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•• CUADERNOS DE INVESTIGACION tees*— ^
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SO LI D A R I D A D Y FACCIONALISMO Javier ©
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SO LI D A R I D A D Y FACCIOIMALISMO Javier Albo ©
1977
DERECHQS RESERVADQS Dspoeito Legal 190:--75
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Aka liwruja wali sum amuyt'ampi lup'inakampi markapan aeki jikxatankam irnaqiri aymaranakatakiw wakicht'ataxa. Aka jach'a markasanxa aymaranakax mayacht'asisaw t"aqastanxa, ma" suma kusisit jakafi jikxatafikama. Ukanakatakiw wakicht'atax aka liwruja. Janiti aymaranakanxa amtawinakasa lurawinakasa walir sartanapax vakiski?
T'aqa t'aqa sarnaqanax
janiw walikit'i. Ukarapixa aynacht'akipuninaiaiwa. Mayacht T asinan uk."axa, nayraqatarupuniy sart'anani. Uka-fcwa aymaranakax wal wall amuyt 'asiskapxtanxa, Aka, liwrun qilqatanakapanxa kuna pantjatas utjchi ukaxa, yuspaxaranipxamawa yatiyanipxitat uk"axa.
LA PARADOJA AYMARA : SOLIDARIDAD Y FACCIONALISMO
Aunque planteado aqui para el mundo aymara, el problema que nos ocupa podria sin duda extenderse a un nivel panandino, Mas aun la paradoja de" cierta solidaridad coexistente con faccionalismo interno puede pre_ sentarse con cierta regularidad en campesinos con clara identidad socio-cultural y una inestabilid'ad cronica en el control de sus propios recursbs« Estas circunstancias se dan en forma peculiar en el mundo aymara, por lo que un analisis detalladd de este caso puede ilustrar aspectos teoricos, aparte de sus obvi^s aplicaciones a un nive-1 pr&ctioo. En el presente trabajo me limitare a presentar los principales aspectos de la paradoja, tal como la veo en el moraento actual, mostrando all mismo tiempo c6mo este aspecto paradojico encaja dentro de la orga_ nizacion social y simbolica del aymara. De momento no pretendo ir mas alia- En el planteamiento faltan desarrollar aun rauchas dimensiones aqui s6lo insinuadas, como la hist6rica, la psico-social, la relacion con no-aymaras, etc. Solo quiero mostrar la coherencia interna, dentro de la cultura aymara, de la coexistencia de un fuerte sentido de grupo y un fuerte divisionismQ B En la parte final insinuare algunos puntos de posibie utilidad en la busqueda de factores ambientales explicativ o s 0 Pero se trata de exploraciones aun inciertaso En colaboracion con otros colegas seguimos estudiando algunos de estos aspectos y esperamos poder ofrecer algunos resultados en un futuro proximo„ L o s datos no proceden de ninguna comunidad concreta. Mas bien he hecho un intento (nada facil y excesivamente audaz) de buscar lineas generales, en base al analisis de unas 60 respuestas a un cuestionario-sondeo sobre el tema, procedentes de casi todo el territorio aymara, desde La Paz a Potosi, y en base a mis propios contactos con aymaras sobre todo del de'partamento de La Paz y en menor grado de Oruro y Potosi 'durante los cuatro ultimos anos, Aunque incluyo algunos datos de Puno, el grueso del material se refiere al-aymara boliviano. En sintesis la paradoja consiste en que por una parte el aymara tiene un fuerte sentido de grupo, ha demostrado una resistencia colectiva a la desintegracion cultural en un grado superior al de otros grupos andinos y en algunos casos incluso ha llegado a formar movimientos de fuerte contenido etnocentrico; pero por otra parte, y al mismo tiemfoo, uno de los elementos mas tipicos en su esquema cultural es un faccionalismo interno, con manifestaciones en el ciclo familiar, socio-politico, religioso, etc*., que Ipgicamente pareceria deber llevar ,a la des_ integi*aci6n, sobre todo teniendo en cuenta las presiones del mundo urbano circundante„ La paradoja se r.efleja tambien en las reacciones de la gente ante los aymaras- Muchos forasteros que por primera vez entran en contacto con el aymara quedan inmediatamente sorprendidos por su sentido comunitar.io y por un 'esprit de corps 1 que alguien ha llegado a comparar al de los nazis. Por otra parte cuando los propios aymaras examinan entre
^s£ sus problemas. uno de los primeros puntoe que salta a la vista es 'la mutua descorifian'za y el divisionismo 0 Unos y otros tienen raz6n*
1. EL AYMARA COMUNITARIO
El' aymaraj en medio de la aparente soledad de -la Puna es un ser que no puede vivir aisladoo Vive sumergido en sus grupos primarios: la famil'ia y la comunidad 0 Casi no puede tomar decisiones ni organizar su trabajo, ni davertirse, ni rezar si no es con referencia a estos grupos a los que pertenece« Incluso su individualis.mo, del que como ser humano no esta. exento, se manifiesta principalmente como un egois_ mo comunitario, de grupo,, " . Sin entrar en muchos detallas he escogi&o dos de los posibles' intficE^ dores del fuerte sentido comunitario del aymara para explicar este punto. l,„le- :Decisioneq comunitarj.asc Uno de los campos en que. aparece- mas este control de todo, el grupo es sin duda en la 'manera do manejar la"republic?" local. Ello. puede obuervarse ya en el sentido rotativo de cargos, cargas o beneficios', que he llamado-en otra parte la "democracia aymara" (Albo 1972a0> i Incluso en muchos lugares en los que se ha introducido la organizacion 'sindioal campesina de. cuno mas mouerno, persiste el esquema de que todos los.miembros del:grupo — s e a n estos familias, estancias,zcnas, conrnnidadeo, o grupos de comunidades— vayan pasando por turno rotativo a ir ocupando los diversos cargos necesarios para el funcionamiento del grupo» La igualdad de cportunidades (y de, inoportuhidades)- para todos y cada uno es considerado un criterio mas importance que el de aptitud para el cargo c Es cierto que este enfoque lleva con frecuencia a que la actividati comunal sea estatica y ciclica. El progreso queda sujeto al chance de que el•turno de' autoridad recaiga so.bre alguno mas capacitado o inhovador 0 3 Pero este mismo hecho fomenta el sentido c omural • casi ritual, de toda la gesti6n comunitaria y exige, para su buen funcionamiento, un constante control comunitario .sobre los que estan de servicio en un-periodo determinado. Este siste ma genera tambien una cierta mistiea de -"servicio a la comunidad" en contraposicion a la de "peder sobre la comunidad" m£s propia de los sistemas occidentalei:;* Finalmente puede gene'rar una especie de consejos comunalesj ordinariamente ,'informales, que son los que en realidad tomaran las decisiones importantes (no simplemente rutinarias) de la' comunidad,- -En este sentido.no es raro que el grupo "multiple de a-utori dad.es de un determinado' ano, tanto tradicionales (corregidor, jilaqa" t-as, mallkus, etc.; como de nuevo cuno (principales carteras sindicales,^ junta vecinal, e t c ) actue en conjunto: "Todos caminan juntos",
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me comento alguien en Jesus de Machaca. Dentro de este esquema es tam bien frecuente que los "pasados" (autoridades de anos anteriores) no solo tengan un status especial sino que funcionen adem&s como consultores para determinados asuntos mas importantes. Estas son varias hue lias actuales- de lo que qUizas fueron los consejos de amaut'as de tiempos antiguos s e incluso de algun caso mas moderno como el, del pri me'r nucleo escolar de Warisata, (Perez 1962)° Pero el sentido de decision Comunitaria no se limita al grupo de la elite dirigen'te ni mends al grupo informal de "pasados".-. Normalmente las decisiones pasan ademas por el tamiz de la asamblea comunitaria en que participan activamente los hpmbres jefes de familia, y. despues, en forma menos visible pero quizas mas eficaz, pasan ademas por el" tamiz- de cada hogar donde marido y mujer tienen' consultas sobre el asunto antes de' llegar a una decision firme u En asuntos impuestos des_ de afuera, la situacion de dependencia centenaria influye para que es tas asambleas sirvan a veces simplemente para transmitir ordenes (por ejemplo, la prestacion vial anual o algun requisito para la escuela). Pero en asuntos dentro del control de' la comunidad estas asambleas son un foro de expresion y proceso -C-olectivo de- decisiones que sorpren de al forastero por su grado de participaci6n y por su sentido de respeto democratico. Suelen ser asambleas pacificas en las que el mismo t'ema es repetido machaconamente por diversos participantes hasta liegar a cierto consenso comunitario explicitamente asimilado o, si este ho se logra, hasta que los miembros empiezan a desfilar hacia sus, ca-r sas. En este caso. si el asunto es de importancia, no es probable que los dirigentes solos tomen la decision a yu cuenta y r i e s g c La frecuencia de asambleas varia segun las circunstancias., En la epoca de la Reforma Agraria, en que la sol'idaridad _campesina 11-ego a su apice,' hab£a asambleas alp menos semanales. La asistencia esta abierta a todos, pero no todos asisten, ccbrandose a veces multa por la inasistencia ho justificada. Actualmente 'hay lugares en que se reunen raensualmente, otros en que se reunen simplemente "cuando hay asuntos" sea cual sea la : frecuencia,. otros que hacen coincidir la asamblea contrabajos comunitarios 5 etc. Tampoco es r'aro que' eh torno a ,1a asamblea ocurra algun -tipo de c e l e b r a d o n o ritual, con lo que se refuerza la mistiea comunitaria. La asamblea suele ser al nivel de comunidad en el sentido m£s restringido de la'palabra, equivalence'a sindicato (o cabildo, en a l g U n 0 s lugares). En .pueblos de Oruroi donde persiste la idea de una raarka con varios ayllus,puede incluir a representantes de toda la .marka(ver k„j)„ Como parte de su labor format'iva,el equipo de CIPCA ha estimulado innu merables sesiones de sociodrama con grupos .aymaras en muchos lugares y circ.unstancias sobre las cos'tumbres y la problematica rural» En la mayoria de las ocasiones los campesinos participantes han incluido dentro del sociodrama, en forma espontanea, c-.l^una asamblea- comunitaria. Es que se trata de la instituc,i6n -obvia en que el aymara debate habi tualmente sus asuntos.
Eeta democracia rot'ativa no se limita a la toma de decisiones*' Alcanza igualmente la'distribuci6n equitativa de obligaciones onerosas, cuotas, trabajos, etc. y tambien de'posibles beneficios, como^por ejemplo titu los de Eeforma Agraria sobre terrenos. Son muy pocos los casos de indi. viduos que „hayan tram^tado en forma personal sus titulos ejecutoriales ante el Servicio de Reforma Agraria. El sujeto obvio para este tramite es la comunidad, a traves de un grupo especialmente comisionado por e'lla. En una comunidad de Jesus de Machaca ~ha ocurrido e# 197^ un caso de un grupo de k faniilias.emparentadas que habia tramitado y conseguido a espaldas de la comunidad sua titulos individuales sobre la sayafia que ocupaban, en una zona eh litigio con la comunidad vecina* Al ente•rarse la comunidad, conv0c6 una asamblea en la que todos los comuna'rios, indignados, resolvieron desconocer la resolucion y destinar el terreno a parcela escolar,'es decir a zona de uso y beneficio comunal, Incluso en la introduccion de determinadas innovaciones de tipo agrope_ cuario no es raro que ello ocurra en forma comunitaria, o al menos en un grupo dentro de la comunidad.' 1.2 Sentido de reciprocidad y trabajo colectivo. Muchos han llamado la atenci6n sobre la riqueza de instituciones de ayuda mUtua, re.ciprocidad y trabajos colectivos en el mundo cultural andino (ver Albertl y Mayer, eds. 197^* con bibliografia). De tiempo en tiempo algunos observador.es precipitados han deducido de ahi el sentido comunista o colectivista de estas sociedadeSo Sin llegar a ' esta apreciacion insostenible, es evidente que el sentido de reciprocidad y ayuda grupal es uno de los teraas culturales andinos mas desarrollados. Dentro del mismo los aymaras actuales mahtienen una variedad de insti tUciones que no se encuentra. en otros grupos andinos, al menos en T3oli via. Ademas, bajo el mismo nombre pueden esconderse realidades diversas s"egun la regi6n y realidades multiples de la misma institution y region. El lector familiarizado con Xa literatura antropoi6gicayandi"na ensegui'da observara" semejanzas' y contrates entre las descripcfories que siguen y las que"dive]?sos autores sefialan en otros1,lugares de 'Boli via,- Chile, 'Peru y Ecuador. Por ejemplo en Ecuador la~ minga- no se pare ce tanto a la mink'a aymara sino a la faena, y en el Peru, central el waje no equivale a nuestro w ti sino al afn±. No es este el lugar para explicar en detalle este, aspecto. Aqui me limitare a presentar una lis ta rapida- de diversas modalidades detectadas eh el campo aymara actual a traves del sondeo, indicando «n cada caso algunas de sus peculiarida des y los lugares en que: se hindicado su vigencia. ~~ 1.21. Instituciones de trabajo colectivo,, E n todas ellas lo peculiar es el trabajo conjunto de un grupo relativa mente numeroso de individuos, ordinariamente varones, Como complemento" las mujeres fo'rman tambien con frecuencia un grupo de cocineras que preparan comida y bebida para los trabajadores varones. A veces este trabajo y comida colectivos tiene tambien algun ritual, o bien ocurre
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con ocasi6n de algun rito, por ejemplo del rito de la primera siembra.' En cuanto a los individuos participantes-, las mismas instituciones pue den facilmente consistir en un trabajo de todos para alguna obra de in teres colectivo, o de todos para el b'eneficio de alguno del o an, o de todos. para beneficio, de alguna autoridad. Debido. a la situ-„cion sub ordinada que tiene el aymara cgn relacion a los vec-inos,. autoridades criollas y hasta hace poco a .los patrones, se ha-dado .con frecuencia la decadencia de estas instituciones de, trabajo colectivo, convirtiendose en una mera utilisaci6n de mano de obra barata del indio para el servic.io del no-indio. ,En este grupo de instituciones abundan mas los nombres de .origen castellano, debido en parte a esta utiliz&cion por parte de patrones y autoridades criollas, y en parte debido ,al propio origen i£3torico espaiiol de algunas de estas instituciones (ver Argue_ das 1968). Aqui enumerare las institucio nes que tienen como caracteristlca primordial el trabajo colectivo. Pero algunas de ellas pueden tener tambien otras caracteristicas, s egun el lugar 0 uso, y otras institucio^ nes clasificadas en seccipnes siguientes, pueden tener tambien-'a veces o eh ciertos lugares caracterizaciones de trabajo colectivo.' Estas transferencias de.usos y sent idos semanticos. es corriente 'en' toda- la region ahdina. Tambien puede darse el caso de q"Ue- algunas instituciones ocurran en coordinaci5n c on otras. Por ejemplo,-un ayni (intercambio mutuo de servicios, cf. 1 .24) puede darse entre dos•comunidades, de modo que cada una de las c omunidades haga trabajo colectivo 1 para el benefici-o de la otra*. La frecuencia de •instituciones de trabajo en conjuntc-encuentra su eco tambien en el propio idioma aymara, a traves de la particula -ni, que aplicada a numerales o adjetivos como "muchos", "todos", etc. indica la- idea de^estar o. hacer algo en conjunto. He aqui las instituciones clasificadas en este grupo; a ) Faena, o phayna. dicar algun tipo do un jornal. En faena al trabajo
Nombre generico en la mayoria de regiones para inde trabajo en conjunto, ordinariamente durante toalguna parte (ej. Tablachaca, Turco) solo se llama .colectivo que'.dura muy pocas horas:.
Algunas instituciones relativamente analogas reciben otros nombres locales, como por ejemplo: ,., -i junta (prov. Larecaj-
y Yungas> 5.
.Cooperatiya (Colquiri) colectivo (prov,. Atawallpa,. 0-r.uro) ' comuna (eolohizacion Caranav'i) Chuqu (Nort.e de Potosi)
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b ) Jayma o Ayma. Bertonio define haymatha como "ir a trabajar en las chacaras que se hacen de comunidad, -como son las del cacique, fis cal, o de los pobre's, etc.'U Actualmente en algun lugar (por, ejem plo, Quiabaya, provincia Larecaja) esta palabra se considera como el equiyalente aymara del castellano "faena"* Posiblemente.,la popularidad de esta palabra cas^tellana en todo el mundo aymara se debe a que f£cilmente se confunde con la que originariamente indl caba la institucion de trabajo' colectivo por' antonomasia, pero ^ que ya se ha ido- perdiendo en muchas- pa.rt.es. En los valles de Italaque, .Timusi, etc, jayma ha venido a indicar algun trabajo, colectivo o no, que se real'iza s6lp a primeras horas de la manana (ver tambien Miranda 1970)- En varias partes•(Co pacabana, Aroma, Paca-jes) jayma indica primordialmente algun terrene para uso colectivo, pOr ejemplo para la capilla, la escuela, , el corregidor, etc. y que — c o m o t a l — * exig'e tambien trabajo cole£ -tivoi : ° ) Cooperativa-. E^uivale a faena en Colquiri Ccf. a).- En dlversas par tes en que se han introducido las llamadas tf cooperativas", £stas no siempre se parecen al concepto occidental die la palabra.- Varias v.eces incluyen la adquisicion de un terreno comun para los socios y trabajado en comun por ellos en una forma no muy distinta a la de los trabajos colectivos tradicionales. Tambien es frecuente que estas "cooperativas" sean agrupaciones temporales, mas que perma- • nentes, para conseguir' juntos algun objetivo. Una vez logrado este, la llamada ,cooperativa se disuelve de hecho(ver 1..227). d ) Comuna. Equivale a faenaj en la zona de colonizacion de Caranavi y Alto Eeni (cf. a) <> © ) Colectivo. Nombre alternative de la .faena en la parte, occidental de Oruro (cf. a) " ' ' , ' " ' '.' • f ) Junta. Faena hecha. concretamente para una obra comunitaria (Quiaba_ ya, prov. Larecaja; cf. a-) ^« g ) Chuqu. E n el Norte de Potosi indica el trabajd colectivo iniciado por un individuo para su propio beneficio. (Si el trab&jo es inicia do por la comunidad, se llama faena) * Eh es-ta regi6n los trabajos "*" colectivos son muy corrientes a todo nivel y en ellos adquiere una importancia primordial la comida y bebida en comun. h ) Umaraqa. Esta instituci6n se encuentra sobre todo en la parte Sur de La Paz y Norte de Oruro. Por la provincia Inquisiv.i (Colquiri, Qhawari), se indica que era (antes mas que ahora) un trabajo colectivo agricola rotativo. Todos juntos empezaban a trabajar en casa de una familia, la cual dbsequiaba buena cantidad de comida y bebi da, y despues el grupo iba pasando ,de casa en casa en fechas .ulteriores, hasta que todas las familias habian recibido la ayuda de to dos. En Colquiri anaden que, al principio de la siembra, este traba jo va acompanado de musica* "~
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En otras partes (Ayoayo, Lawachaca, Paria,, Llanquera) la umaraqa ha' quedado reducida, al parec'er, a la ayuda agricola a .cambio de comida entre grupos m£s reducidos de personas. Por ejemplo, la colabora ci6n con la yunta, a cambio de comida. Tambien a este nivel puede • incluir alguna musica, danza e incluso ritos (Llanquera, prov.,Caran gas). ^
AchuQalla. En realidad se refiere a toda la ceremonia de techado de una: n u e v a c a s a , con muchos- elementos rituales. Pero el centro de toda la actividad es el trabajo colectivo del techado. Es corrient„e en casi todo el mundo aymara..-
j.) >Wajjrfea./.EjB dificil describir esta ins-bitucion, por las. muchas variedades locales... -Bertonio define huayca como "raz6n o causa para entrflienerse en, algo" y el verbo correspondiente cbmo M arrebatar de las manos". Ya hay e-h estos conceptos algo de, la idea de competencia que caracteriza el verbo aymara actual waykasina(.quitonearse) t comun en casi todas las .regiones. Por otra parte Miranda. (1970)- de fine w^yka qomp "chacra que los colojios de una'hacienda cultivan :rVtbdc%-§':n""conju,ht.Q.T fuer'a de 3^a tarea". En sintesis-, parece que las tres ideas que entran en esta institucion son la de cierta competi cion, la de grupo, y la de trabajo extra no habitual. En el Oeste- de Oruro Iprovs. Sajama y Atawallpa), wayka viene a-equi • valer casi a faena ( c f . a ) , aunque sin perder la idea de competen>cia: "Trabajar al vencerse uhos a otros" (Turco). En Qhawari y Siwas (Inquisivi) "hacer una waykeadita" indica tambien el ir competi tivamente a ayudar a algun particular, En cambio en otras partes parece haber prevalecido princj.palmente la idea de trabajo extra, en la forma indicada por Miranda. Ello su cedla sobre todo en regibnes de haciendas. Pero ha persistido en al guna -forma tambien desbu^s de la Reforma Agraria. Asi en Larecaja ' actualmente wayka indica que un grupo de catopesinos sin tierra se . "ponen de acuerdo para ayudar a algun pampesino o ex-patron con tie
1970), y es aplicable tanto a individuos como a grupos enemigos. De ahi que a veces pueda traer tambien la idea de competencia: una comunidad quiere tambien hacer Lo que ha observado en otra (Sicasica). Pero tiene tambien otro sentido de "condescendencia": perdonar de su obligaci6n al que no asiste a algun trabajo. colectivo por buena excusa (prov. Inquisivi y Loayza).. Pasada al nivel 'de relaciones entre individuos, puede indicar tambien la ayuda mutua por la que alguho "mira" los terrenos, ganados, etc. de. algun ausente o impedido. En alguno de" estos senti-dos la uhaqa es conocida en las proifiiicias Aroma, Inquisivi, Loayza, Ingavi, y en el Lago Titicaca j?6r ;toda la ! region de Puno-Chucuito, y en la. provincia Camacho-,
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!•').- Pnasi. Faena para ayudar a las autoridades: (Italaque) A -to'da la enumeraci6n anterior podrian ."anadirs.e otra's ^ t i v l d a d e s que directamente indican determinada operaci'6'n por ejemplo Igyk'a pichaiia (limpieza de acequia) , qarpa 9 qhicha- (riego^ etc« f pero 'que pueden r.ealizarse- tscmbi6n.*;ven fornfa de-;trabajo- co'lectivo. , •:. " " ' " " .. . i" ' - . ' ' " * . • En cuanto al tipo de 'trabajos que con ma's 'frecuencia se realizan en fprma^colectiva,, estah- todos' los, relaqi-onados covn .alguna obra comuni*^k^ia'-.de enve'rgadura^ comq una escueia,_-iglesia-, "=u otro edificio publi^ 00; lp£. references a la defensa conjunta frente. a:\alguh peligro natural^ 'poor'ejemplo de'fensivos ;en'-epoca de lluvias. Puesto que estos riesgos ' pueden lie-gar a muchos, pero Jiaso a paso, esta defejisa conjunta puede beneficiar inioialmente s6lo a alguna- familia. P©r Challavito. (prov # Sauc'ari), por ejemplo,, el ano 197*S con mucha*" "frecuencia se ha ido 11a* mando a los eomunarios, para 'que acudieran a defender, de "la inundaci6n las-'parcelas -d'd una u otra faffiilia. Los' canfinos .y acequias han sido tambiSn &e;sde siempre p.bjeto de trabajos "comunitarios una vez.. pasada la>epoca det-lluvists'. Este tipo de trabajo* colectivo ha" llegado .incluso a ladquirir rarigo de impuesto nacional, a graves de la llamada "prestaci6n~vial", por la que cada campesino enTfbrma'-colectiva ofrece tree dias anuales de .trabajp e.n ml' arreglo de Cainihos, en, medio de frecuentes libaciones:- y'regocijo. En regiones masva-cp^dentadas el trabajo co. lectivo se,.;ext'iende tambien a caminos de herradura y en muchas comunidade£ cubre:'muchos m&s/dias que la prestacioh vial obligatoria, arreglaiido o,tros„caminos secundarios, o abriendo otros nuevos. La apertura de caminos.es una de'las principales ocasiones para la coordinaci6n del -trabajo'" colectivo de-^varias comunidades. A veces los peligros naturales obligan casi por necesidad a consumir muchos jornales en trabajos colectivos, con lo que se va acrecentando el sentido de solidaridad,' En los *valles de la provincia Loayza (Luribay), por ejemplo, el sentido solidario puede explicarse en buena parte por la necesidad de construir constantemente defensivos contra las torrenteraa y tempo^ rales. <
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Las anteriores ocasiones suelen darse en todas partes. Ademas, segun las circunstancias, pueden onurrir actividades colectivas debido a otras causas. Una de las ra£s corrientes son los trabajos agricola.s. Pero estos se dan en forma colectiva principalme'nte en las comunidades de tamano pequeno. En otras partes es mas frecuente el arreglo entre unas pocas familias, o simplemente el trabajo asalariado. No es raro que se mencione como motivo de accion colectiva el pelear contra otra comunidad, en las,regiones en que existe faccionalismo. Algun tipo de actividad colectiva ,servil, es decir para beneficio de autoridades, dirigentes, vecinos del pueblo, profesores, -etc.jse .indica tambien en varias partes, sobre todo en el Norte de Potosi y cerca de pueblos relativamente aislados. Pero en el lado boliviano muchos mencionan- que este tipo de actividad servil ha decrecido en los ultimos anos. Significativamente, la mayori,a de lugares sondeados acerca de este : aspecto, en el departamento de Funo, Peru, indican trabajo colectivo de- tipo servil. La unidad que se suele agrupar para algun trabajo colectivo es la comunidad en sentido estricto, es decir la que comparte un mismo s i n d i Cato (donde los hay) y autoridades de nivel minimo (secretarios gene•rales, jilaqatas, etc.) capaces de convocar regularmente asambleas a las que asisten todas las bases. Las principales ocasiones en que-.lle gan a colaborarse varias comunidades son la construccion de caminos , nuevos,. de nucleos escolares, y de algunos edificios u obras comunes en'el pueblo al centro de todas las comunidades de una region. Especialmente en el ultimo caso la presion puede- venir de grupos no-ayma_ ras que en ultima instancia son los principales beneficiarios de esr te trabajo colectivo mancomunado". ' 1.22o Instituciones -de propiedad compartida. Ante todo debe' mencionarse aqui, en forma general, todo el asunto de la tenencia de la tierra. Sabido es que entre los aymaras -como en tantas sociedades agrarias y pastorileS- la propiedad de la tierra era originariamente algo solo concebible al nivel de la colectividad, 'mas o menos extensa, de modo que para los individuos solo cabia cierto nivel de usufructo. A pesar de un sinfin de expbliaciones en la epo oa 'colonial y republicana y de div"ersbs intejitos de "individ.ualizacion" de la propiedad durante la Republica (Barnadas 197-5)-i la propiedad juridicamerite colectiva se ha mantenido en casi todas las comunidades originarias' que se libraron de- ser haciendas- Muchas de ellas guardan con orgullo y sec-reto documentos de la §poca colonial y republicana en'los que "se especifica esta propiedad colectiva. Estos documentos estan en manbs "de "apoderados" nbmbrados por la comunidad y se mantie nen lejos de la mirada de extranos.'Es^a t'enencia de tierra comunitaria es, sin duda, una'base'eConomica que explica en parte la prevalen cia d-e la solidarida.4 al nivel comunitario. Al nivel de usufructo, la situacion varia mucho. En lugares mas aislados, como el Norte de Potosi, y en lugares. donde hay exceso de tierra con pocas posibilidades de agricultura, como en el Oeste de Oruro, hay ampl-ia- flexibilidad de uso. Bajo tales circunstancias es fre-
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cuente^que un individuo adquiera el usufructo de cualquier terreno .desde que lo limpia hasta el fin del c'iclo" rotativo de produccifin. Pero en otros lugares'mas c£ntricos y m£s densamente poblados los derechos individuales quedan mucho ni£s delimitados por la costumbre. Cada familia conoce desde. tiempo inmeraorial los terrenos de su. uso. Ademas la Reforma Agraria, aunque previo la posibilidad de la propiedad colectiva y cooperativa, en la practica ha acelerado 'el proceso de parc-elacion individual. Prdcticamente todas las titulac'iones de ex-haciendas y la raayoria de las dotaciones' en zonas de colonizaci6n se han hecho eh forma de propiedades familiares indiyi^ duales. Con este ejemplo, hay tambien bastantes comunidades origina rias que desean y'algunas que ya han logrado este tipo de titulaci6n individual mds-"moderna". De todos modos incluso en estas ind^ vidualizaciones de uso, asi como en las ex-haciendas que ya habeas perdido" la propiedad colectiva, este derecho ultimo de la comunidad sobre los miembros se maniflesta eficazmente en momentos especiales como el de asignar terrenos que han quedado vacantes, o el de afectar .terrenos de uso particular para satisfacer alguna necesidad comun prioritaria (escuela, nuevo pueblo, etc.), o incluso para expul sar a, algiin miembro que por su comportamiento indigno no merezca se guir us.ando 'terrehos de la comunidad. ". En el res'to, de esta seccion in'cluire* otros arreglos; especfficos, m£s o menos ins:titucionalizados,. que afeqtan la propiedad, el uso; o la distribucion de tierras, recursos,"dinero, u dtrp tipo.de bienes, en tre los diversos individuos que forman un grupo.' En una secci6"n siguiente me referire a •los-.intercambios entre familias individuales* a ) Aynuqa• Tierras de comunidad destina das al cultivo en forma rotativa, ordinariamente con periodos de descanso. Cada miembro de la . comunidad suele tener dentro de esta aynuqa una o unas pocas par- celas (qallpa) que usufructua desde tiempo immemorial en forma in dividual, pero sincronizada con las actividades de. los otros indi viduos en sus respeptivas parcelas. El complejo sistema de aynuqas ha'sido descrito en detalle por Carter (1967; ver tambien Albo 1972a). En alguna region del Nort e de Potosi y Sur de Oruro se llaman manta. b)- Laki. Literalmente, distribucion. Se refiere en algunas partes (por ejemplo, Jesus de Machaca) a-la ceremonia en tiempo de Carna val -por la que simb6licamente se distribuyen las parcelas de las aynuqas entre los miembros de la comunidad. De todos modos la dis tribucion solo es simbolica,. pues todos conocen ya sus parcelas. En tiempos de hacienda algunos patrones mantenian expresamente una distribucion real ,y .periodica de las-- qallpa de aynuqa, como .una eficaz medlda de control "y poder sobre sus colonos. c ) Jayma (cf. 1.21 b>. Originariamente' era el nombre de cualquier tierra de c-oraunidad..-Ultimamente' en los-pocos lugares en que permariece este nombre suele tratarse de pequenos terrenos asociados a algun santo (jayma de Sta. Barbara, por ejemplo) ...La parcela es
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• • cultivada alguna vez colectivamente y habitualmente esta a cargo de algun encargado o mayordomo. Los beneficios producidos por esta ja^ ma son utilizados para gastos relacionados con la fiesta, capilla, etc. del santo al que esta dedicada. Puede haber alguna jayma dedicada a fines m£s "profanos, como la escuela, algun cargo de autoridad, etc. Pero en esos cases mas facilmente se ha perdido el nombre origihario. Este se mantiene en algunas partes de la region del Ti. tlcaca (Puno, Omasuyos, Italaque, y sobre todo la provincia Manco Kapac; cf. De Lucca} y en algunas partes de la*- prm-inciaa.. Aroaa, I'ngavi y Pacajes. 4 ) Parcela escolar. Con cambio de nombre, la costumbre. antigua ha revi vido en muchas partes, estimulada por los profesores de la escuela. Teoricamente la dotaci6n de una parcela a la escuela es un requisito del Ministerio de Educacion para la concesi6n de una nueva escue la fiscal, pero no siempre se cumple y s6lo algunas veces la parcela existente cumple la mision deseada de experimentaciSn agropecuaria y/o sustento para gastos de la escuela. e ) Pastizales colectivos y semicolectivos. Son relatiyamente frecuentes en los lugares en que hay zona de Puna o Cordillera. En las orillas de lagos los totorales,' tambien colectivos, cumplen 1 una misi6n anAloga. En cambio no hay rebanos colectivos. f) Cambios de usufructo de terreno para pastoreo. En la mayor parte del Altiplano los mismos terrenos se dedican a la agricultura durante dos, tres, o m£s anos y despues descansan u n numero de anos que varia segun el tipo de terreno. Durante esta segunda fase_ estos terre .nos sirven para el pastoreo y entonces muchas veces cambia el siste ma de tenencia, o mejor los derechos de usufructo. Ello. sucede mis facilmente en los terrenos de aynuqa. Un determinado terreno puede ser usufructo ancestral de- una familia X en los periodos de cultivo (qallpa) y en cambio ser usufructo igualmente ancestral de otra familia S", o. incluso ser pastoreo comun durante los periodos de des.canso-pastoreo. Este usufructo puede ser sellado a traves de la anaqa, o choza-estancia que la familia tiene instalada en su zona de pastoreo. Carte*1 (1967* cap.8) describe tambien el derecho de unta, que 61 observo en Irpa Chico (prov. Ingavi) y que yo he obser vaao tambien en varios lugares de las provincias Aroma .y Pacajes.™ segun este derecho, durante los anos de descanso, cada familia tiene" der.echo de -pastoreo sobre franjas rectas y m&s o menos.-determina das de terreno que Van desde su sayana (solar familiar con terrenos" adyacentes) hasta' la parte de la aynuqa, cerro, bofedal, etc. que le queda enfrente.
g ) Cooperativas (ver tambien 1.21 c). Esta instituci6n, foranea al aymara, ayuda a entender la forma especifica y las limitaciones con que el aymara entiende la puesta en comun de bienes. En la mayoria de los casos en que el aymara, estimulado desde afuera, se ha "coo perativizado", esta union ha consistido solo en la puesta en comun de alguna cantidad de dinero y fuerza de trabajo para un fin bien especifico y transitorio. Por ejemplo, para conseguir un prestamo,
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semillas-mejoradas, aguas"potables u otro servicio de la comunidad, etc.-1Pe"ro'"una vez conseguido el objetivo, la cooperativa y a d e j a de funcionarv Por lo-mismo, aunque se mencionan varios lugares con coo pe'rativa'S"de ;diversos tipos, esta informacion resulta falaz en la * mayoria'-de ;los".casos. 0 es simplemente la huella de haber llenado un requisite o deseo de agentes externos, sin mayor funcionalidad, •- o funciona-en .forma parecida a los trabajos oOlec-tiyos y otras instituciones tradicionarles de uso; y sincronizado" de algunos bienes. hr)':Cuotas. En'-practicamente todas las regiones esta es la :'-forma mas ha_ bitual de capitalizarse cuando se necesitg, emprender alguna obra co munitaria. La cuota puede ser en forma de dinero, o de bienes concretos, o de trabajo. Lo mas corriente es que sea igual para todos, independientemente de los diversos niveles de riqueza dentro de la v.-*" comunidad. , i^-^amarffcSe,~da- en el Norte de Potosi (al menos centre los 'Laymi tanto de Puna como de Valle, en Chayanta y en San Pedro). Ante- todo se refiere a una celebracion a la Pachamama que ocurre regularmente •Cada-ano. -en la epoc.a ceremonial de n'oviembre-dicienibre, y o'casionalmente cuando- surge alguna -necesidad, como plaga, sequia, etc. El pasante ^principal pone una oveja, y el resto- de los comunarios -"•• cOntribuyen con sus alimentos y con objetos necesarips para el ritual. Como en el caso'-de la rama,- hay muchas ocasiones festivo-rituales ' eh que se ponen en comun bie~nes y/o alimehtos. S6lo a modo de ejem pl'o,' incluyo otro caso muy ^recttente'en casi todo' el" mundo aymara: 3 ) Arbov Pifes-ta en comun de'dinero, alimentos, bebida, etc. con oca.si5n "de!.alguna fiesta. El nombre viene del "arco"" que suele levantar el principal .pasante. Los diversos concurrences van colocando en el arco sus presentes, gracias a 16s cuales todOs^ tendran una - buena fiesta. El pasante ofrece a todos ellos'una bueha comida y •bebida. En realddad'se trata de una densa red- de intercam'bios de reciprocidad del tipo que sera ana-lizado en 1*24. 1.25. Servicios-para' la comuni-dad-.
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Desde la presente perspectiva deberiamos analizar aqui nuevamente todos- los cargos v comunitarios. El concepto de mit'a o turno reaparece aqui como una forma -por la que todos los de la comunidajd van sirviendo.-al grupo % unos tras otros y a traves de- una serie larga. de sefvic ios o-cargos no necesaria'raente de autoridad. Aqui entrari, aparte de los cargos considerados en la sec'6i-6n-..l', los que pasan fiestas' a diversos niveles, los delegados para atender a alumnos y profesores (alcaldes o-*iamaUt'as e'scolares), lbs que cuidan' las" chacras incluso ritualmente r(yapu alcalde, o qamana), etc. Evidentemente esta iroagen de servicio al grupo ha^sido distorsionada con frecuencia por los no-aymaras hacia servicio al poderoso. De esta forma la.hacienda fue creando todo el llamado sistema de pongueaje, y
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otros cargos de autoridad fueron creando sus sistemas de servidores, mayordomos, etc. Aun hoy 5 despues de la reforma agraria, se sigue corriendo el riesgo de reincidir en esta' distorsi6n en. instituciones : «uevas. Por ejemplo en algunas escuelas los "alcaldes escolares" no 'difieren mucho de lo que habria sido un pongo del profesor. Pero en •general, en los casos en que no hay claramente-. un"sehor", prevalece la imagen de servicio al grupo*. En Copac'abana, por ejemplo, los reli giosos qui'sieron eliminar el antigUo sistema de mayordomos que por turno Servian en el santuario. Pero las propias comunidades' se opusieron, por considerar que la presencia de un "delegado" de ellas en el santuario era una especie de .garantia para el grupo contra calanu dades naturales. ' v 1.24. 'Instituciones de reciprocidad. Las instituciones agrupadas en este ultimo grupo ya no tienen a la colectividad como'sujeto u objeto. Se trata mas bien de un intercambio de b.ienes o energia entre unidades, individuales* Estas suelen ser familias, pero en alguno de los casos pueden ser unidades mas am plias, como comunidades-, Tambien aqui tanchos de lps intercambios vie nen acompaiiado's de comida, bebida ritual s u otras rauestras de calor i nterpersonal. La importaricia del concepto de reciprocidad en el mundo aymara viene senalada tambien' lingulsticamente a traves de diversos rasgos. como la exis'tencia de varies radicales que* tienen doble direccion (pedir/pres tar, comprar/vender, etc*)? o el sistema bipersonal. del verbo aymara que obliga a senalar una persona sujeto y otra persona-objeto (Alb6 1974). a ) Yanap-iP Litetalmente, ayuda. Es la relacion al nivel mas intimo, entre las familias mas vinculadas por parentesco real o,ritual. Say que darla siempre que se solicita* Se da tan por supuesta, que no exige una reciprocidad estricta. . b ) .Ayni. Es el nombre generico comun en todo el ,mundo .aymara para designar un tipo de interca'mbio que exige reciprocidad estricta,exa£ tamente en el mismo tipo de trabajo o bien recibido. Suele llevarse cohtabilidad de aynis prestados' o recibidos. Ciertos 'tipos de ayni qcurren en,todas partes- Por ejemplo, en tra bajos agricolas y para .intercambios de regalos o ayudas en aliraen'tos, bebidas, etc* con ocasion de tnat^imonios, presterios, al cons t truir casa "niieva, etc. Otros ayni. por ejemplo para prestarse plata o para oumplir cargos comunitarios,, han empezado a ,perderse'en algunas regiones, sobre todo en aquellas en que se estan introduciendo sistemas economicos o politicos m£s occidentales. Finalmente, hay unas pocas regiones que aun. mencionan aynis por motivos de peleas o venganza'So Estas regiones estan diseminadas por tpda la ;geografia .aymara, sin que se observe ninguna correlacion con el mayor faccionalismo o el mayor tradicionalismo 0
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Es dificil establecer frecuencias de ayni. Muchos dicen que ahora estd perdiendo fuerza, y que es preferible hacer arreglos de tipo mas transaccional, a base de pagar jornales, sin una ulterior obli gacion de reciprocidad. Pero en la practica el ayni se sigue practicando habitualmente. Un informante de Yungas, zona con fuerte im pacto de la economia moderna de mercado y caracterizado por su menor tradicionalismo, me hizo una estimacion de que a lo largo del ano habria hecho mas 'de un centenar de aynis y habria recibido tam bien mas de cien aynis de Otra gente. c ) Mink'a. Es el tercer tipo generalizado de ayuda. A diferencia del anterior, el. pago no eer exactaraente en el mismo tipo -de servicio, lo cual exigiria d'emora en el tiempo, sino inmediatamente en el moraento de recibif el'servicio, con lo que se tiene mas a la mano. Por ello la mink'a se parece mas al salario de tipo moderno. Pero la forma de pago no suele ser en metalico sino en especle, por * ejemplo con el mismo producto que se esta cosechando, y suele implicar comida para el que esta ayudando con mink'a. Tambien suele lla,marse mink'a al "sustituto" que acude a un trabajo* en vez del que deberia hacerlo, a cambio de algun tipo de paga. d ) Sataqa, o sathaqa. Es otra forma tambien muy generali'zada. El propietario de un terreno entrega algun surfco a otro individub. El propietario es quien pone la semilla y el trabajo. El beneficiario simplemente lo cosecha. Con 'todo hay- tambien casos en que el beneficiario pone su semilla y/o su trabajo. Ello depende en parte de la funcion concreta de cada sataqa. La sataqa puede ser simplemente una manera de manifestar araistad a un familiar, o a un' huesped. 0 tambien puede ser' una manera de entrenar a un hijo menor para su vida de adulto. En otros casos es la manera de retribuir alguna ayuda, quizas en la propia siembra. Finalmente es una forma de dar acceso a algo de tierra a los que no tienen (ver Carter 1964: 50). Fuera de los primeros casos. la sataqa.introduce algunos"tipos de reciprocidad entre los que no son del todo iguales, quizas por no tener tierras en igual cantidad-o e) Chiki,. Se parece a" "la sataqa, ,pero s6lp se c.onoce; en algunas regio nes hacia el Norte del lago Titicaca, tanto en el lado peruano como en-el boliviano., Suele haber algunas" variaciones ent-p sataqa y chiki, en cuanto a la cantidad de terreno implicada. Er Larecaja (Quiabaya) y, Yungas ('Coripata) el chiki puede llegar a ser el prestamo de una parcela al que no tiene, sin otra mayor pbligaci6n por parte del ultimo, excepto ayudar alguna vez en forma relativamente voluntaria al donante. Por Aroma (Lawachaca) chiki es la reunion de la comunidad para ele. gir autoridades- tradicionales. En Tablachaca (Loayza) equivale a una faena que dura todo el dia;
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) Qhatichi, unaqa. Son otros nombres locales de la misma relacifin de intercambio.
g ) Waki. Esta instituci6n se conoce en casi todas partes, con excepci6n de Yungas, del Norte de Potosi, y de muchas "partes de Oruro. Su sentido mas corriente es el de un intercambio de tierra y semi H a . — u n a , especie de arreglo de compahia, aparc irfa» o al partir — , pero en pequeiias cantidades. El caso tipico ocurre cuando un individuo se" encuentra con que su semilla no le alcanza para el terreno que ya habia preparado, y en cambio otro individuo "se encuentra con que tenfa m£s semilla de la que cabla en el terreno que habia preparado. Entonces los dos ee ponen de acuerdo y siembran la semilla del segundo en -el terreno del primero.. A diferen. cia de lo que sucede en los contratos criollos "de compafiia, en el waki tanto el dueno del terreno como el duefio del producto reali..'zan juntos todos los trabajos, y al final se reparten la cosecha. Para garantizar la equidad del reparto, se asignan surcos alternos a cada uno. A veces el tlrmino waki a llegado a per equivalen te al arreglo m5s occidental de aparcer£a entre un propietario con tierras que no trabaja y un trabajador sin tierras propias. Para Bertonio huaque es "parrte, porci6n, precio, m&rito";. y el ver bo correspondiente es "concertar de hacer algo... juntos; .venir al justo". h ) Medieros. Por muchas partes de Oruro, excepto al Norte, cerca de. La Paz, no se practica el waki, quizas por haber poca agricultura. Pero en estas regiones eminentemente ganaderas y viajeras se conoce un arreglo, analogo. Cuando un individuo va con su rebano de 11a mas a hacer un viaje, por ejemplo para hacer trueque de productos en los valles, puede hacer un arreglo de mediero con otro individuo, de modo que la mitad de la carga sea del dueno de las llamas y la otra mitad, sea del otro., Cuando gste ultimo yiaje, hara otro tanto. i ) Manqharuna, Manq'ayana, Es otro arreglo propio de ganaderos (Oruro, Pacajes, Aroma, Inquisivi).'Un individuo tiene una cria que se le muere. Entonces la entrega a otro individuo quien se la come (manq'ayana= hacer comer), y a- cambio al cabo de un and entrega otra cria viva al primero. Este intercambio suele hacerse para ayu dar al incremento de los rebahos de los individuos ma's pobres en ganad..: si que ."tisne .:ma-B JU*oadc> 'iaeume' la .mifectft dftJLa_cria:.4fcl jque: tiene menos garia'doV---
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k ) Truegue. Aparentemente el trueque, conocido en todas partes, es una mera transaccion comercial en la que se utilizan productos en vez de dinero, por ser 6ste muy escaso. Esta es sin duda la funcion prin cipai del trueque- Por eso hay tarifas bastante bien establecidas so bre que cantid'ades deben intercambiarse en cada caso. Sin embargo a raiz del trueque surgen muchas veces otras relaciones de intercambio ,vincu'los inter-familiares, regalos, etc*, que hacen pertine^i te su raenci6n aqui. l.J. Otras manifestaciones de comunitarismo Lo dicho hasta aqui deberia bastar para ver la fuerte vinculaci6n del aymara con sus grupos primarios, es decir, su sentido comunitario. Evi dentemente cada uno de los hechos senalados hasta aqui no basta para pro_ 'bar en forma aislada el sentido comunitario del aymara. Pero el panora ma visto en conjunto resulta. inipresionante. Aunque he insistido en los aspectos mas formales, no debemos- olvidar que en la gran mayoria de los casos apuntados, tanto de asambleas y decisiones comunitarias,como de instituciones de trabajo y ayuda mutua, estos intercambios van acorn panados de comida, de bebida, y'muchas veces de ceremonias rituales. Es decir, la relaci6n se lleva a cabo en medio de un ambiente que ayuda a crdar "communitas" en el sentido utilizado por Turner (I969)' se subraya el sentido de comunidad y solidaridad emotiva, por encima del de mera transacci6n o contrato. Aparte de los indicadores mencionados hasta aqui, que giran solo en torno de dos temas, se podrian desarr'ollar varios m£s. Por razones de espacio, aqui me limltare a sehalar telegraficamente algunos otros: . las fiestas y ceremonias religiosas, a todo nivel; . el sentido de lealtad a los grupos a los que esta adscrito un in dividuo por nacimiento (familia, comunidad, etc.); . el papel de la comunidad y sus. autoridades en la redistribuci6h de reoursos vacantes y en la ayuda a los miembros' rods neces'^tados* en las comunidades aymaras no hay mendlgos; . La organizacion residencial, con centros construidos casi exclusivamente para la interaccion comunitaria en torno a fiestas, ferias, asambleas, etc. Por ello abunda'n los pueblos de "fin de seraana" que siguen vacios la mayor parte de los dias ordinaries. Pero en estos mismos aspectos en que se realza la comunidad reaparece con frecuencia nuestra paradoja. A veces el egoismo y la desconfianza se manifiesta con mayor viveza precisamente en las mismas ocasiones de comunitarismo sehaladas hasta aqui. No es quizas pura causalidad el que la misma raiz ayni, que designa la forma mas conocida de ayuda mutua,que use tambien para formar un verbo que significa "discutir".
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EL AYMARA INDIVIDUALISTA'
Pasemos a most car ahora esta otra- cara de la moneda. El aymara no. llega a quedar sumergido cpmpletamente por> el grupo. Mantiehe claramente su propia identidad individual. Sin embargo, la presipn posltiya y negativa ejerc'ida 'por el grupo, .junto con otros factores que varian se* gun las pircunstancias, determinan con frecuencia que esta identidad del individuo frehte ai grupo se manifieste bajo la figura de mutua desconfianza," envidias, y eirentualmente tambien bajo la forma de agre- sividad mas o menos. reprimida que en algunos casos puede llegar a salir a la' superficie, en forma de pleitos; demandas, o incluso" violencia' Con lo aqui sehalado no pretendo adherirme a las imagenes evidentemente distorsionadas sobre el caracter del aymara, presentadas por todo un coro de investigadores y escritores. Estos en la mayoria de .los casos conbcieron al aymara. solo a distancia, a traves de los vecinos de -los -pueblos, los" hacendados, p.. las empresas de sus con-hacionales, extranjeros establecidos en,la region, aymara* Ademas casi todos' escribie ron- en Ipocas en que la opresion sobre el aymara por parte de hacendados, -vecinos y autoridades se hacia sentir mucho ma« que en- el momento ac-. tual (ver resumen de opiniones en Bolton 1973) • En base a mis cpnocimientos del aymara boliviano actual, puedo asegurar que estas .explicaciones reproducen muchos clix^s y prejuicios encontrados aun hoy dia en gente "culta" de la ciudad*. Pero no reproducen la realidad aymara. En algunos casos la insistencia de esta leyenda negra en subrayar los rasgos de hostilidad e inaccesibilidad del aymara puede reflejar la distancia que el aymara ha mantenido, y en forma algo suavizada sigue manteniendo, frente a los grupos sociales que lo han sometido,,explotado o marginado durante siglos. En realidad este distanciamiento que al extraiio aparece sobre todo como hostilidad e inaccesibilidad, puede esconder mas bien una personalidad noble y digna, dificil de doblegar, capaz de desarrollar un sentido de identidad y, dadas las debidas circunstancias, de solidaridad de grupo frente a estos mismos grupos que la amenazan. Pero dejemos este aspecto de las relaciones verticales ehtre aymaras y las clases dominantes para otra oportunidad.. Aqui me limitare a ana lizar las relaciones horizontales entre campesinos aymaras. Primero sefialare algunos aspectos generales del individualismo aymara y despues mostrare como esta actitud tiene su faceta en las propias institu ciones aymaras y va construy.endo todo un sistema propenso al faccionalismo. f 2.1.. Individualismo en la politica intracomunitaria. El individualismo y desconfianza del aymara puede observarse perfectamente en aquellas mismas ocasiones e instituciones en las que se conso lida su vivencia comunitaria. Por ejemplo, eh el nombramlento de cargos y en las asambleas. Debido en parte a los conflictos surgi-dos por
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querer imponer democracias y valores competitivos occidentales en la organizaci6n social aymara (por ejemplo a traves de los llamados "sin dicatos"), varios de los mecanismos de control mencionados en 1.1. funcionan a veces deficientemente. Entonces las autoridades de turno, o elegidas por medio de un simulacro de votacion libre que camufla al gun tipo de rotacion, quedan un poco lanzadas a su propia suerte. Estos dirigentes se quejan de .que las "bases" (i.e. el resto de la comu nidad) no quieren colabor.ar y de que ni siquiera asisten a las asambleas que ellos convocan; o de que, si acuden a las asambleas, las ba ses asumen una actitud pasiva o falsa, diciendo por detras, o al reti rarse, lo contrario de lo expresado publicamente minutos antes. Pareceria. que entonces la autoridad queda convertida en un simple "chivo expiatorio" que debe cargar durante un aho todas las obligaciones y pecados de la comunidad. Las bases la dejan sola en el ruedo mirando la lidia detras" de la estacada. En situaciones como estas lasasambleas para nombrar cargos podrian caricaturizarse como una carrera comunita ria para ver- quien escabulle mejor el bulto. Sobre todo en el nombramientp'de cargos secundarios, menos sujetos a rotaciones automaticas, unos se dedican a sugerir. nombres de candidatos y los candidatos sugeridos se dedican a excusarse apelando a que son demasiado viejos o ' j6venes, o a que "ya han cumplidp" con otros .cargos. El que- no logra escabullirse (a veces por estar ausente) es el que carga con el cargo.' No faltan casos en que la asamblea decide nombrar al mas flojo o criticon para que "aprenda" a no protestar. Es comprensible que en todos esos casos, cuando al fin del ano las autoridades acaban su purgatorio, s6lo piensen en "descansar". Todo el sistema conduce ent6nces a una rutina individualista y poco creativa. El sistema de autoridades y decisiones comunitarias de la mayoria de comunidades aymaras se mueve en una cuerda floja con elementos del polo comunitario idealizado en 1.1 y elementos del polo individualis ta caricaturizado en el parrafo precedente. El que el aOr6bata se acerq'ue a uno o a otro polo depende en parte de la pericia de las pro p'ias comunidades y sus dirigentes, y en parte de una s'erie de factor'es ambientalesa que me referire en la ultima parte de este trabajo. Tomemos otro ejemplo, el de la distribucion equitativa de beneficios entre todos lbs miembros de la comunidad. La equidad de la distribut i o n puede deberse no solo a un espiritu igualitario sino tambien a la desconfianza colectiva. Hace unos anos hubo una iniciativa en una colonia de Yungas para introducir naranjos. Pero la iniciativa fraca s6 hasta que por fin toda la comunidad logro ponerse de 'acuerdo y al unisono todos introdu;ieron naranjos en sus parcelas. La raz6n dada para explicar es1' o fu^: "Ahora ya no hay peligro de que los que no tienen naranjas se las quiten a los que tienen". Las rautuas sospechas encontraron su equilibrio a traves de una accion colectiva. La desconfianza engendro un cierto comunitarismo. Pero un comunitarismo que en ultima instancia era solo una yuxtaposici6n sincronizada de ihdividualismos.
19• -.. ~ • •f>' .-1 El campo de las Innovaciones es un terreno mas' abonado que oti*os para desatar individualismos y desconfianzas. Son muchos los agentes de cambio de cualquier tipo - econ6mico, t&cnico, religioso, politico, etc.- que dicen tropezar ante la" desconfianza e incomprension de sus propias comunidades (por no hablar de los agentes no-aymaras). A pesar de ello los aymaras siguen i»hovando nuevos elementos en muchos as . pectos de su existencia,- porque no estan cerrados'al pr'ogreso ni rau-" cho menos. Puede haber muchas razones que lleven a la desconfianza ante el' innovaddr. Puede ser una especie de instinto comunitario que-vvearaenazada la solidaridad del grupo, si algunos empiezan a desco- ;" •liar- excesivamente. Puede ser el mecanismo de defensa propio de toda sociedad a nivel de eabsistencia, que se -aferra a lo poco que tiene -porque no puede correr el riesgo de perder este poco, Puede ser la experiencia de que otras ,aparentes innovaciones han resultado en una mayor opresion -de estos grupos oprimidos. 0 quizes es la propia interiorizaci6n de la estructura de dominaci6n por parte del aymara opri-mido, por la que innovaci&n equivale a subversifin "y por tanto a repre_ sion o perdida del debil equilibrib actual. 2.2 Individualismo e instituciones de reciprocidad El mismo ayni o el trabajo colectivo puede tener aspectos. profundamen. te interesados, Una de las ocasiones en que suele haber ayni es el ma trimonio. Diversas familias hacen obsequies en dinero o especies a los reci£n casados. Estos obsequios llamados ayni, o son la devolucion de" aynife anterlores hechos por las familias de los novios, o son el primer paso de un-nuevo ayni' a ser devuelto mas adelante por los nue-f vos esposos. En el matrimpnio, como en otras fiestas'con intercambio, de regalos-prestamos, los celebran-tes anotan me'ticulosamente todo lo :. que se intercambia y despues ponderan si ha habido la debida equivalencia en cantidad y 'calidad entre los objetos recibidos y los que tiempo atras habian sido entregados en ayni. M&s aun, ultimamente algunos aymaras dicen apartarse de la costumbre del ayni porque muchos exigen el retorno con "interes". Por ejemplo exigen una oveja gorda en.reciprocidad'por una oveja flaca, o alguna botella extra'de cerveza, ademas del fardo objeto del ayni. 0 en intercambios de trabajo, algunos se, quejan de que a la hora de devolver ayni se manda s6lo a algun jovencito cuyo rendimiento es muy deficiente. Igualmente en los trabajos colectivos de toda la comunidad las autoridades suelen llevar control estricto de laasis,tencia y cobran multas a los inasistentes. Pero aqui surge el contrapunto entre este sentido egoista, que exige sanciories, y el sentido comunitario. En varios lugares la gente indica que' acude "a las reuniones, trabajos, etc., para no tener que pagar multa, .pero por otra parte esta misma gente no recuerda hihgun caso en que esa multa haya llegado realmente a" cobrarse a los ausentes inJiustificados.' Cuahdo se cobra, suel^ tratarse de una cantidad insignificante que, con criterio puramente econ6mico, resultaria menos onerosa que el jornal exigido por el trabajo comunitario. En Awallamaya (Jesus de Machaca) observe un arreglo que encaja perfectamente con la tensi6n individuo-comunidad. All! se
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cobra eficazmente la multa a los inasistentes. Pero liohaft-multae sirvenpara que las autoridades hagan un obsequio (refresco, panes, etc-)* a los asistentes en la siguiente reuni6n comunitaria. Los trabajos colectivos pueden ser tambien la ocasi&n para la competencia entre grupos dentro de la comunidad, o entre comunidades, si se trata de obras de mayor envergadura*. Cada grupo suele- tener asigna da-uha tarea bien -especlfioa,por ejemplo un ala determinada de la es_ cuela-, un tramo del camino, etc. y cada grupo tomara sumo cuidado en que los otros cumplan su cometido. Si un grupo falla eh la parte que tiene asignada, ninguno de los demas movera un dedo para reemplazarle en la misma-, aunque el- resultado sea que la obra, por ejemplo el camino, resulte incompleta en perjuicio' de todos los' participantes. Hay in cluso una de las -instituciones de trabajo colectivo, la wayka, que implica en si misma la idea de trabajar en forma competitiva dos o m£s grupos. Otro caso ilUstrativo es el de la aynuqa. Ya he mencionado que se trata de terrenos- comunitarios- en que toda la comunidad siembra y cosecha lo mismo y al mismo tiempo. Pero en esas aynuqas cada familia tiene su parcela o parcelas, 'bien. delimitadas desde .'tiempos ancestrales. A fin de cuentas en las aynuqas toda la comunidad trabaja en tierras comunitarias, pero a traves del trabajo y usufructo bien individualizado de cada familia. Tambien aqui el trabajo y propiedad colectivos son la yuxtaposicion sincronizada de individualismos. En cierta medida -se puede considerar que todo el proceso de relaciones interfamiliares a traves del matrimonio y despues a traves de las redes de compadrazgo es una institucionalisaci6n canalizadora de un sinfin de acciones de ayuda mutua. Ahora bien, tantolos ritos como las pr&cticas que giran en torno a esta institucion social multiple, una de las mas desarrolladas-del mundb aymara, reflejan una vez mas esta sinfonia a contrapu'nto de alianzas, sentido de" grupo e individual lismos desconfiados. En los ritos iniciales del matrimonio abundan los simbolismos de desconfianza y agresividad entre las familias protagonistas que, tras el acuerdo, culminan con una celebracion de unidad. Despu©*6 del matrimonio persiste la- Clara division entre los dos grupos farailiares eh medio de su mutua colaboraci6n, e incluso esposo y esposa pueden mantener por anos las propiedades separadas de sus bienes. Asiraismo las alianzas entre familias, que van surgiendo de matrimonios y compadrazgos", al mismo tiempo que consolidan grupos y redes de colaboraci6n, pueden llevar a delimitar zonae geograficas y facciones sociales en la comunidad (Albo 1972b, Carter '1972)„ Tambien aqui vemos desconfianz"as que se resuelven en alianzas y alianzas en que persiste " la yuxtaposicion (no fusi6n) de intereses particulares.
2.3. Individualismo de grupo Resumiendo lo dicho hasta aqui, el aymara resuelve muchas veces la te£ si6p entre individualismo y comunitarismo por medio del individualismo en grupo. Ello puede lograrse o oien haciendo desfilar sucesivamente
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a todos y cada uno por los servicios y cargos comunitarios, o bien sin cronizando los intereses de los diversos individuos a traves de ayudas reciprocas, o de empresa conjuntas, en las que en ultima instancia s6lo se uiaiforman los intereses particulares dentro de una comun matriz ins'titucipnal.- Evidentemente, a la larga, esta resolucion grupal de los intereses individuales puede ir creando la mistiea comunitaria que ana lizabamos al principio del trabajo. Dentro de la comunidad aymara local abundan las desconfianzas, envidias s etc v ,-y en algunos lugare's' las divisiones y pleitos internos no son tampoco desconocidos. Los casos mas frecuentes suelen ser pequefias demandas por danos causados por animales en sementeras ajenas, por golpes o palabras£ntercambiadas durante una borrachera, por conflictos entre marido y mujer y ocasionalmente por algun caso de infidelidiad conyugal o de embarazo sin matrimonio. Tambien son frecuentes en lugares mas poblados los litigios por herencias. Todo ello es compatible con la existencia del sentido comunitario. En su gran mayoria estos conflictos-se resuelven -o mantienen a raya- localmente con las autori dades o en una asamblea". Pero una manera de manifestar enojo, estimula da quizas desde afuera de la comunidad, puede ser elevar el caso.hasta las autoridades criollas del pueblo o a los abogados de la ,ciudad. En algun caso excepcional el conflicto puejie llevar a la muerte del culpa ble, por ejemplo del c&nyuge infiel o m£s frecuentemente de un ladr>5n forastero (hay poco robo intracomunitario). Pero entonces la propia co munidad se solidariza con el que ha administrado justicia por su cuenta y sirv.e de cobertura frente a la autoridad externa. En otros casos, tambien espor&dicos, el culpable puede ser forzado, directa o indirect tamehte, a abandonar la comunidad," reestableciehdose asi de nuevo la pax comunitaria. A pesar de lo anterior y gracias a esos mecanismos in ternos de control, hay una relativa armonia dentro de la comunidad, en comparaci6n, por ejemplo, con lo que sucede en el valle de Cochabaraba.. Otro indicador de la misma tranquilidad es la -escasez de brujeria de unos individuos contra otros de la misma comunidad. A p-esar de la gran riqueza de practicas en el mundo magico aymara (Tschopik 1951)» 'son re_ lativamente pocas las practicas tendientes a embrujar.a otro miembro de la comunidad.. En los casos de erabrujamiento 'la victima buscada suele ser algun individuo mal identificado, por ejemplo alg$n ladron desconocido, o alguien de 'otra comunidad. Dentro de este puntb el sigUiente hecho puede ser significativo para entender el individualismo de grupo del aymara. Hay- una creencia muy extendida de que los ninos o fetos: que mueren sin bautizar (limpu, limbo) pertenecen al achachila (abuelo), divinidad ancestral de los cerros. Por lo tanto hay que enterrar sus cad£veres en la punta de estos cerros-achachila. D.e otro modo llegaraii granizadas,j heladas y otras mach'a (calamidades) a "la' comunidad (no al individuo.) culpable.1 Por lo mismo, cuando llega alguna de estas ca'la'midades a la comunidad, el yatiri (sabio sacerdote) y las autoridades hacen investigaciones prolijas entre las mujeres para averiguar cu^l de e l l a s h a en •i'.oTrado'cXgun "limbo"' dentro deulos limites comuaitarios sin llevaclo
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al cerro. Ahora bien en varias comunidades de Omasuyos, regi6n especial^ mente proclive al faccionalismo, se cuenta que la gente ha llegado a una simplificaci6n del rito. En vez de llevar el cadaver hasta el cerro, demasiado lejano, se limitan a enterrarlo dentro.de los liraites de alguna comunidad vecina. De esta forma la comunidad culpable se libra de la calamidad y si el achachila decide vengarse, el daho caera' en todo caso -sobre la comunidad veoina, lo cua'l ya no tiene importancia (Allen 1972)- Algo parecido se hace por todb Oruro con las enfermedades, que se van sacando de una comunidad a otra, construyendo casitas magicas en los caminos junto a los (linder'os.
- 3- EL AYMARA FACCIONALISTA
De todo lo dicho hasta aqui se deduce que el comunitarismo ha nacido de intereses individuales. Gracias a la coordinaci6n acumulativa de esos intereses, se' va forjando ciertamente algun comunitarismo. Pero el germen original subiste. Por eso hemos hablado de individualismo de grupo. De ahi al faccionalismo solo hay un paso. Basta que los ihte_ reses de uno de los grupos entren en conflicto con los de otro. Este faccionalismo puede revestir distintos grados de gravedad. En muchos casos esta solo latente. Cuando sale a la superficie suele manifestarso ante todo en forma verbal con-pcasion de los encuentros inter_ grupales en las fiestas, sobre todo bajo los efectos del -alcohol. El siguiente grado puede ser un pleito entre comunidades que -puede durar decadas y hasta siglos y llenar miles de paginas en expedientes, sin mayores resultados, excepto para los bolsillos de los abogadbs. A veces el calor de la disputa llega a la confrontacion fisica. La chispa puede ser el desvio de una acequia, el principio del barbecho o cualquier otro tipo de acci6n unilateral en torno al pbjeto de la controversia. Entonces puede haber intercambios de -golpes, pddradas, guerra de hondazos, etc., de los que puedenquedar algunas victimas, heridos 0 muertos, como saldo. En casos mas extremos, no del todo raros, esta s_i tuacion puede volverse cronica y los in identes de violencia se ha„cen entonces reiterativos, acumulanddse las victimas por cada lado. El apendice y el mapa 2 muestranlos lugares en que he constatado faccionalismo a menor o mayor nivel. Aqui me concentrare en analizar otros aspectos mas estructurales de este faccionalismo, como son los niveles organizacionales en que ocurre, los motivos es'timulantes, y los resultados en sentido de subdivisiones ent'r.e comunidades. 3-1* Niveles de faccionalismo en la organizacion social En otro articulo (Albo 1972a) ya indiqu6 la dificultad para determinarcon precision que es la "comunidad" para el aymara. Porque son varios los circulos concen'tricos comuni'tarios';-a que pertenece un aymara. Poco
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desi-u^s ("Albo 1972b), analizando los procesos de alianzas interfamilia res a traves de matrimonios y selecqi6n de padrinos, mostre" c6mo pueden irse- formando diversos subgrupos en una comunidad, los cuales poten cialmente pueden llegar a facciones dentro de la comunidad, y con bastante frecuencia.a la forma.ci6n parcial o definitiva \e nuevas comunida_ des, fragraentadas de la comunidad original. 'Por todo l o d i c h o , este faccionalismo puede darse a diversos niveles. El mds frecuente suele ser entre -dos o m5s comunidades colindantes claramente definidas como unida'des 'distintas, El segundo nivel mas frecuente es entre grupos dentro de la misma comunidad* Estos grupos son 'con frecuencia nuevas comunidades en gestacion, las cuales en un momento algido del conflicto llegaran a su autonomia definitiva (manteniendo [nucha's veces vinculos con la comunidad madre o las otras aeocomunidades hermanas a otros niveles o para determinadas actividades y colaboracio. nes). Un tercer nivel menos frecuente pero no excepcional de facciona-r lisrao se da entre grupos de comunidades, sobre todo cuando entre los dos grupos litigantes cruza una' frontera mas importante, por ejemplo en tre comunidades, pertenecientes a distintos pueblos, a distintas provincias, o a distintos departamentos* Aunque lo mas corriente es que la linea divisoria entre los contendientes siga alguna de las fronteras aqui indicadas a uno u otro nivel, no siempre es este el caso. Puede ocurrir a veces que en un conflicto entre dos comunidades o entre dos grupos de la misma comunidad cada contendiente empiece a reclutar alia dos sin respetar jurisdicc'lones' de ayllus, pueblos,, etc. En este senti do se confirma la generalizacion de Wolf (1966: 80) de que al campesino no hace alianzas permanentes sino coaliciones ocasibnales y t&cticas. . " . 3»2. Motivos a ) Acceso a recursos naturales El motivo casi omnipresente en lps faccionalismos es el acceso a un tipo u otro de, recursos naturales. En est.e punto casi no hay region — c o n excepciones en Yungas y zonas de colonizaci6n:—- en las que no haya algun conflicto, siquiera al nivel de querella. El recurso mas frecuentemente controvertido es obviamente el propio terreno. Por ello el conflicto toma casi siempre la'figura de litigio sobre linderos. No se trata de un desarrollo reciente provocado solo por el crecimiento deraografico ni por la reforma agraria. Se dan tambien conflictos en sitios casi despoblados, y los ha habido desde tiempos inmemoriales. M£s bien, si cabe hablar de tendencias, me inclinaria a pensar que los conflictos por linderos eran mas frecuentes y violentos en tiempos pasados. Asi lo expresan la mayoria de los campesinos. En la provincia Paoajes, por ejemplo,' se dice que en tiempos antiguos los enfrentcnientos eran violentos, con frecuentes victimas y hasta casos en que, en el calor de la agresividad, el grupo vencedor comia ritualmente alguna parte de la
Q victima enemiga. Un resultado de estas violencias ha sido que Calacoto se sepa'ro de Caquingora, su pueblo' .matriz, separaci6n mitificada en el dicho de que la gente de estos lugares no pueden casarse entre•si porque seri'a como casarse el hijo' con su madre. Pero ahora la regi6n es relati vanrente tranquila. En Jesus de Machaca los conflictos actuales son tambien mucho mas suaves que los de unas decadas atr£s. En esta misma region un mapa de tiempo colonial indica que en los siglos XVII-XVIII casi no habia lindero entre ayllus que no estuviera en discusi6n. El mapa coloca casi si'empre una dobl'e linea de trazado s6lo simbolico, en el que una linea' indica el limite segun el ayllu de un lado y la otra el mismo limite de acuerdo al ayllu del otro lado. La reforma agraria sin duda ha est'imulado algunos conflictos, por haber puesto una nueva chispa en un fuego que se mantenia al rescoldo. Pero en conjunto m5s bien ha pues_ to punto final a varios litigios centenarios entre comunidades. Aunque, al estimular de hecho la delimitacion de propiedades individuales, mas bien ha trasladado el problema del nivel isrtercomunitario al nivel inter_ familiar. La contienda puede referirse tanto a pastizales para el ganado como a terrenos de cultivo. En el primer caso el ganado — p o c o experto en jur i s p r u d e n c i a — provoca f&cilmente el conflicto por pasarse a lbs terrenos reclamados por el contrincante, o dafiar las sementeras ajenas. En el caso de terrenos de 'cultivo, casi siempre temporal, es sintomati co que los conflictos se agudicen en forma ciclica cada X numero de &;>!•.;, es decir cuando toca barbechar los terrenos disputados. Donde hay terrenos escasos es facil que la necesidad .compartida por muchos indi-. viduos llegue a polarizar grupos antagonico's en la misma comunidad. Cuando hay escasez de. tierras tambien suele sufrir el antiguo principio de verticalidad (Murra 1972, Alb6 y Harris en preparacion) o acceso compartido a multiples climas y pisos ecologicos. Ello puede suce- • der a un macro-nivel, por ejemplo entre los ayllus de Puna y sus contrapartes de Valle eh el Norte de Potosi. En alguno de estqs casos el conflicto ha llegado a perder la caracteristica de faccionalismo entre iguales y ha adquirido ciertos rasgos de levantamiento social de los cuasi-colonos del Valle frente a sus cuasi-patrones de la Puna. Asi ha sucedido, por ejemplo entre los campesinos de las polonias machaquenas de Timusi y los representantes o apoderados de los 12 ayllus punehos de Jesus de Macnaca, o entre los campesinos de algunas "valladas" en Inquisivi y Loayza y sus contrapartes en el Altiplano. Puede suceder tambien a un micro-nivel, para disputarse, por ejemplo, los terrenos de ladera a que previamente tenian derecho los comunarios cuya sayaha principal est£ situada en la pampa. Asi han surgido subdivi3iones de comunidades que siguen llevando ahora el mismo nombre mas incisos como. "arriba/abajo" u otros. Aparte de las tierras,otros tipos de recursos pueden sesencadejaax_ei-c,onflicto, segun las ecologias de cada region. Asi son frecuentes los litigios por la distribucion equitativa del agua, -ordinariamente demasiado escasa. En la orilia del lago Titicaca y en varios ensanchamientos del rio Desagu'adero son frecuentes los pleitos por causa de '.\.0!3 to.torales, a los que de ordinario se asigna propiedad al nivel co
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munitario. A pesar de la gran inmensidad -del altiplano de Oruro, tambien alii pueden surgir conflictos por un determinado recurso. Por ejemplo el conflicto ya centenario entre Chipaya y el ayllu Qullana de fluachacalla, en una zona con una densidad demo'grafica inferior "a 1 habitante por km2, es por un 'determinado sector con algo m5s de hierba que el resto. Igualmente las comunidades de Coipasa y Vitalina en la misma regi6n tienen una querella por un sector del inmenso salar en el que la sal tiene ciertas ventajas para su comercializaci6n. En un grado mucho menor pueden ocurrir otros motivos, muchas veces en forma concomitante con los anteriores o como racionalizacion de algun motivo basicamente economico' como los mencionados hasta aqui. Las formas mas frecuentes de litigio no puramente economico son la politica y la religiosa-cereraonial. b ) Politica El faccionalismo politico se ha dado relativamente en pocos lugares. muchas veces es solo un subproducto lateral de algun conflicto de la politica nacional. Por ejemplo, a raiz de la guerra de capitales de 1900 surgieron muchos conflictos entre comunidades de La Paz y Oruro y en tiempos mas reeientes, a raiz de la divisi6n entre el partido NNR y su rama desgajada MNRA, surgieron algunos conflictos intercomuhitarios en las provinclas de Aroma y Loayza. Pero ordinariamente lo politico en estos casos es solo la capa que cubre algun conflicto sub yacente del tipo descrito anteriormente a El caso m£s notorio de faccionalismo aymara en las ultimas d6cadas es sin duda el- de los laymis vs. jukumanis en el Norte de Potosi. En este conflicto* que ya ha causado centenares de muertos,,ha habido mati ces poli'ticos. Existe una creencia popular de que este pleito entre campesinos es aproveohado y quizes estimulado'por grupos gubernamenta les para mantener fuerz&s mil'itares en esta region rainera de gran im•portancia estrategica para todo el pais. Hubo* ciertamente manipulaci6n politica de este caso de faccionalismo trfidicional en la epoca del pseudo-dirigente campesinq Wiige Nery. quien quiso sacar partido de luchas ancestrales para enfrentar politicamente a los campesinos contra los mineros de Catavi y Siglo XX. Esta manipulaci6n politica desde afuera aument6 considerablemente la gravedad y el numero de bajas del conflicto1. Pero os evidents que este sigui6 siendo,fundamentalmente una manifestation de"faccionalismo de tipo tradicional por causa de linderos (Ver Harris y Alb6 1975). Mayor dosis politica' tienen algunos litigios surgidos a raiz del control del poder en alguna comunidad 0, mas frecuenteraente, en alguna regi6n. El caso mas tipico es el de la region de Achacachi durante la 6poca posterior a la Reforma Agraria. A raiz de esta reforma dicha region estuvo fuertemente politizada y despues en Varias ocasiones han surgido alianzas y contra-alianzas de comunidades para apoyar a uno u otro dirigente. Pero incluso en Achacachi, una de las regiones m&s su-
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perpobladas del Altiplano, muchos de estos conflictos suelen tener un trasfondo de acceso a recursos. Asi, por ejemplo, al analizar en deta lie los casos mas sonados de faccionalismo politico en Achacachi, en la region de la Rinconada, se ve con c\aridad que se trataba primordialmente de aprovechar las influencias politicas para utilizar loa dos recursos mas escasos y codiciados de la zona: tierra y agua. En conjunto entre los aymaras ha habido' menos faccionalismo claramente politico que entre los quechuas, sobre todo del valle de Cochabamba. Alii este tipo de faccionalismo-caciquismo ha dejado un saldo de cien tos de muertos, principalmente en la zona de Cliza y Ucurefia. Fuera del caso de tipo tradicional entre laymis y jukumanis, en ningun lugar del Altiplano, -ni siquier.a en Achacachi, el faccionalismo de tipo polji , tico ha llegado a proporciones comrarables,a 1 pesar de que en conjunto los aymaras son mucho m£s propensos que los .quechuas, incluso de Cocha bamba, a la formaci6n de facciones rivales. Una probable explicacion de esta inesperada tranquilidad politica es la persistente funcionalidad de la "democracia rotativa" en el nombramiento de autoridades loca les e incluso regionales (1.1). Con ella ya resulta mucho m£s irreal la tentacion de llegar a perpetuarse en el poder. c) Religioso-ceremonial El faccionalismo con matices religiosos es algo mas frecuente-y presen ia una doble faceta,- la primera de tipo m£s tradicional y la segunda de tipo mas moderno. La primera ra£s frecuente, es el reflejo ritual de la organizacion social, de la que me ocupare despues (4.2-4.4 ). En pocas palabras expre sa los conflictos manifestos o reprimidos entre comunidades, ayllus o zonas, con ocasi6n de la fiesta patronal, en la que todos se e-ncuentran, En el Norte de Potosi esta rivalidad esta tan institucionalizada, que adquiere tambien una plena ritualizaci6n en los tinku (en quechua: "encuentro.") o peleas instituci.onaliza.das entre ayllus u otros grupos jLy-e-r—4.2 infra). Hay evidencia de que anos atras la ceremonia del tinku se realizaba en muchos m&s lugares del Altiplano y Valles, en areas tan. to quechuas como aymaras. Pero cu : cuando se haya perdido el tinku, en muchos lugares la fiesta -al tiempo que es una de las principales- expre .siones de solidaridad comunitaria e in.tercomunitaria- sigue .siendo de vez en. cuando el catalizador expresivo de conflictos.m£s o menos latentes,> Puede ser simplemente a traves de grupos de borrachos que se dicen las verdades que no osarian proferir de sobrios, y puede ser a traves de la competencia y rivalidad entre grupos de baile o conjunbos musicales de los diversos sectores, etc. Son varias las nuevas comunidades que dicen haberse autonomizado porque en las fiestas los otros "se reian de ellos" e Evidentemente eeae burlas pueden esconder un sinfin de c a u s a s mas definitivas. t _Cs.be notar que las celebraciones al nivel interno de la comunidad manifies.tan menos agresividad. Es otro ind'icio m£s de la inclinacion al "grupo" cuando se trata de la comunidad local.
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Por otra .parte puede ser significativo que los aymaras no van practicamente a grandes oentros de peregrinaci6n, donde suele fomentarse el serv tido de solidaridad m5s amplia (Turner 1973)- Copacabana, el principal ce.ntro boliviano de peregrinaci6n, est£ en pleno territorio aymara y ha sido un importante centro incluso antes de la colonia. Pero proporcionalmente acuden alii mas quechuas de Cochabaraba que aymaras. Solo e,s centro religioso para los aymaras de la propia region de Copacabana, es decir, -es centro local, semejante a tantos otros.1® El. faccionalismo religioso de. tipo moderno surge de la proliferacion de grupos evangelicos y heo-catolicos (catequistas) en el campo, sobre t o do en las ultimas decadas. Estos nuevos enfoques del cr^stianismo suelen dar enfasis al c'oncepto de. .."iglesia" o asamblea de creyentes y con alguna frecuencia tienen una mistiea iconoclasta de tipo ma's o menos fundamentalista que rechaza las "viejas costumbres" como idol&tricas. En zonas de colonizaci6n he visto tambien alguna colonia "evangelica . ^ mesianica" deraa"s en el caso de algunos' grupos evangelicos,, como los adventistas, la creacifin de-sus iglesias ha llevado tambien a la ereccion de escuelas denominacionales. No es de extraiiar, pues, que este conflic_ to de valores y costumbres, 'junto, con el sentido grupal de las nuevas iglesias, degener.e a veces en riv.alidades entre estos grupos innovado-. res. y los mas tradicionalistas, o entre diversos, grupos innovadores, como evang'elistas vs. catequistas catolicos. La situaci6n entonces ho es muy distinta de la que Falla Gen preparacion) ha estudiado en deta- .. lie sobre la Acci6n Cat6lica Rural de los Quiches, en Guatemala. Con todo, este faccionalismo entre nuevas: sectas religiosas no es tan frecuente .como cabria e s p e r a r . S i llega a ocurrir un verdadero faccionali£ mo, este suele- darse en lugares donde al mismo tiempo persisten ;;roblemas de otra indole, como el control de terrenos o el dominio politico local. Por eso los "evangelicos",, por ejemplo, se encuentran concentra^ dos muchas veces- en determinadas comunidades o zonas geograficas (y em» parentadas)-- de la comunidad. En estos casos en que hay otros motivos subyacent.essobre todo de tipo economico, el faccionalismo religioso pue_ de llevar incluso a la creacion de: comunidades nuevas. En otros casos. s6lo llega a lo mas al nivel oral,' con discusiones bizantinas inofensivas que al principio crean desconfianzas y a la larga se quedan en mutua. prescindencia o aceptaci6n. Otras veces las discrepancies religiosas no llegan- a' tener ninguna trascendencia practica en las relaciones eociales de la comunidad.
d).Motivos poco influyentes en el faccionalismo Hay algun otro rootivo que puede crear conflictos internos en la comunidad pero sin provocar faccionalismo. Por ejemplo, el conflicto gene racional entre jovenes y vie^os, que incluye una serie de conflictos de v.alores m£s o menos urbanos vs.. valores mas o menos tradicionales, • como preferir al que tiene mas escuela o al que tiene m£s experiencia, etc., etc.- Pero esta clase de-^ conflictos no suelen llevar a. polarizaciones de tipo faccionalista, probablemente porq'ue no cabe montar estos antagonismos sobre los creados por alianzas -de tipo interfamiliarj o por agrupamientos en zonas geograficas. En el conflicto generacional los dos polos antag6nicos se encuentran en el seno de la misma familia.
28.
Con rairas a dilucidar la importancia de la identidad aymara como tal en la formacion de alianzas y facciones, hay dos situaciones limitrofes que tienan especial interes. Una es la linea fronteriza con los quechuas u otros grupos etnicos socialmente semejantes pero que no son aymaras. La otra es la linea fronteriza de Bolivia con Peru y Chile', con aymaras a ambos lados. En las zonas limitrofes entre aymaras y otros grupos etnicos de campesi_ nos surge alguna vez algun conflicto, pero el elemento de diferenciaci6n etnica no suele ser causa especialmente significativa para la conformacion de alianzas o facciones. La situaci6n mas frecuente es la de la relaci6n colindante entre aymaras y quechuas, con una larga frontera en" comun (ver el mapa l). En esta frontera no hay ningun. lugar con faccionalismo cronico entre quechuas y aymaras- Si hay algunas zonas en que los dos grupos coexisten ampliamente en un mismo territprio (zo.nas rayadas del mapa). En alguna de ellas llega, a crearse cierta jerarquiza_ ci6n de prestigio debida en ultima instancia a factores demograficos y socio-economicos, pero no etnicos, Asi en el Norte de Potosi el quechua es el idioma de los centros mineros y de los pueblos de antiguos patrones, por lq que tiene mayor prestigio que el aymara. Pero en el Norte de La Paz, donde la presi6n demografica- y social esta en manos de los aymaras, la situacion tiende a invertirse aunque sin crear una., jerarqui zacion tan clara. En algunos pueblos de esta region, la armonia quechua •^aymara llega hasta el punto de que estos pueblos con sus comunidades estan organizados en dos mitades o parciales, una aymara y la ot^a quechua (.ver la nota 16). Otra situacion limitrofe se da en la zona de colonization de Caranavi y Alto Beni, en la que los colonizadores aymaras entran en contacto con los mosetenes, lecos y otros grupos cambas. Tampocp. alii han surgido mayores roces, quizas por la poca densidad de poblacion y la abundancia de recursos. El unico conflicto relativamente cr6nico con matices etnicos es el que existe entre los uru-chipayas y el ayllu Qullana de Huachacalla, en Oruro. Pero en realidad se trata de un conflicto econ6mico para el uso. de unos pastizales, en el que el ele mento etnico.sirve a lo m&s de amplificador.il A pesar de' la larga frontera internacional de Bolivia con Chile y Peru, y- de los conflictos internacionales entre estos paises, tampoco han sur gido faccionalismos entre los aymaras que viven a ambos lados de la frontera, debidos a' la de pertenencia a uno u otro pais. Hay algunos r £ ces, por ejemplo en la region de Llica (Potosi) y en Manco Capac (La Paz). Pero estos no llegan ni mucho menos al nivel de otros conflictos entre pueblos. Donde hay frontera internacional con aymaras a ambos lados, prevalece mas bien el sentido de solidaridad aymara, independiente del pais. Los aymaras de un lado se colaboran con los del otro lado en sus pequehps intercambios comerciales, yiajes y actividades festivas. Son varias las ferias surgidas en plena linea fronteriza y abundan los campe'onatos "internacionales" de f utbol. Hasta hace poco cerca de Charaha, en el limite trinacional Bolivia - Chile-Peru, habia una cancha de futbol perteneciente a una de las estancias del ayllu Condoroca (de Aransaya Calacoto prov. Pacajes), en l a que solia decirse que para mete^ gol habia que cruzar "varias fonteras internacionales". Actualmen-
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te en el mismo lugar hay una feria. En varias "zonas fronterizas de la misma provincia Pacajes se hacen tambien sacrificios de llamas (wilaii chas) a las banderas boliviana y chilena 0 Ello se debe sin duda a que buena parte de -la existencia re esas comunidades con pocos recursos agropecuarios depende de la facilidad para intercambios fronterizos. En muchos de estos lugares fonterizos los aymaras mantienen al mismo tiempo un fuerte sentido de identidad como bolivianos, p e r u a n o s , e t c , quizes porque los gobiernos respectivos han tenido interes de dotarlos con escuelas y otros servicios para fortalecer su lealtad con el estado que representan* Pero a,l mismo tiempo la itcagen del estado "boliviano", "dhileno"" o-"peruano" muchas veces esta representada en los policias y guardias fronterizos que entorpeceh cada vez m£s estos intercambios de la rui;ina diaria. Esto favorece indirectamente el man tenimiento de una latente solidaridad aymara internacional a otro nivel . En conclusion el motivo economico es el que mas facilmente lleva a la formaci6n de conflictos faccionalistas* Quisiera eubrayar, con'todo, que no siempre este raotivo objetivp es el que esgrimen subjetivamente los dos bandos contendientes. Con cierta frecuencia, aunque la raz6n basica del conflicto sea el acceso a recursos limitados, muchos de los protagonistas y de los espectadores estar£n convencidos de que es_ tan luchando por una causa politica, religiqsa, etnica o quizes de otra indole. j 3-3- Subdivisi6n de Comunidades He mencionado varias ocasiones en que el faccionalismo lleva a la division de comunidades- Hace algun tiempo analice" con algun detalle el caso de la subdivisi6n de los 12 ayllus de Machaca ha,sta llegar a las 40 y tanta.s neocomuni'dades actua-les (Albo 1972a). Este andlisis ha quedado ya anticuado en 197^) pues desde entonces ha ha-bido varias nue vas subdivisiones. Pero el caso de Machaca no es ni mucho, menos excepcional. De las 58 regiones desde Puno hasta Potosi que proporclonaron esta informaci6n, 32 sehalaron casos 'recientes de subdivisiones y varias de las 28 restantes senalaban otros casos mas remotos. El fen6meno ocurre sin notables dif'erencias tanto antes como despu^s de la-Reforma Agraria, en el Peru a igual que en Bolivia, en ex-haciendas y en comunidades originarias. Una vez mas s3lo "Yungas y las zonas de coloni zaci6n parecen escaparse de la regla t aunque no completamenteLa subdivisi6n no siempre se debe a faccionalismo previo. E n bastantes casos se debe a motivos de prestigio • competitive (cada zona quiere su escuela; cada subdomunidad quiere llegar a rango de cant6n, etc.). Otras'veces a este argumento se une el de ,querer conseguir mejo.res ser vicios: si no se autonomizan s todo va a parar a la cabecera de la comu nidad, Otras veces puede anadirse la distancia, por ejemplo e n . e l c a m po de Oruro 0
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Tengo la sospecha' de que otro factor es el tamano de la comunidad. La necesidad de interacciones personales de tipo primario, tanto por motivos soclales como laborales, es parte de la vida misma de la comuni dad, como-hemos':vlsto en toda la seccion i rimera.Pero este tipo de re iaciones no es posible o se dificulta cuanao la comunidad o zona contiene varios -centenares de familias. En la Isla del Sol los habitantes de Yumani han dado como unica causa de su r'eciente subdivisi6n la siguiente explicaci6n: "Ya eramos demasiados en una misma comunidad". En muchos de lbs casos recien enumerados hay cuanto menos el elemento de individualismo de grupo. Otras muchas veces, con o sin estas •motivacipnes,, el faccionalismo fca intervenido en la subdivision. Puede ser faccionalismo debido al acceso a recursos limitados (caso mas frecuen te), o faccionalismo debido a la politica interna de la comunidad, o de tipo religioso, etc. En muchos de estos casos las alianzas familia_ res entre los que pertenec'en a un mismo bando pueden dar un nuevo empujon hacia la subdivisi6n. 3-4. Fusion de comunidades y pueblos nuevos A la luz de este hecho debe analizarse el fenomeno contrario de la fusion de .cbmunidade.s sobre todo para formar riuevos pueblos y ferias, in cremen ado en el Altiplano y otras partes del pais desde la Reforma Agraria. Marshall (1970) y sobre todo Preston (1970, 1973) han estudia do este fenomeno en varias provincias de La Paz. Ambos han subrayado, con raz6n, la liberacion. economica y politica como factores clave del proceso. El surgimiento de nuevos pueblos y ferias en manos mayorraente de campesinos y excampesinos se correlaciona con la decadencia de los pueblos tradicionales de vecinos y hacendados que- antes controlaban to da la economia y'la' administracion publica aymara. Por eso el' proceso se ha incrementado notablemente desde la Reforma Agraria, y ha .coinci-' dido' en otras muchas parte's del pais. Pero el proceso existia ya en al_ guna forma desde mucho antes. Toda la geografia aymara se halla salpicada con po"blaciones y' comunidades m5s o menos antiguas llamadas Macha ka Marka (pueblo nuevo). Por otra parte, este proceso se ha d do -con mayor fuerza en el mundo aymara- Finalmente, al analizar las regiones del sondeo en que ha habido subdivisiones de comunidades, vemos que en el k0% de los casos ha habido s u b d i v i s i o n s y tambien fusiones con crea cion de nuevos pueblos, ferias, fcantones, etc. No es, por tanto, aventu rado ver cierta ccrrelacion entre ambos procesos. En efecto, incluso donde surgen nuevos pueblos, la suma final de comunidades, cantones, etc. suele ser mayor que la de antes de la aparente fusion, porque las antiguas unidades no pierden su anterior identidad. Hay yuxtaposicion, m£s que fusion, eneuadrada en la nueva matriz. Ello sucede incluso en Yungas, donde nemos visto menos indicios de divisionismo. Los nuevos pueblos de Arapata y Trinidad Pampa, por ejemplo, en la jurisdicci6n de : Coripata, han surgido ambos de la fusion de varias haciendas. Casi todos los pobladores tienen ahora casa en el nuevo pueblo donde residen habitualmente y en el mismo tienen centros administrativos y varios servicios comunes como escuelas, cooperativas,
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posta sanitaria, iglesia, etc. Pero el sindicato de cada ex-hacienda mantiene ademas su propia identidad (de forma an£loga a lo que sucede en las familias implicadas en una alianza matrimonial). Los miembros de cada sindicato mantienen sus otras casas en los terrenos de hacien da, construyen .sus propias capillas o sedes sindicales junto al nuevo pueblo, tienen sus propias ac-tividades y reuniones al margen del resto del pueblo, etc. El sistema de los antiguos ayllus con una marka central resuclta en estos grupos que ni siquiera recuerdan que antiguamente fueron ayllus..' A todo ello hay que ahadir el elemento de prestigio, y por tanto de competencia grupal, -entre comunidades, Muchos pueblos y ferias nuevas surgen no como resultado de una racionalizacion administrativa o> econ6mica, sino porque todos quieren adquirir este status. Un caso extre_ mo en la provincia los Andes es el del nuevo pueblo y cant6n de Batallas y, a menos de cien metros, el pueblo contrincante de Qbarisa, que forma canton aparte, compitiendo ambos para atraer mejores simbolos de status. Sin llegar a este- extremo, el Altiplano .esta invadido de "urbanizaciones de subsistencia", abortos de pueblos, ferias, subcentrales campesi,nas y cantones sin jurisdicci6n definida ni filiales, etc.; unidades. nuevas s i n posibilidades de llegar a tener una vitalidad- propia suficiente. Aun cuando el fenomeno erapezo bajo signos de liberaci6n, su multiplicacion'por fragmentaci6n es -un indicio hada' alentador*. En resumen todo lo que hemos dicho muestra que es precisamente a este nivel intercoraunitario donde la pugna entre mantener una unidad a niveles super.iores y el individualismo comunitario se libra con mayor empeno. Por cOnsiguiente, es tambien a este nivel donde los factores ambientales podran influir mas en uno u otro sentido.
4. LA PARADOJA AL NIVEL ESTRUCTURAL
La InterpEnetracion de lo comunitario y- lo divisivo es algo tan interiorizado por el aymara, que hasta encuentra su clara expresi6n en las estructuraciones de su organizaci6n serial y de su esquema mental. No puedo entrar aqui a una descripci6n sistematizada de este punto. Ello exigiria todo un estudio en si mismo. Simplemente voy a apuntar algunas pistas1 que muestran la estructuraciSn de la paradoja. En ellas se vera que uno de los temas mas recurrentes en la organiza ci6n social y en la organizacion simb6lica aymara es el de la union**" de contrarios, con una coherencia interna que haria las delicias de cualquier adherente al materialismo diallctico o a otras escuelas fi los6ficas dialecticas.
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4ol. La union dual b£sica La uni6n de contrarios empieza a construirse a partir de la union dual del hombre y la mu-j'er en el matrimonio, En la concepci6n aymara esta es una "union" de "contrarios'-1, que se* exigen y se condiciohah mutuamente, -y llegan-a un'. equilibrio estable — l a estabilidad cony.ugal es altisima entre los- a y m a r a s — pero hasta cierjto punto conflictivo' o al menos competitive. :Este equilibrio de contrarios se manifiestia tanto •al nivel- de- relacion-ea hombre/mujer como al de relaciones entre la fa milia del hombre y la de la mujer. En multiples ceremonias, desde la peticiOn de mano hasta la construcci6n de la casa de los nuevos casa^ o s (achuqall-a), y en las multiples ocasiones en que las familias re_s pectivas se colaboran para ayudar a la pareja durante su vida^ se dra matiza al" mismo tiempo la unidad y la competencia a veces agresiva en tre ambos grupos. Los- padres- de la novia se niegan a entregarla; echan piedras al grupo del nbvio cuando este se la lleva; en las comi das conjuntas, ambos grupos compiteh eh- el servicio; el techado de la casa es una vcarrera entre los(:fstrailiares del varfin y los de la mujer, etc i ' • t '" Este 'dualigmo dejara d«spues su huella en toda la simbologia aymara, con mayor o menor intensidad segun : las regiones.- Este es un puntb aun poco estudiadb y en el que debe tenerse cuidado en- distinguir ehtre lo qtie funciono en un pasado ya perdido, lo que son simples vestigios ya poco funcionales de este pasadoj y lo que sigue siendo operacional en el presente. Pero el analisis de la estructura mental y simbolica del aymara actual es algo que estd aun en panales. ^? Estamos pue's aun en terreno muy resbaladizo.-Con este toque de aler'ta, • enumerate" a continuaci6h algunos elementos de la estructura eimb6lica aymaVa actual que rrefl-ejan este dualismo y a treves de el, la union de contrarios™ a ) Divisi6n sexuada del universo Se da en muchos sectoresl^" .- del universo aymara, concibiendose cierto antagonismo complementario entre lo considerado masculino y femenino* He aqui algunos ejemplos: Hasculino
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Puna Cielo . , ^ Cerros , Sol •• Ciertas piedras nvbes hierbas, etc.
Femenino Valle Tierra Pampas Luna. Ciertas piedras nubes hierbas, etc.
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A veces, dentro de la misma categoria, puede haber ulteriores subdivi siones en la misma linea. Por ejemplo en la mitologia^ aymara es frecuente hablar de cerros varones que se pelean por la posesi6n de un cerro hembra.. . ' b ) Dualismo.Puna/Valle, Cerro/Pampa, etc. * Estos dualismos. reflejan la ,utilizaci6n econ5mica de los diversos. re cursos propios de cada ecologia. Como hemos visto, muchas veces reci_ ben ademas atribuciones- de uno.u otro sexo en forma directa o indirecta. Su importancia hace que se proyecten tambien en otras actividades y simbolismbs. Por ejemplo, en alianzas matrimoniales o rituales, en creencias^ o en cuentos. c ) Dualismos en el ceremonial- en general Uno de los mas frecuentes es la utilizacion de objetivos-clave, como botellas (esquinas) por pares. En el Norte de Potosi este punto esta mucho mas desarrollado (como lo esta' tambien el faccionalismo institucionalizado). Por ejemplo en las fiestas se bebe siempre" en dos va sijas llamadas turuturu, cada una de las cuales a su vez contiene en su interior dos toritos y a veces tambien dos circulos conc£ntricos« Hay evidencia de que este dualismo ceremonial estaba antes m£s desarrollado en partes del mundo aymara donde ya ha perdido importancia^ d) Concepc'ion general del bien y el mal Se supone que lo bueno y lo malo coexiste en todo, y se evitan manifestaciones excesivas de un extremo, porque §stas preludiarian el ex tremo contrario: "No hay que reir demasiado, para no llorar demasiado m£s tarde". e) Organizacion social por mitades Este punto es el mas importante y requiere ,una descripcion raas detallada.'
4.2. Organizacion social por mitades
Aunque en muchas partes, sobre todo cerca de La-Paz, este esquema social dual ya se ha perdido o se estd perdiendo, y en otras, como Yungas, quizas nunca ha existido, quedan aun bastantes pueblos divididos en dos "parcialidades" o mitades del tipo Aransaya/Urinsaya.'"-" En algun lugar, como Tiwanaku o Achacachi, esta divisi6n actualmente afecta s&lb al pueblo. Pero en principio todas las comunidades aymaras de
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pendientes de estos pueblos quedah asignadas a una u otra de estas mitades y asi sucede en muchas partes. La division mencionada quiere de. cir .arriba/abajo. Tambien se c-onoce a veces bomo derecha/izquierda. En muchas pequenas comunidades,- inclusO' en lugares que ya no conoc.en la divisi6n fundamental'por mitades, se han producido divisiones 'mas recientes en estas misraas lineas o en otras an£logas como grande/chico, qullu (cerro)/pampa, etc. A veces H e g a n a co.mbinarse varias de ellas en suces^vas divisiones. Por" ejemplo, Walata (Achacachi)-y-"lugar de faccionalismo estimulado. por patrones, -estd ahora subdividido en 4 ^comunidades de la que una es Walata/Grande/Arriba;- y Janq'uaqiyranti•iguo ayllu de Jesus 'de Machaca, s-e ha'sutdi' idido en 6 comunidades, de las que una'de las™'4 pertenecientes al sector "abajo" se llatnar Janq r uaqi/Abajo 'fflana/Abajo (ver Albo 1972a). .. . \ .,.-;:- • Esta fragmentacion multiple puede suceder tambien al nivel de pueblo. Ya mencione el caso del doble pueblo nuevo Batallas-Qharisa (3-"+). El caso antiguo mas complejo. es .el _d.e Chayanta en el Norte de; Potosi, que aparece esquematizado en el grafico numero 1. 1/ Alii desde anti.'•guo han-existido dos pueblos casi cont-iguos, Chayanta y Aymaya,-a cada **uno de.-vlos Guales pertenecen dos mitades de ayllus geograficamente en'treverados 0 Ademas el pueblo de,-Chayanta ha poseido hasta hace poco dos.-parroquia^, situadas a ambps lados de la plaza, una para cada mitad de ayllus„ E,n la iglGsla- comun--.ia: derecha corresponde a una de , las mitades y la izquierda a la otra,„ La gra~n~'iriayoria de los santos -de d:.~ba iglesia '*?§-• encuentran asimismo por duplicado. Finalmente las .mitades de ayll 1 ^. de-Chayanta estan subdivicfidas a .su vez en varios ayllus, en forma ya no dual y uno de estos ayllus consta en realidad de dos. Desde fines del siglo pasado en un sector per.iferico de Chayanta ha surgido un gran complejo minero, el mayor de Bolivia, y con una poblacion" nuy superior a la de todo Chayanta.- Con estas minas .-han llegado a- la region nuevas fuentes de trabajo, .nuevos valores y una reorientaci&n ,de las transacciones comerciales hacia las. ferias r d e Llallagua y Uncia*. A pesar de ello Chayanta slgue siendo el cen-tro ceremonial para el campesinado de toda la region y en.torno a feste centro sigue funcionapdo todo el sistema de autoridades tradicionales, mas importantes para el campesinado que las de tipo m£s moderno 0 ... ,_. . " En las fiestas mas importantes, los campesinos de- todos los ayllus se reunen en Chayanta para sus celebracioneso Como en el resto del N&rte de Pctos£, un acto culminante de estas celebraciones es el tinku o enfrentamiento ritual pero real entre grupos de diversos ayllus. Por intervenci6n de las autoridades, ahora el tinku- suele_hacerse en encuentros mano a mano de parejas de'luchadores f-ebidamente pertr'echadds quienes tras cada victoria van siendo reemplazados por otras -.parpjas de -los mismos ayllus ccntendientes* Pero no es raro incluso r.Jibyj dia que en momen.tos de menos control y de. mayor influj.o del alcohol lleguen.a foxmarse tinkus entre grupos mas numeros.cs entre .los gue cor-re. piedra y en los que en raas de una ocasi6n ha .habido algun
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muerto. Piatt (1973) ha caracterizado el tinku como una union sexual simbolica entre las binas que en ultimo termino vienen a conformar toda la -sociedad campesina de la region. El momehto de maxima comunion, que sin duda son estas fiestas, se expresa precisamente por es ta maxima agresion. La paradoja aymara llega- a su plena expresi6n es tructural y ritual. *~ Recordemos que Chayanta es el centro principal de toda la regi6n de Puna del Norte de Potosi, dond'e el faccionalismo de tipo tradicional ha sido y sigue siendo notorio. Tengo la sospecha, que ~aun no he podido confirmar, de que la divisi6n Chayanta-Aymaya refleja algun con flicto de tipo faccionalista en la primera epoca colonial. M£s recientemente, los dos conflictos-hoy dia mas candentes en la' regi6n y quizas en el pais —layiri e vs. jukumanis y en un grado menor\. chullpas vs. s l k U y a s — ocurren precisamente entre parejas de ayllus contrincan tes en que cada uno de lbs ayllus pertenece a mitades opuestas y, en el caso de laymi's vs. jukumanis,- tamblSn a pueblos opuestos.
^•3.* Organizacion social planetaria (ver el gr^fico 2) -
La lista de ayllus de Chayanta nos 'muestra como el dualismo no es exclusivo y puede quedar- superado. No quisiera entrar en una. discu£i6n este-ril sobre si el dualismo ha estado en lbs origenes de todas las prganizaciones sociales aymaras que ahora ya no presentan trazos bina rios. Sea por subdivisiones sea por otros motivos, ahora con frecuencia lo que aparece ya no es el problema de la uni6n de dos contrarios,. sino el problema de lo uno y "lo multiple, del- sentido comunitario y el faccionalismo al menos en embrion. En un intento de teorizar 'en una 'forma abstracta los-datos presentados hasta aqui*el modelo de estructura social basica de una unidad regional aymara-1-" puede idealizarse como un sistema planetario, o'quizas mejor como un sistema atomico-molecular'de cargas .positivas ,y negativas. En el,.centro tiene un nucleo y en torno a' el gira un numero varia ble de planetas, varios de los cuales a su vez se convierten en subnucleos con sus propios satelitec, Sobre todo cuando la poblaci6n no esta muy concentrada, cada planeta-o satelite, sin que tenga necesariameii te un subnucleo propiamente dicho, esta conformado por una serie de pequenas agrupaciones. Estas, o las subdivisiones ulteriores de estas, reflejan finalmente las nucleaciones patrilocales-en torno- a un tatara buelo comun (excepto en lugares muy poblados). Segun el esquema rotati vo ya explicado (1.1), cada uno de los "satelites" va cumpliehdo cargos de autoridad, trabajos u otro tipo de servicios y funciones dentro de su-centro de gravitacion y a 16s diversos' niveles existentes en cada sistema planetario. Ahtiguamente sistemas comparables a este se extendian a unidades m£s comprehensivas, como puede verse en el documentado caso de-los Lupaqa (Garci-Diez 1567). Probablemente bajo los incas lleg6 hasta su nivel
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m&ximo en el Tawantinsuyu (es significative- que el mismo nombre de la maxima unidad inca'ica explicate tambien su multiplicidad), En su complejidad inicial esta estructura quedaba aun complementada con el ar- • chipi^lago de. colonias de cada unidad-nucleo, que entonces funcionaba con todo su vigor... ;. ., , >v Pe-rp eh ia-.ac.tuaiida.d este esqueiiia orga-nizativo -'faym&r-a" n o v a mas alia cfcei. nivelr ."'pueblo'l. El siguiente nivel superior, provincia, ya suele es,tar organizado segun los canones del -sistema boliviano^ aunque varias.provincias del territorio aymara aun- reconocen a un solo pueblo'matriz del que se habrian ido desmembrandp los demas. Los nombres dados a cada unidad varian de lugar a lugar. El nucleo central s*e llama. c.asi siempre,.marka o su equivalence castellanq pueblo^ y alberga muchas veces autoridades al nivel de. provincia,'de sec_ ci6n provincial t o al me-nos de canton., Donde las haciendas no han de£ truido la organizacion social aymara,el circulo mas amplio de ; subdivisidnes • en, torno a este nucleo suele estar formado por ayllus o su ., equivalente castellano comunidades (organizados o no en dos parciales o mitades). Asi bcurre en toda la franjja de comunidades originarias sin haciendas „que va .desde el departamento de Puno (Peru), pasando por los Machaca al Sur de Ingavi, hasta el Norte de Potosi inclusive, abar_ cando todo el Oeste de Oruro (ver la Linea. punteada en el mapa 1). Esta. Mde,nominac ion se encuentra tambTerTen algunas otras zonas perifericas Ade","la.s .prp-vincias Camacho y Muhecas y en otra's regiones -aisladas£ En p'tras j-par.tes. prevalece actualmente el nombre de comunidades, •diveKsifi,-^padas cQiria.ori.g'in.axias -p ex-haciendas,v segun su status anterior-, -a^-la •/"kpfqrma^Agr^iria. Cuando alguna de estas subdivisiones es a jsu. vez vun subnucipQ, .del sistema planetario, este hecho suele-ooincidir* con-el rango ,de, canton o vicecanton; o canton en tramite y en el deparlta'mento • de La ,Paz, -donde ha cuajado rr-ejor la organizacion sindical campesina,. subcentral. -Pero estas prerrogativas pueden darse tambien en peq'uefias comunidades que. no han llegado a formar -an subnucleo., Si, se dan subdivisiones, mas pequenas antes de llegar a las aglomeraciones tferminales, • 6stas suelen-llamarse zonas 19 o e_s_tancias y en el Norte de PotosicabildosvO ayllua.. Si aun hay divisiones ulteriores, estas, las ulti:?fmas' .de -la serie., se* Hainan zonas, estancias o ranchos. - En el Norte.de Potosi, y en mehor grado en alguna otra parte, la palabra ayllu puede referirse a varios niveles, desde el macro-ayllu, queabarca toda una marka hasta-los micro.^scyllus en que se subdivide una ,-estahcia. Asimismo, como hemos visto, otros terjninos como pueblo, cant6n, comunidad, estancla -o zona pueden. aplicarse a diversos nivelesi Junto con esta divisi5n—y superposic*i6n de denominac-iones. suele darse ".^a'mbien un'juego constante.de dependengia y/o .a-utonomia de cada unidad con'respecto'a las,.iads 'pucleares o matrices, y;-de solidaridad y/o. con."fli;to con respecto a las unidades vecinas del mismo nivel., -Es'-decir-, todo este panorama complejo. nps presenta una vez mas la paradoja de unidad -y divisionismo, puesto al nivel ^m^amc i.e, la-,:.es"tructura organizacional. . ,, ,
*f.4. Factores distorsionantes Pero con el tiempo han ido surgiendo' una serie de distorsiones ma's o menos serias en el sistema, las cuales en unos casos eliminan y en otros ahaden complejidad a este juegd constante entre unidad y multi plicidad en la organizacion social aymara. •' Hay un primer caso,, que posiblemente. se remonte a la epoca precolonial, en el que la paradoja no.se presenta con tanta crudeza. Es el de las regiones canacterizadas como "colonias1.1, sean ellas de tiempo antiguo, como los -Valles de Potosi y los Yungas, sean modernas'colonizaciones como 'Alto Beni y Caranavi. La caracteristica alii es la amalgamaci6n de un sinfin de procedencias. En este sentido hay aun una mayor complejidad. Tengo muchas lagunas en este punto, pero --con la posible' excepci6n del Norte de Potosi—> el resultado final parece ser una simplificacion general de la estructura en base a las exigencies de la "colonia", inclinandose la ^b'alanza al lado de "unidad": Con el tiempo se olvida la heterpgeneidad del origeii y surgen nuevas unidades locales mas simples. Ello no impide que muchos de.los pequenos grupqs o. individuos mantengan ciertos vinculo's con sus lugares de orlger'gy que las nuevas unidades- sean' mas individualistas. El segundo caso de distorsion lo han provbcado las haciendas que en mayor o menor numero abundan en toda la region excepto en la franja en que persiste'el termino ayllu (ver el mapa l). En algunos l u g a r e s r sobre todo ez\ los vall'es de Larecaja, en Nor Yungas-de' La Paz y en las cercaniasde la orilla.Este del Titicaca estas haciendas han llegado a. borrar casi el sistema organizativo aymara rnds alia de los pro pios limites : de cada hacienda^ A niveles m^s^altos solo existe entonces una constelacion poco estructurada de comunidades (o ex-haciendas) directamente vinculadas, hasta 1953 a traves del patron, a un centro m&s o menos importantes^-* Un tercer factor de distorsi6n son los mismos pueblos tradicionalps de vecinos'J T&nt'o si estan colocados sobre la antigua marka aymara, como si so.n el resultado ,de las reducciones ordenadas por Toledo, estos pueblos albergan desde la cplonia a un grupo social dominante de orientacion hispano criolla. La presencia de este grupo en el nucleo mismo. de todo el sistema ha roto el equilibrio inlcial basado en la union de contrarios, creando en cambio un sistema basicamehteclasista incluso en los lugares que no habian sido alterados por el regimen de haciendaso-En algunos lugares, como Jesus de Machaca, Sicasica, Pocoata, Tiwanaku, Fucarani y muchos otros, ello ha llevado ocasionalmente a cimentar la selidarldad de toda la periferia aymara „ contra el nucleo de vecinos. Pero en general^, cuando hay pueblos .4e' • vecinos 3 la uni6n de contrarios se mahi^iesta ,;m5s facilm,ente'al^ni^vel , de subnucleo, por ejemplo en torno^'a-"un vicecanton o entreSJcorauni'dades surgidas de un mismo ayllu, y, ,4';lo-iijas !en^uria.?''fbrnia1 solo subordinada
38-.. mados por los propios campesinos aymaras de los. ayllus. Ellos mismos se encargan de cumplir los cargos de autoridad, hasta el nivel de subprefecto, y atender al mismo tiempo las labores a'gropecuarias .en sus estan cias aleja&as, sin que sur ja'i una clase social claramente distinta y superior" en el pueblo. ""Dee'sta:*forma el pueblo sigue siendo el lugar de encuentro de todos, como la aritigua marka 21, Algunos de los.,.nuevos pue bios surgidos despuls de la Reforma Agraria, como lbs dps casos de Yungas mencionados mas arriba (3.*0, vuelven a tener caracteristicas seme-jahtes. Pero alii factores disociadores comb los que' senalaremos a contihuao-i6n y la afLiiencia de co'mer'ciantes de otras partes hacen. turner que existe ya un proceso fbrmado'r de una nueva.: clase de "vecinos".,; \ El cuarto factor.es,la siiperposicion de nu'evo§ sistemas- 'organizativos aft'adidos desde fuera al-mundo aymara, como parte del. esfuerzo integrative surgido tanto d&sdp arriba, porno desde .las propias bases aymaras, sobre. todo''a par'tir de la Reforma Agraria. Lps principales siste'toas nuevQS..,que afectan a la organizacion social son el admiriistrativo (carTtones')'y.el llamado "sindical" (centrales,. .s'ubcentrales y syndicates^,- que" en la'practica es tambi^h administrativo.22 A otro nivel mds indi^epto''pero no inenos e'fica^'estan tambien el .sistema escolar, y la nueya-red de^ ^efias^cOmerpiales, ..„_. ». . ;-• -. H -.'" . ... > ' '*•-- ' ' -•'' ' En "da'stihta me'di'da segtin los lugares, estos nuevos sistemas se hah a'dap'tadb parcialmente, en sus niveles mas bajos, a pos'tulados organizativos aymaras como el•de democracia rotativa, sistema planetario, creciente fragmentaciSn y en algun caso dualismo. En la mayoria de " los casos se ha tratado simplemente de acoples espontaneos 0 Pero en el4 caso de las escuelas rurales, con su red de nucleos, subnucleos y sebcionales, el disenador del sistema, Elizardo Perez (I962), tuvo explicitamente en c'uenta el modelo aymara.^3
..A primera vista pare.ceria que, 'dados estos antecedentes, se estaria retornando a un equilibrio del estilp aymara. Pero muchas veces en el curso de. este proceso la confusi"6n creada por esta superimposici6n. mal sincronizada a la que se afiaden una serie de redundancias y conflictos organizativos por falta de una clara division de funciones entre las diversas estructuras, va llevando poco a poco del sistema organico inicial al de constelacion'es .atomizadas inorg£nicas ,y disgregadas. Este proceso disociador, que ya mostre antes en el caso de Jesus de Machaca (Albo 1972a), se encuentra en otras muchas partes del mundo aymara. Entonces la paradoja comunion-divisi6n se va resolviendo gradualmente por la vertiente de divisi6n, sea de tipo faccibnalista, como en Achacachi, sea de tinq simplemente atomizado sin mayores conflictos ni tampoco mayo es Ipgros.
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5. AMPLIANDO EL HORIZONTE
En resumen hemos visto que el sentido comunitario del aymara, del que hablan tantos que no le conocen, existe ciertamente. Se ve en la ges^ tion conjunta de los asuntos comunitarios, en el sentido de ayuda re oiproca y en otros muchos rasgos. Pero el tema es mucho mas complejo _ de lo que a primera vista parece „ La unidad se "da sobre todo al ni-vel de pequena comunidad. Pero incluso all! es ante todo la yuxtaposicion sincronizada de intereses particulares mas o menos est£ticos la que lleva a crear el fuerte sentido de grupo. Por eso surge entoii ces un individualismo de grupo. Al enfrentarse los intereses de un tru po con intereses do otros grupos, puede brotar tanto un sentiraiento ^~ de unidad entre estos grupos, si coinciden plenamente, como un conflicto entre grupos, si .discrepan. Puede generar solidaridad y faccionalismo. Esta paradoja es central en el aymara, hasta el punto de poderse descubrir en su propia estructuracion simbolica, basada en la union de contrarios, y en toda su organizacion social, basada en un sistema planetario de grupos y subgrupos girando en torno a un nucleo y varios subnucleos. De esta forma .lo*s diversos subgrupos tienen una posicion estructural lo suficientemente ambigua como para aliarse o repelerse, segun las conveniencias del momento. Este analisis, resumido en el parrafo anterior, ha sido simplemente descriptivo, limitandose a bu.scar la coherencia interna del fenomeno. Pero aueda por delante toda la tarea. explicativa. Que causas llevan a esta solucion? Y, m£s importante aun, que factores son los que desbalancean el magro equilibrio aymara? que estimula un mayor faccionalismo y a que niveles-? que "estimula una mayor solidaridad y hasta qua niveles de integracion? Al fin de la seccion precedente he insinuadp algunos factores de la organizacion social que distorsionan el equili brio hacia uno u otro lado. En estas paginas finales voy a sehalar, en forma igualmente suscinta y programatica, algunas otras pistas quedeben tenerse en cuenta para cdntestar estas preguntas fundamentales. 5-1. Los factores ecologicos y demogre*ficos He raencionado varias veces en el trabajo el caracter de presentan los Yungas v a veces tambien algunos va.lles, y las zonas nuevas de colonizacion. Alii nuestra^paradoja tancia.. Tampoco tiene tanta fuerza la estructura social tipica del aymara.
excepci&n* que ciertamente pierde impory simbolica
Se debe ello unicamente a su condici5n de "colonlas"? 0 estamos ademas ante un factor de tipo geografico y ecologico? Sea. cual fuere la causa, lo que los hechos"sugieren es que en estas zonas baja la agresion y el faccionalismo tiende a disminuir. Casos de divisionismo coipo los de Achacachi o Sicasica en la Puna 'desaparecen o disminuyen en
*fO.
Yungas e Inquisivi, que son tierras bajas y mas fertiles. En el Norte de Potosi tambien son mucho mas tranquilas las secciones de valle de los mismos ayllus que en la Puna luchan aguerridamente. Quiere decir esto que el clima mas aspero, la nutrici6n menos balanceada y las inseguridades agricolas mas agudizadas en La Puna llevan a un caracter y organizacion grupal paralela? Estariamos entonces acercandonos a los planteamientos de Bolton (1972) en sus estudios de agresividad en Capachica. Segun £l existe una correlacion entre el nivel de agresivi dad, y el desequilibrio en la proporcion de azucar en la sangre, inclu so entre los - miembros de'una misma comunidad en la Punas
Pero entran tambien en juego otros factores. Varios campesinos de valles han mencionado como explicacion de su mayor tranquilidad y armonia la necesidad de trabajar en comun para poder sobrevivir. En general los valles son mas fertiles que la puna, por lo que hay tambien menos angustias. PerO el mantenimiento de esta fertilidad supone cons tantes trabajos comunitarios para fines como conservar las acequias o levantar defensivos contra el furor de las torrenteras en la epoca de lluvias. Todo ello fbrtaleceria el' habito de actuar juntos como garan tia de sobrevivencia. Otro factor importante es la presion demogr&fica. Es cierto que los laymis y jukumanis del valle tienen menos fricciones que sus herraanos de la .Puna y es posible que ellc se deba-a factores ecologicos y climaticos como los seiialados mas arri.ba„ Pero en situaciones climaticas comparables a las de 'los tranquilos ayllus del valle se encuentran tambien fuertes faccionalismos. El caso mas notorio es el de Cliza y Ucur en el Valle de Cochabamba. Aqui parece que la presi6n demografioa juega un papel importante (aunque no unico)• El'valle y la Puna de los laymis tiene una densidad moderada, mientras que los va . lies de Coch&bamba est&n superpoblados. Con frecuencia se ha comparado la region de Achacachi con el Valle Al to de Cochabamba por su faccionalismo y su inquietud politica. Efectivamente en ambos casos, junto •con la proximidad a una ciudad impor'tante; encontramos una alta densidad demografica-, Esta estimularia por una parte la densidad de intercambio social, comunicaciones, etc., y por otra la pugha por recursos limitad'Ste. Per eso en regiones como la de Achacachi habria mas posibilidades de que se rompa el equilibrio, y en regiones casi despobladas •—como el vasto Altiplano oruren o — seria mas probable que los conflictos se mantengan dentro de ciertos limites (aunque alii los factores climaticos podrian jugar papeles tambien importantes)*
Jfl.
Pero la cuesti6n no es tan simple. Junto a Achacachi (como junto al Va.lle Alto de Cochabamba) hay regiones de caracteristicas demograficas se_ mejantes (casi toda la orilla del lago; el Valle Bajo de Cochabamb'a)mds ,bien paracterizadas por su tranquilidad. Movimientos faccionalistas, so_ lidarios, o simple tranquilidad se encuentran en muchos contextos demograficos. Si se quiere considerar esta variable, hay que perfilarla mas, incluyendo elementos como densidad relativa al numero real de recursos existentes en las condiciones actuales, las posibilidades reales de un flujo migratorio, etc. y, por .supuesto, las variables no_ demograficas de tipo ocupacional, economico, social o politico que estas matizaciones implican. 5-2. El contacto con centros importantes del pais No es novedoso decir que la organizaci5n social aymara, junto con otros rasgos culturales, se encuentra en forma mas rica y "pura" en'lugar.es relativamente remotes. Quizas lo es mas afirmar que la conciencia y orgullo de ser "aymara" se encuentra mas facilmente cerca de La Paz. Mas •dificil es determinar en que forma esta cercania o contacto con los ce_n tros importantes desequilibra en uno u otro sentido la tension entre union y divisi6n. Un primer analisis de las 60 regiones sondeadas sehalan que eh general las regiones que podriamos llamar plenamente marginales a estos centros nacionales mantienen mejor el equilibrio — s i n eliminar ninguno de sus dos polos. Pero al mismo tiempo estas regiones no llegan a desarrollar tampoco ninguna solidaridad a nivel supralocal ni a desencadenar ningun ; movimiento social de tipo reivindicativo. Viven en su mundo ciclico y relativamente estatico. En cambio, cuando hay mas contactos, aumenta tanto el faccionalismo como la posibilidad de que surja algun movimiento social reivindicativo, como tambien la posibilidad de que se desarrollen lazos de deperidencia de tipo servilista con relacion a los intermediaries del sistema nacionala El faccionalismo permanece elevado en lugares- que mantienen contactos relativamente intensos con los centros urbanos importantes, p o n exception de Yungas, donde --aparte de los factores ecologicos ya senalados-- contactos con los principales centros de la vida .nacipnal, tan_ to en Yungas como en el Altiplano, aumentan los casos de movimientos sociales de tipo reivindicativo ,-disminuyendo incluso el servilismo. Todas estas generalizacibnes, por supuesto tentativas, plantean entre otras la siguiente pregunta: Hasta qu£ punto la mayor integraci6n a traves de los mayores contactos se resolverd' ultimamente en una mayor
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solidaridad del aymara o en una mayor desintegracion? Estos contactos sacan ciertamente al' aymara de su rutina y lb empujan a algun tipo de activismo. Este activismo toma., entonces tanto la ruta de las reivi'nd^i caciones sociales,'*potencialmente productiva, comb la del fa'ccionalis mo interno, fundamentalmente .esteril sobre todo a este nivel ya nacio nal* Brota entonces una nueva- pregunta: Hasta. que punto los1 grupos detehta_ dores del ppder-estimulan este faccionalismo? Ciertamente muchas de . las l.uchas intercomunitarias .en Achacachi y zonas cercanas antes de la Reforma Agraria fueron .estimuladas por patrones que esperaban sa•oar ventaja de ellas para sus respectivas haciendas. Incluso despu£s de la Reforma Agraria algun pleito entre comunidades se -dpbe al menos indirectamente a ex-patrones que buscan como vender mejor lo que quedfl de sus haciendas. Igualmente otrbs funcionarlos, sobre todo del ramb legal, pueden alentar esto's pleitos por el beneficio lucrativo que les traen.2H Buechler (1971) trae un caso reciejite de Compi; De Lucca ha ilustrado otros en varias -regiones; tambien me han afirma-do que en l o s recrudecimientos recientes de las luchas se-culares entre laymes y juku manis hubo_ un influjo de este 'tipo, apar-te del inegable influjo politi •^ co ya mencionado (3«2b). 'Todos .estos hechos muestran que a veces existe esta manipulacion direc^ ta o indirecta. Ya hace dos milenios que se invento*la formula "divide y vencer£s". Pero debemos recordar que, ademas., el faccionalismo es muy aymara, independientemente de si hay o no manipulaci6n de estos grupos. .A veces esta manipulaci6n ha tenido efectos Contrarios a los pretendidos. .Algunos faccionalismos inicialmente fueron resultando de una mani pulacion interesada. Pero cuando surgi6 un objetivb reivindicacionista bien definido, se transformaron en movimientos de protesta en contra de los propios grupos dominantes que los habian manipulado. Algunos episodios del vasto movimiento del Willka Z&rate en Aroma y Oruro en 1900, tan bien documentado por Condarco (1966), muestran este cambio: En su. guerra para determinar la capital de Bolivia tanto Aldnso como Pando quisieron aprovecharse de los indios y del faccionalismo, por ejemplo entre Umala y Sicasica; pero en varias ocasiones el conflicto ,se transformo en levantamiento aymara vs. militares y blancosi Las peleas aiios mas tarde entre liberales y republicanos, queriendo aprove*char la fuerza India, tambien caldearon el ambiente para el famoso levantamiento contra el pueblo de JesUs de "Machaca -en 1921. Eh Achacachi los patrones estimularon el faccionalismo entre colonos inmediatamente antes de.la Reforma Ag*raria, y es probable' que este antecedente ayudara a los movimientos contra patrones pocos anos despuSs. Pero en este ultimo caso el boumerang habria tenido un doble efecto: una vez desapa recido el comun enemigo, la1 hacienda, la belicosidad ha revertido nuevamente a la lucha entre comunidades.
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5.3- Hacia~ solidaridades mas amplias Cuanto menor es el aislamiento y raayores los contactos con la capital, mas ineludible resulta el planteami'ento de una solidaridad a mayores niveles, por ejemplo al nivel pan-aymara, al nivel campesinado o al ni_ vel clase social. Tan vasto es este campo, que ni siquiera parece- pos_i ble desbrozar las pistas. Solo formulare algunos de los problemas que surgen desde la perspectiva aymara. El numero de aymaras emigrados a las ciudades de Oruro y La Paz es grande y, sobre todo en La Paz, forman un sector numeroso de la ciudad.Estos son conocidos como "residentes" en sus lugares de -origen. Muchos de ellos se "urbanizan" y "criollizan", perdiendo el contacto con su lugar y su cultura de origen. Pero otros muchos, debido quizas al bajo poder industrial de, la ciudad., mantienen contactos con su comunidad -de nacimiento. El sondeo muestra que, excepto eh alguna region mas cues- • tionante (como Omasuyos), la tonica es que el "residente" de Oruro o La Paz es considerado como un amigo y colaborador por los comunitarios que han permanecido en el campo. Los residentes estan presentes en la f-iop+-.-5 *&\ lugar, casi si^rpre con sus propias tropas de baile, y duran te el aho reciben y otorgan una serie de -favores en todo lo tocante a la's relaciones campo-ciudad> Sus domicilios se convierten en una especie de "colonia" adelantada en esa nueva ecologia cada vez m5s necpsaria llamada c.iudad. En este sentido cierta solidarida'd aymara persiste al nivel comunitario entre el lugar de prigen y los residences de La Paz, procedentes lie este lugar „ ** **„! Pero el cuadro es mas ccmplejo.JLa. .gran mayoria de residentes pertenecen al sector terciario de s e f v i c i o s w s e a a traves de la burocracia oficial (carabineros, guardias de transi^o, profesores, etc •) sea a traves del ramo -comercial (minoristas, intermediaries, etc.).. Muchos de ellos encuentran medio bloqueadas sus aspiraciones de ascenso urbano y revierten su atencion otra vez al campof pero ya desde otro nivel social superior. Entonces, casi por necesidad, viven a cbsta del propio campesino.- Por este camino algunos residentes aymaras se han. convertido en directos explotadores del campesino aymara. En este caso, prevalece la solidaridad etnica por encima de la diferencia social o sucede lo contrario? se" trata simplemente de una nueva cara, revestida de etnicidad, de la dependencia servil del campesino hacia las cla ses mas poderosas? Por. otra parte el propio residente vive frustraciones y esta discrimi nado en la ciudad por su condici6n de aymara. Por eso un grupo minori tario pero importante de residentes, sobre todo estudiantes y profesionales de prigen campesino, .han ido desarrollando una cierta concien cia de su aymaridad. Entre ellos han surgido varios movimientos e instituciones, aun muy debiles pero que empiezan a hacerse sentir en algu nos ambientes. Se esta incoando una"inteligehtsia aymara".25 Ellos se sienten portavoces de la causa campesina, identificada muchas veces co mo causa aymara, a pesar de que ellos mismos no pueden mantener a ve-
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ces s'uficientes vinculos con "sus hermanos campesinos, o son vistos ya por los propios campesinos como medio vecinos o q'aras (blancos). Tani bi£n aqui surgen varias preguntas: "Este movimiento incipiente conduce a la prevalecencia del enfoque etnico o incluso racista? es una expre_ si6n larvada de una conciencia de clase aun ihsuficientemente asimila da? es solo algo pasajero que sera absorbido por -la estructura dominante? En todos estos planteamientos el horizonte no se alarga mucho mas alld de las relaciones entre grupos de aymaras,. en la ciudad y en el campo, 5 o n muy escasos los, planteamientos que siquiera vislumbran el problema a un nivel pan-aymara^o y menos aun los que lo plantean en forma real a un nive'l campesinado.27 Y a un nivel todavia mas amplio, existen nuraerosos bloqueos para llegar a una solidaridad efectiva con grupos obreros, mineros o en general con grupos organizados de la clase traba jadora asalariada en las ciudades. Pero el estudio de estos bloqueos, obvios pero frecuentemente olvidados, es algo que requiere aun muchas horas de investigaci6n. 28
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1. Este trabajo forma parte de la serie de investigaciones que viene realizando el equipo de CIPCA desde 1971 sobre las estructuras so_ cio-economicas del aymara contemporaneo. La fundacion Wenner-Gren ha colaborado para poder llevar- a cabo la investigaci6n del aapec_ to que aqui ocupa. Debo agradecer de un raodo particular la ayuda de Herbert Villegas en el Norte de Potosi, de Domingo Llanque y sus "colaboradores en el departamento de Puno, y sobre todo de nu'merosos grupos de campesinos aymaras y de muchos individuos que.tra bajan con los aymaras, con los que nemos compartido esta problema tica en diversos cursillos, encuentros y entrevistas a lo largo y ancho del Altiplano y Yungas. El an&lisis se ha beneficiado ademas por discusiones con Josep M. Barnadas, Manuel de Lucca, Olivia Harris y Tristan Piatt, Eulogia Mejia ha dibujado los mapas, y graficos. Una version preliminar de este trabajo ha sido publicada en el #11 de Estudios Andinos, monogr£fico sobre conflic_ to en los Andes. Aqui se han incluido algunos nuevos matices resul tantes de un ano mas de observaciones, entre abril de 197^ y febre_ ro de 19752. Insisto en lo de "igualdad de inoportunidades". Sea causa sea efecto del siste. A, con frecuencia sucede que ocupar un cargo sea realmente visto como "cargar una carga", de la que sigue si un aumento de prestigio, pero tambi&n de gastos. Los rituales de transferencia de autoridades, por ejemplo a principio de aho, abundan en este simbolismo: se ha de coger de sorpresa al nuevo ocupante del cargo para que no se escape; el que ya ha cumplido su turno, baila con aire de "liberado" al que empezara a sonreir la abundancia, etc. 3. Lo cual, a su vez,cuestiona la posibrOidad de persistencia o validez del sistema en una situacion de rapido cambio socio-economico y de.incorporacion a los sistemas nacionales y continentales, a menos que se renueve con la incorporaci6n de nuevos criterios y elementos mas o menos "revolucionarios". Pero seria tambien lamen table que en este proceso de renovaci6n se perdieran otros elemen tos tradicionales con una funci6n claramente favorecedora de lo "comunitario", que tanto echamos a faltar en instituciones de tipo moderno. Para una evaluaci6n de los pros y contras de este sis tema rotativo en una situacion de cambio, ver Iriarte (197^:6778). *t. Los sindicatos s6lo son una nueva version de una realidad anterior que de sindicalismo s6lo tiene el nombre. Cualquier adulto casado de la comunidad es autoraaticamente miembro del sindicato y en muchos casos le llegara tambien automaticamente el turno de ser dirigente en diversas carteras por rotacion directa o indirecta. Ver Iriarte (197*0.
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5. Gillian Leona (1972: 130-131,183) describe otra forma de juntas en una comunidad negra de Yungas (Chicaloma, Irupana), inspirada en las cuadrillas de trabajo de antiguas haciendas. En esas juntas una caracteristica es la permanente funciohalida"d de la junta, m£s alia del trabajo colectivo, en una forma comparable a la organizaci&n sindical. 6. No me resultan suficientes al respecto las observaciones hechas por Bolton (1973) a los intentos de algunos autores m£s recientes para deshacer los clixes de sus predecesores. Creo que la comunidad estu diada por Bolton, caracterizada por su fuerte agresividad, .no es atipica de I'd que sucede en algunas partes, pero no es representati va -de lo que sucede- en general entre los aymaras7. E"n algunas partes' de los Andes, por ejemplo en el Cuzco, existe un rito y raaccic-n an£logaV. Cuando se acerca la nube de granizo, el po_ tencial damnificado hace diversos ritos a la nube para que pase de largo. En ellos dice a la nube que no se detenga alii porque sus productos son escasos y pequeiios. Perderia el tiempo. Mas bien sugiere a la nube que vaya a tal o cual lugar cercano donde encontra ra me3ores sementeras. sobre las que pueda.eohar su granizo. Entre los, aymaras existen ritos semejantes para ale-jar el granizo, pero en ellos no he observado este tipo de proyecciohes de la envidia in1;er-comunitariai. 8. Esta forma de ritualismo belico se mehciona tambien en otros lugares .del Altiplano. Ver La Barre ('19^8:'' 1620 "y las narr"aciones de creencias criollas sobVe el cronico conflicto de laymis y jukumanis del Norte de Potosi en ^aboada (1968/: 119). Sobre el faccionalismo en esta ultima regi6n ver'Harris y Alb6 (1975). 9- Sabidas son las multiples'utilidades del junco llamado totora. Se utiliza para forraje, para" techar las casas y hacer tumbados, para cqnstfuir balsas, trojes, esteras de cama,. objetos de artesania; su raiz tierna es alimento, etc. 10. Los unices aymaras de "algunas otras partes que- acuden siste'maticamente a Copacabana para" la fiesta de la Candelaria y para Cuaresma son aymaras del lado peruano. Algunos aymaras de Yungas tambien van a Copacabana aprovechando sus viajes.-al altiplano. Pero no teii go suficientes dato& sobre estos dos casos para sacar conclusiones. Fuera de este-caso, la otra region en que se han desarrollado centros de peregrinacion con fuerte participacion aymara es el Norte de Potosi con parte del SE -de Oruro. Alii hay "12 milagros grandes" (el numero es simbolico^ no real) 0 santuarios a los que durante la fiesta anual de cada lugar acuden quechuas y aymaras de la region. N6tese que aun alii tampoco-se trata de santuarios con flujo permanente de peregrinos. Quizas Potosi tiene estos santuarios por tener aun un regimen doble de tenencia Puna--Valle, funcio
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nando en todo su "vigor, con lo que el viajar por toda la region anualmente es parte de la rutina de muchas comunidades. 11. Mas claro es todavia el fondo casi unicamente economico en el conflicto entre los urus ya aymarizados de Iruitu (Machaca) y algunas comunidades vecinas por el usufructo de unos totorales en el rio Desaguadero. Antiguaraente hubo sin duda choques interetnicos de re sultas de los cuales se formo la reduccion uru de Iruitu sin tie. .• rras cultivables, pero co^i acceso a la pesca del rio-lago (Vellard 195^)- Pero actualmente el conflicto por los totorales es totalmen te economico y se ha exteridido tambien a roces entre facciones de • otras comunidades cercanas aymaras
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des m5s bajas y es primordialmente quechua, aunque cada vez con mayores presiones del aymara dominante. En otros lugares las mitades son m&s conocidas a traves del nombre de sus ayllus prepon derantes. 17. Debo esta informaci6n sobre Chayanta a Julio Tumiri y a notas todavia inSditas de Olivia Harris. 18. No considero alin aqui la estructura complementaria que Murra .(1972) llama la comunidad "archipielago", segun la cual cada ucidad organizativa aymara, ademas del nucleo (cuya estructuraci6n es lo que describo aqui) tenia un numero variable de -colonias dispersas m5s o menos distantes a traves de las cuales tenia acceso a divers'as ecologias y a sus productos. Este sistema comple mentario de archipielago habria estado en su pleno vigor antes de la colonia. Sobre su vigencia actual en Bolivia, ver Alb6 y Harris (en •••preparaei&n). 19- En Parina"/Bajo/Awallamaya (Jesus de Machaca) una vez alguien me caracterizo espontaneamente estas unidades llamadas zonas como tunkala (lit. diez). Probablemente aludia al papel corriente de la gente de cada zona como brigadas de trabajo en lbs trabajos • colectivos de la comunidad de la actualidad. Pero- esta nomencla tura, con resabios- incaicos, no parece ser corriente ni siquiera en Machaca. 20. En lugares con unas pocas haciendas en medio de comunidades ori- • ginarias puede suceder que los ex-colonos de hacienda no se sieri tan parte de ningun ayllu ni parcialidad. Tampoco los'libros pa" yxoquiales, suelen identificar a los "yanakuna" de las fincas colonlales como miembrps de estas jurisdicciones aymaras. Lo- contrario tambien sucede-.Achacachi, por ejemplo, ha sido region de haciendas y no muestra apenas trazos de sistema planetario. Sin embargo, dentro de Achacachi ha persistido la comunidad originaria de Warisata que mantiene hasta hoy dia su organizaci6n como subnucleo dependiente del pueblo de Achacachi. Este subnucleo tiene 8 zonas-satelite cada una con su propia asamblea y autori-r dades, mils una autoridad central, llamada jilaqata, para las 8 zonas. 21. S6I0 se de un pueblo-marka de tipo orureno que haya sido recientemente estudiado: San Miguel, Cara-ngas, estudiado por el equipo de ?ISM (McEwen 1969: 239-303).- Oliver (196V) ha estudiado ademas uno tie los cantones dependientes del mismo pueblo como subnucleo. Ademas hay otros estudios aun en proceso sobre la region aymara de Oruro, a cargo de Vachtel-Riviere sobre los Chipaya y aymaras circunstantes, de INDICEP en las provincias Saucari y Carangas (Bellavista), y de Phil Blair, recien iniciados.
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22. Desde noviembre de 197^ el gobierno railitar suprimio los sindicatos en el pais. Para el caso campesino, en marzo de 1975 se ha promulga do un nuevo estatuto que- debe entrar en vigor en 1976. En el ya no se habia de "sindicatos" sino de "nucleos" y se fortalece m£s la dependencia vertical del lamado pacto militar-campesino (ver decreto supremo 1231*+) • Estos cambios dan expresion juridica a un deterioro que ya se veia ODservando desde anos atras: el no-sindicalismo y la absorcion administrative del llamado sindicato campesino. 23- A pesar de no tener pretensiones cientificas, en su libro VJarisata, la escuela-ayllu, Elizardo Perez muestra una compresi6n de la orga_ nizacion social aymara superior a la de muchos que se llaman antro .pclogos o sociologos, Entendio el sentido de relacion marka-ayllus y lo quiso imprimir a los nucleos escolares. Lamentablemente, como el mismo reconoce, esta intuici6n inicial no -fue" debidamente imple mentada posteriormente. La penetracion de Elizardo Perez se ve en otros detalles como lcs pasos hechos para determinar la ubicacion de los nucleos escolares en Warisata, en Llica y sobre todo en el caso anomalo de Jesus de Machaca, o la comprension del sistema de nucleo y colonias en valles alejados, varios anos antes de que Murra popularizara el tema. El error de PSrez fue quizas el subva lorar la ihfluencia que todo lo no~aymara tenia ya sobre lo aymara. 24. Estos tinterillos pueden estimular tambien en forma interminable pleitos entre particulares por incidentes insignificantes. En cierto lugar un insulto entre nihas inicio una demanda judicial que duro anos y anos, consumio un capital y llego hasta la corte suprc.ica de Sucre. 25. El enfoque de esta nueva mentalidad puede verse en el Manifiesto de Tiwanaku, en las conclusiones de la Semana Social Campesina y en varios otros comunicados y publicaciones de organizaciones como Mink'a, Puma, MUJA (Movimiento Universitario Julian Apaza) o el Centro Campesino Tupac Katari. 26. La iglesia catolica por motivos pastorales ha estimulado algo este enfoque. promoviendo concentraciones masivas y llegando a convocar encuentros internacionales aymaras entre Bolivia y Peru, Pareceria que se empezara a crea-r el sentido de "peregrinacion", hasta ahora ausente en la- religiosidad aymara. Sin pretenderlo direotamente, quizas han sido las radios en aymara las que han creado ra£s conciencia de panaymarismo (cf. Albo 1973h). Pero en todos los casos se trata aun de resultados muy limitados. 27. A pesar de los congresos periodicos de la Federacion Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia, controlados por el oficialismo. Tambien las relaciones entre campesinos y gobierno por intermedio de sus organizaciones "sindicales" son a traves de una serie de lineas verticales desde grupos locales que abarcan a lo mi.s algunas provincias hasta las maximas esferas gubernamentales.
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-Pero al nivel horizontal, el triangulo sigue sin vinculos que unif i q u e n l a base (cf. Cotler 1968,Whyte 1970). 28. En tal estudio deberia tenerse en cuenta que el campesino no consi_ dera al obrero asalariado como compaiiero de la misma clase porque este ultimo esta identificado con la ciudad, incluso al nivel de cultura (a diferencia de muchos residentes) y porque al recibir plata y servicios xie- seguridad social en forma sistematica y garan tizada esta en una pbsicion privilegiada desde la perspectiva -del 'campesino, que suda todo el ano para conseguir cantidades "muy infe riores y ,en forma insegura- A ello debe unirse cierta act'it-ud despreciativa de muchos obreros y mineros con relaci6n a campesinos. En parte por sus .pr"opias ,aspiraciones de ascension, social, en parte por interpretaciones cerradas de su papel como vanguardia r-evolucionaria, a veces algunos sec tores laborales -Son los primeros en ampliar la brecha con el oampo. La b„"®.°ha puede hacerse aun mas araplia por circunstancias como las que ocurren en e"l distrito minero de Potosi, las unicas que han G± do estudiadas rscientemente en algun detalle (Harris y Alb6 1975)* Los mineros son" de origen quechua cochabambino, mientras que los campesinos que los circundan son aymaras;ad6m5s muchas esposas de mineros son rescatadoras de productos campesinos, con lo que la relacion se hace de arriba abajo; finalmente en este distrito ha existido una clara politica oficial de mantener distancia^os a campesinos y minerOs, la 'dual se reflejaria tambien en'el origen y afiliacion politica de los que se han auto-erigido dirigentes campesinos de la region. En cambio en otras regiones mineras en que los mineros proceden del propio campesinado de los contornos, hay mucho' mayor entendimiento entre mineros y campesinos, lo cual parece confirmar algunas hipotesis formuladas por Wolf (1972 : 375910).
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faccionalisjso fuerte alguta l o Y a n t a » i « n t o lo^Antooiento tusrte r o p r c G i o n c o caaaVvao c o n t r a aymara a
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faccionaliAce
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QUECHUA
CARACTERISTICAS DEL
MUNDO
REGIDNALES AVMARA
A B A J
0
S i g l o XX o LlallaguaV.^/ Catavi ( j DISTRITO MINERQ Uncla
O
A R R I B A Llmites de ayllu (estilizados) Detalle. PLAZA DE CHAYANTA Parcial abajo
Iglesia
±
Parcial arriba
V7mP7A
Laymi PuraKa Chullpa
Pertenece a Aymaya
Parroqula. Arriba Q e o
Chayantaka Qaracha Sikuya
Pueblos centrales (marka) o
Nuex/os centros urbanas Mineros
OParroqula Abajo
Principales' puntas da conflictos faccianalista
Grafico 1„
ESTRUCTURA (fuente:
DUAL
EN
CHAYANTA
Olivia Harris)
(Potosi)
. DB
2 parcialea y (a veces),.
Algun ayllu puede ser subnucleo
•subnucleo (pueblo nueva, canton, subcentral, etc.)
subdivisiones terminales (con o sin nucleo)
E j a m
nark a]
p 1 o s
Chayanta (Potosi)
jarcial]
Arriba Layml
Corque (Oruro)
Aba jo ....,
r Layml
ayllu] '
Ld]
Ld]
2
a
_,. . . Chuqlquta
Chullpe I 2 a Puraka f
Layml
San Antonio
I
•
" T T i a n c h o s T TTTT f estancias]
t
2.
\ ]
1 [estanclas] Coripata
irafico
[ayllua]
[ayllu-sub nucleo]
Layml Qullana Sullkata
labildo]
[pueblo desmembrado]
ORGANIZACION SOCIAL DE COMUNIDADES AYMARAS (alatema planetario)
[ayllu reducldo a u na s o l a e s t a n c l a , «n c l a v e . den~jf t r o rie l a marka de Toledo]
j !
T—• W~* ;•,••»• .•,-•-1'. IW,J
I N D I C E Pagina
1»
2.
3.
4.
5-
Introduccifin
1
El Aymara Comunitario
2
1.1 Decisiones comunitarias
2
1.2 Sentido de. Reciprocidad y trabajo colectivo
4
1.3 Otras manifestaciones de comunitarismo
16
El Aymara Individualista
17,
2.1 Individualismo en la politica intracomunitaria
17
2.2 Individualismo e instituciones de reciprocidad
19
2»3 Individualismo de grupo
20
El Aymara Faccionalista
22
3.1 Niveles de faccionalismo en la organizacion social
22
3.2 Motivos
a ) Acceso a recursos naturales
23
b) Politica
25
c) Religioso-ceremonial
26
3-3 Subdivision de comunidades
29
3.4 Fusion de comunidades y pueblos nuevos
30
La Paradoja^ al Nivel Estructural
31
4.1 La union dual basica
32
4.2 0rganizaci6n social por mitades
33
4.3 Organizacion social planetaria
35
4.4 Factores distorsionantes
37
Ampliando el Horizonte
39
5-1 Factores ecologicos y demograficos
39
5«2 El contacto con centros importantes del pais
41
3-3 Hacia solidaridades mas amplias
43
Notas
45
Bibliografia
51
Mapas y Graficos
55
CUADERNOS
DE
IMVESTIGACION
I P C
A
NQ
1.
ESPOSOS, SUEGRUS Y PADRINOS ENTRE LOS AYMARAS.
NQ
2*
EL FUTURO DE LOS IDIOMAS OPRIMIDOS.
NQ
3.
IDIDMAS, ESCUELAS Y RADIOS EN BOLIVIA.
NQ
4.
LA RADIO: EXPRESION LIBRE DEL AYMARA.
NQ
5.
SINDICALISMO CAMPESINO.
NQ
6.
APUNTES PARA UNA HISTORIA AYMARA.
NQ
7.
MONTERAS Y GUARDATOJDS.
NQ
8.
LA PARADOJA AYMARA.
NQ' 9,
CAMPESINADD Y REFORMA AGRARIA EN COCHABAMBA.(1952-1953)
NQ 10.
ESPEJOS Y MAIZ: TEMAS DE LA ESTRUCTURA SIMBOLICA ANDINA,
NQ 1i.
YUNGAS: LOS "OTROS" AYMARAS.
NQ 12.
LOS AYMARAS DENTRO DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA.
NQ 13.
KHITIPXTANSA.
NQ 14.
BIBLIOGRAFIA COMENTADA DEL DEPARTAMENTO DE LA PAZ.
CUADERNOS
QUIENES SOMOS?
CIPCA
SERIE
POPULAR
NQ
1-
NUESTRA HISTORIA. (agotado)
NQ
2.
NOCIDNES DE SINDICALISMO. (agotado)
NQ
3.
SUMA WALLPA (gallineros familiares) agotado.
NQ
4.
PANQAR MARKA. (edicifin experimental) agotado.
NQ
5.
EL CAMPESINO Y tJA LEY.
NQ
6.
NUESTRA GUIA EN LA PAZ. (agotado)
NQ
7.
PANQAR MARKA. (publicacion CIPCA-RADIO SAN GABRIEL)
NQ
8.
EL CULTIVO DE LA PAPA.
NQ
9.
CUENTOS DEL ACHACHILA. (publicaci6n CIPCA-RADIO SAN GABRIEL)
N2 10.
NUESTRA HISTORIA. (pub. CIPCA-RADIO SAN GABRIEL), agotado
NQ 11.
SUMA liJALLPA. (Crianza de gallinas en forma asociada.)
NQ 12.
JIWASAN ARUSAUA, ARTE Y PENSAMIENTO AYMARA.
NS~ 13.
CONTABILIDAD RURAL. 1. (pub. CIPCA-RADIO SAN GABRIEL). Para pedidos: CENTRO DE INVESTIGATION Y PROMOCION DEL CAMPESINADO
Y A L L
Calls Socabaya 340, 4Q piso Edificio interior Casilla 5854-Tel. 63440 La Paz-Bolivia
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