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Traducción: BENITO GOMEZ
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Casa edilrice Gius, Laterza & Figli. Oari, 1!JGO, 1972
De la edición en castellano, 1975
•• Hn:s¡o coRA'ZON
Roble, 22. Madrid·20 ISBN: 84-7053-136·0 Depósito legal: M. 13.709·1975 Prinled in Spain. Impreso en España Industrias FELMAR. Magnolias, 40. Madrid-29
Indica
Prefacio ................. .
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Alienación y objetividad en. la:·- .. Fenome.- nología del Espíritu", de Hegel ........... . . .
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El concepto de alienación en Feverbach
. y en los Escritos de Juvfnlud, de Marx ... 111.
11
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Alienación y fetichismo desde "La ideología alemana" a "El capital" ........... .
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. Conclusión ................ .
71 131 . 203
Apéndice 1
Reificación y objelivida_tJ en "Historia y consciencia de clase". ;de G. Lukacs .. . 1 .
Apóndiée 11 .
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Alienación. y felichismo:!·¿Qos tintas? . .. .. . .. . .. . .. .
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PREFACIO'
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El presente trabajo consiste fundamentalmE;~~tG en la recopilación y discusión de. una serie de text\·~ relativos al concepto de alienación en la Fenom: '·L;ogía del espíritu de Hegel, de alienación y fetichisr-~o en Marx y de reificación en la primer Lukács. Como f.l lec. tcir podrá darse. cuenta en seguida, la· elección ck textos no ha sido "neutra" en absoluto; se ha nec1o siguiendo criterios precisos y con el fin de desta•;ar algunas líneas de desarrollo. El centro y núcleo esencial de la investigación lo constituye el problema d ~ t:efinir los orígenes, significado e implicaciones de las :eorías marxianas de alienación y fetichismo. La forma p2rticular que ha cobrado el trabajo (por medio de ext·actos se da· amplio lugar a los textos discutidos}. que quizá pueda parecer dictada por excesiva precisión filotógica, se ha elegido, por un lado, para reconstruir lo m..is fielmente posible la génesis del concepto de alienación en Marx y, por otro, para evitar -lás improvisacinn'3s de tipo periodístico (que no sólo se encuentran en l:>s ar· ticulos de Jos diarios} GOfl que a menudo se afrontan los problemas de la "alienación". Este concepto. que ha tenido mucho éxito a partir de la publicaciór. de Jos Manuscritos de economía y filosofía de 1844 de Marx, está comprometido ahora por el uso acrítico e incontrolado de gran parte de la publicistica. Además, e~ que escribe tiene la convicción de que, a partir de Jos .:.ños veinte, el concepto marxiano de alienación ha e> perimentado un proceso de deformación progresiva ir:< uso ~n el ámbito del pensamiento filosófico y social má; ca-
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li ficado, con muy graves con~ocuencias para .el análisis y la teorla de la sociedad. Creemos distinguir el -origen de esa deformación en el célebre ensayo de Lukács s·obre la Verdlngllchung, al que, por ello, dedicamos las últimas páginas de este trabajo. La inyestigación se articula en torno a los siguientes puntos, que indicamos esquemática-mente para una orientación 'más\nmediata del lector.
1. · El empleo, y significado del concepto de alionación:extrañamiento (EnUiusserung-Enlfremdung} en los escritos de j~ventud _de Marx de 1843-1844. 2. La: teoría del "fetichismo de las mercanclas", formulada por Marx en Contribución a la crítica de la economía polítlca' y en El c~pi\~1. · 3. Afinidad y)eHící~-s ~ntre la teorfa de juventud de fa alienación·· y teoría del fetichismo (¿hay te orla de la alienación en el_ pensamiento maduro de Marx? 1 ¿IZ:s una teoría de 1a alienación el "fetichismo de las • 1 mercancías'_'?). . _ En el curso del trabajo se han debido hacer amplias referencias a Hegel y a Feuerbach, sin las cuales, evidentemente, el concepto marxiano de alienación quedarla bastante ine-xplicado.- De _Hegel -el primer pen· sador moderno que nos presenta una auténtica y propia teorla de la alienación, de la cual se sirve abundantemente en su representación dialéctica de la historia _ moderna- se examina casi exclusivamente la Fenomcnologfa del espíritu~ Por dos motivos: prime~o, porque esa obra contiene la más amplia, coherente y profunda teorización· del, conceptó de alienación; segundo, porque Marx la· con~cía bien (aunque no pudo conocer los escritos de juventud de Hegel, donde ese concepto juega con frecuencia un papel importante), y ejerció una honda influencia sobre él, si bien "negativamente" r por decirlo asf. Por cdnsiguiente, para discutir la acti·
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tucJ de Marx hocio el concepto hegeliano de alienación, se debía hacer referencia a la Fenomenología. Al profundizar en la relación Hegei-Feuerbach-Marx en torno al concepto de alienación, me he valido· de una interpretación del pensamiento de este último, quo en .años recientes ha vuelto a plantear el problema de la l:'ridad y ·organicidad de toda su obra, desde los es· critos de juventud· a El capital. Esta interpretación, que pone de manifiesto la importancia de los escritos meto· dológicos de juventud de Marx. {en primer lugar, la Critica .de. la filosofía hegeliana del derecho público) para una adecuada comprensión de su método dialéc· tico, no permite subsumir dentro del pensamiento mar· xiano la dialéctica hegeliana tal como es, liberad.a tan' sólo de la '"hipertrofia de su aspecto conservador" que sofocaría su "aspecto revolucionario", según una célebre afirmación d~ Engels. Por cuanto concierne .al problema afrontado en este libro. se ha tratado, en primer lugar, de mostrar la profunda continuidad y la afinidad lógico-metodológica en Marx entre teoría de fuventud de Entfremdung v teoría de la Yerdjnqlichung y_ del fetichismo: en segun<;fo lugar, de descubrir lo que, en mi opinión, discrimina auténtica y propiamente la teoría hegeliana de alienación y la marxista: la distinción en_tre alienación y objetivación, y en tercer lugar, de determinar las consecuencias que resultan de una insuficiente ·comprensión del significado e impli~aciones de tal distinción.
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LOGIA DEL ESPIRITU" DE HEGEL
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1. _E_n EIJ.ov~n H~ge_l, Lukacs observa que, a~ oor si, las expresiones Entausserung (alienación) -y Enlfremdung {extrañamiento) ya están presentes en el pensa· miento filosórico-social alemán anterior a HegEL Son . · ·srníplemenie.la trad_ucción alemana de la palabrc : iienallon, que se utilizaba en la economía inglesa parn jesignar la alienación de la mercancía. y en casi te• :..1s las teoi-ias de derecho natural del contrato social p:.··:¡ designar la pérdida de la libertad orjginarjí:l. la h\,1sferencia la alienación de ella en la sociedaG .3tJ.·c-.da mediante el· contrato. Lukács afirma ~osc:Jice::r-•ente, la "alienación" ya está presente en~ en t:'Í :nntido de que la posición del objeto es una alienaci.Jr. ·.1~1 su- jeto, y en el de que el objeto se cóncibiria cn:"o una razón "alienada" (1). Lukács considera que taí. ~ ién en un trabajo del joven~ Vom_lch als P.-:c'-::~' der Phllosophic (1797). aparece este mismo problern·. aunque expresado, dice, con distinta terminología. fr 1· 3lling llamaría "condicionar"! lo que Hegel llamaría n·,G.., tarde "alienación" (2). -...., ( 1 ) G. Lukács, El joven Hegel y los problemas de ca ~.1cladad capitalista, Méjico. Ed. Grijalbo, 1963, p. 518. Par:a le> e-Y, signi· licados de alienación en Fich!e, Lukács remite, respect·var :ente, a Grundlagcn der gesamten Wisseschaftslehre, 1794 (We,~e, 1, página 360). y a Darstellung desr Wissenschallslehre, 18C• (Werke, IV, p. 73). _: . - (2) El párrafo de Schelling a que alude Lukács, es e: siguiente: "Condicionar significa la acción por la cual al;¡o se :Os:;, cosa; condicioncdo lo _que se ha hecho cosa. Lo ~ue a la Vt_': exP.Iica que nada puede plantearse como cosa por sr misma¡ es c::·~ir, que una cosa incondicionada es una contradicción. En efec:-:.,, lncon-
11
Desde luego, Lukács tiene razón cuando observa que tanto en Fichte como en Schelling se trata de meras experiencias terminológicas, de episodios que no ejercen influencia alguna sobre los problemas fundamentales. de su sistema filosófico (3). No sólo es im-. posible encontrar influencias de Fichte y de Schelling en Hegel a propósito del concepto de alienación, sino que Hegel está tan lejano de Schelling en este punto, que en el célebre prólogo. a la Fenomenologí..a.. preci· samente donde nos presenta !a primera teorización da la Entfremdung, desarrolla una enérgica polémica con· Ira él (4). De ese prólogo se debe partir para examinar el papel y la ·estructura lpgica de la "alienación" en la Fenomenología, obra en _la que, como dice Lukács, ese concepto ya aparece a un nivel muy elevado de generalización filos.óJjca · (5) . ..--· Los términos de la de Hegel contra Ja· cobi, Schleiermacher Scl1elling son conocidos: se define a éstos coino "prole ?-q e, echando (una des· precialiva mirada sobre la determinabilidad, "el boros"), creen "estar en el centro y en lo profundo de la cues· tión". ·En realidad, la suya, dice Hegel, es una "profundidad vacía", "una intensidad sin contenido que, comportándose como la fuerza sin expansión, coincide con la superficialidad". Según Hegel, en cambio, hay gue buscar la fuerza del espíritu en su exteriorizacióo., y "su profundidad en la medida en que se arriesgue a expandirse y perderse mientras se despliega a· dlclonado es. lo que no se ha hecho cosa en atisoluto, que en absoluto puede hacerse cosa" (Werke, 1. p. 166). Para el ·problema de IR alienación en Fichte y en Schelling el. también A. Massolo. LA storl:~ della fllosolla come problema, Firenze, 1967, P.· 79 (y notas). ( 3) G. Lukács, o p. el!., p. 518. (4) Y para la (elación. Hegei·Fichte. cr. N. Merker, Le origine della loglca hegeliana, Milano, 1jj61, pp. 266·282. En la Dlllerenz, Hegel dice que en la filosoffa lichliana "El Yo no lle¡ga a se~ de por si objetivo", y _que el sujeto no logra alcanzar el objeto, la na· tuwlez.a. (5) G. Llikács, op. cit., p. 518.
12
sr mismo". En contra del irrecio:-.alisnw romántico, Hegel reivindica como articulación eser:cic.l de lo absoluto el momento "de la medida y de ¡a ceterminación". Mientras que el absoluto de Scheilinc es _"la_ repetición de _lo idéntico carente de valo:es tor:nales", y, por consiguiente. en él "asistimos a :a ::is0:ución de todo lo que· está_ diferenciado y deteminado". "al precipit_ar a estos valores en el a~ismo de ra vacuidad"; en cambio, ~ reivir.::Jica "la riqueza que br::>ta de sí misma y de la auto-determinante cife:enc:a de las formas". Esta polémica de Hegel c::>ni~a !os románticos es demasiado célebre para ·que se insista ahora sobre ella. El aspecto que queremos resaltar ~s más bien la conce¡::¡ción de la sustancia qu~contra pone a los románticos. Escribe:~~ e?, además, el se~. el cual es en verdad Sujeto o, lo que es lo mism·o. es et ser que es en verdad real, pero sólo en cuanto es el movimiento det ;¡onerse a sí misma, o en cuanto q:..~e es la mediación del devenir-otro consigo misma. Como sujeto es la ¡::.;:a y simple negatividad y, precisarr.en:e por eso, es la escisión de lo ~le en dos partes. o ia dupEca.:;ór. que contrapone; a su vez, ésta es la negación de ia ;:;:versidad indiferente y de su contraposición; lo verdadero es solamente esta igualdad c;ue se res:at.::a e ic. reflexión en el ser otro en s! mismo, y no Uiia u:1idad originaria o una unidad inrr.edic.ta en cua:
G. W. F. :--!cce!. Phl!nomenoloc:e .:es Geisles, Ham~urg.
Ed. llolfmeister. 19S2. E:ic;t:¡ casteitsna: F~:-:ome:-~o!::gta d11t nplrltu, Méjico, Ed. ;::. C. E.. 1935, ;;_:::¡. 15-1E. l:::·:a::-:s ,;.--:tre paréf1tesis las paginas c:e i:! e::!
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ticulares, o sea, que debe ser otro en sí misma. El mo. mento de la escisión permite a Hegel una articulación de lo absoluto, en virtud de la cual se acoge un amplio contenido determinado, histórico-empírico, dentro de lo absoluto mismo, y se concibe como expresión y . producto de éste. El momento de la escisión. del ser otro en sí mismo del espíritu. es precisamente el mo[ mento de su aljenacjóo (o extrañamiento). Efectivamente, Hegel critica a Schelling porque éste concibe la vida de Dios como "la intacta igualdad y unidad consigo misma, que nunca está seriamente aplicada a un ser-otro y al extrañarnier.to (Entfremdung)" (7} .. Por ·consiguiente, la alienación es una tategór!a cen- . tral de la dialéctica hegeliana: el momento de la escisión, de la particularidad y de la determinación, del [ ser-otro. o·estacamos a continuación la primera y fundamental circunstancia: la alienación. como devenir·otro del esplrúu. está constituida por la objelividad en genergj, histórjca y empírica. En efeclo, Hegel dice que el sacrificio del espíritu "es la alienación (EnHiusserung), en que el espíritu manifiesta su hacerse esplritu en la forma de libre, accidental acontecer, intuyendo fuera d~ él su puro Sí mismo como tiempo, y, de· la misma manera, su ser como espacio" (8). En el espacio, la alienación del espíritu es la naturaleza, en el tiempo es la historia. Esta última presenta un "movimiento y sucesión de espíritus, una galería de imágenes de las que cada una (está) provista de toda la riqueza del esplritu". La Fenomenología nos presenta precisamente esa sucesión de esplritus, todo el conjunto· de la. objetividad histórica, es decir, la sustan.cia, en . la· . . que. . (7) · lbld., p. 16 (20). Hegel añade: "y tampoco on. la supora~ ción de este Enllremduno". (8) lbld., Q· 472 (563).
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la autoconciencia debe "penetrar" y "digerir" su riqueza. Aclarado este primer aspecto fundamental -'f. ai¡enacjóo o extrañamiento lo constituye la objetiviof.~.· en cuanto tal, ma:erial e histórica- surge otro aspecto de la alienación hegelian_13. igualmente importante' el de ser un momento necesariamente transitorio y, en el fondo, aparente, porque está implícitamente d~sti nado a ser suprimido y superado. En la caracteriza.:ión de la sustancia a que antes aludimos, el momentc de la "escisión" {Trennung) o de la "duplicación" (Entz. welung), estó es,· el. momento del extrañamiento dsi ~s pfritu, se derihe efectivamente como "la negac;:i0n de la diversidad indiferente y- de su ·contraposición". (enviene ahondar en este punto. El_ movimiento del devenir-otro del Fsplrilu, de su alienarse, lo define Hegel ·como el movimiento ~¿- la mediación {9). Aludiendo a Schelling, dice _que "se tiene un santo horror" de la mediación, ;Jera tal hoil or -añade en seguida Hegel- sólo nace de la ign01 :lO· cia d.e la naturaieza de la mediación. -En erecto la mediación no es otra cosa que la igualdad cor! igo misma en movimiento o la reflexióp- en si mism:. el momento del Yo que es pará- Sí;,- (1 O): Resumiendc. se trata de comprender, aclara Hegel algo más adelF-~e. que si la alienación es "lo· que tiene refer~!t~i:. y i.. eterminabilidad, el ser-otro y el ser-para-sr, .:;¡r. embargo, "en la determinabilidad o en s~ ser fuer~ e::: sí (el esp!ritu) permanece en sf mismo· (11 ). Esh'l '.::mliere · al extrañamiento hegeliano un significado nny (9) lbld., p. 17 {21): "un llegar e ser o:ro { ... ]. o mediación". (10) lbld., p. 17 {21). (11) lbld., p. 19 (24).
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particular; por ,un lado, es algo aparente (12), porgue e_o la objetividad el esp!rilu sale de sí mismo sólo aparentemente. mientras q11e en realidad ha permanecido . en sf mismo; por otro. la superación del extrañamiento está jmplfcita en las premisas a sea, el extrariomiento es auto-supresión· como veremos. Hegel expresa toda la ambigüedad de este proceso con su acos_tumbrada coherencia metodológica, en el capítulo de la Fenomenología sobre el "saber absolu. lo". Dice que la alienación "no sólo tiene una significación negativa, sino también positiva". En efecto, en la alienación la autoconciencia se "pone a sí mismn como objeto", o "pone al objeto como sí misma". Pero de. ese modo está -"cerca de sf en su ser-otro como tal", /" y sabe de la "nulidad del objeto", porque el objeto, en cuanto que es su auto-alienación, sólo es una figura provisional. Pero entonces, "en ese acto está contenido el otro· momento en que ella ha perdido y recuperado ·en sí misma la alienación (Entausserung) y la objetividad (Gegenstandlichkeit)" (13). En otros términos, la autoconciencia se aliena en la objetividad, pero en razón de la inescindible unidad consigo misma". en su ser-otro y cercn de sí. y, por tanto, la alienación ya está implícitamente s11primida y superada. Hegel aclara y conlirma la estructura lógica de este proceso en distintos lugares. Nos limitaremos a. un ejemplo que tomamos del capítulo del "saber· absolu- · to": "El Yo no debe alerrarse a In forma de la autocon(12) Véase la aguda crllicn de Feue~bnch n In teorln hegeliano de In mediación dialéctica (y por tonto, impllcitamente, tnmblén al extraf\amlento). "Mediación que, según él, es 'sólo formal', porque la idea no se constituye solamente por obra de oigo que elecliv2· mente es otra cosa, que podrla ser la intuición inloleclual concreta y emp_frlca, sino que Sil constituye por obra de un opuesto suyo oporente y formal" ( Zur Krlllk der hegelschen Phllosophle). ( 13) G. W. F. Hegel. Fcnomenologl:~, p. 461 (5•19). Obsérve!:e cómo Hegel. en este c::Jso, idenlilicn explicilomente Ent!!uuerung y Geg rnsl:inclllchkelt. ·
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ciencia en contraste con la forr.ta ce la sustancialidad y de la objetividad, como si t:.;viera miedo a su alienación (EnUiusserung)". Que, en cambio, "el Yo tiene un contenido que diferencia de sí"; pero "ese contenido, en su diferencia, también es el Yo, porque es el móvimíento_ de superarse a si m:smo, o la misma pura negatividad que es el Yo" (1~)Las implicaciones más im¡:>o~tanies del mecanismo de la alienación en Hegel, que hemos expuesto a grandes rasgos, pueden resumirse de este modo: 1) la alienación es el momento de la es:isión y de la objetividad en general (histórica y empírica), ya que en la alienación el espíritu se convierte en "objeto", se transforma "a si mismo en otro, o sea, en objeto de sí mismo"; 2) la superación de la alienación es la superación o la supresión (Aufhebung} de ta objetividad (el "eliminar ese ser otro"), por lo que lo absoluto reconquista la unidad consigo mismo; 3) ~= superación de la alienación es un movimiento que no puede no ser, porque en ella el espíritu sale de si mismo sólo aparentemente, ya que en realidad permanece en si mismo, y por consiguiente no puede dejar de co:.stituir de nuevo la primitiva unidad consigo mis:no. La más completa (y la más grandiosa) realización de este mecanismo lo constituye el propio fundamento lógico-metodológico de la Fenomenología del espíritu. Esta obra parte en realidad ~e :1na típica situación de escisión: por u:1 lado, está la ;r.era conciencia inmedia· ta; por otro, la o!Jjetividad :al cor:1o se ofrece. Dice Hegel que, en ese comienzo. la ccnciencia es "saber de cosas objetivas en contra¡:>osición a sf misma, y de sí misma en contraposición a ellas" (15). Como se sabe, el ller fe:lo:-:ienJ:ógico se recorre, porque no se detiene en esa rígida co~tra;:Js::ió;-; (la objetividad ya (14) (15)
lbld., pp. 471 y ~57 ;55i' > 555·5/). lbld., pp.-!57 \556·57).
17
consigue su transparencia dialéctica en la primera sección de la obra, mostrando progresivamente lo universal en general, es decir, lo indiferenciado, como su propia, intrínseca verdad), y porque la conciencia establece una relación con la objetividad "mediante la lo: talidad de sus determinaciones" (16} y la alcanza según cada una de ellas. Así se pasa de lo sensible, del dato actual en su positividad inmediata (que se "destruye" o supera en su inmediatez}, a figuras históricas e ideológicas, etc. Al final de ese camino, cuando se ha recorrido la objetividad en la totalidad de sus determinaciones empfricas e históricas, ésta se revela como una totalidad espiritual en ·,a que cada figura- nÓ es otra cosa que una alienación de sí mismo del espíritu. En otros términos, la autoconciencia arrebata a la sustancia su riqueza entera, toda !a estructura de sus esencialidades; pero este comportami_ento negativo hacia la objetividad es "igualmente positivo", o sea, es ·un "poner" (17). Todas las determinaciones de la sustancia ño son sino "posiciones" de la propia autoconciencia. La autoconciencia se habla alienado en ellas y ahora se recupera de la alienación, porque en ellas se reconoce a sí misma. Luego, en toda la construcción lógica de la Fenomenología, siempre encontramos · la significación y el mecanismo de la alienación hegeliana . .L. a cootraposjcjón sl!jeto-ohjeto 4 autoconcienc..ia~ustaacja es 11aa siiJ18Cióo de aljenació.Q. La contraposición existe porque la autoconciencia ha alienadÓ su propia sustancialidad, convirtiéndola en existencia (Dasein) y haciéndola pasar a través de cada existencia. Por eso es por lo que la autoconciencia puede volver a encontrar en el objeto su misma estructura -cate:-. gorial, y .por tanto apropiárselo en su totalidad. _Sin embargo, d~ ese modo, volviendo a enconfrarse y· reco(16) (17)
18
lbld., p. 461 (550). lbld., p. 461 (549).
nocerse a mis misma en la objetividad, la autoconciencia suprime la oposición y la alienación.
Por consiguiente, en el fundamento lógico gene-,d de la Fenomenología, la alienación viene dada por 1a objetividad material e histórica; la superación de la alienación tiene lugar con la superación de la objeth·idad; por último, tal superación no puede no ser, porque la obje_tivic!ad ~s algo "disperso", es una totahdé:d espiritual implantada por la autoconciencia (u la ali 3· nación [Entausserung] de la autoconciencia es la que pone.la coseidad"). y en cuanto que la autoconciencia ·"sabe esa nulidad ·del objeto" (18), la alienación e~tá implícitamente suprimida ·y superada. Hegel da la · ~i- · guiente· caracterización del proceso: "Pero el espi; i ·u nos ha demostrado a nosotros que no es ni salame;,:~ el repliegue de la conciencia en su pura interiorida::, ni el mero hundimiento de la autoconciencia en la SL :.;tancia y en el no-ser de su diferencia; más bien ha rrc:>trado ser ese movimiento del sí mismo que se alie· •a de sí mismo (das si eh selbst entaussert) y se hur je en su sustancia, que, como sujeto, se ha adentrado er sí partiendo de ellas y la convierte en objete v c.:>riE.nido, al eliminar esa diferencia de la objetividra ~- del contenido" (19). _.. ...-·
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Como es sabido, la alienación también tiene ;_¡1 :Japel muy importante en la _ejecución de cada parte· C't.! 1a Fenomenología. El espíritu extrañado de si mismo \'>ich entíremdete) .(La cullura)es el título de la segunca ~3c ción del "espíritu". En esta caracterización de la cu:tura como extrañación del espíritu, volvemos a er.~ entrar puntualmente todas las características de la clienación hegeliana que antes indicamos. En funcióP ·de nuestro problema, resumiremos ahora las llnéas ge(16) (19)
lbld., p. 451 (549). lb!d., p. 470 (561) ..
19
nerales del proceso en el que se inscribe la dialéctica d-e la cultura como extrañación del espfritu.
El primer momento viene dado por el "viviente mundo ético", que es el espíritu en su "verdad inmediata''. En él, la sustancia ética vive en inmediata unidad consigo misma; entre autoconciencia y sustancia no hay oposición, están conciliadas. "La sustancia ética tiene la oposición encerrada en su conciencia simple, cons~ tituyendo esta última una unidad inmediata con su esencia" (20) .. La situación de extrañamiento se determina porque el espíritu se escinde de tal modo que la autoconciencia se opone a la sustancia, esto es, al conjunto de instituciones ·sociales y políticas. De ese modo, la autoconciencia tiene su contenido frente a sf, como una dura reaíÍdad dada inmediatamente y extraña ( elne unmittelbar vorhandne 1 lhm lremde Wlrkllchkelt) 1 en la cual no se reconoce. Luego el Si (la autoconciencia) y su esenciá (la sustancia) tienen la significación de extrañamiento recfproco el uno con respecto al otro. Es decir, se produce una oposición, un extrañamiento entre conciencia pura y conciencia real (o sustancia espiritual en la que se ha alienado la conciencia pura). El espíritu se presenta nqui cama 11n mJindo doble, escindido, separado y apqestQ: "El mundo de este espíritu se esconde en un mundo doble; el primero es el mundo de la realidad (Wirklichkeit) o mundo del ex~ra ñamiento (Entlremdung) del espíritu; el segundo es en · el que éste, elevándose sobre el primero, se construye en el éter de la pura conciencia. Este mundo, contrapuesto al extrañamiento (Entlremdung) 1 no por ello está libre precisamente de él, sino que más bien sólo es la otra forma de extrañamiento (Enllremdung)l forma que consiste justamente en tener la conciencia en dos mundos de distinta especie, abarcando am(20)
20
lbld.,
p. 286 (347).
bos" (21). Los dos mundos en !os que e es;:íritJ se encuentra escindido son el mur:jo de la cultura y el de la fe: "El todo [ ... ] es una realidad extrañada de sr (slch ent1remdung); se escinde en un :-eino donde la autoconciencia [ ... ] es real (wirlich) [luego es sust~n.cia], y en o~ro, el de la con.::encia pura, que, má~ allá del primero no tiene preser:cia real (wlrklich Ge· genwart), sino que es en la fe" (22). De momento, no nos interesa ver la dialéctica extremadamente compleja en f:1Ue se ·articula est~ oposición,. sino más bien _la etapa final ~ la c;ue debe llevar el proceso dialéctico. La autoconciencia debe "apode_@rs~" del mundo extraño que se le contraoone: y ng puede dejar de hacerlo, poroue ese mundo extraño, la .sustancia, 9¡; a..b.r.a de la au¡oc;nciencia. es la alienación del espfrjtu. La realidac Q:.!e se opone a la· autoconciencia "recibe la exist:nc;a íilediante la propiél alienación ( EnUiusserung) y :enu~cia a la esenci'\ (Entwesung) de la autoconc:er:::ra [ ... ]" (23). La sus: tancia, la esfera de las jns:i:uc:on:i sociales y polfti~ o bien, como dice Hegel, del coíl!en;do del dere· cho, es "obra·· de la autoconC:enr'a, QS !In prodpcto suyo donde la autoconciencia <:e a!iena momentáneamente. Por eso, la sustancia es "esencia espiritual", y la autoconciencia no podré. vc:ve~ a encontrarse en ella porque. al ser la sus!anc:a ¡:rocuclo suyo, no podrá no volver a encon!rarse ... e:-: s· m!sma. Hegel describe el proceso de este modo: Ei ..-:::>V::nier:to de la· individualidad que se" forma es [ ... : el devenir de la misma entendida como esencia objet:·.-a ~niversal; o sea, e~ el deve:1ir del mundo real (wlr'rdlch). Este, aunque de· venido a través de la individua'ida::!. ¡Jara la autoconciencia es algo inmediatame:-1!e ext;-añado (ent1remdet} (21) (22)
( 23)
lbld., p. 289 {3!: ). lbld., p. 285 (3.! ¡_ lb! d., P.· 287 ( 3-e ) -
21
y tiene para ella la forma de la realiónd ( Wlrkllchkelt) _inamovible. Pero cierta al mismo tiempo de que el mundo real es su sustancia, la aut:Jconciencia tiende a apoderarse de él" (24 ).
La superación de la oposición entre autoconcien. cia y sustancia consistirá en la superación del carácter obJetivo de la sustancia mism....a. En realidad, la Intelección pura (reine Einsicht) "reducirá lodo a concepto" y "cancelará toda objetividad" (25). Operará de tal modo que la realidad (Wirklichkeit) gerderá toda sustancialidad Y., por tanto, los dos mundos en que es~ escindido el· esgíritu. el mundo real y el reino de la fe . •§.~..:derrumbarán: "esa revolución -dice Hegel- produce la libertad absoluta; con_ lo que el espíritu antes extrañado (enlfremdet) retorna completamente a .. sí ·mismo, abandona este terreno de la· cultura y pasa. a otro: el de la conciencia moral" ·(26). La estructura de este proceso en el que la autoconciencia se extraña en la cultura y luego se recupera a sí misma, nos confirma cómo Hegel, incluso en la ejecución concreta de la Fenomenología y en la aplicación de la alienación a un estadio particular del iter fenomenológico, reproduce las características·· generales del proceso que indica en el prólogo y en el capítulo sobre el "saber absoluto". También aquí el extraQ2.miento se produce a consecuencia de la ruptura d~ la unidad esoiritual originaria (en este caso a consecuencia de la disolución del viviente mundo ético). §sta escisión provoca la oposición de dos elementos, autocoocjeocia y sustancia, Que están dentro de la unj.Q.ad espjrit11al ~ue se ha roto (h1ego soc homogéneos entre si). La recomposición de los dos elementos· nQ ouede no tener lugar porque ambQ.t. tienen la· misma
r
(24) (25) (26)
22
lbld., p. 291 (352). !bíd., p. 288 (349). !bid., p. 289 (350).
naturaleza espiritual. y el segundo es una alienac:ón del primero. En electo, la autoconciencia ha origjotdo) la sustancia objetivándose. alienándose en ella. Por consiguiente, también en esto la alienación coir:,;id~ con la objetivación, es decir, en este caso, con la :>b· jetividad histórica constituida por la esfera de la:. h-;tituciones sociales y políticas. "La fuerza del indh
-
-
(27}
lbld., p. 291 (353}.
(28)
Cf. M. Rossi, Lo slorlclsmo mlsli!icalo della •Fenome; •.-,.
logla" hegeliana, en "Societa", XIII, 1957, p. 86-:.
.::-3
misma unidad, sino que ,el segundo (la sustancia} ~ · un modo de .ser del primero (la autoconciencia): :¡1 ~uyo es un extrañamieo.lQ mamentárwQ.:
La estructura de la alienación que venimos indicando está totalr:nente condicionada por la concepción hegeliana de 1.a.m.omo unidad-identidad de Jos opues12.§.. En uno de sus primeros grandes escritos teoréticos, Dlfferen:i des Flchteschen und ScheJJlngschen Systems, Hegel dice _que "la escisión necesaria es un factor de la vid á, la cual se forma. a través de una eterna la .su.pre~a vUaHdad la Totalidad sólo 1 oposición, y es posible a través del .re.stablecimiento de la suprema rscisión" (29).. Pero, junto a esta vigorosa reivindicación de la necesidad· y de la realidad objetiva ·de las contradiccior(es, Hegel advierte en seguida que la razón se opone al acto a través del cual el intelecto cristaHza absolutamente la escisión; y ello porque "los tér· minos absolutamente opuestos brotan ellos mismos de la razón" (30). El elemento decisivo del proceso, su presupuesto real, es este último. La oposición, la escisión, siempre es oposición y escisión dentro de la unidad, es la ruptura de esa unidad, la cual, incluso en· la situación de escisión, es sf misma y lo otro, y, al reconocerse a1 sf ·misma en lo otro, se recupera de la escisión. Por tanto, ya en la DJtferenz, el proceso se configura del siguiente modo. En la cultura de la época, lo que es· manifestación de lo absoluto se aisla de· Jo ab-· sOiuto mismo y se fija como algo autónomo. (Observe. m os que en esa obra, como más tarde en la Fenomeno· · logta, la "cultura" se representa como una fase de escisión del espfritu.) "Cuanto más se desarrolla la cultura, más varfan en su desarrollo las manifestaciones de la vida en las que puede ·mezclarse la escisión, más
aO
(29) En G. W. H. Hegel, Ersla Druckschrlften, Ed. Lasson, Lelpzlg, 1928, p. 14. (30) lbld., el subrayado es mío:
aumenta la po:encia de la esci:sión, más se consolida y consagra su clima, y más extraños e insignificantes resultan al lado de la cultura los esfuerzos de la vida por recuperar la armonía" (31). Pe~o la manifestación que . se:ai::;la de lo absolu~o y se fija como element9.autónomo, no puede negar su origen y debe tender a constituir la.' multiplicidad de su·s lirrlitacio:1es en un todo. Mientras el intelecto es "fuerza limita~iva~ (32). que fija y cristaliza los términos de las oposiciones. en cambio, el único interés de la razón es el de suprimir las oposicjone~ cristalizadas; ésta realiza la superación de la escisión y, por tanto, de las oposiciones del intelecto. Las exigencias que Hegel debe satisfacer en este caso son de distinto tipo: por un lado, la necesidad y la realidad de la escisión. por otro. la superación de la escisión y la r~ constitución de la unidad. Precisamente por eso, la razón no puede suprimir pura y simplemente el intelecto, porque con esa aniquilación s~ despojaría a sí misma de acto de oposición. Volveríamos así a la razón "rígida", que no ofrece razón de las oposiciones y escisiones de la realidad, eri cuanto que no las acoge en su seno. Luego volveríamos a la ~azón como infinitud puramente subJetiva, que no se articula en la obJetividad, que no se hace mundo e histc:ia: en una palabra, que nó se aliena. Por eso, la razón debe absolutamente suprimir la oposición, pero al m¡smo tiempo "conservarla". "El equilibrio del todo -escribirá más tarde Hegel en la Fenomenología- no es la unidad que permanece en si misma ni su quietud que ha reformado a si, sino que reposa en el extrañamiento (Enlfremdung) de lo contrapuesto" (33}. La solución hegeliana para conservar ambas sustancias consiste. conforme a bs :Jíesupuestos lógico(31) (32) (33)
lbld. lbid., p. 12. G. \V. :=. Hegel. Fcnomenolt';;ia, ;::'· 253 (349).
25
gnoseológicos de todo el proceso, en resaltar el carácter de la escisión, destinada necesariamente a resolverse en la unidad superior en cuyo seno se había producido en un principio. O bien, como dice Hegel, la escisión debe aniq11ilarse en Sil independencia Y oso ocurre en cuanto la razón unifica los dos términos de la oposición. Lo contrapuesto subsiste, dice Hegel, pero no aparte, sino sólo .en la medida en que se pone en lo absoluto.- es decir, como identidad. De esa manera, en la infinita actividad del devenir, la razón unifica lo que estaba ~eparado. "Esta identidad consciente de lo finito y lo ·infinito [ .. .-¡-constituye el saber" (34). _ En esta primera estructura, muy elemental, de la lógica hegeliana, emergen claramente las lineas fUndamentales del mecanismo que condicionará más tarde la estructura lógica de la alienación. Aquí,- como siempre será para Hegel en lo sucesivo, la escisión es inherente n-la qnjdad es decir. es uno de los aspectos de la unidad misma: un ai~iento provisional de una manifestación suya·, de la unidad o de lo absoluto. En ese "aislarse", el momento d.e__la es~l momento de la objetiviclQ.il (es decir, como sabemos, de la objetividad histórica, la cultura, que también aquí, como más tarde en Fenomenología, tiene el amplio significado de civilización). Pero se trata de una objetividad que no puede negar su origen, y que, corno diversidad, debe volver a fundirse en la identidad. Por tanto, el momento de la escisión-objetividad está implícitamente destinado a suprimirse. De ahí el carácter de necesidad lógica que la superación de la escisiónobjetividad presenta en la concepción hegeliana. Si ~,~qel dice que "la necesidad de la filosofía· surge r, Jclndo en la vida de los hombres desaparece el poder unificación y los opuesios han perdido su intera~ión
ce
(34) (35)
G. W. F. Hegel, Erstc Druckschrillen, cit., p. 19. lbíd., p. 14.
y relación viviente, y se convierten en autónomc::"' (3S}. hay que entender esta sugestiva afirmación, GUe pérece implantar una relación orgánica entre pensamie· •. to humano y contradicciones reales, precisamente er el sentido de necesidad lógica que no atribuye al hon bre, como sujeto histórico, capaz de .intervenir con5 cientemente en la realidad, ningún papel en la super;l· ción de l.as opesic·iones. Esto es t.an cierto que ya (! • la Differenz, la superación de la escisión se realiza er el saber, es decir, en una actitud especulativa, conten·.pla!iva .. del sujeto concebido como autoconcier:;ia: ~2ber, dice Hegel, como identidad consciente de ic f ·,i'.) y lo infinito. Nada más lejos, pues, de. una actituc: cri- . tico-práctica del hombre frente a las escisiones o -:,J~ tradicciones de la totalidad histórica en que vive. También en formulaciones más primitivas de la d·uléctica hegeliana se ve claramente que la superaci6: de la escisión es un movimiento que no puede s..,• porque, en ella, el espíritu ha salido de si sólo apaíP.:.· ternente, ya que en realidad ha permanecido er. si m:· mo. Por extensión, incluso en e! Fragmento sobre e; amor encontramos la cultt.:ra (Bildung) como mor!en lo en el que la "escisión" (Trennun lo más profundo. He el define amor "excluye toda oposición"; y continua, no es ir.tele~!o. cuyas relaciones siempre dejan lo múltiple co:no m:!'liple, y cuya misma unidad son oposiciones"; er "a:nv no es nada limitado, nada finito" (36). PeíO el amor aun siendo poder de unificación-: no es la v!da susta · · cial abstracta, no desarrollada, sin articuiac:ón. "E; amor -comenta fielmente el traductor italiano cel Fra~. mento, De Negri-, al ser unificación de seres vivos, requiere la multiplicidad; pero, igualmente, el amor exlge un vínculo de unificación; y coincide con ic ider::í ( 36)
En 1 principi di Hegel, al cuidado de E. De Ne;;"i. F::en-
ze, 1949, p. 1B.
27
ficaclón de unidaq y multiplicidad, de unificado y separado, que se llama el todo" (37). La vida, dice Hegel, se libera, se dispersa en la multiplicidad de los sentimientos, y "se adentra en ellos para encontrarse a ·sí misma en ese todo de la multiplicidad". De sólo la unidad no desarrollada, la vida recorre el ciclo hacia una unificación completa a través de la cultura. La cultura cónstituye el trabajo de las múltiples determinaciones del Intelecto, el momento de la elaboración intelectual de los momentos particulares y separ_ados procedentes de la sustancia. Pero ese todo de los momentos particulares, ese todo de la multiplicidad, "en el amor ..:........dice Hegel- no está Contenido como en la suma de muchos part_l_culares, de muchos separados; en el amor se encuentra la vida misma como una duplicación de sf misma, y como una unificación de sí misma". Sí la reflexión oponía al hombre el todo del hombre mismo, en cambio,· el amor elimina la reflexión, "despoja a lo contrapuesto de todo caráctP.r de extraño, y la vida se encuentra a sí misma sin ulterior defecto. En el amor concl!!y.a Hegel aún está lo separado, pero no ya ,como separado. sino como Unificado; y lo viva siente lo vivo" (38). A propósito de este primitivo esbozo de la dialéctica hegeliana, N. Merker observa que ni el momento de la "unidad no desarrollada", ni el de la "escisión". tienen una propia problemática real que plantear; porque· tanto uno como otro se mueven y se oponen en la órbita de un tercer término mediador, que es la "unificación completa", la cual da lugar a la problemática da l·a escisión mediante una "duplicación de sf misma". En otros términos, puesto que la escisión, por presupuesto inicial, es simplemente uno de los momentos de la autoescisión del tercer término mediador, las (37) (38)
28
lbld., p. 19. lbld.
oposiciones y esc1s1ones só:~ pJeden verse, concluye Merker, como una señal o indjcio de la unidad, como oposiciones necesariamente destinadas a conciliarse (39). El mundo y la con::ie:1cia, dice Hegel en el Fragmento, sor. "el uno para e: OiíO, y por tanto tam• bi_~n _cada uno para sí mismo\ sólo_ por medio (je una _poten.Q.ia ex.trañ_g,'' (40). "Peío esa po~e:~cia -comenta Merker- sólo es ··extraña" :::.;n~en~eme:~te, sólo desde que el homore está inmerso e:: ia oposición abstracta entre mateíia y conciencia ::-;¡o ve más allá de esta situación de escisión crista::za:a ce! intelecto; de la abstracción, el tercé té ! l"v eri el qüe- ros · dos términos de la oposición encuentran su "unificación completa". Unificación que es lógicamente necesar.m, porQue la situación ce escisión no era sino una aulaescisión de la unificación, una manifestación de ésra bajo el ropaje de escisión" (41}Resumiendo, una vez -más,Jiiscis@!D .es un merada en el momento mismo en que se cowstittJye Del. cuadro que venimos trc.::ar.:o, debería deducirse claramente que un análisis ée la concepción hegeli!l· na de la escisión y det productc de esa escisión, la a§.nación, siempre es ta~biPo ,., "'láF,;s í!e la concepción -hegeliana de la objetividad. r::l r.10tívo ce ello es evidente: siempre concibe Hegel la o:;!e::v;dad maiorial e histórica como objetivccióJl de_ s¡ ;-;s:;ctr"l espíritu como su alienación. Incluso en el Hs¡stema", la filosofía del derecho y la filosofía de la his~oria constituyen la filosofía del espíritu obje:ivo, o sea, del espíritu extrañado. Pero ese modo de concebir la objetividad tiene serias N. Me~ker, Le orlglnl della lo;lca he9ellana, cit., ~- 80. Hegel's theologische Ju;¡en~sch:iflen. al cui~ado d 1:3 H. Noh\, T!1::n¡;e1, 1907, ?· 378 (en 1 pf.nclpl di Hegel, De Negri no he tra:::u::;:::o esta ;::re::oisc.;. (.q) 'l. •.~er•.er, o¡¡. cll., :. E2. (39)
( 40)
consecuencias sobre el modo de tratarla. Como en realidad, en su ser fuera de si, el espíritu permanece en sí mismo, la objetividad producida por la alienación es una objetividad ldeal. Se trata de un tipo de obJetividad que, en el mismo momento en que se pone, contiene la instancia de su supresión. Precisamente porque es una objetividad ideal, que no tiene nada autónomo que proponer al pensamiento. Es alienación del pensamiento, que en su ser fuera de sí permanece en sí mismo. · La concepción hegeliana de la objetividad material como superación y supresión de la misma, emer e con claridad en el modo de co'?cebir y tratar el trab.ajo en la Fenomenología. Piénsese en la célebre dialéctica del "señor y del siervo". Al comienzo de esta dialéctica, Hegel define la confrontación de las auto~oncien cias como una duplicación de la -unidad_ ("esa unidad
?os
espiritual en su duplicación"). Ese presupuesto en seguida hace bastante ambigüo y complicado el proceso dialéctico, en el cual las autoconciencias existen frente a otra, pero, en cuanto duplicación de la unidad, cada una "se refleja" en la otra. Su diferencia, o su consistenciá, sÓlo lo es aparentemente. "Para la autoconciencia :_dice Hegel- hay otra autoconciencia";
y añade: "ha salido fuera de sí". Esto tiene un doble sentido: por un lado, "la autoconciencia se pierde a sí misma como una .esencia distinta"; por otro lado, "de ese modo ha superado lo otro, porque [ ... ) en lo otro ,~:· ve a sí misma". En todo ese movimiento, el objetivo qt•e la. autoconciencia debe alcanzar consiste en "elin:nar ese su ser-otro. Pero, seg·:m Hegel, esa eliminación ti~ne un doble sentido en cuanto que, por un l~do, "!a conciencia debe proceder a eliminar la otra esenci :1 independiente y, mediante esto, a estar cierta de si r.1isma como esencia"; pero, por otro lado, "debo dis-
30
ponerse con ello a eliminarse a sí misma, porque es-: otro es ella mi silla" ( 42). Como se ve. Hegel expresa con mucha eficacia tod: la ambigüedad ínsita en la confrontación de las do~ auloconciencias: su ser distintas por un lado, pero só!: lógicamente (formalmente) y no realmente. Luego 13. superación de la oposición ya está implícita en las prtJmisas; está prevista desde el punto de partida, porqur: "el medio es fa autoconciencia que se descompc.n;; m los extremos, y cada extremo es la permutación ca su determinación y transición· absoluta al extrc::l J opuestó;~ (43}. _ ·La exposición completa. en todos sus detalles, de la dialéctica del "señor y del siervo (a menudo rr~' entendida [ 44]) no es uno de los fines de nues!' 1 investigación; más bien nos interesa destacar algunos de sus momentos fundamentales, que son plenamente coherentes con los presupuestos lógicos que hemo:: indicado. A través def trabajo es cómo la conciencia '·llega a sí misma". El trabajo forma (bildet). dice Hegel, confiere una forma al objeto. Por eso. la_concjencia c::g exterioriza en el trabajo, o bien ~sale fu:ra de sí en ei elemento del permane:;er". Pero así, •ta concier.cia que trabaja alcanza la intuición_deLser inéependiente como de si misma". En realidad, el ser ya no es independiente, sino que está formado, plasmado en el t1 abajo por la conciencia, y en él y~ se reconoce la conciencia. Hegel deduce de esto que, al formar la cosó, la conciencia "suprime la forma contrapuesta que es". Al plasmar el objeto e:1 e: trabajo y conferirle forma propia. fa conciencia se apiOpia del objeto, lo hace (42) G. W. F. Hege:, Fenomenologla, pp. 113 y ss. (141 y ss.). (43) lbid., ::>- 114 (i42). ( 44) En el curso de une agt:da r rig::rosa C:s::usión de las inIOrpretacicmes de HypP.O!ite y Kojeve. M. Rossi ca_ en mi opinló.-.. la única inlerpretación d: es:a c~!eb~;¡ d:aléc:!~ cf. P,t Rossi, trliculo cll., pp. 656 y ss.
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suyo. Y no solamente eso: Hegel ve el proceso de objeti\!ación que es el trabajo como un proc"eso de "destrucción" de la objetividad material. Dice que la concíerícia "destruye (zcrstort) lo negativo, que es lo extraño; se pone como tal negativo en el elemento de lo permanente y, de ese modo, se convierte para sí misma en algo que e~ para sí". En la forma exteriorizada, impuesta al objeto mediante el trabajo, la conciencia serv[l se reconoce, o bien, "al formar el ser-para-si, se convierte en su propio ser para ella, y llega al conocimiento de ser ella misma en sí y para si" ( 45). . Para terminar con esta célebre. dialéctica, el aspecto que más nos interesa subrayar es que ..el proceso ..de objelivacl.Q_n gue_ [epresenta el trabajo se toma· como sfmbolo de I~Csuperación de la exterioridad o de la ob. ietividad materiaL (súperación a la que se debía llegar ·para recuperar la unidad, que era el presupuesto de todo el proceso, originado por la unidad misma mediante su "duplicación")_ Hegel ve el aspecto por el que el trabajo es h11rnanización de la oaturalezª-' en cuanto que confiere a los materiales naturales una forma adecuada a las necesidades humanas; además, ve que en el trabajo la naturaleza deja de ser muerta objetividad extraña al hombre y se convierte en algo apropiado, humanizado, donde el hombre materializa su propia actividad teórica y práctica, y por eso se reconoce en él. "Por el hecho de exteriorizarse la forma no. s.e ·convierte para la conciencia servil en algo otro que ella". y "precisamente en el trabajo, donde parecla que era un sentido extraño, la conciencia, mediante ese ~.eencontrarse por si misma, se convierte en sentido propio" ( 46). Pero, además, Hegel concibe la elaboración del mundo externo, su humanización, como pura y simple destr.ucción de la objetividad material. No pue. (45) (46)
32
G. W. F. Hegel, Fenomenofogf¡¡, p. 120 (140-49). fbfd., p. 120 ( 149).
de concebir la objetividad si no es en lo:s términos de su supresión o de su superación. En este caso, la concepción hegeliana de la objetividad hace que se conciba la objetivación rel trabajo) como un procesa de su. presión o de reabsorción de la objetividad. donde el f~mnar · (bilclen) del trabajo, más bien es un destruir (zerstoren). Por consiguiente, el trabajo no tiene solamente el signilicado, como Hegel se ve obligado a admitir por un momento, del colocarse hacia afuera de la conciencia en el elemento del permanecer, en el sentido que la relación del siervo hacia el objeto "se convierte .en algo que permanece; porque ante· e! trabajador el objeto tiene independencia" (47); sino también, ·y sobre todo, tiene la significación de "suprimir ( aufheben) la forma contrapuesta que es", de "destruir (zerstoren) ese negativo" extraño a la concien~ cia ( 48). De ese modo, Hegel llega a la autoconciencia pensante o autoconciencia libre de lo estoico, que es tal porque la "coseldad, que en el trabajo recibe forma, no es en absoluto uno. sustancia distinta de la conciencia" ( 49). Sin ~mbargo, ~1 discurso no se acaba con esto. Hasta ahora hemos tratado de determ1nar y resaltar, en sus conexiones, las caracterjsticas de la concepcióo hegeliana de la alienación (en primer lugar: identificación de la alienación con la o~jetividad históricoempírica, y supresión de la alienación como supresión de la obje:ividad). Ya hemos subrayado qué peculiares son estos aspectos en cuanto al fundamento lógi· ca-metodológico general de la Fenomenología, donde {47} lbld., p. 120 (149). (48} lbld. ""1 ... 1 Hegel elaboca en Ji'na la estructura misma del trabajo como actividad eor la cual el hor.:~re se libera de la esclavitud de la cosa, al destrui~la { cE?str.::cibn del divorcio entre el deseo, Beglerde, y el objeto en si} para satisfacer una necesl· dad [ ... )" {A. Massolo, op. cll, p. 99}. (49) lbld., p. 122 (151}.
33
la alienació.o. está constituida por todo el conjunto de las formas objetivas, que en principio se manifiestan como fuera del espíritu, hasta que en el "saber absoluto", en la reflexión sobre fa totalidad de los momentos que éste recorre, aparecen como alienación de,l espíritu, que retorna a sí mismo sin residuos de la alienación. También hemos destacado el hecho de que Hegel no se sirve de la categoría de la alienación solamente en el fundamento lógico-metodológico general de ·la Fenomenología, sino también en la eje~ución concreta de cada parte de la obra: la alienación constituye el concepto centra.! de. una sección complet~,. "Der 'slch entfremdcte' _Geist. Die Bildung": Antes de ver algunos modos en que Hegel emplea la categorla de la Entfremdung, en esa sección, detengámonos brevemente sobre el significado de la concepción del objeto-sustancia como auto-alienaciÓn del espfritu, 'COncepción que preside todo el fundam.ento lógico de la Fenomenología. Lukács observa que Hegel, "precisamente mediante ese carácter procesal de fa "alienación", a través de la concepción de que lo absoluto, el sujeto-objeto idéntico, sólo es el resultado del proceso, consigue un ancho margen para la elaboración de esenciales determinaciones dialécticas de fa r'ealidad objetiva. y del pensamiento" (50). Observación que puede parecer . obvia, pero que en cambio es extremadamente importante valorar en todos sus aspectos. Hegel es el ptimer pensador que rejyjodic? para el hombre· (si bjen concibiéndolo como "a!!toco1ciencia") la realidad histórica. objetiva GOFflO un prod 11 clo del ho¡:¡::¡hre mism.Q;: en consecuencia, concibe el m!Jodp histórico del· hombre como creación de la actividad humana del. trabajo . humano, y hace de elfo un motivo teórico central de su ·
'• (50)
34
'
G. Lukács, op. el!., Q- 518.
obra. Por ahora, pasamos por alto la consideración de que en ese planteamiento está implícito, como diría Marx, una "mixtificación" idealista, porque a los ind:viduos, lejos de ser considerados concretamente, en realidad, dentro de la formáción económico-social, He-. gel los transforma en "autoconciencia", y al mundo er"objeto", y por eso "la multiplicidad de la vida y de 1&. historia se reduce a una variada actitud. de la {au:oj conciencia hacia el sujeto" (51); afirmación que explica el apriorismo y la deformación especulativa ~on que ..!;:l~gel reoresenta la histori.a, que él concipe fQU!.Q mera historia· ideal. Sin embargo, queda el hecho de que Hegel, mediante el concepto de alienación {~.n~ __ Uii.Jsserung-Enlfremdung), es el primero en tratar, i!L'Hgue abstractamenle, la esencia del trabajo y en ca• cebir el mundo social como prodncto da ese trab&jo Marx caracteriza así ese "descubrimiento" hegelianü. n
Lo importante en la Fenomenología de Hegel y e•1 su resultado final -la dialéctica de la negatividad C•)rr.o principio motor y generador- ~. por consig••icnte, ~ el hecho de que Hegel concibe la autoge l:!Ja· ción del hombre como un proceso, la objetivación ccr•i:J una contraposición, como alienación y supresión de esta alienación; de que, ~!}-~consecuencia, aprehende la esencja del trabajo y concibe el hombre objetiv:>, el hombre auténtico en cuanto real. como resultado oe su propio jrabajo. El comporta!lliento real, activo, -je( hombre consigo mismo como ser genérico o la manifestación de si como ser genérico real, es decir, como ser humano, sólo es posible cuando exterioriza '"'::o.lmente todas las iuerzas propias de su género -le c;t:e, a su vez, sólo es posible a través de la obra cole~tin del hombre, o sea, sólo como resultado de la t"l•.>lcria-, y se relaciona con ellas como objetos, lo qu~. a (51) O~rcclona,
K. Marx-F. Engels, La Ideología alemana, Ed. Grij1.i JO, 1970. pp. 52-53.
:15
-~~ 1 ~vei,:' sólo
es posible .en la forma del: to ;(52}.: · · ·
;~trañamien
1
·. . Resumiendo, Heg'el -este es, en nuestra opiniqn, el sentido del discurso de Marx-, en virtud de su "dialéctica de la negatividad como principio motor y generador,", ha concebido la auto-realización del hombre (aunque, repetimos, esto sólo aparece en él en la figura de la autoconciencia} 1 como un proceso en el que el hombre se objetiva, se contrapone a si mismo. Por medio de esto,_ Hegel "aprehende la esencia del trabajo", porque el trabajo del hombre es precisament¡¡ Un proceso de objetivación de sus fuerzas humanas eseocja!e~ En efecto, lo que distingue al hombre de los demás seres··es- ef trabajo consciente, la obj~tivación de sus capacidades esenciales, genéricas y, por tanto, ~su desdoblarse en un mundo hecho por él, su objetivarse .. Luego Hegel, en la medida en gue concibe la ,objetjyacjóo como creación de un mundo social obje)ívo concibe ~;ti hombre objetivo como resultado de su propio trabajo.' De este modo, Hegel entra en el mundo t
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(52) K. Ma~x. Manuscritos de economla y lllosoffa de 1844, . Madrid, Alianza Editorial, 1968, P.P.· 189·90. En este texto se ve ·muy bien cómo Marx no rechaza el Idealismo hegeliano en los mismos términos abstractos y "sen5ualistas" de Feuerbach. A. Schmidt observa que Marx ve en el hegelianismo "la verdad expresada en forma mixtificada". El. idealismo desarrolla el "lado activo", au.nque sólo de modo abstracto, y ve que el mu.ndo esté niediatizado por el sujeto. Ma~x afirma -dice Schmldt- _gua este pensamiento sóto se puede utilizar en todo su alcance, si se det¡¡rmina qué significa el "producir" ( erzeugen) de Kant a Hegel: el creador de un mundo objetivo es E!i proceso histórico-social de la vida humana. El hecho de que al comienzo de la Edad Moderna el ser natural extrahumano siempre se degrade mAs respecto a las estructuras sociales, se refleja filosóficamente en el desviar cada vez más las determinaciones de la objetividad en el sujeto, hasta que, finalmente, en la especulación post-kantiana, aquellas determinaciones se resuelven el\ él sin residuos. Por tanto, en el pensamiento de Hegel tenemos, por un lado, el reflejo real del proceso productivo; sin embargo, por otro lado este último permanece en su totaliqad, ·a pesar de algunas extraordinarias intuiciones particulares: un. proceso completamente espir.itual ( Cf. A. Schmidt, Der Begrlff der Natur In der Lehre von Marx, Frankfurt a. M., 1962, pp. 19-20.
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de ·la historia, debe elaborar un vasto material históricoJ Aún más: al reivindicar para el hombre el mundo social objetivo indica que la religión, la riqueza, la propiedad privada, etc., sólo son la realidad alienada de _la objetivación humana, de las fuerzas esenciales humanás. Esto permite a Hegel intuiciones profundas patá una crítica real de esferas completas, es decir, le permite presentarlas y caracterizarlas como aspectos de la alienación humana. Pero al mismo tiempo -y aquf nos topamos con lo.limitado y unilateral de su concepción- Em ·cuanto que ldenllfica alienación Y· objetivación, o -bien, en cuanto que concibe la objetivac!ón como alienación de la que la autoconciencia debe recuperarse, Hegel se cierra la posibilidad de elaborar una- problemática de la alineación rigurosamente' hlst~ rlca (relativa a una formación económico-social). En resumen, para Hegel toda la nh!etiyidad en cuanto tal es alienación: no aspectos aislados de ella y, por tanto, tampoco una condición determinada del hombre dentro de la objetividad histórica. De ah[ toda la ambigüedad y la_ paradójica actitud de la conc_epción de Hegel, que fue el primero en presentar las bases oara una teor{a de la allenaciáR al concebir la Objetividad social como un producto del trabajo humano-. pero no se permitió un empleo eficaz (es decir, rigurosa-· mente histórico) de esta teoría a causa de su intercambio o identificación de la alienación con la objetividad histórico-material. De ahí ef carácter "doble", por así decir, del_ concepto hegeliano de alienación, que, por un lado, permite a Hegel interpretar realmente algunos aspectos alienados de la realidad social, pero que por otro inutiliza en gran parte la importancia de ese descubrimiento, porque identifica la alienación con toda la realidad histórica en tanto que objetiva. Volvamos a temar el hi!o de nuestro discurso y tratemos de in~erpretar estos aspectos en la sección
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relativa a la Bildung. Ahí nos presenta Hegel una amplia investigación dialéctica de la l~istoria moderna que esta fundamentada metodológicamente en un comple· jo procedimiento apriorista y mixtificado, pero que, sin embargo, no sólo intuye, sino que a menudo formula "exactamente y con gran agudeza algunos de los más esenciales problemas del movimiento de la historia moderna". "Ningún filósofo antes de Marx incluye en su ~istema el nacimiento del mundo burgués, el problema del trabajo, el problema de la Riqueza como potencia q':'e somete a sí el poder estatal, la Ilustración, la Revolución francesa, de tal manera que los hiciera part.es _absol-utamente integrantes, ·miembros plenamente orgánicos del sistema mismo" (53). · En general, para los fines de nuestro problema, se debe subrayar que en la época moderna, pára cuya i.-: Bgación dialéctica parte inmédiatamente después c.r:l ocaso de la polis helénica, Hegel ve una época de e-
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léctica de la riqueza contiene una profunda critica de la propiedad privada burguesa. No pertenece a las tareas de la pres~nte investigación exponer, aunque fuera sumariamente .. las etapas más importantes de la compleja indagación dialéctica hegeliana de la historia moderna en la Fenomenología~ Nos ·limitaremos a indicar algunos puntos particularmente importantes y significativos~ He el resenta Estado Ri uez como alienación de la autoconciencia. En a Riquez dice, la autoconciencia ·"encuentra extraña su mismidad como· tal" . . La Riqueza es el contenido "de la autoconciencia, pero - no está en su poder, debe serie. concedida por otro: en una palabra, la autoconciencia debe recibirse a si misma a través de otro: "ve su personalidad como tal dependiente de la personalidad accidental de otro, de la contingencia de un instante, de una arbitrariedad, o como quiera que sea, de la más indiferente circunstancia". Lo que la conciencia experimenta hacia quien le concede la riqueza "es tanto un sentimiento de profunda abyección como el de !a rebelión más prof~n da". Si' el individuo,· que es expresión· de la autoconciencia espiritual, recibe la propia susta~_pia de otro en la riqueza, la riqueza también.es-consciente de ello: "al mismo tiempo sabe que lo que ella dispensa es la mismidad de otro". Luego la· _riqueza "comparte la ab· yección con su cliente; pero a' la rebelión sucede la arrogancia [ ... ]. En esa arrogancia que cree haber conquistado con un pedazo de pan otro Yo mismo y que supone haber obtenido con ello el sometimiento de su esencia más íntima, en esa soberbia la riqueza no tiene en cuenta la íntima indignación del otro; no tiene en cuenta el completo sacudimiento de todas las poder es la Rlqueu quien vence al Estad~, y no ,al conlrarlo [ .. ! ; y guárdese el Estado que exprese su propia 'unidad orgá'ic~· e-1 la 'cumbre natural' del monarca" (pp. 679-60).
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cadenas; no tiene en cuenta ese puro desgarramiento .en el que [ .. ~) se desgarra toda igualdad, toda sub· sistencia y, por consiguiente, desgarra, sobre todo, la opinión y el punto ·de vista del benefactor" (55). No hay que pasar por atto el hecho de que Hegel presente el movimiento de la riqueza en la sociedad de la pro· piedad privada como una situación de alienac_ión, que envuelve tanto a quien da como a quien recibe la ri· qu~za. Además, Hegel concibe esa relación como una tensión dialéctica. basada en· la indignación y en la rebelión. ·, Poco después, al. presentar los argumentos de la Ilustración contra la fe, Hegel introduce la caracterización de a e - trañamie to. Hegel dice de la 'fe: "Esa pura---conciencia de la esencia absoluta es una conciencia extrañada ( entfremdetes). Hay que ver más de cerca cómo se determina aquello de que es un otro; y sólo debe· considerársela en relación con ese otro. Ante todo, esa conciencia parece tener frente a si el mundo de la realidad; pero, al ser ella la evasión de ese mundo y, por tanto, la determlnab11ldad de la opo· slclón, tiene eri si misma esta determinabilidad; luego la pura conciencia está esencialmente extrañada en ella-' misma y la fe sólo constituye uno de sus aspec· tos~· (56). Se ha observado que ésta_parece ser una lúci_dg anticipación de la conocida teorfa feuerbachiana ds la Esencia del cristianismo (57). Es diffcil decir si H~· gel ejerció una influencia real sobre Feuerbach. Pero ·es indiscutible que, antes de Feuerbach, sólo Hegel presenta apuntes para una concepción de la fe religiosa como alien~ción (58). (55) (56) (57) (58) influencia
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G. W. F. Hegel, Fenomenologla, p. 306 (368-69). lbld., p. 313 (378). M. Rossi, op. cll., pp. 853-54. Un estudioso de Feuerbach, E. ambaldi ve una clara de Hegel sobre Feuerbach en las as de la Feno·
. Sin embargo, si es cierto que Hegel intuye algunos aspectos "alienados" de la sociedad burguesa moder. na y•. más en general, concibe esa sociedad y su historia 'como una época de extrañamiento, también es verdad .que para él siempre se trata de 110 ex\rañamlen!2 del espíritu, que se identifica con la objetividad {hi§tóríc
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Por lo que concierne a la primera relación, encontramos las formulaciones. más importantes y sugestivas en la Dífferenz. Allí, como ya hemos tenido ocasión de ver en parte, Hegel escribe: "La escisión ( Entzwelung) . está presente en el origen de la necesidad de la filosofía, y, como cultura (Bildung) de la época, viene dada por la forma (Gestalt). En la cultura, lo que es manifestación (Erscheinung) del absoluto, se aisla del absoluto mismo y se fija comü algo autónomo" (60). "Cuanto más se desarrolla la cultura, más varlan en su desarrollo lqs _manifestaciones de la vida. en las que. pu-ede mezclarse· la escisión, más aumenta ·¡a potencia· de la esdsión, más se consolida y consagra su· clima, · y más extraños e insignificantes resultan al todo de la cultura los esfuerzos de la vida por_ recuper~r la a·rmonía" (61). De ahí surge para los homb_res la necesidad de la filosofía: del hecho de que ·"el poder de unificación desaparece de la vida de los hombres, y las oposi'ciones, al haber perdido su relación viviente y su acción' recíproca, adquieren independencia propia" (62) La cultura de las distintas épocas ha restablecido las oposiciones en diversas formas: tales "oposiciones, por ejemplo, entre espíritu y materia, cuerpo y alma, intelecto y fe, libertad y necesidad, etc., y toda ~lase de ellas en esferas más restringidas, importantes en otro tiempo, y que atraían sobre si todo el peso· de los intereses de los hombres, con el progreso de la cultura van pasando a la forma de oposiciones entre razón y sensibilidad, inteligencia y naturaleza, y para el concepto de universal, a la forma de la oposición entre subjetividad absoluta y objetividad absoluta'' (63). · Dice Hegel que el único interés de lá razón. es suprimir esas oposiciones cristalizadas, en. cuant~ ·que o
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G. W. F. Hegel, Erslc Druckschrlllcn, cit., p. 12. lbld., p. 14. lbid. lbid., p. 13.
los téJminos absolutamente opuestos brotan elles rn.smos de la razón. "Esa identidad consciente de le .i:t:to y lo infinito (la unificación en la conciencia de los dos mundos, sensible e intelectual, necesario y libre) C1· y se mantiene en su aspecto positivo: ahora la aL•tü.-·::.nciencia "sabe" que. a través de su propia aliena ~;ón, ella misma ha- puesto la coseidad (Dingheit), y en .::..sa coseidad se reconoce.
-a·
(64} (65)
(66}
(67)
lbld., p. 19. lbld. lbld., p. 21. . G. W. F. Hegel, Fenomenología, p. 471 (561).
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El intelecto se opone a esa unificación, operada por la razón y el saber absoluto, de los dos términos de la oposición, y por eso lo define Hegel como "fuerza limitativa" (Kraft dc:!s Beschrankens): "La fuerza limita- · fiva, el intelecto, reconoce en su construcción, que pone entre el hombre y lo absoluto, todo lo que es precioso y sagrado para el hombre; esto la cons_olida a través de todas las potencias de la naturaleza y de las voluntades, y la amplfa al Infinito. En ella puede en. contrarse l_a completa totalidad de las limitaciones, excepto lo absoluto mismo; .di_sgregado· en las partes, lo ab~oluto impulsa al intelecto a desarrollarse en una multiplicidad infinita, pero, al esforzarse en extenderse hasta lo abso~uto;-- el .. lritelecto no hace sino reproducirse sin fin· a. sí mismo [ ... ]. Cuanto más sólida y bri·lfante es la construcción del intelecto, la vida: que está ·aprisionada e!l él como parte, se hace tanto más inquieta y tanto más se esfuerza en evadirse de él para entrar en la libertad" (68). De ahf la crrtica y la polémica de Hegel, constantes en toda su obra, contra el "llamado sano intelecto humano" ( der sogennante gesunde Menschenverstand), el cual no ve que ."lo que es inmediata certidumbre púa él, para· ·la filosofía es nada", y se obstina 'en conferir-;a lo inmediato sensible, a lo finito, la "consistencia" y el "ser absoluto" que no tienen (69). Por eso, el intelécto no sólo no comprende la especulacióñ, sino que "la detesta y rechaza" (70). La diferencia entre razón especulativa e intelecto consiste en el hecho de que "la especulación lleva a la conciencia la identidad de la cual no es consciente el sano intelecto humano, o bien transforma en identidad consciente lo que en la ·:(68) (69) (70)
(71)
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G. W. H. Hegel, Ersle Druckschrlllen, pp. 12-13. lbld., p. 22. lbld. lbld., p. 23 ..
conciencia del intelecto opuesto [ ... ]" (71).
común es
necesariamente
· Por consiguiente, el intelecto ("la actividad del separar es la fuerza y la labor del intelecto, de la potencia .más admirable y grande [ ... ]" (72), corresponde ~1 momento de la escisión y de la alienación. En efecio, así como la alienación es el momento de la escisión y de la objetividad emp(rica, el intelecto distingue y separa finito e infinito, seí y pensamiento. Pero el ·error del intelecto consiste justamente en cof'!side-. rar dividido lo que no lo está, y en suponer autónomo y consistente lo que no lo es. ·El intelecto determina e inmoviliza las determinaciones·; "que abstrae y con ello separa, y que persiste en sus separaciones" {73). Ese "intelecto humano ordinario·, dice además Hegel.· en la Ciencia de la lógica, no es otra cosa que el sentido común, el cual "afirma su punto de vista de que la verdad reposa en la realidad sensible" (74). El in· !electo o sentido común no se da cuenta de que el elemento empírico, material, es al~o inesencial, inconsistente, puesto por el espíritu y su~rimido en su objetividad e independencia ·apenas el espíritu se recupera de la alienación. Este aspecto de la teorra hegeliana de ia alienación -implícito, repetimos, en el discurso de Hegel- ha sido recogido y desarrollado por L. Colletti, que escribe justamente: Para Hegel, la condición típica de la alienación es la del "sentido común". El sentido común es el "ordinario intelecto humano", que cistingue entre "yo" y "mundo", entre sujeto y objeto, pensamiento y cosa. Dice Hegel que el "sentido COmÚnn identifica el ob(72) G. W. F. Hegel. Fenomenologia, p. 23 (29). (73) G. W. H. Hegel, Ciencia de la lógica, Buenos Aires, Edi· torial Hachette. 1955, ep. 36 y 60. (74) lbld., p. 60.
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jeto, que es esencialmente objetivación de sí mismo .·del pensamiento, con algo externo y preexistente en el pensamiento. El sentido común no ve que el objeto es una proyección de sí mismo del pensamiento, una forma en la que el pensamiento se "aliena" o se hace "otro" distinto de sí para poderse "reflejar" y reconocerse, sino que toma el objeto por algo verdaderamente distinto y original. En virtud de esa identificación, el sentido común -es decir, el materialismo- se representa, dice. Hegel, la "realidad" a la inversa: el objeto, que es algo secundario y derivado, lo toma por lo "primario"; mientras. que el pensamiento, que es lo prima-. río auténtico, lo identifica con algo que depende de lo que él mismo ha creado. La consecuencia que se deduce de ello es la alienación. El sentido común considera "otro", o sea, distinto de sí, lo _que es ét realmente. Se mueve en el mundo natural o. de los objetos como en un mundo extraño, sin darse cuenta de que la "n~turaleza", que él considera como la auténtica rea- · lidad, es efectivamente una creación suya propia y provisional (75). La alienación es la condición típica del intelecto, en la medida en que, al distinguir rigurosamente entre finito e infinito, entre pensamiento y ser, confiere a lo finito y a sus determinaciones una autonomla y consistencia que no tienen, Y. obrando de ese modo positiviza y eterniza la escisión. Por tanto, el intelecto se cierra el acceso· a la "identidad consciente de lo finito y lo infinito", que hace posible superar todas las oposiciones, conocer el si mismo en el otro, y, por consiguiente, superar (en el sentido de reconocer como momento "positivo") la alienación. De ahl el contraste· en-· tre intelecto y razón, entre conciencia sensible y cien-· . ( 75) L. Collelli, M. Horkhelmer y T. W. Adorno: "Dialelllca .dell' lllumlnlsmo", en "Problemi del Socialismo", a. IX (1967), n. 15, pá· gina 234.
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cia especulativa. Mientras que la conciencia sensit.le, dice Hegel, es "saber de cosas objetivas en contraposición a aquéllas", la ciencia constituye, en cambio.- :o inverso de la conciencia individual inmediata. y su tdrreno es "el puro conocerse a si mismo en el absc.luto ser-otro" (76). Ese puro conocerse a si mismo" constituye la superación de la alienación. Efectivamente, esto tiene lugar en cuanto sujeto y objeto dejan ce aparecer en forma dualista en el elemento del saber, cuando "no caen uno fuera del otro en la oposición del ser y del saber" (77). En resumen, la superación .de· lá · alienaci"ón, de la objetividad material, es la filo. solla, el ide~lismo, es decir, la liberación, 'al término del proceso fenomenológico, "mediante el .. saber absoluto", del mundo exterior que, según Hegel, es la "a:>~ riencia" o la "ficción" del sentido común y de la ciencia"" (78). El objeto se muestra a la conciencia como "dispersador", se aniquila en su independencia y objetividad. Ahora la concienda "sabe esa nulidad d -31 objeto", porque se ha alienado a si misma en el obj3to. Pero, a causa de la inescindible unidad consigo mi.~ ma, "en ese acto [que es su alienación] está conte lido el otro momento en el que la conciencia también ha eliminado esa alienación y objetivid(id-·y ha retornado a sí ·misma, encontrándose, por tañto, cerca de s; en su ser-otro como tal" (79). M
La época histórica en ·fa. _q_ue culmina el punto de vista del intelecto es la ilustración. De hecho, también en este caso Hegel proced~ a una interpretación histórica de las categorías y, por consiguiente, a una !da'ltificación del intelecto con un conjunto de fenóme.-,os histórico-culturales. El esquema de los periodos his~ó(76) (77)
( 70) (79)
G. W. F. Hegel, Fenomenología, p. 19 (2-'·25). lb(d., p. 26 (33). l. Col!etti, art. cll, p. 235. G. W. F. Hegel Hege:, Fenomenologla (5-'9).
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ricos que Hegel 'nos Rresenta con más frecuencia es el siguiente: "El primer mómento sustancial es la vida ar· tlsticamente instintiva e irreflexiva del mundo ·griego y en parte romano; el segundo momento, la cultura [ ... ] va desde el Medievo (donde los valores de la fe emer:gen, se cultivan y refinan por sí mismos, en oposición a los valores mundanos) hasta la ilustración (donde. . . surgen, se cultivan y refinan los valores del intelecto y del individuo); el tercer momento es el mundo de la -edad de Hegel" mismo (80). En el prólogo a la Fenomenología, al presentar un breve escorzo del proceso histórico esbozado en las posiciones teoréticas de esa obra, Hege"l hace que al mundo de la "fe" cristiana -que, al poner la prese~Cia y la esencia de lo absoluto en un elemento situado más allá, vivfa la vida sus. tancial "en el elern_ento·del pensamiento"_, le suceda el mundo de láéultura ilustrada que desemboca en el criticismo. Dice)1egel de ese mundo: "el esplritu [ ... ] pas.a al otro extremo de la reflexión carente de sustan· cía sobre sí mismo [ ... ]. No sólo se pierde para él su vida esencial; también es consciente de tal pérdida y de lá finitud que ahora constituye su contenido" (81). Por lo demás, es en ese marco donde Hegel inserta el írrn~ionalismo romántico, concibiéndolo. como momento inmediatamente ·posterior a la ilustración y como reacción a la "pérdida de la vida esÉmcial" y a la "ri· nitud" propias de la ilustración: "reaccionando a su abyección, confesando su miseria e imprecando contra ella, el esplritu ·pretende ahora de la lilosofla no· tahio · el,•saber lo que él es como recobrar, por medio de ella, del[a' _sustancialidad perdida y la solidez del ser" (82). ·:En; toda la. obra de sú madurez, Hegel permanece fiel a esta concepción de la ilustración como época del
·:..
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(80) (81) (82)
E. de Negri, 1 prlnclpl di Hegel, clt., p. 18. G. W. F. Hegel, Fenomenologla, Q. 10 (13). lbld.
intelecto, en la que el espíritu está inmerso en la finitud y no sabe sobrepasarla. En un gran escrito teorético del periodo de Jena, Glauben und Wissen, ya había dicho que la razón de la ilustración no es sino el intelecto, que reivindica por saber positivo lo finito y lo empírico y r~serva lo eterno para el puro más allá, .. y este ·hecho, que en otro tiempo pasaba por la muerte · de.la·filosofia, es decir, que la razón debía renunciar a su ser en lo absoluto y, por tanto, debla excluirse completamente de él y comportarse respecto a' él sólo negativamente, se convierte en_ el punto_ más alto de la filosofía~ y la nada de la ilustración, al hacerse consciente, se erige cqmo sistema" (63). Juicio que vuelve puntualmente en la Filosofía de la Historia, donde se dice que "la ilustración plantea el contenido como fini· lo, y de todas las cosas divinas y humanas aleja y elimina, destruyéndolo, todo elemento especulativo" (64). Y más: as[ como en Glauben und Wissen la religión (que tiene el carácter sublime de no estar ligada "a intuición alguna ni a ninguna alegria pasajera, sino de aspirar a una eterna belleza. a una eterna beatitud" [85]), se contrapone a la ilustración, que tiende a tomar el objeto de la intuición por una cosa y que "en la verdad del ser sófo ve finitud"~ del mismo modo, en la Filosofía de la Historia Hegel dice que el intelecto en cuanto ilustración se subleva con sus leyes contra la religión, la cual, sin embargo, tiene respecto al intelec-. · to· un contenido especulativo, es racional: "la razón es precisamente ese comprender como uno concreto lo que es diferente; en cambio, el intelecto mantiene las distinciones. Este dice: lo finito no es infinito. Y he ahí que todo el elemento misterioso, es decir, especu( 83) G. W. F. Hegel, Ersle DrucJcschrlrlen, Q- 224. · ( 84) G. W. F. Hegel, lecciones sobre la filosofla de la Historia Universal, Madrid. Ed. Revista de Occiden:e. i974, p. ·6BS. ( 85) G. W. F. H[!9el. Ersle Druckschrillen, p. 226.
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. 'edvo, de la religión, para él se reduce a la nada" (86). En resumen ,lo que Hegel reprocha a la ilustración, E:.n cuanto época del intelecto, es el hecho de que no realiza la "identidad consciente" de finito e infinito, d~ ser y pensamiento, y de las demás oposiciones; identidad que, sólo ella, constituye el "saber absolu~o", o sea, el saber filosófico. En este sentido, la ilustración es la edad de la alienación, la época en la que los hombres se aferran a un a posteriori absoluto, sin que nunca vean que lo que se presenta como primario ~el mundo sensible- es en realidad secundario, es decir, algo puesto, que rio tiene consistencia en si mis~ mo. La superación de la alienación no es Sino la supe~ ración de la objetividad, la destrucción de su indepen- · dencia y aparente consistencia; la demostración, por último, de que la objetividad empírica no es. nada diferente del espíritu: consta de· Úna serie de formas en l9s que el espíritu se manifiesta, y que, por consiguiente, son productos del espíritu mismo, indeferenciables de éste. En la objetividad histórica y empírica, "el espíritu presenta su devenir hacia el espíritu, bajo la forma de libre acontecer accidental" (87), y en cuanto que se hace consciente de esto, suprime la alienación, para alcanzar finalmente "el puro elemento de su existencia, el concepto". "Luego, una vez que el espíritu alcanza el concepto, despliega la existencia y el movimiento en ese éter de su vida, y es ciencia" (88}. En la ciencia desaparece la distinción entre conciencia y objetividad, entre espíritu y mundo, que constituye el eje de todo el iter fenomenológico. El resultado es la Identidad consciente de la oposición que. supera la alienación reconociéndola como "pos:~ión" propia: pre(86) G. W. F. Hegel, lecciones sobra la lllosofla de la Hlsl~rl~ Universal, cit., p. 685. (87) G. W. F. Hegel, Fenomenologla, P.· 472 (563). (88) lbld., p. 471 (562).
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císamente esa identidad consciente es lo que excluye la ilustración, irremediablemente afeccionada al intelecto y la finitud. Por eso se ha escrito justamente: Según Hegel, la época histórica en que culmina la alienación es la ilustración._ La ilustración destruye la vieja metafísica espiritualista e impone en todas partes el punto de vista del "sentido común". La ilustración es naturalista, empirista, materialista. Y como esa distinción (o "dualismo") de sujeto y objeto, que se deriva del modo de ver del "o"rdinario intelecto humano", alcanza su difusión más amplia con la afirmación del hábito mental característico de Já moderna ciencia experimental, Hegel asocia esta última a· su condena del ·materialismo. El reino de la alienación es la ilustracióP, porque la ilustración es la difusión de las luces de la razón cientlfica, la época de la técnica y de la ciencia aplicada (89). ( 89) L. Collclli, art. cit., pp. 234·35. Acerca de la postura d~ Hegel hacia la ciencia moderna el. su juicio sobre Bacon, •· .!! verdadero creador del malerialismo inglés y de toda la cienc.a oxperimenlal moderna .. , lal como le definió Marx en La Sagradc; Filmilia. "Ahora vemos el abandono del contenido transcender. lo [ ... ] -escribe Hegel- expresado conscientemente, p.1r p:lmE·a voz, en Francis Bacon". "Su punto de vista lo constituye e; feaómeno sensible, tal como se presenla al homb~e instruido, en cuanto que ésle lo hace objeto de relleltión: lo que está de acue·do con el p~incicipio de asumir como tal-lo finito -Y lo terre:tal." ~Aú11 se ensalza hoy a Bacon como el que habria indicado al conoc:mie::~o su verdadera fuenle: la experiencia; en realidad es el precw~c-r y representante de lo que en lngl~terra suele denominarse lilosofla, y sobre el que los ingleses aún ·na_ han logra hecho, parecen constituir en Europa el pueblo que. limitado a la intelección de la 'realidad" está destinado, como los comer~•.:mtes y artesanos en el Eslado. a vivir siempre inmerso en la m;:;.¡eria; a tener por objelo la 'realidad" y no la razón.- -Lo que le :Jaca ser lO· que representa, es una consideración del presentE! (!a de Bacon); se observa lo que eltiste con los ojos abiertos, se óirige la atención a esto como a lo prime~o. y esa intuición se alabs. y reconoce." Resumiendo,. Bacon toma lo finito por lo priC'erc,; no ve que, Hcuando la ciencia eslá consliluida, la idea debe ;:~ro~eder por si misma; la ciencia en cuanto lal ya no parte qe lo ~mplri co·· (G. W. F. Hegel, lecciones sobre la historia de la lhosofla, México, Ed. F. C. E., 1955). En estas Lecciones véase tJrnlJ:én el · juicio do He oe' sobre locke. '"En loe k e [ ... ) tienen valer P' ~cisa-
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3.
ei
En curso de nuesho anallsis hemos c¡;¡racte-. rizado un aspecto central de· la teorla hegeliana de la alienación en la ideptjficación de alienación con obje. tividad histórico-empírica. Sin embargo, no faltan ten~ tativas de demostrar lo infundado de tal identificación (que, como veremos, constituye el núcleo central de la ·critica de Marx a Hegel en el último capitulo de los filosofía de 1844. La más Manuscritos de· economi ,interesante es la d A. Massol que ha tratado de pro_bar en su libro Primeras lnvesligaclones de Hegel, ~ Q_ara el joven Hegel la~alienación es esencialmente alienación política, lo cual co-nstituye también la base de la alienación religiosa. gue para Hegel se expresa en el cristianismo .. Precisamente la reflexión sobre el cristianismo, que prosigue ininterrumpidamente en Berna y Frankfurt, demuestra, según Massolo, que para el joven. Hegel la alienación no es un proceso natural o ne, cesario, "no· forma parte de una historia ideal de la conciencia en sí"; por el contrario, es "una alienación que se puede producir y se produce en situaciones his·. téÍ~icas determinadas" (90). En Berna, Hegel indaga sobre el problema de cómo fue posible la aceptación del cristianismo, determina la raíz del" despotismo religioso en el despotismo polilico, y establece una estre. _.cha conexión entre cristianismo y Privalleben. Un pueblo, dice, abandonado de los propios dioses y de si 'mismo, incapaz ya de vivir en lo universal y reducido .. 1
mente los términos de la relación, las cosas y el sujeto, y se con· · sidefan como. presupuestos vélidos. El razonamiento de Locke es . muy supe(licial: sa atiene únicamenle a lo que aparece, a lo que . es; y no a lo que es verdadero." " ( ... ] se renuncia completamente n .la verdad en si y para si ( ... ] y de ese modo se renuncia en·teramente a los fines de la filosofla." "¿De qué modo supera el .;pensamiento las dificultades que él mismo suscita? En Locke no se ·suscita ni se despierta ninguna. Antes de que pueda satisfacerse la necesidad de conciliación, es preciso que· se despierte el dolor de la escisión." (90) A. Mossolo, L:1 s!orlo dclla lllosofla come problema. cito· da, p. 09.
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a una vida solitaria, privada, sólo puede volver a poner la propia fe en un individuo. "He aquí por lo que la religión cristiana se acogió espontáneamente en ·el oca-. so de toda virtud pública en los romanos y en el declive _de su grandeza exterior" (91 ). En conclusión, _Hegel -:-aclara Massolo--- investiga y descubre la génesis de la ·desmembración, de la íUptura que en determinado momento se produce entre individuo y sociedad, entre la realidad y la idea, entre la razón y lo real, en la situa· ción histórica que determina el paso de la religión greco-romana a la cristiana. Y así como el joven Hegel une estrechamente el destino del cristianismo al_ interés por lo individual, igualmente, según él, ese interés desaparece cuando "todo lo que de hermoso hay ·en la naturaleza humana y que habíamos alienado de nosotros mismos en el individuo extraño (Cristo) [ ... ]. lo reconocemos de nuevo con alegria como obra nuestra, nos lo volvemos a apropiar [ ... J" (92). A continuación, Massolo indica que el joven Hegel no se limita simplemente a afirmar de modo general la conexión entre cristianismo como religión de una alienación humana y una situación ético-política determinada, sino que se esfuerza en precisar el proceso social que lleva a esa situación. Para Hegel, se trata de la disolución de la eticidad del mundo griego, donde la religión era una religión para hombres libres, Jos cuales "obedecían leyes que ellos mismos habían a:;ordado, y sacrificaban su vida a una causa que era la suya" (93). Para cada uno de ellos. la idea de patda, de Estado, era Jo más elevado, y su individualidad desaparecía frente a esa idea. Esa situación fue turbada por guerras afortunadas, por el aumento de la riqueza, por la aspiración a (9 i) He!Jel"s lheologlsche Jugendschrfllen, o p. el l., en Ma sso· lo, p. 73. (92) (93)
(bid. lbld., p. 82.
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un mayor bienestar individual; todo eso determinó el 'ascenso de una aristocracia guerrera y proletaria; la dirección de todo estuvo a cargo de uno solo o de pocos, el gobierno de la máquina estatal se asignó a un restringido número de ciudadanos. La imagen del Estado como producto de la propia actividad desaparece del ánimo de Jos ciudadanos, cuyo derecho, abolidas las libertades políticas, sólo fue derecho a la seguridad de la propiedad. El terror de la muerte sorprendió al hombre en esta soledad. El cristianismo se impUso, pues, a causa de esa separación entre el individuo y su· r.e?lidad, y por la necesidad del individuo de o be-. decer a una legislación y a una voluntad extrañas. "De ese modo, el despotismo de los emperadores romanos, que había exilado de la tierra el espíritu del hombre, obligó a éste, al privarle de la liber!ad, para .salvar su sentimiento de lo eterno y su absoluto, a alienarlo en la divinidad" (94). _Según Massolo, esta investigación iniciada por Hegel en Berna, continuaría sustancialmente en Frankfurt. En los escritos hegelianos de ese período, Massolo tam. bién ve la coincidencia en el plano histórico entre alie. nación política (el hombre se abstrae del Estado) y alienación religiosa (el hombre vuelve a poner en el más allá su propia totalidad) (95). Y por eso puede decirse que la conclusión a la que llega Massolo, al examinar los escritos de Berna a propósito de la relación FichteSchelling-Hegel acerca del problema de la alienación, es válida tanto para el período de Frankfurt como para el de Jena. Es oportuno citarla ahora porque, como vamos a ver, Massolo también llega a ella a propósito de la Fenomenología. Escribe Massolo: · . El tema de la alienación puede compa~arse al .fich- . tiano-schellinguiano de la objetividad, del no-Yo, por(94) (95)
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lb[ d., p. 84. lbid., p. 93.
que Hegel también utiliza a veces estas expresionss; pero en realidad no puede reducirse a una problemátitica idéntica. En no-Yo tichtiano es una objetivaci6n necesaria, a la que la conciencia común accede para constituirse a sí misma. No es el objeto, sino la posibi- .. lidad trascendental de serlo· de un mundo. ··
El tema de la alienación se presenta por primera yez enCSchellioQ1 en relación @O el hombre totaL Pero Schelling lo caracteriza en la ruptura que, en un momento ideal determinado, se produce con el surgimiento _de. la reflexión en el hombre:· En el fon"do, en el rr.¿s_ primitivo Schelling, el hombre alienado es el homb=-e _ teórjco en antltesjs con el-hombre práctico. Alienaci6:1 y objetividad coinciden. En Hegel, el problema de la alienación no se presenta en el plano de la conciencia común, abstraída de la situación. Alienación y objetividad no coinciden. Cuando, al obedecer la exigencia de la justificación hist"lrica en función de la reconciliación de pensamiento y realidad que constituye la posibilidad mi~ma de un se.· ber absoluto como filosofía de la historia, He::}~i presenta su identidad de objetividad y alienación, síernp:-e habrá que leer en ella algo radicalmente distimo. La identificación siempre se llevará sobre .-el plano qe la historia, sobre el plano, pues. concreto (96). · Esta afirmación de Massolo, que ~en los periodos de Berna, Franklurt y también-los siguientes, ve u.1a sustancial unidad teórica y ·problemática sus!ancial en el pensamiento de Hegel a propósito del prcblema cie la alienación, ha sido discutida por otro estudioso italiano, M. Rossi. Este, en su amplia investigación sobre Hegel y el Estado {97), dedica mucha atención al pro(96) lbld., p. 79. (97) M. Rossi, Hegel e lo Slato, Roma, ·1960. Es la plmt:~a parte de la amplia investigación sobre Marx e la dlaleWca hesellana.
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blema de la génesis de )as categorfas de alienación y de reapropiación en el período de Berna, y a su pos'lerior desarrollo en el período de Frankfurt. En ge~eral, ;Rossi discute que se pueda ampliar la significación que la alienación cobra 'en los textos berneses de Hegel, al sentido general de la dialéctica hegeliana (que se convertiría de ese modo en una dialéctica de la li· bertad y de la supresión de cualquier forma de servidtlmbre, política y religiosa. Es cierto, dice Rossi, que el período de Berna _nace la idea de alienación, que ' inmediatamente reclama su reciproca, la reapropia• ción (98); .es cierto que Hegel concibe en Berna la his,, loria de la· sucesión· del .espíritu cristiano-burgués al griego, como la historia de la pérdida de la posesión de sr por parte del hombre, y considera la superación de la alienación Gomo· uíía···exigencia deontológica, como .J un deber ser--de realizarse por medio de la supresión ~de las condiciones que la han determinado. Pero según nossi, en primer lugar, la alienación, en el significado que tiene en· Berna para Hegel, no es un descubrimien· to de Hegel: y en segundo lugar, no se puede ampliar la significación berncsa del concepto de alienación a IC\s posteriores formulaciones de la dialéctica -hege liana. ~
'
' En cuanto al primer punto, Rossi sostiene que la dialéctica de alienación-reapropiación la descubrieron los ilustrados, y sobre todo Rousseau. "¿Qué otra cosa propuso el pensamiento revolucionario ilustrado, .sirio ·lá constatación de una situación de sojuzgamiento de la humanidad 'por las potencias extrañas del autoritarismo religioso y político, de la superstición y el des· (98) Sin embargo, los t~rminos Entiiusserung y Aulhobung no aparec):ln. todavla; sólo aparecerán.n •. .Y raramente: en Fra_n.klurt; en Berna. en cambio, Hegel vuelve a ulll12:ar los térmmos Verilusserung • y slc:h anelgnon. Pero, dice justamente M. Rossi, al problema no es de- o~igen terminológico; atañe más bien al contenido de tales
iucas:
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potismo, y la necesidad de una liberación de la humanidad por medio de la razón? Y, por otra parte, ¿acaso no constituye el término mismo de alienación la categoría principal de la concepción contractual, que pr~cisamente implica la cesión, por parte del individl!o. de una parle del ámbito de su libertad al cuerpo .socia( allí· donde precisameilte la libertad del individuó sé· hace incompatible y ent~a en colisión con la dol otro?" {99}. Por lo demas, la necesidad de revolu. ción de la ilustración tiene su propia base en el. origen contractual de toda sociedad y, por consiguiente, se justifica, dicé Rossi, a través de la constatación de una imperfección en el contrato de la sociedad existente, donde los individuos ceden más de lo que debieran, y lo ceden no al cuerpo social del que son miembros orgánicos. sino a cuerpos no autorizados, instituidos por derecho divino o hereditario, etc. Es verdad que a Hegel, añade Rossi, no puede llamársele contractual, pero es innegable que el concepto de alíonación le viene precisamente del susodicho ambiente mental, "a través de la ética kan:rana que [ ... ] ya ha traducido en términos. filosófico-morales la necesidad de la reapropiación, transformándola en la de la autonomía ética frente a la cual la alienación es heteronomfa, _tal como se nos presenta precisamente en los es. crilos berneses de HegeiM {100). Una vez precisado el -origen ilustrado de la categoria de la alienación-reapropiación en el sentido de sojuz~amtento-emancipación, ¿es posible afirmar que tal concep.:ión bernesa de Hegel, y que sustancialmente es ilustrada, sea la misma del· pensamiento hegeliano majuro? La respuesta de Rossi es rotundamente negativa: ·En Berna. la alienación es esclavitud constatada, y :a reapropiación es el (99) !.A. Ro:;si. op. cil., p. 12'6. (100) lbld., p. 127.
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deber-ser de la supres10n de aquélla; y, como hemos dicho, esa dialéctica no fue descubierta por Hegel, sino por los ilustrados. sobre todo ¡:.·or Rousseau. En c~m bio, al final y a continuación dal período de Jena, la aiienación es la salida de la totalidad fuera de si misma, que a la vez es su determinación, su particularización; y la Aufhebung es la recuperación de si misma, la auto-mediación lograda, In auto-articulación orgánica de la propia totalidad. Es el resultado del proceso necesario de lo que es. Evidentemente, no puede tratarse de la misma cosa" ( 101). Rossi recona.ce que el camino de una formulación a otra, no es en absoluto ni simple ni lineal. La necesidad de articulación de la totalidad lo obstaculiza: En Frankfurt es donde Hegel empieza a darse cuenta de que para articular la totalidad puede servirse de los conceptos de extrañamiento y reapropiación. En ese sentido, Frankfurt reviste una importancia fundamental para el posterior desarrollo de Hegel. El sentido de la nueva metafísica que el joven Hegel construye en Frankfurl consiste "en delinear una dialécticél de universalidad y particularidad [ ... ]. de totalidad y determinación, que utilice y "absorba, en función de la articulación que la metafísica del primer Schelling (incluso del segundo y del tercero) no logra justificar, la categoría de extrañamiento. El sentido más profundo de la transición del período de Bernél al de Frankfurt es { ... ] : en Berna, la dialéctica de extrañamiento-reapropiación aún está vinculada a sus orígenes ilustrados, mientras que en Frankfurt se asume como articulación de la totalidad"· (102). En otros términos, en Frankfurt, Hegel ya .. no atribuye al hombre la categoría de extrañamiento en función de la constatación histórica de su sojuzga( 101) (102)
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lb[ d., pp. 1 85·86. lbfd., p. 298.
111icnto, sino u la totalidad; en función de la articulaciór. sistemática. En nuestra opinión, este análisis de Rossi tiene el mérito de estimular a una lectura más participante y más atenta a los aspectos lógicos y sistemáticos tanto de los escritos hegelianos de Frankfurt (es obvio que no podemos deternos ahora sobre esto; simplemente remitimos a la amplia sección del libro de Rossi sobre el período de Frankfurt) como de Jena, y de "preparar" una auténtica comprensión de la problemática de la alienación en la Fenome_nologia. Es -u~ hecho que, si· se atribuye pura y simplemente el concepto hegelie.no de alienación del período bernés al periodo d~ Frankfurt, inevitablemente se está obligando a ampliarlo también al periodo de Jena; y por consiguiente .. en la Fenomenología tampoco se daria de ningún modo la identificación de alienación y objetividad que Mar> pone de manifiesto. Precisamente, esto ha sido mantenido por Massolo, no sólo en los párrafos citados an· teriormente de las Primeras investigaciones de H.::gel ("Cuando { ... ] Hegel presente su identidad á e o~:eti vidad y alienación, siempre habrá que leer en ella ái;JO radicalmente distinto" 103}. sino también en un e"Siudio dedicado a este problema: ."Entaú;serung"·"Ent· frerndung" en la Fenomeliologia del espíritu (104). El intento de Massolo se dirige a distinguir Jos ck.3 términos utilizados por Hegel en la Fenomenolog¡a Entii.usserung y Enlfremdung (105). Como es evidemE.. ( 103) Cl. nota 96. ( 104) En A. Mas solo. op. cil., p. 202 y ss. ( 105) Un estudio terminológico cuidadoso probarla que e:1 'a Fenomenología no es posible distinguir rigurosamente entre Ei!!lremdung y Entausserung, que a veces H~gel empiea como sin~ nimos. Veamos dos ejemplos. En la página 348 de la edc:ó,.. HoHmeister, Hegel dice: "Pero tal opsrar y devenir, mediante los cuales se realiza la sustancia, constituyen ol Enllremdung de la personalidad, puesto que ~1 si mismo que es Inmediatamente, esto es, sin Enllremdung, y que vale en sí y para si, es s!:1 st:slalro· cía ( ... 1. Por consiguiente, s..s s~stancia es su Rro;:>ia Enti!usserunQ.
el problema no es sólo terminológico: se trata de probar que en Hegel alienación y objetividad históricoempfrica son distintas. "¿Hasta qué punto ~se pregunta : Massolo- s.e identifica objetivación con extraña- · miento? La investigación podría declmarse cerrada inmediatamente, si fuese licita la identificación de Entfremdung con la objetividad de la acción individual que en uno de sus tres momentos alberga una existencia inmediatamente externa, es decir, con la necesaria exteriorización. de la voluntad (~rundlllnlen der Phllo· y la EnUiusserung es lil sustanC:ia · ( ... ] ". Y en la página 351: "Por tanto, eso por lo que, ~n este caso, el in.dividuo tiene validez y efectualidad es la cultura. La verdadcm naturaleza y sustancia original del individuo es el -~splritu. del Entfremdung del ser natural. Por eso, esta EnUiusscrung es igualmente fin y existencia del individuo ( ... ] ". Esta identificación sustancial de Entausserung y Entfremdung tiene su histo~ia, que puede reconstruirse en los textos de juventud de Hegot. Originalmente, en efecto, uno de los dos con.ceptos tiene un sentido ilustrado-contractual ( Entiiusserung), y el otro uno religioso ( Entfremdung, opuesto a Vers1lhnung) (sobre esto, el. M. Ros si, op. cll., pp. 298·99). Deberla ser objeto de una investigación particulnr el mostrar cómo se va constituyendo, en los escritos hegelianos de Frankfun y luego, sobre todo, en los de Jena, un sentido unitario, lógico-metaflsico, de la alienación, por lo que se supera la dilercn.cia original de los dos conceptos. Este proceso concluye con la identificación de Entiiusserung y Entfremdung en el tercer sentido, lógico-me¡taffsico. De ese modo, llegel puede emplear indiferentemente ~:~mbos términos, como en los pasnjes do la f'cnorncnologla que hemos citado. Sin embargo, esto no excluye que, incluso ert la Fenomenologla, pueda encontrarse a veces un matiz distinto en el uso de Entfremdung y Entl!usserung. Jean Hyppolile insiste sob~e esto: "El término extral\amlonto ( Entfremdung) dice más que el de alienación ( Entiiusserung); 110 :;olameqte implica q•Je el si misma nntural renuncie· a si, so <1liene, sino que también se extral\a de si mismo. Para hablar de lil oposición fundamental entre el bien y el mal, Hegel siempre utiliza el término de extrat\amfcnto" (Génesis y estructura do la ''Fcnomenologla del esplrllu" de Henel, Barcelona, Ed. Penlnsula, 1974, p. 350, nota 24). En otras palabras, Hegel emplea preferentemente (no siemp~e) Entfremdung, cuando la· alienación alc¡¡nza el punto de mayor profundid11d y la escisión no se resuelve. Respecto a esto, Entausserung define más bien el proceso de la alienación en su asp.ecto de superación o de resolución de la escisión (de ahf su preferencia en el capitulo sobre el "saber absoluto"). Pero, repelimos, se trata de matices que no deben con.slderarse como absolutos y que no alteran el significado general iógico-metallsico del concepto de alienación en el pensamiento de madurez de Hegel.
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sophle des Rechts, p. í 12). Tambié:-~ hay c¡ue rechazar tal identificación, ya que no podíia justificar por qué sólo una _época pueda y deba de~~rminarse como el mundo del espíritu extrañado. La Entfremdung debe encontrar su .significada en su disti~guirse de cualquier categoría· antropoiógica y antológica" {1 06}. La época que se determina corr;a ei estadio del espíritu extrañado es el mundo social y político que se constituye a partir de la caída del im¡Jerio roma;,o hasta la Revolución francesa del 89. "¿Qué es ese ser natural del que. el individuo se extraña porque ·aebe extrañarse? [ ... ]. Ya estamos en un mundo que proviene de la crisis y disgregación del mundo ético. El ser natural es el ser que ya no coincide con la conciencia que el hombre nuevo tiene en sí" (: 07}. La concl'Jsión a la que llega Massolo es que, al linal de la dialé:tica del espíritu extrañado, que acaba con la Revo:i.!ción francesa, "la conciencia de sí ya no procederá :::n una situación extrañada: deberá cons:rui:se una realidad en la que se. la reconocerá como rndividuo. De::erá alienarse, pero esa alienación ya no se~;) un exl:añamiento, sino su contrario, una Ent~usserung, o sea. una ex~eriorización. El término EnUiusserung tier.e ind;lda~temente un significado más rico, pero su riqueza no puede reconocerse s¡ na es diferenc:ándola rajica!:TJente del otro término que desaparece con el mt::ldo que expresa, el mundo de la Entwesung. LLI co:1c:encia que surge de la acción revolucio;,a:ia será una cJnciencia que ya no encontrará el objeto co:no una e:1tidad extraña (e in Fremdes}. Un nuevo :nu•.do su:ge co:no su Entausserung" (108}. Ahora bien. es:a i:•teí¡Jre:aciór. .-:os parece ínsoste· .nible. Primero, si;, in~:-avalorar el :-ech::J, que ya pusi(106) ¡ 107) (108)
/1.. ~.~assolc. op. cit.. lbic., :. 2C!. lhd' ~- 2~5.
;J.
2J3.
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.nos de relieve, de que "sólo una época histórica pueda y deba determinarse como el rnundo del espíritu extrañado", no debe olvidarse al mismo tiempo que en este caso el extrañamiento coincide con la objetividad "sustancial" y que la superación del extrañamiento no viene dada por un nuevo mundo de relaciones sociales que sucede al burgués, sino que se determina por la superación de la objetividad "sustancial", es decir, por el abandono de la perspectiva histórica objetiva (paso a la pura moralidad pensada). Segundo, nos parece que Massolo no profundiza suficientemente en la actitud de. Hegel hacia _la Revolución francesa en la Fenomenología. La "figura" de la Revolución tiene indudablemente un papel muy importante en el espíritu extrañado, porque realiza el paso al espíritu cierto. de sí mismo. Pero es conveniente ver en qué consiste· su importancia y por qué se realiza tal paso. Por ello recordamos brevemente los momentos centrales de esa ".figura de la autoconciencia, la libertad absoluta", que Hegel hace surgir de la dialéctica de la utilidad, y en la cual la voluntad "es realmente universal, voluntad de todos los individuos como tales". La universalidad de ta voluntad implica el igualitarismo, y por consiguiente la "desaparición" de las clases. "En la libertad absoluta se cancelan [ ... ] todos los estamentos sociales, que son las esencias espirituales en las que se estructura la totalidad; la conci.;ncia singular que. pertenecía a uno de los miembros y en él desarrollaba su voluntad y operatividad, ha eliminado sus fronteras; su fin es el fin universal; su lenguaje la ley universal y su obra la obra universal". Veamos ahora cómo llega Hegel a esta conclusión. Las "masas", o sea, las clases, exisl!an · antes de la Revolución porque el "concepto" ·entraba en el "ser", es decir, se realizaba ("lo que hacia del concepto un o·bjeto en el elemento del ser, era su distinción en mnsas que existían separadamente");. en
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cambio, ahora, como e:1 ese particular estadio de la Fenomenología se da la inmediata identificación de "ehjeto" y "conciencia" ("la conciencia individual recoge el objeto de modo que éste no tenga ninguna otra esencia fuera de la autoconciencia misma, o que sea ::!bsolutamente el concepto"), y el objeto se convierte en el concepto, "en él ya no hay nada subsistente, la ne· gatividad ha penetrado todos sus movimientos", y, por consiguiente, se cancelan los estamentos sociales y las clases. Este presupuesto lógico condiciona toda la actitud de Hegel hacia la Revolución. A la división de la ;'sustancia" en "masas" sucede la ·oposición de voluntad singular y voluntad universal. De aquélla dice Hegel que es una acción mutua de la conciencia con· sigo misma: "acción recíproca en la cual la conciencia no deja nada de sí en la figura de un objeto libre enfrentado a ella. De donde se deduce que no puede llegar a ninguna obra positiva, ni a obras universales del lenguaje o de la realijad, ni a leyes 9 institucr.)n~s universales de la libertad consciente, ni tampoco a EMpresas y obras de la libertad volitiva". Despojada la Ro:! volución francesa de todo contenido históricamen!.-! positivo, su obra se redtxe a la negatividad absoluta. "Por tanto, la libertad universal no R_u~de?producir ni'l guna obra ni acto positivos; solañ1cnte le queda la operatividad negativa; sólo es la furia del desaparecer". "Por eso, la única obra y el úni~o acto de la libertad universal es ra muerte [ ... ]; esa muerte es [ ... ] !a más Iría e insulsa muerte sin otra significación que la de cortar una cabeza de col o beber un sorbo de agu:l". Además, véase lo que Hegel dice a propósito de !a "libertad absoluta" que quisiera intentar qbjetivarse Er: la "sustancia" histórica: óe ese modo volvería a introducir la diferenciación en su absoluto indiferenciad'), en particular "!as masas especializadas del trabajo, que. ulteriormente se distir~guen como clases sociale3
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particulares" (109). De donde se desprende que Hegel ve la división en clases como la consecuencia. in~vita ble de una "objetivación" o "sustancialización" de la libertad absoluta. Ahora bien, si se tienen presentes estos juicios de Hegel sobre la Revolución, se ve cla· ramente en qué sentido ,In ·conciencia, que en el "saber absoluto" instaura uha relación con la objetividad radicalmente .nueva, es una "conciencia que· surge de la acción revolucionaria": si surge de la Revolución, sólo es en cuan_to que ésta. no se ve "como un giro decisivo de la: historia, que instaura una realidad nue· va, sino como la subversión y negación de toda realidad existente: de donde la positlvldad de este aconte. cimiento histórico_ sólo-es· [ ... ] la posltlvldad de lo ne· gativo, un súpr-erno y titánico esfuerzo "de la voluntad, o sea, del pensamiento" por asimilarse, negándola, cualquier posible "sustancia" o realidad" (110). Ese esfuerzo no concluye nada en el plano de la realidad, sólo sirve para que la conciencia dé el paso al supremo abandono de la "objetividad", esto es, al mundo económico, social y polftico ( 111). Tercero, al término del camino fenomenológico, no surge ninguna "realidad en la que (la conciencia) se reconozca como singular" (y menos que nunca en sentido social y po· litico). Se tiene la superación en vez de la Entausse· (109) Las últimas citas de la Fenomenologfa, pp. 344 ·Y sf· guientes (413 y ss.). . (110) M. Rossi, en "Societa", cit., R· 858. A p~opósilo del "comP.fejo y extrañado juicio hegeliano sobre la Revolución", Rossl documenta la "tergiversación idealista que concluye con vaciar com· pletarnente a la Revolución de toda vali.dez hl.slórica ~eal, para convertirla simplemente en fa transición a un nuevo capflulo de la ' historia de la lilosofla" (p. 857). Hemos tomado algunos puntos del análisis de Rossi. ( 111) Nos detenemos en este punto solamente sobre el slg· nificado general de la "libertad absoluta", como punto final del ..-espfritu extrañaqo" y como momento de transición al "espfrilu cier:to de sf mismo". Un examen más profundo de la dialéctica _de Hegel !'Obre la Revolución francesa, probarla que en ella se da cita un rico materinl histórico, y que Hegel capia -aunque dentro
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rung, porque la conciencia ya no encuentra como ex· traño el objeto en cuanto tal. La reconciliación con la objetividad tiene el significado de que la objetividad no es nada distinta de la autoconciencia, en cuanto que aquélla es una posición de esta úitima. Luego ese reco· noée.rse de .fa conciencia en la o~jetividad tiene, pues, en· primer lugar, la significación de superar el carácter ob]ellvo (material) de la objetividad. Por tanto, la su· presión de ese carácter objetivo también tiene la sig· nitica~ión de. superar la Entiiusserung .. "La conciencia -dice Hegel- debe establecer una relación con ·el objeto según la totalidad de sus determinaciones Y. cap· de una perspectiva ·invertida" o extrañada que asume los procesos reales como símbolos de un movimiento .de conceptos- algunos aspectos fundamentales de la Revolución. Baste pensar que ·HQgel ve la necesidad de que el igualilarismo abstracto de !§. revolución burguesa se traquzca en la r:~instauración .de las clases en la so· ciedad, y ~ue por tanto capta, ·aunque de forma abstracta, alegó· rica, los elementos de una critica [ ... ) del universalismo abstracto e igualitarismo de la revolución burguesa, y _que ésta dQbe P.roducir una nueva diferenciación de clases, contradictoria con su principio" ( Rossi, en ·societA", cil, p. 862). Pero obsér:vese el esquema en el ql!e Hegel sitúa esta intuición: es ~ico en indica· clones acerca de la alienación y ·su superación como superación de la objetividad -·sustancial". El efecto del Terror: sobre las con· ciencias i_ndividuales. que ·se hablan salido _de la limitada ór.bila asignada a cada una: se caracterjza de la siguiente manera: "Se constlluye nuevamente la organización de las masas espirituales, en las que se distribuye la multitud de las conciencias individuales. Estas, que han experimentado el miedo qe su señor: absoluto, la muerte, vuelven a· resignarse a la nepación y a las diferencia;, se organizan bajo las masas y vuelven a una activida.d fracciona~a y limitada, y, con ello, también a su erectualidad sustancial". De este modo, el esp_lritu volverla a ser conducido a su punto de pa~ llda, al espiri.tu inmediato y al esplritu de la cultl(ra, y la historia recomenzarla eternamente una exQeriencia ciclica, que contarJa con tres momentos en cada ciclo: e! es¡>lñtu inmediato, la cultura o Ql momento de la separación y la libertad absoluta. El tercer mamen· to volver.la a llevar al primero; esto sólo rejuvenecerla a la sustan· cia espiritual. Pero --comenta a este (aspecto J. Hyppolite-- aun· que el espíritu objeUvo ~ue renace e., una revolución no fuera absolutamente idéntico al esplritu objeUvo que lo ha precedi_do, siempre se volverla. sin embargo, a un esP.iritu objeUvo, a una voluntad universal que renuncia a si r.;isma haciéndole objeto y sustancia en el elemento del ser. de ah! nue;<~mente la alienación. Hegel rechaza esta hipótesis. El espíril
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tarlo .con arreglo a cada una de ellas. Esa totalidad de sus determinaciones hace del objeto en sí esencia espiritual" (112). Después de esta transformación del objeto en pura esencia espiritual, la conciencia puede reconocerse finalmente en él, o mejor puede reconocer en él algo puesto por ella misma: "la alienación de la autoconciencia es precisamente lo que pone la coseidad", o bien pone" al objeto como sí misma". Pero en razón de la inescindible unidad de la conciencia consigo misma, "en ese acto está contenido el otro momento en el que (la conciencia) también ha eliminado esa alienación (EnUiusserung) Y. objetividad, Y. ha ·retornado a si misma, encontrándose, por tanto, cerca de sí en su ser-otro como tal" {113). Luego lo que desaparece es el carácter extraño que la objetividad tiene para la conciencia, porque la 9bjetivida9 no es nada distinto de la conciencia misma. .
~también intenta distinguir en El joven Hegel tres grados o significaciones del concepto de alienac-ión en la Fenomenología. En primer lugar, alienación significaría objetividad de la sociedad. de su desarrollo y de las leyes de éste. al ser la sociedad obra de ~los hombres. En segundo lugar, se trataría de la forma específica capitalista de alienación. es decir, de lo que Marx llama fetichismo {pero Lukács admite que Hegel no tiene ideas claras a este respecto). En tercer lugar, dice Lukács, se tiene una amplia generalización filo) sófica de este concepto; entonces, alienación significa lo mismo que coseldad u objetividad { 114). Con ese mismo. Y, precisamente. la libertad absoluta debe servir como transición de uno a otro. Sobre la· articulación concrota de este paso hacia la pura intimidad moral, con s~ respectivo abandono de iá perspectiva histórico obj~tiva, el. J. H¡ppolile, op. cll., pp. 448-49, y M. Ros si, en "Societa". cit., pp. 863·'35. · (112) G. W. F. Hegel, Fenomenologla, p. 461 (550). (113) !bid., p. 461 (549). (114) G. Lukács, op. cit., [!. 519.
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planteamiento del problema, Lukács no sólo tiende a distinguir, sino a contraponer en alguna medida dos significados fundamentales del concepto hegeliano de alienación: alienación y objetivación (115). A nosotros nos interesa mostrar ahora que, en la medida en que Lukács coloca en segundo plano la identificación alienación-objetividad (histórico-material). no está en sitiuación de ver que la identificación constituye la clave de algunos importantes pasajes de la Fenomenología. Por ejemplo, Lukács no ve que el abandono de la pers. pectiva .histórica objetiva en el paso del ·espíritu extrañado" (la cultura) ar "espíritu cierto de sí misrr.o" (la moralidad) es algo necesario que tiene su fundamento en el hecho da que. para 'Hegel, la superació;t de la alienación siempre es superación de la objetividad histórico-empírica, porque, para él, precisamente esta última es la alienación. Al no ver esto, Lukács está obligado a buscar el motivo de tal paso en el -atraso social y político de ta sociedad alemana", la cual, afirma, constituía efectivamente la base histórica del nacimiento del "espíritu absoluto" (116). En conclusión, Hegel haría seguir al capítulo sobre el "espíritu ext~añado" el capítulo sobre la "moralidad", porqu~ ~a :a profunda y esencial exposición del movimienla· en contradiccior.es que se reproducen continuamente como tales. a la .::x posición de la Ilustración, de la economía de la sacie~ dad capitalista, no puede hacer seguir, en el ámbito del mundo social, la "conciliación" en una forma social positiva". De donde se deduce, opinamos, que Lukács se ( 115) G. Lukács muest;; ~~e ;; la Fenomenol~g!a alienació:l y objetivación se considerañ diíluEñíes, y que la s~;mt1a. al (tr sulla~ del positivismo de los escritos de juventud, tiene un carácter histórico, económico y polflico muy concreto, e:.mg-..:s a veces e~ estudioso manifieste intenciones de suparvalorar.o· ;::. R.ambaidl, op. el l., p. 58, p. 34). (116) G. Lukács, op. cll., p. 49::1.
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veo~bligado a hacer una refere11oiA Ü~'ll!asiado Inmediata a las condiciones de atrasó polllloo, económico y so
' : ( 117) lbld., p. 490. Recordemos que la lesls de la lnfluen· cia del al raso alemán en Hegel, eslá- complclomenle ausenla en Marx, para el cual la lllosolla · hegeliana lambién es el "reflejo lilosófico" de aquellas condiciones modernas del Es lado. y de la so:cledaq burguesa qu.e, no_ habiendo madurado oún en Alemania, ya: se hablan ~ealizado en oleos paises més avanzados (Franela e ·lnglalerra). Por tan lo, para Marx, la filosolla de Hegel no es tanlo el r.aflejo de las condiciones de Alemania, alrasadas lodavla y preburguesas en. gran medida, como el esladio poslerlor de ellas, es decir, como su. prolongación Ideal. "Asl como los pueblos anllguos vivieron su- prehlsloria en la imaginación, en la mllologfa, asl nosolros, ·los alemanes, hemos vivldo nueslra hlslorla posterior en el pensamienlo, en la filosofla. Somos los filósofos conlemporáneos de la época aclual, sin ser sus con.lemporáneos hislórlcos. La filosofla aleman.a es la prolongación Ideal de la hlsloria alemana [ ... ]. La filosolla alemana del c!Elrecho y del Es lado es la única· . hisloria alemana que va a la par con la aulénlica época aclUal" · (K. Marx, Conlrlbucfón a la crfllcá de la fllosolla del derecho de Hegel, en Los anales franco-alemanes, Barcelona, Morlfnez Roen, . 1970, p. 107). ( 11 O) Creemos que del conlexlo global de nueslra exposición se _destacan con baslanle claridad las lineas generales de la concepción hegeliana da la objetividad, y que, por con.siguiente, también queda aclarado el signific:ldo de la superación de la alíe· nación como superación qe la objetividad histórico-material. En realidad, lal superación, no implica de ninguna manera lo conlamin.ación del pensamiento de Hegel con cualquier filosollo de llpo subjetivista, o la reducción __Qel método hegeliano a un simple escepticismo negativo. Cuando decimos que en Hegel la superación de ·ra alienación corresponde a la superación o a la supresión de la objelividad, entendemos la objellvldad, material, hisló~ico-em plrica, corno enlidad distinla del pensamienlo, no sólo formalmenle, sino lambién realmente. Luego Hegel reslablece, o mejor recupera, la objelividad, en cuanlo objetividad Ideal, que no se dislingue .. prha nada del esplrilu o auloconciencia, porque es su manifes.tación, su prod.ucto. De ese modo, al final de la Fenomenologla, en el "saber absoluto", la autoconciencia reconoce como posiciones suyas a todo el conjunto de las formas objetivas, que en cu.anto tales no se diferencian de ella. Ahota la autoconciencia "sabe esta nulidad del objelo" porque sabe que se ha alienado de si misma, y que en. esa alienación se ha situado como objeto. Por consiguiente, la outoconciencia sabe que está junto a si en su ser-olro como tal, esto es, sabe que el objeto es si misma, una osencia eseiri· 68
·.
tu al. La objelividad queda aniquilada en su independencia, o bien en s~ consistencia material-o real ( = superación de la alienación), y restablecida (o recuperada: de ahf el positivismo acrflico) como objetividad esP.irilual, ideal, que no se distingue en nada de la outoconciencin. Dos son, pues, los movimientos que interesan a Hegel: el pri· mero es la transición de lo finito a lo infinito, en el sentido de r¡ue lo sensible debe mostrar a Jo unive¡:sal como su verdad proria: el segundo es el retorno de lo infinito a lo finito, es decir, la "manilestación de lo universal en la realidad sensible", que equivale a su producto. Es posible captar con claridad este doble mo· vimíento en toda la lógica de Hegel. Véase. por ejemplo, la nota sobre Spinoza en la Ciencia de la lógica. Dice Hegel que Spinoza concibe la sustancia como sustancia ú:-~ica. como única totalidad Inseparable. "No se da determinación alguna que no esté contenida y resuella en este absoluto, y es bastante importante el que todo lo que aparece y se P.resenla como independiente a la imaginaclón natural o al intelecto determinante. se deg;_ade enteramente a un r.imple ser puesto en aquel concepto." Omnts delermlnaHo est negallo; éste es en defini:íva t:l principio absoluto de la fllosolla de Spinoza. su "visión verdadera y simple·. Pero si Spinoza tiene el mérito de volver a llevar a lo absoluto toda cosa o determinación, "no comprendo y no deduce de la sus:ancia lo que aparece como finito~. no deduce sus determinaciones de lo absoluto. Luego, "en Spirioza falta la necesidad de progresión de lo absoluto hasta la inescncialidad", es decir. al mundo de la determinación y la fini· tud (G. W. F. Hegel, Ciencia de la lógica, cit.. t. 11, pp. 197-200). Tonto en el rcconocimie:1to como en la cr:llica de Hegel a Spinoza, surge claramente la c'ancepción hegeliana de la o~jetividad. Objetividad que. C0:7IO ya lo hizo en la Fenomenologla, Hegel "supera" en su independencia o consiste:~cia material, para recuperarla más tarde co:no obje!ividad mera::-:en!e ideal, en la que se trasluce o encama el es;>iritu.
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1.
11.
EL CONCEPTO DE ALIENACION EN FEUERBACH Y EN LOS ESCRITOS DE JUVENTUD DE MARX
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1. La teoría de la alienación de Feuerbach consta . esericíálmente de do.s aspectos: po~ un ~ado, concibe_ ·'llreligión, el cristianismo, como "alienación", t por otro, la "filosoffa especulativa" (que Hegel "lleva a su consumación" [1]) también es para él manifesta~ión de :a misma alienación. La teoría feuerbachiana. de 1a religl·~n como alienación es demasiádo conocida para que Sfa necesario discutirla ahora en detalle. Por eso nos lirr:itaremos a resumir sus términos principales, tratando sobre todo de destacar los dos puntos más importantE' s para nuestros fines: la crílic:a de la inversión de sujeto y predicado y la nueva conc'epción de_l hombre quf. esa crítica lleva implícita; concepción que permite a F~ue~ bach servirse del concepto de alienación de un medo totalmente nuevo con respecto a ""Heg-~1. A continuación veremos la concepción feuerbachiana de la filosofía :especulativa como Enlfremdung del ente humano. A. Cornu observa justamente- que en La ese_ncla del cristianismo Feuerbach estudia por primera vez la religión cristiana no desde un punto de vista filosófico e histórico -como habían hecho Hegel, Strau~s y 1
( 1) L Feuerbat.:h, Tesl provvlsorte per una rtforma del!c. filosolla en L Feue(bach, Princlpl della filosofla dell'avvenlrc, Toriro, 1948, Q- 49. (Trad. castellana, Prln::IP.Ios de la ftlosofia del f~:u.o, en Textos Escogidos, Caracas, U:l:ve(Sidad Central da Va,t.z' ela, 1964): "Spinoza es el verdadero fundador de la moderna fi osolla esP.eculaliva. Schelling es ~uien la restaura; Hegel qui
Bauer-, sino desdo un punto de vista antropológico: (2). Su problema no es, en definitiva, el de saber si ,:~ay identidad entre reiigión y filosoffa (Feuerbach afr<:>ntará este punto en otro sitio, en las VorUiuflge Thc·sen y en los Grundsatze, y dará, como veremos, una solución extremadamente aguda y original), o de proIJar que la religión se opone al desarrollo de la ciencin, sino el de indagar el origen y carácter de la religión. Como se sRbe, Feuerbach mostrará gue Dios es produdo del hombre. el cual, lejos de ser creado por Dios. crea a Dios a su propia imagen. atribuyéndole su propia naturaleza idealizad<:~. Según Feucrbach, la religión es la expresión mixtificada de las relaciones entre el individuo y la/éSDéCTé~ El hombre crea en Dios mediador entre sfy los otros, haciéndole un ser ideal, dolAdo de todas las cualidad'?s eminentes de los individuos humanos. De ese modo, el hombre aliP.na su esencia en Dios, el cual sólo es la imagen idealizada de la especie humana separada de los hombres, abstrafda de ellos. "La religión -dice Feuerbach-, al menos la religión cristiana, es el conjunto de relaciones del hombre consigo mismo. o mejor con el propio ser, poro c:onsiderado como otro sor. El ser divino no es sino ser rlel hombre liberado de los lfmites del individuo, de ·los limites de la corporeidad y de la realidad, y obJclivario, o sea. contemplado y venerado como otr~. ser d.istinto de él. Todas la~ cualidadc~ del ser divino sor1 cu¡;¡ljdades del ser humano" (3). Esta alienación en ·oios de las cualidades esenciales de la especie humana, alif?.nación que transforma Jos atributos del hombre, tiene por consecuencia una auténtica y propia in.versión de las relacinnes entre suJeto y predicado, en-
al
(2) A. Cornu, K. Marx y F. Engels, Buenos Aires, Ed. PlalinaSlilcograf, 1965, pp. 184 y ss. (3) L. Feuerbacl1, L'essenza del crlallanealmo, Milano, 1960. ( Cxisle lrod. cuslellanu: Salamanca, Slgucme, 1975.)
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tre hombre y Dios. El verdadero sujeto, el hombre, se transforma en predicado de Dios, del ser creado por el i hombre, mientras que Dios, que es creación del hombre. se convierte en el sujeto, en elemento creador. "El ho.mbre --:ése es el misterio de la religión_:_ proyecta -su pro.pio ser fuera de si y luego se hace objeto de ese .ser· transformado en sujeto, en persona; se piensa, pero como objeto del pensamiento de otro ser, y ese ser es Dios" ( 4). Esta alienación, donde la inversión entre . sujeto y predic~do es fundamento a la vez, genera una oposición entre hombre y realidad por un lado, y entre· . hombre y especie por otro. Al no encontrar satisfacción en la realidad, el hombre crea al margen de ella, fuera del mundo concreto, una realidad sobrenatural. (5). Por otro lado, alienando en Dios la propia naturaleza, la propia esencia que se hace extraña en este mundo, el hombre se separa de la especie y entra en oposición con ésta. Esa alienación de la esencia humana y esa inversión de relaciones entre Dios y hombre -que de sujeto activo se convierte en objeto pasivotiene por co~secuencia disminuir y humillar al hombre, priván_dole de sus cualidades esenciales; por lo que, dice Feuerbach, "para enriquecer a Dios, el hombre del;>e empobrecerse; a fin de que Dios sea todo, el hómbre debe ser nada" (6). Al mismo tiempo, el hombre, separado de la especie (que. encarnada en Dios ( 4)
lb! d., pp. 55·56.
No fRitan en Feuerbach sugestivos esbozos para una teorla del origen de la religión. en sentido social y polltico. Habla de la incapacidad de los hombres para consolarse del dolor y la p~na de la existencia humana; esa incapacidad hace qua se hipostasien en un sujeto localizodo en el más allá, etc. Feuerbach especifica el lund;::nenlo del dclor y de la pen01 en otro pasaje de la esencia, donde se dice que ·bajo el impuiso de la vida, especialmente de la vida civil y politica-. surge el deseo positivo de una vida mejor después de la muerte, y la religión o~rece g
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ya sólo tiene una existencia ilusoria) y hect1o extraño a su propia naturaleza, se abstrae de la comunidad humana y se convierte en un individuo aislado y egofsta. En resumen, el defecto principal de la religión, y del cristianismo en particular, es separar el hombre de la especie humana y hacer esta separación eterna y absoluta. Para devolver al hombre. su verdadero ser, que es el ser de la especie, y permitirle llevar una vida conforme a su naturaleza verdadera, es preciso destruir la ilusión religiosa, restituir al hombre las cualidades de la especie alienadas en Dios y sustituir el amor de Dios por el amor a la humanidad. Feuerbach resume de este modo el resultado de- su investigación: "Hemos probado que el contenido y el objeto de la religión son absolutamente humanos, que eJ misterio de la teologla y la antropología, que el misterio del ser divino es el ser humano [ ... ]. Una nueva era de la historia del mundo comienza inevitablemente con el abierto reconocimiento de que la conciencia de Dios no es otra cosa que la conciencia de la especie; que el hombre puede y debe superar los límites de la propia individualidad y personalidad, pero no las leyes y atributos esenciales de la propia especie; que el hombre no puede pensar, intuir, representar, sentir, creer, querer, ·amar y venerar como ser absoluto y divino a ningún otro ser que al ser humano [ ... ]. Hamo homini deüs est: ?.:.!e es el nuevo punto de vista, el supremo principio prf:ctico que señalará un giro decisivo en la historia del mundo" (7). A. Cornu observa justamente :.¡ue a través de esta radical crítica de la religión concebida como expresión de la alienación de la esencia humana, como ·expresión dei hombre hacia su propi3 naturnleza considerada como una ,re~lidad diferente de sí mismo y extraña a (7)
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lbld:
él, í-euerbe>cl1 transforma completamente el caráctet y el sentido de la alienación. ··Esta ya no parece, co··n en la religión y como en Hege! y Bauer, un acto creadr·r en virtud del cual Dios, la Idea absoluta o la Concie ·cia individual crean el mundo exterior_izando su esencia en él, sino como un acto que, despojando ~~ ':onbre de su verdadera naturaleza. le hace extrañe :. si mismo". Cornu añade que, al invertir la relación ;ll·~<· lista entre el pensamiento y e! ser. Feuerbach reiviirfca In existencia de una realiéad objetiva inde;:>endic:-~ le. del ·espíritu, y convierte la naturaleza y el ho'mtJ;~ ·considerados ·en su realidad concreta, en la ese~ci.t misma del mundo. "Así, subordinando al mismo tiem po ~concluye Cornu- Dios al hombre y la Idea a ~?. naturaleza, Feuerbach rechaza. además de la religión, el idealismo hegeliano, y lo -sustituye por una concepción materialista del mundo" (8). Debemos ahora indicar el presupuesto que Feue·bach desarrolla con más precisión en sus ob:as ¡:::r 3teriores. Tal presupuesto de este análisis feue:bachi.:tno de la religión como abstracción y persona:izacié>r] de las cualidades esenciales del hombre, y, por tanio, como inversión o intercambio del _sujeto por t:l predicado, es una nueva concepción del hombre no ya como "autoconciencia" o como encarnación provisional del espíritu universal, sino como' t:om_bre real, como ente racional pero también sensiále, capaz de activicad teó. rica pero también sujeto de necesidades prácticas, me::teriales (9} ._"Sólo el ente sujelo de necesidades -e~(6) A. Cornu, op. ciL, p. 186. Soj:-e esto cf. E. F..am!:aldi. La critica anllspeculaliva di L A. Feuerbach, cit.. p. 53. Se!;::.~ R.ambaldi, la primera edición de La esencia del cñs\iarusmo ( ¡ =~ 1) e~ sustancialmente una obra jove:vhe9eli:na. y l:nicame:1!e :as ediciones poslerio~es ( 1e.;3 y 18~9) ptese::tan una p_ror;ia 'f v:·daé:ra ruptura con Hegel. Cl. tamb!én. en el lib.-o de Ri:nbalci, !.as ;:;¡. 131139 ("Feuerbach y Engels") y 155-E8 ¡·f'e'.lerba;;h y M:::x·). (9). M. Rossi deline mey b:en l?. in!drac:6n central :e ~ Esencia del cristianismo: "Una fiiosofía :e :2 :c:::ic.:d, c;:.:e €:1 ;: h::-:1-
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cribirá más tarde Feuerbach- es necesario. Una exis.tencia sin necesidades es una existencia superflua: En general, lo que está libre de necesidades, ni siquiera tiene necesidad ~e la existencia (10). De ahf, una nueva concepción de la objetividad y de las relaciones entre ésta y el sujeto, concepción que Feuerbach desarrollará, sobre todo, en los Grundsatze der Phllosophle der Zukunfl. Como ser finito, sensible, dotado de necesidades, el hombre, aun siendo capaz de actividad leorética y, por tanto, de actividad universal infinita,. está c,óndicionado por el ·mun!=fo· sensible objetivo que le citcunda; él mismo es ente objetivo junto a otros entes objetivos. "De hécho -escribe ~euerbach-, para existir, a un ser.,...sensible ·sólo le es preciso tener ·necesidad de cosas que. están fuera de él. Yo necesito aire :para respirar, agua para beber. luz para ver, sustan. cías vegetales y animales para comer [ ... ] " ( 11). Feuerbach trata deexplicar el "error del idealismo, que concibe al hombre como ente no sensible, espiritual, con la particular naturaleza del pensamiento y de la actividad teorética. en la cual, dice, no está Inmediata· ~ente condicionado por el mundo material y naturRI como ocurre en los demás campos de su actividad .
..
,· bre ~sólo encuentra la propia conciencia como un.a especie de en-
carnación provisional, inmediatamente destinada a trascenderse en In autoconciencia del todo, del esplrilu universal, a la qu.e el hombre sólo pueqe adhe~irse mediante la condición de despojarse de· todas las caraclerlsticas condicionadas, sen.slbles, "puramente subjetivas" o pasionales de su naturaleza. se sustituye por una antropologfa integral que no constituye su valor central de una · Menschhelt abstracta quo ha perdido densidad con la única participación dialéctica ¡¡r¡ el pensamiento del espfrilu universal, sino del hombre real, sensibte-~acional, sujeto de actividad universal lnfin[la 1... J y también objeto de pasión, de sensibilidad.• de necesidades materiales" (La génesis del materialismo histórico, Madrid. Alberto Corazón Editor. 1971. p. 156). , (10) L. Feuerbach, Prlnclpl, p. 58. (Algunas veces hemos modificado la traducción para dar mayor relieve a ciertos aspectos del texto alemAn 1e f. L. Feuerbach, Klelne Schrllten, Frankfurt a. M., 19661.) (11) lbld., P.· 74.
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Efectivamente, yo "no tengo necesidad de nada, al menos de modo inmediato, para pensar. No puedo pensar un ser que respire sin aire, que vea sin luz, sino que puedo pensar aisladamente y por si mismo el ser ra~ional. El ser que respira tiene una relación necesa.ria con un. ser que reside fuera de él, que tiene fuera de 'si el objeto esencial por el que es lo que es; al contrario, el ser pensante está en relación consigo mismo, es objeto de sí mismo, tiene su esencia en si mismo, y es l.o que es por obra de si mismo" (12). Por consiguiente, el error del idealismo ·consiste, según Feuerbach, en haber absolutizado la (relativa) independencia del pensamiento, y sobre todo en no haber visto que. el hombre que piensa no es en absoluto algo separado del hombre real, sensible y condicionado por los obje~ to3 sensibles. El pensamiento de Feuerbach se mueve en do:; direcciones distintas (pero que al final convergen), y que destacamos de acuerdo con los fines de nuestra investigación: una nueva concepción no idealista tanto de la naturaleza como del hombre. Hacemos notar en seguida que, mientras que en cuanto al prim.er aspec\O Feuerbach está en condiciones de rechazar la concepción hegeliana de la naturaleza como alienación de la idea, en cuanto al segundo. concibe el espíritu absoluto como un extrañamiento (Enl· fremdung) del esplrilu de los hombres concretos. Lo. que significa, en otros términos, que mientras, por un lado, Feuerbach critica y rechaza los presupuestos de la teorfa hegeliana de la alienación, por otro, él mismo elabora una teoría propia de la alienación, que aplica directamente al idealismo y que forma parte de su teorla de la religión corno alienación. Por comodidad exposiliva, empecemos por el se· gundo aspecto: la crítica feuerbachiana de la concep· (12)
lbld.
77
ción del hombre como autoconciencia. Hemos visto qúe •. si Feuerbach trata de caracterizar, en •la relativa independencia del pensamiento respecto a las funciones y actividades sensibles, el motivo del "error" ideaiis:~ de absolutizar el pensamiento, o bien de convertirjo en un sujeto separado de los sujetos sensibles reales, a pesar de ello, para Feuerbach, el error del ideallsmo sigue siendo un error, o un3. pura y simple ilu.>ión que se despoja de su mixtificación en cuanto tal. "La autoconciencia de la vieja filosofía -escribe-, en cuanto que está separada del hombre, es una abstrae. éión sin realidad. El ·hombre ·es la autoconciencia". "La filosofía espe'culativa ha fijado teoréticamente está paración de las cualidades esenciales del hombre mismo y, por tanto, ha terminado por divinizar cualidades meramente abstractas como sí fueran . esencias- por si mismas". Pero, concluye Feuerbaéh, "sólo el hombre es el fundamento y sostén del Yo fichtiano, de las mónadas leibnizianas, de lo absoluto" (13). Y con esto crítica de la religión y crítica de fa filosofía se su~ldan íntimamente en Feuerbach. Porque, así como la religión ha abstraído y separado del hombre sus cualidades esenciales, transformándolas en sujeto, Dios, de quien el hombre llega a depender, y, por tanto, ha invertido sujeto y predicado; del mismo modo la filosofía especulativa ha producido la misma abstracción: ha personalizado el pensamiento, el infinito, haciéndolo sujeto Universal de quien todo el resto llega a depender. "Lo absoluto o infinito de la filosofía especulativa no es _:,dice Feuerbach- [ ... ] sino la falta de toda determinación, lo indeterminado, o bien la abstracción de toda determinación, impuesta como un ~er distinto_ de esta abstracción, pero al mismo tiempo identificadp con ella. Si se considera históricamente, esto no. es
se-
(13)
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lbld., pp. 66-67.
otra cosa que el v¡e¡o ser (que luego es un no-ser) teológico-metafísico, no finito, no humano, no material, no determinado, no creado; no es sino la nada que precede al mundo como acto" (14). Por eso, según Feuerbach, la lógica de Hegel es una teología racionalizada y reducida a lógica. Porque, como "el ser de la teologla es el ser trascendente, el ser del hombre situado fuera del hombre". así "el ser de la lógica del hombre es el pensamiento trascendente, el pensamier~ to de! hombre situado fuera de! hombre" {15}. Por cor,siguiente! al igual que la religión, la filosoffa especula. tiva· realiza "una inversión completa" {16)_ Esta desbarata la relación de predicación, en el sentido de que, al igual que la religión, abstrae del hombre las cualidades esenciales {los atributos teoréticos y espirituales) haciéndolas sujeto, de quien el hombre concreto y el mundo finito llegan a depender. El predicado se transforma en sujeto, y el hombre real, sensible, decae a predicado del propio predicado. Para Feuerbach, filosofía especulativa y religión se funden en el mismo proceso de abstracción, en la misma alienáclón. "Abstraer quiere decir situar la esencia de la naturaleza, la esencia del hombre, fuera del hombre y la esencia dP.I pensamiento fuera del acto del pensamiento. La fi:'lsrr lía de Hegel ha extrañado al hombre de sí mismo {"d~e · hegelsche Philosophie hat den Menschen sich selbst entfremdet"), al haber apoyado· todo el sistema sobre, esos actos de abstracción" (17). Y no se trata de una· afirmación aislada: este motivo, según el cual la filosolía de Hegel, como la teología, "escinde { entzweit} al hombre y lo aliena {enUiussert) de sr mismo· (18), en el sentido de que "aliena (enUiussert) y extraña {ent(14) (15) . (16)
( 17) ( 18)
lbld., lbld., lbld. lbld., lbld.,
p. 51.
pp. 51-52 . p. 53. p. 52.
78
fremdet) del hombre su propia esencia, su propia actividad" (19), discurre tanto por las Vorlauflge Thesen como por los Grundsatze der Philosophle. La tarea que Fuerbach se propone, es la de una "identificación inme· di ata, evidente, no ilusoria,· de la esencia humana, alíe· nada (enHiussert) del hombre mediante la abstracción" (20), con el hombre mismo; identificación que sólo es posible con una completa negación de la filo· soiía hegeliana. En ese sentido, una vez más, combatir la. religión signifjca combatir la filosofía especulativa, y en particular la filosofí? de Hegel, que es "el último apoyo racional de la teología" (21). Según Hegel, el e~iritu absoluto se manifiesta o se realiza en el arte,-en-ta·religión y en la filosoffa.· Lo que en palabras pobres significa que el esplritu del arte, de la religión y de la filosofía es el espfritu absoluto. Pero el arte y la religión no pueden separarse de la sensación, de la· fantasía y de la intuición de los hombres, como tampoco la filosofía del pensamiento o el espfritu absoluto del espíritu o de la esencia subjetiva del hombre, sin que nos situemos otra vez en el viejo punto de vista de la teologla, sin que se nos haga aparecer al espíritu absoluto como otro espíritu distinto del ser hu· mano, como un fantasma de nosotros mismos existen· te fuera de nosotros. El ;·espfritu absoluto" es el "es. píritu separado del mundo" de la teología que, como un fantasma, todavla gira en torno a la filosoffn de.·He~ gel (22). Si la religión cristiana es "alienación", la filosoffa de Hegel también lo es, y se combate del mismo modo que la primera, restituyendo al hombre lo que tal alienación le ha arrebatado. Luego la alienación tiene aquf ,un significado diferente que en Hegel. Feuerbach trans( 19) (20) (21) (22)
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lbld., p. 103. lbld., 53. lbld., p. 63. lbld., p. 52.
p:
forma completamente el carácter y significación de la alienación. Ya no es, como en Hegel, objetivación, objetividad en cuanto tal, porque la objetividad, lejos de ser algo "secundario", producido, en el sentido de: "puesto", es lo primario real en el que el hombre se inscribe en cuanto ente finito. Si Hegel había concebí. do Já objetividad natural, la naturaleza, como ur.a alienación de la idea, en lo que, decía, "la naturaleza es en el tiempo lo primero, pero el absoluto prlus es la idea~ este absoluto prlus es lo ~ltimo, el verdadero principio, el alta y el omega" (23): para Feuerbach, p-or el contrario, "la doctrina hegeliana, según la cual la idea porie la naturaleza o la realidad, no es sino la expresión en términos Facionales de la doctrina teológica, según la cual Dios crea la naturaleza, un ser in·. material, es decir, abstracto, crea al ser material" (24). Para Feuerbach, la objetividad material y natural se funda en si misma, es causa sui. "El ser -dice- es por si mismo y por obra de sí mismo" (25). "Todas las ciencias deben fundarse en la naturaleza. Una doctrina se queda e!l mera hipótesis, hasta que no se en· cuentre su base natural" (26). Y al igual que la objetividad no es algo puesto, el hombre, en cuanto ente sen· sible, también se funda en si mismo y no puede ser escindido de ningún modo; es un ente racional pero sensible, y su dimensión racional no puede separarse de su dimensión sensible concreta. Por tanto, la concepción feuerbachiana de la alienación se centra totalmente en esta nueva concepción del hombre y de la objetividad mate~ial. Feuerbach derriba desde sus cimientos la concepción de la alienación como objetividad, porque renuncia a la hipóstasis (23) G. W. F. Hege~. Syslem der Phllosophle, JI, ;d. Glockner, Zusalz, e11 el p¿rrefo 2-'8. p. 58. ( 24) L. Fe:;erbech. Principios, ;. 63. ¡25) lhld., p. 63. (20) lbld., p. 67.
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de la autoconciencia y a su EnUiusserung relativa que constituye· el- motivo central de la Fenomenología; y porque renuncia, pues, a la concepción de la objetividad como creación o posición de la idea. Por el contrario, lejos de estar constituida por la "coseidad" (Dinghelt) y por el mundo de la finitud y la determinabilidad, la alienación consiste en la abstracción de ese mundo. O bien consiste en ese conjunto de hipóstasis que, tanto en la religión como en la filosoffa especulatiya, ..separan al hombre de su esencia. Como tiene ocasión de observar A. Cornu (27), Feuerbach transforma· radicalmente de ese modo, respecto a Hegel, .el se~tidó y naturaleza de la- alienación. De hecho, ésta no es ya un acto creador a través del cual Dios o el espíritu absoluto exterioriza su sustancia en el mundo para luego recuperarla y enriquecers~ con tod~ lo que contenía en potencia. Por el co!ltrario, 1? alienación es un acto destructor, en el sentido de que despoja al :·,om.bre de su esencia, de su auténtica naturaleza, y lo -.uelve extraño a si mismo. De ese modo, la alienación pierde aquel carácter "positiv J" que tenia en Hegel (por el cual "la Entiiusserung no sólo tiene significación negativa, sino también positiva", en cuanto que "la EnUiusserung de la autoconciencia es precisamente lo que pone la coseidad" [28]). debido al hecho de que el espíritu absoluto no llega a la conciencia de sí, si no es a través de la alienación u objetivación de lo que constituye su esencia (y por tanto reconociéndose en la objetividad). En Feuerbach la alienación adquiere únicamente carácter negativo, en cuanto que tiene por consecuencia un profundo empobrecimiento del hombre, debido a la. pérdida de sus propiedades esenciales. Por consiguiente, la superación de .la ~líe(27) En el articulo L'ldée d'allénatlon chez Hc.odl, Feuerbacn et Marx, en "La pensóe", 1948, pp. 65·75. (28) G. W. F. Hegel, Phiinomenologlil, P.· (549).
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nac10n se configura como un retorno del hombre a sí mismo, y no como una superación o supresión de .ia objetividad. Superación de la alienación como reapropiación (Wiederaneignung). Pero dentro de un proceso en el que los protagonistas son completamente dis· tintos: porque, si al final de la Fenomenología, en ~¡ "saber absoluto", la autoconciencia se recupera de la objetividad material, en Feuerbach, el hombre, en cuanto ser sensible finito, recupera sú propia esencia (sus propias cualidades esenciales, genéricas), abstraída de su ser. .finito, hecha extraña a él, alienada. Asi, la are• . . . . 1 ·. nación y su superación se transforman en. categor 1as antropológicas. Religión y filosofía especulativa constituyen la alienación por excelencia del ser humano. Esta argumentación materialista del problema de la. alienación ejercerá profunda influencia en el joven Marx (29). 2. La actitud del joven Marx hacia las des teorlas de la alienación (la hegeliana y la de Feuerbach), con las que entra en contacto al comienzo de su actividad de pensador, es de rigurosa y cerrada crítica hacia ia teorla de Hegel, y de general aceptación (aunque Cl)n (29) M. nossl define mLtY bien la radical transformación de significodo _que los conceP-tos hegelianos .de alienación y r:.eapropiación experimentan en Feuerbach. •pa(a Feuerbach. al contrario que para Hegel, lo particular determinado es lo I?Ositivo auténtico: su alienación no es una alienación necesaria, destinada por su misma intensidad a imprimir movimiento al sujeto, a llevarlo a un nivel superior. Es una negación que no tiene nada de positivo, _quE de ningún modo se resuelve en un enriquecimiento del sujeto ne· gado, sino q4e constituye su empobrecimiento extremo. Y la misma reapropiación, por parte del hombre, de su esencia univ~l a tr:.avés de la supresión de la religión no es, como para Hegel, una continuación de la función de lo negativo, sino solamente la necssaria eliminación de un obstáculo actual (como también. será para Marx In SUP.eración del extrañamiento social): P.arB Feuerbach, e' hombre del futuro no tendrá ninguna nr:cesidad de paser por e o·xlrañamiento ~eligioso para auto-poseerse por medio de su supresión, sino que se poseerá directamente en la concienc!a de su género·~ ( Ln ucnes!s del mat~riilllsmo hlstorlco, cil, pp. 160-61 ).
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desarrollos sustanciales drsde el principio) de la teorla de Feuerbach. En parpcular de este último, Marx hace suya la concepción de la filosofla de Hegel como Entfremdung del ente humano. "La gran contribución de Feuerbach -escribe Marx en los Manuscritosconsiste en haber demostrado que la [vieja) filosofía no es sino la religión reducida al pensamiento y des~rrollada con el pensamiento; y que, por tanto, hay que condenarla: igualmente, y es una nueva forma, un nuev.o modo de presentarse de la Enlfrem9ung del ser humano" (30). Y poco _después, al ilustrar el esquema con el que Feuerbach reconstruye la dialéctica de He· gel, Marx dice que Hegel "parte de la Entfremdung (lógicamente de. lo infinito, de lo universal abstracto) de la sustaríéia, de la abstracción absoluta y fijada; esto es, dicho en términos populares, parte de la religión y de la teología". (31). Marx define luego la lógica hegeliana como "el valor especulativo Ideal del hombre .y de la naturaleza ~la esencia del hombre y de la naturaleza se ha hecho completamente indiferente a toda determinación real y es, por tanto, irreal-, el pensamiento alienado (<::nttiussert), que por ello hace al;lstracción de la naturale;:a y del hombre real" (32). Marx recoge la ccncepción feuerbachiana de la lógica de Hegel como pensamier.to humano escindido, alienado del hombre y luego hipostasiado, hecho lógica. En ese sentido, la lógica hegeliana es -dice Marx con. una expresión bastante sugerente- "el dinero del es· píritu" (33): en el sentido de que, como el dinero es (30) K. Marx, Manuscrllos de economla y lllosolia de 1844, citada; p. Hl4. (Para las citas d.e esta obra me he valido de la tra· ducclón de Bobbio, que a veces he modilicado teniendo presente el original alemán: K. Marx, Parlser Manuskrlple 1844, en Texle zu Mclhode und Praxis, hrgg. von G. Hillmnn, München, 1966, y la Ira· ducción de Delia Volpe, en K. Ma~x. Opere lllosollche glovonlll, Roma, 1950.) (31) lbíd., p. 184. (32) lbld., p. 187. (33) lbld., p. 187.
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la expresión ;naterial, palpable, del valor de las cosas, separado de ras cosas mismas, del mismo modo la lógica es la esencia del hombre y de las cosas, separada y abstraída de ellos. Luego, Marx cefine al filósofo como "una forma abst~acta del hombre extrañado ( entfremdet)" (34);.más adelante se abunda en este concepto: "el hombre extrañado de sí mismo (entfremdet) es el pensador extrañado de su esencia. es decir, de la esencia natural y humana. Por tanto, sus pensamientos son espíritus !ijos. que habitan fuera de _la naturaleza y del hombre" (35). y podrían continuar los ejemplos~ Como se ve, Marx recoge y desarrolla la valoración feuerbachiana de la filosofía de Hegel, de su lógica, etcétera, como Entfremdung del ente humano. Y puede hacerlo desde que acepta el presupuesto de la concepción feuerbachiana del hombre como ser sensiblefinito; lo que, al mismo tiempo, le permite rechazar y criticar a fondo el concepto hegeliano de alienación. Efectivamente. a la concepción hegeliana del hombre c~mo autoconciencia, Marx opone una concepción del hombre como ente natural, sensible-finito por un lado, y como ente "genérico" por otro. En cuanto al primer aspecto, el hombre actúa en un mundo objetivo, que existe independientemente de él, aunque modificado por su actividad. Cuando "el hombre real, corpóreo, en pie sobre la tierra rirme, aspirando y exhalando todas las fuerzas nat¡;rales, pone sus fuerzas esenciales, reales y objetivas, como objetos extraños, el acto de poner no es sujeto; es la subjetividad de fue~zas esenciales objetivas, cuya acción, por ello. ta;nblén debe ser objetiva'' (36). En cuanto ente objetivo, el hombre actúa objetivamente; po:1e objetos, en cuailto que él mismo está compuesto por objetos, en cuanto que es elemen(3'-) (35) (35J
(37)
lbld. lbid., í). 20-1. loid .. pp. 193-94. lbid., p. :94.
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lo, junto a otros elementos, del mundo natural objetivo: es "de por sí naturaleza" (37). Partiendo de esto, Marx subraya que el trabajo humano (el poner objetos), no es creación de los objetos, sino praxis objetiva en el ámbito de un mundo natural ~bjetivo, praxis que no podría darse sin el mundo natural. "Por consiguiente, en el acto de poner [el hombre]. no pasa de su "actividad pura" a una creación del objeto, sino que su· producto objetivo confirma simplemente su actividad ob· )etlva, su actividad como actividad de ente natural objetivo" (38). Para no hacer demasiado engorrosa nuestra expo~i ción, no es ocasión de que veamos ahora cómo Marx, en los Manuscritos, precisa y desarrolla más adelante la relación hombre-naturaleza como dialéctica interna de la naturaleza; o cómo desarrolla el tema de lo "genérico" del ente humano: donde se ·fija el origen feuerbachiano de la concepción del hombre como Gattungswe· sen, Marx introduce, respecto a Eeuerbach. trn elementQ completamente nuevo. porgue ve la realización de lo genérico en el trabajo social y en la transformación social de la naturaleza. · Ahora .nos interesa más bien ver cómo, partiendo de una concepción del hombre c·omo ·ente sensiblefinito, sujeto de necesidades y de impulsos materiales, sensibles, Marx critica a fondo el concepto de alienación desarrollado por Hegel en la Fenomenología. El punto de partida de la critica de Marx consiste en el relieve que Hegel "da" siempre al pensamiento abstracto, al asumirlo como sujeto real de los proce[;OS que él caracteriza. Según Marx, esto se manifiesta de modo particularmente cla·v en la Fenomen9logía,· "auté.ntico lugar de nacimientc y arcano dei la .fiiosofia de· Hegel". Cuando Hegel considera la riqueza, el (38)
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lbld.
poder del Estado, etc., como el enlfremdete Wesen d ;1 hombre, dice Marx que siempre lo hace únicamen.e como pensamientos y en forma de pensamientos. Es3 transformación de productos culturales y de las inst luciones' histórico-sociales en entes ideales o entes d€. · pensamiento, para Marx no es algo accidental ..eiLl..2. fifosotra de Hegel, sino el necesario resultado de ur procedi'!Jiento que lo presenta como Entfremdung d.:l pensamiento filosófico puro, es decir, abstracto. Pe: consiguiente, la totalidad del discurso no puede dej?.r · de. desembocar finalmente en el "saber absoluto". "Es precisamente del pensamiento· abstracto de donde es· tos objetos están extrañados { entfremdet}, al que ~e enfrentan con la pretensión de ser objetos reales" l3~~~ . . y por-consiguiente "toda la historia de la alienación {En· Uiusserung} y toda la reyocaclón de la alienación .-.. ) es sino la historia de la prodyccjón del pensamiep!o abstracto" ( 40). Esto condiciona profunda y radkL 1• mente la estructura lógica de la teoría hegeliana de ;a alienación .. Marx hace hincapié en la ecuación alienación-objetividad que, a causa del presupuesto ideaL d·1l proceso, acaba con estructurar la categoría hegel·a·•a de la alienación. Y en el modo en 'que Marx sutraya este aspecto fundamental de ·ra· ·aiiéñación hegel:aíl:.. está implícito que se aparte de él profunda y radi~&l mente. "Para Hegel pasa por esencia establecida, qüe hay que superar, del extrañamieñto (Entfremdung}, no ya el hecho de que el ser humano se objetive de forr.1a. deshumanizada, en oposición a sí mismo, sino que 3e . objetive ·diferenciándose y oponiéndose al pensamieJ~ to abstracto". ( 41}. Luego está claro que para Mar;..: la alienación no puede consistir en la objetivación ?·' (39) (40) (41)
lbld., p. 187. lbld., pp. 187-BB. lbíd., P.· 188.
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. cuanto tal ·(y, por tanto, tampoco en la objetividad), sino en una objetivación deshumani~.
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Tal como la caracteriza, en la teoría hegeliana de ,la alienación Marx también ve presente y latente "como ·germen, como potencia, como un secreto, el positivis· mo acrltico y el igualmente acrítico idealismo de las obras posteriores de Hegel, esa disolución y restaura· ción filosóficas de la empiria existente" ( 42). De hecho, las fuerzas sust,anciales humanas convertidas en obje· tos ajenos (fremden), extrañad_as -riqueza, poder del. Estado, etc.- en la medida en que para Hegel son pro· duetos del pensamiento: entes del pensamiento o en· tés ideales,· son recuperadas y apropiadas por el su· jeto, porque, en_ cuanto formas de la conciencia abs· tr-acta no tiérÍé nada peculiar que reivindicar contra la autoconciencia y, por tonto, vuelven a fundirse en ella; pero esa apropiación precisamente sólo ocurre . en la conciencia, en el pensamiento puro, esto es, dice Marx, en la abstracción. En la realidad, pues, las fuerzas extrañadas ~continúan existiendo; sólo que ahora el sujeto ya no las considera como extrañadas, sino ·como reapropiadas. La realidad sigue_ extrañada, pero la ciencia especulativa ya no la considera extrañada. · En resumen, Hegel ~éste es el sentido último de la cri.Uca de Marx- identifica (necesariamente. dados sus presupuestos lógjco·gnoseológjcos) alienación con pb· jetiyjdad material e hi8tórjca, y para suprimir la- aliena· · ción debe suprimir la. objetividad y, por tanto, ''trans· ferir" a la autoconciencia, mediante el "saber absolu· to", la objetividad tal como es, en su vulgaridad em· pi rica (de ahí el positivismo acrítico). Cierto es que en ese _punto Marx hace un importan· te reconocimiento a Hegel, precisamente a propósito de la alienación. Dice: "Por ello, la Fenomenologfa es (42)
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la critica escondida, oscura aur: para sí misma y mistificadora; pero en la medida en que retiene el extrañamiento (Enlfremdung) del homb~e -aunque el hombre sólo aparece en la forma del es¡:>irilu-. se encuentran o~ullos en ella todos :os elemen:os de la critica y con frecuencia preparados y elaborados de una manera qu'e supera ampliamente el pu;"lto de vista de Hegel. Los capltulos sobre la "conciencia desventurada", la "conciencia noble", la lucha entre conciencia noble y concie!lcia .civil, etc., contienen los elementos. críticos -aunque ·aún de forma ·extrañada- de complétas es-feras, como la religión, el Estado, la vida civil (bürgerlich). etc." (43). (Y poco antes, siempre a propósito de la Fenomenología, Marx habla de "aspecto completamente negativo y critico" y de critica realmente co_ntenida en él que con frecuencia se adelanta al desarrollo pos:erior" {44]). Pero, en nuestra opinión, ese reconocimiento de Marx no disminuye en absoluto el rigor ni modifica el sentido de su critica a la teoría hegeliana de la a!ienación. La Fenomenología -éste es el sentido del reconocimien:o marxiano- presenta en su_ fundamel}to una "dialéctica de la negatividad como principio motor y generador", en el sentido de · que Hegel "concibe la at¡tn(;eneracjón del hombre como un proceso. la ohjetivsció:'l como 110a contraposición, como alienación (Entausserung) y superación de esta alienación: que en cc:-~se:::uencia capta la esencia del trabajo y concibe el hombre objetivo, el hombre auténtico en cuanto real, como resultado de su· propio trabajo" ( 45). Ya her.ws tenido ocasión de discutir este punto (46). Lo que distingue al hombre de todos los demás seres es el trabajo consciente, la ob(<3) (<.C) (45) ( .t5)
lbld., p. 189. lbld., p. 188. lbld., pp. 18:.:·90. Cl. supra pp. 21 y ss.
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jetivación de sus capacidades esenciales, gener1cas y, por consiguiente, su oposición a sí mismo, su "exteriorización", en la medida en que la objetivación precisamente es también "oposición", es decir, un "distanciamiento" de sí y una incorporación al mundo natural (dljetivación) de las propias energías físicas y espiri~~'é.les. Luego, Hegel, en cuanto que concibe la alienación corno objetivación, como cposición, concibe el 'lOrnbre objetivo como resultado rle su propio trabajo. Er. la Fenomenología, la conciencia, después de atrave:lar estadios cada vez más altos de desarrollo y de alcanzar la objetividad en ·la totalidad de sus determinaciones, "descubre" que la objetividad es algo puesto por ella misma, una alienación o autoposicíón suya, algo que no es distinto de ella en absoluto y en lo que se refleja y reconoce. En ese planteamiento está implícita una concepción de la objetividad histórica corno producto del hombre, aunque éste, dice Marx, sólo t~parezca siempre en la forma de autoconciencia. Esa concepción de la objetividad histórica corno objetivación-alienación del espíritu humano permite a Hegel reivindicar para el hombre el mundo objetivo, y concebir religión, Estado, riqueza (propiedad privada), etcétera, como "la realidad extrañada de la objetivación humana, de las fuerzas esenciales humanas".· Es decir, le permite, por un lado, concebir el mundo social como una a!!lo-realizacióo del hombre mediante el trabajo. como una objetivación de las fuerzas esenciales humanas, y por otro lado, captar algunos aspectos realmente "alienados" de esa objetivación. Pero en el segundo caso sólo se trata de apuntes e intuiciones, que, por otra parte, superan con mucho el punto· de vista de Hegel, el cual no pudo elaborarlos amplia. y conscientemente, porque le faltaba una distinción rigurosa entre alienación y objetivación. En resumen, según Marx, Hegel descubrió y mani-
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restó (]Ue "el comportamiento real, activo, del hombe consigo mismo como ser perteneciente a un génerc-, o sea, como ser humano, sói:.J es posible cuando ex'P.rioriza realmente todas las fuerzas propias de su g~ nero {Gattungskr~fte) ~lo que a su vez sólo es po!:>tble a través de la obra colectiva del hombre, es deci[. sólo como resullado de la historia-, y se refiere a ellas como a objetos, lo que a su vez sólo es posib:e de entrada en la forma del extrañamienlo (Enlfrcmdung)" { 47). Pero -y aquí reside su limitación- co'llc Hegel s_iempre concibe el hombré solamente como 3iJ·· . toconciencia y no como hombre sensible-real, histori· camente determinado, concibe la objetivación come alienación, identifica absolutamente los dos conceptos. 1 y no ve que si la objetivación es una condición permr. nente del obrar. la alienación es una forma particular .§!!.Y.ª-.. { 48) gue se presenta en una sociedad determinada en r r e oderna. En otros términos, para Marx la objetivación humana oo es necesariamente alienación {no lo es en la sociedad comunista); la aliené! cjón es tma desh:Jmanjzacjóo y una interpretación errónea de la objetivación. En cambio, la concepción hegeliana del hombre como autoconciencia hace que la objetivación, el devenir del hombre en los oi:>ie~os. ( 47) Manuscrllos, p. 190. . . ( 48) M. Dal Pra ha expresado ilgurosamente las distintas ~ racteristicas que la categoría de alienación tiene en Hegel y en Marx: "Puede decirse, pues. que el punto de divergencia er,tre ~~ proceso dialéctico hegetiano y el marxismo consiste en que e' primero. al tener como lundamen!o la autoconciencia. identifica Rlittnación con objetivación y, por tanto, hace coincidir la superaci~" de la alíehacíó11 con la superación QEI la objetivación, mientra~ que el segundo, al tener por base al hombre real sensible vinculado a los objetos. distingue la objeti\·ación de la alienación, que es u1 modo especial suyo de manifestarse, y hace coincidir la superaci.)n de la alienación con la superación del modo concreto y deshurnanizado en el que se expresa la relación entre el hombre y !os objetos, y no con la superación de la objetivación que es condic;ón permanente de la actividad humanaft (La dlalécUca en Marx, B'!r celona. Ec!. Martinez Roca, 1971, p. 192).
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se conciba como una relación negativa, como una limi,tación que debe superarse con la supresión de la objetividad misma, concebida precisamonte como alie· nación. ' ·· Como Hegel no distingue .entre alienación y objetividad, sino ,que las ·identi~ica, naturalmente tampoco distingue entre el trabajo "como esencia del hombre que,-,se confirma a sí misma" y el trabajo "como hom· bre.~'alienado" (enUiussert), y por tanto reconoce "solamente ·el aspecto positivo' del .trabajo, no su aspecto negativo"; por ello, dice Ma!X, Hegel "se coloca en el punto de vista de la economfa politice moderna" (49). : :Marx recoge y elabora más adelante toda esta pro· blemática ~n eJ.-análisis ·éfel.último capftulo de la Feno· nienología, el saber absoluto. Repite que todo el error del procedimiento hegeliano arranca de su presupuesto, la concepc_ión del hombre como autoconciencia. "El ser bumano, el hombre, equivale para Hegel a autoconclencla. Luego todo extrañamiento (Enlfremdung) M ·ser- -humano no _es sino ex!rafjam!ento de la autocon· cle!icla" (50). L~ primera consecuencia de tal presupuesio consiste en el hecho de que el. objeto se concibe :como autoconciencia objetivada: la autoconciencia comó objeto. "Se trata, pues, de superar el objeto de la conciencia. La obJetividad como tal es una relación liumana extrañada ( entfremdet), que no corresponde ·a la esencia humana, a la autoconciencia. La ·nueva apropiación (Wiederanelgnung) de la esencia humano ob)etiva, producida como extraña (fremd) bajo In determinación del extrañamiento, no sólo tiene, pues, la significación de, suprimir el extrañamiento (Entfrem· dul)g), sino también la objetividad"; y eso porque el hombre pasa por ser no objetivo, espiritualista (51). ( 49)
Manuscrllos, p. 190.
(50) (51)
lbld., p. 191. lbfd.
Po·r otra parte, la Entrremdung de :a autoconciencia tampoco pasa por una manifestación que se refleja en el pensamiento del real (social) Entrremdung del hombre, sino que sólo es justamen:e Enlfremdung de la autoco_nciencia, y "toda reapropiación (Wiederanelgnung) del ser objetivo extrañado ( entfremdet) aparece como una incorporación en la a~.;:oconciencia; el hombre que se apodera de su propia esencia, no es sino la autoconciencia que se apodera del ser objetivo" (52). La ciencia que alberga esta Entfremdung es, pues, -la filosolía, el "saber absoluto", eslo es. la liberación de la objetividad material. Tras describir la superación del objeto de la conciencia formulada por Hegel en el capítulo sobre el "saber absoluto" (53), Marx pone de relieve ante todo dos puntos: primero, el carácter negativo de la objetividad que constituye la aliena~ión y por tanto su superación como algo implícito, que no puede no ser, porque siendo la objetividad puramente espiritual, la autoconciencia no puede ser algo distinto de ella; segundo, el positivismo acrítico implícito en . esta concepción .de la objetividad-alienac¡ón. En c:;ua_nto al primer aspecto, Marx observa que está ··claro que una autoconciencia. es decir, su alienación (Entausserung), sólo puede poner la coseldad, sólo puede poner una cosa abstracta, una cosa de la abstracción y no una cosa real". La coseidad, pues, 010 es ··absolutamente nada por si misma, nada esencial frente a la autoconciencia, sino una simple creación, algo puesto por la autoconciencia"; y ese acto de poner confiere al producto sólo en apariencia y tan sólo por un Instante el papel de ente autónomo real (54). Como poner la coseidad es sólo una apariencia. u:1 ac~o que contra(52) (53)
(bid., ?· 192. Jbld., ;:>. i91.
(54)
lbld., ;:¡. 193.
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dice lá esencia de la actividad pura, no sólo debe suprimirse, sin que ya está superado de hecho, porque la coseidad no es nada real y objetivo, sino algo espiritual, ideal. Marx insiste varias veces sobre esta concepción , negativa o espiritual de fa objetividad, propia de Hegel. Dice Marx que en Hegel la oposición sujeto-objeto Stempre es "oposición, dentro del pensamiento mismo, ·je pensamiento abstracto y realidad sensible o sensihilidad real". Pero precisamente i)Orque la oposición ~s interna al pensamiento y los dos términos opuestos resultan del desdoblamiento del pensamiento mismo, sólo se oponen formalmente; lógicamente y no realmen"te. Así, si siempre se entiende el sujeto como auto· conciencia, el objeto sólo se entiende a su vez como conciencia abstracta: y "la conciencia abstracta -bajo la que se entiende el objeto- es simplemente un momento de la diferenciación de la autoconciencia [ .. :]" (55). Si para Hegel la superación del Entfremdung significa· fundamentalmente la superación de la objetividad, "porque lo chocante del extrañamiento para la canciencia no es el carácter determinado del objeto, sino su carácter objetivo"; por otro lado, el extrañamiento está implícitamente superado al mismo tiempo, porque el objeto es "algo negativo, algo que ·se suprime a sí mismo, una negalividad" (56). El objeto, dice Marx, "sólo es la apariencia de· un objeto, un valor ficticio, y esencialmente no es sino el saber mismo que se opone a sí mismo y por ello se opone una negatividad, algo que no tiene ninguna objetividad fuera del saber; o sea, el saber sabe qu_e al rela~ cionarse con un objeto, simplemente está fue.ra de -:sf, que se aliena (sich entaussert): que él mismo sólo · (55) (!.iC)
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!bid., pp. 188·89. lbld., p. 196.
aparece ante sí como objeto. o que lo que se le aparece como objeto sólo es él mismo" (57}. La implfcita superación de la alienación-objetividad está en el hecho de que,· como dice Hegel, la autoconciencia "en su ser-otro como tal se encuentra cerca de sí". Por eso, la negatividad del objeto ·no sólo tiene un signi-. licado negativo, sino también positivo; porque la objetividad no sólo es una auto-negación de la autoconciencia, sino además una auto-posición; mediante e: saber la autoconciencia llega a ser consciente de esto, y supera también la apariencia de su objetividad-alie·naci6n·. - · Según Marx, en ese procedimiento se reúnen todas las ilusiones de la especulación. El positivismo acrítico emerge con claridad rápidamente si en lugar de la autoconciencia ponemos al hombre; de hecho, de acuerdo con el procedimiento hegeliano tenemos· que el hombre, en su ser-otro como tal (es decir, enuna condición .de extrañamiento, de oposición deshu-. manizadora a si misma), está en realidad cerca de sf. En otras palabras, se tiene que el hombre; tras suprimir la auto-alienación, esto es, la general existencia espiritual de su mundo, "confirma nuevamente, sin embargo, el mismo mundo en es~ forma -álienada y la presenta como su verdadera· existencia, la res~ó.ura, pretende estar cerca de sí en su ser-otro como _tal, y Iras suprimir, por ejemplo, la religién. tras haberla rec"~ nacido como un producto de la auto-alienación (Selb stenUiusserung}, se encuentra, no obstante, confirmado en la religión en cuanto religión" (58). Según Marx, ésa es la ralz del "positivismo acrílico" de Hegel y de su aparente criticismo. Si aplicáramos el procedimiento . hegeliano al hombre real, sensible, tendrfamos que éste, tras reconocer que ha llevado una vida alienada (57) lbld., p. 197. (56) . lbld., p. 196.
en el derecho, 'en la política, reconocerla luego que en esa vida alienada reside su auténtica vida humana. -. Para concluir, Jos puntos centrales de esta crftica ·de Marx a la concepción de la aH_epacjón conteojda en ·la Fenomenología de Hegel, pueden indicarse esque~ .máticamente de~ este modo: primero, identificación de alienación con objetivación y objetividad; segundo, carácter aparente o formal de la alienación, debido al hE?cho de qua la oposición autoconciencia-objetividad . es una oposición aparente, en virtud de la naturaleza negallva o Ideal de la .. objetividad; \ercero, impHcita super,ación de la. alienaciÓn; porque (dado el carácter espiritual de la objetividad) en su ser fuera de sf el espíritu perman'ece en· si mismo; cuar\o, cons'ecuencia de esa "supér-~ción": el "positivismo acrítico". Como hemos dicho, el presupuesto de esta critica .de Marx a Hegel, es la concepción reuerbachiana del hombre como ser. sensible-finito, además de genérico. Concepción que permite a Marx: a) rechazar la concepción hegeliana del hombre como autoconciencia y, en cambio, considerar la autoconciencia como Ent· fremdung del ente humano (59); b) captar todas las implicaciones de la concepción del hombre como autoconciencia, en primer lugar una concepción mistificada de·. la objetividad, en cuanto objetividad ideal, como prq~ucto de la autoconciencia, ·c~n su aparejado positivismo acr!tico. A su· vez, Marx reivindica una leórla . · de·la alienación rigurosamente histórica; es decir. basada no en el carácter obletivo·materlal de la historia ·humana y natural, sino sobre el carácter alienado de una lorma social suya muy concreta: la burguesa moderna.
-
.' (59) Hegel hace del hombre el hombre de la autoconciencia, en vez de hacer de la autoconciencia la autoconciencia del hom· bre. de\ hombre real, que por tanto vive en un mundo objetivo real y ·está condicionado por él" (La S<1grad<1 Familia, Buenos Aires, Editorial Claridad, 1973, p. 210).
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Ahora sólo nos queda seguir analitica~en.te el surgimiento y desarrollo del concepto de Entfremdung en la obra de juventud de Marx. 3. · El primer texto de Marx e~ ~~: encontramos el rlation.\ Pero ahí· término. Entfremdung es Ira Dokto dÍ . se _trata de· una utilización completamente hegeliana · de este concepto. Marx escribe: ·En Epicuro el fenó~ meno se concibe por primera vez como fenómeno, es' decir, como un extrañamiento (Entfremdung) de 1a · esencia que se realiza a sf misma en su realidad precisamente como extrañamiento (Entfremdung)" (60). Por lo demás, todo el plantemiento de la Doktordlsser· talior:' es hegelianó, aunque, como se ha mostrado, · Marx tenga ya una propia posición original hacia la dialéctica de Hegel, en el modo de interpretarla y aplicarla (61 ). Desde luego es. significativo que la Dlsser· tatlon, en la que Marx se sirve de la categoría de Ent· fremdung, se resienta en gran medida de la influencia de la Fenomenología del espíritu (62). Esta obra también pudo inspirar a Marx el otro paso notable en el que, aun_ no apar.eciendo el término Entfremdung, se recoge y declara el carácter alienante de la religión. De hecho, Marx caracteriza el meollo del mal esplrico en el hecho de que "el individuo se cierra en su naturaleza emplrica contra su naturaleza eterna: ¿pero no seria igual esto que si excluyera de sí su naturaleza eterna y, en la forma de perseverar de la singularidad en sf que contiene la empiria, la intuyera como un Dios emplrico fuera de si?". Sin querer infravalorar el interés de- este párrafo, se trata de un esbozo y de nada · (60) MEGA. 1. 1, 1. p. 42. Sobre es:o cf. M. Rossi, El Jov~n Marx, Madrid, Alber.to Corazón Editor, 1971. pp. 3-4 y ss. (61) Cl. M. Dal Pra. op. cit., pp. 25-55. (62) Cl. M. Rossi, op. cit., pp. 29-lJ, y M. Del Pra, oe_. cit., páginas 34 y 36·37.
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más
(63). Unicamente en los escritos marxianos de
1843-44 encontramos un amplio uso, original y signi·~"""'"'_,...,....-"'-"'.¡.<.>.l.........::d::..::e~ al ien aci 6 n. -==--==..::.:.:..::.:..:.~~::.u por ejemplo, el concepto de
:dianación discurre más veces, expresado terminológicamente de diversas maneras (V9rausserung, Enlfremjung, Enti=iusserung). Marx dice que en la democracia política moderna (burguesa), "cristiana" porque sólo realiza la emancipación del "estado político" en el cielo y no la .qe .la "sociedad civil" en la realidad terrena (64), IC?do hombre es un soberano. Pero se trata, añade Marx a contin_uación, del hombre en su manifestación salvaje y sin socializar, "la! como se ha agotado, perdido, alienado (verausscrt) a través de toda la organización de nuestra sociedad, bajo el dominio da las relaciones y elementos inhumanos" (65). "La representación fantástica -continua Marx~, el sueño,
el post4lado del cristianismo, el hombre soberano pero en. cuanto ente extraño (als lremden Wesen), distinto
del hombre efectivo, llega a ser en fa democracia la ( 63) MEGA, 1, 1, 1, p. 111. Este esbozo marxiano para una concepción de la religión como alienación ha sido puesto de re!ieve por M. Rossi, op. cll., el cual escribe juslamef\te: "El interés de este P-asaje reside completamente en su lecha, que por o:ra parte .es segura, el semestre estival de 1839. Por tanto, alredel.lor. de dos años antes de la aparición de La esepc!a del qfs!laplsmo, Marx int11ye y declara el carácter alienanle de la religión. Desde luego, a partir de la Fenomenología, muchos textos de Hegel pueden haberle sugerido esta idea de la alienación religiosa. Sólo que el carácter de fa alienación es negativo. no ambiguamente po· sjtjyo como en Hegel [ ... ]" (p. 41). (54) Como se sabe, Marx entiende por "sociedad civil", las relaciones materiales de la existencia, "cuyo conjunto -escribe en el prefacio a la Contribución a la crillca de la economla pollllcacomp~ende Hegel, siguiendo el ejemplo de los ingleses y franceses del XVIII, bajo ~¡ término de 'sociedad civil'". . (65) K. Marx, Scrllll pollllcl glovanlll, Torino, 1950, al cuida.do · do L. Fírpo, p. 373. La Judenfrage, el primar gran texto de filoso' tía polfticá de Marx, aparece en el "Deulsch·franzoslsche Jahrb.ücherr" en los primeros meses de 1844. A veces, en las ellas que siguen, hemos modificado el texto de la traducción, teniendo presente el texto alemán de la Judenfrage ( on K. Ma~x. Ole FrUhschrll· ten, Slultgar1, Ed. Landshut, 1964, pp. 171·206 ).
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realidad palpable, el presente, la norma mundana" (66). Observemos que lvlarx presenta aquí como -alienados", como situaciones de "alienación". los dos aspectos gue resultan de la escisión o dualismo que divide al hombre moderno. Si éste, en cuanto· miembro de la sociedad civil, es el hombre "en su manifestación salvaje y sin socializar", "tal. como se ha agotado, perdido, alienado (vediusserl) a través de toda la organización de nuestra sociedad", etc.; igualmente alienado está el hombre "soberano", el cltoyen, po"rque ~o esa determinación es un ente extraño (ein fremdes Wesen), distinto y separado, en una palabra, escindido del hombre efectivo, real. En resumen, .el hombre está alienado ya sea como miembro de la sociedad civil o como miembro del Estado político. Por un lado es "der Mensch sich selbst verloren, veraussert", y por el otro es "e In fremdes Wesen". La alienación abarca ambos lados de la escisión en la cual el hombre moderno se encuentra dividido y contrapuesto a sí mis[!JQ; consiste en esa escisión, en ese dualismo entre "la vida individual y la del género, entre la· vida de la sociedad civil y la de la sociejad política", dcr:cA. el hombre se comporta hacia la vida estatal como co.1 su verdadera vida", pero sólo tra~cendiendo su "ir•.:iividualidad real". En la sociedad burguesa moderna. ei hombre es por un lado un individuo egoísta e jr;:iepeá:: diente. y por otro persona moraL abstracta La SUQe: ración de esta alienación se p~ocrucirá con :a supera· ción del dualjsmo o de la fScisjóo aue cor:stit:Jye s;,: fundamento: es decjr cuapdo e! hombre re2: yuel\'a v recupere en sí mismo al ciudadano abs~racto v organice sus propias tuerzas como fuerzas sociales. Sólo entonces, dice Marx, el hombre ya no separará de sí la fuerza social en la forma de la fuerza política. Luego (66)
lbld., p. 373.
aquí, la alienación o extra~amiento coincide -como en toda la obra posterior de Marx- con la separación o escisión de las fuerzas sociales, objetivadas por los hombres mismos, y extrañas a ellos (67). ·Corno se deduce de los pasajes citados, el joven .Marx ve en el crjsliBnjsmo ;la expresión teórjca de la condición extrañada del hombre moderno. El cristianismo, dice, ha consumado "teóricamente el auto-extrañamiento humano (die menschllche Selbsentfremdung)" (68). En efecto, en el cristianismo, el hombre tal como es, en la miseria de su situación real, el hombre alienado, es un ente sóberano en el cielo religioso. otros términos, Marx quiere subrayar la estrecha funcjonaljdad del cr.istianismo respecto a la sociedad moderna burguesa, es decir. a un tipo de sociedad en la cual a . una igualdad formal corresponde una des.iqualdad real. En· la sociedad burguesa el hombre sólo es libre en contradicción conr.igo mismo, sólo de manera abstracta, limitada, parcial: para trasladarse al ámbito de la universalidad polftica, del Estado, debe prescin-
En
. (!>7) Con lo que se ve cuánto debe Marx a Feuerbech, y el misnio tiempo qué lejos está de él. A propósito. de le Judonfraga, se ha observado que "el dqaljsma entre hombre y Estado po!llico, sobre el quo Marx besa su tc::!s antibauerionn, se Inspira c)ararnente en el dualismo enlce hombre y divinidad de Feuerbacb." (E. Rembaldi, op. cit., p. 168). Poro precisamente porque Ma(X critica el divorcio entre el hombre renl, sociAl, y el hombre polflico, critica "un' tipo de alienación o exlreñemiento que ya no es ten sólo im!lginRrin, como en le religión, sino juslemente de fuerzas reales .(lo que vendria e se~ los poderes del Estado)" (C. Luporinl, lnlrodu· zione á l'ldeologla ledesca, Roma, 1967, p. L). Luego, cuando en la ~udenlrage, Marx dice que el hombre real debe reabsorber en si ni ciudadano abstracto·. pera llegar a ser efectivamente ente . ocnérlco ( G:lttungwesen), pone una acción ya virtualmente revolu· cionerie de recuperación social [ ... ) de fuerzas humanes extrañadas orizonte bajo le forma de "fue~ze polltica" o poder estatal. " · · · · r ai n ~ de la democrgcia como forme perfecta de consmucjón politice. sino · !,¡¡_ ebolicjón misma del Es! a do en cuento forma de poder separada de la sociedad. Un objetivo que cobrará nueva vida y seguirá sien· do l_undamental en el marxismo med.uro" ( Luporinl, op. cit., pá· glnas l-LI). (68) lbld., p. 392.
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dir de su condición real, de su puesto en la sociedad civil. En resumen, con la liberación política el hombre "se libera creando un circulo vicioso con ayuda de un intermediario", esto es, a través del Esiado. Según Marx,_ de ese modo el hombre está "religiosamente vinculadá" (69), porque al igual que en la religión, sólo -se reéonoce a si mismo a través de un circulo vicioso con la ayuda de un intermediario. Así como Cristo es el mediador a quien el hombre atribuye su propia divinidad, del mismo modo el Estado político es el mediador en quien el hombre deposita la IÍbertad y la igualdad. Los miembros del Estado político son, pues, intrínseca y objetivamente religiosos (¡aunque proclamen aleo al Estado!) "a causa del dualismo entre vida individual y la del género, entre vida de la sociedad civil y la vida política; religiosos, en cuanto que el hombre se comporta hacia la vida estatal como con su verdadera vida, trascendiendo su individualidad real" (70). Marx deduce de esto que el cristianismo es la expresión ideológica de la- aliepacjón considerada a nivel socio-político. E~ la religión mas adecuada a la sociedad burguesa moderna,- en cuanto que unifica en Dios a Jos hombres divididos entre sí, enfrentados unos a otros como enemigos, y declara iguales en el cielo · a horribres que son desiguales en la tierra. Por ese mo_tivo el ·cristianismo se convierte en "el espíritu de la sociedad civil, de la esfera del egoísmo, del bellum omnlum contra omnes", es decir, de la separación del hombre de los hombres. "Ya no es la esencia de la comunión, sino la esencia de la diferenciación". Se ha convertido en "la expresión de la separación del hombre dé su comunidad, de si y de los otros hombres, tal como era en sus principios". Por eso Marx sostiene que "la sociedad burguesa sólo se realiza en el mundo (69) ( 70)
lbid., p. 36~. lbld., p¡>. 372·73.
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cristiano", porque "sólo bajo el dominio del cristianismo, que hace que sean ajenos al hombre todas las relaciones nacionales, naturales, morales y teóricas, podía la sociedad civil alejarse completamente de la vida del Estado, cortar todas las relaciones del hombre con el género, implantar el egoísmo, ia necesidad individual en lugar de la relación con el género, y descomponer el mundo de los hombres en un m"undo de jndjyjduos atomizados enfrentados unos a otros como enemigos" (71 }. ( 71) lb! d., p. 392. Nótese la alinidad de motivos, en esta allrmación de Marx, cpn el siguiente párrafo de Feuerbach: ~-El ( ... ) segundo origen (del cristianismo] es el temporal, histórico. La religión cristiana sólo pod~la aparecer en la época en que aparece, en la época del hundimiento del munqo clásico, en la época de las mayores calamidades, del hundimiento dEl todas las dilerenclas nacionales, de todos los lazos éticos y nacionales, en resumen, de todos los principios que sostenlan y m9vlan 'el mundo, desde que hubo pueblos clásicos y tiempos clásicos" (de la monografla sobre Plerre Bayle). Una religión "escindida" (es decir, basada en la oposición entre "el más acá" y "el más allá"). só!o podla allrmarsc, dice también Feuerbach, en un mom~:~nto de crisis, en U11 mundo en rÚinas (el. sobre todo E. Rambaldi, o p. cit., pp. 14-15). Y rocuérdense los análisis de Hogel, en sus osc~itos de _juventud, sobre la consolidación del cristianismo con la crisis del munqo clásico, y sobre su relación con la Prlvatleben. Volvemos a encontrar, pues, una rrnea objetiva de desarrollo CHegei-Fcuerbach-Marxl de !a problemática de la relación cristianismo-política. que merecerla estudiarse a fondo. (Sobre los antecedentes de esta p_roblemática en Bayle, Voltai(e, Gibbon, y sobre todo en Rousseau, el. L. Coll(ltti, Rousseau critico dclla "socleta clvile", en "De Homine", n. 24, pá· gina 177 y ss.) Recordemos _que en el pensamien_to maduro de Hegel se invierte la relación religión-polltica, en el sentido qe que la aceptación de una cierta forma de religión determina la realización de una forma correspondie11te de comunidad polllica: as! como los pueblos se rep(esentan a Dios, as! "son" y plasman su Estado conlorme a ello. "Del modo en que pueblo se representa a Dios, ·a si se representa también su relación con Dios o consigo mismo; por tanto la religión también constituye el concepto que un pueblo tiene qe si mismo. Un pueblo que ve a su_ propio .Dios en_ la naturaleza, no puede ser .un pueblo libre; solamente cuando ve- en Dios a un esplritu que reside más allá de la naturaleza, llega a ser t•n esplritu lib~e:· ( Phllosophle der Weltgeschlchte, Bd, 1, Hambu~g. i--:::l. Hoffmeister, 1955, p. 125). Luego, para el Hegel de la madur8z, la religión constituye la "base" sobre la cual se levanta una superestructura polltica determinada '} caracterizada por aquélla (el. sobre esto l. Fetscher, K. Marx ~ nd der Marxlsmus, cit., páginas 200-203). Por. el contrario, en l': joven Hegel la acep_tación
'i02
Además de estos aspectos. por los que el cristianismo. constituye la expresión ideológica por excelencia de la condición extrañada del hombre moderno, Marx señala otro propiamente económico-social. Dice: "La venta (Verausserung) es la praxis de la alienación (EnUiusserung). Así como el hombre, desde que est~ condicionado por la religión, sólO' conoce su propia esencia objetivándola, en cuanto que hace de ella una fantasmagórica extraña ( einem frem ·den phantastischen Wesen); del mismo modo, bajo el dominio de ia necesi~!ld egolsta, sólo sabe obrar prácticamente, pro. ducir objetos _sólo. de modo práctico, en cuanto que somete sus productos, al igual que su actividad, al do-"· minio de una esencia extraña (elnes fremdes Wesr.r.) y les da la significación de una esencia extraña: del dinero" (72). El joven Marx define@ dineró:>como valor universal de todas las cosas, constituido por~ sí mismo", que ha "despojado al mundo entero, al horrbre y la naturaleza, de su propio valor". Y añade: "E' dinero es la esencia extrañada (das entfremdete Wt! sen) del trabajo del hombre y de su existencia, y est: esencia extraña le domina y él la venera" (73).
:·el
En este caso, para Marx, el cristinismo constituye una vez más la expresión ideol(>gica .más completa de la sociedad burguesa aliena~a. En realidad, ambos, so ciedad burguesa y cristianismo;-se basan en una hip-Jstasis que se contrapone al 'ho_mbre 'como extrañ3 )' enemiga: en el cristianismo el hombre objetiva su propía esencia y hace de ella una fantasmagó! ica esenl;:a extraña· en la sociedad burguesa el hombre objeliyª en el dinero su oropio trabajo, e igualmente hace de . él una esencia extraña. En ese sentido, sólo en el munde una ~eligión determinada (el cristianismo, como hemos visto, ·está conqicionada por ).!na deter:nlnada situación éticcrpollti_ca.
(72) ·(73)
ScrllU pollllcl glovanlli, cil, pp. 392-93. lbld., ~- 390.
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~o
cristiano-burgués hombre y naturaleza podlan con· vertirse en "objetos alienados ( enUiusserte) de com· praventa, abandonados a la esclavitud de la necesidad egolsta y al tráfico" (74). La conclusión que . puede sacarse de este análisis del empleo del concepto de alienación en la Judenfra· ge es la siguiente: la alienación es un concepto socio.. polltico, utilizado en un contexto de filosoffa polltica; ·_designa una condición típica de la sociedad burguesa ·.moderna. Más propiamente,da alienacjórv(Entlremdung, Entausserung, Veriiusserung) consiste: a} en una des. igualdad real y en una escisión atomista entre los indi. viduos a nivel de la ·sqciedad civil, y en la escisión en. tre condición real, material (social). y condición política del hombre moderno; por consiguiente, se trata dci la hipocresla de la _:Soberanía" y de la "igualdad". La alienación. sé-prÓduce,· pues, por una situación de 'escisión y por los dos aspectos que resultan de tal escisión: el hombre "material", "profano", que es miem· 'bro· de la sociedad civil, y el hombre "abstracto", que es miembro del Estado polltico. b) Se localiza la alíe· nación en la expresión ideológica más tlpic~ de la escisión que desgarra <~1 hombre moderno: el cristia_·• (74) lbld., g. 392. Sobre la relación crislianlsmo-di.nero, cf. lo C5crito por M. Hess, Uebcr das Geldwcsen, publicado on los "Rhel· nlsche Jahrbücher zur gesellschaftllchen Reform", 1, Darmstadt, 1845 (esc~ito que. sin embargo, Ma~x conocla desde 1843). Hess asimila la alienación· económica a la religiosa y especulativa, en el sentido de que, al Igual que la divinidad acapara toda la esencia humana, asl el dinero acapara toda la activiqad humana. "Lo que Dios· es para la vida teórica. es ~¡1 dinero para la vida práctica del mu11do Invertido: el patrimonio alienado de los hombres, su acllvl.dad vital hech~ tráfico: El _dinero es el valor hu.mano expresadoo,en cll~as; es el sello de nuestra esclavitud, la lnborrable marca de nue~lra servidumbre: los hombres que pueden comprarse y ven· darse. 'son esclavos:· (cf. E. Rambaldi, op. cit., pp. 141-42). En los cuadern·os de apuntes de Marx de 1844, en las glosas a una obra de M(ll_, (Cuadernos de París, México, Era, 1974, pp. 124 y ss.), se encuentra una aplicación completa del concepto de "extraña· miento" a las apariencias económicas d¡:l dinero, del valor, del ·crédilo, etc. (el. sobre es lo K. Korsch, Karl Marx, Frnnklurl a. M., 1967, pp. 97·98).
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. nismo. e) Por último, la alienación consiste en el dine: ro en cuanto expresión de la esencia del hombre, de su trabajo, separada del hombre mismo, extrañada de él y enfrentada como enemiga. En ha Crítica ele la !i!osofia del Es! ado de H;gaUya se presentaba un empleo del co:-~cepto de alienación aná'logo ·al de la Judenrrage. También ahi Marx define la abstracCión (en el sentido de escisión, de dualismo, etcétera, que antes vimos) del Estado político de la sociedad civil como una situación de extrañamie.nto. El Estado político, dice, "es una abstraéción de la familia y de la sociedad civil. Y a la inversa. Con expresar el carácter extrañado de este fenómeno, Hegel no ha superado el extrañamiento (Entlremdung)" (75) . . En la Crítica, algÚn as formulaciones también dejan en· 'tender que Marx ve en la religión cristiana la expre. sión ideológica más consecuente de este extrañamiento. Por ejemplo, dice que la constitución polftica se ha desarrollado "como la razón universal ante las demás esferas, como un más allá de las mismas", como en "la esfera religiosa, la religión de la vida del pueblo, el cielo de SJ.! universalidad respecto a la existencia terrestre de su realidád". Por eso, "la vida política en el .sentido moderno es el escolasticismo de la vid~ del pueblo", es "la vida en el·. aire, la etérea región de la sociedad civil" (76). El acto político mediante el cual la sociedad civil alcanza signHicación y activiaad pollticas, es, dice Marx. "una completa transustanciación" (77); expresión que. una vez más, suscita la analogía, más bien la unidad estructural entre alienación socio-política y alienación religiosa. Es la misma transustanciación que debe realizar el hombre en cuan(75)
K. Marx, Opere lllosonche glovaniH. trad. de G. D~lla Vol-
pe, Roma. 1950. p. 110. (76) lbld., p. 111. (77) lbld., p. 108.
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lo .rniembro de la sociedad civil (el bourgeols) para tra.;ladarse al cielo de la universRiidad polltica (para h<:tcerse cltoyen). Al hablar de la~ clases: Marx dice r,ue la Revolución francesa consuma la transformación de las clases políticas en clases sociales, en el sentido de· que de las diferencias de cla'se de la sociedad civil sólo hacen diferencias sociales, diferencias de la vida privada, carentes de significación para la vida polltica. Con esto s.e r~aliza la separación entre vida pollljca y sociedad civil.' "Es un progreso de la historia que. ha transformado las clases políticas en clases sociales ---.comenta Marx-; de la misma· manera que los cristi anos son iguales en el cielo y desiguales en la tierra. asr todos los miembros del pueblo son IgUales· ·en el cielo de su mundo polftjco y desiguales en la existencia terrestre de la sociedad" ·_(78); · :
1
Otro aspecto fundamental de la Crítica consiste en el hecho de que la expresión id~ológica de la alienación o acrisia de la sociedad moderna, además de en la religión cristiana, también aparece en el idealismo hegeliano: en su método erróneo, que continuamente ·opera una inversión de sujeto y predicado. No es nececesario que nos detengamos mucho en este aspecto de la crítica lógico-metodológica 'de Marx a Hegel, puesto adecuadamente de relieve por toda una serie d~ estudios en los últimos años. Nos limitaremos a recordar el motivo central de la crítica: consiste en la continua observación de que el método de Hegel tras~iende: lo finito en su especifico carácter material, real, para en seguida concebirlo como predicado de lo Infinito, de lo universal convertido en sujeto, . su~t¡mti- · vizado; la consecuencia es que lo finito; _lo ~~plric;:o tal como es, en su vulgaridad, se concibe corrio ·pro-·. dueto o manifestación de lo absoluto. Esto, dice Marx, ~
(78)
106
lbld., p. 111.
1
es misticismo lógico, panteísta, que corno contraparti. da tiene un positivismo acrítico. Ahora bien, Marx obse~va a este respecto que "la acrisia,. el misticismo, es t~nto el misterio de la filosoHa· hegeliana como el en_igma de las constiluciones modernas". "Desde luego,: ese punto de vista es abstracto ~dice a propósito :de Hegel-, pero, tal como Hegel mismo lo deduce, es la "abstra'cción" propia del Estado polltico: También ~s atomista, pero es el atomismo de la sociedad mis'ma. El "punto de vista" no puede .ser concreto cuando su ·"objeto" es .. abstraefa"·" {79). Luego, según M!m,, el mecanismo de la di a-· léctica hegeliana refleja el' mecanismo de la sociedad misma. Crítica de la filosofía hegeliana y critica del Estado moderno se unen intimamente. En el sentido de que la sociedad burguesa' ha realizado la emancipa. ción política, en cuanto que ha suprimido a su modo (es decir, declarándolas faltas de significación polil:ca) las diferencias de nacimiento, de medio, de educación, de profesión, y ha llamado a cada miembro del pueblo a participar igualmente en la soberanía popular, sin tener en cuenta esas dife'rencias; sin en~bar go, la sociedad burguesa no suprime de hecho :P.~as diferencias, sino que, dice; Marx, _l(!s. presupone ~" corrobora. En la sociedad bü~óuesa "el hombre lleva una doble vida.· no sólo jdealm~nte. en la conciencia ""'no en la realidad.· en la vjda: Uní( yjda celestial y otrc terrena. la vida en la comunidad política, donde se r;ornifiesta como" socjedad y la vida en la sociedad ciyjl en la que actúa como particuiar, considera a los demás hombres como un medio, se rebaja a si mismo cerno 1 instrumento de otro y_ se convierte en juguete de ~uer-
Í
.
(79) lbld., p. 110. "Esa acri~la, ese mlsliclsmo, es el IU':
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(fremden M§chte)" (80). Ahora bien, si en la filosotra de Hegel "la empirie vulgar tiene como ley propia no su verdadero esplritu, sino uno extraño" (81 ), es porque en la sociedad civil sólo adquiere sig~ificación política cuando asume un espfritu dife· rente del suyo. De hecho, en la vida real los hombres son desiguales en la sociedad civil; "en cambio, .§..O.__§,] Estado, donde el hombre equivale a especie, es miembro imaginario de una presunta soberanfa, despojadq de su real vida individual y lleno de una universalidad irreal" {82). Luego es al .~ontrario; al igual que en la sociedad burgu~·sa el Esta.dó, lejos dé eliminar las diferencias reales (el craso materialismo de la sociedad civil), las recon'?ce .y .sanciona, en la filosofía especulativa la sustanéia mística justifica y santifica la empi· rie tal como. es. 'En otros términos, la hipóstasis realizada por la filosorra de Hegel y no sólo en la filosofla del derecho) de la razón o universal abstracto -constituido al prescindir o abstraer de lo emplrico particular- y que hace que para que lo universal tenga una realidad cualquiera deba encarn.arse o "manifestarse" ~n lo emplrico particular tal como es, en su accidentalidad material; esa hipóstasis la opera realmente cada dfa la sociedad burguesa, en la cual la universalidad (la igualdad) polftica '!/ jurfdica abstrae de la ·partjcularjdad o materiali~ dad de las condiciones. singulares {es decir, abstrae de la sociedad civil), ·y, sin embargo, éstas, tal como son, en su accidentalidad, constituyen el contenido real de la universalidad, y encuentran su confirmación en esta última. Una falsa composición o mediación entre universal y particular es, pues, tanto el secreto de In (80) fraga. (81) ( 82)
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Scrlltl pollllcl glovanlll, p. 366. Son palabras de la Jud11n· K. Marx, Opere fllosoflche glovanlll, cit.. p. 17. Scrllll poflllcl glovanlll, cit., p. 366.
sociedad. burguesa como el de :a filosoffa hegeliana, y de la segunda en cuanto expresión ideológica de la primera. Ese es el significado del paralelismo que Marx hace entre sociedad civil y lo e~pirico de la filosoHa hegeliana. Si en la sociedad bur;~esa ta sociedad civil sólo adquiere significación política mediante una complefa transustanciación o éxtasis, es decir, prescindiendo o abstrayéndose completamente de si misma, de su propio espfritu; de la misma manera, en la filosofía de Hegel lo empfrico, lo finito, "tie~e como ley. propia no su verdadero espíritu, sino uno ex~raño", esto es,. lo· universal abstracto. En ambos casos, el resultado es la santificación o aprobación de la realidad tal como es. Y lo mismo ocurre, una vez más. en la religión: "El Estado político se comporta hacia la sociedad civil de forma tan espiritual como el cieto hacia la tierra. Está en oposición con ella. y la supera del mismo modo en que la religión vence la limi:ación del mundo profano, o sea, debiendo al mismo tiem;Jo reconocerla, restaurarla y dejarse dominar por ella" (83).
Observemos q·ue en esta prcblemática se mantiene y profundiza la concepción feLerbachiana de la religión y de la filosofía especula:iva como expresiones de un mismo Entfremdung, aur.que aquí el punto de vista de Marx es incompara!::lle:~~ente más rico y profundo respecto a Feuerbac:1, y está decididamente orientado hacia el mundo s;:;cial y político. ~jos de 1 constituir una "ilusión" o un e~ror teorétic..Q (elimina-. ble con una "reforma de la filosofía"). en este caso _g! Entrremdung está constituido por un hecho social objetivo. y sólo puede e!iminarse ;:-or medio de una sub- j versión del mundo social buroués. Queremos decir. en conclusi:n. c;ue en estos escritos de juve:;tud de Marx la a:;ena::ión también está (83)
lblú.
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cc.nstituida, como e.n Feuerbach, por la religión y la filosofía especulativa, que se basan en una inversión o intercambio de sujeto y predicado, donde los hombres llegan a depender de sus fuerzas esenciales abstractas (alienadas), convertidas en sujetos independientes de los propios hombres. Pero el esfuerzo de Marx está ,encaminado a caracterizar la base social de esa inversión o intercambio. Una vez determinada tal base, el Ent· fremdung se hace un hecho social en el sentido más estricto y significativo de la palabra; porque, por un lado, es la contradicción o escisión real entre sacie. dad civil y Esta9o político en el mundo burgués (y precisamente esa esGa alienacjóñ) en cuanto que .el hombre separa de sí. o aliena, su propia fuerza social en la forma de fuerza política); y porque, por otro lado, esa contradicción nos permite notar otros fenómenos· de escisión (religión, filosofía especulativa), que son !a expresión ideológica y teórica de la escisión o alienación fundamental, social, de la que se ha hablado. De ese modo, la categoría de Entfremdung nos permite reconstruir y comprender la socjedad burguesa en su totalidad, en sus diversos njyeles (84). Como se sabe, en la Contribución a la crítica de la ( 84) ·Véase, por ej~mplo, la crllica de Ma~x a(la burocracia) a la que considera como el producto tlpico de la alienación, porque, en la medida en que la sociedad civil no ejerce directamente, en cqanto tal. las funciones polflicas, sino que las delega, esta ''trascendencia" del Estado polltico no puede dejar de encarnarse en la existencia de una categorla aparte. Esto permite a Marx ca· racterizar tanto la situación social objetiva de la· burocraci.a, como su esencia mo~al·espiritual. La burocracia hace del interés unlver· sal su propio interés par!jc11!ar; su espíritu es "un esplritu jesultlco hasta la médula, teológico. Los burócratas son los jesuitas del Estado. La burocrac;;, es la républlque prétre". La burocracl& .es el espiritualismo qel Estado. "Pero dentro de la bu~ocracla, el espiritualismo es un. craso materialismo. El materialismo de· la obe::tiencia pasiva, de la fe en la autoridad, del mecanismo de una ~ú:tividad formal lija, de principios, ideas, tradiciones fijas. En cuanto al burócrata tomado en particular, los fines d¡¡l Estado se convierten en sus fines privados, una ca"!a de los puestos más altos, una carrera."
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o
fllosofía del derecho de Hegel, Marx subraya vigorosamente este planteamiento del problema de la alienación. Afirma que "el hombre no es un ser abstracto, aislado del mundo", sino "el mundo del hombre, el Estado, la sociedad". "Ese Estado, esa sociedad, producEn la religión, una conciencia invertida del mundo, justamente porque constituyen un mundo Invertido". La religión "es la realización fantástica de la esencia humana, porque la esencia humana no posee auténtica rea·· lidad". Por eso, como la lucha contra la religión es la lucha contra ·el mundo QUe produce la religión, pare · suprjrúfr el Entiremdunq humano en su forma sagrad 1, · hay que suprimirlo antes en sus formas profanas. úe, ahl la transformación de la critica de la religión en cr!tica del derecho y la política, que el joven Marx caiJica como una de las tareas fundamentales del futuro (85). , ,.. Esta orientación metodológica del análisis --<Ú~t~r minar, repetimos, las bases sociales. reales. de los Entfremdungen ideológicos y teoréticos-- tiene import~:-a tes y fundamentales desarrollos en los Manuscrito:: '"!e economía y filosofía de 1644. La teoría de la alienación que Marx elabora en l.1s 1Manuscritos.) nace, por un lado, en- un ·t~rreno de análisis socio-económico (el análisis de la relación entre hombre y hombre, entre hombre y objetos de tra:Jajo, y entre hombre y naturaleza ·enJa sociedad capitalista moderna). Por otro lado, se acentúa la propia dirne."'lsión rigurosa y conscientemente histórica, en cuanto que se diferencia y se opone' al concepto hegeliano de alienación. La crítica del joven Marx a este concepto c.caba, pues, por constituir un element9 fundament&: y metodológicamente decisivo de su teorfa de la alienación; es un elemento que define rigurosamente lo es(135}
ScrllU pollllcl glovaniU, Q. 394 y ss •.
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pacifico o la funcionalidad de la teorfa respecto a un organismo social de producción, la sociedad capitalista moderna. Efectivamente, para Marx la alienación no es un fenómeno común a todas las épocas históricas, a todos los estadios de desarrollo económico y social; es el producto de una sociedad, destinado a ser superado con la superación de ésta.
· Ya hemos examinado la crítica de Marx al concepto hegeliano de alienación. Nos limitaremos ahora a des. t~car el hecho de que, al desarrollar su teorfa del trabajo alienado, da corno .. supuesta tal critica, refiriéndos~ a ella otras veces en el curso de la exposición y recordando ante todo -~u. concepto central: ~- e·· ·enació. · b'e i i n. "El prodUcto del ·. trabajo -escribe Marx- es el trabajo que se ha li·jado en un objeto, que se ha hecho cosa; es la ob. jetivaclón d_el trabajo. La rea!jzacjóo del trabajo es su objetjyacjóo. Esta realización del trabaJo ~garw en el estadio de la economfa de la propiedad privada como una anulación del obrero, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento (Entlremdung), . como alienación (EnUiusserung)" (86). Como se ve, Marx indica claramente la distinción entre alienación y objetivación, y que la objetivación sólo es alienación en las condiciones descritas por la economfa polftica, es decir,. iW la ·sociedad burguesa. La realización del trabajo se· manifiesta como privación, la. objetivación como pér·_;dida del objeto·. "Consideremos más de cerca la obje-·uvaclón -afirma Marx poco después~, la producción del obrero, y en ella el extrañamiento, la pérdida del objeto, de su producto". (87). Además de esta rigurosa distinción entre alienación (06) (87)
112
Manuscritos, cil., pp. 105·106. lbld., p. 106.
y objetivación, que permite concebir a Marx la aiiena· ción como un producto histórico, típico solamente de una época, señala varias veces explícitamente que .su teoría del trabajo extrañado nace en el terreno de la economfa polltica moderna, es decir, en el terreno de fa sociedad burguesa moderna. ~Hemos partido de los présupuestos de la economía política. Hemos acepta~ do su lenguaje y sus leyes" (88). Lo que, en primer lugar, significa que Qa teorja del extrañamientQ) tiene como objeto propio no el trabajo en abstracto, sino el trabajo del obrero asalariado moderno, en segundo lugar, que esta teoría es oarte de tos análisis de la economía pal!!jca moderna y que entonces en el fon· do es socjologla y no genéricamente antropológica. "Partiendo de la misma economía política y valiéndonos de sus mismas palabras, hemos demostrado que el obrero queda rebajado a mercancía, a la más mise· rabie mercancía, que la miseria del obrero está en razón inversa de la potencia y magnitud de su producción [ ... ] " (89). El punto de partida de la teorla del trabajo alienado lo constituyen, pues, un hecho económico actual, como dice Marx, y un análisis "completamente experimental, basado en un concienzudo estudio cr!tico de la economía política" (90).
y,
Las páginas de los Manuscritos sobre el trabajo alienado son demasiado conocidas para exponerlas ahora en detalle. Nos limitaremos a indicar esquemáticamente los puntos esenciales de la teoría del extrañamiento, para luego añadir algunas observaciones. Marx considera el trabajo alienado (o, más exactamente, extrañado: die enlfremdete Arbell) desde cuatro puntos de vista, que constituyen un contacto y una profundización del mismo fenómeno. (68) (69) (90)
!bid., p. 103. !bid., pp. 103·10~. lb!d., p. <48.
113
1. Extrañamiento del trabajador del producto de su actividad. Tiene como consecuencia que el producto se consolida ante el trabajador como "una pqtencia independiente", y que '"cuanto más se vuelca el :obrero en su trabajo, tanto más poderoso se hace el mundo extraño, objetivo, que crea frente a si, tanto más pobre es él mismo y tanto menos dueño es de su mundo interior" (91). 1 2. Al mismo tiempo, visto desde la perspectiva de la· actividad del trabajador, el extrañamiento del traba." jador del producto de su actividad aparece como extra7 ñamjento de la actividad productiva mjsma. Esto no es ya una manifestación esencial del hombre;· sino "trabajo forzado", no voluntario, sino determinado ;por la necesidad externa. Por eso el trabajo no es "la: satisfac~ión de una necesidad, sino sólo un medio pa.ra satisfacer necesidades fuera de él [ ... ]'~ (92). El trabajo ya no es una satisfactoria autoconfirmación, des· arroll.o de una energía tísica libre y espiritual, sino auto· sacrificio y mortificación .. La consecuencia es una pro· funda degeneración de las formas de comportamiento humano. "Resulta de esto, pues, que el hombre (el obrero) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, procrear y todo lo más en habitar una casa y vestirse; en cambio, en sus funciones huma· nas se siente como animal. Lo animal se convierte en humano, y lo humano en lo animal. Desde luego,, co· mer, beber y procrear también son funciones auténticamente humanas. Pero en la abstracción que las' sep;..ra de las restantes esferas de la actividad humana y léif· convierte en fines últimos y únicos, son funciones e ni males" (93). ~ 3. Con el extrañamiento de la actividad produc-
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-·---(91) (92) (93)
lbld., p. 106. lbld., p. 109. lbld., p. 109.
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114
liva, el trabajo se extraña también del género humano. La perversión que separa las funciones animales de las demás actividades humanas y las conviertE! en la . finalidad de la vida, trae consigo la completa pérdida . de humanidad. El carácter espª-cífico del hombre es · la libre actividad consciente; la vida genérica es la · vida productiva. Pero en el trabajo extrañado la vida ~ misma sólo aparece como medio de vida {94). Ade¡· m6s, la superioridad del hombre sobre el animal --es ¡.decir, el que el hombre pueda hacer de toda la natu'. raleza ~~Ira-humana su propio "cúerpo inorgánico'"-, ¡. a causa de la Entfremdung se transforma en desve:r:. laja, porque al hombre; al obrero, cada vez se le e5-, l capa más su "cuerpo inorgánico", tanto como alimen~~. '.to del trabajo como alimentd inmediato, físico. ~ . 4. ·La "inmediata conse
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lbld., P.· 111. lbld., p. 113. lbíd., p. 1 H .
•115
es evidente el empleo de categorlas e instrumentos teóricos de derivación feuerbachiana. Marx recoge sustancialmente el esquema feuerbachiano de la alienación religiosa y lo adapta a la situación del obrero en la" . sociedad burguesa moderna. El obrero transforma la nall..i'raleza, pone su trabajo en los objetos, su inteligencia,.'sus capacid~des esenciales. Pero cuantos más objetos produce, menos posee y se le enfrentan como ~ como potencias Independientes que, en vez de ser poseldos y dominados por él, le dominan. Así, a nivel de realidad soplo-económica volvemos a encontrar el mismo mecanismo de la alienación religiosa. El. hombre, el obrero, abstrae de si, objetivándolas en los pro(juctos _...de- trabajo, 'en los objetos, sus fuerzas esenciales, péro en la medida en que los productos del tr~bajo se convierten en sujetos independientes, incontrolables, que dominan al obrero en vez de ser dominados por él,· el obrero se convierte o, mejor dicho, se rebaja ·a predicado de sus propios predicados . . Que en el análisis y definición de la alienación, Marx fuese plenamente consciente de servirse de ins...trumentos teóricos feuerbachlanos, . me parece fuera .de toda discusión. De hecho, pone explícitamente de relieve la analogln entre alienación del trabajo y alienación religiosa, tal como Feuerbach la caracteriza. "Cuanto más se vuelca el obrero en su trabajo, tan.to más poderoso se hace .el mundo extra~o. objetivo; que crea frente a si, tanto más pobre es él mismo y tanto . menos dueño es de su mundo interior. Lo mismo sucecfe en la . religión. Cuanto més pone el hombre en Dic)s, tanto menos guarda en sf mismo" (97). Afirmación que, aunque sólo sea literalmente,. recuerda a Feuerbach, que en La esencia del cristianismo escribe: "~ara enriquecer, a Dios, el hombre debe empobrecerse; (97)
116
lbld., p. 114.
para que Dios sea todo, el hombre debe ser nada ( ... ] . En una palabra, el hombre niega su conocimiento, su pensamiento, para poner su conocimiento y su pensamiento en Dios. El hombre renuncia a su personalidaq [ ... ]. niega ia dignidad humana, el Yo humano (98) ". Y. poco después Marx escribe: "Al igual que en ·18. religión, la actividad propia de la fantasfa humana, del cerebro y corazón humanos, influye en el individuo independientemente de él como una actividad extraña, divina o diabólica, asi también la ~ctividad del. obrero no es su propia actividad. Pertenece a otro; es la pérdida de sr mismo" {99). No es por mero escrúpulo filológico por lo que citamos y ponemos de relieve la sustancial afinidad entre la teorfa feuerbachiana de la alienación religiosa y la teorla marxiana del trabajo extrañado, en cuanto que las dos teorías réconstruyen un proceso que presenta el mismo "movimiento" y la misma estructura lógica (separación del predicado y su transformación en sujeto: calda del sujeto real a predicado del propio predicado). Es importante que se vea que hay una auténtica y propia continuidad teórica, y que la teorfa del trabajo extrañado contenida en los Manuscritos de economía y filosofía no es de inmediata derivación hegeliana, sino que modifica los instrumentos teóricos propios de Feuerbach. En los Manuscritos, en efecto, la alienación ya no coincide al modo hegeliano con la objetividad en cuanto tal, material e histórica -porque "la alienación del obrero en su producto no sólo significa, dice Marx. que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fu era de él, independiente. extraño a él, y se convierte en un~ io~ndieot~ frente a él" {100)-, sino que (98) L. Feuerbach, op. cll {99) Manuscrllos, p. 109. {100) lbld., p. 106.
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consiste en la inversión o intercambio de sujeto y pre_dicado que, descubierto por Feuerbach como el momento teórico central de la religión y de la filosofía especulativa, Marx lo ve como la operación objetiva que !9 sociedad burguesa realiza todos los días. Luego si Marx se sirv.e de instrumentos teóricos feuerbachianos en su análisis del trabajo extrañado (instrumentos que Feuerbach aplica fundamentalmente a las categorlas lógicas, morales y religiosas de la sociedad), en .seguida los adapta al examen de la estructura de la sociedad moderna, y a este nivel descubre toda su fuerza y fecundidad. Pero hay que tener presente que, cuando decimos que en la descripción del trabajo extrañacto Marx se sirve de instrumentos teóricos tomados de la teoría de la alienación de Feuerbach, no que. remos decir en absoluto que para Marx la teo(ia feuerbachía.na constituye el punto de partida .real en los Ma· nuscritos, y que la aplique, por así decir, desde fuera del proceso de trabajo de la sociedad capitalista. Por el éontrario, el punto de partida de Marx lo constituye el análisis de la economra polltjca (cfr., sobre todo, el primer manuscrito) ;{la alienac1ófD la inversión de sujeto y predicado, es el dominio real del trabajo muerto sobre el trabajo vivo, del capital sobre el obrero, que Marx verifica en los análisis de la economía política. Por tanto, Marx toma instrumentos teóricos de Feuert-ach que !e ayudan a formular rigurosamente la inversión real comprobada a nivel de la economía política. Y, por otra parte, la inversión real, social, que la sociedad burguesa realiza, tambien explica la inversión teórica analizada por Feuerbach. En conclusión, Marx confirma la afinidad y conexión profunda entre ·alienación socio-económica y alienación religiosa. y teórica ( 101 ) . ( 101) Tener claro este aspecto del problema ~¡s par.ticutarmente importante, ya c¡ue no faltaln lenlalivas de considerar a la teorla
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De ahf que el esfuerzo de Mnrx en los Manuscritos tienda siempre a aclarar la base objetiva, material (es decir, estructural) de los Enlfremdungen deducidos a nivel teórico y religioso. En una página capital del tercer manuscrito (capital porque en ella se expresa, como observa Bobbio [102]. una tesis fundamental del materialismo histórico). Marx afirma que "religión, famiiia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte [y, podríamos ar.ddir perfectamente. filosofía especulativa]. etcétera, no son sino formas parllculares de la producción y caen .bajq su ley general". Ahora bien, asf como !a prop:_e- dad .privada és. "la expresi6n material y palpable de la vida humana extrañada", asf también "la supresión pcsitiva de la propiedad privada como _apropiación de :a vida humana es por ello la supresión positiva de todo mnrxlana do la alienación en los Manuscritos como moramant& Ideológica, es decir, como una aplicación pura y simple do la leorla feuerbachiana, a diferencia de los analisis cientlficos oe Elcapital. Más adelante aclararemos este punto discutiendo las ~es;s do J. Ranciére (cf. p. 167). Cf. además el libro de J. Davydr.v. 11 lavoro e la libertA, trAd. italiana, Torino, 1966, p. 57 y ss. Da1·ydo·¡ sostiene el carácter feuerbachiano, abstracto, de la teorfa do h alienación d~ los Manuscritos, porque en ellos Marx presupondrla ele modo apriorlslico el concepto de ·esencia genérica· del c~re ro, en lugar de deducirlo de la situación económico-social. En los Milnuscrltos, la alienación consistirla, pues, e11_.la (~!ación entre el trabajo del obrero y su esencia: qe ahl ·el· carácter ideológico y "de conciencia· de todo el planteami&l"\tO. Oizermann respor.~e indirectamente a Davydov en un articulo publicado en 1962, Le "probl~me de l'allénaUon dans les travaux de jeunesse de Marx (en "Recherches internationales la lumiére du marxisme·. 1962, n. 33· 34, pp. 63-82), donde dice: ·En efecto, si se consideran en toa a su extensión expresiones tales como 'alienación de si', 'vuelta del hombre a si mismo', independientemente del contenido real de los Manuscritos del 44 (desarrollo de las contradicciones de la N:>· piedad privada, esclavitud del trabajo hacia ~1 capital, etc.), es. fácil llegar a la conclusión de que la doctrina comunista de Marx no se basa en la generalización teórica qe una inmensa expE-rie'l~ cia histórica ni en un estudio escrupuloso del desarrollo economice de la sociedad, si110 que solamente representa el desenlace lógico de la teorla idealista de la alienación· (p. 66). Para un desarrol o _más amplio de estos temas. el. el libro del autor Ole EnUremdung als hlstorfsche Kategorfe, Berlin, 1965. (102) Cf. la i_ntroducción a los ManoscrftU, p. XV, en la edición itailana de Bobblo.
a
. 119
Entfremdung, esto ·es, la vuelta del hombre desde la religión, la familia, el Estado [la filosofla especulati· va]. etcétera, a su existencia humana, es decir, so· cial" (103). El extrañamiento religioso y el de la filo· sorr~ especulativa sólo tienen lugar en la esfera de la conci~ncia, de la intimidad. humana, o sea, sólo son expresiones teóricas e ideológicas del Enlfremdung; "en ·cambio, el extrañamiento económico, dice. Marx, es el extrañamiento de la vida real, por lo que su superación abarca ambos aspectos" (1 04) . . Por consiguiente, para Marx -ésta es la conclusión a que debfainos lleg
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Manuscritos, cil., p. 144. lbld. lbfd., p. 151.
..
no es solamente tarea del conocimiento, sino "también una tarea real de la vida que la filosofía no podla resolver porque la entendía únicamente como tarea teórica. Por eso, la superación de la forma de alienación "do_minante en Alemania", la autoconciencia (la filosolla· dé Hegel), sólo puede producirse con la superación de la oposición real entre hombre y género que, según Marx, es típica de la sociedad burguesa: "mientras que hoy en día la conciencia general es una abstracción de la vida real. y como tal se le enf~enta de forma hostil", en cambio, en la sociedad comunista "rni conciencia general es sólo la forma teórica de aquello cuya forma viva es la comunidad real, el ser social" (106). Concluye Marx que la solución de los enigmas teóricos es un problema de la práctica, y que la auténtica práctica es la condición de una teorla real positiva. Antes de terminar con la problemática de la alienación en los Manuscritos, es necesario hacer algunas observaciones sobre le postura de Marx ante la economra política. _De ello podremos deducir útiles indicaciones e~ relación a la filosofía hegeliana. Para el Marx de los Manuscritos (como más tarde para el Marx de la madurez), la economla politice constituye la expreiión teórica de la sociedad burguesa y . de sus ca!egor!as fundamentales v, por tanto, la critica · de la ecooorn!a pnlltica coincide con la critica de la socjedad burguesa. "En la economla política -escribesiempre encontramos el contraste hostil de intereses, la lucha, la guerra como fundamento de la organización social" (107). Y en otro lado, Marx define la economra política como la sociedad -fundada en el interés privado" (108). Y entonces es natural que, como la {106) {1 07) (108} ( 109)
lb! d., lbl d., lbld., lbld.,
p. 146. p. 69. p. 55. p. 116.
sociedad burguesa es una sociedad alienada, la economía polltica "no [haya] hecho otra cosa que exponer las leyes del trabajo extrañado" (109}, aunque luego trate de ocultarlas, o que más bien está inconscientemente envuelta en la alienación. Pero quizá el apartado más notable en cuanto a la postura de Marx hacia la economía polltica sea un fragmento del tercer manuscrito, que !leva el título de pro· piedad privada y trabajo ..En él, Marx desarrolla un discurso cuyo núcleo es el siguiente: la esencia objetiva de la propiedad privada es el trabajo; luego hay que considerar únicame~te a ·la economía polftica; que reconoce el trabajo como principio propio (A. Smith) y que ya no considera la propiedad privada como uria situación externa al hombre, como un producto de la energía y movimiento reales de la propiedad privada y de la industria moderna. Por tanto, ante esa economla polltica ilustrada, que ha descubierto la esencia subjetiva de la riqueza, aparecen como fetichistas, como católicos, los partidarios del sistema monetario y mercantilista que sólo consideran la propiedad privada como una esencia objetiva para el hombre. Por eso Engels, en sus Umrisse zu elner Kritik der Natlonaloko· ~omle llama con razón a A. Smith el Lutero de la eco,; )mía política; porque así como Lutero, al oponerse al r·aganismo católico, superó la religiosidad externa, re. duciendo la. rel.igión a esencia íntima del hombre, asl también Smi~ll supera la riqueza que se encuentra fuera del hombre, incorporando al hombre mismo la propiedad privada, esa objetividad suya exterior e irracio· nal. El hombre mismo se reconoce como esencia de· la propiedad. Pero de esto se deduce que, en la ·eco~ nomía política, el hombre está 1determinado por la propiedad privada, como en Lutero lo está por la religión .. Bajp la. apariencia de un reconocimiento del hombre,'
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la economía política, cuyo princtpto es el trabajo, 1"10 es sino la consecuente realización de la negación del hombre. Lo que antes era un ser-fuera-de-si, una alienación real del hombre, se. ha convertido aho¡a an el acto de la alienación,, esto ~s. en alienación como inl. En resumen, los economistas reducen la propiedad privada en su forma activa al sujeto; por tanto, reducen al llombre a la esencia de la propiedad privada y a.'-13 vez reducen a esta esencia al hombre privado de ~~ esencia. En este discurso de Marx merecen destacarse
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.cconomfa polftica [ ... j es una ciencia realmente moral. la más moral de todas las ciencias" [110]). b) Como hemos dicho, la segunda relación sólo está implfcita en el discurso de Marx: la relación entre Hegel y la economfa polftica. Ya hemos visto esta afirmación de Marx en los Manuscritos: "Hegel se coloca en el punto de vista de la economía polftica moderna. Concibe el trab.ajo como esencia, como la esencia del hombre; sólo· ye el aspecto positivo del trabajo, no el negativo. El trabajo es el d~venlr~para-sf del hornbre. en el ámbito de 1a alienación o como hombre alien.ado" ( 111) ·. Ese· nexo o relación Heger'-economfa polftica se perfila ahora con bastante claridad y consta esencialmente, creemos, de dos aspectos ·que debemos explicar. En primer lugar, áSÍ como la economfa polftica supera la propiedad privada (pero sólo aparentemente) en su objetividad exterior, y la reivindica y atribuye al hombre, reconociendo en ella el producto del principio activo del hombre, esencial, el trabajo; asf también Hegel reivindica para el~·hombre el mundo histórico, el mundo social objetivo: concibe este mundo como un producto del trabajo del hombre (como autoconciencia). Luego, tanto Hegel como la economla polltica sitúan en el cen· tr.o de su concepción el~rabajo (aunque Hegel lo concibe de un modo abstractamente espiritual, es decir, con todas las limitaciones idealistas que conocemos, en primer lugar las relativas a la objetividad). En segundo lugar, tanto la economía polftica como Hegel conciben el trabajo como el devenir del hombre, y la objetividad como.creación suya: no ven los lfmites, las contradicciones." fa deshumanización, en una palabra, .la negación que caracteriza ese devenir (como sabemos, Hegel intuye algunos aspectos que frecuentemente sobrepasan su propio conocimiento real; no puede '
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(110) ( 111)
124
o
lbld., p. 159. lbld., p. 190.
llegar a más porque le lalta un criterio distintivo claro para discernir entre alienación y objetivación, entre alienación y objetividad). Por cons:guiente, lo que, tanto en la economía política como en Hegel, parecla una super~ción de la alienación merced al mismo principio, el trabajo,- y de la reivindicacic:1 para el hombre del mü'ndo social objetivo y de la í::;ueza, se revela en la economía polrtica y en Hegel como una restauración de la alienación, como una cor:.sagración de ella. Dice Marx. que Hegel ·entiende los actos con los que el hombre se extraña de sí mismo. aliena su propio ser, se desobjetiviza y desrealiza, co.:no un acto con el que se gana a sí mismo, transforma su ser y se hace objetivo y real" (112). (Y piénsese eil Hegel, en el "aspecto positivo" de la Entausserung y en su aparejado positivismo acrítico, en cuanto q:1e en él, "la superación de la alienación es una cGnfi~mación de la alienación" [113]). La conclusión a la que este texto nos permite llegar es que tanto la economia colítica como la filosofla de Heoel constituven para el joven Marx la manifestación y- consagración ideolóaica de la alienación, en cuanto que están completame::te envueltas en ella y son incapaces de concebir al hombre de otra manera que determinado por la alienacijn o como hombre alienado. Este tema también tenc~á. como veremos, amplios y sugestivos desarrollos ~ ~ 14). (112) lbfd., p. 20i. (113) lbld. ( 11<1) El nexo filosofía hegeliana~conomla politice, establecido por Marx, ha sido ?uesto de rl"::e...~ ;>ar K. Lowlth en De Hegel a Nietzsche, Buenos Aires. Ed. Suéa~ericana. 1968, p. 381 y ss. Habla de ·una d~ble crl:ica. diri;;:da co:¡:ra la economla pollllca clásica y con:ra la filosofía hege¡ia;-¡a·. La economla politice "es la expresión :eóri::a ce! movi;¡-¡ie.-¡:;: y de :a e:1e~gfa positiva del capilal y de la in:iustria moderna. ?o7 ~\ro lado, tal teoría contribuye a acelerar y justificar el desa~~o:·: d¡; !a industria, haciéndola consc:ente-. ?ero "la econor.~:a p:-:1~:..: i;-:ora lo que el trabajador es fuera c:e su lra::ajo: os:a ese ~e.: ::lL;:: ~u:-nano a los médicos
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Para concluir, haremos una observación a lLa Sa-) (grada Familia) Encontraremos una conlirmación sustancial de los temas y planteamientos que ya hemos visto. Marx afirma: "La clase poseedora y la clase proletaria presentan el mismo auto-extrañamiento (Selbstenlfrem· dung) humano. Pero la primera se. siente confirmada y a sus anchas en ese auto-extrañamiento, sabe que el exirañamiento es su propio poder y posee en ella la apa· rlencia de una éxistencia humana; la segunda clase se siente destruida en el extrañamiento, ve en ella su impotencia y la realidad de una existencia inhumana. Es, para emplear una exp"resión_ de Hegel, en la ·abyección, la sublevación contra la abyección, una sublevación a que se ve empujada necesariamente por la contradicción entre su naturaleza humana y su situación vital, que es la negación franca, resuel!a y 'completa· de esa naturaleza" (115). En esta oposición, el propietario privado es el partido conservador, y el proletariado el partido -destructor. De hecho, la propiedad privada tie'1e su satisfacción en sí misma; en cambio, el proletariado está obligado a superarse a sí mismo, y con ello a eliminar el oponente que lo condiciona y hace prolet3.riado, la propiedad privada. En La Sagrada Familia se critica la teoría hegeliana de la alienación en los mismos términos de los Manus· crilos: se define como "teoría especulativa de la crea· ci6n", en la medida en que el mundo se concibe corno y a los tribunales. a la religión y a la polllica. Las necesidades de los trabajadores se reduce11 para ella únicamente n la necesidad de mantenerlo hábil para el _trabajo, para que produzca mercanclas''. "Al concebir al homb~e como 'esplritu' y a la natural~za como simple ser.-otro eje la idea, Hegel no ha podido hacer· -otra cosa que determinar también el trabujo como comportamiento lor-· mal y espiritual. A la abstracción idealista del hombre quQ trabaja físicamente, corresponde por otro lado la abstracción materialista de la economla política, que aisla en el hombre su simple realidad como trabajador. Ambas ignoran la humanidad del hombre sqnsible y natural." ( 115) K. Marx-F. Engels, La SaorDda FDmiii:J, cit., p. 50.
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una exteriorización vital de la autoconciencia, la cual debe extrañarse, "pero la diferenCia entre el mun~o ,1 la autoconciencia es sólo una diferencia aparente ..:..'~a autoconciencia no distingue de si nada real. Más bien el mundo sólo es una distinción metafísica, una quimera de su etérea mente, una imaginación suya Por e~o. la autoconciencia elimina la . apariencia de que al!;o exista fuera de ella; apariencia que ha concedido por un instante y, en su "producto", no reconoce ningún objeto real que se distinga reallter de ella· (116). _E~ la polémica con B. Bauer, Marx reivindica el carácter concreto, real, del extrañamiento en la sociedad burguesa, en contraposición con el carácter abstracto, espiritualista de los extrañamientos representados por los eplgonos de Hegel, producidos en el pensamiento y que hay que superar en el pensamiento. Los· trabó.· ¡adores de Manchester y Lvon, dice Marx, no créen poder eliminar mediante el ·pensamiento puro" a los patronos de sus fábricas y su degradación práctica. "Se dan cuenta muy dolorosamente de la diferencia entre ser y pensamiento, entre conciencia 'y vida. Saben que la propiedad. el capital, el dinero, el trabajo ass.:ariado, etc., no son quimeras en absoluto, sino produc-' tos muy prácticos y muy objetivos_ de· su auto-aliene_.· ción. y que. por tanto, deberán superarse necesari&rnenle también de un modo práctico y objetivo_. para que el hombre se convierta en_hombre no sólo en el pensamiento, en la conciencia, sino también en el ser real, en la vida" (117). El auto-extrañamiento práctico de las masas exi_ste en el-mundo real de una manera externa, y por tanto éstas deben combatido de modo externo. ~No pueden pensar que esos productos. de su auto-extrañamien~o sólo sean fantasmagorías Ideales, simples extrañamie'"'· (116) ( 117)
lbld., p. 158. lb! d., p. 67. 1~7
tos de la autoconciencia, y no pueden querer aniquilar la alienación material con una acción puramente lnte· rlor; espiritualista" ( 118). . Según. Marx, 1~ ralz de ese abstractismo espiritua· lista de la "crítica absoluta" hay que buscarla en la Fenomenología hegeliana, que transforma "cadenas rea· les, objetivas, que existen fuera de mi, en cadel')as pu· ram·ente Ideales, sólo subJetivas, existentes sólo en mi", y. que, asimismo, transforma "todas las luchas exterlo· res¡ sensibles, en meras luchas del pensamiento" (119). Por último, en La Sagrada Familia volvemos a encon· trar una concepción de la alienación caracterizada en la "vida civil" de la sociedad burguesa moderna y, al mismo tiempo,;en-er cont-ra-~te entre la vida civil, '"ato· mista y egolsta", y la universalidad polltica producida por ,1? revolución burguesa. En la "vida civil" o "sociedad ~-~ivil" moderna, el hombre "ya no está vinculado con._los. demás hombres ni siquiera por la apariencia de '·l". . lazOs generales; se cuenta con la guerra del "uno con· Ira el otro, de todos los individuos, ya sólo delimitados entre si ppr su Individualidad", "el movimiento general, desenfrenado, de las potencias elementales de la vida liberadas de las cadenas de los privilegios". "La es· clavitud de la sÓcledad civil es aparentemente la llber· tad más grande, porque representa la Independencia aparentemente realizada del individuo, que conside~a al inovimiento desenfrenado,· no vinculado ya pot ·nexos generales ni por el hombre, de sus elementos vitales alienados; por ejemplo, la propiedad, la industria, la religión, etc., ·como su propia libertad, mientras que rÚás bien es su_ completa esclavitud y deshumanización" (120). Corrio tal, la.sociedad civil se contrapone al_ Estado. representativo democrático, y en e11a oposl(118) (119) ( 120)
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lbld., p. 98. lbld. lb( d., p. 133.
ción Marx ve el término de la oposición clásica de comunidad pública y esclavitud. WEn el mundo moderno, cada uno es al mismo tiempo miembro de la esclavitud y de la comunidad" ( 121). Por consiguiente, el hombre en t_anto que miembro de la sociedad civil es, para usar las palabras de Marx, la individualidad natural y espirítual alienada de si misma; pero también está alienado en cuanto "escindido'" entre sociedad civil y Estado polltico (Estado que, por otra parte, no es sin·o la garanUa de la esclavitud de la sociedad _civil) ..
(121)
lbld.
129
•1
111.
ALIENACION Y FETICHISMO DESDE "LA IDEOLO· GIA ALEMANA" A "EL CAPITAL"
¡ 1
1
1
1.
Según· una tesis frec'uentemente repetida en los estudiÓs sobre -Marx, _la pr.~blemática ,de la aH~nac!ón sería una problemática típic.amente de juventud, vinculada a la experiencia feuerbachiana de Marx e inevitablemente destinada a ser ·abandonada a partir de Le 1 Ideología alemana, obra en 1a que el fundador del Jl\a· terialismo rompe definitivam~nte con Feuerbach y ha~e un balance completo de su conciencia filosófica anterior (1). ( 1) Althusser y su escuela han hecho suya esta teorla ( e!'l el capítulo IV ~isculiremos las argumentaciones de J. Ranciére -Lao de los autores de Para leer "El capllal"- a este respecto). -A !ra· vés de la aplicación del sistema conceptual de El capital al sistema conceptual de los Manuscritos de 1844, la obra- _de juventud •ce Marx, resulta visible la (U2tura teór~ca que ~xiste entre los dr.s textos; es asl, precisamente. por la aplicación del concepto de \nbajo asalariado' (que figura en El capital) sobre el concepto t.tt 'trabajo alienado' (que figura en los Manuscritos del 44), co.r.o sale a la luz el carácter ideológico, '110 cien tilico, del conceeto e o 'trabajo alienaqo' y, por tanto, del conceP.to de 'alienaci_ón' _q,,e le sirve de base" (l. Allhusser, Sobre el trabajo teórico: dlftcurades y recursos, Barcelona, Ed. Anagrama, 1970, p. -47). Sobre este. posición de Althusser el. C. Luporini, Jntroduzlone a l.larx-Engels, L'ldeologla tedesca, cit., y N. Badaloni, Allenazlone e UbwA n~:l penslero di Marx, en NCrilica marxlstaN, VI, 1968, pp. 143-ó4. Tr.nto Luporini como Badaloni mantienen la presencia y una pro~la y auténtica continuidad de la teoría de la alienación del traba;o en loqa la obra de Marx. Después de indicar las P.rofundizaci_on~ ~u~ la problemática marxiana recibe en La ideologla alemana. res¡:¡e:::o _a los Manuscrllos, Luporini escribe: wPero no hay acrobacias in· lerp(elativas que puedan ocultar el hecho de que la alienación d'"l trabajo, en los términos en que la hemos comentado sumariame .. :e (correspondientes a los dos primeros 'aspectos' [el extraña:nit.:-·
Una de las tentativas más recientes de reducir la problemática de la alienación a la obra de juventud de. Marx es la de A. Schmidt, autor· de un estudio sobre las teorías de la naturaleza de Marx y Engels (2). Se· gún Schmidt, aunque no haya que dividir la obra de conjunto de Mar~ en dos partes sin. relación entre si (obra de juventud y. obra de madurez), no es una casualidad, dice, que los Manuscritos de economfa y filo· sofí~ quedaran en forma de fragmentos y nunca se publicaran en vida de su autor. "A pesar de toda concre· ción histó'rico·filosóli~a .del concepto hegeliano y feuer· bachiano . de Entfremdung, Marx no se libera de los [dolos feuerbachianos de "hombre" y "naturaleza", debido a la falta de_ ~.n .. conocimiento más preciso de la historia económica" (3). Cuando en La ldeologla ale~-
lo del obrero respecto a los objetos de su producción y por tanto de si mismo en la actividad productiva]). se traslada Integralmente y sigue viviendo en la nueva problemática (el dominio del capital o 'trabajo muerto' sobre el 'trabajo vivo'), vinculada necesariamen· te con el concepto del trabajo humano en su modo especifico -que lo distingue del trabajo de cualquier sociedad animal-, al que Ma~x permanecerá fiel, aclarándolo deflnitlvamento en El ca· pll;~lq,~(p. !.XXIII). Y 'en cuan.lo a la orllica de In posición do Al· tllussEi[ hacia los Manuscritos, el. p. LXXVI. En su estudio, Badalonl discuto el problema. de la alienación en La Ideo lo¡¡! a al~mana, en los .Grundrls!le y en El capital. · :(2) A. Schmldt, op. cit. (3) lbld., pp. 1b9-40. En mi opinión, es erróneo mantener • • • r ente e 1 mente feuerbachiann. Cierto es ·que en ellos el hombre es Gat· .tungwe!lef!, ente genérico, y que este concepto l!ega a Mar)( a través de Feuerbach. Pero --como ya hemos tenido ocnslón de observar (el. supra, PP.· 66-67)- en los Manuscrlios elemento com letnmente nuevo res social n la transformación social de la naturaleza. Luporinl observ,a justamente que en los M¡muscrltos os e amonios feuerba. chiarios utilizados obedecen a una elección particular y n un;t transformación que depende de esa elección y de la p~oblemática gen!!rnl que la condiciona··. Luporini caracterizo muy bien la elec. ción y transformación en tres puntos principales: "1) Marx persevera [ ... ) en la noción del 'género· ( Gattung), equiparándola en lo posible a la de sociedad. Pero dejflndola al mismo tiempo toda la plenitud que aquélla adquiere en el último Feuerbach (que volverá a tomarla exp_lícilamente en 1644, en la (éplica defensiva
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mana y en el Manllleslo, Marx se burla de expresiones como Entausserung y "realización de la esencia humana", usadas en los Manuscritos, en cierto modo se está autocriticando. Marx renuncia a emplear expresiones como Entausserung, Entrremdung, "retorno (Aückkehr) .dsl hombre a sí mismo", apenas se da cuenta ·da cfúe se convierten en parloteo ideológico en labios de los autores pequeñoburgueses, y no en instrumentos para un estudio empírico del mundo y de su transformación (4). Sin _embargo, me parece que el párrafo de La Ideología alemana que Schmidt cita para apoyar su tesis demuestra precisamente lo contrario. El párrafo dice: ·
"P-recisamente porque los individuos sólo buscan su interés particular, que no coincide con su interés co- . lectivo, porque lo general es normalmente la forma ilusoria de la colectividad, se impone éste como interés "general", a su vez también particular y específico, "extraño" a ellos "independiente" de ellos, o bien los misco111ra ol alac¡uo d~ Slirner). 2) Esa plenilud está vinculada a la reivindicación integral de la sensibilidad (es decir, al sensualismo· rnnlerlalismo). !al como la encontramos en la Alosofia del futuro. Esto es, de tal modo .c~ue alcance a lodo lo humano (y no sola· menle para conslituir un umbral teórico-cognoscitivo, cuya lrredu_ctibilidad al puro pensamiento 'lógico' sólo servla, como en el es· crito de Feue~bach de 1639, Contribución a la crlllca de la fllosofla hegeliana, para lener en jaque a la filosona especulativa). Sin em- bargo, en esa plenitud, la sensibilidad es!á desP.Qjada del elemento del amor. entendido. al conlrario que en Feuerbach. como datar· mlnanto. Esto dependo del siguiente punto. 3) Marx da une perticu1 r i f cxi n a la noción de • énero· acentua do randemente su componente prAcllco, o mejor. por decirlo as, caraclenzándola toda con éste; y, natu~almenle. dando a la praxis un contenido soc'al actividad de los individuos en cuanto soc1ales o asociados; ~u ¡¡ctivid¡¡d en la sociedad). O sea, acerttuan o e e amento que ::icmpre fue ol más débil en Feuerbach. perift'rico y dudoso; y en cu¡¡lc¡uior c¡¡so el mfls indclorminado. incluso en la üllima fase en la cu¡¡l, bas
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mas individuos deben enfrentarse en esta escisión como en la democracia. Por otra parte, la lucha práctica de estos intereses particulares que siempre se contraponen realmente a los intereses colectivos e ilusoriamente colectivos, impone como necesaria la intervención práctica y la consolidación por parte del interés ''general" ilusorio bajo la forma del Estado. El podru: ~ociill, es decir, la fuerza productiva multiplicada que se crea a través de fa coopera:::ión de diversos individuos, determinada por la división del trabajo, se les nresenta a estos individuos, puesto que la cooperación misma no es voluntaria, sino natural; no como su propio poder unificado, sino como una potencjci extraña puesta fuera de ellos, de la que no saben de dó"nde viene ni adónde va, que por tanto ya no pueden dominar y que, al contrario, trae como consecuencia una propia sucesión de fases y grados de desarrollo que es indepe·ndtente de la voluntad y de la actividad de los hombres y en cambio dirige estas últimas. Esto [ es1 Entfremdung, por emplear un término comprensible a los filósofos ... " (5). Pero, ¿qué otra cosa nos presenta este párrafo sino !a confirmación de la teoría de la alienación, en la medida en que se manifiesta en la sociedad burguesa la separación o escisión ge las hombres del "poder _§Qciaf" .objetivado por ellos. tanto bajo la forma de fuerza .eroductiva, como bajo la forma de Estado? Al igualque la fuerza productiva de los hombres se convierte en un "poder extraño, puesto fuera de ellos" que les diri· s colectivo ado ta una conli uge y domina, "e · ra les [!te reses particulares y generales" {6). Y también' Ém· La ideología alemana, a propósito de la división del· trabajo y de la consiguiente fijación de 'Por vida de la (5)
K. Marx·F. Engels. La ldeologla alemana, cit., pp. 35·36.
(6)
lbíd.
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actividad de los individuos en esferas determinadas 'f exclusivas, se lee: "en tanto que la actividad [ ... ] no se divide voluntariamente sino naturalmente, la acqión propia del hombre se convierte en un poder extraño· a él, que le supera y sojuzga, en lugar de ser dominc.co por él". "Esa fijación de la actividad social, la consolidación de nuestro propio producto en un poder ob;etivo que .nos supera. que crece hasta escapar a nuestro control, que contradice nuestras expectativas y aniquila nuestros cálculos, ha· sido hasta hoy uno de los momert!OS principales del desarrollo histórico ( ··: (7). ¿Y qué define Marx con todo esto sino el fenómero de la alienación, con su consiguiente ·)riversjón de sujeto y predicado, donde los productos, en los que se O)~ jetiviza la actividad del hombre, domina a los productores en un mundo que da· ese modo acaba por est~r completamente mistificado y trastornado? (8) _
r
(7) lbld., p. 35. Y méis adelante Marx dice _que en la so-?i~ dad burguesa ~las fuerzas productivas aparecen como comp!O!t:mente Independientes y separadas de los individuos. como un mu~ do aparte junto a los individuos·. Tales fuerzas producli~...s. con tinca Marx, han cobrado lorma de cosas [ elne sachUche Gestlll], y pa:.1 los Individuos ya no son sus fuerzas. sino fuerzas de la propiecad privada (p. 78). Por tanto, los individuos llegan a depender je una objetividad m"uerta que ellos mismos han m~terializado. ( 8). la superación de la alienación se- caracteriza ca esta ms;.ncra en la ldeologla alemana: ·En la comuníqad de los pro'r!ari:ls revolu.cion.arios [ ... } que loman baJo su control sus pn ~!i!:> condiciones de existencia y las de todos los miembcos ée :a ~ie dad, ocurre precisamente todo lo contrarío; en ella. los in¡¡i~duos participan como inqividuos {¡y no como miembros de una c13.sE>Ij. Justamente la un(ón de tos individuos (en el ámbito, natura!m~,·•e. del presupuesto de las fuerzas productivas actualmente q~r.·.J· liadas) es lo _que coloca las condiciones del libre des2.rroUo y del libro movimiento de los individuos bajo su control. condiciones que hasta entonces se dejaban al azar y que se hablan hc>.:ho autónomas frente a c;ada individuo. precisamente porqUe ;,e- ioJs separaba como individuos, a través de su necesaria )Jnión que venia determirwd.a P.Or la división del trabajo pero que por su se.Jaraci_óll se habla hecho un vinculo edraño a ellos• (p. 67. la ntog•:ta . es m la). Y también: •La dependencia universal { ... ) se transforr:¡a po( esta r~voluc(ón comunista en el control y dominio c~cie.-;!e de estas tuerzas que, producidas por el reciproco obrar: de 'os hombres, se han impuesto hasta ahora a los hombres y 1~ do;ni~35
· Por lo demás, toda su obra posterior a los escritos de juventud demuestra que. Marx nunca abandonó la problemática de la alienación, sino que, al contrario, la profundizó y desarrolló constantemente a la luz de sus cad am lios rofundos descubrimientos. En Traba o asalariado ca llal por ejemplo, publicado por Marx en ·1849, volvemos a encontrar cabalmente, dentro de un análisis extremadamente riguroso ·de las causas sobre las que surge y se desarrolla el contraste h!stórico más importante del mundo burgués moderno, la teotfa de la alienación elaborada por Marx en los Manuscritos (aunque no aparezcan los términos Entfr~mdung o EnUiusserung, que en cambio vuelven ampl'i"amente en IQs_ Grundrlsse o en El capllal). ·En efec.to, después.-de observar que en la sociedad burguesa la fuerza d.e trabajo es una mercancla que su 1
o
nRn como fuerzas ¡¡bsolut<~mente extrallas" (p. 39). Para la problemática de la alienación en La ldeologla alemana y ·su. con ti· nuJdad con las obras de juventud de Marx, el. G. Delia Volpe, La liberté· comunista, Milano, 193, P.· 66 y ss. En el Manifiesto, al polemizar contra el "socialismo alemán" o "ve~dadero socialismo". M<~rx escribe que éste se inspiraba en In. literatura socialista y comunista· de Fre~ncla, olvidando sin em· bargo que "junto a los escritos franceses no hablan pasado al mismo tiempo las condiciones de la vida francesa". "En relación con las condiciones alemanas, la literatura francesa pierde todo significado práctico inmediato y cobra un aspecto puramente lite· mrlo. Debla aparecer como una ociosa especulación sob~e la ver· dader.á sociedad, sobre la realización de la esencia humana." Por osto, .':el trabajo de lqs literatos alemanes consiste exclusivamente en pót.(~r .de ncuerdd las nuevas iqeos francesas con su. vieJa conciE!nCI
136 .
poseedor, el obrero, vende al capitalista pero que el trabajo es sin embargo la actividad vital propia del obrero, la manifestación de su propia vida, Marx escribe que el obrero "vende a un tercero esta actividad vilf!l _para asegurarse los medios de subsistencia necesariás. ·Por -consigÜiente, su actividad vital es para él sófÓ un ·medio par'a poder vivir. No concibe el trabajo como parte de su vida, sino más bien como sacrificio de su vida. Es una mercancla que adjudica a un tercero. Trabaja para vivir. Por eso, el producto. de su ac- . tividad tampoco es la finalidad de su actividad [ ... ). Lo que produce para sí es el salario [ ... ). El significado de las doce horas de trabajo no reside para él en el tejer, hilar, taladrar. etc., sino solamente en el ganar lo que le permite sentarse a la mesa, en el banco de la tab~rna y acostarse. Si el gusano de seda tuviera que tejer para sobrevivivr como larva, sería un perfecto asalariado" (9). Ahí vuelve toda la problematica de los Manuscritos relativa a la alienación del hombre en la actividad productiva. La reducción del trabajo a mercancla hace que la más elevada actividad del hombre, el trabajo, en el qus se maniliestn la dimensión genérica del hombre, su capacidad de transformar la naturaleza, no ciegame!lte como el animal sino por medio de una actividad consciente, y de construirse un mundo hecho a su imagen y semejanza en el cual puedan exteriorizarse cada vez más sus cualidades genéricas; esa actividad, el trabajo, deja de ser el momento más alto de autorrealización o de autoconlirmación del hombre, y se reduce simplemente a un medio de subsistencia flsica, al igual que en el animal. De ese modo, las funciones más autéh· ticamente humanas se convierteil en funciones anima(9) K. Marx. Tr;~hajo asalariado y capital, Madrid, Rica~do Aguilera Editor, 19G5. p;¡. 26-27.
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les, y el hombre sólo se siente lib1 e en esas funciones animales. En las páginas siguientes de ese opúsculo, Marx escribe que una suma de mercancfas,' de valores de cambio, se convierte en capital "por el hecho de que, como fuerza social independiente, es decir, como fuerza de una parte de la sociedad, se mantiene y aumenta a tr;.1Vés del Intercambio con la tuerza de lrabajo viva, inmediata". "Sólo el dominio del trabajo acumulado ---continúa Marx-, muerto, materializado, sobre el t ·abajo inmediato, vivo, convierte el trabajo acumulado en capital." Por tanto, la existencia de_ una clase que no posee sino la capacidad de trabajar es, pues, una premisa necesaria del capital. Pero la alienación de esa clase también consiste en esto: mientras su fuerza de trabajo puede intercambiarse por capital solamente a condición de aumentar el capital mismo; de reforzar el poder de quien es esclava, la condición más ventajosa para esa clase, mejor dicho, la única situación sopor· table es el aumento más rápido posible del capital productivo. En efecto, sólo en ese caso hay industria floreciente; el capitalista necesita obreros, y el obrero puede venderse caro en el mercado del trabajo. Pero aumento de capital productivo significa necesariamente aumento del poder del trabajo acumulado sobre el lrabajp vivo. "Cuando el trabajo asalariado produce la riqueza extraña que le domina, el poder enemigo, el capital, confluyen nuevamente en él los medios de ocupación, es decir, los medios de subsistencia, a condición de que se transforme otra vez en una parte del capital, en una palanca que vuelva a imprimir al capital un acelerado movimiento de desarrollo~· (10). 'Luego la situación más favorable para el trabajo asalariado es aquella en la que la clase obrera amplía y acrecien(10)
138
lbíd., p. 43.
tn con más rapidez la fuerza que lo es ene111iga, 1< r;queza que le es extraña y le domina" {11). Corno se ve, aunque no aparezcan ni el térninc Enllremdung ni el de Entausserung, no hay duda de que Marx vuelve a formular su teoría de la alienación,_ desarrollándola y precisándola en el marco de la relación dinámica entre trabajo asalariado y capital. !::n cuanto trabajo acumulado, muerto, y por tanto como objetivación del hombre,¡ el capital domina el trabajo vivo, al obrero. Una vez más tenemos la jnversjón de 2_Y.jeta y prerlic.ado: el h~bre se convierte en esclavo .Q.e.. Slli propias f11erzas abjetiyadas, que se le pres&ntan como extrañas Y. enemigas. La demostración de la continuidad del acercam:er,to de a la roblemática del Entfremdung, nos la dan los Grundrisse el pri111er esbozo amplio de El capi· tal. Se repiten temas y problemas de los escritos de juventud de Marx, a la luz de un conocimiento m~ s profundo de las teorías económicas y de la econon-.13 capitalista. Los términos Entfremdung y Entausserung también aparecen varias ·veces. El proceso histórico que conduce al extraña~ienlo extremo de los indiv:duos de las relaciones sociales que le~.condicionan, se describe en los Grundrisse con ün·a· precisión infin:ta· mente mayor de cuanto re: hubiera sido posible a Ma ·x en 1844. Tal proceso histórico se analiza bajo dos c.spectos: a) la separación ;del ·trabajador de las c~ndi· ciones objetivas de su trabajo (por lo que, co.no étrá Marx en El capital, en la sociedad burguesa e; .t~a bajad«:>r es libre en el doble sentido de estar liq:e o expropiado de los medios de producción, y de sar jurídicamente "libre" de yender su propia fuerzr.: de trabajo}; por ese motivo la alieRación consiste e: la separación o escisión poi la cual los medios de ::-·o(11)
lbfd., pp. 51-52.
13!J
ducción se· enfrentan al trabajador como propiedad e~traña, como capital, que se apropia de la fuerza ·de trabajo convertida' en mercanclas, en el mismo momento· en que ésta se exterioriza. b} El particular tipo de coordinación social que se da en la sociedad burguesa, por medio del movimiento de las cosas (los productos del trabaJo) que dominan a los productores. Sigamos la exposición de Marx. En las formas sociales precapitalistas ""7pequeña propiedad libre de la tierra y propiedad colectiva de la tlerra basada en la comu11idad orien.tal- el trabaJador se comporta con las condiciones objetivas de su tra· bajo como con cosas de su propiedad; hay unidad natural entre el trabajo· y ·sus presupuestos materiales. El 'individuo es. . . dueño de las condiciones de su realidad y se relaciona con los otros como copropietarios, COf110 enc~rnaciones al igual que él de la propiedad (::Or:TiÚn, O como propietarios independientes junto a él. "En· ambas formas los individuos no se comportan como trabajadores, sino como propietarios y como miembros de _una comunidad que a la vez trabajan. La finalidad de :ese trabajo no es la creación de valor .:_aunque pUdieran hacer un trabajo adicional para intercambiar· s~ productos de otro asimismo excedentes-; su finalidad es el mantenimiento del propietario particular y ae su familia, como de toda la comunidad." En esas formas de producción .la tierra es el gran laboratoiio, el arsenal que ofrece los medios de trabajo y que al mismo tiempo constituye la 'sede, la base de la comu· nidad. Por otra parte, el individuo sólo se comporta com~);, miembro de esa comunidad, como propietario o poseédor. · L.uego en todas las formas en las cuales la propiedad de la tierra y la agricultura constituyen la base de la organización económica y en las que el objetivo económico es la producción de valores de uso, las re1<10
·raciones económico-sociales en las que se inscribe el individuo son las siguientes: 1) el individuo se relaciona con las condiciones objetivas del trabajo como condiciones propias; la apropiación de la tierra "como laboratorio o como almacén de materias primas", es .c_ondicióil necesaria del trabajo, es su presupuesto. 2). Esa relación con la tierra. en cuanto propiedad· del individuo que trabaja está mediatizada por la existencia natural del individuo como miembro de una comunidad. Ahora bien, dice Marx,· ·1o que nec.esita ·explica· ción o es resultado de un proceso histórico, no la unidad de los hombres vivos y activos con las condicione;> naturales inorgánicas de su intercambio material con la naturaleza. y en consecuencia la apropiación por su parle de la naturalez.a, sino la división entre las condiciones inorgánicas de la existencia humana y la existencia activa; es una división que por primera vez se plantea completamente en la relación entre tra· bajo asalariado y capital". El hecho de que el traba· jador encuentre separadas de él las condiciones ob· jetivas del trabajo en forma de capital, y que ·el capitalista- encuentre al trabajador como ser desposefdo, como trabajador abstracto; en una palabra, el. trueque que se produce entre valor y trabajo vivo, presupone un proceso histórico que- justamente constituye la génesis del capital del trabajo asalariado. Los presupuestos históricos de este proceso son los siguientes: a) disolución de la relación con la tierra como condición natural de la producción y, en consecuencia, disolución de la relación de propiedad con la tierra; b) disolución de las reraciones .en. las cuales los mismos trabajadores. los portadores vivos de capacidad de trabajo, siguen perteneciendo directamente a las condiciones objetivas de la producción y como tales siguen siendo propiedad de un tercero (como esclavos o siervos de la gleba). ·::stos son [ ... ] los pre-
es
y
.
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supuestos históricos para que pueda reconocerse al t;abajador como trabajador libre, como capacidad laboral carente de elementos objetivos, puramente subje1iva, que se opone a las condiciones objetivas de prodl.!cción como propiedad no suya, como propiedad ajena, como valor existente por sí mismo, como capital." Luego se toman como presupuestos los procesos históricos que han situado a una masa de individuos de una nación en la condición si no inicialmente de trabajadores efectivamente libres, al menos de trabajadores que lo son en potencia, cuya única propiedad es la capacidad de tr(:\bajo y la. posibilidad de intercambiarla por valores existentes; individuos a los que las condiciones objetivas de producción se les entren-· tan como propiedad extraña, como su no-propiedad, pero que, al mismo tiempo, son intercambiables como valores y por tanto apropiables medfante trabajo vivo. El proceso histórico que ha situado a la masa como trabajaderes libres frente a las condiciones objetivas de trabajo, también ha fijado estas condiciones como capital ante los trabajadores libres. Tal proceso consistió en la separación de elementos que hasta entonces· estaban unidos, el trabajador ·libre por un lado y por otro el capital. La separación de las condiciones objetivas de trabajo ante las clases que se han transformado en trabajadores libres, debe presentarse como una independización de esas mismas condiciones en el polo opuesto. Por otra parte, la riqueza existente bajo forma de dinero puede permutarse con las condiciones objetivas de trabajo únicamente si éstas están separadas del trabajo. De ese modo, el valor existente como patrimonio monetario puede comprar las condl~· ciones objetivas del trabajo por un lado, y por otro cambiar por dinero el trabajo vivo de los obreros libres. Este proceso, que se basa en el trueque de trabajo ajeno, objetivado y apropiado por el capital sin que
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éste dé algo equivalente, y en el que el obrero crea constantemente un doble fondo para el capitalista bajo forma de capital, del que una parte hace estables las condiciones de existencia del obrero mismo y otra las condiciones de existencia del capital, permite que el dinero se transforme en capital. En realidad, el patrimonio monetario no ha inventado ni fabricado la hilandera ni el telar. Sino que, . arrancados de_ su tierra, hilanderos y tejedores cayeron bajo el poder del patrimonio monetario. Se pone así en movimiento un proces_o. qe producción social que se basa en la apropiación d.e otro sin intercambio pero bajo .apariencia de Intercambio, y en la completa separp.ción entre trabajo y propiedad. Es inhere_nte al concepto de capital el hecho de que las condiciones objetivas de trabajo, que son su propio producto, cobren personalidad ante el trabajo o, lo que es: Jo mismo, que se sitúen como propiedad de una personalidad extraña al trabajador, del mismo modo que el trabajo ya no pertenece_ !11 trabajador, sino que, desde el mismo momento eri · que se exterioriza. es mercancía que pertenece al capitalista. -·· Esa separación o escisión entre trabajador y con: diciones objetivas de trabajo que ~e le enfrentan como entidades extrañas y enemigas. aun siendo producida~ por él -separación que sólo es típica de la sociedad capitalista-, es definida por Mar~. en los Grundrisse, como Entfremdung-EnUiusserung. "La producción basada en el valor de cambio, en cuya superficie se desarrolla el trueque 'libre' e 'igual' de coss.s equivalentes, es fundamentalmente intercambio da trabajo obJetivado en cuanto valor de cambio por trabajo vi•1o en cuanto valor de USO O, como también puede decirse, relación del trabajo con sus condiciones objetivas· ~·y por tanto con la objetividad creada por él-- como' con una propiedad extraña -alienación (Enlausse·143
rung)- del trabajo." En la relación capital-trabajo asa-. lariado, escribe Marx algo 'más adelante, el trabajo,. la ' actividad productiva, apar~ce respecto a sus mismas condiciones y a su producto, como la fornia extrema· .de ·extrañamiento ( Enlfremdung}. Y también: "En la economla burguesa, y en la época de producción· a la que corresponde, esa completa exteriorización (Verge.genstandllchung} de la naturaleza Intima del ·hombre aparece como un completo vaciarse; el proceso general de objetivación se presenta como extrañamiento ( Enlfremdung} total, y la eliminación de todos los fines · de(errninados y unilateral~s 'como sacrificio del 'fin independiente a una fjnalidad completamente externa" (12). Además, comb_ ~e ..ha ·dicho, la prueba del continuo acercamiento de Marx al problema del Entfremdung se presenta en los Grundrlsse en un grupo de páginas fundamentales sobre la organización social burguesa (13). La reciproca y general dependencia de los individuos, aunqt.;e sean indiferentes lós unos para los otros, es, . die~ Marx, caracterlstica de los lazos sociales en la sociedad burguesa. Esos lazos sociales se expresan.en el valor de cambio, porque sólo gracias a éste es como la actividad o producto de cada individuo se convierte par'~ él en actividad y producto; el individuo débe crear ese'~·~roducto general que es el valqr de cambio, o, en su ..forma autónoma e individualizada, el dinero. Sólo . en··:-buanto propietario de dinero un individuo. puede ejercer su poder sobre· la actividad de otro individuo o sobre la riqueza social. "Lleva en el bolsillo su fuerza social y su conexión con la sociedad." El carácter social .de la actividad y la forma social del producto, asr ·como ·la participación del individuo en la produc-
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·( 12) K. Marx, Formaciones económicas precapllalltlaa, Ma· drid, Ed. Ciencia Nueva, 1967, p. 136. ( 13) K. Marx, Grundrlsse der Krlllk der poiiUschan Oekonomle, 1857·58, Berlln, 1953 [Ed. casi.: Los fundamentos de la critica de la economla polltlca, Madrid. Albetlo Corazón Editor, 19721.
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:ción, aparecen como algo extraño (Fremdes), "cosificado" (Sachllches) ante los individuos. De hecho, su comportamiento es una subordinación a relaciones que existen independientemente de ellos y surgen del con- . tra~te entre individuos que son indiferentes entre ·si. El intúcambio general de actividades y productos, que se ·na convertido en condición de vida y relación recl- . proca de todos Jos individuos particulares, se les presenta como una cosa (als elne Sache), extraña (fremd) e independiente qe ellos. En el valor de cambio, las relaciones sociales de las personas se transforman en relaciones sociales de las cosas (der Sachen); el poder personal se transforma en poder de las cosas (sachllches). Los individuos poseen la fuerza social bajo forma de cosa. Si las relaciones de dependencia personal caracterizaban a las sociedades precapitalistas, en cambio, en la sociedad burguesa encontramos la independencia personal, basada sin embargo en la dependencia hacia las cosas {auf sachlicher Abhanglgkelt gegrün· det). El trueque realizado a través del valor de ca m· bio y del dinero impliéa una dependencia general entre los productores, al mismo tiempo que el completo aislamiento de sus intereses privados y una división bastante avanzada del trabajo social, cuya unidad y reciproca integración existen como una relación natural fuera de los individuos, independiente de ellos. La necesidad de transformar el producto o la actividad de los individuos en valor de cambio. en dinero, para que puedan adquirir y confirmar su fuerza social en esa forma "objeta!" {in dleser sachllchen Form), se debe a que la producción de los individuos aún no es directamente social ni fruto de la asociación, y que el trabajo no está distribuido de modo comunitario. Los individuos están sometidos al !ra~ajo social. que pesa sobre ellos como una latalidad: ~a producción social
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aún no está subordinada a los individuos, que no pueden tratarla como fuerza y capacidad comunes. Sólo cuando .el dinero reviste la forma de medio de cambio, los economistas se dan cuenta de que implica la reificación (Versachlichung) de las relaciones sociales. Se da una relación reificada ;mtre las personas, las cuales se han extrañado (sich entfremdete) de su relación social, que ha cobrado iorma de objeto. Como se ve, Marx desarrolla con esto su teorfa de la alienación en el cauce del fetichismo de las mercancfas.: Destaca la peculiaridad de las relaciones sociales, capitalistas respecto a las precapitalistas .. Estas ült.irria~ son relaciones generales de dependencia:· en la ' eociedad feudal los individuos sólo entran· en relación mutua· bajo una forma determinada, como señores y vasallos, propietarios de la tierra y siervos de la gleba, miembros de una casta o de un· estado (Stand). Más tarde, Marx escribe en El capital: "Transportémonos ahora [ ... ] al tenebroso Medievo europeo. En vez del hombr~ 'independiente, encontramos que todos son dependientes: siervos· de la gleba y amos, vasallos y señores feudales, sacerdotes y laicos. La dependencia personal caracteriza tanto las relaciones sociales de la producción material, como las esferas vitales edificadas sobre ellas" (14). Por el contrario, en las relaciones capitalistas, es decir, en un sistema de intercambio altament'e desarrollado, se rompen los lazos de dependencia personal, al igual que las diferencias raciales, ( 14) K. Marx, El capital, México. Ed. F.C.E., 1971, libro 1, sección 1.•, cap. l. p. 42. En los Grundrlsse, en un pasnje en el que Marx c~itica el método de los economistas, también aparecE! el concepto de fetichismo, que igualmente define como ~'idealismo vulga('. "Der grobe Malerialismus der Oekonomen, diE! gesellschalt• lichen Produktionsverhaltnisse de~ Menschen und die Bestimmungen, die Shachen erhallen, afs unter diese Verh:illnlsse subsumler,t, als natürliche Eigenschalten der Dinge zu betrachten, ist eln eben.so grober ldealismus, ja Felischismus, der den Dingen gesellschallllche Beziehl!ngen als inhen immanen\e Beslimmungon zuschr.eibl und sie so mysliliziert" (op. cit., P.· 579).
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culturales, etc. Los latos personales se convierten en un asunto meramente personal, privado. Los individuos son libres de entrar en contacto recíproco y de intercambiar en un clima de libertad (y la. democracia, c_ice Marx, refuerza esa apariencia). Sin embargo, sólo ~a-. recen independientes; la independencia no es sino una· ilusión y, según Marx, es más bien una lndlferel"'cl¡t. Y no sólo eso. La independencia general que a Wimera vista parece la característica fundamental del sistema burgués, en realidad es una dependencia general produCida por el intercambio, por el m~rcado, es . ~écir, ·por las· cosas (mercancías). Por .tanto se trata de una nueva ;arma de dependencia. de· servidumbre: los hombres sólo se relacionan los unos con los otr'Js, sólo se conectan entre si, por medio del intercambio de sus productos. Y como no controlan los movimientos y las leyes de la producción y del mercado (que se les imponen ciegamente, como leyes naturales), :Jos individuos humanos están completamente dominados por el movimiento de las cosas, de las mercanc:as. A una servidumbre antinatural hacia los hombres, ha seguido otra igualmente antinatural hacia las cosas, :'acia los productos del trabajo. Y g>mo los prod•Jcta;¡ del trabajo no son sino ahjetivacjanes de los propjcs .nombres: en realidad éstos están. (fómfnados V op¡;,--njc11)S _oor el mundo social objetivo QUe ellos mismos ~i~'ln. Según Marx, esto constituye_ precisamente un Entfremdung general que, como más -tarde en El capital, ahf ya coincide con una Versachllchung o Verdlngllch.t,g de las relaciones sociales (15).
p.
( 15) Cf., por ejemplo, Grundrlsse, cit., 78 ("die Existenz des Geldes die Versachlichung qes gesellschaftlichen Zusammenhangs vorausssetzl"; "eine gesellschaltliche Eigenschaft k.enn es (das Geld) nu~ besitzen, weil die Individuen ihre eigne ges~Jsct:aftl:che Beziehung als Gegensland si eh entfremdet haben"), p. 7': ( •dar: Grod und die Universalilat der Entwicklung dar Vermógert, ~orin diese lndividualitat moglich wird, selzt eben cfie Produklion au: der a·!l:>is des Tnuschwerto vornus, . die mil der Allgemeinheit dl& -=nt-
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En, los Grundrlsse también encontramos las dos direcciones en las que se articula la teorfa de Enlfremdung en toda la obra de Marx, la filosofla idealista y la religión. El que la sociedad capitalista reproduzca un sistema general de dependencia (que es dependencia bacia las cosas en vez de dependencia hacia las personas), no debe hacemos olvidar las peculiaridades que distinguen a esta sociedad de las formaciones sociales anteriores. Si antes los individuos depeodfan directamente unos de otros, es decir, de personas, ahora dependen del iniercambio de mercancra·s y de las leyes del mismo, de las relaciones sociales que se han hecho extrañas e independientes. Dependen de abstracciones (Abstraktlonen) .. Estas relaciones cosificadas (sachllcheri) de dependencia -,dice Marx- en contraste con las personales, aparecen de modo que los individuos están dominados ahora por abstracciones, mientras que antes dependían unos de otros." "La re·lación cosificada (sachliches) de dependencia no es otra cosa que sus reciprocas relaciones productivas independizadas (verselbstandigten) de sí mismos." Ahora bien, dice Marx, si los filósofos hao concebido corno caracterfstica de la Edad Moderna el que esté domi· nada por ideas, es porque' realmente está dominada por ~bstracciones. "La abstracción o la idea constitu· yen fa expresión teórica de las relaciones materiales. dominantes." "Desde el punto de vista ideológico _:_:aña· de- el error era tanto más fácil, en cuanto que el dominio de las relaciones (la dependencia cosificada [s~chllche], que por lo demás se invierte nuevamente en determinadas relaciones personales de dependen· cía, despojadas de toda ilusión) aparece en la concien-
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fremdung der lndivlduums von sich und von andren. aber auch die Allgemeinheit und Allseitigkeit seiner Bez.iehuf1gen und Fahlgkolten erst p~oduz.ierl"), ele. y ef. El capltill, cit., lomo 111, sección 1.•, en· pltulo 11, pp. 59·60.
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cia de los individuos como domin:o de las ideas. v las clases dominantes refuerzan, alim:mtan y meten en la cabeza de todas las formas posi~les la fe en la eternidad de esas ideas, es decir, de esas relaciones cosificadas, (sachlichen) de dependencia." : El discurso de Marx es basta;1te sugerente. Volvemos' a-encontrar en él: a) una concepcióñ de la filosofía especulativa --especialmente de la hegeliana, incluida la lógica- en tanto que basada en la separación del hombre de su pensamiento, donde nos pre,sen la a un .conjunto de abstracciones convertidas . en independientes, SU?talltificadas, como esencias reales, como ·sujett>s verdaderos (la -tógica, dice Hegel, tiene por objeto las "puras esencias", •tal como son en sí y para sí". "antes de la creación de la naturaleza y de un espíritu finito") (16). b) Una concepción por la que esta independización o extrañamiento que opera la filosofía especulativa (especialmente fa hegeliana) al transformar el pensamiento humano en un conjunto de abstracciones independientes, constituye el reflejo teó· rico de un extrañamiento real, propio de la sociedad burguesa, en el que los hombres están dominados realmente por abstracciones, por las relaciones sociales b.f!chas autónomas y abstraldas de los individuos, reificadas en el intercambio de me;cancras. Para esclarecer la afirmación de Marx antes citada, según la cual los rilósoros han concebido como característica de l_a edad moderna el que esté domiilada por ideas, recordemos lo que el propio Marx observa a este respecto en La Ideología alemana. Hegel, dice, al rinal de su filosolfa de la historia llega a confesar que ha "considerado solamente el proceso del concepto'', y que. ha·· expuesto en la historia la "verdadera teodicea". En realidad, su procedimiento se basa en estos tres momentos: 1) se deben separar las róeas de aquellos que ( 16)
G. W.
r-.
Hege:. Ciencia de la l:glca, ci:., t. 1, p¡:>. 39 y 66.
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dominan por razones ernp1ncas, bajo condiciones elllpfricas y como individuos materiales, de estos dominadores, y reconocer con ello el dominio de ideas en la historia; 2) hay que poner un orden en ese dominio de las ideas, demostrar un nexo mfstico entre las su-. cesivas ideas dominantes, a lo que se llega considerándolas como "autodeterminaciones del concepto" (eso es posible, dice Marx, porque entre las ideas existe realmente un nexo, y porque concebidas como ideas "puras", se convierten en autodistinciones del pensamiento); 3) para eliminar el aspecto mfstico de este "concepto autodeterminante", se le transforma en u~a persona; la ;,autoconciencia", etc. Como ya sabemos, todo este procedimiento no es para Marx algo ·simplemente ''éaprichoso" y "arbitrario", sino que se basa en el dominio real de las abstracciones en la sociedad capitalista moderna, de lo que hablamos antes (17). Por último, Marx dice a propósito deCTa7e'iiQióñ)''EI culto de la moneda implica el ascet1smo ~ción de sí, el propio sacrificio~, la moderación y la frugalidad, desprecio por las satisfacciones mundanas pasajeras y temporales; implica la lucha por un tesoro eterno. De ahí la conexión del puritanismo inglés y también del 'holandés con el hacer dinero" (18). Como veremos, en más apartados de El capital, Marx desarrollará la relación cristianismo-capitalismo. Pero la importancia de este pasaje de los Grundrlsse reside en que más claramente que en otro sitio Marx establece una relación, que Max Weber subrayará y desarrollará más tarde, entre la "ascesis intramundana" y" el "espíritu" del capitalismo (19). En El capital Marx recalcará·· (17)
Cf. K. Marx-F. Engels, La ldeologla alemana, cit., p.p. 54-
5!: . . ( 18) K. Marx, Los fundamentos de la critica de la economla polltlca, cit., 1, p. 121. (19) "Cuanto más se incrementa la propiedad, tanto más gra-
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que el capitalista "considera el propio co:-;sumo privado como un robo cometido contra la acumulación de su capital, del mismo modo que en la contabilidad italiana los gastos privados figuran en la página del 'cebe' del capitalista a favor del capital" (20). En el pasaje de los Grundrlsse que antes citamos, Marx señ&:a la profunda afinidad entre esta actitud objetiva del capitalista, que "condena el consumo indh·idual corPo un pecado cometido contra su-función y como yr. 'abstenerse' de la acumulación" (21) (a cuyas leyas está estrechamente condicionado) (22}, y las carac!eristicas ·éticas y sociales del puritanismo. en el que .._la i,r,pulsiva alegria de vivir que distrae tanto del trabap prolesiona! como de la religiosidad, era en cuanto tal enemiga de la ascesis racional"; y en el que, además: como administrador de los bienes que la gracia de !~:os le asignó, el hombre debfa, en cuanto siervo de la .:-;blia, rendir cuentas hasta del último céntimo que se :e: confió, y era peligroso gastar una parte para en fin que sirviese al propio goce en vez de a la gloria de Dios (23). Por lo demás, esta conexión entre purita:1ismo y. "espíritu" del capitalismo no es para Marx sine, .;n asve se hace -si la disposición· ascética supera la pcueba-- el sentimiento de !a responsabilidad de mantenerla in:;::ta para gloria de· Dios y de seguir aumenténdola· con un trabajo sin treg;.aa [ ... J. Este estilo de vida ( ... 1 sólo en la ética del protestantismC' ascético encontró su consiguiente funéamento mo~al. Su impoJ:tancia para el desarrollo del capitalismo es evidente_ la asces:s laica protestante ( ... 1 actuó con gran \-~olencia cor.:ra el goce desprojuiciado de la propiedad, y restringió s:.J cons:1mo. Qspecialmente el consumo de ll.(jo"" (M. Weber, la éUca protestante y el esplrllu del capitalismo, Barcelona. Ed. Pe::fnsula). (20) El capital, libro 1. sección J.&, cap. XXII (3). p. 499. Y ct. las páginas que Marx de:!ica a la •teorla de la abstin~ncla". (21) lb! d., p. 500. (22) "¡Acumu!ad, acumulad! ¡Esa es la ley )" eso ~;cen los profetas! ( ... ]. Po~ tanto, ¡ahorrad, ahorrad; es cecir, convertir nuevamente en capital la mayor parte posible de p!:.JSYalla e producto excede11te! Acumular por acum:1lar, producir pcr producir: tm esta fórmula la economla clásica expresa la misión his:5rica del perlodo burgués"" (lbld., p. 501 ). (23) M. Weber, op. ciL
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pecto de. la relación más general entre cristia.nismo y cá~italismo. Para' entender ·plenamente esta relación es necesario examinar el análisis de la estructura de la me/canda, elaborada por Marx en Contribución a la · crrnrta de la economía políllca y en El capital, estructura;; que contiene In nuce toda la mistilicación y la "religiosidad" de la sociedad capitalista moderna. .
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2. Las formas en las ue ue stituirse una comunidad productiva -dice R. Hilferdin en Das Fl· nanzkapltal- son esencialmente dos. a primera. es que la comunidad esté regulada Coñ'Scientemente. Ya se base en la economía autónoma de la familia patriarcaL o en la tribu comunitaria, o que se trate de una sociedad socialista,-uil.so~Íedad crea los organismos que, como expresión de la' conciencia social, lijan el modo y la magnitud de la producción y distribuyen a los miembros. de la colectividad lo que ella produc.e. El.pater ramillas o los comisarios de la sociedad socialista deciden cómo, dónde, ·en qué medida y con cuál~s medios deben producirse nuevos productos a ba.se de las condiciones productivas existentes. Y lo hacen según una visión de conjunto de las exigencias de la sociedad. A través de prudentes previsiones (basadas en la experiencia directa, en estudios sobre la produccióll y el consur:no. etc.) or.ganizan la vida económica segun las exigencias de la comunidad que consciente· representan y gulan.'1 En una colectividad ·orga·mente . . nizada de ese modo -prosigue Hilferding-, donde la ofg~nización del -trabajo y la distribución de bienes están subordinádos al control central, los individuos se relacionan conscientemente: como partes de una co· munldad productiva. Las relaciones de producción apa· .,recen como relaciones Inmediatamente sociales, y se e·ntienden inmediatamente, en cuanto que la comuni· dad las ha instituido y querido conscientemente. Completamente distinto es el caso de una sociedad a la '152
que le falte esa organizac1on consciente. Tal sociedad se organiza en una pluralidad de individuos interdependientes, cuya producción ya no aparece como hecho social sino como hecho privado. Los individuos aparec_en como sujetos aislados e independientes y cada une persigue su propio interés. ¿Cómo se crea la cohosíón en una sociedad como ésta, atomizada por la propiedad privada y la división del trabajo? ¿Cómo se logra la unificación social en una sociedad caracteri· zada por una división molecular {reciproca independencia de los productores: carácter privado ·d-e ros trabajos, etc.)? ¿O de qué manera consigue afirmarse ol trabajo privado como momento de la articulación social en conjunto? Solamente a través del intercambio se realiza la unificación en el todo de una sociedad desarticulada por la división del trabajo y la propiedad privada. Sólo allí donde el intercambio constituye el fundamento mismo de la organización social -es decir, sólo en una sociedad donde los individuos, a causa de la propiedad privada y de la división del trabajo, están aislados_ por un lado y por otro son interdependienles--:-, éste a9quiere determinación social; es decir, debe servir a la función de hacer posible el proceso vital de la sociedad. Del conjunto de todos los actos posibles de interca~bio en esa sociedad, deberé. resultar Jo que en una sociedad comunista conscientemente regulada está determinado por el órgano centrai de la sociedad misma: qué y en qué medida, dónde y por quién se debe producir (24). En otros términos, "el nexo materialmente social de trabajos privados ejecutados independientemente unos de otros no es sino indirecto, es decir, sólo se realiza a través del lnter· cambio de sus productos~ (25). ¿PeíO en qué se basa (24) R. Hilferding. El capital finandero, Mad~id. Ed. Tecnos, 1973, pp. 15·16. ( 25) K. M
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In relación de intercambio? En un elemento objetivo de naturaleza social: el tiempo de trabajo social. incorporado en el objeto cambiado. Lo que requiere una aclaración minuciosa en relación al análisis marxiano de la mercancía. Marx enuncia su teoría del fetichismo al linal del
"En su ensayo sobre la "reilicación" ukács señala justamente que las dos grandes obras teóricas de Marx, Contribución a la crítica de la economía política y El capital, que se proponen representar la sociedad capitalista en su conjunto y mostrar sus caracteres fundamentales, no comienzan por casualidad con el análisis de la mercancía. "De hecho, ·no existe problema de este estadio de desarrollo de la humanidad que no se re!iera en úllimo análisis a esta cuestión y cuya solución no deba buscarse en la del enigma de la estructura de la mercancía." El problema de la mercancla "no aparece sólo como problema particular, ni tampoco simplemente como problema central de la economla entendida como ciencia particular, sino como problema estructural central de la sociedad capitalista en todas sus manilestacione~ vitales" (26). Hay que buscar el "misticismo" y la "metafísica" de la sociedad burguesa en la estructura de la mercancía. Esto lo expresa Marx muy eficazmente. "A primera vista -dice- parece que la mercancía es algo trivial, evidente. Pero de su análisis resulla que es algo muy intrincado, lleno de sutileza metafísica y. resabios· teológicos. Como valor de uso no encierra nada de. misterioso [ ... ] . Está claro como la luz del día que la ac(26) G. Lukács, Historia y consciencia de clase, México, Edi· lorial Grijalbo, 1969, 1?· 69.
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lividad del 110mb re cambia las formas de las mate1 ias naturales, para serivrse de ellas. Por ejemplo, la forma de la madera cambia al hacer una mesa. No obstante, la mesa sigue siendo madera, un objeto sensible y corriente. Pero en cuanto se presenta como mercancía, In mesa se convierte en un objeto sensiblemente syprasensible. No sólo se incorpora con sus patas e1~cima del suelo, sino que se pone de cabeza frente a {odas las demás mercancías y de su cabeza de madera empiezan a salir antojos mucho más increíbles que sí se pus¡ era a bailar espontáneamente" (27). Subraye1:10s algunas oe las expresiones. que Marx utiliza: ·sut1!eza metafísica", "resabios teológicos", "objeto sensiblemente suprasensible" (e in sinnlich überslnliches Dln~). Y poco después, "carácter místico de la mercancía". "carácter misterioso", etc. El análisis de la mert;ancla nos aclarará el significado de estas expresiones.
[a mercaocta\ constituye la célula elemental de la ,riqueza burguesa. que a primera vista aparece p.·ecisamente como una gran reunión de mercancías. Toda mercancfa se presenta bajo el ~de valor de uso y de valor de cambio. El valor de uso coi~cide con la existencia natural palpable de la mercancía; sólo tiene valor para el uso y ~o! amente- ~se realiza e11 el proceso de consumo. El valor de uso escaoa del c3mpo de observación de la economla política porque, aunque es objeto de necesidades sociales y por tanto está inmerso en una organización social, no expresa sin embargo una relación social de producción ... Al probar el trigo -dice Marx~ no se ~abe quién lo ha cJ;tivado, ·si un siervo de la gleba ruso, un modesto c3mpesino francés o un capitalista inglés" (28). En el plano metodológico, la excl~sión del valor de uso del (27) El capllal, lipro 1, sección 1.•, cap. 1, pp. 35-37. (26) K. Marx, Contribución a la critica de la e::onomfa ;¡olf· llca, Madrid, Alberto Corazón Editor, 1970, p. 45.
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campo de observación de ia economfa política tiene un significado fundamental. Tal exclusión se debe a _que . Marx no analizá~ la socied~d en general, sino esta so' cledad, la .sociedad capitalista moderna y sus leyes de desarrollo. De allf que en el análisis se excluyan los elementos que no son tlpicos de esa sociedad y de su estructura, que también son comunes a otras formaciones sociales. "Los valores de uso constituyen el con· tenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social de ésta." Por eso están excluidos del campo_ ~de investigación de la economfa polltica y más bien suministran "materiales·, péra una disciplina especial, la-: del conoclrillnlo pericial de las mercanclas'' (29). ,~.!'su vez, lo que:l~ }Qteresa· a la economfa polltica es la relación económica determinada que tiene su base material en el valor de uso, e~ el cuerpo de la mercancla, pero que no se confund~ con él: el valor de cambio (30). Este se presenta en primer lugar como una ·relación puramente t:nanJIIaJiva en la que se cambian distintos valores de uso, prescindiendo completamente de sus cualidades sensibles. "De ese modo, un volumen de. Propercio y ocho onzas de rapé pueden tener el mismo valor de cambio, a pesar de la disparidad de valores de uso del tabaco y de la elegfa" (31). Pero si se analiza atentamente esa relación cuantitativa, se llega a la conclusión de que el valor de cambio sólo puede. ser el modo de expresión, la forma fenoménica. ·de un contenido diférenciable de él. Tomemos dos · mercancfas, por ejemplo, trigo y hierro. Cualquiera que .Ssea la proporción en que :se cambien, siempre podrá representarse por una ecuación en la que una determinada cantidad de trigo e'quivalga a una determinada ·- (29} El capital, libro f, sección 1.•, cap. 1 (1}. p. -4. (30} "En la forma de sociedad que debemos estudiar, los valores de uso son, además, el soporte mate~lal del valor da cambio_'' (lb[ d.}. ' -~ (31} Contribución a la critica, P.· 46.
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cantidad de hierro, p. e., un quarter de trigo = un quin· tal de hierro. ¿Qué nos dice esta igualdad? Que en dos objetos distintos, o sea, en un quarter de trigo y en un quintal de hierro, hay un algo común de magnitud igual. Por. tanto, ambas cosas son iguales a una tercera, que . no es· de suyo ni lo uno ni lo o:ro. En cuanto valor de cambio, cada una de ellas debe poder reducirse a este tercer término· (32). Naturalmente, ese algo común no puede ser una cualidad natural (geométrica, trsica, qulmica, etc.) de las mercancías. Las propiedades naturales· corpóreas, son las" que hacen útilizabl~s . las mercanclas, es decir, las convierten en valores de uso; pero lo que caracteriza evidentemente la relaci~n de cambio de las mercancías es justamente, comd sabemos, la abstracción de sus valores de uso. En efecto, el intercambio es una relación meramente cuantitativa; en tal relación un valor de cambio equivale a otro, con tal de que esté en proporción suficiente. Lo que cuenta no es su cualidad (valor de uso), sino su cantidad. "Pero si se prescinde del valor de uso de las mercaneras, sólo les. queda una cualidad: la de ser· productos del tra~ajo" (33).
Sin embargo, en este punto la mercancla se nos presenta bajo una luz completamente nueva y se nos transforma, por decirlo así, ent:e las manos. "Si hacemos abstracción de su valor de uso, prescindimos también de las partes constitutivas y formas materiales que la convierten en valor de uso. Dejarán de ser unu mesa, una casa, una madeja de hilo o ·un objeto útil · cualquiera. Todas sus cualidades senslbl~·s habrán des· aparecido" ( 34). Por medio de la aniquilación de las cualidades sensib!es de la mercancía, de su vulgar materialidad, nos acercamos a su ~alma". a su "esen(32) ( 33) ( 3.C)
El capllal. li~ro l. secci6:-: 1.'. ca;¡. l. pp. 4·5. lb! d., p. 5. lbld. Fl subrayad;> es m:.J.
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cia suprasensible". En efecto, ¿qué nos queda después de esa aniquilación? "No queda nada [ ... J, sino la misma espectral objetividad, una simple concreción de trabajo humano indistinto, es decir, de empleo de fuerza humana de trabajo sin atender a la forma en que se emplee" (35). Ya tenemos en qué consiste la "esencia suprasensible" de la mercancía, su "espectral objetividad": en la fuerza humana de trabajo, en el · trabajo humano que se acumula en las mercanclas, que se "encarna" en su cuerpo, de tal modo que ya no constituyen sino "cristalizaciones de esa sustancia social". •"Por tanto, un valor de uso, un bien,. sólo encierra valor por ser objetivación o materialización .del tra_bajo humano abstracto" (36). y la magnitud del valor de la mercancía se mide "mediante la cantidad de sustancia creadora de valor", es decir,, de trabajo, ·que "encierra"; cantidad que, a su vez,· se mide por el tiempo de duración (hora, día, etc.) (37). Por el análisis de la sustancia social que Marx deiine como "trabajo humano abstracto", se aclara posteriormente el carácter de "esper.tral objetividad" de la mercancía como coágulo de lue;za humana de trabajo. ~t trabajo que forma fa sustancia de los valores, dice Marx, es trabajo humano igual, inversión de la misma fL:erza humana de trabajo. Sin embargo, el producto de trabajo en cuanto valor de uso siempre es obra de un tipo de trabajo concreto y determinado, diferenciado de los demás tipos de trabajo concretos y determinados: la mesa es producto del trabajo de carpinterla, la tela del trabajo de hilandería, etc. Pero en el curso del análisis hemos prescindido del valor de uso de las mercanclas, o sea, 'de su carácter de t.itilid.ád .. "Ahora bien, dice Marx, con el carácter de utilidad: de
.,
(35) (36) (37)
158
lbld., p. 6. lbld. lbld.
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o
los productos de trabajo, [también] desaparece el carácter de utilidad de los trabajos que representán. y por tanto desaparecen también las diversas formas concretas de estos trabajos, que ya no se distinguen, sino que se reducen todos ellos al mismo trabajo humar:o, a trabajo humano abstracto." "Toda la fuerza de trabajo de la sociedad, que se presenta en los valores que forman el mundo de las mercandas, se manifiesta [por consiguiente] como única e idéntica fuerza de· trabajo, aunque consista de; innumerables fuerzas indivi dual!:!~ .de trab~jo" (38). . Pero hay que observar-. que esta· a.bstracción, .. trabajo humano en general", ·no es una- mera hipótes:s carente de correspondencia ·objetiva, o una abstracción en el sentido de una generalización mental. Al contrario, "el trabajo humano· en general"', o "trabajo gen~ ralmente humano", o "trab?io sans phrase", es una abstracción real, creada por _primera vez en la sacie· dad capitalista moderna. Los dos presupuestos, UpicÓs exclusivamente de la sociedad capitalista,_ que hacen posible el surgimiento de esa abstracción real, y aue en el rondo se identifican,· son el carácter libre del. trabajo (el trabajador ''libre") y la movilidad del tra- .. bajo. Por cuanto respecta a(1·car~_cter- ·~libre" del traba. . jo, téngase presente que en la sociedad burguesa el individuo aparece por primera vez como tal. es decir, como persona independiente;· sin ~star sometida al propietario privado a través de ~n vinculo político y. coercitivo directo, y que la fuerza de trabajo se "libera·· del vinculo que la une al medio de producción y al propietari·o, para incluirse en el mercado como "mercancla" libre (39). La aparición del trabajador jurfdicamente libre es un grandioso proceso realizado po:-
¡
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. (38) I!Jid., pp. 5-ii. . (39) Cf. U. Cerroni, La pro9pelllva del comunlamo. Roma, 1960. pOginns 15·1 G. .
.
"i59
primera vez con el asce~dimiento histórico de la burguesla. Con el desarrollq capitalista, el trabajador se libera de los vínculos de las "artes"· u "oficios" mediev·ales y se convierte en una persona libre, capaz por 'gerecho de cambiar de trabajo y de ir a donde quie(a. Esta condición del trabajador en la sociedad moderna, su existencia de trabajador libre, constituye la base . indispensable del otro aspecto del trabajo en esta sociedad: su movilidad.
La sociedad capitalista -escribe el economista ; P. M. Sweezy se caracteriza por ·un grado de movilidad del trabajo mucho m~yor: del que se ha dado· en cua(quier otra sociedad anted?r· Los trabajadores no sólo cambian de ocupación coh relativa frecuencia, sino que la afluencia de ¡nuevos trabajadores que aparecen en el mercado se de~vla. ráplaa·mente de las ocupaciones en 'd~~censo a las que van en ascenso (40}. Marx caracteriza este fenómeno del siguiente modo: "La evidend~, nos enseña [ ... ] que; a consecuencia de las fluctuáciones de· la demanda de trabajo, una cantidad de· terminada de trabajo humano se aporta alternativamen· te en forma de trabajo dé sastrerfa o de trabajo textil. Es posible que estas transformaciones del trabajo no produzcan sin resistencia, pero deben producirse" (41}. Luego, cuando se abstrae de las formas concretas, especlfi.~as, de los varios tipos de trabajo y se habla de "trabajo humano en general" es porque las diferencias entre Jos distintos tipos de trabajo son práé_llcamente, realmente, de. lmport.ancia secundaria: Marx expresa esto del siguiente modo: "Esta abstracción del trabajo en general no es sólo el resultado· mental de una totalidad concreta de trabajos. La indiferencia hacia un trabajo determinado corresponde a una forma de so-
se
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~-· (40) P. M. Sweety, Teorfa del desarrollo capllallata, México, :Editorial F.C.E., 1964, p. 41. · (41) El capital, !ibro 1, sección 1.•, cae. 1 (2), p. 11.
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ciedad en la cual los individuos pasan· fácilmente de un trabajo a otro y en la que el género determinado de trabajo es lortuito y, por consiguiente, les es indife· rente. En ese caso, el trabajo se ha convertido no sólo categórica, sino también realmente en un medio de pro· ducir riqueza en. general, y ha dejado de confundirse con el individuo como su destino particular. Tal esta· do de cosas es el más desarrollado en la más moder· na forma de existencia de la sociedad burguesa, los Estados Unidos. Por tanto. en este caso la abstracción de la categorla "trabajo". '"trabajo en general". trabajo sans phrase, que e·s el punto de partida de la econa· mía moderna, por primera vez resulta prácticamente cierta" (42). Esa abstracción del trabajo humano general existe, dice Marx, en el trabajo medio que todo individuo medio de una sociedad dada puede realizar, es una de· ·terminada inversión productiva de músculos, nervios y cerebro humanos. Es trabajo simple, para el que cada individuo medio puede ser adiestrado y que debe rea· !izar bajo una forma u otra '"Que A produzca hierro durante seis h_oras y tela durante seis horas, y que 8 praduzc~ también hierro durante seis horas y tela durante otras seis, o que A produzca hierro durante doce horas y B tela durante otras doce, no cambia, eviden· lemente, el que se trate de un empleo distinto de un mismo tiempo de trabajo" (43). Por consiguiente. la abstracción trabajo no es una abstracción arbitraria, una mera hipótesis empleada por el investigador según fines concretos def análisis, sino una abstracción reel, propia de la esencia del capita· lis mo ( 44). Marx define el trabajo que crea valor de (-42} Conlrlbuclón a la criUca, p. 2i.C. (-43) lbld., pp. ~9-50. (-4-4) Es;to lo ve Luk3cs f!";] Hlllol1a y C1)nsclencla de clan, cil., pégina 9~.
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cambio como "general abstracto" porque en él desaparecen todas las características de los trabajos concretos y la individualidad del trabajador. Como tal, el "trabajo general abstracto" constituye una hipóstasis, un sujeto real en el que los distintos individuos que trabajan aparecen como simples órganos. En realidad, el trabajo asr medido mediante el tiempo no aparece como trabajo de individuos diferentes, sino que los diferentes. individuos que trabajan aparecen como simples órganos del trabajo" (45). . En cuanto valores, las mercancías son sólo cristalizaciones oel trabajo simple, uniforme, indistir:~to, al que l-: es tan "indiferente manifestarse en el oro, en el hierrt), en el trigo y en la seda, como al oxigeno hallarse ~m el óxido de hierro, en la atmósfera, en el zumo de uva o en la sangre del hombre" { 46). Concebidas corno valores de cambio, la diferencia de las mercancfas sólo puede ser, pues, de tipo cuantitativo: albergan una magnitud. mayor o menor de esa sustancia creadora de valor que es el trabajo humano general. Marx siempre hace hincapié sobre el ·carácter real de la hipóstasis que constituye el trabajo abstracto. Dice que para medir l~s Vf:ilores de cambio de las mercancías mediante el tiempo· de trabajo incorporado a ellas, los diferentes trabajos deberán reducirse ellos mismos a trabajo simple, no diferenciado y uniforme, en una palabra, al trabajo que cualitativamente siempre es idéntico y sólo se distingue por la cantidad. "Esta reducción. parece una abstracción -continúa Marx-, pero es una abstracción que tiene lugar todos los dlas en el proceso social de producción. La reducción de todas las mercancfas a tiempo de trabajo no supone una abstracción . mayor ni menos real, al mismo tiempo, que la reducción de todos los cuerpos orgánicos a aire" (47). (45) (46)
(47)
162
Contribución a la critica, p. 49. lbld., P.· 47. lbld., p. 49.
Ahora ya resulta bastanle claro el problema de ca· rácter místico de la mercancía, su esencia de algo sen· siblemente suprasensible (y como la mercancía consti· tuye la célula elemental de los dominios de la riqueza burguesa, su misticismo es el de la realidad misma, su metaffsica es Ja de toda sociedad burguesa). En realidad, el análisis de la mercancfa muestra que ésta es algo doble: valor de uso y valor. El valor (una cantid&d determinada de trabajo humano general) se encari'la en la materia de la mercancfa (hierro, tela, etc.) efectúa "su manifiesta forma sensible de existencia". La forma .·n-atural de la mercan~cía (el valor de uso) es la "forma· fenoménica" de una "espectral objetividad", o de una cantidad determinada de trabajo abstracto. En resumen, la mercancía est~ constituida por una "vulgar objetividad sensible" qa materia de la mercancla. su forma natural, su valor <;1e uso), que es la manifestación fenoménica, sensible, del otro elemento de la mercancfa, la materialización de valor. Si la "vulga.objetividad sensible" es algo tangible y concreto, la materialización de valor es algo abstracto que "no se sabe dónde encontrar"; podemos dar las vu=ltas que queramos a una mercancía determinada cuantas veces queramos y su valor seguirá siendo inapreciable" ( 48). Por eso la mercancía es. algó "s~~siblemente supl~. sensible", porque es un cuerpo (algo sensible) que ~:;; expresión de una espectr_al. objetividad (suprasenkble), que ha encontrado su forma fenoménica en e~c cuerpo. Por eso la mercancía es algo "místico": es '!i misterio de la encarnación' revelado, lo abstracto q~e se hacé concreto, lo infini~o qt:e se materializa en lo finito. Esta metafísica, este' misticismo son propios de cada mercancía, de todas nas mercancías, de toda la . riqueza burguesa, de la soéiedad misma. La estru9:ura i
· ( 4 O)
El copila! y Scrittl lnediU di e::onoml11 polltica, cit. p. ; ~3.
de la mercanci!l nos revela la metaflsica de la sociedad, porque descubre la hipóstasis real (el trabajo humano general) que constituye una abstracción que se expresa en muchas determinaciones particulares, lás mercancfas, y de las que cada trabajo no es sino sim- . •.pie órgano o articulación ( 49). ' · En varias ocasiones Marx destaca el carácter de r.ealidad y .objetividad de; la abstracción trabaJo, que es especifico de la sociedad burguesa y. sólo de· ella· (en cuanto que las . formaciones económico-sociales precapitalistas desconocfan el trabajo "libre", condición esencial d.e la apaiiclón del "trabajo humano abstracto". Y también señala que, precisamente porque la : abstracción es real y objetiva, constituye el sujeto de un proceso:féal que es la metatrsica de la sociedad · burguesa misma. Conviene poner un ejemplo. En El ca· pltal, Marx observa que Aristóteles dice claramente que la forma-dinero de la mercancfa es la forma posterior· mente desarrollada de la forma simple de valor, es det .. ciG la expresión de valor de una mercancla en otra cualquiera. Añade Marx, que Aristóteles advierte, ade. m,~s. que si, por ejemplo, la casa puede equipararse 'cúálitativamente al lecho, tales magnitudes, muy dife: rentes en cuanto al sentido, no serian referibles la una ·a la otra como magnitudes conmensurables sin tener :una identidad sustancial. Pero al llegar a este punto Aristóteles se détíene y renuncia a seguir analizando · la forma del valor. Dice que es imposible que cosas tan
..
~
.
.
{49) El ca~ácler ffslca~enle metaffslco do la mercencra es uno de los puntos del ané!Jsls marxista más descuidado por los estudiosos. C. Luporinl lo ha pasado por alto. "Esta expresión -dice- no es la designación de una pareJa, sino de una s!nlasls y' en cierto moqo { ef\ cuanto a un aspecto) de una 'slntesls a prlo~i' " (Reallla e storlcllA; economfa e dlalettlca nel marxismo, en "Critica marxista", IV, 1966, p. 91). Nosotros no comparlfmos esta referencia a Kant; de hecho. si la mercancf::l es ffslcamente metallslca porque es el receptéculo material de lo abstracto que es el trabajo, entonces hay que hacer referencia a las hipótesis de la . filosof{a de Hegel. Volveremos sobre esto: cf. p. 159 y ss.
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distintas sean cualitativamente iguales, y la equiparáción tiene que ser algo ajeno a su verdadera naturaleza y por tanto un "simple recurso ante las necesidades de la práctica". "El propio Aristóteles nos dice, pues. -comenta Marx-, por qué tropieza su análisis: por la carencia del concepto valor. ¿Qué es lo Igual, la·· susiancia común que, en la expresión de valor del lecho, representa la casa respecto al lecho? Aristóteles ·oeclara qüe, "en rigor, no puede existir" algo por el estilo. ¿Por qué? La casa representa respecto a los lechos un algo igual, en la medida en que representa, aquello que es realmente Igual en los lechos y en la casa: el trabaJo humano. Pero analizando la forma del valor, Aristóteles no podfa descifrar el hecho de .que en ·la forma de los valores de niercancfas todos los trabajos se expresan como trabajo humano igual, y por tanto como equivalentes, porque la sociedad grle· ga se basaba en el trabajo de los esclavos, y por tanto tenia como base natural la desigualdad de Jos hombres y de sus fuerzas de trabajo" (50). En otros términos, Aristóteles no pod_fa darse cuenta que equiparar cuantitativamente magnitudes de objetos diferentes sólo es posible reduciéndolas a la misma unidad; y que ·además esa reducción no es .un mero expediente con fines prácticos, sino que es posible en la medida en que son objetos diferentes, distintos valores de uso, y en cuanto valores sólo son expresiones de la misma unidad. En realidad, esa unidad -el trabajo humano abstracto- uniforme y homogénea sólo es producto de la .sociedad burguesa (de la que es fundamento al mismo tiempo); solamente es una entidad real en esta sociedad. En cambio, la sociedad griega, que se basaba en el trabajo de esclavos, y que por tanto no conocf a el trabajo libre, no podía tener por fundamento el tra(SO)
Ef capllal, l:bro 1, sección 1.', cap. 1, pp. 25-26.
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bajo abstracto, uniforme y general. El genio de Aristó-teles no podfa, naturalmente, sobrepasar esa "limitación histórica" y no podia descubrir en la realidad social lo que realmen\e no estaba {51). Pero una vez aclarado el misticismo de la mercancía y el carácter de abstracción real y no de simple generalización mental (52) que el trabajo abstracto o generalmente humano tiene en la sociedad burguesa, 5Urge el problema de saber de qué modo este trabajo · que crea valor de cambio y que, por tanto, produce mercancías, constituye trabajo social. En realidad, las condiciones del trabajo que cr€a valor de cambio son ··1eterminaciones sociales del trabajo, o bien, determir,aciones del trabajo social, pero ~dice Marx- "no \
(51) Cf. \en las Tcorlas de la plusvalía (Madrid, Alberlo Co~a zón Editor, 1974), la áspera polémica ·de Marx. contra Bailey, ol cual "no [ha] comprendido nada ni del valor ni de la esencia dol dinero, si [ conside~a J la sustantivación del valor como una invención escolástica qe economistas". Todas las contradicciones que sa derivan de esa sustanlivación son, dice Marx, "inherentes a la realidad, no 'a la expresión escolástica de la realidad" op. cll., temo 11, p. 178). Por tanto, esta respuesta de Marx a Bailey vale también para todos los estudiosos posteriores que consideraban impllcilo en la teorla del valor-trabajo una especie de realismo conceptual, de escolasticismo o de "ontologismo metaflsico" (expresión utilizada po~ G. Calogero, en La crlllca dell'economla e 11 marxismo, Firenze, 1944, !?· 49), ele. La teorla del valor-trabajo seria una mara hipótesis sin correspondencia objetiva, y expresarla un ideal de justicia de un tipo de derecho natural. Para Myrdal, por ejemplo, el valor (eal es valor metallsico po( excelencia, originado por las doctrinas de derecho natu.ral. Electivamenle, manllene el origen lockiano de la teoda clásica del valor (el. G. Myrdat, El elemento polltlco en el desarrollo de la leorla económica, Madrl.d, Editorial Gredas, 1967, caps. 111 y IV}. Su argumenlación la· ha recogiqo G. H. Sabine, Historia de las doctrinas po\lllcas, y otros. Para un tratamiento más profundo de este problema, remitimos a G. Pietranera, La leorla del valore e dello svlluppo capllallsllco In A. Smllh, Milano. 1963, p. 20 y ss. Al carácter do abstracción real del trabajo humano general (y no de mer.a hipótesis, o de gen1ualización mental, o de invención escolástica} se conecta la posibilidad misma de una teorla del fetichismo de las mercanclas. (52) Este ca(ácter de abstracción real del trabajo, propl.o de la esencia del capitalismo, y no de simple generalización mental, lo ha puesto ele relieve L. Colletti, en la Introducción a Socialismo e soclaldemocrazia de E. Bernstein, Bari, 1968, p. XLVI y ss.
1G6
son simplemente sociales, lo son de un modo especial". "Se trata de un modo específico de socialided" (53). En la sociedad burguesa,' el carácter social dal trana:o lo confiere el hecho de que el trabajo individual cobra la forma abstracta de lo general, o que su producto¡_re·viste la forma de equivalente· general. Según Marx.: en· esto hay que buscar tanto la diferencia fundame:t' al entre sociedad burguesa: y fonnas sociales preburguesas, como la rafz del fenómeno que Marx denomina fetichismo. Tratemos de descubrir el nexo de esios . probl.emas. La simplicidad indiferen_ciada ·del trabaJo en la sociedad burguesa es igu~ldad de los. trabajos reaiiza· dos por individuos dilere,ntes, ·una reciproca· relación de sus trabaJos los unos con los otros en cuanto tra· bajo igual" (54}. En otros términos, el tiempo de tra· bajo representado en el :valor de cambio ·es el tiempo de trabajo del individuo, pero del individuo no :Hferenciado de los otros individuos. en la medida nn que realizan un trabajo idéntico" (55). Luego el tiem· po de trabajo necesario 'para· que un obrero produzca una determinada mercancla, es el mismo tiempo ;de trabajo que emplearía cualquier otro ~~ra que la pro· ducción de la misma mercancía.· .!'Es el tiempo de. tra· . bajo del individuo, pero; no es su tiempo de trabájo, dado que es el tiempo de trabajo común a todos, ;..'or lo que es indiferente que sea-el tiempo de trabajo de tal o cual individuo" (56). En esa Jgualdad o !nd~stln clón de los trabajos individuales, eñ la que los diferentes trabajos concretos sólo son momentos o articulaciones de !trabajo general abstracto, y como tales,' por tantó, reducidos o reducibles a la misma unidad ~por
1 (53) (54)
(55) (56)
Contribución a la critica. p. 51. lbld. ! lb! d. . lbld.
-.67
eso son indistinios-, residen la posibilidad y las car_acterlsticas del intercambio en la sociedad burguesa rl)Oderna. Para aclarar el problema, valga este ejemplo aportado por el propio Marx. Supongamos que Igual · c:anlfdad de tiempo de trabajo de un obrero que hila y' de un tejedor se objetivice o "cristalice", respectiv'éimente, en 100 libras de hilo de lino y en 100 varas de tela. Las 100 libras de hilo de lino y las 10Ó varas de _tela son equivalentes y, por tanto, intercambiables, puesto que ambos productos representan un "quantum" igual de tie.mpo de trabajo general y son equivalente_s, pues, de· todo valor· de uso que contenga un tiempo de trabajo de igual duraclón. "Por la sola ra7órt:-comenta M.a~)<-- de que el tiempo de trabajo del que hila y -al tiempo de 'trabajo del tejedor se presentan como tiempo de trabCtjo general, y que sus productos, por tanto, representan equivalentes generales, el 'trabajo del tejedor y el del que hila realizan en este coso el trabnjo del uno 'para el trabajo del otro; es decir. realizan para ambos la existencia social de su trabajo" (57). Lo que significa que en el valor de cambio de una mercancía el tiempo de trabajo encerrado en él es tiempo de trabajo del individuo tomado aisladamente, pero, al ser el trabajo del individuo no diferenciado respecto al trabajo de otro cualquiera, es decir, $1 ser expresión o articula~ión del trabajo general_ igua!Fo trabajo general abstracto, se presenta inmediatam:e-nte como tiempo dé trabajo general, y ese carác· ter .general del trabajo individual aparece como ol ca· rácter social de este último _(58). Luego: "para que el trabajo del individuo resulte valor de cambio, debe constituirse un equivalente general, o sea, representa,.. ción del trabajo tiempo de individual como tiempo de ~ •trabajo gel}eral". Lo que de nuevo significa que el ('57) (~8)
168
lbld., p. 52. lbld., p. 51.
trabajo que se expresa en el valor de cambio (y que es trabajo individual) sólo "se convierte en social al adoptar la forma de su inmediato opuesto, la fornia de la generalidad abstracta" (59).
-Como se ha dicho, ese carácter socialmente me-diato _del trabajo y de sus productos en la sociedad burguesa -donde, repetimos, el tiempo de trabajo del indivi~uo se presenta como tiempo de trabajo general y su producto como equivalente general, o sea, que el trabajo del uno solo tiene existencia sociál para el . trabajo del otro en la medida en que adopta "fa forma de su inmediato opuesto", la forma de la genera· lidad abstracta"-, ese carácter distingue especificamente el trabajo en la sociedad burguesa del trabajo de las épocas preburguesas. Respecto a esto, Marx nos da la siguiente caracterización: Por el contrario, en la industria patriarcal rural, en la que el que hilaba y el tejedor vivían bajo el mismo techo, en la que los componentes femeninos de la familia hilaban y los masculinos tejían, únicamente para las necesidades fAmiliares, el hilo y la tela eran productos sociales, hilar y tejer eran trabajos sociales en el seno de la familia. Pero su carácter social no· con· sislía en el hecho de que el hilo, como equivalente ge· neral, se cambiara por la tela como equivalente. general, o que ambos se cambiasen recíprocamente como expresiones indistintas y equivalentes del mismo tiem· po de trabajo general. Era la organización familiar, con su espontánea y natural división del trabajo, la que im· primla al producto del trabajo su sello peculiar. O bien, consideremos los tributos naturales y en especie de la Edad Media. En ésta, lo que constiluian los. lazos so· cíales, eran los determinados :rabajos de los individuos en su forma natural y espontánea: la particularidad, y {59)
lbld., pp. 51·53.
169
no la generalidad del trabajo. O, por t.'Jitirno, consideremos el trabajo en comCm bajo su formo natural y espontánea, tal como lo encontramos en el umbral de la historia de todos los pueblos civilizados. En este caso, el carácter social del trabajo no lo imprime evidentemente el hecho de que el trabajo del individuo adopte la forma abstracta de la generalidad, o de que su producto revista la forma de equi·1alente general. La comunidad, el presupuesto de la producción, esa que impide que el trabajo del individuo sea trabajo privado, la que hace aparecer el trabajo individual como función directa de un miembro del organismo social (60). En cambio, en la sociedad burguesa, toda la cohesión o unidad social se obtiene a través del intercambio de los productos del trabajo como mercancías. En realidad, en esta sociedad, el presupuesto de la producción ya no es la comunidad, que organiza la división del trabajo y distribuye directamente los productos .del trabajo entre sus distintos miembros. En un tipo de organización como el que cita Marx de la comunidad rural, la relación entre los individuos es inmediatamente social. En cambio, en la sociedad burguesa, la conexión social se produce a espaldas de los individuos, sin que ellos la dirijan conscientemente. En ella los hombres son productores independientes, separados unos de otros, y sólo se relacionan entre sí a través de los productos de su trabajo; es decir, que se relacionan no inmediata y conscientemente, sino Inmediata e Inconscientemente, a través del intercambio o el mercado. Marx explica la manera en que esto ocurre con la descripción de la operación real según la cual el tiempo de trabajo del individuo se presente\ como tiempo de trabajo general y su producto coino equivalente general. Y Crnicamenle porque el trabajo ( 60)
170
lbi d., pp. 52-53.
del individuo odorla la forma do su inmediato opuo~to. es decir, la forma de la generalidad abstracta, es ;::or lo que el trabajo de uno tiene existencia social para el trabajo del otro. . . Con esto hemos encontrado la respuesta a la cuestión planteada al comienzo:' cómo se crea la cohesión social en una sociedad, a ·la que propiedad privada y división del trabajo han aiomizado; donde la prú(h;c· ción ya no aparece como hecho social, sino como acto privado de productores aislados; en la que, en general, todos. actúan como sujetos aislados e independientes Y' cada uno persigue su pFOpio interés: El anterior arálisis nos ha dado todos los .útiles para responder a esta cuestión: se trata del inter'?ambio y del carácter es¡:ecffico que asume en esta S?ciedad. En ella los objetes de uso se convierten en me~cancías, en cuanto que son productos de trabajos privados, realizados independientemente los unos de los otros. El conjunto de trabajos privados constituye 'el trabajo social coleclho. Pero, ''como los productores sólo entran en contac'o social al cambiar los productos de su trabajo, el C3· rácter especiricamente social de sus trabajos privados asimismo sólo se manifiesta dentro de este intarca:nbio. O lo que es lo mismo, lo~ trabajos privados scio expresan realmente su cualid~d de eslabones del,lr3bajo colectivo de la sociedad mediante las relacibr.rs que el intercambio establece e_ntre los productos ·cel trabajo y, a través de ellos, entre los productores". Y ¡:-:-r eso, ante los productores, las· relaciones sociales .:'e sus trabajos privados "aparecen como lo que son; ~s decir, no como relaciones· directamente sociales ce las personas en sus trabajos, sino como relaciones de cosas entre personas y relaciones sociales entre cosas'.' (61). (61) El capital, libro l. sección 1.•, cap. 1, p. 38. A coniÍm ación damos el texto alemán de este párrafo: "Den letzteren IC'::;
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En el carácter social; lndlreclo del trabalo en la sociedad burguesa se encierra. pues. el fenómeno· que , Marx llama fetichismo; e~to es, el hecho de que "la relación· social de las pers'onas se presenta, por decirio asf, invertida, como relación social de las cosas" (62). Para Marx,(i! letichjs'mRJ es el fenómeno especifico de un tipo de sociedad, la burguesa, en la que los pro· duetos del trabaJo adoptan la forma de mercanclas, dond.e el trabajo mismo es mercancla, y donde el nexo social colectivo, la cohesión social entre los individuos 'ij: sus trabajos privados; se da mediante el cambio de mercanclas. Como el trabajo y su producto no son directamente sedales! .sino~ que sólo Jo son cuando cobran; respectiva-m-ente,· el 'uno la forma de la generali.dad abstracta y el otro la de equivalente general; del · mismo modo, la cohesión social de los trabajos aislados y de los individuos que los realizan nó es directa, sino Indirecta, es decir, producida e conseguida por m~dio del cambio de los produbros del trabajo. "Ese nexo materialmente social de trabajos privados independien· les los unos de los otros -dice Marx- tan sólo es indirecto; es decir, que Sólo se realiza a través del c:amblo de sus productos. Por consiguiente, el prodú~to del trabajo sólo tiene forma social en cuanto que tiene forma de valor, o sea, forma cambiable por otros ·~reductos de trabajo" (63). Por tanto, el proceso·so· cial . éonsla de tres momentos inseparables -~nire sr,. que forman .un lodo únicó: a) la igualdad de los tra. bajos humanos asume la forma real de una materialización igual de valor de Jos· productos del trabajo; b) la productores J erschcil"\en dnher die gesellschaftllchen Beziehungen .lhrer Privatarbeilen als das was sle sind, d. h. nlcht als unmlllelbar 'gesellschaftliche Verhiiltnisse dar Pernen in ihren Arbeiten selbst. 'sondern vielmehr als sachlich e Verháflnisse der Personen un geseiJ· ·schaflliche Verhállnisse der Sachen". (62) (63)
172
lbld. K. Marx, Scrllll Jncdlll di economla pollllca, cil. p. 145.
magnitud del despliegue de la fuerza humana de trabajo, medida por el tiempo de su duración, reviste la forma de magnitud de valor de los productos del trabajo; e) y finalmente las relaciones entre los productores. cobran la forma de una relación· sociaf de los ~~oductos del trabajo (64). De ahí lo que Marx llama el "misterio" de la forma mercancía. que consiste simplemente en que tal forma "proyecta ante los hombres como en un espejo el carácter social de su propio transformado en el carácter material de los productos de su trabajo, propiedad social natural de . estos objetos, y, por tanto, también refleja la relación social entre productores y trabajo colectivo como uria relación sep. cial entre objetos que se diera al margen de los pr~·· duetos mismos" (65). Pero puesto que sabemos que · como las mercanclas según la idéntica cantidad d sustancia creadora de valor o trabajo abstracto qu~ contienen, y como, por otra parte, las magnitudes d~ valor varlan constantemente, ~independientemente dé. la voluntad, del conocimiento previo y de la acción ~d l~s personas. entre quienes se realiza el cambio", par9: éstas .últimas, "su propio movimiento social cobra la forma de un movimiento de cosas bajo cuyo control. están, en vez de ser ellos quienes las controlen" ( 66)Esta es, en lineas generales, la teoría marxiana del fetichismo de las mercanclas. tal como se desprende de las dos grandes obras· de madurez de Marx.
.
Hay un aspecto de esta teoría particularmente delicado, y que queda esclarecido en todas sus implica-, ciones. En un pasaje que ya hemos citado, Marx dice que en la sociedad burguesa las relaciones sociales de los trabajos privados "aparecen (ante los productores] como lo que son; es decir, no como relaciones (64)
El capital, lib:o l. secciór¡ t.•. :ap. ;, ;:¡. 37.
(65) (G6)
lbld. lbld .• p.
~o.
173
directamente sociales entre personas [ ... ]. sino como relaciones sociales entre cosas". Asf, pues, Marx distingue entre un aparecer o apariencia y el ser. la realidad. Pero no se trata de una auténtica y verdadera oposición, porque Marx dice que las relaciones socia· les aparecen (erschelnen) tal como son (slnd) en realidad: por ese motivo, apariencia y realidad coinciden. Sin embargo, en ese aparecer está· implícita de algún modo 'una referencia a una falsa conciencia'. o concien. cia invertida de la realidad; conciencia que, por otra parte,_.·está justificada por la realidad misma y que, por tanto, es auténtica en cierto sentido. Marx resuelve estos problemas en una página fundamental del Capital.. En ella dice que los hombres equiparan unos con otros sus diferentes trabajos como trabajo humano, al equiparar unos con otros en el cambjo, como valores, sus diversos productos. No lo saben, pero lo hacen. Sabemos que de ese modo es como el valor transforma lodo producto del trabajo en un "jeroglífico social". "Luego, dice Marx, los hombres tratan de descifrar el sentido del jeroglífico y descubrir el secreto de su propio producto social, ya que la determinación de los objetos de uso como valores es su producto social, tanto como el lenguaje. El tardío descubrimiento cien· tffico de que los productos del trabajo, considerados como valores, sólo son expresiones materiales del trabajo humano invertido en su producción, es un descubrimiento que hace época en la historia del progreso humano, pero que no disipa en absoluto la apariencia objetiva del carácter social del trabajo". La característica de esta particular forma de producción que es la producción de mercancías, esto es, que el carácter especfficamente social de los trabajos privados independientes los unos de los otros reside en su igualdad como trabajo humano y adopta In forma del carácter de valor de los productos del trabajo, se presento como 174
algo definitivo, tanto antes como después de aquel descubrimiento, a los que están cautivos en las relaciones de producción de mercancfas: "algo tan definitivo como el hecho de que la descomposición ci~ntlfica del aira en sus elementos deja indemne la forma Hsica del aire como forma material" (67). Por otra parte, sólo en una producción de mercancías; completamente desarrollada puede hacerse el descu.brimiento cientifico de qüe la determinación de la magf\itud de valor por medio del tiempo de trabajo es "un t~abaJo oculto bajo las oscilaciones aparentes de los valores-relativos de las merc~nc(as''. Ese déscubrimiento eÍimina la. "apariencia de ·la determinación puramente casual de las magnitudes de valor de Jos productos del- trabajo, pero no destruye de ninguna manera su f~rma objetiva" (68). 1
Ya está claro en qué s~ntido el fetichismo es una falsa conciencia, que, sin embargo, tiene su base y justificación en la realidad social del capitalismo (luego no es una pura ilusión}. Es una falsa conciencia e!l la medida en que los hombres no logran sobrepasar esn realidad y esas relncion~s de cosas, bajo cuyo control se encuentran; es decir,: no logran que las relacio· 1
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(67) lbid., pp. 39·40. / (68) . lbld., 1?· 40. Evidentemenle, este descubri.miento cienlill· co es de gran importancia, no sólo desde el punto de vista de 'ht cioncia, sino también para la conciencia revolucionaria .da la ctast>obrero. Se ha. observado justamente ,a es le respecto que, Plt~SI:l c¡ue el "valo(' se considera como la materialización ~e la fuer'J& humana de trabajo, el discurso crilico-cienlffico o antilelichls!a t.lc El capllal coincide con la ~utoconclencla misma de la tlas'! obrera. "En el sentido de que, como el trabajo asalariado, al c·>nocer In esencia del 'capilal' y del 'valor', ·Jos r:econoce como ti propio 'si'. objetivado (por lo que, al conocer: esos objetos. ~ t!l. vez adquiere conciencia de si); de ese modo, al conocerse, la ciese obrora lambién realiza ..:...al ser la ganancia y la renta formas resultantes dQ la r.lusvalfa- el conocimiento del lugar da origer; t.le lu5 otras clases y, a partir qe esto, de toda la sociedad- (L. C elti, lntroduzlone, cil., p. LX). En su e11sayo sobr:e la r&ificaclón lukflc ha sido el primero en subrayar este motivo de la cclnc:. ~nc a en la clase obrera del conocimiento de si y da tod;~ •a sociedad.
nes indirectas de las cosas son relaciones sociales entre las personas. Por btra parte, como en la 'sociedad burguesa las relaciones entre las personas, las relaciones sociales, son realmente relaciones entre cosas (productos del trabajo considerados como valo- . res), el pensamiento social que se construye los ins. trumentos de análisis para disolver el halo ~fstico del · fetichismo, sólo puede hacerlo, justamente, a nivel de conciencia, a nivel de conciencia social e información subjetiva, pero no· de realidad. Además, la dificultad de superar ese halo mfstico se debe precisamente a la base real que le determina. Según Marx, los economistas modernos, por ejemplo, en prirT)er lugares los "vulgares", se quedan-·atrápados en la apariencia ·relichista, sobre tod-o cuando tratan de categorfas económicas s_~periores. Esto lo afirma Marx en no pocos lugares. ¡;:¡, la Contribución a la crítica de la economla polltlca, por ejempló, tras aludir a la "mixtificación de la mercancia", ·en la que el valor de cambio aparece como determinación natural social de los valores de uso, como determinación que corresponde a éstos en cuan' lo cosas, escribe: . Unicamente el hábito de la vida puede hacer aparecer como algo.. banal y corriente el hecho de que una relación de producción social adopte la forma de un objeto, de manera que las relaciones laborales de las . personas se manifiesten más bien como relaciones recf- . procas entre cosas y entre personas y cosas. En la mercancfa, esta mixtificación es aún más simple. Más o ni~nos vagamente, todo el mundo entiende que la relaciÓn entre mercancfas como valores de cambio, más tilen es una relación entre las personas en su reciproca actividad productiva. En las relaciones de producción más elevadas, esta aparfencia de simplicidad desaparece. Todas la~ ilusiones del sistema monetario provie· nen de que del aspecto del dinero no se desprende que
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represente una relación de producción social, aunque lo haga bajo la forma de un objeto natural y de determinadas propiedades. La misma ilusión se desprende entre los economistas modernos que se ríen desdeñosa~ente de. las ilusiones del sistema monetario, en seguida· qüe se ocupan de categorías económicas superiores, por ejemplo, el capital. La descubren al confesar cándidamente su asombro cuando tan pronto aparece como una relación social lo que torpemente consideraban como un objeto, les !nquieta nuevamente . . . . . . como . . . como objeto lo que apenas acabaoan de considerRr como relación social (69).
En el tomo 111 de El capital, en el capítulo sobre la .{Fórmula trlnllarlii] Marx señala cómo la economla vul' gar se siente particularmente cómoda en la "forma fenoménica extrañada" de las relaciones económicas. Estas relaciones, dice Marx, se les aparecen tanto más evidentes cuanto más escondida les sigue siendo su trabazón interna. Según Marx. en la -fórmula trinitaria" se ve precisamente: cómo la economía vulgar no logra alcanzar la esencia de las cosas --esto es, las relaciones sociales reales~·y sigue apegada a la pura apariencia, a la realidad en su forma extrañada, cosificada. Merece la pena que profundicemos sobre este punto, del que podremos deducir precisas indicaciones acerca de la relación entre apariencia (es decir, reflejo ideológico mixtificado de las relaciones sociales). Sigamos, pues, la argumentación de Marx. En la sociedad capitalista, la plusvalía o plusproducto se distribuye entre los capitalistas como un dividendo en proporción a la cantidad de capital social que cada uno posea. Pero esta apropiación y distribución de la plusvalía o plusproducto por parte del capital, encuentra su barrera en la propiedad privada del (59)
Conlribuc:lón a In critica ..., p;:. 5<4-55.
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suelo. Así como el capitalista, en forma de ganancia, estruja al obrero trabajo sobrante, y con él plusvalfa y producto sobrante, el terrateniente arranca a su vez al capitalista una parte de esta plusvalfa o producto . sobrante en forma de renta. Luego la ganancia del ca-. pita! y la renta del suelo no son sino elementos especiales o partes de la plusvalfa, categorfas en las que la plusvalía se distingue o d.istribuye según corresponda al capital o a la propiedad territorial. Por lo demás, esta distinción o distribución de la plusvalfa no altera su naturaleza: la adición de ambos elementos consti- · luye la su~a de la plusvalía social. . Pasemos al salarlo. La propiedad territorial no tiene nada que ver con el proceso real de producción, en cuanto que su papel se limita a trasladar una parte de la plusvalía producida del bolsillo ,del capital al suyo propio.- El obrero, en cambio, como propietario y 'ven· dedor de su fuerza de trabajo recibe bajo el nombre de salario una parte del producto, que repre·senta la parte de su trabajo que Marx llama necesario, es· decir, el trabajo· necesario para la conservación y- reproducción de esta fuerza de trabajo. Pero por dispares que estas relaciones· puedan parecer: el. c~pital rinde año tras año al capitalista una ganancia, la tierra al terrateniente una renta y la fuerza de trabajo un salario al obrero. Estas tres partes del valor total producido anualmente aparecen, dice Marx, como los frutos consumibles anualmente de un árbol perenne, o mejor de tres árboles; en otras palabras, aparecen como tres fuentes distintas de sus respectivos beneficios (ganancia, renta del suelo, salario). "Lo son realmente, dice Marx, en el sentido de que el ca-· ·pi tal 'constituye para el capitalista una máquina paren-· ne de arrancar trabajo sobrante, la \ierra para el terrateniente un imán perenne para. atraer una parte de la plusvalfa estrujada por el capital y, por último, el
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trabajo la condición y el medio constantemente renovados para adquirir en concepto de salario una parte del valor creado por el obrero y, por tanto, una parte del producto social medida por esta parte de valor, que son los medios necesarios de subsistencia". Pero capital, tierra y trabajo son fu~ntes de sus beneficios respectivos, no porque creen la sustancia que se transforma en estas distintas categorías; al contrario, la d!stribución presupone la exislencia de esa sustancia, el valor global del producto a~ual, que no es otra cosa que trabajo social materializado: "Sin embargo, la cosa no" se "presenta de esta forma los agentes de· la producción, a los exponentes ide las distintas· funciones del proceso de producción, :sino bajo una forma invertida [ ... J. El capital, la propiedad de la tierra y el trabajo aparecen ante los age11tes de la producción como tres fuentes distintas e independientes de las que resultan las tres distintas parles constitutivas del valor producido anualmente y, por tanto. del producto en que este valor existe. Por consiguiente, de estas fuentes brotan no sólo las distintas formas de este valor. como beneficios que corresponden a cada fac.or ::if-1 proceso social de produccipn, sino este factor mismo y, en consecuencia, la sustancia de estas formas de renta" (70). '
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Por tanto, ~r opera un cambio de posición, una completa inversión de la realidad económica y social: lo que está en ~primer término se co;;sidera como secundario, y. viceversa. Los tres modos en los que se distribuye el valor total del producto anual constituyen tres formas distinta~ e independientes, como si originaran la ~us~ncia creadora de valor que, en cambio, se distribuye en ellas, y de la que no son sino manifestaciones. l,Por qué incurre la econo· (70)
El capital, libro 111, secc~ón 7.a, cap. XLVIII, p. 761.
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1
..;mra vulgar en esta Inversión de la realidad social? Por. que concibe las categorrf.s económico-sociales del capitalismo no como categdrras históricas, sino como categorfas naturales, valederos en cualquier época· y ·lu· gar. En una palabra, la economía vulgar no sobrepa-sa Ja apariencia míxtiticada,: cristalizada en "cosas", de ·las relaciones . sociales capitalistas. En nuestro caso,· · si el trabajo as\:ilariado no se considera. como una for· · ma de trabajo socialmente determinada, sino que todo trabajo aparece por su naturaleza como trabajo asa· lariado (y asf, dice Marx ·se presenta ante los que es· tán cautivos en las relaciones capitalistas de produc: ción). entonces, las f_s>rmas sociales· especrricas, de ter· : minadas, que las condiciones materiales del trabajo :·(los medios de producción y la tierra) revisten ante el trabajo asalariado, coinciden sin más con la existencia . ··material de estas -co-ndiciones de trabajo. "Por tanto, '"'si el trabajo se identifica. con el trabajo asalariado, la forma social concreta en: que las condiciones de trabajo se enfrentan a éste también se identificará con su existencia material. Entonces, los medios de' trabajo como tales serán capital, y la tierra, como tal, propiedad sobre la tierra" (.71) .: La autonomfa, propia de las cO.ridiciones de trabajo en la sociedad capitalista ante . el ·trabajo asalariado se convierte entonces en una cua· lidad inseparable de ellas'.' en cuanto cosas, en cuanto condiciones materiales de producción, en ~n carácter idéntico e inmanente a el_las, que les corresponde n~~ cesariamente como elemenlos de producción" (72). Su carácter· social, producto de una época histórica determinada, se convierte en "un carácter objetivo inherente a ellas por naturaleza' y para toda una eternidad, pcir decirlo. asf" (73). Asf _.como el trabajo se Identifica
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- '(71) ..
(7_2.)
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lbfd.,p. 764. lbld. t lbld.
con el trabajo asalariado (dado que el economista vulgar no logra ver la determinación histórica de esta categorla, de la misma manera el capital y la tierra aparecen necesariamente como forma natural de \as condiciones de trabajo frente al trabajo en general. "El ser capital aparece, pues, como forma natural de los medios de tr?bajo y, por tanto, como carácter puramente · material derivado de su función en el proceso de trabajo en general. De este modo, capital y medios de producción producidos resullan expresiones idénticas. Y asimismo se identifican las expresiones tierra y tierra · monopolizada por la propiedad privada. Los medios. de trabajo como tales, que son capital por naturaleza, se convierten, pues, en fuentes de ganancia y la tierra como tal en fuente de renta~ (74}. Así se consuma enteramente la inversión: propiedad de la tierra, capital y trabajo asalariado se transforman en fuentes por las que el producto global se distribuye en las tres formas de ganancia, renta del suelo y salario, "en fuentes reales de donde brotan estas partes de valor y las partes respectivas del producto en el que existen o por ·las que pueden cambiarse, de las que brota, por tanto, como fuente úllima, el valor mismo del producto" {75). La economla vulgar, pues, es víctima de la apariencia fetichista en tanto que considera como cosas (y en consecuencia concibe las características de estas co· sas como propiedades naturales, ahistóricas} a las re· laclones sociales gue constituyen el capital y la tierra monooolizada por la propiedad prjvada. Luego el capi· tal se identifica con las cosas que son los medios de producción. y la tierra monopolizada por la propiedad privada con la tieha en cuanto tal (rudls lndlgestaque moles). La reducción de estas relaciones sociales a cosas hace que se consideren naturales y eternas. (Por ( 74) [75)
lbl d., p. 763. lbld., p. 765.
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ejemplo, como para producir siornpre ha sido necesario un medio de producción, por rudimentario que fuese, entonces siempre ha existido el capital.) La economla vulgar no puede superar esta apariencia fetichista; no logra ver encubiertas las relaciones sociales tras las cosas. Por otra parte, esta ilusión ideológica no es algo caprichoso, como tampoco un error teórico ni nada parecido. Se basa en esa operación real, producida por la sociedad capitalista, en la cual las relaciones sociales se independizan realmente frente los individuos, las condiciones de trabajo se enfrentan realmente a éste y ·adquieren la forma de cosa, de ma· terla muerta que domina el-proceso de trabajo. De ahl las confusiones y las continuas identificaciones que opera la economía vulgar, que no logra "calar" en .el aspecto de cosas que revisten las relaciones sociales. Las concibe, pues, como naturales, no ve su historicidad; por eso tampoco capta la trabazón profunda que une estas categorías en el interior del todo social, por·que, en el fondo, no son categorías en absoluto, sino datos naturales (76). 3. En este punto convendrfa echar una mirada retrospectiva a cuanto hemos visto hasta ahora. Marx presenta Qa sociedad capitalista\ como una sociedad "invertida". "encantada", en el sentido de que realiza abstracciones a todos los niveles, que al mismo tiempo (76) La división de la ganancia en ganancia de emprosarlo e interés, completa, según Marx, la sustantivación de la forma d.e la plusvalla, la solidificación de su forma respecto a su sustancia, a su esencia. Una parte d¡¡l caeital, en cont~aposlción a la otra, se desprende completamente de la relación del capital como, tal, y parece provenir no de la explotación del trabajo asalariado d¡¡l obrero, sino del trabajo del capitalista. Por eso, djce Marx,. la f(:rmula capital-interés, después de las de tierra-renta del suelo y trabajo-salario, alberga más fetichismo que la de capital-ganancia, porque en la ganancia siempre queq<· un recuerdo de su origen, mientras que en el interés no solamen.e desaparece ¡¡se recuerdo, sino que hay incluso una fórmula sólida 11ente o¡Juesta a ese origen.
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1
constituyen sus fundamentos, y de las que el hombre jermjna dependiendo, En todos los campos de su actividad, el hombre está reducido a cosa, a materia muerta, y las cosas. productos de la actividad social del hombre, se personifican, convirtiéndose en @stracciones que le domjnan. Para emplear algunas sugerentes expresiones de Marx, se trata de una "sustantivación y cristalización de los distintos elementos sociales de _ la riqueza", de una "personificación de las cosas, [de . una) cosificación de las relaciones de producción• y: de una "religión de la vida cotidiana" (77) (a su tiempo . c~mprenderemos todo el significado e implicaci<>:" nes de esta metáfora). Los fenómenos sociales analizados por Marx que hasta ahora hemos descrito expresan "la personificación de la cosa y la cosificacio:-.· de la persona (Versachllchung)". En realidad. hemos partido del misticismo de la mercancía, de su carácter de cosa "sensible suprasensible ... Como cosa o va~r de uso constituye el receptáculo material, sensible, del valor. Hemos visto el carácter de abstracción reaJ, de sujeto real que el trabajo humano abstracto tiene en esta sociedad: así como las' mercancí_as son sus productos o encarnaciones, los individuos privados que trabajan y, por tanto, sus trabajos sólo _son momentos y articulaciones de ese sujeto rear, -el trabajo abstrae--. to. Por tanto, en este caso también tenemos una hi¡:ó5- · tasis, una inversión de sujeto y predicado (78). (77) lbld., p. 768. (78) Reciente~~~ ha destacado que en la defln.icjóo mis-J ma de t:!lrabajo ab 1p= está impllcHo que también ~ea trabaJo alienado, es decir, separado e;trañado respecto al hqmbre rn~ mo. Cl. L Collelti, tnlroduzlone, ciL, p. Lit y ss. De hecho, rec.elca CoTielli, las capacidades de trabajo o de fuerzas de trabajo &e'\ distintas unas de otras, son
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-.:.::-f\demás, hemos visto el carácter Indirecto propio de la conexión social en la sociedad capitalista (a difereh"cia de las formas sociales precapitalistas). Indirecto' debido a que la conexión social sólo se obtiene a través del cambio de los productos del trabajo cqnsiderados como _mercancía .. Como la comunidad ni quiere, ni programa, ni distribuye conscientemente los trabf']os de cada individuo, al ser trabajos autónomos, independientes los unos de los otros, sólo realizan su propiedad de ·momentos o articulaciones del conjunto social a través· del cambio de los productos del trabajo, es decir, únicamente a·· través del mercado. Hemos visto las características de este cambio, que es posible debido a que_ ~!..trabajo del individuo reviste· la forma de generalidad abstracta o que su producto adopta la de equivalente general. Por tanto, se trata de una .conexión social que se da, por decirlo asf, a espaldas de los individuos, que sólo se expresan como poseedoras . de mercancfas, como "máscaras económicas", como 'determinaciones' del producto del trabaJo de las cosas.
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lr~bajo ~eprescntado en el valor do cambl.o os el !lempo de trabajo , do! individuo, pero del Individuo no diferenciado del ot(o Individuo, de lodos los Individuos en cuanto que llevan a cabo Idéntico lrabajo [ ... )"', ele. Colletll observa agudamente: "Lo _que significa JrOcisRmenle que se consiqera el trabajo como un proceso en sf, ni;Jependlenlemenle del hombre que lo realiza: porque lo ~ue lnlere~a no es el hombre determinado que ~eal\za el lrabajo o el !~a hajo delermlnado que realiza, sino la fuerza .de trabajo distribuida da ese modo, prescindiendo de 'a qué Individuo pertenece' y en qué tipo de lrabajo concreto se invierte; o porque; por úlllmo, lo que Interesa es la energla humana como tal, la fuerza qe t~ablajo ·tal. como es, al margen e independientemente del hombre que la Invierte: como si. el sujeto real no fuese el hombre, sino la fuerza .misma de trabnjo y al hombre sólo le quedase hacer las funciones de vohfculo o medio, para que aquélla se manlllesle. En olros lérminos. la fuerza de trabajo -que es una propiedad, determl· nación o ~tributo dE!I hombre- se transforma en un sujeto Independiente o se representa a si misma como 'valor' de 'cosas'; mientras que los individuos humanos, que son los au.lénlicos suje· tos reales, se convierten en determinaciones de esa determinación suya~ es decir, en eslabones o apéndices de su común fuerza de trobajo, suslantivizada de ese modo"'.
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Los individuos se relacionan entre si por medio de las cosas; están dominados por ellas y por las leyes ob~ jclivas del cambio. del mercado. El movimiento social representa la for~a de un movimiento de cosas, bajo c1,1yo .control están los individuos humanos, en vez de . tenerlas ellos bajo su propio co;-¡!roL Por este motivo, el hombre también está dominado por sus propias creaciones, por los productos de su propia mano, en los que. ha materializado sus energias físicas y su capaci- ¡ dad intelectual. En resumen, de sujeto real se ha degradado a predicado de sus proj?ios_predicados, que se han convertido en sujetos reales (79). · Por último, hemos visto las influencias Ideológicas del fetichismo que, al ser una mixtificación real, también produce una mixtificación teórica. una falsa con· ciencia en la cual lo que es primario, el trabajo, se convierte en secundario, o bien está producido por lo que éste, en realidad, produce. En efecto, en la "fórmula trinitaria", el producto total que se distribuye en ganancia, renta del suelo y salario, aparece como creado por el capital, por la propiedad de la tierra y por el trabajo, en cuanto entidades Independientes, distintas y diferentes. Para resumir, diremos que es la misma {79) Se entiende que si esta alienaci6Q alcanza al obrero (el cual sólo· vale en la sociedad burgue..q como depositario y ven· dador de esn morcanciil que es la fus.:u de trabajo. y po~ tanto oslá reducido a "máscara económica-). alcanza también a los capilalisras.. Esle punlo está claro ~, el cuadro que hemos venido trazan.do y no necesita particulares e:~1ones. -Ese desdoblamiento de la personalidad -escobe ukAcs , esa división del hombre en un elemento del movimien::> e as mercanclas y en un espectador (objetivamente impotente) de ese movimiento. !amblen exisle para el capilalisla. Pero ante su conciencia cobra nectr ~Mi<~menlc la form¡¡ de una obje!ivi~ad :::a!erialmen_le aparente, Oe un despliega aclivo de su sujeto. Es:a C!?ariencia le oculta la verdadera condición real; en cambio. para el obrero, al que le está negado ese margen inte:io~ de una acrnidad aparente, la división de su sujeto conserva la forma b:utal de una servidumbre ilimitada en pote:1cia. Por eso está obligad.::~ a t?xp.erimental como objeto del proceso la propia mercanlilizació:-:. :.a propia reducción a pura c<~nlidad" (Hislorla y consciencia de ctzse, cit.. p. 184).
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mixtificación, el mismo engaño, la misma alienación: la objetivida..d_s.ocjal. los productos que constituyen la objetividad social, creados por el hombre. se enfrentan hostilmente a éste. se convierten en entes sustantivados, autónomos e jndependientes, en sujetos reales gue dominan al hombre. en vez de ser poseldos y dominadas por ..él. Esta inversión, de la que hasta ahora hemos esbozado algunos aspectos, en virtud de la cual, repetimos, el hombre está dominado por sus propios productos o se convierte en predicado de sus propios predicados no constituye para Marx una simple caracterfst.ica. de la sociedad burguesa, sino su estructura rundamen-j 'tal y su inconfundible signo distintivo. Luego la teorfa de la alienación se consolida verdaderamente en Marx iy en el fondo se identifica con la critica de la sociedad capitalista y de su expresión teórica, la economfa -polftica. Orientada en esta dirección, una lectura aten.ta d.e El capital y de las Teorías de la plusvalía nos ofrece innumerables testimonios de ello. Nos limitaremos a algunos ejemplcs. Comencemos por la determinación del trabajo en :la sociedad burguesa, la de ser trabajo asalariado, trabajo vendido "libremente" en el mercado y pagado con un salario; en una palabra, el trabajo es una mercancfa. "La inversión -comenla fielmente a nuestro propósito un intérprete de Marx-, el completo cambio de posición por el que el trabajo ya no es una manifestación ·1el hombre, sino el hombre una manifestación del tmQill.Q. adquiere existencia palpable e inmediata. El asalariado es el propietario de st= capacidad de trabalo, de su fuerza de trabajo, esto es, de sus energlas 'físicas e intelectuales. Estas energías, inseParables da la personalidad viviente, se abstraen (o separan) del hombre hasta tal punto, que se presentan como meccancías, es decir, como un "valor" que tiene por "cuer-
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po" (o "valor de uso") al hombre. El asalariado es si·'1plemente el vehlculo, el portador de la mercancía fuerza de trabajo. Por tanto, el sujeto es la mercancla, la propiedad privada: y el predicado es el hombre. No es que la fuerza de trabajo sea propiedad del hombre" sino que el hombre es una propiedad o modo de existencia de la propiedad ~privada" (80). Marx dice: "Para el hombre, que no es nada más que obrero ~n cuanto tal, sus cualidade~ humanas sólo existen en cuanto representan para :él capital extranjero" (8:). Y además: "en el mercado de las mercanclas, al iroseedor de. dinero no se -le presenta directamen
L. K. El El
Colletti, lntroduzlone, cit., p. LIV. Marx, Teorlas di! la plusvalía, cil capital, libro 1, secció:1 6.•, cap._:XVIJ, p. ~~9. capital, libro 1, secció:1 4.•, cap. :xl, p. 257.
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m1smos: al entrar en el proceso de trabajo son absor· bldos por el capital, y_cortlO obreros que cooperan· no son sino un modo especial de existencia del capital (84). La fuerza productiva desarrollada por el obre~ ro, como obrero social, es fuerza productiva del capitai·/Y como el obrero sólo desarrolla la fuerza productiva social del trabajo después de que sl,l propio trabajo pertenezca al capital, esa fuerza, de manera fetichista se presenta como fuerza productiva que el capital posee por naturaleza, c~mo su fuerza produ<;:tiva. Inmanente (85). , . La cooperación, basad~ en la división del trabajo, toma su forma clásica en. la manufacturé\. Cualquiera que sea el punto-espeéial de partida de la manufactura, su forma final siempre es la misma: un mecanismo de producción cuyos órganos· son hombres (86). Y ante todo, el obrero está reducido a ejecutar de por vida una función parcial (87). "En la manufactura, al igual que en la cooperación simple, el cuerpo de trabajo en funciones es un~ forma de existencia del capital. El mecanismo social de producción, compuesto por muchos obreros parciales individuales, pertenece al capitalista. La fuerza productiva resultante de la combinación de . los trabajos se presenta, pues, como fuerza productiva del capital" {88). La manufactura revoluciona el modo de trabajar aisladamente, y muerde en la ralz de. la fuerza ·de trabajo individual. "Deformá al obrero y le convierte en un monstruo·. fomentando, como en un compartimiento estanco, una de sus· habilidades parciales, a costa .de suprimir todo un mundo de fecundos impulsos y ~disposiciones [ ... ]" (89). "Incapacita(84) ( 85) ( 86) (87) (88) (89)
11313
lbld., lb! d., lbid., lbld. !bid. lbld.,
p. 269.
p. 269. cap. XII (1), p. 274. (2), p. 274. (5), p. 293.
p. 294.
do por su propia constitución natural para hacer algo por su cuenta, el obrero manufacturero sólo desarrolla una actividad productiva como accesorio del taller del capitalista. Al igual que el pue!:Jio elegido llevaba escrito ~n la frente que pertenecía a Jehová, la división . del trabajo estampa al obrero manufacturero un sello qué le marca como propiedad del capital" (90). Lo que los obreros parciales piercen se concentra en el capital, enfrentándose a ellos. ::1 resultado de la división manufacturera del trabajo es enfrentar a los obrer"os las potencias espirituales del p:oceso material de producción, como propiedad ajena y como poder do· minador (91). En la manufactura, el enriquecimiento de la fuerza productiva social del obrero colectivo y, por tanto, del capital,. es consecuencia del empobrecimiento de las fuerzas_ productivas del obrero relegado a una función cada vez más unilateral y abstracta (92). Si en la manufactura la articulación del proceso social de trabajo es puramente subjetiva, en el sen !ido de que es una combinación d= obreros parciales; en el sistema basado en la maquinaria, la gran industria posee . un organismo de proéucctón completamente objetivo, que el obrero encuentra ante si como una condición material de producción establecida y dispuesta (93). En la artesanía y en la manufactl!ra el obrero se sirve de la herramienta. en ía fábrica el obrero es quien sirve a la máquina. En aquéllas el moyjmjen!o pel medio de trabajo parle de: obrero en ésta es él guien debe seguir el moyjmie:1to. En la manufactura los obreros constituyen las ani-qlariones de un mecanismo vjvo, en la fábrica hay un mecanismo muerto independiente de ellos. al que les obreros están in(90) (91) (92)
(93)
lbld., p. 294. lbld. lbld. Jbld .. ca2. x:11
(~).
2· 3i5.
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corporados como apéndices humanos {94). Fenómeno -común a toda la producción capitalista, considerada no sólo como proceso de trabajo, sino también como proceso de valorización del capital, es que en vez de ser el obrero quien maneje las condiciones de trabajo, son éstas las que le manejan a él; pero esta inversión sólo llega a tener una realidad técnicamente tangible con el advenimiento de las máquinas. "Al convertirse en máquina automática, el medio de trabajo se enfrenta como capital con el obrero durante el proceso de trabajo, como trabajo muerto que domina y absorbe la fuerza ·de. trabajo viva" {95). En la gran industria, erigida sobre la base de las máquinas, se consuma la escisión . entre las potencias espirituales. del proceso de producción y el trabajo manual, y la transformación de aquéllas en poderes del capital, sobre el trabajo. "La habilidad parcial del obrero mecánico individual, despojada de todo contenido, desaparece como un Infimo accesorio ante la ciencia, ante las inconmesurables fuerzas naturales y el trabajo social de masa que .se ~anifiestan en el sistema de la maquinaria" {96). Aquf ..J.ª ma.,s~ir¡é!ri~. dice Marx, es como aquella forma !ndependiente y extrañada ( enttremdete) que el modo de producción capitalista otorga en general a las condiciones de trabajo y al producto del trabajo respecto al obrero, se . desarrolla en un antagonismo completo (97). Este extrañamiento de las condiciones y productos del trabajo respecto a los productores, caracteriza, pues, el proceso capitalista de producción tanto en sus aspectos particulares como en su conjunto. De hecho, la condición indispensable de es·t~ proce·so es · (94) (95) (96) (97)
190
lbld. (4). p. 349. lbld., p. 350. lbld. lbld.
que se encuentra frente a frente como comprador y vendedor; por un lado, el poseedor de valor, o sea, el dinero, y por otro, el propietario de la sustancia creadora de valor; uno como poseedor de los metiío3 de producción y subsistencia, otro como propietario":.so•, lamente de su fuerza de traoajo. Por tanto, el fundamento materialmente dado, el punto de partida det-'proceso de producción caplialista es el divorcio entre el producto del trabajo y el ·trabajo mismo, entre las cJndiciones objetivas del trabajo y la fuerza de trat.ajo subl~¡iva (98). Como antes de su entrada ~n el pro·ceso su propio trabajo le ha sido alienado~ apropaado por el capitalista e incorporado al capital, durante el proceso su trabajo se objetiviza constantemente on productos de otro. Lueg<;> el producto del trabaJO se convierte en capital: "valor que absorbe la fuerza creadora de valor, los medios de subsistencia que adquieren las personas, los medios de producción que manejan al productor. Luego el obrero mismo produce constantemente la riqueza objetiva en forma de cnpltal; un ~~ a él que le domina y explota [ ... (99). En nuestra opinión, con su análisis del misticismo de la mercancía y del fetichismo, de las consecuena_ias de la división y mecanización_ del traoajo en la sociedad· burguesa, de la relaciéiñ entre trabajao asalariado y capital, etc., Marx nos ha dado una auténtica y pcopia teoría de la alienación; te"oría _que en su núcleo fundámental (ia inversión de Sujeto y predicado producida en los distintos niveles de la sociedad capitalista) está en plena continuidad lógico-metodológica con la teor!a da la alienación formulada en sus escritos de juventud. Por lo demás, esto nos lo confirma también el análisis de la terminologfa que emplea en El capital, en la parte donde examina los fenómenos más impor-
r
(98) (99)
lbld. lbld.
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tantes de fetichismo en la sociedad burguesa. No hace ·diferencia entre los términos VerselbsUindlng, Entfremdung, Versachllchung, Verdinglichung. Tomemos algunos ejemplos del capítulo sobre la "fórmula trinitaria"; Marx escribe que el capital lo constituyen los medios de producción monopolizados por una parte determinada de la sociedad, por los productos y las condicio· nes de actividad de la fuerza de trabajo viva, ·"sustantivizados (verselbsHindigten)" respecto a la fuerza de _trabajo viva, que mediante esa contraposición se personifican en e.l capitai:-:-L!_n poco rnás adelante dice que lao-economía vulgar se siente especialmente cómoda "en esta forma fenoménica extrañada (In der entfremdeten Erschelnungsform)" de las relaciones económicas. En la soéiedad burguesa, la lorma de las condiciones de trabajo está "extrañada (enfremde\e) del trabajo, independizada (verselbstandigte) de él"; de ese modo, los medios de producción producidos se convierten en capital y la tierra en propiedad territorial. Ahora bien, como se ve en estos pasajes, la autonomización (Verselbstandlgung) de las condiciones de tra· bajo respecto a éste, que Marx analiza en todas sus implicaciones, para él no es otra cosa que el extraña· miento (Entfremdung) o reificación. Para esto, Marx no 11ace diferencia entre los términos Versnchllchung y Verselbstlindlgung ("al exponer la Versachllchung de las relaciones de pro~ucción y su Verselbstandlgung . , respecto a los agentes de producción"); entre Entfremdung (como en la renta del suelo una parte de la plusvalla no aparece directamente ligada a las relaciones sociales sino a un elemento natural, a la tierra, "la forma de Enttremdung y la cristalizución de las distintas partes de In plusvalía, respectivamente, termina de configurarse"; en la:forma del capital productivo de inte· rés, el capital fe.tiche se presenta "en su forma más extrañnble [enlfremdete]"); y entre Verdlngllchung ("la
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mixtificación del modo capitslis~a de producción, la Verdlngllchung de las relaciones sociales") (100), etcétera. Pero, naturalmenle, el problema no es sólo de orden terminológico. Más bien se trata de que la teoría de .Juventud del Entlremdung \"Jelve en su totalidad ~como demuestra todo lo que hemos desarrollado hasta ahora- en la obra de madurez de Marx, si bien enriquecida y profundizando en el ;¡lana del análisis económico y social (reificación,. fetichismo, etc.). El fenómeno del Entlremdung siempre es el mismo:· el dominio de los objetos y de las instituciones sociales producidos por los hombres sobre los propios hombres, esclavos de sus mismas fuerzas materializadas. "La esencia de la producción capitalista -escribe Marx en las Teorías de la plusvalía-. o, si se prefiere, del trabajo asalariado, del trabajo extrañado [entfremdet] de si mismo", consiste en que a este último "la rique. za que él mismo crea se le enfrenta como riqueza ajena, su propia fuerza productiva como la fuerza productiva de su producto, su enriquecimiento como empobrecimiento de sí mismo, su fuerza social como fuerza de la sociedad sobre él" (101). El que no se vea, como algunos hacen (102). es:a continuidad entre la teoría de la alienación expuesta en las obras de madurez de Marx y la de los escritos de juventud significa que tampoco se ve la constante repetición y profundi(100) Por tanto, In alirmación de P. Naville es errónea (De l'allénatlon l! la Joulssance, París, 1957. P.· -433}: "en El capital, loa términos Enllremdung y Enl!ius5erung, ~omados por Marx de Hegel, ya no se encuentran". Una afirmación a:táloga ya estaba en P. Sigo, Marxlsme el humanlsme, Pa~ls. 1952: "en El capital [Marx] ha renunciado a ciertas expresiones de:71as.·ado caracterlslicas del len· guaje hegeliano, por e,em¡¡!o, a la ·a::,;;¡aciór¡' "; "el término 'alienación', normalmente empleado pcr th.:x en sus obras de juventud, especialmente en sus céle~res Manuscritos, nunca se encuanlrJn en los tres libros de El capital e:: su se;¡!ido filosófico". (101) K. \larx. Teorlas de la t'lus-~·alfa, cit., 11, p. 254. ( 102) M.\s acelar.:e c.s:u::rerr.:s =.;unas tesis al resp&cto ..
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zación de algunos temas fundamentales, que se entre, lazan íntimamente con la teorfa de la alienación. Pensemos en la relación entre religión cristiana y .sociedad burguesa por un lado, y entre filosofla idealista y sociedad burguesa por otro. En cuanto a la primera relación, se trata de un desarrollo y una profundización en el tema, expuesto ampliamente por Marx en La cuestión judía, en la Contri· buclón a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, en los Manuscritos y en los Grundrlsse (103). donde se ve la estrecha conexión y complementariedad entre sociedad burguesa (alienada, porque reáliza a todos los . . niveles engañosos procesos de "cambio de posición" entre hombre y objetos sociales) y relig.ión cristiana. Algunas de las formulaciones más sugestivas las encontramos en el primer libro de El capital, en el capitulo sobre el fetichismo: "Para· una sociedad de productores de mercancfas, cuyo régimen de producción soc_ial general consiste en comportarse frente a los propios productos como mercancías y, por tanto, como valores, y en relacionar sus trabajos privados en .esta forma objetiva como trabajo humano Igual, el crlstlanls· mo, con su culto al hombre abstracto y especialmente en su desarrollo burgués, en el protestantismo, defsmo, . etcétera, es la forma religiosa más idónea" (104). Cree. mos que el sentido de esta afirmación de Marx es el siguiente: el cristianismo, con su culto al hombre abstracto (es decir, al hombre presocial o asocial 1 es la forma religiosa más idónea para un tipo de sociedad como la capitalista, en la que la conexión social no es directa, sino Indirecta; donde, en una palabra, los hombres no es~án conectados unitariamente, sino· que· es- · tán fraccion.ados, escindidos, divididos; son átomos re- . cfprocam.ente independientes y enfrentados entre sf (1 03) Cf. supra, PP.· 79 y ss., 66, 91·92, 11 6-19. (104} · El capital, libro 1, sección 1.•, cap. 1, pp. 43-44.
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(cada uno persigue su propio interés y produce independientemente de los otros). En esta sociedad la únidad social se produce, por decirlo, asr, a espaldas· de los hombres, o sea, al margen de su conciencia y 'de su voluntad, a través del cambio o el mercado. Ya hemos tocado varias veces este aspecto de la organización social en la sociedad capitalista, y no es necesario que volvamos ahora sobre ello. Pero debemos acla- . rar por qué el cristianismo, con sui culto al hombre abstracto, presocial o asocial, es tan adecuado para esta. socied aél. Para captar esta afinidad ideológico-· estruc·t~ral, establecida po[ Marx, entr~ sociedad bur-_ · guesa y cristianismo, hay que tener presente este profundo pensamiento de Hegel. La idea de la libertad, escribe éste, "ha venido al mundo por obra del cristianismo, para el que el in~ividuo como tal tiene valer infinito, y al ser objeto y !fin del amor de Dios, está · destinado a tener relación 'absoluta con Dios como e-3pfritu, y hacer que este espíritu habite en él; es decir. el hombre está destinado¡ en si a la suma libertad". En cambio, dice también Hegel, los griegos y romanos, . 1 Platón y Aristóteles, sólo sabían que el hombre es realmente libre en virtud del nacimiento, como ciudadano ateniense, espartano, etc., o gr~c_ias a la~ fuerza del ca-· rácter o a la cultura, etc. (105). Muy agudamente, Hegel ve cómo para el cristianismo el hombre no se haca libre merced a la relación social, sino que es libre por 1 su relación con Dios (es decir, en cuanto que recibe de Dios aquella espiritualidad que es la libertad misma). En resumen, para el cristianismo la relación con la sociedad ·no es constitutiva esencial. del hombre, sino algo que viene después de¡su relación con Dios (106);
y
1. . (105) G. W. F. Hegel, Enciclopedia de laa ciencias Oloaónc.u, . México, Juan Pablos Editor, 1974, p. 336. ( 106) Para una discusión del concepto de ·hombre abstracto• en relación con el problema social, cf. G. Delia Volpe, La Uberl comunista, Milano, 1946, y A. Del Noce, La. "no-lllosofta" di Ma•x 1~5
Justamente en virtud de esta concepción del hombre como ente abstracto, presocial o asocial, en la que la · r~tación con la sociedad no es constitutiva y esencial, .: sfno que se produce tras su relación con Dios; precisa. m;ente a causa de eso, el: cristianismo es la religión más idónea para un tipo de sociedad como la burguesa, donde Jos hombres no; tienen lazos unitar.ios, sino que están escindidos, divididos, y sólo se relacionan . :los unos con los otros indirectamente, a través del mercado. . La esfera del cambio .de~ mercanclas, dice un pasaje de El capital que nos aclara posteriormente el concepto de "hombre abstracto" del que, según Marx, el cristianismo hace objeto de cJito, constituye un auténtico y propio Edéñ.-de los derectios Innatos (es decir, aprio. ri~Úcos, abstractos, presoclales) del hombre. En esta esfera "sólo reinan Libertad, Igualdad, Propiedad y Bi:mtham" (107) ,; En las l!neas siguientes, Marx da una caracteriación sarcástica y mordaz de la verdadera sig! e 11 comunismo come re aMil poli ti ca ( 1940). "La sociedad Instituida por la caritas, o por el amo~ al prójimo -escribe Delia Vol· po-, es P.recisamente una sociedad gue sólo surge en fun.ción de una preexistente -y trascendente-- constitución de la persona (o sea, del individuo Investido de un[versalidad o valor) mediante la unión originaria -es decir, directamente dogmállca, gratulladel lnvididuo o de Jo particular con Jo universal (que es Dios). en la que efectivamente se dice que es 'por amor de Dios, del Padre cÓmún, por lo que se ama al prójimo, a los hermanos' (como . a nosotros mismos), por Jo que se nos une con ellos; en· una palab~a. es una sociedad de personas preconstituldas como tales en' su congregación o asociación; .una sociedad que es algo secundarlo, posterior; se ha dicho que sólo es primario la persona". La cual "es ese .Individuo abstracto; solitario, presocl.al, que constituye la persona 'primaria' respecto a la sociedad, la persona crlsliana", "es decir, es el individuo: investido de lo universal (o vn. lor), ante~ior e independientemente de la sociedad que se formar{!" (op. cll., Milano, 1963, pp. 14·15 y 21). Del Noca escribe: "En. el pensamiento platónico cristiano el hombre está en necesaria relación con Dios, contingente con la sociedad (la relación necesaria con Dios es la que fundamenta su trascendencia a la sociedad, la contingen_cia de su relación con ello)" (ahora en A. Del Nocc, 11 problema dell'atelsmo, Bologna, 1964, p. 41). ( 107) El capllal, libro 1, sección 2.•, cap. IV, p. 128.
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niricación que los llamados derechos innatos del hombre asumen para el. obrero en la realidad social de todos los días (la libertad de venderse, de no pertenecerse a sí mismo), y de la estrecha complementariedad en _la sociedad burguesa entre igualdad jurídica o formal de las personas y explotación (·como comprador vendedor de una mercancía, por ejemplo, de la fuerza de trabajo, sólo están determinados por su libre voluntad. Estipulan su contrato como personas libres, iguales jurídicamente.· El conlíalo es el resultado final en el cual sus voluntades se dan una expresión jurldica común'•). Pero, además, ¿qué significa para el hombre en general (incluido el burgués) los derechos innatos? La libertad es la libertad ·del hombre en cuanto mónada aislada y cerrada en si misma"; la propiedad es "el derecho de disfrutar de los propios bienes y de utilizarlos según se quiera, sin tener en cuenta a los otros hombres, independientemente de la sociedad, o sea, el derecho al egoísmo"'; la igualdad es la igualdad de la susodicha libertad, ·es decir [ ... ]. cada hombre considera a su igual como tal mónada abandonada a sf misma". Son· palabras de la Judenfrage, en la que Marx terminaba, a propósito de los derechos Innatos del hombre proclamados por la revolución burguesa, con que ninguno de ellos super2 al hombre egoísta, al hombre en cuanto miembro de ra sociedad . civil bur-. guesa, encerrado en si mismo, en su propio interés y en su propio deseo privados. separado de la comunidad. "Muy lejos de estar concebido en ellos como miembro del género humano. más bien resulta que la propia vida del género, la sociedad, es un marco externo a los individuos. una limitación de su libertad originaria. Los únicos lazos que les unen son la necesidad natural, la necesidad y el interés. privado, el mantenimiento de la propiedad y de la persona egols-
y
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la" (108). Sociedad que, por tanto, no es comunitaria .fundamentalmente, porque está escindida, dividida, y e·s resultado del encuentro de átomos aislados e indiferentes dotados de derechos Innatos ( = presociales); resultado, por consiguiente, del encuentro de individuos humanos abstractos, prehistóricos, reconocidos y sancionados como tales por el cristianismo. Hay otros motivos de afinidad entre cristianismo y sociedad burguesa alienada. Como sabemos, la esencia del fenómeno que Marx llama fetichismo consiste en que el movimiento social de los hombres ~obra la forma de un movimiento de cosas, bajó cuyo control están, en vez de ser ellos quienes lo cpntrolen y dominen. "Por consiguiente ~dice Marx___:_, para en-contrar una analogía debemos remontarnos a la nebulosa región del mundo religioso. Allf, los productos del cerebro humano parecen formas in-dependientes dotadas de vida· propia, que se relacionan entre si y también con ·los hombres. Así ocurre en el mundo de las mercan el as con los objetos producidos por la mano del hombre". (109). De ahí la unidad estructural, orgánica, entre religión y sociedad burguesa, cuyo mecanismo mueve constantemente, realmente, una religión de la vida cotidiana. "Así como el hombre está dominado en la religión por obra de su propia cabeza, de igual modo está dominado en la producción capitalista por obra de su propia mano" (110). Por eso, Marx puede afirmar que, "en general, el reflejo religioso del mundo real sólo podrá desaparecer, cuando las relaciones de la vida práctica cotidiana presenten a los hombres día tras día relaciones claramente racionales entre si y entre ellos y la naturaleza humana. La forma del próée-. so vital social, es decir, del proceso material de pro( 108) ( 109) (110)
198
K. Marx, Scrlltl pollllcl glovanlll, cit.. pp. 377·79. El capital, libro !. sección U, cap. 1, p. 38. lbíd., libro 1, sección 1.,, cap. l.
ducción, sólo se despojará tde su halo místico cuandCl, como producto de hombres libremente unidos en sociedad, esté bajo su control consciente y se lleve a cabo según un plan" (111). En esta concepción del cristianismo como religión especifica del capitaiisrno (112) volvemos a encontrar, elaborados y desairoliados, todos los temas de_ las obras de juventud: la alienación religiosa (113) como expresión teórica dE: la alienación económico-social; la religión como expm1
'
( 111) lbld., libro 1, sección 1.a. cap. 1, p. .C4 • . ( 112)" En El capital y en las Teorlas de la pluS'r.llla hay mu- chlsimas ~elerencias al <;ristianismo. Cl., por ejemp:o, Teorlas, !: . página 364: "Con el desarrollo de la producción capitalista se crl3a en los distintos pueblos un nivel1 medio de la sociedad burgull.:ia y, ~n col)socuencia, de los temperamentos y disposic:l_ones.. EstA modo de producción es esencialmente cosmopolita, como el crisfi tianismo. Por tanto, l cristianismo reli Ión Jllal. Para · En s o paJ::a si un hom~r"' vale tanto como otro. f¡lra uno todo depende de. si tiene fe p.>.@ •. el otro de sj tiene créd.Wl. Ademés, al primero se aJ\ade la grecia, ·. al segundo el hecho de si ha nacido rico o no". Y el. El caplla;, libro 1, sección 4.•, p. 336, y libro 1, sección 2.·. cap. VIII (5). ptgiqa 217 (nota sobre el protestantismo). Y, d~de luego, tam¡;oco puoden tomarse por inocentes, metáforas como ésta: "Considerando como velo( de uso, la tela es algo sensible y diferente dEl \raje, pero considerado como valor es algo 'igual al traje' y txr lanto tiene aspecto de traje. De este modo recibe una lorma ds valor distinta de su forma natural. En su identidad con el traje se revela su verdadera naturaleza como valor, del Jllismo modo qus la natur.aleza carneril del crislia11o se_ revela- en su identidad cor. el cordero de Dios" (libro 1, sección 1.&, cap. 1, p. 19). Téngase en cuenla que, en esta ocasión, Marx está definiendo el "miMi· cismo" de la mercancla, o sea, su carácter "llsicame."''te metaflsico". Sobre el cristianismo cf. también esta afirmación: ·pero para predicar la esclavitud do las masas, para-que unos cuantos parvenus zalios o SEimicullos se convierta11 en eminentes spinners., extensl"l~ sausage e lnnuenllal shoeblaclc dcaler$, les faltaba tod.avla ese 6:gano especifico del cristianismo" (libro 1,. sección ·P, cap. X•ll 1 (3). b), p. 336). ( 113) .- Las analoglas que acabamos de ver. estabteddas por Marx entrE¡ el fenómeno del fetichismo y la religión, se encuentran casi todas en el apartado de El capllat que lleva P.OC tit':llo "t:l IEtichismo de la mercancía y su secreto·. Secreto es Gehelronls, as decir, como se ha observado, -no por casualidad una llp;cá e.x· . presió'11 de la crlli.ce feuer:bachiana de la alienación relifOiosa, en. la primera parle dQ La esencia del cristianismo (cf. C. Lu~r\,, Reallll e storlcllb; economla e dlalelllca nel marxismo, en ·cn¡jca marxista", cif., p. 90).
sión ideológica do la sepa'racJOn del hombre de si, do los otros hombres y de la· comunidad; la afinidad. entre las hipóstasis de la religión (inversión de la relación entre sujeto y predicado, etc.) y las hipóstasis de la vida real.
. Además del cristianismo, la filosofía idealista de Hegel ·constituye una manifestación ideológica de In sociedad burguesa alienad~. En una página capital de la Wertform, donde se analiza la completa inversión que :se realiza en la sociedad burguesa con el lrabajo ab-stracto, autén.tico sujeto real. hipóstasis que se enfrenta a los hombres, que se encarna en las mercancfas, donde los trabajos aislados!. úJiles y concretos no son más que momentos o ariictJiaciones ("por tanto, este traba· jo determinado, útil, concreto [ ... ] debe equivaler necesariamente [ ... .] como forma fenoménica de trabajo humano abstracto") Marx escribe: "En la relación de va_l~:>r y de la expresión de: valor que se manifiesta en oli~( lo universal~ abstracto 'no actúa como cualidad de lo concreto sensiblemente: real, sino al contrario, lo cci~creto sensible Actúa como simple Y. pura forma fenoménica o formR determinada de realización de lo universal abstracto [ ... ] . Esta total Inversión, por la que lo concreto sensible sólo cuenta como forma fenoménica de lo universal abstrRclo, y no al contrario, lo universal élbstracto-com'o cualidad de lo concreto .. caracteriza la expresión de valor. Y esto es lo que difiCulta su comprensión. Si digo que el derecho romano y el derecho ala.m{m son derechos, es natural. Si, en carnbio, digo que el derecho. abstracto, se renllza en el derecho romano y en el derecho alemim, en esos derechos concretos, se deduce de ello una conexión . (Zusammenhang) mística" ( 114). En la última parte ( 1H)
2GO
K. Marx, Scrilll lnedlll di economla pollllca, cit., p. 144.
de este texto es evidente la referencia a los procesos de hipóstasis de la filosofía idealista hegeliana ... Pensemos, antes que nada, en el planteamiento de la Crítica de la filosofía del Estado de Hegel, en. la critica c;fe la "construcción especJiativa". o bien, de la co.nstrucción hegeliana en La Sagrada Familia. Según Marx, esta construcción consiste en abstraer el género de las especies particulares. sensible y aisladamente existe·ntes, por ejemplo, de manzanas, peras, almendras, etc., abstraemos el fruto. De ese modo, el fruto se convierte en una categorfa abstracta, en una esencia que existe Rl margen de los entes 1initos. Luego aquellos entes se convierten en simples modos de existencia, en modos ;'del fruto". En una palabra. para el filósofo especulativo el fruto no es una esencia muerta. indistinta, inmóvil. sino una esencia viva, con personalidad, en movimiento. Los distintos frutos profanos son distintas exteriorizaciones vitales del fruto. son cristalizRciones que el fruto conforma (115). Ahora bien. esta hipóstasis que la filosoffa especulativa realiza constantemente. por la que lo concreto sensible se concibe como un modo o manifestación de lo universal abstracto (los frutos reales. manifestaciones del fruto: los derechos concretos. romano. alemán. etc., manife~taciones del derecho), esta continua inversión o intercambio que la filosofía especulativa hF~ce
de lo concreto con lo abstracto para luego recuperar lo concreto como una determinación de lo abs· tracto, según Marx no es simplemente un "error" metódico, sino el reflejo teórico de ur.a mixtificación operada por la realidad misma. La sociedad capitalista es la que realiza diariamente esa abs:racción o hipóstasis (: 15)
Cf. K. '.la:.,·F. :0-:ge:s, La Sa;raca Familia, cit., pp. 72 y.ss.
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que constituye el trai.Jajo abstracto, auténtico sujeto real en el que lo concreto-sensible (los trabajos privados) no es sino simple forma fenoménica. La lógica invertida de la filosofía especulativa no es otra cosa, pues, que la expresión teórica de la lógica invertida de la sociedad burguesa (116). '
( 116) Esta profunda continuidad y afinidad lógico-metodoló· gica entre critica marxiana _de juventud de Jos p~ocesos de hiposlación de Hegel y crilica marxiana de la sociedaq burguesa en El capilar,· la ha visto muy bien L. Collell[ ·que, entre otras cosas, escribe: "Asf como Hegel separa el pensamiento humano ·del hombre mismo, convirtiéndolo en. 'sujeto independiente' bajo el nombre da Idea, de tal manera que para él ya no es el individuo humano el que piensa, sino la Idea o Logos quien, a través del hombre, se piensa a sf mismo; y como, en eso caso, 'abstraar' slgnl.flca poner { ... ] la esencia humana fue(a del hÓmbre, la esencia del pensamiento fuera del 'acto del pensar', con lo que 'la fllosofla especulativa', dice Feuerbach, 'fija teóricamente esta escisión de las cualidades esenciales humanas del hombre mismo, y por tanto llega. a divinizar cualidades meramente ab::;tractas como sf fueranesencias independientes'; así opera el mundo de las mercancfas sobre el hombre real. Este anula, separa o abstrae del hombre su 'subjetividaq', es decir, sus enc~gfas 'flsicas e l11telectuales', su 'capacidad' de trabajo, y la transforma en una esencia en si; fija la energfa humana como tal en esa 'cristalización' o 'coágulo' de trabajo que es el valor, convirtiéndolo as! en un ser distinto, es decir, no sólo un ser avtónomo e independiente del hombre, sino que domina al hombre mismo" (lnlroduzione, cit., p. LV). Y tam· bién: "Mientras Hegel considera a las instituciones burguesas como la ·encarnación de la Idea, Marx caracteriza-la naturaleza burguesa da esas instituciones precisamente e11 su 'forma de manifestarse como la encarnación de un universal independiente [ ... ]. Para él, el cap1tal es una 'fuerza social' universal fndependiente de la sociedad, que se le enfrenta como una entidad enemiga; es el tra· bajo del hombre el que domina al trabajador, es el trabajo 'muerto' el que explota el trabajo 'vivo'. El estado moderno es 'el Interés general' separado de la generalidad de los interesados (las clases trabajaqoras); la filosolla es el pensamiento o Idea que se maní· fiesta como un sujeto en si, en lugar de los reales sujetos. pensantes. En una palabra, do11de Hegel calebra la entrada del Esplrltu en el mundo, la encarnación del Logos cristiano, Marx ve, por el contrario, el fetichismo, la reificación (Verdlnglichung), esto es, el carácter de abstracciones sustantivadas que señala a todas las in.stiluciones del mundo· burgués como a sus categorlas lógicas y morales" (recensión a Marxismo e fllosofla de K. Korsch, en "Problemi del socialismo", a. VIII [1966]. n. 10, pp. 779-80).
202
CONCLUSION
1. La reconstrucción ,que hemos tratado de hacer 1 hasta. ahora del concepto de alienación en los escritos de ·juventud de Marx y del concepto del fetichismo en las obras de madurez no~ ha permitido precisar tres puntos fundamentales que pueden indicarse de este modo: 1) rigurosa distincipn lógico-metodológica entre la teorra de alienación hegeliana y la marxiana; 2) profunda influencia de Feuerbach sobre esta última; 3) continuidad y afinidad entre 1~ teoría de juventud del Ent· _ fremdung y teoría de la jVersachlichung (o Verdtíog· lichung) y del fetichismo., En cuanto a! primer punto, ya hemos visto la profundf y radical crítica de Marx a la concepción hegeliana de la alienación-objetivación. Marx reconoce a Hegel toda la importancia del descubrimiento y de la fundación_ .de -la--cátegoña de ~nt· fremdung-Entausserung, q4e, por prin:tera vez en la t'istoria del pensamiento, fue posible porque Hegel reivindicó para el hombre (concebido como autoconcier.cia) la objetividad del mundo histórico y social. HEgel utilizó la teoría de Enlfremdung-EnUiusserung pa~a definir la relación de la autoconciencia con su pr~ué:to, el mundo histórico-social creado por ella (Estado,. religión, riqueza, etc.). En cuanto formación del espíritu, 1 . ese mundo se enfrenta a este último como entidao independiente, extraña, aunque sea el producto de su actividad. Recorriéndolo y alcanzándolo a través de todas sus determinaciones' objetivas, _la autoconciencia \
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elirnina o supera aquella objetividad o extrañamiento: toda forma del m ndo material e histórico-social se revela como algo "puesto" pór la autoconciencia y, por ranto, como algo que se funde en ella totalmente. LR · . autoconciencia se reconoce en la objetividad, o bien sabe que la objetividad. no es nada distinto de ella, y ton ello supera la objetividad en cuanto tal, el extrañamiento de aquel mundo, la alienación. Marx declara que en este modo de concebir la relación autoconciencia-objetividad, o' en esta reivindicación de _la objetividad· para la autoconciencia, Hegel sitúa en el centro de su argumentación el concepto de trabajo, de materialización. de las fuerzas· esenciales humanas, aunqué lo hiciera· en -rórñi'S" extremadamente abstracta y espiritualista. Como ya hemos tenido ocasión de ver, Marx dice que lo importante de la Fenomenologla y de su resultado.final, la dialéctica de la negatividad como principio motor y creador,: es que Hegel concibe la • autorrealización del hombre como un proceso, la ob' jetivación como enfrentamiento, como alienación y su·peración de esta alienación, y, por tanto, concibe la esencia del trabajo y del hombre concreto en tanto que real como resultado de su propio trabajo. En resu. men, Hegel pudo fundar la categoría de la alienación porque concibió el mundo social objetivo como pro. dueto o materialización de ·las fuerzas esenciales humanas, de la actividad social del hombre, del ·trabajo .. oB.; ah! las intuiciones y representaciones reales (que . superan con mucho, dice Marx, el punto de vista de ·Hegel) de. los fenómenos sociales extrañados como . propiedad privada (alienación de la riqueza), Estado, religión, etc. El punto débil de Hegel, que permite criticar y rechazar su teorla de la alienación. reside en la condición idealista de su planteamiento, en su concepción del hombre como autoconciencia, como ente no-material,
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espiritual. Según esta concepción, la relación de la autoconciencia con la objetividad equivale a alienación. En otros términos, Hegel tiene el mérito, al reivindicar la objetividad para la autoconciencia y al concebir la objet~vidad como creación de la autoconciencia, de situar en el centro de su discu:so el proceso de objetivación, el trabajo (aunque de modo muy abstracto, especulativo, como acto espiritual); pero justamente en cuanto que concibe al hombre como autoconciencia, como ente no objetivo, espiritual, para él la objetivación es igual que alienación, ·el escándalo es que· haya un mundo", la objetividad en cuanto tal equivale a una relación extrañada, inadecuada a la esencia humana, a la autoconciencia. Luego la superación de la alienación tiene fundamentalmente el significado de superar la objetividad histórico-empírica. Por tanto, nada más erróneo que identificar el concepto hegeliano de Entfremdung con el de Marx (1). Si se hace tal identificación, se tiende inevitablemente a transformar la critica marxiana de la alienación burguesa y, por tanto, de las relaci_ones sociales burguesas, en una critica de ( 1) Incluso un estudioso marxista como M. Rossi, que ldenll· llca el célebre ·núcleo rilcionat· de la dialéctica hegeliana con la calegorla de la alienación, reconoce y destaca claramente los llml· tes y ambigüedad c;ue esta categoña hegeliana tiene para Marx. La realidad, dice Rossi. coincide en Hegel con el momento de la alienación y precisamente como ·re:tlidad alienada, extcai'lada, es como Marx considera siemP.re a la sociedad y a las estructuras históricas que Hegel quiere convalidar, -deducir-. representar como un momento de la historia del Absoluto. Ahora bien, continúa Rossi, el reconocimiento de la sociedad burguesa como realidad alienada ( "lla alienación de la Riqueza!-) p¡:esupone precisamente la categorla da aDenadón, cuyo descubrimiento es auténtico mérito de Hegel. Sin emba~go, es cierto que e., él --continúa Rossi- el concreto funcionamiento de esta ca:ego(la no puede escapar a la situación alienada en que él se encuentra como idealista e ideólogo de la sociedad burguesa. El\ defini:iw-a, el mérito de Hegel es . siempre paradójico: el de dar una i::tas;eo invertida de la ~ealidad, aplicando, creando, més bieo, para tal fin un instrumento que de po~ si puede servir para volver a enderezar la figura. Ese instrumento es e: concep:o de alienación (Lo storlclsmo mlstlncato dtlla "Fenomenologl;t~ hegeliana, cit.. pp. Se~).
205
la intelección y el pensamiento científicos. "Lo que [la] t~c~ía hegeliana de la alienación tiene en común con 'a teoría de la alienación elaborada por Marx, es que, ~n ambos casos, la alienación implica separación. Lo que a su vez distingue las dos teorías es la clase de ~eparación de que tratan. Para Hegel, la separación alienante es la separación o distinción de. sujeto y objeto, de pensamiento y ser, de teoría y realidad emp!rico-material; para Marx, por el contrario, la separación que produce alienación es la separación de los productores de los medios de producción, el divorcio entre trabajo asalariado y capital.· Para Hegel, la crítica de la alienación significa crítica del materialismo y de la ciencia; para Marx, en cambio, la crítica de la alienación es la critica de la sociedad burguesa" (2}. !den-. tificar la escisión entre trabajo asalariado y capital, entre trabajo y condiciones objetivas "del trabajo, con la escisión de autoconciencia y objetividad, de sujeto y objeto, ·trae consigo inevitablemente la transformación de un problema histórico-social en un problema ontológico. Hemos tratado de ilustrar las principales ~en secuencias de esta identificación analizando el célebre ensayo de Lukács sobre la Verdinglichung; para este aspecto del.problema remitimos directamente al Apéndice. La gran contribución de Feuerbach a la teorfa de la alienación consiste en que no sólo posee todos los instrumentos para rechazar el intercambio o la identificación de alienación con objetividad, sino que también nos ofrece un análisis de la filosofía especulativa como basada en un Entfremdung, y por tanto como expresión del extrañamiento o como ·filosofía extrañada. En ·er sentido de que la filosofla especulativa extraña el ·pen· samíento. del hombre concreto y sensible, haciéndolo (2) L. Collotti, M. Horkhelmer a T. W. Adorno: "Dialettlca dell' lllumlnlsmo", en "Problemi del socialismo", cit., p. 235.
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una esencia autónoma, hipostasiada. De ahí la afinidad entre alienación religiosa y alienación "especulativa";. en uno y otro caso se abstraen y separan del hombre· sus cualidades esenciales (intelectuales, espirituales), que se convierten en sujetos reales o hipóstasis. Luego la alienación corresponde a una inversión de la relación de predicación, por la que el predicado se transforma en sujeto y el sujeto se rebaja a predicado de su propio predicado. La alienación se convierte asr en · un fenómeno esencialmente destructivo que empobrece al hombre, arrebatándole su realidad esencial, ge. nérka. "be ah[ se produce una representación invertida y mixtificada de la realidad,. donde lo que es primario se convierte en secundario y el hombre queda dominado por sJs propios predicados. El joven Marx hace suya esta concepción reuerbachiana de la religión y de la filosofía especulativa come Entfremdungen del ente humano (3}. Como justamente manifiesta K. Lowith ( 4}, Marx combate como extrañamiento del hombre de si mismo lo que en Hegel todavla es un momento positivo de toda actividad i"'cr:~a na, consistente en la alienación de si mismo. La !n., fluencia de Feuerbach sobre esta concepción de Ja alienación como expropiación de! ~ombre; como inv~r sión o intercambio de sujeto y predicado (y no come. algo ambiguamente positivo, el hegeliano "devenir-igua'a-s[-en-el-ser-otro"}, es indudabl~mente determinante. Sin embargo, lo que caracteriza desde el principio la investigación de Marx sobre el Enlfremdung es que trata de determinar la base real de la alienación religio·
. '!
(3) Cl. W. Heise, Ueber die EnUremdung und lhre Ueber.tlnduny, en ."Deutsche Zeitschrifl lür Philosophie·, 1965, p. 686: es erróneo, escriba este autor, r:educir el concepto marxle.no de e>.lnli'lamicnto al hegeliano. Marx concibe y c(itica el idealismo de H'lgel como una conciencia extrañada y como producto de una praxi~ extrai'lada. 1 ( 4) K. Lowith, Dn Heocl a IJielzsche, cit., p. 217.
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sa y especulativa en el mundo social y polltico. De ese modo, si feuerbachlanamente la autoconciencia es una f~rma de Entfre!'"dung, en' cuanto abstracción de los individuos concretos y sensibles (la autoconciencia, 1 dice Marx, es la formn predominante de alienación en Aiemania), ésta tiene su base en el hecho de que fa sociedad burguesa no realiza una comunidad real, sino que en ella el hombre está realmente enfrentado (ex. trañado) a si mismo y a los otros l10mbres, a la comu. nidad; por eso, a nivel teórico, la abstracción que cons, fituye la autoconciencia.. se enfrenta al hombre como ..'extraña y enemiga. A su tlebido tiempo hemos tratado _,de documentar esta constante investigación marxiana de la base realr social,· de los Entfremdungen ·evidenciables a nivél teórico. .
1
; Acerca de la relación· entre el análisis del joven Marx en torno a fa alienación y los análisis de madurez de la Versacllchung o Verdlngllchung de las relaciones sociales y el fetichismo, observamos una profunda continuidad de temas y planteamientos. Desde · luego, no se puede identilicar directamente la teorla del fetichismo. Se diferencian sensiblemente por lo que _toca a la madurez y profundidad del análisis económico y social. La teorfa del fetichismo supone la teorfa ·.del valor-trabajo (que Marx no pose la en 1844) y for; r:na un todo con ella. Sin embargo, puede afirmarse ~on _1<. Korsch que lo que Marx define como "fetichismo del· mundo de las mercanclas" sólo es la expresión clenti. rtca del mismo fenómeno que, anteriormente, en el perlpdo hegeliano·f~uerbachiano de su formación intelec· , t!Jal, llamó "mensllche Selbstenfremdung" (5). En este · ;,'~ntido nos parece excesiva la reciente afirmación de · Lúi<ács, según la cual el fenómeno de la reificación (es .., de.~ir, el de la Verdlngllchung de las relacionales so· ,,~.
(5)
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K. Korsch, Karl Marx, cil .. p. 97.
cial~s y del fetichismo), pese a su profunda afinidad
con el extrañamiento, no seria idéntico a éste ni social ni conceptualmente (6). Por el contrario, el hecho. es que la autonomización de los productos de la nc~iv)tlatl humana que llega a dominar a los hombres misri1os, analizada por Marx en los escritos de 1843-44, la· (nversión de sujeto y predicado que Feuerbach OQ· serva por primera vez y que Marx investiga en el mundo social y político, En el desarrollo posterior (cada vez más amplio y profundo en el plano del análisis económico-social), de. este ültimo se manifiesta como: un fenómeno extremadamente importante y "resistente.", que recibe sucesivas confirmaciones y se enrique~: ce con nuevas ·rormas~. Como hemos tratado de mas-· trar, la teoría de la alienación y la teoría del fetichismo. reconstruyen el mismo fenómeno, aunque a diferente escala de análisis de la realidad: el dominio, especflicamente capitalista, de las relaciones sociales y de las cosas sobre los hombres, de los productos del trabajo sobre el !1 abajo, del trabajo muerto sobre el trabajo vivo. Incluso en el plano terminológico, hemos visto que en los análisis marxianos de la madurez, junto a los términos Versachlichung, Verdinglichung y Fellschismus, Enlfremdung aparece constantemente. Por tanto, como justamente observa K. Korsch, se puede decir que la más importante cilerencia de contenido entre la crítica de la filosofía del Selbstenfremdung económico y la posterior caracterización científica de este mismo problema consiste en que Marx, en El capital, como antes en Contribución a la cñllca, da a su análisis económico un significado más profundo y general mediante la reducción de todas las categorías extrañadas de la econorr.1a al caracte: fetichista de la mer(6) G. Lukács. lnlroduccl6n a la <-d. espal"tola de Hlaloria y cousclencla de clase, ::il.. ¡¡. XXVI.
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cancía (7). A partir de La Ideología alemana, pasando por los Grundrisse, hasta ·las Teorías de la plusvalía y El capital, siempre nos encontramos la constante profundización del mismo fenómeno que Marx analizaba en La cuestión judía y en los Manuscritos: la inde'pendización de las relaciones socia'les, producidas por la actividad práctica del hombre, ante los productores, hasta llegar a dominarlos y dirigirlos. La separación "del trabajador de su fuerza de trabajo vendida como mercancía, y del producto de su trabajo; su relación de extrañamiento respecto a las condiciones materiales de . producción; la inv.ersión de la relación entre trabajo vivo y trabajo muerto (este último, en cuanto capital, maneja y domina al primero); la transformación· del obrero en un apéndice de la maquinaria; la autonomi.zación del capital "como fuerza social, cuyo funcionario es el capitalista, y que [ ... ] éomo fuerza social extrañada, sustantivada, se enfrenta a la sociedad como .cosrr y como fuerza del capitalista a través de esa cosa (8); la sustantivación, por último, de la coordina· ción conjunta del proceso social de producción res,pecto a los productores de ·mercancías como inver,sión de su independencia y, por tanto, el dominio del proceso de producción sobre los hombres: éstos son los fenómenos que constituyen el Entfremdung. En el ¡curso de la investigación hemos tratado de sacar a la luz el elemento fundamental de continuidad entre lo teorfa de la juventud de la alienación y la de la madurez en cuanto al problema de la alienación, que es el análisis marxiano de la relación entre las sustantivaciones o hipóstasis reales consumadas por la so.cie1
(7) K. Korsch, op. cll., p. 99. Esta continuidad también la ven 'N. Heis11, op. cit., PP.· 684-719, y l. F&t:;..:her, K. Marx: Das Vernliltnls von Frilhwerk und "Kapllal", en "K. Marx und dQr Marxls· r:1US", cit., p. 16 y SS. (8) ·El capital, libro 111.· secc[ón 1.·, cae. V, p. 98.
210
dad capitalista y las hipóstasis de la religión y de ;a filosofía especulativa. La objeción que algunos hacen a la tesis de la pro· funda continuidad teórica y problemática entre obra de juventud y obra de madurez de Marx en relación con el problema de la alienación, reside en que infravaloran la ruptura con Feuerbach, que tiene su pu~to crftico culminante en La Ideología alemana. Hemos tratado de demostrar que est~ es un falso problema. Aryadimos ahora alguna observación más. Es importante darse_ puenta de que la "ruptura· de Marx con Feuerbach (sin que pierda validez -la fundamental aporta~ ción de éste), o mejor la· ."superación" de Feuerbach. se da ya en Jos primeros fi!SCritos marxianos. como La cuestión judfa y los Manuscritos, donde el iundador del materia:Jismo histórico determina, cosa que no .pizo el_ otro, la base social y económica de los Enlfremd~:19 teóricos, dándonos con ello los primeros esbozo~S.., de una sociología materialista, científica, de las superestructuras. Si esto pasa desapercibido, no se captará la unidad y profunda continuidad teórica de toda :a obra de Marx, y se acabará reduciendo a Feuerbach la obra de juventud de Marx, infravalorándola o silen· ciando Jos fundamentales elem_entos.de·novedad, inc!uso por Jo que toca a la critiCa del método lógico-hipostático de Hegel (9). En esta dirección, una tenta~iva (9) Po~ lo _que respecta al discu'i-so sobre el métóJdo y la critica de Marx a Hegel, véase lo que Delia Volpe escribe polemizando con Althusser: el Marx critico de las hi_2Óslas!s no puede reducirse a Feuerbach, porque éste no logró ver el términ:> último, el electivo resultado erróneo, de k>s procesos hegeJianos:idealistas de hiP.ostación. etc. (G. Delia Vol2e. CrfUca de la ldeologla contemp_oránea, Madrid, Alberto Co(azón Ectitor, 1970, p. -44,' nota 16). En su lib_ro de 1946, u Ubertad comunista. oeaa Volpt ya observaba, a proP.ósito de los escritos de juventud de Marx. que "en las aplicaciones a la filosofla po!itica y económica que t-,ace la crftica materialista marxiana, las fórmulas feu_erbachianas cobran una profundización y alcance general que las tra:;slorma bastante. Este deberla se{ el criterio general a tener presaote al juzoar las relaciones entre Feurbc~h y Marx~. Y también: ·oesdo~ el
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, articulada es el ensayó deG[""?anc~ Le concep\ de · critique el la critique de l'économle polllque des ~'Ma ~ n uscrits de 1844" au "Capital" ( 1O). En 1o relativo al joven Marx, la argumentación del autor se reduce esencialmente a esto: en los_ Manuscritos, la economfa no · tendrla carácter de fundamento o de última instancia; no se tratarla del enfoque de una estructura económica de la sociedad en el sentido en que Marx lo _entenderá a partir de La Ideología alemana. Sustancialmente, según nanciére, tras todos los conceptos aparentemente "económicos'; de los que Marx se sirve en los Manuscritos, habrla conceptos "antropológicos" (feuerbachianos), sobre los que Marx pasaría de uno a otro constantemente- (obrero= hombre, trabajo= actividad genérica, producto = objeto, capital = esencia extraña, etcétera). "Este~ procedimiento, que permite que la ley económica se transforme en ley antropológica (forma general de Ía contradicción), nosotros lo llamamos anfibología" (11). De ahl el abismo que existir! a entre el discurso antropológico e ideológico de los Manuscritos y el científico de El capital y también, por tanto, enti.E~ la teorfa de la alienación y la del fetichismo. Ahora bien, me parece que incluso una lectúra sumaria de los Manuscritos, nos muestra lo infundado de esta tesis. La obra de Feuerbach no da el punto de partida ni el fundamento de la teoría de la alienación en los Manuscritos (por muy importante que sea para Marx .la· crf, tica de éste a la religión y a la filosofía especulativa); /
principio, desde los Manuscritos do economla y fllosofla, Marx so· brepasa a Eeucrhach y a su angosta problemática en la gye úni· cemente so consideraba la oliennción roligiosg" (o p. el!., pp. 79
y 75). .
1
. · (10) En L. Althusser, E. Balibar, J. Rar)ciére, P. Macherey, Llre le Capllale, 1, Parls, 1967, pp. 102·210. (La edición española, Para leer "El capital", México, Ed. Siglo XXI, 1969, no conliP.nc los·_ ·texlos do Rancié re, Macherey y Estable!, y ::~lounng (le In.~ páginas do Balibar eran inéditas on frnncés.) · ( 1.1) lbld., p. 107.
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lo da el análisis económico de la sociedad que Mar~ .deduce de la economía política clásica. En los Manuscritos, como en El capital, la alienación radica en el dominio del trabajo muerto, el capital, sobre el trabajo vivo, sobre el obrero; consiste en el divorcio entre el trabajador y su fuerza de trabajo vendida como mercancía. Véase a este respecto todo el primer manuscrito, donde, entre otras cosas, ya se encierra el esbozo de la relación entre trabajo asalariado y capital que Marx desarrollará más _tarde. en su opúsculo de 1849, Lohnarbel! und Kapital. En efecto, Marx examina los dos estados posibles de la sociedad:. aquel en el que mengua la riqueza social, y aquel en el que aumenta. En el segundo caso, el único favorable al obrero, aumentan los capitales y renta de un país, pero_ eso sólo es posible "por el hecho de que se acumula mucho trabajo, al ser el capital trabajo acumulado [ ... ] y, asimismo, porque al obrero [ ... ] su trabajo se le enfrenta cada vez más como propiedad ajena". El aumento de salario supone y lleva consigo la acumulación de capital y. por tanto, dice Marx, el trabajo se presenta más extrañado cada vez ante el obrero (12).
/\1 no descubrir este presupuesto real·de·la teoría de la alienación, en los Manuscritos, Ranciere incurre en una serie de contradicciones y forzamientos del texto muy significativ0s. Merece la per.a observar alguna de ellas. Dice el autor que e01 los Manuscritos la economía no aparece como el terreno de la alienación fundamental, a la que se reducen las demás alienaciones. Las distintas alienaciones se presentan todas a la mis· ma escala. "Luego, en una primera determinación -escribe este autor-. podemos definir la economía política, el derec:10, la moral y la poiitica como diferentes esferas de la experiencia hu:-71ana [ ... ]. Por tanto, la ( 12)
Manuscritos, c:t.. ¡:;. 52 y ss.
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realidad económica sólo aparece como una de las t>sferas que expresan, cada una a su modo, el desarrollo y la alienación de la esencia humana" (13). Pero esta tesis se contradice sustancial y formalmente con aquel pasaje de los Manuscritos en el que Marx afirma, como dice justamente Bobbio ( 14 L que la alienación económica o social no es una forma de alienación comparable a la religiosa, sino que es la alienación que está en la base de cualquier otra alienación, sin la cual la alienación religiosa misma no puede ser explicada teóricamente; por eso, solamente la superación de la alienación económica, es decir, la apropiación del hombre práctico, social, conducirá a la superación de la alienación religiosa, o sea, también a la apropiación del hombre teórico. En realidad, la afirmación de Marx suena exactamente así: "El extrañamiento religioso como tal sólo se opera en la esfera de .la conciencia, de la intimidad humana; en cambio, el extrañamiento económico es el extrañamiento de la vida real, por lo que su superación abarca ambos aspectos" (15). Naturalmente, Ranciére no puede ignorar este texto. ¿Cómo sale de la dificultad? "Tenemos con esto -dice- tal ampliación del concepto de economfa, que éste termina por abarca todas las relaciones del hombre con la naturaleza (en los conceptos de producción y de consumo) y todas las relaciones de los hombres entre sí (en el concepto del cambio). La economfa cubre entonces todo el campo de la experiencia humana [ ... ] ". Según Ranciére, de ese modo, la definición de la realidad económica peca por exceso; pero, en cualquier caso, el resultado. siempre es el mismo: "M_arx no establece un campo de economía política" (16). ( 13) ( 14) (15) (16)
214
J. Rancié re, lntroduzlone Manuscritos, J. Ranciare,
o p. cit., p. 102. a los Manoscrl\\1, trad. it. de Bobbio, p. XIV. cit., p. 144. El subrayado es mio. op. cit., P.· 103.
Afirmación que nos parece errónea, puesto que este autor no capta la unidad, presente tanto en los Manuscritos como en la obra de madurez de Marx, entre las relaciones de producción .-..:.es decir, las relaciones d~l hombre con la naturaleza- y las relaciones sociales -las relaciones de los hombres entre si-; unidad debida a que determinadas relaciones de los hombres con la naturaleza también constituyen a su vez determina· das relaciones de. los hombres en~re si (el extrañamien• to del hombre de la producción y del producto del trabajo, también es un extrañamiento del hombre de l~s . otros hombre-s). Por consiguiente, se trata de una unidad que no excluye lo especifico ni la diferencia. Dentro de esta ·unidad es donde Marx puede establecer una conexión íntima entre los distintos Entfremdungen. Igualmente i'nfundada nos parece otra tesis ·de Ranciere, según la cual en los Manuscritos ·no se cri_t:ca ningún concepto económico en cuanto tal. Todos estos conceptos son válidos a nivel de la economía politJca. Expresan los hechos de ma:-~era adecuada, pero simplemente no los comprenden" (17). En realidad, la posición de Marx en los Manuscritos ante la econornia política es más compleja; cuando acusa. a la economia política de no comprender los -hechos, critica tambien sus conceptos que, implícitamente, experimentan una translormación radical en el discurso de Marx. "La economía política -dice- parte del hecho de la propiedad privada. Pero no lo explica Capta el proceso material de la propiedad privada tal como se manifiesta en la realidad, pero lo hace en fórmulas generales, abstractas, que para ella tienen vaor de ley. Pero no las comprende, esto es, no refleja ce qué modo proceden de la esencia de la propiedad pr¡vada. La economla política no nos da ninguna expfi:::ación sobre el funda(17)
lb!d., p. 104.
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mbrito de .la división de c~pitnl y trabajo, de capital y tierra. Cuando, por ejemplo', determina la relación entre b.~n-eficio del capital y sala.rio, acepta como fundamento último el interés del capitalista; es decir, parle. do _lo que deberla explicar. Otro tanto ocurre siempre con la. competencia. Esta se explica R base de Circunstancias externas. La economía política no nos ens~ña nada s_obre que estas circunstancias externas y aparentemente casuales, no son sino la expresión de un desarrollo necesario" ( 18). Y ese "desarrollo necesario", o la "coherencia deJ·movi~iento his.tórico", es. lo-que Marx quiere reconstruir; d'en\ro de esa coherencia las catcgorlas de la economfa política no pueden dejar de experimentar una Jransfotrriación, no pueden dejar de concebirse dé' modo "difer-ente" (19). Por medio del· concepto de "trabajo extrañado" ·Marx trata 'de descubrir el ·"desarrollo neces~rio" y la "coherencia· histórica". En contraste con la economía pol[tica burguesa, Marx investiga la "relación directa entre trabajador (el trabajo) y producción" (20) en la producción capitalista. En este caso, el trabajo es al mismo tiempo objetivación· y extrariación, pérdida del
.
!
( 18) ( 19)
M;~riuscrllos, cit .. p. 10-1.
"'La energla del discurso de Marx -escribo justamente ese 'presupuesto' fuerte [el concep· la economfa polltica (en la que IR r•úic más relevanle ,sigue correspondiendo 11 Smlth, precisamente por el peso especlliéo e~signRdo a este punto de partida) -lo que · no hizo Engets en sus anlerlores escrllos-. mostrando cómo se · queda aislado y sin desarrollo en el contexto tradicional de la eco-nomla pollllca mismR. y contraslándolo con su presupuesto débil, .es· decir. con la noción dQ propiedad privada no estudiada en su 'rréncsis' y por. tanto no explicada conceptualmente. (Con la con· ~secuencia de que en la economla pollllcó\ l
·
Luro~ini- resido ~n adopiRr lo~,rle lrRbajo humRnoJ de
objeto para el trabajador. El análisis del trabajo extra.. ñado se transforma para Marx en la clave para recqnstruir la génesis y la trabazón interna de toda la estructura capitalista. Ya hemos visto los distintos grados y. niveles del extrañamiento en los Manuscritos, y por · ta~lo. serfa innecesario repetirlos. El resultado más im- · pÓrtante de este análisis de Marx es que, por un lado, la economía, las relaciones de producción, no están fijadas como una esfera especial junto a las demás esferas, sino .como el terreno y el lugar de origen _de todas las relaciones sociaies ~extrañadas"; y que .. por otro lado, las determinaciones ·rijas", "rígidas" (ahistóricas) de la economía política se manifiestan como expresiones ideológicas de la sociedad burguesa extrañada. como productos del trabajo extrañado y en cuanto tales, por tanto, íntimamente contradictorias, es décir, que se basan en el contraste entre fuerzas productivas y relaciones de producción, entre trabajo asalariado. y capital {21). La teoría del trabajo extrañado permite a Marx "comprender la conexión esencial que hay entre propiedad privada. la codicia del dinero, la separación de trabajo, capital y propiedad de la tierra, la de intercambio y competencia, valor y desvalorización del hombre. monopolio y competencia, etc.; tenemós que comprender la conexión de todo este proceso de extrañamiento con el sistema monetario" (22). Por consiguiente, la teoría del trabajo extrañado constituye a la vez la critica de la sociedad capitalista y de sus contradicciones internas. y la crHica de la economfa política, que es la expresión teórica de dicha sociedad. La economía proporciona a Marx valiosas e indispensables contribuciones para describir y analizar la socie(20) Manuscritos. cit. p. 107. (21) W. Heise. et.,.mina y desar:v:a este problema en el articulo cit. (22) Manuscritos, cit.. p. 105.
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dad, pero al mismo tiernpo no compr~nde la profunda interrelación que existe entre las categorías que analiza y "oculta el ·extrañamiento esencial del trabajo" (23). En lo que se ve, creemos, la afinidad, al menos en el plano metodológico, entre esta actitud de 'Marx ante la economla política en los Manuscritos y 'su actitud posterior. "Indudablemente, la economla po'lítica -escribe en El capital- ha analizado, aunque de modo imperfecto, el valor y su magnitud, descubrien,do el contenido que se escondía bajo estas estas for·mas. Pero nunca se ha planteado el problema de por 'qué ese contenido reviste aqu~lla forma y,. en -conse'cuencia, por QUé el trabajo es represen.tación de si mis'mo en el valor, y por qué el trabajo medido según el :tiempo de. su duración se traduce en la magnitud -de 'valor del producto del trabajo" (24). Y por tanto, como 'se ha observado a este respectó, lo que distingue a 'Marx de toda la economía política clásica, es preci;samente la teoría de la alienación y del fetichismo: "al considerar la existencia de la mercancía como un hecho 'n?tural' y, por tanto, no problemático, la economfa. 'p'olítiéa clásica se limita a investigar las proporciones 'en que se intercambian las mercancías, centrando su exa.meri sobre el valor de cambio en vez de sobre el :valor propiamente dicho ('el análisis de la magnitud ide valor -dice Marx- absorbe completamente la atención de Smith y de Ricardo'); para Marx, por el contrario, el problema esencial -antes que el de las rnzones de cambio de las mercancías- consiste en nxplicar por qué el producto del trabajo toma la forma de mercancía, es decir, por qué el 'trabajo humano' se presenta como 'valor' de 'cosas'. De ahí lá impar-. tancia decisiva que cobra en él el análisis del 'fétichismo', 'alienación' o 'reificación' (Verdinglichung), o sea, (23) (24)
lbld., p. 107. El capital, libro 1, sección
1.•.
cap. 1. pp. 44-45. 1
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dol proceso por el cual, mientras el trabajo subJetivo humano o social se presenta en la forma de una propiedad intrínseca de las cosas mismas, estas últimas -dotadas de cualidades subJetivas o sociales propiasaparecen, a su vez, por decirlo asf, 'personHicadas' y 'animadas', como si fueran suje(os autónomos" (25). El significado y función que el fetichsimo -como auténtico y profundo discriminante entre el análisis marxiano de la sociedad capitalista y el de los economistas clásicos- reviste en el pe-nsamiento maduro de Marx, son. del todo semejantes ai significado y función dada teoría de Entfremdung en ·el pensamiento de juventud, donde constituye a la vez: una critica de la sociedad capitalista y critica de la e·xpresión teórica de esta sociedad, la economía politi~a. Incluso esto nos parece un importante elemento de continuidad entre teoría de Entfremdung y teoría de Verdinglichung o del fetichismo y, de modo más general, entre obra de juventud y obra de madurez. · En la segund~ parte de su estudio, conforme al planteamiento general del ,autor, que ve "una ruptura epistemológica" entre las obras marxianas de 1643-4<1 y El capital, Ranciére impugna la continuidad y profundización de la critica de las hipóstasis en la obra de madurez de Marx, respecto a la obra de juventud, aunque los textos lo exijan en~ esta dirección ... En la producción del traje -dice Marx -en El capital-, se ha invertido efectivamente, bajo la fornia de trabajo de sastrería, fuerza humana d~ trabajo. Por consiguiente, en él s~ acumula trabajo hl!mano. Por ese lado, el traje es "representación de valor" (Werttrager), aunque esta propiedad suya no se traslGzca ni cuando, a fuerza de llevarlo, llegue el traje a ser transparente [ ... ] . Sin em. bargo, para que el traje desempeñe respecto a la tela i
· (25)
l. Collelli, lnlroduzlone! ciL, p. XLV.
213
el papel de valor, es imprescindible que el valor revista ante la tela la forma de traje. De ese modo, el indiviq:uo A no se puede comportar con el individuo 8 como si, estuviera ante una majestad, sin que al mismo tiemp'o la majestad revista para A la figura corpórea de B" (26). Vale la pena citar el comentario de Ranciere a este párrafo: "Volvemos a encontrar el concepto de apoyatura que habíamos observado en el esquema de la crítica antropológica a la especulación, y lo volvemos a encontrar con una función que corresponde en ese ~ismo esquema a la función de la encarnación. El objeto empírico (el traje) se convierte en el soporte qe la abstracción metafísica valor, del mismo modo que la existe_ncia emplricá del monarca era para Hegel la encarnación de la categoría abstracta de soberanía". "No es sólo porque en este caso -continúa Ranciére- se trata de majestad y en el mani.Jscrito de 1843 [Crítica de ia filos0lia del Estado de Hegel} de soberanía, por lo que podemos afirmar la homología entre la estructura de la manifestación del valor. y la estructura de la encarnación que, en el texto de 1843, constitula un elemento de la estructura general de la especulación. El valor se encarna en la existencia empfrica del hábito, al igual que la soberanla en la del monarca hegeliano. Por tanto, vemos que aparece una figura idéntica a la del manuscrito de 1843" (27). Pero en El, capital, dice Rancié re, esa figura no tiene la misma· fq~ción critica que tenfa en In crítica nntropológica. "La unión de lo físico y de lo metafísico expresa ahí (en El capital] la forma misma de manifestación del valor y no su traducción especulativa. En el manuscri,to de 1843, esta unión se presentaba como una operación especulativa. Hegel trnnslormaba lo sensible (lo empfrico) ( ... ] en una abstracción metaflsica que lue(26) (27)
220
El capital, libro l. sección 1.•, cap. 1, p. 18. J. Ranciére, op. cll., pp. 136·37.
go encarnaba en una existencia física que daba cuerpo a la abstracción. Eso significa que la figura que en la critica antropológica designaba el procedimiento de la especulación, designa en este caso el proceso que se desarrolla e:-1 el pro;:¡io campo de la realidad". (28). Ahora bien, en mi opinión, es importante qúe se entienda que ambas cosas, lejos de ser inconciliables o cualitativamente distintas, constituyen la profundización en un mismo proceso que, de la crlticR de las hipó\esis a nivel· de categorías lógicas y morales, pasa a la crítica de las hipós:asis reales, cuyo reflejo constituyen las primeras; como lo demuestra el importante pasaje de la Werlform, que ya hemos comentado (29), en el cual Marx establece una estrecha conexión entre "la inversión total por la que lo concreto sensible sólo cuenta como forma fenoménica de lo universal abstracto" y el procedimiento especulativo, por el que "el derecho, abstracto, se realiza en el derecho romano y en el derecho alemán. en los derechos concretos". Esta última es una "conexión mística" que constituye el reflejo ideológico de la mixtificación o inversión que la realidad capitalista opera todos los dlas. Conforme a su tesis, a propósito de la teorla del fetichismo, Ranciére afirma q~,;e ésta no es una teorfa de la alienación en absoluto, en el sentido de la obra de juventud de Marx. Las dos teorías serian completamente distintas. Pero. como e:-~ el curso de su análisis este autor se encuentra en figuras arines a la teorfa rnarxiana de juventud de la Enlfremdung, llega necesariamente a dos resultados: 1 ~ a ver en El capital una continua "confusión" entre dos teorías distintas ("Marx tiende constantemente a ccnbndir dos estructuras diferentes, a concebir el Entfremdung de la relación capitalista sobre el modelo de :a alienación del sujeto (28) (29)
lbfd., p. 137. Cf. surra, ~?- 159-{)CJ.
221
sustancial") {30), falla de rigor, ele.; 2) a no com· prender los nexos entre religión y fetichismo (por lo que la analogía establecida por Marx en el primer capitulo de El capital entre alienación religiosa y fetichismo serfa una analogía "no rigurosa") (31). Decidida· mente, este último nos parece el resultado más grave del tipo de sistematización de Ranciére, porque conduce a excluir dal análisis cientffico del Capital uno de los temas más sugestivos de la obra de Marx: la relación entre bürgerllche Gesellschaft y cristianismo.
:,.
(30) (31)
222
J. Ranciilre, op. cit., p. 194. . lbld., P.· 196.
.
APENDICE 1
REIFICACION Y OBJETIVIDAD EN "HISTORIA Y CONSCIENCIA DE CLASE", DE G. LUKACS
1
El conocido ensayo de Lukács sobre la Verdlngllchung (1) está dividido en tres secciones. En la primera parte Lukács define y analiza el fenómeno de ia reificación; en la segunda trata de .. descubñ,.- la conexión entre las cuestiones más profundas de la filosorra moderna y el fundamento de ser (la socieda•j burguesa cada vez más cosificada), de las cuale~; se desprenden y a las que intentan volver en un esfuarzo de comprensión; por último, eñ la tercera seccitn el autor expone lo que en su opinión es la postura del ._ proletariado ante el fenómeno de la reificación. . Comencemos por la seqció~ _prLm_era-y veamos _;pe qué manera caracteriza LuRács el fenómeno de la rEi-..., ficación. Según este autor, l!J carácter fundamental de .!_~.. ~ociedad burguesa Jo co,nstjt~ye la escísi?ñ:fl!~ rpización ,..de_,Jfl .. reáligacLsócial en sjs.tewas parcialeª-~bstractos¡ aislados y aislantes. cªdª-_yR..!!'ás •ra8fl:. · nales" "racionalizado " · ante esa realidad social fragmentada y está adscritv a: sus sistemas parciales ~bstractos; po~ tanto, participa en un proceso en el cual. tanto a njvel de la reE.. . 1 ( 1 ) La reificación y la conciencia del prolel.ariado, en Hli· !orla y consciencia de clase, ciL ~
223.
Jjdad como del p_ensamiento. ya perdjeodo s·u tolalidad cada vez más. El proceso de trabalo, desde el artesanal a la industria mecanizada, se caracteriza por una progresiva mecanización; cada vez va dividiéndose más en operaciones parciales racionalmente abstrae~. tas. De ese modo se rompe la referencia del trabaJador hacia el producto como un lodo. y su trabajo se reduce a una función especializada que se repite mecánicamente. Esta mecanización se introduce también dentro qel ·~alma" del trabajador· con el ·moderno fraccionamiento "psicológico" del proceso de trabajo (taylorismo, etc.). "Como objeto del proceso de trabajo, el producto ·unitario desaparece. El proceso se trans-J forma en una reunión objetiva de sistemas parciales racionalizados, cuya unidad sólo está determinada por medio del cálculo y que, por tanto, deben presentarse r.eciprocamente casuales" · (2). Lukács hace hincap.ié en el principio general que va afirmándose con la progresiva mecanización Y. división del trabajo y que, consiguientemente, se afirma también en los sectores aislados y en los procesos qada vez más independientes, autónomos y racionales: el principio de la racionalidad ,.. basada en el cálculo, en lo calculable. La progresi',la división y racionalización del proceso de trabajo, por un lado trae consigo una progresiva escisión del Individuo, y por otro una actitud contemplativa del individuo ante el proceso de trabajo. El segundo aspecto es especialmente importante. "A causa de la raciona~ lización del proceso de trabajo, las propiedades y cua- ~
¡
. (2) lbld., p. 96. (3) · Ante allrmaciones de Lukács como ésta, y a su lnsls· tencia sobre !!1 problema de la "parcelación", "disgregación", etc., del individuo en. el capitalismo, és dificil Sl!Straerse a. la Impresión e que, sobre las huellas de la tesis de Web¡¡r, Identifica sin más "reificación" con la "división del trabajo". Por lo demás, esto arece muy claramente en los trabajos influenciados po~ Historia y conciencia de clase. Véase, por ejemplo, el conocido· ensayo de K. Lowilh, Max Weber und Karl Marx, da 1932. (ahora en K. L., Critica dell'enlstenza storlca, Napoll, 1967) .. En su inteligente re-
224
lidades humanas del trabajador se presentan cada vez más como meras fuentes de errores ante el funcionamiento, calculado con anticipación. de leyes parciales ex~ctas. El hombre no se muestra como el auténtico gestor de este proceso: como parte. mecanizada. está adscrito a un sistema mecánico, a un sistema que de buenas a primeras encuentra ante sr y que funciona con completa Independencia de él, según leves a las .que debe adaptarse sJn que intervenga su voluntad. Esa ausencia de volición se acentúa wr el hecho de que, con la progresiva racionalización y mecanización del proceso de trabajo, la actividad del trabaJador va 'perdiendo su carácter de actividad. transformAndose en comportamiento contemplativo¡ ( 4).
225
·El resultado de todo esto es una progresiva esci· · sión y enfrentamiento entre el hombre y su mundo social. El trabajo parcial mecanizada, la materialización de la fuerza de trabajo ante la personalidad global del trabajador, materialización que ya se ·ha llevado a cabo a través de la venta de la fuerza de trabajo como mer. canela, se transforma en realidad cotidiana permanente e insuperable. de tal modo que también en este caso la· persona se convierte en un espectador incapaz de influir en lo que ocurre en su existencia, partlcula aislada e inscrita eri un sistema extraño. - En la forma organizativa interna de la empresa Industrial se. manifiesta en síntesis la estructura de 18 .sociedad capitalista en su conjunto. A este respecto Lu. kács cita el siguiente pasaje de Max. Weber: · Ante todo, la sociedad capitalista se basa Intima· mente en el cálculo. Para existir, necesita un aparato judicial y administrativo cuyo funcionamiento, al me· nos de modo general, se pueda calcular racionalmente a base de normas generales estables, al igual que se calcula el rendimiento previsible de una máquina. Pero no puede limitarse ni [ ... ] a una manera da administrar justicia según la sensibilidad y buen sentido del fuei· en cada caso particular o según otros principios y medios irracionales de actuación jurfdica ( ... ], ni a un mC?dO de administrar justicia de naturaleza patriarcal, basado por un lado en el criterio y clemencia del fuei y por otro en una tradición sagrada imposible de anular, pero también irracional [ ... ]. El elemento especifico del capitalismo moderno frente a las formas más antiguas· de actividad capitalista es la organización riQUrosamente racional del trabajo en el campo de la técnica racional; nunca aparece y nunca habría podido darse en una estructura estatal tan irracional. Efectivamente, las formas empresariales modernas, con su capital fijo y su cálculo exacto, son demasiado sensibles
226
a !a irracionalid del derecho y la administración. Sólo pueden surgir allí donde [ ... ] el juez, como en el Estado burocrático con leyes racionales, es poco más o menos una máquina burocrática dividida en parágrafos, en la que se introducen desde arriba los pasos del proceso, junto a los gastos y honorarios, para que en la base se reciba la sentencia con sus motivaciones más o menos plausibles. En cualquier caso, es una máquina cuyo funcionamiento es calculable, al menos aproximadamente .(5). F~r;~?~sig~i~nte, el· cálculo racional, y la previsión_, ~Y ·brganJiación: resultante . de. él; .es, a todos los niva. ~-~·~,·._lo·:_qúé .caracte-riza a_l _sociedad .capitalista. S& re.:.Jieja con P,articular, evidedcia en el derecho. Encontra~ mos en éste una sistematización racional de todas las normas jurídicas de la vida que, al menos tendencia~ samente, forma un sistema completo, relacionable con todos Jos casos posibles y pensables de algún modo. Una caracterfstica esencial del sistema jurídico es que. • ' ,. • .. i •• . • • ·sea · relaCionable· ·en su generalidad formal con todos ~............ - ,. . . ~)os acontec1m1entos pos1bles de la v1da y que sea calculable. y previsible en su. posibilidad.- de referenci~:· Por otra parte, las categorías puramente sistemáticas a través de las cuales se realiza la universalidad de las normas jurídicas que conciernen igualmente a todas las cosas, únicamente han surgido con el desarrollo moderno. Esta necesidad de sistem~_tización, de ab~ dono: de o·~empfrico, ·de Llá' tradición, del vinculo- co!Y Wmateria; responde a -u"'a exigencia de cálculo exa-c"i _t?.:¡:L~ká~~(obse~~...a_~J~. ~~-;pe~~o: ;"En _é_l se maryi· •. fl~s~aJ.ig!a~~-'-q~m~ ,ta _.l.u~.; ~e~ d1~ 1~, .naturalez~ _~~~~~~-. platlvaAeLc~mporta~t~!!~'L~~~~d!..YJduo en el cap1tahs~· ni o.: En·. última instancia, la esencia. del_ cálculo racionar ,;s~. apoya en el fiecho .9~Jue_J~'- curs_o a~ determinados{5)
M. Weber, Gesammelte pollUsche Schrllten, München, 1921,
P.áglnas HQ-.41.
227
acontecimientos,· se conoóé~ )t" ca~cula ségun· layas~ n~ ce~arias e independientes del 'criterio' Individual.' Por
tanto, el comportamiento humano se acaba con el cálculo correcto de las ocasiones de ese acontecer {cuyas 'leyes' encuentra 'dispuestas' ante s!), con evitar hábilmente los 'elementos accidentales' perturbadores mediante el empleo de adecuados instrumentos protectores y disposiciones defensivas {que también dependen del conocimiento y aplicación' de 'l.eyes' análogas): muy frecuentemente se détiene en el cálculo de probabilidades del posible efecto de tales 'leyes' semejantes, sin intentar siquiera intervenir en el curso de los acontecimientos aplicando otras 'leyes' {confirm~cio- nes, etc.). C~anfo.. iná~f sel cons~llda···esta"·sit~-~9!6~;:,1~~ dependlentemente de las leyendas burguesas sobre lá . "creatividad, ela!Joradas p·ar·los portavo'ce~i~de hi"'épo~ . ca capitalista, tanto más c)aramente saüa a· primer p~a: no· la analogfa estructural! de· c~alqule~. co_rl]¡)~~~~-~~~_. to de esta clase· con el cocrportamlento d.el- obrero ante la máquina, a cuyo servidio se. encueritr·a-y .. la" vigila, controlando · conte\-nplativamenta·:: su..~-fuñc1oii·a~ ·mien~o:- [.":.]·Paró;' de tnodo"' ~ · ....... · · ....... ---gue existiendo , entre· el · · lná~".. empresar o-ante ·ün ·ciert . tipo dé·-·avolución···aé· las
a... qua.
·as· ..
-:mai~as,· el
et
técuico antd la ~=l~n ~¡:~le~ reo tlidad de• su • . dlferen.. 1 . cia de grado, puramente uantitatlva no.l e ;mente una diferencia cual tatlva. en· la estructura de
aplicadión..:..t;~é
a
•
la.
conciencia" (6). ·
.
tPerÓ esta' ,¡racÍonalizac16ñH qÜa·c·ar8cteriza?a"'fódo·s. ~ásJivel~s a la sociedad:_ ~apifaljsta .. tropieza co~. -~ii trractona!Jdad del conjunto, es decir, con la recfproca . accidentalidad. en ue se: encuentran Jos·· sectoreis de a socte a capitalista. En· otros términos; toda ·la·, es(6)
228
. . G. Lukács.
.
o~.
cit., pp. 106-107.
.· {E_sfos: ~Q!l'Tc>?pu~"f?s~d!iffien~es~de-la;te~
tmccióñ qua-· lía ca· Liilcáes~et ;'Jenómeno~e"tlr!fiifiZ"
-:c~1lcl6h ;T seg-ún: ~ñ':"'oñgíñ·ar;~~m_OñtÁ)e~d"e" BÍameñtoi -~sa:
cadtis--aé-. El-: -... . . é"ápltar,,..ae .. . "~arXJ y~Ce'la-obra' .de>::~ .
(7}
lbfd., p. 109.
229
@
(8) toma de Ma14 ·el concepto según 111 cual en la sociedad capitalista, a la "exactitud" y "racionalización" crecientes de los sectores producidos por la división del trabajo, correspon~e una creciente irracionalidad .de la totalidad (El caplla~ lib(O 1, sección 4.•, cap. XII ( 4), pp. 289-90: "La norma que se sigue a pñorl en la división del trabajo dentro del· taller, de acuerdo con un plan, en la división. del t~aba)o dentro de la sociedad sólo rige a posteñori, como una necesidad natural interna, muda, perCeP.Iibl!l en los cambios barométricos de Jos pr.ecios del mercado, que se impone al capricho y arbitrari.edad de los productores "de mercanclas"; y cf. passlm). Lukécs toma de Weber la Insistencia sobre el lema del c6Jculo exacto como caracterlslica fundamental del caP.ilalismo. ("Su racionalidad [la del capitalismo) esté hoy muy condicionada por la calcu.labílidad de los factores técnlcos decisivos; en u.na palabr:a, por las bases de un 'cálculo exacto; lo que en. r:ealidad ~uiere decirJ condicionada P.Or el partícula~ carácter de la ciencia europea, especialmente de las ciencias naturales con fundamento racional, experimental y matemático". En M. Weber, La éUca protestante y el esplrilu del capitalismo, cit.)
230
;ticfi_y_:de ~~-~geom~~rla,_el~rriétodo construdivo, de ~~ creación~ del obJeto a par 1r de los presupuestos_ Jor-. L~~~s i~~>fñaobjetiViO'áct ~fn 9enenil tarde _los~ ·,}~éto.~~~~9.(~_ffsi~a mat_er¡t~tica, se co_nvier1e~ ~sf_ ~n, .~!~..!}~~e~~ncia_l~s. )n2.~(t_to~.. ~gu~_j ryd ican _el camin..l' ia2J_9~~1~~~~--ra· filos~ra;·'
y:·más
l(losmás
.___..._~-.
.
-
~
CO!l\ -
,;·,~(~~~~c1f~~;~é)>PJ~téi~~~li>.a'rui- d-~ _dei~@in~das_-~o!-:·. }r,ia~ YjP..rJ~:~J~i~_~j,~~s!El.~Ci~oalism~--r~~~J~-~~~-s!_l~_p_rEr· ,yl~~?~ ~-~~.sa.~!~~!i-~!__ ~~~iE!C?~"'J..~_l!.!.~P.~l!v!!·_ a~
,titúd ~·~contemplativa·. de los individuos en la sociedaq.~~p'lté.H~~-~~~~pi~ij -~~eJaJ§Jfl:embár~.J~ pé.i:didi Ci~, la ,totalidad: da esta sociedad, del conjunto· en ste-:. ,~L-·----~------·. rac10na · o, que -.con a ~retensión de representar e_l· ínétodo úniversal 'para éionoclmrento del ser en totéllcfá
su'
e
(9j
e
,
•
1
....
,
-,
G. Lukács, op_. ciL, PE- 121-22.
231
,. pririctpto irracional cobra' ·una· signifiéaclón-:-:"'décísiva:' :-:'A:"éste resp'ec:·· to, . U CS lnSIS e en e coñcepio. kantiaño--Cfe "la':éosii" ....Jtn sr, al que varias veces se le han atribuido funciones absolutamente distintas dentro- del sistema kantiano; pero según Lukács, el aspecto común de estas funciones c~siste en que cada una de ellas representa un limite o un freno de la facultad "humana" del conocimiento abstracto, formal-racionalista. "Es posible reducir estos problemas a dos grandes grupos que· en ·apariencia son enteramente distintos uno de otro, por no decir recrprocamente opuestos; primeramente el problema de la materia (en sentido lógico-metodológico), la cuestión del conhmldo de las to'rmas ~ través de las .que "nosotros" tonocemos y podemos conocer, porque las hemos cre·ado nosotros mismos; en segundo . lugar al problema, del todo y de la sustancia última del conocimiento, a la cuestión de los objetos "últimos" del conocimiento que, al aprehenderlos, son los únicos que permiten captar los distintos sistemas parciales de tal modo que formen una totalidad, un sistema del mundo tomado en su integridad. Sabemos que la Crítica de la razón pura niega rotundamente que pueda darse una respuesta al segundo grupo de cuestiones, y que en la "dialéctica trascendental" trata de alejarlas de la ciencia en general como ·problemas mal planteados. Pero el hecho de que en la dialéctica tras¡cendental se gravite en torno a la cuestión de la total lidad, no necesita, desde luego, mayor explicación·. ' Dios, el alma, etc., sólo son expresiones mitológicoconceptuales para indicar el sujeto o el objeto unitario de la totalidad, pensada como completa (y plenamente r:::_,..:-conocida), de todos los objetos del conocimiento.· Con sü ·;;aia~·sé-pai-ac'fón··-entre· los fenó'menos ..¡ los rioúmerios,· la dialéctica trascendental rechazá toda--preteñ: sión de 'nuestra' razón ar: conocimiento del· segundo
~que disgrega y disuelve todo el sis
232
~~~~P.?JJ!r:~tiJ~!oS:~~!oS:~ñ~~~:~o~~osa~~
j~p~est~~ a_;}~s~ f~nóme~o~~c;og~~¿c~f!l~~~
· #ndacr.fSegun' LukácSTrambaS1füpc•o_n~~ J~l~llll!n."!Ot!r
~~:-~1~~sa !.~}1. ~~~n ~~!sb¿i!~~al¡!~UfW
ti~n~!~'fCde_ la. totalidad- por1parte5i?a Cooirucctón~ 1.9oncep!u!l')i ·la· rfrBC?ronaliéiacJ"':"de-:roS!;'C01.1l_.&p_l!!~ar--
ttJcüla!es· ~~] --~~~~P~~t·- ~!-~r!pres~q_~-~C!§~~fiB:!,QB
,l~fU~. !f!lsmo · ~ · idé!:!!i?_~ _P_;?_blema.. En totrás.-pihilira~ &ómo;en Kant la existencia,-~ei:Ser-as{:de"l~~@.!f!]fdp,
%ensit51es':fseroqueda ·en '"819o:dado;_que_¡no-,so~~~sel"' ~~lsueitó" "en"ábsóluto ~c·ta facultad sensible de la intuición -dice Kant- [que da los contenidos a las formas del intelecto] sólo es propiamente una receptividad. en cierto modo al ser susceptible de representación [ ... ]. La causa no sensible de estas representaciones nos es completamente desconocida, y por eso no la podemos intuir como objeto [ ... ).Al poder llamar objeto trascendental a la causa meramente inteligible de los fenómenos en general, sólo obtenemos algo que corresponde a la sensibilidad en cuanto receptividad'"; y Kant dice que "se da en sr mismo antes de cualquier experiencia"} ( 11); pafalélaménté-y del mismo reñüñcla' Kanr arco~-ocimieñto' de· ia;·tota.Íidad.l' -
iiñOdo
_! R~nu~tlir_ a; l&:'"~ota)ida_a !e i.u:rip~1611Iaao_~cfe'2sOR!!!J" y"''alsolver lá datelda
'1encia SOCial some'ttenaolos' á:Ja~fomu\:.-a;;Süs"i_nece~l"
aades, por otro va perdieñ"do'prog"resiiÍamante:ifa"Sposl:" ~ilidad de llegar. a do.minar. a _la 'sOCiéOa~'ómlflóta? (10) lbld.., p. 125. ( 11) l. Kanl Critica da la razón pura. Bu enes Aires, Ed. Losada, 1960.
Es necesario detener aquí nuestra exposición (que se refiere a las líneas generales der planteamiento del ensayo de Lukács, sin pretender agotar la riqueza y • complejidad de las referencias filosóficas y cu1turales), para poner al descubierto las primeras y fundamenta-
234
les irnplicaciuncs. En realidad, en este punto (;S donde se manifiesta muy bien el núCleo central de la- Úgu• . '· .. . .· . 1 . . • . .mentación· y· el "giro" que{ respecto. .a Marx, .impnme ~!J9.v~bfu.ká~~- al proble"la· de la alienación y de_ la _¡,~elfi~acióf!: _E~ta úUima, a Tli·~eL q~Ja .. r~alidad. y. de l_a. i)~o.~fa~~~~L~nq~Jm.iejito,~ ••st. concibe en la oposición . .{~jeto-objeto,.-. pensamiento-ser; e:¡ gecjr. en el_ ~ech.Q_. de Ue ·según ·el pensamie 'to do mátlco le es: ma _erialista, ...: e m insta),· existe umi : "reá. . ramente ¡C:I~dái~r aJena ?al sujeto";; vlgó('t~Qtg.. .ant~rior a ~si~ . .·ci:.bJ~il..exist~n\e, fuera ·de é. Por consiguiente, el pensam arito· re 10 · ón ideoló ica d la alienacíó_r(~i( P-Qr:jjerilp!p~~l p~n_~a:mien~o__ kantiano. 'la. jpedtda ·en' que distin u entre ser ensamiento,·' ,.en.t(fi_Réilli~JJj[ent~_y' COS~;..Iil.• 9~C_i!:,.. liln..Ja. medida en qUB;.· JlO Bbjciüila ni ·disuelve la dateidad. ·De ese modo._ LU:. ..kac~:vlielve ~.una concepcil)n,de ia-aiiéña-~-i.ón que es jr¡)jq~m~o}~~h~g~li.ªn~;~~l ~_:.ª(i~rí~9}q[l_~~ Ja--'. objetividad . ~r(.c::u~~~-~o: t~l;: ·el e~cánda.1!l.(?_9:r_a_: cte_ci ri?.·-B~". (?~l_a}?ras · . de Marx.- es que· haya un m~ndo/Y en realtdad, la tentafiV"atíe!g~i~na 'éf-e' s-Úperar1a' 'd'ateidad, .,a realidad externa al sujeto, considerándola como producto del su~ jeto-objeto idéntico y concibiendo toda dualidad como caso particular derivado de esta unidad originaria, o sea, como dualidad ya superada y disuelta; esta ten~ F
•
em .
;~;a,t~~~~·~.~9~H~~-~: de ~upera~
\a dateidad_ a~~~e~~ ~n. Lu-· .Rács•como·ta¡tentativa 'más. vigorosa ·uevada a cabo· ~pen~é'miento burgué~ 1 ; de ·süperar la· alienación
,poPté¡;
~i:J~~~-,~~¡~~9·~I;6.n? a_- niv~l ti.l?.:~~co:_L~~_(v_~i .. de _la_ ~~rf~ · él el conocimiento (12). Ua escisión y oposición que se
e(ect'ú;,
seg
¿-ñ ~Marx, .e-n.....,la_s_o_c~le-d..-a:....drc-a-p-:-;-ita-:1:-:-is-:-t-a.;..e_n-:t:-re-
( 12) De ese moqo Lukács hace suya toda la critica de Hegel a Kant. Sob(e el sentido de esa critica y sobre el carAcler ajeno al núcleo fundamental del pensamiento de Matx, cf. L Colletti, lntroduzlone a los Quaderni lilosofid de Lenin, Milano. 1958. página XLVII y ss., y N. Merker, Le orlglnl deDa logica hegeliana, citada, p. 218 y ss.
235
la realidad social que el hombre produce y el hombre mismo (escisión que tiene por base la oposición entre trabajo· asalariado y capital), en la gua la raalldad social se presenta ante 'el . ombre como una naturalezá ue e ex rana en su ·e . .. dominado, es entendida or Lukács como o entre subjetividad y objetividad Jrio-·especriic-tuñentei social, sino en cuanto tal): eritre· ser y-pensamiento . . Según este unto de '·artida, Lukács in ter re.ta~·lá · ~xigencia ·de He el de s erar la escisión e 9enda de superar. la reif cación burguesa.· "La necer sidad de la filosoffa ~dice un célebre pasaje de Hegel que ya citamos y comentamos en otros contextos (13)surge cuando desaparece de la vida de los hombres l ~1 poder de unificación y .los opuestos pierden su inLieracción y su relación viva, independizándose." Ahora bien, en esta afirmación Lukács ve la presentación en la conciencia, con toda su fuerza, de la problemática del ser social del hombre capitalista. En· esta-·caso· sé· apuntarfa . el principio se~ún el cual .debe"" volver' crearse al hombre sociálniente aniquilado, d_isperso, di~ vid ido entre sistemas parciales. ·:~"Para. superar· .est~ disposición del sujeto "en partes que. se han. independizado -dispersión a la qye el propio Hegel no.. podrfa negar realidad empfrica, como tampoco su necesidad- · no hay· otro procedimientb que el de crear· ésta. cHvi_sión, esta dispersión, a partir dei un sujeto. concreto y ·total" (14) .. "La recuperación de la unidad del sujetq, la salvación intelectual del hombre recorre conscientemente el camind _que lleva más allá de _la división y ·la dis~ersión. Las· formas de la ruptura se fijan ·com9 etapas necesarias .hacia la re-creación del hom_bre, y al mismo tiempo se disuel,ven en la nada de la inesen~ cialidad, entrando en su JÚsta relación con la totalidad·
a
l
( 13) ( 14)
236
Cfr. supra, cap. l. G. Lukács, o p. el\., p. 155.
apren:en~a~~ ·na9Jen~ose~OIB.féaj~a~~1S,>~
f
do· surge una lógica~ de la·. totalldadJ' Se supera toda oposición: dentro de todos los distintos elementos re-
v_~Ian-.-:_~ !!_~d ~z _c!~~l!ct~:_ay~~~sp~~J!l!A1~~~ea_t[J
Ji,?fflPr?~Y :mund~;-~e~IB ~~~~~d;-;~4~uj~~~;~~~
f ·e_n el· objeto: no hay.:ya _una ~:segunda: natur8léza:"teXt¡
y
braf'la~ -enemiga· det. hombre:'··
¡srrr-srnb"Brgo:;--~un -[ilkács~'~-~éQet
e supéra~: dlalécticB.mente :.la~ dualidad •'dé~ ·en:Sblre:nr-
0 ·y:ser:~ resui
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ü"e' tritS.1 de' 'efecruar"ltr"süpeí'áclóñ
.-~en el; pensamiento liberado- de toda' retaclón ?coneieta · ; a· tC'ura~
f con el ser: en a lógica'"~~· n·:
.es platónica; es p'eñsámlerito:se¡iaraéfófdef-seCjriDS.do ¡en esta '_separación. :unicame'nte én ·.lá; medlda;;&n qiie , el· pensamiento a arece --comb' realtd81f;=comQfrño-rñeñ1 Ó: del· proceso globál:--pueéfe~ésTe--:sUperár-;·cnaléC~Ic·a~ .'mente ··su propia rigidez y ás~Jnf("j(1qrác-te.r del !'de~e: hir" (16). Según Lukács,: Mari supenirfa "!deñfiffivirrien• 'te este Clü"alismo,-· en~ tantorque -pára~~l" (:?en~léhto7y /s~r no~ son' ld~nticós'·en ~el¡se.~tjdo!d~~u~-~~c_orr~ /ponden"-.- recfprocamente; sa~·~·"refléjan~- ~1 ~iipo',-: eñ\_~ ;'Otró-;'actúañ~"paralelámeñta .. ·a.:~Irégan!a.colnCidf?.ffi? 4
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¡'Sinéñioargó.-·a-pes&X ·ds~su ~fracaso;:- Megel:·prop9r· élona a Márx,. según: Lukács,-;-algunÓs~inst'riiiñentÓs:od~ ( cisivo~ para plantear. cor'rect~merite'efpfoblerrla~d~ja~ :"realidad": y de la reificá-ci6n~ Sobre1
lbld., p. 156. lbld., p. 226.
237
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· er~~.UQ.S ;~.Q!i'!~~!t~s~:Jn~ __ ,,....... ·és .~ecir,;l~f!l9gn_~u~á_c~.r .Qªpj~![Stf!.! · Asr, hemos reconstruido la estructura del discurso de Lukács sobre la reificación en sus_ elementos esenuestos·.y:el·secreto de toda la cons_:, ... ~,.~.,.,·-··. -~el'.hecho ~~·que J~~!~~liE_a·~~f[C?~J· ~~~~~~~~ slción, tfP.Ica~" ~e;¡I~:.P~()d~~~~~tl
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238
lb[d., pp. 10 y 15.
go .el. su¡eto-oo¡eto taenuco, en ta meuiUa en 4u:= ~u . pera_ el extranamiento, ali mismo tiempo debe superar . la. o JStiVI ad. · No obstad te. puesto Que el objeto, la cosa: en Hegel, sólo existé como alienación de la auto._,coñ~T~~-~a';, su recuperacrón -~ñ su·eto re resentarra eUin):l~tla rea 1 a o eti a, de la realidad en eneral. ¿I"LC?!ª _b,len, lstorJa_y-~r:tsci.en~fade clase sigue a He-, :·9.~1 ~~-~- Utt.~m.~dida en __ q~~ba~_b!~.~en-eSfe .libroef. ex~.· -~
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t. }u.~_~c~7 :~:co~?_ce_- qule."este vulgar y fu~dament~1 .er,~~r:i18.+~ -~ g~_s~yo :d~. j~ nt~~ sobre_ la Verdlngllchung .ha: mf!u.E:mclado sob~e tfei ~gg~r•.s:omo,..Goldrriann. (19). · . • • • '. -·- . . 1 . ;_yJtjuy_QJ>casión.....de_ o~.§~~ar/ Lukács escñbe a este respecto: "Para la critica filosófico-burguesa de la cultura ~baste pensar en Heictegger-, era completamente natural la sublimación de la critica social en una crftica puramente filosófica, así como hacer del extrañamiento una eterna 'condición humana' por su esencia social, para emplear un término que más tarde se invalidó. Está claro que ese modo de presentar las cosas en Historia y conciencia de clase, aunque apuntase a un .aspecto diferente, más bien al opuesto, favo-_ rece actitudes de este género. El extrañamiento identificado con la objetivación entendía más bien como una categoría social -justamente, el socialismo habría debido superarla- y, sin embargo, la insuperabilidad de su existencia en las sociedades clasistas y sobre todo su. fundamenlo filosófico la acercaban a la 'condición humana' .. {20). (18) Jbrd., p. xxv. (19) ·El libro de Heideggec: (Seln und Zelt) e5 una discusión con el de Lukács, qesde el punto de vista de una filosofia de la angustia y de la muerte•, L Goldmann. Mensch, Gemelnschafl und Welt In der Phllo.sophle 1. Kants. Zurich, 1945, p. 245.. (20) G. Lukécs, op. cll, Introducción a la edición espollola, pégina XXV.
239
, Pero- en·· su- ensayo;· Lukács- no·· plantea· aT6ndo-·la · hgurosa distinción··entra···ali'enación y objetivación que) :constituye la base de la crrüca de Marx a Régel.~ Efeé"!. · ·trvamente, a o etrvac1 e una orma nsu era e ex enorrzac1 n en la vida social de los nombres, ··es . una condición permanente ae la actividad humana (21): alienaclónl es un caso especial ·de .,a abJeftvaclón,. una deformación o alteración su a. En la medid á en que el joven Lukács deja eScapar esta. estructuración, · transforma problema hlstórlco~sociaf"eri. ün.,..proble-' a ontológica:· Dé" ese. riiódp -caefpo{ su-peso-lo.,;.especrflco de la· alienación respecto a la sociedad' capita-. • lista, que Lukács· reivindicaba· ("la. cuestión del' fetichismo de las mercimcras 'es un problem'a e'specroco . 1 • . .. _.. - ·-· de nuestra época, del capitalismo moderno"') "(¿2)Tt:'ás-· consecuencias de la identihcaC:ión .. dé .. alierfácló·n-:- con .objetivación que se da e'n argumentación general del ensayo de Lukác-s, son graves: efecto~-: ap·enas. sale de las enunciaciones ·t~óricas ge.ruilrales y afronta de modo concreto el problema de la reificación; nos presenta una critica de la . i. ciencia mode'ri1a:· Lo que sorprende -dice Lukács- en el método de las cien-
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(21) "Si se considera _que toda materialización en la P.rlllds, y por tanto el trabajo sobre todo, es una objetivación, que cual· quier modo de exp(eslón humana, y por tanto también el lenguaje, los pensamien.tos y sentimientos humanos, se manifiestan objetivamente, etc., entonces es evidente que nos enfrentamos con una forma universal humana de las relaciones reciprocas entre los hombres. Com.o tal, la objetivación ca~ece eor: naturaleza .de lndlce de valor; lo verdadero es una objetivación, de la misma. manera que lo falso; la liberación no lo es menos que la eaclavl,tu~. Unl· camente si las formas objetivadas en la socleda_d reciben funclo- · nes pa(a contrastar la esencia del hombre con su existencia, aomellendo, deformando y dividiendo la esencia humana a través dQJ ser social, surge la relación objetivamente social _de elCtrallamtento y, como su consecuencia necesaria, el extranamlento Interno en todas sus caracterlsticas subjet~vas. Esta dualidad no ae reconoce en. Historia y consciencia de clase. De ahl la falsedad y la desviación su concepción hlslórlco·tflosOflca fundamental'' ·(lbld., p. XXVI). (22) lbld., p. 90.
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240
cias de la naturaleza, en el modo en que investigan los hechos y justirican sus conexiones por medio de la abstracción, experimentación. etc., es que el propio desarrollo capitalista tiende a producir una estructura de la sociedad que· secunda ampliamente· una parecida estructuración mental. CoS:naclio?i}:;pur:os:~1:Je;Jas· /cíen~ ías. éfe-"li1' ñ~ru-rB.Jéza su rge'n :. tr'a~iQEá5C!9 ~j9ef~~q': 1 f.faeafm.eñte· un. fenómeno: determiñaéio~da· Ja-.vida~n...
f crr~Únstañc1asreri ~ lis-·que·;sus·:·éaractertsticis--:Sú}etas"':
1,~J.r_eyfis}púeden~ iriaa~a~~ ,~~~?ñd~}~ i la-! iñfervenél6r1" ¡pertürbaaófá.-:- éfé~ ·atros~_-.tenóménos.' ~EsteTProceso !J'saT.' f~Oéntúii-:-rnnch6 máS"en 791' rñótñéñlo_ 'en;.que ffiS:fl!llOme-" fno~:·sa· 'reducen .a .s._u e~eñda1'PP~'B:l!\t~~t;q~fffattvé;· .expresada: en ·;números' y relac:lqh~! :jJ~méncas~9fa' t:~l~n-:-~es p'rop19 -de-iaeseiiCi~~e.(:capjliiiismoiJ.ffiXIacJr .•lós' fE~nómenos ·de. esta :forrriaJ tr éarách~r""fBlicnlsfá:-dtr= j.J as'. formas'~écon"ómicaSi: 18. reJficac16ñ;$fe;fó"áai~r~
.~latlories..,. humanas~:.- el: constanttf:á.üifiéfJlpr.:'dl:"íe.1lCJUdiP
;~aclórf ~df:~ñ·á~dív1siórl~dellíiibafcr~cru~omp~lf~-é.t:: .prqt;:eso · d~ ·p~oqucciórCde:un:¡moao-;_raclonat;atmtilé::~ -to~r-prescindiendo- de ·ias·· posu):llid&.Hes·:nifmans.s!:Yldé"
":ias capaci~acfEis de~ios p~Ód_uq~Óte~~lrec.to,sS'ew;:grans;t
forman: fos''teñ'óm.an·o_s· d~ la;soqi~a.a-y~ ftTnláñiañrff'~on~ . .• • • . • -11..-.r .. · -
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;eUo~;:.s~ ape,rC?ep·ct~n.: S~ pres~ñ._táñ' h.~ños~--aisfados~-~ 1 1 ·- . ,... :· .......... , !~conjuntos aislf!.dos de hechos;~secfores pareiáJesififécrJ ·. - - ~- .. • . . ... . ~ .. l . J ! nomfa,.· derecho;retc.)· eón ·léyes-;propTas,": qüe :p~!'ét:en· · ~"
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:.según el método de las ciencias. natUrales_ De ese modo, dice Lukács, desarrollar consecuentemente esta : tendencia. que reside en las cosas mismas, elevándola a ciencia, cobra un valor particularmente ·cientrfico". [E;V,ré5um9il:~güh...,.LU~c·s7'~ar:.una:-ori~nt~. :astructura de la: soc1e a cap1taJista: ·acia! :·-
241
Además, en la estructura de su objetividad, Jos hechos son producto de una época histórica determinada:.- el capitalismo. En consecuencia, dice Lukács, en· la medida en que las ciencias reconocen el modo en que los hechos se dan directamente como base de la factualidad cientfficamente considerante, y su forma objetiva como premisa de la formación cientrfica del concepto, se disponen simple y dogmáticamente en el terreno de la sociedad capitalista, asumiendo su esencia acrfticamenté, su estructura objetiva, su legalidad, como base inmodificable de_ la ciencia.
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Ukác§ 11~ ~i;.,~1~~W~.m~~.tafL6n!: ~~s~a ;s,us _c~m~e;;; Miiihr.ftr.t.·x~tre~rfias~~~-tt 1 ~iei'lcJa,~~d1ce;i.-dlylde.i;_en_~ frag~1 ~~-.~-r- S . O á!ldáct1ce! [a' realidad, 'peraj~ndo.. 'da~vist~
~
··-'J ti' tó;:_9X;sqbr~P~!l!r ~.§.'-LP.r.opi.q.samp_p..!..~spec!ai:-1
Cuanto más se desarrolla una ciencia, alcanzando ·mayor claridad metodológica en sr misma, más resueltamente se aleja de los problemas vitales de su esfera, excfuyéndolos del campo de inteligibilidad que ha elaborado. A medida que evoluciona, haciéndose cada vez más científica, se transforma en un sistema formalmente completo de leyes especiales parciales, para el cual el mundo que se encuentra fuera de su campo y también, en primer lugar, su materia de conocimiento, su auténtico y concreto sustrato de realidad, resulta incomprensible, tanto por razones metodológicas como de principio" (23). {~~~ún_,~~~~J~~is, ~u k~~~; .ve,~~~:'-~
l!!~JW-itlt!aclo_~-~s,t~;:_~~~de;:Hamann_.[ba!)ta_._Serg~onj'
·q~8!,t~~'t~ci~_pgnoQirni!mt.9_.9ientffico__ a_nt~, 1~,.,:
~~~A_m~n;!.~.t-~~tg~:?~. :?P~slción a-_la re.i[icacló_ ~:e~;;:
~il!&~1),~T.~9.Q¡[e_s_t_9...._es.,..p_~_r1~_cJam.J~fl.t.~ ...coh~rente · !Con a~-J~rémlsas;~_Una·¡vez ue se· identifica_ la aUen& . · i1S1~cÍsi6fr:.~su et
242
lb!d., p. 113. lb! d., 2· 119.
..Inevitablemente en una crítica de la. objetividad y, pu1 .'@.11Q...eo un_a_cr[tfca deliints!ecto; así como en primer J_l~gar •. en.. una crítica de !a ciencia en cuanto que ésta :~cti.~tíog l.l~~Y- "-"_d ívíd e"_,_(.anE;Iila}_ la. realidad, la datei1.~_a.-9.~0.....v_~z.;;, q~ __a~_iqu_ílarl~ y destruirla mediante un es~. cepticismo. negativo (25) •. ---.... .. - ... ...... ~ ....... ·---.-.......
E~
-· - ,4::.:...-.
~
...
conocido libro de Marcuse Reason and Revolu· tlon. Hegel and the Ríse of Social Theory (26) nos con(25) Este P.lanteamiento del ensayo ,de Lukács sobre la. reificación, a.sl como sl(s implicaciones con la crrt¡ca de la ciencia y da la filosofla lrracionaJista de Becgson, han sido puestas de relievQ por: L Colletti: MEI B.llAiisis del fetichismo capitalista se eKpone [en Historia y consciencia d~ clase] en los términos de la c'rltlca hegeliana al mateñalismo del sen!l.do común y de la mentalidad cjentlflca. La sel?flración _quQ el catital introquce entre el trabajador: y las Cónalclol'íés ob¡eüvas de trabajo, se idenhlica ~ la djs!i@óñgUe- el 'intelecto' realíza entre sujeto y oojeto [ ... ). De se modo, la, "rqificación' ca~italista se convierte en producto de la mentalidad materialista e la Cftif'iBa u a VJsií5n anaiiUca de a rea 1 enuncia como 'positivista bu uesa · m1e gue o 1 a raz n 1o 1ca , es decir, con. la 'razón' ue unific 'lo · ' como oy o que e mte eclo y el se11tido comün procuran 1slmgmr anam . L1Is cunsecüenc¡as de esta argumentación sarran grotescas; SI. no fueran engañosas. Pero la realidad es ~ue, identificando a Marx con Hegel, Hlstorf.a y consciencia dP clase, trata!)a de presentar, bajo la forma 'revolucionaría' de una critica de la soci9dad burguesa, los contenidos oscurantistas de la qitica idealista de la cia11cia. Proveniente de la escuela de Rickert y Lask. e lnrluenciac:!o no P.OCO por: la Filosofía del dinero del vitalista Simme: í el Bergson alemán), _.Lukács tennina P.Or inscribir en su obra al marxismo 8
~~s e~e eb;,@rS:w7.
efff Í~lftoYi: jgfl~.'a ei'~~~~1;~~~~~~a~
investigado eor la ci~nc1a. la 'reificación' o, como decla Ba.rgson, chosslsme, es el roduclo dé la memaiiCad ci co~ta y desmenuza ¡e amaso morce aga a fluida y viva unidad lo leal M QS[rucluras 'ficticias· da oo·a o er e en serVIr a a ae 1vtaa pr ctico-tecnica~ (en MPaes&-Sera-libri", 4 de ma~zo de 1966). . (26) H. Marcuse. Razón y Revolución, Caracas, Instituto de Estudios Pollticos, l967. [Existe edición española en Alianza Edi· torial.) Me ocupo ahora de Marcuse no porque sea el único, des· pués eje LukAcs, que revisa la conlusión entre alienación y objetividad (baste pQnsar, por ejemplo, en el celebre libr:o da Horkheimer y Adorno, Dialéctica de la Jluslraclón; cf. L. Collalli, srtfculo cit.), sino porque en él emergen con mas fuena y evtdencia las consecuencias úiHmas ~e tal argumentación: le. critica del maquinismo y la tQcnologla. Como precis!lmente trataremos de mostrar. A proP.ósito de la influencia cultura! ejercida P.Or el ensayo
·re
ae
243
rma que la identificación de alienación con objetivaión transforma inevitablemente la crítica de la alienaión en una crítica del intelecto y de la ciencia. En las tres primeras secciones de la Fenomenologfa del espf· ritu de Hegel, Marpuse ve "una crítica al positivismo", es decir, a toda fiiosofia basada en la experiencia del "sentido común", y en mayor medida, añade, a la "reificación". "Utilizamos el término "reificación", propio de la teoría marxista, porque denota el hecho .de. que todas las relaéiones entre los hombres en el mundo capitalista aparecen como relaciones entre cosas, o bien que aquellas que en el mund~ social parecen. ser las relaciones de las cosas y de las leyes naturales que regulan su movimiento, en realidad son relaciones entre hombres y fuerzas históricas" · (27). Recordemos que las tres primeras secciones de la Fenomenología, a· las que ahf alude Marcuse, contienen, entre otras. cosas, la dialéctica de la "certeza sensible", en la cual esta certeza queda destruida en su singularidad y muestra lo universal como su verdad. A la pregunta: ¿qué es el ahora?, respondemos, por eJemplo, dice Hegel, que el ahora es la noche. Si ahora, a mediodfa, volvemos sobre aquella verdad, habremos de decir que ha perdido su lozanía. "Aquel ahora que es la noche se conserva, es decir, se trata como aquello por lo que se hace pasar: como algo que es; pero se manifiesta
G
lukacsiano sobre la reilicación, el. también C. Vasoli, Luk~cs tra ' 11 1923 e 11 1967, en "11 Ponte", XXV, 1 (en publicación): "Las consecuencias de esta actitud (de Lukács: la idenlilicaclón dE! ellenación con objetivación) son por eso muy graves; y no se puede negar que han cont~ibuido, aun en contra de los propósitos de Luk6cs, a justificar y favorec¡¡r singulares confusiones Ideológicas como las que indujeron a un grupo de filósofos y técnicos dl~ec tarnenle influido por Geschlchte und Klassenbewusslseln (Adorno, Horkheimer, Marcuse) a identificar la critica clel 'fetichismo' y dE! la 'reilicación' en la sociedad burguesa con el proceso de 'objetivación' debido a la ciencia, a la técnica, a la organización industr_ial del mundo moderno". (27) lbld., p. 110.
244
ás bien como algo que no es. lndudablerñenie el ahora se conserva. pero como tal ahora que no es noche;
del mismo modo, respecto al dfa que ahora es. el ahora se mantiene como tal ahora que tampoco es dfa, o se onserva como Ur:"~_ algo negativo en g~_neral·. El ahora, ..9ue podla parecer algo iñmediato. es en cambio algo mediato: "es indiferente hacia todo lo qus 19 rgdaa·. Sin ,;._mbargo, es un algo tan simple, por vía negativa. que ~.no es ni esto ni aquello: a un no esto, lo llamamos un umversa • Luego lo universal, concluye Hegel, es, en efecto, lo verdadero de la certeza sensible" (28).
A propósito de este párrafo de la dialéctica de la certeza sensible ,también es válido todo lo que de ella se ha observado en conjunto; esto es, que si el carác· ter fundamental del punto de vista simplemente sensi· ble es permanecer en todo contenido aislado que se le presenta, mediante el "movimiento" que Hegel le atri· buye en este caso, no es tanto conocido como destruí· do en su propia naturaleza (29) .l~ora'_:bufu1éáta!'des-
.~t~eclón;:de~·1o-_emprric-o,Tf d~J9~fi~1~~~-iff~~Jó
;"défla -lib.e'ració-n: de-"ra-ól:iJetiViCiatt'ifm~terf8riñediA}itA4Jn 1 • -- . •
~~~~ptlq!~~o ;-~~~~~!YP· _,~~-~sa~ló~fnJ~ipr!~~~!!" ¡n~;o~:: ~~~~~~-~~_emu:str~: q~e )~fJía!nJ'~Io- pu~¡f e~
·_ 'nocer Ja·vei"daa si supera· su muni:Jo:-~reJficado~I~T,.Lúego,- una· véz más;lá -reificacióñ""'"~s ·Ja ~ oo étJV 1 , e e 1c e es a cosa, ·el· objeto ·natür-ak Lá ~érftica.. --de:· la alienación -·no" "es 1- -- .... ,~ . /.
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t o' asaláfiB.d~iipitaT;:-ñ1!"de-rá-·esCíST6n~entnr'er.tfab
j _or. y las· condiciones ·ooJeti~~:amt~}~lf!lro-. le pertenecen y que·s~·-le preseñtañ:cnmo-,mañas:r enemigas. ~: lif"rñúe1ta"'OOfe11Vida~fi1tü-;Bf;tgmljorr .a la''conCie.ncla deJ--hombre:·y en la medida en gue el
srno:
(28) G. W. F. Hegel, Fenomenología (casl, pp. 6-HS). (29) E Cassirer, Slorla della lllosona moderna, Torino, 1961, volumen 111, p. 398. (30) H. Marcuse, op. cit., p. 110.
245
¿entido común y la ciencia asumen aquella objetividad en su exterioridad para hacerla objeto de investigación, constrtuyen la expresión por excelenyla de la alienación. Marcuse se adentra en este camino sin dudar. "El sentido común y el pensamiento científico tradicional -dice- conciben el mundo como una totalidad de cosas existentes más o menos de por sí, y buscan la verdad e nobjetos que se consideran independientes del sujeto cognoscente. Esta posición es más que una simple orientación epistemológica; se ocupa de toda actividad humana y conduce a los hombres a aceptar el sentimiento de estar seguros solamente cuando cono~ca(l hechos objetivos que actúen sobre ellos·:.:_ Pero, continúa Marcuse, "el mundo sigue siendo ajeno e inauténtico hasta que el hombre no destruye la muerta objetividad y se reconoce a sf mismo y a su propia vida más allá de las cosas y de las leyes en su forma
estáti?a" .(31) ._;D,ad~~~~~~~~P.~e~~sa~,i !1~--~~rpr_en?e, p~esp ,Q~~~~L~_ft~-~rJa; ~~.rxlana"pe, !a•. _ah.~n~~JónJ'
~~aqr~~~~f~~~4~.Q .de~~$.tlLcat~go.du~l~g!9n.ª' .e al ~~;pol'lé-!lliR?~-~aD~d~.o.n::~IJª~ºa~~Q9r:.f~;·f~~~ a . f e· a frlos.2!J.a.Ji.b~.~lUl!Ja~L32};Lsrru.esp~rfV
~31}é~;· ~~s.·.I~M~i~:~s.~}~~Jera; l.imita~9_aj'a.p liGar.:..:
.!!W.~ .. ~~ ~~$2~~e:~~fJ.a_;..~_e¡a~......w.~n~Qló..n,_._e!!ªPo.r_a_dl;l· ..egr.~~~"e!,t_aJ: ~~~~lsi8_Leqp_n~~l~~~ . . . r S~t~~ j.~~-s~i~~~~~~~~.: ~de,~ti,f~c~cr_ó"'_ d~> ~.hen~~~~.9 · po;iQ.l{~ tfvr a~IliliJettYJ~Q.L9fl1Jth.La...:...qy~¡;..r~rt~tlmQ~i :!{i!{fJ .. ·· . r ~~~ré&~JF.~~Yi-~.~s.§!ll.!f!9~.2R~!!k-9~.~J !!~y·
~~®J~t~!~f..~~iCC?m?L8.!.9~l~d a~o; ~-e~ mo~.P.re.s.upue~,., tb~ af~P.~~In.~e~!lQ_~g!ón, ,.~~-P-~P.I~~~L9.0fT19 _la_ · -~ _'e · ·ré~i~~~!~~~~~~aJ!~~~~~ILQ~eifLr;acl~o-~.ell.;.~.n~ ·
rnª-·
.C~ . :--;: ;~,~q~~Y~-:;~arc~~~~~'?..~~-;p~_r.~o!ll_S~Jrr ~]]:! ,J.~~~~Jr~(s.a:,~e !~_;ah~n_agJQ!h..9.1 ~~~f!ca~~c?n ~hillQ~fu!cáJ9(L~i!l€1..9.H!6.a~!ª-.YJ~~~~lqgf~~·.~~•.t~~:i (31) (32)
246
Jb(d., p. 111. lbld., P.· 263.
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(33) H. Marcuse, El hombre unldlmenslonal, Bar...elona, 1969, Selx-Ban:al, p. 196.
247
miento de Marcuse. Al ilustrar la "lógica de la dominación", dice que su dinámica es propia "de una realidad en la cual el pensamiento científico tiene una parte decisiva en la tarea de conjugar la razón teórica y la razón práctica". '.'La sociedad se reproduce a sf misma en un creciente· ordenamiento técnico de cosas y relaciones que incluye la utilización técnica de los hombres; en otras palabras, la lucha por la existencia y .la explotación del hombre y la naturaleza se hace cada Vez máS c1entihca. y racional. _El doble significado- de • .. racionalización" es relevante en este contexto. La gesfíon c1enutlca y la alvis1on C1enbf1ca del trabajo aumen~an ampliamente la productiyjdad de las empresas económicas, políticas y culturales. El resultado es un mayor nivel de vida. Al mismo tiempo, y por las mismas razones, esta empresa racional produce un modo de mentalidad y conducta que justifica y absue!ye jnc!uso los más funestos y opresivos aspectos . que_ revela. La racionalidad c1entif1co-técnica y la manipulación se unen en nuevas formas de control social" (34). ¿Puede uno descansar tranquilo -se pregunta Marcuse- con la suposición de que tal resultado anticientrfico es el producto de una aplicación especifica de la ciencia por parte de la sociedad? ¿Puede distinguirse entre ciencia y mentalidad científica por un lado y, por otro, entre utilización y aplicación de la ciencia en la realidad social? ¿Acaso es indiferente la maquinaria en cuanto tal a Jos usos sociales que se le asignan? "Creo -r~s ponde Marcuse- que la dirección en que [la ciencia] se aplica generalmente era inherente en la ciencia pura, incluso donde no se planteaban fines prácticos, y que puede identificarse el punto en el que la Razón teórica se transforma en práctica social" (35). Y también: "una relación más estrecha parece prevalecer
r
(34) (35)
248
lbid., p. 173. lbld.
entre el pensamiento cientlfico y su aplicación, entre el universo del discurso cientffico y el del discurso y la conducta ordinarios; una relación que parece subsumir a ambos bajo la misma lógica y racionalidad de la dominación" (36). En otros términos, ·hoy, la dorili• nación se perpetúa se difunde no sólo or medio de a ecno ogia, sino como tecnología, y esta última proporciona una legitimación superior del poder polrtico que se expande hasta absorber todas. las esferas de la cultura" (37). "Lo que estoy tratando de decir ==ielara Marcuse más adelanté- es que la ciencia, grac1as a su propto método y sus conce to ha royecfa o y promovido un universo en el que el dominio CJé la naturaleza ha permanecido ligado a la domina~~~n del hombre; un lazo que tiende a ser fatal para el universo en su totalidad" (38). .
El sentido de la argumentación está claro y no requiere especiales dilucidaciones. Pero merece la pena subrayar el nexo entre esta conclusión de Marcuse -la reificación identificada con la tecnología en cuanto lal. prescindiendo del contexto económico-social, porque precisamente este contexto es más bien producto de la tecnologla-, y la estructuración lógico-metodológica del problema de la reificación que este autor describe .en Razón· y Revolución. :·Qry~fy~~~q~.~~~.T~!~~!lt:.~!' ,reWéációñ~·co;, · ·obj~HiYación···ü~qbjéliVidad ~en·'·lo~ que:' ..c~ll)o he.n:10~. visto,_ Ma~cus~- pe_Hn~ta ta=:-cnt_lca·fjeg·~!!a:..· {.n~ de 1~ ·certeza s~nsi~lé en: Ia:;FenOfñenoíoirr~~sp~. .
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se_ldent1f1que con _el mundo oe la técntea ·y~fraoáJo~ 'y ton el· pensamiento 'cientffico-fntfinañi"e-ñte~ligadó ·a.~· 'elíós: o"e. ese~'modo;:la- éritica··de-ra: ·remcacíón-sé' rrans-· forrt:~a~ no eh ~rui critica· de his· relaclo~es ·sociiles capl=..... (36) (37) (38)
lbid., p. 182. lbld., p. 166. lbíd., p. 193. El subrayado es mio.
249
en·crftica de la maquinaria y de la técni_c~ •
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que Marx analiza las funciones de maquinaria en el proceso de trabajo, distin. gue rigurosamente entre empleo capitalista de la ma. quinaria y maquinaria en cuanto tal. En El capital, por (39) Por lo demás, Marcuse no dislingue rigurosamenle entre r&laclones sociales capitalistas y no capitalistas, ent(e capitalismo y soclaHsmo; sólo analiza, como sugiere. el subtitulo de El hombre unidimensional, la "sociedad Industrial avanzada". Sobre J:l hombre unidimensional, el. la intervención ·.de L Collettl en "Monthly Review·-, ed. ir., 1968, n. 5-6, pp. 29-30. Y cf. las Interesantes Respuestas a Marcuse [Barcelona, Anagrama, 1969], reunidas por J. Habermas: C. Olla escrib.e en su ensayo Técnica y unldlmen· slonaRdad. ¿Una variante de la teala tacnocr6Uca?: "La c~lllca que Marcuse dirige contra el ~aclonallsmo técnico no se basa, pües, principalmente, en s~ contexto
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ejemplo, critica a los economistas burgueses porque no hacen esa distinción. ''Puesto que la maquinaria, considerada en sí, acorta el tiempo de trabajo, mientras que empleada por el capitalista aumenta su intensidad; puesto que de suyo es un triunfo del hombre sobre las fuerzas de la naturaleza, pero al usarla el capitalista el hombre queda sojuzgado por las fuerzas naturales; puesto que d~ por sí incrementa la riqueza del proáuctor, pero empleada por el capitalista lo empobrece, et~ .• el economista burgués declara simplemente que el examen de la maquinaria en sí demuestra con la mayor precisión que todas aquellas contradicciones palpables son una pu~a_ y simple apariencia de la .realidad ordinaria, pero que no existen de por sí. nr por tanto tampoco en la teorfa. Asf evita el seguir rompiéndose la cabeza, y además achaca al adversario la necedad de no combatir el empleo capitalista de la maquinaria, sino la maquinaria misma'" ( 40}. Y poco antes, al hablar del movimiento ludista, Marx dice que "se necesita tiempo y experiencia hasta que el obrero sepa· distinguir la maquinaria de su empleo capitalista, y por tan~o aprenda a desviar sus ataques de los medios materiales de producción para dirigirlos contra su forma social de explotación" ( 41}. El discurso de Marx· no.- odr • • · ·· · · ... · • • ··que~s61o~·se. "produce con a .ma uin.arúi •. • <..
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J!clo~s_;_c~pl~~~.!~!.~~- ~e p_rqdu~ción. /' En los Grundrisse ( 42), Marx destaca estos dos aspectos diferentes, el carácter alienante de la maquinaEl cap_ltal, lib~o 1, sección 4.". cap._ XIII (6), pp. 36&67. lbfd. (5). p. 355. (42) K Mai)C, Los fundamentos de la critica de la economia politica, cit., 11, pp. 193 y ss. · (40) (41)
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ría en su uso capitalista y la maquinaria misma, considerada fuera e independientemente de su empleo. En el proceso de producción capitalisÚi -observa- la máquina no aparece en absoluto como medio de trabajo del obrero. ·~su diferencia espéciflca de ningún modo es, como en el medio de trabajo, la de mediar la actividad del obrero. respecto al objeto; la actividad misma del obrero se plantea ahora de modo que se limita a mediar el trabajo de la maquina, la· acción de fa máquina sobre la. m,ateria prima, a vigilar esa acción y ev1tar perturbaciones ... 9J.ando trabajaba con la he•rram1enta, el obrero la animaba como un órgano de su prop1a hab!11dad y pericia, la manejaba con sus capacidades; pero la máquina, en cambio, posee habilidad y eficacia en vez del obrero; ella sólo es el virtuoso .que tiene alma propia en las leyes mecánicas por las ,gue funciona. Así, dice Marx, la actividad del obrero, reducida a una simple abstracción de actividad, está determinada y regulada por todas las partes del movimiento de la maquinaria, y no al contrario. "La ciencia, que obliga a los miembros inanimados de la maquinaria -gracias a la construcción de la que forman parte- a funcionar como un autómata, no existe en la conciencia del obrero, sino que, por medio de la máquina, actúa como un poder ajeno a él, como el poder de la máquina misma". "La apropiación del trabajo ,vivo._ continúa Marx,· a través del trabajo objetivado -de la fuerza o actividad creadora de valor por obra· del valor dotado de existencia propia-, que está en el concepto mismo del capital, _se extiende en la producción basada en la maquinaria como la caracteristi. ca del proceso productivo mismo, incluso en sus elementos materiales y en su movimiento material. El proceso productivo ha dejado de ser proceso de trabajo en el sentido de que el trabajo lo supere y comprenda como unidad que lo domina: El trabajo, por el contra·
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.río, aparece sólo como órgano consciente en varios puntos del ~istema mecánico en la forma de obreros vivos: disperso, subsumido en el proceso global de la .maquinaria, sólo es un miembro, un eslabón del sistema cuya unidad no reside en los obreros vivos, sino· en la maquinaria viva (activa). que se presenta ante el obrero como un poderoso organismo respecto a su actividad individual e insignificante. En la maquinaria, el trabajo objetivado se contrapone al trabajo vivo; en el mismo proceso de trabajo, como el poder que lo domina, que el capital mismo es --en su forma- como apropiación del trabajo vivo". El hecho de que en la sociedad capitalista se tome el proceso de trabajo como simple momento del proceso de valorización del capital, se manifiesta materialmente en la transformación del medio de trabajo en maquinaria. y del trabajo vivo en mero ·accesorio vivo de ésta, en instrumento de su actividad. "En la maquinaria, el trabajo objetivado se contrapone materialmente al trabajo vivo como el poder que lo domina y como sometimiento activo de éste, no sólo en cuanto que se apropia de él, sino en el mismo proceso productivo real". Además, Em la maquinaria, el valor objetivado aparece como una premisa respecto a ·la cual la fuerza creadora de valor de cada capacidad de trabajo desaparece como algo infinitamente pequeño. De igual modo, con la producción masiva que se obtiene con la maquinaria, .en el producto también desaparece toda relación con la necesidad inmediata del productor y, por tanto, con el valor de uso inmediato.
. Seg.úñ ;Ma?¡,~er"pasa~·a!T lOs~ medíOs-;cJenrlbaJo~ ¡-
.ñi.áq.ulnarla !_n·o¡ es algo ~~slía(fP_a~~-~h:~l~·~!~!~~~~~~ transformación' y ·adaptactón histónca:de:los -meatos de· trabaJo tierédaCias la-traaicfóii¡éñ •romíB:aaécUa.Cia'.. al capital. "La 'acumulación de'ia=·_clencia~Y., dirla·;habi~. lidad·,· de las fúeras productiVas· 9eñeráles~ de(
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~~·~éd~l&¡dga~'-re~n~-:·¡¡~iF_:~~~~,ti.~idad :; n.~.L~~~~L~9!:l~!c_i~n~_d~' ..Y.tr~W!CiQf!pU~I l ·:-1
El capital solamente emplea la maquinaria en tanto que permite que el obrero trabaje para el capital durante una porción mayor de su tiempo, como tiempo que no le pertenece; porque permite que trabaje más tiempo para otro. ,c~mú~h empl~o. de. la .--~aquinaria, i !f! · E~ttr.!~aJoT~:~~e_sario- :para la p_rodu_cción__de ]ñ{d"é}jlíñiff~[Q'..:.Qi?l~t_QjiSS:.reduce .al.;mfnlmo,.. pero sólo Jl.Sr. ~- ·o if'e_tv~Ló~-~~~{~~~Y.oxJrf!~_ajqi_eri .Ja..:mayor .canti.AJ · etQ!ilWC>tli.i'cfqos:_; Por eso, dice Marx,. forma . ; -~~~-~T~!~~T~~p(tar~el .q~e. ta.• pr.oquctlvidad_ ~ ~ -·· .,!~da:~r~lktr_~,b.~J~( ~~ .t~nga ·· co~_" ~~me_nto.c~~ ~Q-~~f~I-~~q1ü ~-sJ~J.Y;.; como..9.e.s.Ylf~~~I.Jz~cJ_ón! deJ' ~bª-Jq!'m}~ii!21;1]9.]~~-~ig91~n.te,·. en -la ,maquinaria es· ~C?,nd~Uia,:aprop~ácl~n· ~e_l_:trabaJ? vivo po_~,parte. del ca•· R~ter~:_U_iitf.~~,!~_a~LnJl:'~diata: El análisis y aplicaCión deíeyes mec·anicas y químicas, deducidas por la ciencia, permiten que la máquina lleve a cabo el mismo trabajo· que antes realizaba el obrero. De ese modo, dice Marx, al obrero se le presenta en la maquinaria, de forma palpable materialmente, la apropiación del trabajo por parte del .capital: el capital, que absorbe el trabajo vivo como si fuera capaz de amar. o··-¡Ma)Jt~~st~-~~~~~ f. la~ ~ca.~~c~~r[7t1c_a~ ~ gen_~ra¡-•
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-~.aphalista 1:1e las. máquil)_~s
en· relaciórV fWII~~~"""i·~ñj~trrcM~sJ> .. ~E!L~Il~Ls;.MB:.~ •. d!ª~'r.tl 254
gua entre empleo capitalista de las máquinas y máqui··nas en'~cüanto tales. Por el hecho de que la maquina. ria ~~ice--!:· sea la ior-;,.;~- 1más adecuada del __ valor de :.~sci~del_jªpi!a:1_ .fijo,· no se º~u~~. en~ absoluto. que .. . la :absorción bajo el'régimen social del capital sea el ré7Q_i~~-n~- ~~l~l de _produ-Céi?~----ú~-tTmg_-f~~~~- adecuado .P.~~i_~_!¿!!\pJeo d~--!~. ~_agY.!_~~r~i:i-···Lo Importante de la maquinaria es que reduce ~1 mfnimo el trabajo humano (el despligue de fuerza de trabajo). Será útil, dice Marx, al trabajo emancipado; más bien es la condición de su emancipación. De hecho, la maquinaria detennina profundas y radicales transformaciones en el proceso _de trabajo y en _la r~laciqn del h9mbre con la na. tu raleza. Ya no es el obrero el que incluye el objeto natural modificado como miembro intermedio entre sf mismo y la objetividad; sino que incluye el proceso natural, que él transforma en proceso industrial, como intermediario entre sf mismo y la naturaleza inorgánica, de la que se hace amo y señor. Se sitúa al lado del proceso productivo, en vez de ser su agente principal. En esta transformación, dice Marx, la apropiación por parte del hombre de la fuerza productiva general, su comprensión de la naturaleza y el dominio sobre ésta por medio de su existencia de cuerpo social, en una palabra, el desarrollo del individuo social, aparece como una base miserable respacto a esa nueva base que se ha desarrollado en este período y que la gran industria ha forjado. "En cuanto·_ el trabajo ha dejado· :~~ -~~r:,de for_ma inme~iata_ gran fuent~ de. riquez~ el -' .t1empo de trabajo deja y d$e dejar de ser__ su metencias. generales de fa rriente humana. Asf entra en, . . . . . . . . . . -._; - - - · · .-.. ·-· • . .. ·-·. -
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crisis' la produc"Ciqn ~~sad~·-sobre. el valor_ dS:.;camb_iC?·:· .·y .el proceso productiv·o m~terial inmediato termin~i''por' . • . • 1 •••. ' . • • •• . perder incluso. la forma dé la escasez i.j -~oe' lá- oposF ción". De este. modo: ia.maq~inaríS: n·o ·servffá"para:--re.: ducir el cie.. traba!~Í neces-ario: p·a~a·;~ c~1l~r:t~~b~t . Jo. ·excedente, sino, para· reducir, al mfmmo· ·. . . . ..general, .... ~-- :. ·.-· '·~·.::...,·~·: ... ~~". el trabaJo necesarro de.: 1~ socredad, · a. quren.• corres.: . ponderá éi ·libre desarrollo¡ ·de la· indivld~atldad: ia· :¡;;¡.~· mació~ artf~tic~~ ?ien.tffica~¡ de lo~ ·--!~~i~i_du?~·.:_gr~ cias al tiempo, ya libre, y a los medros creados :para-ellos. !
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ALIENACION Y FETICHISMO: ¿DOS TEORIAS DISTINTAS?
Como se sabe, Althusser es uno de los más decididos defensores de la teorra según la cual los "'conceptos de alienación, escisión, fetichismo. hombre total, etc.", "pertenecen al perfodo de juventud de Marx, a su filosotra del hombre". El filósofo francés no se explica "por qué tantos filósofos marxistas parecen experimentar la necesidad de recurrir al concepto ideológico premarxista de alienación para dar la impresión de de pensar y resolver [ ... ] problemas históricos concretos" (1) .. "Toda la teoría, actualmente muy de moda, de la reificación se basa en la proyección de la teoría de la alienación de los textos de juventud (y particularmente de Jos Manuscritos del 44) y sobre la teorfa del fetichismo de El capital" (2). Este argumento de Althusser no ha pasado desapercibido ni entre nosotros, y ha inducido. por ejemplo, a . ün estudioso de Lukács, Vacatello, a afirmar· que la teorfa de la reificación es, sustancialmente. una creación no ya de Marx, sino del filósofo húngaro {en Historia y conciencia de clase y en obras posteriores). en cuanto que éste habría confundido y unificado elementos (1) L Allhusser, La revolución teórica de M!rx, México," Ed. Siglo XXI, 1967, p. 199. {2) lbld., p. 190, nota 7.
257
distintos de la concepc1on de Marx, pertenecientes, además, a distintas fases de la reflexión de este último. "La teoría de la reificación -.-escribe Vacatello-- es, en nuestra opinión, obra de Lukács. Resulta de hacer confluir en una doctrina orgánica tres componentes concretos del pensamiento marxiano: la teorfa de la alienación, la del fetichismo de las mercancfas y la de la apariencia necesaria (de la que la anterior es una .aplicación particular). La primera se formula plenamente en los Manuscritos; .la segunda se expone en un célebre párrafo de El capital. Y en El capital, un poco por todas parte, siempre está presente la tercera. Sólo es. tas indicaciones deben hacernos reflexionar. En reall· dad, los tres componentes que he Indicado no han sido aportados directamente por Marx (aunque entre ellos· existan lazos importantes). Esto nos autoriza a consi· derar a Lukács como autor de la teoría de la reificación" (3). ·
En ~esumen, Luk~cs habría reunido tres teorfas di· ferentes: teorfa de la alienación (perteneciente a la reflexión de juventud de Marx), teorfa del fetichismo de las mercancfas y teorfa de la apariencia necesaria { 4) .Por· el contrario, nosotros estamos convencidos de que en la obra de juventud de Marx no sólo hay una sustancial identidad entre las dos primeras teorías (alienación y fetichismo). sino que justamente esa identidad es la que da un sentido preciso y riguroso a la · teoria rnarxiana de la apariencia necesaria, de la falsa conciencia, de la ideología, etc. En otras palabras, si no se ve que la teorfa del fetichismo es una teorfa de la alienación, tampoco se está a la altura de comprender en todas sus implicaciones la teorfa de la apariencia necesaria. Veamos. (3) M. Vacatello, Da "Storfa a colclenza di clasae" al gludlzlo 5UIIa cultura borghese, Firenze, 1968, p. 56. El subrayado es mio. ( 4) lb! d., p. 63-66.
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Pnra Marx, el fetichismo de las mercancías es un fenómeno peculiar de la sociédad capitalista; es :a forma absolutamente original en !a que se realizé. la ::cordinación entre los hombres en esta sociedad. Efectivamente, en las formas de producción preburguesas, desde fas primitivas comuni~ades naturales basadas en la explotación colectiva de la tierra hasta el feudalismo, las relaciones sociales eran infinitamente más simples. "Las viejas organizaciones sociales de producción eran extraordinariamente más simples y claras que en la organización burguesa"; SP basaban "o en la inmadurez del hombre individual,. que todavía no se hatiia desprendido der cordón umbilical de los· lazos naturales de especie con los otros hombres, o en relaciones directas de señorío y esclavitud" (5). En cualquier caso, las relaciones aparecen ahí como lo que efectivamente son, es decir, relaciones directas entre personas~ En la sociedad burguesa la situación es completamente distinta; los hombres ya no entran en relación directamente, sino indi;ectamente, a tra·:és del intercambio, del mercado. En esta sociedad "los productores sólo traban. contacto social poi madio del intercambio de los productos de su trabajo", y por tanto los caracteres específicamente sociales de sus trabajos privados solamente aparece~ dentro de tal intercambio" {6). En la sociedad burguesa, todos los objetos de_uso se cQDvjerten en mer~ncias Predsarnente por eso, en el análisis de esta_so_cie.Qad deba partirse de la mercancía, de esa forma específicamente social del producto, que constjt!Jye.J;¡ hase y el presupuesto ~ producción ~apila lista 1 7}. En las formas de produc~ión precapitali5tas, una gran parte de la ;Jroduc(5) (ó)
El capllal, libro 1, secciór. 1.~. cap. 1, p. ~4. lbld., p. 38. K. Marx, El capllal: Ubro '. capllulo VI (lnéd 1!o), M.adrid,
(7) Sigb XXI, 1973, p. 108.
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eIón no. se producía como mercancra; asr como una gran cantida·d ·de productos' que formaba parte del p_roceso de producción no era mercancra, como tal no formaba· parte de él. Además, "la transformación de· los. productos en mercanclas sólo tiene lugar en puntqs· aislados, sólo se extiende al excedente de la producción o a esferas particulares de la misma" (8) .Y al no formar parte del procesÓ los productos en s"u totalidad en cuanto artrculos comerciales no sallan de- él en cuanto tales en toda su extensión. "Unicamente sobre la base de la prod~,Jccióri capitalista [ .... ] es" como el ser mercancra se ha·c·e ·la forma general del producto, y cuanto más se désarrolla la producción capita_lfsta, tanto más forman parte del proceso los co'mponentes de la producción bajo forma de mercaneras" (9). Por consiguiente, la mercancra no sólo es el élemento más .simple de la producción capitalista, sino que también es el presupuesto y el resultado de la producción capitalista misma (de ahr la importancia de analizar sus determinaciones formales: el carácter ''sensiblemente suprasensible" de la mercancla, por . ejemplo,. no es algo que atañe ·solamente a la mercanera,. sino que en cuanto determinación de ésta caracteriz"a a toda la ·sociedad burguesa en su conjunto).
Por otra parte, los objetos de uso se transforman en· mercancías "sólo P
lb(d., p. 108. lbld., p_. 109. (10) El capital, libro 1, (8)
(9)
260
s~¡cclón
1.•, cap. 1, p. 38.
de sus trabajos privados se presentan como lo que son, esto es, no como relaciones directamente sociales entre personas en sus mismos trabajos, sino como relaciones de cosas !Sachliche Verhaltnlsse] entre personas y_ relaciones sociales entre cosas" (11). De ahí la "cosificación·~ (Versachllchung) o reificación·: (VerdlngHéhung) de las relaciones scciales en la organiza· ción productiva burguesa. M
En este planteamiento marxiano del problema del fetichismo hay dos aspectos que conviene _tener claros y considerar atentamente. El primero es el predomi· nio de ,la cosa sobre el hombre; el segundo es la ilusión o apariencia que el fetichjsmo origina. En· cuanto al primer aspecto, puesto que en la sociedad burguesa "las magnitudes de valor cambian constantemente, independientemente de la voluntad, del conocimiento previo y de los actos de las personas entre quienes se realiza el cambio", para éstas "su propio movimiento social cobra la forma de un movimiento de cosas, b~jo cuyo control están, en vez de ser ellos quienes las controlen· {12). En cuanto al segundo aspecto, ''la relación_ social determinada entre los hom· bres", cobra a los ojos de éstos ·1a forma fantasmagó· rica de una relación entre cosas". que, "como es un espeJo, proyecta ante los hombres el carácter social del trabaJo de éstos, transformado en carácter mate· rial de los productos de su trabajo en un don natural social de estos objetos", y. por último. la relación social se presenta como "una relación física entre objetos ffsicos", mientras que, ·en cambio, la forma mer· canela y la relación de valor de los productos del trabajo en la que se manifiesta, no tiene absolutamente ( 11) (12)
lb! d. lbld., libro l. sección i.'. ca,;:. l. p . .:¡¡_
-· 261
nada que ver con ~u carácteT físico ni con lus relaciones materiales que de él se derivan"· (13). El' primer aspecto corresponde más exactamente· al concepto de alienaciQ!}: el hombre crea los productos, pero escapan a su control; se hacen entes y fuerzas autónomas, que dominan al hombre en vez de ser dominadas por él. En una palabra, los individuos se convierten en esclavos de sus propias criaturas, de sus propias fuerzas objetivadas.
El segundo aspecto es "la apariencia necesaria" (como algunos Jo llaman). En la sociedad_ burguesa, las relaciones entre los hombres "aparecen :como lo que son", es decir, relaciones de cosas,· relaciones. entre cosas. En la distinción, explícitamente ·subrayada por Marx, entre aparecer (erscheinen) y ser (seln) (~.dá implícita una diferenciación. entré realidaci y apa~ic:ncia, entre hecho (social) e ilusión (ideológica). Es l;na realidad que en la sociedaci burguesa las relacio.18S sociales entre los hombres :,e presentan como relaciones entre cosas; es real que las relaciones sociales,· aun siendo relaciones entre personas funcionan a través de las cosas. Por ese motivo no hay "toma do conciencia" que pueda suprimir esta realidad. Pero, · por otro lado, nunca hay que olv¡da~ que esas relaciones de cosas son la manifestación de determinadas relaciones sociales entre personas, y que si el doble carácter social del trabajo se transforma en el carácter objetivo ·de los productos del trabajo y, por tanto, se convierten en algo material, "objeta!"; sin embargo, no son propiedades naturales de cosas naturales, .no resultan de "una relación ffsica entre cosas físicas''..y, en una palabra, no tienen nada que ver con el _carác- · ter físico de las cosas. Sólo un cierto tipo de coordinación social, la que se realiza en la soc_iedad burgue(13)
262
Jbíd., pp. 37-38.
so, es la que transforma e.l carácter social del lrab.ajo en carácter objetivo de los productos del trabajo, en don natural social de las cosas. Si no se levanta ese caparazón fetichista, nos haremos eternos prisioneros de su ilusión; en otras palabras, se atribuyen deter¡pinados caracteres sociales: (históricos) a las cosas en cuanto tales, y, por tanto, esos caracteres sociales dejan de ser históricos para ~hacerse eternos. ·La· aburrida e insfpida discusión acerca de la función de la na· tu raleza en la· formación 1del valor de cambio prueba . [ ... ], dice Marx, hastk qué punto engaña a w;a párte. ··de los economistas el fetichismo inherente al mundo de las mercancfas: o sea. la apariencia mate· rlal de las condiciones ~oclales del trabajo. Puesto que el valor de cambio es :una determinada manera 50cial de expresar el trabajo invertido, en los objetos, no puede albergar más elementos naturales de los que contenga, por ejemplo, la cotización camblaña" {14). Las ilusiones del sistema monetario provienen de es~o. "Este sistema no ha visto· en el oro y la plata, considérados como dinero, manifestaciones de unas relac~o nes sociales de producción, sino bajo el aspecto de objetos naturales dolados; de insólitas virtudes sociales" (15). Asr, el fetichista Bailey, in9luso cuando considera el valor como una :propie.la·a del objeto, considerado aisladamente, "lo concibe como relación entre las cosas, mientras que sólo es una manifestación en las cosas, una expresión material de una relación enl:-e hombres, de una relación: social, la relación entre los hombres y su reciproca a~lividad productiva· (16). De ese modo, Bailey se ha apropiado del lenguaje de las mercancías que, si pudiesen hablar, diñan: .. es posible que nuestro valor de .uso interese a los hombres. (14) ps¡ (16)
lbld., p. 46. Ibrd., p. 47. K. Ma(X, Teorlas de la plusvalla, ciL, tomo 11, p. 17:>.
.
'
A nosotras, comq cosas, ~o nos atañe. Lo que, como tales cosas, nos atañe es ruestro valor. Nuestras propias relaciones de mercancías lo demuestran. Sólo nos relacionamos unas con ot.ras como valores de cam: bio" (17). Así es como la Vulgarokonomle cae en la ilusión de creer que e! valor de tos objetos (mercaneras) les atañe en cuanto cosas, . sin ver que las cosas 1 ; . sólo tienen valor en la medida en que incorporan un quantum de trabajo humaho abstracto, es decir, en . 1 . tanto que expresan una relación. social. Por otra parte, e~ta ilüsión tiene, cierta ... base real: se debe al hecho de que en la sociedad burguesa las relaciones sociales se presentan efectivamente como relaciones entre c~~ias. : ~-·------- ---~ ··:Pero volvamos al punto' de partida, y observemos inmediatamente que los dos aspectos que hemos difere.nciado en la teoría del letichismo ..:.....,el del concepto de alienación y el de la "apariencia necesaria" o • 1 "falsa conciencia" (que, sin embargo, tiene un funda· mento efectivo en la realida~)- son precisamente dos aspectos de la teoría del fetichismo, inherentes, por tanto a ésta. Sin embargo, si es posible distinguir estos dos aspectos, no es posible enfrentarlos, en cuanto que· son elementos de una misma teoría, o bien en cuanto que son implicaciones de un mismo. fenómeno . . Pero ésta sólo seria una solución parcial y, en el fo"ndo, insuficiente. Lo qué intentamos probar es que los dos aspectos que provisionalmente hemos distinguido coinciden perfectamente uno con otro en El capital, es 'decir, que se identifican. Eri otras palabras, la aliena~ión {ese proceso en el cual el hombre se convierte en esclavo de sus propios productos. de sus propias [.uerzas !SOCiales objetivadas} también implica la "apa( 17)
2G4
El capllal, libro 1, sección 1.•. cap. l. p. 47.
riencin necesaria" y la "falsa conciencia" y forma .llil todo con ésta. Pero hacemos notar que el primer aspecto de la teorfa del fetichismo, el dominio de las cosas sobre el ho~bre, también tiene una serie de implicaciones ideolÓgicas, esto es, provoca una conciencia invertida de la· realidad, al igual que el segundo aspecto. -En efecto; dice Marx a propósito de la "forma fantasmagórica de una relación entre cosas·· que revisten las relaciones entre los hombres: "luego, para encontrar una analogia, tenemos que remontarnos a las regiones nebulosas del mundo religioso. Ahí los productos de la mente humana parecen formas independientes dotadas de vida propia, relacionadas entre sí y con los hombres. Asf ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano del hombre- (18). En otros términos, justamente porque el fetichismo es el dominio de las cosas sobre el hombre. en el sentido de que el hombre llega a depender de un movimiento de cosas, de objetos que él mismo ha producido, constituye el fundamento de la ideología religiosa: de hecho, en la ~ el hombre ·también depende de sus propios atributos sustantificados, de sus propias energías esenciales concebidas como entes autónomos. Por este motivo, aquella "falsa conciencia·· o "conciencia invertida" de la realidad que es la religión, no es una mera ilusión, porque tiene sólidas bases en la realidad social capitalista, donde constantemente el hombre es esclavo de sí mismo, de sus propias fuerzas objetivadas e incorporadas al capital. Por consiguiente, "el relejo religioso del mundo real sólo podrá desaparecer, en general, cuando las relaciones de la vida práctica cotidiana representen diariamente para los hombres elaciones claras y racionales entre si y respecto a la
¡
( 18)
lbld., p. 36.
265
naturaleza. La forma del proceso social de vida, o sea,
266
El capital, libro 1, sección 1!, cap. 1, p. 44. Capflulo VI, p. 40, subrayado mío. lbíd., p. 21.
ceso de trubajo y proceso de valorización. En la 'Jroducción capitalista no se trata de dos procesos distintos, sino de un solo proceso, de "un único e indi· visible proceso de trabajo". En realidad, "no se trabaja dos veces: una para crear un ·producto útil; un. valor de uso, para transfÓrmar los ~edios de produc- · clón en productos y otra 1 para producir valor y plus· valía, para valorizar el valor" (22). Sin embargo, los dos procesos se consideran distintos. Esa distinción 1 • es histórica: mientras qu~ en realidad el proceso de trabajo puede y debe ser: considerado .. al margen de to.da · fuerza social deter~ináda". en cuanto ·que "es un proceso que se desarrolla entre el hombre y la naturaleza en el que, por: medio de su propia actividad, produce, regula y controla el intercambio :>rgát nico entre si mismo y la naturaleza" (23); en cani' bio, el proceso de yaloriz?ción sólo- es propio de una formación económico-social, la capitalista. Naturalmente, el proceso de trabajo no desaparece en ella; est.á presente en sus distintas: formas concretas y específicas, como actividad ·útil_ que transforma los med'os de producción en determinado producto. Sólo que, en la sociedad capitalista, et proceso de trabajo se ha hecho inherente al proceso de valorización, es decir, se ha convertido en su ~edio--é-Í~strumento. El ~ro' ceso de trabajo se convierte en proceso de valorización, y eso altera profun~amente sus característic~~-. En efecto, "en el· proceso de trabajo real el obre•o en cuanto tal entra en rel,ación normal activa con bs medios de producción, determinado por los fines ¡ naturaleza del trabajo mismo"; o lo que es ic;uci, el obrero hace suyos los m~dios de producción y "'los trata como pura y simple 1 materia y medio de sL trabajo; las condiciones objetivas del trabajo van ; a~ a¡
(22) . (23)
1 1
lbld. 1 El capilal, libro 1, sec~ión 3.a. cap. V, p. 130. !
1 1
Lu7
1
rEJjadas con éste, como ;simples materias y órganos de su actividad creadora\'. La situación cambia radi· calmente cuando el proceso de trabajo se convierte en medio del proceso de valorización. Ya no es el obrero el que u\iliza los medios de producción "como puros y simples medios de vida del trabajo; sino. la materia prima, el objeto del trabajo en general, quien absorbe el trabajo del obrero: "la herramienta de tra~ajo sólo sirve de conductor, de vehlculo a este proceso de absorción". El capital "consume la capacidad laboral del obrero, o lo que es lo mismo, se apo~era del trabajo vivo como de la sangre que da vida al capital";. ''.al incorporar .la fuerza viva de trabajo· a sus componentes ..objetivos, el capital se hace un monstruo animado, y comienza a comportarse como si «fuese capaz de amor," (24). Por tanto, dice Marx, 'esa dominación del capital sobre el obrero es dominación de la cosa sobre el hombre, del producto sob're el productor, puesto que las mercancías que llegan a ser medios de dominación "sólo son 'a su vez: resultados del proceso de producción, sus productos" (25). "No es el obrero quien conquista los medio:s de subsistencia y los medios de producción; son los medios de subsistencia los que compran al obrero para incorporarlo a los medios de producción" (26). Los productos del obrero se Qonvierteo en "potencias auJ.6nomas" "aie.llill> jl él". "fetiches dotados J de voluntad y alma pro-
!
~· (27). Ahora bien, este proce,so, que no es sino la alienación, es la base material, real, de las ilusiones de los economistas, de su co'nciencia fetichista. Efectiva.,t ( 24) (25) (26) (27)
2GB
Capitulo lbld., p. lbld., p. lbld., p.
' 35 y 40. Yl, cit., pp. 18, 19. 1 17.
36.
1
mente, puesto que el capital sólo p~ede absorber !rebajo vivo si aquél reviste la ~orma de los medios de producción específicos exigidos en determinad os procesos de trabajo. por eso el economista "sólo puede concebir el proceso de trabajo como proceso de trabajo del que el capital se ha apropiado", y a ojos del economista "los eleínentos materiales del proceso de trabajo aparecen como capital por sus características materiales" (28). En resumen, el economista no logra distinguir entre existencia material de los medios de producción en cuan:o facto~es del proceso de trabajo y la propiedad social que los convierte en capital. Con ello eterniza las relaciones burguesas de producción; por su car¡kter material. los medios de producción ya constituyen capital de por sí. De ese modo, una relación social se transforma en una cosa, y ei economista no logra atravesar este caparazón fetichista. ¿De dónde proviene esa "iiusión"? "De la misma naturaleza del proceso de producción capitalista" (29). El economista es incapaz de d¡stinguir entre . cosa y propiedad social, entre relaciones burguesas de producción y medios de producción. "porque el mismo proceso de trabajo a! que sirvt!n los medios de. producción por sus prop:edades maleíiales como meros medios de vida cel trabajo. t:ansforma los mismos medios de producc:ón en puros y simples medios para absorber trabajo. En el proceso óe trabajo tomado en sr mismo, el· obrero emplea los medíos de producción; en el proceso de trabaia ::;ue al mismo tiempo es proceso de producción ca;>i:alis:a. los medios de producción empiean al obrero. de :al manera que el trabajo aparece solame;1te como un medio en virtud del cual una determinada magnitud de valor, o sea, una determinada mc:sa ée tra~ajo objetivado, absorbe (28) (29)
lbld., p. 40. lbld., p. 29.
259"
trabajo vivo para mantenerse e incrementarse, y el proceso de trabajo aparece como proceso de autovalorlaclón del trabajo objetivado, gracias ·al trabajo vivo" (30). En una palabra, el fetjcbismo del economist!!. es una ilusión, pero que tienQ 1m ''lll.damento en la realidad en el proceso de alienación del trabalo: de hecho·, en cuanto el proceso de trabajo se convierte en instrumento y medio del proceso de valorización, el capital emplea al obrero, y cama el capital lh.-nbién está constituida por iostwmentos de product.:ión, son las cosas las q11e emplean al obrero al te'ler una existencia autónoma. En virtud de esta inver.sión, una determinada relación social de producción, que ·se manifiesta en objetos, en cosas y ·que las transforma en sujetos reales, se identifica con una propiedad material natural de esos mismos objetos y cosas. De este modo se consuma el proceso fetichls· ta; el capital se convierte en un elemento natural inmutable de la existencia humana (31). ¿Qué oonclusión puede deducirse de todo esto? Que, en Marx teoría de la alienación y teorla deJ fetichismo se identifican y, particularmente, en las páginas de El capital que hemos examinado; que ~ ción de El capital sobre el fe(ichismo encierra tanto una teoría de la alienación (la dominación del hombre por Ja cosa. del prad,,ctor por el producto), como Lioa teoría de la "apariencia necesaria", de la ilusión ideológica. y gue, fiiándose, la primera explica la seqtm· da, en su fundamento. La alienación del trabajo explica la ideología fetichista de los economistas. La tentativa de Althusser de distinguir alienación y fetichismo está, pues,· necesariamente destina<;la al. fracaso. Pero, sobre todo, obiiga a su auto~ ~ des(30) lbld., p. 41. (31) lbi}:J., p. 29. Marx remile, cnlre otros, n John Sluart Mili, Principies o! Pollllcnl Economy.
270
pajar al fetichismo de su interpretación t1istCIIcu ..• é.· te respecto, se ha observado justamente que, "en Althusser, el concepto de alienación en cuanto forma de dominación creada por fas relaciones capitalistas de producción, se sustituye -y éste es el único ra~trc que queda de ella- por fa concepción de que los hombres son meros funcionarios o portadores (Tdiger) de las relaciones áe producción que determinan su puesto y su función. Lo que Marx considera como carácter especifico de las relaciones capitalistas ée producción, lo transforma Al\husser .en una propos:ción universal del materialismo histórico. Al desprer:der. el. ·concepto . de alienación de su interp·retación histórica de un modo bastante insólito para un marxista [ ... ]. se cierra el camino para comprender aquellos pasajes en los que Marx anticipa una formación social futura, en la cual los hombres controlan sus relaciones de producción, .en vez de ser dominados por ellas [ ... ]" (32). A este aspecto del argumento de Althusser hay que añadir otro, que constituye su pendan!: fa tesis de fa et~rnidad de la ideologra F:n el sentido marxiano de falsa conciencia. Dice Alth·Hsor a este respecto: Sólo ~na concepción ideológ·ca del mundo ha podido imaginar una sociedad sin ld~.r logias, y aceptar fa utópica idea de. un mundo cuya ideologfa (y no ésta o aquélla. forma histórica suya) desaparece sin dejar rastro, para ser sustituida po• la ciencia". "Y para no eludir el problema más cander.te, para el materialismo histórico. una sociedad comun!sta tampoco puede prescindir de Ideología { ... ]" (3T¡. Una vez que se despoja al fetichismo de su car~cter de alienación, propio de las relaciones capitalis•ss de '
.
(32) N. Geras. Essonce and ·appearance: aspecls of fat&sh:sm In Marx's Capital, en "New Lel! Review.. , n.. 65, 1971, pp. 19-35. Y el. L. Althusser, "El objeto de 'El capital' ~, en Para le~ •El Cólplt¡¡l", cit., pp. 156 y SS. y 17 4y SS. : (33) L. Althusser, La revolución le6rlca ·~e Marx, cit.. ¡;. 192..
271
.producción, desaparece el, nexo entre alienación y falsa conciencia y la ideologfa se hace necesaria e· indispensable en toda sociedad, incluso en la comunista (34). En realidad -y con esto volvemos al punto de partida-, no sólo en El capital hay una teorfa de la alienación que fprma cuerpo con el fetichismo, sino que presenta importantes elementos de continuidad con el concepto de alienación de las obras marxianas d~.: juventud. "La dominación del capitalista sobre el o~.rero, dice Marx, es dominación de la cosa sobre el hombre, del producto sob.re el productor, ya que las mercancfas que se convierten en medios de -dominación (pero ú_nic~mente. como instrumentos de· .domi.. nación del éapital mismo 'sobre el obrero) no son a su vez sino resultados del proceso de producción, sus • ·productos. En el plano de la producción material, del auténtico proceso vital -porque el proceso de producción no es otra cosa-', hay la misma relación que la que se manifiesta en la religión, en el plano ideológico: inversión del sujeto en el objeto y viceversa [ ... ]. Es necesario pasar por esta forma contrad~ctoria del mismo modo en que, en una primera elapir{: el hombre qebe dar a sus propias fuerzas inleIE~c'tivas la forma·':religiosa de potencias ·independientes d~·: sf mismo. Este es el ·proceso ·de ·alienación .del trabaJo" (35). Y en las Notas de lectura de ·1844, · ··Marx escribe: "En el dinero, la total indiferencia tanlo hacia la naturaleza de lo material, hacia la natu1 . raleza específica de la pro piedad privada, como hacia 1
; (34) N. Geras. op. cit., sub~oya justamente esle punto: "In thls connexlon 11 ls not irrelevant lo observe thol, in much !he sama way as he de-historlcizes the concepl of allenatlon, Althusser obliterates the historical specificlty of capilalist opaclty In hls thesls that, lo~ Marx, even a communist socíety would not be wlthout lis ·ldeology (ond ideology in !he Mnrxisl scnse, l.e., lnvolvlng relsa consciousness) ". (35) Capllulo VI, cit., pp. 19-20.
272
la personalidad del propietario, se manifiesta como la completa dominación de la cosa extrañada sobre el hombre. Lo que ~ra la dominación de la persona so:: bre la persona, ahora es el dominio universar de la cosa. sobre la persona, del productq sobre el produc-' tor" (36): "Si originalmente Cristo representa: 1} el . . . hombre frente a Dios, 2) Dios frente al hombre, 3} el tlombre frente al hombre. En su ámbito, el dinero re· '\>resenta orlgmalmentc: 1} la propiedad privada ante 'il sociedad, 2) la sociedad. ante la propiedad privada, 3) la propiedad privada ante la propiedad p.riva~a" (37). "El hombre mismo debería· ser el intermediario externo; el hombre observa su voluntad, su comportamiento, su relación con los demás, como potencias independientes de él y de los otros" {38). . Como se ve, en los textos que hemos citado no sólo se describe el mismo proceso {el dominio de 1a cosa sobre el hombre, del producto sobre el productor). sino que las implicaciones ideológicas de la alienación son las mismas, como lo demuestran (las con-1 ftinuas referencias del cristianismd Que sobre este punto; en Marx. nunca se eche de menos un contacto profundo con la obra de Feuerbach. tal vez sea suPyrfluo advertirlo; pero igualmente obvio es que Marx es completamente original cuando muestra el procesQ gwitalista de producción como el fundamento y la ra: zón de ser de la ideología religiosa (terreno en el que Feuerbach nunca se aventuró}. ( 36) K. Marx. Cuadernos de Parfs, México, Era, 197 4, pági· nas 145-146. (37) lbld., p. 128. (38) lbld., p. 127. Sobre esos a;mntes de Ma~x. el. P. A. Ro· valli. Feúchlsmo e anenazlone nelle ·Note di leUura 1844-45" di Marx, en "Aul-aul", n. 123-2-4, 1971, p. -47 y ss. Sob~e la Influencia que se atribuye a Hess en estos e.;critos mar:xianos (lnfl uencla supervalorada por diversos esludiosos de Hess, como E. Sllberner y G. M. Bravo, además del cileéo Rova::i), el. el buen articulo de L. Parinel!o, Karl Marx e Mosn Hus, e:"! "Utopia", n. 9·10, 1971, páginas 11 y ss. · ·
273
A propósito de toda esta problemática, querrfamos concluir con algunas observaciones sobre Hegel, que n~s p_rQporcionarán indicaciones útiles.
Ha una afirmación en la Filosofía de la historia .. eJe ~e el que en su formulación literal ofrece algunas , ct.riosas ·analogías con la teorfa marxiana de la afieración en su versión más madura. la del Capital. Al . polemizar contra ~~riSJrid..a§' d~l~j91J!¡iWJ_Q, dice ~egel que reduce lo divino o infinito a "cosa". "Lo que es sagrado en cuanto cosa, tiene carácter de exterioridad, y en cuanto tal es susceptible de ser to. mado y poseído por alguien distinto a mi: puede encontrarse en manos extrañas, porque el proceso no se da en el espíritu, sino que está mediatizado por· el mundo propio de las cosas" (39). En este caso, se marca un proceso en el cual lo que atañe al hombre en cuanto intimidad o idealidad, o sea, lo sagrado, cobra la forma de cosa, y por tanto se aparta irremediablemente del hombre, cae en manos extrañas (por ejemplo, en las de una casta aparte, el clero); de ese modo, el hombre se pierde a sí mismo y entra bajo la dominación de algo sagrado que ya no es tal, porque sólo es una cosa, un fetiche: el hombre, como dice Hegel, "está mediatizado por el mundo propio de las cosas~·. Al describir1 el fenómeno que él llama fetichismo,
~dice en El capital (como ya hemos visto varias
veces): "El capital no es algo más que el dinero. Tanto en uno como en otro, determinadas relaciones sociales de producción entre personas aparecen como relaciones entre cosas y personas, o lo que es lo mis~o. determinadas relaciones sociales aparecen como . prop!edades naturales sociales de cosas" ( 40) .·
. pgf Hegel, Lecciones sobre la lllosolla de la hlalorla universal;. cit., pp. 617-18. (40} Capitulo VI, cil., p. 38.
274
La semejanza formal entre estos dos textos es ca· paz de lisonjear a los que, como Marcuse, ven en la· teoría marxiana de la alienación y del fetichismo una teoría que, en sus lineas generales, ya habría esbozado Hegel. Ahora bien, aparte de las semejanzas formales y del hecho macroscópico de que en los textos citados Hegel y Marx describen dos procesos totalmente dis· tintos (el primero habla de la "cosificación· de lo infinito en la sociedad cristiana medieval: el segundo de "cosificación" de las relaciones sociales en la sociedad burguesa), puede ser útil detenerse brevemente sobre las dos concepciones, hegeliana y mnrxiana, de Entfremdung. · •
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En seguida, la primera diferencia que salta a los ojos es ·que, gara Hegel el Enlfremdung consiste eo la . objetjyjdad material, y por tanto en el hecho de {;¡11e lo sagrado cobra la forma de cosa, y el hombré gueda dominado por lo finito, mediatizado por les cosas. Hegel dice, a propósito de la sociedad católic& medieval, que él define como sociedad e·najenada: ·u. iglesia del Medievo se nos presenta en si misma comu una contradicción múltiple. Ante todo, la contradicción reside en la autoconciencia. E~ efecto;~él espiri!u subjetivo, aun siendo testimonio de lo absoluto, al misrr.o tiempo, sin embargo, es espíritu finito de e~istenc·a terrenal, en cuanto inteligencif! y voluntad. Su finít!.;d comienza al manifestarse e~ esta distinción, y a la \lez empiezan la contradicción :Y el fenómeno del extra 1"1miento [Entfremdung (41)]. puesto que la intelige:1cia y la vo"luntad no están penetradas por la verdad, que para ellas es un dato. Esta exterioridad del contenido 1 ( 41) Sobre los conceptos da Enllremdung y Enliuuen~ng, tan importantes en toda la obra de Hegel, véase M. D'A!>bi.:io, "A.Dena· zlone" lri Hegel. Usi e slgnlllcaU dJ Entiuaserung, EnUremdung. ·Varlíusscruno, Roma, 1970. -
2.75
1
absoluto está determinada por la conciencia de tal modo que aparece como algo sensible y exterior, como vulgar existeñcia extrlnseca que, sin embargo, incluso de ese modo, debe equivaler a lo absoluto: en· este caso, ésta es la única exigencia que se presen. ta al esplritu" ( 42). De este párrafo se desprende :perfectamente el porgué de que Hegel considere a la sociedad cristiana medieval como una época de universal Entfremdung: en ella, el esplritu subjetivo da >testimonio de lo absoluto de Dios, pero al mismo tiempo es espfritu finito, afecto a la existencia 1errenal; porque la conciencia 'determina a lo absoluto, a Dios, como un dato, es decir, como algo sensible y ext.erno. En otros- términos;· la gran conquista del cristianismo, lo absoluto comó infinita intimidad o espiritualidad, se empaña con el catolicismo 1 que una vez más concibe lo infinito como finito: como algo finito que queda, 'que permanece, que no se suprime, y qJe por tanto limita y corroe lo infinito. Mientras que, :según Hegel, lo que hace ¡falta es que el hombre, a semejanza d_e Cristo, "se libere de sus naturales impulsos sensibles, se purifique de sus peculiaridades naturales y haga de sr mismo un yo puro y universal", o que tome conciencia de ser "alma inmortal, átomo absoluto" ( 43). Dios es a.bsoluta intimidad y espiritualidad, por tanto no puede mezclarse con elementos na\:yrales y externos._ . . 1 ..... . · !?asamos por alto qué aspectos sociales y polfti· cosc_deja traslucir en realidad la caracterización hegeli~~a (sin dud~ perspicaz); de la sociedad medieval, y vayamos a los:~ puntos que más nos interesan de 1 este discurso. ,Ea ra Hegel, pues, alienación no es religión (que en el cristianismo reformado culmina la justa concepción de la idealidad de lo finito y de la
:o
.
'
--,~~-
.
(~2)
: (43) 1
276
Hegel, lecciones sobre lllosolla do la hl1\orla, el\., p. 621. lbld., p. 616.
espiritualidad humana). sino ese tipo de religión ( cª,tolicjsmo) que no está en condiciones de concebir t~decuadameote lo infinito o Ojos. v lo contamina con elementos sensibles y externos. confiriendo de esté m_odo a lo finito cierta consistencia y un fundamento . sólido·. Asl. la objetividad material sofoca al hombre; lo 'finito corroe a lo infinito. la cosa domina al hombre (44).
-
Para Marx, la alienación también es la dominación de la cqsa sobre el hombre; pero el mal no reside en · el predominio de la objetividad material sobre el hom" bre. sino en la dominación de la objetividad social, de los productos sociales creados por el hombre (el capital) sobre el hombre mismo. "El acento no cae en el hecho de que el enorme poder objetivo, que el trabajo social mismo se enfrenta como uno de sus momentos, sea objetivado, sino en el hecho de que sea alienado, expropiado, enajenado, que no pertenez-
( 44) La identificación de alienación con objetividad es .una constante de todo el pensamiento de Hegel. Incluso el concepto de posilividad elaborado por Hegel en Berna, no carece de sugestivos esboz:os y precisas innuencias ilustradas (el. supra, pp. 44-46), se presenta con ambigüedad y grandes dudas, hasta identifitfcse con la objetividad en cuanto tal. Eso Jo reconoce el propio([ÜóS'l aunque siempre tienda a supervalorar la deuQa de Marx. a Hegel, en relación con el problema de la alienación. Cf. a este respecto las páginas finales de El Joven He9el Después de señalar que en el periodo de Berna el proceso h•slórico consist~t para Hegel en una amplia construcción triádica (lihertad y espontaneidad. originaria de la sociedad humana: sociedad griega; pérdida de esta libertad bajo la dominación de la positividad: sociedad medieval cristiana; recupe~ación de la lit>erted perdida), Lukács observa: -Este P.roceso de p~rdida y recuperación de la libertad se centra para el joven Hegel en el pro!:lle:na de la religión. El carácter muerlo, extraño y hosli.l al hombre ce la objetividad, de la posilividad, . por un lado, para el joven He;;el alcanza su suprema expresión on la (Biigi6ll cristiana. mie:-~!ras que. po~ otra parle -y· a pesar de todas las tentativas del jJYe., Hegel de aducir causas económicas y sociales de esta lranslo:r.aación-. ·esa misma religión es, a su modo de ver, la causa ül:i:na de este estado social indigno, de esta indigna relación entre el hombre y su mundo. Por lo que la comprensión y eliminación cel yugo despótico sig11ilica sobre todo, para el joven Hegel, la lib:!rac:ón ~e esta posilividad: la liberación de los hombres de u:-:::. re::gión cuyos objetos son. para
277
al obrero sino a las condiciones de· producción personificadas. es decir, al capital" (45). Por consiguiente, úa alienacióñ\ es pata Marx un fe!lómeno social que se da en un estadio muy con· ~::.to de la evolución humana. en la sociedad hurgue· ''1 moderna. y que no indica ninguna situación "an· t·opológica" o metal1istórica. Corsiste en que los elementos que componen el capital "se alzan como po· tenclas autónomas personificadas en sus propietarios an!e la fuerza de trabajo despojada de toda riqueza .material; en que las condiciones necesarias materia· les para la. realización del trabajo están enajenadas del obrero, se le aparecen como fetiches dotados· de voluntad y alma propias" ( 46). ó, como Marx dice en otra parte, las condiciones objetivas del trabajo se presentan ante el trabajo mismo como. potencias autónomas, propiedad ajena, valor que exisl~ por sr mismo y encerrado en sí mismo; en una palabra, como capital. . De ese modo, el capital se convierte en un monstruo animado, y comienza a actuar. como si fuera capaz.de a.mor: (47); etc. Por tanto. para Marx el proceso de alienación del trabajo es dominación de las cosas sobre el hombre ("son las cosas las que emplean al obrero, dice, y Cél
ollas trascendentes y supramundanos. Por eso. el joven Hegel exiJO de la filosofía el desanmasca~amiento y aniquilación teórica ~o la objetividad trascendente, dQ la positiviqad, la reconversión Je toda objetividad en Sl.1bjalividad activa". Dice Lukács qua en ·so ya estaba implícita una concepción por la cual "la verdadera bjellvidad dEl las cosas dol mundo externo, y la pseudo-objelivíad, falsa y engañosa. de las ideas religiosas, se ponen {' ... ) en ·1 solo y mismo plano"; por lo que el propósito do "disolver los 1jetos da la religión, deba disolver también la objetividad del e Jndo real, y reabsorberla en cierta 'subjelividad creadora'". e modo, la positividad se convierte on un concepto cambiante. ambiguo." Y, para terminar. "la concepción de la positivid.ad _se .nsforma en una teoría de la objetividad en general". (45) K. Marx, Los fundamentos de la ·crlllca de la economfa 'ltlca, cit. (46) Capftulo VI, cit., pp. 35-36. ( 4 7) lbl d., pp. 38 y 40.
:·o
el
por eso tienen existencia autónoma"). (·Hl): .Qero mal no reside en que las cosas sean materiales o finl!.sJs, y por taato limiten la infinitud. intimidad o espi· ritualidad del hombre mismo. Según Marx, no hay que buscar el mal en la obJetividad material, sino en un Droceso de inversión social, por el cual el hombre es .c.sclaya del capital ~ por l~oto de su nropio trabajo. ( de sus progios productos, de si mismo. Lue o no ha que maravillarse de que si para· Hege a su eración de la~ alienación consiste en la· religión (luterana), en la índustriosidad burguesa y en el. Estado (49); para ~en cambio, la religión, léi; industriosidad burguesa y el Estado sean precisamer· te esas hipóstasis o fetiche~ que, creados por el horr-.. bre, lo alienan de sí misrrio. Dejando a un lado las analogías formales, hay q~e admitir que también en este punto el fundamento lógico-histórico es totalmente diferente en Hegel y en Marx {SO). {4!l) (49) (50)
lbld., p. 41. Cf. el importante apartado 552 de la Enciclopedia. P.~ observa justamente, a p_ropósilo del concep,o de nlienación~egel y en Marx, que "es verdad que Marx Q"05 de Hegel, pero es igualmente cierto que. desde el oriodgio, ve er. leerla hogeliana de la aljenación un producto de la aj;e¡.. a::iéD ~" {CI. P. Chiodi, Sartre e 11 marxismo, Milano. 1965, F· 1€4). Adamas, Chio?i ve bast~nlo claramenle que lanto el he~li:!r;~o como el mnrx~smo conc1ben (ii:alieq¡¡¡;j{)¡:¡: 69~0 su?e•a!:l.l.d 1a ~a vez. para simepre. "Pero ~ la alienació:·~· se! J pueda desaparecer al eliminar la objetivación, es éecir, ha::.:e;:t:'~ desaparecer la existencia misma . como finitud ~elacional; y e3o porque es la relación con lo finito como ser alien_ante [ ... ). [ ::n cambio, .J2ll.UL el maQ5.iSI!l2.1 In alienación es sólo una determir.:!::fa disposición histórica de esa relación, y por tanto puede elim!nJ. ~e aun conservando la relación. En otras palabras, para el mar..c<;: lO (no as una característica ontológica de la exístencja, sjno 56! o .::1 ¡momento de su hjstorj~" (op. ciL, pp. 191-92). ¿Cómo se mani!.~t: sobre esto punto la no~luca e~lenci~? En el ex.istenciali~lll'J. responde Chiodi, "fa alienación conserva ( ... ) e! carActer d.~ ~e cesidad ontológica que poseía en el hegelianismo·. Es cierto que mientras en el hegelial\ismo a lt necesidad ontol6gica de le: .il:enación correspondfa una posterior necesidad ontológica dE dasalienación, en el existencialismo la necesidad de la d~salier atiór. se convierte en su declarada lmpo,ibilidad"; pe~o es igua 1mé:lle cierto qtte "el exlslencialismo primitivo continúa moviéndosE en e:
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marco· del hegellsrno" (o p. cll., p. 203), y que el exls!enclallsrno también Identifica alienación con ob etlvaclón, con la relacló a lo .Jl!!Q, e c. uan o art(e sost.ene que a a IQnacJ o está ligada a la alteridad, en la medida en que ·la alle~ldad equivale a la ob· jetlvaclón, lmpllcllamen!e el discurso se transmite en clave hegeliana, y la alteridad se transforma de fundamento posibllllador en ·elemento que necesita de la alienación Qn lo objetivo·· (o p. cit., pA· . ginas 131-32). De ahl la critica existencialista al mundo de la producción, de la técnica, ele la organización industrial del mundo moderno. "El mundo de la técnica como tal, dice Chlodl, y por 'tánto cualquie~ sistema de producción, son alienación en si mis· .. mos" (op. cll., p. 198). Conio lo demuestra 1!1 profunda devaluablón qu.e el pensamiento de Sarl~e lleva consigo p_ara todo lo ·que es colectividad, multiplicidad, serialídad, es qeclr, para lodo lo que tiene la dimensión de ser objeto, de exterlo~ldad; por lo que la superación de 11;1 alienación viene a coincidir eón la superación de la objetivación, es oecir, de la multiplicidad (o p. el\., pA· ginas 138-39). . ; . Y para un ejemplo de esta espiritualismo sedlcenle rnarxls· la, el. F. Fergnanl,' Allenazlone a oggelllvllil, en "11 corpo", 1966, número 3, p. 1966 y ss. ·según Fergnani, el conceP.IO d.e alienación no puedQ utilizarse en una significación incondlclonadamente ne. ga!iva, po~que la objetivación .siempre ti en o una naturaleza pro: blemática, y po~ tanto hay mucho _que aceptar de la concepción sartrian.a. (En una posición de esto tipo cae Incluso C.. Napoleonl. ~cuando escribe: "En el fondo . de la concepción marxlana de la alienación reside ( ... ] la Idea de que la aclivldad dirigida a fines determinados y necesarios eslá lntrlnsecamente alienada [ ... ). Efectivamente, dentro de esta argumentación, la realización del hom· bre comienza únicamente con el reino de lo incondicionado, por· que está separado de si mismo desde que trabaja". Cl. C. Napo· leonl, Smllh, Ricardo, Marx, Torino, 1970, p. 166. (Existe edición española: Flslocracla, Smllh, Ricardo, Marx, Barcelona, Ed. OlkosTau, 1974, pero presenta variaciones con respecto a la anterior, entre ellas el cambio del capitulo sobre Marx.] Sin embargo, Na· poleonl rechaza estas posiciones en un ~eciente escrito suyo, Lezfonf sul Capl\olo scsto lnedllo di Marx, Torino, 1972, pp. 18·19, -11, ele.). Y el. también T. Pe~llnl, Ulopla e prospelllva In G. Lukács, Bar!, 1968, pp. 374·75, el cual no quiere "aceptar la superada con· traposición Hegel-Marx", y piensa quEl "el problema de la aliena· ción sólo puede aclararse totalmente si se lo remite a la matriz ¡·hegeliana"; pero que, para Perlinl, la con!raposlció!1~dea·llsmo y materialismo sea "ociosa", es significativo. S Avlnen (11 penslero polltlco e soclale di Marx, \(ad. it., Bologna, ve bastante claramente, en cambio, que ".§.n Marx, teor!a de la alienación y materialismo son Inseparables" (p. 125). Y véase el exceTO~te tratamiento que Avinerl da de este tema en el capitulo IV de su libro, que demuestra gyé central es el concepto de alienaclóo 'n l1 ca Ita!: sin ese concepto, "su sistema es ininteligible". Cf. también. F. Par man, JI fellclsmo delle rnercl. Sagglo su Marx e la critica dell'economla polllica, Milano, 1972. . Seda necesa~io recordar a muchos otros que, en Mar.x, nunca 1 hay una critica de la maquinaria en cuanto tal, sino de su empleo
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capilali:~ta. Sobre esto el. ol ra ci:ado Capitulo VI, donde. a· prca, pÓsrto del d_esarrollo del maquinismo en la sociedad capi\allata; so lee: ·En este proceso. donde !as caracterfslicas aoclalea .del trabajo separan a los obreros en ~anto c¡ue, por decino asl, capt, lallzados -del modo en que. por ejemplo en el maquinismo, Jos productos visibles del trabajo P.ilrecen domina( al trabajo-, 1~ . mismo les sucede a las fuerzas na:urales y a la ciencia (ese produelo del desarrollo histórico gw.eral en su quintaesencia abe: , lracla). ·que se alzan ante eJ;os como potencias del capllal, se ·.apartan de la habilidad y del saber de cada obre~o y, aun t~lendo . ellas mismas productos del lra:Jajo. api!recen --desde el morenlo en que entran a formar: parte del proceso de t"rabajo- como y~cor· paradas al capital. El capitalista que emplea una máquina nt>)lena necesidad de entenderla (el. Ure); y sin embargo, en la m~ulna la ciencia materializada se presenta ante los ob~eros como pltal.' En realidad, ante el trabajo, toda esta aplicación -fundaqa obre' el trabajo asociado- de la cie:tcia.. de las. fuerzas de la nattleza y de los productos masivos del trabajo, aparece como me dt explotación del trabajo, como medio para apropiar.;e plusv fa, y por tanto como fuerza pertenecieq-;:e de por si al capifal [ ._._,_. Asf' es como el desarrollo de las fueaas productivas soclale3 del Irabajo y las condiciones de este desarrollo toman el asp_ecto ds una obra del capital. y respecto a e."tas el obrero se encuentra no sólo en una relación pasiva sino a:1tagónica· (o p. cit., p. 97). Por tanto. nada m~s l~cil para cualq~:ier: partidario convencido de la naturaleza de la objetivación. s.ierr.pre y en cualquer caso problemática (prescindiendo de contextos sociales), que d¡¡ducir qe todo esto una eterna oposición entre e: hombre y la ciencia materiali· zada. entre hombre y m~quina. P>;~ ~~ contrario, según Marx esta conclusión es absurda, porque tzno de lqs resul!ado; históricos más Importantes .del capitalismo es hacer posible la reducclón "del tiempo de !@bajo al mínimo-, p::-oer en movimiento "todas las luerias de la ciencia y de la m:urateza. tanto como las de la combinación social y del comerci;¡ social oara independizar' Crelativ mente la creación de la · ueza del tiem o de trabajo inver· ·ti do para ello-. Eso permili~á efectivamente (una vez su pera a' 1 las relaciones capitalistas de pro&.Icción. que únicamente reducen el tiempo de trabajo necesario ~ra crear trabajo excedente) el libre desarrollo de la individu;;f:da:f. la formación artlslica, cienll· fica. etc., de los hombres. grt!:::ias al ::em?O libre y a los mejios creados par:a lodos (como se dice en los Grundrisse). Pero IAarx también caracteñza la miz de lo c;ue podriamos delini_r como un Judismo ideológico. filosófico. -la transformación -dics-- de· las fuerzas sociales produ:tivas dei lre.~ajo en propiedades mate~iales del capital está. e."lraizada de tal r:1oéo e:1 la imaginación { NB), que las ventajas del maquini~. de la aplicación da la ciencia, de los inventos. e
r
..,...
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al carácter antagónico da aste desarrollo so prosonta [en la con· ciencia de los que están inmersos en él J como inmanento a éste" ( Cap_ltulo VI, p. 101}. "los economistas burgueses están aprisio· nadas hasta . tal punto po~ Jos esquemas de 4n dolermlnado nivel de desarrollo histórico de la sociedad, que la necesidad de la obJetivación de las fuerzas sociales del trabajo Jos parece lose· parab/e de /a n_ecesidaq de la alienación de esas mismas fuerzas .. en conlraslo con el trabajo vivo" (Grundrlsse). Luego hay que es· folzarso en superar ese error, que también es una lorma do alle· nación y de falsa conciencia: ':Se necesila !lempo y experiencia . a ue el obrero
'.
.. ·,
···
~
282
•,
Indica
7
Prefacio ................. .
. l. 11.
Alienación y objetividad en. la:·- .. Fenome.- nología del Espíritu" 1 de Hegel ........... . . .
.
'
El concepto de alienación en Feverbach
. y en los Escritos de Juvfnlud, de Marx ... 111.
11
'
Alienación y fetichismo desde "La ideología alemana" a "El capital" ........... .
.. Conclusión
... ... ... ... ...
! .
.
71 131 . 203
Apéndice 1
Reificación y objelivida_tJ en "Historia y consciencia de clase". ;de G. Lukacs ... 1 .
Apóndiée 11 .
.:
¡- __...
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. 'ó n y felrc . h.rsmo:,-¿ "1 D~s teor. ias d.rs· Al renacr tintas? ......... i" 1
223
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