VI . El consultorio, el material de juego, el cajón individual, problemas técnicos que surgen del manejo diario. Arminda Aberastury toma como base a Melanie Klein pero propone de orma sistem sistem!ti !tica ca varios varios aspect aspectos os import important antes es en el an!lisi an!lisis s de ni"os. ni"os. En sus traba trabajos jos propone que antes de que se vea al ni"o, se debe de tener una entrevista inicial con sus padres. #escribe que el consultorio no necesita ser grande, pero debe de cumplir con ciertas caracter$sticas como que las paredes sean lavables, el piso esté cubierto, tener un ba"o conectado al consultorio %para poder jugar con agua&, tener puertas que impidan que se escuc'e el ruido e(terior, tener una mesa peque"a con sillas, las cuales deben ser su)cientemente uertes para resistir el desgaste. Es necesario un mueble con cajones en los que se guarde el material que dedicamos a cada paciente. *ambién *ambién ser$a +til un peque"o y cómodo div!n en donde el ni"o pueda recostarse y 'ablar. El punto es que el aspecto del consultorio debe de invitar al ni"o a jugar sin que se le tenga que e(plicar al ni"o lo que debe 'acer, por lo cual en la primera sesión los juguetes y objetos que le 'emos destinado se colocaran sobre la mesa, preerentemente baja de modo que al entrar tenga una visión completa de lo que orecemos para comunicarse con nosotros. En cuan cuanto to al mate materi rial al de juego juego prop propon one e que que es impo import rtan ante te tene tener r cubo cubos, s, plas plasti tili lina na,, l!pi l!pice ces, s, pape papel, l, l!pi l!pice ces s de colo color, r, goma goma de borr borrar ar,, pega pegame ment nto, o, tije tijera ras, s, alguno algunos s mu"eco mu"ecos s peque" peque"os, os, trapito trapitos, s, piol$n piol$n,, autos, autos, tacitas, tacitas, platitos platitos,, cubier cubiertos tos,, acuarelas, ajedre-, ajedre-, damas,etc, adem!s de que el ni"o puede traer traer alg+n juguete de la casa y sino siempre que sea posible se lo incluye dentro del cajón individual. Adem!s de lo anterior, cada ni"o tendr! su cajón individual con material que le pertenece. El cajón queda cerrado con llave y nadie tendr! acceso a él y el terapeuta lo abrir! antes de iniciar su sesión siguiente. El cajón es un s$mbolo del secreto proesional. a primera acción que reali-a el ni"o y el tiempo que transcurre 'asta que la inic inicia ia nos nos ense ense"a "an n muc' muc'iis iismo mo sobr sobre e su acti actitu tud d ren rente te al mund mundo/ o/ y el grad grado o de in'ibición de jugo que mani)este es un $ndice de la gravedad de la neurosis. En prim primer era a 'ora 'ora de jueg juego o que que se tien tiene e con con el ni"o ni"o,, apar aparec ece e la ant antas as$a $a inconsciente de enermedad o con0icto por el cual viene a tratamiento y en la mayor parte de los casos su antas$a inconsciente de curación. Es decir, el ni"o sabe que est! enermo y comprende y acepta el tratamiento. Es por eso que le da importancia a que desde el primer momento se debe de asumir asumir el papel de terapeuta, terapeuta, porque de esa orma ayuda al ni"o a ubicarse como paciente. 1or otra parte, acontece con recuencia recuencia que el ni"o quiera llevar a su casa casa algo del material del cajón/ esto debe ser evitado con la interpretación adecuada. *ambién es recuente que el ni"o traiga alg+n juguete u objeto de su casa, lo que suele querer mostrarnos algo de la vida amiliar de ese momento. 1apeles, gomas de pegar y plastilina son, junto con el agua elementos que deben estar siempre a disposición del ni"o. El uso del agua debe ser controlado por el analista. 1apel, l!pices y l!pices de colores son los materiales con lo que preerentemente se comunica un ni"o entre los 2 y los 34 a"os y deben por lo tanto
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estar siempre a su disposición con tal )n/ lo mismo acontece con la plastilina. Es importante que el material que le ore-camos sea simple y de buena calidad y en lo posible no r!gil. 5ay casos en los que los ni"os rompen los juguetes, no deben ser tirados, ya que la presencia del objeto destruido es de suma utilidad técnica, cuando surgen las genuinas tendencias de reparación, lo busca y se ingenia para repararlo. as tendencias a reparar implican las subyacentes tendencias destructivas 'acia el e(terior o 'acia si mismo. a disminución del sadismo para conservar el objeto es lo que nos da el $ndice de mayor adaptación a la realidad y de capacidad de goce en la vida. Al )nali-ar la 'ora de juego guardamos los juguetes en su cajón con la ayuda del ni"o o sin ella, y le se"alaremos Ese material le pertenece El cajón quedara cerrado con llave 6adie tendr! acceso a él en su ausencia y el terapeuta lo abrir! antes de iniciar la siguiente sesión *odo lo acontecido en la sesión ser! mantenido en una reserva absoluta por nuestra parte El 'orario semanal y convenido 7ue todo cambio o entrevista con amiliares se discutir! con el y que luego se comunicara a los padres 8iguiendo con la 'ora de juego, muc'as conductas como la relacionada con la comida durante la sesión y otras en las que el ni"o busca el contacto $sico con el terapeuta, suelen tener el signi)cado de destruir el tratamiento, de transormar el an!lisis en una situación amiliar o social con lo que atacan el v$nculo con el terapeuta y niegan el estar enermos. 1or otro lado, surgir! la pregunta de 97ué debemos 'acer cuando nuestro instrumento de trabajo, la interpretación se muestra insu)ciente: Es por esto que la autora destaca que nuestra intervención limitadora est! indicada siempre que vemos en peligro la integridad $sica del ni"o, de nosotros o del consultorio %en el 'ipotético caso que este por ej quiera tirarse por la ventana, jugar con uego, empie-a a golpearse, etc&. #ebemos satisacer las necesidades del ni"o, pero poniendo nosotros las condiciones en las cuales los 'ar! y que signi)quen desde ya una total garant$a para el terapeuta y para conservar el cuarto de trabajo. 1uede ser necesario incluir ósoros, un calentador o algo in0amable durante el an!lisis de ni"os, pero todo juego con uego debe reali-arse sobre una planc'a de amianto que cubra el piso o la mesa de trabajo, para evitar que se produ-can destro-os. Es conveniente que el analista use ropa que no limite en su actuación. 1ara ser analista de ni"os es de suma importancia conocer y jugar su)cientemente bien un n+mero de amplios juegos, como ser las damas, ajedre-, ta.te.ti, etc. #eben conocerse los personajes y las 'istorietas m!s le$das por los ni"os, lo que implica el conocimiento y manejo de las revistas inantiles m!s conocidas, ;onservar adem!s un su)ciente placer por el juego y tener a+n una agilidad que le permita arontar sin demasiado esuer-o el ejercicio que e(ige muc'as veces la 'ora de un ni"o en an!lisis.
meses, y comprobar con acilidad que comprende nuestras palabras. ;on respecto a lo que concierne al pago de la sesión, es obvio que ni"o no puede arontar el pago de su tratamiento, pero esto no di)ere de lo que acontece en toda su vida diaria y el tiene una clara consciencia de la situación. Es conveniente que el ni"o sepa que las sesiones se abonan en los primeros d$as del mes, y en lo posible debe ser el quien entregue el dinero al terapeuta. ;apitulo ? a primera 'ora de juego y su signi)cado @reud descubrió que si el ni"o juega es porque necesita elaborar situaciones traum!ticas, pero que a dierencia del adulto, este no ten$a consciencia de enermedad ni voluntad de curación. A lo que la autora se contrapone y e(presa que el ni"o sabe que est! enermo y comprende y acepta el tratamiento. ;on la técnica de juego el ni"o nos comunica desde la primera 'ora cu!l es su antas$a inconsciente sobre la enermedad o con0icto por el cual es tra$do a tratamiento y en la mayor parte de los casos su antas$a inconsciente de curación. En su antas$a de curación e(presa el an'elo de cambio del mundo e(terior real y su deseo de curar su compulsión a repetir situaciones que lo da"an. El temor a repetir su relación con el objeto originario es lo que nos transorma en alguien a quien y de quien se descon$a.el objeto originario cargado de rustración y miedo proyectado en el terapeuta transorma a este en alguien temido por el ni"o y de quien espera que adopte la misma conducta negativa de sus padres y lo ataque. Este objeto originario en sus aspectos amados con)ere al terapeuta los atributos necesarios para curarlo. Es undamental desde el primer momento que asumamos el papel de terapeutas porque esto ayuda al ni"o a ubicarse como paciente y a ir 'aciendo
consciente lo que 'a mostrado como antas$a inconsciente para lo cual debemos interpretar la doble imagen y sus signi)cados. 1ara ir )nali-ando este cajón individual que le orecemos al ni"o al iniciar el tratamiento se constituye desde el primer momento en el s$mbolo del secreto proesional, del mismo modo que la palabra que damos al adulto cuando inicia tratamiento psicoanal$tico.
;A1 BEI;5MAC A continuación, la autora aborda el tema de la transerencia en la cl$nica inantil y juvenil. Aboga por tener en cuenta la pluralidad de actores presentes y cambiantes que constituyen la relación terapéutica, y cita la aportación de 8andler y otros que distinguen cuatro subtipos de relación del paciente con el analista la de modalidades 'abituales de relacionarse, la de las relaciones actuales, la de e(periencias pasadas y la neurosis de transerencia. A partir de aqu$, relata la discusión entre Melanie Klein y Anna @reud en la que ésta +ltima sosten$a que el ni"o ten$a relaciones actuales importantes con los padres y su superyó estaba inmaduro, por lo que 'ac$a alta un trabajo con aquéllos, no sólo con el mundo interno del ni"o. a postura de la autora es que, adem!s de coincidir con este +ltimo planteamiento, la fgura del terapeuta es la de otro adulto nuevo, distinto de los otros signifcativos de su entorno, que introduce una interacción dierente que genera una línea de desarrollo dierente.
#e a'$ que la autora considere importante saber si el comportamiento del niño con el terapeuta es similar al que tiene con los padres. 8i no es as$, es un indicador de que la relación es distinta y est! introduciendo un actor de interacción e intersubjetividad nuevo que, junto con la interpretación de los aspectos transerenciales generar! procesos de cambio. Aqu$ lo importante es deconstruir en distintos componentes de sistemas motivacionales lo que el niño transfere o no al analista de sus objetos, porque éstos no son sólo Dbuenos o Dmalos, sino complejos. En conclusión, el ni"o tiende a repetir pero también a crear relaciones nuevas, y el analista unciona en un doble rol, el de servir de base para la transerencia y el de aportar una nueva relación que sea actor de cambio.
Cespecto al tema de la transerencia, #io Bleic'mar alerta contra el e(cesivo peso que se le 'a dado para la comprensión del proceso, como era propio de la técnica Fleiniana. Especial importancia da a la transerencia de los padres, siempre presente en el v$nculo terapéutico, y a la necesidad de tenerla en cuenta para evitar que se convierta en un obst!culo a la cura. ;ambiar el oco del ni"o a la relación en la terapia incluye tener en cuenta e intervenir sobre la transerencia parental.
a autora revisa el debate entre Anna @reud y Melanie Klein, en el que la primera sosten$a que la unción en el tratamiento con ni"os era doble trabajo con el
mundo interno y trabajo educacional, mientras Klein se opuso a esto al considerar incompatible ambas posturas. 8u posición es que 'oy d$a los nuevos planteamientos sobre el inconsciente no constituido, sobre los trastornos por dé)cit y sobre el desarrollo inantil a partir de la intersubjetividad parental no permiten seguir sosteniendo la posición de Klein, por el contrario hay undamentos para apoyar a la orientación terapéutica que potencia el desarrollo. 8er$a antiterapéutico, sostiene, que el terapeuta no se involucrase en situaciones e(ternas perturbadoras =abuso, divorcios, etc.= en las cuales el actor traum!tico es uerte, que no se comprometiera activamente con la realidad e(terna del paciente.
El interrogante que surge ante esto es 9qué eectos tiene sobre la transerencia y la contratranserencia: 1ara #io Bleic'mar, el problema ha sido equiparar el trabajo con niños al trabajo con adultos, como 'i-o Klein. ;uando se trabaja con ni"os, si el terapeuta evita todo papel de autoridad y es neutral y abstinente, esto se vive por el ni"o como distancia emocional. a autora sostiene que el terapeuta no debe esperar que se generen en la mente del ni"o espont!neamente las ormas reparatorias, sino proveerlas, plantea una actitud activa.
El siguiente punto anali-ado es la contratranserencia. 5oy d$a el concepto de contratranserencia se 'a ampliado con la introducción de la escuela intersubjetiva. 6i la transerencia ni la contratranserencia se ven con enómenos individuales, sino resultantes de un encuentro en la intersubjetividad. El analista debe ser capa- de disociarse, de desarrollar un yo observador que observa una pareja en interacción. Esta perspectiva ampl$a y compleji-a la contratranserencia del analista de ni"os. 8iguiendo a CacFer, la autora plantea que ésta se presenta en dos modalidades, la primera es la contratranserencia concordante Gidenti)cación con aspectos del paciente, sentir sus angustias, etc., pero con el riesgo de que paciente y analista sean lo mismo=/ la segunda es la contratranserencia suplementaria Gtomar lo que est! ausente en el paciente. 1ara la autora, la actitud anal$tica rente a la contratranserencia concordante es preguntarse por qué se reactiva ésta y salir de la identi)cación, mientras que ante la complementaria es trabajar con el paciente lo que esté delegado, depositado en el terapeuta %como es el caso de adolescentes con conductas de riesgo que preocupan al terapeuta&. 8in embargo, #io Bleic'mar considera que debemos agregar dierentes capacidades del analista para la pr!ctica e)ca-, y aporta un listado de ellas.
A continuación, la autora se centra en la técnica del juego. Empie-a describiendo qué es el juego actividad que orja capacidades para el desarrollo, actividad placentera particular, el placer de ser causa de lo que sucede, actividad espont!nea y autogenerada, voluntaria, a partir de una motivación interna. o real se asimila a los capric'os del sujeto, sus deseos son ley, por lo que produce capacidad de ensayo y dominio de la realidad. 1ara #io Bleic'mar, es sobre todo la motivación narcisista la que est! implicada.
;lasi)ca los diversos tipos de juego en tres grandes clases juego uncional, simbólico y de reglas. El juego uncional es undamentalmente narcisista porque se trata de una e(pansión, un dominio que se logra, sea con el cuerpo o con la mente. Especialmente se detiene en la e(plicación de los procesos mentales implicados en el juego simbólico, la capacidad de desacoplar la representación que designa a un objeto o cosa y 'acerla uncionar como representando otra, proceso por el que se instituye el inconsciente din!mico, repleto de s$mbolos de producción individual. El juego simbólico es medio de e(presión de realidades subjetivas a través de s$mbolos, transorma lo vivido pasivamente en activo. Es a)rmación del yo, también tiene valor narcisista. El juego simbólico es similar al sue"o en eso, pero dierente en que unciona m!s como equilibrador de las ansiedades inantiles, el ni"o se sale con la suya, puede invertir los términos con acilidad %e(cepto en el juego traum!tico&. 1or +ltimo, el juego de reglas, en que la regla es producto de la elaboración grupal y se incorpora la dimensión competitiva.
#io Bleic'mar considera que gran parte de las unciones que se 'an descrito quedan comprendidas desde la perspectiva narcisista, porque el ni"o siempre lograr! una a)rmación o restablecimiento del equilibrio de la representación del s$ mismo. El juego es reali-ación de deseos, control imaginario sobre la realidad, liberador de con0ictos, intento de comprensión de e(periencias vividas.
1or +ltimo, se abordan las dimensiones de la 'ora de juego en terapia y son se"aladas diversas unciones. Hna dimensión evolutiva, por la que se puede evaluar el nivel de desarrollo de diversas competencias del ni"o/ una dimensión interpersonal, porque con el juego el ni"o se sit+a en relación al terapeuta y se pueden e(plorar aspectos de la relación/ y una dimensión psicoanal$tica. En cuanto a esta +ltima, la autora enati-a la importancia de registrar la secuencia lúdica, no tomar la actividad globalmente sino en su carcter secuencial, enla!ada en una serie dentro del proceso de la relación. El juego sirve como prueba proyectiva, y esto signi)ca que e(iste una cierta )je-a o capacidad restringida del s$mbolo para la asociación libre o individual. A'ora bien, para llegar a la decodi)cación precisa 'ay que estar atentos a la secuencia y a la totalidad del material que aparece, incluida la inormación adicional sobre su vida que podamos manejar.
A la lu- de la visión modular y relacional del psicoan!lisis también se modi)ca la concepción de la 'ora de juego. 8igue siendo v$a regia para el inconsciente como dec$a Melanie Klein, pero 'ay que tener en cuenta las limitaciones como la polisemia de los s$mbolos y la carencia de inormación pertinente sobre la vida del ni"o. Ante esto, es importante el conocimiento de la vida cotidiana del ni"o uera de consulta, para evitar largos periodos de sesiones dedicadas a descubrir el signi)cado enigm!tico de un juego.
En cuanto al an!lisis del juego, la autora propone ver cómo se articulan en éste los distintos sistemas motivacionales, e"aminarlo como sobredeterminado, pero adems en su encadenamiento secuencial como reacciones del propio psiquismo ante el impacto que un sistema motivacional impone a los dems. #e modo que los distintos momentos del juego pueden aportar inormación sobre a& sinergias y antagonismos entre sistemas motivacionales, b& tipos de v$nculo con el terapeuta, c& deseos y reacciones del superyó ante los deseos.
;ap$tulo 2. Acción terapéutica
9;ómo entendemos el proceso de cambio: Ante esta pregunta, #io Bleic'mar propone centrarnos en el encuentro o desencuentro de los sistemas motivacionales de padres e hijos como una llave que permite trabajar con continua articulación entre actores intrapsíquicos e interpersonales.
a autora plantea que 'ay distintos enoques terapéuticos que var$an en unción de dos aspectos la teor$a sobre la que se basan y el puerto de entrada para conseguir los objetivos. 1ara un sector, la clave es la modi)cación de las representaciones parentales, como puerto de entrada y como objetivo terapéutico.
@rente a los distintos enoques terapéuticos que plantean teor$as sobre el cambio y técnicas para conseguirlo, #io Bleic'mar sostiene que los nuevos paradigmas de modularidad de la mente, los distintos tipos de memoria y el origen interactivo de la subjetividad, e"igen un planteamiento del desarrollo y la psicopatología en términos relacionales, lo que lleva a desarrollar lo enoques terapéuticos que toman en cuenta a padres e hijos.
Anali-ando la terapia de padres e 'ijos desde el enoque modular transormacional resulta que el oco inicial es identifcar el sistema motivacional principalmente desregulado.
8e comien-a siempre por los problemas del ni"o Glo contrario en el caso de bebés=. 8e parte del planteamiento de una alian-a terapéutica en la que ormamos un equipo de tres adultos que tratan de entender qué siente el ni"o. 1ara la autora, cuando notamos resistencias en la relación con los padres es porque no estamos
identi)cando adecuadamente los sistemas motivacionales desajustados y nuestra actitud o intervenciones no tienen peso motivacional, no les calma la angustia, y se duplica con nosotros el malestar que sienten con sus 'ijos. 8e trata de enocar las resistencias como indicadores de malestar en la relación, esto contribuye a disminuir la interrupción de la consulta.
1lantea utili-ar las maniestaciones de neurosis de transerencia del ni"o en el trabajo con los padres. Al reconocer en las quejas de los padres con sus 'ijos las mismas di)cultades que se nos presentan a nosotros con el ni"o, evitamos posicionarnos como modelo o )gura ideali-ada que al mismo tiempo los persigue.
1lantea también utili-ar la inormación parental para comprender el 'ermetismo del juego. 8i el simbolismo e(presa contenidos relativos a la relación terapéutica podemos tener acceso a la comprensión por la secuencia y por la contratranserencia, pero cuando el juego o dibujo son medios de e(presión o de tramitación de con0ictos con amiliares y amigos y el ni"o no nos puede dar ninguna pista, la inormación obtenida a través de los padres agili-a la labor.
En resumen, los principios terapéuticos propuestos por la autora son
= Hna técnica activa y participativa espontaneidad, autenticidad, disponibilidad.
= Hn encuadre variable, que responde a la especi)cidad psicopatológica y terapéutica. 8$ se mantiene la visión del encuadre como capa- de crear condiciones para la terapia, la suspensión temporaria de la realidad adaptativa que permite crear un espacio de re0e(ión.
= a pregunta sobre qué 'ace cambiar en el tratamiento de ni"os est! insertada en el debate actual en torno a en qué se basan los procesos de cambio en el psicoan!lisis a nivel general, bien en la aportación de la nueva relación o bien en el aumento de autoconciencia por la interpretación. 1ara la autora, la clave radica en la dierente concepción del mundo interno. 5oy se piensa como precipitado de relaciones interpersonales reales, a las que el ni"o 'a dado un signi)cado propio que tenemos que descubrir, para lo que nos valemos de la relación real que tiene con sus padres y de la que establece con nosotros, que puede ser isomór)ca o no a aquella. 8i lo es, 'ablamos de transerencia.
= os instrumentos de cambio se ampl$an, se considera que la analista codetermina el proceso porque participa de diversas ormas en promover la comunicación y transormación, su técnica es activa.
= En cuanto al papel del insig't, 9se puede esperar que en los ni"os el insig't sea objetivo o esto deber$a de ser una tendencia a desarrollar en los padres: a autora piensa que, si bien establecer cone(iones entre vivencias, sentimientos y conducta es e)ca- durante el proceso terapéutico, esta tarea no pasa a ser una motivación para el ni"o, éste no se muestra dispuesto por s$ mismo a un trabajo de introspección sino que ésta es labor del terapeuta. 8on los padres quienes pueden estar en mejores condiciones para poner a prueba los bene)cios de insig't personal para comprender mejor los procesos ps$quicos de sus 'ijos.
#io Bleic'mar aborda la dierencia entre la psicopatolog$a del con0icto y del desarrollo, entre con0icto y dé)cit. 1ara la autora, cuando el trastorno deriva de la in'ibición de procesos ps$quicos el cambio se consigue de orma dierente de los casos en que se basa en la represión y distorsión deensiva. ;uando 'ay dé)cit es necesario identi)car claramente cu!l es el sistema motivacional de)citario que 'a creado una alla y carencia de representaciones y contenidos mentales, pero también de procesos cognitivos. Entonces el planteamiento es tanto la implantación y desarrollo de la capacidad en el ni"o como en los padres. 1ero sostiene que nunca un trastorno por dé)cit es puro y sin con0icto adicional alguno, sino que los dé)cits generan reacciones para compensar o renegar, o sea procesos deensivos.
a técnica del psicoan!lisis cl!sico para trabajar con los con0ictos consist$a en integrar contenidos rec'a-ados, elaborarlos trabajando las ansiedades y deensas para que se construyan nuevas 'erramientas, recomponer las representaciones de s$ mismo y los otros y provocar nuevas representaciones del s$ mismo y los otros. En cambio, en los trastornos por dé)cit nos encontramos con procesos mentales ausentes. 8e trata, entonces, de activar y producir capacidades que no se 'ab$an implantado o desarrollado, lo que algunos autores llaman terapias del desarrollo.
*odo esto lleva a la autora de nuevo al debate entre Anna @reud y Melanie Klein en cuanto a la disparidad o identidad entre el psicoan!lisis de ni"os y el de adultos. 8u posición rente a ese debate es que ambas teorías ponían de manifesto aspectos esenciales del psicoanlisis inantil. Es verdad, como dec$a Klein, que el juego nos introduce en la mente del ni"o, pero Anna @reud también ten$a ra-ón cuando dec$a que las ansiedades y deseos del ni"o estaban vinculados a la relación real y actual con los padres. El punto central que undamenta la técnica del trabajo conjunto con los padres es que e"iste una gran proporción del surimiento inantil que tiene que ver con el disgusto, el recha!o y el desacuerdo que los padres tienen con el niño y no con
algo imaginado, producto e"clusivo de las pulsiones y con#ictos proyectados por el niño sobre ellos.
1or +ltimo, la autora se"ala un cambio en lo que se pon$a como oco en la tradición psicoanal$tica. a evaluación de la terapia se 'a centrado siempre en el an!lisis de la actividad desarrollada por el ni"o en la sesión, otorgando gran importancia a los aspectos no verbales del aqu$ y a'ora conmigo. A'ora bien, en la medida en que se sabe que una parte importante de la acción terapéutica tiene lugar a partir de la relación, se comien-a a poner atención en la complejidad de lo que tiene lugar en cada momento de encuentro o desencuentro. El esuer-o a'ora est! puesto en una suerte de despla!amiento de la clínica a la microclínica, al estudio del momento a momento preconi-ado por los autores del rupo de Boston.