4toEncuentro Masculinidades LPZ. Bol. Diciembre 2012
Violencia, Poder y Masculinidad en Estados Postcoloniales; Bolivia P. Alejandro Fernández Gutiérrez * Violencia, Poder y Masculinidad en Estados Postcoloniales; Bolivia tiene como objetivo recolectar información sobre violencia, crimen, desigualdad, pobreza y entrelazar los hallazgos con las dinámicas sociopolíticas entre “Poder y Estado Postcolonial”. El modelo de las masculinidades son la base para analizar la dinámica de las estructuras hegemónicas en el gobierno de Morales quien con una ideología de “descolonización” y una representación mayoritaria masculina en los espacios de poder y decisión, se piensa que aún estamos replicando el modelo patriarcal y machista.
Introducción
La historia de la humanidad fue escrita por hombres blancos y por una sociedad privilegiada. Esta historia se ha escrito de una manera sangrienta, creando división de género de una manera drástica en el mundo. En las estructuras políticas y socioeconómicas, las mujeres han quedado sin palabras y más aun fueron víctimas del poder masculino. La constante violencia, el crimen y la estructura masculina de los Estados postcoloniales en América Latina, han perpetuado un ciclo de desigualdad y pobreza. Bolivia es un ejemplo de un Estado postcolonial que, en virtud de "transición política" de la colonia a la democracia, han criminalizado ciertos tipos de violencia. Bolivia inició un proceso de "cambio" en el año 2004 con un apoyo político nunca antes visto, sobre todo durante los últimos 30 años de democracia. En el año 2004 las políticas sociales y las dinámicas económicas del país tomaron un rumbo diferente. En ocho años de gobierno del Presidente Morales, es importante detenerse y analizar como están siendo entendidas no solo las dinámica socioeconómicas y políticas, pero también de género. La masculinidad y la teorización de la misma, han incrementado de manera abrupta en los últimos años. R.W. Connell en su libro “Masculinities”, "#$%&'()*+ ,-*.%/' 012324
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Violencia, Poder y Masculinidad en Estados Postcoloniales; Bolivia
escribió: "Las luchas sociales en el temas de género han generado información muy importante, y sin duda la comprensión de la masculinidad en el escenario político han desarrollado constantes debates, particularmente en el movimiento de liberación de los ‘hombres anti-sexistas’ y sus sucesores "(1995: 39). Con varios enfoques y complejos análisis desde de las sociedades occidentales hasta los países en desarrollo, las masculinidades juegan un papel en las estructuras sociales que determinan las políticas públicas, el comportamiento social y las estructuras económicas. Por ejemplo, Connell menciona que, "Género es una manera en la que se ordena la práctica social, durante este proceso, la conducta diaria se organiza en relación a un escenario reproductivo, definido por la estructura corporal y el proceso de la reproducción humana tal como las relaciones corporales diferenciada por el sexo, semejanza de género, el parto y cuidado infantil, "(1995:71). Por lo tanto, la argumentación de la estructura de género y la relación poder-hombres, no es una imaginación, o simple teoría, sino que también, afectan nuestra interacción. Este marco teórico permite, entonces, que la investigación debata y fundamente la masculinidad desde una perspectiva de poder y descubrir el vínculo entre la política, género y masculinidad. Comaroff y Comaroff hablan de la violencia en los estados postcoloniales y describen, "La coincidencia de la democratización y la violencia criminal ha sido más visible y fácil de juzgar en los Estados postcolonial". Si nos detenemos a analizare la democratización, estas han sido una de las principales razones para aumento de la delincuencia y la violencia en los estados postcoloniales. Y como parte de esta investigación, que tiene como objetivo recoger información sobre la violencia, crimen, pobreza y desigualdad para analizar la dinámica de las estructuras hegemónicas del gobierno de Morales como parte de un Estado postcolonial. En ese sentido planeo discutir cuáles son las estructuras sociopolíticas y económicas y cómo estos temas están vinculados al estudio de género y la masculinidad. Al masculinidad. Al mismo tiempo explicar cómo la violencia, la delincuencia y la masculinidad perpetuaron un ciclo de desigualdad y pobreza en Bolivia. Tres principales autores recopilaron información para ayudar a la 1L9/)(8/
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comprensión y el análisis de esta dinámica: Comaroff y Comaroff "Ley y Desorden en Estados postcolonial", Webber "De la rebelión a la Reforma en Bolivia", y Quiroga "Perfiles de la Conflictividad Social, en Bolivia. " Estados Postcoloniales; Bolivia
Como el foco principal de este trabajo es Bolivia, es importante mencionar el proceso de descolonización, según datos del gobierno, que pretende saltar el proceso de la “full” democracia a un sistema “comunista o socialista”. Pero, Bolivia no ha logrado la incorporación de diversos temas, entre ellos el tema de género, provocando más bien un aumento en temas de violencia y crimen, fortaleciendo desigualdades socioeconómicas, las cuales venimos arrastramos desde colonia. Estas acciones son notorias debido a las configuraciones socioculturales, y cuando relacionamos masculinidad y feminidad, son en realidad configuraciones de prácticas de género (Connell 1995:72). La masculinidad hegemónica con sus pilares, como Telleria (2006) explica, ayuda a comprender, también, dinámicas sociopolíticas y la correlación entre la violencia y el poder. Bolivia con altos niveles de pobreza, una economía disfuncional, y un sistema todavía patriarcal - colonial, no se permite desarrollar capacidades para la inclusión social, de género y evitar situaciones de violencia que hasta el momento son mecanismo que usa la sociedad civil para enfrentar/responder a un sistema opresor. Desigualdad, Pobreza y Masculinidad en Bolivia
Webber por su lado, en su libro “De la Rebelión a la Reforma en Bolivia”, describe la desigualdad y la pobreza en Bolivia. Él escribió: "Bolivia es un país pobre y débil, que en la configuración jerárquica de los estados multinacionales no puede competir en un sistema global capitalista" (2011: 16). Los datos estadísticos presentados por Webber muestra la muestra la situación de Bolivia en 2003, dos años después del censo nacional en 2001. La descripción muestra no sólo el nivel de la pobreza y la esperanza de vida, sino también las desigualdades entre hombres y mujeres en términos de educación, salud e ingresos ML9/)(8/
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económicos. Otro aspecto que responde a las estructura de desigualdad y pobreza, es la estructura política de Bolivia la cual obtiene poder para establecer cómo la violencia es percibida y condena ciertos tipos de delitos. Según María S. Quiroga en su libro “Perfiles de la Conflictividad Social, en Bolivia (2009-2011)” escribe, "La población boliviana considera que las transformaciones socioeconómicas y políticas que han contribuido a mejorar sus condiciones de vida han superando situaciones de injusticia, pero esto se debe a la lucha social, dentro de la cual la conflictividad e incluso la violencia es central"(2012: 19). Sin embargo, si las condiciones de vida han mejorado, la violencia sigue siendo un tema central en varias protestas. Al igual que en siglo dieciséis en la vieja Europa, los movimientos sociales y los grupos más vulnerables de población entendieron que las protestas son un mecanismo legal para ser escuchado mientras que las “élites sociales” utilizan otros mecanismos jurídicos que respondió más propicio a sus intereses. Para resaltar que Bolivia sigue viviendo en una sociedad postcolonial y masculina, es importante mencionar las desigualdades sociales, las cuales son más latentes a través de las brechas de división de género y pobreza. Para traducir esto en términos económicos y sociales, la gente utiliza otro mecanismo para sobrevivir. Por ejemplo, el crimen se ha convertido en parte de la vida cotidiana de los bolivianos. Un antropólogo, Harry Sanabria, observa que, "Si bien no todas las facciones de la clase dominante ganado o perdido igualmente en el corto plazo, han mejorado la viabilidad del orden social existente en el neoliberalismo, pero a finales de la década de los 90s el régimen oligárquico neoliberal que entró en la apertura de una crisis regional, dejando un período de gran rebelión indígena de izquierda y renunciar al neoliberalismo"(Webber 2011: 19). Como consecuencia de ello, los pueblos indígenas han vivido en un ciclo de pobreza por generaciones. La falta de políticas públicas, educación, atención de salud integrada, y las pocas oportunidades económicas provocan a la población a protestar de forma violenta y criminal. A este contexto Comaroff y Comaroff conceptualizan que la disfunción NL9/)(8/
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de los Estados poscoloniales y el ciclo de la violencia y el crimen, las cuales han atribuido a la dialéctica de la ley y des/orden, enmarcan mecanismos neoliberales, que además son trasmitidos a través de las políticas económicas y culturales. En otras palabras, los estados postcoloniales han utilizado constantes leyes para castigar la delincuencia y/o des/orden las cuales son simplemente un reflejo de lo antisocial, la pobreza y el desempleo" (Webber 2006:4-5). Los países de América Latina, como Bolivia reaccionan en contra de las leyes y políticas de manera violenta porque son mecanismos neoliberal que confronta los valores y formas de comercialización de los bolivianos. Por ejemplo, " En 1952 las movilizaciones populares de obreros, campesinos y sectores de clase media, eligieron a un partido político que buscaba constituirse en la expresión de la alianza de clases y que adopto una serie de medidas dirigidas a liquidar el Estado minero-feudal y eliminar el modelo de lo boliviano centrado en las elites blancas-criollas, sustituyendo por uno mucho mas asentado, la figura del mestizo" (Quiroga 2012:30). Pero la pobreza y la delincuencia han obligado a la población más vulnerable a buscar nuevos mecanismos de sobrevivencia en Bolivia. Silvia Rivera menciona, "El Estado en el nuevo siglo mostró una crisis debido a la sustitución del pacto colonial por la democratización neoliberal" (Quiroga 2012: 32). Esta crisis se debe en parte a los acuerdos populistas y neoliberales en lugar de sustituir las imposiciones que aún quedan de un polo a otro. Por ejemplo, "La Guerra del Agua" una protesta urbana y campesina contra la privatización del agua y el alto costo de la misma. La clase urbana y campesinos protestaron de forma violenta y criminal; como resultado, cientos de personas fueron heridas y una persona muerta (Quiroga 2012: 32), debido a estos sucesos de acción/reacción el gobierno decidió rechazar esta acción neoliberal. Sin embargo, en el mundo occidental estas acciones de protestas, con cientos de heridos y hasta muertos, son vistos como bárbaro criminal e incivilizados. Las sociedades occidentales impusieron un nuevo sistema llamado liberalismo, que fue rechazada por el resto del mundo y podemos concluir el porqué. En Bolivia la población todavía se opone a este sistema, ya que OL9/)(8/
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culturalmente crea una homogenización cultural sustentada por educación, de manera de hacer que todos los bolivianos participen de la cultura mestiza y de la lengua castellana (Quiroga 2012). En la etapa de la oligarquía la pluralidad del país y especialmente su contenido indígena, era un problema y un obstáculo para el desarrollo de nacional, frente al cual no cabía otra alternativa que la construcción de un modelo de lo boliviano basado en la clase dominante, masculina, blanca, una cultura occidental y la lengua castellana (Quiroga 2012:30). El sistema neoliberal en los estados postcoloniales, como David Harvey (2006) describe, tienen asignados funciones y practicas las cuales son, "La maximización de las libertades empresariales, derechos de propiedad privada, la libertad individual, mercados libres y el libre comercio" (2006 : 145). Sin embargo, el neoliberalismo cambia la estructura del trabajo y crea polarización económica sin precedentes. Las nuevas formas de vulnerabilidad, la explotación, la violencia y el conflicto surgen como parte de este nuevo sistema en el que las personas más vulnerables y marginadas se vieron sin voz y sin esperanza (Morgen et al. 2003:319). Como se indicó anteriormente, este documento muestra como una clase dominante en Bolivia irónicamente admite estas nuevas formas. Quiroga escribió: "No había más remedio que construir un modelo de la clase-basado en lo macho dominante boliviana, blanca, occidental y de lengua castellana" (2012:30). Quiroga sugiere que para entender mejor el descontento social en Bolivia, es necesario investigar las relaciones de la historia turbulenta como la violencia y el delito, las características socio-culturales de la desigualdad y la pobreza, y la estructura política del país. Bolivia se encuentra en un proceso que para muchos bolivianos es desconocido y/o razón de protestar. En 2004, los bolivianos eligieron a Evo Morales como un presidente que prometió cambiar la estructura política. Bolivia como Estado postcolonial está pasando por un proceso de descolonización, pasando por alto el proceso de la democracia, para lograr un sistema “comunista o socialista” (Webber 2011). Desde el 2004, los bolivianos aumentaron sus expectativas con la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida, pero en PL9/)(8/
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el 2009 la situación parecía ser insatisfactoria debido a la emergencia de la rebelión. Quiroga menciona cómo esta insatisfacción lanzó a las calles del territorio Boliviano cientos de protestas aumentando el nivel de conflicto. Sin embargo, lo interesante de esta investigación son los actores de los conflictos porque hay una homogeneización que dicta los papeles, incluido en un conflicto y/o durante la protesta. Poder y Masculinidad en Bolivia
Susan Palson dice: "Uno de los obstáculos más graves para la participación democrática en Bolivia es la falta de comprensión del individuo y de los grupos marginados o excluidos. Estos grupos están apartados del poder institucional, económico, político y cultural, entre esos grupos están las mujeres”. (Rivera 1996:88). En todo caso, Palson no se equivoca en su percepción sobre la situación antes de la colonización, después de la colonización, capitalismo, y ahora "comunismo o socialismo" porque las dinámicas de inter-relacionamiento de los géneros no ha cambiado y el papel de los hombres y las mujeres aun siguen siendo dictados. Las estructuras sociopolíticas de Bolivia siguen siendo ejecutadas desde un punto de vista masculino. Por ejemplo, teniendo en cuenta la teoría de Kennedy-Pipe "concepto y discursivo", el hombre ha percibido que la seguridad del Estado es un deber del gobierno, el definir y defender la seguridad del Estado es trabajo de hombres (2007:108). Una idealización que fue reforzada durante el colonialismo, denegando el acceso a las mujeres en el deber fundamental como ciudadanos. Durante este tiempo los hombres participaron en constantes conflictos y guerras, que fortalecieron y se asociaron ciertos valores masculinos como la fuerza, el honor y la valentía, pero al mismo tiempo, fue el fortalecimiento de la misoginia. Como Davis (1929) escribió: "En algunas sociedades, los hombres que no querían o no podían luchar podrían clasificarse como "mujeres," algunos incluso los hacían vestir con ropa femenina como signo de humillación y debilidad" (Kennedy-Pipe 2007:108). En el contexto de Bolivia se ha definido que el hombre es un guerrero y por eso tiene que estar luchando QL9/)(8/
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contra el estado y/o las opresiones políticas. En Bolivia, existen varias organizaciones civiles, pero algunos de ellos tienen más influencia política que otros. Por ejemplo, los obreros, mineros, campesinos, indígenas, educadores, organizaciones políticas y organizaciones locales concentran un poder para influir en los cambios políticos. Quiroga sostiene: "La situación de las mujeres y el débil reconocimiento y valoración de su protagonismo muestra que su rol ha sido cuando menos, minimizado (2012: 112). Esto se debe la ideología patriarcal, colonial, capitalista y al central en el que todavía vivimos. Las organizaciones civiles son representadas por hombres, ya que siguen un sistema neoliberal. En un sistema neoliberal una de las expresiones más notorias de exclusión de las mujeres se ve a través de organizaciones locales e instituciones gubernamentales que por lo general dan prioridad a la participación de los jefes de hogar “varones como representantes legales de las familias nucleares estables” (Rivera 1995: 89). Esta situación ha condenado y empobrecido a las mujeres. Quiroga escribió, "La pobreza, el deterioro de la calidad de vida, así como la debilidad del sistema democrático son una representación para generar exclusión social y han contribuido a la postergación y debilitamiento histórico del reconocimiento de las mujeres como actores sociales tan o mas importantes que sus pares de genero” (2012: 112 113). Las mujeres bolivianas obedecen a un tipo de orden social, no están permitidas ha protestar por mejores servicios públicos, condiciones laborales, o mejor salario. Estos son considerados como deber de los hombres, una función de los jefes de hogar. La descripción de la masculinidad de algunas de estas perspectivas ofrece gran relevancia a la comprensión de un proceso dinámico de funcionamiento diferente a los hombres. Pero, por un lado y de acuerdo a los conservadores morales, la masculinidad es creada por la sociedad con el fin de anular a los comportamientos de los hombres antisociales naturales, si no son padres, protectores y proveedores. Porque los hombres son los proveedores, las mujeres no pueden ser tratadas como iguales. Los hombres tienen más beneficios para superar la pobreza, la educación, y disfrutar de una mejor RL9/)(8/
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calidad de vida, mientras que las mujeres siguen viviendo en una situación que condena el empobrecimiento y se sienten culpables por su condición de género. Como resultado de la misoginia y la violencia en contra las mujeres los hombres ideológicamente forman parte de un sistema patriarcal como orden social y político, pero radicales pro-feministas creen que es necesario repudiar la masculinidad y sustituirlo por nuevos comportamientos y actitudes que son informadas por los valores feministas (Clatterbaugh 1990:10). Pero la solución parece ser más complejo, porque los marxistas clásicos tienden a pensar que el cambio del capitalismo al socialismo será suficiente para acabar con la opresión de las mujeres, o como Quiroga quien planeta crear "condiciones" que permitan a las mujeres "desarrollar mejores capacidades". Otras feministas socialistas creen que las estructuras que oprimen a las mujeres son hasta cierto punto independiente del capitalismo y/o socialismo, por lo tanto el tema de género debe ser abordado por agendas separadas (Clatterbaugh 1990:11). Webber, frente a la pobreza y a la desigualdad, afirma que la alternativa socialista no es un modelo neo-estructural, o incluso keynesiano, programado que busca simplemente disipar las peores manifestaciones de la tendencia del mercado, sino que es más bien son una plataforma que pretende superar la explotación, la desigualdad y la pobreza inherente en el capitalismo (2011: 226). Conclusiones
Los problemas de pobreza, crimen, violencia y un patrimonio social estructurado masculino perpetuado por el colonialismo, todavía necesitan más discusión. Propongo romper este ciclo y crear nuevas estructuras entre hombres y Estado. Los hombres tienen que reconocer al menos la compleja estructura contextual que se ha discutido en este artículo. Estoy muy de acuerdo en que la opresión de las mujeres es hasta cierto punto independiente del capitalismo o el socialismo, por lo que debe ser abordado por agendas separadas. Las mujeres no sólo deben ser vistas como un objeto de reproducción sexual o negada al acceso de las anticoncepciones para lograr una cierta tasa de reproducción. Las mujeres forman parte de la noción de ciudadanía y patriotismo, pero la sociedad SL9/)(8/
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masculina en la que todavía vivimos sigue separando la división entre hombres y mujeres, que proporciona una imagen más compleja de lo que significa ser hombres y mujeres. Bibliography
Clatterbaugh, K. (1990). Contemporary Perspectives on Masculinity. Boulder, Colorado, USA: Westview Press. Inc. Comaroff, J. a. (2006). “Law and Disorder in the Postcolony” . In In Law and Disorder in the Postcolony. (pp. 1-56).
Connell, R. (1995). Masculinities . Los Angeles, California, United States of America: University of California Press. Harvey, D. (2006). Neo-Liberalism as Creative Destruction. Geografiska Annaler: Series B , 88(2): 145-158.
Kennedy-Pipe. (2010). Peace and Gender Security. In A. (. Collins, Contemporary Security Studies, 2nd edition (., Trans.). Oxford UP:.
Quiroga, M. S. (2012). Perfiles de la conflictividad social en Bolivia (2009-2011). (M. S. Quiroga, Ed.) La Paz, Bolivia: Fundacion Unir Bolivia. Secretaria de Asuntos de Genero. (1996). Ser Mujer indigena, chola o birlocha en la Bolivia postcolonial de los anos 90. (S. R. Cusicanqui, Ed.) La PAz,
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United States of America: Haymarkt Books.
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