucionarlos, y la necesidad de preservar la centralidad de la perspectiva de clase, imuida de un análisis de la totalidad que eluda todo economicismo3 4!a insuficiencia de los análisis economicistas, por otra parte, ha dado lugar a que sea la historiografía académica la que haya planteado los prolemas que ofrecen las otras dimensiones del homre, ocupándose de temas como el se&o, la familia, la prisión, la ley y el delito, el miedo, lo imaginario, la mu1er, la locura...!o cual ha de servirnos como 1usto recordatorio de graves olvidos, pero resulta erróneo y mistificador cuando se intenta presentar estas otras historias sectoriales como vías que han de permitir analizar al homre autónomamente. Es necesario reconstruir la imagen gloal de la sociedad, como propuso un día el materialismo histórico, pero no para faricar un caleidoscopio de aspectos diversos, sino para centrar toda esta diversidad en torno a lo que es fundamental3 los mecanismos que aseguran la e&plotación de unos homres por otros, y que no sólo act$an a través de las reglamentaciones del traa1o o del salario, ni se fundametnan sólo en elementos coercitivos físicos, sino que impregnan toda nuestra vida, nuestras formas de comprender la sociedad, la familia, el homre y la cultura.7 Gosep Montana. Historia. Anlisis del pasado y proyecto social. %rítica6 -ri1alo, <:=<, p. ;>. 77 %omenta al respecto, E. Fartelli, uno de los críticos de la "nueva historia# desde la perspectiva mar&ista3 4...el malestar reinante no era un resultado de la "crisis de la historia# o de las "ciencias sociales# sino de la historiografía socialdemócrata 8más a$n de la intelectualidad socialdemócrata...Esa historiografía...estaa inhiida para valorar su lectura del pasado con una imagen coherente del presente, y por lo tanto, estaa agotada.7 A. Fantella y E. Fartelli, 4%D%F)3 2ar&ismo, Historia y %iencias Fociales en la Argentina7 en -a@ón y -evolución. /eoría6Historia6 (olítica. +$mero ;6)to'o de >>>. 78 4!a negación del conflicto en el presente...implica y requiere su negación pretérita. (or otra parte esta negación es más una histórica e&presión de deseos de los sectores dominantes que un dato de la realidad. Fi se parte de esta premisa 8la negación del conflicto en nuestra sociedad@ cora sentido el rechazo de las visiones antinómicas del pasado.7 8espuesta del %entro de Estudios Kniversitarios Gosé %arlos 2ariátegui a los 4nuevos investigadores7. p. , (oletín %entro de Estudios Kniversitarios Gosé %arlos 2ariátegui. +9 B. 9 edición. 40eates en Historia7. )cture de <::J@
Argentina: La escritura de su historia
23
'n cuanto a su produccin &istoriogr!fica concreta, se &a volcado en un amplio con$unto de artículos y recopilaciones, pero menos en libros org!nicamente concebidos, y de estos son pocos los que &an alcan%ado dimensin de grandes obras/, que cambiaran la interpretacin de todo un período &istrico, o allegaran novedades que revolucionaran la apreciacin de un determinado proceso social. #os nuevos cl!sicos/ de esta escuela &istoriogr!fica siguen siendo las obras de &ombres de la camada anterior, como Halperín Dong&i o atalio 4otana, o de autores e"tran$eros, como David *ocL. Gna e"cepcin parcial podría ser la obra de Hilda S!bato sobre la e"pansin lanera, que de todas maneras data de comien%os del período. >A 'l traba$o constituye un e"&austivo an!lisis que, desde la cuestin central de la e"pansin ove$era, que estudia en detalle, anali%a la conformacin del mercado de tierra, traba$o, capital, y la conformacin de un empresariado del sector. #a obra, si bien con un punto de partida monogr!fico, logra dar un panorama de la organi%acin del capitalismo pampeano en una etapa no particularmente estudiada con anterioridad, y efectuando un enlace crítico con estudios recientes )como los de 'rnesto #aclau y ?orge . S!bato, y no tan recientes, sobre la configuracin de la clase dominante en el país y sus fuentes de acumulacin. 'sta misma autora &a generado m!s recientemente otro libro, #a política en las calles. 'ntre el voto y la movili%acin. 182-1880 , en el que se efect(a un intento de revisin de la etapa conocida como Krgani%acin acional/, en procura de encontrar tempranos componentes democr!ticos en una sociedad civil partida entre mitristas/ y alsinistas/. #a misma autora confiesa el itinerario del entusiasmo a la perple$idad, respecto a las potencialidades de la democracia representativa, que &a guiado la indagacin refle$ada en la obra: Mo se le escapar! al lector que este libro lleva las marcas de un tiempo muy particular en la 5rgentina, signado por los esfuer%os y las dificultades en la construccin de una sociedad democr!tica. #a pregunta original naci en el clima efersvescente creado &acia el fin de la dictadura militar, cuando muc&os nos pregunt!bamos dnde se encontrarían las reservas democr!ticas en una sociedad atravesada por el autoritarismo. 'n ese marco propusimos la &iptesis, tal ve% demasiado optimista, de la &istrica capacidad de nuestros sectores populares para generar celulares nidos de la democracia/ en el seno de la sociedad civil. )...Hoy, sin embargo, aunque estemos muy le$os de la arbitrariedad de la dictadura, encontramos dificultades en todos esos planos.N 80
o slo ese libro, sino buena parte de la produccin de la &istoriografía &egemnica registra ese tipo de marcas/: #a de descubrir en nuestro pasado una trayectoria que pueda legitimar retrospectivamente a una pacífica democracia representativa en amable coe"istencia con un orden capitalista que respete la libertad de mercado sin renunciar a colocarle límites desde el aparato estatal. ;odelo de sociedad que se imagina deseable y posible en la actualidad, aunque se reconoce el fracaso en su concrecin pr!ctica &asta el momento. #os sectores populares/ )que ya no clases, dominadas o subalternas son estudiados privilegiando los elementos de integracin/ sobre los de e"plotacin y marginacin, los momentos de consenso por sobre los de conflicto, las actitudes moderadas, reformistas frente a las ideas y acciones revolucionarias. 'n suma, una serie de sesgos tanto o m!s pronunciados que los de visiones m!s e"plicitamente politi%adas/ o ideolgicas/ de la sociedad y la &istoria, sin por eso pensar en abandonar la pretensin de &istoria rigurosa y despoliti%ada/. 'n algunos casos, el espíritu e"cesivamente monogr!fico/, la tendencia a visuali%ar a las instituciones por sobre los grupos sociales, o la directa &uida de temas comprometidos y politi%ables/ &an conspirado contra la produccin de traba$os destinados a perdurar. 81 'l con$unto 79
Hilda Fáato, Capitalismo y ganadería en (uenos Aires La fie"re del lanar :B;9::; , Fudamericana6Historia y %ultura, <:=:. !a autora realizó la versión original del traa1o como tesis de doctorado en la Kniversidad de !ondres, presentada en <:=<. !uego la revisó con propósito de convertirla en liro, que apareció recién en <:=:. 80 Hilda Fáato, La política en las calles. Entre el voto y la movili@ación. (uenos Aires, :G/9::;, Fudamericana. Historia y %ultura, <::=, p. B. 81 =< El malograrse de algunas oras por la manía "particularista# se da a veces en el transcurso del mismo traa1o. Así en $ercaderes del Litoral de Gosé %arlos %hiaramonte, lo que apunta al comienzo como un interesante análisis del capitalismo de la primera mitad del siglo UDU, se agosta y pierde fuerza e interés al derivar en un pormenorizado análisis circunscripto a la provincia de %orrientes.
Daniel Campione
24
de la coleccin Historia y Cultura , que ba$o la direccin de #uis 5lberto *omero 8 &a sido el canal de publicacin )o de difusin en un p(blico m!s amplio que el de las revistas acad6micas de muc&os traba$os tanto de los miembros de esta corriente, como de autores a$enos a ella )sobre todo e"tran$eros pero considerados buena &istoria/ con sus criterios, es representativa de esas opciones tem!ticas. +ara encontrar en ella un título referido al peronismo, &ay que ir al encuentro de *esistencia e =ntegracin del brit!nico Daniel ?ames< sobre las movili%aciones obreras y populares de los (ltimos 20/ y primeros >0/, slo &allaremos 'l Cordoba%o, de ?ames 4rennan, de la Gniversidad de eorgetoPn. @ si lo que procuramos es la trayectoria de las i%quierdas, &abr! que recurrir a #a &iptesis de ?usto , rescate de un estudio del fallecido ?os6 5ric, varios a3os anterior a su publicacin. @ no se trata de una tendencia imputable al con$unto de la produccin &istoriogr!fica y en ciencias sociales de los estudiosos argentinos, sino de un recorte/ particular e intencionado efectuado por esta corriente: 4asta e"aminar la apro"imadamente contempor!nea 4iblioteca +olítica, del C'5#, para encontrar por decenas los traba$os )de las m!s variadas calidades, orientaciones disciplinarias y corrientes ideolgicas dedicados a la vie$a y nueva i%quierda, las organi%aciones armadas, la (ltima dictadura militar y sus consecuencias, entre otras cuestiones proli$amente e"cluidas de la otra coleccin. 87 5l día de &oy, la escuela &istoriogr!fica predominante, reali%a una tarea de intervencin muy diversificada: #ideran la intervencin sobre &istoria argentina en los medios masivos )#. 5. *omero en Clarín, p. e$., encaran la edicin de una &istoria argentina integral como traba$o de con$unto de toda la corriente: ueva Historia 5rgentina , obra colectiva en curso de publicacin, pensada para ocupar un lugar similar al que para los liberales $ug la Historia ... de la 5cademia, la de summa de su produccin del grupo y fi$adora del c!non interpretativo de a&ora en adelante. Se &aya asimismo en curso de edicin una Historia de la vida privada en la 5rgentina , siguiendo el sendero marcado por la e"tensa compilacin dirigida en rancia por eorges Duby y +&ilippe 5ries< 89 y &a salido a la lu% una Historia de las ;u$eres , en dos vol(menes. Jambi6n publican obras de alto nivel pero no reducidas a especialistas, como la coleccin de 'ditorial Sudamericana dirigida por *omero, ya mencionada, y traba$os claramente de divulgacin, como las biografías de persona$es &istricos editadas por ondo de Cultura 'conmica, que se vendi en LiosLos, y m!s importante, la &istoria argentina en fascículos brillantemente presentados )incluyendo versin en CD-rom que &a publicado el diario Clarín. 'n materia de revistas acad6micas, este grupo no &a generado una gran publicacin específicamente &istrica desde la G45 )el 4oletín del =nstituto de 'studios Histricos M'milio *avignaniN, reaparecido en 1A8A, no &a alcan%ado un nivel de difusin y calidad de presentacin que le ad$udique tal rango, pero &a publicado profusamente en 'studios Sociales )de las Gniversidades del #itoral, *osario y Coma&ue, en la tradicional Desarrollo 'conmico , en el 5nuario de ='HS )de la Gniversidad acional del Centro adem!s de 'ntre-pasados , baluarte de la 82
= !. A. omero es, sin lugar a dudas el líder del grupo, al menos en su aspecto de "empresa cultural#. Línculo directo con la generación anterior, en tanto hi1o de Gosé !uis omero y heredero 8a cerca de dos décadas de "la noche de los astones largos# el hiato que simolizó el descaezamiento de la "renovación# post6@ de la cátedra de Historia Focial -eneral que aquel haía e1ercido, encaeza además los mas variados campos de intervención historiográfica3 Es editorialista del diario Clarín, conduce el grueso de las colecciones y series que vuelcan la producción del grupo, se ha multiplicado para compilar en forma de liro artículos sueltos de su padre o de sus propios colegas. Fi ien no ocupa una de las cátedras de Historia Argentina en la carrera de Historia de la KA 8lo hizo por un tiempo, pero al parecer eligió concentrarse en Historia Focial, pensada como vía de entrada de todos los estudiantes de Historia y otras carreras@, ni dirige el Dnstituto avignani, pero eso no disminuye su papel de organizador del grupo, y ne&o principal de la historiografía hegemónica con el con1unto de l a vida cultural y con el "gran p$lico#. 83 0e nuevo podemos recurrir a H. Fáato para e1emplificar la "huída# de la historia reciente3 4Mue una e&periencia durísima y que nos ha marcado de la peor maneraQ sino volvemos sore eso, va a ser muy difícil saer dónde estamos parados. +o tengo pensado por qué quienes estamos en edad de hacer ese tipo de traa1o no lo estamos generando. En lo personal, tengo una dificultad para mirar ese período, no sólo como historiadora sino como intelectual, como una persona con intereses políticos y hasta como simple argentina, al punto tal que hay varios liros sore ese período que no puedo leer.7 8H. Fáato, entrevista citada, p. <>B@ 0e nuevo, pese al se'alamiento, la situación no se ha revertido3 Fon periodistas, militantes e historiadores de otras corrientes 8el en otro sitio mencionado traa1o de (alo (ozzi en torno al E( entre otros e1emplos@ los que analizan la Argentina del ?># en adelante. 84 !a versión castellana de la Historia de la vida privada llegó a constituirse en un inesperado "est9seller en las lirerías porte'as de los :>#, inaugurando una tendencia a la elevada repercusión de una historiografía de "puertas para adentro#, apartada de las consideraciones "estructurales# y del conflicto social y político, recogida y reproducida con entusiasmo por ciertos medios historiográficos locales.
Argentina: La escritura de su historia
25
generacin intermedia y $oven de la corriente, y en algunas otras publicaciones de universidades p(blicas y privadas.8 #a vertiente de &istoria econmica )centrada en la acultad de CC.'' con ramificaciones en la carrera de Historia dirige la revista Ciclos del =nstituto de Historia 'conmica de esta (ltima facultad. 82 'n un plano intermedio entre la academia y la divulgacin, no pocos traba$os &an visto la lu% en +unto de Eista 8> , publicacin no especiali%ada, pero que constituye una suerte de conciencia terica/ y de lugar de encuentro multidisciplinario de toda esa corriente intelectual. +or cierto, esto se une a su mane$o de la vida universitaria y acad6mica en general, tanto en la docencia como en investigacin. =ncluso &an asumido, con alto grado de &omogeneidad y autoconciencia, la formacin de una generacin intermedia de &istoriadores )?uan Suriano, ;irta #obato, , +atricio eli, 'ma Cibotti,etc. que se &a nucleado en una revista de &istoria ) 'ntre- pasados, que en los a3os A0/ se &a convertido en el rgano m!s específico de esta corriente. Usta se &a entroncado con el patriarca viviente del cientificismo &istrico )Julio Halperín Dong&i en primer lugar, y con los representantes m!s rigurosos y acad6micamente bien situados de la generacin de Halperín, que &an mantenido su actividad m!s ligada a universidades y centros de estudios privados )*oberto Cort6s Conde, '%equiel allo, atalio 4otana 88. Han desarrollado asimismo una ampliacin por cooptacin, que tambi6n ensayan ocasionalmente &acia su i%quierda, con 6"ito sobre todo con miembros de la generacin $oven nacidos y criados/ en la entroni%acin del modelo &iperprofesional y despoliti%ado de &istoriador. 'n síntesis, asistimos a la formacin de un campo intelectual de amplio desarrollo, con sus reglas de e"celencia, su divisin interna del traba$o, y m(ltiples niveles de insercin y difusin. @a no &ay &istoriadores individuales o peque3os grupos, sino una corriente de un nivel de organicidad, insercin acad6mica y diversificacin en su accionar difícil de igualar en otros campos de las ciencias sociales en nuestro país. 'l gradual agotamiento )o la supresin violenta de corrientes &istricas anteriores, la &a de$ado virtualmente due3a del campo, y &a sabido aprovec&ar, no sin &abilidad y laboriosidad, el espacio que se ofrecía a su accin. De un modo algo parad$ico, ciertos fiascos políticos pueden &aber redundado en mayor concentracin y esfuer%o en el terreno profesional, con los logros y limitaciones consiguientes. +ero esos fracasos no de$an de producir un malestar que, fatalmente, se e"tiende desde el terreno político-social a los resultados de su produccin intelectual y su ense3an%a. %istoriograa e i'(uierda 85
Ema %iotti ha producido una caracterización de esa impronta generacional, la de los formados durante la dictadura militar, en contacto con quiénes en esa época estaan marginados de la Kniversidad, como !eandro -utiérrez, y a quienes pasaron a considerar sus "hermanos mayores#. A la hora de estalecer rasgos comunes, %iotti comenta3 "Hay denominadores comunes que podemos resaltar. (reocupaciones compartidas no tanto en el terreno temático, cuánto en las formas de su aorda1e, en la aplicación de análisis microhistórico, en el culto por el traa1o de archivo, en fin, en el sometimiento con rigor a las reglas del oficio y en la voluntad de defender una continuidad profesional.# 8Ema %iotti, 4El aporte en la historiografía argentina de una "generación ausente#, <:=B6<::B7, en Entrepasados, A'o B. J6. Mines de <::B, p. <>.@ El artículo suraya, además de esa preocupación por las "reglas del arte#, la relación de seguimiento que estos 1óvenes investigadores tuvieron con la generación de sus "hermanos mayores#, como autoconsciente realización de un contacto intergeneracional con mucho de cursus +onorum. 86 El director de ese instituto, 2ario apoport, acaa de pulicar una Historia Económica, Política y #ocial de la Argentina 6::;9 /;;;7 una suerte de e&tenso manual, pero con claro destino al estudiante universitario en materias relacionadas con la historia. 87 Punto de
Daniel Campione
26
#a &istoriografía mar"ista no lleg a configurar una escuela articulada, sino una serie de autores dispersos y con enfoques divergentes entre sí )empe%ando por la caracteri%acin de 5rgentina como formacin econmico-social, cuyas obras se produ$eron desde los a3os 90/ y 0/. Iui%!s los m!s importantes, con líneas muy diferentes entre sí, sean *odolfo +uiggrs 8A y ;ilcíades +e3a, que llegaron a producir intentos de an!lisis de vasto alcance ) la Historia Crítica de los +artidos +olíticos de +uiggrs, los varios tomos de ;ilcíades +e3a sobre diferentes etapas de nuestra &istoria, aunque no obras monogr!ficas o investigaciones puntuales. +uiggrs represent el entronque del mar"ismo con una visin nacional-popular que reivindicaba activamente al peronismo , vi6ndolo como un paso a la consumacin de una revolucin socialista. 'n línea con las corrientes m!s populares dentro del revisionismo, +uiggrs reivindicaba la &istoria de las clases subalternas como una luc&a contra las clases dominantes que se daba desde los comien%os de la nacionalidad, pero a diferencia de aquellas las ponía en vinculacin con las luc&as obreras por la construccin de una sociedad socialista. +or su parte, ?orge 5belardo *amos, se centr cada ve% m!s completamente en la contradiccin nacin vs. =mperialismo, en detrimento del enfoque de clase, incluso al precio de desli%arse en los (ltimos a3os a una visin nacionalista a secas, y abandonar e"plícitamente el mar"ismo a favor de un socialismo criollo/ en el que slo el segundo t6rmino parecía conservar alg(n significado. Casi toda la produccin &istoriogr!fica de *amos constituye un e$emplo de la utili%acin del pasado como arma pol6mica al servicio de la discusin del presente. 'n la eterna b(squeda de la burguesía nacional/ progresista, o de su sustitucin por alg(n sector militar, *amos termin proponiendo un absoluto seguidismo de corrientes burguesas reaccionarias, primero con el dictador altieri, y luego con Carlos ;enem, del que fue emba$ador en ;6"ico. +uiggrs, por el contrario, se mantuvo claramente en el terreno del mar"ismo y los ob$etivos socialistas, por lo que, si bien comparte enfoques con el revisionismo de i%quierda, y est! influido por una visin nacional-popular del conflicto social, consideramos puede ser legitimamente incluido en la tradicin de &istoriografía mar"ista. Desarroll un verdadero inter6s por la investigacin &istrica, animada por una perspectiva política que que aspiraba a llevar adelante consecuentemente las líneas planteadas por la =C a partir de 1A7. +e3a, en cambio, desarroll sobre todo una línea de crítica a la burguesía, como inapta para desarrollar una transformacin democr!tico-burguesa/ de 5rgentina )incluyendo al peronismo como aque$ado de esta incapacidad. +asaba a fundamentar desde allí el imperativo de la revolucin socialista, al mismo tiempo que mantenía una posicin pesimista frente al peronismo e incluso respecto de la clase obrera enrolada en 6ste, con la consiguiente influencia de una ideología conservadora, que esperaba de la accin del estado e"istente la redencin/ social. 5lgunos m6ritos del traba$o &istoriogr!fico de +e3a resultan indudables: Desarrolla tempranamente la línea de la &istoria econmica y social sin abandonar la &istoria política, procurar avan%ar en una &istoriografía basada en la orientacin mar"ista, con una conceptuali%acin independiente, sin adscribirse ni a la &istoria oficial ni a su impugnacin revisionista, emprende investigacin propia, incluso con apoyo de m6todos cuantitativos, a pesar de sus condiciones de aislamiento y su carencia de formacin acad6mica. Jambi6n es destacable su b(squeda del cruce de la &istoria con las disciplinas de las ciencias sociales, principalmente la sociología y la economía, que se &allaba en pa3ales por aquellos a3os. Con todo, su línea de interpretacin no de$a de adolecer de cierto esquematismo economicista y cae a veces en afirmaciones arbitrarias al tornar absoluto un enfoque )como la orientacin probrit!nica del peronismo, que no carecía de asidero pero que 6l convierte en e$e de su comprensin< o la interpretacin francamente pesimista de la conciencia obrera posterior al peronismo, ya mencionada. 'l otro gran m6rito de ;ilcíades +e3a es el de &aber producido una obra de intencin integral sobre la &istoria argentina, Historia del pueblo argentino , que apareci con car!cter pstumo en 89
(uiggrós puede ser considerado tamien revisionista, aunque divergió siempre de postulados centrales de esta corriente, como la vindicación de la figura de osas, y nunca renunció a una metodología mar&ista.
Argentina: La escritura de su historia
27
seis vol(menes, que van desde 5ntes de ;ayo &asta ;asas, caudillos y elites , dedicado al yrigoyenismo y el peronismo.A0 Durante los a3os 20 y >0, la creciente politi%acin y radicali%acin de la sociedad argentina, tuvo su pleno correlato entre los intelectuales, y afian% a la &istoria, a la interpretacin del pasado, como un lugar importante de la luc&a política. 5l proceso que marcaba un despla%amiento del e$e de los procesos revolucionarios al mundo perif6rico y colonial )C&ina, Cuba, 5rgelia, Eietnam correspondi una nueva mirada sobre las obras de ;ar", centrada en su produccin menos tildable de euroc6ntrica/, algunas publicadas por primera ve% en este período, como ormaciones econmicas precapitalistas )1A27. . Historiadores mar"istas argentinos, como el ya e"perimentado +uiggrs, y noveles, como 'rnesto #aclau )despu6s ale$ado del que&acer &istoriogr!fico y Carlos Sempat 5ssadourian , ingresaron en el debate internacional que en torno a la cuestin de los modos de produccin-formaciones econmico sociales en #atinoam6rica, se desenvolvían en el continente, al calor de discusiones m!s amplias que abarcaban al mar"ismo mundial )particularmente en torno a la produccin de #ouis 5lt&usser y sus seguidores como 'tienne 4alibar, al tiempo que la revista +asado y +resente y sus Cuadernos , difundían a los cl!sicos y al mar"ismo europeo contempor!neo, pero tambi6n ingresaban directamente en el debate. A1 #a rígida teoría de los cinco estadios/, de matri% stalinista, caía en definitivo desprestigio, mientras la caracteri%acin de las sociedades latinoamericanas se erigía en un tema de debate de indudable repercusin sobre el tipo de revolucin/ que se postulaba para el subcontinente o los distintos países dentro de 6l. A Cuando en 1A>7, la dictadura emprende la retirada, y *odolfo +uiggrs asume el rectorado de la Gniversidad, la ense3an%a de la &istoria americana y argentina se organi%ar! con referencia e"plícita al marco conceptual alt&usseriano, tal cual afirma '. Jandeter, introduciendo así, por breve tiempo, en el campo acad6mico, a la &istoriografía de clara orientacin mar"ista. A7 o &ubo en el campo de la i%quierda mar"ista una institucin comparable al =nstituto ?uan ;anuel de *osas, que nucle los esfuer%os de la mayor parte del revisionismo. o pudo &aberla, dado los enfrentamientos al interior de ese campo, e incluso la falta de conviccin de algunos de sus componentes en cu!nto a la necesidad de una &istoriografía de tal signo. #a breve y fulgurante trayectoriaA9 de +e3a tuvo alguna descendencia en un grupo que traba$ inicialmente con 6l, dentro del que se destaca ?orge Sc&var%er, que luego emprendería un estudio sistem!tico de los orígenes de la clase dominante argentina, al principio asociado con ?orge . S!bato, y luego en forma individual, llegando &asta nuestros días )'mpresarios del pasado y #a industria que supimos conseguir son sus publicaciones m!s recientes en este campo, pero ya bastante ale$ado del original compromiso mar"ista. +uiggrs no de$ discípulos directos con real gravitacin )si alg(n co6taneo que reali% su propia produccin en una línea similar, como 'duardo 5stesano. 5lgunos miembros de la i%quierda nacional que resolvieron no acompa3ar a *amos en las peores derivaciones 90
(or fuera de ese tratamiento cronológico, (e'a produ1o dos liros de análisis de la clase capitalista argentina3 La clase dirigente argentina frente al imperialismo e !ndustriali@ación y clases sociales en la Argentina, e&ámenes que ian en contra de las ideas de la e&istencia de una urguesía industrial antiimperialista, predominante en las restantes corrientes de izquierda, ingresando de lleno en el deate político sore el tipo y c arácter de un futuro proceso revolucionario en Argentina.. 91 Góvenes historiadores oriundos de %órdoa como Gosé %arlos %hiaramonte, Aníal Arcondo, y %arlos Fempat Assadourian, pulicaron traa1os historiográficos en Pasado y Presente, mientras que )scar del arco, entre otros, ingresaa a la discusión desde una perspectiva más teórica. 92 /amién afirma /andeter3 4!as discusiones sore "el modo de producción asiático# haían permitido cuestionar la idea de una de una línea $nica de evolución de los puelos y con ella el carácter inevitale y progresivo de la sucesión de etapas propia de la Europa )ccidental.7 E. /andeter, art. cit. p. ?J. efle1an estas discusiones varias compilaciones de la época, de la que la más famosa es $odos de producción en Amrica Latina , que incluye las aportaciones de !aclau y Assadourian. 93
%f. E. /andeter, art. cit. pp. ?6?B. /amién afirma /andeter3 4!as discusiones sore "el modo de producción asiático# haían permitido cuestionar la idea de una de una línea $nica de evolución de los puelos y con ella el carácter inevitale y progresivo de la sucesión de etapas propia de la Europa )ccidental. E. /andeter, art. cit. p. ?J. 94 Es saido que este autor se suicidó a sus treinta y pocos a'os. !a corta edad a la que compuso sus oras, unida a su autodidactismo, hace pensar en un talento fuera de lo com$n, cortado en su desarrollo cuando aun no haía llegado a su má&imo nivel.
Daniel Campione
28
de su línea, como orberto alasso o ?orge 'nea Spilimbergo, no pasaron de fundar peque3os institutos casi subsumidos en torno a sus figuras. De prolongada produccin fueron tres &istoriadores no profesionales, todos ellos comprometidos en la militancia política: #iborio ?usto, #uis ranco A y #uis E. Sommi, trotsListas de distintas vertientes los dos primeros, comunista luego ale$ado del partido el (ltimo. Kbras como #a revolucin del A0 o la &istoria de los ferrocarriles de Sommi, y varias de ?usto o ranco no carecen de inter6s incluso para el lector actual, aunque la precariedad terica es evidente en los tres. Con un traba$o individual centrado en la &istoria del anarquismo, y dentro de 6ste no a la corriente principal e"presada en #a +rotesta, A2 sino a los militantes ligados a la accin directa y a la contestacin m!s radical, 4ayer &a desarrollado un traba$o tan solitario como novedoso, ya que la &istoriografía ligada al anarquismo, con Diego 5bad de Santill!n a la cabe%a, provenía del n(cleo ligado a la K*5, y nadie &abía detenido la mirada sobre los practicantes de la accin directa/, los e"propiadores/, ni sobre la luc&a obrera de la +atagonia. A> ;!s ligado al periodismoA8 que a la academia pese a tener formacin &istoriogr!fica formal, Ksvaldo 4ayer &a producido una obra fundamental para la &istoria de la i%quierda y la clase obrera argentina, con centro en los cuatro tomos de #os Eengadores de la +atagonia Jr!gica AA , y complementada por Severino Di iovanni. 'l idealista de la violencia , y traba$os m!s breves sobre #os anarquistas e"propiadores, Simon *adoPitsLy, #a masacre de ?acinto 5rau%, y otros. ?unto con la vindicacin100 de luc&adores sociales y militantes, 4ayer construye una fuerte impugnacin de la violencia estatal en sus diversas manifestaciones, tanto materiales como simblicas. Ktro &istoriador de las luc&as sociales de principios de siglo es astn ori, talentoso escritor santafesino que escribi un cl!sico equiparable en m!s de un sentido a los de 4ayer: #a orestal , sobre la e"plotacin en los quebrac&ales del norte santafesino, am6n de varios traba$os sobre la agricultura y el capitalismo rural en Santa e y otras !reas de la regin pampeana. 101 95
(oeta y ensayista, !. Mranco se relacionó en su momento con (e'a, para realizar en con1unto un traa1o general sore histor ia argentina. 8cf. H. /arcus. El mar)ismo olvidado en la Argentina #ilvio 1rondi@i y $ilcíades PeIa, El %ielo por Asalto, <::;, p. <<=6<<:. Entre otros traa1os históricos, de1ó un hermoso ensayo en torno a las trius indígenas en el período previo a la conquista del desierto, Los grandes caci8ues de la Pampa? #armiento y $artí, El otro -osas. 96 2ientras La Protesta era órgano de la M)A del L9 %ongreso, y mantuvo una larga perduración 8de hecho hasta nuestros días@, e&istieron numerosos grupos anarquistas ligados a sindicatos autónomos, al periódico La Antorc+a, de talante más radical que el de La Protesta, y a m$ltiples organizaciones menos conocidas y duraderas. Kn panorama minucioso, para mediados de los a'os B>#, del "mapa# del anarquismo, lo ofrece +icolás D'igo %arrera en >=G, La estrategia de la clase o"rera, !a osa lindada, >>>. El mismo autor le ha dedicado a la Mederación )rera Fpartacus 8parte de cuyos miemros se incorporaron luego al (artido %omunista@, un estudio específico, que se ha pulicado en el Anuario >>> de (D2FA. !a recuperación histórica del pensamiento y la acción "liertarias#, largamente ocluida por una mirada que remitía al anarquismo a un momento "primitivo# de la conciencia y organización orera, del cual no haía nada aprovechale para etapas más "avanzadas#, tiene todavía un largo camino que recorrer en nuestro país, quizás facilitado en el futuro por el reciente surgimiento de nuevas agrupaciones y periódicos anarquistas. 97 !a huelga patagónica de <:< y la masacre posterior, no tienen otro antecedente previo a ayer que el traa1o testimonial de Gosé 2aría orrero, La Patagonia %rgica, pulicado en <:<. 98 ayer ha desarrollado una fluida laor periodística, en parte dedicada a la historia 8 %odo es Historia lo tuvo entre sus animadores principales@, y parte a la defensa de los derechos humanos en Argentina y en el mundo. 8cf. )mar Acha, 4!a historia vindicadora en )svaldo ayer7, mímeo@ 99 eeditada, con ediciones resumidas, y una versión cinematográfica que fue un gran é&ito de p$lico y ha seguido viéndose profusamente en televisión y video, Los vengadores... es sin duda la ora histórica de la tradición de izquierda que ha llegado a un p$lico más amplio, además de construir una versión de las luchas sociales de comienzos de siglo que se ha incorporado a la memoria colectiva. 100 Ktilizamos el término "vindicación# en el sentido que le asigna ). Acha en el traa1o arria citado3 42ientras que la reinvindicación implica una operación de repetición, de validación de lo que sucedió en el pasado, quizás de afirmación de que ello merecería intentarse nuevamente, la vindicación no se compromete con el o1eto en su totalidad, sino que e&tiende los efectos de la acción que desarrolló tal grupo o persona. 2ientras, por e1emplo, los asaltos de los 4anarquistas e&propiadores7 no parecen $tiles como táctica emancipatoria 8ásicamente por su individualismo@, tales anarquistas pueden ser recuperados como luchadores en una sociedad opresiva que es la verdadera culpale de sus sufrimientos y castigos. 2emoria de una lucha, la vindicación se'ala más e&actamente el crimen como origen de la sociedad actual que la 1usteza sin prolemas que tendría aquella o esta acción de resistencia. 8). Acha. Op.cit. p. B@ 101 -ori es narrador y poeta, además de ensayista en traa1os a menudo ligados a la historia santafesina, como Estudio +istórico y social de la colonia Hum"oldt? 1amilias coloni@adoras, El indio, el criollo y el gringo,
Argentina: La escritura de su historia
29
Con temas m!s cercanos en el tiempo, y mayor imbricacin aun con la investigacin periodística y la literatura de ficcin, *odolfo Oals& escribiría su obra maestra, Kperacin masacre , y otros traba$os como VIui6n mat a *osendoW y 'l caso SatanoPsLy , que en su con$unto constituyen un vigoroso alegato contra la organi%acin política y social de la 5rgentina post-1A y su clase dominante, cuya lectura es altamente necesaria para comprender el período. ?unto a estas obras de &istoriadores que traba$aron por su cuenta, fuera de las estructuras partidarias o con encuadramientos la"os en ellas, los partidos de i%quierda desarrollaron una prolongada labor en el terreno &istrico. #a &istoriografía producida en el !mbito de los partidos de i%quierda
Earios líderes del +artido Socialista )?uan 4. ?usto, 5lfredo #. +alacios, icol!s *epetto, 5m6rico &ioldi escribieron sobre &istoria argentina, pero en una cuerda que se diferenciaba muy poco de la &istoriografía liberal, y en un registro m!s divulgativo o doctrinario que de investigacin. Jambi6n &ubo &istoriadores de origen socialista m!s cercanos a un perfil profesional )5lberto +alcos10, ?os6 Campobassi, #uis +an que se integraron al !mbito acad6mico, sin diferir en temas ni m6todo con la &istoriografía erudita. +ero no pueden considerarse aportes a la &istoriografía mar"ista )no pretendieron serlo, por cierto, ni tampoco llegaron a configurar una corriente &istoriogr!fica autnoma. Sí &i%o aportes originales el dirigente socialista, de origen obrero, ?acinto Kddone, sobre todo con su libro #a burguesía terrateniente argentina, de 1A70, que gan el respeto incluso de &istoriadores e"tran$eros. 107 #a &istoriografía vinculada al +artido Comunista comen% por algunos esfuer%os de dirigentes políticos por brindar interpretaciones &istricas )*odolfo &ioldi, Krestes &ioldi, siendo el primero de los nombrados el que introdu$o la interpretacin de la &istoria argentina, destinada a &acerse cannica para el comunismo argentino: #a de la e"istencia de una oligarquía latifundista que &abía obstaculi%ado el proceso de desarrollo capitalista, para asociarse luego al capital imperialista. 'n ese cuadro, e"istía una burguesía nacional/ que &abía avan%ado en los intersticios de$ados por la penetracin imperialista y el poder terrateniente, y nunca &abía consumado una revolucin democr!tica y antiimperialista en el país, postergada desde el siglo B=B. De esta matri% interpretativa se dedu$o, a partir de 1A8, el tipo de la revolucin necesaria en 5rgentina: democr!tica, agraria y antiimperialista, con vistas al socialismo/, caracteri%acin que permanecería inclume en el partido &asta mediados de los a3os oc&enta. 'n la lectura de la &istoria argentina y de la evolucin de su estructura social que plasmaron los comunistas, gravitaba la matri% de pensamiento de =ngenieros en su obra de interpretacin de la &istoria argentina, #a evolucin de las ideas argentinas. 'l planteo dicotmico entre fuer%as portadoras del progreso y otras oscurantistas y reaccionarias que te3iría toda la evolucin &istrica, la asociacin de la coloni%acin espa3ola con la implantacin de una sociedad feudal en el *ío de la plata, la concepcin de una elite $acobina como factor din!mico del proceso &istrico frente a unas masas raigalmente conservadoras, arrastradas por el arcaísmo colonial y el clero, y &asta cierto europeísmo de trasfondo racista inficionaron la visin &istrica de los comunistas. #os dos intelectuales m!s reverenciados dentro del campo comunista, 5níbal +once y H6ctor +. 5gosti, reconocían una relacin de discipulado con el autor de 'l Hombre ;ediocre, directa y personali%ada en +once, mediati%ada por este (ltimo en 5gosti, una genealogía intelectual que se proyectaba &acia atr!s, &asta Sarmiento y 5lberdi. 'l esquematismo evolucionista de =ngenieros, 102
(alcos llegó a ser miemro de n$mero de la Academia +acional de la Historia, en la década de los B>, ya plenamente incorporado a la corriente historiográfico lieral. 103 Escrie el historiador del agro oman -aignard3 4Autodidacta, investigador cuidadoso y paciente, militante socialista ..., G. )ddone nos aporta la visión apasionada del polemista e&tremadamente informado. 0espués de <:B> nadie supo e&poner en términos tan claros y tan fundamentados el origen de la aristocracia terrateniente en la Argentina y todos lo han plagiado, citado o ignorado voluntariamente. +o se le puede e&igir el aparato crítico de un investigador universitario, pero sus fuentes, claramente indicadas y controlales, no se han visto nunca tergiversadas.7 8. -aignard, La Pampa Argentina. Ocupación9 Po"lamiento9E)plotación. 3e la con8uista a la crisis mundial 6BB;9>=;7, uenos Aires, Folar, <:=:.
Daniel Campione
30
entronc bastante bien con el mar"ismo vulgari%ado y codificado que campearía largamente por sus fueros en el comunismo argentino. Jambi6n e"istieron traba$os de escritores como 5lvaro @unque o *a(l #arra, que produ$eron obras muy cercanas a la biografía novelada ) 5lem, el &ombre de la multitud , de @unque. 'l primer intento de &istoria argentina integral, que sepamos, es obra de ?uan ?os6 *eal, unos a3os antes de su ruptura con el +artido. *odolfo +uiggrs tambi6n escribi sus primeros traba$os &istoriogr!ficos estando en el +artido Comunista., como *osas el peque3o y ;ariano ;oreno y la revolucin democr!tica argentina , en los primeros a3os 90. 'n la misma línea 'rnesto i(dici, que no dedic a la &istoria lo central de su produccin, produ$o sin embargo sus tempranos artículos recopilados como =mperialismo ingl6s y liberacin nacional )1A90 . 5llí se avan%aba sobre la idea de que en la formacin social argentina era en lo predominante capitalista, que esto se proyectaba incluso sobre el campo )sin negar la e"istencia de !reas de e"plotacin feudal o semifeudal, que ese desarrollo capitalista iba a dar lugar a nuevos grupos políticos ligados a 6l )lo que preanunciaba al peronismo. Jambi6n &acía &incapi6 en la necesidad de desarrolar la solidaridad con la G*SS sin olvidar la prioridad argentina y latinoamericana de la luc&a contra el imperialismo. 109 #os escritos tempranos de +uiggrs y de #uis E. Sommi, y estos de i(dici, nos brindan una pauta de calidad &istoriogr!fica y una autonomía de pensamiento en el planteo de las &iptesis interpretativas, que no perdur en la tradicin comunista, luego casi siempre por deba$o de estos logros iniciales. 'l traba$o se sistemati% y alcan% una mayor densidad de publicaciones y actividades, con la dedicacin de #eonardo +aso a la investigacin &istrica, y la constitucin del =nstituto de 'studios Histricos ;ariano ;oreno/ )que nucle a varios &istoriadores, dict cursos y reali% investigaciones, pero siempre estuvo casi opacado ba$o la individualidad de +aso 10. @a en los a3os 20/ y >0/. +aso fue un publicista muy fecundo, y se ocup de etapas variadas de la &istoria argentina, aunque sin avan%ar demasiado sobre el siglo BB, salvo en su (ltima produccin. )*ivadavia y la #ínea de ;ayo, De la colonia a la independencia, #os Caudillos y la Krgani%acin acional, , Krigen de los +artidos +olíticos 5rgentinos, de la que lleg a publicar dos tomos que llegaron &asta 1A70 , *aíces Histricas de la Dependencia 5rgentina, #a 5rgentina 1A97-1A . Jambi6n se produ$eron traba$os de divulgacin como un Compendio de Historia 5rgentina o de pol6mica con el revisionismo como *osas, realidad y mito o Corrientes Historiogr!ficas . #a
regularidad de la produccin y su encuadramiento en una institucin dedicada con e"clusividad a las cuestiones &istricas, no se proyectaron, sin embargo, en los resultados de esa labor. 'sta obra adoleci del concepto del traba$o intelectual que se tenía en esos a3os en buena parte de la i%quierda y en el +artido Comunista en particular: #os estudios, &istricos, sociolgicos, econmicos o de cualquier otro car!cter, como fundamentacin a posteriori de las orientaciones ya adoptadas por la direccin partidaria, sobre las que no &abía demasiadas posibilidades de entrar en discusin. 5sí la &istoriografía del +C qued prisionera de la interpretacin partidaria sobre la estructura social argentina )el car!cter semifeudal de nuestra formacin social, por e$emplo, y de las influencias positivistas y liberales que &abían permeado a las corrientes socialistas de nuestro país desde sus comien%os )el espectro/ de ?os6 =ngenieros, sobre todo el de 'volucin de las =deas argentinas, con su planteo de luc&a contra los resabios feudales y oscurantistas en nuestro país, tuvo una presencia prolongada, que puede rastrearse en los escritos de *. &ioldi sobre la cuestin agraria, y en parte de la obra de H6ctor +. 5gosti. +esaba tambi6n sobre esos traba$os la pesada carga del mar"ismo sovi6tico/, con su carga creciente de ob$etivismo/ y economicismo, y la tradicin de for%ar los datos de la &istoria y la realidad social al servicio de las posiciones políticas del presente, que se form en la era de Stalin y no desapareci con 6ste. 'l resultado era que el 104
+. Wohan, 3e !ngenieros al C+e. Ensayos so"re el mar)ismo argentino y latinoamericano. ilos, >>>, pp. , -i$dici y (uiggrós integraan una comisión de estudios de la formación social argentina, 1unto con (aulino -onzález Alerdi. 105 En contemporaneidad con el vira1e del ULD9 %ongreso, (aso fue desplazado de la conducción del Dnstituto, pero éste no continuo el traa1o. !a profusa pulicistica del (% en materia historiográfica ha descendido aruptamente desde entonces, y recien ahora se emprenden algunos intentos de retomar ese campo de traa1o.
Argentina: La escritura de su historia
31
prisma principal para visuali%ar la &istoria argentina era la e"istencia de un proceso de revolucin democr!tico-burguesa trunco desde las 6pocas de ;ayo.102 'l gran problema de 5rgentina no era, entonces, el capitalismo, sino la falta de 6l, y la gran contradiccin, rastreable a lo largo de su &istoria, la e"istente entre los partidarios de un desarrollo capitalista libre de trabas );oreno, *ivadavia, ;itre, Sarmiento y los terratenientes y servidores del imperialismo )los caudillos, *osas, *oca, etc., que apostaban al atraso y la dependencia/. *6probos y elegidos seguían e"istiendo, en listados respectivos que slo se apartaban del c!non liberal de 1880 en adelante. ;ientras otros &istoriadores mar"istas derivaban en un revisionismo de i%quierda/ dependiente en (ltima instancia de la m!s amplia corriente revisionista, pero con peso propio, o lograban resolver una línea autnoma destinada a tener repercusin, como ;. +e3a, los traba$os de +aso no llegaron a constituirse en un polo de estudio de la evolucin &istrica argentina con gravitacin, y dependieron en gran parte de la &istoriografía liberal )a la que en gran medida utili%aban como fuente/, para luego tratar de interpretar/ en clave mar"ista el proceso &istrico, y por supuesto de las necesidades coyunturales de la organi%acin política a la que servían. Ealga como un e$emplo entre varios posibles, que en las 6pocas del planteo de la convergencia cívico-militar/ proliferaron los estudios y biografías sobre temas militares ) 5renales de ?ulio ovayo, una &istoria del e$6rcito argentino, biografías de ;osconi, 4aldric&, Savio y otros por *a(l #arra 10>, m!s bien escasos en períodos anteriores. 108 Jampoco puede comprenderse el traba$o de +aso sin &acer referencia a la relacin del +C argentino con los intelectuales: Su consolidacin como cabe%a del traba$o &istoriogr!fico vinculado al +artido Comunista, coincidi apro"imadamente con las sucesivas disidencias que vaciaron pr!cticamente al +artido de intelectuales. #os miembros de los grupos que publicaban +asado y +resente , y #a *osa 4lindada , los que pasaron a las ar, o al +C*, o los numerosos desga$amientos individuales o de peque3os grupos, provocaron un corte &istrico. De fuer%a política &egemnica en los !mbitos intelectuales y universitarios, el +.C pas a un lugar marginal en ese campo, y sus posibilidades de evolucin quedaron menguadas. +aso, fue uno de los convocados para suplir los bac&es/ que esa fuga &abía producido. @ result un representante m!s o menos típico de un con$unto de intelectuales formados en general fuera del !mbito de las ciencias sociales, que tomaron tardíamente el camino de la indagacin en ese campo, sin formacin sistem!tica, asiento institucional fuera de los cuadros del partido, ni posibilidades de dedicarse plenamente a sus estudios. 'l resultado fue una &istoriografía que , como toda la actividad del +C de ese período, fue m!s bien endog!mica/, dirigida al consumo interno/ )militantes y simpati%antes y sin alcan%ar los umbrales mínimos )ni por calidad intrínseca, ni por nivel de difusin para ser tomada en cuenta por &istoriadores de otras corrientes, salvo en tono de crítica devastadora, como la que gustaba e$ercer ?. 5. *amos, que en uno de sus e$ercicios de ingenioso rotulado/ para fines pol6micos, la bauti% como mitro-mar"ismo/. 'l $uicio de con$unto que esta &istoriografía merecía entre los &istoriadores, puede resumirse en la siguiente frase: ...las tentativas &istoriogr!ficas del +artido Comunista, se mantenían dentro de los par!metros de la &istoriografía liberal, maquill!ndole con algunos conceptos del materialismo &istrico/. 10A Con todo, algunos traba$os recientes tienen un 106
Nuizás la me1or e&posición de esta tesis, con un esfuerzo por compatiilizarla con categorías gramscianas, se encuentra en el Ec+everría de Agosti, cuya crítica a su vez realizó Gosé Aricó, y está incluida en uno de los capítulos de La cola del dia"lo. !tinerario de &ramsci en Amrica Latina. 107 a$l !arra no puede ser considerado en rigor un historiador, pero su producción estuvo casi siempre ligada al pasado argentino, sea como iógrafo 8 El solitario de Pinas, sore !isandro de la /orre, además de las citadas@ o como novelista 8 #in %regua, casi una iografía novelada de Gosé (eter, y una de las pocas historias de ficción con centro en la clase o rera industrial en la literatura argentina@. !a novela histórica fue cultivada con cierta frecuencia en los ámitos comunistas, pudiendo mencionarse tamién Los traidores, de Gosé 2urillo. 108 +éstor Wohan ha puesto en tela de 1uicio, a nuestro entender con uen criterio, la idea de que la producción intelectual dentro del (% estuviera homogéneamente regimentada dentro de aparatos culturales sin fisuras, tesis que ilustra largamente con el e1emplo de Ernesto -i$dici en casi cuatro décadas de trayectoria en el (artido. Fin emargo, dentro de un campo heterogéneo, huo aparatos que funcionaron siempre "pegados# a una línea partidaria vivida como asolutamente incuestionale. El historiográfico del período (aso, fue sin duda uno de ellos. 109 2arta %avilliotti, 4Hacia la superacion de los "revisionismos#7 en Lautaro, a'o <, n9 <, 1unio <::.
Daniel Campione
32
$uicio algo diferente sobre los factores que influían en la &istoriografía comunista, destacando el componente nacionalista de la misma. Gn nivel de comple$idad diferente tuvieron algunos traba$os de H6ctor +. 5gosti que incursionaron en la interpretacin &istrica, como acin y Cultura , que introdu$o algunas líneas de an!lisis innovadoras para la tradicin comunista )lo que fue celebrado, por e$emplo, por ?uan ?os6 Hern!nde% 5rregui, pero que no fructificaron en una produccin orientada en esa direccin.110 'l =nstituto de 'studios Histricos ;ariano ;oreno/ no sobrevivi al cuestionamiento y despla%amiento de su mentor, contempor!neo del vira$e del BE=X Congreso, y el comunismo argentino no &a tenido una &istoriografía propia en la (ltima d6cada y media, salvo los esfuer%os, tampoco sistem!ticos, en el campo de la propia &istoria partidaria., que abordaremos m!s adelante. Ktros espacios de la i%quierda mar"ista tambi6n &an producido sus propios enfoques &istricos, aunque sin el n(mero y diversidad de publicaciones de los comunistas. 'n el !mbito del +artido Comunista *evolucionario, 'ugenio astia%oro public una ambiciosa obra de &istoria integral, a lo largo de la d6cada de 1A80: Historia 5rgentina. =ntroduccin al an!lisis econmico-social , en tres vol(menes abarcando distintos períodos &asta la actualidad. ?os6 *at%er, por su parte, emprendi el estudio de los prolegmenos del mar"ismo en el país con #os mar"istas argentinos del A0/. @ e"iste un grupo de &istoriadores de la economía )con especial 6nfasis en el !mbito rural, con insercin universitaria, que a la ve% militan en las filas del +artido Comunista *evolucionario 'n la tradicin morenista del trotsLismo, a la que estuvo vinculado ;ilcíades +e3a, public 'rnesto on%!le%, con un traba$o muy difundido sobre la trayectoria del peronismo. Jambi6n &a incursionado en &istoria argentina ocasionalmente, ?orge 5ltamira, dirigente del +artido Kbrero, que inici sus pasos en el grupo +ra"is, liderado por Silvio rondi%i. 'n cu!nto a la i%quierda nacional/, ya &a sido anali%ada en la &istoriografía mar"ista m!s general, porque buena parte de sus principales dirigentes &an intervenido en política a trav6s con m!s 6"ito por su labor de &istoriadores que por su actuacin partidaria. Janto orberto alasso, como ?orge 'nea Spilimbergo y orberto alasso, responden a esta caracteri%acin. Gn esfuer%o peculiar, por su entronque en un solo libro de la e"periencia militante con la &istoriografía profesional, es la compilacin reali%ada por ?uan Carlos Cena, sobre 'l Cordoba%o , con un e"tenso estudio preliminar del autor.111 #os partidos de i%quierda escribiendo su propia &istoria
uera del !mbito acad6mico, en la cercanía de los partidos de i%quierda, e"iste una cierta tradicin de &istorias de partido/, escritas por dirigentes y militantes, que asumen los estudios &istricos como parte de una labor política m!s general. #a m!s antigua es la Historia del Socialismo 5rgentino , de ?acinto Kddone, que abarca las primeras d6cadas de desarrollo de esa agrupacin, en un registro muy apegado a los documentos partidarios producidos en congresos y otros encuentros. Jambi6n pertenece a esta tradicin 'l socialismo en la evolucin nacional, de 5m6rico &ioldi. 'stos traba$os presentaban al socialismo local como un esfuer%o para e"presar políticamente a la clase obrera argentina surgida en las (ltimas d6cadas del siglo B=B, y una tentativa de recoger las me$ores tradiciones del liberalismo, para superarlas. ;!s profuso en su produccin &a sido el +artido Comunista. 'l primer intento org!nico es el famoso 'sbo%o 11 de &istoria del +artido Comunista en la 5rgentina , dirigido por Eictorio Codovilla, obra 110
Guan Gosé Hernández Arregui, en La 1ormación de la Conciencia 4acional, se muestra gratamente sorprendido por la infle&ión de ese traa1o de Agosti. (ara un e&amen crítico de esa línea de interpretación, a través de ese y otros traa1os, puede verse algunos pasa1es de Gosé Aricó, La cola del dia"lo. !tinerario de &ramsci en Amrica Latina , (untosur, <:==. 111 Guan %arlos %ena, El Cordo"a@o, !a osa lindada, >>>. %ena es un homre de prolongada militancia en el gremio ferroviario, cordoés de origen, que tras pulicar un e&tenso e interesante liro de memorias, titulado El &uardapala"ras, ha traa1ado en el mencionado volumen colectivo, ariendo una veta que la historiografía de izquierda deería cultivar con mucha dedicación, ya que tras el prolongado estudio preliminar del compilador, se hermanan testimonios personales con artículos de historiadores profesionales, en una audaz, y por eso productiva, ruptura de casilleros. 112 2ucho antes de la pulicación del Es"o@o se produ1o una curiosidad que deería ser reeditada3 Historia del socialismo mar)ista, un op$sculo escrito por la dirección del recién fundado (FD6(%, fechado en <:<: y dirigido a e&plicar la escisión del socialismo argentino y los primeros pasos del (artido Focialista Dnternacional.
Argentina: La escritura de su historia
33
plagada de omisiones y recortes/ dirigidos a convalidar retrospectivamente la línea partidaria. 'l 'sbo%o no fue reeditado ni completado, y lo que se produ$o eran breves traba$os con motivo de congresos o aniversarios partidarios. Con el retorno a la democracia en 1A87 se edit un volumen sobre el +artido Comunista, firmado por Kscar 5r6valo, que incluy una seccin &istrica. 'l vira$e del BE= Congreso produ$o una nueva versin del 'sbo%o, &ec&o por un grupo de investigadores entre los que se cuentan 'nrique =srael y ?ulio #aborde, pero que no fue mas all! de 1A8. 5lgunos artículos aislados sobre períodos posteriores fueron publicados en la revista =deología y +olítica , por esos mismos a3os. Se notaba en ellos una apertura con respecto a las legitimaciones retrospectivas del período anterior, donde el +artido nunca se equivocaba sino que, a lo sumo, la línea era incomprendida y mal aplicada por la militancia y alg(n dirigente desviado/. Con todo eran primeros atisbos de un cambio, que no tuvieron una firme continuidad, si e"ceptuamos algunos esfuer%os individuales como los de ?os6 Sc&ulman con su libro Jito ;artín y el Eilla%o y su reciente estudio monogr!fico sobre los ferroviarios disidentes de 1A9. 'n torno al +artido Comunista &ay tambi6n una fuerte tradicin de anti-&istorias, críticas de la trayectoria partidaria, como la producida por ?orge 5belardo *amos ba$o el título Jrayectoria del stalinismo en 5rgentina , el amplio espacio dedicado al +C en la obra de +uiggrs, pero tambi6n &ay algunas m!s recientes, escritas por militantes, como el 5nti-'sbo%o de Historia del +artido Comunista, de ?ord!n Kriolo, que sigue al 'sbo%o original para refutarlo. Dentro del trotsLismo, en el !mbito cercano al +artido Kbrero, Ksvaldo Coggiola public dos vol(menes de Historia del JrotsLismo 5rgentino , con la peculiaridad de que el autor es militante de esa corriente, pero se &a volcado a la &istoriografía de modo profesional. Desde los a3os 80 comen%aron a aparecer algunas obras de balance sobre las e"periencias de luc&a armada de los 20->0, escritas por militantes de las organi%aciones. Se destaca Hombres y mu$eres del +*J-'*+, de #uis ;attini, (ltimo secretario general de esa organi%acin, #os (ltimos guevaristas, de ?ulio Santuc&o, y varios traba$os sobre ;ontoneros, que fluct(an entre la &istoria, el testimonio personal y el periodismo, como los de ?uan asparini, 'rnesto ?auretc&e y ;iguel 4onasso, entre otros. #os tres e"tensos tomos de #a Eoluntad- Gna &istoria de la militancia revolucionaria en 5rgentina, reali%ados por 'duardo 5nguita y ;artín Caparrs, en base a un con$unto de entrevistas autobiogr!ficas y reconstrucciones documentadas de la 6poca, constituy un intento de dar una visin panor!mica, relatada en primera persona por protagonistas del período pertenecientes a un amplio arco de fuer%as de i%quierda, con predominio de las que optaron por la vía armada. 'n esa línea de &istorias partidarias, se &allan en curso dos obras de largo aliento: Gna &istoria del socialismo mar"ista a cargo de Ktto Eargas, dirigente de primer nivel del +artido Comunista *evolucionario, de la que se &an publicado dos tomos que llegan &asta 1A70, contiene muy valiosa informacin sobre la trayectoria del comunismo argentino )sobre todo su segundo tomo. 'sta obra enla%a )aunque con m!s de dos d6cadas de intervalo con ?os6 *at%er, que public primero #os mar"istas argentinos del A0/ , y luego Historia del movimiento socialista , interesante obra que abarca desde los prolegmenos de la fundacin del +artido Socialista, &asta la primera etapa del +artido Comunista, llegando &asta 1A8. 'l otro es el desarrollado por la corriente morenista/ del trotsLismo argentino, est! siendo publicado ba$o la direccin de 'rnesto on%!le%, &istoriador oficial/ de esa corriente, que &a publicado ya varios tomos de una Historia del trotsLismo obrero y revolucionario en la 5rgentina, con participacin de algunos &istoriadores m!s $venes. Ha llegado &asta la d6cada del 20/. Jodos estos traba$os, con despare$a calidad en la investigacin y nivel de informacin del que parten, adolecen sin embargo de e"trema dificultad para despegar de la auto$ustificacin de la fuer%a política respectiva, siendo en buena medida, &istorias oficiales/ de cada partido. #as críticas y falencias se3aladas al desempe3o partidario son, en general, son slo aqu6llas que la propia direccin partidaria se avino a reconocer en su momento. @ m!s grave, casi todas parten de aceptar el supuesto de que la propia organi%acin es el/ partido revolucionario dentro del campo de la i%quierda argentina, lo que repercute sobre el an!lisis del propio !mbito y tambi6n de las
Daniel Campione
34
fuer%as restantes, con la que cuesta establecer una relacin que no sea la de la crítica despiadada, siempre aspirante a demostrar que las direcciones de los otros partidos tienen ob$etivos menos nobles que la revolucin social y la construccin de una sociedad nueva, o bien que sirven a estas finalidades con un grado de ineptitud o des&onestidad que vuelve su e"istencia contraproducente. 'sto resulta particularmente negativo porque &ace aparecer como incompatible el apasionamiento militante con un mínimo de distancia crítica/ para $u%gar el proceso &istrico, al menos cuando el propio compromiso partidario se encuentra m!s directamente involucrado, abonando oblicuamente el campo de la visin despoliti%adora/ de la &istoriografía. 'n el !mbito de los que dentro de la corriente entroncada en el +artido Socialista, &an conservado la filiacin mar"ista y la vocacin revolucionaria, la undacin ?uan 4. ?usto reali%a actividades de debate y divulgacin que tienen un protagonista fundamental en 'milio ?. Corbi6re, periodista e &istoriador que &a entregado traba$os como Krígenes del comunismo argentino y 'l mar"ismo de 'nrique del Ealle =berlucea , y &a emprendido una tarea muy amplia de rescate de la tradicin socialista en 5rgentina. o le caben al traba$o de Corbi6re las generales de la ley enunciadas para los casos anteriores sobre la auto$ustificacin/, si bien es cierto que el autor se &a mantenido m!s bien ale$ado en sus estudios, del período que abarca a su propia actividad militante. Ktra tradicin de &istoria militante son las &istorias del movimiento obrero escritas por dirigentes sindicales. Cada corriente importante del movimiento sindical tuvo su propio &istoriador. 'ntre las principales pueden citarse: remialismo +roletario 5rgentino del socialista ?acinto Kddone, Historia del ;ovimiento Social y de la clase obrera en 5rgentina , del tambi6n socialista )y luego peronista 5lfredo #pe%. Sebasti!n ;arotta, sindicalista revolucionario, es autor de una muy e"&austiva &istoria del sindicalismo argentino. Jambi6n la Historia del ;ovimiento Sindical , de *ubens =scaro )comunista, dividida en una parte sobre la &istoria universal del sindicalismo y otra centrada en 5rgentina. Diego 5bad de Santill!n fue el encargado de escribir la Historia de la K*5 anarquista. 'n !mbito del +C e"isti la pr!ctica de publicar biografías )o autobiografías de dirigentes obreros destacados, y así las &ubo de ?os6 ;an%anelli, #uis Di Salvo, Carlos Kns, ?os6 +eter, Eicente ;arisc&i, *ufino *eyes, +edro C&iaranti, ;iguel Contreras y otros. 'n general de tono &agiogr!fico en el tratamiento de los biografiados )salvo, por supuesto en las autobiografías, mas bien pudorosas &asta el e"ceso en ese aspecto y conteniendo elogios acríticos de la línea partidaria y la labor política y social de los militantes comunistas, constituyen sin embargo un testimonio valioso de conflictos obreros y otras luc&as sociales, algunas olvidadas por completo por los &istoriadores profesionales. La historiograa de i'(uierda en los ám)itos pro&esionali'ados
Con carencias y debilidades, puede decirse que en las (ltimas tres d6cadas de vida del país, ni siquiera en los terribles a3os de las masacres y desapariciones, &an de$ado de e"istir propuestas que reivindican el arsenal terico del mar"ismo, la identificacin con las clases subalternas, la asociacin del intelectual con el ob$etivo del cambio social radical. 'n la (ltima d6cada, entre avances y retrocesos, esos espacios se &an incrementado, sin acertar todavía a constituirse en una alternativa real a la ideología socialdemcrata )víctima de reiteradas frustraciones por cierto y el academicismo/ imperante. Eale la pena intentar una poco ordenada rese3a de sus reali%aciones. 'l C=CSK )Centro de =nvestigaciones en Ciencias Sociales117 marca un intento altamente profesionali%ado de fundar instituciones centradas en la investigacin social en general, con el traba$o sobre la &istoria )sobre todo la contempor!nea como un componente m!s de ese campo 113
!as refle&iones recientes sore la posiilidad de generar espacios autónomos de creación de conocimiento, suelen asignar al %D%F) un valor de e1emplaridad. Así (alo (ozzi3 "...el impulsar talleres, conferencias y centros de estudio puede proveer lugares concretos de reagrupamiento, investigación e intercamio intelectual. El e1emplo del %D%F) es $til en este sentido. +o se trata de construir muchos %D%F)F sino mas ien de nutrirse de una e&periencia válida para generar instituciones alternativas que representen la variedad de perspectivas, intereses y enfoques que e&isten en el campo popular.# 8(alo (ozzi, "Hacia una alternativa intelectual# en %aller.
Argentina: La escritura de su historia
35
m!s amplio, procurando integrar al con$unto de las Ciencias Sociales, con una metodología mar"ista asumida e"presamente. 'ste centro se funda en los primeros tiempos de la dictadura de Knganía, y desarrolla una actividad continuada durante m!s de dos d6cadas. #uc&a de calles, luc&a de clases < *osaria%o, Cordoba%o, *osaria%o, ambos dirigidos por 4eba 4alv6, los traba$os de icol!s =3igo Carrera o =n6s =%aguirre, los estudios de ?uan Carlos ;arín sobre la luc&a armada, son qui%!s lo m!s destacado de un con$unto de investigadores preocupados por la rigurosidad, el uso de m6todos cuantitativos, y el desarrollo de una &istoria escrita no ya sobre/ sino desde/ el punto de vista de la clases e"plotadas. acido en los a3os de auge del funcionalismo y de la escuela de ermani, Cicso fue un temprano contrapeso por i%quierda de esa corriente. 'l +=;S5 )+rograma de 'studios sobre la Sociedad 5rgentina, &a desarrollado una suerte de continuidad del C=CSK, y formado un grupo de &istoriadores centrado en el estudio de la trayectoria de la clase obrera a lo largo del siglo &asta la actualidad. );aría Celia Cotarelo, *oberto Jarditti, ?orge +odest!, que vienen publicando un 5nuario con parte de sus principales investigaciones. icol!s =3igo Carrera &a publicado recientemente un e"&austivo estudio acerca de la &uelga general de 1A72. Iui%!s los grandes m6ritos de C=CSK y +=;S5 &an sido el de mantener un entronque con la tradicin cl!sica del mar"ismo mas all! de modas pasa$eras )aunque sucumbiendo a veces a cierta tentacin fundamentalista/ en la lectura de los cl!sicos, y el sostener la preocupacin central por la luc&a de clases, enfocada desde una clase obrera vista como e$e fundamental del con$unto de los e"propiados/. Ktro grupo tambi6n dedicado a la &istoria del movimiento obrero y la i%quierda es el formado en torno a la revista *a%n y *evolucin , que en su breve vida &a publicado gran cantidad de artículos sobre &istoria argentina escrita desde ese !ngulo. 'ntre otras líneas de investigacin est! desarrollando una sobre la evolucin de los partidos de i%quierda, conducida por 'duardo Sartelli, su principal animador. Jambi6n debe tenerse en cuenta la obra de un con$unto de &istoriadores nucleados en cierta medida en torno a +ablo +o%%i, &istoriador formado en ''.GG y especiali%ado en la &istoria de la clase obrera y las corrientes de i%quierda en nuestro país. +o%%i y su grupo &an desarrollado m6todos de &istoria oral, aplicados sobre todo a la clase obrera y organi%aciones populares. +rocuraron disputar espacio en la propia carrera de Historia, pero no lograron implantarse slidamente. 'n cambio generaron su propia revista, Jaller , y &an emprendido una revisin amplia y diversificada de la actuacin de la i%quierda, incluyendo al movimiento obrero y a los partidos, cuya m!s reciente aportacin es la tarea de +o%%i en torno al +*J-'rp. 119 'n colaboracin con 5le$andro Sc&neider, el mencionado autor &a abordado, con t6cnicas de &istoria oral, el período de auge de masas de 1A2A a 1A>2, centr!ndose en la relacin, frecuentemente minusvalorado u olvidado, entre la clase obrera y la i%quierda mar"ista en ese lapso. 11 #a &istoria de la propia i%quierda va convirti6ndose en un tema predilecto de los &istoriadores de esa tendencia. 5lgunos se &an orientado a la evolucin de las ideas, o m!s precisamente, al estudio de algunas de las figuras intelectuales de la i%quierda argentina del siglo BB. 'l traba$o de mayor aliento en esta orientacin es, sin duda, 'l mar"ismo olvidado en la 5rgentina: Silvio rondi%i y ;ilcíades +e3a, de Horacio Jarcus, centrado en la trayectoria política e 114
(ozzi, primero solo 8Oposición o"rera a la dictadura >FG9 <:=B, %ontrapunto, <:==Q y luego en colaoración con (atricia errotarán 8Estudios inconformistas so"re la Clase O"rera Argentina >BB9>:> , !etra uena, <::J 7 y con Ale1andro Fchneider 8Com"atiendo El Capital9 Criris y recomposición de la clase o"rera argentina 6>:B9>>=, El loque, <::J@, ha traa1ado primero sore las luchas oreras de <: en adelante y ahora se ha volcado a la historia de la izquierda, siendo su $ltima aportación la aludida en esta página, Los setentistas. !@8uierda y clase o"rera >G>9>FG , Eudea, >>>. 115 En uno de los pasa1es iniciales de la ora, se aluden con claridad las omisiones que se intenta susanar3 4!a izquierda, en la historia argentina, parecería desaparecer, a partir de <:J;, con el nacimiento del peronismo. %uando recie alguna mención, es para caracterizarla como "ale1ada de los traa1adores# o como "traicionando alg$n conflicto#. Así el trots*ismo desaparece de la historia de las luchas orerasQ el partido comunista y su papel en la %-/ es olvidadoQ y la "nueva izquierda# se ve reducida a memorias estudiantiles 5 en todos los casos, de1ando espacio al mito peronista6 . +o queremos decir que la izquierda haya sido protagonista e&cluyente, o que estuviera e&enta de errores, sectarismos y prolemas. !o que sí queremos decir es que el período <:6<:?; se caracterizó por una relación dinámica y dialéctica entre la izquierda y la clase orera. Esta relación tuvo una influencia, a$n hoy no estudiada, muy profunda, que llegó a radicalizar sectores del peronismo.7 8(. (ozzi y A. Fchneider, op. cit. p. @
Daniel Campione
36
intelectual de ;ilcíades +e3a y Silvio rondi%i. 'sta obra propone un recorrido centrado en la tradicin trotsLista )aunque no e"ento de referencias a otras corrientes dentro del mar"ismo, basado en un intenso traba$o de investigacin e interesantes líneas interpretativas. 'mpero, y sobre todo en sus capítulos dedicados a +e3a, el autor parece perder distancia crítica, en base a una relacin admirativa con el malogrado investigador trotsLista, el que parece $ugar el rol de un anticipado alter ego del propio autor )con el que comparte la formacin autodidacta, la filiacin en el trotsLismo morenista y la posterior ruptura con esa corriente. 'l propio Jarcus, y el Cedinci )Centro de 'studios e =nvestigacin de la cultura de i%quierda reali%a una obra de recopilacin y divulgacin de primer orden, que dota a la i%quierda argentina de un fondo documental propio que cubre variadas 6pocas y tradiciones. @ la revista 'l *odaballo , sin ser una publicacin especiali%ada en la &istoria, &a publicado interesantes avances, sobre todo en el campo de la &istoria de la i%quierda. @ en materia de edicin de libros, la editorial 'l Cielo por 5salto &a publicado algunos importantes traba$os sobre &istoria e &istoriografía argentina, en la coleccin #a Cultura 5rgentina. Ktro aporte importante desde el !mbito acad6mico es el de 6stor Qo&an )si bien el autor proviene de la filosofía y no de la &istoria que &a incursionado en la &istoria de las ideas desde una perspectiva mar"ista, centr!ndose en la trayectoria de la i%quierda. ?unto a e"ploraciones parciales )en torno a Deodoro *oca y la *eforma, o el estudio previo a la compilacin de #a *osa 4lindada , &a publicado (ltimamente el libro De =ngenieros al C&e , que sigue el itinerario en torno del mar"ismo latinoamericano pero se centra en el argentino, anali%ando el pensamiento de figuras como H6ctor 5gosti, 'rnesto i(dici, Carlos 5strada y 5lfredo #lanos, entre otros. 'n una línea similar de &istoria de las ideas )aunque con afinidad mayor con el peronismo se encuentra ;iguel ;a%%eo, que luego de un traba$o inicial sobre ;ari!tegui, &a enfocado su atencin en ?. O. CooLe, sobre el que produ$o algunos artículos y selecciones de documentos in6ditos u olvidados.112 'ntre la (ltima generacin de &istoriadores, cabe mencionar a Kmar 5c&a, miembro del Cedinci, quien est! traba$ando en una obra sobre la &istoriografía de i%quierda, que incluir! traba$os sobre =ngenieros, *amos, +uiggrs, +e3a, 4ayer, entre otros, y que constituiría el primer traba$o específicamente dedicado a brindar una visin de con$unto de los traba$os &istoriogr!ficos de la i%quierda. #os enfoques tericos y metodolgicos divergentes no &an de$ado de campear al interior de la &istoriografía de i%quierda. Gna línea de pol6mica se &a dado entre el grupo que lidera +ablo +o%%i, ad&erente a una visin de raí% t&ompsoniana de la estructura de clase, con e$e puesto en la sub$etividad, y con gran 6nfasis metodolgico puesto en la &istoria oral, y otro enfoque que, esquemati%acin mediante, se podría identificar con visiones m!s ortodo"as del mar"ismo, y al que de distinta manera representan icol!s =3igo Carrera y 'duardo Sartelli. 'ste (ltimo a su ve% &a ingresado en una línea de discusin, 6sta muc&o m!s dura, con el post-estructuralismo identificado con el pensador franc6s 5lain 4audiou, en contra del planteo de escepticismo radical frente al traba$o &istoriogr!fico que un grupo de esa tendencia )nucleado en torno a la revista 5contecimiento plantea. #os &istoriadores de i%quierda forman parte de un con$unto de esfuer%os signados por cierta dispersin y a veces superposicin de actividades, en la que cada peque3o grupo tiene su revista, su centro de estudios, convoca sus propias $ornadas, encuentros, c!tedras libres. 11> #a circulacin 116
Algunos de esos documentos se pulicaron en la revista Periferias, y otros compilados en forma de liro 8con un amplio estudio preliminar@ en 0o+n Dilliam Cooe. %e)tos traspapelados 6>BF9>G7 , !a osa lindada, >>>. Antes de ello, 2azzeo haía dirigido la compilación de ensayos varios autores Cooe de vuelta. El gran descartado de la sociedad argentina, !a osa lindada, <:::. 117 < El fenómeno de las cátedras lires, presente desde los a'os =>#, hizo e&plosión con las cátedras %he -uevara, desarrolladas a partir de <::? y e n torno a los treinta a'os de la muerte del %he -uevara. A partir de entonces, iniciativas de ese tipo se han multiplicado a lo largo y ancho del país3 2ar&, 2ariátegui, Gohn Oilliam %oo*e, Agustín /osco, Antonio -ramsci, etc. han sido advocación de sendas cátedras lires. En ese fenómeno, la historia argentina no ha tenido la fuerte presencia que huiera podido esperarse. Alg$n curso de historia argentina dentro de la %átedra !ire de 0erechos Humanos dirigida por )svaldo ayer, el curso de historia del movimiento orero encuadrado como %átedra !ire Agustín /osco, y no mucho mas.
Argentina: La escritura de su historia
37
entre grupos y entidades, y algunos esfuer%os de car!cter integrador, tienden a producirse con mayor frecuencia, pero sin constituir todavía un campo/ identificable, capa% de darse una estrategia, una política articulada que oponer a las que cuentan, en mayor o menor medida, con el visto bueno de los poderes e"istentes. Construir esa articulacin, traba$ar en la convergencia de esfuer%os que &oy se dan en dispersin, generar la capacidad de darse una política para antagoni%ar con m!s 6"ito al pensamiento del establis&ment , son ob$etivos que no pueden conseguirse ni r!pida ni f!cilmente, pero &oy tenemos el problema que suelen ni siquiera ser percibidos en concreto como metas a alcan%ar. La divulgación histórica
#a Historia tiene, desde antiguo, un p(blico muc&o m!s amplio que el dado por los especialistas y estudiosos de disciplinas afines. 5 ese p(blico se dedican obras aligeradas de notas y otro aparato erudito, que abarcan desde ensayos de elevadas aspiraciones en los que &istoriadores profesionales deciden tomar cierta distancia de las reglas acad6micas para reali%ar sus planteos con m!s libertad, &asta relatos biogr!ficos o de episodios &istricos situados en los m!rgenes de la novelística, sin mayor preocupacin por el rigor de las &iptesis o la comprobacin de los &ec&os. 5rgentina tiene una prolongada tradicin en este campo, aunque qui%!s la produccin de 6"itos editoriales de tem!tica &istrica, supera en los (ltimos a3os todo lo antes conocido. 'n el plano divulgativo la produccin de la &istoriografía liberal no fue tan importante, ni su &egemonía tan persistente como en el campo acad6mico. +uede sí citarse una corriente dirigida al p(blico infantil y adolescente, centrado en las biografías de prceres, que tuvo salida sobre todo a trav6s de la 4iblioteca 4illiLen 118, al menos &asta los a3os >0/. 5llí destacarían 5lberto #arr!n de Eere )que practicaba la biografía novelada y 5rturo Capdevila )decididamente volcado a la novela &istrica, y que lleg a ser miembro de la 5cademia @a en los a3os 20 el &istoriador 6li" #una, con sus numerosos libros y la revista mensual Jodo es Historia , dio origen a una línea de &istoria divulgativa que abrev en el revisionismo sin embanderarse con 6l, reivindic al peronismo sin peroni%arse/ y al radicalismo sin fanatismos, en una senda ecl6ctica )pero nunca neutral, que en t6rminos de generacin de un mercado &a tenido resultados crecientes, e incluso se fue desprendiendo de la impronta revisionista/ cuando esa corriente de$ de tener aceptacin masiva, en un proceso que casi al mismo tiempo forma y sigue a l gusto popular/ en materia &istoriogr!fica. #una, si bien public obras sobre el siglo B=B, como #os Caudillos , y variados intentos de &istoria integral o de interpretacin de aspectos generales )4uenos 5ires y el =nterior , tuvo en el siglo BB )casi virgen de parte de la &istoriografía acad6mica tradicional y tambi6n preterido por el revisionismo su ob$eto de escritura central. 5sí public sus @rigoyen, 5lvear, Krti% , sus dos obras mayores sobre el peronismo )'l 9 y los tres tomos de +ern y su tiempo y el resumen 5rgentina. De +ern a #anusse , entre otros . #una ser! recordado seguramente como el &ombre que llev la &istoria a los LiosLos, en forma de revista de tirada masiva, fascículos coleccionables e incluso como suplemento de los diarios, adem!s de convertirla en un best seller de librería en niveles a los que slo llegaron los m!s e"itosos libros de los revisionistas, pero durante un período m!s breve )#una ya lleva cuarenta a3os de vigencia. 'n los 20/ el revisionismo gener una gigantesca tarea de divulgacin, aunque en general sin escribir demasiadas obras de específico propsito divulgativo. #a ortodo"ia narrativa y la calidad literaria de muc&os de sus te"tos &acían simple su lectura a nivel masivo, impulsada en gran manera por la elevada politi%acin e"istente en el período. 5sí obras como #a guerra del +araguay y las montoneras argentinas , de ?os6 ;aría *osa , o los sucesivos tomos en que ?orge 5belardo *amos narr la &istoria nacional se convirtieron en best-sellers. Jambi6n tuvieron elevada difusin las obras panor!micas escritas durante o antes de ese período, como la Historia 5rgentina de 'rnesto +alacio o la de ?os6 #uis 4usanic&e, e incluso los 17 tomos de la de *osa alcan%aron elevadas cifras de ventas, como antes di$imos. 118
!a propia revista (illien, originada en las primeras décadas del siglo, fue un escenario privilegiado para la versión más apologética de la historiografía oficial, dedicada a un p$lico infantil o en los primeros a'os adolescentes.
Daniel Campione
38
'n esos a3os de auge de la circulacin bibliogr!fica tambi6n desde el mar"ismo &ubo obras que, aunque tampoco pensadas específicamente para ese propsito, alcan%aron a un mercado de lectores en e"pansin. #os breves y muy baratos tomos de ;ilcíades +e3a tuvieron un lugar central para la difusin de esa corriente, pero no lleg a ver una política de sistem!tico ingreso en el debate &istrico en el campo mar"ista. )'l +C intent &acerlo en cierta manera, pero sin romper con su sistema editorial de distribucin restringida, y la &istoriografía comunista sigui teniendo a sus afiliados y simpati%antes m!s cercanos como su p(blico fundamental. #a &istoriografía universitaria posterior a 1A87, luego de asentarse en el terreno universitario, se &a lan%ado a disputar este terreno )la Historia 5rgentina publicada como suplemento de Clarín es una evidencia en este sentido, así como el volumen Historia 5rgentina Contempor!nea, de #uis 5lberto *omero o la coleccin de biografías del ondo de Cultura 'conmica que se puso a la venta en LiosLos, qui%!s como el primer intento org!nico de ingresar a la difusin masiva con las mismas firmas de la academia )para los te"tos escolares e"iste el antecedente de ?os6 #uis *omero, que tambi6n aport su 4reve Historia 5rgentina . 'n una empresa consciente )y e"plícita de dominacin de todo el campo &istoriogr!fico en sus diversos niveles, la divulgacin masiva no podía ser descuidada, y #. 5. *omero, guía y operador en $efe/ de esta empresa cultural, se lan% con decisin a ese terreno, con ayudas sustantivas como la del ;ultimedios Clarín. Cabe destacar una línea de divulgacin emprendida recientemente por &istoriadores de i%quierda )dedicados principalmente a la ense3an%a secundaria, miembros del cuerpo docente del acional 4uenos 5ires y la 'scuela Superior de Comercio Carlos +ellegrini, que &an tenido la particularidad de optar sobre todo por medios audiovisuales )video y televisin por cable y &an reconstruido con una perspectiva crítica la &istoria contempor!nea de nuestro país, con el m6rito adicional de llegar &asta nuestros días. *o)re las perspectivas &uturas
+lantearse el rol del pensamiento y la investigacin de i%quierda en el terreno del debate &istrico, e"ige un amplio re-e"amen de todo lo que se &i%o &asta la d6cada de los >0/, pero tambi6n un profundo an!lisis del campo de la &istoria en la sociedad argentina &oy, que incluya a los !mbitos acad6micos pero no los eri$a en e$e e"clusivo del an!lisis, o en permanente referencia contra la cual )pero en definitiva a partir de/ e$ercer las propias pr!cticas. 'n los (ltimos a3os, la consideracin de la &istoria por la sociedad argentina en general y por los profesionales de la &istoriografía en particular, est! atravesada por el espíritu de 6poca/ imperante desde los a3os 80/: Declinar del con$unto de las perspectivas anticapitalistas, asuncin del desarrollo capitalista cada ve% m!s internacionali%ado como el (nico camino posible de la evolucin de la &umanidad en un futuro visible, desprestigio y p6rdida de inter6s de las pr!cticas militantes en general y políticas en particular, ocupacin del espacio de pretensin progresiva por corrientes críticas/ que no centran su proclamada criticidad en la b(squeda de un sendero de transformacin social radical, etc. 'n particular en nuestro país, las vie$as pol6micas en torno a la lectura del pasado, &an quedado acalladas, mientras que la pretensin de articular pr!ctica intelectual con militancia política, lleva apare$ada la condena a la marginalidad, tanto en el campo acad6mico como en los espacios de consagracin dentro de la cultura de masas. 'llo &ace que el estado de situacin/ de la &istoriografía nacional, &aya sufrido cambios sustanciales: a #a corriente predominante de la &istoriografía universitaria &a alcan%ado un nivel de &omogeneidad y una permanencia en su insercin en la direccin de los !mbitos institucionales, que no tiene precedentes en el país. #a produccin de investigaciones de alta calidad no siempre &a estado acorde a esa continuidad, pero es indudable su &egemonía en el campo de la academia y en la divulgacin, sobre todo la dirigida a un p(blico relativamente ilustrado. Con todo, se enfrentan a la aparicin de corrientes fuertemente críticas, que consiguen impacto especialmente en las $venes generaciones de investigadores, y al fracaso del proyecto político )la transicin a la democracia/ moderni%adora y equitativa que estaba implícito en su lectura de la &istoria. b #a
Argentina: La escritura de su historia
39
pol6mica entre liberales y revisionistas )y sobre todo la fuerte empresa plítico-cultural que los revisionistas impulsaban &a caducado. Hoy el sentido com(n &istrico se forma m!s bien con una literatura de divulgacin deliberadamente contempori%adora/, que tiene a 6li" #una como protagonista estelar, y que (ltimamente se e"presa en biografías noveladas que venden decenas de miles de e$emplares. c #a &istoriografía de la 5cademia acional de la Historia e instituciones afines no parece tener ya un papel específico que cumplir, ni siquiera de cara a los sectores m!s conservadores, que tienden a aceptar gradualmente la visin &egemnica &oy en las instituciones universitarias )que a su ve% se acerca con la cosmovisin/ grata a las clases dominantes. Iui%!s la incorporacin progresiva de &istoriadores universitarios, y de divulgadores de 6"ito )#una lleva varios a3os en su seno, termine convirtiendo a la 5cademia en el mascarn de proa/ de una comunidad &istoriogr!fica unificada ba$o la &egemonía de la &istoriografía universitaria. 5nte ese cuadro, cabe preguntarse cual puede ser el programa de accin/ de la &istoriografía de i%quierda, en general adscripta a diversas vertientes del mar"ismo. 'sto resulta particularmente problem!tico, si se considera que esa &istoriografía, como &emos visto, nunca tuvo una consolidacin como escuela/, ni posibilidades de abandonar cierta marginalidad, salvo en períodos muy breves. +or a3adidura, se enfrenta a una concepcin de la formacin del &istoriador )y del investigador en ciencias sociales en general, que tiende a la endogamia, a convertir la produccin en un medio para construir un currículum y no en un camino para la construccin de conocimiento, y muc&o menos en parte integrante de una militancia intelectual. Creemos que podrían se3alarse las siguientes tareas principales: a +rocurar avances en superar la cesura entre &istoriografía profesional y acad6mica e &istoriografía militante o de partido. +romover la articulacin entre los ambientes universitarios y los !mbitos de la militancia, fortaleciendo las tareas que pongan a traba$ar con$untamente a gente de ambas procedencias, sin paternalismos ni antiintelectualismos igualmente inadecuados. Se trata de destruir el pensamiento de becario/, siempre centrado en &acer carrera y acumular publicaciones, y por lo tanto despreocupado en el impacto social de su actividad de investigacin y de ense3an%a, y proponer la recuperacin de una 6tica militante del traba$o intelectual, que permita avan%ar en el traba$o colectivo, sin $erarquías rígidas ni cursus &onorum obligatorio pero sin diletantismos que menosprecien la disciplina intelectual y la construccin pausada y laboriosa del conocimiento. 'sa puede ser la me$or respuesta a la despoliti%acin/ de la actividad &istrica que &a impulsado la corriente &egemnica desde mediados de los 80/. b Jraba$ar en la &istoria de las clases subalternas y de la i%quierda, con un enfoque que se empe3e en no reproducir la mirada desde arriba/ que suele tener la &istoriografía oficial, ni en aplicar moldes preconcebidos que siempre concluyen por descubrir/ lo que van a buscar, sino de esfor%arse en construir una &istoria desde aba$o/. 'llo comprende una labor que incluya lo local, lo micro/, pero articulado en la visin de la totalidad, en la comprensin b!sica de la formacin social que se est! investigando, sin encantarse por la visin detallista pero inarticulada, al estilo de quien mira por la lente de un microscopio. c *escatar las luc&as obreras y populares, tanto las de alcance nacional como las regionales y locales, con un aborda$e que no considere la recuperacin de la memoria/ como fin en sí mismo, sino como paso indispensable para anali%ar rigurosamente la trayectoria de las clases subalternas en nuestro país, con un inter6s ligado a la transformacin social. d Desarrollar una crítica de sentido integral a la corriente &istoriogr!fica &egemnica, y proponer interpretaciones alternativas a las que 6sta efect(a y difunde, sin que aquella crítica y esta formulacin de alternativas se conviertan en fines en sí mismos u obsesiones: o se