ALQUIMIA
CARTA DE ARISTEO A SU HIJO SOBRE EL MAGISTERIO HERMÉTICO (Extraída de la “Biblioteca de los Filósofos Herméticos”. Manuscrito anónimo conservado en la Biblioteca de Grenoble, número 819, siglo XVIII, páginas 183192)
Hijo mío: Después de haberte transmitido el conocimiento de todas las cosas, y de haberte enseñado cómo debes vivir y regular tu conducta de acuerdo con las máximas de una filosofía excelente, después de haberte instruido sobre todo lo que atañe al orden y al conocimiento de la monarquía del universo, sólo me resta por darte las llaves de la naturaleza, conservadas por mí con gran esmero. De entre todas estas llaves, la que abre el lugar cerrado ocupa sin dificultad el más alto rango; es la fuente misma de todas las cosas y no cabe duda de que Dios le ha dado una propiedad del todo divina. Para quien está en posesión de esta llave las riquezas se tornan despreciables, ningún tesoro se le puede comparar. ¿De qué sirven las riquezas a aquellos que están sujetos a las desgracias que infligen las enfermedades humanas? ¿Qué valen los tesoros cuando se es derribado por la muerte? No hay riquezas que sean conservadas cuando la muerte nos atrapa ; pero, si poseo la llave alejaré tanto como sea posible mi deceso y, además, estaré seguro de haber adquirido un gran secreto que espanta toda suerte de padecimientos. Las riquezas están en mi mano, no me faltan los tesoros, huye la languidez; la muerte tarda cuando tengo la llave de oro. Ahora, hijo mío, te la voy a ceder como herencia, mas te conjuro por el nombre de Dios y por su Santo Trono para que la guardes encerrada en el cofre de tu corazón y sometida al sello del silencio. Si te sirves de ella te colmará de bienes, y cuando seas viejo o empieces a ver declinar tu cuerpo ella te aliviará, te renovará, te curará. Pues sucede que, por una virtud que le es propia, remedia todas las enfermedades, ennoblece los metales y hace felices a sus poseedores. Nuestros padres nos pidieron bajo juramento aprender a conocerla y no dejar de utilizarla para hacer el bien al indigente, al huérfano y al necesitado, haciendo de este comportamiento nuestra marca y nuestro genuino carácter. Todas las cosas que están bajo el cielo, divididas en especies diferentes, tienen como origen un mismo principio, y este es el aire del que todo fluye. El alimento de cada cosa muestra cual es su origen, puesto que lo que sostiene la vida es también lo que sostiene el ser. El pez emplea el agua, el niño mama de su madre, por su vida conocemos el principio de estas cosas. La vida de las cosas es el aire, éste es pues el principio de las cosas. Además, el aire corrompe el cuerpo de todas las cosas. Lo que trae la vida como un don puede también interrumpir la vida. La madera, el hierro, las piedras, son disueltos por el fuego, y por él todas las cosas vuelven a su estado primero. Aquí está la causa de la generación, que también lo es por diferentes métodos de la corrupción. Y si sucede que ciertas criaturas sufren, sea
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ALQUIMIA por efecto del tiempo, sea por un caso fortuito, el aire viene ciertamente en su auxilio para curarlas de su imperfección y de su enfermedad. La tierra, el árbol, la hierba, languidecen a veces por exceso de calor, el rocío del aire repara en todos ellos este defecto. Así ninguna criatura puede ser restablecida salvo por algo que esté en su propia naturaleza. Y sucede que el aire es el principio fundamental de todas estas cosas, por lo que puede concluirse que es la única medicina universal. Sabemos que en él mismo se encuentra la simiente, la vida, la muerte, la enfermedad, el remedio por excelencia. En él ha encerrado la naturaleza todos sus tesoros, y los ha comprimido como en un depósito propio y particular. no obstante, tener la llave de oro es saber liberar esta cámara estanca para extraer el aire del aire. Pero si se ignora como atrapar ese aire, entonces es imposible adquirir aquello que cura las enfermedades particulares y generales, llamando a los metales a la vida. Si deseas expulsar todas las enfermedades es necesario que busques el remedio dentro de la fuente común. La naturaleza produce al semejante sacándolo del semejante y reúne especie con especie. Aprende pues, hijo mío, a capturar el aire, aprende a conservar la llave de oro de la naturaleza. Todas las criaturas pueden atrapar perfectamente el aire si conocen la llave de la naturaleza, sólo si conocen esta llave. El saber extraer el aire del arcano celeste es verdaderamente un secreto que supera la capacidad del espíritu humano, un gran secreto que contiene la virtud que la naturaleza ha atribuido a todas las cosas. Pues las especies se prenden por medio de sus especies semejantes. A un pez se le coge con un pez; a un pájaro con otro pájaro, y al aire se lo atrapa con otro aire que lo seduce. La nieve y el hielo son un aire que el frío ha congelado, la naturaleza los ha dado una disposición que los permite poder capturar el aire. Coloca una de estas dos cosas en un vaso cerrado. Hazte con el aire que se congela alrededor, recogiendo lo que se destila en forma de humedad cálida en un vaso pequeño y profundo, cerrado, grueso, fuerte y limpio, de manera que puedas hacer cuánto te plazca, bien los rayos del sol, bien los de la luna. Cuando el vaso esté lleno cierra bien su boca para que esta chispa celeste, que está ahí concentrada, no se disipe en el aire. Llena tantos vasos como quieras de este líquido, atiende a continuación a lo que debes hacer y guarda silencio. Construye un pequeño horno, adáptale un vaso lleno hasta la mitad de aquel aire capturado. Séllalo. Dispón seguidamente el fuego de manera que suba sólo la porción más ligera del humo, sin violencia, como hace en la naturaleza, en el centro de la tierra, donde el fuego calienta sin cesar produciendo una circulación continua de los vapores del aire. Que este fuego sea moderado, húmedo, suave, parecido al de un pájaro incubando sus huevos. Una vez conseguida esta disposición debes continuar de manera que el fruto aéreo cueza sin consumirse, agitándolo durante largo tiempo, hasta que quede enteramente cocido en el fondo del vaso. Añade nuevo aire a este aire, no en gran cantidad, sino en la proporción que haga falta. Haz de manera que se licúen ligeramente, que se pudra, que se ennegrezca, que se coagule, y que una vez fijado, enrojezca. Después toma la parte pura separada de la parte impura por medio del fuego y de un artificio divino. Toma al fin la parte pura de un aire crudo, a la que unirás de nuevo la parte pura endurecida. Haz de manera que se disuelvan, que se unan, que se ennegrezcan ligeramente, que se tornen blancos, que se endurezcan y que, por último, se enrojezcan. Aquí termina la obra. Has hecho el elixir que produce todas las maravillas que has visto. Tienes la llave de oro, el oro potable, la medicina de todas las cosas, un tesoro inagotable. Así sea. Amen.
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ALQUIMIA - "La Antigua Guerra de los Caballeros", texto presentado y editado por José Rodríguez, «Azogue», nº 2, Julio - Diciembre 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
LA ANTIGUA GUERRA DE LOS CABALLEROS Presentación: La primera edición de "La Antigua Guerra de los Caballeros, o las Conversaciones de la Piedra de los Filósofos", publicada en idioma alemán, apareció en Leipzig en el año 1604 y figura como anónima con el título original de "Uralter Ritter-krieg". El texto alcanzó gran popularidad gracias al volumen "Le triomphe hermétique" donde el alquimista Limojon de Saint-Didier lo traduce al francés intentando enmendar los errores de una versión anterior, acompañándolo además de un extenso comentario anexo conocido como "Plática de Eudoxio y Pirófilo" (1). La "Uralter Ritterkrieg" representa uno de los más brillantes ejemplos de la literatura alquímica de los siglos XVI y XVII, época reconocida como punto culminante de la alquimia en el desarrollo simbólico de sus reflexiones teóricas. Surgen obras como el "Introitus" de Filaleteo, "Arcanum hermeticae philosophicae opus" de Jean d'Espagnet, la "Atalanta Fugiens" de Maier, los trabajos atribuidos a Basilio Valentino, al Cosmopolita, a Sendivogius... se trata, en fin, de la época más prolífica en la redacción de textos dedicados al arte transmutatorio en el continente europeo. Una obra atribuida al alquimista alemán Johann Sternhals fue editada en Hamburgo en 1595 (reimpresión en 1680) (2) con el mismo título de "La Guerra de los Caballeros", y aunque su contenido es diferente al que ahora nos ocupa comparten ambos el hecho de estar estructurados en forma de diálogo o discusión. En el escrito de Sternhals la disputa es entre dos cuerpos metálicos, el oro y el hierro, para los que el mercurio hace las veces de juez. Los dos metales discuten sus propiedades naturales intentando quedar uno por encima del otro. El tema se basa sin duda en la en la polémica en defensa del hierro como materia central de la obra alquímica agitada por "La Espositione di Geber Philosopho" del italiano Giovanni Bracesco (1482-1555?) y replicada duramente por Giovanni Tauladano, Gaudenzio Merula y Giovanni Battista Fr. En el tratado que ahora editamos tenemos un combate verbal distinto. Se produce entre tres personajes: el oro y el mercurio por una parte y la piedra de los filósofos por otra. El recurso literario de hacer polemizar entre sí a los protagonistas materiales de las operaciones alquímicas es clásico, aunque no habitual, en la biblioteca alquímica. Encuentra su origen en el medievo musulmán, más concretamente en el "Libro de los Siete Ídolos" alquímicohermético atribuido a Balinas-Apolonio, descrito por el árabe Jildakî en su kitab alburhân fi asrâr 'ilm al mîzân que estaba dividido en nueve secciones: dos para el Sol (oro), dos para la Luna (plata) y una para cada uno de los otros cinco metalesplanetas. En cada capítulo toma el protagonismo una "estatua metálica viviente" que se dedica a exponer al lector las virtudes de su metal correspondiente, su composición, sus propiedades, su afinidad con ciertos planetas, etc. Cada ídolo metálico planteaba sus atributos con detalle(3). Esta visión antropomórfica de los metales en la que se recrea una actitud dialogante se repite en una obra árabe de marcado empirismo como es el anónimo "De aluminibus et salibus", más concretamente en su capítulo dedicado al mercurio (4). Este escrito conoció una enorme difusión en el medievo latino desde el siglo XIII y puede enlazarse con los
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ALQUIMIA primeros textos europeos que echan mano del diálogo entre elementos metalúrgico-planetarios como recurso retórico en el discurso alquímico; hablamos de la "Visión de John Dastin" (5) y del capítulo tercero incluido en el "Liber deflorationis philosophorum" pseudo-Arnaldiano (6), fechados en el primer cuarto del siglo XIV. José Rodríguez Guerrero
1. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON DE SAINT-DIDIER, (1689), "Le triomphe hermétique, ou la pierre philosophale victorieuse. Traitté plus complet et plus intelligible, qu'il en ait eu jusques ici, touchant le magistère hermetique", In 8°, Amsterdam, Henricus Wetstein. [segunda edición en 1699]. Abundantes datos sobre esta obra y las características de sus varias ediciones se encuentran en los catálogos especializados en alquimia: Caillet 6696; DeGuaita 505 y 1505; Duveen p.361; Ferguson II, 468; Ouvaroff 1150; Bib. Esoterica 2706; Verginelli 191; See Hall 21. 2. - JOHANN STERNHALS, (1680), "Ritterkrieg. Das ist: Ein Philosophisch-Geschicht, in Form eines gerichtlichen Processes, wie zwey Metallen, nemblich Sol und Mars, durch Klag, Antwort und Beweiß, jegliches Natur unn Eigenschaft von ihrem natürlichen Gott und Richter Mercurio gehöret, und endlich durch ein wolgegründetes Urtheil, mit ewigwahrender Freundschafft einig zusammen verbunden werden", Wolff, Hamburg, [consultamos el ejemplar de la Bayerischen Staatsbibliothek de Munich, signatura no 41.2428]. 3. - Los capítulos son introducidos por una serie de plegarias y letanías musulmanas que evidencian esfuerzos de los copistas por islamizar una obra pagana, posiblemente de origen siríaco. 4. - El "Libro de los Alumbres y las Sales" llega a Europa en dos versiones editadas respectivamente por J. Ruska y R. Steele: - J. RUSKA, (1935), "Das buch der Alaune und Salze. Ein Grundwerk der spätleteinischen Alchemie", Berlín, [texto árabe y traducción al alemán]. - R. STEELE, (1929), "Practical Chemistry in the Twelfth Century", en «Isis», nº 12, pp. 10-46. 5. - W. THEISEN, (1999), "John Dastin's Alchemical Vision", «Ambix», 46, 2, pp. 65-72. 6. - MICHELA PEREIRA, (1995), "Arnaldo da Vilanova e l'Alchimia", en Josep Perarnau (ed.), «Actes de la I trobada Internacional d'Estudis sobre Arnau de Vilanova», vol. 2, pp. 95-174, cf. pp. 152-157.
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LA ANTIGUA GUERRA DE LOS CABALLEROS O PLÁTICA DE LA PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS CON EL ORO Y EL MERCURIO Referente a la verdadera materia con la que aquellos que son sabios en los secretos de la Naturaleza pueden hacer la Piedra Filosofal, siguiendo las reglas de una práctica conveniente con el auxilio de Vulcano Lunático COMPUESTO ORIGINALMENTE POR UN MUY HÁBIL FILÓSOFO
INTRODUCCIÓN DEL AUTOR El tema de esta plática es una discusión que tuvieron un día el Oro y el Mercurio con la Piedra de los filósofos. He aquí de que manera habla un verdadero Filósofo que ha llegado a la posesión de este gran secreto. Os afirmo delante de Dios, y por la salvación eterna de mi alma, con corazón sincero, tocado de compasión por aquellos que se dedican desde hace largo tiempo a las grandes investigaciones; y os certifico a todos los que apreciéis este maravilloso arte, que toda nuestra obra nace de una sola cosa, y que en esta cosa encuentra la obra su perfección, sin que tenga necesidad de cosa alguna, salvo de ser disuelta y coagulada, lo cual debe hacerse por sí misma, sin auxilio de ninguna cosa extraña. Cuando se pone hielo en un vaso colocado sobre el fuego, se ve que el calor hace que se disuelva el agua: se debe hacer de la misma manera con nuestra Piedra, que sólo necesita del auxilio del artista, de la operación de sus manos y de la acción del fuego natural: pues ella no se disolverá jamás por sí misma, aunque estuviese eternamente sobre la tierra: por esto debemos ayudarla, de tal manera empero que no le añadamos nada que le sea extraño o contrario. Así como Dios produce el trigo en los campos, y que nosotros debemos reducirlo después en harina, amasarlo, y hacer pan con ella; así nuestro arte requiere que hagamos la misma cosa. Dios creó este mineral, a fin de que lo cojamos solo, que descompongamos su cuerpo grosero y espeso; que separemos y tomemos para nosotros lo que encierra de bueno en su interior; que rechacemos lo que tiene de superfluo, y que de un veneno mortal, aprendamos a hacer una Medicina soberana. Para darles una mayor inteligencia de esta agradable plática, os haré el relato de la discusión que surgió entre la Piedra de los Filósofos, el Oro y el Mercurio; de suerte que los que desde hace largo tiempo se dedican a la investigación de nuestro arte y que saben de qué manera se deben tratar los metales y los minerales, puedan quedar lo bastante ilustrados para que puedan llegar directamente al fin que se proponen: sin embargo es necesario que nos apliquemos en conocer exteriormente, e interiormente, la esencia y las propiedades de todas las cosas que están sobre la tierra, y que penetremos en la profundidad de las operaciones de que es capaz la Naturaleza.
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RELATO El Oro y el Mercurio salieron un día a mano armada para combatir y para sojuzgar a la Piedra. El Oro animado de furor empezó a hablar de esta manera: EL ORO ¿Cómo tienes la temeridad de elevarte por encima de mí, y de mi hermano Mercurio, y de pretender la preferencia sobre nosotros: tú que no eres más que un gusano hinchado de veneno? ¿Ignoras que soy el más precioso, el más constante y el primero de todos los metales? ¿No sabes que los Monarcas, los Príncipes y los Pueblos hacen por igual que todas sus riquezas consistan en mí y en mi hermano Mercurio; y que tú eres el contrario, el peligroso enemigo de los hombres, y de los metales; siendo así que los más hábiles médicos no cesan de publicar y de alabar las virtudes singulares que poseo para dar y para conservar la salud al mundo? LA PIEDRA A estas palabras llenas de cólera la Piedra respondió sin conmoverse: Mi querido Oro. ¿Por qué no te enojas más bien contra Dios, y por qué no le preguntas por qué razones no ha creado en ti lo que se encuentra en mí? EL ORO Es Dios mismo quien me ha dado el honor, la reputación y el brillante esplendor que todos hacen tan estimable: por esta razón soy tan buscado por todos. Una de mis mayores perfecciones es ser un metal inalterable en el fuego, y fuera del fuego; también todo el mundo me ama y corre detrás de mí. Pero tú no eres mas que una fugitiva y una engañadora que embauca a todos los hombres: esto se ve en que emprendes el vuelo y te escapas de las manos de los que trabajan contigo. LA PIEDRA Es verdad mi querido Oro, es Dios quien te concedió el honor, la constancia y la belleza que te hacen precioso; por esto tienes la obligación de dar las gracias eternas a su divina bondad y no despreciar a los otros como haces. Pues yo puedo decirte que no eres ese Oro el que hablan los escritos de los filósofos, sino que ese Oro está oculto en mi seno. Es verdad, lo confieso que yo me derrito al fuego y que no permanezco en él, sin embargo sabes muy bien que Dios y la Naturaleza me han dado esta cualidad, y que esto debe ser así; tanto más cuanto mi fluidez redunda en provecho del artista, que sabe la manera de extraerla. Debes saber sin embargo que mi alma permanece constantemente en mí, y que es más estable y más fija que tú por muy Oro que seas, y que todos tus hermanos y todos tus compañeros. Ni el agua, ni el fuego, sea cual fuere, pueden destruirla ni consumirla, aunque actúen sobre ella tanto tiempo como dure el mundo. No es pues culpa mía si soy buscado por los artistas, que no saben cómo hay que trabajar conmigo ni de qué manera debo ser preparada. Me mezclan a menudo con materias extrañas que me son enteramente contrarias. Me añaden agua, polvos, y otras cosas parecidas que destruyen mi naturaleza y las propiedades que me son esenciales; también se encuentran apenas uno entre ciento que trabaje conmigo. Todos se empeñan en buscar la verdad de Arte en ti y en tu hermano Mercurio, por
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ALQUIMIA esto todos se equivocan, y es en esto en lo que son falsos sus trabajos. Ellos mismos son buen ejemplo de ello, pues emplean inútilmente su oro, y tratan de destruirlo, no les queda de todo esto más que la extrema pobreza, a la cual se ven al fin reducidos. Tú, Oro, eres la primera causa de esta desgracia, sabes muy bien que sin mí es imposible hacer oro alguno ni plata alguna que sean perfectos, y que sólo yo tengo ese maravilloso don. ¿Por qué sufre pues tú, cuando casi todo el mudo entero funda en ti y en el Mercurio sus operaciones? Si te quedase aún un resto de honradez impedirías que los hombres se abandonasen a una pérdida segura. Pero como en vez de eso haces todo lo contrario puedo sostener con verdad que eres tú sólo el engañador. EL ORO Quiero convencerte por la autoridad de los filósofos que la verdad del arte puede ser cumplida conmigo. Lee a Hermes. Habla así: el Sol es su padre, la Luna su madre: y yo soy el único que es comparado al Sol. Aristóteles, Avicena, Plinio, Serapión, Hipócrates, Dioscórides, Messué, Rasis, Averroes, Geber, Raimundo Lulio, Alberto Magno, Arnaldo de Vilanova, Tomás de Aquino y gran número de otros filósofos, que no menciono para no ser prolijo, escriben todos ellos claramente y distintamente que los metales y la Tintura física sólo están compuestos de Azufre y de Mercurio; que ese Azufre debe ser rojo, incombustible, resistente constantemente al fuego, y que el Mercurio debe ser claro y bien purificado. Habla de esta suerte sin ninguna reserva; me nombran abiertamente por mi propio nombre, y dicen que en el Oro (es decir, en mí) se encuentra el azufre rojo, digerido, fijo e incombustible; lo cual es verdad y del todo evidente; pues no hay nadie que no sepa bien que soy un metal muy constante e inalterable, que estoy dotado de un azufre perfecto y enteramente fijo sobre el cual no tiene el fuego ningún poder. El Mercurio fue del parecer del Oro; aprobó su discurso; sostuvo que todo lo que su hermano acaba de decir, era verdad y que la obra podía realizarse de la manera que habían descrito los filósofos arriba citados. Añadió incluso que todos sabían cuán grande era la amistad mutua que había entre el Oro y él, con preferencia a todos los otros metales; que no había nadie que no pudiese juzgarlo fácilmente por el testimonio de sus propios ojos, que los orfebres y otros artesanos parecidos sabían muy bien que cuando quería dorar alguna obra no podían prescindir de la mezcla del Oro y del Mercurio, y que hacían su conjunción en muy poco tiempo, sin dificultad, y con muy poco trabajo: ¿qué no debía esperarse hacer con más tiempo, más trabajo y más aplicación? LA PIEDRA Al oír este discurso la Piedra se echó a reír y les dijo: en verdad que bien merecéis uno y otro que se burlen de vosotros y de vuestra demostración: pero eres tú, Oro, a quien admiro todavía más, viendo que presumes tanto de ti mismo, por el motivo de que eres bueno para ciertas cosas. ¿Puede estar realmente convencido de que los antiguos Filósofos escribieron, como lo hicieron, en un sentido que debe entenderse a la manera ordinaria? ¿Y crees que sus palabras deben interpretarse simplemente al pie de la letra? EL ORO Estoy seguro de que los Filósofos y los Artistas que acabo de citar no escribieron mentira. Todos opinan lo mismo con respecto a la virtud que yo poseo. Es muy cierto que hubo algunos que quisieron buscar en cosas totalmente alejadas, el poder, y las propiedades que están en mí. Trabajaron con ciertas hierbas; con los
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ALQUIMIA animales; con la sangre; con la orina; con cabellos; con esperma; y con cosas de esta naturaleza. Éstos se apartaron sin duda del camino verdadero y algunas veces escribieron falsedades. Pero no ocurre lo mismo con los maestros que he nombrado. Nosotros tenemos pruebas ciertas de poseyeron en efecto este arte, por eso debemos dar fe a sus escritos. LA PIEDRA No pongo en duda de estos Filósofos tuviesen un exacto conocimiento del arte; exceptuando empero alguno de los que has citado, pues hay algunos entre ellos, aunque muy pocos, que lo ignoraron y que sólo escribieron sobre él aquello que oyeron decir; pero cuando los verdaderos Filósofos nombraron simplemente el Oro y el Mercurio como los principios del arte no se sirven de estos términos mas que para ocultar su conocimiento a los ignorantes y a os que son indignos de esta ciencia. Saben muy bien que estos Espíritus vulgares sólo se fijan en los nombres de las cosas, en las recetas y en los procedimientos que encuentran escritos, sin examinar si hay un sólido fundamento para lo que ponen en práctica. Por el contrario los hombres sabios y los que buenos libros con aplicación y exactitud considera todas las cosas con prudencia, examinan la relación y la conveniencia que hay entre una cosa y otra, y por este medio penetran en el fundamento del arte, de suerte que por el razonamiento y la meditación descubren, al fin, cuál es la materia de los Filósofos, entre los cuales no se encuentra ninguno que la quisiera indicar, ni darla a conocer abiertamente y por su propio nombre. Se manifiestan claramente sobre esto cuando dicen que nunca revelan menos el secreto de su arte que cuando hablan claramente y según la manera ordinaria de expresarse; pero confiesa en cambio que cuando emplean símiles, figuras y parábolas, es verdaderamente en estos pasajes de sus escritos donde manifiestan su arte, pues los Filósofos después de haber discurrido sobre el Oro y sobre el Mercurio no dejan de declarar y de asegurar en seguida que su Oro no es el sol y oro vulgar y que su Mercurio tampoco es el mercurio común. He aquí la razón de ello. El Oro es un metal perfecto, el cual a causa de la perfección que le dio la naturaleza no podría ser llevado por el arte a un grado más perfecto, de suerte que de cualquier manera que se pueda trabajar con el Oro, con cualquier artificio que se emplee, aunque se extrajese cien veces su color y su tintura, el Artista no hará nunca más oro y no teñirá jamás una mayor cantidad de metal que la que había de color y de tintura en el Oro del que fue extraída. Por esta razón dicen los Filósofos que hay que buscar la perfección en las cosas imperfectas y que allí se encontrará. Puedes leer en el Rosario lo que te digo aquí. Raimundo Lulio, a quien has citado, es de la misma opinión. Asegura que lo que debe ser hecho mejor no debe ser perfecto, porque en lo que es perfecto no hay nada que cambiar y más bien se destruiría su naturaleza que añadir algo a su perfección. EL ORO No ignoro que los Filósofos hablan de esta manera. Sin embargo esto puede aplicarse a mi hermano Mercurio, que es aún imperfecto, pero si nos junta a los dos, él recibe entonces de mí la perfección que le faltaba, pues es del sexo femenino y yo soy del sexo masculino, lo cual hace decir a los Filósofos que el arte es un todo homogéneo. Ves un ejemplo de esto en la procreación de los hombres. No puede haber ningún niño sin apareamiento del varón y de la hembra, es decir, si la conjunción del uno con la otra. Tenemos u ejemplo parecido en los animales y en todos los seres vivos. LA PIEDRA
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ALQUIMIA Es verdad que tu hermano es imperfecto y por consiguiente no es el Mercurio de los Sabios. Así cuando seáis reunidos y se os tenga así en el fuego durante el curso de varios años para tratar de uniros perfectamente el uno con el otro siempre sucederá la misma cosa. A saber, que cuando el Mercurio siente la acción del fuego se separa de ti, se sublima, levanta el vuelo y te deja sólo abajo. Que si se os disuelve en agua fuerte, si se os reduce en una sola masa, si se os resuelve, si se os destila y si se os coagula, nunca produciréis, empero, mas que un polvo y un precipitado rojo. Si se proyecta este polvo sobre un metal imperfecto no lo tiñe, pero se encuentra igual cantidad de Oro que la que se había puesto al principio y tu hermano Mercurio te abandona, huye. He aquí cuales son los experimentos que los que se dedican al estudio de la Química hicieron para su mal durante una larga serie de años. He aquí en qué termina todo el conocimiento que adquirieron con sus trabajos. Pero en lo que atañe al proverbio de los antiguos, en el que quieres ampararte de que el arte es un todo enteramente homogéneo, de que ningún niño puede nacer sin el varón y la hembra, y de que te imaginas que con esto quieren hablar los Filósofos de ti y de tu hermano Mercurio; debo decirte claramente que esto es falso, y que en mala ocasión lo dices tú; aunque en estos mismos pasajes los Filósofos hablan justamente y dicen la verdad. Te aseguro que aquí está la Piedra Angular que ellos poseyeron y contra la cual se estrellaron muchos miles de hombres. Puedes imaginarte bien que con los metales debe pasar lo mismo que con las cosas que tienen vida. Te ocurre e esto lo que les ocurre a todos los falsos Artistas; pues cuando leáis semejantes pasajes en los Filósofos no os preocupéis de examinarlos más para tratar de descubrir si tales expresiones encuadran y están de acuerdo o no con lo que se dice a continuación. Sin embargo debes saber que todo lo que escribieron los Filósofos de la obra en términos figurados se debe entender sólo de mí, y no de cualquier otra cosa que exista en el mundo, puesto que sólo yo puedo hacerlo que ellos dicen, y que sin mí es imposible hacer oro alguno, ni plata alguna, que sean verdaderos. EL ORO ¡Buen Dios! ¿No te da vergüenza proferir una mentira tan grande? ¿Y no temes cometer un pecado glorificándote hasta tal punto que te atreves a atribuirte a ti sola todo lo que tantos sabios e ilustrados personajes escribieron sobre este arte desde hace tantos siglos, tú, que no eres más que una materia crasa, impura y venenosa, y confiesas no obstante esto, que este arte es un todo perfectamente homogéneo? Tú dices además que sin ti no puede hacerse oro alguno, ni plata alguna que sean verdaderos como si fuese una cosa universal. He aquí una contradicción manifiesta, tanto más cuanto que muchos sabios personajes se aplicaron con tanto cuidado y exactitud a los curiosos estudios que hicieron , que encontraron otros caminos con procedimientos que se llaman particulares de los cuales pudieron obtener, sin embargo, gran utilidad. LA PIEDRA Mi querido Oro, no te sorprenda lo que acabo de decirte, y no seas tan imprudente que me imputes una mentira, a mí que tengo más edad que tú. Si llegase a engañarme en esto deberías con justa razón excusar mi gran edad, puesto que no ignoras que hay que respetar la vejez. Para hacerte ver que he dicho la verdad; a fin de defender mi honor, sólo quiero apoyarme en la autoridad de los mismos maestros que tú me has citado y que, por consiguiente, no tienes derecho a recusar. Veamos particularmente a Hermes. Habla así. Es verdad, sin engaño, cierto y muy verdadero, que lo que está abajo es semejante a lo que está arriba; y lo que está arriba es semejante a lo que está abajo: por estas cosas se pueden hacer milagros con una sola cosa. He aquí como habla Aristóteles. Oh que admirable es esta cosa, que contiene e si
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ALQUIMIA misma todas las cosas que nos son necesarias. Ella se mata a sí misma y en seguida cobra vida por sí misma, se casa consigo misma, se embaraza a sí misma, nace de sí misma; se revuelve ella misma en su propia sangre, se coagula de nuevo con él y adquiere una consistencia dura; se hace blanca, se hace roja por si misma; nosotros no le añadiremos nada y no cambiamos nada de ella, salvo que separamos de ella lo grosero y lo terrestre. El Filósofo Platón habla de mí en estos términos. Es una sola cosa única, de una sola especie en sí misma, tiene un cuerpo, un alma, un espíritu y los cuatro elementos sobre los cuales domina. No le falta nada; no tiene necesidad de otros cuerpos; pues se engendra a sí misma; todas las cosas son de ella, por ella y en ella. Podría darte aquí otros muchos testimonios: pero como esto no es necesario, los paso en silencio para no ser enojosa, y como tú acabas de hablarme de [procedimientos] particulares voy a explicarte en qué se diferencian del arte. Algunos artistas que trabajaron conmigo llevaron tan lejos sus trabajos que llegaron a separar de mí mi espíritu, que contiene mi tintura; de suerte que mezclándola con otros metales y minerales consiguieron comunicar un poco de mis virtudes a los metales que tiene alguna afinidad y alguna amistad conmigo: sin embargo, los Artistas que triunfaron por este camino y que encontraron seguramente una parte del arte, son verdaderamente en número muy pequeño, pero conocieron el origen de donde procedían las tinturas, les fue imposible llevar más lejos su trabajo, y no encontraron a fin de cuentas que su procedimiento tuviese una gran utilidad. Si estos Artistas hubiesen llevado sus estudios más allá y hubiesen examinado bien cuál es la mujer que me es propia; si la hubiesen buscado y si me hubiesen unido a ella, entonces habría podido teñir mil veces más, pero en vez de esto destruyeron enteramente mi propia naturaleza, mezclándome con cosas extrañas; por eso, aunque haciendo su cálculo, consiguieron alguna ventaja, muy mediocre por cierto, en comparación con el gran poder que está en mí. Es evidente empero que esta utilidad sólo procedió y sólo tuvo su origen en mí y no en cualquier otra cosa con la que pude ser mezclada. EL ORO No has probado gran cosa con lo que acabas de decir, pues aunque los Filósofos hablan de una sola cosa, que encierra e sí los cuatro elementos; que tiene un cuerpo, u alma y un espíritu; y que por esta cosa quieran dar a entender la tintura física cuando ha sido llevada a su última perfección, que es el fin que persiguen; sin embargo esta cosa debe estar compuesta desde su comienzo de mí, que soy el Oro, y de mi hermano, que es el Mercurio, que somos los dos la semilla masculina y la semilla femenina; tal y como se ha dicho más arriba. Pues después de haber sido nosotros suficientemente cocidos y transmutados en tintura, somos por ello el uno y el otro, juntos, una sola cosa de la que hablan los Filósofos. LA PIEDRA Esto no es como tú te imaginas. Ya te he dicho anteriormente que no puede hacerse una verdadera unión con vosotros dos, porque no sois un solo grupo sino dos cuerpos juntos, y, por consiguiente, sois contrarios, si consideramos el fundamento de la Naturaleza. En cambio yo tengo un cuerpo imperfecto, un alma constante, una tintura penetrante. Tengo además un Mercurio claro, transparente volátil y móvil y puedo operar todas las grandes cosas de que os vanagloriáis los dos si que podáis empero hacerlas. Porque yo soy quien llevo en mi seno el Oro Filosófico y el Mercurio de los Sabios; por esto los Filósofos ha hablado de mí diciendo que su Piedra es invisible y no es posible adquirir la posesión de nuestro Mercurio si no es por medio de dos cuerpos, de los que uno no puede recibir sin el otro la perfección que se le exige. Por esta razón no hay más que yo, que posea una semilla masculina y femenina, y
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ALQUIMIA que sea (al mismo tiempo) un todo enteramente homogéneo, por lo cual se llaman hermafrodita. Ricardo Inglés da testimonio de mí diciendo que la primera materia de nuestra piedra se llama Rebis (dos cosas), esto es, una cosa que recibió de la Naturaleza una propiedad oculta que hace que se le dé el nombre de Hermafrodita; como si dijéramos una materia en la que es difícil poder distinguir el sexo, su es macho o si es hembra, porque se inclina igualmente hacia ambos lados. Por esto la medicina se hace con una cosa, que es el agua, y el espíritu del cuerpo. Esto es lo que hizo decir que esta medicina engañó a un buen número de tontos a causa de la multitud de sus enigmas. Sin embargo este arte no requiere más que una cosa, que es conocida de cada cual, y que muchos desean, y el todo es una cosa que no tiene par en el mundo pero que, empero, es vil y se puede obtener por poco precio. Pero no hay que despreciarla por su escaso valor, pues hace y completa cosas admirables. El Filósofo Alain dice que vosotros que trabajáis en este arte debéis tener una firme y constante aplicación de espíritu a vuestro trabajo y no empezar a ensayar ora una cosa y ora otra. El arte no consiste en la pluralidad de las especies sino en el cuerpo y en el espíritu. Oh cuán cierto es que la medicina de nuestra Piedra es una cosa, un vaso, una conjunción. Todo el artificio comienza por una cosa y acaba en una cosa, aunque los Filósofos describen varias vías con el fin de ocultar este gran arte. Y así es que hablan de una conjunción continua, una mezcla, una sublimación, una desecación y otras muchas vías y operaciones a las que se puede designar con diferentes nombres. Empero la solución del cuerpo no se hace más que en su propia sangre. He aquí cómo habla Geber. Hay un azufre en las profundidades del Mercurio, que lo cuece, y que lo digiere en las vetas de las minas durante muy largo tiempo. Ya ves, pues, mi querido Oro, que te he demostrado ampliamente que este azufre sólo está en mí, puesto que lo hago todo yo sola, sin tu auxilio y sin el de todos tus hermanos y de todos tus compañeros. No tengo necesidad de vosotros, en cambio todos vosotros tenéis necesidad de mí, puesto que lo hago todo yo sola, sin tu auxilio y sin el de todos tus hermanos y de todos tus compañeros. No tengo necesidad de vosotros. En cambio todos vosotros tenéis necesidad de mí, en tanto que puedo daros a todos la perfección y elevaros por encima del estado en que os puso la Naturaleza.
Al oír estas palabras el Oro se encolerizó furiosamente, sin saber ya qué responder. Celebró consejo con su hermano Mercurio y se pusieron de acuerdo e que se apoyarían el uno al otro, esperando que al ser dos contra nuestra Piedra, que no es más que una sola, la dominarían fácilmente; de suerte que después de no haber podido vencerla por la discusión, tomaron la resolución de darle muerte por medio de la espada. Con este propósito juntaron sus fuerzas, a fin de aumentarlas con la unión de su doble poder. Se celebró el combate. Nuestra Piedra desplegó sus fuerzas y su valor. Combatió contra los dos y los venció, los dispersó y los destruyó al uno y al otro de suerte que no quedó el menor vestigio que pudiese dar a conocer lo que había sido de ellos. Así, queridos amigos, que tenéis el temor de Dios delante de los ojos, lo que acabo de deciros debe haceros conocerla verdad e iluminaros el espíritu todo lo que sea necesario, para comprender el fundamento del más grande y el más precioso de todos los tesoros que ningún filósofo expuso, descubrió ni sacó a la luz tan claramente. No necesitáis pues otra cosa. Sólo os falta rogar a Dios, para que se digne haceros llegar a la posesión de una joya que es de un precio incalculable. Aguzad después
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ALQUIMIA de esto el filo de vuestros Espíritus; leed los escritos de los sabios con prudencia; trabajad con diligencia; no actuéis con precipitación en una obra tan preciosa. Él tiene su tiempo ordenado por la Naturaleza, lo mismo que los frutos que están en los árboles y los racimos de uva que tiene la vid. Tened rectitud de corazón y proponeos un fin honrado. Si no es así Dios no os otorgará nada, pues sólo comunica un don tan grande a aquellos que quieren hacer buen empleo de él, negándoselo a aquellos que lo aplicarían en cometer el mal. Ruego a Dios que os dé su Santa Bendición. Así sea.
PRECEPTOS E INSTRUCCIONES DEL PADRE ABRAHAM A SU HIJO que contienen la verdadera Sabiduria Hermetica. Tratado incluido en la "Bibliothéque des Philosophes Chimiques" de Guillaume Salomon. 1741.
Traducido del árabe Omnia mecum Nosce te ipsum 1. Querido hijo mío: como el último destino de la vida militante de todos los hombres es la muerte; con la esperanza de que su cuerpo reducido a polvo y ceniza deba volver un día a tomar una nueva vida gloriosa e inmortal, quiero recordarte esta idea y convencerte de la verdad que nuestro gran Dios nos ha transmitido a través de nuestro gran legislador para encontrar en la Tierra el anticipo de esta vida triunfante: Este anticipo se halla en la Sabiduría; quien la ama. ama la vida. 2. Es preciso, pues, que te coloques en la vía del Señor si deseas comprender estas maravillas y atraigas sobre ti el rocío de sus gracias, más preciosas que el oro y la plata, según nuestro gran Rey-Profeta. 3. Eleva, pues, tu corazón al Creador de todas las cosas y concibe, a partir del discurso que te doy, su poder, su bondad y su sabiduría infinita, la cual brilla en la menor de sus criaturas; pero sobre todo en las piedras preciosas y en los metales filosóficos que están por encima del Sol y de la Luna, los cuales, por perfectos que sean, no pueden estar sin mácula como lo están nuestras admirables Piedras y Metales, con los cuales compara Dios su palabra sagrada; lo que debe hacer que los estimemos infinitamente más que a todos los Astros celestes.
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ALQUIMIA 4. Habiéndote, pues, iniciado querido hijo mío en la más sana Filosofía que consiste en conocer a Dios, su Verbo y su Espíritu Santo, que no son sino una misma Esencia, quiero hacerte adorar su bondad de haber dado al hombre las más vivas luces de su Creador en un Arte misterioso que ha revelado a sus verdaderos adoradores, llamados Magos, o sea Filósofos perfectos en todos los aspectos. 5. Pero guardate de las opiniones erróneas de estos falsos Rabinos y vanos Filósofos según la ciencia y los elementos o principios mundanos y vulgares que de una ciencia divina han hecho una ciencia diabólica, condenados en todas partes en nuestros Libros sagrados y por el gran Dios humanizado, muerto y resucitado, a quien has de estar ligado hasta el último momento de tu respiración. 6. Lo que te enseño te resultará claramente inteligible por tener fe en todos los milagros descritos por los Sabios aprende a reverenciar este Misterio profundo: De tres uno que ha de ser para ti más verdadero de lo que el arte y la Naturaleza te darán a conocer por experiencia. 7. Te encontrarás, querido hijo, con miles de escritos de Filósofos, de todas las épocas, de todas las edades. de países diferentes, pero detente sólo en los que yo te diré; aprovéchalos para la gloria del Altísimo y la utilidad del Prójimo. Seré lo más breve que pueda para no perturbar tu espíritu. 8. Has de saber que todos los cuerpos están compuestos por cuarto Elementos: Fuego, Aire, Agua y Tierra. Están siempre mezclados en sí mismos y en los cuerpos que constituyen Según dominen más o menos en estos cuerpos, su especie es diferente; lo cual va al infinito. 9. El Agua es propiamente el primer Elemento, que da el nacimiento a todo cuerpo creado para producir o para ser producido; el Arte con la Naturaleza puede ayudar en la producción, lo que hace que los Filósofos produzcan uno que puede perfeccionar un metal imperfecto en uno perfecto Si la Naturaleza no ha hecho oro lo que llamamos Saturno, el Arte lo puede hacer: para ello hay que componer una sal que tenga siete cualidades y siete virtudes Esta sal se hace con el Oro o con la Plata unidos al agua argentina. Es preciso extraer esta Agua primitiva y celeste del cuerpo donde está y que según nosotros se expresa mediante siete letras, que significa la simiente primera de todos los seres, y no especificada y determinada en la Casa de Aries para engendrar a su hijo. 10. Los Filósofos han dado muchos nombres a esta Agua, llamándola primeramente Esencia divina, luego Espíritu de vida, Vinagre, Aceite, Fuego, Azufre, Tierra, Sal, Mercurio, Plata viva; es el disolvente universal. la vida y la salud de toda la carne. 11. Los Filósofos dicen que el Sol y la Luna se bañan en esta Agua y que ellos mismos se resuelven en Agua su primer origen. A causa de esta resolución se dice que mueren, pero sus espíritus son llevados sobre las aguas de este mar donde estaban sepultados. 12. Como un Fénix renaciendo de sus cenizas, este espíritu se reviste de un cuerpo negro, blanco y rojo con la ayuda del fuego elementario que actúa contínuamente, pero por grados, sobre esta materia primera, la cual, deseando separarse de la corrupción, se reúne en lo más alto de la Esfera cristalina, de donde se ve obligada a bajar por los vapores de los cuerpos putrefactos que, poco a poco. le quitan su volatilidad y la fuerzan a tomar cuerpo con ellos Los Filósofos lo llaman sublimación, trituración, ascensión, destilación, imbibición, incineración. Este rocío riega la tierra para que produzca un fruto precioso en su momento.
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ALQUIMIA 13. Este rocío que circula en el vaso filosófico demuestra los agradables colores del Iris a través de las diferentes refracciones de la luz sobre las nubes vaporosas que se elevan de la tierra. El ojo y los sentidos se sobrecogen de admiración con estos fenómenos. 14. El Oro y la Plata no tienen. hablando con propiedad, simiente y cuando estos Filósofos dicen que hay que extraer la simiente de su Oro y de su Plata, no se debe entender sino que hay que reducirlos del mismo modo que se reducen los vegetales que llevan semilla, que se resuelve en la tierra en forma de agua viscosa. Es lo que ocurre con su Sol y con su Luna sembrados en nuestra Agua que es como su tierra y su matriz. 15. Se dice entonces que sus cuerpos están podridos y reducidos a su naturaleza primera, tal como estaban al principio en el seno de la mina, por composición homogénea impregnada de cierta sal y cierto azufre, se vuelven cuerpos sólidos suaves y dóciles bajo la mano del hombre, no pudiendo ser destruidos más que por el agua argentina, que no moja y que la Naturaleza produce en el seno de la madre universal de los vegetales y de los minerales, de donde sin embargo el artista la saca por medio del Acero mágico. 16. Dígase lo que se diga, hijo mío, no hay otro modo de resolver estos cuerpos en su primera materia. Atente a la que yo te declaro como la he conocido por experiencia y según nos lo han transmitido los antiguos Pues en modo alguno soy del parecer de estos presuntos iluminados que quieren que todas las sentencias de los Sabios se refieran a sus materias quiméricas y que no conciben que las parábolas pueden recibir infinitas explicaciones, aunque no tengan más que un sentido verdadero que encierra en secreto un secreto inagotable. 17. Has de concebir, pues, que los cuerpos pueden ser destruidos, o sea, cambiados de forma, sin dejar de subsistir que sus partes pueden juntarse con otros cuerpos para volverlos más perfectos. De aquí viene que un cuerpo opaco pueda volverse transparente como, lo sabes, el vidrio se hace a partir de la piedra, que es un cuerpo a través del cual no se puede ver la luz Y un cuerpo transparente y rompible puede hacerse sólido. resistiendo al martillo sin quebrarse e incluso volverse dúctil como nos han enseñado nuestros antepasados con el vidrio vuelto maleable. 18. Es cierto que no se puede negar según el razonamiento de la buena Física que el Arte pueda volver un metal más perfecto de lo que lo fue por la Naturaleza. tanto más cuanto la experiencia lo confirma desde hace varios siglos. Pero dejando a estos hábiles razonadores errar en su sentimiento, conténtate, hijo mío, con ejercer tu admiración sobre lo que la práctica te demostrará. Es preciso que seas constante. suave y paciente siguiendo la Naturaleza. 19. Cuando empieces a operar. acuérdate que el calor del vientre del Carnero calienta suavemente al Rey y a la Reina en su lecho nupcial donde dormirán apaciblemente durante al menos cuarenta días y a veces cincuenta Al cabo de este tiempo saldrá de su cuerpo un vapor sulfuroso que cubrirá la superficie de la Tierra. Este azufre, espesándose día a día, formará una nube que no es sino las resoluciones de los cuerpos reales en su primer ser. Viéndose ofuscado, el espíritu de la Tierra, y queriendo triunfar de la derrota de aquellos que lo habían engendrado en el seno de Cibeles, se elevará hasta el techo del Palacio que recorrerá hasta que él mismo sea forzado a bajar sobre las cenizas preciosas de los cuerpos destruidos que, por los vapores picantes que exhalan atraen con ellos la pura sangre de sus vencedores.
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ALQUIMIA 20. Intentará levantarse varias veces. pero al final se verá obligado a expirar con ellos; no serán más que una sustancia pútrida, negruzca y fétida Aquí los antiguos han dado la ocasión de ejercitarse a la sutilidad de los espíritus curiosos que no pueden comprender el sentido de sus enigmáticas alusiones Lo que los hace errara es la falta de conocimiento de la rica Naturaleza. 21. Nuestros Magos llaman Dragón, León, Sapo, Serpiente Pitón a nuestra Agua, y dicen que el veneno que lleva mata al Rey y que luego el cuerpo muerto, semejante a Apolo, mata con sus flechas a la Serpiente Pitón; a esta putrefacción de los tres cuerpos le dan el nombre de cabeza del Cuervo. 22. He aquí, pues, el color negro por el cual ha de pasar la Piedra y esto ocurre al principio del cuarto Signo Deja que actúe el calor que, habiendo reducido todo el Compuesto a cenizas, lo calcinará poco a poco Continúa con el fuego añadiendo un tercer hilo a tu mecha hasta que todo se vuelva blanco; lo que ocurrirá al cabo de otros tres Signos, y esta materia borrará la nieve con su brillo; podrás entonces utilizarla para hacer todos los cuerpos de los metales parecidos a la Plata. 23. Entonces, si deseas llegar al rojo, que llegará al cabo de otros tres Signos, es preciso que aumentes un cuarto hilo para adquirir el Rubí celeste; observa que estos hilos de aumento son aquellos de la temperie de la cocción continua, que adquiere fuerzas y grados a través de la adición diaria y futura a los del pasado. Así ocurre con las Estaciones y Cuatro Tiempos del año; pero sobre todo recuerda que has de tener paciencia en el reparto. 24. Cuando poseas esta Piedra purpúrea, podrás con ella, si eres prudente, prolongar y conservar tus días en perfecta salud e incluso transmutar todos estos metales viles en Oro purísimo; finalmente, tendrás en tus manos las llaves de la Naturaleza, sus más ricos y virtuosos tesoros: por medio de ellos lo podrás desligar y abrir todo, ligarlo y cerrarlo todo. 25. Si tu sal blanca o roja no es fusible, añádele de tu esencia y que todo quede blando como la masa primera, pasándola por todos los grados de calor, como hiciste en la operación precedente; y reitera hasta que tu sal quede como cera; alaba a Dios en tu corazón, rogándole infinitamente que te dé las luces necesarias para usarla con prudencia. 26. Hijo mío. comprendiendo este pequeño compendio, podrás conciliar fácilmente a los Filósofos que, en efecto, han poseído la misma Sabiduría; no hay más que una verdad, pero sus vestiduras son diferentes: Si uno de nosotros la presenta pomposamente adornada de finas pedrerías y del Oro más puro, otro tan verídico la cubre con barro y estiércol podrido; otro exclamará: ¡Oh felices Sabios, cuya Ciencia divina encuentra en lo invisible un punto indivisible, el único que puede componer el milagro del arte! 27. Bien comprendidos, estos tres te rasgan el velo y descubren la amable verdad a tu vista. Sólo a ti te concierne el seguir estos preceptos y por ello desarrollarás fácilmente los jeroglíficos y todas las ficciones; verás, no sin extrañeza, este Mar rojo agitado que te abre un paso hacia la tierra prometida; contemplarás estas Serpientes, que engulléndose. se destruirán ante tu asustada vista: y Mercurio regando esta arena engordada. las hará reproducir para adornar su verga con la cual, golpeando la celada que cubre su cabeza, todo se confundirá en la primera tierra 28. Podrás descubrir en el Huevo filosófico a estos dos Dragones antiguos de la raza de los Dioses: el fuego secreto será manifestado ante tus ojos. y el Mar glacial
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ALQUIMIA se te aparecerá súbitamente. La Rama dorada estará en tu poder: recogerás con tus propias manos los Lirios y las Rosas Posesor tranquilo del fruto de las Hespérides. podrás participar en la felicidad de los Dioses y beber grandes tragos de su néctar o de su ambrosía en su copa. 29. Mira, sin extrañeza, este horrible Dragón. que no tiene más comida que sí mismo; este Fénix que renace de sus cenizas y este Pelícano caritativo para con sus hijos Las famosas montañas de Vulcano; así como las diversas Obras de los Cíclopes te aparecerán representadas en un mismo cuadro; en él verás a los impotentes Titanes vencidos por Apolo, Hijo luminífero del Sol. 30. Penetrando en el Caos tenebroso que formó el Universo, ve la Tierra sumergida por un horrible Diluvio, renaciendo al poco tiempo lúcida y purificada La verdad siempre venció a la mentira Recuerda que es una y que está desnuda y que sólo puede aparecerse a las miradas de los Sabios, pues el vulgo está ciego. 31. Reflexiona a propósito de la historia de Jasón y de Cadmio; considera a Eneas en los Infiernos, al bello Ganímedes transportado hasta los Cielos Ve el Mar agitado por el Padre de nuestros Dioses que con una espuma hirviente da a luz a la bella Venus ante tus ojos, la que luego será madre de los Amores. 32. ¡Ah!, acuérdate, hijo amado, de nuestras Letras sagradas; penetra en su sentido: hallarás la vida Sí, podrás explicar, con un contento inexpresable, los encantadores cuadros del genio de los humanos Toma tu lápiz para dibujar un punto; él solo puede instruiste, pues lo encierra todo. 33. Extasiado de admiración sobrenatural. considera este punto, concibe su centro, mira su circunferencia; juzga su extensión que los une; feliz tú, hijo mío, si el Padre de las luces, por un rayo de su Espíritu divino y un fuego radiante de inteligencia, abrasando tu corazón. te revela en secreto la multiplicación de este punto por su centro. 34. Este Trino inseparable que lo ha procreado todo, fundamento eterno. se descubre en ti. Imagen de tu Dios; medita sus Obras y siguiendo a la Naturaleza. observa su comienzo. su progreso y su final; allí. sobrecogido de admiración. adora al Todopoderoso. 35. Repasa en tu memoria esta simple operación. que hiciste bajo mis ojos. recogiendo una planta con sus raíces y su grano, que putrificaste para sacar su sal volátil; luego, consumiendo el resto con el ardor de las llamas, te quedó una ceniza preciosa que te dio una sal cristalina fija. Uniendo las dos por cierto medio, no hicieron más que una, que hiciste jugar con Vulcano; y retirando esta sal abrasada, ¡oh asombroso prodigio! que el peso de un grano de mijo sembrado en la tierra te reprodujera un gran número de plantas, que en mucho superaban en belleza a la primera que destruiste. ¿No demuestra esta palingenesia la resurrección de los vegetales? 36. Admiraste conmigo en el juego de la Naturaleza el germen indestructible de cada criatura. Viendo el milagro de la vegetación, comprendiste que lo mismo podía ocurrir en los otros dos reinos, y comprendiste también el misterio de la resurrección universal; súbitamente exclamaste : ¡ Ah!, si la vil Criatura realiza este prodigio, ¿acaso podría nuestra fe negarle al Creador supremo el poder y la virtud soberanos de regenerarnos en los cuerpos más perfectos, para gozar para siempre de la vida eterna? Nosotros, digo, alma de su alma, espíritu de su espíritu, que su paternal amor ha creado como sus hijos privilegiados más poderosos y Virtuosos, a su Imagen y semejanza.
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ALQUIMIA 37. Has de estar, pues, persuadido de que la sal de todos los individuos encierra en sí este verdadero germen propio y vivaz, que puede regenerar y multiplicar hasta el infinito; esta sal es la caja que encierra el bálsamo del azufre y el licor Mercurial que llamamos Pisón, o río de las aguas vivas, que circula en toda la tierra de vida, donde nace el Oro de la Naturaleza; según la expresión de nuestro sabio Legislador, el Oro de esta tierra es muy bueno, verdadero, perfecto y exquisito El azufre es un poco más poderoso que el fuego elementario; lo cual hace que la forma que encierra no pueda ser destruida por éste; el mercurio es el buen compañero que proporciona todo lo necesario para la multiplicación. 38. Sí, esta puerta abierta te presenta un paso feliz para llegar al santuario de la Naturaleza, cerrado con tres llaves diferentes; la primera es de hierro, la segunda de plata Purísima, y la tercera de oro deslumbrante; pero, sobre todo, acuérdate de poner cada llave en su cerradura, para poder encontrar la clave universal de las maravillas del mundo. 39. Si el Espíritu divino te procura la entrada, arrodillándote, adora al Eterno; Inmortal y Todopoderoso; recibe de manos de la Sabiduría esta Ampolla sagrada, que llama a los muertos del fondo de sus tumbas y cuyo purpúreo aceite vence al Demonio hasta el fondo de los Infiernos y confunde en un momento la ignorancia ciega que mata a los humanos. 40. Hijo amado, recuerda las lecciones de tu padre, sé sobrio y templado en medio de las riquezas, socorriendo a tus hermanos necesitados con este Espíritu de vida. Entiende que hace falta poco para conservar los cuerpos y que sólo tienen alma viva por él. Dándote el conocimiento de esta verdad, obedezco el Mandato que el Señor Dios nos hace por boca de su profeta Isaías c.38, v.19 Unicuique Deus mandavit de proximo suo.
- JOHANN GRASSHOFF(?), "Tratado Áureo de la Piedra de los Filósofos", texto traducido presentado y anotado por Domingo Selat, «Azogue», nº 2, Julio Diciembre 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
ANÓNIMO
(JOHANN GRASSHOFF?)
TRATADO ÁUREO DE LA PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS
PRESENTACIÓN. El Tratado Áureo fue publicado por primera vez en la colección Dyas chymica tripartita (1625) con el título Ein güldener Tractat vom Philosophischen Steine. Von einem noch Lebenden, doch vngenanten Philosopho den Filiis Doctrinae zur Lehre, den Fratribus aureae Crucis aber zur Nachrichtung beschrieben. Anno M.DC.XXV.
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ALQUIMIA Ese mismo año apareció también traducido al latín en la primera edición del Musaeum Hermeticum. Según explica la leyenda del frontispicio, el autor vivía aún cuando se publicó la obra. Como es frecuente en el caso de estas ediciones anónimas, la autoría le ha sido atribuida a su editor, el jurista Johann Grasshoff. Ferguson (Bibliotheca Chemica) da de él la siguiente noticia: «Johann Grasshoff, nacido en Pomerania, doctor en leyes, Síndico de Stralsund y después consejero de Ernesto, arzobispo y elector de Colonia, escribió en parte anónimamente, pero también con los nombres Grassaeus (Crasseus, Grossaeus), Chortolasseus y Hermannus Condeesyanus.» La obra consta de una introducción, el tratado propiamente dicho y una práctica parabólica. La introducción es una justificación en la que se encuentran muchos tópicos de esta época: el próximo fin del mundo, la enorme cantidad de textos sofísticos y adulterados; el propósito de ayudar a los estudiosos descarriados; el deseo de entrar en contacto con los adeptos "hermanos de la Cruz Áurea". El objetivo del tratado propiamente dicho, según el autor, es mostrar la materia y su solución, los dos puntos más difíciles de la Obra, en opinión de muchos autores. Respecto a la materia no aporta nada nuevo a la solución del misterio, limitándose en definitiva a exponer cuáles son las materia inadecuadas, tema tratado anteriormente con mayor o menor extensión en multitud de obras, entre ellas la Filosofia natural de los metales del Trevisano. La originalidad, importante si más no para la historia de la alquimia, consiste en la detallada argumentación y puesta al día de ese rechazo; en menor medida es interesante también el gran aparato de citas reunidas para ejemplificarlo. De la mano de Grasshoff recordaremos: todos los Filósofos hablan de lo mismo aunque parezcan estar en desacuerdo; la materia de la piedra, que es una por más que sea designada con multitud de nombres, es elmercurio, o sea, la materia prima de todos los metales; hay que hacer caso omiso de tantas recetas inútiles y seguir la intención de los Filósofos; hay que rechazar las sustancias de origen animal y vegetal y dirigirse al mineral, pero incluso en éste son inútiles para la obra los minerales menores, las sales, vitriolos y medios minerales, entre ellos el antimonio; tampoco son de utilidad el azufre o el mercurio vulgares. Limitados al reino metálico, hay que tener en cuenta que los metales imperfectos son inadecuados por carecer de la perfección que el alquimista busca. Quedan finalmente sólo los metales perfectos como materia apropiada, pero no el oro y la plata vulgares, que están muertos, sino los de los sabios, que están vivos. El desarrollo que da a la solución es bastante más restringido que el dado a la materia: esta operación imprescindible es muy difícil; hay que rechazar las aguas corrosivas y usar sólo las que son del mismo género que el cuerpo; ella es el máximo arcano del arte y los filósofos han prohibido revelar este misterio. Esta operación tiene dos fases: en la primera el cuerpo se reduce a materia prima; en la segunda, con la congelación del cuerpo se realiza la coagulación del espíritu. El resto de la obra es trabajo de mujer y juego de niños. Aunque las narraciones alegóricas y las visiones no faltan en la antigüedad, la parábola que cierra el tratado es un ejercicio literario que sigue la moda iniciada por Trevisano de las "prácticas parabólicas" de carácter onírico(1), que se apartan de las antiguas prácticas medievales consistentes en colecciones de recetas; ahora son más bien exposiciones alegóricas del proceso lineal de la obra en su totalidad.
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ALQUIMIA En efecto, la ausencia de resultados prácticos en el terreno de la transmutación llevó al Renacimiento a replantearse -en mayor medida de lo que lo había hecho la Edad Media- la utilidad literal de recetas y procedimientos alquímicos. Así, mientras la espagiria paracélsica investigaba en ella su posible valor medicinal, la tendencia transmutatoria hace una relectura simbólica y alegórica basándose en sus evidentes o forzadas similitudes con las leyendas e imágenes de la mitología y la religión, revitalizando de esta manera una esperanza a la que no se estaba dispuesto a renunciar. En este relato la materia es el «león antiguo, feroz y enorme», imagen del maligno, como la serpiente y el dragón, al que nuestro héroe mata y descuartiza recurriendo a sus conocimientos de "magia", evocando así, aunque sin mencionarla, a Medea, a la que sí tendrá en mente a la hora de buscar los medios para devolver la vida a los desgraciados enamorados. El lugar al que llega a continuación, donde hombres y mujeres están fatalmente incomunicados, es una alegoría tomada de la visión de Arisleo referida al reino metálico, el único donde no existe generación. La hierogamia final, con el dramático resultado de la unión y la subsiguiente resurrección gloriosa de los esposos reales, sigue de cerca la descripción de la Visión de Dastin(2), aunque despojada de sus fuertes connotaciones evangélicas que lo equiparan al misterio crístico de la cruz, y con variaciones significativas que parecen inspiradas por las ilustraciones del Rosario de los filósofos.
Nota de traducción. El latín argentum vivum, como hudrárguros en griego, designan el mercuriometaloide como si fuera un estado especial de la plata (lat. argentum, gr. árguros), es decir, movediza, líquida. Es bien conocido que los alquimistas rara vez mencionan los metales sino por su nombre planetario, con la excepción del argentum vivum, nombre que usan tanto o más que el de mercurius, tanto para referirse al metaloide como a las sustancias alquímicas (principio metálico, materia prima, disolvente, etc.), sin que sea posible distinguir de manera general un uso especializado de un término para designar la sustancia "vulgar" y otro para las "filosóficas". Si sólo se tratase de mantener en castellano la dualidad de nombres no habría problema, bastaría con traducir argentum vivum por "azogue" o "hidrargirio"; sin embargo es posible imaginar un posible juego, "cabalístico" o no, en el uso de los términos argentum, argentum vivum, mercurius y luna, juego que se perdería irremediablemente en castellano al romper la conexión "visual" entre el mercurio y la plata, y al abandonar el calificativo "vivo". A fin de conservar las posibles ambigüedades, equívocos o sentidos "ocultos", hemos recuperado en esta traducción dos términos del castellano antiguo: argento (plata) y argento vivo (mercurio)(3). La traducción que presentamos es la del texto editado en el Musaeum Hermeticum reformatum et amplificatum (1677). Los títulos temáticos, escritos entre corchetes, son nuestros. Domingo Selat
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ALQUIMIA
TRATADO ÁUREO DE LA PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS PUBLICADO EN ALEMÁN POR UN FILÓSOFO AÚN VIVO PERO ANÓNIMO AHORA TRADUCIDO AL LATÍN [Y AL CASTELLANO]
PREFACIO DEL AUTOR AL LECTOR TECNÓFILO. No te sorprendas, lector benevolente e investigador de los secretos auténticamente naturales, porque en la vejez de este mundo(4), cuando ya tiene un pie en la barca de Caronte, me haya decidido a escribir este tratadillo, estando casi todas las
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ALQUIMIA bibliotecas repletas de libros que tratan de esta materia. Sin embargo en su mayor parte son libros llenos de filosofía falsa y adulterada y de recetas de la misma índole. Valga lo que valga, este librito lo he escrito no por mí, sino en favor tuyo (5), para mostrarte el fundamento de la verdad y así apartarte de los desvíos y llevarte a la verdadera senda, lo que es para ti de no poco interés. Por lo que a mí atañe, hace tiempo ya que conozco todo lo que debía conocer de este tema; no tengo necesidad de abundancia de libros pues durante veintidós años he leído, estudiado y releído cuantos libros llegaron a mis manos, gran número manuscritos y muchísimos impresos. En este tratado mío encontrarás explicada teóricamente la materia, su solución(6) y también la práctica, explicada alegóricamente con palabras claras y llanas, de modo tal que apenas lo encontrarás en ningún otro filósofo. Me he esforzado además en usar las palabras de los filósofos y con esta finalidad he anotado cuidadosamente los lugares dónde expresan esta o aquella opinión para que tú puedas buscar allí personalmente, reflexionar sobre mis afirmaciones y de ahí aguzar tu ingenio. De haber dejado de lado estas citas hubiera podido redactar este tratado con menos esfuerzo y darme a conocer a los hermanos de la cruz áurea(7), mas he tomado esta otra decisisión por tu conveniencia y comodidad. No debe parecerte sorprendente que oculte mi nombre y rehuse mostrarme ante ti por ahora. En este asunto no busco para mí una gloria superflua o magnificarme ante el mundo; mi única preocupación es serte útil. Mis maestros, verdaderos filósofos sin discusión, tampoco me aconsejaron arriesgar la vida a causa de la autoridad vigilante o venderla a usurpadores avaros y con la prostitución de este arcano ofrecer un asidero para perpetrar numerosos atropellos. No dudo que el lector justo ha aprendido de Sendivogio esto: cada vez que quiso manifestarse a los grandes cayó en peligros y desastres(8). La experiencia atestigua que muchísimos filósofos, irreflexivamente despreocupados de sí, fueron muertos y desposeídos de su tintura por bandidos soberbios que en nada apreciaron sus vidas. La razón atestigua que cualquiera que muestra en sus manos algún gran tesoro, señala a los salteadores la ocasión de un botín. Es por esto que Sendivogio ocultó su nombre bajo un anagrama(9). Al poco tiempo, otro filósofo, hermano de la áurea cruz, cuyo nombre me era conocido de mucho antes, se manifestó a los suyos bajo anagrama y enigma. ¿Por qué, pues, me he de prostituir yo a este mundo inmundo? Satisfácete con esto, amigo, pues he querido mostrarme a los sabios y dar amplios indicios de mi nombre, dejando lo demás a Dios tres veces óptimo máximo, el cual, si sabe que esto ha de redundar en gloria de su nombre y en provecho tuyo y mío, hará rápidamente que te sea conocido. No investigues mi nombre más diligentemente. Aunque lo supieras o me conocieras personalmente te verías forzado a conformarte con este tratado. Con Bernardo, conde Tresnense y Neigense, he jurado a los filósofos y a la equidad que nunca revelaré a ningún hombre más de lo que aquí ha sido hecho(10). No te inquietes tampoco por saber si tengo en mis manos este preciadísimo tesoro: pregunta más bien si he visto cómo fue creado el mundo, cómo se han conservado las tinieblas de Egipto, cuál es la causa del arco iris, qué aspecto tendrán los cuerpos clarificados tras la resurrección universal, qué color peremne. Pero a vosotros, que entendéis honradamente este librito mío, os pregunto si habéis visto aquel mar grande y salado, libre de toda corrosión, que es suficiente para elevar las tinturas de todas las cosas incluso a los más altos montes. Decidme dónde está el azufre del azufre y el mercurio del mercurio. O dónde se produce de mercurio azufre y de azufre a su vez mercurio. ¿Cuándo estuvo bajo vuestros ojos la idea del amor más ardiente, donde el macho y la hembra se abrazan tan estrechamente que en el futuro nunca podrán ser separados, sino que por su insondable amor se hacen una sola cosa? Si entendéis lo que digo y habéis operado esto mismo con vuestras manos y lo habéis visto con vuestros ojos, soy vuestro compañero y os comunico
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ALQUIMIA que yo conozco esto mismo y nada deseo más que disfrutar de vuestra familiaridad calladamente. Este es otro de los motivos que me han inducido a sacar a la luz este tratadillo. Si alguien se queja de la dificultad de este arte, tenga por cierto que en sí y por sí no ofrece dificultad; es más, es muy fácil para aquellos que aman a Dios y que él considera dignos de esta ciencia. A quien me acuse de haber mostrado abiertamente su artificio, con excesiva claridad y evidencia, de manera que cualquiera puede llegar a su conocimiento, le responderé lo siguiente: ciertamente he descrito el arte con suficiente claridad para los dignos y predestinados por Dios, pero los indignos no obtendrán ni el más mínimo provecho. A algunos vanidosos y sabios demasiado profundos más de una vez he declarado todo este arte palabra por palabra; se rieron con profunda gravedad y no quisieron prestar fe a que en nuestra obra es doble la resurrección de los muertos. Por ello nuestro arte, tanto en teoría como en práctica, es un don de Dios, que lo ofrece a quien y cuando quiere, y no es del que lo quiere o del que lo persigue, sino del único Dios misericordioso. Hace diecisiete o dieciocho años que lo sé suficientemente con todas sus circunstancias ytrucos, sin embargo he debido aguardar este tiempo hasta que Dios se ha dignado ofrecérmelo. Y nadie dudará de su veracidad o certitud; es tan verdadero y tan indudablemente ordenado por Dios en la naturaleza, como que verdaderamente el sol luce durante el día y la luna emite durante la noche su resplandor. Concluyo así este prefacio; ahora me ceñiré a desarrollar el tratado mismo. Pero vosotros, queridísimos hermanos de la cruz áurea, que aquí y allá ocultos, a escondidas, usáis y disfrutáis este preciosísimo don de Dios en su temor, no os ocultéis de mí, si me conocéis un poco; sabed que por medio de la cruz los fieles serán probados y su fe se da a conocer, pero la seguridad y los deseos la ofuscan. Dios esté con nosotros. Amén.
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ALQUIMIA
TRATADO ÁUREO DE LA PIEDRA DE LOS FILÓSOFOS Apreciadísimo lector e investigador muy amigo de la verdadera sabiduría, tanto los antiguos filósofos como los modernos, tras haber alcanzado con la ayuda de Dios la meta de su deseo tuvieron por costumbre manifestarse mediante escritos a sus compañeros en todo el mundo, por aquí y allí ocultos. Buscaban no sólo darles a conocer que Dios tres veces óptimo máximo había iluminado su inteligencia, había bendecido las labores de sus manos y les había señalado el secretísimo y máximo arcano de esta terrena sabiduría, por cuyo beneficio se le deben a Él merecidas alabanzas, honor y gloria; sino también para ofrecer al prójimo y al tecnófilo discípulo, con permiso de Dios, un asidero para alcanzar este sacrosanto arte y su conocimiento.
[Concordancia entre los filósofos] Hombres de esta clase han existido en todas las naciones: egipcios, entre los que sobresale únicamente Hermes Trismegisto, caldeos, griegos, árabes, italianos, franceses, holandeses, españoles, alemanes, polacos, húngaros, hebreos y otros varios. Es admirable sin embargo que habiendo hablado los sabios en diversas lenguas y escrito en diversas épocas, coincidan en sus libros con tanta armonía(11) que a cualquier verdadero filósofo le es fácil reconocer que Dios alegró sus pensamientos con esta piedra bendita y que dieron fin a esta obra con sus
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ALQUIMIA manos. Pero igual que la verdad brilla en el consenso, en el desacuerdo se delatan filosofastros y sofistas. En efecto, como que éstos ignoran el fundamento de este ínclito arte, fingen cualquier cosa en su cerebro y muestran sus errores a todos . La citada armonía consiste en primer lugar en el conocimiento de la materia y en su solución, en el peso, en el régimen del fuego y en la aumentación.
[1. LA MATERIA] [Materia única y doble; multiplicidad de nombres]. La materia es única y tiene en sí todo lo que necesita; de ella el artífice prepara lo que quiere, APOYADO EN LA ARENA, como dice el filósofo Anástrato en la Turba: Nada es mas preciado que la arena roja del mar, y es el esputo de luna que se une a la luz del sol y se congela. En esta misma obra Agadmón atestigua que se requiere sólo esta materia, diciendo: Sabed que a menos que cojáis este cuerpo mío, carente de espíritu, en absoluto conseguiréis lo que queréis, ya que no penetra cualquier obra ajena ni nada, excepto lo íntegro. Por ello, abandonad la pluralidad. En efecto, la naturaleza se contenta con una sola cosa y quien la ignora perecerá. De igual modo, Arnaldo de Vilanova(12) en su Flor de flores escribe: Nuestra piedra se hace de una cosa y con una cosa. Igualmente habla al rey napolitano: Todo lo que hay en nuestra piedra le es necesario y no necesita lo ajeno: ciertamente nuestra piedra es de una naturaleza y una cosa. Y Rosino(13)dice: Aprende que lo que deseas es una única cosa de la que todo es producido. Y el Lirio: No tienes necesidad sino de una cosa que en cualquier grado de nuestra obra se cambia en otra naturaleza. TambiénGéber en su Suma dice: Nuesta piedra es única, una sola medicina a la que nada añadimos ni nada eliminamos, sólamente separamos lo superfluo. Y Escites en la Turba: El fundamento de este arte es un algo que es más fuerte y sublime que todas las
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ALQUIMIA cosas, y es llamado vinagre muy agrio, que convierte al el oro en un puro espíritu, sin el cual ni la blancura ni la negrura ni la rojez permanecen. Y cuando se mezcla al cuerpo, es retenido y se hace uno con él y lo convierte en espíritu y lo tiñe con tintura espiritual e invariable, y a la recíproca, de lo teñido recibe un tintura corporal que no puede ser borrada. Y si pusieseis el cuerpo sin vinagre sobre el fuego, será consumido y corrompido. Pero de estas palabras de Escites alguien podría inferir como conclusión que no es una, sino dos, las cosas que son requeridas, el cuerpo y el vinagre (como él mismo lo llama) y que necesariamente lo húmedo debe ser unido con lo seco, para que lo seco no sea consumido por el fuego, sino que se preservado de la combustión por lo húmedo. Suscribo esta conclusión rectamente deducida, conservando las anteriores sentencias en su valor y verdad. En efecto, es más cierto que lo cierto que la materia de nuestra piedra bendita es única y llamada por los sabios con varios nombres, preparada para el artífice por la naturaleza, quien ha querido que exclusivamente ella sola y ninguna otra en todo el mundo fuese la materia de nuestra piedra. Esta materia está a la vista de cualquiera, todo el mundo la percibe, la toca, la ama, y sin embargo no la conoce. Es noble y vil, costosa y de poco valor, y se encuentra por todas partes. Teofrasto Paracelso(14) en su libro Sobre la tintura de los físicos la llama león rojo, mencionado por muchos, conocido por pocos.Hermes(15) en el capítulo primero de su tratado la llama argento vivo coagulado en las alcobas más ínteriores. En diversos pasajes de la Turba se la llama bronce. En el Rosario de los filósofos(16) se la señala con el nombre de sal. Pero, para ser breve, nuestra materia tiene tantos nombres como cosas hay en el mundo; es por ello que no es conocida por los ignorantes. Llamo ignorantes a los que acceden al arte sin previo conocimiento de la naturaleza y de su propiedad, como el asno al pesebre, sin saber a qué arrima su hocico, como dice Arnaldo(17). Por ello en la Suma de la perfección dice Géber hermosamente: Quien ignora en sí mismo los principios naturales está muy alejado de este arte. Y el Rosario dice: Aconsejo que nadie se entrometa en alcanzar este arte a no ser que conozca el principio de la verdadera naturaleza y su régimen. Una vez conocidos, no tiene necesidad de varias cosas, excepto una. Y no requiere grandes gastos, puesto que la piedra es una, una la medicina, uno el vaso, uno el régimen y una la disposición(18). Sin embargo esta única materia con ayuda de la naturaleza y la experiencia del artista se separa de tal manera que, como dice Teofrasto, se transmuta en un águila blanca y ni el resplandor del sol con sus rayos ilumina un espacio más extenso; o, como dice Basilio Valentín(19), se hace un espíritu cándido semejante a la nieve y así mismo otro espíritu rojo semejante a la sangre, y estos dos espíritus contienen en sí un tercero oculto. El rey Aros(20) dice no sin razón: Nuestra medicina se hace de dos cosas de una misma esencia, a saber, de la unión mercurial de la naturaleza fija y no fija, espiritual y corporal, frígida y húmeda, cálida y seca, y no puede hacerse de ninguna otra manera. Y Ricardo Ánglico(21): La piedra es una, una la medicina que según los filósofos se llama Rebis, es decir, compuesto de una doble cosa, a saber, de cuerpo y espíritu blanco o rojo, en lo que erraron muchos fatuos que lo explican diferentemente el verso: «El Rebis es en las palabras una forma muy adecuada a las figuras». Es decir, dos cosas y estas dos cosas son una cosa, es decir, agua unida al cuerpo, en la que el cuerpo se disuelve en espíritu, es decir, en agua mineral, que es llamada elixir, es decir, fermento, ya que entonces el agua y el espíritu es una cosa de la que se hace la tintura y medicina de todos los cuerpos purgables. Por consiguiente, de una cosa, que es el agua del cuerpo y el espíritu,
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ALQUIMIA se hace la medicina. Y así, según los filósofos, tenemos sobre la tierra la naturaleza del azufre y del mercurio de los cuales se produce bajo tierra el oro y el argento. Bernardo conde de Tresna y Marchia dice: Nuestra obra se hace de una raíz y de dos sustancias mercuriales crudas, tomadas y sacadas de la mina, puras y netas, unidas por el fuego de la amistad, según exige la propia materia, cocidas asiduamente hasta que de dos se haga uno, etc. Basilio Valentino, en el capítulo 4 del libro De lo natural y sobrenatural, dice: Con toda verdad te revelaré por el amor de Dios además esto: la raíz del azufre filosófico, que es un espíritu celeste, junto a la raíz del mercurio espiritual e hiperfísico y el principio de la sal espiritual, se encuentra en un ser y materia única; de ella, y no de muchas, se confecciona la piedra que estuvo ante mí, aunque sea mencionado separadamente por todos los filósofos el mercurio por sí mismo, el azufre por sí mismo y la sal por sí misma, como si el mercurio se encontrase en una cosa, el azufre en otra y la sal en una tercera. Pero yo te digo que estas cosas, por su propia abundancia muestran de manera evidente en dónde se encuentran abundantemente y pueden ser tratadas y preparadas con facilidad, tanto para sanar los cuerpos humanos como para transmutar los metales. Pero lo universal, sin duda el más alto tesoro de la sabiduría terrena y los tres principios de todo, es una única cosa y se encuentran y extraen a la vez en una cosa que es capaz de convertir todos los metales en uno. Y son el verdadero espíritu del mercurio, el alma del azufre, unidos juntos con la sal espiritual y encerrados bajo un solo cielo y habitando en un solo cuerpo; son el dragón y el águila, el rey y el león, el espíritu y el cuerpo, que tiñe el cuerpo del oro en verdadera medicina, etc. Nuestra materia preparada de este modo se llama macho y hembra, agente y paciente, como dice Zimón en la Turba: Sabed que el secreto de la obra consiste en el macho y la hembra, esto es, en el agente y el paciente. El macho está en el plomo y la hembra en el oropimente. El macho se alegra al recibir la hembra y es ayudado por ella y la hembra recibe la simiente tingente del macho y es coloreada por él. Y Diomedesdice: Unid el macho hijo del esclavo rojo a la olorosa esposa; unidos producen el arte. No añadáis a estos nada ajeno, ni polvo ni otra cosa; la concepción es suficiente, de ella nacerá el verdadero hijo. ¡Oh, qué preciadísima es la naturaleza de aquel esclavo rojo, sin la cual no puede existir el régimen! Otros la llaman argento vivo o mercurio y azufre o fuego, como dice Roger Bacon(22) en el Espejo, cap. 3:Todos los metales nacen del azufre y mercurio y nada se les adhiere, ni se une a ellos, ni los transmuta, excepto lo que procede de ellos. Así, es obligatorio que tomemos el azufre y el mercurio por materia de nuestra piedra. Y Menabdo: Quien une el argento vivo al cuerpo de la magnesia y la hembra al varón, extrae la naturaleza oculta por medio de la cual se coloran los cuerpos. Lulio(23) dice en su Codicilo: La propiedad de nuestro mercurio es que se coagule por su azufre. Y en la práctica de su Testamento dice: El argento vivo es una humedad que sobrenada y fluye, preservadora de la combustión. Otros la llaman cuerpo, espíritu y alma. Así dice Arnaldo en la Flor de flores: Los filósofos han dicho que nuestra piedra se compone de cuerpo, alma y espíritu. Pues el cuerpo imperfecto lo han comparado al cuerpo porque está incompleto. Han llamado agua al espíritu, y con verdad, pues es espíritu. Han llamado alma al fermento porque suministra al cuerpo imperfecto la vida que antes no tenía y le induce una forma mejor. Y poco antes dice: El espíritu no se une al cuerpo sino mediante el alma. El alma es, pues, el medio entre cuerpo y espíritu, uniendo ambos a la vez. Y Morieno(24): El alma penetra rápidamente su cuerpo; si intentas unirla a otro cuerpo te esforzarás en vano. Y el Lirio: Alma, cuerpo y espíritu son a la vez una sola cosa que lo tiene todo en sí y a la que nada se le añade.
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ALQUIMIA Más adelante expondremos y explicaremos qué finalidad tienen todos estos nombre con los que se designa nuestra materia. Pasemos ahora a asuntos más frecuentes y cercanos a nuestra intención y tras la investigación de nuestra materia veamos algo sobre dónde se esconde, de dónde debe ser tomada, y, como asunto principal, sobre su solución; aguzemos nuestro ingenio para tratar de ello.
[Los tres reinos de la naturaleza] Por lo que respecta a la consideración de nuestra materia, cuál es y dónde debe buscarse, hay que anotar con una piedra blanca, según el dicho, que el Creador todopoderoso, cuya sabiduría es tan infinita como él mismo, en el principio de las cosas, cuando nada existía excepto él, creó dos grupos de seres, los celestes y los que están bajo los cielos. Los celestes son los mismos cielos y sus habitantes, de quienes nos abstendremos de filosofar en este lugar con más amplitud y más profundamente. Las cosas que están bajo el cielo, creadas de los cuatro elementos, son tres en número y suelen repartirse corrientemente en tres géneros. De ellas tienen el primer lugar las que viven y sienten y que son llamados animales. El segundo género lo tienen todos los que nacen de la tierra y no sienten, y son llamados vegetales. Finalmente se clasifican en el tercer género todo lo que aparece bajo tierra y son llamados minerales.
[Cada cosa se propaga en su género por semilla] Estos tres géneros de las cosas creadas son abarcadas todas por el globo de la luna(25) y nacen de los elementos; no se encuentran ni más ni menos que estos géneros y todo ha sido confirmado por Dios en su género de tal modo que les es imposible saltar de género en género. Como si alguien de un buey intentase fabricar un hombre o un árbol, o de una hierba cualquier simio, o plomo, o bien intentara del plomo hacer cualquier animal o hierba. Diré que esto es imposible según la ordenación del Sumo Rey. En efecto, si en la naturaleza de las cosas fuese permisible esto, cualquiera de estos géneros, incluso todos, podrían convertirse en uno único. Pero dado que con ello se destruiría todo, el Señor de los dominantes no quiso conceder este tipo de transmutación; al contrario, no sólo quiso que cada cosa se conservase en su género, sino que dotó de su propia semilla a cada cosa, con ella se multiplica en su especie y persiste en su género, de manera que la especie de uno no puede ser cambiado en la de otro. De manera que si alguien quisiera cambiar la especie del hombre en la del caballo, la de la manzana en la de la lechuga, la del diamante o de otra piedra en oro, erraría en todo el cielo, pues en lo sublunar esto no está permitido por naturaleza. Y como fue en el principio así será en el final, cuando el Todopoderoso, que en un principio dijo HÁGASE, diga PEREZCA.
[Es posible mejorar las especies] Pero mientras tanto puede hacerse y alcanzarse la mejora y exaltación, según la pureza y perfección de la materia, de aquellas cosas que tienen en común la materia, la semilla y la composición de los elementos. Vemos así que el hombre dotado de sutil y perspicaz inteligencia es llevado a un grado de dignidad más alto que otros que no son de igual inteligencia, porque su ascenso proviene de la pureza y sutilidad de los espíritus que nacen en un cuerpo rectificado y bien constituido. Vemos así mismo que hay caballos aventajan ampliamente a otros en nobleza y esto es evidente en todas las especies de animales. Y de la misma manera que lo vemos en los animales, es posible advertirlo mucho más en las hierbas y los árboles. En los árboles por trasplantes, injertos y otros medios conocidos a los jardineros; en las hierbas, la experiencia cotidiana muestra cómo las hierbas y las
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ALQUIMIA flores de una especie difiere de las de otra por su nobleza, belleza y olor. Sírvannos de ejemplo los caryophilli (a los que llaman flores de túnica) y los tulipanes, por callar otros. Buen Dios, ¿cuántas no hay de éstas? Innumerables, diría yo, las cuales además con diligente preocupación se producen cada día más nobles y más raras, de tal manera que es común la opinión de que no han existido con anterioridad flores tan fragantes y elegantes.
[De los metales] Pero de los metales, que tienen una sola materia común, el argento vivo digerido y coagulado por la fuerza del azufre, ¿qué diré? Sobre esta materia común Ricardo Ánglico habla así: La naturaleza de todas las cosas licuables ha producido con naturalidad los géneros a partir del mercurio y de la sustancia de su azufre, lo que es propio del argento vivo, el cual se coagula de un vapor, como del calor del azufre blanco o rojo no combustible. Y Arnaldo, part. 1, cap. 2: El argento vivo es el elemento de todas las cosas licuables, pues todas las cosas licuables, cuando se licúan se convierten en él; también se mezcla con ellas, pues es de la sustancia de ellas, aunque estos cuerpos difieran en su composición del argento vivo en la medida en que él mismo fue puro o impuro debido a un azufre inmundo extraño a él. Y Rosino A Saratanta: La materia de todos los metales es un argento vivo imperfecto digerido en el vientre de la tierra por la cocción del calor sulfúreo, y según la variedad sulfúrea se generan en la tierra diversos metales, aunque la materia primordial de ellos es una y la misma, una sola la acción mayor o menor, con la proporción adecuada o no. Vemos cada día cómo la propia naturaleza se muestra solícita de su mortificación y perfección, hasta que se perfeccionan en oro, que es la intención final de la naturaleza. Pues todos los metales muestran que la naturaleza produjo en ellos algo tendente a su posterior perfección, dado que no se encuentra ni un solo metal tan desprovisto de la perfección que no contenga una partícula de oro o argento. En efecto, con los metales está dispuesto de tal manera que la naturaleza procura producir cada día oro del argento vivo que contiene en sí su propio azufre, y sería capaz si no interviniese algún impedimento extraño, sin duda un azufre hediondo, cáustico; vemos así que en muchísimos lugares se extrae un oro puro, refinado, obrizo y sin mezcla de otros metales. Cuando en las minas un exceso de azufre externo se mezcla al argento vivo, lo infecta y le impide la perfección, según la variedad de ese azufre se generan también varias especies de metales, como diceAristóteles en el 4º de los Meteoros(26): Si el argento vivo fuese de buena sustancia y el azufre no puro cáustico, convierte al argento vivo en cobre. Pero si el argento vivo fuese pétreo, inmundo, térreo y el azufre no limpio, se producirá de él el hierro; el estaño sin embargo parece tener un buen argento vivo y puro, pero el azufre es malo y no bien mezclado. El plomo tiene un argento vivo grosero, malo, de mal sabor y fétido, por lo que no se coagula bien. El azufre obstaculizante, cáustico y fétido no es el verdadero fuego que digiere los metales, pero el argento vivo contiene en sí un azufre propio que basta para su digestión, como dice Bernardo, conde Tresnense:Algunos creen equivocadamente que en la procreación de los metales interviene alguna materia sulfúrea; pero, al contrario, es manifiestamente evidente que el azufre está en el mercurio, cuando la naturaleza opera. Pero no domina en él sino por un movimiento cálido con el que se altera dicho azufre y a la vez las dos cualidades del mercurio. De esta manera por medio de este azufre la naturaleza genera en las
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ALQUIMIA venas de la tierra diferentes formas de metales, según la diversidad de los grados de alteración. En efecto, según Arnaldo, parte primera, capítulo 2, en los metales hay una doble superfluidad: una encerrada en la profundidad del argento vivo, que le sobreviene en el momento de su mixtión; otra exterior a la naturaleza de su naturaleza y corruptible. De ellas, esta se elimina con trabajo, pero la otra no puede eliminarse con ningún ingenio del artífice. Por ello la sulfureidad adustible se elimina en la calcinación del fuego o es borrada de los cuerpos, ya que tiene un argento vivo que lo preserva de la combustión porque es de su naturaleza; al otro lo rechaza, exponiéndolo al fuego, porque lo infecta. Pero aquel azufre interno que digiere su argento vivo y lo madura hasta la perfección es igualmente puro o impuro, combustible o incombustible. El azufre impuro impide la digestión del argento vivo, el cual por ello no puede en absoluto pasar a oro hasta que finalmente aquel haya sido separado de todas sus partes, pero que permanezca con él aquel otro puro, incombustible y fijo. Pero este azufre interno no es otra cosa que el mercurio maduro o la parte del argento vivo más madura y digesta(27); como dice Ricardo Ánglico en el cap. noveno: Cuanto más simple es el azufre tanto más se complace y se adhiere al mercurio simple y limpio, de manera que se une uno con el otro más fuertemente y así entonces se generan de ellos metales más perfectos. Según la sentencia de Avicena, tal azufre no se encuentra sobre la tierra, excepto cuanto existe en estos cuerpos, el sol y la luna. Pero en el sol es más perfecto porque está mas digesto y cocido. Ciertamente, según Ricardo, capítulo doce, el azufre rojo de los filósofos existe en el sol por una mayor digestión, y el azufre blanco en la luna por una menor digestión. Es así, por tanto, que la materia de los metales es una, única y común, que por la fuerza innata de su azufre, en seguida o bien con el paso del tiempo, después de separar por la digestión el azufre externo y malo de los demás metales, acaba en oro, que es el fin de los metales y la verdadera intención de la naturaleza(28). Es preciso sin duda confesar y decir que la naturaleza en este género, igual que en el reino vegetal y animal, busca y exige la corrección y perfección de su naturaleza, según la pureza y sutilidad del sujeto.
[Materias animales] Amigo investigador de la naturaleza, he querido tratar estas cosas con algo de prolijidad para darte la posibilidad de conocer más fácilmente la materia de nuestra piedra y su conversión para el uso. En efecto, no se puede producir esta piedra nuestra de una materia animal, pues lo impide el que ambos tienen su fundamento en géneros diferentes. Dado que la piedra es sin duda mineral, ¿por qué buscar una materia animal? Pues de ninguna cosa, dice nuestro autor, Ricardo, en el capítulo primero, puede extraerse lo que no está en ella. Por ello toda especie en su especie, todo género en su género y toda naturaleza en su naturaleza, busca el aumento de su virtud y produce fruto según su naturaleza y no en otra naturaleza contraria a sí, puesto que todo lo procreado se corresponde a su semilla. Basilio Valentino dice:Considera y entiende, amigo mío, que el alma animal no debe ser elegida para esta intención tuya. Pues la carne y sangre de la misma manera que le han sido concedidos a los animales por el Creador, así también son propios de los animales, de donde han sido formados y nacido los animales. Por consiguiente no puedo dejar de admirar a aquellos que quieren parecer grandes artífices y sin embargo buscan la materia de la piedra en los menstruos de las mujeres, esperma, huevos, cabellos, orinas(29) y otras sustancias de esta jaez, y no
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ALQUIMIA temen llenar tantos libros con sus vanas e inútiles recetas para engañar a los menos prudentes con estas cosas estúpidas, sutiles e inútiles. Roger, en el capítulo tercero de su Espejono deja de admirar la gran vanidad de esta clase de hombres, cuando comienza: Por lo cual es sorprendente que alguien prudente funde su intención sobre los animales o vegetales, que son totalmente remotos, encontrándose los minerales totalmente cercanos. No hay que creer en absoluto que algún filósofo haya puesto el arte en las predichas sustancias remotas, sino por similitud(30). Dice Basilio: Nuestra piedra, no nace de lo adustible. Esta piedra y su materia están bastante protegidos lejos de toda violencia. Deja por tanto de buscarlo en los animales, pues no se le ha concedido a la naturaleza encontrarla allí.
[Materias vegetales] Pero si alguien está persuadido de encontrar nuestra piedra en los vegetales, como árboles, hierbas, flores, por la supradichas razones no errará menos que aquel que pretende convencerse de que puede confeccionarse una roca de un animal. En efecto, todas las hierbas y árboles, con todas las cosas producidos de ellos, arden y no dejan tras de sí más que la misma sal con su tierra, sal que recibió de la naturaleza en la primera composición de su especie. Y nadie se deje convencer por los que afirman que la piedra filosófica puede ser producida del trigo. Tampoco hay que escuchar a los que están persuadidos de que nuestra piedra se confecciona del vino y de sus partes. Puesto que no siguen la intención de Raimundo Lulio declarada en sus escritos, demuestran que por saber en exceso no saben nada y se engañan a sí y a los otros. No negaré que de ellas pueden prepararse y elaborarse menstruos excelentísimos sin los cuales nada de sólido puede hacerse en medicina o en química; niego totalmente que de ellas pueda prepararse la piedra de los filósofos o extraer de ellas su semilla, puesto que, por orden del Creador de todas las cosas, es ley que cada cosa persista en su género, según se ha dicho.
[Materias minerales] Por ello cualquiera entregado a la verdadera filosofía puede comprender que nuestra piedra no puede ser extraída ni de los vegetales ni de los animales, dado que son combustibles; la razón ordena concluir que sólo debe investigarse y prepararse aquella en las cosas incombustibles, en el reino mineral. Por consiguiente, puesto que la piedra de los sabios es algo mineral, y muchísimas son las especies de los minerales, como las piedras, además de la arcilla y varias tierras, las sales, los medio minerales y los metales(31) no fuera de propósito surge la pregunta: ¿de cuál de aquellos debe prepararse? Respondo que hacerla de las piedras es imposible; la razón es que en ellas no está el mercurio fusible y licuable ni pueden ser fundidas, disueltas o reducidas a su primera materia por la abundancia de un azufre externo y adherente a las propiedades terrestres. El prudente investigador de los secretos naturales se abstendrá también de buscar la materia de la piedra bendita en las sales y alumbres y sustancias de esta clase. En estas, en efecto, encontrará un espíritu agudo, corrosivo y corrompedor, pero el mercurio y el azufre según la opinión de los filósofos nunca se obtendrá allí. Además esos medios minerales como son la magnesia, marcasita, antimonio, etc, mucho menos pueden producir algún metal. ¿En qué forma, pues, podría extraerse de ellos la materia de la piedra, que es el fin y perfección de todos los metales y minerales? Añado que con los metales nada tienen de común y familiar, pues los queman, corroen y corrompen. ¿Cómo podrán servir a su mejora? Escucha como habla Ricardo Ánglico sobre este asunto en el capítulo décimo: Los minerales menores no pueden convertirse en metales, primero porque no han sido generados
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ALQUIMIA de la primera materia de los metales, que es el argento vivo. Pero ya que que su generación difiere primeramente en forma, materia y composición con la generación del mercurio, también por ello no pueden hacerse metales, porque la materia prima y la simiente de la que se genera una sola especie es única. La primera parte del antecedente es evidente, ya que los minerales menores no son generados del mercurio, como es evidente en Aristóteles y Avicena. Por ello, si tuviesen que hacerse metales es preciso que pasen a la materia primera de los metales. Pero dado que esto no puede hacerse artificialmente, no serán metales y en consecuencia no pueden ser la materia de la piedra. Así queda suficientemente clara la segunda parte del antecedente. En segundo lugar, puesto que los minerales menores no pueden hacerse artificialmente principio del arte, que es el mercurio, por tanto tampoco pertenecen al medio y al fin, que son los metales y la tintura. Pero puesto que los minerales menores son de una naturaleza extraña a los metales, aunque participen en alguna fuerza mineral, son sin embargo de una virtud más debil y combustibles. Por ello la naturaleza metálica no se regocija con ellos, sino que los rechaza, pero conserva lo que es de su naturaleza. Por ello son unos fatuos los que para engañar a las gentes realizan tantas y tan diversas tareas y sofistificaciones, es decir, cosas carentes de proporción que ni ofrecen naturaleza ni la reciben. Hasta aquí aquel.
[La sal] Pero que ninguno de los estudiosos de nuestra filosofía se deje engañar por las palabras de los que filosofan, anteriormente citadas o similares, que de vez en cuando hablan de la sal. Como cuando en las alegorías místicas de nuestros sabios se dice: Quien opera sin sal no resucitará nuestros cuerpos. Y lo que leemos en el libro de los Soliloquios: El que trabaja sin sal tensa un arco sin cuerda. Hay que saber que estos sabios exigen una sal diferente con mucho a los minerales vulgares. Así aparece claro en el Rosario de los Filósofos, cuando se dice: La sal de los metales es la piedra de los filósofos; en efecto, nuestra piedra es un agua congelada en oro y argento, y rehuye el fuego y se resuelve en su agua, de la que se compone en su género. Pero que el agua de los filósofos no es el agua mineral lo enseña Géber en los libros Sobre los hornos, cap. 19, diciendo: Esfuérzate en disolver el sol y la luna en su agua seca, a la que la gente llama mercurio. Los filósofos tambien señalaron la tierra con el nombre de sal, como se ve en el Sonido de la trompeta, cuando dice: Lo que queda como resto en el fondo de la cucúrbita es nuestra sal, es decir, nuestra tierra. Y las Alegorías de los sabios prorumpen en estas palabras: Observa que estos cuerpos son alumbres y sales que manan de nuestros cuerpos. De vez en cuando llaman sal a la misma medicina, como se dice en la Escala: Se necesita la segunda agua para que exalte la tierra en su sal mineral, sólamente en su facultad atrayente. Y Arnaldo en el lib. 3 Sobre la conservación de la juventud, dice: Pero aquello que no tiene igual [para conservar la juventud] es la sal de mina. Los sabios asimilaron este preparado al calor natural de la adolescencia sana. Los sabios usaron esta similitud y llamaron a la propia piedra con el nombre de animal, otros chisir mineral, y por algunos es llamado medicina peremne, agua de vida. Todo el ingenio de la preparación es que sea reducido en un agua purísima y potable que tiene con ella una misma propiedad.
[Los medio minerales]
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ALQUIMIA De lo anterior aparece claro que la piedra no puede hacerse de los minerales menores, ni según la doctrina de los filósofos, ni por su propia naturaleza. Ahora requiere el orden que examinemos un poco si puede ser extraída de los medios minerales, o sea, de la marcasita, antimonio, magnesia, y otros, sobre todo porque los filósofos hacen frecuente mención de ellos. Por ejemplo, Senior cuando dice: Si en el oropimente no estuviese la fuerza de coagular el mercurio, nuestro magisterio nunca sería llevado a su fin. Y Tomás de Aquino: Recibe nuestro antimonio o tierra negra oculata, etc. Y Parménides en la Turba: Tomad el argento vivo y coaguladlo en el cuerpo de la magnesia o en el azufre combustible. Sin embargo hay que notar que los filósofos no exponen estos discursos porque quieran mostrar que aquella gran piedra pueda hacerse de estas cosas, sino que hablan así de forma parabólica y figurada. Sin duda el oropimente y la magnesia de los filósofos es otra cosa muy diferente a la vulgar; es la misma materia que en otros lugares suelen llamar agente, león, rey, azufre y con otros muchos nombres. Y ciertamente le llaman oropimente porque tiene la facultad de suministrar al oro un color y tintura exuberante y superficial; magnesia se le llama por razón de su virtud interna y prestancia, la cual deriva y mana de ella. El que Tomás de Aquino quisiera llamarle antimonio es por el esplendor de su negrura, a la que se llega al alcanzar la solución. Pues la piedra llevada a la negrura la asimilaron a todas las cosas negras. Pero alguien por inferencia podría objetarme que algunos de estos medios minerales no sólo son en su naturaleza de la naturaleza del mercurio y el azufre, sino que incluso pueden reducirse a metales. Vemos así que la magnesia va en el flujo con el plomo y el estaño El antimonio no sólo se mezcla con los metales, sino que se hace de él plomo no diferente del natural, y muchos, tanto de condición noble como plebeya, han visto más de una vez hacerse oro de él. Puesto que han sido generados del mercurio y el azufre (en los que pueden reducirse por beneficio del arte) y por tanto tienen con los metales un mismo origen, podría deducirse también que son la materia de nuestra piedra. A esto respondo en primer lugar que entre estos minerales debe hacerse una cierta diferencia, entre los que tienen en sí mercurio y los que carecen de él. Los primeros, dado que están plenos de mercurio, deben tenerse con razón en mayor estima, pues su mercurio puede transformarse en oro y argento por nuestra medicina; en este número,y según mi opinión no sin razón, deben ser tenidos por semimetales, pues están dispuestos a la naturaleza metálica; pero los restantes en los que no hay ningún mercurio no deben ser consideradas para este magisterio. Pero, puesto que no les está permitido alcanzar un final de este tipo debido al azufre malo y cáustico que hay en ellos, tampoco no pueden ser reconocidos por la materia de nuestra piedra, la cual debe ser un mercurio puro y perfecto y un azufre puro, sutil e incombustible. Que son totalmente impuros y enteramente infectos por su azufre se evidencia fácilmente a nuestros ojos en su examen, cuando se prueba lo que pueden. Vemos en efecto que el zinc, por su apariencia externa, a causa de su esplendor y peso, será considerado un mercurio sin mezcla; pero en cuanto lo roza el fuego huye en seguida como un humo sulfúreo. Las marcasitas sin embargo no pueden ser fundidas por la fuerza del fuego, debido a su inmundicia terrena y grosera.
[El antimonio] Sin embargo el antimonio, que mediante una docta operación puede ser purgado en cierta manera de su excesiva suciedad y convertido en un blanquísimo y hermosísimo régulo, nos persuadirá fácilmente que de él puede ser extraído algo
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ALQUIMIA egregio, de manera que muchísisimos que se tienen a sí mismos en gran estima creen que puede preparse de él la piedra filosófica. Sin embargo, sea como sea, de cualquier manera e ingenio que sea purgado de su negrura, conserva la malicia y dura cualidad del azufre, lo que es evidente por el hecho de que no puede ser extendido bajo el martillo o hacerse maleable, cualidad entre otras por la que se juzga a los metales. Callo que tiene un mercurio grosero e inmundo y que asímismo huye siempre reteniendo su azufre. Vosotros pues, que queréis se grandes filósofos, y con vosotros vuestros libros y copiosos escritos, seducís a muchos con la afirmando que esto mismo es el fundamento de vuestro universal, quiero rogaros una y otra vez que deis por bueno y justo el que no pueda suscribir esta opinión vuestra, pues tontamente se busca en una cosa lo que en ella no está, dice Arnaldo. Y en los Comentarios a la Turba se dice: La piedra de los filósofos es una materia pura. Y Lulio en el Último testamento dice: Nuestra piedra no es sino un puro fuego. Y en el Vademecum dice: Sólo es un espíritu sutil que tiñe y limpia los cuerpos de sus leprosidades. Pero este mineral, como todos los demás en conjunto, es tan grosero e impuro que de ninguna manera, excepto con nuestra tintura, le puede ser separada aquella impureza. Por consiguiente no puede extraerse de él la materia de nuestra piedra, pues de ninguna cosa puede sacarse lo que en ella no está, según Ricardo, cap. 1(32).
[El vitriolo] Pero del vitriolo, ¿qué diremos? También lleva a muchos al error por su admirables cualidades, sobre todo porque de él alguna parte se transforma en cobre y convierte en cobre al mismo hierro(33). Debe saberse de él que no es otra cosa que el principio y materia del cobre, cuando en las minas y venas de la tierra el vapor mineral y el mercurio vaporoso, por decirlo así, ha encontrado un lugar en el que se ocultaba abundantemente un azufre de tipo amargo, ácido, póntico y venéreo, al cual recibió en seguida y se coaguló en él para hacerse metal. Pero dado que la naturaleza cumplió con su deber separando lo puro de lo impuro y segregando lo combustible de lo incombustible, la abundancia del dicho azufre superó con mucho la cantidad de mercurio, el mercurio separado necesariamente en tal separación fue obligado a transformarse en aquel verdor venéreo. La causa de esa corrupción es el azufre vulgar: cuando se une al cobre y se le somete al fuego (en efecto, el arte acaba en breve espacio de tiempo con un fuerte fuego lo que no podía la naturaleza en un largo intervalo de tiempo con un calor suave), quema en breve profundamente al cobre y por una operación vulgar le reduce a la naturaleza del vitriolo, y según la abundancia del azufre, el vitriolo es rico o pobre de color, de donde resulta que un vitriolo contiene más cobre, otros menos. Y dado que en el hierro también se contiene un azufre grosero, el vitriolo lo corroe con su acrimonia y busca su mercurio, no muy ajeno al suyo, y con él, en la conjunción de su azufre que vence al mercurio, es vuelto un cobre puro y neto. También debe anotarse con una china blanca, según el dicho, que aquel espíritu ácido del vitriolo tenga su origen en el azufre, como también que un espíritu de esta clase y no ajeno a aquel se extraiga del azufre, puesto que el olor sulfúreo se percibe también en el espíritu de vitriolo; añado que el espíritu del azufre, igual que el espíritu del vitriolo, se convierte en vitriolo. Por consiguiente, dado que un azufre tal, corruptor y superfluo, se oculta en el vitriolo y hay tan poca cantidad y es tan grande la escasez de mercurio aun no limpio, prescindiremos sin más de él, pues no podremos extraer de él más que de los demás. En esto seguiremos el parecer de Alfidio(34), quien dice: Hijo mío, evita y rehuye los cuerpos muertos y las piedras, pues en ellos no hay ninguna vía para caminar: su vida no conserva sino que corrompe. De este tipo son las sales, los oropimentes, el arsénico, la magnesia, la marcasita, la tutia y semejantes. Y Arnaldo dice en laFlor de flores: La causa de sus errores es que los cuatro espíritus, a saber, el oropimente,
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ALQUIMIA la sal armoníaca, el mercurio y el azufre, no son la semilla de los metales perfectos ni de los imperfectos, excepto el mercurio y el azufre que es su coágulo.
[El azufre] Pero de estas últimas palabras de Arnaldo, alguien podría inferir como conclusión que el azufre y el argento vivo serán la materia de la piedra, porque se refieren a cuatro espíritus y el azufre coagula al mercurio. A quien preguntase si cualquier azufre coagula el mercurio, le respondo, con Ricardo Ánglico, capítulo undécimo, que no. Cualquier azufre vulgar es enemigo de los metales, como dice el filósofo. Hay que saber que el azufre proviene de la untuosidad de la tierra, espesada en la tierra por una decocción temperada, hasta que se endurece y se hace espesa. Y finalmente cuando está endurecida se la llama azufre. El azufre es doble: vivo y cáustico. El vivo es la parte agente en los metales, el cual, depurado de toda suciedad por la naturaleza, es la materia de nuestra piedra. El cáustico y vulgar no es la materia de los metales o de nuestra piedra, sino que es su enemigo. Avicena y Ricardo Ánglico enseñan que el azufre vulgar y abrasador no entra en nuestro magisterio, porque de él no hay nacimiento, sino que ennegrece, infecta y corrompe siempre, con cualquier artificio que se le prepare. Al ser corruptor impide la fusión cuando se fija, como vemos en el hierro, porque tiene un azufre fijo, grosero; pero cuando él mismo es quemado se separa como una sustancia térrea, a la manera de un polvo muerto. ¿De qué manera, pues, podría suministrar la vida a otros? Tiene dos causas de corrupción, una sustancia inflamable y una feculencia térrea. Con estas cosas por delante, considera vulgar al azufre y no el de los filósofos, que es un fuego simple, vivo, que vivifica los otros cuerpos muertos y los madura, etc. Por esta razón el azufre común tampoco podrá ser la materia de la piedra
[El mercurio] ¿Pero qué inferiremos del mercurio vulgar, visto que todos los filósofos dicen que la materia de nuestra piedra es una cierta sustancia mercurial, y aquel tiene varias cualidades que también se atribuyen a nuestro mercurio? En efecto, es el elemento de todas las cosas licuables (como dice Arnaldo en el Rosario, primera parte, capítulo segundo) pues todas las cosas licuables, cuando se licúan se convierten en él; también se mezcla con ellas, pues es de la sustancia de ellas, aunque estos cuerpos difieran en su composición del argento vivo en la medida en que él mismo fue puro o impuro debido u un azufre inmundo extraño a él. Y en el cap. 4 dice: El mercurio vivo es algo manifiestamente perfectísimo y comprobadísimo en todas sus operaciones, puesto que cuando se fija protege de la combustión y hace efectiva la fusión. Y es la tintura de la rojez, de la ubérrima perfección, de un fulgor fúlgido y no se separa de la unión mientras existe. Y es amistoso y de indulgente piedad y el medio de unir las tinturas, ya que se mezcla intimamente con ellas y se adhiere naturalmente en lo profundo al ser de su naturaleza. Él es el único que vence al fuego y no es vencido por él, sino que se alegra descansando amigablemente en él. Y Bernardo dice: Imitamos con la máxima exactitud a la naturaleza, que en sus minas no tiene otra materia en la que opera excepto la pura forma mercurial. Este mercurio tiene un azufre fijo e incombustible que perfecciona nuestra obra sin otra sustancia que la sustancia mercurial. Por consiguiente, si en el mercurio hay tan excelentes cualidades, se sigue necesariamente que es la materia de nuestra piedra. Respondo: así como el azufre es doble, también es doble el mercurio, o sea, el vulgar y el filosófico. El mercurio vulgar es aún crudo, inmaduro y es sabido que es un cuerpo que no persevera en el fuego, como el de los filósofos, pues aunque le apremie un leve fuego, sino que
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ALQUIMIA huye y se separa en forma de humo. Por ello se ha constituido en regla general de los filósofos: Nuestro argento vivo no es el argento vivo del vulgo. Y Lulio en la Clavicula, capítulo primero: Nosotros decimos que el argento vivo vulgar no puede ser el argento vivo de los filósofos con cualquier artificio que se prepare, pues el vulgar no puede ser detenido en el fuego excepto por otro argento vivo corpóreo que sea cálido y seco y más digesto. Pero la mayor parte de los que filosofan han hablado de su propia cosecha de la sublimación y otras preparaciones del mercurio del vulgo, de donde han sido imaginados tan variados y admirables modos de operar, con lo que fueron aclaradas con bastante suficiencia las propiedades de este sujeto. Pero hasta ahora no pudieron alcanzar en este sujeto el objetivo que buscaron con tanto empeño, pues la naturaleza no lo puso en ese lugar. Sin embargo es tan admirable en su operación que de vez en cuando seducen a los que se consideran más sabios. Pongamos un ejemplo: un amigo que conocí muy bien hace tiempo trató con tanta sutilidad y esmero el oro amalgamado (según le llaman) que consiguió pasar por todos los colores y llegar hasta el amarillo, mas la amalgama no quiso de ningún modo ascender más allá de este color; ante este hecho ello, aquel buen químico le suministró un grado más crecido de fuego, persuadido totalmente de que ya era fijísimo y que, según los filósofos, ya no podría errar en adelante en el régimen del fuego. Pero, frustrado en su esperanza y persuación, el vidrio estalló en varios trozos y la obra quedó reducida a la nada, pues el mercurio aún volátil elevó consigo al oro por la chimenea (lo que debe notarse atentamente) y casi la dejó dorada; luego rascaron de ella mucha parte del oro que fue reducido a su prístina forma o cuerpo, según le llaman. En esto se evidencia que el mercurio, que es un cuerpo él mismo, llegó a disolver el oro tan intimamente que lo redujo a tintura, de manera que al actuar el calor sobre la humedad, aparecieron varios colores. Pero si aquel buen hombre, y con él muchos otros, hubiese advertido las palabras de Arnaldo en la Flor de flores, no hubiera realizado tales experiencias con su método. Arnaldo, hablando a esta clase de laborantes, dice así:Quienes observando demasiado sutilmente consideraron que el mercurio cocido por el calor sulfúreo es el principio y origen de los metales, sublimaron por sí el mercurio, luego lo fijaron, lo disolvieron y lo coagularon, más al llegar a la proyección nada encontraron, etc. Por esta razon nosotros no podemos persuadirnos de que el argento vivo vulgar sea la materia de nuestra piedra. Sin embargo no negaremos que sin la ayuda de este nada de sólido puede hacerse en química filosófica ni en medicina.
[Los metales] Hasta ahora hemos buscado con ansiedad la materia de nuestra piedra en los animales, en los vegetales, en las piedras, en los minerales menores, medios y mayores, pero no hemos podido encontrarla en ellos. Por ello deberemos seguir investigando si se oculta en los metales, y si estuviera en ellos, si a la vez en todos o acaso en algunos, y en cuáles por fin deba ser indagada. Es bien conocido, y Roger lo atestigua especialmente en el cap. 3, que todos los metales se generan del azufre y del argento vivo, y que a ellos nada se les une ni puede añadírseles o los cambia, excepto lo que toma su origen de ellos, puesto que la corrección de cualquier cosa corrige la naturaleza de aquella cosa de la cual proviene, como dice Ricardo, cap. 1. Por no decir que el Sumo Hacedor quiso que en toda la naturaleza estuviera dispuesto que cualquier cosa generara y produjese a su semejante, que no proviniese un hombre de un caballo. Y de la misma manera que los animales brutos no pueden multiplicar su semejante por medio de la generación, sino con ayuda de una naturaleza semejante, así, no intentes
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ALQUIMIA conseguir la piedra bendita (diceBasilio Valentino) de otra cosa más que de su semilla, de la cual nuestra piedra ha sido hecha desde el principio. Cuando encuentres la semilla, considerarás contigo mismo con qué fin te diriges a buscar nuestra piedra y tu mismo podrás comprender que aquella [semilla] no puede tener nacimiento de otra cosa, sino de la raíz metálica de la que ha sido ordenado por Dios que se hagan los metales mismos. Añado que hay una gran conformidad entre la generación de los metales. En efecto, en uno y otro se requieren necesariamente el azufre y el argento vivo, que comprenden en sí la sal o alma noble; y no es posible percibir la especie de utilidad en forma metálica hasta que estos tres, tomados de la sustancia metálica, se reunan en uno; ciertamente a los metales na debe añadírseles que no tenga su origen de ellos. Y claramente nos queda, diceDracón, que ninguna cosa extraña que no toma su origen de estos dos, azufre y mercurio, es capaz de perfeccionarlos o hacer una nueva transmutación de ellos. Por lo cual para la generación de la piedra debe ser elegida necesariamente una materia metálica.
[Los metales imperfectos] Investiguemos brevemente si se oculta en los metales imperfectos. Se encuentran muchos que imaginan que la materia de la piedra puede extraerse del estaño o plomo para el blanco, del hierro o del cobre o de ambos para el rojo: dan por resuelta la duda, seducidos por una interpretación errónea de los propios filósofos. Así,Géber en el Libro de los hornos, cap. 9, dice: La pasta que ha de fermentar, como mucho la extraemos de los cuerpos imperfectos. Y por ello te damos esta regla general, que la pasta blanca se extraiga de Júpiter y Saturno, pero la pasta roja de Venus, Saturno y Marte. Y Basilio Valentino en su libro Sobre lo natural y sobrenatural enseña que de Marte y Venus se puede preparar una tintura. Igualmente en el Triunfo del antimonio irrumpe con estas palabras: A esta tintura del sol y de la luna le sigue de cerca la tintura del vitriolo o de Venus, igualmente la tintura de Marte; estas dos comprenden en sí la tintura del sol cuando se llevan a una fijeza más que perfecta. A estas les sigue las tinturas de Júpiter y de Saturno, para la coagulación del mercurio, y finalmente la tintura del mismo mercurio. Pero el investigador de la naturaleza debe saber que éste nunca fue el pensamiento de Géber ni de Basilio, pues de otra manera se contradecirían a sí mismos, lo que no puede ser, pues los filósofos nunca mienten en sus escritos, aunque envuelvan la verdad en palabras parabólicas. En efecto, no puede surgir ninguna perfección de los metales imperfectos, ya solos, ya mezclados, con la que puedan mejorarse lo más mínimo. Esta no puede provenir de ellos solos(35), ya que para la materia de nuestra piedra se requiere la purísima sustancia del mercurio, como lo atestiguan el Sonido de la trompeta, Avicena, Lulio y la mayor parte de los filósofos, diciendo: En nuestra obra debemos elegir la más pura sustancia del mercurio. Pero esa purísima sustancia del mercurio no se encuentra en los metales imperfectos, pues están tan manchados por su azufre sucio y extraño que, a la manera de los cuerpos leprosos, no pueden acceder a una depuración interna y perfecta, cualquiera que sea el artificio que se utilice. Añado que tampoco persisten en el fuego, propiedad que, entre otras, se requiere especialmente en nuestra materia. Oigamos a Géber, en el cap. 63 de su Suma, hablando de esta suciedad de los metales y de las propiedades del mercurio perfecto: Por esto, con verdadera investigación, hemos encontrado una sorprendente clase de dos secretos. Uno, que es doble(36) la causa de la corrupción por el fuego de cualquier metal (imperfecto); la primera es que el azufre combustible encerrado en su sustancia interna se enciende por un fuego fuerte, destruye toda la sustancia de los cuerpos, la convierte en humo y finalmente la
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ALQUIMIA consume, sin que pueda impedirlo la bondad de su argento vivo. La segunda causa es que la llama externa es aumentada por ellos, los penetra y resuelve en humo aunque sean fijas. La tercera es que sus cuerpos se abren por la calcinación. Entonces la llama del fuego los penetra y puede convertirlos en humo por más fijas que sean. Cuando coinciden las causas de toda corrupción los cuerpos se corrompen y aniquilan necesariamente, pero cuando no concurren, remite algo la velocidad de la corrupción de los cuerpos. El segundo de los secretos es que la bondad que se observa en los cuerpos está en proporción al argento vivo. Pues al no haber en el argento vivo ninguna otra causa de corrupción y de disgregación, no permite ser dividido en las partes de su composición, sino que permanece en toda su sustancia en el fuego; por ello puede ser conocida la causa de su perfección. Sea alabado pues Dios bendito y sumo que lo ha creado con una sustancia dotada de una propiedad que no es posible encontrar en ninguna cosa natural. Esta propiedad que en él se encuentra en potencia cercana, y que es imposible introducirla en otra por ningún artificio, consite en vencer al fuego, no ser vencido por el fuego, sino reposar amigablemente en él y se regocijarse en él. Con estas palabras Géber demuestra claramente que nuestra materia no puede estar en los metales imperfectos, dado que, al ser inmundos por sí, cuando queremos purificarlos huyen del fuego; sin embargo nuestro mercurio, en razón de su pureza puede persistir en el fuego sin ningún daño. De la misma manera que los metales imperfectos solos no pueden ser la materia de nuestra piedra, tampoco mezclados entre sí pueden producirla, pues con su mezcla no se hacen más puros de lo que eran antes. Callo que aquí se produce un nueva confusión completamente contraria a nuestro propósito, que, como se ha dicho más arriba, sólo requería una materia. Esto lo atestigua claramente Haly(37) en el cap. 6 del Libro de los secretos, diciendo: La piedra es única; no le mezcléis ninguna otra cosa; con ella operan los sabios y de ella brota aquello con lo que curamos. Ninguna otra cosa se mezcla con ella, ni en su totalidad ni en sus partes. YMorieno dice: Este magisterio proviene en el principio de una raíz que después se dispersa en varias partes y se convierte en una cosa.
[Los metales imperfectos, símbolo del cuerpo o tierra] Por consiguiente, si los metales imperfectos no pueden ser la materia de la piedra, ¿por qué los filósofos recomendaron operar en ellos? Respondo. Cuando los filósofos ordenaron tomar los cuerpos inmundos, no entendieron por ellos el cobre, hierro, plomo, estaño, etc., sino su(38) cuerpo o su tierra, como dice Arnaldoen la Flor de flores: El mercurio se une a la tierra, esto es, al cuerpo imperfecto. Pues aunque su tierra es en sí de una perfección y pureza tan grande como la naturaleza pudo perfeccionar algo, sin embargo respecto de la piedra física es aún imperfecta e inmunda. Y en esto el arte supera a la naturaleza, pues perfecciona lo que la naturaleza no pudo. Pero que la tierra es imperfecta antes de su completa depuración y regeneración, es evidente por el hecho de que en ese momento no es capaz aún de teñir y ultraperfeccionar, ni tiene más de lo que la naturaleza le ha asignado; pero tras la regeneración puede mucho. La impureza de esta se percibe en nuestra obra de manera muy extraordinaria: cuando es negra se asimila al plomo o antimonio, luego gris, y se llama Júpiter o estaño o magnesia, y esto antes de la blancura; tras la blancura se llama Marte y Venus antes de ser llevada al rojo perfecto. Basilio Valentín es de esta misma opinión mía, y piensa de manera muy distinta a lo que dejó en sus escritos en el libro citado, según lo atestigua en su tratado Sobre la gran piedra, donde, al investigar la materia de la piedra, había
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ALQUIMIA dicho que en el sol se reune el don de tres perfecciones y por ello tiene la facultad de persistir en el fuego; que la luna gracias a su mercurio fijo no retrocede ante el fuego y soporta su examen; y sigue con estas palabras: Aquella noble meretriz, Venus, se viste y ciñe de un superabundante color y la mayor parte de su cuerpo está rebosante de una ubérrima tintura y su color es tal que también habita en el mejor metal y a causa de su abundancia se inclina al rojo. Pero puesto que su cuerpo está leproso, aquella tintura no puede permanecer fija en él, sino que se desvanece con su cuerpo. En efecto, cuando el cuerpo es corrompido por la mortificación, el alma tampoco puede permanecer, sino que es obligada a retroceder y huir. Su habitación ha sido corrompida y quemada por el fuego, de tal manera que no se conoce su lugar ni nadie pueda habitar allí en adelante. Pero en un cuerpo fijo permanece voluntariamente. La sal fija ha suministrado al fuerte Marte un cuerpo duro, valiente, sólido, de donde le proviene su fortaleza de ánimo y este caudillo no puede ser vencido fácilmente: tiene un cuerpo duro que difícilmente es herido(39). Pero si alguien infiere que, según la doctrina de Basilio Valentín, el azufre fijo de Venus unido al espíritu del mercurio puro puede transformarse en tintura, sepa y comprenda lo que se ha repetido ya a menudo: la materia de nuestra piedra no depende de varias cosas, lo que también Basilio aprueba, enseñando que lo universal es una cosa única, y en una cosa única se encuentra y puede ser extraída, y es el espíritu del mercurio y el alma del azufre junto con la sal espiritual, unidos juntos bajo un cielo y habitando en un solo cuerpo.
[Los metales perfectos] Alguien tal vez, desviado de la verdadera senda, una vez dejados a su espalda los metales imperfectos, dirigirá su ánimo a los más perfectos, al considerar aquel dicho de Platón(40) en Cuart. 2: ¿Por qué calcináis y disolvéis otros cuerpos con gran fatiga, cuando en estos encontraríais lo que buscáis? Pero si queréis usar aquellos, es preciso que primero los convirtáis en la naturaleza de los cuerpos perfectos. Por esta razón, amiguísimo indagador de los secretos naturales, deja cualesquiera animales y vegetales, todas las sales, alumbres, vitriolos, marcasitas, magnesias, antimonio, todos los metales imperfectos e impuros, y busca tu piedra con Arnaldo de Vilanova, part. 1, cap. 7 en el mercurio y el sol para el sol, en el mercurio y la luna para la luna(41), pues todo el beneficio de este arte consiste en ellos solamente. Como asegura Ripley, puerta 1, de la misma manera que fuego es el principio de la combustión, así el oro es el principio de la aurificación. Por tanto, si pretendes fabricar oro y argento por el arte filosófica, no tomes para ello ni huevos ni sangre, sino oro y argento, los cuales calcinados natural y convenientemente, y no manualmente, producen al exterior una nueva generación, acrecentando su raza, como todas las cosas naturales. Por lo cual Ricardo, cap. 10, nos anima a sembrar el oro y el argento para que con nuestra labor y el favor de la naturaleza produzcan fruto; es más, él mismo tiene y es lo que buscas y ninguna otra cosa en el mundo. ¿Y por que no he de elegirlos, si contienen en acto un mercurio puro y perfecto con un azufre rojo y blanco, como atestigua Ricardo, cap. 12? Y Avicena enseña que en todo argento hay un azufre blanco, como en todo oro hay un azufre rojo (42); pero tal azufre no se encuentra sobre tierra fuera del que hay en estos cuerpos. Y por ello preparamos sutilmente estos dos cuerpos, de manera que tengamos sobre la tierra el azufre y argento vivo de aquella materia de la que se producían el oro y el argento bajo tierra. En efecto, esos cuerpos son lucientes y en ellos están los
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ALQUIMIA rayos que tiñen los restantes cuerpos en blancura y rojez verdadera, según como fueron preparados. Pues nuestro magisterio, dice Arnaldo, Rosar. part. 1, c. 5, ayuda a los cuerpos perfectos y perfecciona el imperfecto sin mezcla de otra cosa. Así, al ser el más precioso de todos los metales, el oro es la tintura de la rojez que tiñe y transforma todo cuerpo. El argento sin embargo es la tintura de la blancura, tiñendo los demás cuerpos en blancura perfecta. Ha de saber también el benigno lector que los metales, es decir, el oro y el argento en su forma metálica, no son la materia de nuestra piedra, sino que es un medio entre ella y los metales imperfectos, de la misma manera que nuestra materia es el medio entre aquellos y nuestra gran piedra. Oye lo que dice Bernardo, conde de Tresna y Naiga, 2ª parte de su tratado: Callen cuantos afirman que en nuestra magnesia hay otra tintura (que aparece como falsa e inútil) que la nuestra y otro azufre que el nuestro oculto; también aquellos que dicen extraer otro argento vivo, fuera del siervo rojo, y otra agua diferente a nuestra, que es permanente y a nada se une sino a su propia naturaleza, y ninguna otra cosa moja, excepto lo que es de la unidad de su propia materia. No hay otro vinagre sino el nuestro, ni otro régimen ni otros colores. Tampoco hay otra solución, sublimación, congelación, putrefacción, etc. que las nuestras(43). Te aconsejo por tanto que dejes los alumbres, vitriolos, sales y todos los otros atramentos, bóraces, aguas fuertes, hierbas, animales, bestias y todo lo que proviene de ellos: cabellos, sangre, orina, esperma humano, carne, huevos; tambien igualmente cualquier mineral y los metales solos. Pues aunque de ellos proviene es la entrada y nuestra materia, según aseguran todos los filósofos, debe componerse de argento vivo, y este en no se encuentra otro lugar más que en los metales, según testimonio de Géber, etc., sin embargo esos no son nuestra piedra mientras están en forma metálica. Pues es imposible que una y la misma materia tenga dos formas. ¿Por qué razón podrían ser la piedra, que tiene una forma digna y media entre los metales y el mercurio, si primero no es corrompida y separada? También Raimundo Lulio, en el cap. 56 de su Testamento dice: Por ello el buen artista toma los metales como medio en la obra del magisterio, especialmente el sol y la luna, debido a que estos dos han llegado a una coigualdad temperada y muy depurada, de la sustancia del azufre y el argento vivo cocida, pura y bien digesta por el ingenio de la naturaleza; para conseguir esta proporción, el artista se atormentaría en vano si quisiera empezar sin medios reales desde los principios naturales. Y en el Codicilo: Sin estos dos, el oro y el argento, esta arte no podríacompletarse, puesto que en ellos está la más purísima sustancia del azufre, depurada perfectamente por la naturaleza, para cuya depuración el arte es más débil que la naturaleza, y no es capaz de igualarla por mucho que en ello te esfuerces. De aquellos dos cuerpos, preparados con su azufre o arsénico puede extraerse nuestra medicina y sin ellos no puede ser tenida. Y en el proemio de su Clavículadice: Os aconsejo, amigos míos, que no operéis sino con el sol y la luna, reduciéndolos en su primera materia, nuestro azufre y argento vivo. Pues de aquellos cuerpos, dice Arnaldo, part. 1, c. 7, se extrae el azufre totalmente blanco y el rojo, pues en ellos está la más pura sustancia del azufre, profundamente depurada por el ingenio de la naturaleza. Dice Nicaro en la Turba: Ordeno a la posterioridad que tomen el oro que quieren multiplicar y renovar, después dividir el agua en dos partes, una para comprimirlo. Al incidir aquel bronce en el agua se llamará fermento del oro.
[El oro de los filósofos] Pero, ¿con qué intención el filósofo llama aquí al oro su agua, cuando dice que el bronce al incidir en aquella agua se llamará fermento del oro? Para aclarar este
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ALQUIMIA escrúpulo, sepa el confiado investigador de la naturaleza que el oro de los filósofos no es el oro del vulgo, según enseña Senior. Y en una de los Comentarios a la Turba se dice: Así como que el mercurio es el principio de todos los metales, el sol es el fin y extremo de los metales; y todos los metales limpios y sucios son por dentro sol, luna y mercurio. Pero el verdadero sol que se separa de ellos es único. Advierte que el sol u oro de los filósofos es muy diferente del vulgar, aunque toma de él su origen. Así se dice en Aurora naciente, cap. 16: Por ello es evidente que el oro filosófico no es el oro del vulgo ni en color ni en sustancia, sino que lo que se extrae de ellos es la tintura blanca y roja. Pero es el oro de los filósofos, que es comprado por un precio pequeño, según dice Alfidio. Y Morieno dice: Toda cosa que se compra con gran precio es falsa. En efecto, se precisa poquito de esta goma y con poco oro compramos mucho. Además nuestro oro es oro vivo, y nuestro argento, argento vivo, que nada pueden añadir, excepto la vida y el aumento; el oro y argento vulgares estan muertos y no pueden perfeccionar más ampliamente de lo que la naturaleza les ha concedido, hasta que resucitados de entre los muertos por el sabio artífice, reciben su vida; entonces viven y pueden servir mucho en la propagación y multiplicación de su género(44). De la vida de los metales vulgares y los nuestros, el destacadídimo Miguel Sendivogio, excelente filósofo que aún vive, habla así en el tratado 2 de su librito Sobre la piedra filosofal: Date por advertido, no tomes el oro o el argento del vulgo, pues están muertos. Toma los nuestros, que están vivos. Luego ponlos en nuestro fuego y se hará de él un licor seco. Primero se resolverá la tierra en agua, que se llama mercurio de los filósofos, y aquella agua resuelve los cuerpos del sol y la luna y los consume, de manera que sólo permanece una décima parte con una parte. Y este será el húmedo radical de los metales. Tratando con más detalle del oro de los filósofos, debe notarse que los filósofos llaman al oro a veces su agua, a veces su tierra. De la primera manera ya hemos oído a Nicaro. Otro tanto hace el autor del Rosario de los filósofos, diciendo: Mas, ¿qué decís de esto que dicen los filósofos: "Nuestro oro no es el oro del vulgo, nuestro argento no es el argento del vulgo"? Digo que ellos llaman agua al oro, debido a que por la virtud del fuego asciende a lo superior. Y verdaderamente este oro no es el oro del vulgo. El vulgo no creería que aquel podría ascender a lo superior a causa de su fijeza. Pero que los filósofos quisieron llamar a su tierra también su oro lo atestigua el mismo autor: Sabe que el bronce, que es el oro de los filósofos, es su oro. Esta tierra es llamada bronce, fermento y tintura, como su agua blanca y hojosa, es llamada tierra. Por eso el autor del Sonido de la trompeta, en el capítulo de la solución, comienza así: Hermes habla de esta manera: "Sembrad vuestro oro en la tierra blanca hojosa(45)que por calcinación se vuelve ígnea, sutil, aérea"; lo que equivale a: sembrad el oro, es decir, el alma y virtud tingente en la tierra blanca, la cual con la preparación se hace blanca y limpia, en la que no hay suciedad. De esto es evidente que el oro de la naturaleza no es la materia del fermento, al contrario, el oro de los filósofos es el fermento tingente. Y en la Escala de los filósofos, esc. 7, se dice: Su tierra, en la que se siembra su oro, es blanca y su alma es el oro. Y aquel cuerpo es el lugar de la ciencia, que la congrega, y la mansión de las tinturas. Y poco después dice el mismo autor: Por lo cual dice Hércules: fundid de nuevo, esto es, disolved el cuerpo de la magnesia, que es hecho blanco y semejante a las hojas de zarza. En efecto, aquello es lo que huye a lo óptimo, y el oro que se extrae de él se llama oro de los filósofos y es la tintura que es el alma. Pues cuando el agua asciende como un espíritu al aire superior, y cuando este cuerpo blanco fue
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ALQUIMIA hecho oro blanco, tras la negrura lo llamaron nuestro oro. De donde Senior: Mezcla el oro con el oro, esto es, el agua y la ceniza. Y Hermes: Sembrad el oro en la tierra blanca hojosa. Por lo cual los filósofos dijeron que nuestro oro no es el oro del vulgo. Pero a esta sentencia alguien podría aducir y preguntar por qué los filósofos entienden por su oro ya agua, ya tierra; que parece que o se contradicen a sí mismos o estan en desacuerdo; o que lo confunden todo y han querido seducir a los discípulos. Respondo que todos y cada uno de los filósofos, cuando promulgan la auténtica verdad la envuelven con palabras encubiertas y alegóricas, y sin embargo no se contradicen, sino que convienen en un modo tan admirable que parece que han hablado con una sola boca; además ni confunden ni inducen al imitador digno a seducir el ánimo, sino que clara y abiertamente, aunque con locuciones misteriosas, exponen a sus ojos la verdad, que sin embargo ocultan a los indignos e impíos y la esconden de aquellos, cuanto está permitido por la gracia de Dios, para que no sean arrojadas las perlas a los cerdos, que se contentan con deleitarse solamente con sus deseos y pasiones, ni sea pisoteada con los pies la pureza, com en esta cuestión lo atestigua la cosa misma. Ciertamente debe ser demostrado por el benigno investigador de nuestro arte, y no una vez, sino repetidamente, no sólo de donde debe ser tomada nuestra materia, sino también que debe ser única que por la prudencia del artífice debe ser disuelta en dos cosas, tierra y fuego o mercurio y azufre. Por ello, cuando los filósofos llaman oro a su agua o tierra, no actúan mal y es potestad suya llamarlas con el nombre que quieran; tampoco han temido referirse a su piedra como su oro, oro pluscuamperfecto, oro regenerado y con otros muchos nombres. Pero que su sentencia deba ser entendida con no importa qué primera observación, debe atribuirse más bien a la ignorancia que a la envidia de los filósofos. El tecnófilo investigador de este ínclito arcano ha sido instruido abundante y ampliamente sobre la materia de nuestra piedra, que no debe ser extraída de ninguno de los vegetales, de ninguno de los animales o lo que procede de ellos, de ninguno de los minerales, de ninguno de los metales imperfectos, sino del oro y el argento; y que nuestro oro y argento no son el oro y el argento vulgares y muertos, sino de los sabios y vivos. Queda sólo tratar a continuación de la solución, como eje del asunto y arcano máximo.
[2. LA SOLUCIÓN] Se produce solución cuando hacemos de una cosa seca una húmeda, de dura blanda, de oculta manifiesta, esto es, cuando una cosa dura se convierte en agua, no el agua vulgar (como enseñan Parménides yAgadmón en la Turba, diciendo: Cuando oyen de la solución de los cuerpos, algunos creen que es el agua de nubes; pero si leyesen y entendiesen nuestros libros, sabrían que nuestra agua es permanente.), sino en agua de los filósofos, esto es, en materia prima, como dice Arnaldo, Rosar. 1, cap. 9: La obra de los filósofos es disolver la piedra en su mercurio, para reducirla a primera materia. Y Avicena dice: Tú que quieres operar, tienes necesidad de trabajar primero en la solución y sublimación de las dos luminarias, que es el primer grado de la obra, de manera que de ellos se haga el argento vivo. Por ello, Arnaldo, Rosar. 2, cap. 1 y 2, describe la solución, que es la división de los cuerpos y la preparación de la materia o naturaleza primera. YRicardo Ánglico, c. 18, escribe así: El primer comienzo es disolver la piedra en
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ALQUIMIA su materia primera, y es la conjunción del cuerpo y espíritu, de manera que de ellos se haga un agua mercurial. No sólo la solución es la primera labor absolutamente necesaria en nuestra obra, sino que resulta dificilísima, testigo Eobaldo Vogelio(46) diciendo: Qué cosa tan difícil sea la solución, pueden atestiguarlo los antiguos que se esforzaron en ella. Y Bernardo conde de Tresna en su libelo A Tomás de Bolonia escribe: El que conoce el arte y secreto de la disolución ciertamente ha alcanzado el secreto del arte, que es mezclar las especies y extraer las naturalezas de las naturalezas que se ocultan en ellas eficazmente. La solución no debe efectuarse con aguas agudas y fuertes, ya que todas las aguas agudas y fuertes corroen y corrompen el cuerpo que debe ser llevado a la solución y mejoramiento. Por tanto, como se dice, no se produce ninguna solución en agua que moja las manos, sino en un agua seca que se llama no sólo mercurio, sino también azufre, como testimonia Zeumón en la Turba: Si no trituráis el cuerpo, lo destruís, impregnáis y conducís diligentemente hasta que extraigáis su grasa y hagáis un espíritu impalpable, trabajáis en vano. Y Ricardo Ánglico, siguiendo a Avicena, dice: Los filósofos han imaginado sutilmente de qué manera de estos cuerpos perfectos pueden extraerse aquellos azufres y purgar mejor sus cualidades por el arte, para que esto se hiciera en el arte mediante la naturaleza, lo que antes no apareció en ellos, aunque los tuvieron totalmente oculto. Y conceden que esto se hace en vano, sin la solución del cuerpo y su reducción en materia prima, que es el argento vivo del cual han sido hechos desde un comienzo, y esto sin ninguna añadidura de cosas extrañas, pues las naturalezas extrañas no enmiendan nuestra piedra. Ningún agua disuelve nuestros cuerpos, sino aquella que sea de su género y que puede ser espesada por los cuerpos, dice Bernardo en la Epistola a Tomas de Bolonia. Y poco antes en la misma Epistola escribe: La solución requiere la permanencia simultánea del disolvente y de lo disuelto, de manera que de ambas semillas, masculina y femenina, resulte una nueva especie. Amén te digo, que ninguna agua disuelve la especie metálica con reducción natural, sino aquella que permanece con ellos en materia y forma y a la que los mismos metales disueltos pueden recongelar. Y Morfoleo en la Turba: Todo cuerpo se disuelve con el espíritu con el que está mezclado y se hace igualmente espiritual. Y todo espíritu es alterado y coloreado por los cuerpos; a este espíritu se le mezcla el color tingente y constante contra el fuego . Siendo esto así, el discípulo tecnófilo debe inquirir diligentemente cuál es aquella agua. Pues el conocimiento del menstruo, dice Raimundo Lulio en el Compendio del alma, primera parte, es una de las cosas sin la que nada puede hacerse en el magisterio de este arte. En efecto, no hay ninguna cosa que una las disoluciones de los metales, excepto nuestro menstruo, pues es la misma agua que hace la disolución de los metales con la conservación de su especie, dice en el Codicilo. En efecto, este es el máximo arcano que no sólo ocultaron una y otra vez los filósofos en sus escritos, sino que también prohibieron revelarlo. Sin embargo, en la medida que me es lícito, te devolveré a la verdadera senda con dos dichos de filósofos. El primer dicho se encuentra en el Rosario abreviado(47), casi con estas palabras: La primera preparación y fundamenta de este arte es la solución, esto es, la reducción del cuerpo en agua, esto es, en argento vivo. Y a esto le llamaron solución cuando dijeron: Disuélvase el oro en el cuerpo oculto de la magnesia, de manera que sea reducido a su primera materia, para que de él se haga azufre y argento vivo, no para que de nuevo sean rehechos en agua. Ciertamente nuestra
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ALQUIMIA solución no es otra cosa, sino que el cuerpo se haga húmedo y se resuelva en la naturaleza del argento vivo y disminuya la salazón de su azufre; este azufre divino se extrae de dos azufres, cuando el espíritu sale al encuentro del cuerpo. El segundo dicho lo expresa Ripley en el "Prefacio" a las Doce puertas(48): <12> [...] Yo te enseñaré expresamente que comprendas que hay tres mercurios, que son claves de la ciencia, <13> a los que Raimundo Lulio llama sus menstruos, sin los cuales nada recto se hace; pero dos de estos son superficiales, el tercero es esencial del sol y la luna, cuyas propiedades te mostraré sinceramente. Pues el mercurio esencial de los otros metales es el principal material de nuestra piedra. <14> En el sol y la luna nuestros menstruos no son visibles a la vista, y no aparecen, sino por efecto. Esta es la piedra que entendemos, si alguien entiende rectamente nuestros escritos. Es el alma y sustancia espléndida del sol y la luna y su influencia sutil por medio de la cual la tierra recibe el esplendor. <15> Pues qué otra cosa es el oro y el argento (dice Avicena), sino la tierra pura, blanca y roja. Quita de ella el mencionado esplendor y entonces la tierra será de poco valor. Llamamos nuestro plomo a todo el compuesto. La cualidad del esplendor proviene del sol y la luna. Y estos son en difinitiva nuestros menstruos. <16> Calcinamos naturalmente los cuerpos perfectos con el primero, pero ningún cuerpo inmundo entra, excepto uno que vulgarmente es llamado león verde por los filósofos(49), que es el medio de unir las tinturas entre el sol y la luna con perfección. <17> Con el segundo, que es la humedad vegetal que revivifica lo que antes estaba muerto, ambos principios materiales y formales deben ser disueltos, de otra manera serían de poco valor. <18> Con el tercero, que es la humedad muy permanente, incombustible y untuosa en su naturaleza, será quemado en cenizas el árbol de Hermes. Este es nuestro certísimo fuego natural, nuestro mercurio, azufre, nuestra tintura limpia, nuestra alma, nuestra piedra elevada con el viento, generada en la tierra. Guarda esto en tu ánimo. <19> Esta piedra, me atrevo a decírtelo, es el vapor potencial del metal; conviene que seas cauto en la manera de adquirirlo. Pues este menstruo es invisible, aunque con la segunda agua filosófica por medio de la separación de los elementos, puede aparecer a la vista en forma de agua clara. <20> De este menstruo, fertilizado por la labor, y con él, puede hacerse el azufre de naturaleza, si está naturalmente aguzado y circulado en espíritu puro; entonces con él podrás disolver tu base o masa. Estas son las palabras de estos filósofos en las que está revelado todo el misterio de la solución. Por consiguiente, si consideras las facultades y fuerzas de la naturaleza con atención y las contrastas con estas palabras, y todas las operaciones de la naturaleza las aniquilas, esto es, las reduces y las ordenas a la manera de los hilos de un ovillo, encontrarás en ellas toda la verdad total y fundamentalmente. Pero si de sus palabras no puedes comprender dónde están cerradas con cerrojo las puertas, tampoco conocerás la materia ni la fuerzas de la naturaleza, a cuyo conocimiento conducen, no la observación superflua ni los recortes de comino, sino las oraciones ardientes con el incansable estudio. Ciertamente, después de la revelación de Dios, sumo y máximo, he alcanzado este arte única y solamente con asiduos estudios, vigilias y con la lectura frecuente y reiterada de los libros auténticos. No en cuanto a la materia, que empecé a conocer por la revelación de Dios solo, pero aquello que aprendí luego lo confirmé y conformé; también aprendí la solución (que entre todos los filósofos es una única y sin la cual ni los filósofos antiguos ni los más recientes pudieron hacer algo provechoso; por ello es el secreto del arte y el arcano de los filósofos, que nadie sino Dios debe revelar) y todos los trabajos, por cuyo beneficio, con la boca y el corazón, desde ahora y por los siglos, doy gracias inmortales al Creador de las cosas. Amén.
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ALQUIMIA Pero, amigo lector, para eliminar la causa de tus quejas contra mí, te mostraré por el amor de Dios aún un misterio, y sabrás que aunque la solución sea una, se distingue según lo anterior y lo posterior, como suelen decir en las escuelas. La primera solución es aquella de la que, como se ha dicho anteriormente, habla Arnaldo, es decir, la reducción en primera materia; la otra es aquella perfecta solución del cuerpo y espíritu a la vez, donde solvente y solvendo permanecen siempre juntos(50), y con esta solución del cuerpo se consigue a la vez la coagulación del espíritu(51) .
Aquí podrás ver con tus ojos de forma clara y transparente lo que has deseado conocer y ver; es ciertamente una obra de mujeres y un juego de niños, pero de ello nos abstendremos de hablar más ampliamente, porque una vez conocido adecuadamente el principio, se seguirá el fin, con la asistencia del numen divino, donde veremos toda la gloria, caduca esta y eterna aquella, donde con nuestros cuerpos clarificados veremos a Dios cara a cara, despreciando todos los placeres mundanos y deseando únicamente éste, eterno, infinito e inefable, lo lograremos con nuestros mismísimos ojos abiertos.
Con esto daré fin a este tratadillo mío, relegando lo que te queda por conocer a la siguiente parábola, en la que encontrarás mostrada claramente toda la operación y práctica. Si la sigues debidamente no dudo que tú mismo alcanzarás el fin perfecto y la verdadera sabiduría que a ti y todos los buenos quiere mostrar Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, bendito por todos los siglos.
M. S.
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ALQUIMIA Es una cosa en número, una cosa es en esencia, que la naturaleza se esfuerza en cambiar, pero con ayuda del arte, en dos, y dos veces dos, tres como te enseñarán nuestros escritos, el mercurio, el azufre se dan alimentos. El espíritu, el alma y el cuerpo y los cuatro elementos que preceden al quinto, es la piedra de los filósofos. Toma tu materia sin fraude y que sea doble, brille a la vez el ser mercurial sin mezcla. Elegidla pura de todo azufre peregrino y al horno de fuego destruidla profundamente. Con el peso adecuado componedla de nuevo. Así, tú has iniciado el camino del arte y del misterio, creo. Despues de disolverla enseguida la sublimarás, y tritúrala, nunca cese el amor de destilar. Insiste después congelando y prosigue cociendo. Tras esto empieza a teñir generoso: entonces tienes la medicina de los hombres, máxima también para los metales, para sanar a tu albedrío a quienquiera que desees.
S I G U E --- L A --- P A R Á B O L A --- E N --- L A --- Q U E SE DECLARA EL MISTERIO DE TODA LA PRÁCTICA
Paseando cierta vez por un bosquecillo ajardinado y elegante meditaba sobre la miseria de esta vida y deploraba haber sido llevados a este penoso y desgraciadísimo estado por el lastimoso desliz de nuestros primeros padres. Avanzando así me desvié y llegué a una senda áspera, solitaria e impracticable, asediada por numerosas zarzas, de lo que se podía deducir fácilmente que rara vez era usada. Al advertirlo me atemoricé y hubiese retrocedido de haber estado en mis
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ALQUIMIA fuerzas, pero un viento bastante vehemente me seguía de tal manera que podía dar más fácilmente diez pasos hacia adelante que uno hacia atrás. Por ello hube de apresurarme y continuar por la senda a pesar de su aspereza. Avancé así un trecho y fui a parar a un prado muy agradable, parecido a un circo, adornado y casi rodeado de árboles frutales, llamado por los habitantes del lugar prado de la Felicidad. Allí encontré un grupo de hombres decrépitos que lucían barbas canosas y entre ellos uno de mediana edad, de barba espesa y muy negra, cuyo nombre me era conocido, pero del cual aún no había visto el rostro. Los hombres discutían de temas variados: de la bondad y sabiduría de Dios, de todo lo natural, y sobre todo de un cierto misterio grande y recóndito que permanece escondido en la naturaleza, que Dios ocultaba casi a todo el mundo y sólo mostraba a unos pocos que lo siguen con verdadero amor. Los escuché largo tiempo (su charla pues me resultaba agradable), hasta que me pareció que algunos divagaban lejos y errados, no ya en cuanto a la materia y la operación, sino en lo que atañe a parábolas, comparaciones y adornos, siguiendo las ficciones de Plinio, Aristóteles y otros, que unos habían tomado de los otros. Al oír esto no pude contenerme más y a la manera de Saulo entre los profetas mezclé también mi mostaza, como se dice, refutando tales futilidades en base a la experiencia y la razón. Al oírme algunos concordaron conmigo y examinándome minuciosmente sondeaban mis conocimientos. Pero mis fundamentos habían sido expuestos con tanta solidez que sobrepasé el examen con el aplauso de todos, así que admirando la solidez de mi intervención aseguraron con voz unánime que debía ser admitido en su colegio. Estas palabras me abrumaron de no pequeña alegría, pero dijeron que no podía ser su colega hasta que no conociese perfectamente su león y sus cualidades internas y externas. Por lo cual afirmaban que debía poner todo mi empeño en someterlo. Confiando plenamente en mí, les prometí que estaba dispuesto a intentarlo. Su trato me atraía tanto que no los hubiera abandonado por las riquezas de este mundo. Me llevaron hasta el león y me declararon sinceramente su naturaleza, pero ninguno quiso explicarme cómo debía actuar con él en primer lugar. Algunos balbuceaban algo sobre ello, pero de manera tan confusa e intricada que uno de mil apenas podría entenderlos. Pero pretendían que tras haberlo vencido y haberme protegido de sus afiladísimas zarpas y dientes horrendos, en adelante nada me sería desconocido. Este león era antiguo, feroz y enorme, crines amarillas nacían de su cuello y parecía invencible, de manera que estaba no poco preocupado por mi temeridad y a gusto hubiera retrocedido, si no me hubieran mantenido en mi propósito mi promesa y los ancianos, presentes y atentos a mi proceder. Así, con ánimo esforzado y prudente descendí a la fosa del león e intenté someterlo, pero sus fulgurantes ojos me aterrorizaban de tal manera que apenas podías mantenerme quieto en el sitio y lo que pretendía realizar con él se iba a realizar en mí. Pero recordando lo que había oído a un cierto anciano mientras iba a la fosa, que muchos habían presumido de domar al león, pero que muy pocos habían llevado al final su propósito, me reafirmaba y para que no me sirviera de vergüenza, intenté las variadas e ingeniosas operaciones que con incansable estudio había aprendido en esta lid atlética; añado que no era inexperto en la magia natural. Dejadas atrás las contemplaciones, suave, artificiosa y sutilmente me apoderé de él, de manera que antes de que lo sintiese había extraído casi toda la sangre de su cuerpo, incluso de las más intimas vísceras de su corazón. Esta era rubicundísima, pero colérica. Continué cortando y encontré cosas que me admiraban sin cesar, sobre todo sus huesos eran blanquísimos como la nieve y excedían en cantidad a la sangre.
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ALQUIMIA Al verlo los ancianos, que situados en la parte alta de la fosa observaban nuestro combate, entablaron entre ellos una enconadísima disputa, en la medida en que me era posible colegirlo de sus gestos, aunque al estar abajo en la fosa no podía percibir sus palabras. Pero cuando más agriamente se contradecían, oí a uno que prorumpió con estas palabras: "También ha de revivificarlo, si quiere ser nuestro colega". Dejando atrás todos los circunloquios, alejándome de la fosa a un un espacio abierto, llegué, aún no sé cómo, a un muro altísimo, que se extendía más de cien codos de altitud hacia la nubes, pero en su cima no excedía un pie de ancho. Desde su principio, donde había ascendido, hasta el fin, había una verja de hierro en medio del muro, muy bien afirmada en su base. Llegué a este muro, digo, y me parecía que alguien me precedía no lejos, a la derecha de la verja. Habiéndole seguido un poco, observo a alguien que me sigue desde el otro lado (aún dudo si era hombre o mujer), el cual me llamó y me dijo que era preferible andar por el lado que iba él, a aquel por donde avanzaba yo, lo que creí fácilmente, pues la verja que estaba en medio hacía el camino muy estrecho y muy difícil la marcha a tanta altura; veía que algunos que me seguían, ciertamente resbalaban. Por ello, con las manos agarradas a la verja me trasladé al otro lado y avanzando así llegué al final del muro por un descenso muy difícil y peligroso; allí lamenté haber abandonado mi situación anterior, sobre todo porque no podía deslizarme más adelante, ni se me ofrecía la posibilidad de retroceder. Por ello, y recordando que la suerte ayuda a los audaces, intenté lo último y confiado en mis manos y pies descendí sin ningún daño. Al avanzar algo más adelante ya no advertí ningún peligro, ni entendía qué se había hecho del muro o de la verja. En aquel lugar había rosas blancas y rojas, pero las rojas excedían en número a las blancas y arrancando algunas adorné mi sombrero. Las mujeres eran hermosísimas, pero un muro que ceñia el jardín vecino las separaba de algunos jóvenes que deambulaban por él. De buena gana hubieran ido con ellos, pero no les era honroso rodearlo y buscar la puerta. Movido de misericordia hacia ellas retrocedí por el camino por el que había venido; con gran apresuramiento llegué por una senda llana a unos edificios donde busqué apresurado la casa del jardinero. Encontré muchísimos hombres: cada uno tenía su estancia, raramente vivían dos juntos y cada uno realizaba su trabajo con aplicación. Eran trabajos que me parecieron conocidos, que habían sido realizados antes de aquel momento y cuyas operaciones eran suficientemente del dominio público. Y meditaba así conmigo mismo: "Vaya, ¿acaso hay tantos hombres que realizan trabajos tan sórdidos y sin valor, que tienen una cierta apariencia en la imaginación de cada cual, pero ningún fundamento en la naturaleza?(52) Y te será disculpado(53). No queriendo detenerme vanamente en estas futilidades, pues sabía que esta clase de arte se desvanece con el humo, proseguí el camino iniciado. Al acercarme a las puertas del jardín, algunos me contemplaban con semblante torvo, de manera que temía que pusiesen trabas a mi intento. Otros sin embargo decían murmurando: "Vaya, ese buen hombre piensa acercarse a la puerta del jardín, y nosotros, que hemos pasado tantos años en estas labores de jardinería nunca hemos sido admitidos en él. ¿Con qué risa sardónica no lo seguiremos, si sufre una repulsa?" Pero yo, teniendo en poco estas palabras (pues la condición del huerto me era más conocida que a ellos, aunque nunca había estado en él), estaba en la puerta delantera, aunque continuamente cerrada, ya que desde fuera no existía agujero por donde introducir la llave, Presentía en efecto que en esa puerta había un agujero que no era accesible a los ojos vulgares; y meditaba conmigo que este lugar debía ser abierto, por ello tomé la llave que todo lo cierra, que algunos quieren que sea llamada adulterina, ya anteriormente preparada con cuidadoso
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ALQUIMIA artificio, abrí la cerradura y entré. Una vez dentro encontré otras puertas aherrojadas, que abrí sin embargo con poco esfuerzo. La entrada era como las que es posible ver en edificios bien diseñados, de seis pies de ancho y 20 de largo, cubierta por un egregio artesonado. Aunque las otras puertas estaban cerradas, podía inspeccionar el jardín a través de ellas como si hubiesen estado abiertas. Con la aquiescencia divina entré en el jardín, en cuyo centro se encontraba otro jardín cuadrado y que abarcaba seis pértigas, rodeado por rosales. Florecían allí rosas extraordinarias, y, dado que caía una lluvia fina y los rayos solares la penetraban, aparecía un arco iris delicadísimo. Traspasando pues este jardincillo y apresurándome al lugar donde quería prestar ayuda a las doncellas, he aquí que percibo en un lugar del muro unos humildes adornos y a una doncella hermosísima que avanzaba adornada con un ligero y brillante satén, con el joven más hermoso de todos, vestido con una vestidura escarlata. Iban delante cogidos del brazo marchando hacia la rosaleda llevando en sus manos muchas rosas de suave olor. Me dirigí a ellos con un saludo y le pregunto que de qué modo había entrado. «Este amadísimo esposo mío, dijo, me ha ayudado; ahora dejamos este jardín muy ameno y nos dirigimos a nuestro aposento para satisfacer nuestro amor.» «Me alegro, dije, de que todo se arregle a voluntad vuestra sin más molestias mías. Sin embargo ya veis cuánto esfuerzo he gastado en vuestro servicio, donde en tan corto tiempo he recorrido tanto espacio.» Luego llegué a un molino de agua construído de piedra interiormente, donde no había ningún recipiente para la harina ni ninguna otra cosa apta para moler, pero por el muro se veían ruedas rodeadas de agua. Pregunté que con qué razón se hacía esto. Me respondió un decrépito molinero que la molienda se realizaba desde el otro lado; en ese momento observé que un molinero atravesaba por el puente y fui tras él de seguida. Atravesé el puentecillo, a cuya izquierda quedaban las ruedas, y me paré admirando lo que veía. En un momento las ruedas estaban sobre el puente; las aguas aparecían muy negras, con gotas blancas. La superficie del puentecillo no excedía los tres dedos de ancho; sin embargo agarrando con firmeza los tirantes del puente no dudé en andar hacia atrás; así, sin ser mojado por la humedad atravesé el agua y pregunté al anciano cuántas ruedas tenía. «Diez», respondió. Ese prodigio que me había sucedido, era molesto y me habría agradado conocer su interpretación, pero juzgando que por el molinero no podría descubrir ninguna de estas cosas, me marché. Había delante del molino un espacio elevado en el que algunos de los citados ancianos paseaban bajo los rayos del sol (que entonces eran bastante cálidos) y consultaban sobre algunos escritos que la universidad de la facultad les había dado. Conjeturando que el contenido de los escritos me atañían especialmente, me acerqué a ellos diciendo: «Señores míos, ¿se trata aquí de mí?» «Muy cierto», respondieron. «Debes retener siempre contigo la esposa que tomaste hace tiempo; en caso contrario debemos indicarlo a nuestro príncipe.» «En este asunto, dije, no hay molestia, pues casi he nacido con ella y educado desde niño. Una vez desposada, nunca la abandonaré, la protegeré hasta mi último aliento, es más, ni la propia muerte nos separará.» «¿De qué nos lamentamos, pues? La misma desposada asiente a esto; debéis ser unidos.» «Estoy contento», dije. «Todo va bien», respondió alquien. «Así pues, el león recobrará la vida y será más poderoso y activo de lo que antes fue.» Entonces repasé en mi memoria las fatigas pasadas y por ciertas razones, colegí que este asunto atañía no a mí, sino a alguien bien conocido por mí. Mientras consideraba estas cosas conmigo mismo, vi al esposo con su amadísima esposa, envuelto en las vestiduras mencionadas, totalmente preparado para el enlace, lo que me hacía más contento que contento. Siempre había temido que este asunto me perjudicase. Mientras tanto, según se ha dicho, nuestro esposo, ataviado
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ALQUIMIA de una brillante vestidura púrpura, con su agradabilísima y amadísima desposada, cuyo vestido todo de seda despedía brillantes rayos, llegaron junto los mencionados ancianos y fueron unidos sin demora. Admiraba en gran manera que esta virgen, que se afirmaba que era la madre de su esposo, era de edad tan tierna, que podía pasar por nacida hacía poco. Pero no sé qué pecado habían cometido, a no ser que, siendo hermanos, se habían unido con un amor tan ardiente que no podían ser separados de ninguna manera y así, reos del crimen de incesto, en lugar de un tálamo y de pomposas nupcias, fueron condenados a perpetua cárcel, la cual, sin embargo (por razón de su ínclito nacimiento, por la prez y antigüedad de su prosapia, y para que en adelante no realizasen a escondidas nada obsceno, sino que sus acciones pudieran ser observadas por guardianes ordenados) era transparente, perspicua y clara como el cristal y redonda como el globo celeste(54), de manera que allí, con continuas lágrimas y verdadera penitencia, dieran satisfación por los pecados cometidos. Para que pudiesen yacer desnudos en el aposento les fueron quitados toda vestidura y adornos con los que se habían engalanado y no se permitió quedar a ninguno de los que le habían acompañado a la cárcel o servido. Tras haber recibido abundancia de comida y bebida, y saciados con la dicha agua, fue cerrada la puerta del cubículo, puestos cerrojos y el sello de la facultad. A mí se me dieron órdenes de observarles y calentarles al acercarse el invierno, para que no pasasen frío e impedir que marcharan o huyeran. Pero si, contra lo que esperaban y creían, sucedía alguna desgracia, sufriría graves represalias. Soportaba mal esta situación, el temor y la providencia me volvieron inquieto. Mi indecisión aumentó al considerar conmigo mismo que el asunto era de gran importancia y que el colegio de la sabiduría no acostumbraba a mentir, sino que sus designios siempre se cumplían. La habitación estaba cerrada por arriba con una alta torre y otras defensas, y protegida por muros muy altos, con lo que podía calentar todo el dormitorio con un fuego suave pero continuo. Y puesto que había que sobrellevar lo que no podía ser cambiado, me ceñí de buen grado a esta obligación, y tras invocar al numen divino, comencé a calentar el habitáculo y a defender del frío a los esposos encarcelados. ¿Pero qué sucede? En cuanto sintieron el mínimo calor se abrazaron cariñosamente, de tal manera que nunca fue visto un abrazo semejante a éste y permanecieron en la fragancia de su amor hasta que, a causa del excesivo calor de su amor, el corazón del esposo se derritió y cayó a pedazos. Al verlo ella, que no lo amaba menos a él de lo que era amada, lloró tal raudal de lágrimas que casi lo anegó, hasta que inundándolo todo lo ocultó a toda mirada y no volvió a aparecer. Pero sus lamentos y lágrimas no fueron duraderos, pues a causa de la enorme tristeza, se entregó a una muerte voluntaria rehusando vivir más. ¡Ay de mí! ¡Por cuántas angustias atenazado, por cuántas inquietudes perturbado, por cuántos terrores asediado, al ver ya reducidos a líquido y muertos a los que se me habían confiado! Ante mis ojos tenía ya la indudable muerte y las previsibles burlas, desdenes y desprecios, mucho más molestos y a los que temía más que al castigo. Consumí varios días en estas preocupaciones y meditando cómo resolver la situación me vino a la mente que Medea había restituido a la vida el cuerpo muerto de Esón, razonando así conmigo: Si Medea pudo hacer esto, tampoco a ti te será imposible. Empecé pues a considerar cómo llevarlo a efecto, pero no encontré mejor método que alimentar un calor continuo hasta que las aguas se disiparan y aparecieran de nuevo los cuerpos muertos de nuestros amantes. No dudaba que entonces desaparecería todo peligro, con gran beneficio y honor para mí.
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ALQUIMIA Apliqué pues un calor continuado durante cuarenta dias. Las aguas se consumían de día en día; aparecieron los cadáveres, negros como el carbón, lo que se habría producido más aprisa si el cubículo no hubiese estado tan estrechamente oculto y sellado (pues no conseguía abrirlo de ninguna manera). Advertí que las aguas al ascender y acercarse a las nubes, se unían en la cima del habitáculo y volvían a caer como lluvia sin que disminuyeran en nada, de manera que finalmente el esposo y su amadísima esposa entraron en putrefacción desprendiendo un olor insoportable. En eso, al actuar los rayos solares en la humedad se vió en el habitáculo un hermosísimo arco iris adornado con hermosísimos colores, que tras tantas tristezas sufridas me produjo una gran alegría. Me alegraba por ver a mis amantes yaciendo ante mí. Pero de la misma manera que no hay ninguna alegría tan sólida que no sea turbada por alguna adversidad, también yo me sentía triste dentro de mi alegría, al caer en la cuenta de que los que me habían sido encomendado estaban aún muertos, sin dar señales de vida. Sólo me consolaba que el habitáculo, solidísimamente cerrado, no deja escapar sus almas y espíritus, sino que los retenía aún bien conservados. Por ello proseguí animándolos con mi mencionado calor y cumpliendo con creces la labor encomendada, persuadido de que no los volvería a sus cuerpos mientras persistiesen aquellas humedades (ya que estos se deleitan en las naturalezas húmedas), lo que comprobé con los propios hechos. Al atardecer advertí que se exhalaban de la tierra muchos vapores por la fuerza del sol y se elevaban de la misma manera que son atraídas las aguas por el sol. Coagulados estos por la noche con el primer crepúsculo, irrigaban la tierra a la manera de un rocío fecundísimo y lavaban nuestros cadáveres, lo cuales de día en día, cuanto más a menudo este lavado se llevaba a cabo, se volvían más blancos y cándidos. Cuanto más se emblanquecían, tanto más disminuían la humedad, hasta que finalmente, expulsadas las nubes y las tormentas más húmedas, el espíritu y alma fueron incapaces de permacer por más tiempo en el aire puro y seco, y se vieron obligados a volver al cuerpo clarificado y purísimo de la reina, quien recibió la vida en el instante de sentirlo. Como puede suponerse esto me llenó de alegría, tanto más cuanto que la veía resurgir engalanada con una nobilísima y suntuosísima vestidura que pocos mortales ha contemplado, y embellecida con una corona disinguidísima adornada de diamantes puros. Prorumpió con estas palabras: «Mortales, oíd y atended con diligencia: existe un sólo Dios Supremo, que tiene el poder de nombrar y deponer reyes; según su voluntad hace ricos y pobres, mata y restituye la vida. Yo misma soy ejemplo suficiente de este hecho. Era grande y fui vuelta humilde; de humillada he sido nombrada ahora reina de muchos reinos; tras la muerte me ha sido devuelta la vida; siendo pobre me han sido entregados y transmitidos los tesoros de los sabios y los poderosos. Por ello me ha sido concedida la facultad de hacer del pobre rico, de otorgar la gracia a los humildes, de restituir la salud a los enfermos. Pero soy inferior a mi dilectísimo hermano, potentísimo rey que aún debe ser resucitado de entre los muertos. Cuando venga, los hechos demostrarán que mis palabras son verdaderas.» Al acabar de hablar, el sol lo iluminó todo con un clarísimo esplendor, aumentaba el calor del día y se acercaba la canícula. Hacía ya tiempo que para las nupcias de nuestra reina estaba preparada una elegantísima y riquísima vestidura tejida toda ella con sedas de diversos colores, vellosa negra, damascena ceniciento-azulada, blanca brillante y nívea refulgente, además de preciosas perlas, espléndidos diamantes y púrpuras. También en honor de nuestro nuevo rey se confeccionaban
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ALQUIMIA diversas vestiduras de una materia inapreciable encarnada, citrina y azafranada, entretejidas de seda roja rutilante, elegantísimos rubíes y gran cantidad de diamantes. Sin embargo, los sastres que preparaban esta indumentaria no aparecían a la vista, de manera que, al ver preparada una nueva túnica o toga, me preguntaba admirado cómo podía hacerse, sobre todo porque no sabía que en el tálamo hubiese entrado más que el esposo con su esposa. Pero aún me sorprendía más que en cuanto había preparada una túnica, las anteriores se desvanecían, de manera que no sabía que se hacía de ellas o quién las reponía. Cuando estuvo realizada aquella preciosísima vestidura púrpura, apareció el rey, grande y poderoso, con esplendor y magnificencia sin igual. Al sentirse encerrado, con suavísimas y elegantísimas palabras se dirigió a mí para que le abriese la puerta y le permitiese salir, lo que redundaría en beneficio mío. Aunque una y otra vez se me había prohibido abrir el habitáculo, la magnificencia y suave voz del rey me infundieron temor y no me negué a abrir. Al salir se mostró tan humano, tan benigno, tan humilde, que el hecho mismo daba testimonio de que a los magnates nada excepto estas virtudes les convienen y honran. El gran calor del verano le producía una gran sed, por lo que estaba muy agotado y cansado, de manera que me pidió que no me negase a traerle agua de una corriente o arroyo que había a la entrada. Así lo hice y tras tomar con avidez un gran sorbo volvió a su aposento, ordenándome cerrar la puerta cuidadosamente para que nadie lo turbara o despertara de su sueño. Descansó unos pocos día y me volvió a llamar para que le abriera. Me pareció mucho más hermoso, rubicundo y espléndido. También lo advirtió él y adjudicándolo a esta agua preciosa y sana pidió más agua y bebió mayor cantidad que antes, de manera que me pareció adecuado extenderlo en el aposento. Una vez que nuestro rey bebió según lo prescrito de esta bebida preciosa, a la que sin embargo los ignorantes no valoran en nada, llegó a tal grado de belleza y poder, que en toda mi vida no había visto una persona más destacada ni recuerdo haber visto hechos más extraordinarios(55). Me llevó a su reino y me mostró todos los tesoros y riquezas de todo el mundo, de manera que, quiera que no, me veo obligado a afirmar no sólo lo que la reina había dicho ha poco, que es la realidad misma, sino las que habían dejado descritas la mayor parte de los que conocen a nuestro rey. No había allí límite para el oro y los nobles brillantes, la restauración de la juventud y de las facultades naturales, la restauración de la salud perdida, la ausencia de todas las enfermedades era allí algo común. Más lo que sobre todo me llenaba de contento era que los hombres de aquel reino reconocen a su creador, lo respetan, lo honran, le piden y consiguen la sabiduría, la inteligencia y, sobre todo la felicidad eterna, tras esta gloria temporal. Quiera concedérnosla Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, triunidad digna de alabanza y honor por los siglos de los siglos, Amén.
NOTAS. 1. El carácter alegórico y visionario es uno de los aspectos más llamativos de la literatura alquímica y que permite casi cualquier tipo de lecturas o interpretaciones ajenas a la práctica de laboratorio. Él fue sobre todo el que indujo a Jung a su interpretación psicologista. La visión onírica más antigua es la de Zósimo (siglo 3-
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ALQUIMIA 4), a la que Jung dedica un análisis («Las visiones de Zósimo», en Psicología y simbólica del arquetipo, Barcelona:Paidós, 1999). Aunque conservada en latín y posiblemente reelaborada, es de época árabe (tal vez siglo 12) la Visión de Arisleo; ya seguramente europea es la Alegoría de Merlín y algo más tardía la Visión de Ripley. La «Práctica puesta en palabras parabólicas», que constituye la cuarta parte del Libro de la filosofía natural de los metales del Trevisano, obra continuamente citada en este Tratado áureo, inicia seguramente la moda de llamar "prácticas" a este tipo de exposición alquímica. Así, por ejemplo, la encontramos también en la obra de Zecaire o Zachaire La filosofía natural de los metales, tercera parte, «en la que el autor muestra la práctica bajo alegoría»; de otra obra más tardía, pero atribuida también al Trevisano, El sueño verde, dice Salmón que «se encuentra en ella la práctica de la piedra vegetal». Una obra que seguramente Grasshoff tenía bien presente en mente es la tercera parte de la "biblia" rosacruz, Las bodas químicas de Christian Rosenkreutz. 2. Dastin es un autor de principios del siglo 14. La Visión está publicada en el Theatrum Chemicum Britannicum y en la Bibliotheca Chemica Curiosa; otra versión inglesa y una versión en latín, colacionada con cuatro manuscritos, ha sido editada por W. Theisen, «John Dastin's Alchemical Vision», Ambix, 46, 2 (1999), 65-72. Hay una traducción en italiano del texto de Manget, en C. Crisciani y M. Pereira, L'arte del sole et della luna (Spoleto: Centro Italiano di Studi sull'Alto Medioevo, 1996). Otra visión que recrea los mismos temas, aunque los protagonistas son un dragón y su "esposa", es la llamada Obra real de Carlos VI, rey de Francia, publicada en francés a principios del siglo 17. 3. De hecho plata es una palabra usada desde los orígenes del castellano, pero el Lapidario de Alfonso X (mediados siglo 13) muestra que también se usaba argento, quizás como latinismo. En cuanto a argento vivola usan todos los textos alquímicos, incluido el tratado del "ermitaño" de Diego de Torres y Villarroel en el siglo 18. Hemos creído por tanto innecesario recurrir al calco plata viva que usan otros traductores. 4. El tema de la próxima desaparición del mundo la retoma Filaleteo (Introitus apertus, 1667: «en esta última edad del mundo»), relacionándola con la inminente venida del profeta Elías, predicada por Paracelso y paralcesistas. 5. Cf. Cosmopolita, Novum lumen chemycum (1604), Praefatio: «Amable lector, he meditado en mi interior sobre la multitud de libros adulterados y falsas recetas (así las llaman) de los alquimistas, compuestos por el fraude y la avaricia de los impostores, en los que no luce ni siquiera una chispa de verdad; puesto que al ser estudiados por los investigadores de las artes naturales y ocultas, la mayoría fueron engañados, y aún lo son, consideré que nada realizaría más útil que compartir en común con los hijos y herederos de la ciencia el talento que me ha concedido el Padre de las luces». 6. Limojon, Lettre aux vrais disciples d'Hermes (1687): «Es un gran paso encontrar la verdadera materia, que es el sujeto de nuestra obra; para ello es preciso atravesar mil velos oscuros, en los que ha sido envuelta; hay que distinguirla por su nombre propio entre un millón de nombres extraordinarios, con los que los Filósofos la han expresado diversamente; hay que comprender todas sus propiedades y juzgar todos sus grados de perfección que el arte es capaz de darle; hay que conocer el fuego secreto de los sabios que es el único agente que puede abrir, sublimar, purificar y disponer la materia a ser reducida en agua». 7. Es interesante anotar esta lectura, fratres aureae crucis, y no rosae crucis. El mismo apelativo aparece en el "Prefacio" del Aureum saeculum
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ALQUIMIA redivivum (compuesto en 1621), editado junto al Tratado áureo en la Dyas Chymica y reeditado también en el Musaeum. Esta obra se atribuye a Enrique Madhatano, Teósofo, Médico y finalmente, hermano de la áurea cruz por la gracia de Dios. Según esta obra una de las razones de la existencia de los "hermanos de la verdadera cruz áurea" es la custodia y transmisión de la "clave" de la filosofía, que es la preparación de la materia. 8. El afán de destacar en las cortes llevó a Sendivogio también a prisión, como había sucedido con el Cosmopólita, aunque más afortunado que éste consiguió escapar bien de la aventura. Cf. E. J. Holmyard,Alchemy (1957; Alquimia, Barcelona, 1960). En la Parabola Grasshoff evoca un encuentro real o imaginario con Sendivogio. 9. El del Noven lumen chemicum es Divi Leschi genus amo, "Amo la raza del divino Lescho". El del Tractatus de sulphure es Angelus doce mihi ius, "Ángel, enseñame lo que es justo". 10. Le livre de la Philosophie naturelle des métaux, tercera parte: «Y así he conocido bien a uno de la marca de Ancona que sabía muy bien la piedra; pero no sabía la multiplicación y me persiguió durante dieciséis años; pero no la supo jamás por mí, pues tenía los libros, como yo.» 11. El tema está en D. Zecaire, Opuscule, p. 47: « [...] la verdad [...] (como dice Aristóteles) aparece allí donde no hay contradicción. Es así que todos los que han escrito en esta divina filosofía, unos antes otros después, escribiendos unos en hebreo, otros en griego, otros en latín y otros en diversas lenguas, se han entendido y puesto de acuerdo de tal manera [...] que se puede juzgar con derecho que han escrito sus libros en una misma lengua y en una misma época». Hay obras enteramente dedicadas a probar esta tesis, por ejemplo la Concordantia philosophorum atribuida a Alberto Magno y la más conocida Armonia chymica de L'Agneau. 12. De Arnaldo de Vilanova se citan aquí el De conservatione iuventutis, Rosarius, Flos florum y Ad regem Neapolitanum. De ellas posiblemente sólo el De conservatione sea auténtica. La influencia del Rosario ha sido tan grande que tal vez haya que considerar esta obra como la madre de la alquimia occidental. 13. El texto de Rosino citado es Ad Saratantam,publicado en el Artis auriferae, vol 1 (1610). Según W. J. Wilson («An alchemical manuscript by Arnaldus de Bruxella», Osiris, 2 ,1936, pp. 220-405) el capítulo primero de esta obra es una reelaboración de la parte principal del Flos florum arnaldiano. 14. De tinctura physicorum. Esta obra ha sido traducida por A. E. Waite (The hermetic and alchemical writings of Aureolus Philippus Theophrastus Bombast, 1894; existen reediciones actuales) con el título The book concerning the tinctura of the Philosophes. La cita es del capítulo segundo. 15. La obra citada es el Tratado áureo o Siete capítulos dorados. La cita siguiente referida a la "tierra blanca hojosa", que no pertenece al Tratado, es recogida por multitud de obras. 16. El Rosarium philosophorum es una obra anónima publicada en 1550, que conviene no confundir el Rosarioarnaldiano. Sus imágenes han sido ampliamente difundidas, sobre todo el león verde devorando al sol y la hierogamia real.
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ALQUIMIA 17. La imagen es la misma, pero el Rosario (1, VII) la usa en otro contexto: «Quien intenta teñir sin el argento vivo, avanza ciego a la práctica, como el asno a la comida.» También se encuentra en Ricardo Ánglico: «Estos pasan a la práctica como el asno al heno, sin saber a qué acerca el hocico; sin entender, son llevados al forraje por los sentidos externos, la vista y el gusto. Así, estos mismos asnos buscan perfeccionar las obras de la naturaleza, el secreto más secreto de toda la filosofía natural y su obra más excelente sin verdaderos principios ni estudios fructuosos ni conocimiento de las naturalezas.» 18. En el Rosario de los filósofos. La unicidad, no sólo de la materia, sino también de operaciones e instrumentos, es una teoría que se encuentra ya en la alquimia alejandrino-bizantina (CAAG, 1, 15): «Si alguien expone la enseñanza relativa a la multiplicidad de las especies, está en el error: el horno es único, único el camino a seguir, única también la obra». A Europa ha pasado en el Diálogo de Calid y Morieno, considerada la primera obra traducida del árabe al latín: «Y así, aunque todos los sabios cambiaron los nombres y las palabras, no querían entender sino una cosa, un camino, una operación» (edición de Stavenhagen, pág. 18). El Trevisano, en La filosofía natural de los metales, introduce esta doctrina inserta en un contexto de la Tabla de Esmeralda: «Es una cosa verdadera, sin mentira y muy cierta que lo alto es de la naturaleza de lo bajo y lo que sube de lo que desciende. Únelos por un camino y una disposición.» 19. Basilio Valentín es el seudónimo de un autor paralcesista de finales del siglo 16 y principios del 17. Grasshoff le cita en las siguientes obras: Practica de magno lapide antiquorum sapientum, De rebus naturalibus et supernaturalibus, Currus triumphalis antimonii. 20. No tengo conocimiento de que haya en latín ninguna obra atribuida a Aros. En las citas transmitidas es un rey de Grecia o de Arabia. Aparece también como discípulo de María (confundido a veces con su hermano Aarón) en la obra conocida en latín como Practica Mariae prophetissae, traducción del Risalat Mariya ila Aras(Carta de María a Aros). Aras al-Qass es un filósofo a quien an-Nadîm atribuye varias obras. Ibn Umail y al-Iraqi citan un diálogo de Aras (transcrito Ares por Holmyard) con Teodoro, rey de Bizancio. 21. Ricardo Ánglico, Correctorium alchemiae, obra de finales del siglo 13 de atribución incierta. 22. Roger Bacon escribió sobre alquimia en el Opus minus y en el Opus tertium, obras conservadas sólo en fragmentos. Él mismo alude también a una obra suya dedicada a la alquimia, cuyo título no da, pero que no es el Speculum. Frente a la alquimia "normal", Bacon imaginó una alquimia idealizada capaz de mejorar tada las imperfecciones de la naturaleza, tanto en los metales como en la restitución de la salud y prolongación de la juventud, ideas que recogerían el Rosario arnaldiano y el Testamento luliano. Cf. M. Pereira, L'oro dei Filosofi (Spoleto: Centro Italiano di Studi sull'Alto Medioveo, 1992), pág. 44 ss. 23. Del corpus luliano Grasshoff cita las siguientes obras: Testamentum; Codicillum; Testamentum ultimum; Vademecum; Clavicula; Compendium animae transmutationis. La gran especialista en este autor, Michela Pereira, lo presenta así: «RAIMONDO LULLO - (1235-1316) Filosofo maiorchino, inventore dell'ars combinatoria e autore di un vastissimo corpus di scritti filosofici, teologici, scientifici e letterari, Lullo ebbe una posizione di dubbio e talora di deciso rifiuto rispetto all'alchimia: ciò non impedì tuttavia che meno di un secolo dopo la sua morte circolassero sotto il suo nome
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ALQUIMIA testi d'importanza centrale nella tradizione alchemica dell'elixir, come il Testamentum ed il Codicillus, nonché il Liber de secretis naturae seu de quinta essentia, rielaborazione del testo di Giovanni da Rupescissa, il cui autore cercava anche di risolvere il clamoroso paradosso di tale attribuzione. Sembra che all'origine degli scritti pseudolulliani possa esservi un alchimista di origine catalana e di formazione medica, la cui figura resta però ancora avvolta nel mistero. La struttura dinamica della metafisica sviluppata nelle opere autentiche di Lullo può aver costituito lo sfondo concettuale che ha reso possibile l'attribuzione di opere alchemiche, ben presto divenute numerosissime ed accettate come autentiche dai seguaci del maiorchino fino al XVII secolo e oltre.» (Tomado de: Alchimia medievale: un sapere che nasce dal fare,en http://campus.sede.enea.it/internetscuola/alchimia/home.htm) 24. Según el De compositione alchemiae, Morieno era un eremita cristiano discípulo de «Adfar Alexandrinus» e iniciador a su vez del príncipe omeya Khalid. Ambos son autores mencionados por an-Nadim (siglo 10), quien sin embargo ignora esta relación. "Adfar" es Estéfano, de los que an-Nadim menciona dos, uno "el alejandrino" y otro "el viejo". El primero se corresponde con el alquimista de la corte del emperador bizantino Heraclio (siglo 7); el segundo (¿el mismo u otro?) es un cristiano que tradujo para Khalid libros de alquimia. Es posible que en una fecha próxima al siglo 12 se asimilasen este último Adfar y Morieno. 25. Es bien sabido que en el sistema tolemaico todos los cuerpos celestes giran alrededor de la tierra directamente. Las esferas (llamadas también globos o cielos) planetarias son, no los planetas, sino las esfera ideales engendradas por las órbitas planetarias al girar sobre el eje del universo. Todo lo que queda dentro de la esfera de la luna es el llamado mundo sublunar, en el que según la teoría aristotélica todos los cuerpos están compuestos por los cuatro elementos y sujetos a corrupción. 26. La parte "alquímica" del libro cuarto de los Meteoros de Aristóteles es una traducción abreviada de la parte mineralógica del Libro del remedio (Kitâb alShifâ) de Avicena, que circuló en latín también de forma independiente con el nombre De congelatione et conglutinatione lapidum con la autoría correcta. 27. La teoría de los dos azufres está elaborada en el Rosario, como acabamos de ver, aunque con elementos tomados de la Suma. Sin embargo parecen deducciones propias de este autor la división del azufre "interno" también en puro o impuro y la consideración de que ese azufre incombustible y puro no es sino mercurio coagulado. Este análisis, que parece teóricamente innecesario, debe tener una justificación práctica. 28. Tal como fue creada por los árabes, la teoría del azufre mercurio necesitaba reconocer varios estados de pureza de esos principios para explicar las diferencias entre los metales y el por qué de su perfección o imperfección. Separarlos, purificarlos y volverlos a unir era un camino que sólo condujo a imitaciones que pronto desprestigiaron a la alquimia a los ojos del "vulgo", pero los "filósofos" siguieron con sus investigaciones buscando otros caminos teóricos que orientasen los experimentos. La solución más original y las más generalmente aceptada fue la iniciada por el Rosario, aunque inspirada por la Suma de Géber, y que Grasseo ha expuesto en este pasaje, y que podemos resumir así: existe una sustancia común a los metales (mercurio) que se coagula naturalmente en oro por su propia energía (azufre interno), a no ser que se lo impida un azufre "externo", que es el que provoca las diferencias metálicas. Dónde buscar esa materia prima, cómo depurarla del "azufre externo" y cómo potenciar el "azufre interno", esa será la línea de investigación de la alquimia "universal".
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ALQUIMIA 29. Dentro del corpus luliano el Liber de investigatione secreti occulti propugna el uso de la orina humana como materia prima basándose en que el hombre, como microcosmos, ha de tener en su interior el equivalente a las minas en el macrocosmo: «Y puesto que es evidente que la orina pasa a la naturaleza de la piedra por sí misma, [el intelecto] afirma que esa es la sustancia de la que se genera la alquimia artificialmente». Ref. M. Pereira, L'oro dei filosofi. (op. cit) Buscando la "piedra" en la orina humana fue cómo el médico-alquimista Henning Brandt logró aislar el fósforo hacia 1668. Sin conocer su procedimiento y sólo con la vaga indicación de que provenía de la orina, lograron obtenerlo también, individualmente, Boyle y Kunckel. En el proceso de extracción se usaba arena molida, lo que nos lleva, a nivel simbólico, a uno de los lemas del grabado inicial de esta obra: Omne decus nisus in arena (que puede traducirse por «Todo decoro tiene por fundamento la arena»). El nombre de fósforo (phósphoros, portador de la luz) fue aplicado primeramente por un alquimista de Sajonia, de nombre Balduin, a una sustancia (nitrato de cal calcinado) con la cualidad de "atraer la luz del sol", es decir, luminiscente; fue a su vez un descubrimiento accidental, al usar esa sustancia en un proceso para la obtención del spiritus mundi (Ref. F. Hoeffer, Histoire de la chimie, tomo 2, 1869). 30. En una obra admitida como auténtica, las Glosas al Secreto de los secretos de "Aristóteles", Roger Bacon es justamente de la opinión contraria. Al analizar las materias primas y tras admitir como buenos algunos minerales y vegetales, escribe: «Las mejores son las sustancias animales como sangre, huevos, cabellos, y sobre todo las partes del hombre, y entre ellas la sangre.» En el Opus tertium distingue entre obra mayor y menor en base a las materias primas utilizadas: «Se llama obra mayor cuando la operación se realiza sobre partes animales para obtener la medicina; la menor opera sobre el arsénico o azufre o algún otro inanimado o sobre varios, puesto que la medicina nunca puede obtenerse de los inanimados tan noble como de las partes animales.» (Ref. M. Pereira, L'oro dei filosofi, op. cit., pág. 65). El uso de sustancias de origen orgánico, con especial preferencia de la animal, es característico de la alquimia yabiriana, sin embargo, al establecer esta división atípica entre obra mayor y menor Bacon parece tener más en mente las finalidades terapéuticas que las transmutatorias. 31. Estas clasificaciones se basan normalmente en propiedades físicas: los metales son fusibles y maleables; las sales, alumbres, atramentos, vitriolos, etc., son solubles en agua y se diferencian por su sabor salado, ácido, astrigente, etc. En textos antiguos, "piedra" es todo tipo de mineral no fusible ni soluble, pero sí desmenuzables; en este contexto parece equivalente a nuestro concepto de piedra: calcáreas, granitos, basaltos, etc. El Arca arcani, obra atribuida también a Grashoff, explica la división de los minerales (TC 6, pág. 303): «Hay que saber que los filósofos distinguen tres minerales. De estos, los minerales mayores son los metales, cuando aún están ocultos en su caos, en sus cortezas o, según Teofrasto, en la fábrica de la Naturaleza, esto es, antes de ser fundidos por la violencia del fuego y ser convertidos en metales. Los medios minerales son las marcasitas y todos aquellos en los que puede verse algún esplendor metálico, como el antimonio, bismuto, etc., de los cuales no se genera metal, aunque permaneciesen ocultos
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ALQUIMIA muchísimo tiempo en la tierra [...] pues sólo tienen dos principios, azufre y mercurio, pero carecen del tercero, la sal. Del tercer género son los minerales menores, las sales como son el alumbre, nitro y las otras tierras de esta clase, en los que no puede observarse ninguna forma o esplendor metálico.» 32. El auge en el uso del antimonio como materia prima privilegiada en alquimia se debió a la gran atención que recibió de los médicos espagiristas como Suchten, pero sobre todo al descubrimiento de que si la obtención del "régulo" o metal puro se realizaba según un determinado proceso, en la superficie de separación con las escorias aparecía una textura cristalina que recibió el nombre de "estrella", considerada por muchos como una marca celeste. El Carro triunfal del antimonio (1603) de Basilio Valentino muestra que ya está muy extendido el uso del "régulo estrellado" en alquimia, aunque este autor rechaza categóricamente que sea él la materia de la piedra de los filósofos. La prevención contra su uso por parte de Basilio Valentino u otros como nuestro autor, no sirvió más en sus días más de lo que ha servido en los nuestros el rechazo de Fulcanelli. Dos partidarios de su uso fueron, en aquellos tiempo Filaleteo, en los nuestros Canseliet. 33. Los vitriolos son sulfatos cristalizados de los que existen varias clases. Aquí se refiere claramente al vitriolo azul o sulfato de cobre. El espíritu ácido al que más adelante hace referencia el texto es el ácido sulfúrico, llamado espíritu o aceite de vitriolo, o bien vitriolo a secas. La "transmutación" del hierro en cobre por inmersión en una solución de caparrosa azul es citada algunas veces por alquimistas renacentistas como prueba de la posibilidad de la transmutación. 34. Alfidio es un autor árabe muy citado en la Edad Media. Se supone que vivió en el siglo 12, pero nada se sabe de su vida. Los manuscritos le atribuyen dos obras, un Liber methaurorum y un Libellus isagogicus. 35. Para la aceptación de los metales, aunque no "solos", ver la cita de Bernardo más adelante. 36. El texto dice duplex, pero a continuación enumera tres. 37. Haly, Liber secretorum alchimiae. La tradición manuscrita atribuye esta obra tanto a Haly como a Khalid, pero hay que pensar más bien en una confusión de la transmisión que en la identidad de ambos personajes. El libro de la figuras de "Flamel" lo cita como Hali Abenragel, astrólogo quizás cordobés de mediados del siglo 11, pero tal vez sólo sea una hipercorrección. 38. El su es ambiguo, puede referirse tanto a los metales como a los Filósofos. 39. Al no dar valor alquímico a los metales imperfectos, Grasseo interpreta este pasaje simbólicamente, refiriendo los metales planetarios a fases de la obra, tal vez de la cocción final. Pero lo que expone Basilio Valentín es un un particular basado en una aleación de plata, hierro y cobre; así lo interpreta Fulcanelli (Las moradas, cap. "Alquimia y espagiria") quien da la cita completa, cuya parte final falta en Grasseo. En el De rebus (Cf. G. Ranque, La piedra filosofal, cap. 4, edición de Plaza y Janès, 1972, pág. 201) Basilio da otro particular, esta vez una amalgama de cobre e hierro, purgados y fermentados por el oro. Pero Basilio distingue estos procedimientos "particulares" del "universal", basado en la materia única, como Grasseo expone a continuación.
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ALQUIMIA Es bastante probable que sean estos los procedimientos a los que se refiere Limojon (en Carta de un filósofo), para quien Basilio Valentino «es de todos los filósofos el que nombra más claramente y sin equívoco los primeros principios de la obra. Los llama con su propio nombre y sólo oculta el medio de corromper[los] y unir su alma y espíritu.» Según este autor, en el De rebus naturalibus et supernaturalibus, «en los capítulos de los espíritus de los metales enseña qué cuerpos se han de unir y destruir para obtener el licor espiritual.» 40. El Liber quartorum o Summa Platonis atribuida a Platón es una obra transmitida sólo en manuscritos. En el Theatrum Chemicum 5 (1660) hay un comentario de "Hebuhabes Hamed" explicado por "Hestole". Más que por esta obra, Platón es conocido y citado como interlocutor de la Turba (sermo 45), doctrina que coincide con la expuesta en el Liber quartorum. Cf. D. W. Singer, «Alchemical texts bearing the name of Plato», Ambix, 2 (1946). 41. Utilizando un sistema corriente de encriptación, Grasshoff parece haber hecho cabalgar en el mismo análisis teórico dos operaciones. Hasta ahora analizaba las materias susceptibles de suministrar el mercurio; ahora ha pasado a las que suministran el "fermento" u "orientación metálica". 42. El desarrollo de la explicación es más claro en el Compositum de compositis albertino(en TC 4), donde se refiere al oro y la plata como fermento o alma. Primero explica la finalidad del fermento (p. 838): «En tercer lugar hay que proceder a la fermentación de la tierra blanqueada, de manera que se anime el cuerpo muerto y resucite y así su virtud se multiplique hasta el infinito». Después explica que este fermento se prepara reduciendo a cal los metales. Finalmente el por qué los fermentos sólo pueden extraerse de los metales perfectos (p. 839): «El fermento del argento es el argento, el fermento del oro es el oro y no habrá otro fermento. La razón es porque estos dos cuerpos son brillantes y en ellos están los rayos espléndidos que tiñen los restantes cuerpos en blancura y rojez verdaderas». Aunque sin mencionarlo, este último pasaje es una cita extractada de la de "Avicena" que nos ofrece Grasshoff. 43. Este primer fragmento de la cita, aparece, bastante más largo y parcialmente diferente, en el Lirio, texto citado por Bernardo Trevisano: «Y callen todos los que predican otro oro que el nuestro, oculto en el cuerpo de la magnesia, otro azufre que el nuestro mencionado, llamado *** [azufre de azufre], otro argento vivo que el nuestro mencionado llamado *** [mercurio de mercurio], otra agua que la nuestra, llamada agua permanente, otro lavado que el nuestro, que se hace mediante el color negro y blanco, otro vinagre que el nuestro, llamado vinagre acérrimo, otra disolución que la nuestra, que se realiza en un fuego suave, otra congelación que la nuestra, que se realiza igualmente en un fuego suave, otra putrefacción que la nuestra, que se hace mediante la segunda parte deel agua, etc.» El texto continúa en este tono, negando que los materiales y operaciones vulgares sean útiles a la obra y que los autores que los mencionan sólo lo hacen por similitud. 44. El uso del oro natural es polémico en alquimia. Grasseo es aquí de la misma opinión que Nicolás Valois enLa llave del secreto de los secretos, cap. "Segunda practica" (segunda mitad siglo 16): «Ten por muy cierto que el oro es el comienzo de nuestra gran Obra. Pero no en el estado en que está, puesto que es duro sólido y muy unido en todas sus partes, sino que hay que disgregarlo y después hacer operar a la naturaleza.» Para Valois, el oro natural está "muerto" porque aunque tiene una semilla potencial, por sí mismo no puede hacerla activa. Filaleta, en La entrada abierta, cap. 12 (mitad siglo 17), sigue la misma doctrina ligeramente modificada: el oro vulgar tiene una vida latente bajo su dura corteza y si se dice
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ALQUIMIA que está muerto es porque aún no ha germinado; lo mismo podría decirse de un grano de trigo antes de ser sembrado. La labor del artista será conseguir que el oro emita esa semilla, y para ello es preciso disolverlo en argento vivo. Esta "semilla", oro vivo o filosófico o azufre, que es identificada también con la "materia prima" de Avicena-Aristóteles, debe ser sembrada a continuación en la "tierra blanca hojosa" (ver nota siguiente). El uso del oro como generador del azufre plantea un problema: la prohibición expresa de algunas obras de usar materiales costosos. Mientras otros autores resuelven la dificultad buscando esta "semilla" en la misma materia que procura el mercurio, la solución que da Grasshoff, reinterpretando a Morieno, es que la materia cuesta poco porque en realidad se necesita muy poco oro. 45. Seminate aurum vestrum in terram albam foliatam. Este axioma de "Hermes", muy difundido, se ha transmitido sólo en citas; la más antigua tal vez es la Tabula chimica de Senior Zadith (en Theatr. Chem. 5, 1660, pág. 205). Foliata se ha traducido tradicionalmente por "hojosa", pero Maier (en Atalanta fugitiva, emblema sexto) entiende "labrada", "aireada" o algo similar: Ruricolae pingui mandant sua semina terrae / cum fuerit rastris haec foliata suis («Los campesinos arrojan sus semillas a la tierra pingüe cuando ha sido removida por sus azadones.» Traducción de Pilar Pedraza en S. Sebastián, Alquimia y emblemática. "La fuga de Atalanta" de Michael Maier. Madrid: Ediciones Tuero, 1989). 46. Eobaldo Vogelio (Ewald Vogel): De lapidis physici conditionibus (1595). 47. El Rosarius abbreviatus es un resumen del Flos florum arnaldiano. Puede observarse que esta cita acerca de la solución se corresponde bastante bien con "la primera palabra de los filósofos". 48. Hemos señalado entre paréntesis angulares el número de las estrofas según la edición de Elias Ashmole,Theatrum Chemicum Britannicum (1652), "Preface" al Compound of Alchymie, pág. 124-126. 49. En este verso acaba el comentario de Filaleteo en An exposition upon Sir George Rypley's Preface. La obra completa en inglés de Filaleteo ha sido objeto de una excelente edición por S. Merrow Broddle, aún disponible en el website de McLean: Alchemical works: Eirenaeus Philalethes compiled (Boulder, Colorado: Cinnabar, 1994). 50. Estas dos fases de la solución o dos soluciones sucesivas obliga también a contemplar la necesidad de dos mercurios, uno el argento vivo o "disolvente" del metal (en este caso oro), el otro la "tierra" donde sembrar la "semilla". Este punto doctrinal, conocido como el enigma de los dos mercurios o dos vasos, ha sido tratado en detalle por Fulcanelli (Las moradas, cap. "El mito alquímico de Adán y Eva"). En lo que se nos alcanza, la primera mención clara aparece en la obra atribuida al "compañero" de Valois, Grosparmy, El tesoro de los tesoros, 1, 11, compuesta en la segunda mitad del siglo 16. De la misma época es El libro de las figuras de "Flamel", cuyo capítulo sexto parece tratar el mismo asunto, aunque de manera mucho más oscura. El problema es complejo desde el punto de vista simbólico, porque de hecho lo que se hace es integrar en un solo proceso lo que antes eran dos diferentes: la obtención del elixir blanco y la del rojo. 51. La indicación se encuentra en de Ripley, Compound, cap. "Of Solution. The second gate", cuarta estrofa: But yet I trow understandst not utterly,
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ALQUIMIA the very secret of Philosophers Dissolution, therefore understand me, I counsel thee wittily, for the truth I will tell thee withouth delusion, our Solution is cause of our Congelation; for Dissolution on the one side corporal, causeth Congelation on the other side spiritual. La "coagulación" o "fijación" de los "espíritus", especialmente del mercurio para evitar su evaporación al tratar las amalgamas a altas temperaturas, fue una preocupación de los alquimistas árabes y de los primeros europeos. Pero a partir del siglo 14 se va afianzando cada vez más la idea de que la "vivificación" o "simiente" considerada como fuerza germinativa, es de origen celestial y más concretamente de origen planetario, con especial predominio del del sol. Ese "espíritu" vivificador fue identificado con el "espíritu del mundo" de Marcilio Ficino (segunda mitad siglo 15) y con el mercurio-espíritu, con lo que la interpretación dada a esa "coagulación" varió completamente respecto a la de los árabes. Esta corporificación-coagulación del espíritu universal es de vital importancia para alquimia actual de influencia fulcanellista, la cual considera que ahí radica la principal diferencia entre alquimia y química. 52. Existen diferentes textos que dan cuenta de este tipo de prácticas, llamadas sofísticas, para satirizarlas. Citemos el Diálogo de Mercurio, del Alquimista y de la Naturaleza del Cosmopólita y Las aventuras del filósofo desconocido, de Dom Belin, en el siglo 17. De la misma época, y dentro de la escasa literatura alquímica española, tenemos la exposición onírica de la Respuesta a los veinte sabios cordobeses de "Enrique de Villena", lamentablemente conservada sólo en forma abreviada, editada por Luanco en La alquimia en españa, tomo 1 (1889; hay reediciones actuales) y por J. Eslava Galán, Cinco tratados españoles de alquimia (Madrid: Tecnos, 1987). Mencionemos también las prácticas a las que se entregaban los alquimistas del Sueño del infierno (1627) de Quevedo, entre las cuales se encuentra la insólita de experimentar en sí mismos como materia prima y «arder de buena gana sólo por ver la piedra filosofal». 53. Et tibi ignoscetur. La frase parece estar descontextualizada y es de sentido dudoso. ¿Se refiere tal vez el autor a sus propias prácticas "sofísticas" anteriores? Así lo entiende Waite: «Surely you, too, will obtain forgiveness». 54. El simbolismo de este edificio aparece quizás por primera vez en la Turba (sermo 58 en la versión delTC5), donde Balgus aconseja encerrar en una «casa circundante, redonda, tenebrosa, rodeada de rocío», a un anciano de cien años con el árbol cuyos frutos le rejuvenecerán. En la Visión de Dastin el dormitorio no es "tenebroso" sino "lúcido". En la Turba gallica el filósofo se llama Brachus y la casa es «redonda, rodeada de calor húmedo y cerrada a la lluvia, el frío y los vientos». El Trevisano (Filosofía Natural de los metales, finales siglo 15) también menciona el edificio, en una cita del discurso de un tal Atefimalef, un contertulio de otra versión del Código de toda verdad, otro nombre de La Turba: «"Pon el hombre rojo con su mujer blanca en una habitación redonda, rodéalos con fuego de corteza, con una calor continuo y déjalos hasta que se haga conjunción del hombre en agua filosofal, pero no vulgar, es decir, en agua que contiene todo lo que es requerido para su su perfección." Es entonces la primera materia de la piedra y no de otra manera, pues
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ALQUIMIA tiene en sí la naturaleza de lo fijo, que la fija, y la naturaleza espiritual y digna sustancia de la Piedra muy noble». Según Jacques le Tesson, L'Oeuvre du Lion Verd (¿finales siglo 16?), la cámara es triple: «[...] me pondrás en una cámara redonda y clara, para que veas a mi alrededor; que esté exactamente cerrada y que ninguna otra cosa pueda entrar en ella ni producir daño. Además construirás otras dos habitaciones y las pondrás una dentro de la otra, tomarás aquella en la que yo estoy y la pondrás en medio de las dos, para que nada pueda dañarme». Tal vez haya que relacionar este simbolismo con el triple vaso de "Flamel" y el fuego húmedo circundante de "Artefio". Este thólos hialino evoca el templete de Vesta en el foro antiguo de Roma, donde las vestales tenían obligación de mantener siempre vivo el fuego sagrado y cuya extinción comportaba severos castigos para la culpable. 55. La relación entre el "rey" y el "agua" o "fuente" es el tema principal de la parábola del Trevisano, que es a su vez una paráfrasis de la Parábola sobre la piedra de los filósofos, alegoría que parece hundir sus raíces en fuentes árabes. Este breve texto ha sido editado -parcialmente- en latín con traducción inglesa por W. J. Wilson, «An alchemical manuscript by Arnaldus de Bruxella», Osiris, 2 (1936), pp. 348-351. Una variante con el título de Alegoría de Merlín está editada en la Bibliotheca Chemica de Manget; de ésta puede consultarse una traducción en la "Biblioteca Digital" de la revista electrónica "Azogue": http://www.revistaazogue.com
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Caravantes
PRACTICA CARAVANTIS HISPANI. R. SULPHURIS VIVI Esta obrita, supuestamente escrita por un tal “Caravantes, alquimista español”, ha sido recogida en dos colecciones de textos bien conocidas por los amantes del arte, el “Theatrum Chemicum” y la “Verae Alchymiae Artique Metallicae”. Aquí reproducimos una versión extraida de: Oxford, Bodleian Library. Ms Ashmole 1408. Siglo XVII. Folio 23v.
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ALQUIMIA
Toma azufre vivo y salitre a partes iguales, muélelos y mézclalos bien. Pon esta mixión en una vasija de vidrio bien enlodada y mantenla durante dos horas a fuego lento, y después aumenta el fuego hasta que cese el humo. Después del humo sale la llama por el cuello de la vasija subiendo dos o tres codos y, tras cesar la llama, el azufre casi blanco y fijo permanece en el fondo. Sácalo, y tomando dicho azufre fijo y otra tanta sal armoniaco opera como al principio, moliendo y mezclando las dos partes. A continuación ponlo todo a sublimar. A fuego lento al principio, más fuerte después, de manera que vaya aumentado durante cuatro horas. Saca lo que se ha sublimado y también lo demás, e incorpora lo sublimado con las heces y enseguida reitera la sublimación otras seis veces, operando siempre de la manera explicada. Por fin el azufre permanecerá en el fondo del vaso,debes tomarlo y molerlo bien. Ponlo en un lugar húmedo sobre un marmol o vidrio y se convertirá en aceite, del cual echa dos o tres gotas sobre un ducado fundido en un crisol para que se vuelva aceite, y viértelo sobre marmol y se congelará. Pon una parte de esta sustancia sobre cincuenta de mercurio purgado y se hará un sol excelente. - COMARIO, "Libro de Comario", texto editado por Georg Luck, «Azogue», nº 1, Enero- Junio 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
Comario
LIBRO DE COMARIO FILÓSOFO Y SUMO SACERDOTE QUE ENSEÑÓ A CLEOPATRA LA DIVINA EL SAGRADO ARTE DE LA PIEDRA FILOSOFAL (extractos)
El texto griego del "Libro de Comario" da la impresión de ser una traducción de otra lengua, o, quizá, fue escrito por alguien cuyo griego era poco correcto. Ciertamente se aleja mucho del griego clásico. Hay, además, corrupciones textuales introducidas por los escribas. Los textos que estaban destinados a uso práctico fueron a menudo interpolados. Los sucesivos dueños de dichos manuales eran sin duda verdaderos alquimistas y probablemente anotaba sus copias. O, si copiaban un texto, tendían a suprimir el material que les era de poco interés. De ahí que estos tratados hayan sobrevivido en diferentes versiones o "recensiones" y sea imposible reconstruir un arquetipo. Un problema adicional lo crean las lagunas, al parecer deliberadas, que dejaba en tales textos los autores poco dispuestos a revelar todos los secretos de su arte, obligando a sus lectores a estudiar con un maestro. De algunas cosas se espera una explicación más adelante, pero las explicaciones nunca llegan, ya porque el texto está incompleto o porque el autor olvida su promesa. Encontramos la misma dificultad en la literatura astrológica: ninguno de los tratados que poseemos es un manual completo que permita al principiante convertirse en maestro siguiendo una serie de pautas y ejemplos prácticos. Éste no era al parecer el modo de enseñar estas materias.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA El "Libro de Comario" está dedicado a "Cleopatra la Divina", también llamada "la Docta", pero no necesariamente la famosa reina. La plegaria del principio, con su inconfundible carácter cristiano, debe considerarse una adicción posterior, quizá por un monje bizantino que copió, o editó, un tratado pagano. Durante mucho tiempo la alquimia fue prohibida por la iglesia como una forma de magia: por el contrario los monasterios, como centros del saber, estaban probablemente entre los únicos lugares donde la alquimia podía estudiarse y donde había textos disponibles. La oración de este texto quizá tenía la intención de conferir un carácter edificante a la obra y situarla por encima de toda sospecha. Comario comienza con una breve cosmogonía y luego vuelve a cuestiones prácticas tales como metales, colores y aparatos. Un grupo de filósofos (es decir, científicos) aparecen entonces y Cleopatra les comunica los conocimientos que ha recibido de Comario. De los preceptos más prácticos, el lector es llevado a discursos generales sobre las maravillas de la naturaleza. El simbolismo es rico, el lenguaje místico, y las continuas exhortaciones al lector para que preste atención a lo que en realidad no puede comprenderse aumenta la frustración de éste. En la parte final, la alquimia es descrita como la clave para el misterio de la resurrección, otra razón para que un cristiano estudiara la materia, aunque el concepto de resurrección es, por supuesto, más antiguo que los "Evangelios". Georg Luck Introducción tomada de su libro "Arcana Mundi, Magic and the Occult in the Greek and Roman Worlds". Edita: The Johns Hopkins University Press. 1985.
¡Señor, Dios todopoderoso, Creador de toda naturaleza, Creador y hacedor de todos los seres celestes y por encima de los celestes, Soberano bienaventurado y eterno! Te celebramos, te bendecimos, te alabamos, adoramos la sublimidad de tu reino. Pues tú eres el principio y el fin, y todas las criaturas visibles e invisibles te obedecen, porque tú las has creado. Pues tu reino eterno ha sido creado como algo que está sometido a ti [?], te pedimos, el más misericordioso de los soberanos, en el nombre de tu indecible amor por la humanidad, que ilumines nuestras mentes y nuestros corazones, de manera que podamos también glorificarte como nuestro único y verdadero Dios y el Padre de nuestro Señor Jesucristo, con tu Espíritu Santo, bondadoso y vivificante, ahora y por siempre . Amén. Comienzo este libro con el relato referente a la plata y al oro que fue transmitido por Comario, el filósofo, a Cleopatra, la docta mujer. El libro en cuestión no incluye las demostraciones referentes a luces y substancias. El libro trata de las enseñanzas de Comario, el filósofo, dirigidas a Cleopatra, la docta mujer. Comario, el filósofo, muestra la filosofía mística a Cleopatra. Está sentado en un trono. Está entregado a la filosofía mística [?]. Incluso ahora [?] ha hablado a aquellos que entienden la intuición mística, y con su mano ha indicado cómo todo es uno y consta de cuatro elementos. Como ejercicio [intelectual] decía: "la tierra ha sido colocada sobre las aguas, las aguas en las cumbres de las montañas. Ahora toma la tierra que está sobre las
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ALQUIMIA aguas, Cleopatra, y haz un cuerpo espiritual con ella, el espíritu de aluminita. Estas cosas son como la tierra y el fuego, en relación de calor al fuego, y sequedad ala tierra. Las aguas que se encuentran en las cumbres de las montañas son como el aire en relación al frío, el agua a su humedad... Mira, de una perla, Cleopatra, y de otra obtienes toda [la técnica del] tinte"" Cleopatra cogió lo que Comario había escrito y comenzó a poner en práctica las instrucciones de otros filósofos, a dividir en cuatro partes esta hermosa filosofía [?], la [que enseña que] la materia derivaba de las cosas naturales, tal como ha sido enseñado y descubierto, y una idea de las operaciones de su diferencia [?]. Así [¿dicen?], buscando la hermosa filosofía hemos visto que consta de cuatro partes, y así hemos descubierto [?] la idea general de la naturaleza de ellas, la primera el negro, la segunda el blanco, la tercera el amarillo, la cuarta [?] el morado o cimentado. Por otro lado, cada una de estas cosas no existe por si misma en los elementos generalmente, pero dependen [?] en general de los elementos, [¿y así?] tenemos un centro en el que podemos proceder sistemáticamente. Por consiguiente, de entre el negro y el blanco, el amarillo y el morado [?] o ciementado, hay la maceración y el lavado [?] de las especies. En el blanco y el amarillo hay la técnica de la fundición del oro, y entre el blanco y el amarillo está la dualidad de la composición. El trabajo se realiza mediante la aplicación de un aparato de forma semiesférica, cuyo primer experimento consiste en separar los líquidos de los óxidos [?], y lleva un largo tiempo. Luego viene la maceración, que consiste [?] en una mezcla de agua y óxido [?] humedecido. Tercero la disolución de las especies, las cuales se queman siete veces en un "recipiente Askelón". Así es como uno opera en el proceso de blanqueamiento y ennegrecimiento de las especies por acción del fuego. En cuarto lugar está el proceso de amarilleamiento por el cual uno mezcla [¿la sustancia?] con otros líquidos amarillos y produce cera [?] para amarillear, a fin de conseguir el objetivo deseado. E quinto lugar viene la fusión, que lleva del amarillo al dorado. Para la doradura se debe, como mencioné anteriormente, dividir la composición en dos mitades. Una vez dividida en dos mitades, una de las partes se mezcla con líquidos amarillo y blanco, y luego se puede matizar de acuerdo con el propósito que se tenga en mente. De nuevo si la fermentación es una cimentación [¿de las especies?], es decir, que la cimentación y la fermentación [¿constituyen la?] transmutación perfecta de la composición de la doradura. Ésta es la forma en que vosotros, también, debéis proceder, amigos mío, cuando deseéis utilizar esta técnica maravillosa. Mirad a la naturaleza de las plantas y a su origen. Algunas proceden de las montañas y surgen de la tierra; otras vienen de los valles; otras de las llanuras. Mirad cómo se desarrollan, ya que debéis [?] recolectarlas en el momento oportuno, y en días especiales; recógelas en las islas del mar y de los sitios más altos. Mira al aire que está a su servicio y la alimentación que las rodea, a fin de asegurar que no estén dañadas y mueran. Mira el agua divina que las humedece y el aire que las gobierna, una vez que han sido incorporadas a una esencia.
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ALQUIMIA Ostanes y sus seguidores respondieron a Cleopatra: "En ti está oculto todo el terrible y extraño misterio. Ilumínanos sobre todo en general pero especialmente acerca de los elementos. Dinos cómo el más alto desciende al más bajo, y cómo el más bajo asciende hasta el más alto y cómo uno en el medio debe acercarse al más alto para unirse a él y cuál es el elemento que actúa en ellos. Y dinos cómo las aguas benditas descienden de lo alto para ver lo muerto que yace en derredor, encadenado, poseído por la oscuridad de dentro del Hades, y cómo el remedio de la vida llega a ellos y los saca del sueño y los hace conscientes, y cómo las nuevas aguas fluyen hacia ellas, el comienzo del lecho [¿o, desciende?] y nace en el lecho [¿o, desciende?] y acercándose al fuego, y una nube nos transporta, y surgiendo del mar asciende la nube que lleva las aguas" Considerando lo que les había sido revelado los filósofos se congratularon. Cleopatra les dice: "Cuando las aguas vienen despiertan los cuerpos y los espíritus que están encerrados en ellos y son débiles. Dado que de nuevo sufren la opresión, y de nuevo será encerrados en el Hades, y pronto crecen y ascienden y se ponen diferentes y gloriosos colores como las flores en primavera, y la primavera misma se regocija y se alegra de la belleza con que se visten. ""Para ti la docta declaro: Cuando tomas plantas y elementos y piedras de sus lugares, ellos parecen estar maduros y [aún están] no maduros; pues es el fuego el que pone a prueba todo. Cuando estén vestidos de gloria y brillen con los colores del fuego, será cuando los veáis como los más grandes a través de su gloria oculta, y [veréis] su exquisita belleza, y la fusión [será] transformada en la divinidad, dado que se alimentan en el fuego, tal y como un embrión alimentado en el vientre materno crece lentamente. Cuando se acerque el mes señalado, nada impedirá su nacimiento. Tal es el poder de este arte admirable. Están heridos en el Hades y en la tumba en la que yacen por las olas y las ondas que siguen unas a otras, pero cuando la tumba se abra, ascenderá del Hades como el bebé del seno materno. Cuando los filósofos han contemplado las bellezas [de esto], al igual que una madre encantada [contempla] al recién nacido al que acaba de dar a luz, busca alimentar, como a un bebé, este arte, [pero] con el agua en vez de con leche. El arte imita [o es como] un bebé y, como el bebé, toma forma y (llega un momento) en el que es perfecto en cualquier aspecto. He aquí el misterio afirmado. "De ahora en adelante diré claramente dónde se encuentran los elementos y las plantas. Pero primero hablaré en adivinanzas: Sube a la cima de la escalera, a la montaña cubierta con árboles, y mira: hay una piedra en la cima. Toma el arsénico de la piedra y úsalo para blanquear a la forma divina. Y mira: en medio de la montaña, debajo del arsénico, está su esposada, con el que se une y en quien encuentra placer. La naturaleza disfruta en la naturaleza, y fuera de ella no hay unión. Desciende al Mar Egipcio y trae de la arena , de su entraña, el llamado natrón. Une a él estas sustancias y ellas hará surgir toda la belleza del color; fuera de él no hay unión, pues la esposada es su medida. A La vez la naturaleza corresponde a la naturaleza, y cuando hayáis mezclado todo en una proporción igual, entonces naturalezas conquistan naturalezas y disfrutan unas en otras. "Mirad, científicos, y aprended. Aquí está la realización de la técnica de novio y novia unidos y fundidos en uno. Aquí tenéis las plantas y sus variedades. Mirad, os he dicho toda la verdad y os la diré de nuevo. Debéis mirar o comprender que del mar asciende las nubes que llevan las aguas benditas, y que refrescan la tierra y hacen que las semillas y las flores crezcan. De la misma manera, nuestra nube, procedente de nuestro elemento y transportando las aguas divinas, refresca las plantas y los elementos y no necesita ninguna otra cosa producida por cualquier otro suelo.
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ALQUIMIA "Aquí está el gran misterio hermanos, el completamente desconocido [misterio]; aquí tenéis la verdad que te ha sido revelada. Mira bien cómo salpicas el suelo, cómo salpicas el suelo y haces que sus semillas crezcan a fin de recolectar su fruto cuando esté maduro. "Escucha ahora y entiende y juzga correctamente lo que digo: toma de los cuatro elementos el arsénico sublime y más humilde arsénico y el más sublime, blanco y rojo, en igual proporción, macho y hembra, de forma que queden unidos uno a otro. Así como el pájaro incuba y lleva los huevos a la perfección por su calor, así también vosotros, debéis incubar y pulir [¿llevar a la perfección?] vuestra labor llevándolo fuera y regándolo con las aguas divinas y [¿calentándolo?] al sol y en lugares ardientes, y debéis cocer a llama lenta con la leche virginal y mantenerlo [alejado] del humo... Y encerrarlo en el Hades y removerlo con cuidado hasta que su estructura se solidifique y no se derrame por el fuego. Luego lo sacáis y cuando el alma y el espíritu se hayan unido uno en otro y llegado a ser uno, debéis verterlo en plata sólida, y tendréis el oro [de tal calidad] que ni las arcas de los reyes tienen. "Aquí tenéis el misterio de los filósofos. Nuestros padres nos hicieron jurar que nunca lo revelaríamos ni lo divulgaríamos dado que tiene forma y poder divinos. Divino es aquello que está en unión con Dios y lleva a cabo sustancias divinas, en las que el espíritu está corporificado y los elementos mortales son animados; al recibir el espíritu que procede de ellos, dominan los unos a los otros y todos son dominados. Así como el espíritu de la oscuridad, el cual está lleno de vanidad y desaliento, aquel que tiene poder sobre los cuerpos y todo lo de la naturaleza, dado que aquel que huyó entró en aquel que no huyó, y aquel que controló entró en aquel que no controló, y se unieron uno en otro. "Este misterio que hemos aprendido, hermanos, viene de Dios y de nuestro padre, Comario, el Anciano. Mirad, os lo he dicho, hermanos, toda la verdad oculta [transmitida] por los muchos y sabios hombres y profetas" Los filósofos le dijeron: "Cleopatra, nos has proporcionado éxtasis al decirnos lo que tienes. ¡Bendito sea el seno que te alimentó!" De nuevo Cleopatra se dirigió a ellos: " Lo que os he dicho apañe a los cuerpos celestiales y a los misterios divinos. A través de sus cambios y transformaciones cambian las naturalezas y se visten [?] de una gloria desconocida, una gloria suprema que no tenían antes" El sabio dijo: "Dinos también esto Cleopatra: ¿Por qué está escrito: «El misterio del huracán... el arte es un cuerpo, y como una rueda sobre él; justo como el misterio, y el curso, y la pértiga, y casas y torres y los más gloriosos campamentos» [????]" Cleopatra respondió: "Los filósofos tenían razón al ponerlo [el arte] allí donde había sido colocado por el Demiurgo y el Señor de todas las cosas. Y, mirad, os digo que la pértiga correrá como un resultado de los cuatro elementos, y nunca se detendrá. Estas cosas han sido dispuestas en nuestro país, en Etiopía, y de aquí las plantas, las piedras y los cuerpos sagrados serán tomados; el que las puso aquí fue un dios, no un hombre. En cada una el Demiurgo colocó la semilla del poder. Una reverdece, otra no reverdece; una está seca, la otra húmeda; una tiende a unir, la otra a separar; una domina, la otra está subordinada; y al encontrarse, unas dominan a las otras. Así la única naturaleza resultante busca y domina todas las naturalezas, y este Uno conquista la naturaleza del fuego y la tierra y transforma su naturaleza toda. Y mirad, os digo lo que está más allá de todo ello: cuando está en perfección, es como una droga mortal que recorre el cuerpo. Porque justo cuando entra en su
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ALQUIMIA cuerpo, circula en [otros] cuerpos. Por descomposición y calor se obtiene una droga que recorre libremente por toda clase de cuerpos. A este punto ha llegado el arte de la filosofía".
- ROQUE GARCÍA DE LA TORRE, "Memorial de Roque García de la Torre", texto presentado y editado por Pedro Rojas García, «Azogue», nº 2, Julio - Diciembre 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
Roque García de la Torre
MEMORIAL DE ROQUE GARCÍA DE LA TORRE Hemos tomado este texto del "Archivo General del Palacio Real", Madrid, "Sección Administrativa", Legajo 429. Es un breve escrito redactado a finales del siglo XVII donde el alquimista que figura en el título describe las maravillosas virtudes que supuestamente él podía obtener de la "Gran Obra Alquímica". Está dirigido a Carlos II Rey de España, gravemente enfermo y para el que su entorno palaciego andaba buscando un posible remedio que la medicina oficial de la época no lograba obtener. Desesperados se aceptó el ofrecimiento que aquí entrega este Roque García, Valenciano afincado en Nápoles, que prometía la elaboración a medio plazo de una panacea o "elixir vitae" de inmediatos efectos beneficiosos para la salud. Advertimos de que el texto está transcrito con sus muchos errores ortográficos y sintácticos, apenas hemos retocado algunos giros que hacían demasiado complicada una lectura clara de diversas frases. Para una mayor información consultar: - MAR REY BUENO, "Consideraciones sobre un Manuscrito Alquímico de la Real Botica". 1994. Inédito. Tesis de Licenciatura. Biblioteca de la Facultad de Farmacia. Universidad Complutense de Madrid. - MAR REY BUENO; MARÍA ESTHER ALEGRE PÉREZ, "Roque García de la Torre, Alquimista al Servicio de Carlos II", en «Llull», 18 (35), 1995, pp. 545-567. - MAR REY BUENO, "El Hechizado, Medicina, Alquimia y Superstición en la Corte de Carlos II", Corona Borealis, Madrid, 1998, pp. 39-48. - MAR REY BUENO, "Alquimia en la Corte de Carlos II (1661-1700)", «Azogue», nº 3, Enero - Junio 2000, URL: http://come.to/azogue Pedro Rojas García.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA Señor Don Roque García de la Torre, hijo de Don Luis García de la Torre, natural de la ciudad de Alcira en el reino de Valencia, y oficial entretenido por mercer de Vuestra Majestad con veinte escudos al mes, sirviendo en los papeles de la escribanía y oficios del reino de Nápoles. Puesto a los reales pies de Vuestra Majestad dice cómo habiéndose aplicado de muchos años de esta parte al reconocimiento de las cosas naturales, en los tres reinos: animal, vegetal y mineral, sujetos al reino de lo químico de la ciencia práctica, por cuyo medio ha adquirido el reconocimiento y condición así del espíritu universal, como de la materia próxima metálica y divino magisterio del Lapis osal de los sabios, el cual se compone por medio de la ciencia práctica química, siendo el tesoro al cual han anhelado y poseído los mayores monarcas y filósofos del mundo, así por el útil tan grande que de él viene, pues el metal más imperfecto lo solida y hace perfecto oro, o plata, según será preparado el elixir, como también por ser el medio por el cual se puede conservar la naturaleza humana en perfecta y dilatada salud. Pues tomando de ella la cantidad de un grano de trigo en apropiado licor sana la enfermedad más insanable y renovado el calor natural lo vuelve a su mayor vigor, por el cual medio puede el hobre alargar los días de la vida hasta el término prescrito por Dios por cuanto nom est in medicinam semper relebatur eger, unde quamuis certissime simus ultra terminum adeo prefissum esse, tamen languoribus non incongrue medemur. Pero afirma Artefio, rey que fue de los egipcios, en el tratado que él propio escribió del Lapis que por medio de esta divina medicina vivió 900 años y dicha virtud la aseguran muchos filósofos, y como la experiencia lo demuestra en un hombre llamado Federico Gualde, pues por medio de ella vive de edad de 400 años, el cual se ausentó de Venecia en el mes de diciembre del año de 1686 y de él habla la Gaceta de Holanda del 3 de abril del año 1687, a la cual me remito y hay opiniones muy ciertas de que se conserva en vida y que está en Inglaterra. Y por cuanto el que tratare de la ejecución de este divino magisterio y medicina universal debe ser hombre de conciencia limpia y desinteresada de los bienes temporales, el suplicante no sólo con noticiar a Vuestra Majestad de su efecto, sino ejecutara dicha medicina por su Real Mano con la aprovación de Vuestra Majestad, pues no lleva interés alguno sino es el celo de buen vasallo y reconocimiento de ser su Rey y Señor natural a quién le debe, como segunda causa, el ser que tiene. A cuyo efecto ha venido del reino de Nápoles, guiado solamente por la estrella de su buena ley. Pues si otros reyes, conociendo la superioridad del rey Supremo, vinieron de más lejanas tieras a ofrecer sus dones, no será mucho que haya venido el suplicante por su Rey y Señor, a sacrificar con su mayor acierto, ofreciendo a Vuestra Majestad como víctima de si inviolable cariño, por medio de esta medicina universal, alguna parte conveniente a su salud, y aumento de su monarquía. Pues para el efecto que intenta conseguir en la salud de Vuestra Majestad, como en el buen logro y provecho de este divino arcano de la naturaleza, en la trasmutación metálica se hallan en la Real Persona de Vuestra Majestad todas las circunstancias y afirman deber tener Santo Tomás de Aquino, Alberto Magno, Arnaldo de Vilanova, Raimundo Lullio, Basilio Valentín y otros muchos y graves autores. Pues dicen que este es un tesoro que lo tiene Dios reservado para sus selectos y para aquellos que tiene intencióin de aplicarlo a su santo servicio y beneficio del prójimo, a cuyo intento dice un soberano ingenio: hec vera sciencia aut invenit, aut facit hominem sanctum. Y así espera en la misericordia de Dios ver logrado su buen celo gozando Vuestra Magestad de perfecta salud y juntamente la dilatada sucesión que deseamos. Por cuanto es nuestra naturaleza la pura esencia de los cuatro elementos, como lo prueba el gran filósofo Hermete, pues dice: quando elementa purificata, reducuntur apuram et in equalem simplicitatem tune habetur medicinam ad prolongandam vitam, dum, natura semper gaudet de consuelo moderato de simpliciter familiaribus. A cuyo intento dice el gran físico Crolio: cognitio quatur elementorum, omnes morbus, et curas demostrat.
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ALQUIMIA Y teniendo este divino arcano la misma actividad en el reino mineral, los purifica separando de los metales imperfectos la impuridad que tienen, e introduciéndoles su virtud los hace perfecto oro o plata, según fuere preparado el elixir, como lo afirma Efidio de Badis, filósofo, diciendo: metalla sunt planeta trasplantata, qui patet expresse non yndicet probationem. Avicena, en la dicción primera hasta el fin del capítulo séptimo, dice cómo San Juan Bautista fue gran químico y que supo convertir los metales en oro purísimo. Y Santo Tomás, en la cuestión 77 del artículo 2º, como también en el libro 4º de los meteores, y en otra parte afirma que los metales se puede mudar de unos en otros siendo naturales y la materia de ellos la misma. Como también aprueba la dicha transmutación Oldrado jurisconsulto, en el de los Consejos, cuestión 74. Y San Agustín, en el libro de la Ciudad de Dios, también lo afirma. Y Vicenzio monje, en el libro 5º Natural, aforma como Noe tuvo he hizo la piedra filosófica, antes del dilivio general más de 100 años. Y Juan Andreas, jurisconsulto, en las adiciones, ad speculum, dice que en nuestros tiempos tuvimos en la Curia Romana a Arnaldo de Vilanova, gran médico y teólogo, que era químico y que públicamente vendía varas de oro que él hacía con el Lapis. Y otros dos mil autores y filósofos que lo han hecho y escrito, los cuales deja al silencio el suplicante por no fastidiar a Vuestra Majestad. Pues sólo es su intento hacer mención como esta sagrada ciencia es cierta y que ha sido siempre poseida de Personas Reales a imitaciónde su primer maestro Cam, que fue rey de los egipcios en el año de nuestra salud de 294, del cual deriva el nombre de "Chimica", a cuya imitación la han ejercitado tanta numeración de Personas Reales como lo publica el "Teatro Chímico" y como la experiencia lo prueba. Pues vemos que la Majestad Cesarea del Emperador la está en acto ejercitando a imitación de sus antecesores, como también la Majestad del señor Rey de Francia, el cual se tiene por ciertoque posee una parte del Lapis, aunque muy pequeña, la cual se la comunicó un capuchino que vino de Jerusalem, y se reconoce evidentemente en su moneda de oro. Como también es público como el Duque de Florencia está muy aplicado a dicha ciencia práctica, pues con sus propias manos hace y prepara muchos remedios y refrigerantes para la salud humana, a imitación de sus padres y abuelos. Y es muy cierto que de una libra de estaño saca cuatro onzas de purísima plata. Y así, Señor, espero que a imitación de la Majestad del señor Rey Don Alonso el 5º, que mereció el nombre de Sabio por su profundísima sabiduría, pues fue gran filósofo y muy científico y práctico en la ciencia química, a cuyo intento escribió un libro dividido en tres tratados, el 1º de los elementos, el 2º de la generación de los cuerpos metálicos y el 3º de la generación de las plantas y de los animales, que es lo arcanísimo y recóndito de la filosofía y química natural a la composición de la piedra filosófica, el cual tratado se halla en el 5º tomo del "Teatro Chimico", folio 766. Corone Vuestra Majestad con la elocuencia de su soberano ingenio esta sagrada y divina ciencia. Pues aunque espera que Vuestra Majestad reciba, por medio de su buena ley, este sanativo y arcano del mundo, que viene derivado del impulso soberano. Pues dice el Apóstol Santiago: Omne bonum descendit ex Patre luminum omne datum bonum, et omne donum perfectum de sursum est. Y siendo Vuestra Majestad el origen de donde dimanan todos los Miñanales Racionales de sus vasallos espera en Dios conseguir ver la salud de Vuestra Majestad Convertida en oro purísimo,para nuestro aumento y felicidad, ad maoirem dei gloriam et proxim utilitatem.
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ALQUIMIA
- LUIS DE CENTELLES, "Las Coplas de la Piedra Philosophal (tres versiones)", textos editados por Elena Castro Soler, «Azogue», nº 4, 2001, URL: http://www.revistaazogue.com
Luis de Centelles
COPLAS DE DON LVIS DE ÇENTELLAS
PRESENTACIÓN: Presento aquí tres versiones de las "Coplas de la Piedra Philosophal" atribuidas al alquimista valenciano Luis de Centelles. Su edición sirve de complemento a la introducción crítica que se ha editado en este mismo número de la revista "Azogue" (1) . Las versiones elegidas corresponden a la tradición española de las "Coplas". He optado por separarlas en dos secciones. En la primera he transcrito a copia más antigua localizada hasta el momento (2). Se completó en Italia en el año 1571 y por evidencias de crítica interna creo que es la más cercana al original, hoy perdido, para el que supongo una fecha de redacción en torno a 1550-1560. Desde el punto de vista de la estructura estrófica se trata de unas coplas de arte mayor formadas por veintisiete estrofas de ocho versos dodecasílabos de esquema ABBAACCA. En la segunda sección entran dos copias del siglo XVII (3) . Sus diferencias internas demuestran que no hay dependencia directa entre ambas. Están basadas en una misma versión, hoy perdida, que añade un verso final y es posterior a la transcripción italiana de 1571. He dispuesto estas dos versiones del siglo XVII en columnas simétricas que permitan cotejar sus diferencias. Entre los cambios más evidentes destaca la alteración del orden estrófico entre las octavas 6 y 17 de la copia madrileña. La versión cordobesa omite algunos versos y añade cinco coplas nuevas a modo resumen final. Elena Castro Soler
Notas: 1. - ELENA CASTRO SOLER & JOSÉ RODRÍGUEZ GUERRERO, "Luis de Centelles y las Coplas de la PiedraPhilosophal", «Azogue», nº 4, 2001, URL: http://www.revistaazogue.com 2. - Barcelona (España), Col. Priv. Jordi Puig, Leg. 15, Siglo XVI (1571), ff. 134v137r.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA 3.- Madrid, Biblioteca Nacional, Ms 2151, siglo XVII (1612), ff. 147r-150v. Córdoba, Archivo de la Catedral de Córdoba, Ms 162, med. siglo XVII, ff. 27r-31r.
Transcripción del texto contenido en: Barcelona (España), Col. Priv. Jordi Puig, Leg. 15, Siglo XVI (1571), ff. 134v-137r.
/fol. 134v/ SON AGORA LAS COPLAS DE LA PIEDRA PHILOSOPHAL COMPUESTAS POR LUIS CARROZ
1 Toma la dama que mora en el çielo ques hija del sol sin duda ninguna, y aquesta prepara en bagno de Luna do lave su cara de su negro velo despues si pudieres al sol y al yelo en el mismo bagno la tenga en prissión hasta que purgada de su imperfettión nos sea un lucero aca en este suelo.
2 No entiendas que es obra de algun animal ni menos es planta que nace en el suelo mas es una dama que mora en el çielo de alli nos la baxan esta Obra rreal y para nosotros es tan Natural
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ALQUIMIA que todos los metales con ella curamos y los imperfettos perfettos tornamos guardando secreto el mas principal. /fol. 135r/ 3 Y cuando tu vieres la dama hermossa ansi preparada por nuestro artifiçio has que la pongan en otro exerçiçio a donde se vea tan maravillossa. Juntalda luego con la otra cossa por el magisterio do se a de engendrar el hijo mas noble y mas prinçipal quel padre y la madre aunque es muy preçiossa.
4 Y lo que dezimos, que se a de juntar por el matrimonio que se a de hazer no quiero lo ignores pues lo as de saber que es oro perfetto y el mas singular no engañen los sabios con dissimular quel sol y la luna a la obra conuiene porque en si el Oro y Plata contiene y cierta esperiencia te lo a de mostrar.
5 Entiende, ó operante, que es menester que estos dos juntos de quien he hablado
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ALQUIMIA hembra y macho los hemos nombrado, porque es matrimonio de hombre y muxer encierralos luego sin mas detener no le estorues la muerte secreta que causa la vida muy más perfetta segun por la obra podras conosçer.
6 Y cuando ençerrares los enamorados en carçel de amor secreta y obscura no se te oluide y aquesto procura que pongas los pesos que estan ya tassados tres partes a uno le fueron contados de sabios que escriben la Philosofía y ansi te lo digo en esta obra mia que sigas los hombres esperimentados.
7 Y ya que tuvieres el fuerte metal debaxo del sello como es menester acuerdate que lo as de poner al fuego del vientre del fuerte animal y alli con la pena que es tan desigual saldrán a su tiempo los muchos velados sus carnes y huesos tan descoyuntados que casi paresca ques cossa mortal,
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ALQUIMIA
8 no quiero que yerres tan presto la via pues claro te digo questa digestion es causa de vida y regeneraçion del hijo encubierto que muerto yacia el tiempo callar tampoco no querria que es numero çierto de dias cuarenta y aunque mas fuessen no yerras la cuenta pues mas que perfetta la obra seria.
/fol. 135v/ 9 Tendras en memoria los grados del fuego a donde el infante se nutra y cresca miralo mucho no muera y peresca porque es tierneçito, y perderse ha luego. Es fuerte primero, y abrese al fuego do siempre a destar y permaneçer veraslo vestidos mudar a su ser, y si esto no uieres del todo iras çiego.
10 y porque no yerres en la operaçion siguiendo continuo camino derecho: atiende en aquello que de suso as hecho
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA si trae un camino de disoluçion porquesto as de ver en su concluçion con otras señales de muchos primores que son uariedad de tantos colores de quanto mis versos te dan relaçion
11 pues blanca te digo primero ques ella, quando magnesia la llaman por su nombre que es tanto su ser y renombre quan grande la hizo el que supo hazerla y si esto uieres no temas perderla que negra se buelba despues su color pues este es el medio de aqueste primor que negra se buelba la blanca doncella.
12 Despues, que vestida de tanta tristura tu vieres la dama en tal perfecçión tendras por muy çierto que la soluçion del cuerpo es ya hecha de su hermossura de aquí te conuiene con mucha cordura los medios passar de color en color por donde veamos perfetto blancor que hace de blanco perfetta blancura,
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ALQUIMIA 13 y mas por estenso te quiero auisar que puesto en el medio de aquestos estremos la muerte y la vida que tanto queremos se caussa en la forma lo quiero mostrar que es cuando primero veas destilar el alma del cuerpo por destilaçion al cuerpo se buelbe por imbiuiçion si fuere passada sin mas te tardar. /fol. 136r/ 14 Y desta manera conserva el camino que es ya començado porque as de sauer que no ay otra forma para disoluer la fuerça del vivo animal serpentino el fuego te digo que sea contino jamas la materia dexeis rrefriar porque es un secreto el mas singular do muchos prudentes perdieron el tino.
15 Y el otro secreto no quiero callar que an encubierto los sabios que fueron pues en lo mucho de lo que escriuieron lo menos de aquello quisieron mostrar por tanto lo quiero del todo nombrar que mires el passo de la imbibiçion
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA que viene despues de la disoluçion por donde la obra no puedes errar.
16 Un mismo camino te digo que es aquello que vida y muerte llamaron y aqueste es el paso do muchos se engañan que vuelue tu obra del cabo a los pies y si tu no atiendes a otro interes sabras que contino as de rreiterar el Alma en el Cuerpo que se ha de fixar ansi como hiciste en la otra vez.
17 El fuego primero te dixe que fuese muy blando al prinçipio de la soluçion lo mismo te digo de la enueuiçion pues mucho erraria quien no lo entendiese ya que despues el cuerpo estuuiese muy fixo en lo blanco de su perfettion seguro lo tienes del fuerte dragon que no le entre en cassa por mas que hiçiese.
18 Despues que al cuerpo ya hubieres cobrado su Alma, perfetta por la imbebiçion
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA torna a çierta forma de resurrecçion como la tiene el que es glorificado que goça los dones de que es ya dotado con agilidad y mucha viueça asi tendra este con su subtileça sobre de aquello de que fue enxendrado
19 Si mas adelante quisieres passar al ultimo grado y perfetto calor aumentale el fuego sin mucho temor que no ay otra forma, ni mas que enseñar, de blanca muy rroxa se te a de mostrar aquella donzella de todos nombrada y aqui se te muestra la Obra acauada si sabes la suma de multiplicar. /fol. 136v/ 20 Mas esto ocultaron los sabios que fueron con mucha cautela en sus escrituras y lo que dixeron con tantas figuras que apenas las puertas abrir nos quisieron mas los modernos que les suçedieron y entre ellos Arnaldo famosso nombrado camino nos dexa y tan alumbrado que nunca atinaron los que no le bieron.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA 21 y porque la Obra que ansi es acauada con sed muy rabiossa del fuego pasado careçe de ingreso porque le a faltado el agua de vida que es ya deseada. Toma una parte desta agua nombrada con tres de mercurio que no es el bulgar y entonces la puedes al fuego tornar como al prinçipio que fue començada
22 y alli con el grado de fuego nombrado muy blanco al principio veras dissoluer la misma materia que lo an de enueuer lo rroxo en lo negro muy presto trocado y luego enueuido en lo blanco fixado despues en lo rroxo ques fin de la obra y ansi lo perdido en esto se cobra y muy breue tiempo verlo has acauado
23 y porque se cumpla del todo el camino ques ya començado pues se a de acauar no yerres la obra de multiplicar, pues es con mercurio del bulgo mas fino la forma y el pesso tendras de continuo escrito en tu pecho con mucho contento
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA y despues una parte con diez, no te miento, sera todo lapis perfetto y muy fino
24 y deste postrero ques multiplicado debes otra vez tambien aumentar un poco con ciento del mismo metal como primero lo tienes obrado y todo sera mediçina forçado con que los metales agora curemos y al mismo mercurio tambien seguiremos de la imperfection perfetto acauado.
25 Y ya pues que tienes como es menester la obra cumplida, perfetta acauada, con tanta tintura bien alimentada, cuanto mis versos te dan a entender no ignores la forma para proçeder sobre estos metales que se an de curar pues sola una parte te puede bastar con çiento de aquello que has de guareçer. /fol. 137r/ 26 No tengas trabajo ni tengas pasion has lo que digo y entiende si quieres pues cada vez que la obra solvieres
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA y la conxelares en una union diez pesos se ganan en la proyecçion hasta llegar a un quento infinitto pues tenlo secretto que aquesto que e escrito de todos se encubre con mucha rrazon.
27 Con esto que escauo, se muestra cumplida la Obra que e visto con mucha verdad da siempre loores a la trinidad al Padre y al Hijo el retribuo deuido y aquel que de entrambos a proçedido maldiga los tales que la obra descubren si no son aquellos que mucho la encubren pues a los tales no me es defendido.
Finis + Laus deo semper et ubque gloria
Transcripción del texto contenido en la Biblioteca Nacional, Ms 2151, siglo XVII, ff. 147r-150v.
Transcripción del texto contenido en el Archivo de la Catedral de Córdoba, Ms 162, siglo XVII, ff. 27r-31r.
COPLAS DE DON LUIS DE CENTELLAS SOBRE LA PIEDRA PHILOSOPHAL
COPLAS DE DON LUIS DE CENTELLAS SOBRE LA PIEDRA PHILOSOPHAL
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
SON 28 COPLAS 1
1
Toma la dama que mora en el çielo
Toma la dama que nace en el cielo
ques hija del sol sin duda ninguna,
ques hija del sol sin duda ninguna,
y aquesta prepara en bagno de Luna
y aquesta prepara en baño de Luna
do labe su cara de su negro velo
do lave su cara de su negro velo
despues si pudieres al sol y al ielo
despues si pudieres al sol y al ielo
en el mismo banno la tenga en prission
en el mismo baño la tenga en prision
hasta que purgada de su imperfeccion
hasta que purgada de su imperfeccion
nos sea lucero acá en este suelo.
nacera un lucero aca en el suelo.
2
2
No entiendas que es obra de algun animal
No entiendas que es obra de algun animal
ni menos es planta que nace en el suelo
ni menos es planta que nace en el suelo
mas es una dama que vive en el cielo
mas es una dama que sube hasta el cielo
de alli nos la baxan esta obra real
de alli nos la bajan esta obra real
y para nosotros es tan natural
y para nosotros es tan natural
que nuestros cuerpos con ella curamos
que nuestros cuerpos con ella curamos
y los imperfectos perfectos tornamos
..........
de todos secretos el mas principal.
de todos secretos el mas principal.
3
3
Y cuando tu bieres la dama hermossa
Y cuando tu vieres la dama hermossa
asi preparada por nuestro artifiçio
asi preparada por nuestro artificio
has que la pongan en otro exerçiçio
has que la pongan en otro ejercicio
á donde se vea tan maravillossa.
a donde se vea tan maravillosa.
Juntalda luego con la otra cosa
Juntalda luego con la otra cosa
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
por el matrimonio do se a de engendrar
por el magisterio do se ha de engendrar
el hijo mas noble y mas singular
el hijo mas noble y mas principal
que el padre y la madre y mas preciossa. que el padre, y la madre, aunque es muy preciosa. 4 4 Y lo que decimos que se a de imitar Y lo que decimos que se a de juntar por el matrimonio que se a de haçer por el matrimonio que se a de hacer no quiero lo ignores pues lo has de saber no quiero lo ignores pues lo has de saber que es sol perfetto y el mas singular que es oro perfecto y el mas singular no engannen los sabios con disimular no engañen los sabios con disimular que el sol y la luna â la obra conuiene .......... porque en sí la luna y el sol contiene porque en si el Oro y Plata conviene y la esperiencia se lo ha de mostrar. y cierta esperiencia te lo ha de mostrar. 5 5 Entiende ó operante que es menester Entiende, oh operante, que es menester que eetos dos iuntos de quien e hablado que estos dos juntos de quien he hablado hembra y macho los emos nombrado hembra y macho los hemos nombrado, porque es matrimonio de hombre y muger porque es matrimonio de hombre y mujer encierralos luego sin mas detener encierralos luego sin mas detener no le estorues la muerte secreta no le estorbes la muerte secreta que caussa la vida muy mas perfeta que causa la vida muy mas perfeta segun por la obra podras conoçer. segun por la obra podras conocer. 6 6 Despues de vestida de tanta mistura Y cuando encerrares los enamorados tu vieres la dama en tal perfettion en carcel de amor secreta y obscura tendrás por muy çierto que la soluçion no se te olvide y aquesto procura
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
del cuerpo es ia hecha de su hermossura
tres pesos al uno le fueron contados
de aquí te conviene con mucha cordura
tres partes al uno le fueron contados
los medios passar de color en color
de sabios que escriben la Filosofía
por donde veamos perfeto blancor
y asi te lo digo en esta obra mía
que hace de blanco perfecta blancura,
que sigas los hombres esperimentados.
7
7
y mas por estenso te quiero avissar
Y ya que tu vieres el fuerte metal
que puesto en el medio de aquestos estremos
debajo del sello como es menester
la muerte y la vida que tanto queremos
acuerdate que lo as de poner al fuego del vientre del fuerte animal
se caussa en la forma lo quiero mostrar quando primero veas separar
y alli con la pena que es tan desigual saldrán a su tiempo los muchos velados
el alma del cuerpo por destilaçion al cuerpo se buelbe por imbiuiçion
sus carnes y huesos tan descoyuntados que casi parezca que es cosa mortal,
si fuere passada sin mas te tardar. 8
8 no quiero que yerres tan presto la via
Y desta manera conserva el camino que es ya començado porque as de saber
pues claro te digo, que esta digestión es causa de vida y generación
que hay otra forma para disoluer la fuerça del fuerte animal serpentino
del hijo encubierto que muerto yacía el tiempo callar tampoco no querría
el fuego te digo que sea contino jamas la materia dejeis refriar
que es numero cierto de días cuarenta y aunque mas fuesen no yerras la cuenta
porque es un secreto el mas singular do muchos prudentes perdieron el tino.
pues más que perfecta la obra sería. 9
9 Y el otro secreto no quiero callar
Tendrás en memoria los grados del fuego a donde el infante se nutra y crezca
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
que an encubierto los sabios que fueron
míralo mucho no muera y perezca
pues en lo mucho que se detuuieron
porque es tiernecito, y perderse ha luego.
lo menos de aquello quisieron mostrar
Es fuerte primero, y ábrese al fuego
por tanto lo quiero del todo nombrar
do siempre a destar y permanecer
que mires el passo de la imbibiçion
veráslo vestidos mudar, y su ser,
que viene despues de la disoluçion
y si esto no vieres del todo irás ciego.
por donde la obra no puedes herrar.
10
10
y porque no yerres en la operación
Un mismo camino te digo que es
y sigas continuo camino derecho:
aquello que vida y muerte llamaron
mira, y entiendeen aquello que has hecho
y aqueste es el paso do muchos herraron
si trae camino de disolución
que vuelue tu obra del cabo á los pies
porquesto as de ver en su conclusión
y si tu no atiendes á otro interes
con otras señales de muchos primores
sabras que contino as de reyterar
que son variedad de tantos colores
el alma en el cuerpo que se ha de fixar
de quanto mis versos te dan relacion
assi como hiçisteis la primera vez.
11
11
pues blanca te digo primero que es ella
El fuego primero te dixe que fuesse
quando magnesia la llaman por su nombre
muy blando al principio de la soluçion
que es tanto su ser y renombre
lo mismo te digo que sea la imbibicion quan grande la hizo el que supo hacerla pues mucho herraria quien no lo entendiese
y si esto vieres no temas perderla
ya que despues el cuerpo tubiese
que negra se buelba despues su color
muy fixo a lo blanco y en su perfettion
por que este es el medio de aqueste primor
siguro lo tienes del fuerte ladron que no te entre en cassa por mas que hiciesse.
que negra se vuelva la blanca doncella. 12
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
12
Después, que vestida de tanta tristura
Y cuando encerrares los enamorados
tu vieres la dama en tal perfección
en carcel de amor secreta y obscura
tendrás por muy çierto que la solución
no se te olvide y aquesto procura
del cuerpo es ya hecha de su hermosura
que pongas los pesos que estan ya tassados
de aquí te conviene con mucha cordura los medios passar de color en color
tres partes al vno le fueron contados de sabios que escriuen la philosophia
por donde veamos perfeto blancor que hace de blanco perfecta blancura,
y aquesto te digo por ser obra mia que sigas los sabios esperimentados.
13 y mas por estenso te quiero avisar
13 Y quando tu vieres el fuerte metal
que puesto en el medio de aquestos estremos
debaxo del sello como es menester
la muerte y la vida que tanto queremos
acuerdate que lo as de poner
se caussa en la forma lo quiero mostrar
al fuego del vientre del fuerte animal
que es cuando primero veas destilar
y ya con la pena que es tan desigual
el alma del cuerpo por destilacion
saldrán a su tiempo los muchos velados
al cuerpo se buelbe por imbiuicion
sus caras y guessos tan descoiuntados
si fuere pasada sin mas te tardar.
con que los tornes á su principal,
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14
Y desta manera conserva el camino
no quiero que hierres en esto la via
que es ya comenzado porque as de saber
y claro te digo que es digestion
que no hay otra forma para disolver
que es causa de vida y regeneraçion
la fuerza del fuerte animal serpentino
del hijo encubierto que muerto iacía
el fuego te digo que sea contino
el tiempo callar tampoco no querría
jamás la materia dejeis refriar
que es numero cierto de dias quarenta
porque es un secreto el mas singular
y aunque mas fuessen no hierras la
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
cuenta
do muchos prudentes perdieron el tino.
pues mas que perfecta la obra sería.
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15
Y el otro secreto no quiero callar
Tendrás en memoria los grados del fuego que an encubierto los sabios que fueron a donde el infante se nutra y cresca
pues en lo mucho de lo que escribieron
miralo mucho no incurra y peresca
lo menos de aquello quisieron mostrar
porque es terníçiuo y perderse ya luego
por tanto lo quiero del todo nombrar
esfuerçe primero, y acostumbrese al fuego
que mires el passo de la imbibición
do siempre a destar y permaneçer
que viene despues de la (...) por donde la obra no puedes herrar.
vereisle vestido y mudado su ser y si esto no vieres del todo eres sçiego.
16 Un mismo camino te digo que es
16 y porque no hierres en la operaçion
aquello que vida y muerte llamaron
siguiendo contino camino derecho
y aqueste es el paso do muchos se engañan
atiende en aquello que de suso as hecho
que vuelue tu obra del cabo a los pies
si trae camino de disolucion
y si tu no atiendes a otro interes
porquesto as de ver en su conclusion
sabras que contino as de reiterar
con estas señales de muchos primores
el Alma y el cuerpo que se ha de fijar
que son variedad de tantos colores
asi como, pues, hiciste otra vez.
de quanto mis versos te dan relacion
17
17
El fuego primero te dije que fuesse
pues blanca primero te digo que es ella
muy blando al principio de su primacion
quando magnesia la llaman por su nombre
y lo mismo te digo de la embebicion
que es tanto su ser balor y renombre
pues mucho herraria quien no lo entendiese
quan grande la hizo el que supo haçella
ya, que despues, el cuerpo estuviese
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
y si esto vieres no temas perdella
muy fixo en lo blanco de su perfeccion
que negra se buelba despues su color
seguro lo tienes del fuerte dragon
por que este es el medio de aqueste primor
que no le entre en casa por mas que hiciese.
que negra se buelba la blanca doncella.
18
18
Despues que al cuerpo ya hubieres cobrado
Despues que ya el cuerpo vbiere cobrado
su Alma, perfeta por la imbebicion
el Alma perfeta por la imbibiçion terna cierta forma de resurrection terna çierta forma de resurrection
como la tiene el que es glorificado
como la tiene el ques glorificado que goza los dones de que es ya dotado que goça los dones de que es ya dotado
con agilidad y mucha viveza
con agilidad y mucha viueça así tendrá este con su subtileza assi tendra este con su subtileça
sobre de aquello de que fue enjendrado
sobre de aquello de que fue enjendrado 19 19
Si más adelante quisieres pasar
Si mas adelante quisieres passar al ultimo grado y perfecto calor al vltimo grado y perfetto balor
auméntale el fuego sin mucho temor
aumentale el fuego con mucho temor que no ay otra forma jamas que enseñar
que no hay otra forma, ni mas que enseñar,
de blanca muy roja se te a de mostrar
de blanca muy roja se te ha de mostrar
aquella donçella de todos nombrada
aquella doncella de todos nombrada
y aquí se te muestra la obra acabada
y aquí se te muestra la obra acabada
si saues la obra de multiplicar
si sabes la suma de multiplicar.
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mas esto ocultaron los sabios que fueron Mas esto ocultaron los sabios que fueron con mucha cautela en sus escripturas
con mucha cautela en sus escrituras
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
que apenas las puertas abrir no quisieron
y lo que dijeron con tantas figuras
y assí nos truxeron a sçiegas y a obscuras
que apenas las puertas abrir nos quisieron
mas los modernos que les suçedieron
mas los modernos que les sucedieron
y entre ellos Arnaldo famoso nombrado
y entre ellos Arnaldo famoso nombrado
camino nos dexa y tan alumbrado
camino nos deja y tan alumbrado
que nunca açertaron los que no le bieron
que a oscuras lo ven los que no están ciegos.
21 21 y porque la piedra que assí es acauada
y porque la Obra casi es acabada
con ser muy rauiossa del fuego passado con sed muy rabiosa del fuego pasado careçe de ingresso porque le a faltado
carece de ingreso porque le a faltado
el agua de uida de que es desecada el agua de vida que es ya deseada. toma una parte desta agua nombrada
Toma una parte de esta agua nombrada
con tres de mercurio que no es el bulgar con tres de mercurio que no es el vulgar y entonces la puedes al fuego tornar
y entonces la puedes al fuego tornar
como al principio que fue començada como al principio que fue comenzada 22
22
y alli con el grado de fuego nombrado y allí con el grado de fuego nombrado muy blando en principio veras dissoluer
muy blanco alprincipio veras disolver
la misma materia que lo an de enueuer la misma materia que lo ha de embeber lo roxo en lo negro muy presto trocado
lo rojo en lo negro muy pobre tornado.
y luego enbeuido en lo blanco fixado despues en lo roxo que es fin de la obra
Después de embebido, en lo blanco tornado
y asi lo perdido en estos se cobra
despues en lo rojo que es fin de la obra
y en breue tiempo se vera acabado
y asi lo perdido en esto se cobra
23
y muy breve tiempo verlo has acabado
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
y porque se cumpla del todo el camino
23
que es ya començado pues se a de acauar
y porque se cumpla del todo el camino
no hierres la forma de multiplicar
que es ya comenzado pues se a de acabar
pues es con mercurio del bulgo mas fino
no yerres la obra de multiplicar,
la forma y el pesso tendras de contino
pues es con mercurio del vulgo mas fino
escrito en tu pecho con mucho contento
la forma y el peso tendras de contino
y desta vna parte con diez no te miento
escrito en tu pecho con mucho contento
sera todo lapis perfecto y muy fino
y después una parte con diez, no te miento,
24 sera todo lapis perfecto y muy fino de lo postrero assi multiplicado
24
se tiene otra vez de multiplicar y de este postrero que es multiplicado vn pesso con çiento del mismo bulgar
debes otra vez también aumentar
como primero lo tienes obrado un poco con ciento del mismo metal y todo sera mediçina forçado
como primero lo tienes obrado
con que metales agora curemos y todo sera medicina forzado y al mismo mercurio tambien si queremos
con que los cuerpos asi curaremos
de la imperfection perfecto acabado.
y al mismo mercurio también seguiremos
25
de la imperfection perfecto acabado.
I ya pues que tienes como es menester
25
la piedra cumplida perfecta acabada
Y ya pues que tienes como es menester
con tanta mixtura bien alimentada
la obra cumplida, perfecta acabada,
quantos mis metros te dan á entender
con tanta tintura bien alimentada,
no ignores la forma para proçeder
cuanto mis versos te dan a entender
sobre estos metales que se an de curar
..........
pues sola una parte te puede bastar
sobre estos metales que se an de curar
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
con ciento de aquellos que as de guareçer
pues sola una parte te puede bastar que ciento, de aquello que has de (...).
26 no tomes fatiga ni tengas passion
26 no tengas trabajo ni tengas pasion
has lo que digo y entiende si quieres que cada vez que la piedra solvieres
has lo que digo y entiende si quieres pues cada vez que la obra sol vieres
y la conjelares en vna vnion diez pesos se ganan en la proieccion
y la conjelares en una union diez pesos se ganan en la proyeccion
hasta llegar a vn quento infinito pues tenlo secreto que aquesto que é escrito de todos se encubre con mucha razon
hasta llegar a vn quento infinito pues tenlo secreto que aquesto que he escrito de todos se encubre con mucha razon.
27 con esto que escabo se muestra cumplido
27
aquello que e visto con mucha verdad
Con esto, que es cabo, se muestra cumplida
da siempre loores a la trinidad
la obraque he visto con mucha verdad;
y al padre y al hijo pues que le es deuido
da siempre loores a la trinidad
y aquel que de entrambos a proçedido
al Padre y al Hijo retribuo debido
maldiga los tales que la obra descubren
y aquel que de entrambos a procedido
si no son aquellos que mucho la encubren
maldiga los tales que la obra descubren
porque a los tales no me es defendido.
si no son aquellos que mucho la encubren
28
porque a los tales no me es defendido.
No quiero me culpes en lo que e hablado
28
pues çierto te digo que es çierta verdad No quiero me culpes en lo que e hablado ni en estos mis verssos no ay contrariedad ni como los otros lo digo doblado
pues cierto te digo que es çierta verdad ni en estos mis versos no hay contrariedad
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
procura entender con mucho cuydado
ni como los otros lo digo doblado
el vaso y materias en que se a de obrar
procura entender con mucho cuydado
y no lo haciendo tu te as de engañar
el vaso y materias en que se ha de obrar
y te hallaras del todo burlado.
y no lo haciendo tu te has de engañar
Finis Veritatis.
por do te verás del todo penado. 29 Materia Son tres hermanas en una natura las dos de ellas fijas, del sol ya perfectos cuerpos se dicen lucendes, y netos, vestidos de noble y real vestidura el otro, no fijo, de materia pura de quien estos otros por línea descienden .......... .......... 30 Preparacion Despues que hiciese el tal fundamento para destruir la virtud furibunda corrompe los cuerpos por putrefaccion y el anima pasa por tal lavamiento. Mas abre los ojos del entendimiento, si hacerte quieres gentil platicante; que en baño se purga, y lava el infante; porque cuece un buen nutrimiento. 31
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
Disolucion Por tal regimiento se dicen casados el cuerpo, y el Alma que así preparaste después, que en su talamo los encerraste que en sus propias fuerzas se son esforzados; y en la primera materia tornados abrazael esposo a su dulce esposada, y queda de un hijo tan noble preñada; que vence la fuerza de los dos velados. 32 Fijacion En medio de los fuegos de mucha templanza el niño recibe entera firmeza, tanto se hace de más fortaleza, cuanto los fuegos hicieren tardanza reitera siempre la disolucion .......... veras una obra de mucha pujanza. 33 Augmentatio Cuando ya vieres salir coronado al Rey cristalino vestido de Albura mézclale el vivo con mucha mesura y con muy poca partede lo ya fijado. Sea así todo el baño tornado
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
porque se pueda en oleo tornar en muy poco tiempo veráslo fijar con el magisterio, que aquí se ha acabado Laudetur Xtus.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
- MICHAEL MAIER, "La Fuga de Atalanta", texto editado por José Rodríguez, «Azogue», nº 1, Enero- Junio 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
Michael Maier
LA FUGA DE ATALANTA PRESENTACIÓN Michael Maier: El alquimista Michael Maier (Rendsburg 1568 - ¿Magdeburgo 1631?) es uno de los cónsules máximos de la Filosofía Química. Graduado en medicina en Rostock (1697) viajó a Praga para ofrecer sus servicios a uno de los mecenas más importantes en toda la historia de la alquimia europea, el emperador germano Rodolfo II (llamado en su tiempo el Hermes Alemán). Aquella corte, plagada de Rosacruces, astrólogos y esoteristas de todo tipo, le vino como anillo al dedo y no tardó en triunfar constituyéndose en miembro del consejo real y en primer médico de cámara de su majestad. Su obra impresa apareció a lo largo de un periodo de tiempo sorprendentemente corto (1614 - 1620), apenas seis años en los que vieron la luz títulos apoteósicos de la literatura hermética como “Septimana Philosophica”, “Arcana Arcanissima”, “Viatorum”, “Lusus Scrius”, “Symbola Aureae”, “Themis Aurea”, o “De Circulo Physico Cuadrato”. Son ediciones tremendamente cuidadas, verdaderas obras de arte que hoy día alcanzan precios mareantes en librerías especializadas y en casas de subastas. De entre todas ellas la “Atalanta Fugiens” ocupa un lugar destacado para los discípulos de Hermes. La Atalanta Fugiens: Se imprimió en 1618 por Jerónimo Gallerus con edición de Juan Teodoro de Bry, y se dedicó a los miembros del consistorio imperial de Mühlhausen, especialmente a Cristóbal Reinart, jurista y conde palatino. Se trata de un libro “total” en el que se asocian imágenes, texto y música con el fin, según Maier, de abrazar a la vez los tres objetos de los sentidos más espirituales, a saber: la vista, el oído y la inteligencia misma. La composición del libro es, básicamente, la siguiente: 1º Una portada que es verdaderamente el primer emblema de todo el conjunto. Se trata de diversas escenas, distribuidas alrededor del título, en las que se escenifica el mito de Atalanta tal y como lo relata Ovidio en la Metamorfosis. Se acompaña de un largo epígrafe. 2º Un prefacio al lector, que llega hasta la página undécima, donde Maier explica el sentido de su libro y la manera en la que debe leerse. 3º Un verdadero manual hermético audiovisual en cincuenta cuadros divididos en dos partes dispuestas sobre páginas enfrentadas, a saber: a al derecha un emblema con su mote y su epigrama en latín, y a la izquierda una pieza musical (la fuga) con el mismo mote y epigrama traducidos al alemán. De la parte musical, las fugas a dos voces sobre un bajo continuo, la única que no recogemos aquí, diremos que el musicólogo Sawery las ejecutó en 1935 y realizó
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA un interesante estudio del que damos cumplida referencia para los interesados: F. H. Sawyer. “The Music in Atalanta Fugiens, Prelude to Chemistry”. J. Read. Londres. 1961.
José Rodríguez Guerrero ATALANTA FUGIENS
ES DECIR, NUEVOS EMBLEMAS SOBRE LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA QUÍMICA, ACOMODADOS EN PARTE A LOS OJOS Y AL INTELECTO CON FIGURAS INCISAS EN COBRE, CON SUS EPIGRAMAS Y NOTAS; EN PARTE AL OÍDO Y AL RECREO DEL ÁNIMO CON UNAS CINCUENTA FUGAS MUSICALES A TRES VOCES, DOS DE LAS CUALES SE CORRESPONDEN PARA SER CANTADAS EN DÍSTICOS CON UNA SOLA MELODÍA, NO SIN ALEGRÍA SINGULAR PARA LA VISTA, LA LECTURA, LA MEDITACIÓN, EL PENSAMIENTO, EL JUICIO, EL CANTO Y EL OÍDO Autor Michael Maier, Medico de su Majestad, al Consistorio Imperial, OPPENHEIM 1618 I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
EPIGRAMA DEL AUTOR Llevó el inteligente muchacho las tres manzanas del Huerto de las Hespérides que le había regalado la diosa Cipris, y las puso en el suelo ante la carrera de la virgen en fuga para que se demorara recogiéndolas. Ahora brilla ésta, luego ésa, después aquélla, él ha esparcido los áureos dones por el suelo delante de la que va más rápida que los Euros. Así demoró los pasos de la joven, a la que hizo detenerse, y luego reemprender la carrera. Cuando el amante hubo repetido tres veces la añagaza, Atalanta se entregó como premio a su vencedor. Hipómenes es la virtud del azufre; ella el mercurio volátil, la hembra vencida en la carrera por el macho. Luego que estos se abrazan por causa del deseo amoroso en el santuario de Cibeles, encienden la ira de la diosa, que para castigarlos viste a ambos con piel de león, por lo que sus cuerpos enrojecen y se vuelven fieras. A fin de expresar fielmente las escenas de esta carrera, mi musa te ofrece una fuga a tres voces: una permanece única y corresponde a la voz de las
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA manzanas; la otra, a la que huye, y la tercera, a quien la sigue. Esto es para tus oídos, y hay algunos emblemas para que los tengas ante los ojos, pero de ahí ha de sacar la razón las señales arcanas. Estos objetos son llevados a los sentidos para que, utilizados como reclamos, el intelecto recoja las preciosidades recogidas en ellos. La superficie de la tierra tiene toda clase de riquezas, y la medicina posee la de la salud: el león doble puede proporcionarlo todo en abundancia. EMBLEMA I. De Secretis Natura. El viento lo ha llevado en su vientre
EPIGRAMA I Si el embrión que está encerrado en el ventoso vientre de Bóreas llega a ser dado a luz vivo, él sólo, con su arte, con su mano, su fuerte cuerpo y su mente podrá superar todos los trabajos de los héroes. No sería para ti como un Caeso, ni como un inútil aborto, ni como un Agripa, sino un nacido bajo buena estrella. EMBLEMA II. De Secretis Natura. La tierra es su nodriza
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
EPIGRAMA II Según parece, Rómulo estrujó las ásperas ubres de una loba y Júpiter las de una cabra. Si se ha dado crédito a estos hechos, ¿qué tiene de extraño que nosotros digamos que la tierra nutrió con su leche a la tierna prole de los sabios?. Si tan grandes héroes se alimentaron de unas simples bestias, ¿cuán grande no será auquél al que sirvió de nodriza el globo terrestre? EMBLEMA III. De Secretis Natura. Como la mujer lavando los paños, así debes hacer
EPIGRAMA III
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA Tu que gustas de escrutar los arcanos ocultos, no permanezcas impávido y toma como ejemplo todo lo que pueda ayudarte. ¿Acaso no ves que la mujer limpia las manchas de los paños añadiéndoles agua caliente?. Imítala y así no trabajarás en vano en tu arte, pues el agua se lleva la suciedad del cuerpo negro. EMBLEMA IV. De secretis Natura. Junta al hermano con la hermana y ofréceles un filtro de amor
EPIGRAMA IV No habría en el mundo tanta cantidad de hombres si al hermano no se le hubiera dado su hermana como primera esposa. Por ello, une de buen grado a dos hijos de los mismos padres, de modo que sean marido y mujer en el lecho. Dales de beber a ambos un licor nectarino como filtro de amor y engendrarán la esperanza de un hijo EMBLEMA V. De Secretis Natura. Pon un sapo sobre los pechos de una mujer para que lo amamante. Y que muera la mujer y engorde el sapo con su leche
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
EPIGRAMA V Póngase un gélido sapo en un pecho femenino, que beba la leche como si fuera un niño. Que crezca y se inche sobre la ubre vaciada, y la mujer enferma ponga fin a su vida. De ahí harás una noble medicina que arrancará la ponzoña del corazón humano y detendrá la corrupción EMBLEMA VI. De Secretis Natura. Sembrad vuestro oro en la tierra blanca foliada
EPIGRAMA VI Los campesinos arrojan sus semillas a la tierra seminal cuando ha sido foliada (foliata) por sus azadones. Los filósofos enseñaron a sembrar el oro en campos níveos que tienen el espesor de una leve hoja. Cuando tú hagas esto I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA pon mucha atención, porque verás que el oro germina de manera similar al trigo EMBLEMA VII. De Secretis Natura. Suele suceder que el pollo que sale volando del nido, cae de nuevo en él
EPIGRAMA VII El pájaro de Júpiter construyó su nido en un peñasco hueco donde ocultó y alimentó a sus pollos. Uno de ellos quiso elevarse en el aire con sus leves alas, pero fue detenido por su hermano, ave aún implume. Si no quieres trabajar en vano úneles la cabeza con la cola, y así el volador permanecerá en el nido que había abandonado EMBLEMA VIII. De Secretis Natura.
Toma el huevo y golpéalo con la espada de fuego
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ALQUIMIA
EPIGRAMA VIII Hay un ave en el mundo superior a todas, preocúpate sólo de encontrar su huevo aquél donde la tierra clara circunda a la yema amarilla. Atácalo hábilmente con una espada ardiente (que Marte ayude a vulcano). El pollo que saldrá de allí será vencedor del hierro y del fuego EMBLEMA IX. De Secretis Natura. Encierra un anciano con un árbol en una casa cubierta de rocío y comiendo de su fruto se tornará joven
EPIGRAMA IX Hay en el huerto de la filosofía un árbol que da manzanas de oro, cógelo junto a nuestro anciano, encierra a ambos en una casa de cristal llena de rocío y I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA déjalos así durante muchos días. Entonces él, que antes era viejo, se saciará con el fruto del árbol hasta que ¡maravilla! se vuelva joven
EMBLEMA X. De Secretis Natura. Da fuego al fuego, mercurio al mercurio, con eso te bastará
EPIGRAMA X Todo el engranaje del mundo depende de esta cadena (catena): que todo lo que es igual se regocija con su igual. Así que únase a Mercurio con Mercurio, al fuego con el fuego, y sea esta dada a tu arte. Vulcano pone en movimiento a Hermes, pero el alígero Hermes, ¡oh, cintia!, te libera, en tanto que a tí, Apolo, tu hermana
EMBLEMA XI. De Secretis Natura. Blanquead a Latona, y romped los libros
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XI Nadie desconoce a los gemelos de Latona que, según refiere la antigüa fama, son hijos de Júpiter. Otros dicen que esta prole resultó de mezcla de la luz del sol con la de la luna, que tiene manchas negras en la cara. Disponte, pues, a blanquear a Latona y rompe sin demora los libros ambiguos que te dañan. EMBLEMA XII. De Secretis Natura. La piedra que Saturno devoró creyendo que era su hijo Júpiter fue puesta en el Helicón como recuerdo para los mortales
EPIGRAMA XII
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA ¿Quieres saber la razón de que tantos poetas canten al Helicón y de que haya quien intente escalar su cumbre?. En su cima está la piedra, monumento en el vértice, que su padre vomitó en lugar de Júpiter. Si tomas estas palabras al pie de la letra es que tu mente está enferma, pues aquella es la piedra química de Saturno EMBLEMA XIII. De Secretis Natura. El cobre de los filósofos es hidrópico y requiere ser lavado siete veces en el río, igual que el leproso Naamán en el Jordán
EPIGRAMA XIII Languideciente, el cobre de los sabios se hincha a causa de la hidropesía, por lo que busca las aguas salutíferas. Es como Naamán librándose de las huellas de la lepra en el Jordán, y se lava tres y cuatro veces en sus linfas. Así, pues, precipita en agua dulce tus cuerpos, y luego aquélla, por su virtud salutífera, arrastrará las enfermedades EMBLEMA XIV. De Secretis Natura. He aquí el dragón que se muerde la cola
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XIV La cruda hambre enseñó a los pulpos a comerse sus propias patas, y a los hombres a nutrirse de carne humana. Mientras el dragón se muerde la cola con el diente y la mete en el vientre, se convierte a si mismo en gran parte de su propio alimento. Aquel debería ser domado mediante hierro, hambre, cárcel, mientras se devore y se vomite, se mate y se vuelva a parir EMBLEMA XV. De secretis Natura. Que la obra del alfarero, consistente en lo seco y en lo húmedo, te ilustre
EPIGRAMA XV
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA Mira con cuánta rapidez da forma el ceramista a sus vasos con el torno, mientras con el pie mezcla la arcilla con el agua. En dos cosas tiene depositada su confianza: en que, con su arte, el líquido atempere la sed de los secos polvos. Haz tú lo mismo, estando más asesorado con con este ejemplo: que el agua no domine a la tierra ni sea dominada por ella EMBLEMA XVI. De Secretis Natura. Las plumas que un león no tiene, las tiene el otro
EPIGRAMA XVI El león, vencedor de los cuadrúpedos, fuerte de pecho y uña, lucha sin miedo y desdeña la huida. Únele por las patas con una leona alada, la cual vuela y quiere arrastrar consigo al macho. Pero él está en el suelo, inamovible, y retiene a la voladora. Que esta imagen de la naturaleza te muestre el camino EMBLEMA XVII. De Secretis Natura. La cuádruple órbita que rige la obra del fuego
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XVII Tú, que imitas la obra de la Naturaleza, debes buscar cuatro esferas, en cuyo actúa un leve fuego. La inferior ha de referirse a Vulcano; la otra, que muestre a las claras a Mercurio; la tercera que tenga a la Luna; la cuarta, la tuya, a Apolo, que se entiende como el fuego de la Naturaleza. Que esta cadena oriente a tus manos en el arte EMBLEMA XVIII. De Secretis Natura. El fuego gusta de arder, no de aurificar, como hace el oro
EPIGRAMA XVII
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ALQUIMIA Si algo es principio activo de la Naturaleza, pone sus fuerzas en movimiento y desea multiplicarlas. Así, el fuego hace todas las cosas ígneas, y no hay nada que dé una obra noble sin ayuda. El oro no quema por si mismo, ni el fuego produce oro. Todas las cosas conocen dónde está su semilla EMBLEMA XIX. De Secretis Natura. Si matas a uno de los cuatro, inmediatamente morirán todos
EPIGRAMA XIX Cuatro hermanos están en pie en larga fila, uno de los cuales sustiene en la mano derecha un pedazo de tierra; otro, de agua; la porción de los restantes es de aire y de fuego. Si quieres que perezcan, mata a uno de ellos y todos serán suprimidos por la muerte de su consanguíneo, ya que los ligan mutuos vínculos de naturaleza EMBLEMA XX. De Secretis Natura. La Naturaleza enseña a la Naturaleza a vencer el fuego
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XX La llama que, como el dragón, todo lo devora, diligentemente se apresta a destruir por la fuerza la belleza eximia de la doncella. Estando ella derramando lágrimas, he aquí que es vista por azar por un varón. Él fue a ayudar a la desdichada. Adelantándose a cubrirla con el escudo, luchó con su enemigo, y la enseño a alejar del espíritu tantas asechanzas EMBLEMA XXI. De Secretis Natura. Haz con el macho y la hembra un círculo, de ahí un cuadrado, de él un triángulo; haz luego un círculo y tendrás la piedra de los filósofos
EPIGRAMA XXI I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA Que el macho y la hembra te hagan un círculo del que surja un cuadrado del mismo tamaño. Haz de éste un triángulo, que a su vez forme una esfera tocando con su curva todos los vértices: entonces nacerá la piedra. Si no comprendes con facilidad y rapidez una cosa tan sencilla tan grande, lo sabrás cuando comprendas las enseñanzas de la geometría EMBLEMA XXII. De Secretis Natura. Con el plomo vestido de blanco has de obrar como las mujeres, es decir, cuece
EPIGRAMA XXII Tú que gustas de sacar mucho rendimiento con poco trabajo, cubre de nieve el negro rostro de Saturno, y te será dada una materia blanquísima de plomo. Después de esto no queda sino una obra de mujer que coloca en al fuego las ollas, pero haz que se disuelva en tus propias aguas la trucha EMBLEMA XXIII. De Secretis Natura. Llovió oro cuando nacía Palas en Rodas y cuando el Sol se unió con Venus
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XXIII Hay una cosa admirable de la que Grecia nos da fe y que fue celebrada entre los rodios. Dicen que cayó de las nuves una lluvia de oro donde estaba el sol haciendo el amor a la diosa chipriota, y también cuando Palas salió del cerebro de Júpiter. Caiga así el oro en tal cantidad como lluvia de agua, en vaso adecuado EMBLEMA XXIV. De Secretis Natura. El lobo le ha devuelto la vida al rey y, una vez quemado, le ha devuelto a la vida
EPIGRAMA XXIV
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ALQUIMIA Ocúpate en capturar al lobo devorador, arrojándole el cuerpo del rey para saciar su apetito. Ponle, te lo ruego, donde Vulcano hace nacer el fuego, con el cual la bestia se convierta en cenizas. Hazlo una y otra vez: Así se resurgirá de la muerte, y será soberbio y de corazón leonino DISCURSO XXV. De Secretis Natura. El dragón no muere si no es muerto con la ayuda del hermano y la hermana, que son el sol y la luna
EPIGRAMA XXV No es una obra pequeña del arte el dar muerte al dragón de modo que no vuelva a alzarse vivo en el suelo. El hermano y la hermana le golpean al unísono con una maza en la cabeza, pues ninguna otra cosa le da muerte. Febo es el hermano, la hermana es Cintia; Pitón murió a manos de él, Orión de ella EMBLEMA XXVI. De Secretis Natura. El fruto de la Sabiduría humana es el árbol de la vida
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XXVI No hay mayor sabiduría en las cosas humanas que la que nos hace alcanzar una vida sana y rica. En la mano derecha lleva una larga vida en buena salud, y en la izquierda esconde montones de tesoros. Si alguno se acercara a ésta con la razón y la mano, tendrá en ella el fruto de la vida en lugar del de un árbol EMBLEMA XXXVII. De Secretis Natura. Tres cosas bastan en el magisterio: humo blanco, esto es, agua; león verde, es decir, metal de Hermes, y agua fétida
EPIGRAMA XXXVII I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA Tres son las bases del magisterio: agua fétida, vapor níveo y león de piel verde. El agua, como madre, pare y produce los otros elementos, y es la primera cosa y la última para que los sabios hagan la piedra. El león verde es el metal de Hermes; y la piedra conocida por los capítulos de los libros es la humo blanco y el agua EMBLEMA XXVIII. De Secretis Natura. El Rey se baña sentado en un baño laconiense y es liberado de la bilis por Pharut.
EPIGRAMA XXVIII El Rey Duenech (en el que brillan las armas del leon verde) hinchado por la bilis estaba atormentado por fuertes molestias. Llama junto a sí al médico Pharut, que le promete la salud y le prepara vapor de agua de la fuente. Este le lavó y relavó bajo la bóveda vítrea, hasta que toda la bilis fue arrojada con el húmedo rocío. EMBLEMA XXXIX. De Secretis Natura. Vencida la Esfinge y asesinado su padre Layo, Edipo se casa con su madre
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EPIGRAMA XXXIX Con su arte, Edipo había lanzado a la muerte a la Esfinge, que era temida por los tebanos a causa de su enigma. Ella le había preguntado quién es el que tiene cuatro pies por la mañana, dos al mediodía y tres a la caída de la tarde. El vencedor mató a Layo, que no quiso ceder el paso, y desposó a la que era su propia madre EMBLEMA XL. De Secretis Natura. De las dos aguas haz una, y será un agua de santidad
EPIGRAMA XL
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ALQUIMIA Hay dos fuentes de las que manan chorros de agua. Una, la del niño, arroja agua caliente; la otra, que se llama agua de la virgen, la tiene fría. Mezcla estas dos aguas de modo que sean una. El arroyo resultante tendrá las virtudes mezcladas de una y otra, como la fuente de Júpiter y Ammón, que al mismo tiempo es cálida y fría EMBLEMA XLI. De Secretis Natura. Venus tiñó las rosas con su sangre mientras acudía junto a Adonis, muerto por el jabalí
EPIGRAMA XLI Mirra concibió de su propio padre al hermoso Adonis, delicia de la Chipriota, al que un jabalí dio violenta muerte. Acudió Venus e, hiriéndose un pie, tiñó con su sangre la rosa que antes fue blanca. Llora la diosa (lloran los sirios, hay luto general en el orbe) y le ha enterrado entre tiernas lechugas EMBLEMA XLII. De Secretis Natura. Sean la Naturaleza, la Razón, la Experiencia y la Lectura, guía, bastón, lentes y lámpara para el que quiera aprender la química
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XLII Que la Naturaleza te guíe, y tú síguela en tu arte, porque errarás si no es la compañera de tu camino. Que la Razón te sirva de cayado, y la Experiencia te asegure las luces para que con ella puedas ver las cosas lejanas. Sea la Lectura la lámpara que despeje las tinieblas para que te guardes, prudente, del amontonamiento de cosas y palabras EMBLEMA XLIII. De Secretis Natura. Escucha lo que te dice el buitre, que de ninguna forma te engaña
EPIGRAMA XLIII
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ALQUIMIA En lo alto del monte está el buitre exclamando sin cesar: se dice que soy blanco y negro, amarillo y rojo, y no es mentira. Lo mismo le pasa a el cuervo, que suele volar sin plumas. Así pues, en la noche tenebrosa y a la luz del día, éste y aquél son el elemento principal de tu arte EMBLEMA XLIV. De Secretis Natura. Tifón despedaza a traición a Osiris y dispersa sus miembros aquí y allá, pero la ínclita Isis los ha reunido
EPIGRAMA XLIV Siria tiene a Adonis, Grecia a Dionisio, Egipto a Osiris, que no son sino el sol de la sabiduría. Está también Isis, hermana, esposa y madre de Osiris, que junta los miembros de aquél que tifón cercenó. Pero el miembro viril ha caído al mar y está perdido entre las olas, pues el azufre, lo que el azufre ha engendrado, está ausente EMBLEMA XLV. De Secretis Natura. El sol y su sombra llevan a buen término la obra
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EPIGRAMA XL El sol, clara antorcha de la bóveda celeste, no penetra los cuerpos densos; por eso en las partes que le dan la espalda permanece la sombra. Y aunque esta es la más vil de todas las cosas su uso no tiene mucha utilidad para los astrónomos. Pero el sol ha otorgado muchos dones a los filósofos, y su sombra, porque permite finalizar la obra de arte de fabricar oro EMBLEMA XLVI. De Secretis Natura. Acuden a reunirse dos águilas, una proviene del orto y la otra del ocaso
Se cuenta que Júpiter, queriendo determinar el centro exacto del mundo, envió desde Delfos dos águilas gemelas hacia las regiones de oriente y occidente.
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ALQUIMIA Según la tradición éstas volvieron a Delfos simultáneamente. Así pues, hay dos piedras gemelas que simpatizan perfectamente; una procede del orto, la otra del ocaso EMBLEMA XLVII. De Secretis Natura. Un lobo que venía de oriente y un perro de occidente se mordieron uno a otro
EPIGRAMA XLVII Del lugar por donde el sol sale un lobo viene, y del lugar por donde se hunde un perro, ambos hierven de ira. Excitados por la furia se enzarzaron con rabia al verse mordisqueándose mutuamente. Estos dos son piedras hermanas que se dan gratuitamente en todas partes, en todo tiempo y a todos. Debes conocerlas EMBLEMA XLVIII. De Secretis Natura. El rey enfermo que es cuidado por los médicos, obtiene la salud gracias a la ingestión de unas aguas
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ALQUIMIA
EPIGRAMA XLVIII Un rey poderoso en riqueza y pueblos deseó beber las aguas de una fuente, e hizo que se la trajeran sus sirvientes. Las bebió y volvió e beber y, llenas sus venas de ellas, perdió el color, siendo entonces cuidado por ilustres médicos. Habiendo sido purgado por ellos con sudores y por el vientre y la boca, ambas mejillas se le tiñeron de nuevo de rojo EMBLEMA XLIX. De Secretis Natura. El hijo de la filosofía reconoce tres padres, como Orión
EPIGRAMA XLIX
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ALQUIMIA Cuenta la fábula que Hermes, Vulcano y Febo vertieron su semen en una piel de vaca, y los tres fueron al tiempo los padres del gran Orión. Del mismo modo, dicen que la prole de la sabiduría tiene también tres padres. Se dice que el Sol es el primero, Vulcano el segundo, y el tercer padre es el que sobresale en el arte EMBLEMA L. De Secretis Natura. El dragón y la mujer se han dado mutua muerte, y se empapan en sangre simultáneamente
EPIGRAMA L Cávese una profunda tumba para el dragón venenoso, en cuyo abrazo esté bien apretada una mujer. Mientras él recoge los placeres del lecho nupcial, que ella muera, y que el dragón sea enterrada con ella en el suelo. Así se da su cuerpo a la muerte y se tiñe de sangre. Ésta es la verdadera senda para tu obra - DOM PERNETY, "SIGNOS ALQUÍMICOS Y SU SIGNIFICADO", texto editado por Miguel Gamboa Heras, «Azogue», nº 1, Enero- Junio 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
Dom Antoine-Joseph Pernety
SIGNOS ALQUÍMICOS Y SU SIGNIFICADO Aparece el signo y al lado su significado en latín. Son muy habituales en los manuscritos alquímicos o espagíricos. Servían tanto para encriptar el trabajo del alquimista (siempre celoso de su Obra) como para abreviar el trabajo de anotación
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ALQUIMIA en la práctica experimental. Los que aquí reproducimos están extraídos del "Dictionnaire Mytho-hermétique, dans lequel on trouve les allégories fabuleuses des poëtes, les métaphores, les énigmes et les termes barbares des philosophes hermétiques expliqués". Chez Delain Libraire. Paris. 1758.
Documento en formato GIF cedido por Miguel Gamboa Heras
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ALQUIMIA
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA - LIMOJON DE SAINT-DIDIER, "Carta a los Verdaderos Discípulos de Hermes", texto presentado y editado por José Rodríguez, «Azogue», nº 3, Enero - Junio 2000, URL: http://www.revistaazogue.com
Limojon de Saint-Didier
CARTA A LOS VERDADEROS DISCÍPULOS DE HERMES Presentación:
El texto que aquí traducimos al castellano se encuentra al final de volumen titulado "Le triomphe hermétique" del alquimista francés Alexandre Toussaint de Limojon, Sieur de Saint-Didier (1)donde es reproducido junto a un tratado llamado "La Antigua Guerra de los Caballeros" y a un extenso comentario en forma de charla, también obra de Saint Didier, conocido como "Plática de Eudoxio y Pirófilo". El propio Limojon reconoce su autoría en el prefacio (2). Se da el añadido de que cierra la carta a modo de firma el siguiente epitafio: "El nombre del autor se puede leer en latín en este Anagrama: DIVES SICVT ARDENS S". Ha sido el abad Nicolás Leglend du Fresnoy en su voluminosa y muy conocida "Histoire de la philosophie hermétique" (3) quien lo interpretara como SANCTVS DESIDERIVS, esto es, SaintDidier, explicando además que se trata de la misma firma que aparece en otro tratado en forma de carta también atribuido a Limojon (4) y redactada como comentario a un texto titulado "Verba Aristei Patris ad filium". José Rodríguez Guerrero
1. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON DE SAINT-DIDIER, (1689), "Le triomphe hermétique, ou la pierre philosophale victorieuse. Traitté plus complet et plus intelligible, qu'il en ait eu jusques ici, touchant le magistère hermetique", In 8°, Amsterdam, Henricus Wetstein. [segunda edición en 1699]. Abundantes datos sobre esta obra y las características de sus varias ediciones se encuentran en los catálogos especializados en alquimia: Caillet 6696; DeGuaita 505 y 1505; Duveen p.361; Ferguson II, 468; Ouvaroff 1150; Bib. Esoterica 2706; Verginelli 191; See Hall 21. 2. - "...ya nada queda por decir aquí, sino que el autor de la traducción, que lo es también del comentario, y de la carta que figura al final de este libro...", véase: - A. T. LIMOJON DE SAINT-DIDIER, "Le triomphe hermétique", (op. cit.), prefacio. 3. - N. LENGLET-DUFRENOY, (1742), "Histoire de la Philosophie Hermétique", en tres volumenes, P. Coustelier, París, cf. t. III.
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ALQUIMIA 4. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON, SIEUR DE SAINT-DIDIER, (1686), "Lettre d'un philosophe, sur le secret du grand oeuvre. Ecrite au sujet des instructions qu'Aristée à laissées à son fils, touchant le magistere philosophique. Le nom de l'auteur est en latin dans cet anagramme. Dives sicut ardens, S", In 12°, A. Moetjens, La Haye, [segunda edición: chez Laurent d'Houry París, 1688].
CARTA A LOS VERDADEROS DISCÍPULOS DE HERMES CONTIENE LAS SEIS LLAVES PRINCIPALES EN LAS QUE SE DIVIDE LA FILOSOFÍA DE HERMES
Si esta carta la hubiese redactado para convencer de la verdad de nuestra Filosofía a aquellos que se imaginan que no es más que una idea vana y una vulgar Paradoja, seguiría el ejemplo de varios maestros de este gran arte; trataría de convencer de sus errores a estos espíritus, demostrándoles la solidez de los principios de nuestra ciencia, apoyados en las leyes y en las operaciones de la naturaleza, y sólo hablaría ligeramente de lo concerniente a su práctica. Pero tengo un propósito muy diferente y sólo escribo para vosotros, sabios discípulos de Hermes y verdaderos hijos del Arte, de maera que mi único fin es serviros de guía en un camino tan difícil de andar sin perderse. Nuestra práctica es en efecto un camino en la arena, donde hay que orientarse por la estrella del Norte, más que por las huellas que pueden verse impresas en él. La confusión de los rastros, que un número casi infinito de personas dejaron en él, es tan grande y se encuentran tantos senderos diferentes, que llevan casi todos a horribles desiertos, que es casi imposible no desviarse del verdadero camino, que sólo los sabios favorecidos por el Cielo supieron felizmente descubrir y reconocer. Esta confusión detiene en seco a los hijos del arte, a unos desde el principio, a otros en la mitad de este camino Filosófico, y a algunos incluso cuando se acercan al término de este penoso viaje y empiezan a descubrir el final feliz de su empresa, pero que no se dan cuenta de que el poco camino que les falta por hacer es el más difícil. Ignoran que los envidiosos de su dicha excavaron fosos y precipicios en medio del camino y que si no conocen los rodeos secretos, con los que los sabios evitan estas peligrosas trampas, pierden lamentablemente toda la ventaja que habían conseguido, al mismo tiempo que se imaginan haber superado todas las dificultades. Os confieso sinceramente, que la práctica de nuestro arte es la cosa más fácil del mundo, no en lo que respecta a sus operaciones, sino por las dificultades que hay para aprenderlo distintamente en los libros de los Filósofos: pues si de una parte es llamada con razón juego de niños, de otra requiere que los que buscan la verdad por su trabajo y su estudio, tengan un conocimiento profundo de los Principios y de las operaciones de la naturaleza en los tres géneros; pero
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ALQUIMIA particularmente en el género mineral y metálico. Es un punto muy grande encontrar la verdadera materia que es el sujeto de nuestra obra; para ello hay que perforar mil velos oscuros en los que está envuelta; hay que distinguirla por su propio nombre entre un millón de nombres extraordinarios, con que la han designado diversamente los Filósofos; hay que comprender todas sus propiedades y juzgar todos los grados de perfección que el arte es capaz de darle; hay que conocer el fuego secreto de los sabios que es el único agente que puede abrir, sublimar, purificar y disponer la materia para ser reducida a agua; para esto hay que penetrar hasta la fuente divina del agua celeste que opera la solución, la animación y purificación de la piedra; hay que saber convertir nuestra agua metálica en aceite incombustible por la entera solución del cuerpo al que debe su origen, y para este efecto hay que hacer la conversión de los elementos, la separación y la reunión de los tres principios; hay que aprender cómo debe hacerse un Mercurio blanco y un Mercurio citrino; hay que fijar este Mercurio, alimentarlo con su propia sangre, a fin de que se convierta en azufre fijo de los Filósofos. Éstos son los puntos fundamentales de nuestro arte;. el resto de la obra se encuentra enseñada con bastante claridad en los libros de los Filósofos para que no haga falta una explicación más amplia. Como hay tres reinos en la naturaleza, hay también tres medicinas en nuestro arte, que hacen tres Obras diferentes en la práctica y que no son empero más que tres grados diferentes que elevan nuestro elixir a su última perfección. Estas importantes operaciones de las tres Obras están reservadas bajo la Llave del secreto para todos los Filósofos, a fin de que los sagrados misterios de nuestra divina Filosofía no sean revelados a los profanos; pero a vosotros, que sois hijos de la ciencia y que podéis entender el lenguaje de los Sabios, os serán abiertas las cerraduras y tendréis las Llaves de los preciosos tesoros de la naturaleza y del arte, si dedicáis todo vuestro espíritu a comprender lo que he pretendido deciros, en términos todo lo inteligibles que sea necesario, para los que están predestinados como lo estáis vosotros, al conocimiento de estos sublimes misterios. Quiero poner en vuestra mano seis Llaves con las cuales podréis entrar en el santuario de la Filosofía, abrir todos sus reductos y llegar a la comprensión de las verdades más ocultas.
PRIMERA LLAVE La primera Llave es la que abre las prisiones oscuras, en las cuales está encerrado el azufre; es ella quien sabe extraer la semilla del cuerpo y que forma la Piedra de los FiIósofos por la conjunción del varón con la hembra, del espíritu con el cuerpo, del azufre con el Mercurio. Hermes mostró claramente la operación de esta primera Llave con estas palabras: De cavernis metallorum occultus est, qui lapis est venerabilis, colore splendidus, mens sublimis, et mare patens; esta piedra tiene un resplandor brillante, contiene un espíritu de origen sublime, es el mar de los Sabios, en el cual pescan su misterioso pez. El mismo Filósofo señala aún más particularmente el nacimiento de esta admirable Piedra, cuando dice: Rex ab igne veniet, ac conjugio gaudebit, et occulta patebunt. Es un Rey coronado de gloria que nace en el fuego, que se complace con la unión a la esposa que le ha sido dada, es esta unión la que pone de manifiesto lo que antes estaba. oculto. Pero antes de seguir adelante, tengo que daros un consejo que no os será de poca utilidad, y es que penséis que como las operaciones de cada una de las tres obras tienen muchas analogías y relaciones entre sí, los Filósofos hablan adrede de ellas en términos equívocos, a fin de que los que no tienen ojos de lince, se desorienten y se pierdan en este laberinto, del que es muy difícil salir. En efecto,
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ALQUIMIA cuando uno se imagina que hablan de una obra, tratan frecuencia de otra; tened pues cuidado de no dejaros engañar: pues es verdad que en cada obra debe el sabio Artista disolver el cuerpo con el espíritu, debe cortar la cabeza del cuervo, blanquear el negro y enrojecer el blanco; sin embargo, es propiamente en la primera operación que el Sabio Artista corta la cabeza. al negro dragón y al cuervo. Hermes dice que es aquí donde comienza nuestro arte: quod ex corvu nascitur, hujus artis est principium. Considerar que es por la separación del humo negro, sucio y hediendo del negro muy negro, que se forma nuestra piedra astral, blanca y resplandeciente que contiene en sus venas la sangre del pelícano; es con esta primera purificación de la Piedra y con esta blancura reluciente que termina la primera Llave de la primera obra.
SEGUNDA LLAVE La segunda Llave disuelve el compuesto o la Piedra y empieza la separación de los Elementos de una manera Filosófica; esta separación de los elementos sólo se hace elevando las partes sutiles y puras por encima de las partes crasas y terrestres. El que sabe sublimar la Piedra Filosóficamente, merece con justo titulo el nombre de Filósofo, puesto que conoce el fuego de los Sabios, que es el único instrumento que puede operar esta sublimación. Ningún Filósofo ha revelado jamás abiertamente este fuego secreto y este poderoso agente que opera todas las maravillas del arte; el que no lo comprenda y que no sepa distinguirlo por los caracteres con los cuales he tratado de describirlo en la plática de Eudoxio y Pirófilo, debe detenerse aquí y rogar a Dios que le ilumine, pues el conocimiento de este secreto es más bien un don del Cielo que una luz adquirida por la fuerza del razonamiento; que lea sin embargo los escritos de los Filósofos, que medite sobre ellos y especialmente que rece; no hay ninguna dificultad que no sea aclarada por el trabajo, la meditación y la oración. Sin la sublimación de la Piedra, la conversión de los Elementos y la extracción de los principios es imposible; y esta conversión, que hace agua de la tierra, aire del agua, y fuego del aire, es el único camino por el cual puede hacerse y prepararse nuestro Mercurio. Aplicaos pues a conocer este fuego secreto que disuelve la Piedra naturalmente y sin violencia, y hace. que se resuelva en agua en el gran mar de los Sabios por la destilación que se hace de rayos del sol y de la luna. De esta manera, la Piedra, que según Hermes es la viña de los Sabios, se convierte en su vino, que produce, por las operaciones del arte, su agua de vida rectificada y su vinagre muy agrio. Este padre de nuestra Filosofía exclama ante este misterio: Benedicta aquina forma, quae Elementa dissolvis!. Los elementos de la Piedra no pueden ser disueltos salvo por este agua absolutamente divina, y de la que sólo puede hacerse una perfecta disolución después de una digestión y putrefacción proporcionada con la que termina la segunda Llave de la primera obra.
TERCERA LLAVE La tercera Llave comprende ella sola una serie de operaciones más larga que todas las otras juntas: los Filósofos hablaron muy poco de ella, aunque de ella depende la perfección de nuestro Mercurio; incluso los más sinceros, como Artephius, el Trevisano, Flamel, pasaron en silencio las preparaciones de nuestro Mercurio y casi no se encuentra uno que no haya dado por supuesta, en vez de enseñarla, la más larga y más importante de las operaciones de nuestra práctica. Con el propósito de daros la mano en esta parte del camino que vais a recorrer,
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ALQUIMIA donde a falta de luz es imposible seguir la verdadera ruta, me extenderé más de lo que hicieron los Filósofos, sobre esta tercera Llave, o al menos seguiré por orden lo que dijeron ellos sobre este tema, tan confusamente que sin una inspiración del Cielo o sin el auxilio de un fiel amigo, permanecemos indudablemente en este Dédalo, sin poder encontrar una salida feliz. Estoy seguro de que vosotros, que sois los verdaderos hijos de la ciencia, obtendréis una grandísima satisfacción de la aclaración de estos misterios ocultos, que se refieren a la separación y la purificación de los principios de nuestro Mercurio, que se hace con una perfecta disolución y glorificación del cuerpo al que debe su nacimiento y por la unión íntima del alma con su cuerpo cuyo espíritu es el único lazo que opera esta conjunción; allí está la intención y el punto esencial de las operaciones de esta llave, que termina con la generación de una nueva sustancia infinitamente más noble que la primera. Después que el sabio Artista ha hecho salir de la Piedra una fuente de agua viva, ha exprimido el jugo de la vid de los Filósofos y ha hecho su vino, debe observar que en esta sustancia homogénea, que aparece en la forma del agua, hay tres sustancias diferentes y tres principios naturales de todos los cuerpos, sal, azufre y Mercurio, que son el espíritu, el alma y el cuerpo; y aunque parezcan puros y perfectamente unidos entre sí, falta todavía mucho para que lo estén; pues cuando por destilación extraemos el agua, que es el alma y el espíritu, el cuerpo permanece en el fondo del vaso como una tierra muerta, negra y feculenta, la cual no hay empero que desdeñar; pues, en nuestro sujeto, no hay nada que no sea bueno. El Filósofo Juan Pontanus sostiene que lo superfluo de la Piedra se convierte en una verdadera esencia, que el que pretende separar algo de nuestro sujeto, no conoce nada de la Filosofía, y que todo lo que hay de superfluo, de inmundo, de feculento, y en fin toda la sustancia del compuesto, se perfecciona por la acción de nuestro fuego. Esta opinión abre los ojos a los que, para hacer una exacta purificación de los elementos y de los principios, se convencen de que sólo hay que tomar lo sutil y rechazar lo espeso; pero los hijos de la ciencia no deben ignorar que el fuego y el azufre están ocultos en el centro de la tierra, y que es preciso lavarla exactamente con su espíritu, para extraer el bálsamo, la sal fija, que es la sangre de nuestra Piedra; he aquí el misterio esencial de esta operación, la cual sólo se cumple después de una digestión adecuada y una lenta destilación. Seguid, pues, hijos del arte, el precepto que os da el veraz Hermes, que dice en este lugar, oportet autem nos cum hac aquina anima ut formam sulphuream possideamus, aceto nostro eam miscere; cum enim compositum solvitur, clavis est restaurationis. Sabéis qué no hay nada más opuesto que el fuego y el agua, sin embargo, es necesario que el sabio Artista haga la paz entre unos enemigos, que en el fondo se aman ardientemente. El Cosmopolita dijo el medio de hacerlo en pocas palabras: Purgatio ergo rebus, fac ut ignis et aqua amici fiant ;, quod in terra sua, quae cum iis ascenderat, facile facient. Prestad pues atención a este punto, abrevad con frecuencia la tierra con su agua y obtendréis lo que buscáis. ¿No es preciso que el cuerpo sea disuelto por el agua y que la tierra sea penetrada por su humedad, para que esté en condiciones para la generación? Según los Filósofos, el espíritu es Eva; el cuerpo es Adán; ambos deben unirse para la propagación de su especie. Hermes dijo lo mismo en otros términos: Aqua namque fotissima est natura, quae transcendit, et fixam in corpore naturam excitat; hoc est laetificat. En efecto, estas dos sustancias, que son de una misma naturaleza, pero de dos sexos distintos, se abrazan con el mismo amor, y la misma satisfacción que el varón y la hembra, y se elevan insensiblemente juntos, dejando tan sólo unas cuantas heces en el fondo del vaso; de suerte que el alma, el espíritu y el cuerpo, después de una exacta depuración, parecen al fin inseparablemente unidos en una formal más noble y más perfecta de lo que era antes, y tan diferente de la primera forma líquida como el Alcohol de vino exactamente rectificado y agudizado con su sal, es diferente de la sustancia del vino, del que ha sido extraído; esta comparación no es solamente muy justa, sino que además proporciona a los hijos de la ciencia un conocimiento preciso de las operaciones de esta tercera Llave.
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ALQUIMIA Nuestra agua es una fuente viva que brota de la piedra por un milagro natural de nuestra Filosofía. Omnium primo est aqua,, quae exít de hoc lapide. Fue Hermes quien pronunció esta gran verdad. Reconoce, además, que este agua es el fundamento de nuestro arte. Los Filósofos le dan varios nombres; pues ora le llaman vino, ora agua de vida, ora vinagre, o bien aceite, según los diferentes grados de preparación o según los diversos efectos que es capaz de producir. Os advierto, sin embargo, que es propiamente el vinagre de los sabios, y que en la destilación de este divino licor, ocurre lo mismo, que en la del vinagre común; podéis sacar de esto una gran instrucción; el agua y la flema suben las primeras; la sustancia oleosa, en la cual consiste la eficacia de nuestra agua, viene la última. Es esta sustancia intermedia entre la tierra y el agua la que, en la generación. del hijo Filosófico, hace la función de varón; Hermes nos lo hace observar perfectamente con estas palabras inteligibles: Unguentum mediocre, quod est ignus, est medium inter foecent, et aquam. No se contenta con dar estas luces a sus discípulos, sino que les enseña además en su Tabla de Esmeralda de qué manera deben conducirse en esta operación. Separabis terram ab igne; subtile ac spisso suaviter, magno cum ingenio. Tened cuidado sobre todo de no apagar el fuego de la tierra con las aguas del diluvio. Esta separación, o más bien esta extracción debe hacerse con muy buen criterio. Es pues necesario disolver enteramente el cuerpo, para extraer de él toda su humedad, que contiene este azufre precioso, este bálsamo de la naturaleza y este ungüento maravilloso, sin el cual no podéis esperar ver nunca en vuestro caso esta negrura tan deseada por todos los Filósofos. Reducid pues todo el compuesto a agua, y haced una unión perfecta de lo volátil con lo fijo; es un precepto de Senior, que merece que le prestéis atención. Supremus fumus, dice, ad infimum reduci debet, et divina aqua Rex est de coelo descendens, reductor animas ad suum corpus est, quod demum a morte vivificat. El bálsamo de la vida está oculto en estas heces inmundas, debéis lavarla con el agua celeste hasta que le hayáis quitado la negrura, y entonces vuestra agua será animada por la esencia ígnea que opera todas las maravillas de nuestro arte. No puedo daros sobre esto consejos mejores, que los del gran Trismegisto. Oportet ergo vos ab aqua fumum superexistentem, ab unguento nigredinem, et a foece mortem depeller; pero el único medio de triunfar en esta operación os lo enseña el mismo Filósofo, que añade inmediatamente después: et hoc disolutione, quo peracto, maximan habemus Philosophiam, et omnium secretorum secretum. Pero a fin de que no os engañéis con el término de compuesto, os diré que los Filósofos tienen dos clases de compuestos. El primero es el compuesto de la naturaleza, que es aquel del que he hablado en la primera Llave; pues es la naturaleza quien lo hace de una manera incomprensible para el Artista, que no hace más que prestar su ayuda a la naturaleza para la administración de las cosas externas, mediante lo cual da a luz y produce este admirable compuesto. El segundo es el compuesto de arte; es el sabio quien lo hace por, la unión íntima de lo fijo con lo volátil perfectamente conjuntados, con toda la prudencia que se puede adquirir por las luces de una profunda Filosofía; el compuesto del arte no es en modo alguno el mismo en la segunda y en la tercera Obra, aunque es siempre el artista quien lo hace. Geber lo definió como una mezcla de azogue y azufre, es decir de lo volátil y lo fijo, que actuando el uno sobre el otro, se volatilizan y se fijan recíprocamente hasta una perfecta fijeza. Considerad el ejemplo de la naturaleza, y veréis que la tierra no produciría jamás fruto, si no estuviese empapada de su humedad, y que la humedad sería siempre estéril, si no fuese retenida y fijada por la sequedad de la tierra. Debéis estar, pues, seguros de que no se puede tener éxito alguno en nuestro arte, si en la primera obra no purificáis la serpiente nacida del limo de la tierra, si no blanqueáis estas heces feculentas y negras, para separar de ellas el azufre
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ALQUIMIA blanco, la sal amónica de los sabios; que es su casta Diana que se lava en el baño. Todo este misterio no es más que la extracción de la sal fija de nuestro compuesto en el cual consiste toda la energía de nuestro Mercurio. El agua que se eleva por destilación, se lleva consigo una parte de esta sal ígnea, de suerte que el derramamiento del agua sobre el cuerpo repetida varias veces, impregna, engorda y fecunda nuestro Mercurio, y lo pone en condiciones de ser fijado; lo cual es el fin de la segunda obra. No se podría exponer mejor esta verdad, como lo hizo Hermes con estas palabras: Cum viderem quod aquas sensim crassior, duriorque fieri inciperet, gaudebam; certo enim sciebam, ut invenirem quod quaerebam. Aunque no tuvieseis, más que un conocimiento muy mezquino de nuestro arte, lo que acabo de deciros sería más que suficiente para haceros comprender que todas las operaciones de esta Llave, que pone fin a la primera obra no son otras que digerir, destilar, cohobar, disolver, separar y unir el todo con suavidad y paciencia: de esta suerte no obtendréis únicamente una extracción entera del jugo de la vid de los sabios, sino que poseeréis también su verdadera agua de vida y os advierto que cuanto más la rectifiquéis y más la trabajéis, adquirirá más penetración y más virtud; si los filósofos le dieron el nombre de agua de vida, es porque da la vida a los metales; se la llama con justicia la gran lunar, a causa del esplendor con que brilla; la llaman también sustancia sulfúrea, bálsamo, goma, humedad viscosa, vinagre muy agrio de los Filósofos, etcétera. No sin razón los Filósofos dan a este licor Mercurial el nombre de agua póntica y de vinagre muy agrio; su ponticidad exuberante es el verdadero carácter de su virtud; sucede además, como ya he dicho, en su destilación lo mismo que ocurre en la del vinagre, la flema y el agua suben las primeras, las partes sulfurosas y salinas se elevan las últimas; separad la flema del agua, reunid el agua y el fuego, el Mercurio con el azufre, y veréis al fin el negro muy negro, blanquearéis el cuervo y enrojeceréis el cisne. Como sólo os hablo a vosotros, verdaderos discípulos de Hermes, quiero revelaros un secreto que no encontraréis enteramente en los libros de los Filósofos. Unos se contentaron con decir que de su licor se hacen dos Mercurios, uno blanco y el otro rojo. Flamel dijo más particularmente que hay que emplear el Mercurio citrino, para hacer las absorciones al rojo; advirtió a los hijos del arte que no debían engañarse sobre este punto, asegura también que se habría engañado él mismo, si Abraham Judío no le hubiese avisado. Otros Filósofos enseñaron que el Mercurio blanco es el baño de la luna y que el Mercurio rojo es el baño del sol: pero ninguno de ellos quiso mostrar claramente a los hijos de la ciencia de qué manera pueden obtener estos dos Mercurios: si me habéis comprendido bien, estáis ya ilustrados sobre este punto. La luna es el Mercurio rojo, pero para determinar mejor estos dos Mercurios, alimentadlos con una carne de su especie, la sangre de los inocentes degollados, es decir, los espíritus de los cuerpos, son el baño, donde el sol y la luna van a bañarse. Os he revelado un gran misterio, si reflexionáis bien sobre ello, los Filósofos que hablaron de ello pasaron muy ligeramente sobre este punto importante: el Cosmopolita lo tocó un modo muy espiritual mediante una ingeniosa alegoría del Mercurio: Hoc fiet, dice, si seninostro aurum et argentum deglutire davis, ut ipse consumat illa, et tandem ille etiam moriturus comburatur. Acaba de describir todo el Magisterio en estos términos: Cineres ejus spargantur in aquam, coquito eam donec satis est, et habes medicinam curandi lepram. No debéis ignorar que nuestro anciano es nuestro Mercurio; que este nombre le conviene porque es la materia prima de todos los metales; el mismo Filósofo dice que es su agua, a la cual da el nombre de acero y de imán, y añade para confirmar mejor lo que acabo de descubriros: Si undecies coit aurum cum eo, emittit suum semen, et debilitatur fere ad mortem usque; concipit chalybs, et generat filium patre clariorem. He aquí,
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ALQUIMIA pues, un gran misterio que os revelo sin ningún enigma; ahí está el secreto de los Mercurios, que contienen las dos tinturas. Guardadlas separadamente y no confundáis sus especies, por miedo de que no procreen una estirpe monstruosa. No solamente os hablo de un modo más inteligible que jamás hiciera ningún Filósofo, sino que también os revelo cuanto hay de más esencial en la práctica de nuestro arte: si meditáis sobre esto, si os aplicáis en comprenderlo bien; pero sobre todo si trabajáis con las luces que os doy, no dudo en modo alguno de que obtendréis, lo que buscáis, y si no alcanzáis estos conocimientos por el camino que os indico, tengo la seguridad de que difícilmente llegaréis a vuestro fin con la sola lectura de los Filósofos. No desesperéis pues de nada; busca la fuente del licor de los sabios que contiene todo lo que es necesario para la obra, está oculto debajo de la piedra, golpead encima con la Verga del fuego mágico, y brotará una clara fuente, haced después lo que os he mostrado, preparad el baño del Rey con la sangre de los Inocentes, y tendréis el Mercurio de los sabios animado, que no pierde jamás sus virtudes si lo guardáis en un vaso bien cerrado. Hermes dice que hay tanta simpatía entre los cuerpos purificados y los espíritus, que no se abandonan jamás una vez han sido unidos; porque esta unión es parecida a la del alma con el cuerpo glorificado, después de la cual nos enseña la fe que no volverá a haber separación ni muerte. Quia spiritus, ablutis corporibus desiderant inesse, habitis autem ipsis, eos vivificant, et in iis habitant. Veis por esto el mérito de este precioso licor, al cual dieron los Filósofos mil nombres diferentes; es el agua de vida de los sabios, el agua de Diana, la gran lunar, el agua de azogue; es nuestro Mercurio, nuestro aceite incombustible que se congela con el frío como el hielo y se licúa como mantequilla con el calor; Hermes lo llama tierra enramada o tierra de hojas, no sin mucha razón, pues si la observáis bien, advertiréis que está llena de hojas; en una palabra, es la fuente clarísima que menciona el conde Trevisano; es, en fin, el gran Alkaest que disuelve radicalmente los metales; es la verdadera agua permanente que después de haberlos disuelto, se une inseparablemente a ellos y aumenta su peso y su tintura.
CUARTA LLAVE La cuarta Llave del arte es la entrada de 1a segunda obra, es ella quien reduce nuestra agua en tierra, no hay más que esta sola agua en mundo que por una simple cocción pueda ser convertida en tierra, porque el Mercurio de los sabios lleva en su centro su propio azufre que lo coagula. El aterramiento del espíritu es la única operación de esta obra; coced pues paciencia; si habéis procedido bien, no pasará mucho tiempo sin que veáis las señales de esta coagulación, y si éstas no aparecen a su tiempo, no aparecerán jamás, porque es un signo indudable de que habéis fallado en algo esencial, en las primeras operaciones, pues para corporificar el espíritu que es nuestro Mercurio, hay que haber disuelto bien el cuerpo en el cual está enterrado el azufre que coagula el Mercurio. Hermes asegura que nuestra agua Mercurial habrá adquirido todas las virtudes que los Filósofos le atribuyen, cuando se haya cambiado en tierra. Vis ejus integra est, si in terram conversa fuerit. Tierra admirable por su fecundidad, tierra de promisión de los Sabios, los cuales al saber hacer que caiga el rocío del cielo sobre ella, le hacen producir frutos de precio incalculable. El Cosmopolita expresa muy bien las ventajas de esta tierra bendita. Qui scit aquam congelare calido, et spiritum cum ea jungere, certerem inveniet millesies pretiosiorem auro, et omni re. Nada se acerca al mérito de esta tierra y de este espíritu perfectamente aliados, según las reglas de nuestro arte; son el verdadero Mercurio y el verdadero azufre de los Filósofos, el varón vivo y la hembra viva que contienen la semilla, única que puede procrear un hijo más ilustre que sus padres. Cultivad pues cuidadosamente esta preciosa tierra; regadla a
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ALQUIMIA menudo con su humedad, secadla otras tantas veces y no aumentaréis menos sus virtudes que su peso y su fecundidad.
QUINTA LLAVE La quinta llave de nuestra obra es la fermentación de. la Piedra con el cuerpo perfecto para hacer de ella la medicina del tercer orden. No diré nada en particular sobre la operación de la tercera obra, sino que el cuerpo perfecto es una levadura necesaria para nuestra pasta: que el espíritu debe hacer la unión de la pasta con la levadura, de la misma manera que agua destempla la harina, y disuelve la levadura, para componer una pasta fermentada adecuada para hacer pan. Esta comparación es muy justa, y fue Hermes el primero en hacerla. Sicut enim pasta sine fermentari potest; sic cum corpus sublimaveris, mundaveris, et turpitudinem. a foece separaveris; cum conjungere volueris, pone in eis fermentum, et aquam terram confice, ut pasta fiat fermentum. Con respecto a la fermentación repite aquí el Filósofo toda la obra, y muestra que lo mismo que la Masa de la pasta se convierte toda en levadura por la acción del fermento que le ha sido añadido, así toda confección Filosófica se convierte por esta operación en una levadura adecuada para fermentar una nueva materia y multiplicarla hasta el infinito. Si observáis bien de qué manera se hace el pan, encontraréis las proporciones que debéis guardar entre las materias que componen vuestra pasta Filosófica. ¿Acaso no ponen los panaderos más harina que levadura, y más agua que levadura y harina? Las leyes de la naturaleza son las leyes que debéis seguir en la práctica de todo nuestro Magisterio. Os he dado todas las instrucciones que necesitáis sobre todos los puntos principales; de suerte que sería superfluo deciros más, particularmente en lo que respecta a las últimas operaciones sobre las cuales han sido los Filósofos mucho menos reservados que sobre las primeras que son los fundamentos del arte.
SEXTA LLAVE La sexta Llave enseña la multiplicación de la Piedra por la reiteración de la misma operación que sólo consiste en abrir y cerrar, disolver y coagular, embeber y secar, con lo que las virtudes de la piedra aumentan hasta el infinito. Como mi propósito no ha sido describir completamente la práctica de las tres medicinas, sino solamente instruiros sobre las operaciones más importantes, referentes a la preparación del Mercurio, que los Filósofos pasan generalmente en silencio para ocultar a los profanos misterios que sólo son para los sabios, no me detendré más en este punto, y no os diré nada más de lo que concierne a la proyección de la medicina, porque el éxito que esperáis no depende de esto; sólo os he dado instrucciones muy amplias sobre la tercera Llave, a causa de que ésta comprende una larga serie de operaciones, las cuales, aunque simples y naturales, no dejan de requerir una gran comprensión de las leyes de la naturaleza y de las cualidades de nuestra materia, así como un perfecto conocimiento de la química y de los diferentes grados de calor que convienen a estas operaciones. Os he conducido por el camino recto sin ninguna desviación, y habéis observado bien la ruta que os he trazado, estoy seguro de que iréis directamente al fin sin extraviaros. Agradecedme la intención que he tenido de ahorraros mil trabajos y mil fatigas, que yo mismo experimenté en este penoso viaje, a falta de una ayuda
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ALQUIMIA parecida a la que os brindo en esta carta, fruto de un corazón sincero y de un tierno afecto por todos los verdaderos hijos de la ciencia. Os compadecería mucho si, como yo, después de haber conocido la verdadera materia, pasarais quince años enteramente dedicados al trabajo, al estudio y a la meditación, sin poder extraer de la Piedra el jugo precioso, que ella encierra en su seno, por no conocer el fuego secreto de los Sabios que hace fluir de está planta, seca y árida en apariencia, un agua que no moja las manos, y que por la unión mágica del agua seca del mar de los Sabios, se resuelve en un agua viscosa, en un licor Mercurial que es el principio, el fundamento y la llave de nuestro arte: convertid, separad y purificad los elementos, como yo os he enseñado, y poseeréis el verdadero Mercurio de los Filósofos, que os dará el azufre fijo y la medicina universal. Pero ya os he advertido que cuando hayáis llegado al conocimiento del fuego secreto de los sabios, no habréis llegado empero al final de la primera carrera. Yo estuve vagando varios años por el camino que queda por hacer para llegar a la fuente misteriosa donde el Rey se baña, se rejuvenece, y emprende una nueva vida exenta de toda clase de dolencias; es preciso que sepáis además de esto purificar, calentar y animar este baño Real: para daros la mano en este camino secreto, me he extendido en la tercera Llave, de la cual se deducen todas estas operaciones. Espero de todo corazón, que las instrucciones que os he dado os hagan ir directamente al fin. Pero recordad, hijos de la ciencia, que el conocimiento de nuestro Magisterio viene más de la inspiración del Cielo, que de las luces que podamos adquirir por nosotros mismos. Esta verdad es reconocida por todos los Filósofos: por esto no basta con trabajar; orad asiduamente, leed los buenos libros y meditad noche y día sobre las operaciones de la naturaleza y sobre lo que ésta puede ser capaz de hacer cuando es ayudada por el apoyo de nuestro arte y por este medio triunfaréis sin duda en vuestra empresa. Esto es cuanto tenía que deciros en esta carta; no he querido haceros un discurso muy extenso, tal como parece exigir la materia, pero cuanto os he dicho es esencial en nuestro arte, de suerte que si conocéis nuestra Piedra, que es la única materia de nuestra Piedra, y si tenéis el conocimiento de nuestro fuego que es secreto y natural al mismo tiempo, tenéis 1as llaves del arte y podéis calcinar nuestra Piedra, no por la calcinación ordinaria que se hace por la violencia del fuego, sino por una calcinación Filosófica que es puramente natural. Observad ahora con los más ilustrados Filósofos, que hay una diferencia entre la calcinación ordinaria que se hace a fuerza de fuego y la calcinación natural, y es que la primera destruye el cuerpo y consume la mayor parte de su humedad radical, mientras que la segunda no sólo conserva la humedad del cuerpo al calcinarlo, sino que lo aumenta considerablemente. La experiencia os hará conocer en la práctica esta gran verdad, pues encontraréis en efecto que esta calcinación Filosófica que sublima y destila la Piedra calcinándola, aumenta en mucho su humedad: la razón es que el espíritu ígneo del fuego natural se materializa en las sustancias que le son análogas. Nuestra piedra es un fuego astral, que simpatiza con el fuego natural y que, como una verdadera salamandra, nace, se alimenta y crece en el fuego Elemental que les es geométricamente proporcionado. El nombre del autor se puede leer en latín en este Anagrama: DIVES SICUT ARDENS S....
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ALQUIMIA - LIMOJON DE SAINT-DIDIER, "Plática de Eudoxio y Pirófilo", texto presentado y editado por José Rodríguez, «Azogue», nº 3, Enero - Junio 2000, URL: http://www.revistaazogue.com
Limojon de Saint-Didier
PLÁTICA DE EUDOXIO Y PIRÓFILO Presentación:
La "Plática de Eudoxio y Pirófilo" está pensada como un comentario dedicado a un texto anónimo titulado "La Antigua Guerra de los Caballeros" que conoció cierta difusión en idioma alemán y francés durante el siglo XVII. Ambos tratados se incluyen, complementándose, en un mismo volumen conocido como "Le triomphe hermétique", concebido originalmente por el alquimista francés Alexandre Toussaint de Limojon, Sieur de Saint-Didier (1) . En su prefacio el propio Limojon define claramente sus propósitos, a saber: primero reeditar el escrito alemán ya citado, "Ritterkrieg" (Guerra de los Caballeros), dándole una buena traducción (2) y acompañarlo de un comentario de su propia mano en forma de diálogo (3). Sobre el autor podemos comentar que nació en Avignon en 1620. Sirvió como diplomático francés en varias plazas europeas y llegó a ser asesor del rey Luis XIV. Después de publicar varios tratados sobre política pasó a un plano menos activo en su vida profesional, prestando mayor dedicación a su pasión por la alquimia (4). En 1686 sacó a la luz una "Lettre d'un Philosophe sur le Secret du Grand Oeuvre" (5). La publicación de su trabajo más conocido, el ya apuntado "Le triomphe hermétique", coincide con el año de su fallecimiento, 1689. A lo largo de la plática Eudoxio hace las veces de maestro versado en los fundamentos de la obra alquímica. Mientras, Pirófilo es el alumno en busca de una correcta instrucción que ponga en orden las ideas aparentemente confusas de los numerosos textos que declara haber leído. El escrito refleja la onda huella que dejaron en Limojon las plumas más influyentes en materia de alquimia en la Francia de su tiempo. Su continuas citas de Ireneo Filaleteo y sus alabanzas al "Libro Secreto" del seudo-Artefio constatan su interés por autores fuertemente vinculados durante todo el siglo XVII a los trabajos con antimonio, regulo marcial, estibina, algo que ya quedó patente en su traducción anteriormente apuntada del "Chemin du ciel chymique" de Jacques Toll. Sin embargo evita citar manuales sobre el antimonio demasiado pragmáticos, técnicos o explícitos como los de von Suchten, Jean Chartier, Basilio Valentino, etc. Por contra, se repiten a porfía los símbolos obscuros de Jean d'Espagnet y del Cosmopolita. De ambos se recogen y comentan bastantes frases. Se aprecia claramente que el texto no busca una ordenación de tipo técnico en base a definiciones o división de explicaciones por correlaciones entre teoría y práctica, o una sistematización en la exposición de las operaciones, los regímenes, etc. Por el contrario, con ese diálogo nebuloso entre discípulo y maestro se ha optado por acercase a un tipo de exposición que rodee al conjunto de una atmósfera iniciática y misteriosa, siempre más poética que técnica en el tratamiento de la cuestión alquímica, embebida en las formas de presentación
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ALQUIMIA radicalmente sibilinas y mito-herméticas hacia las que camina definitivamente el discurso alquímico durante la Edad Moderna.
José Rodríguez Guerrero
1. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON DE SAINT-DIDIER, (1689), "Le triomphe hermétique, ou la pierre philosophale victorieuse. Traitté plus complet et plus intelligible, qu'il en ait eu jusques ici, touchant le magistère hermetique", In 8°, Amsterdam, Henricus Wetstein. [segunda edición en 1699]. Abundantes datos sobre esta obra y las características de sus varias ediciones se encuentran en los catálogos especializados en alquimia: Caillet 6696; DeGuaita 505 y 1505; Duveen p.361; Ferguson II, 468; Ouvaroff 1150; Bib. Esoterica 2706; Verginelli 191; See Hall 21. 2. - Limojon critíca los errores de una versión francesa anterior a cargo de un tal "Fabri de Montpellier". Se refiere a una traducción editada por la casa Houry de París y realizada por Pierre Jean Fabre (1588-1658), alquimista y doctor de la Facultad de Medicina de Montpellier. 3. - "...ya nada queda por decir aquí, sino que el autor de la traducción, que lo es también del comentario...", véase: - A. T. LIMOJON DE SAINT-DIDIER, "Le triomphe hermétique", (op. cit.), prefacio. 4. - Algunas de las obras de Limojon ajenas a la alquimia son: - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON DE SAINT-DIDIER, (1660), "Histoire des negotiations de Nimegue, par le Sieur de St. Disdier", Chez Barbin, París. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON DE SAINT-DIDIER, (1681), "Kurtze und eigentliche Beschreibung der Nimwegischen Friedens-Handlung. Erstlich in Frantzoesischer Sprache zusammen getragen von St. Disdier, ... Und nun in die Hoch-Teutsche uebergesetzt", Boom, Amsterdam. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON DE SAINT-DIDIER, (1681), "La Ville et la Republique de Venise.[D. S. D.]", Chez Guillaume de Luyne, París. 5. - ALEXANDRE TOUSSAINT DE LIMOJON, SIEUR DE SAINT-DIDIER, (1686), "Lettre d'un philosophe, sur le secret du grand oeuvre. Ecrite au sujet des instructions qu'Aristée à laissées à son fils, touchant le magistere philosophique. Le nom de l'auteur est en latin dans cet anagramme. Dives sicut ardens, S", In 12°, A. Moetjens, La Haye, [segunda edición: chez Laurent d'Houry París, 1688]. Además de la carta el volumen incluyen los siguientes textos: "Verba Aristei Patris ad filium" [tratado en el que se basa la carta de Limojon]; "La Lumiere des Mercures, Extraite de Raymund Lulle" [traducción]; "Le Chemin du ciel chymique, par Jacques Toll" [traducción].
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ALQUIMIA
PLATICA DE EUDOXIO Y PIRÓFILO ACERCA DE LA ANTIGUA GUERRA DE LOS CABALLEROS
PIRÓFILO ¡Oh dichoso momento, que hace que os encuentre en este lugar! Hace mucho tiempo que deseo con toda la prisa del mundo poder hablaros de los progresos que he hecho en la Filosofía, con la lectura de los autores, que vos me aconsejasteis que leyese, para instruirme sobre el fundamento de esta divina ciencia, que lleva por excelencia el nombre de Filosofía.
EUDOXIO No es menor mi alegría de volver a veros, y mucho me placerá enterarme de los progresos que habéis conseguido con vuestra aplicación en el estudio de nuestra sagrada ciencia.
PIRÓFILO A vos debo todo lo que sé, y lo que espero penetrar aún en los misterios Filosóficos; si queréis seguir prestándome el auxilio de vuestras luces. Sois vos quien me infundió el valor, que me era necesario, para emprender un estudio, cuyas dificultades parecen impenetrables desde el principio, y capaces de rechazar en todo momento a los espíritus más ardientes en la búsqueda de las verdades más ocultas: pero gracias a vuestros buenos consejos me encuentro cada vez más animado para proseguir mi empresa.
EUDOXIO Estoy encantado de no haberme equivocado en el juicio que hice del carácter de vuestro espíritu; lo tenéis del temple que hay que tenerlo, para adquirir
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ALQUIMIA conocimientos, que están fuera del alcance de los genios ordinarios, y para no ablandarse ante tantas dificultades, que hacen casi inaccesible el santuario de nuestra Filosofía: encomio sumamente la fuerza con que sé que combatisteis los discursos ordinarios de ciertos Espíritus, que creen que su honor está empeñado en calificar de sueño todo aquello que no conocen; porque no quieren que sea dicho que otros pueden descubrir verdades, de las que ellos no tienen comprensión alguna.
PIRÓFILO Jamás creí que debía prestar mucha atención a los razonamientos de personas que quieren decidir cosas, que no conocen: pero os confieso que si hubiese habido algo capaz de apartarme de una ciencia, por la cual sentí siempre una fuerte inclinación natural, habría sido una especie de vergüenza, que la ignorancia unió al estudio de esta Filosofía; es en efecto enojoso verse obligado a ocultar la aplicación que se le presta; a menos de querer pasar a los ojos de la mayoría de la gente como un hombre, que sólo se ocupa de vanas quimeras: pero como la verdad, dondequiera que se encuentre, tiene para mí atractivos soberanos, nada pudo apartarme de este estudio. He leído los escritos de un gran número de Filósofos, tan notables por su saber como por su probidad; y como jamás pude meterme en la cabeza que tantos grandes personajes fuesen otros tantos impostores públicos, quise examinar sus principios con mucha aplicación, y me convencí de las verdades que propugnan aunque todavía no las comprendo todas.
EUDOXIO Os agradezco mucho la justicia que hacéis a los maestros de nuestro arte: pero decidme, os lo ruego, ¿Qué Filósofos habéis leído en particular, y quiénes son los que más os han satisfecho? Yo me había limitado a recomendaros algunos.
PIRÓFILO Para responder a vuestra pregunta tendría que hacer un gran Catálogo; hace varios años que no he dejado de leer diversos filósofos. Fui a buscar la ciencia en su fuente. Leí la Tabla de esmeralda, los Siete capítulos de Hermes y sus comentarios. Leí a Geber, la Turba de Filósofos, el Rosario, el Teatro, la Biblioteca y el Gabinete Hermético, y particularmente Artephius, Arnaldo de Vilanova, Raimundo Lulio, el Trevisano, Flamel, Zachaire y otros muchos antiguos y modernos que no nombro; entre otros, Basilio Valentín, el Cosmopolita, y Filaleteo. Os aseguro que me rompí terriblemente la cabeza tratando de encontrar el punto esencial en el que deben estar todos de acuerdo, aunque se sirven de expresiones tan diferentes que incluso parecen con frecuencia opuestas. Unos hablan de la materia en términos abstractos, otros en términos compuestos: unos sólo expresan ciertas cualidades de esta materia; otros se fijan en propiedades completamente diferentes: unos la consideran en un estado puramente natural, otros hablan de ella en el estado de algunas de las perfecciones que recibe del arte; todo esto conduce a un laberinto tal de dificultades que no es de extrañar que la mayoría de los que leen a los Filósofos lleguen casi todos a conclusiones diferentes.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA Yo no me contenté con leer una vez los principales autores que vos me aconsejasteis; los releí tantas veces que creía sacar de ellos nuevas luces, sea con respecto a la verdadera materia, sea con respecto a sus diversas preparaciones, de las que depende todo el éxito de la obra. Hice extractos de todos los mejores libros. Medité sobre ellos noche y día; hasta que creí conocer la materia y sus preparaciones diferentes, que no son propiamente más que una misma operación continuada. Pero os confieso que después de un trabajo tan penoso me produjo singular placer leer la antigua querella de la Piedra de los Filósofos, con el Oro y el Mercurio; la claridad, la sencillez y la solidez de este escrito me encantaron; y como es una verdad constante que quien entiende perfectamente a un verdadero Filósofo los entiende seguramente a todos, permitidme, si os place, que os haga algunas preguntas sobre éste, y tened la bondad de responderme con la misma sinceridad que siempre habéis tenido conmigo. Estoy seguro de que después de esto estaré tan instruido como hace falta estarlo para poner manos a la obra y para llegar felizmente a la posesión del más grande de todos los bienes temporales, y que Dios recompense a los que trabajan en su amor, y en su temor.
EUDOXIO Estoy presto a satisfacer vuestra petición, y me daría mucha alegría que alcanzaseis el punto esencial, en la resolución, dispuesto como estoy a no ocultaros nada de lo que puede serviros de instrucción y de lo que creéis tener necesidad: pero creo que viene a punto que os haga antes algunas observaciones, que contribuirán mucho a aclarar algunos pasajes importantes del escrito de que me habláis. Observad pues que el término Piedra se toma en varios sentidos diferentes, y particularmente en relación con los tres diferentes estados de la obra; lo cual hace que Geber diga que hay tres Piedras, que son las tres medicinas, correspondientes a los tres grados de perfección de la obra; de suerte que la Piedra del primer orden es la materia de los filósofos, perfectamente purificada, y reducida a sustancia Mercurial; la Piedra del segundo orden es la misma materia cocida, digerida y fijada en azufre incombustible; la Piedra del tercer orden es esta misma materia fermentada, multiplicada y llevada a la última perfección de tintura fija, permanente y teñidora: y estas tres Piedras son las medicinas de los tres géneros. Observad también que hay una gran diferencia entre la Piedra de los Filósofos y la Piedra Filosofal. La primera es el objeto de la Filosofía considerada en el estado de su primera preparación, en el cual es realmente Piedra, porque es sólida, dura, pesada, frágil, pulverizable; es un cuerpo (dice Filaleteo) porque se derrite en el fuego, como un metal, sin embargo es espíritu, porque es completamente volátil; es el compuesto, y la Piedra que contiene la humedad, que corre en el fuego (dice Arnaldo de Vilanova en su carta al Rey de Nápoles). En este estado es una sustancia intermedia entre el metal y el Mercurio, como dice el Abate Sinesio; en fin, Geber la considera ,en este mismo estado, cuando dice en dos lugares de su, Suma, toma nuestra Piedra; es decir (dice) la materia de nuestra Piedra, lo mismo que si dijese toma la Piedra de los Filósofos, que es la materia de la Piedra Filosofal. La Piedra Filosofal es pues la misma Piedra de los Filósofos, cuando por el Magisterio secreto ha llegado a la perfección de medicina de tercer orden, transmutando todos los metales imperfectos en puro Sol, o Luna, según la naturaleza del fermento, que le ha sido añadido. Estas distinciones os servirán mucho para desarrollar el sentido confuso de las escrituras Filosóficas y para aclarar muchos pasajes del autor, sobre el cual tenéis preguntas que hacerme.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
PIRÓFILO Reconozco ya la utilidad de estas observaciones, y encuentro en ellas la explicación de algunas de mis dudas: pero antes de seguir adelante decidme, os lo ruego, si el Autor del escrito del que os hablo merece la aprobación que muchos sabios le han dado y si contiene todo el secreto de la obra.
EUDOXIO No debéis dudar de que este escrito no haya salido de la mano de un verdadero Adepto, y que no merezca, por consiguiente, la estimación y la aprobación de los Filósofos. El propósito principal de este autor es desengañar a un número casi infinito de artistas, que, engañados por el sentido literal de las escrituras, se aferran tercamente a querer hacer el Magisterio, por la conjunción del Oro con el Mercurio diversamente preparado; y para convencerles absolutamente yo sostengo con los más antiguos y los más recomendables Filósofos que la obra no se hace más que con una sola cosa de una sola y misma especie.
PIRÓFILO Este es precisamente el primero de los pasajes que me causaron cierto escrúpulo: pues me parece que se puede dudar, con razón, de que haya que buscar la perfección en una sola y misma sustancia, y que sin añadirle nada se puedan hacer todas las cosas. Los Filósofos dicen, por el contrario, que no sólo hay que quitar las superficialidades de la materia, sino también que hay que añadirle lo que le falta.
EUDOXIO Es muy fácil librarnos de esta duda con esta comparación; así como los jugos extraídos de muchas hierbas, depurados de su orujo e incorporados juntos, no hacen más que una confección de una sola y misma especie; así los Filósofos llaman con razón su materia preparada a una sola y misma cosa; aunque no se ignore que es un compuesto natural de algunas sustancias de una misma raíz, y de una misma especie, que hacen un todo completo, homogéneo, en este sentido están de acuerdo todos los Filósofos; aunque unos digan que su materia está compuesta de dos cosas, y los otros de tres, que unos escriban que es de cuatro e incluso de cinco, y los otros, en fin, que es una sola cosa. Todos tienen igualmente razón, puesto que varias cosas de una misma especie naturalmente, e íntimamente unidas, así como varias aguas destiladas de hierbas, y mezcladas juntas, no constituyen en efecto más que una sola y misma cosa, lo cual se hace en nuestro arte con tanto más fundamento, cuanto que las sustancias que entran en el compuesto Filosófico difieren mucho menos entre ellas que el agua de acedera difiere del agua de lechuga.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA PIRÓFILO Nada tengo que replicar a lo que acabáis de decirme. Comprendo muy bien su sentido: pero me queda una duda, pues conozco varias personas que están versadas en la lectura de los mejores Filósofos, y que sin embargo siguen un método en todo contrario al primer fundamento, que plantea nuestro Autor: a saber, que la materia Filosófica no tiene necesidad de nada salvo de ser disuelta y coagulada. Pues éstas empiezan sus operaciones por la coagulación; es preciso pues que trabajen sobre una materia líquida, en vez de una Piedra; decidme, os lo ruego, si este camino es el de la verdad.
EUDOXIO Vuestra observación es muy sensata. La mayor parte de los verdaderos Filósofos son de esta misma opinión. La materia no tiene necesidad de ser disuelta, y después coagulada; la mezcla, la conjunción, la fijación, la coagulación y otras operaciones parecidas se hacen casi por sí solas; pero la solución es el gran secreto del arte. Es este punto esencial el que no revelan los Filósofos. Todas las operaciones de la primera obra, o de la primera medicina no son, propiamente hablando, más que una solución continua; de suerte que calcinación, extracción, sublimación y destilación no son más que una verdadera solución de la materia. Si Geber no hizo comprender la necesidad de la sublimación, sólo fue porque ésta no purifica solamente la materia de sus partes groseras, y quemables; sino también porque la dispone para la solución, de donde resulta la humedad Mercurial, que es la clave de la obra.
PIRÓFILO Heme aquí sumamente fortalecido contra esos pretendidos Filósofos, que son de una opinión contraria a la de este Autor; y no sé cómo pueden imaginar que su opinión se ajuste a la de los mejores Autores.
EUDOXIO Basta con esto sólo para hacerles ver su error; ello se explica con una comparación muy justa con el hielo, que se funde al menor calor, para hacernos saber que la principal operación es procurar la solución de una materia dura, y seca, que se acerca a la naturaleza de la Piedra, la cual, en todo caso por la acción del fuego natural, debe resolverse en agua seca, tan fácilmente como el hielo se funde al menor calor.
PIRÓFILO Os quedaría sumamente agradecido si quisierais decirme qué es el fuego natural. Comprendo muy bien que este agente es la llave principal del arte. Varios
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ALQUIMIA Filósofos expresaron su naturaleza con parábolas muy oscuras: pero os confieso que todavía no he podido comprender este misterio.
EUDOXIO En efecto, es el gran misterio del arte, puesto que todos los otros misterios de esta sublime Filosofía dependen de la comprensión de éste. Cuánto me complacería si me estuviese permitido explicaros este secreto sin equívoco; pero no puedo hacer lo que ningún Filósofo creyó que estaba en su mano. Todo lo que podéis razonablemente esperar de mí, es que os diga, que el fuego natural del que habla este Filósofo, es un fuego en potencia, que no quema las manos; pero que manifiesta su eficacia por poco que sea excitado por el fuego exterior. Es pues un fuego verdaderamente secreto, al que este Autor llama Vulcano Lunático en el título de su escrito. Artephius hizo de él una descripción más amplia que cualquier otro Filósofo. Pontanus lo copió e hizo ver que había errado doscientas veces; porque no conocía este fuego, antes de haber leído y comprendido a Artephius: este fuego misterioso es natural, porque es de la misma naturaleza que la materia Filosófica; el artista, sin embargo, prepara uno y otra.
PIRÓFILO Lo que acabáis de decirme aumenta más mi curiosidad, que no la satisface. No condenéis los insistentes ruegos que os hago de que queráis ilustrarme más sobre un punto tan importante que, a menos de tener conocimiento de él, es en vano que uno pretenda trabajar; uno se ve detenido en seco después del primer paso que ha dado en la práctica de la obra.
EUDOXIO Los sabios no se mostraron menos reservados en lo tocante a su fuego que en lo tocante a su materia; de suerte que no está en mi mano añadir nada a lo que acabo de deciros. Os remito pues a Artephius y a Pontanus. Considerad solamente con aplicación que este fuego natural es sin embargo una artificiosa invención del artista; que es adecuado para calcinar, disolver y sublimar la Piedra de los Filósofos; y que no hay más que esta clase de fuego en el mundo capaz de producir semejante efecto. Considerad que este fuego es de la naturaleza de la cal, y que no es en modo alguno ajeno en lo que respecta al objeto de la Filosofía. Considerad, en fin, por qué medios enseña Geber a hacer las sublimaciones requeridas por este arte: en cuanto a mí, no puedo hacer más que formular por vos el mismo deseo que formuló otro Filósofo: Sydera Veneris, et corniculatae Dianae tibi propitia sunto.
PIRÓFILO Bien habría querido que me hubieseis hablado de un modo más inteligible: pero ya que hay ciertos límites, que los Filósofos no pueden pasar, me contento con lo
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ALQUIMIA que acabáis de hacerme observar; volveré a leer a Artephius con más aplicación de lo que he hecho hasta ahora; y recordaré muy bien que me habéis dicho que el fuego secreto de los sabios es un, fuego que el artista prepara según el arte, o al menos que puede hacer preparar por aquellos que tienen un perfecto conocimiento de la Química; que este fuego no es realmente cálido; sino que es un espíritu ígneo introducido en un sujeto de la misma naturaleza que la Piedra, y que siendo mediocremente excitado por el fuego exterior, la calcina, la disuelve, la sublima y la resuelve en agua seca, como dice el Cosmopolita.
EUDOXIO Comprendéis muy bien lo que acabo de deciros; así lo juzgo por el comentario que le. habéis añadido. Sabed solamente que de esta primera solución, calcinación o sublimación, que son aquí una misma cosa, resulta la separación de las partes terrestres y quemables de la Piedra; sobre todo si seguís el consejo de Geber con respecto al régimen del fuego, de la manera que él lo enseña, cuando trata de la sublimación de los cuerpos y del Mercurio. Debéis tener por una verdad constante que no hay más que este solo medio en el mundo para extraer de la Piedra su humedad untuosa, que contiene inseparablemente el azufre y el Mercurio de los Sabios.
PIRÓFILO Heme aquí enteramente satisfecho sobre el punto principal de la primera obra; hacedme la merced de decirme si la comparación que hace nuestro Autor del trigo con la Piedra de los Filósofos, con respecto a su preparación necesaria, para hacer pan con el uno y la medicina universal con la otra, os parece una comparación muy justa.
EUDOXIO Es tan justa, como puede hacerse, si se considera la Piedra en el estado en que el artista empieza a ponerla, para poder ser legítimamente llamada el sujeto y el compuesto Filosófico: pues de la misma manera que nosotros no nos alimentamos de trigo, tal como lo produce la naturaleza, sino que nos vemos obligados a reducirlo a harina, separar el salvado, amasarla con agua, para hacer el pan, que debe ser cocido en un horno para ser un alimento adecuado; de la misma manera tomamos la Piedra; la trituramos; separamos de ella por el fuego secreto lo que tiene de terrestre; la sublimamos; la disolvemos con el agua del mar de los Sabios; cocemos esta simple confección para hacer de ella una medicina soberana.
PIRÓFILO Permitidme que os diga que me parece que hay alguna diferencia en esta comparación. El Autor dice que hay que tomar este mineral completamente solo
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ALQUIMIA para hacer esta gran medicina, y sin embargo con sólo el trigo no podríamos hacer pan; hay que añadirle agua, e incluso levadura.
EUDOXIO Tenéis ya la respuesta a esta objeción, dado que este Filósofo, como todos los demás, no prohibe absolutamente añadir algo; sino añadir algo que sea extraño y contrario. El agua que se añade a la harina, así como la levadura, no son en modo alguno extraños ni contrarios a la harina; el grano del que ésta se hace se alimentó con agua en la tierra; y por tanto ésta es de naturaleza análoga a la harina: de la misma manera que el agua del mar de los filósofos es de la misma naturaleza que nuestra Piedra; en tanto que todo lo que está comprendido en el género mineral y metálico fue formado y alimentado con esta misma agua en las entrañas de la tierra, donde penetra por las influencias de los astros. Veis evidentemente por lo que acabo de decir que los Filósofos no se contradicen cuando aseguran que su materia es una sola y misma sustancia, y cuando hablan de ella como de un compuesto de varias sustancias de una sola y misma especie.
PIRÓFILO No creo que haya nadie que no deba convencerse con tan sólidas razones como las que acabáis de alegar. Pero decidme, por favor, si me equivoco en la consecuencia que saco de este pasaje de nuestro autor, donde dice que los que saben de qué manera se deben tratar tos metales, y los minerales, podrán llegar directamente al fin que se proponen. Si esto es así, es evidente que sólo debe buscarse la materia y el sujeto del arte en la familia de los metales y de los minerales, y que todos los que trabajan con otros sujetos están en el camino del error.
EUDOXIO Os respondo que vuestra consecuencia está, muy bien extraída; este Filósofo no es el único que habla de esta suerte; concuerda en esto con el mayor número de los antiguos, y de los modernos. Geber, que conoció perfectamente el Magisterio, y que no usó ninguna alegoría, sólo trata en toda su obra de los métales y de minerales; de los cuerpos y de los espíritus, y de la manera de prepararlos bien para hacer con ellos la obra, pero como la materia Filosófica es en parte cuerpo y en parte espíritu; que en un sentido es terrestre y en otro toda celeste; y que ciertos autores la consideran en un sentido y los otros la tratan en otro; esto dio lugar al error de un gran número de artistas, que con el nombre de Universalistas rechazan toda materia que haya recibido una determinación de la naturaleza; porque no saben destruir la materia particular para separar en ella el grano y el germen, que es la pura sustancia universal, que la materia particular encierra en su seno, y a la cual el artista sabio e iluminado sabe dar absolutamente. toda la universalidad que le es necesaria, por la conjugación natural que hace de este germen con la materia universalísima: de la cual obtuvo su origen. No os espanten estas expresiones singulares; nuestro arte es Cabalístico. Comprenderéis fácilmente estos misterios antes de que hayáis llegado al final de las preguntas que tenéis intención de hacerme sobre el autor que estudiáis.
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PIRÓFILO Si no me dieseis esta esperanza, os prometo que estas misteriosas oscuridades serían capaces de desanimarme, y de hacerme desesperar de un feliz éxito: pero tengo entera confianza en lo que me decís, y comprendo muy bien que los metales del vulgo no son los metales de los Filósofos, puesto que veo evidentemente que, para ser tales, es preciso que sean destruidos y que dejen de ser metales; y que el sabio sólo necesita esta humedad viscosa, que es su materia prima, de la cual hacen los Filósofos sus metales vivos, por un artificio, que es también secreto, que está fundado en los principios de la naturaleza, ¿no es esto lo que pensáis?
EUDOXIO Si sabéis tan bien las leyes de la práctica de la obra, como me parece que comprendéis la teoría, no tenéis necesidad de mis aclaraciones.
PIRÓFILO Os pido perdón. Estoy muy lejos de estar tan avanzado como os imagináis; lo que creéis que es efecto de un perfecto conocimiento o del arte, no es más que facilidad de expresión, sólo debida a la lectura de los Autores, que llena mi memoria. Estoy, por el contrario, a punto de desesperar de poseer jamás tan altos conocimientos, cuando veo que este Filósofo exige, como muchos otros, que el que aspire a esta ciencia, conozca exteriormente e interiormente las propiedades de todas las cosas, y que penetre en la profundidad de las operaciones de la naturaleza. Decidme, por favor, ¿quién es el hombre que puede jactarse de alcanzar un saber de tan vasta extensión?
EUDOXIO Es verdad que este Filósofo no pone límites al saber de aquel que pretenda el entendimiento de un arte tan maravilloso: pues el sabio debe conocer perfectamente la naturaleza en general, y las operaciones que ella ejerce, tanto en el centro de la tierra, en la generación de los minerales y de los metales, como sobre la tierra, en la producción de los vegetales y de los animales. Debe conocer también la materia universal y la materia particular e inmediata, sobre la cual opera la naturaleza para la generación de todos los seres; debe conocer, en fin, la relación y la simpatía, así como la antipatía y la aversión natural que se produce entre todas las cosas del mundo. Tal era la ciencia del Gran Hermes, y de los primeros Filósofos que, como él, llegaron al conocimiento de esta sublime Filosofía por la penetración de su espíritu y por la fuerza de sus razonamientos: pero después de ser escrita esta ciencia y de que el conocimiento general, del que acabo de darte una buena idea, se encuentre en los buenos libros; la lectura y la meditación, el buen sentido y una práctica suficiente de la Química, pueden dar casi todas las luces necesarias para adquirir el conocimiento de esta suprema Filosofía; si añadís a ello la rectitud
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ALQUIMIA de corazón y de intención que atraen la bendición del Cielo sobre las operaciones del sabio, sin lo cual es imposible triunfar.
PIRÓFILO Me dais una alegría muy grande. He leído mucho; he meditado todavía más; me he ejercitado en la práctica de la Química; he verificado lo que dijo Artephius, que asegura que aquél no conoce la composición de los metales, que ignora cómo hay que destruirlos, y sin esta destrucción es imposible extraer la humedad metálica, que es la verdadera clave del arte; de suerte que puedo estar seguro de haber adquirido la mayor parte de las cualidades que, según vos, requiere aquel que aspira a estos grandes conocimientos; poseo además una ventaja muy particular, es la bondad que vos tenéis de querer hacerme partícipe de vuestras luces, aclarando mis dudas; permitidme pues que continúe y os pregunte con qué fundamento hace el Oro tan gran ultraje a la Piedra de los Filósofos, llamándola gusano venenoso, y tratándola de enemiga de los hombres, y de los metales.
EUDOXIO Estas expresiones no deben parecernos extrañas. Los propios Filósofos llaman a su Piedra Dragón, y Serpiente, que infecta todas las cosas con su veneno. En efecto, su sustancia y su vapor son un veneno que el Filósofo debe saber cambiar en Triaca, por la preparación y por la cocción. Además la Piedra es enemiga de los metales, porque los destruye y los devora. El Cosmopolita dice que hay un metal, y un acero, que es como el agua de los metales, que tiene el poder de consumir los metales, y que sólo pueden resistirle las humedades radicales del sol y de la luna. Sin embargo, tened cuidado de no confundir aquí la Piedra de los Filósofos con la Piedra Filosofal; porque si la primera destruye y devora los metales imperfectos como un verdadero dragón, la segunda los transmuta en metales perfectos como una medicina soberana; y hace que los perfectos sean más perfectos y adecuados para perfeccionar los imperfectos.
PIRÓFILO Lo que me decís no sólo me confirma en los conocimientos que he adquirido por la lectura, por la meditación y por la práctica, sino que me da nuevas luces, a cuyo resplandor siento que se disipan las tinieblas, bajo las cuales me parecieron veladas hasta ahora las. más importantes verdades Filosóficas. También deduzco por los términos de nuestro Autor que los más grandes Médicos se engañan al creer que la medicina universal está en el oro vulgar. Hacedme el favor de decirme lo que pensáis de ello.
EUDOXIO No hay duda de que él oro posee grandes virtudes para la conservación de la salud y para la curación de las más peligrosas enfermedades. El cobre, el estaño, el
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ALQUIMIA plomo y el hierro son todos los días empleados útilmente por los Médicos; lo mismo que la plata; porque su solución, o descomposición, que manifiesta sus propiedades, es más fácil que la del Oro; por esto cuanta más relación tienen las preparaciones que los artistas ordinarios hacen con ellos, con los principios, y con la práctica de nuestro arte, tanto más hacen aparecer las maravillosas virtudes del Oro; pero yo os digo en verdad que sin el conocimiento de nuestro Magisterio, que es el único que enseña la destrucción esencial del Oro, es imposible hacer la medicina universal; pero el sabio puede hacerla mucho más fácilmente con el Oro de los Filósofos que con el Oro vulgar: así ved que este Autor hace que la Piedra le responda al Oro, que antes debe enfadarse contra Dios porque no le ha dado las ventajas de que sólo quiso dotarla a ella..
PIRÓFILO A esta primera ofensa que el Oro hace a la Piedra, añade una segunda, llamándola fugitiva y engañadora, que se mofa de todos aquellos que ponen en ella alguna esperanza. Decidme, por favor, cómo se debe sostener la inocencia de la Piedra y defenderla contra una calumnia de esta naturaleza.
EUDOXIO Recordad las observaciones que ya os hice, con referencia a los tres estados diferentes de la Piedra, y sabréis, como yo, que es preciso que sea al principio muy volátil, y por consiguiente fugitiva, para ser depurada de toda clase de cosas terrestres y reducida de la imperfección a la perfección que el Magisterio le da en sus otros estados; por esto la ofensa que el Oro pretende hacerle, se vuelve en su alabanza; tanto más cuanto que, si no fuese volátil y fugitiva en su principio, sería imposible darle al fin la perfección y la fijeza que le son necesarias; de suerte que si engaña a alguien, sólo engaña a los ignorantes; pero siempre es fiel a los hijos de la ciencia.
PIRÓFILO Lo que me decís es una verdad constante: ya había aprendido de Geber que sólo los espíritus, es decir, las sustancias volátiles, son capaces de penetrar los cuerpos, de unirse a ellos, de cambiarlos, de teñirlos, y de perfeccionarlos, cuando estos espíritus han sido despojados de sus partes groseras, y de su humedad combustible. Heme aquí plenamente satisfecho sobre este punto: pero como veo que la Piedra siente un enorme desprecio por el Oro, y se vanagloria de llevar en su seno un oro infinitamente más precioso; hacedme la merced de decirme, cuántas clases de Oro reconocen los Filósofos.
EUDOXIO Para que nada tengáis que desear en lo tocante a la teoría y a la práctica de nuestra Filosofía, os diré que según los Filósofos hay tres clases de Oro.
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ALQUIMIA El primero es un Oro astral, cuyo centro está en el sol, que con sus rayos les comunica al mismo tiempo que su luz, a todos los astros, que son inferiores a él. Es una sustancia ígnea, y una continua emanación de corpúsculos solares, que estando en perpetuo flujo y reflujo, por el movimiento del sol, y de los astros, llenan todo el universo; todo es penetrado por él en la inmensidad de los cielos sobre la tierra, y en sus entrañas, respiramos continuamente este Oro astral, estas partículas solares penetran en nuestros cuerpos y se exhalan de ellos sin cesar. El segundo es un Oro elemental, es decir que es la más pura, y la más fija porción de los Elementos, y de todas las sustancias, que están compuestas de ellos; de suerte que todos los seres sublunares de los tres géneros, contienen en su centro un precioso grano de este Oro elemental. El tercero es el hermoso metal, cuyo brillo, y perfección inalterables, le dan un precio, que hace que todos los hombres le consideren como el soberano remedio de todos los males, y de todas las necesidades de la vida, y como el único fundamento de la independencia, de la grandeza y del poder humano; por esto no sólo es codiciado por los más grandes Príncipes, sino también deseado. por todos los pueblos de la tierra. Después de esto, ya no os será difícil concluir que el Oro metálico no es el de los Filósofos, y que no es sin fundamento, que en la disputa de que se trata aquí la Piedra le reproche, que no es tal, como piensa ser: sino que es ella, la que guarda en su seno el verdadero Oro de los Sabios, es decir las dos primeras clases de Oro, de las que acabo de hablar: pues, debéis saber que siendo la Piedra la porción más pura de los Elementos metálicos, después de la separación, y de la purificación, que le ha hecho el sabio, de ello se desprende que es propiamente el oro de la segunda especie; pero cuando este Oro perfectamente calcinado, y exaltado hasta la limpieza, y la blancura de la nieve, adquiere por el Magisterio una simpatía natural por el Oro astral, del que se ha convertido visiblemente en verdadero imán, atrae, y concentra en sí mismo una cantidad tan grande de Oro astral y de partículas solares, recibidas de la emanación continua que de ellas se hace en el centro del sol y de la luna, que se encuentra en la disposición próxima a ser el Oro vivo de los Filósofos, infinitamente más noble, que no podría ser vivificado por nuestro Oro vivo y por medio de nuestro Magisterio.. PIRÓFILO ¡Cuántas nubes disipáis en mi espíritu, y cuántos misterios Filosóficos me reveláis a la vez, con las cosas admirables que acabáis de decirme! Jamás podría daros todas las gracias que os merecéis. Os confieso que ya no me sorprende después de esto, que la Piedra quiera la preferencia por encima del Oro, y que ,desprecie su brillo, y su mérito imaginario; porqué la parte más pequeña de lo que ella da a los Filósofos, vale más que todo el Oro del mundo. Tened, por favor, la bondad de continuar en mi obsequio, como habéis empezado; y hacedme la merced de decirme, ¿cómo puede la Piedra considerar un honor el ser una materia fluida, y no permanente; si todos los Filósofos afirman que es más fija que el propio Oro?
EUDOXIO Veis que vuestro autor asegura, que la fluidez de la Piedra es ventajosa para el Artista; pero añade que es preciso, al mismo tiempo, que el Artista sepa la manera de extraer esta fluidez, es decir, esta humedad, que es la causa de su fluidez, y que es la única cosa de la que tiene necesidad el Filósofo, como ya os tengo dicho; de
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ALQUIMIA modo que ser fluido, volátil y no permanente, son cualidades tan necesarias a la Piedra en su primer estado, como lo son la fijeza y la permanencia, cuando está en el estado de su última perfección; es pues con razón como se enorgullece de ello tanto más justamente, cuanto que esta fluidez no impide que esté dotada de un alma fija, de lo que está el Oro: pero os digo una vez más, que el gran secreto consiste en saber la manera de extraer la humedad de la Piedra. Os he advertido ya, que aquí está verdaderamente la más importante llave del arte. Y es sobre este punto que el gran Hermes exclama: Bendita sea la forma acuosa que disuelve los Elementos. Dichoso pues el Artista que no conoce solamente la Piedra, sino que sabe además convertirla en agua. Lo que no puede hacerse con ningún otro medio, que no sea nuestro fuego secreto, que calcina, disuelve y sublima la Piedra.
PIRÓFILO ¿De dónde viene pues que entre cien Artistas, apenas se encuentre uno que trabaje con la Piedra, y que en vez de dedicarse todos a esta sola y única materia, única capaz de producir tan grandes maravillas, se apliquen al contrario casi todos en sujetos que no tienen ninguna de las calidades esenciales, que los Filósofos atribuyen a su Piedra?
EUDOXIO Esto procede en primer lugar de la ignorancia de los Artistas, que no poseen tantos conocimientos como debieran tener de la naturaleza, ni de lo que ésta es capaz de operar en cada cosa; y en segundo lugar, esto viene de una falta de penetración de espíritu, que hace que se dejen engañar fácilmente por las expresiones equívocas que emplean los Filósofos, para ocultar a los ignorantes la materia y sus verdaderas preparaciones. A estos dos grandes defectos se debe que estos artistas acepten el cambio y se dediquen a sujetos en los que ven algunas de las cualidades exteriores de la verdadera materia Filosófica, sin reflexionar sobre los caracteres esenciales que la manifiestan a los sabios.
PIRÓFILO Reconozco evidentemente el error de los que se imaginan que el Oro y el Mercurio vulgares son la verdadera materia de los Filósofos; y estoy muy persuadido de ello, para pretender esta ventaja sobre la Piedra, alegando en su favor estas palabras de Hermes: el Sol es su padre, y la Luna es su madre.
EUDOXIO Este fundamento es frívolo; acabo de haceros ver lo que entienden los Filósofos cuando atribuyen al Sol y a la Luna los principios de la Piedra. El Sol y los astros son, en efecto, su primera causa; infunden a la Piedra el espíritu y el alma que le dan la vida y que hacen toda su eficacia. Por esto son su Padre y su Madre.
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PIRÓFILO Todos los Filósofos dicen como éste, que la Tintura. Física está compuesta de un azufre rojo e incombustible y de un Mercurio claro y bien purificado: ¿es esta autoridad más fuerte que la anterior, para deber concluir que el Oro y el Mercurio son la materia de la Piedra?
EUDOXIO No debéis olvidar que todos los Filósofos declaran unánimemente que el Oro y los metales vulgares no son sus metales; que los suyos son vivos y que los otros son muertos; tampoco debéis haber olvidado que os hice ver la autoridad de los Filósofos, apoyada en los principios de la naturaleza, de que la humedad metálica de la Piedra preparada y purificada contiene inseparablemente en su seno el azufre y el Mercurio de los Filósofos; que es por consiguiente la única cosa de una sola y misma especie, a la cual nada hay que añadir; y que sólo el Mercurio de. los sabios tiene su propio azufre, por medio del cual se coagula y se fija; debéis tener pues por verdad indudable que la mezcla artificial de un azufre y un Mercurio, sean los que fueren, diferentes de los que están naturalmente en la Piedra, no serán jamás la verdadera confección Filosófica.
PIRÓFILO Pero esta gran amistad natural que hay entre el Oro y el Mercurio, y la unión que se hace tan fácilmente con ellos, ¿no son pruebas de que estas dos sustancias deben convertirse por una digestión adecuada, en una, perfecta, Tintura?
EUDOXIO Nada más absurdo que esto: pues, cuando todo el Mercurio que se mezclase con el Oro, se convirtiese en Oro, lo cual es imposible; o que todo el Oro se convirtiese en Mercurio, o bien una sustancia intermedia; no se encontraría jamás más tintura solar en esta confección, de la que había en el oro, que se hubiese mezclado con el Mercurio y, por consiguiente, no tendría ninguna virtud contingente, ni ningún poder multiplicador. Aparte de que hay que tener por cierto que no se hará jamás una unión perfecta del Oro y el Mercurio, y que este fugitivo compañero abandonará el Oro en cuanto se sienta apremiado por la acción del fuego.
PIRÓFILO No dudo en manera alguna de lo que acabáis de decirme; es un sentimiento que está de acuerdo con la experiencia de los más sólidos Filósofos, que se declaran abiertamente contra el Oro y el Mercurio vulgares: pero albergo al mismo tiempo
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA un escrúpulo, de que siendo cierto que los Filósofos no dicen nunca menos la verdad, que cuando la explican abiertamente, ¿no podrían, en lo tocante a la exclusión evidente del Oro, engañar a los que toman sus palabras al pie de la letra? ¿O bien se debe tener por seguro, como dice este Autor, que los Filósofos sólo manifiestan su Arte cuando se sirven de símiles, de figuras y de parábolas?
EUDOXIO Hay mucha diferencia entre declarar positivamente que tal o cual materia no es el verdadero sujeto del arte, como hacen en lo tocante al Oro y al Mercurio, y dar a conocer por medio de figuras y alegorías, los secretos más importantes a los hijos de la ciencia que tienen la ventaja de ver claramente las verdades Filosóficas, a través de los velos enigmáticos, con que los sabios saben cubrirlas En el primer caso, los Filósofos dicen negativamente la verdad sin equívocos; pero cuando hablan afirmativa y claramente sobre este tema, se puede concluir que los que se aferren al sentido literal de sus palabras serán indudablemente engañados. Los Filósofos no tienen medio más seguro, para ocultar su ciencia a los que son indignos de ella y manifestar a los Sabios, que explicarla sólo por alegorías en los puntos esenciales de su arte; esto hace decir a Artephius, que este arte es enteramente Cabalístico, para el entendimiento del cual, se necesita una especie de revelación; la más grande penetración de espíritu, sin el auxilio de un amigo fiel que posea estas grandes luces, es insuficiente para distinguir lo verdadero de lo falso; así es como imposible, que con la sola ayuda de los libros y del trabajo, se pueda llegar al conocimiento de la materia, y todavía menos a la. Comprensión de una práctica tan singular, por muy sencilla, por muy natural, y por muy fácil que pueda ser.
PIRÓFILO Reconozco, por mi propia experiencia, cuán necesario es el auxilio de un verdadero amigo como sois vos. A falta del cual me parece que los Artistas, que tienen espíritu, buen sentido y probidad, no tienen mejor medio que conferenciar a menudo juntos, tanto sobre las luces que obtienen de la lectura de los buenos libros, como sobre los descubrimientos que hacen con su trabajo, a fin de que de la diversidad, y del choque, por decirlo así, de sus diferentes sentimientos, nazcan nuevos destellos de claridad, gracias a las cuales puedan llevar sus descubrimientos hasta el último término de esta ciencia secreta. No dudo de que vos aprobáis mi opinión: pero como sé que algunos Artistas tratan de visión, y de paradoja, el sentimiento de los Autores que sostienen con éste, que hay que buscar la perfección en las cosas imperfectas, os estaré profundamente agradecido, si queréis darme vuestra opinión sobre un punto que me parece de gran consecuencia.
EUDOXIO Estáis ya persuadido de la sinceridad y de la buena fe de vuestro Autor; debéis ponerla tanto menos en duda sobre este punto, cuanto que está de acuerdo con los verdaderos Filósofos; y no podría demostrar mejor la verdad de lo que dice aquí, que empleando la misma razón que da él, siguiendo al sabio Raimundo Lulio. Pues
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA es cosa constante que la naturaleza se detiene en sus producciones, cuando las ha conducido al estado y a la perfección que les conviene; por ejemplo, cuando de un agua mineral muy clara y muy pura, teñida por alguna porción de azufre metálico, produce la naturaleza una piedra preciosa, no sigue adelante; como hace cuando en las entrañas de la tierra ha formado el Oro con el agua Mercurial, madre de todos los metales, impregnada de un puro azufre solar; de suerte que como nos resulta imposible hacer un diamante, o un rubí, más precioso de lo que es en su especie; de la misma manera no está en poder del Artista, más aún, no está siquiera en poder de la naturaleza, llevar el Oro a una mayor perfección que la que le ha dado: sólo el Filósofo es capaz de llevar la naturaleza desde una imperfección indeterminada, hasta la máxima perfección. Es pues necesario que nuestro Magisterio produzca alguna cosa más que perfecta, y para lograrlo el Sabio debe empezar por una cosa imperfecta, la cual estando en el camino de la perfección, se encuentra en disposición natural de ser llevada hasta la máxima perfección, por el auxilio de un arte completamente divino, que puede ir más allá del término limitado de la naturaleza; y si nuestro arte no pudiese hacer un sujeto más que perfecto, no se podría tampoco hacer más perfecto lo que es imperfecto, y toda nuestra Filosofía sería una pura vanidad.
PIRÓFILO No hay nadie que no deba rendirse a la solidez de vuestros razonamientos: pero se diría que este Autor se contradice aquí manifiestamente, cuando se hace decir a la Piedra, que el Mercurio común (por muy bien purgado que pueda estar) no es el Mercurio de los Sabios; por ninguna otra razón, sino a causa de que es imperfecto; puesto que, según él, si fuese perfecto, no se debería buscar en él la perfección.
EUDOXIO Tened muy en cuenta esto, y comprended bien, que si el Mercurio de los Sabios ha sido elevado por el arte de un estado imperfecto a un estado perfecto, esta perfección no es del orden de aquella en la que detiene la naturaleza en la producción de las cosas, según la perfección de sus especies, tal como es la del Mercurio vulgar; sino al contrario, la perfección que el arte da al Mercurio de los Sabios, no es más que un estado medio, una disposición y una potencia, que le hace capaz de ser llevado por la continuación de la obra hasta el estado de más que perfección, que la da la facultad por el cumplimiento del Magisterio de perfeccionar después los imperfectos.
PIRÓFILO Estas razones, por muy abstractas que sean, no dejan de ser sensatas y de causar impresión en el espíritu; en cuanto a mí os confieso que estoy de ello completamente convencido; tened la bondad, os lo ruego, de no hurtaros a la continuación de mis preguntas. Nuestro Autor asegura que el error en que incurran los Artistas, al tomar el Oro y el Mercurio vulgares por la verdadera materia de la Piedra, engañados en esto por el sentido literal de los Filósofos es la gran piedra de escándalo de un millar de personas; en cuanto a mí no sé cómo con la lectura y el
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ALQUIMIA buen sentido, puede uno aferrarse a una opinión que es visiblemente condenada por los verdaderos Filósofos.
EUDOXIO Sin embargo, es así. Los Filósofos han recomendado en vano que nadie se deje engañar por el Mercurio, ni siquiera por el Oro vulgar; la mayoría de los artistas se aferran a ello tercamente, y con frecuencia después de haber trabajado inútilmente durante el transcurso de varios años, con materias extrañas, reconocen al fin la falta que han cometido, pero vienen sin embargo al Oro y al Mercurio vulgares, los cuales no les sirven de mucho más. Es verdad que hay Filósofos que pareciendo por lo demás muy sinceros, arrojan empero a los Artistas a este error; sosteniendo con toda seriedad que los que no conocen el Oro de los Filósofos, podrán no obstante encontrarlo en el oro común, cocido con el Mercurio de los Filósofos. Filaleteo es de esta opinión; asegura que el Trevisano, Zachaire y Flamel siguieron este camino; añade sin embargo que éste no es el verdadero camino de los Sabios, aunque conduzca al mismo fin. Pero estas seguridades, por muy sinceras que parezcan, no dejan de engañar a los Artistas, los cuales queriendo seguir al mismo Filaleteo en la purificación y la animación que enseña del Mercurio común, para hacer de él el Mercurio de los Filósofos (lo cual es un error muy grosero bajo el cual ocultó el secreto del Mercurio de los Sabios), emprender fundándose en su palabra una obra muy penosa y absolutamente imposible; así después de un largo trabajo lleno de contrariedades y de peligros no tienen mas que un Mercurio un poco más impuro de lo que era antes, en vez de un Mercurio animado de la quintaesencia celeste: error deplorable, que perdió y arruinó y que arruinará aún a un gran número de Artistas.
PIRÓFILO Es una gran ventaja poder hacerse sabio a expensas del prójimo: por mi parte trataré de sacar provecho de este error, siguiendo a los buenos Filósofos y conduciéndome según las luces que vos me hacéis la merced de darme. Una de las cosas que más contribuye a la ceguera de los Artistas que se aferran al Oro y al Mercurio, es el dicho común de los Filósofos, a saber, que su Piedra está compuesta de macho y hembra, que el Oro hace el papel de macho, según ellos, y el Mercurio el de hembra; yo sé muy bien (como dice mi Autor) que no ocurre lo mismo con los metales, que con las cosas que tienen vida; sin embargo, os estaré profundamente agradecido si tenéis la bondad de explicarme en qué consiste está diferencia.
EUDOXIO Es una verdad constante que la cópula del macho y la hembra es ordenada por la naturaleza para la generación de los animales, pero esta unión del macho y la hembra, para la producción del elixir, así como para la de los metales, es puramente alegórica, y tampoco es más necesario que para la producción de los vegetales, cuya semilla contiene por sí sola todo lo que se requiere para la germinación, el crecimiento y la multiplicación de las Plantas. Observaréis, pues, que la materia Filosófica, o el Mercurio de los Filósofos, es una verdadera semilla, la cual, aunque homogénea en su sustancia, no deja de ser de doble naturaleza; es decir que participa igualmente de la naturaleza del azufre y de la del Mercurio
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ALQUIMIA metálico, íntima e inseparablemente unidos, donde una hace el papel de macho y la otra el de hembra: por esto los Filósofos la llaman Hermafrodita, es decir que está dotada de dos sexos, de suerte que sin que haga falta mezclar ninguna otra cosa, basta ella sola para producir el hijo Filosófico cuya familia pueda multiplicarse hasta el infinito, de la misma manera que un grano de trigo podría con el tiempo, y el cultivo, producir una cantidad lo bastante grande para sembrar un vasto campo.
PIRÓFILO Si estas maravillas son tan reales como son verosímiles, hay que confesar que la ciencia, que da su conocimiento, y que enseña su práctica, es casi sobrenatural y divina: pero para no apartarme de mi Autor, decidme, os lo ruego, si la Piedra no es muy atrevida al sostener altivamente, y sin alegar razones muy pertinentes, que sin ella es imposible hacer oro alguno ni plata alguna, que sean verdaderos. El Oro le disputa esta cualidad, apoyándose en razones que tienen mucha verosimilitud y le hace ver sus grandes defectos como ser de una materia grasa, impura, y venenosa, y que es al contrario una sustancia pura y sin defectos, de manera que me parece que esta alta pretensión de la Piedra, combatida con razones, que no parecen carecer de fundamento, merecería muy bien ser sostenida y demostrada con fuertes razones.
EUDOXIO Lo que he dicho antes es más que suficiente para establecer la preeminencia de la Piedra por encima del Oro y de todas las cosas creadas: si prestáis atención, reconoceréis que la fuerza de la verdad es tan poderosa, que el oro, al querer desprestigiar la Piedra por los defectos que ésta tiene al nacer, establece sin proponérselo su superioridad por la más sólida de las razones que la Piedra pudiese alegar ella misma en su favor. Vedla aquí. El Oro confiesa y reconoce que la Piedra funda su derecho de preeminencia en que es una cosa universal. ¿Se necesita más para condenar al Oro, y para obligarle a ceder ante la Piedra? Vos no ignoráis hasta qué punto está la materia universal por encima de la materia particular. Acabáis de ver que la Piedra es la porción más pura de los Elementos metálicos, y que por consiguiente es la materia prima del género mineral y metálico, y que cuando esta misma materia ha sido animada y fecundada por la unión natural que se hace con la materia puramente universal, se convierte en la Piedra vegetal, única capaz de producir todos los grandes efectos que los Filósofos atribuyen a las tres medicinas de los tres géneros. No se necesitan más fuertes razones para negar de una vez para siempre, al Oro y al Mercurio vulgares, sus imaginarias pretensiones; el Oro y el Mercurio, y todas las demás sustancias particulares, en las cuales terminó la naturaleza sus operaciones, tanto en el caso de que sean perfectas como en el de que sean absolutamente imperfectas, son enteramente inútiles o contrarias a nuestro arte.
PIRÓFILO Estoy completamente convencido de ello; pero conozco varias personas que tratan a la Piedra de ridícula, por querer disputar al Oro su ancianidad. Este Autor
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ALQUIMIA sostiene esta misma paradoja y reprende al Oro por perderle el respeto a la Piedra, desmintiendo a la que es más vieja que él. Sin embargo, como la Piedra tiene su origen en los metales, me parece difícil comprender el fundamento de su ancianidad.
EUDOXIO No es muy difícil tranquilizaros sobre esto: incluso me asombra que hayáis podido concebir esta duda; la Piedra es la primera materia de los metales, y por consiguiente está antes que el Oro y antes que todos los metales; si tiene su origen en ellos, o si nace de su destrucción, esto no quiere decir que sea una producción posterior a los metales; antes al contrario, es anterior a ellos, puesto que es la materia de que todos los metales fueron formados. El secreto del arte consiste en saber extraer de los metales esta primera materia, o este germen metálico que debe vegetar por la fecundidad del agua del mar Filosófico.
PIRÓFILO Me habéis convencido de esta verdad y me parece que el Oro no tiene excusa de faltar al respeto a quien es más anciana que él, que tiene de su parte a los más antiguos y más grandes Filósofos. Hermes, Platón, Aristóteles están a su favor. Nadie ignora que son en esta disputa jueces irrecusables. Permitidme solamente haceros una pregunta sobre cada uno de los pasajes de estos Filósofos, que la Piedra ha citado aquí para demostrar por su autoridad que ella es la única y verdadera materia de los sabios. El pasaje de la Tabla de Esmeralda del Gran Hermes, demuestra la excelencia de la Piedra, en cuanto hacer ver que la Piedra está dotada de dos naturalezas, a saber, la de los Seres superiores y la de los seres inferiores, y que estas dos naturalezas, absolutamente parecidas, tienen un solo y mismo origen, de suerte que debemos concluir que estando perfectamente unidas en la Piedra, componen un tercer ser de una virtud inefable: pero no sé si vos seréis de mi opinión, en lo tocante a la traducción de este pasaje y el comentario de Hortulanus. Dice más o menos así: Lo que está abajo es como lo que está arriba; y lo que está arriba es como lo que está abajo. Se lee (digo yo) para hacer los milagros de una cosa. Yo encuentro que el original latino tiene un sentido completamente distinto: pues el quibus, que enlaza las últimas palabras con las precedentes, quiere decir que por estas cosas (es decir, por la unión de estas dos naturalezas) se hacen los milagros de una sola cosa. El para empleado por el traductor, y por el comentarista, destruye el sentido y la razón de un pasaje que es de por sí muy justo y muy inteligible. Decidme, por favor, si mi observación es fundada.
EUDOXIO No solamente vuestra observación es muy justa, sino también muy importante. Os confieso que jamás había reflexionado sobre esto; vos desmentís con esto el proverbio, ya que el discípulo se eleva por encima del maestro. Pero como Yo había leído la Tabla de Esmeralda más a menudo en latín que en francés, el defecto de la traducción y del comentario no me había causado oscuridad, como puede hacer a
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ALQUIMIA los que sólo leen en francés este compendio de la sublime Filosofía de Hermes. En efecto, la naturaleza superior y la naturaleza inferior no son parecidas para operar milagros, sino que porque ellas son parecidas, se puede por ellas hacer los milagros de una sola cosa. Ved pues que soy completamente de vuestra opinión.
PIRÓFILO Me alegro de haber hecho esta observación: dudaba de que pudiese merecer vuestra aprobación, y creo después de esto que los hijos de la ciencia me agradecerán también un poco que os haya arrancado una aclaración sobre este tema que satisfará sin duda a los discípulos del Gran Hermes. Es indudable que el sabio Aristóteles conoció perfectamente el gran arte. Lo que escribió de él, es una prueba cierta.: así en esta gran disputa la Piedra sabe prevalecer de la autoridad de este gran Filósofo, por un pasaje que contiene sus más singulares y más sorprendentes cualidades. Tened, por favor, la bondad de decirme cómo entendéis éstas: Ella se casa consigo misma; se embaraza a sí misma; nace de sí misma.
EUDOXIO La Piedra se casa consigo misma: porque en su primera generación, es la naturaleza sola ayudada por el arte la que hace la perfecta unión de las dos sustancias que le dan el ser, de la cual resulta al mismo tiempo la depuración esencial del azufre y del Mercurio metálicos. Unión y boda tan naturales, que el artista que presta su mano, aportando las disposiciones requeridas, no podría hacer de ello una demostración por las reglas del arte, puesto que no podría siquiera comprender bien el misterio de esta unión. La Piedra se embaraza a sí misma, cuando el arte que sigue ayudando a la naturaleza por medios absolutamente naturales, pone la Piedra en la disposición que le conviene para impregnarse a sí misma de la semilla astral que la hace fecunda y multiplicadora de especie. La Piedra nace de sí misma: porque después de haberse casado y embarazado ella misma, no haciendo el arte otra cosa que ayudar a la naturaleza por la continuación de un calor necesario para la generación, toma un nuevo nacimiento de sí misma, de modo idéntico a como el Fénix renace de sus cenizas; se convierte en el hijo del sol, en la medicina universal de todo lo que tiene vida, y en el verdadero Oro vivo de los Filósofos que por la continuación del auxilio del arte y del ministerio del Artista, adquiere en poco tiempo la Diadema Real y el poder soberano sobre todos sus hermanos.
PIRÓFILO Concibo muy bien que a base de estos mismos principios, no es difícil comprender todas las demás cualidades que Aristóteles atribuye a la Piedra, como de matarse ella misma; de recobrar la vida por sí misma; de disolverse ella misma en su propia sangre; de coagularse de nuevo con él, y de adquirir en fin todas las propiedades de la Piedra Filosofal. Después de esto ni siquiera encuentra dificultades en el pasaje de Platón. Os ruego sin embargo que queráis explicarme lo
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ALQUIMIA que quiere decir este antiguo, con todos los que le siguieron, a saber, que la Piedra tiene un cuerpo, un alma y un espíritu, y que todas las cosas son de ella, por ella, y en ella.
EUDOXIO Platón habría debido, en el orden natural, pasar delante de Aristóteles que era su discípulo, y que es posible que aprendiese de aquél la Filosofía secreta en la que quería que Alejandro Magno le creyese perfectamente instruido, a juzgar por algunos pasajes de los escritos de este Filósofo, pero este orden es poco importante, y si examináis bien el pasaje del Platón y el de Aristóteles, no los encontraréis muy diferentes en el sentido: para responder empero a la pregunta que me hacéis, os diré solamente que la Piedra tiene un cuerpo porque es, como ya os he dicho anteriormente, una sustancia toda metálica que le da el peso; que tiene un alma, que es la sustancia más pura de los Elementos, en la cual consiste su fijeza y su permanencia; que tiene un espíritu, que hace la unión del alma con el cuerpo; le viene particularmente de la influencia de los astros, y es el vehículo de las tinturas. Tampoco os costará mucho concebir que todas las cosas son de ella, por ella y en ella, puesto que ya habéis visto que la Piedra no es solamente la primera materia de todos los seres contenidos en el género mineral y metálico, sino que también está unida a la materia universal, de la que nacieron todas las cosas, y ahí está el fundamento de los últimos atributos que Platón da a la Piedra.
PIRÓFILO Como veo que la Piedra no se atribuye solamente. las propiedades universales, sino que pretende también que el éxito que algunos Artistas tuvieron en ciertos procedimientos particulares se debieron únicamente a ella, os confieso que me cuesta un poco comprender cómo pudo hacerse esto.
EUDOXIO Sin embargo, este Filósofo lo explica con bastante claridad. Dice que algunos Artistas que conocieron imperfectamente la Piedra y que sólo supieron una parte de la obra, habiendo sin embargo trabajado con la Piedra, y encontrado el medio de separar su espíritu que contiene su tintura, consiguieron comunicar algunas partes a metales imperfectos que tienen afinidad con la Piedra, pero que por no haber poseído un conocimiento completo de sus virtudes, ni de la manera de trabajar con ella, su trabajo no les resultó de gran utilidad, además de que el número de estos Artistas es seguramente muy pequeño.
PIRÓFILO Es natural deducir de lo que acabáis de decirme que hay personas que tienen la Piedra entre las manos, sin conocer todas sus virtudes o bien, si las conocen, no saben cómo hay que trabajar con ella para triunfar en la gran obra, y que esta
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ALQUIMIA ignorancia es causa de que su trabajo no tenga ningún éxito. Os ruego que me digáis si es así.
EUDOXIO Sin duda, muchos Artistas poseen la Piedra; unos la desprecian como cosa vil, otros la admiran a causa de los caracteres en cierto modo sobrenaturales que trae al nacer, sin conocer empero todo lo que ella vale. Hay en fin quienes no ignoran que es el verdadero sujeto de la Filosofía, pero las operaciones que tienen que hacer los hijos del arte sobre este noble sujeto les son completamente desconocidas, porque los libros no las enseñan, y todos los Filósofos ocultan este arte admirable que convierte la Piedra en Mercurio de los Filósofos, y que enseña a hacer de este Mercurio la Piedra Filosofal. Esta primera práctica es la obra secreta, con respecto a la cuál sólo se manifiestan los Sabios por medio de alegorías, o por enigmas impenetrables, o bien no hablan de ello en absoluto. Éste es, como ya he dicho, la gran piedra de escándalo con la que tropiezan casi todos los Artistas.
PIRÓFILO ¡Dichosos los que poseen estos grandes conocimientos! En cuanto a mí, no puedo jactarme de haber llegado a este punto; quisiera saber cómo podría agradeceros bastante el haberme dado todas las aclaraciones que podía razonablemente esperar de vos, sobre los pasajes más esenciales de esta Filosofía, así como sobre todos los demás, acerca de los cuales habéis querido responder a mis preguntas; os ruego encarecidamente que no os canséis, pues tengo aún que haceros algunas que me parecen de enorme consecuencia. Este Filósofo asegura que el error de los que trabajaron con la Piedra y que no triunfaron, se debió a que no conocieron el origen de donde vienen las tinturas. Si el origen de esta fuente Filosófica es tan secreto y tan difícil de descubrir, es natural que muchas personas estén engañadas: pues todas creen generalmente que los metales y los minerales y particularmente el Oro, contienen en su centro la tintura capaz de transmutar los metales imperfectos.
EUDOXIO Esta fuente de agua viviente está a la vista de todo el mundo, dice el Cosmopolita, y poca gente la conoce. El oro, la plata, los metales y los minerales, no contienen una tintura multiplicadora hasta el infinito; sólo los metales vivos de los Filósofos que obtuvieron del arte y de la naturaleza esta facultad multiplicadora: pero también sólo aquellos que están perfectamente instruidos en los misterios Filosóficos, conocen el verdadero origen de las tinturas. Vos no estáis entre los que ignoran de dónde extraen los Filósofos sus tesoros sin miedo a agotar su fuente. Os he dicho claramente y sin ambigüedad, que el Cielo y los astros, pero particularmente el sol y la luna, son el principio de esta fuente de agua viva, única capaz de operar todas las maravillas que sabéis. Por esto dijo el Cosmopolita en su enigma, que no había agua en la Isla deliciosa que describe, que toda aquella que la gente se esforzaba en traerle por medio de máquina y de artificios, era inútil, o venenosa, salvo aquella que pocas personas sabían extraer de los rayos del sol o de la luna. La manera de hacer bajar este agua del Cielo, es ciertamente maravillosa;
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ALQUIMIA está en la Piedra, que contiene el agua central, la cual es ciertamente una sola y misma cosa con el agua celestial, pero el secreto consiste en saber convertir la Piedra en un Imán que atrae, abraza y une a sí esta quintaesencia astral, para formar juntos una sola esencia, perfecta y más que perfecta, capaz de dar la perfección a los imperfectos, después del cumplimiento del Magisterio.
PIRÓFILO ¡Cuán agradecido os estoy por querer revelarme misterios tan grandes cuyo conocimiento jamás podría esperar alcanzar, sin el auxilio de vuestras luces! Pero ya que os parece bien que continúe, permitidme, por favor, que os diga que hasta ahora no había visto un Filósofo que declarase, con tanta exactitud como éste, que había que dar una mujer a la Piedra, haciéndola hablar en estos términos. Si estos Artistas hubiesen llevado más lejos su estudio y hubiesen examinado cuál es la mujer que me es propia; si la hubiesen buscado y me hubiesen unido a ella, entonces habría podido teñir mil veces más. Aunque me doy cuenta dé que este pasaje tiene una relación total con el precedente, os confieso empero que esta expresión de una mujer conveniente a la Piedra, no deja de turbarme.
EUDOXIO Sin embargo, gran cosa es que ya os deis cuenta por vos mismo, de que este pasaje tiene relación con el que acabo de explicaros, es decir, que juzguéis con razón que la mujer propia de la Piedra y que debe unírsele, es esta fuente de agua viva, cuyo origen totalmente celestial que tiene particularmente su centro en el sol y en la luna, produce este claro y precioso riachuelo de los Sabios, que se vierte en el mar de los Filósofos, que rodea a todo el mundo; no es, sin fundamento, que llama este Autor mujer de la piedra a esta divina fuente; algunos la representaron en forma de una Ninfa celestial, otros le dan el nombre de la casta Diana, cuya pureza y cuya virginidad no se ven manchadas por el lazo espiritual que la une a la Piedra; en una palabra, esta conjunción magnética es la boda mágica del Cielo con la tierra, de la que hablaron algunos Filósofos: de suerte que el origen fecundo de la tierra Física que realiza tan grandes maravillas, nace de esta unión conyugal absolutamente misteriosa.
PIRÓFILO Siento con indecible satisfacción todo el efecto de las luces de que vos me hacéis partícipe, y ya que hemos llegado a este punto, permitidme, os lo ruego, que os pregunte una cosa que aun hallándose fuera del texto de este Autor, no deja de ser esencial a este respecto. Os suplico que me digáis, si la boda mágica del Cielo con la tierra puede hacerse en todo tiempo, o si hay estaciones del año que son más convenientes que otras para celebrar estas Nupcias Filosóficas.
EUDOXIO
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA He ido ya demasiado lejos para negaros una aclaración tan necesaria y tan razonable. Varios Filósofos señalaron la estación del año más propicia para esta operación. Unos no hicieron misterio alguno de ello, otros más reservados sólo explicaron este punto con parábolas. Los primeros nombraron el mes de marzo y la primavera. Zachaire y algunos otros Filósofos, dicen que empezaron la obra en Pascua, y que la terminaron felizmente en el curso del año. Otros se limitan a presentar el jardín de las Hespérides esmaltado de flores y particularmente de violetas y de jacintos, que son los primeros productos de la primavera, dice, para indicar que la estación más propicia para el trabajo Filosófico, es aquella en que todos los seres vivos, sensitivos y vegetales, parecen animados por un fuego nuevo que los empuja recíprocamente al amor y a la multiplicación de su especie, que Venus es la diosa de esta Isla encantadora, en la cual descubrió él muy pronto todos los secretos de la naturaleza: pero para señalar más exactamente esta estación, dice que se veían pacer corderos y toros en el prado, acompañados de dos jóvenes pastores, expresando claramente con esta alegoría espiritual, los tres meses de la Primavera, mediante los tres signos celestes que les corresponden: Aries, Tauro y Géminis.
PIRÓFILO Me encantan estas interpretaciones. Los que'son más ilustrados que yo en estos misterios, tal vez no harán tanto caso como yo de la revelación de estos enigmas, cuyo sentido ha sido, empero, impenetrable hasta hoy para muchos de ellos que creen, por otra parte, entender. muy bien a los Filósofos. Estoy persuadido del alto valor de semejante aclaración, capaz de hacer ver claro en otras oscuridades más importantes; en efecto, pocas personas se imaginan que las violetas y los jacintos de D´Espagnet y los animales con cuernos del jardín de las Hespérides; el vientre y la casa del carnero de el Cosmopolita, y de Filaleteo; la Isla de la diosa Venus, los dos pastores y todo lo demás que acabáis de explicarme, signifiquen la estación de la Primavera. No soy el único que debe daros mil gracias por haber accedido a revelar estos misterios; estoy seguro de que en el curso de los tiempos, habrá un gran número de hijos de la ciencia que bendecirán vuestra memoria, por haberles abierto los ojos sobre un punto, que es más esencial para este gran arte que todo lo que pudieron imaginar.
EUDOXIO Tenéis razón en lo de que no se puede estar seguro de entender a los Filósofos, a menos de que se tenga un conocimiento completo de las menores cosas que han escrito. El conocimiento de la estación adecuada para trabajar en el principio de la obra, no es de nimias consecuencias; he aquí la razón fundamental de ello. Como el sabio pretende hacer por nuestro arte una cosa que está por encima de las fuerzas ordinarias de la naturaleza, como ablandar una piedra y hacer vegetar un germen metálico, se ve indispensablemente obligado a entrar por una profunda meditación en el más secreto interior de la naturaleza, y a valerse de los medios sencillos pero eficaces que ella le proporciona; ahora bien, no debéis ignorar que la naturaleza desde el principio de la Primavera, para renovarse e imprimir a todas las semillas que están en el seno de la tierra el movimiento que es propio de la vegetación, impregna todo el aire que envuelva la tierra, de un espíritu móvil y fermentativo que tiene su origen en el padre de la naturaleza; es propiamente un nitro sutil que hace la fecundidad de la tierra de la que es alma, y que el Cosmopolita llama el salitre de los Filósofos. Es pues, en esta fecunda estación que el sabio Artista, para
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ALQUIMIA hacer germinar su simiente metálica, la cultiva, la rompe, la humedece, la riega con este prolífico rocío, y le da a beber todo lo que requiere el peso de la naturaleza; de esta suerte el germen Filosófico que concentra este espíritu en su seno, es animado y vivificado por él, y adquiere. las propiedades que le son esenciales para convertirse en la Piedra vegetal y multiplicadora. Espero que os habrá satisfecho este razonamiento que se funda en las leyes y en los principios de la naturaleza.
PIRÓFILO Imposible que pueda estar más satisfecho de lo que estoy; me facilitáis unos conocimientos que los Filósofos ocultaron tras un velo impenetrable, y me decís cosas importantes, de modo que de buen grado seguiría con mis preguntas para aprovecharme. de la bondad que tenéis de no disfrazar nada; pero, para no abusar, vuelvo al pasaje de mi Autor, donde la Piedra dice al Oro y al Mercurio que es imposible que se realice una verdadera unión entre sus dos sustancias; porque (les dice) no sois un sólo cuerpo, sino dos cuerpos juntos, y por consiguiente sois contrarios, si consideramos las leyes de la naturaleza. Sé muy bien que, siendo imposible según las leyes de la naturaleza, la penetración de las sustancias, su perfecta unión también lo es, y que en este sentido, dos cuerpos son contrarios el uno del otro: sin embargo, como casi todos los Filósofos aseguran que el Mercurio es la primera materia de los metales, y que según Geber no es un cuerpo, sino un espíritu que penetra los cuerpos y particularmente el del Oro, por el cual tiene una visible simpatía, ¿no es verosímil que estas dos sustancias, este cuerpo y este espíritu puedan unirse perfectamente para no hacer más que una sola y misma cosa de una misma naturaleza?
EUDOXIO Observad que hay dos errores en vuestro razonamiento; el primero, que creéis que el Mercurio común es la primera y simple materia de que están formados los metales en las minas, y esto no es así. El Mercurio es un metal, que por tener menos azufre y menos impurezas terrestres que los otros metales, permanece líquido y fluido, se une con los metales, pero particularmente con el Oro, por ser el más puro de todos; y se une menos fácilmente con los otros metales en proporción de la mayor o menor impureza de su composición natural. Debéis saber, pues, que hay una primera materia de los metales de la que el propio Mercurio está formado, es un agua viscosa y Mercurial, que es el agua de nuestra Piedra. He aquí la opinión de los verdaderos Filósofos. Sería demasiado prolijo si quisiera exponerse aquí todo lo que hay que decir sobre este tema. Paso al segundo error de vuestro razonamiento y que es que os imagináis que el Mercurio común es un espíritu metálico que, según Geber, puede penetrar interiormente y teñir los metales, unirse y permanecer con ellos, después de haber sido artificiosamente fijado. Pero debéis considerar que el Mercurio es llamado espíritu por Geber, sólo porque vuela del fuego a causa de la movilidad de su sustancia homogénea: sin embargo, esta propiedad no le impide ser un cuerpo metálico, el cual por esta razón no puede jamás unirse tan perfectamente con otro metal que no se separe siempre de él, cuando se siente empujado por la acción del fuego. La experiencia muestra la evidencia de este razonamiento y por consiguiente la Piedra tiene razón al decirle al Oro que jamás puede hacerse una perfecta unión entre él y el Mercurio.
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
PIRÓFILO Comprendo muy bien que mi razonamiento era erróneo, y para deciros la verdad, jamás pude imaginar que el Mercurio común fuese la primera materia de los metales, aunque muchos grandes Filósofos planteen esta verdad, como uno de los fundamentos del arte. Y estoy persuadido de que no se puede encontrar en las minas la verdadera materia prima de los metales, separada de los cuerpos metálicos; no es más que un vapor, un agua viscosa, un espíritu invisible, y creo en una palabra que la semilla se encuentra solamente en el fruto. No sé si hablo acertadamente, pero creo que ahí está el verdadero sentido de las aclaraciones que habéis querido hacerme.
EUDOXIO No se podrían haber comprendido mejor de lo que vos lo habéis hecho, estas verdades conocidas por pocas personas. Produce satisfacción hablar francamente con vos de los misterios Filosóficos. Veamos cuales son las preguntas que aún tenéis que hacerme.
PIRÓFILO No sé si la Piedra se contradice a sí misma cuando se vanagloria de tener un cuerpo imperfecto con un alma constante y una tintura penetrante; éstas dos grandes perfecciones me parecen incompatibles en un cuerpo imperfecto.
EUDOXIO Se diría aquí que habéis olvidado ya una verdad fundamental, de la que anteriormente estabais plenamente convencido; recordad, pues, que si el cuerpo de la Piedra no fuese imperfecto, aunque con una imperfección en la que la naturaleza no ha terminado su operación, no se podría buscar en ella y menos aún encontrar en ella la perfección. Sentado esto, os será muy fácil juzgar que la constancia de alma y la perfección de la tintura, no están actualmente en estado de manifestarse en 1a Piedra, ni mientras ésta permanece en su estado imperfecto ni cuando por la continuación de la obra, la sustancia de la Piedra ha pasado de la imperfección a la perfección, y de la perfección a la máxima perfección, y la constancia de su espíritu y la eficacia de su tintura, se encuentran reducidas de la potencia al acto, de suerte que el alma, el espíritu y el cuerpo de la Piedra igualmente exaltados, componen un todo de una naturaleza y de una virtud incomprensibles.
PIRÓFILO Ya que mis preguntas os dan pie a decir cosas tan singulares, no os parezca mal, os lo ruego, que continúe. Yo he estado siempre persuadido de que la Piedra
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA de los Filósofos es una sustancia real que cae bajo los sentidos; sin embargo, veo que este Autor asegura lo contrario, diciendo que nuestra Piedra es invisible. Os aseguro que por muy buena opinión que tenga de este filósofo, habrá de permitirme que no coincida con él en este punto.
EUDOXIO Espero, sin embargo, que pronto coincidiréis. Este filósofo no es el único que habla en estos términos: la mayoría hablan de la misma manera que él; y a decir verdad, nuestra Piedra es propiamente invisible, tanto en lo respecta a su materia, como en lo que respecta a su forma. En lo que respecta a su materia, porque aunque nuestra Piedra, o bien nuestro Mercurio (no hay diferencia alguna) existe realmente, es empero verdad que no aparece a nuestros ojos, a menos que el artista no le eche una mano a la naturaleza para ayudarla a traer al mundo esta producción Filosófica; esto hizo decir al Cosmopolita, que el sujeto de nuestra Filosofía tiene una existencia real; pero que no se deja ver, si no es cuando quiere el artista hacerla aparecer. La Piedra no es menos invisible en lo que respecta a su forma; llamo aquí su forma, al principio de sus admirables facultades, dado que este principio, esta energía de la Piedra, y este espíritu en el cual reside la eficacia de su tintura, es una pura esencia astral impalpable, la cual sólo se manifiesta por los efectos sorprendentes que produce. Los Filósofos hablan a menudo de su Piedra considerada en este sentido. Herrnes lo entiende así cuando dice que el viento la lleva en su vientre; y el Cosmopolita no se aleja en absoluto de este Padre de la Filosofía, cuando asegura que nuestro sujeto está ante los ojos de todo el mundo; que nadie puede vivir sin él, y que todas las Criaturas se sirven de él, pero que pocas personas la perciben. Pues bien, ¿no sois de la opinión de vuestro Autor, y no confesáis que de cualquier manera que consideréis la Piedra es cierto decir que es invisible?
PIRÓFILO Sería preciso que no tuviese espíritu, ni razón, para no estar de acuerdo con una verdad que me hacéis tocar con el dedo, mostrándome al mismo tiempo el sentido más oculto y más misterioso de las escrituras Filosóficas. Me siento tan ilustrado por todo lo que me decís, que me parece que ni los Autores más abstractos volverán a parecerme oscuros; sin embargo, os agradecería mucho que tuvierais a bien darme vuestra opinión con respecto a la proposición que formula este Autor, de que no es posible buscar la posesión del Mercurio Filosófico de otro modo que por medio de dos cuerpos, uno de los cuales no puede recibir la perfección sin el otro. Este pasaje me parece tan positivo y tan preciso, que no dudo de que sea fundamental en la práctica de la obra.
EUDOXIO Seguramente no hay otro más fundamental., puesto que este Filósofo os indica en este lugar cómo se forma la Piedra sobre la cual está fundada toda nuestra Filosofía; en efecto, nuestro Mercurio o nuestra Piedra, nace de dos cuerpos:
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ALQUIMIA observad sin embargo, que no es la mezcla de dos cuerpos lo que produce nuestro Mercurio o nuestra Piedra: pues acabáis de ver que los cuerpos son contrarios y que no se puede hacer con ellos una perfecta unión: sino que nuestra Piedra nace al contrario de la destrucción de dos cuerpos, los cuales actuando el uno sobre el otro como el varón y la hembra, o como el cuerpo y el espíritu, de una manera tan natural, como. incomprensible para el artista, que presta la ayuda necesaria, dejan enteramente de ser lo que eran antes, para sacar a la luz una producción de una naturaleza y de un origen maravilloso, y que tiene todas las disposiciones necesarias para ser llevada por el arte y por la naturaleza, de perfección en perfección, hasta el grado soberano que está por encima de la naturaleza misma. Observad también que estos dos cuerpos que se destruyen y se confunden el uno en el otro para la producción de una tercera sustancia, y uno de los cuales hace el papel de varón y el otro de hembra, son dos agentes que despojándose de su más grosera sustancia en esta acción, cambian de naturaleza para traer al mundo un hijo de un origen más noble y más ilustre que el padre y la madre que le dieron el ser; así muestra al nacer unas marcas visibles que hacen ver evidentemente que el Cielo presidió su nacimiento. Observad además que nuestra piedra renace varias veces diferentes, pero que en cada uno de sus nuevos nacimientos tiene siempre su origen en dos cosas. Acabáis de ver cómo empieza naciendo de dos cuerpos: habéis visto que se casa con una Ninfa Celeste, después de haber sido despojada de su forma terrestre para no hacer más que una sola y misma cosa con ella; sabed también que después de haber aparecido de nuevo la Piedra bajo una forma terrestre, tiene que casarse una vez más con una esposa de su misma sangre; de modo que son siempre dos cosas que producen una sola, de una sola y misma especie, y como es una verdad constante, que en todos los diferentes estados de la Piedra, las dos cosas que se unen para darle nuevo nacimiento, vienen de una sola y misma cosa; es también sobre este fundamento de la naturaleza, que apoya el Cosmopolita una verdad incontestable en nuestra Filosofía, a saber, que de uno se hacen dos, y de dos uno, en lo cual terminan todas las operaciones naturales y Filosóficas sin poder ir más lejos.
PIRÓFILO Me hacéis tan inteligibles y tan palpables estas sublimes verdades, por muy abstractas que sean, que las concibo casi con tanta evidencia, como si fuesen demostraciones Matemáticas. Permitidme, por favor, pediros aún algunas aclaraciones, a fin de que no me quede ninguna duda en lo que respecta a la interpretación de este Autor. He comprendido muy bien que la Piedra nacida de dos sustancias de una misma especie, es un todo homogéneo, y un tercer ser dotado de dos naturalezas que lo hacen suficiente por sí mismo para la generación del hijo del sol: pero me cuesta un poco comprender bien, ¿cómo entiende este Filósofo que la única cosa con que se hace la medicina universal es el agua y el espíritu del cuerpo?
EUDOXIO El sentido de este pasaje os parecería evidente por sí mismo, si recordaseis que la primera y más importante operación de la práctica de la primera obra, es reducir
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ALQUIMIA en agua el cuerpo, que es nuestra Piedra, y que este punto es el más secreto de nuestros misterios. Os he hecho ver que esta agua debe ser vivificada y fecundada por una semilla astral y por un. espíritu celeste, en el cual reside toda la eficacia de la tintura Física: de suerte que si reflexionáis sobre ello, confesaréis que no hay verdad más evidente en nuestra Filosofía que, aquella que vuestro Autor enuncia aquí, a saber, que la única cosa que necesita el sabio para hacer todas las cosas, no es más que el agua y el espíritu del cuerpo. El agua es el cuerpo y el alma de nuestro sujeto; la semilla astral es su espíritu; por esto los Filósofos aseguran que su materia tiene un cuerpo, un alma y un espíritu.
PIRÓFILO Confieso que me cegaba a mí mismo y que si hubiese reflexionado bien sobre ello, no habría concebido ninguna duda sobre este pasaje: pero he aquí otro, que no es, sin embargo, objeto de duda; pero que no deja por esto de hacerme desear que tengáis la bondad de decirme vuestra opinión sobre estas palabras: a saber, que la única cosa que es sujeto del arte y que no tiene par en el mundo, es sin embargo vil, y se puede tenerla por poco precio.
EUDOXIO Esta cosa tan preciosa por los dones excelentes que le otorgó el Cielo, es verdaderamente vil en lo que atañe a las sustancias que le dan origen. Su precio no está por encima de las posibilidades de los pobres. Diez sueldos son más que suficientes para adquirir la materia de la Piedra.. Sin embargo, los instrumentos. y los medios necesarios para proseguir las operaciones del arte, requieren algún gasto, esto hizo decir a Geber que la obra no es para los pobres. La materia es, pues, vil, si consideramos el fundamento del arte, puesto que cuesta muy poco; no es menos vil, si se considera exteriormente, lo que le da la perfección, puesto que a este respecto no cuesta nada en absoluto, ya que todo el mundo lo tiene en su poder, dice el Cosmopolita, de suerte que tanto si distinguís estas cosas como si las confundís (como hacen los Filósofos, para engañar a los tontos y a los ignorantes), es una verdad constante que la Piedra es una cosa vil en un sentido: pero que es muy preciosa en otro y que sólo los locos la desprecian por justo juicio de Dios.
PIRÓFILO Pronto estaré tan instruido como puedo desear; hacedme solamente la merced de decirme cómo se puede saber cuál es el verdadero camino de los Filósofos, puesto que ellos describen varios diferentes, y que parecen con frecuencia opuestos. Sus libros están llenos de una infinidad de operaciones diversas; a saber, de conjunciones, calcinaciones, mezclas, separaciones, sublimaciones, destilaciones, coagulaciones, fijaciones, desecaciones, sobre cada una de las cuales escriben capítulos enteros, lo cual pone a los Artistas en tal aprieto que les es casi imposible salir de él felizmente. Este Filósofo insinúa, al parecer, que como no hay más que una cosa en este gran arte, tampoco hay más que un camino; y por toda razón, dice, que la solución del cuerpo sólo se hace en su propia sangre. Nada encuentro en todo este escrito donde vuestras luces me sean más necesarias que
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ALQUIMIA en este punto, que concierne a la práctica de la obra, sobre la cual todos los Filósofos hacen propósito de callarse: os conjuro a que no me las neguéis.
EUDOXIO No es sin mucha razón que me hacéis esta demanda: concierne al punto esencial de la obra, y yo quisiera de todo corazón poder responder a ella tan directamente como he hecho a muchas de vuestras demás preguntas. Os aseguro que os he dicho siempre la verdad; quisiera ahora hacer lo mismo, pero ya sabéis que los misterios de nuestra ciencia sólo pueden enseñarse con términos misteriosos. Os diré no obstante, sin equívocos, que la intención general de nuestro arte es purificar exactamente, y sutilizar una materia en sí misma inmunda y grosera. He aquí una verdad muy importante que. merece vuestra reflexión. Observad que, para llegar a este fin, se requieren varias operaciones, que tendiendo todas sólo a un mismo fin, no son en el fondo consideradas por los Filósofos más que como una sola y misma operación, diversamente continuada. Observad que el fuego separa ante todo las partes heterogéneas, y junta las partes homogéneas de nuestra Piedra: que el fuego secreto produce después el mismo efecto; pero más eficazmente introduciendo en la materia un espíritu ígneo, que abre interiormente la puerta secreta que sutiliza y sublima las partes puras, separándolas de las partes terrestres y quemables. La solución que se hace. después por la adición de la quintaesencia astral, que anima la Piedra, hace una tercera depuración, y la destilación termina por completo, purificando así y sutilizando la Piedra en varios grados diferentes, a los cuales solían los Filósofos dar nombres de otras tantas operaciones diferentes y de conversión de los elementos; se la eleva hasta la perfección, que es la disposición siguiente para llevarla a la más que perfección, por un régimen proporcionado a la intención final del arte, es decir, hasta la perfecta fijación. Veis pues que propiamente hablando, no hay más que una intención en la primera obra, que si los Filósofos describen varias, es porque consideran los diferentes grados de depuraciones, como otras tantas operaciones y caminos diferentes, con la intención (según observa muy bien su Autor) de ocultar este gran arte. En cuanto a las palabras con las que concluye su Autor, a saber, que la solución del cuerpo sólo se hace en su propia sangre, debo haceros observar que, en nuestro arte, se hace en tres tiempos diferentes, tres soluciones esenciales, en las cuales el cuerpo sólo se disuelve en su propia sangre, es al principio, en mitad y al final de la obra; observad bien esto. Os he hecho ver ya que en las principales operaciones del arte, hay siempre dos cosas que producen una, que de estas dos cosas una hace el papel de varón y la otra de hembra; una es el cuerpo, la otra es el espíritu: debéis hacer aquí la aplicación. A saber, que en las tres soluciones de que os hablo, el varón y la hembra, el cuerpo y el espíritu, no son otra cosa que el cuerpo y la sangre, y que estas dos cosas son de una misma naturaleza y de una misma especie; de suerte que la solución del cuerpo en su propia sangre, es la solución del varón por la hembra y la del cuerpo por su espíritu. He aquí el orden de estas tres soluciones importantes. En vano intentaréis por el fuego la verdadera solución del varón en la primera operación, no la obtendríais jamás, sin la conjunción de la hembra; es en sus abrazos recíprocos cómo se confunden y se cambian uno a otro, para producir un todo homogéneo, diferente de los dos. En vano habríais abierto y sublimado el cuerpo de la Piedra, ésta os sería completamente inútil si no le hicieseis desposar con la mujer que le destinó la naturaleza; ella es este espíritu, en el cual tuvo el
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ALQUIMIA cuerpo su primer origen; así, se disuelve en él, como hace el hielo al calor del fuego, tal como observa muy bien vuestro Autor. En fin, trataríais en vano de hacer la perfecta solución del mismo cuerpo, si no reiteraseis sobre él la efusión de su propia sangre, que es su menstruo natural, su mujer y su espíritu todo junto, con el cual se une íntimamente, de modo que no hacen más que una sola y misma sustancia.
PIRÓFILO Después de todo lo que acabáis de revelarme, nada más tengo que preguntaros sobre la interpretación de este Autor. Comprendo muy bien todas las otras ventajas que atribuye a la Piedra, por encima del Oro y del Mercurio. Concibo también que el despecho de estos dos Campeones, les llevó a unir sus fuerzas, para vencer a la Piedra por las armas, no habiendo podido dominarla por la razón: pero, ¿cómo entendéis vos que la Piedra los dispersó y los destruyó al uno y al otro, de suerte que no quedó el menor vestigio?
EUDOXIO ¿Ignoráis que el Gran Hermes dijo que la piedra es la fuerza fuerte de toda fuerza ? pues vencerá a toda cosa sutil, y penetrará en toda cosa sólida. Esto es lo que dice aquí vuestro Filósofo en otros términos, para enseñaros que la potencia de la Piedra es tan grande, que nada es capaz de resistirle. Supera en efecto a todos los metales imperfectos, transmutándolos en metales perfectos, de tal manera que no queda ningún vestigio de lo que eran con anterioridad.
PIRÓFILO Comprendo muy bien estas razones, pero a pesar de todo me queda una duda en lo que atañe a los metales perfectos; el Oro, por ejemplo, es un metal constante y perfecto al que la Piedra no podría devorar.
EUDOXIO Vuestra duda carece de fundamento: pues de la misma manera que la Piedra, propiamente hablando, no engulle los metales imperfectos, sino que los cambia talmente de naturaleza, que no queda nada que revele lo que eran con anterioridad, así la piedra al no poder engullir el Oro ni transmutarlo en un metal más perfecto lo transmuta en medicina mil veces más perfecta que el Oro, puesto que entonces puede él transmutar mil veces otro tanto de metal imperfecto según el grado de perfección que la piedra recibió del Magisterio.
PIRÓFILO
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ALQUIMIA Reconozco el poco fundamento que tenía mi duda: pero a decir verdad, hay tanta sutileza en las menores palabras de los Filósofos, que no debe pareceres extraño que me haya detenido a menudo en cosas que debían parecerme bastante inteligibles por sí mismas. Sólo me quedan dos preguntas que haceros, con respecto a los dos consejos que da mi Autor a los hijos de la ciencia sobre la manera de proceder, y el fin que deben proponerse en la búsqueda de la medicina universal. Él les aconseja, en primer lugar, que agucen la punta de su espíritu, que lean los escritos de los Sabios con prudencia, que trabajen con exactitud, que actúen sin precipitaciones en una obra tan preciosa porque, dice, que tiene su tiempo ordenado por la naturaleza, lo mismo que los frutos que están en los árboles y los racimos de. uva que tiene la vid. Concibo muy bien la utilidad de estos consejos, pero os ruego que queráis explicarme cómo se debe entender esta limitación del tiempo.
EUDOXIO Vuestro Autor os explica suficientemente por la comparación de los frutos, que la naturaleza produce en el tiempo ordenado; esta comparación es justa: la Piedra es un campo que el Sabio cultiva, en el cual el arte y la naturaleza sembraron la semilla que debe producir su. fruto. Y como las cuatro estaciones del año son necesarias para la perfecta producción de los frutos, así tiene la piedra sus estaciones determinadas. Su invierno, durante el cual el frío y la humedad dominan en esta tierra preparada y sembrada; su primavera, en la que al calentarse la semilla Filosófica da la Piedra sus estaciones determinadas. Su verano durante el cual madura su fruto y se hace apto para la multiplicación; su otoño, en el que el fruto perfectamente maduro consuela al Sabio que tiene la dicha de cogerlo. Para que nada tengáis que desear sobre este tema, debo haceros observar aquí tres cosas. La primera, que el Sabio debe imitar a la naturaleza en la práctica de la obra; y como esta sabia obrera no puede producir nada perfecto, si se violenta su movimiento, así debe el artista dejar actuar interiormente los principios de su materia, administrándole exteriormente un calor proporcionado a su exigencia. La segunda, que el conocimiento de las cuatro estaciones de la obra debe ser la regla que debe seguir el Sabio en los diferentes regímenes. del fuego, suministrándolo a cada cual según lo demuestra la naturaleza, la cual necesita menor calor para hacer florecer los árboles y formar los frutos que para hacer que éstos maduren perfectamente. La tercera, que aunque la obra tenga cuatro estaciones, lo mismo que la naturaleza, no quiere esto decir que las estaciones del arte y las de la naturaleza deban corresponderse exactamente, pues el verano de la obra puede llegar sin inconveniente en el otoño de la naturaleza y su otoño, en el invierno. Basta que el régimen del fuego sea proporcionado a la estación de la obra; es en esto solo que consiste el gran secreto del Régimen, para el cual no puedo daros regla más cierta.
PIRÓFILO Con este razonamiento y con esta comparación, me hacéis ver claro en un punto del que los Filósofos hicieron uno de sus más grandes misterios, pues la comprensión de los regímenes no se puede sacar de sus escritos; pero veo con suma satisfacción que imitando a la naturaleza y empezando el orden de las estaciones de la obra por el invierno, no debe serle difícil al sabio juzgar cómo por
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ALQUIMIA los diversos grados de calor, que corresponden a estas estaciones, puede ayudar a la naturaleza y llevar a una perfecta madurez los frutos de esta planta Filosófica. Mi Autor aconseja en segundo lugar a los Hijos de la ciencia, que tengan rectitud de corazón y que se propongan en este trabajo un fin honrado, diciéndoles positivamente que si no están en estas buenas disposiciones, no deben esperar para su obra la bendición del Cielo, de la cual depende todo el éxito. Asegura que Dios sólo comunica un don tan grande, a aquellos que quieren usar bien de él, y priva de él a aquellos que tienen propósito de emplearlo para cometer el mal. Parece que esto no sea más que una manera de hablar que es corriente en los Filósofos; os ruego que me digáis qué reflexiones hay que hacer sobre este último punto.
EUDOXIO Estáis suficientemente ilustrado en nuestra Filosofía para comprender que la posesión de la medicina universal y el gran Elixir, es el más real de todos los bienes del mundo, el más estimable y el más grande de que puede gozar el hombre. En efecto, las riquezas inmensas, las dignidades soberanas y todas las grandezas de la tierra, no pueden compararse con este precioso tesoro, que es el único de los bienes temporales capaz de llenar el corazón del hombre. Da a quien lo posee una vida larga, exenta de toda clase de enfermedades, y pone en su poder más oro y plata que los que tienen todos los más poderosos Monarcas juntos. Este tesoro tiene además la ventaja particular, sobre todos los otros bienes de la vida, de que el que los disfruta se siente perfectamente satisfecho, incluso con su simple contemplación y no puede sentir jamás el miedo de perderlo., Vos estáis por lo demás plenamente convencido de que Dios gobierna el mundo, de que su divina Providencia hace reinar en él el orden establecido por su sabiduría infinita desde el comienzo de los siglos, y de que esta misma Providencia no es la fatalidad ciega de los antiguos, ni el pretendido encadenamiento, o el orden necesario de las cosas que debe hacerlas seguir sin ninguna distinción, sino que por el contrario, estáis bien persuadido de que la sabiduría de Dios preside todos los acontecimientos que ocurren en el mundo. Sobre el doble fundamento que establecen estas dos reflexiones, no podéis dudar de que Dios, que dispone soberanamente de todos los bienes de la tierra, no permite jamás que los que se dedican a la búsqueda de este precioso tesoro, con el propósito de usar mal de él, puedan con su trabajo llegar a su posesión: en efecto, qué males no sería capaz de causar en el mundo un espíritu perverso que no tendría otra intención que satisfacer su ambición y saciar su codicia, si tuviese en su poder, y entre sus manos, este medio seguro de ejecutar sus más criminales empresas; por esto los Filósofos, que conocen perfectamente los males y los desórdenes que podrían producirse en la sociedad civil, si el conocimiento de este gran secreto fuese revelado a los impíos, sólo lo tratan con temor y sólo hablan de él en enigmas, a fin de que sólo sean comprendidos por aquellos cuyo estudio y cuyo trabajo quiere Dios bendecir.
PIRÓFILO
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA No se encontrará nadie con buen sentido, y temeroso de Dios, que no comparta estas opiniones y que no deba estar enteramente persuadido de que para triunfar en una tan grande y tan importante empresa, hay que suplicar incesantemente a la bondad Divina que ilumine nuestros espíritus y que bendiga nuestros trabajos. Sólo me queda daros muy humildemente las gracias por haberme querido tratar como a un Hijo de la ciencia, por hablarme sinceramente, y por instruirme en tan grandes misterios, con tanta claridad, y de un modo tan inteligible como os estaba permitido hacerlo y como yo podía desear. Afirmo que mi reconocimiento durará tanto como mi vida. - RICHARD STANIHURST, "Toque de Alquimia", texto editado por Pedro Rojas García, «Azogue», nº 4, 2001, URL: http://www.revistaazogue.com
Ricardo Stanihurst
TOQUE DE ALQUIMIA PRESENTACIÓN: Esta transcripción del "Toque de Alquimia" de Richard Stanihurst (1547-1618) debe compañarse del estudio crítico de la obra que he realizado junto a José Rodríguez Guerrero (1) . He tomado como base la versión original del texto que también es la única copia manuscrita conservada hasta el momento (2). El tratado expone a Felipe II los detalles que deben examinase antes favorecer la obra de cualquier alquimista. Viene a ser un código normativo pensado para orientar la labor del inversionista, o socio financiero, en materia de alquimia transmutatoria. Pedro Rojas García
Notas: 1. - JOSÉ RODRÍGUEZ GUERRERO & PEDRO ROJAS GARCÍA, "La Chymica de Richard Stanihurst en la Corte de Felipe II", «Azogue», nº 4, 2001, URL: http://www.revistaazogue.com , cf. aptdo. IV.2. 2. - Madrid, Biblioteca Nacional, Manuscrito 2058, tomo 5, ff. 248r-257v, siglo XVI (1593).
I. Transcripciones de Tratados Alquímicos
ALQUIMIA
[fol. 248r] Un breve tratado intitulado El Toque de Alquimia, en el qual se declaran los verdaderos y falsos efectos del arte, y como se conosceran las falsas practicas de los engañadores y haraneros vagamundos.
Compuesto por Ricardo Estanihurst. Dedicado a la Catholica Magestad.
Lo contenido en este tratado
Cap[itu]o 1. La prefacion a su Mag[esta]d Catholica. Cap[itu]o 2. Del nombre de alchimia y de su primer efecto, haciendo medicinas que solam[ent]e curan las enfermedades humanas. Cap[itu]o 3. Del segundo efecto que consiste en una medicina que cura solam[ent]e las enfermedades de los metales, y de la posibilidad suya. Cap[itu]o 4. Del tercer efecto que consiste en una medicina que cura las enfermedades humanas y las metalicas. Cap[itu]o 5. Como se conoscera el philosopho verdadero del sophistico engañador que no promete q[ue] esperanças y su trabajo para hacer las sobredichas medicinas. [fol. 248v]
Cap[itu]o 6. Como se conoscera si el que promete las sobredichas medicinas y echas y acabadas es sinçero philosopho o falso burlador. CAPÍTULO PRIMERO La prefacion a su Mag[esta]d Catholica Magestad. Haviendo cumplido con el mandato de V[uestra] Ma[gesta]d en haçer ciertas curiosidades que se contienen en aquella parte de la philosophia natural que se dice chimica, me pareció expediente hazer mas amplia demostracion del zelo y afiçion que devo a la persona real de V[uestra] Ma[gesta]d presentando aqueste breve tratado, en el cual se tocan los verdaderos efectos deste arte, y se ponen algunas observaciones en las quales (como el oro se prueva con el toque de la piedra) assi se diferencien los buenos y sabios philosophos de los falsos sophistos, engañadores, de los quales ay gran numero en esta nuestra era. Esta noble arte en tiempo antiguo fue tan estimado que se amparava del escudo y
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ALQUIMIA protección de reyes y príncipes poderosos, y entre otros, hallo dos de los anteçesores de V[uestra] Ma[gesta]d muy aficionados a esta secreta sciençia: Philipe, Duque de Borgoña, y Roberto, Rey de Napoles. El Duque, haviendo alcançado la perfecçion della, fue tan rico, y de tanto dinero y joyas que, con su prudençia, valor y riqueça en su tiempo fue tenido estimado por el terror de todos los Reyes de Europa, y aun mantuvo tal tela contra el Rey de Françia no embargante q[ue] entonçes [fol. 249r] era el mas poderoso Rey de la [crist]iandad que le forço a que le acompañase al cerco que puso a la ciudad de Lieja, y en el asalto, entrando el Rey a bueltas de los demas soldados ordinarios, gritava en compañia dellos: Viva el Duque de Borgoña, como se quenta en las historias de Flandes de los valerosos hechos deste famoso Duque. Y ay algunos que son de opinion, y no sin alguna provabilidad, que instituyo la Orden del Tuson por el bien afortunado succeso que tuvo en alcançar la perfecçion deste arte, y ay autores graves, de opinión que la fabula poetica del vellocino dorado no fue otra cosa sino que esta secreta sciençia estava escripta muy a clara, y sin alguna figura oscura en un libro que estava encuadernado con un cuero de carnero, y que Jason, curioso del arte, trato amores con Medea, la qual hurto el libro a su padre y lo dio a su enamorado, con que Jason alcanzo gran riqueça. Empero lo que, mas que otra cosa, verifica la historia es que el mismo Duque escrivio un sabio y sustancial tratado, en el qual confiesa haver obtenido el señorio della, no esto impreso dicho libro, mas hallase en París, mano escrito, en la Libreria de los Reyes, del qual he visto una copia, entre los notables libros que tiene Ernesto, Principe Elector de Colonia, desta curiosa sciençia. Roberto, Rey de Napoles, fue enseñado en esta misma sciençia del muy famoso philosopho Raymundo Lulio, natural de Mallorca, como paresce por diversos tratados que Raymundo dedico al mismo Rey. Y en la misma manera podria muy de coraçon dessear q[ue] V[uestra] Ma[gesta]d tuviesse (si ya no tan profundo philosopho como Raymundo, pues en esta n[uest]ra era no se puede hallar) a lo menos un sabio [fol. 249v] y curioso escudriñador, el qual apartasse algunas provechosas perlas de las sabias obras deste tan famoso autor, y q[ue] emplease su talento en servicio de V[uestra] Ma[gesta]d, cuyo real zelo por todo el mundo se sabe no es otro que, con todo su poder y riqueça, mantener la [crist]iandad, oprimir la infidelidad, defender la religión Catholica, destruir a los abominables lutheranos, y calvenistas, pelear por Dios, y contra el diablo, y para que V[uestra] Ma[gesta]d pueda entender los effectos verdaderos desta estimada arte, y ver las falsas practicas de los engañadores q[ue] andan de tierra en tierra procurando si pueden, con sus grandes promessas, engañar a los principes poderosos, hallo que era parte de la obligacion q[ue] deve a V[uestra] Ma[gesta]d, tratar del uno y de lo otro en este librito, huyendo de toda prolixidad, a causa de los graves y continuos negocios de V[uestra] Ma[gesta]d usando de tal brevedad que antes de luz que cause oscuridad al lector. En Sant Lorenço el Real, a 25 de septiembre de 1593. CAPÍTULO SEGUNDO Del nombre de alchimia y del primer efecto q[ue] haze de componer medicinas que solam[ent]e curan enfermedades humanas. Entre diversas opiniones de diversos autores, hallo ser mas verosimil que esta palabra griega, chimia, de deribe del berbo griego cheo q[ue] significa fundir, por
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ALQUIMIA cuanto los chimistas son forçados muchas vezes a trabajar en fundir los metales y minerales para su mejor preparacion, y de aqui paresçe que este arte chimica tomo el nom[br]e, a la cual los arabes añadieron su articulo al, y asi de chimia hicieron alchimia, significando ambas palabras una misma cosa. El efecto cumplido que esta promete y puede cumplir consiste en tres puntos: el primero en hazer [fol. 250r] medicinas solo para la salud humana; el segundo, para en medicinas q[ue] sirven solo para quitar y limpiar las enfermedades de los metales. El terçero y ultimo, en componer una medicina que sirva asi para curar las enfermedades humanas como las metalicas, y aqueste es el mas principal de los tres. Los que siguen la primera parte ponen todo su cuydado y trabajo en distilaciones > Insertado entre líneas: y extractiones < de yerbas, de gomas, de piedras preciossas, de minerales como vitriol, como açufre, antomonio o semejantes, y aun la extraccion de metales como oro, plata y los demas cinco metales. Los efectos notables questas distilaciones y extractiones hazen en sanar las enfermedades del cuerpo humano, y en conservarlos en salud, no solamente se trata en los libros de los philosophos, mas en este nuestro tiempo es notablemente notorio en las partes de Europa donde de ordinario se usan, como en Italia, Françia y especialmente en Alemania, y la experiencia muestra que con esta medicina sanan muchas enfermedades que por la via ordinaria son incurables, o casi imposible de curar, como la gota, la piedra, colicapassión, consumpcion, quartanas, la ydropesia, la lepra y el mal françes, y otras muchas largas y continuas enfermedades, y para probar aquesta mi asercion no quiero usar al presente de otro testimonio > Insertado entre líneas: que el < de Andres Mathiolo como testigo (valiendome del termino de los abogados) omni exception e maior, este autor ha sido uno de los mas famossos medicos que ha avido en nuestros tiempos, digo en la misma escuela [fol. 250v] que Galeno, Hipocrates y Avicena, y siendo medico desta profesion no se puede pensar que aya escrito las palabras que alego con passion, assi mismo ha hecho una declaracion sobre Dioscorides con muy esquisitos comentarios que los sabios estiman en mucho, sus palabras son estas en cierta epistola que escrivio a Andres de Bl[aff]en, medico de Ferdinando, Archiduque de Austria: > Insertado al margen: Math[iolo] Libr[i] [Epistol[arum] Medicinalium, pag[ina] sig[nata] in edit[io] Lugdunum, anno1564. In nobilissima distilandi sciencia <. "Puedo con verdad testificar que ningun medico se puede ni deve estimar por absoluto ni perfecto y, aun digo mas, que no ha de reçevir por mediano medico que no fuere practico en la muy noble sciençia de la destilaçion, y aunque los efectos de la destilacion se pueden ver en otras enfermedades, principalmente son claros en las que llaman morbichionici, en las quales toda la sangre del cuerpo humano se corrompe por todas las venas como si estuviesen atrapadas con rayces y simientes de donde proceden otras muchas enfermedades, mas no se puede disminuir ni curar sino con remedios sacados de los metales." Estas son las palabras a la letra de Mathiolo, las quales deseo que considerasen con diligencia los medicos que no solamente ygnoran la destilacion que este famoso medico tanto encaresce, mas son contrarios y repugnan a la extraction de los metales que tanto alava el dicho Mathiolo. Y por cuanto he discurrido largo deste primer efecto en otros libros míos que he presentado a V[uestra] Ma[gesta]d
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ALQUIMIA [fol. 251r] no sera necess[ari]o en este breve tratado extenderme en tratar destas medicinas. CAPÍTULO TERCERO Del segundo effecto que consiste en una medicina que cura solamente las enfermedades de los metales y de la possivilidad deste efecto El segundo effecto consiste, como he dicho, en haçer una medicina que cure solamente las enfermedades de los metales. Porque algunos savios autores son de opinion que los çinco metales imperfectos (que son azogue, plomo, estaño, cobre y hierro) estan inficcionados en sus minas con algunas calidades corruptas, y que el un metal difiere del otro no de otra manera que un cuerpo sano de un enfermo, y assi como aplicando una mediçina a un cuerpo leproso se purifica y sana evacuando el mal y suziedad que tenia, assi mismo cuando una medicina apta y propia se echa sobre un metal impuro, las calidades corruptas con que esta inficcionado se le quitan de suerte que el tal metal lo atraen a la pureza de la plata o del oro conforme a la propiedad y operaçion de la medicina, de manera que por esta opinion que no es del todo inprovable tornar qualquier de los metales imperfectos en plata u oro, no es por via de transmutación, mas antes por vía de purificacion, que es decir que la susta[n]cia del metal no se muda ni trueca, sino que las calidades se mudan y alteran, como un cuerpo enfermo tiene la misma sustancia que un cuerpo sano, y quando se le quita la enfermedad no ay alteracion de sustançia sino de calidad y otros acçidentes. [fol. 251v]
Otros famosos autores tienen contraria opinion y afirman que los metales son de diferente especie el uno del otro, y que no es accidental alteracion, sino una verdadera y essencial transmutacion tornar un metal en otro, mas esta contienda quiero dejar para las escuelas. En esto acuerdan generalmente todos los philosophos chimicos: que los cinco metales imperfectos se pueden convertir en plata o oro difieran quanto quisieren el uno del otro, como vemos cada dia por expiriençia que, no embargante que el fuego y el agua son tan contrarios elementos, con todo, se pueden, por sus grados, convertir el uno en el otro. Porque la llama se convierte en humo, el humo en ayre, y este ayre, resolviendolo, se torna en agua, y assi mismo enseña la experiencia, que las rayces >Insertado entre líneas: y ceniças < con grande decoction de fuego se tornan en vidrio, y aun los mismos metales se pueden vetrificar, como vemos cada dia, que con plomo convertido en vidrio los olleros vedrian todo genero de vassos, y yo mismo muchas vezes he tornado plata en vidrio, y en menos tiempo de un quarto de hora este mismo metal se puede reduçir hasta una çierta sustancia como çera negra, assi en blandura como en su facilidad en fundir, y despues ni este vidrio, ni la sustancia que paresçe çera se puede jamas tornar o reducir a metal enteramente por ningun arte. La experiençia assi mismo verifica que siendo el oro un cuerpo tan fixo, y solido bastante ha sufrir toda prueba de fuego, esto non obstante, se puede reduçir a un liquor potable del qual jamas se puede tornar a reduçir en oro, como se puede ver en dos suertes de oro potable que he enseñado a V[uestra] Ma[gesta]d y por su orden enseñado a Fr[ay] Fran[cis]co Bonilla. [fol. 252r]
Y que un metal se pueda convertir en otro Paracelso lo prueva manifiestamente, porque dice que cierta agua mineral de caparrosa que ay en Alemania, que los
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ALQUIMIA moradores cerca della están acostumbrados a echar dentro de dicha agua planchas delgadas de hierro, y dexandolas alli algunos messes las hallan despues convertidas en cobre, esto cuenta como cosa muy notoria y savida en Alemania. Y que el cobre se pueda convertir en plata yo he visto la esperiençia catorce vezes en la ciudad de Londres el año 1578, y con brevedad y verdad contare la historia como passo. Un criado mio llamado Daniel tenia amistad con un mancebo ingles cuyo nombre era Garnet. Este dixo a Daniel que si podria vender seguramente lo que el le daria, que le haria rico, Daniel le aseguro que si podia, y que lo haria, y assi ambos fundian cobre de noche, y tornandolo en plata el Daniel la vendía entre los plateros de Londres. Esto duro çinco o seis dias, y Daniel, con el consentimiento del otro, me conto lo que passava, y a la fin, prometiendo el dicto Garnet grandes planchas de plata, lo recevi en mi servicio. En mi presencia convirtio con cierto polvo blanco catorze differentes vezes cobre en plata finissima. Con esta tan manifiesta experiencia quede convencido habiendo hasta entonces sido de opinion que era imposible lo que el arte prometia, y çierto que esta evidente prueva fue el primer motivo por el cual me movi a poner y aplicar mi entendimiento y de emplear parte del tiempo en el estudio y practica de esta secreta sciençia. [fol. 252v]
Verdad es que este dicho Garnet no queria convertir de un vez que hasta una onça o media de cobre en plata, a la fin con examinacion estrecha, halle que era un perdido y un engañador, porque no savia hacer la medicina, sino que habia hurtado una cantidad della a un clerigo viejo, catholico, que havitava en la parte norte de Inglaterra, que poco despues segun me informaron murio. En el año 1590, en ocho de octubre, un mercader flamenco llamado Fr[ancisc]o Vanguel, que de presente reside en Leon de Françia, vino a Lieja con proposito de conoscerme y tratarme, el qual me dio un grano de peso de un cierto polvo roxo que echandole sobre una onça de azogue que estuviese en fuego grande de carbones encendidos, en espacio de dos oras se convirtio todo en oro purissimo, y tan fino y bueno como podia ser. Este mercader flamenco habia avido este polvo de un su amigo que era el autor, cuyo nombre, nacion, ni vivienda no quiso deçir, ni lo dixera por todo el bien del mundo, siendo conocido esta juramentado a tenerlo secreto.
CAPÍTULO QUARTO Del tercer effecto que consiste en hazer una medicina que cure las enfermedades de los cuerpos humanos y de los metales, y una breve declaraçion de las quatro suertes de fuego que husan los philosophos en sus obras El tercer effecto consiste en haçer una medicina que cure las enfermedades humanas y metalicas el cual efecto assi [fol. 253r] como es el mejor en provecho, lo es tambien el mayor en dignidad. La razon destos differentes effectos procede de la diversidad de los fuegos con que los philosophos hazen sus medicinas, los quales quatro fuegos dividen en quatro suertes: la primera, elemental, que consiste de leña carbon, y de semejante materia combustible; la segunda llaman fuego natural, por el qual cualquier cosa se conserva en su ser; el tercero se dice fuego contra natura, el cual es violento porque destruye toda naturaleza; el quarto es el fuego compuesto que consiste en una mixtura hecha del fuego natural y contra natura. La medicina hecha con el fuego contra natura o el fuego compuesto es el que he dicho en el cap[itul]o
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ALQUIMIA precedente, la qual, aunque es medicina para los metales, es ponçoña para el cuerpo humano por raçon de fuego contra natura con que esta mezclada, y assi el oro > Insertado al margen: que con esta medicina se hace, se dice vulgarmente <, aunque corruptam[en]te "aurum alchimicum" > Insertado al margen: aviendose antes de llamar "aurum alcuinicum" <, tomando la apelacion de un philosopho antiguo llamado Alcuinus, que fue el primer inventor deste genero de medicina, y porque ya he discurrido desta medicina y materia largamente en un tratado que compuse en latin intitulado Apologia del Arte Chimica, en este no me alargare mas. CAPÍTULO QUINTO Como se conoscera el verdadero philosopho y se diferenciara del sophistico burlador, sino promete que esperanzas y su trabajo para hacer y acabar las sobredichas mediçinas Por cuanto hasta ahora he tratado de la philosophia y de su [fol. 253v] estima y valor, síguese ahora que yo de algunas señales para por ellas poder diferenciar al buen philosopho del malo. Es a saber, que el que ofreze su servicio tocante a estos magisterios a un rey, o a qualquier otro potentado, o ofresce solam[ent]e su trabajo con esperança de que cumplira y acabara la obra, o ofresçe la obra cumplida y acabada. Si presenta solas esperanças y su trabajo, la parte a quien lo tal se offreze ha de evitar dos extremos: el uno, que no sea demasiado credulo, y el otro, que no sea demasiado incredulo. Los q[ue] son en extremo credulos echan mano de qualquier remendon q[ue] sabe charlar del arte, no ponderando los fundamentos sobre q[ue] obra, y assi pierden tiempo y dinero, y a la fin se hallan burlados. Otros, al contrario, son tan incredulos q[ue] se aseguran que es imposible hacer ni cumplir tales cosas como en el arte promete. Y como puede ser que por esta via se libren de los engaños de los falsos burladores, tambien alguna vez pueden menospreciar las verdaderas experiencias de los philosophos sinceros y bien yntencionados, cuya offerta, si se uviera acceptado, pudiera ser que hallaran el provecho que les prometia. Por tanto, assi como es resolucion atrevida echar mano de cualquier juguete que se ofrece, no es assimismo cordura menospreciar todas las cosas que de primera faz no podemos alcanzar ni concebir. Porque si Colon no fuera creydo, o puesta en effecto su offerta por algun principe, sino menospreciado de todos, claro esta que hasta ahora las Indias estuvieran por descubrir. [fol. 254r]
Para hallar senda por medio destos extremos de credulidad e incredulidad la primera cosa que se debe considerar es la vida del philosopho, porque si es dado a viçios poca esperança se puede tener del buen suceso de sus obras. Pongo esta señal no como infalible o necessaria, sino como una conjetura provable, porque malos y viciosos hombres pueden bien venir a alcanzar la posesion desta joya philosophica, como se ve que muchas vezes perversos y malos son muy mas ricos que los buenos y virtuosos y no es consecuencia de que cada persona buena y virtuosa aya de tener prospero suceso en este magisterio y obra, sease quando este señorio es un don especial de Dios, es mas aparente que quando un philosopho [crist]iano se da al servicio de Dios, que prosperar mejor en la obra q[ue] tomare entre manos, que no el que se da a viçios. Y por esto, Jorge Ripleo, philosopho ingles y sancto monje, dixo muy bien: si un philosopho vive virtuosamente, fíjate mejor en su philosophia.
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ALQUIMIA La segunda es que consideremos si el philosopho entiende la philosophia, y cierto q[ue] si no la sabe y entiende muy bien que es dinero perdido lo que con el se gastare, considerando que estas mediçinas, digo las del segundo y terçero genero, son los mas profundos misterios que ay en toda la philosophia natural y, por tanto, como podra ser que un ignorante con solo discurso natural y su propia industria venga a alcanzar tanta perfection. Y assi considero bien este punto el mismo Ripleo, respondiendo a los ignorantes lectores que culpavan los philosophos por escribir tan obscuramente, dize estas palabras: "los [fol. 254v] ignorantes culpan a los philosophos, mas ellos deven ser culpados que, no siendo letrados, tratan de philosophia". La tercera es que, si el philosopho pide, para obrar las dichas medicinas del segundo y terçero genero, materiales q[ue] valgan mucho dinero, se puede asegurar o que su intencion es de engañar o su sciençia es muy poca, y en esta observaçion la mayoria de los hombres se engañan, porque sin duda alguna con muy poca costa se puede hazer al segundo y terçer effecto desta parte de natural philosophia, y la primera parte, que consiste en hazer medicinas para la salud humana, assi como es mas trabajosa a causa de tantas medicinas particulares, tambien es muy mas costosa que las otras dos partes. Por tanto, la comun opinion de las personas es muy erronea suponiendo que no se pueden acavar ni obrar estas cosas sino con millones de ducados, y por esta falsa opinion muchos consumen sus haciendas y bienes, donde en verdad el magisterio consiste en mucho saver y poco dinero y no en mucho dinero y poco saver, y assi los philosophos avisan a sus discipulos en diversos lugares de sus libros que en sus obras excusen los grandes gastos y costas como cosa no necessaria. La quarta es que se observe y tenga quenta si el philosopho, en la operacion de la segunda y terçera medicina (que destas dos trato principalmente en este lugar), obra con yerbas [fol. 255r] o con vino vulgar, o aguardiente o tales vegetales, o si pide materiales que con gran dificultad, y en pocos lugares del mundo se pueden hallar. Si esto hace es señal evidente, o que es ignorante o que pretende engañar, porque ciertam[ent]e puedo asegurar y afirmar a V[uestra] Ma[gesta]d que el sujeto verdadero sobre el que todo philosopho ha fundado sus obras esta en toda parte, y no es de mucho valor, y aunque Raymundo Lulio y otros llaman a la materia con que obran vino y agua ardiente, con todo, no se entiende el vino o agua ardiente comun, sino otra agua mas cercana y connatural a los metales que llaman ellos n[uest]ro vino roxo y vino blanco, producido de una [viña], siendo blanco o roxo conforme al tartaro blanco o roxo que contiene, y quien quiera que trabaje en esta practica sin conoscer perfectamente y manejar este vino y tartaro jamas podra alcanzar el deseado effecto, gaste quanto dinero y tiempo quisiere. CAPÍTULO SEXTO Como se conoscera si el que promete de si mismo que tiene las sobredichas medicinas hechas y acabadas es philosopho verdadero y sincero o algun burlador Las quatro sobredichas observaciones paresceran suficientes para descubrir si el philosopho que offrece su servicio y da esperanças se deve acceptar y estimar. Mas si se ofrece alguna cosa real y acabada, las observaciones siguientes con mucho cuidado se deben guardar. [fol. 255v]
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ALQUIMIA La primera se deve examinar y procurar de saber si sabe el mismo de hacer la tal medicina realmente, porque hay algunos burladores que dan a entender q[ue] tienen la medicina hecha, y cuando se viene a averiguar la verdad, se descubre o no la tener y, si la tienen, no ser suya. Para apurar esto, el mejor modo que se puede tomar es pedirle alguna parte de la medicina hecha, y hazer la prueva en su ausencia, o que no toque cosa (si estuviere presente) de las que perteneçen al hacer la prueba, lo que si niega o se excusa por alguna manera se puede presumir de falsedad en su proceder y que no tiene la medicina, porque algunos de estos burladores tiene crisoles, o otros vasos de fundir con dos suelos, el primero muy delgado con un agujero muy pequeño por el qual echan limaduras de oro con que hinchen lo que ay entre el suelo y el otro, y tapandolo con çera, de suerte que, quando vienen a hacer la proiection, consienten que qualquiera otra persona eche en su vaso la cantidad de azogue que diçe ser necessaria y, poniendo el vasso en el fuego, menean el azogue y su medicina falsa con alguna vara de hierro o algun tal instrumento de modo que tenga fuerça para quebrar el primer suelo del vaso, y el azogue con la calor del fuego se evapora y consume en humo, y las limaduras de oro que estan en el fondo y segundo suelo se funden, de tal manera que los sircunstantes, por mucho que miren, son engañados, pensando que alguna parte de azogue se convirtio e oro y que la medicina falsa es verdadera. Otros ay que tienen dagas o varas de hierro [fol. 256r] huecas al cabo, donde meten polvos de oro y tapan el agujero con çera, y ass,i meneando el azogue que tienen al fuego en el crisol con dicha daga o vara, derriten la çera, y caen los polvos de oro en el crisol, y con el calor del fuego se funden, que es otro genero de engaño. Otros toman carbones, y haciéndoles agujeros echan dentro polvos de oro tapandolos con çera, y quando el crisol esta al fuego con el azogue ponen enzima de los dichos carbones, derritese la çera, los polvos caen y se funden, y el azogue desvaneçe en humo. Con este engaño, un bragadin hara tres años burlo a unos ciudadanos venecianos, y despues, pensando engañar al Duque de Baviera de la misma manera, descubrio el Duque su trampa y le mando por ello cortar la cabeza, que se executo. Para evitar estos engaños, el que quisiera hazer perfecta prueva ha de tener vasos, carbon y otros ynstrumentos y materiales requisitos suyos propios, y que el que ofrece la medicina no se allegue a ninguna destas cosas, y si no quiere passar por esto es cosa segura que ay maldad y engaño en su intincion y proceder. En aquesta observacion se encierran otras, que muchas vezes no quieren consentir los tales, que los que estan presentes vean ni toquen su medicina, sino que todo lo quieren haçer con sus propias manos, y estos tales burladores usan algunas veces supersticiones y palabras magicas, y con esto, no se siguiendo la fuerça de naturaleza, sino el ayuda [fol. 256v] del diablo, burlan a los que estan presentes con fantasias magicas, y assi las mas vezes estos magicos no quieren que esten presentes cuando hacen alguna prueva personas devotas, y generalmente son pobrisimos, y estos engaños diabolicos se pueden descubrir con agua bendita, con hacer la señal de la cruz y con otras semejantes ceremonias santas de q[ue] usa la Iglesia Catholica contra tales encantos y supersticiones; la segunda prueva es que, si por expiriencia se halla que la medicina es buena y perfecta, ha se de saber si la persona que la tiene y ofrece es autor della o no, o si la ha avido de alguna otra persona, como he declarado en el capitulo terçero de lo que me sucedio en Londres. Si quiere dezir que es suya echarase de ver la mentira o la verdad muy presto. Si el tal es pobre y pide una suma de dinero para hacer mas medicina, sin duda no puede ser sino un
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ALQUIMIA engañador, porque si tiene el magisterio cumplido como dice su yntincion, ha de ser haçer a otros ricos, y no enriquecer el con otros, y esta regla puede servir para descubrir otros muchos embustes desta suerte de que no hago mencion en este tratado. Ultimamente, como ya tengo declarado, la vida y proçeder del philosopho se debe muy bien considerar, porque si es muy dado a viçios es muy mala señal, como por el contrario su yntincion [fol. 257r] es santa y buena, las obras daran cuenta de su çinçero y justo proçeder, y conforme debe ser estimado y honrado de reyes y principes como, de otra manera, si es algun embustero debe ser muy bien castigado. Finis. [Tres Firmas: Yo el Rey] [fol. 257v] [Cuatro Firmas: Yo el Rey] - DIEGO TORRES VILLARROEL, "Summa Medicina o Piedra Filosofal", texto presentado y editado por Pedro Rojas García, «Azogue», nº 2, Julio - Diciembre 1999, URL: http://www.revistaazogue.com
Diego de Torres Villarroel
SUMMA MEDICINA O PIEDRA FILOSOFAL Este tratado está incluido en: Diego Torres Villarroel, "Conversaciones PhysicoMédicas y Chímicas de la Piedra Filosofal". Hemos transcrito la edición de: Salamanca, 1752.
DEDICATORIA A la Excelentísima señora doña Luisa Centurión, etc., marquesa de Almarza, y Flores de Ávila, etcétera. SEÑORA:
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ALQUIMIA Desde la hermosa, apacible confusión de estos bosques, en donde vivo sobredorando lo siervo con los subidos quilates de vasallo, remito a Vuestra Excelencia la Piedra filosofal, para que sea también de toque, en que se acredite y pruebe el oro finísimo de su veneración. Con vanidad la entrego a la experiencia, y en todo tiempo responderé por su buena ley, pues en el crisol del agradecimiento, artífice el alma, despegó su espíritu de las impurezas que padece el más bien dispuesto mineral de nuestra frágil organización. El cuidado de este papel (que digo yo que me remite el Ermitaño) es persuadir que puede el artificio y la observación trabajar una Suma Medicina para enriquecernos y librarnos de toda futura y presente enfermedad; la primera parte es despreciable en Vuestra Excelencia, porque no contiene el mundo preciosidad que pueda hacerla más poderosa. La segunda, que cuida de la salud, es la que con más gusto mío (y como menos falsa) remito a Vuestra Excelencia como quien desea tanto su vida; y por si en mis escritos se descubren algunos secretos que con evidencia libren de futuras enfermedades, he querido que sea Vuestra Excelencia quien primero los disfrute; y cuando no se me logre esta buena intención, sírvase Vuestra Excelencia con el deseo de quererla inmortal. Otras vecesseñor, mis felicidades; y si dejara a la pluma , en lo sucio de mis planas parlé a Vuestra Excelencia y al marqués, mi que dictase las abundancias del dichas; pero como ésta es sospechosa lisonjera y ánimo, cada instante pregonará sin descanso mis en las dedicatorias tienen perdido el crsustento en el labio, esperando sólo en el édito las expresiones, las sufro en el alma y decirlas la deseada ocasiagradecimiento, volveré a repetir que estando a los ón de acreditarlas; y en cuanto a este beneficio y mi pies de Vuestra Excelencia me burlarhalagos y sus gestos los conozco embustes, sus é a cara descubierta de la fortuna: sus propuestas mentirasdesgracia mía pudiese más un coraje que mi , y sólo a empujones podrá arrojarme de tal sagrado; y si por cuidadoquiera parecer empleo y conveniencia, y sólo , me ocultará para siempre el monte que hoy me sufre y huiré de todo lo que serdescomodidad, pues a todo lugar y en todo tiempo á un retraimiento o abandono mi destino, contento siempre en la mayor arrastrarcomido su pan y hollado sus umbrales no me la podría é la dulcísima cadena de mi servidumbre, y ya la honra de haber quitar la men la feliz compañía del marqués, mi señor, los años ás avarienta desventura. Guarde Dios a Vuestra Excelencia que puede y yo deseoAbril, treinta de mil setecientos y veinte y seis.. De este retiro de Vuestra Excelencia, Valverde, y Excelentísima señora. Besa los pies de Vuestra Excelencia, con toda veneración y respeto, Su siervo, Diego de Torres Villarroel.
Al lector Prólogo que es preciso que lo lea, y si no, se quedará en ayunas de la obra, que éste no es como otros, que más han sido bachillerías que advertencias. Desenojando a la vida de las porfiadas razones de la urbanidad (trabajosa ocupación del ocio cortesano) y aficionando al espíritu más en las verdades de la
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ALQUIMIA naturaleza que en las voluntarias leyes del melindre, estoy, lector mío, en la suave sola situación de estos carrascos, salvaje racional de estas malezas; aquí me visita el tiempo más despacio, y se detiene conmigo algunos ratos: sólo en la aldea conozco que es caduco, porque me viene a ver con muletas, y allá me visitaba con alpargatas; en los pueblos corre, y en estos retiros descansa; por soplos me contó los años en la corte, y os huyeron los meses sin razón ni cuenta, y por estas soledades viene arrastrando las horas, de modo que pasan con su cuenta y razón; en cualquier lugar es sueño la vida y muerte el hombre; pero aquí vivo siquiera lo que sueño, y me voy acabando más acomodado y menos enfermo, porque el Sol, el aire y el humiento calor de los tizones (médicos examinados por la Providencia) me curan y desecan las húmedas hinchazones de que se queja el más cerrujo de la corte; respiro sin quejas, paseo libre, miro sin estorbos, discurso poltrón y me gasto las horas como yo me lo mando, sin vecinos ni visitas, que son las dos tarascas que se engullen las vidas; estudio mucho en huir de las penas y cenas, que éstas, cuando vienen a buscar a un desdichado, se traen de camino la mortaja, y el pobre humor que se descuida, dan con él en tierra: recibo las pesadumbres cuando vienen lloradas y enjutas; a las desdichas no las abro la puerta, que mi organización es posada de arrieros más locos, y una locura en cualquiera parte se acomoda, y las señoras penas, como se precian de graves, no se pueden esparcir en mi fantasía, y es ruin mesón mi espíritu para tan hinchada soberbia; ceno poca carne, y en abreviatura, doy gracias a Dios; me acuesto temprano, y doy gusto al gran Avicena, señor del aforismo, y a sus secuaces les niego el atributo que les paga nuestra glotonería. Libre el alma de estos sustos, retoza el animal con un desahogo que hace menos pesados los humores; el cuerpo se baña en un sayo vaquero, entre sotana y caperuza, los ijares se chapuzan en un par de calzones miqueletes, en donde se acomodan los lomos, convaleciendo de los estrujones del traje, polaina justa, zapato pecador de cuatro suelas, bueno para edificio, porque es ancho de cornisas, y la nuez del pescuezo hecha piernas, desde el hueso esternón hasta la mandíbula, sin que la tenga de las agallas el garrote de cuellos, golillas, corbatas, ni otros arreos, a quienes se les puede perdonar el adorno por la carga. Los alientos, que estaban tísicos, las fuerzas éticas, las respiraciones dificultosas, y todos los movimientos emplastados de la ociosidad, ya van cobrando su nativo valor con el nuevo ejercicio; a todos doy a beber los sabrosos cordiales del esparcimiento ya arrojando un canto, apedreando un cuerno (que esto se llama jugar a la calva), y esto lo ejercito pocas veces, que por acá hay pocas calvas con cuernos, al revés de otras poblaciones, que no hay calva, por estéril que sea, que no brote estos duros pelambres; ya burlando a un novillo, haciendo sudar a un caballo, y ya rodando un monte por asustar un pájaro, tareas todas, aunque reñidas con la seria política, gustosas y acomodadas a la vida natural; pues una tarde (aquí va empezando lo preciso del Prólogo) estaba yo bien entretenido con las tres personas de este pueblo, birlando a competencia nueve bolos, cuando me apartó de su compañía y mi diversión un criado que me traía las cartas que, desde la corte y otras partes, me escriben algunos amigos que no me han querido olvidar; llevóme la atención una más abultada que las regulares, de un pliego, y abriéndola, me hallé (por no cansarte) dentro del sobrescrito aquel cartapacio alquimista que me había ofrecido el Ermitaño que me recogió la noche triste de la mula; llegaron los colegiales de campiña y saber novedades, y habiéndoles leído la Gaceta, les dije: «Aquí viene una obra de gran consideración, hagamos rancho, y vamos leyendo.» «Que nos place», dijeron los tres; yo leí, y aquellas hojas, en donde se explica en latín el Ermitaño, se las construía yo, de modo que quedaba contenta en sencillez. Uno de ellos, que es el Cicerón de este concejo y el Aristóteles de esta ribera, levantándose de un poyo, en donde estuvo leyendo con toda atención, dijo: «Ello bien claro lo dice, y a fe que el Ermitaño no es como los de esta tierra, que son unos porros, que sabe un punto más que Satanás; pero aunque él lo asegura
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ALQUIMIA tanto, a mí me parece más fácil sacar esa Piedra de la vejiga del diablo que del mercurio, y es mucho que esos chinos, o como se llaman, hayan tenido Piedra, desanguándose tanto por todas partes; pero en fin, sáquese o no se saque, yo me he alegrado tanto de oíllo, que si Dios me diese algún hijo en la mi moger, lo he de poner a sulfurco y pedrero, que todos los hijos de la piedra son muy dichosos, y ahora se me ha venido al caletre, que antaño pasó por esta serranía un astróligo de estos, y de las hierbas del campo y los mocos que arrojaba el herrero hacía agua muy clara, y diz que a sus solas formaba oro y plata.» Estas razones dijo el noticioso patán; y yo, respondiendo a él, y hablando contigo, lector, dije: «El intento del Ermitaño en esta obra es persuadir con la natural Filosofía, que del mercurio y el sulfur se compone una unión de elementos, y en ellos se oculta una quinta esencia, que con ella y otras especies vertidas en todos los cuerpos metálicos y humanos, los purga y modifica las superfluidades, flemas, impurezas, y otras enfermedades; esto es, al impuro estaño lo limpia de aquella virtuosidad y lo deja plata, al sucio cobre lo purga de sus flemas y lo transmuta en oro, y al cuerpo humano lo libra de las enfermedades presentes, y reserva de las futuras de cualquiera especie y condición que sean; los preceptos que da el Ermitaño para formar esta Suma Medicina son muy racionales, y aunque yo en la primera parte de esta obrilla los aborrecí, fue por no estar enterado en sus principios, y porque no entendí las metáforas con que se explican en sus libros estos filósofos enigmáticos; entendiéndolos tú, lector amigo, podrás hacerte de oro, y robusto de salud (si la operación sale conforme te aseguran estas doctrinas), y cuando esto no logres, te enriquecerás, a lo menos con las voces de una graciosa Filosofía ignorada en nuestra España; yo la he leído, pero no he procurado la experiencia; si se me detienen algunos cuartos, puede ser que los gaste en hornillas y alambiques, y como encuentre esta Piedra, te prometo de decírtelo con tal claridad, que no necesites más maestro (que todavía no está explicada a mi satisfacción esta obra, y el Ermitaño no ha querido vomitar todo el veneno); y si no la encuentro, también te avisaré, que a mí me tiene gran cuenta festejarte y servirte, porque tú eres mi piedra filosofal, de donde yo saco con más seguridad el oro, la plata y el cobre. Y con esto a Dios, que no se me ofrece más. VALE.
LA SUMA MEDICINA O PIEDRA FILOSOFAL Que saca a luz, de las tinieblas, de enigmas y metáforas con que la oscurecieron los chemistas filósofos, un Ermitaño, codicioso sólo del aprovechamiento de los curiosos. La parte más famosa, más oculta, más difícil, más noble y más secreta de la Filosofía natural es la que te escribo desde estas soledades donde habito, monstruo racional de estos carrascos; he procurado dictarla y escribirla con toda claridad y sucinta gramática, limpiándola de los enigmas, figuras y metáforas con que la ocultaron y oscurecieron los avarientos chemistas que se dieron al experimental estudio de esta gloriosa ciencia, procurando, más que descubrirla, enterrarla. El genio prudente conocerá a la primera vista lo famoso y verdadero de la operación, y aun el mediano discurso, a continuado desvelo, conseguirá el fin de estas operaciones, excluyendo miserablemente a los de duro ingenio. Debe ser el estudiante artífice de está profesión, escogido, y práctico en el conocimiento de la naturaleza y en la anatomía de los metales y tener averiguadas sus generaciones, enfermedades, imperfecciones y otras impurezas en sus minas; y del mismo modo debe conocer los tres órdenes de medicinas, o piedras; pero como las dos sean
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ALQUIMIA sofísticas y falsas, o a lo menos conjeturables, trabajará el buen profesor en una sola, que es la tercera, la gran Piedra, Suma Medicina filosófica, única y cierta del todo, de la cual solamente escribieron los verdaderos filósofos, y la trataron en sus libros, dejando como inútiles y vanas las otras dos órdenes de medicinas y piedras; y así yo, imitando la lección, estudio y manufactura de los más graves, escribo esta tercera orden, apartándome de otros intentos inútiles, y antes de empezar mi Tratado (porque si fuere a otras manos) quiero decir cómo ha de ser el profesor de esta ínclita Filosofía. Tengo el consuelo, amigo Torres, de que estás adornado de algunas de las amables prendas que han de componer al buen operario de estas artes; si sólo he comprendido en ti la poquísima constancia en esta precisa diligencia, porque te advierto variable en todo linaje de propósitos; pero venciendo la gran pasión que tienes a la flojedad, no dudo yo sacar en ti, con mi doctrina, un famoso profesor que acredita la maltratada (por no conocida) ciencia de las ciencias; y por si acaso en las demás propiedades tuvieres que enmendar, quiero decirte (así a ti como a cualquiera que leyere este Tratado), como ha de ser el profesor de estas operaciones. No ha de ser garboso, y que pique un poco en desbaratado en despreciar sus dineros; debe ser firme en la empresa, ni muy tardo ni muy pronto, fino observador y cauteloso; ha de estar sano, sin estorbos en pies, manos, ni en la vista, ni ha de ser muy viejo ni muy mozo, ni tan pobre que no tenga con que suplir los primeros gastos, para alcanzar esta suntuosa y poderosa Filosofía; y en fin, debe ser el aplicado a esta ciencia hijo verdadero de la doctrina, varón de sutil talento, medianamente rico, pródigo, sano, constante, firme, suave, pacífico, templado y bien dispuesto de órganos y miembros; ha de estudiar muchas veces en esta doctrina, y sacar de sus discursos y su noticia las verdades y sacadas, recomendárselas a la memoria, y entrar al fin con desinterés y cuidado en la operación; y siendo el profesor, como llevo insinuado, sin detenerme en otras impertinencias, voy a desengañarte, en las siguientes hojas, de aquel tropel de errores en que te vi las tres noches, que con gusto mío te comunique; no me repares en el estilo, que yo no entiendo de otras recancanillas quede escribir con verdad y sencillez lo que tengo leído y experimentado, y lo que por mis propias manos he hecho, sin más principios ni más materias que las que se siguen. Es preciso que sea loable y dichoso el fin de cualquiera intento cuando los principios están bien estudiados; y aún dice Aristóteles, en el primero de los Éticos, que no se duda el fin, sabido el principio: Qui scit principium alicuius rei, scit fere usque ad fines eius. Así, pues, empezaré por los principios de esta famosa Filosofía, para que a éstos suceda la gloriosa consumación que deseo. Son, pues, los principios de esta ciencia los mismos que en los metales, y la materia principal de éstos en sus minas, de la cual se engendran; es el agua seca, agua viva, o argento vivo (que con todos estos nombres la bautizan los chemistas) y el spiritus faetens, o sulfur; pero es de notar que éstos, en su naturaleza, como los crió Mina, no son la materia que buscamos, porque en aquellos lugares donde son engendrados no se encuentra algún metal; es, pues, su materia una sustancia creada por la naturaleza que contiene en él a la naturaleza y sustancia del argento vivo y el sulfur, y de esta materia o sustancia, de estas dos se engendra y procrea otra sustancia sutil y fumosa en las entrañas de la tierra y venas minerales, en donde se congregan y detienen; y después que la virtud mineral baña a la dicha fumosa materia, la congela y une, con unión inseparable y fija, por medio del calor y decocción natural, templada en la minera, y tan unidos, que ni el húmedo que es el argento se puede separar del seco que es el sulfur, ni el seco del húmedo. De esto se infiere que en los metales se dan naturalmente cuatro elementos, y que éstos son homogéneos, que no son otra cosa que unos humos sutilísimos, congelados y fijos por decocción natural en la minera, y alterados en naturaleza de metal. También se saca de esta
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ALQUIMIA doctrina que el húmedo radical de los metales en su calcinación, por la homogeneidad y fuerte unión con los elementos, no se consume ni se separa, como sucede al húmedo radical de la piedra, por faltarle la unión con el seco o sulfur; y así vemos que el húmedo de las piedras es volátil y huye del fuego, y el húmedo de los metales es fijo y permanece en él; que el sulfur, en la generación de los metales, es como agente y la sustancia del argento vivo es paciente; y por esto al sulfur llaman Pater mineralium, y al argento vivo Mater. De lo dicho conocerá el artífice filósofo que la naturaleza, en la creación y formación de metales, tiene cierta sustancia o materia; es, a saber: el argento vivo, de la cual materia hace salir en la mina aquella fumosa sustancia o material sutil que, después, con el artificio de la naturaleza, se convierte en metal. Aquella, pues, primera materia, de la cual se engendra la dicha fumosa materia, es cuerpo, y aquella fumosa, engendrada de ella, es espíritu; y así la naturaleza hace del cuerpo espíritu, y la hace subir desde la tierra al cielo, porque es, una materia corporal hace una cosa espiritual; y porque, a esta materia espiritual la docta naturaleza convierte en metal (como hemos dicho), entonces hace del espíritu cuerpo, y así la hace bajar del cielo a la tierra (póngote, Torres amigo, estas ascensiones y descensiones a la tierra y el cielo porque son metáforas con que ocultaron estos famosos principios los avarientos químicos, y porque si leyeres sus libros no te confundas); y así, volviendo a atar el hilo de nuestra intención, digo que en todas estas operaciones verdaderamente no podemos seguir a la naturaleza, pero hemos de procurar imitarla con atención, ya que no en todo, en parte. También es cierto que todos los metales, en cuanto a la raíz de la naturaleza, son todos de una misma sustancia o materia, pero no de una misma forma; y esto es, por la enfermedad o sanidad, mundicia o inmundicia, cuantidad o poquedad de la sustancia del argento vivo y el sulfur, en la unión natural, por la distinta cualidad de minas y la larga o breve decocción de la naturaleza; esto me parece que basta para dar a entender la general generación de los metales, voy a decir los radicales principios de esta secreta Filosofía. Los radicales principios en que se funda esta ciencia, son: cierta y determinada materia o sustancia propia del argento vivo, y sulfur fumosa, y sutil de naturaleza de estos dos, engendrada por nuestro artificio limpidísima, clara, en la cual existe el espíritu de la quinta esencia, como diremos después; no es esta sustancia, ni el sulfur ni el argento, conforme están en sus mineras naturaleza, sino cierta parte de estos dos, que ni es sulfur ni argento. Esta sustancia que digo, fumosa, volátil, se fija y se mata y convierte en otra sustancia de argento y sulfur, que es pasible en el fuego, y nunca huye de él, antes bien, persevera siempre, la cual, después, por la decocción templada y continua, y por maestría de esta arte, se congela en una piedra fluida tingente y que persevera en el fuego. Algunos filósofos dicen que de solo el argento vivo, sin las comixtiones o mezclas del sulfur, engendra esta materia; pero esto es lo mismo que voy yo armando, porque el argento vivo contiene naturalmente en sí el sulfur rubro mezclado (y este sulfur rubro yo le he sacado de la albura del argento vivo con mis propias manos). Los agentes en la operación de esta ciencia son el agua y fuego, y estos dos elementos se coadyuvan juntamente; la tierra y el aire son los pacientes; el agua es el macho; la tierra la hembra; el Sol es el padre y la Luna la madre, de muchas cosas necesitamos en este arte que no las ha de menester la naturaleza, pero nuestro estudio ha de ser imitarla: en estas cosas de que necesitamos, es de advertir que están los cuatro elementos, y conviene con precisión saber convertirlos unos en otros, mudarlos y alterarlos; es a saber, hacer del húmedo seco, del frío cálido y del cálido frío; y de otra suerte es, imposible consumar con perfección la obra; nota que así como la naturaleza hace del cuerpo espíritu y del espíritu cuerpo en la generación mineral, así los químicos en la generación de la piedra (que hemos de hacer) por nuestro artificio, haremos los cuerpos espíritus y los espíritus cuerpos, que por eso dice Aros: Facite corpora spiritus, et inveniens quod queritis, con que de todo lo dicho
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ALQUIMIA sacamos que los principios y operaciones de esta ciencia son semejantes a los de la naturaleza; pero nosotros necesitamos más cosas que ella para nuestros trabajos. Dados ya los principios de la generación de metales y los de esta ínclita, admirable ciencia, así, generalmente, ahora iremos viendo la operación y maestría del arte. Todo el artificio de esta piedra oculta filosófica tiene dos partes de operación: la primera es el elixir, y ésta se llama primum opus; la segunda parte es de la operación de esta piedra, que es el secundum opus, la cual se hace de otro modo, y en distinto vaso. Muchos filósofos, en sus libros, primeramente enseñaron a hacer la segunda obra, esto es, la operación de la piedra; y algunos hablan en sus escritos unas veces de la primera, otras de la segunda, a fin sólo de confundir y cegar al aplicado, y para ocultar de los ingenios esta famosa ciencia. Yo, amigo, seguiré el recto orden en la operación; y como la ejercité con mis propios dedos y vi con mis ojos, así pondré la doctrina. Lo primero es necesario que las materias se conviertan en elixir. Este elixir es el primero y principal fundamento de esta piedra preciosa, la cual por la segunda obra se convierte en verdadera piedra filosófica y medicina suma; la cual quita de lo comixto lo enfermo y lo imperfecto de los metales, y los reduce a sanidad y perfección, y realmente lo convierte en lunífico o solífico, según el color de la tal piedra. Dividen los filósofos al elixir, y dicen que tiene cuerpo, alma y espíritu, y éstos están unidos en aquella unión de la naturaleza, a la cual, por nuestro artificio, la ministramos para que la haga, y por eso nosotros no hacemos el elixir ni la piedra, sino la naturaleza, a quien damos la materia para que la fabrique; a la tierra de esta suma medicina llaman cuerpo, fermento o secreto de la piedra o del elixir, con que de la sustancia sutilísima y purísima del argento vivo, el sulfur y nuestra tierra se compone el elixir, y en esto consiste nuestra piedra. De dos modos se considera el elixir en esta ciencia; hay elixir para lo blanco y para lo rubro; vamos viendo el elixir para lo blanco primeramente, y de sus especies de que se compone: de las especies del elixir para lo blanco han variado mucho los filósofos y las han dado diversos nombres, unas veces tomándolo de su color y otras de su naturaleza, pero siempre añadiendo y quitando algo para engañar a los curiosos y deseosos de saber esta ciencia, unos buscaban este elixir en los vegetables; y aunque esto es posible por la naturaleza, no es posible al filósofo, porque es breve la vida para esta operación; otros le buscaban en las piedras preciosas, vidrios y sales, y éstos trabajaban un imposible contra los principios de la naturaleza, pues lo más que de estos entes se puede esperar (después de largo tiempo y crecido trabajo) es la alteración; otros, en los espíritus solamente del sulfur y el mercurio, con sus compañeros la sal amoníaca y el arsénico; y otros, en todos los cuerpos de los metales; pero todos estos sudaron vanamente; y así, omitiendo otros muchos diré sólo lo que verdaderamente conviene a este elixir. Cuatro son las especies que son precisas para componer este elixir; es, a saber: el argento vivo, el sulfur citrino volátil que huye, el sulfur verde fijo, y el sulfur blanco fijo, y estos tres, sulfures son fluidos como la cera; de estas especies son mejores las nuevas que las viejas; el buen sulfur verde es el que, quebrantándolo, aparece la fracción clara, y verde, y es lúcido, a manera del vidrio; y por esta razón lo llama Morieno a este sulfur, vidrio, por la razón de su color y lucimiento; el sulfur blanco fijo es el mejor el que fuere más blanco, que tenga fractura blanca, luciente, y que descubra los granos oblongos, aunque no mucho, y poco gruesos, los que no son buenos que descubra el sulfur citrino volátil. Compónese, pues, el argento vivo con el sulfur vivo citrino, de tal suerte, que uno y otro sean alterados y convertidos los dos en una masa rubra, la que llamamos tierra rubra ponderosa: de estas dos especies su composición, o disposición, habla
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ALQUIMIA Morieno en su libro Ad Regem Hali, y dice: Fac ut, sumus albus, idest Mercurius, fumum rubrum, idest sulfuris capiat, et simul ambo efunde, et coninge, ita quod pars pondus aponatur. Pero respecto que esta tierra rubra, lúcida, ponderosa y venal se encuentra, no nos cansaremos en su composición, y así prosigamos nuestro intento. Habiendo, pues, comprado estas especies, toma una fibra del sulfur verde fijo, y muélelo sobre un mármol o pizarra limpia, hasta que se haga un polvo minutísimo; toma después tres onzas de sulfur blanco fijo, y en el mismo mármol las molerás con cuidado, y guardarás aparte uno y otro; toma también otras tres onzas de tierra rubra, lúcida, ponderosa, que está compuesta del sulfur y el mercurio, y majarla también, hasta que en la tal tierra no se vea nada de lo lúcido, y queda un polvo rubicundo y grave; toda esta obra la llaman los filósofos opus contritionis; y a esta obra de contrición la llaman también hiems, o invierno; porque, como el invierno, está destituido de todo fruto y virtud agente natural; y así también esta obra de contrición está destituida de toda operación agente al elixir, porque nada de éstos antes está mezclado. Hecha, pues, la operación del invierno, luego sin intervalo comienza la obra de composición y mezcla de estas especies, que es así: a todos estos polvos de estas especies, júntalas; y mezcladas en el mármol, hasta que toda esta materia aparezca rubra, y a toda esta materia rubra divídela en dos partes iguales; cada una de estas partes de esta composición o preparación se pone en un vaso propio y destinado a este fin; en tal vaso siempre se ha de hacer esta obra, de modo que el vaso alambico de vidrio se disponga así: han de ser dos vasos el vrinal y el alambico (como regularmente se hace en todas las destilaciones) sino al contrario, la boca del alambico ha de entrar en la del vrinal; después se embarra y cubre con el lodo filosófico, y se deja secar y endurecer, y luego se vuelve a cubrir, de modo que no pueda evaporarse por las junturas espíritu alguno; y llámase la obra presente opus veris, porque como en el verano universalmente todas las cosas naturalmente se unen, para fructificar así estas de que se compone el elixir, se unen para fructificar y engendrar esta piedra filosófica. Fáltanos ahora decir el residuo de esta operación, y la que nos resta de hacer se llama aestas; porque, así como los frutos de la naturaleza, por el calor, salen de la tierra y suben a gozar del aire, para llegar después al otoño, esto es, a la naturaleza y perfección, así también en este elixir, por el calor del fuego material, salen de esta tierra y suben al aire, para llegan al otoño a perfeccionarse. Hablando, pues, de esta disposición, contrición y separación, dice (para concluir esta obra) Aristóteles: Ad Alexandrum Regem, en el libro De secretis secretorum, o, Alexander accipe lapidem mineralem vegetabilem, et animalem, et separa elementa. Luego debemos empezar por la separación de elementos, que es así: de esta tierra rubra se han de separar los elementos; esto es, lo puro de lo impuro, lo diáfano del opaco, y lo claro de lo turbio, es como se sigue: puesta esta tierra en los dos vasos urinales con sus alambicos enlodados, entonces pondrás el vaso singular, hecho a este fin, en el aludel sobre cenizas, y el aludel esté seco y bien sigilado, con el luto sobre el horno, dispuesto para esta operación; cada vaso ha de tener su horno y su aludel, y en estos hornos compondrás el fuego, templado de tal suerte, que dentro del horno, en el hondón del aludel, puedas tener la mano sin peligro de quemarse, y en esta disposición y continuada templanza del fuego está la felicidad de la obra, porque si das mucho fuego, la materia se fundirá en los vasos antes que vuelen los espíritus, y antes de secarse dicha materia en el vaso se quebraría todo y se perdería toda la obra. Dispuestos así los vasos con el templado fuego en sus hornos, entonces el vapor de estas materias sube al alambico en humo sutilísimo, y este humo se convierte en agua limpia, serena y clara que contiene en sí la fuerza y valor de todas las especies, de las cuales se engendran; la cual, engendrada ya y causada en el alambico, baja por el cuerno de ciervo o nariz del alambico, el cual ha de ser agudo,
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ALQUIMIA suave y corvo, a manera del cuerno de ciervo. Las primeras gotas de esta agua no sirven, y así no se reciben en vaso alguno; y para saber el verdadero tiempo de recibirlas harás así: después de quince o diez y seis gotas vertidas, tomarás un cuchillo caliente un poco y ponerlo en la boca del alambico, y aguarda que caiga una gota sobre el plano del cuchillo, y si ésta se bulliese y pusiese negra sobre el plano, entonces es tiempo de recibir el agua; y si no, no, porque todavía contiene aquella agua gran porción de flema, y de ésta es preciso que se purgue, y no lo estará verdaderamente hasta que tenga la dicha señal. Conocido, pues, que al agua se purgó de la flema, tendrás dos vasos, para recibir la de vidrio, que tengan el hondón redondo y el cuello largo, como cosa de medio pie, y estos dos vasos sean espesos y fuertes, porque de otra suerte no retendrán al agua, porque su demasiada virtud y fortaleza los quebrará, y estos vasos los pondrás debajo de los alambicos, de modo que entren dentro, juntándolos a los cuellos de los vasos cuanto pudieres, y cúbrelos con un paño de lino seco, y así recibirás el agua. Continuarás el fuego débil por un día y una noche, después aumentarás el fuego, no de golpe, sino es poco a poco hasta doblar el calor, y en este aumento de fuego se ha de continuar hasta que se ponga rubro el alambico, y en apareciendo rubro se ha de mantener en aquel color, y el fuego se ha de continuar en aquel estado, hasta que salga toda el agua que ha de salir, y entonces añadirás más fuego, y hacerlo con llama, para que aquellas partes más gruesas y fuertes salgan también, y este fuego de llama se ha de continuar por seis horas hasta que salga toda el agua fuerte y espesa, y aparece la tierra seca y sin humor, y así quedará el agua bien hecha. Llámase esta agua, agua de mercurio y de sulfur, porque se engendra y sale de estos dos; llámase también entre los químicos fumo, viento, aceite, agua, aire, fuego, vida, alma y espíritu; y por fin, el nuestro mercurio que buscamos, que es fuego comburente, disuelve todos los cuerpos, con una obra sola, que es con la del otoño: llámase esta agua por los filósofos lapis benedictus, porque no es piedra ni tiene naturaleza de tal, y por esta razón se llama piedra, porque los filósofos llaman piedra a todo aquello de lo cual se pueden separar los cuatro elementos por artificio; porque hecha la separación de ellos por su conjunción o unión en este magisterio al químico; es, a saber, en la obra autumnal se suscita cierta sustancia, a modo de las piedras, que por la admixtión del húmido con el seco se engendra. Llámase, pues, benedictus, porque los elementos separados y después juntos sobre una quinta esencia (como diremos luego) que se llama espíritu de la piedra, y porque el espíritu no aparece, ni se toca, sino es tomando cuerpo en algún elemento, por eso este espíritu, por la nobleza de su naturaleza, toma cuerpo en la noble y superior esfera de los elementos; esto es en la esfera del fuego, quedando siempre en su naturaleza espiritual, y por eso no es fuego ni tiene tal naturaleza de fuego, aunque habita en él; y porque este cuerpo ígneo por su sutileza y pureza no se deja ver de nosotros, y así, mediante los instrumentos idóneos, y la industria, convirtiendo su sutil sustancia, componiendo, condensando, y secando, sublimando, y destilando de la dicha materia, y se convierte en especie de agua, y, manando ésta, se separa y limpia de las superfluidades de la flema. En esta dicha agua todavía no están los cuatro elementos, sino sólo tres, agua, fuego y aire, y estos tres juntamente se purgan y separan de su inmundicia, esto es, de las impuridades de su tierra; en esta separación del agua llamamos elemento ácueo a su humedad, aire a la naturaleza del agua, que hace que todo el cuerpo fluya a manera de gotas de goma; y por esta razón llaman también oleum, o aceite; fuego se llama en esta agua aquella virtud, con la cual quema, calcina y disuelve los cuerpos, en el cual fuego habita el dicho espíritu de las piedras. Separados, pues, estos elementos de su tierra, y hechos espirituales con el espíritu de la quinta esencia, convertidos en agua (como tenemos dicho) se han de juntar a la tierra, para que esta tierra también se haga espiritual como los otros tres elementos.
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ALQUIMIA Ya hemos llegado a la composición de estos tres elementos con el cuarto, que esta es la composición que ocultaron los filósofos; llámase esta composición matrimonio del cuerpo con los espíritus, porque en esta obra se junta el espíritu de la quinta esencia, que está oculto en los tres elementos con nuestra tierra, que es el cuerpo, y se hace la unión o matrimonio, de tal suerte, que la tierra se hace espiritual de naturaleza, sutil, y de espíritu, y desde entonces se empieza a perficionar la virtud; este espíritu de naturaleza térrea, que se dice: quintum ex quatuor generatum, por lo que dice el filósofo: Vis eius integra est, si versa fuerit in terra. Hácese, pues, esta composición, no con las manos, sino es por obra de la naturaleza, a la cual, por magisterio admirable, administramos esta materia, para que opere en ella. Debe hacerse este matrimonio, luego que el agua esté hecha, y no se debe esperar más que ad summum dos horas, porque se desvanece pronto la virtud de este espíritu; llámase esta obra del otoño, porque así como los frutos llegan a su perfección y madurez en el otoño, así esta agua consigue su perfección en este matrimonio; llámase también impregnatio lapidis, porque cuando se hace este matrimonio, o conjunción de este espíritu, con el cuerpo se impregna la piedra; esto es, el cuerpo, o tierra nuestra, de este espíritu de la quinta esencia, en el vientre de la dicha agua, en el cual vive oculto este espíritu; hácese del modo siguiente: Lo primero, hemos de suponer, firmísimamente, que aquella tierra, o heces, de las cuales salió esta agua de los tres elementos, se ha de arrojar, porque no tiene virtud alguna, como dice Alfidio: Faecem projice in alia enim hec aqua plantatur, et radicatur, y así se entiende bien lo que dice Aros, que opus istud in uno incipit, et in alio terminatur. Tómese, pues, de nuestra tierra y quítense de ella todas las humedades superfluas, y sepárense de ella, hasta que quede blanca, lúcida, y afinada en un todo; de esta tierra purificada y hecha polvo, tomarás dos cortas cantidades, y la una de ellas échala en uno de los vasos sobre el agua, y la otra porción en el otro vaso, cerrados ambos, y quitándolos el alambico, y dejándolos sobre la cenizas calientes en los aludeles sobre el horno, y luego al punto que sea entrado este cuerpo, cúbranse los vasos estrechamente con un paño de lino seco, e incontinente que esta tierra caiga en dicha agua, empezará a bullirse, si fuese buena y hecha sin error, y si no se bulle, es cierto que se ha errado la operación, porque no disuelve el cuerpo, y así conviene retirar y hacer otra agua. Se han de tener siempre dichos vasos sobre las cenizas cálidas, hasta que el agua deje de bullirse, y en cesando, queda clara, limpia y verde, y nuestra tierra queda líquida y casada con el espíritu de la quinta esencia; después de esta obra tomará otros vasos semejantes a los dichos, y pondrás en ellos esta agua cauta y sabiamente, de modo que aquello que quedó al hondón no se disuelva con el agua clara, y así, en estos vasos bien cerrados, con un paño de lino, guarda a la dicha agua hasta el caso de necesidad: así se impregna esta agua, y se hace el elixir para lo blanco, pero todavía no es perfecto ni consumado el coito, ni matrimonio del espíritu con el cuerpo, sino sólo un verdadero principio y medio para la perfección: llámase este cuerpo que se disolvió en esta agua, temperantia sapientum, o, agua de la vida, y el cuerpo que se delata gumma philosophorum, por lo que dice sin duda Aros: Vide ubi miserunt aquam, ibi miserunt gumma, vele contrario. Nótese que la primera parte del elixir es blanca y se hace de tierra blanca, y la segunda es rubra porque se hace (como diremos) de tierra rubra, y así parece que hay dos elixires en este arte, pero no hay más que uno verdaderamente, que es para uno y otro; esto es para lo blanco, y para lo rubro ya hemos dicho del modo de composición de la parte alba, ahora diremos de la parte rubra; el filósofo dice: que en esta operación del elixir, que, las mismas son las cosas que blanquean que las que rubifican, y así tres son también las especies que se han de tomar para hacer este elixir rubro, pero con otro pero; es, a saber: de sulfur verde doce onzas,
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ALQUIMIA de sulfur blanco seis; de tierra rubra ponderosa seis onzas, y en estos dos pesos sólo se diferencia el agua blanca de la rubra. Pues de estas especies harás toda la obra ya dicha de invierno, verano, estío y otoño, con la misma separación, contrición, decocción ígnea, en los mismos vasos, los mismos hornos, y aludeles, con la misma separación de la flema del agua, con el mismo matrimonio de la tierra rubra, con el espíritu de la piedra en el agua; empero la tierra rubra se debe separar de otro modo que la blanca de sus superfluidades; y así, antes que esta agua se ponga a purgar, es por su modo, y purificada y limpia, y convertida en polvos o limatura, entonces se pone en el agua ya hecha; pero no se disolverá en ella, porque no es el agua de tanta virtud, si sólo se calcinara en polvos; hecho esto, mueve cautamente el agua y ponla en otro vaso semejante al que tenía antes, de modo que quede el polvo de la calcinación de la tierra rubra sin agua en su vaso, y en aquella agua apartada pondrás algún cuerpo como a la tierra blanca, y se desatará en el agua; deseca, pues, la tierra calcinada y guárdala con limpieza, de modo que no caiga sobre ella otro polvo hasta hacer otra agua, en la cual los disolverás. El agua hecha con estos pesos es más fuerte que la primera, porque ésta no puede disolver al mercurio en el agua, y esta segunda lo desata. Resta ahora que hagas otra de las dichas especies; pero con esta medida: de sulfur verde doce onzas, de tierra rubra ponderosa nueve onzas, y otro tanto de sulfur blanco, y con estas especies opera y trabaja, como tengo dicho, recibiéndolas del mismo modo; y en esta nueva agua pondrás los polvos rubros calcinados, y si se liquida o desata, y el agua rubra o flava, ésta será la buena y verdadera que buscamos; pero si no se disuelve vuélvela a remover del agua, como hiciste antes, y seca por segunda vez la tierra rubra y guárdala; y así debes reiterar esta agua, aumentando siempre tres onzas de sulfur blanco, hasta que salga el agua que disuelva a la tierra rubra en agua limpidísima. Indagada y hallada perfectamente esta agua, y disuelta en nuestra tierra rubra, la debes guardar aparte en un vaso cerrado, así como lo hiciste del agua blanca, y del mismo modo la reiterarás con la solución de la tierra rubra, hasta tener cuantidad bastante de la dicha agua rubra: en esta agua preparada de este cuerpo tubro pondrás como dos onzas de limatura, o polvos de esta nuestra tierra, y si pudiese disolver más onzas, pondrás más, y si quedase algo por disolver de dichas cosas, no lo arrojes, sino ponlo aparte, y en la solución de otra agua lo puedes aprovechar; y así el agua primera blanca se llama virgo vel puella, según Alfidio, y Ortulano la nomina sperma femineum album et frigidum; y esta agua rubra se llama iuvenis pulcher habens pulcrum vestimentum, que es el oro, y Ortulano la llama sperma masculino in rubeo calido; mas la primera agua, antes que se disuelva en ella el cuerpo blanco, la llaman urina puellarum, y a la rubra urina virorum. Hechas, pues, estas dos aguas, se perficiona el elixir de este modo: del agua blanca recibe cuanto hiciste de una vez en los dos vasos, y otro tanto de la agua rubra, y tendrás una calabaza hecha de vidrio fuerte, y espesa, cuya boca está formada a manera de urinal; en este vaso o calabaza juntarás las dos aguas, y saldrá toda el agua flava o citrina, y así queda consumado el elixir para uno y otro, el verdadero matrimonio entre el cuerpo y el ánimo, la perfecta impregnación o coito de la piedra, de lo cual se seguirá buen parto. Esta agua, hecha de las dos aguas es nuestro oro, nuestra plata; el agua celestial y gloriosa, nuestro metal y nuestra magnesia, en la cual dice Aros que están los cuatro elementos o cuatro cuerpos, a los cuales cuerpos llaman nubes, et nives extactae oleum, et butyrum, et lunae spuma. Llámanse también fermento de la piedra por uno y otro, y plomo negro toda nuestra operación, y el huevo filosófico, y toda nuestra sabiduría, la que revela Dios a quien quiere; hablando de esta composición, dice un filósofo químico: Ipsum
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ALQUIMIA enim est totum quod querimus, et quod cogitatur; in ipsa enim es fugiens et fixum, tingens, et tinctum, album, et rubrum, masculus, et faemina simul composita compositione inseparabili. Conviene, pues, al que intentare esta obra, no descansar hasta que se mezclen estas especies y se haga la tintura, y al punto que estas dos aguas se mezclen en el vaso, se debe cubrir para que no se exhale nada. Son necesarísimos en este arte estos dos espermas, porque no se puede hacer verdadera tintura sin esta unión y composición; a estos dos espermas llaman caudadronis, por la razón que veremos adelante; y de todo lo dicho se infiere que se compone este elixir del oro oculto en esta nuestra tierra, limpio de la terrestreidad del sulfur, que se dice sulfur, de sulfur y del argento vivo, que se dice argento vivo de argento vivo; estos dos últimos volátiles y fugitivos, pero conversos juntos y compuestos en fijos.
DE LA OPERACIÓN DE LA PIEDRA Ya hemos dicho de la primera operación del elixir, réstanos decir de la obra de nuestra Piedra; ya hemos visto que de estas dos cosas se hace uno, y de este uno elixir, y no de otro, nace la verdadera y cierta Alquimia; ahora veamos que es elixir, y de donde se ha tomado este nombre, qué sea Alquimia, y qué este Lapis. El elixir es cierto compuesto, que contiene en sí la virtud mineral, rubro o citrino de muchas especies limpidísimas y claras, juntas a la especie del agua que contiene en sí la virtud mineral, condimento, antídoto, y medicina de todos los cuerpos que se han de purgar y transformar en solíficos y lunísicos verdaderos; dícese elixir del verbo elicio, icis, que es juntar, ligar una cosa de muchas, ya convertida en otra. La Alquimia es arte que administra y muestra la esencia de los siete metales, y como éstos de sus formas imperfectas se han de reducir a la perfección. Dícese Alquimia de Alambico y Kymia, que son dos vasos, en los cuales este arte hace su complemento final en los tres órdenes o géneros de medicinas. La Piedra es cierta fuerte virtud mineral junta y unida por el artificio alquímico de muchas especies en unas y tiene en sí la virtud de congelar al mercurio en naturaleza metálica verdadera, y de convertir todos los metales enfermos a su sanidad; y finalmente, es la suma medicina de todos los cuerpos humanos que conserva en ellos el húmido radical, porque esta es el agua de la vida. Hecho nuestro verdadero compuesto, o completo el elixir, se sigue la operación de la piedra, según Hermes, que fue el padre y maestro de los alquimistas; la primera disposición es nigrar; la segunda blanquear; y la tercera, cinerar; y la cuarta y última, tubificar, y con el acto sólo de cocer se finaliza todo el magisterio; y como todas las cosas, en la primera operación, suben al cielo, por esta segunda todas descienden a la tierra, y se fijan en la unión de la quinta esencia; hácese la disposición de lo negro como se sigue: toma el elixir como está en su vaso, y pon sobre él un alambico de vidrio, y ciérralo bien, del mismo modo que hiciste en la extracción de la primera agua; y así dispuesto, toma el dicho vaso y entiérralo en el estiércol de caballo, y harás el alma; esto es, que salga aquella agua que está dentro del elixir, y esta agua la pondrás en un vaso fuerte de vidrio, separando el flema superfluo, hasta que en el plano de un cuchillo o de otro hierro se bulla caliente, como dijimos, y así has de continuar hasta que salga toda, y parezca la materia en el hondón del vaso clara, rubra y sin agua; después cuece y continúa hasta que esté del todo seca y negra, y entonces, aquello que en la primera operación se llamaba sperma, Padre, y Madre, en esta operación se dice tierra o
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ALQUIMIA nutrix de esta separación del agua, o del alma de su tierra o cuerpo, dice el filósofo: Fili a radio solis extrahe umbram suam, porque se llama esta tierra entre los quimistas filósofos; Umbra solis corpus mortuum corona vincens nubes, cortices matris magnesia nigra, et draco qui comedit caudam suam, y con otros infinitos nombres; y el agua que salió de esta tierra se llama: Cauda draconis, anima, ventus, aër vita domum illuminans, lux meridiana, argentum vivum nostrum, lac virginis, totum secretum; llámase también, sal nuestra amoníaco, y medio de juntar 1as tincturas. A esta tierra ya seca sacarás del vaso o calabaza con sutileza, y sabrás su peso, y la colocarás en otro vaso ancho, fuerte y espeso, según la cuantidad de piedra o medicina que intentares hacer; el vientre del vaso ha de ser redondo, y el cuello largo como de un pie, y puesta nuestra tierra o dragón en dicho vaso, se ha de colocar el vaso bien cerrado en aludel o sobre la ceniza, y darás fuego de lejos al horno, cuidando de que la llama no llegue al vaso, y se continuará dicho fuego; hasta que la tierra toda se disuelva en sí misma, y se haga agua espesa y rubra, entiérrase también este vaso en el estiércol de caballo caliente hasta que se disuelva dicha tierra; desátase de este modo en cuarenta y nueve días; otros ponen este vaso al aire, y así dejan que esta tierra se vuelva en agua rubra espesa; de la solución de esta tierra de sí misma dice Martyrizato: Ars non completur nisi terra fuerit soluta; pero otro filósofo, tímido en la operación, dice: Citius autem perficitur hoc opus in humido tardius vero in sico. Nota, pues, que es de dos maneras la solución de esta tierra, una por sí sola, como hemos dicho, y otra por la cauda o agua impregnada que salió de ella; y muchos filósofos no hicieron aprecio de la solución de sí misma, diciendo no ser posible sino con el agua, y uno de los dos espermas de quienes fue criado. A esta solución la llamamos solución de cuerpo muerto, y a la solución que se hace por el agua se dice resurrección, vivificación y alma del cuerpo muerto, aquella solución que se hace con la llama del fuego y el calor del estiércol no son propiamente soluciones, sino liquidaciones o fusiones, como las de la cera o el metal, con que hemos menester entender que la fusión aquí se ha de tomar por solución; y al contrario, la solución por fusión. Líquida y fluida nuestra tierra primeramente por sí, y por sí también disuelta al aire (guardándola del polvo), se toma el vaso con la tierra y se pone sobre las cenizas en el aludel sobre el horno, y en éste se hará un fuego lento, y se continuará hasta que se congele en una masa negra, cuya fractura ha de quedar luciente como la del vidrio, la cual, amasada y congelada, la volverás a que se disuelva por sí, y cuatro veces reiterarás esta solución, y congelación; y cumplida, quedará una tierra fija, lúcida, negra en la fractura, y echada en el cuerpo, lo altera en su color; y cuantas veces se disolviese esta tierra y congelase, queda más sutil y penetrable; y denigrada esta agua por la decocción, se llama cinis clavellatus aes combustum, sal conebustum, terra mortua, ovum proprium philosophorum. También es de notar que esta tierra muerta, cuando se separa de ella el agua antes que se deseque y denigre, se llama ignis, sal armoníacum, sal vitellorum ovnorum, sol honoratum, athincar nostrum, nubes coagulata, lingua maris, arsenicus sublimatus, stella diana, ventus cerporatus, aduena, secretum naturaes, y otros infinitos, que me parece preciso ponerlos aquí, para que no se confunda el que leyere los libros químicos. Completa, pues, la disposición de lo negro, vamos a dar la disposición de lo blanco de la tierra de este Lapis philosophorum; es, pues, de notar que en este negro de la tierra está escondida la blancura, y aunque a la vista es negro, en el entendimiento es blanco, y esta virtud que está oculta en ella se debe descubrir, y lo que está dentro manifestarlo afuera; hácese esta disposición en el mismo vaso, sin separar ni remover de él la dicha tierra de este modo: sabrás el peso de esta tierra, y después disuélvela por sí, como lo hiciste en la denigración, la cual soluta, tomarás la mitad del peso del espíritu, no fijo; esto es, del agua que salió de ella, que se destila por el alambico, y ponlo sobre la misma tierra soluta bien cubierta en las
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ALQUIMIA cenizas o con fuego lento, o en el estiércol de caballo, y lo continúa hasta que el agua y la tierra se hagan una cosa negra, clara y de otro color; hecho esto, se ha de congelar todo y reducirlo a masa en el mismo lugar y en el mismo fuego, cuidando que no salga espíritu alguno; la señal de estar cocida esta nuestra goma será si, dejando enfriar el vaso, el dragón estuviere duro, a modo de la pez dura, y entonces estará bastante espeso y cocido y expurgado de su flema; el agua, que en esta decocción salió de esta goma o dragón, se puede guardar y recibir; congelado, pues, este dragón o goma, se pondrá en parte donde se disuelva por sí en agua espesa, y ésta soluta, pondrás sobre las cenizas, como hiciste en la denigración, y queda completa la decocción, y hecha un cuerpo opaco, pero claro en su fractura. Hecha esta decocción, vamos viendo lo demás. Sabrás el peso de todo este congelado, como supiste en lo primero, y pondrás la cuarta parte de este congelado sobre la misma tierra congelada, o el mismo congelado de dicha agua, espíritu no fijo, cauda draconis, o el esperma blanco (que todo es uno) en el mismo vaso, y sin la extracción del dragón del mismo vaso, y cuécelo, y ciérralo hasta que se congele y espese en una cosa negra como la pez; disuélvase todo esto por sí, y soluto por sí, luego al punto pondrás sobre las cenizas en fuego lento, y se hace una masa de otro color más claro, y así, con el mismo modo, el mismo régimen y peso, esto es la cuarta parte de todo el congelado de nuestro argento vivo, o agua blanca, se pondrá todo el congelado en semejante conjunción y congelación, y tanto por su causa, como por sí mismo, se disolverá este dragón y se congelará; se reiterará esta dealbicación por los pesos de esta agua blanca o cola; y por esto las rigaciones, adecuaciones, inspiraciones, animaciones y soluciones, tanto por el agua, como por sí, en el mismo vaso, y sin la extracción del dragón hasta que esté, o toda esta masa muerta, como el hombre en el túmulo, poco a poco se anime, vivifique y resucite a la vida que estaba perdida en la denigración, y se hace una piedra cristalina blanca, que participa de cierto verdor, y persevera en el fuego, es fluente tingente, congela al mercurio y transmuta perfectamente a cualquier cuerpo de metal imperfecto en perfecto lunísico o plata; y si la obra la haces así, con seguridad llegarás al intento; llámase esta piedra blanca en los libros de los alquimistas: Calix cineris clavellati, cinis albus, calx corticum ovorum, terra alba, magnesia alba, pulvis de albata luna calcinata, y con otros infinitos nombres. En este párrafo siguiente me parece preciso explicar muchos de los términos, que al que no hubiere cursado esta Filosofía lo confundirán, son éstos: blanquear y rubificar es lo mismo que calcinar y solver; congelar es lo mismo que componer y agregar; asar es lo mismo que desecar o secar; destilar, sublimar y solver es lo mismo que hacer descender o bajar del cielo a la tierra; solver en agua es lo mismo que descender, sublimar, hacer lo fijo volátil; y congelar es también lo mismo que ascender y hacer lo volátil fijo; solver por sí es hacer lo fijo soluto; congelar lo soluto es lo mismo que calcinar lo soluto por sí; y este calcinar es dealbar y rubificar perfectamente. De este modo hemos de entender los diversos vocablos dichos y palabras de los filósofos que han profesado esta famosa ciencia, que todo el horror y la falsa noticia, con la inteligencia de sus metáforas, ha sido el fundamento de tener por falsas sus operaciones. Antes de explicar la rubificación es preciso que tratemos de la cineración; hácese de este modo: toma una onza de la piedra blanca dicha y ponla en el mismo vaso de donde hiciste su extracción, y harás que se disuelva por sí, como hiciste en la dealbación; soluta, pues, esta onza, toma de sulfur rubeo, o argento vivo, y el sperma masculino, que guardaste aparte, y sea la cuantidad de la agua rubra tanta como hiciste dos veces, y déjala que visiblemente se mezcle hasta que se hagan una cosa misma y una agua clara, citrina, roja y que tira a rubra, y cierra el vaso con el alambico, como lo hiciste en la denigración; esta agua se llama fermento del Sol, como la blanca fermento de la Luna; y así como en el primer compuesto negro estaba lo blanco oculto, y se hizo exterior lo blanco, escondiendo al interior lo
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ALQUIMIA negro, así cuando se hizo blanco el exterior de esta piedra quedó rubro el interior, y así conviene que aquella blancura que exterior y manifiesta se haga interior y oculta, que en este arte se ha de procurar hacer lo oculto manifiesto; y al contrario, y así lo haremos en lo rubro con la operación del párrafo siguiente. Toma, pues, el vaso enlodado con dicha agua y ponlo en lugar de donde pueda poco a poco salir el agua, como lo hiciste en la denigración, y saca de ella la superfluidad de la flema, y recíbela, y antes que se espese has de saber que aquello que aparece en el hondón del vaso es lúcido, claro, rubro, fusible como la cera, y esto se llamó por los filósofos rubí, jacinto, coral, jaspe, etc., que lo dicen por su color; a todo esto lo secarás y asarás cuanto puedas, hasta que quede como sangre requemada, y esta asación, o desecación, se llama cineratio, y así queda completa la disposición del cinerar, que es preciso que sea entre el albo y el rubro, que son el fermento del Sol; es de notar que la piedra blanca, sin removerla de su vaso, se puede cinerar del modo dicho y convertiría en fermento del Sol, pero se le ha de echar más porción del sulfur rubro, y se requiere mayor vaso, y apenas se hallará vaso de vidrio que pueda aguantar sin quebrarse la perfección de esta obra: muchos cuecen y asan este fermento hasta hacerlo polvo y ceniza, llevados sólo de la voz cinerar, y por eso es tenido este arte de muchos por vil, falso y mentiroso, y es sólo porque no entienden, ni se hacen capaces de su doctrina, y varias metáforas; y siendo cierto que es del todo constante que no tiene enemigos, sino necios ignorantes. Ya llegamos a la última obra de esta piedra, que, el rubificar; de esta operación dicen los filósofos que desde la de albación hasta la rubificación no se puede seguir error alguno, porque del mismo modo se rubifica que se blanquea en el mismo vaso, con los mismos pesos, con el mismo régimen, sólo añadiendo el sulfur rubro, o el agua espiritual, rubra, y se reiterará muchas veces cociendo, solvendo y congelando, hasta que todo esto agregado o compuesto, se rubifique, y se haga un licor rubro, claro, fluido, que persevera en el fuego tingente transmutante, que penetra y convierte al mercurio y a todo cuerpo sólido en suave y solífico verdadero, y que purifica y limpia al cuerpo humano de toda enfermedad y conserva siempre en el estado sano; finge, todas las piedras preciosas rubras, así como la piedra blanca hace las margaritas y otras piedras preciosas blancas; y ésta, en fin, es la bendita piedra, de quien dicen todos los alquimistas y químicos que es: Pater omnis helesmi, idest totius secreti, vel tesaurus totius mundi, quem cui Deus vult substrahit, et largitur, ad cuius, perfeccionis inventionem plures sunt vocati, sed pauci ad huius efectum perfectionem inveniuntur electi. Pues de esta piedra ya completa nos quedan todavía muchas cosas por saber y conocer, son éstas: así como del argento vivo, crudo y albo se impregna la cauda del dragón, o el aqua lapidis ad dealbundum lapidem magnum, según la opinión de muchos, así también dicen otros que del argento vivo rubro se impregna el cauda draconis, o el agua de rubicar esta gran piedra blanca, y a esta agua llamamos sulfar rubro, así como a la dicha agua blanca también llamamos sulfur blanco, y de éstos se hace la impregnación del argento vivo; pero en mi opinión, mejor es que el color se haga de los metales, porque San Alberto Magno dice, en lo De mineralibus que después de haber examinado siete veces el oro de algunos alquimistas, no se halló otra cosa que una tierra o hez muerta; y así dice él mismo que son falsos alquimistas aquellos qui per alba dealbant, et per citrina citrinant, y mejor obran los que hacen esto del argento vivo, y el sulfur, no del común, como se ha dicho, si de nuestra rubra; y de ésta es de quien exclaman los filósofos, diciendo: O, natura celestis qualiter vertit corpora illa in spiritum! O, quam admirabilis natura qualiter omnibus eminet, et omnia superat! et est accettum uberrimum quod facit aurum esse verum spiritum; y esta agua, en fin, es la piedra de las Indias, los indios, babilonios y egipcios, etc. Y habiendo ya dicho cuanto se ofrece en la operación de esta piedra, síguese la última manufactura, es la Proyeción.
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ALQUIMIA
PROYECCIÓN Hácese la proyección de esta Suma medicina sobre los cuerpos, de este modo: según lo sutil que sea la piedra, tanto más se ha de observar en esta proyección, de modo que siempre ha de ser mayor y más cantidad la del cuerpo que la medicina, y esto se ha de observar como regla general en toda proyección, tanto para lo blanco como a lo rubro, según el mayor o menos peso de esta medicina, verbigracia: toma una onza de medicina y cincuenta onzas de plomo o estaño, y fúndelo en el fuego, y hecha esta onza de medicina sobre el plomo o estaño derretido, y todo se convertirá en medicina; y si éste no tuviese toda la precisa virtud para hacer dicha conversión, entonces tomarás menos porción de cuerpo y más de medicina. De todo esto, así convertido, toma una onza, y del mismo modo la echarás sobre treinta onzas de plomo o estado derretido y todo se convertirá en medicina, no tan fuerte como la primera que hiciste; de este último converso toma también otra onza y viértela sobre otras cincuenta de metal; y se convertirá en lunífico o solífico, según el color de la medicina, porque si el elixir fue blanco saldrá plata, y si rubro, oro; y este Sol o Luna convertida y engendrada por dicho medicamento, exceda al Sol y Luna naturales, tanto en quilates como en todas las propiedades medicinales; y del mismo modo se hace la proyección sobre el mercurio; con esta medicina harás el vidrio más hermoso y colorado y fingirás piedras preciosas. Cómo conserva esta medicina a los cuerpos humanos en su sanidad, y lo purga de sus enfermedades adquiridas y le defiende de las futuras, o con la nutrición o la fomentación, veremos en el siguiente párrafo. Ya hemos dicho cómo los cuerpos metálicos enfermos se purgan, sanan y se reducen a la perfección; ahora nos resta decir cómo por esta medicina se han de sanar los cuerpos humanos enfermos y conservarlos en su sanidad; como el hombre sea la más digna de todas las criaturas, pues Dios crió para sí, y le sujetó todas las cosas, omnia subiecisti sub pedibus eius, con razón se ha de procurar conservar al hombre y mantenerlo en su juventud; y esto hace esta Suma medicina más virtuosa y más fuerte que todas las confecciones y bebidas de Galeno e Hipócrates, tanto que hasta la lepra y el cáncer, por envejecidos que están en el cuerpo, los expele y lo deja puro y limpio, de modo que sana con mayor eficacia a los cuerpos en donde hay calor y movimientos, que aun a los cuerpos de los metales enfermos expele de ellos cualesquiera superfluidades; puesta esta medicina en las confecciones, fibra de las enfermedades futuras, y poca cantidad, sea bebida o aplicada, hace maravillosos efectos. Dejo las experiencias a tu industria, y espero que al fin me has de dar las gracias. Dios te dé salud y gracia para servirle.
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