CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA
La vanguardia olvidada de Febrero El mito de la revolución espontánea de Rusia Jason Yanowitz 2011
En el Día Internacional de la Mujer, 23 de febrero de 1917, después de casi tres años de guerra brutal, las obreras textiles de Petrogrado se declararon ilegalmente en huelga ante la escasez de alimentos. Pronto, otros obreros se unieron. Al final del día, 75,000 obreros estaban en huelga. Al día siguiente, ya eran 200,000 obreros. Y al tercer día, la huelga era general, con casi 400,000 participantes, entre ellos estudiantes, profesores y trabajadores de cuello blanco, en todo Petrogrado. [1] Después, el 27 de febrero, se rebelaron las guarniciones militares de Petrogrado, pasándose al lado de la revolución y abriendo los arsenales a los obreros. La policía se escondió. En los siguientes días, la revolución se extendió a las ciudades y guarniciones vecinas. Y terminó el 2 de marzo. El zar abdicó el trono. Su hermano abdicó al día siguiente. Trescientos años de autocracia habían terminado. Los obreros formaron Soviets o consejos obreros; la burguesía, el Gobierno Provisional. Los meses que siguieron, dos clases lucharon por el poder, hasta que la Revolución de Octubre derrocó al Gobierno Provisional y creó el primer Estado obrero. ¿Cómo una dinastía centenaria se acabó en poco más de una semana? En su “Historia de la Rusia soviética”, de catorce volúmenes, el historiador británico E.H. Carr escribió: “La revolución de febrero de 1917... fue el estallido espontáneo de una multitud exasperada por las privaciones de la guerra... Los partidos revolucionarios no tomaron parte directa en la realización de la revolución. No se lo esperaban, y al principio estuvieron un poco desconcertados por ella. La creación de un Soviet de Diputados Obreros en Petrogrado, en el momento de la revolución, fue un acto espontáneo de grupos de obreros sin dirección central”. [2] Esta es la explicación convencional: enfrentando a un zar idiota, a un gabinete torpe y a una guerra devastadora, el pueblo ruso espontáneamente se levantó en ira. Hay una unanimidad notable acerca de este argumento, en la que confluyen fuerzas políticas que rara vez están de acuerdo. En su clásica historia de Occidente, William Chamberlin escribió: “El derrumbe de la autocracia Romanov... fue la revolución más anónima, espontánea y sin líderes de todos los tiempos” [3]. El anarquista ruso Volin señaló: “[L]a acción de las masas fue espontánea, 1
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA lógicamente, culminando un largo período de experiencia concreta y de preparación moral. Esta acción no fue organizada ni dirigida por ningún partido político” [4]. En su biografía de Lenin, el marxista británico Tony Cliff escribió: “La revolución fue completamente espontánea y no planificada”. [5] Tal vez el relato más famoso de Febrero proviene de la “Historia de la Revolución Rusa” de Trotsky [6]. Aunque por lo general un tour de force de materialismo histórico, la historia de Febrero que cuenta Trotsky es un poco débil. Por un lado, él no cree que fuera espontáneo (“La leyenda de la espontaneidad no explica nada”, dice) [7]. Por otra parte, al explicar los mecanismos en desarrollo, propone muchos de los mismos argumentos de quienes sostienen la tesis de la espontaneidad: revolucionarios incompetentes, tomados por sorpresa, incapaces de jugar un papel útil. Una muestra tomada de sus capítulos sobre Febrero: “A nadie se le pasó por las mentes que el Día Internacional de la Mujer pudiera convertirse en el primer día de la revolución”, “venciendo la resistencia de las propias organizaciones revolucionarias; con la particularidad de que esta espontánea iniciativa corrió a cargo de la parte más oprimida y cohibida del proletariado: las obreras del ramo textil”, “los dirigentes estaban viendo el movimiento desde arriba; vacilaban, se rezagaban – en otras palabras, ellos no dirigían. Fueron arrastrados por el movimiento”, “Las masas casi no tenían ningún liderazgo desde arriba. Los periódicos fueron silenciados por la huelga”, los “líderes trataron de detenerlo” [8]. ¿Por qué estos líderes eran tan malos? Trotsky escribe: “Los revolucionarios más prestigiosos, jefes de los partidos de izquierda, se hallaban en la emigración, en las cárceles y en el destierro. Cuanto más peligroso era un partido para el viejo régimen, más cruelmente se hallaba decapitado al estallar la revolución… Los dirigentes accidentales, precisamente porque estaban habituados a obrar como elementos subalternos bajo la autoridad inapelable de la dirección, no se consideraban a sí mismos ni consideraban a los demás capaces de desempeñar una misión directiva en los acontecimientos revolucionarios... La insurrección tenía en el partido de los bolcheviques a la asociación más afín, pero decapitada, con cuadros dispersos y grupos débiles y fuera de la ley. Y a pesar de todo, la revolución, que nadie esperaba en aquellos días, salió adelante…” [9] Y sin embargo, la revolución sucedió. Y para explicarlo, Trotsky proporciona formulaciones vagas y algo metafísicas: “Para apreciar debidamente la situación y decidir el momento oportuno para emprender el ataque contra el enemigo, era necesario que las masas, su sector dirigente, tuvieran sus postulados ante los acontecimientos históricos y su criterio para la valoración de los mismos. En otros términos, era necesario contar, no con una masa como otra cualquiera, sino con la masa de los obreros petersburgueses y de los obreros rusos en general, que habían pasado por la experiencia de la revolución de 1905, por la insurrección de 2
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Moscú del mes de diciembre del mismo año, que se estrelló contra el regimiento de Semenov, y era necesario que en el seno de esa masa hubiera obreros que hubiesen reflexionado sobre la experiencia de 1905, que supieran adoptar una actitud crítica ante las ilusiones constitucionales de los liberales y de los mencheviques, que se asimilaran la perspectiva de la revolución, que hubieran meditado docenas de veces acerca de la cuestión del ejército, que observaran celosamente los cambios que se efectuaban en el mismo, que fueran capaces de sacar consecuencias revolucionarias de sus observaciones y de comunicarlas a los demás. Era necesario, en fin, que hubiera en la guarnición misma soldados avanzados ganados para la causa, o, al menos, interesados por la propaganda revolucionaria y trabajados por ella. En cada fábrica, en cada taller, en cada compañía, en cada café, en el hospital militar, en el punto de etapa, incluso en la aldea desierta, el pensamiento revolucionario realizaba una labor callada y molecular… elementos de experiencia, de crítica, de iniciativa, de abnegación, iban impregnando a las masas y constituían la mecánica interna, inaccesible a la mirada superficial, y sin embargo decisiva, del movimiento revolucionario como proceso consciente. A la pregunta…: ¿Quién dirigió la insurrección de Febrero?, podemos, pues, contestar de un modo harto claro y definido: los obreros conscientes, templados y educados principalmente por el partido de Lenin.” [10] Es decir, los obreros que hicieron la revolución aprendieron política de su experiencia vivida y de los bolcheviques, pero actuaban al margen de la dirección del partido o no eran miembros del partido. Esto descarta a otros grupos involucrados en Febrero y minimiza el papel de los bolcheviques en la escena, que eran mucho más que simples profesores de teoría. Los bolcheviques participaron activamente en las batallas de clase, no sólo antes y después de Febrero, sino también durante el derrocamiento del zar. La explicación de Trotsky y las explicaciones más convencionales omiten la verdadera historia de lo que se necesitó para poner fin al régimen zarista en Febrero, desechando lecciones valiosas para todos los que están interesados en el proceso de cambio revolucionario. Todas las versiones de la tesis de la espontaneidad colocan incorrectamente a los socialistas al margen de la revuelta contra el zar. Esto debería parecernos extraño. Los historiadores de todos los colores políticos coinciden en que los socialistas rusos construyeron su organización durante muchos años, que lucharon en las fábricas y agitaron por el cambio revolucionario, incluyendo el derrocamiento del zar. Sin embargo, según los relatos más comunes, a pesar de dedicar su vida a ello, a pesar de trabajar en las fábricas que dirigieron la revolución, estos activistas fueron sorprendidos totalmente 3
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA desprevenidos. Y luego, ya durante la revolución misma, demostraron ser inútiles, estaban confundidos e, incluso, en palabras de Carr, “perplejos”. Pero, justo después de la caída del zar, regresaron de por ahí, organizando para asegurar el control de la sociedad por los obreros y ganaron el liderazgo de la clase. De esta forma, nos pintan un Febrero como un suceso de total discontinuidad. Este artículo tiene una visión diferente. Después de discutir la situación política y económica que la izquierda enfrentó en camino a Febrero, voy a revisar los principales defectos del argumento de la espontaneidad. En verdad, los socialistas participaron en todas las etapas del proceso revolucionario en Rusia.
Los revolucionarios y la Primera Guerra Mundial A pesar de que muchas de las personas que consideramos como los líderes de los distintos partidos socialistas estaban en el exilio en Febrero, regresando recién en los meses siguientes, todavía había una presencia socialista organizada en Petrogrado [11]. Hubo cinco grupos principales que jugaron un papel catalítico en Febrero. Estos no aparecieron recién en 1917; se habían estado organizando durante muchos años. Los grupos, en orden descendente de tamaño, fueron los bolcheviques, los mencheviques, los interdistritales, los eseristas y varios grupos anarquistas. No todo obrero o soldado se consideraba alineado con uno de estos grupos, sin embargo, éstos proporcionaban dirección política permanente. Los bolcheviques organizados para la autoemancipación de la clase obrera, creían que era la única clase con el interés y la capacidad para poner fin a la explotación. Esperaban que los obreros encabezaran la revolución para derrocar al zar y se unieran con los campesinos para luchar por los derechos de todos los trabajadores. En 1917, los bolcheviques tenían múltiples niveles de organización política operando en Petrogrado. Para los bolcheviques de toda Rusia, el Buró Ruso del Comité Central era el responsable de la dirección en el terreno. En Petrogrado, estaba el Comité de Petrogrado, que proporcionaba dirección en toda la ciudad. Luego, a nivel de distrito, estaban los comités distritales, sobre todo el Comité del Distrito de Vyborg [12]. En el momento de la revolución, los bolcheviques en Petrogrado contaban con unos 3,000 miembros en 110 células, principalmente asentadas en las fabricas [13]. Los mencheviques por lo general creían que los obreros tenían que luchar codo con codo con la burguesía para derrotar al zar. Mientras que su ala derecha estaba a favor de la guerra y estaba unida en estrecha colaboración con la burguesía en Febrero, su ala izquierda era internacionalista y actuó al lado de la clase obrera durante la revolución. El ala izquierda tenía 400-500 miembros, con veinticinco a treinta fracciones en centros de trabajo [14].
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA El Comité Interdistrital [Mezhraiontsy] existía esencialmente sólo en Petrogrado. Era una fracción disidente de los socialdemócratas, mencheviques y bolcheviques, que era sólidamente internacionalista. Ellos buscaban la unidad del movimiento socialdemócrata. Trotsky se unió a este grupo cuando regresó a Rusia en abril de 1917. En Febrero, tenían unos pocos cientos de miembros, siete comités de distrito, dieciséis células de fábrica y dos secciones universitarias [15]. Los socialistas revolucionarios (SR) se orientaban al campesinado. Veían a la clase trabajadora más grande de Rusia como el principal motor de la revolución, y, en varios momentos de su historia, se basaron en gran medida en el terrorismo para desafiar al gobierno. Al igual que los mencheviques, los eseristas estaban divididos en dos amplios campos sobre la cuestión de la guerra. Su ala derecha estaba sólidamente a favor de la guerra [16]. El ala izquierda, mucho más pequeña y antibelicista, estaba orientada hacia el ejército y colaboraba con otros socialistas. Cuando se desencadenó la revolución, muchos eseristas habían sido recién detenidos, pero el año anterior el partido SR tuvo entre 500 a 600 miembros en treinta células, principalmente concentradas en unas pocas fábricas. De cualquier forma, eseristas individuales se vincularon con grupos revolucionarios en Febrero (en particular, con el Comité Interdistrital). [17] Por último, había anarquistas –individuos y pequeños grupos de anarquistas– que también coordinaban actividades. Su política iba desde el sindicalismo hasta el individualismo puro. [18] En los años previos a Febrero, aunque tuvieron fuertes debates entre ellos, estos grupos también trabajaron juntos, colaborando a nivel de taller en torno a una fuerte oposición a la guerra y a la autocracia [19]. Ellos sufrieron una fuerte represión desde el momento en que empezó la Primera Guerra en 1914 (y para empeorar las cosas, la lucha de clases colapsó cuando al principio los trabajadores abrazaron el patriotismo). El tiempo promedio de la carrera de un activista clandestino se redujo a tres meses. [20] En su condición de grupo con mayor influencia en la clase obrera, los bolcheviques fueron el principal objetivo de la represión estatal. Sin embargo, también estaban mejor posicionados para capear el temporal. De hecho, las revistas mencheviques de la época se lamentaban de su falta de influencia [21]. En 1912, los bolcheviques tuvieron seis diputados elegidos a la Duma. Sus campañas legales (en particular, los planes de seguro para los obreros) les pusieron en contacto con casi toda la clase obrera de Petrogrado. Fue entonces cuando se declararon un partido aparte. Entre 1910 y 1914, su número en Petrogrado creció de 600 a 6,000. Después de que el zar envió a 1,500 bolcheviques de Petrogrado al frente, el Partido se redujo a alrededor de un centenar de miembros en la ciudad [22]. Pero después de que la fiebre de guerra inicial se desvaneciera, los bolcheviques volvieron a crecer. A lo largo de 1915 y 1916, hubo oleadas de detenciones masivas. Debido a sus raíces en las fábricas, los bolcheviques fueron capaces de reconstruirse todo el tiempo. Todos los grupos sufrieron la represión. El 5
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA gobierno tuvo mucho éxito en el ataque a los SR [23]. Pero los cuadros de todos los grupos seguían organizando y desarrollando redes en las fábricas. Los metales y los productos químicos fueron los únicos productos cuya producción aumentó después de 1914, y todo el crecimiento se destinó a los objetivos de guerra inmediatos. La debilidad del sistema de transporte ferroviario de Rusia dio lugar a un círculo vicioso de escasez de acero y combustible – la economía no podía transportar el suficiente combustible para producir el acero que permitiera extender las líneas de tren para poder llegar al carbón que tenía [24]. A finales de 1915, la pérdida de territorio que sufrió Rusia disminuyó aún más su capacidad industrial en un 20 por ciento. Además, las importaciones de Rusia disminuyeron 65 por ciento entre 1914 y 1915 [25]. La extracción mineral se redujo un 53 por ciento; la madera, el 38 por ciento; la seda y el papel, el 20 por ciento; los alimentos, el 22 por ciento; y el algodón, 18 por ciento [26]. En octubre de 1916, la carne tenía un costo 2,3 veces superior al de preguerra; la harina de centeno, 2,4 veces; el trigo, 2,7 veces; el azúcar, 2,4 veces; y la mantequilla, 8,5 veces. La ropa era cuatro o cinco veces más cara [27]. Mientras tanto, las necesidades de producción para la guerra aumentaron el tamaño y la concentración de la clase obrera en las ciudades y la industria pesada. La población de Petrogrado creció un 10 por ciento durante la guerra [28]. Los obreros metalúrgicos subieron del 40 por ciento al 60 por ciento en su participación en la fuerza laboral, mientras que los obreros textiles se redujeron de 16 por ciento a 11 por ciento [29]. En enero de 1917, sólo el 55 por ciento de los obreros había estado en las fábricas al inicio de la guerra. La escasez de viviendas creció, obligando a las familias de la clase obrera a vivir en un promedio de 20 personas en un apartamento, mientras que los alquileres se triplicaban. Había tanta demanda de mano de obra calificada que la Asociación de Fabricantes de Petrogrado desechó su lista negra de revolucionarios [30]. En 1916, desesperado por más tropas, el zar abandonó su política de mantener a los radicales fuera del ejército y, como resultado, comenzó a enviar al frente a algunos de los mejores organizadores revolucionarios [31]. Debido a que los primeros meses de la guerra habían diezmado experimentados oficiales, estos revolucionarios llegaron a un frente donde el 90 por ciento de los oficiales del cuerpo eran nuevos, listos para la agitación [32]. En Febrero, muchos oficiales eran abiertamente hostiles al zar [33]. Con este telón de fondo –una economía destrozada, una clase obrera en crecimiento y un ejército enfurecido– las organizaciones revolucionarias crecieron. Los bolcheviques publicaban folletos, comenzaron un diario, y continuaron su campaña contra el Estado. También utilizaron diversas formaciones legales, incluidas las organizaciones de seguros, las cooperativas de trabajadores y los clubes y círculos culturales y educativos. A finales de 1916, había 86 organizaciones para ayudar a los enfermos, la mayoría de ellas organizadas por los bolcheviques, que contaban con 176,000 miembros (equivalentes al 45 por ciento de la clase 6
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA obrera) en Petrogrado [34]. Una parte de revolucionarios de Moscú y Petrogrado llevaba una vida en la superficie, “legal” [35]. Muchos obreros jóvenes se unieron a los bolcheviques y eran bastante activos. Considerando las grietas en la sociedad rusa, tenían una perspectiva general de crecimiento en medio del caos de la guerra y eran bastante activos. Por ejemplo, I.K. Naumov, obrero de la Nueva Fábrica de Construcción de Maquinaria Parviainen, tenía sólo veintidós años en 1917, sin embargo, ya había estado en la cárcel y era miembro del Comité bolchevique de Petersburgo y del Comité Distrital de Vyborg. Después de Febrero, fue delegado a las tres Conferencias del Partido de la ciudad en 1917, delegado de fábrica ante el Soviet de Petrogrado, y miembro del Soviet Central de los Comités de Fábrica [36]. La historia fue similar con otros grupos. En los frentes del norte, los SR imprimían y distribuían propaganda [37]. En Kronstadt, circulaban literatura entre los marineros [38]. En Petrogrado, trabajaron con otros socialistas, en particular, con los interdistritales que se las arreglaron para mantener funcionando una imprenta a lo largo de la guerra y eran bastante activos en la organización en las planta de producción [39]. A medida que Rusia comenzó a sufrir derrotas en la guerra, la lucha de clases se agudizó en 1915 y los socialistas estuvieron allí. En un informe de 1915, la Ojrana (policía secreta) atribuyó una gran huelga a “(1) la presencia de una organización socialdemócrata y su intensa actividad, y (2) a los aumentos excesivos del coste de las necesidades.” [40] Con la guerra agobiando, los socialistas aumentaron su actividad. La izquierda en Rusia tenía una tradición de llamar a un día de huelga general en las fechas importantes para el movimiento socialista – celebraciones (como el Primero de Mayo), recuerdos de masacres (como el Domingo Sangriento, la masacre del 9 de enero que provocó la revolución de 1905), o en protesta por la persecución del gobierno (por ejemplo, cuando los bolcheviques miembros de la Duma fueron juzgados por traición a principios de 1915). A menudo, estas huelgas se desarrollaban en Petrogrado a través de “llamados” –una planta iba a la huelga, marchaba a otras fábricas y demandaba que los otros obreros también se unieran en huelga. La alta densidad de los obreros y las fábricas en Petrogrado hicieron que esta táctica fuera efectiva. De ahí que los socialistas centraran su trabajo en organizar las fábricas más grandes, ya que actuaban como motores para la lucha de clases en toda la ciudad. La policía secreta estaba cada vez más preocupada acerca de toda esta actividad, advirtiendo que se expandía el tamaño de “la clandestinidad revolucionaria... por medio de una afluencia de nuevos miembros y el regreso del exilio y del servicio militar de los miembros del partido con más edad”. También tomaron nota de que los bolcheviques “decidieron acercarse al Comité Interdistrital... y no se descarta la posibilidad... de un bloque con los populistas [SR].” [41] 7
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A pesar de este registro, los historiadores han tejido un relato de espontaneidad que por lo general se basa en una combinación de tres mitos principales acerca de la Revolución de Febrero: [42]
Ignorancia: Ningún socialista pensaba que la revolución era una posibilidad a corto plazo (y por lo tanto no estaban en condiciones de desempeñar un papel en su aceleración). Incompetencia: Los socialistas pasaron los días de Febrero tratando de ponerse a tono, nunca fueron capaces de intervenir eficazmente en los acontecimientos. Aislamiento: Fue debido a su pobre actuación en Febrero que la situación postzarista fue tan desfavorable: los revolucionarios socialistas tenían poca representación en los Soviets iniciales y la burguesía fue capaz de formar el Gobierno Provisional.
Mito 1: La ignorancia “Nosotros, los de la generación más vieja, no viviremos para ver las batallas decisivas de la revolución que se avecina.” Lenin, enero de 1917 [43] Los historiadores suelen citar estas líneas del discurso de Lenin a los jóvenes obreros en Suiza. Examinar la psicología detrás de esta afirmación está más allá de este artículo, aunque otros lo han hecho [44]. Sin embargo, se estaba refiriendo a una revolución en toda Europa y no era en absoluto pesimista acerca de las posibilidades. Los párrafos justo antes de esa famosa declaración dicen: “No nos debe engañar el silencio sepulcral que ahora reina en Europa. Europa lleva en sus entrañas la revolución. Las monstruosidades de la guerra imperialista y los tormentos de la carestía hacen germinar en todas partes el espíritu revolucionario, y las clases dominantes, la burguesía, y sus servidores, los gobiernos, se adentran cada día más en un callejón sin salida del que no podrán escapar en modo alguno sino a costa de las más grandes conmociones. “Lo mismo que en la Rusia de 1905 comenzó bajo la dirección del proletariado la insurrección popular contra el gobierno zarista y por la conquista de la república democrática, los años próximos traerán a Europa, precisamente como consecuencia de esta guerra de pillaje, insurrecciones populares dirigidas por el proletariado contra el poder del capital financiero, contra los grandes bancos, contra los capitalistas. Y estas conmociones no podrán terminar más que con la expropiación de la burguesía, con el triunfo del socialismo.” [45]
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Aunque era reacio a proporcionar un calendario, Lenin vio que la guerra aceleraría el proceso de la revolución. Por buenas razones, las perspectivas bolcheviques en Rusia eran cualquier cosa menos deprimentes. En los años previos a la guerra, la clase obrera vio renovada su combatividad y confianza después de años de reacción. En 1912, el 36 por ciento de los obreros de las fábricas rusas tomó parte en huelgas. En 1913, lo hizo el 45 por ciento. En el primer semestre de 1914, el 68 por ciento de los trabajadores participó en huelgas [46]. Justo antes del inicio de la guerra, hubo una importante huelga en Petrogrado que un historiador describió de esta manera: “Muchos miles de obreros se enfrentaron entonces con la policía –a veces peleando con palos o tirándoles piedras desde barricadas improvisadas. Las mujeres y los niños se unieron en la construcción de estas barricadas –con postes de teléfono y de telégrafo, carros volcados, cajas y armarios. Tan pronto se dispersaba una manifestación o se destruía una barricada, los obreros, después de evacuar a los heridos, se reagrupaban, y empezaban nuevamente los enfrentamientos. Distritos enteros se quedaron sin luz, debido a que fueron destruidas las lámparas de gas y queroseno.” [47] El gobierno sólo pudo restablecer el orden el 15 de julio, solo cuatro días antes de que empezara la guerra. Los participantes en las huelgas se redujeron de 1’300,000 en la primera mitad del año a sólo 9,500 durante el resto de 1914, debido a una mayor represión combinada con una ola inicial de patriotismo [48]. Pero a medida que los efectos de la guerra se expandían por toda la sociedad, las huelgas volvieron a aumentar. En 1915, el 28 por ciento de los obreros fabriles tomó parte en las huelgas; en 1916, el 50 por ciento; y sólo en los dos primeros meses del año 1917, el 35 por ciento (más de cuatro veces el ritmo de 1916). [49] A medida que la guerra avanzaba, los huelguistas comenzaron a hacer más demandas políticas. El gobierno definió como huelgas económicas a aquellas cuyas principales demandas podían ser satisfechas por la gerencia. Las huelgas políticas obligaron a que la autocracia hiciera cambios. Por ejemplo, una huelga contra un capataz particularmente vil era una huelga económica; aquellas en las que se protestaba por una masacre del gobierno se consideraron huelgas políticas. Si bien las huelgas políticas son siempre ilegales, las huelgas económicas eran técnicamente legales (aunque “fomentarlas”, “instigarlas” u “organizarlas” era ilegal) [50]. En una autocracia, la línea que las separa se difumina fácilmente. Frente a la alta inflación, las huelgas obreras por grandes aumentos salariales, en contra de las empresas con contratos de guerra, eran intrínsecamente políticas; sus exigencias sólo podían ser satisfechas si el gobierno estaba dispuesto a pagar por la producción de guerra. En el primer semestre de 1914, el 74 por ciento de las huelgas fueron políticas (más que todas las de 1912 y 1913 tomados en conjunto). En 1915, el 29 por ciento de las huelgas plantearon demandas explícitamente políticas. En 1916, este subió un poco, a 32 por ciento. Pero en los dos primeros 9
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA meses del año 1917, el 85 por ciento de las huelgas presentaron exigencias políticas [51]. A veces, los revolucionarios se adelantaban a los acontecimientos. En agosto de 1915, el Comité bolchevique de Petrogrado llamó a una huelga general, a la creación de milicias populares, a ataques armados contra la sede de la policía, a la confiscación de alimentos esenciales, a la organización de un Soviet de diputados obreros, y a incorporar a soldados y oficiales a la huelga general. Aunque esas reivindicaciones estaban muy por delante de la conciencia política de las masas, fueron casi un modelo para lo que estaba por venir dieciocho meses después. [52] En los meses anteriores a Febrero, la situación se hacía cada vez más volátil. En agosto de 1916, en Ivanovo, la policía disparó contra una manifestación de obreros textiles, matando a treinta personas e hiriendo a cincuenta y tres. Cuando la noticia llegó a Petrogrado, los obreros se declararon en huelga. En el curso de dos días, 22,500 obreros de las veintitrés fábricas salieron a las calles. Un historiador describió la escena: “En la calle Mozhaiskaya, cerca de los cuarteles del regimiento Semenovsky, una multitud de mujeres, a la que se unieron soldados recientemente reclutados del Regimiento de Eger, atacaron a la policía e hirieron a veinte policías. Tuvieron que traer a la policía militar para restaurar el orden. Las autoridades reaccionaron con rapidez ante el movimiento huelguístico de agosto. Del 29 de agosto al 2 de septiembre, la policía detuvo a revolucionarios clandestinos y a activistas del movimiento de cooperativas de seguro. Solo en la fábrica de Putilov fueron detenidos treinta obreros, entre ellos veintitrés bolcheviques (cinco de los cuales eran miembros del Comité bolchevique de Petersburgo), seis eseristas y un menchevique. El arresto masivo provocó una huelga general en toda la ciudad.” [53] Toda esta actividad ayudó a dar forma a las perspectivas socialistas sobre lo que era posible hacer. Otro ejemplo: los bolcheviques organizaron una huelga para defender a los marineros bolcheviques del Báltico que estaban siendo procesados. La huelga comenzó el 26 de octubre de 1916, y duró tres días, con 80,000 participantes el último día. En un principio, el zar respondió cerrando las fábricas. Luego dio marcha atrás y eliminó la amenaza de la pena de muerte [54]. Esta victoria, en tiempo de guerra, demostró a los bolcheviques la influencia que ahora tenían. Con eventos como éste en mente, los bolcheviques restablecieron el Buró Ruso del Comité Central, cuando tres camaradas que habían estado en el exilio regresaron clandestinamente al país [55]. Pronto, todos los grupos socialistas comenzaron a hablar en su propaganda sobre la inminente revolución [56].
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Reconociendo la necesidad de estructuras más formales para mejorar la colaboración, a mediados de noviembre de 1916, los bolcheviques, los eseristas de izquierda, los mencheviques de izquierda y los interdistritales formaron un buró de información para –según la Ojrana– “dirigir próximas manifestaciones” [57]. La primera manifestación que planearon fue para el 9 de enero de 1917, para conmemorar el “Domingo Sangriento” de 1905. El cuarenta por ciento de los obreros de Petrogrado, 140,000 huelguistas, participó en la huelga de un día. El evento fue dos veces más grande que el del año anterior, con algunos regimientos del ejército incluso animando a los manifestantes. Sin embargo, hubo debilidades ese día. La mayoría de los huelguistas no estaba comprometida políticamente y optó por quedarse en casa en lugar de participar en las manifestaciones. La policía dispersó fácilmente las pocas manifestaciones que se realizaron. [58] A principios de 1917, la economía de guerra estaba haciendo miserables a los obreros de Petrogrado. La inflación era galopante, los salarios no podían seguir el ritmo, la vivienda era difícil de encontrar, y la jornada laboral era más larga. Poco después, la ciudad comenzó a quedarse sin alimentos y empezaron a reducirse las raciones. Mientras el pueblo sufría de hambre, el pan blanco recién horneado siempre estaba disponible en costosos restaurants [59] El 20 de enero, un informe del Gobierno tomó nota de toda la actividad socialista: “[Más] y más, el estado de ánimo de las masas obreras crece bajo la influencia de una agitación revolucionaria ininterrumpida y sistemática...” [60]. Del 1 de enero al 22 de febrero (un día antes del inicio de la Revolución), hubo 260 huelgas que comprendieron a 320,517 obreros (un promedio de 5,6 huelgas por día). Con los obreros insistiendo en aumentos de salarios de 50 a 100 por ciento, la distinción entre huelgas económicas y políticas se borró rápidamente, dado que ninguna fábrica estaba en condiciones de satisfacer esas exigencias sin la ayuda del gobierno [61]. Toda esta actividad llevó, a principios de febrero, a que el gobierno revisara su plan para hacer frente al descontento civil en Petrogrado, elaborando un nuevo enfoque de tres etapas escalonadas [62]. Mientras que el buró de información continuaba reuniéndose y planificando actividades conjuntas, los socialistas de izquierda también formaban un bloque más grande con las fuerzas a su derecha. [63] La dirección bolchevique en el exilio recibió informes de Rusia que le permitieron, a pesar de que no estar allí, saber que la revolución era una posibilidad a corto plazo. En Suiza, Krupskaya, bolchevique de larga data y casada con Lenin, escribió a un amigo el 6 de febrero, diecisiete días antes de la revolución: “Tienes que ir a Rusia de inmediato o de lo contrario te perderás ‘el principio’. Con toda seriedad, las cartas de Rusia están llenas de buenas noticias. Ayer mismo llegó una carta de un viejo amigo, una persona con mucha experiencia, que escribió: “El período difícil está pasando, una 11
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA cambio para mejor se puede ver en el estado de ánimo de los obreros y los jóvenes con instrucción. La organización es pobre debido a que todos los adultos están en el frente o llamados al servicio militar. La afluencia de mujeres y adolescentes a la fuerza laboral está disminuyendo la capacidad de organización, pero no el estado de ánimo. A pesar de ello las organizaciones están creciendo”.” [64] Una semana antes de la revolución, la Ojrana Moscú informó: “El estado de extrema agitación de las masas obreras y en los círculos sociales, la agudización de la escasez de pan en Moscú, y las actividades de los círculos revolucionarios podrían crear, bajo una nueva arremetida de huelgas y manifestaciones, una amenaza mucho más grave para el orden oficial y la seguridad pública.” [65] La respuesta de la policía fue a intensificar los arrestos, organizando más redadas que nunca contra los socialistas. En estas acciones estaba implícita su creencia de que los socialistas estaban instigando la mayor parte de la actividad de las masas, y que no sólo se enfrentaban a un montón de diferentes acciones espontáneas. Los que no eran detenidos seguían reuniéndose, planificando, organizando y agitando. Mientras tanto, los informes de la Ojrana eran cada vez más alarmantes, ante el aumento del hambre. “Los partidos revolucionarios clandestinos están preparando una revolución”, señalaba un informe, “pero si se lleva a cabo una revolución, será espontánea, muy probablemente un motín contra el hambre”. [66] Otra evaluación decía: “El resentimiento es peor en las familias numerosas, donde los niños se mueren de hambre en el sentido más literal de la palabra, y donde no hay otras palabras que se escuchan salvo “Paz, paz inmediata, paz a toda costa”. Y estas madres, agotadas de estar de pie al final de las interminables colas y sufriendo tanto al ver a sus hijos enfermos y medio muertos de hambre, están tal vez mucho más cerca de una revolución que [los miembros de la Duma], y, por supuesto, son mucho más peligrosas, ya que son el material inflamable acumulado, que necesita sólo una chispa para prender en fuego.” [67] El día anterior al inicio de la Revolución, un oficial de policía presentó este informe: “Las masas obreras están extremadamente agitadas por la escasez de alimentos. Casi todos los policías escuchan cada día quejas de que no han comido pan durante dos, tres o más días. Por lo tanto es fácil esperar disturbios en las principales calles. La gravedad de la situación ha llegado a
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA tal punto que algunos de los que tuvieron la suerte de poder comprar dos hogazas de pan se persignaron y lloraron de alegría.” [68] Ese mismo día, la dirección de la fábrica de Putilov cerró las puertas, dejando fuera a 26,700 obreros, después de casi una semana de huelgas crecientes en la planta [69]. Observando las semanas previas al 23 de febrero, lo que emerge es un patrón de organización socialista continua y coordinada, contra el gobierno y sus políticas. Los socialistas veían al gobierno en creciente debilitamiento y buscaban grietas.
Mito 2: La incompetencia “[Fue una] revolución espontánea en la que ninguno de los partidos y fracciones socialistas jugó un papel importante.” -Murray Bookchin [70] Este es el meollo del argumento: aunque los socialistas estaban allí y sabían que la revolución era inminente, eran demasiado pocos, demasiado dispersos y demasiado limitados para desempeñar un papel eficaz en los acontecimientos. En cambio, algunos obreros enardecidos y mujeres aisladas, espontáneamente, se declararon en huelga y provocaron un levantamiento. Una mirada detallada a los primeros días de la revolución pinta un cuadro diferente.
23 de febrero ¿Por qué las mujeres obreras esperaron hasta 23 de febrero para tomar las calles? No fue una casualidad, sino parte de un plan mayor. Era el Día Internacional de la Mujer, una celebración socialista propuesta por primera vez por Clara Zetkin en 1910 [71]. En el calendario, era la siguiente en importancia después del “Domingo Sangriento” del 9 de enero. En respuesta a la agudización de la lucha de clases, el Comité Interdistrital empezó la agitación en diciembre, para preparar el 23 de febrero [72]. Decidieron plantear consignas en torno al tema del pan y el fin de la guerra. Sin embargo, este no era el enfoque unánime de los revolucionarios. En particular, los bolcheviques estaban divididos sobre la cuestión. A principios de febrero, emitieron una proclama declarando: “Que cada día en la historia del movimiento obrero se convierta en día de manifestación. [Que] el juicio de los diputados obreros [en la Duma], la masacre de Lena, el Primero de Mayo, los fusilamientos de julio, los días de octubre, el 9 de enero, y similares, sirvan como convocatorias para acciones de masas”. [73] En lugar de huelgas de masas para el 23 de febrero, el Buró Ruso presionó para que las grandes huelgas de masas se realizaran el Primero de Mayo (unas ocho semanas más tarde), con el argumento de usar el 23 de febrero para acciones preparatorias y pequeñas manifestaciones. Esto, dicho sea de paso, es un 13
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA argumento que se utiliza para demostrar que los bolcheviques no estaban en contacto con los acontecimientos. “Incluso llamaron a la población a no ir a la huelga”, dice el estribillo [74]. De hecho, todos los socialistas vieron una creciente posibilidad de revolución y trataron de organizar las actividades de masas. Se diferenciaban por el momento que elegían en el corto plazo. Cada acción antes de la insurrección puede servir para aumentar la confianza y la combatividad de la clase, y también como indicador sobre la naturaleza de la conciencia de las masas en el momento. Cuando los acontecimientos demostraron al Comité Central que se había equivocado en sus suposiciones acerca del grado de confianza de las masas, rectificaron, como veremos más adelante. La mañana del 23 de febrero, un oficial de la policía arrestó a un miembro del Comité Interdistrital que distribuía hojas volantes llamando a una huelga para celebrar el Día Internacional de la Mujer. Aunque los registros son incompletos, esto era probablemente parte de un plan general de agitación. Dada la dificultad de encontrar una imprenta y el peligro de oponerse abiertamente a la autocracia, la distribución de folletos en general no era casual, no era estimulado por la actividad del momento. [75] Unas horas más tarde, las obreras de cinco plantas textiles salieron a las calles y, como era tradición en Petrogrado, se dirigieron a las fábricas cercanas a llamar a los demás trabajadores. ¿Por qué estas mujeres? Ellas estaban entre los pocos obreros textiles que participaron en huelgas durante la guerra. El día anterior se habían reunido con algunos bolcheviques en un grupo de estudio sobre el significado del Día Internacional de la Mujer. [76] La planta Erickson fue una de las primeras fábricas hacia donde las mujeres marcharon. Cuando ellas se acercaron, los socialistas en Erickson tuvieron una reunión de emergencia para decidir sobre la actitud ante la huelga. Un obrero eserista describió la escena: “Rápidamente nos reunimos en la oficina del fondo médico de los obreros – diez o doce de nosotros, el núcleo dirigente de la planta. Planteamos la cuestión: ¿debemos ir a la huelga? ¿Si vamos a la huelga, debemos salir a las calles en manifestación y convocar a otras plantas? Nos preguntamos acerca del estado de ánimo en las otras fábricas y si en otro lugar habían decidido ir a la huelga y salir a las calles. A pesar de la falta de garantía de que otras fábricas también salieran, se tomó la decisión de ir huelga y salir a la calle, bajo las consignas “¡Abajo la autocracia!”, “¡Abajo la guerra!”, “¡Pan!”. Fue una decisión inusualmente rápida y unánime. Los jóvenes fueron los primeros saber de la decisión de tomar las calles. Gritaron con alegría, corrieron a través de los talleres: “¡Paren de trabajar! ¡Al mitin!”.” [77] Inmediatamente, se realizó una reunión de toda la planta, con motivaciones políticas para la huelga. Los obreros se declararon en huelga y luego convocaron a los obreros de Arsenal. [78] 14
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Esto se repitió en otro lugar. I. Gordienko, un obrero bolchevique en la Fábrica de Construcción de Maquinarias Nobel, recordó la siguiente escena: “En la mañana del 23 de febrero se oían voces de mujeres en la calle a la que daban las ventanas de nuestra sección: “¡Abajo la guerra! ¡Abajo los precios altos! ¡Abajo el hambre! ¡Pan para los trabajadores!”. Varios camaradas y yo fuimos veloces hacia las ventanas... Las puertas de Manufaktura Bolshaya Sampsionevskaya Nº 1 estaban abiertas. Las masas de obreras llenaban la calle, y su estado de ánimo era militante. Las que nos vieron empezaron a agitar sus brazos, gritando: “¡Salgan! ¡Paren de trabajar!”. Bolas de nieve entraban por la ventana. Decidimos unirnos a la manifestación... Una breve reunión se llevó a cabo fuera de la oficina principal, cerca de las puertas, y salimos a la calle... Los camaradas de adelante fueron tomados por el brazo en medio de gritos de “¡Viva!”, y nos pusimos en camino con ellas por la avenida Bolshoi Sampsionevsky.” [79] En una fábrica de máquinas, los bolcheviques de taller condujeron a los obreros a las calles. A. Taimi tomó la palabra y habló sobre las cuestiones del pan, la guerra y la revolución: “Y, por supuesto, tan pronto como comencé a hablar sobre estas cuestiones que eran las más urgentes en la mente de todos, la multitud se transformó, cobró vida, se movió y entusiasmó... Cuando propuse que nos uniéramos a otras fábricas en huelga y saliéramos a las calles, cientos de manos se levantaron en aprobación. En pocos minutos, salimos de la fábrica y nos dirigimos a la avenida Nevsky.” [80] Los obreros se movilizaron por todo el distrito, dirigiéndose al centro de la ciudad. En una fábrica, la gerencia cerró las puertas, pero los obreros las derribaron. Ellos inutilizaron trenes y atacaron a los policías a su paso. Hubo saqueos de las panaderías y tiendas de alimentos. La policía dispersó a los manifestantes finalmente alrededor de las 7 p.m. [81] En retrospectiva, es fácil etiquetar a este día como “el inicio de la revolución”. Sin embargo, sólo una minoría de obreros estuvo en huelga, alrededor del 25 por ciento. La huelga del 9 de enero fue más grande [82]. Si el punto de vista tradicional –de revolucionarios inadvertidos– fuera correcta, los socialistas deberían haber visto ese día como una simple huelga de momento – indisciplinada, no planificada, inexplicable. Sin embargo, cuando los socialistas se reunieron esa noche para evaluar el día y planificar las siguientes acciones, sentían que se enfrentaban a una situación nueva. A diferencia del 9 de enero, la mayoría de los huelguistas tomaron parte en las manifestaciones, en lugar de irse simplemente a casa. Insistieron de forma militante en ir a la avenida Nevsky, el más grande y opulento bulevar de 15
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Petrogrado, gritando las consignas planteadas por los socialistas que directamente vinculaban la guerra, el hambre, y el fin de la autocracia [83]. La Ojrana también enfrentada con los cambios, escribía ese día: “[L] a falta de pan está conduciendo a las masas trabajadoras a las calles, y la idea de que un levantamiento es el único medio para escapar de la crisis alimentaria se está volviendo más y más popular entre las masas. Ahora todos, en la calle, en las colas para el pan y otros productos esenciales, dicen que una sublevación es inminente e inevitable; los soldados, los marineros y los círculos intelectuales están hablando de eso.” [84] La disciplina en el Ejército mostró fisuras cuando los cosacos pasivamente se negaron a atacar a las multitudes [85]. La clase dominante estaba paralizada, con la Duma y el zar incapaces de equilibrar las presiones de la guerra y la escasez de alimentos. Uno de los asistentes a una reunión bolchevique de todo el distrito de Vyborg, N.F. Sveshnikov, escribió que esa reunión: “se prolongó hasta la noche y tomó una serie de importantes decisiones, tales como el fortalecimiento de la agitación y el establecimiento de vínculos entre los soldados, la adquisición de armas, la continuación de la huelga y la organización de una manifestación en Nevsky para el 25 de febrero. Se recomendó que todos los camaradas fueran a las fábricas en la mañana, que no realizaran ningún trabajo y que después de una breve reunión dirigieran a la mayor cantidad posible de obreros en una manifestación contra la guerra hacia la catedral de Kazán... Nuestra agitación fue facilitada maravillosamente por el curso objetivo de las cosas. En la mente de todos estaba derrocar a la autocracia, un acto perfectamente comprensible.” [86] La decisión de que los obreros convergieran en la avenida Nevsky era importante por dos razones: una, porque uniría a los obreros de los alrededores de la ciudad para que sintieran su fuerza colectiva, y dos, porque era el territorio de los ricos. Un historiador explica: “[Nevsky] era el símbolo de la riqueza y el poder de los privilegiados. La gente que no podía tener una vestimenta apropiada por lo general no se aventuraba a ir allí” [87]. A diferencia del 9 de enero, los socialistas vieron una brecha para una actividad creciente. Planearon aumentar la agitación el 24 de febrero con la esperanza de una demostración masiva para el 25. Esto, a pesar de que la del 23 de febrero fue una manifestación menor a la de la conmemoración del “Domingo Sangriento”.
24 de febrero El día empezó con reuniones políticas en las fábricas. Consecuentemente los diferentes grupos socialistas se unieron para dirigirlas [88]. Un agente de la Ojrana describió a un obrero hablando a la multitud en la fábrica Stetinin:
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA “Camaradas, como todos ustedes saben, ayer, 23 de febrero, el distrito de Vyborg entero no trabajó. Por eso, camaradas, hoy debemos parar de trabajar, apoyemos la unidad con otros camaradas y vamos a conseguir pan nosotros mismos... Camaradas, recuerden también esto: ¡Abajo el gobierno! ¡Abajo la guerra! Camaradas, ármense con todo lo posible –pernos, tornillos, piedras–, y salgamos de la fábrica y comencemos tomar las primeras tiendas que encontremos.” [89] La agitación socialista contribuyó a que la huelga se expandiera, manteniendo en huelga a las fábricas que lo estuvieron el día anterior y sumando nuevas fábricas al movimiento [90]. La huelga duplicó su tamaño, y se convirtió en la mayor huelga en Petrogrado desde el comienzo de la guerra. El ambiente era cada vez más militante. Por ejemplo, a las 7 de la mañana en la fábrica franco-rusa, los obreros celebraron una reunión en la que hubo oradores que hablaron favor y en contra de la huelga. La gerencia ordenó a los obreros que regresaran a la fábrica, pero a las 3 p.m. solo cincuenta de 6,656 trabajadores retomaron su trabajo [91]. En el segundo día de la huelga, el Comité Interdistrital distribuyó un volante exigiendo el fin de la guerra y la creación de una república socialdemócrata [92]. Decía, en parte: “El hambre no será eliminado saqueando las tiendas o marchando hacia la Duma. Solo la revolución nos sacará del callejón sin salida de la guerra y la destrucción. ¡Prepárense, camaradas! Nuestro enemigo está despierto. Ya han pasado dos días desde que 30,000 obreros de Putilov fueron obligados a salir a la calle, exigiendo que sus camaradas despedidos sean reintegrados. ¡Organícense, camaradas! El día del ajuste de cuentas con nuestro inveterado enemigo está cerca.” [93] Este fue uno de los muchos volantes que se distribuyeron durante la semana. Fueron impresas por miles, a veces, decenas de miles, y pasaban de obrero a obrero, o eran leídos en grupos [94]. Durante el día, hubo cuatro mítines en la Plaza Kazán, cada una fue dispersada por la policía, cada una más grande que la anterior [95]. En un caso, los cosacos atacaron a la policía para defender a los huelguistas [96]. En un eufemismo magnífico, un informe de la policía caracterizó los sucesos de esos días como “muy alarmante”. [97] Esa noche, los bolcheviques del distrito se reunieron para planear el siguiente día de huelga [98]. Además, el Buró Ruso bolchevique, que se reunió varias veces durante el día, votó a favor de ampliar las consignas para atraer al ejército y establecer contacto con los camaradas en Moscú para coordinar actividades. [99]
25 de febrero Una vez más, la actividad en las fábricas empezó con las reuniones políticas para preparar los eventos del día, incluyendo la agitación para la marcha masiva a 17
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA la avenida Nevsky [100]. Un bolchevique, A. Kondratev, describió una reunión en la fábrica de Nueva Parvianinen. Los obreros se sentaban en todas partes, sobre las vigas del techo, sobre los productos a medio terminar: “Los oradores fueron bolcheviques, mencheviques y eseristas. La consigna era marchar a Nevsky... Un orador terminó con el verso revolucionario: “Fuera del camino, mundo obsoleto, podrido de arriba a abajo. La joven Rusia está en marcha!”. El ambiente era tenso... Había entusiasmo camaraderil. Queríamos vivir o morir juntos en la lucha.” [101] Los obreros salieron, se unieron a otros huelguistas y se dirigieron a Nevsky. A medida que el día avanzaba, la huelga se extendía fuera de las fábricas, hacia “el sector más desorganizado de la clase trabajadora – los obreros de pequeñas fábricas, empleados de almacén, camareros y camareras, cocineros y taxistas. Un agente de la Ojrana informaba la conversación de los taxistas: “Mañana los taxistas no servirán al público en general, sólo a los líderes de los disturbios”. Incluso los trabajadores más conservadores de la ciudad –los trabajadores de electricidad, agua, gas, correos, conductores de tranvía e imprentas– se declararon en huelga. Unos 15,000 estudiantes se unieron a la huelga [102]. Prohibidas sólo unos días antes, las canciones revolucionarias se escuchaban ahora en público [103]. Mientras tanto, la Duma se reunía para discutir el problema de los “elementos irresponsables” que dirigían a las masas, y lo que podían hacer al respecto. [104] Esa noche, los revolucionarios se reunieron. La Ojrana tenía un agente en el Comité bolchevique del distrito de Vyborg, que presentó este informe, destacando la evaluación que el comité hacía de la jornada: “Dado que las unidades militares no bloquearon a la multitud y en algunos casos incluso tomaron medidas para paralizar a la policía, las masas crecieron, confiadas de que no serían castigadas. Ahora, después de dos días de desfilar por las calles sin obstáculos, con elementos revolucionarios que voceaban las consignas “¡Abajo la guerra!” y “¡Abajo el gobierno!”, la gente se anima a pensar que ha comenzado la revolución, que el éxito está del lado de las masas, que las autoridades son impotentes para reprimir el movimiento porque los militares se negaron a apoyarlo. Ellos creen que la victoria final está cerca porque las unidades militares, mañana, si no hoy, se pondrán abiertamente del lado de las fuerzas revolucionarias y el incipiente movimiento no cederá y crecerá ininterrumpidamente hasta la victoria final y hasta que el gobierno sea derrocado.” [105] En el primer día, los bolcheviques se reunieron, evaluaron que se estaba dando una nueva situación, y votaron a favor de intensificar la agitación. En el segundo, comenzaron a establecer contacto con otras ciudades, vieron que las huelgas se habían duplicado y que la confianza de los obreros había crecido. En el tercer día, constataron que las acciones que habían planeado treinta y seis horas
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA antes se estaban realizando y consideraron que se estaban moviendo hacia la revolución. A partir de los archivos policiales de ese día: “Luego de dos días de los disturbios que tuvieron lugar en Petrogrado, la organización de Petrogrado del POSDR [Partido Obrero Social-Demócrata de Rusia] decidió utilizar el movimiento que ha estallado para avanzar en los objetivos del partido, asumir el liderazgo de las masas que participan en él, y darle una dirección claramente revolucionaria. Con este objetivo, la mencionada organización ha propuesto: (1) la publicación de una proclama, para hoy, 25 de febrero (se adjunta el proyecto), (2) reunir al comité mañana 26 de febrero por la mañana, para resolver la cuestión de cuál es la mejor y más conveniente manera de controlar a las masas de obreros en huelga, ya despiertas pero que aún está insuficientemente organizadas. Además, se propuso empezar a levantar barricadas el lunes, 27 de febrero, desconectar todos los equipos eléctricos y cerrar el suministro de agua y teléfono si el gobierno toma medidas para reprimir los disturbios.” [106] Los socialistas en general acordaron agitar a favor de continuar la huelga y establecieron que en la mañana del 27 de febrero se elijan los representantes de fábrica a un Soviet [107]. Otro informe policial señalaba que las tropas enviadas para aplastar a los obreros, en cambio, confraternizaron con ellos, incluso alentando a los huelguistas. Y continuaba: “Si se pierde tiempo y el liderazgo pasa a las manos de la cúpula de la clandestinidad revolucionaria, los eventos tomarán una mayor envergadura.” [108] El Comité Petersburgo distribuyó un llamamiento dirigido a toda la militancia que decía, en parte: “Las huelgas, los mítines de masas y las manifestaciones fortalecerán, no debilitarán esta organización. Aprovechen cada oportunidad, cada día adecuado. En la medida de lo posible estén con las masas, transmítanles nuestras consignas revolucionarias. Dejen que los lacayos del capital llamen a nuestras actividades y huelgas, provocaciones y un montón de palabras hueras; nuestra salvación está en lucha universal inmediata, no la aplacemos para el futuro... Una simple acción debe transformarse en una revolución nacional que pueda fomentar la revolución en otros países. Tenemos una lucha frente a nosotros, pero la victoria nos espera. ¡Todo el mundo debe estar bajo las banderas rojas de la revolución! ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la república democrática! ¡Viva la jornada de ocho horas! ¡Todas las fincas de los terratenientes para el pueblo! ¡Abajo la guerra! ¡Viva la fraternidad de los trabajadores del mundo entero!”. [109] También distribuyeron una proclama para los soldados, instándolos a unirse a los obreros:
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA “¡Hermanos soldados! Por tercer día, nosotros, los obreros de Petrogrado, exigimos abiertamente la destrucción de la autocracia, que ha causado que el pueblo derrame su sangre, que ha hecho de nuestro país un país hambriento, y que ha condenado a nuestras esposas, hijos, madres y hermanos a la ruina. Recuerda, camarada soldado, que sólo la unión fraternal de la clase obrera y el ejército revolucionario emancipará al pueblo esclavizado y pondrá fin a la guerra fratricida y sin sentido. ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la unión fraternal del ejército revolucionario y el pueblo.” [110] En respuesta, la policía intensificó su represión. Durante la noche, arrestaron a todo el Comité bolchevique de Petrogrado junto con 100 otros revolucionarios. Entre los documentos que la policía incautó del Comité de Petrogrado, estaba una resolución que, según describe un historiador, “recomendaba la creación de comités de fábrica, cuyos miembros iban a formar un buró de información, que a su vez serviría como el núcleo del Soviet de Diputados Obreros de Petrogrado, que de acuerdo con los bolcheviques [Comité de Petrogrado], todo esto se iba a hacer ‘siguiendo el ejemplo de 1905’ ” [111]. El Comité distrital de Vyborg pasó a llenar el vacío dejado por los arrestos. Debatió sobre si era el momento de armar a los trabajadores o si eso provocaría prematuramente al ejército [112]. Votaron para instar a los camaradas a reclutar más obreros fabriles al Partido y continuar con su agitación contra el zar [113].
26 de febrero El domingo, el sol se levantó sobre una ciudad tranquila. Pero durante la noche, el ejército instaló ametralladoras en las principales intersecciones de la ciudad [114]. El Comité Interdistrital distribuyó dos volantes esa mañana: una dirigida a los obreros, instándolos a hacer caso omiso de la orden de volver al trabajo, y el otro, a los soldados, pidiéndoles que siguieran el ejemplo de los cosacos y defendieran a los trabajadores [115]. Debido a que las fábricas estaban cerradas por el Sabbath, los obreros no pudieron utilizarlas como puntos de organización. En su lugar, se reunieron en las calles principales de sus distritos y se dirigieron a Nevsky. Hubo cuatro tiroteos importantes, todos perpetrados por las tropas de élite del zar, los “destacamentos de entrenamiento” [116]. Esto se produjo después de que el zar enviara un telegrama a la capital y ordenara que se use toda la fuerza necesaria para detener las manifestaciones. Kayurov describió el tiroteo en Vyborg, sobre los obreros que se acercaban a la avenida Nevsky: “De repente, estallaron disparos dispersos. Luego escuchamos ráfagas de ametralladoras, y vimos gente corriendo hacia nosotros, con los rostros distorsionados por el terror. Una escena terrible nos esperaba en la avenida Nevsky. Unas cuantas personas estaban apretujadas en el pavimento. [Dondequiera que se mirara] la policía y otras fuerzas armadas disparaban en todas direcciones. Eso sólo podía significar que el levantamiento había sido derrotado. Los manifestantes desarmados no podían tomar revancha contra el gobierno que había recurrido a medidas decisivas. Las ambulancias 20
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA corrían a lo largo de Nevsky, llevándose a muertos y heridos. La gente no se dispersaba, pero se situaba cerca de los edificios, mientras que los jóvenes se burlaban de la policía alrededor de las esquinas.” [117] Otro testigo de los ataques de ese día: “Un grupo de manifestantes que llevaba una bandera roja y cantaba “La Marsellesa” se trasladó desde la izquierda a lo largo del Canal de Catalina. Eran jóvenes estudiantes, hombres y mujeres. Les dimos la bienvenida y se fusionaron en el grupo... cuando de repente hubo un ruido ensordecedor, tra-ta-ta-ta! ¡Fuego de ametralladora!... Un oficial gritó: “¡El que quiera vivir que permanezca en el suelo!”... Dos cadáveres y muchos heridos yacían en el puente... ¡Verdugos, malditos chupasangres!.” [118] En este punto, los socialistas proporcionaron la columna vertebral crucial para el movimiento. ¿Qué pasará mañana cuando las fábricas traten de abrir nuevamente? ¿Los obreros regresarán dócilmente a sus puestos de trabajo o presionarán su ventaja? Los revolucionarios discutieron la estrategia y los siguientes pasos. Según el informe de un agente de la policía, una reunión de veintiocho bolcheviques e interdistritales aprobó una resolución para aumentar la agitación entre los soldados, continuar las huelgas y las manifestaciones, y “llevarlas hasta el final”. Para crear un arsenal, decidieron formar pequeñas patrullas para sorprender policías y quitarles sus armas. [119] Otro agente de policía dijo en su informe de una reunión de cincuenta, advertía la decisión de los revolucionarios de mantener la iniciativa: “Hay que tener en cuenta que mañana, los obreros irán a las fábricas, pero sólo para reunirse, para decidir qué hacer, y de nuevo saldrán a las calles de una manera organizada y planificada, con la esperanza de alcanzar el éxito completo. En la actualidad, las fábricas están sirviendo como centros de reunión. Por lo tanto, el cierre temporal de las fábricas, incluso durante dos o tres días, privaría a las masas de los centros de información donde experimentados oradores electrifican a las multitudes, regulan las acciones en las fábricas individuales, y coordinan y organizan las manifestaciones.” [énfasis añadido] [120] “Ellos están planeando formar un Soviet de diputados obreros”, continuaba el agente. “Las elecciones a ese organismo, evidentemente tendrán lugar mañana por la mañana, en las fábricas; y por la noche, ya estará operativo. Esta es otra razón por la que todas las fábricas deben cerrarse para evitar las reuniones de mañana por la mañana.” [121]
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Alrededor de las 2 a.m., unos cuarenta miembros del Comité distrital de Vyborg (que ahora funcionaba como el órgano de dirección de toda la ciudad) votaron a favor de agitar por la continuación de la huelga, y, al amanecer, publicaron una proclama que decía: “Los obreros ya no sufrirán la violencia, el descontento y la ruina... Que los soldados, nuestros hermanos e hijos, marchan en nuestras filas con sus rifles en sus manos. Entonces, ¡habrá llegado la hora final de la dinastía de los Romanov! ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la República Popular! ¡Todas las fincas de los terratenientes para el pueblo! ¡Jornada de trabajo de ocho horas para los trabajadores! ¡Viva el Partido Social-Demócrata de Rusia! ¡Viva el gobierno revolucionario provisional! ¡Abajo la matanza.” [122] El Comité Interdistrital pasó la noche imprimiendo una proclama, la primera en aparecer a la mañana siguiente. Decía, en parte: “Nosotros, bolcheviques, mencheviques socialdemócratas y socialistas revolucionarios convocamos al proletariado de Petersburgo y de toda Rusia a la organización y movilización febril de nuestras fuerzas. ¡Camaradas! Organicen comités de huelga ilegales en las fábricas. Enlacen un distrito a otro. Organicen colectas para la prensa ilegal y para armas. Prepárense, camaradas. ¡La hora de la batalla decisiva se acerca!”. [123]
27 de febrero Este fue el día de la sublevación de los soldados. Hasta el momento, los socialistas habían desempeñado un papel clave en la agitación y unificación de los obreros. La principal lección que los socialistas extrajeron de la derrota de 1905 era la necesidad de ganarse al ejército para unirlo con los obreros. Dada esta perspectiva, ¿qué hicieron para agitar entre los soldados? La evidencia es contradictoria. Por un lado, hay escritos, de dos oficiales que dirigieron el primer regimiento del ejército en amotinarse aquel día, diciendo que ningún partido revolucionario jugó algún papel, que todo fue resultado de su espontánea iniciativa. Ellos publicaron esto después de 1917. [124] Por otro lado, si nos fijamos en los acontecimientos del día, el panorama es diferente. Uno debe ignorar una gran cantidad de planificación previa para poder caracterizar el levantamiento como espontáneo. Por ejemplo, hubo por lo menos dos reuniones socialistas estratégicas antes de que designaran el 27 de febrero como la fecha para el motín. Además, un agente de policía, en activo en la Segunda Flota de Marinos del Báltico que estaba estacionada en Petrogrado, presentó un informe el 25 de febrero, 36 horas antes de la sublevación, que indicaba que el grupo planeaba amotinarse a las 6 a.m. del 27 de febrero, confiscar armas, detener 22
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA oficiales, y tomar “medidas adicionales”. Esto de hecho ocurrió, fue el primer motín del día. Y dos de sus tres líderes eran socialistas organizados (eseristas). [125] Luego está el progreso del propio motín. Los primeros cuatro regimientos que se rebelaron tenían sus cuarteles, unos cerca de las otros. Mientras marchaban a la ciudad para difundir la noticia de su sublevación, tenían dos opciones: o ir hacia la derecha, hacia el distrito de Vyborg, la fortaleza de los revolucionarios socialistas, o ir hacia la izquierda, hacia Nevsky, el destino de las manifestaciones de los días anteriores. Ellos tomaron la derecha, hacia Vyborg. Al mismo tiempo que ellos marchaban hacia el distrito de Vyborg, los obreros de Vyborg marchaban hacia ellos. Se reunieron cerca del puente, en el distrito. Mikhail Slonimisky, un famoso escritor ruso que estaba en el Sexto Batallón de Ingenieros, describe a un joven soldado del Regimiento Volynsky, marchando a su lado por la calle: ““¡Estamos avanzando hacia lo desconocido!”... Él pronunció estas palabras con entusiasmo, con sentimiento y con una gran esperanza... De hecho, marchábamos hacia lo desconocido. La escuela para alféreces ingenieros, donde yo estaba destinado a recibir mi primer puesto como oficial, ya había sucumbido. Un gendarme en la entrada de la oficina de la escuela hizo un disparo, pero al instante le quitaron el rifle de sus manos y, pálido y rodeado por soldados furiosos, rogó: “¡No me maten! No sabía que ustedes tenían una revolución”.” [126] Después de marchar dentro de Vyborg, una gran parte de obreros y soldados marchó siguiendo la ruta por la que los soldados habían llegado, liberaron a más de 900 personas de una prisión, quemaron la sede de la policía, marcharon hacia la armería de la ciudad, mataron al general que lo custodiaba, e incautaron 70,000 armas que fueron entregadas a los obreros. Con las letras “POSDR”, por Partido Obrero Social-Demócrata de Rusia, pintadas en sus costados y con banderas rojas, carros blindados comenzaron a movilizarse en la ciudad bajo control revolucionario [127]. Esa noche, los obreros acordaron proporcionar refugio a muchos soldados y crearon una cocina pública para alimentar a los militares. [128] Los oficiales temían usar sus tropas, porque cada vez que confraternizaban con los obreros, se amotinaban. Durante las siguientes cuarenta y ocho horas, toda la guarnición de Petrogrado, 170,000 soldados, se pasó a la revolución [129]. Durante ese tiempo, hubo una implacable propaganda dirigida a los soldados en los cuarteles de toda la ciudad. ¿Qué pasó dentro de esos cuarteles? No lo sabemos. Sin embargo, el menchevique internacionalista Nikolai Sujánov escribió en sus memorias: “Una cosa es cierta: había un gran número de militantes de partidos y de elementos políticamente conscientes en todas las unidades de la guarnición de Petersburgo... [que] no sólo fueron capaces de tomar el movimiento, 23
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA convirtiéndose en su centro y prestándole la inspiración de la generalización política, sino que para ellos hacer eso era inevitable.” [130] Un par de días más tarde, cuando los soldados eligieron representantes a los Soviets, a pesar de que los campesinos formaban la mayoría del ejército, seis de los diez elegidos eran miembros de partidos revolucionarios socialistas, y otros tres eran ex obreros (no campesinos). [131]
Mito 3: Aislamiento “La revolución de Febrero... fue obra de las masas que no estaban dirigidos por un partido revolucionario. Eran lo suficientemente potentes como para derrocar el zarismo y crear los soviets, pero no lo suficientemente maduros como para impedir la llegada al poder del gobierno provisional encabezado por el príncipe Lvov.” -Tony Cliff [132] El último argumento que generalmente se sostiene para defender la tesis de la espontaneidad es: si los revolucionarios socialistas realmente tuvieron el liderazgo en la revolución, debieron haber tenido el liderazgo del Soviet y evitado que se forme el gobierno provisional burgués. En cambio, los bolcheviques sólo obtuvieron un 10 por ciento de los puestos iniciales en el soviet y la burguesía fue capaz de transformar la Duma en Gobierno Provisional. Es cierto que la burguesía ganó el día en Febrero, pero la pregunta interesante es: ¿Por qué? Después de todo, incluso si uno no cree mucho en el papel de los socialistas en Febrero, tampoco es para decir que la burguesía tomó las armas, salió a las calles, y lideró el ataque para derrocar al zar. Ellos regresaron a una posición de liderazgo. Podemos explicar esto dando una mirada a la fundación del Soviet de Petrogrado. Hubo por lo menos tres llamamientos distintos para formar un Soviet. El primero surgió de un grupo principalmente de mencheviques moderados y algunos eseristas (en particular, Kerensky) a las 2 p.m. del 27 de febrero (en este punto, cerca del 15 por ciento de los soldados se había amotinado). Estos eran mencheviques de derecha; los mencheviques de izquierda estaban luchando en las calles. Aquéllos hicieron un llamado a elecciones para un Soviet que se reuniría en el Palacio Tauride, la sede de la Duma. Querían que el Soviet actuara como grupo de presión sobre la burguesía. [133] Al mismo tiempo, que los mencheviques publicaban su apelación, el Comité Interdistrital llamaba a la insurrección general y a la formación de Soviets de obreros y soldados. Su volante declaraba: “La suerte está echada. No se puede retroceder. No hay a dónde ir. En caso de derrota, una despiadada represalia de la autocracia zarista espera a los rebeldes”.
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Enviaron agitadores a los barrios obreros más radicales. Tuvieron otra reunión a las 5 p.m., publicaron dos volantes más, incluyendo uno que decía: “El lugar del gobierno zarista debe ser tomado por el Gobierno Revolucionario Provisional. Debe ser creado por los representantes del proletariado y del ejército. ¡Camaradas! Inmediatamente, emprendan la realización de elecciones al Soviet de diputados obreros. El ejército ya está celebrando elecciones de sus representantes. Mañana, finalmente, se formará el Gobierno Revolucionario Provisional.” [134] El Comité Interdistrital y los SR trabajaron hasta altas horas de la noche distribuyendo más de 30,000 volantes. Por su parte, el Buró Ruso bolchevique no llamó a la formación de un Soviet. En el tercer día de la huelga (25 de febrero), publicaron una proclama que llamaba a la formación de Gobierno Revolucionario Provisional, pero no mencionaba los Soviets (y podría ser interpretada como que contraponía a los dos), aunque señalaban que los obreros, los campesinos y los soldados deben dirigir el nuevo Estado [135]. Sin embargo, ese mismo día, fue publicado otro llamamiento, esta vez del Comité bolchevique del distrito de Vyborg (y posiblemente otros socialistas). Conocido como el documento de la Estación Finlandia, decía: “¡Camaradas, la hora tan esperada ha llegado! El pueblo está tomando el poder en sus propias manos, la revolución ha comenzado; no perdamos tiempo, formemos un Gobierno Revolucionario Provisional hoy. Sólo la organización puede fortalecer nuestras fuerzas. En primer lugar, elijan diputados, hagan que establezcan contactos con otros y formen, bajo la protección de las fuerzas armadas, un Soviet de Diputados. Ganen a nuestro lado todos los soldados que aún están rezagados, vayan a los propios cuarteles y convóquenlos. Que la Estación Finlandia sea el centro, donde se reúna el cuartel general revolucionario. Tomen todas las edificaciones que pueden servir como baluartes de nuestra lucha. ¡Camaradas obreros y soldados! Elijan diputados, fórjenlos en una organización para la victoria sobre la autocracia!” [136] Aquí tenemos tres llamados compitiendo, uno de la derecha y dos de la izquierda. Los de la izquierda, llamando a los obreros y soldados a reunirse en el distrito de Vyborg, el corazón del poder de la clase obrera, fracasaron. Nadie se presentó. [137] Pero los bolcheviques no sólo se ubicaron en la Estación Finlandia, hablando entre ellos, haciéndose pasar por un soviet. Ellos reconocieron que el Soviet menchevique reflejaba la voluntad de la clase. Y cambiaron su posición. S. Skalov, un obrero bolchevique, explicó por qué él dirigió a un grupo de insurgentes a la Duma, el 27 de febrero:
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA “Sentí que actué correctamente al no ir a la Estación Finlandia... Cuando fuimos al… Palacio... vimos una nota, no puedo recordar de qué organización, invitando a todos los obreros a reunirse en la Estación Finlandia. Aislándonos de esa forma, inmediatamente habríamos puesto nuestras débiles fuerzas organizativas contra los de la Duma del Estado y de ese modo les hubiéramos dejado las manos libres, dándole plena libertad de acción e independencia, con todas las consecuencias... No podíamos ir en contra de la Duma [el] 27, ni había ninguna razón para hacerlo. Éramos demasiado débiles organizativamente, nuestros camaradas dirigentes se encontraban en las cárceles, en el exilio y en la emigración. Por lo tanto, era necesario ir a la Duma, para empujarla hacia la corriente revolucionaria... para crear el caos revolucionario, para impedir toda iniciativa de la Duma dirigida contra la acción revolucionaria; y esto sólo era posible estando dentro de la Duma, llenando, por así decirlo, todas sus grietas con realidad revolucionaria.” [138] ¿Por qué él encontró tantos obreros en la Duma? Hay dos razones principales. Uno. Los mencheviques, que eran socialistas, hicieron un llamado que se veía legítimo y que fue ampliamente publicitado. Su llamamiento fue publicado en el único periódico que apareció ese día y fue distribuido en toda la ciudad. Aunque los obreros políticamente más activos vieron la diferencia entre los dos soviets, la mayoría de los obreros que eligió representantes no estaba familiarizada con todos los temas. [139] Dos. Ahí era donde estaban los soldados – los defensores armados de la revolución. En el caos del momento, los soldados fueron atraídos por la Duma como sede del legítimo gobierno no-zarista. Ellos querían la aprobación legislativa para su motín, que era un delito capital [140]. Por su parte, los obreros temían que regresara el zar. En una fábrica, los obreros eligieron a un hilandero que había sido activo en 1905. Él rogó que lo dejaran fuera, explicando que ahora tenía una esposa y no quería ir nuevamente al exilio. En Thornton Mills, los obreros decidieron elegir un comité de fábrica por listas, explicando que “todos son, por cierto, solteros” [141]. En esa atmosfera, hubo un impulso natural a ir a donde estaban los soldados. Independientemente del lugar donde se reuniera el Soviet, los obreros no estaban listos para un gobierno obrero. El 1 de marzo, el Comité bolchevique de Viborg aprobó una resolución que exigía que todo el poder se concentrara en manos de los diputados obreros y soldados, es decir, que el Soviet se declarase Gobierno Revolucionario Provisional. Al día siguiente, se publicó un volante con la resolución, y se envió agitadores para impulsar su implementación [142]. No lo lograron. En cambio, el Soviet votó abrumadoramente por el poder dual, por reconocer gobierno provisional de la burguesía, y por trabajar con él.
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Los socialistas de izquierda sabían que la situación tenía que madurar. Un líder eserista de izquierda describió sus sentimientos sentado en el Soviet, después de esta votación: “El más susceptible [de los delegados bolcheviques] se abstuvo de hablar. ¿Era éste el lugar, el [momento], para [expresar] la propia incredulidad? No para convencer, sino sólo para oscurecer la alegría humana, que para muchos era la primera... Yo envidiaba a estas personas que creían tan sinceramente que todo había terminado, que la revolución se había completado – que las últimas balas serán disparadas y que toda una nueva forma de vida comenzará a fluir en una poderosa y amplia corriente, y que recogeremos los frutos de las hazañas de Febrero... Pero yo no podía dejar de sentir que no era así, que adelante había un camino difícil... uno que no iba a ser tan fácil de cortar con un solo golpe, como había sido cortado el primer nudo en la insurrección de Febrero.” [143] Así comenzó el poder dual. Un mes más tarde, cuando regresó a Rusia, Lenin pronunció uno de sus discursos más importantes, “Las tareas del proletariado en la presente revolución” (también conocida como las “Tesis de Abril”). Lenin pidió muchos cambios en la estructura y el enfoque del Partido, debido a las “sin precedentes grandes masas del proletariado que acaban de despertar a la vida política”. Sostuvo que “la peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de las capas pobres del campesinado”. En menos de ocho meses, la mayoría de la clase obrera llegó a estar de acuerdo con todas las posiciones importantes de las Tesis de Abril, incluyendo el rechazo al gobierno provisional, el fin de la guerra, la redistribución de la tierra y el control de la producción por los Soviets [144]. Pero en marzo, ninguna de estas reivindicaciones formaba parte de las perspectivas inmediatas. Todavía era la primera etapa descrita por Lenin, donde la euforia inicial, la esperanza y el sentido de unidad de la clase aún tenía que dar paso a una comprensión aguda de los intereses de clase opuestos que estaban en juego. En marzo, sólo el 20 por ciento de las huelgas desafió el control de la gestión de la producción. En septiembre, lo hizo el 97 por ciento. [145]
Conclusión La caracterización de la revolución de Febrero como “espontánea” oscurece mucho y revela poco. Hay muchos escenarios entre la espontaneidad completa y el modelo de Octubre. En la mayoría de los casos, todas las acciones antes de la victoria revolucionaria son preparatorias (por definición). Ningún partido socialista serio señalaría una manifestación antes de tiempo como el inicio del impulso final hacia el poder. Hacer eso sería sectarismo ultraizquierdista. 27
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Pero cuando los historiadores analizaron Febrero, el patrón fue diferente. Sin embargo, los revolucionarios pueden hacer muchas contribuciones para acelerar y agudizar la lucha de la clase obrera por su autoemancipación. La revolución de Febrero fue el producto de un esfuerzo concertado y concentrado de cuadros socialistas, revolucionarios, pertenecientes a un grupo de partidos. Ellos lo planearon. Agitaron mientras ocurría. Fueron responsables ante sus camaradas y ante sus organizaciones. Ellos trataron de generalizar y extender todas las acciones de los obreros. Y en el transcurso de los meses, vieron incrementarse la combatividad y la confianza de la clase obrera de Petrogrado. [146] Así, establecieron que una serie de días conmemorativos socialistas serían días de huelgas y manifestaciones. En febrero, cuando detectaron que las masas tenían más confianza en sí mismas, que la disciplina del ejército se estaba debilitando y que el gobierno estaba paralizado, ellos presionaron. Se reunieron varias veces durante los días de la revolución, para discutir los acontecimientos, debatir los próximos pasos, y coordinar mayores actividades. Publicaron proclamas llamando a acciones que más tarde se produjeron: incluida la huelga inicial, su generalización y el levantamiento de los soldados. Cada mañana se reunían en las fábricas e impulsaban políticamente las próximas acciones entre los obreros, que votaron a favor de hacerlas. Estos obreros socialistas hicieron lo que los activistas hacen. No fueron las “estrellas” del movimiento. Eran obreros socialistas de numerosas organizaciones con un plan general y una estrategia que se combinaba con la experiencia y el conocimiento para adaptarse a situaciones que cambiaban rápidamente. No eran los líderes infalibles de la mitología stalinista, ni eran las masas sin rostro de la tradición anarquista, pero eran verdaderos cuadros. Cuando entraron en contacto con las condiciones revolucionarias objetivas (condiciones que ellos ayudaron a formar a lo largo de los años), plantearon (en gran medida) la política marxista a realizar, con resultados excelentes. Colectivamente, eran la “caja de pistones” de la que habla Trotsky. [147] Este fue el inicio de un proceso que condujo a Octubre. No era posible ir directamente al poder obrero en Febrero. La clase obrera necesitaba la experiencia de los próximos meses: para ver la traición de la burguesía, cuando continuó la guerra y atacó a los trabajadores, y para tener sentido de su propio poder, desde dirigir comités de fábrica y Soviets. Esta es la razón por la que en situaciones revolucionarias emergen poderes duales, una y otra vez. La clase obrera puede estar lista para acabar con los viejos gobernantes, pero no está inmediatamente lista para convertirse en nuevo gobernante. Los bolcheviques eran parte integral de ese proceso – eran el único partido que había sido inflexible en la autoemancipación de la clase obrera del mundo. Incluso los incondicionales revolucionarios como Trotsky se convencieron de las perspectivas de los bolcheviques durante muchos meses. En agosto, el Comité 28
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Interdistrital, que había crecido a 3,000, votó a favor de unirse al Partido Bolchevique. Algunos de sus líderes –el más famoso, Trotsky– se unieron al Comité Central bolchevique. El resto es historia, pero la historia se entiende mejor evaluando correctamente Febrero.
Notas [1] La policía informa de alrededor de 75,000 huelguistas, el 23 de febrero. Para una explicación de la amplitud de la ola de huelgas, véase la E.N. Burdzhalov, “Russia’s Second Revolution: The February 1917 Uprising in Petrograd” (Indianápolis: Indiana University Press, 1987), 113-25. Una nota sobre las fechas: en la época de la revolución, Rusia todavía usaba el calendario juliano. Todas las fechas de este artículo utilizan ese calendario. Una nota sobre la transliteración: obviamente, los nombres propios en Rusia no se expresan de forma nativa en el alfabeto romano. Hay muchos sistemas de transliteración. Para reducir la confusión y mejorar la legibilidad, he tratado de normalizar la ortografía de las palabras en todas partes, incluso en las citas, sin previo aviso. Por último, algunas notas de agradecimiento: a Joel Geier, Paul D’Amato, y Ahmed Shawki para los comentarios y la crítica sobre este artículo, y un agradecimiento muy grande a Annie Zirin por sus comentarios sobre el artículo y el apoyo para conseguir que se escriba. El artículo fue mejorado por sus aportes. Los errores remanentes son, por desgracia, sólo mía. [2] E.H. Carr, “La revolución bolchevique 1917-1923” (Nueva York: Macmillan, 1951), v. 1, 70. [3] Entre los pocos trabajos que abordan este argumento está el de Michael Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution: Anonymous Spontaneity or Socialist Agency?”, Carl Beck Papers in Russian and East European Studies, nº 1408 (junio de 2000). Estoy en deuda con Melancon por su investigación y he sintetizado muchos de sus argumentos con otros trabajos. Dicho esto, sospecho que él estaría en desacuerdo con algunas de mis conclusiones. Entre nuestras diferencias está que él pone más énfasis en la actividad de los SR en febrero de lo que creo justificado. Otras obras cruciales para la comprensión de febrero son Burdzhalov y Tsuyoshi Hasegawa, “The February Revolution: Petrograd 1917” (Seattle: University of Washington Press, 1981). El libro de Hasegawa hace un trabajo maravilloso al recrear el drama del día a día de la revolución. Vale la pena leerlo. [4] Volin, “The Unknown Revolution” (Detroit: Black and Red, 1974), 136. [5] Tony Cliff, “All Power to the Soviets” (Chicago: Haymarket Books, 2004), 89. [6] León Trotsky, “Historia de la Revolución Rusa” (Chicago: Haymarket Books, 2008). [7] Trotsky, 110. [8] Trotsky, 75, 76, 83, 87, 107, 87. [9] Trotsky, 106-7. Este tema es prevalente en toda su discusión de Febrero. Por ejemplo: “El arte de conducir revolucionariamente a las masas en los momentos críticos consiste, en nueve décimas partes, en saber pulsar el estado de ánimo de las propias masas… la gran fuerza de Lenin consistía en su inseparable capacidad para tomar el pulso a la masa y saber 29
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA cómo sentía. Pero Lenin no estaba aún en Petrogrado... El estado mayor central bolchevique, compuesto por Shliapnikov, Zalutski y Molotov, reveló en aquellos días una impotencia y una falta de iniciativa asombrosas. De hecho, las barriadas obreras y los cuarteles estaban abandonados a sí mismos.” (87) [10] Trotsky, 110-11. [11] Entre los del extranjero, encarcelados o exiliados estaban los bolcheviques (incluyendo a Lenin, Sverdlov, Zinoviev y Kámenev), mencheviques (incluyendo Mártov, Chjeídze y Plejánov), los SR (incluyendo Chernov y Spiridonova), y otros que jugarían un papel destacado el resto de 1917, como Trotsky, Lunacharsky, y Rakovsky. [12] Al igual que Venecia, Petrogrado es una serie de islas o distritos interconectados. [13] Hasegawa, 117. [14] Plejánov es el caso más conocido de un menchevique abrazando el socialpatriotismo. Hizo un llamamiento por la victoria sobre Alemania en la Primera Guerra Mundial. Para una discusión más amplia de las tendencias políticas mencheviques, ver Hasegawa, 121-33. [15] Poco se ha escrito sobre el Comité Interdistrital [Mezhraiontsy]. La pieza más comúnmente citada, que yo sepa, nunca se ha traducido al inglés. Fue publicada en 1924 como parte de la Comisión de la Historia del Partido Comunista ruso y la evolución Octubre (comúnmente conocido como Istpart) y potencialmente sufre de los sesgos y debilidades de dicho trabajo. Yurenev, Konstantin K. “Mezhraionka (1911-1917 gg.)”, Proletarskaya Revolyutsiya, 1924, nº 1 y 2. Véase también Hasegawa, 134-5. [16] Uno de ellos, Boris Savinov, dijo de la guerra: “No exigimos nada. Simplemente reconocemos que la tarea por la cual el gobierno está luchando en este momento es nuestra tarea también. Y todo el tiempo durante la guerra, nos desarmaremos, depondremos las armas, y con todos nuestros medios cooperaremos por el éxito de nuestra tarea”. Hasegawa, 135. [17] Hasegawa, 136, y Michael Melancon, “The Socialist Revolutionaries and the Russian Anti-War Movement” (Columbus: Ohio State University Press, 1990), 222. [18] No he podido encontrar mucha información específica sobre los anarquistas en la revolución de Febrero. Sin embargo, para obtener una visión general de la actividad anarquista en Rusia, véase Paul Avrich, “The Russian Anarchists” (Princeton: Princeton University Press, 1967). Hasegawa los menciona de pasada (siendo arrestados, tramando atentados), 119, 262. [19] Para una discusión más detallada, ver Melancon, “‘Marching Thogether!’: Left Bloc Activities in the Russian Revolutionary Movement, 1900 to February 1917”, Slavic Review, v. 49, nº 2 (verano de 1990), 239-252. [20] David Mandel, “The Petrograd Workers and the Fall of the Old Regime: From February Revolution to the July Days, 1917” (Londres: Macmillan, 1983), 79. También está disponible en http://classiques.uqac.ca/contemporains/mandel_mark_david/petrograd_workers_fall_ of_old_regime/petrograd_workers_fall.html 30
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[21] Leopold Haimson, “The Problem of Social Stability in Urban Russia, 1905-1917 (Part One)”, Slavic Review, v. 23, nº 4, (diciembre de 1964), 631. [22] Hasegawa, 106-7. [23] Para más información sobre la represión a los SR, ver Melancon, “The Socialist Revolutionaries and the Russian Anti-War Movement”, 191-6. [24] Burdzhalov, 21. [25] Burdzhalov, 18. [26] Las cifras corresponden a 1916, en relación con 1913. Diane P. Koenker y William G. Rosenberg, “Strikes and Revolution in Russia, 1917” (Princeton: Princeton University Press, 1989), 44-5. [27] Burdzhalov, 20. [28] Hasegawa, 68. [29] Mandel, 60. [30] Hasegawa, 87. En medio de todo esto, la clase obrera de Petrogrado mantuvo una alta cohesión y un sentido de clase con intereses distintos. David Mandel escribe: “Una de las características más importantes de la cultura política de los obreros metalúrgicos calificados era lo que Buzinov denomina ‘aislamiento de clase de los explotadores’. La esencia de la agitación de los “obreros conscientes” era “clavar una cuña entre los obreros y los propietarios”. De manera sorprendentemente paralela, S-sky observó que los obreros no están de acuerdo con mucho de lo que encuentran en la prensa liberal, porque “el liberalismo es para las clases altas, y ellos, los obreros son esencialmente diferentes”. Esta aspiración a “aislamiento de clase” de la sociedad era mayor que el deseo de autodeterminación. Surgió también de un sentido profundamente arraigado del carácter irreconciliable de los intereses de los obreros y de las clases poseedoras, una posición que se expresa en el deseo de mantener a todas las organizaciones obreras bajo el control exclusivo de los obreros y, cuando esto no era posible, ganar al menos en pie de igualdad con los representantes de la sociedad. Por lo tanto, una encuesta de la policía sobre el movimiento obrero durante noviembre de 1915 en Petrogrado observó que el tema más discutido de la época habían sido las cooperativas de consumo y que en las reuniones sobre este tema, oradores obreros “expresaron el deseo de hacerlo sin ningún tipo de ayuda material de los industriales, que con mucho gusto ofrecieron material de apoyo en la fundación de las cooperativas.” Mandel, 30. [31] Hasegawa, 167. [32] La alta tasa de mortalidad de los oficiales fue impulsada en parte por su costumbre de dirigir las cargas en la guerra de trincheras. Hasegawa, 169. [33] Burdzhalov, 32. [34] Hasegawa, 87-8. 31
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[35] Bolcheviques, mencheviques y eseristas, todos ellos, tenían esta característica. Michael Melancon, “The Socialist Revolutionaries and the Russian Anti-War Movement”, 196. [36] Mandel, 56. [37] Melancon, “The Socialist Revolutionaries and the Russian Anti-War Movement”, 121. [38] Ibíd., 128. [39] Hasegawa, 133-4. [40] Burdzhalov, 23. [41] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 6. [42] Una nota sobre las fuentes: Gran parte de la tesis de la espontaneidad se basa en memorias escritas en la década de 1920. Por ejemplo, los historiadores citan a Kayurov, que formaba parte del Comité distrital de Vyborg: “Nadie pensó de la posibilidad inminente de la revolución” y “absolutamente no se sintió ninguna guía de los centros del partido”. Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 4; Cliff, 90; Trotsky, 106. Hay otras memorias con relatos similares. Pero creo que ellos se pierden la verdadera historia. Si nos quedamos en su interpretación, seremos incapaces de explicar muchos otros informes, incluidos los escritos de la época. He tratado considerar todo el material creado en la época de los hechos, tales como volantes, folletos, cartas, diarios, informes de la policía secreta (Ojrana). He encontrado estos últimos especialmente valiosos porque eran presentados usualmente por los provocadores integrados en los distintos partidos socialistas (a menudo en sus órganos de dirección). Esto nos proporciona una ventana única a las ideas generales de los distintos órganos de dirección socialista. Es evidente que los agentes de policía tenían sus propios prejuicios, pero los elementos de sus informes pueden ser confirmados con otra información (por ejemplo, poner en un informe: “mañana, los bolcheviques lanzarán consignas para una Asamblea Constituyente” y al día siguiente, decir que tales consignas efectivamente aparecieron). A falta de una máquina del tiempo, sus informes son algunas de las mejores fuentes disponibles. Sin embargo, tales informes deben ser juiciosa e independientemente corroborados, tanto como sea posible. Con la apertura del archivo de la Unión Soviética, probablemente hay nuevo material para que los historiadores trabajen. Para algunos antecedentes sobre la historiografía soviética temprana desde el punto de vista académico occidental, véase James White: “Early Soviet Historical Interpretations of the Russian Revolution 1918-1924”, Soviet Studies, v. 37, nº 3, (julio de 1985), 330-352. También hay investigaciones sobre la revolución de Febrero que no tengo en cuenta, como Marc Ferro, “The Russian Revolution of February 1917” (Nueva York: Prentice Hall, 1972). En “A Case of Publication Standards: M. Ferro’s Book in Translation”, D.A. Longley considera este libro plagado de inexactitudes y errores de traducción (Soviet Studies, v. 26, nº 1 [enero de 1974], 120-123). También ignoro otras fuentes cuyos autores se refieren a teorías que son, en el mejor de los casos, tontas, como el papel de la masonería o el clima de la revolución. [43] Lenin, “Informe sobre la Revolución de 1905”, Obras Escogidas en doce tomos (Moscú: Editorial Progreso, 1973), t. 1, 72-79. También disponible en línea en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas06-12.pdf 32
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[44] Paul Le Blanc, “Lenin and the Revolutionary Party” (Nueva York: Humanities Press, 1990), 242. [45] Lenin, “Informe.…”, 253. [46] Koenker y Rosenberg, 58. [47] Hasegawa, 10. [48] Los obreros fabriles en este contexto se encontraban empleados en las empresas mecanizadas o empresas que empleaban a más de mil trabajadores. Koenker y Rosenberg, 58. [49] Koenker y Rosenberg, 58, 69, y 70. [50] Para más discusión sobre este tema, consulte Koenker y Rosenberg, 16-7. [51] Koenker y Rosenberg, 75. [52] Hasegawa, 111. [53] En junio, la policía mató a doce e hirió a cuarenta y cinco obreros textiles en otra parte del país. Esa masacre no provocó una reacción entre los obreros de Petrogrado en el momento, pero dos meses después, los obreros estaban listos. Hasegawa, 93. [54] Burdzhalov, 53. [55] Alexander Shliapnikov volvió a entrar en el país y luego reclutó a Viacheslav Molotov (el del famoso cóctel) y a Petr Zalutsky, para formar el Buró Ruso (Hasegawa, 120). Para una interpretación del papel Shliapnikov en Febrero, véase Barbara Allen, “Worker, Trade Unionist, Revolutionary: A Political Biography of Alexander Shliapnikov, 1905-1922” (Tesis PhD, Universidad de Indiana, 2001.), capítulo 3. Aunque creo que ella enfatiza con exageración el papel de los socialistas en Febrero, agradezco a la Dra. Allen por poner su trabajo a mi disposición, así como tomarse el tiempo para responder a mis preguntas sobre Shliapnikov. [56] Melancon, “The Socialist Revolutionaries and the Russian Anti-War Movement”, 228. [57] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 9. [58] Hasegawa, 204. [59] Hasegawa, 201. [60] Citado por Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 11. [61] Hasegawa, 202. [62] Hasegawa explica: “En la primera, la policía por sí sola haría frente a un disturbio, con 33
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA un mínimo de ayuda de los cosacos. Dado que esta etapa no se consideraba una situación militar, el gradonachal'nik seguiría siendo el comandante de las fuerzas de seguridad. Si la policía no podía manejar la situación, de declararía la segunda etapa –militar. El comandante de las tropas de Petrogrado se haría cargo del mando de todas las fuerzas de seguridad, mientras que en cada distrito el comandante de un batallón de la guardia reemplazaría al jefe de la policía del precinto y comandaría a policías y soldados. Los batallones de la guardia se movilizarían a los puestos asignados para proteger de los insurgentes a los edificios públicos, bancos, palacios y estaciones de ferrocarril... Si las medidas tomadas en la segunda etapa demostraban ser insuficientes... las unidades de guardia e infantería lanzarían un ataque total contra las multitudes recalcitrantes, con armas de fuego y ametralladoras. Se suponía que esta última etapa sería suficiente para reprimir cualquier disturbio.” Hasegawa, 164-5. [63] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 18. [64] Burdzhalov 87. Vale la pena señalar que esta declaración clara de la inmediatez de la revolución está en marcado contraste con las famosas palabras de Lenin, unas semanas antes. [65] Melancon, “The Socialist Revolutionaries and the Russian Anti-War Movement”, 219. [66] Hasegawa, 201. [67] Hasegawa, 201. [68] Hasegawa, 217. [69] No he podido encontrar nada escrito sobre lo que los obreros de Putilov hicieron durante los primeros días de la revolución. Por un lado, dado que la fábrica declaró el “lock out”, se les negó un lugar de reunión; pero por otro lado, estaban entre los obreros más militantes de toda Rusia. Es difícil pensar que no desempeñaron ningún papel en los acontecimientos que siguieron. Hasegawa, 210-11. [70] La introducción de Murray Bookchin a Ida Mett, “The Kronstadt Uprising of 1921” (1938, reeditado por Solidarity Press, 1967). También disponible en http://libcom.org/library/thekronstadtcommuneidamettintro [71] Hasegawa, 215. [72] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 17. [73] Citado en Ibíd., 15. [74] Véase, por ejemplo, Murray Bookchin, “Post-Scarcity Anarchism” (Oakland, CA:. AK Press, 2004), 123. [75] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 15. Mientras que algunos han argumentado que los volantes simplemente llamaban a celebrar el Día Internacional de la Mujer, y no a las huelgas, Melancon presenta un argumento convincente de lo contrario. Michael Melancon, “International Women’s Day, the Finland Stattion Proclamation, and
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA the February Revolution. A Reply to Longley and White”, Soviet Studies, v. 42, nº 3. (julio de 1990), 583-589. [76] Hasegawa, 216-7, y Burdzhalov, 106-7. En sus memorias de la década de 1920, Kayurov dice que además de discutir el significado del Día Internacional de la Mujer, instó a estas mujeres a no ir a la huelga. Y sin embargo, ellas lo hicieron. Hay otros registros de bolcheviques dirigiendo grupos de estudio (ver Burdzhalov, 104-105) y me pregunto si Kayurov no está subestimando su papel. En ese momento, él era un miembro del Comité distrital de Vyborg, que había abogado por aprovechar el Día Internacional de la Mujer (en contraposición al Buró Ruso y al Comité de Petrogrado, que prefirieron trabajar para el Primero de Mayo). [77] Burdzhalov, 107. [78] Burdzhalov, 108, y Hasegawa, 218. [79] Burdzhalov, 107. [80] Burdzhalov, 109. [81] Mandel, 82, y Burdzhalov, 109. [82] Burdzhalov, 110. [83] Hasegawa, 222. [84] Burdzhalov, 118. [85] Hasegawa, 225. [86] Burdzhalov, 120. [87] Hasegawa, 66. [88] Hasegawa cita varios ejemplos de esto (233, 236, 241). [89] Hasegawa, 233. [90] Hasegawa, 236. [91] Hasegawa, 238. [92] Hasegawa, 237. [93] Burdzhalov, 137, y Hasegawa, 240. [94] Michael Melancon, “Who Wrote What and When?: Proclamations of the February Revolution in Petrograd, 23 February – 1 March 1917”, Soviet Studies, v. 40, nº 3 (julio de 1988), 495. [95] Hasegawa, 239. 35
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[96] Hasegawa, 243. [97] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 20. [98] Hasegawa, 228. [99] Hasegawa, 239, y Burdzhalov, 135. [100] Hasegawa, 261. [101] Citado (con puntos suspensivos) por Burdzhalov, 126. [102] Hasegawa, 251. En las manifestaciones de ese día, aparecieron nuevos estandartes. Vale la pena señalar, que los estandartes, en general, no se escriben de forma espontánea. El Comité Interdistrital le dijo a un camarada que hiciera una bandera roja, pero éste no tenía dinero. Finalmente, fue donde su novia y le expropió una falda roja. Con eso, hizo dos estandartes, y cosió sobre ellos: “¡Abajo la autocracia!” y “¡Abajo la guerra. Viva la Revolución!”. Hasegawa, 248, y Burdzhalov, 129. [103] Hasegawa, 251. [104] Para más información sobre el pánico en la Duma, consulte Hasegawa, 225-8. La dirección de los kadetes también se reunió para discutir qué podían hacer para impedir el liderazgo socialista de las masas. Burdzhalov, 140. [105] Burdzhalov, 133. [106] Burdzhalov, 135. [107] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 21. [108] Hasegawa, 262-3, y Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 23. Teniendo en cuenta el día, se trataba de preocupaciones válidas. Después de dejar que los obreros cruzaran los puentes, los cosacos mataron a un capitán de la policía en la plaza Kazan para proteger a los huelguistas de los ataques. En otra manifestación, los obreros convencieron a los soldados de bajar sus armas y unirse a la multitud. Hasegawa, 252-5. [109] Muchas proclamas terminaban con diferentes versiones de estas consignas. Burdzhalov, 136. [110] Hasegawa, 271, y Burdzhalov, 137. [111] Michael Melancon, “Who Wrote What and When?”, 487. [112] Shliapnikov en particular estaba preocupado por ir demasiado rápido. Hasegawa, 259. [113] Burdzhalov, 136. [114] Burdzhalov, 151. 36
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[115] Trotsky argumenta que esto era muy poco y demasiado tarde: “Hasta el día 26 no apareció el primer manifiesto a los soldados, lanzado por una de las organizaciones socialdemócratas, afín a los bolcheviques [es decir, el Comité Interdistrital]. Este manifiesto, que tenía un carácter muy indeciso y ni siquiera hacía un llamamiento a los soldados para que se pusieran al lado del pueblo, empezó a repartirse por todos los barrios el día 27 por la mañana. “Sin embargo – atestigua Fureniev, uno de los directivos de la organización–, los acontecimientos revolucionarios se desarrollaban con tal rapidez, que nuestras consignas llegaban ya con retraso. En el momento en que las hojas llegaban a manos de los soldados, éstos entraban ya en acción.” “Por lo que al centro bolchevique se refiere, conviene advertir que, hasta el día 27 por la mañana, Shliapnikov no se decidió a escribir, a instancias de Chugurin, uno de los mejores caudillos obreros de las jornadas de febrero, un manifiesto dirigido a los soldados. ¿Fue impreso ese manifiesto? En todo caso, vería la luz cuando su eficacia era ya nula. En modo alguno pudo tener influencia sobre los sucesos del día 27.” Pero estos no fueron las primeras proclamas llamando a los soldados, ni eran particularmente tímidas. Trotsky se basa en los recuerdos de la década de 1920, no en los propios folletos, que probablemente no estaban a su disposición cuando escribía en el exilio. Los testimonios de la década de 1920 estaban empañados por las condiciones políticas de la época de la Guerra Civil de Rusia (Trotsky, 88). Pero incluso si Trotsky tiene razón, su crítica está fuera de lugar. ¿Se supone que debemos condenar a los revolucionarios por tomar unos días antes de dirigirse al ejército en una forma concertada? Antes del 26 de febrero, el orden del día era incorporar a la actividad a la mayor cantidad de obreros posible, precisamente para darle confianza al ejército de que no se trataba de flor de un día. Después del primer día de huelgas, los revolucionarios estaban al tanto de lo que era posible, pero también sabían que la conciencia de las masas tardaría más de veinticuatro horas para desarrollarse. [116] Hasegawa 116, 268. [117] Burdzhalov, 152. [118] Tal como se cita (con puntos suspensivos) por Burdzhalov, 153-4. Otro ejemplo de lo rápido que las ideas pueden cambiar en un momento revolucionario: uno de estos regimientos estaba a doce horas de amotinarse. Hasegawa, 581. [119] Burdzhalov 119, 159-60. [120] Burdzhalov, 160. [121] Burdzhalov, 184. Nótese, este es Limonin, a quien Cliff cita como prueba de que los socialistas no jugaron ningún papel. [122] Burdzhalov, 162. [123] Melancon, “Who Wrote What and When?”, 480-1. 37
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[124] Hasegawa ofrece diversas citas en 278. Para ser justos, debo señalar que el libro de Hasegawa también está en completo desacuerdo con mis argumentos: “La insurrección fue resultado de las decisiones independientes de los soldados, no de la influencia de la propaganda de los obreros en el cuartel. Los activistas obreros concentraron sus actividades de propaganda en las barracas del Regimiento de Moscú, en el distrito de Vyborg. La insurrección comenzó en el Regimiento Volynsky, menos influenciado por las actividades de propaganda de los obreros. Los soldados del regimiento de Moscú no se unieron a la insurrección hasta mucho más tarde en ese mismo día. " [125] Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 21-3. [126] Burdzhalov, 165, y Hasegawa, 281-2. [127] Burdzhalov, 172. [128] Después de delegar a un grupo para que se haga cargo de la comida, el Soviet emitió un comunicado que decía, en parte: “¡Camaradas! Los soldados que están con el pueblo han salido a las calles desde la mañana, hambrientos. El Soviet de Diputados de Obreros, Soldados y el Pueblo está haciendo todo lo posible para darles de comer. Sin embargo, es difícil disponer de alimentos inmediatamente. El Soviet se dirige a ustedes, ciudadanos, pidiéndoles que compartan lo que tienes con los soldados”. Aparecieron comedores en la ciudad. Hasegawa, 282-287, y Burdzhalov, 191. [129] Hasegawa, 292. [130] Esto es apoyado por un informe del 28 de febrero. Un miembro del Comité Interdistrital se refería al papel de los “propagandistas... en el colapso del ejército”. Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 26. [131] Hasegawa, 399. [132] Tony Cliff, “Trotsky: The Darker the Night, the Brighter the Star”, volumen 4, 19271940 (Londres: Bookmarks, 1993), 166. También disponible en http://www.marxists.org/archive/cliff/works/1993/trotsky4/07-history.html [133] Kerensky y otros publicaron una declaración con el nombre de Comité Ejecutivo Provisional del Soviet de Diputados Obreros: “¡Ciudadanos! Los representantes de los obreros, los soldados y otras personas de Petrogrado, que se reúnen en la Duma de Estado, anuncian que la primera reunión de sus representantes será esta noche a las siete de la noche en una sala de la Duma del Estado. Todas las tropas que se pasaron al lado del pueblo deben elegir inmediatamente a sus propios representantes, uno por compañía. Las fábricas elegirán a sus propios diputados, uno por cada mil personas. Las fábricas con menos de mil obreros elegirán a un diputado de cada fábrica.” Hasegawa, 330-1 (El ratio 1:1000 estaba basado en las elecciones al Comité de Industrias de Guerra). [134] Hasegawa, 332. [135] Es interesante el grado en que durante el caos de la revolución, los distintos niveles del Partido Bolchevique tuvieron propósitos cruzados (o al menos en planos diferentes). Hasegawa, 328. 38
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA
[136] Melancon, “Who Wrote What?”, 489. [137] Hasegawa, 333-4. [138] Mandel, 103. [139] Hasegawa señala que el Soviet representaba a todos los obreros de Petrogrado, incluidos los obreros no fabriles. Los obreros metalúrgicos de Vyborg, que estaban entre el sector más militante y activo de los obreros de Petrogrado, eligieron abrumadoramente a bolcheviques como sus representantes. Para una exploración más amplia de estos temas, ver Hasegawa, 379-409. [140] Hasegawa, 314. [141] Mandel, 102. [142] Burdzhalov, 242. [143] Mandel, 101. [144] Lenin, “Las tareas del proletariado en la presente revolución”, Obras Escogidas en 12 tomos (Moscú: Editorial Progreso, 1973), t. 6, 106-108 (también disponible en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas06-12.pdf. Obviamente, el resto de 1917 está más allá del alcance de este artículo. Un buen punto de partida es la “Historia de la revolución rusa” de Trotsky. Para más información sobre la conciencia de los trabajadores y la prudencia, ver Mandel, 99-104. [145] Koenker y Rosenberg, 275. [146] Melancon lo pone de esta manera: “Los socialistas no tenía planes específicos previos para iniciar disturbios revolucionarios el 23 de febrero y llevarlos a buen término el 27 de febrero. Lo que sí tienen, como indica la abrumadora evidencia, era una orientación para promover huelgas y manifestaciones y, si lo prometía, para prolongarlas y empujarlas hacia la revolución.” Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 35. [147] En la introducción a su “Historia de la Revolución Rusa”, Trotsky escribió famosamente: “Sólo estudiando los procesos políticos sobre las propias masas se alcanza a comprender el papel de los partidos y los caudillos que en modo alguno queremos negar. Son un elemento, si no independiente, sí muy importante, de este proceso. Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor.” Trotsky, xvi. Uno puede preguntarse en este punto, “¿Por qué la persistencia de la tesis de la espontaneidad?”. Este podría ser un artículo en su propio derecho. Diferentes fuerzas políticas tuvieron distintas motivaciones para celebrar Febrero como espontánea. Aquí están mis hipótesis, aunque para cada una de ellas, se necesita más desarrollo: los soldados de la Guerra Fría y los académicos liberales tratan a la revolución de Febrero como la revolución “buena”, la verdadera esperanza para el pueblo de Rusia, hasta que los bolcheviques malos lo tiraron todo por la borda con un golpe de Estado en Octubre. Para los anarquistas, Febrero 39
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA demuestra que las organizaciones (sobre todo, los partidos “de vanguardia”) no estaban involucradas, no eran necesarias y su participación (más tarde) fue desastrosa. Para los stalinistas iniciales, Febrero plantea el problema de que la mayoría de sus grandes líderes estaban fuera del país, retornando sólo en los meses siguientes. Es, además, un inconveniente que los socialistas fuera del Partido bolchevique fueran tan importantes en los eventos (en particular, el Comité Interdistrital). Más tarde, el papel crucial del Partido bolchevique durante todo el proceso revolucionario (ignorando o difamando a las otras fuerzas) se convirtió en la línea del Partido. En efecto, la historiografía stalinista lleva tantos giros y vueltas que una nota al pie de página no puede contenerlas. Para Trotsky y muchos trotskistas, era importante demostrar que el Partido bolchevique no era infalible, y entre los ejemplos utilizados estuvo la Revolución de Febrero: los bolcheviques estuvieron allí, pero eran en el mejor de los casos, inútiles. Al mismo tiempo, enfatizaron, correctamente, que a la organización leninista le cupo la tarea de completar la revolución rusa y derrotar a la burguesía. Durante la Guerra Fría, la tesis de la espontaneidad ofreció a los socialistas la esperanza de que incluso si estaban aislados, la revolución podía estallar en torno a ellos. Para una discusión adicional sobre este tema, consulte Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution”, 1-4 y D.A. Longley, “Iakovlev’s Question, or the Historiography of the Problem of Spontaneity and the Leadership in the Russian Revolution of February 1917”, en Revolution in Russia: Reassessments of 1917, ed. E.R. Frankel et al (Cambridge: Cambridge University Press, 1992), 365-87.
Jason Yanowitz es colaborador de la revista trotskista International Socialist Review. Fuente: International Socialist Review, nº 75, enero-febrero de 2011. Jason Yanowitz, “February’s Forgotten Vanguard: The Myth of Russia’s Spontaneous Revolution”. Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Facundo Borges y Thiago R.
Trotsky y su retrato incompleto de la revolución de Febrero (*) Jason Yanowitz
[…] En su “Historia de la revolución rusa”,…vistos en conjunto, los capítulos que Trotsky dedica a la revolución de Febrero desechan el papel de los socialistas organizados. En tanto que hubo socialistas activos, su narración da la impresión de que ellos actuaron sin disciplina o dirección partidaria. Constantemente critica la actitud de los revolucionarios el Día Internacional de la Mujer. “Ni una sola organización convocó huelgas ese día”, dice. Pero, ahora sabemos, según los registros policiales, que un obrero fue arrestado esa mañana distribuyendo un volante de los Interdistritales llamando a la huelga por el Día Internacional de la Mujer [7]. Las memorias de otros activistas mencionan que el 40
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA menchevique “Grupo Iniciativa” y otras organizaciones partidarias también distribuyeron proclamas ilegales en las fábricas” [8]. Trotsky relata, “Ellos [los bolcheviques] decidieron no convocar huelgas sino prepararse para la acción revolucionaria en un momento indefinido, en el futuro” [9]. Sin embargo, no hubo nada indefinido, sino una fecha específica: el Primero de Mayo [10]. Ese fue el día que los bolcheviques eligieron como la siguiente gran celebración socialista después del “Domingo Sangriento” [9 de enero]. Kayurov –a quien Trotsky cita extensamente– escribe sobre esto en sus memorias. Resulta que la elección del Primero de Mayo fue un error táctico, pero fue uno que corrigieron inmediatamente cuando los sucesos les demostraron que se habían equivocado (En cuanto a estimar la profundidad de la relación de los socialistas con la clase obrera, es también significativo el hecho de que las obreras textiles –las primeros en salir a las calles– quisieran reunirse con los socialistas revolucionarios el día anterior). Basándose principalmente en la historia de Kayurov, Trotsky termina desfigurando las actitudes y las acciones de los socialistas durante la revolución. Dice que “el comité de Vyborg tuvo que aprobar [unirse a la huelga]” [11]. Pero, como demostré en mi artículo [“February’s forgotten vanguard. The myth of Russia’s spontaneous revolution”], muchas memorias cuentan cómo las diferentes organizaciones socialistas (bolcheviques, eseristas e interdistritales) respondieron con prontitud al llamado de las huelguistas y salieron a las calles. Después de todo, para eso era para lo que vivían. Y no les faltó voluntad. Aquí un ejemplo de I. Gordienko, obrero bolchevique de la Fábrica de Construcción de Maquinaria Nobel. “En la mañana del 23 de febrero se oían voces de mujeres en la calle a la que daban las ventanas de nuestra sección: “¡Abajo la guerra! ¡Abajo los precios altos! ¡Abajo el hambre! ¡Pan para los trabajadores!”. Varios camaradas y yo fuimos veloces hacia las ventanas... Las puertas de Manufaktura Bolshaya Sampsionevskaya Nº 1 estaban abiertas. Las masas de obreras llenaban la calle, y su estado de ánimo era militante. Las que nos vieron empezaron a agitar sus brazos, gritando: “¡Salgan! ¡Paren de trabajar!”. Bolas de nieve entraban por la ventana. Decidimos unirnos a la manifestación... Una breve reunión se llevó a cabo fuera de la oficina principal, cerca de las puertas, y salimos a la calle... Los camaradas de adelante fueron tomados por el brazo en medio de gritos de “¡Viva!”, y nos pusimos en camino con ellas por la avenida Bolshoi Sampsionevsky.” [12] Trotsky presta muy poca atención a la actividad específica de las organizaciones revolucionarias y, cuando lo hace, es frecuentemente inexacto. Dice: “La primera proclama dirigida al ejercito fue publicada sólo el 26 por una de las organizaciones socialdemócratas cercana a los bolcheviques [el Comité Interdistrital]” [13]. Esto es equívoco y no es verdad. Es equívoco porque el 25, al menos los bolcheviques habían tenido como objetivo la agitación verbal en múltiples barracas [14]. Y no es verdad porque el 25 de febrero, el Comité 41
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA Petersburgo de los bolcheviques distribuyó volantes a los soldados urgiéndolos a que se unan a los obreros. “¡Hermanos soldados! Por tercer día, nosotros, los obreros de Petrogrado, exigimos abiertamente la destrucción de la autocracia, que ha causado que el pueblo derrame su sangre, que ha hecho de nuestro país un país hambriento, y que ha condenado a nuestras esposas, hijos, madres y hermanos a la ruina. Recuerda, camarada soldado, que sólo la unión fraternal de la clase obrera y el ejército revolucionario emancipará al pueblo esclavizado y pondrá fin a la guerra fratricida y sin sentido. ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la unión fraternal del ejército revolucionario y el pueblo.” [15] Después, Trotsky describe al comité distrital de Vyborg como si estuviera a punto de tirar la toalla…: “Los disparos a los manifestantes aumentaron la incertidumbre entre los líderes. El alcance del movimiento empezó a parecer peligroso. Incluso en la reunión del comité de Vyborg del día 26 –es decir, doce horas antes de la victoria– se discutió sobre si no era el momento de terminar con la huelga.” [16] Sin embargo, el 27 (mientras los obreros se concentraban en sus fábricas), el comité distrital de Vyborg emitió una proclama que difícilmente era la palabra de gente a punto de rendirse: “El pueblo trabajador no soporta más la violencia, el descontento y la ruina… Que los soldados, nuestros hermanos e hijos, marchen en nuestras filas con sus rifles en las manos. ¡Entonces le llegará la hora final a la monarquía Romanov! ¡Abajo la monarquía zarista! ¡Viva la República Popular! ¡Tierra para el pueblo! ¡Jornada de ocho horas para los trabajadores! ¡Viva el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia! ¡Viva el Gobierno Revolucionario Provisional! ¡Abajo la matanza!” [17] No olvidemos a los otros socialistas. Los Interdistritales publicaron el primer volante que se distribuyó el 27. Decía, en parte: “Nosotros, bolcheviques, mencheviques socialdemócratas y socialistas revolucionarios convocamos al proletariado de Petersburgo y de toda Rusia a la organización y movilización febril de nuestras fuerzas. ¡Camaradas! Organicen comités de huelga ilegales en las fábricas. Enlacen un distrito a otro. Organicen colectas para la prensa ilegal y para armas. Prepárense, camaradas. ¡La hora de la batalla decisiva se acerca!”. [18] Además hay muchos informes policiales sobre las reuniones de Vyborg y las actitudes de los socialistas, que revelan mucho más confianza. Por ejemplo:
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CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA “Debe tenerse en cuenta que mañana [27 de febrero], los obreros irán a las fábricas pero sólo a reunirse, decidir qué hacer y salir nuevamente a las calles de manera organizada y planificada a la espera de alcanzar un éxito total. En la actualidad, las fábricas están sirviendo de amplios centros de reunión. Un cierre temporal de las fábricas, aunque sea por dos o tres días, privaría a las masas de centros de información donde experimentados oradores [es decir, revolucionarios] exaltan a las multitudes, dirigen las acciones en cada fábrica y coordinan y organizan las manifestaciones.” [19] Además: “Están planeando formar un soviet de representantes obreros… Las elecciones se realizarán en las fábricas, mañana por la mañana, y podrá estar operativo en la tarde. Esa es otra razón para cerrar todas las fábricas e impedir las reuniones de mañana.” [20] En general, la historia que Trotsky cuenta tiene el efecto de minimizar el papel de los socialistas organizados, durante esos días extraordinarios de actividad de obreros y soldados. Trotsky acertadamente apunta: “El liberalismo… ha creado entusiastamente la teoría de una revolución [de Febrero] espontánea e impersonal”. Pero su propia narración deja intacto el mito de una revolución sin partido. El concluye que la revolución fue liderada por “los obreros educados en su mayor parte por el partido de Lenin”. Esta es una formulación vaga e inusual en Trotsky. Es como si el centralismo democrático hubiera colapsado en la víspera de la revolución. Dada la totalidad de material disponible hoy, creo que nos deja con un retrato incompleto de la revolución de Febrero. Notas [7] Michael S. Melancon, “Rethinking Russia’s February Revolution: Anonymous spontaneity or socialist agency?”, Carl Beck Papers in Russian and East European Studies, nº 1408 (junio de 2000), 15. [8] Ibíd., 16. [9] Trotsky, 75. [10] Tsuyoshi Hasegawa, The February Revolution (Seattle: University of Washington Press, 1981), 216. [11] Trotsky, 75. [12] Burdzhalov, 107. [13] Trotsky, 87-8. [14] Burdzhalov, 136-7. [15] Hasegawa, 271, y Burdzhalov, 137. [16] Trotsky, 84-5. [17] Burdzhalov, 162. Está citando las memorias de Shliapnikov. [18] Michael Melancon, “Who Wrote What and When?: Proclamations of the February Revolution in Petrograd, 23 February–1 March 1917,” Soviet Studies v. 40, 480–1. [19] Burdzhalov, 160. En la página 23, Melancon menciona el nombre delaagente. [20] Burdzhalov, 184. 43
CRÍTICA MARXISTA-LENINISTA
Fuente: International Socialist Review, Nº 78, Julio–Agosto de 2011. Extracto de: Jason Yanowitz, “Spontaneity and the February Revolution: A reply to Paul D’Amato”. (*) El título de este segundo escrito de Yanowitz ha sido puesto por “Crítica Marxista-Leninista”, utilizando la última frase del artículo. Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por S. Fiume.
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