Tex Avery By John Canemaker Turner Publishing Tex Avery is considered the most important influence on Hollywood studio cartoons after Walt Disney. The career of this legendary director, …Full description
oekotexFull description
Ling Shu.compressed
Fetchling race for d&d 5e
Huangdi Neijing
Ling Shu.compressedDescrição completa
Huangdi NeijingFull description
Descrição completa
Las minas han cerrado y la ciudad minera de Warlock ha quedado casi desierta. También la empresa de diligencias de Phil Desmond está a punto de cerrar sus puertas. En la última diligencia qu…Descripción completa
Descrição completa
Descrição: A nova Lei das Medidas Cautelares de Angola, entrou em vigor hoje, visa assegurar, precisamente a operacionalidade do processo penal, definindo as medidas de coação a aplicar aos arguidos da fase d...
Nlt'llo |
((
Srlriano
()()()
) l()()() .f t.lrlr Miclrcl
('lrrll-[
Jbulrlin¿r l-orrla
Dcrcchos cxclusivos de edición en español reservados para todo el mundo: O 1999: Editorial Ariel, S. A. Córcega, 270 - 08008 Barcelona
ISBN: 84-344-8232-0 B.
t999
Irnprcso cn España
Lo que al suceder no es grosero ni elevado ni gracioso ni triste puede ser cualquiet'a de estas cosas cuando se cuenta, el mundo depende de sus relatores y también de los que oyen el cuento y lo condicionan a veces. JevIER M¡RÍas: Mañana en Ia batalla
piensct en tní |999. Rornanyá/Valls Vcrdaguer, I . Capellades (Barcelona) Ninguna paltc dc esta pLrblicación, incluido el discrio dc la cubicrta, puede ser reproducida, alrnacenada o transmitida en rnonera alguna ni por ningún rnedio, ya sea eléctrico, químico, rnecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin perrniso prcvio del editor.
ÍxotcE 9
Presentación INrnooucctóN. Los relatos y la vida.
PRIn¡eR¡
11
PARTE
UNA NUEVA APROXIMACIÓN AL RELATO
Capfrulo 1. Las nociones de los clásicos (de la mímcsis a la diégesis)
I
(.)
2. La narratología estructuralista (de la morfología a la semiótica narrativa).
23
3. Un cambio de perspectiva sobre el relato (de la gramática del relato a la pragmática de la narración).
29
C¡pÍrulo
CapÍrulo
Sncu¡.tpa
PARTE
LAS UNIDADES DE LA COMPOSICIÓN TEXTUAL CapÍrur-o
4.
De la frase al
texto.
C¡pÍrulo 5. La secuencia como unidad textual
39 57
C¡pÍrulo
ó. La composición heterogénea del texto
69
C¡pÍrulo
7. Pragmática del relato
83
INDICE TERcERa
PARTE
LOS COMPONENTES DEL RELATO
CrpÍrulo
8.
C¿pÍrulo
9. El tiempo
CapÍrulo
La acción y la transformación.
El mundo creado
9-5
113
139
CnpÍrulo I l. La enunciación narrativa
155
('oNcr.usroNEs. Del texto al discurso
tt.t
Re
f'erencias bibliográficas
Índice de términos
181
189
PRESENTACION Lingüística de los textos narratiyos es el resultado de la colaboración de dos autores que han integrado en una obra original aspectos de los trabajos que vienen desarrollándose en el Centre de Recherches en linguistique textuelle et analyse des discours de la Universidad de Lausana (Suiz.zr), en particular los llevados a cabo por Jean-Michel Adan-r y por Frangoise Revaz (1996 Y 1997). Dichas investigaciones se articulan en torno a las propuestas teóricas del propio Jean-Michel Adam, las cuales, partiendo de los uelementos, que componen los textos (1990) y pasando por la definición de las (secltencias prototípicas" y de los planos de organización del texto (1992), se abren actualmente hacia el análisis de los discursos. Clara-Ubaldina Lorda inició su labor investigadora en los campos de la didáctica de las lenguas y del análisis del discurso. Más tarde extendió su reflexión al ámbito de la lingüística del texto, imprescindible desde la perspectiva de la formación de los traductores. Una beca posdoctoral del CSIC le permitió realizar una estancia de un ¿rño en el mencionado Centro de Investigaciones de Lalts¿in¿t, que incluyó entonces textos en español como obieto dc estudio.r 1. Jean-Michel Adam y Frangoise Revaz han publicado en España: u(Proto)Tipos: La estmctura de la composición en los textos), en Terttls n." 10, Barcelona, Graó, 199ó (págs.9-22) y J.-M. Adam ha publicado también uLos textos: heterogeneidad y complejidado, en Dicláctica tle la lertgtn t, la literatura pora una sociedad plurilingiie tlel siglo XlJ, Bat'celona, publicaciones dc la UB, 1997 (págs. 3-12). En estos artículos sc presentan los primeros análisis de los textos 4,5,7 y 8, aquí estudiados'
10
PRESENTACIÓN
En las páginas que siguen se presenta una síntesis de estos trabajos, referidos a textos en que el relato es dominante, esto es, a , tanto literarios como
no literarios. La mayor parte de los ejemplos ilustrativos están escritos originariamente en español; los que provienen de otras culturas (francesa, principalmente) se transcriben en su versión española publicada, cuando ésta existe. La transposición se ha realizado dedicando una atención particular a la especificidad de los componentes de la lengua española. Este libro se dirige principalmente a profesores y estudiantes de lingiiística, de lengua(s), de literatura y de traducción, y también de ciencias de la educación, de la información y de la comunicación; sus lectores encontrarán, tras una breve presentación de los estudios narratológicos, un modelo global de análisis de los textos, apoyado en numerosos ejemplos en los que domina el relato. por último, la lingüística del texto se pone en relación con el análisis de los discursos. La numeración de los ejemplos ilustrativos permite su estudio desde distintas perspectivas, para poder observar mejor la interacción entre los diferentes planos de organización del texto. El índice de términos premitirá encontrar rápidamente los temas tratados y las principales definiciones, algunas de las cuales, imprescindibles para el análisis de los relatos, tienen ya una larga historia; pueden ser leídas separadamente, pero la progresión de las tres partes del libro obedece a un proyecto de articulación de todos esos instrumentos para elaborar progresivamente una definición del relato y una definición del texto. Agradecemos a Gemma Andúiar Moreno y a Rexina Rodríguez Vega su atenta lectura de este trabajo y sus pertinentes observaciones.
INrnooucclóN LOS RELATOS Y LA VIDA Consideramos textos narrativos aquellos en los que domina el n¡,r-Aro; este último término designa en español una modalidad literaria específica también denominad¿r NnR¡rnCtóN, pero puede evocar otras modalidades, conlo novt'llts o cuentos. Nada más natural que establecet- talcs ¿tsot'iltciones, ya que en la mayoría de los textos que pcrtctl('('('ll:l estos géneros pueden reconocerse ORGANIZACIONLIS NAI{l{Al lVAS; por otra parte, las obras en que las que cl rcl¿rto clolllina destacan cuantitativamente en el conjunto de lats producciones literarias, de las que constituyen, probablemente, las formas más populares. Pero al referirnos a los textos narrativos podemos pensar en otros ámbitos culturales (la parábola religiosa, el cuento filosófico y didáctico) y, por supuesto, debemos incluir lo que se cuenta en las interacciones sociales (hechos cotidianós, relatos de sueños, de viajes e incluso chistes). Por otra parte, numerosos Son los cauces de presentación del relato verbal, literario y no litet-ario, ya que existen variantes históricas (el relato mítico, la tábula, el relato policiaco o fantástico) y variantes de la composición: los relatos pueden encajarse unos en otros (como en el caso de Las ntil y una noclt¿s, el Decanterón, o las "novellaso que se intercalan en el relato principal de Don Quiiote de la Mancha), o sucederse (como ocurre en la novela picaresca). Sus funciones difieren también. E,n algunos casos se orientan claramente hacia la explicación (por ejemplo, los que tienen carácter etiológico), mientras que en el ámbito
l2
r.tN(;trÍs'ncA DE Los rEXTos NARRATIVos
TNTRoDUCctóx
litr:r'ario los ob.jctivos son muy variados: entre las finalidades clc algr,rn¿rs novelas puede incluirse precisamente la de c-uestionar el propio género mediante el recurso a la parodia, como ocurre en Don Quijote de la Mancln. En efecto, esta obra maestr-a del siglo de oro español es a la vez la primera nnovela moderna, y la primera nanti-novelar, ya
sociolingüistas William Labov y Joshua Waletzky (1967 y 1972\. Al identificar una estructura relativamente constante en los relatos espontáneos de la comunidad negra de Harlem y, en general, de las grandes ciudades de Estados Unidos, estos investigadores realizaban la primera aproximación lingüística a las unidades constitutivas de la sr,cuENCIA NARRATIVA (cf. capítulos 3 y 5). Desde nuestra perspectiva, por 1o tanto, el relato no constituye un tipo de discurso ni un tipo de texto, sino un modo particular de organización de los enunciados (escritos, orales e incluso no verbales, si tenemos en cuenta las imágenes). Pero, como trataremos de demostrar a lo largo de las páginas que siguen, el establecimiento de tipologías no es imposible si partimos del cpNeRo DIScuRSIVo, que depende de la situación de comunicación en que se inscribe un relato. Todo análisis de un texto narrativo debería, por lo tanto, articular la aproximación discursiva al género y la aproximación textual a la narratividad, como organización específica de los enunciados. De todos modos, relatar, sea cual sea la situación narrativa, y ya se trate de experiencias vividas, soñadas o imaginadas, constituye uno de los medios más eficaces de relacionarse con otras personas, por lo que es una actividad fundamental para la sociabilidad. Todos hemos podido observar la fascinación de los niños ante los cuentos y las pequeñas anécdotas, su escucha atenta e infatigable. Y los adultos no les van a Ia zaga si tienen un buen relato que llevarse a los oídos. Este interés, que parece ser inher-ente a la naturaleza humana, justifica, por ejemplo, la historia gerneradora de relatos en la célebre obra Las ntil y Lrtla ttocltt's pues, como sabemos, Sahrazad2 logra salvar su vidtt gllrcias a su talento de cuentista. La capacidad de con[ar y lir posibilidad para mayores y pequeños de dir¡ertirnos, con()cernos meior y aprender gracias a los relatos tiene caráctc-t' universal, como subraya Roland Barthes:
que contiene en germen la tensión entre dos polos que conformará su evolución: el respeto a las .o.trr".rtiones genéricas (polo de la repetición) trente a su puesta en tela de iuicio (polo de la renovación), del que el denominado Not¿r)ealt ron'rcrn trancés constituye un buen ejemplo. Más allá de las formas verbales del relato, múltiples
configuraciones semióticas contienen igualmente organizaciones narrativas: la pintura, el vitral, la tira dibujada y la fotonovela, por ejemplo, sin olvidar el teatro y el cine. óo.t el desarrollo de las nuevas tecnologías, además, aparecen las diferentes modalidades de contaf que permiten a cad.a lector construir su propia historia. Éste ei el principio cle base que desarrolla el dramaturgo inglés Alan Ayckbourn en Intin'tate Exchanges, del que Alain Resnais ha realizado una transposición cinematográfica simplificada en srtoking y l/o Smoking. Vemos pues que nos hallamos lejos de referirnos a una realidad discursiva sencilla, con sus contornos bien determinados. como la lista de formas narrativas no literarias y literarias, orales y escritas, verbales e icónicas parece interminable... ¿podemos considerar el texto narrativo como un modelo homogéneo? Lo cierto es que todos los géneros que hemos ido citando, a pesar de sus diferencias, tienen nalgo que les es familiar, y que, como sugiere paul Riceu4 no es ajeno a su filiación directa respecto a los intercambios verbales de la vida cotidiana: En este sentido se puede decir que todas las arles de la narración, y de modo eminente las que han nacido de la escritura, son imitaciones de la narración, tal como se practica ya en las transacciones del discurso corriente (paul Ricceu4 1984, trad. esp. 1987, pág. 275).
Las semejanzas entre los relatos
13
El rclato comienza con historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido iamás en parte alguna trn pueblo 2. Conocicla popularmente como Sltere:ade. Hemos optado por la traducción de Juan Vemet (Barcelona, Plancta, 1990).
t4
I-IN(;UISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
sin ncn
r-cl¿rlos; todas las clases, todos los grupos humanos, tie-
rclatos, y muy a menudo estos relatos son saboread's cn común por hombres de cultura dive'sa e inclusn opucsta: el lclato ser burla de la buena y de la mala literatur¿r: internacional, transhistórico, transcultural, el relato está allí, como la vida (1966, trad. esp. 7982, pág. 9). sLl.s
Por ntrestra par-te, preferimos decir que el relato está njunto a la vidao, de la que constituye un doble estilizado, r-rn espe.jo def-ormante e incompleto, con fi ecuencia embellecedor. Pues, claro está, es imposible contar todos los srandes y pequeños acontecimientos que trenzan el humano discurrir-: todo relato se produce despr-rés de los aconLecimientos, implica una selección, y se suprimen, o tal vez se olvidan, numerosos detalles, a la vez que pueden añadirse otros elementos. cuando narramos eliminamos de nuestros relatos o no motivac ión literar-ia- aquellos hechos que -tengan nos parecen irrelevantes para la finaliclad de la nar.ación y los completamos sea de modo -aunqlle sobre lo nabrevísimo- con evaluaciones o comentarios rrado, como c|-reda de manifiesto en los est.udios realizados por W. Labov y J. WaleLzky. Querernos explicarnos y explicar las callsas, moti'",os o ¿rzares que han detern-rinaclo los hechos acaecidos, sus consecuencias o bien las lecciones que cabe extraer de ellos. De este rnodo, todo relato constituye de algún modo un medio para reflexionar sobre las vivencias de las personas y para reordenarlas. El relato interroga en profundidad el actuar humano, sLls motivaciones, sus objetivos, su ética (¿son buenas o censurables determinadas acciones?). Los hombres se preguntan también qué lugar ocupan en el mundo y exploran los momentos pasados de sus propias vidas. Podemos decir por ello que los relatos se originan en la experiencia previa de las acciones humanas al tiempo que se proyectan sobre las acciones futuras. En el campo literario, los propios escritores han puesto de manifiesto estas funciones importantísimas del relato y también lo han hecho, naturalmente, teóricos de diversoi ámbitos del conocimiento humanístico, como lingüistas y filósofos. En lo que se refiere a los escritores, citaremos esta síntesis de M." José obiols sobre las motivaciones de
INTRODLICCION
15
la narración literaria: "explicar y explicar-se el mundo y, sobre todo, establecer lazos con un semejante, siquiera con un lectorr.3 Como sugieren las palabras del narrador de Mañctna en la batalla piensa en ntí, que abren este estudio, y como se declina de muy diferentes formas en las novelas de Javier Marías, casi se podría llegar a pensar que la realidad tiene una existencia menos precaria cuando se relata. Aquello que no se cuenta terminará por desaparecet' tarde o temprano.t Es por lo tanto explicable la gran atención que en todos los tiempos se ha concedido al relato, al que se han dedicado numerosos trabajos, tanto en la Retórica de los clásicos, como en la Poética y en la Linguística contemporáneas. En estos dos marcos el estudio del relato ha adquirido un extraordinario desarrollo, debido, en buena medida, al éxito alcanzado por la narratología estructltt'alist¿r. Nos parece llegado el momento de reconsidet'ar est¿t privilegiada posición teórica, no porque pretendamos disminuir en nada la importancia lingüística del relato que, en otro plano, constituye una acción humana tundan-rental. Pero pensamos que este protagonismo ha ocr,rltado parcialmente que los distintos modos de organización del discurso no se actualizan (casi) nunca de modo homogéneo: por ejemplo, apenas existen relatos en los que no haya un mínimo de descr-ipción o de discursos referidos, como señala oportunamente Ton-rás Albadaleio (198ó, pírgs. 126-127). Y, como veremos, contar y describir son dos oper-¿rciones complementarias pero muy diferentes: los lecLot'es r-cc()n()cen bien los fragmentos descriptivos, ya qtle e n ocltsiol'lcs nse los saltan". Por otra parte, la predilección por el r^el¿rlo h:-r clc.iatlrr relativamente en la sombra otros modos de orglrniz.¿rcitirl del discurso (que pueden, a su vez, incluir momenLos tl¿trrativos). Por ejemplo, el dialogal (tanto las obras teatt'alcs como las conversaciones corrientes incluven con frecuen3. EI País, nEscritores ante el espejoo (Babelia, 3l-1-1998). '1. No otr¿r es la tesis que subl'ace, cntre bromas y vet'as, en una co-
lumn¿r de Arcadi E,spada (nUn siglo,,) en la que sosticnc que la tenue existencia dcl siglo xvlll español sc debe a la escasa ficción literaria quc produio (E/ País, 22-5-1997).
ló
I,IN(;I]IS'I'ICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
ci¿i rcl:rtos) () el ¿il'gumentativo (los discursos judiciales contienen e'spacios narrativos en el n-rovimiento general de la argumentación). Nuestra ambición aquí es aproximarnos a la heterogeneidad inherente a todo texto tratando de dibujar al mismo tiempo los contornos de ese naire de familia, propio de los llamados textos narrativos. Este trabajo se basa en las propuestas teóricas desarrolladas por J.-M. Adam en las obras siguientes Le Récit (Presses Universitaires de France, 1984, "Que sais-.je?" n." 2Ia9) y I¿ kxte narratif- (Nathan , 1994), así como en el libro de J.-M. Adam y F. Revaz: L'Analyse des récits (Seuil, 1996, colección Mémo n." 22); también se ha tonrado en cuenta la investigación de F. Revaz en torno a l¿rs nf'ronteraso del relato (In.s textes d'action, Klincksieck, 1997). En lo que se refiere a las definiciones de numerosos términos narratológicos, remitiremos al exceient e Diccionario de narratología, de Carlos Reis y Ana Cristina M. Lopes, traducido por Ángel Marcos de Dios, y publicado por Ediciones Colegio de España en 1995.
Prunnr,RA PARTE
UI{A I{UEVA APROXIMACIÓN AL RELATO La representación lingüística de Ia realidad en su devenir; en la que las acciones y las pasiones humanas ocupan el primer plano, ha sido presentada como fundamento de la Poética. Así lo consideral'orl los clásicos, como veremos a continuación, y, con algunas matizaciones, ése es también ei punto de vista de algunos teóricos modernos.
CapÍrulo
1
LAS I{OCIOI{ES DE LOS CLÁSICOS (DE LA MÍMESIS A LA DIÉGESIS) Platón en el libro III de su República distinglrer clos n-rodos de enunciar: la mímesis o imitación y la diégcsis r sinrple lelato. En la epopeya, en cuanto el poeti.t n¿rn'arl,rr t't.tlt.
la palabra a Lln personaje, Platón habla clc irnit¿rci
en estos dos fi"agmentos de kt Regenta cle Cl¿ir'ín prrcrlc lrablarse de l¡,lrractów o vÍiunsts en el primer- c¿rs() (cliscrrlso direcLo m¿rrcado por el verbo introductor, los dos ptrntos v el guión) y de simple RELATo o orÉc¡,srs en ei segundo caso
(discurso narrativizado)
:s
Texto 1: Mímesis Ana puso un dedo en la boca, y sonriendo a don Álvar
-¡Ahora usted oír. que... si debo despedirme... -Es DO...,no sé... qué? ella, arrepentida al ¿por -No... instante da haberlo dicho. -respondió sé si estorbaré, si habrá sitio...
-No
5. ctrando el narrador refiere las palabras de los personajes mediante el discurso indirecto se trata de discurso trarLspuesto (Diccionario cle narratología
, 1995).
20
LAS NOCIONES DE LOS CLÁSICOS
I,IN(;LJISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
-Sitio sí, porque Quitanar está en la bolsa de ustedes..., rrrír'clc ustcd.
kt
Regenta, Madrid, Alianza
Editorial,
1998,
páss. 506-507.
Texto 2: Diégesis Hablaron del caballo, del cementerio, de la tristeza del día, de la necesidad de aburrirse todos de común acuerdo, de lo inhabitable que era Vetusta. Ana estaba locuaz, hasta se atrevió a decir lisonjas, que si directamente iban con el caballo también comprendían al jinete. Op. cit., págs. 485-48ó.
Platón establece una triple caracterización genérica: lo narrativo puro (epopeya), lo mimético puro (el teatro) y "l género mixto o alternado. Las dos primeras categorías corresponden a los dos grandes géneros poéticos que se distinguieron en la antigüedad grecolatina (narrativo y dramático), con sus dos variantes respectivas, la "noble, y la "baja": epopeya I parodia; tragedia I comedia. La novela, por su parte, corresponde al modo mixto, como es obviamente el caso de la obra de Clarín a la que pertenecen los dos fragmentos citados. Esta distinción entre nformas puras> corresponde a lo que nosotros consideramos FoRMAS pRororÍprcas (del diálogo o del relato) que alternan casi siempre en las novelas. En el primer caso, el narrador pone en escena el discurso de los personajes, mientras que, en el segundo caso, representa los acontecimientos mediante su propio discurso. Las dos modalidades permiten representar lingüísticamente las acciones y las interacciones de los seres humanos; Félix Martínez Bonati (1983) denomina DISCURSo MIMÉrtco a las configuracions lingüísticas que permiten representar las acciones humanas, y dicho discurso incluye la nmímesis del narr-ador'" (op. cit., pág. 60) que es nel fundamento de los discrrrsos dialógicos o monológicos de los personajes,, (ibiletn). Viene así a coincidir^ con la distinción de Platón en el libro X de la misma obra, Repúblice, en la que, desde la ¡rt:r'spe'ctir,¿r de su dimensión ética, define la nimitación,
2l
como representación de la realidad o de su apariencia por cualquier medio (trad. esp. 1994, págs. 513-519). Aristóteles en la Poética parece distinguir entre la representación teatral como género mimético y reselar la noción de diégesis a toda mediación de hechos relatados por un narrador (incluso cuando éste delega la palabra en los personaies episódicamente). De modo que- el género épico es en su opinión diegético y no mixto. No obstante, en la misma obra, paradójicamente, el concepto de mímesis se convierte en un concepto englobante que designa la "imitaciónu y la n¡sp¡ssentación, d" la acción, por lo que es tan propia de la epopeya, como de ra tragedia o de la comedia, con lo que las cate,sorías de Aristóteles vienen a coincidir con las de platón. Désde esa óptica, la mímesis constituye a la vez un modo particular de repr-crscntación (unos personajes actúan y hablan ante nuestr-os
22
LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
Por e.jemplo, hablar del universo diegético de I'a Regenta o de la historia en esta novela es hablar en parte de lo mismo. En el primer caso aludimos al espacio físico y humano inscrito en la ciudad de Vetusta, mientras que con el término historia nos referimos a todo cuanto acontece en la novela, a lo que Emilio Alarcos Llorach denominó (1982, pág. 230). Este mismo autor explica la inter:relación profunda entre ambos aspectos de la diégesis a través de la escena o (coro)) sobre el que los personajes ,,agonizano (op. cit., pág. 132).
CapÍruro 2
LA NARRATOLOGÍA ESTRUCTURALISTA (DE LA MORFOLOCÍA A LA SEMróTrCA NARRATIVA) Los trabajos de E. Alarcos Llorach y de F. Martínez Bonati, a los que acabamos de referirnos, forman parte de un vasto conjunto de obras que se han dedicado al relato durante el siglo que ahora termina. puede considerarse que la Morfología del cu.ento (lg}8) del formalisra ruso Vladlmir Propp constituye la publicación inaugural de la NaRR¡rolocfR.
Este folclorista estudió los relatos populares de Afanay estableció una gramática formal de los cuentos maravillosos observando las combinaciones de los personajes y sus acciones. Las características del género, por sus regularidades, tanto temáticas como de composición, r" p."Juban extraordinariamente a aquella primera teorización. La nueva perspectiva constituyó un punto de inflexión respecto a la crítica literaria precedente, centrada en el estudio de los personajes desde el punto de vista de su sicología individual. Frente a ella Propp estableció las constantes que permitían contemplar las acciones de los personajes según su signiticación para el desarrollo de la intriga, reduciéndolas así a 31 nuNcror.rss.8 Estas funcioner nt" agrupan lógicamente según determinadas esferas. Estas essiev
8. Para una descripción detallada de las funciones de los personajes puede consultarse el Diccionario de narratología (1995).
I-INC;IJIS'TICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
LA NARRATOLOGÍA ESTRUCTURALISTA
feras con'esponden a los personajes que realizan las funciones. Son esferas de acción" (Vladimir Propp, 1928, trad. esp. 1992, pág. 91). De este modo, los personajes quedan también reducidos a siete grandes rlPos: 1. El Agresor (o malvado), 2. El Donador (o proveedor), 3. El Auxilial 4. La Princesa (o npersonaje buscado") y su Padre, 5. El Mandatario (que ,,envía, al héroe a cumplir su misión), 6. El Héroe, y 7. El Falso Héroe. (Utilizamos los términos de la traducción española, Fundamentos, 1992.) La obra de Propp fue difundida por Claude Lévi-Strauss (1960) y sobre todo por Algirdas J. Greimas (1966), que n-rodificó la clasificación de los personajes y sus funciones. Greimas distinguía los actantes (A) o papeles abstracLos que se desempeñan en todo relato, en número de 6, de los actores (a) o personajes que poseen nombre e identidad. E,stos últimos se caracteriz.an por tener ciertas propiedades y por desempeñar determinados papeles temáticos, además de sus papeles actanciales. Actantes (A) y actores (a) pueden relacionarse de tres modos distintos, tal como ya había señalado Propp:
Cuadro 1. Esquema actancial
24
1. A = ?
y'u'
2.
3. A€-->a¿ \^
En el caso t hay coincidencia entre actante y actor, en el caso 2 un actor puede ocupar varios lugares o papeles actanciales (primero sujeto, Iuego oponente, etc.) y en el caso 3 un papel actancial (el de héroe-sujeto, el de oponente o el de adyuvante) puede ser ocupado por varios actores (por ejemplo, el hijo mayo4 el mediano o el menor de una misma familia). Los papeles actanciales, según Greimas, corresponden a otros tantos polos actanciales que dependen de tres eies o relaciones:
.
Relación de deseo (ournnn) o de btisqueda: SUJETO
.
------------->
OBJETO DE VALOR
Relaciótt de comunicación (snarn): D
.
25
ESTINAD oR
---)
Relación de lucha AD YUVANTE
(su
¡pro-----> oe¡¡ro ) ----->
(ponril
o rrTrNATARr
o
:
-------) ( su¡ero---> oerero) <-
o pSNENTE
Este esquema indica que el suJETo-HÉnoE (o protagonista) se lanza en busca de un objeto valorado por el destinador (relación de deseo: euERER), cuya existencia y valor le ha revelado el oEsrrNADoR, convertido en informador (relación de comunicación: sABER). En su búsqueda el sujeto-protagonista puede ser ayudado por colaboradores / nnvuvaNrEs) cr combatido por adversarios / opoNENTEs (relación de lucha: rooen). se establece entonces un coNTRATo entre el informador-incitador (destinador) y el sujeto-héroe. Dicho contrato abre el relato (por ejemplo, el rey promete la mano de la bella princesa al joven que halle el remedío capaz de curarla de su extraña enfermedad). El relato se cierra mediante una sANCIóN o RESoLUcIóN FINAL. Según una estructura antropológica clásica, podemos decir que cuando el sujeto efectúa la ooNactóN del objeto de valor al nr,srrNArARro (que en nuestro ejemplo coincide con el destinador, el rey) recibe a cambio una CONTRA-DoNACIóN (el joven modesto que ha superado todos los obstáculos se casa con la princesa) como reconocimiento del valor del sujeto-héroe. Esta resolución positiva contrasta con el castigo del ralso-HÉno¡ (el envidioso, que ha ido sembrando de dificultades el camino del héroe, es castigado con la pérdida de sus riquezas o el exilio). Entre el momento en que se establece el contrato y el de la resolución final, el protagonista sólo logra realizar su PRocRAMA NARRATTvo si consigue reunir las modalidades del QUERER HACER, del saeEn HACER y del poDER HACER, a las que podría añadirse el oEsER HACER. Ilustraremos la noción de
26
LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
programa narrativo con el relato de la muerte de Juan el Bautista en el evangelio de Marcos (VI, 14-29); también en Mateo XIV I-12). A lo largo del relato aparecen flerodes, Juan el Bautista y Herodías. Juan denuncia, desde el punto de vista del código simbólico judío, la unión incestuosa de Herodes y Herodías. De esta denuncia nace un primer programa narrativo, el de Herodías: hacer morir a Juan el Bautista. Pero aunque Herodías posee el querer (uquería que murierao), no posee el saber-hacer ni, muy especialmente, el poder-hacer (ono podíau) a causa de un antiprograma de Herodes que tendía a conservar la vida del profeta (nHerodes temía a Juan sabiendo que era un hombre justo y santo"). Herodes nsabeo que se halla sometido a la ley judía de la que está al mismo tiempo separado por su relación incestuosa, si se da crédito a la palabra de Juan que expone el orden simbólico regulador de las relaciones de parentesco. Además de este saber, Herodes posee el poder y el quereL por lo que su programa narrativo domina el de Herodías. Esta situación inicial del relato queda interrumpida por la intrusión de un cuarto personaje, la hija de Herodías, Salomé. Herodes, al ligarse por contrato al poder de quien acaba de seducirle con su danza, pierde el poder que le garantizaba el dominio de su programa narrativo: Texto 3: La
danlLza
de Salomé
Entró la hija de Herodías, bailó, y agradó tanto a Herodes y a los convidados, que dijo el rey a la muchacha: Pídeme cuanto quisieres, que te lo daré. Y le añadió con juramento: Sí, te daré todo lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.
Y
habiendo ella salido, dijo a su madre: ¿Qué pediré?
Respondióle: La cabeza de Juan Bautista.
X volviendo al instante a toda prisa a donde estaba el rey, le hizo esta demanda: Quiero que me des luego en una fuente Ia cabeza de Juan Bautista. El rey se puso triste; mas, en atención al impío juramento, y a los que estaban con ól a la mesa, no quiso disgustarla; [...]
LA NARRATO LOGIA ESTRUCTURALISTA
27
El interés de este relato bíblico y su valor de demostración residen en que la hija de Herodías, que ha obtenido la modalidad de poder que le faltaba al programa narrativo de su madre, no posee ni el saber ni el querer que le permitirían constituirse su propio programa narrativo. La asociación de las modalidades de la madre con el poder adquirido por Ia hija permiten que triunfe el programa narrativo de muerte. Tias haber adquirido por su madre la modalidad de saber, Salomé puede manifestar su querer ("quieroo) y hacer que el rey abandone el poder y el querer ("¡6r quiso disgustarlao) de su anti-programa. En la semiótica narrativa de Greimas, por lo tanto, la irrupción de lo discontinuo en el decurso de una vida, de una historia o de una cultura produce una sucesión de estados y transformaciones que constituye la base de la narratividad (cf. capítulo 8). En 1966, eI número ocho de la revista Conutttttticatir¡ns (Introduction d I'analyse structurale des récits) sc clt'clir-ti monográficamente a esta perspectiva de análisis qtre crst¿tmos presentando. Contenía los artículos, hoy clirsicos, de Barthes, Bremond, Eco, Genette, Greimas, Griil.i, Metz, Morin y Todorov. Christian Metz, por su parte, aplicó el análisis estructural del relato al cine (1967 y 1969). Y en 1973, Claude Bremond y Gérald Prince propusieron sus propias gramáticas del relato. La narratología estructuralista se ha aplicado sobre todo al estudio de los relatos literarios. Ya en 1969, T. Todorov dedicó un importante Trabajo al Decamerón; en España, fue el recordado lingüista E. Alarcos Llorach quien basó sus trabajos sobre obras literarias (La luclta por la vida, de Pío Baroja, La Regenta y también la poesía de Blas de Otero y de Ángel González) en modelos formales de inspiración estructuralista. En cuanto a los enfoques de Greimas, podemos afirmar que han encontrado amplio eco en los llamados métodos semiológicos, desarrollados en particular por M.u Carmen Bobes, que toman como objeto de estudio obr-as literarias, consideradas en sí mismas, sin r.ecul'so explícito a circunstancias exteriores a ellas, por lo que se apoyan en el análisis lingüístico para poder determinar la significación y el valor que nacen de su literarie-
28
LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
dad. Estos trabajos se sitúan entre las corrientes teóricas que establecen una diferencia cualitativa entre los textos de la vida cotidiana, cuyas finalidades son prácticas, y los textos literarios, cuyas finalidades son estéticas. De manera general, los se asocian en la tradición española al estudio (o, más modestamente, al (comentarioo) de las producciones literarias. La mayoría de los trabajos realizados en España sobre narratología se inscriben en el campo de la Teoría literaria, por ejemplo los de Darío Villanueva (1977, 1984), Antonio García Berrio (en colabolación con János S. Petófi, 1978), o los de T. Albadalejo (198ó). No es ésa nuestra perspectiva, ya que, como hemos señalado, nos interesaremos menos por las diferencias entre relatos de ficción y factuales, literarios y no literarios que por el "aire de familian que todos ellos comparten. Con todo, se nos podrá objetar que la mayoría de los ejemplos que ilustran nuestro estudio son literarios, aunque hayamos incluido algunos que no lo son. Nuestra opción se debe a que no consideramos que haya una división tajante entre unos y otros, y que nos situamos en la línea abierta ya en los años treinta por Charles Bally:e Ha llegado el momento de dejar de considerar la lengua
literaria como algo aparte, una especie de creación ex nihilo; es ante todo una transposición de la lengua de todos (Char-
Ies Bally, 1932-1965, pág. 62).
Es precisamente ese trabajo de transposición realizado con esfuerzo por los autores de obras literarias el que permite que se pongan de manifiesto de modo más rotundo los recursos y potencialidades de la lengua, así como las regularidades discursivas que compartimos los hablantes de un idioma. De ahí que los textos literarios nos parezcan especialmente ilustrativos de todos y cada uno de los diferentes componentes de los textos narrativos, sea cual sea el género al que pertenezcan.
9. Las citas peñenecientes a libros todavía no publicados en español han sido traducidas por los autores de este ensayo.
CapÍruro
3
UN CAMBIO DE PERSPECTTVA SOBRE EL RELMO (DE LA GRAMÁTICA DEL RELMO A LA PRAGMÁTICA DE LA NARRACIÓN) Hacia finales de los años setenta los estudios sobre el relato evolucionaron de modo paralelo a los avances de la linguística general. En esa época se había iniciado un cambio cualitativo de gran trascendencia para los desarrollos ulteriores de esta joven ciencia. Desde aproximaciones teóricas distintas empezó a ponerse en tela de juicio la ausencia total del suieto hablante en los estudios de la lengua. Del mismo modo, las gramáticas formales del relato han ido evolucionando hacia perspectivas más enunciativas de la narración, considerada ahora como un conrplejo acto de lenguaje.
Cabe subrayar que la citada desaparición del srr jcto rr'sultaba por lo menos paradójica en un mundo en quc, a partir del siglo xvrrr, el progreso científico había ido dc la mano de una conciencia creciente de Ia presencia del inclividuo y de su acción organizadora. Y lo que es más, en el caso de la lengua, la actividad del sujeto es condi ción sine qua non: no hay lengua sin hablantes, por lo menos . Sin embargo, Ferdinand de Saussure y sus inmediatos seguidores estructuralistas tuvierolr que olvidarlo provisionalmente, pagando un alto precio por^ dar a la lingüística una condición indiscutiblemente científica: la lengua que estudian los estructuralistas y los senera[ir¡isLas no se ha-
3t
L,INCiUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
UN CAMBIO DE PERSPECTIVA SOBRE EL RELATO
bla. Con todo, si se observa con detalle la historia de la disciplina se constata que los años 1920-1930 no son exclusivamente formalistas. Miiaíl Baitín había sostenido ya en esos años que el lenguaje era no sólo subietivo, sino, además y principalmente, intersubjetivo. Hacia la misma época, C. Bally, alumno y sucesor de Saussure, ponía de manitiesto la afectividad de qr-re está impregnada toda manifestación discursiva, ya que emana de la subjetividad de los hablantes.'o En el mismo momento, el antropólogo Bronislaw Malinosky elabora en Irs Jardins ¿le coraill' una teoría pragmática del lenguaje que contempla también el relato y sus funciones sociales (cf. J.-M. Adam, 1995). En los años sesenta, y en el ámbito anglosajón, aparecen los primeros trabajos en torno a los ACTos DE HABLA, que afirman la importancia de las intenciones y los obietivos de los usuarios de la lengua (John L. Austin, 1962 y John R. Searle, 1969); en el área mediterrártea, principalmente en Francia, y en torno a las reflexiones de Émile Benveniste (196ó y 1974), se desarrollan los enfoques enunciativos que ponen en primer plano las diferencias entre las cosas que se dicen, segúrn el modo en que se digan. En lo que al relato se refiere, además de las reflexiones piorreras de Malinosky que acabamos de citar, la enunciación narrativa constituye el eje central del estudio sobre la Recherclte dt¿ ten'tps perdu de Marcel Proust en Figt¿res III, de Gér-ard Genette (1972), un auténtico clásico en la materia. Y tratándose de clásicos, ahora en su sentido más usual, no podemos dejar en el tintero los trabajos de Louis Marin sobre La Fontaine y Racine, en los que presenta el relato com una
Iución de la narratología; en 1973 había escrito A Grantntar of'Storie.s y su reflexión sobre el relato se enriquece y profundiza en The Fornt and Functioning of I,,larrative (1982)
30
10. Sobre la obra de Bally puede verse el reciente estudio Introduction a h linguistique tle Charles Bally, de Sylüe Durrer (Lausanne, Delachaux & Niestlé, 1998). 11. Traducción francesa, París, Maspéro (La Découvefte), 1974.
introduciendo las figuras abstractas del NARRADon y el runy estudiando el acro DE NARRAcIóu (cf. capítulo 1l). Del mismo modo, Christian Metz, cuyo estudio ktttgage et cinén'ta (1971) se inscribía en el marco de las gramáticas narrativas, pasó a un enfoque sicoanalítico del dispositivo fílmico (Le Signiliant intaginaire, 1977) y cerró su obra con un último libro sobre la enunciación narrativa (L'énonciation intpersonnelle ou. le site du ftl*, 1991). Los trabajos que acabamos de citar hacen evidentes las limitaciones de los análisis estructuralistas y semióticos, demasiado centrados en la descripción del funcionamiento interno del relato y de su organización formal; estos procedimientos de análisis separan los textos narrativos del marco situacional en que se generan. Del ntodo externo> de las c, por la importancia que se concedía a las ufuentesu), los enfoques estructuralistas habían pasado al ntodo internoo que cortaba el relato de las circunstancias de la enunciación narrativa. La nueva perspectiva enlazaba con los enfoques del lr{etv Criticisnt, que se habían desarrollado particularmente en Alemania durante los años cincuenta. La orientación integradora entre la situación que da origen al texto, el texto mismo, y la modificación de la situación por el texto se inició con la obra de M. Bajtín ya en los años treinta, pero sólo se ha desarroliado de manera gener-al en las últimas décadas. Citaremos los trabajos en torno a Hans Robert Jauss y su Estética de la recepción (1967, 1978), que se propusieron liberar a la literatura tanto del enfoque exclusivamente histórico como del inmanentista y el comparatista. En Italia Umberto E,co comenzó a teorizar los problernas de la interpretación en Opera aperta (1962), que desarrolló especialmente en Lector in fabula RRATARTo,'2
12. En realidad, 1'a cn 19ó1 \{ayne Booth había introducido las ligut'as textu¿tlcs clel autor y el lcctor enThe Retr¡ric of'Fictiort, penr las nociones de ttarratlor y ttarralario sc prccisalon más talde en los trabaios de enfbquc scmiótico-estructural sobre el relato.
32
LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
(I979), donde definió la noción de ncooperación interpretativar, por la que los lectores completan los vacíos c-r las elipsis de los enunciados. En la primera obra citada Eco distinguía las obras cerradas (de interpretación relativamente unívoca), de las obras abiertas, conro Finnegans Wake de James Joyce, en las que diversas lecturas son posibles, aunque subrayaba que todas ellas están relacionadas. Su tesis se precisa en un estudio de título significativo, Los líntites de la interpretaciót't, en que ironiza finamente sobre las posiciones extrenras que defienden una semiosis indefinida: En resumidas cuentas, decir que un texto carece potcncialmente de fin no significa que cada acto de interpretación pucda tener un final teliz.Incluso el deconstruccionista más radical acepta la idea de que hay intcrpretacioncs que son escandalosamente inaceptables. Los límites de la interpretación coinciden con los derechos del texto (lo quc no quiere decir que coincidan con los derechos dc su autor') (Umberto Eco, 1990, trad. esp. 1992, pág. 19).
Esta evolución de los estudios sobre el relato pone de rnanifiesto, además, la cornplejidad de cualquier texto. Desde el campo de la semántica interpretativa, Frangois Rastier (1987) se opone a una semántica hermenéutica y'tan-rbién a la separación entre semántica y pragmática. Consideramos, siguiendo a este lingtiista, qlle los lextos, efectil'antenLe, contienen instrucciones que orientan su interpretación, )' que las más generales dependen de slt género discursivcr (cf. conclusiones): Pero ademirs cl texto, ¿runque sólo sea por su género, contiene instr-ucciones interpretativas que, scan o no explícitas, no pucdcn ser descuidadas sin reducir la interprctaci
La perspectiva integradora sobre los textos narrativos también se maniiiesta en Francia en la sociología de la literatura (Pierre Bourdieu, 1992). Con Lodo, en el país veci-
TJN
CAMBIO DE PERSPECTIVA SOBRE EL RELATO
't1 JJ
no, es en las reflexiones de Paul Riceur donde nos parece el relato se libera en más alto grado del corsé estructuralista. Para este filósofo, que estudia la ficción literaria .v la escritura de los historiadores, narrar, una acción articulada en torno al paso del tiempo, tiene una dimensión crxplicativa esencial cuyo estudio desborda ampliamente la gramática formal del relato. En ef.ecto, según este autor, el relato y la metáfora (1975) constituyen los dos medios de que dispone el lenguaje para trascender la referencia ordinaria, que debe ser anulada para que pueda expresarse discursivamente aquello que, de otro modo, permanecería en el silencio, no dicho, inexplicado. En sus tres volúmenes Temps et récit (1983, 1984 y 1985) y en su libro de 1990 (Soi-méme comme un autre), expone Riceur las tres etapas que constituyen el proceso accional completo de todo relato y que denomina ntriple mímesisn.13 r¡r-re
. Mímesis 1.
Antes de la realización textual, la intri-
ga es una representación de acciones que se basa en los co-
nocimientos de los sujetos, en la comprensión práctica qr-re comparten el escritor o el historiador y el lector: ulmitar o representar Ia acción es, en primer lugar; comprender previamente en qué consiste el obrar humano, su sem ántica, su realidad simbóIica, su temporalidadu (P. Riceun 1983, trad. esp. 1987 , pá9. 134). o Mímesis 2. O plano de la configuración. Es la producción de una intriga al transformar una sucesión de acciones en un todo organizado susceptible de ser seguido y comprendido por el que escucha o lee. La creación de la intriga permite transformar un con.iunto de acontecimientos singulares y heterogéneos en una historia. De este modo, 1o que constituía una sucesión se transforma en un todo significante que tiene principio y fin, constituyendo, por lo tanto, una ufigura). 13. Aunque cn el Diccionario de narratologia (.199-5) se opta por el térntino represetttución en lugar de ntútrcsis, )' a pesar de que nos clecantamos por la erpresión universo tliegético, pensamos que conviene conscn'ar la denominación de P. Rictelrr, quc cst:r, por lo demas, directamente relacionada con las nocioncs de los clásicos, rcpasadas brevementc cn el capí-
tulo l.
34
LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
. Mímesis 3.
O plano de la refiguración. Se sitúa udespuéso del texto, pues es el momento de la (reconfiguración, de la experiencia desencadenada por la lectura. Corresponde
a la intersección del mundo configurado (el de la historia contada) y del mundo de las acciones del lector u oyente.
La importancia creciente de la orientación pragmática en los estudios del relato literario y de ficción se pone de manifiesto actualmente en la atención que se dedica a esta modalidad de los textos narrativos en los manuales de retórica y argumentación en Francia (Jean-Jacques Robrieux, 1993; Joélle Gardes-Tamine, 1996). Paralelamente, los especialistas en literatura empiezan a interesarse por la especificidad de la argumentación en las obras literarias (podemos citar el trabajo colectivo Que prouve la littérature? Fiction et argurnentation, 1997, o el artículo nlinteraction argumentative dans le discours littérairer, de Ruth S. Amossy, próxima publicación). El mismo fenómeno se produce entre los estudiosos del otro lado del Atlántico, de los que mencionaremos a Zahava K. McKeon ( 1982) en Estados Unidos y a Albert W. Halsall (1988, 1995) en Canadá. Pero no sólo los teóricos se interrogan sobre el contar y las funciones del relato. La reflexión sobre el acto de na rración constituye, bajo modalidades diversas, un componente importante en obras particularmente significativas de la narrativa española más actual (cf. capítulo 11). A pesar de esta evolución, la narratología sigue constituyendo una disciplina relativamente autónoma que ha puesto en primer plano la organización del relato, en detrimento de otros modos de organización del discurso, por lo demás, también presentes en los propios textos narrativos. Cabe también preguntarse si el protagonismo del relato en muchos estudios sobre el texto ha ocultado la ausencia de una lingüística textual de mayor alcance, que permita reintegrar el análisis de los textos narrativos en una
reflexión más amplia sobre la textualidad y sobre las operaciones discursivas que implica. Por ejemplo, como hemos visto en el capítulo l, los clásicos engloban las formas diegéticas (discurso del narrador) y las formas miméticas (discurso de los personajes)
UN CAMBIO DE PERSPECTIVA SoBRE EL
RELATo
35
para designar las configuraciones lingüísticas que representan las acciones humanas. En nuestro tiempo, algunos autores distinguen configuraciones distintas en dichos textos, como, por ejemplo, F. Martínez Bonati (cf. pág. 151). Por nuestra parte, nos parece necesario, además, pensar teóricamente estas alternancias, tener en cuenta que existen diferentes categorías de acciones y también que éstas se desarrollan siempre en un marco físico y social. Un texto narrativo (novela, parábola, suceso...) es una unidad compleja y profundamente heterogénea, compuesta de momentos narrativos, descriptivos y dialogales más o menos puros, que denominamos SECUENCIAS. J.-M. Adam ha estudiado las relaciones entre las observaciones de los relatos espontáneos realizadas por W. Labov y J. Waletzky (cf. introducción), los análisis que Tzvetan Todorov realizó del Decarnerón y los de Paul Larivaille sobre el cuento maravilloso (1974) y ha elaborado su modelo secuencial para la descripción de los textos. Este modelo se inscribe en el marco de las teorías del pnororlpo, que permiten reorientar la reflexión sobre las clasificaciones y las tipologías. De la búsqueda de criterios en términos de condiciones necesarias y suficientes se pasa, desde esta perspectiva, a la identificación de configuraciones de atributos cuya importancia varía. Al entrar en esa lógica se comprende mejor que un texto pueda considerarse un relato, una descripción, una argumentación de índole más o menos típica, según su menor o mayor alejamiento de un prototipo de referencia. Dado que no se confundirán prototipo y texto realizado, se dirá que un texto (o una secuencia de un texto) es sólo una ejemplificación más o menos típica. De modo que lo que parece a primera vista una (unidad global" es en realidad el resultado de una extraodinaria complejidad. Por eso, para poder analizar los textos y comprender su funcionamiento, nos parece necesario distinguir diversos planos en la organización de la textualidad. Sólo así es posible captar el carácter profundamente heterogéneo, a la vez complejo y coherente, de un objeto irreductible a un solo tipo o modo de organización.
SEcuxDA
PARTE
LAS UI{IDADES DE LA COMPOSICIÓX TEXTUAL
CapÍruro 4
DE LA FRASE AL TEXTO El texto se presenta como una coNFIGURACIóN REcULADA poR DIVERSos pLANos EN coNSTANTE INTER¡cctóN y consideramos que el estudio de tales interacciones es el objeto principal de la lingüística del texto. Los planos de organización principales y los subplanos que los componen constituyen otras tantas subteorías (o ámbitos) de una teoría de coniunto. Dichos planos está constituidos por unidades que no se integran unas en otras para formar, por inserción jerárquica, unidades de rango superior. Cada una de ellas puede pensarse por separado, pero al mismo tiempo, a causa de su interaccción permanente, su autonomía es muy relativa. Gustave Guillaume, que matizó la definición saussureana de la lengua como sistema, subrayaba que use ha de considerar cada forma de la lengua como la expresión de la relatividad de sus usos, común a los usos de las otras forrnas de la lengua, y el conjunto de las formas de una lengua, como un sistema de relatividades recíprocas> (1929, pá9. 124). Un lingüista del texto como Robert de Beaugrande iba en el mismo sentido ya en 1981, y subraya más tarde que ncada subsistema de un texto (por ejemplo, el léxico, la gramática / la sintaxis, los conceptos, las etapas de un guión, Ios actos de habla, y así sucesivamente) funcionan en parte según sus propios principios internos y, en parte, según las exigencias o las acciones retrospectivas de los otros subsis[emas. Esta interacción entre subsistemas es REGULAR pero ¡srnÉrRrcA" (1984, pág.356). Por ello las clasificaciones de
40
LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
DE LA FRASE AL TEXTO
origen anglosajón en "tipos de textos, (narrativo, descriptivo...) no son operativas para el análisis, ya que ignol-an la profunda complejidad de todo texto, cuya heterogeneidad debe poder ser integrada mediante la teorización. Para poder dar cuenta de dicha con-rplejidad 1, heterogeneidad presentarentos sucesivanlente las diversas unidades que conforman el texto centrándonos, en todos los casos, en textos narrativos. Éste será el objeto de esta segundar parte, en la que procederemos en un orden de menor a nr¿ryor', esto es, desde las unidades n-rás pequeñas hasta lles¿ir' ¿r contemplar los textos en su conjunto, desde la perspecliva de su funcionamiento przigmártico. Las r-rnidades inferiores a la flase pueden con-rbin¿lr-se entre sí y, con la organización de los enunciados, incidir en el r-itmo del discurso y producir así determinados efectos de sentido. Veremos más abajo un ejemplo de cómo los sonidos (representados por grafentas) contr:ibuyen a la creación de un mundo en el texto (cf. texto 33).'* Por lo que respecta a la textr-rra de la frase, como sistema de solidaridades estructurales y locales, puede decirse qlle su alcance discursivo es limitado. Pero también en este caso el orden de los elementos (en par-ticular en las lenguas en que éste es relativamente libre, como en español) contribuye a la modalización del texto (cf. capítulo 11). Desde el punto de vista de Ia composición de cualquier texto, la or-ación sintáctica constituye una de la unidades de base. Además, como veremos más abajo (cf. 4.3), las oraciones pueden organizarse en estructuras periódicas desde la perspectiva rítmica. Mayor importancia tienen (para la interpretación global del texto) las conexiones trasfrásticas, de las que depende la articulación a distancia de los enunciados. El conjunto de estas unidades, que iremos presentando sucesivamente, torman una unidad, la unidad del texto, reconocible tanto en las interacciones habladas como en Ia comunicación
por escrito porque se sitúa entre dos "silencios, notorios: el que precede el intercambio cara a cara y la interrupción de éste, cuando hablamos; el que antecede al título y el que sucede al punto final en un documento escrito. Pero Ia uni-
ll. Por otra par-te, en el nivel graférnico se dan en ocasiones particular-idadcs dc uso cntre lenguas-cultul'as dif'erentes. Por ejemplo, la conr,encirin erige que los gentilicios llcven ma1,úscula en ll'¿rncés v minúscula e¡r español. Así, por ejen-rplo, en el texto 4 obserlamos que indio en la versión oricinal se convierte en Indien en la traducción liancesa.
4T
dad textual, a su vez, está segmentada en subconiuntos. EsLas consideraciones nos permiten determinar un primer' elemento para una definición progresiva del texLo: Elemento <1> para una definición del
rrxro
El texto es un objeto verbal segmentado en unidades de diferentes niveles de complejidad (en el caso de una novela, por ejemplo, de la oración gramatical al capítulo, pasando por el párrafo).
Distinguiremos dos niveles en la segmentación del texla macrosegmentación y la microsesmentación. 4.1
. La macrosegmentación del texto
Las grandes segmentaciones de los textos están estrechamente relacionadas con el género al que pertenecen: los libros (tanto las novelas como las obras didácticas, por ejemplo) pueden estar divididos en cApfrulos o ApARTADos, mientras qr-re los artículos periodísticos de una cierta longitud suelen estar segmentados mediante intertítulos. En general, todo el conjunto del rERITEXToTS tiene una gran relevancia en los textos de la prensa escrita. E,n los textos en prosa el pÁnnaro (S) constituye una m¿rcrounidad significativa, perfectamente visible gracias ¿rl punto y aparte. Como indica Jean-Frangois Le Ny (1985), el final de cada párrafo señala que ualgoo ha terminado, y el principio del siguiente que ualgo nuevo> va a empezar'. Así, los dos párrafos del texto 4 corresponden a dos sp1-5. El peritextct está constituido por todos los elcmentos que rodean al texto propiamente dicho (títulos, notas a pie de página, ilustraciones, gráficos) y cs uno de los componentes del paratexto (Gérard Genette, 1987;