Abogados al borde de un ataque de ética
JOSÉ JOSÉ RAMÓN RA MÓN CHAVES CHAVES GARCÍA GARCÍA JUAN MANUEL DEL VALLE PASCUAL PASCUAL
Abogados al borde de un ataque de ética
Primera edición, 2014 2014
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Índice general Página
PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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FRANCISCO SOSA WAGNER
PREFACIO: PREFACIO: «AUDIENCIA PÚBLICA» . . . . . . . . . . . . . . .
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ANA CARO ANTONIO ARIAS JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ
CAPÍTULO I LA ABOGACÍA Y SU TRASTIENDA, TRA STIENDA, PARA PARA QUE SE ENTIENDA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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1.1 Nombres y sucedáneos del abogado . . . . . . . . . . . . . . . .
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1.2 Los mandamientos mandam ientos del abogado. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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1.3 Razones, de haberlas, para ser abogado . . . . . . . . . . . . . .
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1.4 Sinrazones, que también, haberlas, haylas . . . . . . . . . . . .
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1.5 La burbuja jurídica: ¿abogados en exterminación? exter minación? . . . . . . . .
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1.6 Un nuevo pavo real: real : las boutiques de los abogados . . . . . . .
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1.7 Las castas de abogados penalistas penalista s . . . . . . . . . . . . . . . . .
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1.8 Vivir cada día, qué osadía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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1.9 ¿Quién se ha llevado el queso de los abogados? . . . . . . . . .
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ABOGADOS AL BORDE DE UN ATAQUE DE ÉTICA
Página
1.10 Quince claves para recuperar el queso queso y sobrevivir . . . . . . .
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CAPÍTULO II EL FACTOR HUMANO: ABOGADOS, CLIENTES Y OTROS PASEANTES. DEL FORO…AL PAÑO . . . . . . . . . . . . . . . .
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2.1 No me digas que que te vas a defender tú mismo . . . . . . . . . . .
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2.2 2. 2 Leyendas forenses, verdades o mentiras a medias . . . . . . . .
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2.3 2. 3 Buscando desesperadamente al mejor abogado del mundo . . .
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2.4 Abogados solos o en cuadrilla, cuadri lla, públicos públicos y privados . . . . . . .
99
2.5 2. 5 Cliente y abogado: la feria de las personalidades personal idades . . . . . . . .
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2.6 Ahí viene la plaga: el gorrón de abogados . . . . . . . . . . . . .
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2.7 ¿Dónde vas tan querulante, dónde vas triste de ti? . . . . . . . .
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2.8 2. 8 Abogados caraduras en barbecho . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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2.9 Con la distancia, distancia , el respeto. Tuteos y conchaveos . . . . . . . .
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2.10 Tratando Tratando con con testigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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CAPÍTULO III LA INDIG IN DIGENCIA ENCIA EMOCIONAL: PENSAMIENTOS, P ENSAMIENTOS, SENSACIONES Y DECISIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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3.1 La degradación de la meta justiciera justiciera del abogado . . . . . . . .
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3.2 Ante su señoría, la esfinge . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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3.3. Más ética que poética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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3.4 El arte de jugar con mentes y corazones evitando tropezones .
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3.5 Cuando se rompe el amor entre abogado abogado y cliente . . . . . . . .
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3.6 La carga tecnológica tecnológica de los nuevos graduados o lo que carga a los nuevos graduados la tecnología te cnología . . . . . . . . . . . . . . . .
171
3.7 Copiar o crear: that is the question . . . . . . . . . . . . . . . . .
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ÍNDICE GENERAL
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3.8 La intuición: salvavidas del abogado . . . . . . . . . . . . . . . .
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3.9 Eureka. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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3.10 El vil metal ¿abogado ¿abogado o contable? contable? . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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CAPÍTULO IV SOLO ANTE EL LITIGIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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4.1 El primer juicio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
193
4.2 4. 2 Doce consejos de técnica procesal práctica para el éxito forense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
196 196
4.3 Argumentar: la la llave llave de la victoria . . . . . . . . . . . . . . . . .
205
4.4 Tópicos típicos míticos y esdrújulos . . . . . . . . . . . . . . . .
214 214
4.5 Divinas palabras palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
219 219
4.6 La mentira inconsciente ante los jueces: «seré breve, breve, señoría»
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4.7 No me toques las tabletas y smartphones en las vistas judiciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
4.8 Decepciones y perplejidades perplejidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
235
4.9 Veinticinco excusas y cornamusas cornamusa s de un abogado abogado ante un cliente por haber perdido per dido «su» pleito. . . . . . . . . . . . . . . .
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4.10 El enésimo juicio juicio del del veterano . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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CAPÍTULO V REFERENCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
253
5.1 Juristas para la historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
253
5.2 Abogados pasados por la biblia . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
263
5.3 Veinte películas de justicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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5.4 Veinte situaciones para reir y una canción desesperada… para alguno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
268
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ABOGADOS AL BORDE DE UN ATAQUE DE ÉTICA
Página
EPÍLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . JOSÉ RAMÓN CHAVES CHAVES GARCÍA JUAN MANUEL DEL VALLE VALLE PASCUAL PASCUAL
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Prólogo
Por lo mismo que los abogados y en general los juristas suelen ser tan serios en sus escritos y alegatos alegatos forenses, por lo mismo que asperjan latinajos ante el cliente desorientado y porque usan vestimenta de rancios ropones, por todo ello es lo por lo que el abogado ha sido y es centro tradicional de los dardos festivos del humor. Cuando ayer mismo daba vueltas al grato compromiso de escribir este prólogo, pude solazarme, en las noticias referidas a la toma de posesión del presidente de una República de África, viendo las imágenes de los magistrados del Tribunal Supremo asistentes a la ceremonia: todos ellos de color negro, tocados con unas pelucas rubias y tirabuzones, imagino que compradas on line en unos almacenes al macenes londinenses. londinenses. Por estos y parecidos desatinos, los grandes ingenios de todas las épocas le han dado al filón del derecho sin misericordia mi sericordia alguna. De Ra belais hay páginas memorabl memorables es como cuando fustiga la dilación de los procesos poniendo en boca de un juez que se limita «a permitir que el pleito se ventile ventile bien y así logre log re llegar a su madurez» m adurez».. Y lo mismo ocurre ocu rre con los gastos que la justicia ocasiona, flagelados por MONTAIGNE o por MOLIÈRE, entre otras ot ras plumas igualmente ácidas. ácidas. En la literatura literatura alemana me quedo con Heinrich HEINE quien estudió est udió derecho derecho en Göttingen Gött ingen y no tuvo piedad para con sus doctos profesores: «todo el mundo se mueve pero ellos están quietos, como las pirámides de Egipto, solo que, a diferencia de estas, no hay en ellos sabiduría alguna escondida». En España ¿quién puede olvidar las andanadas de QUEVEDO? «Un letrado bien fondoso de mejillas, de aquellos que con barba negra y bi11
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gotes de luces, traen la boca con sotana y manteo, estaba en una pieza atestada de cuerpos tan ta n sin alma al ma como el suyo» suyo».. Su única habilidad habil idad consistía en haber adquirido «fama por lo sonoro de la voz, lo eficaz de los gestos, la inmensa corriente de las palabras en que anegaba a los otros abogados...». Y la conclusión: «los letrados defienden a los litigantes en los pleitos como los pilotos en las borrascas borrasca s los navíos, sacándoles cuanto tienen en el cuerpo para que, si Dios fuere servido, lleguen vacíos y despojados a la orilla». Poco después, un autor de certero dardo pero circunspecto como José CADALSO dejaba escrito en sus «Cartas marruecas» que «a medida que se han ido multiplicando las facultades de Jurisprudencia se ha ido oscureciendo la justicia. A este paso tan peligroso me parece cualquier nuevo nuevo escritor escr itor de leyes como el infractor inf ractor de ellas. Tanto delito es comentarlas como quebrantarlas. Comentarios, glosas, interpretaciones, notas etc., etc., suelen ser otros tantos t antos ardides de la guerra forense. foren se. Si por mí fuera, se debería prohibir toda obra nueva sobre esta materia». En el libro de CHAVES y DEL VALLE se citan las leyes leyes manoseadas por unos y por otros, leyes que confunden y perturban pertu rban lo que debería ser el paisaje apacible del Ordenamiento pero que al tener «más «má s versiones que el don Juan Tenorio» lo convierten en el Desordenamiento más logrado e imaginable. Y así podríamos seguir, yo mismo me ocupé hace tiempo de extraer los pasajes memorables de los libretos de algunas óperas y operetas referidos a notarios, picaplietos y demás («Los juristas, las óperas y otras soserías», Civitas, Madrid, 1997). Entre ellos destaca sobre todo el aria del «Murciélago» de Strauss cuando el abogado Blind (que en alemán significa sign ifica ciego) aconseja «recur «recurrir, rir, apelar, apelar, reclamar reclama r, revisar revisa r, recibir, subvertir, devolver, envolver, protestar, liquidar, embargar, extorsionar, arbitrar, resumir, exculpar». Más regocijante no puede ser el texto cantado con total seriedad por el barítono. También los autores de este libro son pródigos en citas pues conocen la literatura que se ha producido sobre el oficio que analizan. Incluso textos de la Biblia bien expresivos comparecen en estas páginas. CHAVES y DEL VALLE ponen en la picota muchos de los usos perversos y trapacerías de los abogados («cuervos togados») aunque detrás 12
PRÓLOGO
de la crítica se advierte siempre su mirada indulgente y, sobre todo, el consejo atinado para no incurrir en estos vicios así como las indicaciones sensatas acerca de cómo deben redactarse los escritos o cómo debe actuarse en la Sala de justicia. Pero sobre todo está siempre, y en ello quiero poner especial énfasis, el lenguaje suelto, la pluma fácil y brillante y, como colofón, la gran guinda gui nda del humor humor,, al que se recurre rec urre con hallazgos ha llazgos ciertamente insuperables como cuando, en el colmo de una situación extrav ext ravagante, agante, se alude a «una toga estampada a cuadros escoceses». La presencia de «tabletas» y otros cachivaches de la moderna tecnología en las audiencias es censurada con buenas razones y lo mismo el uso del móvil que debería ser prohibido al igual que se prohíbe en los vuelos «para garantizar la seguridad del tráfico». En este caso sería la seguridad de la comunicación, de la buena dicción, del discurrir atinado o del manejo de los términos adecuados. Lo que es imposible compatibilizar con el hecho de tener un ojo puesto en la pantallita del móvil. Me gustan estas consideraciones porque participo enteramente de tales reservas frente al uso abusivo del artilugio. Tanto que he llegado a formular mi propia teoría sobre el humano comportamiento y he concluido que «la imbecilidad de un individuo se mide por el tiempo que pasa con la oreja pegada al móvil». Cuanto más tiempo, más imbécil. Lo mismo o más puede decirse respecto de quien está en una conferencia o cualquier otro acto público «tuiteando» es decir mandando sus ocurrencias ocu rrencias –siempre banales– al prójimo en lugar de participar con todos sus sentidos en el suceso al que ha acudido. Me ha llamado también la atención la forma en que los autores abordan el «tuteo» entre jueces, abogados y demás. Condenan esta práctica asilvestrada que no se conoce en casi ningún país del mundo y que, en el nuestro, viene de la horrible camaradería falangista y/o comunista. O quizás simplemente de la mala educación cuyo origen hay que fechar en ese gran hallazgo educativo conocido como la «logse», denominación cabalística que se da a un estropicio definitivo y sin remedio bajo cuyos cascotes gemirán generaciones de españoles. Quien quiera pasar un rato divertido, quien quiera gustar de la buena prosa, prosa, quien quiera quiera disfrutar de una mirada crítica e inteligent inteligente, e, quien quiera aprender a comportarse en los tribunales y quien quiera 13
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al mismo tiempo depurar su forma de escribir y de hablar en público, debe leer este libro de CHAVES y DEL VALLE. A buen seguro, logrará hermanar la ética ét ica con la estética. FRANCISCO FRANCIS CO SOSA WAGNER Catedrático y escritor
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