Metodología de la Investigación Aplicada a la Educación Física
COMEDIA Y TRAGEDIA EN EL DISCURSO DE LOS HINCHAS ARGENTINOS 1
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Eduardo P.Archetti Universidad de Oslo
Sin entrar en una discusión técnica detallada partir‚ del supuesto que el fútbol es un ritual y en tanto tal es una construcción cultural que posibilita la comunicación comunicación simbólica entre sus participantes. El contenido de la comunicación puede variar según sus grados de formalidad, rigidez, condensación de significado y redundancia redundancia (Tambiah: (Tambiah: 1981). Pero el ritual es también una performance en el sentido que decir algo es también hacer algo y, por lo tanto, la acción acción ritual permite la conexión entre significación significación y valores movilizados por los participantes. En todo ritual se pueden diferenciar distintos tipos de participantes: los expertos, los participantes centrales y los participantes periféricos. Analizar el comportamiento de los hinchas implica moverse hacia el campo de los participantes periféricos en tanto que no son "expertos" y tampoco son jugadores centrales. Esta aproximación permitirá el examen de un campo de discursos e identidades que tiene como protagonistas principales a los hinchas y que puede permitir asociar las verbalizaciones, las "obsesiones" y las "preocupaciones sentimentales" sentimentale s" de estos actores a épocas concretas, a eventos situados históricamente. Muchos antropólogos han comentado la importancia de a lgunos rituales en la creación de cierta licencia y distancia respecto de determinados valores dominantes en la sociedad. El carnaval, en sus diferentes variantes, seria un tipo de ritual en el que es posible poner en suspenso determinadas jerarquías 1
En: Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales Social es Deporte. http://members.tripod.com/bibliosports/biblio.html Este artículo es la continuación de mis reflexiones sobre el fútbol como ritual en la sociedad argentina (Archetti, l985 & l987).
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sociales y, en consecuencia,"cuestionar algunos de los valores dominantes". Esta perspectiva indica la importancia de considerar el tipo de " transgresiones" que ocurren en el ritual que se analiza. Pienso que algunos tipos de rituales permiten la convergencia de elementos trágicos y cómicos combinados de diferente manera. Lo trágico y lo cómico pueden presentarse como "transgresiones" a cierto orden establecido. Intentar‚en esa dirección, distinguir los elementos cómicos y trágicos en el fútbol "comentado y vivido" por las hinchadas a los efectos de desprender combinaciones diferentes. Mi hipótesis principal es que los primeros treinta y cinco años de fútbol profesional estuvieron dominados por la creación de un ambiente de intimidad e informalidad en los estadios y que, en consecuencia, los efectos cómicos dominaron sobre los trágicos. A partir de finales de la d‚cada del sesenta los elementos trágicos pasan a ser dominantes. Esto genera un contexto de discursos en los que la praxis de la violencia se hará cada vez más legitima. Pero, sin lugar a dudas, el fútbol es una arena abierta, una suerte de caja de resonancias de eventos políticos y económicos más amplios. Mi análisis no debe leerse como el único intento de comprensión posible de la transformación del fútbol y del mayor grado de participación de determinado tipo de hinchas en episodios de violencia. La correlación entre discursos y performances en el fútbol y eventos de violencia en la sociedad global pueden coincidir históricamente. Preguntarse si el fútbol refleja o no eventos en otro orden social es pertinente pero está fuera del alcance de mi presentación. Sin embargo, esta correlación nos indica, solamente, la complejidad de la violencia. Mi objetivo es mucho más limitado y menos ambicioso y solo permite capturar un cierto "estado de ánimo", "una actitud general" a partir de los discursos explícitos de los hinchas. El fútbol como actividad simbólica involucra "concepciones" (una palabra menos cargada que "cosmologías") y no solamente permite la expresión de sentimientos inmediatos. En esa dirección lo podemos ver como un acto expresivo, construido culturalmente y, por lo tanto, sometido a cambios, que no solo permite la explosión de emociones sino que también posibilita la representación de esas emociones. Cuando esto se da no estamos en presencia de simples emociones (miedo, angustia, duda) sino ante lo que podríamos llamar una actitud compleja, una mirada en el mundo, una reflexión sobre el significado de un conjunto de fenómenos y relaciones sociales. El fútbol puede ser visto, de esa manera, no como "una expresión libre de determinadas emociones" sino como una "actitud correcta". La presencia de lo trágico y lo cómico permite que esa actitud se manifieste de determinada manera.
La complejidad del fútbol. Los críticos de la comercialización y la profesionalización del fútbol enfatizan la pérdida de la frescura, de la espontaneidad, de la improvisación y de la belleza. Estos atributos no solo pertenecen al fútbol como juego sino que, de una manera mítica, se asocian al "estilo argentino",a la época gloriosa de los grandes equipos del pasado y a los grandes jugadores en ese periodo. Lejana o no, la mitología no puede tener sino un fundamento histórico, ya que todo mito es un conjunto de "historias",situaciones y metáforas elegidas de un modo 2
arbitrario: el mito no está en la naturaleza de las cosas que describe, es el proceso de selección que convierte a esos hechos en "naturales". Para el fútbol argentino el mito fundacional, la aparición de un estilo propio, diferente de las otras maneras de jugar, se ubica, de alguna manera, en la década del veinte y se asocia a los siguientes aspectos: el culto del "dribling",la aparición de las "parejas" en un equipo (las "pequenas sociedades" de las que habla Menotti), fundamentalmente el wing y el insider, la creación de eventos (la bicicleta, la marianella y la palomita) y la cristalización de un estilo que se define como atildado, hábil, pícaro y alegre. La famosa gira de Boca por Europa en 1925 permitió que ese estilo se conociera, se universalizara y se asociara con la facilidad del movimiento de los jugadores, el dominio absoluto de la pelota, la habilidad para el dribling y el pase y una cierta característica circense, espectacular y artística 2. La exportación de jugadores argentinos a Italia en esa década y en la siguiente va a permitir la cristalización de esa representación simbólica: St bile, Cesarini y Orsi pasarán a representar la victoria de la habilidad y de un estilo montado sobre "la dinámica de lo impensado" 3. No es casual que desde esa época el marco de referencia esté‚ dado por ese estilo, por el retorno a los orígenes tan bien representado por el Huracán de Menotti en 1973 que ‚éste bien supo explotar después poniéndole palabras y más palabras. Todo intento de asociar al fútbol con el trabajo, la organización, la disciplina "industrial" y la orientación maquiavélica que maximiza el resultado ser visto como una anomalía, como una "desnaturalización" y, por lo tanto, como una ruptura con ese espacio simbólico definido como mito fundacional. La división entre "menottistas" y "bilardistas reproduce, en el campo simbólico actual del fútbol argentino, la tensión entre el sentido del mito y la forma, o sea sus distintas transformaciones históricas: Menotti es el origen y, por ende, Bilardo es la forma, la expresión del maquiavelismo del resultado. Menotti es el juego, Bilardo es la disciplina, el esfuerzo físico y la táctica al servicio de la victoria sin belleza 4. Le permanencia de esta polaridad en la historia del fútbol argentino se debe a la tensión que existe en todo mito entre sentido y forma. El sentido siempre permanece escondido, puede perder su valor, pero nunca muere. Esto se debe fundamentalmente al hecho que el conocimiento contenido en el campo simbólico del mito es un conocimiento difuso, impregnado de asociaciones no muy firmes y que tiene la virtud de apelar a los sentimientos y a las emociones. El mito de la esencia del fútbol argentino es una condensación inestable, nebulosa, en donde la unidad, la coherencia aparece, aunque parezca paradójico, a nivel de la función. Cuál es, entonces, la función del fútbol como ritual en las sociedades modernas?
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Historia del fútbol argentino,(l955:141).
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Ver Gianni Brera(l978).
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Ver Menotti (l986). Ramos Delgado define el fútbol argentino típico,"el único que sirve",caracterizado por la habilidad, la generosidad y la picardía de sus jugadores frente al otro. El otro es el fútbol de los "que se dedican a correr, pegarle de punta y colgarse del travesaño" (Página 12,11/7/88). 3
El aspecto mítico del fútbol y sus cualidades de ritual implica que para una comprensión de su naturaleza y, porque no, de su historia, necesitamos reconocer la manera en que se constituye un campo de significados para sus diferentes actores. El fútbol es un ritual público, una performance abierta que se instala en un espacio dominado por la ilusión y la liminalidad. Victor Turner en su teoría de los rituales nos ha permitido entender los aspectos simbólicos y estéticos de todo juego social ya que en toda performance ritual es posible proyectar el carisma de los origines comunales (el mundo de los hombres opuesto al mundo de las mujeres, el mundo de la identidad local, el barrio, el color de la camiseta al mundo de la identidad abstracta) en el espacio rutinizado por la fuerza de la estructura social. La oposición, entonces, se da entre ritualliminalidad y estructura social-orden 5. La liminalidad del fútbol genera y reproduce ese sentimiento de "comunidad" que aparece como perdido en la vida cotidiana y en el mundo de las identidades individuales. El fútbol como juego tiene la virtud de descentrar las reglas autoritarias y de recentrar un básico sentido igualitario. En este mundo de participación, en donde hemos distinguido los jugadores periféricos y los jugadores centrales, la distancia entre ellos no puede ser abolida de una manera absoluta y esta es, sin lugar a dudas, una de las tensiones del fútbol como ritual. Veamos esto más de cerca 6.
Lealtad, compromiso, informalidad y comicidad Los primeros treinta anos de este siglo fueron los anos de la expansión y consolidación del fútbol como el deporte de masas por excelencia en la sociedad argentina. La mayoría de los clubes profesionales se crean en ese periodo, se consolida una tradición del dominio de los "clubes grandes",la Argentina se destaca a nivel internacional, llegando a la final olímpica de 1928 y a la de la primera copa del mundo en 1930, y comienza el éxodo de los jugadores brillantes al fútbol europeo, especialmente el italiano en donde, además, era posible jugar en la selección nacional 7. Una de las características del discurso de los hinchas en esta época estuvo centrada en los himnos de los clubes que solían cantarse tanto antes del partido como para festejar una victoria. Los himnos proveían un contexto de identidad con los colores, la camiseta y el barrio, y, aparentemente, tenían un denominador común: se elogiaba el triunfo por el uso de recursos nobles, permitidos, y se aceptaba la derrota con dignidad. Al mismo tiempo, una de las actividades de las hinchadas era de la encontrar un apodo para sus ídolos 8. Muchos de los apodos de la ‚poca aludían a las características
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Ver Turner (l974).
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Ver Bourdieu (l984). En Francia ha habido una revalorización sociológica del fútbol como una arena privilegiada para estudiar el "campo simbólico",el imaginario social de las clases populares ( Aug‚,l982,Ehrenberg, l984, y Bureau, l986). 7
De los 41 equipos profesionales en el fútbol profesional de primera A y B solo 4 fueron fundados después de l930 (Scher & Palomino,l988:32). 8
De Marinis (l981:13-14). 4
y habilidades del jugador: "cabecita de oro","la maravilla elástica,"la cortina metálica","el pez volador","el marqués","la bordadora","barullo" y "la fiera". Así como el apodo en la vida familiar y amistosa argentina permite un "segundo nacimiento" de la persona, una existencia paralela al nombre arbitrario adscripto al nacimiento, las hinchadas se apropiaban de sus ídolos, los convertían en parte de un panorama familiar y amistoso, los hacían nacer de nuevo. Con el nombre se nace, el apodo es algo que se obtiene, es una cualidad que, en realidad, define y permanece cuando los otros aspectos socialmente relevantes de una persona desaparecen o no son conocidos. El apodo convierte a los héroes en personajes informales y cotidianos con los cuales, en el mundo imaginario de la interacción social, se interactúa de un modo afectuoso. El apodo pertenece a ese campo de la informalidad que el mundo formal de las relaciones sociales no permite cuando las jerarquías y los status deben respetarse y la etiqueta social predomina. El mundo discursivo de los himnos y los apodos alude a ese campo discursivo en donde identidad local, barrial e informalidad se dan la mano en el contexto ritual del fútbol. Una de las constantes de esa poca tiene que ver con la utilización de lo que podríamos llamar los efectos cómicos. Por lo general, asociamos lo cómico a una situación en la que podemos registrar la violación de una regla, de manera preferente, una regla menor. Cuando reconocemos esa violación para que la comicidad se mantenga es importante que no nos sintamos del todo involucrados y que, en consecuencia, podamos festejar que esa contravención haya efectivamente ocurrido. El efecto cómico no solo produce hilaridad sino cierto placer que, de alguno modo, se relaciona a la desgracia de un tercero. Al mismo tiempo, la violación de una norma no implica que tengamos que defenderla o que, en todo caso, sintamos compasión por el efecto que la situación cómica produce en el otro. Lo cómico aparece relacionado con hábitos sociales, costumbres y casi nunca remite a los problemas existenciales fundamentales (vida y muerte, amor y odio) que, de un modo general, se asocian a lo trágico. La selección parcial de Santoro de cantitos de esa época remiten a lo cómico 9. Veamos algunos ejemplos: tenemos un arquero/ que es una maravilla/ ataja los penales/ sentado en una silla; River campeón/ River campeón/ de la bolita y del ping pong; River,River,River/ dedicate a otra cosa / andá a buscar la copa/ en el Emporio de la Loza; la gente ya no come/ por ver a Walter Gómez; la gente ya no fuma/ por ver a Angel Labruna; la gente/ se mata/ por ver/ a De La Mata; vaya vaya vaya/ a Plaza Miserere/ a ver a la Academia/ la Academia de choferes; salió a la calle/ el gallo don Renato/ especialista en perder/ los campeonatos; vea vea vea/ qué cosa más bonita/ Estudiantes de La Plata/ le quemé la lamparita; si ve una bruja/ montada en una escoba/ es el Verón,Verón,Verón/ que está de joda; toque Madero/ toque Malbernat/ para que bailen/ Racing y el Mariscal.
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Santoro (1971). 5
Ejemplos típicos de la comicidad como los que hemos mencionado remiten, sin duda alguna, a pequeñas violaciones y al hecho de poner al otro, un equipo contrario o un jugador o un director técnico, en una situación inesperada, como por ejemplo que River sea campeón de la bolita y el ping pong o que la gente deje de fumar o comer para ver a esos grandes ídolos como Walter Gómez o Angel Labruna. Esto significa que lo que ocurre y se verbaliza en un contexto cómico también ocurre en la ironía, es decir que lo que se afirma es exactamente lo contrario. Pero lo contrario es un presupuesto, es algo que todos los interlocutores comparten sin que necesariamente sea explicitado. En estos ejemplos, obviamente, River no es campeón de ping pong ni la gente se mata o deja de comer para acompañar a sus ídolos en sus proezas todos los domingos. El efecto cómico tiene un aspecto secundario que es importante recalcar y que no solamente se recupera a nivel semántico: la creación de un ambiente relajado y cordial. La comicidad alude, claramente, a la informalidad que hemos señalado anteriormente. Para enfatizar el efecto de lo inesperado es importante señalar que muchos de los cantitos "comentan" situaciones que ocurren durante los partidos. Dos ejemplos de Santoro nos servir n de ilustración. En una ‚poca Huracán tenía un jugador guatemalteco en el plantel profesional. Es posible imaginar la extrañeza que esto produjo en los aficionados argentinos ya que Guatemala, precisamente, no se caracteriza por una fuerte tradición en el fútbol. Santoro escribe: "un jugador guatemalteco que pertenecía al club Huracán, es el tema de esta copla burlona, que dice: y ya lo ve/ y ya lo ve /es el hermano de Pelé, pero hay que agregar que este jugador -llamado Clark- era negro y no tenla condiciones como su hermano de color ". En otro cantito la hinchada de Chacarita, luego del triunfo sobre Huracán, decía: los de Huracán/ gastaron mucha plata/ para poder bailar el pata-pata 10. La comicidad permite y, sobre todo, posibilita que la parodia de una situación o un evento se instale en el medio de la "seriedad" de un ritual. Sin este sentimiento de transgresión no seria posible gozar de la verbalización ingeniosa de los "poetas del tablón". La comicidad es un efecto sobre el espectáculo y sobre el contenido dramático del mismo : una derrota, una copa perdida o un partido pésimamente jugado 11. Para que su efecto sea "duradero",y esto puede parecer paradójico, el momento de su verbalización debe ser corto, e insisto, inesperado. Un partido entero acompañado de este tipo de coplas serla impensable y la redundancia quitaría el efecto de lo inesperado. El humor expresado en los cantos expresa, claramente, la percepción de lo opuesto, por ejemplo, que un "negro guatemalteco", ni brasileño ni uruguayo, juegue bien al fútbol o que el equipo de Huracán se dedique a bailar el pata-pata (una danza percibida como efímera, extraña y, hasta cierto punto, ridícula). La risa que provocan estos estallidos espontáneos está, indudablemente, mezclada con cierta piedad y puede, por lo tanto, convertirse en una sonrisa. En estas situaciones sonreímos porque aceptamos el 10
idem.:319-322.
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La diferencia entre lo cómico y lo trágico está claramente tratada en un artículo de Eco (1984). 6
contraste entre el personaje o una situación y el contexto inesperado. En este tipo de transgresiones de lo normal hay, sin lugar a dudas, una suerte de crítica latente: Clark no deberla pretender hacer lo que aparentemente no puede hacer bien o Huracán no debería dedicarse a gastar tanto dinero para jugar tan mal al fútbol. Una de las importantes funciones de lo cómico en un ritual es que nos permite, mejor dicho permite a esos jugadores periféricos que son los hinchas convertirse en actores y no solo ser testigos de un evento dominado por los jugadores centrales. Paralelamente, posibilita reconocer nuestros propios límites. El humor desplegado en estas situaciones da el sentimiento no de lo imposible pero de ciertas limitaciones como, por ejemplo, la poca probabilidad que un arquero, cualquiera sea su condición, pueda atajar todos los penales sentado cómodamente en una silla o que la suficiencia o arrogancia reinen sin límites (la Academia es solo una Academia de chóferes o que las copas de River sean compradas en el Emporio de la Loza). Estoy convencido que esta tradición de la informalidad y de lo cómico desarrollada en la primera etapa del fútbol se ha mantenido aún después de que el fútbol se volviera cada vez más trágico tanto en sus verbalizaciones, en sus discursos, como en el campo concreto de la agresión y la violencia de las hinchadas. Mi hipótesis principal es que la coexistencia entre lo cómico y lo trágico en el ritual del fútbol indica un grado de complejidad que exige una clara delimitación. Sobre esto volveremos un poco más adelante. Obviamente los discursos de las hinchadas en esa época remiten a otros códigos y, por lo tanto, a otros valores. La identidad con la camiseta y con una tradición, con un estilo de jugar al fútbol es una de las dimensiones importantes en esta época. Están los famosos: Si, si, señores yo soy de River/ si, si señores de corazón/ porque este año de allí de Nuñez/ de allí de Nuñez salió el nuevo campeón; los muchachos racinguistas/ todos unidos triunfaremos/ y como siempre daremos/ un grito de corazón/ Racing campeón, Racing campeón; Rojo, amigo mío/ esta campana volveremos a estar contigo/ te alentaremos de corazón/ esta es tu hinchada/ que te quiere ver campeón/ no me importa lo que digan/ lo que digan los demás/ yo te sigo a todas partes/ cada vez te quiero m s; este equipo tiene toque/ este equipo tiene gol/ este equipo tiene todo/ todo para ser campeón; se acerca el Ano Nuevo/ se acerca la Navidad/ y la hinchada de los rojos/ ya festeja el Nacional; yo te daré/ te daré‚ niña hermosa/ te daré una cosa/ una cosa que empieza con be/ Boca; campeón, campeón, campeón/ el gran cuadro del Sur/ campeón hay uno solo/ y se llama Racing Club; adelante la Academia/ adelante sin cesar/ esta barra quilombera/ hoy te viene a alentar. Pero quizás la canción que la hinchada de River Plate creara para la famosa "Máquina",el mito de los mitos de la esencia del fútbol argentino, sintetiza esa mezcla de humor, alegría, intimidad e identidad positiva con un estilo: si Usted nunca la vió/ vaya a ver la Maquinita/ si Usted nunca gritó/ ese día salta y grita/ empieza el baile/ corrida e' liebre/ a los contrarios/ les sube la fiebre/ trocan puestos otra vez/ uno entra y otro sale/ y a la defensa contraria/ dale que dale, dale que dale. 7
La afirmación de la masculinidad. El fútbol como drama, como ritual dramático, implica la presencia de significados que remiten a la polarización de significados. Estos aspectos son, en primer lugar, los símbolos relacionados con los ciclos de reproducción de una sociedad: la sexualidad, el acto sexual, el nacimiento y la muerte, y en segundo lugar, la constitución de parcelas importantes de la identidad de un grupo social determinado. El fútbol permite una cierta lectura del ethos de sus participantes y, por lo tanto, de los aspectos expresivos y del estado de los sentimientos colectivos. El fútbol debe ser visto, en esa dirección, como un ritual reservado a los hombres y a los proyectos de hombres, los adolescentes y los niños que concurren con sus padres, y en el que se trata de construir un orden y un mundo estrictamente masculino. Lo trágico, frente a lo cómico que hemos elaborado anteriormente, se relaciona con estas dimensiones y remite a un conjunto de problemas existenciales: identidad de género, vida, muerte y expresión de sentimientos profundos de amor u odio. En el contexto de nuestro análisis, por lo tanto, lo trágico, mejor dicho el efecto trágico, se consigue cuando hay una descripción y un comentario explícito a una regla que no debe ser violada. Las consecuencias de la violación contienen efectos perturbadores y negativos para quien lo hace. Resistir la transgresión permite mantener la identidad y resolver, de esa manera, los dilemas existenciales. Hay, en consecuencia, un discurso moral explícito en el que se establecen fronteras entre lo permitido y lo no permitido, entre lo que es bueno y lo que es malo y, finalmente, entre los atributos positivos y negativos de lo que idealmente se define como masculino. En el mundo simbólico de las hinchadas argentinas está el tradicional "hijos nuestros" que sin duda alguna ha existido en la primera etapa que hasta ahora hemos presentado. Cuál es el significado de ese canto? Sin lugar a dudas "hijos nuestros" remite a una relación de paternidad: el hijo remite a un padre, sea este conocido o desconocido. Cuando una hinchada se remite de esa manera a la otra, aludiendo al carácter de la relación entre los dos clubes, el efecto de desprestigio y menoscabo se consigue mediante la transformación simbólica del otro en niño o en hijo. Esto supone la pérdida de su autonomía y al hecho de no poder comportarse como verdaderos hombres. No se espera de un hijo la rebelión o la victoria: el hijo debe aceptar la autoridad, el poder y las órdenes del padre. Al mismo tiempo, la conversión de una persona en padre significa el logro de un status de autoridad, respeto y poder. La relación entre padre e hijo no alude a una relación simétrica, en donde reinan la comprensión y el mutuo respeto, sino que lo central pasa a ser la subordinación. Esta copla de la hinchada de River Plate sintetiza este tipo de relación: calamar, calamar, calamar/ ya sabemos que te vas para la B/ te lo dice tu papá/ que se llama River Plate o cuando apelando a la tradición se canta vamos, vamos los villeros/ vamos a ganar/ que nacieron hijos nuestros/ hijos nuestros morirán. La respuesta automática a una relación de paternidad que, de pronto, es declarada, suele ser el tradicional "hijos de puta",cantado a viva voz y hasta tapar el "hijos nuestros, hijos nuestros". Es interesante observar que en estos 8
casos jamás la hinchada insultada responder con un "hijos nuestros" si esto no está apoyado en la estadística de los encuentros disputados. El "hijos nuestros",por lo tanto, expresa una relación de paternidad que puede demostrarse estadísticamente. La condición de niño no aparece en mucho cantos en la actualidad como creo que tampoco en el pasado. En el pasado la hinchada de Boca solía cantar a la de River: River tenia un carrito/ Boca se lo quitó/ River salió llorando/ Boca salió campeón y vea, vea, vea/ que cosa tan fulera/ ahora los de River/ toman leche y mamadera. Aquí, obviamente, no se alude a una relación filial sino a la condición de niño o sea a la falta de madurez, autonomía e independencia. La descalificación pasa por convertir al otro en niño ya que al hacerlo se le niega su condición de adulto, su condición de hombre independiente y autónomo. En la actualidad uno de los cantos predilectos de las hinchadas rivales contra la de San Lorenzo de Almagro es el siguiente: ahí está la famosa / barra de San Lorenzo/ la que no tiene cancha/ la que se fue al descenso/ ahora le pusieron un supermercado/ y la mandan los domingos/ a hacer los mandados. Quién sino los niños hacen los mandados los domingos? Una corta historia servir para tratar una de las preocupaciones principales de los hinchas militantes contemporáneos. En 1984 en un partido por la Copa Libertadores entre Olimpia de Paraguay e Independiente jugado de igual a igual, limpio y sin violencias se llegó al casi al final del segundo tiempo con un empate a dos por bando. En esos escasos y dramáticos cinco minutos finales Independiente logra el tercer gol de la victoria. Luego del grito de gol y mientras la pelota volvía al centro de la cancha para lo que seria una inútil reanudación, la platea y la popular roja se unieron en un grito estentoreo y unánime: y ahora, ahora/ me chupan bien las bolas. Esto fue dicho con los característicos saltos y el puño en alto dirigido, ostensiblemente, hacia el sector de la popular que era ocupado por unos cinco mil paraguayos que, valga la pena recalcarlo, habían concurrido al estadio con pancartas de vivas a la democracia argentina y contra la dictadura de Stroessner. La pregunta inmediata es por qué‚ se elige en el momento de la victoria ofender al que perdió y porqué‚ se apela a este tipo de humillación. La afirmación de lo masculino pasa a depender de la desposesión de la masculinidad del otro. El vencido, el débil, en otras palabras, el que no es un "hombre verdadero" debe hacer o se supone que hace cosas que van en contra de su naturaleza. Las hinchadas han creado un repertorio vasto en donde la construcción de la sexualidad y un mundo dividido entre hombres y disfrazados de hombres, es decir homosexuales, pasa a ser lo central. Veamos algunos ejemplos:
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Huracán, Huracán/ por el culo te la dan; hinchada, hinchada hay una sola/ hinchada es la de Boca/ que le rompe el culo a todas; cordobés,cordobés/ limpiate bien el culo/ que te vamos a coger; vea, vea, vea/ que equipo más boludo/ ahora, a la salida/ le rompemos bien el culo; despacito, despacito,/ le rompemos el culito; mandarina, mandarina/ que se metan en el culo/ el apodo de gallinas; River no te me borres/ River no te me borres/ no jugués a la escondida/ porque a la salida/ te vamos a coger; oh, oh, oh, por el horto/ oh, oh, oh por el horto; veo, veo/ que ves/ una cosa/ que la historia/ se repite otra vez/ los volvemos a coger. Esta relación aparece mas personal en las siguientes coplas: sol y luna, sol y luna,/ sol y luna, sol y luna,/ la poronga de Armando/ en el culo de Labruna; pan y vino,/ pan y vino,/ pan y vino,/ la poronga de Menotti/ en el culo del Bambino; señor Armando, señor Armando,/ a su cuadrito lo cojemos caminando; Ruso, Ruso,/ el tano te la puso; donde puso el huevo Tarabini/ yo no sé, yo no sé; soy de Boca, soy de Boca,/ que puto yo soy (cantado por la hinchada de San Lorenzo); con cariño, con cariño,/ con cariño, con cariño,/ la pija de Menotti/ en el culo de Coutinho; que feo, que feo,/ que feo debe ser/ venirse desde el Parque/ para verse coger; vale diez palos verdes/ se llama Maradona/ y todos los de River/ le chupan bien las bolas/ y cuando va a la cancha/ la doce le agradece/ todo lo que Dieguito se merece. En todos estos cantos lo que parece evidente es que los hinchas de un cuadro o determinados actores centrales (un director técnico, un jugador o un presidente de club) son los machos reales, los verdaderos hombres, que son capaces de forzar a los otros hinchas o actores sociales a convertirse en homosexuales. Es interesante observar que los homosexuales son los que se dejan vejar, los que no defienden su identidad masculina con la fuerza necesaria. Un canto popular, cantado por muchas hinchadas estas dos últimas temporadas, es una amenaza clara contra los jugadores si no ganan, anticipándoles los que les puede pasar: vamos, vamos a ganar / que sino los vamos a vejar. Los vejadores son los fuertes, son los verdaderos hombres, y, en ningún caso, se ven a si mismos como homosexuales. El campo de la sexualidad es, a la vez, un mundo de reglas y prohibiciones que remiten a la moral, a lo que es permitido y aceptado en una determinada sociedad, y a un horizonte de expectativas en el que es posible jugar y experimentar con fantasías y deseos no satisfechos. Paralelamente, la sexualidad que se manifiesta en una relación determinada se vincula a aspectos sensoriales y sentimentales que articulan la identidad tanto individual como de género. Las hinchadas al elegir el campo discursivo de la sexualidad apelan a todos esos niveles y, por lo tanto, transforman el contenido tradicional de los discursos. La introducción explicita de la sexualidad en la arena pública del fútbol es un cambio reciente que vale la pena subrayar. Al hacerlo los hinchas, de alguna manera, rompen con un tabú, con un conjunto de reglas, la sexualidad se convierte en un discurso público y abierto (muchos dirían una expresión de la chabacanería y el "mal gusto" de las clases populares). 10
Mi hipótesis es que la "conversación" que se establece entre las hinchadas rivales no se da a nivel de lo cómico sino a nivel de lo trágico. Veamos esto de una manera más explícita. El efecto "trágico" se consigue mediante la violación de una regla, a saber la norma de la heterosexualidad. Esta violación, y vale la pena recalcarlo, es hecha por una persona (individual, un jugador o un director técnico, o social, una hinchada determinada) con la que se simpatiza y con la que uno se puede identificar. Sin embargo, la presencia de la transgresión no suprime la regla que define la "normalidad", es decir que la sexualidad normal es entre sexos diferentes. La problemática de los trágico, usualmente, se relaciona con el tipo de dilemas existenciales que en el campo de la sexualidad se pueden privilegiar. ¿Cómo interpretar el significado de este tipo de obsesión de las hinchadas militantes? Creo que la interpretación invita a una lectura psicoanalítica obvia: los cantos manifiestan mecanismos de inversión proyectiva ya que están unidas, por un lado, las fantasías sadistas del macho, y por otro lado, las profundas dudas del mismo sobre su propia masculinidad. Estas dudas, aparentemente, impulsan a hacer este tipo de afirmación 12. Esta interpretación asume, sin muchas discusiones, que todos los símbolos psicológicos tienen una significación especial a nivel motivacional. No pretendo negar que esto puede ser cierto para muchos hinchas pero es difícil saberlo sin poder entrevistar a cada uno de ellos. Pienso que los ejemplos que he dado pueden ser tratados no como símbolos personales sino como símbolos que constituyen un campo discursivo publico en donde no es necesario operar con la hipótesis de la motivación profunda 13. Esto nos permite distinguir el origen de las coplas, que puede estar en el inconsciente o incluso formar parte del repertorio onírico, de su significación operacional, es decir de la creación de un efecto trágico público. La conversión en un elemento del discurso público remite a esa idea de actitud general y no de libre expresión de emociones individuales que tantas veces he enfatizado en el texto. Claramente, las relaciones homosexuales, en el caso que nos ocupa, remiten a una arena pública en donde los símbolos operan a nivel colectivo. Los hinchas dramatizan esas relaciones y la utilización ritual remite, por un lado, a un polo sensorial, en este caso las relaciones sexuales, el ano y el pene, y por el otro lado, a un polo ideológico en donde se afirma la fuerza, la omnipotencia, la violencia y la ruptura de la identidad del otro. En este proceso lo que aparece como preocupación central es la construcción de un cierto tipo de identidad masculina, de una suerte de prototipo de los hinchas militantes. Lo importante de este efecto trágico es que posibilita que conflictos intrapsíquicos se expresen en un idioma cultural y a través de la licencia de un ritual como el fútbol. Los hinchas, por lo tanto, construyen un campo metafórico. No son seres pasivos, se perciben y actúan como verdaderos protagonistas. Este campo metafórico se construye a partir de lo que podemos llamar extensión analógica: los enemigos, los derrotados, que son el sujeto principal de los cantos, se 12
Para una sugerente interpretación psicoanalítica ver Suárez Orozco (l982).
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Sobre esta distinción ver Obeyesekere (l984:14-18). 11
califican a partir de la homosexualidad, que es el sujeto subsidiario. Aquí¡ entran en relación un conjunto de símbolos que remiten a campos diferentes y que permiten que las metáforas operen eficazmente cuando se aplican al sujeto principal características del sujeto subsidiario. Esto está presente en las coplas presentadas anteriormente. Sin embargo, otro ejemplo nos servir para ver de una manera más clara este tipo de razonamiento. Es tradicional que cuando se juegue contra el Brasil o contra equipos brasileños las hinchadas argentinas canten "ya todos saben que Brasil está de luto / son todos negros/ son todos putos". El sujeto principal, Brasil, se asocia a la categoría de negros y putos. Los cantos funcionan como metáforas seleccionado, enfatizando, suprimiendo y organizando aspectos que posibilitan la dramatización de la identidad de género: poner en suspenso la heterosexualidad no implica que esta no exista en el campo de lo normal. La transgresión que se afirma sirve, precisamente, para reforzar la regla. Es el otro que al dejarse penetrar y humillar nos recuerda la importancia de la masculinidad como lenguaje de dominación. Pero, al mismo tiempo, nos recuerda que su caída se debe, precisamente, a la existencia de algo que no debe permitirse o, mejor dicho, que uno no debe permitirse hacer. El otro, la hinchada rival, debe resistirse y eso se espera de ella. Es a través de esta tensión, entre lo que quiere hacerse, lo que se puede y lo que está permitido, que se construye el campo dramático (trágico) de todo ritual. El fútbol no escapa a esta regla y más aún se ha convertido en uno de los pocos rituales públicos argentinos en donde esto es posible verbalizarlo y pasar a la acción. La violencia física es una extensión en el campo de la praxis de este tipo de construcción conceptual. Podríamos resumir esta sección diciendo que la "peor imagen" de un hombre verdadero parece ser la de ser hijo, niño y homosexual. Posiciones de máxima heteronomía y marginalidad en el campo de las relaciones de fuerza sociales en la sociedad argentina. Los hinchas argentinos con sus coplas reflexionan acerca del contenido problemático de las relaciones entre padres e hijos, entre niños y adultos y, finalmente, entre hombres verdaderos y homosexuales. La construcción de una identidad masculina positiva significa que uno debe superar el aspecto negativo y, porqué‚ no, arbitrario de estas relaciones de poder. El fútbol sirve para repensar y recordar los límites y los peligros de toda transgresión. Asimismo, y de un modo claro, remite a esos aspectos conceptuales en donde la clasificación de distintos tipos de relaciones sociales es el tema privilegiado de los rituales.
La pérdida de la esperanza. El espíritu político de la informalidad y la ternura es posible encontrar en muy contadas coplas actuales como, por ejemplo, en las siguientes: en el Este y el Oeste/ en el Norte y en el Sur/ brillara blanca y celeste/ la Academia Racing Club; solo le pido a Dios/ que Bochini juegue para siempre/ para siempre en Independiente/ para toda la alegría de la gente; desde que se fue/ nunca más volvió/ che Globito amigo/ volvé‚ por favor . 12
Asimismo el tradicional si, si señorees yo soy de... se sigue cantando y es una carta de presentación de la rica tradición de los clubes que algunas veces salieron campeones en el fútbol profesional. Sin embargo, al lado de la preocupación y la dramatización de la sexualidad hay un conjunto de cantos que remiten a la elusividad del "mundo",a una suerte de desencanto y a la pérdida de la esperanza. El profesionalismo y el fútbol espectáculo han traído un conjunto de nuevos problemas en el que aparentemente dos son centrales: la ambición desmedida de los dirigentes y la ausencia de lealtad de los jugadores. La relación entre los jugadores y la "camiseta" está totalmente mediatizada por el valor que ‚éstos adquieren en el mercado. Qué Angel Labruna terminara jugando en Boca no solo podría haber constituido un pecado de lesa majestad sino que, en la primera etapa del fútbol argentino, era directamente impensable. En la actualidad la lealtad y la continuidad no pueden ser garantizadas ni por los jugadores, ni por los dirigentes de los clubes. Sin duda la historia se ha encargado de confirmar que la permanencia de las estrellas en los clubes es efímera y, podríamos decir, tan rara como los cometas. La orgullosa afirmación de la hinchada boquense sobre la "propiedad" de Maradona expresada en la copla lo quería el Barcelona/ lo quería River Plate/ Maradona es de Boca/ porque gallina no es quedó claramente desvirtuada por la venta de este al rico club catalán en 1982. El mismo ejemplo lo encontramos con referencia al ex-jugador de Newell's Ciraolo que luego fuera vendido al Valencia de España. La hinchada cantaba Ciraolo no se vende/ Ciraolo no se va/ Ciraolo es de Newell's/ de Newell's y nadie más. El tema de la desilusión en los otros, de la soledad a la que confina la lealtad al club aparece en un conjunto de cantos contemporáneos. Este tipo de afirmación tiene, además, la virtud de resaltar el rol principal de los hinchas militantes en un mundo en el que todo lazo permanente desaparece en el aire. Veamos algunos ejemplos: vamos xeneizes/ vamos a ganar/ vamos xeneizes, cada vez te quiero más/ no importa en que cancha juguemos/ a Boca Juniors yo lo sigo adonde va; muchas veces fui preso/ y muchas veces lloré‚ por vos/ yo a Boca lo quiero/ lo llevo adentro del corazón; qué‚ alegría, qué‚ alegría/ ole ole ola, vamos Boca todavía/ que estás para ganar/ como esta hinchada loca/ seguro que no hay/ no hay en la Argentina/ no hubo en el Mundial; no soy gallina, no/ ni del Ciclón/ yo soy de Boca/ y lo llevo en el corazón; como no voy a ser/ como no voy a ser/ hincha de Boca, vago y atorrante/ como no voy a ser/ como no voy a ser/ si soy de Boca y tengo aguante. Estos cantos de la hinchada de Boca enfatizan la condición sufriente de ser hincha de un gran club que anda mal por culpa de sus dirigentes y sus jugadores. Esto aparece de una manera mucha mas clara en la siguiente copla la camiseta de Boca/ se tiene que transpirar/ y si no no se la pongan/ váyanse, no vuelvan más.
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Otra hinchada que ha elaborada el tema de la lealtad y la desilusión es la de San Lorenzo que, por otro lado, ha mostrado en los últimos años una gran capacidad de innovación musical. La hinchada canta yo quiero al club/ yo quiero a la camiseta/ los jugadores solo quieren cobrar/ los dirigentes nos quieren afanar o llegando al máximo de su desesperanza dice vamos, azulgranas/ ya no nos importa si perdemos/ lo que queremos son los colores/ ya no nos interesan más los jugadores/ los jugadores, los jugadores. No es casual que en ese contexto aparezca valorada positivamente la "droga" que permite que tanto sufrimiento y desilusión sea tolerado. Esa misma hinchada canta regularmente dicen que estamos todos de la cabeza/ pero a San Lorenzo no le interesa/ tomamos vino puro de damajuana/ y nos fumamos toda la marihuana/ por San Lorenzo/ oh oh, San Lorenzo o que nos traigan la falopa/ de todo el mundo/ de la mano del Bambino/ vamos a salir campeón o vamos, Ciclón, vamos/ nosotros te queremos/ te alentamos/ vamos a salir campeón/ con el Bambino/ y vamos a festejar/ con mucha droga y mucho vino. Al mismo tiempo afirman el valor de la lealtad en un momento en que la historia del club se hizo tumultuosa y trágica ya que fue el único de los grandes del fútbol argentino que descendió a primera de ascenso. Esto aparece claramente en la siguiente copla: acá está la gloriosa hinchada de San Lorenzo/ la que no tiene cancha/ la que se bancó el descenso/ a pesar de los anos/ los momentos vividos/ siempre estar‚ a tu lado/ San Lorenzo querido. El tema de la droga y el alcohol se ha generalizado en el folklore de los hinchas. Esto ha permitido sostener que muchos de los hinchas militantes y jefes de barras bravas se dedican a pasar droga. Es probable que esto ocurra. Sin embargo a mi me parece mucho más interesante vincular este tema al problema más general de la desilusión. Veamos algunos ejemplos que se circunscriben a la hinchada de San Lorenzo. La hinchada de River suele cantar con la marihuana y la cocaína/ se alimenta River/ campeón de la Argentina o cualquier hinchada en la actualidad puede cantar que vayan, adonde vayan/ siempre te sigo/ fumando marihuana y tomando vino. La desilusión adquiere otra vez estos aspectos trágicos vinculados a una transgresión tan censurarable en la sociedad argentina como es la de reconocer públicamente que se consume no solo vino sino drogas fuertes. Esta suerte de autoidentificación con algo prohibido marca la profundidad de los sentimientos de lealtad y compromiso cuando estos han sido perdidos por los otros actores del espectáculo. Creo que aquí importa menos preguntarse si los hinchas militantes son todos drogadictos que verlo como un recurso dramático, como parte de una historia que se cuenta en la que llegar a los extremos es algo posible. Lo que queda como algo "puro" es el amor a los colores, la pasión de la camiseta, la nostalgia por un pasado glorioso y el orgullo por lo que fue y lo que puede venir. Uno puede imaginar que la condición de hincha encierra todas estas dimensiones sentimentales sin las que el fútbol no podría vivirse como una 14
experiencia cercana a la catarsis. Estos discursos permiten la representación de la droga y el alcohol como símbolos de algo, más que como un acto concreto. Se podría concluir diciendo que un mundo en el que hay que "aguantar" tantas cosas y, entre ellas, el riesgo de perder las ilusiones, los hinchas afirman la importancia de la continuidad que proviene de una auto-identificación positiva con el club. Ser niño o hijo o homosexual encierra el peligro de perder la autonomía. A este nivel el discurso es también de autoafirmación. "Aguantar" implica una cierta dosis de resistencia al dolor y al engaño, una resistencia que no lleva a una rebelión abierta sino que, a través de los elementos cómicos y trágicos que hemos analizado, a un conjunto de transgresiones posibles. El fútbol permite cierta distancia y una licencia frente a la cotidianeidad y a la rutina tanto ocupacional como moral. El fútbol no es ni un ritual de rebelión abierto ni el tan mentado opio de las masas. Es un escenario rico, complejo, abierto y que necesita ser tomado seriamente.
A modo de conclusión El tipo de análisis sugiere que en el fútbol como ritual hay un conjunto de aspectos que es necesario considerar. El fútbol no es un ritual de inversión clásico en donde lo cómico predomina, como el carnaval, ni tampoco un rito de pasaje en donde lo trágico predomina, como un entierro. El fútbol es una mezcla de lo cómico y lo trágico y, por lo tanto, invita a considerar las transgresiones permitidas y no permitidas como un campo privilegiado de análisis. El fútbol sirve, por lo tanto, para pensar los limites de la "racionalidad" y de la "convivencia" social. Sin embargo, el fútbol permite una lectura más intrincada de otro tipo de fenómenos sociales y culturales y esto también espero haberlo demostrado. El fútbol posibilita que se perciba un mundo construido socialmente por sus distintos actores y especialmente por los jugadores periféricos, los hinchas y su vanguardia militante. En ese mundo cultural los discursos de lo cómico y lo trágico nos dicen algo sobre el modo en que se construyen parcelas de identidad social e individual a través de la dramatización que es posible encontrar en los códigos lingüísticos. Al mismo tiempo los actores aparecen como "actores morales" en el sentido que asignan valor a determinados objetos y determinadas acciones. Es, por lo tanto, un mundo lleno de significaciones explícitas e implícitas. Es un mundo en el que aparecen, de manera clara, fronteras simbólicas a partir de la reflexión sobre un conjunto de relaciones sociales importantes: padre/ hijo, niño /adulto y verdadero hombre / homosexual. Los hinchas en su constante actividad, creando himnos, inventando apodos, desplegando sus banderas y creando ese sinfin de coplas, se dedican a una actividad cultural central: la de clasificar y evaluar objetos y acciones. Esta clasificación remite no solo a un orden moral, lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, sino que también expresan un tipo de conocimiento sobre porqué‚ las cosas son de esa manera. En todo ritual el orden moral, subvertido o 15
no, temporal o transitorio, se da la mano a una suerte de evaluación sobre el valor de la autonomía, de la dependencia, del control, de la libertad, de la dignidad, de la autoestima y de la lealtad con los compromisos. En esa dirección, los dos órdenes que hemos distinguido claramente, el cómico y el trágico, están en el centro del fútbol como ritual. Esto significa que, para los actores comprometidos con ritual, el despliegue del rito permite experimentar cierta totalidad que caracteriza toda experiencia humana culturalmente significativa. Lo cómico remite a la transgresión de reglas de etiqueta y lo trágico permite reflexionar sobre transgresiones de orden mayor en donde lo que está en juego son problemas existenciales mayores. En las ceremonias religiosas lo cómico suele estar ausente as¡ como lo trágico suele estar ausente del carnaval. El fútbol se convierte as¡,dentro de los rituales modernos, en un lugar privilegiado para analizar la tensión entre estos elementos.
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