¿En qué andan las ciencias sociales? s ociales?
Por: Hugo Zemelman* 2004
¿Qué vieron de epistemolo epistemología gía crítica? MOTIVACIÓN PERSONAL, CIENCIAS SOCIALES Y MARXISMO: No es casual que, estando en el Colegio de México, haya comenzado a plantearme el problema del conocimiento social cuando estuve obligado a salir del país; por lo tanto, fue una forma de tomar conciencia del pasado, de lo ocurrido y de la responsabilidad responsabilidad que, en los acontecimientos de 1973, tuvieron las Ciencias Sociales; por lo tanto, es una reflexión epistémica que tiene, como puerta de entrada una situación histórica. Esto en varios sentidos: En primer lugar, con relación a si el análisis que se había estado haciendo haciendo en esos años, tanto en el ámbito académico como económico, sociológico, antropológico, etc., había sido o no un análisis enfocado a captar la complejidad de los fenómenos que se estaban dando en ese momento. Ese fue un interrogante, si quieren ustedes, de inspiración ética en cuanto se refiere a asumir la responsabilidad de las Ciencias Sociales en tales acontecimientos. acontecimientos. Santiago era un centro intelectual latinoamericano, latinoamericano, porque convergían en nuestro país intelectuales de muchos lugares del mundo, incluso de algunos países europeos. Era un punto de encuentro. ¿Qué había pasado en las Ciencias Sociales? ¿Qué había hecho o qué no había hecho? Ese fue el punto de partida, de carácter histórico general, vinculado — también— con una inquietud particular: ¿Qué había pasado con el pensamiento de inspiración marxista en Chile? Por qué digo esto: porque el marxismo era, en esos años (los 50, 60 y la primera parte de los 70), el paradigma estructurador básico de las disciplinas, en el ámbito de las humanidades.. Este segundo hecho ha perdurado en el tiempo y, de alguna manera, hoy día se ha agudizado el problema de lo que ha pasado con ese paradigma, que hemos heredado del siglo XIX, porque hemos avanzado en el tiempo, incluso, terminó por descartarse absolutamente, sin mayor discu discusió sión n seria seria de orden orden intele intelectu ctual, al, lo cual cual no podr podría ía consid considera erarse rse,, sino sino una una aberración intelectual, porque significa identificar un paradigma de pensamiento tan complejo como el elaborado por Engels y por Marx a la mera condición de un discurso ideológico o de poder o de un discurso partidario y, evidentemente, eso es una puerilidad que ningún trabajo intelectual, en serio, podría aceptar. Estas reflexiones, de corte epistémico, tienen un origen histórico concreto, este es el punto que quiero dejar marcado. Ha sido el intento de entender lo que pasó, en un país del mundo, con sus Ciencias Sociales, que condujo a ciertos desenlaces no desea esead dos. Sin em emb bargo rgo, en el que las las Cien iencia cias Socia ciales les tuvier viero on una responsabilidad; la de no saber dar cuenta de lo que estaba pasando ahí; la de haber quedado prisionera en algunos parámetros, no haber sabido romperlos y haber construido sujetos ficticios, no haber comprendido el comportamiento de los sujet sujetos; os; haber haber apoya apoyado do la constr construcc ucción ión de discu discurso rsoss ideol ideológ ógico icoss y discu discurso rsoss políticos sobre basamentos ficticios, como era suponer la existencia de sujetos no reales; evidentemente, es más que suficiente para que nosotros, en el contexto chileno y latinoamericano, nos planteáramos, planteáramos, sin perdernos en la especulación, especulación, una refl reflex exió ión n de cará caráct cter er epis episté témi mico co sobr sobre e cómo cómo se está está cons constr truy uyen endo do hoy hoy el conocimiento conocimiento en las Ciencias Sociales. SUJETO: Ahora, en el marco de esa perspectiva que es, de alguna manera, el rescate de la aparición del pensamiento crítico, en la versión de los clásicos o en las versiones revisa revisada dass de la Escuel Escuela a de Frank Frankfür fürt, t, princ principa ipalm lment ente e por por un Adorn Adorno o o por por un Horkheimer, se comenzó a dar esta reflexión que tiene muchas variantes. El gran problema que surge es que la discusión, en torno de las Ciencias Históricas o de las Cien Cienci cias as Soci Social ales es,, se habí había a olvi olvida dado do del del suje sujeto to.. El suje sujeto to qued quedó ó como como un presupuesto, presupuesto, como algo obvio, que no estaba necesariamente necesariamente rescatado. Y esto era particularmente importante en el ámbito problemático de un conocimiento que se pret preten endí día a que que con constru struye yera ra un con conocim ocimie ient nto o capa capaz, z, no sólo sólo de inte interp rpre reta tarr realidades, o sea, reducirse al mero marco de lo hermenéutico, sino que fuera un discurso capaz de intervenir en la realidad social, Digamos que, de alguna manera, en los inicios del siglo XIX se planteó la necesidad de construir un conocimiento que
no solamente explicara los fenómenos, sino que permitiera actuar sobre los fenómenos, tanto es así que Comte hablaba de una ingeniería social. Esta preocupación, que es muy constante a lo largo de todo el siglo XIX, es la que se ve reflejada en el propio Marx, en las famosas tesis de Feuerbach, que está centrada en rescatar la idea de práctica social en el ámbito de la construcción del conocimiento. Aquí es donde comienzan algunos de los problemas, porque cuando uno atiende a ese énfasis, en la práctica —llámese práctica social o capacidad de intervención— se encuentra con que el discurso se transforma en un discurso frívolo, en un discurso superficial. Los ejemplos pueden ser múltiples pero, si me atengo —en este momento— a las tesis de Feuerbach, el ejemplo es muy claro. Las tesis sobre Feuerbach se han reducido, puerilmente, a la tesis 11a que, en el fondo, es inentendible, como tal, sin la comprensión de las diez tesis anteriores. Sin embargo, en la discusión de los años 50, 60, e incluso en los 70, no se hablaba de las tesis de Feuerbach como un constructo epistémico incompleto, que sugería una línea para organizar el razonamiento de las Ciencias Sociales de una determinada manera, sino que se reducía a la consigna final de que el mundo no había que explicarlo sino que transformarlo. Pero, evidentemente, esa era la conclusión de las diez tesis anteriores, y éstas nadie las estudió ni nadie las discutió. Entonces el sujeto quedaba, evidentemente, reducido a un nombre, a un nombre que tampoco se supo rescatar y eso quedo demostrado en la Unidad Popular, donde el sujeto estuvo ausente, incluso, en la construcción del conocimiento social. Se cayó en un marxismo de carácter estructuralista, donde la historia estaba marcada por ciertas leyes implacables, ineluctables, que eran invariables y el sujeto era, simplemente, expresión de ciertos tipos de leyes. Eso llevó a un razonamiento mecánico y fatal que impidió reconocer las complejidades del curso histórico, las variantes del curso histórico —para decirlo en términos gramscianos— impidió entender la potencialidad de unas secuencias de coyunturas que, durante esos años, se fueron dando. Se vio la historia como una línea recta que no tenía variantes. PROGRESO, HISTORIA Y SUJETO: La Ciencia Social de inspiración positivista o neopositivista se ha construido sobre la base de algunos presupuestos. Uno de los más importantes es que la Ciencia Social tendría como cometido entender las leyes sociales, entender las regularidades sociales y que bastaría ese conocimiento entenderlo que sería el futuro de la sociedad. El futuro era entendido como una consecuencia de alguna causa y esa causa está contenida en ciertas leyes que rigen los fenómenos sociales. El concepto de progreso histórico, por ejemplo, está muy vinculado a esto. Las Ciencias Sociales conocen la realidad que está en un proceso de progreso, progreso que se asoció, a su vez, a la idea de emancipación, o sea, junto a una constatación de carácter epistémico había otra de carácter valórico. El conocimiento de las leyes de la Historia era coincidente con el descubrimiento de la liberación progresiva del ser humano, o sea, la sociedad avanzaba hacia una sociedad más igualitaria y el hombre avanzaba hacia su propia emancipación. Eso se rompe en el siglo XX, se rompe en los últimos veinticinco años pero no está lo suficientemente procesada la reflexión en el plano abstracto. ¿Qué pasa con el colapso del llamado socialismo real? ¿Qué significó eso en el plano de estas nociones básicas, de progreso, no progreso, de evolución constante y lineal? Esto demuestra, de una manera o de otra, que la sociedad, la historia tiene muchas direcciones simultáneas, tiene muchos rumbos posibles y que la historia deja de ser un campo regido por leyes y se transforma en un campo de batalla del sujeto. EJ: GLOBALIZACIÓN: CONSTRUIDA POR ALGUNOS SUJETOS Digámoslo de otra manera: la historia se muestra como una construcción de sujetos y, si esos sujetos no construyen la realidad, la construyen otros sujetos. Siempre hay alguien que la construye. El mejor ejemplo de lo que estoy señalando, de una manera o de otra sería lo que hoy está sucediendo con el llamado contexto caracterizado por la globalización. La globalización, en algunos discursos, se entiende como el resultado de una serie de leyes inmanentes a la materia social, como algo ontológico que estaba allí, ineluctable, y no como la construcción de determinados sujetos que tienen sus proyectos, que coinciden con la llamada
globalización; o mejor, que la globalización es la expresión de estos proyectos, de actores muy particulares y perfectamente identificables.
LAS CIENCIAS SOCIALES: ¿HISTORIOGRAFÍA O COMPROMISO CON EL PRESENTE? Por lo tanto, esto nos lleva a colocar en el centro del debate algo que es fundamental, que, de alguna manera, en los años veinte se había señalado por Gramsci, mirando el problema desde una perspectiva completamente no académica, y es que las Ciencias Sociales, para cumplir su cometido, tienen que enfrentarse con una exigencia de tiempo y espacio que es insoslayable, entender los fenómenos sociales, de cualquier índole que estos sean, en el corte del presente; es decir, no hay alternativas para las Ciencias Sociales. Si nosotros comenzamos a analizar los fenómenos sociales en una suerte de regresión a sus antecedentes genéticos, caemos en lo que, en estricto rigor, es la historiografía. Si ustedes revisan la producción de las Ciencias Sociales, de muchos momentos del desarrollo intelectual de estos países en los últimos años, verán que hay mucha sociología, mucha antropología, que no es antropología, que no es sociología, sino que, más bien, es historia; un intento de reconstrucción de fenómenos, mirado desde el punto de vista de sus antecedentes histórico-genéticos y, en cambio, la singularidad del reto de las Ciencias Sociales, que es atender a los fenómenos en el momento de su ocurrencia, en el momento de su plasmación social, que es el corte del presente, está ausente. DIFICULTADES DE ORDEN METODOLÓGICO La explicación de este hecho es muy simple, las dificultades de carácter metodológico, para dar cuenta del presente, son complejísimas. Es mucho más fácil que ustedes den cuenta de una lógica de razonamiento causal, distanciándose temporalmente de ellos. Entonces yo puedo reconstruir, a partir de efectos ya producidos, las causas de esos efectos. Pero cuando estoy enfrentado a la realidad, en el momento mismo que se está dando, que es el momento en que el sujeto puede intervenir sobre ella, porque el sujeto no puede intervenir sobre el pasado sino sobre el presente, desde el punto de vista metodológico, el asunto es más complejo. Quizás, los retos para enfrentar el análisis del presente, sean, básicamente, dos: 1) Lo que llamamos método de las Ciencias Sociales, hoy día, en el siglo XX, es un trasunto de lo que ha sido el desarrollo del método desde las ciencias duras, que se ha extrapolado muchas veces, en gran medida, vía psicología, a las Ciencias Sociales, de modo tal que, las exigencias que rigen el Método Científico, son exigencias que fueron definidas primero en las ciencias duras, especialmente en la física, y que después los sociólogos, los economistas y los antropólogos, etc. han tratado de reproducir—o vaciar—en el ámbito de las Ciencias Humanas. Ahí hay un punto fundamental. Si nosotros no somos capaces de cambiar esa estructura categorial, no podremos resolver el problema del análisis del presente y no estamos construyendo un conocimiento que, en realidad, pueda ser un conocimiento efectivo, en el sentido de traducirse en práctica. Este es un punto significativo que tiene costos intelectuales muy altos, porque significa romper con lo que es racionalidad, ciencia, verdad, realidad. 2) Pero ¿qué significa, en verdad, pensar la realidad en el presente? significa que el conocimiento social está enfrentado a la necesidad de activar y de potenciar la realidad y no solamente a describirla. Lo que nosotros estamos enfrentando es una realidad que, en sí misma, es dinámica, que no es sólo el efecto de una situación anterior sino que, a su vez, es generadora de consecuencias que, todavía, no son necesariamente observables pero que están allí y que, en la medida que nosotros no seamos capaces de dar cuenta de esa complejidad, de una realidad dada que está produciendo realidades —que es lo que en el fondo significa el análisis del presente— no podremos nunca generar un conocimiento que permita potenciar la realidad, sino simplemente describirla.
Este es un punto importante y que tiene varias implicaciones. Una de ellas —es que tenemos que esforzarnos por entender que no toda la realidad que tenemos delante, realidad que resulta de las complejas relaciones entre sujetos —múltiples relaciones que se dan entre sujetos (la realidad, en definitiva, es el entramado que se va creando por sujetos interactuando en distintas coordenadas de tiempo y espacio a la vez) — debe ser estudiada. Hay realidades que son, simplemente, efectos de otras. Tenemos, entonces, que saber encontrar aquellas realidades que son articuladoras, dinámicas, dinamizadoras de situaciones —o de procesos— que son las que deben ser, preferentemente, leídas y, por lo tanto, analizadas. REALIDAD Y MUNDO DE VIDA Sin embargo, esto está asociado a otro problema: ¿Cómo es posible leer la realidad? ¿Cómo puedo, yo, distinguir una realidad que sea una realidad principal, dinamizadora, de una realidad que sea sólo consecuencia estática? La primera gran cuestión, que viene desde los clásicos y que se vuelve a retomar con mucha fuerza, es de nuevo colocar en el tapete de discusión el concepto de objetividad. Y podemos conceptualizarlo en función de una de las características básicas de la realidad socio-histórica, que la distingue totalmente de la física, de la química, de la biología, etc., que es la presencia de sujetos constructores de realidad. Aquí nos encontramos, entonces, frente a una exigencia gnoseológica importante: la realidad socio-histórica no es un conjunto de objetos que están ontológicamente delante del investigador esperando ser descubiertos cómo quien descubre una estrella. La realidad socio-histórica es un conjunto de ámbitos de sentido que sólo es comprensible si se vincula con acciones, con intencionalidades sociales, en una palabra, de los sujetos. Es el concepto de mundo de Husserl, una manera de nombrar a la realidad objetiva, que ya no es la realidad entendida objetiva como un conjunto de objetos medibles, sino que es la realidad entendida como un conjunto de ámbitos, que tienen sentidos diferentes según sean los sujetos. Mundo de vida es realmente el ámbito de las Ciencias Sociales. Apel habla ya no de realidades objetuales sino de realidades horizónticas. Indudablemente es una contribución importante que habría que asimilar del discurso de la hermenéutica. EL PROBLEMA DE LOS LÍMITES y LO PARAMETRAL Yo quisiera plantearles el siguiente tema: uno de los grandes problemas que enfrentamos nosotros, en la reflexión de este orden, con relación a las Ciencias Sociales, es que las Ciencias Sociales tienen que resolver un problema grave que es el problema de los parámetros o, para decirlo en términos más filosóficos, que ya ha dado lugar a una serie de discursos filosóficos en algunos lugares —en Alemania, por ejemplo— como lo es la Filosofía de los Límites. [pág.web: La tesis central de Wittgenstein, que justifica su modo de hacer filosofía y constituye el gran supuesto de sus indagaciones es que el límite del lenguaje señala la línea de demarcación entre lo que puede y no puede ser pensado. Lo que conduce al siguiente planteamiento metodológico: por medio del análisis del lenguaje se pueden establecer los límites del pensamiento] Este es un punto extremadamente
interesante. De alguna manera, ustedes lo tienen presente en algunas versiones del pensamiento crítico, como el caso de Adorno con la llamada dialéctica negativa.
[dialéctica negativa: Wikipedia: Pretende proseguir el tipo de filosofía inaugurado por Hegel en una situación diferente. El movimiento dialéctico del pensamiento no termina en una síntesis superior de los opuestos, sino que deja las contradicciones con toda su crudeza como muestra de las contradicciones reales existentes en la realidad]. El problema del límite es un tema al que se le puede aducir un valor
universal, pero también reviste un valor particular en las Ciencias Humanas. ¿Qué es el problema del límite? ¿Qué es el problema de los parámetros? Es tan sencillo como lo siguiente: 1) si nosotros estamos enfrentados a realidades terriblemente dinámicas; 2) si estamos enfrentados a realidades que, además de su dinamismo, no están claramente sometidas a leyes —a regularidades— se nos cae, en una medida importante, la capacidad de predicción, de previsibilidad; por lo tanto, estamos enfrentados a cómo las Ciencias Humanas miran el futuro y, es aquí donde adquiere presencia la vieja idea de los clásicos —que está presente en todos los clásicos— que, de una u otra manera, la llaman de manera distinta, que es la idea
de la Construcción Social. Pero aquí viene el punto: ¿Cómo puedo yo organizar un conocimiento sobre lo dinámico sin que este conocimiento quede desfasado? Porque es tan simple como eso: si yo tengo una estructura conceptual, si yo tengo una teoría, un concepto, y estoy pensando que ese concepto tiene, como denotación, una realidad que está en proceso de rápido cambio, el concepto no está cambiando; por lo tanto, el concepto me está dando un reflejo de una realidad que puede haber sido superada por su propio movimiento, por su propio dinamismo. Eso produce el desfase (o el desajuste) entre el contenido del concepto (o el contenido de las estructuras conceptuales) y aquello que yo quiero nombrar de la realidad con esos conceptos. Es aquí donde se nos plantea el problema de los límites. Si yo me atuviera a Adorno, diría que el problema del límite consiste en entender que siempre hay una realidad excedente, que siempre hay una realidad en el manejo de los conceptos que no está en los conceptos; por lo tanto, eso obliga a manejar los conceptos de manera abierta; por lo tanto, significa entender los conceptos de manera distinta, que nos viene a cuestionar el llamado principio de determinación de contenidos, y eso no es fácil de resolver, porque, obviamente, rompe con uno de los principios claves de la cientificidad, tal como viene siendo heredada de las Ciencias Naturales, que es el principio de identidad. Se nos complica decir que la realidad está siempre más allá de los límites conceptuales. Como diría, en una óptica diferente, E. Morin, planteándose el problema de las disciplinas científicas de hoy día: "hay un problema ya no sólo con los conceptos, con los límites conceptuales, sino que hay un problema con los límites disciplinarios". El problema del límite también se expresa en la necesidad de repensar lo que significa en este momento hablar de límites disciplinarios. Estamos, por lo tanto, enfrentados a la necesidad de trabajar un concepto transdisciplinario. Esta es la discusión que viene con Gurvitch en adelante —estoy hablando de mediados de los años treinta— que fue muy fuerte, en América Latina, en los primeros institutos de investigaciones sociales, como los argentinos y mexicanos, en la Escuela de Sociología de la FLACSO, en los años 60, en Santiago, que era comenzar a pensar más allá de los límites disciplinarios. Sin embargo, no se logró superar. Pudo más la inercia de la comunidad de sociólogos y de economistas, de seguir atrincherados en los objetos disciplinarios, a pensar la realidad que estaba rompiendo con esos límites disciplinarios. Es aquí donde viene la pertinencia de la cita de E. Morin: "hay más realidad entre dos disciplinas que en cada una de ellas por separado".. PRÁCTICA INVESTIGATIVA, DOCENTE Y PROFESIONAL Esto no se va a resolver al nivel de la filosofía de las ciencias, no se va a resolver al nivel de la mera especulación. Se tiene que resolver en el plano de la práctica investigativa, de la práctica docente y también de la práctica profesional. Hay que saber manejarse fuera de esos límites. Este problema del límite o el problema de los parámetros, es un punto fundamental. De otro modo, nos quedamos atrapados dentro de lo que podríamos llamar las cristalizaciones de los fenómenos sociales, y no en su movimiento interno; quedarnos rezagados respecto de lo que está ocurriendo en el momento que queremos estudiar la realidad, que es siempre el corte del presente. Este es uno de los retos que, indudablemente, hoy tienen las Ciencias Sociales en América Latina. En la concepción de4 ciencias sociales de Zemelman, tan ligada a la intervención, al presente y al futuro, la pedagogía puede ser entendida como ciencia. Ahora bien, hay un punto adicional con el cual yo quisiera terminar y que es parte de las preocupaciones epistémicas de hoy. La relación de conocimiento, la vieja relación de conocimiento sujeto-objeto en el ámbito de las Ciencias Humanas, se complica mucho; es mucho más compleja que la relación de conocimiento que ustedes puedan ver en la astrofísica; porque las Ciencias Humanas están enfrentando un reto que no es propio de las Ciencias Naturales, pero que sí es inherente a nosotros, a este quehacer: 1) que hay ciertos fenómenos de la realidad social que, probablemente, manejémoslo como hipótesis, no son susceptibles de explicar, pero que, sin embargo, el no poder explicarlos, en el sentido de construir
una gran teoría sobre una cantidad enorme de fenómenos, no justifica que no puedan ser pensados, es decir, hay una necesidad de pensar los fenómenos sociales que no se agota en la posibilidad de su explicación. 2) Un segundo problema, derivado de la relación de conocimiento sujeto-objeto, es que cada vez más, en el ámbito de las Ciencias Sociales, se ve la irrupción de exigencias de construcción conceptual y de construcción de conocimiento que no se agota en lo que, técnicamente, podríamos llamar función cognoscitiva. Hay fenómenos que no se entienden sino gnoseológicamente porque se resisten a la relación causa-efecto. Pero este hecho no significa que no puedan ser objeto de una racionalidad científica, lo que pasa es que los fenómenos sociales nos están obligando a entender la racionalidad científica de una manera más amplia de lo que podríamos entenderlo en la historia de las viejas Ciencias Naturales. El problema que ya comenzó en la disciplina histórica, y la historia siempre nos lleva la ventaja, lo digo porque nos ha enseñado cosas que nosotros en las Ciencias Sociales aún no terminamos de aprender, una es ésta: enriquecer el lenguaje, el lenguaje con el cual aprehender la realidad que es un lenguaje que combina la función cognitiva, analítica, sometida a la lógica de las determinaciones, o a la lógica de factores como quieran llamarlo, con los lenguajes connotativos que involucran funciones gnoseológicas que ya no están tan claramente sometidas a la lógica de determinación o a las lógicas explicativas. Ahí tenemos un reto. Otro reto que viene de la historia, es el uso de una serie de recursos del lenguaje que la historiografía de hoy está utilizando y que en el ámbito de las Ciencias Sociales aún no nos atrevemos a emplear. El extendimiento de nuestro lenguaje, es uno de los retos que nos viene de la historia, como es el caso de Arthur Danto con la recurrencia a la forma narrativa . Eso es algo a que nos resistimos, para nosotros lo narrativo tiene algo de peyorativo en la medida que parece ser una forma de exposición de ideas que no se ciñen con estricto rigor al canon metodológico elaborado a partir de la física, es decir de la lógica de la explicación. Rescate de lo narrativo para las ciencias sociales. CRISIS DE PARADIGMA DE LA EXPLICACIÓN Todo esto que les estoy planteando son problemas abiertos a la discusión, para los cuales pueden haber muchas respuestas. Pero apuntan a una cuestión central: que las Ciencias Sociales de fines de siglo, quizás por la crisis del concepto de legalidad, están enfrentando una crisis de paradigmas. Unos pueden ser marxistas, otros estructuralistas, sistémicos, fenomenológicos u otros podrán ser hermenéuticos, pero son en definitiva estructural-funcionalistas; no nos llamemos a engaño, entonces, lo que está ocurriendo ahora por las deficiencias que he tratado rápidamente de mencionar, es una crisis del paradigma de la explicación. Yo creo que lo que estamos viviendo es una crisis de ese paradigma que, en el fondo, es el paradigma cartesiano trasladado a las Ciencias Sociales y, por ello, es un paradigma muy poderoso que, con variantes, modificaciones y con enriquecimientos tiene ya cuatrocientos años.