ORIENTACIONES A LOS EQUIPOS DE CATEQUISTAS PARA LA CONVIVENCIA DE LA RENOVACION DEL PRIMER ESCRUTINIO BAUTISMAL
INTRODUCCIÓN Como INTRODUCCIÓN a la catequesis para la convivencia del primer escrutinio de la renovación bautismal, a continuación viene parte de una reunión celebrada por Kiko y Carmen en el Centro Neocatecumenal de Madrid en octubre de 1981 (la primera parte está sacada de las páginas 396 a 405 de las l as catequesis de Anuncio) para orientar orientar a los catequistas en los pasos y las visitas a las comunidades comunidades (primer escrutinio, shema, segundo escrutinio). KIKO: …Del primer escrutinio no debería decir nada, porque se hace comunidad a comunidad: aquí no hay necesidad de reunir a las comunidades. Es muy importante, si es posible, llamar al obispo auxiliar de la zona, para que presida el primer escrutinio, con el diálogo de la cruz. Otro problema: ¿quien preside la celebración si no viene el Obispo? Es mejor si preside el párroco, no el sacerdote del equipo. Los catequistas dicen: “Tal vez el párroco no lo haga tan bien como el presbítero del equipo, que les puede ayudar en el diálogo sobre la cruz”. No, es el párroco quien representa al Obispo. No se trata de ser eficientes y hacer muy bien el diálogo sobre la cruz; esto no tiene tanta importancia como el hecho de que el Obispo haya estado presente en el primer escrutinio, aunque el párroco lo haga peor . En este caso lo mejor es enemigo de lo bueno. Muchos tienen la duda: “¿Quién debe presidir?”. Y dejan que presida el sacerdote de su equipo. No, preside el párroco. Nosotros creemos en aquello que representa el párroco, en lo que tiene, en el carisma, que va mucho más allá de sus pecados, t ienen poca fe; estamos en la sus ideas y sus razones. Estoy de acuerdo en que tienen Iglesia, precisamente porque nos ayudamos unos a otros, por eso os digo lo que se debe hacer.
He visto el milagro de que Dios obedece a sus obispos. ¿Lo creéis? Bien. Yo estaba estupefacto. Cuando en Francia, en París, el Obispo dejó un hueco tan pequeño para empezar, y durante siete años se ha hecho sólo lo que dijo el obispo. El obispo dijo: “Que ningún sacerdote entre en el camino, a excepción de D. Antonio”. No sé cuántos sacerdotes iban a escuchar las catequesis, pero ¡no sé qué sucedía que ninguno se quedaba! Tal vez Dios no estaba muy de acuerdo con lo que dijo el obispo -quien dijo que antes se tenía que encarnar en el país, que África es para los africanos, y una mentalidad de conjunto de este tipo muy lejos del espíritu que tenemos- pero a pesar de esto, Dios se somete a sus obispos. Yo lo entendí muy bien. Sólo cuando el obispo dijo que sí, entonces el camino se extendió hasta aquí, y cuando el obispo ha dicho: “Ahora el camino se puede extender esta medida”, el camino se ha extendido hasta allí y no n o más. ¿Por qué? Dios no puede negarse negarse a sí mismo. El obispo puede tener ideas dispares (no estoy hablando de herejías) y Dios lo permite. Tal vez no me gusta este obispo, pero tal vez es necesario para París. ¿Quién soy yo para saber cómo es la Iglesia de París? Y tal vez al final yo tenga que decir: “Pero si es un santo, porque las cosas en París son en realidad perfectas”. Y ahora en París, después de mucho sufrimiento, el párroco de una de las parroquias principales, con un presbiterio de 10 sacerdotes, ha abierto el camino. Este párroco hasta hace un año fue director del Movimiento Internacional de los Boy Scouts, es el fundador del movimiento de los trabajadores y de los sacerdotes, fue enviado a Roma para defender a este movimiento en tiempos de de Pío XII; y también lleva adelante una revista exegética muy importante llamada “Palabra de Dios”: este párroco ha permitido el Camino Neocatecumenal en su parroquia, ya hay tres comunidades y ahora empiezan las catequesis para formar la cuarta. Él ha visto tales ejemplos en la comunidad que decidió ir a Roma a estudiar el Camino Neocatecumenal con los otros sacerdotes, y le dijo a Radio Vaticano: “Todos los presbíteros de San Honorato vendrán a Roma para estudiar cómo pasar de la religión natural a la fe a través del Camino Neocatecumenal”. Tuvieron una reunión en una parroquia con todos los responsables, responsables, preguntando de todo, imagina lo que es un milagro, ¡que un francés venga a aprender de los italianos! Esto es un milagro, que vienen a aprender con humildad, creo que hay algo muy importante. CARMEN: Pensamos que el hecho de que el cardenal Marty nos limitase fue malo para nosotros, nos hubiera gustado un ‘boom’ en París, inmediatamente. Después hemos visto, a través de tantas luchas, que fue providencial, porque Dios quiso
que el camino se extendiera primero por todo el mundo: si en Francia, el camino se hubiese introducido como en Roma, se habría modificado todo el catecumenado, ya que cada párroco quiere hacerlo a su manera. Ahora es más difícil de cambiar. KIKO: Una vez, después de haber hablado durante una hora, un benedictino se levantó y dijo: “Señores, ¿un español va a venir a decirnos cómo llevar la predicación predicación en Francia?”. Y se fue. Mira si un laico de Madrid (que es tierra de moros) va a enseña a un francés, que han escrito todos los libros que son y que serán, es que ¡han hecho carne el Concilio! CARMEN: El tiempo del 1º escrutinio lo veréis vosotros; porque no se trata de hacer las cosas en orden cronológico, porque la comunidad tiene un año y medio, y “debe” hacer el primer escrute. Depende de la situación de la parroquia, del número de personas. Tal vez si los hermanos son muy pocos es más conveniente hacer otra catequesis y esperar. Todo esto lo tenéis que ver vosotros en este momento. Muchas veces el problema no es que los hermanos se van, sino tal vez que ha cambiado el párroco y el nuevo no lo entiende. Sobre la situación de la parroquia, además de lo que dijo Kiko, yo creo que hace falta mucha misericordia y comprensión, no seáis ásperos con ellos. Por otra parte, incluso si tienen problemas morales (como los tenemos todos) con ellos tenemos que hablar con más delicadeza, porque vienen de una situación de la Iglesia en la que es imposible reconocerse pecadores, como nos pasó a nosotros en la juventud y a vosotros mismos. Pero hay una situación aún más difícil para nosotros, porque a veces hablar puede suponer un escándalo y no se puede tener esta libertad, que sería la salvación para ellos; entonces, los catequistas no debe exponerse a un escrute en público, ni nada de eso. KIKO: Todas estas cosas que estamos diciendo no son “leyes” y vosotros no sois catequistas que debáis aplicar las reglas al pie de la letra. Con estas pinceladas estamos hablando de un espíritu, un espíritu que viene en vuestra ayuda, porque partimos de la convicción de que el Señor os ha dado un carisma, y Él os ayudará. El Señor viene con nosotros. Cuando digo: “La culpa es de los catequistas”, yo sé que no es verdad, de hecho, cuando analizamos las situaciones, en rarísimas ocasiones la culpa es de los catequistas, sino que había escondidas otras cosas que destruían a la comunidad.
CARMEN: Otra cosa de la que no debéis preocuparos es cuando algunas comunidades van mal al principio, porque es muy difícil ponerse en marcha. Recuerdo todo lo que hemos sufrido de Canillejas, una comunidad que no ‘despegó’ nunca: Ochenta catequizaciones y una comunidad. A veces es al contrario; se forma una comunidad estupenda y después surgen los problemas y más problemas. El camino no consiste en que todo vaya muy bien, como la seda, en todo el mundo, se dan las catequesis y funciona el neocatecumenado como como una cadena de montaje: ¡al contrario! Precisamente si el camino tiene que aportar algo a la Iglesia, debe estar en el centro de la contradicción, si va a ser un fermento para la Iglesia debe lidiar con otra mentalidad. Yo me alegro de ello y siempre me tranquiliza: cuantos más problemas tenemos en Roma, yo siempre digo: ‘Esto es bueno”. La contradicción es una obra de Dios, porque si todo va bien, eso significaría que no aportamos nada nuevo a la Iglesia. KIKO: Si el párroco que preside, quiere hacer por sí mismo la renovación del primer escrutinio bautismal, entonces le sustituye el presbítero del equipo: el párroco en ese momento se quita la casulla, y la pasa al presbítero del equipo. Si lo desea, lo puede hacer el último. La renovación del primer escrutinio bautismal es una celebración suficientemente fuerte y suficientemente larga: si juntásemos a dos comunidades se correría el riesgo de acabar a las 4 de la madrugada. También es un momento muy fuerte para la misma comunidad, por eso conviene hacerlo comunidad por comunidad. Preocuparos, si alguien estaba enfermo cuando su comunidad ha realizado el primer escrutinio, de avisar a este hermano para que lo haga, en la primera oportunidad, con otra comunidad. Para llevar un primer escrutinio como catequistas, debéis haber vivido el propio y al menos otro como oyentes, para aprender. Para llevar el segundo escrutinio, debéis haber hecho el vuestro y otros dos como oyentes: el segundo escrutinio es mucho más delicado, mucho más complejo. El Shemá lo conduce el equipo formado por los catequistas con más experiencia de los de las comunidades que hacen este paso. Debe asegurarse la colaboración de algún miembro de los otros equipos que vienen a la convivencia, haciendo moniciones en la penitencial, etc. Pero siempre debe haber un equipo responsable que lleva la convivencia.
En cuanto a la colecta para la evangelización que hacemos en el Shemá, lo único que puede crear conflictos es cuando se inicia en una nación o un nuevo lugar, en una provincia; en el primer Shemá no es conveniente que hagamos una colecta porque se puede creer que el dinero es para nosotros, porque todavía no tienen el 2 escrutinio, no se ha visto en la diócesis que el dinero va a los pobres: este es el problema. Conviene que primero se establezca el camino, que sea aceptado por la diócesis y que vea que a nosotros no nos importa importa sacar dinero, dinero, que la catequesis no busca busca sacar dinero para nosotros, sino para dárselo a los pobres. Si no han visto esto, existe el peligro de que crean que el dinero es para nosotros. En el primer escrutinio, en el Shemá, en el segundo escrutinio, nosotros decimos que el dinero no es para nosotros, sino para que te liberes y lo des los pobres: de hecho, en el segundo escrutinio escrutinio se entrega a la parroquia, ¿no? ¿no? Pero si una diócesis todavía no ha dado ni un centavo a la parroquia o a los pobres, y se empieza a hacer una colecta que los catequistas llevan a Madrid o a cualquier otro lugar, existe el peligro de malinterpretar las cosas. Ahora que en Madrid el cardenal y la diócesis ya saben lo que hacemos con el dinero del segundo escrutinio, en la convivencia del Shemá se puede anunciar una colecta para la evangelización, para ayudar a nuestros hermanos en este camino. Esto no significa que haya que vender los bienes, sino que es para que veamos cuanta alegría se experimenta. No queremos aprovechar esta oportunidad para sacar dinero. Este dinero será utilizado para la evangelización, para los viajes de los itinerantes, ya que para la formación de los itinerantes es necesario que viajen. Una de las cosas que más sorprende a todas las órdenes religiosas es el dinamismo del Camino Neocatecumenal. ¿Por qué digo esto? Porque ha entrado en la Iglesia la manía de la pobreza económica, exclusivamente de dinero, sin darse cuenta de que muchos sectores de la Iglesia han caído en una trampa. Por el afán de vivir esta pobreza dan un valor inmenso al dinero y caen en la trampa invertida de manera que, en última instancia, muchas personas religiosas dan al dinero más importancia que a todo lo demás. Y quién le da mucha importancia al dinero es porque lo ama mucho. Así, por ejemplo, si se envía a un religioso en misión a un lugar lejano, después de... ¡Ah, cuánto cuesta el viaje de vuelva! Y si le damos mucha importancia al dinero, al final cuenta más el dinero que se necesita para volver de África, que el del pobre presbítero que está allí en misión por seis años: y uno que ha estado en África durante seis años, está preparado para ir a un hospital para enfermos mentales. ¿Veis la trampa en que hemos caído?
Por ejemplo, se edita el libro de los Salmos y se imprime en papel de arroz, barato, y se quita la cubierta de cuero, porque nosotros los cristianos debemos ser pobres: cosas de este tipo. Se entiende la pobreza como vestir de saco y cilicio, no tener coche ni dinero. Estamos en un tiempo en la Iglesia, últimamente, en que en algunos sectores todo se ha empobrecido, se han tergiversado las cosas. Nosotros tenemos otra forma de pobreza, que consiste en despreciar el dinero, no lo consideramos; se tiene o no se tiene, pero al dinero nunca se le debe dar importancia. El dinero es un ídolo del mundo que debemos vencer. Nosotros nos fijamos en la persona y no en el dinero. Yo siempre digo: haced lo que haya que hacer, si viene de Dios, cueste lo que cueste. Dios saca dinero de donde quiere. Por ejemplo, ahora tenemos una convivencia en Italia, a la que vienen los itinerantes de todas las naciones, para ver las mismas cosas que estamos viendo aquí (parten por dos años y tienen muchos problemas): pensad cuántos millones se necesita para traer a 300 itinerantes de América, de Japón, etc. CARMEN:
El General de los Misioneros Combonianos ha dicho al P. Mario: “Al principio me escandalizaba la frecuencia de sus viajes (cuánto dinero se emplea en viajes), pero ahora me doy cuenta de la grandísima formación que la itinerancia ha supuesto para Vd. y en especial las convivencias que han hecho”. h echo”. Ha visto que los Misioneros Combonianos que están en el camino superan en equilibrio mental y en alegría a todos los demás hermanos. Aportan mucho más que nosotros para la construcción del seminario, para los profesores, para darles de comer todos los días; nosotros, sin embargo, gastamos el dinero itinerando de aquí para allá. Pero esto significa que hace falta poner grasa, para que la máquina se pueda mover. El mundo tiene una idea terrible del dinero, también hay signos de lujo excesivo y el lujo puede ser una anti-catequesis. También hay una catequesis del socialismo para el tercer mundo, la pobreza en la India, los niños que mueren de hambre, etc., Y te lían la cabeza. KIKO:
Todos necesitamos de conversión constante frente al dinero, porque una y otra vez más nos apegamos a las cosas. Para finalizar dejadme deciros algo. Cuando una comunidad no os escuche, cuando rebota la catequesis, ya sabéis donde está el problema: esta comunidad está apegada al dinero y no quiere convertirse. Si os escucha, se convierte, y si se convierte debe abandonar el botín.
Así que si os dais cuenta de que hay una abrumadora mayoría de personas que empiezan a dormir, o la comunidad es sólo un grupito hermanos, recordar lo que dice el Evangelio: “O Dios o el dinero”. El quid está en la idolatría al dinero, y vosotros tenéis el poder de expulsar a estos demonios. Yo me he encontrado en una comunidad donde predicaba y las palabras rebotaban: se nota, se siente cuando la gente no escucha. Puedes pregonar la buena noticia al son de trompetas, pero hasta que no eché fuera de allí al demonio y no dije que había una profunda idolatría, no escucharon. Siempre el dinero es un signo del amor al mundo y por ahí entra todo lo demás: los hermanos comienzan a faltar a la convivencia para ir al fútbol, para ver la televisión, faltan a la Eucaristía por todo lo que es el amor del d el mundo. No es que sean egoístas porque aman el dinero, no estoy poniendo un énfasis moralista porque deban ser pobres, pero el amor al dinero, la idolatría, es una enfermedad, enfermedad, es como un demonio. Nosotros tenemos el poder para liberarles predicando a Jesucristo, es inútil que prediquéis otra cosa, porque se pierde el tiempo, estaríais tocando otra campana, hablando a otros demonios que no son los que tienen. Pero apenas se toca el punto en que están esclavizados en este momento, quedan bloqueados, porque la Palabra de Dios inmoviliza a los demonios que tienen allí. ¿Cómo viene esta enfermedad? Bien en el segundo escrutinio ya se ha hablado de la comunión de bienes y resulta que hay rumores de que alguno se aprovecha, que está en busca de dinero... Luego: “Yo no doy un centavo aquí, porque sé que con mi dinero se van al cine”; todos conocemos escenas por el estilo. O uno pidió dinero para pagar la moqueta y no dejó ni un centavo, y ahora hay una reclamación. Estos problemas los tenéis que ver.
CONVIVENCIA DEL PRIMER ESCRUTINIO BAUTISMAL PRIMER DÍA (jueves por la noche) • •
Llegada y ALOJAMIENTO de la gente Cena. Después de la cena dejar un tiempo de descanso también para llevar a los niños a la cama. Si es posible, es bueno que no vengan niños a esta convivencia o por lo menos que haya una un a o más niñeras.
LUCERNARIO a LUCERNARIO a las 22:00 (debe preparar el atril, el cirio con su pedestal, la sala de la reunión y ropa para el presidente). Monición ambiental (Kiko) Hermanos, termina el tiempo de pre-catecumenado. Espero que este tiempo os haya servido para discernir sobre vuestra vida (realidad), para reflexionar sobre vuestra fe. Este tiempo de pre-catecumenado sólo busca eso: experimentar que sois pecadores, pecadores, vuestra falta de fe y tocar con la mano vuestra vuestra realidad. Por eso espero que hayas descubierto que tienes poca fe, que tienes una fe muerta, o incluso que no tienes fe. Espero que durante este tiempo de precatecumenado, Dios os haya dado muchas dificultades, muchos juicios, porque eso es exactamente lo que debía ocurrir para que descubrieras que no tienes mucha fe. No sé si hay alguien que se crea que tiene una gran fe, porque si hemos hecho bien el pre-catecumenado, habréis descubierto que la realidad es que tenemos muy poca fe, así que vamos a pedir la fe de la Iglesia. Porque hemos descubierto que la fe no vienen como una cosa mágica, sino que el autor de la fe es Jesucristo (cf. Hb 12,2) y Jesucristo está en la Iglesia con el poder de gestar en ti la fe. La fe no viene ni siquiera sólo a través de la palabra, sino también a través de signos eficaces que nos dan la fe. El precatecumenado es un período de asentamiento, un período en el que os hemos dado un tiempo (ya que no podrías andar, porque no te fiabas de la comunidad y no te abrías), para que os pudieseis ir, para que os hartaseis, para que estuvieseis hasta el gorro de vuestra comunidad, que ya no os decía nada. Espero que los que estáis aquí, esta noche, después de estos dos años o más, ya no os sorprendáis de nada, puesto que sabéis por qué estáis aquí, porque sabéis lo que buscáis, y ya nadie os puede engañar tan fácilmente. El Señor se habrá encargado de desalienaros un poco y de poneros con los pies en el suelo. Por eso, podemos ahora empezar a hablar más simplemente y más seriamente. Durante este tiempo, nadie se ha metido con vuestra vida. Pero ahora vamos a empezar a hablar precisamente de ella. Ahora vamos a empezar a cuestionar nuestra propia vida y a sopesar nuestra realidad humana. Ahora vamos a
empezar a revisar un poco nuestra vida, nuestro trabajo, nuestra familia y nuestros afectos: nuestra esposa, nuestro marido, nuestros hijos, nuestra novia. Vamos a empezar a revisar un poco nuestras riquezas, nuestra relación con el dinero. Porque ser cristiano es una realidad integral que coge toda la persona. Os vamos a invitar a poner a Dios al centro de vuestra vida. Esto va a ser el eje principal de esta convivencia. Esta convivencia no se puede hacer sin una total disponibilidad al Señor. Si
estáis aquí con miedo porque se va a hablar del dinero, porque se os va a decir que vendáis los bienes o no sé qué -porque se lo habéis oído decir a alguno de otra comunidad y venís aquí a defenderos- , entonces no podemos hacer nada. Vais a descubrir, en esta convivencia, que el Señor no quiere quitaros el dinero, sino daros algo mucho más importante. Quiere que dominemos al dinero y que no estemos sometidos sometidos a él . Eso es precisamente lo que nos pasa. Por culpa del dinero reñimos continuamente en casa. Casi todos nuestros conflictos son por cuestión de dinero. Yo os invito, hermanos, a abríos a esta convivencia con mucha sencillez y entrar en la conversión. Para esto vamos a empezar la convivencia con un lucernario, que es signo de lo que es nuestra vida. Nosotros vivíamos en las tinieblas y Dios, por medio de su elección, ha manifestado su luz en medio de nuestra oscuridad. Esta luz tiene el poder de convocar y reunir. Así como cuando uno está en la oscuridad y no ve a nadie y se siente completamente solo (aunque seamos 100 personas aquí, si apagamos la luz, nos sentimos, cada uno, completamente solo), la luz tiene el poder de iluminar nuestra realidad. Vamos a ver que cuando se hace la luz es cuando empezamos a vernos unos a otros. Este es un símbolo de lo que es el cristianismo para nosotros. Cristo resucitado, que es la luz, comienza a hacernos descubrir que cerca de nosotros hay un hermano al que Dios ama, porque Dios no sólo me quiere a mí, también al que está a mi lado, aunque yo piense que es un idiota y un tonto, porque Dios ama a sus enemigos. Yo, como tú, vengo a esta convivencia cansado y con sueño, pero espero que el Señor me ayudará, no sólo para que pueda haceros un servicio, sino también para vivir esta convivencia con vosotros. Os pido un poco de colaboración, de disponibilidad y de esperanza. Estamos a la espera de que el Señor venga en medio de nosotros. Comenzamos con este lucernario en el que haremos una lectura del Evangelio, una Palabra de Dios que nos ambiente un poco, y después nos iremos a dormir en silencio.
Mañana nos levantamos en silencio y venimos aquí a rezar las Laudes. Mañana será un día de conversión. Empezar la mañana con un cuestionario muy en serio, que nos ayudará a entrar en la conversión, y terminaremos el día con una celebración de la conversión. Porque es importante que antes de empezar e mpezar a tomar las riendas de nuestra vida, empecemos a mirar a Dios para que nos purifique interiormente. Tal vez hayáis hecho h echo una celebración penitencial recientemente, pero no importa, porque ahora estáis sucios, porque antes de venir aquí por alguna razón te has peleado con tu esposa... Porque uno se limpia, pero después de eso, a pesar de todo, te ensucias. Lo mismo ocurre con el cristianismo: el cristiano se convierte cada día, no hay un hombre que se convierta de una vez por todas. Ahora apagar las luces durante unos minutos y permaneceremos en la tiniebla absoluta, que es signo de la oscuridad de nuestro corazón y que también es signo de nuestra convivencia. Tal vez hayamos venido sumidos en la tiniebla y salgamos de la convivencia con una gran luz en lo más profundo de nuestros corazones. Yo os aseguro que esta convivencia será algo maravilloso y, por la experiencia que tenemos de otras comunidades, os podemos decir que la comunidad cambia radicalmente en esta convivencia. Ninguno de vosotros ha vivido esta experiencia, ni la conoces, ni te la puedes imaginar. Es una cosa maravillosa y muy profunda. Veréis que los escrutinios son algo maravilloso. Ahora, mientras estemos en tinieblas, pensemos en nuestro pecado, nuestra oscuridad interior. Entremos en esas zonas de nosotros mismos que están totalmente en oscuridad. Cuando entre la luz, pensad en la resurrección de Jesús, quien destruyó las tinieblas, que viene a destruir nuestra oscuridad. A continuación, haremos una aclamación a Cristo resucitado que está presente en medio de nuestra asamblea, en la luz del cirio. Se apagan las luces y la asamblea permanece en la oscuridad durante algunos pocos minutos. Después entra el Presidente, con el alba, estola y cíngulo, con el cirio encendido, y levantándolo, canta: “Cristo, nuestra luz y nuestra salvación” La congregación responde cantando “Aleluya” (durante la Cuaresma, su respuesta es “¡Demos gracias a Dios!”) y se puede seguir cantando “Cristo Jesús es el Señor.” En este punto se encienden las luces de nuevo. SALUDO DEL PRESIDENTE PRESIDENTE CANTO DE INVOCACION AL ESPIRITU SANTO (cantado) Monición a la primera lectura (Kiko)
Ahora, hermanos, escucharemos una palabra del Señor. Os invito a acoger con sencillez sin levantar defensas, esta Palabra de Dios que viene a nosotros; a escuchar en este momento lo que Dios nos dice. Esta palabra es del Evangelio de San Juan y sigue inmediatamente a la entrada mesiánica del Señor en Jerusalén. Ninguno de los presentes esta noche estamos aquí por casualidad o porque hemos querido. Estamos aquí porque Dios nos ha traído. Por lo tanto nadie puede imaginar lo que Dios ha preparado para él. Seguro que cuando entraste en la comunidad no pudiste imaginar que estarías aquí esta noche. Os pido que dejéis que esta Palabra de Dios obre en vosotros, porque esta palabra es la vida total, la vida plena, la vida eterna. La Iglesia primitiva nos deja esta imagen de lo que es la felicidad en esta vida, que es tener en nosotros la VIDA ETERNA, es decir, tener dentro de nosotros una vida que nunca termina. La vida eterna es lo contrario de la muerte. Nuestro problema es que no soportamos el tiempo que nos mata, el tiempo que nos lleva a la muerte. Por lo tanto, matamos el tiempo, como se suele decir, el tiempo que nos inspira el tedio, el aburrimiento. El tiempo es algo que no podemos soportar, y por eso intentamos con todas nuestras fuerzas huir de él, con los amigos, en el bar, leyendo una novela, con la televisión, el teatro, lo que sea... Huimos de este tiempo que es el tedio, el aburrimiento, vacío, que no es creativo y que rellenamos de una manera u otra. El tiempo que nos habla de la muerte inexorablemente. Tener vida eterna es salir de este tiempo que nos angustia, que nos mata. Esta vida nueva, esta Vida eterna es lo que nos dará el Señor. Seño r. Ahora vamos a escuchar una palabra que se puso un poco para centrar nuestra convivencia, una palabra maravillosa. Escuchad con amor porque Jesús nos dirá algunas cosas maravillosas que tal vez no se entiendan mucho. Por esto después, voy a tratar de partir un poco la Palabra, de modo que podáis entenderla. Escuchadla porque es la Palabra de Dios para esta noche. Tal vez mañana moriremos. No sabemos dónde estamos. Pero esa noche Dios no ha traído aquí para escuchar esta Palabra. Jesús es aclamado por el pueblo e incluso los gentiles quieren hablar con él. En esta situación de triunfo humano, Jesús no se deja engañar, él sabe muy bien lo que le espera , cuál es su misión. Aprovechando esta oportunidad, nos da una sola palabra. Vamos a escuchar. LECTURA: Jn 12,20-50 CANTO: Ven del Libano
CATEQUESIS (Kiko)
Es necesario partir un poco de esta Palabra que hemos escuchado. Es una palabra que se dirige a nosotros esta noche, que se realiza en medio de nosotros. Tal vez muchos de vosotros que estáis aquí habéis pensado buscar la vida en este camino, buscar vuestra felicidad. Lo primero que nos maravilla d e esta palabra del Señor que hemos escuchado es que Jesucristo nos habla de la muerte. Porque de esto no se habla nunca . Pero es la Palabra de Dios quien nos habla de la muerte. Nos dice lo que piensa Jesucristo piensa Jesucristo de los éxitos humanos. Todos lo que estamos aquí buscamos el éxito en nuestra vida , el prestigio, tratamos de lograr algo en la vida, buscamos, como se dice, auto-realizarnos. El contexto de esta palabra, sigue inmediatamente a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Jesús ha resucitado a Lázaro, y como resultado de esta resurrección, su fama se ha extendido por toda la región. Y entra en Jerusalén triunfante, aclamado por el pueblo . Tras la entrada en Jerusalén, en Jerusalén, tiene esta conversación en el templo con los que están allí. Hemos escuchado al comienzo de la lectura que Jesús es tan famoso que hasta los extranjeros que han venido a la fiesta de la Pascua en Jerusalén, piden a los discípulos poder ver a Jesús, porque ellos también desean reunirse con él, hablar con él acerca de su doctrina. Algunos griegos se acercan a Felipe y le dicen : “Señor, quisiéramos ver a Jesús”. Felipe se lo dice a Andrés y juntos se lo dijeron a porque se ve un poco de la Jesús. Jesús por medio de este simple acontecimiento ( porque espiritualidad de Jesús, que es la misma que tiene que tener un cristiano, que se basa en los acontecimientos de cada día, en su historia concreta, a través de la que Dios le habla), mientras que otros pueden decir “mira que maravilla que hasta los extranjeros te buscan ”, Jesús ve una palabra de su Padre y dice: “’Ha llegado la hora. Mi hora ha llegado”. Porque Jesús sabe que él no busca el éxito humano, que es lo que todos nosotros anhelamos, porque sabe que es en realidad el éxito y éxito y sabe que cada hombre que busca a otro hombre, se busca a sí mismo. Tal vez lo mismo que tú estás buscando para ti en esta convivencia. Incluso aquellos que van detrás de un cantante, ¿qué están haciendo ? Se buscan a sí mismos. El hombre es incapaz de amar al otro, para donarse por completo. El hombre está centrado en el egoísmo y sólo busca construirse a sí mismo . Jesús sabe que todos los logros de la humanidad son vanos y falsos. Él sabe que la única forma a través de la cual los seres humanos vendrán al encuentro con Jesucristo no es un éxito humano, no es mediante un ideal mítico que se debe debe seguir para ser reconstruidos, reconstruidos, porque sabe que tiene que morir. Él sabe que su verdadero éxito consiste en entrar en la muerte, en morir para destruir la barrera que separa a los hombres, la barrera que nos impide
acercarnos al otro con un corazón puro y limpio, porque por el contrario, siempre nos acercamos al otro con un corazón impuro, cuando un hombre se acerca a una mujer o a un amigo siempre está buscando algo para sí mismo. Entonces Jesús sabe que su Padre no le ha enviado a este mundo para tener éxito, para que todos los hombres le aclamen, para que las multitudes le sigan. Él sabe que ha venido por otra razón: para combatir una batalla muy importante. Digo esto porque es lo mismo que nos pasa nosotros, y ahora entendemos lo que Jesús dice ante este evento. Los griegos lo buscan, porque su fama se ha extendido en gran medida. Entonces Jesús dice algo inexplicable para nosotros, algo que parece simple y estúpido. Él ve en este acontecimiento que ha llegado su hora. Y cuando dice que su hora ha llegado, sabemos que habla de la hora de su muerte. Y pensamos: ¿cómo? ahora que el mundo aplaude, ¿dices que ha llegado tu hora? Jesús dice: “llegó la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado”. Ha llegado la hora (hora significa muerte) en la que el Hijo del Hombre será glorificado (que significa resurrección). Jesús dice: “Os digo que si el grano de trigo no muere, queda él solo, pero si muere da mucho fruto”. ¿De qué sirve que todo el mundo me siga, que todo el mundo me aclame? Me quedaré solo. De esta manera no conseguiría más de lo que reciben todos los ídolos de este mundo. Pero sabemos que si el grano de trigo muere, da mucho fruto. Es decir, si el grano de trigo no cae en el suelo y no se rompe la cáscara, no muere, queda él solo. La lluvia puede caer todo lo que quieras, si no se rompe, vuelves después de dos años y sólo verás los granos. Pero si un grano se rompe, está muerto, está destruido, da fruto y surge una espiga. Entonces Jesús dice, y nos dice a nosotros esta noche, porque es él quien nos ha traído hasta aquí: “quien ama su vida en este mundo, la perderá”. perderá”. Por lo tanto, es importante saber quién de los que estamos aquí ama su vida, ya que, si Jesús dice esto es porque todos los que estamos aquí amamos nuestra vida. ¿Qué es lo que estamos buscando en la vida? ¿En este momento? Algunos quieren casarse, otros tener un poco más de dinero para comprar casa en algún lugar, otros piensan en cambiar de coche, otros en superar algunos exámenes, otros no sé qué cosas... cada uno de nosotros tiene su propia proyección de vida para el futuro. Jesús dice: “El que ama su vida la perderá y el que aborrece su vida en este mundo…”, aquellos que están dispuestos a entender que aquí, en su razón y sus planes en realidad no se encuentra la salvación, a pesar de ser conscientes de que continuamente hacemos proyectos y planes, el que aborrece su vida en este mundo, la salvará para la vida eterna... Este no quiere su vida sino la vida de Dios, porque él sabe que Dios nos ama y sabe que lo que Dios pueda pensar para
nosotros es mucho más grande que lo que se nos ocurre a nosotros. Porque Dios me ama mucho más de lo que yo me amo a mí mismo. Porque Dios me conoce mejor de lo que yo me conozco. Dios sabe lo que me conviene mucho mejor que yo. Jesús, cambiando cambiando el contexto, dice: “El que quiera servirme servirme que me siga”. ¿Seguirle a donde? ¿A dónde va Jesucristo? Lo veremos de inmediato. “Donde yo esté, allí también estará mi servidor”. “Si alguno me sirve, sígame, y mi Padre le honrará”. ¿Qué significa esto? Jesús está hablando de su muerte. En medio del éxito humano, él sabe que no ha venido para ser aclamado como rey, por eso ha huido siempre del éxito humano. Él no vino aquí para recibir el aplauso, pero al morir, salvará a la humanidad. Así que no se deja engañar por el maligno que se aprovecha del éxito para tentarlo. El éxito es el arma que el diablo usa para engañarnos y seducirnos a nosotros. Jesús no se deja engañar, y en este éxito humano está viendo que el Padre está diciendo: no te engañes, porque has venido aquí para morir por los hombres y resucitar por ellos. Luego dice a todos: que no pierdan la cabeza; yo he venido a abrir un camino, para que vengáis también vosotros conmigo. Por tanto os digo: el que ama su vida la pierde, y el que la odia la guardará para la vida eterna. El que quiera servirme que me siga: a la muerte. Al que me sirve y me sigue a la muerte el Padre le honrará: lo que significa: el Padre lo resucitará, no lo dejará en la muerte, como me resucitará a mí. Pero en este punto, todo este lío, toda esta charla sobre la muerte, ha desgastado a Jesús, lo ha destruido, porque Jesús es un hombre, porque tiene miedo, y en este punto dice: Ahora mi alma está turbada, yo también estoy asustado, tengo miedo. Como todos nosotros cuando nos llegue la hora, nos n os da miedo. Lo digo por mi experiencia personal. Y ¿Qué diré? ¿Padre, libérame de esta hora? Pero, ¿cómo decir algo así si he venido para eso? No, señor. Diré: Padre, glorifica tu nombre. Jesús fue tentado, como hombre tuvo miedo, angustia, la garganta seca con el solo pensamiento de lo que le van a hacer, los guardias están llegando, van a apresarle. Ni más ni menos que como nosotros. El corazón comienza a palpitar y empiezas a tener dolor de estómago, como tú y yo, y es tentado para escapar y conservar la vida, que es el éxito, y abandonar el plan de Dios, del Padre. ¿Qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora, si sólo he venido para eso, para morir? No, señor. Y luego, ante todo el mundo, renunciando al maligno, grita, ante todo el mundo: “Padre, glorifica tu nombre”, verdaderamente no me permitas
sucumbir. Y se oyó una gran voz del cielo que dijo: “he glorificado mi nombre y volveré a glorificarlo”. Nos preguntamos: ¿cuándo Dios ha glorificado su nombre? Glorificar el nombre de Dios significa que Dios se ha manifestado potente, que la gente ha dicho: ¡qué maravilla! ¡Mira que Dios es fenomenal! Y la gente ha glorificado a Dios porque ha hecho una obra importante. ¿Cuándo Dios ha glorificado su nombre, porque ahora una voz del cielo dice: he glorificado mi nombre y lo glorificaré otra vez? Claro que lo glorificó en un signo que simboliza lo que se va a realizar en Jesucristo. Dios ha glorificado su nombre liberando a su pueblo de Egipto, abriendo el mar, guiando a su pueblo por el desierto: el Éxodo. Dios ha hecho h echo que su nombre sea glorificado cuando se hizo un pueblo con unos esclavos, les ha traído desde la esclavitud, les ha hecho atravesar la muerte, el mar simboliza la muerte, la muerte significa el desierto, la muerte que significa la tierra dominada por naciones poderosas, y lo condujo a la libertad. Todo esto es imagen, figura de lo que Dios realizará en Cristo Jesús. Este es un paradigma que está a punto de realizarse en Cristo Jesús. Por eso dice: he glorificado mi nombre y volveré a glorificarlo. La gente decía que era un trueno, otros decían que había hablado un ángel. Jesús dice: no, esta voz no ha llegado para mí, sin para vosotros, y viene a todos los que están escuchando. Esta Palabra es para ti y para mí. Estamos en esta escena con Jesucristo, porque él nos ha traído aquí. Esta voz venida del cielo, que se ha proclamado de nuevo aquí esta noche, viene por nosotros que estamos aquí hoy. Esto significa, que nada de lo que está escrito en los Evangelios está escrito al azar, o para recordar un simple hecho histórico, sino que todo lo que está escrito es una palabra fundamental que da vida a todos los que estáis aquí, esta Palabra es para nosotros no sotros aquí y ahora. ¿Qué significa esta palabra para nosotros? El Señor ha dicho: he glorificado mi nombre y lo volveré a glorificar ahora: en esta convivencia. Porque veremos que esta convivencia es un combate en el que Jesucristo luchará contra nuestros demonios, contra los lazos y engaños que están dentro de nosotros y nos mantienen encarcelados y esclavizados. Entendéis ahora por qué Jesús dice: Ahora se cumple el juicio de este mundo. Ahora, en esta convivencia, ahora se va a juzgar el mal que hay en ti y en mí, y va a ser extirpado el mal que hay en vosotros. Ahora el príncipe de este mundo será s erá derribado, cuando yo sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Jesucristo en esta convivencia será elevado para que lo contemplemos y realmente atraiga a todo el mundo. Toda asamblea cristiana, toda llamada a la conversión, no es más que poner delante de nosotros a Jesucristo, Cristo levantado por nuestros pecados, que nos llama a la conversión. Durante un breve tiempo está la luz en medio de vosotros, dice Jesús, caminad mientras tenéis la luz. Esta Palabra es terrible. El Señor quiere decir a los que estáis aquí: estad atentos porque vuestra vida es corta, esta es la primera cosa, permaneced en la luz ahora que estáis en contacto con la Palabra, tal vez dentro de quince días estéis fuera de esta palabra y alejados de la luz y nunca más volváis a la comunidad. Caminad, aprovechad esta luz que tenemos, para que no nos sorprendan las tinieblas. Mientras tengáis cerca la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz. Y ahora viene una palabra sorprendente: dice la Palabra que aunque se habían realizado muchas cosas, grandes maravillas, muchos no creyeron. Bueno, pongamos esta palabra en medio de nuestra convivencia y empecemos a pensar que esta palabra se refiere a todos cuantos estamos aquí. Esta palabra significa que incluso si Jesús ha llevado a cabo muchas obras en la comunidad, los que estamos aquí no hemos creído en Jesús. Y a pesar de que muchos que no creían ya se han ido, sin embargo, muchos de vosotros que seguís aquí, no habéis creído hasta ahora, para que se cumpliera la palabra de Isaías que dice: Señor, dice el profeta, ¿quién ha creído en nuestra palabra si la gente se ríe de nosotros, si la gente nos escucha diciendo, y este tonto qué dice? Dice: “Ellos no podían creer”, porque Isaías dijo también: “yo he cegado sus corazones, yo he cegado sus ojos, yo he endurecido su corazón, para que no vean con los ojos, para que no entiendan con el corazón, para que no se conviertan, para no curarles”. Esta palabra es una palabra que se repite muchas veces en la Escritura. Yo la he proclamado en muchas convivencias de catequistas, es una palabra terrible, tremenda, es una palabra fenomenal. Quien entienda esta palabra comprende la totalidad de las Escrituras. Quien no la comprende no ha entendido nada acerca de la Escritura. Es una palabra de Isaías a la que hace hace referencia S. Juan, Juan, y también la referencia referencia S. Pablo y todos los apóstoles la referencian en sus cartas. Esta pieza de la escritura es citada constantemente. ¿Por qué? Porque es la respuesta al hecho de que muchos no crean. Es sorprendente. Es sorprendente que yo estoy hablando y alguien dirá: es Dios quien habla, y otros dicen: pero ¡que estupidez! Esto es un misterio. Yo he hablado en París ante muchos sacerdotes y un profesor de la Católica, que dice que esto es Palabra de Dios y
que es la salvación para la Iglesia de hoy, y otro sacerdote, a su lado, dice que esto es una alienación... ¿Qué significa esta palabra? Dios ha cegado los ojos. Eso no quiere decir que nosotros no queramos escuchar la Palabra de Dios No, no, dice que Dios ha cegado los ojos, que es Dios quien ha endurecido su corazón, quien ha tapado sus oídos, porque Dios no quiere que se conviertan, de hecho, si abren los oídos y escuchan, Dios no desea que se conviertan, ¿verdad?» Esto es lo que sucede. Esta palabra se aplicó a los judíos y desde entonces ha sido aplicada a los hombres que no creen. Es la respuesta del cristianismo para explicar por qué Israel ha rechazado a Jesucristo. Esta palabra se encuentra en Isaías 6. En el capítulo 6, Isaías tiene una visión de la gloria de Dios: Isaías contempló los querubines, Dios en toda su gloria se reveló a Isaías. Isaías temblando pensó, dado que quien ve a Dios muere, que iba a morir. Pero un serafín tocó con un carbón encendido en su boca para que pudiera hablar, lo purificó para que pudiese hablar y no muriese. Entonces oyó la voz de Dios diciendo: ¿A quién enviaré? Isaías dice: envíame, Señor. Todos habían abandonado a Dios y Dios le dijo: yo te envío, con una palabra terrible. Le envió al pueblo de Israel con una palabra poderosa, una palabra que tiene un poder terrible: para endurecer el corazón de la gente, de los hombres, para tapar los oídos, para cegar los ojos, para que no vean con los ojos, para que no escuchen con los oídos, para que no se convierta su corazón, para que Yo no les cure. Lo podéis leer, es Palabra de Dios. Esto es durísimo de entender, hermanos. En primer lugar, para Israel, todo lo que sucede, todo lo que acontece tiene a Dios como causa primera. Todo, todo lo permite Dios. Se peca si Dios lo permite, en muchas ocasiones has deseado pecar y Dios no te ha dejado. Porque tu pecas debido a que Dios levanta la mano de tu cabeza. Esto lo dice siempre S. Pablo. Dios levanta su mano y nos n os pudriríamos y consumiríamos en nuestras pasiones. No penséis que en las Escrituras, lo vamos a ver en esta convivencia, el pecado significa una cosa buena que no te es permitido hacer y que si lo hicieras lo pasaría muy bien en esta vida y en la vida futura lo pasarías mal. Cada pecado mortal tiene consecuencias de muerte en esta vida. El pecado es malo para el hombre y la vida del pecador se convierte en un infierno para él. Esta palabra no significa nada más que esto: Israel en el fondo, se ríe de Dios. Dios les llama a conversión y ¿sabéis lo que dicen? Bien, cuando llegue el Mesías se solucionará todo y lo aclarará todo, entonces sí nos convertiremos. Dijeron el día de Yahveh... y con esta idea acomodan su vida, tan llena de rituales, pero cada uno lleva la vida como le es más cómodo. ¿Cómo diré? Una cosa era su vida y otra totalmente distinta su religión. Pero Dios se cansó al final. Dios les envió palabras y hechos para llamarles a conversión:
enfermedad, calamidades, desgracias... y a pesar de todo esto Israel no se convierte. Israel siempre dice: cuando llegue el día de Yahveh... Cuando venga el Mesías. Bueno, mira, te digo una cosa: Conviértete ahora. Si no te conviertes ahora, ¿sabes qué te sucederá en el día de Yahveh? Yo endureceré tu corazón: mirarás y no verás, oirás y no entenderás porque yo endureceré tu corazón. Yo te voy a dar una palabra que endurecerá tu corazón, para que no te conviertas y no te cures. Cada palabra que está escrita en este libro, cada palabra que sale de la boca de Dios se cumple, hasta la última tilde, por tanto tan to esta palabra se ha cumplido. Dice: no podía entender por qué Isaías había dicho: He cegado sus ojos, yo he endurecido su corazón, para que no vean con los ojos y no entiendan con el corazón, para que no se conviertan y no sean salvados. Esto se cumplió al pie de la letra el día de Yahveh: vino Jesucristo, vino el Mesías y no le reconocieron. Los que dijeron: el día de Yahveh, el día de Yahveh. Tú dices: yo me convertiré antes de morir, entonces me confesaré. Dios continuamente te habla y te llama a conversión, porque tiene mucha paciencia contigo. Pero si tú continúas viviendo tu vida y dices: cuando me muera me confieso y basta. ¿Sabes lo que te dice esta palabra? El día en que te mueras no te convertirás. En aquel día no arreglarás las cuentas. Por eso Dios te dice: ¡Conviértete ahora! Esto es en definitiva, el significado de esta palabra. Entonces apliquemos esta palabra para nosotros. Tal vez haya un hermano a quien Dios ha cegado sus ojos y que tal vez Dios no desea que se convierta, tal vez, porque él no tiene derecho a la conversión, porque Dios ha sido muy paciente con él, porque Dios lo ha llamado durante mucho tiempo a conversión y ahora ha llegado el momento en que ya no n o se puede convertir. Esto ha sucedido a Israel, ahora es el día de Yahveh e Israel ha rechazado al Mesías. Pero, dice San Pablo, que este rechazo de Israel no es para siempre, sino que es por un tiempo. Dice que aunque algunos creyeron en él no se atrevieron a admitirlo porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Entonces Jesús exclamó exclamó con fuerte voz: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en Aquel que me ha enviado.” Dice unas cosas estúpidas este que está ahí, sin ningún tipo de autoridad, sin haber estudiado en la sinagoga, sin ser sacerdote según la ley, que es un laico cualquiera, como Jesucristo, que no tiene ningún título, al contrario que los rabinos, que sólo ha trabajado como carpintero. Imagínate a este Jesús que sube a la explanada del templo y grita: el que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha h a enviado. Los sacerdotes habían dicho, ¿Quién se cree este idiota? Pero ¿cómo es posible que se permita que este idiota hable sin restricciones?
Jesús dice: El que me ve, ve al que me envió: Yo soy la l a luz que entra en el mundo para que todo aquel que crea en mí no siga en tinieblas. Esto nos dice Jesús a nosotros esta noche: yo, la luz, he venido a ti para que no permanezcas en la oscuridad. Si alguien no escucha mis palabras, dice Jesús, si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no le condeno, porque yo no he venido para condenar al mundo sino a salvar al mundo, el que me rechaza y no acoge mis palabras, ya tiene juez ju ez que lo condene: la palabra que he hablado, ella le condenará en el último día. Esta palabra que digo: le condenará en el último día. ¿Qué significa esto? Él está hablando en el medio de doctores y de sacerdotes: ¿Quién se cree este idiota, como se puede soportar a este idiota que dice tales y tantas tonterías? Jesús dice: No me creéis, ¿verdad? Mi palabra os condenará el último día, el Día del Juicio final. Tú dices: Este hombre es un idiota... Yo digo mi palabra, veremos en aquel día quien tenía razón. Estos incrédulos, el día de la resurrección, se encontrarán que los miserables están sentados a la derecha de Dios, porque él es el Señor, el Kyrios. Entonces dirán: fuimos estúpidos, imbéciles, idiotas, insensatos, es cierto. Mi Palabra, dice Cristo, ella os condenará. Muchos se están riendo de nosotros. Ellos dicen: estos no tienen cultura ni estudios teológicos, no han estudiado en un seminario, no tienen títulos ni avalistas. Bueno, ese día se verá quién tiene razón. Dejadme deciros, hermanos, que en esta convivencia no estamos aquí en nuestro nombre sino en nombre de Jesucristo, que nos envía a vosotros y en el nombre de la Iglesia para daros la luz, para que no continuéis en tinieblas. Por último, mirad esto: Jesús dice: Yo no he hablado en mi nombre, sino que el Padre que me envió, me dijo lo que yo os he comunicado y yo sé que lo que Él me dijo que te dijera es la l a vida eterna y yo sé que su mandato es el siguiente: la VIDA ETERNA. Toda la misión de Jesucristo, todo lo que debe hacer en el mundo es lo siguiente: dar vida eterna a los hombres, meter al fondo del corazón de los hombres la VIDA ETERNA. Para esto Dios te ha traído a esta convivencia, para que Jesucristo te dé la VIDA ETERNA, para nada más. ORACIÓN BREVE DEL PRESIDENTE BENDICION (En silencio nos retiramos todos a dormir. Los catequistas se reúnen un momento para preparar el siguiente día).
SEGUNDO SEGUNDO DÍA DÍA (Viern es) h 8:00 – Desayuno en silencio h 9:00 LAUDES Canto de entrada: Salmo 94 Saludo del Presidente Invocación al Espíritu Santo Salmos del día (alternando leídos y cantados) Monición a la lectura (tomada de la segunda convivencia) (Carmen) En este día proclamaremos una palabra muy importante. Esta palabra prácticamente da el tono de toda la convivencia. Nosotros nos hemos encontrado continuamente con ella y con ella os encontramos. Para ello la proclamaremos con mucha fuerza, aunque casi con toda seguridad, muchos de vosotros no la entendáis; en estos días que estaremos aquí reunidos, haremos frente a esta palabra varias veces para analizarla conforme a nuestras ideas. Por esta razón, vamos a proclamarla esta mañana, porque presidirá toda nuestra convivencia. Dios, que nos ha querido convocar aquí y que hará su aparición en medio de nosotros, nos invita a apoyarnos en Él. Este apoyarse en Él se hará visible y presente para experimentar la fuerza y el enorme poder de Dios en nosotros. Entonces nuestra vida apoyada en Él tendrá coherencia, nuestra vida amenazada por la muerte, sentirá, en contacto con Dios, que pasa a la vida eterna. Este conocimiento experimental que nos provoca la presencia de Dios en medio de nosotros, es la fe. Sin embargo, como sin duda tenemos muchas ideas confusas acerca de la fe y no nos apoyamos en Dios, sino que siempre confiamos en nuestras fuerzas, y, puesto que no tenemos la vida eterna, que no la hemos experimentado, porque nunca nos hemos apoyado en la fuente que es Dios, la fuente de vida. Creemos que la fe es hacer h acer muchas obras, nuestras obras, pero pero nuestras obras no nos no s han llevado a ninguna parte... Yo siempre digo que los apóstoles a través de sus buenas obras, con su buena voluntad, nunca se hubieran encontrado con la resurrección de Jesucristo. Ellos y sus fuerzas no han fabricado el Cristo resucitado. Nunca. Por el contrario: es Cristo resucitado de entre los muertos quien viene al encuentro de los que, dispersados por el pecado, ya no creían en nada. Es la resurrección de Jesucristo la que viene al encuentro de ellos, invitándoles a que se apoyen en la resurrección, en Él: Jesús se da a conocer a ellos como resucitado de los muertos. Esto es lo que los transforma: apoyarse en la resurrección de Jesucristo. Y por esto se lanzan lan zan al mundo para proclamar la resurrección de los
muertos y el perdón de los pecados, porque la resurrección de Jesucristo perdona a los apóstoles que huyeron ante la cruz. Tal vez necesitamos encontrarnos con la cruz, con el sufrimiento, que nos despojan de nuestras obras. San Pedro, que pensó que podía seguir a Jesucristo no sé adonde, con sus obras, ha visto desaparecer toda su buena voluntad y todas sus buenas obras, ante la cruz, la cruz le hizo reconocerse pecador. A continuación, Cristo resucitado pudo venir a perdonarle sus pecados y hacerlo fuerte en Jesucristo resucitado y no en sus obras. Esta convivencia se basa entera en la vida eterna. Para poder disfrutar y experimentar la vida eterna, como un manantial que brota ya aquí, necesitamos esta fe, este encuentro con Dios que es experimental, por lo que proclamamos la Palabra de la fe: Abraham. Abraham se encuentra inmerso en su gran esterilidad: un hombre sin sentido. Y veréis que esta figura, este Abraham, aparece en las Escrituras después de los primeros once capítulos del Génesis, que presentan a la humanidad, desde el pecado de Adán hasta el diluvio, sumergido en el pecado, en el sin sentido, en las aguas. Ante esta situación, Dios, que ha creado el mundo y lo lleva hacia adelante, no permite que la humanidad perezca sumergida por las aguas del diluvio, sino que suscita una esperanza para rescatar a la humanidad de su pecado. Esta puerta que el Señor abre es Abraham. Es una pequeña semilla sembrada en la carne humana, en este Abraham estéril, en esta humanidad destinada a la infertilidad: Dios siembra una promesa de resurrección y vida, esta obra es la obra de Dios. Este Abraham es una palabra de Dios para todas las naciones, una revelación de Dios. Dios se acerca a la humanidad y se presenta ante la esterilidad humana con una promesa. Esta es la obra de Dios. Y Abraham se fía de lo que ve, cree en Él. Apoyarse, fiarse significa creer. Cuantas veces oigáis “creer”, entended confiar en lo que se muestra sólido, confiar en Dios. Abraham, no mira su esterilidad, sino que se apoya en el poder de Aquel que hizo la promesa, confía en Dios. S. Pablo escribe esta palabra a una comunidad, a una iglesia, la de Roma, que comenzó muy mal, apenas un grupo de hermanos; en medio de una gran masa de paganos, en todo el Imperio Romano, eran muy pocos los cristianos. S. Pablo siempre comienza la primera comunidad con los judíos. Esta comunidad está formada por algunos judíos que viven en Roma. Y los judíos habían hecho de esta figura que es Abraham, algo totalmente contrario de lo que es Abraham. Habéis visto que Abraham es un don de Dios a la humanidad. Los judíos habían interpretado interpretado todo lo contrario. Habían hecho de Abraham el
hombre que se salva por su honestidad, el hombre justo, que cumple la ley, el perfecto. Habían hecho un Abraham fruto de sus propias fuerzas. Así Dios desaparece: es Abraham quien se salva con su honestidad, con su fe (en el sentido que entendíamos nosotros muchas veces), con los puños, como si Abraham fuese fruto de sus puños. Es decir, se invierte completamente la figura de Abraham. Entonces S. Pablo argumenta en contra de ellos y para demostrar que Jesucristo es un don de Dios, comienza por presentar a Abraham como la promesa anticipada de este Jesucristo que les va a anunciar. Debéis desmontar todas las ideas que tenemos acerca de la justificación. Así que empezaré por decir que el hombre no es justificado por sus obras. Es decir, yo no adquiero un derecho por medio de mis obras, porque el hombre es pecador y no puede justificarse por sí mismo, por mucho que haga. Dios es la justicia absoluta. El hombre que descansa en esta santidad, irradia esta santidad, porque el que justifica y santifica a todos nosotros es el Señor, no somos nosotros con nuestra fuerza los que nos justificamos por nuestros pecados, es el Señor. Por eso, ya que esta es básicamente nuestra situación, decimos: ¿que tendríamos que hacer, qué es lo que no debemos hacer? Nosotros que siempre poníamos toda la confianza en nuestra capacidad de hacer y no en depender de Él, que puede hacer todo, que es el Señor, que esta palabra que ahora vamos a proclamar, nos ayude. Vamos a ver la gran autoridad con que San Pablo afirma que la justificación es la obra de Dios. Nos dirá, no sólo para la comunidad de Roma, sino también para nosotros, aquí y ahora, esto es para Jesucristo, que se hará presente aquí si nos aferramos y nos apoyamos en Él. Os invito, hermanos, a recibir la palabra con sencillez y a apoyarse en el Señor. Como la Virgen un día no se apoyó en su fuerza o su capacidad para concebir un hijo, sino que dice: Hágase lo que me has dijo. El Señor ha dicho una palabra al mundo: vida eterna y resurrección, y nos ha llamado aquí, tan pobres, para experimentar esto, para que demos verdaderamente testimonio y proclamemos y demos esta esperanza al mundo. LECTURA: Rm 4»
CATEQ CATEQUE UESI SIS S (de la p rimera rim era con vivencia) vivenc ia) (Kiko) (Kiko ) Bueno, hermanos, no sé si entendéis algo, porque esta palabra es difícil, pero es un palabra importante que debe iluminar un poco todo el trabajo de esta mañana y de esta convivencia. Porque, en el fondo, esta convivencia es una preparación a la liturgia que haremos el último día, un rito de entrada en el catecumenado, para revivir la primera parte de vuestro Bautismo.
A continuación, vamos a hablar un poco de esta palabra que habla de la fe, precisamente antes de contestar un cuestionario sobre la fe. Si habéis prestado atención a la lectura, veréis que en primer lugar S. Pablo nos dice que Abraham no fue justificado, que Dios no se fijó en Abraham porque él fuera justo, fiel a Dios por medio de sus puños, porque hizo muchas obras por su propia fuerza, porque, como se ha dicho en la monición, los judíos habían hecho de Abraham todo lo contrario de lo que significa. Habían hecho de Abraham el hombre fiel en la prueba, el hombre que obedecía la Palabra, que seguía a Dios, el hombre coherente, el voluntarista... Así que lo primero que S. Pablo dice es que Dios elige (encuentra de su agrado) a Abraham antes de que Abraham fuese amigo de Dios, antes de que fuera circunciso. Porque los fariseos daban una gran importancia a la circuncisión y por eso los judíos no aceptaban a los gentiles. gentiles. A continuación, S. Pablo dice que Dios ha constituido a Abraham en padre no sólo de los judíos, sino de todos los hombres, tanto circuncisos como incircuncisos, toda persona que viva como Abraham. Y ¿qué encontró justo Dios en Abraham? Lo que Dios encontró justo en Abraham fue que Abraham creyó en la Palabra de Dios. Esta palabra que estamos leyendo aquí: Abraham creyó y le fue reputado como justicia, Dios se lo tuvo en cuenta: basta esto para salvarte, dice; porque Dios encuentra justo a Abraham, porque Dios lo encontró totalmente santo. Un ejemplo para explicar explicar esto: al que tiene trabajo, no se tiene en cuenta el trabajo como un favor, sino como una deuda. Si tú me confías un trabajo, si haces un contrato conmigo para hacer un trabajo en tu casa, la recompensa que me das es debida a mi trabajo, y yo no doy las gracias por esto, y si no me pagases, te podría demandar en la magistratura del trabajo por lo que me debes. Por eso, dice S. Pablo: a un hombre que trabaja, la paga no se da como un regalo, sino como algo debido. Dice: Todo aquel que, sin trabajo, sin hacer nada, cree que Dios perdona al pecador que es capaz de justificar a un pecador, porque Dios quiere justificar al pecador, esta fe, esta creencia de que Dios es capaz de perdonar al enemigo, esto es reputado como justicia. De hecho, a David lo llama afortunado, porque sus pecados fueron cancelados: afortunado aquel cuyas iniquidades fueron perdonados y cubiertos sus pecados; bendito el hombre a quien el Señor no imputa ningún pecado. La primera cosa que S. Pablo dice es que Abraham alcanzó la justificación porque creyó en Dios... Ahora explico esto mejor, porque es difícil de entender. Debemos tener presente una cosa, que es el contexto en que esto se escribe, como se dijo en la monición, es un contexto en el que los judaizantes se introducen en las comunidades y dicen que todo lo que dijeron los apóstoles no se sustenta, de
hecho, sin la ley, si no está circuncidado, si no observa el sábado a la perfección, si no hiciera todo esto, no se salva. Por ello San Pablo les ataca desde el principio y dice a aquellos que piensan de esta manera, que su gloria es su vergüenza, quiere decir que su gloria está en el signo de su vergüenza, que es la circuncisión, y que su dios es el vientre, porque dan la mayor importancia al ayuno y a la diferencia entre alimentos puros e impuros; que este pasaje de Filipenses 3,19 no se refiere a los que comen mucho, pero los judaizantes que depositan su confianza en las obras y posesiones, son enemigos de la cruz de Cristo: Cristo no te hace falta, lo que te salva son tus obras y S. Pablo arremetió contra ellos. En este contexto, también se escribe la carta a los Romanos. Uno puede pensar: ¿Qué nos dice esta Palabra a nosotros? ¡No estamos en este contexto! Bueno, yo creo en cambio que estamos precisamente en este contexto, porque decimos: aquí no se hace nada, esto es un error, ¿Qué la fe basta? Ah, pero entonces éste es protestante, porque yo no tengo que poner nada de mi parte... Aquí tenemos de alguna manera, en el fondo, el mismo problema. Por esto, en primer lugar, vamos a ver lo que es la fe. Lo primero que S. Pablo expresa es la felicidad y que Dios se complace en un hombre sin que él haga nada, que Dios es capaz de justificar a un hombre, y esto no es sólo para los circuncisos, sino también para los no circuncidados. De hecho, Abraham fue justificado antes de recibir la circuncisión. Y más: San Pablo dice que Abraham recibió la circuncisión como señal de que había sido encontrado justo por Dios. Esta frase que dice S. Pablo a los romanos aplica igual al Bautismo cristiano. Así es como la Iglesia siempre ha concebido el Bautismo cristiano. El Bautismo se administra a los cristianos como la circuncisión a los judíos. Como sello de la fe. Por esta razón, sin fe no podemos tomar este signo. Dios se lo da a Abraham después de justificarlo como garantía, como alianza, como una señal conmemorativa, digamos, del hecho de que Dios encontrara justo a Abraham. Si Dios se encuentra con un hombre así, un hombre hijo de Abraham, que tiene la misma fe de Abraham, después se le administra el Bautismo como un sello que confirma esta fe. Por esta razón, el Bautismo no se puede dar sin fe. De esta manera, dice, Abraham se convirtió en padre de toda persona que tiene la fe de Abraham. Porque cuando Dios llamó a Abraham, era un pagano, un politeísta. De hecho, es curioso que la Biblia, después de presentar en los primeros 11 capítulos, el pecado de la humanidad, presenta a Dios que ha escogido a un hombre que no se puede justificar por sus obras. ¿Por qué? Precisamente porque Dios le promete algo que es imposible que él pudiera lograr por sus obras: un hijo.
Dios prometió a Abraham un hijo. Y Abraham no puede tener hijos, porque es un anciano de ochenta años, y porque su mujer es estéril. No sólo es estéril, su cuerpo ya no tiene vigor, no tiene las fuerzas necesarias para tener un hijo. Dios prometió a Abraham lo que es absolutamente imposible para Abraham por sí mismo. Abraham no puede pensar en ningún momento que él pueda tener un hijo con sus obras. Por lo tanto, es especialmente importante que Dios eligiera a este hombre, Abraham, que se encuentra en esta situación. Luego, ¿en qué consiste la fe de Abraham? S. Pablo habla de la fe de Abraham, que es la fe del cristiano, por eso quien tiene la fe de Abraham, es hijo de Abraham. No es hijo de Abraham quien es circuncidado, sino el que tiene la fe de Abraham. Y esto es también para nosotros: no es cristiano quien fue bautizado de bebé, que es cristiano según la carne, sino el que tiene la fe de Abraham. Entonces dice que Abraham, esperando contra toda esperanza, creyó, cuando Dios le dijo: Mira las estrellas del cielo, tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena del mar; Abraham nunca vaciló en su fe, incluso teniendo en cuenta que su cuerpo ya no tenía vigor (que era imposible que pudiera tener un hijo). La descendencia habría significado que Abraham tuvo un hijo, y este hijo muchos hijos, y muchos hijos de nuevo y todos ellos tendrían como abuelo o bisabuelo a un tal Abraham. Un pueblo inmenso. Pero para llegar a este pueblo, Abraham primero debía tener su propio hijo, que es su ideal. Por eso, cuando Dios le promete esto, Abraham no se ve a sí mismo, no considera su cuerpo... pero, infierno, es imposible para mí tener un hijo. ¡Tengo cien años! No se vio a sí mismo ni a su mujer vieja y de matriz estéril. Frente a la promesa que Dios le hizo, la incredulidad no le hizo hi zo vacilar, más bien su fe lo llena de fortaleza. Se apoyó en Dios, se apoyó en esta Palabra de Dios, se apoyó en el que le habló, no se miró a sí mismo. Esto es muy importante para nosotros. Y le dio la gloria a Dios. El acto que da mayor gloria a Dios es la fe. Él dio gloria a Dios persuadido de que Dios es poderoso para cumplir lo que promete. ESTO LE FUE IMPUTADO COMO JUSTICIA. Es decir: cuando Dios le dice: Yo te daré un hijo, a ti que eres un viejo, y a una vieja a la que es imposible concebir un bebé, este anciano no se miró a sí mismo, sino que miró a quien le hablaba y, apoyándose en Dios (la raíz judía de la palabra fe es “muna”, que significa descanso en lo que es firme, no en ti mismo), no vaciló pensando que era humanamente imposible, no, porque si se miraba era imposible; miró al que hablaba y apoyándose en esta palabra, que le prometía un hijo, no vaciló, sino que se llena de fortaleza y da gloria a Dios: lo creyó, ¡Tú eres capaz de hacer esto y mucho más! Y esto fue agradable a Dios de una manera extraordinaria.
Esta es la fe cristiana. De hecho, tu lees en el Evangelio una palabra que te dice: anda, vende todos tus bienes, o te dice: tendrás un hijo, cambiarás, te convertirás en un hombre que comparte su riqueza con los pobres, te convertirás en un hombre que no juzga al hermano, te convertirás en un hombre que se deja robar, que no se resiste al mal. El que oye estas palabras y se ve a sí mismo, está fresco, de hecho si te miras a ti mismo ves que es imposible, i mposible, porque eres un soberbio, un iracundo, un burgués; es imposible si te miras a ti mismo... Pero, ¿qué es la fe? Fiarte de quién te habla, fiarte de Dios, no de ti mismo. Muchos de vosotros habéis hecho “Cursillos de cristiandad”. ¿Que ocurrió en esos días? ¿Por qué cuando decimos ciertas cosas nos da miedo? Porque nos fijamos en nosotros mismos. ¿Te acuerdas? Si te miras a ti mismo, dices: yo caigo, esto no lo puedo hacer, dentro de unos días, en la primera oportunidad, peco. Mira, ¿quién te dijo que te mires a ti mismo?, ¿por qué no has pensado en quien es el que te habla?, ¿por qué no has pensado que el que te habla es poderoso para cumplir lo que promete?, ¿por qué no has pensado que Dios puede hacer con tu corazón, que es asqueroso, egoísta, iracundo, mezquino, burgués, un nuevo corazón de carne? Él. Y si Él está diciendo que lo puede hacer, ¡créelo! Yo te ayudaré, Yo te transformaré, Yo te daré un espíritu capaz. ¿Por qué dudas, por qué miras detrás de ti? Pero, ¿quién te dijo de mirar atrás, quien te ha mandado decir ahora mismo que Dios es un mentiroso, que eso que te está diciendo es una fantasía? Dios no me cambiará en absoluto. Bueno, permanecerás en tu pecado y un día morirás. Pero ¿por qué no mirar a Quien te habla y pensar que Dios es poderoso para cumplir lo que promete?, esta es la fe. La escritura no dice que le fuera reputado solamente a él, sino también a nosotros; a todos cuantos debe ser imputada la fe, a nosotros que creemos en El que resucitó de la muerte: nuestro Señor Jesucristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Es decir, decir, ¿qué nos hace cristianos? cristianos? Creer que Dios entregó a la muerte a Jesucristo por nuestros pecados y por lo tanto, tus pecados han sido perdonados, que Dios te justifica, que te hace santo, que te envía su Espíritu y te envía ahora a Cristo Jesús resucitado dentro de ti. Está bien. Aquí surge un problema, tú dices: entiendo, esto me gusta: tener la fe de Abraham, apoyarme como Abraham en Dios. Y aquí estamos de nuevo en un círculo vicioso: ya que yo no tengo esta fe, me apoyo en mí mismo y me hundo. Perfecto. Con esto hemos descubierto el problema, llegamos al nudo del asunto: que la fe no es un moralismo, sino un don. Apóyate en Dios, tener esta fe, es un don. Tal vez el pre-catecumenado te hizo descubrir que no tienes fe, por esta razón tú no puedes hacer obras de vida eterna, por eso no caminas; tu vida no ha cambiado en absoluto, porque Dios no
puede hacer absolutamente nada si tú no le dejas, si tú no crees en Él. Precisamente por esta razón, porque no te puedes dar la fe a ti mismo, la Iglesia te llama a esta renovación del paso al catecumenado, porque la Iglesia puede darte esta fe. Por esto vais a pedir la fe a la Iglesia porque la Iglesia tiene la facultad de dar esta fe que tú no tienes. La Iglesia te dará esta fe. Dios dio a Abraham la fe, y por eso Abraham es una obra de Dios para mí y para ti. Es una palabra. No es que debamos imitar a Abraham. Abraham es una Palabra de Dios que ilumina lo que es la fe. Que Dios quiere salvarte gratuitamente. Lo único que Dios pide es que te apoyes en Él. Es como si tuvieras un amigo maravilloso que es el jefe de la prisión, y a ti te han metido en la cárcel por no sé que cosa, y tú, como es tu amigo del alma y tiene todo el poder en la cárcel, estás tranquilo, porque cuando tu amigo sepa que estás allí te ayudará, te sacará, te salvará. Bien, ahora imagina que es un verdadero amigo y tú no confías en modo alguno que él vendrá a rescatarte; has dudado de él absolutamente y llamas a no sé cuántas personas en tu ayuda, si este amigo se entera te dirá: ¿cómo dudaste de mí? Tú no me amas, has dudado totalmente de que te podía ayudar; yo siempre te he dicho: si algún día estás en problemas, llámame, yo te ayudo, ¿por qué no me llamaste? ¿Por qué has dudado de mí? Ah, tal vez piensas que no te amo, que soy completamente idiota, un hombre que no guarda su palabra, un hombre que dice muchas cosas pero luego no las cumple; tú has pensado que yo no podría salvarte. La fe es creer que Dios es tan grande que le puede dar vida a lo que no existen, que Dios es capaz de sacar vida de la muerte, y que es capaz de sacar de tu cuerpo empecatado por entero, un corazón nuevo, que Dios es capaz de hacer una nueva creación a partir de algo muerto. Esto es lo que da gloria a Dios. El que cree esto, en él se cumplirá lo que Dios le ha prometido y su vida se transformará radicalmente y hará cosas que ni siquiera se puede imaginar; esto es lo que Dios va a hacer, porque el la fe es omnipotente, es tan grande como Dios. Algunos pueden pensar que se puede puede tener mucha mucha o poca fe; nosotros decimos decimos siempre fe infantil y fe adulta; este problema también era un problema de la Iglesia primitiva. ¿Sabes lo que dice sobre esto Jesucristo? No digas tonterías. ¿Sabes que es la fe? Yo te lo digo: si tuvieras una fe tan pequeña tan pequeña como un grano de mostaza, que está en tu mano y no se puede ver, y con esta pequeñísima fe dijeses a ese monte que está allí: muévete y arrójate al mar, la montaña se movería. Porque la fe se tiene o no se tiene. Sin tanta historia, se tiene fe o no se tiene fe. El que tiene fe, hace obras de fe, f e, la fe hace actos de fe.
Por esto la fe es un tiempo de gestación. No es tan fácil: hay que aprender a creer, como Abraham tiene que aprender a creer. La fe es un camino. Abraham en este momento es hallado justo, pero entonces Dios tiene que hacer un camino con él, para que aprenda a creer. Y muchas veces Abraham se olvida de Dios y va a querer hacer las cosas por sí mismo, con su cabecita, y le irá muy mal y se golpeará cien mil veces la cabeza. Se alejará del camino y con cada golpe aprenderá y volverá al camino. De hecho, es la única manera de aprender. Y debe aprender a creer. Y su fe inicial debe ser purificada, como en el momento de sacrificar a Isaac. De hecho siempre tratamos de aprovechar esta fe de alguna manera para que sea cómoda, entonces Dios no tiene otro remedio que ponernos en una situación especial para que sigamos caminando hacia Dios. Abraham es un paradigma. La fe de Abraham es una obra de Dios para nosotros. Dios ha prometido salvar a la humanidad: aquí se comienza a vislumbrar su plan de salvación con Abraham: Dios escogió a un viejo y a este viejo le da esta fe para ti y para mí. Dios te ha llamado a esta convivencia porque ha dispuesto darte la fe. Porque tú no puedes alcanzar la fe por tus obras, tú sólo puedes pedir la fe de Jesucristo. Dios te dará esta fe gratuitamente. Por esto, precisamente por esta razón estamos aquí. Te la dará no en función tuya, sino en función del mundo, según sus promesas, porque debe mantener lo que ha prometido: que salvará a toda la humanidad. Dios, para salvar a todos los hombres, necesita que la Iglesia sea sacramento de salvación y la Iglesia sacramento, en las parroquias de hoy en día no lo veo por ninguna parte; sino que son oficinas donde la gente va a misa, se bautiza, pero no es un sacramento universal de salvación; entonces, como no se ve, Dios te ha llamado para que, en este barrio de Argüelles, se haga visible la Iglesia de Jesucristo como Sacramento de Salvación. Para ello es necesario que vuestra fe sea una señal, porque para salvarse (esto es muy importante) es suficiente la fe que tenéis: vuestras misas, vuestras pastorales… pero para que la Iglesia sea verdaderamente el cuerpo de Jesucristo visible entre los hombres, para que el mundo vea a Dios y diga: mirad cómo se aman entre ellos (porque Dios es Amor), para esto, la fe que tenéis no sirve, no es suficiente, no es válida porque no significa nada, no es un sello. Porque lo que salva a los hombres es el signo; ver que Jesucristo está vivo hoy en la Tierra y no en un único hombre, porque dirían: este es un santo, pero un pueblo con jóvenes, ancianos, neuróticos... porque Dios llama a la humanidad. Vosotros no tenéis nada especial para ser elegidos: sois como todos los demás, hay gente buena, iracunda, burguesa, idiota, gente como todos los que están fuera de aquí. Dios quiere hacer con vosotros un sacramento, un signo que se ve
con los ojos, un signo del amor de Dios para el mundo, y para esto te dará primero y gratuitamente la fe. ORACION FINAL DEL PRESIDENTE PADRE NUESTRO BENDICION DESCANSO (avisad que para el cuestionario que se hará a continuación, todo el mundo traiga papel y lápiz).
CUESTIONARIO SOBRE LA FE (De vuelta todos con papel y lápiz, un catequista lee las preguntas del cuestionario) PREGUNTAS 1) Después de todo este tiempo en la comunidad, ¿ahora qué es lo que buscas en la comunidad? 2) Para ti, ¿qué es la fe? ¿Qué produce? ¿Qué te da? 3) ¿Crees que tienes fe? ¿Por qué? 4) Si no tienes fe, ¿que deberías hacer para conseguirla? Se deja una media hora, para que cada uno responda las preguntas individualmente y por escrito; se puede hacer en la habitación o donde quieran, pero a solas, sin consultar a los demás. Incluso los casados contestan individualmente. Esperamos sinceridad en las respuestas. Luego, cuando están todos reunidos de nuevo, uno de los catequistas pide a algunos hermanos las respuestas al cuestionario; breve. Conviene preguntar a tantos como sea posible, continuando eventualmente después del almuerzo, antes de la catequesis. Nota: La catequesis siguiente se llevó a cabo en dos etapas, y es muy larga: posiblemente, deba acortarse y resumirse, porque después hay una celebración penitencial. (Kiko) (de la convivencia del barrio de Argüelles) Habéis visto que existe una amplia variedad de respuestas. Con este cuestionario no pretendemos que respondáis bien o mal, sino aclarar, ya que no hay que olvidar que esta convivencia está en función del primer paso al catecumenado, en función de que es necesario revivir la primera etapa de nuestro Bautismo. Para esto voy a ser muy franco con vosotros. Os hemos dado cuatro preguntas: ¿qué buscas en la comunidad? ¿qué es la fe? ¿qué te da? ¿se realiza? ¿piensas que tienes fe? ¿qué necesitas hacer para tener fe? Estas cuatro preguntas son la base de toda la convivencia.
Empiezo por decirte: cuando se bautiza a bebés, la primera pregunta que hace la Iglesia, cuando todavía estabas en pañales, a los diecisiete o dieciocho días, cuando te bautizaron, lo primero que pregunta el sacerdote es: ¿como se llama el bebé? Dice el sacerdote: ¿como se va a llamar? y el padrino, que lleva al bebé en brazos dice: Roberto. A continuación, el presbítero, todo revestido se dirige a ti por primera vez: Roberto, ¿que pides a la Iglesia de Dios? ¿Qué buscas en la Iglesia? ¿Por qué vienes aquí? ¿Qué vienes a pedir a la Iglesia? A continuación, el padrino, que no sabía muy bien lo que tenía que decir, miró al sacerdote y el sacerdote le sopló en voz baja: la fe. A continuación, el padrino, dice en voz alta: la fe. Segunda pregunta: ¿Qué te da la fe? ¿Qué es lo que realiza en ti? ¿que es la fe para ti? ¿un cosquilleo en el corazón? Veamos, ¿que te da la fe? A continuación, el padrino, una vez más, ayudado por el sacerdote dice: la vida eterna, la fe me da la vida eterna. Estas dos preguntas que se nos hicieron cuando fuimos bautizados, son las dos primeras preguntas del cuestionario. La tercera y cuarta son para entender los dos primeros. Este diálogo fue la primera parte de vuestro bautismo. Pasado mañana por la noche, vendrá el obispo para presidir el rito por el que reviviremos esta primera parte del Bautismo. El Obispo te preguntará: bien, muy bien, así que has estado aquí por dos años, ¿que estás buscando aquí?, ¿qué vienes a pedir a la Iglesia? y tú contestarás lo que una vez contestó tu padrino por ti: la fe. Y continuará el obispo: y ¿qué es la fe para ti? La Iglesia antes del bautismo dialoga contigo. Primero debe ver un poco lo que tú buscas. Entonces, tú vas a decir: la fe me da la vida eterna. A continuación, después de haber respondido bien al obispo, él te dirá lo qué debes hacer: te presentará el camino para alcanzar la vida eterna. Toda esta convivencia se centra en esto: qué debes hacer para conseguir la vida eterna. Me gustó la respuesta dada por uno de vosotros a la primera pregunta: yo quiero ser cristiano. cristiano. El padre padre Farnés dice que responder: responder: quiero la fe, en realidad significa: Yo quiero ser cristiano, quiero ser fiel. La Iglesia demandaba a los que se acercaban al catecumenado: ¿Qué quieres? ¿Qué quieres aquí? Y la gente decía: ‘Yo quiero ser cristiano, quiero llegar a ser cristiano, quiero llegar a través del catecumenado, catecumenado, quiero llegar a ser un hombre de fe. ¿Por qué se hace esto con los bebés? Porque el bautismo no se puede dar sin fe. Para poder dar el Bautismo, lo hemos visto esta mañana, es necesaria la fe. Porque hemos visto que el bautismo es lo que sella la fe. Es decir, la fe es anterior al bautismo.
Entonces, ¿cómo se da el bautismo a bebés que no tienen fe? Sabréis que en la Iglesia primitiva, el Bautismo no es un instante mágico: el Bautismo es todo un camino. El bautismo es el camino de la conversión, el camino de la iniciación cristiana. Y sin embargo, a ti te bautizaron sin que tuvieses fe. ¿Por qué es esto? ¿Debido a que la Iglesia os ha prestado su fe? La iglesia primitiva, sin embargo, siempre ha entendido muy bien que uno no se convierte en cristiano por la magia de un poco de agua derramada sobre su cabeza, sino que es imprescindible tener fe. Bien, pero hay un problema: ¿cómo se obtiene la fe? ¿Quién es el autor de la fe? El autor de la fe es e s Jesucristo. Pero ¿dónde está Jesucristo? Jesucristo? Jesucristo no se ve. Dios no puede ser visto en ningún lugar. LA FE SE LE PIDE A LA IGLESIA. Esto no lo ha dicho casi ninguno. Aún tienes que descubrir qué es la Iglesia. Para ello, se te preguntará pasado mañana: ¿qué pides a la Iglesia, representada por el Obispo? Os hemos preguntado ¿A quién se debe pedir la fe? A Dios, decíais. Pero Dios no está en las nubes, Dios está en la Iglesia. Y ¿dónde está la Iglesia? Son los lo s hermanos de la comunidad. ¡No es cierto! Vosotros no n o sois la Iglesia, vosotros sois un grupo de precatecúmenos, que no es la Iglesia. La Iglesia es otra cosa. Por eso viene el obispo aquí, porque representa a la Iglesia como un signo de la Iglesia adulta. Es por eso que a este paso viene siempre el obispo o su delegado. Nosotros somos representantes del obispo, encargados por el obispo como didáscalos para implantar en vosotros esta gestación. Para traeros al cristianismo, para hacer de vosotros cristianos adultos. En la Iglesia primitiva existía una serie de carismas o servicios. Dice S. Pablo: apóstoles, luego profetas, luego carisma de gobierno, el de los obispos, después maestros o didáscalos, a continuación, diáconos, vírgenes, viudas, etc. Los maestros o didáscalos, estaban a servicio del obispo para llevar a cabo el catecumenado. catecumenado. Bueno, en este sentido, soy para ti un didascalo, encargado encargado por la Iglesia, que me ha reconocido este carisma para llevar a cabo en el catecumenado parroquial, es decir, para haceros avanzar en la fe. Porque no hay duda de que los obispos, que son tan pocos, es imposible que ellos mismos asuman la responsabilidad de llevar a todos el catecumenado, esto es absurdo, es impensable. Así que delegan en algunas personas que se hacen cargo de gestar la fe en otros. La Santa Sede ha publicado el ordo de la iniciación al catecumenado de adultos y en este libro, que es exactamente lo que estamos haciendo, se dice que el obispo debe presidir los diferentes pasos o escrutinios del bautismo.
Bueno, aquí hay un problema: los que tienen fe. Aquellos que creen que tienen fe. Mira, si establecemos un camino catecumenal, es un camino de conversión. La Iglesia primitiva ha visto siempre la conversión no como un momento determinado, sino como un camino de conversión con varias etapas. En las distintas etapas de todo el camino de conversión hay un solo nombre: se llama de un solo modo: BAUTISMO. El bautismo no se daba todo de una vez. Se daba por etapas. Primero se daba un pedazo de bautismo, después de algún tiempo un pedazo más, luego otro, etc. Al niño pequeño se le dan todas estas piezas juntas. Por eso en el bautismo que recibisteis de pequeños, se os dio: tres exorcismos, tres imposiciones de manos. ¿Por qué reiterar lo mismo tres veces? ¿Por qué a que los más pequeños se da todo junto lo que a los adultos se le daba en un largo tiempo y por etapas? Entonces, ¿por qué bautizar a los bebés 1? Porque los padres se hacían responsables de hacer progresar a los niños en este bautismo que la Iglesia tiene para los adultos; los padres se responsabilizan como cristianos de desarrollar este bautismo, durante el desarrollo de la vida del niño. Esta ahora ha cambiado y hoy en día es una práctica universal en toda la Iglesia no bautizar a los niños cuyos padres reconocen no ser verdaderamente cristianos. Nosotros hemos estado en Barcelona y hay hechos significativos por este motivo: los presbíteros jóvenes de los suburbios se niegan a bautizar a los niños si los padres no tienen fe. Y a uno casi lo echan fuera, al otro lo golpearon... La gente realmente esta furiosa. En Francia esto es así desde hace tiempo. Entonces, lo que hacen los sacerdotes, porque la Iglesia lo manda, es establecer un diálogo previo con los padres: ¿por qué quiere bautizar al niño? Y si ven que el padre no sabe responder porque quiere bautizar al hijo simplemente porque tiene miedo que el bebé tenga una enfermedad si no se bautiza, porque estamos llenos de ideas mágicas, entonces se requiere que los padres asistan a una catequesis apropiada. A menudo es un lío para los padres. Sin embargo, ya que en España 2 si no está bautizado no puede casarse por la Iglesia y todos te señalarán con el dedo, entonces, los padres quieren el bautismo a toda costa. Es por eso que es importante separar iglesia y estado, para que no haya necesidad de ser cristiano por la fuerza: simplemente por ser español. Así que el problema más interesante fue el siguiente: motivar a los padres para llevar la fe a sus hijos. Por esta razón, la comunidad cristiana decidió bautizar a los niños. Porque si en el mundo de hoy hay alguien que tenga una razón para
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No es así. Buscar documento del Papa sobre la postura de la Iglesia sobre el bautismo de bebés. En España y en el mundo, porque es la Iglesia quien lo dicta, no el estado español.
bautizar a sus hijos sois vosotros que verdaderamente estáis profundizando vuestra fe. ¿Por qué bautizamos a los niños también? Veréis que cuando hagamos el segundo paso al catecumenado se descubre una cosa muy importante, a saber, que Dios va a ordenar a través de la Escritura, que es Palabra de Dios, que tenemos el mandato absoluto de Dios, como el Israel de la carne, de transmitir nuestra fe a la siguiente generación, a nuestros hijos. Un judío religioso, si ve que su hijo abandona la religión, se siente el hombre más desgraciado del mundo, porque ha sido infiel. Porque Dios le ha dado una orden fundamental: transmitir la fe en el Yahveh a sus hijos. Así que los niños eran circuncidados de pequeños. La circuncisión en Israel es el compromiso de los padres de enseñar la fe a esa generación. Es por eso que toda la Escritura está en función de los niños. Por esta razón, muchos hechos de la Biblia tienen un sentido poético y heroico, porque son para los niños. En Israel, la fe se transmite de padres a hijos, no con catequesis, sino con liturgias domésticas. A partir del segundo paso al catecumenado os enseñaremos a catequizar a sus hijos: Tener una liturgia doméstica con ellos en la mañana del domingo. En la Iglesia hay tres tipos de la liturgia: una doméstica, familiar; una de comunidad; una de la comunidad de comunidades. Es muy importante este mandato de pasar la fe a los hijos; por eso la primera predicación cristiana fue hecha con los israelitas, en la sinagoga (como nosotros andamos en las parroquias). Antes de la llegada del Evangelio a los gentiles, los paganos (tal vez un día el Señor quiera que vayamos directamente a los ateos, a los comunistas, por ejemplo, fuera de la parroquia), el Señor quiere y dice: Ve a las ovejas perdidas de la casa de Israel. S. Pablo fue el encargado de llevar el Evangelio a los paganos. Como la primera comunidad de la Iglesia está formada por judíos o prosélitos (gente de raza no hebrea, pero convertidos al judaísmo), gente circuncidada y, como leemos en los Hechos de los Apóstoles, que todavía iba al templo, la liturgia primitiva era igual a la de los hebreos, pero con diferentes significados y símbolos. Es por eso que inicialmente se hacía la Eucaristía en el medio de la cena. Con esto quiero decir que el mandato del Deuteronomio a los hebreos de transmitir la fe a sus hijos se muta cuando se convierten al cristianismo, en el deseo de transmitir la fe en Jesucristo a sus hijos, haciéndolo como se hacía desde el principio con la antigua alianza. Por lo tanto, para empezar se circuncidaba a los hijos y a continuación contin uación se les bautizaba. No penséis que esto fue una praxis posterior. Ya desde el principio los cristianos bautizaban a sus hijos de pequeños. ¿Por qué daban a los niños pequeños el
bautismo de adultos de una sola vez? Para involucrar a los padres ante la comunidad para para educar educar en la fe en Cristo a sus hijos. hijos. Los padres son responsables ante Dios de transmitir la fe a sus hijos. En este sentido, los niños son libres. Como también vosotros sois libres porque no habéis escogido vosotros a Dios, sino que Él os ha elegido; (ninguno diga esta herejía como hemos dicho antes: yo he elegido a Jesucristo... como las monjas que dicen he elegido a Jesucristo, como otros optan por se casarse...: así llegamos a un voluntarismo espantoso) es Dios quien escoge. Bien, como Dios os ha escogido, no os elige a vosotros solos, sino también a vuestros hijos. Dios, por el mero hecho de haber escogido a ti, ya ha elegido a tus hijos. Sobre esto no hay duda. El problema es qué hacer con los hijos mayores; de hecho, me gustaría ver que es tan inteligente como para ser capaz de desprenderse de sus ídolos, y para enseñarles a amar a Dios, el Dios de Jesucristo. Esto de transmitir la fe a los niños, no se puede hacer de seguro con los hijos mayores, pero se puede hacer con los más pequeños. Así es, paso a paso os enseñaremos como debéis hacerlo. Porque es fundamental, es un mandato de Dios, en Deuteronomio 7 veréis que se trata de una catequesis fortísima: amar a Dios con todo tu corazón y con toda tu mente y con todas tus fuerzas, ponlo en las jambas de tu puerta, en la palma de su mano, en la frente, se lo enseñarás a su hijo cuando te acuestes y cuando te levantes, y cuando tu hijo te pregunte por qué hacemos esto, tú le contarás que erais esclavos en Egipto y Dios tuvo misericordia de vosotros y los liberó. Cuando hagáis esta liturgia doméstica, tu hijo te preguntará: papá, ¿por qué no puedo irme a jugar al balón? ¿Por qué me tengo que quedar aquí para hacer cosas tan aburridas? Entonces, tú le dirás: mira, hijo mío, yo soy tu padre, tu padre era un desgraciado, un sinvergüenza, pero si hoy te quiero bien es porque... y le cuentas tu historia: Dios tuvo misericordia de mí y me llamó y trajo a la comunidad. Dios envió a Su hijo Jesucristo, que murió y resucitó y así hizo posible que yo te pueda amar de una manera nueva. Así catequizarás a su hijo a través de tu experiencia, como siempre ha hecho Israel. Así que para nosotros el problema de la catequesis para niños en la parroquia está resuelto cuando hay cristianos adultos. Porque si en la parroquia hay cristianos adultos, de padres cristianos vienen, sin duda, hijos cristianos. De padres inmaduros que se creen cristianos, no nacen niños cristianos. cristianos. Una de las formas infalibles de saber si una persona es cristiana es fijarse en sus hijos. Esto es muy serio porque los l os niños son muy sensibles, tienen buen instinto y saben muy bien cómo es la fe de sus padres. Hay muchos padres moralistas
que hacen a sus hijos vivir en la obsesión... pero mañana hablaremos de los afectos y de las relaciones con los hijos y veremos que los padres cristianos realmente tiene una relación afectiva con sus hijos que es totalmente diferente a la de los padres paganos. Yo, hermanos, hablo con mucha sinceridad, porque corremos el peligro de vivir en un binomio, una dicotomía: por un lado creemos tener fe, pero este camino es, precisamente, precisamente, para aquellas personas que no tienen fe y que tienen que venir a la Iglesia a pedir la fe... porque si ya tenéis fe, ¿como venís a la iglesia a pedir la fe? La Iglesia aquí se ofrece ahora para darte la fe, porque la fe no viene de lo alto. La fe está en la Iglesia. Esto vosotros no lo habéis entendido nunca, bueno, lo comprenderemos ahora con esta catequesis. Vamos a ver. Jesucristo ha resucitado de entre los muertos, Jesucristo se aparece a los apóstoles y les dice: ir a las naciones, proclamad el Evangelio a todas las gentes: Yo os doy el poder de pisar escorpiones, de pisar serpientes, de expulsar demonios, de resucitar a los muertos, de curar a los enfermos.... estos son los signos de los Apóstoles; a quien le perdonéis los pecados, le quedan perdonados. Ir y anunciar esto: y a quien crea y sea bautizado (esto es importante porque en la iglesia primitiva ser bautizado significaba hacer este camino, este camino, que en los primeros años de la Iglesia era más corto porque la gente ya tenía hecho un catecumenado: es Israel; los israelitas ya tenían hecho una catecumenado, que es toda la historia de sus vidas, los hebreos ya conocen las Escrituras y esperaban esperaban al Salvador)... Por ejemplo, el eunuco de quien se habla en los Hechos de los Apóstoles está leyendo a Isaías. ¿Cuántos cristianos conocéis que cuando van de viaje lleven consigo la Biblia y lean a Isaías? 3 Si te encuentras en el tren con uno que lee a Isaías, pensarás: Un momento... Bueno, este tipo está leyendo a Isaías, lo que significa que hay un camino recto tras el viaje que este hombre está haciendo. Por esto Felipe lo bautiza después de darle la buena noticia y viendo que él la cree. Así que cuando los apóstoles predican el Evangelio a los judíos, no es necesario un catecumenado largo, porque ya tienen un catecumenado que es toda su historia, porque conocen toda la Escritura, la fiesta de Pascua, están preparados, sólo les falta ver al Mesías en Jesucristo y creer en Él. Si aceptan a Jesucristo se pueden bautizar. El problema surge cuando el Evangelio se predica a los gentiles, que no tienen ni idea de la historia de salvación, ni idea de quien fue Moisés o el Éxodo, ni lo que representa el pueblo de Israel. Entonces, se empieza a organizar un 3
Pregunta falaz, porque en esa época ¿qué posibilidad había de disponer de otros libros que no fueran Las Escrituras? Si el eunuco quería leer, casi seguro que t endría que leer las Escrituras o nada.
catecumenado en la Iglesia, porque entre otras cosas, Israel tiene fe, fe , tiene la fe de Abraham, tiene todo un camino ya preparado. preparado. Por tanto, el catecumenado en la Iglesia nace para los paganos, no para la gente religiosa. Pero todavía, hermanos, hay que entender algo muy importante. i mportante. Los Evangelios son escritos de la iglesia primitiva: lo que ha h a sucedido en la Iglesia durante el primer siglo no es de la misma importancia que cuanto sucede después en el siglo XVII. Debido a que el primer siglo de la Iglesia es Palabra de Dios, la Biblia, de hecho, todavía no está terminada. Por esto yo digo a los sacerdotes que hay mucha diferencia entre las comunidades que hacemos y la tradición de la Iglesia de Trento, porque la pastoral que siguió a la Iglesia de Trento no se ajusta en la Escritura, porque no es tipológica, mientras que la pastoral que seguían las comunidades del primer siglo es la palabra de Dios, ¿Cómo vivía la iglesia primitiva? En la comunidad cristiana que era el cuerpo visible de Jesucristo. Esto no se lo puede tomar o dejar: Esto es Palabra de Dios. ¿Cómo funcionaba la Iglesia en el siglo VI? Como acomodaba a la época: se trataba de una pastoral para el momento, pero esto no es la Palabra de Dios; sin embargo, no se trata de copiar con los ojos cerrados, lo que no está allí para siempre. Por lo tanto es muy importante ver el contexto de los Evangelios, lo que está escrito en los Evangelios y en las Cartas de los Apóstoles, esta es la Palabra de Dios y su realización es nuestra salvación. Darse cuenta de lo que dice la Iglesia en el Concilio de Nicea, sin duda, no hay salvación para nosotros, era para ellos, no necesariamente necesariamente para nosotros. Durante los tres primeros siglos, la Iglesia vive entre los paganos. ¿Quiénes son los paganos? El pagano es un hombre muy religioso. No eran ateos, el ateísmo no existía, era gente muy religiosa. Nosotros hemos estado en la convivencia de Jerusalén con árabes, que creen en Dios, que nos han recibido, nos han acogido con hospitalidad dándonos alimento y bebidas, porque es gente que ama a Dios, que reza mucho, gente que abre su casa, que te da su cama, no otra, sin preguntar como te llamas, incluso si eres un tiparraco, porque lo hacen por amor de Alá, porque Alá les ha dicho que también él era un peregrino y extranjero. Por la mañana se levantan y orar a Dios, ofrecen a Dios toda su vida y todas sus acciones. Es gente que en momentos de enfermedad y de necesidad piden fuerza a Dios, que Él les ayude. Esto sucede en todas las religiones. Esta es la religiosidad natural que está en nosotros. Lo que se llama religiosidad natural no es algo malo, es natural, es buena, porque viene de la naturaleza, que es creada por Dios, Todo lo que Dios hizo es bueno. A veces hablamos de religiosidad natural, pero se refiere a la degeneración de la realidad religiosa. Así que la iglesia primitiva está compitiendo con un montón de gente religiosa que cree en Dios, que ha sido educada para amar a Dios, porque todas las
religiones enseñan la misma cosa, como vencer a la muerte. Entonces la gente que se hace cristiana, no proviene del ateísmo, sino que provenían de su religiosidad, venía de sus templos, de sus ritos en el templo, de la creencia en sus ídolos familiares, personas que cuando se van de vacaciones se llevan las estatuillas y las pinturas de los dioses, para orar, como tu te puedes llevar la imagen de San Antonio, ya que son muy devotos. Es decir, la dificultad de la Iglesia primitiva procede de las personas que vienen de la religiosidad. Entonces ellos sabían distinguir muy bien lo que era el Cristianismo de lo que era la religión. El problema surge cuando Constantino unifica la religiosidad con el Cristianismo. Cuando la gente religiosa deja su religiosidad de amor a Dios o lo que quieras, y se acerca al Cristianismo, porque el cristianismo ofrecía algo más que su religión. Ese algo más, entonces era muy claro. Hoy en día no es tan claro. Este es nuestro problema. Este algo más es lo que nos interesa. Y ¿Qué es este algo más? ¿qué es ese algo extra que ofrece el Cristianismo? Porque a mí me hace mucha gracia cuando alguno de vosotros dice: La fe es amar a Dios. Incluso un árabe ama a Dios, y ¡mirad cómo ora! O los hebreos, que oran con lágrimas en los ojos ante el Muro de las Lamentaciones, pidiendo a Dios por la restauración de Israel. También hemos visto cómo rezan ante an te la tumba de Abraham en Hebrón, con una fe enorme. En Tiberíades, una familia judía se comportó conmigo de una manera maravillosa, cuando tuve el cólico nefrítico, me trataron con un gran amor. Pero no creen en Jesucristo, son hebreos; como si te juntases con gente ateo que no cree en Dios, con socialistas, comprometidos, que te ofrecen alimento y bebida con entusiasmo, con sacrificio, lo que pidáis. Gente agnóstica, gente buenísima. De hecho, hay abundancia de gente buena en el mundo. Pero veamos: una persona concreta, enfermo de cáncer, si pide ayuda a Dios, ¿no le ayuda? ¡Claro que le ayuda! ¿O crees que Dios está sólo con nosotros? Si una persona tiene un problema en casa, un musulmán, pide ayuda a Dios, ¿Dios no lo va a ayudar? ¡Claro que le ayuda! Y un africano que cree en Buda... y le pide que lo ayude, porque su hijo está a punto de morir, ¿como no le ayudará Dios a través de su religión? Por supuesto que ayuda. Pero entonces, ¿qué es el cristianismo? ¿Qué es lo particular y exclusivo del Cristianismo? Porque el cristianismo tiene algo más. El Concilio Vaticano, si lo leéis, dice que todas las religiones no cristianas son inspiradas por Dios y que Dios se sirve de las religiones para llamar a los hombres hacia Sí mismo. Pero Dios habla de muchas maneras: Dios habla a través de la naturaleza, a través de personas inspiradas, pero sobre todo de una manera particular habló con nosotros a través de su hijo.
Por otra parte, en todo lo que Dios ha dicho a los hombres a través de la naturaleza, los acontecimientos, la filosofía, Dios ha querido hablar, básicamente, a través de su hijo. Y ha querido fundar su Iglesia. Bueno, este es nuestro problema: que algunos de vosotros, si le decimos que no tiene fe, se lleva un palo y piensa que se muere. No, no, una cosa es la fe de la religiosidad natural que todos tenemos y otra cosa es la fe cristiana. Me gustaría haceros a todos una pregunta: si mañana te das cuenta de que el Cristianismo no tiene sentido, que la comunidad y Jesucristo son una fábula, que todo es mentira, mañana, ¿dejarías de creer en Dios? Bueno, no. Porque basta mirar a la naturaleza para creer que Dios existe. Y mañana, ¿tu oración sería la misma? Todo religioso natural, cuando se levanta por la mañana, ¿que hace? Dar gracias a Dios por el nuevo día, ofrecer sus trabajos a Dios, pidiéndole que proteja su día, esto es el cristianismo. Esto lo hace el hebreo, el mahometano, el checoslovaco, todos los religiosos. Esto es muy bueno. PERO EL CRISTIANISMO ES OTRA COSA. Imaginemos a un hombre que cree mucho en Dios, que ama de corazón a cada hombre, y que esta es la base de toda religión. Bueno, este hombre es un hombre de religiosidad natural, que no hace nada sin preguntar a Dios, sin orar a Dios... Imaginemos que un día este hombre conoce el Cristianismo y se inicia, pero en seguida se desilusiona. ¿Continuará creyendo en Dios? Su oración de la mañana, como la vuestra, si mañana pensáis que el Cristianismo ya no existe, seguirá siendo igual que la del hombre religioso, que es la de ofrecer o frecer todo a Dios y hacerle peticiones... Bueno, entonces no sois cristianos. Por tanto, es importante establecer la diferencia entre religión y fe, bueno, es enorme. Muchas cosas distinguen a un religioso, como eran todos los paganos del imperio, de un cristiano. Es mucho más lo que da el Cristianismo y, sin embargo, el Cristianismo es mucho más fácil. La religión es un poco difícil, la verdad es mucho más fácil. Dios lo ha hecho aún más fácil para los hombres. Farnés nos dio un ejemplo. Imaginaos unos gitanos que viven bajo un puente. Una familia de dieciocho personas que trabajan un poco y mendigan otro poco, que viven bastante mal. Y deciden jugarse todo el dinero que tienen a la lotería. Y ganan un montón de dinero, muchos millones, tres millones de libras; imaginad esto, nos dijo Farnés, todas las mañanas estos gitanos, uno de ellos prepara el café en una olla, o come un pedazo de pan o de cualquier otra cosa. El día después de ganar el millón, incluso si no tiene el dinero en la mano, lo primero que pensará, ¿qué será? ¿Debo preparar el café o somos ricos? Que son ricos, sin duda. El acontecimiento que les ha sucedido, de ganar muchos millones, ha dado
la vuelta a toda su vida, su pensamiento ya no es el de los anteriores días, ha cambiado totalmente, son millonarios. Este es un ejemplo para que veáis la diferencia entre la religiosidad corriente que tenemos todos y lo que supone el Cristianismo... La Iglesia primitiva tiene una imagen para presentar que es el cristianismo; se encuentra en las catacumbas de Roma. En las catacumbas hay tres hombres jóvenes, en alabanza, que están en un horno de fuego. Dicen que esta es la imagen de la Iglesia: estos tres jóvenes en el horno. Sabéis por el libro de Daniel que estos tres jóvenes son arrojados al horno, porque no quieren adorar a los ídolos y el gran fuego que arde a su alrededor no les quema, porque Dios envía una suave brisa, que impide que se quemen Entonces, estos tres jóvenes están dentro el horno de fuego, en medio del fuego, pero una brisa impide que la llama les dañe. Y la llama se eleva tan alto que quema a los lo s que querían matarles, a sus enemigos. En este momento los tres, viendo las maravillas que Dios ha hecho con ellos, unidos con toda la creación, elevar un canto a Dios que es un Salmo que cantamos en las Laúdes del domingo, el que dice: “Bendice al Señor” Bueno, esta es la imagen de la Iglesia, del Cristianismo. La Iglesia se encuentra en medio del mundo sin quemarse, porque una brisa suave, enviada por Dios, rodea la iglesia y los cristianos vivimos en una paz gratuita, a pesar de vivir como todos los hombres en medio del fuego del mundo, que se enciende, deseoso de devorarnos: y nosotros estamos en el medio del mundo, alabando al Señor por lo que hace en nosotros, haciendo que las llamas del mundo no tengan poder sobre nosotros. La espiritualidad cristiana es alabar constantemente a Dios. En la religiosidad natural no existe esa alabanza. Existe el sufrimiento, la resignación: hay que sufrir en esta vida, para tener la recompensa en la otra. El religioso natural piensa simplemente que la vida es una prueba, que los sufrimientos de esta vida son una prueba para, después, recibir un premio. Si a una persona que viene a la Iglesia le preguntas qué significa para ella la cruz de Cristo, te dirá con sentimentalismo: “¡Hombre! Si Él, que era Dios, que no cometió ningún pecado, sufrió tanto, yo, que soy un pecador, ¿cómo no voy a tener que sufrir?” Esto, dicho así, es herético, totalmente anticristiano. Isaías dice que el Siervo sufrido, Él cargó con nuestros pecados, Él tomó sobre sí nuestros sufrimientos, nuestra culpa cayó sobre Cristo para que nosotros tengamos paz. Para que fuésemos felices, Jesucristo sufrió el castigo. Y si el castigo ya ha sido sufrido, ¿por qué motivo nosotros sufrimos de nuevo? Explicádmelo si sois capaces.
Ah, tal vez el castigo que ha sufrido Él no es suficiente para nosotros, debemos sufrir un poco... Esto se debe a que siempre hemos visto el Cristianismo en términos de religiosidad natural. ¿Alguna vez hemos tenido una iniciación cristiana seria? Con eso, quiero deciros, hermanos, que en el Camino Neocatecumenal, no basta con decir que uno tiene fe. Los que creéis que tenéis fe, tenéis que demostrarlo, como en la Iglesia primitiva había que demostrarlo. Por eso, el camino neocatecumenal es una verificación. El camino catecumenal incluye las siguientes fases: primero una fase kerigmática, la conversión inicial, que son la primeras catequesis que habéis hecho, luego un tiempo de pre-catecumenado; después el tiempo de pasar al catecumenado, que comprende una puerta que se abre, que es el primer escrutinio, esta convivencia, un año y un poco de camino y un segundo escrutinio, que es una puerta que se cierra. Que se entra ya en el catecumenado. Vosotros estáis aquí hoy en esta convivencia del primer escrutinio. Luego viene un tercer escrutinio para pasar al tiempo de la elección y, finalmente, la renovación del Bautismo de agua, el bautismo del Espíritu y la Eucaristía. Entonces llega el momento del neofitado, que incluye la catequesis mistérica durante el tiempo de Pascua, que sigue con la renovación de la última parte del Bautismo. El Camino Neocatecumenal que tuvo la Iglesia Primitiva, vuelve hoy a ser
restablecido en la Iglesia. Bueno, en este Camino Neocatecumenal, en el punto donde os encontráis ahora alguien podría decir: Yo tengo fe. Bueno, en primer lugar: tú no lo puedes saber. Un fiel sí que lo puede saber, porque ha completado todo el catecumenado, la Iglesia lo ha confirmado. Porque el bautismo final, la Confirmación y la Eucaristía es un sello que la Iglesia da para confirmar que el camino ha estado bien hecho. En segundo lugar, tú puedes decir que tienes fe, bueno, lo tienes que demostrar. Puedes encontrar cosas que te hacen pensar que tienes fe. Muy bien: pero es un carisma de la Iglesia que tiene el obispo, que es el discernimiento del espíritu para saber si eso que tú crees fe lo es verdaderamente o no. Por eso me divierten los que dicen: vosotros decís que hay personas que tienen una fe religiosa natural, y otras que tiene una verdadera fe cristiana. Y esto ¿quién lo puede saber? Bueno, el obispo y el párroco en una parroquia. Y si a mí en una parroquia me nombrasen párroco, lo primero que debo hacer, h acer, mi primera misión sería la de discernir la fe de la gente de mi parroquia para ver si son cristianos o simplemente gente religiosa. Porque si me encuentro con gente muy buena y piadosa, que continuamente ofrece su vida a Dios, que ama a Dios en una forma natural, pero que no conoce la gratuidad total de Dios, después de
haber recibido los tres mil millones de libras totalmente gratis y haber resucitado realmente, que esto es lo que significa ser cristiano, ser un signo de esperanza en el mundo, vivir en medio del sufrimiento, sin sufrir, porque Jesucristo te ha rescatado, porque la respuesta a los acontecimientos de la vida son las respuestas de Cristo resucitado y como Jesucristo resucitado no puede morir más, la muerte ya no tiene poder sobre ti, así que tu respuesta a la muerte es completamente una revolución, una respuesta que nadie más puede dar, de forma que no tendría otro remedio que iniciar en mi parroquia un camino catecumenal de gestación e iniciación en la fe para estas personas religiosas, en lugar de decir muchas misas. De hecho, me hacen sonreír los sacerdotes que dicen: Es que no se puede juzgar la fe de la gente. No es cierto: ésta es precisamente la misión, el servicio del párroco como obispo de su iglesia igl esia local. Es decir, la primera cosa que debe quedar claro es que la fe debe ser demostrada. El camino catecumenal pretende que vosotros demostréis vuestra fe, por esta misma razón no existe en la iglesia primitiva, ningún Bautismo sin que uno dé garantía, es decir, sin padrino, sin una persona que garantice la fe de la persona que va a ser bautizada. Aquel que garantiza que este señor que quiere ser bautizado responde con su vida al Evangelio. Para entender cómo esto dice San Juan Crisóstomo en el segundo sermón a los elegidos, a aquellos que van a ser bautizados: ¿Cómo lo tengo que decir? Aquel que no practica la virtud sin esfuerzo no puede ser bautizado. Porque esta es precisamente la prueba de que el catecúmeno ha recibido gratuitamente la fe, porque la fe es un don gratuito, no un producto de nuestros puños. La fe es un don gratuito que Dios te da en la Iglesia, que no es otro que el don del Espíritu Santo, que es el mismo Espíritu de Jesucristo. Es como si tuvieras que ir andando a un lugar al que no puedes llegar y te dan gratis un coche sin que te lleva cómodamente. ¿Qué es precisamente lo que evidencia que no tienes fe? El hecho de que te practicar la virtud, porque es una prueba que tengas que ir caminando, que no has recibido nada gratis. Está clarísimo lo que dice San Juan Crisóstomo: Quién no tiene la virtud sin esfuerzo, no puede ser bautizado. Quien no cumple hasta la última letra pequeña del sermón de la montaña sin ningún tipo de esfuerzo, de forma gratuita, dice San Juan Crisóstomo, lo siento mucho, pero no puede pasar. Nosotros también, no en este escrutinio, sino a partir del segundo, comenzaremos a discernir: las pequeñas señales que deberéis tener en ese momento, porque se te ha dado el Espíritu Santo, por eso necesitáis más tiempo; porque es evidente que las señales que tenéis que dar al comienzo del camino son muy pequeñas, porque estamos en el comienzo, sin embargo, los signos que hay que dar más adelante no son signos que podáis dar en vuestras fuerzas, porque son obras de
vida eterna, que sólo puede hacer Jesucristo en ti y no tú, por mucho que te esfuerces, porque tú no has vencido a la muerte, y es imposible que venzas a la muerte con tus puños. Precisamente porque no tú no tienes poder sobre la muerte se te debe dar de forma gratuita Jesucristo, que ha vencido a la muerte. Y este don de Dios es el Espíritu Santo. San to. Otra confusión que tenemos: uno dice: yo tengo el Espíritu Santo, porque estoy bautizado desde niño. Y yo te digo ¿a mí qué me importa? Demuéstrame que tienes el Espíritu Santo por tus obras, porque esto dice la Escritura. San Juan escribe a toda la comunidad de cristianos que han hecho el catecumenado de adultos. Nunca digáis que sois cristianos: quien aborrece, odia, a un hermano es un asesino, y ningún asesino tiene la vida eterna, el Espíritu Santo, dentro de él. Tener el Espíritu Santo es tener la vida del mismo Cristo resucitado. Vida eterna es tener dentro de tu corazón una vida que no muere más, que la muerte física o moral, no te puede quitar esta vida, que ningún acontecimiento te puede arrebatar de esta vida, CRISTIANO ES EL QUE TIENE LA VIDA ETERNA. Por esto ¿qué responder al obispo cuando te pregunte qué deseas? Queremos la fe, lo que significa tener dentro de nosotros la vida eterna. ¿Qué te da la fe? La vida eterna ahora. Ahora entiendes por qué San Juan dice que el que aborrece a un hermano es un asesino. Y ningún asesino, tiene la Vida Eterna dentro de sí mismo. Y quién no tiene la vida eterna dentro de si, no es de Cristo, no tiene el Espíritu de Cristo, dice S. Pablo a los cristianos de Roma, que no nos pertenecemos. Y se lo dice a personas ya bautizadas, después de todo un catecumenado. De hecho, nada garantiza que tengan fe: ni ser bautizado, ni ser sacerdote, ni el haber hecho el camino catecumenal: lo que te garantiza que tienes fe es tener dentro de ti la Vida Eterna, el Espíritu de Cristo resucitado. Esto es para que no nos engañamos. Por esto, en la Iglesia primitiva después de este camino serio de conversión que es el catecumenado, prácticamente prácticamente no existe la penitencia, la confesión que tenemos hoy en día. Porque era algo excepcional que uno se saliese del camino, pecando gravemente. Si se daba este caso, tenía que cumplir la penitencia, que era un segundo bautismo, un tiempo de conversión profunda, un segundo catecumenado, donde permanecía durante años para dar nuevas pruebas de conversión. La fe, entonces, se debe verificar. Por lo tanto: ¿qué significa tener fe? Sólo esto: tener dentro la Vida Eterna. Recuerda la catequesis que has recibido: que el hombre, por temor a la muerte está sometido al mal, y este miedo a la muerte viene de la experiencia radical del
pecado cometido. Esto lo hemos predicado en la primera catequesis, que tal vez hayas olvidado. Por eso, el hombre está atrapado por la muerte, el hombre se vuelve incapaz de amar. Amar significa morir uno por el otro, aceptar al otro tal como es, no sólo cuando me conviene, porque esto no es amor, sino egoísmo. Y el hombre que es esclavo del miedo a la muerte no puede morir al otro, no puede amar. Porque el amor no es cualquier cosa: es buscar el bien de los demás por encima de su propio bien. Esto es la caridad, el ágape, sin mirarte a ti. Este es el amor de Dios manifestado en Cristo, que quiso nuestro bien y que no le importó a Dios matar a su hijo por nosotros, n osotros, cuando éramos sus enemigos. Bueno, este amar a los demás, así, esta trascendencia del otro, amándolo tal como es, es una ley que eleva al hombre en su ser interior y que se realiza como un hombre amante de su esposa, que la sirve, sin esperar nada de ella. Pero hemos dicho que este hombre no lo puede hacer porque ha pecado, y este pecado que habita en él, lo convierte en su esclavo, de forma que no puede cumplir esta ley que siente en su corazón y siempre hace lo malo, aborrece, ama sólo lo que es como él. Y de este querer y no poder (Romanos 7) surge toda la infelicidad del hombre». Porque este amor no es cualquier cosa. El amor cristiano no exige nada a nadie. ¿Sabes que significa ser cristiano? Servir al hermano. Cómo vemos que no somos cristianos: cristiano es el que sirve a su hermano, quien le ayuda, sin esperar nada a cambio. Ah, no, pero mira que es un estúpido. Muy bien: si es un loco, echando espuma por la boca, límpiale la baba. Ah, pero se trata de un leproso, y yo no quiero que sea un leproso porque me enferma, me infecta. Bueno, es muy simple: no sirves a tu hermano, no eres cristiano. Porque nosotros hacemos lo siguiente: trazamos una línea entre nosotros y el hermano y decimos: estoy dispuesto a amarte, hermano, si pasas la línea y vienes acá. Pero amarte donde estás, en tu arrogancia... Porque el hermano que está más allá de la línea es excelente y tengo que hacer su voluntad; por lo tanto, si pasa al otro lado de la línea se convierte en un angelito que hace todo lo que quiero. En esta zona de la línea, te acepto, pero al otro lado no te soporto, porque más allá están todos tus defectos que me aplastan. Esto es lo que todos hacemos: trazar una línea entre nosotros y el hermano y decir: estoy dispuesto a amarte, hermano, si pasas esta línea y llegas hasta aquí. Pero eso no es el cristianismo. El cristiano es alguien que ama a su hermano, que se pone a su servicio, allí donde él esté, sin juzgar. Ah, pero es un burro, muy bien: sirves al burro, no lo juzgas, no esperas nada de él. Jesús no juzga a nadie, no ha exigido nada a nadie, vino a servir y nosotros lo hemos matado, y él, bueno, dice, doy mi vida.
Con esto quiero decir que el hombre no puede en absoluto, por el miedo a la muerte, amar en esta dimensión, en la dimensión de la cruz. PORQUE PARA AMAR EN LA DIMENSIÓN DE LA CRUZ ES NECESARIO HABER VENCIDO A LA MUERTE. Lenin no ha vencido a la muerte, Buda no ha vencido a la muerte. Las religiones son estupendas y muy hermosas, sí, pero no han vencido a la muerte. JESUCRISTO HA RESUCITADO DE LA MUERTE Y HA SIDO CONSTITUIDO ESPÍRITU VIGORIZANTE. Y EL ESPÍRITU DE CRISTO ES EL ESPÍRITU QUE DA LA VIDA A LOS MUERTOS; QUE ES DADO POR DIOS GRATUITAMENTE. Esta es la fe: el encuentro con el Cristo resucitado, con el Espíritu. ¡Ah!, si la fe es el encuentro con Cristo resucitado, con el Espíritu que da vida, es realmente muy agradable. Pero, ¿dónde me encuentro con esto? ¿En el aire? No, en absoluto. EN LA IGLESIA. Se puede demostrar esto en gran medida. Jesús resucitado envía a sus apóstoles, y les dice: Id y bautizar a todas las naciones para la remisión de sus pecados y para que reciban el Espíritu Santo, yo estaré siempre con vosotros, dice Jesucristo. Es decir, Jesucristo se identifica con sus apóstoles. Está bien. Por lo tanto, los Apóstoles lo hicieron: se fueron de pueblo en pueblo proclamando la Buena Nueva de Jesucristo resucitado. Cuando la gente escuchaba y creía en la predicación, ¿Cómo se les transmitía el Espíritu Santo? El Espíritu Santo era dado a los que creían a través de los signos sacramentales. Esto es el Bautismo. Si descubrís que no tenéis fe, ¿dónde vais a encontrarla? ¿Quién os la va a dar? La Iglesia. Para ello, pediréis a la fe de la Iglesia, porque ella te la dará. ¿A través de qué? A través de los signos sacramentales, como el exorcismo y la imposición de las manos, ¿por qué? Porque Cristo viene con los apóstoles. Si soy un apóstol de Cristo, Cristo resucitado está conmigo. Cristo está en mí como Kyrios, como Señor de lo que en este momento te aliena, Señor de todos los demonios que esclavizan al hombre. Si Cristo viene como Señor, os lo tengo que demostrar a vosotros. Por esta razón, los apóstoles, para demostrarlo, hacían milagros, sanando a los enfermos con el poder de Jesucristo. Esto es una cosa muy simple, para demostrar que Cristo ha sido constituido por Dios como Señor de todo, por ejemplo, ej emplo, de la enfermedad. Y si es necesario curar a los enfermos enfermos para confirmar el poder poder de de Jesucristo, Jesucristo, lo haremos. haremos. Aunque provocaría una situación horrible, porque rápidamente se levantaría un altar, y vendrían a venos desde lejos, con todo el populismo y el sentimentalismo que existe. Por lo tanto, es mejor que el Señor no nos de este don. Él nos ha dado otro
don que es el establecimiento de la Iglesia, también por medio del poder de Jesucristo, que es el Señor de la incredulidad de la gente. Sin Cristo nada de lo que hacemos se podría realizar. Por esto, Jesús dice: yo iré con vosotros, voso tros, con los Apóstoles. Por ello, ¿qué se lee en los Hechos de los Apóstoles? Los Apóstoles transmitían el Espíritu de Jesucristo por medio de la imposición de manos, los exorcismos, con el signo de la cruz, con una serie de signos sacramentales, que se dan a lo largo del catecumenado y que van revistiendo al hombre. En la medida en que te desprendes de la carne, la Iglesia va gestando y vistiendo el hombre nuevo. Por esta razón, la imagen de la Iglesia es María, porque no hay gestación sin la Iglesia. Todos los que han respondido al cuestionario que sí tienen fe, resulta que han tenido un hijo extra-uterino, como si Jesús pudiera haber nacido fuera del seno de la Virgen María, resulta que vosotros tenéis la fe sin la Iglesia. No lo entiendo. La fe no puede existir sin una iglesia que la geste en ti. Por esta razón, en esta comunidad la gente está empezando a amar a la Iglesia enormemente. Porque descubrimos en la Iglesia una madre que tiene el poder de darte a luz, como una madre que no te abandona. Pues bien, durante todo el catecumenado, la Iglesia estará presente. Ya está presente en nosotros como representantes del obispo para conducir vuestro catecumenado como didáscalos. Bueno, la Iglesia ha hecho, por medio de nosotros, todo este trabajo del camino, porque nosotros trabajamos como peones al servicio de la Iglesia. Ahora, viene el obispo en persona a ver el trabajo hecho. Y si ve que estáis preparados, hará sobre vosotros los signos sacramentales del primer escrutinio. Después el Obispo se va de nuevo, y nosotros, como trabajadores, seguiremos llevando a delante vuestro catecumenado. Ahora podéis entender que la Iglesia reserva una sola cosa para el obispo en persona, el resto lo hace todo el sacerdote o el diácono o el didáscalo. Él se reserva la última etapa de todo: el bautismo de fuego, la confirmación, que vosotros sabéis que en la iglesia primitiva no estaba separada del Bautismo. Bautismo, Confirmación y Eucaristía eran tres sacramentos unidos: los sacramentos de la iniciación cristiana. El Oriente todavía lo conserva: a los niños pequeños se les da el bautismo de por inmersión, la confirmación y la Eucaristía introduciendo el dedo en el cáliz y metiéndolo en la boca al niño, todo en el mismo día, de hecho, los tres sacramentos son inseparables. in separables. ¿Por qué la Iglesia Católica se ha separado la Confirmación del Bautismo? Porque los obispos eran muy pocos y lo que hicieron fue para consolidar y fortalecer la fe de los cristianos. El hecho era que podían visitar la comunidad de tarde en tarde (vosotros os lamentáis de que nosotros no sotros tardamos, imaginaos lo que
tardaría S. Pablo...) por eso delegaban en los sacerdotes el poder de bautizar. En Oriente también han delegado la Confirmación. En Occidente, no, los sacerdotes pueden hacer todo, son la extensión del brazo del obispo, para bautizar, los didáscalos para gestar el catecumenado, pero la confirmación corresponde al Obispo, personalmente. Problema: si los bautismos se hacen en la Vigilia de Pascua, había que esperar, a veces años, hasta que el obispo viniera para confirmar. Por lo tanto separaron el Bautismo de la Confirmación. Pero en la Iglesia primitiva no fue así. Así que cuando Orígenes dice que en algún lugar se introdujo un séptimo sacramento, me pareció una apuesta arriesgada, pero cuando me explicaron lo que dijo: ¡Por supuesto que no! Este no es otro sacramento, esta es la última parte del Bautismo. ¿Por qué digo esto? Porque los Apóstoles, durante el camino, imponen las manos. Porque el Bautismo final no es una magia: no se puede dar sin la fe, por esta razón los apóstoles hacen primero todo el camino con los catecúmenos, para gestar en ellos la fe, dándoles el Espíritu Santo a través de los signos sacramentales. Porque desde el momento en que una persona recibe el anuncio de la Palabra y la acoge, el Espíritu Santo está allí ya. Primero, como un embrión. Por esta razón, los Padres de la Iglesia llaman a la primera predicación kerigmática, el esperma del Espíritu Santo. Porque la predicación del apóstol, que es necesaria para los hombres, tiene el poder de hacer que quien escucha esta palabra y la acoge sea penetrado por la Palabra y dé fruto en él. Lo que pasa es que el principio, como la Virgen María cuando acoge la palabra del ángel, no se nota mucho. Vosotros habéis recibido esta palabra de salvación, en muchos de vosotros ha comenzado a crecer este bebé: al principio es como un embrión que no tiene en absoluto el aspecto de Jesucristo. Por eso muchos de vosotros tenéis actitudes que no son cristianos, sino un poco amorfas. Para mí, como responsable de vuestro catecumenado, catecumenado, me basta este feto pequeño, porque es la l a estatura que por el momento debe tener en ti. Pero si no llega ni a este tamaño, lo lamento, pero debo decirte con toda sinceridad que no estás embarazado... ¿Cómo que no? Dirá alguno: yo he hecho todo lo que tenía que hacer: las catequesis, las celebraciones de la comunidad. Lo siento mucho, señor. Del mismo modo, algunos pueden pensar lo que quieran, pero al final no tiene nada que dar a luz porque lo que tiene no es más que un embarazo histérico. Entonces, de lo que se trata en este primer escrutinio bautismal es de comprobar si el niño que se gesta en ti tiene el tamaño que se requiere. Y ahora aquí estáis preocupadísimos, preocupadísimos, porque pensáis que la estatura que se requiere es enorme. Pero no, lo que se necesita ahora es poquísimo.
Lo que requerimos de ti es que descubras que no tienes fe, y descubrir que eres pecador. Esto es suficiente, porque la Iglesia no os abandona. Si tú descubres, por ejemplo, que no amas: que no soportas al hermano, y por lo tanto que no tienes fe, ¿crees que te abandonaremos? Al contrario, ahora que ya has descubierto tu falta de fe, ahora estamos aquí para que vengas a la iglesia a pedir la fe. Porque alguno puede decir: me habéis hecho un lío: yo vivía tan contento sin ninguna comunidad, me meto en una comunidad, y resulta que soy peor que antes. Este es el efecto de la Palabra de Dios, celebrada en comunidad: se descubre que eres un pecador. Bueno, ¿ahora que hago? Ahora que has descubierto que no tienes fe, ahora te podemos ayudar. En este primer paso al catecumenado verás que la Iglesia se compromete a gestarte en la fe. Pero primero debemos prepararte un poco y eso es lo que haremos con las catequesis de mañana y de pasado mañana. Otro error que puedes tener es pensar que la comunidad te dará la fe, vuestro grupo neocatecumenal. Esto es falso porque vuestro grupo neocatecumenal no es la Iglesia. La fe no nace de un grupito de personas que se reúnen para celebrar la Palabra de Dios. Podéis pasaros toda la vida haciendo vuestras celebraciones de la Palabra de Dios, sin recibir la fe, como una consecuencia necesaria. Hay millones de grupos y comunidades de todo tipo que piensan que la fe la alcanzarán por sí mismos por reunirse en el grupo. Pero la fe se gesta sólo en el catecumenado. Esos grupos no tienen nada que ver con el catecumenado. El catecumenado no es algo que se puede hacer separado del obispo, porque es la Iglesia la que tiene el poder. Vamos a revivir el Bautismo. El catecumenado no sólo son celebraciones de la Palabra: comprende la mayoría de la catequesis, los signos sacramentales, los exorcismos, la imposición de manos, etc. ¿Esto significa que vamos a repetir el bautismo? No, sólo ponemos ante vosotros vuestro Bautismo, poco a poco. Más. El rito que realizamos tiene una enorme fuerza. ¿Por qué? Porque el Bautismo que recibisteis de pequeños es un Bautismo que te ha dado como una semilla, que es eficaz sólo en la medida en que tú digas amén a la catequesis que se os dará. Porque la Palabra de Dios no obliga al hombre: le deja decidir sí o no. ¿Qué problema tenemos? Que nos fue dado el Bautismo de pequeños, todo a la vez, con la fe prestada por la Iglesia y después no tuvimos una catequesis. catequesis. Porque la Iglesia primitiva hacía los ritos, pero después ¿qué creéis que hacía la Iglesia? Esto no era suficiente. Cuando el bautizado llegaba a adulto recibía toda la catequesis, de modo que su bautismo ritual de niño tuviese la madurez adulta.
De hecho, para ser cristiano adulto, los lo s ritos no son suficientes: es necesaria toda la iniciación cristiana. Si alguien que estuviese en el principio del catecumenado enfermaba gravemente, se le administraban juntos todos los ritos que le faltasen. Pero si luego sanaba ¿qué sucedía? ¿Ya era maduro? No. Entonces, poco a poco recibía toda la iniciación que le faltaba. Ésto siempre lo ha hecho la iglesia primitiva: los más pequeños recibían los ritos, el padrino se comprometía a darle toda la iniciación progresivamente. Esto es muy importante. Pero nosotros vivimos en una época en que toda esta catequesis no existe. Sólo existen los ritos. Nuestros padres ¿qué nos dieron? Nada. Ellos mismos no recibieron una iniciación en la fe, eran religiosos naturales. En mi casa, mi madre era de misa diaria. Pero, quien mandaba en casa era el dinero. Esto es normal. Pero mira, ¿qué tiene que ver la religión con la vida? ¿qué catequesis habíamos recibido? Ninguna. Al contrario, fuimos catequizados con hechos en sentido contrario, con los follones que había en casa. Y ¿cómo hemos sido catequizados en el colegio? Tal vez el sacerdote gordo que te daba clase religión, era soporífero y si no te sabías la lección te soltaba una bofetada. ¿Quién nos dijo que lo más valioso es la fe, el don del Espíritu Santo, la vida eterna? Pero ¡qué cosas tan extrañas! Se nos dijo que debíamos ser personas educadas e instruidas, con buena posición y prestigio, que esto era la vida. ¿Cuando hemos conocido nosotros a un cristiano adulto? Yo llegué a los veinticinco años sin ver un solo cristiano. Después me di cuenta de que para desear tener una fe adulta es necesario ver la fe adulta, que no hay Cristianismo sin testimonios. Si un niño no ha visto a un cristiano en su vida, no puede tener fe. Así podemos explicarnos nuestra situación. Mis padres son buenísimos, estupendos, muy religiosos de forma natural; mi madre cuando mi hermano tuvo meningitis, trajo la estatua de San Judas Tadeo a casa, e hizo la novena entera, y Dios la escuchó, porque mi hermano se curó, pero el Cristianismo que se lee en los Evangelios, ¿donde lo vimos? Porque la diferencia entre el Cristianismo del Evangelio y el de la vida corriente, nos hizo pensar que el Cristianismo era una utopía, un ideal lejano. Todos estos cristianos que van y llenan las iglesias ¿cuando han dado un testimonio de cristianismo adulto? Un sacerdote no es testimonio para nadie, porque ser bueno no es más que su deber de acuerdo con el esquema de la religiosidad natural. Lo más que dirá d irá la gente es: este sacerdote es un santo. Pero nadie dirá: Yo quiero ser como él, porque nadie pensará que estando casado y con un montón de problemas pueda ser tan santo como el sacerdote. Esto es
para los sacerdotes y las monjas. Y pobres de los sacerdotes que no son santos... Por eso, cuando un sacerdote se desposa... ¡Fiaos de los sacerdotes! El sacerdote debe ser, en la religiosidad natural, un hombre pobre, vestido con andrajos, muy casto, ser un buen puente entre Dios y los hombres. Pero esto no es cristiano. El otro día, Farnés ante cincuenta sacerdotes, dijo: el sacerdocio en el Cristianismo no existe, el templo no existe, los altares no existen. Por esto, el único altar, de entre todas las religiones del mundo, que tiene manteles es el cristiano, porque no es un altar, es una mesa. Aunque nosotros hicimos, en la época de la mezcolanza con la religiosidad, altares de piedra monumental, pero luego le ponemos manteles. Un altar no puede tener manteles, porque el altar es para hacer sacrificios de cabras y vacas. Termino ya. Resumimos. En el cuestionario hemos hecho las siguientes preguntas: ¿qué buscas en la comunidad? La FE. ¿Qué te da la fe? LA VIDA ETERNA. Entonces me tengo que parar a explicar qué es en realidad la fe: tener la vida eterna; tener el Espíritu de Cristo resucitado, estar resucitado en esta vida. Pero esto se demuestra por las obras de Vida Eterna. De hecho, la Iglesia no te da el bautismo si no demuestras que tienes fe, que tienes Vida Eterna, que tienes el Espíritu de Jesucristo, con hechos. Por esta razón, os hemos dicho que no os engañéis, porque no todo es fe. Aquí no hay truco ni engaño. Aquí sin ningún problema puede estar el sacerdote, tres teólogos y cincuenta monjas y pueden descubrir que no tienen fe. Las personas religiosas naturales se escandalizan de que un sacerdote diga que no tiene fe. ¿Por qué? Hicimos una jornada en Roma con los movimientos de la parroquia de los Mártires Canadienses, donde ya hay siete comunidades, y todos se escandalizaron contra nosotros, porque decían que por culpa nuestra en la parroquia no se hacía nada, que se descuidaba a Acción Católica, a los Boy Scouts... que todos los sacerdotes estaban estaban acaparados por las comunidades... y el párroco dijo algo muy bueno: os metéis con el camino, en plano de igualdad, de competencia, como si estas comunidades fueran un grupo más de la parroquia. No es cierto. El camino es un catecumenado dentro la parroquia, es la Iglesia misma, lo que es muy distinto al del Señor de San Vicente, al movimiento de las familias cristianas, o al grupo de Acción Católica. El catecumenado es una cosa muy diferente, es un camino que tiene la Iglesia, porque si descubrís que la Acción Católica no da fruto, y no sabes a dónde ir, puedes encontrar la fe en este camino, que hará que sea eficaz vuestra acción católica. Por último. Lo que queríamos explicaros es lo que es realmente la fe cristiana y donde hallarla, donde se puede obtener, y hemos dicho que la da la Iglesia, que la
Iglesia en este camino te gesta en la fe, te da gratuitamente la fe, haciéndote revivir el Bautismo gradualmente, con pasos, catequesis, signos sacramentales... sacramentales... DESCANSO (Kiko) Antes de que se me escape la idea, porque estoy cansadísimo pero espero que la catequesis haya tenido más efecto en ti de cuanto me imagino. Tengo un problema con vosotros y es que alguno de vosotros lleva tanto tiempo en la comunidad que tal vez piense que la comunidad no es más que lo que sabe, lo que hace ya. Y esto no es cierto. Vuestra comunidad va a llegar a metas que no os podéis imaginar ni sospechar. Lo digo a las comunidades que están más adelantadas en el camino. Así que entienden un poco que es el catecumenado. Tú, porque Dios ha preparado las cosas bien, que alguno ha estado hasta 6 años en el pre-catecumenado. Ahora vemos con claridad que el catecumenado debe durar dos años y no más. Y ahora lo hacemos así. A vosotros, por circunstancias queridas por Dios, os ha resultado mucho más largo. Digo con gran sinceridad que me siento muy feliz de hacer este paso al catecumenado con vosotros, a pesar de que estoy muy cansado porque ayer nos fuimos a dormir muy tarde, preparando los trabajos del día de hoy. Este camino, ya sabes, no es un camino diseñado teóricamente, sino que un camino que se va perfeccionando con la práctica pastoral, porque el Señor nos lo va dando paso a paso. Con cada vuelta este camino se va precisando porque el Señor no nos abandona. A vosotros os ha tocado sufrir un poco las consecuencias de ser de los primeros. Dios nos está dando una práctica pastoral que la Iglesia está viendo, que es una renovación de la Iglesia: el Bautismo en etapas como un catecumenado de adultos. Y el día en que este camino se perfile con toda claridad lo podremos presentar a la Conferencia Episcopal. Episcopal. Para mí el problema, digo, es que penséis que la comunidad seguirá siendo lo que ya es. Esto no es así. La comunidad está a punto de cambiar. Con esta convivencia empezamos a hablar muy en serio. Hasta ahora, hermanos, no nos hemos metido con vuestra vida para casi nada. Imagina que en la Iglesia primitiva exista una comunidad de cristianos, de gente que se ama y que hay un hermano que, impresionado por el testimonio de esta comunidad, pide ser cristiano, porque él desea llegar a ser cristiano. Pues bien, este caballero es invitado a realizar un catecumenado. Y en esta comunidad hay un catequista o maestro que se encarga de acoger a los catecúmenos y de llevarles adelante en el camino catecumenal. Entonces este señor que quiere entrar en la Iglesia, con otro grupo de personas forman un grupo de catecúmenos. Este grupo comienza su catecumenado por medio del catequista, que es designado por la Iglesia para este servicio.
Entonces, el camino comienza con una catequesis muy fuerte, que no es más que la predicación del Evangelio, la catequesis del kerygma, donde se hace la misma promesa que fue hecha a la Virgen María, la misma promesa que nosotros os hicimos a vosotros: que Dios os ha escogido en medio de mucha gente para reproducir en vosotros la imagen de su Hijo Jesucristo, en vuestro interior. Y os dimos la fotografía de ese Jesús que nacerá en vuestro interior, que es el Sermón de la Montaña. Si uno cree, si alguno de vosotros cree que Dios es tan poderoso, como hemos leído esta mañana de Abraham, para transformar tu corazón egoísta, sólo por su poder, y no por tu compromiso o tus puños, esperando que Él cumpla lo prometido, tener el corazón mismo de Jesucristo, un corazón nuevo, si alguien cree esto y dice cómo la Virgen María: Hágase en mí según tu palabra, de inmediato esta palabra con su poder comienza a gestar en ti esta criatura nueva, como con la Virgen María. Digo esto porque alguno puede pensar que la fe viene sólo por medio de ritos, mediante la imposición de las manos y otras cosas. Estos ritos, confirman, paso a paso que el Espíritu Santo ya está trabajando desde hace mucho tiempo en vosotros. Así que desde el momento en que recibisteis las catequesis de iniciación, que es la Buena Noticia, la promesa de Jesucristo en vosotros por Su poder, durante todo el pre-catecumenado pre-catecumenado el Espíritu ha h a estado obrando en ti. Así que ahora la Iglesia te llama para confirmar que en ti se está operando algo. Lo que ya ha nacido, lo ratifique, lo sella en vosotros y os da un nuevo anuncio, una nueva etapa de la comunidad. Así que todo el camino de la comunidad, todo el camino catecumenal, es lo mismo que toda la historia de la salvación. Toda la historia de la salvación comienza con Dios que aparece, que interviene, y promete algo; de inmediato esta promesa dirige la historia con la tensión de alcanzar lo prometido. Hay un tiempo de tensión y de realización de esta palabra. Después hay una segunda segunda intervención intervención de Dios que ratifica, que cumple esta primera primera promesa y al mismo tiempo, en esta segunda intervención Dios promete algo más perfecto. Y de nuevo hay un tiempo de tensión histórica. Esto es toda la historia de la salvación y es algo que se lleva a cabo en la historia personal de cada uno de vosotros. Y así, cada vez más, en un crecimiento continuo. Un párroco me dijo, pero bueno, ¿qué diferencia hay entre este camino y los grupos que tengo en mi parroquia, los movimientos familiares cristianos, etc.? Mira, contesté yo, un catecumenado es una cosa muy seria. ¡Ah! Pero el movimiento de las familias cristianas es muy serio también, y las Hijas de María, etc. Sí, pero ésto es muy diferente. Porque en este camino el hombre pasado de una situación estática de vivir en gracia de Dios, que cuando la pierde, uno se confiesa y la recupera, a vivir una vida en una dirección, siempre en continuo camino. Porque la vida cristiana siempre va en un sentido.
El catecumenado es un camino que es el prototipo de todo lo que es la vida cristiana. La vida cristiana va de gracia en gracia, de luz en luz, siempre en crecimiento. ¿En qué otra realidad se da esta dinámica de caminar? Esto es muy importante porque la gente en el catecumenado aprenderá a ser paciente, que, aunque hoy en día hay cosas que no puedes lograr, aprendes a ser paciente, a esperar, porque sabes que algún día lo lograrás. Sabes que tu vida se ha diseñado en progresión, en la dinámica de la realización de una promesa, de luz en luz, de fe en fe y de gracia en gracia. Por eso, nosotros, los cristianos somos siempre peregrinos. Estamos siempre en peregrinación. Y esto se ve en el catecumenado, que es un prototipo, un signo, un símbolo, un anticipo de todo lo que es la vida cristiana. La vida del hombre termina con la muerte física: El Bautismo es el sacramento también de nuestra muerte física. Por eso Jesucristo dijo que Su muerte en la cruz es un Bautismo. Y Jesús en el Jordán significa el final de su vida. Por esto todo lo que estáis experimentando en la actualidad es signo de lo que después se desarrollará a lo l o largo de toda vuestra vida. Hemos dicho que a este señor que quiere entrar en la Iglesia, se le invita a caminar un catecumenado en compañía de otros y guiados por un catequista. Entonces, lo primero que se debe hacer es anunciarles a Jesucristo, la catequesis kerigmática que es esta promesa. Después de que este señor se someta en todo lo que le dice su hermano mayor. Se le pregunta al principio: ¿Qué quieres? Yo quiero ser como esos señores, quiero ser cristiano, amor como se aman ellos, porque está impresionado por su testimonio. (Como ocurre en nuestra comunidad, que mucha gente se acerca a nosotros queriendo entrar en la comunidad, porque han conocido a alguno que ha dado testimonio con su vida). Entonces este señor que quiere entrar en la Iglesia, ser cristiano porque ha visto el testimonio de los cristianos, hace todo lo que dicen. Pregunta: ¿Qué debo hacer yo para ser cristiano? Y le han dicho: primero haz unas catequesis que duran dos meses. Ah, muy bien. ¿Y luego qué? Mira, dos años de pre-catecumenado así y asá, para iniciarte en la Escritura. Y él responderá: Lo que me digas. Porque él quiere ser cristiano y viene humildemente hace lo que le dices. No pone ninguna barrera. Nosotros hemos hecho esto con vosotros: unas catequesis y después el precatecumenado. Sin embargo, durante el pre-catecumenado tuvimos un problema: os creíais cristianos. Y esa es la cuestión que quería mencionar: los que se creen cristianos. El pre-catecumenado es precisamente para redimensionar, para calibrar esta fe que creemos tener. Por eso, yo bendigo al Señor que envía problemas durante el catecumenado, demonios. Y la envidia y los celos surgen dentro de la comunidad, la murmuración. Todo esto es obra de Dios, porque Dios tiene que demostrar a estas personas como es nuestro cristianismo. Porque lo que nos demuestra que no son cristianos
es que no hemos h emos resucitado. Porque somos cristianos cuando tenemos el Espíritu Santo, hacemos obras de fe, de vida eterna. Entonces el Señor debe enviar a la comunidad eventos de muerte, para que no nos engañemos. Por ello, no tiene que preocuparte si este tiempo que ha pasado ha estado lleno de dificultades y problemas. En el tiempo que sigue habrá más y más problemas. No tanto en la comunidad como problemas de cada uno en su vida. Porque el Señor envía eventos para verificar nuestra fe, porque no vivimos en las nubes. El Señor te mantiene aquí, hermanos, porque ama al mundo, porque quiere servirse de vosotros para enviaros al mundo. Por esto todo lo que Dios hace con nosotros ahora es prepararnos, hacer con nosotros una obra, la nueva Iglesia, la iglesia signo, que la gente vea y diga: mirad como se aman y se pregunten: ¿qué tienes para vivir la fe, que yo no soy capaz de conseguir? Así que vamos a anunciar con el testimonio, con la vida, que Cristo ha resucitado y es Señor con todo poder, porque vive en nosotros como el Señor. Pero no con nuestras obras, como un signo de nuestra coherencia, de nuestra voluntad, que somos personas fenomenales. Porque entonces nos separaríamos de la Iglesia y dejaríamos fuera a todos los desgraciados que no tienen voluntad. Mientras que el cristianismo es precisamente para los pobres. Para aquellos que no tienen voluntad, es un don gratuito que recibimos poco a poco. Con esto quiero decir, que durante el pre-catecumenado el Señor debe actuar. No me explico cómo alguno de vosotros dice todo escandalizado: en nuestra comunidad no nos amamos. Si esto es precisamente lo que debe suceder, que no nos amamos entre nosotros. El hecho es ¿tu crees que un pre-catecúmeno puede amar? Es imposible. Esto se le ocurre sólo a quien se cree que ya es cristiano. ¿Cómo es posible que te escandalices porque se muerden unos a otros? Esto es lo que debe suceder en el pre-catecumenado. Por esto estamos precisamente iniciando un camino catecumenal convencidos de que no lo somos. Justo por esto lo iniciamos, porque no lo somos. Lo que pasa es que los que se creen cristianos se escandalizan. Es precisamente por esto que te darás cuenta de que no eres cristiano, que no tienes fe, por primera vez no eres eres tú el que dice que si tienes tienes fe o no, es la Iglesia que tiene el el kerigma quien te dirá si tienes fe o no. En este caso, te lo diremos nosotros». Porque os digo una cosa: en éste camino catecumenal, quien no demuestra su fe con obras, no con palabras bonitas o demostrando que sabe mucho de teología, no tiene fe. Por esta razón mañana vamos a empezar a hablar de nuestras obras, nuestra vida, de tu vida familiar o afectiva, de tu vida laboral, de tu relación con el dinero, porque el Cristianismo se verifica en la vida.
Hasta ahora no nos hemos preguntado acerca de vuestra vida, comenzamos ahora, porque es ahí en tu vida familiar, en las relaciones con tu esposa, con tu marido, con tus hijos, con tu trabajo, es precisamente allí, en tu relación con la riqueza, con los pobres, con los lo s enemigos, es donde Dios actúa, es decir, es donde se realiza el Cristianismo. Porque las obras cristianas son obras de Vida Eterna, un tipo de obras que ningún otro hombre puede hacer. Porque si un marxista pudiera hacer estas obras, o un musulmán, no sería un signo de Cristo, sino de cualquier otra cosa. Porque las obras de Vida Eterna son signo de Jesucristo, porque sólo Cristo y aquellos en quienes habita, las pueden hacer. Por esto decimos que durante el pre-catecumenado es muy importante discernir por qué Dios nos muestra que no somos cristianos, que somos pecadores. Y lo demuestra al poner ante nuestras narices nuestro pecado y nuestra vida de paganos. Así entiendo lo que dice Bonhoeffer en la “Vida común”: El que está en la comunidad con su “ideal” de comunidad, que debe realizarse a toda costa: Aquí debemos amarnos unos a otros, no ha entendido nada de lo que es la comunidad. Porque la comunidad, la Iglesia, el amor, es obra de Dios, no nuestra, y no responde a nuestro ideal de comunidad, sino al diseño que Dios ha trazado y que no podemos imaginar, porque Dios ha querido que la comunidad nazca muerta, para que el hermano descubra que no tiene fe, porque responde al mal con el mal, porque basta que alguien le diga algo para que ponga un gesto duro y responda con acritud no se cuantos insultos, para que nos demos cuenta de que no amamos, ni podemos amar al enemigo, porque estas y no otras son las obras de Vida Eterna: el amor más allá de la muerte, cuando tu hermano te mata, cuando no vale nada, cuando es tu enemigo, cuando no tiene ningún valor, cuando piensas que en justicia lo debes de destruir, porque a los enemigos se les debe destruir. Hacer esto es dar gloria a Dios Este es el Cristo resucitado. Esta es la gloria de Dios que Cristo nos amó cuando no valíamos nada, cuando lo único que merecíamos era morir. Nos amó cuando no éramos buenos. Jesús dice: amar a los amigos también lo hacen las l as prostitutas, que aman a sus amigos y a sus amantes que les dan dinero, lo hacen también los pecadores y recaudadores de impuestos, que aman a sus amigos. Pero quien amará al que te calumnia, al que te destruye, al que siempre está tirando hacia abajo con malas ideas, ¿Quién amará a esos? ¿Cristo no amó con un amor que va más allá de la muerte? Por ello vamos a dar una catequesis sobre la cruz gloriosa, y vamos a ver que el cristiano se realiza sólo en la cruz, y que la cruz es imprescindible, porque el brillo de la cruz manifiesta la presencia de Cristo resucitado. Sólo Cristo resucitado puede brillar ante el mundo en la cruz de tu vida, y nada más. ¿Cuál es la cruz de tu vida? La presencia presencia de la muerte que viene viene a ti. El resto resto es igual
que en todo el mundo. Vuestra actitud no se diferencia de las de un hombre honesto pagano. El que no quiera esto me parece muy bien que se vaya a una iglesia normal y corriente. Pero esta Iglesia no sirve hoy para su misión en el mundo; esta crisis viene a la Iglesia por el Espíritu Santo, que quiere hacer de la Iglesia el sacramento universal de salvación, una luz para el mundo, para todos los hombres, porque esta es la misión de la Iglesia. Y es un hecho que en nuestras parroquias hoy en día el 78% de los hombres han abandonado la Iglesia, no son sacramento de la salvación. La mayor parte de los que nos llamamos cristianos somos un escándalo para los que ya no están en la Iglesia. Esta misión de la Iglesia es precisamente lo que el Concilio Vaticano II vio como principal. La Iglesia es el sacramento primordial, signo visible de Jesucristo para el mundo a través del amor. Sin embargo, hay un problema: ¿Qué es la Iglesia? ¿Los obispos, los sacerdotes, las monjas y el Vaticano? No. La Iglesia es la comunidad de los cristianos. Y cada comunidad local de cristianos es la iglesia local, la Iglesia en un lugar. Y esta Iglesia local, como dice Bouyer, no es la diócesis, sino la parroquia. Por ello, se quiere volver a hacer que la parroquia sea la iglesia local. Y Pablo VI afirmó que la Iglesia no es la suma de todas las parroquias, de todas las comunidades locales, sino que en sí mismo cada comunidad es toda la Iglesia universal, es todo el cuerpo de Jesucristo. Entonces, hermanos, no os escandalicéis porque en el pre-catecumenado hayan pasado muchas cosas. Lo único que se os dijo fue que vivieseis en un régimen de pequeña comunidad, con unos hermanos muy concretos, que os servirían como un espejo y os harían entrar en crisis, y que Dios os mostraría a través de los acontecimientos que sucediesen, desafectos, crisis, a través de la Palabra de Dios que constantemente cala e ilumina vuestra realidad, cuál es vuestra fe. Este es el objetivo del pre-catecumenado: ver el estado de nuestra n uestra fe, porque si descubrimos descubrimos que no tenemos fe, venimos a la iglesia para pedir la fe. Porque si creyésemos que tenemos fe no haríamos un catecumenado. Y si el Espíritu Santo creyese, que la Iglesia entera, todos los cristianos tienen fe, no habría suscitado un Concilio y dicho que es necesario volver al catecumenado para los cristianos de las parroquias. Porque el Espíritu Santo y la Iglesia dudan de nuestra fe. No dudo yo solamente que vuestra fe no es válida, sino que el Espíritu y la Iglesia, también lo dudan, por esto habla de restaurar el catecumenado, la iniciación cristiana. Toda la pastoral de la Iglesia, ahora se basa en la recuperación de la iniciación cristiana, porque nunca hemos sido iniciados en la fe.
Todas las catequesis que está en la Biblia, en el Evangelio, la catequesis sobre la riqueza, por ejemplo, ¿cuando las recibimos nosotros? Yo al menos nunca las he recibido en el cristianismo corriente, que todos tenemos. Os digo: no penséis que la comunidad seguirá siendo lo que ha sido hasta ahora, incluso si te gusta como es. No, hermanos, confiad en el camino. Habéis dicho: ¿qué debo hacer para tener fe? Dejarte conducir. Muy bien, pero en la Iglesia. Es la Iglesia quien te conducirá y quien te gestará en la fe. Y la Iglesia, ¿por quién está representada? Por los catequistas, por nosotros, en este momento, que estamos encargados, somos los responsables de la iniciación cristiana en esta parroquia para vosotros. Y si esto no se reconoce, sabe que nosotros no abrimos la parroquia. Porque este es un servicio, un Kerygma para ayudar a introducir a la gente en la fe. Tengo aquí una declaración de monseñor Poletti, Vicario de Roma, sobre la comunidad informal de la parroquia. Se dirigió a todos los párrocos de Roma sobre los diferentes grupos que existen en las parroquias. Lo leo de “Avvenire d’Italia”: “La comunidad informal de la parroquia. Mi reserva hacia todos los movimientos espontáneos en las parroquias. Si a las comunidades neocatecumenales (sabéis que así llaman a nuestras comunidades en Italia; en este momento somos las únicas comunidades aceptadas por la jerarquía en las parroquias de Italia). (Habla mucho sobre los peligros de los grupos espontáneos. Es algo similar a lo que dijo Morcillo hace algunos años en la revista “Ecclesia”). Estas comunidades insertas en la pastoral de la parroquia contribuyen a la formación del pueblo de Dios. Constituyen un serio compromiso de sus participantes pa rticipantes para descubrir, para vivir plenamente la vida cristiana, y los efectos esenciales del Bautismo. Se trata de experiencias dignas de consideración, que deben ser llevadas a cabo en la parroquia, en armonía con el párroco y bajo su liderazgo; el párroco debe tener un ánimo disponible, sereno y muy paciente, (está diciendo a los párrocos que sean pacientes con este camino porque al principio está lleno de dificultades en la parroquia). Estas comunidades son un camino para profundizar la vida cristiana dentro de un grupo y nada impide que celebren la Eucaristía. Los problemas se corrigen poco a poco revalorizando el contenido”. Así es como nos dijo el arzobispo de Madrid, que este camino es válido en la medida en que nosotros representamos al obispo y desde el momento en que el obispo de la parroquia es el párroco, y entonces no podemos proceder sin el consentimiento del párroco y sin que esté de acuerdo. Por esto, antes de ir a una parroquia enviamos a un equipo para hablar con el párroco, para aclarar sus dudas, porque esto no es un grupito más. Esto es algo muy serio, dentro de su parroquia, es abrir el camino catecumenal para la iniciación cristiana de cuantos están en la parroquia, en función de una nueva estructura de la parroquia, como
Iglesia local formada por pequeñas comunidades. Este catecumenado tiene sus catequistas en nombre del obispo, que se deben seguir, porque en la comunidad nadie se inventa su camino, u otras cosas. Son los catequistas quienes llevan adelante este camino catecumenal, catecumenal, porque en nombre n ombre del obispo tienen el poder y la misión de gestaros en la fe, de ayudaros, como el médico que asiste a una madre que está para tener un bebé, para que no surjan complicaciones; aunque debemos ayudar a este niño a punto de nacer, para que crezca normalmente. Y a aquel de quien no nace nada, se le debe decir que no está embarazado. Hay que decirlo y se hace. Por esto los Obispos han querido siempre confirmar una vez que nosotros hemos hecho todo esto, que efectivamente Cristo nace en vosotros. Porque los obispos tienen el poder de discernir el espíritu para decir que aquí ha nacido una criatura, un hijo de Dios, con la misma naturaleza de Dios. Pero para lograr esto es preciso que el obispo pida al garante, que en este caso somos nosotros, como responsables, que el obispo les interrogue sobre los catecúmenos. Esto se hacía en la Iglesia primitiva, que preguntaba no sólo al padrino, sino también a miembros de la familia y amigos del hombre que quería ser bautizado. Ellos conocen vuestras obras, vuestras actitudes. Cuando se bautizaba a un esclavo, se preguntaba a su amo, que tal vez era un pagano. Tal vez, decía: ¿este? Pero si es un vago, cuando está trabajando, siempre hay que andar tras él y pincharle. El amor si no está en ti, no se puede inventar. Imaginemos una pareja casada en la que el marido no ama a su esposa. Aunque le lleve regalos y flores cada día, un abrigo de visón, eso no sustituye el amor. El amor está allí o no está. Y el amor se reconoce perfectamente. Y todos los moralismos sobre el amor no sirven de nada. Sin embargo tu te comprometes y haces propósitos... ¿Acaso uno puede comprometerse a amar? El amor se tiene o no se tiene, hermano mío, y ¿que es el cristianismo? El AMOR. Entonces, lo que hemos de ver los apóstoles, puesto que es Dios quien elige, y puesto que hay una respuesta de vuestra parte a esta elección, a la Palabra, es si realmente el fruto de la Palabra se da o no se da en vosotros. Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos, lo que significa que muchos comienzan el catecumenado y pocos llegan a la “elección” que es el tiempo precedente al Bautismo. Porque la respuesta a la Palabra de Dios es diferente en cada uno de nosotros. Algunas personas escuchan lo que digo como quien escucha la lluvia y otros con amor y luego la palabra actúa. Se ve, por ejemplo, que uno va a preparar la Palabra a una casa con mucha alegría y otro siempre que puede se escapa porque tiene un montón de cosas importantes que hacer. Para uno este camino es una salvación y para otro es un
problema... Bueno, si te parece, esto es una prueba del Señor, que os ha llamado a este camino. Aquí no se debe estar a la fuerza, aquí se debe estar con alegría. El cristianismo no es un alboroto. Así que habrá quienes se acercan a la iglesia con deseo porque el mundo tiene la garantía de su resurrección en la Iglesia. Así como vosotros tendréis la garantía en este camino, la seguridad de que no moriréis más, sino que seréis sacramento para el mundo. Porque seréis una prueba viviente del amor que Dios tiene al mundo. Pero esto de que tú no morirás no lo creáis sólo porque yo te lo digo. Os daréis cuenta porque así como antes un acontecimiento de muerte te destruía, porque no habías vencido a la muerte, ahora verás que sin esfuerzo de tu parte pasas a través de la muerte. Por esto Pedro es imagen del cristiano, cuando camina sobre el agua, y no se hunde en el agua. ¿Tú no caminas sobre la muerte? Lo siento mucho, pero tú no tienes fe. En los acontecimientos de muerte es precisamente donde se comprueba si tienes fe. Hasta ahora, el Señor te ha enviado a muchos acontecimientos con los que ha intentado convencerte de tu pecado. El Señor ya no puede hacer más. Es lo que le ha pasado a Israel. Entonces el Señor manda otros acontecimientos de muerte. Mañana tu marido te deja. Un hijo se escapa de de casa. Enfermas. La vida no te va como tú pensabas que tendría que ir. ¿Cómo respondemos a estos hechos de muerte? En definitiva ¿tenemos la Vida Eterna? AMAR AL ENEMIGO, AMAR AL HERMANO EN LA DIMENSIÓN DE LA CRUZ. Yo os invito, hermanos, preparando la celebración penitencial de esta noche a convertiros, a poneros delante del Señor diciendo: Señor, tú conoces mi fe, ayúdame. No te importe si ayer has celebrado la palabra de Dios y te has confesado. La Iglesia repite la palabra de Dios en las misas. Porque la Palabra de Dios siempre te pilla en una situación diferente. Ayer tú estabas en tus problemas, en tu vida en tus asuntos y escuchaste en la comunidad una palabra. Hoy estás en otra situación diferente, te ha sucedido algo distinto y si escuchas la misma palabra, esta te encuentra en otra situación. La misma palabra te ilumina las diferentes situaciones. Y cada día la Iglesia tiene necesidad de conversión. Porque está siempre en camino. Esta noche haremos una celebración penitencial. El Señor nos invita hoy a todos a conversión en la medida en que hoy podamos convertirnos. Eso no es una medida eterna. Y en esta medida en que tú no puedes convertirte, porque eres pre
catecúmeno, nosotros te invitamos a entrar en comunión por medio de un signo sacramental con el hermano de la comunidad. Es muy importante para todos que antes de comenzar el trabajo de mañana, el Señor venga a nosotros. Sin embargo, para que el Señor venga a nosotros tenemos que estar en la tierra del pecado, reconocer que somos pecadores, porque el Señor viene para los pecadores. El Señor debe encontrarnos verdaderamente pobres, conscientes de nuestros fallos, reconociendo que somos esclavos bajo el poder del pecado que nos oprime. ¿Y cuál es la mancha que tenemos? El hecho de que no amamos al hermano para nada en la dimensión de la cruz y que nuestra sensibilidad queda herida por cualquier cosa. Cuando las cosas no son exactamente como nosotros queremos nos entristece. No sabemos perdonar, porque aún no está en nosotros el Espíritu de Cristo en esta medida. Porque ser cristiano significa ser otro Cristo. Esto es la Iglesia y es maravilloso. ma ravilloso. Os hemos dicho: ¿qué pides a la Iglesia de Dios? La fe. ¿Qué te da la fe? La Vida Eterna. Ayer escuchamos esto. Yo no hablo en mi nombre, dice Jesús, yo digo lo que me ha dicho el padre. ¿Te ¿ Te acuerdas? Y el mandamiento de mi Padre es uno solo: la Vida Eterna. A saber: que Jesús viene aquí para darnos la vida eterna. Así que mira qué alegría, Jesús viene a darnos la garantía de que no moriremos. Porque si la muerte física te puede separar de Jesucristo, entonces la muerte es más poderosa que Jesucristo. Y lo que la Iglesia proclama es precisamente lo contrario. Que Jesús ha sido constituido por Dios Kyrios de la muerte, vencedor de la muerte. ¿Cómo la Iglesia proclama esto? Con hechos no con palabras. Y por tanto a ti no te dejará matar a tu marido, a tu mujer o a tu hija. No te deja asesinar a tu hermano o hermana, amar, no por moralismo, no porque tienes que sufrir, eso es una locura, no es cristianismo, sino religiosidad natural, sino porque Jesucristo te ha dado Su don, porque él vive en ti como Señor del pecado, te ha dado la vida eterna, y ha resucitado en ti, ¿tú no eres signo de Cristo resucitado? Precisamente, para nada. El cristiano demuestra que Cristo ha resucitado, porque no lo puedes matar, porque allí donde su hermana no tiene la vida eterna, que cualquier palabrita la destruye, cualquier suceso es como un veneno que le afecta al corazón, pero tú no se sientes ese veneno, porque el aguijón de la muerte es el pecado que ha sido vencido por Jesucristo. Pero si resulta que unas pocas palabritas te hacen un mal espantoso y son como un veneno, significa que el pecado es todavía tu Señor, que no tienes vida eterna, incluso si estás bautizado y has hecho no se cuantas cosas. Dime dónde están tus obras, y yo te diré tu fe.
¿Ninguna historia? Esto es el camino catecumenal, donde demostramos nuestra fe por sus obras. Pero, ¿qué obras? Las de Vida Eterna. Por esto y en este tiempo no se os ha pedido nada más que celebrar la Palabra de Dios y la Eucaristía. Aquellos que han obedecido han recibido un gran tesoro en su corazón, aquellos que no han creído nada en absoluto... A partir de ahora vamos a empezar a decir lo que haremos. Ahora daremos un paso adelante. Pero como sabemos que tú no n o puedes dar este paso, te daremos la fuerza para hacerlo. No haréis ningún paso en la vida cristiana, sin nosotros, sin la ayuda necesaria. Aquí, nada de moralismos. Si nosotros te decimos que ahora puedes hacer un pasito, no antes, es porque ha llegado el momento, por eso guardaos de la murmuración en la comunidad que se propone en el precatecumenado hacer no sé que cosas con el dinero, resolver el problema de la pobreza, de la prostitución... ¿Quién os dijo que hicierais esto? Y debido a esto, mi madre, ¿que problemas salieron? Sabemos de vuestra situación. Ya llegará el momento. Tenemos que ir poco a poco. A un niño no se le puede decir que salte dos metros, ya que es imposible para él. Le enseñaremos a caminar. Esto es la iniciación cristiana: enseñar a vivir como cristianos paso a paso. Ahora os diremos cómo hacer el primer pasito. Luego el segundo, etc. Hasta llegar a dar el gran paso: dar la vida los enemigos. Porque en este camino sólo hay una misión que es la de Jesucristo: morir amando al enemigo. No tengas miedo: Jesucristo sufrió para que nosotros no suframos más. Cristo resucitado está con nosotros. Allí, donde el pagano muere de miedo, porque es esclavo del pecado, el cristiano se goza, porque Cristo ha vencido a la muerte. El Espíritu de Cristo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios ¿Cuál es la fuente de nuestro sufrimiento? Es que por la ley natural nuestro corazón nos dice que nos realizamos pasando al otro, pero al mismo tiempo experimentamos otra ley, que discernimos el bien y lo deseamos, pero no podemos hacerlo, porque hemos tenido una experiencia de pecado y tenemos miedo a la muerte por eso no podemos pasar al otro, porque eso significa morir a nosotros. Por el miedo a la muerte no somos capaces de hacer el bien y por lo tanto de ser felices. Así que el hombre tiene dentro de sí una dicotomía terrible: que queriendo hacer el bien no puede hacer. Esta es la fuente de toda nuestra insatisfacción. Nosotros que hemos sido creados para ser felices, sentimos cada día la amargura de la infelicidad. Esta es nuestra pregunta fundamental: ¿por qué sufrimos? Ya que no podemos encontrar la felicidad en hacer el bien, buscamos la felicidad en todo lo demás: casarse, estudiar, trabajar, ganar dinero. Somos idólatras, vendidos al poder del diablo y de los lo s ídolos.
A la vista de esta infelicidad, hay dos caminos: uno si no somos capaces de hacer el bien, entonces hagamos un último esfuerzo. Son aquellos que echan el resto, va a un suburbio y se dejan la piel, los que se afilian en un partido político y se comprometen. Es el camino de la ley, de intentar por todos los medios ser honesto, ya que no soportan la dicotomía. Esta vía tiene un problema: el mito de Nietzsche. Debido a que se hace que todo dependa de la fuerza de tu t u voluntad, de tu coherencia contigo mismo, del esfuerzo sobrehumano, te pasas toda la vida juzgando a los demás. Debido a que para todos ellos la coherencia conlleva muchos sudores, demandamos de todos pesos insoportables. Estamos cansados ahora. Estoy aquí dando vida y ese tunante se está rascando la barriga. Bien, estos son los fariseos, los judaizantes, los de las obras, los nazis, los ejecutivos ocupados. Estos super-hombres son aquellos que no pueden soportar a los desgraciados, desgraciados, los pecadores, pecadores, los viciosos, los perezosos, los burgueses, se les debe echar fuera a todos. ¡Mira a qué monstruosidad se llega! El cristiano es todo lo contrario. Muchos de nosotros hemos caminado por esta primera vía. Sin embargo, ved que esta es la vía más dura, que intentamos todos los días a causa de nuestro orgullo. Queremos cumplir la ley por la fuerza, juzgando a todos los demás, porque no soportamos nuestra debilidad, nuestro pecado. Segunda manera: alienarse, aburguesarse, al igual que el 90% de los mortales, que no tienen ninguna culpa. Basta con mirarte a ti mismo, y descubrirás que eres un burgués, amante de la comodidad y del dinero, el resultado es: no pensar, porque pensar es reconocer que soy un lascivo, un burgués, que me gustan las mujeres, mujeres, que me gusta divertirme, divertirme, vivir bien a cualquier precio. precio. Esta segunda escapatoria es tan alienante como la primera: vivir sin pensar. Ver la televisión y después a la cama. Nos levantamos por la mañana con sueño, cogemos la hoja de afeitar, hace frío y no corta bien, llegamos al trabajo justo a tiempo porque el tráfico está imposible. Empezamos a trabajar de mala gana a la espera de que dé la una para tomar tomar un aperitivo. aperitivo. Llegamos a casa, comemos, comemos, descansamos descansamos un rato. A continuación, de nuevo al trabajo y de nuevo al sofá para ver la televisión. Y siempre con un pánico terrible, cada vez que tenemos una mala noticia... Estas personas que viven tan alienadas, Dios tiene un día que hacer algo especial para sacarles de allí, ¿verdad? Pero preguntamos a dos personas que representen a las dos soluciones. Preguntamos a un marxista marxista comprometido comprometido que ha estado estado en la cárcel cárcel o a un burgués, los dos de 5º años, lo que piensan... ¿Crees que la vida sólo es esto? Entonces, el burgués, para justificarse dice: ¿Cómo? ¿no basta con ser fiel a mi esposa, dándole el dinero, dinero, trabajar todo el día y no robar o matar? No. ESTA VIDA
MEZQUINA Y PLANA QUE TU LLEVAS NO ES LA VIDA. Esta no es la idea i dea de Dios para tu vida. Dios no ha pensado, pensado, dándote la vida, darte esta porquería porquería de vida que has vivido. Por esta razón muchos matrimonios, que en apariencia viven una vida feliz, Dios no lo permite. Y en el momento más impensable... pataplum, una catástrofe. Esto es una obra de Dios, porque Dios no permite que el hombre se aliene de esta manera. La vida no se puede encoger. El hombre no puede llevar una vida miserable, cuando Dios creó al hombre para una vida inmensa. Puedes decir: mi vida es un desastre. ¡Ah, sí! Di que estás en oscuridad, que eres un cobarde, pero no digas que esto es la vida. No sustituimos el ideal burgués de la clase media española al que aspiramos en cierto modo, con el ideal del Evangelio. No: esto es realmente minimizar el Evangelio. El cristianismo es algo más. Gracias a Dios que nos ha tocado vivir en una época en la que no es fácil decir: Somos cristianos. Gracias a Dios, frente a esta situación de dicotomía, de incapacidad para ser feliz, no permanece inactivo: envía a Jesucristo a liberarnos. Para destruir en nosotros a este monstruo que no nos permite pasar al hermano. Si alguno de vosotros ha experimentado experimentado una sola vez en la vida vida el amor por gracia gracia de Jesucristo, Jesucristo, el amor de Jesucristo, no el amor humano, el amor al enemigo, habrá dicho: esto es la felicidad y el resto es basura. Te lo digo por propia experiencia. Cuando uno recibe el don de amar al enemigo, dice con absoluta certeza: ESTO ES EL REINO DE DIOS. Esto es lo más importante. Sentir amor incluso por el último hombre de la tierra y saber que incluye también al enemigo que te abofetea en la boca, que tú lo amas como un don que te ha sido entregado. Y este amor no tendrá fin. Todo este mundo pasará, dice S. Pablo, pero este amor no se puede destruir. ESTO ES EL REINO DE DIOS, LA VIDA ETERNA, JESUCRISTO MISMO. A Cristo no se le puede tocar, pero se le puede ver. DIOS HA RESUCITADO A CRISTO DE LA MUERTE, LO HA LEVANTADO Y LO HA CONSTITUIDO AGAPE, AMOR. Y la Iglesia para decirle al mundo lo que Dios ha hecho en Cristo no tiene otra forma que no sea esta: la comunidad de amor en la que todas las barreras han sido destruidas, un grupo de hombres que son un solo corazón. Esta es la Iglesia. Es el cuerpo visible de Cristo resucitado en el mundo. Por eso la única ún ica manera de ver a Jesucristo resucitado es la Iglesia. ¿Quién es Cristo? El que nos hace hermanos. Porque si Cristo no ha resucitado de entre los muertos ¿como te puedo soportar yo? Ahora yo estaría en París con una sueca, te lo aseguro. ¿Que me une humanamente a ti? ¿Quién es el que ha hecho que un operario se sienta hermano de un ingeniero? ¿Quién hace que un analfabeto se sienta hermano de un hombre inteligentísimo? CRISTO QUE DESTRUYE EN NOSOTROS EL PECADO.
Esta fuerza comienza a realizarse en vosotros de modo incipiente. Porque si no humanamente ninguno de vosotros estaría aquí después de muchos años de comunidad. Es Cristo quien te mantiene aquí. Cristo resucitado es visible en el mundo sólo en la Iglesia. Ahora entiendes la importancia de hacer visible esta Iglesia. Porque nosotros somos Adán, el primer hombre, ser viviente. El segundo hombre que Dios ha hecho, tirando fuera nuestros pecados, ensalzándolo, es Cristo, que es Espíritu que da vida. Cristo es el primogénito de muchos, que somos los cristianos. Por esta razón, el Evangelio habla y dice que muchos aparecidos son resucitados con Cristo porque vemos que Cristo no es sólo para él sino también para nosotros. Cristo es una procesión de hombres que resucitan con él. Esta es la Iglesia. Por eso Jesucristo dice al ladrón que está con él: Hoy estarás conmigo en el Paraíso, hoy, un ladrón que ha matado y violado a no sé cuántas chavalas. Basta que un asesino como él le diga: Señor, ten piedad de mí, que soy un ladrón, un pecador, un asesino, pero tú eres el que qu e ama al pecador. Dios, a Cristo lo ha hecho amor. La naturaleza humana es egoísta, está llena de pecado. Dios en Cristo la ha transformado en Espíritu, en amor. Hizo de Cristo una Koinonia, el amor entre los hermanos, un banquete. Por eso la Eucaristía, que es el signo anticipado del paraíso, de la escatología, es una maravilla, con cantos y con alegría, un grupo de hermanos que se aman y se quieren bien, una gran fiesta, porque entre nosotros ya no hay más llanto ni tristeza, porque Dios ha vencido a la muerte. Cuando un hombre muere, su madre cae en la tristeza, el cristiano, no, porque estamos resucitados. Cuando los hombres se hunden en el agua y mueren, los cristianos son resucitados con Cristo. Y si lloran y se ahogan es simplemente porque no están resucitados, simplemente por esto. Si ante los acontecimientos de muerte sucumbe y responde con la ametralladora... no es cristiano. LA ÚNICA GARANTÍA DE QUE SOMOS HERMANOS, QUE SOMOS CRISTIANOS ES ESTA: AMAR AL ENEMIGO. Sólo cuando amas a tus amigos y a tus enemigos es un hijo del Altísimo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, que hace llover sobre justos e injustos. El enemigo es tu esposo, tu esposa, tu pareja, que no te entiende, que te mata, que te juzga, que destruye algo muy íntimo, que es tu sensibilidad, que no te respeta, cuando es del todo injusto contigo. Eso ahí precisamente donde Cristo aparece exaltado. El camino que hacemos conduce precisamente a esto: a formar el cuerpo de Jesucristo, un cuerpo real. Hoy en día la Eucaristía la vivimos en un estadio inferior, muy pobre. Pero la vivimos en plenitud, cuando nuestra fe sea fe. La Eucaristía proclama lo siguiente: un único pan que se rompe para hacer de
nosotros un solo cuerpo. Un mismo cáliz que se vierte para hacer de nosotros un solo vino, el Reino, la fiesta, para hacernos entrar en la fiesta. Para lograr esto, hermanos, reconozcamos que no hemos llegado, pongámonos en camino de la mano de la Iglesia. No sabéis la suerte que tenéis. Dios ha puesto sus ojos en vosotros para haceros verdaderamente cristianos, no de palabras. Aprovechad la oportunidad. Caminad mientras tenéis luz, porque es el Señor quien os ha llamado. l lamado. 19.30 CENA DESCANSO 21,30 CELEBRACION PENITENCIAL LECTURAS DE LA LITURGIA 1º Isaías 1,10 – 20 2º Jeremías 31, 15-20; 31-34 3º 2 Corintios 5, 14 - 6,2 4º Mateo 11, 20-30
TERCER DÍA (Sábado) 9:00 LAUDES Monición a la lectura (Kiko) La lectura que vamos a proclamar ahora es muy importante porque nos prepara para el trabajo de todo el día de hoy. Hoy después de las laudes haremos un cuestionario por grupos muy serio para examinar nuestras relaciones afectivas, nuestra relación con el dinero y con el trabajo. Es una palabra clave en este primer escrutinio bautismal. El problema principal con esta palabra es que si no se entiende, se pretende suavizarla, encogerla para que entre en nuestros n uestros patrones de razonamiento, porque eso pasa. Especialmente si tenemos una actitud sentimental hacia la vida, entonces parece totalmente absurda. En este sentido, quiero decirte algunas cosas. Después de esta palabra cantaremos la parábola del sembrador. Cuando el Señor S eñor explica la parábola del sembrador a sus discípulos, les dice que la semilla que cayó junto al camino es la Palabra de Dios que cae en aquellos que escuchan la Palabra de Dios, pero no la entienden. Así que tened cuidado porque es posible
que escuchéis esta palabra poderosa y pese a escucharla no la entendáis. Esta palabra dice: SI ALGUNO VIENE TRAS DE MÍ Y NO ODIA A SU PADRE, A SU MADRE, A SU MUJER, A SU MARIDO, A SUS HERMANOS, A SUS HIJOS, NO PUEDE SER DISCÍPULO MÍO. Con esa palabra, se corre el riesgo de decir: no lo entiendo. Dios es bueno ¿y habla de odio? Sabéis que algunas traducciones han cambiado odiar por amar menos, pero una exégesis más profunda, asegura que la palabra correcta es odiar, que las otras traducciones no son exactas. Esta es la traducción de la Biblia de Jerusalén, porque así se ha traducido esta Palabra en la Biblia de Jerusalén. Para el que oye esta palabra con rectitud de intención, con deseo de escuchar, esta Palabra es vida. Para aquellos que no quieren escuchar es confuso y dirán que el cristianismo es una babel, que aquí nadie entiende nada. Tal vez sea cierto que esta palabra no se entiende de repente, pero si escuchamos con el espíritu, sabiendo que Dios es amor y que quiere lo mejor para nosotros, seguiremos escuchando. Como si escuchas a un amigo, y al principio no le entiendes pero continúas escuchando, porque sabes que te quiere decir algo. Aquí escucharemos esto y algo mucho más fuerte todavía. Así que yo os invito, hermanos, a dejaos hacer por esta palabra, virgen, pura, que proviene de la boca de Dios, sin recortarla, sin hacerla pasar a través del tubo de nuestra razón. Porque nosotros, si las cosas no nos entran por la razón, si Dios no nos da las cosas claras, claras y bien masticadas, no queremos saber nada, queremos que Dios nos lo explique todo, desde la A hasta la Z. Pues bien, esta actitud es de soberbios y así no se escucha nada de la Palabra de Dios. Aquí no sirve para nada esa actitud. No sucede nada si hay menos gente aquí, porque para hacer de la parroquia la Iglesia signo, la Iglesia sacramento, misionera en el mundo no se necesita mucha gente. Sabed que el Sínodo hablando de la pequeña comunidad cristiana en el interior de la parroquia la define como la levadura de todo el espíritu misionero de la Iglesia, sacramento para el mundo. Para ello no se necesita una gran cantidad de personas. Hermanos escuchad esta Palabra pensando que con ella viene el poder de Dios para realizarla, que cuando Jesucristo nos dice esto ahora, será por algo. Escuchad esta Palabra. LECTURA: Lucas 14, 25-35 CANCIÓN: Parábola del Sembrador S embrador CATEQUESIS (Kiko)
Es una maravilla descubrir que el Evangelio está escrito en la clave catecumenal. Reviviremos todo el Evangelio, por etapas, a lo largo de este camino catecumenal. Después de hacer toda la iniciación cristiana, cada vez que el Evangelio es proclamado en la asamblea, la asamblea recuerda su tiempo de gestación y está llamada a vivir el Evangelio con mayor plenitud. Porque el catecumenado es la muestra, el anticipo de toda la vida cristiana. Pues bien, en esta Palabra que se ha proclamado hay una cosa muy importante. Jesús dice: ¿Quien de vosotros antes de construir una un a torre (en el lenguaje de los Padres de esta torre simboliza a la Iglesia: el pastor de Hermas llama a la Iglesia “torre”), no se sienta primero y calcula el costo? Hemos escuchado esto con el fin de explicar lo que dice antes. Jesús dice: Quien no odia a su padre, a su madre, a sus hermanos, a sus hermanas, a su esposa, a su marido, a sus hijos y hasta su propia vida no puede ser mi discípulo. Quién sabe, tal vez lo más fácil de entender es lo de odiar la propia vida. Todos tenemos nuestros proyectos de vida. Es posible que uno piense en convertirse en ingeniero, casarse con una hermosa chica rubia, que además tenga mucho dinero, comprar una casa en algún lugar, tener un coche deportivo, etc. Y sucede que tiene un accidente de coche, se queda cojo y su vida se transforma por completo y vive de una manera totalmente diferente. El Señor dice que quien no abandona su vida en mí, no puede ser mi discípulo. Si una persona piensa que para él su vida es su proyecto, pone un paréntesis a Dios y para él su felicidad está en esto, en este ideal, y por tanto en la medida en que Dios realiza este ideal que ha diseñado, está dispuesto a seguir a Dios y no está dispuesto a seguir ningún otro tipo de vida porque parece que para él la vida, su felicidad está en este ideal de vida. Así somos nosotros. Metemos en un paréntesis a Dios y tenemos la religión para que Dios nos sirva en este paréntesis. Es decir, nos interesa Dios sólo en cuanto que nos ayuda a tener la chica que queremos, ese tipo de familia que queremos, ese prestigio que deseamos, para ganar competiciones, etc. etc. Entonces podemos entender por qué los que no aborrecen su vida no la encuentran, quien no pierde su vida no la encuentra, el que busca su vida la perderá. Ahora entendemos: quien no está dispuesto a perder su vida, a destruir sus proyectos, a perder el ídolo que se ha hecho de su propia existencia y no se abandona a lo que Dios quiera para él... no puede ser discípulo de Jesús. Así dice San Juan de la Cruz: para ir a donde no sabes, hay que andar por dónde no conoces. ¿Cómo es posible que nosotros metamos en este paréntesis a Dios cuando Dios quiere traernos una felicidad mucho más grande, mucho más larga, una felicidad que en este momento no podemos ni siquiera soñar? ¿Quién iba a decirme, por ejemplo, cuando yo estaba tranquilo en las barracas viviendo mi vida que un día iba a hacer lo que hago ahora, metido en este follón
de las comunidades? Esto que hago ahora yo no lo habría diseñado nunca, ni siquiera lo podía soñar. El Señor nos lleva a cosas mucho más grandes de las que no tenemos ni idea, ni siquiera podemos soñar o imaginar o planear con anticipación». La lectura comienza diciendo: Caminaba con Él mucha gente. Jesucristo sabe muy bien que la gente que viene en masa tras Él, viene engañada, siguiéndole, buscando su ideal, ver milagros, siguen a uno que les da de comer, y algunos sólo por curiosidad, otros no sé por qué, algunos siguen a Jesús como un ídolo... Entonces Jesús se vuelve y dice: un momento, ¿qué hacéis aquí ganduleando y perdiendo el tiempo? Pensad que si alguno vienen tras de mí, y no aborrece a su padre, a su madre, a sus hermanos, a sus hermanas, a su esposa, a su marido e incluso su propia vida no puede ser mi discípulo. Imaginad a esa pobre gente... Pensarían: pero qué es lo que dice ahora a este tipo. ¿Con que sale ahora? Este tipo está loco. Y Jesús continúa: El que no carga su cruz y se niega a sí mismo no puede ser mi discípulo. Nosotros, esto de la cruz lo habíamos interpretado con nuestra religiosidad natural: tener paciencia, soportar, sufrir... No. Esta cruz significa algo muy concreto: que Dios te ha llamado justo donde estás, te ha llamado por tu nombre concreto, con todas tus circunstancias existenciales de vida. Dios sabe muy bien quién eres: una persona que tiene este defecto concreto, que se masturba, que tiene este pecado concreto, con un temperamento horrible, etc. Y tal vez estás aquí para que Dios te cambie, tú estás en el camino, en esta comunidad durante todo este tiempo, pensando tal vez que llegarás a ser mejor y sucede que Dios no ha hecho casi nada en este sentido, sino todo lo contrario, te ves cada vez peor. El que no carga su cruz, es decir, quien no acepta su realidad existencial, no puede ser mi discípulo. Es Dios el que te llama, es el que cuenta contigo. Y ha elegido a hombres como tú, con tu neurosis, con tus problemas, con tu pereza... Dios te llama siendo tal como eres. Este es el problema que nosotros tenemos: no sabemos a aceptar nuestros propios pecados, no sabemos a aceptarnos a nosotros mismos. Lo que pasa es que lo que queremos es hacer negocios con Dios: es claro, aceptamos entrar en una comunidad a condición de que ésta nos cambie, que te garanticen que a través de este camino llegaremos a ser tipos fenomenales, la mejor gente de todos nuestros conocidos. Y sucede que a través de este camino nos descubrimos cada vez peores, que los defectos no desaparecen, y entonces esto no nos gusta tanto. Así que a lo primero que el Señor nos invita con esta Palabra es a aceptar lo que no entiendes, lo que te mata, la cruz concreta de su vida, que es el símbolo de todo lo que te destruye. Quien no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. El Señor se encargará de destruir el aguijón de esta cruz y de
transformarla en cruz gloriosa. Pero para ello hay que aceptarlo. Tú vienes a Jesús con tu cruz, cruz, con su realidad existencial de de hoy. Y él dice: porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no calcula primero el precio? No suceda que una vez que empieces a construir, no calculaste los costes, el dinero de los materiales y la mano de obra y no contaste el dinero de los préstamos bancarios, y cuando está la construcción a medias, ocurre que tienes que despedir a los obreros porque el dinero se acabó. Y cuando empieza a llover, pierdes todo el dinero que has invertido en el edificio, porque estás arruinado y todo el mundo se ríe de ti, diciendo: esto es uno que empezó a construir y cuando estaba por la mitad se quedó sin dinero y no lo pudo acabar, se va a arruinar todo lo que había hecho... Será tonto... O bien, ¿qué rey antes de ir a la guerra contra otro no calcula las fuerzas de su ejército, cuenta a sus soldados y los del enemigo? Porque si resulta que él tiene 20 y el enemigo tiene 40.000. Entonces lo que hace es firmar la paz, porque sabe que si hace la guerra, pierde. PUES BIEN, ESTO SUCEDERÁ A CUALQUIERA QUE NO VENDA SUS BIENES POR AMOR A MÍ. En estos bienes entran todos los bienes: el trabajo, el afecto, el amor a la esposa, al esposo, a los hijos, los bienes materiales, propiedades, tierras, casas, dinero. Todos los bienes. bienes. ¿Por qué? Porque buena es es la sal. Esto de la sal es muy importante. El segundo escrutinio es el paso de sal. El primer escrutinio es una puerta que se abre, después de un año y medio de tiempo, donde se debe verificar todo lo que diremos en esta convivencia y después un segundo escrutinio, que cierra la puerta abierta en este escrutinio. Después de este primer escrutinio, que es la primera parte del Bautismo, vendrá la segunda parte en el segundo escrutinio, que es lo que hizo después el sacerdote con vosotros en el Bautismo, es decir, tomó una pizca de sal y te la puso en la boca. Este rito de sal está en el contexto de este Evangelio, porque buena es la sal, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo se podrá recuperar? Antes de entrar en el catecumenado, hermano mío, dice el Señor: Comprueba tus fuerzas. Porque mira, si tú te metes aquí tranquilamente, como el que se lava, como el que pide una cerveza, sin ver un poco sus gastos, sin calcular, sin ver tu intención profunda, sin tener en cuenta si tú estás aquí porque sí, sin plena conciencia de donde te has metido, ¿sabes lo que te sucederá? Pues mira: entrar por esta vía catecumenal y seguir este camino significa renunciar no sólo a los bienes materiales, el dinero, también hay que renunciar al orgullo, que te dejes pisotear, que pongas la otra mejilla cuando alguien te de una bofetada, porque no debes resistirte al mal, porque debes entrar en la muerte, si
no sois capaces de dar un poco, ¿sabes lo que te sucederá? Que tras cinco años de camino catecumenal, deberás abandonar este camino. Y si este camino no te ha servido para ser cristiano, si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la salará? Si Jesús no te ha convertido, convertido, ¿quién te convertirá? convertirá? Esto dice la Palabra. Porque en aquella época no había otra manera más que esta: el catecumenado. No había otra puerta más que el Bautismo para entrar en la Iglesia, para ser cristiano. Esto está escrito en la realidad pastoral de la Iglesia primitiva. Por tanto, así dice el Señor: Antes de que una persona se queme, es mejor que le hagamos probar sus fuerzas, que le demos una oportunidad para calcular un poco sus gastos antes de construir la torre, que significa la Iglesia, que antes de entrar en este camino vea realmente sus intenciones. Y para probar sus fuerzas, lo primero que debe hacer es renunciar a todos sus bienes. Porque quien no odia a su padre y a su madre, etc. Es curioso cómo Jesús sabe que nuestros afectos nos separan de Dios. Que por amor al hijo, desobedecemos a Dios, que por cobardía hacemos la voluntad de la esposa o del marido y no la voluntad de Dios. Y, sin embargo, la voluntad de Dios es la salvación para mí y para mi esposa... ¡Cuántos padres, por amor desordenado y neurótico a sus hijos vuelven neuróticos a sus propios hijos! Porque no amamos libremente, porque no estamos libres de nosotros mismos, ni libres de nuestros ideales. Y cuando mi hijo destruye mi ideal, justo no lo amo, justo me defiendo de él, tengo que castigarlo y ahora todo es un desastre. desastre. Entonces Jesús dice: un momento, hermano, antes de entrar en este camino catecumenal pongamos las cosas muy claras. Algunos al leer esto o el Antiguo Testamento, dicen: ¡Este Dios es un monstruo! No me gusta nada el Dios del Antiguo Testamento (como si hubiera muchos dioses), porque es monstruoso, con tanta venganza... Por ejemplo, la gente se escandaliza por el hecho de que Dios ordena a Abraham matar a su hijo... ¡Qué sanguinario es este Dios! Esto es fruto de nuestro Dios sentimental de la religiosidad natural. Jesús es el Señor, Adonai, el Dios del Sinaí, no hay un Dios del Antiguo Testamento y otro del Nuevo. Por lo tanto, Jesús es el mismo: no sólo reclama el hijo a Abraham, también habla de odiar a la esposa, al esposo, al hermano, e incluso la propia vida. Porque Dios debe ser el centro de tu propia vida. AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS. SOBRE ABSOLUTAMENTE TODO. Este será el objetivo de toda la jornada de hoy. h oy. Porque mañana, cuando llegue, el obispo te preguntará: ¿qué le pides a la Iglesia de Dios? es decir, ¿qué buscas en esta comunidad? Y tú dirás: yo busco la fe. Y la fe, ¿qué realiza realiz a en ti, qué te da la fe? La fe me dará, en esta vida, la VIDA ETERNA. Y el obispo te mostrará el camino para tener Vida Eterna:
si quieres poseer la Vida Eterna, ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, por encima de todo. Eso de amar a Dios sobre todas las cosas, que no te parezca una historieta, es una realidad profunda que empezamos a experimentar. Así que tienes que renunciar a todos los bienes. Porque Dios no permite dos amos. No. No. Si amo a Dios sobre todas las cosas... ¿Amas a Dios? Sí, entonces demuéstralo con hechos. Esto se te dirá en esta convivencia. Nosotros no confiamos en lo que se dice con la boca, porque no sirve para nada. Hay que demostrarlo. Entonces te diremos lo que tienes que hacer para demostrarlo, si amas a Dios sobre todas las cosas. A continuación, descubrirás que no amas, que eres una persona que no te conoces, porque creías que realmente amabas a Dios, pero a la hora de la verdad... Entonces te darás cuenta de todos sus problemas. Esto entra dentro del proceso de gestación del camino catecumenal. Oramos ahora, hermanos, al Señor, para que entendamos esta palabra y nos ayude en el trabajo que vamos a hacer h acer en esta jornada. Canto del Benedictus Padre Nuestro Bendición DESCANSO
(introducido
por
una
extensa
oración
del
Presidente)
11:00 CUESTIONARIO sobre LAS RIQUEZAS Vamos a hacer un cuestionario por grupos sobre nuestra riqueza, es decir, sobre nuestras relaciones afectivas, nuestra relación con el trabajo y con el dinero, porque esta noche tendremos una celebración de la Palabra sobre las riquezas. En esta celebración vamos a escuchar una palabra muy fuerte. Es conveniente que de cara a esta Palabra que escucharemos, todos den una respuesta. Esta noche algunos de vosotros daréis una respuesta a la Palabra. Por lo tanto, la celebración va a durar mucho y nos iremos a la cama muy tarde. Respecto Respecto de la convivencia, convivencia, la jornada de hoy es muy muy importante, importante, porque hablaremos del dinero, fundamentalmente. Examinaremos muy profundamente nuestra vida: nuestro trabajo, nuestra relación con el trabajo, nuestra relación con el dinero, nuestra relación con los afectos. Las preguntas son las siguientes: 1) ¿CREES QUE TU TRABAJO ES SECUNDARIO RESPECTO AL EVANGELIO O HASTA QUE HAS ACUMULADO PARA TI Y NO PARA DIOS?
2) TU AFECTIVIDAD (esposa, esposo, hijos, novio, novia, padre, madre, hermanos, hermanas, amigos, sexo) ¿SON RIQUEZAS QUE ACUMULAS PARA TI O LAS VIVES SEGÚN EL EVANGELIO? 3) ¿ERES CONSCIENTE DE TU VERDADERA RELACIÓN CON EL DINERO? ¿HASTA QUÉ PUNTO ES TU SEÑOR? A continuación, se distribuye distribuye a la gente en grupos de siete, más o menos, con un secretario que toma nota de las respuestas de los de su grupo. El grupo trabaja de la siguiente manera: a) Se lee la primera pregunta y se deja un poco de tiempo para pensar. A continuación, todo el mundo da su respuesta, mientras el secretario toma nota de las diferentes respuestas. b) Con mucha atención, se lee la Palabra de Dios correspondiente a la primera pregunta: Lc 12, 12, 13-34. c) A continuación, cada uno da de nuevo su respuesta, esta vez a la luz de la Palabra de Dios leída como respuesta a la primera pregunta. Así que con las otras o tras dos preguntas. d) La palabra para las otras dos es: para la segunda: Lc 14, 25-35 para la tercera: tercera: Mt, 6, 22-34 Este cuestionario debe ser hecho con toda sinceridad, profundidad y muy seriamente. No se deben dar respuestas a la ligera. Es preciso reflexionar
mucho. Si es posible y si el tiempo lo permite, es conveniente dejar un tiempo para la reflexión reflexión individual individual ante el trabajo en grupo. grupo. 13:00 almuerzo Después de comer, los grupos continúan para responder el cuestionario hasta las 15.30. Entonces, todos juntos otra vez, el secretario de cada grupo da las respuestas respuestas del grupo grupo recogiendo las diversas opiniones. Si el número de personas lo permite, es bueno buscar la respuesta de otras personas. INTERVALO (muy corto) A eso de las 17:30 h (después de la puesta en común) CATEQUESIS SOBRE LOS BIENES (Kiko) La primera cuestión que le surge a uno sobre el trabajo es aquello de pensar que hay trabajos puros y trabajos impuros. Este dualismo muy religioso no está en el Evangelio. Pensar que un trabajo como el de profesor es conforme al Evangelio, porque uno se dedica a la educación de los niños o que un trabajo como el de sacerdote está de acuerdo con el Evangelio, ya que hace cosas por los demás, mientras que otros trabajos no están de acuerdo con el Evangelio, ya que son principalmente dirigidos a uno mismo, si se piensa así no se ha entendido nada del Evangelio. No es que haya trabajos que en sí mismos sean buenas y trabajos malos en sí mismos. Este es el primer peligro con que nos podemos encontrar: que el trabajo en sí sea conforme al Evangelio o no. Y por tanto, un ama de casa hace un trabajo maravilloso porque ayuda a los demás, da de comer a todos, limpiar lo de todos, no tiene nada que ver con esto. Este es el primer enfoque mal hecho. Otro problema es querer hacer del Evangelio una ley. Nos gustaría que nos dijeran en qué consiste ser cristiano, pero sólo con una ley. Bueno, si realmente quieres esto es fácil: se toma el Levítico que es una ley en la que Dios dice a los judíos en todos los detalles que tienen que hacer. Incluso cómo deben sonarse la nariz. En el Levítico está todo, regulado hasta el último detalle. Y así la cumplen todavía los judíos observantes en la comunidad de Hassidim. Esta tentación la tenemos también nosotros: que nos dé una ley perfecta; veamos, que dice exactamente la ley que debemos hacer. Esto es absurdo, porque la ley sólo sirve para revelarte revelarte (convencerte de) que eres un pecador, pecador, que no la puedes puedes cumplir. El Señor dio la ley a Israel precisamente para demostrarle que es pecador. Es claro que los judíos, como denuncian Jesús y San Pablo, han tomado la ley por el revés, para llegar a ser bueno, para decir: “Yo la cumplo y tú no”. Esto es el fariseísmo: despreciar al pueblo, porque no entiende nada y creerse buenos
porque se observa la ley literalmente, porque ayuna durante los días señalados por la ley, porque dan el diezmo a los pobres, como dice la ley. Así que, te puedo dar una ley completa de cómo debes comportarte en el hogar y en el trabajo, y sin embargo puede venir Jesús y decirte que eres como el fariseo. Aquí nos encontramos con el fariseo del Evangelio: El que va al templo a orar y dice: Señor, te doy gracias porque cumplo la ley, porque ayuno, porque doy limosna y porque no soy como ese borracho, que apenas recibe la paga la gasta en vino y luego pega a su esposa. En cambio, el pecador estaba en un rincón, sin levantar la cabeza, diciendo: Ten piedad de mí, Señor, que soy un miserable. Veamos que dice el Evangelio para entender más claramente el fondo de lo que dice Jesús. Uno entre la gente dijo: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él respondió: Hombre, ¿quién me ha constituido juez o distribuidor entre vosotros?“ (Lucas 12:13). Esta es una pregunta muy interesante. Imagina que mucha gente dice que la Iglesia debe decir a los estadounidenses que son tan ricos y se llaman a sí mismos cristianos, que repartan sus bienes con los sudamericanos, que son tan pobres. Aquí nos enfrentamos a un problema. Hay dos hermanos. Uno ha cogido el legado de su padre, se ha quedado con todo el dinero y vive en la abundancia, mientras que el otro vive en la miseria. Y el que vive en la miseria protesta. En primer lugar, porque su hermano lo dejó sin dinero, pero también porque su hermano es tan hipócrita que sigue a Jesús y va detrás escuchándolo como un santo. Y no pudiendo soportarlo dice: “Maestro, dile a mi hermano, que es un sinvergüenza, que reparta la herencia conmigo. Se está dando aires de ser bueno porque te escucha, mientras que en realidad es un hipócrita“. Ciertamente no esperaba que Jesús respondiera de esa manera. Hay un pasaje en el Evangelio paralelo a este. Se trata de Marta y María (Lc 11,38). Jesús está en su casa, mientras que Marta trabaja a una velocidad vertiginosa, atendiendo a todas las tareas de la casa, y María está en éxtasis a los pies de Jesús pendiente sólo de su boca. Y Marta piensa: pero ¿alguna vez se ha visto esto? Ella se creerá tan buena, sentada tranquila escuchando y me deja sola cuando se tiene que limpiar la casa, lavar los platos, etc. Y ella tranquila escuchando a Jesús Así que no aguanta más y le dice a Jesús: Pero, Señor, dile algo, ¿no te molesta, Señor, que yo estoy aquí sola venga a trabajar y ella está allí mano sobre mano? Dile que esta actitud es equivocada, dile algo... Marta está juzgando a María. Y aquí Jesús sale a su manera. Pues bien, con estos dos hermanos pasa lo mismo. Dice el pobre: dile a mi hermano que parta conmigo la herencia. Se supone que su hermano está ahí, porque si no, ¿cómo iba a decírselo? También nosotros hacemos esta demanda cuando decimos: los ricos deben dar parte a los pobres. Los obispos deben decir a
los ricos que van a misa que compartan con los pobres. Jesús dice: “¿Quién me ha hecho juez o partidor entre vosotros?” Y aquí la gente no entiende nada. Y él les dice: “GUARDAOS DE TODA AVARICIA PORQUE INCLUSO EN LA ABUNDANCIA LA VIDA DE UNO NO ESTÁ ASEGURADA POR LOS BIENES”. Aquí está el secreto de todo lo que he dicho sobre el trabajo. Hago hincapié en esta palabra: la VIDA. ¿Que Jesús respondió a este hombre y a todos los que iban detrás de él? Cuando un hermano de sangre es capaz de robar el dinero a su hermano, cuando un hombre es capaz de quedarse con todo el dinero y dejar a su hermano en la estrechez sin que le importe nada, significa que, para él, el dinero es muy importante. Significa que para él la vida viene de los bienes. Pero sucede que el mismo Jesús dice al pobre que ya se estaba frotando las manos con alegría pensando en todo lo que le iba a decir a su hermano. Cuando eres capaz de denunciar a tu hermano de sangre delante de todos, aquí, es porque para ti la vida viene del dinero, de los bienes. Guardaos de toda avaricia, porque la vida de un hombre no está garantizada por la riqueza. Eso es: Os equivocáis ambos porque para vosotros ¿dónde está la vida? No he venido aquí para hacer distribuciones, porque esto significaría que es cierto que la vida está en la riqueza y como el dinero es importante para la vida es muy importante saberlo repartir. Jesús se coloca en otro punto, en otro plano mucho más profundo. La vida del hombre no está en las riquezas. Y él les dijo una parábola: “Había un hombre rico que tenía una gran cosecha, y se dijo: ¿Qué ¿Qué haré? Ya sé: romperé romperé todos mis mis graneros y construiré construiré otros cinco veces más grandes para poder almacenar toda esta cosecha” (Lc 12, 16). Y así lo hizo: contrató obreros y los hizo trabajar como animales durante catorce horas seguidas. No dormía para supervisar las obras, y después de varios meses sin descanso, una vez concluida la obra y almacenado todo el grano, se dijo: Ahora, alma mía, bebe, reposa, banquetea, porque tienes millones. Y el Señor dice: pobre infeliz, ahora que has terminado de trabajar como un esclavo, lleno de preocupaciones, morirás esta misma noche. No podrás disfrutar ni un centavo de lo atesorado. ¿De qué te habrá servido tanto trabajo y tantas preocupaciones? De nada: para tus parientes que lo gastarán todo en mujeres y vino. Y dijo a sus discípulos: no os preocupéis por vuestra vida, no os inquietéis ni os angustiéis. Esta es la palabra de Dios. No os preocupéis por vuestro cuerpo, qué comeréis o con qué os vestiréis, porque la vida vale más que vuestro cuerpo. Mira, lo que hace Jesús es toda una desalienación. La vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. ¿Quién de vosotros, por más que se preocupe, puede añadir un milímetro a la medida de su vida? Por tanto, si no sois capaces de resolver las cosas más pequeñas, ¿por qué preocuparse por lo demás? Por tanto, ¿dónde está la alienación del hombre? En olvídate de esa realidad. Olvidar que si puedo mover las manos es un milagro, es un verdadero milagro
que yo pueda hablar, es un misterio el hecho de estar vivos. Pero pensamos que la vida nos la damos nosotros. Hemos entrado en un proceso de alienación absoluta. Estamos fuera de la realidad. Mira lo que Jesús nos dijo sobre esto: la vida no está garantizada por la riqueza. ¿Dónde está el problema? En que el hombre pone su vida, su seguridad, cree que va a encontrar la vida en la riqueza y en el trabajo como un medio para obtener estas riquezas. Esto nos lleva al Kerygma. Todo el Evangelio, el cristianismo no es más que el kerygma, que es un fuego que ilumina todas las cosas. El resto son cosas iluminadas por este fuego. En los seres humanos hay una dicotomía interna. Dios creó al hombre no para sufrir y morir, sino para que goce de la felicidad y viva en el amor. Pero el hombre ha pecado. ¿Y en qué consiste el pecado? Nos lo dice la palabra de Dios en el Génesis. El pecado es una palabra que ha perdido valor, que no tiene mucho sentido. Adán y Eva somos nosotros. Adán y Eva son el paradigma de todos los hombres, de la naturaleza humana: dice la Escritura que Dios puso un árbol en el centro y dio al hombre una prohibición. Puedes comer de cualquier árbol, pero del árbol que está en el centro no puedes comer, porque quien coma de él morirá. Pero la serpiente, que era el animal más astuto de todos los que Dios había puesto en el campo, se acerca a Eva y le dice: “¿Cómo es posible que Dios te haya dicho que no comieras de ningún árbol del jardín?” La serpiente ataca desde el principio con la mentira. Dios no ha prohibido comer más que del árbol que está en medio. Pero la serpiente le dice a ella: “¿Cómo es que os ha prohibido comer de todos los árboles del huerto?”. Eva dice: “Podemos comer de todos los árboles del jardín, pero de aquel que está en medio Dios ha dicho: “No comáis, porque moriréis”. ¿Qué pretende la serpiente con esta primera mentira? Confundir a Eva e insinuar en su interior que si no pueden comer de un árbol es como si no pudieran comer de ninguno, que en el fondo es lo mismo, ya que en cualquier caso no son l ibres. La serpiente hace ver a Eva su realidad: real idad: es una criatura, es limitada, li mitada, que no hace lo que quiere, sino lo que Dios quiere. Y de inmediato la segunda mentira: no es cierto que vayas a morir, Dios sabe muy bien que el día que comáis del fruto del árbol que está en medio seréis como dioses, conocedores del bien y del mal. La serpiente tienta a Eva, porque ella no acepta su realidad de ser limitada, diciendo que Dios es celoso, que ha mentido al decir que morirían para que ellos no coman, porque no quiere que sean como Él. La tentación consiste en invitar al hombre a ser capaz de decidir por su cuenta acerca de lo que es bueno y lo que es malo sin que nadie le imponga nada. La tentación es no depender de nadie, porque nadie te debe decir qué es bueno y qué es malo. El diablo nos invita a
decidir por nosotros mismos en nuestras vidas, decidir qué es bueno y qué es malo. La tentación es querer ser Dios, no aceptar otro Dios que nuestra razón, no aceptar nuestra dependencia de Dios, el ser criaturas de Dios. Es la tentación de no querer ser una criatura dependiente de nadie. Esta es una tentación muy profunda que todos hemos recibido. Entonces ¿qué hace el maligno? Se sirve de la prohibición para decirnos que Dios no existe, que Dios no nos ama, que Dios nos hace depender de él, no por amor, sino para fastidiarnos, porque tiene envidia y los celos de nosotros. Él dice: ¿cómo es posible que Dios te ame cuando te prohíbe el consumo de esta fruta? Dios te hizo creer que este fruto es malo para ti, que vas a morir si comes para asustaros y que no suceda que, comiendo, lleguéis a ser como Él. Pero esto no es cierto: ¿no ves que el fruto es bueno, agradable a la vista y estupendo para ser feliz? Y Eva vio que el fruto era bueno para comer, agradable a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó del fruto y comió. Es decir, la serpiente dice: si Dios te prohíbe que es bueno, es porque no te quiere, te ha engañado, te miente porque no te ama. Dios es celoso, no quiere que tú llegues a ser Dios. Esto que parece una historieta, no lo es. Y lo que todos dijimos del sexo opuesto, por ejemplo. ¿Quién dijo que hacer esto es pecado, es malo? Lo dijeron los sacerdotes. A mí no me parece que esa pecado, si él me ama y yo a ella, ¿Quién me lo prohíbe? Los sacerdotes porque son todos unos tarados mentales y tienen unos complejos sexuales terribles, porque, los pobres, no están casados. ¿Quién dijo que es un pecado? El hecho de que alguien haya dicho que es malo para ti cuando a ti te parece que no es así, significa que hay una inteligencia por encima de ti, que conoce el bien y el mal y que puede decidir sobre tu vida. Bueno, y ¿por qué no me lo explicas? ¿Qué es eso de que a mí no me digas las cosas? El hombre busca conocer, busca adquirir sabiduría, pensar por sí mismo, y que nadie le diga lo que es bueno y lo que es malo. Concediendo al pecado autoridad moral, decide que es malo y que es bueno, para ser finalmente Dios de sí mismo, para no depender de Dios, no depender de ningún precepto moral. Esta es la lucha que en definitiva combate la juventud de hoy en día, por ejemplo, que tienen todos los movimientos de la sociedad, que es una tentación tremenda. Pero sucede que la realidad es diferente. La realidad es la que es, a menos que acabemos con un trastorno esquizofrénico por inventar una realidad diferente de lo que es, una realidad en la que nos gustaría vivir. Pero esto es escapar y no sirve para nada. Es imposible inventar otra realidad, porque la realidad es lo que está ahí. Es inútil que uno se empeñe en imaginar que no lo es porque la realidad es lo que es. Es inútil que una un a chica fea se imagine que es bella, porque es fea. La realidad es la que es: que tú eres un hombre, que no eres Dios, porque aunque te apetezca mucho ser Dios, lo siento mucho pero no eres más que un hombre.
La tentación en definitiva, es no aceptar la propia realidad, lo que dice la psicología que es lo más difícil para un hombre, ho mbre, aceptar su su propia realidad. Todas las neurosis y la esquizofrenia son precisamente tentativas del hombre para escapar de su propia realidad que no le gusta e imagina una realidad propia, con sus propios códigos, en su mundo y se va alejando y cuando se viene a dar cuenta es un loco totalmente fuera de la realidad, y todas las respuestas no son adecuadas para el mundo real, sino para el mundo irreal que se ha fabricado. Esto es lo más difícil para el hombre: aceptar su realidad. Para una chica, aceptar que su novio la ha dejado o que ha tenido un accidente; para una esposa, que su marido muera. Pero si estas cosas le suceden a los demás... ¿Cómo puede haberme ocurrido a mí? Pues bien, hoy te ha tocado a ti. Es inútil que el hombre trate de llegar a ser Dios, porque es Dios, Dios es otro. Tú eres un hombre, que es otra cosa. La rebelión del hombre, el pecado es básicamente el siguiente: no aceptar la propia realidad de ser hombre. h ombre. Así que ser un cristiano consiste en lo siguiente: aceptar la propia realidad; la propia cruz, la realidad total-existencial de vida en que se encuentra. Lo que pasa es que nosotros, hombres, siempre estamos huyendo de una realidad que no nos gusta, siempre hay algo en nuestras vidas que no podemos aceptar y ante lo que nos rebelamos. Ser cristiano es estar en perfecta armonía, en total to tal acuerdo con lo que es la voluntad de Dios para nosotros, no sotros, para nuestra existencia. El problema es el siguiente: cuando el hombre ha aceptado la catequesis del maligno: que Dios no te ama y que prueba de ello es el hecho de que no se te permite ir a la cama con la esposa de otro, por ejemplo, porque a ti te parece una cosa buena, porque te da la gana, porque tú tienes tu moral, tus ideas, tus problemas... cuando el hombre acepta esta catequesis de que Dios no es Amor y la prueba de este desamor es que pone una ley que te limita, que no te deja libre, de la que no puedes escapar, que te obliga incluso si no quieres, a una serie de cosas, cuando el hombre acepta esto haciendo un sacramento, un signo por el que el hombre compromete su vida, que es el pecado consumado, ¿qué pasa? Lo que dice Juan: el pecado consumado genera la muerte; cuando un hombre con un acto, con un sacramento dice Amén a una catequesis: Dios no es amor le sucede ontológicamente una cosa terrible: muere absolutamente en su interior. Dios no creó al hombre para la muerte, aún más, en seguida, preguntará a Adán: ¿quien te enseñó a morir? ¿Cómo te viste desnudo? Porque Dios le dijo que no le había creado para morir. ¿Cómo se puede deducir que el hombre puede morir cuando Dios creó al hombre para vivir con Él para siempre? ¿Quién te ha dicho que te puedes morir? La consecuencia del pecado es la muerte óntica. No es la muerte física. Aquí hay que separar la muerte física de la óntica. La muerte física la tenía ya Adán antes de pecar, pero era algo estupendo, algo natural que no era más que un pasaje a una vida superior, como veía el hombre que sucedía con
toda la naturaleza, que el grano muere y deja una nueva vida, que los árboles están sin hojas y brotan hojas nuevas y nuevas flores. Esto se ve en los pueblos más primitivos, menos degenerados, que nunca han considerado la muerte física como muerte para siempre, sino como una transición a la trascendencia total. Así que ellos adoran a los ancianos, porque son los más cercanos a la otra vida. Porque las civilizaciones primitivas que viven en contacto con la naturaleza, reciben de ésta una catequesis: que la muerte física es para una nueva vida, porque en la naturaleza nada muere para siempre, todo muere y resucita, el grano muere y nace una espiga: el día muere y nace de nuevo al día siguiente. Todo en la naturaleza es un proceso de muerte y resurrección. Entonces, ¿quién ha dicho al hombre que muere para siempre? Este es el producto de aceptar la catequesis del maligno y pecar. La muerte es el producto del pecado. Esto no lo digo yo, lo dice la Escritura. El maligno aprovechándose de la ley nos convence para incurrir en pecado, y con el pecado entramos en la muerte. La muerte, que en el principio era algo maravilloso, ahora es una realidad aterradora. ¿Por qué? ¿Qué hace que la muerte sea la muerte? El pecado. Porque dice S. Pablo: el aguijón de la muerte es el pecado. Al principio la muerte no tenía punición, era inofensiva, ahora con la experiencia del pecado, la muerte es un monstruo que amenaza con devorarnos. Y el poder del pecado, dice Pablo, es la ley 4. La ley ha servido al diablo para hacernos pecar, porque nos dijo que la ley es prueba de que Dios no es amor. En el principio, la muerte física era el mejor día de nuestras vidas. Ahora la muerte es un monstruo que nos llena de miedo y pánico. ¿Por qué? No por ella, sino por el pecado que habita h abita en nosotros. ¿En qué consiste la experiencia de la muerte que produce el pecado? El pecado es lo que nos hizo experimentar la muerte profunda de nuestra existencia. Dios no creó al hombre para la muerte y la muerte no tuvo nada de muerte para Adán, ¿porque ahora el hombre asociada con la muerte el pecado? ¿Quién nos enseñó a asociar muerte y pecado? No es lo mismo que ir en avión y hacer que va y que viene si está en pecado o no.
4
4,6). La Ley es presentada en la Escritura como “Estos mandatos son vuestra sabiduría” ( Dt Dt 4,6). don de Dios y fuente de sabiduría y de vida . Al pueblo, liberado de Egipto, se le otorga la Ley como un primer camino de libertad frente a la esclavitud del pecado; un primer camino que anticipa la redención del pecado que realizará Cristo. La obediencia al mandato conduce a la sabiduría , a la “rectitud de juicio según razones divinas” (Santo Tomás). Guillermo Juan Morado.
¿Por qué cuando hay un terremoto las iglesias se llenan? ¿Quién enseñó a los hombres a hacer esta asociación entre la muerte y el pecado? Muy simple. Las consecuencias del pecado, es el tremendo miedo que causa el pecado en el hombre. Las consecuencias del pecado son muy graves: Dice la escritura, y esto es Palabra de Dios, que abrió por primera vez sus ojos, el hombre se conoce en una nueva dimensión que antes no conocía. El hombre se encuentra en lo que se llama la alteridad, el sentirse extraño frente a sí mismo, extraño ante los demás y extraño ante Dios Esta es una experiencia que todos nosotros hemos tenido cuando hemos pecado: experimentar que somos extraños a nosotros mismos frente a los demás y frente a nosotros mismos. Estabas feliz, tranquilo, contento en casa, pecas y el cielo se oscurece, la cara de la gente hermosa se vuelve más seria, te sientes incómodo frente a ti mismo. La persona se siente manchada interiormente. El hombre se siente extraño a sí mismo, se siente desnudo. En pocas palabras: El hombre HA PERDIDO LA DIMENSIÓN PROFUNDA DE SU SER. El hombre no es sólo materia que vive, el hombre tiene una dimensión mucho más profunda: ¿Qué da al hombre su verdadera dimensión? EL AMOR DE DIOS. Pero si el hombre acepta la catequesis de que Dios no lo ama, el hombre pecando dice que Dios no es amor y pierde la dimensión profunda de su ser, porque niega que Dios es el que lo ha creado, mientras que Dios es el que lo creó; dice que Dios no es amor, que Dios no existe, cuando el hombre vive precisamente porque Dios existe y le ama. Así que si Dios no existe, ¿quién eres, que te creó, de dónde vienes y a dónde vas? El hombre ya no tiene respuestas. Y esto no penséis que sucede a un nivel intelectual tal y como os lo cuento, esto sucede a un nivel mucho más profundo, lo que pasa es que el hombre no se da cuenta porque está alienado y vive fuera de la realidad. Si el que te ha creado es Dios y Dios es amor y tu vives porque Dios te ama y nosotros somos producto del amor de Dios, y precisamente porque Dios nos ama prohíbe ciertas cosas para que no muramos; si tu pecas y dices que Dios no existe, que Dios no te ha creado, que Dios no es amor, que te da la ley para fastidiarte, ¿qué es lo que te pasa? Si matas a Dios en tu corazón, destruyes en el fondo de tu corazón la razón de tu existencia. Al pecar el hombre dice: Dios no existe, y si no hay Dios, ¿quien soy yo? Soy un muerto, no tiene sentido, es absurdo. El hombre experimenta la muerte, el hombre experimenta el vacío absoluto en su interior. Experimenta la pérdida de la dimensión profunda del ser. El hombre viene a ser como una cara en blanco sin contenido, como si su interior se hubiese ido. Entonces el hombre vive como una máquina: cuando tiene hambre, come; cuando tiene sed, bebe; cuando tiene sueño, duerme; vegeta como una planta. Esto es lo que sucede al hombre interiormente, es terrible: EL HOMBRE FUE CREADO DEL AMOR POR AMOR,
QUE SEGÚN EL CUAL LO ESENCIAL PARA EL HOMBRE ES SER AMADO POR DIOS; SI EL HOMBRE, POR EL PECADO, DICE QUE DIOS NO LE AMA, SU ESENCIA QUEDA INTERIORMENTE DESTRUIDA. Yo no soy amado, entonces, ¿quién soy yo? El ser del hombre queda profundamente destruido: esto es la muerte óntica. A partir de este momento de la muerte física es el signo sacramental de la muerte óntica, a partir de este momento, el hombre teme a la muerte. Ahora todo es oscuro. ¿Has visto alguna vez a un perro que se ha quemado? Después tiene miedo a todo. Esto sucede también al hombre: ahora tiene pánico por todo. Al igual que el hombre que ha tenido un accidente siempre tiene un miedo terrible. El hombre se siente muerto por dentro y tiene miedo de todo. Nos dijo que lo que da vida al hombre es ser amado. Pero al aceptar que la vida no se la da Dios, sino por el contrario, que Dios es celoso, que lo que quiere es acabar con su vida, el hombre desde ese momento busca la vida como un desesperado, tratando de vivir, huyendo de la muerte que ha conocido en su interior, está desnudo, ha conocido el mal, sus ojos han sido abiertos, descubre el mal en su propio cuerpo, se cubre con hojas, tiene miedo de Dios, se oculta de Dios, aparece la palabra miedo, pánico, aparece el egoísmo. Dice la Escritura que Adán culpa a Eva, a Adán no le importa que Dios castigue a Eva, desaparece la solidaridad entre los hombres, aparece el egoísmo, el hombre se quiere salvar por su cuenta porque el miedo atenaza al hombre. Desde ese momento, el hombre trata de salvarse por sí mismo, con sus propios medios, con la intención de buscar la vida por todas las partes. Pero ¿buscarse la vida qué es? La vida para el hombre es ser amado. Entonces el hombre se vende a los poderes del mundo pidiéndoles la vida. El hombre es un ser que va por el mundo con su mano extendida pidiendo un poco de vida. La palabra vida es lo mismo que ser amado. ¿Qué anhela el hombre? Ser amado. La raíz profunda de todos nuestros conflictos es afectiva, queremos ser amados. Así, San Agustín dice que el corazón del hombre, que fue creado por el amor de Dios, estará siempre insatisfecho con las casas de este mundo hasta que repose de nuevo en el amor de Dios. El hombre tratando de tener vida, de ser amado, se vende a los ídolos; en vez de obedecer, servir, amar a Dios, sirve y obedece a las cosas de la naturaleza, dándoles la categoría de Dios. En esto consiste la idolatría. Se pide a la vida a las cosas. El trabajo es una buena cosa, tener hijos es una buena cosa, casarse es una buena cosa, todo lo que Dios creó es bueno, pero ahora el hombre intenta instrumentalizar todas estas cosas para para su propio beneficio. beneficio. Entonces un chico chico cuando se casa busca la vida. Una chica, la pobre, para ella casarse lo l o es todo. La vida es casarse y le viene del casamiento. Para otro, la vida, el ser feliz en
plenitud, recuperar la dimensión de su ser la buscará en el dinero, porque piensa que en el mundo es muy importante el dinero, porque sólo cuando se tiene dinero la gente te respeta y te ama. Por tanto, procura con todas sus fuerzas hacer mucho dinero y le pide la vida. Ahora entendemos el Evangelio que estamos comentando. ¿Qué es lo que dice Jesús? Mirad, guardaos de toda codicia, porque la vida de uno no está asegurada por los bienes. No porque tú tengas muchas riquezas, podrás alcanzar la vida interior que buscas, no conseguirás la felicidad. La gente cuando cuando se casa casa le pide pide a la esposa esposa la felicidad y después después de de lo que sufrió durante el período de noviazgo y después de lo que sufrió en el matrimonio no es feliz y continúa insatisfecho. Un muchacho entrando en la escuela de ingenieros pensó que una vez terminada la carrera y convertido en ingeniero, habría sido totalmente feliz. Bueno, ahora que es un ingeniero, le preguntas si es feliz. Otro piensa que con unos cuantos millones solucionaba todos sus problemas: dadme unos cuantos millones y todo irá bien... Dádselos y veremos qué pasa. Recuerdo a un hombre que conocí mientras jugaba al ajedrez. A este hombre le pasó lo que voy a decir: era un cocinero, tenía una freidora que funcionaba bastante mal, pero decidió jugar a la lotería para salir del paso y ganó la belleza de nueve millones de pesetas (algo así como 90 millones de liras). Bueno, este dinero arruinó su vida. Por lo menos, antes vivía con su freidora en compañía de su esposa y tiraba hacia delante. Con los millones, la mujer se compró pieles y joyas, se enteró media familia de la aldea, que estaba sufriendo hambre y tuvo que distribuir el dinero. Al ver que en poco tiempo había dejado cuatro millones, tomó tomó el resto y cerró los cordones de la bolsa. Resultado: perdido a todos sus amigos, rompió con su familia, su esposa se enojó y se separó de él, compró un auto y tuvo un accidente. Un follón. Su vida fue totalmente destruida. Vivía en el terror pensando que sólo le quedaban cinco millones. No sabía qué hacer para conservarlos. conservarlos. Aconsejado por alguien se metió metió en un negocio de tapicería con un sinvergüenza que lo engañó. Otros le recomendaban comprar acciones, pero no se atrevía. Y allí estaba, con cinco millones, sin amigos con su dinero bien guardado. Quería llorar. Un hombre que antes se levantaba de buena mañana silbando, hacer panqueques había pasado a la historia. Este hombre nunca volvió a silbar. A él le gustaba un poco jugar al ajedrez, pero sucedió que en el club perdió a todos sus amigos y estuvieron a punto de echarle porque cuando él dio al club un poco de su tesoro, todos dijeron: ¡Que tacaño! Ganó nueve millones y nos regala sólo tres mil pesetas... Él dejó a una persona 20.000 pesetas y él dijo: ¡Desgraciado! Cuenta con nueve millones y me deja sólo 20.000 pesetas. Y así uno tras otro. Ahora podemos entender cómo Jesús dice que la vida no se encuentra en los bienes. El problema del hombre, dice Jesús, es que busca la vida en las cosas. Pide a las cosas, idolatra la felicidad que sólo Dios puede dar. Y este es nuestro problema. Este era
el problema del hermano que va a Jesús a denunciar a su hermano, y el problema nuestro. Así que en este catecumenado hay que renunciar a los bienes y a los ídolos: ídolos que son las potencias cósmicas de este mundo. Por eso es muy importante el kerygma apostólico que dice: a este Jesús, Dios lo resucitó y lo ha constituido como Señor y Kyrios de todo principado, de toda virtud y de toda dominación. ¿Qué quiere decir esto? Que estamos sujetos bajo los poderes de este mundo, poderes de tipo psicológico. Estamos sometidos a todo tipo de neurosis. También estamos sometidos a una potencia de tipo social a causa del prestigio, porque queremos que los demás nos quieran bien, porque creemos que ahí está la vida, nos pasamos la vida haciendo la vida que los demás quieren que vivamos, pero no la nuestra. Mi madre, durante toda su vida, me decía: pero Francisco José, ¿qué va a decir la gente? por favor, péinate... ¿no te das cuenta de cómo vas? Yo a mi madre la quería mucho, pero la pobre vivió toda su vida obsesionada por agradar a los demás, por el qué dirán, por el prestigio, por perder la estima de los demás. El hombre está dominado por el pecado, esclavo de su poder. Así que, en el Evangelio, el pecado no es un bien que nos está prohibido y que si lo haces te esperas un buen castigo en el infierno. No. No, para Jesús, el hombre que está bajo el pecado es un esclavo. Quien peca es un pobre desgraciado, es una víctima. Por eso nosotros decimos a la gente: peca, haz lo que quieras. ¿Quieres pecar? Pues bien, peca como quieras, incluso si alguien se escandaliza. Ah, dice la gente, bueno Así que todos a pecar. Y eso está bien. Pecad. Cuando la gente dice que él cree que el pecado es una cosa buena que Dios ha prohibido. Sólo te digo que cada vez que peca muere. El pecado es la muerte. Por eso la Iglesia primitiva considera a los hombres muertos en vida. Jesús dijo: Dejad que los muertos entierren a sus muertos. Tú ven y sígueme. Porque uno le dijo: mi padre ha muerto, déjame que primero lo entierre... La ley era muy estricta en este sentido. Y Jesús dijo: Deja que los muertos, refiriéndose a los vivos, entierren a los muertos. Tú ven a anunciar el Reino de Dios. Es decir, el hombre que peca vive en la muerte. Pero no porque sea malo, porque quiera hacer el mal. Porque esto es religiosidad natural, que cree que la vida es una prueba, que puede pecar o no. No, no, el hombre peca porque no puede hacer otra cosa, porque es esclavo del pecado. Pero Dios no permanece indiferente ante esta realidad que tú vives hoy, de esclavitud psicológica, de esclavitud al sexo, que te refugias en el sexo cuando las cosas van mal, que te refugias en comer por la misma razón, que cuando uno no se siente amado por los demás, se da placer a sí mismo, tratando de amarse a sí
mismo, o se refugia en su neurosis, porque la vida le es hostil, porque él es esclavo de los poderes sociales. Porque en definitiva el hombre es esclavo de todos los poderes en su búsqueda de la felicidad. Porque esto es lo que todos buscamos: nuestra felicidad. Y en esta búsqueda de la felicidad, hacemos un montón de compromisos porque somos unos cobardes. ¡Cuántos matrimonios son una porquería, pero no se separan porque son cobardes absolutamente toda su vida! Por la presión social, por lo que sea, nos pasamos la vida haciendo el mal menor. DIOS NO ES INDIFERENTE A ESTA REALIDAD DE PECADO DEL HOMBRE, SINO QUE ENVÍA A CRISTO JESÚS. Si en medio de Adán y Eva se levanta una cruz entenderemos lo que es el cristianismo. ¿A qué viene Jesús? A liberarte aquí, en esta tierra, desde la realidad de la esclavitud en la que te encuentras. Si una persona no ha sido renovada interiormente es normal que en el trabajo se busque necesariamente necesariamente a sí mismo mi smo un poco y que trate de hacer dinero, porque el dinero es una seguridad psicológica. Toda la psicología dice que el dinero es un símbolo. Hay gente que si le quitas el dinero se suicida. ¡Cómo! Porque el dinero es una seguridad psicológica. Porque el dinero es un símbolo del afecto. Casi todos los conflictos matrimoniales son por temas de dinero. Esto no es porque todo el mundo sea egoísta con el dinero, sino porque, según lo que hagas con el dinero, así caerás bien a los demás o no. Y porque el dinero es un signo de lo mucho que te aman los demás. Entonces todos los hombres se dedican a hacer dinero porque tener dinero significa seguridad, significa que tú eres capaz de ganarlo, entonces eres un hombre, todos los demás te tratan bien, puedes dominar sobre los demás, puedes reírte de la gente, porque con el dinero se puede hacer lo que se quiera y lo que se puede ir a todas partes. Es decir, el dinero tiene un poder muy fuerte y grande. Si entendemos que el dinero es un símbolo, podemos entender por qué Jesús dice: No podéis servir a Dios y al dinero... ¿Por qué no dice en lugar de dinero, el sexo o los ídolos? Porque está escrito para una práctica pastoral de la comunidad primitiva, que utilizaban el dinero en el primer escrutinio como un catalizador, como un medio para ayudar al hombre a conocer su realidad cristiana: lo mismo que haremos nosotros, vamos a utilizar el dinero como medio para ayudaros a vosotros. Volvamos al tema de los que quieren un moralismo, una ley, que les digamos en qué consiste exactamente trabajar como cristiano. Mientras este hombre es sometido a causa del pecado y el temor a la muerte le impide realizarse realmente, es inútil que se comprometa, que le digamos de hacer cosas, porque lo único que hacemos es frustrarle más. ¿Por qué? Porque descubre dentro de sí mismo que no tiene fuerza, no puede. Es por esta razón tal vez que la predicación moralista de las misas no tiene sentido, ya que necesitan antes de una base que es el kerygma, los principios básicos que son la iniciación
cristiana. Es lo que dice J. Jeremías cuando habla del Sermón de la Montaña y dice que a esto precede todo el kerigma apostólico primitivo, que sin el kerygma se trata de una ley absurda que no se puede entender: Así que dile a este hombre debe amar a su esposa, de verdad, amarla como es, aceptarla integralmente aunque tenga defectos, superar el propio yo en el otro, pasar al tú, al no-yo, al otro, es imposible, hermanos. Es ‘s imposible porque la muerte nos separa, porque el hombre no puede permitir lo que le destruye, porque ninguno de nosotros ha vencido a la muerte. Porque la muerte nos rodea por todas partes y tenemos pánico de la muerte, todo cuanto significa morir no lo soportamos, cualquier cosa que huela a sacrificio no lo aguantamos y no lo hacemos porque tenemos miedo, es evidente. Pues bien, Dios que nos ama no nos deja solos, sino que nos envía a Jesús, para que nos libere. ¿Y cómo nos libera Jesús de esta realidad? Si lo que imposibilita al hombre para amar es la muerte, la fuerza que tiene la muerte a consecuencia del pecado, lo que viene a hacer Jesucristo es destruir la muerte y el pecado. En su muerte, que sirve como instrumento de propiciación por nuestros pecados, destruye efectivamente todos nuestros pecados, y resucita de la muerte proclamando con su resurrección, como hombre participaba de la naturaleza humana y, como tal, tenía que morir, o es que era un tipo especial, un ser venido de Marte, que no era un hombre, o que aquí sucede algo extraordinario. A mucha gente, la resurrección de Jesucristo no le dice nada, porque es Dios… personas a las que la naturaleza humana de Jesucristo no deja ni frío ni caliente, porque la herejía y la ignorancia de la gente es muy grande. Cristo es hombre. Dios en Cristo asumió la naturaleza humana completamente y la arrastra fuera de una situación de muerte, el pecado, la esclavitud y la impotencia. Por esta razón, la resurrección de Cristo es la garantía, el anuncio de que la humanidad, la naturaleza humana ha sido liberada de las ataduras de la muerte y el pecado. Pero la resurrección de Cristo, su resurrección, ¿qué me importa? ¿de qué me sirve sirve que Él haya resucitado? El El contenido del del anuncio es que Cristo te da su vida, no como la carnal, la vida de este hombre que ha perdido la dimensión de su ser, que no puede amar, que en definitiva está condenado a buscarse a sí mismo, a ser un egoísta toda su vida: en el trabajo, en el dinero, en el sexo, en el amor, en la familia, condenado a instrumentalizar, en definitiva, todo para sí mismo, siempre pidiendo algo a todo el mundo; este hombre que es capaz de dar su vida por un ideal, siempre que sirva para construirse a sí mismo, un partido político, etc... No es esta la vida que da Jesucristo, la vida del hombre de la carne que no ha h a vencido a la muerte, sino su vida resucitada. Jesús vino a dar vida y a resucitar por nosotros. Él murió por nuestros pecados, en nuestro lugar, tomó sobre sí la culpa de todos nuestros pecados y nos ofrece
gratuitamente su resurrección: esto es lo que anuncia el bautismo. En el bautismo te sumerges en el agua por semejanza, como símbolo de que entras en la muerte, pero no mueres realmente, no mueres cuando entras en el agua, porque Cristo ya ha muerto por todos. Sin embargo, ciertamente, mediante este sacramento, este signo, el hombre viejo que vive en ti es destruido completamente. Al salir del agua, eres un hombre nuevo, un resucitado, como el mismo Cristo, por el poder de la sangre de Jesucristo, en quien Dios ha dado al hombre la posibilidad de nacer de nuevo, nacer de lo alto, de recibir de Dios una vida nueva. Una vida nueva que se demuestra por las obras de vida eterna. Las obras que el hombre de la carne no podía hacer. Ahora ha sido destruida la serpiente, el maligno, el Leviatán, la serpiente del mal que nos impedía pasar al otro. Han sido rotas las barreras de la muerte. Los cristianos son personas resucitadas, y Él hace que nos podamos amar. Y la comunidad cristiana, la Iglesia, es el signo, sacramento de la obra que Dios ha hecho en Cristo. Esta es la maravilla para la gente: de un criado, un ingeniero, un neurótico, etc... Dios ha hecho una sola cosa, un solo corazón, una sola mente y un mismo espíritu. Esta comunidad, hermanos, es el cuerpo visible para el mundo de Cristo resucitado. Los cristianos ya estamos resucitados, hermanos. Los cristianos ya no pasan a través de la muerte, ya estamos resucitados. Este es el mensaje que el cristianismo da al mundo: que la muerte ha sido vencida, que ahora podemos amar en una nueva dimensión. Y esto, hermano mío, si tú te consideras cristiano, tienes que demostrarlo con hechos. ¿En qué consiste esta nueva dimensión del amor? En el amor al enemigo, a aquel a quien no se puede amar, amar a tu enemigo es amar a los demás, respetando su error, respetando que incluso podría matarte. Yo decía el otro día en un marxista: estoy de acuerdo con lo que dices, pero en vuestro sistema, ¿dónde se encuentra el pecado del hombre? ¿dónde está la posibilidad de que el hombre peque? Porque en todos los sistemas sistemas totalitarios el pecado no encuentra un lugar. Porque el pecado, el error, el que uno robe, destruye la sociedad. Sin embargo, Dios ha respetado nuestro pecado. ¿Y si el hombre tiene necesidad del pecado para poder aprender? ¿No se le permite el pecado? Pues bien, el cristiano respeta al hombre, incluso en su error 5. ¿Y si su esposa necesita tener su experiencia de error y tener una crisis como la que tiene? No, ni hablar: esto no debe ser y se acabó. ¿Eh? Eres un egoísta. Sólo piensas en ti mismo. ¿Y si tu esposa necesita esta experiencia? ¿Quién te ha enseñado a amar al otro, respetándolo plenamente, sirviéndole en la situación 5
A ver, si el cristiano respeta al otro incluso en su error y si resulta resulta que los catecúmenos no respetan la libertad de sus hijos para decidir si quieren o no cnc, se deduce que o bien los catecúmenos no son cristianos o bien no querer el cnc no es un error o ambas opciones a la vez.
que sea, sin exigir nada? Este es el amor de Jesucristo. Pero la gente no catequizada dice: No soy Jesucristo... Que nadie diga lo que dice la gente, porque el cristiano es otro Cristo, como dice S. Pablo: “No soy yo el que trabaja, es Cristo que vive en mí”. Dios nos da gratuitamente su espíritu. ¿Y qué es el espíritu de Dios? El Espíritu de Velázquez es lo que lo hace a un artista pintar como pinta, las vísceras que le hacen ver la naturaleza y representarla. El espíritu es lo más profundo del hombre, es lo más íntimo ín timo del hombre, su yo interior. in terior. Pues bien, el espíritu de Dios es el espíritu con que ha hecho las flores, los pájaros, el misterio profundo de Dios con que ha hecho la historia humana. Este es el espíritu que nos da gratuitamente para que seamos como Dios. Por este espíritu, dice S. Pablo, podemos juzgar todas las cosas. El espíritu de Dios nos penetra, y nos hace Dios mismo. Dios vive en nosotros, somos hijos de Dios porque se nos ha dado a la naturaleza de Dios. Este es el misterio cristiano, hermanos. Lo que sucede es que hemos hecho de esta palabra, palabras que no dicen nada. Decimos que todos somos hijos de Dios. ¡Qué bonito! No es cierto que todos somos hijos de Dios. Esto lo dice la teología. Los hombres son criaturas de Dios, pero no hijos. Hijo es aquel que realmente tiene la naturaleza de Dios. El Hijo es el que tiene la naturaleza divina en su interior. Es cierto que Dios en Cristo ha llamado a todos los hombres a la divinidad, a la naturaleza divina, para ser hijos de Dios, pero en potencia. En realidad, sólo es hijo de Dios aquel en quien vive Dios y se demuestra amando como Dios. Estos son la Iglesia, los que son hijos de Dios, de hecho, porque Dios les ha dado su propia naturaleza, el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo no es un fuego, sus obras se pueden ver. ¿Cómo? Amaos los unos a los otros como yo os he amado, hasta la muerte, dejándome matar por vosotros, yo os he amado cuando erais enemigos, y os he respetado y perdonado, yo os he h e mostrado que Dios te ama tal como eres, que te respeta como eres, que te permite pecar, e incluso matar a su hijo si quieres, porque Dios es quien de este pecado, de la muerte de Cristo saca un bien para toda la humanidad: Dios sigue amándonos a nosotros aún más. Dios no va a ser infiel contigo, incluso si tú siempre lo eres. A veces parecerá que te rechaza, pero es para llamarte a conversión, para seducirte de otro modo. Este es el cristianismo: amaos los unos a los otros como yo os he amado. Pero ¿donde se logra esto? ¿Para qué necesitamos gente que se tenga por hija de Dios, cristianos, con Espíritu Santo, si no lo demuestran? demuestran? ¿Dónde están las obras o bras de la vida eterna? Bueno, esto es posible, hermanos. Este es el cristianismo. Esto es lo que Dios quiere hacer con los llamados a ser cristianos: darles su propio espíritu y su propia naturaleza. Y estos resucitados, transformados, muertos al pecado y que llevan a cabo las obras de vida eterna por medio de Jesucristo, que vive en ellos, somos la Iglesia.
Por esta razón, no se trata de cantidad. A algunos hermanos habrá que decirles: mira, vete de aquí, no pasa nada: con la fe que tienes irás directamente al cielo, pero Dios no te llama por ese camino, ya que esto te suena a música celestial, te parece chino, no entiendes nada. Yo sólo puedo decir realmente lo que Jesucristo dijo: El que tenga oídos para oír que oiga.
Aquí termina la catequesis, sin responder a las cuestiones segunda y tercera, debido a limitaciones de tiempo. tiempo. Tampoco Tampoco en la catequesis de de la convivencia con S. Catherine y St. Rocco se responde a la segunda y la tercera pregunta por la misma razón. Al final de la catequesis de esta convivencia, se añadió otro catequesis sobre los bienes, dada en Roma en 1972: en ella se responde a las dos primeras preguntas (trabajo-afectos), (trabajo-afectos), pero no a la tercera (dinero). 19:30 CENA 20:30 CELEBRACIÓN CELEBRACIÓN DE LA PALABRA SOBRE LAS RIQUEZAS
(tomado de la convivencia de Arguelles) Argue lles) Monición ambiental. La palabra que escucharemos esta noche es una palabra preciosa y potente. Pero dejad que esta palabra caiga sobre vosotros según es. No os defendáis, no la cambiéis. No digas no la entiendo, me la expliquen: esta palabra es absurda, porque ¿qué voy a hacer ahora yo con mis hijos? Pero mira, qué disparate. Esta Palabra la dice Jesucristo. Él te conoce mejor que yo. Pero si yo creo en Dios... Bueno, basta ya, déjate llevar. Si sabemos que tú no tienes fe. Aquí te estamos conduciendo, te estamos gestando gestando en la fe. Ahora te estamos preparando para un rito en el que se te va a dar la fe, un inicio de fe porque tú inicias el camino. Hasta ahora, ha habido un período de asentamiento, de prueba, si queréis hasta el momento no habíais iniciado aún el camino en serio. Estamos cansados de triunfalismo, de decir que somos cristianos. Es preciso caminar más despacio, es preciso experimentar este camino catecumenal después de muchas crisis, de quejarse de los hermanos, que te critican, de darte cuenta de tu realidad, que se caiga tu ideal de comunidad, de gente que se lleva bien, etc. Ha llegado ll egado el momento de abandonarse a Dios y dejar que construya cuando quiera y como quiera el camino. Por eso hemos esperado hasta ahora.
Estamos en un momento muy serio de la convivencia: vamos a proclamar la Palabra de Dios. Esta noche, debéis dar vuestra respuesta 6 a esta Palabra, brevemente, con toda sinceridad, con toda verdad. Párate desnudo delante de esta Palabra de Dios que viene hoy a ti. Has de entender que no eres cristiano y por eso te escandalizas de la Palabra de Dios, porque ser cristiano es cambiar la vida completamente, por entero. Es claro que si eres cristiano tu relación con el dinero, con la familia, con el trabajo, cambia completamente. Por eso no te justifiques delante de la palabra de Dios. Recuerda lo que hemos leído: amaron más sus obras y no recibieron a la luz, porque la luz denunciaba que sus obras eran malas, que estaban actuando mal, y esta es la condenación: que no se dejaron juzgar por la luz de Dios, porque amaron más a sus obras, la vida que llevaban ahora y no quisieron ser juzgados, no quisieron que se les dijera: la vida que tienes es un porquería y no vale nada 7. Olvídate de esta vida y ven hacia una vida totalmente nueva, date cuenta de que estás viviendo en una época maravillosa de conversión de la Iglesia después del Concilio; mira que Dios te está invitando a una boda maravillosa, porque en el futuro, los cristianos se diferencian de todos los demás y tal vez tú te quedarás en tierra. Ahora vamos a cantar Ven del Líbano, esposa, porque el Señor nos llama, Él está enamorado de nosotros como de una esposa: Ven del Líbano. Él nos llama en el desierto: ven, ven, esposa mía, ven. ven. Es Él quien te llama. Yo te daré daré una corona más bella que la cima de los montes. Porque lo que Dios quiere es colmarte de todos los bienes, no quiere atormentarte. Pronto veremos cómo el Señor no quiere que seas pobre en dinero, sino que quiere darte muchas cosas. Ahora acogemos a Jesucristo cantando, que está en nuestro presbítero en esta asamblea, que viene a sacarnos de nuestro egoísmo y de nuestra comodidad, de nuestras falsas posiciones, muy poco cristianas, y a conducirnos a un cristianismo de verdad. Canto: Ven del Líbano, esposa Saludo, invocación al Espíritu Santo Monición a la primera lectura El Evangelio de San Marcos habla de un hombre rico que se acercó a Jesús para preguntarle qué hacer para tener vida eterna; quería tener la vida eterna. Este hombre quiere lo mismo que queremos nosotros, está en busca de vida a toda costa. Nosotros queremos entrar en el catecumenado para tener la vida eterna, 6
Pero sin presión ninguna, ¿eh? ¿eh? Esto es un r econocimiento econocimiento del objetivo que se persigue en el primer escrutinio: juzgar la vida del catecúmeno y convencerle de que su vida, hasta que pasó k ( nuevo Moisés) por allí para rescatarle, era una porquería y no valía nada.
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realmente queremos vivir para siempre. Yo os invito, hermanos, a escuchar la respuesta de Jesús a este joven y por lo tanto, cual es la respuesta de Jesús a nuestra búsqueda de vida eterna. Escuchamos la Palabra. Primera lectura: Mc 10, 17-31 Monición al canto Esta Palabra que hemos proclamado es, precisamente, la catequesis de la Iglesia primitiva para el primer escrutinio bautismal, tal y como se descubrió en el estudio del catecumenado de la Iglesia primitiva. Viene a responder específicamente a la situación en que te encuentras de cara a este escrutinio bautismal. Se presenta uno que viene a Jesús para preguntarle qué debía hacer para tener vida eterna: que es precisamente lo que vais a pedir en este escrutinio bautismal: ¿Qué debo hacer para tener vida eterna? Mañana el obispo os lo dirá con las mismas palabras de Jesús cuando le preguntaron cuál es el camino para conseguir la vida eterna, que es lo que todos vosotros buscáis aquí después después de un tiempo de pre-catecumenado. Esta respuesta es la misma que os dieron cuando fuisteis bautizados de pequeños. Pero alguno dirá: no, a mí no se me dijo de pequeño; yo recuerdo que cuando fui al bautizo de mi nieto, el sacerdote se limitó a decir: Amarás a Dios sobre todas las cosas ya tu prójimo como a ti mismo. Muy bien. Ahora escucha una cosa más. Vamos a ver lo que dice Jesucristo. Antes de continuar, tengo que decir que tenemos aquí un problema, que son las falsas interpretaciones que hemos escuchado de siempre sobre esta palabra. En un contexto de Iglesia como cristianismo de masas, donde todo el mundo es cristiano y se confunde la Iglesia con el Estado o la sociedad, este Evangelio que hemos leído es utópico, absurdo, no tiene explicación, como la mayor parte del Evangelio. Como que el “No os resistáis al mal” es una estupidez. En una Iglesia masiva donde todos son cristianos, porque entonces la policía... incluso los policías son cristianos y van a recibir la comunión. Sin embargo, Jesús dice: No os resistáis al mal. Luego, por supuesto, la gente dice: ya, pero esto es una exageración. Jesucristo dice: Si alguno te quita la chaqueta, dale también los pantalones... gente, esto es una exageración. Y con esta conclusión de que todo el Evangelio es una exageración podemos tomar este libro y lanzarlo por la ventana, porque no sirve para nada, porque todo es una exageración. Pero claro, el Evangelio no está escrito en el contexto de esta enorme iglesiasociedad, sino en el contexto de Iglesia-resto, que tiene una misión muy concreta que se realiza en el mundo pagano, entre las naciones. Entonces nosotros, que hasta ahora nos hemos movido en ese contexto de Iglesia oficial masiva, hemos asimilado la siguiente interpretación falsa de la palabra que hemos escuchado: hay dos vías en la vida: una es la de los mandamientos, para la tropa, para los que en la vida no quieren hacer más, y otra la de los consejos
evangélicos, para los que quieran cumplirlos con generosidad, porque quieren algo y se hacen religiosos. ¿Cuántas ¿ Cuántas veces habéis escuchado escuchado esto? La interpretación que hemos oído es esta: el joven le pregunta a Jesús qué debe hacer y Jesús le ofrece el camino de la tropa: cumplir los mandamientos. Y Jesús lo mira con amor, porque por fin ha encontrado a uno que cumplía los mandamientos, un joven generoso que quiere más. Entonces Jesús le ofrece la segunda posibilidad, más exigente, más perfecto: vende todo lo que tienes y sígueme. Entonces la gente dice: bueno, si todo el mundo hace esto, se acaban las fábricas, se acaban las industrias, se acaba todo. Por esto es utópico, es absurdo. Luego se ha interpretado esto como consejos evangélicos para aquellos que quieren algo más, para los elegidos que se donan generosamente y se van a un convento. ¿Sabes por qué esta explicación es falsa? En primer lugar porque en la época en que fue escrito este Evangelio no existían los religiosos. No había nacido todavía San Francisco ni San Ignacio de Loyola, fundador de la ni los Sagrados Corazones. Todavía no existía, hermanos, sin ninguna orden religiosa. Pero si los Evangelios son resúmenes de la pastoral de la Iglesia primitiva, aquello que recogió la Iglesia como un resumen de la catequesis, ¿a quien se dirigía? ¿para quien era directamente esta catequesis? Bien, era para gente casada y con hijos, como vosotros, porque todavía no había religiosos, se dirigía a todos los que escuchaban estas catequesis. Todavía no había conventos, ¿por qué entonces se le pudo dar esta interpretación? in terpretación? Veamos cuál es la interpretación correcta. Hemos dicho que esta es la catequesis del primer escrutinio bautismal. Vosotros estáis aquí porque buscáis la felicidad, ser feliz. Y ser feliz, hemos dicho que es haber vencido a la muerte, porque lo que nos hace no amar a la esposa, como hemos dicho, es el miedo que tenemos a la muerte; el miedo a la muerte es lo que nos impide aceptar los inconvenientes del trabajo. Si yo realmente hubiese vencido a la muerte no me importaría nada ningún acontecimiento de muerte y tendría una paz y una felicidad inmensas en medio de los problemas y sería plenamente feliz. Esta es la felicidad, la vida eterna. Muy bien. Esto es lo que todos queremos aquí: ser felices, tener dentro de nosotros la vida eterna. Y pregunto: pero ¿qué debo hacer para tener vida eterna? Una pequeña pregunta. Muy bien. Entonces la Palabra nos muestra a uno cualquiera que se arrodilla ante Jesús Cristo y le pregunta: ¿qué debo hacer para tener la vida eterna? Cuando mañana te arrodilles ante el obispo, te dirá: ¿Qué haces aquí?, ¿Qué necesitas? Y responderás: quiero tener la vida eterna, ¿qué debo hacer? Entonces nos encontramos con uno que se acerca por la misma razón a Jesús y le dice: Maestro bueno. (veréis que esto es una catequesis sutilísima). Maestro
bueno, ¿qué debo hacer para tener vida eterna? Y Jesucristo, lo primero que le dice es lo siguiente: ¿Por qué me llamas ll amas bueno? Sólo Dios es bueno. ¿Qué significa esto? La primera cosa que Jesús dice a este hombre con quien está hablando, le interroga y le dice: Si me llamas bueno, y yo digo que sólo Dios es bueno, date cuenta de que estás hablando con Dios Dio s mismo: Yo soy Dios. Eso es lo que nosotros estamos haciendo con vosotros en esta convivencia: os estamos guiando para traeros ante la Iglesia, que es el mismo Cristo Jesús. Para aquellos que se preguntan ¿qué debo hacer? Esto es lo primero que aclara Jesucristo: Si hablas conmigo y me llaman bueno, te digo que sólo Dios es bueno; así que atento, porque el que va a responder a tu pregunta es Dios. Si reconoces en mí a Dios, yo responderé a tu pregunta. Lo primero que Jesucristo hace es poner a este hombre ante Dios. Aún más: Si vosotros no reconocéis a Jesucristo, a Dios, en nosotros, catequistas, entonces lo que estamos haciendo aquí es un teatro, no sirve para nada y por lo tanto, entiendo vuestros miedos y dudas. Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener en herencia la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino Dios. Y ahora Jesús responde después de hacer ver que está interrogando a Dios mismo. Y dice: ya conoces los mandamientos. La Torá dice: El que cumpla los mandamientos, vivirá. Así que ya sabes: ¿no conoces los mandamientos? Está bien, yo te lo digo. Pero con intención muy astuta, el primer mandamiento lo silencia, no lo dice sino que lo calla. Entonces comienza con los otros: no matar, no robar... Quiero aplicar esta lectura a vosotros, que sois los que venís aquí a pedir lo que sea preciso para conseguir la vida eterna. Pensad que sois cada uno de vosotros que estáis aquí ante Jesús preguntando qué hacer para conseguir la vida eterna. La Palabra de Dios es para vosotros ahora, no son historias. Tú eres ahora el hombre y Jesús te responderá personalmente: No matarás. ¿Hay algún asesino entre vosotros? Aquí nadie ha matado a otro hombre, a eso me refiero. No cometerás adulterio. No sé si alguno de vosotros vive con la mujer de otro, espero que no. No digáis falso testimonio contra otro. Honra a tu padre ya tu madre. No seas injusto. Así que, mira. Me parece que, más o menos, aquí todos podemos responder lo mismo que el joven: me parece que estos mandamientos que has dicho, los he observado siempre, los he cumplido. Esto dice el joven: todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús fijando la mirada en él, lo mira con amor. Algunos dirían: He aquí que Jesús se ha encontrado a un joven generoso, un joven maravilloso que quiere algo más. Por eso, Jesús lo mira y lo ama, porque ha encontrado un alma pura y santa que ha cumplido todo y quiere algo más. Bueno, ¿sabes por qué Jesús lo miró y lo amó? Porque se ha encontrado con uno que se engaña a sí mismo: está
tan alienado y engañado que es capaz de jactarse delante de Dios de cumplir los mandamientos. Así lo mira y lo ama, Jesucristo: como miró a Judas cuando lo traicionó, como miró a Pedro cuando le negó. Mira a este joven amándolo porque se ha encontrado a uno que trata de conciliar su riqueza con el cumplimiento de los mandamientos. Se ha metido en una situación que es un desastre, pero sigue engañado, está engañado profundamente. profundamente. Este eres tú y soy yo. En este momento, Jesucristo te está mirando y te está amando, te mira con amor, porque él está viendo hasta que punto estás alienado. Porque has respondido, si eres sincero, que todo lo has h as cumplido. Jesucristo, el primer mandamiento se lo guarda, no lo dice. Porque Jesús sabe que está alienado, le ha tendido una trampa para desalienarlo y le ha dicho: Ah, ¿sí? Tú cumples los mandamientos. Un momento. ¿Con quién hemos dicho que estás hablando? Con Dios. ¿Qué dice el primer mandamiento? Amarás a Dios sobre todas las cosas. Puesto que yo soy Dios y el dinero es otra cosa, muéstrame que cumples los mandamientos: ve a tu casa, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; después ven y sígueme. Los primeros cristianos eran seguidores de Jesús. ¿Entiendes eso? Este señor, al igual que tú, dice que cumple los mandamientos. Estupendo. Los mandamientos se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Cumplir los mandamientos es amar a Dios por encima de todo. Si Dios te dice: anda, vende todos tus bienes, ya que cumplir el primer mandamiento significa obedecer a Dios, tú que los cumples todos, lo harás. Bueno, Jesucristo dice: Yo te digo, ya que estábamos, que yo soy Dios: ve, vende tus bienes y dáselos a los pobres. ¿No dices tú que cumples los mandamientos? Quien no cumple el primero, no cumple el segundo. Quién no es capaz de cumplir el primero no cumple tampoco el segundo. ¿Quién no es capaz de cumplir el primero, como podría cumplir los demás? ¿Tú no dijiste que esto de no matar, no robar, no cometer adulterio, lo cumplías desde tu juventud? Entonces demuéstralo: ve a tu casa, vende todo lo que tienes y sígueme, y yo te aseguro que tendrás un tesoro en el cielo. Los mandamientos se resumen en dos: amar a Dios y amar al prójimo. Este evangelio se complementa con el del fariseo que se le acerca y le dice: ¿cuál es el primer mandamiento? Y Jesús le dijo: ¿Qué es lo que lees en la ley? Y él respondió: Amarás a Dios con todo tu corazón, por encima de todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Jesús le dice: haz esto y tendrás vida eterna. Esto mismo te dirá mañana el obispo, si quieres tener la vida eterna: ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo. Es la palabra que escucharemos mañana. Y la palabra que dijo el cura que te bautizó de bebé. Esto no lo habéis entendido nunca. Ahora, a través
de la iniciación cristiana lo estáis empezando a entender. Porque los Evangelios no se pueden entender sin la práctica de la Iglesia. I glesia. Jesús le dijo al joven: Amarás a Dios sobre todas las cosas, anda, vende tus bienes, y trata al prójimo como a ti mismo: Dáselo a los l os pobres. Esta palabra te la dice hoy, Jesucristo en serio: anda, vende tus bienes y dáselo a los pobres, si quieres de verdad la vida eterna. Esta palabra no te la dice Dios jugando, no es una broma. Este joven se fue triste. Es el efecto de esta catequesis: Aquí, también, estás muerto de miedo y muy triste, como este chico que vino todo arrogante porque él buscaba a Dios: pero lo que quería era conciliar su riqueza con Dios, se fue triste, pero fue totalmente desalienado. Vino a Jesucristo tranquilamente, convencido de cumplir los mandamientos, de tener fe, de ser cristiano, como vosotros llegasteis a esta convivencia, y regresa muy triste porque se da cuenta de que no ama a Dios por encima de sus bienes y por lo tanto no cumple los mandamientos. Jesús mirando en torno a sí mismo: ¡qué difícil es que puedan entrar en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se sorprendieron, porque en la época de Jesucristo las riquezas significaban la bendición, y la pobreza y la enfermedad, la maldición. Ellos quedaron sorprendidos y aterrorizados. Pero Jesús dice: Lo que es imposible para los hombres, para Dios es posible. Seguramente tú, en tu interior, estás pensando: esto es imposible para mí, yo tengo hijos. La Iglesia hoy te dice, cumple los mandamientos: ama a Dios sobre todas las cosas: vende tus bienes. Y en segundo lugar: ama a tu prójimo: ¿cómo puedes tener bienes mientras las gente vive en la miseria y todavía dices que cumples los mandamientos? Existe un evangelio apócrifo que a propósito del joven rico dice que Jesús le preguntó: ¿con qué cara tan dura dices que cumples los mandamientos cuando nadas en la abundancia, mientras que hay tanta gente a tu alrededor que no tienen ni siquiera para comer? Uno dijo en Portugal, pero yo tengo hijos: ellos son mi prójimo. Y yo le respondí: el segundo mandamiento dice: ama a tu prójimo como a ti mismo. Parece que te amas a ti mismo: tienes una casa fabulosa, tienen dos coches, su esposa esposa tiene un 500 para aparcar mejor, tú tienes un conductor que te ha puesto el ministerio, te has comprado una propiedad en la playa porque tus hijos necesitan aire fresco. Estupendo: mira cómo te amas a ti mismo. Así que, igual que te amas a ti mismo, tienes que amar a los demás. ¿Y quién es mi prójimo? Esto se lo pregunta un fariseo a Jesús para confundirle. Y Jesús cuenta una parábola: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y fue asaltado por
los ladrones que lo dejaron medio muerto. Pasó un sacerdote 8 y nada; pasó un fariseo y nada; pasó un hereje, un protestante, un samaritano que tuvo compasión y lo cargó en su burro, lo llevó a un albergue y dijo al patrón: dejo dos denarios, llama al médico, dale de comer, cuida de él mientras yo voy a mi trabajo, si gastas más dinero, yo pasaré por aquí en dos días y te lo daré. Jesús dice: ¿quién crees que fue su prójimo? Y el levita un poco entre dientes, dijo: Es claro, el que tuvo compasión. Pues ve y haz tú lo mismo. Así que en este contexto el primer escrutinio está esto: anda, vende tus bienes y dáselo a los pobres. No para ayudar a los pobres únicamente, sino para probarte a ti mismo. Dale a los que necesiten de ti. Los que son tu prójimo. Pero, oye, es que yo no los veo. El sacerdote pasó y no le vio. Si no quieres ver, no verás nada, claro. ¿Gente que necesitan tu ayuda en este mundo? ¡Cien mil, imagínate! ¿Tú quieres tener la vida eterna? Así pues, aquí a cambio de unos pocos euros encontrarás la resurrección, la vida eterna. Pero tengo que decir algo. Alguno puede pensar que lo que quiere Jesucristo es que seamos pobres, que nos atormentemos. Esto no es así. Esto está en un contexto de religiosidad natural. En todas las religiones, la pobreza es un signo de pureza. Y la riqueza es un signo de impureza. Este es un sentimiento natural que todos tenemos. Así la gente que posee millones, en el fondo tiene un sentimiento religioso de impureza, porque hay gente en el mundo que padece hambre. Esto se encuentra en todas las religiones: la pobreza como signo de pureza. Por eso, en la Edad Media, cuando el cristianismo es la culminación de la religiosidad natural, si San Francisco de Asís no se presenta con una túnica hecha jirones no lo escucha ni su padre. Si Jesucristo hubiera vivido en la época de San Francisco le habrían tirado tomates, porque era un glotón y un borracho, siempre rodeado de libertinos, porque no ayunaba, se lo pasaba estupendamente, no se sacrificaba. Porque en la religiosidad natural... en este mundo, tienes que sufrir para ganarte al otro. Pero esto no es el cristianismo. Jesucristo no te dice de vender tus bienes porque sacrificándote en esta vida se gana el cielo. Continuamos leyendo: A aquel que deje por amor al Evangelio la casa, el coche, la mujer, la madre, el campo o la granja, yo le prometo que le daré esta tierra, un centenar de casas, si me das el coche, un centenar de coches... y así sucesivamente. No se trata de ser pobre. Lo que dice Jesucristo es lo contrario: liberarte de los ídolos, de la esclavitud del dinero. A causa del pecado, todos somos esclavos del dinero y no disfrutamos del dinero. El Señor quiere que seamos libres, que gocemos del dinero que seamos los reyes del mundo, no que somos siervos de cosas que no valen nada. Así S. Pablo dice que él está acostumbrado a no tener nada y tenerlo todo. La 8
Como aquí el sacerdote queda mal, la palabra empleada es “Sacerdote”, no “presbítero”.
espiritualidad cristiana no es de tipo estoico y misérrimo, es de vivir todo en acción de gracias. Yo, hermanos, voy a predicar el Evangelio y me dan todo. Y viajo en avión. Mira, ¡hay estufado! Las personas religiosas dicen ¡Qué bien te lo pasas! Oh, ¿querríais que lo pasase mal? ¿Tienes envidia? Es decir, tú quieres que antes de ir al cielo, aquí me lo pase mal, ¿eh? Bueno, mira: Dios es mi Padre, y desde el día en que le sirvo, desde el momento en que me llamó, me dio una vida de felicidad, nunca me ha atormentado y no me falta de nada. Aún más, Dios siempre me da todas las cosas como se dan en la naturaleza: en abundancia, nunca con tacañería. Porque Dios lo ha hecho todo con total generosidad: piensa que el esperma del hombre para hacer un bebé contiene millones de posibilidades de niños, y todo para que nazca uno solo. Si alguien sirve a Dios, verá que no sabrá qué hacer con las cosas porque Dios da de todo generosamente. Dios quiere hacerte libre, totalmente feliz, y debes ver como estás esclavizado por cuatro perras gordas que hacen de ti un infeliz mendigo, y porque te aferras a esas cuatro cosas que posees, te pasas la vida discutiendo con tu esposa, con tus hijos, que siempre están pidiendo dinero. Por culpa del dinero, este mundo está prácticamente destruido y todas las guerras que se hacen, se hacen por dinero. Por culpa del dinero se explota la pornografía 9 a nivel mundial, para ganar dinero. No se puede servir a dos señores: Dios y el dinero. Y para liberarte de este ídolo en el catecumenado te decimos una cosa, una vez, no te lo diremos más. Te lo decimos ahora y no volveremos a decirlo más: anda, an da, vende tus bienes. No venimos a decirle en detalle que tienes que vender. ¿Vendo la casa? Entonces que hago, ¿vivo bajo un puente? Quién dice esto, no quiere oír, no tiene oídos para oír, está aquí con malas intenciones. Y muchos lo han pensado. Aquel que quiera escuchar, dice Jesucristo, que escuche. Porque Jesús no quiere que tú vivas debajo de un puente, en absoluto. Porque Dios es amor. Y tiene un amigo llamado Zaqueo, que tiene una casa ca sa extraordinaria. Y Jesús se va de vacaciones a Betania con sus discípulos, tan pronto como puede. Por esta razón, los fariseos reprochan a Jesucristo: mientras que Juan el Bautista y sus discípulos ayunan y se sacrifican, tú comes ya bebes y te lo pasas estupendamente. Y Jesús dice: Cuando está el novio y estamos en la boda, ¿se puede ayunar? Cuando sea llevado el novio, entonces ayunarán. Lo mismo os sucederá a vosotros: Cuando Jesucristo desaparece de tu vida, te sentirás polvo, entonces lloraréis y llamaréis ll amaréis con gritos a Jesús. El cristianismo es la boda. Jesucristo no quiere gente que se sacrifica, incluso si hemos pasado un período muy religioso de cristianismo muy masoquista y de auto-sacrificio. Ahora, es verdad que Jesucristo para liberarte del demonio del dinero necesita esto: que tú pongas los cimientos. Esto es en el contexto de la parábola de la 9
Ya, sólo por dinero, el pecado no tiene nada que ver, ¿no?
construcción de la torre: para construir bien, primero hay que pararse a calcular los gastos. La manera de calcular es: mira tu intención, mira tu fe, mira si en efecto cumples los mandamientos. Y para verlo, hijo mío, anda, vende tus bienes. Así calcularás tus posibilidades. Lo que pasa es que hay gente muy lista, que quiere que le digamos lo que debe vender. ¿Sabes por qué? Para venderlo. Lo vende y no se convierte en absoluto. Porque dice Jesús vende aquello en donde está tu corazón. Tal vez tu corazón no está en la casa, sino en otra cosa. Jesucristo conoce la rectitud de tus intenciones: ¿A quién esperas engañar, al Espíritu Santo? Al Espíritu Santo tú no lo engañas. Así aparece en los Hechos de los Apóstoles, en este escrutinio, alguno decidió vender un campo. Y puestos de acuerdo el marido y la mujer decidieron venderlo por una cantidad de dinero y dar a los apóstoles sólo la tercera parte. Y San Pedro dice: ¿A quién queréis engañar, al Espíritu Santo? El Espíritu Santo no puede ser engañado. ¿No estás aquí con buenas intenciones? No gustarás del Espíritu Santo. No tendrás vida eterna, incluso si vuelves aquí muchas veces, incluso si te indigestas de catequesis. Esto no sirve de nada si no vienes con el corazón abierto, si no vienes con rectitud de espíritu. Has escuchado esta palabra: ¿Quieres la vida eterna? Entonces, anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Pero para un poco, yo lo doy, pero hay que ver a los pobres: si lo gastan en vino, no. Esto lo dices tú, no lo dice el Evangelio. Dime donde dice en el Evangelio: antes de dar limosna al pobre, mira a ver si hará buen uso del dinero. En ninguna parte está escrito esto. Sin duda, lo que siempre dice el Evangelio es que la limosna cubre multitud de tus pecados. La limosna está en función de ti mismo, en virtud de tu salvación. Tú eres el que necesita ser salvado. En el cristianismo, por esto, la mano derecha no debe saber que es lo que da la izquierda. Si alguien llega a saber la limosna que das, esa limosna no te sirve 10. En el cristianismo, la caridad que da fruto, es aquella de la que no está al tanto absolutamente nadie 11. Por lo tanto, no voy a ir detrás de ti para ver lo que has vendido. Tú mismo eres el único que sabe donde está tu corazón: eres tú quien debe probarse antes de entrar en el catecumenado. La verdad es que debes descubrir que si no cumples con el primer mandamiento no cumples con ninguno12. Por lo tanto, si no eres un asesino o un adúltero es porque no has tenido oportunidad. Porque en una guerra, amigo mío, yo quiero verte allí. Si 10
Entonces, ¿por qué hay que contárselo a los cat equistas? Y además, no en privado, sino ante toda la comu, para que el marido sepa lo de la esposa, la hija lo del padre, etc. 11 Por eso, no hay control ninguno so bre el diezmo, ni contabilidad ni se puede usar para desgravar, porque si lo usas para desgravar, deja de ser efectivo. ¡Ahí queda eso! 12 Le ha dado la vuelta. Porque lo que dice el evangelio es: si no amas a tu hermano, al que ves, có mo vas a amar a Dios al quien no ves. Por tanto, el evangelio presenta e l segundo mandamiento como camino para llegar al primero, no el primero como camino para llegar al segundo. segundo. Y eso de confundir el no poder comer de un árbol con no no poder comer de ninguno es muy luciferino.
aparece la ocasión, verás cómo alargas la mano. No vuelvas a pensar que si no has cometido esos pecados hasta ahora, es porque eres un tipo estupendo. Al contrario: cuantos de nosotros somos tan cobardes que no hemos tenido la audacia de atrevernos a pecar. Porque vivimos en una sociedad tranquila. Si no cumples con el primer mandamiento, no cumples ninguno y eres un asesino, un ladrón, un adúltero, un hombre que da falso testimonio. Lo que pasa es que tal vez en tu vida, en tu contexto social no has tenido la oportunidad. Por ello dice Jesús: muchos últimos serán primeros y muchos primeros serán últimos. Porque resulta que los ricos, los que tienen prestigio, fama, posición social eminente, no entran en el reino de Dios, mientras que el pobre mendigo entra fácilmente. Ahora hermanos cantamos: NUESTRO ESPEJO ES EL SEÑOR. Canto: Nuestro espejo es el Señor. Monición a la segunda lectura En esta segunda lectura del Evangelio de San Mateo, Dios va a hablaros. En un día tan importante para nosotros, Él viene en nuestra ayuda. Tal vez hasta ahora nos habíamos formado un ideal de vida, una forma de vivir, una meta a alcanzar, y hoy hemos descubierto descubierto que donde pensábamos que todo era luz, todo es oscuridad. Jesucristo tiene la respuesta a nuestra situación y viene a dártela. Escuchamos la Palabra. Segunda lectura: Mateo 6, 19-34 Paso al canto: Presta atención a la cantidad de textos que se encuentran en la Escritura sobre la riqueza. Lo que pasa es que en una sociedad tradicionalmente católico, donde todo el mundo es cristiano, cristiano, esas cosas no se entienden; entienden; hay ciertas cosas que no no se pueden predicar. Este es nuestro problema. Dice el Señor, la lámpara del cuerpo es el ojo. Imagina que tu ojo es un potente foco girado hacia el interior que iluminaba todo el interior de tu cuerpo. Imagina que tu ojo es una lámpara que ilumina el interior de su cuerpo. Dice Jesús que si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado, pero si tu ojo está enfermo todo tu cuerpo estará en tinieblas. Como diciendo, si la luz que brilla dentro de ti, si yo te dijera que esa luz es oscuridad, ¡cuánta oscuridad habría en tu vida!, ¡cómo sería tu vida! ¿Cuál es la luz por la que te has afanado hasta ahora? Te lo digo yo. El bienestar, la riqueza, el prestigio social. Lo que me dijo mi padre, un abogado con buena ubicación, con riqueza, con tierras en León. Hijo mío, no estudies para pintor, porque los pintores, se mueren de hambre, hazte arquitecto, que sí vale la pena, con el dinero que ganes, podrás después pintar lo que
quieras. Pero, ¿me dijo mi padre: busca a Dios, la felicidad no está en el dinero, busca la vida eterna? ¿Esto? Nunca hablé con mi padre acerca de estas cosas: Me daba vergüenza y a él también. Si la luz que hay en ti es oscuridad, si lo que realmente mueve tu vida, si aquello por lo que trabajas y luchas, si aquello que crees que te da la vida, yo te dijera que es oscuridad, ¿cuánta oscuridad habrá en tu vida? Claro, si estamos en un contexto en el que toda la gente es católica, ¿qué es lo que busca esa gente? Pues bien, el dinero, la mejor posición, el mejor trabajo, tener un coche mejor, cuando los sacerdotes de la iglesia dicen “conversión” nadie entiende lo que significa. Veamos, conversión será que si me masturbé ayer no me masturbe hoy o algo así. ¿Qué es la conversión? ¿Qué quiere decir convertirse en nuestra sociedad? ¿Qué es ser cristiano? cristiano ? Convertirse en el cristianismo primitivo sí que era muy serio, es cambiar de mentalidad totalmente, porque el Evangelio no piensa como el mundo. Ninguno puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. No, no, yo no he servido nunca al dinero... Yo nunca he sido egoísta con el dinero... Entonces, demuestra que no lo eres. Puesto que tú no eres egoísta con el dinero, serás el primero que, al acabar esta convivencia, darás todo tu dinero a los pobres. Claro, los demás, como son más egoísta, tardarán algo más. Pero tú lo harás de inmediato. No dice Dios: no podéis servir a Dios y al sexo, Dios dice otra cosa. En concreto, dice: No podéis servir a Dios y al dinero. Porque el dinero es un símbolo. El dinero es el motor del mundo. Todos queremos dinero. ¿Por qué crees que hay guerras, trata de blancas, drogas? No es porque la gente sea mala, es por el dinero que ganan cuatro multimillonarios que manipulan todo. Todo el mundo busca el dinero: El dinero lo es todo. Mira, si tienes dinero tienes prestigio social. Incluso si eres un ignorante inculto; si tienes dinero, toda la gente te saluda por la calle, con tu coche blanco fenomenal: Oh, Comendador Facundo, ¿cómo estás? Toda la gente quiere tener amigos con dinero, porque ante cualquier pequeña dificultad te echa una mano. ¡Claro! Es la catequesis de la vida, es la catequesis del mundo. Queremos tener todo esto y también ir a misa los domingos. No podéis servir a Dios y al dinero. No, no, pero si yo no soy servidor de dinero. Mira, no pasa nada, puede que sea cierto, pero en este momento Jesucristo te ha dicho: para que te convenzas mejor, a fin de que realmente te afiances en el camino catecumenal: anda, vende lo que tienes y dáselo a los lo s pobres. Carmen cuenta que cuando fue al convento, como todos los que se meten a religiosos, dejó todo y se fue. Bueno, esto no es suficiente. Eso no quiere decir que porque tú lo dejes todo en un momento que te hayas liberado para siempre del poder del dinero: no. Aunque lo dejes todo hoy, no significa que no vayas a
estar atado nunca más al dinero. No, no, después te atacará. Pero siempre permanecerá en tu vida el acontecimiento de que un día Dios te liberó del dinero. Y sabes que el mismo Dios que te liberó del dinero un día puede hacerlo otras veces. Que a una persona le hayamos dicho: despréndete, y se haya desprendido por gracia de Dios, éstos son fundamentos que tendrá en su vida y que le ayudarán en el futuro para siempre. Por lo tanto es muy importante que alguien un día te diga: ve y vende lo que poseas. Os cuento mi historia. Yo cuando me convertí, ya que no había catecumenado, el Señor me lo hizo por su cuenta, claro. Yo he sido un tipo idiota, imbécil, que cuando leía el Evangelio, lo leía convencido de que esta era la verdad. Y como estaba escrito había que cumplirlo. Entonces me decía: vende tus bienes y de inmediato pensaba en ponerlo en práctica. Yo estaba entonces preparando una exposición, mis pinturas costaban seiscientos mil, un millón de libras, no es para darme importancia... y pensé: mis bienes son estos cuadros que tengo, que me gustan tanto, en los que he trabajado con entusiasmo los últimos cinco meses. Pues bien, está muy claro, mis bienes son mis pinturas. Yo tenía entonces un estudio estupendo cerca de la Plaza de España, junto con un escultor y con otro pintor. Sobre todo al que hacía cerámica, le gustaban mis pinturas. Entonces salí de mi habitación, donde estaba haciendo la oración de la mañana, salgo todo fervoroso y digo a Luis: Mira, ¿te gustan mis pinturas? Bueno, sí. Entonces, te regalo uno. ¿Me regalas un cuadro? ¿Cuál? El que tú quieras. ¿En serio? ¿No me estás tomando el pelo? No, no. Entonces se levanta y empieza tranquilamente a mirar mis cuadros. Se detiene después de mucho tiempo delante de un crucifijo y dice: ¿este? ¿Sabes lo que me pasó? Yo dije: ¿Cómo? ¡Este! Y entonces digo, este no te lo doy. Hey, sonado, déjame en paz y no me hagas más bromas como esta. Y se fue a lo suyo. Yo fui a mi habitación y allí me puse a llorar. Entonces me di cuenta de que el Señor me había dado una lección. Pero quiero decirte una cosa: para mí fue muy importante leer en el Evangelio esta palabra: ve y vende los bienes. Fue fundamental. Yo era entonces un orgulloso, que me creía el mejor de los cristianos. Y me di cuenta de que yo era un pecador y que no era yo el que tenía que hacer esto, sino Cristo Jesús. Después el Señor me ha quitado todos mis cuadros y ahora ni pintar ni hacer exposiciones ni nada, no me importa un bledo. Pero en aquel momento el Señor me dio una lección: saber que Él es quien lo tiene que hacer en en mí. Yo he dado muchas gracias a Dios por ponerme ponerme ante esta palabra: me hizo tomar conciencia de mi realidad, me hizo apoyarme en el Señor. Si yo hubiera sido capaz en ese momento de dar el cuadro a aquel chico, me habría hecho muy mal, porque habría pensado: yo he cumplido el Evangelio. Pero Dios me dijo: desgraciado, ¿qué haces?
Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios Muchas comunidades de base pasan el tiempo diciéndose: tú tienes tanto dinero y... Tontería y basura, todo: moralismo. Los pobres son ellos. Al hacerlo así, pretenden que otros hagan lo mismo. No es esto el cristianismo. Es verdad que vosotros habéis escuchado esta palabra: ve y vende tus bienes. Es cierto que alguno dice: pero si no puedo, no tengo fuerzas. Se pretende únicamente que digas: yo estoy dispuesto a obedecer al Señor, él me dará la fuerza. La Iglesia viene para darte la fuerza. Esta Palabra te revela que no tienes fe. Tal vez porque ahora descubres que no tienes fe, cuando pensabas que tenías de sobra, sucederá mañana que irás al obispo como un angelito para pedirle que le dé la fe, porque tú no la tienes. Entonces podrás descubrir descubrir la maravilla que es la Iglesia. Porque la Iglesia no es el sacerdote de la parroquia que te larga sermones y te pide dinero. La Iglesia es algo grandioso. La Iglesia es una madre que realmente te está gestando. El Señor te dice: no acumules tesoros en la tierra, mejor hazte tesoros en el cielo. Porque donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón. Por lo tanto, el Señor nos dice que vendamos los bienes, porque sabe muy bien donde está nuestro corazón. No decimos: no os preocupéis por el mañana... Hemos montado un tipo de sociedad basada en el ahorro. Todos tenemos una mentalidad social que es anti-evangélica. La tragedia es haber hecho de todo esto el Evangelio. Jesús dice: no os preocupéis por el mañana. Y nosotros toda la vida agobiados por el mañana. El mundo va totalmente al revés. El cristiano es aquel que vive el día, abandonado en Dios, porque él sabe que no se le escapa nada. Donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón. Tú tienes una pequeña suma en el banco, unos ahorros para el caso de que un día el niño enferme y ese dinero no puede ser tocado nunca. El dinero es como un pecado pequeño escondido allí y ahí pones tu corazón. Y cuando ese dinero debe tocarse: ¡ouch! ¡Cómo te duele el corazón!... Sabéis la anécdota de San Antonio de Padua. Predicaba el Evangelio en una época en que había unos usureros terribles. Y vio que todo el afán de la gente era el dinero. Nadie le escuchaba. Entonces el Señor, viendo que su predicación no tenía ningún efecto, hizo un milagro. Todo el mundo preocupado por el dinero: entonces S. Antonio dijo al más rico de todos que no tenía corazón. Murió y S. Antonio dijo que murió porque no tenía corazón. A continuación, S. Antonio dijo que le abrieran el pecho, bajo su propia responsabilidad. Ellos abrieron el pecho y el corazón no estaba allí. S. Antonio dijo: id al banco y dentro de su caja fuerte, bajo cincuenta cerraduras, está su corazón, con su dinero. Fueron, y en medio del dinero, joyas, cheques y cosas estaba su corazón. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón también.
Este hombre tenía su corazón en el dinero, por eso no tenía compasión con los pobres. El dinero mueve todo en la vida. Hay familias enteras que casi se matan por cincuenta millones de liras y dejan de hablarse para siempre... Entonces el Señor le dice lo que tiene que hacer: pero si yo no tengo mi corazón en el dinero, ni siquiera tengo auto. Muy bien: pruébate a ti mismo; a lo mejor resulta que es cierto que tu corazón no está ahí. Si vendes con paz, estupendo: si estuviera allí tu corazón, el Señor te ha librado, y si no estaba allí, mejor, ahora lo hemos probado, hemos sentado la base fundamental del catecumenado. Dice el Señor: vende tus bienes, vended vuestros bienes y haceos bolsas en el cielo, donde no hay ladrones, ni polilla que corroa. Así pues, ya lo sabes: vende tus bienes y dáselo a los pobres sin que tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha: fíjate bien en lo que dice el Señor: todo el dinero que deis a los lo s pobres se tiene en cuenta en el cielo y se hace un tesoro. El Señor te dice: haz un trato conmigo y tendrás un tesoro en el cielo. Pero no se trata de dar dinero simplemente para ayudar a los pobres. Porque muchas veces los ricos desearían que no hubiera pobres para poder comer con gusto la langosta. Los burgueses son los primeros que quisieran que no hubiese pobres, porque les remuerde la conciencia. co nciencia. Otra cosa que dice la gente burguesa es: no se debe dar la sopa, hay que ayudarles para que puedan ganarse la sopa. Dice Rahner: ¡Ay del día en que nos falten los pobres! Gracias a Dios nunca nos faltan, como dice Jesús en el Evangelio. Porque los pobres nos ayudan a no acomodarnos demasiado, relativizar nuestros logros, llaman a nuestra puerta. Yo soy el mismo Jesús Cristo presente, para molestia mucho y la molestia de darnos. Son Jesucristo hecho carne, que nos llama a conversión todo el tiempo, porque nos alienamos siempre huyendo de nuestra realidad. Por lo tanto, hermanos, h ermanos, ahora vamos a hacer una oración pidiéndole al Señor que nos ayude a acoger esta Palabra. Oración del presidente (5 minutos de reposo para ventilar el salón) Monición a la tercera lectura Hermanos, en esta Palabra que se va a proclamar, Dios viene en busca de cada uno de nosotros en la situación concreta en la que nos encontremos. Dice Jesús a los fariseos que lo que es estimable para los hombres, la riqueza, el prestigio, es abominable ante Dios. Somos administradores de las riquezas de Dios; esta palabra viene a iluminarnos y nos dice que somos administradores infieles, porque estamos robando a Dios, porque nos apropiamos de la riqueza que Dios
nos da para nuestro propio bien: estamos negando a Dios con nuestra conducta, con nuestras actitudes. Escuchad esta palabra. Tercera lectura: lectura: Lc 16, 1-15 Monición al canto: Dice Jesús en esta palabra que lo que es estimable para los hombres, como el prestigio social, la riqueza, es abominable para Dios. Aquí Dios dice algo muy importante: que viene a hacer de nosotros sus administradores de los bienes superiores. Pero si te da los productos que no valen nada, que no son tuyos, sino de Dios, y administras todos ellos para ti, sin saber distribuirlos, cómo te podría dar Dios los bienes verdaderos, los que realmente valen la pena, que es el Espíritu Santo, si harías lo mismo que hiciste con los bienes inferiores. Por eso, Jesús presenta la parábola del administrador infiel. Una parábola que debido a que no conocemos la escritura, no entendemos y decimos: ¿cómo es posible que Dios alabe a un hombre que roba? ¿A un mayordomo infiel? La parábola es bastante extraña, pero es perfecta y clarísima. Dice que había un hombre rico que tenía un administrador. Este administrador eres tú, que te acusan de mala gestión del patrimonio. Alguien le dijo a Dios que aunque tú te crees tan cristiano y tan santo, eres un sinvergüenza. ¿Qué oigo decir de ti? Dame las cuentas de tu administración, porque no seguirás de administrador. La Palabra nos pone en esta situación: Imagina que alguien te dice: Dame cuentas de tu administración; yo te he dado la vida, la inteligencia, la riqueza, todas las cosas, ¿qué es lo que has hecho tú? Dame cuenta. Tú sabes bien que si el Señor te pide cuentas de principio a fin estás perdido. ¿Qué podemos hacer si el Señor te pide las cuentas? Dice la Palabra: ¡Cuidado! Mira lo que te digo: aprende de este administrador. El Señor le ha dicho: Yo he sido informado de que eres un sinvergüenza que me estás robando millones. No te preocupas por mí, así que te voy a dar un plazo de diez días para poner las cosas en orden, para que hagas las cuentas y te vayas, porque no quiero saber más de ti. ¡Fuera! Este administrador esta petrificado y dice: ¡Mamma mia! Y ahora ¿de qué voy a vivir? Trabajar el campo no puedo, soy viejo y no tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza, no soy capaz. Ya sé lo que haré aprovechando que todavía soy el administrador y aún tengo en mis manos toda la riqueza del amo, voy a actuar de esta manera. Y va a la casa de un deudor de su patrón y le dice ¿cuánto le debes a mi amo? ¿Treinta millones de liras? Entonces, borra estos treinta y escribe diez.
¿Cómo es posible, me das veinte millones? Estate callado, sí, no te preocupes: tú y yo ya resolveremos esto, mi amo no debe llegar a saberlo. Se va a otro y le dice: ¿Cuánto debes a mi amo? Cien barriles de aceite. Pon sólo cincuenta. ¿Me regalas cincuenta barriles? Sí, amigo. Pues, muchas gracias... Ya se sabe que cuando hacemos un regalo es para pedir algo más tarde. Y así sigue con todos los deudores de su amo. Diez días después liquida las cuentas y se va. Ahora, si se presenta en la casa de aquel al que perdonó los treinta millones y dice: ¿Cómo te va? Ya sabes que ya no trabajo para el amo ¿Me das tú trabajo? Sí, mira por dónde, sí, lo que quieras, eres mi mejor amigo, para eso estamos los amigos. El Señor alabó al administrador injusto porque supo actuar con astucia. ¿Qué quiere decir el Señor con esto? ¿Ver lo inteligentes que son los hijos de las tinieblas? Para ser como ellos: mira cómo se ha sabido mover para seguir viviendo y no morir de hambre. ¡Haced lo mismo vosotros! Te aseguro que si el Señor te pide dar cuenta de toda la vida, de todos sus pecados, te verás muy mal. Así que qu e esta Palabra te dice que después de diez días, el patrón te despide. ¿Qué vas a hacer para sobrevivir? ¿Cómo harás? ¿Por qué no fijarse en este administrador y hacer lo mismo? Piensa con la cabeza, como podrás salvar tu vida. Yo te diré lo que tienes que hacer para que el Señor no te rechace y te dé la vida eterna, te haga administrador del Espíritu Santo, incluso si has sido infiel en los bienes: aprovéchate de esta riqueza que precisamente administraste injustamente, esta riqueza que has ganado mediante fraudes, para hacer amigos con ella. Esto es lo que dice la Escritura: que la riqueza que das a los pobres está clamando al Señor en tu favor, está gritando por ti, para que cuando la riqueza te falte puedas seguir viviendo. Esto es lo que dice el Señor: Este hombre ha hecho amigos con las deudas de su amo; ahora yo os digo: haced amigos con las riquezas injustas, para que cuando te falten, recibas de lo almacenado en las moradas eternas. Esos amigos que haces intercederán intercederán por ti y te ayudarán. Jesús te dice lo que debes hacer con tus bienes, con tu riqueza para alcanzar la Vida: darla. Esto ya lo hace la gente, no te creas. ¡Cuántos seminarios, cuántos asilos, mantenidos por los millonarios que dan dinero bajo la mesa para comprar el cielo sin que nadie lo note! Siguen robando en los negocios, pero mientras tanto un millón para el Obispo, porque nunca se sabe. Bueno, esto es lo que dice el Señor que hagas tú, pero no para continuar robando, sino para que tú te beneficies de ello. Porque el que es fiel en lo más mínimo, lo será también en lo mucho. Porque el que es injusto en lo pequeño, será injusto también en grande. Si no puedes administrar la riqueza que te he
dado, dice el Señor, sino que la usas injustamente, acaparando todo para ti, ¿Cómo te dará los bienes superiores, el Espíritu Santo? Por tanto, administra bien tus riquezas, ahora que todavía hay tiempo, y véndelas, para que el Señor te confíe la Vida Eterna. Porque no se puede servir a dos señores: Dios y el dinero. Ya ves que está en el mismo contexto: si quieres tener Vida Eterna: vende tus bienes, dáselos a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Ahora cantamos: “Que me bese con besos de su boca...” pidiendo al Señor que venga para enseñarnos el camino y nos dé el poder de hacer lo que nos dice. Porque nosotros entendemos que esto es cierto, pero necesitamos de su poder para hacerlo, porque puede darnos la verdadera riqueza: la Gracia de nuestro Señor Jesucristo y de su Espíritu Santo. Canto: “Que me bese con besos de su boca” Monición a la cuarta lectura Incluso el libro de Apocalipsis está escrito en la clave catecumenal. El catecumenado catecumenado es la imagen, el tipo de toda to da la vida cristiana: del mismo modo que has escuchado una palabra de salvación en alguna catequesis, y después has tenido un tiempo de tensión en que esta palabra comienza a cumplirse, a continuación, vuelven los catequistas y os damos una palabra más perfecta, más grande, más plena: después otro tiempo de tensión para vivir hasta que volvemos otra vez, así es toda la historia de la salvación. Dios se aparece a Abraham y le promete una tierra, un hijo, una descendencia, y Abraham tiene un hijo. Lo mismo sucede con el pueblo de Israel: constantemente co nstantemente,, Dios aparece y hace promesas que dan lugar a un tiempo de tensión hasta el cumplimiento de esta palabra. Esta es la vida cristiana. Esta es nuestra espiritualidad, que no es sino estar en gracia de Dios, y cuando esto se pierde, volvemos por medio de la confesión. Esta no es la espiritualidad bíblica. El cristianismo camina siempre de luz en luz, de tiempo en tiempo, de gracia en gracia, siempre en camino, siempre hacia adelante, siempre en movimiento, siempre esperando cosas nuevas. Cuando finaliza el catecumenado, no acaba el camino: no sois ya cristianos para siempre. Sólo se llega al Bautismo, que es la muerte de la carne, del hombre del pecado. Después del Bautismo, viene un tiempo de Neófito: después del Bautismo, vestido con una túnica blanca, que es el Espíritu Santo, pasamos al banquete eucarístico, que es el mismo cielo anticipado en la tierra. Es decir, el catecumenado es imagen de toda la vida cristiana. Por ello, el libro li bro de Apocalipsis está escrito en esta clave catecumenal. Y hemos elegido una lectura importante. Así dice el Señor: Yo conozco tu conducta, sé que no eres ni frío ni caliente, mejor sería que fueras frío o caliente, porque yo te vomitaré de mi boca porque eres tibio.
¡Oh, Dios vomitando de su boca! ¡Qué cosas! Por supuesto, nos hemos acostumbrado a un Dios blandito, a un Sagrado Corazón con las manitas así y con las cejas depiladas... No conocemos a Dios. Jesús se enfada a menudo y llama a los escribas raza de víboras... Tú dices: Yo estoy bien, soy rico, tengo salud, nada me falta, y no te das cuenta de que eres un desgraciado digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres tres cosas, a mí, a la Iglesia: tres cosas que resumen el Bautismo: oro acrisolado al fuego, que es la cruz gloriosa de Jesucristo, que es marcada en la frente, que es la verdadera riqueza del cristiano; un vestido blanco para cubrir tu desnudez descubierta, que significa el nuevo cuerpo que recibiremos, la nueva naturaleza, que es Cristo resucitado; y un colirio para ungir tus ojos y que puedas ver (el Bautismo siempre ha sido considerado como la iluminación del Espíritu santo). Esto está escrito en un contexto bautismal. La Iglesia primitiva celebraba el Bautismo en la noche de Pascua: Después de desnudar a los catecúmenos, se les metía en un agujero a oscuras, entonces aparecía la luz - un lucernario - y juraban renunciar a Satanás con la mano extendida hacia occidente; a continuación, se les marcaba la frente con la cruz gloriosa; después, completamente desnudos descendían por los siete escalones y se sumergían en el agua, símbolo de la muerte, con la esperanza de que Dios, por medio del poder de Jesucristo, les resucitará de la muerte y les dará un cuerpo nuevo. La cruz significa que Dios los escogió, como se marca a las ovejas con un sello especial: el rebaño de Cristo son los que llevan la cruz en la frente. Luego venía la resurrección del agua, con un cuerpo nuevo, después de haber dejado su cuerpo viejo en el agua. Adán, el cuerpo del pecado. Y en esta nueva creación, a este cuerpo resucitado que fue sacado del agua, se le insufla por la nariz el Espíritu Santo (Confirmación), como a Adán, que Dios le sopló en su nariz para darle un alma viviente. Entonces se les imponía una túnica blanca, una corona, y les daban leche y miel. Finalmente pasaban a la asamblea donde estaban todos los fieles, los cristianos, cantando y celebrando la Eucaristía. El Presidente, Jesucristo, les sentaba a su mesa. Esto es lo que dice el Apocalipsis. Yo, que amo, reprendo y corrijo a todos. Sed, pues, fervientes y escuchad mi voz, arrepentidos. Mirad que estoy a la puerta y grito: si alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo. Hermanos, escuchad esta lectura. Cuarta lectura: Ap 3, 14-22 Homilía del presidente (Muy breve, confirmando la palabra que se ha escuchado y exhortando a la Asamblea a acoger esta Palabra y a pedirle al Señor que la haga realidad en nosotros)».
Invitación a dar una respuesta personal a la palabra “Vende tus bienes...” y “que tu mano derecha derecha no sepa...” sepa...” respuesta de de hoy. Estamos reviviendo nuestro Bautismo, recorriendo poco a poco, convencidos de que el Bautismo es lo que nos hace entrar en la Iglesia. Pero, por supuesto, a la Iglesia no se entra legalmente, porque ya estamos en ella, se entra de hecho. Por eso dice Jesús a la gente que no se es hijo de Abraham por haber nacido en Palestina y estar circuncidado; se es hijo de Abraham, si se tiene la fe de Abraham. No se es católico hasta que verdaderamente tienes el Espíritu Santo en tu interior. Y para que nuestro Bautismo sea una realidad, tenemos que hacer este camino catecumenal para vivirlo lentamente y gestar en nosotros el Espíritu Santo. ¿Por qué vemos que hace falta la catequesis bautismal a vosotros, siendo adultos? Porque la Iglesia dice que hay que hacerlo en las parroquias. Así que ahora, cada uno de vosotros, en el orden que queráis, espontáneo, se pone en pie y muy brevemente da su respuesta a toda catequesis que ha escuchado, a esta palabra, que diga lo que piensa delante del Señor, porque el Señor está escuchando para saber lo que cada uno responde a esta Palabra. Álzate y con el corazón en la mano di sinceramente lo que sientas en este momento, a la luz de esta palabra, muy brevemente. RESPUESTA DE ALGUNOS (muy breves, conviene que hablen todos si es posible) (Si el catequista ver que alguien se expresa sin haber entendido bien la catequesis, debe intervenir para aclarar). ORACIÓN ESPONTÁNEA Y CIERRE DEL PRESIDENTE PADRE NUESTRO ABRAZO DE LA PAZ BENDICIÓN FINAL (A dormir; se les dice que traigan lápiz y papel a las Laudes)»
CUARTO DÍA (Domingo) 9:30 LAUDES (Después de los salmos del día, cantados y leídos) Monición al a lectura Vamos a escuchar en primer lugar lo que el Señor nos dice: “No penséis que he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a oponer al hombre a su propio padre, la hija a la madre; los propios parientes serán los enemigos de cada uno”. Esto parece fuerte, pero es la Palabra de Dios.
Tenemos la historia de la Iglesia primitiva que testimonia cómo esto se ha cumplido. Cuántos matrimonios, cuántas familias separadas a causa del cristianismo. En la época del Imperio romano, la gente era muy culta, muy educado y el cristianismo estaba proscrito por la ley social, porque se consideraba a los cristianos como personas malvadas que hacían h acían cosas horribles, infames. Imagínate, entonces, lo que supuso, por ejemplo, el hecho de que Felicidad, hija de un senador romano, un hombre noble y muy respetado, se hiciese cristiana... ¡Qué horror! ¡Era una desgracia inmensa para la familia! Por eso cuando el senado la juzga por el hecho de ser cristiana, su padre alzó al hijo de Felicidad para convencerla a fin de que dijese que no era cristiana, con el fin de salvar a su hijito, porque él pensaba que era una monstruosidad que mataran a una mujer que dejaba a un niño huérfano. Además, todos los que la juzgaron eran amigos de su padre y querían convencerla para que negara a Cristo, para que no le sucediese nada. Nosotros en nuestro contexto social no nos damos cuenta de esto, porque hoy todo el mundo es católico y ser cristiano es lo más normal. Pero entonces, en una familia, que alguien se hiciese cristiano era la infamia más grande que podía suceder. Así que había familias enteras divididas a causa de Jesucristo. Así se cumplió esta Palabra. Ya llegará un tiempo en que se repetirá. Tal vez alguno de vosotros ya lo está experimentando: de hecho la mayor oposición para seguir este camino vendrá de aquellos que os son más queridos. Si cumples el Evangelio. Esto tal vez algunos no lo entiendan ahora. Escucharemos Escucharemos en seguida como el Señor no deja ninguna n inguna escapatoria: el que ama a su madre o a su padre más que a mí, no es digno de mí. Esto también está claro: el que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Hoy vamos a hablar a lo largo de toda la mañana de la cruz. Haremos un cuestionario muy serio sobre la cruz, para que cada uno de nosotros reflexione sobre cual es su cruz en este momento, que es en ese momento lo que te hace mal, lo que te destruye, lo que te hace morder el polvo, el problema que te tiene preocupado y triste, lo que te quita la paz. Esta cruz es necesario que cada uno la pongamos delante, porque Jesucristo, a lo que te destruye, te lo tomará y hará tu cruz grande y gloriosa, para que tú puedas entrar en el rito de esta noche con una paz inmensa. Aún dirá más el Señor: “quien busca su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”. Hermanos, el Señor nos invita a perder la vida, nuestros proyectos, nuestros planes, las rutas que nos hemos trazado, para ganar la vida que Él nos dará. Esto es lo que cantamos siempre: nos dice el Señor: sigue el sendero de mis ovejas y trae a tus hijos aquí, lo que significa tu vida, tus cosas, tu realidad, que este camino te llevará a donde los pastores. El que pierda su vida la encontrará, quien pierda su vida por mí y por el Evangelio.
Esto nos dice el Señor, porque él sabe que nosotros somos incansables fabricantes de ídolos, que nuestra mente está constantemente creando seguridad; seguridad; cuando una cosa no nos gusta, pensamos que hacer al día siguiente, cualquier cosa que parezca más hermosa, para que nos levante un poco la moral. Constantemente nos hacemos ideales y proyectos; y el Señor para llamarnos a conversión está constantemente destruyéndolos. destruyéndolos. No pongamos entre paréntesis a Dios, hagamos andar a Dios detrás de nosotros. Todos queremos que Dios sirva a nuestros planes, a la vida que nos hemos fabricado nosotros. Esto demuestra que Dios no está lo único para nosotros, ya que ponemos a Dios al servicio de nuestros ideales y nuestra concepción de lo que es bueno para nosotros, todavía estamos en conversión, no ponemos a Dios al centro de todo. Porque lo más importante sigue siendo tu plan: Dios es este gran genio que debe estar a tu servicio. Por esto nosotros decimos que a veces tenemos una especie de religión como la lámpara de Aladino: tienes un problema, se frota la lámpara y aparece un gran genio, que es Dios, que se inclina ante ti y te dice: “¡A tus órdenes!“ Entonces tú dices:” Resuelve este problema, mira que en la empresa han dejado de pagarme”. “Sí, amo”. Dios te resuelve el problema, cierras la lámpara y te olvidas de Dios hasta la siguiente necesidad. Aunque parezca una caricatura, es una realidad en nosotros. Esta es nuestra espiritualidad de religiosidad natural: la que nos hace recurrir a Santa Bárbara cuando truena. Después de esta palabra escucharemos las parábolas del Reino de Dios. Y de nuevo sentiremos que Dios nos dice: “Anda, vende tus bienes”. Lo escucharemos a través de dos parábolas: la del tesoro y la de la perla. Vamos a escuchar que el reino es como un hombre que ha descubierto un campo y ve que hay un tesoro en el campo, este hombre no tiene paz hasta que se compra ese campo, incluso a costa de vender todos sus bienes, pedir un préstamo y hacer cualquier otra cosa. En nuestro tiempo, sería un hombre que un día de caza con un amigo que entiende del asunto, descubre que hay petróleo en el área. Así que se calla, disimula y no descansa hasta que, informándose sobre la zona, la compra aún a costa de emplear todas sus ganancias y quedarse con nada. Porque ha descubierto descubierto que la tierra contiene algo que es mucho más valioso que todo lo que ya posee: vende todo a cambio del tesoro del campo. O es similar al comerciante que pasa toda la vida vendiendo perlas y un día descubre una perla preciosísima, la mejor de todas las que ha visto; va y vende todas las perlas que posee para comprar aquella. Estos dos hombres venden todo lo que tenían para comprar lo mejor. Y se quedaron ricos y felices para siempre.
Primero escucharemos la parábola del sembrador. Escuchemos: sucede a todos los que escuchan la palabra y no la entienden que viene el maligno y arrebata la semilla que ha sido sembrada. Notad qué maravilla: quién en esta convivencia no ha entendido nada, no le ha dicho nada, dice el Señor, que es la semilla que cae en el camino: vienen los pájaros y se lo comen. Esto dice la Palabra de Dios. La que cayó en la piedra es aquel que realmente recibe la Palabra de Dios con alegría y dice: “Mira, es así”, pero no tiene raíz en sí mismo, es inconstante, y cuando llega la tribulación, la vida cotidiana, al primer problema, manda a paseo la Palabra, la comunidad y todo. Son los que cuando se presenta una tribulación o la persecución en seguida sucumben. Lo que fue sembrado entre espinos es el que recibe la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas, ahogan la palabra, y queda sin fruto. Las preocupaciones del mundo: trabajo, dinero, negocios, los saltos mortales de la vida, lo absorben de tal manera que no le dejan tiempo para pensar en otra cosa, acabando por sofocar esta Palabra. Porque el mundo no es como esta convivencia: fuera de aquí está el mundo, los problemas. Por último el que fue sembrado en tierra buena es el que la escucha de la Palabra de Dios y la comprende. Yo cuando he visto esto en la Palabra de Dios, te aseguro que me he quedado con la boca abierta. Porque siempre escuché decir: “No entiendo esta palabra... que me la explique”. Yo me asombro cuando escucho esto: que lo que cae en el camino es la palabra que cae en aquellos que escuchan la palabra y no la entienden. Hermanos, demasiado clara es la Palabra. Escucharnos también la parábola de la cizaña, todas las parábolas del Reino. Con respecto de esta parábola te digo una cosa: la parábola dice que un hombre sembró buena semilla en un campo y al despuntar las semillas también aparecieron las malas hierbas. Sus criados le preguntaron: “Pero, señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que hay malas hierbas? “Y él responde: “Un enemigo lo ha hecho”. Esta es una parábola para aquellos que buscan una comunidad perfecta, sin pecado. Son aquellos que quieren imponer en la comunidad sus sentimientos, su ideal de comunidad. Ya hemos dicho que este ideal debe ser destruido. Para ellos, la vida debe ser como ellos piensan. Ellos nunca han seguido a Jesucristo: se engañan a sí mismos a lo largo de toda su vida. Jesucristo dice otra cosa. Que esto es necesario que suceda. Entonces, ¿cómo es posible que en la comunidad, si predicamos la Palabra de Dios, el amor, se dé también el resentimiento, la murmuración, el odio, la envidia? ¿De dónde sale este mal que aparece? “Un enemigo lo ha hecho”, dice el Señor. Todos tenemos entonces la tentación, como los siervos de este señor, de retirar
todo el mal de la comunidad y cogerlo por el cuello y quitarlo de en medio. “Señor, ¿quieres que vayamos a arrancar las malas hierbas?” Jesús dice: “No, dejad crecer juntos la cizaña y el trigo: ya llegará el momento de separarlos. Aceptar esta palabra es muy importante. Mira, cuando fuimos a hablar con el Vicario de Roma, monseñor Poletti, nos impresionó que nos hablase de esta parábola. Dijo que hay mucha gente que hoy está presionando al Papa para dar un giro a la derecha con la Iglesia y aplastar la raíz de todos los experimentos dudosos que se están haciendo en muchos lugares. ¿Sabéis lo que ha dicho el Papa? Con esta parábola: hay en la Iglesia hoy en día un trigo estupendo que está naciendo junto con cizaña, si tratamos de arrancar las malas hierbas ahora corremos el riesgo de arrasar también el trigo. A mí me impresionó porque denota la fe del Papa con respecto a la experiencia de cada tipo de comunidad que se está haciendo en la Iglesia. Escucharemos todas las parábolas del Reino en el Evangelio de San Mateo. Os invito a escuchar esta Palabra con sencillez, con humildad, sin pretender encasillar esta palabra en nuestros esquemas. Acojamos esta Palabra que se proclama, porque es la Vida para nosotros. Lectura: Mateo 10,34-39; 13,1-52 Un tiempo de silencio, oraciones, Padre Nuestro y bendición. 10: 45 CUESTIONARIO (Después de Laudes, sin intermedio) Preguntas: 1) ¿Estás dispuesto a dejarte invadir por el Espíritu de Dios, o tienes miedo de que tu vida cambie demasiado? 2) La cruz es el símbolo de todo lo que nos destruye. En este momento ¿Cuál es tu cruz y por qué crees que Dios lo permite? Es decir, ¿cuál es hoy el sentido que tiene la cruz en tu vida? ESCRIBID BREVEMENTE BREVEMENTE VUESTRA RESPUESTA EN UNA HOJA. A las11:30 se preguntará a algunos, tantos como sea posible, que darán su respuesta respuesta a las preguntas». A continuación, se hacen las siguientes reflexiones sobre CRUZ GLORIOSA
(Kiko) El misterio de la cruz es el talismán precioso de los cristianos.
Es el misterio que no ha sido revelado a los paganos, el misterio de la cruz ha sido revelado a los pequeños, a los cristianos. Dice Jesús en el Evangelio: “Te doy gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a los pequeños –los pequeños son los cristianos- y se las has ocultado a los sabios y a los prudentes”. Este misterio es la cruz que para los cristianos es gloriosa, mientras que para los gentiles es necedad y para los judíos es escándalo. Hasta ahora no os he hablado de la cruz gloriosa. Hasta el paso al catecumenado no se comenta. La cruz gloriosa es el secreto profundo del cristianismo; la cruz es precisamente lo que el mundo rechaza, lo que todo el mundo odia; la cruz es un modo de expresar, una palabra que significa todo lo que el mundo detesta, lo que todo el mundo odia, lo que nadie quiere; la cruz es el signo del sufrimiento, es todo lo que te destruye y te hace sufrir, la cruz es el mal, es la muerte. El mundo entero rehuye la muerte y rehuye de la cruz porque es el símbolo de la muerte, de lo que te destruye. La gente dice: “¡Ah, que cruz!” refiriéndose a cualquier acontecimiento que les destruye, que les hace sufrir, que les separa de la felicidad. La cruz es el signo, el símbilo de lo que te destruye y te mata. La cruz es lo que la gente no quiere para nada. Es precisamente lo que hace blasfemar al mundo y decir: “¿Cómo? ¿Dios es bueno y permite que mi marido tenda un cancer siendo como es tan joven y que me quede sola con cinco niños? ¿Cómo es posible que permita que mi marido se vaya con otra mujer? ¿Cómo es posible que Dios permita que yo sea un neurótico o que haya nacido cojo o que sea ciego? ¿Cómo es posible que Dios sea bueno y permita que yo no tenga hijos?” La cruz, dice san Pablo, es escándalo y necedad para los griegos, para los inteligentes. La cruz es exactamente lo que el mundo rechaza, lo que nadie quiere, lo que te hace renegar de Dios, lo que te hace blasfemar contra Dios. Jesucristo es es el único hombre que ha aceptado aceptado la cruz sin negar a Dios. Allí donde ningún hombre ha entrado. Allí donde todos hemos escapado, Él sí ha entrado: en la cruz. ESTA CRUZ CON LA QUE TODOS SON DESTRUIDOS, ÉL LA HA ALZADO Y LA HA TRANSFORMADO EN GLORIOSA: HA DEMOSTRADO QUE PRECISAMENTE LA CRUZ ES EL CAMINO QUE DIOS HA ELEGIDO PARA SALVAR A LOS HOMBRES. Por esto dice Jesús: “Quien no acepta su cruz y me sigue no puede ser discípuloo mío”. ¿Qué significa aceptar la cruz? Aceptar que esta cruz es el camino que Dios ha puesto para llevarte hacia Él. Aquí, hermanos, la catequesis se vuelve más seria. Si analizáis seriamente vuestra vida, veréis que Dios siempre os ha esperado en un sitio concreto: en la cruz. Todas las conversiones que se han producido en el mundo, ne cualquier época, se han producido a través de la cruz. ¡Cuanta gente se ha encontrado con
Jesucristo en un accidente, accidente, en una enfermedad, a través de la muerte del del marido, después de quedarse viuda! Porque la cruz es precisamente lo que nos n os pone frente a nuestra n uestra realidad. La cruz es aquello que nos desafía, lo que nos relativiza, lo que nos redimensiona, La cruz es precisamente lo que nos sitúa en nuestra realidad de impotencia. La cruz es la que nos enseña, nos ayuda a trascender, a salir de nosotros mismos. La cruz es lo que nos sitúa ante la muerte, ante nuestra incapacidad de aceptar la muerte, de pasar a través de la muerte; es lo que nos impulsa a buscar a uno que pueda vencer a la muerte. La cruz es la que conduce a Abraham a la fe. La cruz de Abraham es que no tiene hijos, es estéril; una cruz que no puede soportar y que le hace entrar en juicio con toda su vida: la cruz es lo que hace de su vida un absurdo. Es precisamente esta cruz, esta muerte, esta pobreza lo que le ha llevado a ser el padre de todos los creyentes. Para el mundo la cruz es un escándalo insoportable. Sólo nosotros, los cristianos, tenemos la cruz iluminada, no nos escandaliza, porque sabemos que Cristo ha alzado la cruz y la ha vuelto gloriosa, porque Dios en Cristo ha recapitulado todas las cosas. Un cristiano que se escandaliza ante la cruz, no es cristiano. Es un blasfemo. Hay mucha gente que va a Misa de un modo blasfemo. El otro día Farnés decía: “¿Cómo es posible que nosotros los cristianos vayamos a Misa el domingo, que es precisamente la acción de gracias por este misterio inmenso que ha sido revelado, por la victoria de Jesucristo sobre la muerte, por la cruz gloriosa de Jesucristo, y después se escandalicen de la cruz, de los eventos de muerte de nuestra vida?” Seamos honestos, vamos a Misa a decirle a Dios: ¡Desgraciado! ¿Cómo es que has hecho que mi prometido me abandone? ¿Cómo es posible que permitas que mi hijito se esté muriendo? ¿Cómo permites que yo no me case y sea una solterona? ¿Cómo permites que yo no tenga hijos? Esto es honestamente lo que deberíamos decir, porque estamos escandalizados por la cruz concreta de nuestra vida y es una falsa total la acción de gracias que hacemos. Cuantos cristianos va a Misa y no tienen su cruz iluminada, no conocen el misterio de la cruz gloriosa y son enemigos de Dios a causa de su cruz. Di , ¿de qué van a dar gracias en la Misa? Muchos cristianos van a Misa a cumplir un rito y en el fondo están escandalizados de la cruz como está escandalizado el mundo. Son cristianos de nombre. Fíjate: si vosotros no aceptáis esto es porque no sois conscientes de vuestro pecado. Si alguno de vosotros se escandaliza de su cruz y no la comprende, no puede pasar al catecumenado. Es que aún está a merced del demonio. Porque la cruz es precisamente el arma que tiene el demonio para vencerte, para negarte a
Dios, para separarte del amor de Dios, Dice san Pablo: “el demonio, aprovechándose del temor que tenemos a la muerte, nos ha conducido a la esclavitud. La cruz, este signo, es símbolo de lo que te mata, de lo que te hace sufrir. Y tú verás como el demonio, para obligarte a pecar, a hacer su voluntad, a obrar el mal, te muestra la cruz, te muestra el sufrimiento. Una cruz es no tener dinero para acabar el mes: entonces el demonio te obliga a robar si es necesario para conseguir dinero, una cruz es que no te casas y eso te destruye, entonces el demonio te obliga a rebelarte contra Dios. El demonio te hace ver la cruz y te dice: “No aceptes tu vida, blasfema de Dios: es falso que Dios te ame. Dios es un monstruo, ¿no ves como te ha dejado en la muerte? ¿No ves como Dios te ha quitado el novio? ¿No ves como Dios te ha dado un marido colérico que te pega? ¿Cómo es posible que Dios te ame?” Esta es la catequesos del maligno frente a la cruz. El maligno, con la cruz, te obliga como esclavo, todos los días, a rebelarte contra Dios, a hacer el mal». Pero nosotros, los cristianos, sabemos que esta cruz es gloriosa. Si esta cruz está iluminada, el maligno ya no tiene poder sobre nosotros, porque ha perdido el arma para seducirnos con el mal. Porque allí donde todos huyen, donde todos rechazan la cruz y no la aceptan, los cristianos saben que esta cruz no les mata, sino todo lo contrario, la cruz les glorifica. ES PRECISAMENTE LA CRUZ EL CAMINO DE NUETRA SALVACIÓN. El maligno dice: “¿No ves esta cruz? ¿No ves que te han despedido del trabajo? No aceptes lo que te mata, no aceptes esta enfermedad, no aceptes que te han echado de casa, no aceptes esta realidad de muerte: rebélate contra Dios y contra todo: Haz lo que te plazca. ¿No ves que esta cruz te mata?” Y el cristiano dice: “No es verdad, no es verdad que la cruz me destruya; para nada: precisamente esta cruz me dice que Dios es amor. No entiendo por qué Dios ha permitido esta cruz en mi vida, pero Dios proveerá, porque me ama, porque quiere lo mejor para mí”. Esta es la respuesta del cristiano frente a la cruz: DIOS PROVEE. Esto es la fe: este es Abraham: en la cruz Dios provee. Dios le manda a Abraham una cruz terrible: “Toma a tu hijo único, el que amas, llévalo al monte y sacrifícamelo, mátele”. ¡Imagináos que cruz es esta! ¡Una cruz horrible! Matar a tu único hijo, a quien tanto amas. Abraham no comprende nada con su razón, pero la fe lo mueve a cargarse sobre los hombros al hijo, coger la lecha y subir al monte. Mientras van de camino, el hijo le pregunta: “Veo la leña, veo el cuchillo, pero ¿dónde está el cordero? ¿Dónde está la víctima?” Y Abraham, que no ha dicho nada a su hijo, que está destruido en su corazón, porque no comprende, dice: “Hijo mío, Dios proveerá”. La fe le hace decir: en la cruz Dios provee. Esta es la fe: yo no entiendo, pero sé que Dios no es un monstruo. EL maligno te tienta, tienda a Abraham y le dice “¿Cómo es posible que Dios sea bueno si te dice que sacrifiques a tu hijo? Dios es un monstruo. Dios no te quiere”. En la cruz está la tentación. Pero para Abraham la
cruz es el momento de la trascendencia total, de pasar a Dios, de ver el rostro de Dios, porque la fe le mueve a decir: en el monte, sobre la cruz Dios provee. Se abandona a Dios, entra en la muerte, porque su fe no le permite vacilar, Y Abraham ve en la cruz el rostro de Dios Porque Dios, por su fe, provee en el monte: su hijo no muere. ¿Qué provee Dios? Un carnero. ¿Qué cordero provee Dios? JESUCRISTO: EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO. JESUCRISTO ES LA RESPUESTA RESPUESTA DEL PADRE A TU TU CRUZ. Todo lo que tu crees que te destruye, no te destruye: la cruz no tiene poder sobre ti, porque Dios ha provisto en Jesucristo: Cristo ha destruido la muerte. Por eso, si en este momento tú estás escandalizado ante tu cruz por el hecho de estar apegado al dinero, por tener un marido que no puedes soportar, porque tu suegra vive contigo, porque los hijos son unos gamberros y unos maleducados, la cruz que sea, SABE QUE DIOS HA DESTRUIDO LA MUERTE; JESUCRISTO HA ALZADO LA CRUZ Y LA HA HECHO GLORIOSA, DE LA CRUZ HA EXTRAÍDO LA GLORIA, LA SALVACIÓN PARA NOSOTROS; LA CRUZ NO TIENE PODER SOBRE NOSOTROS. PORQUE CRISTO HA DESTRUIDO LA FUERZA DE LA MUERTE. CRISTO ALZA DELANTE DE TI LA CRUZ GLORIOSA Y TE DICE: ABANDÓNATE, ACEPTA ESTA CRUZ QUE ES GLORIOSA PARA TI, ENTRA EN ESTE ACONTECIMIENTO DE MUERTE, NO TE REBELES CONTRA ESTA CRUZ, DIOS TE SACARÁ DE ELLA COMO QUIERA Y CUANDO QUIERA, PORQUE DIOS TE AMA; EN LA CRUZ VERÁS EL ROSTRO DEL MISMO DIOS. Porque precisamente la cruz te la manda Dios, manda a tu suegra a vivir en casa contigo, porque eres un soberbio, porque quiere llamarnte, porque eres un orgulloso y no tienes otro medio para ver el rostro de Dios, para que te conviertas a Dios, para que te abandones a Dios, que enviarte la cruz. Ninguno puede ser signado esta noche con el signo de la cruz, si no acepta esta catequesis de la cruz. Dios se ha servido precisamente de la cruz, de eso que te destruye y te mata, de eso que te hace huir, para traerte hasta aquí. Dios siempre nos espera en el cruce de la cruz. Cuando Dios está más cerca de ti es en los acontecimiento de cruz, de muerte, porque la cruz es la señal con la que signa a sus ovejas. La cruz es el sello de la elección y de ser del rebaño de Dios. La cruz es el signo de ser propiedad de Dios. De cruz en cruz el Señor te ha traído hasta aquí. Por esto, ninguno puede entrar en el catecumenado sin comprender el misterio de la cruz, siempre escandalizado de la cruz, esta noche la Iglesia en el rito te hará unas preguntas, un examen. EL Obispo esta noche te hará esta pregunta que nosotros te hemos hecho en la encuesta: “¿Cuál es tu cruz y qué sentido tiene en tu vida?” ¿Por qué esta noche la Iglesia te hará esta pregunta, que responderás
libremente como pienses? Porque si estás escandalizado de la cruz no puedes ser signado con el signo de la cruz. Porque el catecúmeno es quien ha entendido este misterio de la cruz. Quien no conoce este secreto, todavía está a merced del demonio y no puede pasar al catecumenado. Esta noche la Iglesia te dará su arma secreta: la cruz gloriosa, con ella el demonio no podrá vencerte, no tendrá poder sobre ti. Te dará tu cruz gloriosa para que tú la conserves en tu corazón. Con esta arma Cristo ha vencido al maligno. Para que sepas que la cruz es gloriosa. Precisamente lo que todos creen que te destruye, tú sabes que no te destruye. Es Satanás quien te seduce y te dice que no entres en la muerte, que no aceptes la cruz. Pero nosotros sabemos que esto es falso, que la cruz es el rostro esplendente del Padre. Por esto cuando san Pedro dice a Jesús: “¿Cómo que te matarán? Señor no puedes ir a la muerte”. Sabéis la respuesta de Jesucristo a Pedro, su amigo: ¡Fuera! ¡Apártate de mí, Satanás!” Porque Jesús ha visto que en aquel momento san Pedro está actuando de Satanás y le está dando la catequesis del mundo. Jesús dice: “¿No quieres que beba el cáliz que mi Padre, que me ama, me ha preparado? ¿Quién te has creido tú que es mi Padre? ¿Piensas tal vez que mi Padre es un monstruo? Este es el cáliz del amor de mi Padre”. Lo que pasa es que nosotros sólo aceptamos un Dios a nuetra medida. Dios tiene que ser como tú piensas. ¿No te das cuenta de que si Dios pudiese entrar en tu razón ese Dios no sería Dios? ¿Cómo te podría salvar un Dios que fuese más pequeño que tú? Entonces no habría salvación. Si tú no te puedes salvar, ¿cómo lo haría alguien más pequeño que tú, que cabe dentro de tu razón? ¿Cómo podrías entonces servir a Dios? Como veis esta catequesis es muy seria. Entonces, esta noche el Obispo te llamará por tu nombre, tú te situarás en medio de la asamblea y el Obispo te preguntará: “¿Cuál es tu cruz y por qué crees que Dios la permite? Qué sentido tiene la cruz en tu vida. Tú responderás lo que quieras. Debes decir delante de todos el sentido que en este moemto tiene tu cruz. Esto lo haréis todos, uno por uno. Y os digo una cosa: si la Iglesia ve que tú no has comprendido este misterio, que el signo de la cruz no te ha sido revelado, la Iglesia no te signará con la cruz y no n o podrás pasar al catecumenado. Si la Iglesia ve que no estás escandalizado por la cruz, que el Señor te ha iluminado en tu corazón el sentido de la cruz, el misterio, te signará con uguento perfumado en la frente y te dirá: “Recibe este signo de victoria, la Cruz Gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, que este signo glorioso te conduzca a la vida”.
Esto mismo te lo hicieron cuando te bautizaron de niño, te signaron con la cruz sobre la frente y sobre el corazón. Pero tú no te enteraste de nada. Sin embargo, fíjate cuantos padres bautizan a sus hijos y en su interior están rebelados contra Dios, escandalizados de la cruz, rebotados por dentro sin conocer el misterio de la cruz gloriosa. ¿Qué fe comunicarán a sus hijos si ellos mismos no aceptan los eventos de muerte de su propia vida? ¿Qué fe tienen ellos mismos si no comprenden la cruz, si no saben que la cruz es el camino que Dios ha querido para salvar a los hombres?» Los cristianos primitivos llamaban a la cruz LA LUZ ESPLENDENTE DEL ROSTRO DE DIOS. Por tanto, estad contentos cuando a la salida de esta convivencia se os presente la cruz, los acontecimientos de muerte, porque así os mantendréis firmes en la fe, como dice san Pedro. Porque Dios Dio s es amor; Dios sabe por qué permite esto, porque Dios es quien del mal, de lo que es malo para nosotros, saca el bien, Por esto tener fe adulta es saber que todo es gracia, que todo es amor, que ABSOLUTAMENTE TODO CONTRIBUYE AL BIEN DE LOS QUE AMAN A DIOS, DE LOS QUE HAN RECIBIDO EL AMOR DE DIOS. ¿Por qué Dios permite que te venga una cruz? Porque te ama, porque lo necesitas, porque te hace ver que tú no te salvas a ti mismo y así te hace trascender hacia Él, te hace convertirte a Él, te invita a abandonarte en Él. Contempla en la cruz el rostro de Dios, porque esta cruz, Jesucristo de la hará gloriosa cuando quiera, como quiera. Este es el punto central del cristianismo. DIOS HA QUERIDO SALVAR A LOS HOMBRES A TRAVÉS DE UN SINSENTIDO, DE UNA NECEDAD: POR MEDIO DE LA PREDICACIÓN DE LA CRUZ DE JESUCRISTO. Por esto dice san Pablo: Dios me ha llamado a preducar una sola cosa: Cristo y a Éste crucificado; la cruz que es locura para los que se pierden, pero es fuerza de Dos para los que se salvan. Mientras los sabios y los poderosos buscan cosas inteligentes y la gente religiosa signos y milagros, nosotros predicamos LA CRUZ GLORIOSA DE JESUCRISTO, porque es el camino que Dios ha querido para salvar a todos los hombres. Pero el sentido de la cruz es el que os he dicho, no el sentido de la religiosidad natural, como piensan casi todos los cristianos. La vida no es una prueba con muchas cruces que debemos soportar para ganarnos el cielo. Hay que sufrir, dice la gente religiosa: como Cristo sufrió en la cruz. Dios me manda cruces para que sufra. Quien dice eso no ha entendido entendido nada del cristianismo. Eso es masoquismo, estoicismo, no es cristianismo. El pobrecico Jesucristo Jesucristo pensará desde el cieo: ¡con todo lo que yo he sufrido para que estos pobreticos no sufran y sean felices! Y fíjate ¡se pasan la vida sufriendo!
Entonces, yo no sé de qué te sirve la sangre de Cristo. Jesucristo ha dado su sangre, ha cargado con la cruz, para que tengamos vida eterna. Y resulta que para tener la vida eterna su sangre sirve de poco, la gente continúa disciplinándose, haciendo penitencias, resignándose. Pero si una sola goa de la sangre de Cristo vale más que todos los pecados de la humanidad... Pero si precisamente Jesucristo ha derramado su sangre para limpiar nuestros pecados. Si precisamente Él, como dice Isaías, asumió nuestras culpas, nuestros pecados para que nosotros podamos vivir libres del pecado. Gracias a Jesucristo que asumió para sí el castigo que merecíamos por nuetros pecados, nosotros hemos sido perdonados de este castigo, Jesucristo ha sufrido para siempre lo que debíamos de sufrir nosotros. La cruz nos no s es dada gratis, como un don. Hermanos no podéis continuar si os escandalizáis de la cruz. Es cierto que la cruz es el símbolo de lo que nos destruye y nos mata, pero en Cristo, Dios ha usado precisamente este medio para salvarnos. Dios ha usado precisamente lo que todo el mundo rechaza para salvarnos. En Cristo esta cruz Dios la ha elevado elevado y la ha hecho gloriosa. Para un cristiano adulto, y así comprenderéis la poca fe que tenemos, la cruz es gloriosa. En este rito se te va a entregar un tesoro impresionante que es la cruz gloriosa se te va a marcar con la cruz. La cruz para nosotros está iluminada: Jesucristo ha alzado la cruz y nos ha demostrado que la cruz no es lo que nos mata, porque Dios nos ama y no nos deja en la cruz. Si Cristo ilumina dentro de ti la cruz, si Dios te da en tu interior la vida eterna, la cruz ya no te puede hacer sufrir. Cristo ha venido a liberarte de la cruz, a quitar el aguijón de la muerte, a hacer que la cruz sea gloriosa. El aguijón de la muerte es el pecado. Precisamente por medio del pecado el maligno nos convence de que la cruz es la muerte. No es lo mismo tener una cruz teniendo miedo, estando en pecadp, teniendo dentro al maligno, que vivir la cruz en gracia de Dios, con la luz de Dios. Cristo ha vencido al peocado, que es lo que da poder a la cruz, y ahora la cruz ya no te lleva a la muerte. La cruz es la piedra que todos rechazamos, la piedra que los constructores no valoraron, la piedra que escandaliza al mundo y que el mundo rechaza; esta piedra resulta que ha sido constituida como piedra angular, la más importante de la construcción. Piedra que para algunos cae con fuerza y les destruye, es el mundo que se escandaliza de la cruz y se rebela contra Dios, mientras que para los cristianos es precisamente la piedra angular sobre la que se construye el edificio entero, porque es el camino de salvación que Dios ha elegido para nosotros.
Dios ha hecho esta cruz gloriosa. Nadie quiere entrar en la cruz porque el demonio nos engaña y porque el pecado nos tiene esclavizados y nos obliga a hacer su voluntad, rechazando la cruz y negando a Dios. No podemos entrar en la cruz porque por el pecado tenemos miedo a la muerte, como dice san Pablo. EL ÚNICO HOMBRE A QUIEN LE HAN PREPARADO UNA CRUZ HORRIBLE EN LA CIMA DEL MONTE Y HA ENTRADO EN ELLA ABANDONÁNDOSE A DIOS ES JESUCRISTO. EL ÚNICO QUE HA VENCIDO AL DEMONIO QUE LE DECÍA QUE NO ACEPTASE ESA CRUZ. JESUCRISTO ES EL ÚNICO QUE HA ENTRADO EN LA MUERTO EN LA CRUZ, QUE HA ACEPTADO EL CÁLIZ DEL PADRE, SABIENDO QUE EL PADRE ES AMOR POR ENCIMA DE LA MUERTE, QUE NO LE DEJARÍA EN LA MUERTE; QUE LO SACARÍA DE LA MUERTE. ÉL HACE GLORIOSA LA CRUZ. CRISTO ENTRANDO EN LA MUERTE RESTRUYE LA CRUZ PARA NOSOTROS. Nos ha demostrado que Dios es amor, que te saca de la muerte. Cristo ha destruido la muerte, ha hecho la cruz gloriosa para nosotros. Por esto quien ha recibido el don de la cruz gloriosa, la victoria de Jesucristo sobre la muerte, es cristiano. Mientras que cualquier otro hombre se desespera frente a un acontecimiento de muerte y golpea su cabeza contra un muro, un cristiano entra porque sabe que esto no lo matará, que esta cruz es gloriosa, es luminosa, que Dios permite la cruz para su bien, QUE DE ESA CRUZ DIOS SACARÁ LA SALVACIÓN, PORQUE TODO ES AMOR, TODO ES GRACIA, PORQUE DIOS EN CRISTO HA DESTRUIDO LA MUERTE. DIOS HA ALZADO LA CRUZ Y LA HA HECHO GLORIOSA EN SU HIJO JESUCRISTO. Precisamente Dios se sirve de la cruz, de lo que te limina para llevarte hacia Él. La cruz es el camino que Dios ha trazado para salvarte, esta piedra que a uno sirve para su condenación, a ti te sirve para tu salvación, para darte la felicidad y la liberación total. La cruz para algunos sirve para construir su vida y para otros para amargársela. Dios espera en la cruz a todos los hombres». Ahora vemos qué significa la celebración de esta noche. Reviviremos la primera parte del Bautistmo. Lo primero que haremos será escribir el nombre en el libro de la vida. Quienes queráis dar vuestro nombre para entrar en el catecumenado. Si alguno no quiere pasar al catecumenado, que no lo haga, esto es libre. Quien quiera se pone en pié y escribe su nombre en la Biblia de la comunidad. La Biblia está llena de nombres propios, de nombres de vivos. Poner vuestro nombre en el libro de la vida significa que Dios os llama, que vosotros decís sí a la vida eterna, que Dios te llama para que vivas, siempre vivo. Vuestro nombre será escrito en el libro de la vida. Después se hará el diálogo sobre la fe. El Obispo, la iglesia, te preguntará: “¿Qué quieres? ¿Qué pides a la Iglesia de Dios?” Y responderás r esponderás:: “La fe”. La Iglesia quiere
saber qué buscas en la comunidad, quiere conocer tu actitud. Y también te preguntará: “¿Para qué quieres la Fe? ¿Qué te da la Fe?” Y tu dirás: “La Vida Eterna”. Por eso das tu nombre en el catecumenado, porque quieres vivir para siempre. Con esto indicas que eres consciente de lo que necesitas, de lo que quieres. Entonces la Iglesia te presentará el camino para tener la vida eterna. Si quieres tener la vida eterna: AMA A TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODA TU MENTE, MENTE, CON TODAS TUS FUERZAS, SOBRE TODAS TODAS LAS COSAS. La Iglesia te presenta el camino de la Vida Eterna. Nosotros éramos gente que caminaban en dirección contraria: servíamos a los ídolos de este mundo creyendo encontrar la vida en ellos. Los ídolos de este mundo se condensan en el dinero, porque el dinero es lo que da prestigio, fama, bienestar, seguridad, respeto social. Ahora el Señor te dice: “No podéis servir a Dios y al dinero”. Por esto, para comenzar a dar un signo de rechazo al maligno, para renunciar al camino que seguíamos, para entrar en el camino de la vida eterna, venderéis vuestros bienes y daréis el dinero a los pobres, sin que la mano derecha sepa lo que hace la izquierda. Para entrar en el camino conviene antes de nada que te pruebes un poco. No se te volverá a decir en el catecumenado que vendas los bienes. Se te dice ahora. No pierdas la ocasión. Ve, vende los bienes y compra el campo, porque dentro tiene un tesoro. Aprovecha, hermano, que esto no se te dirá más veces. Decimos que esta lectura del joven rico, todas las lecturas sobre la riqueza no son para los cristianos, sino para los catecúmenos, para calcular el coste antes de la construcción de la torre. No es que Dios quiera que seas pobre, sino que Dios quiere hacerte administrador de bienes superiores, incluso de riquezas materiales, de lo que Él quiera. Para esto tiene que liberarte, tienes que descubrir que Dios existe, no porque lo diga Kiko, no una palabra, no de oídas, sino experimentado. Esta experiencia de tu vida será el fundamento de tu fe. Después puedes volver a caer en muchas cosas, pero sabrás que un día se te dijo: “Ve, vende tus bienes” y el Señor te ayudó y experimentaste la maravilla del amor de Dios. Así la Iglesia presenta el camino de la vida eterna: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Y te pone en marcha de una forma concreta: anda, vende tus bienes y dáselos a los pobres. Este es el camino hasta el segundo escrutinio. Así paso a paso se continuará diciendo lo que debes hacer. Pero para ir de aquí a la próxima etapa, de este escrutinio al siguiente, para poder recorrer todo este tiempo, no sólo es neceario saber el camino, también necesitas la fuerza para poder recorrerlo. Porque tú no tienes fuerza para vender ni un peine. Necesitas que Dios te ayude. Entonces Dios te da la máquina para recorrer este tramo del camino: el Espíritu Santo. Por esto, después de haberos presentado el camino, se os da el primer tramo concreto, Dios por medio de su Iglesia te exorcizará de tus demonios. Hoy seréis exorcizados del egoismo, de tu
afán por la riqueza. Jesucristo está hoy en el Obispo con poder para liberarte. Entonces el Obispo te preguntará: “Hermano, ¿quieres recibir el Espíritu Santo de Dios, quieres ser templo del Espíritu Santo?” tú dirás: “Sí, quiero”. Recuerda que esto Dios lo está escuchando. Entonces el Obispo dirá: “Padre Santo, aleja de esta criatura Tuya todo espíritu maligno... Infunde en este hermano el Espíritu de adopción...” Jesús está en su Iglesia como Señor de tus demonios con poder sobre todas las potencias del mal. Entones el Obispo soplará sobre tu frente el Espíritu Santo y te impondrá las manos. Tendremos que aportar un recipiente muy grande, porque se impregna todo del óleo del espíritu Santo. Así la Iglesia te da el vehículo para caminar. Pero a lo largo del camino, el vehículo necesita un arma para andar: la gasolina del vehículo, las señales de tráfico. Porque apenas salgas de esta convivencia el demonio volverá como siempre a servirse de la cruz para perderte. Y mañana, cuando salgas de esta convivencia, en el momento en que el demonio sepa qué es lo que te duele, lo que no soportas, lo que te mata, te lo presentará de golpe para hacerte caer. En cuanto pueda te pondrá delante la cruz, para que tú te rebeles, para hacerte desistir de ser cristiano. Pero qué comunidad, pero qué historia: manda todo a paseo, te dirá el maligno. Y terminada la convivencia, se acaba todo. Porque tú no puedes soportar lo que te mata. Tú no puedes soportarlo porque tienes dentro el pecado. POR ESTO LA IGLESIA TE DARÁ LA CRUZ GLORIOSA DE JESUCRISTO, TE SIGNA EN LA FRENTE LA CRUZ, TE DA GRATUITAMENTE LA CRUZ ALZADA. Para que cuando mañana te encuentres con un acontecimiento desagradable, un litigio, tu hijo que trae malas notas, que te despiden del trabajo, un acontecimiento de muerte, tú sepas que Jesucristo, esta cruz, este acontecimiento, lo ha hecho glorioso para que tú puedas vencer al maligno. Acepta la cruz porque no te mata, te dice Jesús. Es el maligno quien te dice que te mata. Jesús te dice: “La cruz es gloria para ti”. La cruz nos glorifica, no nos destruye. Acéptala, no comprendes por qué tu hijo ha muerto, no entiendes por qué te suceden tantas desgracias, por qué eres tan egoista: no te rebeles, acepta la cruz, porque Dios sabe el por qué. Agárrate a la cruz porque Cristo se abraza a ella por ti. EN EL MOMENTO EN QUE TU NO PUEDES ABRAZAR LA CRUZ, VIENE CRUSTO EN TU CORAZÓN PARA ABRAZARLA. ¿Sabéis qué predica la Eucaristía? Esto mismo. Dado que Dios sabe que nosotros no podemos aceptar la cruz, nosotros los cristianos necesitamos todos los domingos participar del Cuerpo de Cristo que se rompe por nosotros, que obedece a su Padre, que acepta la cruz, que qu e se deja crucificar.
Ya que Jesucristo sabe que todos los días eres aplastado por la cruz, que no puedes entrar en ella, que no te dejas crucificar por nadie, Cristo te entrega Su Cuerpo diciendo: “Este es mi Cuertpo que se entrega en la cruz por vosotros, para que entréis en la cruz: tomad y comed”. Decir amén a este Cuerpo, comer de este Cuerpo es decir: “Yo acepto que Dios es amor más allá al lá de la muerte”. Cristo dentro de ti te ayuda a aceptar la muerte de cada día. Pero al mismo tiempo te da el vino del Reino, te hace ver que esta cruz de Cristo conduce a su gloria; que esta muerte, esta cruz de tu vida es tu gloria, que el Padre no te dejará en ella. Por esto la cruz es maravillosa. Dice la Iglesia primitiva que la cruz es la luz radiante del rostro esplendente de Dios. Porque gracias a la cruz tu puedes descubrir que Dios te ama. Porque gracias a este acontecimiento de muerte tú puedes ver que Dios existe, que Dios es el que te saca de la muerte. Gracias a que en la comunidad hay defectos, tú has podido descubrir que eres un egoista, has descubierto que Dios es quien ama a ese egoista. AQUELLO QUE EN TU VIDA PARECERÍA LO MÁS DESASTROSO HA VENIDO A SER PARA TI LO MÁS MARAVILLOSO». Entonces el Obispo te preguntará: “¿Cuál es tu cruz? ¿Qué sentido tiene la cruz en tu vida?” Aquí tenéis que responder libremente, con la verdad. Gracias a Cristo la cruz de tu vida no te espanta, ves que la cruz es gloriosa para ti. Esto es un don gratuito que no te cuesta ningún esfuerzo. Damos gracias a Dios por Jesucristo. La cruz no se acepta con esfuerzo. La gente dice: “Fíjate como este es santo, como se esfuerza, como acepta su cruz”. Eso no puede ser. La cruz gloriosa es un don de Dios, es el Espíritu Santo dentro de ti. No es con nuestras fuerzas. Entonces, cuando el Obispo te pregunte qué significa para ti la cruz di libremente lo que pienses. Entonces si el Obispo ve que estás iluminado, que conoces el secreto de la cruz gloriosa, si ve que q ue no te escandalizas de la cruz y quieres recibir a Cristo glorioso, te invitará a acercarte y te signará en la frente con la cruz gloriosa de Jesús con perfume. Y te dirá: “...NN.... yo te signo con la cruz gloriosa de nuestro Señor Jesucristo: que este signo de victoria te lleve a la l a Vida Eterna”. El maligno ya no te engañará más, no puede engañarte. Te ha sido revelado el tremendo misterio de la cruz de Cristo, el misterio oculto que no los ángeles conocían, ni los demonios, como dice san Pablo. Porque si los demonios hubiesen sabido que Jesucristo llevaba las lleves de la muerte, que entraba en la muerte para destruir la mierte, no lo habrían dejado entrar, porque resulta que entró en la muerte y les ha fastidiado, porque destruyó la muerte. Bien, Cristo te da la cruz gloriosa y el demonio no puede hacer nada. El demonio con un cristiano no puede hacer absolutamente nada. El demonio te tentará, pero como dice san
Pedro: resistidle ffirmes en la fe. El demonio cuando ve que no puede hacer nada contra nosotros, se va. El cristiano es completamente libre, tranquilo incliuso si el mundo se derrumba. Como a Jesucristo que todos le decían: “No entres allí, porque morirás”. Y Él decía: “¿Acaso crees que Dios no existe? Dios sacará de la cruz la gloria más grande para mí y para toda la humanidad”. La cruz para Cristo fue dolorosa y pesada. Pero para nosotros que la vivimos con Cristo resucitado ya no es pesada. Si te cueta algún esfuerzo, es porque no tienes aún a Cristo resucitada. Por esto el único que puede aceptar la cruz, que puede entrar en la muerte es el cristiano, porque ha recibido la cruz gloriosa, porque tiene la vida de Jesús resucitado, porque Cristo está resucitado en él. Claro: si Cristo resucitado no está en ti, si no tienes la vida eterna, tienes miedo... la muerte te hace sufrir, porque estás aún bajo el poder de la muerte, pero si tienes dentro de ti la Cida eterna, desaparece el miedo. ¿Veis que no se trata de imitar a Jesucristo? Si tienes a Cristo resucitado dentro de tu corazón, si tienes la Vida eterna, la muerte no puede destruirla. Dice Jesús: no tengáis miedo de lo que mata el cuerpo. Claro porque el demonio te ataca con mentiras, pero no te puede destruir la Vida Eterna. Además, de esta persecución, de esta muerte, Dios traerña la gloria para ti: porque la gente verá que tú aceptas la muerte y el mundo verá como el demonio es destruido, la gente descubrirá que tú tienes un talismán contra la muerte. Los paganos se maravillaban de como los cristianos despreciaban la muerte: iban a la muerte cantando himnos bautismales. La gente que iba a los espectáculos para verles desesperarse, agarrarse a la vida, llorar, se quedaban con un palmo de narices, porque les veían a todos contentos, que bendecían a Dios en medio de la muerte. Y sin ningún esfuerzo. La prueba que si tú después de este paso al catecumenado no usas este talento, este Espíritu que se te entrega y no vendes ninguno de tus bienes, es que tienes un terrible miedo a la muerte, todo esto es un signo de que Dios no te ha elegido, Dios no te llama a este camino, para este servicio concreto de reproducir en nosotros la imagen de Jesucristo, para que seamos sacramento de salvación , lo que no quiere decir que te condenes o cosa por el estilo. Por eso san Juan Crisóstomo decía que quien no practica la virtud sin esfuerzo no puede ser bautizado. Porque si se esfuerza es porque no tiene el Espíritu Santo. Quienes reciban hoy el Espíritu Santo tendrán una gran alegría, estarán contentísimos porque tendrán a Dios en su corazón. No en toda su extensión, no, no, sólo un poquito. Estamos gestando en vosotros esta nueva criatura que es Cristo.
Después que hayas recibido la cruz gloriosa, el Obispo, los presbíteros y los catequistas, te impondremos las manos (al responsable de la comunidad) en señal de que nosotros nos comprometemos con vosotros a gestaros en la fe (seremos vuestros padrinos en este camino de redescubrimiento del Bautismo). Entonces el Obispo dirá: “Vosotros que en el Bautismo fuisteis recibidos por las manos maternales de la Iglesia de Dios, hoy sois perdonados bajo su cuidado y protección”. Y todos diréis: “¿A dónde iremos? Sólo el Señor tiene palabras de vida eterna”. 13:00 – ALMUERZO 16:00 – ACCIÓN LITÚRGICA La siguiente acción litúrgica se lleva a cabo al concluir los tres días de convivencia, con catequesis (sobre la fe, sobre la Vida Eterna, sobre la Iglesia como madre, sobre la renuncua a los ídolos del mundo y sobre las riquezas, sobre la Cruz gloriosa), con encuestas, con Celebraciones (de las Laudes, del Sacramento de la Reconciliación, de la Palabra y de la Eucaristía) que tienen por objeto resumir la experiencia de los primeros dos años del camino neocatecumenal y de preparación para recibir la primera etapa del bautismo.
ESQUEMA ESQUEMA DE LA L A ACCIÓN LITÚRGICA LITÚRGICA DE LA RENOVACIÓN DEL PRIMER ESCRUTINIO BAUTISMAL •
Monición ambiental
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Canto de entrada
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Saludo del presidente
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Invocación del Espíritu Santo
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Monición a la 1ª lectura
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1ª lectura: Apocalipsis 3, 1-5; Lucas 10, 17-20
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Introducción a la inscripción del nombre
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Oración del presidente
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Canto
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Monición a la 2ª lectura
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2ª lectura: Marcos 12, 20-34
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Introducción al diálogo sobre la fe y sobre la Vida Eterna
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Oración del Presidente
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Canto
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Monición a la 3ª lectura
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3ª lectura: Lucas 11, 14-20 1 4-20
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Introducción al exorcismo menor
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Oración del Presidente
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Canto
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Monición a la 4ª lectura
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4ª lectura: 1Corintios 1, 17-25
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Signo de la Cruz Gloriosa
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Oración del Presidente
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Canto
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Recibimiento en las manos maternales de la Iglesia
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Paz
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Bendición
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Canto del Magnificat
ACCION LITÚRGICA DE RENOVACIÓN DEL PRIMER ESCRUTINIO BAUTISMAL (Se prepara la igleisa con los bancos en forma de asamblea, la cátedra para el Obispo, el atril en el centro, flores y mucha luz. Se prepara también un recipiente con algodón impregnado de perfume para el signo de la Cruz. El Obispo debe conocer el significado de la Liturgia que se celebra: se le debe explicar el sentido del paso y la situación de los hermanos que vienen a renovar la primera parte de su Bautismo). Monición ambiental Dios nos ha reunido, hermanos, para celebrar nuestro primer escrutinio del paso al catecumenado. Sabed que este escrutinio que nosotros vamos a hacer es como una puerta que se abre, donde no se exige nada, donde se te dará gratuitamente todo: el camino de la Vida Eterna, la fuerza del Espíritu de Jesucristo resucitado para recorrerlo, y la Cruz Gloriosa como luz para no desviarte de la senda».
Falso, porque la Iglesia ya te abrió esa puerta en el Bautismo y ningún escrutinio realizado por laicos puede dar lo que sólo dan los Sacramentos y sólo a través de consagrados. Todos vosotros fuisteis bautizados de niños. Ahora la Iglesia, que se comprometió con vosotros, en cumplimiento de su compromiso, comienza a presentaros, paso a paso, vuestro Bautismo para que podáis decir hoy de nuevo: “Amén” renovando vuestro Bautismo. Recorreremos vuestro Bautismo por etapas y, en la medida en que ahora, de adultos, digamos sí a estos signos bautismales que hemos recibido de niños, la gracia de nuestro Bautismo, esta semilla, comienza a crecer y a operar. Es decir, este rito es una verdadera acción que toma su gracia del Bautismo que tenéis dentro, el Bautismo que la Iglesia nos dió un día, de niños. Por eso, hermanos, cantemos todos juntos: Alzaos puerta, alzad los dinteles, puertas eternas, para recibir a Cristo que presidirá esta asamblea, que la tomará y se la presentará al Padre por medio de esta celebración. Él viene a recibir a su Iglesia para llevarla al encuentro con su Padre. La Iglesia que está presente, hoy más que nunca, en la figura del Obispo, que es el jefe del Cuertpo de su Iglesia. Somos Iglesia que, a través del redescubrimiento de nuestro Bautismo, quiere alcanzar la fe adulta. Hoy os presentáis ante la Iglesia adulta a pedir renovar vuestra fe, para que esta fe pueda crecer. El Obispo, los presbíteros y nosotros, catequistas, como didáscalos, os ayudaremos a caminar en este camino hacia el Reino de Dios. Nos ponemos en pié y cantamos con el corazón. Canto de entrada (mientras entra el Obispo con los presbíteros): Alzaos, puertas. Saludo del Presidente Invocación al Espíritu Santo (cantada).» Monición a la primera lectura Nuestros nombres, en el Bautismo, fueron escritos en el registro de la parroquia. Tal vez muchos de vosotros no lo sabíais. Hoy, aquí queremos que seáis conscientes de este hecho tan importante: que Dios os ha elegido para ser sus hijos antes de la creación del mundo y que en base a esta elección vuestros nombres están escritos en el Cielo. Antes de hacer la inscripción del nombre en el Libro de la Vida, proclamaremos la Palabra de Dios. La primera que vamos a proclamar es del libro del Apocalipsis. Con esta Palabra el Señor dirá a todos los que estamos aquí cosas maravillosas. Nos dirá: “Conozco tus obras, sé que tienes nombres de vivo, pero estás muerto”. Todos aquí tenemos nombre de vivos, nos llamamos cristianos, pero el Señor
sabe que muchos estamos muertos. No basta el nombre. Por esto ha tenido misericordia de nosotros y nos ha dado este camino de conversión en su Iglesia, el neocatecumenado, renovar el Bautismo por etapas, este camino de gestación. Porque quiere que este nombre que nosotros tenemos, que un día la Iglesia te dio, sea verdaderamente un nombre de vivo, de uno que está vivo, y que no tengamos un nombre de vivo y estemos muertos. Por esto el Señor dirá: “Estate vigilante,¡ánimo! Reanima un poquito esta luz que tienes y que está para morir ya. Recordad por tanto como recibísteis mi Palabra y conservarla”. Llevamos aquí tres días escuchando catequesis fuertes, hablando de los bienes, de las riquezas, de nuestra vida de trabajo, de nuestra familia. El Señor nos dirá: ·Escucha la Palabra que has recibido y consérvala, conviértete a ella y arrepiéntete, poque yo (minúscula en el original, lo que hace pensar que se refiera al señor del cnc, no a Dios ) vendré cuando menos te lo esperes y si no estás vigilante parasé sin detenerme”. detenerme”. El Señor dice que si obedeces a su Palabra, si sigues este camino, recibirás vestiduras blancas. Veréis que el Apocalipsis está escrito en clave catecumenal: “Os pondréis vestiduras blancas. Y no se borrará vuestro nombre del Libro de la Vida”. En el catecumenado de la Iglesia antigua era dos las inscripciones del nombre: una para entrar en en el catecumenado catecumenado y otra para para el Bautismo. Y suceddía que muchos eran los llamados y pocos los elegidos. Muchos iniciaban el catecumenado, pero pocos lo terminaban. El nombre de muchos era borrado del Libro de la Vida. El neocatecumenado es imagen de lo que es la vida cristiana: termina en la Iglesia, que es el Reino de Dios; nuestra vida termina en la Jerusalén celeste. celeste. No se borrará nuestro nuestro nombre del Libro de la Vida. Por esto escribiréis vuestro nombre en la Biblia, como signo de renovación y de adesión a este rito que la Iglesia hace con vosotros. Lo más importante de todo, hermanos, es esta llamada a la Vida Eterna que Dios os hace, llamada a ser vivientes. Escucharemos también una lectura del evangelio de San Lucas donde veremos como los apóstoles volvían contentos a Jesús porque los espíritus se les sometían, y dirá Jesús: “No os alegréis porque los demonios se os somentan, alegraos sólo de una cosa: que vuestro vuestro nombre está escrito escrito en el Cielo”. Ahora, escribiendo tu nombre, dices sí a la elección que Dios ha hecho sobre ti para siempre. Alegraos sólo de vuestro vuestro Bautismo. Como Como dice S. Agustín: “Antes que Obispo, Obispo, soy cristiano con vosotros. Todos los carismas de la Iglesia con servicios, lo importante es que hemos sido llamados por Dios para el Amor y la Unidad”. Escuchamos, hermanos, esta palabra. Primera lectura: Apocalipsis 3 1-5; Lucas 10, 17-20»
Inscripción del nombre en el Libro de la Vida Ahora, hermanos, quien quiere y en el orden que quiera, os levantáis, os acercáis aquí y ponéis en la Biblia de vuestra comunidad el nombre que habéis recibido en vuestro Bautismo, preferible que sea con letra de imprenta. Si alguno no sabe escribir me dice el nombre y yo le ayudo a escribirlo. Luego se sienta. Con esta inscripción cada uno de vosotros expresa la voluntad de un serio compromiso catequético para profundizar en la fe. (Uno por uno se van poniendo en pie, sin decir nada y sin hacer cola, y van escribiendo el nombre de Bautismo en la Biblia de la comunidad, preparada sobre un atril. El catequista está junto al atril para que escriba claro. No se pone el apellido. Finalizado esto, se lleva la Biblia, abierta por donde están escritos los nombres, y se presentan al Obispo: este hace una oración sobre los nombres. Los catequistas sostienen, delante del Obispo, los nombres durante la oración). Oración. “Oramos.
Padre Santo, Tú que, en el día del Bautismo, has querido escribir estos nombres en el Libro de la Vida y que, por tu misericordia, has llamado a través de este camino a estos hermanos a redescubrir Tu amor por ellos, te los presentamos para que sus nombres no sean borrados del Libro de la Vida (lee todos los nombres) Te suplicamos concedas a estos hijos tuyos que se alegren únicamente porque sus nombres están escritos en el Cielo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor” Canto: “Amen, Amen, Amen” Monición a la segunda lectura Antes de pasar a revivir de adultos el diálogo sobre la fe que vuestros padrinos hicieron por vosotros, antes que la Iglesia os pregunte qué buscáis en este camino neocatecumenal, por qué queréis entrar en él después de los años de precatecumenado, antes que pidáis la fe adulta a la Iglesia, escuchemos la Palabra de Dios. En esta lectura del Evangelio de S. Marcos se presenta un escriba que pregunta a Jesús: “¿Cuál es el primer mandamiento de la ley de Dios? ¿Cuál es el más
importante?” Y Jesús responderá: “Shema, Israel, escucha Israel, Dios es el Único: no hau otro Dios fuera de Él. Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas to das tus fuerzas”. Si tenéis en mente la primera catequesis, recordaréis lo que os dijimos sobre Abraham. Cuando Dios se aparece a Abraham no le dice que no existen otros dioses, porque Abraham era politeista como todos los de su época, y no lo hubiese entendido. Le dice que Él es mucho más fuerte que todos los otros dioses. Más adelante en la historia de la salvación, cuando Dios saca a su pueblo de Egipto y lo conduce por el desierto del Sinaí, se les revela y dice: “Israel, Yo soy el Único, no hay otro Dios fuera de Mí”. También vosotros habéis iniciado vuestro camino neocatecumenal con vuestros ídolos, creyendo que la familia era la felicidad, el trabajo, el prestigio, el dinero... Hoy el Señor os dice a vosotros: “Estos otros que tu creías dioses no valen nada; esto que para vosotros eran dioses no lo son: Yo soy el Único”. Es verdad que muchos de vosotros decis: “Ahora no podemos volver atrás, ¿a dónde iríamos? Antes esas cosas me saciaban, ahora estoy peor que antes”. Claro, porque has descubierto que los otros dioses si no sacian no valen nada. El Señor te dirá una Palabra que es salvación: YO SOY EL ÚNICO, que fuera de Él no hay nada, que no existe otro Dios fuera de Él y que amarle a Él con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas, sobre todas las cosas, ese es el sendero de la vida. Aquí la Iglesia os presenta el camino de la Vida Eterna. Claro que no amaréis plenamente a Dios mañana. Eso es entrar en el Reino de Dios. Quien ama a Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todas sus fuerzas y al prójimo como a sí mismo está en el Reino de Dios, tiene la vida eterna. Este es el camino que os presenta la Iglesia. Cierto que tú podrás amar a Dios así, porque aquí está prsente Jesucristo en su Iglesia, para mostrarte el camino. Es muy importante que la Iglesia te diga esta Palabra, que te diga que esta es la verdad. Todos los hombres buscan la verdad: verdad: esta es la Verdad: AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN, CON TODA LA MENTE Y CON TODAS LAS FUERZAS, Y AL PRÓJIMO COMO A NOSOTROS MISMOS. Hemos descubierto en esta convivencia que nosotros nos creíamos que cumplíamos los mandamiento, como aquel joven rico que se acerca a Jesús, y Jesús le convence de lo contrario. Le dice: si tu observas los mandamientos, yo que soy Dios te digo: ve a tu casa, vende lo que tienes y da el dinero a los pobres. Jesucristo le demuestra que no cumple el primer mandamiento, y si no cumple el primero, no n o cumple ninguno de los otros.
Veis como los Evangelios se interpretan con la praxis de la Iglesia, porque están escritos en clave catecumenal. Ahora comprendemos este escrutinio. Amar a Dios sobre toda las cosas, Esto es el camino. Ahora la Iglesia se encargará de enseñaros a seguir este camino, de acompañaros, de gestaros en la fe, de introduciros en el Reino de Dios, de haceros descubrir la riqueza que hay en vosotros, el Espíritu Santo, el cual es, como dice San Pablo, El que testimonia a nuestro espíritu que somos hijos de Dios, que hace gritar a nuestro espíritu con gemidos inefables y llamar a Dios: “Abba, Papá”. Escuchamos, hermanos, la palabra. Segunda lectura: Marcos 12, 28-34». Diálogo sobre la fe y sobre la Vida Eterna El precatecumenado que habéis hecho, ha sido un tiempo para poner a prueba vuestra fe. Tal vez ahora hayáis descubierto que tenéis poca fe. La comunidad, la Palabra de Dios, se encargó de mostraros la medida tan pequeña de vuestra fe. Habéis descubierto la necesidad de que la Iglesia os ayude, que geste en nosotros la fe, para darnos una fe adulta. Porque la fe no vienen volando entre las nubes: la fe la da Jesucristo, y Jesucristo está hoy vivo para nosotros en su Iglesia. Por esto, ya que habéis descubierto la necesidad de la fe que os da la Vida Eterna, ahora os acercáis a la Iglesia para poder revivir, haciendo presente ante vosotros, aquello que la Iglesia sembró en vosotros, que os fue dado el día de vuestro Bautismo. Este diálogo lo hizo vuestro padrino por vosotros (vosotros no podíais hacerlo porque eráis bebés), prestándoos la voz y también la fe inicial que se requiere para este diálogo. Hoy que sois adultos y que tenéis en vosotros mismos esta fe inicial, os adheris libre y conscientemente a lo que habéis recibido, a fin de que la gracia que está en vosotros pueda crecer y desarollarse y podáis experimentar la Vida Eterna. Yo os voy a ir llamando por vuestro nombre, de ocho en ocho, y os ponéis en fila delante del Obispo, que os preguntará qué queréis. (El catequista lee ocho nombres, siguiendo la lista de la Biblia por lo que aunque se repita algún nombre propio cada uno sabrña a quien se refiere. Los ocho se acercan y se ponen en fila delante del Obispo. El n´mero de llamadas depende de la cantidad de gente que hace el escrutinio). Obispo: “¿Qué pedís a la Iglesia Santa San ta de Dios?” Precatecúmeno: Precatecúmeno: “La fe” (de uno en uno) Obispo: “¿Qué os da la fe?” Precatecúmeno: Precatecúmeno: “La Vida Eterna”
Obispo: “Si quereis tener la Vida Eterna: Amad a Dios con todo todo vuestro corazón, con toda vuestra mente, con todas vuestras fuerzas y al prójimo como a vosotros mismos”. Precatecúmenos: Precatecúmenos: “Amén” Oración: “Oramos: Padre Santo, Dios omnipotente y eterno, te damos gracias por haber llamado a estos hermanos a renovar la primera parte de su Bautisno; mantenlos siempre en camino, para que su fe crezca en produndidad, para que sean luz, hasta llegar a verte sin velos, cara a cara, en la visión del amor eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor”. Amén. Canto: Cantar de los Cantares 1, 1-8 Monición a la tercera lectura Habéis experimentado, hermanos, durante este camino, en vuestro precatecumenado, en vuestra vida, que hay aspectos de vosotros mismos que están sumidos en profunda oscurodad, en manos de poderes que os esclavizan, que os dominan. El maligno siempre tienta y tantas veces, veces, por el temor que tenéis a la muerte, os obliga a hacer su voluntad. Vosotros queréis hacer el bien, pero no está en vuestras manos realizarlo. Sin embargo, os hemos anunciado que Dios Padre nos ha enviado un Salvador, Jesús, que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación y que ha sido constituido como Señor de todos los poderes que nos dominan, nos esclavizan, que nos hacen sufrir. Jesucristo es el Señor de la muerte. Pero, este Jescucristo Señor de la muerte, ¿dónde está hoy? Está vivo en su Iglesia, con poder. Hemos escuchado hace un momento que Jesús manda a sus apóstoles con poder sobre las serpientes y sobre los escorpiones, con poder de perdonar los pecados, de recucitar a los muertos. Id, que yo estaré con vosotros. Hoy Cristo está aquí resucitado como Kyrios, presente en su Iglesia, vencedor de todo lo que te esclaviza y te mata. El cristianismo, hermanos, no es una filosofía ni un moralismo; dice S. Pablo: “Yo os he anunciado a Jesucristo no con palabras, sino con el poder del Espíritu Santo”. Por esto los apóstoles hacen signos para demostrar que el poder de Jesucristo resucitado va con ellos. Aquí y hoy está presente Jesucristo, para exocizaros, para liberaros, para sacar de vosotros lo que os aliena, por el poder que ha recibido del Padre y ha dado a su Iglesia. Para que podáis amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente con todas la fuerzas. No os hemos dicho con moralismo: “Ama a Dios”. La Iglesia sabe muy bien que si tu no tiene la gracia tu no puedes amar a Dios porque eres de carne, vendido al poder del maligno. Por eso la Iglesia reza al Padre porque, por la fuerza de Cristo constituido Kyrios, se aleje de ti el demonio que te engaña con el afán de riquezas, de dinero, de prestigio, de vanidad, de ser el mejor. Porque tu te aferras a los ídolos del mundo
porque quieres vivir, porque tienen miedo a la muerte, como hemos dicho en la catequesis. Jesucristo te liberará de este poder. poder. Y aquí proclamaremos como Jesús libera a un mudo del demonio. EL demonio tenía sometido a uno, y era mudo; Jesús lo libera. Algunos fariseos envidiosos dicen: “Este libera del demonio en nombre del demonio, porque Él es el mayor de los demonios, Belcebú, por esto todos los demonios le obedecen”; o bedecen”; y Jesús les dice: “Si resulta que Yo expulso a los demonios en nombre de Dios, con el dedo de Dios, es porque ha llegado el Reino de Dios aquí y vosotros no os habéis dado cuenta”. Hermanos, el Reino de Dios está llegando aquí, ahora está más cerca de vosotros que nunca, porque el dedo de Dios está aquí presente, porque donde está el dedo de Dios, está el Reino de Dios. Escuchamos esta Palabra. Tercera Lectura: Lectura: Lucas 11, 14-20 14-20 Exorcismo menor Ahora, hermanos, os llamaremos de nuevo por el nombre y la Iglesia os preguntará si queréis recibir el Espíritu Santo de Dios, si tenéis deseo de ser llenos de él (minúscula en el original). Lo que de niños, cuando os bautizaros, respondió por vosotros el padreno, eso se os pregunta a vosotros, porque diciendo “Amén” de adultos, esta gracia de vuestro Bautismo se hace presente. Por eso diréis: “Sí, lo quiero” con el corazón. Entonces el Obispo soplará sobre vuestra cabeza, conjurará al maligno para que qu e se aleje y extenderá las manos sobre vosotros. Ahora comprenderéis que es Cristo presente en la Iglesia quien os libera. Nosotros habíamos hecho un moralismo de la Iglesia, una exigencia, mientras que los primeros cristianos nunca habían pensado liberarse por sus propias fuerzas: era Cristo quien les liberaba. Es Cristo quien vence a los siete demonios, las siete naciones que dominaban la tierra prometida, símbolo de los siete pecados capitales que te dominan. Por esto descederéis en vuestro Bautismo siete escalones. Precisamente porque es el poder de Cristo el que libera, tu puedes decirle a tu amigo borracho y vicioso que Dios le ama y que este camino es para él, porque no se basa en sus fuerzas, sino en el poder y la misericordia de Dios. Os llamaremos y os pondréis de rodillas delante del Obispo. (El catequista llama nuevamente a los precatecúmenos, de ocho en ocho o en el número conveniente, a que se pongan de rodillas ante el Obispo. Se llevva a cabo el siguiente diálogo). Obispo: “¿Queréis ser templo del Espíritu Santo?”
Precatecúmenos: Precatecúmenos: “Sí, queremos” Obispo: “Padre Santo Tú que por medio de tu hijo nos has liberado de la esclavitud y del poder del maligno, aleja de estas criaturas tuyas todo espíritu maligno, de hipocresía y de mentira (extendiendo las manos) Infunde sobre estos hermanos el espíritu de adopción para que, conscientes de que les has llamado a ser tus hijos, h ijos, puedan resistir las insidias del maligno. mal igno. Por Jesucristo nuestro Señor”. Amén Canto: Pentecostés» Pentecostés» Monición a la cuarta lectura Ahora, hermanos, recibiremos el signo de la Cruz gloriosa. Primero proclamaremos la Palabra de Dios. Escucharemos a S. Pablo decir que Dios le ha enviado a predicar, a evangelizar, no con palabras sabias, no con grandes discursos, con grandes argumentaciones, para no oscurecer la Cruz de Cristo, poerque la predicación de la Cruz es necedad. Os hemos dicho, hermanos, que la cruz es el símbolo de lo que te destruye. Dios siempre os espera en la cruz. La cruz es escándalo para el mundo. También nosotros hemos rechazado siempre la cruz en nuestra vida. Y sin embargo, la piedra que desecharon los constructires es ahora la piedra angular del edificio. Es una piedra sobre la que edificar la vida. Todos tenemos experiencia de las cruces de nuestra existencia: momentos de desolación y de tristeza. Cosas terribles que ha permitido el Señor para nosotros: enfermedades enfermedades y sufrimientos. Sin embargo esta cruz es señal del amor de Dios. La manda Dios para que podamos trascender hacia él, situarnos en nuestra auténtica realidad, para hacernos ver lo que somos: pobres, impotentes. Ha sido la ocasión de ver a Dios; la cruz es lo que Dios ha usado para hacerte venir aquí. Por esto Jesús se levanta de la cruz que le prepara su Padre, porque sabe que Dios es quien saca el bien del mal. Nosotros sabemos que la cruz gloriosa es el misterio escondido que se nos ha revelado. Sabemos que la cruz es el arma con que el maligno nos encadena, porque por el temor que tenemos a la muerte estamos sometidos al poder del mal; sabemos que la cruz no nos destruye ya porque Jesucristo ha vencido el aguijón de la muerte, el pecado, porque ha alzado la Cruz y la ha hecho gloriosa. Por esto los cristianos llamamos a la Cruz la luz radiante del rostro de Dios. Por esto, hermanos, la Iglesia hoy os ha dado el camino: amar a Dios sobre todas la cosas, porque Dios es el único, los otros dioses son nada, humo, vapor, vanidad, no nos salvan. La Iglesia hoy nos ha hecho descubrir cual es la fuerza para caminar, que es el Espíritu Santo, para avanzar hacia la siguiente etapa. También la Iglesia os dará el arma, sin la cual
no podrías seguir el camino: la cruz gloriosa. Para que cuando, al salir de aquí, el demonio te presente de nuevo la cruz para someterte a él, no temas y sepas que la cruz no mata, sino que glorifica. No porque seamos personas resignadas que cargamos con la Cruz, sino porque hemos recibido el Espíritu de Aquel que cargó con la cruz de una vez para siempre para liberarnos de su poder u demostrarnos con ello el rostro del Padre que birlla sobre la muerte. Sabemos precisamente que Dios es amor porque ni a su Hijo le libró de la muerte, de la cruz, de la angustia, del pecado. Si el Espíritu de Cristo habita en ti, entonces podrás amar de una forma nueva, porque la muerte de la cual la cruz era el signo no te impide ya amar al otro, porque Cristo ha abierto un camino a través de su carne. Esta cruz te sirve de gloria. Esto es lo que dice S. Pablo: que Dios ha tomado lo que no valía nada para confundir a los sabios e inteligentes del mundo. La sabiduróa del mundo no ha sabido descubrir el rostro de Dios en este Jesús que se entrega a la muerte; al contrario, se ha escandalizado como hoy se escandaliza de nuestra comunidad porque predicamos el Siervo de Yahvéh en una época contestataria en la que se debe hacer huelga y juzgar y odiar al otro para luchar contra la injusticia. Cuando el Justo, hermanos, que nos podía juzgar, ha preferido no juzgarnos sino hacerse pecado a sí mismo, hacerse Él reo de muerte y ha amado al hombre así como era. El lenguaje de la cruz es un escándalo. Escuchamos esta Palabra. Cuarta lectura: I Corintios 1, 17-25 Signo de la Cruz gloriosa Ahora, hemanos, la Iglesia os hará un examen, un escrutinio, en el que responderéis responderéis libremente en voz alta. La Iglesia te preguntará: “¿Cuál es tu cruz y qué sentido tiene tie ne en un vida?” Porque si todavía estás escandalizado de la cruz no puedes pasar al catecumenado. Porque a partir de este momento, tu dices que todo lo que te sucede es para tu bien, porque Cristo ha destruido la muerte y el pecado en la Cruz. Dios permite cosas para tu bien, para glorificarte. La Iglesia te dará la cruz gloriosa de Jesucristo para ayudarte, porque así como antes cuando el demonio te presentaba la cruz, el sufrimiento, te hacía rebelarte contra Dios y responder al mal con mal y a la violencia con violencia, ahora tu tienes esta cruz iluminada y tu sabes que el demonio no te puede engañar más presentándote la cruz, porque en esta cruz ves a Cristo que se ha entregado en ella y que Dios ha resucitado y glorificado. La cruz hoy no sólo no te mata, sino que te glorifica- Cuando el demonio vea que para ti la cruz es gloriosa te dejará, porque cuanta más cruces te presenta tanta mayor gloria recibirás de Dios.
Por esto es muy importante que antes de pasar a la Eucaristía, a la acción de gracias, no estemos escandalizados por la cruz y sepamos en lo profundo de nuestro corazón que todo es gracia y todo es amor. Que si Dios permite esto para ti, que tú seas cojo, que seas tuerto, ha permitido que tu mujer tenga un carácter terrible, que tu marido sea un soberbio, todas estas cosas que te matan, Dios esto lo ha levantado y lo permite porque te ama. Porque a través de esto que tú humanamente no comprendes quiere llevarte a descubrirle a Él para salvarte, y es capaz de transformar esta cruz en gloriosa.. Ahora os llamaremos uno a uno. Os ponéis en medio, de pie, y respondéis libre y expontaneamente a la pregunta del Obispo; entonces seréis signados con perfume en la frente con la cruz gloriosa de Jesucristo. Esto en memoria de la signación recibida en el Bautismo, con el óleo de los catecúmenos para prepararos para el combate diario, como si fueseis de los luchadores antiguos que se untaban con óleo para escapar de las presas del adversario. Catequista: “...NN...” “...NN...” (se pone en pié) Obispo: “...NN..., ¿cuál es hoy tu cruz y qué sentido tiene en tu vida?” (el neo-catecúmeno responde libremente, pero con brevedad. Después se aproxima al Obispo y se arrodilla a sus pies) Obispo: “...NN..., Yo te signo con la cruz gloriosa de nuestro señor Jesucristo: que este signo de victoria te conduzca a la vida eterna”. Amén. Oración: “Señor Jesús, tú que sabes que en el misterio de tu muerte está nuestra vida, que en el misterio de tu resurrección está nuestra fuerza: amaestranos en el misterio de tu cruz; porque sólo en ella se encuentra la verdadera sabiduría, la verdadera vida. Te lo pedimos a ti que vives y reinas con el Padre y con el Espíritu, por los siglos de los siglos”. Amén Canto: Himno a la cruz gloriosa Re-acogida en las manos maternales de la Iglesia Ahora, hermanos, el último signo que haremos en este primer escrutinio del paso al catecumenado, será poneros a todos en las manos maternales de la Iglesia. La Iglesia se compromete con vosotros a ayudaros, a rezar por vosotros, a conduciros en este camino hacia la fe. Ahora los responsables de cada comunidad os acercáis y os ponéis de rodillas. La Iglesia os dirá: “Tú que en el Bautismo fuiste acogido en las manos maternales de la Iglesia, hoy te pones de nuevo bajo su cuidado y protección”. Y todos los responsables diréis: “¿A dónde iremos? Sólo el Señor tiene palabras de Vida Eterna”. Todos os ponéis de rodillas; y el Obispo, los presbíteros y los catequistas
extendemos las manos sobre vosotros. Después, el Obispo ayudará a los responsables a levantarse, como signo de esta protección. (Se acercan los responsables de cada comunidad y se postran de rodillas ante el Obispo, mientras todos los demás se ponen también de rodilla en su sitio). Obispo: “Tú que en el Bautismo fuiste acogido en las manos maternales de la Iglesia, hoy te pones de nuevo bajo su cuidado y protección”. Responsables: Responsables: “¿A dónde iremos? Sólo S ólo el Señor tiene palabras de Vida Eterna”. Todos: “¿A dónde iremos? iremos? Sólo el Señor tiene palabras de de Vida Eterna”. (El Obispo ayuda a los responsables a levantarse; a continuación invita a todos a darse la paz –mayúscula en el original-). Paz Bendición Canto: “Magnificat” Eucaristía Así termina la convivencia del primer escrutinio del paso al catecumenado. Después de la convivencia se reune a la gente una noche en la parroquia para explicarles como se hace el camino durante el tiempo del paso al catecumenado hasta el segundo escrutinio».
EXPLICACIÓN DEL DEL TIEMPO DEL PASO AL CATECUMENADO CATECUMENADO (Con la comunidad de Santa Catalina y San Rocco) Veremos como continúa el camino después de la fase de conversión –fase y conversión con mayúscula en el original- que habéis vivido, después del tiempo de precatecumenado, inmediatamente después de este primer escrutinio. escrutinio . Ahora se inicia un tiempo importantísimo de un año y mendio hasta que regresemos para hacer el segundo escrutinio bautismal. En este escrutinio hemos abierto una puerta al catecumenado y la hemos traspasado, con esto entráis en un período de prueba hacia una segunda puerta, que será el segundo escrutinio, más fuerte todavía que éste. Yo os invito a ser generosos con el Señor: a haceros un tesoro en el cielo sin que nadie lo sepa. Veréis que es maravilloso. Dios está con vosotros en este camino y os está llamando a un amor o a una liberación inmensa. ¡Ánimo! Espero que este Espíritu Santo que la Iglesia os ha dado, fructifique en vosotros y crezca hasta la estatura que Dios ha destinado para cada uno de vosotros. Este año y medio de paso al catecumenado, veréis que es un tiempo precioso, haremos celebraciones con temas bíblicos. Y viviremos la historia de la salvación en sus diferentes etapas. La comunidad continúa reuniéndose el martes o el
miércoles por la noche (el día que hayáis tenido hasta ahora); y el sábadi se celebra la Eucaristía y una vez al mes la convivencia. La Eucaristía la celebráis como hasta ahora, preparándola un grupo de la comunidad, rotando todos a turno, como hasta ahora. El sábado noche
continuamos con la liturgia de toda la Iglesia. La Eucaristía la reservamos para un poco más adelante, la celebramos todos los sábados para estar en comunión con la Iglesia. Más adelante hablaremos de la eucaristía –minúscula en el original- en la última etapa, porque la Eucaristía viene al final del catecumenado. Ahora daremos una catequesis fuerte sobre la Eucaristía, y veréis que maravilla es la Eucaristía, cuando tenemos fe. Es decir, en lo que respecta a la Eucaristía todo sigue igual. Os reunís los sábados, como hasta ahora y celebráis la Eucaristía que un grupo de la comunidad ha preparado seriamente para todos. Lo que cambia es la celebración de la Palabra, y la convivencia –mayúscula en el original- de mes. Veamos como. Durante este tiempo viviremos, conoceremos y proclamaremos la historia de la salvación por etapas. Dividiremos la historia d ela salvación en algunas etapas: ABRAHAM ÉXODO (hasta el desiero) ALIANZA DE SINAÍ CAMINO EN EL DESIERTO LA CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA (Moisés – Josué) DAVID Y EL REINO EXILIO PROFETAS LOS ORÍGENES (la creación, el mal y el pecado) El MESIAS LA RESURRECCIÓN RESURRECCIÓN LA IGLESIA (como Sacramento de Salvación) La IGLESIA PRIMITIVA (los 3 primeros siglos: aquí hay que leer a los Padres apostólicos) LA IGLESIA DESDE COSTANTINO AL CONCILIO DE TRENTO LA IGLESIA DESDE EL CONCILIO DE TRENTO AL VATICANO II EL CONCILIO VATICANO II LA PARUSÍA Estos son los temas que se verán en este tiempo. A cada tema se le decicará un mes entero. Lo primero que se debe hacer es dividir a la comunidad en grupos de cinco personas. Estos grupos se hacen a sorteo. No se trata de que cada uno vaya con quien quiera. Para hacer un sorteo bien hecho se mete en una bolsa los nombres de los casados y en otra bolsa los demás. Se saca un papel de la bolsa de los
casados y ellos son los responsables de un equipo, luego se saca de la otra bolsa tres nombres que formarán el grupo junto con los conyuges. Así con todos. Si esto no fuese posible porque hay pocos matrimonios o no se qué cosa, lo hacéis como creáis la forma más conveniente, salvando siempre dos cosas: que sea a sorteo y que los grupos sean mixtos (esposos, chicos, chicas...). Así tenemos la comunidad dividida en grupos. Supongamos una comunidad de 40 que ha formado 8 grupos. Ahora se sortea para cada grupo uno de los ocho primeros temas. A cada grupo le corresponde un tema. Ahora tenemos a la comunidad dividida en grupos y cada grupo con un tema de los ocho primeros asignados. ¿Cómo se trabaja ahora? Cada mes se dedica a untema, en orden. Es decir, el primer mes tocará Abraham, etc. Debido a que cada equipo necesita cerca de dos menes para preparar un tema, a partir de ahora, cuando ya se han h an hecho los grupos y distribuido los temas, aquel a quien le ha tocado Abraham se pone ya a trabajar en su tema. Mientras durante esos dos meses de preparación, la comunidad continúa celebrando la palabra con los siguientes temas biblicos como se hacía en el precatecumenado – mayúscula en el original-: Libro de la vida, Fe, Vida Eterna, Exorcismo, Espíritu Santo, Cruz, el primer mandamiento de la Iglesia... Es decir, temas bñiblicos en directa relación con el paso al catecuenado que habéis terminado. El equipo de la etapa de la salvación se pone a trabajar sobre la etapa que le ha tocado. Sobre todo aquel al que le toca la primera, Abraham, que se debe hacer en el tiempo de dos meses. Mientras este equipo prepara Abraham, otro prepara la segunda etapa, la comunidad continúa celebrando la Palabra de Dios con los temas bíblicos que os he dicho, como hasta h asta ahora. ¿Cómo prepara cada equipo su etapa de la historia de la l a salvación? Veamos. El grupo al que le toca Abraham, por ejemplo, debe empezar por reunirse a preparar el tema Abraham. ¿Cómo? Leyendo en la escritura todo lo relacionado con Abraham. Pero sobre todo leyendo juntos cada lectura. Para preparar cualquier tema son necesarios por lo menos dos meses de reuniones. Después de haber leido mucho durante estos dos meses, el Señor os ayudará muchísimo, exponéis el tema en la comunidad: para el primer día, el grupo prepara una serie de lecturas para la primera celebración del mes dedicado a Abraham. Aquí no es necesario que sean cuatro lecturas, pueden ser más y más largas, las que sean necesarias para presentar a la comunidad el tema. Esta primera reunión de toda la comunidad sobre el tema de Abraham es para que el grupo presente el tema a la comunidad. Es decir: primera reunión de la primera semana: presentación presentación del tema con una serie de lecturas sobre Abraham. Esta reunión veréis que es preciosa. El equipo que conoce el tema profundamente porque lo ha h a preparado durante dos meses, presenta el tema, con una monición ambiental, con moniciones a cada
lectura, cantos después de cada lectura, Después se termina con una celebración de la palabra normal, Es decir: presentación del tema por medio de una celebración de la palabra. Con lecturas suficientes para presentar el tema». Segunda reunión: en la segunda semana del mes. El grupo da una catequesis sobre el tema a la comunidad –mayúscula en el original-. En esta ocasión no hay celebración. ¿Quién hace la catequesis? El grupo. A toda la comunidad, mes a mes, le tocará dar catequesis. Te tenga o no facilidad de palabra. Esto se ha experimentado en muchas comunidades. El grupo se reparte Abraham antes de la llamada de Dios, por ejemplo, otro lleva el encuentro con Dios y el viaje hasta Canaan, por ejemplo; otro la Alianza de Dios con Abraham, etc. Se reparten la catequesis. Cada uno narra lo que siente, lo que ha experimentado en estod dos mese de contacto con el tema. Uno sabrá más, otro menos, pero todos hablarán estupendamente. Decubriréis como hay gente en la comunidad que nunca habla y que da una catequesis estupenda... nervioso, pero con fe en que Jesucristo le ayuda a servir a la comunidad y por obediencia al catequista...: comienza a hablar muy nervioso, pero después de un poco se siente más tranquilo». Tercera reunión en la tercera tercera semana. Una encuesta. encuesta. El grupo, durante la preparación del tema ha preparado un cuestionario sobre Abraham. Un cuestionario que muestre que el tema no es una bella teoría, sino que se refiere a nuestra vida. Un cuestionario de no más de tres preguntas. El grupo fotocopia la encuesta y la distribuye a todos los hermanos de la comunidad. Así que la tercera semana no nos reunimos en la parroquia, sino en las casa. El grupo encargado del tema divide a la comunidad en pequeños equipos. Uno de los que han preparado el tema es el responsable de uno de estos grupos de la comunidad y cada grupo se reune en una casa para responder seriamente a la encuesta. El que pone la casa no tiene que preparar cena, un café y un refresco, nada más. ¿Ejemplos de preguntas? ¿Cuándo has escuchado tú esta voz de Dios: sal de tu tierra y de la casa de tu padre y ponte en camino hacia la tierra que yo te mostraré? Otra: ¿Quién es en tu vida tu Isaac? Y así en cada casa primero se reza, luego se comenta el cuestionario y se termina con una oración de todos, después la paz. Veréis que estas reuniones de grupos por las casas con las encuestas son estupendas. estupendas. Cuarta reunión: se hacce una celebración de la palabra sobre el tema, como conclusión del tema. Después de haber hecho la encuesta en la cual cada uno del grupo ha estado de responsable del grupo de doméstica, el grupo que ha
preparado se reune y cada uno doe como ha ido la encuesta y preparan una celebración de la palabra para concluir el tema. Esta celebración es como siempre: 4 lecturas; una de los libros históricos, una de profétivos, etc. Así resulta que todo el mes se ha dedicado a un tema: Abraham, preparado y dirigido por un equipo. EL mes siguiente entra en escena otro equipo con la siguiente etapa y hace lo mismo: una celebración para presentar el tema, una catequisis sobre el tema, una encuesta en las casas, una celebración conclusiva. A continuación, ya que cada mes hay una convivencia, la última o la primera semana del mes, después de terminar el tema se hace la convivencia también sobre el tema. Es decir, después del mes de Abraham se hace una convivencia sobre Abraham. Y cada convivencia se dedica al tema que se ha acabado de exponer. En esta convivencia podéis poner en común la encuesta que se hizo y cada uno da su experiencia del mes sobre el tema. Puede que el tema que tu no preparas no te interese mucho, pero el tema que te toque te haráun bien inmenso. Descubriréis que la Biblia es una riqueza. Ahora prepararéis menos, pero será más interesante. Cuando estén próximos a terminar los primeros ocho temas (terminado el sexto) se vuelve a hacer un sorteo y se hacen ocho o cho nuevos grupoos con otro tema asignado. Así os iréis mezclando y no se haccen grupos fijos. Algunas observaciones: En la comunidad sólo pueden participar quienes han escrito su nombre en el libro de la vida. Aunque aquellos que por cualquier razón no ha podido hacer el paso, pero lo han hecho de corazón y tienen la intención de hacerlo a la primera ocasión, pueden participar. Pero no se invita a nadie a asistir a la comunidad . Si alguien que conoces quiere participar en una celebración, lo mandas a una comunidad que esté todavía en el precatecumenado. Ahora la comunidad está en un momento muy especial. Un caso especial son las parejas. Si uno está en la comunidad y su espoa no, la comunidad siempre está abierta para la esposa, porque el marido y la mujer son una sola carne, Si el marido de una de la comunidad, por ejemplo, quiere acercarse a la comunidad, puede entrar, pero tendrá que hacer el primer escrutinio en cuanto haya una ocasión. Esto, como podéis entender, es una excepción. Además, si uno está en la comunidad y su esposa no, la mujer, esto es seguro, se salvará gracias al marido, porque son siempre una sola cosa. Si tú eres cristiano, no te preocupes que Dios no dejará que tu esposa se pierda, aunque no camine. Esto es de sentido común.
Quien realmente no haya podido venir al paso, por está enfermo, pero su deseo era estar con vosotros, esta persona puede continuar. En el próximo paso que se haga y que pueda ir, que vaya. Otra cosa: en cada eucaristía, después de la oración de los fieles, el responsable d la comunidad va al atríl, abre la Biblia por donde están los nombres y lee los nombres escritos en ella. Mientras toda la comunidad en silencio reza al Señor por ellos. Cuando algún hermano no pueda ir a la comunidad, llama al responsable y le cuenta por qué no puede ir, para que el responsable diga en la comunidad por qué no viene. Esto cuando alguno no va a la comunidad porque no puede venir por algún motivo concreto, pero quiere caminar. Si alguno no viene porque no quiere, no andéis detrás llamándole a todas horas. Porque a lo mejor este hermano lo único que quiere es que le dejéis en paz. Y no pasa nada. El presbítero o los presbíteros si son varios: a la hora de preparar son como cualquier otro. Es decir, entran en el sorteo como todos los demás. Lo único que tienen de especial es que presiden las celebraciones y hacen la homilía. La Eucaristía, como he dicho, la prepara el grupo al que le toca. Sigue siendo el responsable quien hace los grupos para la Eucaristía y para los temas de estos dos meses. (Los hemanos que están preparando la celebración sobre la Historia de la Salvación no entran en el sorteo de otros grupos de preparación). Os recomiendo unos libros para la etapa de la salvación: Alfred LÄPPLE: “El mensaje bíblico en nuestro tiempo” (Ed. Paulinas) Luis RUBIO MORÁN: “El misterio de Cristo en la historia de la salvación” (Ed. Sígueme) También os puede servir el Leon Doufour, pero sobre todo la Biblia de Jerusalén, que tiene las notas, los paralelro, la introducción a los libros... Si en ek grupo falla uno porque se va al servivio militar o por lo que sea, los cuatro que quedan continúan el tema y ya está. En la encuesta, los grupos serán numerosos, pero eso es bueno. Esto es todo. N.B.: La elección de catequistas se hará posiblemente después del segundo escrutinio o al menos no antes del Shemá, a menos que el responsable de zona (nación, región, etc.) consideren necesario anticiparlo en alguna comunidad (de conformidad con el párroco), por necesidad pastoral o del camino».
Apéndice. Otra catequesis en respuesta al cuestionario sobre los ídolos Se añade esta catequesis que es complementaria a la anterior, sobre todo en cuanto a los ídolos de la afectividad y de la familia. PRIMERA PARTE Entonces estamos viendo nuestra realidad, nuestra nuestra relación con la riqueza, etc. Una de las riquezas de que hablamos es el trabajo: un medio, una fuente de realización para nosotros mismos. Ahora para muchos es una sorpresa esta dicotomía que tenemos: una cosa es nuestro trabajo y otra cosa es nuestra religión. Tenemos una especie de divorcio en este sentido y estamos, entonces, en una gestación, una vida que Dios está gestando en nosotros a través de este camino de catecumenado. Esta nueva criatura está ocupando toda nuestra realidad, por tanto el hombre nuevo que aparece es un hombre nuevo en el trabajo, es un hombre nuevo en la familia, es un hombre nuevo en las relaciones familiares, en su relación con el dinero, con las riquezas. Completamente distinta es la relación de los hijos de Dios. Voy a deciros algunas cosas. El primer problema que tenemos es pensar que el Evangelio es una ley y que vivir según el Evangelio significa cumplirlo como una ley; entonces, trabajar según el Evangelio, significa trabajar según una determinada ley. Entonces, la primera preocupación será distinguir si se trata de un trabajo puro o de un trabajo impuro. Y alguno puede pensar que según el Evangelio existen trabajos puros, como ser maestro, y entonces me decido a una cosa santa en sí misma. Pero no es en este sentido el asunto, dado que todos los trabajos son buenos. Es decir, no se trata de que haya trabajos puros, santos en sí mismos y tú debas hacer ese trabajo; mientras que otro trabajo es impuro en sí mismo. Es otro el sentido que tiene este asunto. Entonces, ¿qué significa trabajar según el Evangelio? Significa no acumular para ti. Voy a leeos un fragmento del del Evangelio, aunque sé que vosotros mismos mismos lo habéis visto. No se trata de que tú, que tienes un trabajo, debes trabajar así y así concretamente. Por ejemplo, una persona que trabaja, entonces ofrecce su trabajo y su sacrificio, lo ofrece a Dios: algo de este estilo; y esto parece funcionar según el Evangelio. Veamos en qué consiste la respuesta a esta realidad: “Uno entre la gente le dice. Maestro, di a mi hermano que divida la herencia conmigo”... (Lc. 12, 13-15) Os describo la escena. Imaginad a Jesucristo, que está predicando el Evangelio y se le acercan dos personas, dos hermanos, y uno de ellos ha robado la herencia al
otro. Es algo normal en nuestros días:podéis preguntar a los abogados cuantas causas son por motivo de herencia y cuantas familias destruye y desune: es una cosa espantosa en toda la sociedad. Sea por lo que sea, un hermano ha dejado al otro sin la herencia y se ha quedado él con todos los millones o con toda la parte de la herencia y el otro está viviendo como puede... y además está sorprendido, estupefacto de que el otro pasa por ser bueno, por santo, siguiendo a este `rofeta. Y no pudiendo soportar la hipocresía de su hermano, que es un ladón, que le ha robado la herencia, y encima va a escuchar a Jesucristo, convencido... Va y le dice a Jesucristo: Pero Señor, di a este hipócrita que está aquí todo el día contigo, que divida la herencia conmigo, que no sea hipócrita, que está aquí como si fuera bueno y santo escuchando tu palabra, cuando me ha robado todo el dinero, toda la herencia. Y Jesucristo en lugar de decir al hermano: “Cómo has podido quedarte la herencia de tu hermano, dale una u na parte”. No. Jesucristo desvía desvía completamente la pregunta. Lo primero que dice es: es: “¿Quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?” Mucha gente piensa que lo que la Iglesia debe hacer es decir a los americanos, el primer mundo, que debe repartir sus millones con el tercer mundo, con los pobres que sufren hambre y que sufren injusticia. Hay toda una corriente con esta tendencia. Es curioso lo que dice Jesucristo. Jesucristo responde de un modo que es absolutamente sorprendente. Y dice: “guardaos de toda avaricia, porque la vida de uno no está asegurada por sus bienes”. En esta respuesta destaca una palabra: la palabra Vida, la vida. ¡Qué cosa responde aquí Jesucristo! Jesús ha dicho esto. Fíjate como detrás de esta palabra está toda la catequesis del Kerigma. Jesucristo ha respondido: cuando un hermano es capaz de robar la herencia a otro hermano de sangre, es porque él pone la vida en los bienes de este mundo. Él pone la vida en la riqueza. Porque para él la vida está en la riqueza. Pero también dice otra cosa: cuando un hermano que ha sido robado es capaz de denunciar al otro hermano, es más que pobre, carece completamente de amor, denunciando al otro y estando toda la vida obsesionado con la riqueza que le han quitado; es porque para el otro la vida está asegurada por los bienes, la vida está en las riquezas. Considerad la palabra vida. La vida del hombre no está en el dinero; no está en la abundancia de bienes. Pensad un momento que todas las guerras mundiales, todas las injusticias de este mundo, la droga, la trata de blancas, todo está basado en esto porque para el hombre la vida está en los bienes, por esta razón Jesús no se mete a hacer un estudio de cuanto dinero debe dar uno al otro. O si debe hacer un trabajo que esté remunerado justa o injustamente y Jesucristo dice: quién me ha hecho árbitro, juez de estúpidos casos. Reacciona, conviértete, ve al fondo de la cuestión, ve a lo profundo. ¿Cuál es el problema más profundo? Aquí está el problema más profundo. Os hemos dicho, a
vosotros hermanos, que el hombre está cercado por la muerte. La palabra vida es contraria a la palabra muerte. Hemos dicho en el kerigma, a vosotros hermanos, que el hombre, desde que tiene experiencia del pecado, conoce la muerte ontológica –eso dice el original-, la muerte del ser, porque Dios le da el ser en cuanto que Dios es Amor y ha aceptado la palabra del Maligno que dice que Dios no es amor. ¿Entonces, quien me ha h a creado? El hombre experimenta la muerte óntica. Percar es suicidarse ónticamente. Pero el hombre tiene ansia por vivir y dsde que experimenta la muerte, está radicalmente asustado, esclavizado por el miedo a la muerte, el hombre está rodeado, dice S. Pablo en la epístola e pístola a los hebreos: Todos los hombres por el temor que tenemos a la muerte, estamos sometidos a la esclavitud del mal. A la esclavitud. Es decir que el hombre tratando de huir de esta muerte que es el no sentirse amado por nadie, porque ha perdido la dimensión profunda de sí mismo, no sabe quien es, quien es el nombre y quien le ha creado, por qué existe, no lo sabe, solamente sabe que tiene ansia de amor, de vivir, de ser. Y ser significa Ser Amado, Entonces el hombre a partir de este momento, se hará un ídolo. ¿Qué significa la idolatría? Por esto los ídolos son muy importantes, Idólatra significa que el hombre deificará, rendirá culto a las potencias y poderes de la naturaleza, buscando su autoafirmación, buscando ser, realizarse, ser. Cuando digo “ser” me refiero siempre a “ser amado”. Entoncecs el hombre busca ser, vivir, ser amado y uno de los modos de ser amado es con la riqueza, es asegurarse con las riquezas con vuestro trabajo que es una forma de riqueza, asegurarse contra la muerte, asegurarse contra los infortunios, asegurarse contra el infortunio de ser despreciado por la sociedad, por eso la sociedad desprecia a los pobres, porque la sociedad a los pobres les trata mal, porque nadie te toma en consideración si no tiene dinero, entonces ningún padre quiere que su hijo sea un desgraciado, un hombre pobre, todos queremos “ser”, ser: tener el ser asegurado. Porque nosotros buscamos “la vida” en todas las cosas, este es el problema. Un hombre busca la vida en el trabajo. La vida. Y esto es una idolatría. EL hombre busca la vida en la familia. Y entonces lo que hce el hombre es idolatrar la familia. Hacemos de la familia un ídolo. Cualquier cosa que no dé la vida. Hacemos del trabajo algo de lo que queremos recibir la vida. Hacemos de la riqueza algo que nos da la vida. Buscasmos “ser”, realizarnos. Esto se llama “ego”, el ego, egoismo. Es que todos queremos ser y somos capaces de matar a nuestro padre y a nuestra madre y a nuestros hijos y a nosotros mismos. Somos capaces de matar para ser y para vivir, para que la muerte no nos destruya.
Entonces pensad como Jesucristo. Esta es una catequesis, hermanos, que debéis de entender muy bien, para saber cual es la fuente, la fuente profunda de vuestra insatisfacción. Cual es la fuente profunda del conflicto internaciona, Cual es la fuente de todos los males de este mundo. Está aquí. Para los cristianos la fuente de los males de este mundo, hermanos, está en el pecado. ¡Claro! Hacemos política. Ser cristianos es hacer política con la gente, porque damos una teología, porque tenemos una visión de la realidad, como el marxismo tiene una visión de la realidad. El marxismo dice que esto no es verdad, que la realidad del hombre, su alienación viene del trabajo, de no ganar lo que debería. Para la psicología los problemas de la esclavitud del hombre son los grandes complejos y hay una especie de complejo materno, de lo que sea, de traumas, etc. Está claro que si yo creyese que el sufrimiento del hombre viene de sus complejos o de los conflictos laborales o del dinero, etc. Sería marxista o sería psiquiatra o sería un activista político. Si soy cristiano es porque creo que la solución de los problemas del mundo está en Jesucristo. Porque no se trata de cambiar la estructura exterior, sino cambiar el corazón del hombre, si no tocamos ahí, no llegamos a la fuente de la que nacen todas las injusticias. Dice Jesucristo: ¿Dónde está la fuente de la injusticia? De dónde viene que un hombre se imponga con violencia y que en una guerra robe sus tierras a todo el mundo y se las quede para él. Entonces los pobres dicen: este hombres es un sinvergüenza, merece la muerte, y entonces viene una revolución y lo ponen contra un muro y tatata... Como en toda revolución de Sudamérica, 500 tipos ametrallados. Nosotros no pensamos así. Pensamos que los demás, si no lo han robado ha sido porque no han podido, porque todos estamos en la misma situación y no se resuelve cambiando las estructuras. Tendrían que montar una policía inmensa y una cárcel tremenda para que ninguno escapase de esta ley. Pero si no cambiamos verdaderamente el corazón del hombre, si no tocamos el corazón del hombre, el egoismo, siempre el hombre buscará por todos los medios asegurarse contra los infortunios, asegurarse contra la muerte que tiene dentro. Porque dentro tiene la muerte: tiene la muerte dentro, porque ha pecado y la ha experimentado; y tiene miedo y no quiere morir, tiene miedo de todo lo que puede significar enfermedad, infortunio, sufrimiento, por esto se asegura por todos los medios posibles. A este hombre ¿quien podrá quitarle del corazón el egoismo? Hoy existen muchas herejías, en muchos sectores de la Iglesia hay muchos sacerdotes que tiene ideas ideas falsas del cristianismo, cristianismo, realmente falsas. Creen Creen lo mismo que creían los fariseos: que lo que mancha al hombre es la estructura, la estructura injusta es la que mancha al hombre. Y dice Jesucristo a los fariseos:
no mancha al hombre lo que está fuera de él, pulid la copa por dentro, lo l o que está dentro del hombre es lo que mancha al hombre, porque en lo profundo del corazón se esconden los adulterios, los robos, las fornicaciones. ¿Quién entrará en el corazón del hombre? ¿Quién entrará realmente en el corazón del hombre y desde allí, desde el corazón del hombre, destruirá el egoismo? Yo recuerdo que cuando estaba en las chavolas nos acusaban de angelismo porque nos pasábamos la vida (como pasa en Sudamérica, que tienen la teología de la liberación) discutiendo sobre el compromiso temporal y no sé qué cosas, como si la predicación del Evangelio no esté hoy salvando realmente al mundo, porque para esta gente el Evangelio no es una liberación, sino un angelismo. Recuerdo como el Señor, en las chavolas, nos trajo una catequesis muy seria. Cuando yo estaba en Palomeras que era una zona próxima a una fábrica Bursen, se rompió un tubo muy grande de gas amoniaco. Comenzó a salir una gran cantidad de gas, una nube blanca terrible comenzó a entrar en las barracas y comenzaron a llorar los ojos y a sentirse asfixiados, hubo colapsos cardiacos, la gente caía por tierra, te sentías débil. Bien, vinieron los bomberos y la gente iba de un lado para otro en una confusión horrible, algunos gritaban, un caos. Todo estaba lleno de gas amoniaco y claro, apenas llegué vi a un hombre caído, al que recogieron y llevaron a alguna parte, en una ambulancia y llevaban a la gente al hospital. Si hay un tubo que tiene una fuga de gas, la gente continuará cayendo. Pero si alguien se pregunta: ¿dónde está el origen de este mal? Y arriesgando su vida entra en la nube, con una máscara antigas y cierra la fuente del mal, si no, nos pasaremos la vida entera llevando gente al hospital y todo Madrid se intoxicará. Es verdad que realmente habrá que hacer algo en esta circunstancia en la l a que hay tanta miseria en el mundo, pero para esto el Señor ha dado una palabra al Cristianismo, que es ir a la fuente del egoismo, que es el pecado. Pero veo que esto se niega, hermanos. Porque ¿quien cree hoy en el pecado? Por eso Jesucristo no salva nada de nada, no salva a nadie , porque hoy no se cree en el pecado ni se cree por tanto en Jesucristo. Entonces veamos que es lo que dice Jesús: guardaos de toda avaricia porque la vida del hombre no está asegurada por la abundancia de los bienes que posee. Jesús dice: el problema del hombre es que este hombre a robado al otro porque busca asegurarse la vida con los bienes. Y les dice esta parábola: “los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto...” (Lc 12, 16-21). Aquí presenta a un hombre, “la estupidez del hombre” que decimos nosotros, un hombre que tiene unos campos inmensos y que un año tiene una enorme cosecha, tal que todos los almacenes que tiene son insuficientes para contener el fruto y el grano.
“Ya sé que hacer, demoliré todo, para no perder parte de la cosecha por la intemperie. Eso haré, demoliré todo lo que tengo y lo haré tres veces más grande y entonces tendré millones y podré decir, alma mía: come, bebe, banquetea y reposa” Este hombre se pone manos a la obra. ¡Madre mía! Significa contratar operarios, significa trabajar 18 horas al día, desde las cinco de la mañana viene un operario para hacer esto, trabaja como un negro... tantas horas sin dormir; los problemas de la construcción, que si un día llueve, que si no se amalgama el cemento, un trabajo enorme, durante cinco meses no ha dejado de trabajar como un loco, ni siquiera ha visto a la familia ni a los hijos, porque está obsesionado con el trabajo, sueña con terminar pronto de hacer todo esto, y cuando finaliza el trabajo y todo está flamante, los graneros abarrotados de grano, la bodega repleta con el vino que ha recogido, es riquísimo, etc, el mismo día que ha terminado, que no ha tenido tiempo de gozar de nada, trabajando, trabajando, le dicen: “Necio, para qué has trabajado todos estos meses 18 horas al día, que has escatimado la paga a los operarios, que has discutido con el vigilantes, que no has visto a tu mujer ni a tus hijos porque te reclamaban en el trabajo. ¿Para qué has trabajado? Te lo digo yo: para tu primo que se lo gastará todo con mujeres. Fíjate, esto sucederá a cualquiera que atesore para sí y no sea rico para Dios. Esto es muy importante». Fíjate, cuando fuimos con los itinerantes al norte de Italia, en un edificio inmenso, maravilloso, nos dijo un salesiano, porque era un castillo de los salesianos, con escudos de armas, de una de las familias más ricas y más importantes de Italia, que el último descendiente descendiente se había gastado toda la fortuna en Montecarlo, jugando a la ruleta, y después se había suicidado. El último descendiente de esta gran familia noble, al ver que no tenía dinero, lo había vendido a los salesianos por cuatro liras, y ahora estaba en Milán de vendedor de jabones. Imaginadlo, yo pensaba viendo aquel castillo enorme con tierras inmensa, te asomabas al balcón y veías el pueblo que estaba habituado a ver a los señores, y tantos lacayos, y operarios y sirvientes y doncellas y caballos, todo para que venga uno y plaf, se lo juega todo a la ruleta. Lo que pasa es que no nos creemos que la vida es así. El Señor nos quiere decir: no viváis preocupados por qué comeréis o por vuestro cuerpo, con que lo vestiréis; mirad las aves del cielo, mirad los lirios del campo, etc. Buscad el reino de Dios y su justicia, etc. Es indudable que este hombre, este hombre de la carne que se encuentra en este situación (acosado por la muerte) no puede aplicar esta ley, no puede vivir el evangelio –minúscula en el original- como una ley, tratando de no preocuparse por la vida, porque le nace de dentro, porque
si no tiene dinero se suicida. Hoy la psicología dice que el dinero es una seguridad psicológica, es un símbolo psicológico para la gente que es avara, no puede dar nada, porque son avaros, su vida es un martirio, en la familia no participan están obsesionados. Si el hijo dice “papá, préstame 500 pavos”, “pídele a tu madre” no le da nada. Hay una clase de familia en la que la mujer tiene que contar cada lira, una esclavitud terrible, terrible. Recuerdo un señor de Zamora que decía que no iba a misa porque tenía que trabajar, era carpintero, porque no podía, en su casa había mucho sufrimiento. Desde que el Señor le ha dado este camino, viene a la comuidad sin esfuerzo, es como una enfermedad que el Señor le está curando poco a poco. Claro, está muy claro. Mientras el hombre siente esta impotencia interior tiene necesidad de asegurarse con el dinero. Por esto los psicólogos exigen mucho dinero, no porque sean avariciosos, no, sino porque saben que los neuróticos no se curan si el tratamiento no les cuesta mucho dinero y entonces, haciéndoles trabajar para pagar mucho, les obligan a tomarse en serio su enfermedad, porque el dinero es un catalizados muy serio y muy importante i mportante de nuestra realidad. Creo que habéis entendido la respuesta, no se trata de hacer aquí una ley, pero tenemos que cambiar este señor (diseño del hombre acosado). Este señor es el que debe ser cambiado, si no trabaja según el Evangelio, Por esto nosotros decimos que es inútil decir a este señor “debes comprometerte con el trabajo cristiano”. “Trabajo cristiano” “compromiso cristiano”. Imaginaos como suenan para nosotros estas frases. “El compromiso cristiano en el trabajo”, ve a decirle a este señor que “debe comprometerse cristianamente en el trabajo”. Bien, pero yo no saco del monedero 10.000 liras. A medida que este hombre desciende hacia las aguas del Bautisno, este hombre va muriendo en la cruz de Jesucristo y Dios le va dando un hombre nuevo. ¿A este hombre nuevo le tienes que decir que se comprometa? ¿Se lo dirías a Jesucristo? ¡Este hombre es Jesucristo! Este hombre que está naciendo en nosotros es Jesucristo. Por eso, hermanos, me podéis llamar angelista pero no me engaña nadie. ¿Sabéis por qué no me engaña nadie? Porque he estado tres años viciendo con los miserables y he estado trabajando de albañil con las manos llenas de heridas, tengo testigos que lo han visto, durante 10 horas al día, he comido basura con los gitanos o he ido al mercado, a coger tomates, las manzanas con gusanos. Lo he visto y lo he vivido realmente durante tres años con ellos. A mí no me engañan. No me engaña nadie poque he visto gitanos que pasaban la vida jugando a las cartas y que mandaban a las mujeres por las casas a pedir limosna, los niños con
el culo al aire, sucios y llenos de piojos por todos los distritos a pedir limosna, lo he visto. He visto también que este hombre vino a hablar conmigo, vino a escuchar la palabra en la comunidad y yo nunca, porque yo estaba en una actitud de búsqueda de Jesucristo y me sendía más pobre que ellos, porque el Señor me lo concedió y sólo me ponía a sus piés como un pobrecillo y compartía su realidad, porque quería ser como Foucault viviendo en medio de ellos, y nada más, nunca los reprendí ni les dije nada. He visto como este hombe en la medida en que caminaba a encontrarse con Jesucristo, dejaba de jugar a las cartas y se ponía a trabajar, a la mujer no la mandaba a pedir limosna, comenzaba a mandar a los hijos a la escuela. Escuchad: ¿Quién le dijo a este señor que debía mandarles a la escuela? ¿Qué no podía dejar a la mujer y a los hijos cubiertos de suciedad? ¿Quién se lo dijo? Porque yo no le dije nada. El Espíritu Santo. En la medida en que el Espíritu Santo entraba en el corazón de este hombre, este hombre al que muchos conocéis, se llama José Agudo, es un responsable de evangelización, un quinqui (un tipo de gitano), y hoy vive en una casa estupenda, es conductor de camón, ¿quién le dijo que debía promocionar socialmente? socialmente? A mí, cuando viene uno y dice: “¡Eih, Kiko, qué fantástico promocionar a los gitanos! Porque para ti la felicidad consiste en la promoción social, nada más que en eso consiste para ti la felicidad”. No, para mí no consiste en eso. Esto es como una consecuencia del hecho de que este hombre realmente ahora ama a su mujer, ama a sus hijos en una nueva dimensión. Pero no es esto, no es primero la promoción ni el cambio de estructura». Mucha gente se escandaliza por lo mal que viven los pobres de Sudamérica, como si la felicidad estuviese en ser no sé como de altos y en comer no sé cuantas proteinas, ¡en esto está la felicidad del hombre! Es decir, vivimos en un tipo de alienación que nos mata. Yo he vivido en una sociedad donde he visto gente alienada como mi familia, una sociedad de clase media burguesa, una alienación, que tenía sus cosas buenas y sus cosas pçesimas. Yo he vivido entre los gitanos, otro tipo de sociedad, donde no tenían que comer, se cantaba flamenco, esto en mi casa no lo he visto nunca. Si no había suficiente para llegar a fin de mes, mi casa era un infierno. Esto es muy importante, hermanos, porque sois todos de la clase media española y es muy importante saber una cosa: que hemos sustituido los valores evangélicos con los valores sociales burgueses. Hemos sustituido los verdaderos valores evangélicos con los valores de convivencia social: no robar, no matar, ser
honesto en el trabajo, ser fiel a la mujer, y con esto nos creemos... vamos a misa todos los domingos y con esto nos creemos que somos buenos. Atentos porque no es esto el Evangelio. Proque hay gente atea que no roba, no mata y que no va a misa el domingo, trabaja, es honesta, pero no por esto anuncia a Jesucristo, gente que conoceréis que no son cristianos. ¿Qué pensamos que es ser cristiano, rezar? Rezar, rezan mucho los judíos. ¿Cuál es el signo del cristiano? ¿Ser puro y casto? ¿Ser pobre? Los budistas son paupérrimos. ¿El compromiso político? Eso lo hacen los marxistas. Entonces ¿qué es lo que anuncia a Jesucristo? Por eso, hermanos, buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás os será dado. Hermanos, esto está dentro de la catequesis, tratando de iluminar a la gente que viene del paganismo y que, como todo el mundo, ha tratado de encontrar una seguridad. Este hombre, el hombre d ela carne, del que habla San Pablo, tiene que asegurarse la vida. Pero viene Jesucristo y mete el dedo en la llaga, Jesús ha profetizado la realidad de nuestra existencia. Pero el problema con que nos encontramos es que dentro de la Iglesia hay judaizantes que niegan esto, niegan la base profunda de esto. Esto es la alienación. Por esto, hermanos, lo digo sinceramente, dejé de ser cristiano por un tiempo, ¿por qué? Porque no había visto en toda mi vida un cristiano. Esto es tremendo. Y por otra parte mi padre iba a misa todos los domingos. Y se creía católico, apostólico y romano. Y mi padre decía que era más cristiano que tú. Pero mi padre jamás me dijo “hijo, busca el Reino de Dios, busca el sentido de tu vida”. NO, estudia y nada de pintura que no da dinero, arquitectura, que se gana más, después podrás pintar si quieres”. Esto me decía mi padre. Estudia, hijo, tienes que estudiar. Y asegurarte el futuro, porque los hijos son una inversión. Yo, en mi vida, no escuché a nadie que me dijese “busca el Reino de Dios, busca el sentido de tu vida, pregúntate, ¿quién eres tú? Es curioso ver como estos dos hermanos del Evangelio se parecen mucho a Marta y María. Es otro tipo de alienación. Aquí son dos hermanas. Marta y María. Marta es la que se cree el padre eterno de todos, no soporta la injusticia, no soporta que nadie actúe mal. Es un tipo de neurosis. El pasaje de Marta también es interesante. Jesús va a casa de María y Marta; y María se sienta a escuchar a Jesús y Marta dice “hay muchas cosas que hacer, hay que preparar la comuda, hay que preparar a los niños para que vayan a la escuela”. Pero fíjate en una cosa que para Marta es muy importante: no es que no haya que hacer esas cosas, sino que Marta las está haciendo como sacrificio, sabe que hacerlo supone una fatiga para todas las mujeres de la casa, y ella se está sacrificando, se está “molestando”, y está juzgando al otro que no lo hace. Y está diciendo: “Pero
¿tendrá cara? Ve que yo me estoy matando y ella está allí, creyéndose tan cristiana, porque está escuchando a Jesús, y yo me estoy matando”. Esto es lo que dicen de nosotros, que no hacemos nada más que escuchar a Jesucristo. Y Marta está convencida de que tiene razón. Es que Jesús, el pobrecillo, es tan bueno que no se da cuenta de nada si no se lo digo ¡Es un santo! No pudiendo más dice: esto clama al cielo, yo aquí, fregando el suelo como una mema y no se da cuenta de nada. Esto no se puede soportar. Y entonces va a Jesús y le dice: “Señor, ¿no te importa que María no me ayude? Dile tú algo. Demuéstrale que te preocupa: Es verdad, María, ¿no te da vergüenza? Mira cuanto trabaja, cuanto se sacrifica, ayúdala”. Lo que Marta no se podía imaginar es la respuesta de Jesús: “Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas, pero sólo una es necesaria, y María la ha encontrado”. Ese día Marta se borró del cristianismo, apostató de la religión; esto quiere decir que está mal, esto no se puede entender». Esta gente pasa la vida limpiando la casa y haciendo la vida imposible a todos. Limpiando la casa neuróticamente para que los demás se den cuenta de que existe, porque siente que no significa nada para el marido, y entonces apenas llega el marido y deja una colilla por ahí... ¡ah! Se lía. Esto quiere decir para ella que no la ama, que no se ha dado cuenta de que todo estaba limpísimo, y entonces no se siente amada, y entonces a llorar... “Eres un egoista, trabajo todo el día...” Alguno puede decir: “Bueno, entonces ¿no hay que limpiar la casa?” No se trata de eso. El problema de esta mujer es que ha hecho una ley del limpiar la casa. Quiere neuróticamente que los demás la amen porque cumple la ley. Instrumentaliza su trabajo para que los demás lo reconozcan, la valoren por ello y la amen. ¿En qué se nota que esta actitud es falsa? En el hecho de que no está al servicio de los demás, sino que les hace la vida imposible. La ley no es limpiar la casa, la ley e AMAR. Aquí está la raíz de todos nuestros problemas. Con Jesucristo la ley es amar al otro. En cambio, nosotros creemos que la ley no es el amor al enemigo, sino hacer lo que hemos establecido que hay que hacer. Según tú es a, b, c, son los esquemas que te has formado de la realidad; y todo el mundo tiene que pasar a través de estos esquem,as que te has fabricado para someter y dominar a los demás (según los psicólogos es la clave que nos da el dominio sobre nosotros mismos), te pasa la vida tratando de dominar a los demás y de ser el centro de la realidad. Esto es todo lo que quieres. Pero aquí no hay amor hacia nadie. En función de esta ley juzgamos todo y a todos, decimos decimos que aquel es un cretino, que no trabaja, etc.
Misericordia quiero y no sacrificios, dirá Jesús a los fariseos. ¿Cuándo aprenderemos esto? Misericordia quiero y no sacrificios, No se trata de hacer una ley, la tuya, y en nombre de esta ley pasar la vida criticando a todo el mundo, condenando a todos: porque el Cristianismo es todo lo contrario. Esto es fariseismo: tomar la ley de Dios y en su nombre juzgarlo todo. Cuando la ley, el corazón de la ley, es la misericordia, resulta que en nombre de la ley, como hacen los fariseos, juzgamos a todo el mundo. mun do. Las parejas a menudo ponen en el centro de su relación matrimonial una ley: "Tienes que amarme, tienes que darme dinero, tienes que ser un hombre fiel, tienes que hacer esto". Y el marido a su mujer: "tienes que trabajar en casa, tiene que limpiar mis cosas, tienes que darme esto, porque es la ley”. Así que cada uno hace violencia al otro para cumplir la ley. Con Jesucristo ya no estamos bajo la ley, tenemos la gracia del Espíritu Santo. Y la nueva ley consiste en cargar con la debilidad del otro, en dejarse crucificar. Pero tú todavía sigues usando la ley para que el otro no te oprima, porque nadie quiere ser acusado de nada, porque todos piensan “sálvese el que pueda”. Por eso ponemos delante la ley y decimos: “!Ah, no, no, no! ¡Yo cumplo la ley!” Esto es fariseismo: tenéis que amarme porque estoy aquí sacrificándome. (Media hora de reposo) SEGUNDA PARTE Muchos dicen: “no, no, yo me siento pecador” y después a la hora de la verdad nada de nada. Por esto tenemos necesidad de discernir y tenemos necesidad de hacer un camino largo, un camino catecumenal largo. A mí me fascina la palabra que Jesucristo dijo: “Odiar”, aunque en otra parte dice también: “Quien ama a su padre y a su madre más que a mí”. Esto pensamos que lo entendemos muy bien, porque nos parece que es claro, dice que debemos amar a Dios por encima de todo, y yo amo a Dios más que a mi padre y a mis hijos y a mi madre. Esto nos parece a todos que lo hacemos muy bien, pero veremos que no es cierto. Pero Jesucristo también utiliza otro lenguage, y dice: "Quién no odia incluso su propia vida". Todos podéis entender muy bien lo que es odiar la propia vida. Está claro: odia los proyectos que tienes y no dejan que Dios te cambie. Tienes un proyecto de vida y ves que Dios lleva tu vida por otro lado: te ha hecho nacer paralítico, o te ha hecho feo, o no tienes suficiente dinero en su vida. Esto se entiende más fácilmente. Pero ¿cómo es posible que Jesús dijera "odiar" en referencia a personas concretas? Jesús dice: "El que tenga oídos para oír, que oiga" oi ga" (Mt 13,9)». Mira lo que dice la parábola del sembrador (Mt 13.3 a 23). Salió a sembrar y una parte cayó junto al camino, y llegaron las aves y se lo comieron. Otra parte cayó
entre las piedras, en tierra llena de piedras, la semilla creció, pero como no había suficiente tierra, cuando salió el sol, se secó; no tenía raíces. Otras cayeron entre espinos crecieron las semillas, crecieron los espinos y los espinos ahogaron la semilla. Otra parte cayó en tierra buena y dieron fruto, unos 30, otros 60 y otros 100. Es extraño lo que Jesús dice a sus discípulos, explicando esta parábola. Primera cosa, Jesús no explica la parábola a los fariseos; el Evangelio dice que a los fariseos les hablaban sólo en parábolas, para que oyendo no entendiesen; mientras que a sus discípulos se lo explicaba (cf. Mt 13,10-17). ¿Cuál es la explicación que Jesús da de esta parábola? Fíjate en lo que dice: la semilla que cae en el camino son los que escuchan la palabra y no la entienden. La palabra les parece demasiado dura, demasiado fuerte, horrible. Entonces llega el maligno y se la arrevata del corazón para que no la entiendan y no den fruto. La que cae entre las piedras son los que la acogen con alegría, pero no tiene raiz y apenas vienen una tribulación, apenas viene un problema un poco fuerte, viene una persecución a causa del Evangelio, entonces inmediatamente se aleja. La que qu e cae entre las espinas son los que acogen la palabra, la entienden, pero pronto los afanes de la vida, el afán de riqueza, sofocan la palabra y como falta compromiso muere sin dar fruto. Y la que cae en tierra buena, dice Jesús, son los que escuchan la palabra y la entienden. Digo esto y ya no explico nada más. Quien la comprende... ¿cómo es que Dios es amor y Jesús nos manda odiar? ¿No lo entendéis? Pensad en ello. Pensadlo. Porque Jesús dice que si no lo entendéis viene el maligno y lo echa fuera. ¿Entiendes lo que significa odiar tu vida? Porque dice así el Evangelio: quien no odia a su padre y a su madre, quien no odia a su mujer y a sus hijos, quien no odia incluso su propia vida no n o puede ser discípulo mío. Lo que yo no me explico es como puedes estar aquí, después de haber escuchado la catequesis y todavía no entender. La catequesis se basa precisamente en la dificultad que tiene el hombre para relacionarse con el otro, para pasar al otro, cuando hemos dicho miles de veces que lo que separa al hombre del otro es una barrera que es la muerte. Hemos dicho, hermanos, que el problema más serio que tiene este señor es que quiere “ser”, quiere “vivir”, y que todos los días experimenta la muerte, y la muerte que experimenta es que no se siente amado y entonces busca en todas las cosas “ser amado”, “ser alguien”. Una de las cosas que más instrumentalizamos, en la que más se nota nuestra realidad de pecado, nuestra relación pecaminosa, nuestra muerte, es en la afectividad. Me parece que todos habéis tenido novia, ¿no? Los que estáis
casados, ¿creéis que vuestrso hijos os aman? ¿Creéis que amáis a vuestros hijos? ¡Ah, sí! Entonces yo no me explico la tragedia que existe hoy en el mundo con los ancianos. No me la explico. Y he estado tres meses viviendo en un hospicio de ancianos. Vengo de París donde dos hermanos de la comunidad trabajan en una residencia de ancianos. Que os cuentes lo que ven allí con las familias nobles y muy cristianas que abandonan a sus progenitores. No me explico como en Inglaterra una de cada seis personas necesita ir al psiquiatra. ¡Pensad en la cantidad de psiquiatras en el mundo! La psicología descubre que la raíz de todos los problemas es que tenemos todavía el cordón umbilical, que tenemos neurosis porque no nos han amado realmente como somos, sino que nos han amado egoistamente. Los padres aman mal a los hijos, o porque no son capaces de corregirles o porque no les repetan. ¿Qué padre ama como nos ama Dios? Y ¿Cómo nos ama Dios? Dios nos respeta, repeta que nosotros nos equivoquemos. ¿Tú dejas que se equivoque tu mujer, tu marido, tus hijos? ¿O proyectas en ellos el ideal que tú tienes? Porque nosotros hacemos una proyección de la relaidad, no querenos aceptar la realidad como es, y entonces esa persona concreta debe amarte como tú quieres... Piensa que tienes un deseo infinito de amar. Nunca la mujer te podrá colmar este deseo infinito de amor, nunca te amará la mujer como tu deseas, ni el marido a ella. Y constantemente experimentamos el egoismo del otro y pasamos la vida juzgando al otro, porque el otro no te ama como debería amarte, porque no n o se da cuenta de que tú eres una ama de casa que se pasa la vida fregando platos o limpiando la casa. Y el marido lo mismo. ¿Cómo es posible que Dios diga que hay que “odiar”? Dios es todavía más cruel: Dios dice a Abraham “sacrifícame a tu hijo”. ¿Cómo es posible que Dios diga a braham que mate a su hijo? ¿No dice acaso la palabra de Dios que Dios dice a Abraham: “toma a tu hijo, el único que tienes, llévalo al monte Moria y sacrifícalo allí”? Conozco a mucha gente que se escandaliza de esto. ¿Cómo es posible que Dios sea un asesino? En las civilizaciones rurales la familia es muy fuerte, es un clan, la familia tiene una fuerza enorme. Toda la familia de Jesús está escandalizada de que Jesucristo abandone a la familia y abandone a su madre, que es viuda, y se vaya lejos para hacerse hippy, sin trabajar, dejando a la madre con los primos, que ya tienen suficientes problemas propios para preocuparse de dar de comer a su madre, cuando tiene un hijo mayorcito, de más de 30 años, que es un tonto y que, debido a que no quiere trabajar, abandona a su madre. Entonces dice el Evangelio que los parientes de Jesús salen a buscarlo, porque según ellos estaba fuera de sím estaba loco. El Evangelio dice que Jesús estaba hablando cuando uno le dice: “Están aquí tu madre y tus hermanos” y Jesús
mirando alrededor dice “¿Quienes son mi madre y mis hermanos? Los que escuchan la palabra de Dios y la guardan son mi padre, mi madre y mis hermanos”. Y añade el Evangelio: pensaban que decía esto porque había perdido el juicio. No sabían que la familia de Jesús son aquellos que han recibido su misma naturaleza. Los cristianos que escuchan la palabra de Dios y la custodian son los hermanos de Jesús. Hermanos porque tienen la misma naturaleza de Jesús, porque han recibido el mismo Espíritu. El escándalo más grande que podáis imaginar, en una época como la de Roma, donde la familia tenía una fuerza inmensa, es que los cristianos rompían los lazos familiares y obedecían íntegramente el Evangelio. Recordad, por ejemplo, los hechos del martirio de Perpetua y Felicidad, que son dos mártires de la Iglesia relatados en las actas más serias que existen, son auténticas. Eran una joven patricia romana y su esclava, cristianas las dos. La joven patricia era hija de un senador romano; hay una persecución persecución contra los cristianos y imagínate la desgracia de esta familia noble cuya hija desposada se ha hecho cristiana y el marido no. Dicen los hechos que durante el proceso, los senadores que la han condenado la conocen todos desde que era niña, han estado en su casa, era una chiquilla maravillosa, educada, ninguno la quiera condenar, conocen a su padre, también senador, que llora y le muestra a su hijo de seis meses: “¿Cómo puedes odiar a tu hijo? ¿Cómo eres capaz de dejarle sin su madre? No tiene que hacer más que decir que no eres cristiana. En cuanto lo digas se acaba todo, nadie te quiere condenar”. Odia a su padre, odia a su madre, odia a su hijo. ¡Hasta qué punto le odia! Entendéis la frase, ¿verdad? ¡Qué disgusto está dando a su padre, qué disgusto está dando a su marido, a su hijo! Felicidad se confesó cristiana y fue condenada junto con su esclava, fueron condenadas a los toros salvajes del circo. En el circo las dos fueron corneadas, pero no murieron, después fueron sacrificadas. ¡Qué ignominia! ¡Qué mostruosidad estas sectas heréticas que sugen! ¡Los cristianos! ¡Qué horror! Cuantos jóvenes, cuantas chicas jóvenes que entran en un momento en el cristianismo odiando a la propia familia, porque su padre no soporta el camino. En la comunidad de Calabria se presentó el padre de una chica de 17 años porque no soportaba que su hija estuviese en la comunidad. Pensaba que así no iba a casarsem prefería que fuese a bailar a una discoteca. “¡Si te veo en la comunidad te mato! Con tanto odio haces enfermar a tu madre. !Cuanto dolor nos causas!” Pero esto sólo es un aspecto. El hecho es que el hombre no puede vivir rectamente el matrimonio. Dios ha creado el matrimonio, la familia, ha credado la
naturaleza maravillosa. Pero el pecado, sabéis, ha destruido esta realidad y en Jesucristo esta realidad ha sido restaurada mucho más profundamente. ¡En Jessucristo Jessucristo ha h a sido restaurada en plenitud! Por eso el anuncio del Evangelio está salvando a tantas familias. Yo he visto como Jesucristo me ha liberado de mis males. Yo quiero mucho a mi familia, pero la quiero libremente, con un amor que viene de Jesucristo. No estoy cegado por un amor neurótico hacia mi padre, para no ver que él es un egoista. Y que mi madre no es una santa, mi madre es como todas las madres, que hay mujeres mejores y mujeres peores, atadas al dinero, con sus sacrificios. Espero que, por medio del Evangelio, seais verdaderamente liberados del cordón umbilical, para haceros adultos, para poder venir a la comunidad aunque te cueste, para poder decir la verdad, para ser liberado de la afectividad, para poder verdaderamente educar a tu hijo libremente sin neurotizarlo (porque si tu hijo no te ama como tu quieres, te destruye, entonces no eres libre ante tu hijo para educarlo libremente, con el amor de Jesucristo, porque solamente el Espíritu Santo, el amor de Jesucristo, es lo que salva a tus hijos). Lo que os hemos dicho es que este hombre, si no ha nacido de Jesucristo, destruye a su mujer, porque “quien no está conmigo, está contra mí”. Entonces, hermano mío, debes odiar esta realidad que existe dentro de ti, este hombre de la carne y todas su reaacciones, lo debes odiar, porque está destruyendo a los otros, pero en Jesucristo tu construirás la familia. El primer mito que el Cristianismo destruye es el falso concepto de familia, cuando la familia es un mito tremendo, ¡cuando la familia es cómo una religión! ¡Cuanta gente es capaz de robar por la familia, cuanta gente es capaz de odiar a los demás por los hijos o porque pone toda su seguridad en el clan, en la familia! Por un falso amor a los hijos, no ama a los demás». -----------------------------------------El amor que te da Jesucristo no es amar egoistamente a los tuyos y detestar a los demás. Pero nosotros no somos conscientes de esta realidad hasta el final. El hombre busca la vida en el afecto, en el ser amado y se lleva un golpe cuando no se siente suficientemente amado por sus hijos, cuando ve que los hijos se van de casa, cuando ve que los hijos emprenden su propia vida. Con la herencia que sucede lo mismo. Vemos cómo se destruyen las familias con dinero; es una realidad tremenda, que pone a las familias uno contra otro. He vivido durante tres meses en un hospicio para ancianos y he visto a aquel anciano allí, sentado al sol, nadie le vino a visitar. Ellos saben que no van a salir de allí, que van a morir allí. En estos hopicios, en estos hogares para ancianos, es cierto que parece que están muy bien, con la televisión, al cuidado de las
hermanas, y que ¡a sus hijos les cuesta mucho dinero! Tienen todo, tienen de todo, dicen, pero aquello es una tumba, absolutamente una tumba. Dios te ha dado una cosa maravillosa como la vejez, que es una Palabra de Dios muy real. ¡Gracias a Dios que hay viejos! Como es maravilloso que exista la muerte, hermanos, y la enfermedad, ya que privan al hombre de su alienación, como en Suecia, que viven una alienación absoluta. En Suecia casi no hay familias, porque la familia no tiene sentido. ¿Por qué tendría que soportar un hombre a una mujer toda la vida? ¿Por qué? Cuando es vieja, se busca a otra más joven. Muy simple. En la Constitución de Suecia, la familia ya no existe. Son naciones que ya no creen en Dios y se encuentran con una serie de problemas, como las drogas, etc. Que son como un muro infranqueable y no saben como superar este muro. Y Dios les está hablando con los niños, por ejemplo. Han construido una ciudad para los niños subnormales, muy lejos, a muchos kilómetros, y tienen la conciencia tranquila porque pagan muchos millones. Pero estos niños subnormales nunca van a verlos, porque nadie quiere ocuparse de limpiarles la caca y demás cosas de la gente anormal. Y piensan que el mal no existe, ya que no lo ven. Los hospitales están lejos y los cementerios más lejos. Dios manda su palabra al hombre precisamente para sacarlo alienación, para que busque el Reino de Dios, para que busque la verdad. Porque la vida, hermanos, se vive solamente una vez, no se vive tres veces; lo que has experimentado hoy no lo volverás a vivir. El tiempo es irreversible y constantemente el hombre se encuentra con la realidad de no ser capaz de comunicarse: la falta de comunicación entre padre e hijos, en el matrimonio. Cuántas parejas viven juntos, pero viven como en una prisión, en realidad no se aman, conviven por cobardía, por miedo, por la violencia; tienen tal cantidad de líos que eligen los buenos modales, la educación. Aprenden a convivir, cada uno respeta los problemas del otro, sus manías, pero nadie se pone en el lugar del otro. Cada uno se queda en su habitación. Hay que ser educados. Con educación se arregla todo. Los hijos vienen después, después, pocos hijos, claro, porque tener hijos es muy pesado. Me impresionó cuando estuve en París, no ver niños en todo el vecindario. Tener hijos es un sacrificio. Allí, usan la píldora casi todas las mujeres, desde los 16 años usan la píldora. Podemos engañarnos a nosotros mismos pensando que España es diferente, que esto sucede sólo en el extranjero. Es cierto que en España todavía hay fe, pero por desgracia también hay, hermanos, valga la expresión, un espíritu tremendo, un espíritu, por así decirlo, de "guardia civil": "¡A las 10 en punto en casa!”, “¡En mi casa esto no se hace!".
Porque a ti las cosas no te pueden salir mal. (Entiendo que Dios debe tener mucha paciencia con nosotros. El hombre de la carne siempre se busca a sí mismo, su orgullo está siempre allí). Y así destruye a su esposa, que está encerrado en casa, por miedo, y escandaliza a los hijos. Y siempre pensando en el dinero. Los hippies en la sociedad estadounidense son los hijos que se han ido de casa y es una tragedia enorme. ¿Por qué? Porque los progenitores les han propuesto vivir como ellos, porque lo único que les proponen es "ganar dinero", llevar una vida burguesa, pero no tienen ninguna respuesta a los problemas fundamentales del hombre, ninguna. Si Jesús te la da, nace en ti una nueva vida. Pero para que pueda nacer en ti esta vida nueva, primero debes detestar la vida vieja que tienes. Porque en el fondo, lo que quieres es poner un parche en tu vida y buscas en el Evangelio una ley para construirte todavía mejor».
No hay kikotesis sin juicios de intención sobre los demás. A ver quien le dice a Pako que no tiene derecho a hacer supuestos sobre lo que los demás quieren y dejan de querer, en el fondo y en la superficie. superficie. Y mucho menos menos sobre lo que piensan los los que le aguantan los rollos. Y así, mientras escuchas, estás pensando: “¿Cómo haré para cambiar un poquillo y reencauzar mi vida?” Este es el problema, ¿no es cierto? Que has entrado en la comunidad para construirte a ti mismo. ¡No, hermanos! Se trata de destruir tu vida anterior. La gente dice: “Lo cierto es que desde que estoy en la comunidad soy peor que antes”. Eso me parece muy bien. Claro, porque mucha gente viene aquí para no pecar más y ser un tipo fenomenal, para ver si consigue ser un tipo de los que no pecan nunca, de los que hacen tanto bien… Entonces podrías reírte del mundo entero, mirar a la gente desde arriba y decir: “Desgraciados, no conocen a Cristo como yo”. Tú, tú no pecas más. Tú eres “el íntegro”. Escuchad, no existe el tipo íntegro, este tipo íntegro da nausea. Gracias a Dios, el Señor siempre te dejará un demonio o 17 demonios o una espina en el costado como a S. Pablo, para destruirte y hacerte ver que verdaderamente eres un pecador y que nunca puedas decir: “¡Lo soy! ¡Lo he alcanzado!” Porque de lo contrario usarías incluso a Jesucristo para hacer un ídolo de ti mismo, para construir un ego aún mayor, para por medio del cristianismo instrumentalizar a tu esposa, a tus hijos y hacer con ellos lo que tú quieras. No. El Cristianismo es todo lo contrario. La encarnación es lo contrario, Jesús se ha hecho pecado, se ha hecho injusticia.
Platón, 400 años antes de Jesucristo, hizo una profecía en el libro La República: “El justo será quien se haga injusticia, quien tome sobre sí la injusticia por amor al otro”. Precisamente para que tú, hombre, cargases con la injusticia i njusticia de tu mujer. Porque si tu mujer no hace lo que quieres… es que en tu casa no se puede vivir… Y lo importante es vivir ¿Qué más da si eres injusto? Jesús se hizo pecado. Murió como un pecador, como un blasfemo y no se resistió al mal. Dijo “yo soy el pecado”. Murió como un perro y no dijo nada. Cargó con todos nuestros pecados, amando intensamente. No dijo: “Fijaos que canallas sois todos, que me habéis cargado con todos vuestros pecados, que me habéis matado. ¡Ahora os voy a matar yo a todos, bribones! A partir de nuestro pecado a traído el perdón y Dios ha manifestado su gloria amándonos a pesar de nuestros pecados y nos da la resurrección, la nueva vida. Me doy cuenta, hermanos, que os parece un absurdo, porque seguís pensando que se trata de reajustar un poco al hombre de la carne, de cambiarlo un poco. Os parece imposible porque queréis hacer del Evangelio una ley que se puede cumplir con el propio esfuerzo, porque tú eres un cristiano de primera fila, porque además tienes una comunidad que te edifica todavía más. El Evangelio es todo lo contrario. Es una luz potente que alcanza a toda la humanidad. ¿Qué es esta luz potente? Es la humildad, hermanos, es la humildad y la verdad. El cristiano es quien se da cuenta de que no es mejor que los demás, el que conoce verdaderamente su realidad. Sabe hasta que punto es un egoista, pero no importa porque sabe que en esta realidad Dios lo ama y que Dios lo salvará de esta realidad. Y que si Dios permite muchas cosas es porque son necesarias, hermanos, porque tu vida no es distinta de la de los demás, sino que el cristiano vive para los otros, en función de los otros. Muchas veces no comprendemos por qué Dios permite las cosas que nos suceden: ¿y cómo comprenderíamos a los demás? Yo recuerdo, cuando vivía en un estudio con un pintor, que había un chico con nosotros que era un mujeriego y era muy comprensivo con todos estos pecados, pero para otras cosas era un fascista terrible. Era muy comprensivo con quien tenía sus mismos pecados, pero en aquello en lo que no pecaba era totalmente intransigente. Ahora entendéis porque Dios debe darte todos los pecados, para que tú puedas comprender a la gente, porque lo importante, hermanos, no es la ley ni que tú no peques, sino el amor. El Señor quiere liberarnos de la ley, de la afectividad neurótica y nos quiere dar su espíritu (minúscula en el original).
¿Cómo vive la afectividad (mujer, hijos, noviazgo, sesualidad) el hombre rodeado por la muerte, el hombre viejo, el hombre de la carne, el hombre que ha experimentado la muerte óntica? Como un idólatra: pidiendo la vida a los afectos. Bien, pero si verdaderamente el Espíritu de Jesucristo toca el espíritu de esta hombre y le convence de que es hijo de Dios y que Dios lo ama, también amará verdaderamente a Dios, con un amor inmenso. El amor que busca es el amor de Dios, el Espíritu Santo, y no la afectividad de los demás. La afectividad humana que está desequilibrada, que es función del egoismo, queda destruída. Deja de usar todos los bienes naturales, que son buenos, en función de su Yo, de su egoismo, porque recibe de Dios un nuevo ser. ¡Cómo ama a los hijos! De un modo nuevo. He visto en la comunidad más antigua de Italia, un hombre anciano, que antes del Camino tenía dos hijos y depués ha tenido otros dos, que eran “los hijos de la comunidad”, decía. Aseguraba que estos hijos han sido un don gratuito de Dios: “los siento verdaderamente como hijos de Dios, soy consciente de que soy el administrador de los bienes que Dios me ha dado. Nunca antes había sentido de este modo el amor a los hijos. Antes eran míos, tenían que ser como yo quería y estudiar y tener buenas notas. En resumen, proyecté mi vida, mis ideales en ellos, me buscaba a mí mismo en ellos”. Si tú sigues pensando que este hombre acechado por la muerte no debe ser destruido, dice de qué sirve el Bautismo. Por esto el cristianismo comprende toda la persona humana. Jesucristo habla de tu afectividad, de tu trabajo, de tu dinero, porque el hombre que sale del agua es un hombre nuevo; el Cristianismo no es una religión alienante que no sirve de nada en la vida. Por esta razón mucha gente, muchas mujeres llenan la iglesia y sus maridos no van... y ambos se creen católicos, muchas veces. Os digo una cosa. Cuando verdaderamente hay un encuentro con Jesucristo, surge una nueva dimensión en nosotros. Sin embargo, muchas veces los hombres perciben que su mujer se aliena con la religión, con la misa: buscamos en la Iglesia un refugio para escapar de lo que tenemos en casa. En el fondo, un egoismo más que el hombre descubre: en definitiva, hermanos, cuando vuestros hijos comienzan a no ver a Jesucristo en ti es porque en vosotros no existe una verdadera conversión, porque cuando se da la conversión los hijos inmediatamente descubren que hay algo que está cambiando. Pero quienes usan la religión para construirse a sí mismos y así dominar mejor a los demás, es todo lo contrario de esto. Además si se presenta como bueno, com perfecto porque va a misa, se da aires de santo y juzga a todos, entonces usa la religión para condenar a los demás, el otro no experimenta ninguna misericordia, no se siente amado por este cristiano, al contrario, se siente denunciado, condenado. Dice S. Pablo que Jesús se hace pecado, hermanos, por nosotros.
El cristiano conoce la realidad profunda del pecado, sabe por qué los otros sufren, comprende al pecador, no le juzga. Hay un modo paternalista de ayudar al otro, que en realidad lo que haces es condenarle; suceden con los que dicen: yo soy muy bueno, yo; y tú eres un cretino, un tonto. Cuando hacemos estas cosas, no amamos, denunciamos y condenamos al otro; condenar no es amar, hermanos. El amor lo escusa todo, soporta todos, cree todo. Este es el hombre nuevo. Es precisamente este amor, el amor de Dios, el que da la vida a los hombres. Si un hombre no se siente amado, está muerto. Porque el amor es la vida. Dios, que es amor, es la Vida. ¿Conocéis el experimento sobre el lenguaje que hicieron con algunos niños? Durante la última guerra, para saber como nace el mecanismo del lenguaje, que es algo que interesa mucho a los filólogos y a los psicólogos, cogieron a niños pequeños, cuyos padres habían muerto en la guerra. Estos niños fueron muy bien cuidados, bien alimentados, pero no se les decía ni una palabra. Y la gran sorpresa fue que en este hospicio, donde estaba terminantemente prohibido hablar a los niños, los niños empezaron a morirse todos: y esto les iluminó muchísimo. Esto demostró que a través del lenguaje el niño se siente amado y si no siente este amor la naturaleza desencadena un mecanismo por el cual en un ambiente completamente completamente hostil, donde no hay amor, le conduce a la muerte. Porque al decirle “ajoooo, nene”, etc. El niño no entiende nada, pero se da cuenta de que hay un otro, alguien fuera de él, alguien que le ama. Sin amor no podemos vivir. ¿Qué es lo que nos regenera? Sentirnos amados por Dios gratuitamente cuando éramos pecadores. ¿Qué es lo que nos ha reurotizado? El amor egoista de nuestros padres, que no nos han amado cuando actuábamos mal, sino que se han amado a sí mismos en nosotros, que nos han hecho violencia para que no tuviésemos defectos, porque nuestros defectos les destruían a ellos. Por eso el padre cogía un bastón y pam, pam, para que tú no me destruyas, hijo, y no destruyas a los demás. Este hombre de la carne nunca ha conocido a nadie que tenga miseridordia de sus epcados, a nadie. Nadie le ha amado como es, por sí mismo, le han amado siempre por interés. El mundo está lleno de gente destruida porque no ha sido amada gratuitamente, sin exigencias. El amor gratuito, hermanos, es la cura de la humanidad, esto es lo que cura al hombre, lo cura de todas sus neurosis, lo cura de todas sus enfermedades. El amor, el amor de Dios transformará el mundo. El mundo está saturado de egoismo, es un desierto, un desierto árido y el agua viva que fluye del costado abierto de Cristo es la Iglesia. La Iglesia está aquí para daros este agua, esta nueva vida, que es el anor gratuito de Dios que se hizo pecado por nosotros.
Debido a que nadie nos ha amado gratuitamente, nosotros pensamos según el esquema de la religiosidad natural, que Dios no ama sólo cuando nos esforzamos, cuando nos sarificamos, entonces sí que Dios está contento con tento con nosotros, cuando nos esforzamos, cuando nos sacrificamos por el otro, aunque siga siendo un poco malvado. Es muy fácil amar al amigo, que cuando le pides que te eche una mano viene siempre, que siempre te da algo. Es muy fácil amarle, porque no le amo a él, me amo a mí mismo. Pero cuando no vale nada, cuando este señor es inútil, cuando tiene 75 años u arterioesclerosis, entonces ¿sabéis que sucede? Que la esposa del hijo comienza a decir: “Estoy hasta la coronilla de tu padre. ¿Por qué no se ocupan un poco de de él tus hermanos? hermanos? ¡Qué se lo lleven una temporada! temporada! Y si no quieren, le buscamos un asilo”. Entonces tú tratas de convencer a tu padre y a ti mismo diciendo: “te cuidarán mucho mejor, lo hacemos por tu bien porque te queremos, papaito”. ¡Ah! Le han puesto en medio , todo le aman muchísimo, mucho. Y todo el mundo está convencido de que ama a los demás. Todos decimos: “amos a mis hijos”, ¡claro que les amo, claro que les trato bien! Pero basta que tu hijo te decepcione... Esta es la alienación grave que tenemos, hermanos. Así que lo primero que quiere Jesús es iluminar nuestra realidad de pecado, nuestra situación de hombre de la carne, vendido al poder del pecado, que no puede amar, que siente su impotencia, que no tiene la mano al enemigo, al otro, cuando el otro es diferente no puede amarle, al otro, al enemigo. ¿Quién es el otro? El que es diferente a mí, porque lo que es distinto de mí me destruye, me mata y me doy cuenta de que no puedo amar al otro cuando me mata, porque tengo miedo a la muerte. Entonces que creo que estoy amando al otro cuando en realidad me estoy estoy buscando a mí mismo, mismo, me estoy construyendo construyendo a mí mismo. Tu te enamoras de una joven porque es bella, porque tiene un bonito cuerpo y porque te construyes, claro, porque tú necesitas una mujer y la has idealizado, te casa con ella y comenzáis a convivir y después de 15 días ¡madre mía! ¡qué lío, que sufrimiento! Cómo se puede soportar esto, resulta que ella es completamente distinta a ti. Tiene una cara que es completamente insoportable, no se puede soportar. Agarras la puerta de casa y te largas durante tres días, porque estás destruido por dentro, es tremendo ¡Cuanto sufrimeinto! Y no digamos ella, que ha vivido esta violencia y se ha sentido destruida, no amada... Así no se puede seguir, si lo hace una vez más, se acabó... Entonces, cuando el marido regresa no le habla, ¡siete días! Hasta que él explota. Estas dos violencias son tan fuertes, tan terribles, les destruye tanto, que hacen la paz ¡Qué felicidad! Han superado el primer obstáculo. Pero a partir de entonces, por miedo, por temor a que esta bomba explote de nuevo, comienzan a hacer concesiones, conviven por cobardía. Hasta que llega el momento en que no pueden resistir más, no han aprendido a convivir.
¿Comprendéis lo que estoy diciendo? ¿Lo habéis experimentado? Bien, ahora podemos entender porque, después de haber hablado de odiar, Jesús dice: quien no toma su cruz y me sigue... No te preocupes si mañana, cuando veas el defecto de tu mujer o de tu marido o de tus hijos o de quien sea, algo en lo que ves a tu enemigo, aunque te hayas propuesto amarles con sus defectos, no puedes soportarlo. La Iglesia te da gratuitamente la Vida eterna. Tener la Vida eterna es descubrir que, sin esfuerzo, tú comienzas a aceptar los defectos de tu marido, de tu mujer, que hay una relación nueva. Por esta razón, el matrimonio cristiano es indisoluble, porque nada lo puede destruir, salvo la muerte. Pero no sólo el matrimonio cristiano, todo el amor cristiano. ¿Cómo se podrían separar si el Cristianismo nos da un amor que ama al enemigo y se deja matar por el pecado del hermano? Esto parece una utopía, porque estáis pensando que tenéis que haerlo vosotros mismos: en vuestras fuerzas es imposible, hermanos. Cristo nos dice que “hay que nacer de lo alto”, tenemos que nacer de nuevo. Pero no nacerás de nuevo si sigues amando esta vida que tienes y estos afectos y esta forma de amor que tienes, si les amas y no les odias. Pero, ¿cómo podrás odiar todo lo que tienes si no amas a Jesucristo? Claro, ahora no lo podéis entender. Es necesario nacer de lo alto, dice Jesús a Nicodemo. ¡Tienes que volver a nacer! Quien no nace del Agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el Reino de Dios. Todo el catecumenado se basa en este punto. Aquí se te dará la vida de Dios, para que hagas obras de justicia y ames. No con un amor que te haga perfeccionarte, no. Pero que salvará a la humanidad. La humanidad que casi está llegando al caos, que está enferma, vendida al ídolo del dinero. Familias destruidas, males terribles asolan a la humanidad. Jesús envía a su Iglesia como “sal”, como “levadura”. No es cuestión de tener mucha gente en la parroquia. Bastan unos pocos cristianos. Los cristianos son el mismo Cristo. Dice Jesús: “quien a vosotros acoge, me acoge a mí”. Por esto los cristianos, no sé si lo sabéis, celebran una cosa que se llama “Eucaristía”. Los cristianos celebran una fiesta que se llama Misa. Eucaristía, en la que comemos el Cuerpo de Jesús y bebemos su Sangre, de forma que en nosotros ya no esté nuestro cuerpo, sinoel cuerpo de Cristo, y nuestra sangre sea la sangre de Cristo. Por esto, cuando se mata a un cristiano, completamos en nuestro cuerpo lo que le falta a la Pasión de Jesucristo. Porque somos Cristo mismo. Bueno, hermanos, la tercera pregunta la responderemos esta noche con una liturgia sobre el dinero, sobre la riqueza, que es muy importante. Esta noche todos tendréis que hablar y decir lo que pensáis de todo esto que estáis escuchando y de la palbra que escucharéis. Una palabra maravillosa sobre la riqueza. La haremos en un ambiente litúrgico, será breve, será una celebración
de la palabra con 4 lecturas y después diréis si estáis dispuesto a acoger lo que dice esta palabra. Estamos empezando a hablar con fuerza, pero estad alegres porque lo que se os promete es destruir la porquería del hombre viejo, para daros un hombre nuevo. Vamos a cenar.