ESTUDIOS - N° 33 -ISSN 0328-185X (Enero-Junio 2015) 189-193
ANSALDI, ANSALDI, Waldo y GIORDANO, GIORDANO, Verónica, erónica, (2014), (2014), América América Latina. Tiempos de violencias. Buenos Aires: Ariel. 362 pp. la violencia política en América Latina: Hablando y pensando pensando la La agenda de investigación propuesta propuesta por Wald Waldo o Ansaldi Leandro Inchauspe1 Desde la transición a la democracia, la violencia política en general –pero particularmente cuando perseguía fines revolucionarios– se constituyó como uno de los enigmas académicos y políticos más complejos de abordar abordar.. Exorcizada inicialmente por los centros legitimados de producción intelectual y de sentidos públicos, se constituyó, siguiendo a Acha «como un elemento indeseable y un obstáculo para la vida democrática» dando lugar a una violentología , esto es, «una discursividad que encuentra en la violencia política la razón fundamental de una época de otro modo desquicida».2 Claramente tributaria de la visión dominante durante los años ochenta y noventa que ha sido definida como teoría de los dos demonios, entre otros efectos, esta perspectiva derivó en ocluir la mirada sobre la violencia insurgente. Esto es, si se trataba de un demonio a exorcizar para dar lugar a la naciente democracia, si se la entendía como una patología social a superar; poco quedaba que decir sobre la violencia política revolucionaria, más que repudiarla. O su contracara por entonces absolutamente minoritaria, que la ensalzaba. Cabe decir que
ambas opciones, el repudio o la reivindicación sin más, poco tienen que aportar en términos analíticos. Por ello, la aparición en julio del pasado año de América Latina. Tiempos coordinado por Waldo Ande violencias coordinado saldi y Verónica Verónica Giordano resulta de gran importancia para tensionar aquellas miradas. A lo largo de doce capítulos teóricos, metodológicos y empíricos, el texto aborda las condiciones sociohistóricas –en –en el sentido que le atribuyen la sociología histórica de cuño anglosajón y la sociología crícr ítica latinoamericana– de la violencia política. Esto es, en una mirada estructural, de larga y media duración (particularmente abandonada por una historiografía cada vez más recluida en estudios de casos) que no desdeña la pregunta por las condiciones subjetivas que promueven u obstaculizan la acción colectiva. Desde una perspecti va que no escinde violencia de democracia ni la impugna como una expresión del mal – contra el bien . Y esa mirada encuentra que, como lo había señalado Barrington Moore para las sociedades modernas, en América Latina la forma más persisten- te de violencia es aquella que se ejerce desde
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Docente de la Escuela de Historia e Investigador del Progama de Historia Política de Córdoba, y la Maestría en Partidos Políticos Políticos del CEA-UNC. Contacto: Contacto:
[email protected] 2 Acha, Omar (2012): 167-168. 189
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orígenes sociales de la violencia, inclusive arriba . Otra de las importantes contribu- en el ámbito urbano. Poniendo en discuciones del libro sobre la violencia es afir- sión hipótesis previas centradas en las pomar que en los tres tipos de proyectos sibilidades de la reforma agraria afectanenfrentados durante las décadas de 1950 do a la gran propiedad e institucionaliza y 1990 –a saber: extensión y profundiza- ción de los conflictos a través de canales ción del capitalismo (desarrollismo, cepa- democráticos, los autores señalan que los lismo, Alianza para el Progreso); revolu- procesos de violencia (insurgente o reacción socialista y, por último, reestructura- cionaria) se intensificaron por la obstrucción conservadora del capitalismo– la vio- ción realizada por las clases dominantes a lencia fue, en magnitudes variables, parte cualquier proceso de modernización de la sustantiva de la estrategia de transforma- propiedad de la tierra, las relaciones de trabajo y de democratización de los ámbición social . Esta afirmación pone en cuestión uno de los supuestos de la violentolo- tos de representación Son abordados también los casos gía : la total discontinuidad de la violencia política en los contextos democráticos de de Colombia (realizado por Rodriguez) El los años ochenta y noventa. Para nuestros Salvador (Molinari) y Chile (Nercesián). autores, no habría tal ruptura sino una Sobre el prolongado conflicto colombiacontinuidad sustancial en magnitudes vano, con más de cinco décadas de desarroriables. llo, la autora pone el eje en la larga vigenComo decíamos al principio, el li- cia de la violencia parainstitucional –que bro se divide en capítulos de diferentes integra tanto el accionar paramilitar como autores, en casi todos los casos miembros el parapolicial, en sus objetivos de mantede los equipos de investigación que dirijen ner el orden social vigente– que se origina los coordinadores. En los tres primeros, a finales del siglo XIX en los conflictos el abordaje es conceptual –metodológico, entre conservadores y liberales y se consa cargo de Waldo Ansaldi y Mariana Altituiría luego en una verdadera cruzada berto, del primer autor en un artículo in- antipopular en defensa de los privilegios dividual y de la especialista en Relaciones de terratenientes y capitalistas. Sobre el Internacionales, Lorenza Sebesta, sobre los caso salvadoreño, el trabajo se centra en que luego volveremos. Le sigue luego una la conflictividad sindical y campesina preserie de capítulos de analisis empíricos, via a la aparición de la guerrilla, que igualsobre diferentes tópicos. Un estudio com- mente recibiría una respuesta represiva parativo sobre violencia en espacios rurapropia de la perspectiva contrainsurgente les de Chile, Paraguay, Guatemala y Conorteamericana, a pesar de que no se colombia, a cargo de Giordano, Nercesián, rrespondía con el perfil del conflicto «EsteRostica y Soler, entendiendo que aquellos Oeste».3 Respecto a Chile, se analizan las resultan clave para una explicación de los relaciones entre el Movimiento de Izquier3
Nótese la similitud con la afirmación de Tcach para el caso sudamericano, en el cual también la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, de las Fronteras Ideológicas en el discurso de la época, antecedió a la aparición de las grandes organizaciones guerrilleras urbanas. Tcach, (2006).
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da Revolucionario-MIR (que, sin llegar a los vínculos entre democracia, revolución, construir una guerrilla desarrollada, incluyó política y violencia revolucionaria. Ponza, en sus estrategias la lucha armada) y la por su parte, aborda similares discusiones Unidad Popular de Allende, que impulsa- desarrolladas entre el período de auge de ba una transición al socialismo por la vía la radicalización política en la Argentina parlamentaria. Revolución y reforma que- de los sesenta y primeros setenta, la dedaban, entonces, como polos antagónicos rrota del proyecto revolucionario por el en la prensa mirista analizada, lo que per- Terror de Estado y las lecturas críticas que mite a la autora poner en cuestión el simse hicieron sobre ambos procesos, llevanplismo de entender la violencia como una do a gran parte del grupo de intelectuales lógica per se de las organizaciones revolucio- implicadas a una fuerte ruptura con aquellas posturas, adscribiendo al paradigma narias , mostrando las tensiones y debates que las recorrían. democrático que se expresaría en apoyo al Otro de los artículos, a cargo de alfonsinismo. Todo ello en el marco de los Alonso, aborda una discusión teórica con debates téoricos que cruzaron al marxisreferencias históricas sobre la pertinencia mo a nivel internacional en aquellos años, de la aplicación del concepto de genocisintetizado en el reemplazo de referentes dio para el caso del Terrorismo de Estado como Marx y Gramsci, por Poggi, Coletti durante la última dictadura argentina. y, especialmente, Bobbio. Itinerario que, Otros tres capítulos tratan sobre reflexiocabe agregar, aún marca algunos aspecnes intelectuales respecto a la violencia y tos de los debares actuales en torno a la la democracia, en un grupo intelectual violencia revolucionaria. Cierra el texto comprometido con la dinámica política una lectura de Burkart sobre el Terror de para el caso de Guatemala (realizada por Estado en las revistas humorísticas brasiRostica), en las revistas uruguaya Marcha lera (O Pasquim ) y argentina ( Humor ) (Ribadero) y las argentinas Pasado y Pre- como formas de representaciones humorís- sente , Controversia y La Ciudad Futura ticas de la violencia ejercida por el Estado , (Ponza). Sobre el país centroamericano, en ambos países, y las diferencias y coinen el contexto de un proceso de reformas cidencias entre ambas. Dadas la riqueza democráticas, antioligárquicas y antiimpe- de cada artículo y las posibilidades de extendernos en esta reseña, no realizamos rialistas durante los años cuarenta y cincuenta abortado en 1954 por un golpe más comentarios sobre cada uno de ellos, auspiciado por los EE.UU., la autora sisolo señalar que se constituyen como regue el derrotero del grupo de intelectua- ferencias insoslayables sobre las temáticas que abordan. les de 1944 y sus posteriores reflexiones sobre el error político de haber confiado Entre los capitulos de corte teórila defensa del proceso en curso, exclusico-conceptual, que repasaremos breve vamente en las fuerzas armadas. Respecmente, se encuentra el de Sebesta, recoto a Uruguay y la revista Marcha , Riba- rriendo algunos clásicos del pensamiento dero señala el impacto de la Revolución político moderno: Maquiavelo, Hobbes, Cubana en las nuevas generaciones de inLocke, Vico, Adam Smith, Rousseau y telectuales de izquierda, que pusieron en Marx. Llamativa y provocativamente, se discusión las visiones tradicionales sobre incluye a Shakespeare y su Mercader de 191
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Venecia . Más alla de sus heterogenieda- De allí que, en nuestro criterio, los debades epocales e ideológicas, la autora entes en torno al No Mataras no resultaron cuentra coincidencias en señalar que para significativos en términos historiográficos. todos ellos, aún cuando la sociedad naEn relación con la agenda de inves- cional o supranacional supone la ausencia tigación propuesta por los autores, nos ende una violencia abierta y generalizada , contramos con aspectos que ayudarían a persiste una violencia continuada propia dilucidar aspectos centrales de la violencia de las dinámicas a través de las cuales esas –estatal y revolucionaria– que signan nuessociedades se constituyen y desarrollan. tra historia reciente. Entre ellos, resulta Sí nos extenderemos sobre algunas clave la propuesta de los autores por imde las afirmaciones teóricas de los primepulsar una perspectiva conparativa para ros capítulos, además de la propuesta de arribar a una explicación general , global agenda de investigación que cierra el pri- que, como ya señalamos, no suele estar mero de ellos. presente en loas actuales análisis historioUna de las primeras afirmaciones gráficos. De igual forma, se llama la atenque compartimos con los autores, refiere ción respecto a la necesidad de una miraa la necesidad analítica (pero también con da más integral a la sociedad de aquellos consecuencias políticas) de mencionar que años –»antes de fijarse en quienes optan por «poca atención se ha prestado (…) a la vio- la violencia (…) contra el orden estableci- lencia empleada por las clases dominantes do, es necesario fijarse en la sociedad ente- para transformar el orden en su mayor be- ra» 7– para una comprensión más profunda de las apelaciones a la violencia. Tamneficio». 4 En el marco de recientes debates intelectuales que discurrieron en torno bién una ampliación del objeto, que inclua posicionamientos morales sobre el ciclo ya no solo a la organización armada sino de violencia insurgente y respuesta terro- a «las diferencias entre uno y otro de los ban- rista estatal, compartimos el interés de los dos enfrentados» para proporcionar una coordinadores del volúmen por «analizar real dimensión de la disputa en curso. Respecto a los sujetos que apelan a la violencia no como una abstracción meta- física, sino como abstracción de una catego- la violencia, los autores alientan a prestar ría historicamente (empíricamente) desple- atención a algunos de los tópicos que han orientado, en nuestra visión, los estudios gada, capaz de explicar, sin juicios morales, 5 su papel en estas sociedades» . Como así en curso sobre organizaciones armadas; también que «Quienes apelan a juicios esto es, su posición social, formas de ormorales para condenar la violencia o quie- ganización, obtención de armamentos y nes prefieren «explicarla» con alguna me- financiamiento, lugar de desarrollo de sus táfora organicista –como el de la patología o acciones, formas de operar y con y contra la «anormalidad» se extravían en un loda- quiénes actúan , relación con los aparatos zal teórico, pero también en la historia» .6 estatales que ejercen la violencia . 4
Ansaldi y Ansaldi y 6 Ansaldi y 7 Ansaldi y 5
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Alberto, (2014):27-28. Alberto, (2014):28-29. Alberto, (2014):32. Alberto, (2014):34.
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Menor importancia se le ha otor- lencia, principalmente porque propone un gado a otro aspecto subrayado por los marco teórico complejo y de gran potenautores: el situar las particularidades de la cia explicativa en términos historiográfiviolencia política armada (con la que An- cos, lo cual constituye, en nuestro critesaldi denomina a la opción de hacer políti- rio, el principal aporte del texto. ca con las armas , para cuestionar el poder del Estado) en relación con la «violencia Bibliografía ejercida cotidianamente en las relaciones sociales de producción» 8 que consideramos ACHA, Omar, (2012), Un revisionismo central. En fin, los autores ponen de rehistórico de izquierda y otros ensayos de lieve la necesidad de abordar la cuestión política intelectual , Bs. As., Ediciones más desde programas de investigación arHerramienta. ticulados y en diálogo, que desde trabajos individuales para arribar a una mirada de ANSALDI, Waldo y ALBERTO, Mariana, (2014), Muchos hablan de ella, polarga duración sobre América Latina , que cos piensan en ella. Una agenda posipueda arrojar luz respecto a que: ble para explicar la apelación a la violencia política en América Latina. En «como en el resto del mundo, la violen- ANSALDI, Waldo y GIORDANO, cia es un componente inseparable de la Verónica, América Latina. Tiempos de política (…) los revolucionarios la uti- lizaron porque no había otro medio violencias. Buenos Aires: Ariel. para terminar con un orden social y TCACH, César, (2006), «Entre la lógica crear uno nuevo (…) no inventaron la del partisano y el imperio del Gólem: violencia, la encontraron establecida dictadores y guerrilleros en Argentina, (…) La cuestión, entonces, no es aplau- Brasil, Chile y Uruguay». En Quirodir o repudiar su empleo (…) es expli- ga, Hugo y Tcach, César, Argentina car por qué ha sido y es así». 9 1976-2006. Entre la sombra de la dic- tadura y el futuro de la democracia . Ello permitirá avanzar en trabajos Rosario: Homo Sapiens. empíricos sobre el espinoso tema de la vio-
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Ansaldi y Alberto, (2014):37. Ansaldi y Alberto, (2014):45.
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