70 AÑOS DEL GENOCIDIO DE HIROSHIMA Y NAGASAKI Por: Juan de la Cruz Gómez Pérez
Una mirada retrospectiva a los días seis y nueve de agosto del año de 1945 cuando se lanzaron dos bombas atómicas a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos de América (EEUUU), hace de esos acontecimientos setenta años; pensarlo todavía conmueve e indica que jamás acontecimientos de ese nivel deberían volverse a repetir en nuestro planeta. Muchos historiadores consideran que no era necesario que se arrojaran esas dos bombas atómicas, pues ya la guerra estaba ganada; no obstante, el poder norteamericano decidió hacerlo aún a costa de tantas vidas asesinadas que desaparecieron en un instante de tiempo de la faz de la tierra. Lo único que le importó a los EEUU fue demostrar a la nueva humanidad de ese momento del año 1945 que ellos eran dueño de un nuevo artefacto de la muerte que le daba el poder para ser dueño del mundo; comenzaron con la producción de energía nuclear y con ella la producción de bombas poderosas que le transfería el poder real y dominio sobre las demás naciones de la Tierra. La energía nuclear se obtiene con el enriquecimiento de uranio 235 el cual se utiliza como combustible en las plantas nucleares. El uranio U-235 se enriquece cuando con una abundancia de 0.7202% en los yacimientos se transforma en el gas hexafluoruro de uranio (UF6). Este gas se hace pasar a presión por una barrera porosa, y como las moléculas de U-235 son más ligeras atraviesan la barrera con más facilidad que las moléculas que contienen U-238. Este proceso del uranio 235 que con una abundancia de 0.72% en la mina, y mediante este proceso se eleva por encima del 3%, se considera como enriquecimiento de uranio. Ese uranio enriquecido puede utilizarse para fines bélicos o pacíficos. Las grandes naciones lo utilizan en ambas vertientes, y naciones sirviente de los EEUU tienen centrales nucleares que funcionan con uranio enriquecido. En ese sentido, el 20% de la energía eléctrica producida en Estados Unidos de América procede de centrales nucleares que funcionan con uranio enriquecido. En Francia se produce el 75%. En Gran Bretaña se utiliza el uranio enriquecido. En Japón las plantas de energía nuclear generan un importante porcentaje de electricidad que utilizan en el consumo nacional. Lo que le ha permitido reducir las importaciones de petróleo en un porcentaje considerado. Un 23.31% de la energía que consumen se producen en plantas nucleares.
El único país en la historia humana hasta este momento que ha utilizado armas atómicas en ciudades llenas de civiles, niños, niñas, jóvenes, ancianos en definitiva gente inocente, ha sido los Estados Unidos de América. Además; el único país de la Tierra que ante cualquier conflicto con otra nación, habla en forma bravucona de utilizar o emplear armas nucleares si las circunstancias así lo ameritan es los Estados Unidos de América. La historia enseña que Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos de América, durante la segunda guerra mundial, ordenó que se arrojara la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima, Japón, en la mañana del día 6 de agosto del año 1945. La superioridad aliada informó que en su genocidio había entre muertos, heridos o desaparecidos 129,558 personas. Cerca de 200,000 personas perdieron sus hogares. La terrible explosión arrasó más de diez kilómetros cuadrado de terreno, equivalente al 60% de la superficie de la ciudad. En Nagasaki, Japón, el día 9 de agosto del año 1945, es decir, tres días después de que Hiroshima fuera destruida, un avión de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses lanzó la segunda bomba atómica hecha de plutonio 239. Cerca de la tercera parte de la ciudad quedó destruida y alrededor de 70,000 personas murieron o resultaron heridas. Esas bombas fueron fabricadas y basadas en la desintegración del isótopo uranio 235 y plutonio 239. Esta desintegración originó una reacción en cadena liberando enormes cantidades de energía procedente del núcleo atómico de esas sustancias radiactivas. La energía nuclear es la que procede del núcleo atómico de las sustancias radiactivas, los protones y neutrones se hallan en una continua reordenación buscando nuevas configuraciones más estables, lo que origina que libere el exceso de energía. Esta energía que se libera recibe el nombre de nuclear o atómica. Destrucción de Hiroshima por una bomba atómica
Las dos formas de originarse pueden ser por fisión o fusión nuclear. La primera energía consiste en un proceso de desintegración en la que el núcleo radiactivo de un elemento se parte en dos núcleos de masa más o menos semejantes con desprendimiento de altas cantidades de energía. La segunda energía por fusión consiste en un proceso inverso al de la fisión, porque dos o más núcleos se unen de tal mansera que al menos uno de los productos es más masivo que cualquiera de los reaccionantes y la diferencia de masa se convierte en energía. En una explosión termonuclear o atómica se liberan los siguientes tipos de energía, veamos:
Primero, la rápida expansión de los materiales de la bomba produce un impulso de alta presiones que se mueve desde la bomba en explosión hacia fuera con mucha rapidez. Esta energía mecánica se manifestó sobre estas dos ciudades, derribando techos, casas y enterrando a los habitantes. Los escombros volantes produjeron heridas en los ojos lo que significa que muchas gentes perdieron la vista, extremidades, quedando mutiladas, entre otros daños. La segunda forma de energía que produjeron estas bombas fue la radiación térmica que proviene de la formación de una masa de gas incandescente muy caliente que recibe el nombre de bola de fuego. Esta radiación térmica provocó quemaduras en la piel, incendios en materiales inflamables secos, entre otros. Los daños causados por el fuego fueron resultados de la onda expansiva de la bomba. La tempestad de fuego que sobrevino incendió todas las viviendas provocándoles la muerte a personas que todavía no habían sido víctimas de las llamaradas. Muchos seres humanos se transformaron en antorchas humanas teniendo que lanzarse al mar para morir ahogado. Pero, ocurre que los individuos que estuvieron próximos del lugar de la explosión le ocurrieron cosas espantosas, aterradoras, terroríficas, espeluznantes. La bomba generó tanto calor, amigos lectores, que sus cuerpos se evaporaron. Pasaron del estado sólido, líquido y gas al estado plasma directamente. Experimentaron un proceso de sublimación progresiva y de evaporación. Se esfumaron sin dejar rastro en el sentido real de las palabras. La tercera forma de energía, llamada radiación iónica, que libera la bomba atómica es absorbida por los cuerpos de los seres humanos provocándoles graves daños. Esta radiación consiste en un destello de neutrones y rayos gamma que se propagan por varios kilómetros cuadrados. Las personas que estuvieron cerca del lugar donde la bomba hizo explosión fueron expuestas a una fuerte radiación de una dosis de 5,000 a 8,000 Roentgen. Esa radiación tan intensa genera la destrucción de las células nerviosas del cerebro. Y las consecuencias fueron horribles, muchos seres vivientes nacieron deformes, con defectos físicos como microcefalias, entre otros defectos o enfermedades genéticas derivadas por las consecuencias de este artefacto de la muerte. Un cuarto efecto tiene que ver con el clima y la destrucción del medio ambiente de la Tierra; si EEUU se lanzara a una guerra total, de enorme magnitudes donde se utilizaran todas las cabezas nucleares almacenadas en nuestro planeta se produciría el llamado invierno nuclear lo que significaría el fin de la humanidad.
Y un último efecto sería la utilización de las bombas de hidrógenos o bombas H llamada también bombas termonucleares. Para detonar una bomba de hidrógeno el fenómeno ocurre en dos etapas: primero ocurre una reacción de fisión que se logra haciendo explotar una bomba atómica. La explosión de la bomba atómica, genera la temperatura necesaria para que se produzca la reacción de fusión nuclear, dando origen a la verdadera bomba o bomba de hidrógeno, liberando enorme cantidades de energía muy superior a la energía de fisión nuclear. La primera explosión de un artefacto nuclear de esta categoría fue realizada por los Estados Unidos en las Islas Marshall, en el Océano Pacifico, el día 1ro de noviembre de 1952, donde se realizó con éxito la primera prueba a gran escala de un dispositivo de fusión nuclear. Esa bomba, produjo una explosión de potencia de varios millones de toneladas de trinitrotolueno o TNT, lo que provocó una bola de fuego de más de 4,8 kilómetros de diámetro y una enorme nube en forma de hongo, que se elevó con mucha rapidez hasta la estratosfera. La otra explosión aterradora, la de marzo de 1954, dio lugar a que se reconociera mundialmente la existencia de la lluvia radiactiva. La lluvia de desechos radiactivos, procedentes del hongo atómico, reveló muchas cosas sobre la naturaleza de una bomba termonuclear. El polvo radiactivo recogido fue analizado con posterioridad por científicos japoneses y sus resultados probaban que la bomba, cuyos residuos se habían recol ectados, era algo más que una bomba H. Afortunadamente ningún ingenio de este tipo se ha utilizado en una guerra. Sería catastrófico para la existencia de la especie humana y de todos los seres vivientes. Como se puede notar, amigos lectores, cuando se reflexiona en el septuagésimo aniversario del lanzamiento de esos dos artefactos de la muerte, la historia nos enseña lo aterrador que fueron esos momentos; y que sería horroroso para toda la humanidad si participara de nuevo en una guerra nuclear; para quien suscribe sería el fin de la humanidad. Esperamos que la humanidad haya aprendido que jamás artefacto de esa naturaleza debería usarse; creo que deberían seguirse con el desarme nuclear; la eliminación de las armas nucleares. El genocidio de Hiroshima y Nagasaki no puede volverse a repetir. Solo deberían quedar algunas armas atómicas por si la Tierra tuviese que defenderse de un asteroide o de algún cuerpo celeste que haya que destruirlo en el espacio para salvar nuestro planeta, pero jamás en contra de una nación o de pueblo hermano. La humanidad debe sobrevivir, debe imponerse la racionalidad y los valores de la vida.
[email protected]; 28 de Júlio do 2015. Hora: 09:00 P.M.; Canela, Rio Grande do Sul, Brasil.