Del « acompañamiento » como paradigma Como el lector podrá ver sin esfuerzo, a lo largo de las páginas siguientes las relaciones mantenidas con René Lourau con la Universidad de Paris VIII (pero como “la playa bajo los adoquines” en las instituciones quedan los hombres), y con esta revista, a lo largo de varias décadas, van a hablar propiamente de las relaciones del gremio de obreros. Como tales ellas habrán sido, dependiendo del momento, afectuosas, densas de estima reciproca, conflictivas, algunas veces tumultuosas entre unos y otros, pero más frecuentemente ricas y fecundas con la búsqueda compartida de mejores articulaciones e inteligibilidad de lo físico y de lo social. Por otra parte, como ya dije, lo que que esa corriente de pensamiento había podido aportarme personalmente. Así pues, no volveré a este tema. Hoy prefiero dedicarle este artículo editorial, para abrir este número especial de Prácticas de formación-análisis en homenaje a René Lourau coordinado por Georges Lapassade, Lapassade, Rémi Hess y mi persona. Si se pretende mirar esta noción (en vez de concepto), en nuestros días cada vez más y más solicitada, del modo de la escolástica medieval, la paleta de sus empleos, constituyendo propiamente su extensión, reducida solamente a los campos y dominios que aquí nos interesan (las prácticas sociales y las ciencias que buscan darse cuenta) ya corre el riesgo de aparecérsenos más extensa que variada. Recordemos que entendemos por prácticas sociales, a lo largo de todo este artículo: los comportamientos, hábitos, costumbres y creencias que se expresan y se traducen de los sistemas de valores culturales y sociales, que los miembros de una sociedad, de una comunidad, dadas pueden actuar juntas, ya sea individualmente o colectivamente, incluyendo así la parte de variación, de interpretación personal, de creación, incluso de transgresión que conlleva siempre a la observación de las leyes y de las reglas de vida mutualmente reconocidas y aceptadas o sufridas. Estas, pueden, así ser voluntariamente y conscientemente respetadas a los planes de una deontología, de una moral o de una ética, pero pero también inconscientemente inconscientemente ejercidas, a través de tantas assumptions. assumptions. Ellas Ellas se dejan leer a través de todo un juego de “representaciones sociales”. Se hablará, desde entonces, del acompañamiento también cuando se refiere al hecho de acompañar a los chicos a la escuela, o a los jóvenes a las colonias de vacaciones, de acompañar uno (o más) clientes en sus trámites comerciales, financieras, administrativas, o jurídicas o de cuidados paliativos dedicados a los moribundos, sin excluir, si llega el caso, la rara expresión, conservada por la SNCF y algunas compañías aéreas de “equipaje o personas acompañadas”. Así pues, nosotros tendremos que interrogarnos, un poco más allá, con respecto al tema de la “comprensión” de esta noción, sobre las diferencias de sentido y los matices ligados u opuestos: “la asistencia”, “la ayuda”, “el consejo”, “el tutorado”, “el entrenamiento deportivo”!al acompañamiento. Sin pretender confirmarse exhaustivamente a pesar del
somero bosquejo que hemos hecho, en cuanto a dichos empleos y usos, nos conduce a los grupos siguientes, por el momento repartidos en seis rúbricas: -
-
-
Música (parte o partes accesorias, instrumentales o vocales que sostienen una parte principal, vocal o instrumental). El acompañamiento completa a la vez los cantos y las melodías de solistas o de grupos y los exalta contrastando con ellos, particularmente por el ritmo que él mantiene, estos arreglos orquestales suponen también la coherencia de las relaciones harmónicas, sobretodo combinatorias, casi pre-afinados y el juego vivo, interactivo, dinámico de relaciones entre intérpretes – compañeros. Dominio educativo, escolar, universitario, es siempre, por supuesto, deseable que existan relaciones más adaptadas y más personalizadas entre maestros y alumnos, profesores y estudiantes, formadores y formados, pero mientras más pesados y burocráticos se muestren los sistemas y los aparatos sociales, más éstas se reducen y se encogen, en beneficio de aquellas relaciones buscadas más neutras, más objetivas y más distantes. De esto resulta que las medidas de acompañamiento escolar requieran como se evidencia un acercamiento particular, si no singular, como una “pedagogía especial” que no constituyen la norma de la mayoría pero se dirige a los chicos catalogados como difíciles incluso a los “casos”. De ahí a tomar un matiz un poco peyorativo no habrá sino un paso fácilmente dado (“normal” y “patológico”). Así se mostrará, a los largo de los siglos, la primacía de la instrucción, de la enseñanza y de los aprendizajes modelizados, de información que privilegian “las trayectorias” sobre la educación propiamente dicha, reconociendo mejor las “marchas” dejando sus lugares a la comunicación y a la relación. En la enseñanza superior, la elaboración de memorias y de tesis o de otros trabajos de investigación, constituirán así formas de acompañamiento más extendidas éstas pero siempre excepcionales, excéntricas con respecto a la “curva de Gauss”, de hecho, esta vez, de los niveles de excelencia. Dominio de la formación profesional y de la educación continua de los adultos, la formación profesional de los obreros de calidad se efectuaba antiguamente a través de los ritos del “gremio de obreros” (tour de Francia, para algunos, incluso de Europa, para otros, obras maestra). La modernización y la organización científica del trabajo han llevado a formaciones más estandarizadas. Pero a pesar de las obligaciones utilitaristas y las necesidades aceleradas ligadas a las revoluciones industriales sucesivas, existe hoy algo todavía más personalizado y más temporal (duración) a través de las prácticas de la formación continua, a partir de la emergencia, relativamente reciente en nuestras civilizaciones, de una educación permanente de los adultos (long life educación). Dependiendo en parte del voluntariado, éstas se arraigan
-
más decididamente en los conocimientos anteriores de sus residentes que las formaciones dichas iniciales, más tradicionales, reservadas a los niños y a los adolescentes, y generalmente, administradas a priori, sin preocuparse mucho por la experiencia ya adquirida. Nos encontraremos entonces con frecuencia con conductas de acompañamiento en las cuales los “aprendices” se encontraran más fácilmente asociados. Los problemas de reclutamiento, de selección, de orientación y de reconversión, particularmente, vendrán otra vez a añadirse a los precedentes para requerir urgentemente formas pedagógicas particulares y singulares. Dominio deportivo, las funciones y los roles del entrenador deportivo, también llamado coach, ya sea que se trate de deportes individuales (carrera, salto, atletismo, patinaje, boxeo) o colectivos (fútbol, rugby, basket-ball) conllevan a su manera a una conducta de acompañamiento. La relación con los deportistas se encuentra explícitamente inscrita en una duración de temporalidad. Se trata de prepararlos para las competencias y las hazañas. Pero justamente este último término va a permitirnos poner en evidencia los modelos subyacentes, conscientes o inconscientes, que corresponden a representaciones muy diferentes que el entrenador puede tener de sus compañeros. Estas, pueden ser por ejemplo modelos muy mecanicistas de las relaciones que combinan con las pedagogías consecuentes, sobretodo ordenadas a los resultados esperados, en función de los cuales el entrenador pretende moldear explícitamente su criatura, o en el caso contrario, más raramente, la intención es basarse en los modelos propios de los deportistas, en sus ritmos, en sus potencialidades y aptitudes para que las desarrollen y hagan de ellas capacidades actualizadas. Se podría, a fin de cuentas, hacer la misma distinción en lo que respecta a la dirección de actores y de artistas (bailarines). Aquí encontramos toda la importancia del fantasma de la habilidad y de “toda la fuerza” generando una asimetría, a partir de la cual las relaciones sadomasoquistas podrían constituirse. El maestro y el “gurú” hacen prueba de un estado de una superioridad y de una autoridad natural que se convierten en la condición casi sine qua non de la realización esperada. Veremos más adelante un acompañamiento más auténtico que supondrá, al contrario, el reconocimiento de la alteridad y del status explicito del compañero; El dominio clínico de los cuidados médicos y hospitalarios, de la psicoterapia y del psicoanálisis, el sufrimiento humano puede significar la economía del acompañamiento, tanto en la perspectiva de una curación, de un restablecimiento, de una rehabilitación como para buscar recursos que permitan soportarla y comprenderla, asumirla con el fin de combatirla lo mejor posible. En este sentido, la prevención, el despistaje, el diagnostico, el pronóstico y la terapéutica, los cuidados en sí mismos, suponen medidas de acompañamiento que se refieren
siempre a una duración. La marca de la biología es justamente esta temporalidad que permite una evolución, una maduración, una adaptación que excluye siempre “lo mecánico”. Existe, en este sentido, un paralelismo interesante a establecer con la educación. Además de algunas intervenciones puntuales, de concepción más mecanicista (pedicura, pequeña cirugía de emergencia, odontología), los cuidados ordenados implican un “seguimiento” evidentemente duradero. La separación entre el cuerpo y la mente lejos de mostrarse tan precisa como los lógicos y los filósofos occidentales tradicionales lo hubiesen querido, subsisten vínculos interactivos entre el soma y la psiquis (psicosomático). La cooperación de las enfermedades con los cuidados en la búsqueda de su cura, del mejoramiento de su estado, aparece así fundamental, de allí la necesidad del diálogo, de la comunicación, de la compasión, a través de los intercambios que tienen efectos psicoterapéuticos. Este dominio enfrentado a lógicas heterogéneas totalmente opuestas va a ser atravesado por contradicciones muy fuertes, agudas, lo que no será sin incidencias notables sobre las ambigüedades del proceso de acompañamiento y las volverá más perceptibles todavía que en otros dominios, sin embargo los padres, que venimos de evocar. Tal acompañamiento se querrá efectivamente, el más común “técnico”, es decir, “profesional” producto de una formación que habría sido desarrollada de competencias especificas ad hoc (observación “escuchar”, conocimientos médicos y fármaco dinámicos generales y específicos, experiencia clínica, conocimientos de los materiales puestos en obra!Las exigencias elevadas de seguridad que conciernen a las personas curadas, como la sofisticación tecnológica actual refuerzan este alto nivel de tecnología. Todo esto, evidentemente, no debe hacernos olvidar que existen, por otro lado, formas de acompañamiento más banales o menos “armadas” (familiares, de amistad, compañeros de juego, enamorados).Pero esta dimensión profesional y técnica refuerza la necesidad de la habilidad y también el “casi racismo” que se opone a los cuidadores y a los cuidados. Se agrega, además, mas particularmente, la división entre lo normal y lo patológico, profundamente enraizado en nuestro pensamiento heredado con todas sus consecuencias de reiteración”. En definitiva, “el manejo de los flujos” (especialmente en el medio hospitalario) las obligaciones de la organización y de la administración, las incidencias presupuestarias, las obligaciones económicas, llevaran inevitablemente hacia un universo de estandarización, de conformación, de globalización y de homogeneización situándose en las antípodas de las intencionalidades especificas del ejercicio de acompañamiento, más casuístico. Las “técnicas de acompañamiento” que no queremos dejar de instituir para contrabalancear esta hiper tecnicidad generalizada no serán suficientes para arreglárselas pero reforzaran inevitablemente ésta última. Mientras
-
más nos orientemos a los cuidados psicológicos, hacia los trámites psicoterapéuticos, hacia la aventura psicoanalítica, más el “tacto”, las cualidades de escucha, la comprensión, se enriquecerán y se volverán más sutiles pero la problemática de una dialéctica “objetividad(universalidad)-intersubjetividad (particularidad)-subjetividad (singularidad) no va a desaparecer, sin embargo. Dominio jurídico y social, los principales incapaces, los “prohibidos”, los alienados y los menores, conocidos por no tener los medios para sostener por si mismos sus derechos desprovistos en consecuencia de la capacidad de estar en justicia son ipso facto representados ante la ley por tutores, curadores! (en otro tiempo las mujeres tenían un estatus similar).Durante mucho tiempo los ciudadanos ordinarios tuvieron (y tienen todavía hoy al menos delante de algunos tribunales) la obligación de constituir abogados y confesos para poder aventurarse en los arcanos de la maquinaria judicial. Aquí todavía, el acompañamiento tiene por función proteger, cuidar, asistir, ayudar, a riesgo de confirmar las desigualdades debidas objetivamente a diferencias de competencias técnicas o de capacidades pero experimentadas subjetivamente de otra forma. Nos encontramos aquí, notémoslo en presencia de un “casi racismo” análogo al que habíamos encontrado en la rúbrica anterior. Mas generalmente la función titular de una administración pública que protege a los ciudadanos, en caso de ser necesario contra sí mismos, en nombre de la ley general incluso de la razón de Estado; constituye también a su manera una forma de acompañamiento (mucho más kafkiano, ¡es verdad!) El reparto entre lo “normal” y lo “patológico” sigue estando presente en la filigrana de la oposición: “publico/privado”. En lo que respecta a las prácticas sociales propiamente dichas, las medidas de acompañamiento, son todavía decretadas con fines de prevención, reeducación, lucha antidrogas o anti prostitución, de seguridad vial, de protección y de asistencia sociales, de animación socio-cultural de barrios, en lo que respecta a casas de jóvenes, clubs u otras formas de vida asociativa. Es, por supuesto, siempre deseable que se le proponga a éstas o al menos a las que se dan, objetivos educativos más ambiciosos que las funciones de control social a las cuales todavía las reducimos con frecuencia. Dominio de las solidaridades y de la cooperación internacional, las relaciones internacionales se tejen a través de vínculos e intercambios conflictivos, o más armoniosos, económicos, diplomáticos, militares, culturales, técnicos, sociales. Las divisiones del planeta en norte y sur, países desarrollados y países en vías de desarrollo mantienen las necesidades de ayuda, de asistencia en materia de urgencia humanitaria, de salud pública, de desarrollo económico y de educación.
Así acciones de cooperación serán implementadas luego en función de una política de grupo o más frecuentemente “golpe a golpe”, en razón de su interés mediático o del capricho de las embajadas. Ellas pondrán como contribución ONG y llamarán a expertos y consejeros. Cualesquiera que sean los “buenos sentimientos” anunciados, de las secuelas neocolonialistas allí se anidan también algunas veces. Una buena parte de estas acciones, las más serias; que se apoyan en las ONG, que movilizan consultores y cooperadores de terreno pueden igualmente ser considerados como “acompañamientos” de compañeros y de homólogos nacionales. La inscripción de estas acciones en una temporalidad-duración es siempre evidente. Es también necesario agregar a estas rúbricas algunos ejemplos de términos similares, más frecuentemente en el ámbito de grandes empresas muy influenciadas por la cultura americana de la administración de empresas, principalmente las nociones de coaching (acompañamiento individualizado, a veces grupal) de counselling (sobretodo individualizado) o de consulting pero, así como también, el uso bastante sorprendente de la palabra “tutor” (siempre individualizado) en los establecimientos de la educación nacional y de la formación profesional francesa. La “intervención” psicosociológica ((Elliott Jaques2, Jean Dubost3) o institucional (GérardMendel4), debe también ser mencionada: lo más frecuente en el caso de grupos o comunidades, en ocasiones más individualizada, la cual concierne a las organizaciones y a las instituciones, las empresas, las administraciones, las asociaciones, en cuanto a la circulación de la información, a los procesos de comunicación, a los estilos de liderazgo, de mando, de gestión de empresas, al “clima” y a la “moral” dependiendo de los índices de desempeño y satisfacción. Desde el punto de vista de su “comprensión”, la noción es particularmente interesante. Recordemos, para empezar, este nuevo análisis, más deliberadamente semántico, lo que hemos podido notar en las páginas anteriores: la mayor parte de los usos del término permanecen muy ligados a una temporalidad-duración, constituyendo una especie de proceso. Esto es un punto esencial. El acompañamiento, que sugiere inmediatamente el espacio (la macha en común, “el final del camino” hecho en conjunto) no puede, sin embargo, comprenderse convenientemente sino en el tiempo y la historia vivida. Esto es justamente lo que va a distinguir “el pasaje” de Winnicott, o el “paso” de Lacan, del acompañamiento tal como lo conocemos. La imagen más usada del “pasador” supone bien el paso de una línea, de un “rumbo”. El símbolo eterno de la travesía del Styx permanece siempre presente. Aquí estamos progresando, ¡desde luego!. Cambiamos de territorio, y puede ser, de orden pero forzosamente no descubrimos sino el cambio,
la modificación (Michel Butor) esperados que implican todavía mucho más que una iniciación-reiteración, una alteración, una maduración, y una apropiación, que no puede ser más que temporales. El acompañamiento se efectúa, entonces, a la vez en el tiempo y en el espacio. La visión del mundo y la filosofía de Heráclito deben imperativamente conjugarse con las de Parménides. Este primer punto esencial, nos ha llevado, así, a una encrucijada epistemológica de la cual procederán enseguida paradigmas totalmente heterogéneos: mecánico, biológico, dialectico! El acompañamiento supone, todavía, una relación subjetiva, o mejor aún intersubjetiva, entre personas, sujetos y no solamente relaciones, que podrían ser comprendidas como objetivos, más “neutros”, desprovistos de afecto o emoción. Estas relaciones son interactivas. A pesar de los cambios semánticos frecuentes en el universo industrial o comercial, acompañamos siempre personas y no objetos. Ya no estamos en el orden del “transporte”, pero en la transferencia (en el sentido psicoanalítico del término). Estas relaciones pueden ser l lamadas implicadas (en la acepción del análisis institucional). La memoria que los “afecta” (Jeanne Favret Saada 5), no es la simple relación Informática, propicia adecuada para el almacenamiento, disponible, intacta (del hecho mismo de su potencial de exploración) pero una memoria subjetiva, afectiva, vivida, hecha de recuerdos y olvidos, de “actos fallidos”, testimonios y representaciones. El enfoque de “acompañamiento”, finalmente, podría y debería comprender una posición ética (bastante indiferente a las exigencias éticas convencionales) y más aún cuando se trate de ella profesionalmente. Se tratará, esta vez, de interrogaciones axiológicas que movilizarán el sistema de valores. Esta filosofía de relación sería, entonces, de una reciprocidad entre socios, que no serían, por lo tanto, de idéntico diseño, pero explícitamente reconocidos como “otros” , mostrándoles un plural, de diferencias y de heterogeneidad 6. Esta alteridad, que se define como el encuentro de un “otro” que, por sus deseos e intenciones propias, se opone7 a mí, a mis deseos, a mi voluntad de toda potencia y control, se impone aquí, en tanto que limite. La reciprocidad es evidentemente verdadera, en cuanto a la resistencia me opondría por mi parte a la voluntad de dominación del otro desde mi punto de vista. También me transformaré en su limite. El reconocimiento mutuo de estos limites recíprocos permitirá justamente distinguir entre ciertas formas de acompañamiento más autoritarios, más ideales, orientada hacia la imitación, mimetización, la reproducción de la misma((orientación, asesoramiento, formación, acondicionamiento, control ...) y otros más respetuosos de la alteridad y de sus potenciales de origen y de creación (clínica, psicoterapia, educación, sujeta a la consideración de determinada ética y filosofía). Nos encontramos asimismo
en los confines de lo político 8 (regímenes autoritarios, democracia directa o representativa).
Son asimismo, estas mismas características (temporalidad, relación, intersubjetividad, reciprocidad) las que justamente nos van a permitir aproximarnos a la noción clínica, que ha sido muchas veces convocada en estas paginas, recordando muchas veces la noción originalmente medica (lo que el cuidador aprende del enfermo) extendiéndose hoy en día a una buena parte de las ciencias humanas y sociales, para designar la situaciones, el terreno y el tipo de relación profesional, temporal, intersubjetiva, preocupado de la alteridad y reciprocidad, en los intercambios, en virtud del cual los servicios (comerciantes o voluntarios) pueden ser realizadas por cualquier otro que, explicita o implícitamente, realizaron la demanda.
Del punto de vista del saber de la epistemología, la clínica se cree esencial de la particularidad y de la singularidad. Se interesa en “casos”, a monografías, diferenciándose así de manera significativa, a las vías ordinarias, más universales, del saber. En esto, la clínica es de una casuística que, naturalmente, va a favorecer enfoques más cualitativos. Como Michel Foucault excelentemente demostrado 9, la clínica ha estado durante mucho tiempo acotada a la única observación (el espacio) y se adjunta hoy en día a la escucha (más temporal). En el plan de la acción, el otro punto de vista clínico es la transformación de la relación y de la situación, su evolución, el cambio subjetivo, interpersonal o social (alteraciones).
La etimología respalda, por su parte, estos juegos y efectos de sentido. “Acompañar” parece estar formado en francés, por los términos compañero, socio, compañía (del latín cum y panis: pain) induciendo la idea de compartir algo esencial que encontraremos de la misma forma a través de la noción de pareja (compartir, tomar su parte de responsabilidad). Así mismo “la dama de compañía” acompaña literalmente otra persona. Tal como lo hemos visto, una filosofía (una ideología?) paritaria, igualitaria, sigue siendo deseable, al menos idealmente, para entender cómo los términos se pueden combinar en una relación, que al extremo, no es ajeno a la compasión budista 10, subsiste una ambigüedad en cuanto al estatus real del acompañante.
A veces, éste disfrutará de mayor autoridad o jurisdicción, incluso en las escuelas o los usos médicos (mismo los acompañantes del “tour de France que ambicionan convertirse en maestros”), tanto quienes acompañan a los li deres
(De Gaulle, Mao Tsé Tsung, Fidel Castro, el Ché...), que los “siguen” y se convierten en sus “compañeros”, aparecen como discípulos o epígonos. Las preguntas de poder y de autoridad, no pueden ser completamente evacuadas de este tipo de relaciones. Por su parte, la forma pre nominal de “acompañar”: “acompañarse” induce, de manera neutra, abstracta, relaciones entre ideas, conceptos, nociones, por sobre las relaciones humanas. Así, la tormenta se acompaña de viento y lluvia, la felicidad se acompaña de emociones diversas, la pobreza se acompaña a veces de la enfermedad! Siempre que podamos encontrar maneras mas espontaneas, naturales, menos sistematizadas o instrumentalizadas, menos institucionalizadas, de lo que aquí llamamos, proceso de acompañamiento esta constituido de un conjunto de comportamientos y conductas, apoyados por saberes, teóricos y prácticos, que constituyen un tipo de profesionalidad, mismo si quienes la ejercen no hacen necesariamente de esto, un medio de existencia, con el propósito de una evolución de las relaciones intersubjetivas que constituyen justamente la materia, y por lo tanto, una reintegración de opiniones, creencias, representaciones, actitudes que expresan el sistema de valores involucrados. Este enfoque puede interesar principalmente a los niveles micro sociales y meso sociales, en las diferentes áreas que hemos identificado, pero que no tiene prácticamente ninguna otra incidencia , a nivel macro social, que aquella referente a efectos globales de la educación. Habrán entonces acompañamientos de grupos, de equipos (psicología social y psicosociología, ciencias de la organización), como acompañantes individualizados o personalizados (cuidados, psicoterapia, educación). Teniendo en cuenta l os aspectos contradictorios que presenta, sus ambivalencias y su ambigüedad, esta noción tiene una lectura multi referencial 11. Más allá de los comportamientos técnicos y profesionales destinados a responder necesidades específicas, correspondientes mayoritariamente a disfunciones locales, la intención misma del acompañamiento nos remite a una problemática más general de la educación y practicas pedagógicas, suponiendo ellas mismas una teórica del sujeto y de las relaciones que cada uno puedo mantener con el otro. ¿Qué elementos que definen a los socios, influencian a los educadores, formadores, maestros a tr avés de su acción dentro de la empresa? ¿Cómo se representan los “educados”, los alumnos, los estudiantes, los “aprendices”? la etimología del termino “pedagogo” constituye una tarea bastante pesada. Se trata de “conducir” al niño. Encontraremos también, aspectos ampliamente expandido en nuestras culturas, las imágenes de “führer”, de “duce”, de “caudillo", en el plano político de los pueblos y naciones. Le pedagogía, la educación, la enseñanza y el aprendizaje se mantendrán siempre marcados por los modelos de “guía”, “dominio”, “control”, “ejemplaridad”, “tutorado”. La autonomía y la capacidad critica proyectados y reenviados en el termino del aprendizaje son raramente “prestados”,
reconocidos, a los interesados en el proceso de duración de su formación. Son los “maestros” y sus formadores quienes tienen el “conocimiento”. Son ellos en consecuencia, quienes los guían. Hay que imitarlos. Los fi lósofos de “la ayuda” y de la “asistencia” que encontramos también en el “trabajo social”, en las actividades de cooperación internacional, a partir de l a hipótesis de “subdesarrollo”, constituyen únicamente variables matizadas, disfrazadas, de ciertas normas. Al contrario, la idea de acompañamiento, viene de entre otros, de la revolución Rogeriana, esperando una postura decidida en el aprendiz. Más allá del rol de guía, conducir, se trata esencialmente de ponerse a la escucha de aquel que acompañamos, quien es capaz en definitiva de elegir a donde quiere ir y como va a proceder. Por supuesto, las propuestas, los métodos, las técnicas los instrumentos, se agregaran a medida que avance el proceso 12, pero el cambio de óptica mayor, dentro del orden epistemológico, reside en la aceptación (tan difícil!) debido a que el sujeto es capaz de determinar, sin prejuicio, las alteraciones que lo afectaran útilmente 13. El modelo dominante ya no es el de una transmisión o una tradición, de conocimientos o experiencias 14, sino “provocar”, incitar, motivar al sujeto (con exclusión de cualquier forma de manipulación) a elaborar por el mismo representaciones, sistemas de valor, modos operativos, que se establecerán como necesarios en su relación con el mundo y su acción en este. La educación científicamente articulada a polos disciplinarios heterogéneos y contradictorios entre ellos (biología, genética, fisiológica, psicológica, psicosocial, sociológica, económica, antropológica!), rica en cuanto a sus cuestionamientos críticos: filosóficos, epistemológicos, éticos, políticos, engloban también la pedagogía, la didáctica y la formación. El proyecto especifico de la educación popular incita, evidentemente, esta visión ambiciosa, que lejos de limitarse a disponer de elementos básicos esenciales para la supervivencia de la especie, busca mayoritariamente, un desarrollo de la función y de sus capacidades criticas, esforzándose por luchar contra la fuerte tendencia y constante reiteración dogmática e ideológica de la desigualdad. Ciertamente, no se trata aquí de desafiar o negar, que los individuos, las personas, los sujetos, las culturas, no son elaboradas igualitariamente a lo largo de la historia. Dichas practicas muestran estas evidencias. Pero el mayor problema político y social radica en el hecho que la variedad de individuos y de especies no justifica, ni garantiza, por razones practicas de eficiencia y performance, la jerarquización definitiva, inamovible e ir revocable de las desigualdades. La solución no se basa ni siquiera en la reducción de dichas desigualdades, siendo de cierto modo bienvenidas, ya que contribuirían en mistificar la igualdad contra el riesgo de cierta desigualdad. La igualdad (filosófica, ética, jurídica) de los derechos, oportunidades, no se reduce a la misma, ni a la conformidad de modelos de cumplimiento psicológicos y sociales. Por su parte, la gestión de flujos administrativos, devoción al servicio
publico, la escuela, mismo republicana, puede a veces desviarse, sobretodo cuando cede a las seducciones neoliberales contemporáneas (con sus consecuencias de mundialización- globalización). Es por este motivo que definimos aquí el acompañamiento como un verdadero paradigma, estructurando y aclarando las intenciones y las practicas de los educadores por sobretodo, pero también de todos aquellos que están implicados en una relación con el mundo y con los demás, formando parte de la universalidad, de la particularidad y singularidad de un proceso propiamente dialectico. Sobretodo en la perspectiva actual de una formación continua de los adultos, los limites ordinarios de la escuela, de la universalidad , de la formación profesional son largamente y legítimamente desbordados. La solidaridad y cooperación internacional muestran esencialmente la misma problemática. A partir del reconocimiento, de la diversidad y heterogeneidad de las culturas (sobre todo de las civilizaciones) y de las identidades sociales, nacionales, personales que implican temporalidad duración e historia, se trata de la búsqueda de cierta armonía 15 (y no de una “armonía preestablecida”) progresiva, constantemente amenazada, siendo necesaria reconquistarla, mismo reinventarla 16, a través de una praxis propiamente dialéctica mucho más a favor de las practicas ejecutadas, vinculadas a querer ser optimizadas17.. Notas : (1) Dougles Mc. Gregor. Término empleado en las lenguas anglosajonas, americana principalmente, refiriéndose a los sistemas de actitudes, creencias, valores, patterns (modelos), sobretodo inconscientes, que estructuran e influyen en nuestros comportamientos y conductas. (2) Cf. Elliott Jaques, Intervención y cambio en la empresa, Dunod, Paris, 1972. (3) Cf. Jean Dubost, La intervención Sociologías, PUF, Paris, 1987.
psicosociológica,
Colección
(4) Cf. Gérard Mendel y otros. , La intervención institucional, Payot, Paris, 1980. Cf. René Lourau, El análisis insititucional, Ediciones de Medianoche, Paris, 1970 y Jacques Ardoino et René Lourau, op. cit.. (5) Cf. Jeanne Favret Saada, "Ser afectado" in Gradhiva, n° 8, Paris, 1990. (6) Interlocutores asociados, compañeros: de estos tres términos el primero y el segundo parecen tener un sentido más técnico, más especifico, más abstracto y por lo tanto más preciso, mientras que el último se muestra más rico, por el mismo hecho de su ambigüedad y de la amplitud de su definición. El estatus de interlocutor oscila entre el derecho y el hecho. Se puede ser interlocutor en la calle, al azar como en un coloquio, alrededor de una mesa, pero también interlocutor instituido en función de ciertos derechos en un consejo de administración o de dirección o también un interlocutor designado por una autoridad. En Derecho, existe también, una variedad de juicios llamados,
juicios interlocutorios. En su acepción más general, interlocutor (del latín interloqui: interrumpir) es conversar juntos, incluso debatir. Es esencialmente el intercambio de palabras que se presenta aquí, excepto cuando la discusión se centra en otra cosa, concordada por el efecto de un juego institucional (negociación, mediación). La noción de interlocutor puede encontrar su lugar en el marco de la transmisión de la información pero deberá ser comprendida de forma distinta tomando en cuenta sus aumentadas insuficiencias. Esta corresponderá suficientemente bien, en última instancia, en vista de la nacionalidad a la cual se encuentra frecuentemente ligada y de su carácter más abstracto al acercamiento del actuar comunicacional de Habernas. Por su parte, el asociado lo es esencialmente en función de los derechos legítimos (propiedad) en el marco tanto jurídico como organizacional. En este sentido, el asociado es interlocutor de derecho y de hecho. El tiene derecho de palabra y participa en las decisiones en base a sus poderes (numero de partes). En un principio, los compañeros (de compartir, tomar su parte) eran los miembros (igualdad al menos teórica y relativa) de una banda de pillos que tomaban su parte (su “pie” en la medida en la que el “pie” constituía con frecuencia la unidad de medida) del botín, fruto de sus hurtos que debían compartir. Tomando en cuenta acepciones más modernas, existen también compañeros de juegos, deportivos fundamentalmente, compañeros sexuales, compañeros de trabajo. Formas de actuar y de hacer se encuentran siempre íntimamente ligadas. La importancia de la afectividad consciente e inconsciente se pone siempre en evidencia a través de los juegos de afinidades y las motivaciones (en todo caso más implicante que la afecto societatis de los juristas. Más que en el caso de la interlocución o de la asociación, la dinámica propia de las interacciones aparece allí en filigrana. Fijémonos, esta vez, que, debido a los intereses diferentes y de la no coincidencia preestablecida de los deseos de cada uno, el sintagma “compañeros-adversarios”, se verifica casi siempre al nivel de las prácticas. Así, desde la historia de la noción, la complicidad (tanto penal como libidinal y transgresiva) asociada con “el tener voz y voto” y el poder de codecisión. La palabra se nos muestra particularmente interesante, a nivel de la riqueza, de la complejidad y de la ambigüedad de las prácticas. La afectividad y la racionalidad, con sus respectivas heterogeneidades, pueden encontrarse conjugadas. Si la fidelidad de la transmisión de la información sigue bien la “regla de oro” de un universo lógico-matemático (acarreando ipso facto el carácter patológico del ruido, de las distorsiones, de los parásitos y de los atajos), la traición en el proceso de comunicación explícitamente intersubjetivo deja la consecuencia normal investigada por cada una. Esta, al menos, sentirá la necesidad de recurrir a la interpretación. Las aéreas respectivas de los asociados o de los interlocutores se mantienen relativamente indiferentes a las definiciones del tema y del otro homogeneizadas y reducidas a su más pequeño común denominador, mientras que los compañeros no pueden excluirlas de sus temporalidades propias. Siempre, hay entonces, al menos en principio, algo de orden político, eventualmente democrático, en las relaciones entre los compañeros. De esto resulta la legitimidad del conflicto en los intercambios humanos. La circulación de la información no requiere necesariamente de compañeros, o de asociados, por el contrario la comunicación teniendo en cuenta la intersubjetividad y las relaciones los requieren. La educación, la formación y la instrucción, la enseñanza obedecen a esta misma problemática de alteración. Nuestros niños
no serán ellos mismos sino después de ser literalmente arrastrados a los deseos y proyectos de sus padres “para ellos” y “sobre ellos”. “Traición” o falsificación legítimas son así los aspectos que aquí se imponen, al menos tanto como la “letra” de los términos. Su rechazo al nivel de las relaciones implica el fantasma de dominación que allí se aloja: la ambición del dominio. Aquí tocamos, en esta oportunidad, los temas antropológicos de la impureza y de la pureza que analizaremos en otro momento. (Cf. Jacques Ardoino et René Lourau, " Lo puro y lo impuro " en Prácticas de formación-análisis, n° 33, PUV, Paris 1997). ¿Los docentes, han reflexionado suficientemente sobre este tipo de cosas? A ellos les gusta ser llamados “maestros”. Este último término corre el riesgo de constituir una verdadera maldición para el cuerpo docente, en la medida en que éste reactiva y afirma un fantasma de poder total insidiosamente anidado en el corazón de las tareas ciegas de la razón. Hay otra acepción en nuestra lengua du la palabra “dominio” pero por casualidad es poco conocida por no decir ignorada por la gran mayoría. (Cf. Jacques Ardoino, sobre esas dos formas de dominio en " Elogio de la complejidad ", Esprit, n° 2 febrero 1982). ¡Esto es otra historia! La “fabricación” contemporánea, en el dominio de la administración y de la gestión, principalmente, del término “cooperación”, más técnico, reducido a las “relaciones” (más que a las “relaciones”) de los compañeros organizaciones o institucionales que constituyen un dispositivo estructurado por procedimientos, dejando siempre de lado a los compañero directos (alumnos, docentes, padres, estudiantes, enfermos, practicantes, colaboradores y subordinados) y su proceso de comunicación viene naturalmente a disfrazar y a sellar esta compleja problemática. Entonces, estas tres nociones no son ni sinónimas ni sustituibles la una a la otra. Cada una de ellas conserva su utilidad. Se trata de emplearlas de forma oportuna dependiendo del marco al cual se refieran. Compañerosadversarios. Cf. Jacques Ardoino et Jean-Pierre Moreigne, Comandancia o manejo, participación y contestación, Mame-Hachette, Paris 1970, Epi, Paris,1975. Cf., igualmente, Jacques Ardoino et André de Peretti, Penser l’hétérogène, Desclée de Brrouwer, Paris, 1998. (7)"Negatricidad", "capacidad de todo ser vivo, con mas razón humano, de querer y de poder objetar sus propias contra-estrategias a las estrategias de las cuales él siente volverse el objeto de parte del otro. Cf. Jacques Ardoino, Colección Educación y Formación, pedagogía teórica y crítica, Los Avatar de la educación, PUF, Paris, 2000. (8)Cf. Jacques Ardoino, Educación y política, Colección Hombres y Organizaciones, Gauthier Villars, Paris, 1977 (traducido en español y en portugués), 2da edición, Económica, Paris, 1999. (9) Cf. Michel Foucault, Nacimiento de la clínica, una arqueología desde el punto de vista médico. Colección Galien, PUF, Paris, 1978 (10) Sin gran relación con el show business de la política americana, incluso la new age , cf. principalmente la "compasión republicana” de Marvin Glavsky, que contribuye bajo la forma de "conservacionismo compasional" al programa
electoral de George W. Bush, candidato a la presidencia de los Estados Unidos de América, en las próximas elecciones. (11) Cf. Prácticas de formación –análisis n°s 25-26 et 36, "El acercamiento multi referencial en formación y en ciencias de la educación" y "El futuro de la multi referencialidad", Universidad de Paris-VIII, 1993 et 1998. (12) Este derrocamiento, por más radical que pueda quererse, no debe, tampoco, estropearse en un absoluto que condenaría también tal posición por un exceso de idealismo y de psicologismo. Recordaremos con frecuencia las preguntas útilmente hechas por Georges Snyders : A donde van las pedagogías no-directivas, PUF, Paris, 1973 (13) Si, volvemos, ahora a la acepción musical del término, nos percataremos sin mucho esfuerzo que esta queda justamente subordinada al juego de las partes principales. Aquí también el acompañador está a la escucha. (14) Término que hemos introducido, desde 1963, en la primera edición de Propósitos actuales sobre la educación, colección " Trabajos y documentos, Instituto de Administración de las empresas de la universidad de Bordeaux. Reeditado en la colección de Gauthier Villars “Hombres y organizaciones”, Paris, 1966. 6ta édition, 20ème mille, Paris, 1978. Traducido en español (Rialp), en Portugués (Herder), en japonés (Prensas universitarias de Tokyo). (15) Esta última noción es interesante para ilustrar nuestro propósito en varios aspectos. En el marco de las relaciones internacionales y de la libre circulación de personas, de la igualdad de derechos y oportunidades, pero teniendo en cuenta la diversidad y la heterogeneidad de las culturas y de las capacidades individuales se ha encontrado naturalmente el problema de ajustes y de acondicionamiento entre los sistemas educativos nacionales, incluso regionales que permiten a alguien seguir sus estudios en un país y trabajar l uego en otro o comenzar sus estudios en un país y seguirlos en otro. La noción de armonización de los títulos y de las formaciones ha sido así propuesta principalmente por el ministro Claude Allègre para permitir la salida del clásico encierro (diplomático, jurídico y administrativo) que supone acuerdos previos, bilaterales o plurilaterales, para poder luego controlar caso por caso, la conformidad con respecto a estas normas y a estos modelos (equivalencias, homologaciones). La idea misma del trámite de la armonización de títulos y formaciones (que implica acción relación entre compañeros no representados de forma idéntica, heterogeneidad, progresividad, tiempo, duración, historia, negociación...) es entonces filosóficamente similar a la de acompañamiento, porque participa de la misma filosofía y privilegia los mismos valores. Más decididamente cualitativa ella está mejor servida por una tramite de evaluación que por procesos de control. Ahora bien, en el caso de los encuentros internacionales y de una conferencia ministerial de ministros de educaciones europeas y latinoamericanas algunos compañeros mostraron que en sus lenguajes respectivos, la armonización puede contener matices hegemónicos.
Proponen remplazar esta noción, por la de convergencia. Esta nueva elección semántica resulta en gran medida desconcertante. El adjetivo “convergente”, el verbo “converger” (derivado del latín, compuesto por Verger “inclinado hacia”, tiende hacia el mismo objetivo, el mismo punto “entender”, “dirigirse hacia”!) aparece en nuestro idioma hacia 1626 y 1720. El sustantivo “convergencia” se establece alrededor de 1675, reservado únicamente al empleo científico. Durante años, estos términos conservaron, asociados a ellos, el significado de sus orígenes semánticos. Mas allá de las variaciones de sus “formas”, son sus filosofías subyacentes, orientan su sentido, lo cual es aquello que nos interesa por sobre todo. Converger implica rutas diferentes que se encuentran y se unen para realizar o aproximarse a una unidad, intentado reafirmar una homogeneidad. Podemos definir entonces la “negociación” como la realización progresiva, temporal, de una economía optima de convergencias y divergencias, a partir de una cuestión explícitamente discutida. El Derecho o la economía contemporáneos va efectivamente a acomodar estos significados que presentan la mayoría del tiempo inconvenientes, difuminando los procesos dinámicos de confrontación, incluso sacrificios exigidos y otorgados, sobre un tema dado, y la dimensión del tiempo (duración), necesarios en la practica, para permitir el entendimiento de las diferentes visiones. La búsqueda de una identidad lógico-matemática, queda, según nuestro criterio, a la espera de convergencias razonables. El termino que pensamos resulta necesario para el reconocimiento mutuo de formación y diplomas supone al contrario el duelo de dicha unidad y la aceptación de un plural, valorizado, mediante la cual no necesariamente existe una “one best way”. Los recientes trabajos desarrollados sobre el genoma humano pueden conducir a pensar precipitadamente como lo mencionó Berthelot, a partir de la “combinación” química (tabla de Mendelsson), deslumbrado por un orden sistemático, clasificando los géneros y las especies, sin mayor misterio en la búsqueda de una inteligencia universal. Justamente, se haría caso omiso de tales precedentes, confundiendo abusivamente el orden efectivo referente a dichos axiomas (conjunto hipotético deductivo, lógico y coherente, de proposiciones construidas a partir de la aceptación anterior y no demostrada de los axiomas). El sentido privilegiado por la idea de convergencia es el del movimiento, desplazamiento, evidentemente referido a un espacio concreto, real o imaginario y simbólico, en este sentido es pensado como mono referencial y prácticamente homogéneo, tanto en las miradas multi referenciales, como en la escucha. La idea de convergencia coincide bastante bien con la ideología económica, no tanto con la política. Como era de esperarse, encontramos hoy en día una preferencia por el concepto de convergencia en las escrituras de Jean-Marie Messier (Vivendi), i mponiendo con firmeza la política al servicio de la “nueva economía” y de las “nuevas tecnologías de la información y de la comunicación”. Nos encontramos frente a
un movimiento neoliberal posicionando como su nuevo “santo grial” la globalización, hoy en día en los medios científicos y técnicos, las “preguntas” no son únicamente “metódicas”, ellas resultan ser también éticas y políticas. Los “puntos” más importantes, más bien fundamentales, de un encuentro en terrenos concretos, implican relaciones intersubjetivas, interculturales y sociales , son justamente el reconocimiento de dichas excepciones, de las particularidades y las singularidades, arraigadas también a las identidades, pero esta vez, dentro de una temporalidad. Historicidad, cuales quieran que sean las que generan ambiciones legitimas de dicha inteligencia universal. (16) y no de los “gadgets” contemporáneos de la intermediación en virtud de los cuales los mediadores profesionales, expertos de la mediación, pretenden de manera ridícula reinyectar simbolismo en la funcionalidad social para poder pacificar. La realidad del periodo de tiempo es esencial, mientras nos arruinamos frenéticamente en un "aquí y ahora" permanente y en lo “virtual”. Cf. Jacques Guigou, con el cual nos hemos encontrado muchas veces de acuerdo, “meditación o combinación de partículas trasductives”, inédito, Montpellier, 2000. (17) Cf. Francis Imbert, para una praxis pedagógica, prefacio de Jaques Ardoino, PI, Matrice, Paris, 1985.
Nota de la redacción En diciembre del 2000, se publicó un numero de la revista Practicas de Formación/Análisis (Universidad parís 8, formación permanente) consagrada a al educador e investigador René Lourau, muerto a edad temprana. Los lectores encontraran en dicho numero varios artículos de investigadores reconocidos , que conocían profundamente a René Lourau tal como sus obras inéditas. Presentamos aquí, el articulo editorial de su jefe de redacción Jacques Ardoino.