Descripción: Amor Irracional: Hospital General Esther es una esfermera que es secuestrada en su departamento ya que la confunden con su compañera que es una cirujana ahí conoce a Maca que es una policía infiltr...
A obra do economista comportamental Dan Ariely discorre. magnificamente. sobre como nós tomamos decisões irracionais. É um entrelaçamento de economia, psicologia e sociologia, como se fosse …Descrição completa
"En este volumen se recogen los más de quinientos relatos presentados al “I Concurso de Literatura Irracional” convocado por el blog “Espejo Lúdico”. Los concursantes debían escribir microrr…Descripción completa
A obra do economista comportamental Dan Ariely discorre. magnificamente. sobre como nós tomamos decisões irracionais. É um entrelaçamento de economia, psicologia e sociologia, como se fosse …Full description
Autor: Ariely, D. Previsivelmente Irracional As forças Ocultas que Influenciam as Nossas DecisõesDescrição completa
Caracteristicas de pensamiento racional e irracionalDescripción completa
que cosas inciden en nuestra conductaFull description
Psicología realista para superar el miedo a la muerte y las falsas ilusiones generadas en las relaciones amorosas.Descripción completa
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Descripción: Amor Liquido. Zygmunt Bauman PDF
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Amor irracional
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Amor irracional
Durante toda la noche no había cesado aquella fna lluvia. Llevaba muchas horas echada en la cama oyendo esa música de ondo que originaba el agua al caer. caer. Se sentía terriblemente cansada. Habían sido dos meses en los que apenas había podido dormir más de tres o cuatro horas seguidas y siempre en un camastro incmodo y ba!o un par de mantas que apenas le daban abrigo "hora todo había acabado. Se había mentali#ado para ir al entierro que tendría lugar a las doce del mediodía y despu$s cogería sus maletas y se volvería a su tierra natal. %or la ventana solo se adivinaba oscuridad total. &ncendi la lamparilla de la mesita de noche para mirar el relo! y con bastante desilusin comprob comprob que aún eran las cinco y cuarto de la ma'ana Dio un par de vueltas más en la cama. (ntentaba coger el sue'o y evitar que los recuerdos se apoderaran de su voluntad) pero le estaba resultando imposible. imposible. *na y otra ve# veía su cara y escuchaba su vo# +,ete) +,ete) corre) corre)...-. corre)...-. "quellos o!os le habían gritado con uer#a que se uera. "l principio había opuesto resistencia) casi le parecía un bonito fnal morir a su lado. %ero ella no se lo había permitido. " empu!ones la había sacado de ese #ulo y a gritos la había obligado a correr correr tanto como sus piernas habían podido. &ran unas imágenes diíciles de olvidar) unos recuerdos recuerdos que seguro la acompa'arían hasta el último de sus días Si al menos tuviera algún tipo de barbitúrico en su botiquín. &ra enermera pero siempre siempre había estado en contra de la medicacin para dormir) aunque hoy daría lo que uera por poder descansar) por cerrar los o!os y coger un sue'o plácido Despu$s de unos minutos y ante la imposibilidad de dormir un poco) decidi levantarse y darse un ba'o. %uede que sumergir su cuerpo en agua rela!ara algo la tensin a la que tenía sometida toda su musculatura. &ntr &ntr en el cuarto de ba'o y abri el grio del agua caliente. on los dedos ba!o el chorro chorro de agua esper a que la temperatura de esta uera agradable y tap el desag/e. 0ientras la ba'era se llenaba aprovech para mirarse unos segundos en el espe!o. +Dios) qu$ va a decir mi madre cuando me vea-. 1ácilmente 1ácilmente había perdido ocho o die# 2ilos en estos días de encierro. encierro. &l peso adelga#ado) los o!os hinchados de tantas lágrimas vertidas la noche antes) el pelo mal cortado... su aspecto era realmente lastimoso
Amor irracional
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"l entrar en la ba'era por un momento le vino a la memoria la noche que empe# todo. Era un cuatro de septiembre y apenas llevaba quince días viviendo en ese pueblo. Había venido por motivos de trabajo. En su ciudad solo conseguía hacer suplencias, con horarios pésimos y con largos periodos de descanso entre una y otra suplencia. Aquí le habían ofrecido una plaza ja, un buen sueldo y el mismo hospital disponía de unos apartamentos cercanos para la gente que procediera de otras zonas de Espa!a Espa!a o del e"tranjero Aquel día había sido especialmente especialmente tr#gico. $n enfrentamiento enfrentamiento entre un comando terrorista y la ertzaina se había saldado con dos policías heridos, uno de los cuales había muerto en el quir%fano minutos después. Esther sabía que en ese pueblo, igual que en muchos otros, era mejor no e"teriorizar ning&n tipo de color político pero aquel día, al salir a aquel pasillo en el que se encontraba la mujer del policía fallecido y ver como ésta lloraba lloraba desconsoladamente mientras mientras se sujetaba con fuerza una barriga en avanzado estado de gestaci%n no pudo evitar un comentario, '(ue hijos de puta, que ganar#n con una viuda y un huérfano m#s) Aquel cuatro de septiembre septiembre había sido la <ima vez que que había hablado con su madre. A&n recordaba perfectamente la conversaci%n. *u m%vil había sonado al salir de la clase de eus+era a la que se había apuntado ese mismo lunes E: odo muy bien mam# u u padre y yo nos vamos En:
de viaje este jueves y si todo va bien nos quedaremos unas semanitas. -atrina -atrina pronto saldr# de cuentas y tu hermano ya nos tiene una habitaci%n preparada en su casa &sther se dio cuenta de lo desconectada que estaba del mundo real. Su sobrinita había nacido durante el tiempo en que ella había estado secuestrada y aún no había podido ver ni siquiera una otograía suya. "quella última conversacin mantenida con su madre parecía pertenecer a otra $poca de su vida) pero tan solo habían transcurrido transcurrido dos meses desde aquel día +%obre) +%obre) mamá... 3qu$ debi pensar al saber que su hi!a había desaparecido4 Aquella noche su compa!era compa!era de piso, una joven doctora doctora procedente de adrid, había decidido irse para casa a la salida del hospital. enía enía unas décimas de ebre y se encontraba muy cansada E: Así qué... /aura. 0Hoy haces campana1 L: 2hica... si es que no me aguanto de pie.
que el viernes no faltaré a clase
3isc&lpame con 4or+a y dile
Esther de forma involuntaria puso la palma de su mano en la frente de su amiga y la not% ligeramente caliente
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"l entrar en la ba'era por un momento le vino a la memoria la noche que empe# todo. Era un cuatro de septiembre y apenas llevaba quince días viviendo en ese pueblo. Había venido por motivos de trabajo. En su ciudad solo conseguía hacer suplencias, con horarios pésimos y con largos periodos de descanso entre una y otra suplencia. Aquí le habían ofrecido una plaza ja, un buen sueldo y el mismo hospital disponía de unos apartamentos cercanos para la gente que procediera de otras zonas de Espa!a Espa!a o del e"tranjero Aquel día había sido especialmente especialmente tr#gico. $n enfrentamiento enfrentamiento entre un comando terrorista y la ertzaina se había saldado con dos policías heridos, uno de los cuales había muerto en el quir%fano minutos después. Esther sabía que en ese pueblo, igual que en muchos otros, era mejor no e"teriorizar ning&n tipo de color político pero aquel día, al salir a aquel pasillo en el que se encontraba la mujer del policía fallecido y ver como ésta lloraba lloraba desconsoladamente mientras mientras se sujetaba con fuerza una barriga en avanzado estado de gestaci%n no pudo evitar un comentario, '(ue hijos de puta, que ganar#n con una viuda y un huérfano m#s) Aquel cuatro de septiembre septiembre había sido la <ima vez que que había hablado con su madre. A&n recordaba perfectamente la conversaci%n. *u m%vil había sonado al salir de la clase de eus+era a la que se había apuntado ese mismo lunes E: odo muy bien mam# u u padre y yo nos vamos En:
de viaje este jueves y si todo va bien nos quedaremos unas semanitas. -atrina -atrina pronto saldr# de cuentas y tu hermano ya nos tiene una habitaci%n preparada en su casa &sther se dio cuenta de lo desconectada que estaba del mundo real. Su sobrinita había nacido durante el tiempo en que ella había estado secuestrada y aún no había podido ver ni siquiera una otograía suya. "quella última conversacin mantenida con su madre parecía pertenecer a otra $poca de su vida) pero tan solo habían transcurrido transcurrido dos meses desde aquel día +%obre) +%obre) mamá... 3qu$ debi pensar al saber que su hi!a había desaparecido4 Aquella noche su compa!era compa!era de piso, una joven doctora doctora procedente de adrid, había decidido irse para casa a la salida del hospital. enía enía unas décimas de ebre y se encontraba muy cansada E: Así qué... /aura. 0Hoy haces campana1 L: 2hica... si es que no me aguanto de pie.
que el viernes no faltaré a clase
3isc&lpame con 4or+a y dile
Esther de forma involuntaria puso la palma de su mano en la frente de su amiga y la not% ligeramente caliente
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E: 5enga,
intentaré no hacer ruido cuando llegue. u u métete prontito en la cama y ya ver#s como ma!ana te levantas como nueva L: 6o te preocupes por lo del ruido... e he tomado un antiin7amatorio hace unos minutos y noto que ya me est# viniendo el sue!o. 2reo que hoy no me despertaría ni un terremoto 5 no había sido un terremoto terremoto pero pero casi) casi. "lguien había aporread aporreado o con uer#a la puerta. &lla se encontraba e ncontraba desnuda y a punto de entrar en la ba'era cuando había oído esos uertes golpes en la puerta de la entrada. Se tap rápidamente con un alborno# e intent darse prisa en abrir para que quien uera no acabara por despertar a Laura "ún ahora temblaba al recordar la imagen de aquellos dos encapuchados y aquella peque'a pistola con la que la apuntaba el primero de ellos. Sin darle ningún tipo de e6plicacin aquel tipo la había enca'onado a nivel del pecho y la había hecho retroceder hasta conseguir que se cayera sobre el soá y se le abriera en parte la prenda de ropa con que se había vestido 8oder... ... Terrorista 1: 8oder
que buena est# la doctora... si parece que me estuviera esperando... 0porqué 0porqué no me dejas diez minutos a solas con ella1... seguro que 'el capo) no se va a enterar si t& no le dices nada " &sther le parecía increíble como podía recordar tan detalladamente lo que había ocurrido aquella noche. &sa misma tarde en comisaría lo había tenido que relatar en más de una ocasin y posiblemente por ello e llo ahora lo estaba reviviendo con tanta precisin %or suerte el segundo encapuchado se había acercado al primero y le había dicho algo a la ore!a. "lgo que le había hecho cambiar de opinin Terrorista 1: 8oder...
ienes raz%n... 5amos vístete deprisa 9bajando de momento la pistola y tirando de ella para ayudarla a levantarse: 05ives con alguien, /aura1 Esther apenas había podido mover la cabeza en se!al negativa. odo odo su cuerpo temblaba por la mezcla de miedo y nervios que sentía en su interior,, pero su cerebro intentaba mantenerse alerta. $na cosa tenía interior clara, la habían confundido con /aura, y apenas dos semanas antes ésta vivía sola en ese apartamento. Algo le decía en su interior que era mejor no quitar a esos hombres de su equívoco Terrorista 1: Acomp#!ala
t& a su habitaci%n... al menos t& no te vas a poner caliente si la ves desnuda desnuda A&n encima de la cama se encontraban encontraban los tejanos tejanos que se había quitado minutos antes y un jersey muy no con el que había pasado un poquito de frío al volver a casa. ;ntentando ir lo m#s aprisa posible para que
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/aura no se despertara y no se le ocurriera levantarse de la cama se quit% su albornoz y se empez% a vestir 2uriosamente aquel tío que la había llevado hasta su habitaci%n no parecía tener ning&n interés en verla desnuda. ientras ella se vestía había abierto un armario y sac#ndose una bolsa plegada de uno de sus bolsillos la había ido llenando de ropa limpia, un par de pantalones y varios jerseys. 3espués había abierto el caj%n del que Esther había sacado unas braguitas limpias y había hecho lo propio con la ropa interior. Había cogido varias mudas y también las había metido en esa bolsa de basura Esther que seguía hecha un 7an se daba cuenta por el proceder de aquel encapuchado que estaba a punto de ser secuestrada y por la ropa que había guardado en aquella bolsa podía ser que la cosa fuera realmente grave.
miraba jamente a los ojos: 5amos, tenemos que irnos ya
&sther agradecía los cuidados que le estaba prodigando Laura pero en el ondo lo que más deseaba era poder seguir inmersa en sus recuerdos. De orma obediente se ech en el soá y sigui con la mirada como su compa'era de apartamento iba a por algo de abrigo (nconscientemente se sumergi de nuevo en los recuerdos. Al salir del pueblo aquella secuestradora de dulce voz le había tapado la cara con una especie de bolsa de ropa. 3urante un periodo de tiempo que le
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habría sido difícil de precisar el coche había circulado por caminos mal asfaltados. En m#s de una ocasi%n incluso las curvas tomadas de forma violenta habían hecho que el cuerpo de la enfermera se viera zarandeado de un lado a otro. Al detenerse el vehículo la habían obligado a bajar del coche y el dientes la había hecho entrar en una especie de cobertizo. Allí le habían permitido que se quitara aquello que le cubría la cara. Al pensarlo no pudo evitar llevarse ambas manos a las mejillas L: 38ienes río todavía4 9Laura estaba allí sentada a su lado e intentaba
taparla con una gran manta:. 38e preparo un vaso de leche caliente4 = me!or una inusin... &sther escuchaba la vo# de su amiga pero no podía evitar temblar. Allí, en aquel cobertizo solo se veía una cama y en ella alguien que se había medio incorporado al oír como se abría la puerta -: 0/a habéis localizado1... -: *í, capo... 4uapa la doctora... 4uapa de veras... -: Espero que vuestra tardanza no se deba a que te
la hayas estado tirando. engo una bala en la espalda y si me entero... -: 6o, capo, no... 8oder, capo, que uno es serio... Aquel tipo de la cama no había podido reprimir una carcajada delante de este comentario -: Acéptalo,
dientes. u seriedad es peque!ita y te cuelga entre las
piernas... En aquel momento se abri% de nuevo la puerta y entr% la mujer que había participado en el secuestro. En la mano llevaba un maletín de médico -: 06o
le habéis e"plicado a la chica para que la hemos traído hasta aquí1 9dejando el maletín en una mesa pr%"ima a la cama: -: Est#bamos esperando a que trajeras el material. 2onfío en que sea una buena cirujana. $nai coment% que en ese hospital es de lo mejorcito en quir%fano y mejor que sea así porque no me gusta nada tener una bala en mi cuerpo Esther había empezado a entender lo que ocurría. En aquel enfrentamiento en el que había muerto el policía aquel terrorista que tenía delante suyo, echado en aquella cama, había recibido un balazo. e%ricamente habían secuestrado a /aura, una joven doctora con gran habilidad con el bisturí para que le e"trajera aquella bala alojada cerca de su médula. *olo e"istía un problema, en realidad ella era Esther ientras aquellos terroristas necesitaran de un médico su vida estaría a salvo pero si les revelaba el gran error que habían cometido podía ser que decidieran deshacerse de ella
Amor irracional
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2uando estaba pensando en todo ello not% que alguien la empujaba por la espalda y la obligaba a acercarse a la cama de aquel hombre herido -: 5amos,
capo, échate y que la doctorcilla te pueda ver la herida 9El dientes se había encorvado sobre su compa!ero y le estaba levantando un poco el pijama que llevaba puesto: Esther tenía una gran e"periencia en el servicio de urgencias y difícilmente se impresionaba al ver una herida. A pesar de ello al ver el oricio de la bala en medio de la espalda no pudo reprimir un suspiro -: 0Est#
muy mal la cosa1 9al herido aquel suspiro de la persona que tenía que curarlo lo había asustado: -: *í... es imposible sacar la bala en estas circunstancias 9Esther necesitaba que la creyeran: < si no se hace bien podríamos da!ar la columna -: 0e quedaría inv#lido1 -: *í, e"iste ese riesgo 9cuanto m#s asustado estuviera m#s f#cilmente accedería a ser llevado a un hospital: 3urante unos segundos aquel hombre había permanecido en silencio. *e diría que su cerebro estaba procesando lo que Esther le acababa de decir -: Cueno
conaré en tus manos y en tu habilidad en cirugía. ?or tu bien y por el mío esperemos que sepas sacar la bala... -: ?ero es que no disponemos de luz..., aquí no hay ning&n tipo de asepsia..., la anestesia... -: 3ale un papel y un boli a /aura 9dirigiendo su mirada a la mujer que tenía cerca: (ue haga una lista y t&, dientes, enc#rgate de conseguir todo lo necesario para que me pueda intervenir. *i voy a un hospital me van a detener y voy a pasar los cuarenta pr%"imos a!os en chirona. ?reero jug#rmela ?oco después de hacer una larga lista, en la que guraban medicamentos difíciles de localizar, Esther vio como el capo asignaba su custodia a la mujer que había colaborado en su secuestro -: /lévatela
a la granja. 2uando esté todo preparado te avisaré para que la vuelvas a traer. Acomp#!alas t&, dientes, y después te pones manos a la obra con esa larga lista -: 6o es necesario... yo sola me puedo encargar de este traslado... 9sac#ndose una pistola de debajo la chaqueta y apuntando con ella a Esther: 3udo que me oponga resistencia -: 3e acuerdo... pero si da problemas no dudes en... ya sabes... -: 0< tu espalda1... 0(ué pasar# con esa bala si yo no dudo en...1 -: 6ada de tonterías... te estoy haciendo una advertencia seria, aca. *i esta ma!ana hubieras disparado cuando te lo he dicho posiblemente yo no estaría ahora en esta cama
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El dientes después de esto había hecho un comentario en eus+era, comentario que había parecido molestar a la mujer porque esta enseguida había forzado a Esther a salir de aquel cobertizo E: 0engo que volver a M: 6o... esta vez no es
taparme la cara1 necesario. *ube al coche y hazme un favor, no me obligues a ser una jodida asesina 3esde aquel momento Esther había empezado a sentir l#stima por aquella mujer. Algo le decía que no dejaba de ser una víctima m#s. $na chica que de haber nacido en otro país y en otra época podría haber sido feliz y que sin embargo vivía permanentemente en lucha consigo misma E: 0(ué
ha dicho1 M: 0(uién1 E: Dl 9indicando con el dedo al terrorista que en aquel momento se acercaba al coche: ha dicho algo que te ha molestado M: 6ada... no te preocupes... no tiene nada que ver contigo Dientes: aca, pide el jefe que entres. ye 9sujet#ndola por el brazo en el momento que pasaba por su lado: me he pasado antes. 6o debería... /a mujer se había soltado de forma brusca de aquel tipo y se había dirigido de nuevo hacia el cobertizo mientras Esther que había escuchado aquel comentario aprovechaba para obtener informaci%n E: e
vais a matar 0verdad1. Aunque consiga ayudar a vuestro jefe no pens#is liberarme... 9el hecho de que no le e"igieran cubrirse la cara le había hecho temerse lo peor: Dientes: 6o creía que entendieras nuestra lengua, por eso... 6o debería haber dicho nada. En realidad todos sentimos lo de Favi E: 0Favi1 Dientes: *í, solo tenía veinti&n a!os y dej% escapar a un rehén. /os jefes ordenaron su ejecuci%n para dar ejemplo. aca, después de aquello, nunca ha vuelto a ser la misma 9Aquel hombre había callado al ver que su compa!era volvía con el maletín en la mano y subía de nuevo al coche: "hora echada en ese soá se daba cuenta que desde la primera noche aquella mu!er había hecho todo lo posible por cuidar de ella L: &sther) ven) levántate un poco y tomate esto
Laura le estaba oreciendo un vaso de leche con cacao L: 8matelo) &sther 9viendo que su amiga se limitaba a coger el vaso con
ambas manos como si tan solo quisiera calentarse las manos: ;ecesitas alimentarte y olvidar cuanto antes todo lo sucedido E: ;o... no... no quiero olvidar... ;o puedo olvidar...