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S ección
de
O bras
de
S ociología
LA IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA
Traducción de F lorentino M . T orner
C .W R I G H T
MILLS
LA IMAGINACION
SOCIOLOGICA P rólogo
de
G ino G erm ani
FO N D O D E C U L T U R A ECO N Ó M ICA MÉXICO - BUENOS AIRES
Primera edición en inglés, 1959 Primera edición en español, agosto de 1961
La edición original de esta obra fue registrada por Oxford University Press, de Nueva York, con el título T h e Sociological Imagination. Derechos reservados conforme a la ley © 1961 Fondo de Cultura Económica Av. de la Universidad, 9 7 5 -M é x ic o 12, D . F. Impreso y hecho en M éxico Piinted and made in M éxico
A H arvey
y
B ette
PRÓLOGO |iA 11- sin i<<:k'>n de un libro implica algo más que un mero problema liMf lli.luo. Se trata de introducir en cierta cultura el producto •!• tilm, alejada o próxima de la primera pero, en todo caso, disIinhi Es bien sabido que la traducción en este sentido especial mi i Inulo más fácil cuanto más “comunicable” es el significado
11 "líjelo cultural de que se trata. La máxima comunicabilidad la i ni <»ti(minos obviamente en la ciencia, sobre todo a través del lenMMiijt universal de la matemática. Pero aun aquí hallamos notables •lili leneias, pues la comunicabilidad podrá variar en razón de la uni11 iniiliil.id del contenido, de la problemática y conccptualización •!• i ida disciplina en particular. La Sociología se halla a este resI'
ni li por ejemplo, en Economía, para quedar en el ámbito de las i !|i tu ias Sociales. Debe reconocerse que en las últimas décadas m lia ido acentuando un proceso de universalización de esta disci plina y que está emergiendo lo que podríamos llamar una Socio!•*i-i.i “mundial” en oposición a las Sociologías “nacionales” tan •miii< Icrísticas de una etapa previa de su desarrollo, con su estrecha >iin ulación a las tradiciones intelectuales y a las peculiaridades ■iilimales de cada país. Este libro trata por cierto problema universales, problemas que nifrii de algunos de los dilemas que debe enfrentar la disciplina •n l.i presente fase de su desarrollo; no obstante, el examen que i- iliza Mills no deja de darse en un contexto intelectual y cientíIHo bien distinto del que existe en América Latina: en este senlulo la “traducción” requiere un esfuerzo por ubicar el contenido •li I libro dentro de su contexto originario y a la vez evaluar su sig nificado con relación al contexto intelectual y científico propio
•le la cultura en que se trata de introducirlo. I ,a Sociología —ya se ha dicho— atraviesa una fase de universali ación. ¿De qué manera se caracteriza esta emergente “Sociolo/•ía mundial”? Quizás sea posible sintetizar en unos puntos lo «scncial del cambio: a) En primer lugar, la acentuación del carácIcr científico de la disciplina con la adopción de principios básicos del conocer científico en general, aunque con su propia especifi cidad metodológica; las antiguas controversias sobre el carácter más “filosófico” o más “empírico” pueden considerarse superadas: na die ya duda de que la Sociología es una disciplina positiva, en la que la fase “empírica” se halla indisolublemente unida a la etapa 9
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“teórica”, siendo una sola y misma cosa del mismo modo que hi pótesis y verificación constituyen “momentos” inseparables de todo conocer científico. Análogamente, es muy difícil, por no decir im posible, encontrar hoy quien defienda el carácter “culturalista” o “espiritualista” de la Sociología en los términos tan propios del pensamiento alemán de fines del siglo pasado y comienzos del ac tual y que tanta difusión y aceptación encontró en el mundo de habla hispana. Hoy en día el problema de las relaciones entre teoría e investigación se plantea en términos en extremo más con cretos —operacionales, diríamos— y, por ejemplo, parte de las preocupaciones de Mills versan precisamente sobre la forma más productiva de entender y llevar a cabo el proceso de verificación; b) El desarrollo de procedimientos de investigación en extremo más refinados y poderosos de los que existían en el pasado: mientras en la época de Durkheim o Simmcl, por ejemplo, el sociólogo de bía limitarse a utilizar únicamente datos preexistentes ahora dis pone de técnicas que han ampliado de manera insospechada sus posibilidades de observación y de experimentación en el campo de los hechos sociales. Las estadísticas oficiales, las obras históri cas, los documentos personales o de otra índole, constituían antes las únicas fuentes para el investigador. Incluso en antropología los relatos de viajeros fueron todo el material sobre el que trabajaron los antropólogos clásicos. La observación sobre el terreno apoyada en el uso de una gran variedad de técnicas se ha transformado ahora en una práctica habitual del investigador social, y de este modo el alcance de la observación se está extendiendo cada vez más, y sectores del comportamiento humano, una vez del todo inaccesibles, pueden ahora ser objeto de un estudio perfectamente ajustado a los más ortodoxos cánones de la metodología científica. La experimentación stricto sensu que siempre pareció vedada al sociólogo es ahora posible, por lo menos en ciertas esferas. Este desarrollo ha implicado lo que podríamos llamar una creciente tecnificación de la Sociología: estandarización de procedimientos de investigación, uso generalizado de determinados instrumentos, rutinización de tarcas y carácter colectivo de las mismas; necesidad de invertir considerables recursos para ciertas investigaciones, de contar con equipo material, locales, personal administrativo y técni co, etc.; c) Estos requerimientos de la nueva metodología y la tecnificación de ciertas fases de la investigación sociológica han conducido a otras importantes innovaciones y particularmente al crecimiento del aspecto organizativo de la labor científica. Mien tras que en el pasado la regla era el investigador aislado y su biblio teca, en la actualidad lo normal es el Instituto, con su compleja
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humana y material, con una concentración considei,ililc de recursos económicos, y, también, con todas las consecuen. las inalas y buenas de la burocratización. Puede decirse que se lia l„,vi(lo de una fase artesanal a una fase industrial de la investiga, i. >n, y esta transición ha sido genuinamente requerida por las inin ivuciones metodológicas y técnicas, aun cuando las exageraciones ,|, una época dominada por la organización puedan haber introiliu ido en ciertos casos deformaciones perjudiciales; d) Un cuarto l'inccso —también vinculado con el anterior— es la creciente difei. aviación interna de la Sociología, el surgimiento de numerosísi«luis ramas especiales. Esto es por supuesto el resultado del creciiiiiciiIo y expansión de los estudios. Asi, ya desde la época de I Mukheim, al lado de la Sociología general (cuya legitimidad este mlor ponía en duda, por lo menos para las primeras fases del des molió de la disciplina), surgió una considerable variedad de espei mi i/aciones, y la nomenclatura adoptada en el A nnée Sociologique liu lavía ejerce su influencia en la clasificación de las disciplinas mi ¡(ilógicas. En la actualidad el crecimiento de la bibliografía y la enorme expansión de la labor de investigación, hacen prácticainnilc inasequible la posibilidad de que una sola persona pueda al. ni/ar y mantener un nivel de conocimientos adecuados en todas 0 incluso en varias de las ramas de la Sociología. De ahí la nece«IiI.kI de especialización y de especialistas con todas sus conocidas ventajas y desventajas; e) La tecnificación, expansión y diferencia1lún interna debían conducir necesariamente a otro cambio: al mu güiliento de escuelas específicamente dedicadas a la enseñanza •Ir la Sociología, en reemplazo de las antiguas “cátedras” aisladas liu Inidas en el curriculum de las facultades de Filosofía, Derecho ii otras. De este modo, y de manera análoga a lo ocurrido en el ■ mipo de la investigación, la enseñanza de la Sociología requirió tui.i forma mucho más compleja de institucionalizacion: institui mués especiales, multiplicidad de cursos y de materias, títulos proI, •.¡onales específicos, y el paralelo surgimiento de los medios de . mil rol científico y académico destinados a asegurar un nivel profe,
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públicas y privadas, en los más diferentes campos: económicos, asistencialcs, educacionales, religiosos, etc. De aquí una serie de nuevos problemas de carácter material y —especialmente— moral, derivantes éstos de la particular situación del sociólogo y de las difíciles alternativas que se le presentan una vez puesto a intervenir - de una manera u otra— en esa misma realidad humana que en el pasado se limitaba a estudiar, a tratar como mero y desintere sado observador; g) Un efecto digno de ser notado, derivado de la extrema diferenciación interna, ha originado otro rasgo caracterís tico de la Sociología actual, rasgo por lo demás íntimamente vincu lado a la naturaleza misma de la disciplina: la tendencia hacia la llamada cooperación interdisciplinaria, el trabajo en equipo de es pecialistas de diferentes ramas de la Sociología y de otras ciencias sociales. Esta cooperación supone desde luego un proceso previo de espccialización, y aun cuando sólo sea posible en base al uso de un lenguaje común, de una base compartida de comunicación, su sentido es justamente el de aprovechar las ventajas de la especialización, corrigiendo al mismo tiempo su inevitable unilateralidad. Propósito en extremo difícil de lograr de manera cumplida y que, puede decirse de paso, tiende a reforzar algunos de los rasgos apuntados anteriormente, en particular el aspecto organizativo, el trabajo en equipo, y más específicamente en “comisiones”, “grupos de trabajo” y formas similares, los que se han vuelto hoy una experiencia habitual para el sociólogo y el científico social en gene ral; li) Por último todos estos cambios, que han transformado tan radicalmente a la Sociología, no podían dejar de influir de manera no menos poderosa sobre el tipo de personalidad requerido al so ciólogo en sus nuevos papeles en considerable medida contradic torios —el de “hombre organización”, por un lado, y el de “erudi to”, por el otro. Se advertirá fácilmente que esta profunda transición no es de ninguna manera peculiar o exclusiva de la Sociología: por el contrario, corresponde a una tendencia claramente perceptible en toda la ciencia contemporánea a la vez que refleja ciertos rasgos esenciales y bien conocidos de la sociedad industrial. La creciente importancia de la organización, con su consecuente burocratización, impersonalidad del trabajo, fragmentación de tareas es ob via en el campo de las ciencias de la naturaleza; también es inevi table hoy la separación del sabio con respecto a la propiedad o el control de los instrumentos científicos que usa: la magnitud de la inversión necesaria para montar un moderno laboratorio rebasa infinitamente las posibilidades individuales y en la mayoría de los casos sólo resulta asequible al Estado o a las grandes fundaciones
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». i l i’i entidades internacionales, es decir, siempre a organizacioin 111n trascienden ‘da escala humana” y que se caracterizan por i -.lindura burocrática y por la concentración del poder. El he. tu. di que ahora este proceso empieza a afectar el campo de lo iiin i u un tiempo se incluía en las “humanidades”, en particular I . \ntropología Cultural o Social, la Psicología y la Sociología, sólo ■4«un
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«Ir l.i modcin;i sociedad industrial. Es necesario insistir sobre el luvlm de que el aporte del pensamiento sociológico clásico —la ge ni i.u ion de los Durkheim, W cber, Simmel, Pareto y otros— comI‘¡lióse allí con la vigorosa tradición empirista sajona y que el floreciinicnto originado por esta confluencia, ocurrido particularmente a partir de los anos treinta, tuvo lugar a la vez como respuesta, y dentro del contexto, de los cambios sociales producidos en las últi mas fases del desarrollo de la sociedad industrial, precisamente en el país y en el momento en que ésta iba a alcanzar su expresión más avanzada. La aguda crítica de Mills al estado actual de la Sociología en los Estados Unidos debe ser examinada a la luz de las considera ciones que se acaban de formular. Su significado para el desarrollo de la Sociología en general, y en particular sus implicaciones para América Latina, pueden acaso sintetizarse en tres preguntas. ¿En qué medida las deformaciones que el autor denuncia son inherentes al desarrollo científico de la disciplina, es decir a las nuevas condiciones requeridas por el hecho mismo de su expan sión, diferenciación interna, perfeccionamiento técnico y deman das de la sociedad industrial? ¿Y en qué medida, por el contrario, se vinculan a la forma peculiar asumida por la disciplina en el contexto histórico peculiar de la sociedad norteamericana, con su propia tradición intelectual y con sus rasgos culturales específicos? ¿En qué medida es posible una Sociología que, manteniendo un carácter científico —es decir positivo y empírico— logre evitar aquellas deformaciones? ¿En qué medida el análisis de Mills es relevante para la situa ción de la Sociología en América Latina? Obsérvese que la pregunta formulada en primer término coin cide con otro interrogante, un interrogante angustioso que, en un ámbito infinitamente más vasto, suele formularse en relación a los “modelos” de sociedad industrial que nos presentan los dos opuestos casos de la Unión Soviética y los Estados Unidos: ¿Cuá les son los rasgos de la sociedad industrial como tal? ¿Cuáles son los que tan sólo se vinculan con esas dos particulares expresio nes históricas? Tal pregunta, como es obvio, no es únicamente el resultado de una legítima curiosidad científica, es también —o qui zás lo es sobre todo— el fruto de una actitud vital: de una actitud decididamente crítica con respecto a ambos modelos históricos. Si por un lado el desarrollo económico es necesario (y deseable), ¿de qué manera evitar las deformaciones que —de acuerdo con nues tros valores— afectan aquellas dos expresiones particulares de socie dad “desarrollada”? Mills es un crítico riguroso de la sociedad
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11«tilia, lina sociedad superdesarrollada como él suele 11aintiiinmiciitc. Una postura análoga lo ha llevado acaso a iii h |*1111n en el campo de los estudios sociales de ciertas tendencias mIim .¡vas” claramente perceptibles en muchas otras esferas de la ..lt norteamericana: desde la educación a la propaganda, los ne,... ios. la industria (recuérdese el fetichismo del gadget o las exa,. i-n iones en la renovación anual de los modelos de auto), tenden. ln - que con suma frecuencia conducen a la aplicación critica de ! . ini ipios c innovaciones que empleados con discernimiento consi.nuil.ni aportes muy valiosos. Análogamente no cabe restar imiimiI i.
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poiímu iii .11 impacto que la creciente significación d éla organizanon, con su estructura burocrática y con su centralización del poder, puede ejercer sobre la libertad del investigador; sin embargo, aquí también hallamos en los Estados Unidos ejemplos extremos que no necesariamente han de repetirse en otras partes, si se logra mantener una clara y vigilante percepción de la realidad. No pa rece haber eluda de que el papel de la organización en la actividad ucniilica iiá aumentando y que tal proceso es irreversible; en este sentido una posición aferrada a estructuras pretéritas puede resultar inocua o contraproducente. Pero los necesarios cambios organiza tivos pueden llevarse a cabo sin una pérdida de la indispensable autonomía del científico. La solución francesa con su carrera de investigador científico, recientemente adoptada también en la Ar gentina, y el desarrollo cíe los centros universitarios y extra universi tarios dotados de la más completa autonomía,1 y sobre todo una actitud vigilante por parte de los mismos estudiosos constituyen elementos esenciales a este respecto. Por lo demás, en los mismos Estados Unidos abundan ejemplos de libertad y autonomía inteectual y científica en el contexto de estructuras burocráticas, y el echo que el apoyo de las fundaciones y de las organizaciones in ternacionales o del Estado puede utilizarse sin menoscabo de aquellos valores esenciales para la tarea científica está siendo com probado diariamente en países tan distintos como Polonia o Yu goslavia (cuyos sociólogos han utilizado y utilizan el apoyo de fundaciones occidentales), Francia, Inglaterra, Alemania y otras naciones europeas. Debe reconocerse, sin embargo, que el peligro de deformación ideológica que Mills denuncia con tanto vigor constituye una ame naza constante en el campo del conocer social en todas partes y no solamente en los Estados Unidos. No puede decirse, con todo, que las nuevas formas asumidas por la Sociología en su as pecto teórico o en su infraestructura organizativa representen un cambio esencial a este respecto. Las tendencias especulativas y el iracionalismo filosófico florecido en la estructura tradicional de la universidad en Alemania constituyó sin duda uno de los ejem plos más típicos de deformación ideológica, tal como se hizo pa tente cuando gran parte de la Sociología alemana (precisamente las corrientes más espiritualistas” a lo Freyer) se puso desembo zadamente al servicio de la ideología totalitaria. Toda la antropo logía social inglesa, florecida en el clima de perfecta libertad aca1 En algunos países de América Latina — por ejemplo Brasil— , aunque existe un Centro nacional para el desarrollo de la ciencia, únicamente incluye las ciencias naturales. 7
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t|' mii* i d< Oxford o Cambridge, ha sido acusada una y otra vez de niM'lilim mi útil apéndice del Colonial Office. Para no hablar *1» I" 1lile ocurre en Rusia, donde las ciencias sociales fueron trans.........nías en abiertos instrumentos ideológicos. Una clara con• ........ Icólica en cuanto a las implicaciones ideológicas del propio |ii h nuil 111o y una actitud vigilante orientada exclusivamente en 11 |iiiM|iic*da de la verdad constituyen dos condiciones esenciales de i "l" •|iu liaccr científico. La imparcialidad absoluta es quizá tan H"l" mu meta ideal hasta cierto punto inalcanzable, pero la hones••l " I moral y la claridad intelectual —de las que Mills da un • ' I' ule ejemplo— son calidades indispensables para el investinmlor. t n el divorcio entre teoría e investigación —otro de los temas •' nliales en el análisis de Mills— hallamos sin duda un problema muvi isal de la Sociología, aunque la forma específica examinada l"'i nuestro autor (la escisión entre “gran teoría” y “empirismo absiiiii lo” ) puede considerarse más bien una expresión peculiar de la mi mu ión norteamericana. A fines del siglo pasado y en el primer n ul o del actual, en Europa y particularmente en Alemania la MiUlna tendencia asumió diferentes rasgos: se apoyó en la procla..... . dicotomía entre ciencia natural y ciencia del espíritu y tra'ln|i'■.<• en la separación entre la llamada “Sociografía” (investiga'•"II empírica, considerada de menor prestigio intelectual) y la ‘•"i inlogía propiamente dicha, concebida como una disciplina filo"ln i. ajena por la naturaleza de su objeto a los métodos “natnudistas” de la ciencia en general. Los resultados fueron devasi idotes, especialmente en aquellos países —como los de América I itlina— donde esta posición fue adoptada con el excesivo celo de I"
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tic un abuso on ncicilo Mills señala en el ejemplo de los grandes maestros de l.i Sociología europea —Durkheim y W eber especialmente— el ca mino a seguir; sin embargo el hecho sin precedentes de la creación de poderosas técnicas de investigación confiere al problema aspec tos nuevos. En primer lugar, tras la superación de la reacción anti positivista —con todo lo bueno y todo lo malo que ella significó os imposible volver a poner la cuestión en aquellos términos. Para Mills el problema ni siquiera aparece: la solución que él propone, y de la que un ejemplo concreto, en el apéndice, es la vuelta a la “artesanía” del “analista social clásico”, a la vinculación íntima, como parte de la tarea diaria del investigador, entre teoría y em pine: una y otra resultado de la imaginación, del trabajo creador del sociólogo. En esta re-unificación en un solo individuo de los separados papeles del manipulador de conceptos por un lado y del manipulador de técnicas por el otro, hallamos uno de los ele mentos esenciales de la solución propuesta por Mills. Solución excelente sin duda, mas que sólo puede ser entendida plenamente dentro del contexto de la particular situación norteamericana, como reactivo a la especie de fascinación que las nuevas técnicas están ejerciendo especialmente en la joven generación de sociólo gos, y a sus consecuencias teóricas y organizativas, como una necesaria reacción al formalismo técnico y al teórico, mas no a las innovaciones metodológicas mismas ni a la formulación de teorías generales que realmente resulten fecundas para el cono cimiento de la realidad social y no se reduzcan a meros juegos conceptuales. El empleo de los nuevos procedimientos de investigación se está extendiendo a todas partes del mundo, y con ellos los corres pondientes cambios en la estructura organizativa del trabajo cien tífico en Sociología: el problema que debe enfrentarse es cómo evitar las deformaciones del “empirismo abstracto”, la “gran teo ría , el ‘ etilos burocrático”. Si la interpretación anterior no está del todo equivocada, los males que Mills denuncia —aunque en parte resultan de tendencias presentes en toda sociedad industrialson sobre todo la expresión de una particular cultura: la sociedad norteamericana. Ello no implica que las deformaciones no pue dan exportarse; por el contrario, el “efecto de demostración” no se da solamente en el terreno económico sino a menudo en el intelectual también, con la adopción de la ultimísima novedad de los países “desarrollados” : en este sentido la valiente crítica de Mills constituye un aporte que puede resultar de singular eficacia pre-
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Vl*iilis it, ni.is sil significado variará en función de las distintas »|iiH' mui . en que se halle la Sociología en cada país. I i* Im países de América Latina nos encontramos en una situa...........1H «•«. casi opuesta a la existente en los Estados Unidos. El .......i'iiiiu”, el culto de la palabra, la falta de rigor son los rasgos mi immmcs en la producción sociológica del continente. Lejos di | 11, iím iouismo” y el “formalismo metodológico” yanquis es......... ti l.illa la noción misma de método científico aplicado al i iiiillii «le la realidad social. Sólo en contadas universidades se h m im algo de metodología y técnica de investigación. Faltan IihIh . modernos en esta materia de tan rápida evolución1 y —lo •11 ir i , mucho más grave— casi no existen bibliotecas especializail t \ la información sobre la enorme literatura existente es en , .i.......... escasa. Tan sólo en los últimos tiempos han aparecido .t!i|inm. centros inspirados en una noción seria y adecuada de la tu i ligación sociológica, e investigadores que no necesitan buscar ....... .lento económico en alguna otra actividad extracientífica.2 i . l uí i de orientar el desarrollo de la Sociología en una dirección ¡lili nina, que supere el estado actual y a la vez evite la imitación ■i. |<* nrores ajenos no es por cierto fácil cuando se piensa en los ,. unI, obstáculos materiales existentes y en ciertos rasgos de ...... .lia i ultura. Mas a la vez no debemos olvidar aquellos elemeni l, |a tradición intelectual latinoamericana que sin duda nos i iiIhi ,in en una posición más favorable que la existente en el país ,|.1 mulé: así no cabe duda que el “pensamiento social” de América I iiiiiia picscnta más de un hermoso ejemplo de lo que Mills llama ,i, ilc. r. social clásico. La influencia profunda del historicismo, y ilelilí as de las características mismas de la cultura predisponen M il 'naloralmente” a la ubicación de los problemas dentro del . mili Jo mayor de la estructura social percibida históricamente, ilimicnto que Mills recomienda con tanto énfasis. El peli, i i ni todo caso el opuesto: la incapacidad para los detalles, la ' I .un únicos dos textos de metodología sociológica en los que se exponen |i, mu vi-, técnicas tienen ya más de 20 años y no reflejan los avances más i i mi,, ii||vos que lian ocurrido sobre todo en la última década (G . A. Lundi i In ventilación social, publicado por el Fondo de Cultura Económica, y ,| ..... mui de P. V . Young, publicado por el Instituto de Investigaciones So l í ii. di l.i Universidad de M éxico). Paradójicamente, los latinoamericanos »«. h, ii,-r, familiarizados con las críticas dirigidas a la moderna metodología (,,,, , mi l.i metodología misma. El poco afortunado y del todo inexacto libro il i,,,t ni sobre este tema (Achaques y manías de la sociología contemporánea, .mi,i* 1957) fue publicado casi contemporáneamente al original inglés, l la es probablemente una de las causas más serias del atraso en que se IpI...... nii i l i Sociología en muchos países de América Latina.
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mi|>.u inicia li.u i.i el trabajo minucioso cjue inevitablemente —cualqinci.i que sea el papel de la imaginación— representa una parte inevitable del trabajo científico, el retraso en el aspecto organiza tivo y material de la investigación. Si la Sociología latinoameri cana sabe aprovechar estos elementos valiosos y a la vez utilizar los extraordinarios avances realizados en las últimas décadas, recu perando el retraso en que se encuentra, podrá acaso lograr aquella síntesis feliz que conserve los valores de la gran tradición clásica —de la que Mills es sin duda un ejemplo— con los nuevos insos pechados horizontes que los desarrollos recientes de nuestra disci plina han logrado conquistar.1 Bcrkcley, Cal., febrero de 1961
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1 J. Medina Echavarría en un libro publicado hace 20 años ( Sociología: teoría y técnica, México, hondo de Cultura Económica, 1 9 4 2 ), pero que posee extraordinaria actualidad, realizo un análisis total de las condiciones y posibili dades de esa síntesis.
A G RA D ECIM IEN TO S i , ........ versiones de este libro fueron presentadas en un •hh IimiIo de ciencia social durante la primavera de 1957, organU.idti ni Copenhague por Henning Friis, consejero del Social.......... Les estoy muy agradecido a él y a los siguientes miem|........U «culinario por sus penetrantes críticas y bondadosas indii tu Imiich: Kirsten Rudfeld, Bent Anderson, P. H. Kühl, Poul Vl.lllUni, Knud Erik Svensen, Torben Agersnap y B. V. Elberling. I I i upitulo primero, “La promesa”, con otras pequeñas seccioii, , ,|, rule libro, fue presentado en forma abreviada a la American I ..Mi, ,i| Science Association en septiembre de 1958 en St. Louis. i n 1 1 capítulo vi he aprovechado un ensayo, “Two Styles of |t, i mil in Current Social Study”, publicado en Philosophy i'l \, lo, ( , vol. X X , núm. 4, octubre de 1953. Una primera redaci mu «Ir las cinco primeras secciones del Apéndice aparecieron en C m f<> on Sociological Theory, editado por L. Gross, EvansInii, IVIcison, 1959. Las secciones 5 y 6 del capítulo viii fueron 11,, 1,11•u
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I. LA PROM ESA I) ., i ,n d ía los hombres advierten con frecuencia que sus vidas . idas son una serie de añagazas. Se dan cuenta de que en sus mundos cotidianos no pueden vencer sus dificultades, y en eso mu•li-i't veces tienen toda la razón: lo que los hombres corrientes saben h la biografía y de la historia, del yo y del mundo. No pueden li li i i frente a sus problemas personales en formas que les permi ta u controlar las transformaciones estructurales que suelen estar •li'liiís de ellas. 23
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No es de extrañar, desde luego. ¿En qué época se han visto tantos hombres expuestos a paso tan rápido a las sacudidas de tan tos cambios? Que los norteamericanos no hayan conocido cam bios tan catastróficos como los hombres y las mujeres de otras sociedades, se debe a hechos históricos que ahora se van convirtiendo velozmente en "mera historia”. La historia que ahora afecta a todos los hombres es la historia del mundo. En este escenario y en esta época, en el curso de una sola generación, la sexta parte de la humanidad de feudal y atrasada ha pasado a ser moderna, avanzada y temible. Las colonias políticas se han liberado, y han surgido nuevas y menos visibles formas de imperialismo. Hay re voluciones, y los hombres sienten la opresión interna de nuevos tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son reducidas a pedazos.. . o triunfan fabulosamente. Después de dos siglos de dominio, al capitalismo se le señala sólo como uno de los medios de convertir la sociedad en un aparato industrial. Después de dos siglos de esperanza, aun la democracia formal está limitada a una porción muy pequeña de la humanidad. Por todas partes, en el mundo subdesarrollado, se abandonan antiguos estilos de vida y vagas expectativas se convierten en demandas urgentes. Por todas partes, en el mundo superdesarrollado, los medios de ejercer la autoridad y la violencia se hacen totales en su alcance y burocrá ticos en su forma. Yace ahora ante nosotros la humanidad misma, mientras las supernaciones que constituyen sus polos concentran sus esfuerzos más coordinados e ingentes en preparar la tercera guerra mundial. La plasmación misma de la historia rebasa actualmente la ha bilidad de los hombres para orientarse de acuerdo con valores pre feridos. ¿Y qué valores? Aun cuando no se sientan consternados, los hombres advierten con frecuencia que los viejos modos de sentir y de pensar se han ido abajo y que los comienzos más recientes son ambiguos hasta el punto de producir parálisis moral. ¿Es de extrañar que los hombres corrientes sientan que no pueden hacer frente a los mundos más dilatados ante los cuales se encuentran de un modo tan súbito? ¿Que no puedan comprender el sentido de su época en relación con sus propias vidas? ¿Que, en defensa de su yo, se insensibilicen moralmente, esforzándose por seguir siendo hombres totalmente privados o particulares? ¿Es de extrañar que estén poseídos por la sensación de haber sido atrapados? No es sólo información lo que ellos necesitan. En esta Edad del Dato la información domina con frecuencia su atención y re basa su capacidad para asimilarla. No son sólo destrezas intelec-
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i n i|i , lo 1111c necesitan, aunque muchas veces la lucha para conseUnlilii'. agola su limitada energía moral. I o (Míe necesitan, y lo que ellos sienten que necesitan, es una hiii Inlinl mental que les ayude a usar la información y a desarrollar l i i,i/óii para conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre m i i I mundo y de lo que quizás está ocurriendo dentro de ellos. Y |n «jiii yo me dispongo a sostener es que lo que los periodistas y los m IiÍm'., los artistas y el público, los científicos y los editores esperan it loque puede llamarse imaginación sociológica, es precisamente * ni i nulidad. 1 I i imaginación sociológica permite a su poseedor comprender el |i.. i .....id histórico más amplio en cuanto a su significado para I I \i. l,i interior y para la trayectoria exterior de diversidad de indi* i.lni•. Ella le permite tener en cuenta cómo los individuos, en el humillo de su experiencia cotidiana, son con frecuencia falsamente (un ' miles de sus posiciones sociales. En aquel tumulto se busca l t l i.iiiii de la sociedad moderna, y dentro de esa trama se formuI hi ir. psicologías de una diversidad de hombres y mujeres. Por i >1. , medios, el malestar personal de los individuos se enfoca sobre inqiin ludes explícitas y la indiferencia de los públicos se convierte ni lulncs por las cuestiones públicas. I' I primer fruto de esa imaginación —y la primera lección de la ( iriu i i social que la encarna— es la idea de que el individuo sólo Imi .1. comprender su propia experiencia y evaluar su propio desiiim localizándose a sí mismo en su época; de que puede conocer ni-. |impías posibilidades en la vida si conoce las de todos los indi- iiluii . que se hallan en sus circunstancias. Es, en muchos aspectos, un i li 11 ióu terrible, y en otros muchos una lección magnífica. No i . iitiK míos los límites de la capacidad humana para el esfuerzo Hiipn iiio o para la degradación voluntaria, para la angustia o para la 11
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biografía y la relación entre ambas dentro de la sociedad. Ésa es su tarca y su promesa. Reconocer esa tarea y esa promesa es la señal del analista social clásico. Es la característica de Herbcrt Spencer, ampuloso, verboso, comprensivo; de A. E. Ross, gracioso,, revelador, probo; de Auguste Comte y Émile Durkheim; del in trincado y sutil Karl Mannheim. Es la cualidad de todo lo que es intelectualmente excelente en Carlos Marx; es la clave de la bri llante c irónica penetración de Thorstein Veblen, de las polifacé ticas interpretaciones de la realidad de Josepli Schumpeter; es la base del alcance psicológico de W . E. II. Lccky no menos que de la profundidad y la claridad de Max W cber. Y es la señal de todo lo mejor de los estudios contemporáneos sobre el hombre y la sociedad. Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la bio grafía, de la historia y de sus intersecciones dentro de la sociedad, ha terminado su jornada intelectual. Cualesquiera que sean los problemas del analista social clásico, por limitados o por amplios que sean los rasgos de la realidad social que ha examinado, los que imaginativamente han tenido conciencia de lo que prometía su obra han formulado siempre tres tipos de preguntas: 1) ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su con junto? ¿Cuáles son sus componentes esenciales, y cómo se relacio nan entre sí? ¿En que se diferencia de otras variedades de organi zación social? ¿Cuál es, dentro de ella, el significado de todo rasgo particular para su continuidad o para su cambio? ) ¿Oué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Cuál es el mecanismo por el que está cambiando? ¿Cuál es su lugar en el desenvolvimiento de conjunto de la humanidad y qué signi fica para él? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estarnos exa minando al periodo histórico en que tiene lugar, y cómo es afectado por él? ¿Y cuáles son las características esenciales de ese periodo? ¿En qué difiere de otros periodos? ¿Cuáles son sus modos carac terísticos de hacer historia? 3) ¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en este periodo? ¿Y qué variedades están empe zando a prevalecer? ¿De qué manera son seleccionados y formados, liberados y reprimidos, sensibilizados y embotados? ¿Oué clases de “naturaleza humana” se revelan en la conducta y el carácter que observamos en esta sociedad y en este periodo? ¿Y cuál es el signi ficado para la “naturaleza humana” de todos y cada uno de los rasgos de la sociedad que examinamos? Ya sea el punto de interés un Estado de gran poderío, o un talento literario de poca importancia, una familia, una prisión o
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un credo, ésos son los tipos de preguntas que han formulado los mejores analistas sociales. Ellas constituyen los pivotes intelec|n,des de los estudios clásicos sobre el hombre y la sociedad, y son l e. preguntas que inevitablemente formula toda mente que posea Imaginación sociológica. Porque esa imaginación es la capacidad ,1, pasar de una perspectiva a otra: de la política a la psicológi, ,l( del examen de una sola familia a la estimación comparativa de |ii, presupuestos nacionales del mundo, de la escuela teológica al , .i.iblccimiento militar, del estudio de la industria del petróleo >d de: la poesía contemporánea. Es la capacidad de pasar de las 1111 isformaciones más impersonales y remotas a las características (inri íntimas del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas , unas. Detrás de su uso está siempre la necesidad de saber elsiglillicado social e histórico del individuo en la sociedad y el periodo ni que tiene su cualidad y su ser. En suma, a esto se debe que los hombres esperen ahora captar, Ihii medio de la imaginación sociológica, lo que está ocurriendo tu <1 mundo y comprender lo que está pasando en ellos mismos . miiio puntos diminutos de las intersecciones de la biografía y de I I historia dentro de la sociedad. En gran parte, la conciencia que •I. *.í mismo tiene el hombre contemporáneo como de un extraño p.u lo menos, si no como de un extranjero permanente, descansa .Ini- la comprensión absorta de la relatividad social y del poder Ihiiislorinador de la historia. La imaginación sociológica es la for ma más fértil de esa conciencia de sí mismo. Por su uso, hombres . uy.is mentalidades sólo han recorrido una serie de órbitas limita.1 1 con frecuencia llegan a tener la sensación de despertar en una . r„i con la cual sólo habían supuesto estar familiarizados. Correci,i m incorrectamente, llegan a creer con frecuencia que ahora pueden proporcionarse a sí mismos recapitulaciones adecuadas, , >,iDiluciones coherentes, orientaciones amplias. Antiguas decisioiii , puc en otro tiempo parecían sólidas, les parecen ahora pro.luí los de mentalidades inexplicablemente oscuras. Vuelve a .i.ti|uit ir agudeza su capacidad de asombrarse. Adquieren un modo mu vm de pensar, experimentan un trastrueque de valores; en una p,il,ilira, por su reflexión y su sensibilidad comprenden el sentido . iilliu.il de las ciencias sociales.
2 I i distinción más fructuosa con que opera la imaginación socio|, ij.u es cpiizás la que hace entre “las inquietudes personales del immIim” y “los problemas públicos de la estructura social”. Esta
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distinción es un instrumento esencial de la imaginación socioló gica y una característica de toda obra clásica en ciencia social. Se presentan inquietudes en el carácter de un individuo y en el ámbito de sus relaciones inmediatas con otros; tienen relación con su yo y con las áreas limitadas de vida social que conoce directa y personalmente. En consecuencia, el enunciado y la resolución de esas inquietudes corresponde propiamente al individuo como entidad biográfica y dentro del ámbito de su ambiente inmediato: el ámbito social directamente abierto a su experiencia personal y, en cierto grado, a su actividad deliberada. Una inquietud es un asunto privado: los valores amados por un individuo le parecen a éste que están amenazados. Los problemas se relacionan con materias que trascienden del ambiente local del individuo y del ámbito de su vida interior. Tie nen que ver con la organización de muchos ambientes dentro de las instituciones de una sociedad histórica en su conjunto, con las ma neras en que diferentes medios se imbrican e interpenetran para formar la estructura más amplia de la vida social e histórica. Un problema es un asunto público: se advierte que está amenazado un valor amado por la gente. Este debate carece con frecuencia de enfoque, porque está en la naturaleza misma de un problema, a diferencia de lo que ocurre con la inquietud aun más generali zada, el que no se le pueda definir bien de acuerdo con los ambien tes inmediatos y cotidianos de los hombres corrientes. En realidad, un problema implica muchas veces una crisis en los dispositivos institucionales, y con frecuencia implica también lo que los marxistas llaman “contradicciones” o “antagonismos”. Consideremos a esa luz el desempleo. Cuando en una ciudad de 100 000 habitantes sólo carece de trabajo un hombre, eso cons tituye su inquietud personal, y para aliviarla atendemos propia mente al carácter de aquel hombre, a sus capacidades y a sus opor tunidades inmediatas. Pero cuando en una nación de 50 millones de trabajadores 15 millones carecen de trabajo, eso constituye un problema, y no podemos esperar encontrarle solución dentro del margen de oportunidades abiertas a un solo individuo. Se ha veni do abajo la estructura misma de oportunidades. Tanto el enun ciado correcto del problema como el margen de soluciones posibles nos obliga a considerar las instituciones económicas y políticas de la sociedad, y no meramente la situación y el carácter personales de individuos sueltos. Veamos la guerra. El problema personal de la guerra, cuando se presenta, puede estar en cómo sobrevivir o cómo morir con ho-
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* ...............uno enriquecerse con ella, cómo trepar a lo más alto del •i|'.ii iln militar de seguridad, o cómo contribuir a ponerle térmiim l .n suma, encontrar, de acuerdo con los valores que uno .......... ce, una serie de ambientes, y dentro de ella sobrevivir a la ......... o hacer significativa la muerte de uno en ella. Pero los proMi imri estructurales de la guerra se refieren a sus causas, a los tipos »|i hombres que lleva al mando, a sus efectos sobre la economía y lt política, sobre la familia y las instituciones religiosas, a la irres......... Iululad desorganizada de un mundo de Estados-naciones. Veamos el matrimonio. En el matrimonio el hombre y la mu|» i pueden experimentar inquietudes personales, pero cuando la miipuK ión de divorcios durante los cuatro primeros años de mai hiihuní) es de 250 por cada 1 000, esto es prueba de un problema »• <11 in lili lí que tiene que ver con las instituciones del matrimonio i di la íunúlia y con otras relacionadas con ellas. ( > veninos las metrópolis: el horrible, hermoso, repugnante y m 11 ‘ 11 i11
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¿Cuáles son en nuestro tiempo los mayores problemas para los públicos y las inquietudes clave de los individuos particulares? Para formular problemas e inquietudes, debemos preguntarnos qué valores son preferidos, pero amenazados, y cuáles preferidos y apoyados por las tendencias características de nuestro tiempo. 1 auto en el caso de amenaza como en el de apoyo, debemos pre guntarnos qué contradicciones notorias de la estructura pueden estar implicadas. Cuando la gente estima una tabla de valores y no advierte ninguna amenaza contra ellos, experimenta bienestar. Cuando estima unos valores y advierte que están amenazados, experimenta una crisis, ya como inquietud personal, ya como problema público. Y si ello afecta a todos sus valores, experimenta la amenaza total del pánico. Pero supongamos que la gente no sienta estimación por ningún valor ni perciba ninguna amenaza. Ésta es la experiencia de la indiferencia, la cual, si parece afectar a todos los valores, se con vierte en apatía. Supongamos, en fin, que no sienta estimación por ningún valor, pero que, no obstante, perciba agudamente una amenaza. Ésta es la experiencia del malestar, de la ansiedad, la cual, si es suficientemente total, se convierte en una indisposición mortal no específica.
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I | m intió es un tiempo de malestar e indiferencia, pero aún |,iimullidos de manera que permitan el trabajo de la razón y el de l.i sensibilidad. En lugar de inquietudes —definidas en .. l Mmu ion valores y amenazas—, hay con frecuencia la calami.lnl i|< mi malestar vago; en vez de problemas explícitos, muchas vhi 'i, ttuy sólo el desalentado sentimiento de que nada marcha ....... No se ha dicho cuáles son los valores amenazados ni qué . lo que los amenaza; en suma, no han sido llevados a punto .I, i|rt isión. Mucho menos han sido formulados como probleuiMH de la ciencia social. I ii los anos treinta apenas se dudaba —salvo en ciertos círcu lo i|e negocios alucinados— que había un problema económico qu, . ni también un haz de inquietudes personales. En los argu....... los acerca de “la crisis del capitalismo”, las formulaciones de r liim y las numerosas re-formulaciones de su obra probablemente a i, ni in los principales términos del problema, y algunos indiyi,|,„,N llegan a comprender sus inquietudes personales en relación ...... (ales términos. Los valores amenazados eran fáciles de ver \ • lunados por todos; las contradicciones estructurales que los .mi' mi,aban también parecían fáciles. Ambas cosas eran amplia ( pin!nudamente experimentadas. Fue una edad política. Peto los valores amenazados en la era posterior a la segunda i ,in na Mundial, muchas veces no son ni ampliamente reconocidos .......o valores ni se advierte de un modo general que estén amenai.l,,. Muchas inquietudes privadas no son formuladas; mucho lllilli lar público y muchas decisiones de enorme importancia esI ni. Imal no llegan nunca a ser problemas públicos. Para quienes ,i., plan valores hereditarios, como la razón y la libertad, es el mal ni ai mismo lo que constituye la inquietud, es la indiferencia mimia lo que constituye el probíema. Y esta situación de malestar , indiferencia es lo que constituye el signo distintivo de nuestro tiempo. l odo esto es tan sorprendente, que muchas veces es interpre tado por los observadores como un cambio en la clase misma de Ion pioblemas que ahora reclaman ser formulados. Se nos dice .mi frecuencia que los problemas de nuestra década, o aun las . u*,is de nuestro tiempo, han salido del campo externo de la eco nomía y se relacionan ahora con la calidad de la vida individual, , n icalidad con el problema de si tardará mucho en dejar de haber .dgn (pie pueda llamarse propiamente vida individual. No el traI. ip> de los niños, sino los libros de historietas, no la pobreza, sino ,1 (Kio en masa, son los centros de interés. Muchos grandes pioMcmas públicos, lo mismo que muchas inquietudes privadas,
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* mi . demandas por lo que, creo yo, las ciencias sociales se están tdimitiendo en el común denominador de nuestro periodo cultuiiil, \ la imaginación sociológica en la cualidad mental mas nece-
4 I ii (odas las épocas intelectuales tiende a convertirse en común ,1, iluminador de la vida cultural determinado estilo de pensamien to Es cierto que hoy en día muchas modas intelectuales se difun dí u ampliamente para ser abandonadas por otras nuevas en el , ,n .o de uno o dos años. Esos entusiasmos quizá sazonan el juego i nllmal, pero dejan poca huella intelectual, si es que dejan alguna. Mu puede decirse lo mismo de modos de pensar como la física ii> wloniana” o la “biología darwiniana”. Cada uno de estos univ. i>,08 intelectuales se convirtió en una influencia que llegó mucho II iii'i lejos que cualquier esfera especial de ideas y de fantasías. I ii ii Iación con ellos, o en relación con cosas derivadas de ellos, ...... i desconocidos y comentaristas de moda re-enfocan sus obsermk iones y re-formulan sus problemas. I n la época moderna, las ciencias físicas y biológicas han sido ,1 piiucipal común denominador del pensamiento serio y de la mi I d ¡sica popular en las sociedades de Occidente. La técnica de I iliiu.dorio” ha sido el modo consagrado de proceder y la fuente d. la seguridad intelectual. Ése es uno de los significados de la lili ,i de tm común denominador intelectual: los hombres pueden 1111 millar sus convicciones más poderosas según sus términos. Otros 1.1 minos y otros estilos de pensamiento parecen meros vehículos dr escape y oscuridad. I I que prevalezca un común denominador no significa, naturai.......te, que no existan otros estilos de pensamiento y otros tipos di sensibilidad. Lo que quiere decir es que los intereses intclecInales más generales tienden a entrar en su ámbito, para ser formu lados en él más rigurosamente y pensar, una vez formulados así, . 1111 i no han tenido solución, por lo menos han sido llevados adelante de un modo provechoso. ( ico yo que la imaginación sociológica se está convirtiendo i n i I principal común denominador de nuestra vida cultural y en ,0 i,i*,go distintivo. Esta cualidad mental se encuentra en las cieni i is sociales y psicológicas, pero va mucho más allá de esas disci plinas lal como ahora las conocemos. Su adquisición por los indi, 111nos y por la comunidad cultural en general es lenta y en , Iones torpe; muchos científicos sociales mismos la desconocen
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l«» ....... Pinteen ignorar que el uso de esta imaginación es rciilrul puní mejorar el trabajo que pueden hacer, que por no «Ir.,ii rolla i la y emplearla dejan de responder a las esperanzas culliu.ili , que se lienen en ellos y que las tradiciones clásicas de sus diversas disciplinas ponen a disposición de ellos. IVio las cualidades de esta imaginación son regularmente exi gidas en materias de hecho y de moral, en el trabajo literario y en
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|"M ......iría tes son profanas, humanistas, y con frecuencia abso},,| m,i nt< confusas. Los progresos recientes de las ciencias físicas >>m ,11 clímax tecnológico en la bomba H y los medios para i, aiin|iimlaila— no han sido sentidos como solución a ninguno de |(, piolílcmas ampliamente conocidos y profundamente pondei i lni |mii comunidades intelectuales y públicos culturales muy ihhi i lii-. Iilsos progresos han sido considerados, correctamente, ............... .tillado de una investigación altamente especializada, e in-
, u n ., lamente como misterios maravillosos. Han suscitado más |M,,|ili iiun tanto intelectuales como morales— que los que han tl ti,,, y los problemas que han planteado radican casi comh|i i.nunilr en la esfera de los asuntos sociales, y no físicos. La i un. iiiInI,i manifiesta de la naturaleza, la superación de la escasez, | . , i, nlui los hombres de las sociedades superdesarrolladas como , vliliialmente acabada. Y ahora, en esas sociedades se cree ,|u. ti ciencia —principal instrumento de esa conquista— vaga a mi tinliijo, sin objetivo, y que necesita ser revalorada. I i i nIimación moderna por la ciencia en gran parte ha sido n i.. mu ule supuesta, pero ahora el eth o s tecnológico y una espeu, . 1, imaginación ingenieril asociados con la ciencia probablei,n nii parecen más temibles y ambiguos que esperanzadores y i........ ivos.
Naturalmente, no es eso todo lo que hay en la
'»i. ii. 11", pero se teme que llegue a serlo. La necesidad sentida ,!„ ,, valorar la ciencia física refleja la necesidad de un nuevo cienoiiiiiii ,lia común. Es el sentido humano y el papel social de la , i, m 11, sus consecuencias militares y comerciales, su significación ....1 ui. i, lo que está experimentando una revaloración confusa. ) >M„ piognsos científicos de las armas quizás lleven a la “ necesi dad i), icajustes políticos del mundo; pero esa “ necesidad” no se ........ ... pueda satisfacerla la ciencia física por sí misma. yluí ho que ha pasado por “ ciencia” se tiene ahora por fitosolii ijmlosa; mucho que se considera como “ verdadera ciencia” se ............. i fi carencia que sólo proporciona fragmentos confusos il. ti, realidades entre las cuales viven los hombres. Está muy ililu...lulo el sentimiento de que los hombres de ciencia ya no li o ni . 1. icprcscntar la realidad como un todo o de trazar un es.............. del destino humano. Además, la “ ciencia” les parece ........ |,m no tanto un eth o s creador y una orientación, como un di máquinas científicas manejadas por técnicos y controla,|, ,,.,i hombres economistas y militares que ni encarnan ni comm|l,di
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idéntica ;i la experiencia humana y que únicamente con sus méto dos pueden resolverse los problemas humanos. Con todo eso, muchos trabajadores culturales han llegado a pensar que la “cien cia es un Mesías falso y pretencioso, o por lo menos un elemento marcadamente ambiguo de la civilización moderna. Pero, según la frase de C. P. Sno>v, hay “dos culturas": la científica y la humanista. Ya como historia o como drama, ya como biografía, poesía o novela, la esencia de la cultura hu manista ha sido la literatura. Pero ahora se insinúa con frecuencia que la literatura seria se ha convertido en un arte secundario. Si es asi, no es solamente por el crecimiento de los públicos de masas y de los medios de comunicación para las masas, y por todo lo que eso significa para la producción literaria seria. Se debe también a la cualidad misma de la historia de nuestro tiempo y a los tipos de necesidades que los hombres sensibles advierten que reclaman aquella cualidad. ¿Qué novela, que periodismo, qué esfuerzo artístico puede competir con la realidad histórica y los hechos políticos de nuestro tiempo? ¿Qué visión dramática del infierno puede competir con los acontecimientos de la guerra en el siglo xx? ¿Qué acusaciones morales pueden afectar a la insensibilidad de hombres en la ago nía de la acumulación primaria? Es la realidad social e histórica lo que los hombres necesitan conocer, y muchas veces no encuen tran en la literatura contemporánea un medio adecuado para conocerla. ^Quieren hechos, buscan su significado, desean un “gran panorama en el cual puedan creer y dentro del cual puedan llegar a comprenderse a si mismos. Quieren también valores orienta dores y maneras apropiadas de sentir y estilos de emoción y voca bularios de motivación. Y no encuentran eso fácilmente en la literatura de hoy. No importa que esas cualidades deban encon trarse allí; lo que importa es que con frecuencia no las encuentran allí los hombres. En el pasado, literatos en función de críticos y de historiadores escribieron notas sobre Inglaterra y sobre viajes a los Estados Unidos. Se esforzaron por caracterizar sociedades en su conjunto y de discernir su sentido moral. Si Tocqueville o Taine vivieran h°y> ¿no serian sociólogos? Formulándose esta pregunta acerca de Taine, un reseñador de T h e Times (Londres) dice: Taine vio siempre al hombre primordialmente como un animal social y la sociedad como una colección de grupos: sabía observar minuciosamente, era un trabajador de campo infatigable v poseía una
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IhhIiiI ni , particularmente valiosa para percibir relaciones entre los .......un mis sociales: la cualidad de la firmeza. Estaba demasiado in..........lo ni el presente para ser un buen historiador, era demasiado im'.i " " pura ser novelista, y veía demasiado la literatura como docui, o1 1* *1 <' la cultura de una época o de un país para ser un crítico de ,.... uní lila.. . Su obra sobre la literatura inglesa es menos un estudio I |,i Incultura inglesa que un comentario sobre la moral de la sociedad 1111111 , y mi vehículo de su positivismo. Es un teórico social, antes |iu ii,nía.'
i luí hoya sido un “ literato” más bien que un “ científico social” , „ i, ..i,, ,, , quizás el dominio sobre gran parte de la ciencia social ,|. | ,i|i|(i xix ejercido por la búsqueda celosa de “ leyes” supuestaIMHil, comparables a las que nos imaginamos que encuentran los , ih ,lllicos do la naturaleza. A falta de una ciencia social ade......I , los críticos y los novelistas, los dramaturgos y los poetas |, oí Ido los principales, si no los únicos, formuladores de inquie tud, individuales y hasta de problemas públicos. El arte expresa to o ,. ntiiniciitos y a veces se concentra en ellos —en los mejores .....un idus con dramática agudeza—, pero no aún con la claridad
Inli l., lililí necesaria para su comprensión y alivio en la actuai ,i, | |,j ¡ote no formula ni puede formular esos sentimientos l ..un, problemas que contienen las inquietudes y las dudas a las ipi |,i hombres tienen que hacer frente ahora si han de vencer Un i,, il, .i.n e indiferencia y las insufribles angustias a que con1)0,1111 En realidad, el artista muchas veces no intenta hacerlo. A i...... , | artista serio experimenta él mismo gran inquietud, y |, lili bien con alguna ayuda intelectual y cultural de una ciencia ki„ ni niim ida por la imaginación sociológica.
|)li pmpiVálo en este libro es definir el significado de las ciencias .......di juna las tareas culturales de nuestro tiempo. Deseo espeL||i, h , clases de esfuerzo que están detrás del desarrollo de la I , mi uní sociológica, indicar lo que ella implica para la vida |4,,IHl,,, y para la vida cultural, quizá señalar algo de lo que se 1., ii , jt.iru poseerla. Deseo, de esa manera, aclarar la naturah,< , |... usos de las ciencias sociales en la actualidad, y dar un 10.. 11 . lo informe de su situación contemporánea en los Estados ' liim l ¡tarury Supplement, 15 de noviembre de 1957. I- '.i, ni,, |, necesidad de decir que prefiero con mucho la expresión “los ■ i, i , ¡, la de “las ciencias sociales”, no porque no me agraden
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consiste ~ T n m(“ t® dado’ naturalmente, la "ciencia social" coi s ste en lo que están haciendo los científicos sociales debidamente reconocidos; pero no todos ellos están, de ningún modo género^°La°cTencia’s o " hacen cosas del mismo A s o c ia c T n CS t3mbie> 1 0 quc han hecho los cientí.. sociales dd pasado; pero cada estudioso de estas materias mge una determinada tradición de su disciplina. Cuando hablo de la promesa de la ciencia social", espero que esté claro que me refiero a esa promesa tal como yo la veo. q recisamcnte ahora hay entre los cultivadores de las ciencias porque ifp íía b ra "dcnciV’^ a ^ d n 501’í C0ntr3nO’ .,n.e aSradan m ucho), sino impreciso No siento ninguna n ^vi* n* f ™ 1 P ^ ^ S 10 y 1,11 sentido más bien menos preciso a t a r l e prestigio ni de hacer aún pecho q u e s i e s c r i b o S ° C° T ,Vn? metáfora filosófica. Pero sosteoría del gobierno civil de U ' 10S ?0Cia es * l°s lectores pensarán sólo en la de la s a b i d S Z n T n e únicTcon ción. “Las ciencias T í a c o n X S " esta denominación hfe seguir dinero destinado a invesKo
^ ° S’ de, tod° S los c'vitar toda clas“ ¿e asociaSUP011S° n .nicdl° de propaganda para con
diputados que confunden ‘‘c ie n c m Z c S ’^ c ó n ^ dC r * fu" daciones y de I°s minación debe incluir la historia f» i • i " socialismo . La mejor denoa seres humanos), y ha de prestará C" ? nicdlda en que se refiere nosotros argumentamos con ml-m " difusiones lo menos posible, porque iría bien " ° luch,am“ < * * . Quizás ser demasiado ampliamente inai i„t„ " i í ™ 3' ° ' Con ,a esperanza de no cm ple. la c o n s a g V ^ £ ? £ £ & y sociológica”. Los c u l S l o r e s de í á í ? ' 5 a= ciplina académica llamada ■'sorinl, ’ "< Lsdc ’ “CS °; sugerir meramente la dis para mi no lo S a n ™ L Z n í ? ' • lí0' 1’ 0 ¿ e '? ? ' c la ¡ « e
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tiempo; pero esas tendencias hs „ ° § lta^ c destino del hombre en nuestro profesionales. No obstante e m r lr n 'lZ ^ í.terat? s m/ s bien , , las que cl,ero, y para bien o para sido poseída más freencmtememíe T S h,stoncam“ te “ a cualidad mental ha clásicos que por los demás c u ltiv a ! ° C T."a,1L'ra n,as vlvida por los sociólogos voy a examinar criticamente m í * ' ? acncias sociatei Puesto que un término contrario en que añóram e ^ SOC‘olÓ3'cas curiosas. necesito
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fciMiulcs un malestar muy generalizado, tanto intelectual como ..... il, por la dirección que parece ir tomando la disciplina de su 1 1' 11 ión. Esc malestar, así como las infortunadas tendencias que i niiliibuyen a producirlo, forman parte, según supongo, de un m il' .lar general de la vida intelectual contemporánea. Pero •pii/.is cl malestar es más agudo entre los cultivadores de las •Inu las sociales, aunque no sea más que por el dilatado alcance •li la promesa que guió gran parte del trabajo anterior realizado ni nu campo, por la naturaleza de los asuntos que trata y por la Hff’cutc necesidad que hoy se siente de trabajo significativo y de Importancia.
No lodos sienten ese malestar, pero el hecho de que muchos no lo sientan es en sí mismo causa de nuevo malestar entre los qii* no olvidan la promesa y son bastante honrados para no admi tí! I.i pretenciosa mediocridad de mucho de lo que se hace. Dicho ..... toda franqueza, espero aumentar ese malestar, definir algunas di m i s fuentes, contribuir a transformarlo en un apremio espe■ íleo para comprender la promesa de la ciencia social y limpiar • I l< unió para empezar de nuevo: en suma, indicar algunas de las i in r. (pie hay que hacer y los medios disponibles para hacer • I Ituba jo que hay que hacer hoy.I1 I I concepto de la ciencia social que yo sustento no ha predo•iilu.nlo últimamente. Mi concepto se opone a la ciencia social • iiiiio conjunto de técnicas burocráticas que impiden la investiga..... i social con sus pretensiones metodológicas, que congestionan 1 1 lubajo con conceptos oscurantistas o que lo trivializan intereNiiiiil
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I* 1 ■i*• w'»l« cimihIo es manifiesto que ello amplía el alcance de la *.<‘iimItiIulti
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, ii urius sociales como en sus ambientes académico y político—; |.. mi que, no obstante, las cualidades mentales que la constituyen, i i slán convirtiendo en un denominador común de nuestra vida .lilimal general y que, aunque vagamente y bajo una confusa \ ninlad de disfraces, están empezando a dejarse sentir como una um'sidad. Muchos profesionales de la ciencia social, especialmente en los I .indos Unidos, me parecen curiosamente renuentes a aceptar el II i.t (juc ahora se les lanza. De hecho, muchos abdican las tareas intelectuales y políticas del análisis social; otros, indudablemente, un i slán a la altura del papel que, sin embargo, se han asignado. I n ocasiones casi parecen haber acogido deliberadamente viejas .i luí ias y producido nuevas timideces. Mas, a pesar de esa resisI . m i i j , la atención intelectual y la atención pública están ahora i ni manifiestamente fijas sobre los mundos sociales que se supone . |,I. ellos estudian, que hay que reconocer que se encuentran por min a vez ante una oportunidad. En esa oportunidad se revelan ti promesa intelectual de las ciencias sociales, los usos culturales , 1, 1 1 imaginación sociológica y el sentido político de los estudios .lite el hombre y la sociedad.
6 I I. mi modo bastante embarazoso para quien se confiesa sociólogo, lu.l i*. las infortunadas tendencias (salvo quizás una) que estudiaré •n los capítulos siguientes caen dentro de lo que generalmente se Miinidcra “el campo de la sociología”, aunque la abdicación culImil y política que implican indudablemente caracteriza a gran p.nlc del trabajo diario de otras ciencias sociales. Haya lo que Li \ i de verdad en disciplinas tales como las ciencias políticas y la economía, en la historia y la antropología, es evidente que hoy . ii los Estados Unidos lo que se conoce con el nombre de socioI. >i*i,i se ha convertido en el centro de reflexión acerca de la cieni i social. Se ha convertido en el centro de interés en cuanto a I,,, métodos; y también encontramos en ella un interés extremado Im11 la “ teoría general”. Una diversidad de trabajo intelectual \, i,laderamente notable ha entrado a tomar parte en el desarrollo di la tradición sociológica. Interpretar esa variedad como una l adición es audaz por sí mismo. Pero quizá se admita gencrali.ii ule que lo que ahora se reputa trabajo sociológico ha tendido , moverse en una o más de tres direcciones generales, cada una d, las cuales está expuesta a ciertas deformaciones.
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Tendencia ¡: Hacia una teoría de la historia. Por ejemplo, nuiKi'. de Comtc, como en las de Marx, Spencer y Weber, la mk iologi.i es una empresa enciclopédica, relativa a la totalidad «Ir la vida social del hombre. Es al mismo tiempo histórica y Mslcinálica: histórica porque trata de materiales del pasado y los emplea; sistemática porque lo hace con objeto de distinguir "las etapas” del curso de la historia y las regularidades de la vida social. Ijü teoría de la historia del hombre puede ser deformada muy fácilmente y convertirse en un estrecho molde trans-histórico en el cual se meten a la fuerza los materiales de la historia humana y del cual salen visiones proféticas (por lo general sombrías) del futuro. Las obras de Arnold Toynbee y de Oswalcl Spengler son ejemplos bien conocidos. m
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Tendencia II: Hacia una teoría sistemática de “la naturaleza del hombre y de la sociedad”. Por ejemplo, en las obras de los formalistas, principalmente Simmel y Von Wiese, la sociología trata de conceptos destinados a servir para clasificar todas las rela ciones sociales y penetrar sus características supuestamente inva riables. En suma, se interesa en una visión más bien estática y abstracta de los componentes de la estructura social en un nivel muy elevado de generalidad. Quizá por reacción contra la deformación de la Tendencia I,. la historia puede ser totalmente abandonada: la teoría sistemá tica de la naturaleza del hombre y de la sociedad se convierte con facilidad excesiva en un formalismo complicado y árido en el que la descomposición de conceptos y sus interminables recom posiciones y combinaciones se convierte en la tarea central. Entre los que llamaré Grandes Teóricos, las concepciones se han conver tido verdaderamente en conceptos. El ejemplo contemporáneo más importante en la sociología norteamericana es la obra de Talcott Parsons. Tendencia III: Hacia el estudio empírico de los hechos y los problemas sociales contemporáneos. Aunque Comte y Spencer fueron los soportes de la ciencia social norteamericana hasta 1 9 1 4 aproximadamente, y la influencia teórica alemana fue grande, la actitud empírica fue fundamental en los Estados Unidos desde tiempos tempranos. En parte se debió esto a haber sido anterior la consagración académica de la economía y de la ciencia polí tica. Dado esto, en la medida en que es definida como el estudio de algún sector especial de la sociedad, la sociología se convierte
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ni,míenle juntas. l as peculiaridades de la sociología pueden entenderse como .I. Iilimaciones de una o más de sus tendencias tradicionales. Pero l.imliién sus promesas pueden entenderse en relación con esas tendrni ias. En los Estados Unidos se ha producido actualmente una • prcic de amalgama helenística que incorpora diversos elementos \ finalidades de las sociologías de las diferentes sociedades occi duo Iales. El peligro está en que, en medio de tanta abundancia mu iológica, otros científicos sociales se impacienten tanto, y que lo-, sociólogos sientan tanta urgencia de “investigar”, que pierdan I I dominio sobre un legado verdaderamente valioso. Pero hay también una oportunidad en nuestra situación: la tradición socio lógica contiene las mejores formulaciones de la plena promesa de h\ ciencias sociales en conjunto, así como algunas realizaciones parciales de ellas. El matiz y la sugerencia que los estudiosos de la Miriología pueden encontrar en sus tradiciones no pueden resu mirse en breves términos, pero el investigador social que las tome ni sus manos quedará ricamente recompensado. Su dominio sobre i lias puede convertirse rápidamente en nuevas orientaciones para su propio trabajo en la ciencia social. Volveré a ocuparme de las promesas de la ciencia social (en los i apítulos vn a x, después de haber examinado algunas de sus deformaciones más habituales (capítulos n a v i).
II. LA GRAN TEO RÍA E m pecem o s por una muestra de gran teoría tomada de T h e Social System de Talcott Parsons, generalmente considerado como libro muy importante de un representante muy eminente del estilo.
Un elemento de un sistema simbólico compartido que sirve como criterio normativo para la elección entre las alternativas de orientación que están intrínsecamente abiertas en una situación, puede llamarse un valor.. . Pero desde este aspecto de la orientación motivacional de la totalidad de la acción es necesario, en vista del papel de los siste mas simbólicos, distinguir un aspecto de “orientación-valor”. Este aspecto concierne, no al significado para el actor del estado esperado de las cosas en relación con su balance de goces y privaciones, sino al contenido de las normas selectivas mismas. El concepto de orienta ciones-valores es, pues, en este sentido el instrumento lógico para formular un aspecto central de la articulación de las tradiciones cul turales en el sistema de acción. De la derivación de la orientación normativa y del papel de los valores en acción, tal como queda expuesto, se sigue que todos los va lores implican lo que puede llamarse una referencia social.. . Es inhe rente a un sistema de acción que la acción sea, para decirlo en pocas palabras, “normativamente orientada”. Esto se sigue, como se ha de mostrado, del concepto de expectativas y su lugar en la teoría de la acción, especialmente en la fase “activa” en que el actor persigue metas. Así pues, las expectativas, en combinación con la “doble con tingencia” del proceso de interacción, como se le ha llamado, crea un problema de orden decisivamente imperativo. A su vez, pueden dis tinguirse dos aspectos en este problema de orden: orden en los sistemas simbólicos que hacen posible la comunicación, y orden en la mutua lidad de la orientación motivacional para el aspecto normativo de las expectaciones, el problema “hobbesiano” del orden. El problema del orden, y por lo tanto de la naturaleza de la integra ción de sistemas estables de interacción social, es decir, de estructura social, se enfoca así sobre la integración de la motivación de actores con los criterios culturales normativos que integran el sistema de ac ción, en nuestro contexto interpersonalmente. Esos criterios son, según los términos empleados en el capítulo anterior, tipos de orientaciónvalor, y en cuanto tales son una parte especialmente decisiva de la tra dición cultural del sistema social. 1
1 Talcott Parsons: T he Social System. The Free Press, Glencoe, Illinois, 1951, pp. 12, 36-7.
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Ottizás algunos lectores sientan el deseo de pasar al capítulo Mulliente. Espero que no cedan a ese impulso. La gran teoría Irt asociación y disociación de conceptos— merece alguna conililriRí ión. No lia tenido, es cierto, un efecto tan importante como l,i inhibición metodológica que examinaremos en el capítulo sipíllenle, porque como estilo de trabajo su difusión ha sido limiI I El hecho es que no resulta fácilmente comprensible; y hasta m< MiNpccha que no sea inteligible en absoluto. Esto es, seguraiii, ule, una ventaja protectora; pero es una desventaja por cuanto iiiiii pionunciamientos están destinados a influir en los hábitos de Induljo de los científicos sociales. No para burlarnos, sino para niimignar un hecho, tenemos que admitir que sus producciones liiin nido recibidas por los investigadores sociales en una o más de li. siguientes maneras: I' algunos, por lo menos, de los que pretenden entenderlo, V ii quienes les gusta, es uno de los mayores avances en toda la lu l
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1 \ * isc* Apéndice, sección 5.
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los impedimentos para la comprensión de la gran teoría y quedar disponible lo que hay en ella de inteligible, ¿qué es lo que dice? 1
Sólo hay una manera de contestar a esa pregunta: debemos tradu cir un ejemplo eminente de ese estilo de pensamiento y estudiar después la traducción. Ya he señalado el ejemplo que elijo. Deseo aclarar aquí que no pretendo juzgar el valor de la obra de Parsons en su conjunto. Si me refiero a otros escritos suyos, es sólo con el objeto de aclarar, de una manera económica, algún punto conte nido en este volumen. Al traducir al inglés el contenido de The Social System, no pretendo que mi traducción sea excelente, sino sencillamente que no se pierda en ella ningún significado explícito. La traducción —digo— contiene todo lo que hay en la obra de inteligible. En particular, trataré de separar las aseveraciones acer ca de algo y las definiciones de palabras y de sus relaciones verba les. Ambas cosas son importantes; confundirlas es fatal para la claridad. Para evidenciar lo que es necesario, primero traduciré varios pasajes; después, ofreceré dos traducciones abreviadas del conjunto del libro. Traducción del ejemplo citado al comienzo de este capítulo: Las gentes admiten con frecuencia las mismas normas y esperan que todos se atengan a ellas. En la medida en que lo hacen así, su socie dad puede ser una sociedad ordenada. (Hasta aquí la traducción.) Parsons ha escrito: Hay, a su vez, una doble estructura de esa “vinculación a”. En primer lugar, por virtud de la interiorización de la norma, la conformidad con ella tiende a ser de importancia personal, expresiva y/o instrumental para el ego. En segundo lugar, la estructuración de las reacciones del alter a la acción del ego como sanciones es una función de su confor midad con la norma. Por consiguiente, la conformidad como modo directo de la satisfacción de sus propias necesidades-disposiciones tiende a coincidir con la conformidad como una condición para suscitar las reacciones favorables y evitar las desfavorables de los demás. En la me dida en que, en relación con las acciones de una pluralidad de actores, la conformidad con una norma de orientación-valor satisface ambos criterios, es decir, desde el punto de vista de todo actor dado en el sis tema, es a la vez un modo de satisfacer sus propias necesidades-disposi ciones y una condición para “optimizar” las reacciones de otros actores importantes, se dirá que dicha norma está “institucionalizada”. Un tipo de valor en este sentido siempre es institucionalizado en un contexto de Ínter-acción. Por lo tanto, hay siempre un doble aspecto
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l l ni.Irma de expectativa que está integrado en relación con él. Por ni parle, hay las expectativas que conciernen a, y en parte establecen, ....... un para la conducta del actor, ego, que se toma como punto de m li mni ni; ésas son sus “ papel-expectativas” . Por otra parte, desde su ......lo dr vista, hay una serie de expectativas relativas a las reacciones imnl ingentemente probables de los demás (altera), que se llamarán " un limes” y que a su vez pueden subdividirse en positivas y negativas *• ipin <1 ego las sienta como promotoras de satisfacción o de privación. iiM I ii ión entre las papel-expectativas y las sanciones es, pues, rnani(ii ««1.111 k ule recíproca. Las que son sanciones para el ego son papel»npi i lid ivas para el alter y viceversa. \ m pues, un papel es un sector del sistema total de orientación de un u luí individual que se organiza en torno de las expectativas en rela#i>iii mu im contexto particular de interacción, es decir, integrado con ihiu Mirle particular de valores-normas que gobiernan la interacción i mi mui o más altera en los papeles complementarios apropiados. Esos •d/.M mi necesitan ser un grupo definido de individuos, sino que pue.1. ii i iiinprendcr a cualquier alter si y cuando entra en una relación de tul' i avión complementaria particular con el ego, lo cual implica una (•• ipincidad de expectativas con referencia a normas comunes de valormli litación. I i institucionalización de una serie de papel-expectativas y de las .......... un correspondientes es, evidentemente, cuestión de grado. Este gnnlii . ■! una función dé dos series de variables: por un lado las que i*|i 1 1ni .i la participabilidad real de los tipos de valor-orientación, y de tilín I r. que determinan la orientación motivacional o el compromiso p Hi la satisfacción de las expectativas pertinentes. Como veremos, pue¡|i i* mlliiii en este grado de institucionalización diversidad de factores •i liivi n de cada uno de esos canales. La antítesis polar de la plena m ,iilm ¡mialización es, pues, la anom ia, la falta de complementariedad i lim Imada del proceso de interacción, o, lo que es lo mismo, la quie|iMi i iimplcta del orden normativo en ambos sentidos. Éste es, sin em|"iii i', un concepto limitador que no define nunca un sistema social ( mi' n lo, Así como hay grados de institucionalización, hay también i . 111*** dr anom ia. Lo uno es el anverso de lo otro. dirá que una institución es un complejo de papeles institucionali n|i , integrados de significación estructural estratégica en el sistema i"' lid i n cuestión. Se consideraría la institución como una unidad de i aHn lina social de orden más elevado que el papel, y ciertamente está 111111 iiii Ia por una pluralidad de papeles-tipo interdependientes o por »iii 111 nmentes de ellos.1i m i
i > en otras p a labras: Los hombres actúan a favor y en contra mun de otros. Cada uno tiene en cuenta lo que los demás espeI. ni ( liando esas mutuas expectativas son suficientemente defi• l'iinons, op. cit., pp. 38-9.
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mdas y duraderas, las llamamos normas. Cada individuo también espera que los demás reaccionen a lo que él hace. A esas reaccio nes esperadas las llamamos sanciones. Algunas de ellas parecen muy agradables, otras no. Cuando los hombres se guían por nor mas y sanciones, podemos decir que están representando papeles conjuntamente. Es una metáfora cómoda. Y en realidad, lo que llamamos una institución probablemente se define mejor como un conjunto más o menos estable de papeles. Cuando, dentro de una institución —o de toda una sociedad compuesta de tales institucio n e s - las normas y las sanciones no dirigen a los individuos, pode mos hablar, con Durkheim, de anomia. En un extremo, pues, están las instituciones, con normas y sanciones, todo claro y ordenado E n el otro extremo está la anomia: como dice Yeats, el centro no cuenta; o, como digo yo, el orden normativo se ha venido abajo (Hasta aquí la traducción.) 1 engo que admitir que no he sido completamente fiel en esta traducción. He ayudado un poco, porque hay ahí ideas muy bucnas De hecho, muchas de las ideas de los grandes teóricos, cuando se las traduce, son lugares más o menos comunes que se encuentran en muchos textos de sociología. Pero en lo que afecta a las instituciones la definición dada arriba no es del todo completa. A lo que ha sido traducido, debemos añadir que los papeles que ^orinan una institución no suelen ser precisamente sólo una gran complementancdad de “expectaciones compartidas". ¿Han visto ustedes alguna vez un ejército, una fábrica o —para el caso— una familia. Bien, esas son instituciones. Dentro de ellas, las expec tativas qe algunos individuos parecen un poco más urgentes que las de los demas. Ello es así porque, como solemos decir, esos individuos tienen mas poder. O para decirlo más sociológicamente aunque no del todo aún: una institución es una serie de papeles graduados en autoridad. 1 v
D ice Parsons:
La adhesión a valores comunes significa, motivacionalmente conside rada, que los actores tienen “sentimientos" comunes en apoyo de los tipos de valores, lo cual puede definirse como queriendo significar que la conformidad con las expectativas pertinentes se considera una “cosa buena con relativa independencia de toda “ventaja" instrumental es pecifica que se obtenga de tal conformidad, por ejemplo, en la evita ción de sanciones negativas. Además, esa adhesión a valores comunes al mismo tiempo que puede colmar las necesidades de satisfacción in mediata del actor, siempre tiene un aspecto “moral" por cuanto esa conformidad define en cierto grado las “responsabilidades" del actor
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ni los sistemas de acción más amplios, o sea, sociales, en qu e Pa^ i p a . Evidentemente, el foco específico de responsabilidad es la colcctiv da , („ic está constituida por un particular valor-orientacion común Finalmente, es absolutamente claro que los sentimientos que apo van a esos valores comunes no son ordinariamente, en su estruct“r:* específica, manifestaciones de propensiones constitucionalmente dadas , | , 1 organismo. Por lo general son aprendidos o adquiridos. Ademas, la misión que desempeñan en la orientación de la acción no es predomi nantemente la de objetos culturales conocidos y a los cuales hay que "adaptarse” sino que los tipos de cultura se han interiorizado, forman purte>de la estructura del sistema de la personalidad del actor mismo. Tales sentimientos o "actitudes-valores”, como se les puede llamar, son pues genuinas necesidades — disposiciones— de la personalidad. Solo )or virtud de la interiorización de los valores institucionalizados tiene L a r una verdadera integración motivacional de la conducta en la esnatura social, y quedan equipados para la satisfacción de los papeles! KcSivas los estratos “más profundos” de la motivación Sólo cuan.1.) esto lia tenido lugar en alto grado es posible decir qoe estí altamente luk-rado un sistema social y que los intereses de la colectividad y los Intereses privados de sus individuos constituyentes pueden considerarse próximos * a la coincidencia.
; La coincidencia exacta sería considerada como un caso limite de la ausencia de roce en una máquina. Aunque la mtegrai ión completa de un sistema social de motivación con un conjunto i llenamente congruente de tipos culturales es empíricamente descono, |,|a, el concepto de tal sistema social integrado es de alta importancia ti úrica. (Nota de Parsons. [A.].) mii.iIomo al
Esta integración de un conjunto de tipos de valores comunes con la estructura interiorizada de necesidades-disposiciones de las personalida. les componentes es el fenómeno núcleo de la dinámica de los stsI, huís sociales. Puede decirse que el teorema dinámico fundamenta .1. la sociología es que la estabilidad de todo sistema social, excepto c im. h. so más evanescente de interacción, depende en cierto grado de ! , integración. Es el punto fundamental de referencia para todo anali i . que pretenda ser un análisis dinámico del proceso social. () en otras p alab ras: Cuando las gentes estiman los mismos va lí l(l . tienden a conducirse de acuerdo con el modo que los unos , mu i ni de los otros que han de conducirse. Además, con frecuen, |,| i onsideran esa conformidad como cosa muy buena, aun cuando , h i i i a ir contra sus intereses inmediatos. Oue esos valores comp iiInlii'. sean aprendidos y no heredados no los hace menos ímpor• //(/(/., pp. 41-2.
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tantes en la motivación humana. Por el contrario, se convierten en parte de la personalidad misma. Como tales, unen a una socie dad, porque lo que es socialmente esperado se hace individual mente necesitado. Es esto tan importante para la estabilidad de todo sistema social que voy a usarlo como mi principal punto de partida si alguna vez analizo una sociedad como entidad en marcha. (Hasta aquí la traducción.) Supongo que uno podría traducir de un modo parecido las 5 5 5 páginas de T h e Social System en unas 1 5 0 páginas de buen inglés. El resultado no sena muy impresionante. Sin embargo, contiene los términos en que el problema clave del libro, y la solución que éste da al problema, son más claramente enunciables. Desde lue go, cualquier idea, cualquier libro, puede sugerirse en una frase o extenderse en veinte volúmenes. Es cuestión de lo necesario que se considere un desarrollo pleno para hacer clara una cosa y de la importancia que esa cosa parezca tener: cuántas experiencias haga inteligibles, que cantidad de problemas nos permita resolver o por lo menos formular. Para sugerir en dos o tres frases el libro de Parsons, por ejem plo, diríamos: Se nos pregunta: ¿Cómo es posible el orden social? La respuesta que se nos da parece ser: Por los valores comúnmente aceptados. ¿Es esto todo lo que hay en él? Desde luego que no, pero es lo principal. Mas, ¿no es esto injusto? ¿Puede tratarse un libro cualquiera de este modo? Sin duda que sí. He aquí un libro mío tratado de esa suerte: “¿Quién, después de todo, gobierna a los Estados Unidos? Nadie lo gobierna por completo, pero si al gún grupo lo hace, es la minoría del poder. ” 1 Y he aquí el libro que tienen ustedes en la mano: “¿De qué tratan las ciencias socia les? Deben tratar del hombre y de la sociedad, y alguna vez lo hacen. Son intentos para ayudarnos a comprender la biografía y la historia y las conexiones entre las dos en diversidad de estruc turas sociales.” lie aquí una traducción del libro de Parsons en cuatro párrafos: Imaginemos algo que podemos llamar “el sistema social”, en el que los individuos actúan con referencia el uno al otro. Esas accio nes son con frecuencia ordenadas, porque los individuos del sistema comparten tipos de valor y de modos apropiados y prácticos de conducta. A algunos de esos tipos podemos llamarlos normas; quienes actúan de acuerdo con ellos tienden a portarse de un modo análogo en circunstancias análogas. En la medida en que esto es 1 C. W . Mills, La élite del poder. F .C .E ., 2* ed., 1960.
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así, hay “regularidades sociales”, que podemos observar y que con frecuencia son muy duraderas. A esas regularidades duraderas y estables podemos llamarlas “estructurales” . Es posible considerar todas esas regularidades existentes dentro del sistema social como un equilibrio grande e intrincado. Voy a olvidar ahora que esto es una metáfora, porque quiero que considere usted como muy real mi concepto: el equilibrio social. Ilay dos modos principales de conservar el equilibrio social, y del fracaso de uno de ellos o de ambos resulta el desequilibrio. El primero es la “socialización”, que incluye todos los medios por los cuales el individuo recién nacido se convierte en una persona social. Parte de esta formación social de las personas consiste en la adqui sición de motivos para aceptar las acciones sociales que los demás exigen o esperan. El segundo es el “control social , por el cual en tiendo todos los medios de mantener en línea a la gente y por el cual ella se mantiene en línea. Entiendo por linea , natural mente, toda acción típicamente esperada y aprobada dentro del sistema social. El primer problema del mantenimiento del equilibrio social es conseguir que la gente quiera hacer lo que se exige y se espera de ella. Si eso fracasa, el segundo problema es adoptar otros medios para mantenerla en línea. Las mejores clasificaciones y definicio nes de esos controles sociales las ha dado Max W eber, y yo tengo poco que añadir a lo que él y algunos otros escritores después han dicho tan bien. Hay un punto que me desconcierta un poco: dados ese equilil>i jo social y todos los controles de que esta armado, ¿como es posi1 ilc que alguien se salga alguna vez de la línea? No puedo explicar eso muy bien, es decir, de acuerdo con mi 1 eona General y Siste mática del sistema social. Y aún hay otro punto que no es todo lo claro que yo quisiera: ¿Cómo podré explicar el cambio social, es decir, la historia? En relación con estos dos problemas, recomien do que siempre que se os presenten, emprendáis investigaciones empíricas. (Hasta aquí la traducción.) Quizás baste eso. Desde luego, podríamos hacer una traduc. ióiiT*más completa; pero “más completa” no significa necesariaiuní te “más adecuada”, y yo invito al lector a inspeccionar The 'n)i i,íl System y a encontrar más en él. Entretanto, tenemos deimite tres tareas: primera, caracterizar el estilo lógico de pensanliento representado por la gran teoría; segunda, aclarar cierta conlii .ión genérica en este ejemplo particular; tercera, indicar como plantean y resuelven la mayor parte de los científicos sociales el
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problema del orden de Parsons. Mi propósito en todo esto es ayu dar a los grandes teóricos a descender de sus inútiles alturas.
2 Entre los investigadores sociales no hay serias diferencias entre quienes observan sin pensar y quienes piensan sin observar; las di ferencias mas bien se refieren a qué clase de pensamiento, qué cla ses de observación y qué clases de vínculos, si es que hay alguno, existen entre ambas cosas. La causa fundamental de la gran teoría es la elección inicial de un nivel de pensamiento tan general, que quienes lo practiquen no puedan lógicamente descender a la observación. Como grandes teóricos, nunca descienden de sus altas generalidades a los proble mas que presentan sus contextos históricos y estructurales. Esa falta de un sentido sólido de los verdaderos problemas, es causa de la irrealidad tan notoria en sus páginas. Una característica resul tante es la elaboración de distinciones aparentemente arbitrarias y ciertamente, interminables, que ni amplían nuestra comprensión m hacen más sensible nuestra experiencia. Esto, a su vez, se revela como una abdicación parcialmente organizada del esfuerzo para definir y explicar con sencillez la conducta humana y la sociedad. Cuando pensamos en lo que representa una palabra, tratamos de sus aspectos semánticos; cuando la consideramos en relación con otras palabras, tratamos de sus características sintácticas} Em pleo estos términos taquigráficos porque suministran un modo económico y preciso para decir lo siguiente: la gran teoría está eoria de sintaxis y ciega para la semántica. Quienes la practican no comprenden verdaderamente que cuando definimos una pala bra no hacemos sino invitar a los demás a usarla como querríamos que se la usase; que la finalidad de la definición es enfocar la argu mentación sobre el hecho; y que el resultado propio de la buena definición es transformar la argumentación sobre palabras en des acuerdos sobre el hecho, dejando así abierta la argumentación para investigaciones posteriores. Los grandes teóricos están tan preocupados con los sentidos sin tácticos y tan desentendidos de las referencias semánticas, están1 1 También podemos considerarla en relación con quienes la usan: el as pecto pragmático, acerca del cual no necesitamos inquietarnos aquí. Son esas tres dimensiones de significación ’ las que Charles M. Morris ha sistemati zado tan claramente en su útil estudio sobre los “Fundamentos de la teoría de los signos , en International Encyclopedia o f United Science, vol. I, nú mero 2. University of Chicago Press, 1938.
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i .ii rígidamente confinados en niveles tan altos de abstracción, que I in “ tipologías” que inventan —y el trabajo que realizan para invi litarlas— más bien parecen un árido juego de conceptos que un , tuerzo para definir sistemáticamente —es decir, de una manera • I.ii .i y ordenada— los problemas que tienen delante y para guiar nuestros esfuerzos dirigidos a resolverlos. Una gran lección que en la obra de los grandes teóricos pode mos aprender de su sistemática ausencia, es que todo pensador i (insciente de sí mismo debe conocer en todos los momentos —y i,i i capaz, en consecuencia, de controlarlos— los niveles de abstrac•niii en que está trabajando. La capacidad de ir y venir de un nivel de abstracción a otro con facilidad y claridad es señal distin tiva del pensador imaginativo y sistemático. En torno de palabras como “capitalismo”, o “clase media”, o burocracia”, o “minoría del poder”, o “democracia totalitaria , liiiy con frecuencia connotaciones embrolladas y oscuras, y al em1, 1 , esas palabras dichas connotaciones deben ser cuidadosamente vigiladas y controladas. Alrededor de esas palabras hay con fre. n. nria series “compuestas” de hechos y relaciones,^ así como fac imos y observaciones meramente supuestos. También éstos deben , i i o ¡dudosamente clasificados y aclarados en nuestra definición y cu nuestro uso. P a r a aclarar las dimensiones sintácticas y semánticas de esos
......opios, debemos conocer la jerarquía de especificidad que corresIHido a cada uno de ellos, y tenemos que ser capaces de considerar ¡ imIiis los niveles de esa jerarquía. Debemos preguntarnos: ¿EnI. miemos por “capitalismo”, tal como vamos a usar esta palabra, lin umente el hecho de que todos los medios de producción son de mnpiodad privada? ¿O queremos también incluir en la palabra la id. i de un mercado libre como mecanismo determinante del pre. |n, do los salarios, de las ganancias? ¿Y en qué medida tenemos I i
11111, ndiendo exponer “una teoría sociológica general”, los grandes lelilí os exponen en realidad una esfera de conceptos de los cuales
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r.l.m excluidos muchos rasgos estructurales de la sociedad humana u.sgos reconocidos durante mucho tiempo y de manera exacta' um"<> fundamentales para oomprenderla. Aparentemente, es esto * d‘'liberada en ínteres a hacer de la ocupación de los sociólo gos un esfuerzo especializado diferente del de los economistas y los teóricos políticos.^ La sociología, según Parsons, trata de “aquel aspecto de la teoría de los sistemas sociales relativo a los fenómcnos de la institucionalizado!! de los tipos de valor-orientación del sistema social, con las condiciones de esa institucionalización- y de los cambios de los tipos, con las condiciones de conformidad con y desviación de, una serie de dichos tipos, y de los procesos motivacionales en cuanto están implicados en ellos” . 1 Traducido y des cargado de presunción, como debe ser una definición, quiere decirLos sociólogos de mi clase gustan de estudiar lo que las mentes quieren y acarician También nos gustaría averiguar por qué hay tal diversidad de valores de ésos y por qué cambian. Cuando en contramos una serie mas o menos unitaria de valores, nos gustaría averiguar por que unas gentes se acomodan a ellos y otras no ‘ (Fin de la traducción.) ' v Como ha observado David Lockwood, 2 esa formulación libra al sociologo de toda incumbencia respecto del “poder” y de las insti tuciones económicas y políticas. Yo aún iría más allá. Esa formu lación, y en realidad todo el libro de Parsons, trata mucho más de loque se lia llamado tradicicnalmente “legitimaciones” que de ins~ titucioncs de cualquier clase. Se me figura que la consecuencia es transformar, por definición, todas las estructuras institucionales en una especie de esfera moral, o más exactamente, en lo que se ha llamado la esfera del símbolo”/* Para aclarar este punto me gus taría primero decir algo acerca de esa esfera; después estudiar su supuesta autonomía; y en tercer lugar indicar cómo las conceociones de Parsons hacen extraordinariamente difícil ni siquiera plan tear algunos de los problemas más importantes de todo' análisis de la estructura social. Los que ejercen autoridad intentan justificar su dominio sobre las instituciones vinculándolo, como si fuera una consecuencia ine vitable con los símbolos morales en que generalmente se cree con los emblemas sagrados, con las fórmulas legales. Estos conceptos 1 Parsons, op. cit., p. 552. “ V t o c su excelente “Algunas observaciones sobre El sistema social” en The British Journal o f Sociology, vol. V II, 2 de junio de 1956 3 H ' 9 ? rtl1 y C . W right M ills: Character and Social Structure Har court, Brace Nueva York, 1953, pp. 274-7, del que me estoy valiendo’ libre mente en esta sección y en la sección 5, más abajo. ' 1 Dre
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11•1 I 'innitalcs pueden referirse a un dios o a varios dioses, al “voto •I»- 1 1 mayoría”, a “la voluntad del pueblo”, a “la aristocracia del l.tl. ulo v de la riqueza”, al “derecho divino de los reyes”, o a las iH|m> l is dotes extraordinarias del gobernante mismo. Los científjiiiM 'kh ules, siguiendo a W eber, llaman a esos conceptos “legititli>> I m i i o a veces “símbolos de justificación”. I *iv usos pensadores han usado términos diferentes para referir»» .i . líos; la “fórmula política” o las “grandes supersticiones” de M i, el “principio de soberanía” de Loche; el “mito del gobier na di Sorel; el “folklore” de Thurman Arnold; las “legitimacio||H di Weber; las “representaciones colectivas” de Durkheim; las Pldt ii’i dominantes” de Marx; la “voluntad general” de Rousseau; |h* iImbolos de autoridad” de Lasswell; la “ideología” de Mann|n luí los “sentimientos públicos” de Spcncer: todas estas denoMilliiiuoncs y otras parecidas atestiguan el lugar central de los 111111 ni|ii*, del amo en el análisis social. Análogamente, en el análisis psicológico, esos símbolos del Hmio |" ilincntes cuando se recurre a ellos privadamente, se conVI' tl"i» cu las razones, y muchas veces en los motivos, que llevan •i 1 1 |" usonas a desempeñar determinados papeles y sancionan su o |in ' litación de ellos. Si, por ejemplo, las instituciones económi ca m justifican públicamente en relación con ellos, las referencias i! •■oImiio pueden ser justificación aceptable de la conducta indiVldu d Pero, si se considera públicamente necesario justificar esas tu ililm iones desde el punto de vista de “la confianza y el servicio ("'Mi' os”, los antiguos motivos y razones egoístas pueden conducir a «• nllmicntos de culpabilidad, o por lo menos de malestar, entre luí ' ipil alistas. Las legitimaciones públicamente eficaces se conVIh I' ii con frecuencia, a su tiempo, en motivos personales eficaces. 1
AIhh;i bien, lo que Parsons y otros grandes teóricos llaman “vaI"" ni iridaciones” y “estructura normativa” se refieren principal• .... ,i los símbolos de legitimación del amo. Éste es, ciertamen te, i nulo importante y útil. Las relaciones de esos símbolos con ti i '.lindura de las instituciones cuentan entre los problemas más liMpmluntcs de la ciencia social. Pero esos símbolos no forman uiiigimn esfera autónoma dentro de una sociedad; su significación k ni <\lá en su uso para justificar la organización del poder y las lint.........es que dentro de ella ocupan los poderosos, o para opoii. un i ella. Su importancia psicológica está en el hecho de que ki 11invierten en la base de la adhesión a la estructura del poder o il> la oposición a ella. No podemos suponer meramente que una serie de estos valo
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res, o legitimaciones, deben prevalecer por miedo de que una es* ¡ tructura social se divida, ni debemos suponer que una estructura so* cial deba hacerse coherente o unificada por ninguna “estructura normativa” parecida. Ciertamente, no podemos suponer simple mente que toda “estructura normativa” que pueda prevalecer sea, en ningún sentido de la palabra, autónoma. De hecho, para las sociedades occidentales contemporáneas —y en particular para los Estados Unidos— hay muchos indicios de que lo más cierto es lo contrario de cada uno de esos supuestos. Con frecuencia —aunque no en los Estados Unidos a partir de la segunda Guerra Mundial— hay símbolos de oposición muy bien organizados que se emplean para justificar movimientos insurgentes y deponer a las autoridades gobernantes. La continuidad del sistema político nor teamericano es absolutamente única, habiendo sido amenazada por la violencia interior sólo una vez en su historia. Este hecho quizás ' figure entre los que han inducido a error a Parsons en su concepto de la “estructura normativa del valor-orientación”. “Los gobiernos” no tienen necesariamente, como creía Emer son, “su origen en la identidad moral de los hombres”. Creer eso 1 es confundir sus legitimaciones con sus causas. Con la misma frecucncia, o hasta con mayor frecuencia, las identidades morales que I puedan tener los hombres de una sociedad quizás descansan en el hecho de que los gobernantes institucionales monopolizan con éxi- 1 to, y aun imponen, sus símbolos del amo. Hace unos cien años, este tema fue fructíferamente estudia do en relación con los supuestos de quienes creen que las esferas J del símbolo son autónomas y que esos “valores” pueden en verdad dominar la historia: Los símbolos que justifican una autoridad son independientes de las personas reales o de los sectores que la ejer- I cen. Entonces se cree que las “ideas”, no los sectores ni las per- I sonas que las usan, son las que gobiernan. A fin de prestar con- J tinuidad a la sucesión de esos símbolos, selos presenta como relacionados en cierto modo el uno con el otro. Así, los símbolos parecen “auto-determinantes”. Para hacer más plausible esta cu- I riosa noción, con frecuencia se “personalizan” los símbolos y se I les supone “conscientes de sí mismos”. Entonces se les puede con cebir como “los conceptos de la historia” o como una serie de “filósofos” cuyo pensamiento determina la dinámica institucional. O, podemos añadir, puede convertirse en un fetiche el concepto del “orden normativo”. Desde luego, yo acabo de parafrasear a Marx y Engels cuando hablan de Hegel. 1 1 Véase Kart Marx y Friedrich Engels: L a ideología alemana, International Publishers, Nueva York, 1939, pp. 42 ss.
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\ Mimos que justifiquen las instituciones y muevan a las perlimi ,i representar papeles institucionales, ‘ios valores” de una mi |i iltiil, aunque sean muy importantes en diversos medios prival ■ liidórica y sociológicamente son insignificantes. Hay, natu-
i ii.n, ule. una acción recíproca entre los símbolos justificativos, las nuli muludes institucionales y las personas que obedecen. A veces un I Unix aliamos en asignar un papel caúsala los símbolos del amo; un debemos emplear mal la idea como la teoría del orden
ini tal m de la unidad de la sociedad. Hay mejores modos de Ínter in* I n una “unidad”, como en breve veremos, modos que son más lililí >i |*aia la formulación de problemas importantes de la estruc-
lni i ..... al y más cercanos a los materiales observables. II i'ila donde nos interesen los “valores comunes”, lo mejor es .......mi nuestro concepto de ellos examinando las legitimaciones I. *iiilu orden institucional en toda estructura social dada, y no gilí/*, ia intentando primero entenderlos y a su luz “explicar” la ....... ih•mi jón y la unidad de la sociedad. 1 Podemos hablar, supongo II. . 1 . "valores comunes” cuando una gran proporción de los indiii.luí, di un orden institucional aceptan esas legitimaciones del uní* n, i u.indo tales legitimaciones son las condiciones con que se $ ii i mui buen éxito, obediencia, o por lo menos se obtiene la giiiu mi i,i Esos símbolos se emplean entonces para “definir las siin u unir*," a que hay que Jiacer frente en diversos papeles y como iiii 1 1**ii* * para las valuaciones de jefes y secuaces. Las estructuras luí lidi i que despliegan símbolos universales y centrales son natuI ilim nl< tipos extremos y “puros” . I ii
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Miiliunn tu convertirse en soldados perfectamente disciplinados bajo las banderas del Kaiser, no obstante que sus valores subjetivos eran los del m arxism o revolucionario. Hay mucha distancia de los símbolos a la conducta y viceversa, y no toda unidad se basa en símbolos. 1 Señalar esc conflicto de valores no es negar “la fuerza de las con gruencias racionales”. La discrepancia entre las palabras y los he chos es con frecuencia característica; pero también lo es la lucha por la consecuencia. Qué es lo que predomina en una sociedad dada no puede decidirse a priori a base de la “naturaleza humana”, ni de los “principios de la sociología”, ni por el fiat de la gran teoría. Podemos imaginar muy bien un “tipo puro” de sociedad, una es tructura social perfectamente disciplinada, en la que los hombres dominados no pueden, por diversas razones, renunciar a sus pape les prescritos, pero no compartir, sin embargo, ninguno de los valo res del dominador, y en consecuencia no creer de ningún modo en la legitimidad del orden. Sería como un barco tripulado por for zados a galeras, en el que el disciplinado movimiento de los remos reduce a los remeros a engranajes de una máquina, y rara vez es necesaria la violencia del cómitre. Los forzados ni siquiera necesi tan saber el rumbo del barco, aunque cada giro de la proa evoca la cólera del amo, único hombre a bordo que puede mirar ade lante. Pero quizás empiezo yo a describir más bien que a imaginar. Entre estos dos tipos —un “sistema de valores comunes” y una disciplina sobreimpuesta— hay numerosas formas de “integración social”. La mayor parte de las sociedades occidentales han incor porado muchos “valores-orientaciones” divergentes; sus unidades comprenden mezclas diversas de legitimación y coerción. Y eso, naturalmente, puede decirse de todo orden institucional, no sólo del político y el económico. Un padre puede imponer sus exigen cias a su familia con la amenaza de desheredarla, o usando la vio lencia que le permita el orden político. Aun en pequeños grupos consagrados, como las familias, no es en absoluto necesaria la uni dad de “valores comunes” : la desconfianza y el odio pueden ser las cosas necesarias para mantener unida a una familia amante. También una sociedad puede, naturalmente, florecer de un modo absolutamente satisfactorio sin esa “estructura normativa” que los grandes teóricos creen universal. No deseo exponer aquí ninguna solución del problema del or den, sino simplemente suscitar preguntas. Porque si no podemos hacer eso, debemos, como lo exige el fiat de una definición total* 1 Gcrth y Mills, op. cit., p. 30.
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jlitinlr arbitraria, suponer la “estructura normativa” que Parsons 11m11 111a ser el corazón del “sistema social’ .
I I poder”, tal como ahora se usa generalmente esta palabra en la i |i tu i.i social, se relaciona con cualquier decisión que los hombres Inmni en relación con las organizaciones bajo las cuales viven, y mi ielución con los acontecimientos que forman la historia de su I I, Hipo, Ocurren acontecimientos que caen fuera de toda decisión liiiin,ina; y los dispositivos sociales cambian sin necesidad de una di 11 ' huí explícita. Pero en cuanto se toman decisiones (y en cuani.. pudrían no tomarse) el problema de quién las toma (o no las luiiiii) es el problema fundamental del poder. No podemos suponer actualmente que los hombres deben, en nlllilla instancia, ser gobernados con su propia anuencia. Entre los ..... Ims de poder que ahora prevalecen, está el poder de adminis|mi y manipular la aquiescencia de los hombres. Oue no conozi unios los límites de ese poder —y que esperemos que tenga límii. no invalida el hecho de que hoy se emplea con buen éxito mili lio poder sin la sanción de la razón ni de la conciencia del •|in obedece. Ni puramente en nuestro tiempo no necesitamos discutir que, •n di fiuitiva, la coacción es la forma “definitiva” del poder. Pero Mili mees de ningún modo estamos constantemente en esa última in ilam ia. Al lado de la coacción hay que tener también en cuenta la animidad (el poder justificado por las creencias del obediente Voluntario) y la manipulación (el poder esgrimido sin que lo ad unia el impotente). En realidad, los tres tipos deben tenerse mi menta constantemente al pensar en la naturaleza del poder. i acó cpie debemos tener presente que en el mundo moderno •I pudre no es, con frecuencia, tan autoritario como parece haberlo Milu ni la época medieval; ya no parecen tan necesarias las justifit .ii mués de los gobernantes para ejercer su poder. Por lo menos, i na muchas de las decisiones de nuestro tiempo —especialmente lt de carácter internacional— no ha sido “necesaria” la “persua........... le las masas; el hecho es, sencillamente, un hecho consu..... . Además, las ideologías que están a disposición de los podeIII, 1. muchas veces no son admitidas ni empleadas por ellos. Por I ueial las ideologías surgen como respuesta a una deposición H. ■1 1\ i del poder; en los Estados Unidos esa oposición no ha sido Midi ii lilemente eficaz para crear el sentimiento de que son necel iii i nuevas ideologías relativas al gobierno.
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En la actualidad, desde luego, mucha gente que se ha librado de las obediencias predominantes, no se ha obligado a otras nue vas, y así no presta la menor atención a ninguna clase de asuntos políticos. No son ni radicales ni reaccionarios. Son “inacciona rios”. Si aceptamos la definición griega del idiota como un hombre absolutamente reservado o particular, debemos concluir que mu chos individuos de muchas sociedades son verdaderos idiotas. Esta —y uso la palabra con cuidado— situación espiritual me parece la clave de gran parte del malestar que prevalece entre los intelec tuales políticos y de mucha de la perplejidad política de la socie dad contemporánea. La “convicción” intelectual y la “creencia” moral no son necesarias en los gobernantes ni en los gobernados para que perdure y aun florezca una estructura de poder. Por lo que respecta al papel de las ideologías, la frecuente ausencia de legitimación persuasiva y el predominio de la apatía de la masa seguramente son dos de los hechos políticos centrales en las socie dades occidentales de hoy. En el curso de toda investigación importante se presentan mu chos problemas a quienes sustentan acerca del poder la opinión que yo he venido sugiriendo. Pero no nos ayudan nada los des orientadores supuestos de Parsons, quien simplemente supone que hay, probablemente en toda sociedad, la “jerarquía de valores” que él imagina. Por otra parte, sus implicaciones dificultan siste máticamente la clara formulación de problemas importantes. Para aceptar su sistema nos vemos obligados a eliminar del cua dro los hechos de poder y, en realidad, de todas las estructuras institucionales, en particular la económica, la política y la militar. En esa curiosa “teoría general” no tienen lugar esas estructuras de dominio. En las condiciones que nos ofrece, no podemos formular ade cuadamente la cuestión empírica de la medida en que, y de qué manera, son legitimadas las instituciones en cualquier caso dado. La idea que expone del orden normativo, y el modo como la manejan los grandes teóricos, nos lleva a suponer que, virtualmen te, está legitimado todo poder. En realidad: que en el sistema social, “la conservación de la complcmentariedad de los papeles-ex pectativas, una vez establecida, no es problemática.. . No se nece sitan mecanismos especiales para explicar la conservación de la in teracción-orientación complementaria” . 1 En esas condiciones no puede formularse eficazmente la idea 1 Parsons, op. cit., p. 205.
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iIk Minllicto. Los antagonismos estructurales, las rebeliones en gran ....il,i. las revoluciones no pueden ni imaginarse. Realmente, se |H|iniic que “ el sistema” , una vez establecido, no sólo es estable, iliin intrínsecamente armonioso; en su lenguaje, las perturbaciones ||i m ii que ser “ introducidas en el sistema”.1 La idea expuesta del ni.li ti normativo nos lleva a suponer una especie de armonía de injfMfM *. como característica natural de toda sociedad; tal como aquí «ii.iih c , esta idea tiene tanto de ancla metafísica como lo tuvo la lili i disolutamente análoga del orden natural entre los filósofos •ti I siglo XVIII.2 I .i eliminación mágica del conflicto y la maravillosa consecución •I. Iii armonía alejan de esta teoría “sistemática” y “ general” las |im,i|>llidades de tratar el cambio social, la historia. No sólo no lili m uirán lugar en las estructuras sociales normativamente creai! i . de los grandes teóricos la “ conducta colectiva” de masas aterron milis y de multitudes, muchedumbres y movimientos provocados I. que tan lleno está nuestro tiempo—, sino que toda idea sisteiii iI m,i de cómo sucede la historia, de su mecánica y procesos, son ini ii|iul)lcs para la gran teoría, y en consecuencia, cree Parsons, 11 iiii 11 ciencia social. “ Cuando esa teoría sea asequible habrá llei uli. el milenio para la. ciencia social. Eso no ocurriría en nuestro ii> 1111 h>y muy probablemente no ocurrirá nunca”.3 Ésta es, cierta.....i! . una afirmación extraordinariamente vaga. \ nlualmente, no puede formularse claramente ningún problei.i i d< importancia que se plantee en los términos de la gran teoría. I i ,níu: su enunciado trae muchas veces el lastre de valoraciones |i . i .i oscurecido con palabras parásitas. Es difícil, por ejemplo, [ni i ni.n esfuerzo más útil que el de analizar la sociedad norte.......... una en relación con “ el tipo de valor” de “ realización uniVi" «lisia” sin mencionar la naturaleza, el sentido y las formas I miilu,mies de sucesos característicos del capitalismo contemporáiii n v l i estructura cambiante del capitalismo mismo; o de anali«ii la estratificación de los Estados Unidos en relación con “ el m l. ma dominante de valores” sin tener en cuenta las conocidas i 11 li .lu as de posibilidades de vida basadas en los niveles de la | | H < dad y del ingreso.4 h i i
• Ih U L , p. 262. • ( I Cari Becker: T he TIeavenly City; y Lewis A. Coser: Conflict, The I I lv Glencoe, Illinois, 1956. 1 I1ir...... tomado de “Some observations on Systcmatic Theory, 1945I" i|r Alvin W . Gouldner, en Sociology in the United States o f America,
( 11 i ‘a (). París, 1956, p. 40. • i l l.ockwood, op. cit., p. 138.
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No creo excesivo decir que en la medida en que los problemas son tratados realistamente por los grandes teóricos, son tratados en términos que no encuentran lugar en la gran teoría y muchas veces son contradictorios con ella. “Verdaderamente —ha observado Alvin Gouldner—, la medida en que los esfuerzos de Parsons en el análisis teórico y empírico del cambio le llevan súbitamente a admitir todo un cuerpo de conceptos y supuestos marxistas, no es sino desconcertante.. . Casi parece como si se llevasen dos series de libros, una para el análisis del equilibrio y otra para la investi gación del cambio” . 1 Gouldner observa después cómo en el caso de la Alemania vencida, Parsons recomienda atacar a los junkers por la base, como “un caso de privilegio exclusivo de clase”, y analiza el servicio civil en relación con la “base clasista del reclu tamiento”. En suma, toda la estructura económica y de ocupacio nes —concebida en términos absolutamente marxistas, no en tér minos de la estructura normativa proyectada por la gran teo ríasurge de pronto ante la vista. Esto mantiene en uno la esperanza de que los grandes teóricos no hayan perdido todo contacto con la realidad histórica. 5
Vuelvo ahora al problema del orden, que, en una versión más bien hobbesiana, parece ser el problema más importante del li bro de Parsons. Es posible tratarlo con brevedad porque ha sido refinado en el curso del desarrollo de la ciencia social y, en su formulación más útil, puede llamarse ahora el problema de la inte gración social. Requiere, desde luego, un concepto básico de la estructura social y del cambio histórico. Creo que, a diferencia de los grandes teóricos, la mayor parte de los investigadores socia les darían contestaciones parecidas a la siguiente: Ante todo, no hay una respuesta para esta pregunta: ¿Oué mantiene unida a una estructura social? No hay una respuesta, porque las estructuras sociales difieren profundamente en el grado y tipo de unidad. De hecho, se conciben útilmente tipos de estruc tura social en relación con los diferentes modos de integración. Cuando descendemos del plano de la gran teoría a las realidades históricas, advertimos inmediatamente la inutilidad de sus con ceptos monolíticos. Con ellos no podemos pensar acerca de la di versidad humana, acerca de la Alemania nazi de 1 9 3 6 , de la Espar ta del siglo vii a. c., de los Estados Unidos de 1 8 3 6 , del Japón de 1 Gouldner, op. cit., p. 41.
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I m.1.. de la Gran Bretaña en 1 9 5 0 , de Roma en tiempos de Dio. I. unió. Sólo el enumerar esta diversidad seguramente es sugerir i|ii< lo <|ue pueden tener en común esas sociedades liay que desnilniilo mediante un examen empírico. Predicar algo más allá . 1. lil i fórmulas vacías acerca del alcance histórico de la estructura ......Itl, es desconocer uno su propia capacidad para hablar de todo |.i i|ii<' significa el trabajo de investigación social. I’iiede uno concebir útilmente tipos de estructura social en u le ion con órdenes institucionales como la política y la del paIiiii|i seo, la militar y la económica, y la religiosa. Habiendo defi ní, lo cada una de ellas de tal manera que le permita distinguir h|m t entornos en una sociedad histórica dada, se pregunta uno ..... ni se relaciona con las demás cada una de ellas, cómo, en t i l m a , se coordinan en una estructura social. Las respuestas son i (.unidamente presentadas como una serie de “modelos-guías” que emplean para que conozcamos mejor, al examinar sociedades i pi nl icas en tiempos específicos, los vínculos que las “mantie•ii ii imidas”. Puede imaginarse uno de esos modelos en relación con el funi luiMiiiicnto en cada orden institucional de un principio estrucIm il análogo. Piénsese, por ejemplo, en los Estados Unidos de 1.. . ipieville. En aquella sociedad liberal clásica se considera autón.iiiin cada orden de instituciones y libre de toda coordinación 1.. 11 los demás. En la economía rige el laissez-faire; en la esfera i. Iirnisa compiten en el mercado de la salvación diversidad de «. •i.i. e iglesias; las instituciones del parentesco se levantan sobre un mercado de matrimonios, donde los individuos se eligen el uno il olio. No un hombre hecho por la familia, sino un hombre he. lio por sí mismo, toma el ascendiente en la esfera de la posición «... ni En el orden político, los partidos compiten por los votos .1 los individuos; hasta en la zona militar es grande la libertad i•no el reclutamiento de las milicias de los Estados, y en sentido I .l.i - sentido muy importante— un hombre significa un rifle. El l.iini 11lio de integración —que es también la legitimación básica .1 . i sociedad— es el ascendiente, dentro de cada orden de inslilii. iones, de la libertad de iniciativa de hombres independientes •ii competencia unos con otros. En el hecho de esa reciproci. I,. I es donde podemos comprender el modo como se unifica una •mi i dad liberal clásica. Pero esa “reciprocidad” es sólo un tipo, sólo una respuesta al ' r mi.Irma del orden”. Hay otros tipos de unidad. La Alemania n i/i, por ejemplo, estaba unida por “coordinación” . El modelo i i., i d puede exponerse en los términos siguientes: Dentro del
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orden económico, las instituciones están altamente centralizadas; unas pocas grandes unidades controlan más o menos todas las operaciones. Dentro del orden político, la fragmentación es ma yor: compiten muchos partidos por influir en el Estado, pero ninguno de ellos es bastante poderoso para controlar las conse cuencias de la concentración económica, una de las cuales —jun tamente con otros factores— es la pérdida de actividad. El movi miento nazi explotó con éxito la desesperación de las masas, espe cialmente la de la clase media baja, ante la baja económica y puso en estrecha relación los órdenes político, militar y económico. Un solo partido monopoliza y rehace el orden político, aboliendo o amalgamando todos los otros partidos que pueden competir por el poder. Para hacer esto, es preciso que el partido nazi encuentre puntos de interés coincidentes con los monopolios del orden eco nómico así como con ciertas minorías del orden militar. En esos ordenes principales se produce, primero, la correspondiente con centración del poder; después cada uno de ellos coincide y coope ra en la toma del poder. El ejército del presidente Hindenburg no tiene interés en defender la República de W eimar ni en aplas tar las columnas en marcha de un partido popular belicoso. Los círculos de los grandes negocios están dispuestos a dar ayuda fi nanciera al partido nazi, que, entre otras cosas, promete aplastar el movimiento obrero. Y los tres tipos de minorías se unen en una coalición, no siempre cómoda, para conservar el poder en sus respectivos órdenes y coordinar el resto de la sociedad. Los par tidos políticos rivales o son suprimidos o declarados ilegales, o se disuelven voluntariamente. Las instituciones de parentesco y religiosas, así como todas las organizaciones que existen dentro de todos los ordenes o entre ellos, son infiltradas por el partido nazi y coordinadas, o por lo menos neutralizadas. El Estado-partido totalitario es el medio por el cual los altos agentes de cada uno de los tres órdenes predominantes se coordi nan entre sí y coordinan otros órdenes institucionales. Se con vierte en el armazón general de la organización que impone objetivos a todos los órdenes institucionales, en vez de limitarse a garantizar el “gobierno de la ley”. El partido se extiende, bus cando por todas partes “auxiliarías” y “afiliaciones”. Las disuelve o se infiltra en ellas, y en cualquier caso llega a controlar todos los tipos de organizaciones, incluida la familia. Las esferas-símbolo de todas las instituciones son dominadas por el partido. Con la excepción parcial del orden religioso, no se permiten pretensiones rivales a la legitimidad. Hay un mono polio de partido de comunicaciones formales, incluidas las insti-
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i ni jones educativas. Todos los símbolos son refundidos para for•u n |,i legitimación fundamental de la sociedad coordinada. El l'iiin ipio de la jefatura absoluta y mágica (gobierno carismático) ....... na jerarquía estricta es ampliamente promulgado en una esl mi ima social que en gran medida se mantiene unida por la acI4iin de una red de pandillas. 1 Pero seguramente basta eso para hacer evidente lo que yo cont,1.1( ro cosa obvia: que no hay “gran teoría”, ningún sistema uni\i , „ , 1 de acuerdo con el cual podamos entender la unidad de la •ni indura social, ninguna respuesta al viejo y cansado problema .I. I orden social, tomado en general. E l trabajo útil sobre esos iimblnnas procede de acuerdo con una variedad de modelos-guia •|iK yo lie esbozado aquí, y esos modelos se usarán en estrecha y , iihpírica conexión con una serie de estructuras sociales tanto lildóricas como contemporáneas. Iv, importante comprender que tales “modos de integración” iilinlni concebirse también como modelos-guía de cambio históiini Si, por ejemplo, observamos la sociedad norteamericana en I., tiempos de Tocqueville y a mediados del siglo xx, vemos de un guipe que el modo como la estructura del siglo xix “se manli, ni unida” es totalmente distinto de sus modos corrientes de 11111 lición. Nos preguntamos: ¿Cómo ha cambiado cada uno ,I. mis órdenes institucionales? ¿Cuáles han sido los tempi, las Mi (porciones de la variación en que esos cambios estructurales I, ni ocurrido? Y, en cada caso, ¿cuáles han sido las causas nece an ir, y eficientes de esos cambios? Por lo común, naturalmente, l. Investigación de la causa suficiente exige por lo menos algún 11,iI >11<) de carácter comparativo e histórico. De una manera geiii 111 podemos resumir ese análisis del cambio social, y formular •ni unís económicamente una serie de grandes problemas indican,||, (|UC los cambios han sido consecuencia del paso de un .....cío de integración” a otro. Por ejemplo, el último siglo de I. lie.loria de los Estados Unidos muestra una transición de una lili mi ura social ampliamente integrada por correspondencia a uliii mucho más sometida a coordinación. I I problema general de una teoría de la historia no puede se........ del problema general de una teoría de la estructura social. i i.u «pie es obvio que en sus estudios propiamente dichos, los 1 lú.iii/. Neumann: B ehem oth, Nueva York, Oxford, 1942; es un modelo . ,,l i,l, i intente esplendido de lo que debe ser el análisis estructural de una .......,| i,| histórica. Para la exposición dada arriba, véase Gcrtli y Mills, op. cit.,
pp 103 88.
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investigadores sociales no experimentan grandes dificultades teó ricas para comprender ambos problemas de una manera unifica da. Quizá se deba a eso que un Behemoth vale, para la ciencia social, veinte Social Systems. Desde luego, no presento estos puntos en un esfuerzo para hacer un enunciado definitivo de los problemas del orden y del cambio, es decir, de la estructura social y de la historia. Lo hago meramente para sugerir un esbozo de dichos problemas e indicar algo del tipo de trabajo que se ha hecho acerca de ellos. Quizás estas observaciones sean también útiles para hacer más específico un aspecto de la promesa de la ciencia social. Y, desde luego, las he expuesto aquí para indicar cuán inadecuadamente han tra tado los grandes teóricos un problema fundamental de la ciencia social. En T h e Social System, Parsons no ha podido descender al trabajo de la ciencia social porque está poseído por la idea de que el modelo de orden social que él ha construido es una especie de modelo universal, porque, en realidad ha convertido en feti ches sus conceptos. Lo que es “sistemático" en esta gran teoría particular es el modo como deja atrás todo problema específico y empírico. No se la formula para enunciar de manera más pre cisa o más adecuada cualquier problema nuevo de reconocida im portancia. No ha nacido de la necesidad de volar alto durante algún tiempo a fin de ver algo del mundo social más claramente, para resolver algún problema que pueda formularse en términos de la realidad histórica en que los hombres y las instituciones desarrollan su existencia. Su problema, su trayectoria y sus solu ciones son extremadamente teóricos. La retirada al trabajo sistemático sobre concepciones sería sólo un momento formal dentro del trabajo de la ciencia social. Es útil recordar que en Alemania el rendimiento de ese trabajo for mal no tardó en ser orientado hacia un uso enciclopédico e histó rico. Ese uso, presidido por el ethos de Max Weber, fue el clímax de la tradición clásica alemana. En parte muy importante, lo hizo posible un cuerpo de trabajo sociológico en que las concep ciones generales acerca de la sociedad iban estrechamente unidas a la exposición histórica. El marxismo clásico ha sido fundamen tal para el desarrollo de la sociología contemporánea. Max Weber, como muchos otros sociólogos, desarrolló gran parte de su obra en diálogo con Karl Marx. Pero hay que reconocer siem pre la amnesia del erudito norteamericano. En la gran teoría nos
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Imll.irnos ahora delante de otra retirada formalista y, una vez más, ti que propiamente es sólo una pausa parece haberse hecho permnuente. Como dicen en España, “son muchos los que barajan las cartas \ nn pueden jugar”.1
' Debe resultar evidente que la opinión particular acerca de la sociedad ............ posible extraer del texto de Parsons es más bien para un uso ideoló..........lirecto; tradicionalmente, esa opinión ha sido asociada, naturalmente, a !•••* •iil ilos conservadores de pensamiento. Los grandes teóricos no han desH mi sociedad contemporánea. Pero eso, naturalmente, no exime a su iil'H «I. un significado ideológico. N o estudiaré a Parsons en este aspecto, j.... .ni el significado político de The Social System está tan cerca de su |hi thu<\ cuando se le traduce adecuadamente, que no creo necesario acia111111 |,n gran teoría no representa ahora ningún papel burocrático directo, k M.ino lie observado, su falta de inteligibilidad limita el favor público de 11111 pudiera disfrutar. Esto puede, desde luego, convertirse en una partida |> nllh'u: su oscuridad le da un gran potencial ideológico. I I sentido ideológico de la gran teoría tiende fuertemente a legitimar |. ( mus permanentes de dominio. Pero únicamente si suscitase entre los conservadores una necesidad mucho mayor de legitimaciones refina(I,,, piubln la gran teoría tener la probabilidad de adquirir importancia poliiji , l nipccé este capítulo con una pregunta: La gran teoría, tal como está I .p ........inda en T he Social System, ¿es pura palabrería, o es también profun|L \ , sa pregunta contesto: Sólo en el 50 por ciento es palabrería; el 40 i|t«i .lin io es sociología muy conocida de libro de texto. El otro 10 por .ibi.li. ionio podría decir Parsons, me inclino a dejarlo abierto a vuestras , , p.i, investigaciones empíricas. Mis propias investigaciones indican que 'l'i ||) por ciento restante es de un uso ideológico posible, aunque más lil II Vilgil.
III. E M P IR IS M O A B S T R A C T O gran teoría» el empirismo se aprovecha de una coyun tura en el proceso del trabajo y le permite dominar el entendi miento. Ambas cosas son retiradas de la tarea de las ciencias so ciales. Son esenciales, desde luego, consideraciones de método y de teoría para trabajar en nuestras tareas, pero en esos dos esti los se han convertido en obstáculos: la inhibición metodológica es paralela al fetichismo del concepto.
C omo l a
1 No es mi intención, naturalmente, resumir los resultados de todo el trabajo de los empíneos abstractos, sino únicamente aclarar el carácter general de su estilo de trabajo y algunos de sus supues tos. Autorizados estudios en este estilo tienden ahora por lo re gular a caer dentro de un tipo más o menos uniforme. En la práctica, la nueva escuela suele tomar como fuente básica de su r "datos” la entrevista más o menos igual con una serie de indivi duos seleccionados por un procedimiento de muestreo. Se clasi fican sus respuestas y, P^a mayor comodidad, son horadadas en" tarjetas Hollerith que se emplean después para hacer series esta dísticas por medio de las cuales se buscan relaciones. Indudable mente, este hecho, y la consiguiente facilidad con que aprende el procedimiento una persona medianamente inteligente, explica en gran parte su atractivo. A los resultados se les da normalmente la forma de aseveraciones estadísticas: en el nivel más simple esós resultados específicos son aseveraciones de proporción; en niveles más complicados, se combinan las respuestas 'a varias preguntas en clasificaciones cruciales con frecuencia bastante complicadas que después se empalman de diversas maneras para formar esca las. Hay varias maneras de manipular esos datos, pero no tienen por qué interesarnos aquí, ya que, independientemente de su gra do de complicación, no dejan de ser manipulaciones de la clase de material indicado. Aparte de la publicidad y de la investigación de medios la "opinión pública” quizas es la materia más trabajada en éste estilo, aunque no se ha asociado con él ninguna idea que replantee ■ los problemas de la opinión pública y de las comunicaciones como un campo de estudio inteligible. El armazón de dichos estudios
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EM PIRISMO ABSTRACTO
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!m .¡tío la simple clasificación de preguntas: ¿Quién dijo qué a '|im ii en que medios y con qué resultados? Las definiciones de l i palabras claves son las siguientes: . . . P or “p ú b lico ” e n tien d o referirm e a la m agnitud im plicada, es •I. .ir, a los sen tim ien to s y las respuestas no particulares, no indivi dualizados, de gran núm ero d e personas. E sta característica de la ••Iiiiiion p u blica necesita el em pleo de exam en de m uestras. Por opinión” en tien d o no sólo el sen tid o usual de la op inión sobre cues•limes locales, efím eras y típ ica m e n te políticas, sino tam bién actituili .. sen tim ien to s, valores, in fo rm ació n y acciones conexas. E l llegar ii ellas ad ecu ad am en te requiere el uso no sólo de cuestionarios y •ii Invistas, sin o tam b ién de recursos de proyección y de escalas.1
Hay en esas aseveraciones una pronunciada tendencia a con fundir lo que se quiere estudiar con la serie de métodos sugeridos l'U .i su estudio. Lo que probablemente quiere decirse es algo i'Herido a lo siguiente: La palabra público, como yo voy a usar11, se refiere a todo agregado de regular tamaño y, en consecuen•M. puede ser reducido estadísticamente a muestras; como las "pluiones son sustentadas por personas, para conocerlas tiene ii icd que hablar con la gente. Pero ésta a veces no querrá o no |M,,liá decírselas; entonces puede usted ensayar el empleo de i»misos de proyección y de escalas”. I ‘Os estudios de la opinión pública se han hecho en su mayor pule dentro de una misma estructura social nacional de los Estai Im. I luidos y, desde luego, se refieren sólo al último decenio aproM i". idamente. Quizas por eso no han refinado el significado de "pmión pública” ni replanteado los principales problemas de este 1 nupo. No pueden hacerlo adecuadamente, ni aun de un modo I"1 lio linar, dentro de los límites históricos y estructurales que han •ungido. I'-I problema de “el público” en las sociedades occidentales lili' '■ de la transformación del consenso tradicional y convencion il de la sociedad de la Edad Media, y alcanza su clímax actual "ii I ' ¡dea de la sociedad de masas. Lo que se llamó “públicos” en I" siglos xviii y xix se está convirtiendo en una sociedad de “mai . Por otra parte, la importancia estructural de los públicos i d '.apareciendo a medida que los hombres en general se conUnldi en “hombres masa”, atrapados en medios totalmente imlíenles. Eso, o algo parecido, puede sugerir el armazón que se 1 Ikrnard Berelson: “The Study of Public Opinión”, en T he State o f tlie "‘•••il Sciences, editado por Leonard D. W hite, University of Chicago Press, ' lili ugo, Illinois, 1956, p. 299.
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E M P IR ISM O
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necesite para la selección y la estructura de estudios sobre núbli eos, sobre la opinión publica y sobre las comunicaciones de rnas iv Se necesita tambión una exposición cabal de las fases historien de las sociedades democráticas, y en especial de lo que se ha lia! ■nado totalitarismo democrático” o “democracia totalitaria". En ma, en este campo no pueden enunciarse los problemas de la eienca social dentro del ámbito y términos del^mpirismo a b ! tracto tal como ahora se practica. ^ Muchos problemas que intenten tratar quienes lo practican - l a s consecuencias de los medios de masas, por ejem plo- „ 3 m¡e d p„ed adecuadamentc Pinteados sin un .ambiente estrúeturab ¿Puede esperarse comprender las consecuencias de esos medios - y mucho menos su significación combinada para el desarro, lo de una sociedad de m asas- si se estudia sólo, aunque sea con h mayor precisión, una población que ha sido “saturada” de eso^ medios durante casi una generación? El intento de separar lor individuos menos expuestos” al mismo o a otro medio de tos "m is J expuestos >, puede ser del mayor interés para la publicidad peo no es base suficiente para la formulación de una teoría delato, niñeado social de los medios de masas. ^ I En el estudio de la vida política de esta escuela, “la conducta en la votación ha sido la materia principal, elegida, supone! porque parece muy a proposito para la investigación estadística' La inconsistencia de los resultados sólo es igualada por la elaboré ' co n de los métodos y el cuidado empicado. ¿Puede ser interesante I para los investigadores en ciencias ¿olíticas¿examinar m S t o en gran escala del sufragio que no contiene ninguna referencia a la maquinaria de partido para “sacar votos”, ni en realidad para I alguna mstitucrón política? Pero eso es lo que sucede con TE* ¡eoples Chotee, estudio justamente famoso y celebrado de las I elecciones de 1 9 4 0 en el distrito de Erie, Ohio. Por ese libro I aprendemos que las gentes ricas, campesinas v protestantes tien I den a votar a los republicanos; que lis gentes K se inclinan hacia los demócratas, y así sucesivamente. Pero apren i demos poco de la dinámica de la política norteamericana La idea de egitimacion es una de las concepciones centrales de la ciencia poutica, particularmente en cuanto los problemas de esta disciplina versan sobre cuestiones de opinión e ideología La 1 investigación de “la opinión política” es de lo más curio® £
“ “ de X C' o ¡ r qUe h PJ CaeleCl0ral "orteam especie de política sin opinión, si se toma en serio la palabra opimon ; una especie de votación sin mucho sentido £
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ili alguna profundidad psicológica, si se toma en serio la frase V utido político”. Pero estas preguntas —y yo formulo estas nli lavaciones sólo como preguntas— no pueden suscitarse acerca tli "investigaciones políticas” como ésas. ¿Cómo debieran ser? I ilgen un conocimiento histórico y un estilo de reflexión psicoa que no están debidamente acreditados por los empíricos til*i.lnietos ni, en verdad, al alcance de la mayor parte de quienes ......litan ese empirismo. fjnizás el acontecimiento clave de los dos decenios últimos • i la segunda Guerra Mundial; sus consecuencias históricas y psimilógicas constituyen gran parte de lo que hemos estudiado aceri i ild último decenio. Me parece curioso que no tengamos todavlii una obra definitiva sobre las causas de dicha guerra, aunque i . i n ilo que todavía estamos tratando, con cierto éxito, de caracIm i/.ula como una forma específicamente histórica de hacer la gii* na y situarla como eje de nuestro tiempo. Aparte de las hisIni las oficiales de la guerra, el cuerpo más completo de investiga»lunes es probablemente la investigación que durante varios años • lii/.o para el ejército norteamericano bajo la dirección de Sa mad Slouffer. Esos estudios demuestran, a lo que me parece, que !i Investigación social puede tener utilidad administrativa sin tra ía i los problemas de la ciencia social. Los resultados sin duda lian do ser una decepción para quien desee entender algo del solil'iilo norteamericano que estuvo en la guerra, y en especial para i|ilimes preguntan: ¿cómo fue posible ganar tantas batallas con I.... iliies de “moral tan baja”? Pero el intento de contestar a tales l*i•i*untas llevaría a uno muy lejos del ámbito del estilo consagimlo y al frívolo terreno de la “especulación”. I i llistoiy of Militarism de Alfred Vagts, en un solo tomo, y Iti mi n.ivillosa técnica reporteril para llegar a los hombres en plena Iml illa empleada por S. L. A. Marshall en su M en Under Fire, 11* tu n valor mucho más sustancial que los cuatro tomos de Nlouífcr. t u la medida en que los estudios sobre estratificación han I'Ih Iludios en el nuevo estilo, no ha nacido de ellos ningún conm |iln nuevo. En realidad, no han sido “traducidos” los conceptos l«i\’< . disponibles en otros estilos de trabajo; por lo común, se ha • minio a “índices” de “posición económico-social”. Los dificilílili*1. problemas de “conciencia de clase” y de “falsa conciencia”, •I* los conceptos de posición como opuestos a los de clase, y de I-i lili i de “clase social” de W eber, tan discutible estadísticamen-
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te, no han hecho ningún progreso en manos de los trabajadores de este estilo. Además, y esto es lo más lamentable en muchos sentidos, persiste en toda su fuerza la elección de pequeñas ciu dades como “campo de muestra” para estos estudios, a pesar de que es evidente del todo que con la suma de estudios de ese tipo no puede tenerse una opinión adecuada de la estructura nacio nal de clase, de posición y de poder. Al examinar los cambios en los estudios sobre la opinión pú blica, Bernard Berelson ha hecho una declaración que vale, creo yo, para casi todos los estudios hechos a la manera empírica abs tracta: Reunidas, esas diferencias [hace 2 5 años y hoy] significan un cambio revolucionario en el campo de los estudios sobre la opinión pública: ese campo se ha hecho técnico y cuantitativo, ateórico, seg mentario y particularizado, especializado e institucionalizado, “mo dernizado” y “grupizado”, en suma, como ciencia conductista ca racterística, “americanizada”. Hace veinticinco años y antes, escritores eminentes estudiaban eruditamente, como parte de su interés general por la naturaleza y funcionamiento de la sociedad, la opinión públi ca no “por ella misma”, sino en amplios términos históricos, teóricos y filosóficos, y escribían tratados. Hoy, equipos de técnicos estudian proyectos sobre asuntos específicos y registran los resultados. Hace veinte años el estudio de la opinión pública era una parte de la eru dición. Hoy es parte de la ciencia.1 En este breve intento de caracterizar los estudios del estilo empírico abstracto no digo meramente: “Esas gentes no han estu diado los importantes problemas que me interesan”, ni simplemen te: “No han estudiado los problemas que la mayor parte de los investigadores sociales consideran importantes.” Lo que vengo diciendo es: han estudiado problemas de empirismo abstracto; pero sólo dentro de las limitaciones impuestas, cosa curiosa, por ellos mismos a su arbitraria epistemología han formulado sus pre guntas y respuestas. Y yo creo que no he usado palabras sin el debido cuidado: están poseídos por la inhibición metodológica. Todo lo cual significa, desde el punto de vista de los resultados, que en esos estudios se apilan los detalles con atención insuficiente a la forma; en realidad, muchas veces no hay forma, si no es la que dan los tipógrafos y los encuadernadores. Los detalles, por numerosos que sean, no nos convencen de nada que merezca que se tengan convicciones acerca de ello. 1 Berelson, op. cit., pp. 304-5.
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• estilo de ciencia social, el empirismo abstracto no se ca li Ini/.a por ninguna proposición o teoría importante. No se I«i i ni ningún concepto nuevo de la naturaleza de la sociedad •il ilrl hombre, ni sobre ningunos hechos particulares acerca de ♦'II". Es verdad que se le puede reconocer por las clases de prolili m.is que los que lo practican seleccionan típicamente para sus • Indios, y por la manera como típicamente los estudian. Pero, |t hli lilemente, esos estudios no son razón ninguna para el aplau-i. que pueda merecer este estilo de investigación social. I .ti sí mismo, sin embargo, el carácter de los resultados verdad "i*, de esta escuela no es base suficiente para juzgarla. Como .......la, es nueva; como método, reciente; y como estilo de trabalii, nulo ahora empieza a extenderse a un margen más amplio de 'Sumpos de problemas”. I iis más conspicuas —aunque no necesariamente las más imI 11mies— de sus características se relacionan con el aparato ad»«! iirlrativo que ha llegado a emplear y con los tipos ele trabajail"n intelectuales que ha reclutado y preparado. Ese aparato es •11■111 un aparato en gran escala, y hay muchos indicios de que fe* i slnidcrá más y ganará más influencia. El administrador inteI* i lii.il y el técnico en investigación —los dos son tipos completaiii* nú' nuevos de profesionales— compiten actualmente con los tl|*ii'i más usuales cíe profesores y eruditos. IVim tampoco todos esos progresos, aunque de enorme imporIrtti* iii para el carácter de la futura universidad, para la tradición -l' I r. artes liberales y para las cualidades mentales que quizá «'Mi* u ascendiente en la vida académica norteamericana, sumitililniii base suficiente para juzgar este estilo de investigación soilil Esos progresos van mucho más lejos de lo que probableii" nlr admitirían muchos partidarios del empirismo abstracto l * i explicar el atractivo y la eminencia de su estilo. Aunque no |t**i más, proporcionan empleo a técnicos semi-expertos en una pin il i v de una manera antes desconocidas; les abren carreras t|n* mfrecen la seguridad de la antigua vida académica sin exigir *1 iiilífpio tipo de logros individuales. Este estilo de investiga^•i *1 ni resumen, va acompañado de un demiurgo administrativo jiiip m l,iule para el futuro del estudio social y para su posible hiitiH mi ¡/ación. ru ó las características intelectuales del empirismo abstracto ►|m*i conocimiento es más importante son la filosofía de la cienla i *pn sustentan quienes lo practican, cómo la sustentan y cómo m i m o
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la emplean. Es esa filosofía la que sirve de base tanto al tipo de las investigaciones reales emprendidas como a su aparato ad ministrativo y de personal. La tenuidad e inconsistencia de los verdaderos estudios y la necesidad sentida de aquel aparato en cuentran su principal justificación intelectual en esa especial filo sofía de la ciencia. Es importante ver este punto con toda claridad, porque po dría suponerse que no son fundamentales los principios filosófi cos para dar forma a una empresa que con tanto énfasis pretende ser una ciencia. Es también importante, porque los que practican el estilo no parecen por lo general advertir que es una filosofía lo que les sirve de base. Probablemente nadie familiarizado con ellos se cuidaría de negar que muchos están dominados por el interés en su propia situación científica. En sus argumentos sobre diversas cuestiones filosóficas de la ciencia social, uno de los pun tos invariables es que ellos son “científicos naturales”, o que por lo menos “representan el punto de vista de la ciencia natural”. En el pensamiento de los más sofisticados, o en presencia de un físico risueño y envanecido, la imagen de sí mismos es muy pro bable que se reduzca meramente a la de un científico”.1 En cuanto a la práctica, los empíricos abstractos muchas veces parecen más interesados en la filosofía de la ciencia que en el es tudio social mismo. Lo que han hecho es, en suma, adoptar una filosofía de la ciencia que ahora suponen ser el método científico. Este modelo de investigación es en gran parte una construcción epistemológica; dentro de las ciencias sociales, su resultado más decisivo ha sido una especie de inhibición metodológica. Quiero 1 Tengo a la mano el siguiente ejemplo. Al estudiar algunas cuestiones filosóficas, en particular la naturaleza de los fenómenos “mentales” y las consecuencias de sus opiniones acerca de ellos sobre los problemas de la epis temología, observa George A. Lundberg: “A causa de esta inseguridad de la definición de la 'escuela', y más especialmente a causa de las muchas asocia ciones curiosas que la palabra ‘positivismo’ tiene en muchas mentes, yo siem pre he preferido caracterizar mi propio punto de vista como el de la ciencia natural antes que tratar de identificarlo con cualquiera de las escuelas con vencionales de filosofía tradicional, de las cuales una ha sido el positivismo, por lo menos desde Com te.” Y aún: “Dodd y yo en común, creo yo, con todos los demás científicos naturales, procedemos verdaderamente de acuerdo con el postulado de que los datos de la ciencia empírica consisten en reac ciones simbolizadas a través de los medios de los sentidos humanos (es decir, todas nuestras respuestas, incluidas las de los ‘órganos de los sentidos’ ) ” . Y todavía más: “En común con todo los científicos naturales, rechazamos, cier tamente, la noción de que. . . ”. “T h e Natural Trend in Sociology”, en T h e American Journal o f Sociology, vol. L X I, núm. 3, noviembre de 1955, pp. 191 y 192.
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i I h ii con esto que las clases de problemas a que se prestará ateni ii m y el modo en que se los formulará están muy severamente liinilaclos por el método científico. En resumen, parece que la metodología determina los problemas. Y esto, después de todo, r. lo único que podía esperarse. El método científico que aquí se I•inyecta no nació de los que general y correctamente se considetMii lincamientos clásicos del trabajo de la ciencia social ni es mu generalización de ellos. Se le ha sacado, en gran parte, con modificaciones oportunas, de una filosofía de la ciencia natural. I „is filosofías de las ciencias sociales parecen, en general, conMíi en dos tipos de esfuerzos. 1 ) Los filósofos pueden tratar de • ni linar lo que realmente ocurre en el proceso del estudio social, \ después generalizar y hacer congruentes los procedimientos de investigación que parecen más prometedores. Éste es un tipo dll ii d de trabajo y fácilmente puede dar por resultado desatinos; iein es mucho menos difícil si lo realizan todos los investigadores ..... des que trabajan, y hay un sentido en el que tocios deben luí rilo. Hasta ahora se ha hecho poco de ese trabajo, y ha sido •i|>|í' .ido sólo a ciertas clases de métodos. 2 ) El estilo de investiniii social que yo he llamado empirismo abstracto parece con■ i In con frecuencia en esfuerzos para formular de nuevo y adopl>n filosofías de la ciencia natural de tal suerte que formen un |Mogiama y un canon de trabajo en la ciencia social. l,os métodos son procedimientos que emplean los hombres •|in tratan de entender o de explicar algo. La metodología es el • Indio de los métodos; ofrece teorías acerca de lo que están li>i< inido los hombres cuando trabajan en sus estudios. Como loo de haber muchos métodos, la metodología tiende inevitabletiu ule a ser de carácter más bien general y, en consecuencia, no n* I aunque, desde luego, puede— suministrar procedimientos i q"Tíficos a los hombres que estudian. La epistemología es aún ..... general que la metodología, porque quienes la practican se iniip ui de los fundamentos y los límites, en suma, del carácter, ■ I conocimiento” . Los epistemólogos contemporáneos han ten•11•I•• i tomar sus principios de los que consideran ser los métodos d. Ii tísica moderna. Habiendo tendido a preguntar y responder • le I iiiiics generales acerca del conocimiento, de acuerdo con el un "lo como entienden esa ciencia, se han convertido, en efecto, • ii filósofos de la física. Algunos investigadores en ciencias natui'il' parecen interesados en ese trabajo filosófico, otros parecen Ii 'tlidos, simplemente; unos están de acuerdo con el modelo ' "iiu ule que gran parte de los filósofos aceptan, y otros no, y puet <• p<
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I ,;i física, se nos dice, ha llegado a una situación en que de una teoría rigurosa y matemática pueden derivarse problemas de rigu rosa y exacta experimentación. No llegó a esa situación porque los episteinólogos presenten esa acción recíproca dentro de un modelo de investigación que ellos han construido. La verdad parece haber sido lo contrario: la epistemología de la ciencia es parásita de los métodos que los físicos usan teórica y experimentalmente. Polykarp husch, 1 remio Nobel de Física, ha declarado que no hay “método científico", y que lo que se llama así sólo puede bos quejarse para problemas muy sencillos. Percy Bridgman, otro Premio Nobel de Física, aún va más lejos: “No hay método cientí fico como tal, sino que la característica vital del procedimiento del científico ha sido simplemente hacer todo lo posible con su inte ligencia, y no los cotos c e r r a d o s “No es conocida —observa William S. Beck— la mecánica del descubrimiento... Creo que el proceso creador está tan estrechamente vinculado a la estruc tura emocional del individuo.. . q u e.. . se presta poco a la genera lización. . . ” 1 3
Los especialistas en métodos tienden también a ser especialistas en uno u otro tipo de filosofía social. Lo importante acerca de ellos, en la sociología actual, no es que sean especialistas, sino que uno de los resultados de su especialidad es impulsar el proceso de especialización dentro de las ciencias sociales en su conjunto. Además, lo impulsan de acuerdo con la inhibición metodológica y en relación con el instituto de investigación a que puedan estar incorporados. No es la suya una propuesta para todo sistema de especialización local de acuerdo con “los campos inteligibles de es tudio”, ni una concepción de los problemas de la estructura social. Es una especialización que se funda únicamente en el uso del mé- j todo, independientemente del contenido, del problema y del cam po de estudios. No son impresiones sueltas y desordenadas; se las documenta inmediatamente. La exposición más explícita y clara del empirismo abstracto ' como estilo de trabajo y del papel que representa en la ciencia I social, la hizo Paul F. Lazarsfeld, que figura entre los portavoces más sofisticados de esta escuela.12 1 William S. Beck: Modern Science and the Nature o f L ife Harcourt Brace, Nueva York, 1957. 2 W hat isSociology?, Universitets Studentkontor, Akrivemaskinstua, Oslo
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I ,;izarsfeld define la “sociología” como una especialidad, no en u Lición con ningún método que le sea peculiar, sino porque es 11 aya la especialidad metodológica. Según esa opinión, el soció logo se convierte en el metodólogo de todas las ciencias sociales. Esta, pues, es la prim era fu n ció n del sociólogo que podem os hacer in ficien tem en te exp lícita. É l es, por así decirlo, el explorador del ejér■il<> en m arch a de los cie n tífico s sociales, cuando un nuevo sector de HMintos h u m anos está a p u nto d e con vertirse en o b je to d e investigai lunes c ie n tífica s em píricas. E s el sociólogo quien da los prim eros l'i'ios. É l es el p u en te e n tre el filó so fo social, el observador y com enI clin individual de un lado, y el trab ajo organizado de equipo de los Investigadores y analistas em píricos del otro l a d o .. . H istó ricam en te Im I'Lindo, ten em o s que d istingu ir tres m aneras im p o rtan tes de consi*1*1.11 las m aterias sociales: el análisis social tal com o lo p ractica el nU crvador ind ividu al; las cien cias em píricas p erfe ctam e n te organiza•11 y una fase transitoria que llam am o s sociología de cualqu ier cam po •I* conducta s o c ia l.. . Sería útil insertar en este p u nto algunos com enI nins acerca d e lo q u e ocurre en el m o m en to de esa tran sició n de la lili'.ofía social a la sociología em p írica.1
Adviértase que “el observador individuar’ es notablemente pal*1ido al “filósofo social”. Adviértase también que ésa es una •*posición no sólo de un programa intelectual, sino también de un plan administrativo: “Ciertos campos de la cultura humana lian convertido en objeto de ciencias sociales organizadas que Imicu nombres, institutos, presupuestos, datos, personal, y así ni rsivamente. Otros campos han quedado sin cultivar a este i' ipecto.” Todo campo puede ser cultivado o “sociologizado”. l'm ejemplo: “En realidad aún no tenemos nombre para una i inicia que estudiara lo relativo a la felicidad de la población. Pero im hay nada que haga imposible esa ciencia. No sería más difícil, ni ¡quiera más caro, recoger estimaciones de felicidad que datos 111hc ingresos, ahorros y precios.” I ,a sociología, pues, como comadrona de una serie de “ciencias iMules” especializadas, está situada entre los campos que no se
huí convertido aún en objeto del método, de un lado, y “las cicn|ili* mlirc de 1948 ( mimeografiado) . Este trabajo fue leído ante un grupo de C i mus que buscaban orientación general para crear un instituto de investigaii En consecuencia, es sumamente adecuado para mi propósito actual, pori|i" i breve, claro y emana de una autoridad. Pueden encontrarse exposiciones ...........mplicadas y elegantes, por ejemplo en T h e L an g u ag e o f S o c ia l R esea rch , •dil uid por Lazarsfeld y Rosenbcrg, T he Free Press, Clencoc, Illinois, 1955.
1 Ihi'l., pp. 4-5.
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cías sociales plenamente desarrolladas” del otro. No resulta com pletamente claros cuales son las que se considera “ciencias socia les plenamente desarrolladas , pero va implícito que únicamente la demografía y la economía tienen títulos suficientes: “Nadie dn dará ya más que es^ necesario y posible tratar los asuntos humanos de un modo científico. Durante 1 0 0 o más años hemos tenido ciencias plenamente desarrolladas, como la economía y la demo grafía, que tratan de diversos sectores de la conducta humana.” No encuentro más especificaciones de las “ciencias sociales perfec tas” en las veinte páginas de este ensayo. Cuando se le asigna a la sociología la tarea de convertir la filosofía en ciencias, se supone o se implica que el genio de) método es tal que no requiere ningún conocimiento erudito tra dicional del campo en que va a convertirse. Seguramente que eso conocimiento exigiría un poco más de tiempo del que supone esa exposición cíe Lazarsfeld. Ouizá resulte claro lo que quiere decn por una observación casual acerca de la ciencia política: “. . . Los griegos tuvieron una ciencia de la política, los alemanes hablan de Staatslelire y los anglo-sajones de ciencia política. Nadie ha hecho aún un buen análisis de su contenido que le permita a uno saber realmente de qué tratan los libros de esta m ateria.. . ” 1 Hay, pues, los equipos organizados de científicos de las cien cias sociales empíricas perfectas; hay los filósofos sociales indivi duales desorganizados. Como metodólogo, el sociólogo convierle a estos últimos en los primeros. En resumen, él es el hacedor do ciencia, al mismo tiempo intelectual, o más bien científico, y ad ministrativo. La transición [de las filosofías sociales” y del “observador individual” a las “ciencias empíricas perfectamente organizadas”] se caracteriza generalmente por cuatro direcciones del trabajo dé los estudiosos interesados: 1) “Hay primero el cambio de interés, que pasa de la historia de las instituciones y las ideas a la conducta concreta de los pue blos.” No es esto muy sencillo, el empirismo abstracto, como veremos en el capítulo vi, no es un empirismo de todos los días. ‘‘La conducta concreta del pueblo” no es su unidad de estudio. Foco más adelante demostraré que, en la práctica, la elección que 1 Ibid., p. 5. “El análisis del contenido de una serie de materiales consis te esencialmente en clasificar pequeñas unidades de los documentos (pala bras, frases, temas) de acuerdo con una serie de categorías a priori." Peter II. Rossi: “Methods of Social Research, 1945-55”, en Socioloey in the United States o f America, editado por Ilans L. Zetterberg, U N E SC O , París, 1956,
p. 33.
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. .11 implica revela muchas veces una tendencia clara al llamado "psicologismo”, y, además, la persistente evitación de los proble mas de estructura en favor de los de ambiente. 2 ) “Hay, en segundo lugar —continúa Lazarsfeld— la tenden
I I , ,|i. l.i, i ilas de este párrafo son de Lazarsfeld,
o p . cit.,
pp. 5-6.
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pieza a estudiar nuevos sectores de los asuntos humanos, tiene cpio recoger por sí mismo todos los datos que necesita. .. En relación coM J esta situación se desarrolló la segunda función importante del soció* ] logo. En esc momento tiene algo de un forjador de herramientas pama las otras ciencias sociales. Permítanme recordarles algunos de los mu chos problemas que el científico social encuentra cuando tiene cpio recoger sus propios datos. Muchas veces debe preguntar a las perso lias mismas qué hicieron, qué vieron o qué desearon. Con frecuencia no quieren esas personas recordar fácilmente, o se resisten a decírnoslo, o no entienden exactamente qué es lo que deseamos saber. Así se lm desarrollado el importante y difícil arte de la entrevista. .. . . . Pero [el sociólogo] ha tenido históricamente una tercera futí* ción como intérprete. . . es útil distinguir entre la descripción y l.i interpretación de las relaciones sociales. En el plano de la interprfJ tación, formularíamos principalmente preguntas que el lenguaje do todos los días inicia con las palabras “por qué". ¿Por qué la gente tiene menos hijos ahora que antes? ¿Por qué se pierden o se ganan unas elecciones? . . . Las técnicas fundamentales para encontrar esas explicaciones son estadísticas. Tenemos que comparar familias que tienen muchos hijn|l y familias que tienen pocos; tenemos que comparar trabajadores qur faltan con frecuencia al trabajo con trabajadores que asisten a él regó lamiente. Pero, ¿qué es lo que tenemos que comparar de ellos?1 El sociólogo parece asumir de repente una actitud enciclopé* ] dica: todas las secciones de las ciencias sociales contienen inter i prefaciones y teorías, pero ahora se nos dice que la “interpreta ción” y la “teoría” son dominios del sociólogo. Comprendemos lo que quiere decirse cuando nos damos cuenta de que esas otra» I interpretaciones todavía no son científicas. Las clases de “ínter* ] prefaciones” con que tiene que trabajar el sociólogo cuando con vierte las filosofías en ciencias, son “variables interpretativas" 1 útiles en la investigación estadística. Nótese, por otra parte, la tendencia a reducir las realidades sociológicas a variables psicoló gicas, en lo que sigue inmediatamente a la cita anterior:
Tenemos que suponer que hay algo en la personalidad, experiencia y actitud de las personas que las hace actuar diferentemente de lo quo I parece desde fuera de las mismas situaciones. Lo que se necesita son ideas y concepciones explicativas que puedan ser sometidas a prueba 1 por la investigación empírica.. . La “teoría social” en conjunto se convierte en una recolección sistemática de tales conceptos, es decir, de variables útiles en las interpretaciones de los datos estadísticos:
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l,os llamamos conceptos sociológicos porque se aplican a muchas Vidluí ades de conducta social... Asignamos al sociólogo la tarea de li i ui;cr y analizar esos conceptos, que son útiles para la interpretación •|. los resultados empíricos hallados en campos específicos, como el •milr.is de las estadísticas de precios, de delincuencia, de suicidios o de Wil’Wciones. A veces se emplea la frase “teoría social” para designar una |i (iicscntación sistemática de tales conceptos y de las relaciones que !i i\ entre ellos.1 Advertiré de pasada que no está del todo claro si esta exposiilóii cu su conjunto es una teoría del papel histórico que el un iólogo ha desempeñado en realidad, caso en el cual es, sin duda ,il,[mia, insuficiente; o si es simplemente una insinuación de que lm sociólogos deben ser comadronas técnicas y custodios de la lnl< rprctación de todo, caso en el cual, naturalmente, todo socióIm,{o cs libre de declinar la invitación en interés de sus propios |*iol)lcmas esenciales. Pero, ¿es hecho o precepto, afirmación o Iiiograma? Quizás es propaganda de una filosofía de la técnica y admirai „,,rpor la energía administrativa, disfrazada como parte de la liluloria natural de la ciencia. Este concepto del sociólogo, bien alojado en los institutos de Investigación, como forjador de ciencia, forjador de herramientas ' guardián de las interpretaciones —así como todo el estilo de tra|Mji> del que es ésta la exposición más clara que conozco— supone vimos problemas que examinaré ahora más sistemáticamente.
4 II,iy dos defensas corrientes del empirismo abstracto que, si se ,n rptan, querrían decir que la poquedad de sus resultados se debe un nos a un rasgo inherente al método que a causas de “carácter ,n i ¡dental”, a saber, el dinero y el tiempo. Puede decirse, en primer lugar, que como esos estudios suelen m i muy caros, deben tener alguna importancia para los intereses que los pagan; y además, que la suma de esos intereses haya tenido problemas dispersos. En consecuencia, los investigadores no han jiutlido seleccionar problemas de tal manera que permita una ver dulera acumulación de resultados, es decir, de una manera que |uesc más significativamente productiva. Hicieron lo mejor que pu dieron; no podían interesarse en una serie fructífera de problemas . m iiciales, y tuvieron que especializarse en crear métodos quei i Ih id , p.
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I >i jando a un lado por el momento sus ambigüedades políticas, . i (tingrama sugerido es restringir el trabajo a “pequeñas” invesIones, a base de suponer que sus resultados pueden “combi■ iim ", y que esto, a su vez, constituirá “lina ciencia social corn il' l • Para explicar por qué es ésta una opinión inadecuada, debo t luís allá de las razones extrínsecas de la pequeñez de los resul«•!«r. obtenidos por esos investigadores, y volver a las razones 111111 u ules a su estilo y programa. I I primer punto que deseo señalar se refiere a la relación entre |»Milu c investigación, a la conducta que los científicos sociales liliiplíiiían acerca de la prioridad de las grandes concepciones o de ni i ampos reducidos para un estudio detallado. Mmndan, naturalmente, los comentarios generosos en todas |.ii imnclas de ciencia social sobre la ceguera de los datos empíi |mu mu teoría y el vacío de la teoría sin datos empíricos. Pero liM'iuos mejor en examinar la práctica y sus resultados, como A m ii necesariamente por qué ser aptas para que se las reúna a I... di constituir una concepción amplia. ¿Qué es lo que se elige |mi i una exposición detallada? ¿Cuáles son los criterios de seleci'i"n' ¿Y qué significa “reunir”? No es tarea tan mecánica como li lino parecer esa sencilla frase. Hablamos de la acción recí|n i entre la concepción más amplia y la información detallada ......... a o investigación), pero tenemos que hablar también de proI I'nú .. Los problemas de la ciencia social se enuncian según i "ii'' |*( iones que habitualmente se relacionan con estructuras ln i"i ii o sociales. Si tomamos esos problemas como reales, parece, f*Mi.int os, insensato emprender estudios detallados de campos en
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KMl’ I K I S M O A B S T R A C T O
pcqucfla escala antes de que tengamos buenas razones para creo <|iic, cualesquiera que sean los resultados, nos permitirán sacar inferencias útiles para resolver o aclarar problemas de importan cía estructural. No “traducimos” esos problemas cuando nos lirni< I (amos a adoptar una perspectiva en que todos los problemas se ven como una dispersión de demandas para una información diso* I minada, estadística o de otra clase, acerca de individuos esparcidos j y sus desperdigados ambientes. Por lo que respecta a las ideas, rara vez podremos sacar de unu investigación verdaderamente detallada más de las que hayamos J puesto en ella. Lo que saquemos de una información empírica j como tal, es información, y lo que podamos hacer con esa infor* I ¡nación depende en gran parte de que en el curso de nuestro I trabajo hayamos o no seleccionado nuestros estudios empíricos ■ específicos como puntos de comprobación de construcciones más 1 amplias. Al emprender el forjador de ciencia la transformación de las filosofías sociales en ciencias empíricas y la creación de 1 instituciones de investigación en que albergarlas, surgen problc-| mas en gran número. No hay, ciertamente, principio ni teoría que guíe en la selección de lo que va a ser asunto de esos estudios. I La “felicidad”, como hemos visto, puede ser uno de esos prinfci* 1 píos; la conducta comercial, otro. Se supone, simplemente, que ■ sólo con que se use el método, los estudios resultantes —esparcidos I desde Elmira hasta Zagreb y hasta Shanghai—, formarán final* mente una ciencia del hombre y de la sociedad “perfectamente I organizada”. Entretanto, la práctica consiste en proseguir esos estudios. Al^ sostener que tales estudios probablemente no pueden “su -1 marse” en resultados más importantes, tengo en cuenta la teoría de la sociedad hacia la cual tiende en realidad el empirismo abs- i tracto. Todo tipo de empirismo implica una elección metafísica * —una elección en cuanto a lo que es más real—, y ahora debemos | ver algo acerca de la elección requerida por este tipo particular de empirismo. Creo yo que puede sostenerse de modo convincente que esos estudios son con gran frecuencia ejemplos de lo que se I denomina psicologismo.1 La argumentación puede basarse en el 1 1 La palabra psicologismo ’ se refiere al intento de explicar los fenóme* ] nos humanos de acuerdo con los datos y las teorías acerca del modo de ser 1 de los individuos. Históricamente, como teoría, descansa sobre una explícita negación metafísica de la realidad de la estructura social. En otras ocasiones, ] sus partidarios quiza formulan un concepto de la estructura que la reduce, en lo que respecta a explicaciones, a una serie de ambientes. De un modo toda-
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|ii, |n) de que su fuente fundamental de información es una muésIi,i de los individuos. Las preguntas formuladas en esos estudios i. liercn siempre a las reacciones psicológicas de los individuos, f u consecuencia, es necesario suponer que la estructura institucio, , , | i|r |;i sociedad, en la medida en que se la puede estudiar de c i muñera, puede ser conocida mediante esos datos acerca de los Individuos. I 1 percibir los problemas de la estructura y su importancia Hpli' .itiva aun para la conducta individual requiere un tipo de fui|nrismo mucho más amplio. Por ejemplo, dentro de la estrucl h|i| de la misma sociedad norteamericana —y especialmente de mío i mdad norteamericana en un momento dado, que es lo que «... I. tomarse como “campo de muestra”—, hay tantos denomi na,I,,íes comunes, sociales y psicológicos, que la variedad de conijtu la (|iic el investigador social debe tomar en cuenta no se ofrece i a límente de buenas a primeras. Esa variedad, y, por ende, la ¡ulliiiilución misma de los problemas, sólo se ofrece a nuestra disptiHii mu cuando nuestra visión se ensancha hasta abarcar estructum ..»(t iles relativas e históricas. Pero, a causa del dogma epistemo¡,1,11111, los empiristas abstractos son sistemáticamente ahistóricos y nuil iiil.il ivistas; estudian campos en pequeña escala y se inclinan ii| p-iliologismo. Ni para definir sus problemas ni para explicar 1., pi opios hallazgos microscópicos hacen ningún uso efectivo de I, ul ,i básica de estructura social histórica. Ni mui como estudios de ambientes puede esperarse que esos Mliulios sean muy perceptivos. Por definición, lo mismo que a I*. * de nuestros estudios, sabemos que las causas de muchos cam11., ni>iavenidos en los ambientes son muchas veces desconocidas i mi l is personas (las entrevistadas) que viven dentro de un amI , nli específico, y que esos cambios sólo pueden entenderse en , |•* ii.n con transformaciones estructurales. Esta visión general, ,, iiui,límente, es diametralmente opuesta al psicologismo. Lo que 1.. 1,.|ii ,i para nuestros métodos parece claro y sencillo: la selección ,1 niihicntes para estudios de detalle debe hacerse de acuerdo ,. .ii pmblcmas de importancia estructural. Los tipos de “variables” lili d( ben aislarse y estudiarse en los ambientes han de ser los que li i visto que son importantes para nuestro estudio de la estruci ,n i Debe haber una doble interacción entre los estudios dei, i, i",U ,-cutral y de interés más directo para nuestra incumbencia con las . i,,, ici'nncs corrientes de la ciencia social, el psicologismo descansa en la , i , ,| t|lu. si estudiamos una serie de individuos en sus ambientes, los resul,, I , 1, nuestros estudios pueden sumarse en cierto modo para formar el Bilí,,, nuil uto de la estructura social.
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abstracto
ambientes y los estudios de estructuras \rn i bien del desarrollo de la ciencS sochl rn P ' pensaise "'"V grupo diseminado de mujeres cada mn 1 ° .consec“encia de un parte de una gran c o l S ^ n S ™ laS CuaIes hacc «■««• m e c á X E te rn a “coger los datoS' " p C
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P í a m e n t e p ré p Z d ó a un grupo de !u 0{ > m me lleva a tratar de mi segundo punto.
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de recogidos los datos y descritos. Aden.á , comTmq™ er^tíc,u' laborioso. AI memorándum que él escribe se l ^ T ^ Un forma en un esfuerzo por rodear el ¿h id io e d,a. cte¡?u“ " « « »
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mente que ese estudio empírico nartiennr f yectado y ejecutado para ciones o supuestos más amplios P
Supone.r aPresurad.i y P™' ‘ e pmca conccP
tura” de la ciencia social e n s T n r ^ Z T en Sen° ]a liter:'* de lejos las concepciones," teorías v Drobín erminos ^ Para conocer entonces sería concebible" que sin abando”1^ -?llC co¡af'ene> Sólo concepciones, pudieran traducirse sus resu]hdn<°S prob, f llas y I;,s específicos y de menor escala S e n f T° hhm/ s * * traducción es, desde luego, lo que hacen fn / ^ a .meto^°- E ¡J sociales, aunque no limiten el término “empírico” ”T Stigadores ción abstracta y estadística acerca de una serie rin • a la lnfomia* temporáneos, ni el término “teoría” a nna i e/lncPvic^uos con interpretativas”. ° m 3 Una coIección de “variables En esas discusiones se emplean tretas interesantes. Los estudio.
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di I tipo de los que vengo examinando, cuando se les analiza desde im punto de vista lógico, revelan que los “conceptos interesantes” •lindos para interpretar y explicar “los datos” casi siempre apuntiiii a: 1) “factores” estructurales e históricos por encima del nivel i equible mediante la entrevista; 2 ) “factores” psicológicos que Milán por debajo de la profundidad a que puede llegar el entrevisfiidor. Pero lo importante es que entre los términos con que se ha I.....miado la investigación y recogido “los datos”, no figuran conn píos ni de estructura ni de profundidad psicológica. Esos tér minos quizás apunten grosso modo en una u otra de esas direci lunes, pero no figuran entre las variables específicas y “limpias” que están debidamente acreditadas por este estilo de trabajo. I ,a razón principal de esto parece clara: en la práctica, la entreu .l i más o menos uniformada —que es la fuente básica de inform.K'ión— requiere por lo común una especie curiosa de “behavioir.mo” o conductismo social. Dados los hechos administrativos y Hilanderos, esto es casi inevitable. Porque, ¿no es obvio que enImAisladores, semipreparados en el mejor caso, no pueden obtener ni realidad, nadie puede, independientemente de la prepara•mu— en una entrevista de veinte minutos o hasta de un día los tipos de materiales profundos que sabemos, por las más hábiles y piolongadas entrevistas, que pueden recogerse?1 Ni es posible nlileuer, por el tipo usual de examen de muestras, la clase de inli ii iunción acerca de la estructura que sabemos que es accesible pin estudios adecuadamente orientados hacia la historia. Pero a los estudios en el estilo empírico abstracto se les enca|it11 concepciones de estructura y de psicología profunda. Obser•n iones particulares se explican mediante apelaciones ad hoc a •iincepciones generales. Y se emplean concepciones generales para Ioí mular problemas estructurales o psicológicos en la “solapa des oí >1iva” de un estudio. Kn algunos “talleres” de investigación se emplea a veces la (•iiliibra “brillante” cuando hechos o relaciones de detalles se ex|i|i< ni persuasivamente mediante supuestos más amplios. Cuando ......... pican diminutas variables, cuya significación se estira, para •11 lit ar cuestiones amplias, quizás se llame “vivaz” el resultado. 1 Debo advertir, de pasada, que una causa del endeble formulismo o aun
s <••|n de esos estudios abarrotados de hechos es que contienen muy poca, o •1111 i. ninguna, observación directa hecha por los encargados de realizarlos. I >>i "hechos empíricos” son hechos recogidos por un conjunto de individuos l.niiii i áticamente dirigidos y por lo general medianamente preparados. Se ha nh nítido que la observación social requiere gran habilidad y sensibilidad aguda, • >|ii< el descubrimiento tiene lugar con frecuencia precisamente cuando una ni ni .didad imaginativa desciende en medio de las realidades sociales.
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Menc iono estas cosas para indicar que está naciendo un “lenguaje «le taller” para designarlos procedimientos queestoy reseñando. A lo que todo esto equivale es al uso de estadísticas para ilusirar puntos generales y al uso de puntos generales para ilustr.u estadísticas. Los puntos generales ni se someten a prueba ni se especifican. Se les adapta a las cifras, como las cifras se adaptan a ellos. Los puntos y las explicaciones generales pueden usarse también con otras cifras, y éstas pueden usarse con otros puntos generales. Estas tretas lógicas se emplean para dar un aparentesentido estructural e histórico y psicológico a estudios que por su mismo estilo abstracto eliminan ese sentido. De las maneras indi cadas, y de otras más, es posible ser fiel al método y, sin embargo, tratar de disfrazar la trivialidad de sus resultados. Ejemplos de dichos procedimientos están a la vista común mente en los principales párrafos de ciertos capítulos, en las “in troducciones generales”, y a veces en un capítulo o sección “inter pretativa” que se “empalma” al estudio. Mi propósito no puede ser ahora el examen detallado de determinados estudios; sólo deseo advertir al lector de manera que por sí mismo aguce su propio examen de estudios de este tipo. La cuestión es, sencillamente, ésta: La investigación social de cualquier clase sólo progresa mediante ideas, y sólo es disci plinada por los hechos. Esto es tan cierto de los estudios empíricos abstractos acerca de “por qué la gente vota como vota”, como del relato de un historiador acerca de la posición yperspectivas de la intelligentsia rusa del siglo xix. El ritual de los primeros suele ser más complicado y desde luego más pretencioso. La posición lógica del resultado no es diferente. Hay, por último, una explicación de la endeblez habitual del Tcsultado del empirismo abstracto, que más bien debe formularse como una pregunta: ¿Hay una tensión inevitable entre lo que es cierto pero insignificante y lo que es importante pero no necesaria mente cierto? Puede formularse mejor la pregunta diciendo: ¿En qué nivel de verificación deben establecerse los trabajadores de la ciencia social? Podríamos, ciertamente, ser tan exigentes en nues tras demandas que no tuviéramos más que exposiciones muy de talladas; o tan poco exigentes, que no tuviéramos más que concep ciones muy grandes. Los que son prisioneros de la inhibición metodológica se niegan con frecuencia a decir nada sobre la sociedad contemporánea que no haya pasado por el fino molinillo del ritual estadístico. Es habi tual decir que lo que producen es verdadero, aunque no tiene
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Importancia. No estoy conforme con eso. Cada vez me maravillo más de cuán verdadero es. Me maravillo de cómo la exactitud, n hasta la seudo-precisión, se confunde aquí con la ‘‘verdad”, y de i i'inio el empirismo abstracto se toma por la única manera empíin a” de trabajar. Si usted ha estudiado alguna vez seriamente, durante un año o dos, algunos miles de entrevistas de una hora •le duración, cuidadosamente codificadas y taladradas, habra em pezado a ver cuán maleable puede ser en realidad la esfera de los hechos”. Además, por lo que se refiere a la “importancia”, segura mente es importante que algunas de nuestras más vigorosas menI ilidades se empleen en el estudio de detalles, porque el método il que están dogmáticamente consagradas no les permite estudiar ninguna otra cosa. Gran parte de ese trabajo, ahora estoy conveni ido, se ha convertido en el mero cumplimiento de un ritual ritual que se da el caso que ha adquirido valor comercial y de Inodación—, y no, como dicen sus portavoces, en una “consagra ción a las duras exigencias de la ciencia”. La precisión no es el único criterio para elegir método; evi dentemente, no debe confundirse la precisión, como tantas veces \c hace, con “empírico” ni con “verdadero”. Debemos ser todo lo exactos que podamos en nuestro trabajo sobre los problemas que nos interesan. Pero no debe usarse ningún método, como tal método, para delimitar los problemas que debemos acometer, mnque no sea más que porque las cuestiones de método más inteiusantes y difíciles suelen empezar donde no tienen aplicación las técnicas consagradas. Si tenemos el sentido de los problemas reales, tal como nacen
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verdadera” entiendo que nuestros estudios estén lógicamente c<> ncctados con nuestras concepciones. Y por “lógicamente conec tados” entiendo que haya una intercomunicación abierta y ciar* entre nuestras concepciones más amplias y la información 111:14 detallada, dentro de la fase del problema y dentro de la fase ex* plicativa de nuestro trabajo. El sentido político de “significativo” lo examinaré más adelante. Entretanto, es evidente, con toda seguridad, que un empirismo tan cauteloso y rígido como el empi rismo abstracto elimina de la investigación los grandes problema', humanos y las grandes cuestiones humanas de nuestro tiempo, Quienes desean comprender esos problemas y resolver esas cues tiones tendrán que dirigirse en petición de luces a otras manera1, de formular las creencias. 5
Los métodos específicos —en cuanto distintos de la filosofía— del empirismo son claramente adecuados y cómodos para trabajar sobre muchos problemas, y no veo por qué alguien haya de opo nerse razonablemente a ese uso de ellos. Claro está que podemos, mediante una abstracción adecuada, ser exactos acerca de cual quier cosa. Nada es por sí mismo inmune a la medición. Si los problemas sobre los cuales trabaja uno son fácilmente dóciles a los procedimientos estadísticos, uno procurará siempre usarlos. Si, por ejemplo, al trabajar sobre una teoría de las mino rías o élites, necesitamos conocer los orígenes sociales de un grupo de generales, trataremos de averiguar las proporciones en que pro ceden de los diversos estratos sociales. Si queremos saber la medida en que el ingreso real de burócratas y profesionistas ha subido o bajado desde 1 9 0 0 , registramos el ingreso en fechas sucesivas y por ocupaciones, en relación con algún índice de precios. Pero nadie tiene por qué aceptar esos procedimientos, cuando se les genera liza, como los únicos de que puede disponerse. Indudablemente, nadie tiene por qué aceptar ese modelo como un canon absoluto. No es la única manera empírica. Elegiremos rasgos particulares y menudos para un estudio in tenso y exacto, de acuerdo con nuestra visión menos exacta del conjunto y a fin de resolver problemas relacionados con todos es tructurales. Es una elección hecha de acuerdo con las exigencias de nuestros problemas, no una “necesidad” que se sigue de un dogma epistemológico. No supongo que alguien tenga derecho a oponerse a estudios detallados de pequeños problemas. El estrecho enfoque que re-
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<1uicrcn puede formar parte de una admirable busca de precisión y exactitud; también puede formar parte de una división del tra bajo intelectual, de una espccialización a la que, repitámoslo, nadie (¡ene por qué oponerse. Pero seguramente tenemos derecho a preguntar: Si se pretende que esos estudios son partes de una divi sión del trabajo que en su conjunto constituye el esfuerzo de la ciencia social, ¿dónde están las otras secciones de que son parte «sos estudios? ¿Y dónde está la “sección” dentro de la cual pre cisamente esos estudios forman un cuadro más amplio? Debe advertirse que quienes practican casi todos los estilos de trabajo tienden a emplear consignas parecidas. Todo el que se dedica a contar letrinas (y esta vieja broma de ningún modo es sólo una broma) hoy se da clara cuenta de sus implicaciones con ceptuales; todo el que elabora distintivos (y muchos lo hacen) tiene plena conciencia del “paradigma de comprobación empírica”. Se reconoce comúnmente que todo intento sistemático de com prender supone algún tipo de alternación entre ingestión (empí nen) y asimilación (teórica), que los conceptos y las ideas deben guiar la investigación de los hechos, y que las investigaciones de talladas deben usarse para comprobar y re-formar las ideas. Lo que ha ocurrido con la inhibición metodológica es que los hombres se han atascado, no tanto en la ingestión empírica como cu los que son esencialmente problemas epistemológicos de mé todo. Como muchos de esos individuos, en especial los más jóve nes, no saben mucho de epistemología, tienden a ser absoluta mente dogmáticos en lo que se refiere al conjunto de cánones que los dominan. Lo que ha ocurrido con el fetichismo del concepto es que los hombres se han atascado camino arriba en un nivel muy alto de generalización, por lo común de carácter sintáctico, y no pueden descender a los hechos. Ambas tendencias o escuelas existen y florecen dentro de lo que debieran ser pausas en el proceso de tra bajo de la ciencia social. Pero en ellas, lo que debiera ser una pequeña pausa se ha convertido, si puedo decirlo así, en el ingreso en la infructuosidad. Intelectualmente, esas escuelas representan abdicaciones de la ciencia social clásica. El vehículo de su abdicación es la preten
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cuestiones sociales entrañan un revoltijo de errores de hecho y de conceptos confusos, así corno de prejuicios valorativos. Única mente después de haberlas desembrollado lógicamente es posible saber si dichas cuestiones implican en realidad un conflicto de valores. Determinar si existe o no existe ese conflicto, y si existe sepa rar el hecho del valor, constituye, desde luego, una de las primeras tareas que con frecuencia emprende el investigador social. Esc desenmarañamiento lleva algunas veces fácilmente a enunciar de nuevo la cuestión en una forma que la deja abierta a la solución, porque puede revelar una incongruencia de los valores sustentados por los mismos intereses: un valor naciente no puede ser reali zado si no se sacrifica un valor viejo, y así, para actuar, los intere sados deben decidir cuál de los dos estiman más. Pero cuando hay valores sustentados tan firme y consecuente mente por intereses verdaderamente opuestos, que el conflicto no puede resolverse por el análisis lógico y la investigación de hecho, entonces parece haber llegado a su fin el papel de la razón en aquel asunto humano. Podemos aclarar el sentido y las consecuencias de los valores, podemos hacerlos congruentes entre sí y averiguar a cuál corresponde realmente la prioridad, podemos rodearlos de hechos; pero al fin quizá nos encontremos reducidos a meras afir maciones y contrafirmaciones, y entonces sólo podemos alegar o persuadir. Y en el fin mismo, si se llega al fin, los problemas morales se convierten en problemas de poder, y en último extremo, si se llega al último extremo, la forma definitiva de poder es la coacción. De lo que creemos no podemos deducir —dice la famosa frase de Ilume—cómo debemos obrar. Ni podemos deducir cómo debe obrar otro hombre de cómo creemos nosotros que debemos obrar. Al final, si es que llega el final, tenemos que dar en la cabeza a quienes no están de acuerdo con nosotros; esperemos que el final se presente pocas veces. Entretanto, siendo todo lo razonables que podamos, debemos discutir. En la selección de los problemas que estudiamos van implícitos valores; también van implícitos valores en algunos de los concep tos claves que usamos en nuestros enunciados de esos problemas, y los valores afectan al curso de su solución. Por lo que respecta a los conceptos, el objetivo debe ser emplear tantos términos “neu trales” como sea posible, darse cuenta de los valores implícitos que aún quedan, y hacerlos explícitos. Por lo que respecta a los pro blemas, el objetivo debe ser, de nuevo, advertir con claridad los valores en relación con los cuales son seleccionados, y después
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está en si afronta esta situación y acomoda su mentalidad a ella, o si se la oculta a sí mismo y a los demás y va moralmente a la deriva. Muchos, yo diría la mayor parte, de los investigadores sociales norteamericanos de hoy son sobrada o escasamente libe rales. Se someten al miedo dominante a toda consagración apa sionada. Esto, y no la “objetividad científica”, es lo que realmente quieren esos hombres cuando se lamentan de que se “hagan jui cios de valor”. Diré de pasada que no considero a la enseñanza totalmente en el mismo caso que el escribir. Cuando uno publica un libro, éste se convierte en propiedad pública; la única responsabilidad del autor ante sus lectores, si es que tiene alguna, es hacer un libro todo lo bueno que pueda, y él es el juez definitivo en eso. Pero el maestro tiene más responsabilidades. En cierta medida, los estudiantes son un auditorio cautivo; y en cierta medida necesitan a su maestro, que es para ellos algo así como un modelo. Su tarca primera es revelarles tan plenamente como pueda cómo trabaja una mente supuestamente auto-disciplinada. El arte de enseñar es en gran parte el arte de pensar en voz alta pero inteligiblemente. En un libro, el autor trata con frecuencia de persuadir a los demás del resultado de su meditación; en una sala de clase, el maestro debe tratar de enseñar a los demás cómo piensa un hombre, y al mismo tiempo revela qué bello sentimiento experimenta cuando lo hace bien. El maestro debe, pues, a lo que me parece, hacer muy explícitos los supuestos, los hechos, los métodos, los juicios. No debe reservar nada, sino que debe exponerlo lentamente y en todos los casos hacer ver claramente todo el margen de alternativas morales antes de dar su propia opinión. Escribir de ese modo sería enormemente pesado y exigiría una constante autocrítica verdade ramente imposible. Ésa es la razón por la cual conferencias de mu cho éxito pierden sentido al ser publicadas. Es difícil ser optimista como Kenneth Boulding, quien escribe: “Contra todos los intentos de nuestros positivistas por deshumani zar las ciencias del hombre, sigue habiendo una ciencia moral.” Pero aún es más difícil no estar de acuerdo con Lionel Robbins, quien escribe: “No es exagerado decir que, en el día de hoy, uno de los principales peligros de la civilización nace de la incapa cidad de las mentalidades preparadas en las ciencias naturales para percibir la diferencia entre lo económico y lo técnico.” 1 1 Estas dos citas proceden de Barzun y Graff, T he M ódem Researcher, Harcourt, Brace, Nueva York, 1957, p. 217.
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I n '.I misino, lodo esto no es nada que pueda desconcertar a uno: H iimpliiimente reconocido, aun cuando no directamente experiHMnimio. I loy en día la investigación social está con frecuencia al m n i lo directo de los generales del ejército y de los trabajadores •i....... de los gerentes de empresas y de los celadores de las pu ní.... . liste u so bu ro crá tico ha venido aumentando, y seguirá HMmriil.indo, indudablemente. Los estudios se emplean también |»oi los investigadores sociales y por otras gentes— de diversas i»Miirn/. id eo ló g ica s. Realmente, la importancia ideológica de la H< tu u social es inherente a su misma existencia como hecho social. I 11 sociedad se forma imágenes de su propio carácter, en particulo Imágenes y consignas que justifican su sistema de poder y la 11" mlili l.i de los poderosos. Las imágenes c ideas producidas por I*»* Invf aligadores sociales pueden ser o no ser congruentes con las lliiiif i ii< s que prevalecen, mas para ellos siempre implican o supom n il,»o. Cuando esas implicaciones llegan a ser conocidas, por lo m i il se las discute y se las usa: I ) Al justificar la organización del poder y el ascendiente de t - i*" Liosos, las imágenes e ideas transforman el poder en auto-
tliliid,
2 ) Al criticar o hacer descender de su pedestal a los organis*ii" y los gobernantes que prevalecen, los despojan de autoridad. I) Al distraer la atención de las cuestiones de poder y de auIiiii.IiuI, la apartan de las realidades estructurales de la sociedad mUmiii I iilr. usos no son necesariamente materia de las intenciones •I* I" investigadores sociales. Como quiera que sea, ha sido totaliiu nli usual entre ellos darse cuenta del sentido político de su I* 11ni|n Si uno de ellos no lo hace, probablemente lo hará otro, ni i la edad de la ideología. I a demanda de justificaciones ideológicas explícitas se ha ami'lt ido mucho, aunque no sea sino porque han nacido nuevas instil'ii (tilín de poderío enorme, pero no han sido legitimadas, y por•I•• I" viejos poderes han rebasado sus viejas sanciones. El poder di la ni ¡edad anónima moderna, por ejemplo, no queda automá..........ule autorizado de acuerdo con las doctrinas liberales here•I id i d< I siglo xviii, doctrinas que son los principales lincamientos d. ! i mloridad legítima en los Estados Unidos. Todo interés y liid.i poder, toda pasión y todo prejuicio, todo odio y toda espei ni a. lleuden a adquirir un aparato ideológico para competir con I I ' i ni inas y los símbolos, las doctrinas y las pretensiones de otros
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intereses. A medida que las comunicaciones públicas ganan en extensión y en rapidez, su eficacia se deteriora por la repetición, y así hay una demanda constante de consignas, creencias e ideolo gías. En esta situación de comunicación de masas y de relaciones públicas intensas, sería en verdad extraño que los estudios sociales fueran inmunes a la demanda de pertrechos ideológicos, y más aún que los investigadores sociales dejaran de suministrarlos. Pero dése cuenta o no el investigador social, siemplemente por trabajar como investigador social está, en cierta medida, represen tando un papel burocrático o ideológico. Por lo demás, cada uno de esos papeles lleva fácilmente al otro. El empleo de las técni cas de investigación más formularias para fines burocráticos lleva fácilmente a la justificación de decisiones tomadas probablemente a base de esas investigaciones. A su vez, los usos ideológicos de los hallazgos de la ciencia social fácilmente se convierten en parte de las operaciones burocráticas: en la actualidad, los intentos para legitimar el poder y para hacer aceptables las políticas específicas, con frecuencia y en gran medida forman parte de la “administra ción del personal” y de las “relaciones públicas”. Históricamente, la ciencia social ha tenido más uso ideológico que burocrático; aún ahora es así, probablemente, aunque la ba lanza parezca cambiar con frecuencia. En cierta medida, los usos ideológicos se lian debido al hecho de que muchísima parte de la ciencia social moderna ha sido un debate, reconocido como tal con gran frecuencia, con la obra de Marx, así como un reflejo del reto de los movimientos socialistas y de los partidos comunistas. La economía clásica ha sido la principal ideología del capitalis mo como sistema de poder. En esto, ha sido con frecuencia “fruc tíferamente mal entendida”, exactamente como hoy emplean la obra de Marx los publicistas soviéticos. Oue los economistas se han adherido tenazmente a la metafísica de la ley natural y a la filo sofía moral del utilitarismo, lo han puesto en claro las críticas de la teoría clásica y neo-clásica formuladas por las escuelas econó micas históricas e institucionales. Pero esas mismas escuelas sólo pueden ser entendidas por referencia a “filosofías sociales” conser vadoras, liberales o radicales. En especial a partir de 1 9 3 0 , los eco nomistas —convertidos en consejeros de gobiernos y de empresas comerciales— lian formulado técnicas administrativas, se han pro nunciado sobre política y han creado hábitos de reportaje econó mico detallado. De un modo muy activo, aunque no siempre de una manera explícita, todo esto implica un uso ideológico tanto como burocrático.
T iro s
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I ,;i confusión actual de los economistas abarca cuestiones de política tanto como de métodos y opiniones. Economistas igualliii iite eminentes formulan opiniones completamente contradictoii i , Así, por ejemplo, Gardiner C. Means ataca a sus colegas por lili n.iise a las imágenes de las empresas atómicas “del siglo xvm”, i pule un nuevo modelo de la economía en el que las grandes mipirsas anónimas hagan y controlen los precios. Por otro lado, \ i . .11 v Leontief ataca la escisión de sus colegas en teóricos puros y |i colectores de hechos, y pide sistemas complicados de gastos y n mlimicntos. Pero Colín Clark considera esos sistemas “inútilmenI- ilt laliados y análisis que hacen desperdiciar tiempo’', exhorta a |m economistas para que piensen cómo mejorar “el bienestar ma lí ni I de la hum anidad".. . y pide que se reduzcan los impuestos, h ni John K. Galbraith sostiene que los economistas debieran ya •I |ii de interesarse por el aumento del bienestar material, que los I 'lados Unidos son ya demasiado ricos y que es estúpido aumentar li |«inducción más todavía. Invoca a sus colegas para que pidan t|in *,c aumenten los servicios públicos y los impuestos (exactaiii. ule, los impuestos sobre las ventas).1 Masía la demografía, especialidad totalmente estadística, se ha Vhln profundamente complicada en los conflictos políticos y las imiliovcrsias sobre cuestiones de hecho suscitadas por primera vez I••a I liornas Malthus. Muchas de esas cuestiones se centran ahora «n|ii. territorios antiguamente coloniales, en los que hallamos que, ih muncras diversas, la antropología cultural se ha interesado pro...... I miente en los hechos y el ethos del colonialismo. Desde un |.hiiIii de vista liberal o radical, los problemas políticos y económi|iii' de esos países se definen generalmente como una necesidad ti. |.ingreso económico rápido, en particular la industrialización y liiiln lo <|uc esto significa. Los antropólogos por lo general han i m I i .nlo en estos asuntes con precauciones que, como las de los i. |
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i < i minórese la información sobre los economistas en Business W eek, 2 de 1958, p. 48.
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Algunos historiadores parecen ansiosos de re-escribir lo pasado para servir a los que sólo pueden ser considerados propósitos ideo lógicos del presente. Un ejemplo corriente es la “re-consideración" norteamericana de la época que siguió a la Guerra Civil, en que tomaron vida las empresas anónimas y otros negocios. Al examinar cuidadosamente gran parte de la historia de los Estados Unido* en los últimos decenios, tenemos que advertir que, sea la historia lo que sea o deba ser, se convierte también fácilmente en una pesada reelaboración de los mitos nacionales y de clase. Al produ cirse los usos burocráticos de la ciencia social, ha habido, en espr cial desde la segunda Guerra Mundial, el intento de encomiar "la significación histórica de los Estados Unidos”, y en ese encomio algunos historiadores han hecho historia útil para la propensión conservadora y para sus beneficiarios espirituales y materiales. Los investigadores en ciencias políticas, especialmente al traíai de las relaciones internacionales desde la segunda Guerra Mundial, no pueden ser acusados, ciertamente, de haber examinado la poli tica de los Estados Unidos con ánimo de oposición. Quizás el profesor Neal Houghton va demasiado lejos cuando afirma qun “muchísimo de lo que ha venido pasando por erudición en ciencia política ha sido poco más que una racionalización en notas al pió de página y el regateo de esas políticas” , 1 pero no debe dejarse n un lado lo que dice sin un examen muy detenido. Ni puede con testarse la pregunta “¿Qué ha pasado con las grandes cuestiones?",* del profesor Arnold Rogow, sin comprobar que mucha ciencia po lítica ha sido inútil recientemente para comprender las realidadc* políticas importantes, pero no para el aplauso científico dedicado a la política y a las faltas oficiales. Menciono estos pocos usos e implicaciones sin intención critica ni tratar de señalar prejuicios. Lo hago simplemente para recordar al lector que la ciencia social es inevitablemente importante para los hábitos burocráticos y las cuestiones ideológicas, que esa impor tancia va implícita en la diversidad y confusión actuales de las ciencias sociales, y que es mejor hacer explícitos sus sentidos poli ticos que dejarlos ocultos. 3
En la segunda mitad del siglo xix, la ciencia social estuvo en Ion Estados Unidos directamente vinculada a los movimientos de re1 2 1 Discurso a la Western Política! Science Association, 12 de abril de 1958, 2 American Political Science Review, septiembre de 1957.
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lumia y a las actividades dirigidas al mejoramiento social. Lo que nr conoce con el nombre de "movimiento de la ciencia social” - organizado en 1 8 6 5 con el de "Asociación Norteamericana de ( acucia Social”— fue un intento de fines del siglo xix para "aplicar h ciencia” a los problemas sociales sin recurrir a tácticas políticas i v|ilícitas. En resumen, sus socios tratan de convertir las inquietuili s de la gente de las clases más humildes en problemas para los públicos de la clase media. En los primeros decenios del siglo xx rhlc movimiento hizo su camino. No siguió siendo portador de ninguna ideología reformista de la clase media radical; su interés pin el bienestar general se limitó a intereses restringidos de trabajo uncial, de asociaciones de caridad, de bienestar infantil y de refor ma de las prisiones. Pero de "The American Social Science Asmu ialion” nacieron también las diversas asociaciones profesionales y, .1 su debido tiempo, las diversas disciplinas académicas de las t inicias sociales. Así, lo que le sucedió a la primitiva sociología de la reforma, ■I r la clase media, es que se escindió de un lado en especialidades „< adámicas y de otro en actividades de bienestar social más especíl|i especialidades académias se hicieran moralmente neutras y i ln«tíficamente antisépticas. En los Estados Unidos el liberalismo ha sido virtualmente el •'oinúii denominador político de todos los estudios sociales y, tamliién virtualmente, la fuente de toda la retórica y toda la ideología públicas. Se admite en general que se debe esto a circunstancias ¡ir,Iúricas bien conocidas, quizá sobre todo a la ausencia del feuda11 niiio y, en consecuencia, de una base aristocrática para las minoit.is anticapitalistas y para los intelectuales. El liberalismo de la «Kinomía clásica, que todavía informa el pensamiento de sectores Importantes de la élite de los negocios, ha sido de uso político musíante; el concepto de equilibrio sigue poderosamente adherido a las exposiciones económicas más complicadas. Aunque de manera algo más difusa, el liberalismo ha infor mado también la sociología y la ciencia política. En contraste con me, precurores europeos, los sociólogos norteamericanos han tendi do fuertemente a estudiar un solo detalle o un solo problema de medio en cada momento. En una palabra, han tendido a dise minar la atención. De acuerdo con la "teoría democrática del mi lucimiento”, han supuesto que todos los hechos son creados I,;ualcs. Han insistido, además, en que para todo fenómeno social mui seguridad ha de haber un gran número de causas menudas. iiiíii
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Esta “causación pluralista’', como se la llama, es perfectamente adecuada para servir a una política liberal de reformas “de detalle", En realidad, la idea de que las causas de los acontecimientos soc u les son inevitablemente numerosas, diseminadas y menudas, fácil mente cae dentro de la perspectiva de lo que puede denominan so practicidad liberal. 1 Si hay alguna línea de orientación históricamente implícita en la ciencia social norteamericana, seguramente es la afición a los estudios sueltos, al examen de hechos y al dogma concomitante de la confusión pluralista de causas. Éstas son características esen cíales de la practicidad liberal como estilo de estudio social. Por que si todo es causado por innumerables “factores”, haremos bit n en ser sumamente cuidadosos en todas las acciones prácticas que emprendamos. Tenemos que estudiar muchos detalles, y es acón se jabí e proceder a reformar una pequeña pieza y ver lo que sucede, antes de reformar otra piececita. Y seguramente haremos bien en no ser dogmáticos y formar un plan de acción excesivamente am plio. Tenemos que entrar en la corriente de las interacciones recí procas con la tolerante idea de que bien podemos no conocer aún, y quizás no lleguemos a conocerlas nunca, todas las causas múlti pies que actúan. Como el investigador social de ambientes, teñe mos que llegar a conocer muchas pequeñas causas; para obrar inte ligentemente, como hombres prácticos, debemos ser reformadores de ambientes por partes, una aquí y otra allí. Anda con cuidado —quizá dijo alguien en determinado mo mentó , porque las cosas no son tan sencillas. Si descomponemos una sociedad en pequeños “factores”, necesitaremos, naturalmenle, unos cuantos de ellos para explicar algo, y nunca podemos estai seguros de haber tomado todos los necesarios. El conceder una importancia meramente formal al “todo orgánico”, a lo que se suma el fracaso al tener en cuenta las causas adecuadas —que sur* len ser estructurales—, asi como la obligación de examinar sólo una situación en cada momento, son ideas que dificultan la com prensión de la estructura del statu quo. Quizá debamos, en bien del equilibrio, recordar otras opiniones: ~'~ J .n primer lugar, ¿no es evidente que el “pluralismo absoluto" pueda ser tan dogmático como el “monismo absoluto”? En segun do lugar, ¿no es posible estudiar causas sin sentirse abrumado por su número? En realidad, ¿no es esto precisamente lo que los inves tigadores sociales deben estar haciendo cuando examinan la estruc tura social? Mediante esos estudios seguramente tratamos de en 1 Cf. Mills: “The Professional Ideology of Social Pathologists”, en Ame rican Journal o f Sociology, septiembre de 1943.
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i miliar las causas adecuadas de algo, y después de hallarlas, de rs |x>iicr una opinión acerca de los factores estratégicos que, como nlijclos de acción política y administrativa, ofrecen a los hombres h oportunidad de hacer que la razón intervenga en el tratamiento •t« los asuntos humanos. Pero en la metafísica “orgánica” de la practicidad liberal proI iMcinente se subrayará todo lo que tienda a un equilibrio armoilln'io. Considerándolo todo como un “proceso continuo”, los cam ino. súbitos de espacio y las dislocaciones revolucionarias —tan i iii.n tcrísticas de nuestro"tiempo— no se advierten, y si se advieri< ii, se toman como meros síntomas délo “patológico”, lo “inadaplu,lo”. El formulismo y la supuesta unidad que implican frases tan Inocentes como “las costumbres” o “la sociedad” disminuyen la |hi Ibilidad de ver lo que puede ser una estructura social en todas Mi'i partes. i( :uáles son las razones del carácter fragmentario de la practiild.nl liberal? ¿Por qué esa sociología de medios dispersos? La i.....vi división en departamentos académicos quizás ha ayudado i |mi investigadores sociales a fragmentar sus problemas. Los socióI m , en particular parecen creer muchas veces que los represen tante, de las ciencias sociales más antiguas no están dispuestos a •dimitir que haya lugar para la sociología. Quizá, como Augusto i mulé —y como los grandes teóricos cual Talcott Parsons—, los ....mingos han querido para sí algo exclusivamente suyo, complei mui ntc distinto de la economía y de la ciencia política. Pero no •i. n que las limitaciones de los compartimientos en la lucha acaInim.i —o la falta general de capacidad— sea explicación total........ adecuada del bajo nivel de abstracción de la practicidad IiImm| y del fracaso concomitante de sus partidarios para tomar en i m nl.i los problemas de estructura social. I'n asese en los públicos para los que fueron escritos tantos lililí i d e sociología. La mayor parte del trabajo “sistemático” o l. mim” en esta disciplina ha sido hecho por maestros en libros .1 |. slo para fines docentes. El hecho, exactamente señalado, de •|ii' la sociología muchas veces ha ganado su derecho académico i |.« . s¡sleucia en oposición con otros departamentos, puede haber .i,iim ulado la necesidad de libros de texto. Ahora bien, los libros i i. lo organizan los hechos para hacerlos asequibles a los jó-i le v no con fines de investigación y descubrimiento. En con, unida, fácilmente los libros de texto se convierten en una ...... . ( ion mecánica de hechos para ilustrar concepciones más o m> no consagradas. Las posibilidades de investigación de ideas
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nuevas, las relaciones recíprocas entre ideas y hechos, no suelen con siderarse muy importantes para someter un cúmulo de detalles a un determinado orden propio de libro de texto. Las ideas antiguas y los hechos nuevos son con frecuencia más importantes que las ideas nuevas, las cuales muchas veces restringen peligrosamene el nú mero de “adopciones” de un texto para su uso en las aulas. En que sea adoptado o no un libro de texto hacen consistir su éxito los profesores. Debemos recordar que, después de todo, exige mu cho tiempo el redactar nuevas notas para las lecciones. Pero, ¿quiénes son los estudiantes para los que se escriben esos libros? Son, principalmente, jovencitos de la clase media, muchos de ellos —en las escuelas del Medio Oeste sobre todo— hijos do labradores o de pequeños industriales, que han tomado el camino conducente para hacerse profesionales y jóvenes ejecutivos o direc tores de empresas. Escribir para ellos es escribir para un tipo específico de público de clase media ascendente. Autor y público, maestro y estudiante, han tenido una experiencia social análoga. 1 ienen en común el origen, el destino y lo que puede interponerse en su camino. En la antigua sociología práctica de ambientes, rara vez se estu dian radicalmente problemas de política. La practicidad liberal tiende a ser apolítica o aspira a una suerte de oportunismo demo crático. Cuando sus secuaces tocan algo político, denominan sus rasgos “patológicos” con palabras como “lo antisocial” o “corrup ción”. En otros contextos, “lo político” parece identificarse con el funcionamiento adecuado del stdtu cjuo político, y fácilmente se 3 e identifica con la ley o la administración. Rara vez se examina el orden político mismo; se le supone, sencillamente, una estructura absolutamente fija y distante. La practicidad liberal es simpática a las personas que, por virtud de su posición social, manejan, por lo común con algún grado de autoridad, una serie de casos individuales. Jueces, trabajadores so ciales, higienistas mentales, maestros y reformadores locales tienden a pensar de acuerdo con “situaciones”. Sus perspectivas tienden a limitarse a patrones existentes, y su trabajo profesional tiende a adiestrarlos para cierta incapacidad funcional de elevarse por en cima de una serie de “casos”. Su experiencia y los puntos de vista desde que cada uno de ellos mira a la sociedad, son demaisado análogos, demasiado homogéneos, para permitir la competencia de ideas y la controversia de opiniones que pueden conducir a un in tento de interpretar el conjunto. La practicidad liberal es una sociología moralizadora de ambientes.
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La noción de “retraso cultural” es parte importante de este estilo de pensamiento “utópico” y progresivo. Esa noción sugiere la necesidad de cambiar algo para “ponerlo en línea” con el estado
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un.
de l;i c uli lira, lo cjnc con frecuencia está “atrasado” es la tecnolo gía, Ése fue, indudablemente, el caso durante el decenio de los artos Ireinta, y sigue siendo en gran medida el caso en, por ejemplo, la tecnología casera y el transporte individual. F.n contraste con el uso que de la idea de “retraso” hacen muchos sociólogos, la frase “retraso, escape y fricción” de Thorstein Veblcn le llevó al análisis estructural de “la industria contra el negocio”. Se preguntó: “¿Dónde aprieta el retraso?” E intentó revelar cómo la cultivada incapacidad de los hombres de negocios actuando de acuerdo con los cánones del empresario tuvieron por consecuencia un sabotaje eficaz de la producción y la producti vidad. También percibió algo del papel del lucro en un sistema de propiedad privada, y no se preocupó especialmente por la “cha pucería de los resultados”. Pero el punto esencial es que reveló la mecánica estructural del “retraso”. Muchos investigadores sociales usan la noción políticamente ajada de “retraso cultural”, que ha perdido todo sentido específico y estructural: generalizaron la idea para aplicarla a todo, siempre de un modo fragmentario. 4
Descubrir problemas prácticos es hacer valoraciones. Muchas veces lo que el hombre liberalmente práctico toma como “problema” es: I) lo que se aparta del modo de vida de la clase media y de la pequeña población; 2 ) lo que no se ajusta a los principios rurales de estabilidad y orden; 3 ) lo que no está de acuerdo con las opti mistas consignas progresivas del “retraso cultural”; y 4 ) lo que no se ajusta al “progreso social” pertinente. Pero el meollo de la practicidad liberal lo revelan en muchos aspectos 5 ) la noción de “adaptación” y la contraria de “inadaptación”. A estas nociones se las vacía con frecuencia de todo contenido específico; pero, también con frecuencia, su contenido es, en rea lidad, propaganda a favor de la conformidad con las normas y rasgos idealmente asociados con la clase media de pequeña ciudad. Pero esos elementos sociales y morales se enmascaran con la metá fora biológica que encierra la palabra “adaptación”; en realidad, la palabra va acompañada de un cortejo de vocablos socialmente vacíos, como “existencia” y “supervivencia”. La idea de “adapta ción”, por metáfora ideológica, se hace formal y universal. Pero el uso efectivo del término hace evidente muchas veces la acepta ción de los fines y los medios del ambiente de pequeña comunidad. Muchos escritores sugieren técnicas menos perturbadoras que las demás, a simple vista, con el fin de alcanzar metas dadas, por lo
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i i no está en todas partes, ciertamente le falta poco. Felizmente, se nmctc a la moral y a los móviles convencionales; felizmente, parlii ipa en el progreso gradual de instituciones respetables. Su padre V su madre no se divorciaron nunca, y su hogar nunca fue cruel•iicntc destrozado. Es “triunfador”, por lo menos en medida mo desta, porque es modestamente ambicioso; pero no trata de cosas que están demasiado lejos de sus medios, a menos que se convierta m un “pensador de fantasía” . Como hombrecito decente, no se alma sin escrúpulos por lograr una gran fortuna. Algunas de sus vil ludes son muy generales, y entonces no podemos decir lo que lenifican. Pero otras son muy particulares, y entonces llegamos a saber que las virtudes de este hombre adaptado al ambiente local nn responden a las normas que se esperan de la pequeña clase media independiente, que verbalmcnte vive según los ideales proIestantes en las pequeñas ciudades de los Estados Unidos. Este grato mundillo de practicidad liberal —estoy dispuesto a reconocerlo— debe haber existido en alguna parte; de otro modo, •cguramente hubiera tenido que ser inventado. Ningún grupo de hombres más adecuado para su invención que los individuos de fi las de la anterior generación de sociólogos norteamericanos, y nin gunas ideas más útiles para la tarea que las de la practicidad liberal.
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Durante los últimos decenios, ha surgido un tipo nuevo de practicidad al lado del antiguo; realmente, han surgido varios tipos. El liberalismo ha llegado a ser, más que un movimiento de reforma, la administración de servicios sociales en un Estado benefactor. La sociología lia perdido su impulso reformador; sus tendencias hacia los problemas fragmentarios y la causación dispersa fueron encau zadas conservadoramente al servicio de las empresas comerciales, del ejército y del Estado. Como esas burocracias se han hecho más predominantes en las esferas económica, política y militar, ha cam biado el sentido de la palabra “práctico” : se considera “práctico” lo que se cree que sirve a los fines de esas grandes instituciones. 1 Quizás la escuela de “las relaciones humanas en la industria” pueda servir de breve ejemplo de la nueva practicidad antiliberal. 12 Cuando examinamos todos los vocablos de “la literatura” de este estilo relativos a gerentes y a trabajadores, vemos que de los ge rentes suele hablarse en términos de “inteligente-no inteligente”, “racional-irracional”, “sabiduría-ignorancia”; mientras que de los obreros con la mayor frecuencia se habla en términos de “felizinfeliz”, “eficaz-ineficaz”, “buena moral-mala moral”. Casi todo lo que aconsejan esos eruditos —explícita y tácita mente— puede resumirse claramente en esta simple fórmula: Para hacer al obrero feliz, eficaz y cooperador, lo único que necesitamos es hacer a los gerentes inteligentes, racionales, instruidos. ¿Es ésta la fórmula política de las relaciones humanas en la industria? Si no lo es, ¿qué otra cosa va implícita en ella? Si lo es, ¿no consti tuye esa fórmula, hablando prácticamente, una “psicologización” de los problemas de las relaciones industriales? ¿No descansa sobre las fórmulas clásicas de la armonía natural de intereses, interferida ahora desdichadamente por la fragilidad de las relaciones huma nas, tal como la revelan la falta de inteligencia de los gerentes y 1 Hasta la especialidad de “problemas sociales” — importante sede aca démica de practicidad liberal— lia reflejado ese cambio de la vieja a la nueva practicidad. El curso de “desorganización social” no ha seguido siendo lo que era. En 1958 hay un conocimiento más complicado de los valores de que tra tan quienes lo practican. Políticamente, el campo se ha convertido, en cierta medida, en parte de la ideología general y en uno de los grupos de presión crítica y uno de los aditamentos administrativos del Estado benefactor. 2 Para una información detallada sobre “The Mayo School”, véase Mills: “The Contributions of Sociology to Studies of Industrial Relations”, en Proceed in g s o f F irst A n n u al M eetin g o f In d u strial R ela tio n s R es ea rc h A ssociation ,
Cleveland, Ohio, 1948.
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la infeliz irracionalidad de los trabajadores? ¿En qué medida es esc consejo —en cuanto síntesis de esos estudios— un consejo al gerente de personal para que suavice sus maneras autoritarias y aflo je su presión manipuladora sobre los empleados, comprendiéndolos mejor y combatiendo su informal solidaridad contra la gerencia, .1 fin de conseguir una eficacia directiva más suave y menos mo lesta? Todo esto lo enfoca con notoria claridad el concepto de "inorar’. El trabajo en la industria moderna es trabajo dentro de una jerarquía: hay una línea de autoridad y de ahí hacia abajo una lí nea de obediencia. Gran parte del trabajo es semirrutina, lo cual significa que, para conseguir una producción mayor, las operaciones de cada trabajador son desmenuzadas y estereotipadas. Si combi namos estos dos hechos —el carácter jerárquico de la estructura industrial y el carácter semirrutinario cíe gran parte del trabajo— resulta evidente que el trabajo en una fábrica moderna supone disciplina: obediencia pronta y estereotipada a la autoridad. El laclor poder, tan esquivamente tratado por los expertos en relacio nes humanas, es, pues, fundamental para la comprensión adecuada de los problemas de moral. Tuesto que las fábricas son, después de todo, lugares donde se liabaja, y donde se forman relaciones sociales, para definir la mo ni debemos tener en cuenta criterios objetivos y subjetivos. Subjeti Mínente, moral parecería significar la buena disposición para hacer el trabajo que está a la mano, para hacerlo de buen humor v hasta disfrutando con ello. Objetivamente, moral parecería sig nificar que el trabajo se haga eficazmente, y que se haga la mayor (nulidad posible de trabajo en el menor tiempo, con la menor .....Icstia y con el menos dinero posibles. Por lo tanto, la moral tu una fábrica moderna norteamericana se relaciona con la coml'l u icnte obediencia por parte del trabajador, que tiene por resultiulo la eficaz ejecución del trabajo pendiente, a juicio de la ge m ina. Toda noción clara de “moral” requiere que sean enunciados Im valores que se emplean como criterios. Dos valores relevantes pu n en ser la buena voluntad o satisfacción del trabajador, y la ampliación de sus facultades para determinar por sí mismo el curso di n vida de trabajo. Si ensanchamos un poco nuestro punto de vida, recordaremos que hay una clase de “moral” característica di I artesano independiente que toma parte en las decisiones relati\ i i su trabajo y es feliz haciéndolo. He ahí el hombre inalienado ih Adam Smith y Jefferson, o, como lo llamó W hitman, “el hom
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bre al aire libre”. Recordaremos también que todos los supuestos requeridos para imaginarse a ese hombre los ha hecho absurdos la introducción de una organización jerárquica del trabajo en gran escala. El socialismo clásico puede, en realidad, deducirse en lógica estricta del liberalismo clásico por la introducción de este solo factor. Así, pues, puede proyectarse un segundo tipo de moral, y en realidad lo ha sido, en las nociones clásicas de “control de los trabajadores”. Es la forma imaginada por el hombre inalienado en las condiciones objetivas de un trabajo colectivo en gran escala. En contraste con esos dos tipos, la “moral” del experto en re laciones humanas es la moral de un trabajador impotente y sin embargo contento. Desde luego, cae en esta categoría una gran diversidad de gentes, pero la cuestión está en que, sin cambiar la estructura de poder, no es posible ninguna artesanía colectiva in dependiente. La moral proyectada por los expertos en “relaciones humanas” es la moral de hombres alienados pero sometidos a las expectativas manipuladas y convencionales de la “moral”. Supo niendo que la estructura actual de la industria es inalterable y que las finalidades de los gerentes son las finalidades de todos, los expertos en “relaciones humanas” no examinan la estructura autoritaria de la industria moderna y el papel en ella del traba jador. Definen el problema de la moral en términos muy limi tados, y con sus técnicas tratan de revelar a su clientela directiva cómo pueden mejorar la moral del empleado dentro de la estruc tura vigente de poder. Es el suyo un empeño manipulativo. Per mitirán al empleado “desahogarse” sin cambiar la estructura dentro de la cual ha de vivir su vida de trabajo. Lo que han “des cubierto” es: 1) que dentro de la estructura autoritaria de la in dustria moderna (“organización formal” ) hay posiciones o jerar quías ( “organizaciones informales”); 2 ) que muchas veces estas organizaciones ofrecen resistencia a las autoridades y tratan de proteger a los trabajadores contra el ejercicio de la autoridad; 3 ) que en consecuencia, en bien de la eficacia y para evitar ten dencias “anticolaboracionistas”, los gerentes no intentan destruir esas organizaciones, sino que más bien tratan de explotarlas para sus propios fines ( “para los fines colectivos de la organización total” ); y 4 ) que esto puede hacerse reconociéndolas y estudián dolas, a fin de manejar a los trabajadores que forman parte de ellas, sin darles sólo órdenes autoritarias. En una palabra, las re laciones humanas han ampliado la tendencia general de la socie dad moderna a racionalizarse de un modo inteligente y al servicio de la élite directora. 1 i No debe suponerse, desde luego, que los investigadores sociales no han
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I ,i nueva practicidad lleva a nuevas imágenes de la ciencia so lililí y político en la concepción de la moral, es el problema de explorar los •l.'i r.ns tipos de alienación y de moral que nos encontramos al examinar sistein.ili' .miente la estructura de poder y su sentido para las vidas individuales de I. Iiabajadores. Es un problema que nos obliga a estudiar en qué medida han ..... ii|>;ifindo cambios psicológicos a los cambios estructurales, y en cada caso, l i qué lo han hecho. En esa dirección está la promesa de una ciencia social i la vida de trabajo del hombre moderno.
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hacerse menos intelectualmente insurgentes y más administrati vamente prácticos. Aceptando por lo general el statu quo, tien den a formular problemas de las inquietudes y dificultades que ellos creen que afrontan los administradores. Estudian, como hemos visto, a obreros inquietos y sin moral, y a gerentes que “no comprenden” el arte de manejar las relaciones humanas. Tam bién sirven diligentemente a los fines comerciales de las industrias de la propaganda y la publicidad. La nueva practicidad es una respuesta académica a una de manda cada vez mayor de técnicos administrativos que se encar guen de las “relaciones humanas”, y de nuevas justificaciones do las sociedades anónimas como sistema de poder. Estas nuevas demandas de personal y de ideología son consecuencia de cam bios en la sociedad norteamericana tales como la aparición do los sindicatos como centros competidores de la fidelidad obrera y la hostilidad pública hacia los grandes negocios durante las crisis; de la enorme escala y concentración del poder de las mo dernas empresas anónimas; de la ampliación de las funciones del Estado benefactor, de su aceptación pública y de la intervención cada vez mayor en los asuntos económicos. Cosas así van implí citas en el cambio operado en el mundo de los grandes negocio» desde lo que puede llamarse económicamente práctico al conser vadurismo políticamente sofisticado. Los conservadores prácticos, con su imagen del laissez-fairo del capitalismo utópico, en realidad no han aceptado nunca los sindicatos obreros como características necesarias ni útiles de l;| economía política. Siempre que ha sido posible, han pedido que se disuelvan o se restrinjan los sindicatos. La finalidad pública de los conservadores prácticos ha sido la libertad para el lucro privado, aquí y ahora. Esta franca opinión predomina todavía cu muchos círculos de pequeños negocios —especialmente entre de tallistas— así como en los negocios grandes. La General Moten y la U. S. Steel, que figuran entre los mayores, muchas veces pa recen sobresalir entre los grandes negocios por la “practicidad” do su confesado conservadurismo. Históricamente, el conservadutis mo práctico ha descansado sobre el hecho de que los hombres de negocios no han sentido la necesidad de una ideología de nueva creación o más complicada: el contenido de su ideología ha coin cidido demasiado estrechamente con el contenido de ideas públi cas generalizadas y no discutidas. Sólo cuando aparecen nuevos centros de poder, todavía no legitimados ni aptos para cubrirse con los símbolos de autoridad
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"Mi .i^mdos, surge la necesidad de nuevas ideologías de justifica•nm. Los conservadores sofisticados —que se caracterizan por el mu que hacen de símbolos liberales para fines conservadores— remontan ya por lo menos a comienzos del siglo, en que los n«7;c»c ¡os estaban siendo atacados por buscadores de trapos sucios \ periodistas de cruzadas contra abusos. En la atmósfera de la ruii crisis, y con la promulgación de la Ley Wagner, volvieron i a parecer y ganaron ascendiente durante la segunda Guerra Munilul y después. En contraste con los prácticos hombres de filas de las dere•luis, los conservadores sofisticados están muy atentos a las con diciones políticas del lucro en una economía en que poderosos sindicatos obreros se enfrentan a poderosos consorcios de nego•Im. dentro de la estructura administrativa de un Estado liberal iimpliado. Están atentos a la necesidad de nuevos símbolos de |n 'ideación de su poder en una época en que los sindicatos y el »,"lucíno compiten por ganar la fidelidad de trabajadores y ciu•liidimos. Parece claro el interés de los hombres de negocios por la nue' * l>i icticidad. Pero, ¿y los profesores? ¿Cuáles son sus intereses? \ diferencia de los portavoces de los negocios, no están primor* •lilimente interesados en los aspectos pecuniarios, directivos ni políticos de la practicidad. Para ellos, esos resultados son prillinidialmente medios para otros fines, que tienen por centro, creo vii. mis propias “carreras”. Es cierto que los profesores indudalili mente reciben con beneplácito los pequeños aumentos de salafio. que pueden venir acompañados de nuevas actividades invesll/'.'doras y de nuevas consultas. Pueden sentirse o no satisfechos di ayudar a los gerentes a administrar sus fábricas con más proh .I io y menos perturbaciones; pueden ser o no poderosamente •d* \ticlos formulando nuevas y más aceptables ideologías para los I"" I»•ies consagrados de los negocios. Pero en la medida en que h uí o siendo eruditos, sus propósitos extra-intelectuales no tie..... I,,,r qué centrarse necesariamente en esas satisfacciones. Su participación es, en parte, una respuesta a las oportunida•I' de nuevas tareas que forman parte del aumento general de la ■ 'la y del carácter burocrático de los negocios y del gobierno, y •I' l is relaciones institucionales más recientes entre la sociedad Hiiúuiiiia, el gobierno y el sindicato. Esos cambios significan un ■ ..lento de la demanda de expertos y, en consecuencia, la aperlui i de nuevas carreras fuera y dentro de las universidades. En " puesta a estas demandas exteriores, los centros de enseñanza
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superior tienden cada vez más a producir técnicos aparcntemcnle apolíticos. Para los que siguen siendo académicos, se ofrece una nueva -especie de carrera, diferente de la anticuada de profesor y que puede llamarse carrera de “nuevo empresario”. Este ambicioso tipo de consejero puede impulsar su carrera en la universidad conquistando prestigio y aun poderes en pequeña escala fuera de ella. Sobre todo, puede dar lugar a la creación de un insli tuto de investigación y enseñanza respetablemente financiado que ponga a la comunidad académica en contacto vivo con hom bres de negocios. Entre sus colegas más enclaustrados, este nuevo empresario puede convertirse muchas veces en director de los asuntos de la universidad. La profesión académica en los Estados Unidos ha fracasado con frecuencia, creo que debemos reconocerlo, en conseguir que hombres ambiciosos se contenten con carreras meramente acadé micas. El prestigio de la profesión no ha sido proporcionado al sacrificio económico que muchas veces supone; el sueldo, y cu consecuencia el tipo de vida, han sido con frecuencia miserables, y el descontento de muchos profesores se ve reforzado cuando, como es frecuente, se dan cuenta de que son más brillantes que individuos que han conquistado poder y prestigio en otros terre nos. Para esos profesores desgraciados los nuevos desarrollos cu los usos administrativos de la ciencia social ofrece satisfactorias oportunidades de ser, por decirlo así, ejecutivos o directores sin tener que llegar a decanos. Y sin embargo hay indicios, acá y allá, y aun entre individuos jóvenes con gran prisa de llegar, de que esas nuevas carreras, des pués de sacar a los profesores de la senda académica, los han lle vado a cosas por lo menos tan insatisfactorias. Sea como fuere, es lamentable todo esto, y muchas veces los nuevos empresarios aca démicos parecen ignorar cuáles sean precisamente sus nuevas me tas; realmente, con frecuencia no parecen tener firmemente pre sentes ni aun los términos con que puede definirse el éxito en la consecución de esas confusas metas. ¿No es ésta la fuente de su ansioso estado de excitada confusión? En los Estados Unidos, la comunidad académica en su con junto está moralmente abierta a la nueva practicidad en que ha llegado a verse envuelta. Tanto dentro como fuera de la univer sidad, en los centros de enseñanza muchos individuos se hacen expertos en las interioridades de las máquinas administrativas. Esto indudablemente angosta su atención y el alcance de su pen samiento político. Como grupo, los investigadores sociales ñor-
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i...... arícanos rara vez, si es que alguna, se han comprometido I'idílicamente en gran medida; la tendencia hacia el papel de téc111«os ha reforzado su actitud apolítica, reducido (si esto es posiIdo) su interés político y, con frecuencia, por desuso, su capacidad imiii para percibir los problemas políticos. Ésta es la razón por la nmi uno conoce muchas veces periodistas más despiertos y perspii .ices políticamente que los sociólogos, los economistas y, siento It'iK i que decirlo, que los profesionales de las ciencias políticas. I I •.¡•.tema universitario norteamericano rara vez proporciona edu• i ¡ón política; rara vez enseña a calibrar lo que está sucediendo » ii la lucha general por el poder en la sociedad contemporánea. I i mayor parte de los cultivadores de la ciencia política han te mí ln poco o quizás ningún contacto con los sectores de la comuliulml (pie han sido insurgentes; no hay prensa de izquierda con I I que pueda entrar en relaciones mutuamente educadoras el tipo un ríante de profesional académico en el curso de su carrera. No 1 11V movimiento que apoye ni dé prestigio, no digamos ocupación, a [os intelectuales políticos, y la comunidad académica no tiene Ittlii"; en los círculos obreros. l odo esto quiere decir que la situación del profesor norteamem uno le permite adoptar la nueva practicidad sin ningún cambio ni'i ilógico y sin ningún pecado político. Así, pues, sería tan inl" lino como inadecuado sugerir que todos están “en venta”, por•|iii esa dura frase seguramente puede usarse con propiedad úni•ámente cuando hay algo que vender.
V . E L “ETLIOS” BU RO CRATICO D u r a n t e el último cuarto de siglo ha habido un cambio decisivo en los usos administrativos y en el sentido político de la ciencia social. La antigua practicidad liberal de “ problemas sociales” aún continúa, pero ha sido eclipsada por usos conservadores más re cientes de un tipo directivo y de manipulación. Esta nueva v antiliberal practicidad asume formas diversas, pero es una ten dencia general que afecta al conjunto de las disciplinas humanas, 1 Puedo muy bien iniciar el estudio de su “ cthos” o espíritu con un ejemplo de su principal racionalización: “ Es necesaria una palabra final de advertencia para el estudiante que proyecta lia cerse sociólogo” , ha escrito Paul Lazarsfekl.
Probablemente lo inquiete el estado del mundo. El peligro do I una nueva guerra, el conflicto entre sistemas sociales, los rápidos cam bios sociales que lia observado en su país probablemente le han hecho j sentir que es de gran urgencia el estudio de las cuestiones socialci, I El peligro está en que quizás espere poder resolver todos los problema» I actuales si estudia precisamente sociología durante algunos años. Peí o I no será ése el caso, desgraciadamente. Aprenderá a comprender mejor | lo que ocurre en torno suyo. De vez en cuando encontrará orienta- j ciones para una acción social acertada. Pero la sociología aún no esl.í en la fase en que pueda proporcionar una base segura para la ingenie ría s o c ia l... Tardaron las ciencias naturales unos 250 años, desda 1 Cableo hasta los comienzos de la revolución industrial, en adquirir i influencia importante en la historia del mundo. La investigación I social empírica tiene una historia de tres o cuatro décadas. Si espo* I ramos de ella soluciones rápidas a los mayores problemas del mundo, si no le exigimos más que resultados inmediatamente prácticos, no haremos otra cosa que perturbar su curso natural.1 Lo que en años recientes se ha llamado “ la nueva ciencia so- I cial” , no sólo se refiere al empirismo abstracto, sino también a la nueva y antiliberal practicidad. La frase se refiere tanto al méto- j do como al uso, y de un modo absolutamente correcto: porque I la técnica del empirismo abstracto y su uso burocrático están aho ra unidos, por lo común. Lo que yo sostengo es que, unidos así, dan por consecuencia el desarrollo de una ciencia social buro crática. En todos y cada uno de los rasgos de su existencia y su in 1 Paul Lazarsfeld, op. cit., pp. 19-20. El subrayado es mío.
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flli* ni ni, el empirismo abstracto, tal como ordinariamente se )** «•H» i. representa una creación “burocrática”. 1) En un intento . 1» •«Itindiirizar y racionalizar cada fase de la investigación som i ! I i . mismas operaciones intelectuales del estilo empírico abs•»» i'i me están haciendo “burocráticas”. 2 ) Esas operaciones son H*l*•iiiiil.is para hacer usualmente colectivos y sistematizados los Ha»luis del hombre: en la clase de instituciones, organismos y »|i |m i I míen tos de investigación en que está propiamente instalado pl »|iipliismo abstracto, se desarrollan rutinas, aunque sólo sea en til a* t"n a la eficacia, tan racionalizadas como las del departamen to »li mutabilidad de toda sociedad anónima. 3 ) Esos dos hechos, h Mi v< licncn mucho que ver con la selección y formación de ||IIH i ' cualidades mentales entre el personal de la escuela, cua|ji*ldi*i lauto intelectuales como políticas. 4 ) Como se practica fu |oi negocios —especialmente en los aditamentos de comunica| flnii |inl)lieitaria—, en las fuerzas armadas, y también cada vez llllib tu las universidades, “la nueva ciencia social” ha venido a Ih'ii cualesquiera fines que sus clientes burocráticos tengan a la n 1 1 C ie n e s promueven y practican este estilo de investigación *l'l"|*ltiii fácilmente la perspectiva política de sus clientes y jefes I lint»" t ilicos. Adoptar la perspectiva es con frecuencia aceptarla K "i debido tiempo. 5 ) En la medida en que dichos esfuerzos llnMitigadores son efectivos en sus fines prácticos confesados, sirt n |'>ii•i aumentar la eficiencia y la reputación —y en esa medida L 1 1 |n» ponderancia— de formas de dominio burocrático en la socie dad mu temporánea. Pero sean o no efectivos en esas finalidades Jh|'lli litis (la cuestión queda abierta), sirven para llevar el espílllii liinocrático a otras esferas de la vida cultural, moral e inteI*»luid.
|'»"d' parecer una ironía que precisamente las personas más urEpi"i> Míenle interesadas en crear métodos moralmente antisépti¡ " li' iiicn entre las más profundamente dedicadas a “la ciencia |Hlnl aplicada” y a la “ingeniería humana”. Como el trabajo | lt manera empírica abstracta es caro, sólo grandes instituciones l ’ pueden permitir con facilidad. Entre ellas se cuentan las f» ni.f sociedades anónimas, el ejército, el Estado, y también sus Idinul»' .. especialmente la publicidad, la promoción y las rclacioII* publicas. También hay fundaciones, pero el personal que las l|l»" i su cargo tiende con frecuencia a obrar según los nuevos ►........ de lo práctico, es decir, de lo burocráticamente relevante.
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En consecuencia, el estilo ha llegado a incorporarse a centros ins titucionales definidos: después de 1 9 2 0 en las agencias de publi cidad y de ventas; desde 1 9 3 0 , en las uniones o consorcios de empresas y en las organizaciones electorales; desde 1 9 4 0 , en la vida académica, en diversos departamentos de investigación; y du rante la segunda Guerra Mundial, en diferentes ramas oe investi gación del gobierno federal. El tipo institucional se esta exten diendo ahora, pero ésos siguen siendo sus principales reductos. El formalismo de esas técnicas costosas las hace especialmente útiles para proporcionar la clase de información que necesitan quienes pueden y quieren pagarlas. El nuevo enfoque se ha diri gido, típicamente, a problemas específicos, destinados a aclarar las alternativas para la acción práctica, o lo que es lo mismo, pe cuniaria y administrativa. No es absolutamente cierto que solo cuando se descubren “principios generales” puede ofrecer la cien cia social “una sólida guía práctica”; muchas veces necesita el acl-J ministrador conocer detalladamente ciertos hechos y relaciones, y eso es todo lo que necesita o quiere saber. Puesto que los prac ticantes del empirismo abstracto se interesan poco, con frecuencia, en plantear sus propios problemas sustantivos, tanto mas dispues tos están a delegar en otros la elección de sus problemas espe7 e i sociólogo de investigación social aplicada por lo general no habla “al público”; tiene clientes específicos con intereses y perplejidades particulares. Este paso del público al cliente indu dablemente mina la idea de la objetividad-como-mchferencia, idea que probablemente ha descansado en la correspondencia a presio nes vagas, desenfocadas, y por lo tanto más de acuerdo con los intereses del investigador, quien, en pequeño, puede dividir y en consecuencia no ser gobernado. Todas las “escuelas de pensamiento” tienen sentido para la carrera del hombre académico. E l “buen trabajo” se define en términos agradables para determinadas escuelas, y así el éxito aca démico viene a depender de los dogmas de una escuela dominante. Mientras haya muchas, o por lo menos varias, escuelas diferen tes, y especialmente en un mercado profesional en crecimiento, esc requisito no tiene por qué abrumar a nadie. Muy pocas cosas, salvo sus propias limitaciones individuales, se han interpuesto entre el artesano individual de la ciencia social y el trabajo de más elevada categoría. Pero esos hombres sueltos no pueden hacer investigaciones empíricas abstractas en escala adecuada, porque ese trabajo no puede adelantar hasta que una agencia de investigaciones se desarrolle lo suficiente para propor-
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tlmiai l.i clase adecuada de material, o quizás debo decir de illnuiua de trabajo. Practicar el empirismo abstracto exige una im Iti lición para investigaciones y, académicamente hablando, fonilnh considerables. Al aumentar los costos de la investigación, al • n i m i en existencia el equipo de investigadores, al hacerse más i .im 1 1 estilo mismo de trabajo, se produce un control corporativo iiilni lina sección de trabajo. La idea de la universidad como un i I i m i I u de pares profesionales, cada uno con sus aprendices y pía. Iicando cada uno un oficio, tiende a ser reemplazada por la i I. i de la universidad como un conjunto de burocracias investi(Milm.is, cada una de las cuales contiene una complicada sección ■I. Imi tajo, y por lo tanto de técnicos intelectuales. Para el em|il< .1 i lira/, de esos técnicos, aunque no sea por ninguna otra caufea, Huilienta la necesidad de codificar los procedimientos a fin de i|in puedan ser aprendidos rápidamente. I I instituto de investigación es también en gran medida un 11 iilin de preparación. Lo mismo que otras instituciones, seleci liin i lipos de mentalidades, y, en virtud de las recompensas que utii 11, viene a conceder un premio al desarrollo de ciertas cualid idi mentales. En esas instituciones han nacido dos tipos de lnnubles, nuevos en el escenario académico, al lado de los profejniii'i r investigadores anticuados. I I iv, en primer lugar, los administradores intelectuales y los (iiiiiiuitoios de investigaciones, acerca de quienes no puedo yo il.. |i mida que no sea, supongo, familiar en los medios académilim, Sus reputaciones académicas descansan en su poder acadéjmlni son miembros de la Comisión, forman parte del Consejo l. Din-clores; pueden dar trabajo y becas de viaje y de investi..........i Son una nueva y extraña clase de burócratas. Son los •1.1 ullvos de la inteligencia, hombres de relaciones públicas espem1 1 idos en esas funciones. Para ellos, como para cualesquiera ...... mimes y ejecutivos, el memorándum sustituye al libro. Pueili u loiinular o crear otro proyecto u otro instituto de investigailmi d< un modo más eficaz, y administran la producción de liliioi El lapso de tiempo en que dicen que trabajan es de “mil lililí*111< de horas-hombre de trabajo técnico”. Entretanto, no pfeiii 11'iiios muchos conocimientos importantes: primero hay que ti i i muchas investigaciones metodológicas —sobre los métodos y im|>h las investigaciones—, y después hay que hacer todos los L .iiuluis pilotos”. Muchos administradores de fundaciones gus|.tu d< d.n dinero para proyectos en gran escala y, en consecuenH i, mi fáciles de “administrar” que pequeños proyectos más
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numerosos; y para proyectos Científicos con C mayúscula —lo cual muchas veces sólo significa que son “seguros" porque son triviales—, pues no quieren convertirse en objeto de atención política. Por lo tanto, las grandes fundaciones tienden a fomeu tar la investigación burocrática en gran escala sobre problemas en pequeña escala y a buscar administradores intelectuales para la tarea. En segundo lugar, están los jóvenes reclutas, mejor definidos como técnicos en investigación que como investigadores sociales, Es ésta, lo sé muy bien, una afirmación muy amplia, pero la hago con el debido cuidado. Para comprender el sentido social de un estilo de pensamiento, debemos distinguir siempre los jefes do los secuaces, los innovadores de los trabajadores de rutina, la “pri mera generación", que inicia, de las generaciones segunda y tci cera, que continúan. Todas las escuelas, si obtienen éxito, cuentan con ambos tipos de individuos, y esto constituye ciertamente el único criterio para saber si una escuela “ha triunfado”. Es tañí- 1 bién una pista importante para las consecuencias intelectuales j del éxito. Muchas veces existe una diferencia entre las cualidades men tales características de los secuaces y las de los innovadores y fun dadores. En este punto difieren profundamente las escuelas de pensamiento. En medida considerable, las diferencias dependen del tipo de organización social que el estilo de trabajo de cada escuela acepta o estimula. Varios por lo menos de los inventores y administradores del estilo que estamos examinando son menta lidades altamente cultivadas. En su juventud, antes de que flo reciera este estilo, absorbieron los principales modelos de pensa» miento de la sociedad occidental; estos individuos han tenido años de experiencia cultural e intelectual. Son, en realidad, hom bres educados: imaginativamente conocedores de sus propios ta lentos y capaces de seguir cultivándose por sí mismos. Pero la segunda generación, los jóvenes procedentes de lo •que es, supongo que se reconocerá así, el ambiente intelectual mente empobrecido de la escuela secundaria norteamericana, no han tenido una experiencia comparable. Con la misma frecucn •cia han hecho o no suficiente trabajo de colegio; por lo menos ¿hay razones para sospechar —aunque yo no lo sé— que no so seleccionan precisamente los más brillantes para esos institutos de investigación. Rara vez he visto a uno de esos jóvenes, una vez que ha sido bien acogido, en situación de auténtica perplejidad intelectual. Y no he visto nunca ninguna curiosidad apasionada acerca de un gran
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emblema, esa clase ele curiosidad que impulsa a la mente a viajar i ludas partes y por todos los medios, para re-hacerse a sí misma i ii caso necesario a fin de averiguar. Esos jóvenes son menos luí (nietos que metódicos, menos imaginativos que pacientes, sobre i•"lo son dogmáticos, en todos los sentidos históricos y teológicos •li la palabra. Algo de esto no es sino parte de la lamentable •illiilición intelectual de tantos estudiantes de hoy en los colegios i las universidades norteamericanos; pero creo que es más eviclen•' mire los técnicos en investigación del empirismo abstracto. I lan tomado la investigación social como una carrera; han llegildo pronto a una especialización extremada, y han adquirido lililí indiferencia o un desprecio por la “filosofía social”, que para i IIiih significa “escribir libros sacándolos de otros libros” o “mera Milu i ulación”. Escuchando sus conversaciones, para calibrar la •iiliil.ul de su curiosidad, no se encuentra sino una tremenda li lilí!.n ion mental. No los inquietan los mundos sociales acerca de Ih'i males se consideran ignorantes tantos eruditos. i han parte de la fuerza propagandista de la ciencia social bu• iiilica se debe a sus pretensiones filosóficas de método cientílt> i», gian parte de su fuerza de reclutamiento se debe a la relativa I " tildad de preparar, individuos y ponerlos a trabajar en una '•ni' ia con un futuro. En ambos casos, los métodos explícita»»i' lile codificados, fácilmente accesibles para los técnicos, son las l'diii ipalcs llaves del éxito. En algunos de los fundadores, las téc"i i empíricas sirven a una imaginación que, es cierto, ha sido •mi"..miente suprimida muchas veces, pero que uno advierte que • iii dlí. Cuando habláis con uno de los fundadores, estáis siem..........i trato con una mentalidad. Pero después que un joven ha mipli ido tres o cuatro años en eso, no podéis en realidad hablar • n 1 1 sobre los problemas del estudio de la sociedad contempo• ... . Su posición y su carrera, su ambición y su amor propio se ......... i n gran parte en esa única perspectiva, en ese único vocai'iil'iiio, cu ese único conjunto de técnicas. Verdaderamente no ""I" ninguna otra cosa. I n algunos de esos estudiantes la misma inteligencia está diso nad.i de la personalidad, y la consideran como una especie de di i - divo adiestrado que esperan vender provechosamente. FiMiiinii m ire los empobrecidos humanísticamente, y viven con reIffi ni i.i a valores que excluyen todo asomo de respeto por la m ii liumana. Figuran entre los técnicos enérgicos y ambiciosos • '|nn iic. una rutina educativa defectuosa y una demanda corrup• .i liiiii hecho incapaces de adquirir la imaginación sociológica. Ihio "lu puede esperar que cuando un número suficiente de
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estos jóvenes llegue en sus carreras al nivel de profesor adjunto llegarán, por alguna mutación intelectual, a saber que ya no de penden de ningún emperador sin ropas.* La manera empírica abstracta, la inhibición metodológica que sustenta, el enfoque de su practieidad, las cualidades mentales que sus instituciones tienden a seleccionar y preparar, todas éstas son cosas que plantean problemas de gran urgencia sobre la po lítica social de las ciencias sociales. Este estilo burocrático y su encarnación institucional están en línea con las tendencias domi nantes de la estructura social contemporánea y sus tipos caracte rísticos de pensamiento. No creo que se le pueda explicar, ni aun comprender plenamente, sin reconocer esto. Esas mismas tendeo cias sociales, en realidad, no sólo afectan a las ciencias sociales, sino a toda la vida intelectual de los Estados Unidos, y de hecho al papel mismo de la razón en los asuntos humanos de hoy. Lo que está a discusión parece claro: si la ciencia social no es autónoma, no puede ser una empresa públicamente responsable. A medida que los medios de investigación se hacen más grandes y más caros, tienden a ser “expropiados”; en consecuencia, sólo mientras un investigador social, en alguna forma colectiva, ejerza pleno control sobre esos medios de investigación puede la ciencia social de este estilo ser verdaderamente autónoma. En la medida en que el investigador social individual depende en su trabajo do burocracias, tiende a perder su autonomía individual; en la medi da en que la ciencia social sea trabajo burocrático, tiende a perder su autonomía social y política. Quiero subrayar el a medida que. Porque yo he venido manifiestamente estudiando una sola ten dencia, aunque muy importante, y no el estado total de nuestros asuntos.
2 Si hemos de entender lo que está ocurriendo en un sector de tra bajo cultural e intelectual, debemos entender su contexto social inmediato. Por lo tanto, debo hacer ahora una breve digresión sobre las camarillas académicas. Es cierto, desde luego, que en la medida en que una idea es duradera y significativa, una persona lidad o camarilla dadas sólo pueden ser símbolos temporales su yos. Pero el asunto de las “camarillas” y las “personalidades” y * Con esto alude el autor al cuento tradicional del rey a quien se creer que iba vestido cuando en realidad estaba desnudo. [T.l
hizo
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l.i i “ escuelas” es más complicado que todo eso; su importancia mi la de un presidente de una gran sociedad anónima, por * |. iiiplo, se debe a sus propios talentos personales o a los poderes II I •' didiidcN de que dispone por virtud de su posición. Pero no
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había lugar para esas dudas en lo que respecta a los profesores que trabajaban, como trabajaban los profesores anticuados, como artesanos. Pero, por su prestigio, el nuevo estadista académico, como el ejecutivo de un negocio y el jefe militar, ha adquirido medios de competencia que deben distinguirse de su competencia personal, pero que no se distinguen así en su reputación. Un secretario profesional permanente, un oficinista para la biblioteca, una má quina eléctrica de escribir, un dictáfono, un mimeógrafo, y quizás un pequeño presupuesto de tres o cuatro mil dólares para com prar libros y revistas: hasta ese pequeño equipo de material y personal de oficina aumenta enormemente la apariencia de sabi duría de un profesor. Cualquier director de negocios se reirá aillo la pequeñez de tales medios; los colegas profesores no, porque son pocos, aun entre los más fecundos, los que cuentan con tales me dios de un modo seguro. Tero ese equipo es un medio de compe tencia y de carrera, que la pertenencia segura a la camarilla hace mucho más probable que el profesorado suelto. El prestigio de la camarilla aumenta la posibilidad de conseguirlo, y el tenerlo mimenta a su vez la posibilidad de adquirir reputación. Éste, pues, según creo, es un tipo de situación que ayuda a explicar cómo pueden los individuos adquirir considerable repu tación sin haber producido gran cosa, verdaderamente. Acn ca de uno de esos hombres observaba recientemente en término1, totalmente amistosos, un colega interesado por la posteridad: “Mientras viva, será el hombre más eminente en su campo; d(»i semanas después de muerto, no lo recordará nadie.” Que la expre sión sea tan dura quizás es testimonio de las penosas ansiedad oa que frecuentemente atormentan al estadista en su mundo de <;t maridas académicas. Si hay competencia entre varias camarillas en un campo do estudios, las posiciones relativas de los diversos competidora» tienden a determinar las estrategias camarillescas. Camarillas |*< queñas y consideradas sin importancia pueden ser excluidas a mi debido tiempo por las camarillas principales de la dirección de lo» negocios. Sus individuos serán ignorados, o vencidos, o recha i dos, y al fin mueren sin haber preparado a la generación siguienlr Debe tenerse presente siempre que una función importante «I* las camarillas es formar a la siguiente generación acadénm a Decir que una camarilla no tiene importancia es decir que tiriii’ poca mano en esa formación. Pero si hay, por ejemplo, dos es cuelas principales, ambas con jefes muy poderosos y de mucho prestigio, entonces las relaciones entre ellas tienden a convcrlina
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Ht piohlcmas de fusiones, en los problemas inherentes a la conslihiimu de una asociación más amplia de camarillas. Y , naturaliii' ule, si una escuela sufre un ataque efectivo por parte de gente •^1' (,|i|» o por la de otras camarillas, una de sus primeras estrate go. consiste en negar que en realidad sea una camarilla y ni si'I"*' una escuela. En estas ocasiones es cuando los estadistas I* " •n valer sus derechos. Muchas veces se confunden las tareas de importancia para la ' «h ii .i i illa con las tareas de importancia para el verdadero trabajo *1" nuil escuela. Entre los individuos más jóvenes, esto afecta a ai posibilidades de carrera; entre los mayores, hay un premio de •' 1 imarilla a las habilidades administrativas y de adelantamienl" poli ricas y amistosas. Especialmente entre estos mayores, las 0 pulmones pueden, por eso, tener bases más bien un tanto am!"l "M. «i^c debe la reputación de este individuo —pueden pre•Ulirinse los extraños— al valor intelectual del trabajo que en reaMi'l haya hecho, o a su posición dentro de la camarilla? ‘ ’uando examinamos las relaciones entre las camarillas, en•mil rumos inmediatamente a individuos que no son portavoces •I' una camarilla, sino de todo “el campo” en su conjunto. No "ii simplemente ejecutivos de una firma, son portavoces de toda lil linliislria. Quien aspire a representar el papel de “estadista” !•' bulo un campo, habitualmente debe negar, en efecto, que exis|iin verdaderas diferencias intelectuales, pongamos por caso, entre la . iliis camarillas principales del campo. De hecho, como portaJ" conjunto de las dos, su primera tarea intelectual consiste en |i i m i ver que “realmente las dos trabajan por alcanzar la misma fluilidad”. Llega a ser un símbolo de prestigio de lo que cada ...... ''lilla pretende ser su propia especialidad, y un símbolo tam!"*" de su “verdadera” unidad, o por lo menos de su unidad fi ní! l omando su prestigio de cada una de las camarillas, lo con1" " •' ,;'S dos. Es una especie de agente de bolsa que coloca V'lnii , de prestigio de ambos equipos. Supongamos, por ejemplo, que en un campo de estudios haya •I" r endas principales, una llamada Teoría y otra llamada In" ilg.ición. El estadista de éxito lleva con las dos un tráfico ...... "divo. Se le ve como formando parte de ambas, pero tamMti """O situado entre ellas. Parece prometer, con su prestigio, •I'" l’coría e Investigación no sólo son compatibles, sino que ""bu •son partes de un modelo integral de trabajo en el conjunto 1 li ciencia social. Es él un símbolo de esa promesa. Pero la I .... . . no se apoya en ningún libro ni estudio que realmente > hecho. Lo que ocurre es lo siguiente: En toda obra de In-
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vestigación que debe ser alabada, el estadista busca Teoría, e invn dablemente la encuentra de una manera absolutamente inmejo rabie. En toda obra de Teoría debidamente alabada, el estadista busca Investigación, y nunca deja de encontrarla, y de la mejoi calidad. Estos “hallazgos” son del orden de extensas reseñas de li bros, y tienen que ver con la concesión de prestigio a los hombres tanto como con los exámenes de estudios por su propio derecho. El estudio acabado, en que Teoría e Investigación aparezcan realmente como una misma cosa, es, como ya he dicho, una pro mesa, un símbolo. Entretanto, el prestigio del estadista no des* cansa sobre ningún estudio parecido, y en realidad pocas veces descansa sobre ningún estudio de ninguna clase. Creo que hay un hecho trágico en todos estos papeles de estadistas. Quienes los representan tienen con frecuencia inteli gencias de primer rango; en realidad, estos papeles no pueden ser verdaderamente representados por mediocridades, aunque mu chos las imiten, desde luego, verbalmente. El papel que ha lle gado a representar el estadista lo aparta de todo verdadero traba jo. El prestigio que ha acumulado es tan desproporcionado con lo que en realidad ha hecho, la promesa que ha hecho es tan grán ele, que con frecuencia se siente inhibido de descender al “Estu dio”, y cuando toma una parte importante en un estudio o un libro, se resiste a terminarlo o a publicarlo, aun cuando los de más crean que ya está terminado. Entonces se lamenta de las comisiones y demás cargas que tiene que soportar, pero al mismo tiempo acepta —en realidad, muchas veces las busca— otras mu chas cargas. Su mismo papel de estadista es al mismo tiempo causa y excusa de no ponerse a trabajar. Está atrapado, como él dice frecuentemente; pero realmente tiene que seguir atrapán dose a sí mismo, o en otro caso su mismo papel de estadista será considerado como una mera excusa por los demás y por él mismo. El mundo de las camarillas no es todo lo que hay en el mundo académico. Hay también los individuos sueltos, que en verdad presentan muchas variedades y cuyo trabajo también es variado. Desde el punto de vista de una camarilla importante, los indivi dúos sueltos pueden parecer amigos, o por lo menos neutrales, en lo que respecta a la escuela de la camarilla; quizá son ‘ecléticos” en su trabajo o sencillamente sin inclinación social determina da. En la medida en que su trabajo atrae favorablemente la atención o que a ellos se les juzga meritorios, útiles o valiosos, los individuos de la camarilla quizás intenten atraerlos, abrirles el camino y al fin reclutarlos. La alabanza que es simplemente
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t i 11 / , i mutua —por, de y para los individuos de la cam arillañu •i suficiente. I'cro entre los individuos sueltos quizás hay también quienes ñu quieren tomar parte en el juego, quienes no quieren adquirir pi. .ligio por ese medio. De éstos, unos son meramente indife|i nli". y están absorbidos en su propio trabajo, y otros son catególímenle hostiles. Critican el trabajo de la escuela. Si es posil'l' la camarilla los ignorará a ellos y su trabajo. Pero esta estrab•i*i-i sencilla sólo es adecuada y segura cuando la camarilla goza •I* un prestigio verdaderamente grande. Además, sólo puede des|'l' i;.use de un modo verdaderamente señorial si la camarilla coin•id. virtualmente con todo el campo de estudio y tiene de él un ilniiiiiiio monolítico. No es éste, naturalmente, el caso habitual; I'.m lo común, hay muchas personas neutrales y muchos trabajadon*. eclécticos, y también otras camarillas, en el mismo camI"' May, además, campos de estudio asociados; y, fuera de • diversidad de auditorios y públicos no académicos cuyo intei.i o aplauso desbarata, por lo menos hasta ahora, el control ......Militico de las camarillas sobre el prestigio, la reputación y la i .niera. En consecuencia, si los críticos no pueden ser ignorados, deI" n adoptarse otras estrategias. Todos los medios que se emplean |.u,i el manejo interior de los individuos de la escuela, también m emplean, naturalmente, para tratar con los extraños hostiles, i Jo necesito sino examinar uno de ellos: la reseña de libros, el •in dio más común para la concesión de prestigio. Supongamos que un profesor suelto publica un libro que atrae atención sufi. i. ule para que no sea posible hacer que se le ignore. La táctica iii.i . tosca consiste en dárselo a un individuo importante de la '.imurilla, especialmente a uno que se sepa que compite en opi niones con el autor o que hasta le sea abiertamente hostil, o que |...i lo menos tiene alguna relación con opiniones contrarias a las HViis. Es más sutil entregarlo a un individuo poco importante |" io que empieza a destacarse y que todavía no ha publicado Milmlias cosas y cuyas opiniones, por lo tanto, aún no son ampliaun ute conocidas. Esto tiene muchas ventajas. Para el joven es iin.i remuneración a su fidelidad así como una oportunidad para liurise conocer por su crítica de un individuo maduro y bien ."nocido. Además, pone al libro en posición menos importante que ní se le diera a un profesor eminente. Por otra parte, es un jMpcl que el joven puede representar con seguridad: el individuo I*•*•11 conocido quizá no quiera, por cierto esnobismo, “contestar” .i l.i crítica; no es obligado para el autor de un libro contestar a m
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críticas de profesores; en realidad, la política de ciertas revistas cultas es impedirlo. Pero aunque la reseña sea contestada, no tiene mucha importancia, l odo el que ha escrito no sólo reseñas sino también libros sabe que una de las faenas intelectuales msís fáciles es “rebajar” un libro —cualquier libro— en una reseña de dos o tres columnas, y que es virtualmente imposible “contestar” a esa reseña en el mismo espacio. No sería imposible si el libro hubiera sido leído con algún cuidado por todos los lectores de la controversia, y el que esto no pueda darse por supuesto da al resé fiador una ventaja arrolladora. Pero si el libro en cuestión atrae mucho la atención dentro o fuera de su campo, o en ambos sitios, lo único que entonces lniy que hacer es dárselo a un individuo distinguido de la camarilla» j de preferencia a un estadista, que lo alabará debidamente sin prestar mucha atención a su contenido y hara ver como conln huye a su manera a las tendencias predominantes y prometedorm deí campo de estudio en su conjunto. Lo único que debe evilai toda camarilla seria y aplicada es entregar el libro a otro individuo suelto que, en primer lugar, diría exacta y claramente lo que rl libro contiene, y en segundo lugar lo criticaría en términos absn hitamente independientes de escuelas y camarillas y modas. 3
Entre las consignas usadas por diversidad de escuelas de ciencia social, ninguna tan frecuente como: “El objeto de la ciencia so cial es la predicción y el control de la conducta humana.” ll<>\ se oye en algunos medios hablar mucho de “ingeniería humana , frase indefinida que a menudo se toma equivocadamente por mi objetivo claro y manifiesto. Se le cree claro y manifiesto pori|H< descansa sobre una analogía no discutida entre “dominio de ItT naturaleza” y “dominio de la sociedad”. Quienes habitualmcnh* usan estas frases, probablemente figuran entre los más apasiona damente interesados en “convertir los estudios sociales en vertía* deras ciencias” y que consideran su propio trabajo políticamcnlw neutral y sin significación moral. Muy frecuentemente, la idea básica se enuncia como “el atraso” de la ciencia social respecto de la ciencia física y la consiguiente necesidad de acortar la di’i tancia. Estas consignas tecnocráticas son el sustitutivo de uim filosofía política entre muchos de los científicos de quienes acabo de hablar. Suponen ellos que van a hacer con la sociedad lo <|in creen que los físicos han hecho con la naturaleza. Toda su filo sofía política está contenida en la sencilla opinión de que sólo
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••ni que se empleasen “para controlar la conducta social” los méL científicos con que el hombre ha llegado a dominar el áto|»«m, m resolverían pronto los problemas de la humanidad y se les gilí mh/jiían a todos la paz y la abundancia. I Muís de esas frases hay curiosas nociones de poder, de razón, ■I* Inslmia, todas ellas cosas poco claras y todas ellas en un deploHlblr c'-lado de confusión. El uso de esas frases revela un optimis........ .. i
•hilw",
I'......... osotros, como científicos sociales, no podemos suponer t|ii< ■ laníos tratando con objetos tan altamente manipulables, y |i |""li nios suponer que somos entre los hombres déspotas sa la l'oi lo menos, aceptar uno u otro supuesto es tomar una ...... . política que parece muy curiosa en profesores. Ninguna Éiia luí histórica está construida dentro de un armazón tan rígil!" ■""io el que encierra a mi hipotética división de ejército. Ni
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son los investigadores sociales —y agradezcámoslo mucho— ge nerales de la historia. Pero hablar de “predicción y control” a renglón seguido, como hacen tantos, habitualmente es suponci cierto tipo de control unilateral, como el de mi general imagina rio, cuyos poderes he exagerado algo para que el punto se viese claramente. Deseo aclararlo a fin de revelar el significado político del ethox burocrático. Se le ha empleado principalmente en y para sectores no democráticos de la sociedad: un establecimiento militar, una sociedad anónima, una agencia de publicidad, una sección admi nistrativa del gobierno. En y para tales organizaciones burocráti cas han sido invitados a trabajar muchos científicos sociales, y los problemas por los que allí se interesaron son los tipos de proble mas que interesan a los individuos más eficientes de tales máqui nas administrativas. No veo cómo pueda nadie estar razonablemente en desacuer do con el siguiente comentario del profesor Robcrt S. Lynd sobre El soldado norteamericano: Estos volúmenes describen cómo se emplr' la ciencia con gran habilidad para escoger y controlar hombres para tinco que no son de su propia voluntad. Es una medida significativa de la impotencia de la democracia liberal el que deba usar cada vez más sus ciencias sociales no directamente en los problemas propios de la democracia, sino tangencial e indirectamente; tiene que recoger las migajas de las investigaciones hechas en negocios privados sobre problemas como el modo de medir la reacción de un auditorio a fin de presentar pro gramas sintéticos de radio y de cine, o, como en el caso presente, de las investigaciones del ejército acerca de cómo convertir fríos reclutas en heroicos soldados que lucharán en una guerra cuyas finalidades no comprenden. Orientando el uso de la ciencia social objetivos tan extraños socialmente, cada progreso en su uso tiende a convertirla en un instrumento de control de masas, y por consiguiente en una ame naza más para la democracia. 1 Las consignas de los ingenieros humanos sirven para llevar el espíritu burocrático más allá del uso actual de ese estilo de pen samiento y de método de investigación. Emplear esas consignas como enunciados de “lo que uno hace” es aceptar un papel buro crático aun cuando uno no lo representa. Ese papel, en suma, es aceptado con frecuencia a base de un como si. Adoptar el punió de vista tecnocrático, y tratar de actuar de acuerdo con él como investigador social, es obrar como si uno fuera de verdad un inge i “The Science of Inhuman Relations”, T he New Republic, 27 de agos to de 1949.
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lih’io limnano. En la actualidad se concibe frecuentemente el 1 *1 " I ,lr* investigador social dentro de tal perspectiva burocráti' t Aduar a la manera de como-si-yo-fuera-un-ingeniero-humano |"'i!ilii ser sencillamente divertido en una sociedad en que la ra. "ii Immana estuviera amplia y democráticamente instalada, pero l"'< Iválidos Unidos no son esa sociedad. Sean lo que fueren, sei.|11111111r 111 c es evidente esto: son una sociedad en que se emplean • " 1 1 vez más burocracias funcionalmente racionales en asuntos inmunos y en decisiones que hacen historia. No todas las épocas *• pueccn en el grado en que los cambios que se operan dentro di ellas son independientes de un control premeditado y pesan i"l'i< l is espaldas de todos los hombres. La nuestra parece ser mía época en que las decisiones clave, o la falta de ellas, adop•fin por minorías burocráticamente instituidas, son cada vez más ....... .. de cambios históricos. Trátase, además, de una época y •ma sociedad en que la ampliación y la centralización de los me dí" 1 de control, de poder, incluyen ahora generalmente el eml'l" 1 de la ciencia social para cualesquiera fines que le asignen I"* que tienen en sus manos el control de esos medios. Hablar •1 > predicción y control” sin pensar en las cuestiones que plan•' "i es abandonar toda la autonomía moral y política que uno pin da tener. I's posible hablar de “control” desde algún otro punto de vis ta que uo sea el burocrático? Sí, desde luego que lo es. Se han fn||i eludo diversas clases de “auto-control colectivo”. El enun»i"l" adecuado de esa idea incluye todas las cuestiones relativas ' !'• libertad y la racionalidad, como ideas y como valores. Incluye iH iiiím iio la idea de “democracia”, como tipo de estructura social » ..... ... conjunto de expectativas políticas. La democracia signi•'"i ' I poder y la libertad de los controlados por la ley de cambiar i i de acuerdo con el consenso sobre determinados principios, y "ni con modificar estos principios, pero, sobre todo, significa I » il" tipo de auto-control colectivo sobre la mecánica estructural I' historia misma. Es ésta una idea complicada y difícil que ' ■* «delante examinaré con algún detalle. Aquí sólo deseo indi• " que si los investigadores sociales, en una sociedad que conl' i" aspiraciones democráticas, quiere estudiar seriamente las ..... .' oencias de “la predicción y el control”, deben examinar i iieI elusamente esos problemas. Iv. posible hablar de “predicción” desde algún otro punto de i l i que no sea el burocrático? Sí, desde luego que lo es. Las i ■ le nones pueden apoyarse en “regularidades inesperadas” más
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bien que en controles prescriptivos. Sin tener su control, podemos predecir acerca de aquellos sectores de la vida social sobre los cua les nadie tiene control, aquellos en que las actividades “volunta rias” y no rutinarias constituyen un mínimo. Los usos del lenguaje, por ejemplo, cambian y persisten “por detrás de la espalda de los hombres”. Ouizá esas regularidades ocurren también en relación con la mecánica estructural de la historia. Si podemos captar lo que John Stuart Mili llamó los principia media de una sociedad, si podemos captar sus tendencias principales, en resumen, si pode mos comprender la transformación estructural de nuestra época, podemos tener una “base para la predicción”. Pero debemos recordar que, dentro de ambientes específicos, los hombres controlan con frecuencia su actuación; el grado en que puedan hacerlo figura entre los objetos de nuestro estudio. Debemos recordar que hay generales verdaderos así como los hay hipotéticos, y lo mismo directores de empresas y jefes de Estado. Además, como se ha observado con frecuencia, el hecho de que los hombres no sean objetos inertes quiere decir que pueden llegar a conocer las predicciones que se hacen acerca de sus activida des, y que en consecuencia pueden, y muchas veces lo hacen, redirigirse a sí mismos: pueden desmentir o cumplir las predicen> nes. Lo que harán no está todavía sujeto a predicciones muy seguras. Mientras los hombres gocen de cierto grado de libertad, no será fácilmente predecible lo que harán. Pero la cuestión es: Decir que “el fin real y último de la inge niería humana” o de la “ciencia social” es “predecir” significa sustituir un lema tccnocrático por lo que debería ser una elección moral razonada. También esto es asumir la perspectiva democrá tica dentro de la que —una vez adoptada plenamente— hay mucha menos elección moral obtenible. La burocratización del estudio social es una tendencia suma mente generalizada; quizás, a su debido tiempo, se imponga por completo en una sociedad en la que están llegando a ser suprema * las rutinas burocráticas. Va acompañada, naturalmente, de una teoría jesuítica y de alto vuelo, que como tal no tiene interacción ninguna con la investigación administrativa. Las investigacionc'* particulares, por lo general estadísticas y limitadas a usos admi nistrativos, no afectan a la gran elaboración de “conceptos”; esta elaboración, a su vez, no tiene nada que ver con los resultado» de las investigaciones particulares, sino más bien con la legitim i ción del régimen y de sus características cambiantes. Para el bu rócrata, el mundo es un mundo de hechos que hay que tratar do
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'•'lindo con principios firmes. Para el teórico, el mundo es un •mintió de conceptos que hay que manipular, muchas veces sin ('•limpios discernibles. La teoría sirve, en una gran diversidad •I' iimueras, como justificación ideológica de la autoridad. La in" -ligación para fines burocráticos sirve para hacer la autoridad •••u efectiva y más eficaz, proporcionando información útil para I" planeadores autoritarios. I I empirismo abstracto es empleado burocráticamente, aun•I"• tiene, desde luego, claras significaciones ideológicas, que en •" nilones se usan como tales. La gran teoría, como ya he indica•l". no tiene utilidad burocrática directa; su significación política • . Ideológica, y en eso estriba el uso que puede tener. Si estos •I" ( .tilos de trabajo —empirismo abstracto y gran teoría— llei •' ii a gozar una situación de “duopolio”, o aun a ser los estilos I'" dominantes de trabajo, constituirían una grave amenaza para !• promesa intelectual de la ciencia social y para la promesa políI" i «luí papel de la razón en los asuntos humanos, tal como este I lia sido clásicamente concebido en la civilización de las nulidades occidentales.
V I.
FILOSOFÍAS D E LA CIENCIA
L a confusión en las ciencias sociales —ahora resultará evidente— va envuelta en la interminable controversia acerca de la natura leza de la ciencia. La mayor parte de los estudiosos de la sociedad seguramente estarán de acuerdo en que su gratuita acep tación como “ciencia” suele ser tan ambigua como formal. É l “empirismo científico” significa muchas cosas, y no hay una ver sión consagrada, y mucho menos un uso sistemático de una versión determinada. Las expectativas profesionales son absolutamente confusas y el sentido de artesanía puede verificarse según modelos de investigación totalmente diversos. En cierta medida, es a cau sa de esta situación por lo que los modelos epistemológicos de los filósofos de las ciencias naturales tienen el atractivo que tienen. 1 Reconociendo la existencia de diversos estilos de trabajo en las ciencias sociales, muchos estudiosos se muestran afanosamente de acuerdo en que “debemos unirlos”. Algunas veces se expone este programa en términos persuasivos: la Larca en los próximos dccenios —se dice— consiste en unir los grandes problemas y el trabajo teórico del siglo xix, especialmente el de los alemanes, con las técnicas de investigación predominantes en el siglo xx, especialmente con las de los norteamericanos. Dentro de esta gran dialéctica se cree que han de hacerse señalados y continuos avan ces en una concepción dominante y en un procedimiento riguroso, Como problema filosófico, no es muy difícil “unirlos” . 12 Pero la cuestión pertinente es ésta: supongamos que los “unimos” en uno o en otro gran modelo de investigación. ¿Qué utilidad tiene ese modelo para el trabajo en ciencia social, para el manejo de sus tareas principales? Ese trabajo filosófico es, creo yo, de alguna utilidad para los científicos sociales. El saberlo nos permite ser más conscientes de nuestros conceptos y de nuestros procedimientos, y aclararlos. Proporciona un lenguaje con el que podemos hacer esas cosas. Pero su empleo debe ser de carácter general; ningún científico so cial necesita tomar muy en serio ningún modelo de esos. Y sobre todo, debemos tomarlo como una liberación de nuestra imagina ción y como fuente de sugestiones para nuestros procedimientos, 1 Cf. capítulo i i i , sección 1. 2 Cf., por ejemplo, el esfuerzo más bien juguetón titulado “Two Stylcs of Research in Current Social Studies”, en Philosophy o f Science, vol. 20, núm. 4, noviembre de 1953, pp. 266-75. 134
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(|ii< como un límite puesto a nuestros problemas. Limitar
que tu im>. de trabajar me parece una timidez curiosa. Desde luego, mi mimbre de la “ciencia natural” los problemas sobre los
I investigadores semi-preparados desean limitarse a esos probleliiii'i quizá sea una autolimitación prudente; fuera de eso, tal llmilm ¡ón no tiene base significativa.
I'l nudista social clásico ha evitado toda serie rígida de procedimli nlos; ha tratado de desarrollar y de usar en su trabajo la imalllti'i' mu sociológica. Repelido por la asociación y disociación de '"im píos, ha empleado términos más complicados sólo cuando luí l nido buenas razones para creer que con su empleo ensancha I
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El investigador social, al trabajar, debe conservar siempre en primer lugar un pleno sentido del problema que tiene entre ma nos. Esto significa, evidentemente, que debe conocer muy bien y de un modo esencial el estado de los conocimientos en el cani po a que corresponden los estudios que está examinando. Signi fica, también, en medida que no creo que pueda hacerse explí cita, que ese trabajo se hace mejor cuando los varios estudios examinados se relacionan con un campo análogo de estudio. Fi nalmente, ese trabajo no se hace mejor como especialidad única de una sola persona, y mucho menos de un joven que, en reali dad, ha hecho poco trabajo verdadero, si es que ha hecho alguno, o que quizá sólo ha tomado parte en estudios hechos en uno ti otro estilo particular. Cuando hacemos una pausa en nuestros estudios para refle xionar sobre la teoría y el método, el mayor beneficio es una reformulación de nuestros problemas. Quizás es por eso por lo que, en la práctica real, todo investigador social activo debe ser su propio metodólogo y su propio teórico, lo cual sólo quiere decir que debe ser un artesano intelectual. Todo artesano puede, natu ralmente, aprender algo de los intentos generales para codificar los métodos, pero con frecuencia no mucho más que un conoci miento de tipo muy general. Por eso no es probable que los “pro gramas ruidosos” en metodología contribuyan al desarrollo de la ciencia social. No pueden imponerse de ese modo informaciones verdaderamente útiles sobre métodos, si no se relacionan muy fii memento con el trabajo efectivo del estudio social, el sentido do la importancia del problema y la pasión de resolverlo —actual mente perdidos con tanta frecuencia— no pueden tener pleno juego en la mente del investigador social al trabajar. Lo más probable, pues, es que el progreso en los métodos ten ga efecto como generalizaciones modestas originadas en el trabajo en marcha. Por lo tanto, debemos mantener en nuestra práctica individual y en la organización de nuestra disciplina, un estado muy estrecho de interacción entre el método y el trabajo en real i zación. Sólo debe dedicarse una atención seria a las discusiones generales de metodología cuando se refieren directamente al trabajo real. Esas discusiones de métodos ocurren entre investigadores sociales, y más adelante, en un apéndice, intentaré demostrar uno de los modos en que pueden realizarse. Formulaciones de métodos y discusiones acerca de ellas, dis tinciones de teorías y más distinciones —aunque estimulantes y hasta entretenidas— son meras promesas. Las formulaciones (lo
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im lodos prometen conducirnos a mejores modos de estudiar algo, lililí lias veces, en realidad, de estudiarlo casi todo. Las elabora......... de teorías, sistemáticas y asistemáticas, prometen hacernos m r. despiertos para establecer distinciones en lo que podamos Vi i. o ni lo que podamos hacer de lo que vemos, cuando llegamos •i interpretarlo. Pero ni el Método ni la Teoría pueden por sí •i iliis lomarse como partes del trabajo efectivo de los estudios ......ules. De hecho, ambos son con frecuencia precisamente lo «miliario: son alejamientos de los problemas de la ciencia social. I 'i lo general, según hemos visto, se basan en algún gran modelo •I* Investigación con que se les da en la cabeza a otras gentes. Que * o gran modelo no sea apto para un uso totalmente pleno no es, muíais, demasiado importante, ya que siempre se le puede usar «i- un modo ritualista. Habitualmente está hecho, como ya he ado, a base de alguna filosofía de la ciencia natural, y más luí ilualmente aún, ¡quién lo creyera!, de una glosa filosófica V'l'ic la física, quizás un poco anticuada. Este jueguecito, y otros •)in licúen reglas parecidas, conduce menos a avanzar en el traImJo que al tipo de agnosticismo científico de que ha dicho Max I luí I lieimer: I i constante admonición contra las conclusiones prematuras y I-i Inlimosas generalidades implica, a menos de que se la limite ade«ni ni,luiente, un posible tabú contra todo pensamiento. Si toda idea llii de ser tenida en suspenso hasta que haya sido completamente co'I i'ruda, no parece posible ningún enfoque fundamental y nos liliilliiilimios al plano de los meros síntomas. 1 I .os jóvenes, se ha observado muchas veces, con frecuencia son i "iniplibles, pero ¿no es curioso ver a viejos eruditos de la ciencia " "I inquietos también por las pretensiones de los filósofos de li ■Inicia que tenemos entre nosotros? Cuánto más inteligente e i Ih ii.iliva que las ruidosas proclamas de ciertos sociólogos norteai m ura nos es la advertencia, en tono sencillo de conversación, •I «los economistas, suizo uno e inglés el otro, que expresa bien la •!|'liiión clásica acerca del lugar del método: M'" li"' autores se disponen instintivamente a abordar estos problemas Pi* Imiiia correcta, pero después de estudiar la metodología se dan « 111 nl'i de numerosas trampas y peligros que les acechan. Así resulta r" |*ir iden la seguridad que tenían y se extravían siguiendo dircccio' l'i tisions T hat Cause Wúrs, editado por Hadley Cantril, Univcrsity of 1 9 5 0 , p. 2 9 7 .
lililí"! I’ress, Urbana, Illinois,
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nes equivocadas. A los intelectuales de este tipo aconsejamos prescindan de la metodología. 1
qtm
Las consignas que debemos lanzar son, sin duda, las siguientes: ¡Cada uno su propio metodólogo! ¡Metodólogos, pónganse a trabajar! Aunque no podamos tomar demasiado literalmente esas con signas, como investigadores sociales activos necesitamos defendei nos; y dado el curioso e indocto celo de algunos de nuestros cole gas, quizá se nos perdonen nuestras exageraciones.
2 El empirismo cotidiano de sentido común está lleno de supucs tos y clichés de una u otra sociedad particular; porque el sentido común determina lo que se ve y cómo debe explicársele. Si inteu ta usted huir de esa situación por el empirismo abstracto, termi nará en un nivel microscópico o sub-histórico y se esforzará lenta mente en apilar los detalles abstractos con que está tratando. Si intenta usted huir del empirismo del sentido común por la gran teoría, vaciará usted los conceptos con que está tratando de toda referencia empírica clara y presente, y, si no tiene usted cuidado, se encontrará completamente solo en el mundo trans-histórico que está construyendo. Un concepto es una idea con contenido empírico. Si la idcil es demasiado amplia para el contenido, tiende usted hacia la tram pa de la gran teoría; si el contenido se traga a la idea, tiende usted hacia la añagaza del empirismo abstracto. El problema general que esto implica se enuncia con frecuencia como “la ne cesidad de índices”, y figura actualmente entre las demandas téc nicas más importantes del trabajo efectivo en ciencias sociales. I .o saben los individuos de todas las escuelas. Muchas veces los em píricos abstractos resuelven el problema de los índices eliminando el alcance y la significación de lo que se supone que es contenido del índice. La gran teoría no hace frente al problema útilmente; sigue elaborando el “concepto” precisamente de acuerdo con otros igualmente abstractos. Lo que los empíricos abstractos llaman “datos” empíricos repro 1 W . A. Jolir y H. W . Singer: El papel del economista com o asesor ofl cial, Fondo de Cultura Económica, México, 1957, p. 15. Este libro, dicho sea de pasada, es un modelo de la manera apropiada de proceder en las di» elisiones de métodos en la ciencia social. Fue escrito, muy significativamente, a manera de conversación entre dos artesanos experimentados.
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••ni m ni i;i visión muy abstracta de los mundos sociales cotidianos, i jin ni.límente tratan, por ejemplo, de un grupo de ingresos de edad y hi m i determinados en ciudades de mediano tamaño. Es decir, i Milu» variables, más de las que muchos empíricos hacen que enIimi i ii una de sus instantáneas del mundo. Y todavía hay, natu•rtlmi ule, otra variable: esa gente vive en los Estados Unidos. Pero Mlu mi figura, como “dato”, entre las menudas, precisas y abstraei i v nubles que forman el mundo empírico del empirismo abs!l'" I" Incluir “los Estados Unidos” requeriría un concepto de * liui luía social y también una idea menos rígida del empirismo. I i mayor parte del trabajo clásico (llamado a veces macroscófttlm ni este aspecto) está situado entre el empirismo abstracto i li gran teoría. Ese trabajo implica también una abstracción ili ln que puede observarse en un ambiente cotidiano, pero la ■ , mu de su abstracción va hacia estructuras sociales e históii' i Está en el plano de la realidad histórica, lo cual es decir •• ni ill miente que los problemas clásicos de la ciencia social han •••l' •Innnulados en relación con estructuras sociales e históricas, y |n- hiIik iones ofrecidas también según ellas. I ‘.i Irabajo no es menos empírico que el del empirismo absluu I" En realidad, lo es más. Con frecuencia está más cerca del niunilo de las significaciones y las experiencias de todos los días. I <1 uivi es muy sencilla: la información de Franz Neuinann - •I-. • 1 1 estructura social nazi es por lo menos tan empírica —y tan 'hl'ili m ítica”— como la de Samuel Stouffer sobre la moral de la Muid «I número 1 0 0 7 9 del ejército; la de Max W cber sobre el manihiin i bino, o la de Barrington Moore sobre la Rusia Soviética, o E -l< Eugene Staley sobre los países subdesarrollados, son tan "■ llipliicis” como los estudios de Paul Lazarsfeld sobre la opinión M. . I distrito de Erie o en la pequeña población de Elmira. Además, del trabajo clásico es de donde han nacido la mayor |m11 • «le las ideas empleadas en los planos sub-histórico y transt"ii(o de trabajo. ¿Qué idea realmente fructífera, qué concepto >U Ilumbre y de la sociedad y de sus relaciones, han resultado del hii |iíi ¡mno abstracto o de la gran teoría? Por lo que se refiere a Id. imbas escuelas son parásitos que viven de la tradición de la Mi ii. i.i social clásica.I
I I |ni dilema de la verificación empírica consiste en “cómo des•i*i111« i i los hechos”, pero sin ser abrumado por ellos; cómo anclar I-* i-t is en hechos, pero sin que las ideas se hundan. El problema
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consiste primero en qué verificar y segundo en cómo verificarlo. En la gran teoría, la verificación es esperanzadamente deductiva; ni qué verificar ni cómo verificarlo parecen todavía un problema muy definido. En el empirismo abstracto, el qué verificar no parece a menudo que se tome como cuestión seria. El cómo verificar lo proporcio nan casi automáticamente los términos en que el problema es planteado, los cuales se alimentan en procedimientos estadísticos de correlaciones y de otras clases. En realidad, los requisitos dog máticos para esa verificación parecen con frecuencia lo único que interesa, y de ahí que limiten o hasta determinen los conceptos empleados y los problemas estudiados por los consagrados a este estilo microscópico. En la práctica clásica, el qué verificar es considerado habitual mente tan importante o quizás más importante que el cómo veri ficarlo. Se elaboran ideas en estrecha conexión con una serie de problemas sustantivos; la elección de lo que ha de verificarse se determina de acuerdo con alguna regla como la siguiente: Tra te de verificar los rasgos de la idea elaborada que parecen prometer más inferencias de importancia para la elaboración. A esos rasgos los llamamos “centrales” : si esto es así, de ahí se sigue que esto y esto y esto deben ser también así. Si esto no es así, de a h í... y sigue otra serie de inferencias. Una razón de este procedimiento es la necesidad de economizar trabajo: verificación empírica, prue ba, documentación, determinación del hecho, llevan mucho tiempo y con frecuencia son aburridas. En consecuencia, uno desea un trabajo que diferencie lo más posible las ideas y las teorías con que está trabajando. El artesano clásico no suele hacer ningún gran proyecto para ningún gran estudio empírico. Su política consiste en permitir y fomentar una constante comunicación entre concepciones macros cópicas y exposiciones de detalle. Hace esto al proyectar su tra bajo como una serie de estudios empíricos en pequeña escala (que pueden, desde luego, incluir trabajo microscópico y estadístico), cada uno de los cuales parece ser central para una parte u otra de la solución que está elaborando. Esa solución es confirmada, mo dificada o refutada de acuerdo con los resultados de esos estudios empíricos. El cómo verificar enunciados, proposiciones, hechos putativos, no le parece al practicante clásico tan difícil como con frecuencia lo hacen parecer los trabajadores microscópicos. El practicante clásico verifica un enunciado mediante la exposición detallada de todos los materiales empíricos pertinentes, y naturalmente, repito, si he
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mos sentido la necesidad de escoger y manejar de esta manera nuestros conceptos en relación con nuestros problemas, quizá sea mos con frecuencia capaces de hacer la exposición detallada en la iu niera abstracta y más precisa de la investigación estadística. Para olios problemas y conceptos, nuestra verificación será como la del historiador; es el problema de la prueba. Es cierto, desde luego, •Iuc nunca estamos seguros, que de hecho lo que hacemos muchas veces es “conjeturar”; pero no es cierto que todas las conjeturas l< ugan las mismas probabilidades de ser correctas. La ciencia social ■tísica, puede decirse en homenaje a ella, es, entre otras cosas, un Intento para aumentar las probabilidades de que puedan ser correc1 1, nuestras conjeturas sobre materias importantes. I ,a verificación consiste en convencer racionalmente a otros así i unió a nosotros mismos. Mas para hacerlo debemos seguir las rei I r. consagradas, sobre todo la regla de que el trabajo se presente •le tal suerte, que en todos los momentos esté abierto a la comIiilibación de los demás. No hay un modo único de hacer esto; pero i
4 huía manera de trabajar en estudios sociales, toda elección de es tudios y de métodos para hacerlos, implican una “teoría del prol'Mso científico” . Supongo que todos estamos de acuerdo en que •I progreso científico es acumulativo, que no es la creación de un !i"inl>rc, sino la obra de muchos hombres que revisan y critican, •i"' suman y restan sus esfuerzos los unos a los otros. Para que •Mi ule el trabajo de uno, el que lo hace debe ponerlo en relación ■"ii el que ha sido hecho antes y con el que se está haciendo eni« mes. Esto es necesario para comunicarse, y es necesario también piHii la “objetividad”. Cada uno debe decir lo que ha hecho de lili inerte que todos los demás puedan comprobarlo. I i política de progreso de los empíricos abstractos es muy ■ipM ial y muy esperanzadora: Acumulemos muchos estudios mi.........ipicos; lentamente y poco a poco, como hormigas que reúii' ii innumerables briznas en un gran montón “construiremos la
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La política de los grandes teóricos parece ser: En alguna paih' y en algún momento entraremos en contacto vivo con materia le» empíricos; cuando ese día llegue, estaremos preparados para mane jarlos “sistemáticamente"; entonces sabremos lo que significa hace i la teoría sistemática lógicamente accesible al modo científico de verificación empírica. La teoría del progreso científico sustentada por quienes deben cumplir la promesa de la ciencia social clásica no les permite su poner que una serie de estudios microscópicos se combinarán nece sariamente en una ciencia social “plenamente desarrollada". No están dispuestos a suponer que esos materiales serán necesariamculc útiles para otros fines que los presentes. En suma, no aceptan l.i teoría de la construcción por bloques (o de juntar piezas sueltas, como hacen colchas las ancianas) para el desarrollo de la ciencia social. No creen que de ese trabajo salga un Newton o un Darwin que lo reúna y ordene, ni creen que lo que hicieron Darwin o Newton fue “reunir" hechos microscópicos como los que esta acumulando hoy la ciencia social. El practicante clásico se resiste también a suponer, con los grandes teóricos, que la juiciosa elabo ración y diferenciación de conceptos llegará a ser de un modo o de otro y a su debido tiempo sistemáticamente congruente con los materiales empíricos. No hay razón —dicen— para creer que esas elaboraciones conceptuales sean alguna vez más que lo que son ahora. La ciencia social clásica, en resumen, no “construye” con es tudios microscópicos ni “deduce" de elaboraciones conceptuales. Quienes la practican procuran construir y deducir al mismo tiempo, en el mismo proceso del estudio, y hacerlo mediante la formulación y re-formulación adecuada de los problemas y de sus adecuadas soluciones. Practicar esta política —lamento la repetición, pero éste es el punto clave— es abordar los problemas esenciales en el nivel histórico de la realidad, formular esos problemas en los tér minos apropiados, y después, por alta que vuele la teoría, por penoso que sea el serpear entre los detalles, al final de cada acto de estudio realizado, enunciar la solución en los términos macros cópicos del problema. En suma, el enfoque clásico se dirige a los problemas esenciales. El carácter de esos problemas limita y sugiere los métodos y los conceptos que se emplean y el modo de em plearlos. La controversia sobre diferentes opiniones acerca del “método" y de la “teoría” se desenvuelve apropiadamente en es trecha y constante relación con problemas esenciales.
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|».»!(> él o no, la agrupación de los problemas de un individuo "»nio los enuncia y qué prioridad le asigna a cada uno— des• m i sobre métodos, teorías y valores. I'cro hay que admitir que algunos individuos que trabajan en li» . usos políticos de esas escuelas (porque eso es lo que importa de
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toda escuela de ciencia social) no pueden separarse fácilmente i son sus usos políticos tanto como su carácter intelectual (y mi organización académica) lo que las lia llevado a la posición qm ocupan en la ciencia social contemporánea. En la tradición clásica de la ciencia social, los problemas so formulan de tal manera que su mismo enunciado incorpora mu chos ambientes específicos y las inquietudes privadas que en ello# experimentan diversidad de individuos. Esos ambientes, a su ve/,, son localizados de acuerdo con estructuras históricas y sociales m.r amplias. Ningún problema puede ser adecuadamente formulado a ñu ños que se expresen los valores afectados y la amenaza manifiesta a los mismos. Esos valores y su peligro constituyen los término# del problema mismo. Los valores que han sido la médula del aná lisis social clásico, son, creo yo, la libertad y la razón; las fuer/;ii que actualmente los ponen en peligro parecen a veces ser co-exli n sivas con las tendencias principales de la sociedad contemporánea, si es que no constituyen los rasgos característicos del periodo con temporáneo. Los principales problemas de los estudios socialrs tienen hoy en común esto: conciernen a situaciones y tendencia-, que parecen poner en peligro esos dos valores, y a las consecuen cias de ese peligro para la naturaleza del hombre y la realización de la historia. Pero aquí me interesa menos toda agrupación particular de pro blemas, incluso los de mi propia elección, que la necesidad do que los investigadores sociales reflexionen sobre los problemas r<.1 les que parecen suponer por su trabajo y en sus planes. Sólo en vista de esa reflexión pueden examinar explícita y cuidadosamente sus problemas y las alternativas posibles de ellos. Sólo de ese modo pueden proceder objetivamente. Porque la objetividad en el tía bajo de la ciencia social requiere el intento constante de llegar ;i saber explícitamente todo lo que va implícito en la empresa; ro quiere un intercambio amplio y crítico de tales intentos. No c# con modelos dogmáticos de método científico ni con pretenciosas proclamas de los problemas de la ciencia social como pueden lo# investigadores sociales esperar desenvolver sus disciplinas de un modo fructíferamente acumulativo. La formulación de los problemas, pues, debe incluir una aten ción explícita a un margen de cuestiones públicas y de inquietudes personales, y debe abrir a la investigación las conexiones caúsale# entre ambientes y estructuras sociales. Al formular problemas de bemos hacer ver con claridad qué valores están verdaderamenlc
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........i (tilos en las inquietudes y las cuestiones examinadas, quién I- ni |il.i como valores y por quién están amenazados. Esas formu1 1 i...... se ven con frecuencia muy complicadas por el hecho de *1'" !••-, valores amenazados no siempre son los que los individuos i il público creen que están en peligro, o en todo caso no son Mil" i mis. En consecuencia, debemos hacernos preguntas como las *l|4iilnilr>: ¿Qnc valores creen en peligro los actores? ¿Por quién m pni qué los creen amenazados? Si supiesen cuáles son los valores tHiliiiIruuncnlc afectados, ¿se sentirían inquietos por su peligro? I ■.iliNuliilnincnte necesario incluir esos valores y sentimientos, arfjiuiM 111 os y temores, en nuestra formulación del problema, porque Han i imicias y expectativas, por inadecuadas y erróneas que pue dan nci, constituyen la sustancia misma de las cuestiones y las inquMlldcs; la solución del problema, si la hay, debe ser probada •ii |i iile por su utilidad para explicar las inquietudes y dificultades I d ........>son experimentadas. I 'lié de pasada que el “problema básico” y su solución por lo jji iu iid exigen atención al malestar procedente de la “profundidad” d. la biografía y a la indiferencia procedente de la estructura MtiMiM de una sociedad histórica. Por nuestra elección y enunciado di liin pmblcmas debemos, primero, traducir la indiferencia en difimlbidrN y el malestar en inquietud; y después debemos admitir liiqnli ludes y dificultades en la formulación de nuestro problema. I ti IIiiibas etapas, debemos tratar de enunciar, de una manera todo lo himple y precisa que podamos, los diversos valores y amenazas Implii idos y relacionarlos entre sí. I mi l “respuesta” adecuada a un problema contendrá, a su vez, lliui visión de los puntos estratégicos de intervención: de las “paMm n»Mcon que la estructura puede ser conservada o modificada; l un uviilúo de quienes están en situación de intervenir pero no ! < Inimi. I.a formulación de los problemas implica más cosas mili luis más—, pero aquí sólo me he propuesto trazar un esbozo.
V II. LA D IVERSIDA D HUMANA H a b ie n d o c r it ic a d o con bastante detenimiento varias tendcnt hit que prevalecen en la ciencia social, me propongo ahora volvn t ideas más positivas —y hasta programáticas— de la promesa «I* dicha ciencia. La ciencia social quizá es confusa, pero su conlil sión más bien es explotada que lamentada. Quizá está enferma, pero el reconocimiento de este hecho puede y debiera considérame como una necesidad de diagnóstico y quizá hasta como un signo de salud futura. 1 La ciencia social trata propiamente de la diversidad humana, con» tituida por todos los mundos sociales en que han vivido, viven v podrán vivir los hombres. Esos mundos contienen comunidad^ primitivas que, por lo que sabemos, han cambiado poco en mil años; pero también Estados muy poderosos que, por decirlo sin!, han entrado de pronto en una existencia violenta. Bizancio y En ropa, la China clásica y la antigua Roma, la ciudad de Los Angelo y el imperio del antiguo Perú: todos los mundos que los hombre» han conocido están ahora ante nosotros, abiertos a nuestro esem tinio. En esos mundos hay países abiertos a la colonización, grupo» de presión, bandas de malhechores e indios navajos dueños de petróleo; fuerzas aéreas destinadas a demoler zonas metropolitana ! de centenares de kilómetros cuadrados; policías en las esquina»! círculos íntimos y públicos sentados en un salón; sindicatos de delincuentes; masas apiñadas una noche en los cruces y las plaza» de las ciudades del mundo; niños Hopi y tratantes de esclavos cu Arabia, partidos alemanes, clases polacas, escuelas menonitas, libe taños mentalmente perturbados, y redes de radio que dan la vuelta al mundo, l'roncos raciales y grupos étnicos se mezclan en lo» cinematógrafos y al mismo tiempo se rechazan mutuamente; gen tes felizmente casadas y que también odian sistemáticamente; mil ocupaciones de detalle dirigen negocios e industrias, gobiernos y situaciones, naciones del tamaño de continentes. Todos los días so hacen millones de pequeños contratos, y por dondequiera hay mín “pequeños grupos” de los que nadie podría contar. La diversidad humana incluye también la diversidad de lo» seres humanos individuales, que la imaginación sociológica debo 146
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» y comprender. En esa imaginación un brahmán hindú H i il l.ulo de un colono de Illinois, un caballero inglés del siH mui al lado de un aborigen australiano, juntamente con un fí«m11>• ano chino de hace cien años, un político de la Bolivia acIm-iI mi caballero feudal de Francia, una sufragista inglesa de I 'I I <11 huelga de hambre, una estrellita de Hollywood y un HhIH'Io romano. Escribir sobre “el hombre” es escribir sobre toMim <•■<••! hombres y m ujeres... y también sobre Goethe y sobre la iiim lucha vecina. I I investigador social trata de comprender la diversidad hum ilia de un modo ordenado, pero teniendo en cuenta la extenllmi \ hondura de esa diversidad, muy bien puede preguntársele: I i '4 o realmente posible? ¿No es la confusión de las ciencias I»» iiili'< im reflejo inevitable de lo que intentan estudiar quienes l i jiiiii litan? Mi respuesta es que quizá la diversidad no es tan "l|i mili-liada” como la hace parecer la mera enumeración de una pulí do ella; quizá ni siquiera tan desordenada como con freI nim i i so la hace parecer en los cursos de estudios que se dan Mi l"i i olegios y las universidades. El orden y el desorden son cosas n 1 11 1\t . a un punto de vista: llegar a una comprensión ordenada •i In-i hombres y de las sociedades requiere una serie de puntos de Vi la lo suficientemente simples para hacer posible la comprenII iiii |icio suficientemente amplios para permitirnos incluir en li". i,|i.r, opiniones la extensión y hondura de la diversidad humaiii I i hic lia por esos puntos de vista es la primera e incesante lu dí i di l.i ciencia social. l udo punto de vista descansa, naturalmente, sobre una serie ih i m Iiones, y las cuestiones generales de las ciencias sociales |i|...dejo indicadas en el capítulo i) acuden fácilmente a la men tí que licué un firme dominio de la concepción orientadora de |ti i H'iici» social como estudio de la biografía, de la historia y ili I" problemas de su intersección dentro de la estructura social. I indiiii esos problemas, darse cuenta de la diversidad humana, reipili o o que nuestro trabajo se relacione continua y estrechamente ........ I plano de la realidad histórica, y con las significaciones de " didad para los hombres y las mujeres individuales. Nuestro pmp" ilo es definir esa realidad y discernir esas significaciones; |ni u la. ióii con ellos se formulan los problemas de la ciencia I lid i lasica, y así se afrontan las cuestiones y las inquietudes que » pi oblcmas encarnan. Esto exige que busquemos una com............ .. totalmente relativa de las estructuras sociales que han quimido y que existen ahora en la historia del mundo. Exige
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que se seleccionen y estudien ambientes en pequeña escala ni relación con estructuras históricas de mayor escala. Exige que» evitemos la especialización arbitraria en departamentos acadéntl eos, que especialicemos nuestro trabajo diversamente de acuri do con el asunto y sobre todo de acuerdo con el problema, y quo al hacerlo así utilicemos las perspectivas y las ideas, los materiu les y los métodos de todos y cada uno de los estudios satisfactorio1! sobre el hombre como actor histórico. Históricamente, los investigadores sociales han prestado la mu yor atención a las instituciones políticas y económicas, pero tam Lien han sido muy estudiadas las instituciones militares y paren tales, religiosas y educativas. Esta clasificación según las fundo nes objetivas que por lo general desempeñan las instituciones cu engañosamente simple, pero, no obstante, es cómoda. Si enteu demos^cómo se relacionan unos con otros esos órdenes instila cionalcs, entendemos la estructura social de una sociedad. Porquo la "estructura social”, tal como este concepto suele usarse m.V. comúnmente, se* refiere precisamente a eso, a la combinación da instituciones clasificadas según las funciones que cada una de cllni desempeña. En este sentido, es la unidad de trabajo más amplia con que tratan los investigadores sociales. En consecuencia, la finalidad más amplia de éstos es comprender cada una de las va riedades de estructura social en sus partes componentes y en su totalidad. La expresión “estructura social” es definida de manera niuy diferente, y se emplean otras para decir lo mismo, pero si se tiene presente la diferencia entre medio y estructura, al lado de la noción de institución, nadie dejará de reconocer la idea de estruc tura social cuando se le presente.
2 En nuestra época, las estructuras sociales están habitualmcnlc organizadas bajo Estados políticos. En relación con el poder, y , también en otras muchas relaciones importantes, la unidad de es ( tructura social más amplia es el Estado-nación. El Estado-nación es ahora la forma predominante en la historia del mundo y, como tal, un hecho importante en la vida de cada individuo. El Esta donación ha escindido y organizado, en grados y maneras diver* ] sas, las “civilizaciones” y los continentes del mundo. La medida de su expansión y las fases de su desarrollo son pistas importan tes de la historia moderna y hoy de la universal. Dentro del Estado-nación están organizados ahora los medios políticos y mi litares, culturales y económicos, de decisión y poder; todas las
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|n .iilm iones y los ambientes específicos en que la mayor parte il>. Ion hombres viven sus vidas públicas y privadas están organi|mloi uliora dentro de uno u otro de los Estados-naciones. I os investigadores sociales, desde luego, no siempre estudian lulo l í.lructuras sociales nacionales. El hecho es que el Estadon n ion es el armazón dentro del cual sienten más frecuentemente l i un csidad de formular los problemas de las pequeñas y las gMiitlr> unidades. Otras “unidades” son consideradas de mejor im i ionio “pre-nacionales” o como “pos-nacionales”. Porque, iimluiente, las unidades nacionales pueden “pertenecer” a una ili I r. “civilizaciones”, lo que suele querer decir que sus institu♦ Ioim *. religiosas son las de una u otra de las “religiones mundiali I .os datos de “civilización” y otros muchos pueden sugerir Miiuinus de comparar la actual diversidad de Estados-naciones. I*i *iii lal como las usan escritores como Arnold Toynbee, por ejem|*l", me parece a mí que las “civilizaciones” son cosas demasiado il' i|* ir minadas e imprecisas para ser las unidades primas, los “cam|m de estudio inteligibles”, de las ciencias sociales. Al elegir la estructura social nacional como nuestra unidad r i»1 iii.i de trabajo, adoptamos un plano conveniente de generaI. luí, un plano que nos permite evitar el abandono de nuestros imililimas y abarcar las fuerzas estructurales manifiestamente ¡ni|ill( ilas en muchos detalles y perturbaciones de la conducta Inimm.i actual. Además, la elección de estructuras sociales na•I*hmIcs nos permite afrontar más fácilmente las cuestiones mi|mil.mies de interés publico, porque es dentro y entre los Esi n(i *. naciones del mundo donde, para bien o para mal, están * luí miente organizados ahora los medios efectivos de poder, y i uiisccuencia, en grado considerable, de forjar la historia. I . cierto, desde luego, que no todos los Estados-naciones son u n ilc*. en cuanto a su poder para forjar historia. Algunos son tan l" i|iii líos y dependen tanto de otros, que lo que sucede en ellos ••I" puede entenderse estudiando los Estados que son grandes ( mirucias. Pero ése es simplemente otro problema de la clasiHin ióii útil de nuestras unidades —las naciones— y de su estudio ...... .ariamente comparativo. También es cierto que todos los I hiilos naciones reobran entre sí, y algunos grupos de ellos pro♦ulcii de contextos tradicionales análogos. Pero eso es cierto de i nía unidad de regular tamaño que podamos elegir para el estudt'i ni ial. Además, especialmente desde la primera Guerra Mun•tiil lodo Estado-nación capaz de ello se ha hecho cada vez más iiuloMificiente. I i mayor parte de los economistas y de los cultivadores de las m i
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ciencias políticas consideran evidente que su unidad primordial es el Estado-nación; aun cuando se interesen por la “economía internacional” y las “relaciones internacionales”, deben trabajar estrechamente en relación con diversos y específicos Estados-na dones. La condición y la práctica continuada de los antropólogos son, naturalmente, el estudio del “conjunto” de una sociedad o una “cultura”, y cuando estudian sociedades modernas intentan de buena gana, con éxito variable, comprender las naciones como todos. Pero los sociólogos —o más exactamente los técnicos de la investigación— que no tienen un dominio muy firme del conccp to de estructura social, con frecuencia estudian las naciones en escala dudosamente grande. Indudablemente, se debe esto ¡il prejuicio de que la “recolección de datos” puede hacerse de ma nera menos costosa sólo en unidades en pequeña escala. Esto quiere decir, desde luego, que su elección de unidades no está do acuerdo con lo que es necesario para cualesquiera problemas que hayan escogido; antes al contrario, el problema y la unidad están determinados por la elección de método. En cierto modo, este libro es en su conjunto un argumento contra ese prejuicio. Creo que cuando la mayor parte de los in vestigadores sociales se ponen seriamente a estudiar un problem.i importante, les resulta muy difícil formularlo en relación con una unidad menor que el Estado-nación. Esto es exacto en lo que se refiere al estudio de la estratificación social y de la política económica, de la opinión pública y de la naturaleza del poder político, del trabajo y del asueto. Ni siquiera problemas de go bierno municipal pueden formularse adecuadamente sin una re ferencia plena a la estructura nacional. Así, pues, la unidad del Estado-nación se recomienda por sí misma por un alto grado de evidencia empírica accesible a todo el que tenga expericu cia del trabajo sobre los problemas de la ciencia social. 3
La idea de estructura social, juntamente con su concepto como unidad genérica de la ciencia social, está históricamente asociada de modo muy estrecho con la sociología, y los sociólogos han sido sus exponentes clásicos. El asunto tradicional tanto de la socio logia como de la antropología ha sido la sociedad total, o, como la llaman los antropólogos, “la cultura” . Lo que es específii.i mente sociológico en el estudio de cualquier rasgo particular de una sociedad total es el incesante esfuerzo para relacionar aquel rasgo con otros, a fin de formarse un concepto del conjunto. I i
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................iunción sociológica, como ya he dicho, es en parte conside una consecuencia de la preparación adquirida en ese tipo tli i fuerzo. Pero en la actualidad esa opinión y esa práctica no se lluulim «le ningún modo a los sociólogos y los antropólogos. Lo t|H' en otro tiempo fue una promesa de esas disciplinas, se ha mmivi ilulo por lo menos en una práctica balbuciente, y también mi mía intención, de las ciencias sociales en general. I i ¡miTopología cultural, en su tradición clásica y en sus matill' •tinciones actuales, no me parece distinguible, en ningún as|»nln limdamental, del estudio sociológico. Hace algún tiempo, |uiiui|u no había, o había muy pocos, estudios de sociedades i mili niporáncas, los antropólogos tenían que recoger materiales inlui pueblos analfabetos en lugares remotos. Otras ciencias soI. en particular la historia, la demografía y la ciencia polí1 1 * ii lian dependido desde sus orígenes de materiales documeni ili uní ululados en sociedades que tenían escritura. Y este hecho h ii'liú i diferenciar las disciplinas. Pero ahora se usan “estudios •luíili icos" de diversos tipos en todas las ciencias sociales, y en •hilidiul las técnicas han sido más plenamente desarrolladas por I" psicólogos y los sociólogos en relación con las sociedades hisi*< En los últimos años también los antropólogos han estulllrtiln comunidades adelantadas y hasta Estados-naciones, con • 1 unicia a distancia considerable; a su vez, los sociólogos y los .............islas han estudiado los “pueblos subdcsarrollados”. N o !m iiiu diferencia de método ni un límite de contenido que H' uliiilciainente distinga a la antropología de la economía y la so•lm111j1 1.i actuales. I i mayor parte de los economistas y de los cultivadores de la H1 m ia política se han interesado por sectores institucionales csI" •liili . de estructura social. Sobre la “economía” y sobre el “Esta•I" . !"'• científicos de la política en menor medida, y los econo""■l i. cu mayor medida, han formulado “teorías clásicas” que Ihh persistido durante generaciones de estudiosos. En suma,. M*'"iiiivcron modelos, aunque los científicos de la política (jun1 ""Uilc con los sociólogos) han sido tradicionalmente menosImi'H leiilcs de su actividad como constructores de modelos queIiiu m iiiiomistas. La teoría clásica, naturalmente, consiste en la Immiiliii ión de conceptos y supuestos de los cuales se sacan deiIiim lunes y generalizaciones, las cuales, a su vez, se comparan |mi dívcisidad de proposiciones empíricas. En ese trabajo, los !"mepios, los procedimientos y hasta las cuestiones son por lo i" implícitamente codificados. l '"lo eso puede estar muy bien. Sin embargo, para la econo m M.
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mía indudablemente y para la ciencia política y la sociología a su debido tiempo, dos hechos tienden a restar importancia a los modelos formales de Estado y de economía con límites claros, que quiere decir tanto como formales y en gran medida mutua mente excluyentes: 1) el desarrollo económico y político de las zonas llamadas subdesarrolladas; y 2 ) las tendencias de las formas de la “economía política” en el siglo xx, tanto las totalitarias como las formalmente democráticas. Las consecuencias de la se gunda Guerra Mundial han sido a la vez erosivas y fructíferas para los economistas teóricos atentos, en realidad para todos los investigadores sociales dignos de ese título. Una “teoría de los precios”, que es meramente económica, puede ser lógicamente clara, pero no puede ser empíricamenlc adecuada. Esa teoría exige el estudio de la administración de ins tituciones de negocios y del papel de los directores dentro de y entre ellas; exige atención a la psicología de las expectativas acer ca de los costos, y en especial acerca de los salarios; a la fijación de precios por consorcios de pequeñas empresas cuyos jefes pue den entenderse, etc. De un modo análogo, entender “el tipo de interés” requiere con frecuencia el conocimiento del tráfico ofi cial y personal entre los banqueros y los mecanismos económicos oficiales e impersonales del gobierno. No hay otro remedio, creo yo, sino que cada investigador so cial se incorpore a la ciencia social y haga en ella trabajo compa rativo, y eso me parece que es ahora un cambio de interés muy grande. El trabajo comparativo, teórico y empírico, es hoy d camino más prometedor para la ciencia social, y ese trabajo pue de hacerse mejor dentro de una ciencia social unificada.
4 Al progresar cada una de las ciencias sociales, su acción recíprot.» con las demás se ha intensificado. El asunto de la economía eslá volviendo a ser lo que fue en el origen: la “economía política", vista cada día más dentro de una estructura social total. Un eco noinista como John Galbraith es un científico de la política tan lo como lo son Robert Dahl o David Truman; en realidad, su obra sobre la estructura actual del capitalismo norteamericano tiene tanto de teoría sociológica de la economía política como las opi niones de Schumpeter sobre el capitalismo y la democracia o la*, de los grupos políticos de Earl Latham. Harold D. Lasswcll, o David Riesman, o Gabriel Almond, tienen tanto de sociólogo** como de psicólogos y de científicos de la política. Están dcnlio
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\ fuera de las ciencias sociales, y así están todos; en cuanto un individuo llega a dominar uno de esos “campos”, se ve obligado »t mirar en las especialidades de los otros, es decir, en la esfera (!•' lodos los campos pertenecientes a la tradición clásica. Pueden, iIim Ic luego, especializarse en un orden institucional, pero en la (urdida en que captan lo que le es esencial, llegan también a ..... iprcnder su lugar dentro de la estructura social total y, en t oiisecuencia, sus relaciones con los otros dominios institucional< Porque en parte considerable, como ya se va viendo claro, su dirima realidad consiste en esas relaciones. No puede suponerse, naturalmente, que los investigadores so■i des enfrentados con la gran diversidad de la vida social, hayan dividido racionalmente el trabajo que tienen ante sí. En primer luí ii, cada una de las disciplinas implicadas se ha desarrollado l "i '.i misma y en respuesta a demandas y condiciones absolutaiiimlc específicas; ninguna se ha desarrollado como parte de un i>1 ni general. En segundo lugar, hay, desde luego, mucho desi' lindo acerca de las relaciones de esas diversas disciplinas, así ...... . acerca del grado de especialización de cada una. Pero el lu' lio importante hoy er que esos desacuerdos pueden considerar- ihora más como hechos de la vida académica que como difiHilllides intelectuales, y hasta académicamente, creo yo, actualmm uli' tienden con frecuencia a resolverse, a ser rebasados. Iiilclcctualmente, el hecho central hoy es la fluidez creciente •I' las líneas límites; los conceptos pasan con facilidad crecieni de una disciplina a otra. Play varios casos notables de carreras I-1 , idas exclusivamente en el dominio del vocabulario de un caml•••y su hábil uso en el terreno tradicional de otro. Ilay y habrá • |'« ( ialización, pero no debe hacerse según disciplinas más o imiios accidentalmente constituidas como nosotros las conoce..... . Se hará siguiendo los lincamientos de problemas cuya solu•••mi requiere un equipo intelectual perteneciente tradicionalmeni- i esas varias disciplinas. Todos los investigadores sociales ♦•inplr.m cada vez más conceptos y métodos similares. ( ¡ida ciencia social ha sido moldeada por desarrollos internos •I lipo intelectual; cada una de ellas ha sido también decisivaim ule influida por “accidentes” institucionales, hecho claramcn)' k velado por los diferentes modos en que cada una de ellas ha I*111iadi i forma en cada una de las naciones más importantes de ' ' ■ideóle. La tolerancia o la indiferencia de las disciplinas ya • ii i/nadas, incluidas la filosofía, la historia y las humanidades, lirt nmdicionado con frecuencia los campos de la sociología, de la
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economía, de la antropología, de la ciencia política y de la psico logía. En realidad, en algunas instituciones de alta cultura c.s.i tolerancia o su ausencia ha determinado la presencia o la auscn cia de las ciencias sociales como departamentos académicos. En Oxford y en Cambridge, por ejemplo, no hay “departamentos de sociología”. El peligro de tomar demasiado en serio la “departamcntaliz.i ción” de la ciencia social estriba en el supuesto concomitante de que las instituciones económicas, políticas y otras forman siste mas autónomos. Desde luego, como ya he indicado, ese supuesto ha sido y es usado para construir “modelos analíticos” que con frecuencia son muy útiles, verdaderamente. Generalizados, y congelados en los departamentos de una escuela, los modelos clásicos de “la política” y de “la economía” probablemente se acercan a la estructura de Inglaterra y especialmente de los Esta dos Unidos a principios del siglo xix. En realidad, históricamen te, las ciencias económica y política como especialidades deben ser interpretadas, en cierta parte, de acuerdo con la fase histórica del moderno Occidente durante la cual cada orden institucional pretendió constituir un campo autónomo. Pero es claro que un modelo de sociedad compuesta de órdenes institucionales autóno mos no es, ciertamente, el único modelo según el cual pueda tra bajarse en la ciencia social. No podemos tomar ese tipo único como base adecuada para todo nuestro sector de trabajo intelec tual. La comprobación de esto es uno de los impulsos que operan ahora para unificar las ciencias sociales. Una fusión verdadera mente activa de las diversas disciplinas de la ciencia política y la economía, de la antropología cultural y la historia, de la Sociología y por lo menos un gran sector de la psicología, se ha venido operando en los planes de los cursos académicos así como en los proyectos ideales de estudios. Los problemas intelectuales planteados por la unificación de las ciencias sociales se refieren principalmente a las relaciones de los órdenes institucionales —el político y el económico, el mi litar y el religioso, la familia y la educación— en sociedades y periodos dados; son, como ya he dicho, problemas importantes. Las numerosas dificultades prácticas que plantean las relaciones activas de las diferentes ciencias sociales se refieren a la formula ción de programas y de carreras académicas, a la confusión lin güística y a los mercados de trabajo ya consagrados para los graduados en cada campo. Un gran obstáculo para la unificación del trabajo en la ciencia social es el libro de texto que presenta sólo una materia. Frecuentemente, es más de acuerdo con libros
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•I i< ln que con cualquiera otra producción intelectual como se ! m' ■ la integración y la determinación de fronteras de los “cam|t" Es difícil imaginar una situación menos apropiada. Pero I" mayoristas de libros de texto tienen muy reales intereses creatl" ni sus producciones, aun cuando salgan perdiendo los pro♦Imliirc. y los consumidores. Al lado de la integración de los M"os de texto, el intento de integrar las ciencias sociales procede •I* tímenlo con conceptos y métodos y no de acuerdo con pro•i mus y materias. En consecuencia, la idea de “campos” dife»»ni« . se basa menos en férreos sectores de problemas que en •niii t'|ilos de papel de estaño. Esos conceptos son, sin embargo, ■Mi' lie. de superar, y no sé si llegarán a serlo. Pero me parece •!•" I' iy alguna probabilidad de que ciertas tendencias estructu•'!• dentro de la sociedad de disciplinas académicas, venzan con ■I lliimpo a quienes —con frecuencia atrincherados y contuma'• todavía están atrapados en sus ambientes especializados. I nIn iauto, seguramente muchos investigadores sociales indi' "lililíes comprueban que en “sus propias disciplinas” pueden real' ii mejor sus fines si admiten más explícitamente las tareas Mili nlmloras comunes de la ciencia social. Ahora es absolutameni' |mi.¡ble para el practicante individual desconocer los cambios "id ■ideulales” de departamentos, y elegir y dar forma a su propia • i " ' ululad sin muchos impedimentos de carácter departamenl il ( uando llega a tener un sentido auténtico de los problemas liu 1*01 latilcs y a sentirse apasionadamente interesado en su solu•i 'ii. se ve obligado con frecuencia a dominar ideas y métodos |H' por ventura han nacido dentro de una u otra de esas disciI luí i .. Ninguna especialidad de la ciencia social le parecerá, en mIM'.iiii sentido intelectualmente significativo, un mundo cerrado. i m is, llega a comprender que en realidad está practicando la •u tu u social, y no una de las ciencias sociales, y que ello es así "" Importa cuál sea el sector particular de la vida social en cuyo • un lio se interesa más. Suele decirse que nadie puede tener una mentalidad total• .... enciclopédica sin incurrir en diletantismo. No creo que sea •i"! p> io si lo es, ¿no saldremos ganando por lo menos algo con i 'i ciitido enciclopédico? Es absolutamente imposible, cierta....... le. dominar todos los materiales, conceptos y métodos de ■ ' 1 1 ima de esas disciplinas. Por otra parte, los intentos de “intei i o las ciencias sociales” por “traducción conceptual” o por la . «posición detallada de materiales suelen ser nimiedades de mand'iiln; asi en gran parte de lo que se hace en muchos de los .ni os sobre “ciencia social general”. Pero ese dominio, esa tra
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ducción, esa exposición, esos cursos, no son lo que quiere decii “ la unificación de las ciencias sociales” . Eso quiere decir lo siguiente: Formular y resolver todos lo* probemas importantes de nuestra época requiere la selección ele materiales, conceptos y métodos de más de una de esas varir. disciplinas. Un investigador social no necesita “dominar el cam po” para estar bastante familiarizado con sus materiales y per. pectivas y usarlos en aclarar los problemas que le interesan. I, i cspecialización debe hacerse de acuerdo con ese grupo de problc mas y no de acuerdo con fronteras académicas. Esto es, según me parece, lo que está sucediendo ahora.
VIII. USOS DE LA HISTORIA I i u n c í a s o c i a l trata de problemas de biografía, de historia y ili n intersecciones dentro de estructuras sociales. Oue esas tres Htiii’i biografía, historia, sociedad— son los puntos coordenados iltl • iludió propio del hombre, ha sido la importante plataforma 'I . |,i nial me mantuve mientras critiqué las diferentes escuel * i* Inales de sociología cuyos practicantes han abandonado esta I miIhhíii clásica. Los problemas de nuestro tiempo —que ahora lili luyen el problema de la naturaleza misma del hombre— no enunciarse adecuadamente sin la práctica consecuente ■ I lt opinión según la cual la historia es el fuste del estudio fto lil y sin reconocer la necesidad de desarrollar más una psicolliulit tlfl hombre sociológicamente basada e históricamente sig•11! i* til iva. Sin el uso de la historia y sin un sentido histórico de M* nmlnias psicológicas, el investigador social no puede enunciar Mil» lindamente los tipos de problemas que deben ser ahora los jumln'i de orientación de sus estudios.
M i tiloso debate acerca de si el estudio histórico es o no es o si I I" m i considerado una ciencia social no es importante ni inte*Mtiiilc* La conclusión depende muy claramente de la clase de I" •"Madores y de la clase de investigadores sociales de que esta♦ b" lublando. Algunos historiadores son, manifiestamente, comII•l •*liiies de hechos que procuran abstenerse de “ interpretar” ; se ili ill' ñu, a veces fructíferamente, a un fragmento de historia y ............ resistirse a situarlo dentro de un campo más vasto de Hi niilct imicntos. Algunos se sitúan más allá de la historia —a V* ■ ■ también fructíferamente— en visiones transhistóricas de la ............mímente o de la gloria futura. La historia como disciI lina incita a la busca del detalle, pero también estimula a aml'liai 11 visión de uno hasta abarcar los acontecimientos centrales ■ i* la época en el desarrollo de estructuras sociales. Quizás la mayor parte de los historiadores se interesan en “ adptMi la seguridad de los hechos” necesaria para comprender la ...... Ion nación histórica de las instituciones sociales, y en la in1 i|Mi'!nción de esos hechos, usualmente mediante nanaciones. |'"l nii ,i parte, muchos historiadores no dudan en incluir en sus ► inillns lodos y cada uno de los sectores de la vida social. Su 157
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alcance es, pues, el de la ciencia social, aunque, como los otr
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............. l.i proyección imaginativa de George Onvell para saber I iMll t u límente puede falsearse la historia en el proceso de su ..... im íe reelaboración, aunque su 1984 lo señaló dramáticamenI* esperémoslo, asustó con razón a algunos de nuestros colegas iti '.'•1 " archivo indispensable para toda ciencia social; creo •11 * im |mnto de vista exacto y fructífero. Se piensa en ocasioli* «pie la historia como disciplina contiene toda la ciencia social; 1 " i" -ólo creen eso algunos “humanistas” desorientados. Más l»*ii'I-imental que una u otra opinión es la idea de que toda cien•‘ln axial —o mejor dicho, todo estudio social bien meditado— i* ipiieic una concepción de alcance histórico y un uso pleno de •mil'nales históricos. Esta sencilla noción es la principal idea •i i ivoi de la cual vengo arguyendo. Al principio, quizá encontremos una objeción frecuente coniln ' I uso de materiales históricos por investigadores sociales: se ♦il" que esos materiales no son precisa ni siquiera plenamente ' "lint idos para que sea permitido su uso en comparaciones con !"• malcríales contemporáneos mejor confirmados y más exactos ♦li cinc se dispone. Esta objeción apunta, desde luego, a un |iuil)leina muy inquietante de la investigación social, pero sólo i..... fuerza si limitamos los tipos de información admitidos. i unió ya lie advertido, la consideración suprema del analista so•l>il » físico ha sido las exigencias de su problema y no las limi1 1' Iones de ningún método rígido. La objeción, pues, es válida para ciertos problemas, y en realidad muchas veces puede ■•i obviada: para muchos problemas podemos obtener informa■Imi adecuada sólo acerca del pasado. El secreto oficial y no ofi■id. y el uso extenso de relaciones públicas, son hechos contem....... neos que indudablemente hay que tener en cuenta al juzgar I I vi raridad de la información sobre el pasado y sobre el presente. • i i objeción, en una palabra, es una nueva versión de la inhibi1 1 . m metodológica, y con frecuencia una característica de la ideoI" ii agnóstica del individuo políticamente inactivo.
2 |xI i . importante que " ‘tiradores sociales, •li .i ulihle de que las n a históricas. Para
la medida en que los historiadores sean ino cómo se conduzcan, es el punto aun más ciencias sociales son por sí mismas discipli realizar sus tareas, o aun para enunciarlas
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bien, los investigadores sociales tienen que usar materiales de I.» historia. A no ser que se suponga una teoría transhistórica d< la naturaleza de la historia, o que el hombre en sociedad es mu entidad no histórica, no puede suponerse que ninguna cieneiu social trascienda a la historia. Toda sociología digna de ese nom bre es “sociología histórica”. Es, según la excelente frase de Paul Sweezy, el intento de escribir “la historia presente”. Son varia1, las razones de estas relaciones íntimas entre la historia y la so ciología. a) En nuestro mismo enunciado de lo que hay que explica», necesitamos el gran alcance que sólo puede proporcionar el co nocimiento de las variedades históricas de sociedad humana. Que a una cuestión dada —las relaciones de las formas del nacionalis mo con los tipos de militarismo, por ejemplo— haya que darlo con frecuencia respuestas diferentes cuando se formula sobu sociedades y épocas diferentes, significa que la pregunta misma necesita muchas veces ser formulada de nuevo. Necesitamos I» variedad que proporciona la historia aun para formular adecúa» la mente preguntas sociológicas, y mucho más para contestarlas. I i. respuestas o explicaciones que con frecuencia, si no habitualmcn te, damos son comparativas. Las comparaciones son necesari;r. para comprender cuáles pueden ser las condiciones esenciales do lo que estemos tratando de comprender, ya sean formas de eschi vitud, o el sentido especial de un delito, tipos de familia o de co munidades campesinas o de granjas colectivas. Debemos observa i aquello en que estemos interesados en circunstancias muy divo sas. De otro modo, estaremos limitados a una descripción in sulsa. Para ir más allá de eso, debemos estudiar todo el margen disponible de estructuras sociales, incluidas las históricas tanto como las contemporáneas. Si no tomamos en cuenta ese margen, que no abarca, desde luego, todos los casos existentes, nuestro1, enunciados no pueden ser empíricamente adecuados. No pueden discernirse claramente las regularidades o las relaciones que se puc den advertir entre diferentes características de la sociedad. Lo-< tipos históricos, en suma, son parte muy importante de lo cpn estamos estudiando, y son también indispensables para las r\ plicaciones que de ello demos. Eliminar esos materiales —el arelo vo de todo lo que el hombre ha hecho y ha llegado a ser— do nuestros estudios sería como pretender estudiar el proceso del íu cimiento ignorando la maternidad. Si nos limitamos a una unidad nacional de una sociedad con
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L n.|.ni,nica, que suele ser una sociedad occidental, posiblemente Mu podemos esperar descubrir muchas diferencias verdaderamente I ii imt imentales entre los tipos humanos y las instituciones sociaI ,l.i verdad general tiene un sentido especial para el trabajo |im i M in a social: En el momento de operar un corte transver» il i n una sociedad, con frecuencia puede haber tantos denomiI imIum", comunes de creencia, valor, forma institucional, que por il> i diado que sea nuestro estudio no encontraremos diferencias Vi olad' lamente significativas entre las gentes y las instituciones ........piel momento y en aquella sociedad. En realidad, los estutllii ,otile un tiempo y un lugar suponen o implican muchas veih una homogeneidad que, si es cierta, necesita mucho que se la Itiu/di'M' vn problema. No puede reducirse fructuosamente, como mío l uda frecuencia se hace en la práctica corriente de la investigailiai, a un problema de procedimiento de muestreo. No puede •i Ioí mulada como problema en relación con un momento y un lniiai determinados. I as sociedades parecen diferir con respecto al margen de va lí • Ion de los fenómenos específicos que ocurren dentro de ellas, a ( romo, de una manera más general, respecto al grado de hoI......ncidad social. Como ha observado Morris Ginsberg, si lo i|ii' i damos estudiando “presenta variaciones individuales sufil" lili , dentro de la misma sociedad, o en el mismo periodo de •lempo, puede ser posible establecer conexiones reales sin salir d' i'|urlla sociedad o tiempo” . 1 Esto es verdad muchas veces, pero ti d .él iminíente no es tan cierto que se le pueda dar simplemente |iin upucsto; para saber si es o no cierto, con frecuencia tenemos ||n> proyectar nuestros estudios como comparaciones entre estrucIm11. ¡ociales. Hacer esto de un modo adecuado requiere por lo l'iiinín que hagamos uso de la variedad suministrada por la his...... i El problema de la homogeneidad social —en la moderna ........ l id de masas, o, por contraste, en la sociedad tradicional— mi puede ni aun ser propiamente enunciado, y mucho menos adeiH'id imente resuelto, si no examinamos comparativamente el ámI ••i de las sociedades contemporáneas e históricas. i I sentido, por ejemplo, de problemas clave de la ciencia polili' i cuino los de “público” y “opinión pública”, no pueden acla•i' ' ni esc trabajo. Si no incluimos un campo más extenso en ni" li<> estudio, muchas veces nos condenamos a resultados super•i Mi ■ v engañosos. Yo no supongo, por ejemplo, que nadie Ipil' i i discutir la aserción de que el hecho de la indiferencia polí' Morris Ginsberg: E ssays in S o cio lo g y a n d S o cia l P h ilo so p h y , vol. II, 39, ll M,- uuiiiii, Londres, 1956.
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tica es uno de los hechos principales de la escena política contení poránea en las sociedades occidentales. Pero en esos estudios do "la psicología política de los electores” que no son ni comparal i vos ni históricos, ni siquiera encontramos una clasificación de los "electores” —o de los “hombres políticos”— que verdaderamcnle tome en cuenta esa indiferencia. De hecho, la idea históricamcn te específica de una tal indiferencia política, y mucho menos su sentido, no puede formularse en los términos habituales de esos estudios de votaciones. Decir de los campesinos del mundo pre-industrial que son “políticamente indiferentes” no tiene igual significación que de cir lo mismo del hombre de la moderna sociedad de masas. Entre: otras cosas, la importancia de las instituciones políticas para el modo de vida y sus condiciones son totalmente diferentes en los dos tipos de sociedad. Además, difiere la oportunidad formal de afiliarse políticamente. Y por otra parte, la perspectiva de inter venir en la vida política promovida por todo el curso de la demo erada burguesa en el Occidente moderno no siempre existió en el mundo pre-industrial. Para comprender la "indiferencia políti ca”, para explicarla, para captar su significado en las sociedades modernas, tenemos que tomar en cuenta los tipos y condiciones totalmente distintos de indiferencia, y para hacerlo tenemos que examinar materiales históricos y comparativos. b) Los estudios a-históricos tienden por lo general a ser cstu dios estáticos, o a muy corto plazo, de ambientes limitados. No puede esperarse otra cosa, porque conocemos más fácilmente las grandes estructuras cuando cambian, y probablemente llegamos .1 conocer esos cambios únicamente cuando ensanchamos nuesti 1 visión hasta abarcar un periodo histórico suficiente. La posibi lidacl de que entendamos cómo obran entre sí pequeños ambicn tes y grandes estructuras, y la posibilidad de que comprendamos las grandes causas que operan en esos ambientes limitados, exige: que tratemos materiales históricos. El conocimiento de la estruc tura, en todos los sentidos de esta palabra fundamental, así como el adecuado enunciado de las inquietudes y problemas de los ambientes limitados, exigen que reconozcamos las ciencias socia les como disciplinas históricas y que las practiquemos como tales. No sólo aumentan nuestras posibilidades de llegar a conocer la estructura mediante el trabajo histórico; no podemos espera 1 entender ninguna sociedad, ni aun como cosa estática, sin usai materiales históricos. La imagen de toda sociedad es una imagen específicamente histórica. Lo que Marx llamó el "principio de la
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¿Ijcidad histórica" se refiere, en primer lugar, a una línea lóela sociedad dada debe ser entendida en relación con el |" rindo específico en que existe. Como quiera que se defina la ii'hlua “periodo", las instituciones, las ideologías, los tipos de liinubres y de mujeres que predominan en un periodo dado conslllnyni algo así como un patrón único. No quiere esto decir que • lipo histórico no pueda compararse con otros, y desde luego luí quiere decir que el patrón pueda ser captado sólo intuitiva..... . I’cro sí quiere decir —y ésta es la segunda referencia del nítido principio— que dentro de ese tipo histórico tienen algún luíitlo específico de intersección diversos mecanismos de cambio. I ir. mecanismos, que Karl Mannheim, siguiendo a John Stuart " lili, llamó principia media, son los mecanismos verdaderos que di ■ i captar el investigador social, interesado en la estructura «.mliil. Los antiguos teóricos sociales se esforzaron en formular leyes Inviolables de la sociedad, leyes que valdrían para todas las socic•I iib , así como los procedimientos abstractos de la ciencia física i adujeron a leyes que eliminan de raíz la riqueza cualitativa de la 'naturaleza”. No hay, creo yo, ninguna “ley” formulada por mi Investigador social que sea transhistórica, que no deba ser inlii|»idada en relación con la estructura específica de alguna époii (tiras “leyes” son vacías abstracciones o tautologías confusas, i I único sentido de “leyes sociales", o aun de “regularidades mies”, está en los principia media que podemos descubrir, o i i prefiere, construir, para una estructura social dentro de una •........ históricamente específica. No conocemos principios uniiii ules de cambio histórico; los mecanismos de cambio que co...... míos varían con la estructura social que examinamos. Porque il *iimbio histórico es cambio de estructuras sociales, de las relai i.im . entre sus partes componentes. Así como hay diversidad de i iniel uras sociales, hay diversidad de principios de cambio histiltil o. iiiii
e) (Jue el conocimiento de la historia de una sociedad es indisl i ti ..iblc muchas veces para comprenderla, resulta absolutamente ilim i lodo economista, o estudioso de la ciencia política, o so• ilo -o, cuando deja su avanzada nación industrial para examinar ti ni .1iIliciones de una estructura social diferente, en el Medio •>m ule, en Asia, en África. En el estudio de “su propio país” con lo ni liria ha hecho incursiones en la historia, cuyo conocimiento i i i incorporado en todos los conceptos con que trabaja. Cuando . •111•11.i un ámbito mayor, cuando compara, se hace más conscien-
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te de lo histórico como intrínseco a lo que desea comprender y no simplemente como “fondo general”. En nuestro tiempo los problemas de las sociedades occidcn tales son casi inevitablemente problemas universales. Quizá cons tituye una característica definidora de nuestra época el que por primera vez en ella las diversidades de mundos sociales que con tiene se encuentren en una interacción seria, rápida y manifiesta. El estudio de nuestra época debe ser un examen comparativo de esos mundos y de sus acciones recíprocas. Quizá sea por eso por lo que aquello que constituyó en otro tiempo el coto exótico del antropólogo se ha convertido en los “países subdesarrollados” del mundo que los economistas, no menos que los científicos de la política y los sociólogos, incluyen regularmente entre sus obje tos de estudio. Por eso alguna de la mejor sociología que se hace hoy es trabajo relativo a zonas y regiones del mundo. El estudio comparativo y el estudio histórico están profunda mente entrelazados. No podemos comprender las economías po líticas subdesarrolladas, comunista y capitalista, tal como existen actualmente en el mundo, mediante comparaciones insulsas e intemporales. Tenemos que ampliar el ámbito temporal de nues tro análisis. Para comprender y explicar los hechos comparativos tal como hoy se nos presentan, tenemos que conocer las fases históricas y las razones históricas de las variaciones de ritmo y de dirección del progreso o de la ausencia de progreso. Debemos saber, por ejemplo, por qué las colonias fundadas por occidenta les en América del Norte y en Australia en los siglos xvi y xvn se han convertido con el tiempo en sociedades capitalistas industrial mente florecientes, por qué las de la América Latina, de la India y de África siguieron siendo pobres, rurales y subdesarrolladas hasta el siglo xx. Así, el punto de vista histórico conduce al estudio compara tivo de las sociedades. No podemos comprender ni explicar las fases por las que ha pasado toda nación occidental moderna, ni la forma que asume hoy día, únicamente en relación con su pro pia historia nacional. No quiero decir simplemente que en su realidad histórica ha tenido influencias recíprocas con el desarro lio de otras sociedades; quiero decir también que el intelecto no puede ni siquiera formular los problemas históricos y sociológicos de esa estructura social sin interpretarlos en contraste y en coni paración con otras sociedades. d) Aun cuando nuestro trabajo no sea explícitamente compa rativo —aun cuando nos interesemos por un sector limitado de
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• i .ola estructura nacional—, necesitamos materiales históricos, finlii por un acto de abstracción que viola innecesariamente la 0 iiliil.id social, podemos tratar de congelar un momento estrecho i el corte de un cuchillo. Podemos, desde luego, construir •i lumbres y hasta panoramas estáticos de ese tipo, pero no podeliiii'i terminar con esas construcciones nuestro trabajo. Sabiendo mu lo que estamos estudiando está sujeto a cambios, en los más limpies niveles descriptivos, debemos preguntarnos: ¿Cuáles son 1i tendencias predominantes? Para contestar a esta pregunta i. mmus que enunciar por lo menos el "desde qué” y el “hasta qué". Kl enunciado que hagamos de la tendencia puede ser a muy nulo plazo o por toda la duración de la época; eso dependerá, n ilmalmcnte, de nuestro propósito. Pero habitualmente, en trabijiis de alguna escala, encontramos necesarias tendencias de dura11 mi considerable. Tendencias de mayor duración sólo suelen ser i....... arias para superar el provincialismo histórico, o sea la suposi•ion de que el presente es una especie de creación autónoma. •i queremos entender los cambios dinámicos en una estructura |i mjal contemporánea, debemos tratar de discernir su desarrollo en plazo muy largo, y de acuerdo con él preguntarnos: ¿En virtud de •|M< mecánica han tenido lugar esas tendencias y está cambiando la ( lindura de la sociedad? En preguntas así llega a su clímax 1111• .lio interés por las tendencias. Ese clímax se relaciona con la Iiiin.ición histórica de una época a otra y con la que podemos II miar estructura de una época. Los investigadores sociales desean comprender el carácter de 1 1 •poca presente, esbozar su estructura y discernir las fuerzas prin•ip iles que operan dentro de ella. Cada época, cuando se la define •niidiadamente, es "un campo inteligible de estudio” que revela 1 1 mecánica del modo de "hacer historia” que le es peculiar. El pap I de las minorías del poder, por ejemplo, en ese "hacer historia” \ ola de acuerdo con la medida en que están centralizados los me'luí', institucionales que pueden adoptar decisiones. I ,a noción de la estructura y de la dinámica del "periodo mo•I. tuo”, y de los rasgos esenciales y únicos que pueda tener, es Imidamental, aunque desconocida con frecuencia, para las ciencias 11mi lies. Los cultivadores de la ciencia política estudian el Estado unxU*i no; los economistas, el capitalismo moderno. Los sociólogos .penalmente en su controversia con el marxismo— plantean mu. Ims de sus problemas en relación con "las características de los (i. nipos modernos”, y los antropólogos usan sus talentos para estu•lili el mundo moderno en el examen de sociedades pre-literarias. mi
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Quizás la mayor parte de los problemas clásicos de la ciencia social moderna —de la ciencia política y de la economía no menos que de la sociología— se relacionan, en realidad, con una interpreta ción histórica específica: la interpretación del nacimiento, los componentes, la forma de las sociedades industriales urbanas del Occidente moderno, por lo general en contraste con la época feudal. Muchas de las concepciones más comúnmente usadas en cien cia social se relacionan con la transición histórica de la comunidad rural de los tiempos feudales a la sociedad urbana de la época moderna. La “posición” y el “pacto” de Maine; la “comunidad” y la “sociedad” de Tónnics; la “situación” y la “clase” de Webcr; las “tres etapas” de St.-Simon; lo “militar” y lo “industrial” de Spencer; la “circulación de minorías” de Pareto; los “grupos pri mario y secundario” de Cooley; lo “mecánico” y lo “orgánico” de Durkheim; el “pueblo” y lo “urbano” de Redfield; lo “sagrado" y lo “profano” de Becker; la “sociedad contratante” y el “Estarlo de guarnición” de Lasswell: todas éstas son concepciones histórica mente enraizadas, aunque su uso esté muy generalizado. Es en relación con la atención prestada a la forma y la dinámica del “periodo moderno”, y a la naturaleza de sus crisis, como la norma del investigador social atañe a “tendencias” que deben ser comprendidas. Estudiamos tendencias con el intento de ir detrás de los hechos y de entenderlos ordenadamente. En eso:; estudios tratamos con frecuencia de enfocar cada tendencia un poco por delante de donde ella está ahora y, lo que es más impor tante, de ver todas las tendencias a la vez, como partes motrices de la estructura total del periodo. Es, desde luego, intelectual mente más fácil (y políticamente más aconsejable) conocer una tendencia por vez, manteniéndolas separadas, por decirlo así, que hacer el esfuerzo de verlas todas juntas. Al empírico litera rio, que escribe unos ensayitos sobre esto y sobre aquello, toda tendencia a “ver el conjunto” le parece con frecuencia una “exage ración extremista”. Hay, desde luego, muchos peligros intelectuales en el intento de “ver el conjunto”. Entre otras cosas, lo que uno ve como un todo otro lo ve sólo como una parte, y en ocasiones, por falta de visión sinóptica, el intento es anulado por la necesidad de la descrip ción. El intento puede, naturalmente, ser influido por prejuicios, pero no creo que lo sea más que la selección de detalles precisa mente examinables pero sin referencia a idea de conjunto, porque tal selección tiene que ser arbitraria. En el trabajo históricamente orientado, también estamos expuestos a confundir “predicción”
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•mu “descripción”. Pero estas dos cosas no deben ser radicalmente •|•n ielas, y no son las únicas maneras de ver las tendencias. Indianos examinar las tendencias en un esfuerzo para contestar a li pregunta: “¿A dónde vamos?”, y esto es lo que los investigaduies sociales tratan de hacer con frecuencia. Al hacerlo así, trallimos de estudiar historia más bien que de meternos en ella, de l'H lar atención a las tendencias contemporáneas sin ser “meranir ule periodísticos”, de calcular el futuro de esas tendencias sin •i meramente proféticos. Todo eso es difícil de hacer. Debemos moldar que estamos tratando con materiales históricos, que esos mal
3 lluy tni "uso de la historia”, común hoy en la ciencia social, que ii mil ¡dad es más un rito que un verdadero uso. Me refiero a los linios llamados "esbozos del ambiente histórico” con que suelen umpe/ar los estudios de la sociedad contemporánea, y al procediminilo ad hoc denominado "explicación histórica”. Tales expli..mimes, que versan sobre el pasado de una sola sociedad, rara n son suficientes, y acerca de ellas hay que decir tres cosas: I1',n primer lugar, creo que debemos admitir que muchas veces I- m inos que estudiar historia para librarnos de ella. Quiero decir *«111 esto que las que suelen tomarse como explicaciones históricas m i bien debieran considerarse como partes del enunciado de lo qiii liay que explicar. Antes que "explicar” algo como "una perHüIi liria del pasado”, debemos preguntarnos: "¿Por qué ha persis! ido.'” Generalmente encontraremos que la respuesta varía según li lases por que haya pasado lo que estamos estudiando; para i iiil.i una de esas fases podemos, entonces, intentar descubrir qué I•11.. I lia representado y cómo y por qué pasó a la fase siguiente. I n segundo lugar, creo que con frecuencia es una buena regla, d hahajar sobre una sociedad contemporánea, intentar explicar m
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sus rasgos contemporáneos en relación con su función contení poránea. Esto quiere decir localizarlos, verlos como partes de oti<>‘. rasgos de su ambiente contemporáneo y aun como debidos a ellos. Aunque sólo sea para definirlos, para delimitarlos claramente, par í hacer más específicos sus componentes, lo mejor es empezar con un periodo más o menos reducido, pero histórico aún, naturalmente. En sus trabajos sobre los problemas de los individuos adultos, algunos neo-freudianos —y quizá más claramente que ninguno Karen Horncy— parecen haber llegado a usar procedimientos dr un orden similar. Se estudian las causas genéticas, biográficas, sólo después de haber agotado los rasgos y el ambiente contemporii neos del carácter. Y , naturalmente, ha tenido lugar un debate clásico sobre la materia en su conjunto entre la escuela funcional y la escuela histórica de antropología. Supongo que una razón de esto es que las “explicaciones históricas” muchas veces se con vierten en ideologías conservadoras: las instituciones son, después de todo, transitorias; por lo tanto, esas instituciones particulares no son eternas ni “naturales” al hombre, sino que también cam biarán. Ambas opiniones suelen descansar sobre una especie de determinismo histórico o sobre una inevitabilidad que fácilmente puede llevar a una actitud pasiva y a una concepción errónea acerca de cómo se ha hecho y cómo puede hacerse la historia No quiero poner sordina al sentido histórico que tanto trabajo me ha costado adquirir, pero tampoco quiero reforzar mis modos de explicación con empleos conservadores ni radicales de la no ción de destino histórico. No acepto el “destino” como categoría histórica universal, según explicaré más adelante. Mi último punto es más discutible aún, pero si es cierto, es de importancia considerable: Creo que épocas y sociedades difieren en cuanto a que su comprensión requiera o no requiera referencias directas a “factores históricos”. E l carácter histórico de una soc i» dad dada en una época dada puede ser tal, que el “pasado histó* rico” tenga sólo una importancia indirecta para comprenderlo. Es manifiesto, desde luego, que comprender una sociedad qm se mueve lentamente, aprisionada durante siglos en un ciclo de pobreza, tradición, enfermedad e ignorancia, requiere que estudie mos la base histórica y los persistentes mecanismos históricos do ese terrible aprisionamiento en su propia historia. La explicación de ese ciclo y de la mecánica de cada una de sus fases requieio un análisis histórico muy profundo. Lo que ante todo hay qiio explicar es el mecanismo de todo el ciclo. Pero los Estados Unidos, por ejemplo, o las naciones del
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.......... . de Europa, o Australia en su situación presente, no están •di 11>idas en ningún ciclo histórico de hierro. Ese tipo de ciclo lii• Ion tiene en sus garras, como en el mundo desierto de Aben|•Miiii 1 Todos los intentos para comprenderlos en esos términos lin i'.ucce que han fracasado y tienden en realidad a convertirse i ....... desatino transhistórico. Kii resumen, la importancia de la historia está ella misma i....... lula al principio de la especificidad histórica. Con seguridad i'ii' de decirse que “todo viene del pasado”; pero el sentido de esa I fliiii' —“venir del pasado”— es lo que está en discusión. En oca||nlir, hay en el mundo cosas completamente nuevas, lo cual «luí' n decir que la “historia” se repite o no se repite; depende tli la estructura social y de la época en cuya historia estamos lili' ir*, idos. 2 (Jiie ese principio sociológico pueda ser ahora aplicable a los I .lados Unidos, que la nuestra quizá sea una sociedad para la Huí muí menos pertinentes las explicaciones históricas que para i"in luis otras sociedades y épocas, me parece que puede ayudarnos tiui' lio a comprender varios rasgos importantes de la ciencia nortc•ti•i•ii< una: 1) por qué muchos investigadores sociales, interesados tlnli límente en las sociedades occidentales contemporáneas, o más I. mil, a lamente aún en los Estados Unidos, consideran el estudio I " lo m o sin importancia para su trabajo; 2) por qué algunos histoil.iil'iir, hablan ahora, desatinadamente a lo que me parece, de
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1 W'usc Ib n K h a ld o u r ís V h ilosop h y o f Iiis to r y , por Mulisin Mahdi, » Alien and Unwin, Londres, 1957; e H istorica l E ssays, Macmillan, | iiiiIi . >i, I ‘>57, que contiene un revelador comentario acerca de él de II. R. I I, vni Koper. - '.i nulo un razonamiento en mi apoyo en una excelente reseña de tipos ti» I.. lon.i del trabajo, por ejemplo, de W alter Galenson: “ . . . la renta margiinl il. mllivar tierra vieja puede ser m e n o r... a falta d e . .. material nuevo iiii|nd Anlhropology”, de Erncst Gellner, en M in d , abril de 1958.
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Historia Científica e intentan en su trabajo técnicas tan pronun ciadamente formalistas y hasta explícitamente a-históricas; 3 ) poi qué otros historiadores nos dan con tanta frecuencia la impresión, sobre todo en los suplementos dominicales, de que la historia cu realidad es palabrería, que forja mitos acerca del pasado para usos ideológicos actuales tanto liberales como conservadores. Realmen te, el pasado de los Estados Unidos es una fuente maravillosa de imágenes felices; y, si estoy en lo cierto acerca de la poca impor tancia de gran parte de la historia para la época contemporánea, ese mismo hecho hace muy fácil el uso ideológico de la historia. La importancia del trabajo histórico para las tareas y la pro mesa de la ciencia social no se limita, naturalmente, a las “expli caciones históricas” de este “tipo norteamericano” único de es tructura social. Por otra parte, esta noción de la importancia variable de la explicación histórica es en sí misma una idea histó rica, que debe ser discutida y sometida a prueba sobre base# históricas. Aun para este tipo único de sociedad contemporánea, fácilmente puede llevarse demasiado lejos la falta de importancia de la historia. Sólo mediante estudios comparativos podenio-» llegar a conocer la ausencia de ciertas fases históricas en una sociedad, lo cual es muchas veces absolutamente esencial para comprender su forma contemporánea. La ausencia de una época feudal es condición esencial de muchos rasgos de la sociedad norl o americana, entre ellos el carácter de su elite y su extremada fluido j en lo que respecta a situaciones sociales, lo cual se ha confundido muchas veces con la falta de una estructura de clases y de una “conciencia de clase”. Los investigadores sociales pueden —y cu realidad lo hacen muchos— intentar alejarse de la historia niO* diante un carácter indebidamente formal de concepto y de ln nica. Pero esos intentos los obligan a hacer supuestos sobre la naturaleza de la historia y de la sociedad que no son ni fructíferos ni ciertos. Ese alejamiento de la historia hace imposible —y elijo la palabra con cuidado— comprender con precisión la mayol parte de los rasgos contemporáneos de esta sociedad única, quo es una estructura histórica que no podemos esperar entender .1 menos que nos guiemos por el principio sociológico de la espt cificidad histórica. 4
Los problemas de la psicología social e histórica son en mucho# respectos los más intrigantes que podemos estudiar hoy. Es en ral
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donde ahora llegan a una incitante confluencia las prin-
t I|m Ii s I radiciones intelectuales de nuestros tiempos, y en realidad
ll»‘ l « civilización occidental. En esc terreno es donde “la naturaI» 1 «l«* I:» naturaleza humana” —la imagen genérica del hombre lu í. dada de la Ilustración— ha sido puesta a discusión en nuestros •ll n poi el advenimiento de los gobiernos totalitarios, por el relaI'"•'•ni*» etnográfico, por el descubrimiento del gran potencial de .......«maliciad que existe en el hombre, y por la rapidez misma •■tu que hombres y mujeres pueden ser transformados históricaHiMilc. I (cilios llegado a ver que las biografías de hombres y de mujeres, I" Hpos de individuos en que se convierten diversamente, no ii entenderse sin referencia a las estructuras históricas en que i -I iii organizados los ambientes de su vida diaria. Las transforiones históricas implican significaciones no sólo para los modos lliillvlchialcs de vida, sino para el carácter mismo, para los límites ^ I' * ’1 posibilidades del ser humano. Como unidad forjadora de Ijhloiiii, el Estado-nación dinámico es también la unidad dentro il* h nial se seleccionan y se forman la diversidad de hombres V (¡llljncs, y donde se liberan y se reprimen; es la unidad en que *■ Imi c el hombre. Ésta es una razón por la cual las luchas entre !«•••Iimic-s y entre bloques de naciones son también luchas sobre dpos de seres humanos que finalmente prevalecerán en el M"llo Oriente, en la India, en China y en los Estados Unidos; • poi eso por lo que ahora están tan íntimamente relacionadas »"!iin i y política, y por lo que es ahora tan necesaria la imagina!•"" sociológica y por lo que se la pide tanto. Porque no podemos uilci adecuadamente al “hombre” como una criatura biolóI' •' Oslada, como un haz de reflejos o un conjunto de instintos, • ... .. “campo inteligible” o como un sistema en y por sí mismo. f ' •' ""i» de cualquiera otra cosa que pueda ser, el hombre es desde ('"i1," mi actor social e histórico que debe ser entendido, si es 'i'" lia tic entendérsele, en estrecha e intrincada interrelación con * luí linas sociales e históricas. I i . controversias sobre las relaciones entre la “psicología” y * 1 ' i inicias sociales” no tienen fin, naturalmente. La mayor MKtl' ' ellas han sido intentos formales para integrar una diversiI "I
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dios de la sociedad humana tienen que atenerse a suposiciones sóbrela “naturaleza humana”. Esas suposiciones suelen caer ahora en la disciplina fronteriza de la “psicología social”. El interés por este campo de estudios ha aumentado a causa de que la psicología, como la historia, es tan fundamental para trabajar en ciencias sociales, que hasta que los psicólogos no se dedicaron a los problemas implicados en él, los investigadores socia les tuvieron que ser sus propios psicólogos. Los economistas, los más “formalizados” con mucho de los investigadores sociales, han llegado a saber que el antiguo “hombre económico”, hedonista y calculador, ya no puede ser considerado como fundamento psi cológico de un estudio adecuado de las instituciones económicas. Dentro de la antropología ha surgido un fuerte interés por la “personalidad y la cultura”; dentro de la sociología, como de la psi cología, la “psicología social” es ahora un campo de estudio muy trabajado. En reacción contra estos acontecimientos intelectuales, algunos psicólogos han emprendido diversidad de trabajos sobre “psico logía social”, otros han intentado, en variedad de modos, rcdefiuii la psicología para retener un campo de estudio independiente de factores manifiestamente sociales, y otros han limitado sus activi dadesa trabajar sobre psicología humana. No deseo examinar aquí las especialidades académicas que han surgido dentro de la psico logía -cam po actualmente muy roto y escindido— y mucho menos juzgarlas. Ilay un estilo de reflexión psicológica que no ha sido adini tido explícitamente por psicólogos académicos, pero que no poi eso ha dejado de ejercer influencia sobre ellos, lo mismo que sobre toda nuestra vida intelectual. En psicoanálisis, y especialmente en la obra misma de Freud, el problema de la naturaleza de la naturaleza humana es enunciado en su sentido más amplio. Mu suma, durante la última generación los psicoanalistas menos rí|;i dos v los influidos por ellos han dado dos pasos adelante: Primero, la fisiología del organismo individual ha sido trasccn dida y empiezan a estudiarse los pequeños círculos familiares ni que ocurren tan espantosos melodramas. Puede decirse que Freud descubrió desde un punto de vista inesperado —el médico- el análisis del individuo y de su familia parental. La “influenci.i" de la familia sobre el inviduo ya había sido advertida, natuul mente; lo nuevo fue que, como institución social, se convirtió, según la opinión de Freud, en factor intrínseco del caráctn y del destino interiores del individuo.
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Segundo, el elemento social se amplió grandemente bajo las del psicoanálisis, en especial por lo que puede llamarse tral'ijn sociológico sobre el super-ego. En los Estados Unidos, a la li nlición psicoanalítica se unió otra que procede de fuentes totalnii'iilc diferentes y que tuvo su primer florecimiento en el beliavloiisino o conductismo social de George H. Mead. Pero después ■ produjo en ella una limitación o una vacilación. El ambiente •n pequeña escala de las “relaciones interpersonales” se ve ahora •I n.imente; pero no se ve el amplio contexto en que esas rela•Iones mismas, y en consecuencia el individuo mismo, están ilindos. Hay, desde luego, excepciones, particularmente Erich t1'I rimmi, que ha relacionado las instituciones económicas y religioi'i e investigado sus significados para diferentes tipos de indivi duos. Una razón del titubeo general es el limitado papel social d. I .inalista: su trabajo y sus perspectivas están profesionalmente vinculados al paciente individual; son limitados los problemas de •I" 1 puede fácilmente tener conocimiento, dadas las especiales •oiuliciones de su trabajo. Infortunadamente, el psicoanálisis no I' ' convertido en una parte firme e integrante de la investiga•lóii académica. 1 I I siguiente paso adelante en psicoanálisis es hacer plenamente pui oíros sectores institucionales lo que Freud empezó a hacer liin magníficamente para las instituciones paren tales de un tipo "• 1 1ritmado. Lo que es necesario es la idea de estructura social
.
1 Olía razón importante de la tendencia a “apoteotizar” las “relaciones .......I"a simales” son la calidad esponjosa y las limitaciones de la palabra “cul• m i relación con la cual se han reconocido y enunciado muchos de les II I«'s sociales de las zonas profundas del hombre. En contraste con el de • ................... luía social, el concepto “cultura” es una de las palabras más esponjo ' ' " I ' ciencia social, aunque, quizás por esa razón, enormemente útil en ........... de un experto. En la práctica, el concepto “cultura” es con la mayor I" 1"• iicia una débil referencia al ambiente social más “tradición” más que ........... adecuada de estructura social.
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zación de esos medios dentro de las estructuras sociales de que forman parte. 5
Sobre la base de los progresos del psicoanálisis, así como del con junto de la psicología social, es posible ahora exponer brevemente los intereses psicológicos de las ciencias sociales. Enumero aquí del modo más escueto sólo aquellas proposiciones que considero como los atisbos más fértiles o, por lo menos, como supuestos legi timos por parte del investigador social al trabajo. 1 No puede entenderse adecuadamente la vida de un individuo sin referencias a las instituciones dentro de las cuales se desarrolla su biografía. Porque esa biografía registra la adquisición, el aban dono, la modificación, y de un modo muy íntimo, el paso de un papel a otro. El individuo es un niño de cierto tipo de familia, un compañero en cierto tipo de grupo de muchachos, estudiante, obrero, presidente de un jurado, general, madre. Gran parte il< la vida humana consiste en la representación de esos papeles dentro de instituciones específicas. Para comprender la biogra fía de un individuo, tenemos que comprender la significación y el sentido de los papeles que representó y que representa; para comprender esos papeles, tenemos que comprender las institucio nes de que forma parte. Pero el concepto del hombre como criatura social nos permite ahondar mucho más que en la mera biografía externa como sérv ele papeles sociales. Esc concepto nos obliga a comprender los rasgos más internos y “psicológicos” del hombre, en particular la imagen que tiene de sí mismo y su consciencia y, ciertamente, el desarrollo mismo de su mente.’ Muy bien puede ser que el des cubrimiento más radical en la psicología y la ciencia social recicn tes sea el de cómo tantos de los rasgos más íntimos de la persona son socialmente compartidos y hasta inculcados. Dentro de los amplios límites del aparato glandular y nervioso, las emociones de miedo y odio, amor y cólera, en todas sus variedades, deben ser interpretadas en estrecha y constante referencia a la biografía y al contexto sociales en que son experimentadas y expresadas Dentro de los amplios límites de la fisiología de los órganos de lo-, sentidos, nuestra misma percepción del mundo físico, los colo res que distinguimos, los olores que percibimos, los ruidos que oímos, están socialmente tipificados y circunscritos. Las motiva i Para un estudio detallado del punto de vista expresado aquí, véase C a li, y Mills, Character and Social S truc ture, Harcourt & Brace, Nueva York, 19? V
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• .... ’J de los hombres, y aun el grado variable en que los diferentes <'l"n de hombres tienen un conocimiento típico de ellas, deben t'iii qHelarse en relación con los vocabularios de motivación que J‘ ' ' decaí en una sociedad y con los cambios y confusiones socia)• ■que tienen lugar entre esos vocabularios. I .a biografía y el carácter del individuo no pueden ser enten dido* meramente en relación con los ambientes, y seguramente uo del lodo en relación con los primeros ambientes, es decir, los d. l turto y del muchacho. La comprensión adecuada exige que . i|*tcilios el juego recíproco entre esos ambientes íntimos y su " 11iiii/óu estructural más amplio, y que tengamos en cuenta las Iuní .Ionnaciones de ese armazón y los consiguientes efectos sobre I" ambientes. Cuando comprendemos las estructuras sociales y los • imbios estructurales tal como actúan sobre escenarios y expe lí, mías más íntimos, podemos comprender las causas de la condtii la y de los sentimientos individuales de que los hombres IMlindos en medios específicos no tienen conocimiento. La prueba d. que es adecuada una concepción de cualquier tipo de hombre "" puede estribar en que los individuos de ese tipo la encuentren •Habilítente conforme con la imagen que tienen de sí mismos, ruido que viven en medios restringidos, no puede ni debe espe«pie los hombres conozcan todas las causas de su situación V lo*, limites de su personalidad. Son verdaderamente raros los ll'Hpus de hombres que tienen opiniones adecuadas de sí mismos y d* mis propias situaciones sociales. Suponer lo contrario, como **1 ba< c con frecuencia, por virtud de los métodos de algunos inves0 idoics sociales, es suponer un grado de autoconciencia y autoti'iim imiento racionales que no admitirían ni aun los psicólogos d* I siglo xviii. La idea de Max W eber del “hombre puritano”, de im móviles y de su función dentro de las instituciones religiosas • Mimómicas, nos permite comprenderlo mejor que se comprende •I mismo: el uso que hace W eber de la noción de estructura le i" midió trascender el conocimiento que de sí mismo y de su am•" ule tiene el “individuo”. I i importancia de la primera experiencia, el “peso” de la inhim i.i en la psicología del carácter adulto, es relativo al tipo de ".lamia y al tipo de biografía social que prevalece en diferentes '" •"ludes. Es manifiesto ahora, por ejemplo, que el papel del 1 i-lie" en la formación de la personalidad debe formularse denlln de los límites de tipos específicos de familias y en relación •mi il lugar que dichas familias ocupan en la estructura social . 1. iiii' forman parte. I i idea de estructura social no puede formarse sólo con ideas
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o hechos relativos a una serie específica de individuos y al ni
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Ihhiuiiu misma en una pequeña y árida jaula de conceptos sobre h naturaleza humana”, con la misma frecuencia con que se la Iruyc sobre algunas trivialidades precisas e insignificantes rela tiva i al latón metido en un laberinto. Miii/.mi y Graff observan que “el título de Sexual Beluivior in d-. Human Male, del famoso libro del Dr. Kinsey, es ejemplo Mutable de un supuesto oculto —y en este caso falso— : el libro tinta de machos humanos, sino de hombres de los Estados "tildo» a mediados del siglo x x . . . La idea misma de naturaleza Itttliiaiiu es un supuesto de la ciencia social, y decir que forma el ti '"do ilc sus informaciones es incurrir en petición del principio huid unen tal. No puede haber más que ‘cultura humana’, cosa I imm miente mudable” . 1 I i idea de una “naturaleza humana” común al hombre como |nun tur es una violación de la especificidad social e histórica que í*l|-,i 1 1 cuidadoso trabajo en los estudios humanos; por lo menos m mili abstracción que los investigadores sociales no tienen derecho • liim . indudablemente, debemos recordar de vez en cuando i|i" i n realidad no sabemos mucho acerca del hombre, y que trnlii el conocimiento que tenemos no elimina por completo el i'ii-i' no que rodea a su diversidad tal como ésta se revela en la histmía y en la biografía. Algunas veces queremos sumergirnos en misterio, saber que somos, en definitiva, una parte de él, y iinoii debiéramos hacerlo; pero como somos hombres de Occim til'. inevitablemente estudiaremos también la diversidad hu milla lo cual significa para nosotros eliminar el misterio de nuesiia opinión acerca de ella. No olvidemos, al hacerlo, que es la illia i adad humana lo que estamos estudiando y cuán poco sabein" i del hombre, de la historia, de la biografía y de las sociedades •I»' Ir. diales somos al mismo tiempo creatinas y creadores.
' Itiir/.un y G raff: T he Modern Researcher, Harcourt & Brace, Nueva ti..i 1057, pp. 222-3.
IX. SOBRE LA RAZÓN Y LA LIBERTAD L a culminación del interés del investigador social por la histoiíil es la idea que llega a formarse de la época en que vive. La culi ni nación de su interés por la biografía es la idea que llega a hacer-»' de la naturaleza fundamental del hombre y de los límites <|iir ella puede poner a la transformación del hombre por el cuisu de la historia. Todos los investigadores sociales clásicos se han interesado por las características sobresalientes de su época y por el problema
1 En la actualidad los hombres buscan en todas partes saber dólulfl están, a dónde van y qué pueden hacer —si es que pueden hacer algo- sobre el presente como historia y el futuro como responu bilidad. Esas preguntas no puede contestarlas nadie de una ve* por todas. Cada época da sus propias respuestas. Pero prccix i mente ahora hay una dificultad para nosotros. Estamos a finí * de una época y tenemos que buscar nuestras propias contestación» 'i Estamos al final de la que se ha llamado Edad Moderna. A»( como la Edad Antigua fue seguida de varios siglos de predominio oriental, que los occidentales llamaron, con sentido provincial, l.i Edad Media o Edad del Oscurantismo, así ahora la Edad Mod» i na empieza a ser seguida por una edad posmoderna. Quizás |>
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|i de una sola generación, hayan estado los hombres tan plenaJfH'iilr expuestos, y a ritmo tan rápido, a cambios tan radicales. I o quiero decir meramente que sentimos que nos hallamos en mi momento de transición de una época a otra, y que luchamos |Mif captar el perfil de la época nueva que suponemos que está Hime/ando. Ouiero decir que cuando tratamos de orientarnos i es que tratamos— encontramos que demasiadas de nuestras indignas expectativas e imágenes son, después de todo, histórica.... ule limitadas; que demasiadas de nuestras categorías normativas •li pensamiento y de sentimiento tan pronto nos desorientan como I íi"i ayudan a explicar lo que sucede en torno nuestro; que dema siólas de nuestras explicaciones proceden de la gran transición I»•Iúrica de la Edad Media a la Moderna; y que cuando se las I I analiza para usarlas hoy, se hacen pesadas, inaplicables, no con dal mies. Ouiero decir también que nuestras principales orientalliuit’s —el liberalismo y el socialismo— se han desplomado virtuallaantc como explicaciones adecuadas del mundo y de nosotros unimos. Esas dos ideologías proceden de la Ilustración, y han tenido rain líos supuestos y valores comunes. En ambas, se considera la M" i' iile racionalidad como la condición primera de una creciente IiImilad. La noción liberadora del progreso por la razón, la fe en 1 1 i inicia como un bien puro y sin mezcla, la demanda de educa•l"li popular y la fe en su significación política para la democracia, lo'lus estos ideales de la Ilustración han descansado sobre el feliz "pueslo de las relaciones inmanentes entre la razón y la libertad. I m pensadores que más han hecho por moldear nuestros modos 'I' pensar, han procedido de acuerdo con ese supuesto. Está en la • i < de cada movimiento y cada matiz de la obra de Freud: Para ■i libre, el individuo debe ser más racionalmente consciente; la 1 i i|>ii es una ayuda para dar a la razón su oportunidad para traI i|n libremente en el curso de la vida de un individuo. El mismo "puesto apuntala la línea principal de la obra marxista: Los homb" aprisionados en la anarquía irracional de la producción, i !'!« ii ser racionalmente conscientes de su situación en la socielltiil. deben adquirir “conciencia de clase”, cuyo sentido marxista • l ni racionalista como el sentido de cualquier expresión de l a niI . El liberalismo se ha interesado por la libertad y la razón ••mim» hechos supremos en lo que afecta al individuo; el marxismino hechos supremos en lo que afecta al papel del hombre "i ■1 hacer político de la historia. Los liberales y los radicales •I* 1 1 Epoca Moderna han sido por lo general hombres que erei
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yeron que la historia se forja racionalmente y que cada individuo forja del mismo modo su propia biografía. Pero lo que ha estado ocurriendo en el mundo evidencia, seguí» creo, por qué las ideas de libertad y de razón parecen ahora Lili frecuentemente ambiguas tanto en la nueva sociedad capitalista como en la sociedad comunista de nuestro tiempo; por que Oí marxismo se ha convertido tantas veces en una monótona retóri- ,i de defensa y abuso burocráticos, y el liberalismo en un modo trivial e insignificante de enmascarar la realidad social. Los acón tecimientos principales de nuestro tiempo creo que no pueden entenderse correctamente de acuerdo con la interpretación liberal ni de acuerdo con la interpretación marxista de la política y de 11 cultura. Esas maneras de pensar nacieron como guías de la re flexión acerca de tipos de sociedad que no existen ahora. John Stuart Mili no examinó nunca los tipos de economía política que están naciendo ahora en el mundo capitalista. Karl Marx no analizó nunca los tipos de sociedad que están naciendo ahorn en el bloque comunista. Y ninguno de ellos pensó nunca en Ion problemas de los llamados países subdesarrollados, en que se es fuerzan por vivir hoy siete de cada diez hombres. Ahora tenemos delante nuevos tipos de estructura social que, en relación con los ideales “modernos”, no admiten el análisis en los termino» liberales y socialistas que hemos heredado. La marca ideológica de la Cuarta Epoca —lo que la contiti pone a la Edad Moderna— es que las ideas de libertad y de razón se han hecho discutibles, y que la creciente racionalidad ya no puede suponerse que trabaje en favor de una libertad creciente.
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El papel de la razón en los asuntos humanos y la idea del iuib viduo libre como sede de la razón son los temas más importanIn heredados por los investigadores sociales del siglo xx de los filó sofos de la Ilustración. Si han de seguir siendo los valores clavt i de acuerdo con los cuales se especifican las inquietudes y ll enfocan los problemas, entonces los ideales de razón y de libertad tienen que ser re-formulados ahora como problemas de mancr< más precisa y resoluble que la que conocieron los pensadores ■> investigadores anteriores. Porque en nuestro tiempo esos dos v¡ilo< res, razón y libertad, corren peligro manifiesto aunque sutil. I Las tendencias subyacentes son bien conocidas. Las grande* y racionales organizaciones —en suma, las burocracias han ¡ni mentado, ciertamente, pero la razón sustantiva del individuo ni
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» "ii, ul, no. Aprisionados en los limitados ambientes de sus vidas m ,I i , lunas, los hombres corrientes no pueden con frecuencia razonn nobre las grandes estructuras —racionales e irracionales— de ♦ jiH1 m is ambientes son partes subordinadas. En consecuencia, II' '.m a cabo series de acciones aparentemente racionales sin tener !•!• i , 1c los fines a los que sirven, y hay la creciente sospecha de iiiir lumbién los que están en la cumbre —como los generales di, Tulstoi— sólo pretenden conocerlos. El crecimiento de esas "" "'i'aciones, dentro de una división cada vez más grande del li ilujo, afecta a más y más esferas de vida en las que es difícil o llii|NMil)lü razonar. El soldado, por ejemplo, “lleva a cabo con »i,1.1 iliul toda una serie de acciones funcionalmente racionales Mu Iciicr idea del fin último de esas acciones” ni de la función de M.l i una de ellas dentro del conjunto . 1 Hasta hombres de intcliF , i" m Icínicamente suprema pueden realizar eficazmente el traM!" 'I1IC lcs ha sido asignado y no saber, sin embargo, que su ♦* uillado iba a ser la primera bomba atómica. IL Milla que la ciencia no es un Segundo Advenimiento tecnoN '< " Que sus técnicas y su racionalidad tengan un lugar central * ii una sociedad no quiere decir que los hombres vivan racional...... . V sin mitos, fraudes ni supersticiones. La instrucción uni* " 11 |"iede llevar a la idiotez tecnológica y al provincialismo (mu luiiiilista, y no a la inteligencia ilustrada e independiente. La di lid.urión en masa déla cultura histórica no puede elevar el nivel [ il» h sensibilidad cultural, sino más bien trivializarla, simplei*, v rivalizar poderosamente con la oportunidad para la inno* ..... 'i creadora. Un alto nivel de racionalidad burocrática y de *'■......logia no significa un alto nivel de inteligencia individual " .....¡d. Del primero no puede inferirse el segundo. Porque la | inutilidad social, tecnológica o burocrática no es meramente ..... r.'.ui recapitulación de la voluntad y el talento del individuo |m i .i i i/nnar. La oportunidad misma para adquirir esa voluntad jj ' ' I¡dentó mas bien parecen, en realidad, disminuir con ella. [ I " dispositivos sociales racionalmente organizados no son nece.......'"cute medios de aumentar la libertad para el individuo o I" ' " 1 I*1 sociedad. De hecho, muchas veces son medios de tiranía (» d, manipulación, medios de expropiarle a la razón su oportuI n"tul. la capacidad misma para obrar como hombre libre. '-"lo desde unas pocas posiciones de mando o —como puede I f'i , 1 t aso— simplemente ventajosas, es fácilmente posible en la i (ni, Ima racionalizada comprender las fuerzas estructurales que ' < I Mannhcim: Libertad y planificación social, Fondo de Cultura Ero-
♦iiniil, i, México, 1946, p. 59.
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operan en el conjunto c]ue afectan asi a cada parte limitada dfl j que tienen conocimiento los hombres corrientes. Las fuerzas que clan forma a esos ambientes no se originan cu ellos ni pueden controlarlas quienes viven sumergidos en ellos. Además, esos ambientes son ellos mismos cada vez racionalizados, Las familias lo mismo que las fabricas, el asueto lo mismo que 0 1 trabajo, los vecinos lo mismo que los Estados, tienden también a convertirse en partes de una totalidad funcionalmente racional, 0 j están sujetos a fuerzas incontroladas e irracionales. J La creciente racionalización de la sociedad, la contradicción entre esa racionalidad y la razón, la quiebra de la supuesta coin( i* dencia de razón y libertad, estos hechos están detrás de la apan ción del hombre “con” racionalidad pero sin razón, que cad.i vez es más auto-racionalizado y cada vez se encuentra mas a div gusto. Es en relación con este tipo de hombre como mejor pueda enunciarse el problema contemporáneo de la libertad. Pero c ..n tendencias y recelos con frecuencia no se formulan como proble mas, y seguramente no son reconocidos en general como dificuM tades ni sentidos como inquietudes. Realmente, es el hecho de no reconocer su carácter, de su fall í de formulación, el rasgo más importante del problema contempo ráneo de la libertad y la razón. 3
Desde el punto de vista del individuo, mucho de lo que ocurui parece resultado de manipulaciones, de gestiones, de impul:.... ciegos; con frecuencia la autoridad no es explícita; los que ejercen el poder creen muchas veces no necesitar hacerla explícita y jusli ficarla. Ésa es una razón por la cual los hombres corriente^ cuando se sienten disgustados o están en dificultades, no pueden ver blancos claros para su pensamiento y su acción, no pueden de terminar qué es lo que pone en peligro los valores que vagamenlu disciernen como suyos. Dados estos efectos de la tendencia ascendente a la racional! zación, el individuo “hace todo lo que puede”. Engrana stix aspiraciones y su trabajo con la situación en que está, y de la ciu! no puede salir. A su debido tiempo, no busca una salida: se adapta, La parte de su vida que no dedica al trabajo, la emplea en jugai. en consumir, en “divertirse”. Pero también esta esfera de consumo está siendo racionalizada. Enajenado de la producción, del luí bajo, lo es también del consumo, del verdadero descanso. Ext i adaptación del individuo y sus efectos sobre su medio y su yo
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lint. |ioi consecuencia no sólo la pérdida de su oportunidad y, »■•••• •I tiempo, de su capacidad y su voluntad para razonar; afecta •■Miiltit ii a sus oportunidades y su capacidad para obrar como un ...... . libre. Verdaderamente, ni el valor de la libertad ni el de M tii/ún parecen serle conocidos. I1 hombres adaptados no son necesariamente poco inteliN» •nun después de haber vivido y trabajado y jugado en tales Mu tiuslancias durante algún tiempo. Karl Mannheim ha aclaM'ln (I punto al hablar de “auto-racionalización”, que se refiere 1,1 1» en que un individuo, aprisionado en los limitados seg....... hm de las grandes organizaciones racionales, llega sistemática»"• nlr a regular sus impulsos y sus aspiraciones, su modo de vivir Y ......... «dos de pensar, con estricto apego a las “reglas y estatutos •i h organización”. La organización raciona] es, de esta suerte, •mi organización enajenadora: los principios guías de la conducta |f di la reflexión, y con el tiempo también los de la emoción, no t i - m u mi asiento en la conciencia individual del hombre de la •«nuil «i en la razón independiente del hombre cartesiano. • « " dulad, esos principios guías son ajenos a todo lo que se ha (h'h ndido históricamente por individualidad, y están en contraib" ióii con ella. No es decir demasiado el afirmar que en su Mli' mu desarrollo la oportunidad para la razón de la mayor parte d* lo*, hombres es destruida al aumentar la racionalidad y pasar !>• lin ilización y su control del individuo a la organización en m "i escala. Hay, pues, racionalidad sin razón. Tal racionalidad no i -i conmensurable con la libertad, sino destructora de ella. No es extraño que el ideal de la individualidad se haya hecho fuiitiovntibie: en nuestro tiempo, lo que está en discusión es la imIih ilc/;i misma del hombre, la imagen que nosotros tenemos il" mi , límites y posibilidades como hombre. La historia no se y " 1 todavía con la exploración de los límites y significados de la iiiiliu.ilcza humana”. No sabemos cuán profunda puede ser L li insformación psicológica del hombre al pasar de la Edad ft"'l« '«•' a la época contemporánea. Pero ahora podemos formuI•• L pregunta en una forma definitiva: ¿Llegará a prevalecer, o 1 |"i" i ;| florecer, entre los hombres contemporáneos lo quei " l' ll.miarse el Robot Alegre? ■i hunos, desde luego, que el hombre puede ser convertido eni«bol por medios químicos y psiquiátricos, por la coacción iniNHiih V por la acción de un ambiente controlado, pero también» i"'» picsiones fortuitas y series de circunstancias no planeadas.. I '" " puede hacérsele que quiera convertirse en un robot ani..... . )
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las cualidades y el significado de esa felicidad? Eso ya no supone meramente, como metafísica de la naturaleza humana, que exi;.l muy profundamente, en el hombrc-como-hombre, el impulso haci.i la libertad y la voluntad de razonar. Ahora debemos pregunta! nos: ¿Qué es lo que en la naturaleza del hombre, en la aclu.il situación humana, en cada una de las variedades de estruclm.i social, contribuye al ascendiente del robot animado? ¿Y qué n lo que actúa contra él? El advenimiento del hombre enajenado y todos los temas quo están detrás de su advenimiento afecta al conjunto de toda nuca* tra vida intelectual seria y causa nuestro malestar intelectual inmediato. Es uno de los temas principales de la situación humana en la época contemporánea y de todos los estudios dignos de r.
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\ mucho más de la angustia y el pensamiento tradicional y •"mi nie entre los estudiosos del hombre serios e inteligentes— "• ' •I hecho simple y decisivo de que el hombre enajenado es la tin1 11 rsis de la imagen occidental del hombre libre. La sociedad "ii que ese hombre, en que este robot animado, florece, es la Mullicas de la sociedad libre, o en el sentido literal y llano de la |>nlabra, de una sociedad democrática. El advenimiento de ese h'tinliic apunta a la libertad como inquietud, como problema, y • .pelémoslo— como problema también para los investigadores ...... des. Formulado como inquietud del individuo —de cuyos I m imiios y valores éste se siente penosamente ignorante—, es la Inquiríud llamada “enajenación”. Como problema para los públi.......... i cuyos términos y valores son principalmente indiferentes—, • •ti igual grado el problema de la sociedad democrática, como Iim Ih) y como aspiración. Precisamente porque este problema y esta inquietud no son •li"u ampliamente reconocidos, y así no existen de hecho como Inquirítides y problemas explícitos, el malestar y la indiferencia •(IIP los presagian son tan profundos y tan extensos en su signifi• nlu y sus efectos. Esto es hoy una parte importante del pro!•!• nú de la libertad, visto como su contexto político, y es parte luipiulantc del reto intelectual que la formulación del problema di 1 1 libertad ofrece a los investigadores sociales contemporáneos. " es simplemente paradójico decir que los valores de la liber a l V de la razón están detrás de la ausencia de inquietudes, I» les del incómodo sentimiento de malestar y enajenación. De un ..... I" análogo, el problema al cual llevan más típicamente las mod* i litis amenazas a la libertad y a la razón, es, sobre todo, la Mil MU 1.1 de problemas explícitos, a la apatía y no a problemas ••ipln llámente definidos como tales. I •>•. problemas y las inquietudes no han sido aclarados porque luí tíllenlos y las cualidades del hombre que se requieren para •u I.....los son la libertad y la razón mismas que están amenazadas i l iniimidas. Ni las inquietudes ni los problemas han sido seriaui'Mili formulados como problemas de los tipos de ciencia social qii' lie venido criticando en este libro. La promesa de la ciencia m i il clásica es, en parte considerable, que lo serán.
i • inquietudes y los problemas suscitados por las crisis de la fuc"ii v de la libertad no pueden, naturalmente, formularse como un 1,1111 problema único, pero tampoco pueden ser planteados, y
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mucho menos resueltos, manejando microscópicamente cada uno de ellos como una serie de problemas en pequeña escala, o de inquietudes confinadas a una dispersión de ambientes. Son pro blemas estructurales, y el enunciarlos requiere que trabajemos en los términos clásicos de biografía humana y de historia de época. Únicamente en esos términos pueden ser descubiertas las conexio nes de estructura y ambiente que efectúan hoy esos valores y hacerse el análisis casual. La crisis de la individualidad y la crisis de la realización de la historia; el papel de la razón en la vida indi vidual libre y en la realización déla historia: en la re-formulación y aclaración de esos problemas radica la promesa de las ciencias sociales. La promesa moral e intelectual de las ciencias sociales es que la libertad y la razón seguirán siendo valores estimados, que serán usados seria y consecuentemente e imaginativamente en la forniu lación de los problemas. Pero ésta es también la promesa política de lo que se llama vagamente cultura occidental. Dentro de las ciencias sociales coinciden las crisis políticas y las crisis intelectua les de nuestro tiempo: el trabajo serio en una de esas esferas rx también trabajo serio en la otra. Las tradiciones políticas del liberalismo clásico y del socialismo clásico juntas constituyen nuestras principales tradiciones políticas. El colapso de esas ira diciones como ideologías ha tenido relación con la decadencia de la individualidad libre y de la razón en los asuntos humanos. Toda re-fonnulación política contemporánea de fines liberales v socialistas debe incluir como fundamental la idea de una socicdad en la que todos los hombres serían hombres de razón inde pendiente y cuyo libre razonar tendría consecuencias estructúrale!» para sus sociedades, su historia y, en consecuencia, para los des tinos de sus propias vidas. El interés del investigador social en la estructura social no se debe a ninguna opinión de que el futuro esté estructuralmentc de terminado. Estudiamos los límites estructurales de la decís ion humana con el intento de encontrar puntos de intervención efo tiva, a fin de saber lo que puede y lo que debe ser cambiado estructuralmente si ha de ampliarse el papel de la decisión expli cita en la realización de la historia. Nuestro interés por la histon.i no se debe a ninguna opinión de que el futuro es inevitable, do que el futuro está decidido por el pasado. Oue los hombres hayan vivido en el pasado en ciertos tipos de sociedad no pone líniilr» exactos ni absolutos a los tipos de sociedad que puedan crear en I » futuro. Estudiamos la historia para discernir las alternativas denlm de las cuales la razón humana y la libertad humana pueden hacer
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lil'.lnii.i ahora. Estudiamos estructuras sociales históricas, en suma, |Miii encontrar en ellas los modos como son y como pueden ser HMilioladas. Porque sólo de esta manera llegaremos a conocer 0 limites y el sentido de la libertad humana. I i libertad no es meramente la oportunidad de que uno actúe ..... .. le plazca, ni es simplemente la oportunidad de elegir entre allí unitivas dadas. La libertad es, ante todo, la oportunidad de • ...... las elecciones posibles, de discutirlas, y después la opor tunidad de elegir. Por eso no puede existir libertad sin un amplio i' t|" I de la razón humana en los asuntos humanos. Dentro de la l"'i|*iufía de un individuo y dentro de la historia de una sociedad, 1 i l tira social de la razón es formular términos de elección, amI ' I el alcance de las decisiones humanas y la realización de la l'tilmia. El futuro de los asuntos humanos no es meramente una iin de variables que puedan predecirse. El futuro es lo que se ll'tidiui, dentro de los límites, sin duda alguna, de la posibilidad liiilóiica. Pero esa posibilidad no está fijada; en nuestro tiempo I" limites parecen, en verdad, muy amplios. Además de eso, el problema de la libertad es el problema de millo se tomarán decisiones acerca del futuro de los asuntos huy quién las tomará. En el aspecto de la organización, es el |'i"!ilrma de una maquinaria justa de decisión. Moralmente, es i |*rol)lcma de la responsabilidad política. Intelectualmente, es el l'inlilnna de cuáles son ahora los posibles futuros de los asuntos Intuí,mos. Pero los mayores aspectos del problema de la libertad >inii irtncn hoy no sólo a la naturaleza de la historia y a la oportumd id estructural para decisiones explícitas que varíen su curso; •mu innen también a la naturaleza del hombre y al hecho de que •I - din de la libertad no puede basarse sobre “la naturaleza básica i I hombre”. El problema definitivo de la libertad es el del robot Nh r.ii . v surge hoy en esta forma porque hoy se nos ha hecho evidt nii que no todos los hombres quieren por naturaleza ser libres; •l"• no lodos los hombres están dispuestos o son capaces, según I i r.os, de esforzarse en adquirir la razón que la libertad exige. I o qué condiciones llegan los hombres a querer ser libres y i i|- n t s de obrar libremente? ¿En qué condiciones están dispuestos y mi capaces de soportar las cargas que la libertad impone y verlas lili lí"', como cargas que como auto-transformaciones gustosamente Hmpu ndidas? Y en el lado negativo: ¿Puede hacerse a los hombres ........ i convertirse en robots alegres? m
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,'Ni) debemos, en nuestro tiempo, tener presente la posibilidad •I* i|ii< la mente humana como hecho social pueda estar en dcca-
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dencia en cuanto a calidad y nivel cultural, y que haya aún mu chos que no lo adviertan a causa de la abrumadora acumulación de artificios tecnológicos? ¿No es ése uno de los sentidos de l.i racionalidad sin razón? ¿De la enajenación humana? ¿De la au senda de todo papel libre para la razón en los asuntos humanos? La acumulación de artefactos oculta estos sentidos: Los que usan esos artefactos no los entienden; los que los inventan no entienden otras muchas cosas. Por eso no podemos, sin gran ambigüedad, usar la abundancia tecnológica como índice de la calidad humana y del progreso cultural. La formulación de todo problema requiere que enunciemos los valores implicados y la amenaza a esos valores. Porque la amenaza sentida a los valores estimados —tales como los de la libertad v de la razón— es la sustancia moral necesaria de todos los proble mas importantes de investigación social y también de todos loü problemas públicos y de todas las inquietudes privadas. Los valores implícitos en el problema cultural de la individua lidad están convenientemente encarnados en todo lo que sugicir el ideal del Hombre del Renacimiento. La amenaza a ese ideal es el ascendiente entre nosotros del robot alegre. Los valores implícitos en el problema político de la realización de la historia están encarnados en el ideal prometeico de hacerla humana. La amenaza a ese ideal es doble: Por una parte, la rcali zación de la historia puede pecar de omisión o incumplimiento, pues los hombres pueden seguir renunciando a hacerla deliberad.! mente, dejándose llevar a la deriva; por otra parte, la historia puedo ser realmente hecha, pero por pequeñas minorías sin responsabdi dad efectiva ante quienes deben esforzarse en sobrevivir a las con secuencias de sus decisiones y de sus omisiones. No conozco respuesta para la cuestión de la irresponsabilidad política en nuestro tiempo ni para la cuestión cultural y politi»4 del robot alegre. Pero, ¿no es evidente que no se encontrar,ni soluciones a no ser que por lo menos se afronten esos problema ' ¿No es manifiesto que quienes deben afrontarlos son, más que n i die, los investigadores sociales de las sociedades ricas? Que muclnii de ellos no lo hagan ahora es con toda seguridad la mayor omisión humana cometida por hombres privilegiados en nuestros tiempo*»
X. SOBRE POLITICA Mu i 'i necesario que los investigadores sociales permitan que el i. ululo político de su trabajo sea modelado por los “ accidentes” de oí iiinbicnte, o que determinen su uso los fines de otros hombres. I lii perfectamente dentro de sus facultades discutir su significai |m|i y decidir de su uso como cosas de su propia incumbencia. En im dula considerable, y no comprobada en gran parte, pueden inHmi o hasta determinar esas políticas. Tal determinación requiere *|M< hagan juicios explícitos y tomen decisiones acerca de teoría, I»mludo y hechos. En cuanto materia de política, esos juicios son de I I li a umbcncia propia del sabio individual así como de la fraternid id Pero, ¿no es evidente que los juicios morales y políticos im|illi líos tienen mucha más influencia que las discusiones explícitas di política personal y profesional? Únicamente haciendo esas in........... as materia de debate político pueden los hombres tener píe le» conocimiento de ellas y tratar de controlar sus consecuencias uihii la obra de la ciencia social y sobre su sentido político. No hay modo de que un investigador social pueda evitar el he i i juicios de valor e implicarlos en el conjunto de su trabajo. I i pioblcmas y las inquietudes se refieren a las amenazas conIM los valores estimados, y no pueden ser formulados claramente •mi iceonoeer esos valores. La investigación y los investigadores mi rile, son usados cada vez más para fines burocráticos e ideolóigli Siendo así, los estudiosos del hombre y de la sociedad tienen liuli i, como individuos y como profesionales, cuestiones como ||lii si conocen los usos y valores de su trabajo, si ambas cosas Mili di 11 estar sujetas a su control, si quieren tener el control de ellas. nii ir.puesta a esas preguntas, o su falta de respuesta, y el modo I I 1 .111111 usen o dejen de usar esas respuestas en su trabajo y en sus 1iilii'i profesionales determinan su respuesta a la pregunta final: si 111 .11 liabajo como investigadores sociales son a) moralmente autó|i"Uio'i, h) si están sometidos a la moral de otros hombres, o c) si 1 1 •I terreno moral se dejan ir a la deriva. Las fórmulas con que * i", problemas han sido enunciados —muchas veces con buenas •"i. ni iones, estoy seguro— ya no sirven. Los investigadores sociaI. Ir nen ahora que afrontar de verdad esas cuestiones decisivas. I ■. > le capítulo voy a insinuar algunas de las cosas que parece |i" >..11¡o tener en cuenta en toda respuesta a ellas, y también a .......... . el tipo de respuesta que, en los años más recientes, he •i ido a creer razonable. u n
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1 El investigador social no se encuentra súbitamente ante la ncc c sidad de elegir valores. Está trabajando ya sobre la base de cierto* valores. Los valores que esas disciplinas encarnan actualmente Inni sido seleccionados entre los valores creados por la sociedad oc< i dental; en todas las demás partes, la ciencia social es una impoil.i ción. Algunos hablan, desde luego, como si los valores que lian seleccionado “trascendieran” la sociedad occidental o toda olm sociedad cualquiera; otros hablan de sus normas como si estuvn ran “inmanentes” en alguna sociedad existente, como una espec id de potencial no realizado. Pero seguramente ahora será casi generó el acuerdo acerca de que los valores inherentes a las tradición» * de la ciencia social no son ni trascendentes ni inmanentes. Son simplemente valores proclamados por muchos y dentro de límite* practicados en pequeños círculos. Lo que un individuo llama juiem moral es meramente su deseo de generalizar, y hacerlos así acccsll bles a otros, los valores que el eligió. Tres ideales políticos desdeñados me parecen inherentes a l.ii tradiciones de la ciencia social, y seguramente implícitos en mi promesa intelectual. El primero de ellos es sencillamente el valuf de la verdad, del hecho. La empresa misma de la ciencia social, en cuanto determina el hecho, toma sentido político. En un ni un do de insensatez ampliamente comunicada, toda afirmación di hecho tiene sentido político y moral. Todos los investigador»’* sociales, por el hecho de existir, están complicados en la lucha enlo' ilustración y oscurantismo. En un mundo como el nuestro, prfli ticar la ciencia social es, ante todo, practicar la política de li verdad. Pero la política de la verdad no es enunciado adecuado de !"i valores que guían nuestra empresa. La verdad de nuestros llalli/ gos, la exactitud de nuestras investigaciones —cuando se las mu i en su marco social— pueden ser o no ser importantes para los as un tos humanos. Si lo son, y cómo lo son, es en sí mismo el segund" valor, que es, en suma, el valor del papel de la razón en los asun tos humanos. Al lado de esos hay un tercer valor, la libertad Int mana, con toda la ambigüedad de su significado. Tanto la libcrb"! como la razón, como ya he dicho, son centrales para la civilización del mundo occidental; ambas son constantemente proclamad n como ideales. Pero en toda aplicación dada, como criterios o coim» metas, son motivo de grandes discrepancias. Por eso una de jiupim tras tareas intelectuales como investigadores sociales, consiste
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» i.in parte de la ciencia social, quizá especialmente la socioi ii. contiene el tema del rey-filósofo. Desde Auguste Comte Inda Karl Mannheim encontramos la petición de más poder para i li01ubre sabio” y el intento de justificarla. En términos más fui- 11 icos, la entronización de la razón significa, naturalmente, la Mil ionización del “hombre de razón” . Esta sola idea del papel de h i im i en los asuntos humanos ha contribuido mucho a hacer i l o s investigadores sociales se abstengan en general de aceptar 1 1 i i mi como un valor social. Han deseado evitar el disparate de |l un |,míe idea cuando se la considera en relación con los hechos •i poder. La idea va también contra el grano de muchas versioii i Ir la democracia, porque implica una aristocracia, aunque sea mui aristocracia del talento y no del nacimiento ni de la riqueza. I'iin la idea un tanto insensata de que pudiera convertirse en un 0 filósofo no es sino la idea del papel público que el investigador pii lid puede intentar desempeñar. I i calidad de la política depende muchísimo de las cualidades IhIi lu ínales de quienes la practican. Si el “filósofo” fuese rey, ■iim sentiría muy tentado a abandonar su reino; pero cuando los 1 * un tienen una “filosofía”, ¿no son incapaces de un gobierno n i|inusable?I I I segundo papel, y ahora el más usual, es convertirse en coni |i ni del rey. Los usos burocráticos que yo lie descrito son la fin iinación corriente de esto. El investigador social individual lii mli a dejarse envolver por las muchas tendencias de la sociedad .... Ii rna que hacen del individuo una parte de una burocracia fun»i in límente racional, y a ajustarse en su alvéolo especializado de l il numera que no le interese explícitamente la estructura de la so♦• l,nl posmoderna. Hemos visto que en este papel la ciencia " ni misma tiende con frecuencia a convertirse en una máqui•i i luucionalmente racional; el investigador social individual tiende i |" idcr su autonomía moral y su racionalidad independiente, y el p ipi I de la razón en los asuntos humanos tiende a convertirse en ....... m ío refinamiento de técnicas para usos administrativos y maniiMlliiilorcs. IVio ése es el papel de consejero de reyes en una de sus peores i 'un í'.; ese papel no necesita, creo yo, tomar la forma y el signi!' iiln del estilo burocrático. Es un papel difícil de desempeñar t" lumia lal que conserve su integridad moral e intelectual, y en u n , '' iicncia, libertad para trabajar en las tareas de la ciencia so' il lis fácil para los consultores imaginarse a sí mismos filósofos \ i ur. clientes gobernantes ilustrados. Pero aun cuando ellos fue-
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sen filósofos, aquellos a quienes sirven no pueden ser ilustrablcs Ésta es una de las razones por las cuales me siento tan impresa» nado por la lealtad de algunos consultores a los incultos déspotas a quienes sirven. Es una lealtad que no parece afectada ni por la incompetencia despótica ni por la necedad dogmática. No afirmo que no pueda ser bien ejecutado el papel de conso* jero; sé que realmente puede serlo, y que hay hombres que lo están haciendo. Si hubiera más de estos hombres, las tareas políticas »■ intelectuales de los investigadores sociales que eligen el tercer pa peí serían mucho menos pesadas, porque este papel se sobrepom al otro. El tercer modo en que el investigador social puede intentar hi realización del valor de la razón y su papel en los asuntos humanos es bien conocido asimismo, y algunas veces es hasta practicado, Consiste en permanecer independiente, en que uno baga su propio trabajo y elija sus propios problemas, y dedicar ese trabajo a loi reyes tanto como a los “públicos”. Esta concepción nos muevo a imaginar la ciencia social como una especie de aparato de intcli gencia pública, interesado en los problemas públicos y en las m quietudes privadas así como en las tendencias estructurales de núes tro tiempo subyacentes en unos y otras; y nos mueve también n imaginar a los investigadores sociales individuales como miembro! racionales de una asociación auto-controlada que llamamos cito cias sociales. Al asumir ese papel, que explicaré más detenidamente dentó> de un instante, intentamos actuar sobre el valor de la razón; ,il suponer que podemos no ser totalmente ineficaces, suponemos uiui teoría de la realización de la historia: suponemos que “el hombre'' es libre y que con sus esfuerzos racionales puede influir en el curso de la historia. No me interesa ahora discutir los valores de I» libertad y de la razón, sino sólo según qué teoría pueden ser rcali zables.
2 Los hombres son libres para hacer la historia, pero unos hombu son mucho más libres que otros. Tal libertad requiere el acc eso a los medios donde se toman decisiones y se ejerce el poder poi
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|l< i- iif;o yo que si los hombres no hacen la historia, tienden cada unís a ser los utensilios de quienes la hacen, así como meros iilij' ln , de la realización de la historia. I i amplitud del papel que toda decisión explícita representa tu la k alización de la historia es por sí misma un problema histó||i m Depende muchísimo de los medios de poder disponibles en ImiIh momento dado en toda sociedad dada. En algunas sociedaiIm , la innumerables acciones de innumerables hombres modifican fe|< imbicntes, y así modifican gradualmente la estructura misma. I iih modificaciones son el curso de la historia; la historia marcha a la ilrríva, aunque en total “la hacen los hombres”. De esta suerte, bmniiK uibles hombres de empresa e innumerables consumidores I i m h Ii o moldear y remoldcar con diez mil decisiones por minuto li i' mioinía del mercado libre. Quizá fue ése el principal género »l» limitación que tuvo presente Marx cuando escribió en El 18 de fliuiintrio: “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen |hm iMiincute como les gustaría; no la hacen en circunstancias elei 1 1 por ellos.. . ” I I destino, o la “inevitabilidad”, se relaciona con los acontecíf|ilnilos de la historia que están fuera del control de todo círculo •i guipo de hombres que reúna las tres características siguientes: || iiIh ieutemente compacto para ser identificable; 2 ) bastante I 'ili miso para decidir con consecuencias; y 3 ) que esté en situación i pirvci esas consecuencias y se le pueda tener por responsable de * il • Los acontecimientos, según esta concepción, son las conse♦mi n i r. sumarias e inesperadas de innumerables decisiones de intmiiii 11liles hombres. Cada una de sus decisiones tiene consecuen|>i i muy pequeñas y está sujeta a ser anulada o reforzada por otras ........... íes semejantes. No hay vínculo entre la intención de un indi nliin y el resultado sumario de las innumerables decisiones. Lu tu mi lucimientos están más allá de las decisiones humanas: la ln luí tu se hace a espaldas de los hombres. \d entendido, el destino no es un hecho universal; no es inhe| ni, i |,i naturaleza de la historia ni a la naturaleza del hombre. I I li lino es una característica de un tipo de estructura social ln i ii. miente específico. En una sociedad donde el arma defiMii i i . . el rifle, en que la unidad económica típica es la granja i ...... y la pequeña tienda, en que el Estado nacional todavía |i. . i le o es meramente una estructura lejana, en que la comuni|‘i i «i e\ de viva voz, por volantes o por el púlpito, en una socie•liil iid, la historia es realmente el destino. I m i consideremos ahora el principal indicio de nuestra situa|| k ii No es, en una palabra, la enorme ampliación y la centra-
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lización decisiva de todos los medios de poder y de decisión, «i decir, de todos los medios de hacer historia? En la sociedad indm trial moderna, los medios de producción económica se han desarm liado y centralizado, y los campesinos y los artesanos son reemplu zados por compañías privadas y por industrias del gobierno. En rl Estado-nación moderno los medios de violencia y de adminislm ción política experimentan desarrollos similares, al dominar loU reyes a los nobles y ser reemplazados los caballeros que se equipa ban a sí mismos por ejércitos permanentes y ahora por espanto',a» máquinas militares. La culminación posmoderna de las tres evo luciones —en economía, en política y en los medios de ejercer la violencia— está teniendo lugar ahora del modo más dramático ni los Estados Unidos y en la URSS. En nuestro tiempo se cslui centralizando los medios de hacer historia tanto internacional» como nacionales. ¿No es, pues, evidente que el ámbito y la opni tunidad para la acción humana consciente en la realización do U| historia son únicos precisamente ahora? Minorías de poder qm tienen en sus manos esos medios hacen ahora la historia, con tO'lil seguridad “en circunstancias no elegidas por ellas”; pero en irh | ción con otros hombres y con otras épocas esas circunstancias mu mas ciertamente no parecen ser abrumadoras. Seguramente es ésta la paradoja de nuestra situación inmedi.ilii! Los hechos acerca de los medios más recientes de hacer historia snil una prueba de que los hombres no están inevitablemente en Id» garras del destino, de que ahora pueden hacer historia. Pero enl*i hecho se convierte en una ironía ante el otro hecho de que pro Ni mente ahora esas ideologías que ofrecen a los hombres la esperan m de hacer historia han declinado y están en colapso en las sociedad»'» occidentales. Ese colapso es también el colapso de las expectativa! de la Ilustración según las cuales la razón y la libertad prevaleceiliin como fuerzas supremas en la historia humana. Y detrás de él « asimismo la insolvencia intelectual y política de la comunidad ln ielcctual. ¿Dónde está la intelligentsia que continúa el gran discurso d> I mundo occidental y cuya obra como intelectuales tenga influcml! -entre los partidos y los públicos y tenga importancia para las imiu des decisiones de nuestro tiempo? ¿Dónde están los medios ilpl masas abiertos a esos hombres? ¿Quién entre los que tienen m I sus manos el Estado de los dos partidos y sus feroces máquina» militares están atentos a lo que sucede en el mundo del eoiioil miento, de la razón y de la sensibilidad? ¿Por qué está el ¡n ie l. >lo libre tan divorciado de las decisiones del poder? ¿Por qué prevalí ■n
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I lli"i i mire los hombres de poder una ignorancia tan grande y tan jtu '|mni,sable? I ii los Estados Unidos de hoy los intelectuales, los artistas, los ItiluMios, los profesores y los científicos están haciendo una guerra : lila ni la que repiten y complican las confusiones de los círculos i'lMuIrs. Ni formulan demandas a los poderosos para que se desimult ii otras alternativas políticas, ni exponen esas alternativas I luli los públicos. No intentan poner un contenido responsable en I I-i pollina de los Estados Unidos; contribuyen a vaciar la política y $i iiiaiilt’iierla vacía. Lo que debe llamarse deficiencia cristiana del 1 1**111 ri una buena parte de esta lamentable situación moral, como E l " . 1 1 captura de los científicos por los mecanismos de la ciencia I m |Iinuil isla. La mentira periodística, convertida en rutina, tamii|t|i i ■■parte de ella, lo mismo que mucha de la pretenciosa triviaI Midi que pasa por ciencia social.
* I ...... pi io (ni lo requiere mi presente argumentación en su con-
I jliiilu) que esta opinión sea aceptada por todos los investigadores Mi liili 'i, Lo que más deseo decir aquí es que, habiendo aceptado p 1 llores de la razón y de la libertad, es tarca primordial de todo Jlu• lipador social determinar los límites de la libertad y los del I ip* I de la razón en la historia. \l iisiirnir el tercer papel, el investigador social no se ve a sí (ni■mu ionio un ser autónomo situado ‘'fuera de la sociedad”. En INmmi ( mi la mayor parte de las otras gentes, siente que está fuera |l la i f,mudes decisiones que hacen la historia en esta época; al lili mu tiempo, sabe que está entre los que sufren muchas de lli i iiiisn iiencias de esas decisiones. Ésta es una razón importante I* poi ipié, en la medida en que sabe lo que está haciendo, se ■liMh ile en un hombre explícitamente político. Nadie está “fuera ft la mu iedad”. La cuestión es dónde está cada uno dentro de ella. I I Investigador social suele vivir en circunstancias de posición ■jimli i de clase media. Por sus actividades en esos medios, no I i i m u í frecuencia en mejor posición que el individuo corriente pul o solver problemas estructurales, porque su solución nunca j|||'
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tualmente el ambiente en que vive, y hace esto cuando examina el orden económico de la Inglaterra del siglo xix o la jerarquía dr posiciones sociales de los Estados Unidos del siglo xx, las instilu ciones militares de la Roma imperial o la estructura política de l.i Unión Soviética. En lo que concierne a los valores de la libertad y de la razón, uno de sus temas de estudio se relaciona con las oportunidades objetivas de que disponen tipos dados de hombres dentro de tipo* dados de estructura social para llegar a ser libres y racionales ni cuanto individuos. Otro de sus temas son las posibilidades, si es que hay alguna, que tienen hombres de diferentes posiciones en difercn tes tipos de sociedad, 1) para trascender, por su razón y su expcricu cia, su ambiente cotidiano, y 2) para obrar, por virtud de su po der, con consecuencias para la estructura de su sociedad y de época. Éstos son los problemas del papel déla razón en la histon.i Al estudiarlos, es fácil advertir que en las sociedades modero, n unos individuos tienen el poder de actuar con muchas consecucu cias estructurales y conocen bien las consecuencias de sus accionn; otros tienen ese poder, pero no conocen su alcance efectivo; y liay muchos que no pueden trascender sus ambientes cotidianos nic diante su conocimiento de la estructura ni efectuar cambios estnu turales por ninguno de los medios de acción de que disponen. Después nos situamos a nosotros mismos como investigadores sociales. Por la naturaleza de nuestro trabajo, conocemos la estru< tura social y sabemos algo de la mecánica histórica de su moví miento. Pero, evidentemente, no tenemos acceso a los principale* medios de poder que ahora existen y con los cuales puede ser in fluida ahora esa mecánica. Pero tenemos un “medio de podo'1 que Con frecuencia es frágil, y es esto lo que nos proporciona un.i pista para nuestro papel político y para el sentido político (lo nuestro trabajo. La tarca política del investigador social que acepta los idcidnf de libertad y razón es, creo yo, dedicar su trabajo a cada uno do los otros tres tipos de hombres que yo he distinguido en relación con el poder y la sabiduría. A los que tienen poder y lo saben, les imputa grados variabl. * de responsabilidad por las consecuencias estructurales que desculo o por su trabajo que están decisivamente influidas por sus decisión* * o por sus omisiones. A aquellos cuyas acciones tienen esas consecuencias, pero <|!iu parecen no saberlo, les atribuye todo lo que ha descubierto accrojj de aquellas consecuencias. Intenta educar y después, de nuevo, imputa una responsabilidad. m i
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\ quienes regularmente carecen de tal poder y cuyo conociuto se limita a su ambiente cotidiano, les revela con su trabajo il '.cutido de las tendencias y decisiones estructurales en relación mu dicho ambiente y los modos como las inquietudes personales • nI«iti conectadas con los problemas públicos; en el curso de esos mlucrzos, dice lo que ha descubierto concerniente a las acciones i' lus más poderosos. Éstas son sus principales tareas educativas, i mi sus principales tareas públicas cuando habla a grandes audiImi le.. Examinemos ahora algunos de los problemas y de las tareas •|ii' plantea este tercer papel. iiiii
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Indi'pendientemente del alcance de su saber, el investigador social • por lo común un profesor, y este hecho profesional determina • ii gian medida lo que es capaz de hacer. Como profesor, habla a nimbantes, y ocasionalmente, por discursos y escritos, a públicos ..... extensos y en posición más estratégica. Al estudiar cuál pueda #1 ai papel público, no perdamos de vista esos simples hechos de (iinlri, o si ustedes lo prefieren, los hechos de su falta de poder. I' ii cuanto interesado en la educación liberal, es decir, liberaII i.i. su papel público tiene dos finalidades: Lo que debe hacer p.n.i el individuo es convertir las inquietudes e intereses personales • ii i uestiones y problemas sociales abiertos a la razón: su finalidad • ayudar al individuo a convertirse en un hombre que se educa •i i mismo, quien sólo entonces será razonable y libre. Lo que 'I' Im hacer por la sociedad es combatir todas esas fuerzas que están ih .Iluyendo los verdaderos públicos y creando una sociedad de ni i i',: o, dicho en términos positivos, su finalidad es ayudar a i mu.ir y fortalecer públicos que se cultiven a sí mismos. Sólo entuiu i s puede ser la sociedad razonable y libre. I .as son metas muy amplias, y debo explicarlas de un modo Ii.
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tipos de vida estoico, cristiano y humanista, es el cultivo o la edu cación de valores. Al lado de la destreza y del valor, debemos poner la sensibill dad, que los incluye a ambos, y más también: incluye una espía lo de terapia en el antiguo sentido de que aclara el conocimiento qim uno tiene del yo. Incluye el cultivo de todas esas destrezas dn cotroversia con uno mismo que llamamos pensamiento, y que, cuando se hace con otros, llamamos debate. Un educador debí empezar con lo que más profundamente interesa al individuo, aun que parezca trivial y de poco valor. Debe proceder de tal mam ni y con tales materiales, que le permita al estudiante adquirir una penetración racional cada vez mayor en esos intereses y en oliui que adquirirá en el proceso de su educación. Y el educador debí tratar de formar hombres y mujeres que puedan y quieran conll nuar por sí mismos lo que él empezó: el producto final de bu la educación liberadora es sencillamente el hombre y la mujer que un educan y se cultivan a sí mismos, en suma, el individuo libir y racional. Una sociedad en la que tienen ascendiente tales individuos cid en uno de los principales sentidos de la palabra, democrática. Tam bién se la puede definir como una sociedad en la que prevale» i u verdaderos públicos y no masas. Con esto entiendo lo siguicnb Sépanlo o no, los hombres en una sociedad de masas son pu ><■» de inquietudes personales que no pueden convertir en problcinitl sociales. No comprenden la acción recíproca entre esas inquietud) * personales de sus ambientes y los problemas de estructura soel d El hombre reconocible en un verdadero público, por otra parle, pfl capaz de hacer precisamente eso. Comprende que lo que él pim i y siente como inquietudes personales también son muchas viryj problemas compartidos por otros, y, cosa aun más importante, <|ii# no pueden ser resueltos por un individuo solo, sino por modiliu» ciones de la estructura de los grupos en que él vive, y a veces ib la estructura de la sociedad toda. Los hombres de masas tienen inquietudes, pero no suelen saber ni su fuente ni su verdadero iilitf niñeado; los hombres de públicos afrontan problemas y poi lo general llegan a conocer su carácter público. La tarea política del investigador social —como de todo cdin ii« dor liberal— consiste en traducir constantemente las inquieto.!
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mui' ii x que están públicamente expuestos a ellos. Asegurar esos llin iaseg u rar la razón y la individualidad y convertir estas cosas. h < O. valores predominantes de una sociedad democrática. IJiiizá ahora se estén diciendo ustedes: “Bien, a esto hemos II. i "lo. El autor nos propone un ideal tan elevado, que en relaH"ii ron él todo tiene que parecer bajo.” El que pueda pensarse ipil r.loy haciendo eso atestigua la falta de seriedad con que se Intuí ihora la palabra democracia y la indiferencia de muchos ■Imm ,alores ante el alejamiento azaroso de todo sentido llano de M'i i'itliihra. La democracia es, desde luego, una idea complicada .1 o . de la cual hay mucho desacuerdo legítimo. Pero segura........ no es tan complicada ni tan ambigua, que no pueda ya ser i "( i por personas que desean razonar conjuntamente. I o tpic yo entiendo por democracia es un ideal que ya he ini nlinio exponer. En esencia, la democracia implica que los indi»i I i i i i . vitalmente afectados por una decisión tomada por hombres )i> iii ii voz efectiva en dicha decisión. Esto, a su vez, significa que IhiIii poder de tomar tales decisiones sea públicamente legitimado \ |ii. i|nicnes las adopten respondan públicamente de ellas. Nini mili iIr estos tres puntos puede prevalecer, me parece a mí, a men ,|iic predominen en una sociedad los tipos de públicos y los llpii dr individuos que he descrito. Algunas otras condiciones reiiiliiin evidentes en seguida. I i estructura social de los Estados Unidos no es completamen te I.......ciática. Tomemos éste como punto de acuerdo mínimo. thi conozco ninguna sociedad que sea completamente democrá)|i .i . so sigue siendo un ideal. Los Estados Unidos son hoy, diría p. il< mocráticos en general principalmente en la forma y en la ielmii .i de las expectativas. En sustancia y en la práctica no son |l....... ulicos con mucha frecuencia, y esto es absolutamente claro |n iiim líos sectores institucionales. La economía corporativa no se ;||i i iivm Ivc ni como una serie de asambleas públicas ni como un B|fii|iiiil(> de poderes responsables ante aquellos a quienes sus actiI lil i.Ir . afectan muy seriamente. Los mecanismos militares y, cada yw ni.i . el Estado político, están en la misma situación. No quiero ||.!t la impresión de que soy optimista acerca de las posibilidades ||ii qni muchos investigadores sociales puedan o quieran desemiii ii mi papel público democrático, ni —aunque muchos de ellos I ii liai'.in— acerca de las posibilidades de que esto tenga como ¿Un . i iiencia inevitable una rehabilitación de los públicos. Yo no li n •• mas que esbozar un papel que me parece estar abierto y Ipi .1. hecho, es practicado por algunos investigadores sociales. i
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Ocurre también que es un papel que está de acuerdo con las opi niones tanto liberales como socialistas del papel de la razón en los asuntos humanos.1 Mi argumento es que el papel político de la ciencia social —cuál pueda ser ese papel, cómo sea desempeñado y con cuánta eficaciatiene relación con el grado en que prevalezca la democracia. Si tomamos el tercer papel de la razón, el papel autónomo, tra tamos de actuar de un modo democrático en una sociedad que no es completamente democrática. Pero actuamos como si estuviera mos en una sociedad plenamente democrática, y al hacerlo así, in tentamos suprimir el “como si”. Nos esforzamos por hacer más democrática la sociedad. Yo sostengo que ese papel es el único mediante el cual podemos hacer eso en cuanto investigadores so ciales. Por lo menos, yo no conozco otro modo por el que podamos intentar contribuir a poner en pie una política demqcrática. Y a causa de esto, el problema de la ciencia social como mensajera de la razón en los asuntos humanos es hoy en realidad un pro blema fundamental de la democracia.
1 M e gustaría recordar de pasada al lector que, totalmente aparte de sil contexto y uso democráticos presentes, el estilo del empirismo abstracto (y la inhibición metodológica que sustenta) no es apropiado para el papel político democrático que estoy describiendo. Los que practican ese estilo como su aeli vidad única, que lo conciben como “el verdadero trabajo de la ciencia social'’, y que viven en su ethos, no pueden desempeñar un papel educativo liberador Este papel exige que se dé confianza a los individuos y a los públicos en sus propias capacidades para razonar, y, mediante la crítica, el estudio y la prác tica individuales, ampliar su alcance y mejorar su calidad. Exige que se les es timule, según la frase de George Orwell, a “salir de la ballena”, o según ).i maravillosa frase norteamericana, a “convertirse en sus propios hombres” . De cirles que pueden conocer “verdaderamente” la realidad social sólo mediante un tipo de investigación inevitablemente burocrático es poner un tabú, en nombre de la Ciencia, sobre sus esfuerzos para hacerse hombres independientes y pensadores originales. Es minar la confianza del artesano individual en m i propia capacidad para conocer la realidad. Es, en efecto, estimular a los hom bres a fijar sus creencias sociales por referencia a la autoridad de un aparato ajeno, y eso está de acuerdo, naturalmente, con toda la burocratización de la razón operada en nuestro tiempo, y es reforzado por ¿Ha. La industrialización de la vida académica y la fragmentación de los problemas de la ciencia social no puede tener como consecuencia un papel educativo liberador para los inves tigadores sociales. Porque lo que esas escuelas de pensamiento desmontan en piezas tienden a mantenerlo desmontado en piezas diminutas acerca de las cim les pretenden estar muy seguras. Pero sólo pueden estar seguras de menn fragmentos abstractos, y la tarea de la educación liberal, y el papel político dn la ciencia social, y su promesa intelectual, consisten precisamente en capad tar al hombre para trascender esos ambientes fragmentados y abstractos, pam llegar a conocer las estructuras históricas y su lugar propio dentro de ellas.
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5 < ii.lies son las probabilidades de éxito? Dada la estructura políIh i dentro de la cual tenemos que actuar, no creo que sea muy I ii (bable que los investigadores sociales lleguen a ser mensajeros
1 I,a idea de semejante monopolio en la esfera de las ideas sociales es una •I' l is nociones autoritarias que están en la base del concepto de “El Méi"'l" de los científicos como administradores de la razón y que tan tenueiii' ule disfrazada está en los “valores sagrados” de los grandes teóricos. Aún •11 " ' 1e más claramente incorporada en las consignas tecnocráticas que he anali ido en el capítulo v.
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tandas ofrecen. Conoceremos su valor por el hecho de su auseni i.» en el mundo soviético, y por el tipo de guerra contra el cual csláu los intelectuales de ese mundo. Que la democracia sea en los Jv( tados Unidos tan ampliamente formal, no quiere decir que podn mos esquivar la conclusión de que si la razón ha de d e se m p e lu i un papel libre en la realización democrática de la historia, uno di sus principales sustentadores seguramente han de ser las ciencia i sociales. La ausencia de partidos, movimientos y públicos denm oráticos no quiere decir que los investigadores sociales en cuan lo educadores no deban tratar de hacer de sus instituciones educativa una estructura dentro de la cual pueda existir ese público liberadOI de individuos, por lo menos en sus comienzos, y en que sus discu siones puedan ser estimuladas y apoyadas. No quiere decir tam poco que no traten de cultivar esos públicos en sus papeles m e n m académicos. Proceder así es, desde luego, exponerse a tener “inquietudes"; o, lo que aún es peor, a encontrarse con una indiferencia mortal. Exi ge que presentemos deliberadamente teorías y hechos discutibles v que estimulemos activamente la controversia. Con la ausencia iIrdebate político amplio, abierto y bien informado, las gentes un pueden entrar en contacto ni con las realidades efectivas de M|1 mundo ni con las realidades de ellas mismas. Hoy en partícula» a lo que me parece, el papel que vengo describiendo requiere nada menos que la presentación de definiciones contradictorias de 11 realidad misma. Lo que suele llamarse “propaganda”, en especial de carácter nacionalista, no sólo consiste en opiniones sobre divefc sidad de temas y cuestiones. Como observó Paul Kecskemeti cu cierta ocasión, es la promulgación de las definiciones oficiales di la realidad. Nuestra vida pública descansa ahora con frecuencia sobre esm definiciones oficiales, así como sobre mitos, embustes y nocionci descabelladas. Cuando muchas políticas —discutidas y no disentí das— se basan en definiciones inadecuadas y erróneas de la r» \ lidad, quienes se afanan por definirla más adecuadamente csliiii obligados a derribar influencias. Por eso los públicos del tipo qm he descrito, lo mismo que los hombres con individualidad, son, pin su misma existencia en tal sociedad, radicales. Pero ése es el pañi I de la inteligencia, del estudio, del intelecto, de la razón, de I u ideas: definir la realidad adecuadamente y de manera públi- i mente importante. El papel educativo y político de la ciencia socinl en una democracia es contribuir a cultivar y sostener público* o I individuos capaces de formular definiciones adecuadas de las i< ili dades personales y sociales y de vivir y actuar de acuerdo con clin»
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El papel de la razón que vengo esbozando ni significa ni rei|uii i< que uno sea un azotacalles, que tome el primer aeroplano Ih * n el escenario de la crisis del día, que corra al Congreso, que (<•<111 *ic una imprenta para publicar un periódico, que se mezcle I< los pobres, que subaste una caja de jabón. Esas acciones son tuliiilmblcs con frecuencia, y fácilmente puedo imaginar ocasiones hii «pie yo personalmente encontraría imposible no desear ejecu|.ii I r. Pero convertirlas en sus actividades normales el investigador lii'illl, es simplemente abdicar su papel y ostentar por su acción la im nubilidad en la promesa de la ciencia social y en el papel de li 1 1 ñu en los asuntos humanos. Este papel sólo requiere que el jlIVi uligador social se lleve bien con el trabajo de la ciencia social y '|tii evite impulsar la burocratización de la razón y del pensaHili uto. No lodos los investigadores sociales aceptan todas las opiniones i|in \i>sustento sobre estas cuestiones, ni yo deseo que las acepten. Mi it * ii liria social. '.i los hombres individualmente y los pequeños grupos de hom|ut no son libres para actuar con consecuencias históricas, y al |"i mu tiempo no son suficientemente razonables para ver esas |mi ri unidas; si la estructura de las sociedades modernas, o de «I (mi.i de ellas, es ahora tal que la historia marcha ciegamente a |.i ili nv.i y no puede ser hecha de otro modo con los medios dispomiM < . v el conocimiento que puede adquirirse, entonces el único l r I autónomo de la ciencia social es registrar y comprender; la I ii i Je la responsabilidad de los poderosos será una necedad; y I ' ' ilnies de la libertad y de la razón serán realizables únicamente »>> lir, ambientes excepcionales de ciertas vidas privadas favorem ii
)<|||||H| l'i ni eso es una serie de supuestos. Y aunque hay amplio espai pai a el desacuerdo sobre los grados de libertad y la escala de ..........i'.eeuencias, no creo que haya pruebas suficientes de que sea I». ■ iiai abandonar los valores de la libertad y de la razón, que i " .li ti actualmente orientar el trabajo de la ciencia social. luí culos para evitar las cuestiones inquietantes que vengo eslin llii lo son defendidos ahora con la consigna de que la ciencia ih
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social “no debe empeñarse en salvar al mundo”. Unas veces esto es la renuncia de un modesto profesor; otras veces es el cínico desdén del especialista por todas las cuestiones de gran alcance; otras es la desilusión de esperanzas juveniles; con frecuencia es l.i pose de individuos que tratan de apropiarse el prestigio del cien tífico, considerado como intelecto puro y desencarnado. Pero en ocasiones se basa en un juicio meditado de los hechos de podci. A causa de esos hechos, no creo yo que la ciencia social “salve al mundo”, aunque no veo nada de erróneo en “tratar de sal var al mundo”, frase con la que quiero decir aquí evitar la guerra y reajustar los asuntos humanos de acuerdo con los ideales de la libertad y de la razón humanas. Lo que yo sé me lleva a haca cálculos más bien pesimistas acerca de las posibilidades. Pero aunque sea ésa nuestra situación actual, debemos preguntarnos todavía: Si hay modo de salir de la crisis de nuestro tiempo poi medios intelectuales, ¿no le corresponde formularlos al investí gador social? Lo que nosotros representamos —aunque no siempre sea manifiesto— es al hombre que ha llegado a conocer a la luí manidad. Es en el plano del conocimiento humano donde deben buscarse ahora todas las soluciones a los grandes problemas. Apelar a los poderosos, a base de los conocimientos que ahora tenemos, es una utopía en el sentido más disparatado de la pala bra. Nuestras relaciones con ellos probablemente serán sólo las que a ellos les parezcan útiles, lo cual quiere decir que nos con vertimos en técnicos que admiten sus problemas y designios, o en ideólogos que promueven su prestigio y autoridad. Para sei algo más que eso, por lo que respecta a nuestro papel político, de bemos ante todo someter a revisión el carácter de nuestro esfuerzo colectivo como investigadores sociales. No es utópico en absoluto para un investigador social apelar a sus colegas para emprenda dicha revisión. Todo investigador social que tenga noción de lo que es debe afrontar el importante dilema moral que va implícito en este capítulo: la diferencia entre aquello por lo cual se inte resan los hombres y lo que constituye su verdadero interés. Si adoptamos la simple opinión democrática de que lo que leu interesa a los hombres es lo que nos incumbe, entonces acepta mos los valores que, unas veces accidentalmente, otras veces de liberadamente, han sido inculcados por los intereses creados. Esos valores son con frecuencia los únicos que los hombres han tcni do oportunidad de cultivar. Son hábitos adquiridos inconsciente mente y no por elección deliberada. Si adoptamos la opinión dogmática de que lo que constituye el verdadero interés de los hombres, interéseles o no de hecho, es
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lodo lo que nos concierne moralmente, corremos el riesgo de vio lo valores democráticos. Podemos convertirnos en manipuladon . o en coaccionadorcs, o en ambas cosas, y no en persuasores di nlio de una sociedad en la que los hombres tratan de razonar i iiiijuntamente y en que el valor de la razón es tenido en estimai mi) muy alta. Lo que yo sugiero es que, dirigiéndonos a dificultades e in quietudes y formulándolas como problemas de la ciencia social, ti liemos la mejor oportunidad, creo que la única oportunidad, de lurer a la razón democráticamente importante para los asuntos limnanos en una sociedad libre, realizando así los valores clásicos nubyacentes en la promesa de nuestros estudios.
A pé n d ic e
SOBRE ARTESANÍA INTELECTUAL P ara e l invesugador social individual que se siente como parir de la tradición clásica, la ciencia social es la práctica de un oficio, En cuanto hombre que trabaja sobre problemas esenciales, figurn entre los que rápidamente se impacientan y se cansan de clisen siones complicadas sobre método-y-teoría-en-general, que interriini pen sus propios estudios. Cree que es mucho mejor la infornu ción de un estudioso activo acerca de cómo procede en su trabajo que una docena de “codificaciones de procedimiento” hechas pol especialistas que quizá no han realizado ningún trabajo de ini portancia. Unicamente mediante conversaciones en que penxa dores experimentados intercambien información acerca de su mn ñera real de trabajar puede comunicarse al estudiante novel mi concepto útil del método y de la teoría. Por lo tanto, creo útil referir con algún detalle cómo procedo en mi oficio. Esto es, iu evitablemente, una declaración personal, pero está escrita con la esperanza de que otros, en especial los que inician un trabajo independiente, la harán menos personal por los hechos de su pro pia experiencia.
1 Creo que lo mejor es empezar por recordaros a los estudian le. principiantes que los pensadores más admirables de la comunidad escolar a que habéis decidido asociarnos no separan su trabajo de sus vidas. Parecen tomar ambas cosas demasiado en serio para pn mitirse tal disociación y desean emplear cada una de ellas pau enriquecer a la otra. Desde luego, esa escisión es la convención que prevalece entre los hombres en general, y se deriva, supon|;o yo, del vacío del trabajo que los hombres en general hacen hoy, Pero habréis advertido que, como estudiantes, tenéis la excepdn nal oportunidad de proyectar un tipo de vida que estimule I on hábitos de la buena artesanía. El trabajo intelectual es la ele* ción de un tipo de vida tanto como de una carrera; sépalo o no,
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l.o (pie significa esto es que debéis aprender a usar vuestra * h| i inicia de la vida en vuestro trabajo intelectual, examinán•IhIii c interpretándola sin cesar. En este sentido la artesanía es lio propio centro y estáis personalmente complicados en todo |IHmlncto intelectual sobre el cual podáis trabajar. Decir que poJ.c, "tener experiencia” significa, entre otras cosas, que vuestro l. i ido influye en vuestro presente y lo afecta, y que él define V'" .lia capacidad para futuras experiencias. Como investigadores ... mies, tenéis que dirigir esa complicada acción recíproca, captar lu ijiie experimentáis y seleccionarlo; sólo de esa manera podéis wpeiar usarlo para guiar y poner a prueba vuestro pensamiento, y »n esc proceso formaros como trabajadores intelectuales. Pero, .Mino podréis hacerlo? Una solución es: debéis organizar un in liivo, lo cual es, supongo yo, un modo de decir típico de soció|ii|iii llevad un diario. Muchos escritores creadores llevan diarios; 11 necesidad de pensamiento sistemático que siente el sociólo go lo exige. Kn el archivo que voy a describir, están juntas la experiencia r,onal y las actividades profesionales, los estudios en marcha y ! .., estudios en proyecto. En ese archivo, vosotros, como trabajaiI.ik . intelectuales, procuraréis reunir lo que estáis haciendo inte|m Inalmente y lo que estáis experimentando como personas. No *•m us emplear vuestra experiencia y relacionarla directamente t u el Irabajo en marcha. Al servir como freno de trabajo reitera tivo, vuestro archivo os permite también conservar vuestras enerAsimismo, os estimula a captar "ideas marginales” : ideas •li . r.as que pueden ser sub-productos de la vida diaria, fragmen• d( conversaciones oídas casualmente en la calle, o hasta sueiiii'i l Jna vez anotadas, esas cosas pueden llevar a un pensamiento .. i sistemático así como prestar valor intelectual a la expericnni más directa. I l ibréis advertido muchas veces con cuánto cuidado tratan 111 propias inteligencias pensadores consumados, y cuán atenta.... ule observan su desarrollo y organizan su experiencia. La razón ■i. «|tu: atesoren sus menores experiencias es que, en el curso de mi.» vida, el hombre moderno tiene muy poca experiencia persomi, v sin embargo la experiencia es sumamente importante como o .ule de trabajo intelectual original. He llegado a creer que el • i lirl a su experiencia sin fiarse demasiado de ella es una señal il. m.iiliirez del trabajador. Esa confianza ambigua es indispensaI I para la originalidad en todo trabajo intelectual, y el archivo i . mi medio por el que podéis desarrollar y justificar tal confianza. I levando un archivo adecuado y desarrollando de ese modo ii
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hábitos de auto-reflexión, aprendéis a mantener despierto vucslu» mundo interior. Siempre que os impresionen fuertemente smo* sos o ideas, no debéis dejarlos irse de vuestra mente, antes d contrario, debéis formularlos para vuestro archivo y, al hacerlo, desentrañar todo lo que implican, y demostraros a vosotros im mos la insensatez de aquellos sentimientos o ideas o la posibilid.nl de articularlos en forma productiva. El archivo os ayuda tambii u a formaros el hábito de escribir. No podéis tener la “mano din tra” si no escribís algo por lo menos cada semana. Desarrollando el archivo, podéis tener experiencia de escritores y cultivar, como suele decirse, vuestros medios de expresión. Llevar un archivo <% controlar la experiencia. Una de las peores cosas que les suceden a los investigado! n sociales es que sienten la necesidad de escribir sus “planes” sólo en una ocasión: cuando van a pedir dinero para una investigación específica o para “un proyecto”. La mayor parte de los “plann” se escriben para pedir fondos, o por lo menos se redactan cuida dosamente para ese fin. Aunque esta práctica está muy generaII zada, la considero muy mala: está condenada a convertirse, pm lo menos en cierta medida, en un “arte de vender” y, dadas ln expectativas que hoy prevalecen, en acabar muy probablcmc nM en afanosas pretensiones; el proyecto quizá va a ser “presenil» do” después de redondearlo de una manera arbitraria muelio antes de lo que debiera; muchas veces es una cosa amanad i, destinada a conseguir dinero para fines diferentes, aunque vtu liosos, de los de la investigación ofrecida. Un investigador nii«| cial que trabaja debe revisar periódicamente “el estado de mil planes y problemas”. Un joven, precisamente al comienzo dn su trabajo independiente, debe reflexionar acerca de esto, peut no puede esperarse —ni lo esperará él mismo— que vaya muy lejos con eso, y evidentemente no debe entregarse con <\u siva rigidez a ningún plan. Todo lo que puede hacer es oriciilui su tesis, que infortunadamente se supone ser su primer trabn|.i independiente de alguna extensión. Cuando estéis a la mitad d' i tiempo de que disponéis para el trabajo, o en su tercera parle, <<| cuando esa revisión puede ser más fructuosa y hasta quizá uili resante para los demás. Un investigador social activo que avanza en su camino di tener siempre tantos planes, que es tanto como decir ideas, <|im se pregunte constantemente: ¿En cuál de ellos trabajaré?, ¿dd.ii trabajar, después? Y debe llevar un pequeño archivo especial puní su agenda principal, que escribirá una y otra vez para sí mili.....
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y <|ui/á para discutirla con los amigos. De tiempo en tiempo •Ii Ih icvisarla muy cuidadosamente y con fines muy determinai|m , y en ocasiones también cuando esté descansado. Un jjrocedimicnto así es uno de los medios indispensables por I... niales vuestra empresa intelectual se mantiene orientada y llillH control. El intercambio amplio e informal de esas revisiones lll "estado de mis problemas” entre investigadores sociales acti vo,, es, me parece, la única base para una formulación adecuada . I. "los principales problemas de la ciencia social”. Es improbá is <|iie en una comunidad intelectual libre haya, y es seguro que lio deba haberlo, un bloque “monolítico” de problemas. En i i comunidad, si florece de una manera vigorosa, habría interIni luis de discusión entre los individuos acerca del trabajo futuro. Ins clases de interludios —sobre problemas, sobre métodos, so lo < leona— deben resultar del trabajo de los investigadores y n inducir a él de nuevo; deben recibir su forma del trabajo en «imii lia y en cierta medida deben orientarlo. Esos interludios minstituyen la razón de ser una asociación profesional. Y tamIm u es necesario para ellos vuestro archivo personal.
Bajo diversos encabezados hay en vuestro archivo ideas, notas |i. i .onales, resúmenes de libros, notas bibliográficas y esbozos de iiloyvetos. Es, supongo yo, cuestión de hábito arbitrario, pero •mo que os resultaría bien clasificar todos esos asuntos en un lldiéro de “proyectos” con muchas subdivisiones. Los asuntos, fiuliiralmente, cambian, a veces con gran frecuencia. Por ejem plo, como estudiantes que preparan su examen preliminar, que iMiihcn su tesis y que al mismo tiempo hacen sus trabajos del 1,1 mostré, vuestros ficheros se dividirán en esos tres sectores de traImjo. Pero después de un año de trabajo como graduados, comenfiitéis a reorganizar todo el archivo en relación con el proyecto I*iiiu ¡pal de vuestra tesis. Después, al proseguir vuestro trabajo, tuIvcrtiréis que no siempre lo domina un solo proyecto ni deter m ina las categorías principales en que está ordenado. De hecho, . I empico del archivo estimula la expresión de las categorías que n ir, en vuestras reflexiones. Y la manera como cambian esas i alegorías, abandonando unas y añadiendo otras, es un índice de vuestro progreso y aliento intelectual. Finalmente, los archivos Ii,iluán de ser ordenados de acuerdo con varios grandes proyectos i mui muchos sub-provectos que cambian de un año para otro. Todo esto supone que hay que tomar notas. Tendréis que .iilquirir el hábito de tomar muchas notas de todo libro que me tí /.(,i ser leído, aunque tengo que decir que no os será inútil leer
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libros realmente malos. El primer paso en la traducción de l;i experiencia, ya de los escritos de otros individuos, ya de vuestra propia vida, a la esfera intelectual, es darle forma. Simplemente el dar nombre a un renglón de la experiencia os invita a expli cario; simplemente el tomar una nota de un libro es con frecuen cia una incitación a reflexionar. Al mismo tiempo, desde luego, el tomar notas es una gran ayuda para comprender lo que estáis leyendo. Vuestras notas pueden ser, como las mías, de dos clases: al leer ciertos libros muy importantes, tratáis de captar la estructura del razonamiento del autor, y para ello tomáis notas; pero con más frecuencia, y después de algunos años de trabajo indepen diente, más bien que leer libros enteros, muchas veces leeréis partes de muchos libros desde el punto de vista de algún tema o asunto particular en que estéis interesados y acerca del cual tenéis planes en vuestro archivo. Por lo tanto, tomaréis notas que no representan suficientemente los libros que leéis. Empleáis una idea particular, un dato particular, para la realización de vuestros propios proyectos.
2 ¿Pero cómo se usa este archivo —que hasta ahora quizá os parez ca más bien una especie de diario “literario’ — en la producción intelectual? Sólo el hecho de llevarlo es ya producción intelec tual. Es un depósito de hechos y de ideas que crece sin cesar, desde las más vagas a las precisas. Por ejemplo, lo primero que hice al decidirme a estudiar las minorías fue trazar un prima esbozo basado en una lista de los tipos de personas que deseaba comprender. Precisamente el cómo y el porqué decidí hacer ese estudio puede indicar el modo en que las experiencias vitales de uno ali mentan su trabajo intelectual. He olvidado cuándo llegué a inten sarme técnicamente en la “estratificación”, pero creo que debe de haber sido al leer por primera vez a Veblen. Me había parecido siempre muy impreciso y hasta vago en lo que se refiere al cm pleo de las palabras “negocios” e “industriales”, que son una r. pecie de traducción de Marx para el público académico nortéame ricano. Sea como fuere, escribí un libro sobre las organizaciom* obreras y sus líderes, tarea motivada políticamente, y después mi libro sobre las clases medias, tarea primordialmente motivada pin el deseo de articular mi propia experiencia de Nueva York desdi 1945. Luego me sugirieron algunos amigos que debía hacer unn
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Inlngía escribiendo un libro sobre las clases superiores. Pensé que un sería posible; había leído de vez en cuando a Balzac, especialiiiuutc en el decenio de 1940 a 1950, y me había impresionado 11 larca que se había impuesto a sí mismo de “describir” todas las ■I r.r.s y tipos importantes de la sociedad de la época que deseaba li.n n suya. Yo había escrito también un trabajo sobre “La mino•M de los negocios” ( “The Business Elite” ), y había recogido y mili’iiado estadísticas acerca de las carreras de los individuos más ili rollantes de la política norteamericana desde la Constitución. Suibas tareas habían sido inspiradas primordialmente por el tra|n|ii de seminarios sobre historia de los Estados Unidos. Al hacer esos diversos artículos y libros y al preparar los cursos ih.Iiic estratificación, quedaba, naturalmente, un residuo de ideas \ lu chos acerca de las clases altas. Particularmente en el estudio .1. I,i estratificación es difícil evitar el ir más allá de la finalidad Inmediata de uno, porque la “realidad” de todo estrato son en mui parte sus relaciones con los otros. En consecuencia, empecé pensar en un libro sobre la minoría o élite. Y sin embargo, no es así “realmente” como nació “el proyec11 • l,o que realmente ocurrió fue 1) que la idea y el plan salieron di mis ficheros, porque todos mis proyectos empiezan en ellos, y l", libros son simplemente descansos organizados del trabajo consI míe empleado en ellos; 2) que al cabo de algún tiempo llegó a di'iiiiiiarme todo el conjunto de problemas que abarca el asunto. I Jespués de hecho mi primer esbozo, examiné todo mi archino sólo las partes de él que tenían una relación directa con II ii M i l i t o , sino también las que parecían no tener con él relación ninguna. Muchas veces la imaginación es incitada con éxito reiiniriido cosas hasta entonces aisladas y descubriendo entre ellas •* Iliciones inesperadas. Abrí apartados nuevos en el archivo para i '.i' grupo particular de problemas, lo cual me llevó naturalmente i nuevas ordenaciones de sus otras partes. Al ordenar un archivo con frecuencia le parece a uno que está •l uido rienda suelta a su imaginación. Esto sucede, indudableiih ule, mediante el intento de combinar ideas y notas diversas ftiiliic diferentes asuntos. Es una especie de lógica combinatoria, l i “casualidad” juega a veces en ella un papel curiosamente importante. Uno se esfuerza libremente por emplear sus recursos ini leclnales, tal como están representados en el archivo, en los mu vos temas. r.n el presente caso, yo empecé a usar también mis observa1 1 ' iih", y mis experiencias diarias. Pensé primero en las experienii, (itic había tenido relativas a los problemas de la élite, y
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después hablé con quienes me parecía que los habían cxperiiimi tado o habían pensado sobre ellos. De hecho, empecé entonen a modificar el carácter de mis prácticas habituales para incluir en ellas i) a personas que figuraban entre las que yo quería cslu diar, 2) a personas en estrecho contacto con ellas, y 3) a person.it interesadas en ellas habitualmente de un modo profesional. No conozco las condiciones sociales plenas de la mejor arl< sania intelectual, pero es indudable que el rodearse de un círc iil<• de personas que escuchen y hablen —y que tengan en ocasión* i caracteres imaginativos— es una de ellas. En todo caso, procuul rodearme de todo el ambiente importante —social e intelectual . que yo creía que me llevaría a pensar correctamente de acucul" con los lincamientos de mi trabajo. Esto es uno de los sentido! de mis anteriores observaciones acerca de la fusión de la vida prrt sonal y la vida intelectual. En la actualidad el buen trabajo en ciencia social no < hi constituido, ni en general puede estarlo, por la “investigadoii*| empírica definida. Se compone más bien de muchos estudios qm> en los puntos clave formulan enunciados generales relativos a h forma y la tendencia del asunto. Así, pues, no puede adopta itij una decisión sobre cuáles sean esos puntos hasta que se recia lio ren los materiales existentes y se formulen enunciados liipotcl i *o generales. Ahora bien, entre los “materiales existentes” encontré en I*o archivos tres tipos importantes para mi estudio de la minoría: viH rias teorías relacionadas con el asunto, materiales ya elaborad"* por otros como pruebas de aquellas teorías, y materiales ya n mil' dos y en fases diversas de centralización asequible pero no he* lio* aún teóricamente importantes. Únicamente después de lialnf terminado un primer esbozo de una teoría con ayuda de esos mi teriales existentes puedo situar eficazmente mis propias ascvrril dones centrales e impulsar y proyectar investigaciones para pin barias, y quizá no tenga que hacerlo, aunque sé, naturalmente, <|n*i más tarde tendré que ir y venir una y otra vez de los matcnul»'! existentes a mi propia investigación. Toda formulación final un sólo debe “cubrir los datos” en la medida en que los datos (T'm disponibles y me son conocidos, sino que también debe tomai
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Hldli ni.i ticamente las teorías disponibles como un margen donde ■ I m i i , y dejar que su alcance organice el problema mismo.1 Pero nims veces sólo permito a esas teorías entrar en mi propia orde na jó», en contextos muy diferentes. De cualquier modo, en el liólo sobre la élite tuve que tomar en cuenta las obras de hombres Minio Mosca, Schumpeter, Veblen, Marx, Lasswell, Michel, W elii y Parcto. Al mirar algunas notas sobre esos autores, encuentro que ofrem o lies tipos de enunciados: a) de unos aprendemos directamcnli, io enunciando sistemáticamente lo que dicen sobre puntos ilmlns o en conjunto; b) otros los aceptamos o rechazamos, dando i.Mimes y argumentos; c) y otros los usamos como fuentes de suM jijones para nuestras propias elaboraciones y proyectos. Esto [ ||!|hme comprender un punto y preguntarse después: ¿Cómo |h i m I<> dar a esto forma demostrable, y cómo puedo demostrarlo? r( .....o puedo usarlo como centro de trabajo, como perspectiva ii* la cual emerjan con sentido detalles descriptivos? En esta ma nipulación de ideas existentes es, naturalmente, donde uno adVlmlr su continuidad en relación con el trabajo anterior. He aquí •I" extractos de notas preliminares sobre Mosca que pueden ilus|IMi lo (pie estoy tratando de exponer:
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Además de sus anécdotas históricas, Mosca respalda su tesis con f«>.l i ifilmación: “Es la fuerza de la organización la que permite sieiniii. i l.i minoría dominar.” Hay minorías organizadas que gobiernan l in cusas y a los hombres. Ilay mayorías desorganizadas que son go|n ni.nías.2 Pero por qué no examinar 1) la minoría organizada, 2) la tu m u i ia organizada, 3) la minoría desorganizada, 4) la mayoría des|ui mi/ ida. Esto merece una exploración en gran escala. Lo primero U||i luiy que aclarar: ¿cuál es precisamente la significación de “orlliiiil ida”? Creo que Mosca quiere decir: capaz de conductas y ....... . más o menos continuadas y coordinadas. Si es así, su tesis ii i n n a t a por definición. También podría decir, creo yo, que una fluí Minia organizada” es imposible, porque equivaldría a que estuvie- u i la cabeza de esas organizaciones mayoritarias jefes nuevos, mii. o . nuevas, y está plenamente decidido a sacar esos jefes de sus 1 f e gobernantes”. Los llama “minorías directoras”, todo lo cual t ó,iilantc flojo al lado de su gran afirmación. • Vr.isc, por ejemplo, Mills, W h ite Collar, Oxford University Press, l • l , nníhilo 13. Hice lo mismo, en mis notas, con Lederer y Gasset versus * i. ......... . de la élite” como dos reacciones contra la doctrina democrática de
I |u* ni¡liis xvni y xix. I .imbión hay en Mosca aseveraciones acerca de leyes psicológicas que
I iii|..in. upoyan su opinión. Adviértase su uso de la palabra “natural”. Pero í |»li. im rs fundamental y además no merece ser tenido en cuenta.
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Una cosa que se me ocurre (creo que es el núcleo de los prubli mas de definición que Mosca nos presenta) es ésta: del siglo xix al m hemos presenciado el paso de una sociedad organizada como I) y a una sociedad más de acuerdo con 3) y 2). Hemos pasado de I• tado minoritario a un Estado de organización, en el que la mimuM ya no está tan organizada ni es tan unilateral mente poderosa, y !i masa está más organizada y es más poderosa. Ha surgido en las (allí* cierto poder, y en torno de él han girado las estructuras sociales en mi conjunto y sus élites. ¿Y qué sector de la clase gobernante está }ilAl organizado que el bloque agrario? No es ésta una pregunta rctónuiPuedo contestarla de un modo o de otro en este tiempo; es cuestión de grado. Todo lo que ahora quiero es sacarla al aire libre. Mosca señala un punto que me parece excelente y digno de iiIIk rior elaboración: Según él, muchas veces hay en “la clase gobcrnin te” una camarilla cimera y un segundo estrato más amplio con i1 que a) la cumbre está en continuo e inmediato contacto, y con el i|im b) comparte sus ideas y sentimientos y, cree él, la política (pág. '110), Buscar y ver si en otras partes del libro señala otros puntos de hH nexión. ¿Se recluta en gran proporción la camarilla en el segtiinlii nivel? ¿Es la cumbre responsable en cierto modo ante este seguiul" estrato, o por lo menos tiene para él alguna consideración? Olvidemos ahora a Mosca: en otro vocabulario tenemos a) l.i mi noria, por la cual se entiende la camarilla de la cumbre, b) los qii# cuentan, y c) todos los demás. La pertenencia a los grupos scguml. y tercero es definida por el primero, y el segundo puede variar nuil lili en tamaño y composición y por sus relaciones con el primero y I • tercero. (¿Cuál es, de paso, el margen de variación de las rclacinnd| de b) con a) y con c)? Buscar indicaciones en Mosca y extender ráii después estudiándolo sistemáticamente.) Este esquema puede permitirme tomar más claramente en cuciiM las diferentes minorías, que son minorías según las diversas dinn ii siones de la estratificación. Recoger también, naturalmente, de nuil manera clara la distinción paretiana de minorías gobernantes y mi gobernantes de modo menos formal que Pareto. Indudablcmnih muchas personas que están en el sector más alto debieran estar ni rl segundo por lo menos, como los grandes ricos. La camarilla y l.i mi I noria pueden serlo del poder o de la autoridad, según los casos. I u este vocabulario, minoría significa siempre la del poder. Las ilnmli personas del sector elevado serían las clases altas o los círculo# mi periores. Así quizá podremos al mismo tiempo usar esto en conexión ion dos grandes problemas: la estructura de la minoría, y las rolar..... ■ conceptuales — después quizá las esenciales— entre las teorías <|< li estratificación y de la minoría. (Trabajar esto.) Desde el punto de vista del poder, es más fácil distinguir los ipif cuentan que los que gobiernan. Cuando tratamos de hacer lo pilim m u
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ialeccionamos los niveles superiores como una especie de agregado I.... i compacto y nos guiamos por la posición. Pero cuando intenta-
ni" ' Id segundo, debemos indicar claramente y en detalle cómo manetan rl poder y cómo se relacionan con los instrumentos sociales a Imi . s de los cuales se ejerce el poder. También tratamos más con lo iMinas que con posiciones, o por lo menos las tomamos en cuenta. \hora bien, en los Estados Unidos el poder comprende más de mu minoría. ¿Cómo podemos juzgar las posiciones relativas de esas liferni les minorías? Depende de las decisiones que se adopten. Una liiinniía ve a otra como formando parte de los que cuentan. Hay i hIh las élites este mutuo reconocimiento: que las demás élites nmilim. De un modo o de otro, son gentes importantes las unas |MM las otras. Proyecto: seleccionar 3 o 4 decisiones clave del último .|•*litio — el lanzamiento de la bomba atómica, la disminución o el tumi' uto de la producción de acero, la huelga de la G. M. en 1945— y i liuliar en detalle el personal que intervino en cada una de ellas. Km las “decisiones” y su adopción como pretexto de entrevistas mundo salga en busca de contenido. í I li i i un momento en el curso de vuestro trabajo en que ya no ......... nada que ver con otros libros. Todo lo que necesitáis de . II". está en vuestras notas y resúmenes; y en los márgenes de esas imlii , así como en un fichero independiente, están las ideas para •iludios empíricos. IVio no me gusta hacer trabajo empírico si me es posible eviI n lo Si no se dispone de personal, son muchas las molestias; y l mui emplea personal, las molestias son con frecuencia inayoih
iiiin .
I n la situación intelectual de las ciencias sociales en la actualiilml, hay tanto que hacer a modo de “estructuración” (permítami' esta palabra para designar el tipo de trabajo a que me refim») inicial, que buena parte de la “investigación empírica” está mtidniada a ser ligera y poco interesante. Gran parte de ella, en •l io, es un ejercicio formal para estudiantes noveles, y a veces i iqi.u ion útil para quienes no son capaces de manejar los pro•I . m r . esenciales, más difíciles, de la ciencia social. No hay más ililmi en la investigación empírica como tal que en la lectura i >.1 1 1 *i lal. La finalidad de la investigación empírica es resolver il ii ni idos y dudas acerca de hechos, haciendo así más fructífeih razonamientos basando todos sus lados más sólidamente. I hechos disciplinan la razón; pero la razón es la avanzada en hnln (ampo de saber.
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Aunque no podáis conseguir nunca el dinero para hacer mil chos de los estudios empíricos que proyectáis, es necesario que sigáis proyectándolos. Porque una vez que hayáis proyectado un estudio empírico, aun cuando no podáis llevarlo a término, un obliga a una nueva busca de datos, que en ocasiones resultan tcm i inesperada importancia para vuestros problemas. Así como no tiene sentido proyectar un estudio de campo si puede encontrarse la solución en una biblioteca, no tiene sentido creer que habéis agotado los libros antes de haberlos traducido en estudios empl ricos apropiados, lo cual quiere decir simplemente en cuestione! de hecho. Los proyectos empíricos necesarios para mi género de trabajo han de prometer, primero, tener importancia para el primer esbo zo de que he hablado más arriba; tienen que confirmarlo en mi forma original y tienen que motivar su modificación. O, pal i decirlo en términos más pretenciosos, deben ofrecer incitaciones para construcciones teóricas. En segundo lugar, los proyectos a je en los paradigmas de investigación empírica y en los modelos de y til! cación.
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un i.ulo tiempo. Las etapas son: 1) los elementos y definiciones liin , |>or vuestro conocimiento general del tema, cuestión o cam iní .Ir interés, pensáis que vais a tener que tomar en cuenta; 2) las m l.u iones lógicas entre esas definiciones y elementos; la construcde esos pequeños modelos preliminares, dicho sea de paso, tiftnr la mejor oportunidad para el despliegue de la imaginación ■n'lológica; 3) la eliminación de opiniones falsas debidas a omi tir iu< . de elementos necesarios, a definiciones impropias o confu i r ilr los términos o a conceder indebida importancia a alguna (Mil. del asunto y a sus prolongaciones lógicas; 4) formulación y h I.iititulación de las cuestiones de hecho que queden. I I tercer paso, por cierto, es parte muy necesaria, pero con til1, iinicia descuidada, de toda formulación adecuada de un proIiL um F1 conocimiento popular del problema —el problema Ittiiiii dificultad y como inquietud— debe ser cuidadosamente to nudo cu cuenta, porque eso es parte del problema. Las formulafiliiiirN sabias, naturalmente, deben ser cuidadosamente examinatlo y empleadas en la re-formulación que se está haciendo, o •!•Iti i excluirse. Ani es de decidir acerca de los estudios empíricos necesarios «MUI la larca que tengo ante mí, empiezo a esbozar un proyecto jllA* amplio dentro del cual comienzan a surgir varios estudios | |>i'i|iicfia escala. I llia vez recurro a los archivos: Aun no estoy en situación de estudiar los altos círculos en conlluil" de un modo sistemático y empírico. Así, lo que hago es formu la .ilfuiiius definiciones y procedimientos que forman una especie de |M * 'l<> ideal de dicho estudio. Después puedo intentar, primero, ................ ateríales existentes que se aproximen a ese proyecto; seguntfn, |>. n .iir en los modos convenientes de recoger materiales, dados )|# luili.es existentes, que los satisfagan en puntos fundamentales; y !• ii m11 al avanzar, especificar más las investigaciones empíricas en |||(i«i i i ala que al fin serán necesarias. I ... altos círculos deben, desde luego, ser definidos sistemáticaiii nú ni relación con variables específicas. Formalmente — y esto M uMi o menos al modo de Pareto— hay las personas que “tienen” m i IhiIii lo que puede tenerse de cualquier valor o tabla de valores |l. i . l i ngo, pues, que decidir dos cosas: ¿Qué variables tomaré MI...... nidios, y qué quiero decir con “casi todo”? Después de decii u a de las variables, debo formular los mejores índices que ||«l».11 i i posible índices cuantificables, a fin de distribuir la poblajjf .i il muerdo con ellos. Sólo entonces puedo empezar a decidir Í|«« ir .i entiendo por “casi todo”. Pues quedaría en parte, para deter
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minarlo per la inspección empírica de las diferentes distribuciones f | sus traslapos o imbricaciones. Mis variables clave serían, a lo primero, suficientemente genera luf para permitirme alguna latitud en la elección de índices, pero Mili cientemente específicas para invitar a la busca de índices empíriooi Al avanzar en mi trabajo, tendré que moverme entre concepciones i» índices, guiado por el deseo de no perder significaciones propuala» y ser, sin embargo, totalmente específico acerca de ellas. lie aquí U« cuatro variables weberianas con que empezaré: I. Clase, con referencia a la fuente y cuantía del ingreso. Ncr* sitaré, pues, distribuciones de la propiedad y distribuciones del ¡agioso. El material ideal (muy escaso y desgraciadamente sin fechas) i>« aquí una tabulación transversal de la fuente y la cuantía del ingremi anual. Así, sabemos que el X por ciento de la población recibió n* 1936 Y millones o más, y que el Z por ciento de todo ese diñen» procedía de la propiedad, el W por ciento de ganancias de empresa» de negocios, y el (9 por ciento de sueldos y salarios. De acuerdo cmi esta dimensión de la clase, puedo definir los altos círculos —los que tienen lo más— ya como los que reciben cuantías dadas de ingrWJfl durante un tiempo dado, o como los que forman el dos por ciculi» más elevado de la pirámide del ingreso. Examinar los informes ti* Hacienda y las listas de grandes contribuyentes. Ver si pueden pone» se al día las tablas de TNEC sobre fuente y cuantía del ingreso. II. Posición, con referencia a la suma de deferencias recibida* Para esto no hay índices simples ni cuantificables. Los índices o>li< tentes requieren para su aplicación entrevistas personales, se limitan hasta ahora a estudios de comunidades locales y en su mayor p¡nl« no son de ningún modo buenos. Hay además el problema de que, |fl diferencia de la clase, la posición implica relaciones sociales: por Ih menos uno que reciba y otro que otorgue la deferencia. Es fácil confundir la publicidad con la deferencia, o más bien mi sabemos aún si el volumen de publicidad debe usarse o no como nn indicio de la posición social, aunque es sumamente fácil disponer d|V ella. (Por ejemplo: En uno o dos días sucesivos de mediados de nía» zo de 1952 fueron mencionadas por su nombre las siguientes catead f rías de personas en el New York Times, o en páginas selectas. Ani« J bar esto.) III. Poder, referido a la realización de la voluntad propia, aumiil» otras se le opongan. Como la posición, esto no ha sido bien recogldi» en índices. No creo que pueda considerarlo en una sola dimensión, sino que tendré que hablar a) de autoridad formal, definida poi 11 cultades y derechos de posiciones en diferentes instituciones, especial mente militares, políticas y económicas, y b) poderes que se sabe *i j ejercen informalmente pero no formalmente instituidos: líderes
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SO BRE ARTESANÍA IN TELEC TUAL
IV
O c u p a c i ó n , referida a actividades pagadas. También aquí que decidir qué característica de la ocupación debo tomar en . a) Si uso los ingresos medios de diferentes ocupaciones para ii/arlas, estoy usando, naturalmente, la ocupación como índice | »
Clase 4~
Posición
-
+
—
Posición
+
-
4-
1
2
—
5
6
+
9
10
n
12
-
13
14
15
16
+ Destreza
3 •7
Peder*I-
4 S
— Destreza
I ,le cuadro, si tuviera yo materiales para llenarlo, contendría datos luiiil.imcntales y muchos problemas importantes para un estudio de I- illos círculos. Suministraría claves para muchas cuestiones defini|.Mi r. y esenciales. No tengo los datos, ni posibilidades de tenerlos, lo cual da mayor I m p o r t a n c i a a mis especulaciones sobre el asunto, porque en el curso
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de esas reflexiones, si van guiadas por el deseo de aproximarse a lo» requisitos empíricos de un proyecto ideal, llegaré a zonas importan!n en^ las cuales puedo consiguir materiales interesantes como hitos y guías para la reflexión subsiguiente. Hay dos puntos adicionales que debo añadir a este modelo genei il para hacerlo formalmente completo. Las concepciones plenas de lo» estratos superiores exigen atención a la duración y a la movilidad. I ..i tarea consiste aquí en determinar posiciones (1-16) entre las cualci haya un movimiento típico de individuos y grupos, dentro de la gene ración actual y entre las dos o tres generaciones últimas. Esto introduce la dimensión temporal de la biografía (o de li carrera) y de la historia en el proyecto. No son éstas meras cuestionen empíricas nuevas; son también definí todamente importantes. Porque a) queremos dejar resuelto si al clasificar las gentes en relación con cuul quiera de nuestras variables clave, definiremos o no nuestras categoría» en relación con el tiempo durante el cual ellas o sus familias han ocu pado la posición de que se trate. Por ejemplo, puedo querer decir que el dos por ciento más alto en cuanto a posición — o por lo menos di un tipo importante de jerarquía por la posición— está formado por luí que lo ocupan por lo menos durante dos generaciones. Adema-. b) quiero dejar resuelto si constituiré o no “un estrato” no sólo en relación con una intersección de diferentes variables, sino también de acuerdo con la olvidada definición que dio Weber de “clase social" como formada por las posiciones entre las cuales hay una “movilidad típica y fácil”. Así, las ocupaciones burocráticas inferiores y los traba jos de los asalariados medios y altos de ciertas industrias parecen fui mar, en este sentido, un estrato. En el curso de la lectura y el análisis de las teorías de otros v mientras proyectáis una investigación ideal y escudriñáis los ficho ros, empezaréis a redactar una lista de estudios específicos. Algu nos de ellos son demasiado grandes para dominarlos, y con el tiempo tienen que ser penosamente abandonados; otros termina ran sirviendo como materiales para un párrafo, una sección, una frase o un capítulo; otros se convertirán en temas expansivos que se entretejen en todo el contenido de un libro. He aquí, una ve» más, algunas notas para varios proyectos de ésos:1 1) Empleo del tiempo en un día típico de trabajo de diez alie» ejecutivos de grandes empresas, y lo mismo de diez individuos drl gobierno federal. Estas observaciones se combinarán con entrevista, detalladas sobre las vidas de dichos individuos. El objeto aquí es de» cribir las ocupaciones y las decisiones importantes, en parte al menú» de acuerdo con el tiempo que se les dedica, y conocer los factores intervienen en las decisiones adoptadas. El procedimiento variató naturalmente, con el grado de cooperación conseguida, pero ideal
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iim ule:
comprenderá, primero, un entrevista en que la vida pasada y |,i situación actual del individuo se expresen claramente; segundo, ..1 , , naciones del día, sentándose en un rincón de la oficina del indimino y siguiéndole en cuanto hace; tercero, una entrevista un poco iu,l< usa, aquella noche o al día siguiente, sobre las ocupaciones de |,m|o el día y que sondee los procesos subjetivos implicados en la con
I lay otros —unos 35— proyectos de este tipo (por ejemplo, un a comparación de las cantidades de dinero gastadas en las eleci iones presidenciales de 1896 y 1952, una comparación detallada .1. Morgan en 1910 y de Kaiser en 1950, y algo concreto sobre las . meras de “Almirantes y Generales” ). Pero, al avanzar en el tra|.i|o, uno tiene, naturalmente, que acomodar sus propósitos a lo que es posible. Después de redactados estos proyectos, empecé a leer obras lilitóricas sobre los grupos superiores, tomando notas sin orden (\ organizarías en fichero) e interpretando lo que leía. En realid.id, no tenéis que estudiar un asunto sobre el cual estáis trabaI indo, porque, como he dicho, una vez que os hayáis metido en . I
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parece siempre a mí, en campos que aparentemente no tienen ninguna relación con él. Hasta los medios de masas, muy en p.u ticular las malas películas, las novelas baratas, los grabados de luí revistas y la radio nocturna adquieren para vosotros nueva impop tancia. 4 Pero ¿cuándo vienen las ideas?, preguntaréis. ¿Cómo se espolea la imaginación para reunir todas las imágenes y todos los hecho*! para formar imágenes significativas y dar sentido a los hechos? No creo que realmente pueda responder a eso; todo lo que puedo hacer es hablar de las condiciones generales y de algunas técnicni sencillas que parecen haber aumentado mis posibilidades de revo lar algo. Os recuerdo que la imaginación sociológica consiste, en mui parte considerable, en la capacidad de pasar de una perspectiva a otra y en el proceso de formar una opinión adecuada do una sociedad total y de sus componentes. Es esa imaginación, nalu raímente, lo que separa al investigador social del mero técnico. I.n unos pocos años pueden prepararse técnicos satisfactorios. T siiii bién puede cultivarse la imaginación sociológica; ciertamente, presenta pocas veces sin una gran cantidad de trabajo con frecuni cia rutinario.1 Pero posee una cualidad inesperada, quizá porque su esencia es la combinación de ideas que nadie esperaba que pu dieran combinarse —una mezcla de ideas de la filosofía alemana v de la economía inglesa, pongamos por caso—. Detrás de tal com binación hay un juego mental y un impulso verdaderamente d( i i dido para dar sentido al mundo, de lo cual suele carecer el técnico como tal. Quizá el técnico está demasiado bien preparado, precivi mente demasiado preparado. Como uno puede ser prepanuln sólo en lo que ya es conocido, muchas veces la preparación ln incapacita para aprender modos nuevos, y lo hace rebelde conlitf lo que no puede menos de ser vago y aun desmañado al principio Pero debéis aferraros a esas imágenes y nociones vagas, si son vori tras, y debéis elaborarlas. Porque en esas formas es como aparco h casi siempre al principio las ideas originales, si las hay. Hay modos definidos, creo yo, de estimular la imaginación sociológica:1
1 Véanse los excelentes artículos de Ilutchinson sobre “penetración" f j “esfuerzo creador’’ en Study o f Interpersonal Relations, editado por l’nln« k Mullahy, Nelson, Nueva York, 1949.
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I) lín el plano más concreto, la re-ordenación del fichero fl, ( timo ya he dicho, un modo de incitar a la imaginación. Sim,1.,tu ule, vaciáis de golpe carpetas hasta entonces desconectadas, itun l.iis sus contenidos y después los clasificáis de nuevo. ProcuI hacerlo de un modo más o menos descansado. La frecuencia i |n extensión en que re-organicéis los ficheros variarán, naturalL hiIc, con los diferentes problemas y con el modo como se vayan •I' lili rollando. Pero la mecánica de la operación es siempre igualiiMilr sencilla. Tendréis presentes, desde luego, los diferentes Imtlilnnas en que estáis trabajando activamente, pero procuraréis Limltíén ser pasivamente receptivos para las relaciones imprevisl * y no planeadas. ,!) Una actitud de juego hacia las frases y las palabras con que 1 1 . ileí ¡nen diversas cuestiones a menudo libera la imaginación, kiiht id sinónimos de cada una de vuestras palabras clave en diccio{Hiln't y en libros técnicos, para conocer toda la extensión de sus |jni|...... íes. Esta sencilla costumbre os incitará a elaborar los térliiliim del problema y, en consecuencia, a definirlos con menos l' ilihicría y con más precisión. Pero sólo si conocéis los diversos L iiHilos que pueden darse a las palabras o a las frases podréis selec1 1 m11.11 los exactos con que deseáis trabajar. En todo trabajo, pero Kuri.ihnente en el examen de enunciados teóricos, procuraréis I iiilii estrechamente el grado de generalidad de cada palabra clami, v con frecuencia encontraréis útil descomponer un enunciado llinn general en sentidos más concretos. Cuando se hace eso, el I .mui culo se descompone frecuentemente en dos o tres compomIis , cada uno de los cuales corresponde a un dimensión dife|Mii< Procuraréis, asimismo, elevar el grado de generalidad: sujtiiinlil los calificativos específicos y examinad el enunciado o la liili ti uc¡a modificados de un modo más abstracto, para ver si po(I . •xtenderlo o elaborarlo. Así, procuraréis sondear desde arriba \ T ule abajo, en busca de un sentido más claro, en cada uno de Ib r |ícelos y de las implicaciones de la idea. I) Muchas de las nociones generales que encontraréis se conVnlli ni cu tipos al pensar en ellas. Una clasificación nueva es el ■(iiiiii ii/o habitual de desarrollos fructíferos. La habilidad de ín uiiiil.il tipos y buscar después las condiciones y consecuencias ■l(i i <11 tu uno de ellos se convertirá, en resumidas cuentas, en un t I. lniiiento automático. Más bien que contentarse con las claiii mones existentes, en particular con las de sentido común, l . i . ...... ... sus comunes denominadores y los factores diferenciales I . luív en cada una y entre todas ellas. Los tipos bien formul.T . u•quieren que los criterios de clasificación sean explícitos y
1
m u
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sistemáticos. Para hacerlos así, debéis adquirir la costumbre de I-* dasificación transversal. La técnica de la clasificación transversal no se limita, naluul mente, a materiales cuantitativos; en realidad, es el mejor moc» de imaginar y captar nuevos tipos, así como de criticar y acl.itlf los antiguos. Los cuadros, las tablas y los diagramas de géncifl cualitativo no son sólo modos de presentar trabajo ya hecho; (n|J mucha frecuencia, son verdaderos instrumentos de produc< i«nl# Aclaran las “dimensiones” de los tipos que ayudan también a imit ginar y formar. De hecho, en los quince años últimos no n«» haber escrito más de una docena de páginas sin una pequen clasificación transversal, aunque, desde luego, no siempre, ni nM quiera habitualmente, presente tales diagramas. La mayor paiff de ellos se malogran, caso en el cual aún saldréis ganando al/'.i» Ellos os permiten descubrir el alcance y las relaciones de los no* mos términos con que estáis pensando y de los hechos con qnfl estáis tratando. Para un sociólogo activo, la clasificación transversal es lo qiif para un gramático diligente esquematizar una oración. En mu dios sentidos, la clasificación transversal es la verdadera gramálun de la imaginación sociológica. Como toda gramática, debe mfl controlada y no hay que dejarla salirse de sus objetivos propuH, 4) Con frecuencia conseguiréis una mayor penetración pensil# do en los extremos: pensando en lo opuesto a aquello en qui» estáis directamente interesados. Si pensáis en la desespera! Vm, pensad también en la alegría; si estudiáis el avaro, estudiad l.mi bién el pródigo. Lo más difícil del mundo es estudiar un solí» objeto; cuando comparáis objetos, tenéis un conocimiento n)c|u| de los materiales y después podéis escoger las dimensiones en n i » ción con las cuales se hacen las comparaciones. Advertiréis qu# es muy instructivo el ir y venir de la atención entre esas dinirii siones y los tipos concretos. Esta técnica es también lógicamnil* sólida, porque sin una muestra sólo podéis conjeturar acerca -I. frecuencias estadísticas a salga lo que saliere: lo que podéis lut< <» es dar el alcance y los tipos principales de un fenómeno, y puf# eso es más económico empezar por formular “tipos polares”, opumtosen diferentes dimensiones. Esto no quiere decir, naturalmenl»s que no os esforcéis por adquirir y conservar un sentido de la pul porción: el buscarlo conduce a las frecuencias de los tipos dn
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tti abáis de leer, o cómo lo enfocan aquel psicólogo o este historiadi n Procuraréis pensar de acuerdo con puntos de vista diversos, y •I. csle modo vuestra mente se convierte en un prisma en movi miento que capta luz de todas las direcciones posibles. A este n pecto, muchas veces resulta útil escribir diálogos. Con gran frecuencia os sorprenderéis pensando contra algo, y ti tratar de comprender un nuevo campo intelectual, una de las |imucras cosas que podéis hacer es formular los argumentos prin. 11mli s. Una de las cosas cjue quiere decir “estar empapado en hit i¡il ura” es ser capaz de localizar a los opositores y a los partitliiúos de cada uno de los puntos de vista. Diré de pasada que tío es bueno estar demasiado “empapado de literatura”; podéis Hincaros en ella, como Mortimer Ádler. Quizá la cuestión está •ii .ilicr cuándo debéis leer y cuándo no. ») El hecho de que, por amor a la sencillez, en la clasificación Uii nsversal, trabajéis al principio en términos de sí-o-no, os estimula N pensar en extremos contrarios. Eso, en general, es bueno, por•|n. el análisis cualitativo no puede, naturalmente, proporcionaros 11 *i ncncias ni magnitudes. Su técnica y su objeto es daros el ali linee de los tipos. Para muchas cosas no necesitáis más que ése, ♦muque para otras, naturalmente, necesitáis adquirir una idea más |m.. isa de las proporciones implícitas. I i liberación de la imaginación puede conseguirse a veces |nviitiendo deliberadamente el sentido de la proporción.1 Si una i ir.,i parece muy diminuta, imaginadla simplemente enorme, y f in untaos: ¿En qué puede importar eso? Y al contrario con los luí....... gigantescos. ¿Qué parecerían aldeas analfabetas con u n a población de 30 millones de habitantes? Actualmente por |n ninios, yo nunca pienso en contar o medir realmente algo, antes T haber jugado con cada uno de sus elementos, condiciones y i niiMcuencias en un mundo imaginado en el que controlo la esi ala de todas las cosas. Ésta es una de las cosas que los estadísticos il. IHn querer decir, pero nunca parece así, con la frase de “conocer •I universo antes de tomar muestras de él”. ti) Sea cualquiera el problema en que estéis interesados, hallaii i útil tratar de obtener una impresión comparativa de los ma!♦ M i l i s. La busca de casos comparables, ya en una civilización y p.iludo histórico, ya en varios, os proporciona orientaciones. No Iii o iréis nunca en describir una institución del siglo xx sin pro•ni n tener presente instituciones similares de otros tipos de estruc1 I lidio sea de pasada, algo de esto es lo que, estudiando a Nietzsche, ha (hindú Kcnneth Burke “perspectiva por incongruencia” . Véase sin falta |ld ■ l'crmcmence and Change, New Rcpublic Books, Nueva York, 1936.
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turas y de épocas. Y ello es así aun cuando no os propon . n * hacer comparaciones explícitas. Con el tiempo llegaréis a ni un tar casi de un modo automático vuestro pensamiento histúin i mente. Una de las razones para hacerlo así es que con frecucnt m lo que estáis examinando es limitado en número: para tener mui impresión comparativa de ello, tenéis que situarlo dentro de nmi estructura histórica. Para decirlo de otro modo, el enfoque pof contraste requiere con frecuencia el examen de materiales hislórí eos. Esto tiene a veces consecuencias útiles para el análisis de nuil tendencia, o conduce a una tipología de fases. Usaréis, pues, iim feriales históricos, por el deseo de dar un alcance mayor o mi alcance más conveniente a algún fenómeno, por lo cual entiemln un alcance que comprenda las variaciones en un conjunto comí cido de dimensiones. Al sociólogo le es indispensable al/;mi conocimiento de la historia universal. Sin ese conocimiento
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(lindo general tan clara y brevemente como os sea posible. Desl'iti de manera absolutamente sistemática, debéis clasificarlos de ih lindo con todo el alcance de vuestros asuntos. Esto significa •lile os preguntaréis acerca de cada asunto: ¿Cómo es afectado • iMlamente por cada uno de estos temas? Y también: ¿Cuál i h exactamente el significado, si es que tienen alguno, de cada uní» de estos temas de cada uno de los asuntos? En ocasiones un tema requiere un capítulo o una sección para 1 1 solo, quizá cuando se le presente por primera vez o quizá en un resumen hacia el final del libro. En general, creo que la mayor Ii,iile de los escritores —así como la mayor parte de los pensadot< , sistemáticos— estarán de acuerdo en que en algún punto Indos los temas deben aparecer reunidos, en relación los unos con los otros. Frecuentemente, aunque no siempre, es posible hacerlo ,il principio de un libro. Usualmente, en todo libro bien comIiik si o, debe hacerse cerca del final. Y, desde luego, durante todo I I libro uno debe por lo menos procurar relacionar los temas con nula asunto. Es más fácil escribir sobre esto, que hacerlo, porque mi suele ser una cuestión tan mecánica como pueda parecer. IVio en ocasiones lo es, por lo menos si los temas están propiainciite escogidos y esclarecidos. Pero eso es precisamente lo difí•il Porque lo que yo he llamado aquí, en el contexto de la arteiinía literaria, temas, en el contexto del trabajo intelectual se llaman ideas. Algunas veces, entre paréntesis, podéis advertir que un libro •n realidad no tiene temas. Es una ristra de asuntos, rodeada, naturalmente, de introducciones metodológicas a la metodología v de introducciones teóricas a la teoría. Ésas son, ciertamente, Misas indispensables para la redacción de libros por hombres sin ideas. Y de ahí resulta la falta de inteligibilidad. 5 Yo sé que estaréis de acuerdo en presentar vuestro trabajo en un lenguaje tan sencillo y claro como lo permitan el asunto y vueshas ideas acerca de él. Pero como podéis haber advertido, en las . inicias sociales parece prevalecer una prosa ampulosa y palabrera, bupongo que los que la emplean creen que imitan a la “ciencia lisica”, e ignoran que gran parte de aquella prosa no es necesaria . n absoluto. En efecto, se ha dicho con autoridad que hay "una crisis grave de la capacidad de escribir”, crisis en la que participan muchísimo los investigadores sociales.1 ¿Débese ese 1 Lo lia dicho Edmund W ilson, considerado en general como “el mejor
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peculiar lenguaje a que se discutan cuestiones, conceptos, mélmlui profundos y sutiles? Si no, ¿cuáles son, pues, las razones de lo qiif Malcolm Cowley llamó acertadamente “jerigonza”? 1 ¿Es rcnltn* m te necesario para vuestro trabajo? Si lo es, no hay nada que leu m| si no lo es, ¿cómo podréis evitarlo? Me parece que semejante falta de inteligibilidad por lo gene ut| tiene poco o nada que ver con la complejidad de la malciii» v nada en absoluto con la profundidad del pensamiento. Con I" que tiene que ver mucho es con ciertas confusiones del esoilui académico sobre su propia posición. En muchos círculos académicos de hoy, todo el que piomi* escribir de un modo ampliamente inteligible está expuesto .1 qiif se le condene como un “mero literato”, o, lo que es aún pnifc como un “mero periodista”. Quizá habéis aprendido ya que......i» frases, tal como comúnmente se las usa, sólo indican esta mí* renda ilegítima: superficial porque es legible. El académico mi los Estados Unidos se esfuerza por llevar una vida intclcdiwl seria en un contexto social que con frecuencia parece estar niilU, pletamentc en contra de él. Su prestigio debe compensar mm lm< de los valores predominantes que ha sacrificado al elegir 11114 carrera académica. Su deseo de prestigio se asocia fácilmente 1 1 1 imagen que se ha forjado de sí mismo como “científico”. El qn* se le llame un “mero periodista” le hace sentirse humillado \ ,11 perficial. Creo que es esta situación la que con frecuencia <>ail| de los mediocres, quienes, muy comprensiblemente, desean <0 minar a los que atraen la atención de las personas inteligente», académicas o no. Escribir es formular una pretensión a la atención de los li. tores. Eso forma parte de todo estilo. Escribir es también pu l. 11 der para sí por lo menos una posición que amerite ser leído. I I c r ític o d e l m u n d o a
m i e x p e r ie n c ia
d e h a b la co n
in g le s a ” , q u ie n
a r tíc u lo s
d e ex p e rto s
“Por lo
ha
e s c r ito :
en
a n tr o p o lo g ía
y
h a l l e v a d o a la c o n c l u s i ó n d e q u e e l r e q u i s i t o , e n m i u n i v e r s i d a d l o s t r a b a jo s d e c a d a d e p a r t a m e n t o p a s e n
!
que
s o c ío I o r I. i ,
mf
ideal, d< i|ii| punir..........
p o r u n p r o f e s o r d e i n g lé s
sar una revolución en esas materias, si lograba sobrevivir el segundo de rlln* 1 A Piece o f My Mind, Farrar, Straus and Cudahy, Nueva York, 1956, p l>.| 1 Malcolm Cowley: “Sociological Habit Patterns in Linguistic Ti nuimi* 1 grification”, en T he Repórter, 20 de septiembre de 1956, pp. 41 ss.
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( i1111 iicndémico participa muchísimo en ambas pretensiones, y
ni...... tiente su falta de posición pública, muchas veces antepone I I ili id de una posición personal al de atraer la atención de los
i, 11.11 •, hacia lo que dice. De hecho, en los Estados Unidos, ni nmi Ion intelectuales más eminentes gozan de gran consideración Su (líenlos y públicos amplios. A este respecto, el caso de la t m inlufí.i lia sido un caso extremo: en gran parte los hábitos estiMl iu*i sociológicos proceden del tiempo en que los sociólogos Í " 11•ni de poco prestigio aun entre los demás académicos. El ii h m Ic prestigio es una razón por la cual el académico cae tan i. límente en ininteligibilidad. Y esto, a su vez, es una razón por 1( i n.il no tienen el prestigio que desean. Es un verdadero círculo Illil'iMi, pero un círculo vicioso del cual todo estudioso puede salir M m c n te . I ,i i.i superar la prosa académica tenéis que superar primero la fu It. ,1. udémica.* Es mucho menos importante estudiar gramática l m|i rs anglosajonas que esclarecer vuestras respuestas a estas tres L(Minias: 1) ¿Hasta qué punto es difícil y complicada mi materia? II i nuncio escribo, ¿qué posición es la que deseo para mí? 3 ) ¿Para l|nii n estoy tratando de escribir? I) 1.a respuesta habitual a la primera pregunta es: No tan difí■il ni complicada como el modo en que escribís acerca de ella. I 'i prueba de esto está al alcance de la mano en todas partes: lo Ih . I i I.i facilidad con que pueden traducirse al inglés el 9 5 por iii irlo de los libros de ciencia social.1 I'iin preguntaréis: ¿No necesitamos a veces una terminología (til M i< ,i? La necesitamos, desde luego; pero “técnica” no signiI I autor hace aquí un juego de palabras con la paronomasia prose y
i
'# ir.]
1 l'iii ,i algunos ejemplos de ese tipo de traducción, véase supra, capítulo n. I .i ,|, puso que el mejor libro que yo conozco sobre el arte de escribir es 1 1,, |W-./i/iT Over Your Shoulder, de Robert Graves y Alan Hodge, Macmillan, f, ,i ^ nik, 1944. Véanse también los excelentes estudios de Barzun y Graff: I 1I, Moi/cru Rosearcher, ed. cit.; G. E . Montague: A W riter’s Notes on His o , / IVlicnn Books, Londres, 1930-1949; y Bonamy Dobrée: M odern Prose jllii I I h Clarendon Press, Oxford, 1934-50. 1 Lbilnics entienden el lenguaje matemático mucho mejor que yo me I lili mi i|in t s preciso, económico, claro. Por eso desconfío yo tanto de muchos l|i|V».«ii iilorc-s sociales que piden un lugar fundamental para las matemáticas i I.., métodos de estudio social, pero que escriben una prosa imprecisa, f lili, múmica y oscura. Debieran tomar una lección de Paul LazaTsfeld, jni ,i ,i.« en las matemáticas muchísimo, verdaderamente, y cuya prosa ¡L,.|,< mi mprc, aun en un primer borrador, las cualidades matemáticas indica| d i. i nuncio no puedo entender sus matemáticas sé que se debe a que soy
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fica necesariamente difícil, y de ningún modo quiere decir “jcigii", Si esa terminología técnica es realmente necesaria y a la vez (lint y precisa, no es difícil usarla en un contexto de inglés tlaio y hacerla inteligible para el lector. Quizá objetaréis que las palabras corrientes de uso coimitt muchas veces están “cargadas” de sentimientos y de valoratiuiilj| y que en consecuencia puede ser preferible evitarlas en favor .L palabras nuevas o de términos técnicos. He aquí mi rcspin .1 ♦ Es cierto que las palabras corrientes llevan con frecuencia • carga; pero también la llevan muchos términos técnicos uviiM en la ciencia social. Escribir con claridad es controlar esas caigiUti decir exactamente lo que quiere decirse de tal modo que mi, y sólo eso, sea lo que entiendan los demás. Supongamos que 1 1 km tido de vuestras palabras se circunscribe a un círculo de dos mrlmt en el que estáis metidos; supongamos que el sentido conipifflt dido por vuestros lectores es otro círculo igual, en el cual r.l.nt ellos metidos. Es de suponer que esos dos círculos se traslupanlu La extensión del traslapo es la medida en que os comunicáb io|| los lectores. En el círculo de éstos la parte no traslapada cn uhI zona de significación incontrolada y que ellos completan I n vuestro círculo la parte no traslapada es otra prueba de vuc Im» fracaso: no habéis logrado haceros comprender. El tálenlo >lil escribir es hacer que el círculo del lector coincida exaclaim nltt con el vuestro, escribir de tal manera, que ambos estéis denlm .M mismo círculo de significación controlada. Mi primer punto, es, pues, que la mayor parte de l.i i-i| gonza” no tiene relación ninguna con la complejidad de 11 m * teria ni de las ideas. Se emplea —creo que casi por complHn i para sustentar las propias pretensiones académicas; escribir .1. . modo es decirle al lector (estoy seguro de que muchas ve< n i |] saberlo): “Sé algo que es muy difícil que puedas entender m poi mero no aprendes mi difícil lenguaje. Entretanto, no scmi t« que un periodista, un profano o alguna otra especie de Iqui «U I desarrollado.”
j
2 ) Para contestar la segunda pregunta, debemos distinguir modos de presentar el trabajo de la ciencia social de acuciiln u| la idea que el autor tiene de sí mismo y con la voz mu i|i|l I habla. Un modo es consecuencia de la idea de que él es mi ....... bre que puede vociferar, cuchichear o reír entre dientes, peni q tj |
demasiado ignorante; cuando discrepo de lo que escribe en 1cngttti|« mi || temático, sé que se debe a que está equivocado, porque uno .sicm|m m|E, exactamente qué es lo que dice y, en consecuencia, cuándo se equivoco
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»i> turne está allí. También es claro de qué tipo de hombre se trata; i hiiIi uto o neurótico, claro o intrincado, es un centro de experieiv ih \
ii I , muy importante para un escritor tener en cuenta precisali11 iiii i qué clase de personas trata de hablar, así como lo que L l ..... de piensa de ellas. No son éstas cuestiones fáciles: el conL| nli . bien exige tomar decisiones acerca de sí mismo y el cono cí.... nlo de los públicos lectores. Escribir es formular la pretcnll ii i|i .ei leído, pero ¿por cpúén? 11n,i icspuesta la ha sugerido mi colega Lioncl Trilling, quien Í i, i.......Iorizado a publicarla. Debéis suponer que se os ha pedido H hu í ((inferencia sobre una materia que conocéis bien, ante un ! i|iiiiinnt de maestros y estudiantes de todos los departamentos I)..... i universidad importante y de cierto número de personas in'ili i. nli . que viven en una ciudad cercana. Suponed que ese (jlliiii Hid eslá ante vosotros y que tiene derecho a saber; suponed 1111h im u is permitirle saber. Ahora, poneos a escribir. I I inv
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un registro que no lleva nadie, entonces supongo que tendremos que admitir que es un verdadero fabricante de prosa estanduii zada: un sonido autónomo en una gran sala vacía. Todo esto cu| más bien espantoso, como en una novela de Kafka, y debe scilni hemos hablado poniéndonos en los límites de la razón. La línea divisoria entre profundidad y palabrería mueliiil veces es delicada, y hasta peligrosa. Nadie negará el curioso en* canto de aquellos que —como en el poemita de W hitman—, il empezar sus estudios, sienten tanto agrado y temor en los primen n pasos, que difícilmente acceden a seguir adelante. El lengua |w forma por sí mismo un mundo maravilloso, pero, enmarañado! en ese mundo, no debemos tomar la confusión de los comienzo! por la profundidad de resultados definitivos. En cuanto mitin bros de la comunidad académica, debéis consideraros a vosotn"» mismos como representantes de un lenguaje verdaderamente gnu de, y debéis esperar de vosotros, y exigíroslo, que cuando hablt» o escribáis practiquéis el discurso de un hombre civilizado. Hay un último punto que se relaciona con la acción recíprot a entre el escribir y el pensar. Si escribís únicamente con referentla a lo que Ilans Reichenbach ha llamado el “contexto de desculul miento”, seréis comprendidos por muy pocas personas; ademán tenderéis a ser completamente subjetivos en vuestros enunciado!. Para hacer más objetivo lo que pensáis, debéis trabajar en
6 Por lo que llevo dicho comprenderéis que en la práctica nniM “empezáis a trabajar en un proyecto”; ya estáis “trabajando”, lili •»
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•» i .11 un filón personal, o en los ficheros, o tomando notas o en imm|. ii iones guiadas por otros. Siguiendo ese modo de vivir y de i. il.ii|ir, siempre tendréis muchos asuntos sobre los que querríais I» mui li abajando. Después de haber decidido tomaros algún “des1011*1“, procuraréis usar todo vuestro archivo, vuestro curiosear I'“i bibliotecas, vuestras conversaciones, vuestras relaciones con Lam ias escogidas, para vuestro tema o asunto. Estáis tratando I luí mar un pequeño mundo que contenga todos los elementos . 1. ■ <|ue entren en vuestro trabajo, de poner a cada uno en su jltg'H de un modo sistemático, reajustando constantemente esa ....... .. mediante reelaboraciones de cada una de sus partes. MeratiiMih el vivir en ese mundo construido es saber lo que es neceMiln Ideas, hechos, ideas, cifras, ideas. A*| descubriréis y describiréis, formando tipos para la ordenatirio de lo que habéis encontrado, enfocando y organizando la E|iri Inicia, distinguiendo los apartados con un nombre. Esta im*. 1 de orden os moverá a buscar tipos y tendencias, a encontrar 1,11. Iones que pueden ser típicas y causales. En suma, buscaréis él j. olido de lo que hayáis encontrado, lo que puede interpre...... rumo señal visible de algo que no es visible. liareis un jm Hilario de todo lo que parece implícito en lo que estáis traIhihIo de comprender; lo reduciréis a lo esencial, y después, cuidalijt.,,1 y sistemáticamente, relacionaréis esos apartados entre sí a lio .1. formar una especie de modelo de trabajo. Y después rela.......... .. esc modelo con lo que estéis tratando de explicar. A veces H l.n ti; oirás no lo será tanto. r. 10 siempre, entre todos los detalles, buscaréis indicadores que •Huí. n el principal impulso, las formas y tendencias subyacentes d i nulo to de la sociedad a mediados del siglo xx. Porque, al fin t il . libo, es esto —la diversidad humana— el asunto de todo lo i|i.> huí ibis. Ti usar es luchar por el orden y a la vez por la comprensión. N .1. liéis dejar de pensar demasiado pronto, o no llegaréis a m L 1 lodo lo que debierais; no debéis prolongarlo interminable0 mIi o os agotaréis. Éste es el dilema, supongo yo, que hace .Ih I i h Ilesión, en los raros momentos en que se desenvuelve con ............... .. éxito, el esfuerzo más apasionante de que es capaz II
n humano.
Uní 1 sea lo mejor resumir lo que he intentado decir en forma .1!, muios preceptos y advertencias: li •;.•(! buenos artesanos. Huid de todo procedimiento rígido. |mI . Indo, desarrollad y usad la imaginación sociológica. Evitad •»-
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el fetichismo del método y de la técnica. Impulsad la rehabilil.i ción del artesano intelectual sin pretensiones y esforzaos en llc^ttQ a serlo vosotros mismos. Que cada individuo sea su propio un todólogo; que cada individuo sea su propio teórico; que la te...... y el método vuelvan a ser parte del ejercicio de un oficio. Def< n ded la primacía del estudio individual. Oponeos al ascendicnlde los equipos de investigación formados por técnicos. Sed inlcli gencias que afrontan por sí mismas los problemas del hombre y de la sociedad. 2 ) Evitad el bizantino despropósito de la asociación y disot u ción de conceptos y la palabrería amanerada. Exigios a vosolim mismos y exigid a los demás la sencillez del enunciado claro. U¡. ni términos más complicados sólo cuando creáis firmemente que su uso amplía el alcance de vuestros talentos, la precisión de vuesti.n referencias, la profundidad de vuestro razonamiento. Evitad seáis muy escrupulosos. Sabed que el periodismo puede ser um gran tarea intelectual, pero sabed también que la vuestra es in.íi grande. Así, pues, no os limitéis a registrar investigaciones dimi ñutas referidas a meros instantes ni a periodos de tiempo m uy reducidos. Tomad como tiempo vuestro todo el curso de la histii
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n i humana y situad dentro de ella las semanas, los años o las i pocas que examinéis. 5) Daos cuenta de que vuestro objetivo es la plena compren,ii*ii comparativa de las estructuras sociales que han aparecido y i|UC existen ahora en la historia universal. Daos cuenta de que 1*11,1 llevarla a cabo debéis evitar la arbitraria especialización de L . departamentos académicos que hoy prevalecen. Especializad vuestro trabajo diversamente, de acuerdo con el asunto, y sobre Indo de acuerdo con el problema fundamental. Al formular esos Iiini >lemas y tratar de resolverlos, no titubeéis, antes procurad aprovrcliar constante e imaginativamente las perspectivas y los malni.ilcs, las ideas y los métodos, de todos y cada uno de los . .indios inteligentes sobre los hombres y la sociedad. Ellos son »uvstros estudios, ellos forman parte de lo mismo de que formáis Iiite vosotros. No permitáis que os los quiten quienes desean uuvolverlos en una jerga misteriosa con pretensiones de lenguaje *I* *'\{-)crtos. ()) Mantened siempre abiertos los ojos a la imagen del homI.i < __a la noción genérica de su naturaleza humana— que dais i**ir supuesta con vuestro trabajo; y lo mismo a la imagen de la lili,loria —a vuestra idea de cómo se está haciendo la historia. I *i mía palabra, trabajad y revisad constantemente vuestras opi niones sobre los problemas de la historia, los problemas de la litografía y los problemas de estructura social en que se cortan ti biografía y la historia. Mantened los ojos abiertos a las diver.id.idcs de la individualidad y a los modos como ocurren en cada i poca los cambios. Emplead lo que veis y lo que imagináis como gulas para vuestro estudio de la diversidad humana. 7 ) Sabed que heredáis y continuáis la tradición del análisis i**' ial clásico; procurad, pues, comprender al hombre no como un Ihiginento aislado, no como un campo o un sistema inteligible mi y por sí mismo. Procurad comprender a los hombres y las mujeres como actores históricos y sociales, y las maneras en que l i iliversidad de hombres y mujeres son intrincadamente selecció n e l o s c intrincadamente formados por la diversidad de sociedades liinnaiias. Antes de dar por terminado un trabajo orientadlo, aun•|ii< sea muy indirectamente en ciertos casos, hacia la tarea central . Incesante de comprender la estructura y la tendencia, la forma • * I sentido de vuestra propia época, el terrible y magnífico mundo *1* 11 sociedad humana en la segunda mitad del siglo xx. ,S) No permitáis que las cuestiones públicas, tal como son I....... dadas oficialmente, ni las inquietudes tal como son privadani* ule sentidas, determinen los problemas que escogéis para estu-
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diarios. Sobre todo, no renunciéis a vuestra autonomía inor.il y política aceptando en los términos de cualquier otra person;i li practicidad antiliberal del ethos burocrático ni la practicidad libo ral de la dispersión moral. Sabed que muchas inquietudes perno nales no pueden ser tratadas como meras inquietudes personal» i, sino que deben interpretarse en relación con las cuestiones públi< ai y en relación con los problemas de la realización de la histoilu Sabed que el sentido humano de las cuestiones públicas debe revi»* larse relacionándolas con las inquietudes personales y con ii» problemas de la vida individual. Sabed que los problemas de 11 ciencia social, cuando se formulan adecuadamente, deben cuín prender inquietudes personales y cuestiones públicas, biografí.i n historia, y el ámbito de sus intrincadas relaciones. Dentro de n f ámbito ocurren la vida del individuo y la actividad de las socio dades; y dentro de ese ámbito tiene la imaginación socioló;;n ii su oportunidad para diferenciar la calidad de la vida humana ni nuestro tiempo.
INDICE
IV m.oco de Gino Germani . . . . A» HADI.CIMIENTOS................................
9
21
I. La promesa...................................
2 3
II. La gran t e o r í a ...........................
4 4
III, Empirismo abstracto.................. IV, Tipos de practicidad.................. V, El “ethos” burocrático. .
68 9 3
. .
1 1 6
Vi. Filosofías de la ciencia . . .
1 3 4
Vil
. .
1 4 6
\ Ifl. Usos de la h is to ria ..................
1 5 7
I \ , Sobre la razón y la libertad. .
1 7 8
La diversidad humana . .
Sobre política............................... Ai i ndice. Sobre artesanía intelectual
1 8 9 2 0 6
Este libro se terminó de imprimir el día 14 de septiembre de 1961 en los talleres de Gráfica Panamericana, S. de R. L ., Parroquia 911, México 12, D. F. En su composición se utilizaron tipos Elcctra de 10:11, 9 : 1 0 y 8:9 puntos. De él se tiraron 4 000 ejemplares y su edición estuvo al cuidado de
Martí Soler.
Traducción de B er t h a B ass, R
u by
B eta n co u rt y F é l ix I ba r r a
revisada por M a n u e l S án ch es S arto
l e w is a
. coser
I.AS FUNCIONES del CONFLICTO SOCIAL
FONDO DE C U L T U R A ECONÓMICA MÉXICO — BUENOS AIRES
Primera edición en inglés, 1956 Primera edición en español, 1961
La edición original de esta obra fue registrada por The Free Press, Glencoe, 111., con el título The Functions of Social Conflict.
Derechos reservados conforme a la ley © 1961 Fondo de Cultura Económica Av. de la Universidad 975 _ México 12, D. F. Impreso y hecho en México Printed and made in México
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l
i \ o b r a es u n e sfu e rz o t e n d ie n te a a c la ra r e l c o n c e p to
,1, con flicto social y, a la vez, a e x a m in a r e l u s o d e este .... . |>to e n la in v e s t ig a c ió n s o c io ló g ic a e m p ír ic a . L o s c o n c e p to s p u e d e n im a g in a r s e c o m o n o s ie n d o n i ty n d .id c ro s n i falsos; s o n a d e c u a d o s o in a d e c u a d o s , cla|im o c o n fu so s, eficaces o in e ficace s.
S o n in s t r u m e n t o s
.!• 'lim a d o s a c a p t a r a sp e cto s s o b re sa lie n te s d e la r e a lid a d > I m >i c o n s ig u ie n t e , “ c o n s t it u y e n d e f in ic io n e s (o p re sc r ip , Iones) de lo q u e se o b s e r v a ” .1 A n te s d e q u e lo s “ h e c h o s ” p u e d a n h a b la r , es necesaI |o o r d e n a r lo s d e a c u e r d o c o n a lg ú n e s q u e m a c o n c e p I
h m
1,1 d iv o r c io e n tre la in v e s t ig a c ió n , c o n c e b id a c o m e
0 o,, b ú s q u e d a de “ h e c h o s ” , y las te orías, q u e c o n d e m a 'l,id.i f re c u e n c ia se r e m o n t a n m á s a llá d e l a lc a n c e de lo s I m i líos, es la c a u sa de m u c h a s d e las fa lla s d e la s o c io lo |( l,i mu
|.n n u e s t r a o p in ió n , e l a n á lis is c o n c e p t u a l p e r ió d ic o
\ i p a ra m i t ig a r estos d o s g é n e ro s de d e fic ie n c ia . Este e s t u d io tra ta d e a c la ra r y c o n s o lid a r lo s e sq u e -
II. t» c o n c e p tu a le s p e r tin e n te s a lo s d a to s d e l c o n f lic t o ni o I.d. N o o fre ce lo s re s u lt a d o s de u n a in v e s t ig a c ió n n u e i ,i
s in o q u e e sp e ra e s t im u la r ese t ip o de in v e s t ig a c io n e s .
1*1. ic n d e im p u l s a r la f o r m u la c ió n de n u e v a s e n cu e stas, a 1mi l i r de la s c o n t r ib u c io n e s d e l p asad o . A u n q u e e l c o n c e p to d e c o n f lic t o s o c ia l es d e p r im o r ,11,(1 im p o r t a n c ia p a ra la c o m p r e n s ió n de g r a n d e s áreas ,1. Lis re la c io n e s sociale s, h a p e r m a n e c id o casi to ta lm e n te ,)• mu
..H e n d id o
p o r lo s s o c ió lo g o s e n lo s ú lt i m o s a ñ o s.
En
i o c a s i ó n 2 el a u t o r in t e n t ó b u s c a r las ra z o n e s de esta
ni i'J ig e n c ia c o n re sp e c to a lo s c a m b io s, o c u r r id o s e n lo s H im n o s c in c u e n t a a ñ o s p o c o m á s o m e n o s, q u e h a n s u b id o las im á g e n e s, s o c ia lm e n t e m o d e la d a s , q u e lo s so ció I- os n o rt e a m e r ic a n o s h a n t e n id o s o b re sí m ism o s , y d e lint i .n n b io s a c a e c id o s e n s u p ú b li c o p o t e n c ia l o e fectivo. 7
8
P R E F A C IO
E l p r im e r c a p ít u lo de esta o b r a r e s u m ir á a lg u n o de cnoJ h a lla zg o s. A l le c to r q u e se in te re se e n e llo s se le re» o m i e n d a n e s tu d io s m á s p r o f u n d o s . E s t e l i b r o se o c u p a p r in c ip a lm e n t e de d iv e rs a s al ¡i m a c io n e s b á sica s e x tra íd a s d e las te o ría s s o b re el c o n IIi. m so cial, e n e sp e cia l de las te o ría s de G e o r g S im m e l. T a l n a firm a c io n e s, a s u vez, se a m p lía n a l r e la c io n a r la s coii o t ro s d e s c u b r im ie n t o s d e n a t u r a le z a te ó ric a o e m p íri» .1. S e h a d e f in id o de d iv e rs a s m a n e ra s el c o n f lic t o so» i.il P a r a lo s fin e s d e este e s t u d io e n p a rt ic u la r , se s u p o n d n l p r o v is io n a lm e n t e q u e s ig n if ic a u n a lu c h a c o n re sp e c io ,t v a lo re s y d e re c h o s s o b re estados, p o d e re s y re c u rs o s < 1 casos, lu c h a e n la c u a l el p r o p ó s it o es n e u t ra liz a r, dan,o o e lim in a r a s u s rivale s. E s t a d e f in ic ió n , c o n s id e r a d a corno in s t r u m e n t o de tra b ajo, s ir v e s ó lo c o m o p u n t o de p a rtid a N u e s t r o o b je tiv o p r in c i p a l s o n las f u n c io n e s m á s «|m las d is f u n c io n e s d e l c o n f lic t o so cial, es d e c ir, a q u e llo c o n s e c u e n c ia s d e l c o n f lic t o s o c ia l q u e in c r e m e n t a n m n b ie n q u e d is m i n u y e n la a d a p t a c ió n o a ju ste d e d e te n m n a d a s re la c io n e s o g r u p o s sociales. un
fa c to r “ n e g a t iv o ” q u e
En
ve z d e ser sólo
“ d is o c ia ” , el c o n f lic t o social
p u e d e re a liz a r m u c h a s f u n c io n e s e spe cíficas, e n los grii p o s y e n o tra s re la c io n e s in te r p e rs o n a le s ; p o r ejem plo, p u e d e c o n t r i b u i r al m a n t e n im ie n t o de las fro n te ra s »l» g r u p o , y e v it a r q u e lo s m ie m b r o s de u n g r u p o se sepa r e n de él.
S i n o s a fe rra m o s a l p u n t o d e v is ta d e q u e el
c o n f lic t o s o c ia l es n e c e sa ria m e n te d e s t r u c t o r d e las n i a c io n e s e n c u y o se n o o c u rre , e llo c o n d u c e , c o m o m á s a»Ir la n te v e re m o s, a in t e r p re t a c io n e s m u y d e ficie n te s. S i uo« c o n c e n t r a m o s e n lo s a sp e cto s f u n c io n a le s d e l c o n fín n. social, esto n o im p lic a n e g a r q u e cie rta s fo rm a s de cotí flic to s o n re a lm e n t e d e stru c to ra s de la u n id a d d e l gru p o , o p r o v o c a n la d e s in t e g r a c ió n d e e s tru c tu ra s sociale s n pecíficas.
S in
e m b a rg o ,
cuando
nos
c o n c e n tr a m o s
ellos, p o d e m o s r e s t it u ir el e q u i l i b r i o d e l a n á lis is q u e m h a in c lin a d o en o tra d ir e c c ió n .8
Sostengo que quienes cavilan acerca de la disensión entre patricios y plebeyos lo hacen sobre las mismas ( ausas que en mi opinión contribuyen mayormente ¡i la libertad [de Roma]; porque aun cuando las ta
cap. iv. I'.l choque de doctrinas no es un desastre, sino una oportunidad. A lfr ed N o r t h -W h it e h e a d : La ciencia y el m un
do moderno. 1.1 lado malo es el que produce el movimiento que hace la historia, al generar una lucha. C arlos M a r x : La miseria de la filosofía.
fE S T IM O N IO i
DE
G R A T IT U D
ii e s t u d io n o h u b ie r a p o d id o se r e sc rito s in las ense-
n ni «h, la c r ít ic a sagaz y lo s c o n se jo s y c o n s u lt a s a m is t ó te > di I p r o f e s o r R o b e r t K . M e r t o n .
M i g r a t it u d h a c ia é l
»■ mi, «|tic a p e n a s p u e d e e x p re s a rse a d e c u a d a m e n te p o r
|IM•1 10 d e u n a s im p le n o t a d e a g ra d e c im ie n t o . < Ion m i esposa, R o s e L . C o se r, d e l W e lle s le y C o lle g e , |n ( ( im p a r t id o d u r a n t e m u c h o s a ñ o s u n c o m p a ñ e r is m o d. n ,d ia jo b a s a d o e n la fe c o m ú n y lle v a d o a la p erfe cH " 'i p o r el m a t r im o n io . E n e stric to d e r e c h o esta o b r a d. I • tía p u b lic a r s e b a jo la f ir m a de a m b o s, p u e s t o q u e ..... (-lias p o r c io n e s de e lla d e b e n m u c h o a s u h a b il id a d mi idílica. S u c o n sta n te e s t ím u lo y s u c rít ic a c o n s t r u c t iv a li ni nido d e v a lo r in c a lc u la b le . M is a m ig o s G e r t r u d e M c P h e r s o n , q u e p e r te n e c ió a l \ \ ' llrsle y C o lle g e y J a m e s M a c P h e r s o n , a n te s e n el S m it h i iillrge, f u e r o n d e g r a n a y u d a al e d ita rse u n a p r im e r a
o i uno de este e stu d io . L e s e sto y p r o f u n d a m e n t e a g ra iU i Ido. I ,os p ro fe so re s R i c h a r d H o fs t a d te r, S e y m o u r M . L i p «»i
K o lie r t S. L y n d y D a v i d B . T r u m a n , d e la C o l u m -
Id'i
1111 i ve rsity ,
le y e r o n
una
p r im e r a
v e r s ió n
de
este
Id u n c h ic ie r o n n u m e r o s o s c o m e n t a r io s c r ít ic o s d e g r a n
\idiii', V,o ios d e m is c o le g a s d e la B r a n d é is U n iv e r s it y , espe11 i I iim m e los p ro fe so re s F r a n k M a n u e l y B e r n a r d R o s e n I" if, (¡iliora e n el H a r p u r C o lle g e ), le y e r o n e l m a n u s c r it o » lili le ro n de él v a lio s a s o b se rv a c io n e s. D e b o e s p e c ia l a g r a d e c im ie n t o a A m b e r H a r r i n g t o n •|ii* tiy u d ó m u c h o e n la c o m p ila c ió n d e l ín d ic e y e n la I# • I n i .1 de las p r u e b a s de im p re n t a . I i mi lu ie n te , m e c o m p la z c o e n re c o n o c e r q u e s ie m p r e mi
en d e u d a c o n m is a m ig o s J e r e m ia h K a p l a n y N e d 11
I
12
T E S T IM O N IO D E G R A T IT U D
P o ls k y de la F re e P re ss. A n o se r p o r s u in te ré s y co o p c ra c ió n , es p o s ib le q u e este e s t u d io n o se h u b ie r a pti b lic a d o .
L e w is A . C osí Waltham, Mass., febrero de 195G
ii
I. I N T R O D U C C I Ó N i
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d i -:
las p r im e r a s se sio n e s (1 9 0 7 ) d e la A m e r i c a n S o -
• m ln g ú al S o c ie ty , q u e a c a b a b a de fu n d a rs e , t u v o c o m o 0 111.1 c e n tra l d e d is c u s ió n e l c o n flicto social.
L a p r in c i-
|m I c o n f e r e n c ia
d a r w in is t a
I I .....as N .
fu e le íd a
C a rve r.
D ijo
por
e l s o c ió lo g o
C a rve r:
“P ued e haber m u-
• 11 •. < asos e n q u e h a y a u n a c o m p le t a a r m o n ía de in te re *•
p e ro e sto n o o r i g i n a p r o b le m a s y p o r c o n s ig u ie n t e
n. 1 11< < c s it a m o s o c u p a r n o s d e e llo / ’ 1 C a r v e r p e n s a b a q u e mili» « lia n d o
im p e r a
la
d e s a r m o n ía
y
el a n t a g o n is m o
|Minie d e c irse q u e e x iste u n p r o b le m a m o r a l y c ie n tífic o . I . im p o r t a n t e s u b r a y a r q u e e n la d is c u s ió n
s u b s i
stí I* m e, e n la c u a l p a r t ic ip a r o n lo s s o c ió lo g o s m á s des1 «. id os de la é p o c a — G id d in g s , R o s s , W a r d , H a y e s , e n tre lililí'.
, ca si n a d ie d u d ó d e la im p o r t a n c ia q u e C a r v e r
li ilii 1 a s ig n a d o a l e s t u d io d e l c o n flic to .
L a s ú n ic a s ob je -
| l"in í (p ie se h ic ie r o n f u e r o n la s re la t iv a s a s u r íg id a inii 11>1e la c ió n e c o n ó m ic a . I* n la v ig e s im a s e x t a s e sió n a n u a l d e la A m e r i c a n S o n ilo gica l S o c ie t y e fe c tu a d a e n
1930, el c o n flicto social
11•• n u e v a m e n te e l te m a p r in c i p a l de la d is c u s ió n . I i i II m
i
llo w a r d W . O d u m
•li tu u l. " c it a n d o a o t r o s o c ió lo g o : N
En-
a f ir m ó e n s u d is c u r s o p re si“ E l c o n f lic t o s o c ia l
M in ló g ic a m e n te u n t e r r e n o i n e x p l o r a d o . .. L a so c io -
|ni 1.1 del c o n f lic t o to d a v ía está p o r e s c rib ir se .” P e r o esa 0 u n io n h iz o p o c o p a ra lle n a r ese va cío , y e n las se sio n e s i»
lio la im p r e s ió n c la ra d e q u e lo s m ie m b r o s d e la S o -
1 lid ni ya n o c o n s id e r a b a n c o m o u n a p r e o c u p a c ió n cenii d «I e s t u d io d e l c o n f lic t o so cia l. lin a
g e n e r a c ió n
m ás
tard e,
Je ssie
B e rn a rd ,
e n la
fl" " lit a n Jo u r n a l o f S o c io lo g y * p r e g u n t ó u n a ve z m á s: h ó i u l r está la m o d e r n a s o c io lo g ía d e l c o n f lic t o ? ” , y H " i H i i i i ó d ic ie n d o q u e “ d e sd e la é p o c a d e lo s p r im e r o s 1 1■ ni sore s c o m o S m a ll, P a r k y R o s s , p o c o es lo q u e se h a »3
IN T R O D U C C IÓ N
*4
p ro g re sa d o . L o s s o c ió lo g o s n o r t e a m e r ic a n o s d e lo s a ñ o * re c ie n te s se h a n
contentad o
con m an ten e r
e l e stu d io
c ie n t íf ic o d e l c o n f lic t o e n e l p u n t o e n q u e S im m e l l<» d e jó .” In c l u s i v e u n r á p id o e x a m e n d e l tra b a jo c o n t e m p o n n e o de esos s o c ió lo g o s in d ic a c la ra m e n te q u e , e n rca li d ad , e l c o n f lic t o se h a d e s c u id a d o m u c h o c o m o c a m p o de in v e s t ig a c ió n .
A j u ic io n u e s t ro , a u n c u a n d o a q u í no
p o d a m o s d e t e n e rn o s a a p o r t a r u n a d e m o s t r a c ió n cabal, este d e s c u id o c o n r e la c ió n a l c o n f lic t o se d eb e , c u a n d o m e n o s e n p arte , a lo s c a m b io s o c u r r id o s e n lo s c írc u lo * de oye n te s, a c t iv id a d e s e im á g e n e s de sí m is m o s de l<>* s o c ió lo g o s n o rt e a m e r ic a n o s. P u e d e d e c irse q u e estos Cimi b io s h a n c o n t r ib u id o a d e s p la z a r el c e n tro d e la a te n ció n d e sd e el c o n f lic t o h a c ia o tra s áreas d e la in v e s t ig a c ió n so c io ló g ic a , tales c o m o el “ c o n s e n s o ” , la “ o r ie n t a c ió n del v a lo r c o m ú n ” , y o tro s se m ejan te s.
I A l p a re c e r lo s s o c ió lo g o s n o r t e a m e r ic a n o s d e la p r in i e u g e n e r a c ió n se c o n s id e r a b a n a sí m is m o s c o m o reform .i d o re s, y se d ir i g í a n a u n p ú b li c o d e re fo rm a d o re s .
Es.n
im á g e n e s d e sí m is m o s y d e s u p ú b li c o in d u j e r o n a d in g i r la a t e n c ió n h a c ia las s it u a c io n e s d e c o n flic to , y
i
e llo se d e b ió la p r e o c u p a c ió n d e l s o c ió lo g o p o r esos p ro b le m a s.
A d e m á s , e n l u g a r d e c o n s id e r a r lo sim p le m e n te
c o m o u n f e n ó m e n o n e g a tiv o , el c o n f lic t o s o c ia l e ra < n m a d o c o m o r e a liz a d o r de f u n c io n e s d e c id id a m e n t e p o n tivas.
En
p a r t ic u la r , e l c o n f lic t o p r o p o r c io n a b a a esm
s o c ió lo g o s la p r in c ip a l c a t e g o ría e x p lic a t o r ia d e l a n á h si* d e l c a m b io s o c ia l y d e l “ p r o g r e s o ” . L a é tica re f o r m is t a c a n a liz ó d e ta l m a n e r a el in t e n * d e la p r im e r a g e n e r a c ió n d e so c ió lo g o s, q u e v i n o a con* t it u ir u n
e le m e n t o im p o r t a n t e e n el c re c ie n te c u lliv Q
de la s o c io lo g ía .
L o s in te re se s re fo rm ist a s d e la époc.i,
15
I N T R O D U C C IÓ N
l» " liu n í. m ie n t e a rra ig a d o s , r e c la m a r o n p o r s u s v ig o r o s a s ' " • I 1" “ io n e s e l e s t u d io siste m á tic o , r a c io n a l y e m p ír ic o •I» Itf
huí
¡e d ad y el c o n t r o l d e u n m u n d o c o r r o m p id o . 4
I I p r e d o m in io de lo s “ p r o b le m a s ” y, p o r tanto, d e l |«lliHo de v ista r e f o r m a d o r s o b r e la p r e o c u p a c ió n p u ra ........ |i»ll
i
te ó ric a c o n re sp e c to a la s o c io lo g ía se e v id e n c ia 1.11 id a d e n lo s e sta tu to s de lo s p r im e r o s d e p a r ta m e n -
•»**i di s o c io lo g ía .
A u n q u e a p r in c ip io s d e l s ig lo lo s so-
|lóln|in.s tra t a ro n d e e le va rse a u n n iv e l de r e s p e t a b ilid a d Mi mil mit a, s u b r a y a n d o lo s a sp e c to s c ie n t íf ic o s y te ó ric o s >!i
mi
o b ra, el c e lo r e f o r m is t a n o se e x t in g u ió .
P a ra u n
§hi li ilo go m o d e r n o , q u e a d v ie r te la s e p a r a c ió n ca si total, i " n id o n o la d ia m e t ra l o p o s ic ió n , h o y e x is te n te e n tre I h 1 li 111 ia s o c ia l y el r e f o r m is m o , la r e p e t ic ió n de frases ...... lisias, e n lo s e sc rito s d e lo s p a d re s de la s o c io lo g ía pit'ili m a, p u e d e s ig n if ic a r s im p le m e n t e q u e se la s em |«•. 1 n i lo r m a r u t in a r ia .
A h o r a b ie n , esa in t e r p r e t a c ió n
■ d io • 1 p o s ib le s i u n o d e ja d e tr a s p o n e r lo s a l e s q u e m a de
le* va lore s im p e r a n t e s a f in e s d e l s ig lo x i x y p r in c i p io s i * !l s s n ( lo m o a f ir m a r o n A l b i o n S m a ll y G e o r g e E . V i n l 'i n
ni
el p r im e r
li b r o
de
te x to n o r t e a m e r ic a n o
de
l i f l o l o g í a : “ L a S o c io lo g ía n a c ió d e l a r d o r m o d e r n o p o r lm |"i.n la s o c ie d a d .” 6 N o io d o s lo s s o c ió lo g o s e sta b a n d e a c u e r d o c o n res|
1 la n a t u r a le z a d e la r e f o r m a n e ce sa ria . D e las ip iles f ig u r a s de la é p o ca, W a r d , S m a ll, R o s s , V e I v ( looley, p u e d e d e c irse q u e e ra n “ r e f o r m a d o r e s " m í a le s ” , p o r q u e a b o g a b a n p o r c a m b io s so cia le s tan i "d o s , q u e j u s t if ic a b a n la a f ir m a c ió n s e g ú n la cu al, 1do p ia ra n , d a r ía n p o r r e s u lt a d o u n c a m b io e n la " n a to tal d e la so c ie d a d , y h a r ía n s u r g i r u n n u e v o
l .......a so cial, c o n d ife re n te s c a ra c te rístic a s e s t r u c t u r á
is 1
l*oi o t ra p arte, S u m n e r y G i d d i n g s p u e d e n *clénd‘ re fo r m a d o r e s
d e t a llis ta s ” , p o r q u e
p r o p o n ía n
bd i . (p ie h a r ía n n e c e s a rio re a liz a r c ie rto s a ju ste s en 1 id i n in s t it u c io n a l, p e r o s in p r o p ic ia r m o d ific a c io n e s
10
I N T R O D U C C IÓ N
b ásica s n i a b a rc a r las c a ra c te rístic a s e stru c tu ra le s sobr< sa lie n te s d e l sistem a. S i a h o r a n o s tra s la d a m o s d e la im a g e n d e s í m ism o » d e lo s so c ió lo g o s c o m o re fo rm a d o re s , al p ú b li c o d e lo» p r im e r o s so ció lo g o s, n o t a m o s q u e era, s o b re to d o , u n “ p ú b lic o r e f o r m a d o r ” . L a e x p r e s ió n “ p ú b l i c o re fo rm a d o r ” la u sa m o s a q u í m á s b ie n e n u n s e n t id o a m p lio , te n ta a b a rc a r to d o s lo s m o v im ie n t o s
lo
y p e r s o n a lid a d o
q u e c ritic a ro n a lg u n o s a sp e cto s c e n tra le s d e l statu qu>> y p r o p u s ie r o n so lu c io n e s.
A u n c u a n d o h a y va stas d ife
re n c ia s e n tre e l m o v im ie n t o so c ia l e v a n g e liz a d o r y <1 s o c ia lis m o m a r x is ta o r g a n iz a d o , a u n q u e lo s d e v o to s «Ir H u l l H o u s e y lo s de E u g e n e D e b s c h o c a r o n c o n f r e c u n i cia, p a re ce ju stific a b le , p a ra n u e s t r o o b je to , u n a a g m p a c ió n c o n j u n t a d e to d o s esos m o v im ie n t o s , p u e s c o n sli t u ía n u n
p ú b lic o b a sta n te h o m o g é n e o , p o r c u a n t o Ion
a g r u p a b a s u in s a t is fa c c ió n p o r el statu qu o. L o s s o c ió lo g o s a q u ie n e s h e m o s lla m a d o
“ r e f o r im
d o re s e stru c tu ra le s ” f u e r o n ig u a lm e n t e lo s q u e e n con t ra ro n u n c o p io s o p ú b lic o , n o a c a d é m ic o , p r in c ip a lm e t m e n tre la iz q u ie r d a r a d ic a l d e la época.
E s t a iz q u ie rd a
c o n s t it u y ó el p ú b li c o d e W a r d , V e b le n , R o s s , S m a ll y p r o b a b le m e n t e C o o le y . P o r o tra p arte, el p ú b li c o de G i d d i n g s y S u m n e r , o sea, de lo s s o c ió lo g o s q u e s ó lo se in t e r e s a b a n e n u n a i r fo rm a p a rc ia l, e stab a c o n s t it u id o p o r h o m b r e s poderoso» y de p e n s a m ie n t o recto, lo s cu ale s, a u n s ie n d o vigo ro so » p a r t id a r io s d e l statu q u o , r e c o n o c ía n
la
n e c e s id a d
re fo rm a s e specíficas, p o r e je m p lo , e n la a d m in is tra c ión m u n ic ip a l o la p o lít ic a a ra n c e la ria . S i e x a m in a m o s a h o r a lo s e sc rito s de lo s p r im e r o s s<» c ió lo g o s n o rt e a m e r ic a n o s, o b s e r v a r e m o s q u e e l co n flicto , e n re a lid a d , es u n a c a te g o ría c e n tra l e n s u s sistem as, y m á s a ú n , q u e lo
c o n s id e r a n
com o
p a rte
y c o n s t r u c t iv a de la o r g a n iz a c ió n social.
fu n d a m e n i.il
L in a v is ió n
la so cie d a d , y e sp e c ia lm e n te d e l c a m b io so cia l, q u e no
IN T R O D U C C IÓ N
«7
lm lu y e ra e l in te ré s p o r e l f e n ó m e n o d e l c o n f lic t o les iiiim í.i s u m a m e n t e d e fic ie n te . T o m e m o s e l s ig u e n t e te x til .I< (lo o le y : “ M ie n t r a s m á s se p ie n s a e n e llo , m á s clat i......le se o b s e r v a q u e el c o n f lic t o y la c o o p e r a c ió n n o I .... I. ii se p a ra rse u n o d e otra, s in o q u e s o n fases de u n ¡lii.in o p ro c e so q u e s ie m p r e in c lu y e a lg o d e a m b o s ” ; 7 o i 'i
(K m : “ E l o r d e n s o c ia l se p u e d e re s o lv e r e n u n g r a n
itiuiK 10 de c o n j u n t o s c o o p e r a t iv o s d e d iv e r s a ín d o le , c a d a tiii.i de los c u a le s in c lu y e e n s í e le m e n to s d e c o n flic to , a |lm 1111<* se s u p e r p o n e u n a e sp e cie de a r m o n ía , q u e p u e d e f iili. ii en c o n f lic t o c o n o t ro s c o n j u n t o s ” ; 8 o lo e scrito I ii Si iia 1 1 c u a n d o a firm a : “ E n la fo rm a , el p ro c e s o so c ia l i
nn.t in c e sa n te re a c c ió n d e p e r s o n a s m o v id a s p o r in te-
iim
. cpie e n p a rte e stán e n c o n f lic t o c o n lo s de s u s co m -
|iiilli ms, y e n p a rte c o n lle v a n s u s in te re se s c o n lo s de p i m " o la a f ir m a c ió n d e R o s s : “ E n c ie rt o m o d o , la flp ii'.iu ó n »"
a b ie rt a
p ro te g e
« ti.iU|uier a s o c ia c ió n
y m a n t ie n e
v o l u n t a r ia
la s o c i e d a d . . . ;
si se e lim i n a n
las
jili>l< .las y la o p o s ic ió n d e l resto. .., p o r p a rte d e l ele..... lo d o m in a n t e , es m u y p r o b a b le q u e •i
i la d is p e r s ió n
i
g r u p o s e n d u re c e
I ..... |ot
el
del
g ru p o . . .
y v ig o r iz a
e s fu e r z o ” ; 10 o
la
nl.i e n la s ig u ie n t e frase :
La
e llo c o n d u z -
o p o s ic ió n
a q u ie n e s
p o s ic ió n
de
e n tre
pueden
so-
Su m n e r,
ex-
“ L a r e la c ió n d e c a m a ra -
•I. il.i y d e p az e n lo s g r u p o s n o so tro s, y la h o s t ilid a d y I.» ' l i m a fel m
h a c ia lo s g r u p o s e llo s s o n c o r r e la t iv o s e n tre
" p a ra to d o s estos so c ió lo g o s , e l c o n f lic t o re p re se n ta u i
( a le g o r ía c e n tra l. i lia n d o o b s e r v a b a n q u e c ie rto s tip o s de c o n f lic t o so-
i n i ( o n t e n ía n ra s g o s n e g a tiv o s, d e stru c to re s d e la m a t riz « - 111. s u b r a y a b a n la n e c e s id a d .... lu ía le s,
m ás
que
de
d e h a c e r re f o r m a s es-
“ a ju st e ” a las
c a ra c te rístic a s
• i n ie l u ra le s e xisten tes. I i p r im e r a g e n e r a c ió n d e s o c ió lo g o s se d ir i g í a a u n I •11111 i
íS
IN T R O D U C C IÓ N
dolas, además, e n alta e stim a.
E l g r u p o de referen» i.i
tuvo, para los p e n s a d o re s s o c io ló g ic o s re p re s e n ta t iv o s d» la época, u n a a c o g id a y u n r e c o n o c im ie n t o p o s it iv o ’*, c o n lo que se re fo rz ó y a fia n z ó la im a g e n q u e lo s so c ió lo go s tenían de sí m ism o s.
C o m o este p ú b li c o con ce d ía
u n va lo r a lta m e n te p o s it iv o a las a c t iv id a d e s c o n f li d i vas, los sociólogos de esa g e n e r a c ió n n o s ó lo c o n c e n tr a ro n su atención s o b re el f e n ó m e n o d e l c o n flic to , s in o q i n ta m b ié n te n d ie ro n a a s ig n a r le u n v a lo r p o s it iv o .
E l con
flic to fue c o n s id e ra d o c o m o a lg o in h e r e n t e a la e s tru c lm a social, y a q u e llo s tip o s e sp e cia le s de c o n f lic t o q u e se cva b ia b a n n e g a tiv a m e n te só lo p o d ía n e lim in a r s e m e d ia n o u n cam bio e stru c tu ra l.
D e esa m a n e ra , h a sta la v a lo M
c ió n negativa de c ie rto s tip o s de c o n f lic t o h a c ía p a tc n h la necesidad de la r e f o r m a e s tru c tu ra l. L a ge n e ra c ió n de s o c ió lo g o s q u e s ig u ió a la d e l
E l a m b ie n l*
y la o rie n ta c ió n d e R o b e r t E . Parle, p o r e je m p lo , n o pa re ce n ser e se n c ia lm e n te d is t in t o s de lo s q u e ca ra c te n
*
b a n a la g e n e ra c ió n a n t e r io r ; p e r o e n lo s a ñ o s sig u ie n l» i a la se gu n da G u e r r a M u n d i a l , el p ú b lic o y a se hahíit m o d ific a d o bastante. A m e d id a q u e la in v e s t ig a c ió n m il ve rsitaria ib a o r ie n t á n d o s e d e a c u e r d o c o n la s d e m a n d a * de o rg a n ism o s e x te rio re s, e l p ú b li c o te n d ió a d esplazarse.
de lo s so ció lo g o *
L o s e sc rito s d e P a r k , p a r a n o < itiil
s in o u n e je m p lo , al p e n e t r a r m á s a llá de la c o m ú n i< fu l académ ica, f u e r o n de v it a l in te ré s p a ra las re fo rm a s m b a ñ a s y las ju n t a s de m e jo ra s, y a s im is m o p a ra las ag« n cias de re la c io n e s rac iale s; e n c a m b io p a re c e n h a b e i o n id o m u y p e q u e ñ a in f lu e n c ia s o b re el p ú b li c o ra d ic a l \ reform ista.
S i n e m b a rg o , el tra b a jo te ó ric o d e P a r k o*
d a v ía cabe d e n t r o d e l m o ld e d e las p r im e r a s c o n t iilm ciones. N o só lo e m p le ó el “ c o n f lic t o ” c o m o u n o de m i * conceptos ce n tra le s y f u n d a m e n t a le s , s in o q u e , ad cn i i» su b ra y ó re p e tid a s veces s u s f u n c io n e s p o sitiv a s.
E n I»
IN T R O D U C C IÓ N
“J
In trod u ction lo th e S cien ce o f S ociety ,vl d e P a r k y B u r i .ss, (jue e sb o z a b a la o r ie n t a c ió n d e lo s p r o g r a m a s d e l 11< p a r la m e n t o de S o c io lo g ía d e C h ic a g o , n o m e n o s d e seh
i i
i
,i
p á g in a s e stán d e d ic a d a s a l a n á lis is d e l c o n flic to .
El
i u n ílic t o se a lin e a e n tre la s p o c a s fo rm a s b á sic a s d e la In t e ra c c ió n h u m a n a .
E s m ás, P a r k e s tim a b a q u e : “ S ó lo
d o n d e e x iste u n c o n flic to , p u e d e d e c irse q u e el c o m p o r i.m i l e n i o es c o n s c ie n t e y a u t o c o n s c ie n t e : s ó lo e n to n c e s m re ú n e n las c o n d ic io n e s p a r a la c o n d u c t a r a c io n a l. ” 13 n i - i í i i P a r k , e l c o n f lic t o n o s ó lo e ra el m e c a n is m o m e d ia n te el c u a l se lo g r a b a la a u t o c o n s c ie n c ia , s in o q u e en D ilid a d e ra u n e le m e n t o c o n s t it u t iv o de c u a l q u i e r so• n dad o rg a n iz a d a : “ E l c o n f lic t o — e sc rib e P a r k — ti p r o v o c a r u n a
tie n d e
in t e g ra c ió n , y u n a s u p e r o r d e n a c ió n
y
a ib o r d in a c ió n de lo s g r u p o s e n c o n f lic t o .” 14
II I n c o n tra ste c o n las f ig u r a s h a sta a h o r a a n a liz a d a s, la in ip o r ía tic lo s s o c ió lo g o s q u e d o m i n a n la s o c io lo g ía c o n |i in p o rá n e a , e n ve z de c o n s id e ra rs e c o m o re fo rm a d o re s , •I m « se d ir ig e n a u n p ú b lic o de re fo rm a d o re s , h a n tra ta d o di h a lla r o y e n te s e n tre q u ie n e s tie n e n la m i s i ó n d e a d o p i ii dc< isio n e s e n la s b u r o c r a c ia s p ú b lic a s o p riv a d a s . ( o í k e n t r a n s u a t e n c ió n p r in c ip a lm e n t e e n lo s p ro lilt n u s d e aju ste, m á s q u e e n el c o n flic to ; s o b re la estática (un i.d, m ás q u e s o b re la d in á m ic a .
P a r a e llo s h a s id o u n
p io h lc m a de im p o r t a n c ia p r im o r d i a l el m a n t e n im ie n t o •I-
I r, e s tru c tu ra s e xiste n te s, y las fo rm a s y m e d io s de
• • n i.ir su fá c il f u n c io n a m ie n t o . n
Se h a n c o n ce n tra d o
i e s t u d io de lo s d e sa ju ste s y te n s io n e s q u e in t e r fie r e n
ni l.i c o in c id e n c ia d e o p in io n e s (c o n se n so ). E n ta n to i . m i ig u a g e n e r a c ió n d is c u t ía acerca de la n e c e sid a d ili
i
,iii i I h
o s
e stru c tu ra le s, la n u e v a g e n e r a c ió n
se o c u -
iiii di I a ju sté d e l o s l n d f v í c tuos~a la s e s t r u c t u r a s v i g e n te s, mi» tu ¡a d o m in a n t e de la s o c io lo g ía n o r t e a m e r ic a n a
20
IN T R O D U C C IÓ N
c o n t e m p o r á n e a e strib a e n c o n s id e r a r q u e l o p s ic o ló g n u im p lic a lo e s tru c tu ra l, y, p o r c o n s ig u ie n t e , el m a l h u í [c io n a m ie n to in d i v id u a l im p lic a el c o n f lic t o so c ia l.10 ,
M ie n t r a s la p r im e r a g e n e r a c ió n p o d r ía estar, en u i m in o s ge n e rale s, de a c u e r d o c o n la a f ir m a c ió n de Cli.nl» •» H . C o o le y : “ E l c o n flic to , e n c ie rto m o d o , es la v id a d< I »
I sociedad, y el p r o g r e s o e m e rg e d e u n a lu c h a e n la
Puede
de» ii •
q u e toda s u o b ra , e m p e z a n d o c o n T h e Structure »»/ Social A clio n ,18 es u n e x te n s o c o m e n t a r io a la p re g u m a h o b b e s ia n a : ¿ C ó m o es p o s ib le el o r d e n s o c ia l? P a ra la g e n e r a c ió n a n t e r io r de s o c ió lo g o s norteam < ric a n o s las “ le y e s” d e l c a m b io social, la v a r ia b ilid a d • » tru c tu ra l y e l a n á lis is d e lo q u e m á s ta rd e lo s t e ó iu m lla m a r o n “ a lt e rn a tiv a s f u n c io n a le s ” 19 e ra n de u n ré s p r im o r d ia l, m ie n t r a s q u e e n la o b r a d e P a r s o n s
i un cmi
m ism a s cu e stio n e s, a u n q u e n o q u e d a n to ta lm e n te sod.i yadas, s ó lo
tie n e n
una
im p o r t a n c ia
s u b s id ia r ia .
Aun
c u a n d o es u n o de lo s p r in c ip a le s m ie m b r o s d e la es» iu I » w e b e ria n a e n este p a ís y h a s id o in f l u i d o p ro fu n d a n !» un
I N T R O D U C C IÓ N
21
n i 11 |>< u.s.im icnto de W e b e r , e n este a sp e cto s u o b r a * 11 |
i i i . is
m il.m.i
b ie n e star re la c io n a d a c o n la b ú s q u e d a d u r d e u n a c o h e s ió n s o c ia l fre n te a u n a a m e n a -
Kfetliii i a iio m ía , (ju e c o n la in s is t e n c ia w e b e r ia n a de q u e
1♦ I •"iill¡< lo n o p u e d e e x c lu ir s e d e la v id a so cia l. .. ‘L a
o no rs sino una modificación en la forma del condi los antagonistas, de los objetos del conflicto o, (Iim Iiih ule, de las posibilidades de selección/’20
I
lliln
I i o b ra s o c io ló g ic a d e P a r s o n s s u r g i ó d e s u in te ré s Jim I- , r le m e n t o s ir r a c io n a le s e x iste n te s e n e l c o m p o r ta ib !• lili i e c o n ó m ic o . L o q u e a P a r s o n s le p a re c ía p ro b le ♦l* i " ........ e ra n lo s c o n flic t o s ra c io n a le s d e in te re se s, q u e finí ni u p a b a n
a lo s e c o n o m is t a s p o lít ic o s
clá sicos, s in o
ni • I .i« n los e le m e n to s ir ra c io n a le s , n o c o n tra c tu a le s, d e l lililí i .no, q u e h a b ía n e sc a p a d o a la a t e n c ió n d e a q u é llo s , f d i H u m i l l a r s e e n las e s t ru c t u ra s n o rm a t iv a s , q u e m a n )»' in n y g a r a n t iz a n el o r d e n social, P a r s o n s se v i o in d u l’ldn
i ob se rvar
que
el
c o n f lic t o
tie n e
c o n s e c u e n c ia s
b ....... d ia lm e n t e d e stru c to ra s, d e s in t e g r a d o r a s y a n t if u n »' mi l i
C o n s id e r a al c o n f lic t o s o b re t o d o c o m o u n a
i n i' i m c d a d ” , y estim a, c o m o S h a k e sp e a re , q u e “ c u a n d o |M la d o se t r a s t o r n a . .. la e m p re s a está e n f e r m a ” .21 ........ i a r t íc u lo s o b re “ L a s d ife re n c ia s ra c ia le s y re lifti" a
l o m o fa cto re s de la t e n s ió n e n u n g r u p o ” ,22 P a r-
li " i nos p r o p o r c io n a c ie rta s p ista s p a ra c o m p r e n d e r s u | in
im ie n to . D e s p u é s d e s u b r a y a r q u e lo s h o m b r e s m o -
.... . h a n e m p e z a d o a a b o r d a r lo s p r o b le m a s d e la o rl 'i n b i ii ió n so cia l, in s o lu b le s a j u ic io d e las g e n e ra c io n e s i ......U ntes, e l a u t o r c o m p a r a esos p r o b le m a s c o n u n a ■ n li i m c d a d física. A s í c o m o h e m o s lo g r a d o g r a n d e s ade•.....
a firm a , e n el c o n t r o l d e las e n fe rm e d a d e s, tam -
|i" 'i p o d e m o s tra ta r t e ra p é u tic a m e n te lo s fa cto re s im p o r b .... • del a n t a g o n is m o d e g r u p o , a u n q u e
su b s is te u n
•d im u» r e s id u o d e trá g ic o c o n f lic t o e n tre e l v a lo r y la i " ' I •• i ('iic ia h u m a n a ” . C o m o ese e n sa y o tra ta s o b re to d o ilrl iin la g o n is m o ra c ia l y r e lig io s o , la im p o r t a n c ia q u e d a
INTRODUCCIÓN
22
a lo s e le m e n t o s d is o c ia t iv o s d e l c o n f lic t o p u e d e debe i *»i , e n p arte, a la s p a r t ic u la r e s s it u a c io n e s de c o n f lic t o ;i <|m se re fie re ; s in e m b a rg o , la a n a lo g ía e n tre e n fe rn in l.n ! y c o n f lic t o re a p a re c e e n o t ro s d e su s tra b ajos. Con
fre c u e n c ia
la t e r m in o lo g ía
o r ie n t a c ió n se g u id a .
p e r m it e
atisba i I •
P a r s o n s p re fie re h a b la r de “ ten i"
n e s ” y “ v io le n c ia s ” , e n lo s casos e n q u e lo s te ó ric o s ano r io r e s h u b i e r a n u s a d o e l t é r m in o “ c o n f lic t o ” , y n o pan ce q u e s u e le c c ió n sea fo rt u ita . T a n t o la “ t e n s ió n ”
rnilHl
la “ v i o le n c ia ” d e n o t a n d a ñ o o r i g i n a d o p o r p r e s ió n < x h siva, e x c e so de tra b a jo o e x t e n u a c ió n , im p lic a n d o d e n t fo rm a
de
“ e n fe r m e d a d ” d e l sistem a.
A sí
p re p a r.n l" .
e x a m in e m o s lo s ín d ic e s a lfa b é tic o s de lo s re cie n te s \m lú m e n e s d e P a rso n s. L o s E s s a is 2a c o n t ie n e n d ie c isé is n i* r e n c ia s b a jo el t é r m in o “ v io le n c ia ” y v e in t e b a jo el il* “ t e n s ió n ” ; e n c a m b io s ó lo h a y n u e v e b a jo la expresión “ c o n f lic t o s o c ia l” , a u n q u e h a y o tra s re fe re n c ia s a d id o n a le s b a jo “ c o n f lic t o de v a l o r ” y “c o n f lic t o e m ocion .il En
su
m ás
re c ie n te
e scrito,
The
Social S y stem ?' Im
d e s a p a re c id o c o m p le ta m e n te la re fe re n c ia “ c o n flic to un c ia l” ; p e r o h a y d ie c isie te re fe re n c ia s a la “v io le n c ia ” E n s u ú n ic o e n sa y o e sp e c ífic a m e n te r e f e r id o al < "ii flic to d e clases,25 P a r s o n s u s a d e n u e v o la a n a lo g ía m í til ca: “ C r e o — d ic e —
q u e e l c o n f lic t o de clases es endéml» ti
e n n u e s t r o m o d e r n o tip o in d u s t r ia l de so c ie d a d . .
P.int
P a r s o n s el c o n f lic t o de cla se s es “e n d é m ic o ” , c o m o .... e n fe rm e d a d . L a a n a lo g ía m é d ic a es lle v a d a a ú n m á s l< |im e n u n e n sa yo, “ P r o p a g a n d a y c o n t r o l s o c ia l” , e n el <|«m in t e n t a e sta b le ce r u n p a r a le lo e n tre u n m é d ic o q u e n n i a u n e n fe rm o , y u n e s p e c ia lista e n p r o p a g a n d a , q m
m*
e n fr e n t a a u n a so c ie d a d e n fe rm a . A u n q u e e n este ciri.iyn n o se a n a liz a e sp e c ífic a m e n te el c o n flic to , d e l tc x lo M( d e d u c e c la ra m e n te q u e e l a u t o r e q u ip a r a lo s c o n H i i i " i c o n el c o m p o r t a m ie n t o d e sc a rria d o , c o n s id e r a d o comí) u n a e n fe r m e d a d q u e r e q u ie r e
a te n c ió n .
L a o r ie n t a c ió n g e n e r a l d e P a r s o n s lo h a llcvin b • i
INTRODUCCIÓN
23
| h iiM (lc ra r al c o n f lic t o c o m o d is f u n c io n a l y d e s in t e g r a do! \ .1 p a sa r p o r a lto su s f u n c io n e s p o sitiv a s. E l c o n f lic t o lf parece u n a f o r m a d e e n f e r m e d a d d e l c u e r p o social, i|m i 11 p a rte es e lu d ib le , e n p a rte in e v it a b le y “ e n d é m i11
A l p a re c e r el in te ré s m o s t r a d o p o r P a r s o n s e n lo s
n liu n o s a ñ o s, c o n re sp e c to a la s a lu d m e n ta l, se e x p lic a , Itii'ii.1 < ic rto p u n t o , p o r s u in te ré s e n lo s m e c a n is m o s de m iilr o l so c ia l q u e r e d u c e n el c o n f lic t o a l m ín i m o , y p o r •11 iiiiiv ic c ió n de q u e lo s p s ic o a n a list a s y o t ro s e sp e cia lisii
111 s a lu d m e n t a l p u e d e n d e s e m p e ñ a r u n im p o r t a n t e
p ip< I en la r e d u c c ió n d e las d e s v ia c io n e s .20 I' n ta n to q u e la in m e n s a m a y o r ía d e lo s h o m b r e s de I* I i-
i ;i
n e ra c ió n a n t e r io r se p r e o c u p a b a n
p o r el c a m b io
le s iv o d e l o r d e n so cial, P a r s o n s se in te re sa p r in c ip a l-
...... le e n la c o n s e r v a c ió n d e las e s tru c tu ra s e xisten tes. \m i ( lia n d o h a h e c h o im p o r t a n t e s c o n t r ib u c io n e s a la 1 'lí.i d el c o n t r o l so cial, y a la c o m p r e n s ió n d e las v io !• 111 u s y te n sio n e s p e c u lia re s de lo s d iv e r s o s siste m a s so1 lides, n o p u d o , d a d a s u o r ie n t a c ió n in ic ia l, h a c e r a v a n mi
l.i le o ría d e l c o n f lic t o so cial, o c a p ta r s iq u ie r a s u im -
..... .
¡a te ó ric a g e n e ra l.
( ) u e la o r ie n t a c ió n d e P a r s o n s al re sp e c to n o es e n .... lo a lg u n o e x c e p c io n a l e n la p re se n te g e n e r a c ió n de
.... dogos se c o m p r u e b a si c o m p a r a m o s s u o b r a c o n la di u n e s c rit o r q u e , e n la m a y o r ía d e s u s aspectos, d ifie 0
di
él r a d ic a lm e n t e e n c u a n t o a o r ie n t a c ió n te ó rica:
• «01 ge A . L u n d b e r g .
1 im d b e rg , | i'
mus,
E n la p r in c i p a l o b r a te ó ric a de
T h e F o u n d a tio n s o f S o cio lo gy ,27 s ó lo
d ie z
d e m á s d e q u in ie n t a s , se d e d ic a n a u n s u b c a p í-
1111o q u e trata s u m a r ia m e n t e d e la c o o p e ra c ió n , la c o m |" U ní ia y el c o n flic to ; a d e m á s, e l c o n f lic t o se c o n s id e ra | "tiio "ii
ilg o b á s ic a m e n te d is o c ia t iv o , p u e s t o q u e se carac-
1 p o r “ u n a s u s p e n s ió n d e la c o m u n ic a c ió n e n tre las
I iiii '. c o n t r a p u e s t a s ” . P a r a L u n d b e r g la c o m u n ic a c ió n 1
l.i e se n c ia d e l p ro c e s o so cial, y p u e s t o q u e la “ ab sti-
• .... .
de c o m u n ic a c ió n es la e se n c ia d e la s s it u a c io n e s
INTRODUCCIÓN
24
de c o n f lic t o ", el c o n f lic t o debe s e r u n f e n ó m e n o p in .1 m e n te a n t if u n c io n a l.
T o d o el siste m a de L u n d b e r g s<
o r ie n t a h a c ia e l ajuste.
D e fin e la s o c io lo g ía e x p líc ita
m e n te c o m o u n a d is c ip lin a que se o c u p a d e “ las técni< r. de aju ste c o m u n ic a b le s , q u e los g r u p o s h u m a n o s lian d e s a r r o lla d o ". P o r "a j u s t e ", L u n d b e r g c o m p r e n d e l.i s it u a c ió n e n la c u a l las actividades d e u n o r g a n is m o lie g a n a p e r m a n e c e r e n e q u ilib rio , y a s u ve z el e q u ilib r io es c o n s id e r a d o c o m o social.
“ n o r m a l" e n c u a l q u i e r s itu a c ió n
D a d a s estas p re m is a s de d e f in ic ió n , es e vid e n te
q u e L u n d b e r g só lo p u e d e ver e n el c o n f lic t o u n feoó m e n o n e g a t iv o y d is o c ia d o r. S i c e n t ra m o s a h o r a nuestra a t e n c ió n e n o t r o so c ió lo g o n o ta b le , h a lla m o s q u e evitar el c o n f lic t o
(d e fin id o
c o m o u n a " e n f e r m e d a d social”) y p r o m o v e r el “ e q u ili b r io "
o un
“ e stad o de c o la b o ra c ió n ”
( d e f in id o co m o
" s a l u d s o c ia l" ) c o n s t it u y e n la o r ie n t a c ió n p ro g ra m a n » .1 p r in c ip a l de E l t o n M a y o , y su e scu e la de s o c io lo g ía i 11 d u st ria l.
C o m o u n o de lo s m ie m b ro s m á s p r o m in e n t e *
d e esa e scu ela , F. J. R o e th lisb e rg e r, p la n te a e l p ro b le m a s ig u ie n te : " ¿ C ó m o p u e d e m antenerse u n e q u i l i b r i o o p r ran te, c o n fo rt a b le , e n tre lo s d ive rsos g r u p o s so cia le s
de
u n a e m p re s a in d u s t r ia l, d e m odo q u e n i n g ú n g r u p o de la o r g a n iz a c ió n se se p a re y entre e n
p ugna con
lo s r n
tan tes?” 28 E n to d o s lo s e scrito s d e M a y o es e v id e n te s u a d q u i r id a in c a p a c id a d p a ra c o m p re n d e r lo s c o n flic t o s de i 11 tereses. L a s in v e s t ig a c io n e s d e M a y o se r e a liz a r o n c o n la <<• la b o r a c ió n y la a n u e n c ia d e los ge re n te s d e e m p re sa .
V
r e a liz a r o n c o n á n im o de ayudarles a re s o lv e r s u s p r o b h m as.
P a r a M a y o la a d m in is tra c ió n e n c a r n a b a lo s p ro p ó
sitos c e n tra le s de la socied ad , y d e b id o a esa o rie n t a c ió n in ic ia l n u n c a c o n s id e r ó la p o s ib ilid a d de q u e u n sistem 1 in d u s t r ia l p u d ie r a c o n t e n e r intereses e n c o n flic to , d istiu ti vos de d ife re n te s a c titu d e s o “ló g ic a s ” .
INTRODUCCIÓN
25
Se o b t ie n e n c o n c lu s io n e s s im ila r e s si se e x a m in a el Ih ilo q u e L l o y d W a r n e r d a a l c o n f lic t o so cia l. D e n u e v o iii i't s o r p r e n d e n las c o n n o t a c io n e s a b r u m a d o r a m e n t e neI iii i \ .1s de d ic h o c o n flic to .
A u n q u e e stim a q u e la c o m -
|h i n u i a i n d i v i d u a l c o n s t it u y e e n r e a lid a d la u r d im b r e •ni .111.1 de la e s t r u c t u r a d e m o c rá t ic a n o r t e a m e r ic a n a (c u y a 11,1111.1 es el siste m a d e clase s so ciale s),29 c o n s id e r a al c o n IIn lo so c ia l — e s p e c ia lm e n te el c o n f lic t o de clase s—
com o
i l i i i i iic lo r d e la e s t a b ilid a d y c o m o u n p e lig r o p a ra la 1-.11 iic t u ra d e la so cie d a d .
E s c ie rt o q u e L l o y d W a r n e r
■ Iiln ic de E lt o n M a y o p o r q u e h a tra ta d o e n d e ta lle u n a loim .i d e l c o n f lic t o so cial,30 p e r o c o in c id e to ta lm e n te c o n li o r ie n t a c ió n d e M a y o e n la a p r e c ia c ió n d e l c o n f lic t o ••i iii! c o m o
un
fe n ó m e n o
e x c lu s iv a m e n t e
d is o c ia tiv o ,
i n m i s i v o y d e stru c to r. D a d o e l se sg o a n t r o p o ló g ic o d e la o b r a de W a r n e r lio 1.1 la e s ta b ilid a d , la a r m o n ía y la in t e g r a c ió n de la • i I i i n (u ra , el c o n f lic t o se c o n v ie r t e e n u n f e n ó m e n o ex• b r a v a m e n t e d is o c ia t iv o y d e stru c to r.
El
“ a n á lis is
de
l i « , s e g ú n lo p ra c t ic a n W a r n e r y s u s a so c ia d o s, c o n siste • 11 la id e n t if ic a c ió n d e n t r o de la c o m u n id a d de d iv e rs o s I '.n.iKis de p e r so n a s q u e t ie n e n p o s ic io n e s y c a te g o ría s so• 1.1I1 •>s im ila r e s y se a s o c ia n ín t im a m e n t e . Ig n ó r a s e ca si p o r ip lc t o la d im e n s ió n de la s d ife re n c ia s d e p o d e r, las •li l i'i n ic i a s d e o p o r t u n id a d e s p a ra la v id a , y lo s d ife re n te s I11I1 u ses e n tre lo s m ie m b r o s d e la c o m u n id a d y, p o r c o n II 11u nte, n o se in siste e n las c u e s tio n e s re la t iv a s al c o n flic !•• n a la p o s ib il id a d d e c o n flic to , s in o e n las c u e stio n e s " la iiv a s a la a d s c r ip c ió n a u n g r u p o .
S i lle g a a tra ta r
• I m u N ieto, lo h a ce c o m o u n a c o n d ic ió n p a to ló g ic a , q u e •Iii 1.1 el e sta d o n o r m a l d e e q u i l i b r i o de la c o m u n id a d . I I ú lt im o
e s c rit o r q u e
e s tu d ia re m o s , K u r t
...... u n a o r ie n t a c ió n a lg o m á s c o m p le ja . n a
L e w in ,
C o m o concen-
11 in te ré s e n el a n á lis is d e lo s p ro c e so s v ita le s d e lo s
|i,nipos p e q u e ñ o s , K u r t L e w i n p a re ce h a b e r d e s a r r o lla d o "n a a c t it u d e x t ra ñ a m e n t e c o n t r a d ic t o r ia c o n re sp e c to al
INTRODUCCIÓN
26
c o n f lic t o de g r u p o . P o r u n a p arte, c u a n d o a n a liz a la
m
tu a c ió n de g r u p o s m in o r it a r io s c o m o lo s j u d ío s , L c w in p r o c la m a la n e c e sid a d de u n a a f ir m a c ió n m ilit a n t e de l.i id e n t id a d d e g r u p o , c o m o ú n ic o m e d io de lo g r a r la su p e r v iv e n c ia y re c h a z a r el a t a q u e d e l m u n d o c ir c ú n d a m e C o n r e la c ió n a lo s ju d ío s, c o m o to d o s lo s g r u p o s s u b p r i v ile g ia d o s, L e w i n c o n s id e r a q u e “ só lo lo s e sfu e rz o s del g r u p o m is m o lo g r a r á n la e m a n c ip a c ió n d e l g r u p o ” .31 Ivn este caso L e w i n es p a r t id a r io d e u n a p o s ic ió n m ilita n te , y s u b r a y a la n e c e s id a d d e e m p r e n d e r r e s u e lt a m e n te a
TodavU
se o c u p a d e lo s c o n flic to s, p e r o m á s b ie n p a r a e v ita r Ion q u e p a ra p a r t ic ip a r a c t iv a m e n te e n ellos.
C o n f o r m e ,i
tal s u p u e s to , lo s c o n flic to s so cia le s so n a n t ifu n c io n a lc N y d e stru c to re s, y el c ie n t íf ic o s o c ia l d e b e o c u p a r s e d e r e d u c c ió n .
mi
“ C u a lq u ie r a q u e sea la u n id a d d e v id a di
g r u p o e n q u e fije m o s n u e s t r a
a t e n c ió n — a d m it e
I ,<
w in — , y a sea q u e p e n s e m o s e n p o lít ic a s n a c io n a le s o in t e r n a c io n a le s , e n la v id a e c o n ó m ic a . . . , e n lo s g r u p o * ra c ia le s o r e l ig io s o s . . ., e n la f á b ric a y e n la s relación» i e n tre lo s a lto s f u n c io n a r io s de u n a e m p re s a y lo s tra h i j a d o r e s . . . , e n c o n t r a m o s u n a c o m p lic a d a r e d d e . .. im r reses e n c o n f lic t o . ” 32 S in e m b a rg o , a h o ra , esos confli» u n se a n a liz a n
e x c lu s iv a m e n t e
p a ra
h a lla r
la
m a n e ra
di
e v it a rlo s p o r m e d io d e la “ a d m in is t r a c ió n s o c ia l” . " I i in v e s t ig a c ió n q u e se n e ce sita e n la p rá c tic a s o c ia l ¡>u«
p ara
11
P a r a n u e s t r o c o n o c im ie n t o , e x iste la c ir c u n s t a n c ia im p o rta n te d e q u e la in ic ia l in s is t e n c ia d e L e w i n
en l.n
f u n c io n e s p o s it iv a s d e l c o n f lic t o n o h a s id o c o m p a riid .i p o r su s d is c íp u lo s ; a l c o n t r a r io , estos c o la b o ra d o re s n i
27
INTRODUCCIÓN
yin l u n s u b r a y a d o lo s a sp e cto s a n t if u n c io n a le s d e la c o n ilm i.t c o n f lic t iv a , m u c h o m á s de lo q u e él lo h iz o a lg u n a \.
I ,n re a lid a d , e v it a r el c o n f lic t o es el c o n t e n id o p r in -
* ip il de lo q u e a h o r a se d e s ig n a c o n el a m b i g u o t é r m in o di "c a p a c id a d e s de g r u p o ” . L a o r ie n t a c ió n g e n e r a l d e l i 'i u p o d e a n t ig u o s d is c íp u lo s d e L e w in , q u e a h o r a traI •1|.i e n e l R e s e a r c h
C e n te r fo r
G ro u p
D y n a m ic s del
lli ih e l W o r k s h o p , c o n s id e r a el c o n f lic t o c o m o u n fe n ó iii* n o s o c ia l a n t if u n c io n a l.
D a d a esta o r ie n t a c ió n ge n e -
t til los in v e s t ig a d o re s c a p t a n c o n s e n s ib ilid a d lo s factore s • mui io n a le s q u e o b s t r u y e n la c o m p r e n s ió n y la c o m u n i1,11 uní, y t ie n d e n a d e se n te n d e rse de lo s c o n f lic t o s re a lis1 1, (jue p u e d e n e sta r s u b y a c e n t e s b a jo la “ c o m p r e n s ió n I tío* jile a d a ” .
III N u e s t r o a n á lis is d e v a r io s s o c ió lo g o s re p re s e n ta t iv o s d e 11 g e n e ra c ió n p re se n te h a m o s t r a d o q u e estos h o m b r e s •h p r e o c u p a n a ú n m e n o s q u e lo s p a d re s d e la s o c io lo g ía m u (('a m e ric a n a p o r e l a n á lis is s o c io ló g ic o d e l c o n flic to . N 01 a m o s q u e , si e x iste esa p r e o c u p a c ió n , se d ir ig e p r in • |p¡iluiente h a c ia la r e d u c c ió n d e l c o n flic to .
E n ve z d e
.... s id e r a r el c o n f lic t o c o m o u n a p a rte p o s ib le m e n t e neics.iria y p o s it iv a d e to d a s las r e la c io n e s sociales, estos «i* ió lo g o s t ie n d e n a v e r lo ta n s ó lo c o m o u n f e n ó m e n o •I* D u c t o r .
L a te n d e n c ia p re v a le c ie n t e de lo s p e n s a d o re s
,1 l*is <|iie h e m o s p a s a d o r á p id a re vista , es h a lla r “ cau c e s di
c o n c ilia c ió n ” y
a ju ste
m u tu o ,
m e d ia n t e
la re d u c -
1 i«u 1 d e l c o n flic to . K11 o t ra p a rte h e m o s e s t u d ia d o e n d e ta lle a lg u n a s de Ir. ra zo n e s p a ra ese d e s p la z a m ie n t o d e l c e n t r o de aten• m u i y e n la e v a lu a c ió n d e l á re a d e l p r o b le m a q u e n o s mi
upa.
A q u í s ó lo e n u m e r a r e m o s u n o s c u a n t o s de lo s
lili lo re s q u e p a re c e n im p o rta n t e s , s in q u e p o d a m o s a d u • 11 las jiru e b a s n e c e sa ria s p a r a n u e s t r a a se v e ra c ió n .
INTRODUCCIÓN
28
T a l vez e l fa c to r m á s im p o r t a n t e es el c a m b io (p u lía te n id o lu g a r , d u r a n t e las ú lt im a s décadas, e n la po.M c ió n d e l s o c ió lo g o . E l s u r g im ie n t o de las c ie n c ia s social cu a p lic a d a s, o c u r r i d o e n este p e r io d o , y la c o n s ig u ie n t e a p e r t u r a de o p o r t u n id a d e s
p a ra q u e
lo s s o c ió lo g o s se
a d s c r ib a n a o r g a n iz a c io n e s e x tra c a d é m ic a s, o c u p a el pi i m e r lu g a r a este re spe cto.
E n ta n to q u e e n la p r im e i.»
e tap a la s o c io lo g ía e ra casi c o m p le t a m e n t e u n a d iscip lin .t aca d é m ica , la s ú lt im a s d é c a d a s h a n p re s e n c ia d o el s u rg í m ie n t o d e la s o c io lo g ía a p lic a d a y la u t iliz a c ió n de los h a lla z g o s p r o v e n ie n t e s de la in v e s t ig a c ió n y d e l p erson.il in v e s t ig a d o r d e la s o c io lo g ía e n la s d iv e rsa s u n id a d e s b u ro c rá tic a s p ú b lic a s y p riv a d a s .
E s t o se e fe c tu a b a a m<
d id a q u e lo s s o c ió lo g o s se t ra s la d a b a n ca d a ve z m á s de l.i in v e s t ig a c ió n a c a d é m ic a “ p u r a ” , e n la c u a l f o r m u la b a n u s u a lm e n t e s u s p r o p io s p ro b le m a s , a in v e s t ig a c io n e s ap li cad a s a la a d m in is t r a c ió n p ú b lic a y p riv a d a , sa c rific a n d o e n g r a n p a rte la lib e r t a d d e e le g ir su s p r o p io s p ro b le m as, al s u s t it u ir p o r lo s p r o b le m a s d e su s c lie n te s a q u c lío s o tro s q u e p u d ie r a n h a b e rle s in t e re s a d o d e sd e un p u n t o de v ista p u r a m e n t e te ó rico . S e g ú n sea la p r o p o r c ió n e n q u e el s o c ió lo g o trabaje e n el a m b ie n t e de u n a e m p re s a o e n el d e l G o b ie r n o , .r.l se rá el c a m b io o c u r r i d o e n s u p ú b lic o , y e n las relacione» e n tre el s o c ió lo g o y su s oye n te s.
E s in d u d a b le q u e »I
a n t e r io r a u d it o r i o in f l u í a e n la id e a q u e lo s so c ió lo g o * te n ía n de sí m is m o s ; acaso p r o c u r a r a u n m e r c a d o p a ra su* lib ro s , p e r o n o p o d ía i n f l u i r d ire c t a m e n te e n la elec» ión d e su s p r o b le m a s ; p o r el c o n t r a r io , el n u e v o p ú b li c o <»»u fre c u e n c ia n o s ó lo h ace to d o eso, s in o q u e a d e m á s ln* e m p le a . D e esto se d e r iv a n d o s c o n s e c u e n c ia s : i ) es d e esp» r a r q u e el s o c ió lo g o , a f ilia d o a u n a b u r o c r a c ia p ú b ll ca o p riv a d a , se o c u p e d e lo s p r o b le m a s q u e le pl.inin» q u ie n a d o p ta las d e c isio n e s, y 2), es p r o b a b le q u e
c k ii »
p r o b le m a s se r e f ie r a n p r in c ip a lm e n t e , c o m o h a n adu< idn
INTRODUCCIÓN
29
M* n o n y L e r n e r , a l “ m a n t e n im ie n t o d e la s e s tru c tu ra s lira m u io n a le s e x is t e n t e s ” .34 <¿t iie n c s a d o p t a n las d e c is io n e s se p r e o c u p a n p o r c o n M 'iv.u y, d e se r p o s ib le , fo rt a le c e r las e s t ru c t u ra s de or1
i i i i /.h
io n , a tra vé s de la s c u a le s, y e n la s c u a le s, e je rce n
)••••!« 1 o in f lu e n c ia . C u a l q u ie r a q u e sea e l c o n f lic t o q u e ■ ni 1.1 e n el in t e r io r d e estas e s tru c tu ra s, a e llo s les p are .•11 . n ililu n c io n a l. F ir m e m e n t e v in c u la d o s a l o r d e n e xisn un
p o r in te ré s y s e n t im ie n t o , q u ie n e s a d o p t a n las de-
• ImuiM s t ie n d e n a c o n s id e r a r q u e u n a d e s v ia c ió n d e este n i '!• n es e l r e s u lt a d o d e u n m a l f u n c io n a m ie n t o p sico I m |'Ii
o,
y e x p lic a n la c o n d u c t a c o n f lic t iv a c o m o la con se -
1 u< ni 1.1 d e esos facto re s p s ic o ló g ic o s . P o r c o n s ig u ie n t e , lo 111 o l.u tib ie es q u e se o c u p e n d e la s “ t e n s io n e s ”, “ e sfu e r-
t"
o “ v io le n c ia s ” , y n o d e a q u e llo s a sp e c to s d e l co m -
|imi i.m iic n L o c o n f lic t iv o q u e p o d r ía n in d i c a r u n a p r e s ió n " ni111m e a m o d if ic a r lo s a c u e r d o s b á sic o s in s t it u c io n a I'
A d e m á s, q u ie n e s a d o p t a n las d e c is io n e s p r o p e n d e n
HitU .1 e s tim a r q u e lo s efectos a n t if u n c io n a le s d e l c o n lli- lo a fe c ta rá n a to d a la e s tru c tu ra , s in p re st a r a t e n c ió n . I " i d e s a r r o llo s d e l c o n f lic t o e n d e t e r m in a d o s g r u p o s o • »i 1,1io s d e a q u é lla . lie m o s t e n id o o c a s ió n d e e n c o n t r a r t e n d e n c ia s s im il'iii
i n o t ro s s o c ió lo g o s c o m o
M ayo.
No
a s e g u ra m o s
•111•■ estos h o m b r e s a d o p t e n s im p le m e n t e lo s p u n t o s de vi'i.i de q u ie n e s t o m a n la s d e c isio n e s, y b a jo c u y o s au s|ilili»s re a liz a n s u s e stu d io s; p e r o e s p e ra m o s h a b e r de....... id o (ju e a c e p ta n la se le c c ió n d e lo s p r o b le m a s h e c h a ....... .11¡enes d e c id e n , y q u e c o m p a r t e n s u s p e rsp e c tiv a s ..... 1 del f e n ó m e n o d e l c o n flic to . .111 e m b a rg o , esto n o es s u fic ie n t e p a r a e x p lic a r p o r |i"
l.i m a y o r ía de lo s s o c ió lo g o s d e l p re se n te , q u e n o es-
• " i n a ha j a n d o e n te m a s a p lic a d o s, h a n d e ja d o de p re sta r •i* ii« io n al c o n flic to . C a r e c e m o s d e e sp a c io p a ra u n anáh>ln c o m p le to ;
p o r eso s ó lo
m e n c io n a r e m o s
ah ora
la
i' 11| o i< ió n , e n la s ú lt im a s décadas, de u n p ú b l i c o a u to -
30
INTRODUCCIÓN
n o m o y re fo rm a d o r que caracterizó al a n te rio r periodo, l.i in flu en cia de la investigación p a tro cin a d a p or institutos, los cuales se m u estran renuentes a p a tro cin a r invcsh gaciones q u e p u ed an ser sospechosas de fo m en tar acli vidades reform istas, lo que a grandes rasgos puede d en om in arse la atm ósfera política gen eral en u n periodo de G u e rra F ría , así com o el te m o r a un co n flicto socioI y la in v o cació n a la unidad, q u e p arece llen ar la mayo ría de las ten d en cias intelectuales co rrien tes. E l desdén p o r el estudio del co n flicto social, y msis esp ecíficam en te, p o r el estudio de sus d esarrollos o fui i ciones, d iferen ciad os de sus an tifu n cio n es, puede atn huirse, en g ran p arte, a los d istintos papeles que han desem peñado los sociólogos n o rteam erican os en las últi m as décadas. A l desplazarse de un p ú b lico co n m ental i dad re fo rm a d o ra a grupos de oyentes de m en te preo< u pada p o r la estabilidad, y form ada p o r ad m in istrad o! <•< y b u ró cra ta s; al cam b ia r m uchos sociólogos sus papel» . acad ém icos y cien tíficos p or otros e x traacad ém ico s y t é » nicos, n otam os u n entusiasm o cad a vez más tib io por I.» teo ría del co n flicto , y una tendencia a re em p lazar el aná lisis del co n flicto p o r el estudio de las “ tensiones” y “ vio len cias” , y el de la disfusión psicológica. E n tan to q u e los antiguos sociólogos n o rteam erican o 1» se d irigían p rin cip alm en te a u n au d ito rio fo rm ad o poi grupos interesados p o r los estudios relativos al conflicto — abogados, reform ad ores radicales, políticos— , los so ciólogos p osteriores han hallado sobre todo sus oyen Ir» en tre los gru p os y profesionales interesados en fortale» ci los valores com u n es y en red u cir al m ín im o el conlli» lo de g ru p o : trab ajad o res sociales, e xp erto s en salud men tal, jefes religiosos, educadores, así com o adm inistrado res públicos y privados. La re la tiv a debilidad de lo» m ovim ien tos reform istas en el ú ltim o p eriod o, y el sm g im ien to de estru ctu ras b u rocráticas que req u ieren InH servicios de cien tíficos sociales p ara las tareas adm ini i
INTRODUCCIÓN
3*
1luí ivas, han c o n trib u id o a este cam b io a d v ertid o en los I nipos de oyen tes. A co m p a ñ a n d o a ese d esplazam iento, I1.1 1am b iad o la im agen q u e de sí m ism os ten ían m uchos ili los sociólogos, p ara co n v e rtirse ya no en defensores I" 1somalísimos de la re fo rm a , sino en “ cazadores de difi•11ludes*' y e x p e rto s en relacio n es hu m an as. I .<>s sociólogos co n te m p o rá n e o s han ten d id o a con■•ni la r su a te n ció n en cierto s aspectos del co m p o rtam ien lu sim ial, a la vez q u e d escu id an otros q u e pu ed en ten er m u im p o rtan cia te ó rica eq u iv alen te. L os cap ítu los si|iMíenles se o cu p an de u n o de esos aspectos desdeñados •ti la leo ría sociológica, pues c o n ce n tra n la aten ció n soInt una serie de tem as co n ce rn ie n te s a las fun cion es del Mido social.
IV
I n posible p ro ce d im ie n to p ara estab lecer la teo ría del m u llu 10 social sería aislar algunos de los con cep tos cenII •des tom ados de la lite ra tu ra sociológica “ clásica” y n tilos co m o p u n to de p a rtid a p ara m ayores esclareciIII m i nos, ligándolos co n los hallazgos resu ltan tes de la Investigación y el m ate ria l teó rico m ás relev an te. Este pio< ed im ien to tien e la v e n ta ja de qu e obliga a p restar uii.i más in m ed iata ate n ció n a las realizaciones teóricas di una a n te rio r g e n eració n de sociólogos, y a re q u e rir, al un ino tiem p o, el estudio cu id ad oso de los escritos sub"
32
INTRODUCCIÓN
d e term in ad o a u to r, co n u n a o rie n ta ció n g en eral hom o génea, en vez de oscilar e n tre varios escritores con orien taciones tal vez d ivergen tes; p e ro u n a razón m ás impoi tante es q u e el ensayo de S im m el sobre el con flicto
INTRODUCCIÓN
33
.......... si m i h e re n cia fu era d istrib u id a, en efectiv o , en tre imu líos h ered eros, cad a u n o de los cuales d a rá a su p arte •I uso q u e esté m ás de a cu e rd o co n su p ro p ia n a tu ra le za un uso q u e ya no re v e la rá la p a rte q u e debe a esta Ih in ic ia .” 30 I a p rop en sión de S im m el a re la cio n a r ideas antes •l« co n e cta d a s p ero p ercep tib les h a sido n o tad a con fre•u< n< ia. Jo sé O rte g a y G asset ca ra cte riz ó m u y b ien esa I *
34
INTRODUCCIÓN
ción co m o de la aso ciació n ; los con flictos q u e o cu n a n en su in te rio r n o son, en m o d o alguno, sólo faetón * destructivos. L a fo rm ació n de los gru p os es el resultado de am bos tipos de procesos. L a creen cia de q u e un pro ceso d e rru m b a lo que el o tro co n stru y e, de m an era que lo qu e resta al final es el resu ltad o de su straer uno dr o tro , está basada en una co n cep ció n erró n ea. P o r el con tra rio , am bos factores, los “ p ositivos” y los “ negativos" con stru yen las relacion es de g ru p o . T a n to el conflicto com o la co o p era ció n tien en fu n cion es sociales. U n cien o grad o de co n flicto está m u y lejos de ser necesariam enu an tifu n cio n a l; es u n elem en to esencial de la forma* ióii del g ru p o y de la persisten cia de la vida del gru p o. Las siguientes prop osicion es se d erivan de este punto de vista básico, ace rca de las fu n cion es del co n flicto so* j.d
II. E L
C O N F L IC T O D EL
Y
LAS
FR O N T ER A S
G RU PO
l'KorosrciÓN i : F u n c io n e s co nectivas clel g r u p o , d esa rro lladas p o r el co n flicto . Una cierta cantidad de discordia, de divergencia inter na y controversia externa, se halla orgánicamente vincu lada con los mismos elementos que, en última instancia, mantienen unido al grupo.. . El papel positivo e integrador (jue desempeña el antagonismo se muestra en las estruc turas que sobresalen por la lina precisión y la pureza ( uidadosamente mantenida de sus divisiones y gradaciones sociales. T al es el caso del sistema social hindú que descan sa no sólo sobre la jerarquía, sino también directamente en la mutua repulsión de las castas. Las discrepancias ma nifiestas no sólo evitan que las fronteras entre grupos va yan desapareciendo gradualmente.. . sino que con frecuen
36
EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
e stu d io , p r in c ip a lm e n t e o r ie n t a d o a c o n s id e r a r el
co n d u cta
in d i v id u a l q u e
s im p le m e n t e re fle ja
id io s in c r a s ia n o o c u p a u n l u g a r e n el a n á lis is d e
.... m
.i <
m a s so cia le s e s tru c tu ra d o s. S i c o n s id e r a m o s el c o n t e n id o s o c io ló g ic o de esta p in p o s ic ió n , n o t a re m o s q u e S im m e l tra ta d o s fe n ó m e n o * re la c io n a d o s e n tre sí, a u n q u e d istin to s.
P r im e r o afirm a
q u e el c o n f lic t o fija las fro n te ra s e n tre lo s g r u p o s in te rn o * de u n siste m a social, r o b u s t e c ie n d o la c o n c ie n c ia de g n i p o y el s e n t id o d e la d is t in c ió n , c o n lo q u e se estableo» la id e n t id a d de lo s g r u p o s d e n t r o d e l sistem a. E n segmt d o l u g a r d ic e q u e la “ r e p u l s i ó n ” re c íp r o c a m a n t ie n e • i siste m a s o c ia l total, p u e s c re a u n d iv e rs o s g r u p o s .
e q u i l i b r i o e n tre m *
P o r e je m p lo , lo s c o n f lic t o s e n tre
I »<
castas d e la I n d i a p u e d e n e sta b le c e r la s e p a ra c ió n y d o t in c ió n d e las d is tin ta s castas, p e r o ta m b ié n p u e d e n
j »,i
r a n t iz a r la e s t a b ilid a d d e la e s t r u c t u r a so c ia l h i n d ú en *11 in t e g rid a d , al p r o v o c a r el e q u i l i b r i o e n tre las reclam.t c io n e s d iv e rs a s d e la s castas riv a le s.
E n o tra p arte, S im
m e l h a a c e n t u a d o a ú n c o n m á s v i g o r el c a rá c te r c o lín tiv o q u e c o n re sp e c to al g r u p o d e s e m p e ñ a el c o n flic to .4 P o r s u p u e s t o q u e esta id e a n o es n u e v a .
P o d r í. .....
c ita r a fir m a c io n e s s im ila r e s d e te ó ric o s so c ia le s desde I » A n t ig ü e d a d . W i l l i a m
G r a h a m S u m n e r , q u e e s c rib ió « n
la m is m a é p o c a q u e S im m e l, e x p r e s ó e n e se n c ia la
m isinn
id e a e n s u e s t u d io de las r e la c io n e s e x te rn a s e in t c im » del g ru p o .5 P o r f a m ilia r q u e sea esta in t u ic ió n , n o se h a lla n n • s a n a m e n t e in c o r p o r a d a a to d a la te o ría s o c io ló g ú .1 ( « mi te m p o rá n e a .
A s í, en s u o b r a m á s re cie n te ,6 P a r s o n s .mu
c u a n d o s u b r a y a q u e lo s siste m a s so cia le s s o n d e l tip o <|m “ m a n t ie n e f r o n t e r a s ” , o sea, q u e re c la m a n d e lim ita c ion» *
I I. CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
37
• u n í e llo s y el m e d io a m b ie n t e , p a ra m a n t e n e r c o n sta n I» tu p a tró n , n o m e n c io n a el c o n f lic t o e n este re sp e cto .7 I -i.i f u n c ió n d e l c o n flic to , e n el s e n t id o d e e sta b le c e r , iiia u ie n e r la id e n t id a d d e l g r u p o , h a o c u p a d o c ie rt o liii’.u en la o b r a d e te ó ric o s c o m o G e o r g S o r e l y K a r l M u
. S o r e l so stie n e q u e la “ v io le n c ia ” d e b e in t e r p r e
to
to ta lm e n te a la lu z d e l c o n o c im ie n t o d e las estre-
m
•I m
re la c io n e s e x iste n te s e n tre el c o n f lic t o y la c o h e s ió n
•li I g r u p o . 8 O p i n a q u e la cla se o b r e r a h a de e sta r e n lu • Im c o n sta n te c o n la cla se m e d ia , p u e s s ó lo a sí p u e d e l'io ic g e r su s c a ra c te rístic a s d is tin tiv a s . S ó l o m e d ia n t e la im
lón y c o n la a c c ió n p u e d e n s u s m ie m b r o s a d q u i r i r
"'•!< ¡e n cía y c o n o c im ie n t o d e s u id e n t id a d de clase.
En
l.i base de s u in siste n te o p i n i ó n s e g ú n la c u a l lo s sociaI ca
un,
c o n q u ie n e s él se id e n tific a , d e b e n o p o n e r s e a lo s
m o v im ie n t o s h u m a n it a r io s p r o v e n ie n t e s de las clase s g o l - i n.m ies, se h a lla el a f o r is m o s o c io ló g ic o d e q u e esas im d id a s tra e ría n c o n s ig o u n a d is m i n u c ió n d e lo s c o n flic I ••*. d i' clase y, e n c o n s e c u e n c ia , d e b ilit a r ía n la id e n t id a d •li i lase.
T a m b i é n p a ra M a r x las clases s ó lo se c o n sti-
Miy< n m e d ia n t e el c o n flic to .
L o s in d i v id u o s d e b e n te-
m i p o s ic io n e s c o m u n e s o b je tiv a s e n la so c ie d a d ; s ó lo n lq lú c r e n c o n o c im ie n t o de la c o m u n id a d de s u s in te re se s < I c o n flic to , c o n el c o n f lic t o y p o r el c o n flic to . “ L o s
mi
In d iv id u o s a is la d o s f o r m a n u n a clase s ó lo e n la m e d id a • n (pie h a n d e e m p r e n d e r u n a b a ta lla c o m ú n c o n t r a o tra • I fie: e n o t ra f o r m a e stá n e n t é r m in o s h o s tile s e n tre sí, m in o c o m p e t id o r e s .” 9 I'u rece q u e es g e n e r a lm e n t e a c e p ta d o p o r lo s s o c ió logos q u e la d is t in c ió n e n tre “ n o so tro s, n u e s t r o g r u p o •• • I g r u p o in t rín s e c o , y to d o s lo s d e m ás, lo s o t ro s g r u pos o g r u p o s e x t e r n o s ” 10 se e stab le ce p o r el c o n flic to .
e n e l c o n f lic t o
E s ta a f ir m a c ió n n o se lim it a al co n -
IIii lo de clases, a u n q u e a m u c h o s o b s e r v a d o re s les h a p in c id o q u e el c o n f lic t o de clase s es e l e je m p lo m á s id óneo.
L o s c o n f lic t o s d e n a c io n a lid a d e s y lo s d e carác-
38
EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
te r é tn ic o , lo s c o n flic to s p o lític o s o los c o n f lic t o s e n tn v a r io s e strato s de las e stru c tu ra s b u ro c rá t ic a s s u m i n i s t n n e je m p lo s ig u a lm e n t e notables. S im m e l c o n t in ú a d ic ie n d o q u e las e n e m ista d e s y Ion a n t a g o n is m o s re c íp ro c o s ta m b ié n p ro t e g e n a l siste m a i<> tal, al e sta b le c e r u n e q u ilib r io e n tre su s p a rte s c o m p n nentes. E s t o o c u rre , s e g ú n S im m e l, p o r q u e lo s m ie m b io i d e l m is m o e stra to o casta se u n e n e n u n a s o lid a r id a d <|in re s u lta d e
su
e n e m is ta d c o m ú n
o su
m ie m b r o s d e o tro s e stratos o castas.
r e p u d io
de
l"<
D e esta m a n e ra , ■<
m a n t ie n e u n a j e r a r q u ía d e p o s ic io n e s d e b id o a la a v n s ió n q u e e x iste e n tre lo s d iv e rso s m ie m b r o s de lo s si ib g r u p o s q u e c o n s t it u y e n el c o n j u n t o de la so cie d a d . E ste p u n t o de v ista r e q u ie re cie rta s p re c isio n e s. Conn» se h a se ñ a la d o ,11 lo s g r u p o s e xte rn o s, e n vez d e se r nc«r s a n a m e n t e b la n c o d e la h o s tilid a d , p u e d e n t a m b ié n m i , b a jo c ie rta s c o n d ic io n e s , p u n t o s p o s it iv o s d e r e f e r e m ■ • p a ra u n g r u p o in t e r n o .
E l g r u p o e x te rn o p u e d e ser .1 I •
vez o b je to d e e m u la c ió n y de re s e n t im ie n t o .
L a em iil.i
c ió n es m í n i m a s ó lo e n ciertas c o n d ic io n e s ; tal o c iit n p o r e je m p lo , e n u n r ig u r o s o siste m a de castas c o m o 11 de la In d ia , e n el q u e n o tiene im p o r t a n c ia la m ovilid .i-l so c ia l y e n d o n d e la p o s ic ió n de la casta está le gitiin .n l t p o r las c re e n c ia s re lig io s a s.12 A u n c u a n d o la s castas l>.i|.i» c o n s id e r e n a las castas elevadas c o m o s u p e r io r e s jn .íi q u ic o s su y o s, n o es p ro b a b le q u e se in te re se n p o r si 11•• r a r s u p r o p ia s it u a c ió n d e casta baja, o q u e im ite n U c o n d u c t a d e la casta s u p e rio r.18 L a s it u a c ió n es f u n d a m e n t a lm e n t e d ife re n te ........ siste m a d e clases q u e p ro c u re o p e r m it a u n g r a d o c o in i d e r a b lc d e m o v ilid a d social.
E s c ie rto q u e lo s
g n ip "i
e sta b le c id o s d e n t r o d e l sistem a n o r t e a m e r ic a n o freí ih i i te m e n te se m ir a n
e n tre sí c o n e n v id ia o sentiiiii<
h o stile s, y ta m b ié n es v e rd a d q u e la e s tru c tu ra del
i i i .m mmi
m a se m a n t ie n e e n p a rte p o r esos a n t a g o n is m o s m (p ío eos, q u e p e r p e t ú a n las g ra d a c io n e s d e c o n d ic ió n
m h i «i
I I. CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
•ln • m b n rg o ,
lo s m ie m b r o s
de lo s
e stra to s
39
in f e r io r e s
Im ii.m c o n fre c u e n c ia a lo s s u p e rio re s , y d e se a n p erte • .... .1 e strato s m á s e le va d o s.
P o r ello, las a so c ia c io n e s
O 'lim l n r ia s d e Y a n k e e C i t y 14 se e s fo rz a ro n p o r c a n a liz a r I"
ti ni a g o n is m o s re c íp r o c o s d e d iv e rs a s “ cla se s” , p e r o al
........ . t ie m p o f u n c io n a r o n c o m o “ o r g a n iz a d o r e s y rei u la d o ie s d e la m o v ilid a d e n s e n t id o a s c e n d e n t e ” . E n luí "•< ¡edades e n la s q u e la m o v ili d a d d e t ip o a sc e n d e n te •
u n a in s t it u c ió n , e n las q u e d o m in a la c o n d ic ió n so-
•«11 a d q u ir id a , m á s b ie n q u e la c o n fe rid a , la h o s t ilid a d • in o
los d iv e r s o s e stratos v a m e z c la d a c o n
u n a fu e rte
ni.ti i ió n p o s it iv a h a c ia lo s q u e o c u p a n u n a p o s ic ió n m á s • •• v 'd a en la j e r a r q u ía so c ia l, la c u a l p r o p o r c io n a c ie rto s n i " 'I r l o s de c o n d u c ta .
S i n o h u b ie r a a n t a g o n is m o s , lo s
i in p o s e sta b le c id o s t e r m in a r ía n
p o r d is o lv e rs e , p u e s to
ipil d e s a p a re c e ría n las f ro n te ra s e n tre e llo s y el m u n d o • *iii i ior; p e r o estas f r o n t e r a s se m a n t ie n e n v iv a s p o r el ' •i i i i i o h e c h o d e q u e la m o v ili d a d so c ia l a sc e n d e n te es • I ¡dr.il c u lt u r a l d e esas so cie d ad e s.
I ’oi esta ra z ó n , lo s s e n t im ie n t o s d e h o s t ilid a d e n tre 11. i lases, t íp ic o s d e u n siste m a d e clases a b ie rta s, se re-
||MIv
c o n fre c u e n c ia e n re s e n tim ie n to s , a d if e re n c ia
l o q u e o c u r r e e n el siste m a d e castas.15 N o im p lic a n
m i i< | n id io g e n u in o d e lo s v a lo re s o g r u p o s c o n t r a lo s lililíe s se d ir ig e n esos s e n t im ie n t o s n e g a tiv o s, s in o m á s bt' " u n a a c t it u d d e l “e stá n v e rd e s las u v a s ” ; a q u e llo q u e •' « u n d e n a se a n h e la e n secreto. H a y (p ie n o t a r q u e S im m e l n o d is t in g u e e x p líc ita •i" u le e n tre lo s s e n t im ie n t o s d e h o s t ilid a d y la a c c ió n »• d (p ie s u r g e de esos s e n t im ie n t o s .
H a y u n a d if e r e n c ia
• "le n t e e n tre el siste m a d e castas de la In d ia , e n el q u e I" H i. i h
l i n i m i e n t o s d e a n t a g o n is m o n o p r o v o c a n u n c o n a b ie rto , y el siste m a d e clases n o r t e a m e r ic a n o , e n
• I ip il el c o n f lic t o
I
( p o r e je m p lo , e n tre la e m p re s a y lo s
Mil b a ja d o re s) es u n a c o n t e c im ie n t o fre c u e n t e y e spe ra-
d"
l a d e s ig u a l d is t r i b u c ió n d e lo s p r iv ile g io s y d e re c h o s
4o
EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
p u e d e p r o v o c a r s e n t im ie n t o s d e h o s t ilid a d , p e r o n o co n d u c e n e c e s a ria m e n te a l c o n flic to .
P o r eso es e se n cial I.»
d is t in c ió n e n tre el c o n f lic t o y lo s s e n t im ie n t o s d e liosii lid a d .
A
d if e r e n c ia de las a c t it u d e s o s e n t im ie n t o s d»
h o s tilid a d , e l c o n f lic t o s ie m p r e se re a liz a p o r la in lc i a c c ió n e n tre d o s o m á s p e rso n a s.
L a s a c titu d e s h o s t ib *
s o n p r e d is p o s ic io n e s a d e s p le g a r fo rm a s c o n f lic t iv a s n d u z c a n a u n a c o n d u c t a c o n f lic t iv a d e p e n d e e n p a rte
E n el c lá sic o sistenu»
d e castas d e la In d ia , el c o n f lic t o e n tre las castas era r;»i«» p o r q u e ta n to las castas e le v a d a s c o m o las b a ja s aceptíib.in las d is t in c io n e s de castas.17 L a leg itim id a d es u n a de lili v a ria b le s
c o n c o m it a n te s ,
u n a v a r ia b le
d e c isiv a ,
sin
U
c u a l es im p o s ib le p r e d e c ir si lo s s e n t im ie n t o s d e h ostil i d a d q u e r e s u lt a n de u n a d e s ig u a l d is t r ib u c ió n de los de re c h o s y p r iv ile g io s c o n d u c ir á n re a lm e n te a u n a silu.i c ió n de c o n flic to . P a r a q u e p u e d a o c u r r i r u n c o n f lic t o s o c ia l e n tre Ini g r u p o s p o s it iv a y n e g a t iv a m e n t e p r iv ile g ia d o s , p a ra <|ii< las a c t iv id a d e s h o s tile s se c o n v ie r t a n e n a c c ió n social, l.n g r u p o s n e g a t iv a m e n t e p r iv ile g ia d o s h a n de a d q u i r i r | " ' m e r o la c o n c ie n c ia de q u e , e n re a lid a d , s o n n e gativain » n te p r iv ile g ia d o s .
D e b e n a d q u i r i r la c o n v ic c ió n de <|in
les s o n n e g a d o s c ie rto s d e re c h o s q u e les
correspoml. n
H a n d e r e c h a z a r c u a l q u ie r ju s t if ic a c ió n q u e se dé .1 I • d is t r i b u c ió n t r a d ic io n a l de d e r e c h o s y p r iv ile g io s .
I •
m o d a lid a d e s e n el g r a d o d e a c e p ta c ió n q u e teng.i 11im d e t e r m in a d a d is t r ib u c ió n de p o d e r, r iq u e z a o p o s i.... . so c ia l e stá n e stre c h a m e n te re la c io n a d a s c o n las rno.l.ill d ad es e n la se le c c ió n d e lo s g r u p o s q u e s ir v e n de ii’i. r e n d a , e n las d iv e rs a s s it u a c io n e s sociales. E n el
<.i
m
> «I.
la In d ia , a n te s cita d o , p a re c e q u e lo s c a m b io s re g isti.n ln i
I I. CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
41
i " I.11 in stitu cio nes eco n ó m icas (p o r ejem p lo , de la agri•nllm .i a la in d u stria, y la co n co m ita n te a p e rtu ra de ••Imu nulidades de m o v ilid ad ) han servido de in stru m en • • p.n.i in d u cir a los gru p os n eg ativ am en te privilegia• ' «a m b ia r las defin icion es qu e ten ían de sí m ism os ^ de otros.
I* na nuestro objeto bastará notar que, cuando una Una social deja de considerarse como legítima, los IimIix iiluos con posiciones objetivamente similares llega-
mi ini
• *ii por m edio del co n flicto , a co n stitu ir gru p os autol"ii « icoles, con intereses co m u n e s.18 E ste proceso de forii'ii* ion de g ru p o s será o b je to de n u estra a ten ció n más ni» Im íe, c u an d o exam in em o s ciertas p rop osiciones. I is e stru ctu ra s sociales d ifieren en cu a n to al grad o •I*' •0111licto q u e to leran . C o m o se v erá en la siguiente ls. I I co n flicto con otros gru p os co n trib u y e a estab lecer i •• ilirm ar la id en tid ad del g ru p o p ro p io , y m an tien e I" h orn eras co n relació n al m u n d o social q u e lo rod ea. I I S enem istades con sagrad as y los antagonism os recí....... os con servan las divisiones sociales y los sistem as de I iiuil 1lie ació n . Esos an tagon ism os trad icio n ales im piden ln ilesa p arició n g rad u al de las fro n teras e n tre los subi'iip o s de u n sistem a social, y d ete rm in a n la posición de I I 'In c is o s subsistem as d e n tro de u n sistem a total. I 11 las e stru ctu ra s sociales q u e p ro cu ra n un am p lio
..... ' o de movilidad, es muy probable que exista atrac» .n i de los estratos elevados sob re los in feriores, así com o
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EL CONFLICTO Y LAS FRONTERAS DEL GRUPO
u n a h ostilidad m u tu a e n tre los estratos. E n este caso es frecu en te q u e los sen tim ien tos hostiles de los estratos in feriores to m en la fo rm a de re s e n tim ie n to , en el q u e l;i hostilidad va m ezclada co n la a tra cció n . Esas estru ctu ras ten d erán a su m in istrar m u ch as op o rtu n id ad es conflicti vas, puesto q u e, co m o se v erá m ás ad elan te, la frecuencia de las posibilidades de co n flicto v aría d irectam en te de acu erd o con la in tim id ad de las relaciones. C o n v ien e h a ce r u n a d istin ció n e n tre el co n flicto y las actitu d es de h ostilidad o an tagon ism o. E l conflicto social siem p re d en o ta u n a in te ra cció n social, en tanto qu e las actitu d es o sen tim ien tos son predisposiciones • e n tra r en acció n . Esas predisposiciones n o conducen n ecesariam en te al co n flicto ; el grad o y gén ero de legin m id ad qu e posean el p o d er y los sistem as establecido1* son variab les decisivas qu e afectan al a crecim ien to del con flicto.
III
L A H O S T IL ID A D Y LA S T E N S IO N E S E N LA S R E L A C IO N E S D E C O N F L IC T O
l'uoposiciÓN 2 : F u n c io n e s d e l co n flicto e n la p ro tecció n del g r u p o , y sig n ifica d o d e las in stitu cio n es q u e actúan i orno válvulas d e s e g u rid a d . . . . La oposición de un miembro hacia un consorcio no es un factor social puramente negativo, aunque sólo sea porque, con frecuencia, es la única manera de hacer posi ble, al menos, la convivencia con personas realmente inso portables. Si no tuviéramos, cuando menos, la posibilidad y el derecho de rebelarnos contra la tiranía, la arbitrarie dad, la extravagancia, la falta de tacto, no podríamos so portar las relaciones con personas que por su carácter nos hacen sufrir de ese modo. Nos sentiríamos obligados a adoptar medidas desesperadas, y en efecto, éstas harían que las relaciones terminaran, pero quizás no constituirían un "conflicto”. No sólo se debe al hecho de q u e.. . general mente la opresión aumenta si se la sufre con calma y sin protesta, sino también porque la oposición nos satisface, nos distrae y nos procura un íntimo alivio.. . Nuestra opo sición nos hace sentir que no somos por completo víctimas de las circunstancias.1 I i si a ocasión Sim m el asegu ra qu e la exp resió n de la Iinutilidad en el co n flicto realiza fu n cion es positivas, por•pir p erm ite el m a n te n im ie n to de las relacion es en con•ln iones de violen cia, im p id ien d o así la d isolu ción del Hipo, m ed ian te la re tira d a de los p a rticip an tes hostiles. C on sid erad o desde ese án g u lo , el co n flicto realiza Iiiim iones m an ten ed o ras del g ru p o , puesto q u e reg u la los i.lem as de relacion es. “ D espeja el a m b ie n te ” , es d ecir, ' lunilla la acu m u la ció n de disposiciones hostiles obsnnulas y fru strad as, al p e rm itir su lib re exp resió n en la 1•••'iliK ta. S im m el re p ite lo d ich o p o r el R ey J u a n de 43
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H O ST IL ID A D Y T E N SIO N E S EN LAS R EL A C IO N E S D E C O N 11 K M *
Shakespeare: “ U n cielo tan p erv erso n o se aclara sin to rm e n ta .” A p rim e ra vista p a re ce ría q u e Sim m el co n trad ice mi ten d en cia g en eral, y sólo con sid era el efecto del conlli< lo en u n a p arte — el agraviad o— sin co n sid erar el efecto re cíp ro co ; p ero en realid ad su e x a m e n de las funcionen “ lib erad o ras” del co n flicto p a ra los individuos o grupos agraviados sólo le interesa p o rq u e esa “ lib e ra ció n ” pn m ite el m a n te n im ie n to de las relacion es, o sea, del patrón in te ra ctiv o . Sin em b arg o , la falla de S im m el, com o y,i advertim os, al no d istin g u ir e n tre la co n d u cta conflictiva y los sen tim ien to s hostiles, p ro v o ca nuevas d ificu lta d o E n tan to q u e el co n flicto m o d ifica n ecesariam en te los térm in os trad icion ales de las relacio n es en tre los pani< i pantes, la sim ple hostilidad no p ro d u ce necesariam cnn esos efectos, y p u ede m a n te n e r in tacto s los térm in os d< la relación . V olvien d o al significado de la lib eració n individu.il notam os q u e S im m el no cap tó u n p ro b lem a q u e fue de* cu b ie rto p o r ciertas teorías psicológicas u lterio res. I » disposiciones hostiles o agresivas, acu m u lad as, pueden <1* ca rg a r n o sólo sob re el o b je to p rim o rd ial de la hostil i dad, sino tam b ién sobre ob jetos su stitutivos. P arece qm Sim m el sólo co n sid erab a el co n flicto d irecto co n las bien tes p rim arias de op osición. T a m p o c o se o cu p ó de la p sibilidad de q u e algunas o tras form as de co n d u cta, ap.ni* del co n flicto , p u d ieran re alizar funciones, cu an d o n iñ e en p arte, sim ilares a las con flictivas. A l escrib ir en B erlín a p rin cip ios de siglo, Sinnn* I todavía n o co n o cía los re v o lu cio n ario s acon tecim u n o qu e casi en la m ism a ép oca aca e cie ro n en el cam p o psi* *. lógico, en V ien a. Si h u b ie ra estado fam iliarizado ron I . en ton ces n u ev a teo ría del psicoanálisis, se h u b iera ;di n nid o de su p o n er q u e los sen tim ien tos de hostilidad •••Ipued en desahogarse m ed ian te u n a co n d u cta coníli
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i •oibilidades de q u e, en caso de le v a n ta r obstáculos a la «o n d u cta co n flictiv a c o n tra el o b je to p rim o rd ial, <) los sen tim ien tos hostiles p u ed en d e riv a r h acia objetos «i m il m ivos, y 2 ) p u ed e ob ten erse satisfacción altern ativ a ...... 1 1.1m e u n a sim ple lib e ra ció n de la ten sión . E n am bos • * <». p u ed e facilitarse la co n tin u id a d de las relaciones 11 iidii ionales. < ion o b je to de e x a m in a r la presen te P ro p o sició n es luí csíirio, p or tan to , m a n te n e r la p rim e ra d istin ció n enM< los sen tim ien tos de h ostilid ad y sus m anifestaciones •11 l.i co n d u cta . A d em ás, las p rin cip ales exp resion es en •omliu la, resp ecto a estos sen tim ien to s, p u ed en ser, cuando menos, de tres clases: 1 ) exp resió n d ire cta de la hostilld.nl c o n tra la p erson a o g ru p o que es cau sa de la frusIh iu ón ; 2 ) desp lazam ien to de esa co n d u cta hostil hacia "b|clos su stitu tiv os, y 3 ) a ctiv id ad lib e ra d o ra de la teni""|. que p ro p o rcio n a satisfacción p o r sí m ism a sin nece«ld.nl del o b je to o del su stitu to . Ihicde decirse qu e S im m el a n ticip a u n a “ teo ría de «illv ida de seg u rid ad ” p ara el co n flicto . E l co n flicto sirve .......... » n escape p ara la lib e ra ció n de h ostilidades que, d« no c o n ta r con ese a rb itrio , v en d ría a ro m p e r las rela•Iones e n tre los antagon istas. I I etn ó lo g o alem án H e in ric h S c h u r tz 2 ideó la palal • 1 l ’rn tilsitten p ara d esig n ar aquellas co stu m b res e inshim iones de las sociedades p rim itiv as q u e p ro p o rcio n an «pes in stitu cio nales p ara las hostilidades e im pulsos 01 d iisiriam en te sup rim id os p o r el g ru p o . L a s fiestas ori'jlicil iras en las q u e p od ían in frin g irse sin p eligro las •• l is hab itu ales de la co n d u cta y de la p ro h ib ició n sexu a la . ol recen un ejem p lo ad ecu ad o . Esos escapes, co m o ha ••i halado el sociólogo alem án V ierk an d t, sirven de cau ce .* lo-, im pulsos rep rim id o s, y p ro teg en el resto de la vida " « «al c o n tra ese im p acto d e stru cto r.8 No o b stan te, el co n ce p to de “ válvu la de segu rid ad ” »'• am biguo, si se to m an en co n sid eració n las distinciones
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que acab am os de h acer. T a m b ié n p uede decirse que desem peña fu n cion es de v álv u la de segu rid ad el ataque co n tra ob jetos su stitutivos, o la catarsis o p u rg a de las energías hostiles en otros tipos de actividades. A l igual qu e S im m el, ta n to S ch u rtz co m o V ierk an d t fracasan a la h o ra de d istin g u ir e n tre el V en tilsitten , que p rovoca un m arco socialm en te san cion ad o, p ara in co ar el conflicto sin p ro v o ca r con secu en cias q u e d estru yan las relacionen in tern as del g ru p o , y aq uellas in stitu ciones de válvula do seguridad q u e sirven p ara desviar las hostilidades ha< u objetos su stitu tivos o qu e fu n cio n an com o canales pai.i u n a lib e ra ció n ca tá rtica . L o s ejem p los p ertin en tes son m ás accesibles en l.n sociedades ágrafas, p osib lem en te p o rq u e los antropólogo* se han o cu p ad o de este p ro b le m a m ás sistem áticam cntl qu e los estudiosos de la sociedad o ccid en tal, au n q u e < 11 ú ltim a nos ha p ro p o rcio n ad o algunos datos interesante» L a in stitu ció n del du elo, ta n to en E u ro p a co m o en l.n sociedades ágrafas, su m in istra u n ejem plo de las costtim bres de v álvu la de segu rid ad , q u e p ro p o rcio n an un c* cap e to lerad o , a las hostilidades c o n tra el o b jeto original, E l d u elo sitú a bajo el c o n tro l social u n a autoayiiiln agresiva q u e es p o ten cialm en te d estru cto ra, y consiiluyt un escape d ire cto a las hostilidades e n tre los m iem bt"» de la sociedad. E l co n flicto socialm en te co n tro lad o "d« * peja el a m b ie n te ” e n tre los p articip an tes, y perm ite qm rean u d en sus relacion es. Si u n o de los p articip an tes iiiih re , se espera q u e sus p arien tes y sus am istades no imni ten d rán la situ ació n de h ostilid ad co n tra su advci .n i" el asu n to está “ socialm en te te rm in a d o ” , y las rehu ioni* p ueden rean u d arse. C aben d e n tro de la m ism a categ o ría los actos
M" l 11 ||)AD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO
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(|iie este ú ltim o ... lance un cierto número de lanzas o bumerangs contra el primero, y en algunos casos hasta le permiten alancearlo en el muslo. Después de habérsele dado esa satisfacción, no debe albergar por más tiempo malos sentimientos contra el ofensor.. . En muchas socie dades ágrafas, la muerte de un individuo da derecho al gru po a que pertenecía a obtener satisfacción con la muerte del ofensor o de algún miembro de su grupo. En la venganza reglamentada, el grupo ofensor debe someterse a ello como un acto de justicia, y no debe intentar más represalias. Quienes han recibido tal satisfacción se supone que ya no tendrán razón alguna para abrigar malos sentimientos.4 I' n am bos casos, a los sen tim ien tos hostiles se les p er mite una e xp resió n , so cialm en te san cionada, co n tra el tiilvrisario. C on sid erem os a h o ra, p o r o tra p arte, ciertas lit ii 11 tu iones co m o la b ru je ría . M u ch os observadores han •halado q u e au n q u e en re alid ad la b ru je ría se utiliza "ti Irccu e n cia co m o un m ed io para vengarse de un ob)' lo de hostilid ad , la vo lu m in o sa lite ra tu ra a cerca de la brujería ab u n d a en q u e los acusados de ella, en form a di mía h ab ían p erju d icad o a los acusadores o p rovocad o Id hostilidad, sino q u e se les señalaba co m o u n m ed io de bbi 1.11 la h ostilidad q u e n o podía exp resarse, sin riesgo, m iilla el o b je to orig in al. 1 lyde K lu ck h o h n , en su estu d io sob re la b ru je ría de I navajos, la describe co m o u n a in stitu ció n q u e no sólo mim i/a la agresión d ire cta , sino adem ás el desplazam ienl" 1I1 la hostilidad hacia ob jetos sustitu tivos. “ U n a fun'"ii laten te qu e el cód igo de la b ru je ría ofrece a los Individuos es la de p ro p o rcio n a r u n ca u ce socialm en te .......... .. ido, p ara la exp resió n de lo q u e no se h alla culiin lím ente a p ro b a d o .” “ L as creen cias y p rácticas de I" •hi« cría p e rm ite n la exp resió n del an tagon ism o d irecto j il* q «lazado.” “ Si los m itos y los ritu ales p ro p o rcio n an 1 |*1 i11capales m edios p ara su b lim ar las ten d en cias anti" ''des del n avajo co m o in d ivid u o, la b ru je ría sum inis-
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tra los p rin cip ales m edios socialm en te adm itidos, p a n exp resarlas.” “ L a b ru je ría en cau za el desplazam iento
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I I te a tro y otras form as de diversión p u ed en sum iMi'tii.u sim ilares m ed io s desplazados p ara e x p re sa r la opoiii ión c o n tra la fu en te o rig in a ria de la h ostilidad. En l‘nli.Md on d e la e stru ctu ra social es m uy estratificad a y 1Iplda, y se da g ran a ten ció n a la etiq u e ta del ran g o y la l-"M< ión sociales, el te a tro se especializa en parodias re ía lo is a ese tem a. Estas “ b u rlas referid as a la p osición ” ...... aíslen, p o r ejem p lo , en danzas en las q u e los actores • paran de cabeza, los pies h acen las veces de m anos, y se "»l<*«an m áscaras sobre el pubis. “ Esa lib ertad otorgad a a la c a ric a tu ra t e a t r a l .. . se co n ce n tra en los pu n tos de t-n .ió i) del sistem a, y p ro p o rcio n a u n a co n tin u a libera. mu m ed ian te la risa .” Se sugiere q u e el te a tro balines lu n a las hostilidades laten tes qu e se in cu b an en esta ••1 m iad ríg id am en te estratificad a, y así p erm ite q u e con•lime lu n cio n an d o , au n q u e los au to res no presentan I" lidias suficien tes p ara d em o strarlo . En este caso y otro s sim ilares, notam os q u e au n q u e la Itosíilidad se m an ifiesta, las relacion es co m o tales permama en in alterab les. M ien tras qu e el co n flicto m odifica I* . n i m inos de la in te ra cció n , la sim ple exp resió n de los •niim ientos hostiles no lo h ace. E sta e xp resió n , a difeI. tu ia del co n flicto , p u ed e ser bien recib id a p o r los que • in i en el p od er. L a d istin ció n qu e p resen tam os en tre •I d esplazam iento de los m edios y el del o b je to tiene 1 ni significado sociológico, p o rq u e en el caso del des plazam iento de los m edios (co m o o c u rre con los chistes, •I leairo, e tc.) el co n flicto n o llega a p ro d u cirse. Sin •mi largo, en el caso de la agresión co n tra ob jetos susti tuimos (com o en la h e ch ice ría o en la designación de un
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P o r su p u esto, las in stitu cio n es que canalizan la n presión de los sen tim ien tos hostiles n o qu ed an lim itad n a las sociedades preágrafas. E stim u lad os p o r la hipóti-.n freu d ian a a ce rca de ‘‘u n a h ostilid ad p rim a ria de los hon» bres e n tre sí” ,9 m u ch os ob servad ores han señalado la fu n ció n de la c u ltu ra de las masas co m o un m ed io genei.il de lib e ra r ‘‘sin riesgos” los im pulsos agresivos q u e en Otm» co n texto s sociales son ta b ú .10 L a g ran p o p u larid ad de qn< gozan los e n cu e n tro s de b o x y lu ch a en la televisión pin de deberse en p a rte a la p a rticip a ció n su stitu tiv a q u e logi » el esp ectad or en el co n flicto , al id en tificarse con su hénu , qu e ‘‘golp ea al co n trin ca n te en el h o cico ” . L a cu ltu ra «I* masas co n te m p o rá n e a sirve co m o u n m edio de liberación de las fru stracion es, y p e rm ite la exp resión su p letoria d< im pulsos hostiles fu e rte m e n te rep rob ad os. C o m o advit i n H e rta H erzo g en su estu d io de las ‘‘recom pensas psicil lógicas en la rad io a u d ició n d ia ria ” , “algunos oycnii* p arecen d isfru ta r de las series sim p lem en te co m o mcdni de lib erar em ocion es. Les ag rad a la ‘o p o rtu n id ad de II" r a r ’, qu e las series o f r e c e n .. . L a o p o rtu n id ad de expresar la agresividad tam b ién es u n a fu en te de satisfacción " " A lgu n os de estos ejem p los su gieren la hipótesis di qu e la necesidad de in stitu cio n es q u e sirvan com o vil vula de segu rid ad a u m en ta co n la rigidez de la esiiu» tu ra social, o sea, según la p ro p o rció n en q u e el sistí mu social d esap ru eb a la exp resió n de las reclam acion es .m u gónicas, cu an d o o c u rre n .12 Im p o rta m u ch o to m a r en «mi sid eración las diversas variables q u e se p resen tan , como la o rie n ta ció n de los valores gen erales, el nivel de m ->mi rid ad , etc. Ese tem a se tra ta rá co n m ayor am plitud mi las siguientes p roposiciones. E l bien co n o cid o m ecan ism o o p eran te del “chivo ■n p ia to rio ” , en el co n flicto de g ru p o , es de im p ortan ! u i este resp ecto. N o podem os d eten ern os, ah o ra, a exainin ti la vasta lite ra tu ra qu e h a a p arecid o en los últim os aiiin acerca de este y otros aspectos del p re ju icio .13 Alj.>,i.......
II•i . l 11 IDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO
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•*|'« pn lo su fre — p o sib lem en te p o rq u e los m od ern os m éto do'. de in vestigación se p restan m e jo r p ara ello— , menospo lián d ose en cam b io las fu n cion es sociales del preImi 10. Los p reju icio s raciales y religiosos, al can alizar las lio nlidades h acia m etas indefensas, p u ed en co n trib u ir • l.i estabilidad de las e stru ctu ra s sociales existen tes, com o I* lu cen las in stitu cio n es de v álvu la de segu rid ad , antes 1*1lid izadas.14 I odo esto p lan tea u n p ro b le m a , ya alu d id o , de impoii.incia ce n tra l p ara la te o ría del co n flicto , u n a insti•in ión q u e sirve p ara can alizar la h ostilidad e im p ed ir •|•11 se libere sobre el o b je to o rig in a rio , y q u e se p rop on e im intcncr la e stru ctu ra del sistem a social, tam b ién puede •li iii iii ad en ar serias an tifu n cio n es, ya sea p ara el sistem a oii.il, para el a c to r, o p a ra am bos. C o m o h ace n o tar ( lydc K lu ck h o h n : “L a b r u je r ía cuesta lo suyo al indivi>linf v al g r u p o .” 15 I11 h ech o de d isp on er de in stitu cio nes de válvu la de ftrgiii idad 16 p ro v o ca u n desp lazam ien to de la m eta p or l'Mii del a c to r: ya n o n ecesita asp irar a reso lv er u n a siiinii ión in satisfacto ria, sino sim p lem en te a lib e ra r la ten..... q u e de ella surge. D e esta m a n e ra la situ ació n insa••il ii loria p e rm a n e ce rá in alterad a, o se in ten sificará. L a •i Miente P ro p o sició n in te n ta rá d em o stra r q u e, resulb di plazada o n o la m e ta , ello rep resen ta u n a variab le Im pnilante en la teo ría del co n flicto . l o» psicólogos han d em o strad o e x p e rim e n ta lm e n te agresión m an ifiesta, ostensible, es m ás satisfactoque la agresión e n c u b i e r t a ;17 an álo g am en te, existe ■tímido m enos la p resu n ció n de q u e el co n flicto d irectamm me asestado c o n tra el o b je to p u ed e g e n e ra r m enos
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disfunciones p ara el sistem a social qu e la can alizo ióii de la agresividad, lograd a m ed ia n te in stitu ciones de v il vu la de segu rid ad . Las in stitu cio n es que o frecen canales sustitutivos p.it • la lib eració n de la agresividad p u ed en ser disfuncioiul» i p ara el sistem a social, del m ism o m odo que los síntoni.u n eu ró tico s son d isfuncionales p ara el sistem a de la p< < sonalidad. L o s síntom as n eu ró tico s son un resultado di la rep resió n , y al m ism o tie m p o p ro cu ran u n a satisl.u ción p arcial de los im pulsos rep rim id os. L o s im puh.... rep rim id o s “ hallan otras salidas del i n c o n s c ie n te ... I •• resu ltan te es u n sín to m a y, p o r co n sig u ien te, en esem i », u n a satisfacción s u s titu tiv a .. . E l sín to m a n o puede
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•tu iilr aliviadas, en vez de p e rm itir el ajuste a las condiI i"in •.
Anteriormente se consideraba que la “ abreacción” (ca li r.is) era un factor terapéutico decisivo. E11 verdad que se logra la liberación de las emociones hasta entonces obs tinólas. .. Sin embargo, de esta manera no se puede lograr una verdadera y permanente desintegración de la lucha il< Tensiva.. . No sólo deben quedar en libertad, por un '•<*lo acto, las energías previamente encadenadas, sino que las nuevas tensiones instintivas que se generan han de poder líricargarse también de modo permanente.21 •i, ro m o su giere S im m el, “ el co n flicto despeja el am lii* mi ", las in stitu cio nes q u e sólo sirven p ara d escargar lo a niim ien tos de h ostilid ad , y dejan sin m o d ificar los lam im os de la rela ció n , p u ed en o p e ra r co m o pararrayos, I" h» ii«» pueden im p ed ir u n a p erió d ica acu m u la ció n de tiubi \ es d ecir, u n a n u ev a a cu m u la ció n de tensiones. ■111 em b arg o , e n tre los m iem b ro s del g ru p o , las rela1 luili , pueden ser tan ten u es qu e no sop orten el im p acto •I' I m ui ficto, y re q u ie re n de sustitutos co n o b je to de que i» 1i laciones p erd u re n . E ste tem a se estu d iará más
L ililí', 1 1 "ii base en el análisis a n te rio r, podem os ah ora for•miiI 11 de nuevo la actu al P ro p o sició n : 1 í I I co n flicto no siem p re es disfu ncional p ara las 1 1■ 11mes d e n tro de las cuales a co n te ce ; con frecu en cia •I •••nll ¡t io es n ecesario p ara m a n te n e r esas relacion es. Si ii" ■111 m an con m edios p ara e v a cu a r la hostilidad de unos 1 M I" y para e x p re sa r su d isen tim ien to, los m iem b ros il'l p upo pueden sentirse co m p le ta m e n te ab ru m ad os y
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re a ccio n a r con la sep aración o ap arta m ie n to . E l conllii in sirve p ara m a n te n e r las relacio n es, al d ejar libres los sen tim ien tos de hostilid ad aprisionados. 2 ) Los sistem as sociales su m in istran in stitu ciones « • pecíficas q u e sirven p ara d a r salida a los sentimiento-, hostiles y agresivos. Estas in stitu cio n es de válvula
Si el conflicto es causado por un objeto, por el d i.... de poseer o controlar algo, por ira o por venganza. . *•» caracteriza por la circunstancia de que, en principio, 1«••l••• los fines pueden obtenerse por más de un medio. I I di n .1 de posesión o subyugación, inclusive el de aniquilaiiii* n to del enemigo, puede satisfacerse mediante combiim ...... * y sucesos distintos a la lucha. Cuando el conflicto en «lili plemente un medio determinado por un propósito tllilft elevado, no hay razón para restringirlo o inclusive rvii.n lo, siempre que pueda ser reemplazado por otras mnli.lm que ofrezcan las mismas pobilidades de éxito. P01 ulitt
....... .
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parle, cuando se halla exclusivamente determinado por '.l inimientos subjetivos, cuando hay energías internas que m'iIo pueden satisfacerse por medio de la lucha, es imposible sustituirlo por otras medidas; es su propio objetivo y conlen id o .. ,22 mi miel a firm a qu e los co n flicto s ocasionados p o r el cho•11k de intereses o de p ersonalidades co n tien en un ele11m nio lim itativ o , p o r cu a n to la lu ch a es sólo u n m ed io pii.i un fin; si el resu ltad o deseado p u ede ob ten erse de ii n.il o m ejo r m od o p o r o tro s m edios, p u eden em plearse •un-, otros m edios. E n tales casos el co n flicto sólo es una •li las diversas altern ativ as fu n cion ales. No ob stan te, hay casos en q u e el co n flicto surge ex■Iir.iv.m iente de los im pulsos agresivos qu e b uscan cóm o • *q Mesarse, sin im p o rta r cu á l sea el o b je to ; son conflictos •11 que la elecció n del o b je to es p u ram en te accid en tal. E n ...... .
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h o s t il id a d y t e n s io n e s en l a s r e l a c io n e s d e c o n
I i H IM
Else F ren k el-B ru n sw ick , al an alizar “la personal id.id e tn o c é n tric a ” , presen ta ese p u n to de vista en la siguicnlc! frase: “ In clu so su odio es m óvil, y puede d irigirse de uno a o tro o b je to .” 23 A este tip o de con flictos irreales m aplica el sig u ien te aforism o de Jo h n D ew ey: “ Los lioin bres no disp aran p o rq u e ex ista n los blancos, sino que co lo can los blancos con o b jeto de q u e los tiros y dispam i sean más efectivos e im p o rta n te s.” 24 Así el an tisem itism o, e x c e p to cu an d o es causado pin con flictos de intereses o valores e n tre los judíos y otm i grupos o in dividuos, se d e n o m in a rá irreal, p o rq u e ei p rin cip a lm e n te u n a respuesta a fru stracion es en las qm el ob jeto p arece ad ecu ad o p ara u n a lib eración de la agir sividad. Q u e el o b jeto sean los judíos, los negros u oh o g ru p o , es de im p o rta n cia secu n d aria p ara el agresoi E l co n flicto irreal, ocasion ad o p or la necesidad do lib e ra r la tensión agresiva en u n a o más de las persona* q u e in te ra ctú a n , es m enos “ e stab le” que el co n flicto re.d L a agresividad sub yacen te p u ed e derivarse con mayoi facilid ad p o r otros canales, p recisam en te p o rq u e no <-.1 1 ligada d ire cta m e n te al o b jeto , co n v ertid o en blanco pul u n a “situ ació n a ccid e n ta l” . Es p rob ab le q u e se ni.iin fieste de diversas m an eras, si el o b jeto p a rticu la r deja di estar d isponible. P o r o tra p a rte , el co n flicto real cesará si el acto r pin de h allar u n a m a n e ra a lte rn a tiv a , ig u alm en te satisfacú» ria , para alcan zar sus fines.26 E n el co n flicto real cxisim alternativas fu n c io n a le s co n resp ecto a los m edios. 1 otros m edios distintos del co n flicto siem pre están polen cialm en te a disposición de los p articip an tes, dependil i! do de la eficacia qu e se les a trib u y a . A dem ás, hay qm n o ta r q u e en los conflictos reales tam b ién hay posihili dad de eleg ir e n tre varias form as de d isp u ta: a su ve/ 1 iii elección d ep en d e de la idon eid ad in stru m en tal que w les asigne. P o r o tra p a rte , en el co n flicto irreal sólo existen alternativas fu n cio n a le s co n resp ecto al objeto,
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I lila d istin ció n basada en las p reced en tes observacioi" . ay u d ará a ev ita r la falacia de cu a lq u ie r in ten to de •tplu ai to talm en te el fen ó m en o social del co n flicto real, •n o 1m inos de “lib eració n de la ten sió n ” . P o r ejem p lo, un o b re ro co m p ro m e tid o en actividades huelgu ísticas p ila lo g rar u n a m ejo ra de salario, de p osición o de po1(o para su sin d icato , y o tro o b re ro q u e lib e ra su agre" "l id h acia el p atro n o p o rq u e lo p ercib e co m o una !• nía ed ip ian a, son tipos sociales distintos. E l odio ha•1.1 el padre, d erivad o a o tro o b jeto , puede adscribirse a •n alq u icr e n te ad ecu ad o : p a tró n , p olicía o sargen to. P o r "lia p arte, la lu ch a eco n ó m ica de los ob reros co n tra el l'ilio tio está basada en las p articu la re s posiciones y fun•l"Urs (pie d esem peñan en el sistem a e co n ó m ico y políIIh » Pued en d ecid ir d a r p o r term in ad o el co n flicto y ............... u n a rreg lo si les p arece o p o rtu n o h a ce rlo ; tam I'" 'i pueden eleg ir otros m edios distintos de la huelga, •ni'» los convenios colectiv o s, los regateos, el “ to rtu glih m o ”, e tcé te ra . I .a acció n an tag ó n ica p o r p a rte de los trab ajad ores \ •n i (m ira de la g eren cia, o viceversa, p u ede decirse que • n al puesto qu e es u n m ed io p ara obLener resultados 11••'•»< ión más elevada, m ay o r p od er, ingresos econ óm icos m i', altos); si lo q u e p re te n d e n los trab ajad ores o la geD 111 u es lo g ra r esos resu ltad os, y n o la sim ple exp resión d' Imsiilidades difusas, es m enos p ro b ab le q u e o cu rra • 1 m iillicto , siem p re qu e los m edios, e n tre los cuales se |'|i' de o p ta r, sirvan p ara alcan zar la m eta. I a distin ción p uede ser de u tilid ad al an alizar el co n tó il so( ial y el desvío social. U n desviado social no ne...... . mt un “ irra c io n a l” , hallarse ca re n te de u n a o rie n tal huí realista, co m o m u ch os teóricos h an supuesto la. llám ente. L a co n d u cta desviada qu e M erto n analiza •n So< ial S tru ctu re and A n o m ie ” 27 co n stitu iría u n a de la valiantes de la lu ch a efectiv a, p o r cu a n to represen11 I" esfuerzos p ara a lcan zar m etas c u ltu ra lm e n te pres-
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critas, a través ele m edios cu ltu ra lm e n te prohibidos. Si el tip o de desviados qu e co m p re n d e este caso tu vieran .1 su disposición m edios legítim os p ara alcan zar la misma m eta, sería m en os p rob ab le q u e se d ecid ieran p o r forrn i . de co n d u cta desviadas. E n este caso, la desviación se refiere m ás bien al in stru m e n to qu e a la exp resión . Sin em b arg o , otros tipos de desviación pueden servir pai.i lib e ra r la tensión acu m u lad a d u ra n te el p roceso de s»> cialización , y m ed ian te la fru stra ció n y la p rivación in h eren tes al p apel de adultos. E n estos casos el desviado evalúa p o r sí m ism a la c o n d u cta agresiva; el ob jeto al cu al se d irig e la a cció n es de im p o rta n cia secundaria. I .1 satisfacción de la necesidad ten sion al es lo p rin cip al y. p o r tan to , la acció n no sirve co m o u n m edio p ara obten» 1 un resu ltad o específico. E n esos casos, es m enos proba Mi h ace r u n a p o n d eració n e n tre m edios p acíficos y medio'» agresivos, p uesto q u e es justo en los m edios agresivos, y no en el resu ltad o , donde se busca la satisfacción.28 L a in cap acid ad de h a ce r la d istin ció n propuesta en gen d ra, en m u ch os casos, la con fu sión re in a n te en la 111 vestigación actu a l, en tre las ' ‘ten sion es” y la “ agresión " E l co n o cim ie n to lograd o m ed ian te el estudio irreal • ha ap licad o al te rre n o de las relacion es internación.d» p ero se pasa p o r alto el h ech o de q u e los conflictos en i n cam p o son p rin cip a lm e n te con flicto s reales de p o d rí. »l» intereses o de valores, y qu e los elem entos irreales i|in pueden hallarse m ezclados en la lu ch a son aleatorio», y cu an d o m ás refu erzan los dem ás elem en tos.30 C om o hit d ich o A lvin Jo h n so n , “ se su p on e co m ú n m en te qiu I* an tip atías de tip o p ersonal. . . h an desem peñado un p.ip» I im p o rta n te e n tre las causas de la g u e rra . L a historia m» ofrece sino m u y escasas pru eb as sobre las cuales bnsai <».» afirm ació n . . . Esas an tip atías p arecen ser m ás bien i» sultado de la g u e rra , y no cau sa de e lla .” 31 E l psi» *'»l« •»••# qu e estudia los m ecanism os de d esplazam iento hace bien en ocu p arse p rim o rd ia lm e n te del in d ividuo con pi< ¡id
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•n»s, en ta n to qu e sólo co n sid era in cid en tal la m eta del Im pulso agresivo, p ero en el estu d io de u n a situ ación Hiiillictiva en la q u e la in tera cció n es de g ran im p ortan •i i, el sociólogo debe in vestigar la re la ció n de co n flicto ) los valores exclu y en tes o intereses d ivergen tes q u e los •i m ingos p ersig u en .32 N o se ju stifica el co n sid erar a prio'1 reclam acio n es q u e se h acen en u n a situ ació n de •oh Nieto, co m o eq u ivalen tes al asu n to de q u e “el ce n tro c m od o sim ilar, los estudios sobre la sociología in•Ih m iu I, inspirados p o r E lto n M ayo, no re co n o ce n la • h¡siru cia de los con flictos reales o de sus funciones. I i co n d u cta resu ltan te de u n a situ ació n de co n flicto se " lU <;LSi e x clu siv am en te co m o u n a co n d u cta ca re n te de " 11¡sino. C o n tra p o n e u n a lógica factu al, “ la lógica del Hnh, y la lógica de la e ficie n cia ” (es d ecir, “ h ech o s” q u e i " 1' m an lo g ra r resultados beneficiosos p ara la g eren cia), l 11 lógica de los sen tim ien to s” , p riv an d o así de su base »• 'I i las reclam acio n es de los trab ajad o res. “ L a im plica•lón resu ltan te, sea o no in te n cio n a l, es q u e los gerentes 0 r, n m n p o r la lógica de la razón , en tan to q u e los obre*•'<« son, en g ran p a rte , seres co n sen tim ien tos y em o1 ‘" '" 's -" 34 L a im p o rta n cia q u e se da a los “ sentim ienI"'. oscu rece la e x isten cia de un co n flicto real. E n " estos estudios m u e stra n u n a falta p e cu lia r de • ..bilidad resp ecto a las lu ch as p o r el p o d er o a las ven1*' I ' pecu n iarias, qu e su rgen en la fáb rica. I >< scch ad a la posib ilid ad de con flictos reales, los sode la em p resa llegan n a tu ra lm e n te a “ p re g u n
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tarse q u é clase de h o m b re será el que puede te n e r cs.i idea en la cab eza” , y en vez de d irig ir su aten ció n a in vestigar la situ ació n del co n flicto , se p on en a b u scar me didas te ra p é u tica s” . C o m o su sten tan el p u n to de visi.i de que la fu en te del co n flicto debe hallarse en los senti m ien tos q u e p e rtu rb a n las relacio n es, m ás q u e en la n.i turaleza de éstas, ven en todo co n flicto u n a enferm edad social” .35 E l o b jeto de su análisis n o es ni el origen d< la fru stració n ni el asunto q u e se d iscute, sino el elecin de la fru stració n sobre el in d iv id u o . P a ra exp resarlo
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lid.1(1 social co n cre ta suele e n co n trarse u n a m ezcla de •milios tipos “ p u ro s” . T a l c o t t Parsons exp resó esta sih i .m ¡ón c o rre c ta m e n te , al d escrib ir el m ecan ism o del "< liivo e x p ia to rio ” : “ C o m o sería p eligroso e in ju sto ex|•»osar libre y a b ie rta m e n te el an tagon ism o h acia los otros m iem bros del m ism o g ru p o , es a m en u d o m ás fácil psi coló g icam en te, ‘d esp lazar’ el efecto h acia o tro gru p o, 0 ,pc< lo al cu al ya ex iste 30 u n a c ie rta base de an tagon is mo, I)c esa m an era, la ten d e n cia a b u scar u n ‘chivo • p i.ito rio ’ ra ra vez ap a re ce d esprovista de u n a base rann.iblc 40 de an tagon ism o, en la q u e existe u n co n flicto " d de ideas o in tereses.” 41 O bien, u n a de las fuentes de ni),i ( dientes irreales en trev erad o s con los con flictos reales • baila en in stitu cio n es q u e con sid eran la lib re exp rei'in del an tag o n ism o co m o “ peligrosa e in ju sta ” . I I té rm in o “ co n flicto r e a l” no im p lica n ecesariam en I- ijiie los m edios adop tad os sean re a lm e n te idóneos para •d« n i /a r el fin qu e se p ersig u e; los m edios p u eden pare' < i adecuados solam en te a los p articip an tes, a u n q u e sólo ■ i por razón de su nivel c u ltu ra l. L o s trab ajad ores que (n i a la hu elga para lo g ra r, p o r la v io len cia, q u e sean • •luidos del taller sus cam arad as de raza n egra, con "l'í< io de p o d er m a n te n e r de este m odo sus tasas de salalio .. se e n cu e n tra n im p licad os en u n co n flicto real. Si 1 1 ii nación (y ésta es la esencia de la p ro p osición de Sim■) cam b ia de tal m a n e ra q u e otros m edios se revelan •"ino más idóneos p ara m a n te n e r las tasas de salarios, los 11 'ba jadores p ro b ab lem en te ten d erán a abstenerse de ' ' l.i acción d iscrim in ato ria. A h o ra bien , si insisten en la 1 ' "ii< a d iscrim in a to ria , a u n q u e d ispongan de m edios i " " « I ¡caces p ara alcan zar el m ism o fin, p rovision alm en te •It su p o n er qu e cierto s elem en tos ficticios, co m o el 1'" ju icio ” , e n cu e n tra n exp resió n en el co n flicto .42 < biizá hem os ah on d ad o ya b astan te, co n n u estro inde e sclarecer las razones distintivas e n tre los tipos i* d <• irreal de co n flicto .
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h o s t il id a d y t e n s io n e s en l a s r e l a c io n e s d e c o n f l i c t o
C ada sistem a social reg istra causas de co n flicto real en la m ed id a en q u e la gen te p resen ta dem andas anta gónicas p ara m e jo ra r su p osición , p o d er y recu rsos, y se adh iere a valores con flictivos. L a im p u tació n de rango, poder y recu rso s, au n q u e se su jete a norm as y sistemas, co n tin u a rá siendo ob jeto de c ie rta fo rm a de co n tro v cisia. L os co n flicto s reales su rg en cu an d o los hom bres chocan co n ocasión del recla m o de derechos basados en la fru stra ció n de sus p reten sion es y exp ectativ as de ga nancias. Los con flictos ficticios p ro ce d e n de la p rivación y de la fru stració n derivadas del p roceso socializante y de las obligaciones q u e co rresp o n d en al ad u lto, q u e, com o hem os visto en la P ro p o sició n a n te rio r, son el resultado de la tran sfo rm ació n de u n an tag o n ism o , re a l en sus orí genes, q u e n o en co n tró fo rm a de exp resarse. C onsideran do que el p rim e r tip o de co n flicto se suscita co n referen cia a agentes L u stra d o re s, en espera de lo g ra r resultado* específicos, el segundo tip o re p re se n ta el relajam ien to de la tensión m ed ian te un a a cció n agresiva d irigid a lint ¡it objetivos cam b ian tes. E l p rim e r tip o de con flicto r» con sid erad o p o r los p a rticip an tes co m o u n m ed io para
P roposición 4: E l co n flicto y los im p u lsos hostiles. Admitimos que existe realmente un impulso formal «I* de hostilidad, como compensación a la necesidad «Ir dfti p atía.. . No importa cuánta autonomía psicológica se
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atribuir al impulso antagónico, esta autonomía no es sufi ciente para explicar todo el fenómeno comprendido en la hostilidad.. . Amor y od io .. . parecen necesitar cierta esductura atractiva de los objetivos, con cuya indispensable cooperación se produzca el fenómeno total que las respec tivas denominaciones implican. . . Me parece probable q u e.. . el impulso hostil solamente viene como a reforzar, las controversias provocadas por causas concretas.. . Es oportuno odiar al adversario con quien se lucha, de la misMi.i manera que íesulta adecuado amar a la persona a quien se está unido.43 I 11 esta P ro p o sició n , S im m el h ace resaltar dos p u n to s: 1) L o s sen tim ien tos de h ostilid ad surgen de la acción lu í p i o c a e n tre el im p u lso de h o stilid ad ” y un ob jeto 1111agónico. ■'■) E l análisis de las situ acion es de co n flicto no se igoia con refe re n cia a las m otiv acio n es p síquicas; éstas |uifden refo rz a r los a rg u m en to s reales. Sim m el a firm a q u e existe u n “ im p u lso de hostilid t
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n o ta r qu e la in vestigación p sico an alítica m o d ern a ha
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•iiil la in cid en cia de u n a co n d u cta agresiva está relacio••i¡cho estu d io m o stró q u e la agresión fran ca, en el •no de un g ru p o , v ariab a p ositivam en te con el grad o I* mi o rg an izació n .51 “ N o llegó a realizarse u n a agresión •lio « i .i en g ru p o s no organizados [ ‘agresión d ire cta ’ se " I" ic, aq u í, a u n a agresión m an ifestad a h acia los m iem Ihiis del g r u p o ] ; en ca m b io se reg istra ro n (ii casos de < n dón d ire cta en el g ru p o o rg an izad o .” 52 A dem ás, el imivm grad o de agresión o c u rrió en el g ru p o con ante" drilles étn icos italianos, d e scu b rim ien to q u e señala la lili h ie n d a de las n orm as cu ltu ra le s en la exp resió n de hi iigresividad.53 I I p u n to de vista de q u e la co n d u cta agresiva está ..... Ideada p o r la acció n re cíp ro ca p arece c o n tra d e cir nues" ' |•' m iera d istin ció n e n tre el co n flicto real y el con flicto 'I o ficticio, en la cu al se su g irió q u e el co n flicto fic| "I" lejos de suscitarse ú n ica m e n te en las relacion es ♦ " i " mi in d ivid u o y el o b je to de su an im ad versión , de!"llti en ten d erse co m o p ro v o cad o p o r u n re lajam ien to •I* I ' i elisión c o n tra c u a lq u ie r o b je to id ón eo. A h ora •'!' 11 I.i co n tra d icció n es sólo ap aren te. L a agresión , en ♦•I " m ilic to irreal o ficticio , n o tiene q u e ser exp licad a |"•' I ' u rg en cia o p re m u ra d eriv ad a de u n im pulso insHWlvo. C ab e p en sar q u e se a cu m u ló en la acción re cí
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p ro ca e n tre el su jeto y o tro s agentes de fru stració n Ion padres u o tro s agentes— d u ra n te el p roceso de social i/,i ción , y el esfuerzo del in d ivid u o p o r ca p acitarse respe* i" a sus ob ligacion es p osteriores. E n el co n flicto ficticio, l.ti energías agresivas se h an acu m u la d o en la in te rn a ión en tre el su jeto y otras personas, con a n terio rid ad al r d i jam ien to de la tensión. R esu lta evid en te, dice S im m el, q u e las m otivacionm psíquicas n o son suficientes p ara e x p lica r la condint.i co n flictiv a. E l co n flicto real e n tre individuos o grupo* resp ecto a los anhelos de lo g ra r u n a m e jo r posición, m.U p o d er o riq u eza, o la lealtad o ad scrip ción a sistemas de valores co m p etitiv o s, p u e d e , en el cu rso de la acción , m u vilizar energías afectivas, u n a co m p leja acció n mutuii de sen tim ien tos y em ocion es; p e ro esto no es necesariam im * u n co ro la rio de la hostilid ad re a l. L a agresividad puuli* ser d efinida co m o un a serie de predisposiciones a reall/rtl actos de agresión . E l co n flicto , p o r o tra p a rte , siem|•*• d en ota u n a in te ra cció n e n tre dos o más personas, '«m duda, la agresión p u ede con sid erarse co m o u n in d io «I* • co n flicto , p ero esto no im p lica q u e todo co n flicto del"» ir aco m p añ ad o de agresividad. D u ra n te la ú ltim a g u e rra , “ el od io al enem igo |< i d ecir, la a g re siv id a d ], p erson al e im p ersonal, no ci.i tu» elem en to clave en la m o tiv ació n al c o m b a te ” .ni I >¡< Itti m o tiv ació n e ra la re su ltan te de m u ch os elem entos, cu to los cuales la lealtad p rim a ria al g ru p o de “ c a m a l.idas figu rab a a p a re n te m e n te co m o el m ás im p o rtan te, y » n la qu e el odio al en em igo ju g ab a un papel secundíiM" " Ig u a lm e n te , existen con flicto s de interés, p or ejeni pío, e n tre el tra b a ja d o r y el g eren te, en los cuales I04 co n trin ca n te s n o p arecen a lb e rg a r sen tim ientos peí son » les de od io m u tu o . Se co n o cen frecu en tes casos de dlil gentes ob rero s y gerentes q u e m an tien en relaciones en D vida social, sin q u e en fo rm a ostensible se m an ilo n n
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mullios sen tim ien to s hostiles, a pesar de lo cu al dichos Individuos e n tra n en co n flicto cu a n d o a ctú a n co m o reI-i ( sentantes de sus resp ectivos grupos. ( ion tod o, co m o su giere S im m el, todavía p u ed en exis111 ciertos casos en q u e “ es co n v en ien te o d ia r al antagim ista” . C u a n d o m enos, este p u n to se e n c u e n tra en el n.isfondo de g ra n p a rte de los propósitos m oralizad ores di l.i p ro p ag an d a, an tig u a o m o d ern a. Si se p u ed e agrei ii en ergía afectiv a a la m o tiv ació n real p ara la lu ch a, lo m is p rob ab le es qu e se ro b u stezcan las p artes en co n flic to lie aq u í u n a de las razones de la su p e rio rid ad de los • |' ti i ios de co n scrip to s sob re los ejército s de m ercen ario s. I'sto nos lleva a c o n ta r co n u n a m ay o r p rob ab ilid ad di m ezcla de elem en tos ficticio s de co n flicto en los g ru pos ( nyos m iem b ro s p a rticip a n co n toda su p ersonalidad, ijnr en aquellos otros^en q u e los m iem b ros p articip an «do p arcialm en te. E sta h ipótesis será co n sid erad a en el • i píl ido iv. I .a d istin ció n e n tre razones objetivas y reales para p u iit ipar en un co n flicto , p o r u n a p arte, y las energías •11hh ionales q u e p u ed en ser m ovilizadas d u ra n te el co n fín lo, p or la o tra , a rro ja alg u n a luz sobre la fu n ción del mi diador en el co n flicto . C o m o Sim m el ha subrayado, •I m ediad or p u ed e lo g ra r la r e c o n c ilia c ió n .. . únicami me si cad a p a rtid o co n sid era q u e la situ ació n o b jetiva liMÍHca d ich a re co n cilia ció n , y h ace v en tajosa la paz” . I I m ediad or m u e stra “ a cad a p artid o los a rg u m en to s y drin.indas del o tro , co n lo cu al q u ed an despojados del l"iio (pie les im p rim e la pasión su b jetiv a” .50 A yu d a a ' Iluí iliar del co n flicto los excesos irracio n ales y agresiHii A un así, esto p o r sí solo n o h a rá q u e las p artes de|">Hg;ui su c o n d u cta a n tag ó n ica p u esto q u e, a u n q u e el "iillii lo q u ed e re d u cid o a los “ sim ples h ech o s” , las de mandas en p u g n a q u ed an p o r co n sid erar. L a fu n ción d' I m ediad or es fu n d a m e n ta lm e n te e lim in a r la tensión < P " sólo tra ta de lib erarse, de tal m a n e ra q u e las dispu-
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tas reales p u ed an ser zanjadas a p a rte . A dem ás, el tn< d iad or puede su g erir varias form as de resolver el con flicto, señ alan d o las ven tajas resp ectivas y el costo dtf cad a u na. L a in cap acid ad de p e rcib ir q u e el co n flicto puní*» ser m o tiv ad o p o r dos factores distintos p ero e n tre n m / ciados — u n a v erd ad era situ ació n an tagón ica y su adii • m en tó afectiv o — exp lica la d eb ilid ad de cierto s supm si«m subyacentes en la “ in vestigación de la a c c ió n ”, tal conm en tien d e este térm in o la escuela de L e w in .57 “ L a im zará la p articip a ció n em o cio n al en el co n flicto y, |»"i I-» tan to , fo rta le ce rá la disposición de llevarlo hasta mii *il tim as con secu en cias. A la in versa, la p rin cip al fu n ció n del m ediad»........... siste en d esp o jar a las situ acion es antagónicas
I leí nos visto q u e el co n flicto real no im p lica necesai Iiiiik lite hostilid ad o agresivid ad . A co n tin u a ció n ten•I♦•mus (pie e x a m in a r u n a afirm ació n de S im m el apaii lilem ente co n tra d icto ria , de a cu e rd o con la cu al la I f ululad es u n elem en to in trín seco de las relaciones •ni» m ies.*
I' m (po sición 5 : L a h ostilidad en las rela cio n es sociales de ca rá cter in tim o . K11 tanto que el antagonismo por sí mismo no conduce .1 la asociación, es un elemento sociológico casi nunca ausente en e lla .. . Ésta es quizás la situación con respecto 1 la llamada mezcla de corrientes convergentes y divergeni» s dentro de un grupo. Es decir, la estructura puede ser \in generis. . . y sólo con objeto de describirla y entender la. la presentamos, post faetnm, en su conjunto, partiendo «le dos tendencias, monista una, antagónica la otra. Las (daciones eróticas nos ofrecen los casos demostrativos más frecuentes. Cuán a menudo no aparecen a nuestra consi deración como entremezcladas de amor y respeto, o falta »l<- resp eto... de amor y anhelo de dominar o ser dominados. Ahora bien, lo que el observador o el participante divide en dos tendencias entremezcladas puede, en reali«l id, ser una sola/’8 I 11 <'.ia P ro p o sició n Sim m el afirm a qu e las relacion es soildl» . tal vez im p lican ta n to m otivacion es con vergen tes •"•no d ivergen tes — “ a m o r y o d io ”, a u n tie m p o — que M1 n< 1.tím en te están u nidas en fo rm a m u y estrech a. Con lo » iicncia se odia a la p erson a q u e se am a ; p o r tan to, a " " "d d o n o es válido sep a ra r los dos elem en tos en la " • h i l a d c o n cre ta . Es u n a co n cep ció n e rró n e a pensar ............. facto r co n stru y e lo q u e o tro d estru ye. « im p on e, sin p érd id a de tiem p o , u n a a claració n 1 n .1 « vitar q u e el referid o aserto co n trad ig a las proposi• I ' " I lo tanto, el término conflicto se aplicará solamente al conflicto real.
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c io n e s a n te rio re s.
S i el o d io r e a lm e n te f o r m a r a |>aru
de to d a re la c ió n , n o p o d r ía e x is t ir n i n g ú n c o n f lic t o r o l s in p a r t ic ip a c ió n de tal s e n t im ie n t o . S i n e m b a rg o , p ai < << q u e S im m e l, a u n q u e
no
lo a c la ra s u fic ie n te m e n te ,
n«
re fie re e n r e a lid a d a las re la c io n e s e stre ch a s e ín tim in , m á s b ie n q u e a las r e la c io n e s so c ia le s e n g e n e ra l; su re ír r e n d a a las re la c io n e s e ró ticas, c o m o e je m p lo clave, p.i re ce in d ic a r lo así. S im m e l s u g ie r e q u e e n las re la c io n e s e n q u e lo s h o m b re s in t e r v ie n e n h o n d a m e n t e , e n la s q u e p a r t ic ip a n to n to d o s s u s a t r ib u t o s p e r so n a le s y n o s ó lo c o n u n a parli d e ellos, p r o b a b le m e n t e a f lo r a r á n s e n t im ie n t o s d e a u n a y o d io , de a t ra c c ió n y h o s t ilid a d . É s t a es u n a r e m in is c e n c ia d e l c o n c e p to f r e u d ia n o d< la a m b iv a len c ia ,r,a q u e se h a c o n v e r t id o e n u n c o n c c p ln f u n d a m e n t a l d e l p s ic o a n á lisis .
La
a m b iv a le n c ia , scgl'ih
F r e u d la d e fin e , es “ la e x iste n c ia , e n u n a m is m a persona, d e s e n t im ie n t o s o p u e sto s, a m is to s o s y h o stile s, c o n n 11 c ió n a o t r a ” .*50 É s t a es, e n esencia, la s it u a c ió n p re c isa q in S im m e l tie n e p re se n te .
A h o r a b ie n , e n re a lid a d F i n i d
d e sc rib e la fu e n t e p s ic o ló g ic a d e l f e n ó m e n o q u e S in m ic I s ó lo o b se rv a .
E ste c o n c e p to p s ic o a n a lít ic o ayu d ar;!, poi
tanto, a e sc la re c e r y c o m p le m e n t a r la p r o p o s ic ió n
d«
S im m e l. F r e u d d e s a r r o lla su a n á lis is de la a m b iv a le n c ia e n l.i r e la c io n e s sociale s, e n L a p sico lo g ía d e las m asas y amí/iw»
d e l yo, c o n estas p a la b ra s: Casi todas las relaciones afectivas íntimas, de alguii i duración, entre dos personas —el matrimonio, la amisi.nl el amor paterno y el filial— dejan un depósito de nniil mientos hostiles, que precisa, para desaparecer, del pión su de la represión. Este fenómeno se nos muestra más d.im mente cuando vemos a dos asociados pelearse de conliiiuu y al subordinado murmurar sin cesar contra su s u p r im í El mismo hecho se produce cuando los hombres se rnim'il para formar conjuntos más amplios. Siempre que tíos I •
I !• * . I l l l DAD Y T E N S IO N E S E N L A S R E L A C IO N E S D E C O N F L I C T O
71
rnilias se unen por un matrimonio, cada una de ellas se considera mejor y más distinguida que la otra. Dos ciu dades vecinas serán siempre rivales y el más insignificante cantón mirará con desprecio a los cantones lim ítrofes... Cuando la hostilidad se dirige contra personas amadas, decimos que se trata de una ambivalencia afectiva, y nos explicamos el caso, probablemente de un modo demasiado racionalista, por los numerosos pretextos que las relacio nes muy íntimas ofrecen para el nacimiento de conflictos de intereses.61 N o t a m o s q u e , a l ig u a l q u e S im m e l, la a m b iv a le n c ia •!• s e n t im ie n t o s la h a ce d e r iv a r F r e u d de la in t im i d a d d e I I 1d a c i ó n d e n t r o d e la c u a l ap are ce .
L a s im u lt a n e id a d
di s e n t im ie n t o s d e a m o r y o d io p u e d e ra stre a rse e n las n u m e ro s a s o c a sio n e s d e c o n f lic t o a q u e d a n n a c im ie n t o I I I re la c io n e s estrechas. E sto s ig n if ic a r ía q u e e x is t e n m a y o r e s o p o r t u n id a d e s l'.u.i la a p a r ic ió n d e s e n t im ie n t o s h o s tile s e n lo s g r u p o s ....... ¡irios q u e e n lo s s e c u n d a r io s , p o r q u e a m e d id a q u e I » re la c ió n está b a sa d a e n la p a r t ic ip a c ió n pr
to ta l d e la
"t o n a lid a d — c o m o a lg o d is t in t o de la p a r t ic ip a c ió n
I • ig m c n t a r ia — h a y m a y o r p r o b a b ili d a d de g e n e r a r ta n to iiii 101 c o m o o d io .62 < ¡u a n to m á s e stre ch a s s o n la s re la c io n e s, m á s g r a n d e '• '" l i a la p a r t ic ip a c ió n e fe c tiv a y, ta m b ié n , m a y o r es la .....le u d a a r e p r im ir , e n ve z d e e x p re sa r, lo s s e n t im ie n t o s •im *,ules.
En
ta n to
que
en
las re la c io n e s
s e c u n d a ria s ,
1" " " i las q u e se e sta b le ce n e n tre socios, lo s s e n t im ie n t o s h o s t ilid a d p u e d e n se r e x p re s a d o s c o n r e la t iv a lib e r bi'I. n o s ie m p r e su c e d e esto e n las re la c io n e s p r im a r ia s ' " '" d o la p a r t ic ip a c ió n ín t e g r a d e lo s p a r t ic ip a n t e s p u e c o n v e r t ir la e x t e r io r iz a c ió n d e tales s e n t im ie n t o s e n mi p e lig r o p a ra las re la c io n e s.
En
tales caso s lo s se n ti-
111u ní os de h o s t ilid a d t ie n d e n a a c u m u la r s e y, p o r tanto, 1 m íe o sific a rse . I..i “ in t im i d a d ” o la “ e stre c h e z ” c o n t in ú a n s ie n d o
72
H O S T IL ID A D Y T E N S IO N E S E N L A S R E L A C IO N E S D E C O N I I
t é r m in o s s in a n a liz a r h asta a h o ra .
K M»
S i g u i e n d o la tcoil.t
d e H o m a n s 03 d e q u e e n las re la c io n e s e x iste u n a
*
c o m í
la c ió n e n tre el in c r e m e n t o d e la a c c ió n re c íp r o c a de lo, p a rt e n a r io s y el in c r e m e n t o d e su s s e n t im ie n t o s m u i m u d e a p re c io , p o d e m o s d e c ir q u e la a c c ió n re c íp r o c a in t u í sa — q u e c a ra c te riza lo s g r u p o s p r im a r io s y la s r e la c i o n o q u e se a p r o x i m a n a este t ip o —
t ie n d e a a b s o r b e r la lo
t a lid a d de la p e r s o n a lid a d y a fo rta le c e r la in t im id a d »l» lo s se n t im ie n t o s . P e r o H o m a n s p a só p o r a lto el h e d ió d e q u e es p re c is a m e n te esa in t im i d a d la q u e ta m b ii n g e n e ra la a c u m u la c ió n de s e n t im ie n t o s h o stile s, p o r q n i p r o p o r c io n a fre c u e n te s o c a sio n e s de c o n f lic t o q u e , a in< n u d o , d e b e n se r r e p r im id o s p a ra b ie n d e lo s se n tim ie n to , a fe ctivo s.04 D e s g r a c ia d a m e n t e la falta d e in t e ré s de I I " m a n s p o r el c a rá c te r a m b iv a le n t e d e las r e la c io n e s so»
m
les ín t im a s, le im p id e a d v e r t ir q u e u n in c r e m e n t o di I ■ a c c ió n so c ia l re c íp ro c a , p r o b a b le m e n t e a c a rre a rá u n ni c re m e n to d e la h o s tilid a d , lo m is m o q u e d e l a p r e c io 0n A d e m á s d e l p s ic o a n á lis is y la s o c io lo g ía , la antrop»» lo g ia t a m b ié n h a c o n t r ib u id o al e s c la r e c im ie n t o de < o p ro b le m a .
B r o n is la w
M a l i n o w s k i e sc rib e : 00 “ L a
agí*
s ió n , c o m o la c a rid a d , e m p ie z a e n casa. T o d o s [lo s eje m p ío s c ita d o s ] s u p o n e n u n c o n t a c t o d ir e c t o y, d e sp u é s
11
e x a s p e r a c ió n s o b re p r o b le m a s in m e d ia t o s q u e su rg e n o se im a g in a q u e s u rg e n .
A
d e c ir v e rd a d , c u a n t o niih
r e d u c id o es el g r u p o in c l u id o e n la c o o p e ra c ió n , < ii.m in m á s u n id o se h a lla p o r c ie rto s in te re se s c o m u n e s y |
m
la c o n v iv e n c ia c o tid ia n a , es m á s fá c il q u e lo s m icm bi»» se ir r it e n y e n c o le ric e n m u t u a m e n t e . ” 07 L a a g re sió n • ■ u n p r o d u c t o a c c e so rio de la c o o p e ra c ió n . .. T r a t e m o s -I. e n te n d e r el lu g a r q u e o c u p a la a g r e s iv id a d d e n t r o de
iu h
in s t it u c ió n . N o h a y n i n g u n a d u d a de q u e d e n t r o d» < i »s fo rm a s c o o p e ra t iv a s de r a d io c o rt o y d e n t r o d e unid.nl» s e s p a c ia d a m e n te c o n d e n sa d a s d e la o r g a n iz a c ió n h m n .iiM s u r g ir á m á s fá c il y c o n m a y o r a m p lit u d q u e en c u a l q n i * » o t r o s it io u n a g e n u in a a g r e s iv id a d . ” 08
• lo s I II.I D A D Y T E N S IO N E S E N L A S R E L A C IO N E S D E C O N F L IC T O
73
M a l i n o w s k i esta d e a c u e r d o c o n S im m e l y F r e u d e n •|i m el a n t a g o n is m o es u n a p a rte f u n d a m e n t a l de las re ía ......
so c ia le s ín t im a s, u n
c o o p e ra c ió n . i i i .ms
“ p r o d u c t o a c c e s o r io ” de la
P e r o e n ta n to q u e S im m e l, F r e u d y H o -
lo re f ie re n a lo s sen tim ien tos, M a l i n o w s k i a s e g u ra
«|iic la c o n d u c t a “h o s t i l” t a m b ié n o c u r r e m á s fá c ilm e n te • n las r e la c io n e s so cia le s e stre ch as. L a s ig u ie n t e P r o p o " ió n d is c u t ir á este p r o b le m a , c o n e x o y d is ím b o lo a la vez. I o d a v ía q u e d a p o r in d ic a r q u e e n c ie rto s casos e x is tí n c a n a le s in s t it u c io n a le s p a r a la m a n if e s t a c ió n d e la ""b iv a le n c ia . m
L a lla m a d a “ re la c ió n r i d i c u liz a d o r a ” en-
los c la n e s y e n tre p a rie n t e s p o r a f in id a d , e n la f o rm a
' " n '°
ba
s id o
d e sc rita
por
lo s
a n t r o p ó lo g o s ,
im p lic a
(o » j u n c i ó n d e e le m e n t o s de a m is ta d y a y u d a m u t u a "> ti los d e h o t ilid a d .
R a d c li f f e - B r o w n ca d e s c rib e la es-
'Iii< tu ra d e las r e la c io n e s d e a m is t a d e n tre d o s c la n e s e n 11 Io r in a s ig u ie n t e :
El individuo es miembro de un cierto grupo definido, dentro del cual sus relaciones con los demás están fijadas |>oi una serie compleja de derechos y deberes... Pero mas •dlá del campo dentro del cual se establecen relaciones so<¡ales de esta naturaleza, existen otros grupos entre los m ales... la relación implica una hostilidad posible o real. En cualesquiera relaciones establecidas entre los miembros de estos dos grupos, debe reconocerse el extrañamiento de «líos. Es precisamente esta separación la que se pone de re lieve cuando se establece una relación ridiculizadora. La expresión de hostilidad, la falta perpetua de respeto, es 1111,1 demostración continua de tal dislocación, parte esen<¡al de toda la estructura, pero sobre la cual, sin destruirse "i siquiera debilitarse, se establece la unión de amistad y de ayuda m utua... las relaciones de amistad que estable a n una alianza entre clanes o tribus, y entre parientes políticos, son formas de organizar un sistema definitivo ^ 1s,,|b¡c de conducta social en las que los componentes miegradores y desintegradores... se mantienen y combinan.
74
HOSTILIDAD Y TENSIONES EN LAS RELACIONES DE CONFLICTO E n este ca so la c o m b in a c ió n de a m b o s e le m e n t o s hac c
p o s ib le la r e la c ió n y p e r m it e s u e x iste n c ia .
L a re la c ió n
r id ic u liz a d o r a p u e d e c o n t r ib u ir a la c o n e x ió n d e l g r u p o , ú n ic a m e n t e a c o n d ic ió n d e q u e p e r m it a a l m is m o t ie m p o la m u t u a e x p r e s ió n de la h o s t ilid a d . 70 C o m o a lg o d is t in t o d e lo s casos a n t e r io r m e n t e trata dos, la a m b iv a le n c ia n o r e s u lt a de la in t im i d a d de las re la c io n e s, p e r o p u e d e n cre a rse re la c io n e s m á s estrechas ú n ic a m e n t e s i se p r o p o r c io n a n m e d io s in s t it u c io n a le s e sp e c ífic o s p a ra la e x p r e s ió n c o n c o m it a n t e d e h o s t ilid a d y a tra c c ió n . E n o tra s p a la b ra s, e l la z o de u n i ó n e n tre los p a rt e n a r io s o lo s g r u p o s n o es ín t im o e n s u s o ríg e n e s y, n o o b stan te , esos in d i v id u o s o g r u p o s ju z g a n
d eseable
u n a r e la c ió n m á s estrecha. E n tales casos, lo s c a n a le s csi;i b le c id o s p a ra la e x p r e s ió n de lo s s e n t im ie n t o s de “ am or
con o d io ” f a c ilit a n el e s ta b le c im ie n to d e las re la cio n e s, d e ig u a l m a n e r a q u e la in s t it u c ió n tip o v á lv u la de segn r id a d fa c ilita s u m a n t e n im ie n t o . R e f o r m u l a n d o la p re se n te P r o p o s ic ió n , p o d e m o s de c ir q u e el a n t a g o n is m o g e n e r a lm e n t e está c o n s id e ra d o c o m o u n e le m e n t o d e las re la c io n e s ín t im a s. v a c io n e s c o n v e rg e n t e s y
L a s m ol i
d iv e r g e n t e s p u e d e n e star lan
e n tre m e z c la d a s e n las re la c io n e s reales, q u e s ó lo pued< n se r se p a ra d a s c o n fin e s a n a lít ic o s y de c la sific a c ió n , m íe n tra s q u e las r e la c io n e s re ale s tie n e n u n ca rá c te r u n it a r io
sui generis. P u e d e a fir m a r s e q u e las re la c io n e s so c ia le s de n a in ra le za ín t im a , c a ra c te riza d a s p o r u n a fre c u e n te acción re c íp ro c a y p o r la p le n a p a r t ic ip a c ió n d e lo s p a rt ic ip a n tes, in c lu y e n e n s u e s t ru c t u ra d e m o t iv a c io n e s u n a ain b iv a le n c ia
e se n c ia l
por
el
hecho
de
que
c o n tie n e n
asp e ctos p o s it iv o s y n e g a t iv o s in e x t r ic a b le m e n t e e m i r m e zclad o s. P r o c e d e r e m o s a h o r a a c o n s id e r a r el c o r o la r io d e < a a P r o p o s ic ió n : la in t e n s id a d d e l c o n f lic t o está re la c io n a d a c o n la in t im i d a d d e la re la c ió n .
IV . L O S
C O N F L IC T O S
EST R U C T U R A
IN T E R N O S DE
Y
LA
G RU PO
P r o p o s ic ió n 6: A m ayor in tim id a d d e la r ela c ió n , m ayor
in ten sid ad d e l con flicto. L a hostilidad excitará más profunda y violentamente la conciencia, cuanto mayor sea la afinidad de los partenarios con relación a los antecedentes que provocan la hos tilidad. . . ; las personas con numerosas características en común, tienen a menudo un concepto más equivocado unas ile otras, que las que difieren totalmente... Nos enfrentamos objetivamente, con los extraños con quienes no tenemos características ni grandes intereses en común.. . Sin em bargo, cuanto mayor es nuestra comunidad con otras per sonas, c o m o p erso n a s en su in teg rid a d , más fácilmente nos veremos comprometidos, en forma total, en cada una de esas relaciones... Por lo tanto, si surge una diferencia en de quienes mantienen una relación tan estrecha, a menudo ¿sta adquiere aspectos apasionadamente expansivos... El segundo aspecto que aquí nos interesa... es el caso de la hostilidad cuya intensificación está basada en un sen timiento colectivo de adscripción o pertenencia.. . [ello revela] el fenómeno peculiar del odio social. Este odio está dirigido contra un miembro del grupo, no por motivos personales, sino porque tal miembro significa un peligro para la conservación del grupo.. . Los dos sujetos en conII icio se odian mutuamente no sólo por la causa concreta que motivó el antagonismo, sino también en un aspecto sociológico, el del odio hacia el enemigo del grupo... T í pico de este caso es la forma en que el renegado odia y es odiado. La revocación del previo acuerdo provoca un im pacto tan fuerte, que el nuevo contraste es infinitamente más brusco y enconado que si no hubiese existido ningún vínculo en el pasado... “ el respeto para el enemigo” se ignora por completo cuando la hostilidad se ha suscitado sobre la base de una solidaridad anterior. Por otra parte 75
7f>
C O N F L IC T O S IN T E R N O S Y E S T R U C T U R A 1)E G R U P O
cuando existen suficientes afinidades con la posibilidad d < confusiones y delimitaciones borrosas, los puntos de
La
afirmación d e S im m e l, s e g ú n la c u a l lo s n e x o s
mu
m o s y u n a g r a n im p lic a c ió n o a d s c r ip c ió n in t e n s ific a n el c o n flic to , c u a n d o éste o c u r r e a la p ostre , es u n c o io la r io de lo s r e s u lt a d o s d e sc rito s e n lo s c a p ít u lo s a n te rio res.
Se a f ir m ó q u e la a m b iv a le n c ia h a b it u a lm e n t e pu
se nte e n las re la c io n e s ín t im a s se d e r iv a d e la re p re s ió n d e s e n t im ie n t o s h o s tile s (los q u e , a s u vez, p r o v ie n e n d< las fre c u e n te s o p o r t u n id a d e s de c o n flic to s q u e s u r g e n < n d ic h a s re la c io n e s ) c u y a e x t e r io r iz a c ió n la e v it a n lo s pin tic ip a n te s p o r te m o r a su s efectos d e stru c to re s. S i e l o h jeto de a m o r ” es al m is m o t ie m p o el o b je to d e o d i o ” , s« c o m p r e n d e q u e el c o n f lic t o r e m o v e r á to d o el afe cto de la p e r s o n a lid a d , y q u e la r e la c ió n p u e d e se r d e s t r u id a |»«»i el in t e n s o a n t a g o n is m o q u e p r o v o c a ; d e a q u í la tend el i cia a la r e p re s ió n . D e b e re c o rd a rs e
que
lo s
c o m e n t a r io s
p re c e d e n leí
acerca d e l e fecto re fo rz a n te c a u s a d o p o r lo s elemento*, fic tic io s, e n las s it u a c io n e s d e c o n f lic t o re al, c o n d u j o .1 f o r m u la r la h ip ó t e s is de q u e la in t e n s id a d d e l c o n f ín m p r o b a b le m e n t e a u m e n t a r á a tra vé s de tales m ezclas.
/V.l
es de e sp e ra r u n a m a y o r in t e n s if ic a c ió n d e l c o n f lic t o m a q u e lla s re la c io n e s e n q u e lo s p a rt ic ip a n t e s se h a n visto o b lig a d o s a s u p r i m i r lo s s e n t im ie n t o s h o stile s.
De
bd
m a n e ra , el t e m o r a u n c o n f lic t o in t e n s o p u e d e c o n d tn n a la r e p r e s ió n d e lo s s e n t im ie n t o s h o stile s, y a su vez lit a c u m u la c ió n d e tales s e n t im ie n t o s p r o b a b le m e n t e p ro v n c a rá u n a n u e v a in t e n s if ic a c ió n d e l c o n flic to , ta n p ro n to c o m o éste su rja . E n lo s g r u p o s q u e ú n ic a m e n t e p o n e n e n ju e g o
iiih
p a rte p e r if é r ic a de la p e r s o n a lid a d de su s m ie m b ro ** o p a r a u s a r la t e r m in o lo g ía d e P a r s o n s ,2 e n lo s g r u p o s * 11 (p ie las re la c io n e s s o n e sp e c ífic a m e n te f u n c io n a le s y .ib •
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA 1)E GRUPO
77
1iv .m ie n te n e u tra le s, lo s c o n f lic t o s tie n d e n a re v e s t ir m e nos b r u s q u e d a d y v io le n c ia q u e e n a q u e llo s o t ro s c u y a s in t e r n a s s o n d ifu sa s, afectivas, y c o m p r o m e t e n p e r s o n a lid a d total d e s u s m ie m b r o s .
la
E n efecto, esto n o s
«’h p lic a q u e lo s c o n f lic t o s s u r g id o s e n g r u p o s tales c o m o l"s
(. lu b e s R o t a r io s , o las C á m a r a s d e C o m e r c io se rá n
"i< nos v io le n t o s (p ie lo s q u e se s u s c it a n e n las sectas re lir.msas o e n lo s p a r t id o s ra d ic a le s de tip o c o m u n is t a .
Las
o rg a n iz a c io n e s de esta ú lt i m a clase t ie n d e n a a b s o r b e r *•' p e r s o n a lid a d e n te ra, p o r lo q u e la u n i ó n
e n tre lo s
m ie m b r o s es m u c h o m á s fu e r te q u e e n a q u e lla s d o n d e p ie v a le c e n re la c io n e s de t ip o f ra g m e n t a rio .
S i se com -
p " m íe t e to ta lm e n te la p e r s o n a lid a d , es m á s p r o b a b le q u e los e le m e n to s fic tic io s se s u m e n a las s it u a c io n e s de a n t a g o n is m o real.
P o r tanto, estos g r u p o s t e n d e r á n a r e p r i
mí r e í a n t a g o n is m o , p e r o si, n o o b stan te , éste ap are ce , será m i e n so y a p a s io n a d o .
E sto , c o m o v e re m o s m á s tarde,
< h p lic a las fre c u e n te s d iv is io n e s y d e s in t e g ra c io n e s q u e iM iir r c n e n tales g ru p o s . L o s i n d i v id u o s q u e
p a r t ic ip a n in t e n s a m e n t e e n
la
\ ida d e esos g r u p o s e stán in te re sa d o s e n s u s u p e r v iv e n c ia . >1 a d v ie r te n e l a le j a m ie n t o d e a lg u ie n c o n q u i e n h a n *0111 p a r t id o in q u ie t u d e s y r e s p o n s a b ilid a d e s e n la v id a d< I g r u p o , p r o b a b le m e n t e re a c c io n a r á n e n u n a f o rm a m is v io le n t a c o n t ra tales m ie m b r o s “d e sle a le s” q u e co n n 1 (p iie n e s se m u e s t r a n m á s tib io s e n s u s c o n v ic c io n e s. I 1,0 n o s lle v a al s e g u n d o p u n t o d e S im m e l: la a p o sta sía ' "• c o n s id e r a d a p o r u n g r u p o c e rra d o c o m o u n a a m e n a z a 1 m i u n id a d . E x a m in a r e m o s m á s ta rd e c ó m o lo s g r u p o s , c u a n d o se v r n a m e n a z a d o s p o r o tro s g r u p o s , p u e d e n v e rse fo rz a d o s 1 a g r u p a r s e ” . N o t a m o s a h o r a q u e u n a re a c c ió n s im ila r in m re e n la d e fe n sa d e l g r u p o c e rra d o c o n t r a e l p e lig r o íiiic in o .
E n v e rd a d , c o m o s u g ie r e S im m e l, la re a c c ió n
p u e d e se r m á s fu e rte e n estas c o n d ic io n e s p o r q u e e l “ e n e m i g o ” d e d e n tro , el r e n e g a d o
o hereje, n o
so la m e n te
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pone en e n tre d ich o los valores e intereses del g ru p o , sino q u e am enaza la m ism a u n id ad . L a apostasía significa y sim boliza u n a deserción de aq uellas n orm as q u e el grupo con sid era vitales p ara su b ien estar, cu an d o no para su existen cia real m ism a.3 Sostuvim os co n a n te rio rid a d el p u n to de vista de que el co n flicto co n u n g ru p o e x te rn o hace m ás precisas las fron teras del g ru p o . A l revés, la apostasía am enaza de rrib a r las fro n teras ya estab lecid as del g ru p o . P o r lo tan to , el g ru p o debe co m b a tir al ren eg ad o co n toda su fuerza, p o rq u e am en aza sim b ó licam en te, cu an d o no ni realid ad , su e x isten cia co m o em p resa en m arch a. En h espera religiosa, v erb ig racia, la apostasía afecta a la vida m ism a de la Iglesia; de aq u í la v io len cia co n q u e se de n u n cia al ap ó stata en las p ro clam as de los p rim eros l'i dres de la Iglesia, o en las d eclaracion es de los rabinos desde la ép oca de los M acabeos en ad e la n te.4 E l ren eg ad o co n trib u y e a la fortaleza del g ru p o opiles to, al q u e tran sfiere su lealtad no sólo p o rq u e — corno Sim m el señala— 5 incapaz de reg resar, su fidelidad hai i.i el n u evo g ru p o será m ás firm e qu e la de aquellos ya .«I» liados co n a n te rio rid a d , sino tam b ié n p o rq u e le conli* ir la co n v icció n de la re c titu d de su causa. E sto en sí lo lian m ás peligroso a los ojos de sus an tigu os consocios qu* cu a lq u ie r o tro m ie m b ro del g ru p o ajen o. A dem ás, «I ren eg ad o n o solam en te su b ray ará su lealtad al n uevo gl n po co m p ro m etién d o se en su defensa y con virtién d ose ni u n cru zad o de sus valores, sino tam b ién p o rq u e, .......... M a x S ch eler ha señalado, co n sid erará co m o su 111*1.1 p rin cip a l “ co m p ro m e te rse en u n a cad en a con tin u a «le actos de v in d icació n de su pasado e sp iritu a l” .0 Así, mi ataq u e co n tra los valores del a n tig u o g ru p o no term inal con su salida, sino q u e c o n tin u a rá m u ch o después de la ru p tu ra . P a ra el g ru p o qu e ab an d o n ó , ap arece com o m* sím bolo del p elig ro en q u e éste se e n cu e n tra frcnlt 1 un ataq u e p o ten cial del en em igo.
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I' 1 h ereje p lan tea al g ru p o u n p ro b lem a algo difem i i c del q u e p lan tea el ap óstata. A veces la reacció n d< l g ru p o c o n tra el h e re je es m ás v io len ta q u e co n tra el i|(óslala. M ien tras q u e este ú ltim o d eserta del g ru p o p.ii.i pasarse al en em igo, el p rim e ro p resen ta u n peligro m u s insidioso: defen d ien d o los valores y objetivos fu n dí m entales del g ru p o , am en aza con d iv id irlo en fraccionrs <|ne d iferirán en c u a n to a los m edios de alcan zar la nu la. A l c o n tra rio del ap ó stata, el h ereje p ro clam a que msiiene los valores e intereses del g ru p o , si b ien p rop on e medios d iferen tes p ara a lcan zar la m e ta , o in terp reta1 iones d iferen tes del cre d o oficial. “ H e r e jía ” d eriva de mi verb o g rieg o q u e sign ifica “ esco g er” o “ d e cid ir p o r sí propio” . E l h ereje p ro p o n e altern ativ as allí donde el c u p o no q u ie re qu e exista n in g u n a .7 C o m o escrib ió R o bu i M ichels, “el odio del p a rtid o no se d irige en p rim e r lo g ir c o n tra los antagon istas de su p ro p io p u n to de vista <11 escala m u n d ia l, sino c o n tra los tem idos enem igos en el '•"upo p o lítico , co n tra q u ie n e s están c o m p itie n d o p o r ' / m ism o f i n ’’.8 A este resp ecto , al h ereje le está reservada m u m ayor h ostilid ad , p o rq u e al co m p a rtir los objetivos, iiu ic m u ch o en co m ú n co n sus an tigu os cam arad as. lis m enos peligroso p a ra u n g ru p o si q u ien se separa ( pasa al en em ig o q u e si, co m o h ace el h e reje, form a su propio g ru p o riv al (de aq u í el in te n to de acu sar com o ■ignites del e n e m ig o ” a los an tigu os m iem b ros del g ru po (pie d isin tiero n y lo ab a n d o n a ro n ). E l h e re je con tii m u lu ch an d o p o r la fid elid ad de los m iem b ros de su 'luí iguo g ru p o , au n después de h ab erlo ab an d on ad o. E l " negado los co m b a tirá , el h ereje h a rá la b o r de proselin .mo. A dem ás, profesando co m p a rtir los valores de g ru po, el h ereje cre a con fu sión y, p o r tan to , sus acciones se •oiisidcran co m o un in te n to de d e rrib a r las fron teras. 1 1.1 es u n a de las causas de p o r q u é a Stalin le p areció mi peligro m ás serio T ro ts k y q u e el G ral. Vlassov, y tam hn " por q u é el len g u aje m ás d e n u n cia to rio de L e n in no
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se d irig ió c o n tra u n cap italista sino qu e lo reserv ó p a n K a rl K autsky. Sin e m b a rg o , el resu ltad o de tales luchas no es fo i zosam ente u n d eb ilitam ien to del g ru p o . P o r el contr i rio , la p ercep ció n del “ p e lig ro ” in tern o p o r el resto dt sus m iem b ros les in d u ce a “ c e r r a r sus filas”, a em paparse m ás a fondo de los p rob lem as en discusión, y a participa) en m ayor escala en la vida del g ru p o ; en resu m en , las señales de p elig ro m ovilizan las defensas del grupo." E x a c ta m e n te p o rq u e la lu ch a co n ce n tra las energías del g ru p o p ara la autodefensa, u n e m ás e strech am en te a lo m iem b ro s e n tre sí, y estim u la la in teg ració n del grupo L a Iglesia C ató lica debe m u ch o de su v ig o r d octrin ario y o rgan izad or a sus luchas c o n tra las herejías agnósticas \ m an iq u eístas, y a sus con flictos posteriores co n los refoi m adores p ro testan tes. P arafrasean d o la p rop osición de S im m el, podemos d e cir qu e un co n flicto es m ás apasionado y rad ical cuan do surge de relacion es más ín tim as. L a coexisten cia de u n ió n y oposición en tales relacio n es co n trib u y e a la a< 11 m o n ia p e cu lia r del co n flicto . L a enem istad pone de ma nifiesto reaccio n es más hondas y violentas, a m edida que es m ay o r la p articip ació n de los socios en tre quienes « suscita. E n los con flictos d en tro de un g ru p o ce rra d o , un s< < to r odia al o tro m ás in ten sam en te en la m ed id a q u r con sid era m ay o r la am enaza a la u n id ad e identidad
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En la ú ltim a P ro p o sició n afirm am os q u e los sen ti m ientos hostiles p ro b a b le m e n te su rjan en las relaciones m.is ín tim as y qu e si se suscita u n co n flicto en estas rela•iones tal vez será intenso. E sto no indica n ecesariam en i< la p ro b ab ilid ad de co n flicto s m ás fr e c u e n t e s en las i elaciones m ás íntim as q u e en las q u e n o lo son. Y a h e mos trop ezad o con situ acion es en las q u e la hostilidad H m nu lad a no se h alla p resen te en u n a co n d u cta antagón u a. E n la sigu ien te P ro p o sició n estu d iarem os nuevaniente este p ro b lem a.
Proposición 7: Im p a c to y fu n c ió n d e l co n flicto e n las estru ctu ra s d e g r u p o .
La contradicción y el conflicto no solamente preceden a la unidad sino que operan en ella, en todos los momen tos de su existencia. .. Probablemente no existe una unidad social en que las corrientes convergentes y divergentes en tre sus miembros no estén inextricablemente entretejidas... El conflicto está destinado a resolver dualismos diver gentes; es un modo de lograr una cierta clase de unidad... Viene a ser algo aproximadamente paralelo al hecho de que es el síntoma más agudo de una enfermedad lo que materializa el esfuerzo del organismo por liberarse de los trastornos y perjuicios que aquéllos le causan.. . El con flicto, de por sí, resuelve la tensión entre los contrastes.I11 I 11 las dos prop osicion es an te rio re s exam in am o s algunas •l< las relacio n es en tre los sen tim ien tos hostiles, el conIIa lo y la e s tru c tu ra de la re la ció n d e n tro de la cu al acae1» lie m o s a firm ad o q u e cu a n to m ás ín tim a es la rela' ióti, y m a y o r la p a rticip a ció n de los in d ividuos, más num erosas suelen ser las ocasiones de qu e su rja un conlln 10. C u a n to m ás frecu e n te sea la acció n re cíp ro ca , m a\«|ics o p o rtu n id ad es de q u e su rja un a acció n re cíp ro ca bosl il. E m p ero , las frecu en tes o p o rtu n id a d es de q u e su rja
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u n co n flicto n o se trad u ce n , p o r necesidad, en conflicto* frecu en tes. Es p recisam en te la in tim id ad de la relación y la fortaleza de los m u tu o s n exos afectivos en tre los p articip an tes, lo q u e puede in d u cirles a e v itar el con 1lio to. T a l su p resión p u ed e d a r lu ego lu g ar a q u e el con flicto se in ten sifiq u e en cu a n to estalla. L a in tim id ad y, co n secu en tem en te, u n grad o reían vam en te alto de p a rticip a ció n de la p ersonalidad hacen posible qu e el co n flicto alcan ce m ay o r in tensidad. Co m en tan d o la situ ació n de los ju d íos después de su enian cip ació n , K u r t L e w in , en co m p leto acu erd o con Simmel, indica q u e, en la m ed id a en q u e el g ru p o ju d ío se in tc g i.. m ás en la co m u n id ad , el co n flicto gana en intensid.nl co m o resu ltad o de u n a m ay o r acció n re cíp ro ca .12 L a re la ció n e n tre la e s tru c tu ra de g ru p o y el conlli< to puede d a r lu g a r a nuevos co m en tario s. E l argu m en to de Sim m el en la P ro p o sició n a n te rio r, com o en gran pai te de su ensayo, rad ica en la afirm ació n de q u e el con flicto es u n co m p o n en te de todas las relacion es sociales, y llen a fu n cion es positivas en la m ed id a en q u e condiue al re stab lecim ien to de la u n id ad y del eq u ilib rio en el gru p o. P e ro el co n flicto ¿restablece siem p re la u n id ad , o úni cam en te cu an d o co n cu rre u n c ie rto n ú m ero de circuir, tancias? N os vem os obligados a p re g u n ta r: ¿si el confín lo u n e, q u é es lo q u e separa? E llo p lan tea u n a p regu n ta ni n e x a ¿podem os d a r p o r sen tad o q u e los conflictos solnit d ife re n te s tipos d e p ro b le m a s, tien en p rob ab lem en te el m ism o im p acto sobre u n a re la ció n específica, y q u e todos los tipos d e e s tru c tu ra se b en efician igu alm en te con el conflicto? P o d ía suponerse qu e S im m el no h a sido capaz
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H U I un im p acto d iferen te, sob re la relació n , q u e aquellos ni ios su sceptibles de p o n e r en e n tred ich o el consenso lu n d am en tal. Así, en la re la ció n m a trim o n ial, u n conH ido sobre si la p ro cre a ció n es o no deseable, tien e sus im plicaciones el a cu erd o b ásico consensual ace rca de los propósitos m ism os de la re la ció n alu d id a. Se puede ••pu ar q u e este tip o de co n flicto tenga un im p acto más profundo sob re la relació n q u e u n co n flicto relativ o a proyectos p articu la re s de v acacion es, o a la d istrib u ció n -leí presupuesto fam iliar.
I al d istin ció n , e n tre con flicto s sobre asuntos de prinu p ió y co n flictos sobre p rob lem as q u e p resu p on en la »nIIicsión al m ism o p rin cip io básico, se llevó a cab o hace mili lio tiem p o en la teo ría p o lítica , au n q u e ha sido re ía lo .m ie n te olvid ad a en el estu d io de otras esferas de la im ión re cíp ro ca h u m an a. A sí, Jo s é O rte g a y G asset, co m entando D e R e p ú b lic a } de C ice ró n , e scrib e:
Lejos de representarse la vida pública como una exis tencia hechas sólo de dulzores y ternezas, Cicerón ve en las 'disensiones civiles” la condición misma en que se funda y de que emerge la salud del Estado.. . Las luchas civiles —había leído Cicerón en Aristóteles— se producen por que los miembros de una sociedad disienten, esto es, porque tienen opiniones divergentes sobre los asuntos públicos. La cosa resulta bastante perogrullesca. Pero hemos visto que esta disensión es, a la vez, supuesto de todo perfecciona miento y desarrollo político. Por otra parte, es evidente que una sociedad existe gracias al consenso, a la coinciden cia de sus miembros en ciertas opiniones últimas. Este consenso o unanimidad en el modo de pensar es lo que Cicerón llama “ concordia” y que, con plena noción de ello, define como “ el mejor y más apretado vínculo de todo Estado” . ¿Cómo se compagina lo uno con lo otro? Muy l.ícilmente, si imaginamos el cuerpo de las opiniones que alimentan la vida de un pueblo constituido por una serie de estratos. Divergencias de opinión en los estratos super ficiales o intemiedios producen disensiones benéficas, por-
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que las luchas que provocan se mueven sobre la tien.i firme de la concordia subsistente en los estratos más pro fundos. L a discrepancia en lo somero no hace sino con firmar y consolidar el acuerdo en la base de la convivemi.i Esas contiendas ponen en cuestión ciertas cosas, pero no ponen en cuestión todo. Supongamos que, por el contia rio, la disensión llega a afectar a los estratos básicos de la» opiniones que sustentan últimamente la solidaridad del cuerpo social: quedará éste tajado de parte a parte.13 U n p u n to de vista sim ilar an im a el p en sam ien to p<> lítico m o d e rn o . J o h n S tu a rt M ili a firm a q u e es posible su p erar tiem p os tu rb u len to s, sin u n d e b ilitam ien to peí m an en te de la e stru ctu ra p o lítica, ú n ica m en te si " p o r muy im p o rtan tes q u e sean los intereses acerca de los cuales lu ch a n los h o m b res, el co n flicto no afecta los principios fu n d am en tales del sistem a de u n ió n social ,14 L a d istin ció n e n tre los con flictos que afectan las ha ses del consenso y aquellos otros q u e se d esarrollan den tro del consenso m ism o ab arca p a rte del te rre n o com ún a la cien cia p o lítica desde A ristó teles hasta la teo ría po lítica m o d ern a. A u n q u e, co m o se ha d ich o, otras cient i.r> sociales n o h an cap tad o tan cla ra m e n te esta distinción, varios sociólogos la h an re co n o cid o . G eorge Sim pson,
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la base de la u n id ad , so b rev en d rá u n co n flicto co1111111;i 1; cu a n d o estab lecen su u n id ad sobre estas diferen• us, so b rev en d rá u n co n flicto n o c o m u n a l.” 15 N o ob stan te, la d istin ció n q u e h acen O rte g a y Gas■i M ili y Sim pson nos serv irá de m u y p oco a m enos que podamos in d ica r bajo q u é con d icion es se p resu m e q u e los •"iillií ios a su m irán el c a r á c te r e x tre m o q u e esos au tores *ul> rayan. I .a m ism a in terd e p e n d e n cia de gru p os e individuos la sociedad m o d ern a re p rim e en cie rta m ed id a la ten, e je rce presión co n tra escisiones rad icales resp ecto mi
•I sistem a.
( -orno ha señalado W ilb e r t M o o re ,17 la m ayoría de *"'• sindicatos n o rte a m e rica n o s re co n o ce n d ep en d er de la perm anente su p erviven cia de los negocios. U n recon o•m liento sim ila r de la d ep en d en cia, dice, su sten ta todas •' relaciones an tag ó n icas, v e rb ig ra cia , e n tre la Iglesia , ' I Estado, la fam ilia y la escu ela, cuyas funciones son •paradas e in terd ep en d ien tes. A hora bien , la in terd ep en d en cia, au n q u e es un fren o '• 11 ten d en cia hacia u n ro m p im ie n to rad ical con el sis" ma, no es u n ob stácu lo a las d iferencias de intereses *I***’ co n d u cen al co n flicto ; al co n tra rio , a m ay o r in terd ep< ndencia, m ay o r cen tralizació n de la aten ció n en las II ustiones de v en taja rela tiv a . C o m o h a d ich o E . T . I lilh i : la co o p e ra ció n co n d u ce a la d ep en d en cia, y el til» i"d o n o de la co o p eració n p ro p o rcio n a a cad a p artid o !"■■ medios de co erció n y m u tu o an tag o n ism o .18
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C O N F L IC T O S IN T E R N O S Y E S T R U C T U R A D E G R U P O
A s í, la in t e r d e p e n d e n c ia es a l m is m o t ie m p o u n fre n o a l r o m p im ie n t o d e l a c u e r d o c o n s e n s u a l, y u n a b a se para c ie rt o t ip o d e c o n d u c t a c o n f lic t iv a q u e n o p r o p e n d e ¡i te n e r c o n s e c u e n c ia s d e sin te g ra d o ra s. L a in t e r d e p e n d e n c ia fre n a las e sc isio n e s fu n d a m e n t a les. D e esto n o se c o n c lu y e q u e la in t im id a d p r o p o r c io n e re p re s io n e s sim ila re s , p o r q u e la in t e r d e p e n d e n c ia f u n c io n a l n o está a so c ia d a c o n la in t im i d a d d e las re la c io n e s P a re c e ría q u e la v e r d a d está e n el p u n t o o p u e sto .
S i las
re la c io n e s s o n ín t im a s, c o m o y a a d v e rtim o s , e xiste u n a ( te n d e n c ia h a c ia el c o n f lic t o y, s ie m p r e q u e éste estalla, se rá p a r t ic u la r m e n t e que
tales c o n flic t o s
in te n s o . in te n so s,
a h o ra
agrega i
lo m á s p r o b a b le
Podem os
es q u e
afe cte n e l a c u e r d o c o n s e n s u a l b á sico .
En
v e rd a d , esto
p are ce ser a m e n u d o el caso e n lo s g r u p o s c e rra d o s. ¿ N o p o d e m o s e sp e ra r, e n to n ce s, q u e lo s g r u p o s c o n n e x o s
mi
p e r s o n a lid a d , estén m e n o s a b o c a d o s a e x p e r im e n t a r con flic to s in t e n s o s q u e c o n d u z c a n a la d e s o r g a n iz a c ió n ? Su p u e sta u n a p a r t ic ip a c ió n f r a g m e n t a ria , la m is m a m u llí p lic id a d c o n se n so .
de
c o n flic t o s
t ie n d e
a e v it a r la
r u p t u r a del
E d w a r d A l s w o r t h R o s s h a s u g e r id o , p o r ejem
p ío , q u e :
Toda clase de conflicto social interfiere alternativamcu te en la sociedad con los de otra especie... a menos que sus líneas de ruptura coincidan; en este caso se refuei/.m entre s í... Estos diferentes antagonismos en la socicd.nl son como series de ondas en las márgenes opuestas de un lago, que se neutralizan mutuamente si la cresta de ..... coincide con el seno de la opuesta, pero se fortalecen un.i < otra si las crestas coinciden entre sí, y los senos también Por tanto, una sociedad sometida a influencia de una du cena de puntos de vista contradictorios, sobre líneas <|U| se desplazan en todas direcciones, puede verse en menuf peligro de ser desgarrada por la violencia o desintegra r>n
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(jue una sociedad que se encuentre dividida sólo en un sentido. En electo, cada fisura contribuye a estrechar las 1 upturas transversales, así que podemos decir que la s o c ie d a d se a g ru p a a través de sus conflictos internos.19 E sta id e a m e re c e u lt e r i o r c o m e n t a rio , p o r q u e p arece im p lic a r u n d is c e r n im ie n t o q u e a m p lía la a f ir m a c ió n de S u n m e l, s e g ú n la c u a l el c o n f lic t o re a liza f u n c io n e s p osii i v .is . L a e s t a b ilid a d d e n t r o de u n a s o c ie d a d c o n u n a ' sl 1u c t u r a n o m u y c o h e re n te , q u e a m e n u d o se id e n tific a ' n o n e a m e n t e c o n la a u s e n c ia d e c o n flic to , se p u e d e c o n NÍderar p a r c ia lm e n t e c o m o el p r o d u c t o d e la c o n t in u a un ¡ciencia de d iv e rs o s c o n f lic t o s e n tre la z a d o s.
L a estab i-
lul.id, v e rb ig ra c ia , d e las e s t ru c t u ra s b u ro c rá t ic a s , p u e d e •*< 1 e x p lic a d a e n p a rte p o r el h e c h o de q u e la m u lt ip lic i«l.id d e c o n flic t o s
(e n tre lo s d is t in t o s d e p a r ta m e n to s y
<*lu ¡ñas, lo m i s m o q u e e n tre lo s d iv e rs o s jefes de éstos < ii su s d ife re n t e s ra m a s) im p id e la f o r m a c ió n d e u n fre n te " " ¡ ( o (P o r e je m p lo , e n tre lo s d ife re n te s g r a d o s d e la je ra rq u ía ) . S i, p o r o tra p a rte , un c o n f lic t o e s c in d e u n g r u po. d iv i d ie n d o su s m ie m b r o s e n d o s c a m p o s a n t a g ó n ic o s y eso es m á s p r o b a b le q u e o c u r r a e n tre g r u p o s c e rra dos - , u n a so la r u p t u r a p r o b a b le m e n t e p o n d r á e n e n tre di» lio el a c u e r d o c o n s e n s u a l b á sico , a m e n a z a n d o , de esta m an e ra, la e x is t e n c ia d el g r u p o . 20 A c a s o u n a d e las ra z o n e s d e la a u s e n c ia re la t iv a de lu d ia d e cla se s” e n lo s E s t a d o s U n i d o s sea el h e c h o d<* cpie el t ra b a ja d o r n o rt e a m e r ic a n o , e n l u g a r de res11 in g ir s u le a lta d a lo s g r u p o s y a so c ia c io n e s q u e p r o p u g 11 " i la lu c h a de clases, se a d h ie r e a v a ria s a so c ia c io n e s y K 111p os q u e lo re p re s e n ta n e n c o n flic to s d iv e r s o s c o n d il< ic n te s g r u p o s re lig io s o s , é tn ic o s, p o lít ic o s y de p o s ic ió n ■ "li.il.
C o m o las lín e a s d e c o n flic to s e n tre to d o s estos
r.m p o s n o s o n c o n v e rg e n te s, las e scisio n e s, d e a c u e r d o •m i los in te re se s d e clase, n o a tra e n el to tal d e las e n erKÍ.'s n i im p lic a n , p o r tanto, la f id e lid a d d e l t ra b a ja d o r a nn.i so la á re a d e c o n flic to .
L a re la t iv a e s t a b ilid a d de la
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CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DF GRUPO
e s t ru c t u ra de clase s e n lo s E s t a d o s U n i d o s
(e n c o m p a ra
c ió n c o n las e s tru c tu ra s e u ro p e a s) y el fra c a so de lo s in te ñ io s d e l m a r x is m o — o d e l s id ic a lis m o so re lis t a —
para
h a c e r q u e el tra b a ja d o r n o r t e a m e r ic a n o r o m p a s u le altad a a so c ia c io n e s de t ip o n o clasista, p are ce c o n f ir m a r esta o b s e r v a c ió n . A s im is m o , m á s de u n a s o c ie d a d p r o f e s io n a l parece q u e d e b e p a rte d e la e s t a b ilid a d de s u e s t r u c t u r a al h e c h o d e q u e , a u n q u e lle g u e a i n c l u i r d iv e r s o s p u n t o s d e vista q u e d if ie r e n e n o rm e m e n t e , éstos se “ a n u la n
e n tre sí,
p o r q u e n o se a c u m u l a n e n t o r n o a u n p r o b le m a central. ¡S i los g e n e tista s n o r t e a m e r ic a n o s se d iv id ie r a n e n p a rí i d a r io s de M e n d c l y W e i s m a n n p o r u n la d o y de L y s e n k o p o r otro, e llo n o a u g u r a r ía n a d a b u e n o p a ra la e stáb il i d a d de su o r g a n iz a c ió n p r o f e s io n a l! E n lo s E s t a d o s U n i d o s u n o d e lo s a r g u m e n t o s tra d i d ó n a le s de lo s p ro te sta n te s, e n c o n t ra de lo s c a tó lic o s l<> m is m o q u e e n c o n t ra de lo s c o m u n is ta s , es p re c isa m e n te q u e estas o r g a n iz a c io n e s tra ta n d e c a p ta r to d a la lealtad de su s m ie m b r o s , a is lá n d o lo s de lo s c o n flic t o s h a b it u a l m e n te e n tre m e z c la d o s e n la s o c ie d a d n o rte a m e ric a n a . L a id e a f u n d a m e n t a l de R o s s p u e d e se r a h o r a es( la re c id a n u e v a m e n te .
Se ace p ta q u e lo s i n d i v id u o s se al i*
lia n a m u c h o s g r u p o s e n u n a s o c ie d a d d o n d e , a firm a R o s s , la in e x t r ic a b ilid a d d e l c o n f lic t o tie n e f u n c io n e s es ta b iliz a d o ra s.
P e r o la so la a f ilia c ió n m ú lt ip le n o d arla
p o r r e s u lt a d o las c o n s e c u e n c ia s q u e R o s s se ñala. S i los m ie m b r o s d e u n a so c ie d a d t u v ie r a n in te re se s q u e se fot ta le cie sen m u t u a m e n t e , las a f d ia c io n c s m ú lt ip le s , en Itt» g a r de e n tre m e z c la rse e n tre sí, a la p o stre se c o n s o lid a r ía n e n e sc isio n e s fu n d a m e n t a le s .
Ú n ic a m e n t e si e x iste n m i
m e ro s o s in te re se s a n t a g ó n ic o s , p e r o d iv e rs ific a d o s , se cvi ta rá p r o b a b le m e n t e la c o n s o lid a c ió n de u n m a n o j o de a filia c io n e s , y se m a n t e n d r á fr a g m e n t a d a la p a rt ic ip a c ió n E s t o p la n te a u n p r o b le m a q u e casi h a s id o o lv id a d o e n la te o ría s o c io ló g ic a a ctu a l.
L a a f ilia c ió n m ú lt ip le y
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
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I is I u n c io n e s c o n f lic t iv a s h a n s id o c o n s id e ra d a s p r im o r <11.lím e n te , c u a n d o n o e n f o r m a ca si e x c lu s iv a , c o m o u n a
Ilíenle d e c o n flic t o s p s íq u ic o s p a ra lo s in d i v id u o s q u e , se dice, e stán d e s g a r r a d o s e n le a lta d e s in c o m p a 1 ales c o n flic t o s in t e r n o s, c o m o lo s q u e s u r g e n de
1il»les.
l.i a f ilia c ió n a u n a Ig le s ia y a u n a c o m u n i d a d d e h o m l'ic s de n e g o c io s, de la a f ilia c ió n a lo s g r u p o s p r im a r io s y .1 las o r g a n iz a c io n e s b u ro c rá t ic a s , h a n s id o e x a m in a d o s del a lia d a m e n te .
S in
e m b a rg o ,
el
a n á lis is
s o c io ló g ic o
(«orno a lg o d is t in t o d e l s o c io p s ic o ló g ic o ) n o d e b e in t e
n sarse p r in c ip a lm e n t e e n la a p a r ic ió n d e t e n s io n e s in te rn.is e n tre lo s a f ilia d o s e n lo in d iv id u a l, sin o , s o b re todo, < n la s ig n if ic a c ió n de lo s c o n f lic t o s d e g r u p o y d e adsd i p c i ó n a g r u p o s , re sp e c to a la e s t ru c t u ra e n g e n e ra l. I s(e m o d e lo d e a f ilia c io n e s m ú lt ip le s de g r u p o , c o n in te n se s
y
v a lo r e s
c o n t ra d ic t o rio s ,
puede
se r
e x a m in a d o
p ro v e c h o s a m e n t e e n t é r m in o s d e s u s ig n if ic a d o f u n c io n a l p.na la e s t r u c t u r a de la so c ie d a d . S i ra stre a m o s las p ista s p r o p o r c io n a d a s p o r S im m e l y R o s s , lle g a m o s a la c o n c lu sión d e q u e las a f ilia c io n e s m ú lt ip le s de g r u p o , de lo s in d iv id u o s , c o n d u c e n a la m u l t ip l ic id a d d e c o n flic to s, i ni re m e z c la d o s e n la so c ie d a d .
T a l p a r t ic ip a c ió n frac-
• m n a ria p u e d e d a r p o r re s u lta d o , e n to n ce s, c ie rta clase ■ I' m e c a n is m o e q u ilib r a d o r , q u e im p id e la a p a r ic ió n de p in iu n d a s lis u r a s s o b re u n s o lo eje.
L a in t e r d e p e n d e n -
• 1.1 de lo s g r u p o s a n t a g ó n ic o s y la m u lt ip lic id a d d e los c o n flic to s n o a c u m u la b le s p r o p o r c io n a n u n im p e d im e n to — a u n q u e , p a r s u p u e s to , n o e l ú n ic o — , c o n t r a la r u p in i.i c o n s e n s u a l b a sic a de u n a so c ie d a d a b ie rta . L o s siste m a s r íg id o s , tales c o m o las so c ie d a d e s totaI mi rías c o n t e m p o r á n e a s , p u e d e n te n e r é x ito , c o m o an tes in d ic a m o s, al c a n a liz a r p a r c ia lm e n t e lo s s e n t im ie n t o s hosn le s a tra v é s de in s t it u c io n e s q u e s ir v e n c o m o v á lv u la d r escape, tales c o m o el a n t is e m it is m o y la x e n o f o b ia . S i n e m b a rg o , la c a re n c ia d e m e c a n is m o s de re a ju ste , p a ra las a u d i c i o n e s c a m b ia n te s, p e r m it e la a c u m u la c ió n d e p o si-
go
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
b ilid a d e s d e c o n f lic t o y, p o r tan to, d e a n t a g o n is m o s q u e a la p o stre p u e d e n a m e n a z a r d ire c t a m e n te e l a c u e rd o c o n se n su a l. P o r el c o n t r a r io , lo s siste m a s fle x ib le s, q u e p e rm ite n la e x t e r io r iz a c ió n d e l c o n flic to , h a c e n m á s r e m o t o el pe l i g r o d e l r o m p im ie n t o d e l c o n v e n io c o n s e n s u a l.
S i tal
es e l caso, la e x p r e s ió n y e x t e r io r iz a c ió n d e lo s s e n t im ie n tos h o stile s, p o r m e d io d e l c o n flic to , c o n d u c e n a u n acó m o d o m u t u o y u n ila t e ra l, y a aju ste s e n tre las p arte s in tegrantes. L o s c a n a le s in s t it u c io n a le s p a r a lle v a r h a sta su s úl tim a s c o n s e c u e n c ia s tales c o n flic to s, p a re c e n c o n stitu í! u n im p o r t a n t e “ m e c a n is m o e q u i l i b r a d o r ” e n u n a so cie d a d . L a s v a r ia b le s re la c io n e s de fu e rz a q u e se re v e la n e n lo s c o n flic to s y a tra vé s d e e llos, e n tre d is t in t o s g ru pos, p u e d e n se r r e g u la d o s m e d ia n t e c o n t in u o s ajustes, de tal m a n e r a q u e c o n t in ú e n s ie n d o lo b a sta n te fle x ib le s p a ra r e s is t ir las te n sio n e s in te rn a s.
C o n s e c u e n te m e n te ,
e n tales siste m a s fle x ib le s e l p e lig r o de c o n flic t o s qu e a lte re n el c o n s e n s o g e n e ra l se re d u c e a u n m ín im o . N u e s t r a s c o n c lu s io n e s c o n re sp e cto a las f u n c io n e s d e l c o n f lic t o e n las so c ie d a d e s y e n las re la c io n e s menos c o m p le ja s s o n s im ila re s e n lo fu n d a m e n t a l.
L a s rela< io
n e s ín tim a s, a u n q u e p r o p o r c io n a n fre c u e n te s o p o r t u n í d a d e s p a ra q u e s u r j a n c o n flic to s, m a n if ie s t a n tendenc i.i*. h a c ia la r e p r e s ió n de ellos.
S i lo s c o n flic t o s ap a re ce n .1
p e sa r d e la r e p re s ió n , t ie n d e n a d e s o r g a n iz a r las rela< in nes,
p o rq u e
p r o b a b le m e n t e
a s u m ir á n
una
in t e n s id a d
p e c u lia r, c o m o re s u lt a d o d e la p a r t ic ip a c ió n in t e g r a l d« la p e r s o n a lid a d , y d e la a c u m u la c ió n de la h o s t ilid a d n p r im id a .
A s im is m o , las so c ie d a d e s q u e e x ig e n la pat u
c ip a c ió n to tal de su s m ie m b r o s te m e n y r e p r im e n el con flicto, p e r o se v e n a m e n a z a d a s p o r el p e lig r o de b ro n catastró ficos.
S i n e m b a rg o , la s so c ie d a d e s p lu r a lis t a s <•■»
ta b le c id a s s o b r e la b ase d e u n a a f ilia c ió n m ú lt ip le d« g r u p o , t ie n d e n a “ in t e g r a r s e ” e n v i r t u d de lo s c o n Un
C O N F L IC T O S I N T E R N O S Y E S T R U C T U R A D E G R U P O
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ios m ú lt ip le s y m u lt if o r m e s q u e s u r g e n c o n lo s g r u p o s en lo s q u e la s p e r s o n a lid a d e s de lo s m ie m b r o s p a r t ic ip a n só lo fra g m e n t a ria m e n te . A h o r a p o d e m o s d e c ir q u e lo s s e n t im ie n t o s de e n e m ista d n o s ie m p r e n e c e sita n se r d e s v ia d o s o d a n p o r re su lta d o la a m b iv a le n c ia s i el g r u p o o la s o c ie d a d h a de m a n te n e rse .
L e j o s de t r a s t o r n a r la re la c ió n f u n d a m e n
tal, la e x p r e s ió n d ire c ta d e lo s s e n t im ie n t o s d e e n e m is ta d p u e d e c o n v e r t ir s e e n u n a fu e n t e de in t e g r a c ió n , si la p a rt ic ip a c ió n de lo s i n d i v id u o s es fr a g m e n t a r ia y n o total. L a a m b iv a le n c ia o el d e s p la z a m ie n t o o c u r r i r á n m u c h o m á s a m e n u d o c u a n d o la r e la c ió n sea ín t im a y lo s p a r t ic ip a n tes te m a n q u e c u a l q u ie r a ta q u e a m e n a c e in m e d ia t a m e n t e las bases m is m a s d e l c o n se n so .
E l d e s c o n te n to q u e se
e x p re sa d o n d e y c u a n d o s u rg e , q u e n o se d e ja a c u m u la r y se r c a n a liz a d o h a c ia u n a r u p t u r a im p o rta n t e , a y u d a a m a n t e n e r la so c ie d a d o g r u p o . L a p r o p o s ic ió n d e S im m e l p u e d e se r a h o r a r e f o r m u lad a de la m a n e r a s ig u ie n t e : E l c o n f lic t o p u e d e s e r v ir p a ra e lim in a r lo s e le m e n to s « liv isio n ista s y re sta b le c e r la u n id a d .
E n la m e d id a e n
q u e el c o n f lic t o s ig n if ic a e l r e la j a m ie n t o d e la t e n s ió n e n tre lo s a n ta g o n ista s, lle n a f u n c io n e s e s ta b iliz a d o ra s y se c o n v ie r t e e n u n c o m p o n e n t e in t e g r a d o r d e la re la c ió n . M a s n o to d o s lo s c o n flic to s s o n p o s it iv a m e n t e f u n c io n a le s p a ra la re la c ió n , s in o s o la m e n t e a q u e llo s q u e c o n c ie r n e n a las m e tas, v a lo re s o in te re se s q u e n o c o n t r a d ic e n lo s s u p u e s to s b á sic o s s o b re lo s c u a le s se e stab le ce la re la c ió n . E o s g r u p o s c o n u n a e s t r u c t u r a n o m u y c o h e re n te y las so c ie d a d e s a b ie rta s, a l p e r m it i r lo s c o n flic to s, e sta b le ce n s a lv a g u a r d a s c o n t ra el t ip o d e c o n f lic t o s u s c e p t ib le de p o n e r e n p e lig r o el c o n s e n s o f u n d a m e n t a l y, p o r tanto, d is m i n u i r á el p e lig r o de d iv e r g e n c ia s q u e a fe cte n lo s v a lores e sen ciale s. L a in t e r d e p e n d e n c ia d e lo s g r u p o s a n ta g ó n ic o s y la in e x t r ic a b ilid a d d e lo s c o n f lic t o s e n tales
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
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so cie d ad e s, q u e c o n t r ib u y e n a “ d a r c o h e s ió n a l sistem a s o c ia l” , p o r e lim in a c ió n r e c íp r o c a d e los c o n flic to s, im p e d ir á n la d e s in t e g r a c ió n a lo la r g o de u n a lín e a p r im o i d ia l de r u p t u r a . L a s ig u ie n t e P r o p o s ic ió n tra ta rá u n a ve z in á s la u la c ió n e n tre el c o n f lic t o y la e s t r u c t u r a d e l g r u p o , peí o in t r o d u c ir á u n fa c to r a d ic io n a l, a saber, la e s ta b ilid a d de la re la c ió n . P
r o p o s ic ió n
8 : E l co n flicto co m o ín d ic e d e la estabilidad
d e u n a rela ció n .
El hecho de que nunca se dé oportunidad para qin surjan conflictos, de ninguna manera es síntoma de un afecto profundo y verdadero... Por el contrario, esta con ducta a menudo caracteriza aquellas actitudes que no im plican una devoción fundamental e incondicional... 1,11 < inseguridad con respecto a la base de tales relaciones mui ve, a menudo, a quienes desean mantener la relación i cualquier precio, a actuar con un desprendimiento cxagi lado, al aseguramiento casi mecánico de la relación sosia yando los principios y evitando todo posible conflicto. I'.ll cambio, cuando estamos ciertos de lo irrevocable y friinm de nuestros sentimientos, esa paz a ultranza no es n a < ria. Sabemos muy bien que ninguna crisis puede abrió, paso hasta la bases mismas de la relación .22 E l a r g u m e n t o de S im m e l, e n esta P r o p o s ic ió n , está I i i • c a d o e n la a f ir m a c ió n de q u e la a u s e n c ia de c o n f lic t o no es ín d ic e d e e s t a b ilid a d f u n d a m e n t a l. N o se a f ir m a en < .« p o s t u la d o q u e
la p re se n c ia d e l c o n f lic t o
fo rz o sa n u nn
re v e la u n a in e s t a b ilid a d b ásica, s in o so la m e n t e q u e , d.ula la p re se n c ia d e s e n t im ie n t o s h o s tile s e n u n a re la c ió n , < * tos s e n t im ie n t o s es m á s p r o b a b le q u e se e x p re s e n en nn c o n f lic t o si esa r e la c ió n es estable. A s í, S im m e l s u g ie re q u e lo s s e n t im ie n t o s hostiles gt n e ra d o s d e n t r o de las re la c io n e s e stán m a s a b o c a d o s a
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
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» \ p re sa rse si lo s p a r t ic ip a n t e s tie n e n c o n c ie n c ia d e s u i .la b ilid a d , p o r q u e e n este caso te n d e r á n a e x p r e s a r l i b o m e n t e s u s s e n t im ie n t o s .
S i n e m b a rg o , si la r e la c ió n
' T i e sta b le c id a d e tal m a n e r a q u e lo s p a r t ic ip a n t e s te m a n 11 i u p t u r a d e l v í n c u l o si o c u r r e u n c o n flic to , te n d e r á n a i r p r i m i r o a d e s p la z a r lo s s e n t im ie n t o s h o stile s. La
s u p o s ic ió n
m á s g e n e r a liz a d a
en
la
a f ir m a c ió n
d< S im m e l toca u n p u n t o c e n tra l e n el m é t o d o s o c io ló g ic o . S im m e l p re te n d e q u e es n e c e s a rio in d a g a r e n lo m á s p r o f u n d o de las m a n ife s t a c io n e s de la c o n d u c ta , p a ra d e s c u la u lo d o e l a lc a n c e de la r e a lid a d social. D e este m o d o , de " l i n d o c o n S im m e l, la a u s e n c ia de c o n f lic t o e n u n a rel.ii ió n n o p u e d e to m a rse c o m o s ín t o m a d e q u e la rela< ión es e sta b le y se g u ra , o q u e se e n c u e n t r a lib r e d e teniones d e s t ru c to ra s e n p o te n c ia .
D e b e m o s in t e r e s a rn o s
< ti los e le m e n t o s late n te s y m a n if ie s t o s d e n t r o d e u n a h L ició n , p a r a d e s c u b r ir a n a lít ic a m e n t e 11< ado.23
to d o
su
s ig n i-
.Si e sta m o s in te re sa d o s e n s a b e r s i u n a r e la c ió n es es-
1 'b le , S im m e l s u g ie r e q u e n o es s u fic ie n t e in v e s t ig a r si los e le m e n to s d e l c o n f lic t o s o n o ste n sib le s, p o r q u e la a ú n a ia m is m a de m a n ife s t a c io n e s de c o n d u c t a c o n f lic t iv a no p u e d e s e r v ir c o m o ín d ic e de la a u s e n c ia d e t e n s ió n y m u im ie n to s h o stile s. Lom em os
un
e je m p lo
c o n c re to :
se ría im p r u d e n t e
1"ii< lu ir , d e la a u s e n c ia de c o n f lic t o e n las re la c io n e s r a il.i
les, q u e e x iste u n a ju ste in t e r ra c ia l.
L a a u s e n c ia d e
.... H ic to e n tre n e g ro s y b la n c o s e n el S u r d e lo s E s ta d o s I nidos, e n c o n tra ste c o n lo s fre c u e n te s c o n f lic t o s e n m u ' l u s c iu d a d e s d e l N o r t e , h a s id o to m a d a c o m o ín d ic e d e •|iir las re la c io n e s e n tre n e g r o s y b la n c o s s o n m á s e stab le s n i el S u r . T a l c o n c lu s ió n p a re c e in j u s t if ic a d a . L a a u se n i i i de c o n f lic t o n o in d ic a la a u s e n c ia d e s e n t im ie n t o s de I m »'-1i I id a d y de a n t a g o n is m o y, p o r tanto, d e e le m e n to s
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C O N F L IC T O S I N T E R N O S Y E S T R U C T U R A D E G R U P O
c ió n e n tre la a p a r ie n c ia y la r e a lid a d social. N o s p r o p o i c io n a u n a p ista ú t il p a ra d e d u c ir las c o n d ic io n e s s u b yace n te s de la c o n d u c ta . C o n t r a r ia m e n t e a lo q u e e l sen t id o c o m ú n p o d r ía in d ic a r, S im m e l a s e g u ra q u e en la* re la c io n e s ín t im a s d o n d e , c o m o h e m o s visto , p ro b a b le m e n te se h a c e n p re se n te s lo s s e n t im ie n t o s h o stile s,
I•
a u s e n c ia m is m a d e c o n f lic t o p o d r ía se r t o m a d a c o m o ín d ic e d e la e x is t e n c ia de e le m e n to s d e te n s ió n su b y a c e n tes. A f i r m a S im m e l q u e si lo s p a rt ic ip a n t e s e n u n a reí.» c ió n ín t im a la c o n s id e r a n d é b il, si sie n te n q u e lo s n e x o * d e u n i ó n n o p u e d e n re s is t ir la e x p r e s ió n d e su s sentí m ie n t o s de h o s t ilid a d , y te m e n q u e la re la c ió n se resque b raje , p r o c u r a r á n
e v it a r la
e x p r e s ió n
de s e n t im ie n t o *
h o stile s. L a s p r o p o s ic io n e s a n t e rio re s h a n s e ñ a la d o el h e d ió de q u e e n e l caso de re la c io n e s ín t im a s es p r o b a b le qu< su rja n
m uchas
o p o r t u n id a d e s
de
c o n flic to .
L le g a n m i
e n to n c e s a la c o n c lu s ió n de q u e la c a u sa d e q u e sean ir la t iv a m e n te r a ro s c o n flic to s re a le s e n este t ip o de re la i m nes, p are ce se r d e b id a al h e c h o de q u e lo s p a rticip a n !» i, t e m ie n d o la in t e n s id a d d e l c o n f lic t o c o m o r e s u lt a d o »l< la in t im i d a d d e s u c o n v iv e n c ia , t ie n d e n a e v it a r su a» .»< c im ie n to . P o d e m o s a h o r a c o n s id e r a r la p r o b a b ilid a d d el a» a» c im ie n t o d e c o n flic to s, e n este t ip o de re la c io n e s, rom»» ín d ic e d e s u e sta b ilid a d .
S i las re la c io n e s s o n e s ta b lo , y
si, e n o t ro s té rm in o s , lo s p a r t ic ip a n t e s n o c o n s id e ra n <|m e l c o n f lic t o las h a g a p e lig ra r, es p r o b a b le q u e éste stn |a e n tre e llos. L a p e c u lia r in t e n s id a d d e lo s c o n f lic t o s c u a n d o U l re la c io n e s so n ín t im a s, re su lta , s e g ú n se d ijo , d e la •»»i! u lu la c ió n d e h o s t ilid a d .
P o d e m o s a g re g a r a h o r a q u e * 1 ,
s ie n d o ín t im a s la s re la c io n e s, ca d a o c a s ió n d e co n ....... c o n d u c e a m a n ife s t a c io n e s in m e d ia t a s d e h o s tilid a d , y lio a la s u p r e s ió n de ella, n o se p r o d u c ir á la acu m u la » ión, y las r e la c io n e s n o p a te n tiz a rá n la a m b iv a le n c ia de I»»-. •» n
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
95
.... . a la c u a l n o s r e f e r im o s e n la P r o p o s ic i ó n 5, n i • in t e n s id a d d is c u t id a e n la P r o p o s ic ió n 6. L a id e a d e S im m e l p u e d e ilu s t ra rs e h a c ie n d o refe1r u c ia a in v e s t ig a c io n e s c o m ú n m e n t e ' n n p o d e las re la c io n e s fa m ilia re s .
re a liz a d a s
en
el
E l a n á lis is de la p re -
c o n f lic t o s es m e n o s
p r o b a b le
que
p e rd u re , q u e
“ p ie l o t r o re sp e c to al c u a l n o se tie n e n o t ic ia d e c o n f lic t o a lg u n o .
S i g u i e n d o las lín e a s d ire c t ric e s e x p u e s ta s p o r
S im m e l, d e b e m o s s u s c it a r d o s d u d a s p r in c ip a le s c o n c e r n ie n te s a d ic h o s e stu d io s: 1) ¿ P o d e m o s s u p o n e r q u e la 1u se n c ia d e c o n flic to s está fo rz o s a m e n te r e la c io n a d a c o n !•'
u s e n c ia d e s e n t im ie n t o s h o stile s, y q u e , p o r ta n to, in -
d u a u n a ju ste e stab le d e la p a re ja ?
2) E l a c a e c im ie n t o
d« c o n flic t o s m a rita le s, e n d e t e r m in a d a s c irc u n st a n c ia s , d ula la p r o b a b ili d a d d e q u e se p r o d u z c a n s e n t im ie n t o s h ostile s e n las re la c io n e s ín t im a s d e l m a t r im o n io ¿ p o d r ía in d ic a r la firm e z a , y n o la d e b ilid a d , de las re la c io n e s eniic los in t e r e s a d o s ? E n o tra s p a la b ra s, ¿ n o se ría a c e p ta b le « p e ra r m a y o r in t e g r a c ió n y e s t a b ilid a d d e la s re la c io n e s m a rita le s c u a n d o o c u r r a n a lg u n o s c o n f lic t o s ?
La
e xis-
n n< ia de c o n f lic t o s p u e d e in d ic a r q u e lo s p a rt ic ip a n t e s no e lu d e n la e x p r e s ió n de s u s s e n t im ie n t o s h o stile s, y n o M in e n q u e se m e ja n te c o n d u c t a d e b ilit e la e s t a b ilid a d de ns re la c io n e s.25 R e f ir ié n d o n o s a h o r a a re la c io n e s de t ip o s e c u n d a rio , a d v e rtim o s q u e c u a n t o se h a a f ir m a d o re sp e c to a lo s g r u pos p r im a r io s , se a p lic a a fo r t io r i e n este o t r o caso.
En
I r. re la c io n e s s e c u n d a r ia s se p r o d u c e e l c o n flic to , p e ro
1miiio éste tie n d e a c o n t e n e r ú n ic a m e n t e s e g m e n to s d e la p e r s o n a lid a d d e lo s p a rt ic ip a n te s, tie n d e a se r m e n o s in -
96
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
te n so y n o lle g a a p o n e r e n p e lig r o el a c u e r d o c o m e n s u a l b á s ic o e n tre ellos.
Y a se d ij o
q u e las sociedad» t
in t e g ra d a s p o r g r u p o s m ú lt ip le s se b e n e f ic ia n c o n c o n flic to s in e x t r ic a b le s q u e s u r g e n e n tre e llos.
I"»
S i a c rp
ta m o s esta a f ir m a c ió n , se d e d u c e q ü e , e n tales sociedad» e l c o n flic to , le jos d e c o n s t it u ir u n ín d ic e d e d e se q tiib b rio , es e n sí, u n ín d ic e de q u e f u n c io n a u n m e c a n ism o e q u ilib r a d o r . P o r v ía de ilu s t r a c ió n c o n s id e r e m o s el caso d e con flic to s e n tre g r u p o s raciale s. T a l e s c o n flic t o s p u e d e n
ti
to m a d o s, e n cie rta s c o n d ic io n e s , c o m o ín d ic e de u n a tm j o r in t e g r a c ió n p o r p a rte d e l g r u p o m in o r it a r io , d e n l o • d e la c o m u n id a d e n su c o n j u n t o .
U n g r u p o m in o r it a r io
q u e , a u n q u e lig a d o al g r u p o m a y o r it a r io , s ie n ta q u e el n e x o d e u n i ó n es in e sta b le , c a re c e rá de la firm e z a n< «< sa ria p a ra p r o v o c a r h o s t ilid a d e n u n c o n flic to .
E n \< /
d e esto, te n d e r á a su scita r, c o n re sp e c to al g r u p o m a y o rita rio , s e n t im ie n t o s a m b iv a le n te s , e n lo s c u a le s se im v c la n s e n t im ie n t o s p o s it iv o s de a d m ir a c ió n y respeto, <»m o tro s d e a n im a d v e r s ió n y o d io . 2<: E n la m e d id a e n q u e !"•» m ie m b r o s d e l g r u p o m i n o r it a r i o s u sc ite n c o n flic to s » "ii el g r u p o m a y o r it a r io , p o d e m o s in f e r ir q u e lo h a c e n
pm
q u e se s ie n t e n s u fic ie n t e m e n t e se g u ro s, e n su s relación» . c o n d ic h o g r u p o , p a ra a c e p ta r c ie rt o rie sg o , y q u e
ju/
g a n el n e x o c o n s e n s u a l q u e les u n e , s u fic ie n t e m e n t e lu» i te p a ra c o n t r a r r e s t a r el a n t a g o n is m o . 2' U n e s t u d io de las a c titu d e s d e lo s n e g r o s e n el < |< i cito, d u r a n t e la ú lt im a g u e rra , re v e la q u e m o s t ra b a n .... a c t it u d m á s p o s it iv a h a c ia e l c o n f lic t o b é lic o , y u n a m< j o r d is p o s ic ió n a e n t r a r v o lu n t a r ia m e n t e
en com ban
a q u e llo s q u e m o s t r a b a n te n d e n c ia m á s m ilit a n t e en • I á m b it o d e la s r e la c io n e s ra c ia le s.28 P a r a c it a r o t r o e je m p lo , c ie rto s e s tu d io s relativo»» i a so c ia c io n e s v o lu n t a r ia s n o s re v e la n q u e lo s m ic m h n n m á s p r e o c u p a d o s p o r el lo g r o d e la s m e ta s y p rop ósin »* d e g r u p o , n o s ó lo s o n lo s q u e c o n m a y o r p ro b a b ilu liii!
CONFLICTOS INTERNOS Y ESTRUCTURA DE GRUPO
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< o n c u r r e n a las re u n io n e s , s in o q u e sie n d o , a d e m á s, lo s q u e m a n t ie n e n u n la z o e sta b le c o n la o r g a n iz a c ió n , t ie n den a se r lo s q u e m á s p r o b a b le m e n t e p r o v o q u e n c o n v i c ios c o n la d ir e c c ió n d e l g r u p o . 29 L o s c o n f lic t o s fre c u e n te s e n a so c ia c io n e s d e esa n a tu » ‘loza, le jo s de in d ic a r n e c e sa ria m e n te s u in e s t a b ilid a d , p u e d e n s ig n if ic a r , p o r el c o n t r a r io , q u e u n a p r o p o r c ió n 1d a t iv a m e n t e e le v a d a de a so c ia d o s, m ente e n la v id a d e l g r u p o . L a p r o p o s ic ió n •orn o s ig u e :
se
d e S im m e l p u e d e
in t e r e s a n
r e a l
se r r e f o r m u la d a
L a a u s e n c ia d e c o n flic to s n o d e b e to m a rs e c o m o ín d icc d e la firm e z a y e s t a b ilid a d d e la s re la c io n e s.
Las
I e la c io n e s e sta b le s p u e d e n e sta r c a ra c te riza d a s p o r u n a c o n d u c ta c o n flic tiv a .
L a in t im i d a d d a o r ig e n a fre c u e n -
i« s o c a sio n e s d e c o n flic to , p e r o s ie m p r e q u e s u s re la c io n e s « mu te n u e s, lo s p a rt ic ip a n t e s lo e v ita rá n , te m e ro so s de p o n e r e n p e l ig r o la c o n t in u id a d d e las re la c io n e s. C u a n do las re la c io n e s ín t im a s e stá n c a ra c te riza d a s p o r f r e c u e n tes c o n flic t o s m á s b ie n q u e p o r la a c u m u la c ió n de s e n t i m ie n to s
h o s tile s
y
a m b iv a le n te s ,
podem os
h a lla r
una
II ist iI ic a c ió n c o n tal de q u e d ic h o s c o n flic to s n o afecten •I c o n s e n s o b ásico , c o n s id e r a n d o estos fre c u e n te s c o n f lic tos c o m o ín d ic e d e la e s t a b ilid a d de las re la c io n e s. K n c u a n t o a la s re la c io n e s se c u n d a ria s , d o n d e p o r lo p ro n to p o d r ía m o s e s p e ra r r a z o n a b le m e n t e q u e lo s c o n •lu lo s sean, re la tiv a m e n te , m e n o s in te n so s, d e b id o a la p a rt ic ip a c ió n f ra c c io n a d a d e lo s in te re sa d o s, la p re se n c ia d< | c o n f lic t o p u e d e ju z g a rse c o m o ín d ic e d e l f u n c io n a m ie n to d e l m e c a n is m o e q u ilib r a d o r .
L a s s ig u ie n t e s p ro -
p n sic io n e s se r e f e r ir á n p r in c ip a lm e n t e a la r e la c ió n fu n 1 ¡onal in t e r n a a n te el c o n f lic t o c o n o tro s g r u p o s , p e r o to d a vía t e n d re m o s o c a s ió n d e a n a liz a r c ie rto s p r o b le m a s o la liv o s a l c o n f lic t o d e n t r o d e l g r u p o m ism o .
V. L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O *. Y LA EST R U C T U R A DE G RU PO
P r o p o s ic ió n
9 : L o s con flicto s co n g ru p o s extraños
un
m en ta n la co h esió n in tern a .
En tiempo de paz, el grupo puede permitir que mi' ni bros antagónicos convivan en él, en una situación ind< <1 ya que cada uno puede seguir su propio camino y cvii.it colisiones. Ello no obstante, un estado de conflicto iulei» sifica de tal modo la cohesión entre los miembros y hm somete a impulsos tan uniformes, que forzosamente ticw 11 que ajustarse entre sí o repelerse de plano. He ahí la i.i/óii de que la guerra con el exterior constituya, en ocasione .. I.i última oportunidad para que un Estado supere aiii.i|'" nismos internos, que lo corroen, o bien para sucumbí 1 di finitivamente a ellos. El combatiente debe “ acoplarse sin reservas al conjim to” . Esto es, todas sus energías deben hallarse concerní.ida. en un punto, de tal manera que puedan emplearse cu 1 nal quier momento y en cualquier dirección. La bien conocida relación recíproca entre una orín» tación despótica y las tendencias belicosas de un grupo, d i« cansa en esta base informal: la guerra necesita vigoii/ u el sentido centralista del grupo, y esto se garantiza 1111 |". mediante el despotismo.1 E s t a P r o p o s ic ió n y las s ig u ie n t e s in t e n t a n lle v a r
.1
<.1 1 *
u n e x a m e n m á s p o r m e n o r iz a d o d e l im p a c to d e l c o n llu i " c o n el e x te rio r, s o b re la e s t r u c t u r a d e l g r u p o . A n t e r io r m e n t e s u g e r ía m o s q u e las fro n te ra s del r.m p o q u e d a n e sta b le c id a s g ra c ia s a lo s c o n flic to s c o n el • H te rio r, de tal su e rte q u e u n g r u p o se d e fin e a sí p o r s u lu c h a c o n o tro s g r u p o s .
mr.ii"«
S im m e l lle g a a s u g r ill
q u e el c o n f lic t o c o n el e x t e r io r re fo rz a rá la c o h e sió n In te rn a d e l g r u p o e in t e n s ific a r á la c e n tra liz a c ió n . 98
LOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
99
C reem o s n ecesario p la n te a r ah o ra u n p ro b lem a que Sim m el ig n o ró en su ensayo. T ie n d e este a u to r a despla.11 se, sin razón su ficien te, de los con flictos q u e n o abar«<111 el uso de la v io len cia, a las luchas cuya fo rm a de e x plosión es la g u e rra . A u n q u e es leg ítim o d escu b rir las sim ilitudes q u e p resen tan todas las form as de con flictos, 111 em b arg o , co m o m ás a d elan te verem os, la m ezcla in discrim in ad a de la g u e rra co n otras form as de co n flicto <(inducirá, en ciertos casos, a con clu siones insostenibles. A u n q u e aq u í S im m el co n sid era la g u erra co m o ejem plo ilu strativo del co n flicto , vam os a estu d iar en p rim e r o r m in o el efe cto de la g u e rra sobre la organ ización so1 1.11 de las n acion es m od ern as. L a fu n ció n de la g u e rra d u ra n te el n acim ien to del I si ado cen tralizad o m o d e rn o ha sido d escrita frecu en tem ente y exa m in a d a co n tal d etalle, qu e e x ten d ern o s en isla m a teria p arece su p erflu o . L a s teorías de L u d w ig ( .m n p low icz,2 G u stav R a tz e n h o f e r 3 y F ra n z O ppenhei111*1 a ce rca del papel ce n tra l de la co n q u ista p or la fuer.1 y de la g u e rra , en la génesis del E stado, o las afirm a•iones algo m ás cautas de S u m n e r relativas a q u e “ la guerra in ten sifica la org an izació n so cie taria” ,5 o la in te r di pendencia de la cen tralizació n y la g u e rra, su gerid a p or '..... niel, no h an sido puestas en duda. I ,a m ay o ría de los sociólogos m od ern os p o d rían objei.n la d istin ció n esq u em ática de H e rb e rt S p en cer, en tre tipos de sociedad m ilita r e in d u stria l,0 au n cu a n d o pocos llegarían a d u d a r de su so rp re n d e n te y m o d ern a afirm a•ión de q u e “el esfuerzo de todos, al ser u tilizad o d irecta o in d irectam en te p ara la g u e rra , será m ás efectivo cu a n do los m iem b ro s estén m e jo r co m b in ad os; adem ás de la unión e n tre los co m b atien tes, debe e x istir u n id ad con l«»s no co m b atien tes, si se q u ie re c o n ta r fácilm en te con su iiynda, de m a n e ra ráp id a y co m p le ta ” . A fin de satisfacer •m.is exig en cias, la vida, la acció n y la p rop ied ad de cada individuo d eben ser puestas al servicio de la socied ad .7
loo
LOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
L o qu e A lexis de T o c q u e v ille llam ó “el p rim e r axio m a de la c ie n c ia ” , esto es, q u e “ la g u e rra no abandona siem p re a los pueblos al g o b iern o m ilita r; p ero no puede d ejar de a u m e n ta r in m ed iatam en te las atrib u cio n es del go b iern o civ il, cen tralizan d o casi p o r la fuerza en sus m anos la d irecció n de todos los pueblos y el uso de tod.n las cosas” ,8 es con sid erad o p o r la m ay o r p arte de los so< iú logos, co m o u n p rin cip io de ap licació n m ás extensa ni nuestros días que en los de T o cq u e v ille . E x iste u n a co m p leta co n v e rg e n cia en este p u n to , cu tre los co n cep to s de M a x W e b e r y los de sus con tem po rán eos, co m o Sinnnel. W e b e r sostiene que “ la disciplina del e jé rcito da n acim ien to a todas las disciplinas ,fl y qu« la b u ro cra cia , a su vez, es “ el resu ltad o m as racional de la discip lin a. T o d o el análisis de W e b e r relativo .«I E stad o m o d ern o , con su sistem a de cen tralizació n bino c iá tic a , se d esarrolla, en b u en a p a rte , al e x a m in a r la
LOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
101
no ap arece de m o d o n ecesario co m o la cau d a o estela de la g u erra. Q u e el despotism o resu lte de las diversas situa' iones q u e en ella se o rig in a n d ep ende, en m u ch o , del j'iado de coh esión del sistem a social. P e ro la relació n que aquí analizam os, p arece ser la inversa de aq u ella a la * nal se refiere S im m el: no es cu an d o se refu erza la coheinn social, sino más bien en situ acion es en q u e la co hesión es d éb il, cu an d o existe p oca “a ce p ta ció n volu n tai i.i de la a u to rid a d ’’ co m o co n secu en cia de ser d ébil la so lidaridad in te rn a , p o r lo q u e “ el d esp otism o” p o d ría ser mi p rerre q u isito p ara reso lv er la situ ació n de g u e rra . E l despotism o p are ce v a ria r n o en p ro p o rció n d irecta, sino inversa a la cohesión in te rn a , lo d o s los regím en es au toi Marios de la E u ro p a m o d e rn a fu ero n in stitu idos al soIMeven ir un serio d eb ilita m ie n to de la coh esión in tern a, i e n a n a a la a n a rq u ía . E l o rd en in stitu cio n al establecido " había d esin teg rad o a m p lia m e n te ; las ru tin a s, las es peranzas y los deberes h ab itu ales, h ab ían su frid o un
102
LOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
clel co n flicto sob re la e s tru c tu ra de los gru p os, d ij im o s q u e el co n flicto h ace qu e los m iem b ro s del g ru p o se den m ás p erfecta c u e n ta de los n exo s del m ism o, y re lu c í/a su ten d en cia a p a rtic ip a r en él. L o s con flictos con el ex terio r tien en el m ism o e fecto : tam b ién m ovilizan lat defensas del g ru p o , en tre las cuales se cu e n ta n la ieafirm ació n in te rn a de valores en co n tra del encinii'.o e x te rio r. A q u í re s u lta rá m uy valioso el co n cep to de g r u p o negativo, de refe re n cia ’, in tro d u cid o p o r N ew com b , pt i feccio n an d o el co n cep to de S u m m e r re lativ o al ‘ g r u p o e x te r n o ” .13 L a co n d u cta será in flu id a ta n to p o r gru p os de releí c i» cia positivos (aquellos gru p os q u e in citan a la em ulación o im ita ció n ), co m o p o r gru p os de re fe ren cia negativo* (aquellos q u e suscitan m otivos de a n ta g o n is m o ). l)isi n tim os ya en la p rim e ra P ro p o sició n cu án tos grupos
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sec uencia de un co n flicto e x te rio r, no co n d u ce necesa riam en te al co n tro l cen tralizad o . A p ro p ó sito de este punto, ab rigam os la p rim itiv a duda, re sp ecto a la im pori.m cia co n ced id a p o r Sim m el a la g u e rra , en co m p aració n »on otras form as de co n flicto . A u n cu an d o , en grupos •11leí enciados, cad a tip o de co n flicto , ya sea p acífico o I*( Iico, p ro b a b le m e n te c o n d u c irá a la d ifere n ciació n y tam bién a la cen tralizació n , n o es posible a firm a r lo m is mo tratán d o se de gru p os m en os d iferen ciad os. “ L a subord inación im p lica coh esión , p e ro no a la in v e rsa .” 10 E n verdad, u n a secta qu e se h alle en igual co n flicto con el m undo de los co n d en ad o s” q u e la rod ea, debe m ostrar una coh esión lo su ficien tem en te ín tim a p ara q u e cada m iem bro del g ru p o p a rticip e en el e je rcicio de las tareas
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yendo la m ay o r p arte de las p rotestan tes, se cará cte ri/a n p o r u n a cen tralizació n m en o r q u e la organización rrli giosa m ay o ritaria de la cu al se seccio n aro n . L a c e n tra l■ zación y la coh esión in te rn a v a ría n in d ep en d ien tem cn U ’ u n a de o tra .18 E n tre las sectas y gru p os sim ilares que no requiere n g ran d iferen ciació n de fu n cion es (cu an d o la división del trab ajo alcanza sólo niveles ru d im e n ta rio s), la solidaridad in te rn a p u ed e llen ar, en b u en a p arte, las fun cion es d< in teg ració n q u e, en gru p os m ás d iferenciados, son d esai i peñadas p o r e stru ctu ras a u to rita ria s más desarrolladas P o r su p u esto cu an d o u n a secta se lanza a la guerra, ten d e rá cie rta m e n te a ce n tra liz a r su organ ización . M id i tras (pie en o tro s tipos de co n flicto todos los m iem bro* del g ru p o p u ed en p a rtic ip a r p o r igu al, las técnicas d< la g u e rra m o d ern a exig en d iferen ciació n de funcione* y la em erg en cia de un a e stru ctu ra cen tralizad a.-ü L n g ru p o q u e se en fren ta a la g u e rra bajo las condicione* m od ern as n ecesita u n E stad o m ay o r. E sto distingue n ú . las sectas religiosas con resp ecto del p artid o bolchevicpn au n q u e, co m o hem os visto, en otros m u chos aspectos son sim ilares. L a secta belicosa, activ am en te enfrascada en u n a g u e rra civil o en la p re p a ra ció n de la m ism a, debe d iferen ciar sus tareas a fin de lo g ra r un a m ayor eficien cia en la lu ch a, y, si la g u e rra se p ro lon ga, sentirá I.» necesidad de un a m ay o r d iferen ciació n y, p or lo tan to, d< u n a ce n tralizació n m ayor. L a h isto ria del p artid o bol ch ev iq u e, desde su in iciación hasta que alcanzó la « tru c tu ra de p artid o , fin alm en te lograd a después de la g u e rra civ il, ejem p lifica este proceso. Los con flictos con el e x te r io r u n ifican al g ru p o y d e van su m o ral, p ero qu e esto lleve a u n a m ayor cen t rali zación depende de la e stru ctu ra del g ru p o , así com o dr la n atu raleza del co n flicto .21 L a cohesión in tern a proba b lem en te se refo rzará en g ru p o s orillados a conflicto* con el e x te rio r. L a a p arició n del despotism o, sin embaí
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K°> está in v ersam en te re la cio n a d a con la fu erza de la
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Dado un grupo social con “ solidez institucional l.i amenaza exterior, al grupo en su conjunto, reforzará su cohesión interna... Sin embargo [este pricipió generalI. únicamente es valedero en condiciones muy específicas: a ) el grupo debe tener una “ solidez institucional’’, esto es, contar con un mínimo de consenso entre los individuos que lo integran, respecto al hecho de que el agregado es un grupo, y que su preservación institucional es valiosa; b) debe percatarse de la existencia de un peligro exterior que amenaza al grupo en su conjunto, y no tan sólo a una parte del mismo.23 L a re la ció n e n tre el co n flicto e x te rio r y la presión in te rn a no existe cu an d o la cohesión in tern a, anteriot a la in iciació n del co n flicto , es tan b aja, que los mieui bros del g ru p o han d ejad o de co n sid erar que sea útil l.t su p erviven cia del m ism o, o cu a n d o estim an q u e el pe ligro e x te rn o am enaza a “ ellos” y n o a ‘n osotros” , hn tales casos u n co n flicto con el e x te rio r tra e rá consigo la d esin teg ració n del g ru p o en lu g a r del ro b u stecim ien to de la cohesión. L os efectos, bien diferen tes, de la ú ltim a g u e rra so b re las e stru ctu ra s sociales francesa y b ritá n ica , nos p ro cu ra n un m ag n ífico ejem p lo . E l ataq u e nazi reforzó la cohesión in te rn a del sistem a social b ritá n ico , red u cien d o tem p o ra lm e n te las diversas escisiones p olíticas, sociales y econ óm icas existen tes en d ich a sociedad. E n F ra n cia , sin em b arg o , esas discusiones se a m p liaro n hasta el punto de a rru in a r el consenso au n en lo co n ce rn ien te a la cues tión más im p o rta n te de todas: si F ra n cia h a b ría de conti n u a r siendo u n a co m u n id ad n acio n al in d ep en d ien te. A l c o m e n ta r la p rop osición de S im m el, relativ a i que el co n flicto in tern o p u ed e con sid erarse com o un ín d ice de la estabilidad de la rela ció n , debem os distin g u ir e n tre con flicto s qu e acaecen en la e stru ctu ra mistn.i del consenso, y aquellos otros en los que no existe tal acu erd o . L leg áb am o s, en ton ces, a la co n clu sión de qm
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ú n icam en te en el p rim e r caso p u ed e decirse q u e el conllicto in te rn o es fu n cio n al p ara la re la ció n . Podem os ah ora an alizar el m ism o p u n to , en lo co n ce rn ie n te al electo del co n flicto e x te r io r sobre la e s tru c tu ra in tern a: d u ran te la segunda G u e rra M u n d ial, fracasaron los in1entos de ce n tralizació n del G o b iern o fran cés, y no logró éste a ca b a r con las escisiones, co m o re m e d io co n tra el d eb ilitam ien to de la so lid arid ad social. L a ú n ica a lte r nativa a la d esin teg ració n fu e el “ d esp otism o” del ré g i m en de P é ta in . E n la m ed id a en qu e el p elig ro e x te rio r es p ercib id o to m o algo qu e afecta al g ru p o (o socied ad ), en su co n ju n to, los con flicto s in tern o s no in d u cen a co n ce n tra r la acción en c o n tra del en em ig o e x te rio r. L as relaciones en tre b lancos y negros en los Estados U n id os ejem p lifi can esa situ ació n . E l h ech o de qu e la m in o ría n egra, a pesar de su exclu sió n p ara el e je rcicio de los derechos y privilegios m ás im p o rtan tes de la sociedad n o rteam e ricana, no se m o strara p rop en sa, d u ra n te la segunda (h ie rra M u n d ial a a ce p ta r la p ro p ag an d a japonesa en lavor de la “ solid arid ad e n tre las razas n egra y a m a rilla ”, indica q u e, en co n ju n to , el g ru p o n egro co n tin u ab a sin tiéndose id en tificad o con los valores n o rteam erican o s. E l resultad o de la g u erra p are ce h a b e r sido, así, el fo rtale cim ien to de la solid arid ad del n egro y del b lan co. El con flicto e x te rn o tu vo u n efecto más bien in tegrativo <|iie d isru p tiv o . P o r o tra , p a rte , los ataq u es enem igos co n tra las colon ias b ritán icas y holandesas en Asia M e ridional y O rie n ta l dieron co m o resu ltad o la d esintegra ción de la e s tru c tu ra social; u n a m ay o ría de los m iem bros de esas sociedades p e rcib ie ro n qu e la am enaza estaba d irig id a co n tra “ ello s” , esto es, co n tra los m agna tes b ritán ico s y holandeses, m ás b ien q u e co n tra “ nos o tro s” , los nativos. A l no co n sid erar la situ ación com o peligrosa p ara ellos m ism os, n o resp o n d ieron a los es fuerzos para rech azar la am en aza.
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Podem os a h o ra re fo rm u la r del sigu iente m odo la p rop osición de S im m el: E l co n flicto con otros gru p os co n d u ce a la m óvil i/.i ció n de en ergías, e n tre los m iem b ros del g ru p o p rop io, y por tan to al ro b u ste cim ie n to de la cohesión del m ism o Q u e la ten d en cia a la cen tralizació n aco m p añ e a un i<> b u stecim ien to de la cohesión, dep en d e tan to del c a r a d o del co n flicto co m o del tipo de g ru p o . L a centralización ap are ce rá co n m ay o r p ro b ab ilid ad en el caso de u n con flicto bélico y en e stru ctu ra s diferen ciad as q u e req u ieren u n a m arcad a división de tra b a jo . E l d espotism o p arece g u a rd a r re la ció n con una hdl.i de co h e re n cia ; se re q u ie re p ara llev ar ad elan te las hosii lidades donde la solid arid ad de g ru p o es insuficiente p ara m ovilizar las energías de sus m iem b ros. E n g ru p os em p eñ ad os en la lu ch a co n tra u n enem igo e x te rio r, el su rg im ie n to tan to de la cen tralización com o del despotism o, d epende del sistem a de valores c o r n i l nes y de la e s tru c tu ra de g ru p o , con a n te rio rid ad a la in iciació n del co n flicto . Los sistem as sociales caren tes de so lidaridad soc i.d p ro b ab lem en te se d esin teg rarán en p resencia de u n
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P r o p o s ic ió n 10: E l c o n flic to co n otros g r u p o s d e fin e la e stru c tu ra d e l g r u p o y la re a cció n c o n s e c u e n te al co n flicto in te rn o .
En toda situación bélica los grupos son intolerantes. No pueden permitir desviaciones individuales contra la unidad del principio coordinador, más allá de ciertos lí mites estrictamente definidos. La técnica que se aplica en estos casos resulta, en oca siones, la de una aparente tolerancia... La Iglesia Cató lica logró presentar el frente estrechamente unido que ne cesitaba. . . tratando a los disidentes, en la medida de lo posible, como miembros de su comunidad, pero en cuanto tal conducta resultó insostenible, los expulsó con incom parable energía. Para las estructuras de grupos de este tipo, una cierta elasticidad formal es de la mayor impor tancia. .. Un grupo combatiente relativamente pequeño, en el caso de conflicto agudo, puede beneficiarse con la reduc ción del número de sus miembros, en cuanto dicha dismi nución lo purifica de elementos con tendencias a la media ción y al compromiso. El grupo mayoritario no necesita insistir en el carácter decisivo del pro o el contra; los miembros vacilantes y condicionales son menos peligrosos, debido a q u e ... su elevado número puede resistir estos fe nómenos periféricos sin afectar al núcleo del grupo. Pero cuando, como ocurre en el caso de pequeños grupos, la periferia está muy cercana al centro, cada incertidumbre de un miembro hace peligrar la médula y, por tanto, la cohesión del grupo en su conjunto. La reducida distancia entre los elementos se explica por la falta de elasticidad de grupo, que en estos casos es la condición para la tole rancia .24 I'n esta ocasión Sim m el p o n e en cla ro lo q u e ya seña lábamos a n te rio rm e n te , a sa b e r: q u e la v io len cia de la reacción de u n g ru p o h a cia las escisiones in tern as de pende tan to de cierto s asp ectos de la e s tru c tu ra del g ru p o <<>1110 de la in ten sid ad del co n flicto .
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A u n q u e los gru p os que están resistiendo el ataque del e x te rio r n o p u ed en ser to leran tes a la. escisión in tern a , la reso lv erán de varias m an eras. D en tro de l.i diversidad de m étod os, n o p u ed e elegirse lib rem en te. I reacció n del g ru p o a las escisiones in tern as gu ard a id a ción con cierto s aspectos de su e stru ctu ra . U n a an alogía a c la ra rá estas diferen cias estru ctú rale»: hay dos m edios m ed ian te los cuales u n a em b arcación puede resistir la presión del agu a qu e la ro d ea: haciendo rígid o e in elástico el casco p ara q u e resista grandes pi< siones, o co n stru y én d o lo flexib le de tal m an era que pnc da so p o rtar u n a d eterm in ad a p resión sin ío m p e ise . Sim ■ m el sugiere q u e las grandes organ izaciones, tales com o la Iglesia C a tó lica o los p rin cip ales p artid os politicón, pued en a d o p ta r el segundo m éto d o , m ien tras q u e los pe queños nú cleos religiosos, tales co m o las sectas y * m in orías políticas de p artid o , p u ed en a d o p tar el prim e ro . C ada u n o de estos m odos de co n fro n ta r u n a am ena/.! e x te rio r im p lica riesgos específicos: u n a excesiva rigidez, d ará lu g ar a escisiones y re n u n cia s; u n a flexib ilid ad ex< <’ siva llev ará a h a ce r borrosos los lím ites y a la disol u< ion en el m ed io am b ien te. A u n cu a n d o p ueda ser a ce rta d a la observación
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m iem bros. P o r tan to , debem os d istin g u ir dos aspectos « " la e stru c tu ra del g ru p o : i ) la m ag n itu d n u m é rica del m ism o, y 2 ) el grad o de so lid arid ad de los m iem b ros, .mn cu an d o g en eralm en te cab e esp erar q u e se produz1.1 una v aria ció n sim u ltan ea de am bos factores. Sigu ien d o la línea de S im m el, p erm ítasen os e x a m in a r rcs, sino a d ed icarle la to talid ad de su v id a .” 27 Dos "ios después precisó aú n m ás su p u n to de v ista: lo que I I organ ización necesitab a sob re todas las cosas era un abnegado g ru p o de rev o lu cio n ario s profesion ales: “ E n ,m Pais co n u n g o b ie r n o d esp ó tico , cu a n to m ás re s triñ íamos la adhesión a esta o rgan ización de personas que
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co m o profesionales están co m p ro m etid as en la revolu ció n , m ás d ifícil será ca p tu ra r a la org an ización ... . N u m .» pod rem os d a r a u n a org an izació n de masas el grad o de secreto q u e nos es e s e n c ia l.. . L o qu e necesitam os es u n í organ ización de m ilitan tes. . .’ ~8 L a o rgan ización p o lítica p recon izad a p o r L e n in i n sim ilar a la de u n a secta religiosa. L a secta es u n a aso d a c ió n relig io sam en te calificad a, y n o co m o la Iglesia, u n a asociación co ercitiv a p ara a d m in istrar g racia, qu< d erra m a su luz sobre lo ju sto y lo injusto, e in ten ta pu< i sám ente situ ar al p ecad o r bajo la disciplina de la Ley Di vin a. L a secta rep resen ta el ideal de la E cclesia p u ra , la co m u n id a d visible de los santos, de cu yo reb añ o ha sido exp u lsad a la oveja n eg ra, p ara q u e n o ofen d a los ojo* de D ios” . “ L a co m u n id ad |de la secta] con stitu ye un m ecan ism o de selección q u e separa lo calificad o de lo q u e no lo es. . .” 29 L a teo ría de la o rgan ización según L e n in y la cai.u terización de la secta de W e b e r su b rayan la integral iúu de cu erp os exclu sivos, el estab lecim ien to de la edite u li giosa o p o lítica. N o aspira a in clu ir en ella a las rnamii hu m an as, sino qu e se restrin g e a si m ism a p aia ati.iei u n a clase especial de “ realizad o res” .30 L e n in ju stificó la necesidad de u n p artid o de élite, ni térm in o s del a cerb o co n flicto a q u e se en fren tab a la 01 gan ización re v o lu cio n a ria en su lu ch a co n tra el zarismo au to crá tico . C o m o g ru p o de lu ch a re n u n cia b a a la veo taja del g ran n ú m e ro (p o r sup u esto, L e n in n o negó l.t ven taja del g ran n ú m e ro ) a fin de m a n ten er la pur« • esencial q u e exig ió la lu ch a. C on sid eracion es m uy sino lares in flu y ero n , d u ra n te los tiem pos p rim itivos, cu la* sectas p rotestan tes. T a m b ié n ellas estaban enfrasi ¡ol.i<» en un a d u ra lu ch a co n credos an tagónicos, q u e peiv gu ían la d estru cció n de la h e re jía , p o r lo que el m am e n im ien to de la “ p u reza” de los m iem b ros fue de impoi tan cia ca p ita l.31
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E l co n ce p to m en ch ev iq u e de o rgan ización tam bién, co n firm a el p u n to de vista según el cu al el n ú m e ro y la p articip ació n de los m iem b ro s están relacio n ad os con la situ ación co n flictiv a a q u e se en cara o esp era e n ca ra r se el g ru p o . E l p a rtid o m en ch ev iq u e o, cu a n d o m enos, m uchos de sus rep resen tan tes m ás destacados, no espera ban que el co n flicto con el zarism o a d q u irie ra cada vez m ayor grav ed ad , sino m ás bien q u e se suavizara gracias a la g rad u al lib eralizació n del rég im en . Si el zarism o po día llegar a ser un a rép lica m o d ificad a de los regím en es d em ocráticos de O ccid en te, en to n ces seg u ram en te h ab ría menos necesidad de un p a rtid o de élite. D e a cu e rd o con esta exp e cta tiv a , la org an izació n d eb ería a tra e r, p o r tan to, el m ay o r n ú m e ro posible de personas co n o b jeto de ganar los votos de la ciu d ad an ía, a la h o ra de la co n tie n da electo ral. En otras p alab ras, los m en ch ev iq u es, en esp era de un a in in o ram ien to de los con flictos extern o s, p lan eab an una organ ización de m asas, u n a “ iglesia”, u n a organiza1 ión elástica, to leran te a las tend en cias d iv erg en tes, y « nyos disidentes no se v erían forzados a in co rp o ra rse a las I il.is de los h erejes o renegados. A dem ás, u n a org an ización d< esta especie podía a d m itir a h om b res q u e, si p erm aim ( icia n fu e ia de la org an izació n , p od rían co n v e rtirse en rivales y com p etid o res. Su fuerza ra d ica ría en la cap tació n de los elem en to s disidentes, n o en su e x clu sió n .32 Eos p artid o s so cial-d em ócratas, lo m ism o en Rusiaque en el resto de E u ro p a , e ran organ izacion es cohesivas,, caracterizad as p o r un a vigorosa solidaridad in te rn a . LaLian can tid ad de afiliados a estos p artid os hizo posible y, de h ech o , n ecesaria la co e x iste n cia de d iferen tes fa c
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L a situ ación es co m p le ta m e n te d iferen te, sin emb.ii go, en los p eq u eñ os grupos o rien tad o s h acia un conllu lo co n tin u o y e n co n ad o con el e x te rio r. E n estos grupo-», tod a escisión in te rn a p arece p o n e r en p eligro la móvil i zación co n ju n ta de todas las energías p ara en fren tar.! al co n flicto e x te rn o . T a le s g ru p os no son tan indúlgem e* con sus m iem b ro s co m o los gru p os más num erosos. En la m edida en q u e tales gru p os de élite, relativ am en te ir ducidos, re q u ie re n la total p articip ació n de sus m inii bros, se les ap lica lo qu e dijim os acerca del el celo fo rta le ce d o r d erivad o de la p articip ació n afectiva en *»• tu acion es de co n flicto : en aquellos grupos cuyos m in n bros p a rticip a n ín teg ra m e n te , es m ás fácil q u e el conllu lo in tern o aparezca im b u id o de elem en tos ficticios. Pu* te rio rm e n te el co n flicto in te rn o se ah o n d ara en tal loim.i qu e afe cta rá de m od o d ire cto las bases consensúales «Ir la e stru ctu ra del g ru p o . P o r con sigu ien te, no puede lo lerarse n in g u n a d esavenencia, y se p rocede a la exclusión del disidente. C o m o Sim m el asegu ró en o tra p arte: m las relacion es n o dejan lu g a r algu n o a la afirm ación «Ir actitu d es an tagón icas, la exclu sió n es la ú n ica salida. Eli p artid o de L e n in se vio co n tin u a m e n te desgarrado pul las luchas faccionales qu e co n d u je ro n a repetidas di vi siones y exclu sio n es; n o o b stan te, L e n in , lejos de dcpl.» r a r los hechos, insistió en q u e de ello la organización sal d ría ro b u stecid a, fo rtalecién d o se la cohesión e n tre el retín de los m iem b ros. E n ta n to q u e el g ru p o tip o “ eclesiástico” fortalece mi co h esió n in te rn a p erm itien d o la existen cia de tendem i.n co n tra d icto ria s en sus filas, la secta p olítica o religio- < debe ex p u lsa r u n o tras o tro a los disidentes, p ara m a n tó n • o in cre m e n ta r la cohesión e n tre los m iem b ros “digno*. T a n p ro n to co m o el g ru p o define su estru cim .i . 1. acu e rd o con las perspectivas de co n flicto e x te rn o , su o ■■ puesta a la escisión in tern a deja de ser cu estión de alio n ativ a, y q u ed a d e term in ad a p o r su p rop ia definición
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1.11 una P ro p o sició n a n te rio r discu tim os el h e ch o de que H hereje co n cita sobre sí u n a v io len ta h ostilidad de sus antiguos asociados, no sólo p o r la intensidad de previas identificacion es afectivas, sino tam b ién p o rq u e al m enos sim b ólicam en te, cu an d o no en la realid ad , am enaza a la existen cia m ism a de su a n tig u o g ru p o . M en cion am os entonces, de m o d o in cid en tal, q u e la re acció n co n tra la herejía p ro b a b le m e n te varía co n el grad o del con flicto e x tern o y, en co n secu en cia, tien d e a ser p a rticu la rm e n te violenta en los gru p os co m p ro m e tid o s en u n co n flicto ligúelo co n el e x te rio r. A h o ra podem os ya ir más lejos: un g ru p o q u e, desde su n a cim ie n to , está co n ce b id o co m o K« upo m ilita n te , se e n cu e n tra esp ecialm en te m a d u ro para em p ren d er u n a rabiosa c a ce ría de h erejes; sus m iem b ros rc exp resió n , d e n tro de su e s tru c tu ra , la secta sólo ve n i él a u n “ re n e g a d o ” p o ten cial. A n te rio rm e n te tuvim os o casión de señ alar la difereni ia en tre h e re je y ren egad o. A firm áb am o s en ton ces que
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manteniendo los valores básicos de éste, y mut’IMM tanto, con borrar sus fronteras. Ahora podi nins nuil que el disidente crea aún mayor con Iunión i|in * I l»P je que se ha separado del grupo, porque, nqlh • lM#l en su participación. En los grupos pcqiicmn mlllHih y cerrados, el disidente que todavía dcíicnd...... *•M|| concertadamente. El disidente actúa de modo hit qittM do, y crea confusión: ¿Se pasará al enemigoi’ dio» •••i» 1 establecer un grupo rival? ¿Intentará dcssilim t I •UUM M acción del grupo? Sus camaradas únicamente mu >1» 11 ti tar seguros de que está “urdiendo algo". Al u n o I unanimidad de sentimientos del grupo, ¡m ialin» mt en marcha, su propia estructura le ayuda a dillnb i relación con el conflicto. Simmel lo lia drlhililu mi sobria precisión en otras partes, subrayando qm *1 " i |i dicalismo’’ derivado de la estructura puede a i Indi pHI diente del radicalismo ideológico: 84 E n general, los g ru p o s peq ueñ o s son itnU • id». los grandes, ya que las ideas m ism as que i I i v h i
dn« ipil d* Iii(I
a estos ú ltim o s establecen lím ites a su ritd ln tl...... I I | dicalism o, en este caso, es so ciológico poi m niM.ii m«||| raleza. R e su lta im p uesto p o r la devoción ........IM del in d iv id u o al ra c io n a lism o del grupo, l o n n * Mlf g ru p o s co n tigu o s (se req uiere u n a dclim itiu lón ' '| "'d | ilM que la su p e rvive n cia del g r u p o quede nsc-guiiid i) y p f j im p o s ib ilid a d de v ig ila r las tendencias y la*. Id. m ...ipil
IOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
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m n ile divergentes d en tro de u n a estructura social m u y reducida. E) ra d ica lism o alguno, de todo esto .35
ideológico
n o depende, en m o d o
Proced erem os, ah o ra, a o cu p arn o s de la re la ció n re•ipioca e n tre la e stru ctu ra del g ru p o y el co n flicto ex'' " ,0 - S im m el o p in a q u e en este caso la e s tru c tu ra del i'Hipo ayud a a d efin ir la in ten sid ad , actu a l o prevista, d< I i on flicto con el e x te r io r y, co m o acab am os de ver, esta Intensidad p resen te o fu tu ra del co n flicto e x te rn o ejer" presión, a su vez, p o r razón de lo re d u cid o del g ru p o \ de la inten sa d ev o ció n de los afiliados. E l p eq u eñ o i:tupo m ilita n te , co n u n a g ra n p a rticip a ció n de sus m iem I m o s . ten d erá a m a n te n e r ríg id a m e n te su p u reza ideolóEn los g ru p os re la tiv a m e n te m ás n u m erosos, más liberales, co n u n a m e n o r p a rticip a ció n de los m iem b ros, p cim ite q u e el co n te n id o id eológico varíe de acu erd o n>n las ten d en cias in tern as, d ivergen tes y co n tra d icto rias. I Jn g ru p o n u m ero so q u e p e rm ite d e n tro de sus filas 11 exp resión de las desavenencias y, p o r tan to , el conflici<>, debe su fortaleza y coh esión a su flexib ilid ad . L a cohesión, lejos de su frir m en o scab o , se fo rtalece con el desarrollo del co n flicto in te rn o . P o r o tra p arte, el g ru p o pequeño, ce rra d o , m ilita n te , n o p e rm ite el co n flicto in terno y, en co n secu en cia, san cio n a al disid en te con la expulsión. A sí, el g ru p o ce rra d o , co m o sociedad q u e su prim e el co n flicto re a l del g ru p o , tien d e a p ro v o ca r reac«iones del tip o “ ch ivo e x p ia to rio ” . T a l g ru p o no sólo considera cu a lq u ie r disensión co m o “activ id ad enem iKa > sino q u e, adem ás, tien d e a “ in v e n ta r” enem igos interiores y e x te rio re s p ara fo rta le ce r su solid aridad inlerna. Sem ejan te g ru p o an d a siem p re a caza de en em i gos, puesto q u e de ellos d ep en d e su cohesión y existen < ia. C o n tin u a re m o s d esarro llan d o Proposición sigu ien te.
este
p u n to
en
la
En los an te rio re s co m en tario s id en tificam os dos as-
n8
L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
p e ctos de la e s t r u c t u r a d e g r u p o q u e S im m e l o lv id a scj m ra r: i ) la m a g n it u d re la tiv a ; 2) e l g r a d o de p a rt ic ip a c ió n d e lo s m ie m b r o s .
P u s im o s e n c la ro q u e estas c o n d ic io n e n
d e b e n se r c o n s id e ra d a s e n r e la c ió n c o n u n te rc e r aspee lo, el de la s it u a c ió n : lo s g r u p o s q u e lu c h a n e sp o rá d ic a m e n te y lo s q u e lu c h a n s in tre g u a .
E n c o n t r a m o s q u e estos don
a sp e cto s se s u c e d e n p o r c o n j u n t o s ; e n o tra s p a la b ra s, Ion g r u p o s q u e se f o r m a n c o n la p e r sp e c tiv a de u n c o n f lit io e x t e r io r in t e n s o t ie n d e n a se r r e la t iv a m e n t e p o c o m im e rosos, y e x ig e n la p a r t ic ip a c ió n to ta l de su s m ie m b ro s , ¡t d ife re n c ia d e lo q u e su c e d e c o n lo s g r u p o s n u m e r o s o l™ A u n c u a n d o n o h e m o s e x a m in a d o las o c h o co m b in a » i" nes
p o s ib le s
a
b ase
de
la
m a g n it u d ,
in t e n s id a d
del
j
c o n f lic t o e x t e r n o y g r a d o d e p a r t ic ip a c ió n d e lo s m ie m b ro s, p o d e m o s c u a n d o m e n o s a s e g u r a r q u e e xiste umifl te n d e n c ia a c o n j u g a r esos aspectos, lo c u a l d a o rig e n a la a p a r ic ió n de lo s d o s tip o s o p u e st o s d e la e s t r u c t u ia de 1 g r u p o q u e e stu d ia m o s. T o m a n d o e n c o n s id e r a c ió n esas d o s d is tin c io n e s , |>o d e m o s r e f o r m u la r la P r o p o s ic ió n de S im m e l d e l siguí» n te m o d o : L o s g r u p o s c o n s a g ra d o s a u n a lu c h a c o n t in u a c o n « I e x t e r io r t ie n d e n a se r in t o le ra n t e s e n el in t e iio i.
N»i
p e r m it e n s in o d e s v ia c io n e s lim it a d a s de s u s m ie m b ro *, T a le s g r u p o s t ie n d e n a a d q u i r i r u n ca rá cte r sectario, nc< le c c io n a n a su s m ie m b r o s e n r a z ó n de c a ra c te rístic a s cspfl cíales, t ie n d e n a ser m u y lim it a d o s e n n ú m e r o y re c la m a n la p a r t ic ip a c ió n to tal de s u s m ie m b ro s . S u c o h e s ió n so» lili d e p e n d e de la p a r t ic ip a c ió n ín t e g r a de lo s a filia d o s, < n to d o s lo s a sp e cto s de la v id a d e l g r u p o , y se ve re fo rz a d * p o r la a f ir m a c ió n de la u n id a d d e éste e n s u lu c h a
contri
el d isid e n te . L a f o r m a ú n ic a de re s o lv e r lo s p ro b le m a * q u e cre a la d is e n s ió n es la de la e x c lu s ió n v o lu n t a r ia n fo rz a d a d e l d isid e n te . L o s g r u p o s d e l t ip o “ e c le s iá s tic o ” , q u e n o se ve n ni
I.O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
119
vueltos en una lucha externa continua, tienden a no exi gir la participación total de sus miembros y, al no establecer un criteiio rígido para estos, muestran mayor predisposición a ser numerosos. Semejantes grupos pue den resistir con éxito las presiones externas, por la elas1 i( idad misma de su estructura, que les permite una zona de “conflicto tolerable” en el interior. P r o p o s ic ió n
11: L a b ú s q u e d a d e en em ig o s.
L o s grupos, especialm ente las m in o rías, q u e vive n en u n am b ie n te de co n flicto y persecución, rechazan a m e n u d o el acercam iento o la tolerancia de lo s antagonistas. L a naturaleza cerrada de su a n ta g o n ism o sin la cual n o p u e den lu c h a r o se ve ría n c o n fu n d id o s . ..
P o r tal razón, la
victo ria aplastante de u n g r u p o sobre sus en em igos no siem p re representa la so lu c ió n m á s a fo rtu n a d a ...
L a vic
toria d e b ilita la energía q u e estaba g a ra n tiz a n d o la u n id a d del g ru p o ; las fuerzas disolventes, siem pre en actividad, g a n a n terreno. .. D e n tro de ciertos grupos, puede a u n considerarse co m o p ru e b a de h a b ilid a d p o lítica el p ro c u ra r que existan ciertos enem igos p a ra m a n te n e r la u n id a d de los m ie m bro s, y p a ra que el g r u p o co n tin ú e consciente de que esa u n id a d constituye su m á x im o interés v ita l .36I
I .le v a n d o h a sta s u s ú lt im a s c o n s e c u e n c ia s la id e a d e q u e < I c o n f lic t o e x t e r n o a u m e n t a la c o h e s ió n d e l g r u p o , S i m m el so stie n e e n la p re se n te P r o p o s ic ió n , q u e lo s g r u p o s m ilit a n te s p u e d e n de h e c h o
“a t r a e r ” e n e m ig o s c o n
el
p ro p ó s it o de m a n t e n e r y a u m e n t a r la c o h e s ió n d e l g r u p o . S ie n d o el c o n f lic t o p e r m a n e n t e u n a c o n d ic ió n de la s u p e r v iv e n c ia d e lo s g r u p o s m ilit a n te s , p e r p e t u a m e n t e tie n e n q u e p r o v o c a rlo . A d e m á s , a d m it e p o r m o d o im p líc it o q u e el c o n f lic t o e x t e r io r n o n e c e sita n i s iq u ie r a se r re a l p a ra fo rta le c e r la c o h e s ió n d e l g r u p o ; to d o lo q u e se n e ce sita es q u e lo s m ie m b r o s p e r c ib a n o se m u e s t r e n d is p u e s t o s a p e r c ib ir
i2o
LOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
u n a a m e n a z a e x te rio r, p a ra q u e
“ m a n t e n g a n s u co h e
s i ó n ” .*7 L a s a m e n a z a s p u e d e n o n o p u e d e n e x is t ir o b je tiv a m e n te , p e r o el g r u p o d e b e v i b r a r c o m o si e x is t id . m . L a p e r c e p c ió n so c ia l de u n a a m e n a z a e x te rn a p u e d e si i d e fo rm a d a , p e r o su efecto e n el in t e r io r d e l g r u p o p u e d e s e r el m is m o q u e el de la p e r c e p c ió n g e n u in a d e un.» a m e n a z a o b je tiv a . L a b ú s q u e d a de n u e v o s e n e m ig o s p o r u n g r u p o m i lita n te se ase m e ja al p ro c e so q u e G o r d o n W . A l l p o i t h.i d e n o m in a d o “ la a u t o n o m ía f u n c io n a l de lo s m o t iv o s ."M A l l p o r t a f ir m a q u e lo s m o t iv o s q u e o r ig in a lm e n t e sur» g ie r o n e n la p e r s e c u c ió n de u n a m e ta e sp e c ífic a p u e d e n c o n t in u a r o p e r a n d o a u n q u e la m e ta o r ig in a l d eje de e x is tir.
R o b e rt K .
M e rto n
u t iliz a
un
cu a d ro
c o n c e p tu a l
s im ila r p a ra e x p lic a r el r it u a l b u r o c r á t ic o , c o n s u carai te rístic o d e s p la z a m ie n to d e m etas, p o r m e d io d e l c u a l un v a lo r d e n a t u r a le z a in s t r u m e n t a l se c o n v ie rt e e n u n f in . * D e ig u a l m a n e ra , e l c o n f lic t o e n q u e el g r u p o se e m p e ñ ó o r ig in a r ia m e n t e p a r a lo g r a r u n f in d e t e r m in a d o se (o n * v ie rte e n u n f in e n sí m ism o . E s t o re c u e r d a n u e s t ro s a n t e rio re s c o m e n t a r io s so b re e l c o n f lic t o ir re a l o fic tic io .
A s í c o m o d ic h o c o n flic to
está g o b e r n a d o n o p o r el d e se o de o b t e n e r re su lta d o s, s in o p o r la n e c e s id a d de lib e r a r la te n s ió n p a ra m a n t e n c i la e s t ru c t u ra d e la p e r s o n a lid a d , a sí la b ú s q u e d a de ene m ig o s p o r e l g r u p o n o tie n d e a lo g r a r r e s u lt a d o s p o i lo q u e a s u s m ie m b r o s respecta, s in o ú n ic a m e n t e a m a n t e n e r s u e s t r u c t u r a c o m o u n a o r g a n iz a c ió n e n m a ic h a . A u n d e s p u é s de ce sar la s it u a c ió n in ic ia l d e c o n flic to q u e les d io v id a , lo s g r u p o s m ilit a n t e s c o n t in ú a n a c tu a n d o a p e g a d o s a la “ n o r m a o c o n s ig n a c o n q u e o r ig in a r ia m e n t e e m p e z a r o n a o p e r a r . C o m o d ic e C h e s t e i B e r n a r d . o r g a n iz a c ió n gra rse .
que
n o lo g r a s u p r o p ó s it o
T a m b i é n se d e s t ru y e si lo lo g ra .
IJiut
d e b e d e s in tr 40 E n co n se
c u e n c ia , d e b e n e n c o n tra rs e n u e v o s o b je tiv o s p a ra evitar la d is o lu c ió n .
L a h is t o r ia d e lo s m o v im ie n t o s agrario-*
L O S C O N F L IC T O S C O N G R L P O S E X T R A Ñ O S
121
p o p u lis t a y p r o g r e s iv o , e n lo s E s t a d o s U n id o s , m u e s t r a n m u c h o s e je m p lo s e n q u e las o r g a n iz a c io n e s de a g r ic u lt o res o r ig in a r ia m e n t e e sta b le c id a s p a ra lu c h a r c o n t r a los in te re se s f e r r o c a r r ile r o s o d e lo s e le v a d o re s d e g ra n o s, se a p ie s u r a r o n , u n a vez g a n a d a esta b ata lla, a p re s e n t a r n u e va s d e m a n d a s y ata ca r a o t r o s a n t a g o n is ta s e n la esfera p o lític a . E n s u e s t u d io r e la t iv o a la F e d e r a c ió n de la C o m u n id a d C a n a d ie n s e e n S a s k a tc h e w a n , S e y m o u r L ip s e t s u b r a y a q u e la v ic t o r ia d e lo s a g r ic u lt o r e s s o b re u n e n e m ig o c o n c re to , le jos de c o n d u c i r a la d e s a p a r ic ió n de la o r g a n iz a c ió n m ilit a n te , la lle v o a e x t e n d e r s u c a m p o de a c c ió n e n c o n t r a de o tro s e n e m ig o s .41 L a h is t o r ia d e l m o v im ie n t o o b r e r o ta m b ié n p r o p o r c io n a m u c h o s e je m p lo s s im ila re s. L a d e s a p a r ic ió n d e l e n e m ig o in ic ia l c o n d u c e a la b ú s q u e d a d e n u e v o s e n e m ig o s p a r a q u e el g r u p o p u e d a < o n t in u a r e m p e ñ a d o e n el c o n flic to , y de esta m a n e r a m a n t e n g a u n a e s t ru c t u ra q u e e sta ría e n p e lig r o d e d e s in te g ra rse p o r falta de e n e m ig o . 42 C o n v i e n e s u b r a y a r a h o r a q u e “ el n u e v o e n e m ig o ” q u e < sio s g r u p o s íe a lm e n t e s u sc ita n , c u y a a m e n a z a e x a g e ra n , i c á lm e n te e xiste, a d if e r e n c ia d e l e n e m ig o “ in v e n t a d o ” d e l c u a l n o s o c u p a r e m o s m á s a d e la n te . A d e m á s , el p r o v o c a r al e n e m ig o , p o n ie n d o d e m a n if ie s t o s u s “ p e lig ro s a s in t e n c io n e s ” p u e d e te n e r el e fecto d e u n a “ p r o f e c ía q u e se c u m p le p o r s í m is m a : el “ e n e m ig o r e s p o n d e r á ” y e n esta f o r m a se v o lv e r á ta n p e lig r o s o p a ra el g r u p o c o m o ;d p r in c i p io se le a c u só de se rlo . \ d ld i ía la p e n a e s t u d ia r la e v o lu c ió n d e lo s g r u p o s d e lu c h a d e sd e
este p u n t o d e vista.
L a a t e n c ió n
d e b e ría
< o n c e n tra rs e s o b re lo s g r u p o s q u e h a n lo g r a d o s u ob je i i\ o in ic ia l, y a sea a tra vé s d e la p r o p ia v ic t o r ia o p o r q u e los c a m b io s so c ia le s les h a n p e r m it id o a lc a n z a r, s in su 1111 ei v e n c ió n , el o b je t iv o p o r el q u e in ic ia lm e n t e lu c h a lian.
L a tare a se rá d e s c u b r ir p o r q u é a lg u n o s d e estos
g r u p o s d e sa p a re c ie ro n , e n ta n to q u e o t ro s t u v ie r o n é x it o
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L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
al lo c a liz a r o tro s “ o b je to s (le o d io
p a ra s e g u ir v iv ie n d o ,
D i c h a “ b ú s q u e d a d e l e n e m ig o e x t e r n o ” c ió n
(o la e x a g c ia
d e l p e lig r o q u e re p re s e n ta u n e n e m ig o re a l)
no
s o la m e n t e s irv e p a ra m a n t e n e r la e s t ru c t u ra d e l g ru p o , s in o t a m b ié n p a ra fo rta le c e r s u c o h e sió n , c u a n d o se ve a m e n a z a d a p o r el re la j a m ie n t o d e su s e n e rg ía s o p o r I.» d is e n s ió n in te rn a . va
L a v io le n c ia d e l c o n f lic t o e x t e r n o a vi
la v ig ila n c ia de lo s m ie m b r o s , y a u n r e c o n c ilia
las
te n d e n c ia s d iv e rg e n t e s o c o n d u c e a u n a a c c ió n p o la riz a d a d e l g r u p o , e n c o n t ra d e l d isid e n te . E l c o r o la r io de la “ b ú s q u e d a de u n e n e m ig o e x t e r n o ” es la b ú s q u e d a d e l e n e m ig o in t e r n o , c u a n d o estas e strm tu ra s r íg id a s se e n fr e n t a n a la d e r ro t a o a u n p e lig r o « x te rn o in e s p e ra d a m e n t e a g u d iz a d o . L o s g r u p o s t ie n d e n a n e g a r q u e
lo s re ve se s en los
c o n flic to s c o n o tro s g r u p o s p u e d e n a t r ib u ir s e a la fo n a l* za d e l a d v e rs a rio , p o r q u e esto se ría ta n to c o m o a d m iln su d e b ilid a d .
E n c o n se c u e n c ia , b u s c a n
e n s u s propia**
fila s al “ d is id e n t e ” q u e e n t o r p e c ió la u n id a d y la acc ió n c o n c e rta d a e n c o n t ra d e l e n e m ig o .
(N ó t e s e la re a c c ió n
c o n t ra lo s m e n c h e v iq u e s , los tro tsk y sta s y lo s b u ja r in is la x e n el p a r t id o b o lc h e v iq u e .)
A s í e n a q u e lla s so cie d a d e s
c u y a r ig id e z de e s t r u c t u r a im p id e el c o n f lic t o real, cxisi* u n a te n d e n c ia p e r e n n e a a t r ib u ir la d e r ro ta e n la g u c n . i a la “ t r a ic ió n ” in te rn a .
E l m it o de la “ p u ñ a la d a tra p era
fu e d if u n d id o p o r lo s n a c io n a lis t a s a le m a n e s d e sp u é s «li la p r im e r a G u e r r a M u n d i a l , y a p a re c ió n u e v a m e n t e n i las e x p lic a c io n e s de V i c h y s o b re la d e rro ta d e 1 *ra iu i.i en
la s e g u n d a G u e r r a
M u d ia l.
É s ta
d e l m e c a n is m o d e l “ c h iv o e x p ia t o r io
es u n a
v a ría n lo
: a u n q u e la d e rru í.i
se d e b ió a lo s e x tra n je ro s, la v io le n c ia de la re a c c ió n |>i" v o c a d a b u sc a u n
o b je to
de
o d io e n tre lo s n a c io n a le s
L o s a f ilia d o s a l g r u p o q u e d e b e n c a r g a r c o n el s a m b e t.... d e ve rse c o n v e r t id o s e n c h iv o s e x p ia t o rio s , c o n su sa* n l i c ió p u r if ic a n de su s p r o p io s p e c a d o s al g r u p o y, en exia
L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
fo rm a , re sta b le c e n s u s o lid a r id a d .
12$
A lo s m ie m b r o s le ale s
se les t r a n q u iliz a a s e g u r á n d o le s q u e el g r u p o e n s u c o n j u n t o n o h a fraca sad o, s in o ú n ic a m e n t e a lg u n o s “ t r a id o res ; ad e m ás, a h o r a p u e d e n r e a f ir m a r s u r e c t it u d u n i f i c a n d o s u a c c ió n c o n t ra lo s
t r a id o r e s ” . E n
lo s g r u p o s
m ilit a n t e s o p e ra el m is m o m e c a n is m o e n las c a m p a ñ a s p e re n n e s de p u r if ic a c ió n , e s p e c ia lm e n te e n la de “ c e rra r las f ila s ” c o n t r a la “a m e n a z a ” in te rn a . E l e n e m ig o in t e r n o al c u a l se b u sca, c o m o el e n e m ig o e x t e r n o q u e es e vo ca d o , p u e d e n e x is t ir: p u e d e se r u n d is id e n t e q u e se h a o p u e s t o a c ie rto s a sp e cto s de la v id a o de la a c c ió n d e l g r u p o , y a q u ie n se c o n s id e r a c o m o r e n e g a d o o h e re je p o te n c ia l. t a m b ié n p u e d e se r
P e r o el e n e m ig o in t e r n o
e n c o n t r a d o ” , p u e d e se r s im p le m e n t e
in v e n t a d o c o n o b je to de cre ar, c o n c it a n d o c o n t r a él la h o s t ilid a d g e n e ra l, la s o lid a r id a d so c ia l d e q u e ta n n e ce sita d o se h a lla el g r u p o . E ste m e c a n is m o t a m b ié n p u e d e o p e r a r e n la b ú s q u e d a d e u n e n e m ig o e x te rn o , in v e n t a d o p a ra lo g r a r la s o lid a r id a d so cia l.
E l te o re m a d e W . I. T h o m a s : “ S i lo s h o m
b re s d e f in e n s u s s it u a c io n e s c o m o reales, s o n re ale s e n su s c o n s e c u e n c ia s , se a p lic a r á a ú n m á s d ire c t a m e n te a la in v e n c ió n de e n e m ig o s q u e a la b ú s q u e d a d e u n e n e m ig o real.
S i lo s h o m b r e s d e f in e n c o m o re a l u n a a m e
naza, a u n q u e
p oco o nada,
en
la re a lid a d ,
ju s t if iq u e
< si a c re e n c ia , la a m e n a z a es re a l e n s u s c o n se c u e n c ia s, y e n tre éstas se e n c u e n t r a el r o b u s t e c im ie n t o d e la u n id a d d el g r u p o . A h o r a b ie n el a sp e cto d e l m e c a n is m o d e l tip o “ c h iv o e x p ia t o r io ’, q u e n o s in te re sa e n p a r t ic u la r a este re spe cto, « s e l t ip o d e la a m e n a z a im a g in a r ia q u e el c h iv o e x p ia t o rio re p re se n ta .
E l a n t is e m it a ju s t if ic a s u p e r s e c u c ió n d e
los j u d ío s e n t é r m in o s d e l p o d e río , la a g r e s ió n y el e s p í ritu v e n g a t iv o d e lo s j u d ío s m ism o s .
“ V e e n el j u d ío
io d o c u a n t o le aca rre a d e s g ra c ia — n o s o la m e n t e s u o p r e
124
L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
1,1 El
s o r social, s in o t a m b ié n su s in s t in t o s in c o n sc ie n te s.
t e m o r y el m ie d o al j u d ío e n tre m e z c la d o s, c o n s t it u y e n u n o d e lo s e le m e n to s c la ve d e l s ín d r o m e d e l c o m p le jo a n li se m ita.
E s a a m e n a z a im a g in a r ia c o n d u c e a l “ r e a g r u p a
m ie n t o ” de lo s a n tise m ita s, c o m o e n A le m a n ia , e n u n a c o m u n id a d de h o m b r e s c o n id e as a n a lo g a s, o a s u u n ió n , c o m o e n A m é r ic a , e n u n a s e u d o c o m u n id a d im a g in a r ia d e in d i v id u o s a m e n a z a d o s e n f o r m a p a re c id a .
De
ahí
n a ce u n a e sp e cie de c o le c t iv id a d ilu s o r ia de to d o s a q u e llo s q u e se v e n “ a m e n a z a d o s ” d e ig u a l m a n e r a p o r el j u d ío , y q u e h a n p e r d id o to d o m e n o s el s e n t im ie n t o de “ p e l ig r o ” c o m ú n fre n te a las a c c io n e s a g re siv a s q u e de los j u d ío s e sp e ra n . A l g u n o s tip o s de a n t is e m it is m o , lo m is m o q u e otras f o r m a s de p r e ju ic io , lle n a n im p o r t a n t e s f u n c io n e s
res
p e c to a q u ie n e s s u f r e n de “ in a d a p t a c ió n ” , esto es, de u n a p é r d id a d e c o h e s ió n c o n re sp e c to a la so c ie d a d de la q u e f o r m a n p arte.
E l a n t is e m it is m o p r o p o r c io n a “ u n m e d io
d e s e u d o o r ie n t a c ió n e n u n m u n d o a lie n a d o
. 4 t
L a ani
m a d v e r s ió n h a c ia lo s j u d ío s p a re ce s u m in is t r a r la f ó r m u la m á s id ó n e a p a ra a f r o n t a r e l p r o b le m a de la a lie n a c ió n re sp e c to d e u n a so c ie d a d .” 45 E l h o m b r e in a d a p t a d o a l e n fo c a r su d if u s a h o s t ilid a d h a c ia u n o b je t iv o e sp e c íh c o y al a t r ib u ir d e sp u é s a ese g r u p o s u s e n s a c ió n d e am e naza, in t e n t a a fe rra rse a u n p u n t o s ó lid o d e r e p a r a c ió n en u n m u n d o q u e , d e o tra m a n e ra , carece d e s e n t id o p a ra él. E l “ e n e m ig o in t e r n o ” p u e d e se r s u m in is t r a d o p o r el siste m a so c ia l e n la m e d id a e n q u e el o b je tiv o e sc o g id o es u n g r u p o a f ia n z a d o e in s t it u c io n a liz a d o . c i ó __ c o m o s e ñ a la
l a lc o tt P a r s o n s —
El
p r e ju i
n o s o lo lo c a n a liz a n
lo s in d i v id u o s c o n t r a lo s g r u p o s q u e s ir v e n d e ‘c h iv o e x p ia t o r io ’, s in o
que
fá c ilm e n te
puede
c o n v e rt irs e en
u n f e n ó m e n o d e la a c t it u d d e l g r u p o , esto es: deviene e n a lg o e n c ie rt o m o d o in s t it u c io n a liz a d o . E n t o n c e s en l u g a r de m e re c e r, p o r su s p re ju ic io s , la c o n d e n a p o r los
LOS CONFLICTOS CON GRUPOS EXTRAÑOS
125
m ie m b r o s d e s u p r o p io g r u p o , se le ca stig a p o r c a re c e r de ellos.
L a d is c r im in a c ió n se so stie n e n o s o la m e n t e p o r
las v e n ta ja s d ire c ta s q u e o b t ie n e n q u ie n e s d is c r im in a n , s in o t a m b ié n p o r las n o r m a s c u lt u r a le s q u e le g a liz a n la d is c r im in a c ió n . de
la
47 H a y a t is b o s d e q u e el g r a d o d e r ig id e z
e s t r u c t u r a so c ia l p u e d e
ayudar
a d e t e r m in a r el
g r a d o e n q u e se in s t it u c io n a liz a la e x p r e s ió n d e l p r e j u i c io
(c o n d u c t a d is c r im in a t o r ia ) , c o n t ra lo s e n e m ig o s i n
te rn os.
U n o s c u a n t o s e je m p lo s e sc la re c e rá n este p u n t o .
E s c r i b i e n d o p re c is a m e n te an te s de la p r im e r a G u e r r a M u n d i a l , T h o m a s P. B a ile y , p r o f e s o r d e M is s is s ip p i, se e x p r e s ó a sí re sp e c to d e l n e x o c re a d o p o r el t e m o r a l n e g r o y al siste m a de status so c ia l e n e l s u r d e N o r t e a m é r ic a : L a m ism ísim a escla vitu d del e sp íritu se en cue ntra en la an sie d ad
tan p ro fu n d a m e n te
a rra iga d a
del Sur.
Los
su ria n o s temen p o r la se g u rid a d de sus esposas, de sus hijas, de sus herm anas; los padres su ria n o s tem en p o r la p u reza de sus m uch ach os; lo s p u b licista s su ria n o s temen el a d v e n im ie n to de u n a época en que u n g ra n n ú m e ro de negros traten de vo tar y, en esta form a, p re cip ite n la lu cha ra c ia l. .. L o s h o m b re s de negocios del S u r tem en q u e la a gita ció n del p ro b le m a n e gro interfiera con los negocios o d esm oralice el m erca do de trabajo. L o s fu n c io n a rio s del S u r tem en lo s d istu rb io s raciales, los lin ch a m ie n tos, las atrocidades salvajes, p ro v o c a d a s n o solam ente p o r la m a l d a d de los negros sin o ta m b ié n p o r la ansiedad suscitada p o r el tem or de lo q u e p u e d e o c u rrir .48
In v e s t ig a d o r e s m á s re c ie n te s h a n c o n f ir m a d o este p r i m e r d ia g n ó s t ic o .
F ra n k T a n n e n b a u m
d a se ñ a le s d e te m e r a l n e g ro . N o
e sc rib e : “ E l S u r
q u ie r o d e c ir m ie d o
físico. N o es u n a s u n t o d e c o b a r d ía o b r a v u r a ; es a lg o m á s p r o f u n d o y m á s f u n d a m e n t a l. E s e l t e m o r a p e r d e r el c o n t r o l s o b re el m u n d o . ” 40 E n t r e m u c h o s s u r ia n o s este te m o r g e n e ra l, fre n te a la v io le n c ia a g re s iv a de lo s n e g ro s, d e s e m p e ñ a u n a f u n c ió n
,2 6
L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
im p o r t a n t e e n e l m a n t e n im ie n t o d e l in f le x ib le sistem a s u r ia n o .
S i el n e g r o es p e lig ro so , si es u n a a m e n a z a p e
r e n n e p a ra la s cosas m á s p re c ia d a s, a j u ic io d e l b la n c o s u r ia n o , es de im p o r t a n c ia d e c is iv a “ m a n t e n e r lo a ra y a
;
e n o tra s p a la b ra s, m a n t e n e r la p o s ic ió n y la c o h e s ió n del g r u p o b la n c o d o m in a n t e . S i el n e g r o es p e lig r o s o e n to n ces to d o s lo s b la n c o s q u e in t e n t a n a trae rse al n e g r o p u e d e n c o n s id e ra rs e e fe c tiv a m e n te c o m o “ re n e g a d o s que p o n e n en p e lig r o la e x iste n c ia m is m a d e l g r u p o b la n c o . C o n re sp e c to al t e m o r al m a t r im o n io y a la m e z c la de las razas n e g ra y b la n c a , M y r d a l s u b ra y a : L o que los bla n co s realm ente desean es m antene r a los negros en u n estado de in fe rio rid a d . R e p u g n a el m atrim o n io entre in d iv id u o s b la n co s y de co lo r p o iq u e sería la señal su p re m a de u n a “ ig u a ld a d social” ; a la inversa, razo n a n en el sentido de q u e se o p o n e n a la igu a ld a d social” p o rq u e p o d ría p ro p ic ia r los m a trim o n io s entre las dos razas .50
E l te m o r a l n e g ro , le jo s de d e r iv a rse de la c o n d u c ta re a l d e l n e g ro , es u n m e d io de m a n t e n e r in ta c to el a c tu a l e sta d o de cosas, o de a g r u p a r a to d o s lo s m ie m b r o s d e l g r u p o b la n c o a lr e d e d o r de esos m ó d u lo s o p atron es.*’ & Q u e se p a m o s, lo q u e h e m o s d ic h o acerca d e la r e la c i ó n 'e n t r e la r ig id e z de la e s t r u c t u r a y la b ú s q u e d a del e n e m ig o está t o d a v ía p o r c o m p r o b a r , e x c e p to e n lo (l lu ’ a ta ñ e a la in v e s t ig a c ió n d e l g r u p o p o c o n u m e r o s o . 52 P e r o p a re ce u n a h ip ó t e s is q u e b ie n v a le la p e n a v e rific a r. A s í u n e s t u d io d e l p a r t id o c o m u n is t a tra ta ría d e d e t e r m in a r e n q u é m e d id a la s a m e n a z a s e x te rn a s a l g r u p o s o n o b je tiv a m e n t e reales, y e n q u é otra, p o r el c o n tra rio , lo s m ie m b r o s d e b e n e x te rn a s
“cre a r” p e rp e tu a m e n te
am enazas
(o “ c h iv o s e x p ia t o r io s ” , e n el o r d e n in t e r n o ),
c o n o b je to de m a n t e n e r s u le a lta d al g r u p o . D e ig u a l m a n e ra , v a ld r ía la p e n a e s t u d ia r d e sd e este p u n t o d e v is ta la c o h e s ió n in t e r n a de lo s j u d ío s y de
L O S C O N F L IC T O S C O N G R U P O S E X T R A Ñ O S
127
o t ro s g r u p o s r e lig io s o s m in o r it a r io s . A l p a re c e r e l a n t i s e m it is m o re fu e rz a o r d in a r ia m e n t e la s o lid a r id a d in t e r n a d e l g r u p o j u d ío , p e r o t a m b ié n p u e d e se r q u e la s o lid a r id a d s o c ia l se fo rta le zc a c o n la in s is t e n c ia c o n s ta n te s o b re los p e lig r o s d e l a n t is e m it is m o , y a sea éste u n f e n ó m e n o re a lm e n te p re se n te o n o, o a m e n a c e o b je t iv a m e n t e en u n a é p o c a d e t e rm in a d a . D e a c u e r d o c o n la p re se n te d is c u s ió n
p o d e m o s re-
lo r m u l a r a h o r a la P r o p o s ic ió n d e S im m e l c o m o sig u e : L o s g r u p o s m ilit a n t e s r íg id a m e n t e e s t r u c t u r a d o s p u e d e n b u s c a r e n e m ig o s re a le s c o n e l p r o p ó s it o d e lib e r a d o o el r e s u lt a d o in c o n s c ie n t e d e m a n t e n e r la u n id a d y la c o h e s ió n in t e r n a d e l g r u p o . m e n te
p e r c ib ir
sea o ste n sib le .
una
P a le s g r u p o s p u e d e n r e a l
a m e n a z a e x te rn a , a u n q u e ésta n o
E n c ie rta s c o n d ic io n e s q u e t o d a v ía n e ce
sita n se r e x p lo ra d a s , las a m e n a z a s im a g in a r ia s c u m p le n la m is m a f u n c ió n in t e g r a d o r a d e l g r u p o , q u e las reales. L a e v o c a c ió n de u n e n e m ig o e x te rn o , o la in v e n c ió n d e u n tal e n e m ig o , fo rta le c e la c o h e s ió n s o c ia l q u e se ve a m e n a z a d a d e sd e d e n t r o d e l g r u p o . D e ig u a l m a n e ra , la b ú s q u e d a o la in v e n c ió n d e u n d is id e n t e in t e r n o p u e d e s e r v ir p a r a m a n t e n e r u n a e s t r u c t u r a q u e se ve a m e n a z a d a d esd e el e x te rio r.
T a le s m e c a n is m o s d e l t ip o “ c h iv o e x
p ia t o r io ” a p a re c e rá n p a r t ic u la r m e n t e e n a q u e llo s g r u p o s c u y a e s t r u c t u r a im p id e el b r o t e d e l c o n f lic t o re a l d e n t r o del g ru p o .
E x is t e n m a tic e s c a m b ia n t e s e n tre la e x a g e ra
c ió n de u n p e l ig r o real, la a t ra c c ió n de u n e n e m ig o re a l y la c o m p le t a in v e n c ió n de u n a g e n te a m e n a z a d o r. L o s s ig u ie n t e s c a p ítu lo s , p a r t ie n d o de la r e la c ió n enire el c o n f lic t o y la e s t r u c t u r a d e g r u p o , se c o n s a g r a r á n al
e s t u d io
d e la r e la c ió n e n tre lo s a n ta g o n ista s.
E llo
s u p o n e , p r im e r o , el e s t u d io d e la r e la c ió n e n tre la in t e n s id a d d e l c o n f lic t o y s u c o n t e n id o y, d e sp u é s, u n e x a m e n d e las d is t in t a s fo rm a s de “ u n if i c a c i ó n ” , c u a n d o s u r g e <1 c o n f lic t o e n tre lo s c o n te n d ie n te s.
V I. I D E O L O G Í A Y C O N F L I C T O
P roposición 12: Id eo lo g ía y co n flicto . L a conciencia, entre los partenarios, de actuar sólo C U razón de exigencias su p ra in d iv id u a le s, de lu c h a r n o pata sí sin o p o r u n a causa, puede d a r al con flicto u n ra d ica lism o e in m ise ric o rd ia que co rre n parejas con la conducta g( neral de ciertas personas m u y altruistas e in clin a d a s al id e alism o . . . T a l con flicto a cu yo servicio se p o n e n todos los atrib u to s de la perso n a lid a d , puesto q u e la victoiiu sólo beneficia a la causa, tiene u n carácter n o b le . .. Sobre’ la base de este m u t u o co n se ntim ie nto de am bas partes, cada u n a defiende ú n ica m ente sus d em an das y su causa, re n u n c ia n d o a toda clase de consideraciones personales o egoístas, el co n flicto p ro sigu e con sin ig u a l viru le n c ia , si g u ie n d o su p ro p ia lógica intrínseca, sin intensificarse o m oderarse p o r los factores subjetivos. E l contraste entre la u n id a d y el a n ta g o n ism o es, qui/.i, m ás v isib le c u a n d o am bas partes realm ente p ersigu en u n í m eta idéntica; verbigracia, la e x p lo ra c ió n de u n a verdad científica.
En
este caso c u a lq u ie r d e sm a y o ... cualquier
una
paz anticip a d a a la v ic to ria decisiva y total, seiía
traició n con tra la objetividad, en co n sid e ra ció n de la cual se ha e lim in a d o de la lu c h a todo carácter personal.
A
p a rtir de M a r x , la lu ch a social se h a d e sa rro lla d o en c r s e n tid o ... el e n co no y
locales
ha
p e rso n a l de las batallas g e n é ra lo
d is m in u id o
e n o rm e m e n te ...
La
violencia
de la lucha, sin em bargo, n o ha decrecido p o r eso.
Por
el contrario, se ha vu e lto m a s a ce rb a ... pues el conten diente tiene la c o n vic ció n de q u e n o lu c h a só lo para él, y a m e n u d o de n in g u n a m a n e ra pa ra él, sin o p o r u n a gran m eta su p ra p e rso n a l .1 C o n esta P r o p o s i c i ó n , S im m e l p ro c e d e a d i s t i n g u i r
entre
d o s tip o s d e c o n flic to ; u n o e n q u e la m e ta es p e rso n a l y s u b je tiv a , y o tro , e n q u e e l o b je to e n d is p u t a tie n e u n a c u a lid a d im p e r s o n a l, o b je tiv a .
128
IDEOLOGÍA Y CONFLICTO
129
L a in te n ció n de S im m el está d irigid a h acia dos dis tintas co n secu en cias de la ob jetiv izació n d el co n flicto : / ) L a m eta co lectiv a, q u e trascen d ien d o los in tereses p er sonales h a rá la lu ch a m ás in te n sa ; 2 ) E n tr e las partes con ten d ien tes existe un ele m e n to u n ificad o r en la obser vancia de la n o rm a co m ú n de abstenerse de ataq u es p er sonales. E11 otras palabras, la p resen te P ro p o sició n afecta: J ) A l im p a cto de la o b jetiv izació n sobre la intensidad (ld c o n fü cto , y 2 ) A l efecto de la ob jetiv ización sobre las relacio n es e n tre los co n ten d ien tes. Sim m el sostiene q u e las lu ch as objetivizadas, q u e tras cienden lo p erson al, p ro b a b le m e n te son m ás rad icales y despiadadas q u e los co n flictos d ire cta m e n te personales. L a co n v icció n de qu e se h ab la en n o m b re de un “ d ere c h o ” su p rain d iv id u al o de u n sistem a de valores fortalece la in tran sig en cia de cad a in d iv id u o , m ovilizan d o energías que no estarían disponibles p a ra intereses y m etas úni<ám en te p erson ales. Sim m el basa su afirm a ció n en dos "g u m e n to s : 1 ) Q u e los in d ivid u os q u e p a rticip a n en •m co n flicto su p rain d iv id u al a ctú a n co m o r e p re s e n ta n tes de gru p o s o ideas; y 2 ) Q u e tales in d ivid uos están im buidos con un sen tid o de resp eta b ilid a d e in falibilidad
A lo m en os n o p arece c o n s titu ir u n a verdad u n iver‘.>1 el segun d o de estos arg u m e n to s, co n fo rm e al cu al las personas, p articip an tes en u n co n flicto q u e trasciende " s intereses individ u ales, lu ch a n m ás d en o d ad am en te pm que n o se h allan vin cu lad as p o r n o rm as de “ reserva persona1” . E n un ord en in stitu cio n a l en q u e los intereses \ el “é x ito ” personales gozan de g ran ap recio , los inte•cses personales n o están desprovistos de u n a sign ificación M .prapersonal y m o ral. L ejo s de ser definida co m o algo "p u esto a las m etas de la co lectiv id ad , la c o n d u cta inteM-sada, al m en os la q u e se n o rm a p o r las definiciones '•"< «ales de cie rta s funciones, es co n sid erad a co m o m oral-
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m en te deseable, y acord e con las posibilidades y supuestos de los valores del g ru p o .2 L a resp etab ilid ad m as alta de la acción su p rain d iv id u al, p u ed e ap licarse a la A lem ania de p rin cip ios de siglo, cu a n d o p o r la m ezcla, au n muy fu erte, de elem en tos feudales y n o cap italistas en la esti iu tu ra de valores de su sociedad, el interés p erson al todavía no estaba co m p le ta m e n te leg itim ad o , esp ecialm en te a los ojos de qu ien es p erten cían a la co m u n id ad académ ica. P e ro el crite rio de resp etab ilid ad no d istingue general m en te e n tre u n a acció n d esarrollad a p or razones subjcii vas, de in terés p ersonal, y o tra a te n ta a intereses objetivos; am bas p u ed en ser ig u alm en te “ respetables . L a vendada.» d iferen cia rad ica en si el in terés personal se persigue con bu en a o m ala in te n ció n ; en otras palabras, si su p rosecu ción se con sid era leg ítim a p o r el m ism o a cto r y p o r la co lectivid ad de la q u e fo rm a p a rte , y cuya a p ro b ació n busca. P arece ser, en to n ces, qu e el gran o de v erd ad , en la afirm ació n de S im m el, se e n cu e n tra en la ciicu n stan cia de qu e el co n flicto en el cu al se p ersevera co n una “co n cien cia lim p ia ” (com o se acab a de d efin ir) es, en lo gen eral, m ás rad ical y despiadado qu e cu a n d o falta tal apoyo in te rn o . P o r ejem p lo, u n a razón de la m en o r co m bativid ad de los p atro n o s n o rte a m e rica n o s en las luchas ob reras de la actu alid ad , en co m p a ra ció n con lo q u e ocu iría hace m ed io siglo, q uizá se e n cu e n tre en la creencia de q u e no les asiste un d ere ch o ab solu to p ara au m en tar al m á x im o sus ganancias, así en la sociedad co m o en la co m u n id ad de negocios a q u e p e rte n e ce n .3 Q u e el ab an d o n o del in teres personal en favor de una o rien tació n co le ctiv a a u m e n te la resp etab ilid ad de un co n flicto , p u ed e d ep en d er de q u e la o rie n ta ció n hacia el é x ito in d ivid u al cu e n te co n la a p ro b ació n del sistema n o rm ativ o . Subsiste, sin em b arg o , la d istin ció n escencial de Simm el, e n tre el co n flicto p ro v o cad o p o r m etas personales, y
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aquel o tro cuyos in d ivid u os p a rticip a n co m o “ rep resen tan tes” de dem andas su p rain d ivid u ales. E n tre las dife1entes fu n cion es desem peñadas p o r un in d ivid u o se en cu e n tra n las de ca rá c te r “ re p re se n ta tiv o ” , esto es, aquellas en que a ctú a en n o m b re de la co lectiv id ad a que p e rte nece. Parson s, q u ien h a a cu ñ ad o el térm in o , lo restrin ge a las 1 u n cion es de d ire cció n .4 Sin em b arg o , p u ed e ser provechoso e x te n d e r el uso de ese té rm in o p a ra d escrib ir la fu n ció n de cu a lq u ie r m ie m b ro de un g ru p o q u e m ann en e i elacion es con el e x te rio r, y en las cu ales actú a, y se espera q u e actú e , co m o rep rese n ta n te suyo. E n el m ov im ien to o b re ro m a rx ista , p o r ejem p lo , cu a lq u ie r m iem b ro a ctiv o , tenga o n o u n papel d irectiv o en la o r ganización, se espera qu e “ re p re se n te ” al m o v im ien to en el e x te rio r. El in d iv id u o q u e se su p on e a ctu é co m o re p resen tan te de su g ru p o , se con sid era in v estid o , p o r in tro y ecció n , de sus objetivos y su p o d erío . Se id en tifica co n el g ru p o co n v irtién d o le en p arte de sí m ism o, esto es, se e n riq u ece Y a8l a n da su p ro p io yo. P o r ta n to , sus en ergías se m u l tiplican, y su lu ch a se ve im b u id a de sen tim ien tos de poder, derivados de la fu erza q u e atrib u y e a la co lecti vidad.5 N o so lam en te h ace al g ru p o p arte de sí m ism o, sino que se asim ila m ás al g ru p o , desistiendo de sus dem andas personales, en favor de la causa co m ú n . C o m o ha señal.ido K u rt L e w in ,c h acien d o sacrificios p o r u n a organ iza ción au m e n ta su lealtad h acia e lla .7 E l m ie m b ro que renuncia, en favor del g ru p o , a algu n os de sus intereses peí sonales e in m ed iatos, sien te q u e ha realizad o en él u n a inversión; q u e ha p ro y ectad o sobre el g ru p o p a rte o toda su person alid ad . A través de la in tro y e cció n del fin y de la fortaleza del g ru p o y de la p ro y ecció n de su p ro p io yo hacia el g ru p o m ism o, éste vien e a ser u n a exten sión de su p ro p ia p erson alid ad . B a jo estas co n d icion es, las
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am enazas al g ru p o le afectan hasta la m ed u la m ism a de su p erson alid ad . L a lu ch a p o r u n a cau sa su p rain d iv id u al, despoja» l,t de intereses y deseos individ u ales (y p or tan to discrepan t e s ) , fija la ate n ció n sob re el fin in m ed iato y con cern ía todas las fuerzas p ara a ctú a r en un solo sentido. L os indi viduos im b u id os de la idea de q u e “ re p re se n ta n ” o cncai nan los objetivos del g ru p o estarán m ás dispuestos a resp o n d er a req u e rim ie n to s im personales. L a P ro p o sició n de Sim m el exig e en ton ces u n a aten ció n especial a esta d istinción e n tre el co n flicto en que 1<»>, p articip an tes se em p eñ an co m o “ individ uos aislados y el co n flicto en q u e p a rticip a n co m o íep resen tan tes dt colectivid ad es en las qu e h an dep ositad o p arte de su peí so n alid ad m ism a. L a segunda clase del co n flicto asum e un c a rá c te r de m ay o r in tran sig en cia. L a resp etab ilid ad «li la falta de “ in terés p erso n al” , a q u e Sim m el se re fic i» . es co n co m ita n te co n la fu n ció n re p resen tativ a. U n a u diciones específicas de vida, en rep resen tan tes conscicnl» * del gru p o . E l in d ivid u o será m ás in tran sigen te en su lun
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ción rep re se n ta tiv a p o rq u e se co n sid era p o rta d o r de u n a m isión de g ru p o . E l a co m o d am ien to , a cep tab le y au n deseable en la co n d u cta p erso n al, no le es p e rm itid o al rep resen tan te de intereses colectivos q u e trascien d en de los “e stric ta m e n te ” personales. A este re sp ecto ad v ertim o s la im p o rta n cia sociológica del fam oso re p u d io , p o r p a rte de M a rx , del “elem en to personal , en su c ritic a del ca p italism o : “ L as figuras del cap italista y del te rra te n ie n te n o ap arecen p in tád as, ni m u ch o m en os, de co lo r de rosa. P e ro ad viértase q u e aquí sólo nos re ferim o s a las personas en cu a n to p ersonifica( ión de categ o rías eco n ó m icas, co m o re p resen tan tes de d eterm in ad o s intereses y relacio n es de cla se .” M i p u n to de vista “n o p u ed e h a ce r al in d iv id u o resp on sable de la existen cia de relacion es de q u e él es so cialm en te c ria tu ra , au n q u e su b jetiv am en te se co n sid ere m u y p o r e n cim a de ellas .• A este resp ecto, M a rx y S im m el están d e a cu e rd o : la lucha de clases debe ser “ desp erson alizad a” de tal su erte • jiie los co n ten d ien tes en am bos cam p os ap arezcan en sus específicas fu n cion es co m o rep resen tan tes de los bandos co n trario s. Sólo así la lu ch a p u ed e alcan zar la in ten sid ad e in tran sigen cia q u e M a rx p ro p u g n a .10 In sistien d o en el
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de intereses de g ru p o en m o v im ien to s ideológicos. M aix m ism o fue, p o r supuesto, u n ejem p lo p re e m in en te y carac terístico del in tele ctu a l q u e, de a cu e rd o con las palabras de K a rl M an n h eim , tran sfo rm a p e rp e tu a m en te los conllit tos de intereses en con flictos de ideas. L o s in telectu ales han co n trib u id o a p ro fu n d izar e in ten sificar las luchas, despojándolas de sus m otivacion es personales y transí oí m ándolas en luchas sobre “ verdades e te rn a s” .11 P recisam en te esta fu n ció n de los in telectu ales les ha gan ad o la en em istad de los teó rico s del m ovim ien to o b re ro n o rte a m e rica n o , interesados en re d u cir los con flictos a los p rob lem as in m ed iatos en lu g a r de proyc< tarlos h acia las esferas p o lítica e id eológica. E n apasiona da defensa del p ragm atism o trad icio n al del m ov im ien to o b re ro n o rte a m e rica n o y su re p u d io de la objetivización, a través de las m etas y la estrateg ia m arxistas, Selig P e rlm a n escrib e: “ H a sido siem p re la ca ra cte rística distin tiva del in te le ctu a l co n sid erar a los trab ajad o res com o u n a ‘m asa’ a b stracta en las garras de u n a ‘fu erza’ abstrae ta .” “ L os trab ajad o res d e ja n en ton ces de ser un con ju n to de individuos qu e tra ta de co n tro la r colectivam en te sus o p o rtu n id ad es econ óm icas co m u n es. E n lu g ar de eso, ad op tan la fo rm a de u n a ‘m asa’, im pulsada p o r una ‘fu erza’ h acia u n a gloriosa ‘m e ta fin a l’.” “ E n el fondo, la co n v icció n de los in telectu ales d e s c a n sa .. . en u n a le p ro fu n d am en te en raizad a de q u e los trab ajad o res son algo así co m o el ‘m ed io eleg id o ’ de cu a lq u ie r fuerza que co n fo rm e el destin o de la so cied ad .’ 1_ E n o tra p u b lica ció n , P e rlm a n p ro ced e a in d ica r q u e la “ab stracció n de algo esp ecífico e in m ed iato co n d u ce a la intensificación de la lu ch a. E l ataq u e de Jo se p h S ch u m p eter referid o al papel de los in telectu ales en el m o v im ien to obrero resu lta co m p ren sib le en este c o n te x to : “ L o s intelectuales __ dice S ch u m p e te r— , v erb alizaro n el m o v im ien to , lo ab asteciero n co n teorías y c o n s ig n a s .. . lo h icie ro n cons
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cíen te de si m ism o y, al h acerlo , ca m b ia ro n su significa do. . . N a tu ra lm e n te lo rad icalizaro n , im p artien d o a la postre u n sesgo re v o lu cio n a rio a las p rácticas sindicalis tas más b u rg u esas.” 13 P o d ría n fácilm en te ad u cirse otros ejem plos re la cio nados co n el m o v im ien to o b re ro p ara ilu stra r este aspecto de la fu n ció n de los in telectu ales a la h o ra de in ten sificar el co n flicto . P recisa re alizar m u ch as investigaciones an tes de q u e los sociólogos lo g ren a firm a r con c ie rta segu ridad b ajo q u é con d icion es los in telectu ales, p ro p o rcio nando y sistem atizan d o la id eología de u n m o v im ien to y, d án d ole p o r tan to , u n a o rie n ta ció n co lectiv a, han des em p eñ ad o un papel decisivo en la tran sfo rm ació n ideo lógica de los m ovim ien tos y, en co n secu en cia, h an in te n sificado los co n flictos con los estratos y g ru p os enem igos. P ro ced am o s a e x a m in a r ah o ra el p u n to de vista de Sim m el según el cual el g en eral re p u d io del asp ecto “ p e r son al” , e n tre dos p artes co n ten d ien tes co n resp ecto a u n con flicto , co n stitu y e siem p re e n tre ellos un elem en to “ uniíicad o r” . Salta in m e d ia ta m e n te a la vista q u e este ejem p lo se refiere, de h ech o, a dos d istin tos tipos de co n flicto . U n o de estos tipos acaece cu an d o los p arten ario s, en la p ro secu ció n de un o b jetiv o co m ú n , lu ch an p o r los m ejores m edios de lo g rarlo . E sto se ilu stra b ien con el ejem p lo de la co n tro v ersia cien tífica, p resen tad o p or Sim m el. L os con ten d ien tes tien en en co m ú n la búsqueda de la v erd ad , y p ara am bos la investigación y las reglas p ara lle v a rla a cab o son in h eren tes a los m étod os y a la ética de la cien cia, y a su m eta in stitu cio n a l: el ce r tificado de ca p a cita ció n .14 L a s a rg u m en tacio n es teóricas co n trap u estas p ro v o can en sus p rotagon istas conflictos relativos a in terp retacio n es quizás m u tu a m e n te exclu si vas, p ero en este caso el co n flicto no sólo im p lica un p unto co m ú n de referen cia y la acep tació n de reglas co-
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m uñes, co m o sucede en los casos q u e serán discutidos cu el p ró x im o ca p ítu lo , sino tam b ién u n a m eta co m ú n . Sim m el h ab la tam b ién del co n flicto en el cu al la Imi ción “u n ifica d o ra ” no rad ica en la acep tació n , p or ambo-, p artid os, de u n ob jetiv o , y de m étodos com u n es p ac. alcan zarlo, sino en el m e ro re p u d io , p o r am bos, di U m o tiv ació n egoísta y la adhesión a u n a causa supraindi vid u al. L a d iferen cia de este caso co n el p rim e ro no es m era m e n te de g rad o, según S im m el a p u n ta. E n realidad, el efecto de la o b jetivización , en este caso, puede ser ju sta m e n te to d o lo co n tra rio de u n ificad o r: traza una lín ea definida de d em arcació n e n tre los antagonistas, con el resu ltad o b ien p ro b ab le de q u e cada u n o se esfuerce en d e rro ta r al o tro p o r m ed io de un a lu ch a despiadada E n este caso la c rític a de Sim pson p arece ser válida: lo q u e se in te g ra p rim a ria m e n te es cad a p a rtid o o sectoi, d e n tro de sí. U n m o v im ien to o b re ro rev o lu cio n ario , em p eñ ad o en d e rrib a r las relacio n es de p ro p ied ad exis ten tes, y u n a org an izació n p a tro n a l co m p ro m etid a en defenderlas, p u ed en estar de a cu e rd o en d escartar los arg u m en to s y “ an im osidades” personales (u n o se pregun ta, a p ro p ó sito , si éste ha sido en gen eral el caso ); em pero, este “cam p o de co in cid e n cia ” , es de im p o rtan cia secun d aria desde el m o m e n to en q u e se p on en de acu erd o , p recisam en te sobre este
p u n to , p ara perseguii
nui.is
d ia m e tra lm e n te opuestas. Si la o b jetivización de q u e h ab la Sim m el conduce a u n ro m p im ie n to del consenso, el “ e lem en to com ú n en el co n flicto afecta ú n ica m e n te áreas superficiales de las relacion es. Se tra ta solo del acu e rd o de ren u n ciai .1 cierto s m étod os de lu ch a, tales co m o el v ilip en d io perso nal. E n el cu rso de éste, la lu ch a im p lica la integración d en tro de cad a p a rtid o , p ara p o n erlo en condiciones de rech azar los valores y m etas del o tro . N o ob stan te, en la m ay o ría de los con flictos, incluí
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dos aq u ellos q u e e n cie rra n u n a causa su p rain d iv id u al, ot ros elem en tos u n ificad ores se e n cu e n tra n p resentes o se d esarro llan d u ra n te el co n flicto . L a o b jetivización no ( s un fa cto r u n ifica d o r, a m en os q u e a co m p añ e a otros t lem en tos q u e tien d an a u n ir, v erb ig racia, u n a m eta co m ú n . E l p ró x im o ca p ítu lo e x a m in a rá o tro s “factores igu alad o res” nacidos del co n flicto . P a ra re fo rm u la r la P ro p o sició n de S im m el: Los con flicto s en los cu ales los co n ten d ien tes sienten que sólo p a rticip a n co m o rep resen tan tes de co lectiv id a des y g ru p o s, qu e n o lu ch an p ara sí, sino ú n icam en te I301 las ldeas g ru p o q u e rep re se n ta n , p ro b ab lem en te serán m as rad icales y despiadados qu e o tros cu ya a n i m adversión se m u eve p o r razones personales. L a elim in ació n del ele m e n to personal tien d e a ag u dizar el co n flicto , p o r la au sen cia de elem entos m od ifica dores q u e los factores personales in tro d u ce n n o rm alm en ie. E l m o d e rn o m o v im ien to o b re ro m a rx ista ejem p lifica los efectos rad icalizod ores de la ob jetiv izació n del conflicio. L o s alin eam ien to s ideológicos estrictos tien d en a p re sentarse m ás bien en las e stru ctu ra s rígidas q u e en las flexibles. L a ob jetiv izació n del co n flicto p ro b a b le m en te será u n 1 P m en to u n ifica d o r p ara los p artid os co n ten d ien tes, m a n d o am b os persigan el m ism o p ro p ó sito : p o r e jem plo, en las con tro v ersias cien tíficas, en las q u e el asu n to .1 debate es el estab lecim ien to de la verd ad .
V IL C O N FLIC T O - E L U N IFICA D O R P r o p o s ic ió n 13: E l co n flicto liga, a los co n ten d ien tes. S i. . . u n a lu c h a tiende sim p lem ente al a n iq u ila m ín i to, se asemeja m ás al caso m a rg in a l del asesinato, en el cual el agregado de elem entos un ifica d o re s es casi crio. Si, n o obstante, existe c u a lq u ie r consideración, cualqui. 1 lím ite a la violencia, entonces h a y ya u n
factor ig u a l.1
dor, a u n q u e sólo sea con respecto a la ín d o le de la vm lcncia.
K a n t d ijo q u e toda g u e rra en que los b eligera nh .
n o im p o n e n entre sí a lg u n a s restricciones en el uso d< los una
m ed io s g u e rra
posibles,
n e cesariam ente...
de exterm inio.
Es
casi
se
convierte
inevita b le
que
en s»
intro d uzca u n elem ento de c o m u n id a d e n . .. la enem istad, tan p ro n to com o la etapa de vio le n cia
franca cede m i
lu g a r a otra relación, a u n q u e esta re la ción n u e va n o mi tigue la a n im o sid a d entre los dos contendientes. U n o se unifica para lu ch a r, y lu c h a bajo el control m u tu am e n te reco no cido de n o rm a s y reglas .1
S i m m e l h ace aq u í dos aseveraciones diversas, p ero al mis m o tiem p o relacion ad as. A seg u ra qu e el h ech o m ism o de ch o ca r co n u n co n te n d ie n te establece relacion es an tes in existen tes. Se con sid era al co n flicto co m o u n ele m en tó de u n ió n de p artidos e n tre los que p reviam en te no existían relacio n es. A dem as, Sim m el asegu ra que el co n flicto tien d e a estab lecer reg lam en tacio n es y norm as q u e g o b iern an su co n d u cció n y restrin g en las formas en q u e será solu cion ad o. E x a m in e m o s p or tu rn o estas aseveraciones. P o r d efin ició n , lu ch a r con o tro p a rtid o significa que se han estab lecid o relacion es co n él. Sin em b arg o , Sim m el p reten d e algo m ás qu e esto: da a e n ten d er que tan p ro n to co m o las relacio n es se han establecido a través del co n flicto , p ro b ab lem en te su rg irán otros tipos de reía 138
CONFLICTO - EL IJNIFICADOR
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ciones. E n o tra p arte de su ensayo sostiene q u e “las relacion es m u tu as de los g ru p o s p rim itivos casi siem pre son relacio n es de h o stilid ad ” , hasta tal p u n to q u e “en los p rim ero s estadios de la c u ltu ra , la g u e rra es casi la única fo rm a de estab lecer co n ta cto e n tre gru p os e x tra ños” . Si b ien esto es, con tod a segu rid ad , u n a e x a g e ra ción, a la luz de los ú ltim os d escu b rim ien tos a n tro p o ló gicos," la g u e rra , tan to en sus form as más p rim itivas com o en las más m od ern as, es cie rta m e n te u n o de los m edios de estab lecer co n ta cto e n tre los gru p os. C on frecu en cia la g u e rra ha co n d u cid o (co m o , p o r ejem p lo, lo dem ues tran a m p lia m e n te la h isto ria ro m a n a y la h istoria del im p erialism o m o d ern o ) a la m u tu a fecu n d ación de cu l turas q u e antes n o ten ían e n tre sí relació n alg u n a, y ha establecid o relacio n es d on d e no existían . P oi su p u esto Sim m el estab a en te ra d o de q u e las gue rras a m en u d o han dado p o r resu ltad o la casi com p leta d estru cció n de u n o de los co n te n d ie n te s; así fu ero n casi to talm en te destru id as algu n as de las trib u s indias de A m erica y otras cu ltu ra s ab orígen es. Sim m el ú n icam en te sugiere q u e la g u e rra tien d e a p ro p icia r otras form as de acción re cip ro ca , e x ce p to en aquellas circu n stan cias extrem as en qu e se asem eja al a taq u e del asesino co n tra su víctim a. A u n q u e son siem p re peligrosas las analogías en tre los fenóm enos sociales en g ra n escala, co m o la g u erra, y las n o rm as re la tiv a m e n te m ás com p lejas de acció n re( íp ioca, en este caso nos sentim os ju stificad os al señalar procesos sim ilares en las relacio n es in terp erson ales. Los psicólogos de la in fan cia h an m o strad o q u e la con tien d a ° co n flicto es a m en u d o u n a de las form as en que los niños in ician sus relacio n es.3 D espués de h ab er dis p utado p o r el uso de u n ju g u e te , niños q u e antes eran extrañ o s e n tre sí p u ed en co n v e rtirse en co m p añ eros de ju eg o .4 U n n iñ o som etid o a la p ru e b a de la relación
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C O N FLIC TO -EL UNIFICADOR
con flictiv a, p u ed e ju g a r, co n d u cta de los ad u ltos co n flicto p arece ser u n o m ien to co n u n e x tra ñ o ,
lu eg o , d e n tro de u n g ru p o . I •< ofrece ejem plos sim ilares. I I de los m edios de tra b a r coime 1 estab lecién dose así la base p a n
otras form as de a cció n re cíp ro ca . L a acció n h ostil m u tu a co n d u ce a m en u d o a u n a su I» secuen te in te ra cció n am istosa, co n v irtién d o se el con fliclo en un m ed io de “ p ro b a r” y “ c o n o c e r” al e x tra ñ o . E l des con o cid o p u ed e h acerse fam iliar a través de la lu ch a. L a segunda aseveración de Sim m el es q u e el solo h ech o de em p eñ arse en u n a lu ch a da lu g ar, e x ce p to en algunos casos m arg in ales, a la a cep tació n co m ú n de l i gias q u e re g u la n la m a rch a de las hostilidades. 1 ales reglas co n trib u y e n a p o n er en el m ism o p lan o a los pai tidos co n ten d ien tes, al im p on erles restriccio n es. E n p rim e r lu g a r, la m ism a ap arició n del con flicto g en eralm en te d en o ta q u e existe u n o b jeto co m ú n de (lis co rd ia . Si n o existiese un in terés co m ú n p o r algú n ob je to , d ifícilm en te p o d ría su rg ir u n co n flicto al no haber n ad a p o r qu é p e le a r.5 A dem ás, Sim m el asegura q u e el co n flicto , p o r lo ge n eral, surge d e n tro de u n c o n ju n to co m ú n de n orm as y regu lacion es, y co n d u ce a su ra tifica ció n o exten sión . U n co n flicto sob re la p ro p ied ad de u n a p o rció n de tierra im p lica ya q u e las dos p artes en co n flicto acep tan la idea de los d erechos de p ro p ied ad , y las reglas generales sobre el eje rcicio de esos d erechos. N o pelean p o r el p rin cip io, sino p o r su ap licació n en este caso específico. L as leyes de p rop ied ad defin en la e s tru c tu ra del co n flicto , no las m aq u in acio n es específicas de los co n ten d ien tes. Las le yes de p ro p ied ad , acep tad as en co m ú n p o r las partes, con stitu y en u n v ín cu lo u n ifica d o r e n tre ellas. Es p e rtin e n te al resp ecto el c o m e n ta rio de D urkhein sob re el “e le m e n to n o c o n tra c tu a l del c o n tra to ” .0 Din kheim afirm a q u e, au n en las relacio n es de m ercad o, p u ram e n te “ in teresad as” , “ u n co n tra to n o es suficiente
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g aran tía de p o r sí, sino sólo gracias a la re g lam en tació n del c o n tra to , q u e es social en su o rig e n ” .7 L as relacion es co n tractu a le s se estab lecen re a lm e n te sobre un co n te x to de norm as q u e existen con a n te rio rid a d al c o n tra to , y no están especificadas en él. L a fu erza coh esiva im p lícita en un sistem a de relacion es co n tra ctu a le s se d eriva, en tonces, no de las ven tajas m u tu a s de las p artes q u e n e gocian , sino de la “so lid arid ad o rg á n ica ” q u e existía, antes de in ic ia r la tran sacció n . T a n t o las leyes com o las costu m b res reg u lan el c o n tra to ; sin ellas, el co n tra to , lejos de in te g ra r la sociedad, c o n d u ciría a u n a rivalidad d estru cto ra. C om o co n el c o n tra to , así o c u rre , según Sim m el, con el co n flicto : se d irim e, g e n e ra lm e n te , d e n tro de un co n ju n to de n orm as u n ificad oras y, p o r tan to , lleva consigo los elem en tos de su p ro p ia lim ita ció n y re g la m e n ta ció n .8 Sin em b arg o , Sim m el avanza un paso m ás. D a a en te n d er q u e en el cu rso del co n flicto se cre a n co n tin u a m e n te nuevas reglas y se m o d ifican las an tigu as. A l su scitar nuevas situ acion es, q u e n o están definidas p arcial o to talm en te p o r reglas y n o rm as, el co n flicto a ctú a com o u n estím u lo p a ra estab lecerlas. E n este p u n to estará b ien co n sid erar, au n q u e sea de pasada, la a b u n d an te lite ra tu ra sobre las reglas de la g u e rra .9 L o q u e hem os d ich o ace rca del co n ju n to co m ú n de n o rm as, co n fo rm e a las cuales se d irim e n g en e ralm en te los con flictos, p are ce ap licab le a la g u e rra , en la cual los b elig eran tes p u ed en c o n ta r co n in stitu ciones y norm as d iferen tes u opuestas. A u n así, los intentos efectuad os p ara lim ita r los m étod os de g u e rra p arecen ser tan viejos co m o la g u e rra m ism a. Si am bos bandos se apegan a las m ism as reglas, el co n flicto asu m e ca ra c teres previsibles, de los cu ales ca re ce rá en caso c o n tra rio. A m b as p artes desean apoyarse en n orm as q u e les p erm itan c a lc u la r las con secu en cias de sus actos bélicos. Las reglas de la g u e rra p ro p icia n la n o ció n de “respon-
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sabiliclad lim ita d a ” , q u e h aga im p ro b ab le la destruí < ióii total del ven cid o. L a reg la m e n ta ció n del tra to a los pii sioneros de g u e rra llen a fu n cion es sim ilares. L a insim i ción profesional de los soldados antes de la ru p tu ia di las hostilidades les in cu lca el resp eto p o r tales regina, de tal m a n e ra q u e, en el co m b a te , no sobrepasen luí lím ites de lo q u e am bos p artid os co n sid eran una con d u cta ad ecu ad a (p red ecib le) . L a co n tin u a ren o v ació n de la técn ica g u e rre rra
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de ese algo p e cu lia rm e n te legal, q u e bien p o d ría llam arse un ‘im p e ra tiv o c a te g ó ric o ’." 10 " P o r q u e en cu a lq u ie r conflicto — y las situ acion es de co n flicto p lan tean el p ro b le m a legal, p o r e x ce le n cia — el a ta q u e p ro v o ca la rép lica, y ese c o n tra a ta q u e im p on e la b úsqueda co n scien te de las soluciones, m o v im ien to s con scien tes p ara in d u cir o para p re d o m in a r p o r o tro s m e d io s .. . U n caso difícil es d ram ático , es m e m o ra b le ; . . . su solu ción , u n a vez logra da, obliga a la re p e tició n , co m o d ifícilm en te o cu rre en otros fen óm en os de la v id a ." 11 E l co n flicto , co m o se ha visto, revitaliza las norm as existen tes y re e s tru c tu ra las n orm as p ara la lu ch a. E n el exam en de la sociología de la ley, p o r M a x W e b e r, en co n tram o s u n a fo rm u la ció n sem ejan te. W e b e r p re g u n ta: “ ¿D e d ón d e se d eriva el elem en to ‘n u e v o ’ en la ley co n su e tu d in a ria ?" y e x p lica : C a b e contestar q u e se d e riva de los ca m b io s en las co n dicion es
externas
de vid a
que
lleva
consigo,
al
nacer,
m o d ifica c io n e s de la “a rm o n ía c o n se n su a r’ e m p íric a m e n te pre valen te.
externas
Pero el so lo
cambio en las condiciones
n o es n i suficiente n i necesario p a ra e x p lic a r los
cam b io s en la “a rm o n ía c o n se n su a l”. E l elem ento rea lm en te decisivo h a sid o sie m p re u n a
nueva linea de conducta
q u e d a lu g a r ya sea a u n c a m b io en el sig n ific a d o de las leyes existentes, o a la creación de otras nuevas. V a rio s tipos de person as p a rtic ip a n en esas transform aciones.
P r i
mero. . . a q u e llo s in d iv id u o s q u e están interesados en al g u n a acció n colectiva concreta. T a le s in d iv id u o s p u e d e n c a m b ia r su c o n d u c t a ... ya sea p a ra proteger sus inte reses, b ajo las nueva s c o n d icio n e s externas, o sim p le m e n te p a ra estim ularla s de m a n e ra m ás efectiva bajo las con dicion es ya existentes. E st o da rá p o r resu lta d o u n a n u e va “a rm o n ía co n se n su a l”, y a lg u n a s veces n u e va s fo rm a s de asociación ra c io n a l con n u e v o s sig n ifica d o s sustantivos; estas form as, a su vez, e n ge n d ra n u n a nu eva co n ducta c o n su e tu d in a ria .12
»4 4
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A u n q u e W e b e r co n tin ú a con sid eran d o ciertos i< ceden tes ju d iciales] es la con fian za, resp ecto al m aterial legal p ositivo, en las decisiones ju d iciales recaíd as con m otiv o de litigios co n cre to s” , 13 y W a lto n H . H am ilton escrib e al c o m e n ta r el p ro ce d im ie n to ju d icial: “ E l car i» te r del p ro ce d im ie n to ju d icia l está d ete rm in ad o p or la in iciació n del l i t i g i o .. . E n el ejem p lo , los litigios están con tro lad o s p o r las reglas; en la gen eralid ad de los caso*., las reglas están co n tro lad as p o r los litig ios.” 14 A penas necesitam os d o cu m e n ta r en detalle el hecho de q u e la p ro m u lg ació n de u n a n u eva ley tien d e a ocu r r i r en aq u ellas situ acion es en q u e el co n flicto ha sus citad o la necesidad de c re a r nuevas reglas. C u a lq u in lib ro de te x to sobre el p roceso legislativo, o au n la re ír r e n d a a la p ren sa d iaria p ro p o rcio n a am p lia d ocu m en l a ción . P o d ría llevarse a cab o u n a in teresan te investigación a ce rca de la relació n qu e existe e n tre la in cid en cia <1< I co n flicto in d u strial y las leyes q u e reg u lan las relación es o b re ro -p atro n ales,15 o e n tre el aca e cim ie n to de desórde nes en las prisiones y la re fo rm a penal. L a con trib u ción de los “ T e stig o s de Je h o v a h ” en la red efin ició n de las libertad es civiles y religiosas, d u ra n te la ú ltim a década, desafiando a b ie rta m e n te ciertas reg lam en tacion es y ban dos de p olicía, necesita ser e x p lo ra d a en fo rm a m ás coni pleta.
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Se p u ed e d e cir q u e los con flictos son “ p ro d u ctiv o s” en dos form as in te rrela cio n a d a s: i ) C o n d u ce n a la m o d i ficación y cre a ció n de leyes; 2 ) L a ap licació n de nuevas leyes p ro v o ca el d esarrollo de nuevas e stru ctu ras insti tucionales, q u e co n trib u y e n a re fo rzar esas nuevas leyes y reglas.10 L a P ro p o sició n de S im m el sugiere q u e el co n flicto posee u n a te rc e ra fu n ció n u n ificad o ra, tam b ién señalada en la cita a n te rio r de L lew elly n y H o eb el, a sab er: q u e el co n flicto suscita en tre los co n ten d ien tes en p a rticu la r y de la co m u n id a d en g en eral, la co n cie n cia de n orm as y re glas q u e p e rm a n e cía n laten tes antes del co n flicto . A q u í su rge o tra so rp re n d e n te sim ilitu d e n tre las teo rías de S im m el y D u rk h eim . D u rk h eim , en su fam oso estudio del crim e n , asegu ra q u e éste es u n fen óm en o “n o rm a l”, n o sólo p o rq u e está ín tim a m e n te ligado con las con d icio n es fu n d am en tales de la vida social, de tal m an era q u e las form as p a rticu la re s de v io lación de las norm as co rresp o n d en a tipos p articu la re s de socied ad ,17 sino tam b ién p o rq u e llen a u n a fu n ció n in te g rad o ra en todas las sociedades: “ E l crim e n ag ru p a y co n ce n tra to das las co n cien cias h o n ra d a s.” 18 E n cu a n to d esp ierta los sen tim ien tos de la co m u n id a d sobre las con secu en cias resultantes de in frin g ir las n o rm as, el crim e n , de acu e rd o con D u rk h e im , co n trib u y e al re n a cim ie n to y al m a n te n im ien to de los sen tim ien to s de co m u n id a d ; es “ un (a cto r de salud p ú b lica, u n a p a rte in te g ra n te de las sociedades sanas” .19 B asta ree m p la z a r “ el c r im e n ” , q u e en algu nos casos puede ser u n a fo rm a de co n flicto , p o r el “ c o n flic to ” en ge neral, p ara lle g a r al significado q u e da Sim m el a la fu n ción in tegrad ora de la co n d u cta an ta g ó n ica .20 E l con flicto, p ara Sim m el, de la m ism a m a n e ra q u e el c rim e n para D urkheim , p on e de m an ifiesto la necesidad de ap licar reglas q u e, de n o h ab er o c u rrid o n in g ú n co n flicto , po d rían p e rm a n e c e r laten tes y olvidadas, co m o las m ojo-
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ñeras e n tre p ro p ietario s te rrito ria le s qu e n u n ca lian pe lead o p o r cu estió n de lím ites. Q u ien es se em p eñ an en mi.» co n d u cta an ta g ó n ica hacen p e n e tra r en la co n cien cia lan norm as básicas q u e gob iern an los d erech os y d eb eles de los ciu d ad an os.21 D e esta m an era, el co n flicto intensiln .1 la p articip a ció n en la vida social. E sta m ism a con cicn t u de la necesidad de n orm as q u e g o b iern en la co n d u cta de los ciu d ad an os h ace q u e los an tagon istas ad q u ieran con cien cia de su ad scrip ció n al m ism o u n iverso m o ral. D e a cu e rd o con algunas in te rp re ta cio n es de la P ro p o sición de Sim m el, lo que de h ech o un e a los p artid os no es el co n flicto co m o tal sino, m ás bien , los valores que co m p a rte n ; en co n secu en cia, la in teg ració n d eb e acrcdi tarse más b ien a los valores co m u n es que a la conducta an tag ó n ica. É sta n o es u n a in te rp re ta ció n satisfactoria.28 Sim m el m u e stra q u e los valores o n orm as unificadorns p en etran en la esfera del co n o cim ie n to a través del con flicto, de m o d o qu e el co n flicto , lejos de ser solam enu in cid en tal en la a firm ació n de valores com u n es, es un agen te p o r m ed io del cu a l se afirm an estos valores. E ste estu d io de la m o d ificació n y creació n de norm as en el co n flicto y a través de él, nos cap a cita p a ra v er mas claram en te las razones de p o r q u é el co n flicto puede llen ar u n a fu n ció n en las sociedades. C o m o verem os p ro n to co n m ay o r d etalle, el co n flicto es u n m ecanism o p o r m ed io del cu al puede realizarse el aju ste a nuevas con d icion es. U n a sociedad flexib le se ben eficia de una co n d u cta a n tag ó n ica, en la m ed id a en q u e esta con d u cta, a través de la cre a ció n y m o d ificació n de n orm as, asegura la p e rm an en cia de ellas au n en distintas condiciones. P o r o tra p a rte , u n sistem a ríg id o , al no p e rm itir el con flicto, im p ed irá los ajustes n ecesarios, y elevará al m á x i m o el p elig ro de u n d e rru m b a m ie n to catastrófico. R efo rm u le m o s ah o ra la P ro p o sició n de S im m el: E l co n flicto p uede in icia r otros tipos de in teracción
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en tre las p artes an tag ó n icas, a u n q u e no h ayan existid o p rev iam en te relacion es e n tre ellas. T am b ién o cu rre den tro de u n c o n ju n to de n o rm as q u e p rescrib e las form as en q u e el co n flicto suele solu cion arse. E l co n flicto actú a co m o u n estím u lo p ara el estab lecim ien to de nuevas re glas, n orm as e in stitu cio n es, co n v irtién d o se en u n agen te de socialización e n tre am bos p artid os con ten d ien tes. A dem ás, el co n flicto re a firm a las n orm as laten tes, y de esta m a n e ra in ten sifica la p a rticip a ció n en la vida social. C om o un estím u lo p ara la creació n y m o d ificación de n orm as, el co n flicto realiza el aju ste de las relacion es a las con d icio n es m odificadas. P r o p o s i c i ó n 1 4 : I n te ré s e n la u n ifica ció n d e l e n e m ig o . E n vista de la u t ilid a d in co m p a ra b le de u n a o rg a n iz a ció n
u n ific a d a pa ra fines de lucha, es de s u p o n e r q u e
todos lo s p a rtid o s estarán m u y interesados en la falta de u n id a d del p a rtid o a ntagónico. S in em bargo, existen va rio s casos q u e p ru e b a n lo contrario. L a co h esió n in te rn a a q u e u n p a rtid o se ve e m p u ja d o p o r el conflicto, p ro lifeia m as alia del p a rtid o m ism o y le hace desear q u e el antagonista, tam bién, a do pte esa form a. entre trabajadores y p a tro n o s de éste h a sid o el caso m ás evide nte .23
las
E n las lu chas
ú ltim a s
décadas,
E a P ro p o sició n a n te rio r sostiene qu e el co n flicto tie n de a ín tro d u c n un e lem en to co m ú n e n tre los adversarios som etién d olos, p o r igu al, a n orm as y reg lam en tacio n es q u e g o b iern en la lu ch a. S im m el sugiere ah o ra q u e, si todo p a rtid o desea qu e su c o n trin c a n te a ctú e de acu erd o con sus m ism as n orm as, p u ed e lleg ar a d esear tan to su p ro p ia u n ificació n y quizás su cohesión co m o la de su antagon ista. L a p arad o ja in h e re n te al deseo de q u e el co n trin ca n te ten g a una fo rm a ven tajosa de organ ización la e x p lica S im m el de éste m o d o : cad a co n te n d ien te desea en tenderse co n su ad v ersario a u n nivel de las técnicas
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de lu ch a q u e él e n cu e n tra idóneas p ara su propi;i < . tru c tu ra in te rn a . Es d ifícil p a ra un e jé rcito m od ern o lu ch a r con u n en em igo q u e o p era em p lean d o la tá< n
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y m ú ltip les, el ad versario m e jo r organ izad o p u ed e p refe r i r que el m ás débil no lu ch e co n “ arm as irre g u la re s” (q u e co rresp o n d en a u n a d istin ta e stru ctu ra de organ iza ció n ), sino q u e use arm as sim ilares a las suyas, h acien d o posible la lu ch a de acu e rd o co n reglas sem ejantes. P a ra v a lo ra r y d o cu m e n ta r este a rg u m e n to , nos co n ce n trare m o s en el cam p o de las relacion es industriales. O tras esferas, tales co m o la d e la estrategia b élica, p arecen p ro p o rcio n a r ilu stracio n es ig u a lm e n te ap rop iad as. P are ce ev id en te q u e la u n ificació n de la g eren cia tien d e a m a n te n e r la paz co n los sindicatos unificados, con d icio n án d o se m u tu a m e n te am bos g ru p o s en la m e dida en q u e el co n flicto e x te rn o fo rtalece la coh esión de cada u n o. C om o h a n su b rayad o F re d e ric k H . H arb iso n y R o b e rt D u b in : E l g ig a n tism o de la in d u stria con duce al g ig a n tism o p o r parte del trab ajo organizad o. L o co n tra rio ta m b ié n es cier to. E n la in d u stria carbonífera, p o r ejem plo, la pre sión re g io n a l y, m ás tarde la p re sió n n a c io n a l del S in d ic a to U n i d o de M in e ro s, h iz o necesaria u n a fuerte o rga n iza c ió n p a tro n a l p a ra alcanzar la m eta de la con tra ta ción colectiva. E n c u a lq u ie r in d u stria cuyas u n id a d e s econ óm icas so n pe q u e ñ a s y se enfrentan, co m o gru p o , a la fuerza u n ific a d a de u n p o d e ro so sin d ica to in te rn a c io n a l, la co n tra ta ció n so bre base m ú ltip le es, a m e n u d o , el ú n ic o m e d io de protec ció n
mutua . ..
L a co n tra ta ció n celectiva entre poderosos
sin d icato s y grandes em presas, frecuentem ente co n d u ce a la cen tralizació n in te rn a de la fa cu lta d de decidir, y a la de te rm in a ció n de la política, en am bo s la d o s .24
P e ro a ú n m ás, la P ro p o sició n de Sim m el su giere q u e el co n ju n to de reglas co m u n es, d e n tro de las cuales op e ran los sin d icatos y las ad m in istracio n es m o d ern as, p ro pician el in terés m u tu o de q u e el c o n tra rio se ap egu e a
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las re gla s, a u n e n s it u a c io n e s d e c o n flic to .
E s ta ol>s« ■
v a n c ia d e las re g la s re q u ie re , s in e m b a rg o , u n a organ i/.i c ió n c o h e re n te y d is c ip lin a d a . A s í n o t a m o s q u e S a m u e l G o m p e r s , el p a d re d el m«» d e r n o m o v im ie n t o s in d ic a l n o rt e a m e r ic a n o , fa v o re c ió
im p e d ir q u e
e l c o m p o r t a m ie n t o
de
los
m ie m b r o s d e l b a n d o c o n t r a r io se d e s e n v u e lv a “ fu e ra ibla s r e g la s ” . E s t o h a s u c e d id o fre c u e n t e m e n t e e n lo s úl t im o s añ os.
C . W r i g h t M i l l s cita a lg u n o s c o n t ra to s
le c tiv o s e n lo s c u a le s lo s d ir ig e n t e s s in d ic a le s g a ra n tiz a n a lo s p a t r o n o s e n c o n t ra d e la s h u e lg a s locas, d e tal m a ñ e r a q u e lo s “ tra b a ja d o re s q u e s e c u n d a n a lo s m ilit a n t e s in d is c ip lin a d o s , y a c t ú a n s in la d e b id a a u t o riz a c ió n , es tá n su je to s a castigos.
E v i t a r las h u e lg a s es re sp o n sa
b ili d a d c o m ú n d e la e m p re s a y d e l s in d ic a to .
A m b o s se
c o n v ie r t e n e n ag e n te s d is c ip lin a r io s p a ra so m e te r a los e le m e n to s d e sc o n te n to s e n la s fila s de lo s tra b a ja d o re s s in d ic a d o s ” .27 E x is t e u n a c u e r d o tá cito e n tre e l s in d ic a t o y lo s e m p r é s a n o s p a ra p r o t e g e r las re la c io n e s c o n t r a lo s tra sto rn o s q u e p u e d e n p r o v o c a r re p re s e n ta n te s n o a u to riz a d o s. Cad;i b a n d o e stará e n to n c e s in t e r e s a d o e n la e s t r u c t u r a c o h e re n t e d e l o tro .28
CONFLICTO - EL UNIFICADOR
A
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m e n u d o , lo s s in d ic a t o s t a m b ié n e stá n d e a c u e r d o
e n q u e la c o n t r a t a c ió n c o le c t iv a p u e d e lo g r a r s e m á s e fi c ie n t e m e n te c o n p a t r o n o s o rg a n iz a d o s .
E s t o e x p lic a p o r
q u é “ e n la g r a n m a y o r ía de lo s c a s o s . .. lo s s in d ic a t o s n o se h a n o p u e sto , y a u n h a n a c o g id o c o n b e n e p lá c it o la f o r m a c ió n d e a s o c ia c io n e s p a tro n a le s, y q u e e n a lgu n o s
casos los em p resa rio s se hayan o rganizad o a instancias y con la a y uda d e l sin d ica to ” .29 A s í a veces, p o r e je m p lo , e n la in d u s t r i a d e l ve stid o , lo s s in d ic a t o s h a n fo rz a d o a lo s p a t r o n o s a f o r m a r a s o c ia c io n e s p a r a e v ita rs e la c o n tra ta c ió n c o n n u m e r o s o s p e q u e ñ o s e m p re s a r io s . E s te e x a m e n lim it a d o h a m o s t r a d o la n e c e s id a d de e s t u d ia r b a jo q u é
c ir c u n s t a n c ia s o p e r a
la
P r o p o s ic ió n
d e S im m e l. 30 L a p r im e r a c o n d ic ió n q u e d e b e lle n a rs e es la m e n c io n a d a a l p r i n c i p i o d e esta e x p o s ic ió n : c a d a b a n d o s ó lo d eseará, p ro b a b le m e n t e , la u n if ic a c ió n d e l c o n trin c a n t e si s ie n te q u e las fu e rz a s d e a m b o s e stá n r e la t iv a m e n te e q u ilib r a d a s .
L a d is t in c ió n q u e M i l l s h a c e e n tre
c o n s e rv a d o re s “p rá c t ic o s ” y “ a d u lt e r a d o s ” 31 p a re c e d e p e n d e r d e este r e q u is it o . d a ” de
la
E l a la c o n s e r v a d o r a “ a d u lt e r a
e c o n o m ía n o rt e a m e r ic a n a ,
r e c o n o c ie n d o
el
p o d e r d e lo s s in d ic a to s, h a a c e p ta d o la n e c e s id a d d e c o n v i v i r c o n e llos, y d e a q u í el d e se o de q u e la e s t r u c t u r a de lo s s in d ic a t o s sea se m e ja n te a la su y a, p a r a q u e p u e d a n c o n f ia r e n u n c o n j u n t o de re g la s com un e s.® 2 L o s c o n s e r v a d o re s “ p r á c t ic o s ” to d a v ía c o n s id e r a n q u e n o e x iste u n e q u i l i b r i o a p r o x im a d o d e fu e rz a s e n tre e llo s y lo s tra b a ja d o re s, y q u e lo s s in d ic a t o s s o n ta n d é b ile s q u e p u e d e n se r a p la sta d o s. E s te e s t u d io se h a lim it a d o a las re la c io n e s o b r e r o - p a tro n a le s.
P a r e c e r ía a p lic a b le a o t ro s casos, p o r e je m p lo
a la s re la c io n e s e n tre la s d e p e n d e n c ia s a d m in is t r a t iv a s fe d e ra le s y su s clie n te s.
L a b u r o c r a t iz a c ió n d e u n g r u p o
c o n d u c e , a l p a re ce r, a la b u r o c r a t iz a c ió n d e s u a d v e r sario.
E l tra b a jo d e P h i l i p S e lz n ic k s o b re la A d m i n i s
,52
C O N FLICTO -EL UNIFtCADOR
tra c ió n d e l V a l l e d e l T e n n e s s e e ( T V A ) 88 ilu s t r a a ln m d a n te m e n te e l d ile m a de u n a o r g a n iz a c ió n típ ic a m e n te d e sc e n tra liz a d a , la c u a l, e n lo s c o n flic t o s c o n s u s adven sa rio s r e g io n a le s y locales, se ve fo rz a d a a a c o m o d á is» ’ g r a d u a lm e n t e a las o r g a n iz a c io n e s c e n tra liz a d a s, ial< s c o m o la F e d e r a c ió n A g r íc o l a A m e r ic a n a .
L a s o rg a n i/ .i
c io n e s de t ip o c e n tra liz a d o y b u r o c r á t ic o p r e f e r ir á n ira tar, ta n to e n u n c o n f lic t o c o m o e n las n e g o c ia c io n e s s n b se d ie n te s, c o n o rg a n iz a c io n e s b u ro c rá tic a s. R e f o r m u la m o s , a h o ra , la P r o p o s ic i ó n d e S im m e l: T e n i e n d o e n c u e n ta la s v e n ta ja s d e u n a o r g a n iz a c ió n u n ific a d a , c o n v ista s a t r i u n f a r e n e l c o n flic to , d e b c i I.» s u p o n e rs e q u e ca d a p a r t id o d esea v e h e m e n t e m e n t e la lal ta d e u n id a d d e s u a n ta g o n ista . S i n e m b a rg o , esto n o en s ie m p r e v e rd a d . S i existe u n e q u i l i b r i o r e la t iv o de fu c i zas e n tre lo s c o n te n d ie n te s, el p a r t id o u n if ic a d o p re fe rirá u n a d v e r s a r io u n if ic a d o . L o s s in d ic a t o s o b r e r o s a m e n u d o h a n p r e f e r id o c o n tra ta r c o n a s o c ia c io n e s p a tro n a le s, e n ve z d e h a c e r lo c o n e m p re s a r io s a isla d o s. A u n q u e la s h u e lg a s p o d r ía n exte n d e rse y p r o lo n g a r s e m ás, e n tales casos, a m b o s p a rt id o s p re fie re n q u e el c o n f lic t o se d e s a rro lle de a c u e r d o c o n s u s p r o p ia s e stru c tu ra s. Ú n ic a m e n t e c o n t r a t a n d o c o n 01 g a n iz a c io n e s re p re s e n ta t iv a s d e lo s e m p re s a rio s , lo s tía b a ja d o re s p u e d e n se n tirse s e g u r o s d e q u e e l r e s u lt a d o n o se v e rá c o m p r o m e t id o p o r lo s p a t r o n o s in d e p e n d ie n t e s , c o rr e la tiv a m e n te , lo s e m p r e s a r io s te n d e r á n a p r e f e iii los tra to s c o n o r g a n iz a c io n e s o b r e r a s u n if ic a d a s q u e p u e d e n c o n t r o la r a lo s m ie m b r o s
in d is c ip lin a d o s
o a u tón om os.
E n f r e n t á n d o s e a u n a se rie d if u s a d e e n e m ig o s , se p u e d e n g a n a r, m á s a m e n u d o , v ic t o r ia s a islad as, p e í o m u y ía i.i m e n te o b t e n e r r e s u lta d o s d e c isiv o s, s u s c e p t ib le s de esta b le c e r r e la c io n e s m á s d u ra d e ra s . E s t o e x p lic a la a p a re n te p a ra d o ja de q u e ca d a a d v e r s a r io p u e d a v e r la v e n ta ja de s u e n e m ig o c o m o s u p r o p ia ve n ta ja.
CONFLICTO - EL UNIF 1 CADOR
>53
H i c i m o s n o t a r a n t e r io r m e n t e q u e la c o n t in u a p a r t i c ip a c ió n e n c o n f lic t o s t ie n d e a p r o p ic ia r la a c e p ta c ió n , p o r a m b o s c o n te n d ie n te s , d e re g la s c o m u n e s q u e r e g u le n su d e s a rro llo . A h o r a p o d e m o s a g r e g a r q u e , b a jo las c o n d ic io n e s d e sc iita s, el c o n f lic t o t a m b ié n e x ig e u n a e stru cü u a o r g á n ic a c o m ú n , p a r a f a c ilit a r la a c e p ta c ió n y la o b s e r v a n c ia d e re g la s c o m u n e s . C o m o la m e ta de u n c o n f lic t o re a l es o b t e n e r r e s u l ta d o s e sp e c ífic o s, se lle g a a la c o n c l u s ió n d e q u e lo s c o n te n d ie n te s n o tie n e n in te ré s e n c o n t in u a r lo d e s p u é s de o b t e n e r d ic h o s re su lta d o s. L a c e n t r a liz a c ió n d e la e s tru c tu ra in t e r n a d e ca d a c o n t e n d ie n t e a s e g u ra q u e , u n a vez lo g r a d o s e stos re su lta d o s, se p u e d e a lc a n z a r la p az y m a n te n e rla e fe c tiv a m e n te e n la m e d id a e n q u e p r e v a le c e n las m is m a s c o n d ic io n e s .
E s t o p la n t e a u n a n u e v a p r e g u n t a :
¿c ó m o p u e d e e v a lu a rs e el p o d e r re la tiv o , c o m o b ase p a ra la p a z? E x a m in a r e m o s esta p r e g u n t a e n la s ig u ie n t e P r o p o s ic ió n .
1 ro po sició n 1 5 : E l co n flicto esta b lece y m a n tie n e el e q u ilib r io d e l p o d e r . El prerrequisito más efectivo para impedir la lucha, el exacto conocimiento de la fuerza relativa de las dos partes, a menudo sólo se puede lograr luchando.34 A q u í p a re c e q u e S im m e l a n t ic ip a o tra p a ra d o ja : la f o r m a m á s e fe c tiv a d e im p e d ir u n c o n flic to , es la re v e la c ió n d e la fu e rz a c o m p a ra tiv a , la c u a l s ó lo es p o s ib le , e n m u c h o s casos, a tra vé s de la lu c h a .
N o o b sta n te , c o m o
' eternos, esta p a ra d o ja c o n t ie n e e le m e n to s d e g r a n im p o r t a n c ia p a r a la te o ría d e l c o n flic to . L a p a r a d o j a p r o v ie n e d e l h e c h o d e q u e e l c o n flic to , c o m o a lg o d is t in t o d e o tra s fo r m a s de in t e r a c c ió n , sie m ¡>ic im p lic a e l u s o de la fu e rza , s ie n d o d if íc il e v a lu a r la lu e rz a re la t iv a d e lo s c o n t e n d ie n t e s an tes d e q u e el c o n llic to h a y a s o lu c io n a d o e l caso.
CO N FLIC TO -EL UNIFICADOR
>54
C u a le s q u ie r a q u e se a n lo s o b je tiv o s d e las p a n e s
mi
c o n flic to , la fu e r z a (la p o s ib il id a d d e i n f l u i r la c o n d m i.t d e l otro, d e a c u e r d o c o n n u e s t r o s p r o p io s d e se o s)3r’ es m c e sa ría p a ra lo g ra rlo s . E n este caso d e b e m o s d i s t i n g u i r e n tre c o n f lic t o y < om p e te n c ia .30 E n u n a c o m p e te n c ia se p u e d e d e c la r a r q u ie n es el v e n c e d o r, d e a c u e r d o c o n u n c r it e r io p r e v i a m e n t e e sta b le c id o
p a ra
c a lif ic a r
a
lo s c o n te n d ie n te s.
Aquel
q u e se a ju sta m e j o r a este c r it e r io — el c o r r e d o r m á s ve loz, el e s c rit o r m á s b rilla n te , e l m e jo r s a lt a d o r— , es d< c la r a d o triu n f a n t e .
P e ro , e n u n c o n flic to , tal c r it e r io n o
se
lla n a m e n t e
e n cu e n tra
a n ta g o n ista s.
ta n
de
lo.
E s t o n o s ig n ific a , p o r s u p u e s to , q u e
a la d is p o s ic ió n
no
exista. S i n d u d a , las so c ie d a d e s c u e n t a n c o n m e c a n is m o s pai .1 la d e t e r m in a c ió n y el aju ste d e las d e m a n d a s c o n tra p ío -s tas, y la a s ig n a c ió n d e re c u rso s, de a c u e r d o c o n a lg ú n .1 escala de “ m é r it o ” . L o s p re c e p to s é ticos y le g a le s lim it a n la d is t r ib u c ió n d e s ig u a l d e lo s d e re c h o s e n tre lo s grupos e in d iv id u o s .
U n a de las p r in c ip a le s f u n c io n e s d e l C ió
b ie r n o es la d e á r b it r o f in a l e n lo s in te re se s a n t a g ó n ic o s S i n e m b a rg o , c o m o es m u y r a r a la p e rfe c ta a rm o n ía e n tre lo q u e lo s in d i v id u o s y g r u p o s d e b e n y lo q u e q u ie r e n hacer, e n c u a n t o e x is t a n d is c re p a n c ia s e n tre la m a g n i t u d o c a lid a d d e l p o d e r, p o s ic ió n so c ia l y r iq u e z a
U n g ru p o que
n o es cap a z de h a c e r v a le r s u s in te re se s n o c o n t a r á c o n l.i s im p a t ía d e lo s d e m á s e n a p o y o de su s d e m a n d a s .
Com o
S u m n e r lo p la n t e a c o n s u a c o s t u m b r a d a ru d e z a : “ N i n g u n a d o c t r in a c o n f o r m e a la c u a l u n v e r d a d e r o a ju ste «le in te re se s es e l r e s u lt a d o d e l lib r e j u e g o d e éstos, p u e d e im p lic a r q u e u n in te ré s m e n o s p r e c ia d o a d q u ir i r á dere c h o s .” 37 E l h a c e rse e n t e n d e r y se r e s c u c h a d o n o d eja de
CONFLICTO _ EL UNIFICADOR
‘ 55
g u a r d a r r e la c ió n c o n la c a p a c id a d d e d a r fu e rz a a n ú e stro s a r g u m e n t o s .38
el
C(^n ^ c t0 > c o m o a lg o d is t in t o de la c o m p e te n c ia , m é r it o d e p e n d e , c u a n d o m e n o s p a rc ia lm e n te , d e la
a li m a c i ó n d e l p o d e r.
A s í, si a m b o s g r u p o s c o n t e n d ie n -
íes r e c la m a n la p o s e s ió n d e u n o b je t o d a d o , s u a s ig n a c ió n a u n o de e llo s p u e d e e sta r d e t e r m in a d a t a n to p o r el p o d e r r e la t iv o de q u e c a d a u n o d is p o n e c o m o p o r la e sti m a c ió n d e la s n e c e sid a d e s re la t iv a s f u n d a d a s e n d e t e r m i nadas n o rm a s.»
P a r a e v it a r el c o n flic to , te n e m o s q u e
d is p o n e r d e a lg u n o s o t ro s m e d io s d e a v e r i g u a r el p o d e r re la tiv o .
S m e m b a rg o , p a re c e q u e s in u n a p r e v ia e x p e
rie n c ia , ú n ic a m e n t e a lg u n a s clase s d e p o d e r p u e d e n se r e stim a d a s c o n cie rta e x a c titu d . P o s ib le m e n t e e n el o r d e n e c o n ó m ic o , c o m o el d in e r o es u n a m e d id a c o m ú n d e los va lo re s, las e s t im a c io n e s d e l p o d e r f in a n c ie r o
(c u a n d o
p u e d a n a is la rs e d e l p o d e r s o c ia l) p u d ie r a n h a c e rse c o n re la t iv a fa c ilid a d .
P e r o n o e x iste u n a m e d id a c o m ú n
p a re c id a a l d in e r o , p a ra v a lo r a r e l p o d e r n o e c o n ó m ic o .’ N ° P u e d e a le a rse n i n g ú n m e d io de c a m b io q u e p a ra e s tim a r el p o d e r c o m b a t iv o g u a r d e la m is m a r e la c ió n q u e cos.
8U f d a c o n la « l i m a c i ó n d e v a lo r e s e c o n ó m i 1 p o d e r es m á s d if í c il d e e s t im a r q u e la riq u e z a .
M m m e l d a a e n t e n d e r q u e esta m is m a d if ic u lt a d es u n o d e lo s o b s t á c u lo s p a ra la p r e v e n c ió n d e l c o n flic to . L s n e c e s a rio d is t i n g u ir e n tre e l c o n f lic t o y lo s in t e r e ses a n t a g ó n ic o s q u e s u r g e n c o m o c o n s e c u e n c ia d e las re s p e c tiv a s p o s ic io n e s d e las p e r s o n a s o g r u p o s d e n t r o d e la e s t r u c t u r a so c ia l.
D a d a s las f u n c io n e s re s p e c t iv a s d e tra
b a ja d o re s y p a t r o n o s e n u n a s o c ie d a d c a p ita lista , se p u e d e < e u r q u e lo s in te re se s d e a m b o s s o n a n t a g ó n ic o s .
Con
io d o , lo s c o n f lic t o s e n tre e llo s, c o m o e n las n e g o c ia c io n e s c o le c tiv a s o d u r a n t e las h u e lg a s , p u e d e n c a r a c te riz a r s u s i e la cio n e s, d e u n m o d o s ó lo e s p o rá d ic o .
De
ig u a l m a
nera, en e l p la n o in t e r n a c io n a l, s ie n d o a n t a g ó n ic o s lo s
*
CONFLICTO - E L UNIF 1 CADOR
,56
in te re se s d e lo s E s t a d o s n a c io n a le s , p u e d e n éstos e n ii.n e n c o n f lic t o ú n ic a m e n t e e n d e t e rm in a d a s o ca sio n e s.
I i .»
d is t in c ió n h a ce in t e lig ib le la p r o p o s ic ió n de S im m i I. S i la fu e rz a d e l a d v e r s a r io p u d ie r a se r m e d id a antes d e s o b r e v e n ir e l c o n flic to , lo s in te re se s a n t a g ó n ic o s p o d r ía n a ju sta rse s in n e c e sid a d d e lu c h a ; p e r o c u a n d o n " e x is t e n m e d io s p a r a u n a m e d ic ió n a p r io r i, ú n ic a m e n t e la lu c h a p u e d e p r o p o r c io n a r e l c o n o c im ie n t o e x a c to de la fu e rz a re la tiv a . C o m o , a m e n u d o , el p o d e r s ó lo se p u e d e a p re c ia r e je rc ié n d o lo , c o n f r e c u e n c ia ú n ic a m e n t e p in de lo g ra rs e u n a c o m o d o d e s p u é s q u e lo s c o n t e n d ie n te s h a n m e d id o s u s re sp e c tiv a s fu e rza s d u r a n t e e l c o n f ín lo. L o s e sfu e rz o s d e s a r r o lla d o s c o n m o t iv o d e la m e d ia c ió n o el a rb itra je d e in te re se s a n t a g ó n ic o s t ro p ie z a n co n la d if ic u lt a d d e q u e la e v a lu a c ió n re a l d e las re lacion e s d e fu e rz a e n tre lo s c o n t e n d ie n t e s a p e n a s p u e d e h a c a se a n te s de q u e d ic h a fu e rz a se e stab le zca a tra vé s d e la In cha.
“ E l m e d ia d o r — d ic e S in n n e l — , ú n ic a m e n t e p u e d e
lo g r a r la r e c o n c ilia c ió n si c a d a c o n t e n d ie n t e c o n s id e ra q u e la s it u a c ió n o b je tiv a ju s t if ic a la r e c o n c ilia c ió n y h.n e v e n ta jo sa la p a z .” 41 L a d if ic u lt a d de e s tim a r la fu c i/ a e x p lic a p o r q u é lo s c o n t e n d ie n t e s r e c u r r e n c o n fre c u e m ia a u n “j u ic io p o r a t r ic ió n ” p a ra p e r m it ir u n a e v a lu a c ió n . “ C o m o el c o n o c im ie n t o e x a c to de la fu e rz a re la t iv a p u c d e lo g ra rs e s ó lo p o r u n a p r u e b a real, ésta p u e d e se r rl ú n ic o m e d io d e g a r a n t iz a r a c a d a c o n t e n d ie n te , q u e eslá o b t e n ie n d o to d a s la s v e n ta ja s q u e la c o e rc ió n le d e p a ra .
u
S i n o se d is p o n e , o n o se cre e d is p o n e r d e o tro s me d io s su c e d á n e o s, la ú n ic a f o r m a de r e c o n s id e r a r la p o te n c ia lid a d de lo s c o n te n d ie n te s , es el e m p le o d e l “ a rm a de ú lt im a in s t a n c ia ” . A s í, lo s o b je t iv o s e in te re se s in c o m p a tib le s, e n la in d u s t r ia , c o n d u c e n a u n a lu c h a , y ésta a y u d a a d e f in ir la fu e rz a r e la t iv a d e lo s c o n te n d ie n te s. S i la lu c h a es e l m e d io m á s e fe c tiv o de establecer I > fu e rz a r e la t iv a d e lo s in te re se s a n ta g ó n ic o s , es e vid e n te
CONFLICTO - EL UNIFICADOR
!57
q u e el c o n f lic t o p u e d e se r u n im p o r t a n t e m e c a n is m o e q u i lib r a d o r , d e n t r o d e u n a so c ie d a d .
C o m o h a d ic h o E . T .
H i l l e r , en s u b r illa n t e a n á lis is s o c io ló g ic o d e la h u e lg a ; L a h u e lg a es u n a p r u e b a d e re siste n c ia e c o n ó m i c a __ u n p ro c e so d e a t r ic ió n —
c u y o r e s u lt a d o se d e t e r m in a p o r
lo s re c u rs o s re la t iv o s d e lo s c o n t e n d ie n t e s .” 43 “ C a d a u n o c a lc u la lo s lím it e s d e su s r e c u r s o s c o n re sp e c to a lo s de s u c o n t rin c a n t e , y so p e sa la s p é r d id a s in e v it a b le s c o n t ra las p o s ib le s g a n a n c ia s .” 4J “ L a s u s p e n s ió n d e la s h o s t ili d a d e s se lo g r a e n el p u n t o d e e q u i l i b r i o e n tre lo s re c u rs o s c o n q u e c u e n t a ca d a c o n t e n d ie n te .
E l a c u e r d o a q u e se
lle g a está b a sa d o , n o y a e n u n a a p lic a c ió n d e lo s p r i n c i p io s v ig e n te s, s in o e n la fu e rza , p o r m e d io d e la c u a l cad a u n o p r o p u g n a la o b t e n c ió n de la s m e jo re s c o n d ic io n e s p o s ib le s d e n t r o d e lo s lím it e s im p u e s t o s p o r lo s c ó d ig o s y las p r e s u n c io n e s e sta b le c id a s p o r la s o c ie d a d .” 45 “ C u a n do, d u ia n t e las é p o ca s d e p a z in d u s t r ia l, las ir r it a c io n e s a lte ra n el e q u i l i b r i o e sta b le c id o , e n f o r m a ta l q u e p r o v o c a n c o n f lic t o s m a n ifie sto s, el a c u e r d o d e b e lo g ra rs e a tra vé s d e u n n u e v o e q u i l i b r i o d e to das la s fu e rz a s q u e p u e d e n se r a g r u p a d a s p a ra s o lu c io n a r el p r o b le m a . ” 40 A s í, e l j u i c io p o r a t r ic ió n p u e d e s e r v ir p a r a r e v e la r la fu e rz a r e la t iv a d e lo s c o n t e n d ie n te s , y u n a ve z q u e la f u e r za re la t iv a se h a a v e r ig u a d o , p u e d e se r m á s fá cil, p a r a lo s c o n t e n d ie n te s , lo g r a r e n tre s í u n n u e v o a c o m o d o .
L a lu
c h a p u e d e s u r g i r p o r q u e lo s c o n t e n d ie n t e s re c h a c e n u n a tra n sa c c ió n a la c u a l se lle g ó a n t e rio rm e n te , s i se c o n s i d e ra q u e y a n o c o r r e s p o n d e a la s n u e v a s re la c io n e s de fu erza .
U n a vez q u e la fu e r z a re s p e c t iv a d e lo s c o n t e n
d ie n te s se h a a v e r ig u a d o m e d ia n t e e l c o n f lic t o y a tra vé s de él, se p u e d e e sta b le c e r u n n u e v o e q u ilib r io , y la re la c ió n p u e d e m a n t e n e rs e s o b re esa n u e v a b ase.47 R e f o r m u le m o s , a h o ra , la P r o p o s ic i ó n d e S im m e l; E l c o n f lic t o c o n siste e n u n a p r u e b a de p o t e n c ia lid a d e n tre p a r t id o s a n ta g ó n ic o s .
E l a r r e g lo s ó lo es p o s ib le si
ljO
C O N FLICTO -EL UNIFICADOR
c a d a u n o de lo s c o n t e n d ie n t e s tie n e c o n c ie n c ia d e s u *<«<•.za re la tiv a . S i n e m b a rg o , p o r paradójico q u e pare/x a. lal c o n o c im ie n t o , m u y fre c u e n te m e n te , p u e d e s o lo se r lo g ia d o a tra vé s d e l c o n flic to , c u a n d o r e s u lt a n in e x iste n te s, al p a re ce r, o t ro s m e c a n ism o s , p a ra p r o b a r la fu e rz a re spe i tiv a de lo s c o n te n d ie n te s. E n c o n se c u e n c ia , la lu c h a p u e d e ser u n a fo rm a im p o rta n te p a ra e v it a r c o n d ic io n e s d e d e s e q u ilib r io , m o til f ic a n d o la s b ase s d e la r e la c ió n d e fuerzas. A las c o n c lu s io n e s a q u e lle g a m o s e n la s p á g in a s an t e n o r e s a r r ib a m o s
a h o ra ,
n u e v a m e n te , s ig u ie n d o
una
r u t a a lt e rn a tiv a : e l c o n flic to , le jo s de se r d e s t ru c to i y d e s o r g a n iz a d o r , p u e d e , de h e c h o , c o n s t it u ir s e e n u n ilu d i ó ele e q u i lib r a r y, p o r ta n to, d e m a n t e n e r a u n a sot i< d ad , c o m o e m p re s a e n m a rc h a . E l c a p ít u lo p re c e d e n te h a d is c u t id o tres f o r m a s dilit* re n te s c o n f o r m e a las c u a le s e l c o n f lic t o e stab le ce nexo» e n tre lo s c o n t e n d ie n te s : i ) C r e a y m o d if ic a la s n o rm a n c o m u n e s n e c e sa ria s p a ra el re a ju ste de la s re la c io n e s; 2) C o n d u c e a c a d a u n a de la s p a rte s e n c o n flic to , d a d a u n a c ie rta ig u a ld a d d e fu erza , a p r e f e r ir q u e la o t ra c o p ie su p r o p ia e s tru te u ra d e o r g a n iz a c ió n p a ra q u e la s técnicas c o m b a t iv a s se ig u a le n ; 3 ) P e r m it e e sta b le ce r m á s prec isa la fu e rz a re la tiv a , y de esta m a n e r a s irv e c o m o u n mc< a n is m o e q u i lib r a d o r q u e a y u d a a m a n t e n e r y a c o n so lid a , la s socie d ad e s. E l s ig u ie n t e c a p ít u lo e s t u d ia r á o t r o a sp e c to de las f u n c io n e s in t e g r a d o r a s d e l c o n f lic t o social.
V III. E L C O N F L IC T O R E C L A M A L A F O R M A C IÓ N D E A L IA N Z A S P r o po sic ió n
i
6 : E l co n flicto crea asociaciones y coali
cio n es.
El conflicto no solamente puede aumentar la cohesión de una unidad existente, eliminando de modo radical todos aquellos elementos que pueden contribuir a hacer confu sas sus fronteras, en la lucha contra el enemigo, sino que también puede unir a personas y grupos que, de otra ma nera, nada tendrían que hacer entre sí.. . La unificación para la lucha es un proceso tan frecuentemente advertido que a veces la simple conjunción de elementos, aun cuan do no sea con fines agresivos, aparece a los ojos de los de más como un acto amenazador y hostil. L a fuerza urnficadora consustancial al principio del conflicto no surge en parte alguna con tanto vigor como cuando temporalmente se aísla un área de relaciones com petitivas u hostiles. En determinadas circunstancias, el contraste entre el antagonismo habitual y la asociación momentánea, para fines de la lucha, puede ser tan marca do, que precisamente la hondura misma de la mutua hos tilidad entre las partes se convierte en causa directa de su conjunción. La unificación, con el exclusivo fin de defensa, proba blemente acaece en la mayoría de las coaliciones de grupos existentes, de modo especial cuando los grupos son nume rosos y heterogéneos. Este exclusivo propósito de defensa constituye un mí nimo colectivista, porque aun para el simple grupo y aun para el individuo constituye la prueba inevitable del instin to de conservación. Evidentemente, cuanto más numerosos y variados son los elementos que se asocian, menor es el número de intereses en que coinciden.1 >59
LA FORMACIÓN DE ALIANZAS
i6o L
as
pr o p o sic io n e s
a n t e rio re s h ic ie r o n re fe re n c ia .« I.n
f u n c io n e s u n if ic a d o r a s c o n s u s t a n c ia le s al c o n flic to , d en tro d e lo s g r u p o s y a e x iste n te s o q u e e stán s u r g ie n d o , y a l efecto so c ia liz a d o !' q u e e l c o n f lic t o ejerce s o b re i o n te n d ie n te s q u e a n t e r io r m e n t e n o t e n ía n re la c io n e s c u í n sí. L a p re se n te P r o p o s ic ió n tra ta d e la f u n c ió n iin ilit i d o r a e je rc id a p o r e l c o n flic to , d e sd e u n á n g u l o d is t in t o el c o n f lic t o c o n d u c e a la f o r m a c ió n d e a s o c ia c io n e s y < <>.i lic io n e s de p a r t id o s e n tre lo s q u e re la c ió n .
n o e x is t ía n in g u n a
S i v a r io s p a r t id o s se e n fr e n t a n a u n advers.ti in
c o m ú n , se cre a n , e n tre ellos, la z o s de u n ió n . S im m e l está in te re sa d o , e n este caso, e n lo q u e S u m n e r h a la m a d o “ c o o p e r a c ió n a n t a g o n ís t ic a ” : “ L a lu d ia p o r la v i d a ” , q u e s e g ú n S u m n e r d o m in a lo s e sfu e rz o s de to d o s lo s in d i v id u o s e n to d a s la s socie d ad e s, c o n d i u c .1 la c o o p e ra c ió n , p o r q u e ca d a i n d i v i d u o se d a c u e n t a d e q u e p u e d e lo g r a r m e j o r s u s fin e s u n ié n d o s e a lo s d em ás. " L a u n i ó n es la e se n c ia d e la o r g a n iz a c ió n , y la o rg a m z a c tón es el g r a n in s t r u m e n t o p a ra m u lt ip lic a r la fu e rz a de u n n ú m e r o de u n id a d e s d e s ig u a le s y d is ím ile s , a so c ia d a s p ata u n o b je t iv o c o m ú n . ” “ E s t a u n i ó n h a s id o c o n v e n c io n a l m e n te d e n o m in a d a c o o p e r a c ió n a n ta g o n ís tic a .
C o n s is t e
e n la c o m b in a c ió n d e d o s p e r s o n a s o g r u p o s p a r a satisla c e r u n a g r a n n e c e s id a d c o m ú n , s u p r i m i e n d o lo s interese s a n t a g ó n ic o s s e c u n d a r io s .” 2 C o m o e je m p lo d e c o o p e r a c ió n a n t a g o n ís t ic a se con * siclera a q u e l e n q u e d o s e m p r e s a r io s e n c o m p e te n c ia se d a n c u e n ta d e q u e , c o m o e m p re s a r io s , tie n e n c ie rto s inte reses c o m u n e s , o p u e sto s a lo s in te re se s d e o t ro s g ru p o s , p u d ie n d o
a g ru p a rse
p a ra
d e f e n d e r esos
in terese s,
sin
d ejar, p o r eso, d e c o m p e t ir e n o t ro s a sp e cto s d e s u s a ctiv i dades. E l a n t a g o n is m o c o n t ra u n e n e m ig o c o m ú n p u e d e se r u n e le m e n t o u n if ic a d o r , e n d o s se n tid o s.
C o n d u c e .1
la f o r m a c ió n d e n u e v o s g r u p o s c o n d is tin ta s lín e a s de d e m a rc a c ió n , id e o ló g ic a s, d e le a lta d y d e v a lo re s c o n ni
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l6t
nes, o, e n t é r m in o s m á s m o d e sto s, p u e d e d a r p o r r e s u l ta d o ú n ic a m e n t e la f o r m a c ió n d e a s o c ia c io n e s m o m e n t á n e as f íe n t e a la a m e n a z a c o m ú n .
L a a p a r ic ió n d e tales
a s o c ia c io n e s e n tre i n d i v i d u o s q u e , d e o tra m a n e ra , p e r m a n e c e r ía n a isla d o s, re p re s e n ta el “ m í n i m o ” d e u n i f i ca c ió n . E l h in c a p ié d e S im m e l s o b r e la f u n c ió n d e l c o n flic to , c o m o c r e a d o r d e a so c ia c io n e s, lla m a la a t e n c ió n re sp e cto a u n a sp e c to u n if ic a d o r q u e a m e n u d o h a s id o o lv id a d o . A u n la c re a c ió n d e a so c ia c io n e s m e ra m e n te te m p o ra le s p u e d e in c r e m e n t a r la c o h e s ió n y e s t r u c t u r a r u n siste m a social. E l c o n f lic t o otros.
con
unos
conduce
a a s o c ia c io n e s c o n
E n la m o d e r n a s o c ie d a d o c c id e n ta l, lo s c o n flic to s
a tra vé s d e tales a s o c ia c io n e s a y u d a n a r e d u c ir el a is la m ie n t o y la a t o m iz a c ió n so c ia l, a la c u a l se h a n re fe rid o , d esd e h a ce tie m p o , m u c h o s c o m e n ta rista s. p u d o e s c r ib ir ace rca d e lo s E s t a d o s
E o c q u e v ille
U n id o s
de
1 830 :
“ C a d a i n d i v i d u o está a is la d o y es d é b i l ” ,3 d a n d o a sí e x p r e s ió n a u n a c re e n c ia q u e vez,
en
M ax
W eber
r ic a n a
la s
g e n e ra c io n e s v io s in o
sig u ie n te s .
c la ra m e n te ,
“n o c o n s t it u ía
in d iv id u o s ,
se rá re p e tid a , u n a
m ás
jo d e a s o c ia c io n e s v o lu n t a r ia s . ” 4
la
E m p e ro ,
e stru ctu ra
una
a g lo m e r a c ió n
b ie n
un
e stric ta m e n te
y o tra com o
n o rte a m e
in f o r m e
de
b o rd o n e a n te
c o m p le
e x c lu s iv a s ,
aunque
M u c h a s de estas a s o c ia c io n e s se f o r m a r o n e n la so c ie d a d n o r t e a m e r ic a n a p a ra s e g u ir m a n t e n ie n d o v iv o s c ie r tos c o n flic t o s q u e s u r g ie r o n d e in te re se s e sp e cia le s.5 L os* c o n flic t o s d e in tereses, q u e r e s u lt a n d e c o n s id e ra c io n e s p u r a m e n t e o c a s io n a le s d e “ in d i v i d u o s a is la d o s ” , h a n p r o v o c a d o in e s p e ra d a m e n t e la c r e a c ió n de g r u p o s y a so c ia c io n e s q u e s u p e ra n , in c lu s iv e , el a is la m ie n t o i n d i v i d u a l q u e ta n to p r e o c u p a b a a T o c q u e v ille .
L o q u e a j u i c io
d e D u r k h e i m se lo g r a r ía m e d ia n t e lo s n u e v o s tip o s d e
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LA FORMACIÓN DE ALIANZAS
ó r g a n o s c o le c tiv o s, a la p o stre se a lc a n z ó e n < i n (o |;i.idu m e d ia n t e las m ú lt ip le s a s o c ia c io n e s q u e h a n s u i g i d n «Ir lo s v a r ia d ís im o s c o n flic to s d e la s o c ie d a d n o rt e a m c i 1» .111.1 “ U n a n a c ió n s ó lo p u e d e m a n t e n e rs e si se in te rc a la
iiim
se rie d e g r u p o s s e c u n d a r io s l o s u fic ie n t e m e n t e p r ó x im o * a lo s in d i v id u o s c o m o p a ra a tra e rlo s fu e r te m e n t e .1 mi esfera de a c c ió n , y a rra stra rlo s, e n esa fo rm a , al ion mu g e n e ra l de la v id a s o c ia l” .6 A l d a r n a c im ie n t o a a s o c ia c io n e s te m p o ra le s, el co n flic to p u e d e d a r c o h e s ió n a lo s d is t in t o s e le m e n t o s de I » so cie d a d . E l l o c o n d u c e a u n a a c c ió n c o n c e rta d a y da loi m a y o r d e n a lo q u e E l t o n M a y o h a lla m a d o “ el p o lv illo d e lo i n d i v i d u a l ” . M ie n t r a s q u e e n lo s siste m a s sociale s g o b e r n a d o s p o r u n status a d sc rito , el i n d i v i d u o q u e d a f ir m e m e n t e im p o s t a d o e n p o s ic io n e s b ie n d e fin id a s, en la m o d e r n a s o c ie d a d o c c id e n t a l lo s i n d i v id u o s q u e se n f u e r z a n p o r a lc a n z a r u n a p o s ic ió n s o c ia l m á s alta, d e b e n ate n e rse a s u s p r o p io s re c u rso s.
L a s a s o c ia c io n e s oc asio
n a le s e n la s o c ie d a d m o d e r n a c o n d u c e n , a tra vé s de la lu c h a a e sta b le c e r u n a e s tru c tu ra , c o o p e r a n a m o d e h ti lo q u e de o t ra m a n e r a se ría el caos, y s o c ia liz a n a los ni d iv id u o s , e n se ñ á n d o le s, a lo la r g o d e l c o n flic to , las re g la s d e l o r d e n social. E n esta o b r a h e m o s s u b r a y a d o s u f ic ie n t e m e n t e el he c h o de q u e el c o n f lic t o a y u d a a r e u n i r in d i v id u o s co n a s p ira c io n e s se m e ja n te s e n g r u p o s m á s o m e n o s p e rm a n e n te s, q u e d e s a r r o lla n su s p r o p ia s n o r m a s
(y p o sib le
m e n te su s p r o p ia s id e o l o g ía s ) . S i n e m b a rg o , a h o r a esta ra o s c o n s id e r a n d o áreas e n la s c u a le s n o p u e d e lo g ra rse u n a v id a de g r u p o re la t iv a m e n t e estable, c o m o re s u lta d o d e c ie rto s a sp e cto s d e la e s t r u c t u r a social, ta l c o m o el ca rá c te r e x t re m a d a m e n t e in d iv id u a lis t a de u n a c u lt u r a . E11 tales casos el c o n f lic t o p u e d e c o n d u c ir , c u a n d o m e n os, a u n a a s o c ia c ió n d e in d iv id u o s , q u e d e o tra m a n e r a peí m a n e c e r ía n a isla d o s, p a ra lu c h a r p o r u n a m e ta específica.
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L a d if e r e n c ia e n tre lo s p a r t id o s p o lít ic o s d e lo s E s t a d o s U n i d o s y de E u r o p a se c o m p r e n d e m e j o r c o n s id e r a n d o e l efecto d if e r e n c ia l d e l c o n f lic t o s o b re d o s d ife re n te s tip o s de e s t r u c t u r a social.
E n E u r o p a , lo s in te re se s a n ta
g ó n ic o s h a n c o n d u c id o g e n e r a lm e n t e a la f o r m a c ió n de a g r u p a m ie n t o s p e r m a n e n t e s p a ra d i r i g i r la lu c h a p o l í tica.
D e b i d o a lo s v ín c u lo s re la t iv a m e n t e e stre c h o s q u e
s u s m ie m b r o s c o n s id e r a n e x iste n te s e n tre e llos, estos g r u pos, e n
la g e n e r a lid a d
de
lo s casos, h a n
d e s a r r o lla d o
id e o lo g ía s e sp e c ífic a s q u e fo rta le c e n el s e n t im ie n t o de c o m u n i d a d e n tre lo s m ie m b r o s , y a y u d a n , d e esta m a n e ra, a h a c e r la lu c h a m á s c a te g ó ric a .
E l p a r t id o p o lít ic o
e u r o p e o se caracte riza, p o r lo g e n e ra l, p o r s u p r o p io siste m a d e n o r m a s y v a lo re s, y p o r u n a p a r t ic ip a c ió n r e la t iv a m e n te im p o r t a n t e d e s u s m ie m b r o s .
E l p a r t id o p o lít ic o
n o r t e a m e r ic a n o se a se m e ja m á s a u n a a s o c ia c ió n d e i n tereses, d iv e r g e n t e s e n c ie rto s aspectos, caso c o n t r a r io a l p a r t id o e u r o p e o t íp ic o c o n u n a c o s m o v is ió n ( W eltan schauung) p e c u lia r, a u n q u e la le a lta d p a r t id is t a a c ie rto s v a lo re s d e l p a r t id o 7 — q u iz á s s ó lo p e r c ib id o s e n f o r m a vaga—
e n m o d o a lg u n o se h a lla
to ta lm e n te a u se n te .8
E n lo s E s t a d o s U n id o s , d o n d e n o e xiste tra za a lg u n a de e le m e n t o s f e u d a le s — lo q u e a ca so c o n s t it u y e e l e je m p lo m á s p u r o d e u n a s o c ie d a d c a p ita lis ta — , la o r ie n t a c ió n , e s e n c ia lm e n te in d iv id u a lis t a , h a c ia el é x ito , d a lu g a r a u n t ip o d e a g o lp a m i e n t o c u y o s m ie m b r o s n o t ie n e n o t r o n e x o q u e e l p r o p ó s it o in m e d ia t o . U n a c u lt u r a m a r c a d a fu e r te m e n t e p o r el p r a g m a t is m o y el o p o r t u n is m o , q u e o t o r g a g r a n d e s p r e m io s a lo s es fu e rz o s c o r o n a d o s p o r e l é x ito , se p re sta a d a r n a c im ie n t o a u n a p r o f u s ió n d e a s o c ia c io n e s v o lu n t a r ia s p a ra m e ta s o c a sio n a le s.
E s t o e x p lic a u n a n o t a b le c a ra c te rístic a de
la p o lít ic a n o rt e a m e r ic a n a , el g r a d o e n q u e el p a r t id o re s u lta c o m p le m e n t a d o p o r u n a f o r m a to d a v ía m á s a m o r fa de a s o c ia c ió n o c o a lic ió n : lo s lla m a d o s “g r u p o s d e ac
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c i ó n ”, a u n q u e p o r s u p u e s t o éstos n o d e ja n d e c x is lii < 1» E u ro p a .
L o s g r u p o s de a c c ió n e stá n in t e g r a d o s p o r in d i
v id u o s y g r u p o s n o r e la c io n a d o s y a u n a n ta g ó n ic o s , utii d o s p a ra i n f l u i r s o b re la p o lític a , e n la d ir e c c ió n desead.1 p o r los m ie m b ros.® D e la m is m a m a n e r a q u e e l c o n f lic t o p u e d e a g lu tin .u in d i v id u o s a isla d o s, t a m b ié n p u e d e r e u n i r g r u p o s y aso d a c io n e s a isla d a s e n u n a c ie rta f o r m a de c o a lic ió n . 10 I .os n u m e r o s o s g r u p o s c o n in te re se s re g io n a le s o secciónale* se v e n in d u c id o s a c o a lig a rse , a u n ir s e c o n o t ro s g r u p o s de in te re se s p a ra le lo s, b a jo el i n f lu j o de a m e n a z a s a su e xis te n c ia o de la n e c e sid a d de lu c h a r m á s e fe c tiv a m e n te en la escena n a c io n a l.
É s ta h a s id o la h is t o r ia de lo s grupos
a g ríc o la s de lo s E s ta d o s U n id o s , o b lig a d o s p o r e l c o n flic to a u n ir s e e n fe d e ra c io n e s n a c io n a le s .
L o m is m o q u e en
E u r o p a , la s c o a lic io n e s fu e r o n , a m e n u d o , la ú n ic a fo rm a e n q u e u n siste m a de p a r t id o s m ú lt ip le s p o d ía u n ific .n e fe c tiv a m e n te
v a r io s
p ro g ra m a s y
o rie n t a c io n e s
d iv n
ge n te s; así, c o n fre c u e n c ia , la s c o a lic io n e s n o r t e a m c i i< .1 ñ a s e ra n la ú n ic a f o r m a e n q u e p o d ía n u n ir s e efectivjt m e n te in te re se s d iv e rg e n t e s e n s it u a c io n e s de c o n flic to . I .1 c o a lic ió n ro o s e v e lt ia n a de lo s in te re se s a g r a r io s d e l S in c o n lo s in te re se s o b r e r o s d e l N o r t e e n la d é c a d a de los tre in ta s ilu s t r a este p roce so. E l g r u p o d e a cc ió n , f o r m a d o p a ra lu c h a r c o n t r a a d v a sa rio s e sp e cífico s, o p a ra d e fe n d e r in te re se s especiales, es t íp ic o de u n a so c ie d a d c u y a c a rá c te r in d iv id u a lis t a gene r a ím e n t e d if ic u lt a la f o r m a c ió n de g r u p o s m á s d u ra d e ro s que
“ e x ig e n ” u n a
m a y o r p a r t ic ip a c ió n
de
s u s m ie m
b ro s .11 L a c o a lic ió n , c o m o a lg o d is t in t o d e lo s tip o s m á s p a siste n te s de f o r m a c ió n y u n if ic a c ió n de g r u p o s , p e rm ite a g lu t in a r e le m e n t o s q u e , p o r ra z ó n de a n t a g o n is m o s m u tuos, se r e s is t ir ía n a o tra s fo rm a s de u n if ic a c ió n . A u n q u e ésta es la f o r m a m á s in e s ta b le d e s o c ia liz a c ió n , tie n e la
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evid en te v e n ta ja de p ro p o rcio n a r cierta u n ificació n donde ésta no sería posible de o tra m an era. Sim m el h ace n o tar, en p a rtic u la r, qu e los alin eam ien tos defensivos ú n icam en te co n tie n e n el m ín im o de elem entos u n ificad ores p a ra llevar a d elan te la lu ch a, p o rq u e los p articip a n te s, en tales co alicio n es, fre cu e n te m e n te sólo tien en u n in terés en c o m ú n , la “su p e rv iv e n cia” de sus unidades in d ep en dien tes. L a m ira de au to co n serv ació n sólo los im p ele a u nirse en un m a trim o n io d e co n v e n ien cia . V em os có m o esos alin eam ien to s se efectú an con una base m ín im a , en ciertas co alicio n es in tern acio n ales. L a g u e rra en co n tra de la A le m a n ia nazi dio n acim ien to a u n a alian za de naciones, co n intereses y valores de lo m ás variad os, cu a n d o n o an tag ó n ico s — in clu yen d o a unos Estados U n id o s d em o crático s y cap italistas; c ie rto n ú m ero de nacion es cap italistas p e ro no d em o crá tica s; y la R u sia stalinista, ni cap italista ni d e m o crá tica . E l p eligro com ú n a q u e se e n fre n ta ro n te m p o ra lm e n te los o b lig ó a posp on er sus d iferen cias. C ada p a rticip a n te lu ch ó p o r la su p er viven cia, p ero , p ara sob revivir, tu v o que r e c u r r ir a una co alició n co n socios q u e se e n co n tra b a n ig u alm en te am e nazados. S o lam en te los ob servad ores in genuos de la escena in te rn a cio n a l p o d ían e sp erar qu e esta coalición se m a n tu v ie ra in alterab le después de la d e rro ta del en e m igo co m ú n , es d ecir, cu a n d o la alianza p ara la au to p reservación h ab ía p erd id o su im p o rta n cia . L a g u e rra forzó la u n ifica ció n ; p e ro solam en te la form a m ás sim ple de u n ificació n — la co alició n — fue ad ecu ad a p ara u n a situ a ción de tal ín d ole, en la cu a l algunos de los socios no ten ían en co m ú n sino el e n e m ig o .12 E n térm in o s m ás am p lios, a m ay o r diversidad e stru c tu ral o c u ltu ra l de quienes se coalig an , m ás g ran d e es la posibilidad de q u e sus intereses d ifieran y a u n sean a n ta gónicos, co n e x ce p ció n de los intereses in m ed iatos. T a l
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co alició n , si n o se d esin tegra, co n v ien e m an ten erla ligada al prop ósito p a ra el cu al se fo rm ó . Sim m el observa, n i o tro lu gar, resp ecto a la e stru ctu ra de grupos m ás m im e rosos: “ E n la m ed id a en qu e se ensancha el g ru p o , dii m in u yen las características especiales que funden sim m iem b ros en u n a u n id ad so cial.” “ L as n orm as oblígalo rias de toda clase deben ser lo m ás sim ples y lim itadas (p e rm a n e cie n d o in alterab les los dem ás aspectos), cu am o m ay o r sea la esfera de su a p lic a c ió n .” 13 E n los gru p os num erosos q u e p ro cu ra n la cohesión de elem en tos d ivergen tes, el lazo co m ú n de u n ión debe estar basado — dice Sim m el— en el m ín im o co m ú n deno m in ad o r, p a ra qu e el g ru p o n o se divida. E sta Proposición subraya el m ism o c rite rio , resp ecto a la co alició n de ele m en tos en otros aspectos hostiles o in d iferen tes, y en esle caso la co m p ren sió n de Sim m el' acerca de los gru p os nn m erosos se ap lica con u n a fu erza ad icion al. E n la co alició n , q u e co n tien e aú n m enos elem entos de cohesión q u e el g ru p o n u m ero so , exten d id o a in icie ses d ivergen tes, la m eta in m ed iata debe ser aú n más exclu siv am en te el n exo co m ú n , p o rq u e otros propósitos pueden a ctiv a r aquellas h ostilidades qu e los m iem b ros h uí p ro p u esto p ara co n ce n tra rse en el o b jetiv o in m ed iato. Si la co alició n se a p a rta de esa m eta, c o rre el riesgo de zozo b ra r al ch o ca r c o n tra las rocas de los intereses antagóni eos de sus m iem b ro s. P a ra e m p re n d e r cu a lq u ie r acción afirm ativ a, de ca rá c te r g en eral, se re q u iere u n a línea de acció n firm em en te estab lecid a. Ú n ica m en te la actividad estrech am en te u n id a a u n a m e ta defensiva p erm ite p o n a en p rá ctica el acu erd o . A h o ra ya podem os e n te n d e r p o r q u é las coaliciones se resisten a tran sform arse en gru p os m ás perm anentes. Son la fo rm a m ás sim ple de u n ificació n resu ltan te de un co n flicto , ya q u e co n tien en u n m ín im o irred u ctib le de elem en tos u n ificad ores. L o s v ín cu los p erm an en tes harían
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indispensable q u e los p a rticip a n te s re n u n cia ra n a un poco de su lib ertad de acció n , en aras de los intereses del g ru p o . L a co alició n , en cam b io , lim ita tales sacrifi cios de lib e rta d de acció n a los propósitos defensivos u ofensivos in m ed iatos. Q u ed a, p o r tan to , al alcan ce de quienes n o deseen re n u n c ia r a su lib ertad en cu a lq u ie r o tro resp ecto. Los p a rticip an tes en la co alició n q u ed an , pues, posi bilitados p ara p erseg u ir sus ob jetivos p articu lares en cu a l q u ier asp ecto, e x cep ció n h ech a del p ro p ósito co m ú n para el que la co alició n se ha fo rm ad o . C u an tas veces se ha in ten tad o tra n sfo rm a r estas coalicion es en form as de u n i ficación m ás d u rad eras y rigu rosas, tales co m o la Sociedad de las N acio n es, las N acio n es U n id as o los diversos pla nes eu ro p eo s de u n ificació n , se h a trop ezad o con la op o sición de los Estados “so b eran o s” qu e se resisten cu an to p u eden a despojarse de su lib ertad de acció n , fren te a otras n acion es, au n fren te a sus p arten ario s en la co a lición. E l au ge del fascism o en E u ro p a , hacia p rin cip ios de la décad a de los trein tas, tu vo co m o co n secu en cia la fo rm ació n de los frentes p o p u lares, coalicion es defensivas en tre los diversos p artid os de izq u ierd a. T o d o in ten to de tran sfo rm a r estas alianzas, fu n d a m e n ta lm en te defensi vas, en form as de u n ificació n m ás p erm an en tes y con objetivos m ás definidos, n o o b tu v o é x ito , ya q u e las di vergencias d o ctrin ales y los intereses p a rticu lares de los grupos in teg ran tes sign ificab an obstáculos insuperables. De m an era sem ejan te, y a u n cu an d o la am enaza del fas cism o hizo q u e m uch os países eu rop eos co n stitu y eran frentes un id os e n tre socialistas y com u n istas, todo esfu er zo p ara e stab lecer u n p a rtid o de trab ajad o res unidos fracasó ro tu n d a m e n te . R e su lta , así, q u e u n en em ig o co m ú n es el elem en to p ro m o to r de las coalicion es. Sin em b arg o , algo más q u e
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un en em igo co m ú n es n ecesario p ara que las coali< iom * se tran sfo rm en en sistem as o gru p os unificados. L a un i ficación efectu ad a p ara lu ch a r c o n tra un en em igo com ú n tiende a p e rm a n e ce r en el n ivel de asociación tcm p oi.d o co alició n cu an d o se lim ita a fines in stru m en tales o propósitos tem p orales y lim itad os. A lgunas veces, sin em b arg o , se d esarrollan valores y n orm as com u n es, en el cu rso de la lu ch a co m ú n . E n este caso la coalición o asociación p u ed e tran sfo rm arse len tam en te en u n gru p o de m ay o r p e rm a n e n cia .14 Es posible la e x isten cia de fuci zas d e n tro de las coalicion es y, esp ecialm en te, d e n tro (le las asociaciones, q u e las in d u zcan a tran sfo rm arse en agru paciones m ás p erm an en tes. L a co alició n im p lica que los p arten ario s ced an en algo y p u ed e in d u cirles a cede» aú n m ás, lo cu al lleva a u n aju ste de intereses y valores en tre los socios. T a le s ajustes p u ed en facilitar la integra ción de form as de u n ificació n m ás básicas. L a p ro b ab ilid ad de tran sfo rm arse en agru p acion es más d u rad eras es m ay o r en las asociaciones cuyos m iem bros son individuos que en las integradas p o r grupos. E n las coalicion es, cada g ru p o coaligad o desea m an ten er los vínculos y la exclu siva lealtad de sus m iem b ros. E n las asociaciones de individuos, en cam b io , no se p resen ta esa form a de resisten cia, au n cu an d o , en el caso de las cu ltu ra s individualistas, la im p o rta n cia de la a u to n o m ía del in d iv id u o p u ed e te n e r efectos sem ejantes. L a h isto ria de la A lianza de G ran jero s N o rte a m e rica nos nos o frece un b u en ejem p lo de la m etam orfosis que pued e su frir u n a co alición . E sta A lian za tu vo su o rig en en los clubes de g ran jero s, cuyo o b jetiv o in icial era el de p ro tegerse co n tra los ladrones de gan ad o v acu n o y cab allar y del peligro de p e rd e r el títu lo de sus tierras a causa de los litigios p rom ovid os p o r los llam ados land sharks (ocu p an tes f r a u d u le n to s ). Estos clubes p ro n to em peza ro n a d esem p eñ ar otras fu n cion es co m o las de ed u cación
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ag ríco la, activid ad es sociales y, en algunos casos, la co m p ra y la v en ta en co m ú n . C on el cre cie n te d escon ten to de los g ran jero s, después de la G u e rra C iv il, la A lianza se tran sfo rm ó p rim e ro en u n g ru p o de p resión y, más tard e, en u n a o rgan ización p o lítica. H a cia el fin de su c a rre ra , u n a asociación su rgid a de la necesidad de p ro te c ció n c o n tra los ladrones de gan ad o y los la n d sharks se h abía tran sfo rm ad o en u n p a rtid o q u e p ed ía, e n tre otras cosas, la lib e rta d de a cu ñ a ció n de la p lata, la ab olición de los bancos nacionales, p réstam os sobre la tie rra y los bienes raíces, la elecció n d ire cta de P resid en te, V icep re sid en te y Senadores, el su frag io un iversal, el im p u esto sobre la re n ta y la jo rn a d a de o ch o h o ras.15 L a p alab ra co alició n p ro v ien e de co a lescere, cre ce r ju n to s. C u a n d o u n a asociación o co alició n p e rd u ra , tien de a d esa rro lla r lealtades y n orm as com u n es e n tre sus in tegran tes. P a ra usar u n a an alo g ía: el h o rtic u lto r que in je rta u n vástago en u n árb o l, sabe q u e, co n el tiem p o, el ín tim o co n ta cto los h a rá c re c e r ju n to s. D e la m ism a m an era, los socios en u n a co a lició n o asociación pueden aju starse g rad u a lm e n te en fo rm a m ás estrech a que antes d e haberse asociado. L a hipótesis citad a m ás a rrib a de q u e “ si crece la frecu en cia de la in te ra cció n e n tre dos o m ás personas, cre ce rá tam b ién el grad o de sim p atía e n tre ellas”,16 aun cu an d o re q u ie re una m o d ificació n p o r lo q u e resp ecta a otros prob lem as, p arece te n e r ap licació n en este caso: un in crem en to en la in te ra cció n de personas o gru p os in te r co n ectad o s, m u y p ro b ab lem en te a u m e n ta rá el v ig o r de los sen tim ien to s com u n es, en tal form a q u e será más fácil su tran sfo rm ació n en g ru p os de m ay o r p erm an en cia. P u ed e d ecirse qu e las alianzas co n stitu id as exclu siva m en te co n m o tiv o de un co n flicto específico son tipos d e asociación su stan cialm en te in estables: se desintegran después de h a b e r alcanzado el fin p ara el cu al fu eron
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cread as, o se tran sfo rm an en relacion es de m ayor dm.i ció n , p o r el aju ste grad u al en sus tran saccion es y el 111 g im ien to de fines, lealtades y n o rm as del gru p o. Las co n sid eracion es a n terio res se han lim itad o prin cip alm en te a co n sid erar las alianzas defensivas. Sin <111 b argo, es n ecesario ten er en cu e n ta , co m o lo dem uesti.i clara m e n te la p o lítica in te rn a cio n a l, q u e lo q u e a los gi 11 pos coaligados o a las peí sonas asociadas les p arece iiim m ed id a defensiva, se co n sid erará co m o ofensiva poi el antagon ista. A ú n m ás, co m o d ice Sim m el, inclusive las asociaciones o coalicion es qu e no se hayan establecido a causa de u n co n flicto , p u ed en p a re ce r am enazadoras y peligrosas a qu ien es no estén coaligados o asociados <011 ellas. L a h isto ria del m o v im ien to sindical nos ofrece un ejem p lo cab al de lo afirm ad o a rrib a . L a form ación de las sociedades ob reras y, m ás tard e, los intentos de creai u n a ag ru p ació n sindical de todas ellas, es d ecir, u n a unión de todas las sociedades o b reras, trop ezaron con u n a vio len ta op osición en todos los países occid en tales, justa m en te p o rq u e la asociación de todos los ob reros se con sideraba co m o u n a cto ofensivo, in d ep en d ien tem en te «li las in ten cion es de los m iem b ros fu n d ad ores.17 D e he ch o, los p rim ero s sindicatos fu ero n fu n d am en talm en te de ayuda m u tu a y no de g ru p os en co n flicto. E l efecto am en azad or cau sad o p o r los sindicatos es «le gran im p o rtan cia desde el p u n to de vista sociológico, ya qu e el an tagon ism o qu e suscita su in stitu ció n es, en sí m ism o, el e lem en to cre a d o r de nuevas asociaciones. I' I acto de u n ificació n , au n en el nivel elem en tal de la coa lició n o asociación in stru m en tal, p ro v o ca u n a cie rta form a de u n ificació n en los gru p os e individuos que se sientan am enazados p o r la co alició n de referen cia. A n te el peli g ro del cre cim ie n to de las organ izacion es sindicales, los
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patron os se viero n obligados a aliarse a fin de co m b atir, ju n to s, la “ am en aza” sin d ical. E l auge de las organ iza ciones o b reras estim u ló el cre cim ie n to de los diversos tipos de asociaciones p atro n ales. Más a ú n , y esto nos re cu erd a los p rob lem as exam in ad o s en el ca p ítu lo a n te rio r, tan p ro n to com o esas asociaciones lo g rab an estable ce r un asom o de eq u ilib rio de fuerzas, co m o con secu en cia de u n co n flicto , se sen tían au torizad as p ara esp erar y desear u n a m ay o r u n ificació n de sus resp ectivos an tag o nistas. E l ch o q u e de intereses y el cam b io del eq u ilib rio de fuerzas, resu ltan tes del co n flicto e n tre asociaciones, co n d u jo , así, a un p ro g reso en la u n ificación in tern a. D e este m o d o los sindicatos se tra n sfo rm aro n g ra d u a l m en te de asociaciones tem p o rales y lim itadas, en grupos unificados y, a n álo g am en te, las asociaciones p atronales ad q u irie ro n u n ca rá c te r m ás p erm a n e n te y u n a m ayor cen tralizació n de poderes a la h o ra de to m a r decisiones. E n este ejem p lo , la asociación co n te n ía , en sí, el g e r m en de la fo rm ació n p o ste rio r de un g ru p o más p e rm a n en te. A u n cu an d o no ven g a al caso, la asociación , con el estab lecim ien to de un m ín im o de v ín cu los en tre sus m iem b ro s, los co n d u ce, lo m ism o que a sus antagonistas, a una vida social más activ a, al pon erlos en co n ta cto d irec to con el m u n d o de las relacio n es sociales y ev itar su re tiro a la vida p rivada de aislam ien to a p ático . F o rm u le m o s ah o ra, n u ev a m e n te , la P ro p o sició n de Sim m el: L a lu ch a p u ed e te n e r co m o resu ltad o la u n ión de personas o gru p os q u e, de o tra m an era, p erm an ecerían desligados. D e los con flicto s en los q u e desem peñan un papel p rin cip a l los intereses p rag m ático s de los p a rtici pantes, re su lta n asociaciones y coalicion es tem p orales, y no ag ru p acio n es más p e rm an en tes y de m a y o r cohesión. Es m ay o r la p ro b ab ilid ad de q u e tal o c u rra en estru ctu ras
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flexibles qu e en sociedades rígid as, p o rq u e en ¿sias Ion conflictos rep rim id o s estallan, tien d en a asu m ir un «a rá c te r m ás in ten so y, en co n secu en cia, más “ id eológico". L as coalicion es y asociaciones e stru ctu ra n la sociedad individ u alista y evitan su d esin tegración p o r atom iza! ión E l c a rá c te r u n ificad o r con su stan cial al co n flicto puede ap reciarse en fo rm a m ás d ra m á tica cu an d o las coaliciones y las asociaciones in stru m en tales p ro d u cen u n acu erd o co m o resu ltad o de relacion es de co m p e ten cia u lmsii lidad. L a u n ificació n está en u n n ivel m ín im o cu an d o las coalicion es se form an co n fines defensivos. L a alian za, en este caso, refleja, p ara cad a g ru p o p a rticu la r, la m ín im a exp resió n del deseo de con servación de sí m ism o. M ien tras m ás d ifieren en c u ltu ra y e stru ctu ra los elem en tos un ificad os, m e n o r es el n ú m ero de intereses com u n es a ellos. E n ta n to la u n ificació n no esté funda m en tad a en u n a a tra cció n p rev ia basada en característú as com u n es, el significado de la u n ificació n se lim ita rá a una co alició n y al o b jetiv o in m ed iato . L a m ay o ría de las coalicion es e n tre grupos existentes co n an te rio rid a d , esp ecialm en te en tre grupos num erosos o en tre aqu ellos q u e d ifieren con sid erab lem en te en tre sí, están form ados co n fines exclu siv am en te defensivos, al m enos desde el p u n to de vista de los in tegran tes de la alianza. U n a alianza, au n cu an d o n o se haya form ad o a cau sa de u n co n flicto , p u ed e ser con sid erad a p o r otros gru p os co m o u n a cto peligroso y c o n tra rio a sus intere ses. Este h ech o , sin em b arg o , co n d u ce a la creació n de nuevas asociaciones y coalicion es, estim u lan d o, así, una m ay o r p a rticip a ció n social.
IX . C O N C L U S IÓ N E n las páginas an terio res hem os e x a m in a d o u n a serie de proposiciones q u e llevan n u e stra aten ció n h acia las d iver sas co n d icio n es en las q u e el co n flicto social p u ed e co n trib u ir al m a n te n im ie n to , aju ste o ad ap tació n de las relacion es sociales y de las estru ctu ra s sociales. E n las con clu sion es, en vez de re su m ir todo el co n tenido del lib ro , nos lim ita re m o s a re c o rd a r sólo algunos de los resu ltad os de n u e stra discusión e in ten tarem os d em o strar q u e nu estras con clu sion es q u ed an incluidas en un p a tró n co n g ru e n te . H em os visto ya qu e el co n flicto d e n tro de u n g ru p o puede fa cilita r el e stab lecim ien to , o el restab lecim ien to , de la u n id ad y la coh esión , cu an d o éstas se h an visto am enazadas p o r sen tim ien to s hostiles y an tagón icos en tre sus m iem b ro s. Sin em b arg o , h icim os n o ta r q u e n o todo tipo de co n flicto ben eficia a la e stru ctu ra del g ru p o , y que el co n flicto n o sirve n e cesariam en te p ara tal fu n ción en todos los g ru p o s. Q u e el co n flicto social b en eficie o no la ad ap tació n in te rn a , d ep en d e del fin p o r el q u e se lu ch a, así com o del tipo de e s tru c tu ra social en q u e acaezca. N o ob stan te, los tipos de co n flicto y los de e s tru ctu ra social no son variab les in d ep en d ien tes. Los co n flicto s sociales in tern o s, referen tes a objetivos, valores o intereses q u e no co n tra d ice n los supuestos b á sicos en q u e se cim ie n ta la rela ció n , tien d en a re su lta r positiv am en te funcionales p a ra la e stru ctu ra social. T a le s con flictos p ro p en d en a p o sib ilitar el reaju ste de las n o r mas y de las relacio n es de p o d er d en tro de los gru p os, de a cu erd o co n las necesidades de sus m iem b ros individuales o de los su b gru p os. Los co n flicto s in tern os en los que las partes co n te n dientes ya n o p a rticip a n de los valores básicos en que «73
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descansa la leg itim id ad del sistem a social constituyen mm am enaza a la in teg rid ad de la e stru ctu ra . Sin em b arg o , la e stru ctu ra social co n tien e, en sí mis m a, una defensa co n tra el co n flicto d e stru cto r de la base consensual de la re la ció n : nos referim o s a la instituí inna lización y a la to leran cia del co n flicto . D e la e s tru n m i social en q u e el co n flicto o c u rra , dep en d e considera Mi m en te el h ech o de qu e éste se con stitu ya en un medio de eq u ilib rio de las relacion es sociales y de reaju ste de las dem andas rivales, o q u e la e stru ctu ra am en ace mui d esin tegrarse. E n cada tip o de e stru ctu ra social hay m otivos de
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m ero, p o rq u e e l co n flicto n o p re te n d e rá tan sólo resolver la cu estió n in m e d ia ta , q u e p ro v o có la r u p tu ra . T o d o s los agravios a cu m u la d o s, cu y a e x p resió n no se p e rm itió a n te rio rm e n te , p u e d e n su rg ir cu a n d o la ocasión se presente. Segundo, p o rq u e la in te rv e n ció n de la p erson alid ad total de los m ie m b ro s del g ru p o re su lta rá en u n a m oviliza ció n de todos los sen tim ien to s en el d esarrollo de la lu ch a. E n co n se cu e n cia , c u a n to m ás ín tim a sea la cohesión del g ru p o , m ás in ten so será el co n flicto . C u an d o los m iem bros p a rtic ip a n co n toda su p ersonalidad y se rep rim en los con flicto s, al estallar éstos, pued en sign ificar u n a am e naza a la raíz m ism a de la re la ció n . L o s co n flicto s acusan u n a m e n o r p ro b ab ilid ad de ru p tu ra en aq u e llo s gru p os de individuos q u e sólo p arcia l m en te se im p lic a n en ellos. T a le s gru p os p u ed en e x p e rim e n ta r g ra n n ú m e ro de con flictos, y ello con stitu ye un ob stácu lo a la r u p t u r a del con sen so: las energías de los m iem b ros del g r u p o se m ovilizan en diversas direccion es y, p o r ta n to , n o se c o n c e n tra n en un solo co n flicto que pu ed a d isg re g a r al g ru p o . M ás aú n , cu a n d o se evita la a cu m u la ció n d e m otivos de hostilid ad y se p erm ite que el co n flicto se m a n ifie ste , siem p re q u e p arezca ap ro p ia d a la re s o lu c ió n de la ten sión , tal co n flicto q u e d ará enfocad o p r in c ip a lm e n te sob re la con d ició n q u e p ro v o có la ru p tu ra y n o lib e r a r á hostilid ad es acu m u lad as. E n esta form a, el c o n f lic to se lim ita a “ los hechos del caso” . P o dríam os a v e n tu ra rn o s a d e c ir q u e la m u ltip licid ad de los con flicto s se h a lla en razón inversa de su intensidad. H asta a q u í h e m o s co n sid erad o ú n icam en te el co n flic to social in te rn o . A h o ra p ro ced erem o s a e x a m in a r el co n flicto e x te rn o , y a q u e la e s tru c tu ra del g ru p o qu ed a tam b ién a fe c ta d a p o r sus co n flicto s con o tros grupos, en los cuales in te r v ie n e o se p re p a ra p ara in te rv e n ir. Los grupos e n tre g a d o s a u n a lu ch a co n tin u a tien d en a re q u e r ir la in te rv e n c ió n to tal de la person alid ad de sus m iem -
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bros, de m od o qu e el co n flicto in te rn o p rop en d e a m o vilizar todas las energías y afectos de los m iem b ros. P01 tan to , sem ejantes gru p os p u ed en to le ra r sólo ru p tu ras m u y lim itad as de la u n id ad del g ru p o . E n tales grupos hay u n a ten d en cia a ev itar con flictos. C u an d o éstos esla lian , dan lu g a r a la ru p tu ra del g ru p o , a causa de disco siones e n tre sus m iem b ros o p o r el e x tra ñ a m ie n to forzado de los disidentes. E n los gru p os que no se im p lican en u n a lu ch a com i n u a con el e x te rio r, casi n u n ca se p ro p en d e a e x ig ir la p articip a ció n ín teg ra de la p erson alid ad de los m iem b ros, y son gru p os q u e m u estran u n a cie rta flexib ilid ad en so e stru ctu ra . E n las estru ctu ra s sociales flexibles, m uchos con Hit ios se en tre cru z a n , evitan d o así ro tu ra s básicas a lo largo de u n eje. Las afiliaciones de los m iem b ro s en diversos g i u pos los h acen p artícip es de varios con flictos de g ru p o, « o tal form a q u e no im p lican su person alid ad ín tegra en ni o g u n o de ellos. D e este m od o, la p articip ació n p arcial < o u n gran n ú m e ro de con flictos con stitu ye un m ecanism o E q u ilib rad o r d en tro de la e stru ctu ra . E n los gru p os d éb ilm en te estru ctu rad o s y en las so ciedades ab iertas, el co n flicto , qu e tra ta de re so lv n la tensión e n tre los antagonistas, p uede ten er fum iones estabilizadoras e in tegrad oras de la relació n . A l p crm ilii la exp resió n in m ed iata y d ire cta de las dem andas anta gónicas, estos sistem as sociales p u ed en rea ju sta r sus
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o c o n trib u y e a la ap a rició n de nuevas n orm as. E n este sentid o, el co n flicto social es un m ecan ism o de aju ste de n orm as ad ecu ad as a las nuevas situaciones. U n a sociedad flexib le o b tie n e ventajas del co n flicto p o rq u e tal co n d u cta, en cu a n to co n trib u y e a c re a r y m o d ificar las n o r m as, ase g u ra su co n tin u id a d b ajo las nuevas con d icion es. Este m e ca n ism o de aju ste de n orm as d ifícilm en te se p resen ta en sistem as rígid os: al e v ita r co n flictos, sofocan una señ al de ala rm a qu e p o d ría serles útil, au m en tan d o así el p e lig ro de una ru p tu ra catastró fica. E l co n flicto in te rn o p u ed e serv ir tam b ién co m o m edio p ara co n firm a r la fuerza re la tiv a de intereses an tagón icos d en tro d e la e stru ctu ra , y, en esta form a, con stitu ye un m ecan ism o co n serv ad o r o re a ju sta d o r del e q u ilib rio del poder. C o m o el estallido del co n flicto in d ica u n a rep u lsa de u n a c u e rd o a n te rio r e n tre las p artes, tan p ro n to com o el p o d e r resp ectiv o de cad a co n te n d ie n te se ha afirm ad o en el cu rso del co n flicto , es posible estab lecer un n uevo eq u ilib rio , y la relació n p u ed e co n tin u a r sobre la n u e va base. E n co n secu en cia, u n a e stru ctu ra social en la que pu ed an suscitarse con flictos, dispone de un im p o rtan te m edio p a ra e v ita r o tra n sfo rm a r las con d icion es del des eq u ilib rio , m o d ifican d o los térm in o s de las relacion es de poder. E n algu n os casos, los con flicto s p ro d u cen asociacio nes; y en otros, coalicion es. P o r m ed io de estas asocia ciones o coalicion es los co n flicto s, q u e facilitan la v in cu lación d e los m iem b ros, co n trib u y e n a re d u c ir el aisla m ien to social y a re u n ir gru p os o individuos q u e, de o tra m an era, n o ten d rían re la ció n unos con otros, o serían an tag ó n ico s. U n a e stru ctu ra social en la q u e pueda su r g ir u n g ra n n ú m e ro de co n flicto s dispone de un m eca nism o p a ra r e u n ir elem en tos q u e, en o tra fo rm a, p e rm a n ece ría n aislados, apáticos o m u tu a m e n te hostiles, y p ara llevarlos al cam p o de las activid ad es sociales de ca rá c te r
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CONCLUSIÓN
p ú b lico . T o d a v ía m ás, tal e stru ctu ra favorece la form a ció n de asociaciones o coalicion es cuyos diversos objetivo*» se en tre cru z a n , com o ya hem os visto, evitan d o así que las alianzas se con d en sen a lo largo de un a lín ea principal de ru p tu ra . U n a vez q u e se han fo rm ad o grupos y asociaciones p o r m edio de un co n flicto co n otros grupos, dicho con flicto p uede c o n trib u ir a la co n serv ació n de los vínculos e n tre los gru p os en cu estió n y el m ed io am b ien te que los rod ea. E n esta form a, el co n flicto social facilita la es tru c tu ra c ió n del m edio social m ás am p lio, asignando una posición a cad a u n o de los diversos subgrupos, d en tro del sistem a, y co n trib u y e n d o a d e fin ir las relacion es de poder e n tre ellos. N o todos los sistem as sociales en qu e los individuos se im p lican p arcialm en te p e rm ite n la libre exp resió n de las dem andas an tagón icas. L o s sistem as sociales toleran o in stitu cio n alizan los con flicto s en diferentes grados. N o existe sociedad alg u n a en la qu e se p erm ita la expresión in m ed iata de todas y cad a u n a de las dem andas an ta gónicas. L as sociedades cu e n ta n con m ecanism os para can alizar la hostilidad y el d esco n ten to , en ta n to se m an tien e in ta cta la relació n d e n tro de la cu al se m anifiesta el an tagon ism o. S em ejantes m ecanism os op eran a m en u d o p o r m ed io de in stitu cio n es qu e fu n cion an com o vál vu las de segu rid ad , y p ro v een ob jetivos sucedáneos hacia los cuales se desplazan los sen tim ien tos hostiles, así com o m edios de escape de las ten d en cias agresivas. Las in stitu cio nes del tip o “ válvu la de seg u rid ad " pue den c o n trib u ir tan to a la co n serv ació n de la estru ctu ra social co m o a la del sistem a de segu rid ad in d ivid u al, pero resu ltan fu n cion ales en fo rm a m u y p oco co m p leta para am b os. Im p id en m o d ificar las relacion es p ara h a ce r fren te a con d icion es cam b ian tes y, p o r tan to, la satisfacción q u e p ro d u ce n al in d ivid u o solam en te puede ser ad ecu ad a
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ele m od o p a rcia l o m o m e n tá n e o . Se ha su g erid o la h ip ó tesis de q u e la n ecesidad de in stitu cio nes del tip o “ válvula de seguridad a u m e n ta co n la rigidez de la estru ctu ra social, es d ecir, co n el g ra d o en q u e ésta evita la exp resión d irecta de las dem andas an tag ó n icas. L as in stitu cio n es del tip o “ v álvu la de se g u rid ad ’' dan lu gar a u n d esp lazam ien to de la m eta p or p arte del a cto r: éste ya no n ecesita tra ta r de reso lv er un a situ ación poco satisfactoria, sino so lam en te a liv ia r la ten sión resu ltan te de ella. C u a n d o las in stitu cio n e s del tip o “ válvula de seg u rid a d ” p ro cu ra n o b je tiv o s sim ultáneos p ara el des plazam ien to de la h ostilid ad , el co n flicto m ism o se despla za de la re la ció n p oco satisfa cto ria origin al a o tra en que la m eta q u e el a c to r se p ro p o n e , ya no es la de alcan zar resultados específicos sino u n alivio a la ten sión. E sto nos p ro cu ra u n c rite rio p ara d istin g u ir en tre el co n flicto realista y el im a g in a rio . Se llam a co n flictos realistas a los con flictos sociales (jue resu ltan de la fru s tra c ió n de las d em andas especí ficas d en tro de u n a re la c ió n , y de la estim ación de las ventajas q u e o b te n d ría n los p articip an tes, y q u e se d iri gen hacia lo q u e se su p o n e es la causa de la fru stració n . E n tan to q u e son m ed io s p ara alcan zar fines especílicos, p u ed e reem p lazárseles p o r m odos altern ativ o s de in teracció n co n la p arte c o n te n d ie n te , si sem ejantes a lte r nativas p arecen m ás a d ecu ad as p ara la realización del fin buscado. L os con flicto s n o realistas o im aginarios, p o r o tra parte, no son causados p o r los ob jetivos an tagón icos de los adversarios sino p o r la n ecesid ad de a liv iar la tensión en un o de ellos o en am b os. E n este caso el co n flicto no se o rien ta h acia la o b ten ció n d e resu ltad os específicos. C om o el con flicto im ag in ario es u n fin en sí m ism o, y sólo p rod u ce alivio a la ten sió n , el an tag o n ista escogido puede ser su stitu id o p o r c u a lq u ie r o tro b lan co “ a d e cu a d o ” .
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CONCLUSIÓN
E n el co n flicto realista e x isten altern ativas fu n cio n a les con resp ecto a los m edios p a ra llev ar a cab o el c o n flicto, así co m o co n resp ecto a la o b ten ció n de los resu l tados deseados. E n el co n flicto im ag in ario , p o r o tra p a rte , sólo hay altern ativ as fu n cion ales en la elección de los antagonistas. N u estra hipótesis de q u e la n ecesidad de in stitu cio nes del tipo “ válvula de seg u rid ad ” a u m e n ta con la rigidez del sistem a social p u ed e am p liarse p a ra su gerir q u e el co n flicto no realista p u ed e o c u r r ir co m o co n secu en cia de u n a rigidez p resen te en la e stru ctu ra social. L a co n sid eració n de la d iferen cia en tre los diversos tipos de co n flicto , así com o los tipos de e stru ctu ras socia les, nos lleva a co n c lu ir qu e el co n flicto tien d e a ser p oco fu n cio n al p ara u n a e stru ctu ra social en la que n o hay to leran cia e in stitu cio n alizació n del co n flicto o en las q u e las hay p e ro de u n a m a n e ra in su ficien te. L a in te n sidad de un co n flicto q u e am en ace con la d esin tegración , q u e ataq u e la base consensual de u n sistem a social, está en relació n d ire cta con la rigid ez de la e stru ctu ra . L o q u e am enaza el eq u ilib rio de d ich a e stru ctu ra no es el co n flicto co m o ta l, sino la rigid ez m ism a q u e p erm ite la acu m u lació n y can alización de los sen tim ientos de hos tilidad h acia u n a lín ea p rin cip al de ru p tu ra tan p ro n to co m o el co n flicto se p ro d u ce.
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r e f a c io
1 Roben K. Merton, Social Theory and Social Structure, Glencoe, 111., The Free Press, 1949, p. 87. 2 Lewis A. Coser, “Toward A Sociology of Social Conflict”, tesis de Doctorado, Columbia University, 1954; University Microfilms Publication Núm. 8639. 3 Después de terminado este libro tuvimos oportunidad de leer un trabajo de Jessie Bernard, titulado Current Research in the Sociology of Con flict (ponencia para el Congreso de la Asociación Sociológica en Lieja de agosto 24 al i 9 de septiembre de 1953, Skrivemaskinstua, Oslo, Noruega, mimeografiado). Por consiguiente, no nos fue posible tomar en consideración, en forma adecuada, el trabajo de la Sra. Bernard. Muchos de mis puntos de vista se desarrollan casi paralelamente a los expresados en esc trabajo, aun cuando también existen algunas divergencias. El lector encontrará en el trabajo de la Sra. Bernard una excelente guía a las investigaciones efectuadas en el pasado, con respecto a este tema, así como un buen examen de las ten dencias actuales y de las posibilidades futuras para la investigación del conflicto social.
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a p ít u l o
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n t r o d u c c ió n
1 Tilomas N. Carver, “The Basis of Social Conflict”, American Journal o f Sociology, X III, 1908, pp. 628-37.
2 Howard W. Odum, “Folk and Regional Conflict as a Field of Sociological Study”, Publications of the American Sociological Society, X V , 1931, pp. 1-17. 3 Jessie Bernard, “Where is the Modern Sociology of Conflict?”, Amer ican Journal of Sociology, LV I, 1950, pp. 11-16. 4 Las frases finales de este párrafo son adaptaciones de la descripción que hace Robert K. Merton de la ética puritana en su relación con el fo mento de las ciencias naturales (“Puritanism, Pietism and Science”, en Social Theory and Social Structure, op. cit., pp. 329-46). Me parece que la relación entre la ética reformista y la ciencia social es similar a la que exis te entre la ética puritana y las ciencias naturales. 5 Nuevamente hemos adaptado dos frases de Robert K. Merton (ibid., p. 331) acerca de la relación entre la religión puritana y la ciencia. « Albion W. Small y George E. Vincent, An Introduction to the Study o f Society, Nueva York, American Book Co., 1894, p. 77. 7 Charles H. Cooley, Social Process, Nueva York, Scribner’s Sons, 1918. P- 39181
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8 Charles H. Cooley, op. cit. Albion W. Small, General Sociology, Chicago, University of Chicago Press, 1905, p. 205. 10 Edward A. Ross, The Principies of Sociology, Nueva York, Thr Century Co., 1920, p. 162. 11 William G. Sumner, Folkways, Nueva York y Boston, Ginn & Co., 1906, p. 12. 12 Robert E. Park y Ernest W. Burgcss, lntroduction lo the Science of Society, Chicago, Unversity of Chicago Press, 1921. 13 Ibid, p. 578. 14 Robert E. Park, “The Social Function of War”, American Journal of Sociology, X L V I, 1941, pp. 551-70. 15 Philip Rieff ha expresado una idea similar en su penetrante articulo titulado “History. Psychoanalysis and the Social Sciences”, Ethics, L X III, 1953» PP- 107-20. i« Charles H. Cooley, Social Organization, Nueva York, Scribner’s Sons, 1909, p. 199. 17 Lewis A. Coser, “Toward a Sociology of Social Conflict”, op. cit. 18 Talcott Parsons, The Structure of Social Action, Glencoe, 111., The Free Press, 1949. 19 Cf. Robert K. Merton, Social Theory and Social Structure, op. cit., esp- PP- 35 ss20 Max Weber, The Methodology of the Social Sciences, trad. y ed. por Edward A. Shils y Henry A. Finch. Glencoe, 111., The Free Press, 1949, pp. 26-7. 21 Troilus and Cressida, I, 3. 22 Talcott Parsons, “Racial and Religious Differences as Factors in Group Tensión”, en Bryson, Finkelstein y Maclver (eds.), Approaches lo National Unity, Nueva York, Harper Bros., 1945, pp. 182-99. 23 Talcott Parsons, Essays in Sociological Theory Puré and Applied, Glencoe, 111., The Free Press, 1949. 24 Talcott Parsons, The Social System, Glencoe, 111., The Free Press, 1951. 25 Talcott Parsons, “Social Classes and Class Conflict”, American Economic Review, X X X IX , 1949, pp. 16-26. 23 Talcott Parsons, Essays í ji Sociological Theory Puré and Applied, op. cit., pp. 275-310. 27 George A. Lundberg, The Foundations of Sociology, Nueva York, The Macmillan Co., 1939. 28 F. J. Roethlisberger, Management and Morale, Cambridge, Harvard University Press, 1946, p. 112. 29 Cf. esp. W. Lloyd Warner y asociados, Dcmocracy in Jonesville, Nueva York, Harper Bros., 1949, cap. xvi. 30 w. Lloyd Warner y J. O. Low, The Social System of the Modcrn Factory, New Haven, Yale University Press, 1947. 31 Kurt Lewin, Resolving Social Conflicts, Nueva York, Harper Bros., 1948, p. 163. 9
R E F E R E N C IA S 32 Kurt Lewin, The Research Center for Group Dynamics, Sociomelry» Monographs, núin. 17, Nueva York, Beacon House, 1947, p. 7. 33 Kurt Lewin, “Action Research and Minority Problems”, Journal o f Social Issues, II, 1946, pp. 34-6.
34 Robert K. Merton y Daniel Lerner, “Social Scientists and Research Policy”, en Lerner y Lasswell (eds., The Policy Sciences, Palo Alto, Stanford University Press, 1951, p. 293. 35 Georg Simmel, Conflict, trad. Kurt H. Wolff, Glencoe, 111., The Free Press, 1955. 33 Georg Simmel, “Nachgelassenes Tagebuch”, en I.ogos, Internationale Zeitschrift fuer Philosophie der Kultur, V III, 1919, p. 121. 37 José Ortega y Gasset, “In Search of Goethe from Within”, Partisan Review, X V I, 1949, p. 1166. C a p ít u l o
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Simmel, Conflict, op. cit., pp. 17-8. 2 Ver, a este respecto, “Valúes, Motives and Systems of Action”, de Talcott Parsons y Edward A. Shils, en Toward a General Theory of Actiont Cambridge, Harvard University Press, 1952, esp. p. 109. 3 Especialmente el trabajo de Jean Piaget. 4 Soziologie, Leipzig, Duncker y Humblot, 1908, pp. 610-11. 5 Sumner, Folkways, op. cit., pp. 12-3. 3 Talcott Parsons, The Social System, op. cit., p. 482. Cf. también Ta l cott Parsons y Edward A. Shils en Toward a General Theory of Action (op. cit., p. 108), que señala la significación crucial de los mecanismos que man tienen los límites fronterizos del equilibrio de los sistemas sociales y bioló gicos, pero olvida mencionar al conflicto como uno de tales mecanismos. 7 El concepto de límites fronterizos, usado por Simmel, requiere una acla ración. Por límite fronterizo queremos significar la diferenciación de un agre gado de individuos claramente definido, de cualquier otro agregado semejante,, en tal forma que estos individuos constituyen un grupo con una interaccióm más o menos duradera y una constancia relativa en su patrón. El concepto noimplica que tal diferenciación se base en inconmovibles estructuras de relacio nes entre grupos, o que el movimiento de personas de un grupo al otro seaimposible. Tan sólo implica una relativa constancia del patrón de grupo y una afiliación, claramente definida, a un grupo. 8 Georg Sorel, Reflections on Violence, Glencoe, 111., The Free Press,. 1
1950 .
9 Karl Marx y Friedrich Engels, The Germán Ideology, Nueva York,. International Publishers, 1936, pp. 48-9. 10 Sumner, Folkways, op. cit., p. 12. 11 Robert K. Merton y Alice S. Kitt, "Contributions to the Theory o f' Reference Group Behavior”, en Sludies in the Scope and Method of “The American Soldier”, Merton y Lazarsfeld (eds.), Glencoe, III., The Free Press,. 1950, pp. 101-2.
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12 Para comprobar la evidencia del hecho de que aun el sistema indio de castas no es tan inmóvil como muy a menudo se ha supuesto, cf. Kitigslry Davis, Human Society, Nueva York, The Macmillan Co., 1949, pp. 37H M-, Para una discusión más extensa, ver el libro del mismo autor, 7 he Populathni of India and Pakistán, Princcton, Princeton University Press, 1951. 13 Cf. la distinción de Max Weber entre casta y segregación étnl.a “tina segregación ‘estamental’ [por el status] desarrollada hasta constituli una segregación por ‘castas’, difiere, en su estructura, de una segrega» ¡ón meramente ‘étnica’; la estructura de castas transforma la coexistencia hori zontal y laxa de los grupos étnicamente segregados en un sistema vertí» al de superordinación y subordinación... Las coexistencias de carácter étnico condicionan una mutua repulsión y desdén, pero permite a cada comunidad étnica considerar su propio honor como el más excelso de todos; la estro» tura de castas, suscita una subordinación social y un reconocimiento de má» ‘honor* en favor de la casta y del grupo de nivel social privilegiado.” (To mado de Max Weber: Essays in Sociotogy, trad. Gerth y Mills, Nueva \<>ik, Oxford University Press, p. 189. 14 Lloyd Warner y Paul S. Lunt, Tlie Social Life of a Modern Commu nity, New Haven, Yale University Press, 1941, esp. pp. 114-6. 15 Cf. Max Scheler, "Das Ressentiment im Aufbau der Moralen”, en Vom Umsturz der Werte, vol. I, Leipzig, Der Ncue Gcist Verlag, 1923, pata un examen detallado del autor sobre este concepto, originariamente derivado de Nietzsche. Cf. también los comentarios de Merton en Social Theory añil Social Slructure, op. cit., p. 145, y Svend Ranulf, Moral Indignation and Mid dle Class Psychology, Copenhage, Munksgaard, 1948, passim. i« La distinción entre actitud y conducta es semejante a la que puede hacerse entre prejuicio y discriminación, en el estudio sociológico de las relaciones raciales y étnicas. Cf. Robert K. Merton, “Discrimination and thc American Creed”, en R. M. Maclver (cd.), Discrimination and National Wclfare, Nueva York, Harper Bros., 1948, pp. 99-126. 17 La existencia de tales sentimientos hostiles dentro de la estructura india de castas tiene, quizás, su mejor cjemplificación en los disturbios re cientemente acaecidos en las comunidades indias, en las que, como han apuntado muchos observadores, la violencia y la brutalidad revistieron ¡en la India, amante de la paz!— proporciones raramente vistas en la sociedad occidental. Cf. Gardner Murphy, In the Minds of Men, Nueva York, Basic Books, 1953, pp. 239-41. Cuando la hostilidad reprimida encuentra un escape legitimo — en este taso contra el grupo externo musulmán— , puede manifestarse con una gran violencia. 18 Aun cuando Max Weber, que tomó mucho de Simmel y de Marx, siguió una línea de pensamiento original, definió las clases como un pro ducto de los intereses económicos comunes y, más específicamente, de las condiciones del mercado. Un grupo de personas que tengan en común un específico componente causal de las oportunidades de sus vidas, constituyen una clase. Sin embargo, Weber distingue la situación objetiva y las actitudes
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hostiles de las acciones externas de las hostilidades en conflicto. Afirma dicho autor que la “ acción comunal’’, es decir, la acción que brota del sentido de cohesión de individuos con los mismos intereses, sólo es posible cuando recono cen las peculiaridades de la situación de su clase, es decir, el antagonismo in herente a sus oportunidades específicas. (Cf. de Max Weber, op. cit., pp. 180 Sí.). C a p ít u l o
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1 Sunmel, Conflict, op. cit., p. ig. 2 Heinrich Schurtz, Altersklassen und Macnnerbucnde, Berlín, G. Reimer, 1903. 3 Alfred Vierkandt, Gescllschaftslehre, Stuttgart, Ferdinand Enkc, 1928, pp. 304-5. 4 A. R. Radcliffe-Brown, “Social Sanction”, Encyclopaedia of the Social Sciences, XIII, p. 533. 5 Clyde Kluckhohn, Navaho Witchcraft. Papers of the Pcabody Aluseum,
vol. X X II, núm. 2. Cambridge, 1944, pp. 49, 67. o Sigmund Freud, “Wit and ¡ts Relations to the Unconscious”, en Basic II j itings of Sigmund Freud, Nueva York, The Modern Library, pp . 697 s í . 7 Delbert Miller y William H. Form sugieren que las blasfemias entre obreros fabriles y soldados pueden tener una función semejante. Cf. Indus trial Sociology, Nueva York, Harper Bros.; 1951, pp. 291-2. Cf. también Hans Gerth y C. W. Mills, Character and Social Structure, Nueva York, Flarcourt, Brace and Co., 1953, p. 285, para observaciones similares. 8 Margaret Mead y Gregory Bateson, Balinese Character. Special Publication of the New York Academy of Science, vol. II, 1942. » Cf. esp. Civiliza.tion and Its Discotitents, Londres, The Hogarth Press, 1930, p. 86. 10 c f-> por ej., las penetrantes notas de George Orwell acerca del cuento detectivesco moderno en "Raines and Miss Blandish”, en A Collection of Essays por George Orwell, Nueva York, Doubleday Anchor llooks, 1954. 11 En P. F. Lazarsfcld y F. N. Stanton (eds.), Radio Research 1942-43,
Nueva York, Duell, Sloan and Pearce, 1944. 12 Cf. a este respecto los comentarios pertientes de Abram Kardiner en su The Mark of Oppression, Nueva York, Columbia University Press, 1951. ■13 Una brillante discusión y un sumario de los estudios sobre prejui cios en Robín M. Williams, Jr., The Reduction of Intergroup Tensions, SSRC Boletín núm. 57, Nueva York, 1947; cf. también la serie de Studies in Prejudice (5 vols.), Max Horkheimer y Samuel M. Flowerman (eds.), Nueva York, Harper Bros., 1950-1. 14 Una investigación dirigida hacia tales factores estructurales, quizás
comprobaría la hipótesis de que la alta incidencia del prejuicio en sistemas sociales como el de la Alemania nazi, y especialmente su institucionalizacíón, está relacionada con la rigidez de la estructura social. En los experimentos de Lewin con grupos autocráticos y democráticos (cf. K. Lewin y R. Lippitt, “ And Experimental Study of the Effect of Democratic and Authoritarian
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Group Atmospheres”, University of Iowa Studies in Child Welfart, XVI, nú ni. 3) 1940, pp. 45-198), los niños del grupo autocrático se unieron no conim su dirigente sino contra uno da los niños. Kurt Lewin, comentando su cni.i dio apunta: "Combinando en un ataque contra un individuo los .............. que de otro modo 110 podrían alcanzar una elevada condición o nivel, In lograron mediante la eliminación violenta de uno de sus compañem» Resolving Social Conflicts, Nueva York, Harper Bros., 1948, p. 80. Nótese también al respecto la observación sugestiva y altamente ni ciones a las autoridades centrales, una fija y la otra movible (Parlamento Kluckhohn, op. cit., esp. pp. 68 ss. 16 Proponemos usar el término instituciones del tipo “válvula de segu ridad” para denotar aquellas instituciones que sirven para desplazar lo» sentimientos de hostilidad hacia objetivos sucedáneos (o que facilitan me dios sustitutivos para tal desplazamiento), o que funcionan como canales para un alivio catártico, y no usarlo para denotar aquellas instituciones que facilitan la resolución del conflicto directo. 17 cf., por ej., Leonard W. Doob y Robert S. Sears, “Factors Determining Substitute Behavior and the Overt Exprcssion of Agression”. J. Abn. SocPsych., X X X IV , 1939, pp. 293-313. 18 Sigmund Freud, “Psycho-Analysis”, Collected Papers, Londres, The Hogarth Press, 1950, V, p. 121. lt) Sigmund Freud, “The Unconscious”, ibid., IV, p. 112. 20 Cf. la famosa observación de Marx en su Critique of the Hegelian Philosophy of Law: “La persona no puede ser realmente feliz hasta que se vea despojada de la felicidad ilusoria... La aspiración a que la perso na se libere de toda ilusión, respecto a su situación propia, es en realidad de que acabe con una situación que necesita ilusiones.” Karl Marx, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophic, en Marx-Engels Gesamtausgabe, 1, 1, Francfort, Marx-Engels Archiv, 1927, pp. 607-8. 21 Otto Fenichel, The Psychoanalytic Theory of Neurosis, Nueva York, W. W. Norton & Co., 1945, p. 563. 22 Simmel, Conflict, op. cit., pp. 27-8. 23 Else Frenkel-Brunswick, “Interaction of Psychological and Sociological Factors in Political Behavior”, American Political Science Review, X L V I, 1952, p. 63.
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24 John Dewey, Human Nature and Conduct, Nueva York, Modern Library, p. 226. 25 La selección de objetivos es fortuita en el nivel psicológico, y no fortuita en los niveles cultural y estructural, ya que la idoneidad de los ob jetivos como medio para aliviar la tensión depende de numerosos factores culturales y estructurales. Cf. Robín Williams, The Reduction of Intergroup Tensions, op. cit., para una discusión del trabajo que se ha hecho en el campo de la selección de objetivos para reacciones prejuzgadas. 26 La distinción propuesta aquí es semejante a la que se ha hecho entre conducta instrumental y expresiva que informa muchas de las teorías esté ticas. Cf., por ejemplo, Art as Experience, de John Dewey, Nueva York, Minton, Balch & Co., 1935. Algunos psicólogos modernos también la han empleado. Asi, A. H. Maslow, en su artículo, “The Expressive Component of Personality’ (Psych. Rev., LVI, 1949, pp. 261-72), distingue entre com ponentes belicosos, es decir, aquellos cuyo carácter es instrumental e inten cional, por una parte, de los componentes expresivos, es decir, los compo nentes no instrumentales de la conducta, por la otra. La conducta belicosa "existe para algo... implica una referencia a algo más allá de ella; no está contenida en sí misma”. La conducta expresiva, por el contrario, "simple mente retrata, refleja, significa o expresa algún estado del organismo. De hecho, muy a menudo forma parte de ese estado”. En forma semejante Henry A. Murray (“Toward a Classification of Interaction”, en Parsons y Shils, Toward a General Theory of Action, op. cit., pp. 445 ss.) distingue las necesidades de efecto de las necesidades de actividad. Lna necesidad de actividad es “una disposición para dedicarse a cierto tipo de actividad por la actividad misma... La satisfacción es simultánea de la actividad misma... y puede distinguirse de la satisfacción que depara el logro de un detenninado efecto”. 27 Merton, Social Theory and Social Structure, op. cit., pp. 125-49. 28 “Group Tensions” de Clyde Kukhohn (cap. iv de Approaches to National Unity, ed. Bryson, Finkelstein y Maclver, Nueva York, Harper Bros., *945)» uno óe los pocos trabajos en los cuales se distingue claramente entre conflictos realistas y no realistas o imaginarios, da una de las descripciones generales más lúcidas de las causas del conflicto no realista. Cf. la discusión de Gordon Allport sobre el conflicto realista y el no realista en The Nature of Prejudice (Cambridge, Addison-Wesley Co., 1954) esp. pp. 229-33. Cf. también el artículo de Talcott Parsons “Sonic Primary Sources and Patterns of Aggression in the Social Structure of the Western World” (Essays in Sociological Theory, 0p. cit., pp. 251-74), que es un esfuerzo para averiguar más específicamente las causas del conflicto no realista en la estructura insti tucional de las sociedades occidentales. 20 Cf., por ej., Otto Klineberg, Tensions Affecting International Understanding, Bulletin, num. 62, Nueva York, SSRC, 1950, y Stuart Chase, Roads to Agreement, Nueva York, Harper Bros., 1951. so Como Reinhold Niebuhr ha argumentado en forma convincente: “Los educadores... subestiman los conflictos de intereses en las relaciones políticas
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y económicas, y atribuyen a la ignorancia desinteresada lo que UIUHlmrnl< debería atribuirse a la inteligencia interesada (Moral Man and hnmmal Society, Nueva York, Chas. Scribner’s Sons, 1932, p. 215). Si Encyclopaedia of the Social Sciences, XV, pp. 336' 7* Theodore Abel, en un estudio sobre 25 grandes guerras, afirma balín encontrado que “en ningún caso la decisión [de recurrir a la guerra | bu precipitada por la tensión emocional, el sentimentalismo, la conducta «Ir la» multitudes u otras motivaciones irracionales” (“The Element of Decisión ln the Pattern of War”, Am. Soc. Rev., VI, 1941, p. 855). Cf. también Stanislaw Andrzejewski, Military Organization and Sodrly, Londres, Routlcdge, 1954. 32 Jessie Bernard es uno de los pocos sociólogos que han impugnado la interpretación psicologista del conflicto. Cf. “The Conceptualization of Inln group Relations with Special Rcference to Conflict , Social Forces, X X IX , 1951, pp. 243-51. 33 Aquí se hace referencia a la distinción hecha por Freud entre pro|M» siciones plausibles e insensatas. Si una persona viene y afirma seriamente que “el núcleo central de la tierra es de mermelada”, el resultado scr.4 “un viraje de nuestro interés; en lugar de emprender la investigación de si <1 núcleo central de la tierra es verdaderamente de mermelada, nos p re g u n ta n mos qué clase de hombre puede ser el que ha tenido tan peregrina idea.. New Inlroductory Lectures on Psychoanalysis, Nueva York, W. W. Nor ton & Co., 1933, pp. 48-9. 34 Delbert C. Miller y William H. Form, Industrial Sociology, op. dt.,
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35 Cf. Reinhard Bendix y Lloyd Fisher, “The Perspectives of Elton Mayo”, Reviejo of Economics and Statistics, X X X I, 1949, pp. 312-9. 30 Esto explica por qué se soslayan totalmente los sindicatos, como temas en los estudios originales de Mayo. Ver Harold L. Sheppard, “ The 1 reatment of Unionism in ‘Managerial Sociology” ’, Am. Soc. Rev., X IV , 1949, pp. 310-3. Ver también Robert Sorensen, “The Concept of Conflict in Industrial So ciology”, Social Forces, X X IX , 195 1» PP- 2^3 ' 7 >Y Arthur Kornhauser el al., Industrial Conflict, Nueva York, McGraw-Hill, 1954, esp. el trabajo de Clark Kerr y Abraham Siegel. 37 Roethlisberger y Dickson, Management and the Worker, Cambridge, Harvard University Press, 1939, p. 601. Cf. también la evaluación crítica del Hawthorne Counselling Program, de Jeanne L. y Harold L. Wilensky, “Personnel Counselling: The Hawthorne Case”. Am. J. Soc., LV II, 1951, pp. 3^5 Sí38 Max Weber, The Theory of Social and Economic Organizationx trad. Talcott Parsons y A. M. Henderson, Nueva York, Oxford University Press, >947. P- 9239 Subrayado mío. L. C. 40 Subrayado en el original. 41 Talcott Parsons, Religious Perspectives of College Teaching in Sociol ogy and Social Psychology, New Haven: The Edward W. Hagen Foundation, n.d., p. 46.
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42 La distinción propuesta aquí es semejante a la propuesta por Merton en un trabajo suyo titulado “Discrimination and the American Creed” (o p . cit.). Cf. también T . W. Adorno et al., T h e A uthoritarian Personality, Nueva York, Harper Bros., 1950. 43 Simmel, C onflict , op. cit., pp. 32, 33, 34. 44 Freud, Civilization and Its D iscontents, op. cit., p. 86. 45 Cf. las investigaciones hechas con niños por Anna Freud, Margaret Ribble, et al., Cf. esp. René A. Spitz, “ Hospitalism” I y II, T h e Psychoanalytic Study o f th e C hild, I y II, Nueva York, International Universities Press, *945 y J94<>, pp. 53-74 y 113-7, respectivamente; del mismo autor, “Anaclitic Depression”, ihid., II, 1946, pp. 313-42. 46 René A. Spitz, "Autoeroticism”, ihid., III-IV, 1949, p. 119. 47 Ver esp. Kingsley Davis, “Extreme Isolation of a Child”, Am. J . Soc., XLV, 1940, pp. 554-64, y ‘‘Final Note 011 a Case of Extreme Isolation", ihid., L, 1947, pp. 432-7. Los dos casos de aislamiento extremo presentados en estos artículos mues tran una diferencia de gran importancia, que el autor no interpreta. La pri mera, Anna, cuando fue descubierta, “era completamente apática... per manecía inmóvil... e indiferente a todo. No podía... dar un paso a iniciativa propia”. La conducta de Isabel, en cambio, "era casi la de un animal sal vaje, y manifestaba mucho miedo y hostilidad. Cuando se le presentó una pelota por primera vez... la tomó y golpeó con ella la cara [del investiga dor]”. La distinción a la cual el autor no presta la atención debida es que Isabel era capaz de una acción agresiva, en tanto que Anna no. Esto puede explicarse por el hecho de que “[la madre] e Isabel pasaban casi todo el tiempo juntas en un cuarto oscuro" (el subrayado es añadido), mientras que se había mantenido a Anna completamente aislada “a excepción de los cui dados mínimos necesarios para mantenerla viva”. 48 Cf. Freud, “Whv War”, C ollected P a p e n , V, Londres, The Hogarth Press, 1950, pp. 273-87. También Edward Glover, War, Sadism and Pacifism , Londres: G. Alien and Unwin, 1933. 49 Bronislaw Malinowski, "An Anthropological Analysis of War”, M agic, Science and R eligión , Glencoc, 111.: The Free Press, 1948, p. 286. 50 En una serie de conferencias en la Universidad de Columbia, 1950-1. si John P. French, “Organized and Unorganized Groups under Fear and Frustration”, en A uthority and Frustration, University o f Iow a Studies in Child W elfare, Iowa City, X X , pp. 231-308. 52 Esto confirma la aseveración de Simmel de que el conflicto dentro del grupo varía con el grado de estabilidad del grupo — una proposición que será discutida con mayor detalle más adelante. 53 French, “Organized and Unorganized Groups under Fear and Frustra tion”, op. cit., p. 287. 54 Stouffer et al., T h e A m erican Soldier (4 vols.), Princeton, Princeton University Press, 1949-1950, vol. II, C om bat atid Its A fterm ath, p. 166. 55 Cf. los comentarios de Edward A. Shils, “Priraary Groups in the
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American Army”, en Studies in the Scope and Mcthod of "Tht AmPilmn Soldier”, op. cit. 56 The Soáology o] Gcorg Simmel, trad. y ed. Kurt H. Wolff, Glano* III The Free Press, 1950, p. 147. 57 Cf., por ejemplo, Kurt Lewin, Resolving Social Conflicto, o\> til cap. 13. También Stuart Chase, Roads lo Agreement, op. cit. 58 Conflict, op. cit., pp. 22, 23, 25. 59 El término “ambivalencia” fue acuñado por E. Bleulcr en 1910, milib«> tiempo después de su aparición en la Soziologie de Simmel, en una confín m cia publicada en Zentralblatt fuer Psychoanalyse, I, p. 266. Cit. pot Iraní en “The Dynamics of the Transference”, Collected Papers, op. cit., II, p. v " 60 Freud, A General Introduction to Psychoanalysis, Garden City, Garden City Publishing Co., 1938, p. 370. 61 Freud, Group Psychology and the Analysis of the Ego, Londiii, The Hogarth Press, 1948, pp. 54-5. 62 Como es bien sabido, la discusión de Freud sobre la ambivaleni b* surge de su análisis de las relaciones en el grupo central primario, la familia Cf. J. C. Flügel, The Psychoatialytic Study of the Family, Londres, Th
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■Malinowski, The Rhodes Livingston Papers NO 16, Ciudad del Cabo-Londres Nueva York, Oxford University Press, 1949). Se ataca a Malinowski por “ rehu sarse a considerar el conflicto como un modo de integrar grupos y a reconocer que la hostilidad entre grupos es una forma de equilibrio social”, y porque “su concepto de instituciones como unidades bien integradas, fracasa en el campo del cambio social... No le permite comprender la idea de conflicto y en su manejo de la historia revela una cierta miopía”. (Ibid., pp. 10 y 16, respec tivamente). 09 A. R. Radcliffe-Brown, “ On Joking Relalionships” y “ A Further Note on Joking Relationsliips”, caps, iv y v de Structnre and Function in Primitive Sociely, Glencoe, 111., The Free Press, 1952, pp. 94-5. 70 Tuvimos oportunidad de citar el punto de vista de Simmel acerca de la alternativa entre expresión de hostilidad y extrañamiento. RadcliffeBrown ofrece una interesante confirmación de su idea: considera que la única forma de resolver los problemas que surgen de la coexistencia de elementos disyuntivos y conjuntivos en una relación, en las sociedades primitivas, es por medio de los “ tabúes precautorios” , como el tabú de la suegra, es decir, recurriendo al extrañamiento (Structnre and Function in Primilive Society, op. cit.). C a p ít u l o
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1 Simmel, Conflict, op. cit., pp. 43, 44, 4y, 48. 2 En Talcott Parsons y Edward A. Shils (eds.), Toward a General Theory of Action, op. cit. 3 Cf. Paul Miliukov, “Apostasy”, Encyclopaedia of the Social Sciences, II, pp. 128-31.
4 En cuanto un grupo está bien establecido, y no cabe duda de que continuará existiendo, puede considerar con más tolerancia la apostasía. Para la Iglesia Católica Moderna, “la deserción de la fe ya no aparece como un golpe vital contra la supervivencia del grupo”. (Ibid., p. 130). Mientras el grupo está aún luchando para conseguir su aceptación, debe movilizar todas sus energías para evitar los peligros que lo amenacen desde dentro. Esto quiere decir que la acritud de la reacción hacia el enemigo interno está en proporción a la acritud del conflicto con los enemigos externos. Este pioblema será examinado posteriormente en forma más completa, ya que este capítulo se refiere de modo específico a los efectos que tiene en el grupo el conflicto con un antagonista externo. 5 Kurt H. Wolff (ed. y trad.), The Sociology of Georg Simmel, op. cit., PP- 383-4 6 Scheler, op. cit., p. 89. 7 Cf. la sentencia de Bossuet: “El herético es aquel que tiene ideas per sonales.” 8 Robert Michels, Political Parties, Glencoe, 111., The Free Press, 1949, p. 375. (El subrayado es mío. L. C.) 9 La percepción del peligro, en este caso, es análoga a los efectos de la
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“profecía suicida”, “que altera de tal modo la conducta hunutmt d« lu qu» hubiera sido su curso normal, si no se hubiera hecho la profe» I», qor ni* llega a producirse”. (Merton, Social I heory and Social StrUCtUTf, oj> fifi) p. 386.) El temor de que la unidad del grupo se vea amenazada Ira» .... .. consecuencia una mayor unidad. 10 Investigaciones recientes en grupos pequeños evidencian este ......... Así, León Fcstinger, resumiendo los resultados de una serie de estudio» ........... didos por el Research Center for Group Dynamics, escribe: "E l desviado Im penitente... era objeto de constante repudio por parte de casi todo» lo» grupos. Las variantes de cohesión de grupo, y la importancia de I»••» •••" con respecto al grupo, afectaron el grado de animadversión al desviado o dl»l dente. El grupo fuertemente cohesionado rechazaba al disidente mil# i|H< aquellos otros grupos en que la cuestión de importancia para el fililí Iuim miento del grupo. Estos dos factores operaban conjuntamente, de tal nmilo que en los grupos con cohesión deficiente, donde la cuestión carecía de lo» portancia, no se produjo, virtualmente, el extrañamiento del disidente ("Informal Communications in Small Groups”, en Groups, L ead ersh ip and M en, ed. Harold Guetzkow, Pittsburgh, Carnegie Press, Carnegie Inatlllll» of Technology, 1951, p. 41). 11 Simmel, C onflict, op. cit., pp. 13-5. 12 Kurt Lewin, R csolving Social Conflicts, op. cit., p. 167. 13 José Ortega y Gasset, Concord and L iberty, Nueva York, W. W. Nm ton & Co., 1946, p. 15. J 14 John Stuart Mili, On Dentham and C oleridge, ed. F. R. Leavis, Nm la York, G. W. Stewart, 1951, p. 123. 15 George Simpson, Conflict an d Com m unity, Nueva York, T . S. Simpa.... 1937, p. 4. 10 Émile Durkheiin, División o f L a b o r in Society, Glencoc, 111., The ri<» Press, 1947, p. 129. 17 Wilbert E. Moore, Industrial R elation s and the Social O rder, Nueva York, The Macmillan Co., 1951, pp. 338-9. 18 E. T . Hillcr, The Strike, Chicago, University of Chicago Press, p. >25. . John Stuart Mili lo resumió en forma muy clara al escribir lo siguicn te: “Interesa por igual a obreros y empleadores que el negocio prospere, y que sea grande el rendimiento para trabajadores y capitalistas. Pero afirmar, en cambio, que tienen el mismo interés en cuanto a la división equivale a decir que es lo mismo, para los intereses de una persona, que una suma
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20 'El Federalista núm. X, por James Madison contiene ya el germen de esta idea. (El F ederalista, 2* ed., Fondo de Cultura Económica, México, •957)Cf. la sentencia de Yoltaire de que una religión, en un país, significa despotismo, dos significan guerra civil y muchas significan paz y libertad. 21 Entre los sociólogos de nuestros tiempos, Robin Williams parece haber descubierto de nuevo la idea de Ross. Escribe: "Una sociedad impulsada por numerosas disensiones de reducida importancia, se halla en menos peligro de ver surgir un conflicto de masas, manifiesto, que una sociedad con una disensión o un corto número de ellas.” (T h e R edu ction o f In terg róu p T ensions, op. cit., p. 59). En un trabajo más reciente, Williams señala que las diversas imbricaciones de grupos y categorías sociales en la sociedad ameri cana bacen imprecisos los bien delineados bordes de la ruptura: "Sin esas lealtades relativamente fluidas y entrecruzadas parece probable que el con flicto adquiriría proporciones mayores, en el supuesto de que la diferencia ción de clase no disminuyera. La sociedad americana se halla, lisa y llana mente, surcada de disensiones. Notable es el fenómeno de la amplitud con que, unas a otras, se compensan las diferencias, es decir, que 110 son cumulativas con sus efectos.” (Robin Williams, A m erican Society, Nueva York, Alfred A. Knof, 1951, p. 531).
22 Simmel, C on filct, op. cit., pp. 46-7. 23 Cf. Merton, Social T heory an d Social Structure, op. cit., pp. 21-81, respecto a la distinción entre lo latente y lo manifiesto. También Clyde Kluckhohn, N av a h o W itchcraft, op. cit. Acerca del examen crítico de las limitaciones de un análisis conductista puro de los datos sociológicos, cf. Howard Becker, "Interpretative Sociology and Constructive Typology”, en T w en tieth Century Sociology, eds. Gurvitch y Moore (Nueva York, The Philosophical Library, 1945). 24 Cf., por ej., Ernest W. Burgess y Leonard S. Cottrell, Jr., Fredicting Snccess or F ailu re in M arriage, Nueva York, Prcntice Hall, 1939, csp. cap. iv. “ Measuring Adjustemcnt in Marriage” . 25 Podría notarse en esta conexión que la gente puede soslayar el acae cimiento de un conflicto, no tanto porque este insegura de la estabilidad de la relación, como por la definición cultural del conflicto, que generalmente se considea (como en los estudios de predicción referidos al matrimonio) como indicador de un posible rompimiento. De modo que las predicciones en el matrimonio (del tipo aquí discutido) pueden servir de "profecías que se confirman a sí mismas”.
El estudio sobre la sociología y la psicología social del hogar, Patde Robert K. Merton, Patricia S. West y Marie Jahoda, contiene gran cantidad de material sobre este punto. Cf. también la contri bución de Jahoda y West, "Race Relations in Public Housing”, en Social Policy and Social R esearch in H ousing, ed. Merton, West, Jahoda y Selvin, Jo u rn a l o f Social Issues, V II, 1951, pp. 132-9. Abram Kardiner, en un estudio psicoanalítico de la personalidad de los negros, llega precisamente a la conclusión de que tal ambivalencia es precio26
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minante entre los negros. Cf. The Marli of Oppression, op. til 27 Cf. el perspicaz versito que tanto gustaba a Kurt Lewln dlm Me enfadé con le hablé de mi Me enfadé con nada le dije, y
mi amigo; cólera, y la ira terminó. mi enemigo; mi ira aumentó.
Cf. también la sentencia de Terencio: “Animatium irae amoris integi.tilx " 28 Stouffcr, el al., op. cit., vol. I, pp. 526 ss. 20 Arnold Rose, Union Solidarity, Minneapolis, The Universily ni Mln
nesota Press, 1952, pp. 51-4.
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1 Simmel, Conflict, op. cit., pp. 87-8, 92-3. 2 Ludwig Gumplowicz, D er R assen kam pf, Innsbruck, Magüense!ic 11mI versitas-Buchhandlung, 1883. 3 Gustav Ratzenhofer, D ie Sociologische Erkenntnis, Leipzig, |\ A Brockhaus, 1898. 4 Franz Oppenheimcr, T h e State, Indianapolis, Bobbs-Mcrrill Co., 1911 3 W. G. Sumner y A. G. Keller, T h e Science o f Society, New II.m u, Yale University Press, 1927, vol. I, p. 400. 6 Herbert Spcncer, T h e P rincipies o f Sociology, Nueva York, D. Apple ton & Co., 1897, vol. II. pp. 568-642. 7 Ibid., p. 601. Nótense, sin embargo, los requisitos para esta generaliza ción en Andrzejewski, op. cit., esp. cap. v. 8 Alexis de Tocqueville, L a dem ocracia en Am érica, Fondo de Cultura Económica, México, 1957, p. 683. 9 From M ax W eber: Essays in Sociology, op. cit., p. 261. 10 ib id ., p. 254. 11 Cf. esp. “Politics as a Vocation”, ibid., pp. 77-128; y “Bureaucracy”, ibid ., pp. 196-264. Cf. Andrzejewski, op. cit., para una reciente extensión y discusión de los descubrimientos de Weber. 12 Winston Churchill, T h e W orld Crisis, vol. IV: T h e A fterm ath, Lon dres, Butterworth, 1928, cit. por R. K. Merton en Social T heory and Social Structures, op. cit., p. 367. 13 Theodore M. Newcomb, Social Psychology, Nueva York, The Dryden Press, 1950, esp. pp. 226-7. 14 Charles H. Cooley, Social Process, op. cit., p. 39. 15 Freud, G rou p Psychology and Analysis o f th e Ego, op. cit., p. 53. 18 Andrzejewski, op. cit., p. 121. 17 El trabajo clave sobre sectas cristianas es el de Ernst Troeltsch, The
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Nueva York, The Macmillan Co., i 93 '> esP- PP- 33 1-43- Ver también el articulo de Richard Niebuhr, “Sects”, en E ncyclopacdia o f the Social Sciences, X III, pp. 624-31, y Ellsworth Faris, ‘‘The Sect and the Sedarían”, P uhlication s o f th e A m erican S ociological Society, X X II, 1928, pp. 144-58. 18 Los comentarios de Robin Williams acerca de la relación entre el conflicto exterior y la cohesión interna, en su R edu ction o f In tergrou p Tensions, op. cit., con la que el escritor está conforme en lo principal, no hace esta importantísima distinción. 18 Cf. E. Durkheim, División o f L a b o r in Society, respecto a la distin ción entre solidaridad orgánica y mecánica. Simmel sugiere ideas semejantes. Cf. T h e Sociology o f C,eorg Sim m el, op. cit., pp. 87-104. 20 Cf. el instructivo estudio sobre la historia del Ejército Rojo, por D. Feodotoff White, que ilustra en forma vivida cómo las exigencias de la guerra condujeron a la transformación de los grupos guerrilleros en un Ejér cito Rojo centralizado: T h e G row th o f th e R ed Army, l’rinceton, Princeton University Press, 1944. Cf. también Andrzejewski, op. cit., que ilustra una serie de ejemplos históricos, pero también nota algunas excepciones. 21 Cf. esp. Shils, así como a Mcrton y Kitt, en Studies in t h e Scope and M ethod o f “ T h e Am erican S oldier”, op. cit., respecto al análisis reciente de la función de control ejercida por el grupo primario. Por lo que respecta a la relación existente entre la centralización y el conflicto, en organizacio nes a gran escala, la obra P olitical P a r tía , de Robert Michel, sigue siendo la exposición clásica. Ver también Philip Selznick, “Foundations of the Theory of Organization”, Am. J . Soc., X III, 1948, pp. 25-35. Lo que se ha dicho aquí con respecto a la relación entre centralización y estructura del grupo, en el caso de un conflicto externo, no debe interpre tarse como una completa aceptación de lo que Michels llama ‘‘la ley de bronce de la oligarquía”. Estamos de acuerdo con Michels en el sentido de que las tendencias ccntralizadoras en las organizaciones a gran escala, especialmente si éstas se encuentran comprometidas en una lucha continua con grupos externos, no son ni arbitrarias, ni accidentales, ni temporales, sino inherentes a la naturaleza de la organización y a la naturaleza de las relaciones de conflicto. Sin embargo, el reconocimiento de la existencia e im portancia de las tendencias centralizadoras no obligan a sustentar la opinión de que “la mayoría de los seres humanos, en una situación de tutela per petua, se ven predestinados por una trágica necesidad a someterse al dominio de una pequeña minoría, conformándose con servir de pedestal a los oligar cas” (op. cit., p. 390). Varios estudios recientes (por ej., Seymour M. Lipset, Agracian Socialism (Berkeley, University of California Press, 1950), y Rose Laub, “An Analysis of the Early Germans Socialist Movement”, tesis inédita, para el M aster (Columbia University, 1951), sugieren que las tendencias com pensadoras, como ideología del grupo y los intereses de sus miembros, son variables de importancia crucial. 22 Cf. la contribución de Merton al estudio de T h e Fam ily E n cou n ters Social T eachin gs o f th e Christian Churches,
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the D epression: A Re-Analysis o f D ocum ents B earing on the Family I u.....ti tering the D epression (Nueva York, Social Science Research Cnumll, im |"I
Merton hizo estimaciones de la solidaridad de la familia antes de lit th'|94933 Esto se consigue, primero, asimilando el disidente al grupo de refe-
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renda negativa. Después, tal asimilación sirve a menudo de “profecía con firmadora de sí misma”. Cf. el siguiente ataque de Lenin: “Veis ahora, camaradas de la Nueva Iskra, a dónde os ha llevado vuestra conversión al Martynovismo? ¿Comprendéis que vuestra filosofía política se ha convertido en un refrito de la filosofía osvobozhdeniye [iluminista]? — y que (contra vuestra voluntad, e inconscientemente) os habéis convertido en la cola de la burguesía monárquica?” N. Lenin, Two Tactics, Nueva York, International Publishers, 1935, p. 61. 34 The Sociology of Georg Simmel, op. cit., p. 94. Cf. también, E. T . Hiller, The Strike, op. cit., p. 71: "En lo fundamental los sindicatos primi tivos promovían huelgas con más frecuencia que hoy las organizaciones de oficios. Como la estructura sindical era en gran parte creada a consecuencia de conflictos se modelaba para la acción hostil.” 35 Aquí Simmel equipara nuevamente dos diferentes aspectos de la estructura del grupo, la magnitud relativa y el tipo de participación de los miembros. Hemos indicado ya que, aun cuando hay fundamentos para espe rar entre ellos una correlación relativamente alta, es necesario analizar por separado estos dos factores. 36 Simmel, Conflict, op. cit., pp. 97-8. 37 Al sugerir que la distorsión consciente de la percepción social de los miembros del grupo puede ser "sagacidad política”, Simmel introduce la función que desempeñan los líderes del grupo en la manipulación de las re acciones de los miembros. En todas las discusiones anteriores, así como en las que siguen, limita su análisis casi únicamente al impacto del conflicto en las estructuras de grupo total, sin diferenciar entre líderes y secuaces (aun cuando esta distinción es el tema de otras partes de su sociología. Cf. esp. The Sociology of Georg Simmel, op. cit., pp. 181-306). Por lo pronto, se omitirá esta distinción en el examen, ya que implicaría un campo de análi sis nuevo y demasiado complejo. Sin embargo, en este punto debemos reco nocer que los líderes pueden tener un interés absoluto en el conflicto, como mecanismo creador de unidad, en tal forma que pueden: 1) acentuar conflic tos ya existentes (por ejemplo, los líderes de la Gironda en la Revolución Francesa o el Partido de la Guerra del Sur en la Guerra Mexicana de 1846) si la disensión interna y la insatisfacción amenazan su posición de líderes; 2) positiva “búsqueda de un enemigo, dondequiera que el espíritu de cuerpo amenaza debilitarse” (Grace Coyle, Social Process in Organized Groups, Nueva York; Richard R. Srnith, 1930, p. 1G1) , como hicieron los líderes totalitarios en Alemania, Italia y Rusia, y como muy bien sabía la policía zarista, cuando inventaron los “Protocolos de los Sabios de Sión”. 33 Gordon W. Allport, Personality, Nueva York, Henry Holt Se Co., 1937, cap. 7. Max Weber fue el primero en sugerir estos desarrollos. Cf., por ejemplo, su distinción entre quienes viven “de” la política y los que viven “ para” la política. Los primeros son conservadores en su organización. A fin de mantener la estructura, pueden llegar a abogar por cambios radicales en las funciones de la organización. Cf. From Max Weber, op. cit., esp. "Politics as a Vocation”, pp. 77-128.
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Merton, Social Theory and Social Structure, op. cit., cap. 5. Chester Bernard, Function of the Executive, Cambridge, lian mi University Press, 1950, p. 91. 41 Lipset, Agracian Socialism, op. cit. 42 Aquí nos permitimos recordar al lector el descubrimiento, rfn tomín por el psicoanálisis, de que la pérdida de un objeto de odio puede trun jhim la personalidad consecuencias tan serias como la pérdida de un ol)|«'ln di amor. 43 Otto Fenichel, “Elements of a Psychoanalytic Theory of AnÜNcmltUiii", en Antisemitism, A Social Disease, Ernst Simmel (ed.), Nueva York, luli t national Universities Press, 1946, p. 29. 44 Adorno et al., op. cit., p. 622. 45 Ibid., p. 619. 46 Parsons, Religious Perspectives of College Teaching, op. cit., p. 40 Observadores orientados psicoanalíticamente (cf. Leo Lowenthal y Noiln it Guterman, Prophets of Deceit, vol. V de Studies of Prejudice, Nueva Ymt. Harper Bros., 1950-1951) han comentado la semejanza entre el temor a lo» judíos y a los negros, y los bien conocidos síntomas de la parasitofobia. Sin embargo, el antisemitismo puede conducir a la formación de grupos y a la identificación, pero la parasitofobia no. En consecuencia, el “miedo a lo» judíos” o el “miedo a los negros” es más funcional que la parasitofobia pata quienes padecen el mal de la falta de cohesión. 47 Cf. Merton, “Discrimination and the American Creed", op. cit., pp. 112-3. 48 Thomas P. Bailey, Race Orthodoxy in the South, pp. 346-7, cit. por Myrdal, An American Dilemma, Nueva York, Harper Bros., 1944, p. 135(1. 4» Frank Tannenbaum, Darker Phases of the South, Nueva York, G. P. Putnam’s Sons, 1924, pp. 8-9. 50 Myrdal, op. cit., p. 591. 51 Es casi innecesario elucubrar aquí sobre el tema de que este temor al negro es uno de los recursos favoritos del demagogo del sur de los Esta dos Unidos. 52 Cf. las citas de Kurt Lewin et a i, op. cit. 53 Cf. las estimulantes observaciones de J. P. Sartre en Commentary, V, 1946, pp. 306-16, 389-97, 522-31. 39 40
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1 Simmel, Conflict, op. cit., pp. 39-40. 2 Cf. Talcott Parsons, “The Motivation of Economic Activities”, en Essays in Sociological Theory, op. cit., pp. 200-17. 3 Cf. Wilbert E. Moore, Industrial Relations and the Social Order, op. cit., esp. cap. xxiv, con un penetrante examen de los cambios acaecidos en la noción de los derechos de propiedad en la sociedad americana. Cf. tam bién Peter F. Drucker, The Future of Industrial Man (Nueva York, The
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John Day Co., 1942), esp. pp. 97 sí., acerca de la “aguda insatisfacción” de los gerentes de nuestros días, por lo que respecta a lo que ellos mismos tien den a considerar como la “base ilegítima” de su poder social. 4 Parsons, The Social System, op. cit., p. 135. 5 Cf. Erich Fromm: “Uno de los tipos principales de la identificación es la que nos perfecciona, es decir, una identificación en la que yo me in corporo la persona del otro, fortaleciéndome yo, con ese enriquecimiento.. (Autoritaet und Familie, ed. Max Horkheimer, París, Librairie Félix Alean, •936» "Socialpsychologischer T eil” , p. 83.)
6 Lewin, Resolving Social Conflicts, op. cit., p. 199. t Maquiavelo vio esto muy claramente. Por eso dice, en el capítulo dé cimo de El Principe: “Es sustancial al hombre estar tan obligado por los beneficios que confiere como por los que recibe.” 3 Esto es verdad hasta cierto punto, aun en algunas grandes empresas, en las que “la creación de utilidades se convierte en la ünica obligación funcional en interés de la comunidad; no se trata de la tendencia al ‘lucro personal’, en el sentido usual”. (Talcott Parsons, The Social System, op. cit., p. 246). 9 Prefacio de El capital, 2? ed., F. C. E., México, 1959, p. xv. 10 La palabra “abogados” se usa aquí intencionalmente, a pesar del hecho de que Marx hubiera sostenido que tal intensificación de la lucha es inma nente al desarrollo histórico. 11 Sobre la sociología de los intelectuales, cf. Robert Michels, “Intellectuals”, Encyclopaedia of the Social Sciences, V III, pp. 118-26, esp. su excelente bibliografía. Cf. esp. Karl Mannheim, Ideología y utopia, Fondo de Cultura Económica, México, 1941, también por su bibliografía completa. Cf. también el análisis de Max Weber acerca del papel que desempeñan los intelectuales en los movimientos religiosos en From Max Weber, op. cit., pp. 279-80. 12 Selig Perlman, A Theory of the Labor Movement, Nueva York, The Macmillan Co., 1928, pp. 280-1. 13 Joseph A. Schumpeter, Capitalism, Socialism and Democracy , NuevaYork, Harper Bros., 1942, esp. pp. 145-55. Sin embargo, Schumpeter se abstiene de considerar cómo fue posibleque las estructuras clasistas europeas permitieran a los intelectuales des empeñar su función peculiar en el conflicto, en tanto que en las estructuras americanas se restó importancia al papel de los intelectuales. La rigidez dela estructura de clases en Europa puso de manifiesto la intensidad de la lu cha de clases, y la falta de esa rigidez en América favoreció el pragmatismo del movimiento obrero americano. Solamente si se toma en cuenta esta: diferencia de estructuras, puede entenderse la diferente posición de los inte lectuales en los dos Continentes. 14 Cf., Robert K. Berton, "Science and Democratic Social Structure”, en Social Theory and Social Structure, op. cit., pp. 307-16. 15 George Simpson, Conflict and Community, op. cit., pp. 25-6..
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1 Simmel, Conflict, op. cit., pp. 26-35. 2 Cf. el ensayo de Malinowski sobre la guerra, op. cit. Cf. también a Joseph Schneider, “Primitive Warfare: A Mcthodolngli.it Note”, American Sociological Review, XV, pp. 772-7. 3 Cf.: "La conducta agresiva puede... servir al niño como un medio de abrirse paso en un grupo, y de atraer la atención de otro niño." Alllim T . Jersild, Child Psychology, Nueva York, Prentice Hall, 1947, p. 147. 4 Cf. K. M. Bridges, The Social and Emotional Development <>f the Pre-Social Child (Londres, Kegan Paul, 1931), que subraya el hecho «le i|iu la conducta agresiva de un niño recién ingresado en un grupo es, en pulir, un medio de avizorar su ambiente social, tendiendo naturalmente sus expío raciones iniciales a incluir expresiones de hostilidad, como cualquier ntut forma de conducta. 5 Alfred Vierkandt (Gesellschaftslehre, op. cit., pp. 307-8) expresa un pensamiento relacionado con ello: que uno puede sentirse vulnerable ,1 un ataque solamente si se es, en cierto sentido, dependiente del adversado Si uno es totalmente impenetrable por el adversario, no tiene la sensación de vulnerabilidad. Únicamente puede ser herido el que admita el derecho del adversario a opinar, o ‘‘tener algo que decir” (initsprechen) sobre el valoi de su persona. Por eso, la mayor parte de los conflictos sociales, con la es cepción anteriormente apuntada, dependen de la aceptación mutua de ambas partes. Cf. también la observación de T . S. Eliot en el sentido de que “la lilas femia genuina... es el producto de una creencia parcial, cosa tan imposible para el perfecto ateo como para el perfecto cristiano”. (Selected Essayi, Nueva York: Harcourt, Brace &: Co., 1950, p. 373.) <* Émile Duikheim. The División of Labor in Society, C.lcncoe, 111., The Fice Press, 1947. Ver esp. I.ib. I, cap. vil. t Jbid., p. 215. 8 Malinowski, en un pasaje inmediatamente siguiente al antes citado (“An Anthropological Analysis of War”) , hace una aseveración similar “Sin embargo, la verdadera esencia de una institución es que se construye sobre la carta de normas fundamentales que... define con claridad los de rechos, prerrogativas y deberes de todos los consorcios... Ello no significa que las personas no deben enojarse, argüir y disputar. .. Significa, primero y sobre todo, que todas esas disputas son consustanciales al universo del discurso legal o cuasi-legal” (pp. 287). 9 Cf. Quincy Wright, A Study of War, Chicago, University of Chicago Press, 1942, vol. II. 10 K. N. I.lewellyn y A. Adamson Hoebcl, The Cheyenne YVay (Nor man, University of Oklahoma Press, 1941, p. 2. U Ibid., p. 278. 12 Max Rheinstein (ed.), Max Weber on Law in Economy and Society, Cambridge: Harvard University Press, 1954, p. 68.
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13 Roscoe Pound, “Common Law”, in Encyclopaedia of the Social Scien ces, vol. IV, p. 54. 14 Walton H. Hamilton, "Judicial Process", en Encyclopaedia of the Social Sciences, vol. V III, p. 450. 15 Cf. la excelente discusión de este punto en O. Kahn-Freund, "Intergroup Conflicts and their Settlement”, British Journal of Sociology, V, sep
tiembre de 1954, pp. 193-227. 16 La discusión que sigue ha sido limitada a las normas y reglas legales. Es evidente que este análisis también se refiere a las costumbres y a las nor mas consuetudinarias (como ha sugerido Max VVeber en la cita ut supra). Resulta innecesario insistir más, ahora, sobre una proposición que ha sido aceptada por la mayoría de los sociólogos. 17 Este aspecto del pensamiento de Durkheim ha sido explicado por Parsons en Structure of Social Action, op. cit., p. 375. 18 Émile Durkheim, División of Labor in Society, op. cit., p. 102. 19 Durkheim, The Rules of Sociological Method, Chicago, The Univer sity of Chicago Press, 1938, p. 67. 20 Un pasaje de la Soziologie (op. cit., p. 611) de Simmel, que no tiene relación directa con el conflicto, hace aún más evidente su afinidad con Durkheim: "Los ataques y el uso de la fuerza, entre los miembros de una comunidad tienen como consecuencia la promulgación de leyes para atajar ese tipo de conducta. Ahora bien, aunque esas leyes derivan solamente del egoísmo de los individuos, constituyen la expresión de la solidaridad y co munidad de intereses de la colectividad, y al mismo tiempo concentran la atención sobre ellas." 21 George Herbert Mead, en su "The Psychology of Punitivo Justice”, American Journal of Sociology, X X III, 1928, pp. 577-602, expone el mismo punto de vista: “La actitud de hostilidad hacia quien infringe la ley tiene como única ventaja la de unir todos los miembros de la comunidad en la solidaridad emocional de la agresión.” “A l parecer, sin el delincuente, des aparecería la cohesión de la sociedad y los beneficios universales de la comunidad quedarían reducidos a partículas atomizadas, mutuamente re pelentes. El delincuente... es quien suscita un sentido de solidaridad entre aquellos cuya actitud, en otro supuesto, se centraría en intereses bien diver gentes de los de cada uno de los demás." (Ibid., p. 591.) 22 Debemos hacer excepción de la crítica de Simpson a la teoría del con flicto de Simmel. Según Simpson (Conflict and Community, op. cit., p. 26) , Simmel, aun cuando afirma que la integración por medio del conflicto es una integración comunal, da ejemplos de conflictos que no tienen lugar dentro de una comunidad, sino entre grupos que no tienen una base comu nal. Estos grupos no comunales pueden estar más fuertemente unificados, dice Simpson, pero su conflicto los separa aún más de lo que estaban antes del conflicto. Lo que se integra en este caso es el grupo triunfante y el de rrotado, cada uno por separado. Para Simpson, Simmel implica (aunque no llega a formular de hecho la tesis) , que sólo se integran, por medio del con flicto, los grupos que son, ab initio, parte de una misma comunidad.
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Es incorrecto afirmar que todos los ejemplos de Simmcl se i HI cmii * grupos no comunalizados. Algunos de ellos tratan del nialrinioido y ti** los grupos por parentesco, que son comunidades par exccllnu <\ .Hliiimel, mi esta Proposición, mantiene que el conflicto, como tal, es un elemento mmI hIi zantc, aun entre grupos que inicialmente no se hallan comutiali/ailoi, y presenta ejemplos a este respecto. Sin embargo y fundamentalmente, la mayor debilidad del argumnilo de Simpson deriva de su establecimiento de una rígida dicotomía culi* agrupaciones comunales y no comunales. La pertenencia a comunid tule* •» pecíficas se define de una manera diferente en los contextos refeteiil* i .* diferentes situaciones, y las líneas fronterizas entre las comunidades, l« (<•* de ser rígidas, varían, entre otras cosas, con los “puntos cruciales" del um flicto, como ha demostrado Simmcl en la primera Proposición. Para clnlt»* fines, podría sernos útil establecer la distinción entre conflictos comunales y no comunales, siempre y cuando tengamos en cuenta que se trata de un*» cuestión de grados y no de clases, y que los límites de lo que las parir* reconocen como comunidades están sujetos a un constante cambio. (Cf Simmcl, Soziologie, op. cit., cap. vi, sobre los cambios de alineación del gru|H» en diferentes situaciones). 23 Simmcl, Conflict, op. cit., p. 90. 24 Frederick H. Harbison y Robert Dubin, Patterns of Union Manare ment Relations, Chicago, Science Research Associates, 1947, p. 184. (El sul» rayado es mío. L. C.). 25 Samuel Gompers, Labor and tlie Employer, Nueva York: E. P. bul ton & Co., 1920, p. 43. 26 Cf. Clark Kerr, “Collective Bargaining in Postwar Germany”, Indut trial and Labor Relations Review, V, 1952, pp. 323-42. 27 C. Wright Mills, The New Men of Power, Nueva York: Harcourt, Brace & Co., 1948, pp. 224-5. 28 Cf. Clark Kerr y Gcorge Halverson, Lockheed Aircraft Corp. and International Association of Machinists, Case Study No. 6 of Causes of In dustrial Peace, Washington: National Planning Association, 1949, interésame estudio que ejemplifica esta cuestión, en el que los autores describen cómo colaboraron el cuerpo director y los líderes obreros durante la guerra, a fin de privar de sus empleos y de sus posiciones en las sociedades obreras a una minoría de miembros de izquierda, con objeto de mantener un clima de belaciones amistosas". Cf. también la discusión de Clark Kerr y Lloyd Fisher sobre el experimento “Multi-employet Bargaining” en San Francisco, en Richard A. Lester y Joseph Shister (eds.), Insight into Labor lssues, Nueva York: The Macmillan Co., 1942, pp. 26-61. 20 joel Seidman, Union Rights and Union Duties, Nueva York, Har court, Brace & Co., 1943, p. 78. (El subrayado es mío. L. C .). 30 Las relaciones laborales en Europa, especialmente en Inglaterra Alemania, son quizás mejores ejemplos, ya que han sido gobernadas, durante un periodo mucho mayor, por acuerdos centralizados (colectólos) entre las respectivas organizaciones obreras y patronales.
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C. Wright Mills, The New Men of Power, op. cit. Cf. la observación de Sorel de que: “ Mientras no existan sindicatos muy ricos y vigorosamente centralizados... será imposible decir exactamente qué extremos alcanzará la violencia. Gambetta se quejaba de que el clero francés era "acéfalo”; le hubiera agradado que en el seno de esa comunidad religiosa se hubiera formado un grupo selecto, para que el gobierno pudiese discutir problemas con él... El sindicalismo no tiene cabeza visible con la cual entablar relaciones diplomáticas de carácter útil.” ( Reflections on Violence, op. cit., p. 95.) 31 32
33 TVA and the Grass Roots, op. cit.
34 Esta frase no aparece en la versión alemana ni en la traducción de Kurt Wolff. Se ha tomado del manuscrito un tanto diferente, que sirvió de base a la traducción de Albion Small. Cf. American Journal of Sociology, IX , p. 501. 33 Cf. From Max Weber, op. cit., esp. pp. 180 sí. 36 Cf. Robert Bierstcdt, “An Analysis of Social Power”, American Sociological Review, X V , 1950, pp. 730-8. 37 Suniner, What the Social Classes Owe to Each Other, Nueva York, Harper Bros., 1883, p. 89. 38 Cf. el comentario pertinente de W ill Herberg, “When Social Scientists View Labor”, Commentary, X II, 1951, pp. 593-5. 30 Cf. Rcinhold Nicbuhr, Moral Man and lmmoral Society, op. cit., esp. p . X X III.
40 Harold D. Lasswcll, "Compromise”, Encyclopaedia of the Social Scien ces, IV, pp. 147-9. Para Ia discusión que sigue se ha tomado mucho de Wilbert Moore, Industrial Relations and the Social Order, op. cit., esp. cap. xvi. 41 The Sociology of Georg Simmel, op. cit., p. 147. 42 E. T . Hiller, Principies of Sociology, Nueva York, Harper Bros., 1933,
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32943 Hiller, The Strike, 44 Ibid., p. 198. 45 Ibid., p. 206. 46 Ibid., p. 192.
op. cit., p. 195.
47 Los científicos políticos contemporáneos, debido quizá a su frecuente intervención en la lucha política, han prestado más atención a los conflictos en la esfera política que los otros sociólogos científicos, en su análisis de los procesos sociales. Un número considerable de estudios recientes, en su ma yoría inspirados por la obra clásica de Arthur F. Bentley, The Process of Government (nueva ed., Bloomington, Ind., Principia Press, 1949), han analizado de manera explícita la función de equilibrio que desempeña la lucha entre grupos políticos. Cf. David B. Truman, The Governmental Process, Nueva York, A. A. Knopf, 1951, y Bertram M. Gross, The Legislative Struggle, Nueva York, McGraw-Hill Co., 1953. Cf. también V. O. Kcy, Politics, Parties and Pressure Grounps, op. cit.
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1 Simmcl, Conflict, op. cit., pp. 98-9; 101-2. 2 Sumner, Folkways, op. cit., pp. 16-17. 3 Tocqueville, op. cit., pp. 742-3. 4 From Max Weber, op. cit., p. 310. 5 No todas las asociaciones se forman con fines conflictivos, nuil ......... la mayoría de ellas entran en conflicto alguna vez, durante su cxlltniil t 1 todos los intereses comunes implican conflicto con otros intereses, |»m pío los grupos de carácter extraprofesional (hobby groups). 6 Prefacio a la segunda edición de División of Labor iti Socicty, <*/* ■U , p. 28. 7 Como dice Edward A. Shils en “Socialism in America”, ........... ífy Observer, I, 1947, p. 99: “El americano no se identifica fácilmente a sí mi..... en colectividades con un vasto campo de intereses; tiende a ser prugnulll* *« mente objetivo en sus juicios sobre los acontecimientos cotidianos. Su 1111•di* se inspira en la pregunta ‘¿qué interés tiene para mí o para nosotros?', m i la cual el ‘que’ se define en términos de ingresos monetarios, bienes o goces 1 cíficos. Una cierta sensibilidad a la doctrina es necesaria para la actllud |mll tica subyacente a este tipo de partido político al que sirve de aglutíname I» aceptación común de los principios.” 8 Cf. Paul F. Lazarsfeld, Bemard Berelson y Hazel Gaudet, The l'ro/ib '* Choice, Nueva York, Colunrbia University Press, 1948, sobre el papel qut desempeña la tradición de partido en la conducta, al votar. 9 Cf. V. O. Key, Politics, Parties and Pressure Groups, op. cit., que oh n i una excelente discusión de la función de los grupos de presión en la polllli t americana. 10 Un perspicaz observador de la escena política americana ha emillo recientemente: “Toda la política americana es una política de coalición tutu búsqueda incesante de temas y requerimientos que unirán grupos difeimlni de votantes.” Y esto otro, además: “El partido poíltico americano es una pmh rosa magneto que mantiene unidos, en una coalición en constante lucha, una infinita variedad de elementos conflictivos.” (Samuel Lubell, The Futmr 0/ American Politics, Nueva York: Harpcr Bros., 1952, pp. 139 y 202 respe, tivamente). Cf. también la notable caracterización de la política norteamericana dr otro científico político contemporáneo: “Como los danzantes que en Vlrgl nia entretejen sus cintas en torno a un poste, los grupos se forman, «e rompen, vuelven a reunirse, y se separan de nuevo en variadas combinaciones " (James M. Burns, Congress on Trial, Nueva York, Harper Bros., 1949, p. el) 11 La diferencia entre los movimientos obreros europeos y nortcum.il canos y los europeos, que, muy a menudo, ha asombrado a los observad* m i extranjeros, puede deberse, en parte, a la renuencia de los miembros imite americanos a afiliarse a grupos de mayor duración. El movimiento sindical norteamericano fue, en su origen, una federación débil de sociedades de artesanos que, en un intento de controlar el mercado de trabajo en arle
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sanados específicos, sintió la necesidad de coaliciones y alianzas con otros grupos artesanos que tuvieran objetivos similares en sus conflictos con los patronos. Las sociedades obreras integrantes se formaron, a su vez, en sus comienzos, con quienes creían poder alcanzar en forma más efectiva sus obje tivos individuales, presentando a sus patronos un frente común. En el curso de su desarrollo, las sociedades obreras y sus federaciones han asumido más bien el carácter de un "movimiento”, es decir, una débil alianza de individuos y grupos se ha transformado en una entidad de lealtades comu nes, de ideologías y objetivos que trascienden de los fines instrumentales in mediatos, en bien de los fines del grupo. Sin embargo, el movimiento sindical norteamericano difiere del europeo en la persistencia del elemento de "coa lición” y "asociación”. 12 Después de haber escrito esto, encontramos la siguiente cita de Winston Churchill: “La destrucción del poderío militar germánico había traído con sigo un cambio fundamental en las relaciones entre la Rusia comunista y las democracias occidentales. Habían perdido su enemigo común que era casi su único nexo de unión.” (“Triumph and Tragcdy”, en The New York Times, noviembre 13 de 1953). 13 The Sociology of Georg Simmel, op. cit., pp. 397-8. 11 Cf. Everett C. Hughes, “Institutions”, en An Outline of the Principies of Sociology, ed. Robcrt E. Park, Nueva York, Barnes and Noble, 1946, p. 308. Simmel reconoce que la magnitud de la asociación en las coaliciones, aumenta la probabilidad de que cambien a formas más íntimas de unifica ción. Afirma dicho autor que la magnitud de la asociación favorece formas más fundamentales de unificación en las coaliciones defensivas que perduran a través de periodos mayores de tiempo, ya sea porque no puede haber un vencedor definido, como cuando las federaciones patronales se enfrentan a una lucha continua con los trabajadores, o porque las amenazas nunca se materializan de hecho, sino que permanecen latentes, requiriendo, por tanto, una vigilancia constante. 15 Edward Wiest, “Farmcrs’ Alliancc”, Encyclopaedia of the Social Sciences, VI, pp. 127-9. 1C Homans, op. cit., pp. 112-3. 17 Sobre Inglaterra, cf. Sidney y Beatrice Webb, The History of Trade Unions, Londres, Longmans, Creen and Co., 1920, csp. capítulos 1, 2 y 3. Ver Harold J. Laski, “Frecdom of Assocíation”, Encyclopaedia of the Social Sciences, VI, pp. 447-50, para una discusión general de las reacciones a las demandas de libertad de asociación.
ÍN D IC E A N A L ÍT IC O
Cantril, H., 186 Carvcr, T . N., 13, 181 castas indias, 35 ss., 184 centralización, 98-108, 148 s., 152, 171, 195, 203 clases sociales, 24 s., 35, 37-9, 87, 102-3, 109-10, 132, 184, 193 coalición, 159, 164-72, 177, 204, 205 internacional, 164-5, 169 cohesión, 2i, 36, 65, 98-108, 109, 113S., 117SS., 140, 147 s., 172, 173» >92. >95- 201 competencia, 23, 25, 160, 172 compromiso, véase participación comunista, véase partidos políticos conciencia, 36 s., 40, 80, 103, 115, 119, 128SS., 132S., 146, 201 conflicto: de clases, 22, 24; véase también clases sociales comunal vs. no comunal, 84-5, 201-2 definición, 7 efectos de estallido, 8, 20, 23 s., 27, 33-4. 76» 81-92, 92-7, 106-8, 174, 175-6, 180 étnico, 38 industrial, 24 ss., 56, 62, 66-7, 144, 147 ss., 155, 202 matrimonial, 95, 193 político, 38, 163 racial, 22, 93, 96, 126 real (racional), irreal (irracional), 26, 49, 54-62, 65 ss., 765., 114, 116, 120, 121, 127, 153, 179s. religioso, 21, 144 supraindividual, 128-37 supresión del, 71, 76, 77, 82, 9293 . 95 . » i 7 . ! 72 , 174 ^ 176 consenso (rompimiento del), 14, 19, 81, 84 ss., 89 ss., 96 s., 104ss., 136, 143, 174 s., 180 contractual, contrato, 21, 140-1 control social, 23, 57 Cooley, C. H., 15ss., 20, 102, 181 s.,
acción, investigación de, 68 adaptación, véase ajuste Adorno, T . W., 189, 198 agresión, agresivo, agresividad, 43 s., 44 ss., 46 ss., 6455., 72, 123 s., 159, 178, 189 ajuste, 8, 19, 24, 53, 95, 146, 154, 158, 168, 173, 176, 178 defectuoso, 21 alternativas funcionales, 20, 55, 56 ss., 156, 179 Allport, G. W., 120, 187, 197 ambivalencia, 70-4, 76, 91, 94s., 190 Andrzejewski, S., 188, 194, 195 Angelí, R. C., 196 aniquilamiento, 138, 139, 142 anomia, 21, 100, 105 antisemitismo, véase prejuicios apostasía, apóstata, 78-80, 116 asociación, 17, 39, 96, 97, 112, 159-64, 168-72, 177, 204, 205; de em pleados, 150-3, 171, 202, 205 autoridad, 48, 101, 104, 150, 186 Bailey, T . B., 125, 198 Bateson, G., 185 Becker, H., 193 Bcndix, R., 188 Bentley, A. F., 203 Berelson, B„ 204 Bernard, C. I., 120, 198 Bernard, J. A., 13, 15, 181, 188 Bierstedt, R., 203 Bleuler, E., 190 Bossuet, J. B., 191 Bridges, K. M., 200 brujería, funciones de la, 47 ss., 51 Bryson, L., 182, 187 Burgcss, E. W., 19, 182, 193 Burns, J. M., 204 burocracia, burocrático, burocratización, 19, 28 ss., 38, 87, 89, 100, 120, 152 cambio social, 15 ss., 40-1, 121, 143, 145-6, 176, 190-1
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ÍN D ICE A N A LIT IC O
208
cooperación, 17, 23, 34, 72, 85, n i, 139, 160 cooptación, 113, 196 Coser, L. A., 181, 182 Cottrcll Jr., L. S., 193 Coy le, G., 197 crimen, función del, 145, 201 cultura de masas, función de la, 50 Chase, S., 187, 190 chivo expiatorio, 49, 50-1, 56, 60-1, 117, 122, 123-7 Churchill, W., 101, 194, 205 Davis, K., 184, 189 debate, 154 Debs, E. V., 1G duelo, función del, 46 despotismo, 98-108, 111-2 desviación, 23, 57-8, 192 Dewey, J., 56, 187 Dickson, W. J., 60, 188 diferencia de funciones, 103-4, 108 discriminación, 61, 124-5 disidente, 109-18, 121 s., 127, 176, 197
Doob, L. W., 186 Drucker, P. F., 199 Duhin, R., 149, 202 Durkheim, E., 85, 104, 145, 161, 192, 195, 201 durkheimiano, 21 ego, 35, 52, 128 enfermedad, 21 ss., 60, 79 F.ngels, F., 183 equilibrio, 23 ss., 157, 17-455-> 1^°> 183 desequilibrio, 158, 178 del poder, véase poder estabilidad, 25, 30, 36, 74, 87, 88, 92 ss., 96, 97, 102, 107, 175, 176, 193
Estado, 83-4, 85, 98 ss. estructura, flexibilidad de la, 90, 109-10, 111, 117, 137, 146, 172, 176 Faris, E., 195 Fenichel, O., 64, 186, 198 Festinger, L., 190, 192
Finch, II. A., 18a Finkelstein, L., 18a, 1H7 Fisher, L. H., 188, aoa Flowcrman, S. M., 185 Fliigcl, f. C., 190 Form, W. H„ 185. 188 Frcnch, J. P., 65, 189 Frcnkel-Brunswick, E., 5O, iHB Freud, Anua, 189 Freud, S., 33, 48, 50, 5a, 70 1, 71. 102, 185, 18G, 188, l8i|, i||n, 194
Fromm, E., 64, 199 frustración, 45, 50, 55, 58, 59, (li, G2, 179 fuerza; véase tensión; violencia funciones latentes, 93-4, 142-3. i'H Gaudet, H., 204 Gerth, H. H., 184, 185 Giddings, F. H., 13, 15, 1G Glover, E., 189 Gluckman, M., 190-1 Gompcrs, S., 150, 202 Gross, B. F., 203 grupo: estrecho (o relaciones estrecha») 70, 71, 75-80, 8Gss., 91, 93*. 97, 115S., 174-5 externo, 36, 37, 60, 77 s., 97, qü 108, 122 interior, 60, G5, 78, 119, 189 pequeño, 25 s., 111, 113, 11511. 126, 190-1, 192 de presión, 1G3S., 168, 204-5 primario, 71, 88, 96, 190, 195 de referencia, 17, 102, 197 secundario, 71, 96, 97, 162 guerra, 64, 98-108, 122, 138*., 141 148S., 165 Guctzkow, H., 192 Gumplowicz, L., 99, 194 Gurvitch, G., 193 Guterman, N., 198 Halverson, G., 202 Hamilton, W. H., 144, 201 Harbison, F. H., 149, 202 Hartmann, H., 64 Ilayes, E. C., 13 Hendcrson, A. M., 188
IN D ICE A N A LÍT IC O
*ofl
Herberg, W., 203 herético, herejía, 77-80, 114-6, 123 Herzog, H., 50 Hiller, E, T., 85, 157, 192, 197, 203 Hoebel, A. A., 142, 1415, 200 Homans, G. C., 72, 73, 190, 205 Horlcheimer, M., 185, 199 Hughes, E. C., 205 humor, función del, 48
I.ippitt, R., 185 Lipset, S. M., i2i, 105, 198 Low, J. O., 182 Lowcnthal, L., 198 Lubell, S., 204 Lundberg, G. A., 23-4, 182 Lunt, P. S., 184
ideología en el conflicto, función de la, 128-37 Iglesia, 78, 80, 103, 109, 112-4, 118-9, 191, 196 instrumentos, instrum entalism o, 160-1, 163, 168, 170-1, 204-5 intelectual, papel del, 134-5, >90 interdependencia funcional, 85-6, 90 intereses, personal vs. colectivo. 128136
Maclver, R. M., 84, 182, 184, 187 magnitud del grupo, no, 118, 166,
Jahoda, M., 193 Jersild, A. T., 200 Johnson, A., 58 judíos, 26, 56, 82, 123-4, 127, 198 Kahn-Freund, O., 201 Kardiner, A., 64, 185, 194 Kautsky, K., 80 Keller, A. G., 194 Kerr, C„ 188, 202 Key, V. O., 203, 204 Kitt, A. S., 183, 195 Klineberg, O., 187 Kluckhohn, C., 47, 51, 185, 186, 187, 193 Kornhauser, A., 188 Laski, H. J., 205 Lasswell, H. D., 203 Laub, R., 195 I,azarsfeld, P. F., 183, 185, 204 Leavis, F. R., 192 legitimación, 395., 42, 124-5, •3o173-4, «84, 199 Lenin, I., 79, 111-2, 114, 196, 197 Lcrner, D., 29, 183 Lester, R. A., 202 Leivin, K., 26-7, 68, 82, 131, 182, 183, 190, 192, 194, 198, 199 leyes, reglamentos, 141, 143-6, 149150, 152 s., 161, 166, 200, 201
Llewellyn, K. N., 142, 145, 200
*97
mal, véase enfermedad Malinowski, B., 64, 73, 189, 190, 200 manifiesto, función del, 93, 193 Mannheim, K., 134, 199 Maquiavelo, N., 9, 199 Martov, L„ 111 Marx, K., 9, 33, 37 s., 128, 133, 184, 186 marxistas, 16, 88, 131, 134, 136 Maslow, A. H., 187 Mayo, E., 24-5, 59, 162, 188 Mead, G. H., 201 Mead, M., 185 mecanismo del equilibrio, 36, 38, 82, 90, 96, 97, 156-7, 158, 176, 190-1 mediador, función del, 67, 68, 156-7 mediación, 156 Merton, R. K., 29, 57, 64, 120, 181, 182, 183, 184, 187, 189, 192, 193, 195* »9<>, »98. >99 metas, véase objetivos Michels, R., 79, 191, 195, 199 Miliukov, P., 191 Mili, J. S., 84, 85, 192 Miller, D., 185, 188 Mills, C. W., 150, 184, 185, 202 Moorc, W. E., 85, 192, 193, 203 movilidad social, 39, 41, 161 movimientos sociales, 134-6, 204-5 Murphy, G., 184 Murray, H. A., 187 Myrdal, G., 126, 198 negros, 56, 61, 93, 96, 107, 125-6, 198 Newcomb, T . M., 102, 194 Niebuhr, Reinbold, 187-8, 192, 203
ÍN D IC E A N A LÍT IC O
210
Niebuhr, H. A., 195 Nietzsche, F., 184 normas, véase valores; leyes objetivo: del amor, 76, 199 del conflicto, de hostilidad, 20, 44-54, 54-62, 62-8, 76, 122, 124, 129, 140, 155, 1775., 186, 199 Odum, H. W., 13, 181 Oppenheimer, F., 99, 194 Ortega y Gasset, J., 33, 83-4, 85, 183 Orwell, G., 185 papel representativo, 66, 130-4, 136 Park, R. E., 13, 18-9, 182, 205 Parsons, T., 21-3, 36, 61, 76, 124, 131, 182, 183, 187, 188, 191, 198, 199, 201 participación: personalidad parcial, 66, 71, 86, 88ss., 97, n i, 17455. personalidad total, 67, 70, 71, 74, 75-81, 82, 865., 895., 94, 111-7, 128, 17455. partidos políticos, 77, 78-9, 110, 111-3, 115, 163, 164, 168, 96, 204 bolchevique, 104, 111, 122 comunista, 77, 88, 126, 167, 205 menchevique, 111, 113, 122 social-demótrata, 111, 113, 117 socialista, 167, 195-6 Perlman, S., 134, 199 poder, 8, 28, 405., 57 ss., 62, 66, 99, 123, 129, 131, 147, 149, 153-8, 160, 1735., 176, 198, 205 equilibrio del, 150-8, 171, 176, 178 Pound, R., 144, 201 prejuicio, función del, 50, 55 s., 59, 61, 90, 123-6, 127, 185, 186, 198 previsión, véase conciencia psicoanálisis, 35, 44, 64, 70, 72, 198 público, 8, 1455., 2855. racional, véase conflicto real Radcliffe-Brown, A. R., 73, 185, , 19í radicalismo, 16, 18, 77, 117, 12855., 134. 136» 197
Ranulf, S., 184 Ratzenhofer, O., 99, 194 reajuste, 89-90, 174, 176 reforma, 15 ótica reformista, 141, público, 1555., 30-1, 136, 111 reformadores, 14 ss., 19, 31 reglamentos, véase leyes relaciones cerradas, véase gnipi» m rrado relaciones en chanza, función di lus 72-3 renegados, 75-80, 113, 115 ó, 01 126 resentimiento, 39, 42 Rheinstein, M., 200 Ribble, M. A., 189 Rickman, J., 186 Rieff, P., 182 rigidez de la estructura, 49, 50. 33 89 5., 110, 117, 1 s 1 -a, 1N9 o 137, 146, 172, 177, 178, 179 180, 185, 187, 201 Roethlisberger, F. J., 24, fio, iHs, iMH Rose, A. M., 194 Ross, E. A., 13, 15, 16, 86, 88, iN* 192 Ruggiero, G. de, 196 Sartrc, J.-P., 198 Scheler, M., 78, 184, 191 Schneider, J., 200 Schumpcter, J., 134, 199 Schurtz, H., 45, 185 Sears, R. S., 186 sectas, 77, 103, 104, 109, 1108, 111 195. 196 seguidores del líder, 197 Seidman, J., 202 Selvin, H. C., 193 Sclznick, P., 151, 195, 196-7 Sheppard, H. L., 188 Shils, E. A., 182, 183, 187, 189 90, 191. 195
Shister, J„ 202 Siegel, A., 188 Simmel, E., 198 Simmel, G., 8, 14, 31-3, 35, 36. V 39, 41, 43, 44, 53, 55. flg. ««», 67, 68, 69, 70, 71, 73, 76, 77 8, 80,82,87,91,92,93-4, os* ir/'
IN D ICE A N A LÍT IC O
1111
tolerancia, tolerante, toleradón, 59, 98, 99, íoo-i, 105, 106, 108, 109, 65, 1095., 114, 1185., 196 111, 114. 116, >*7 > 118, >>9» trastorno, 45, 48-54, 57, 59 5., 915., 127, 128-31. 132,. >33* >37- >381785, >39. 140, 141, >45. >47* 148, Trocltsch, E., 195 >49. 151, 152. >53 . >55 . >56. Trotsky, L., 79 >57- 160, >65, 166, 170, >71. trotskystas, 122 182, 183, 184, 185, 186, 189, Traman, D. B., 203 >9°. 192. >93 - >94 . >95. 196, >97. 198, 200, 201, 202, 204 Simpson, G., 85, 136, 192, 199, 201-2 unidad de grupo, 75, 77, 795., 82, sindicalismo, sindicalista, 87. 202, 84, 91, 99, 102, 104, 108, 1185., 203 122, 127, 138, 146-7, 152, 173, sindicatos obreros, 85, 134 5., 14755., »75- 177. >97 169 5,. >97 , 202, 204-5 unificación, 135-7, >38-58, 1595-, Small, A. W„ >3 . »£¡, 181, 182, 203 163-8, 1715., 204-5 socialismo, 15 unión, 59, 159-72, 178, 204-5 socialista; véase partidos políticos socialización, 33, 62, 65, 137, 138, valores comunes (opiniones, fines), 140, 146, 161, 164, 201-2 14, 31, 50, 83-91, 107, 129, 135-7, solidaridad, 38, 76, 85, 100, 104, 1455., 160, 163, 168, 174, 204-5 10655., 113, 117, 123, 127, 140, válvula de seguridad, 43, 45-54, 74, 195, 196, 201 90, 1785., 186 Sorel, G., 37, 183, 203 Veblcn, T., 15, 16 sorelistas, 87 Vierkandt, A., 45-6, 185, 200 Sorensen, R., 188 Vincent, G. E., 15, 181 Spencer, H., 99, 194 violencia, 36, 995., 110, 114, 122, Spitz, René A., 189 128, 138, 202 Stalin, J., 79 Voltaire, F. A., 193 stalinista, 165 Stanton, F. N., 185 status, 8, 3855., 49, 56, 62, 66, 126, Ward, L. F., 13, 15, 16 154, 161, 184 Warner, W. L., 25, 182, 184 adscrito, 161 Wcbb, B., 205 Stouffer, S. A., 189, 194 Webb, S., 205 subordinación, 19, 70, 103, 184 Weber, M., 21, 60, 100, 112, 1435., Sullivan, H. S., 64 161, 182, 184, 188, 194, 196, Sumner, W. G., 15 5., 36, 99, 154 197, 201, 203, 204 160, 182, 183, 203, 204 vveberiano, 21 superordenación, 19, 184 West, E., 205 West, P. S., 193 Tannenbaum, F., 125, 198 White, D. F., 195 teatro, función del, 49 Whitehead, A. N., 9 tensión, fuerza, violencia, 19, 22, Wilensky, H. L., 188 30, 31, 43, 44, 45, 485., 51-6, Wilensky, J. L., 188 57-9, 61, 645., 67, 88, 93, 120, Williams, Jr., R. M., 105, 185, 187, 175, 177, 179, 186; véase tam >93. >95. >96 bién violencia Wolfe, B. D., 196 Thomas, W. I., 123 Wolff, K. H.,183, 190 Tocqueville, A. de, 100, 161, 194, Wright, Q., 200 204
ÍNDICE GENERAL P r e f a c i o .....................................................
.
T e stim o n io de g r a t i t u d .......................... I. In tro d u c c ió n
.
.
.
.
. . . .................................
II. E l co n flicto y las fro n teras del g ru p o
.
...
P ro p o s ic ió n /; Funciones conectivas del grupo, des
arrolladas por el conflicto, 35 I I I . L a h ostilid ad y las tensiones en las relacion es de c o n f l i c t o ............................................................4 3 P r o p o s ic ió n 2; Funciones del conflicto en la protec
ción del grupo y significado de las instituciones que actúan como válvulas de seguridad, 43. P r o p o s i ció n 3; E l conflicto real y el irreal, 54. P r o p o sició n 4: El conflicto y los impulsos hostiles, 62. P r o p o s ic ió n 5; La hostilidad en las relaciones sociales de carácter íntimo, 69 IV . L o s con flicto s in tern o s y la e s tru c tu ra de
g ^ 0
................................................. 75
P ro p o s ic ió n 6: A mayor intimidad de la relación, mayor intensidad del conflicto, 75. P ro p o s ic ió n 7;
Impacto y función del conflicto en las estructuras de grupo, 81. P ro p o s ic ió n 8: El conflicto como ín dice de la estabilidad de una relación, 92 V. L o s con flictos con g ru p o s extrañ o s y la es tr u c tu r a de g r u p o .............................................. 9 8 P r o p o sic ió n 9: Los conflictos con grupos extraños aumentan la cohesión interna, 98. P r o p o sic ió n i o ; 213
ii 13 35
214
ÍN D IC E G E N E R A L
El conflicto con otros grupos define la estructura del grupo y la reacción consecuente al conflicto in terno, 109. P r o p o s ic ió n 11; La búsqueda de ene migos, 119 V I.
Id e o lo g ía y c o n f l i c t o ................................ P ro p o sició n 12: Ideología y conflicto, 128
V II.
C o n f lic t o - E l
u n i f i c a d o r ............................
P ro p o sició n 13: El conflicto liga a los contendien tes, 138. P r o p o sic ió n 14; Interés en la unificación del enemigo, 147. P ro p o sició n iy . El conflicto esta
blece y mantiene el equilibrio del poder, 153 V III.
E l c o n f lic t o re c la m a la f o r m a c ió n d e a lia n z a s P ro p o sic ió n 16: El conflicto crea asociaciones y coa
liciones, 159 IX .
C o n c l u s i ó n ................................
R e f e r e n c i a s ........................ í n d i c e a n a lít ic o
.
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