Propósitos Con
inquietud
la
una
de
manifestación
superior
de
nace en
cultura,
BIBLIOTECA "JOSÉ ENRIQUE
Montevideo,
con
RODO",
la
que dará cabida, exclusivamente, en sus ediciones, a
escogido
de
Abre cando
las
encima
la
una
hacia
de
toda
de
finalidad
solicitación
elevadas
utilitaria,
un
En
todos
samiento
dan
es-
califi-
grandes centros intelectuales del mundo, donde el pensu alta función social; en todos los países, donde la»
literatura
uruguaya.
manifestaciones,
distintas
de personalidad
a
la
fundamentan un valor civilizador misma, existen organismos
nación
y algunos con carácter de institución pública,
exclusivamente
a
racterizados
de
Y
más
la
sus
—
los
los
carácter
editoriales,
coló
propósito
de
realiza
en
máfl
lo
directivas,
serio
y un noble afán de divulgación seleccionada, de
cados valores
y
destino,
nacionales.
letras
rumbos
sus
por
piritual
letras,
universal
y
difusión
la
mayor
de
libros
influencia
en
de la
los
escritores
cultura
—
nativos
dedicados
más
ca-
ambiente.
empresas de propagación bibliográfica, no sólo realizan una misión educadora, quizá la más alta que comprende el concepto humano; no sólo vincula con facilidad de nexo al pueblo con sus pensadores, sabios, n jvelistas, dramaturgos y poetas, sino que, además, desprende fuera de fronteras, poderosas corrientes que contribuyen a dar perfil de prestigio a la fisonomía moral del país de origen. siempre
Y
estas
beneficiosa
nuestra
república,
—
hombres
de letras brillantemente a dar
cesariamente blioteca
de
Varias en
nuestro
traordinario
CÍA ya
y
en
por
que
glorioso
sus
es cuna de grandes han contribuido profunda y
—
al pensamiento americano, requiere neorganizada y de efectiva permanencia, una Binacionales, los más notables y calificados.
carácter
sido
las iniciativas de pero indudablemente, esfuerzo en tal sentido es
carácter
país;
y Cía., impresos
destino
obras
forma
escritores
han
que
tanto,
fuerza el
editorial
es
que han habido
destacarlo,
realizado por
el
más
La Editorial LA BOLSA DE LOS LIBROS, que más de medio millón de volúmenes, correspondientes a
—3—
ex-
CLAUDIO GARlleva edi-
de
ciones
cionalidad
obra la
centenares
editorial,
es
BIBLIOTECA
que
serán
ditas,
de
Y
varia,
libros
de
distinto
carácter
y de autores de na-
mismo espíritu animador de toda esa cuantiosa que mueve esta patriótica iniciativa dando vida a
el
el
"JOSÉ
mensuales,
cabrán
ENRIQUE RODO", todas
aquellas
en cuyas ediciones, ya publicadas o iné-
obras,
cualquiera sea su tendencia, su carácter, su orientación literaria,
filo-
y cualquiera su época, siempre que se ajusque sean obras de selección, gratas ten a una máxima condición sustancial al espíritu y al entendimiento, altas en concepto y en belleza, y, fundamentalmente, dignas del espíritu civilizador de la República. sófica,
histórica,
política, etc^
:
LA DIRECCIÓN.
_
4
^'BIBLIOTECA RODO' Director:
N*?
" "
"
"
"
"^
" "
OVIDIO FERNANDEZ RÍOS
OBRAS PUBLICADAS — RODO (José E.). — 1
2 3
CADA NUMERO
:=
Ariel.
poldo Alas.
— —
REGULES
—
RODRÍGUEZ
rodríguez
(Yamandú)
— —
$ 0.50
Con un prólogo de Leo-
Poema dramático
1810,
en tres actos y El Milagro, poema en un acto. (Elias). Versos Criollos, con un prólogo del Dr. J. Irureta Goyena y una Semblanza por EHseo Cantón.
—
—
(Yamandú). Fraile Aldao, poema dramático en dos actos. Renaceniista, poema en un acto y Bl Demonio de los Andes, poema en un acto, con un prólogo de Ovidio Fernández Ríos. 5 Parábolas y otras lecturas. (José E.). DÍAZ (Eduardo). 6 Crónicas, discursos y conferencias. Páginas olvidadas. Perfil de Ovidio Fernández Ríos. 7 y 8 Motivos de Proteo. (José E.). FRUGONI (Emilio). 9 Ensayos sobre marxismo. 10 SÁNCHEZ (Florencio). Teatro (Marta Gruni, La Gringa, Barranca Abajo). 4
—
—
— RODO — ACEVEDO
—
— —
—
— —
RODO
—
— ZORRILLA DE SAN MARTIN (Juan). — TaLa Leyenda Patria. 13 y 14 — MORQUIO (Luis) — Clínica de niños. Apuntes de clase tomados por Dr. Dewet Barbato. 15 — VIGIL (Constancio) — Eslabones. " 16 _ VIANA (Javier de) — Abrojos. 17-18-19-20 — QUIROGA (Horacio) — Cuentos. 21-22 — LUSSICH (Antonio D.) — Los tres gauchos orieny otras poesías. " 23 — QUIROGA (Horacio) — Cuentos de la Selva (para niños). " 24-25-26 - PÉREZ PETIT (Víctor) — Rodó. Su vida. Su obra. " 27 — PINTOS (Francisco R.) — Batlle proceso histórico y del Uruguay. " 28 y 29 — LARRA (Mariano José de) — Artículos de costumbres. " 30 y 31 — ACEVEDO DÍAZ (Eduardo) — Grito de Gloria. " 32 — FALCAO ESPALTER (Mario) — La colina de los va33 — LASPLACES (Alberto) — Nuevas opiniones 34-35 — RODO (José E.). — El Mirador de Próspero, " 36-37 — RODO (José E.). — Hombres de América. " 38-39 — WHITMAN (Walt). — Poemas, traducido por A. " 11 y 12
baré.
'*
el
'^^
tales
el
ticinios.
literarias,
''
Vasseur, con un estudio de A. Guerra.
í~ 5
—
AUTORES CUYAS OBRAS EDITARA LA '^BIBLIOTECA RODO*'
— Acevedo. Eduardo — Acevedo Díaz. Eduar— — Abellá, Rafael — Abellá. Juan Cario» — — Aguiar, Adriano M. — Enrioue M. — Aimada, Amadeo — Arias, José F. — Aguirre, Amorim, Gisleno — Araraburú. Domingo — Araújo. Orestes - Arreguine, Víctor — Arechavaleta. José — Arena, Domingo — Acevedo, Eduardo — Antuña. Hugo Agono, Adolfo — Acevedo Alvarez, Eduardo — Acosta y Lara, Fedenct E. — Aladio, Pedro — Azaróla Enrique. Bermúdez, Pedro P. — Berro, Adolfo — Berro, Aurelio — Bustamante Pedro — Bauza, Francisco — Behety, Matías — Bermúdez, Washington P. — Blanco, Juan Carlos — Bachini, Antonio — Bernárdez, Manuel — Bhxen, Samuel — Busto, José G. — Batlle y Ordóñez, José — Brum, Baltasar — Basso Maglio, Vicente. — Bianchi, Edmundo — Bianchi, Enrique — Bollo, Sarah — Benavente, Manuel — Berro, Bernardo P. — Bollo, Luis C. — Blixen, Carlos — Barbagelata, Hugo D. — Beltrán, Washington — Blanco Acevedo, Pablo — Bellán, José Pedro — Bonino, Emilio O. — Baethgen, Raúl E. — Benvenuto, luis — Acuña
de Figueroa, Francisco do Agustini, Delmira Acosta y Lara, Manuel
J.
Gil,
del
Berro, Aureliano.
—
—
Costa, Ángel Floro Carreras, Roberto de las Casaravilla Lemos, Enrique Casal, Julio J. Crispo Acosta, O. Carnelli, Lorenzo Cione, Miguel Otto -^ Caviglia, H. Buenaventura Cortinas, Ismael Coirolo, Hipóilto Cosío, Ricardo Ciganda, Evaristo.
—
—
—
De
—
— —
—
— —
—
— —
María, Isidoro Díaz, Teófilo E. Dufort y Alvarez, Anacleto Delgado, José María Dallegri, Santiago D'Aur'a. Lorenzo F. Del Cíopo, Carlos M. Duhalde, Eduardo Del Ciopo, Atahualpa DaDe María, Pablo De María, Alcides De María, Dermidio
— —
—
— — —
—
—
za, Justo.
Espinóla,
Francisco
— —
Clemente
Estable,
—
Estrada, Dardo.
—
—
Fajardo, Heraclio C. Ferreira y Artigas, Fermín Ferreira, Eduardo Falco, Anffel Fernández y Medina, Benjamín Fernández Ríos,. Ovidio Falcao Espalter, Mario Fusco Sansone, Nicolás Fernández Saldaña, José M. Fernández, Elbio Frugoni, Emilio Fragueiro R.
—
—
—
—
Gómez, Juan Carlos
—
—
—
—
—
— —
Guillot Muñoz, Alvaro y Gervasio Garet, EnriGaret Mas, Julio Gomensnro, José L. Genta UbalGamba, Carlos "T. ¿° ^Giuffra, Santiago P^"":^'^''^^- ^¡^^ S. L Gin^erez Pastor, Arturo Garzón, Eugenio Granada. Daniel Gómez Haedo, Juan C. Gallinal, Gustavo Genta, Estrella
que Ricardo
—
~
—
-
—
—
—— —
—
— —
Grauert. Julio C.
^'^^iicrrSa'^^neít^ Irureta GoyeM José Ibanez, Roberto
Herrera y Obes, Julio
—
Ibarbourou, Juana de Haría, Juan
Jiménez de Aréchaga, Justino.
Kubly y Arteaga, Enrique.
—
6
-
-
Herrera y Reissig, Julio
—
Ipuche. Pedro Leandro
—
— — — — — — Vegu, Leoncio — Lagarmilla, Eugenio — Legnani, Mateo. Lasso de Magariños Cervantes, Alejandro — Montes, Victoriano E. — Muñoz, Daniel — Mitre, Bartolito — Maciel, Santiago — Maeso, Carlos M. — Martínez Daniel — Martínez Carlos — Montagne, Edmundo — Morador, Federico — Muñoz, María Elena — Minelli, González Pablo — — Minelli, Pablo María Monegal, Casiano — Morosoli, Juan José — Morquio, Luis — Montero Bustamante, Raúl — Moratorio, Orosmán — Medina Bentancort, Manuel — Morey Otero, Sebastián — Miranda, — Maldonado, Horacio Héctor — Miranda, César — Mendilaharzu, — Montiel Ballesteros, A. — Motta, DanteRaúl— Monteverde, Eduardo. — Maeso Tognochi, Carlos. Nin Fr'as, Alberto — Nebel, Fernando — Núñez Regueiro, Manuel — Nin Celedonio. y Oribe, Emilio — Oliver, Juan M. — Oneto y Viana, Carlos. Pérez Castellano, José Manuel — Pacheco y Obes, Melchor — Pérez, Abel L — Passano, Ricardo — Pacheco, Carlos María — Papini, Guzmán — Pérez Víctor — Picón Olaondo, Juan — Piqué, Julio — Pérez y Curís, Manuel — Parra del Riego, Juan — Princivalle, Carlos M. — Prunell Alzáibar, Elbio — Paseyro, Ricardo — Páez Formoso, Miguel — Palo» meque, Alberto — Parodi Uriarte, María E. —
—
lyamberti, Antonio Lamas, Andrés I,arrañaga, Dámaso Antonio Luisi, Paulina Luisi, Luisa Luisi, Clotilde Lafinur, Luis Melián Ijsta, Julio A. Lerena Acevedo, Héctor A. Lasplaces, Alberto
—
—
la
Vigil,
Vigil,
j
•
'
S'ilva,
Petit,
Quiroga, Horacio.
—
—
—
Ramírez, José Pedro Ramírez, Carlos María Ramírez, Gonzalo Ramírez, Juan Andrés Regules, EHas Roxlo, Carlos Reyles, Rossi, Santm Carlos Carlos Rodó, José Enrique Rodríguez Regules, Dardo Fabregat, Enrique Ricaldoni, Américo Riestra Reyes, José María RodrÍ£!7uez, Yamandú. Ulises W.
—
—
— — —
— — — — Sienra, Roberto — Santiago, Ramón D. — Mariano — Sánchez, Ricardo — Joaquín de — Soca, Francisco — Sánchez, Floren— Salaverry, Vicente A. — Supervieíle, Julio — Smith Agustín M. — Silva Valdés, Fernán — Sabat Ercasty, Carlos — Sabat Pebet, C. — Soto, José (Boy) — Sáenz, Raquel — Sosa, Julio María — Simón Francisco — Schinca, Francisco Alberto — Scarzolo Travieso, Luis — Secco Joaquín — Scarone, Arturo — Soiza Juan Torres, Máximo Maeso — Teysera, Faustino M. — José (El Viejo — Pancho) Torterolo, M. Leogardo — Tacconi, Carlos Emilio — Thievent Vicens, L. — Torres Ginart, Luis. — Terra, Duvimioso — Thévenin, L. (Monsieur Perrichón) — Tomé, Eustaquio. Várela, José Pedro -^ Vázquez y Vega, Prudencio — Vaz Ferreira. Carlos — Vaz Ferreira, María Eugenia — Viana, Javier de — Vasseur, Armando — Carlos María — Verdié, Julio — Vitureira, Cipriano Santiago — Vázquez Ledesma, Froilán — Villagrán Bustamante, H. — Vega, Antonio — Várela Acevedo, — Constancio C. Weisbach, Alberto — Welker, Juan Carlos. de San Martín, Juan — Zubillaga, Juan Antonio — Zavala Muniz, Justino — Humberto — Zum Felde, Carlos — Zum Felde, Alberto — Jerónimo. —
—
•
Soler,
Salterain.
cio
'
J.
Reilly,
Illa,
Trelles,
•
Vallejo,
'
Vigil,
J.
Zorrilla
Zarrilli,
^
Zolessi,
—7—
José.
POEMAS OVIDIO i^ernándEz ríos Director
DE LOS
MONTEVIDEO
CLAUDIO
garcía Calle
Y
Sarandí,
Montevideo
Cía.
-
Editores
441 ^
t^.
ililPgiiPPiiiÍM:r-
..„i_'¿sí::;^-i.ái-.-J
^.,
WALT W H
I
T
M
A N
WALT WHITMAN POR
ÁNGEL GUERRA Algún tiempo se ha tardado en reconocer el geWalt Whitman. Todavía, a pesar del esfuerzo muchos críticos, no sólo es discutido, sino también de un poco desdeñado. Y, sin embargo, es indiscutible que el autor de Le aves of Grass (Hojas de hierba) es un altísimo poeta, uno de los más grandes que produjo el siglo anterior, que se honra con tan numerosos y magnio de
níficos poetas.
Como
Víctor Hugo, Walt
ta
que tuvo
el
poeta de
cantor de
la
más
fué
el
poe-
Fué
poeta de las multitudes,
gran
la plebe, el
la
Whitman
espléndida visión del porvenir.
democracia moderna.
Hay
el
en sus cánticos
y casi pudiéramos decir que sudor y sangre del pueblo. En sus versos resonó la voz, no de una individualidad, sino de toda la estirpe humana. No fué el eco de un estado social ri de un momento histórico. Más con los ojos en el porvenir que en el ideas, sentimientos,
pasado, cantó un siglo, una raza, una civilización. Can-
humanidad de mañana, la civilizaciones futuras, que han de libertar a los espíritus de la penosa escla-
tó la
vitud sobre la tierra.
Su lugar de
origen, los Estados Unidos,
un pue-
blo nuevo, en que se ha venido siempre sospechando la
cuna de una nueva
civilización, presentaba a V^alt
—
13
—
Whit-
W
A
W
T
L
H
I
M
T
A
N
man, como un poeta nuevo que había de recoger, ancomo vidente, el espíritu de una humanidad nueva que está formándose en las entrañas misteriosas
ticipándose
ótl tiempo.
Así
Por
es.
lo
menos,
así
hay que considerar Lea-
ves of Grass. No es este libro una epopeya al modo clásico. Pero, a pesar de su diversidad y de su fragmentación,
por
el
espíritu que lleva dentro, amplio
y com-
plejo, espíritu colectivo de la gran» estirpe humana, ya que no la modalidad artística, tiene el fondo mental de
una epopeya. La Odisea es la civilización helénica en su plenitud espiritual; La Divina Comedia es toda la Edad Media, con su alma teológica y su bizantismo política; Fausto encarna todo el sentido filosófico de la Edad Moderna, excéptico y racionalista. LeavQS of Grass entraña todo la
el
espíritu democrático, acaso
Edad Contemporánea, que
se halla
en
más que de
crisis
de ideas
y en bancarrota sus fórmulas de constitución social, de una Era nueva en el curso indeclinable de los hu-
manos
destinos.
norteamericanos niegan a Walt Whitsu carácter genuinamente yanqui como poeta. Woodberry, el célebre crítico y poeta, ha escri-
Los
man
críticos
Whitman
poseía una fuerza poética natural, sin cuando olvidaba su papel de C amerado^ de demócrata vagabundo bajo cuyo sombrero encerraba toda la América, escribía algunos lindos versos; pero
to
:
''
arte;
que descubrían en él las señales de la nacionalidad que no habían descubierto en sus predecesores, deben encontrar muy minúsculo ese resultado de tres siglos de labor inglesa acumulada en un gran los extranjeros,
país; y nosotros,
gentes de la 14
—
misma
nación, que
le
—
:
pon MAS consideramos con un poco de desdén, lo estimamos cuando nos tomamos el trabajo de estudiarlo seriamente, como una caricatura que deforma la verdad. Es como si Doré hubiese podido dibujarnos, y Rabelais tomarnos a broma; no se puede llevar más allá la exageración del trazo que provoca la risa. Para convertirse en lo que era
(que,
más que
Whitman,
los ingleses,
los
norteamericanos
son los herederos de toda
Europa) deberían despojarse de
esta civilización
am-
plísima que caracteriza su originalidad, y convertirse entonces en un Ismael entre los pueblos. Un poeta,
en quien una nación entera rehusa reconocerse, no puede ser consixlerado como su representante, aun cuando tuviese un poco de sabor del terruño. Es mucho más razonable
buscar los representantes
del
genio
litera-
rio nacional entre los representantes del arte universal,
entre aquellos que las naciones extranjeras consideran
como nuestros mejores autores, aquellos que nosotros reputamos actualmente nuestros clásicos, y en cuyo grupo nosotros encontramos nuestro pasado nacional, nuestro
hogar y nuestro
cielo".
A
mayor¡ abundamiento, otro gran crítico yanqui, Henry Van Dyke, escribe a su vez ''De los cuatro nombres seleccionados los que más suenan en Europa como representantes de la literatura norteamericana, Emerson es el único que repu-
—
-
tamos grande. Poe era un mediano maestro, un artista de camafeos, singularmente poco norteamericano; Thoreau era un eremita intelectual, un original espontáneo, un talento escueto e ineficaz; Whitman, un escritor confuso y sin espíritu crítico, abandonado, clamoroso, intolerablemente palabrero, con raras cadencias
—
15--
y
WALT
W
H
T
I
M
A
N
de música en medio de un torrente de sonoridades y de raros relámpagos de verdad entre nubes de palabras. Interesantes fenómenos literarios lo son indudablemente
esos
tres
escritores.
Y
Poe.
en
particular,
tie-
ne un valor completamente único en su estrecha esfera; pero nombrar esos tres norteamericanos como significando algo ante el mundo entero, e ignorar aquellos
han expresado con tanta o mayor verdadero genio de América, es hacer de la crítica una pura búsqueda de novedad, y estimar los escritores por la curiosidad de su sabor más que por la plenitud de su inspiración y la adecuada correspondencia entre su forma y sus ideas." Se explica perfectamente que estos críticos con ellos va la opinión en los Estados Unidos niegen que, al lado de éstos,
fortuna
el
—
—
a Walt Whitman el sello de origen, la huella en su obra del espíritu de nacionalidad y de raza. es que el poeta de Leaves of Grass es un profundo innovador, un revolucionario. Dentro de la literatura norteamerica-
Y
na, y lo
mismo dentro
No
de
la
mentalidad de aquel
país,
es
un
xii
siquiera su genio arraiga en las trad[ciones intelec-
tuales ticos,
original.
y
entronca, ni con sus antecesores,
artísticas de
Norte América. Por eso
como un
en vez de estimarlo
los crí-
original, lo consi-
Y
deran como un extraño y hasta como un exótico. acaso sea el único poeta verdaderamente indígena, con savia propia y
no de
reflejo,
terruño, que haya producido
con marcado sabor del genio de los Estados
el
Unidos.
Walt Whitman rompe
la tradición. Crea un mundo literario e intelectual, completamente nuevo, más que hecho a su imagen y semejanza, formado en la espiri-
^
16
M tualidad de
un pueblo joven, que
se despierta a la vida
y de la acción. Aún mirando más lejos, puede añadirse que ese mundo nuevo, entrevisto por de
las
ideas
Whitman, en visión prodigiosa de los tiempos futuros, está formado en el molde de la humanidad de mañana. El rastro del puritanismo religioso, que sigue tocurso de la literatura yanqui en su desenvolvimiento, desde el primitivo Cotton Mather hasta el pro-
do
el
digioso Nathaniel Hawthorne, se pierde definitivamente
en Walt Whitman.
La moral
estrecha de los puri-
tanos, la rígida disciplina de los cuákeros, la intransi-
gencia dogmática de los católicos, que habían, con los primitivos pobladores de los Estados Unidos, forma-
do lentamente
la
austeridad del alma en
el
nuevo pue-
blo norteamericano, no tienen reflejo alguno en las pá-
ginas de Leaves of Grass. Walt Whitman es un iconoclasta. Desecha todos los escrúpulos religiosos y to-
dos
los
hombre
prejuicios morales de sus antepasados. libre,
casi salvaje,
El es fuertemente primitivo, que
deja a los instintos y a la naturaleza recobrar la plenitud de su dominio sobre la vida, sin que ninguna traba de un orden moral domeñe su ímpetu espontáneo y desbordado.
Con
esta tendencia, claro es que
deserta la órbita en que
Walt Whitman
ha venido girando durante
si-
pensamiento norteamericano. La tradición se ha mantenido viva allí, e inalterable, porque ella era a la vez el alma de la nacionaHdad que había fundido en un molde único los diversos espíritus de tan opuestas razas.- Porque es indudable que los puritanos han elaborado, y sólidamente, el alma del pueblo yanqui. glos
Su 2
el
acción es rehgiosa en
-
el
siglo
17-
XVII, después
políti-
WALT ca en
el
Hay eso,
r
I
M
intelectual
N
A y
literaria
XIX.
siglo
algunos escritores que desertan este movi-
miento rectilíneo
Por
H
XVIII, más tarde
siglo
el
en todo
W
del puritanismo,
como Edgard
Poe.
a pesar de sus talentos extraordinarios, los
Estados Unidos, le conceden una paternidad condicioy con frecuencia negada. Y en ese punto, ya que deserción es completa, se niega en redondo el nortela americanismo de Whitman. Para comprender la preponderancia dominadora y hasta tiránica del puritanismo en la vida y en las lenal,
tras de los Estados Unidos, considerándosele
esencia legítima del vivir nacional, basta leer
profundo de Schalck o
como el
páginas psicológicas
las
la
libro
de
Nevers.
Esto en cuanto al fondo. Lo mismo acontecía en punto a la modalidad artística en que Walt Whitman se expresara. ¿Qué relación puede haber entre el poeta de Leaves of Grass, desordenado, tumultuoso, rebelde al ritmo ondulante y a la rima exquisita, y el poeta Lowell,
más que
clásico,
académico, acaso en
la
construcción de sus versos admirablemente impecable?
¿Qué parentesco encontrar instintivo, brutal
si
entre ese
se quiere,
y
Walt Whitman,
ese Longfellow, refi-
nado, sentimental, de un subjetivismo y de una sensibilidad quintaesenciados? Ninguno. Acaso porque Walt
Whitman no
entronca en esa tradición literaria se ha
negado su americanismo.
gún poeta
sea,
como
él,
Y
acaso, por esa razón, nin-
tan solariegamente indígena.
Lowell sufre la influencia de los grandes poetas ingleses de su tiempo, lo mismo que Longfellow la de los poetas alemanes. Estas influencias extranjeras son bien 18
—
:
n
o
p
marcadas en
las
A
M_
norteamericanas.
letras
5
Bret Harte
procede de Dickens, como Irving de Goldsmith y Cooper de Walter Scott.
'Xo que de
la
Vida
—
la Biblia
fué para los puritanos,
escribe acertadamente
un
el
crítico,
—
Libro lo si-
gue siendo la literatura inglesa para nosotros, y toda la literatura norteamericana no es, en el fondo, más que un suplemento de aquélla". Es exacto el juicio. Claro es que se había intentado encarnar en la literatura el alma yanqui. Fueron un ensayo de epopeya indígena los Biglow Papers de Lowell y el Hiawatha de Longfellow. Pero quedan reducidos esos ensayos a manifestaciones de un simple carácter literario. El alma americana, plena, con el calor de la tierra nativa y con el ímpetu de la raza originaria, no se manifestó hasta que apareciera Llaves qf Grass, el libro prodigioso de Walt Whitman. ''Walt,
con
su
libro
—
escribe
su
comentarista
francés Bazalgette, que ha consagrado al gran poeta
un estudio
definitivo,
—
parecía llegar a punto para
responder a los anhelos que, de todas partes, sugerían, sin poderlo definir, ese algo nuevo e indígena, cuya necesidad atormentaba
el
alma americana.
Y
helo ahí
él apareció tan nuevo y tan indígena y las Hojas de hierba encarnaron la idea que flotaba en el aire de una
manera tan ruda, tan adecuada y verdadera, que nadie la
quiso reconocer, y que
el
libro fué protestado
por
todos o por casi todos, salvo el gran Emerson, quien nunca como en esta ocasión demostró mejor las facultades adivinadoras de la naturaleza."
Hay otros críticos que niegan a Walt Whitman su americanismo, porque ha prescindido del color local.
—
19
-
WALT
W
H
T
I
M
N
A
Creo que ese elemento artístico tiene un valor muy reAdemás, está siempre al servicio de los costumbristas en la novela o en el cuento. Yanqui es The vise of Silas Lapham, de Howell, porque en ese libro se refleja la vida social de Boston; yanqui es The Octopits, de Frank Norris, cuyas páginas son bocetos al nalativo.
de tipos y costumbres californianos; yanqui es
tural
The Gentleman from Indiana^ de Booth Tarkington, escenas campesinas del Far West; yanqui The Honse of Mirth, de Edith Warton, que describe los hábitos, preocupaciones y ridiculeces de la elegante sociedad
neoyorkina. Pero, toda esa literatura tiene un valor secunda-
El alma yanqui, mejor dicho americana, en toda su plenitud y complejidad de ideas y sentimientos, hay rio.
que
ir
a buscarla entre los versos de
Claramente dice Le aves of Grass:
el
Walt Whitman.
propio poeta en
el
'Xos poetas americanos deben abrazar lo
nuevo, porque América es
la
raza de
prólogo de lo viejo
las razas.
y
La
expresión del poeta americano debe ser nueva y trascendental; indirecta y no directa, descriptiva y épica. ''A través de estas dotes deben desenvolverse al-
gunas
otras. Si
cantan simplemente los siglos y
las
gue-
rras de otras naciones, que ilustren los caracteres y las eras de aquéllos y que el verso entrañe todo ese contenido.
No
es creador
así el
y
gran salmo de
tiene su objetivo.
la República.
Aunque
se
Su tema
marchite cual-
quier cosa sobre lo externo de las costumbres, de la disciplina el
y de
la legislación,
no por eso
se marchitará
poeta.
*'La disciplina
no
lo
domina; 20
—
es él quien la
domi-
:
M na; estando en
una
alto,
no
al
alcance de la mano, despide
luz concentrada; estando parado, se burla
de
los
más
rápidos corredores, y fácilmente los avanza y conquista. Si el tiempo se desvía hacia la incredulidad, lo
permanece firme en su gallarque se infiltra en las venas de un pueblo y lo conserva, porque no renuncia nunca a creer, a esperar y a confiar". Y defendiendo la estética de su famoso libro, hubo de hacer esta declaración lo divisorio, él
ficticio
y
da
La
fe.
fe es el antiséptico del espíritu,
''Un hombre de ''salud perfecta" representa que ha consagrado su vida a la obra de cantar el nuevo mundo en un Canto Nuevo no solamente nuevo en espíritu, sino nuevo en la letra, en la forma. Para él, América no significa una segunda edición, una adaptación de Europa; ella no se contenta simplemente con una nueva teoría y práctica de la política, sino que, por encima de su política, y más importante que ella, necesita inaugurar nuevas concepciones, infinitamente más generosas
—
y comprensivas, de la sociología, de la literatura, de y del compañerismo". ¿No hay, en esas ideas y en esos propósitos de un poeta, no ya una innovación, sino toda una revo-
la religión
lución
?
La
Walt Whitman no hay quien Todos los críticos la afirman, desde Bucke a John Addington Symonds, entre los anglosajonas; desoriginalidad de
la niegue.
de Sarrazín a Bazalgette, desde Guilbeaux a Nencioni,
En los largos estudios que han consabardo de Long-Island, destácase, como una personalidad nueva, sin enlace con sus antecesores, adelantándose a los tiempos y cantando un ideal de las deentre los latinos.
grado
al
—
21
—
WALT
W
H
MAN
T
I
mocracias futuras que han de realizar y vivir los puemañana, la del poeta que escribiera Leaves of
blos de
Grass.
La
—
truo
frase de
decía
el
Emerson define
al poeta. ''Es
filósofo de Concordia
— que
y una fuerza de búfalo, y que
terribles ojos
un mons-
tiene
unos
es indiscu-
tiblemente norteamericano".
Para conocer al poeta en Walt Whitman, conviene al hombre. Es el ^procedimiento crítico de
conocer antes
Saint Beuve, que en este caso,
muy
especialmetite, es
indispensable.
No
es necesario,
para contar
man, acudir a sus biógrafos,
vida de Walt Whit-
la
ni a
Binns ni a Donald-
son.
El propio
Whitman
trazó su autobiografía en su
Prose Works. Nació en Long Island, y en el cortijo de WestHills. Su padre fué el carpintero Walter Whitman y su madre Luisa Van Velsor. Toda su ascendencia la componían campesinos, artesanos, navegantes, pobres libro
trabajadores manuales, gente de
Yo
pudo
el
mar y
salgo del pueblo con su propio
poeta decir
más
tarde,
tierra.
espíritu
orgulloso de su abo-
lengo.
Los Whitman, que habitaban West-Hills desde hacía la
más pura raza
vaban
el
mucho
inglesa.
la
farm-house de
tiempo, eran todos de
Los Van Velsor, que
culti-
cortijo de Cold Spring, procedían de los pri-
mitivos colonos holandeses, los cuákeros emigrados que especialmente se habían consagrado, por tradición familiar, a la cría de caballos.
— 22
-j
M Cómo
era esa
familia
del
poeta,
El mismo lo
cuenta.
"Después de cuarenta años de ausencia, he venido a pasar una semana en Long Island, en el lugar donde he nacido, a 50 kilómetros de Nueva York He recorrido los antiguos sitios
mirando, sorecordaba todo.
familiares,
nando y deteniéndome mientras lo Ahora escribo estas líneas sentado en una vieja tumba (que tiene más de un siglo), sobre el montículo funerario de numerosas generaciones de Whitman. Se pue.
de reconocer fácilmente
.
más de cincuenta tumbas, y
otras tantas están en ruinas y deterioradas. Montículos con excavaciones, piedras rotas, cubiertas de musgo; el montículo es amarillo y estéril, con algunos castaños en la orilla y con un silencio únicamente turbado por el suspiro del viento. Hay siempre la más profunda elocuencia de sermón o de poema en todos estos viejos cementerios que Long Island posee en tan gran
¿Qué
número.
significa
historia entera de r-rvos,
desde
el
mi
éste,
mí? La
entonces, para
familia, con sus eslabones suce-
primero que
se instaló hasta el presente,
está aquí escrita; tres siglos se encuentran sobre este
puñado de ''El al país
tierra estéril.
día siguiente, 30 de julio, lo he consagrado
de mi madre y
sionado,
si
es
montículo de el
más
posible. los
Van
me
he sentido aún
Escribo estas líneas
sobre
el
Velsor, cerca de Cold Spring,
campo de más leve en mucho: un
significativo
de imaginar, sin
más impre-
el
los recuerdos
que
se pue-
auxilio del arte, pero su-
perando a éste suelo estéril, una llanada casi por completo desnuda, formado por la cúspide de un monte y rodeado de matorral, de grandes árboles 23
WALT
W
H
T
I
M
N
A
y de bosque espeso; un lugar muy primitivo,- esconsin visitantes, sán^,' caminos .. unas cuarenta o sesenta tumbas muy visibles; otras tantas casi borra" das. Mi abuelo Cornelio y mi abuela Amy, así como numerosos parientes próximos y lejanos, por parte de mi madre, están enterrados aquí. El escenario, mientras estaba en pie o sentado, el olor delicioso y salvaje de la floresta, una lluvia menuda que caía, la atmósfera de emoción del lugar y los recuerdos que evocaba, eran un acompañamiento apropiado." dido,
.
¿Cómo
era
Sigamos
al
el
rincón nativo?
propio Walt
Whitman:
''Del lado acá de las barras o peñascales, la bahía del Sur es relativamente poco profunda; durante los
inviernos crudos, un hielo espeso cubre su super-
Cuando era niño me aventuraba muchas veces, en esas sábanas heladas, en compañía de uno o dos de mis camaradas, con un pequeño trineo, un hacha y un tridente para coger un plato de anguilas. Abríamos ficie.
hoyos en
el
hielo,
y, -en
ocasiones, encontrábamos
montón de anguilas con que
un
llenar nuestros cestos. El
lugar mismo,
el trineo que arrastrábamos, los hoyos que abríamos, el arpona je de las anguilas, eran, naturalmente, de esos solaces que más agradan a la niñez. Las riberas de esta bahía, en verano e invierno, y todo cuanto ihe hecho en mi juventud, están en mis Hojas de hierba. Una diversión que me placía mucho, era bajar a la playa para recoger huevos de gaviotas.
te
También he conocido muy bien la extremidad esLong Island, la región de Peconic Bay más de
—
de
una vez he estado en barco alrededor de ter y hasta en Montank, y he estado en
—
•
24
—
la isla el
Shel-
punto ex-
M tremo sobre la colina de la Tortuga, cerca del viejo faro, contemplando el rodar incesante de las olas del Atlántico. Gustábame ir allá abajo para fraternizar con los pescadores de blue-fisch o en compañía de los dueños de bars. Algunas veces, a lo largo de la península de Montank que tiene seis leguas, con buenos pastos,
—
—
•
encontraba los boyeros hirsutos, medio
sal-
que por aquel tiempo vivían lejos de todo contacto con la sociedad y la civilización, ocupados en guardar, sobre esos prados, inmensos rebaños de caballos, bueyes y carneros, que pertenecían a los ricos cultivadores de las ciudades del Este. Algunas veces también, algunos indios o mestizos que habitaban todavía por entonces la península de Montank, y que ahora creo vajes,
han desaparecido por completo. Hacia el centro de la isla se extendían las llanuras de Hempstead, que eran por entonces praderas rasas, inhabitadas, más bien estériles, a pesar de ser abundantes en te
magníficos pastos para animales,
vacas de leche, que se apacentaban
la
allí
mayor
par-
a centenares,
millares tal vez, y que, al atardecer, se las podía ver el camino del establo, bifurcándose, sin equi-
tomar
vocarse, en
me
el sitio
donde era necesario. Muchas veces
he encontrado en esas llanuras al ponerse el sol, la imaginación la interminable procesión
y veo aún con
de las vacas, y oigo la música de los cencerros tintinar lejos o cerca, aspiro la frescura del aire de la tarde,
delicioso
puesta del
A
misma región de la isla, pero extendían vastos espacios, cubiertos de
través de la
al Este, se
tos
y levemente aromático, y contemplo
la
sol.
y robles talados
más ibe-
(se hacía carbón en gran canti-
—
25
:
WALT
W
H
M
T
I
A
N
dad), monótonos y estériles. Pero yo he pasado allí muchos días agradables errando entre esas veredas solitarias, respirando un perfume especial y salvaje. En esa región, lo
mismo que
a través de la
isla
entera y
he pasado momentos de mi a juventud durante mhchos años en todas las estaciones, algunas veces en barco, ordinariamente a pie (por entonces era yo buen andador), observando la campiña, las riberas, los incidentes marítimos, los tipos, los homsiempre bres de la había, los labriegos, los pilotos lo largo de sus riberas,
—
he tratado cadores.
mucho
—Todos
a estos últimos, así
los
veranos
me
iba
como a
allí
los pes-
para hacer ex-
cursiones en barca, porque siempre he gustado las pla-
yas desnudas del Sur, y allí ihe vivido algunas de las horas más felices de mi vida hasta este momento.
evoco mis impresiones, tras un paréntesis de más de cuarenta años el rumor adormecedor de las ondas y el olor salino mi vida de muchacho, la busca de clams con los pies desnudos y los pan-
Al
escribir esto
:
;
talones remangados, la barca que varaban en la playa, el
perfume acre de
la
marisma,
la
barca cargada de
heno, la olla de pescado y las partidas de pesca".
Y, por último, físicamente, ¿cómo era este homTambién Whitman se ha descrito en estos trazos ''Yanqui de nacimiento, con salud a toda prueba, el cuerpo perfecto, sin defecto alguno desde los pies a la cabeza, no habiendo conocido nunca ni la jaqueca ni la dispepsia, ni habiendo usado una sola vez medicamentos; bebedor nada más que de agua; nadador en el río, en la había o a orillas del mar; erguido y andador a paso lento; un modo de ser indescriptible, en que se mezclan la indiferencia y el desdén; de amplias pro-
bre
?
— 26 —
M porciones y pesando ciento ochenta y cinco libras; de la tez de un rojo treinta y seis años de edad (1855) ;
transparente, la barba corta y con canas, los cabellos como el heno cuando, después de haber segado la hier-
ba en heno;
los
campos, rostro, ni
el
quilo y sano
—
el
como
rostro de
recoge mezclado para separar
el
refinado, ni inteligente, pero tran-
un animal
rostro de
rostro que absorbe
bre
se
el
es necesario,
sol y acepta
bajo un
el
sin afectación
salvaje y
mismo
uno que come y bebe y que
el
—
•,
hom-
pie de igualdad;
es
un rudo aman-
rostro de imperecedera amistad y de indulgencia
te;
para con los hombres y las mujeres, y de un ser que ha sido correspondido muchas veces con iguales sentimientos; un rostro con dos ojos grises, donde duermen la
pasión y
espíritu
que
la altivez,
y en
se entrega
el
fondo
alegremente
la
melancolía,
al
mundo."
Ese rincón abrupto y medio salvaje de Long
un Is-
land; esa familia de labriegos, artesanos y marineros;
medio ambiente rudo y fuerte, en que nace y se forma Walt Whitman, tenían que dar un hombre y un espíritu primitivos. Por más que su pensamiento se educa, se disciplina y se eleva, queda siempre adheri-
ese
do,
con indestructible raigambre, a
la
naturaleza
vaje, a la vida simple, a las ideas primitivas
sal-
mis-
y al tiempo fundamentales. El gran poeta de Leaves of Grass, a pesar de sus talentos y de sus triunfos litera-
mo
que le abrían fácilmente otras esferas sociales y le deparaban otras condiciones de existencia, permaneció siempre fiel a la humildad de sus orígenes. ¿Por qué? No fué ciertamente por vocación a la bohemia, ni por espíritu de excentricidad. Nada de eso. Fué por un imperativo de su naturaleza y hasta por una perfecta
rios
27
A
IV
W
T
L
H
I
r
M
A
N
adaptación de su mentalidad. El poeta de la fuerza tela fuerza; el cantor de las grandes
nia que cultivar
masas humanas,
sin individualidades
roes, santos, sabios,
—
sino de las
de relieve
— hé-
muchedumbres en su
simplicidad admirable, tenía que vivir en contacto in-
y directo con esas masas tumultuosas, cuya alma, mejor que ninguno sintiera y exaltara".
tim^'
¿Cuáles fueron sus ocupaciones? Le vemos traba-
jando unas veces de carpintero, otras de maestro de luego de periodista y de tipógrafo. Su trato con gente d'élite. Frecuenta los cocheros, alba-
escuela,
no
es
ñiles,
marineros, labriegos. Cierto que va a nutrirse de
ideas en las bibliotecas, donde adquiere en los libros,
ima
y enciclopédica cultura; cierto que va a los apasionado de la música, donde su temperamento artístico se templa y se afina. Pero necesita tamsólida
teatros,
bién conocer de cerca la vida. visita tabernas,
más gusta de y por
Y
en curioso observador,
fábricas, mataderos, astilleros.
Y
ade-
sentir palpitar el corazón de la multitud,
eso se pierde en las calles rebosando gente; asis-
de meeting, a las carreras de caballos, a bodas populares, a las partidas en barca, a todas fiestas públicas que congregan la plebe. ''Como los grandes vagabundos de la literatura
te a las salas las
las
—
—
Hamsun, los mucho más y en proporciones incomparablemente más am-
escribe a propósito Balzagette,
los
Gorki, los London, pero con un instinto rico
plias, él te,
conoció toda
ha vivido osadamenha sido una de las partícu-
la vida, él la
antes de expresarla. El
gran todo que cantará más tarde. La democracia del Nuevo Mundo, con su rudeza, su diversidad, sus inclinaciones claras o tenebrosas, su ím-
las activas del
28
M petu arebatado, estaba en camino de encarnar en un
individuo salido de sentante"
de crear su tipo y su repre-
ella,
.
Px3r la simplicidad se 'ha querido ver en
man
el
Walt Whit-
tipo del "hombre-naturaleza" de Rousseau. Pe-
—
ro the excessiz'e sentimentalism of Rousseau frase de Stanton zí'ould constituí e a patent difference. es
—
Y
verdad, no hay parentesco entre
el
Bmile de Rousseau y
Leaves of Grass de Walt Whitman. El artifia la naturaleza, que se refleja en el filósofo, es verdad íntima y profunda, sentimiento sincero en el gran poeta americano. No se trata de un convencionalismo abstracto, sino de un sentimiento vivo y actuando. el
libro
cioso
La
amor
hombre
sencillez primitiva, el
libre
de toda preocu-
pación, viviendo plenamente la existencia, es pleta realidad en bre.
Y
el
hombre
Walt Whitman. El poeta
una comhom-
es el
es el poeta.
Amén
de este sentido atávico, que le representa como un ser de pretéritas edades primitivas, en comunión constante con la madre naturaleza, como lo estuvieran los primeros pobladores del mundo, los Chilar en of Adam, el poeta no sólo canta, porque los comprende y los siente todos los progresos que a la hora presente ha conquistado el genio y la actividad humana; sino que tiene además una espléndida visión de la edad de lo ''no realizado", los progresos de los futuros pueblos sobre la tierra.
Y también
no sólo canta
los
progresos espirituales, sino
los adelantos materiales.
Comprende que en el surgido otra belleza, anteriormente desconocida, y que de sus entrañas, ha surgido una poesía completamente nueva. Comprende el vértigo,
mundo moderno ha
y
— 29 —
WALT
W
H
exalta la emoción de la máquina. fico en su intensidad
cular la Vida,
na
la
como
vitalidad
la
T
I
M
N
A
Comprende
trá-
el
y en su expresión, que hace cirsangre en las venas crea y orde-
humana.
Y
en este sentido, Walt Whitman es un innovaDespués ha aparecido, siguiendo esa huella, aunque con inspiración propia, Verhaeren, el gran poeta dor.
belga de las Filies Tentaculaires; orientación que,
la-
mentablemente, ha encontrado eco también en las extravagancias del poeta futurista Marinetti. El autor de Les f orces tumulteiises sí ha seguido el rastro inmortal del maestro. Verhaeren ha cantado también las
muchedumbres ticulan en
el
inquietas, activas, enfebrecidas, que ges-
''Music-Hall", que grita en las Bolsas, que
se mueve con ronco rumor en los grandes bazares, en campos, fábricas y talleres. en estos versos lapidarios parece que toma voz
Y
la
humanidad entera:
O as-tu
race humaine sentí
soudainement, la
aux
astres d'or nouée
de quel travail formidable depuis
cent
et
batant
ans,
forcé inmense est secouée?
Walt Whitman
es
un producto espontáneo de su
época, la concreción espiritual de la civilización contem-
poránea. Verbo de
la
democracia y cantor de
los
hom-
bres de acción, su lugar de nacimiento tenía que estar
Estados Unidos, donde un pueblo nuevo despertábase con un espíritu también nuevo. Es una coincidencia significativa que nazcan al mismo tiempo, y
en
en
los
el
propio solar nacional, Emerson y Walt Whitman. el otro poeta. Lo que el uno razo-
El uno filósofo y
—
30
—
:
M na,
el
Hay
otro lo exalta.
Se complementan y
entre ellos paridad de ideas.
Y
se funden.
cosa rara a pesar de esta coincidencia, nada los ha puesto en contact ). Ya habían señalado cada cual su personalidad y exte^ !,
¡
riorizado sus ideas, cuando se conocen.
Walt Whitman
grandeza mental del filósofo de Concord; Emerson saluda la magnificencia genial del poeta de Brooklyn. ''El uno sale de las esferas del espíritu; el
reconoce
la
La procedencia marca la dimás punto de contacto que el ambiente intelectual en que recogen sus ideas. Y el une escribe sus Bssays, henchidos de un sentido filosófico innovador, y el otro escribe sus Leaves of Grass, donde se siente el hálito de una poesía nueva. ¿Qué expresó este poeta? ¿Qué ideas y qué senotro, de la vida vivida''.
No
ferencia.
tienen
timientos están contenidos en las páginas de ese libro
de versos, formidable
trabajo de treinta y cinco años
de labor, obra de toda una vida ra
el
hoy
célebre
,
el
único que escribie-
bardo de Manhattan ?
Exalta, ante todo, su personalidad. Canta su propio
"Yo" ''Yo
me
celebro
y yo me canto;
—y
lo
que yo
atribuyo, quiero que vosotros os lo atribuyáis;
que cada átomo que
—
me
me
—por-
pertenece, pertenece también
á vosotros.;'
Cuando su espíritu deja de observar introspectivamente, y sale a ver lo exterior, vuelve a encontrarse en todo. ve en la tierra su imagen:
Y
—
Aunque pareces tan impaabajo en tu amplitud y tu redondez Sospecho ahora que eso no es todo; Sospecho ahora que hay en ti algo de salvaje que es susceptible de esta"Tierra, imagen mía.
— —
sible allá
— 31
-^
—
:
WALT llar,
de
—porque un —pero en
él;
rrible,
W
H
M
T
I
•
N
A
se ha enamorado de mi y yo hay algo de salvaje y en mí de te-
atleta él
susceptible de estallar.
— No
me
atrevo a divul-
gar esto en palabras, ni siquiera en estos cantos." Este sentido materialista, esta convicción de más tarde en estas estrofas
la
realidad, la acentúa
''Esta sombra, imagen mía que va y viene buscando su vida charlando, titubeando; Qué de veces me quedo sorprendido viéndola escaparse; Que de veces me pregunto, con dudas, si ella es realmente yo; Pero cuando estoy entre mis amigos o cuando trazo estos cantos; ¡Oh, nunca dudo que ella no sea realmente yo !" ''He visto un roble que crecía en Luisiana; Al-
—
—
—
—
—
—
zábase enteramente solitario, y el musgo colgaba de Crecía allá sin compañía alguna, desplesus ramas;
—
gando
alegres hojas de
un verde oscuro;
—Y
su aire
de rudeza, de inflexibilidad, de vigor, me ha hecho penPero, yo me he preguntado cómo sar en mí mismo;
—
podía desplegar alegres hojas, solitario ba, sin tener junto a él
como
se halla-
su amigo, porque sabía que yo
no podía."
En
esa
imagen
tual del poetk.
está reflejada la
Es un amante de
la
complexión
espiri-
Naturaleza, pero-
también un apasionado de los hombres. No puede ser solitario. La contemplación y el contacto con la madre tierra, su imagen, lo fortifican; pero necesita el contacto humano, la comunión íntima con las multitudes. Su oído se complace en los rumores de la Na-
es
un
música del agua, el feon del viento; pero su siempre en escucha, necesita oír otras del tumulto de la vida, la que exvienen que
turaleza, la
espíritu, alerta,
voces, las
Z2
—
:
o
p
M
n
A
s
presa las angustias, las alegrías, los anhelos infinitos
de la gloriosa estirpe humana. ''Yo oigo los aires de bravura de los pájaros,
rumor
del trigo
que
ruido de los tizones
el
oigo
el
mana;
sonido que yo adoro,
—Yo
el
murmurio de las llamas, que cuecen mi comida; Yo
crece, el
—
el
sonido de la voz hu-
oigo todos los sonidos que ruedan juntos,
combinados,
fundidos
o sucesivos;
— Rumores
de
la
ciudad y fuera de la ciudad, rumores del día y de la noche; Los niños que charlan con los que los aman, El tono el reir clamoroso de los obreros al comer;
—
—
grave y colérico de la am.istad rota, la voz débil de los enfermos; El juez, las manos agarradas a su pupi-
— —
pronunciando con sus labios lívidos una condena muerte; a El ho-ho-hisgue de los estibadores descargando sobre el muelle los navios, la canción de los que tre,
levan anclas."
Con un pensamiento
abierto al viento de todas las
ideas y con
un corazón que
inspiración,
un gran poeta que
siente todas las emociones, necesariamente tenía que darse en Walt Whitman, por la amplitud y por la universalidad de sus motivos de llevase la
voz de su ra-
za y de su siglo, y acaso y sin acaso de todas las edades y de todos los pueblos. Nada, ni en la naturaleza tan variada ni en el mundo de los espíritus tan comple-
deja de tener un eco de simpatía y una profunda repercusión en el alma inquisitiva y, a la vez, enorme-
jo,
mente sensible de Walt Whitman. Así exclama ''Yo soy
alma;
—Los
el
poeta del cuerpo y yo soy
las torturas del infierno;
3
—
el
poeta del
van conmigo igual que Los primeros yo los injer-
placeres del cielo
--33-^
:
W
T
IV
A
to en
mí y me
L
los
—
!
H
I
T
M
N
A
apropio; los segundos yo los traduz-
co en un lenguaje nuevo.
Yo
soy
—
el
poeta de
la
mujer
lo
mismo que
del
hom-
que es tan excelso ser mujer como ser hombre; Y yo digo que no hay nada más grande que la madre de los hombres.
bre;
^Y digo
—
canción de la expansión y del orNosotros hemos bajado demasiado la frente gullo; y demasiado implorado; ^Yo demuestro que la gran''Yo canto
—
la
—
deza no es más que desenvolvimiento.
Sonríe, ¡oh tierra voluptuosa, al hálito fresco!
Tierra de los árboles adormecidos y vaporosos ¡Tierra de montañas con ¡Tierra del sol ya ido;
!
i
—
la
cúspide perdida entre las brumas
Sonríe, porque tu
Pródiga, tú te
doy mi amor!
Y
más
amante
está cerca.
me
has dado tu amor, y por eso yo ^¡Oh, amor indecible y apasionado!"
—
adelante dice
mar! También
me abandono
—
a ti, adivino miro desde la playa tus delo que me quieres decir, pienso que rehusas de dos curvados que me invitan, Es necesario que demos retornar sin haberme tocado; ''¡Tu
una vuelta juntos, me que pierda de vista la
—
— — desnudo, llévame —recíbeme
tierra;
—
34
—
en seguida y sobre tus co-
—
jines muelles,
M
B
o
duérmeme con
el
cuneo de tus ondas,
salpícame de líquido amoroso, yo puedo corresponderte.
Mar de la sal de la vida y de las tumbas que ninguna pala ha explorado, sin embargo, siempre pron^ tas, que grita y rompe las tempestades, mar caprichosa y deleitable ;^Yo soy consustancial contigo, yo soy también el ser de una sola fase y de todas las fases.
—
Yo odio y
el
duermen
tengo también flujo y reflujo, yo exalto el amor, yo exalto los amigos y aquellos que
—
el
uno en brazos
del otro."
En la adoración del cuerpo humano pone Walt Whitman todo el cálido entusiasmo dé un clásico. Pala figura del hombre, con sus líneas esculturacon su musculatura recia, con su tor'^ fornido, constituye la belleza extrema. En este punto hay en él poeta de Leaves of Grass, resabios del eppíritu primitivo, todo el hálito inmortal del paganismo. Aun aman-
ra
él,
les,
do
la
desnudez, en su majestad soberp-na, en su simsolemne, sin prejuicios ni morbosidades, se
plicidad
mantiene casto, en castidad ponderada y bellamente artística.
''El
del
hombre
es perfecto,
v
el
perfecto", dice refiriéndose al crerpo
De
cualquier
modo
que
lo
de la mujer es humano.
contemple, en cualquier
actitud que lo sorprenda, siemore encuentra líneas admirables, una plástica escultural prodigiosa. El nadador
que hiende las aguas, los remeros en la barca, el muchacho escardando el ma'zal, el cochero que guía un
—
35
—
:
WALT
JV_^
H
I
T
M
N
A
encantan a este idorador de la forma, heleno superviviente de edades pretéritas, último pagano.
trineo,
—
*'Sí; todo esto yo lo adoro, yo me ensancho, yo paso libremente, yo reposo sobre el seno de la madre con el niño, yo nado con los nadadores, yo lucho con los luchadores, yo marcho en fila con los bomberos, y
—
como
yo
ellos
me
detengo, yo escucho, yo calculo."
Y
ahora la forma femenina ''Una aureola divina la circunda de la cabeza a los pies. Ella atrae con una furiosa atracción irresistible. Yo me siento aspirado por ese hálito como si yo no fuese más que un impotente vapor, todo desaparece,
— —
salvo ella y yo.
La mujer
bina,
—
encierra todas las cualidades y las
ella está
brio perfecto,
—
com-
en su sitio y se mueve con un equiliella es todas las cosas veladas como es
—
necesario, ella es a la vez pasiva y activa, ella está hecha para concebir hijas lo mismo que hijos, e hijos lo
mismo que
hijas."
Llevado de ese entusiasmo, tiene para el cuerpo la admiración más honda, el más
humano, junto con reverente respeto.
Así exclama: cuerpo del hombre es sagrado y es sagrado el cuerpo de la mujer. Poco importa a quién pertenezca aun cuando sea del más plebeyo de este equipo de cargadores o el de uno de esos inmigrantes embrutecidos que acaban de desembarcar en el muelle, cada uno es de aquí o no importa de dónde, igual que el ri''El
—
—
—
—
B
co, lo
mismo que
vosotros
ne su
sitio
en
A^
M
o
^
;
S
—cada uno o cada una
tie-
cortejo/'
el
Luego, aguijado por el instinto de la vida, de la perpetua renovación, describe los dos tipos perfectos de la
humana:
especie
Without shame the man I
knowsuand avows
like
the delicious
(ness
Without shame
Now
I
1 will
the
zvoman I
will
dismiss
go stay
zvith
w ornen,
myself from impassive
her
who
of his sex,
knoivsuand avozu hers.
like
w ornen
watts for me, and wifh those
zvarm-blooded and sufficient for me; I see thaí they undersfand me, and do not deny me; (that
1 see
that
are
they are worthy of
me
—/
will de te robust
husband
(of these
women
They are not one jost less than I am, They are tanned iú the face by shining suns and blowing winds, Their flesh has the oíd divine suppJeness and strength,
They know how
to
row,
szvim, retreat,
They are ultímate
in their
ride,
advance,
own
rigth
zvrestle, rcsisP,
—they
shoot, run, strike,
defend,
themselvcs,
are calm, olear, well-
(possessed of thenísehes I
draw you
I
cannot
I
am
cióse to
let
me, you women!
you go, I would do you good.
for you, and you are for me, not only for our
own
sake,
(but for o t hers'sake;
Envelop'd in you sleep greater héroes and bards, They refuse to awake and the touch of amy man but me.
Después de cantar elevando
el
espíritu,
abarcarlo todo, canta
al
individuo,
extendiéndolo la colectividad.
El hombre es admirable,, pero el
compendio de todas
Walt Whitman, como si quisiera
las
—
la estirpe
grandezas. 37 -^
humana
es
WALT La universal ''Si;
ré la
W
H
atracción individual de los
amor
el
formaré divinas
el
sol;
el
cariño de los camaradas,
la
vida de los camaradas.
la
tierras
—con
el
cual
el
—
magnificas,
—con
cariño para toda
compañerismo tan junto como largo de todos los rios de América y de
plantaré
árboles a lo
fundirá
N
yo formahaya brillado
continente indisoluble,
más espléndida raza sobre
Yo
seres
A
colectivo.
yo haré
—yo
M
T
I
el
los
las
orillas de los grandes lagos, y sobre la superficie entera de las praderas. -Yo haré inseparables las ciudades,
—
los el
brazos de
la
cariño de los
—
una echados al cuello de la otra, por camaradas por el viril cariño de los
—
camaradas.
Para ti estos poemas que han salido de mí, ¡oh, Democracia!, ¡para servirte, mujer mía! Si; es por ti por quien yo entono estos cantos." En ese mundo nuevo, creado sobre la fraternidad
—
humana, piensa y sueña el poeta. Es el gran ideal de todos los pensadores y el gran sueño de todos los poetas. Todos los espíritus, verdaderamente excelsos, han suspirado por hacer una gran familia de toda la inmensa familia humana. Los redentores dieron por ese ideal su sangre, otros le consagraron toda su acción, y otros sus amores y pensamientos. ¿Cómo, pues, esa vieja voz, que va corriendo por el mundo durante tantos siglos, no había de tener una profunda repercusión en los cantos de este poeta nuevo? ¿No sigue siendo ese ideal, hasta ahora inasequi-
38
—
M ble,
ideal de los pueblos actuales
el
generaciones i
Ella opera los grandes mila-
''Cuando leo
el relato
de
un
solo pueblo.
la gloria
no envidio
generales,
los
su palacio presidencial, ni rcvsidencia;
—
pero, cuando
to de ciertos amigos,
otro;
—
cómo
lo
—
conquistada por
más famosos gene-
héroes, y de las victorias de los
rales,
futuras
borra las nacionalidades, preten-
las razas,
de hacer de todos los pueblos
los
las
?
La confraternidad! funde
gros,
y de
ni
Presidente en
el
el
ricacho en su espléndida
me
hablan del fraternal afec-
que fueron
el
uno para
el
a través de la vida, a través de los peli-
gros, del odio,
—
él
se
ha mantenido invariable durante
años y años; cómo, a través de la juventud, a través de la madurez y la ancianidad, permanecieron ellos, sin desfallecimientos, afectuosos
—
pongo pensativo. Me alejo a de la más amarga envidia."
Como
y
fieles,
prisa,
—entonces me
lleno el
corazón
amno hay razas; no hay más que humanidad. Para él no hay naciones, sino el mundo. Las clases sociales no existen, ni pobres ni ricos, ni infelices o desdichados. El bien y el mal los desconoce; el crimen y
plia.
Para
su sentimiento es hondo, su visión es
él
la virtud los ignora.
sólo
comprende toda
Sólo siente la
la
vida que palpita, y
humanidad que
vive.
Oye
los
clamores de los australianos persiguiendo el caballo salvaje, la vieja canción de los bateleros italianos, los
psalmos que
lee el hebreo, la
a sus alumnos,
''los
amores,
voz del indio que enseña las guerras,
los preceptos
sacados de poetas que han escrito hace tres mil años y trasmitidos íntegramente hasta nosotros". Ve la tie-
— A
IV
en
rra, y,
menterios,
W
T
L ella,
I
M
T
A
N
minúsculos cortijos, aldeas, ruinas, ce-
prisiones,
fábricas,
das de nómadas; ve sierto
H
de Arabia,
palacios,
cuevas, -tien-
cumbres del Himalaya, el deaguas del golfo de Guinea, los
las
las
navios que surcan todos los ríos y cruzan todos los mares. Se siente ciudadano de todas las ciudades y de todos los países, lo mism.o de París que de Melbourne, igual de ria.
las
Ve
Constantinopla que de Irkoutsk en la Sibelos parias adscritos a la gleba, los presos
cárceles; ciegos,
cretinos,
en
jorobados, locos; ve pi-
ratas, ladrones, asesinos, negreros, niños
abandonados,
barbarie y civilización. Cada uno de estos seres posee sus derechos de hombre o de mujer sobre la tierra;
cada uno debe participar de la tierra. A todos, desde lo alto de una roca, '^ i Salud al mundo!'
Y
el
poeta grita: ,
luego añade:
"Hacia vosotros todos, en nombre de América, levanto alto y perpendicularmente mi brazo; yo hago la señal, que debe, después de muerto yo, quedar para siempre visible desde todas las casas los retiros
•
—
y
de los hombres."
Esa visión amplísima pocos espíritus la han tenido con un generoso y ardiente cosmopolitismo. Esa es la razón por qué a Walt Whitman se le ha conside-
..
^
rado como
poeta del porvenir. Sabía remontarse a el cóndor americano, para no ver de cerca la pequenez del lugar y la minúscula miseria de los hombres, y sólo contemplar, con serenidad de las
alturas,
el
como
alma superior,
la
extensión inmensa de la tierra y
el
rumor de vida de una humanidad que cumple sus destinos. Y de su corazón sale un acento largo, acaso ru-
—
40
—
P
o
M
B
AS
fondo cálido y sensitivo, que baja a el próximo advenimiento de la ley del amor y el reinado por que se ha venido suspirando tantos siglos, a pesar de la sangre derramada que enrojece la tierra y acaso la fecunda y hace florecer, do,
pero en
anunciar
el
los
al
el
mundo
reinado de la paz y de
la
hombres.
41
confraternidad entre todos
WALT WHITMAN En bello
su país de hierro vive el gran viejo, patriarca, sereno y santo.
como un
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo, algo que impera y vence con noble encanto.
Su alma
del infinito parece espejo;
son sus cansados hombros dignos del manto;
y con arpa labrada de un roble añejo,
como un
profeta nuevo canta su» canto.
Sacerdote, que alienta soplo divino,
anuncia en
Dice
al
el
águila:
futuro tiempo mejor. ''j
Vuela!" ''¡Boga!"
al
marino,
y ''¡Trabaja!" al robusto trabajador. ¡Así va ese poeta por su camino con su soberbio rostro de emperador!
RuBKN Darío
—
43
WALT WHITMAN Los poemas cuya adaptación castellana' ofrezco a mis lectores fueron escritos entre los años 18^4-1888. La primera edición de las Hojas de Hierba, en modesno pasaba de cien páginas. Bl mismo Whitman, en su condición de antiguo tipógrafo, compuso su propia obra. ( i ) to
in
octavo,
—
Bl poeta que naciera en Long Island isla situada frente a Nueva York el 31 de mayo de 18 ip, te-
—
nía entonces treinta y cinco años.
Bstimulado por
los
ensayos de Bmerson, había so-
ñado muchas veces en una forma cender a los
más nimios
lírica
—capaz de y de remon— en
tarse a todas las plenitudes espirituales, la
prosa ni en
des-
detalles cotidianos
sin caer
la poética tradicionales.
Bra un anhelo análogo al que describe Baudelaire en el prólogo de sus Poemas en Prosa. La diferencia radica en los distintos temperamentos con que uno otro tentaron su realización.
y
Cláusidas de ritmo clásico, y sobria adjetivación francés; frases grandilocuentes, redundantes y bárbaras en el americano.
en
el
Dicha forma no parecía tener más precedentes que (1)
Leaves of Grass (Nueva York), Broklin 1855.
— 45 —
WALT
W
H
M
T
I
N
A
ciertas jaculatorias de misales, algunas páginas aisla-
das de Chateaídrriand, las sentencias del Kempis, los Pascal axiomas de los grandes pensadores franceses
—
y
La Rochefoucauld,
sos, los versicidos
de
— rápidos y musicales la Biblia,
himnos órfieos y védicos (i), ti
tal
como
ver-
los
fragmentos de
como
circulan en las
y de
aducciones de los idiomas modernos.
La
Whitman
''gran Idea" que
acerca de
como
debía ser
se había forjado
cantor de la democracia, no
el
podía ser proyectada sobre
las
generaciones del nuevo
mundo, después de deformarse a
lo
largo de las estre-
chísimas cañerías poéticas en boga.
Había que comenzar por romper
los
moldes de
métrica medioeval. Había que revolucionar
el
la
antiguo
régimen de las retóricas, a fin de dar al intelecto americano la libertad de creación y de expresión, como otros le
habían dado ya
la libertad política y civil. Para lograrlo era menester renunciar a la tradición
poética cíiropea; hacer tablarrasa de sus temas y de sus musiquillas verbales; volver a lo más antiguo, a lanzarse en lo desconocido ...
IValt
Whitman, guiado por su extraordinario insremontó a las fuentes mismas de los gran-
tinto poético,
des Evangelios, verdaderas canciones de cuna de
las
rasas.
El ''bardo de la democracia'' según él se consideun poeta más. Debía ser el evangelista del ,
raba, no era
Algunos poemas de Walt Whitman parecen escritos por (1) misma mano que grabara Bl Bhaghavat Glkta. En otros se manifiesta como una reencarnación de Kalidassa. la
—
46
—
o
F
M
B_
5
^A
Continente en formación, creador de valores nuevos, héroe, profeta
y compañero de
los
hombres. Guia de
los
guias, consolador de los afligidos, pánico de los déspotas,
maravilla de los niños, encanto de los jóvenes, ami-
go de las esposas, consejero de los padres, glorificador de
la
vida y de la muerte.
Para
él,
Schopenhaner,
vivir no es conservarse, según entendía ni
defenderse para no perecer, como
postula Darzvin. Vivir es desarrollarse
—
no a expensas de los demás y de si, como diría Nietssche un cuarto de siglo después, sino de sí. Y ya que la vida habitual arraiga en un substratum egolátrico tanto más absor-
—
—
bente cuanto más imperiosa es la personalidad hacer de suerte que el altruismo ilumina sus más sórdidas profundidades.
—
Walt Whitman llevaba en amor que Wágner encarnó en reció en plena juventud el
sí el
afán de vida y de
Sigfrido.
grano de
la
Su genio
flo-
sabiduría que
Fausto cosechara en la vejez; amar la vida sobre las imágenes de ella que se marchitan entre las hojas de los libros.
Preferir la sonrisa de la hija del guardián a los soros ocultos en los sótanos bancarios.
te-
Proyectar de sí formidables amaneceres de soles para regocijo de las humanidades presentes y futuras. Después de haber estudiado a los más grandes maestros de las edades, anhelar que ellos pudieran venir a su vez a estudiarle. Manifestarse en todo
un Dios. *^
47
—
coma
WALT Acertar con
y
W la
H
forma
r
I
literaria
M
adecuada
A
N
al
tono
a los múltiples sentidos de su ''buena nueva"
era
fuerza ante la cual empalidecían todas las de Hércides. Cuarenta años transcurrieron, densos, eléctricos, antes que
Whitman moldeara
tuiciones torrenciales
definitivamente las in-
y con frecuencia contradictorias
de su genio. Cuarenta años de luchas con el verbo y de variantes y de refundiciones incesantes.
el
ritmo,
* * ^
Die.z ediciones de las
luz en vida de
Hojas de 'hierba vieron cada nueva edición el
A
Whitman.
bro crecía, se transformaba, tornábase de m.ás en
monumental. Pero siempre era
La munes,
idea niveladora, el
el
mismo
amor por
el
los
la li-
más
libro.
hombres
co-
ennoblecimiento de todas las variedades del
profanum valgns, la pasión de la Naturalesa y de la libertad humana, el culto religioso del trabajo manual, estallando en himnos a todos los oficios, la apoteosis del seítsualismo fecundo llean en sus
y de
poemas como
la belleza física,
cente-
espada del Arcángel a la entrada del Paraíso perdido de Milton. La música sinfónica que solivianta sus versículos es comparadle a la de los más potentes acordes de la
Wágner. Ciertos pasajes de algunos de sus cantos sobre-
pujan en brío y trascendencia a
los
todos los tiempos. Sólo Nietzsche en 48
más proceres de el poema de Los
M siete sellos
alcanza la altura y
el
vuelo líricos del yan-
qui.
A
más de una vez he creído reconocer simientes de las Hojas de hierba reverdeciendo en las faldas de la montaña de Zapesar de su silencio al respecto,
ratustra.
Los poemas de Walt Whitman eran conocidos en Alemania antes de 1868. Bl poeta Freiligrath había ya publicado un estudio acerca del aeda democrático en la Allgemeinen Zeitung. Nietzsche por esos días se hallaba en Leipzig. Aún no h^bia sido nombrado profesor de filología en Bale (1869). Su primera obra, El origen de la tragedia, apareció en i8y2; la Gaya Ciencia, en 1882; Aurora, en 1886; y la primera parte del Zaratustra la escribió
en 188 j. Las cuatro partes conocidas de dicha epopeya aparecieron de 1883 (^ 1S86.
Según el plan de Nietzsche inserto en la edición de sus Obras postumas {t. XII), el Zaratustra debía constar de seis partes. El capítido final de la sexta parte corta del
modo más completo
sus contradicciones
En
el
vieja
nudo de
i,
Zaratustra anuncia a los hombres congre^ gados a su alrededor que la lucha de clases ha concluido, lo propio que la moral de los dominadores. Afir: ma que en ese plano de la evolución, la especie humana tiene una sola tabla y un solo ideal. Tras reiterar su esperanza en la aparición del Superhombre^ procla-
ma
él,
su nueva fe: que la vida volverá a comenzar (i). (1)
Esta es
la
famosa idea
—
49
del
—
Retorno que Nietzsche creía
W Bn
LT
A
seguida
les
W
H
I
T
M
N
A
pregunta: ¿Queréis todo eso una vez ¡Si! Y Zaratustra muere de extraño desenlace parécese percibir
más? Todos contestan:
Un
alegría.
más
este
numen democrático de Whitman, gran Fichte, de Hólderin y de H'^nerson, autores predilectos de su juventud. Bl cosmos yanqui era, en su vida y en su naturaleza, lo que el poeta germano había soñado ser: la
que
la influencia del
la del
fíierza
y
didzura, la belleza y
la
el desinterés.
* *
Walt Whitman durante
ejerció
de enfermero voluntario
guerra de Secesión.
leí
Bn
los
hospitales de
Washington contrajo organismo
titánico
la enfermedad que minando su degeneró en treinta años de pa-
rálisis.
Nietzsche fué también enfermero durante la gue-
A las emociones de esa época y al abuso ulterior de doral se atribuye la demencia que idiotizó sus últimos años.
rra franco prusiana (1870-71).
*
Ambos
son, a
siglo pasado.
haber sido
el
juicio, los líricos
Bl alemán, con
máximos
las limitaciones
primero en imaginar (1881). Antes que
que
él,
del
le iín-
Kievlde-
Hl que desea recomendar, ese es un hombre. Whitman, veinte años antes, repite la misma idea, con leves
ergaard había escrito
W.
mi
variantes,
en
:
distintos
poemas.
-
50
~
.
M ponía su criticismo filosófico y
las
complejidades de
su gran cultura clásica. El yanqui con los deslumbramientos de su trascendentalismo religioso y las ingeniiidades de su augusta autodidaxia.
Aquél, concentrado y explosivo, a semejanm de los inflam^ables de los arsenales prusianos; éste, desbordante y por momentos monótono, como las cataratas
de su patria.
A
su lado, Hugo, Leconte de Lisie, Swimburne,
Carducci, Junqueiro, Rapisardi, parecen poetas regionales. Poetas,
en
el
sentido
más convencional y europeo
de la palabra.
La
influencia de
Traducidas
Walt Whitman
es
ya
alemán, al francés,
al italiano, al
universal. al caste-
sus imágenes y sus cópulas de adjetivos conservan el relieve primitivo. Bl verslirismo moderno es uno de los tantos efectos de su obra. llano,
Mcefterlinck y Verhaeren en Bélgica; Rapisardi;
D'Annunzio,
los
''futuristas''
en Francia; Laforgue,
Viele Griffin y los ''poetas sociales'' en Francia; Miers, Rossetti, Carpenter, en Inglaterra; Unamuno, y qui-
sa Alomar, en España; Darío y Liigones en América,
deben diversas y profundas sugestiones. Yo podía haber seguido silenciosamente tan ilustres ejemplos sin exponerme a pasar por tradittore. le
.
Me albur
.
ha parecido más original correr este último
.
* *
¿Qué importa
el
individuo
~
si
51
quien guía es
—
el
espíritu?
WALT Canta
el
W
H
I
M
T
A
poeta.
¡Bendita sea
la
tempestad de su arte^
si
rear la atmósfera literaria hispanoamericana,
logra aitan re-
cargada de emanaciones gallináceas!
A. Vassi^ur
San
N
Sebastián, febrero de 19 12.
-
52 -n
Detrás de todo Adiós se oculta, en gran parte, el saludo de un comienzo nuevo.
Para nú,
el Desarrollo, la Continui'
dad, la Inmortalidad, la Transformación, constituyen los temas y las significaciones capitales de la Naturaleza y de la Humanidad,
WALT WHITMAN
—
;
POEMAS BN BL MAR, SOBRB LAS NAVBS En
el
mar, sobre naves alveoladas de camarotes, por doquiera,
se extiende
El azul
sin
Con
vientos que silban y la música de las ondas, de las
los
límites
grandes imperiosas ondas
O O
alguna barca
bien, en
solitaria,
llevada por el denso mar,
gozoso y lleno de fe, desplegando sus blancas velas, En el barco que hiende el éter entre la espuma relampaguean-
te
o de noche, bajo
del día,
Quizá será cuerdo de la
En
innumerables
las
como un
re-
tierra.
plena concordancia con mi
"He
estrellas.
leído por marineros jóvenes o viejos,
fin.
aquí nuestros pensamientos, los pensamientos de los que
navegan.
No
es sólo la tierra firme la
En
este libro
También
—podrán
se extiende
que aparece,
decir entonces
y arquea
la
ondulante puente debajo de nuestros
Sentimos
la
cúpula del cielo; sentimos
el
pies,
larga pulsación, el movimiento eterno del
reflu-
jo y de la ola,
-Los acentos de tiones
del
mundo
El olor,
el
misterio invisible,
oceánico,
las
sílabas
las
vagas y vastas suges-
líquidas
que se derraman,
ligero crujimiento del cordaje, el melancólico ritmo,
55
—
WALT
W
H
r
I
La
perspectiva
En
este
No Tú Tú
que no eres sólo un recuerdo de la
ilimitada,
horizonte
el
fosco
M
N
A
y lejano están
aquí.
el
poema
titubees, pues,
que
también
espacio, hacia
Navega
Océano."
del
un
¡
oh
libro
cumple tu
!
como una barca
eres
solitaria,
hendiendo
que ignoro, y no obstante llena de
fin
fe.
tú también en conserva, con cada navio que navega.
Llévales mis
cariños
(para vosotros, queridos marineros, los
he cerrado en cada una de estas hojas)
¡Marcha
destino.
tierra.
bien,
queña barca, sobre
libro
;
mío! Desplega
las olas
tus'
blancas velas, mi pe-
imperiosas.
Prosigue tu cántico y tu marcha, lleva de mi parte.
Sobre
el
gran azul ilimitado de
los mares,
Este canto, para todos los marineros y para todas sus naves.
A UNA LOCOMOTORA ¡Tú
serás el motivo de mi canto!
¡Tú,
tal
que avanza,
como la
te presentas
en este instante, entre la borrasca
nieve que cae y
el
día de invierno que declina,
Tú, con tu armadura, tu doble y cadenciosa palpitación y tu convulsivo latir;
Tu
cuerpo negro y
oro, tu acero límpido
cilindrico,
como
Tus pesadas barras
tus
cobres brillantes
como
el
plata;
laterales,
tus bielas ¡paralelas, cuyo vaivén
anima a tus flancos a modo de lanzaderas; Tu jadeo y tu gruñir rítmicos, que ora
se agrandan, ora de-
crecen a la distancia;
Tu
gran reflector fijado en medio de tu negro frontal;
Tus oriflamas de vapor que
flotan,
largas y pálidas,
mente purpuradas;
Las densas nubes negras que vomita -- 56
—
tu
chimenea;
ligera-
!
P Tu
M
B
o
!
:
A
osatura bien ligada, tus resortes y tus válvulas,
S^
vértigo
el
de tus ruedas temblorosas;
A
través de la tempestad o de la calma, ora rápidas, ora len-
corriendo
tas,
sin
desfallecer.
Tipo del mundo moderno potencia
tal
—pulso
—emblema
del
movimiento y de
la
del continente;
Ven a secundar a la musa, ven a amalgamarte en esta estrofa, como ahora te contemplo, Con la borrasca y las ráfagas que tratan de rechazarte y la
nieve que cae;
Con
campana que haces resonar para
la
advertir tu paso du-
rante el día,
Y
i
por la noche, con
Belleza
Rueda
Con Con
d-e
mudas
las
linternas en tu frente oscilante.
voz feroz
a través de mi canto con toda tu música salvaje, linternas
tus la
risotada
en la noche,
oscilantes
de tus
locos
silbatos
que retumban desper-
tándolo todo a semejanza de temblores de tierra;
Nada más completa que
la
ley que te rige, ni
más
recta
(a
pesar de sus curvas) que la vía que sigues
(La bonachona dulzura no
es
para
ti,
ni
el
lloriqueo de las
arpas, ni las tonterías de los pianos),
Tus
trinos
de penetrantes gritos, las rocas y
las
colinas
te
los devuelven,
Los lanzas más allá de las vastas praderas a través de los lagos. Hacia los cielos libres, desenfrenados, gozosos y fuertes ¡
CHISPAS EMERGIDAS DE LA RUEDA En el
este
barrio de
la
ciudad donde
la
multitud circula todo
día,
Me
aproximo a un grupo de chicuelos que, apartado un tanto
del tráfico, miran algo que rodean.
—
57
—
,
ALT
W
Contra
Un
W
borde de
el
afilador,
la
H
M
T
I
acera, donde
terminan
en tanto que con
La hace
las
losas,
con un cuchillo entre las manos,
Inclinado sobre la piedra, afirma atentamente ella,
N
A
el
pie
acero contra
el
y la rodilla
girar rápidamente, con
un movimiento
igual.
Mientras se desprenden, en abundante lluvia de oro,
Las chispas que emergen de
i
Cómo me
detalles que la
la rueda.
cautiva y me conmueve componen!
El viejo afilador de faz
triste
esta escena
con todos
los
y mentón anguloso, con su
ropa usada y su largo delantal de cuero, Yo mismo, con mis efluvios y mi fluidez, fantasma que flota extrañamente, en
grupo
El
este
instante,
detenido y
(un punto perdido en
absorto,
maremágnum que
vasto
el
circula)
Los chicuelos atentos y recogidos,
el
sordo
rumor
altanero,
persistente de la calle.
El ronco y sofocado chirriar de la piedra que
gira,
la
hoja
del acero, ligeramente apoyada,
Esparciendo, proyectando a ambos lados, en minúsculas cas-
cadas de oro.
Los relámpagos que emergen de
DESBORDANTE DE
la
rueda.
VIDA,
AHORA
Desbordante de vida, ahora, densa y visible. el año cuarenta y uno de mi existencia, en
En y
el
año ochenta
tres de estos Estados,
A
alguien,
mero de
que vivirá dentro de un
siglo,
en cualquier nú-
siglos,
A vos, que aun no habéis zándome por alcanzaros.
nacido, dedico estos cantos esfor-
-58-
;
;
o
p Cuando
;
M
n
leáis
esto,
yo que ahora soy
A
5^
me habré
visible
tornado
invisible
Entonces seréis vos, denso y
mis poemas, quien
se
visible,
quien se dará cuenta de
esforzará en alcanzarme,
Imaginándoos cuan
seríais
feliz
si
me
fuera
dado estar a
vuestra era, y convertirme en vuestro camarada;
Que
pues,
sea,
como
si
estuviera a vuestro lado.
(No
creáis
demasiado que no estaré entonces a vuestro lado).
CANTO DE LA VIA PUBLICA A
pie, con el corazón ligero, huello la vía pública; Franco y salubre el mundo se dilata ante mí El largo camino de tierra bruna que diviso, se extienda has-
ta
donde
En
me
plazca
ir.
yo mismo seré
adelante
no esperaré más
adelante,
no lloriquearé más, no tendré más necesidad de
la
suerte;
la
suerte.
En nada.
Estoy harto de dolencias que huelen a cuartos cerrados, de y de críticas fastidiosas
bibliotecas
Alegre y fuerte recorro
La
No
tierra,
la vía pública.
y basta.
deseo que las constelaciones estén
Sé que están muy bien Sé que
ellas
allá
donde
más
próximas'.
están,
bastan a aquellos a quienes pertenecen.
(También por aquí
llevo
conmigo mi antigua y venturosa
carga.
- 59 -.
:
;
WALT Sí:
llevo
W
hombres y
los
H
las
M
T
I
N
A
mujeres, los llevo conmigo don-
dequiera que vaya.
me
Juro que no
es ¡posible abandonarlos.
Estoy lleno de
ellos
Tú, vía por
que
la
y quiero saturarlo a mi vez).
me encamino, paseando
las
miradas a mi
alrededor, no creo que seas lo único que hay por aquí:
Creo que aquí existen igualmente muchas cosas
He cias
ni
aquí la lección
profunda de
la
aceptación,
invisibles.
sin
preferen-
repulsas,
Los negros de cabezas lanudas, los criminales, los enfermos, no son rechazados La mujer que alumbra, la corrida en busca del médico, el mendigo que anda, el ebrio que titubea, el grupo de obreros con los
incultos
sus carcajadas;
El adolescente que escapa,
carruaje del ricacho,
el
la
pareja prófuga,
la
El hombre matinal que anda por los mercados, mudanza del que se ausenta para la ciudad,
el
dandy,
el
carro fúnebre,
la
partida de la
ciudad
Todo eso pasa, y yo también paso indistintamente; Nada puede ser prohibido, Todo es aceptado, todo me es simpático y agradable.
¡Tú, aire que ¡Vosotros,
ma
me
brindas
objetos
el
aliento para hablar!
que pecáis del estado difuso y dais for-
a cuanto quiero decir!
¡Tú, luz que
me
envuelves a mí y a lo demás, en tus delica-
das ondas iguales para cada cual! ¡Vosotros,
senderos
trazados por
irregulares al borde de las rutas!
60
—
los'
pasos
en los
altibajos
!
o
P
Creo que
(¡Me
!
!
sois
M
E
penetrados de invisibles existencias.
estáis
tan
queridos!)
Vosotras, embaldosadas avenidas de las
i
S
'A
ciudades
!
Vosotros,
sólidos bordes de las aceras
Vosotros, bancos
i
!
Vosotras, estacas y maderas de los muelles
¡
\
¡Vosotras, urnas guarnecidas de madera en las que se enca¡Vosotras, naves, a lo lejos!
jan las chatas fluviales!
¡Vosotras,
hileras
de
¡Vosotras,
casas!
fachadas
sembradas
de ventanas! Vosotros, pórticos y puertas Vosotros, techos y enrejados ventanas cuyos vidrios transparentes dejarían ver !
¡
¡
¡Vosotras, tantas cosas
Vosotras, piedras grises de las calzadas interminables
¡
otras,
!
¡
Vos-
pisoteadas encrucijadas!
De
cuantos os han hollado creo que algo habéis conservado en
vosotros,
Con
y ahora queréis comunicármelo en secreto; vivos y con muertos habéis poblado vuestra impasible
superficie; los espíritus
de unos y de otros ahora querrían mani-
festarme su presencia y amistad.
A
derecha y a la izquierda se extiende
la
El cuadro la
más
es viviente,
la tierra.
cada una de sus partes se muestra en
clara luz.
Dócilmente
música suena
la
allí
donde se
la
llama, y calla
donde no;
Gozosa
es
voz de
la
ruta común,
la
fresco y alegre es
el
sentimiento de la ruta.
¡Oh gran
ruta que recorro! eres tú quien
me
dice:
No me
abandones? Dices ¡Si
Dices
Me
:
No
me :
te
dejas /
Ya
te
inquietes.
perderás!
estoy pronta,
siento hollada por todos y nadie
— 61
-
me
contesta; fíate en
mí!
WALT ¡Oh narte, y
Me tarme
W
vía pública! sin
embargo
manifiestas
—
contesto
te
te
H
—
;
M
T
I
N
A
no tengo miedo de abando-
amo.
mejor de
lo
que yo mismo puedo manifes-
;
Serás para mí más que mi poema.
Pienso que todas las acciones heroicas fueron concebidas en pleno
aire,
lo
propio que todos los libres poemas.
Pienso que yo mismo podría detenerme y realizar milagros. Pienso que amaré todo lo que encuentre por la ruta, y que cualesquiera que
me mire me amará.
Pienso que cuantos veo deben
A
partir de ahora
me
ser
liberto de
forzosamente
los
h'mites
y de
felices.
las
reglas
imaginarias. Iré donde me plazca, seré mi señor total y absoluto. Escucharé a los otros, examinaré atentamente lo que dicen.
Me
Y los
detendré,
escrutaré,
aceptaré,
meditaré.
suavemente, con una irresistible voluntad,
me
sustraeré
a
compromisos que quisieran detenerme.
Aspiro grandes bocanadas de espacio, El Este y
el
Oeste son míos,
el
Norte y
el
Sur son míos.
Soy más grande y mejor de lo que había imaginado, No sabía que atesorara en mí tantas buenas cosas.
Todo me Puedo
Me
parece admirable,
repetir
sin cesar
a los
hombres y
a las
mujeres:
habéis hecho tanto bien, que querría devolveros otro tanto;
-
62
—
POEMAS Quiero absorber fuerzas nuevas a
lo
largo de la ruta para
y para vosotros, Quiero, a lo largo de mi ruta, dar lo mejor de
mí
mí
a las jnu-
jeres y a los hombres.
Quiero esparcir entre
una nueva felicidad y una rude-
ellos
za nueva; alguien
Si
me
rechaza, no por
Quienquiera que
me
acepte,
ello
ese
o
me esa,
turbaré; será
bendito
me
y
bendecirá.
Si ahora
no
me
presentaran un millar de hombres perfectos, eso
se
sorprendería.
ahora se presentaran un millar de mujeres de cuerpo ad-
Si
mirable, eso no
me
asombraría.
Porque ahora descubro
el
secreto que preside la formación de
individuos superiores.
Es desarrollarse en pleno de
la
aire,
comer
j/-
dormir en compañía
tierra.
Aquí hay
sitio
para la manifestación de una gran personalidad.
(Semejante destino
se
apodera del corazón de toda
la
raza
de los hombres.
La chazan
fuerza y la voluntad que difunde, sumergen las leyes, reautoridades
las
y
los
argumentos coligados contra
Aquí se pone a prueba la sabiduría. La sabiduría no se pone a prueba en las escuelas. La sabiduría no puede ser trasmitida por el que que no
La
la
la
ella).
posee al
posee.
sabiduría
prueba, ella
misma
es
es
del
resorte
del
alma,
su propia prueba.
-
63
~
no
es
susceptible
de
:
A
IV
W
T
L
Se aplica a todos
H
M
T
I
los grados, objetos, cualidades,
N
A
y permanece
satisfecha.
Es
la
cosas, es
Hay
certidumbre de
la realidad
excelencia de las
la
en
algo
móvil
el
y de
inmortalidad de las
la
cosas;
espectáculo
del
mundo que
la
hace
emerger del alma.
Ahora analizo las filosofías y las religiones Pueden parecer muy buenas en las salas de conferencias, Y sin embargo, no significar nada bajo las vastas nubes, frente
y a
paisaje
al
aguas corrientes.
las
Aquí es donde nos damos cuenta; Aquí es donde el hombre siente sus concordancias, Comprende lo que en sí encierra; El pasado, Si
de
el futuro, la
eso suena
a
majestad, el amor. hueco en vosotros, es porque
estáis
vacíos
ello.
iLo único
que nutre
es la simiente oculta
en
el
corazón de ca-
da objeto. ra
¿Dónde mí? ¿Dónde
está
el
que arrancará
está
el
que desenvolverá
las envolturas para vosotros
Aquí
es
de antemano;
donde
la
suya para vosotros y palas
estratagemas y deshará
y para mí?
los afectos
se manifiestan;
no son preparados
sobrevienen de improviso.
¿Sabéis lo que es
ser
amados, por extranjeros, cuando pa-
sáis?
¿Conocéis la elocuencia de las pupilas que
miraros?
— 64-^
se
vuelven para
M
B
o
P
Aquí se expande el alma. La expansión del alma emana de
A
5;
lo interno, a través de por-
provocando incesantes cuestiones. tales enguirnaldados de follajes pensamientos en las ¿Por qué estos ímpetus? ¿Por qué estos tinieblas ?
suerte que ¿Por qué existen hombrea y mujeres hechos de tal sangre? cuando se hallan a mi lado el sol dilata mi alegría decli¿Por" qué cuando me abandonan, mis llamas de
nan blandas y chatas? ¿Por qué hay árboles debajo de
los cuales
nunca
me
paseo
sm
desciendan sobre mí? que amplios y melodiosos pensamientos de esos árboles insuspendidos quedan que creer (Estoy por frutos cuando yo paso). vierno y verano, y dejan caer siempre sus repentinamente con los lo que intercambio tan
¿Qué
es,
pues,
extranjeros?
¿Con ¿Con
cuando
ese cochero,
me
siento a su lado en el pescante?
ripescador que arroja su anzuelo o su red en la contemplarle? a detengo me lado su pasando a bera, cuando la ¿Qué es lo que hace que me sienta libremente abierto a
ese
simpatía de un
¿Qué patía
hombre o de una mujer?
abiertos a es lo que hace que estén libremente
mi sim-
?
La expansión
alma
del
felicidad; aquí está la felicidad.
es la
Creo que llena el aire, que permanece en perpetua espera, En este momento fluye en nosotros, ya rebosamos de ella.
Aquí
se
expande
el
imperio fluido de la simpatía. la simpatía que crea la franqueza y la
El fluido carácter de suavidad del hombre y de
la
mujer.
sua(Las hierbas matinales no germinan más frescas ni más frescura y la ves cada día, desde el fondo de sus raíces, que la
suavidad con que
ella
surge por
sí,
-- 65
continuamente).
-
;
WALT
W
H
M
T
I
!
A
N
Presto los fluidos de la simpatía hacen trasudar de amor a los
jóvenes y a los viejos.
Hace
filtrar
gota a gota ese encanto que se
ríe
de la belleza y
de los talentos. Suscita
¡
Vamos
deseo trémulo y doloroso del contacto.
el
!
Quienquiera que
seáis,
Viajando a mi lado encontraréis
La
tierra
jamás
fatiga.
La
¡
en marcha conmigo lo
tierra
que nunca fatiga.
ruda,
es
taciturna,
incom-
prensible al principio.
La Naturaleza
No
es
ruda e incomprensible
os descorazonéis
;
al
principio;
continuad. Las cosas divinas siempre ya-
cen ocultas.
Yo bellas
os juro que las cosas divinas ocultas en su seno, son
que
lo
que pueden decirlo
más
las palabras.
¡Vamos! no debemos hacer alto aquí, Por más gratas que sean las reservas aquí acumuladas, por más deleitosa que sea esta residencia, no podemos quedarnos; Por resguardado que sea este puerto, por más calmosas que parezcan sus aguas, no debemos echar el ancla aquí Por halagüeña que fuere la hospitalidad que nos brinden, no podemos aceptarla más que de paso. ¡Vamos! Grandes serán las tentaciones, Pero más grandes deberán ser los móviles que nos estimulen. Navegaremos mares inhollados y salvajes. Iremos donde soplen te
las
ondas, y
el
los vientos,
velero yanqui
plegadas.
66
donde
se estrellen
vuele con todas
sus
furiosamenvelas
des^
:
!
;
!
M Vamos
\
Con potencia y con
!
libertad,
con
la tierra
y con los
elementos,
Con riosidad
salud, con osadía,
con entusiasmo, con orgullo y con cu-
;
Vamos Saltemos por encima de las fórmulas Por encima de vuestras fórmulas, clérigos materialistas de ojos !
j
¡
de murciélagos. El cadáver putrefacto obstruye
No
¡
el
paso
esperemos más para sepultarlo.
Vamos
!
¡
Mas oídme
antes
!
El que viaja conmigo ha menester una sangre óptima, gallardía y perseverancia.
Nadie ose acompañarse en
No
se arriesguen los
la
prueba
si
no posee coraje y salud,
que han gastado lo mejor de
sí;
Sólo pueden venir los que poseen un cuerpo puro y resuelto. Los enfermos, los alcohólicos, los podridos por el mal venéreo
no serán de
¡
Yo y
los nuestros.
mis iguales no convencemos con argumentos, con com-
paraciones ni con estrofas rimadas, ¡
Convencemos con nuestra presencia
¡Escuchad! Quiero ser sincero con vosotros;
No
os
ofrezco los fáciles premios del pasado, os brindo los
rudos premios del presente,
Los
días que viviréis serán así
No
acumularéis lo que se llama riqueza,
Dispersaréis con
m^no pródiga cuanto
ganéis con vuestro su-
dor o vuestros méritos.
Apenas llegados a
la
ciudad,
a
67 -^
la
tierra
prometida, apenas
!
;
WALT
W
H
I
instalados en una y otra a vuestro agrado,
M
T
un ímpetu
N
A
irresistible
os esforzará a abandonarlas.
Entonces, y siempre, oiréis las risas sarcásticas y las sangrientas burlas de los sedentarios
Si notáis algunos gestos
y de
que queden detrás
los
de cariño, sólo contestaréis con apa-
sionados besos de adiós. ¡
No
permitiréis que os retengan aunque os abran y tiendan los
brazos con amor
¡Vamos! ¡Junto con uno de ellos! También ellos siguen
los
compañeros, para conver-
grandes
tirnos en
Ivos
la ruta,
hombres, esbeltos y admirables;
Que aman
los
mares tranquilos
las
hembras, majestuosas,
mismo que
lo
las
tem-
olas
pestuosas.
Que han navegado guas de
sobre tantas naves, y recorrido tantas le-
tierra firme,
Los viajeros de remotos
países,
los
frecuentadores de lejaní-
simas moradas.
Que confían en
los
hombres y en
las
mujeres, observan las
ciudades, y los laboriosos solitarios.
Los que res,
se detienen a
contemplar las hierbas
silvestres, las flo-
y las conchas playeras, Los que bailan en las bodas, abrazan a la desposada, acarician
tiernamente a los niños, y por momentos hacen de ayos, Los soldados de la rebelión, los contempladores de las fosas recién abiertas, los que ayudan a bajar el ataúd;
Que
viajan durante estaciones y años consecutivos;
Estos curiosos amigos, cada uno de los cuales emerge del que le
ha precedido.
Andando, con
los diversos aspectos
de ellos mismos,
como con
otros tantos compañeros,
Andando, desde
el
fondo de su primera edad
latente,
e
in-
consciente,
Andando, con su juventud, con su térrita.
— 68 —
virilidad
barbuda e imper-
M Andando, con su femenilidad, amplia, insuperada, feliz, Andando, con su vejez sublime de hombre o de mujer, Vejez calmosa, dilatada, llena de
la
augusta majestad del uni-
verso.
Vejez* que avanza libremente sa y
¡Vamos! Hacia
A
como
soliviantada por la delicio-
libertad de la muerte.
próxima
lo
que no tiene
fin, ni
tuvo prmcipio,
sufrir lo indecible en la laxitud de los días
y en
el
reposo
de las noches,
A
anegarlo todo en
ruta que engloba los contrastes y loa
la
obstáculos, en los días y en las noches del viajar, resumirlos en cada nueva etapa, en partidas para
A
más gran-
des viajes,
A
no ver
ni saber de
cosa alguna que podáis alcanzar y ultra-
pasar,
A no concebir tiempo, por lejano que sea, que no os sea dado vivir y preterizar, A no alzar ni bajar nuestras miradas sobre ruta alguna que no se extienda para que la holléis. Que por larga que sea no se extienda para que la finalicéis, A no ver existencia, sea la de Dios o de quienquiera, que vosotros no podáis realizar,
no contemplar posesión que no podáis poseer, a disfrutar de todo sin trabajo ni compra, gozando de la fiesta sin sustraer un
A
adarme de
A
ella,
mejor de la granja del colono, de la elegante vide las castas alegrías de los desposados, de las fru-
elegir lo
lla
del
tas
de los vergeles, de las flores de los jardines, A llevar con vosotros las multitudes de las ciudades que atra-
rico,
vesaréis,
Los
A bros, a
edificios,
asir
el
las
espíritu
calles,
de
monumentos, las ruinas, hombres en el fondo de sus cere-
los
los
medida que os crucéis con
ellos,
do de su corazón, -. 69
—
y
los cariños en el fon-
! !
!
WALT A
lo
considerar
el
universo
M
r
I
N
A
largo de la ruta, a pesar
permanezcan estacionarios donde
ellos
A
H
amigos a
vuestros
llevaros
que
W
:
)de
los halléis,
mismo como una
una univer-
ruta,
sidad de rutas, de rutas para las almas migradoras.
El origen de todo arranca del viaje de
Todas
la gravitación,
Todo las
almas
lo
las
a
la
pesantez y a
artes y los gobiernos.
que fué y
es,
en este globo o en cualquiera otro globo.
Se oculta en escondrijos y en rincones, ante la procesión de almas desfilando por las grandes rutas del universo.
Todos y
las
las religiones, todas las cosas sujetas
los
demás
y progresos no son sino
viajes
el
emblema
contraseña del viaje de las almas por las grandes rutas del
la
universo.
¡
Siempre vivos
Graves,
!
¡
Adelante siempre
orgullosos,
lentos, débiles,
melancólicos,
escarnecidos,
locos,
turbu-
descontentos.
Desesperados, altivos, amorosos, enfermos, aceptados y rechazados por los hombres,
¡Todos van! ¡Van! ¡Yo
que van;
sé
lo
que ignoro es dón-
de van!
Sé que van hacia lo mejor! Hacia algo grande
¡
¡
¡
Quienquiera que
¡Hombre
No hayáis
seáis,
salid
fuera
o mujer, avanzad!
debéis quedaros a dormir o a tontear en casa, aunque la
construido con vuestras
manos, o
la
hubieran
construido
para vos.
¡Salid de los umbrosos retiros! ¡Salid de entre los cortinajes!
Es
inútil
que protestéis,
lo
sé
todo,
— 70 —
y os
lo
manifiesto.
: !
:
M Mirad dentro de vosotros
A
los estragos del
reposo
través de las risas, de las danzas, de las comidas y de las
populares,
cenas
Debajo de
los trajes,
de los ornamentos, de
las
caras lavadas
y teñidas.
Mirad, silenciosos, ocultos,
Ni marido, cuchar
la
Ua
ni
el disgusto'
confesión;
ctro yo, un doble de cada cual es
ocultando y disimulando su
vos,
y la desesperación.
mujer, ni amigo, son bastante seguros para es-
el
que,
a pasos furti-*
ser.
Anda amorfo y sin voz por las calles de las ciudades, cortés y dulzón en los salones, En los vagones de los ferrocarriles, en los vapores, en las reuniones
públicas,
En
las casas
el
lecho, por
te
en
de los hombres y de las mujeres, en
Se presenta correcto, sonriente, pecho y
el
Bajo
el
mesa, en
el
talle
erguido, con la muer-
infierno debajo del cráneo,
sábanas finas, y
las
la
todos lados
los guantes, bajo' las cintas
y
las'
flo-
res artificiales,
Respetuoso de
las
costumbres,
mudo
respecto
Hablando de todo en sociedad, pero jamás de
i
Vamos
No
!
¡
A
sí.
través de las luchas y de las guerras
podemos abandonar
¿Habláis del éxito de
¿Qué
de su persona,
conquista de la meta.
la
las
pasadas luchas?
que ha tenido éxito? ¿Vosotros? ¿Vuestra nación? ¿La Naturaleza?
tal,
es lo
Escuchadme bien: la esencia de las cosas y las empresas es que a pesar de todo éxito recogido, sea éste cual fuere, deben
surgir otras cosas y otras empresas, engendradoras de mayores esfuerzos.
-
71
-
!
!
!
WALT rín.
W
H
M
T
I
N
A
Mi
vocación es vocación de batalla; mi canto es toque de cla-
Yo
engendro rebelión
activa,
El que venga conmigo debe venir bien armado.
,
¡El que venga conmigo tendrá a menudo por compañeros
hambre, i
Vamos
Es
i
!
¡
La
el
eí
abandono
ruta se abre ante nosotros
!
segura, yo la he recorrido, mis pies la
dosamente
¡
pobreza, la enemistad y
la
han probado cuida-
:
Que nada Queden
os detenga cuartillas
las
!
vírgenes sobre
el
libro
escritorio,
y
Quede
dinero sin
el
sin abrir en su anaquel i
ser
Queden
ganado
gritos i
!
la escuela
taller
el
en su
sitio
predicador predique en
el
abogue en
¡
Quede
!
!
¡
¡
No
el
hagáis caso de los
maestro
del
Que
herramientas en
las ¡
el
tribunal!
Camarada
!
¡
He
¡Que
el
aquí mi
el
pulpito
!
¡
Que
el
abogado
juez interprete la ley!
mano
!
Te doy mi
cariño,
más
pre-
cioso que el oro.
Te doy mi ser por completo', en vez de prédicas o de leyes. ¿Quieres darte a mií? ¿Quieres venir a viajar conmigo? ¡Seguiremos juntos y unidos tanto como duren nuestras vidas!
CIUDAD DB ORGIAS Ciudad de orgías, de baladas y de
alegrías,
Ciudad, algún día ilustre porque yo he vivido y cantado en
tií
seno,
No los, los
Ni
son tus pompas, tus cambiantes cuadros ni tus espectácu-
que
me pagan
las
interminables hileras de tus edificios, ni las naves de
mis cantos.
tus muelles,
Ni
los desfiles
en tus avenidas, ni
caderías,
- 72 —
las
vidrieran llenas de mer-
Ni
el
saraos.
M
n
o
P
ni conversar con personas instruidas,
±
^
asistir
a fiestas y
i
i
r
Manhattan! el trede eso. Pero cuando paso, ¡oh brindan afecto, me que ojos los de rápido relámpago
No Nada cuente
*y
Que
se
cruzan con mis relámpagos,
Eso me alegra y me
satisface.
basta para que Amigos, un perpetuo cortejo de amigos,
me
sienta retribuido, pagado.
BL HIMNO Q UE CANTO El himno que canto. la nacionalidad. (Hecho de contradicciones) lo consagro a derecho latente a (¡Oh Dejo en él el germen de la rebeldía. inextinguible, el indispensable fuego!) ^
la
insurrección!
¡Oh
el
UNA MARCHA EN LAS PH.AS Una marcha
en
las
filas
con
el
asedia, por
enemigo que nos
una ruta desconocida. timeblas Atravesamos un bosque espeso en cuyas
se
apaga
el
ruido de los pasos;
pérdidas en un combate, Nuestro ejército ha tenido grandes retirada; en y el resto marcha sombríamente esplendor de un edificio Pasada la noche, vislumbramos el _
débilmente iluminado;
en mitad del bosque, en Llegamos a un espacio descubierto edificio de pequeñas luces:
el
que hacemos alto, junto construida en la encrucijada de Es una grande y vieja iglesia, en hospital. los caminos, ahora transformada veo un espectáculo que sobreella y Penetro un instante en poemas: los todos cuadros y puja todos los opaco, aclaradas apenas Sombras del negro más intenso, más de un lado a otro, llevan que portátiles por bujías y lámparas al
-^73
-
;
WALT Y
W
H
I
T
M
N
A
por una gran antorcha fija de resina que proyecta fantásy nubes de humo;
ticas llamas rojas
A
su resplandor percibo vagamente grupos de formas humanas amontonadas de trecho en trecho, unas' extendidas en el suelo, otras sobre los bancos de la iglesia;
A mis pies percibo más distintamente un soldado, casi un niño que agoniza desangrándose \ (ha recibido un balazo en el abdomen). Restaño sumariamente
como un
blanco
la
sangre (el muchacho tiene
Ivuego, antes de irme, abarco la escena de
de
to
absorberla
el
rostro
lirio).
una ojeada, conten-
íntegra.
Las caras, la variedad de los grupos, las actitudes que desafían toda descripción, la mayoría de los yacentes sumergidos en la sombra, algunos muertos. Los cirujanos en tren de operar,
los
enfermeros con
las luces,
relentes de éter mezclados con olor a sangre.
Los montones de víctimas y grentados que llenan
Unos acostados
la iglesia
y
los
montones de cuerpos ensan-
el atrio.
sobre las losas, otros sobre las tablas, y ca-
niillas
Algunos sudando su agonía en los espasmos de la muerte, De rato en rato, un gemido o un grito, los médicos que
man
lla-
u ordenan en alta voz,
Los pequeños instrumentos de acero relucen
al
paso de
las
an-
torchas,
Todo pos,
eso lo vuelvo a ver al releer este canto, reveo los cueraquel olor;
aspiro
De mar
pronto oigo fuera
Antes de se
la
voz de los jefes: formar
filas, for-
filas;
abren y
me
salir
Después cierra a las
me
inclino hacia el niño que agoniza, sus ojos
sonríe a medias; los ojos, los cierra serenamente,
y yo
me
lanzo
tinieblas,
Para ocupar mi puesto, y marchar, marchar siempre bajo noche, en las filas que avanzan,
Para seguir hollando
la ruta desconocida.
74
—
la
!
o
P
!
;
M
__B
A
S^
APARTANDO CON LA MANO LA HIERBA DB LAS PRADERAS Apartando con
la
mano
hierba de las praderas y respiran-
la
do su olor característico.
Le pido concordancias espirituales Le pido el más copioso y estrecho compañerismo entre
los
hombres,
Le pido que
se eleven las briznas
de hierba de
las palabras,
de
los actos, de los individuos,
del aire libre, rudos, asoleados, francos, nutricios,
Los
Los que siguen su camino, con
el
torso
recto,
que avanzan
con libertad y autoridad, los que preceden en vez de seguir. Aquellos a quienes anima una audacia indomable, cuya carne es
fuerte y pura, limpia de manchas.
presiLos que miran negligentemente en pleno rostro a los ¿Quién sois? decirles: para como a los gobernadores dentes
y
Aquéllos,
llenos
de una pasión nacida de la
tierra,
los
sim-
los despreocupados, los insumisos,
ples,
Los de
la
América
interior.
CIUDAD DB LOS NAVIOS Ciudad de
¡
¡Oh ¡Oh
los navios
!
los navios negros!
¡Oh
los navios
indómitos!
los espléndidos vapores y los veleros de afilada proa!
Ciudad de los éxodos Pues aquí concluyen todas
¡
Aquí todos
los países
¡Ciudad del mar! biantes
i
de
la
las
razas
tierra colaboran.
Ciudad de
los
flujos precipitados y
cam-
!
las mareas pulsan sin cesar, entrando y sade remolinos y de espuma! sembrados liendo en torbellinos i
Ciudad en
¡
Ciudad de
la
que
los muelles atestados de
-^ 75
-
almacenes y de mercaderías
!
Walt
w
h
M
N
A
¡Ciudad de las fachadas gigantes de mármol y de hierro! Ciudad fogosa, loca, extravagante ¡
De
pie,
¡oh ciudad!
¡Tú no has
sido hecha para verdadero destino, de guerrera! No tengas miedo.
la
paz solamente;
recuerda
tu
No te sometas a otros modelos que los tuyos, ¡oh ciudad! Mírame. ¡Encárname como yo te he encarnado! No he rechazado nada de lo que me has ofrecido; que has adoptado, yo
¡Ivo
más
te
discuto,
amo
todo
lo
he adoptado! Buena o mala, ja-
tuyo, no condeno nada.
lo
Canto y celebro todo lo que posees, Pero no canto más la paz:
En
paz he cantado la paz, pero ahora
mi instrumento,
Y por tus
la
guerra,
calles,
la
roja guerra es
el
el
tambor de guerra
es
encanto que voy cantando
¡oh ciudad!
BN LAS PRADERAS 'Declina la tarde en las praderas,
La comida ha terminado,
el
fuego encendido a ras de tierra
arde apenas. Fatigados, los inmigrantes duermen envueltos en sus mantas, paseo solo, deteniéndome de tanto en tanto a contemplar las
Me
estrellas,
Paréceme que jamás
las
he comprendido como en estos ins-
tantes.
Ahora me nutro de inmortalidad y de Admiro la muerte, y verifico las
paz.
proposiciones.
—
7S
—
!
M Qué
¡
riqueza
!
i
Qué
espiritualidad
!
¡
Qué
condensación
misma alma de siempre, aspiraciones de siempre, y la misma conformidad. Pensaba que no hubiera nada más espléndido que El mismo hombre, y
la
mismas
las
el
día,
has-
i
ta
que he visto
las maravillas
de
la
noche!
Creía en la suficiencia de nuestro Orbe, hasta el momento en que en medio del más puro silencio emergieron millones de Orbes desconocidos.
me anegan
Ahora, mientras
los
grandes pensamientos del es-
pacio y de la eternidad, quiero elevarme a su altura.
Ahora me
en contacto con
siento
que acaso han llegado
mismo
al
las
vidas de otros mundos,
desarrollo
de la
que las vidas
tierra.
En nos,
contacto con
o con
A
los
las
vidas que aguardan la hora de igualar-
que han sobrepujado
las vidas
de
la tierra,
partir de esta noche, los tendré tan presentes
como mi
pro-
pia vida.
A les
las
vidas de la propia tierra, tan desenvueltas
como
la
mía,
espera la hora de alcanzar análoga graduación.
del día,
la
vida puede mostrár-
Ahora comprendo que debo esperar
lo
que
Ahora veo que a semejanza melo todo.
me
revelará la
muerte.
A ¡A
tí,
TI,
VIEJA CAUSA
vieja causa!
Tú, buena causa, incomparable, ferviente,
Tú, dulce
idea,
austera, implacable,
Inmortal, a lo largo de las edades, de las razas, de las regiones,
-^77
-
!
WALT
W
H
las
M
T
I
Después de una guerra extraña y por
.
N
A
una guerra hecha
cruel,
ti.
(Creo que todas las guerras de los tiempos pasados y todas guerras futuras serán declaradas y hechas por ti). Estos cantos son para ti, para tu eterno avance.
(Una guerra declarada sino por muchas,
La
silenciosa
oh soldados no solo por ella misma, muchísimas cosas disimuladas detrás de ella, espera, y que ahora van a manifestarse en este !
¡
libro).
¡
Oh,
tú,
orbe hecho de innumerables orbes
¡Tú, principio fervoroso!
¡tú,
germen
latente,
preciosamente
oculto! ¡tú, centro!
Alrededor de tu idea
la
guerra gira.
Con todo su violento y furioso juego de causas. (Con vastas consecuencias que surgirán dentro de
tres
mil
años.)
Estos versos son para tu gloria.
Pues mi
Yo y
Y
lo
libro y la guerra son lo mismo. mis poemas nos hemos amalgamado en
propio que la lucha gira alrededor de
Tal como una rueda sobre su
eje,
ti.
ti,
en tu espíritu,
.
este libro-,
inconsciente de
sí.
Gira alrededor de tu idea.
IMPERTURBABLB afirmándome cómodamente en la Naturaleza, de todo, o señora de todo, perpendicular en medio de las
Imperturbable,
Amo
cosas irracionales.
Impregnado como
ellas, pasivo,
receptivo, silencioso
78-
como
ellas,
;
!
o
p_
n
A
M_
Reconociendo que mi empleo,
s
la pobreza, la notoriedad, la fe-
crímenes son menos importantes de lo que creía.
licidad, los
Yo que estoy en los parajes del golfo de México, o en el Manhattan o en el Tennesse, al Norte extremo o en el interior, Minero o pioner de los bosques, haciendo la vida de cualquiera de los cultivadores de esos Estados, o del litoral, o de los lagos, o del
Canadá,
En no importa qué
lugar donde viva mi vida, sean cuales fue-
ren las contingencias,
Sabré afrontar lo,
los accidentes,
la
los
noche, las tempestades, fracasos,
como hacen
el
hambre,
los árboles
el
ridícu-
y los ani-
males.
UNA EXTRAÑA VELADA TRANSCURRIDA EN UN CAMPO DE BATALLA La extraña velada transcurrida en el campo de batalla Cuando tú, hijo y camarada mío, caíste a mi lado, ese día. No te dirigí más que una mirada a la que tus caros ojos contestaron con otra mirada que no olvidaré jamás, Y la mano que trataste de levantar del suelo en que yacías \
apenas
En
si
rozó
la
mía
seguida avancé en
la batalla,
donde
la
lucha continuaba con
iguales probabilidades.
Hasta que, relevado de mi puesto algo tarde en al fin al sitio donde tú habías caído,
la noclie, pu-
de volver
Y
te
tu cuerpo,
encontré helado en hijo
la
muerte, camarada querido, hallé
de los besos dados y recibidos
(jamás vueltos a
dar sobre esta tierra),
Descubrí tu faz a la luz de las estrellas (singular era la escena). El viento nocturno pasaba fresco y ligero; Largo, largo tiempo pasé allí velándote, mientras a mi alrede-
campo de batalla se extendía confusamente; Velada prodigiosa, deliciosa velada, allí, en la noche queda y perfumada, dor
el
-- 79
:
W
A
W
T
L
H
Ni una lágrima cayó de mis
ojos, ni
M
T
I
N
A
un suspiro profundo ex-
haló mi pecho; largo, largo tiempo te contemplé.
Luego, extendiéndome a medias sobre a tu lado,
con
mentón hundido entre
el
la
tierra,
Pasando horas suaves, horas inmortales y camarada querido, Sin una lágrima, sin una palabra; Velada de
místicas,
contigo,
de ternura y de muerte, velada por
ti,
mi
mi soldado.
hijo y
En hacia
silencio,
me mantuve
manos,
las
tanto que
allí
arriba los astros pasaban en silencio, y otros
Oeste subían insensiblemente;
el
Suprema velada por
tí,
valiente hijo
(no
te
pude
salvar,
tan
pronto fué tu muerte,
Vivo
amé rodeándote
te
fielmente de todas mis
creo que volveremos a vernos seguramente)
Y
cuando
se
solicitudes;
;
iban las últimas sombras de la noche, en
el
mo-
mento preciso en que apunta el alba. Envolví a mi camarada en su manta, enrollé bien su cuerpo, Replegando cuidadosamente la manta por debajo de la cabeza,
y cuidadosamente bajo los pies, Y allí bañado en el sol levante, deposité a mi hijo en su fosa,
en su fosa toscamente abierta.
Terminando
así
mi extraña velada en
el
campo de
batalla ai-
vuelto en sombras,
Velada por el camarada muerto repentinamente, velada que jamás olvidaré, ni cómo, al apuntar el día, Levantándome de la helada tierra y envolviendo cuidadosamente al
soldado con su manta,
Lo
sepulté
allí
donde cayera.
UN ROBLE BN LA LUÍSIANA He
visto
un roble que
Erguíase enteramente Crecía
allí,
sin
crecía solo,
en
y
la Luisiana
el
musgo pendía de
sus ramas,
ningún compañero, desplegando sus hojas ver-
de-oscuras.
— 80 —
;
p
M
n
o
54
5;
Su aspecto de rudeza, de inflexibilTdad, de vigor, me hizo penmí mismo, Pensé cómo podría desplegar hojas tan alegres a pesar de su soledad, sin tener a su lado un solo amigo (Yo sé que no podría imitarlo) sar en
;
Discurriendo jas
así,
rompí una de sus ramas, conservando
ho-
las
y el musgo que pendía de ella. Luego, al alejarme, la llevé conmigo hasta mi alcoba, donde
la
coloqué visiblemente.
(No
acordarme de
es que haya menester de su presencia para
mis amigos;
En
estos últimos tiempos
rama
Sin embargo, esta so,-
me
A
hace pensar en
el
no hago más que pensar en ellos). mí un símbolo precio-
constituye para
afecto viril
de todo, y aunque este roble fructifica, allá en
pesar
Luisiana, completamente solo en
Proyectando año tras año sus alegres hojas, to a él
la
un amplio espacio descubierto. sin
tener
jun-
un amigo, un tierno camarada,
Comprendo y reconozco que no podría
imitarlo.
PENSAMIENTO Pienso en los que han alcanzado altas posiciones. Ceremonias, riqueza, saber y demás ventajas.
(Para mí todo
lo
que han alcanzado se desprende de
ellos,
ex-
cepto los resultados que dichas ventajas tienen para su cuerpo y para su alma.
De modo que
frecuentemente se
me
aparecen descarnados y
desnudos,
Y
en vez de enaltecer, cada cual escarnece a los otros o se es-
carnece a
Y
sí
mismo o a
en cada uno de
misma,
ellos,
el
corazón de
la
vida,
es
decir,
la
excremento de los gusanos, con frecuencia, estos hombres y estas mujeres pasan,
felicidad, está
y
sí
llena del infecto
Sin saberlo, ante las verdaderas realidades de nados por engañosas apariencias,
r-.81
la
vida ilumi-
A
U"
W
T
L
H
T
I
M
N
A
Atentos a lo que les impone la costumbre, y nada más, Semejantes a sonámbulos dormidos, que andan tristes
y pre-
cipitados por las tinieblas).
SILENCIOSA Y PACIENTE, UNA ARAÑA Silenciosa y paciente,
una araña,
Aislada en un pequeño promontorio, yo
Explorar
el
vasto espacio que la
Proyectando fuera de
Que devanaba y
Tú
también,
filamentos,
ella
la
veía,
rodeaba, filamentos,
filamentos,
tejía infatigablemente.
¡oh alma!
allí
donde
te
hallas,
Oprimida, aislada, en los infinitos océanos del espacio, Meditas sin cesar, te aventuras, buscas las esferas para unirlas, Hasta que el puente que has menester esté construido.
Hasta que el ancla dúctil arraigue firmemente, Hasta que el hilo virginal que proyectas fuera de ganche en algún lado, ¡oh alma mía!
ti,
se en-
CUADRO Cuadro
visto de una ojeada a través de un resquicio. grupo de operarios y cocheros congregados alrededor de una estufa en la sala de un bar, una tarde de invierno al anochecer, y yo también, sentado en un rincón, inadvertido;
Un
Un lencio,
joven que
me
quiere
y viene a sentarse a mi
Largo
rato, en
medio del
y que yo estimo
se
aproxima en
lado, contento de estrechar ruido' de las idas
si-
mi mano,
y venidas, de
las li-
baciones, de los juramentos, de las chanzas,
Quedamos allí, los dos, satisfechos, felices de estar juntos, hablando poco, y a veces no pronunciando una palabra. 82
—
!
M
E
O
F
A
5^
BSTE POLVO FUE ANTAÑO UN HOMBRE Este polvo fué antaño un hombre,
Suave, simple, justo y resuelto, bajo cuya prudente mano,
Frente
crimen más abominable conocido en
al
historia de
la
todos los países y de todas las edades,
Se salvó
unión de estos Estados.
la
A LOS ESTADOS A
los
Estados, o a cualquiera de entre ellos, o a una ciudad
cualquiera de los Estados,
Una
vez admitida
le
digo
:
Resiste mucho, obedece poco,
obediencia sin protesta, es la servidumbre
la
total.
Una dad de
vez esclavizada totalmente, ninguna Nación, Estado o Ciuvolverá a reconquistar su libertad.
la tierra
ESPAÑA De
negros flancos de enormes nubes,
los
Entre
(i 873- 1 874)
escombros del mundo feudal y los esqueletos amon-
los
tonados de los reyes,
De
ese antiguo osario que es la
Europa entera de
las
masca-
radas hechas polvo, Catedrales
derrumbadas, palacios desmigajados,
tumbas
leví-
ticas, ¡
Mirad!
He
aquí que aparecen las rejuvenecidas facciones de la
Libertad,
He pida
aquí que aparece
como
Un
el
el
rostro de tu
mismo rostro inmortal. (Una madre oh América ¡
relámpago significativo como
Luce hacia
tí.)
—
83
el
de una espada.
visión rá-
!
!
WALT No
W
H
creas que te olvidamos,
¿Has quedado
M
T
I
A
N
madre nuestra;
largo tiempo atrás?
¿Las nubes van a cerrarse de nuevo sobre tí? Ah pero ya te has mostrado a nosotros, en persona, Ahora te conocemos, !
¡
Dejándote entrever nos has dado una prueba i
De que
como
allí
infalible,
en todos lados aguardas tu hora
A UN HISTORIADOR Vos que ilustráis el pasado, Que habéis explorado lo eterno, vida
Que tica,
en
superficie de las razas, la
habéis considerado
al
hombre como
la criatura
de la polí-
de las colectividades, de los gobiernos y de los sacerdotes; Yo, habitante de los Alleghanjo, considerándolo tal como es
mismo, en sus propios derechos,
sí
Tomando (la
la
que se deja ver,
pulso de la vida que raramente se ha dejado ver
el
gran altivez del hombre, en Cantor
de
la
personalidad,
sí
propio).
esbozando lo que aún está por
nacer, ¡
Proyecto
la historia del
futuro
LA MORGUB A
las puertas
Como
Me ¡
el
Morgue en
la ciudad,
!
Esta resaca de paría,
pobre ramera muerta que acaban de traer.
Depositan bre
la
detuve curioso.
Vedla, pues
Una
de
anduviera ocioso tratando de aislarme del tumulto,
húmedo
allí
su cadáver, que nadie ha reclamado, yacente so-
suelo de ladrillos.
La mujer divina; su cuerpo, No veo más que su cuerpo, No miro más que eso,
— 84-
;
!
M Esa estancia ayer desbordante de pasión y de
más que eso; Ni el silencio Sólo
la
no veo
tan glacial, ni el agua que fluye de la canilla,
me
ni los olores cadavéricos i
belleza,
estancia,
impresionan,
esa prodigiosa estancia, esa delicada y es-
pléndida estancia, esa ruina! ¡
Esa inmortal estancia más suntuosa que todas
las hileras
de
y por cons'truir Capitolio de blanco domo rematado por una majes-
edificios construidos
O
que
el
tuosa estatua,
O
que todas
las viejas catedrales
de flechas altivas;
Esta pequeña estancia es más que todo eso, pobre estancia, estancia
desesperada,
Bella y terrible despojo
— alojamiento
de un alma,
—
alma
ella
misma Casa que nadie reclama, casa abandonada Acepta una lágrima que vierto en tanto
me
alejo pensando ea
tí,
Estancia de amor difunta, estancia de locura y de crimen, des-
hecha en polvo, triturada, Estancia de vida, antaño llena de palabras y de risas,
Mas
¡ay! pobre estancia, ya estabas muerta por entonces;
Desde meses, desde años
atrás, eras
una casa amueblada reso-
nante, pero muerta, muerta, muerta.
COMO MEDITABA BN SILENCIO Como
meditaba en
silencio.
Considerando mis poemas, deteniéndome largamente en
Un
Fantasma de rostro desconfiado
se levantó ante mí.
Terrible de belleza, de edad y de potencia,
El genio de
los poetas del
Que mirándome con
antiguo mundo.
ojos de llama.
Señalando su índice sendos cantos inmortales.
Me
dijo
con voz amenazante: "¿Qué cantas tú?
-
85
-
ellos,
;
WALT ¿No
sabes que no hay
inmortales
T
I
más que un
la
guerra,
solo
M
N
A
tema para
bardos
los
fortuna de los combates,
la
creación de verdaderos
—respondíle
"Sea
Yo
H
?
¿El tema de
La
W
entonces
soldados?"
—
también, sombra altanera, canto de guerra, una guerra
más grande que otra alguna Que contenía en mi libro, con suertes diversas. Con marchas adelante y retiradas, con victorias
más
larga y
diferidas
e
inciertas,
me
(Sin embargo la victoria fin), teniendo el
mundo
parece segura, o casi segura
eil
por campo de batalla;
Guerra de vida y muerte, para el cuerpo y para el alma eterna, Oíd: yo también he venido para cantar el canto de los combates,
Yo
también, por encima de todo, suscito bravos soldados".
¡OH CAPITÁN! ¡MI CAPITÁN! ¡Oh
capitán!
¡Mi capitán! Nuestro espantoso
viaje
ha
ter-
minado.
La nave ha salvado todos
los escollos,
hemos ganado
el
anhe-
lado premio,
Próximo tero
que
te
está el puerto,
ya oigo
las
campanas y
el
pueblo en-
aclama,
Siguiendo con sus miradas
la
poderosa nave, la audaz y so-
berbia nave;
Más
No
i
ay
!
¡oh corazón
!
¡
mi corazón
!
¡
mi corazón
ves las rojas gotas que caen lentamente.
en el puente, donde mi capitán Yace extendido, helado y muerto.
Allí,
-
86
-
I
;
!
o
p i
Oh
n ¡Mi
capitán!
M
*
capitán!
A
s^
Levántate para escuchar
las
cam-
panas.
Levántate.
nan los
Es por
ti
que izan
las banderas.
Es por
ti
que sue-
clarines.
Son para ti estos' búcaros y esas coronas adornadas. Es por ti que en las playas hormiguean las multitudes, Es hacia ti que se alzan sus clamores, que vuelven sus almas y sus rostros ardientes, ¡
Ven
capitán
!
i
Querido padre
!
¡Deja pasar mi brazo bajo tu cabeza!
Debe
ser sin
duda un sueño que yazgas sobre
el puente.
Extendido, helado y muerto.
Mi capitán no contesta, Mi padre no siente el
sus labios siguen pálidos e inmóviles,
calor de
mi brazo, no
tiene
pulso ni
voluntad.
La
nave, sana y salva, ha arrojado
el ancla,
su travesía ha con-
cluido. ¡
La vencedora nave
entra en el
puerto, de vuelta de
su es-
pantoso viaje!
Oh
i
playas,
alegraos
!
¡
Sonad, campanas
Aíientras yo con dolorosos pasos
Recorro
el puente donde mi capitán Yace extendido, helado y muerto.
ALLÁ A LO LEJOS ... Allá a
Una
lo
lejos en
una
isla
de maravillosa belleza,
antigua madre, acurrucada sobre una tumba, solloza su
dolor
Antaño
reina, hogaño tendida en tierra, lívida y harapienta, Sus viejos cabellos blancos caen en desorden alrededor de sus
espaldas,
A
sus pies yace inútil un arpa real,
87
—
muda
desde hace tiempo,
;
!
WALT También
W
H
hace mucho tiempo que yace
ella
M
T
I
allí
N
A muda,
Llorando sus esperanzas y sus herederos sepultados Su corazón es el más henchido de dolor que haya sobre
la
tierra
Porque
más henchido de amor.
es el
Oye una
antigua madre.
palabra,
iNo permanezcas más tiempo acurrucada glacial,
No
con
la frente
continúes
en tus
allí,
bajo
allí
sobre
la
tierra
rodillas. el
velo de tus viejos cabellos blancos
en desorden; Sábelo de una vez:
el
que lloras no está encerrado en esa
tumba,
Fué una ilusión, el hijo que amas no había muerto en realidad, El amo no había muerto, ha resucitado joven y robusto ea otra región;
Mientras tú
pa caída en
El que
lloras
Los vientos
Y ¡
lamentabas
te
allí,
sobre su tumba, junto a tu ar-
tierra,
se
le
ha evadido, soliviantado, de su tumba.
empujaban, y
la
mar
le
conducía,
hoy, con su sangre renovada y en flor,
Se mueve en un país nuevo
DADME VUESTRO ESPLENDIDO SOL 'Dadme el espléndido y silencioso deslumbramiento de sus rayos.
Dadme en
el
el
jugoso
fruto de
sol
otoño,
asaeteando
recogido
en
el
total
maduro y rojo
vergel.
Dadme un campo donde la hierba crece lujuriosa. Dadme un árbol, dadme los racimos en el parral. Dadme el maíz y el trigo nuevos, dadme los animales que se
mueven con
Dadme
serenidad, y enseñan la
estas
tardes de absoluto
conformidad,
silencio
que
se
espacian so-
M
B
o
p
'^ f.
las que pueda elebre las altiplanicies al Oeste del Misisipí, en astros, var los ojos hacia los Dadme un jardín con magníficas flores, que perfumen la
aurora donde pueda pasearme tranquilo. Dadme un hijo que me enorgullezca; dadme, muy lejos y apartado del mundo, una vida doméstica y campestre, gorjear para mí solo, llenar de cantos espontáneos
Dejadme mi voluntaria
Dadme
reclusión,
la
soledad,
dadme
restituyeme,
Naturaleza,
la
¡oh
Naturaleza! tus sanas primitividades.
Sí;
necesito que todo eso
me
sea
dado (harto de sobreexci-
guerrera), tación incesante y torturado por la lucha que emerPido sin cesar que me sea dado eso, lo pido a gritos
gen de mi corazón, Y sin embargo, a pesar de reclamiarlo
descanso, perma-
sin
nezco atado a mi ciudad. siemLos días se suceden y los años pasan, ¡oh ciudad! y pre piso tus
Me
calles.
tienes
encadenado
por
mucho
rehusas
tiempo,
dejarme
partir,
Acordándome, ciado,
sin
constantemente
me
embargo,
el
mi alma con
enriqueciendo
huir, lo
Guardad vuestro espléndido y cibles
tus
a orillas de
de
millones
rostros
sa-
que
brindas.
(Ahora veo lo que deseaba chazo, veo que mi alma pisotea Conserva
mí un hombre
hacer de los
selvas,
los
resisto a
mis
gritos,
los re-
que más reclamaba). silencioso
sol,
¡Oh Naturaleza! y
los
recodos
apa-
prados.
de Guarda tus can^pos de trébol y de centeno, tus campos
maíz y tus vergeles,
— 89 —
!!
;
WALT Guarda
W
campos
los
!
!
!
H
!
M
r
I
donde zumban
floridos
las
!
!
!
N
A abejas
sep-
tembrales
Dadme los rostros y las calles. Dadme los fantasmas que desfilan
incesantes a
i
lo
largo de
las aceras!
Dadme los ojos incontables. Dadme los camaradas y los amigos j
a millares
Que todos los días se renueven. Que cada mañana mis manos estrechen nuevas manos amigas Dadme espectáculos semejantes. i
¡
¡
¡
Dadme las calles de Manhattan Dadme Broadway, con los soldados que desfilan Dadme la sonoridad de las trompetas y de los tambores
1
1
(Los soldados que desfilan por compañías, por regimientos.
Unos que
parten ardientes y despreocupados,
Otros que han concluido su servicio y vuelven a
las
filas,
jóvenes y no obstante viejos, caminando sin fijarse en nada).
¡Dadme
las
riberas
y
muelles, con
los
su pesada franja de
negras naves! i
Oh
!
¡
que todo esto sea para mí
!
¡
Oh, la vida intensa,
lle-
na hasta desbordar y diversa ¡
La
vida de los teatros, de los cafés, de los music-halls, de
enormes para mí La cantina del barco a vapor La multitud de los excursionistas
los hoteles ¡
i
Las procesiones nocturnas
La
"brigada
de densas
da de furgones militares en
resplandor de las antorchas
al
filas
los
que parte para
la
guerra segui-
que se amontonan sus provisiones;
Gentes de todas layas y procedencias, en oleadas mundiales, con voces fuertes, con pasiones y espectáculos imponentes,
Las
calles
de Manhattan con su potente palpitación, con tam-
bores que redoblan
como
ahora.
El coro rumoroso y perpetuo (el resbalar y fusiles, la vista misma de los heridos)
el
chis-chás de los
Las olas de Manhattan con su coro turbulento y musical Los rostros y los ojos de Manhattan, dádmelos todos para ¡
mí.
90
—
M
n
o
p
poeta de los Cantos Adámicos,
el
Desbordante
de
Indestructible,
Ahora recorro evoco
sus
vida;
y
potentes
origi-
puro,
retorno a través de
inmortal,
el
poseedor de
fálico,
perfectamente
riñones,
nales
5^
ADAM
HIJOS DE Yo,
A
nuevo Edén;
el
gran
las
edades.
Oeste de
mi
raza,
capitales.
me abandono
Mientras
a mi delirio. Anunciando la venida de
cuanto es engendrado;
Ofreciendo estos
mismo,
ofreciéndome yo
Cantos,
Bañando en el sexo mi Retoño de mi semen.
ser
y mis himnos,
CANTO DE LA BANDERA, AL AMANECER Eiv
¡
Oh
!
Que
Poeta
un canto nuevo, un canto
libre,
flamee, flamee, flamee, flamee con sonidos y voces siem-
pre diversas,
Con Con y
la la
voz del viento y los redobles del tambor, voz de la bandera, la voz del niño, la voz del
mar
voz del padre.
la
Un
canto que vuele a ras de tierra, se cierna en los aires,
'Descienda a la tierra en que se hallan el padre y el niño,
Torne a los altos Para ver flamear
¡
Palabras
!
¡
donde ambos vuelven sus
aires la
bandera
Libros hechos
Nada más que
palabras:
al
apuntar
con palabras
!
¿
Qué
para oir y para ver
r- 91
—
ojos,
la aurora.
sois ?
'
!
A
f^
Debéis
Con
al aire libre
salir
Porque
W
T
L
debo
allí
en
el
M
T
I
A
N
que elevo mi canto,
cantar
bandera y
la
H
pendón flameantes.
el
Tejeré
las cuerdas y las retorceré; El deseo del hombre y el deseo del niño,
entrelazaré,
los
Sí,
Introduciré
Haré
(Y
silbar
las
infundiéndoles
vida;
punta relampagueante de
la
él
balas
y
bayonetas
como un símbolo y
lejos,
futuro,
del
con estridor de trompetas:
Gritaré,
las
granadas,
las
proyectándolo en torno y a lo
amenaza
-una
en
¡Atención, y
de
¡De
pie,
y atención!
pie!)
Bañaré en ondas de sangre mi poema,
lo
llenaré
de volun-
tad y de alegría,
Y
en
Con
seguida lo lanzaré
bandera y
la
el
Pendón
El,
i
¡
Sube,
sube,
bardo
Sube,
sube,
alma,
Sube,
Ven a
sube,
tierno
espacio por que rivalice
al
pendón flameantes.
!
¡
oh bardo
!
oh alma
y querido niño,
volar conmigo, entre las nubes y los vientos, a gozar
conmigo en
infinita luz.
la
Niño
El,
Padre, ¿qué es esa cosa, allá en
Con sus ¿Qué es
lo
Eso que ves en dice
cielo,
que
me
que está diciendo?
Padre
Eiv
No
el
largos dedos?
nada.
el
cielo
es
poca cosa, hijo mío,
Mira, más- bien, chiquillo.
Esos objetos deslumbradores en
—
92
—
las
casas vecinas,
hace señas
!
M
n
o
P
A
5;
Mira cómo se abren las agencias comerciales, Mira los vehículos repletos de mercaderías, que comienzan a circular por las calles,
Oh,
i
seerlo ¡
eso,
eso
sí
que es precioso!
¡Cómo
se
trabaja por po-
!
Cuan envidiadas son
cosas en toda la tierra
tales
Poeta
El,
Fresco, en su púrpura rosada,,
El mar ondula en
el
sol
el
azul lejano,
eleva,
cabalgando sobre sus am-
plias vías,
El viento avanza sobre
mar soplando
el
hacia la tierra.
El vasto y gallardo viento que sopla incansable del Oeste
a
del Sudoeste,
Y
que patina tan levemente
pumas de una blancura Más, no soy
Ni Ni Ni
ni
el
sobre
aguas levantando
las
es-
láctea.
mar
ni el
rojizo sol.
viento con su risa de jovencilla,
el el
inmenso viento que
el
espíritu
fortifica,
ni
el
que continuamente fustiga
viento que al
fustiga.
cuerpo, hasta el
terror y la muerte.
Sino aquel que viene invisible, y canta, canta, canta. los ríos, desciende sobre las maravillas de
Que balbucea en la
tierra.
Que las
las
aves de los bosques admiran por
las
mañanas y por
tardes,
Que las arenas de la playa conocen y las sonantes Lo propio que esa bandera y ese pendón Que allá en lo alto flamean, flamean. El,
¡Oh padre! Esa
Niño
cosa está viva —está llena de gentes,-— tie-
ne hijos.
Me
parece que ahora
Ya
la
oigo
ondas,
—ella
me
mismo habla a habla
—
— 93
.
sus hijos.
¡Oh, qué maravilla!
—
:
!
A
IV
Cómo
¡
se
W
T
L
—y
dilata
se
H despliega
M
T
I
y
revolotea,
N
A
—
:
oh padre
mío!
Y
es tan amplia,
que cubre todo
Padre
El,
Calla,
calla,
Lo que
loco hijo mío.
me
dices
me
llena de angustia,
Mira donde miran en lo
cielo.
el
los
demás,
desagrada mucho.
no
repito;
te
entretengas
te
alto.
Con las banderas y los' pendones. Admira más bien la calzada cuidadosamente barrida y lidez de los muros de las casas.
La Bandera y Habla
A
niño,
el
¡
oh bardo
Ee
la
so-
Pendón
en nombre de Manhattan,
!
todos nuestros hijos, ¡oh bardo! del Sur y del Norte de
Manhattan,
Conságranos ñoreando todo,
este
encima de todo;
por
día,
que sepamos la causa de
sin
¿Pues qué otra cosa somos sino pedazos de
Que
el
de flamear
al
siento
Siento
tela,
sin
más uso
Poeta
y veo algo más que pedazos de
marcha de
la
se-
viento?
El,
Yo
muéstranos
ello.
los
ejércitos,
oigo
tela,
el
grito
del
centi-
nela,
Oigo
el
jubiloso
clamor de
de hombres.
millones
¡Oigo
la
Libertad
Oigo resonar
las
'Yo mismo, en Vuelo con ro
marino, y
las
trompetas y redoblar los tambores,
instantáneo alas
del
ímpetu,
me
levanto
y vuelo,
pájaro terrestre y con las del pája-
como desde una cumbre
dirijo
mis miradas hacia
abajo
Yo
no niego
los
preciosos resultados de la paz, veo ciudades
populosas con incalculables riquezas.
94
—
—
— o
p
;
;
M
n
^
A t
Veo granjas innúmeras, veo campesinos trabajando en
sus
campos o en sus granjas, ^
Veo
obreros en sus labores, veo por todos lados edificios en
construcción,
Veo rreas,
hileras de vagones que ruedan a lo largo de las vías
Veo
los
almacenes, las estaciones de Boston, de Baltimore, de
Charleston, de
Veo les
;
fé-
arrastrados por locomotoras,
Nueva
Orleáns.
a lo lejos, en el Oeste, el inmenso dominio de los cerea-
me cierno un momento sobre él Vuelo hacia las selvas del Norte, explotadas por su madera
luego a
las
plantaciones del Sur, luego hacia California;
Abarcando simultáneamente todo nancias
incalculables,
multitudes
las
el
veo
Continente,
ocupadas,
los
las
ga-
salarios
ga-
nados,
Veo
identidad formada por treinta y ocho espaciosos y so^
la
Estados
berbios
Veo
muchos
(y
en
fortalezas
las
otros
costas
en
el
porvenir),
veo
portuarias,
las
naves que
entran y salen;
Y
sobre todas
cosas
estas
(¡Sí!
mi pequeño y
¡Sí!)
sutil
pendón, alargado en forma de espada,
Asciende vivamente en señal de guerra y de desafío ra
mismo
han izado las drizas, Al lado de mi larga bandera
—aho-
lo
azul, al lado de
mi bandera
es-
trellada,
Como tes de
la
persiguiendo
la
paz por todos los mares y los continen-
tierra.
lyA
Bandera y n. Pendón
Todavía más fuerte, más alto, más sonoro, ¡oh bardo! ¡Difúndete en el espacio y en el tiempo!
Que
nuestros
hijos
no crean que sólo significamos riqueza
y paz,
También podemos y
tales
ser,
si
lo
somos ahora
—
95
queremos,
terror
y estrago
—
— A
IV
W
T
L
H
Ahora no somos ninguno de tados
(ni
No
M
T
I
estos espaciosos
N
A
y soberbios Es-
cinco ni diez)
somos
mercados,
los
depósitos
los
ni
los
bancos
de
la
ciudad,
Somos todo
eso y lo demás; la tierra inmensa y bruna, minas que existen debajo de ellas, son nuestras, Nuestras son las ondas de los mares, y los ríos ínfimos y
Y
las
grandes,
Nuestros son Nuestras
— sobre
len
Sobre o
tres
campos que riegan los canales,
y
cosechas y los frutos.
las
naves que entran y sa-
las
todo eso
dominio que
el
cuatro
Sobre
los
las bahías,
millones
los
se extiende a nuestra
de
millas
cuadradas,
cuarenta millones de almas
sombra, sobre los
sobre
las
capitales,
(ahora pasan de cien
millones). Sí, ¡oh bardo! en la vida y en la muerte. Nosotros, realmente nosotros, flotando, supremos aquí, en la altura.
No
sólo en
Enviamos
el
este
presente, sino por millones de años,
canto
al
alma de un pobre y pequeño niño.
El Niño i
Oh
padre mío
Nunca tendrán nero
!
Las casas no
me
dicen nada.
valor a mis ojos; yo no
amo
ni quiero el di-
;
ho que yo
querría es
&Mt)ir
allá
arriba,
padre querido, estar
cabe la bandera que amo.
Querría
ser
ese
pendón;
Eiv
es
menester
que lo
sea.
Padre
Me llenas de angustia, hijo mío; Ser ese pendón sería un destino demasiado espantoso. Ignoras lo que significa en el día de hoy y eternamente: Significa no ganar nada; arriesgarlo Significa
y osarlo todo,
destacarse en la vanguardia
de las batallas,
qué batallas! ¿Qué tienes tú que ver con todo eso?
¡y en
¿Con te
n
o
p_
M_
'A
5;
pasiones demoníacas, con las carnicerías y la muer-
las
prematura?
La Bandera Entonces
Lo
lo
acojo,
que yo canto son los demonios y la muerte. quiero todo en mi canto, sí, todo, pendón
lo
de
guerra en forma de espada;
Un
placer nuevo y extático, y
el
afán que los niños balbucean.
Mezclarlo a los rumores de la pacífica tierra y a las marejadas del Océano,
Y
negras
las
que combaten envueltas en ciclones de
naves
humareda,
Y
el
glacial
frío
del
lejanísimo Norte, y
lejano,
el
zumbido
de los cedros y de los pinos,
Y
el
redoble de los tambores, y
el
sol
el
paso marcial de los sol-
dados,
Y Y dental,
Y de
las
y
que diluvia sus quemantes rayos,
olas las
que
se
estrellan
en las playas de mi
costa occi-
que avanzan sobre mi costa oriental,
todo lo que se extiende entre ambas costas, y corriente, con sus curvas y sus cascadas,
mi
Misisipí,
eterna
Y
mis campiñas del
vegas del
Y
el
Illinois,
y mis campos de Kansas, y mis
Missouri, Continente, afirmando su identidad sobre todo, sin olvi-
dar un átomo.
Oh canto mío, difúndete como un torrente Sumerge bajo ondas de todo, y del producto de todo, lo que interroga y lo que ¡
las
!
canta.
Fusiona, acapara, exige, devóralo todo:
Ya no hablamos con tiernos labios ni con sonidos Ya no más persuasivos; irrumpimos guerreramente
musicales,
en las
ti-
nieblas,
Croando como cuervos en El,
ta
el
viento.
Poeta
Mis miembros y mis arterias motivo de mi canto:
el
^"^1
se dilatan;
al
fin
se manifies-
!
WALT
W
H
Bandera tan vasta que surges de
M
T
I
la noche,
yo
N
A
canto alta-
te
nera y resuelta,
Me
escapo
reducto
del
en que durante tanto,
tiempo
tanto
he esperado, ciego y sordo, niño
¡
Mi oído y mi lengua me han me ha iluminado), Oigo de
lo alto,
Gritar:
¡Insensato!
sido
(un pequeño
restituidos
¡oh pendón de guerra! en tu irónico llamado
embargo,
Sin
¡Insensato!
yo
canto,
te
oh bandera
En
verdad, no eres las casas pacíficas, ni todo o parte de su
prosperidad.
(Si es necesario te daremos cada una de estas casas
para que las destruyas.
no meditas
Si
destrucción de estas casas preciosas que se
las
alzan tan :ó'ilo>, llenas de bienestar, construidas
.^
faer?a
c'e
l^nto
dinero,
¿Entonces pueden levantarse en toda
sl"
solidez?
Ni una hora, a menos que tú también flamees dominadora, por encima de ellas y de todos.)
Oh
¡
bandera
!
No
trabajos industriales,
Ni
las
eres
ni
mercaderías
dinero
precioso,
grato alimento
acumuladas,
ni
producto
de
los
material.
ni
que
las
son descargadas
de los vapores en los muelles,
Ni
las
soberbias naves impulsadas a vela o a vapor, que van
a los países remotos en procura de cargamentos.
Ni
las
máquinas, ni los carruajes,
ni
el
comercio, ni las ga-
nancias,
Eres, tal
como yo
té quiero, tal
(Surgiendo, del seno de
como
veré en adelante,
te
con tu racimo de
la noche,
estrellas,
de estrellas que aumentan sin cesar).
La que
divide
el
alba,
corta
el
aire,
acaricia el
sol
y mide
el cielo
(Percibida y amada
apasionadamente por un pobre y peque-
ño niño,
En cando i
una
el
Oh
tanto
otros
trabajan
conversan
o
afanosamente
predi-
tú que ondulas
como
eterno ahorro, ¡el ahorro!) tú,
señor de la altura,
¡
oh pendón
sierpe crujiendo tan extrañamente.
98
—
!
;
!
!
M
E
o
p
A
S^
mano, tú que sólo eres una
Tú, que imperas donde no llega
la
Tú, por quien, a pesar de
se lucha tan encarnizadamen-
idea
te,
corriendo
Oh pendón
¡
anuncias
el
Objeto
ma
ello,
albur de una muerte sangrienta!
el
querido
—
!
¡
Tan querido
—
!
¡
Y
tú,
bandera que
día con tus estrellas raptadas a la noche! invalorable,
precio,
sin
imán de
por
ojos,
los
enci-
de todo, y exigiéndolo todo
(poseedor absoluto de todo),
Oh pendón Oh bandera Yo también abandono todo lo
demás. Por grande que sea
!
;
¡
El resto, no es nada. Las máquinas,
No
Sólo plia, i
no son nada.
las casas,
las veo.
veo a
te
tí,
¡
oh pendón guerrero Sólo
surcada de
listas!
Flameando
al viento, allá
te
canto a
!
¡
Oh
bandera tan am-
tí,
en la altura
¡PIONBRS! ¡OH PIONBRSi Vamos, hijos presurosos... Seguidme en orden, aprestad vuestras armas, ¿Tenéis vuestras pistolas? ¡
Pioners
!
¡
Oh
pioners
¿Lleváis afiladas vuestras hachas?
!
podemos arrastrarnos aquí. Tenemos que seguir, queridos, tenemos que
•No
que de
los
sostener
el
cho-
peligros.
Nosotros, las jóvenes razas musculosas, nosotros, sobre quienes
cuentan los demás, ¡
Pioners
(1)
gen
!
Pioners
para
talar
¡
Oh
se los
pioners
llama
a
árboles.
!
los
primeros
que
penetran
en
la
selva
vir-
!
WALT
W
H
M
T
I
N
A
Vosotros, los jóvenes, los mocetones del Oeste,
Tan
impacientes,
tan
ávidos
de acción,
tan desbordantes
de
fiereza viril y de amistad,
Os veo
distintamente,
mocetones del
Oeste,
alargar
el
paso
en la vanguardia, ¡
Pioners
!
¡
Oh
pioners
Las razas mayorazgas se han detenido? ¿Debilitadas, interrumpen su lección, llenas de
fastidio,
allen-
de los mares?
Nosotros seguimos
do y
la
Pioners
¡
la
eterna empresa,
cargamos con
el
far-
lección, !
¡
Oh
pioners
!
Dejamos atrás todo el pasado. Desembocamos en un mundo nuevo y mayor, un mundo
di-
Terso,
Incólumes y fuertes nos apoderamos de do de labor y de marcha, ¡
Pioners
!
;
Oh
pioners
Desprendemos destacamentos Cuesta los arduos
por
abajo,
los
al
paso doble.
desfiladeros
y hacia
a ¡
medida que hollamos
Pioners
Vamos
!
¡
Oh
cumbres de
las
rutas
si
arriesgándo-
desconocidas,
pioners
talando las
Remontamos nas,
las
montes;
Conquistadores, nos apropiamos todo, osando,
nos
mundo, mun-
este
los
selvas primitivas,
ríos,
atormentamos
profundamente,
^-
100«
la
tierra,
abrimos
mi-
!
M Deslindamos j
Pioners
!
la
Oh
¡
vasta
Somos
los
picos gigantescos,
planicies
tierra virgen,
la
!
De
los
removemos
superficie,
pioners
hijos "der Colorado,
de las grandes sierras, de las
alti*
;
De
las
minas y de
barrancos; venimos de seguir
los
pis-
la
ta de la caza, ¡
Pioners
De
!
¡
Oh
pioners
!
Nebraska, de Arkansas.
Surgimos de Continente se
lia
Estrechamos
la
raza del Centro, del Missouri.
La sangre
del
mezclado en nuestras venas.
manos de todos
las
los
camaradas,
los
d-el
Me-
diodía y los del Norte, ¡
¡
¡
Pioners
Oh Oh
!
raza
¡
Oh
irresistible
Me
!
y
lamerito
Pioners
!
¡
Llevad bien
!
¡
El tierno amor que
Ic
mi corazón! embargo,
sin
y,
me inspiráis Oh pioners
de amor que ¡
reposo
sin
raza querida en vosotros todos
inspiráis tortura
tes
pioners
me
regocijo
en
los
transpor-
todos vosotros,
!
alta
la
poderosa madre, la soberana.
Haced ondular bien
alto
la
delicada
soberana,
encima
por
de todos alzad la soberana estrella (inclinaos todos),
Llevad bien alto
la
soberana,
aquilina
rana austera, impasible, armada, i
Pioners
!
¡
Oh
pioners
!
-- 101
—
y guerrera,
la
sobe-
!
WALT
W
H
M
r
I
N
A
Escuchad, hijos míos, mis osados hijos:
Por las multitudes que talonean nuestra retaguardia, habremos de detenernos ni titubear, Allá a lo las
lejos,
jamás
detrás nuestro, los millones de fantasmas de
edades nos contemplan con ojos severos, y nos empujan, i
Pioners
!
¡
Oh
pioners
!
Siempre más lejos avanzan nuestras compactas
Siempre nos llegan refuerzos
;
la
filas.
vida colma rápidamente lo3
vacíos que nos hace la muerte;
A
través de batallas y de derrotas
avanzamos
sin
detenernos
jamás, ¡
Pioners
!
¡
Oh
pioners
Oh, morir yendo adelante!
¿Algunos de nosotros están por dejarse caer para morir? ¿Ha sonado su hora? Entonces,
la
muerte
marcha, seguros de que ¡
Pioners
Todas
!
;
las
Oh
que
pioners
nos
vacío
el
cuadra
la
encontraremos
!
pulsaciones del
mundo
Oídlas batir al unísono de nosotros, batir con del
en
que dejaremos será breve,
el
movimiento
Oeste; Aislados
avanzando
agrupados,
o
al
paso doble
en
la
van-
guardia, todos van con nosotros, i
Pioners
!
¡
Oh
pioners
!
Los esplendores diversos y frondosos de la vida. Todas las figuras y todos los espectáculos, todos en su obra,
—
102
—
los obreros
M Todos
los
marinos y todos
continentales, todos los
los
amos
y todos los esclavos,
Pioners
¡
Todos Todos
!
Oh
¡
pioners
!
aman
los
infortunados que
los
prisioneros en las prisiones, todos los justos y to-
el
silencio.
dos los malos,
Todoá
todos
alegres,
los
los
dolorosos,
todos
los
vivos
y
todos los muertos,
Pioners
¡
Yo
!
Oh
¡
pioners
mi alma y con mi cuerpo. escogiendo y vagando por nuestra
también,* con
Iremos, curioso
Recorriendd
!
trío,
estas
riberas,
entre
las
sombras,
ruta,
mientras
nos
asedian las apariciones,
Pioners
¡
¡Mirad,
Ved, los
Oh
¡
!
pioners
!
orbe rodante que hiende
el
alineados,
alrededor
los
orbes
el
espacio! fraternales,
los
soles
y
planetas.
Todos ¡
los
Pioners
!
días ¡
Oh
deslumbradores, todas las noches místicas, pioners
!
Esos nos pertenecen, están con nosotros. Todos laboran en la obra primordial y necesaria, en tanto detrás
de ellos los que
seguirán aguardan, embrionarios:
les
Y
del
somos nosotros los que vamos a la cabeza de la procesión día, somos nosotros los que abrimos el camino para el viaje, ¡
Pioners
!
¡
Oh
pioners
!
-f 103
-
A
IV
¡Oh íOh ¡Oh
W
T
L
vosotros, hijos del
vosotros,
los
MAN
H
Oeste!
jóvenes y los mayores!
vosotras, las
madres y las esposas! debéis ser separadas, en nuestras filas marcharéis unidas ¡Pioners! ¡Oh pioners!
Jamás
(Rapsodas latentes en las praderas! (Bardos amortajados de otros países, podéis reposar en par, vuestra obra está acabada). Pronto os oiré venir cantando, pronto
marchar con nosotros, ¡Pioners!
Ni Ni
las
iNi
la
¡Oh
os
levantaréis
par.
pioners!
deleitosas dulzuras.
los cojines,
ni las bestias de carga, ni la paz estudiosa, riqueza segura y enervante, ni las dichas incoloras soa para nosotros,
¡Pioners!
¡Oh
pioners!
¿Los golosos Trimalciones
se
divierten?
¿Los dormilones ahitos dormitan? ¿Han cerrado y atranca-
do sus puertas?
No
importa,
da sobre
la
¡Pioners!
¿Ha
^
sea« para
nosotros la dura pitanza y la
¡Oh
cerrado
la
pioners!
noche?
¿Fué demasiado penosa la última jornada? ¿Nos hemos detenido en mitad de la ruta,
jando caer
la
fraza-
tierra,
cabeza?
—
104
—
desalentados,
de-
—
!
M Entonces
os
¡
Pioners
!
¡
Oh
muy
para
fugitiva
hacer
alto
y
de olvido, pioners
Hasta que con un Lejos,
una hora
concedo
descansar, una hora
lejos,
de clarines
estallido
retumbe
el
llamado del alba, ¡oíd! Altísimo
claro le oigo resonar,
¡Pronto!
— ¡
¡
Pronto
Pioners
¡A la vanguardia del De un salto ocupad
!
!
¡
Oh
pioners
ejército!
vuestras
filas,
!
IMÁGENES He
encontrado un vidente.
Que desdeñaba
los
matices y los objetos de este mundo,
lyOs
campos del arte y del Para buscar imágenes.
No
pongas más en tus cantos
La hora
ni
saber,
día enigmáticos,
el
los
—me los
placeres,
los
sentidos,
dijo
segmentos
ni
las
partes
yuxtapuestas,
Pon, ante todo, com.o una luz para
el
resto,
y un himno de
introducción para los demás,
El canto de las imágenes.
Siempre
el
Siempre
el
obscuro comienzo. crecimiento, la vuelta íntegra del círculo,
La cumbre siempre y
el
derrumbe
mente), ¡
Imágenes
!
¡
Imágenes
—
!
105
—
final
(para resurgir fatal-
WALT
W
Siempre
la
mudanza,
Siempre
la
materia
Siempre
los
que
H
cambia,
se
M
T
I
desmigaja
y
N
A
se
reinte-
gra, talleres,
Que engendran
Ved
¡
!
fábricas
las
divinas,
imágenes.
las
yo o vosotros,
Mujer u hombre, Estado, conocido o desconocido; Nosotros que parecemos construir riqueza compacta, fuerza y belleza,
En
La La del
construímos más que imágenes.
realidad no
apariencia
que
desvanece.
se
substancia de un sueño de artista, o de los largos estudies
sabio,
Los esfuerzos del guerrero, del mártir, Se reducen a plasmar su imagen.
De
del héroe,
toda vida humana,
(Las
unidades,
reunidas,
controladas,
sin
omitir
un
pensa-
miento, una emoción, un acto),
El conjunto grande o pequeño se halla recapitulado, adicionado.
En
La
vieja,
viejísima impulsión,
Asentada sobre
más
su imagen
y nuevas. Levantadas por
las
antiguas
cumbres, lo propio que en
altas
Coincida en
la
la
ciencia
vieja,
y
el
análisis
viejísima impulsión:
106
—
modernos, las
imágenes.
las
mundo
El
sus
A
5^
actual y nuestro,
La América
En
M
n
o
p
atareada,
superabundante, confusa, en torbellinos. individuos
masas y en sus
únicamente para
existe
manifestar
Las imágenes
actuales.
Estos, y los del pasado,
Los de reyes
desaparecidos, de
países
los
todos
reinos
de los
periplos
de los
los
ultramar,
de
cruzadas' antiguas,
antaño,
Conquistadores de viejos marinos,
Son imágenes que
La densidad:
fecundidad, las
la
Los estratos de
las
se unen.
fachadas.
montañas, los terrenos, las rocas,
los
ár-
boles gigantes
Que han nacido y desaparecerán en tiempos remotos. tiempo
Viven largo
para dejar
sólo
Imágenes
eternas.
Exaltado, arrobado, en éxtasis.
Lo
visible
no
más que
es
la
plasmar
plasmar todavía,
siempre.
La
Todo (Los
Que
matriz de sus natales.
cíclica al plasmar,
Poseído de una tendencia
el espacio,
astros,
colosal
imagen de
todo
tiempo
las
se inflan, se
el
espantosas
la
tierra.
perturbaciones
go o breve),
No
están
de
los
soles,
desploman, acaban realizando su destino
más que
llenos de imágenes.
—
107
—
lar-
WALT
W
H
M
r
I
Las miríadas silenciosas, Los océanos infinitos donde confluyen los ríos, Las innumerables entidades libres y distintas como Las verdaderas realidades, son las imágenes.
No
este el
Ni
estos
Más Más
N
la
vista,
mundo, universos
los
El sentido y Ellas,
A
el
fin,
son ellos los universos,
:
permanente vida de
la
la vida;
imágenes, las imágenes.
las
allá
de tus lecciones, sabio profesor,
allá
de tu telescopio o de tu espectroscopio, observadoi'
sagaz,
Más Más Más
allá de todas las allá
allá
Están
de
matemáticas,
y de la anatomía del médico, químico y de su química,
la cirugía
del las
entidades de las entidades:
Móviles y no obstante Persistirán siempre,
Llevando
el
las
imágenes.
fijas.
como siempre fueron y
son,
presente al porvenir infinito,
Las imágenes,
las
imágenes,
las
imágenes.
El profeta y el bardo Continuarán en las regiones siempre más elevadas.
Como
los
Y
la
de
mediadores del Democracia,
Dios y
las
mundo moderno
interpretando
imágenes.
—
108
—
para ambos.
;
Y
tú,
Tus
Tu
alma mía, inquietud, tus exaltaciones,
dichas, tu incesante
ampliamente satisfecha
aspiración
nuevo para
las
cuerpo permanente,
Es una
No
preparan de
imágenes.
El cuerpo oculto dentro de tu cuerpo. La única razón de ser de la forma que
Tus
te
fin,
al
recibir
Tus compañeras,
Tu
M
B
o
visión,
eres,
el
yo
real.
una imagen.
propios cantos no están en tus cantos,
hay acentos únicos para cantar, ninguno existe por
sí
solo.
Resultan del conjunto, y se elevan al fin, cerniéndose Como la redonda y plena imagen de un Orbe.
PENSAMIENTOS Pienso en
En
la
opinión pública,
mandato pronunciado, tarde o temprano, con voz
el
rena y fría
En el ¿Qué dirá al fin el pueblo? En los jueces frivolos, en los
creto
se-
(¡cuan imposible! ¡cuan segura y última!) Presidente, con el rostro pálido preguntándose en se-
:
diputados, en los gobernadores^
en los alcaldes corrompidos, en todos los que concluyen por ser descubiertos
En
los clérigos,
gruñendo y lloriqueando (pronto serán aban-
donados por todos).
En
el
sentencias
declinar,
año
emanadas de
tras
los
año,
del
funcionarios,
respeto
religioso,
de las
de los códigos y de
las
escuelas,
En
la elevación
cada vez más
—
alta,
109
—
más
fuerte y
más
vasta de
:
WALT
H
mismo y de
del sentimiento de la alta estima de Si
Pienso
M
T
I
A
N
de los hombres y de las mujeres, en la elevación
intiiiciones
las
W
en
verdadero Nuevo
el
Mundo, en
la
Personalidad,
las
Democracias
resplandecientes en su totalidad.
En a
en los ejércitos, en las marinas que se ajustan
política,
la
ellas,
En das
su
irradiación
Envolviéndolo, lo
en su luz inherente, superior a to-
solar,
demás,
las
saturándolo,
reverdeciéndolo,
transfigurándo-
todo.
HACIA BL BDEN Prisioneras, dolorosas,
perlas
Substancia de mi ser sin
He los
resuelto glorificaros
la
y
líquidas,
cual
lo
no
haré,
sería nada.
aunque quede solo entre
hombres;
Voz mía
retumbante, arranca de tu mayor profundidad
El canto del
Canta ellos
—
la
falo,
el
necesidad
canto de la procreación.
de
engendrar hijos
espléndidos
—y
por
de espléndidos adultos.
Canta
la erección
Canta
el
canto
del
de
la
músculo y la fusión de dos seres compañera de lecho (¡oh, el irresis-
ímpetu!
tible ¡
Oh, para todos,
plementario i
Oh, para
mentario
sin
excepción, la ansiedad del
cuerpo com-
!
vos,
quienquiera que
seáis,
vuestro cuerpo comple-
!
¡Ese cuerpo que os embriaga, que os enloquece, sobre todas las cosas
de la tierra!)
—
110
—
;
;
:
M Hambre roedora que me devora noche y día, Momentos genésicos, angustias que avergüenzan,
salgo
de
vosotros para cantaros
Busco algo que todavía no he encontrado, aunque cado asiduamente durante
Canto nazco en
De
el
la
ella
lo
he bus-
años.
verdadero canto del alma, caprichoso aventurero, re-
Naturaleza niás brutal, o entre
y de
y de
ellos,
los animales.
que concuerda con
lo
ellos,
saturo
mis poemas;
Del aroma de
De
la
las
pomas y de
los limones,
cópula de las aves, de
abalanzamiento de
las
Del furioso abalanzamiento de Sí
;
humedad de
la
los bosques,
del
ondas, las
ondas hacia
la tierra
todo eso llena mi canto.
Modulo ligeramente
la
repaso
overtura,
en
un preludio los
motivos del canto.
La
felicidad de
El nadador
estar
juntos, la visión del cuerpo perfecto.
desnudo en
el
agua o flotando inmóvil, de es-
paldas.
La forma femenina que pensativo, con mi
He
aquí la divina
El rostro, los la
pies,
se
aproxima, y yo, que estoy me daña;
allí,
sexo que se estremece y
lista,
para mí, para vos, para cualquiera:
miembros, todo
los
junto con
las
armonías y
el
cordaje, desde la cabeza a
las
disonancias
que despierta
menor pulsación El delirio místico,
(¡Escuchad en ¡
Os amo, me
la
locura de amor,
silencio,
el
abandono
total.
atentamente, lo que ahora os susurro:
Doseéis por completo
^
111
-
1
!
W
A ¡Ah
muy rían
H
y desenfrenados
libres
la
M
r
I
pudiéramos huir juntos de
si
lejos,
W
T
L
!
multitud,
el
mis nervios y mis arterias;
pulsa
N
irnos
lejos,
T
Dos halcones en el cielo, dos peces nadando en más desenfrenados que nosotros!)
La tempestad
A
mar no
se-
tiemblo de
pasión.
El juramento de no separarnos jamás, de amaros más que
mi
vida, os lo juro. ¡
Lo
i
Si es necesario perderme,
arriesgo todo, todo lo abandono por vos
que
me
pierda
¡Vos y yo! ¿Qué nos importa lo que hacen o piensan demás? ¿Qué es para mí el resto del mundo? i
dirnos
Que nos
los
baste con gozarnos mutuamente, aspirarnos y fun-
!
Sexo en cuya acción El aislamiento,
los
maridan
se
frecuentes
la cadena
suspiros
y
la trama.
que se exhalan en la
soledad.
Todas
más
las
personas'' que
os
rodean y la ausencia de
la
que
habéis menester,
El suavísimo roce de sus manos a
lo largo
de mi cuerpo, sus
dedos que se hunden en mi barba y en mi cabellera;
Los interminables besos en
La de
llena
La La en
la
la
boca y en los senos,
presión del sacro cuerpo a cuerpo que
me embriaga y me
desfallecimiento,
divina faena del esposo, la obra maestra de la paternidad, victoria,
el
reposo y
de vuestra compañera
los
abrazos
los
ojos, de las
112
—
noche.
Los poemas en acción de deras y de los pechos,
—
manos, de
las
ca-
n
o
p
M^
^A
5
Las temblorosas presiones de los brazos, El cuerpo que se arquea y se agarra en la angustia del goce, El contacto de costado, la mano que de nuevo extiende las mantas sobre
el
lecho;
\
que no quiere dejarme
Ella,
partir.
Y
yo que tampoco deseo
irme
(Espérame un
instante,
amada mía, volveré enseguida.)
Es la hora en que las estrellas brillan, en que cae el rocío, La hora en que huyo rápidamente de la noche y de la amada. Para celebrarte, acto divino, para celebraros, robustos ríñones,
Y
vosotras, proles ingentes,
sembradas con amor.
EXCEISIOR ¿Cuál
más
es
¿Cuál el
el
es el
hombre más ¿Cuál
ser
que ha ido más lejos? Porque yo he resuelto
ir
lejos;
es el
que ha sido más justo? Porque yo he resuelto ser justo de la tierra;
que ha sido
más prudente? Porque yo he
¿Y
cuál
ha sido
el
más
creo que nadie haya sido más
¿Y gado
cuál
sin
¿Y altivo
resuelto
más prudente;
el
de
feliz? feliz
Paréceme que soy
yo.
No
que yo;
que lo prodigado todo? Porque yo he prodimás precioso de mí; ha sido el más altivo? Porque yo creo ser el más es
el
cesar lo cuál los
vivientes
— ¿no
soy hijo de una gran capital, cuyas
enhiestas techumbres rozan los cielos?
¿Y
cual ha sido el más audaz y leal? Porque yo he resuelto más audaz y leal del Universo; ¿Y cuál el más benévolo? Porque yo he resuelto prodigar más
ser el
benevolencia que los demás;
¿Y cuál ha gozado y correspondido al afecto del mayor número de amigos? Porque yo he gozado y correspondido como el que más al afecto apasionado de innumerables amigos; 8
-- 113
—
;
A
J4^
W
T
L
H
r
I
M
N
A
¿Y cuál es el que posee el cuerpo intachable y enamorado? Porque no creo que exista alguien que posea uii cuerpo más perfecto y
¿Y
enamorado que cuál
mío;
el
más vastos pensamientos? Porque más vastos pensamientos; que ha escrito los himnos más adecuados a la
que concibe
el
yo he resuelto sobrepujar
¿Y tierra
deseo
y
cuál es al
el
porvenir?
—hasta
Porque me siento arrebatado por un loco de crear los himnos más gozosos para
éxtasis
el
los
los
—
todas las tierras.
A UNO QUE FUE CRUCIFICADO Querido hermano, mi espíritu
No te
te
apenes
si
muchos de
une
se
los
que
tuyo,
al
cantan hossannas no
te
comprenden,
Yo
que no
te
Con verdadera
canto ni te adoro, te comprendo; alegría te
recuerdo ¡oh compañero!
y
re-
al
cordarte te saludo lo propio que a los que aparecieron antes que tú,
ma
y a los que vendrán después de mí, Para todos laboremos el mismo surco, trasmitiendo heredad y Nosotros,
misma
la la
mis-
la
cosecha,
pequeña falange de
iguales, indiferente a los
los
países y a las edades
Nosotros, que abarcamos todos los continentes, todas las castas,
todas las teologías;
Nosotros,
los
humanitarios,
los
discernidores,
el
fiel
de
la
balanza de los hombres comunes; Nosotros, los que avanzamos en silencio en medio de las disputas y de las afirmaciones, sin rechazar las personas ni las ideas;
Escuchamos sus
divisiones,
sus
vocinglerías
sus celos,
y
sus
tumultos,
asaltados
por
sus diatribas,
Envueltos, por momentos, en los círculos voraginosos de sus
comparsas.
No toda la
obstante, rebeldes a todo yugo, tierra,
la
avanzamos libremente por
recorremos de Norte a Sur, de Este a Oeste,
hasta imprimir nuestro imborrable sello en las
épocas,
—
114
—
el
tiempo y en todas
;
M
B
o
p
S
A-
Hasta que saturemos de nosotros el tiempo y las edades, a fin de que los hombres y las mujeres de las futuras razas se sientan y se confiesen hermanos y amigos como nosotros lo somos.
DEL CANTO DE MI MISMO Me
celebro y
Lo que me
me
canto,
también
atribuyo
quiero
Pues cada átomo mío también puede
que os lo atribuyáis. ser
de vosotros, y
lo
será.
Poeta,
invito
mi alma
al
canto,
Mientras huelgo y paseo contemplando una brizna de hierba estival.
Mi rra,
lengua, cada molécula de
de este
Nacido
mi sangre emanan de
esta
tie-
aire.
aquí,
padres
de
cuyos
abuelos
y bisabuelos también
nacieron,
A los treinta y siete años de edad, en perfecta salud, comienzo estos himnos con la esperanza de continuarlos hasta en la
muerte.
Otorgo un armisticio a los credos y Los considero un momento a cierta que son y de
En
lo
seguida
que tomen
la
que significan,
me
brindo
sin
a las escuelas. distancia, consciente de lo
olvidarlo nunca
como un
asilo al bien
y
al
mal, dejo
palabra todos los azares,
»
La desenfrenada Naturaleza con su energía
La atmósfera no
es
un perfume, no sabe
odora,
-
115
-
original.
a
esencias,
es
in-
:
A
If^
Mi boca
mo
a una Iré
me
pas,
W
T
L
aspira en vitales
la
MAN
H
sorbos; la adoro locamente co-
amada
al
donde comienza
declive
el
bosque,
me
quitaré las ro-
desnudaré.
Para gozar su contacto.
Pláceme
Los rios
raíz de
la
las cepas
y
Mi
ondulaciones,
las
silvestres,
cillos
humedad de mi propio
la
ecos,
el
amor,
aliento,
vago zumbar de
los
filamentos
los
de las viñas,
inspiración
y mi
respiración,
el
latir
de mi viscera,
sangre y el aire que acarrean mis pulmones. El olor de las hojas verdes y de las hojas secas, negruzcas rocas a lo largo de la costa, el
nado en
murmu-
de seda, los zar-
el
la
de las
olor del heno almace-
los pajares.
El sonido de mi voz cuando aulla palabras y los remolinos del viento,
las
arrojo
en
Algunos besos a flor de labios, algunos abrazos, pecho a pecho, El vaivén del sol y de la sombra sobre los árboles cuando brisas mecen sus ramajes.
^
las
La
alegría de la soledad entre las
los bosques o
en
las
La sensación de ción matinal frente al
al
muchedumbres arbóreas de apreturas multitudinarias de las calles, la
salud,
levantarme de
el
la
himno del mediodía, mi cancama y encontrarme de nuevo
sol.
¿Creíais
que os bastarían cien hectáreas de tierra? ¿Creíais que toda la tierra era demasiado?
¿Hace mucho tiempo que estáis aprendiendo a leer? •¿Habéis sentido orgullo al penetrar el sentido de mis poe-
mas?
Quedaos un
día
y una noche conmigo; poseeréis
todos los poemas.
116-
la esencia
de
:
n
o
p
A
M_
s^
Poseeréis todo lo bueno que existe en la tierra y en
(también
otros
existen
Yo no
quiero que
de
millones
recibiendo
continuéis
el
sol
soles), las
segun-
cosas de
da o de tercera mano, ni que miréis con los ojos de los muertos, ni que los
os nutráis con los espectros que yacen entre
las
hojas de
libros,
Tampoco quiero que como dádivas mías,
con mis ojos ni que recibáis las
miréis
cosas
Quiero que abráis los oídos a todas sionen por
He
oído
lo
que narraban algunos
mienzos y de fines Yo no hablo del comienzo
Nunca han habido cada
las voces,
que os impre-
su propia virtud y según vuestra naturaleza.
otros
del
ni
juglares,
historias
de co-
fin.
comienzos que
los
que presenciamos
día.
Más juventud
ni más vejez que la que hay en la actualidad; Nunca habrá más perfección que la de nuestros días. Ni más cielos ni más infiernos que los que existen en la
actualidad.
más impulsión, siempre impulsión, La impulsión es la incesante procreadora del mundo.
Impulsión,
Los
iguales
emergen de
la
sombra,
y
se
desarrollan
com-
plementarios.
Siempre
la substancia y la multiplicación, el sexo siempre: Siempre un tejido de identidades, y de diferenciaciones:
Siempre
la
concepción, la preñez y
117
-
el
parto de la vida.
WALT Es
todo
inútil
refinar;
Límpida y lo que no
Si
faltara
Lo
W cultos e
suave es
es
I
incultos
lo
M
A
N
comprenden por
igual.
T
mi alma, igualmente límpido y suave
mi alma.
uno de
invisible
H
los
dos,
faltarían
prueba por lo
se
Hasta que éste
haga
se
los
dos,
visible,
invisible,
y sea probado a su vez.
Todas las épocas se han esforzado en valorar en distinguirlo de "lo peor";
Como permanezco
bañarme y
tos,
conozco
la
silencioso
a admirar
"lo
mejor" y
absoluta justeza y constancia de las cosas, en medio de las discusiones, luego voy a
mi cuerpo.
Bien venido sea cada uno de mis órganos y de mis atribuy los de todo hombre puro y cordial;
Ni una pulgada de mi ser, ni un átomo son viles. Ninguno de ellos debe serme menos familiar que los demás.
Me
siento
Cuando mi
A
feliz.
Veo,
bailo,
canto;
río,
acariciante y afectuoso camarada,
mi lado toda
que ha dormido
noche, se aleja a pasos furtivos
la
al
ama-
necer.
Dejándome la casa
canastos
de
llenos
blancas
lencerías
que alegran
con su abundancia,
¿Retardaré mi aceptación y mi cariño, preocupado en saber en
seguida, céntimo
a
céntimo,
—
118
—
;
:
M exacto de ambos, y cuál de los
valor
El nancíoso
dos
resultará
ga-
?
Mí yo real, inaccesible a los tirones y a las sacudidas, Gózase en su unidad, satisfecho, compasivo, ocioso, Mira mirar el mundo por debajo, ora erguido, ora apoyado en un sostén seguro, aunque impalpable; Deduce
que será de
lo
Mezclado
que
lo
juego y a
al
mira todo con curiosos ojos.
es,
vez
la
fuera de
observándolo y
él,
maravillándose.
Veo
detrás de
mí
el
tiempo en que erraba en
la niebla
entre
verbosos y discutidores
Ya no
derrocho burlas
Creo en
Como
Ven
,
alma mía;
tí,
millarse ante
ni
objeciones,
el
otro
observo y espero.
hombre que soy no debe hu-
ti,
tú no debes humillarte ante el
otro.
a soñar conmigo sobre la hierba, vuelca en mis oídos los
desbordamientos de tu garganta;
No fueran
Me y
las
he menester palabras, músicas, rimas ni conferencias, mejores.
así
las
basta
únicamente
con
tu
arrullo,
con
las
confidenciai
sugestiones de tu voz.
Recuerdo
una
mañana
límpida
de
estío
tendidos
sobre
las
hierbas
Posaste
la
cabeza en medio de mis rodillas, volviéndote dul-
cemente hacia mí,
-
119
-
WALT el
H
M
T
I
N
A
mi camisa, hundiendo tu lengua, pecho adentro
Entreabriste hasta
W
corazón;
Luego
alargaste
te
adhiriéndote
toda
desde
mi barba nasta
paz y
la
los pies.
Enseguida se esparcieron sobre mí
la
sabiduría que
sobrepujan todos los argumentos áe la tierra;
Supe que
la
mano de Dios
era una promesa para
la
el
Que nada
desaparece; todo es progreso y desarrollo,
Y
morir es
espíritu
muy
mía,
de Dios era hermano del mío;
Supe que
distinto de lo que todos
suponen y más
feliz.
¿Alguien ha pensado que nacer era una aventura?
Me
apresuro a manifestarle que morir es tan venturoso.
Lo
sé.
Yo
agonizo con los moribundos y nazco con los que nacen, está contenido por completo entre mis zapatos y
Mi yo no mi sombrero;
Examino les,
la
multiplicidad de los objetos, no existen dos igua-
y cada cual es bueno.
Buena paña
es
Yo Soy dables
es la tierra, los astros son buenos, y cuanto les
acom-
bueno.
no soy una tierra ni lo accesorio de una tierra. el camarada de las gentes todas, tan inmortales e inson-
como
(Ellas
yo.
ignoran su inmortalidad, pero yo la conozco, la s^).
120
M El hiño duerme en su cuna, la muselina y le miro
un
Entreabro so espanto
moscas con
las
El joven y la
la
A
rato,
luego
silencio-
mano.
la
joven de empurpuradas mejillas se alejan por
espesura del ribazo,
Desde
alto,
lo
mi curiosa mirada
El suicida yace extendido sobre
los
el
acompaña.
piso
ensangrentado de
la
habitación,
Observo
Amo
el
del
cadáver,
veo
el
sitio
revólver.
solo de
ir
soledades y las montañas, maravillado de mi ligereza y de mi
caza por las
caprichosamente,
Errar,
cabellos
destrozados
los
donde ha caído
alegría •
Cuando
llega el
anochecer
Enciendo fuego, aso
Y me mi
fusil al
en
el
El
elijo
un retiro para pernoctar;
caza recién muerta
adormezco sobre un montón de hojas, con mi perro y lado.
fugitivo
esclavo
se
aproximó
a
mi choza, deteniéndose
umbral.
Por sin
la
la
entreabierta
puerta de la cocina, lo vi tambalearse y
fuerzas
Fui hacia entre
el
tronco de árbol en que se había sentado, lo cogí
mis brazos, y
Así que
le
lo
llevé
adentro;
hube inspirado confianza,
llené
un cubo de agua
para su cuerpo sudoroso y sus pies desgarrados. Luego lo conduje a un cuarto contiguo al mío, y pas
limpias
y abrigadas,
—
121
—
le
di
ro-
WALT Recuerdo su
W
perfectamente
H
el
M
T
I
deslumbramiento
de
N
A sus
ojos,
y
actitud embarazada,
Recuerdo haberle aplicado cataplasmas en
las
desgarraduras
de su cuello y de sus tobillos; Una semana pasó a mi lado, hasta restablecerse y poder emigrar hacia el Norte,
Comía conmigo en mi mesa, en
mi escopeta yacía en
tanto
un rincón.
Veintiocho jóvenes Veintiocho ¡
Y
temente
ella,
jóvenes,
se
río.
con sus veintiocho años de vida femenina, tan
La
casa de ella es la la
bella
a través de los
¿A Ah
el
compañeros y amigos;
ellos
tris-
solitaria
De
¡
bañan en
todos
más hermosa de
ribera;
la
que elegantemente vestida observa a los bañistas visillos
de su balcón.
amará la bella? menos hermoso de todos
cual de ellos !
el
¿Dónde
vais
así,
señora?
es
magnífico para
¡Aunque permanecéis
vuestro cuarto noto que os sumergís allá en
Os veo avanzar por
la
el
ella.
oculta
en
agua!
danzando y riendo, hermosa
ribera,
bañista
Los otros no
la
ven,
más
ella
los
mada de amor.
que
Las barbas y empapa;
ve,
cada vez más
infla-
v
los cabellos
de los jóvenes relucen con
los
—
122
—
el
agua
Una mano
M
B
o invisible
se
A
pasea sobre sus cuerpos,
Desciende temblorosa de sus sienes y de sus pectorales.
Los jóvenes nadan de espaldas, sus blancos vientres se esal sol; no preguntan quien los abraza tan estrechamente, Ignoran quien suspira y se inclina sobre ellos, suspensa y en-
ponjan
corvada como un arco.
¡Los jóvenes no saben a quien salpican con vapor de agua!
Bueyes que hacéis sonar andando
yugo y
el
la cadena,
o que
reposáis a la sombra de los follajes, ¿qué es lo que expresan vuestros ojos?
Parécenme expresar más que todas leído en
Amo
mi
las líneas
impresas que he
vida.
todo lo que se desarrolla
al
aire libre;
Los hombres que guardan tropas y rebaños,
los
que navegan
por los océanos, los que viven en plena selva.
jan
Los que construyen y los que tripulan naves, hacha y la azada, los que doman potros y
el
los
que mane-
los
que cazan
búfalos.
Me
complazco en su compañía, semanas tras semanas.
Llego con potentes músicas, entre petas y
No también
el
estruendo de mis trom-
de mis tambores, sólo las
ejecuto
marchas para
los
vencedores
consagrados,
ejecuto para los vencidos y las víctimas.
—
123
—
A
l^
L
Muchas
W
T
H
veces habréis oído decir
I
lo
M
T
hermoso que
N
A
obtener
es
las ventajas de cada jornada,
¡Yo
os
digo que también es hermoso sucumbir,
se pierden
tallas
en
la
misma
que
las
intención en que son ganadas
Mi tambor redobla en loor a los muertos, Para ellos mi trompeta avienta sus notas más
ba-
1
retumbantes
y gozosas.
Loor a
¡
;Loor
los
que cayeron
a aquellos cuyas
guerreras naves se hundieron bajo las
olas ¡
I
Loor a cuantos se hundieron en los mares Loor a los generales vencidos en todas las.
batallas
y a
to-
dos los seres muertos
¡Loor a
los
innumerables héroes desconocidos,
iguales
a
los
más famosos y sublimes héroes
¿Quién va ahí? Hambriento, grosero, desnudo y místico, ¿Cómo es posible que extraiga fuerzas del buey que como?
¿Qué
es
un hombre, después de todo? ¿Qué soy? ¿Qué
sois?
Cuanto refiero a mí mismo, quiero que vos también os
le
atribuyáis. Si
me
no hubiera equivalencia entre vos y yo,
leyerais.
—
124
—
sería
inútil
que
o
p Yo
no lloriqueo como
Que
tiempo y
el
M
n
la
A
s_
los que van lamentándose por el mundo, nada son sinónimos, que la tierra no e&
más que podredumbre.
gemebundo y rampante, raza de valetudinarios y de
Tropel
ortodoxos que buscan
la
cuadratura del círculo:
Canto a mí, llevo mi sombrero según
me
place, dentro
como^
fuera.
¿Orar? ¿Para qué? ¿A quien? Mi cabeza no mi boca para zalemas.
está hecha para
reverencias ni
Sé que soy un inmortal. Sé que la órbita que describo no puede compás de un carpintero.
me
Sé que no niño traza en
la
desvaneceré
como
el
ser
medida con
el
círculo de fuego que un
noche con un tizón ardiente.
Sé que soy augusto,
No
torturo mi espíritu para defenderlo ni para que
me
com-
prendan,
;
Sé que
las
leyes elementales
(Después de todo no
me
jamás piden perdón,
juzgo más soberbio que
el
nivel
que se asienta mi casa.)
Existo
tal
cual soy, eso
Si nadie lo sabe, eso
Y
si
lo
saben todos,
me
basta,
tampoco amarga mi satisfacción, igual es mi satisfacción.
-, 125
-
en
W
A Lo
W
T
L
mundo
sabe un
que soy yo mismo. Y llegaré a mis
—
el
fines,
H
T
I
más vasto de
los
M
N
A
mundos para mi
—
hoy mismo, o dentro de diez mil años,
o después de diez millones de años.
Puedo aceptar ahora mi destino con corazón
alegre,
o espe-
rar con igual alegría.
Granítico es
Yo me
río
Conozco
la
pedestal en que se apoya mi pie;
el
de lo que llamáis disolución, amplitud del tiempo.
Soy el poeta Los placeres
del
Cuerpo y
del Cielo
el
poeta del Alma,
me acompañan, me acompañan
las
tor-
turas del Infierno:
He
multiplicado en
Los segundos
los
mí
el
injerto de los primeros,
traduzco en un idioma tiuevo.
Soy el poeta de la mujer tanto como el poeta del hombre. Digo que la grandeza de la mujer no es menor que la grandeza del hombre,
Digo que nada hay más grande que
la
madre de
los
hombres.
el himno de la expansión y del orgullo. Demasiado hemos implorado y bajado la frente. Muestro que la grandeza «o es sino desarrollo.
Canto
¿Habéis sobrepujado a los demás? ¿Sois Presidente? Es una bagatela, cada cual debe ir más allá de eso, avanzar siempre.
—
126
M Soy el que camina en Lanzo mis gritos a la
la
dulzura de
tierra
y
al
los
anocheceres.
mar semienvueltos por
la
noche.
j
Cíñete
fuertemente a mí, noche de desnudos senos
i
Cíñete
fuertemente,
¡
i
nuda
noche magnética
nutricia
y,
Noche de los vientos del Sur, noche de Noche silenciosa que me guiñas, noche
los
grandes astros loca y
estival,
des-
!
¡
Sonríe,
tierra
voluptuosa de frescos hálitos
Tierra de árboles adormecidos y vaporosos ¡Tierra de sol poniente, tierra de montañas
¡
se
pierden en
¡Tierra
la
de
cuyas cumbres
bruma! cristalina
la
lechosidad
tenuemente
azulada
del
plenilunio i
Tierra de los rayos y de
las
sombras, que nievan las ondas
del río!
¡Tierra del gris límpido de en homenaje a mi admiración! ¡
ta de
las
Tierra curvada hasta perderse
nubes,
más
brillante
de vista, tierra
fértil
y claro cubier-
pomaredas!
Sonríe, pues tu
Pródiga,
me
amante
se
aproxima.
has brindado tu amor.
¡
Por eso
te
ofrendo
el
mío! ¡
Oh Amor,
¡
Oye, oh mar
indecible
!
y apasionado
Igualmente
me abandono
a
tí,
adivino lo que
quieres decirme,
Desde la playa veo encorvados dedos que me llaman, Paréceme que rehusas alejarte sin haberme acariciado»
—
127
—
WALT
W
Tenemos que hacer vista
H
T
I
N
A me
aguarda que
un paseo;
juntos
M
des-
;
Llévame' pronto hasta perder de vista la tierra, Méceme en tus muelles cojines, desvanéceme en
columpio
el
de tus ondas.
Salpícame de amoroso líquido, yo haré lo mismo contigo.
Mar de desplegadas olas, Mar que respiras con un jadeo Mar de la sal de la vida y de
largo y convulsivo, las
tumbas que ninguna
,t;ala
(y no obstante, siempre prontas),
abre
Que ruges y
te
abalanzas en las tempestades,
mar
caprichosc
y adorable; i
Yo
soy consubstancial a
tí,
yo también soy de una sola
faz
y tengo todas las fases
Soy del
poeta
el
del
bien,
pero no rehuso ser también
el
poeta
mal.
¿Qué
pretende
significar
toda
esa
charlatanería
acerca
del
vicio y de la virtud?
El mal me impulsa, permanezco indiferente.
Mi
actitud
Yo
riego las
Que
se
no
es
la
la
raíces
reforma del mal me impulsa, pero yo de un censor ni
la .de
un reprobador.
de todo lo que crece.
hayan conducido bien en
el
pasado, o que se conduz-
can bien actualmente, nada tiene de asombroso: El prodigio perpetuo consiste en que pueda haber brc bajo o un impío.
—
128^
un hom.
¡Desenvolvimiento
La mía
M
n
o
de
infinito
palabras
las
una palabra moderna:
es
A
la
confío
Tiempo
al
los
tiempos!
palabra ¡multitud!
Mi palabra supone una fe inextinguible, Que se realice aquí o en el porvenir, me
Me
en
s;
siempre veraz es indiferente.
temor.
sin
El sólo es puro, perfecto, redondea y completa todo. Sóld esta maravilla desconcertante y mística lo, comj^Ieta todo.
Acepto
Realidad, no la discuto,
la
Com.ienzo y
¡Hurra
En
termino
Ciencia
la
positiva
1
¡Viva
la
demostración
exacta!
su honor que traigan y entrelacen ramas de pino, de ce-
dro y de floridas
He
impregnándome de materialismo.
aquí
el
lilas
lexicógrafo, he aquí el
güista, descifrador
químico, he aquí
el
lin-
de antiguas inscripciones,
Estos marinos han guiado su nave a través de mares desconocidos, sembrados át escollos.
Este es
el
geólogo, aquél maneja
el
escalpelo, estotro es
ma-
temático.
¡
Señores
corresponden
míos,
científicos
ilustres,
los
primeros
honores
os
1
Los hechos que citáis, los observaciones que traéis, son útisin embargo, no son de mi dominio, ¡Mediante ellos no hago más que entrar en una parte de mí dominio
les;
—
129 --
WALT
H
IV
M
T
I
Las palabras de mis poemas no evocan
N
A
propiedades reco-
las
nocidas de las cosas,
Evocan
No
no catalogada,
vida
la
preocupan de
se
la
libertad,
emancipación,
la
casos neutros y determinados,
los
favo-
hombres y a las mujeres potentemente organizados. Redoblan los tambores de la rebelión, se unen a los prófu-
recen a
los
gos, a los
Yo tan
que se confabulan y a los que conspiran.
soy
Walt Whitman,
un cosmos,
uri
Manhat-
de
hijo
(1),
Turbulento, carnívoro, sensual, que come, que bebe, que procrea.
(No un encima de
Yo
no uno de esos seres que se creen por hombres y de las mujeres, o apartado de ellos.)
sentimental,
los
no soy modesto
ni
inmodesto.
¡
Destornillad las cerraduras de las puertas
i
Destornillad
las
puertas de
sus
encajes!
El que rechaza a un hombre cualquiera,
Todo
A
lo
través de mí,
como por un
Pasan a través de mí
Yo la
me
rechaza.
que se hace o se dice concluye por rebotar contra
trasmito
la
desfiladero, pasa la inspiración,
la corriente
y
la
aguja indicadora.
contraseña de las edades, enseño
el
Credo de
Democracia:
(1)
Nombre
indígena
de
la
—
isla
130
en
—
que
se
asienta
Nueva York.
o i
Pongo por
testigo
puedan aceptar en
no
Suben
M
B
mis
de
Cielo
al
las
!
Nada
que los demás
aceptaré
mismas condiciones.
profundidades
múltiples
voces
milenariamen-
mudas.
te
Voces de interminables generaciones de prisioneros y de
es-
clavos,
Voces de enfermos y de desesperados, de ladrones y de decrépitos.
Voces de
De y
de
los
la
los -astros
del
pecho de
madrea
las
de
los
de
las
derechos
hollados,
de
los
corrompidos
y
de
ineptos,
Voces
de
encrucijadas,
mios, de los hospitales
lo3
de preparación y de crecimiento,
ciclos
que unen a
savia áe los padres.
Voces los
los
hijos
y de
los
las
cárceles,
de
los
manico-
cuarteles,
Voces de los imbéciles, de los despreciados, de los humildes. Voces vagas como disueltas en invernales neblinas, voces de escarabajos, del oprobio y del crimen.
Suben de mis profundidades Las voces de
los
las
voces prohibidas.
sexos y de las concupiscencias
cuyo velo
entreabro.
Voces indecentes, bramidos primordiales, gritos locos que yo y transfiguro.
clasifico
Yo no pongo Trato con el
la
el
dedo sobre mi boca.
misma
delicadeza las entrañas que la cabeza o
corazón.
A
mis ojos
la
cópula no es más grosera que la muerte.
—
131
—
WALT Creo en Ver,
H
M
r
I
N
A
carne y en sus apetitos.
la
tocar,
oir,
W
son milagros; cada partícula de mi ser es un
tnilagro.
Tanto por fuera como por dentro soy Santifico lo que toco, y cuanto
me
divino,
toca.
El olor de mis axilas es más puro que
Mi
cabeza es más que las
Cuando subo ra preguntarme
la
escalinata de
la
los credos.
mi puerta suelo detenerme pa-
me
azulea en mi ventana
más
satisface
metafísica de los libros.
¡Contemplar
La
y
eso es cierto,
si
Una campaniMa que que toda
la plegaria,
iglesias, las biblias
el
amanecer!
tenuísima
tenue,
claridad
desvanece
las
sombras inmen-
sas y diáfanas,
El sabor del aire place a mi paladar.
Deslumbrador, ría
formidable,
Si
ra de
surgimiento
del
sol
me
mata-
y en todo momento, yo no pudiera proyectar
ahora,
mí un
el
fue-
sol levante.
También nosotros
mo
el
súbitamente
somos deslumbradores y
formidables
co-
sol,
Hemos calma y en
hallado la
lo
que necesitábamos, ¡oh alma mía!
en
la
frescura del alba.
Escucho el canto de comparada con la suya?)
la
mágica "soprano". (¿Qué
-—
132^
es
mi obra
M
n
o
p
A
5^
La orquesta me arrebata más allá de la órbita de Urano, mí locos ardores cuya existencia ignoraba, Me hacen volar sobre el mar cuyas ondas indolentes rozat
Suscita en
mis
pies,
Una
granizada aguda y furiosa
me
pierdo
asaetea,
la
respi-
ración,
Me
sumergido en un baño de morfina que sabe a miel, estrangula mortalmente,
siento
mi tráquea Al fin,
se
me
siento
libertado
para
sentir
enigma
el
d€
loi
enigmas, '.
¥
que llamamos
le
ser.
Creo que una brizna de hierba no
inferior
es
a la jornada
de las estrellas,
Que
la
hormiga
es
arena, y el huevo del
Y
el
tan
perfecta
como
ellas,
y un grano de
reyezuelo,
renacuajo es una obra maestra comparable a las más
grandes,
Y Y
la
zarza trepadora podría ornar
la coyuntura
el
salón de los cielos,
más ínfima de mi mano
desafía toda la
me-
cánica,
Y
la
vaca
que
rumia con
la
cabeza
gacha
sobrepuja cual-
quiera estatua,
Y
un ratón
es
un milagro capaz de conmover
sextillones de
incrédulos.
Podría
ir
a vivir con los animales, tanto
me
place su calma
y
su indolencia;
Permanezco horas enteras contemplándolos.
No No
se
amargan
ni
se
lamentan por su destino,
permanecen despiertos en
las
cados,
^
133
—
tinieblas
llorando
sus
pe^
WALT No
se
W
H
M
T
I
N
A
descorazonan con disputas acerca de sus deberes pa-
ra con Dios,
Ninguno
se
muestra descontento,
se
arrodilla
manía de poseer no
la
los
enloquece,
Ninguno
ante
otro ni
alguno de sus con-
ante
géneres muerto hace millares de años,
Ninguno de
ellos
vive con respetabilidad, ninguno exhibe 6u
infortunio a la curiosidad del mundo.
Así
me prueban
Me
traen
su parentesco conmigo, y
testimonios
mente que poseen
los
más
Al anochecer, subo en
al
como
me
de lo que soy,
tal los
acepto,
demuestran clara-
altos valores.
trinquete,
renuevo
la
guardia que vela
nido del cuervo.
el
Navegamos por
Mar
el
Ártico, hay luz suficiente para orien-
tarnos,
A digiosa
de
través belleza
la
que
atmósfera traslúcida mi vista abarca
me
Pasan ante mis ojos enormes moles de
pro-
hielo,
el
paisaje es vi-
en todas direcciones.
sible
En tañas
;
la lejanía se
destacan las cumbres blanquísimas de las
hacia ellas peregrinan los
Nos acercamos to
la
rodea,
a un gran
caprichos
campo de
mon-
de mi imaginación,
batalla en el cual pron-
tendremos que combatir,
Pasamos ante
las
vanguardias del ejército, pasamos
colosales
prudentemente en silencio;
O
bien,
avanzamos por
las
avenidas de una gran ciudad en
ruinas,
Los bloques de piedra y
los derruidos
todas las capitales vivientes de la tierra.
—
134
^
monumentos sobrepujan
Soy un gra
el
K
n
o
p
A
enamorado, acampo junto a
libre
la
s^
hoguera que
ale-
vivac del conquistador,
Arrojo del lecho
al
marido y ocupo su puesto
al lado
de la
esposa.
Toda
la
noche
la
oprimo ardientemente entre mis muslos y
mis labios.
Comprendo
vasto corazón de los héroes,
el
El coraje moderno y
El
desdén y
la
corajes pretéritos.
los
calma de
mártires,
los
La madre de antaño condenada por bruja y quemada haces de leña seca, a
la
vista
El esclavo, perseguido
de sus
sobre
hijos,
como una
presa,
que cae en mitad de
su fuga, todo tembloroso y sudando sangre,
Las
municiones
piernas y
Todo
el
asesinas
que
le
asaetean
como agujas
las
cuello.
eso lo siento y lo sufro
como
él.
Cambio de agonías como de vestimentas.
No
pregunto
convierto
en
el
al
herido qué es lo que siente, yo
mismo me
herido.
Sus llagas se ponen lívidas en mi cuerpo, mientras lo observo apoyado en mi bastón.
el bombero con el pecho hundido bajo los escombros. muros al derrumbarse me han cubierto por completo,
Soy Los
Respiro
humo y
fuego,
oigo los angustiosos rugidos
de mis
camaradas.
Oigo
Ya
el
chocar lejano de sus picas y de sus palas. mi encierro, y me levantan suavemente.
llegan hasta
-- 135
—
WALT
W
Estoy extendido en a
H
M
T
I
N
A
suelo con mi camisa roja, todos callan
el
mi alrededor,
No
sufro ni
me
desespero a pesar de mi agotamiento,
Bellas y blancas son las personas que
me
rodean, con sus ca-
bezas libres del casco,
El grupo arrodillado
Ahora narraré
el
con
se desvanece
la luz
de las antorchas.
asesinato de cuatrocientos doce jóvenes gue-
rreros asesinados alevosamente.
Copados por fuerzas enemigas nuove veces mayores que las formaron un cuadrado, emparapetándose detrás de sus ba-
suyas,
gajes;
Ya habían muerto a más de novecientos enemigos. Cuando cayó su coronel y quedaron sin municiones; Entonces
firmada por
En res
parlamentaron, los
obteniendo
una
capitulación
digna,
jefes respectivos.
seguida entregaron sus armas y siguieron a sus vencedoprisioneros de guerra.
como
Eran
la flor
de la raza,
la gloria
de los montaraces de Texas,
Eran incomparables para cabalgar divertirse,
Bellos,
potros,
para
lizar,
cantar,
cortejar las jóvenes. turbulentos,
Barbudos,
amables,
asoleados,
vestidos
generosos,
con
el
altivos.
típico
traje
de
los
ca-
zadores.
Ninguno de
En mirable
la
ellos
mañana
verano,
del
tenía
más de
treinta años.
segundo domingo, a principios de un
ad-
fueron conducidos por destacamentos y asesina-
dos en masa.
—
136
—
M Ninguno obedeció a la orden de ponerse de rodillas, Unos hicieron un esfuerzo desesperado y furioso, otros
se
mantuvieron firmes, inmóviles;
Algunos cayeron a o en
primera descarga, heridos en
la
las
sienes
corazón; vivos y muertos yacían juntos,
el
Los mutilados
se escondían
iban llegando los percibían
en
barro y los compañeros que
el
extendidos
allí,
Unos pocos medio muertos trataban de
huir
rampando,
Estos fueron ultimados a bayoneta limpia o a culatazos;
Un valiente que no tenía diez y siete años cogió a su asesino y tuvieron que acudir dos más para arrancarlo de sus manos. Los tres quedaron con sus ropas en girones, empapados con la
sangre del niño.
A
las
once comenzaron a quemar los cuerpos
Tal era
la historia
¿Quién
es
¿Es de
los
del asesinato de cuatrocientos doce jóvenes.
ese salvaje desbordante y cordial?
que están a
la
espera de
la civilización,
o habíén-
dola sobrepujado la dominan?
¿Es nativo transcurriera
al
¿Viene de o de
la
¿De
del
Sudoeste,
aire
libre?
la
región
es
uno de aquellos cuya infancia
¿Es un canadiense?
del
Misisipí?
¿Del Yowa, del Oregóii
California? las
montañas, de
las praderas,
¿Es un marino que ha recorrido
los
de
los
bosques?
mares?
Vaya donde
vaya, hombres y mujeres lo acogen con simpatía.
Desean que
los
ame, los toque,
137
les
hable,
y viva con
ellos.
WALT Su conducta
W
H como
es tan arbitraria
como
sus palabras tan sencillas
las
M
T
I
la
de
hierbas,
N
A
copos de nieve,
los
su cabellera,
sin
pei-
nar, rey de la risa y de la sinceridad,
Su rias
lo
lento
andar,
rasgos
sus
ordinarios,
maneras ordina-
sus
propio que sus emanaciones,
Estas emergen
Flotan en
el
del
extremo de sus dedos en formas nuevas, le rodea, con el olor de su cuerpo y
que
aire
de su aliento, y también irradian de sus miradas.
¿Queréis
que os
un combate naval de
describa
pasados
los
tiempos ?
¿Queréis saber quién quedó victorioso a
la
luz de la luna
y
de las estrellas?
Oíd la mi abuela.
No
historia
tal
eran cobardes,
como me fuera narrada por
no,
tripulantes
los
de
la
el
padre de
fragata
enemi-
ga (me decía)
Su obstinado y aguerrido coraje era el de los ingleses (No existe coraje más rudo ni más firme, nunca ha existido ni existirá coraje
Era el
el
mayor)
;
anochecer cuando
el
buque enemigo nos saludó con
primer cañonazo.
Nos abordamos
enseguida,
las
de los buques se en-
vergas
trecruzaron, los cañones llegaron a tocarse.
Mi sus
capitán
tomó parte en
la
lucha
como
el
más audaz de
subalternos.
Los cañonazos bajo de
la
línea de
del
enemigo nos abrieron varias vías por
flotación,
—
138
—
de-
Dos cañones al
romper
Así las
M
B
o
del primer puente de nuestra
fragata estallaron
fuego, matando a los que se hallaban a su alrededor
el
continuó
combate durante
el
el
crepúsculo
y luego en
tinieblas,
A
las
diez de
la
noche, bajo
el
plenilunio,
nuestras vías de
agua iban en aumento (ya teníamos más de cinco pies), El capitán de armas hizo subir a los prisioneros encerrado» en la cala de popa, para que se salvaran según pudieran.
Ahora
los
que circulan por
los
pasadizos, cerca de'' la
Santa
Bárbara, son detenidos por los centinelas; Estos,
al
ver
tantas
caras
extrañas,
ya no saben de quién
fiarse.
Nuestra fragata arde por varios sitios, El enemigo nos grita: ¿Os entregáis? ¿Arriáis la bandera?
Suelto
voz: ¡No!
la
risa al oir la
¡No
la
voz de mi capitán que contesta a toda
arriamos!
¡Ahora comen::aremos nosotros!
No
nos quedan más que tres cañones
Con uno, nuestro
capitán apunta al palo
mayor de
la
fragata
enemiga,
Los otros dos, cargados de metralla,
barren
los
puentes,
y
hacen callar su mosquetería.
Desde tra
las
cofas, algunos tiradores secundan
pequeña batería,
Su
tiroteo continúa durante toda la acción.
-- 139
el
fuego de nues-
WALT Ni un
W
H
M
T
I
N
A
tregua:
instante de
Las. vías de agua vencen las bombas,
el
incendio avanza ha-
cia los polvorines,
Un cañonazo hace estallar una de nuestras bombas de agua; Todos creen que nos hundimos.
El pequeño capitán conserva su serenidad,
No
se apresura, su voz es la misma de siempre, Sus ojos nos vierten más luz que las linternas de combate.
Hacia
dos de la noche, bajo los rayos d€
las
la
luna,
se
nos
rindieron.
La media noche se extiende inmensa y Dos grandes cascos yacen inmóviles en Nuestra tivos por
En
extremo de
Junto a
Y
la
él
el
la
popa
rostro blanco
yace
tinieblas.
se
pasar a la
el
las
hunde lentamente, hacemos que hemos conquistado.
fragata
friamente, con
silenciosa.
el
el
capitán
como un
imparte
los
sus
prepara-
órdenes
sudario,
cadáver de un niño de nuestra tripulación,
cara muerta de un viejo lobo de
mar con
sus largos
cabellos blancos y las guías de sus bigotes cuidadosamente rizadas.
Las llamas se asoman por todos lados, Se oyen las voces de dos o tres oficiales, atentos a su consigna, Se ven montones de cadáveres y cuerpos, aislados pedazos de carne y miembros esparcidos, Cordajes rotos, aparejos que se balancean, y chocar de suaves ondas.
Los cañones, negros
e
Algunas grandes sas y
como
estrellas
entre-
de paquetes
de pól-
silencio-
enlutadas,
—
ligero
quemada y a pólvora. que brillan en la altura
impasibles, restos
vora, un tremendo olor a carne
el
140
—
M que sabe a los brisa que lleva en suaves hálitos, el relente
La
juncos marinos y a los prados que bordean mensajes confiados a los sobrevivientes,
la ribera, los
El rechinamiento de la sierra del cirujano, ro que hienden los tejidos vivos y los huesos:
supremos
los dientes
de ace-
lentos,
la
silbantes, cloqueos agónicos, charcos sanguinosangre que fluye a chorros, gritos instantáneos y locos,
largos
y
melancólicos
Respiraciones
Todo
gemidos:
eso se ve y se oye
todo eso es un combate naval, toda
:
lo irreparable.
calor, Sol insolente y glorioso, no tengo necesidad de tu Suspende tu trayectoria. Tú sólo iluminas las superficies, yo ilumino las superficies las
y
profundidades, ¡Tierra!
parece que buscas algo entre mis manos.
¿qué quieres de mí?
Dime, vieja coqueta:
Detrás de esa puerta alguien agoniza.
Yo
entro en su habitación, tiro los cobertores
cho, expulso al
médico y
Cejo entre mis brazos sistible
al
pie del
le
sacerdote.
al
al
moribundo,
lo
incorporo con irre-
voluntad.
—
—
he aquí mi cuello, de que no quiero que muráis! ¡Suspendeos de mí, con todo vuestro peso! Os dilato con un soplo formidable,
¡Desesperado
Dios
me
le
digo,
es testigo
Lleno toda
la
habitación de fuerzas guerreras.
Fuerzas de cuantos
me aman
y resisten
tumba.
141
-
las
atracciones de la
WALT Dormid
\
No
!
¡
temáis,
H
IV
T
I
M
A
N
yo y mis amigos os velaremos hasta el alba la muerte no se atreverá a rozaros con sus alas
Os he cogido entre mis brazos, sois mío; Cuando despertéis mañana, comprobaréis la verdad de lo que Dormid os digo. Mirad no os ofrezco sermones ni pequeñas claridades Me doy yo mismo cuando doy. !
¡
!
i
No
pregunto quién
Nada
ni lo
sois,
podéis hacer, nada
que hacéis o habéis hecho,
podéis
ser,
exceptuando lo que yo
encierre en vosotros.
Doy un
beso familiar en la mejilla del esclavo que laborea
en las plantaciones de algodón y en
la del
obrero que limpia las
letrinas.
Juro en mi alma que jamás renegaré de
ellos.
Busco las mujeres aptas para la maternidad. Pláceme hacerles grandes y vivaces hijos. (Siembro en ellas la substancia de futuras y arrogantísimas Repúblicas).
He
leído cuanto
Sé,
por haberlo oído hasta saciarme, cuanto se ha dicho des-
se
ha escrito sobre
el
Universo,
de hace millares de años,
No
es
muy malo
para lo que es... pero ¿es eso todo?
Vengo para magnificar y para realizar, No me opongo a las revelaciones especiales, Considero que una espiral de humo, o un vello del dorso de
mi mano
es
tan admirable
como 142
cualquiera revelación,
o
P
M
B
A
S
Los bomberos, ^enfocando las bombas o subiendo por sus esno me parecen inferiores a los dioses guerreros de la an-
calas,
tigüedad,
El estercolero, las inmundicias,
que todo
Lo
lo
me
resultan
más
prodigiosas
que se sueña,
sobrenatural no lo es
Yo mismo
más que de nombre;
espero la hora en que seré uno de los seres
su-
premos,
Día vendrá en que yo haré tanto bien como en que los igualaré en maravilla,
más grandes,
los
Vedme Desde ya me convierto en un creador, Desde ya integro el seno misterioso de la sombra. !
¡
Estos
innumerables
buenos hombrecillos
y
alrededor, metidos en sus cuellos
Sé
muy
bieii
quiénes son
Reconozco en tan inmortal
como
ellos
y en
(no son gusanos
mis iguales,
a
que trotan
a mi
sus trajes coludos
el
ni
más
pulgas), débil
y vacío es
yo,
Lo que hago y digo les atañe igualmente, Cada idea que relampaguea en mí, relampaguea igualmente en
ellos.
Sé perfectamente hasta dónde llega mi egolatría. Sé lo omnívoros que son mis versos, no dejo por cribirlos
ello
de es-
;
¡Quienquiera que
seáis,
mi anhelo
sería elevaros
a mi propio
nivel
Yo
no he hecho mi poema con Lo he hecho como una brusca
más
las
palabras de ía rutina,
interrogación,
abalanzándome
de las cuestiones, a fin de ponerlas al alcance de todos; He aquí un libro impreso y encuadernado; pero ¿y el tipógrafo? ¿y el aprendiz de la imprenta? allá
He
aquí
fotografías
admirables;
pero
¿y vuestra mujer
o
vuestro amigo, opreso entre vuestros brazos?
He aquí una gran nave, acorazada de hierro, con sus potencañones sobre sus torrecillas; pero ¿y el coraje del capitán y de los mecánicos?
tes
-
143
-
WALT He la
W
H
M
r
I
N
A
aquí las casas con las mesas puestas de sus comedores en
la comida; pero y ¿el señor y la señora de la casa, y miradas que irradian sus ojos? He aquí el cielo; pero ¿y lo que hay debajo de él, en esta
hora de
las
puerta, en la de enfrente y al extremo de la calle?
La historia está llena de santos y de sabios; mas ¿y vosotros? Está llena de sermones, de credos, de teologías; mas ¿y el insondable cerebro humano?
Y
finalmente,
¿qué es
razón? ¿qué es
la
amor? ¿qué
el
es
k'vida?
Sacerdotes de todos los tiempos, de toda
yo no os
tierra,
la
desprecio.
Mi
más
fe es la
de un cometa,
—
vasta y tenue de las fes
—
es
como
la
cauda
abarca todos los sistemas y las inmensidades zo-
diacales.
Abarca
credos antiguos y los cultos modernos y todos los
los
que fueron entre
antiguos y los modernos.
los
Creo que volveré sobre
el
haz de la tierra después de pasados
cinco mil años.
Espero ludo
las
respuestas de los oráculos, honro a los dioses, sa-
al sol.
Convierto en fetiche la primera roca o
el
primer tronco que
encuentro a mi paso, realizo encantamientos con anillos mágicos
Ayudo
al
lama o
al
bracmán a preparar
los
lampadarios de
sus altares,
Me zando
incorporo a las procesiones fálicas, o gimnosofistas, tren-
bailes litúrgicos
a lo largo de los caminos,
Vivo en la austeridad y en el éxtasis, en medio de los bosques. Bebo el hidromiel en copas craneanas, admiro los Shastas y los
Vedas, reverencio
Me crificios,
paseo en
el
el
Corán,
teokallis
manchado con
Acepto los Evangelios, acepto duda alguna, que es divino,
Me
la sangre
redoblando un tambor hecho con una
arrodillo
al
durante la misa, o
^
144
^
piel
de
que fué crucificado,
me
levanto
los
sa-
de serpiente; sé,
sin
para acompa-
pon ñar en
M
^A
5^
oración a los puritanos, o permanezco frecuentemente
la
sentado en un banco de la Iglesia, Deliro y espumara] eo en un acceso de demencia, o espero co-
mo muerto
a que
mi
espíritu despierte,
Paseo mis miradas sobre allá
las
y por
losas
el
paisaje,
más
o
de las losas y del paisaje,
Soy uno de
Ha
los
que avanzan por
llegado la hora de que m.e explique.
Dejo de lado todo lo conocido, Hacia lo desconocido Adelante
reloj
!
¡
!
i
bres y mujeres,
¿El
círculo de los círculos.
el
como
marca
la
¡
Os
¡Levantémonos!
proyecto- a todos,
hom-
piedras de la honda de mi propio yol
hora? mas ¿qué
es lo
que marca
la Eter-
nidad?
Hasta ahora hemos agotado
trillones
de inviernos y de ve-
ranos,
Aun
nos quedan trillones por agotar, y después de esos,
tri-
llones y trillones más.
Los germinales nos han traído riquezas y diversidades, Otros nacimientos nos traerán nuevas riquezas y diversidades nuevas.
Yo
no llamo grande a ésto ni pequeño a estotro. llena su período y ocupa su lugar es igual a cual-
Lo que
quier otra cosa.
Soy una cumbre de cosas realizadas y soy '
todo lo que será.
10
i- 145
—
el
receptáculo do
WALT A
me
medida que
muy
Lejos,
primordial,
Sé
lo
más profundo, percibo
que he pasado por
he
M
T
I
esperado,
el
N
A
de mí,
enorme vacío
él.
permanente e
invisible,
adormecido en
brumas.
litúrgicas
He
H
elevo, los fantasmas se indinan detrás
en
lejos,
sé
que
W
dado tiempo
al
tiempo, sin que
me
dañara
el
fétido car-
bono. Infinidades
de
he
infinidades
permanecido
latente,
estrecha-
mente comprimido, esperando.
Inmensos han sido
los
preparativos de mi desarrollo,
y amigos han sido
Fieles
los
brazos que
Ciclos de edades han columpiado
como gozosos
siempre
Las
estrellas
se
me han
sostenido.
mi cuna, remando, remando
bateleros;
han abierto a mi
paso, en
sus órbitas proce-
sionales.
Han
perseverado en alumbrarme, velando las latencias de mi
porvenir.
Ya
antes de nacer en
existía,
Para que mi embrión
La nebulosa
se
molde humano,
trocara en
se había cuajado en
ser
consciente.
un orbe:
Los estratos geológicos se apilaron unos sobre otros. Las generaciones de vegetales, clorofiliaron la atmósfera, ¡Y los saurios monstruosos lo transportaron en sus fauces, depositándolo delicadamente
Todas
las
fuerzas han actuado continuamente para mi perfec-
ción y mi encanto,
Y
ahora estoy aquí, con mi
alma
Mi
potente.
sol tiene su sol, a cuyo alrededor gira dócilmente. Gira con sus camaradas en un círculo superior,
—
146
—
M Y
mayores sistemas giran alrededor de astros más grandes que
contienen pequeñas manchas
Y
no hay reposo, no
lo
habrá jamás:
vosotros y los mundos y cuanto existe dentro y sobre
Si yo,
quedáramos reducidos a una pálida y flotante neblina, eso
ellos
no tendría importancia a la larga. Volveríamos seguramente al estado ¡
más
Iríamos seguramente a
las
actual,
lejanías
donde vamos, y después
siempre más lejos!
lejos,
Sé que soy superior
al
tiempo y
al
que nunca he
espacio, sé
medido, que no lo seré jamás.
sido
Soy
el
vagabundo de un eterno viaje (¡venid a escucharme
todos!)
tas
Me reconoceréis en mi blusa impermeable, en mis recias boy en mi bastón, cortado en los bosques. Ninguno de mis amigos se arrellena en mi sillón, No tengo sillón, ni iglesia, ni filosofía, •No llevo a nadie
Conduzco
al hotel,
a la biblioteca ni a la Bolsa,
hombres y mujeres, a
todos,
a
la
cumbre de un
montículo. Allí,
enlazando con
la
mano
izquierda
el
talle
de mi acom-
pañante.
Le muestro, con
la
diestra,
paisajes,
continentes,
y
la
ruta
abierta para todos.
Hoy, antes
del
amanecer, subí a una colina y contemplé
el
estrellado cielo,
Y orbes
dije
a
mi
y saboreado
contienen,
espíritu: el
Cuando hayamos abarcado todos
placer y la ciencia de
todas
¿nos sentiremos colmados y satisfechos
—
147
—
las
los
cosas que
WALT Y
mi
W contestó
espíritu
:
H
M
T
I
No, habremos alcanzado
ras para sobrepujarlas y continuar nuestra marcha
Oigo bien
mos
problemas que
los
En verdad
me
N
A esas
altu-
(1).
planteáis ahora.
os digo que no puedo contestaros;
vosotros mis-
debéis encontrar y daros la respuesta.
Soy el maestro de los atletas. Aquel que, por mi enseñanza, muestra un pecho más ancho que el mío, prueba la amplitud de mi pecho,
Honra más mi al
estilo
el
que estudiándolo aprende a destruir
profesor.
Enseño
a los
demás a apartarse de mí, y
sin
embargo, ¿quién
podría apartarse de mí?
En
adelante, quienquiera que
Mis palabras clavarán que
seáis,
seguiré vuestros pasos,
sus aguijones en vuestras orejas, hasta
comprendáis.
las
Ninguna sala de herméticas ventanas, ninguna no sea al aire libre, pueden comulgar conmigo,
Más
escuela,
como
fácilmente que ellos lo consiguen los vagabundos y los
niños.
El obrero joven es jor
me
(1)
hombre"
el
más íntimo de mis
íntimos,
el
que me-
conoce.
"'EA .
Y
que quiere el
el
Zaratustra
vivámosla una vez más.
—
retorno vital
de
—dice
Nietzsche agrega
(A. V.)
-
148
-
Kierkegaard ;
Si
esa
—
ese es
ha sido
la
un
vida,
M también me lleEl leñador que lleva su hacha y su cántaro vará con él, sensación de El mancebo que trabaja en los campos siente una al arrullo de mi voz, Mis palabras zarpan con los vapores, nostálgicas de todos
bienestar
los
mares.
Amo
Digo que Digo que
el
Nada,
el
su propio
tía,
pasar los días con los pescadores y los lobos de mar.
ni
el
alma no es más que el cuerpo, cuerpo no es más que el alma. mismo Dios, es más grande para cada cual que
ser.
Digo que quienquiera que anda doscientos metros sin simpamarcha envuelto en un sudario a sus propios funerales, Y yo, vosotros, sin tener un céntimo en el bolsillo podemos lo más precioso de la tierra, mirar con los ojos u observar una habichuela en su vaina,
adquirir
Y
confunde
la
ciencia de todos los tiempos,
Digo que no existe que
oficio
ni
empleo en cuyo desempeño
el
no pueda convertirse en un héroe. Ni objeto, por vil o endeble que parezca, que no pueda trose obstina
carse en eje de la rueda universal;
hombre, a cualquier mujer: "¡Que vuesalma conserve su serenidad, el dominio de sí misma ante un
Y
tra
digo,
a cualquier
millón de universos!"
Y
digo a la humanidad:
"No
seáis curiosos respecto de Dios.
Yo, que tengo tantas curiosidades, no tengo ninguna acerca de El."
(Ningún lujo verbal podría expresar mi tranquilidad en que atañe a Dios y a
la
muerte).
Oigo y veo a Dios en cada objeto. obstante, confieso mi infinita incomprensión de Dios.
No
^. 149 -^
lo
WALT ser
W
H
Y lo que comprendo menos todavía, más prodigioso que yo mismo. ¿Por qué he de
M
T
I
qué
es
es lo
N
A
que podría
tener deseos de ver a Dios mejor de lo que
actualmente lo veo?
Veo
algo de Dios en cada una de las veinticuatro horas, y
también en cada minuto,
Veo
a Dios en el rostro de los hombres y en el de las muy en los espejos cuando reflejan mi faz. En las calles y en los campos, por todos lados, encuentro car-
jeres,
tas
que Dios ha dejado caer.
las
hallo,
Cartas firmadas con su nombre y su rúbrica, que dejo donde otras
porque sea cual fuere otras
y
llegarán
rumbo de mis
el
puntualmente hasta
mí,
pasos,
por
los
sé
que
tiempos
de mis tiempos.
Cuanto a
ti,
¡oh Muerte! y
amargo abrazo de
tú,
la
cam-
biante materia, es inútil que tratéis de alarmarme.
¡
Oh Vida
!
no ignoro que eres
residuo
el
de
incalculables
muertos.
(Yo mismo, antes de nacer esta muerto más de diez mil veces).
¿Qué murmuráis ¡
Oh
cias
soles
!
i
Oh
¡Oh
en las lejanías?
hierbas de las
fosas
seguramente ya había
vez,
!
¡
estrellas
Oh
de los cielos!
perpetuas transferen-
y desarrollos! Si
vosotros
Vosotros
los
calláis,
que
¿cómo podría yo
me
escucháis,
decir algo?
¿tenéis algo que
— 150 -
decirme?
p Miradme
M
n
o a
la
A
s
cara en tanto aspiro la fluida caricia del ano-
checer.
(Habladme sinceramente, nadie nos más que un minuto).
escucha,
ño puedo esperar
¿Estoy en contradicción conmigo mismo?
De
acuerdo, es verdad que
(Soy
gavilán
El dejas;
vasto, contengo
me
desciende
me
contradigo.
multitudes).
como un dardo
hasta
rozar
mis gue-
acusa de facundia y de pereza.
Yo soy tan montaraz como él, y tan inexplicable; Hago repercutir mis salvajes ladridos por encima
de los
te-
jados del mundo.
Los últimos resplandores
del día
Proyectan mi imagen tras de
que
las
se ofrecen a mis ojos, otras— tan verdadera como
más— en el desierto invadido por la sombra, Me empujan mimosamente hacia la bruma y el
Me
alejo
como
el
crepúsculo.
sacudo mi cabellera blanca hacia
aire,
la
el
sol
poniente.
Arrojo mi carne a mosas fibras.
Me
doy
al
los
barro para renacer en las hierbas que amo,
Si en adelante queréis las
remolinos, la dejo aventarse en espu-
volverme a ver, buscadme bajo
de vuestros zapatos.
-
151
las sue-
WALT Nunca
W
H
I
T
M
N
A
sabréis lo que soy ni lo que significo.
Sin embargo, para vosotros yo seré la salud, Purificaré y fortificaré vuestra sangre.
Si
Si ¡
no podéis alcanzarme en seguida, no os descorazonéis: no me halláis en un punto, buscadme en otro,
Yo
estoy en algún
lado,
esperándoos
CANTO DBL HACHA
Arma de forma bella, arma desnuda y pálida. De cabeza extraída de las entrañas de la madre, Cuya carne es de madera, y miembro y tu labio único.
Tu tu
el
hueso de metal, con tu único
hoja gris azulosa crecida en la hornaza calentada
mango nacido de una ínfima Reposas entre
Arma
que se
Formas
la
al
rojo,
simiente que se sembró,
hierba que te rodea,
tira,
y en
potentes y
la
que uno se apoya.
atributos
de f'ormas potentes, oficios,
es-
pectáculos y rumores serviles.
Larga
Dedos
serie variada
del
organista
y emblemática, jirones de música, mariposeando sobre las teclas del gran
órgano.
II
Bienvenidos todos los países, cada uno según su naturaleza: Bienvenidos los países del pino y de la encina,
Bienvenidos los países del limonero y de la higuera, Bienvenidos los países del oro,
-
152
—
Bienvenidos los países
d€
M
B
o
P
5^
y del maíz, bienvenidos los
trigo
del
A
uva.
la
Bienvenidos los países del azúcar y del arroz, Bienvenidos los países del algodón, los de la papa blanca y de la batata,
Bienvenidas las montañas, las pampas, los arenales, las selvas, las
praderas,
Bienvenidas nicies,
tierras
las
Bienvenidos
ríos,
el
Pero tan bienvenidos sean ricos
desmesurados,
bienvenidos
lino, la miel,
el
pastizales
los
rra fecunda de los vergeles,
Tan
que bordean los
fértiles,
las
pla-
la
tie-
brechas,
las
como
demás
los
y
dura
países de
países del oro, del trigo
los
cáñamo,
y de
faz.
los
frutos,
de minas, países de rudos y viriles minerales. Países de la hulla, del cobre, del plomo, del estaño y del cinc. Países del hierro, países de la materia de que es hecha el hacha. Países
III
Junto a la pila de madera hay una bola contra la cual está apoyada el hacha. A su lado se eleva la choza silvestre: una viña trepa por en-
cima de
la
puerta,
un pequeño espacio ha sido talado para
tro-
carlo en jardín,
El golpeteo irregular de
ciguado después de
Una cordando
lamentación la
lluvia
la
sobre las hojas, hase apa-
la tempestad.
gemebunda
se
deja
oír
por intervalos
re-
mar;
del
Piensan en naves cogidas por
la
tempestad, tumbadas de cos-
tado, con sus mástiles rotos.
Se
recuerdan
las
enormes
vigas
de
los
cortijos
de
otros
tiempos.
Las
imágenes y
las
aventureras de hombres,
narraciones
que describen
las
travesías
de familias y de bienes.
Se imagina su desembarque, la fundación de nuevas colonias. de los que buscaron una nueva Inglaterra y
La navegación la
descubrieron
;
sus comienzos,
-
153
-
^
A
W
T
L
H
Los establecimientos de Arkansas,
M
T
I
del
Colorado,
de Willamette,
Los lentos progresos,
carne flaca,
la
Y
La
belleza de los montaraces y de ros rostros mcultos.
los
de
Ottawa
aventureros y audaces leñadores con sus cla-
La belleza de la independencia, de la partida, de las acciones que no se apoyan más que en ellas mismas El desdén del americano por los decretos y las ceremonias. la mipaciencia ilimitada ante toda coerción, La libre tendencia del carácter, el relámpago a través de los
tipos
tomados
azar,
al
El carnicero en Jetas,
el
la
el
almadiero, el
solidificación;
matadero, los hombres a bordo de
go-
las
pioner.
Los leñadores en sus cuarteles de invierno, el alba en los boslos ribetes de nieve en las ramas de los árboles, y de tanto en tanto el ruido seco de un crujimiento; Viiestra propia voz que suena clara y gozosa, la alegre ^ ques,
can-
"^^"''^
ornada'.
'"
^""^
^''''^"'''
^^
^""'^^ ^'^^"^'^
^^ ^^^^
El fuego que llamea al anochecer, el gusto delicioso de comida la conversación, la cama hecha con ramas de pino, y iPiel
>
del oso.
El
empresario
de
construcciones
trabajando
en
des o en cualquier lado.
El
trabajo
aserramiento,
regufaLTnt'' ^
gún
preparatorio
del
del
garlopaje,
de
'"
"'" '" " "'""
'"
El ajustamiento de las grandes vigas, en el modo con que fueron preparadas.
Los martillazos, sus miembros;
la
las
y
la
la ^*
ciuda-
escuadría,
del
amojonamiento;
"'
las
" las
"'°' ^^^'"'^^^^ entalladuras, se-
actitudes de los obreros, las flexiones de
Inclinados, de pie, a horcajadas en rrados a los postes y a los tirantes,
-
154
-
'
hacha, la carabina, la
el
bolsa de cuero para las travesías a caballo; luego la belleza de todos los seres
N
las vigas,
claveteando, aga-
M Sosteniéndose con un brazo mientras
Los entarimadores que ajustan vetearlas
las
otro maneja
el
maderas
hacha.
el
del piso para cla-
después,
Sus aposturas,
abatir de
al
armas contra
arriba abajo sus
las
planchas,
Los ecos de sus golpes retumbando en
El
enorme almacén que construyen en
muy
está
Los
edificio vacío.
la
ciudad y
que ya
adelantado,
dos en medio y dos en cada extremi-
carpinteros,
seis
llevando
dad,
el
con precaución
sobre
sus
un gran trozo
espaldas
de madera que servirá de travesano
Los equipos enfilados de elevando rápidamente desde la fachada
el
albañiles con la llana en la diestra,
largo
muro que ya mide
sesenta
metros
fondo.
al
Sus espaldas que suben y bajan con agilidad,
el
continuo chis-
chás de las llanas sobre los ladrillos.
Los
ladrillos,
asentados unos tras otros con una destreza tan un golpe del mango de la llana.
segura, y fijados con
Las
de materiales,
pilas
continuamente
batidas
por
el
los
mortero, las mezclas de cal y arena operarios;
Los obreros que hacen los mástiles en los jambre de los aprendices, ya hombres hechos,
astilleros,
El vaivén balanceado de sus hachas para tallar trozo de madera y redondearlo en forma de mástil, El breve y seco crujido del acero, entablando
al
en-
cuadrado
el
sesgo
Los copos, color manteca, que vuelan en grandes
el
el pino,
astillas
o
en cintas.
El movimiento flexible de los brazos jóvenes y musculosos y de las caderas dentro de las blusas, El constructor de muelles, de puentes, de escolleras, de diques,
de almadías, de rompeolas,
El bombero de en
el
barrio
más
las
ciudades,
el
incendio que estalla de pronto
poblado,
La llegada de las bombas, los gritos roncos, los hombres que avanzan rápidos y osados. El vigoroso mandato trasmitido por los clarines, el desple-
~
155
-
WALT
W
H
T
I
M
N
A
gamiento en línea de carga, los brazos que suben y bajan para traer
agua,
el
Los
chorros
finos,
espasmódicos,
un blanco azuloso,
de
la
ganchos y de las escaleras con sus accesorios, El estrépito de las paredes que se minan y de los techos que derrumban si el fuego arde debajo,
colocación de
se
los
Los rostros iluminados de la multitud que observa, dad violenta y las sombras espesas.
la
clari-
El forjador en su forja y el que usa el hierro después de él; el hacha grande o pequeña, el que la suelda y
El que fabrica
que la templa.
el
El que sopla sobre por
El que da forma garce
acero frío y prueba su
pasándolo
filo
mango y
al
lo
sólidamente en su en-
fija
;
Las en
el
pulgar.
el
el
siluetas
de los que
procesionales
han servido de
se
ella
pasado;
Los
artistas
primitivos
y pacientes, los arquitectos y los
in-
genieros.
El edificio asirio y
el
edificio
de Mizra perdidos en
las
le-
janías,
Los
lictores
romanos precediendo a
los
cónsules.
El antiguo guerrero de Europa con su hacha, en los combates, El arma enhiesta, los hachazos que resuenan sobre
que cubre
la
el
casco
cabeza del enemigo;
El alarido de muerte, el cuerpo de pronto ablandado que el amigo y el enemigo que se precipitan.
3?
desploma,
Los vasallos insurreccionados que sueltos
a
La gua y
conquistar
fortaleza intimada el
aprestan
se
al
asedio
re-
sus libertades.
a
rendirse,
la
puerta asaltada, la tre-
parlamento.
El saqueo de una ciudad antigua, Los mercenarios y los partidarios que mente en desorden,
—
156
-
se
precipitan
furiosa-
M Rugidos,
El
locura delirante,
borracheras,
sangre,
llamas,
pillaje
de los tesoros en las casas y en los templos, los
gritos de las mujeres abrazadas por los bandidos.
Las
pillerías
y
las
depredaciones de los que marchan detrás
de los ejércitos, los hombres que corren,
los
ancianos que se la-
mentan,
La guerra infernal, las crueldades de la fe, La lista de todos los hechos y de todas las El poder de
¡
la
palabras,
justas
muerte,
o injustas, prohibidas bajo pena de
personalidad justa o injusta.
Músculo y corazón para siempre
Lo que
Y Y
porvenir no es
el
Pues
la
Como
Y
vigoriza la vida vigoriza la muerte,
muertos progresan tanto como progresan
los
más
que
el
los vivos,
presente;
rudeza de la tierra y del hombre contiene tanto
la
delicadeza de la tierra
nada perdura excepto
¿Qué
cierto
es, pues,
lo
las
y
del
hombre,
cualidades
del individuo.
que vosotros creéis que perdura?
¿Creéis que una gran ciudad subsiste?
¿O un
estado manufacturero desbordante
una constitución elaborada? truidos
¿O
los
de productos?
¿O
vapores más sólidamente cons-
?
¿O
los
hoteles de
granito y de hierro?
obras maestras hechas por ingenieros?
¿O
¿O no
los
importa qué
fuertes,
o los ar-
mamentos?
¡
Quitad de ahí
!
Ellas llenan un tes
Esas cosas no deben ser amadas por
momento; por
ellas es
que bailan
sí
mismas.
los
danzan-
y los músicos ejecutan;
El cortejo pasa, todo eso entretiene y satisface seguramente. eso resulta negocio y ganancia, hasta que irradia un
Todo
relámpago de desafío.
-
157
—
WALT Una gran más
W
ciudad es
H
que posee
la
los
M
T
I
hombres y
N
A
mujeres
las
grandes,
Aunque no poseyera más que algunas chozas la más grande de las ciudades del mundo.
miserables, aun
sería
El lugar donde se eleva una gran ciudad no es aquel que posee extensos muelles, almacenes de carga y descarga, manufacturas y pirámides de productos,
Ni ros,
donde incesantemente
lugar
el
ni
donde
Ni
el
lugar de los
más
altos
partes del
Ni donde
los
co-
las
de-
mundo,
lugar donde
el
Allí
y de
edificios,
el
lugar
dinero abunda más,
el
Ni
los
lugar de las mejores escuelas y bibliotecas, ni
el
foraste-
productos de todas
y regios
mercios en los que se trafica con
más
saluda nuevos
se
levan anclas para los que parten,
se
donde
se
la
población es
más numerosa.
levanta la ciudad que posea la raza
más mus-
culosa de bardos y de oradores, Alli donde se eleva la unidad que es adorada por ellos, y que en gratitud los adora y los comprende. Allí donde no existe monumento alguno erigido a los héroes si
no en
la comunidad. economía ocupa su lugar y la prudencia el suyo, Allí donde los hombres y las mujeres dan poca importancia
Allí
las
palabras y en los actos de
donde
la
a las leyes. Allí
donde
la
esclavitud
desaparece,
y
el
amo
de
esclavos
desaparece, Allí
donde
el
pueblo
imprudencia eterna de Allí
como
el
los
se
subleva
instantáneamente
contra
la
elegidos.
donde los hombres y océano, al silbido de
las
mujeres
se
la
muerte,
desencadena
abalanzan a sus
ellos,
olas
impetuosas, Allí
donde
la
autoridad exterior nunca entra más que pre-
cedida por la autoridad interna,
-
158
-
P
donde
Allí
donde
el
presidente,
el
M
B
0_
ciudadano es el
alcalde,
A
5
la cumbre y el ideal gobernador y sus secuelas son
siempre
el
agentes asalariados,
donde
a los niños se les enseña a ser ellos mismos su no contar más que con sus solas fuerzas, Allí donde la igualdad de alma impera en los negocios.
Allí
propia ley,
a
donde donde
Allí
Allí
públicas
especulaciones espirituales son estimuladas, mujeres andan por las calles en procesiones igual que los hombres;
al
las
las
donde Allí donde
se eleva la ciudad de los
amigos más
se eleva la ciudad de la
fuerza
donde Allí donde
se eleva la ciudad de los
padres
se eleva la ciudad de las
madres de cuerpos
Allí
Allí
fieles.
de los
más
sexos,
sanos,
más
bellos,
¡Allí se levanta la
Gran Ciudad!
¡Cuan miserables resultan
los
argumentos frente a un gesto
de desafío!
¡De qué modo encoge ante
la
Todo aguarda o
Un
ser
el
florecimiento
material de
las
ciudades
se
mirada de un hombre o de una mujer!
se descalabra hasta
que aparece un ser fuerte;
fuerte es la prueba de la raza y de las posibilidades
del Universo,
Hombre
o
mujer,
cuando aparece,
las
materialidades
se
es-
tremecen de respetuoso temor.
Cesan
las
disputas
sobre
Las viejas costumbres y das
el
las
alma,
fórmulas viejas son confronta-
para
renovarlas
¿Qué
objeto tiene ahora vuestra búsqueda del dinero?
o
abandonarlas.
qué os podría servir ahora?
-
159-
¿Para
WALT ¿Qué ¿Qué tra
M
T
I
N
A
ahora, vuestra teología, vuestra enseñanza, vuestradiciones,
vuestras
¿Dónde
H
vuestra respetabilidad?
significa
valen,
sociedad,
Un
W
vuestros códigos?
están ahora argucias respecto del alma?
más
paisaje recubre el mineral; no lo hay
estéril
rico a
despecho de su mísera apariencia;
He He
aquí la mina, he aquí los mineros, aquí
el
fuego de
la
forja, la licuación se opera, los
for-
jadores están en sus puestos con sus tenazas y sus martillos, Lo que siempre ha servido y sirve siempre, el hierro, está pronto.
Nada ha
más útilmente que
servido
el
hierro:
ha servido a
todos.
Ha
servido
a
griegos,
los
de lengua elegante e inteligencia
y antes de los griegos Ha servido para construir edificios que han durado más que
sutil,
todos.
Ha
servido
a
hebreos,
los
a los persas, a
indús de los
los
tiempos más remotos.
Ha
servido
bordes del en
la
América
Ha
a
que construyeron chozas de tierra en
los
los
ha servido a aquellos cuyos restos reposan
Misisipí,
Central,
servido a los templos bretones levantados en los bosques;
sobre las llanuras, con sus pilares sin desbastar, y a los druidas.
Ha ciosas,
servido
que
Ha
se
a
las
ven en
servido
grabaron sobre
hendiduras artificiales, vastas, las nivosas colinas
a los que, en tiempos los
altas,
silen-
de Escanditiavia, imposibles
muros de piedra esbozos
del
de conjeturar, sol,,
de
la
luna
de las estrellas, de las naves, de las ondas del Océano,
Ha
servido
para abrir las
rutas
por donde irrumpieron
los
godos, ha servido a las tribus pastorales y a las nómadas.
Ha
servido
a los lejanos celtas, ha servido a Tos osados
ratas del Báltico,
-
160
-
pi-
M Ha
antes
servido
inocentes de la
Ha y
que
a
todos
a los
hombres venerables
e
Etiopía.
servido para fabricar los timones de las galeras de placer*
de las galeras de combate,
los
Ha
servido para todas las grandes obras de la tierra y para
todas las grandes obras del mar,
Ha de
la
en los
servido
siglos
medioevales y antes de los
siglos
Edad Media.
No
ha
sólo
servido
para
los
vivos,
entonces
como
ahora,
también ha servido para los muertos.
Veo
al
verdugo de Europa,
Se yergue enmascarado, vestido de rojo, con sus piernas enor-
mes y
Y
fuertes se
brazos desnudos,
apoya sobre una pesada hacha.
(¿Cuál es
el
último de los que habéis hendido, verdugo de
Europa ?
¿De
quién es esa sangre que os moja y os pringa tanto?
Veo Veo
el
claro poniente de los mártires.
descender los
fantasmas de los cadalsos,
Fantasmas de señores difuntos, de soberanos descoronados, de ministros
acusados,
Rivales,
Veo
de reyes caídos,
traidores,
envenenadores, jefes
deshonrados, y otros
a los que, en todos los países, han muerto por la buena
causa,
Rara
es
su simiente; sin embargo, la cosecha no se malogra-
rá jamás.
(¡Guay de vosotros, oh reyes extranjeros, oh secha no se perderá jamás, yo os lo aseguro!)
11
-
161
clérigos!
la
co-
WALT Veo
W
H
hacha completamente lavada de
el
M
r
I
N
A
sangre que la cubría.
la
El hierro y la mancha están purificados, No hacen correr más la sangre de los nobles de Europa, no tronchan más
Veo Veo junto
al
cuellos de las reinas.
los
verdugo que
al
más grande de
más
al
hacha
amistoso,
el
emblema de
la potencia
de mi raza,
las razas.
No me
(¡América!
Tengo
i
inútil.
tajo,
Veo enorme y la
por
se retira
cadalso desierto y enmohecido, no veo
el
mi amor por
jacto de
ti,
que tengo.)
lo
El hacha rebota
La compacta selva tiembla de resonancias fluidas, Ruedan y se prolongan, se elevan y cobran formas Choza, tienda, embarcadero, jalones, Balancín,
carreta,
Balaustrada,
tenazas,
pico,
artesón,
horquilla,
alfajía palote,
paleta
de locero,
ta-
blero mural, rueda dentada,
Ciudadela, posición,
cielorraso,
Cornisa,
Azada,
celosía, rastrillo,
Silla,
Caja,
órgano,
sala
de
ex-
pilastra,
balcón, lápiz,
cala,
ventana,
torrecilla,
pórtico,
carruaje, bastón, sierra, gar-
mango de
prensa.
cuba, esfera, mesa, ventanilla, ala de molino, marco, piso, cofre,
y todo
ficio
academia,
horquilla,
mazo de madera,
lopa,
café,
bibhoteca.
Capitolio
lo
de
instrumento de cuerda, navio, armadura de edi-
demás, los
Estados y Capitolio de la nación hecha de
Estados,
Largas, impelientes ringleras de edificios flanqueando las avenidas,
Hospicios para huérfanos, para pobres, para enfermos,
Vapores
y
veleros
de
Manhattan,
mares.
-
162
—
peregrinos
de
todos
los
M Las formas
i
se alzan
Formas de todas
!
cosas para las cuales sirve
el hacha, y y de cuanto les rodea. Los que talan los bosques y los que arrastran sus despojos hasta Penobscoto Kennebec,
de los
que
se
las
sirven de
ella
Los que habitan en cabanas
medio de
en
California o junto a los pequeños lagos o en
Los que habitan Grande,
Sur,
al
en
riberas
las
las
m.ontañas
de
Columbia,
el
del
Gila,
Río
del
reuniones cordiales, los tipos y las diversiones. Los que habitan a lo largo del San Lorenzo, o al Norte, en
el
las
Canadá, o en los parajes del Fellowstone,
las
los
que habitan en
costas y a lo largo de las costas;
Pescadores de focas, balleneros, marinos de las regiones áracostumbrados a abrirse paso entre los témpanos.
ticas
¡Las
formas
se
alzan!
Formas de manufacturas, de
arsenales, de fundiciones, de
mer
cades.
Formas de durmientes, de Formas de travesanos de
rieles
unánimes,
puentes,
de vastas
armaduras,
de
vigas, de arcos,
Formas de flotillas de chalanas, de hendiendo canales, lagos y ríos,
remolcadores, de barcos
Los del
astilleros navales, las dársenas, a lo largo de los mares Levante y del Poniente, y tantas bahías y zonas retiradas, Las carlingas de roble, las bordas de pino, la raíz de alerce
para las curvas.
los
Los barcos mismos sobre sus cascos, las hileras de andamios, obreros trabajando dentro y fuera del casco, Sus herramientas esparcidas por todos lados, el ancho tala-
dro,
la
escoplo,
¡
barrenilla, la azuela, el
Las formas
los pernos,
el
cordel, la escuadra, el
de carpintero.
cepillo
se
La forma que
alzan se
!
mide,
asierra,
—
163
~
cepilla,
junta,
pinta,
WALT La forma
W
H
T
I
M
N
A
féretro en el que la muerte será acostada con
del
9n sudario.
La forma que
se
ha destacado en columnas, en columnas de
cama, en las columnas del techo de la desposada,
La forma de de
la pequeña cuna del infante,
la
La forma mente
y
la
la báscula, la
donde conviven cordial-
techo de la mansióh donde habitan
del
forma
los hijos,
mujer, jóvenes y cién desposada,
la
forma de
del piso de la casa familiar
los padres
La forma y
pila, la
la
felices,
el
techo que recubre
la
el
hombre
pareja re-
El techo que resguarda la comida gozosamente preparada por esposa, y gustada gozosamente por el esposo casto, con alegría de haber concluido bien la jornada. casta
¡
Las formas
La forma
se alzan
!
del lugar en que se halla de pie el prisionero, en
y de los que están sentados, mostrador del bar sobre la que se apoyan eí joven alcoholista y el borracho viejo. La forma de la escalera vergonzosa e irritada al contacto de los pies que se esquivan bajamente, la
sala
seria
del tribunal,
La forma
del
La forma
del
silencioso canapé
donde
se
ha ocultado
la
mi-
de la pareja adúltera.
La forma de
la
mesa de juego, con sus ganancias y sus pér-
didas diabólicas.
La forma de la tarima junto a la horca, para el asesino ya juzgado y condenado, y el asesino que sube a ella, con el rostro huraño y los brazos liados. La autoridad a un lado
la
lado en compañía de sus asesores, al otro
multitud silenciosa, pálida de contenida emoción, y la cuer-
da que se balancea.
¡Las formas se alzan I
Formas de puertas dando paso franco a todas las
salidas,
164
—
las entradas y
o
p_
al
M
n
A
5;
La puerta que abre y cierra tras sí, apresurada y palpitando amigo, largo tiempo separado del amigo. La puerta que deja pasar la buena o la mala nueva, La puerta por donde
fianza en
abandonó
hijo
el
la casa
lleno de coa-
sí,
La puerta por
que entró, después de una larga y escandadespojado de su pureza y sus
la
ausencia, enfermo, consumido,
losa
recursos.
La forma
se alza por sí misma, el alma Está menos protegida que nunca; sin embargo, más protegida que nunca,
Las ordinarieces y no
la
las
manchas entre
cuales
las
se
mueve
tornan grosera ni sucia.
Cuando pasa conoce los pensamientos, nada le queda oculto, Por ello no es menos previsora ni menos amistosa, Es la más amada, sin excepción, no tiene por qué temer
ni
Mada teme.
Los juramentos, hipos,
las
palabras
las
disputas,
injuriosas
canciones
las
no
la
ofenden
ni
entrecortadas las
oye,
de
cuando
pasa,
ella
Ella
es
silenciosa,
está
llena
de
sí
misma, nada de
ello
Ic
ofende,
Acepta eso como lo aceptan
las
leyes
de
la
Naturaleza,
ella
es fuerte.
También poderosa que
ella
es
una
ley de la Naturaleza,
¡Las formas capitales
Formas Formas Formas Formas
y no hay ley mái
ella.
de
la
total
se
levantan!
Democracia y coronamiento de
los siglos,
eternamente proyectadas de esas formas, de ciudades viriles y violentas. de amigos y
de constructores de hogares alrededor
de la tierra, ¡
Formas que abarcan
la tierra
y abarcadas por toda la Tierra
165
—
WALT
W
H
M
T
I
A
N
MIRA TU QUE REINAS VICTORIOSA Ahora que reinas victoriosa sobre las cumbres, Desde las cuales contemplas, con poderosa frente, el mundo (El mundo, ¡oh Libertad! que inútilmente conspirara contra ti). El mundo, cuyos innumerables sitios y asaltos resistieras Ahora que culminas, dorada por el sol deslumbrador. Ahora que avanzas con augustos pasos, sana, suave, fuerte y floreciente,
En
No
supremas para
estas horas
Mira
lo
es
que
te
ti,
ofrezco:
un poema de continental
orgullo, ni un
himno extasiado
y triunfal.
Te
traigo un búcaro de estrofas, conteniendo las tinieblas noc-
turnas y las llagas arrasadas de sangre.
Y
salmos de
los
los
muertos.
A UN BURGUÉS ¿Qué es lo que pretendéis de mí? ¿Versos acaramelados? ¿Buscáis en mi obra las lánguidas y plácidas estrofas caras a los burgueses? ¿Os ha parecido
tan difícil seguirme hasta aquí?
Pues bien habéis de saber que no he cantado hasta ahora cantaré jamás de modo que podáis seguirme y comiprenderme. :
(Yo he nacido de la
guerra
;
para mí
el
los
ni
mismos elementos que han engendrado
redoble de los tambores es una música ine-
adoro el himno fúnebre y marcial, Que acompaña con su lenta lamentación y
fable,
llozos los funerales del oficial)
¿Que
significa para
sus convulsivos so-
;
un hombre como
vos,
un poeta como
yo? Dejad, dejad mis cantos: Id a que os arrullen con lo que podéis comprender
y tonadillas de piano Yo no arrullo ni columpio a nadie, por
:
aires
de
baile
comprenderme jamás.
—
166 -,
lo
mismo no
podréis
POEMAS AÑO QUB TIEMBLAS Y VACILAS ANTE MI ¡
Año que
tiemblas y vacilas ante mi
El viento de tu
Una
estío
me
que respirábamos
fué bastante cálido; sin embargo,
densa sombra se interpuso entre
brecerme
el
aire
pareció de hielo, el
sol
y yo para entene-
;
¿Tendré que trocar mis triunfantes cantos? me
dije
mi
a
mismo? ¿Tendré que aprender a cantar los
los
fríos
himnos fúnebres de
vencidos?
¿Y
salmos somibríos de
los
la
derrota?
CANTO DEL POETA Escuchad, pues,
mi romanza matinal, publico
los
signos
del
Poeta
Voy cantando se encuentran a
Un
joven se
de sol a sol por las granjas y las ciudades quQ
mi paso.
me
aproxima, trayéndome un mensaje de su her-
mano.
¿Cómo su
es posible que este joven conozca el sí
y
el
cuándo de
hermano? Decidle que
Y me
me mande
los
pongo frente a frente
signos que lo caracterizan.
del joven,
y cojo su diestra en mi
mi diestra, Y respondo por su hermano y por todos los hombres, y por el Poeta— que contesta por todos y envío estos augurios: siniestra
y su
siniestra en
—
El es
el
que todos esperan,
Su palabra
es
él es
decisiva y final,
—
167
—
el
que todos acatan,
el
WALT El es se
el
W
H
M
T
I
N
A
que aceptan, aquel en quien todos se bañan y en quien
vislumbran como envueltos en luz;
El
se
sumerge en
como
ellos
Las mujeres admirables, los paisajes, las gentes,
La profunda sus remolinos
Todos
tierra
(así
él
y
más
las
sumergen en
él.
soberbias naciones, las leyes,
los animales.
lo mismo que mi romanza matinal),
y sus atributos,
publico
los goces
con dinero,
ellos se
los bienes,
y
el
el
Océano y
dinero y cuanto se adquiere
lo posee,
Las mejores granjas que otros abonan y siembran penosameate,
es él quien las cosecha;
Las ciudades más imponentes y lujosas que otros proyectan y edifican, él es quien las habita;
Nada hay para lejana es para él
:
nadie los
Los espectáculos y tuamente,
si
más que para
él,
toda cosa próxima o
vapores distantes. los cortejos
que pasan por
son para alguien, son para
la tierra perpe-
él.
Establece las cosas en sus actitudes,
Con amor y
plasticidad hace amanecer el día dentro de
si,
Fija el tiempo, los recuerdos, los parientes, los hermanos, las
hermanas,
el
ambiente, los oficios,
demás ya no pueden
El es
A
el
la
política,
de
tal
guisa que los
envilecerlas ni dominarlas.
Contestador;
todo lo que puede contestarse contesta, a lo que no puede
contestar, enseña
cómo no puede
contestarse.
168
—
M Un hombre (En vano
¿No
risas?
es
una intimación, un desafío. de esquivaros; ¿no oís sus burlas y sus
trataríais
oís
sus crónicos ecos?)
Libro, amistades, filosofías, sacerdotes, acción, placer, orgullo,
van y vienen en todos sentidos esforzándose en satisfacernos, El es el que enseña en qué consiste y dónde se halla la satisque enseña
facción, el
lo
Cualquiera que sea fresco,
dulce,
sin
que va y viene en todo sentido.
el
sexo, la estación o el lugar, puede ir
miedo, hacia los hombres, tanto de día
como de
noche.
Posee
el
salvoconducto de los corazones, y la respuesta que
anhelan las manos ansiosas asidas al aldabón de
Es
el
el
Toda
ma
puertas.
universal bienvenido, el gran río de la belleza no es
jor acogido en parte alguna, ni
Es
las
que alegra
el
más
universal que
me-
él.
día y bendice la noche.
existencia tiene su idioma, todas las cosas tienen su idio-
y su lenguaje.
El resuelve todas las lenguas en la suya, y la entrega a lo« hombres; cualquier hombre puede traducirla y traducirse igualmente ;
Una
parte no contradice la otra, él ve
cómo
se concillan, es el
conciliador.
El día de recepción en casa del Presidente, dícele con sereni-
dad
:
¿Cómo
está usted,
amigo
—
169
—
WALT Y
al
H
I
M
T
N
A
paria encorvado sobre su hoz en las plantaciones de azú-
car, le dice:
Y
W
Buen
ambos
lo
día, hermano; comprenden y saben que habla como debe hablar.
Se pasea con perfecta desenvoltura por
el
Capitolio,
Circula entre los miembros del Congreso, y un diputado dice Ved aparecer a nuestro igual. a otro :
Los artesanos lo consideran artesano, Los soldados presumen que es un soldado,
los
marinos creed
que ha hecho vida de mar,
Los escritores lo toman por un escritor, Los artistas, por un artista, Los leñadores reconocen que podría ser uno de Cualquiera que sea
ya
la
la
obra, es
los suyos
que debq realizarla o
el
el
que
ha hecho.
Cualquiera que fuera
la nación,
podría encontrar en ella her-
manos y hermanas.
lo
Los ingleses creen que su origen es inglés, Los judíos opinan que es judío, los rusos que tienen por allegado, ninguno por extranjero.
En
el
café lleno de viajeros,
si
es ruso, todos
mira a alguien, éste
lo consi-
dera de los suyos, Italianos y
cada uno de
franceses, alemanes, españoles e insulares cubanos,
ellos
lo
juzga compatriota suyo;
El mecánico, el marinero, sean de los grandes lagos o del Misisipí, del San Lorenzo o del Sacramento, del Hudson o del estrecho de Paumanok, lo creen de su oficio y de su región.
—
170
—
M El gentilhombre de pura sangre reconoce su sangre perfecta, El blasfemo, la ramera, el furioso, el mendigo, se reconocen en sus maneras cuando
da en imitarlos
él
Ennoblece sus personas, transfigura sus abyecciones.
Medito en
indicaciones y en las concordancias del tiempo;
las
Entre los filósofos, la
salud,
el
más sano
la
es
el
maestría se mide según la potencia de
más
sabio,
maestro de maestros.
El tiempo avanza siempre dando lugar a nuevas formas.
Lo que que
lo
revela
al
Las palabras de la
Poeta,
es
grupo de entusiastas cantores
el
rodea,
luz y de la
son
los cantores
sombra, pero
las
las
horas o los minutos de
palabras del creador de poemas
son la totalidad de la sombra y de la luz
El creador de poemas establece mortalidad
la
justicia,
la
realidad,
la
in-
y
las
;
Su hímnica visión y su poderío, abarcan todas humanas.
las cosas
razas
Constituye
la
gloria y la esencia de las cosas y de las razas.
Los cantores no crean, sólo
el
poeta es creador.
Los cantores son acogidos con agrado, son comprendidos en seguida, aparecen con frecuencia; Raro es el día y más raro aún el lugar en que nace el creador de poemas,
A
el
Contestador
pesar de todos sus
nombres
insignes, semejante día
no ama-
nece en cada siglo ni en cada período de cinco siglos.
Los cantores íé
los
momentos
poseer nombres ilustres, pero
el
sucesivos de los
siglos
suelen
de cada uno de ellos es un nom-
bre de cantor
Cantor de
los
ojos,
cantor de las orejas, cantor de las cabe-
-
171
-
WALT zas,
W
H
I
M
T
N
A
cantor de las elegancias, cantor de las noches, cantor de los cantor de amores, cantor de fantasías y de otras cosas.
salones,
Entretanto,
como en
todos los tiempos, las palabras de los ver-
daderos poemas permanecen inexpresadas,
Las palabras de ción y
los
verdaderos poemas trascienden la distrac-
agrado de los auditorios
el
Los poetas verdaderos no son los esclavos de Son los reyes augustos de la belleza; Su verbo acuña las tres grandezas, la de los
la belleza,
hijos, la
de los
padres y la de las madres;
Las palabras de sus poemas son roísmos,
el
coronamiento de
he-
los
jubileo de la ciencia.
el
Instinto
divino,
am.plitud
de visión,
salud,
potencia corporal,
razón legisladora,
aislamiento,
bochorno,
Alegría,
solaz,
pureza atmosférica, tales son algu-
nas de las palabras de sus poemas.
En centes
mico, des
el
de poemas, en
creador
el
marino,
el
el
anatomista,
típicas
existen
viajero, el
el
psicólogo y
en
subyacentes
el
Contestador, existen subya-
constructor, el geómetra, el el
el
quí-
artista; todas estas varieda-
creador de
poemas, en
ei
Contestador.
Las palabras de
los
verdaderos poemas os dan más que
mu-
chos poemas.
Os brindan elementos para que mas,
religiones,
política,
guerra,
vosotros mismos concibáis poe-
paz,
conducta,
historia,
ensayos,
vida cotidiana y lo demás;
Equilibran las jerarquías, los colores, las razas, los credos y los
"•
sexos,
—
172
-
M No
esfuerzan por alcanzar la belleza, es ésta la que se es-
se
fuerza en merecerlos, Nostalgia de sus palabras, languideciente de amor, la belleza sus huellas gozosa y
sigue
A sino
pesar de preparar para la muerte, no son upa conclusión,,
un comienzo,
A de
nadie conducen a término alguno,
satisfacción
do de
las
la
se
lo
dejan en un estado
apoderan lo arrebatan con
eclosión
abismo
ellos al
de los astros, para revelarle
el
mun-
significaciones,
Para volar con absoluta y arrojar para siempre,
Como
no
y de plenitud;
Aquel de quien para contemplar
los
apresurada.
sidéreos
lastres,
fe,
todas
para recorrer los infinitos círculas
formas de quietud.
INSCRIPCIÓN PARA UNA TUMBA A
George Peahody, que legó diez y siete millones y medio de dólars para diversas
¿Qué podremos
fundaciones;
muerto
en
1870.
cantar en loor del que yace acostado en esa
tumba ?
¿Qué
bre,
tabletas, que epitafio suspenderemos debajo de tu nomoh millonario? Ignoramos la vida que has vivido. Fuera de los años que has pasado traficando, mezclado con
corredores y agiotistas,
Lejos del heroísmo de
Silenciosa
Con
las
la
guerra y de la gloria.
mi alma,
pupilas bajas, meditaba en una suerte de espera,
173
WALT los
W
H
M
Apartándome de todos los modelos de heroísmo monumentos de los héfroes.
Entonces, a través de las perspectivas
Surgieron en una
en
T
I
la
fantasmagoría
N
A }'
de todos
interiores,
(como
las
auroras boreales
noche)
Cuadros fugaces como
la
llama, escenas incorpóreas, visiones
proféticas y espirituales.
En uno jamiento
Era
de ellos aparecía en una calle de una ciudad
el
alo-
de un obrero; al
anochecer, la vivienda resplandecía de limpieza, los pi-
cos de gas ardían en la pureza del aire
Veíase
la
alfombra pulcramente barrida y
el
fuego en
la
co-
cina ardiendo alegremente.
En
otra
vivienda
realizábase
el
sagrado drama del alumbra-
miento,
Una madre
venturosa alumbraba felizmente un niño perfecto.
En aquélla, alrededor de un abundante desayuno, Estaban sentados un plácido matrimonio en compañía de sus hijos.
En
otra visión, eran procesiones de tiiños, de a dos, de a tres,
Encaminándose por distintas calles y caminos y senderos, Hacia una escuela rematada por una gran cúpula.
—
174
—
M En otra, un trío Una abuela, con
admirable su hija y su nieta, unidas tanto por el cari-
ño como por la sangre, estaban sentadas Conversando y cosiendo.
En
una sucesión de imponentes
otra
Forradas de
libros,
salas,
de revistas, de diarios, de cuadros y de
objetos de arte.
Grupos de
estudiantes,
dales honestos y
de obreros jóvenes y ancianos, de
mo-
cordiales.
Leían o conversaban.
Así fueron desfilando ante mí todos da obrera
Los de los
los espectáculos
las
ciudades y los de los campos, los de las mujeres,
de los hombres y los de los niños, Sus' necesidades satisfechas, matizadas
Los matrimonios,
de
sol,
y las El trabajo y las
la
bibliotecas,
las calles,
fatiga, los
el
las
baño,
el
gimnasio, los patios de re-
colegios.
El escolar, niño o niña, en marcha hacia
Los cuidados prodigados a calzos, padres
la
instrucción,
enfermos; calzado para
los
los des-
para los huérfanos.
Alimentos para los
y de alegría;
manufacturas, las granjas, las habitaciones amuebladas,
casas
creo,
de la vi-
:
los
hambrientos, techo y
cama y
afecto para
desamparados. (Intenciones perfectas y ^divinas cuya realización detallada co-
rrespondería a la humanidad).
Hombre que Por
ti
yaces en esta tumba.
nacieron en mi mente estas escenas;
Bienhechor
prodigioso,
que
igualas
a
la
tierra
en
munifi-
cencia y en amplitud.
Cuyo nombre tiles
llanuras
es
como un
continente con montañas, con
y corrientes de aguas.
~
175
-
fér-
^
A No
sólo a
W
T
L
orillas
H
I
de nuestras ondas,
T
M
A
N
¡oh ríos! debe perdu-
rar su nombre,
No
sólo entre tus riberas, ¡oh Connecticud!
Ni entre las tuyas, viejo Támesis, con toda la vida que hormiguea en ellas. Ni por las tuyas, Potomac, que riegas las tierras que hollara ^
Washington,
Ni por
No Sino
ni las
por del
las
tuyas,
Hudson,
sólo entre vuestras
más
allá
ni
Patapsco,
por las del interminable MisisipL
riberas debe
perdurar su nombre, de los océanos, hasta donde mi inspiración pro-
yecta su memoria.
176
SEGUNDA PARTE
CANTO DE LA EXPOSICIÓN (¡Ah, qué poco caso
se hace
que trabaja!
del
Sin embargo, su labor lo aproxima en secreto a Dios:
A
El, el
Después
amoroso obrero a través
de todo,
no
se
trata
del espacio
de crear ni
y
de
del tiempo),
fundar
sola-
mente,
Se trata de acarrear de
De
imprimirle nuestro
muy
lejos
carácter,
lo
que ya fuera hallado,
nuestra
propia
personalidad
ilimitada y libre.
De
infundir una llama religiosa y vital en la materia turbia
y grosera,
De
obedecer,
lo
mismo que de mandar, de
seguir
más
bien
que guiar.
De no Tal
es
rechazar ni destruir, sino fundar, aceptar y rehabilitar; lo que enseña el Nuevo Mundo,
Aunque aun no sea muy poca cosa el Nuevo, y más grande, ¡Oh, cuánto más grande y más antiguo el Viejo Mundo!
De De De
12
largo tiempo atrás la hierba ha crecido, largo tiempo atrás la lluvia ha venido cayendo. largo,
muy
largo tiempo atrás
-
177
-
el
globo está girando.
WALT
W
H
T
I
M
N
A
Ven, oh musa emigra de Grecia y de Jonia Deja tus añejas rapsodias excesivamente admiradas, !
¡
Da
olvido
al
la
de Troya,
historia
la
cólera de Aquiles, los
afanes de Eneas y los viajes de Ulises,
Pon Se
mudanza en
alquila por
las rocas
de tu nevado Par-
naso,
Haz
propio en Jerusalén sobre la puerta de Jaffa y en
lo
el
monte Moriak, Pon Se alquila en
los muros de los castillos de Alemania, de de España, y en los Museos de Italia: vente al más vasto, activo y nuevo de tus dominios un grande, virgen imperio te espera y te llama.
Francia,
Y
:
Respondiendo a nuestro anhelo,
O más bien a un deseo largo tiempo incubado, Unido a una natural e irresistible gravitación, ¡Hela
aquí,
Respiro
la
Oigo
que viene! deliciosa
el
frou-frou de su
y adorada fragancia de sus
falda. hálitos,
Admiro su andar divino, sus ojos curiosos abarcando mensidad de esta escena.
¡
Ella, la
antiguos,
tus
Reina de clásicas
las
Reinas
esculturas
la
in-
¿ Será posible que tus templos no hayan podido retenerte? !
Que ni las sombras de Virgilio y de Dante, ni las miríadas de recuerdos, de poemas, de amadas compañías de antaño hayan podido magnetizarte y suspender tus pasos,
Que
Ella lo haya abandonado todo y ahora esté aquí.
Permitidme ¡oh amigos!
Yo
la
que os lo diga: veo claramente aunque vosotros no la percibáis,
Es el mismo espíritu inmortal de la tierra, La encarnación de la actividad, de la belleza, del heroísmo, Que habiendo agotado la serie de sus temas primitivos
-
178
-
o
P
M
B
A
S
Viene hacia nosotros impulsada por todas sus evoluciones;
Sus temas antiquísimos sirven de ornamento a sus temas actuales
:
Ya
se
ha extinguido;
cantaba sobro
la
Mudos yacen silenciosas
todas
sepultada en
fuente de
los
carcomidos labios de
los
seculares
aquellas
tiempos
su
voz que
Castalia. la
Esfinge de Edipo,
ininteligibles
tumbas.
Acabaron para siempre las epopeyas de Asia, desaparecieron los guerreros de Europa y el canto primitivo de la musas, Enmudeció para siempre la inspiración de Calíope, muertas yacen Clío, Melpómene, Talía; Ya no resuena el gallardo ritmo de Una y de Oriana, concluida es la búsqueda del Santo Graal Jerusaléii
es
un puñado de cenizas arrojadas
sólo
al
viento
dispersas.
Las marejadas guerreras de
los
como fantasmas
cruzados son
de media noche que se desvanecen antes del alba;
Amadís, Tancredo, han desaparecido, ya no existen
Carlomagno,
Rolando,
Oliverio,
De
Palverino y
el
Orco no quedan
sino sus
nombres; dormi-
das yacen las torres que se reflejaban en las aguas del ro y
sus
caballeros
Usk; Artu-
hanse desvanecido, Merlino, Lanceloto y Ga-
disueltos en el aire como vapor. ¡Muertos! ¡Muertos! Lejano y para siempre muerto ese mundo un día tan potente, ahora vacío, inanimado, mundo fantasma; Ese extraño mundo, tan deslumbrador, tan desenfrenado, con lahael,
sus leyendas y sus mitos originales.
Con y
sus
sus reyes soberbios, sus sacerdotes, sus guerreros feudales
cortejadas castellanas.
Ahora yace en
la
criptas de las
sus armaduras, sus tocas
Sus blasones son
Y
su
canto
las
fúnebre
catedrales
con sus coronas,
y sus joyeles; páginas de púrpura de Shakespeare, la
suave y melancólica poesía de Ten-
nyson.
Dejadme cibáis,
repetiros ¡oh
yo veo a
la
amigos! que aunque vosotros no la peremigrada (verdad es que ha viajado
ilustre
—
179
—
A
IV
T
L
H
IV
y cambiado indeciblemente, siempre)
bien continúa siendo
si
Dirigirse hacia nosotros,
M
T
I
rumbo
a esta cita, a
multo de las multitudes, Del estrépito de las maquinarias, del agudo
N
A
misma de
la
través del tu-
de
silbar
las lo-
comotoras, Sin espantarse ni desconcertarse ante los acueductos, los ga-
sómetros y los abonos
y
Sonriente
artificiales,
con la clara intención
bienaventurada,
de dete-
nerse. ¡
Hela
aquí, que se instala entre la batería de cocina
¿Más qué '
digo? ¿no estoy a punto de olvidar mi gentileza?
Permite que
te presente a la Extranjera (acaso para otra coy canto yo), ¡oh Columbia! Bienvenida seas tú en nombre de la Libertad, ¡oh inmortal! Unid vuestras manos,
sa vivo
Y
¡
a partir de este instante honraos
Tú, oh Musa, nada temas
!
como amorosas hermanas.
Nuevos
días y vidas nuevas te
acogen, te circundan,
Una
Y ma
raya
sin
insólita,
embargo, es
original en sus singularidades, te rodea la
misma antiquísima raza humana,
la mis-
dentro y fuera.
Son
los
sentimientos,
mismos corazones, los mismos mismas aspiraciones.
El mismo viejo amor,
No
rostros,
los
mismos
las
la
misma
belleza y los
formulamos censuras contra
dad nos separamos de
ti,
mismos
Viejo Mundo,
ni
usos.
en
reali-
ti
(¿Querría un hijo separarse de su padre?)
Mas
volviendo las miradas a tu pasado, recorriendo tus tra-
—
180
—
P
M
B
o
S
'A
bajos y tus grandezas, viéndote construir y crear a lo largo de las
edades.
Sentimos ahora la voluntad de construir y de crear.
Más Más Más
soberbia que las tumbas de Egipto, bella
que
templos de Grecia y de Roma Catedral de Milán con sus estatuas y su
los
que
altiva
,
la
flecha,
Más
pintoresca que los
Pensamos
torreones
del
Rhin,
edificarte, desde este día, por
encima de todas esas
antigüedades,
No una tumba más, sino La Gran Catedral de las
Como
Gran
tu
Catedral, ¡oh Industria!
invenciones prácticas y de la vida.
en una lúcida visión,
Al par de mi canto veo elevarse el nuevo prodigio; Complázcome en detallar sus múltiples pisos y secciones.
Alrededor de un palacio más bello y más amplio que todos las
la
Historia.)
(Moderna maravilla de Surge majestuoso piso y de
los
pasadas épocas.
de
la
Tierra que sobrepuja las siete de
con sus fachadas de hierro
tras piso,
cristal
Alumbrando tices,
bronceado,
Con bandera,
su
al
sol
y
al
con
cielo
púrpura,
lila,
cúpula dorada sobre
las
variedades de sus
ma-
verde mar, carmesí,
azul, la
que deberán flotar bajo tu
¡oh Libertad!
Los pendones de
los
Estados y
las
banderas
de
todos
los
pueblos,
Y
una pléyade
de
palacios
esplendorosos,
ños, haciendo las veces de diadema.
—
181
—
algo
más peque-
WALT A
H
largo del interior de sus
lo
objetos y
No
W
sólo
mundo
el
muros
inventados por
utensilios
los
M
T
I
se
exhibirán todos los
humano
el
N
A
ingenio;
de los trabajos,
productos habrá de exponerse
de los oficios y de los también los obreros del mundo
allí,
deberán estar representados.
podréis seguir en todos
Allí
V
prácticos
sus
transformaciones,
diligentes
cursos,
grandes
los
alumbramientos
de los civilización
Allí, ante vuestros
ojos,
materia mágicamente cambiará de
la
forma El algodón será cosechado como en su propio campo,
Luego,
desgranado,
limpiado,
secado,
embalado, hilado y
te-
jido,
más
Veréis a los operarios usar todos los métodos, desde los antiguos a los modernos,
Veréis todas las variedades de cereales, la fabricación de las harinas y la cocción del pan;
Veréis fluir
Veréis
'
los
minerales brutos de California y
Nevada
fluir
y re-
por las cañerías, hasta trocarse en lingotes, el arte del
Observaréis
con
proyectando
cilindros
tipógrafo y aprenderéis a componer. estupor las
la
prensa
Hoe,
cuando
giran
sus
impresas con un movimiento rá-
hojas
y continuo
pido
La
fotografía,
el
modelo,
el
reloj, la aguja, el clavo serán
he-
chos ante vosotros,
En llará
En En llos
vastos y tranquilos
y
Un
"halls"
lección inacabable de los
las
un magnífico museo desarrominerales,
otros, las
maderas,
otros,
animales, la vida de los animales, sus desarro-
sus
los
plantas, las vegetaciones;
metamorfosis.
majestuoso
Otros
las
serán
Oratorio
dedicados
las Ciencias, tendrán los
será
a
la
suyos.
—
Sala
diversas
182
—
de
Artes,
Música; la
Enseñanza
y
Ninguna
M
B
o
P
olvidada,
será
A
habrán
todas
de
S
estimuladas
ser
y
honradas.
(¡Oh América!
Estos
serán
palacios
tus
Pirámides
y
tus
Obeliscos,
Tu Tu
faro de Alejandría, tus jardines de Babilonia, *
templo de Olimpia.)
Los hombres y
í
mujeres
las
¡tan
innumerables!
que no
tra-
bajan,
Vendrán aquí a rozarse con los que laboran tanto, Para ambos será el provecho, para ambos la gloria Provecho y gloria para todos, tí, oh América Para tí, Musa inmortal
Para
!
¡
¡Allí
habitaréis
Allí,
en
¡
vosotras,
vuestros
más
potentísimas
vastos
matronas!
dominios,
más
ilimitados
que
allende los
más
todos los de antaño,
Y
de
allí
—
para que
los
ecos
los
dilaten
remotos siglos— Cantaréis en cantos diversos y altivos los novísimos temas
Cantos de paz y de fecundo esfuerzo; cantos de la vida del pueblo, coreados por los propios pueblos, Engrandecidos, iluminados, impregnados de paz, de segura y entusiasta paz.
les
¡
Basta de temas guerreros
i
Desaparezcan de mi
de
vista,
!
¡
Basta de guerras
cadáveres mutilados y ennegrecidos
—
!
para nunca más verlos, los tenda-
183
—
WALT
W
H
M
A
N
Aquel desenfrenado infierno ávido de sangre, propio de
tigres
r
I
y de lobos hambrientos, antes que de seres racionales, Sustituyelos con tus fructíferas campañas, ¡oh Industria! Con tus ejércitos y tus máquinas impertérritas,
selváticos
Con
Y
i
tus
el
estandartes
humo
de
desplegados al viento,
y clarísimo resonar de tus
alto
Basta de fábulas antiguas
clarines.
!
Basta de novelas, de protagonistas y de dramas copiados de las
cortes extranjeras.
Basta de versos de amor azucarados de rimas, d€ intrigas y aventuras propias de ociosos.
Propias
de
banquetes nocturnos en los
los
adormecedores acordes de
tes se deslizan a los
Insanos
que
la
los
extravagancias y deleite de los
placeres,
Sofocados por los perfumes, las libaciones,
el
danzan-
música;
menos,
color y las lu-
minarias de los deslumbrantes plafones.
En homenaje vuestro, ¡oh verecundas y sanas hermanas! Alzo mi voz reclamando para los poetas y para el Arte temas más puros y grandiosos: Temas que exalten las realidad y el presente, Que enseñen a los hombres del pueblo la gloria de su destino y de sus oficios cotidianos.
Que canten
la
canción de
la
actividad
y de
la
química de
la vida,
Que aconsejen labrar,
escardar,
gumbres,
las
a
todos,
sembrar,
sin
excepción, las labores manuales:
cuidar
los
árboles,
los
frutos,
las
le-
flores,
Velar para que cada hombre haga algo en realidad,
lo
mismo
que cada mujer,
Manejar
el
martillo y
el
serrucho (la sierra de doble mango),
Estimular sug aficiones de carpintero, de modelador, de pintor decorativo,
-
184
-
De
de
sastre,
cocina,
la
No
limpieza,
la
de la vieja rutinaria creencia que reputa des-
ser esclavo la
"ayuda propia" en
Yo
te
traigo,
todos los
tales faenas.
¡oh Musa! todas las actualidades de esta todas las grandes o ínfimas funciones.
tie-
oficios,
El trabajo, poso
>
enfermero, palafrenero y comisionista, pequeña cosa ingeniosa, para simplificar el
honrosa
rra,
A
sastra,
alguna
Inventar lavado,
M
B
o
P
el
sano trabajo, que hace sudar infinito, sin re-
;
Las
viejas,
las
familia,
la
viejas
cargas
prácticas,
los
intereses
y
las
alegrías.
La
parentela,
la
infancia,
El bienestar de los hogares, la casa
el
marido, la mujer, sus perte-
misma y todas
nencias. inclusive. El alimento y su conservación, la química hombre formar al y a la mujer a contribuye que Todo lo pura, el individuo de la clase media, fuerte, íntegro, de sangre
perfecto y longevo.
Cuanto
ayuda a orientar su vida hacia
lo
la salud
y
la
felici-
dad y plasma su alma. Para la eterna vida real del porvenir.
Y
con todo
con todos los modernos vínculos, con los des-
y
las
comunicaciones
Ofrezco a
tus
ojos
cubrimientos
el
ello,
el
vapor,
internacionales, los
grandes expresos,
el
gas,
petróleo.
Verdaderos triunfos de nuestro tiempo,
el
cable
transatlán-
tico.
La monte
los túneles del vía férrea del Pacífico, el canal de Suez, Brooklin. de puente el Hoosac, Cenis, del Gottardo, del vías férreas de hormiguero en un convertida tierra
Toda
la
y de derroteros navales, a través de todos
—
185
—
los
mares,
WALT Y
W
H
T
I
M
mundo astronómico y
nuestra propia esfera, este
N
A
su bullir
cotidiano,
Y
tú,
Por vía,
¡oh América!
altos
que se yergan tus hijos, tú
te alzas
más
alta toda-
tú imperas por encima de todos,
Con
la Victoria
a tu izquierda y la
Tú, Unión, que todo
Ley a
contienes,
lo
tu derecha,
que fusionas, absorbes y
toleras todo.
Tú
eres la que
Tú
también, tú eres un mundo.
Con todas
tus
yo canto ahora y siempre.
regiones,
inmensas,
múltiples,
diversas,
le-
janas,
Transformadas por
en una
tí
sola
existencia,
con una sola
lengua mundial.
del
Y
un solo destino común.
Y
con
el
encanto que infundes a
tus
convencidos ministros
trabajo.
Yo
evoco y encarno mis temas, y los hago desfilar ante
ti.
(Mira tú también, inefable huésped
Mira, pues, ¡oh América!
y hermana),
He
aquí que para ambas avanzas tus aguas y tus tierras
¡Mirad! Los campos y fias
las
granjas, las
selvas y las
monta-
lejanas.
Avanzan en procesión El mismo mar viene hacia Mira las naves que hienden Mira en tachonando
la
la
lejanía
las
nosotros, el
tropel ilimitado de sus olas;
velas blancas hinchadas por
verde y azul inmensidad;
—
186
—
el
viento
M Mira Mira
Mira
y los que parten, penachos de humo. ondulantes sus foscos y
los vapores que llegan
en
allá
Oregón,
el
en
allá,
el
distante
Norte
y
al
Oeste,
Mira en
Manic, en
el
gres
Blandiendo
Mira en tus
lejano Norte y hacia
el
el
Este, los ale-
leñadores en tus bosques,
jornada tras
hacha,
el
jornada.
timonear de tus pilotos, los ademanes de
los lagos el
remeros,
Mira cómo se retuerce el fresno entre sus brazos musculosos, Mira allá cabe la hornaza y alrededor del yunque El
9
de tus hercúleos herreros,
martillear
Mira el movimiento de sus brazos, al levantar en abatir rítmicamente sus mazas que repercuten
Como un
tumulto de
Mira por doquiera
el
alto
y
ai
risas.
genio
de
la
inventiva
las
multiplicar
patentes de invención,
Tus
talleres
y tus fundiciones ya edificadas, y
las
que están
en construcción,
Mira
fluir
las
altas
llamaradas de
hornos en torrentes
sus
de fuego.
Mira tus innumerables granjas hacia
el
Norte y hacia
el
Sur,
Tus opulentos
Estados, del Este y del Oeste, de Ohío, de Pensilvania,
Los variados productos
del
Mis-
de Georgia, de Tejas y de los demás; Mira el desbordamiento anual de tus cosechas: de trigo, azú-
souri,
car,
aceite,
Tus
maíz, arroz,
trojes, tus
cáñamo y
lúpulo,
trenes de mercaderías y tus depósitos repletos.
Los racimos que maduran en tus viñedos, tus pomaredas,
—
187
—
las
manzanas de
^
A
L
Tus montes,
W
T tus
rebaños, tus
MAN
H piaras,
tus
tu oro, tu plata,
Y
papares, tu carbón, '
inagotable hierro de tus minas.
el
Todo Flotas
y Estados Todo
eso es tuyo, ¡oh sacra Unión! granjas, plaiitaciones, manufacturas,
minas,
te
¡Tú, protectora absoluta! ¡Tú, baluarte de todas Pues bien sabemos que tú, generosa
como
a
%
todos y a cada cual,
Que
gares,
las
cosas»
Dios, te prodigas
sin
ni
guro,
Tí, nada, completamente nada, ni tierras, ni hominas, ni naves, nada de lo que hoy existe» estaría se-
Ninguna cosa segura,
¡Y
ciudades
Mediodía, y el Sur, lo dedicamos, ¡oh temida madre!
del
tú,
ni
ahora ni nunca.
Emblema que ondulas por encima de
También tengo una palabra para
tí
todo»
(acaso podré s¿rte útil),
¡Oh delicada belleza mía! Recuerda que no has sido siempre como ahora. Reina ven-
turosa.
Yo
te
No maculada
Yo
Y
he visto tremolar en escenas muy distintas de la actual límpida ni florida como ahora en tu seda in-
intacta ni ;
he visto colgar en pedazos de un asta rota, oprimida con desesperada mano contra el pecho de un iote
ven alférez,
•'
Anhelada y defendida con salvaje rabia en mortales cuerpos ^
a cuerpos.
Te vi, te he visto en medio de locos entreveros, entre el tro^ nar de los cañones, el clamoreo de las injurias, de los gemidos,
^ 188 --
de
alaridos
de los
M
B
o
P
A
5 de los
dolor y las secas y ásperas descargas
fusiles.
Hundiéndote y apareciendo de nuevo entre las masas de furiosos demonios que surgían jugándose la vida a cada paso, Por tí, por tus simples pedazos, ennegrecidos de humo, sude fango, enrojecidos de sangre, belleza mía; por eso, y para que
cios
como ahora
Sí,
flamear en paz allá en lo
Yo
pudieras
alto.
he visto enterrar muchos bravos.
Ahora todo
lo
que aquí vemos,
flores y los frutos de la
las
son tuyos, ¡oh bandera!
paz,
será para
Todo ello en adelante ¡Y tú estás aquí por
musa Universal!
¡oh
ti,
eso!
'¡De aquí en adelante, toda
oh Unión! Ningono se separará de
obra y todos los obreros son
la
tuyos,
Ti, nosotros,
y
Tú somos una misma
cosa,
¿Pues qué vidas y
las la
y a
fe
Si
es la sangre de los hijos sino la sangre
las obras,
la
ahora
¿qué
son, al fin, sino rutas que
materna?
Y
conducen a
muerte?
reseñamos
nuestras
desmesuradas
riquezas,
cemos por Ti,, madre querida, Te confesamos que las poseemos todas y cada una de
lo
ha-
ellas, in-
disolublemente unidas a Ti,
No
mi Canto y la Exposición se preocupen excluabundancia de los productos y de la cuantía de las
creas que
sivamente de
la
ganancias,
¡Los hemos hecho por Ti, por que hay en Ti ¡Granjas,
son
las
cosechas
e
el
invenciones
alma
las
ecléctica
y
espiritual
poseemos en Ti; tuyas
ciudades y los Estados!
Nuestra
Libertad
se
apoya en Ti.
vidas.
—
189
—
En Ti
confían nuestras
A
IV
W
T
L
H
r
M
T
N
A
BL ENIGMA Ese algo que estos pueden
versos
y cualesquiera otros versos no
asir,
Que
el
oído
te o el espíritu
Que no Que,
más fino no puede oir, que el ojo más clarividenmás sagaz no puede hacerse una imagen,
es el saber, ni la gloria, ni la felicidad, ni la riqueza,
embargo, constituye
sin
de todos los corazo-
latido
el
nes y de todas las vidas del mundo.
Que
y yo y todos perseguimos
vos
siempre
alcanzarlo
sin
nunca,
Que
día y permanece secreto, rea-
está expuesto a la luz del
lidad de las realidades, y a pesar de ello fantasma,
Que no hombre
es
y no obstante ningún
nada, la tienen todos,
cuesta
su poseedor.
Que en vano
los
poetas se esfuerzan en poner en verso y lo3
historiadores en prosa,
Que
los
nunca han esculpido,
escultores
ni
los
pintores
pin-
tado.
Que
los cantores
no han cantado nunca,
ni los
oradores y ac-
tores recitado,
Ese algo
mo
es
lo
que invoco aquí y que exijo conteste
al
recla-
de mi canto.
Sin preocuparse del
sitio,
en
los
lugares públicos
como en
las
viviendas privadas o en la soledad,
Detrás de
la
Compañero de de
la
montaña o las
calles
del bosque.
más agitadas de
la ciudad,
en
el
send
multitud;
Ese algo Jmpera y proyecta sus radiaciones.
En
O O
las
miradas de
los
niños inconscientes,
extrañamente, en los féretros, donde yacen los muertos, en las visiones del alba, o cn
—
190
—
las
estrellas
vespertinas,
M Análoga a cierta ligara película de sueños que Ese aigo se oculta, titubeando en desaparecer.
Dos Dos cipio
palabras, dos pequeños
soplos lo comprenden,
pero en ellas se engloba todo, desde
palabras,
el
prin-
fin.
al
Cuan ardientemente
¡
se evapora,
persiguieron los hombres
lo
1
Cuántas naves navegaron y se hundieron en su búsqueda Cuántos viajeros abandonaron su hogar y no retornaron más!
¡
Qué suma de genio hase arriesgado por él Qué reservas incalculables de belleza y de amor
perdidas por
él!
Las acciones más espléndidas realizadas desde que
¡
do
mundo
es
refieren
se
Los horrores,
¡
justificados por
Las
los
a
el
mun-
él
males, las batallas de la tierra, todos son
él!
fascinantes
llamas
que de
él
emergen, han atraído las
miradas de los hombres, en todos los tiempos y países, Suntuosas como una puesta de sol en las costas de Noruega, con
el ¡
cielo,
O
las islas
como
las
y
las
escarpadas riberas,
claridades inalcanzables y silenciosas de la
me-
dia noche septentrional
Vago, y sin embargo El alma existe por El,
mos
cierto, el
es
Universo
el
enigma de Diog,
visible es su obra,
y
los mis-
cielos también.
A UN EXTRANJERO ¡Extrajero que pasas! te
No
sabes tú
el
deseo ardiente con que
miro,
Seguramente debes ser el que yo buscaba, o (paréceme recordarlo como a través de un sueño).
191
la
que buscaba
WALT
W
Seguramente hemos
H
vivido
T
I
juntos
M
N
A
una vida gozosa, no
sé
donde,
Todo cruzamos,
esto revive en el
mismo
afectuosos,
fluidos,
instante
castos,
en.
que rápidamente nos
maduros,
Hemos
crecido juntos, eras, un varón o una niña, comido y he dormido contigo, tu cuerpo ha dejado de ser únicamente tuyo, no he permitido a mi cuerpo ser únicamente mío
He
Y me el
das
el
momento de
placer de tus ojos, de tu rostro, de tu carne, en
cruzarnos, y tomas en cambio
el
de mi barba, de
mi pecho y de mis manos. No te diré una palabra, más pensaré en
ti cuando me halle cuando despierte de noche, Esperaré, no dudando que nos encontraremos otra vez,
solo o
Y
aitonces,
trataré de no perderte.
LA DUDA TERRIBLE DE LAS APARIENCIAS Pienso en
En
la
duda
terrible de las apariencias,
incertidumbre en que nos hallamos, pienso que quizá sojuguete de una ilusión.
mos
la
Que Que
acaso la esperanza y la fe no son más que especulaciones. acaso la identidad de ultratumba sólo es una bella fá-
bula;
Quizá
las cosas
bres, las colinas, las
Los las
cielos
del
que percibo,
los animales, las plantas, los
hom-
aguas brillantes y corrientes. día y de la noche, los colores, las densidades,
formas.
Quizá todas esas cosas no son (lo son seguramente) sino apay que nos falta por conocer aún lo verdaderamente real
riciones, (¡
Cuántas veces estas cosas
se
desprenden
de ellas
como para confundirme y burlarme! Cuántas veces pienso que yo ni hombre alguno sabemos ¡
mismas la
me-
nor palabra de ello!). Pudiera ser que las cosas
me
parecieran lo que son (segura-
mente no son sino aparentes) según mi criterio presente, y que ellas no serían (seguramente resultaría así), tales como me parecen
— 192 —
o
p
M
B
s
:í
ahora, quizá no serían nada consideradas con criterios enteramente distintos.
Sin embargo, para mí estas cuestiones y otras del
den son curiosamente resueltas por
Cuando
que
el
lo
mismo
or-
que aman, mis caros amigos
amo camina conmigo mi mano con la
mí, oprimiendo largo rato
o está sentado junto a suya,
Cuando la
y
el aire sutil, lo impalpable, el sentido que las palabras razón no expresan, nos rodean y nos invaden, Entonces me siento poseído de una sapiencia inaudita e in-
decible,
permanezco
No
silencioso,
puedo resolver
el
no pregunto nada,
problema de
las apariencias ni
el
de
la
identidad de ultratumba,
Pero
me
paseo o
me
detengo, indiferente,
El que oprime mi mano
me
me
siento contento,
ha serenado y satisfecho.
DBL CANTO AL PRESIDENTE LINCOLN (Conmemorando
stc
muerte)
Féretro que avanzas por las calles y los caminos, Que avanzas noche y día bajo la gran nube negra que entenebrece la región,
Con
pompa de
la
las
enlutadas banderas, con las ciudades ten-
didas de negro.
Con pie,
espectáculo de los Estados, semejantes a mujeres
el
de
bajo sus velos de crespón,
Con
las
procesiones
largas
y
sinuosas
y
las
nocturnas
an-
torchas,
Con las
innumerables teas ardientes, por encima del océano de
las
cabezas descubiertas.
Con Con Con
el
reposorio que aguarda y los rostros sombríos,
los los
himnos fúnebres que estremecen
la noche.
millones de voces que se expanden fortísimas y so-
lem.nes.
Con todas
las
voces doloridas del coro fúnebre alrededor del
féretro,
13
-
193
-
WALT Con
las
W
H
pálidamente
iglesias
M
T
I
iluminadas y
las
A
N
lamentaciones
de los órgano^
Entre
el
doblar de las campanas que tañen, tañen, tañen,
Toma, féretro que pasas lentamente, Te ofrezco mi rama de lilas.
(No
Yo
es
para tu cadáver
deposito
solo.
y verdes ramas sobre todos
flores
los
féretros
que pasan; ¡
Oh muerte
y sagrada
sana
carte un canto tan fresco ¡
Oh
muerte
te
!
como
hace tiempo
!
que quería dedi-
el alba,
ofrezco búcaros de rosas,
Te cubro totalmente de rosas y de lirios precoces Más ahora te brindo las lilas primerizas,
Rompo
Y
con
Te
las
ramas de
los brazos
los
¿Cómo
brindo a
los florecidos arbustos,
cargados de tí
ellas.
y a todos tus féretros, ¡oh muerte!)
habré de cantar para
¿Con qué ornaré mi
este
pequeño muerto amado?
canto en homenaje
al
alma grande y dul-
ce que se ha ido? ¿
Qué aroma
Los vientos
Que molinarse
esparciré sobre
del
soplan del allá,
la
tumba
del que
amo ?
mar que soplan de Oriente y de Occidente, mar Oriental y del mar Occidental, hasta arre-
en las praderas,
Tales serán mis aromas y con ellos
Para perfumar
la
tumba
del que
194
el
amo.
-
soplo de
mi
canto,
M
B
o ¿Qué colgaré Qué cuadros
colgaré en los muros
Para adornar
el
¿
¿Colgaré
en los muros del panteón funerario?
mausoleo del que amo?
cuadros de
los
A
la
primavera que pasa, de
las
granjas
y dé las moradas?
Con
puestas
las
de sol de las tardes de abril y sus traslú-
cidos esplendores,
Con dolente,
Con
las marejadas de oro amarillo mágico fulgurante, la
del sol
que desaparece, in-
hierba amarilla y suave bajo nuestros pies, y el folla-
je verde claro de los árboles prolí fieos,
Y
Y Y hiestas
Y
el
luciente río rizado de trecho en trecho por la brisa,
promontorios de
los la
las
riberas, destacándose
en
el
cielo,
ciudad próxima, hormigueante de edificios con sus en-
y humosas chimeneas,
escenas de la vida, todas las escenas de y los gestos de los obreros que vuelven a su hogar, las
los
talleres
LA CANCIÓN DE LA MUERTE ¡Ven, muerte adorable y balsámica! Ondula alrededor del mundo, acércate, muéstranos tu
sere^
na frente.
Día y
íioche, sin olvidar a nadie,
Acércate, muerte delicada.
Loado sea el insondable universo. Por la vida y la alegría que nos brinda, por la
ciencia de ellos,
Y i
por
Loada
el
amor
seas
!
¡
—
¡el
loada
amor!
delicioso !
¡
loada
—
!
195
—
los
objetos,
y
WALT
W
H
M
T
I
N
A
Oh muerte, y el frío y seguro abrazo de tus manos Sombría madre que. te deslizas a nuestra vera con apagadlbs \
pasos,
¿Nadie
ha cantado todavía un canto de entusiasta bien-
te
venida ? Si
hagas
déjame que
es así
Que
te
glorifique sobre todas las cosas,
ofrezca un canto para decirte que cuando vengas lo
te
sin desfallecer.
Acércate, fortísima libertadora,
Yo
me
canto forzosamente a los muertos que
Canto
océano de amor que
el
los
Bañados en
las
De mí
revuelan gozosas serenatas.
a
ti
ondas de tu beatitud,
Propongo danzas para
festejarte,
traes.
lleva en sus ondas, ¡.oh
muerte!
empavesamientos y
fiestas
en tu honor
Para
ti,
los espectáculos
La vida y
las
al
aire libre,
bajo
los plenos
cielos^
campiñas, y la enorme noche llena de 'recogi-
mientos,
La noche les,
silenciosa
bajo las palpitantes estrellas,
Las costas oceánicas y las ondas de murmurios confidenciacomo los que arrullaran mi niñez, Y el alma que vuelve hacia ti, oh muerte buscando tus la¡
bios bajo los velos
Y
el
!
de tu crespón,
cuerpo, que se estrecha, reconocido contra
Por encima de
los
ti.
susurrantes bosques elevo mi canción ha-
cia
ti,
los
Por encima de las ondas que suben y bajan, por encima de campos y de las praderas inmensas. Por encima de todas las ciudades compactas y amontona-
das, por
encima de
los
puertos y de las avenidas hormigueantes,
-- 196
—
o
M
B
i
Elevo esta canción hacia
¡
Con
alegría
!
¡
Con
ti,
A
S
oh muerte
alegría
A CIERTA CANTANTE Tomad
esta estrofa,
La reservaba para algún
héroe, orador o general,
Alguien que hubiera servido
la
y buena causa,
vieja
la
gran
progreso y la libertad de la raza, Algún bravo afrontador de déspotas, algún audaz rebelde, Mas veo que lo que reservaba, os corresponde
idea, el
Tanto como a cualquiera de
ellos.
DE LO MAS HONDO DE LAS GARGANTAS DEL DAKOTA (25 Junio 1876)
De
lo
más hondo de
Región de
de los
inmensidad
la
las
barrancos solitaria,
gargantas del Dakota, salvajes,
del
del
Sioux de
piel
bruna,
silencio,
Se alzan ho^ por azar fúnebres gemidos, retumba por azar el
clamor de
He
aquí
clarines en loor
los
la
de unos héroes.
crónica de la batalla:
indios han preparado
una emboscada, su astucia triunfa, forman un círculo fatal. Las tropas de caballería combaten hasta el fin con el más inlyos
flexible heroísmo,
En
el
centro del pequeño círculo, parapetados detrás de sus
caballos muertos,
Custer cae con todos sus oficiales y sus soldados.
197
WALT Así continúa
la
W
¡
Oh
la vieja
vieja,
Lo que la vida tiene La antigua bandera
H
sostenida !
tradición
¡
Cuan
A
N
de nuestra raza,
más sublime exaltado por
de
lección oportuna
M
T
I
la
muerte,
indefectiblemente.
grata
al
alma mía
Mientras solitario y triste en estos días sombríos yacía sentado buscando en vano un resplandor, una esperanza que rompiera
negrura de
la espesa
He
aquí que
la
edad.
surge,
de regiones inesperadas, una prueba re-
pentina y salvaje (Allá,
La ¡Y
en
centro,
el
vida eléctrica reluce el
el
sol
caliente
anima siempre
aun oculto,
el
centro)
surco de un relámpago!
Tú, cuyos leonados cabellos flotaban en las batallas, Tú, a quien yo no viera antaño, alta la frente, avanzar siempre en primera
He
fila,
empuñando
aquí que apagas
la espada,
bravamente en
la
muerte
el
ardor es-
pléndido de tus hazañas
(No
es
un himno fúnebre
el
que
te canto, es
una estrofa
ale-
gre y triunfal).
He
aquí
que nunca en
que terrible y glorioso, más la
terrible,
más
glorioso
derrota,
Después de tantos combates en los que nunca entregaste un cañón ni una bandera, Dejando tras de ti una memoria grata a los soldados,
Te
aniquilas tú
mismo.
—
198
—
o
p
M
n
A
s^
DEL mediodía a la NOCHE ESTRELLADA I
¡
Tu, ASTRO CENlTAt!
•Tú, astro cenital, en teda la potencia de tu deslumbramiento! Tú, ardoroso mediodía de octubre
Que inundas de devorante
luz la arena gris de la playa,
El mar próximo de roncos silbidos, con sus lejanas perspectivas y sus espumas escalonadas.
Con i
Oh
sus leonados regueros, sus
sombras y su inmensidad azul;
resplandeciente del mediodía
sol
!
¡
Es para
ti
este canto
singular
Escúchame, soberano
¡
Te
¡
habla
el
más agradecido de
tus hijos,
el
que siempre
te
ha adorado
De pequeñuelo me quillo, lejos,
solo,
arropaba en tu manto
;
más
tarde, feliz chi-
a la orilla de un bosque, tus rayos, acariciándome de
bastaban para mi felicidad,
Y mí, tal
joven o viejo, en
como
te
la
plenitud de mis fuerzas, has sido para
muestras hoy, mientras
(No puedes engañarme con
Yo
sé
que
Aunque no
la
te dirijo
mi invocación.
tu silencio.
Naturaleza se inclina ante
el
hombre digno.
contesten con palabras, los cielos, los árboles oyen
su voz, y tú la joyes,
¡
oh
sol
i
Cuanto a tus espantosos dolores, a tus perturbaciones, a tus inesperados abismos y a tus gigantescos dardos de llamas,
Los comprendo porque yo también conozco esas llamas y esas perturbaciones).
Tú
que difundes tu calor y tu luz fortificadoras las miríadas de granjas, sobre las tierras y las aguas
Sobre del
Norte y del Sur,
-
199
-
WALT Sobre
W
Misisípi
el
de
H
I
interminable
llanuras de Tejas, sobre las selvas de
Sobre el
la
tierra toda
curso,
M
r sobre
A
las
N
herbosas
Canadá
que vuelve su rostro hacia
tí,
brillante en
espacio,
Tú, que
lo
envuelves todo imparcialmente, los continentes j los
te
prodigas a los racimos y a las hierbas locas y las
mares.
Tú, que florecillas
de
campos,
los
Difúndete,
difúndete,
dícame uno solo de
los
a
través de
rayos
mí y de mis poemas; de-
fugitivos
de tus millones de mi-
llones.
Atraviesa estos cantos.
No
limites
a ellos
solamente tu esplendor
Reserva también algo para sombras que se alargan.
el
sutil
y tu potencia.
día avanzado de mi ser, dora mis
Prepara mis noches estrelladas.
INICIADORES Pienso
cómo
la tierra
(donde aparecen por intervalos) esta pro-
vista de ellos.
Cuan caros y
Cómo
temibles
son para la tierra,
ganancia es igual para ellos que para los demás paradójica que parezca su edad la
—
Cómo
la
—por
multitud responde a su llamado, a pesar de no co-
nocerlos,
Cómo hay
algo de implacable en su destino, en todos tiempos,
_._^^"^° *°^^s ^^s épocas eligen mal y de su recompensa,
Y para
la
cómo el m[smo misma grande
los objetos
de su adulación
precio inexorable debe ser pagado todavía adquisición.
-- 200
—
M ¡JONNONDIO!
,
(O
Esta sola palabra €S un poema, un himno fúnebre; visiones Sus sílabas me evocan cuadros extraños y brumosos, invierno de desiertos, de rocas, de tempestades y de noches de ¡Jonnondio!—Veo a lo lejos, hacia el Norte o al Oeste, en largas torrenteras y montañas negras. Por las cuales se deslizan, raudas
como
espectros crepusculares,
y de guerreros. (Raza de las selvas, de los amplios espacios y de las cata-
multitudes de jefes robustos, de brujos
ratas,
Ningún cuadro, ningún poema, ningún
relato te legará al
fu-
que nadie los
re-
turo.)
¡Jonnondio! cuerde,
sin
//onnoní/zo .'—Desaparecen
sin
que los evoque nadie;
La actualidad
se
esfuma ante
pueblos,
ellos,
granjas, usinas,
se desvanecen; Fuertes y veladas vibran un instante las sílabas autóctonas, palabra lamentación pasa en el aire se hunde en el silencio para siempre jamás.
ciudades,
la
Y
LOS ESTADOS UNIDOS A LOS CRÍTICOS DHL VIEJO MUNDO Aquí comenzamos por ocuparnos de escuchamos
las
férreas,
Riqueza, orden, vías dancia
deberes del presente,
construcciones, productos,
abun-
;
Reforzamos los
los
prácticas,
lecciones
los cimientos
del
más
variado, eterno y vasto de
edificios,
Del que
se
elevarán,
andando
el
tiempo,
las
cúpulas
or¿u-
llosas,
Las flechas fortísimas y
altivas,
las
flechas etihebradoras de
estrellas.
<1)
Vocablo iroqués;
significaba lamentación.
—
201
—
WALT
H
y/
M
T
I
A
N
HACIA ALGUNA PARTE Mi
ahora en
memoria dedico
Un do
más noble amiga una tumba inglesa, y
sabia amiga, mi
(Sepultada
día terminó así nuestra conversación
lo. que
sabemos, de todas
— Geología, Es
que
cuya querida
a
esta página),
Historia,
:
"El resumen de
to-
profundas
las intuiciones
Astronomía y Metafísica, avanzamos lentamente, que todos
avanzamos,
todos
mejoramos.
Que
la vida,
Que y en
el
mundo,
el
una marcha
la vida es
interminable ejército
la
raza,
fin,
sin
la
marcha de un
descanso posible),
(sin
(1)
el
alma, los universos en
el
espacio
tiempo
Están en marcha, cada uno a su modo, hacia quién sabe dón-
de
;
seguramente hacia algn lado..."
pero
MEDIA NOCHE He
aquí
tu
hora,
vuelo a través del
¡Oh! Lejos de nadas
alma mía,
éxtasis
sin
hora en que comprendes
la
el
palabras,
los libros, lejos
del
arte y de las arduas jor-
;
Emerges de meditando
La
(1)
los
noche,
tu
estuche,
eternos el
y
sueño,
Ver Bergson:
divinamente
predilectos la
muerte y
silenciosa,
maravillada,
motivos las
estrellas.
L'Evolution Créatrice, cap. III, pág. 294.
— 202 —
M
n
ó
P
A
^
espíritu qub has plasmado esta
NATURALEZA (Escrito en el cañón del Colorado)
que has plasmado esta naturaleza, derrumbadas rocas, Estos ásperos y rojos amontonamientos de el cielo, escalar pretenden que temerarios Estos picos claros, esta desEstas gargantas, estos riachos turbulentos y
Espíritu
nuda frescura. según sus proEsta arquitectura bárbara y caótica, ordenada pias leyes,
Tq
espíritu
conozco,
veces
tres
salvaje— somos
hemos comulgado
viejos
amigos,
más de
juntos,
también impera esta arquitectura bárbara regida por
En mí
sus propias razones.
¿No han
mis
sobre
arrojado
poemas
la
acusación
de
inar-
tísticos?
¿Que no han sido creados según leyes rítmicas y delicadas? ¿Que habían dado al olvido la cadencia de los líricos, la gracia
pulidos? de los templos clásicos con sus columnas y sus arcos
Pero a
tí,
salvaje
espíritu
que
te
revelas
aquí,
Espíritu que has plasmado esta naturaleza,
Mis cantos no
te
han olvidado.
LA ABUELA DEL POETA ¡Ved
esta
mujer!
Os mira bajo más
bella
que
el
su cofia de cuáquera, su faz es
firmamento.
— 203 —
más límpida y
A
IV
Esta
L
T
sentada
eii
W un
H
sillón,
bajo
el
M
T
I
N
A
umbroso soportal de
U
granja,
El
sol
La
tela
pone un rayo de oro sobre su anciana cabeza blanca.
de su amplio vestido es color crema,
Sus nietos han cultivado el lino con que ha sido hecha, sus nietas lo han tejido en la rueca familiar.
¡Vedla! Parece
La
má$
nieta,
La madre
melodiosa alegría de la
la
allá
de
la cual la filosofía
ennoblecida de
los
tierra,
no puede
ni quiere ir,
hombres.
LA ETIOPE SALUDANDO A LA BANDERA ¿Quién
eres,
mujer de negra
faz,
tan vieja que casi no pa-
humana? Con tu blanca y lanosa cabeza envuelta en un
reces
anchos y desnudos pies? ¿Qué haces erguida dera?
al
(Fué mientras nuestro
turbante, tus
borde del camino? ¿Saludar
ejército costeaba los
la
ban-
arenales y los
pi-
nares de la Carohna,
Que
tú,
Etíope; saliendo del umbral de tu cabana, te adelan-
taste hacia mí.
Hacia mí, que a las órdenes del esforzado Sherman marchaba en dirección al mar).
''Señor,
Niñita,
hace cien años
me
cogieron
me
como
robaron a mis padres, se
-~ 204
cogen
-
las
fieras
salvajes,
M Luego, el negrero bárbaro, atravesando embarcó aquí."
No
permaneció
dijo más, pero
allí
los
todo
el
mares,
me
des-
día,
Ora inclinándose ante los regimientos que pasaban, Ora sacudiaido su fiera cabeza y dilatando sus ojos de
ti-
nieblas.
¿Yo
pensaba:
¿qué
humana ? ¿Por qué sacudes
tienes,
mujer
cabeza bajo
tu
fatal,
el
que
casi
no pareces
turbante rojo, amarillo
y verde?
¿Tan
extrañas, tan maravillosas son las cosas que ves o que
has visto?
LUNA HERMOSA Baja tus miradas, luna hermosa, ilumina esta escena, Vierte piadosamente las ondas de tu rumbo nocturno Sobre estos rostros fantasmales, hinchados, violáceos. Sobre muertos, tendidos de espaldas, con sus armas caídas
le-
jos de ellos;
¡Vuelca grada
los
resglandores de tu nimbo inmensurado, luna, sa-
1
RECONCILIACIÓN ¡
Oh
mamento
palabra, superior a todas las palabras,
mágica como
el
fir-
!
Bello
es
que
la
guerra y todas sus carnicerías sean con
el
tiempo totalmente abolidas,
Que
las
manos de
laven y relaven, tiernas
las
y
dos hermanas, la Muerte y la Noche, constantes, este
,
— 205 —
mundo maculado;
WALT
W
H
M
T
I
A
N
Porque mi enemigo ha muerto, un hombre divino como yo ha muerto;
Y
miro
en que yace extendido, inmóvil, dentro de su
sitio
el
féretro,
Me
aproximo a
él
y
me
inclino hasta rozar
con mis
labios
el
rostro pálido de mi enemigo.
CUANDO ESTABA A TU LADO Cuando estaba
compañero, apoyada mi cabeza en
tu lado,
a
tus rodillas,
Te
misma que ahora
hice una confesión, la
te repito:
Sé que soy enemigo del reposo, que infundo a
demás aná-
los
enemistad.
loga
Sé que mis palabras son armas de doble filo, armas mortales, Porque atacan la paz, la seguridad, el bienestar y todas las leyes establecidas.
Me lo
siento
No me cia,
más
preocupo
Y i
la
lo
si
me
todos
me han
las
mayorías
renegado que
hubieran aceptado,
me he preocupado nunca de
ni
de las precauciones, de
La amenaza de
sé
resuelto desde que todos
que habría podido estarlo
la
experien-
ni del ridículo,
que llaman infierno no
es
nada para mí;
atracción de lo que llaman cielo no existe para
Querido Compañero
!
Confiesa
que
te
adonde, sin conciencia clara respecto de
arrastro la
mí conmigo no
finalidad de nues-
tro viaje.
Sin saber
si
seremos victoriosos o totalmente vencidos y ani-
quilados.
206 --
P
o
B
A
M_
^
¡OH BSTRBLLA DE FRANCIA! (1870-71)
Oh
¡
Que
estrella de Francia,
en
de tu esperanza,
plenitud
la
de tu fuerza y de tu
gloria
Fueras, durante tanto tiempo,
como
la
nave capitana de una
flota,
El resto de un naufragio azotado por los huracanes, Trocado ahora, en un pontón sin mástiles, Desbordante de muchedumbres locas, furiosas, s/emisumergidas,
Sin timón ni timonel!
¡
Estrella oscurecida.
Orbe, no sólo de Francia, símbolo también de mi alma y de sus
más
caras esperanzas,
Símbolo de
la
lucha, de la audacia, del divino
y furioso amor
por la libertad,
Símbolo de
las
aspiraciones ideales, de los sueños de
frater-
nidad vivificados por los entusiastas.
Terror de
Estrella
los
clérigos y los
crucificada
—vendida
Estrella agonizante sobre
tiranos
por traidores,
una región de muerte, sobre una
re-
gión heroica.
Extraña región, apasionada, frivola y burlona.
¡Desventurada! tus
A
pesar de tus errores, de tus vanidades,
crímenes, no quiero aumentarte ahora,
— 207 —
de
A
IV
Tus
W
T
L dolores y
H
angustias actuales han
tus
M
T
I
N
A
borrado todas tus
manchas,
¡Te han sacramentado!
Es por haber mirado siempre
alto
y lejos
—
^por
encima de
tus errores,
— fuere
Por no haber querido venderte
cual
fuere la
suma
ofrecida,
Por haber despertado arrasada en lágrimas, en mitad del sueño en que te Sumergiera el narcótico imperial. Por haber sido la única, entre tus hermanas que laceraras titánica a los mismos que te avergonzaban Por no haber podido, por no haber querido sobrellevar las
—
—
habituales cadenas.
Es por todo
Y
con
Oh
¡
estrella
que ahora
ello
hundida en
la lanza
!
¡
vemos
te
el
livida,
crucificada,
costado
oh nave de Francia tanto tiempo desorientada
y zozobrante! j
Valor, orbe en desgracia
Tan firme como
la
!
¡
Oh
nave, prosigue tu crucero
nave que nos lleva a todos, como
la mis-
Hia Tierra,
Hija del Caos y del Fuego mortales, de cuyos vastos y fuespasmos emergían al fin en su absoluta potencia y hermosura, riosos
Para proseguir su curso bajo
sol,
¡Oh nave de Francia! ¡también
El tiempo barrerá
Un
las
día alumbrarás el
tú así continuarás
nubes de tu
el
cielo,
fruto de tus largas preñeces:
er208--
tuyo!
¡
Entonces
!
M
B
o
P
'A
5;
Renacida, gigante, durmiendo la vejez de Europa
(Emularás gozosa a nuestra América como remoto dúo
— la
en un
reflejarás
—
De nuevo más
pura, ¡
tu estrella,
¡
Oh
Francia
!
luminosa
tu bella
más deslumbrante que nunca en
la
estrella,
paz del firmamento,
Esplenderá inmortal
países sin
nombre
Naciones que fueron diez mil años antes que estos Estados, y sendas veces diez mil veces antes de estos Estados,
Racimos copiosos de edades durante
las
cuales
hombres y mu-
semejantes a nosotros crecieron, lucharon y desaparecieron;
jeres
Como
fueron
sus
ciudades,
de
vastas
proporciones,
sus
or-
denadas Repúblicas, sus tribus pastorales y nómadas, Como fueron sus anales, sus gobiernos, sus héroes, quizá superiores a todos los héroes.
Como tes,
fueron sus leyes, sus costumbres, sus riquezas, sus ar-
sus tradiciones,
Sus matrimonios, su constitución
física,
sus
mentalidades,
Como
atendieron y practicaron la esclavitud y la libertad, lo que pensaron de la muerte y del alma.
Cuáles de entre ellos
fueron prudentes y espirituales,
Cuáles, bellos y poéticos, cuáles torpes y atrasados
Nada sabemos de critos,
y
sin
no dejaron huella
ellos,
ni
testimonios es-
embargo todo queda.
Sé que aquellos hombres y aquellas mujeres tuvieron su razón de ser sobre la tierra, lo mismo que la tenemos nosotros, Sé que forman parte del plan del mundo, tanto como nosotros
formamos parte actualmente.
14
-. 209
—
WALT Su gran
W
lejanía en el
H
I
M
T
N
A
tiempo no impide que yo lo vea cerca
de mí.
Los hay cuya faz ovalada refleja calma y sabiduría, Los hay desnudos y salvajes, en multitudes semejantes a enor-
mes nubes de insectos, Los hay bajo tiendas,
pastores,
patriarcas,
caballeros,
en fa-
milias y en tribus.
Los hay merodeando por las selvas, Los hay que viven en la paz de las granjas, que roturan tierras,
las
siembran, cosechan.
Otros
atraviesan
pavimentadas
avenidas,
entran
en
los
tem-
en los palacios, en las bibliotecas, en las fábricas, en las salas
plos,
de exposiciones, en los tribunales, en los teatros.
¿Será posible que tantos millones de hombres hayan realmente desaparecido
?
¿Será posible que esas mujeres llenas de la antigua experiencia de la tierra hayan desaparecido? ¿Será posible qus sus existencias, sus ciudades, sus artes no tengan más tumbas que las de nuestra memoria? ¿
Será posible que no hayan conquistado nada para
Yo poblaron
ellos
mismos ?
creo que todos aquellos hombres y aquellas mujeres que los
países
sin
nombre, continúan existiendo aquí o
atlá,
invisibles para nosotros.
Continúan existiendo según sus pretéritas normas vitales, de lo que entonces sintieran, pensaran, amaran, odiaran
acuerdo con
y obraran.
Creo
que no
desaparecieron
totalmente
ninguno de los que formaban parte de remos mi nación y yo;
— 210 —
ellas,
aquellas
como no
naciones
ni
desaparece-
POEMAS De
sus
idiomas,
gobiernos,
matrimonios, literaturas,
produc-
guerras, costumbres, crímenes, prisiones, esclavos, hé-
juegos,
tos,
roes y poetas.
Sospecho que algo subsiste y espera pacientemente en el muninvisible, algo equivalente a lo que se ha agregado a ellos
do aun en
la esfera
sensible;
Sospecho que un día
me
Junto con todas
antiquísimas particularidades de aquellos
las
será dado encontrarlos
no sé dónde,
nombre.
países sin
UN ESPECTÁCULO EN EL CAMPO Un
espectáculo que he visto en
Como
el
campo,
al alba gris
y confusa
demasiado temprano de mi tienda, por no poder
saliera
dormir,
A
pasos lentos, en
el
aire
fresco del
amanecer, llegué junto
a la ambulancia,
Entonces percibo tres cuerpos acostados en parihuelas, que yacían
allí
sin
que hubiera nadie a su lado
Cada uno de
ellos
está cubierto
por
un amplio cobertor de
lana obscura;
Un
Me
gris
y pesado cobertor
lo
envuelve y recubre todo.
detengo un momento en silencio;
Luego, delicadamente, levanto a la altura de bertor del primero, del más próximo:
—
la
¿Quién eres, hombre maduro, tan descarnado con tus cabellos grises y tus ojos hundidos? ¿Quién eres, querido camarada?
En
seguida
me
acerco al segundo:
mío, mi pequeño hijo?
*- 211
—
— ¿Y
tú,
cabeza
el
co-
y espantoso,
quién eres, hijo
WALT ¿Quién
eres
tú,
W delicioso
'Después paso al tercero. el
de un anciano
;
muy
H
T
I
M
A
N
niño de mejillas todavía en flor?
Su
rostro no
sereno, de
es el de un niño ni un soberbio marfil blanco ama-
rillento.
—Joven — la faz
Paréceme que
digo, creo reconocerte.
le
esta faz es
de Cristo,
De
hermano de
Cristo muerto y divino,
todos,
y que reposa
aquí de nuevo.
LA CANTANTE EN LA PRISIÓN Oh
¡
visión de piedad, de vergüenza
¡Oh pensamiento
Vibraba
el
horrible!
estribillo
y dolor
¡Un alma
aprisionada!'
de un extremo a otro de
la
nave de
la
prisión y hendiendo el techo se elevaba a los cielos,
En
ondas de melodía tan pensativas, tan suaves, tan fuertes,
que nunca se habían escuchado otras iguales,
Volaban a
lo lejos, hasta los oídos
de los centinelas y de los
guardianes armados, los cuales se detenían en sus rondas.
Invadidos por un éxtasis y un temor solemnes que detenía latir
Un te,
el
d€ sus corazones.
día de invierno, cuando
el
sol
declinaba ya en el horizon-
por un estrecho corredor, en medio de ladrones y bandidos del
país
(Los hay a centenares, sentados recido,
falsificadores reincidentes,
— 212 r-
allí,
asesinos de rostro endu-
p
o Reunidos
M
n los
domingos, yunto a
rodeados de numerosos guardianes,
la
A capilla
s
de la prisión, y que los
sólidamente armados,
vigilan),
Una dama avanzó
serenamente, llevando por la
mano dos
ino-
centes niños,
Que
hizo
sentar
a su lado, en taburetes,
sobre un estrado;
Luego, sentándose a su vez, tras un preludio quedo y melodioso del piano.
Comenzó
a cantar, con voz superior a todas las voces, un him-
no añejo y singular
— Un Clama
alma aprisionada por barrotes y ligaduras "¡ Socorro A mí !'' retorciéndose las manos. :
!
¡
Sus ojos ya no ven, su pecho sangra, Y no puede obtener perdón ni bálsamo de
paz.
Sin cesar, recorre y cava su prisión, i
Oh
día de aflicción
!
¡
Oh
Ni una mano de amigo, Ni un gesto de bondad,
No
fui
Fué
el
noches desesperadas
una cara afectuosa,
ni ni
yo quien cometió
el
una palabra de gracia.
crimen.
cuerpo implacable quien
me
forzó a ello
J^argo tiempo resistí con coraje, Pero el cuerpo fué más fuerte que yo.
Cara alma aprisionada, defiéndete de nuevo, Porque tarde o temprano vendrá, vendrá el perdón Para libertarte y restituirte a tu hogar. La muerte, celeste perdonadora, un día llegará.
— 213 —
W
A No
\
¡
H
M
r
I
no más vergüenza alma libertada por Dios
ni angustia
eres prisionera,
Parte,
La
W
T
L
A
N
todos
los
1
cantante calló,
La mirada de
sus
claros
tranquilos
ojos
recorrió
rostros anhelantes.
El mar extraño de esos rostros de presidiarios, un millar do rostros
cicatrizados
brutales,
hipócritas,
En
levantándose,
seguida,
y bellos,
avanzó entre
a
ellos
lo
largo
del
corredor.
(Su
cuyo frú-frú rompía
vestido,
silencio,
el
les
rozaba
al
pasar.)
Y
desapareció con los dos niños en la oscuridad.
Entretanto, sobre todos, detenidos y guardianes armados, antes
que hicieran
menor movimiento,
el
Los detenidos olvidando
sq
prisión,
los
guardianes
sus
pis-
tolas cargadas),
Un
minuto prodigioso de
Cortado de estremecidos
en
sollozos
profundo,
lo
y de emoción cayera
silencio
semisofocados,
de
de
llantos
criminales
y convulsivos suspiros de jóvenes,
anegados por los recuerdos del hogar.
Recuerdos de liares,
Sus las
la
voz de
la
madre cantando
de los cuidados de la hermana, de
la
los
cantos
fami-
infancia feliz;
de tiempo atrás cerrados, abríanse de pronto
espíritus,
a'
reminiscencias.
Minuto
indecible aquel.
Y
más
tarde, en las noches solitarias,
para muchos, muchísimos de los que
Años sado de
allí
estaban
después, hasta la hora de la muerte,
tristeza,
la
el
estribillo,
arra-
tonada, la voz, las palabras,
Vibrarían de nuevo, de nuevo
la
grande y tranquila dama pa-
saría a lo largo del estrecho corredor,
r- 214
—
De nuevo
M
B
o
P
sollozaría
A
S
melodía, y la cantante en la
la
prisión
cantaría
Oh Oh
¡
de vergüenza y dolor, Un alma apasionada
de piedad,
visión
"¡
pensamiento horrible
1"
¡
!
ORILLAS DBL ONTARIO AZUL A
orillas
Ontario azul
del
Meditaba en los tiempos de la guerra y en Y en los muertos que no vuelven,
Cántame
—me
dijo
—
el
restaurada paz,
la
poema que irrumpe
del alma de
la
América.
Cántame
el
canto de
¡a
Victoria,
Las marchas de la Libertad, las 'más potentes marchas; Cántame antes de desaparécete el canto de los dolores de la
Democracia.
(La Democracia,
la
conquistadora que con sonrisas de
miel
rodean labios traidores,
Que
a cada paso que da, la acechan la
muerte y
Una nación se anuncia ella misma Yo constituyo el único desarrollo según timado
el
la deslealtad).
cual puedo ser es-
;
No
rechazo a nadie, acepto todo, y luego lo reproduzco según
mis propias formas.
Somos una raza cuya
virtud se incuba en
el
tiempo y en los
actos.
Somos
lo
que somos, seres cuyo alumbramiento es una con-
testación a todas
las
objeciones,
—
215
—
WALT
W
H
T
I
M
A
Nos blandimos como se blande un arma, Somos potentes y terribles para nosotros mismos. Somos ejecutivos, y suficientes en la diversidad de
N
nosotros
mismos,
Nos mantenemos en equilibrio sobre el centro de nosotros mismos extendiendo nuestras ramas sobre el mundo, Del fondo del Missouri, del Nebraska o del Kansas acogemos risas de desdén.
ataques con
los
Nada nos
es
criminal
Sobrevenga
lo
manifiesta,
sólo
para
que
nosotros
sobrevenga,
fuera sea
de nosotros mismos,
que fuere
lo
lo
que se
somos admirables o criminales en nosotros
mismos.
(¡Oh madre, oh hermanas queridas! Si
nos perdemos, no será un vencedor extranjero
el
que nos
habrá destruido.
Por nosotros mismos descenderemos en la noche eterna). ¿Pensáis que no puede existir más que un solo soberano? Pueden haber infinitos soberanos uno no neutraliza al otro, :
Como un
ojo que no ve no neutraliza cia no neutraliza la otra.
el
otro, o
Todo es para los individuos, todo para vosotros Todo es accesible a todos. Ninguna condición os está vedada, ni la de Dios,
una existen-
ni
ninguna
otra.
Todo
viene por intermedio del cuerpo, sólo la salud os pone
en comunicación con
el
Universo,
216
M
n
o
A
demás vendrá.
Haced grandes
individuos,
Toleramos a Toleramos a
que quieren practicar la piedad y la ortodoxia,
los
lo
que desean ser pacíficos, obedientes y sumisos, Cuanto a mí, soy el que abruma de invectivas hombres, mujeres y naciones, empujándolos irresistiblemente;
Soy
el
que
los
les grito
:
"¡
Saltad de vuestros
sitiales,
luchad por
vuestra vida!"
Yo soy el que recorre los Estados con una lengua dentada, interrogando a cuantos encuentro ¿Quienes sois vosotros que solamente pedís un libro para desposarlo con vuestra tontería?
(Con espantos y con gritos como Oh madre de innumerables hijos!
si
fueran tuyos,
i
A
una raza audaz, ofrezco estos furiosos clamores). países míos! ¿querríais ser más libres que todos que han sido? Venid a escucharme:
¡Oh
Temed Temed
la
elegancia, la delicadeza, la civilización,
la
muelle dulzura, la miel que se pega
Desconfiad de
la
madurez mortal de
la
al
los
paladar;
Naturaleza que avanza,
Desconfiad de cuanto corroe la rudeza, de los hombres y de los Estados.
Las edades,
los
antepasados han
materiales
sin
dirección,
atrás
— 217 —
acumulado de largo tiempo
WALT La América
H
V/
trae
sus
M
T
I
constructores y los estilos
A
N
que la ca-
racterizan.
Los inmortales poetas de Asia y de Europa han realizado su obra y pasado a otras esferas, •Nosotros tenemos que realizar
nuestra
sobrepujando
obra,
cuanto han hecho.
Llena de curiosidad por los caracteres extranjeros, la América defiende
Se
gurando
No
suyos
los
mantiene el
a
todo evento,
el
pasado
las
ni lo
sana,
inau-
cosas anteriores.
que han producido bajo sus formas.
lección con tranquilidad,
la
equilibrada,
espaciosa,
distancia,
verdadero uso de
rechaza
Acepta
a
contempla
cadáver que
el
llevan lentamente de la casa,
Viendo como lo detienen un instante en el umbral y considerando cuan proporcionado era a su época, Cómo su vida ha pasado al robusto heredero que se aproxima, El cuál también será
el
más proporcionado
Estos Estados constituyen ción
el
más vasto de
a
los
Aquí no
se
Aquí
ondas continuas de un cortejo, aquí
su época.
poemas,
contempla solamente una Nación, sino una Nahormigueante de naciones, las
las
multitudes,
realidades del día y de la noche.
Aquí aparece
lo
que se mueve en masas espléndidas
sin
preo-
cuparse de los detalles,
Aquí están los rudos y los pulidos, combativo que exalta el alma, Aquí la
las
igualdad,
la
amistad,
el
instinto
ondas continuas de un cortejo, aquí las multitudes, la
diversidad,
que exaltan
— 218 —
el
alma.
POEMAS ¡Pueblo de
pueblos y de los bardos que los confirmarán!
los
aquí uno de ellos que levanta hacia la luz un rostro nu-
He
trido por el Oeste
Ha
recibido de su estirpe la expresión de su faz, la ha reci-
bido de su padre y de su madre,
Sus elementos primordiales son
las sustancias, la tierra, el
agua,
los animales, los árboles,
sea
Su fondo común próximo o remoto.
esta
construido igual, con
Acostumbrado a despreocuparse de encarna su propio
los
sitio
demás
para todo,
países,
pues
él
país,
I o atrae hacia él en cuerpo y alma, incomparable amor,
se
suspende a su cuello con
su músculo genital en sus virtudes y en sus defectos, de modo que hablen por su boca sus ciudades, sus co-
Hunde Hace
mienzos, sus peripecias, sus diversidades, sus fuerzas.
Hace de modo que en
tos,
sus ríos, sus lagos, sus bahías
desemboquen
él
El Misisipí, con sus crecientes anuales y sus cambiantes salel Columbia, el Niágara y el Hudson, se derraman amorosa-
mente en
él.
extienda la costa del Atlántico o que se extienda la costa del Pacífico, él se extiende con ellas hacia el Norte o ha-
Que
cia el
se
Sur.
Abarca
el
espacio que media entre ellos
Emergen de
él
del del
álamo, del naranjo, de la magnolia. el
Este y
al
Oeste,
retoños equivalentes a los del pino, del cedro, roble, de la acacia, del castaño, del nogal,
abeto negro, del
Se entrelaza
al
que existe entre ambos;
está en contacto con todo lo
bálago en
él
tan compactamente
como en
cual-
quier juncal o pantano,
Esta tallado a semejanza de
las
montañas, con sus flancos y un mantel de trans-
sus cumbres, sus selvas del Norte cubiertas de
parente hielo.
Fuera de corneo
los
él
se dilatan
campos de pastoreo
de las sabanas y de las praderas,
— 219 —
tiernos y naturales,
A
IV
A
W
T
L
través de
H
M
T
I
A
N
pasan y se elevan vuelos, torbellinos, gritos que
él
contestan a los del quebrantahuesos, de la garza real y del águila;
Su
espíritu abarca el espíritu de su país, está abierto al bien
y
al mal.
Abarca pos y de
Abarca
de
las esencias
las cosas
de los antiguos tiem-
reales,
hora actual,
la
riberas,
las
las
islas,
las tribus
de pieles rojas que
se
acaban de descubrir,
Las naves azotadas por la tempestad, los desembarcos, embriones de grandeza y de vigor,
las ins-
talaciones,
Año Uno,
El altanero desafío del
la guerra, la paz, el estable-
cimiento de la Constitución,
Los Estados
distintos, el plan
simple, elástico, los inmigrantes,
La Unión, siempre pululante de individuos que siempre segura e inasible. El
interior
inexplorado,
las
cabanas
hechas
la
denigran y
con
derribados
troncos, los desmontes, las bestias salvajes, los cazadores, los ojea-
dores
Abarca
la
agricultura en sus múltiples formas, las minas, la
temperatura, los nuevos Estados en gestación.
El Congreso que sus
se
reúne anualmente en Diciembre, con todos
miembros que llegan de
Abarca
los
puntos más distantes del territorio,
obreros y los aldeanos con su carácter noble, sobre todo los jóvenes. los
Celebra su manera de gestos, propios llarse
ser,
sus vestimentas, sus amistades, sus
de quienes nunca han conocido la sensación de ha-
ante superiores.
La frescura y solución
y
la
sinceridad que
la
abundancia de
emanan de
El pintoresco descuido de sus aposturas, fiestan
cualquier
ante
Su verbo riosidad,
fácil,
la
sus rostios, la re-
sus cerebros, el
furor que mani-
injusticia.
alegría que les produce la música,
su cu-
su buen humor, su generosidad, todos los elementos que
constituyen
Abarca amplísim.a
su carácter el
ardor y
el
espíritu de iniciativa que prevalecen, la
afectuosidad,
~ 220 —
M La absoluta igualdad de
la
mujer y
del
hombre,
mo-
fluido
el
vimiento de la población,
La de
flota
ballena,
la
soberbia, las
el
cambio,
libre
las
pesquerías,
la
pesca
búsquedas del oro,
Las ciudades bordeadas de muelles,
las vías
férreas y los va-
pores entrecruzándose por doquiera,
Las manufacturas, duce
"mano de
la
vida comercial,
la
obra",
el
Nordeste,
Los bomberos de Manhattan, llán,
el
los
el
maquinismo que
Noroeste,
trueques
re-
Sudoeste,
el
yanqui peri-
del
vida en las plantaciones del Mediodía,
la
La
esclavitud
—
la conspiración traidora
y criminal urdida paescombros del resto de la Unión.
ra instaurarla sobre los ¡
El épico "excelsior",
¡
No más
tregua
!
¡
la
lucha cuerpo a cuerpo
!
¡
Asesino
Tendrás que morir o moriremos nosotros
(¡Mirad! Allá en lo alto del cielo, en pleno día, libertad que retorna conquistadora del campo de
La
¿No
batalla.
nueva aureola alrededor de su frente? ¿Aureola de fulgor relampagueante y terrible, veis la
Como relámpagos
las llamas
de
la
guerra y los surcos caprichosos de los
?
¡Oh Libertad! Te veo erguida en una inmutable Con
Y
actitud.
mirada inextinguible y tu extendida diestra, tu pie encima del cuello del que te amenazaba del enetu
—
migo totalmente aplastado bajo Del
que,
en
su
locura,
tus plantas,—
lleno
avanzara a grandes pasos hacia
tí,
de
arrogancia
empuñando
el
y de amenaza, puñal
asesino,
Del fanfarrón de ayer, ebrio de orgullo y de confianza, Trocado hoy en un despojo muerto abrumado por el des-
—
precio de toda la tierra
En una repugnante inmundicia
arrojada a los gusanos del es-
tercolero).
— 221
-^
WALT
W
Otros consideran que
el
H
edificio
T
I
M
N
A
ya está concluido, pero
la
República está siempre en construcción, y ofrece nuevas perspectivas
;
Otros ornan sente
pasado; yo os orno a vosotros, ¡días del pre-
el
!
Oh
i
otros que
del
me
aislo
Oh América
¡
futuro
días
truyo para
!
también creo en vosotros
!
porque construyes para
la
;
es por vos-
humanidad, yo cons-
tí.
Oh queridos canteros yo voy a la cabeza de aquellos que con decidida y sabia voluntad trazan los planes; Con mano amiga yo conduzco el presente hacia el porvenir. !
¡
(¡Aplausos para cuantos con ímpetus de amor ofrecen hijos sanos al futuro
Maldición
¡
al
que se espasma
los dolores, de los espantos
el
sin
preocuparse de los virus, de
las debilidades
que trasmite!)
Al borde del Ontario yo escuchaba al Fantasma, Oía su voz que se elevaba invocando a los bardos. Los grandes bardos nativos capaces de fundir estos Estados en compacto organismo de una nación.
Es ta,
y de
un
mantener unidos a
inútil
los
hombres mediante una car-
sello o la violencia;
Sólo es fecunda la unión de los hombres cuando la anima un principio
o
las
vital,
fibras
de
Entre todas tes
de arterial
como los
las
savia
el
que
organiza
los
miembros
del
cuerpo
vegetales.
razas y las edades, estos Estados desbordanpoética,
-
son los
222
—
más
necesitados de poetas;
o
P_
Un
día
B
A
M_
S
deberán poseer los más grandes, y tratarlos como a
más grandes;
los
¡
ción
Sus presidentes más voceros resultarán mudos en comparalo que sus poetas llegarán a ser!
de
(¡Alma de amor y lengua de fuego! ¡Ah madre prolífica y ubérrima en todo ésto, i
lo demás, excepto en ¿por cuánto tiempo aún continuarás estéril, estéril?) Ojo hecho para penetrar los más profundos abismos, y para
reflejar
el
mundo!
El poeta es el hombre constante y armónico de estos Estados, es por él, sino cuando falta él, que las cosas parecen gro-
No tescas,
excéntricas,
sin
plenitud ideal,
Pues nada es bueno cuando no está en su cuando ocupa su lugar; El
aplica
a
más
convienen, ni
cada objeto ni
o cualidad
las
sitio,
nada
es
malo
proporciones que
le
menos.
El es
el
Es
justiciero de su tiempo
arbitro de las diversidades, es la llave,
y de su país, que debe ser dado, rechaza lo que debe ser rechazado, tiempo de paz el espíritu de la paz habla por su boca, Amplio, opulento, activo, construyendo ciudades populosas.
De En
el
lo
Estimulando Ilustrando
el
la
agricultura,
estudio del
las
artes,
hombre
el
comercio,
del alma, de la salud, de la
inmortalidad, del gobierno.
En arrastra
tiempo de guerra, es el sostén más sólido de la guerra, una artillería más eficaz que la de los ingenieros, cada
palabra que pronuncia ensangrienta
Con los
su inquebrantable fe retiene los años que se extravían por
senderos de la infidelidad,
No No
discute, juzga (la Naturaleza lo acepta absolutamente), juzga como juzgan los jueces, sino como el sol que ilumina un objeto imponente,
— 223 —
WALT Posee
la
fe
más
W
H
firme, porque
r
I
M
su visión es la
A
más
N
telescó-
pica,
Sus pensamientos son himnos en loor de las cosas, las discusiones acerca de Dios y de la Eternidad, guarda
En
silencio.
No
presiente la Eternidad
como un drama con su prólogo y
su desenlace.
Su Eternidad
Profeta de
la
ve en los hombres y en las mujeres.
Gran
la
El bardo marcha a
Idea, idea de individuos integrales la
y
libres,
vanguardia de su época, guiando a los
guías,
Su tas
actitud reconforta a los esclavos
Jamás podrá extinguirse la
y horroriza a
los déspo-
extranjeros.
la
libertad,
jamás podrá retroceder
Igualdad;
Viven en
los sentimientos
de los jóvenes y de las mujeres más
grandes.
(Por algo es que las cabezas más indomables de la tierra siempre han estado prontas a caer en aras de la Libertad).
Luchar por la Gran Idea, Oh hermanos es la misión de
¡
!
los poetas.
Que tengan siempre
cantos de implacable desafío, Cantos para armarse y para marchar, Para que sea arriada la bandera de la paz, y en lugar del pendón que conocemos.
Flote
el
estandarte guerrero de la
— 224^
Gran
Idea.
P
o
M
B
S
^A
(¡Airado trapo que he visto izar tantas veces!
Torno de nuevo a verme bajo
la
lluvia de las balas
que sa-
ludaran tus crujientes pliegues,
Te ñas,
a
canto por encima de todo, mientras vuelas y me haces sedel combate, oh, el combate rabiosamente dispu-
través
¡
tado
Los cañones abren sus bocazas vomitando un rosado relámel aire con un grito,
pago, las balas rasgan
El centro de
la
A
de
las
salvas
batalla desaparece entre la los
cañones contestan
las
humareda, descargas cerradas
de los fusiles.
Oíd resuena la palabra Cargad Ahora en el entrevero y los rugidos salvajes que enloquecen. Ahora los cuerpos caen convulsionados en tierra. ;
!
¡
Fríos, helados de muerte, por
Trapo airado que veo
saltar
¿Querríais ser
el
Augusto
empleo, arduas
es
el
por tu pi'eciosa vida,
ti,
y crujir allá en
la altura.)
poeta de estos Estados? las
condiciones;
El que pretendiera enseñar aquí tiene que comenzar por ejercitar bien su cuerpo y su espíritu. Tiene que examinarse, armarse, fortificarse, endurecerse, flexibiHzarse.
Porque seguramente yo ras
¿Quién rica
le
interrogaré,
y numerosas y seve-
serán mis interrogaciones.
sois vos
para pretender dirigiros y cantar a
. ¿Habéis estudiado a fondo su tumbres ?
¿Eo grafía,
país,
sus
Amé-
idiomas y sus cos-
conocéis en su organismo, su cerebro, su política, su geofiereza, su independencia, su amistad?
su
¿En sus fundamentos y en sus fines? ¿Habéis meditado el pacto orgánico celebrado 1^
la
?
^ 225 —
el
primer día
WALT del
W
H
¿
Poseéis
la
Constitución Federal
Washington ante
¿Observáis bien a los que han dejado tras
mas y
sí
poemas de un mundo feudal para empresas de la Democracia?
las
¿Sois
leal
con
las
el
Habéis peregrinado
al
el
ejército?
todas las opera-
atribuirse los poe-
cosas? ¿Difundís lo que enseñan
cuerpo del hombre y rores heroicos?
mar,
el
?
ciones y los
el
N
A
primer año de la Independencia, firmado por los Comisarios,
ratificado por los Estados y leído por
y
M
T
I
de
la
mujer,
el
la
amor y
tierra
los fu-
través de las costumbres efímeras y
de los objetos del favor popular?
¿Os
sentís
capaz de
los torbellinos, las ¿
Sois
resistir
todas las seducciones, las locuras,
luchas salvajes? ¿Sois verdaderamente robusto?
completa y verdaderamente del
¿No
pertenecéis a
¿A
un círculo?
Pueblo ?
una escuela?
¿A
una secta?
¿Estáis cansado de las críticas y de los juicios que se emiten respecto a la vida? ¿Es la vida misma la que ahora os anima?
¿Habéis ido a fortificaros en Estados
las
ubres maternales de estos
?
¿Poseéis la antiquísima y siempi'e joven indulgencia?
¿La
vi-
viente imparcialidad?
¿Sentís
la
misma simpatía para
los
que
se
encaminan a
la
endurecida madurez? ¿Por los recién nacidos? ¿Amáis igual a los
pequeños que a los grandes?
¿Y
a los extraviados?
¿Qué traéis de nuevo a mi América? ¿Lo que aportáis, está de acuerdo con mi
país?
¿Es algo que antes haya sido mejor dicho o hecho? ¿Es algo importado en algún barco de ultramar? ¿No será un cuento? ¿O rimas? ¿O bonituras? ¿Está contenida en ella la buena y vieja Causa? ¿No es algo que se han cansado de golpear los talones de
¿Lo que
traéis
los
y de los literatos de la raza enemiga? afirma la existencia de cosas notoriamente des-
poetas, de los políticos
aparecidas de estas regiones?
— 226 ~
M
H
o
P
A
5^
¿Responde a universales necesidades? ¿Mejorará
costum-
las
bres? ¿
de
Celebra, con voz tenante de trompetas,
la
Unión en
¿Lo que
la
guerra del Norte contra
la orgullosa victoria
Sur?
el
traéis resistirá la confrontación
de las playas y de
la
plena Naturaleza?
¿Podré asimilarlo como asimilo
los
alimentos
y
oxígeno,
el
logrando que renazca en mi fuerza, en mi andar, en mi faz?
¿Colaboraron en
ello
los
reales?
oficios
¿Más que
simples
copias son creaciones originales?
¿Tienen en cuenta
descubrimientos
los
modernos,
las
capa-
cidades y los hechos?
¿Qué
para los individuos, para
significan
ciudades de América ?
¿
Para Chicago,
¿Vislumbra detrás de
los
progreso y las
el
Canadá,
el
el
Arkansas ?
guardianes aparentes los verdaderos
guardianes en actitud silenciosa y amenazadora? ¿Los obreros de Nueva York, del Oeste y del Mediodía, tan significativos en su
como
apatía ¿
la
Considera
todos
instantaneidad de el
fracaso
final,
contemporizadores,
los
escépticos, ^toda vez que
han
sus lo
afectos?
que ha acontecido siempre a
chapuceros, solicitado el
alarmistas,
prejuiciosos,
concurso de
¿Es alguna humorada, burlona y desdeñosa? Sea lo que fuere, el camino está sembrado
del
la
América?
polvo de los
esqueletos,
Y
los
demás son despreciativamente arrojados
lejos
del
ca-
mino.
Las rimas pasan junto con los miradores, lo mismo que los poemas calcados o sugeridos por otros poemas, Pasan las multitudes reflejas, con sus bellas maneras, convertidas en cenizas,
Los admiradores, estiércol
de
las
Dadle tiempo y
Ningún
importadores, los sumisos, los juglares,
los
literaturas.
disfraz
la
América
se justificará
logrará engañarla,
perspicacia,
,
— 227 —
a
sí
misma;
su impasibilidad iguala su
A
IV
T
L
Sólo irá su imagen
al
JV
H
T
I
M
N
A
encuentro de aquellos que reconozca plasmados a
;
aparecen un día sus poetas, no temáis que pueda equivo-
Si
sabrá reconocerlos.
cai'se;
(No sorbido
los
tan
aceptará
como suyos
amorosamente como
hasta que su país los haya abellos
lo
hubieran
absorbido
y
espiritualizado.)
¿Qué importa el individuo si quien guía es el espíritu? El más deleitoso es el que eterniza la dilección; La sangre del fuerte que perdura está exenta de violencia;
Ya artes
se trate de
poemas, de filosofías, de óperas autóctonas, de
navales o de otras empresas,
La grandeza
^personal habrá de ir aparejada a
los
más gran-
des y originales y prácticos ejemplos.
Una raza indolente que emerge Ya se muestra por las calles,
en
silencio,
Los labios del pueblo no saludan más que a los que hacen^ aman, satisfacen o tienen un saber evidente; Pronto concluirán los sacerdotes; su labor y su influjo han concluido
En mi
país la
muerte carece de sorpresas, sólo
la vida las tie-
ne incesantes, divinas; ¿Poseéis un cuerpo espléndido? ¿Vivís y procedéis con esplenSi es así, espléndida será vuestra muerte, y después de
didez?
muertos continuaréis siendo espléndidos;
La una
justicia, la salud, el alto aprecio
irresistible
¿Cómo
es
de
sí,
preparan
la vía
con
potencia;
que os atrevéis a hacer pasar cualquier cosa antes
que un hombre?
— 228 —
M \
^A
Estados, alineaos detrás mío
He típico
aquí un
como
Dadme
—ante
hombre
todo y ante todos,
—
un hombre
yo.
el
me
pago que
corresponde,
Dejadme cantar los cantos de la Gran Idea, y tomad lo demás; He amado la tierra, el sol, los animales he desdeñado la ri;
queza.
He
dado limosna a cuantos
me
han pedido, he defendido he repartido mi bolsa,
la
a los imbéciles, a los torpes, a los locos
;
mi trabajo y mi corazón;
He odiado a los tíranos, no he He sido paciente y tolerante con No me he descubierto ante lo
discutido acerca de Dios, el
pueblo.
conocido ni ante lo descono-
cido.
He
andado libremente con
Con
seres poderosos e incultos,
los
con los humildes, y con
los pequeños,
las
madres de fa-
milia,
Me
he leído estos cantos, a mí mismo, en pleno aire; los he
puesto a prueba frente a los árboles, a los astros y a los ríos
He
rechazado todo
lo
que ofendía mi alma o ensuciaba mi
cuerpo.
Jamás he reclamado nada para mí que no
lo
hubiere escru-
pulosamente reclamado para los demás,
He dades,
ido de las ciudades a los campos, de los
campos a
aceptando por compañeros hombres oriundos
las ciu-
de todos los
Estados
(Más de un soldado moribundo exhaló su postrer suspiro apoyado contra mi pecho, Esta
mano,
restablecido,
este
brazo,
esta
voz,
muchos cuerpos postrados)
han alimentado, consolado, ;
Esperaré que vayan comprendiéndome,
A
medida que crezca
la simpatía hacia
mi persona,
Sin rechazar a nadie, aceptando a todos.
229
—
WALT
W
H
(¿Di, ¡oh Madre! no he sido siempre
¿No los días
os he tenido presentes a
y a
ti
M
T
I
fiel
a
N
A
tus designios?
los tuyos
durante todos
de mi vida?)
Juro que comienzo a percibir La grandeza no radica en la
el
sentido de estas cosas
tierra ni en la
grande soy yo, o estoy en vías quienquiera que seáis; El
La grandeza
consiste
^le
América,
serk),
sois
vosotrX)s,
en recorrer rápidamente las civilizacio-
nes, los gobiernos, las teorías,
En
recorrer los poemas, las pompas, los espectáculos, en sus-
citar individualidades.
Detrás
de
las
cosas
y de sus apariencias existen
los
indi-
viduos,
Cuanto ignora o simula ignorar a
los
individuos
carece
de
valor para mí.
El orbe americano reposa por completo sobre los individuos,
Toda
la teoría
individuo, en
Universo remata infaliblemente en un solo no importa quién.
del
cualquiera,
(¡Madre! Amada de vuestro sentido implacable y desnuda espada en
Os he
visto
al
la
rehusaros
fin
visto tratando directamente con los
El origen, he ahí
Juro que
o impía que
llas
el
con la
de todo trato ambiguo, os he individuos.)
fondo de todo;
me mantendré
sea
sutil,
diestra.
fiel
a mi naturaleza original, por pía
-*,
Juro que nada me cautiva excepto la originalidad, Los hombres, las mujeres, las ciudades, las naciones son bepor lo que deben a su origen.
230
—
Lo
M
n
o
p
esencial
es
la
A
s
expresión del afecto que inspiran los
hom-
bres y las mujeres
(Ya presar
A
harto de las maneras débiles y mezquinas de ex-
estoy
afecto que mis semejantes
el
me
inspiran,
hoy expresaré a mi modo el afecto que siento bosar en mí por los hombres y por las mujeres.)
re-
cualidades de
mi
partir de
Juro que exaltaré en mí cada una de
las
raza.
(Decid ne
lo
que os plazca, yo afirmo que lo que más convieson individuos cuyas maneras estimulen su
Estados
estos
a
audacia y su turbulencia sublimes.)
Detrás de turaleza,
de
lección de las cosas, de los espíritus, de la
la
los
gobiernos,
Na-
de las posesiones, descubro otras lec-
ciones.
para
Detrás de todo, por encima de todo, para mí existe mi ser, vos existe el vuestro (siempre la misma vieja monótona
canción).
Como
en
un relámpago veo que esta América
para vos y para mí, Su potencia, su
testimonio,
armas
sus
lo
sólo
existe
constituímos
vos
y yo,
Sus crímenes,
sus
mentiras,
robos,
sus
sus
deserciones
es-
tán en vos y en mí,
Su Congreso, sus flotas
Las
sus
somos vos y infinitas
funcionarios,
sus
capitolios,
sus
ejércitos,
yo.
gestaciones
de
sus
y yo,
— 231 —
nuevos Estados
somos vos
WALT La guerra
W
H
M
T
I
N
A
guerra tan sangrienta y sombría, esa gue-
(esa
rra que en adelante quiero olvidar) somos vos y yo, Lo natural y lo artificial somos vos y yo,
La
libertad,
y yo, El pasado,
Yo mi
no
lenguaje,
el
el
presente,
reniego,
no
poemas,
los
somos vos
oficias
los
provenir, somos vos y yo.
el
renegar
sabría
de
ningún
aspec5to
de
ser,
Ni de ninguna zona o América
No
sabría
ni
podría
buena o mala, de
característica,
sustraerme
a
necesidad
la
de
la
edificar
para quien edifica para la humanidad. Equilibrar los
rangos,
jerarquías,
las
los
temperamentos, los
credos y los sexos. Justificar la ciencia y el progreso de la igualdad, Fortificar la sangre del poderoso favorito del tiempo.
Amo
entre
todos
y
de
soy
que nunca
los
han
sido
do-
meñados, sido
nes,
De
las
mujeres cuyo carácter nunca ha
De
las
teorías,
los hombres y de domeñado.
aquellos a quienes jamás podrán domeñar.
Estoy con
Con
los
los
las
leyes,
que avanzan de frente por toda
que renuevan
el
hombre
a
fin
las
convencio-
la tierra,
de renovar todos los
hombres.
Yo no
quiero dejarme intimidar por las cosas irracionales,
Quiero penetrarlas de humanidad, quiero volver contra sus más agudos sarcasmos.
Quiero que las ciudades y mi persona,
las
civilizaciones
cia de
— 232 —
ellas
respeten la esen-
M He
summa
ahí lo que he aprendido en América, he ahí la
poé-
que a mi vez enseño.
tica
(¡Oh democracia! mientras de todas
mas
se
Te he
Y
millones de ar-
partes
aguzan contra tu pecho, serenísima, parir inmortales hijos,
visto,
con tu inmenso manto,
yo Veré si Veré si Veré si Veré si Sí,
contrastaré
debo
serles
rival del sol,
espectáculos
los
empollando
del
día y
el
de
mundo.)
la
noche,
inferior,
poseo tanta majestad como
ellos.
y real como ellos. carezco de sentido cuando hasta las casas y los va-
no soy tan
sutil
pores lo tienen,
Veré si los peces y las aves deben bastarse a yo no debo bastarme a mí mismo.
Pongo mi en
el
otro
el
las
platillos
de
mismos y
sí
balanza,
y
la
vuestro; árboles, plantas, montañas, animales:
Por ingentes que
La América fuera de mí
seáis,
a todos os absorbo en mí, y
me
con-
ama.
vierto en vuestro
es
en uno de
espíritu
sí
aislada y que no obstante lo encarna todo, qué
mismo?
Estos Estados, ¿qué son exceptuándome a mí?
da
;
Ahora
sé por
es por
mí;
qué
Formas rudas y
la
tierra es grosera, martirizadora,
terribles,
malva-
os acepto y os elijo especialmente
para haceros mías.
233
WALT
W
H
Madre, inclina hada mí tu faz, Ignoro qué finalidad persiguen guerras,
de
guerras,
las
A
N
estas
confabulaciones,
estas
retardos,
estos
Ignoro cuál será
de
M
T
I
resultado del goce
el
crímenes, de
los
las
sólo sé que a través
;
incertidumbres,
obra
tu
continúa y continuará.
Así, a orillas del Ontario azul,
Mientras
vientos
los
me
acariciaban y
las
ondas se atrope-
llaban hacia mí,
Temblando de potencia y arrebatado por
el
encanto
de
mi
tema,
Los
mortales
dentro de mí
Y
vi
las
.
tejidos
me
que
almas
parecieron
romperse
libres de los poetas,
Los más sublimes bardos de
Hombres grandes y
las edades
extraños,
pasaron ante mí,
adormecidos
de largo tiempo
ocultos para todos, se revelarán a mis ojos.
atrás,
Oh, extasiadas estrofas, trémulos llamados míos, no os bur-
i
léis
retienen
.
de mí
No
os
he clamado para invocar los bardos que
Para que esos sublimes bardos vinieran a
fueron,
orillas
del
Onta-
rio,
Atraídos por
Los bardos
el
salvajismo de mi canto.
que
invoco
están
aún por nacer
(mi
país
los
aguarda.
Ahora que
la
guerra ha concluido y
el
campo
está desbro-
zado),
Los aguarda para que entonen marchas cada vez más triunmarchas de "excelsior" y de vanguardia,
fales,
Y
para confortar,
¡
oh madre
234
!
tu
—
alma inmensa en
la esfera.
¡Bardos de
(¡Pues
paz!
la
M
n
o
Gran Idea! ¡Bardos de
la
las
invenciones de la
guerra, la guerra ha concluido!).
¡Bardos de ejércitos
latentes,
de millones de soldados en ex-
pectación, prontos a toda hora
Bardos
¡
himnos
cuyos
del
interior,
bardos
de
de
carbones
ar-
surcos del relámpago!
¡Bardos del amplio Ohio, del bardos
nacidos
parecerán
o de los zigzagueantes
dientes
la
Canadá, bardos de California, guerra!
canto es para vosotros, para vosotros mi invocación.
Mi
A UN REVOLUCIONARIO EUROPEO VENCIDO ¡Valor, a pesar de todo, hermano o hermana mía
Obstinaos siempre
:
I
Libertad exige nuestro esfuerzo, suce-
la
da lo que suceda
Poca cosa es quien muchos desastres, que
El
se
se
doblega ante uno o dos fracasos o ante
descorazona
ante
la
indiferencia
o
la
ingratitud
del pueblo, o ante cualquier deslealtad,
O
ante los bandidos, los soldados y los códigos penales.
Aquello en que creemos continúa en invisible y perpetua espera a través de todos los continentes.
No o en
la
invita
a
nadie,
no
promete nada,
sombra, positivo dueño de
sí,
permanece en
ajeno al temor y
razonamiento,
Aguardando pacientemente su
día y su hora.
(Mis cantos no son solamente de lealtad
También son cantos de insurrección;
— 235 —
al
la
luz
desco-
WALT Soy
W
H
M
T
I
A
N
poeta juramentado de todos los audaces y rebeldes de
el
la tierra,
Aquel que
me acompaña
deja atrás de
la
sí
paz y la rutina,
Arriesga su vida a cada instante.)
La batalla arrecia, estremecida por múltiples y alarmas, por furiosas cargas y frecuentes retiradas, El las
filisteo triunfa
contagiosas
o se imagina que triunfa,
Las prisiones, los cadalsos, no están ociosas,
horcas,
las
los
grilletes,
las
ba-
Los héroes conocidos o anónimos pasan a otros mundos,
Ls grandes oradores y escritores desterrados, vegetan roídos de amargura y de nostalgia en tierras lejanas, La Causa dormita, las más potentes' gargantas se sienten
Como
su propia sangre las ahogara,
si
Los jóvenes,
A to ni
encontrarse, bajan sus miradas;
al
pesar de todo ello la Libertad no ha abandonado su puesfilisteo
el
Cuando
la
abandonarlo, ni
goza la plenitud de su
victoria.
Libertad abandona un lugar no es
la
primera en
segunda, ni la tercera,
la
Aguarda a que todos
se
hayan ido y
sale
defendiendo*
su
retirada.
Cuando ya no
subsista
ningún recuerdo
de
los
mártires
y
de los héroes,
Cuando todas las vidas y las almas de los hombres y de las mujeres hayan sido desterradas de cualquier región de la tierra, Sólo entonces
la
Libertad o
la
idea de la Libertad será des-
terrada de esa región,
Y
el
filisteo
disfrutará la plena posesión de su victoria.
— 236 —
o i
Valor, pues, insurrecto o insurrecta de Europa
No
debéis reposar hasta que todo se haya consumido.
Ignoro cuál estoy
M
n
sea
vuestra
misión
(yo mismo no
sé
por qué
aquí ni por qué existen las cosas),
Empero me esforzaré cuidadosamente en como vos lo estáis ahora.
aclarar dichos
enig-
mas, aun vencido
Hasta en prisión,
la derrota, en la pobreza, en la hostilidad, en la pues también hay grandeza en tales trances.
¿Pensábamos que
En
la
victoria
es
ahora
se
efecto, lo es; pero
grandiosa?
me
ocurre que la derrota,
Cuando sobreviene iremediable, también es grande. Que la sepultura y la muerte también son grandes.
CANTO DEL SEQUOIA ¡Un Una
canto de California! sugestión y una
asible y respirable
Un
como
profecía indirectas, un pensamiento in-
el
aire.
coro de dríadas que se desvanecen o de hamadriadas que
se alejan;
Una voz
titánica y murmurante, una voz fatídica surgida de y del cielo, La voz de un árbol gigante que muere en la espesa selva de
la tierra
sequoias
"Adiós, hermanos míos;
Adiós, tierna y cielo; adiós, aguas vecinas; llegado la hora, la hora de mi fin."
Ha
237
WALT A
W
largo de la
lo
Con
ribera rodeada de rocas y de grutas,
la
sordo y ronco susurro de
el
N
A
salino que llega del mar,
aire
el
M
T
I
costa nórdica,
Hasta más acá de
En
H
ondas a modo de acom-
las
pañamiento,
—de
Con
el repiqueteo de los hachazos de musicales resonancias hachas movidas por fuertes brazos oído al mej estuoso árbol cantar su canto de muerte.
—
las
He
tos
Los leñadores no lo han oído, no han devuelto sus ecos;
las
tiendas
de los campamen-
Los conductores de oreja fina no lo han oído, Ni los que manejan las cadenas de arrastre,
ni
ase-
los
rradores,
A
pesar
de
los
milenarias corearán
el
espíritus
del
bosque salidos de
sus
cuevas
canto funeral,
Pero yo en mi alma
lo
he oído claramente resonar.
Calendo en murmurios de sus hojas miriadarias.
De
su
copa
altiva
enseñoreándose
a
sesenta
metros
de
la
tierra.
De
su
tronco y de sus ramas reventando de robustez, de su como muralla.
corteza ancha
Vibró po, este
este
canto en
el
que revivían
las
estaciones y
el
tiem-
canto preñado de pasado y de porvenir.
"Vida mía, que nadie ha relatado,
Y
vosotras,
alegrías
inocentes
Vida inagotable y audaz con los
y venerables, sus encantos bajo las lluvias y
soles de tantas estaciones,
Y
la
blanca nieve, y
las
noches, y los
— 238 —
locos
vientos.
POEMAS ¡
¡
Oh
grandes
las
alegrías
rudas y
pacientes,
las
plenas ale-
mi alma, indiferentes al hombre (Pues habéis de saber que yo también tengo un alma, yo también estoy dotado de conciencia, de identidad,
grías de
Y
todas las
propio de toda
Alegrías
manos
rocas y
la
de
tierra)
la
todas
las
montañas tienen
la
suya,
Iq
;
adecuadas a mi ser y al de mis her-
vida
;
hora ha sonado,
¡Nuestra
"Pero
no
ha llegado nuestro
desapareceremos -lúgubremente,
fin!
majestuosos
her-
manos.
Nosotros que hemos llenado noblemente nuestra existencia, la serena conformidad de la Naturaleza, con una
Con mensa y
Saludamos a aquellos para quienes hemos trabajado desde fondo del pasado,
Y
in-
silenciosa alegría
les
cedemos nuestra parte de
el
sol."
Por ellos, anunciados desde hace tanto tiempo, Por una raza más grande que a su vez llenará noblemente su existencia,
Por
abdicamos y en
ellos
ellos
sobrevivimos,
¡oh rey de la
selva
Para tañas,
el
Estas
serán este cielo y estes aires, estos picos de mon-
ellos
Shasta, las Nevadas,
moles
roqueñas,
amplitud, estos valles,
el
hendidas
de
precipicios
Josemita lejano;
Absorbidos y asimilados por
ellos."
"Luego, creciendo sus acentos.
El canto
se
elevó,
más
fiero,
más
— 239 —
extático,
enormes,
esta
A
IV
Como
No Ni
H
T
I
M
N
A
los herederos, las divinidades del Oeste,
si
Uniendo
W
T
L
sus altaneras voces participaran en
él,
están pálidas de haber reflejado los ídolos del Asia, rojas de la sangre vertida en los viejos mataderos dinásti-
Europa (Dominio de celadas de asesinos, preparadas por los tronos, con miasmas de guerras y de cadalso que flotan todavía por docos de
quiera),
Sino emergidas de
los
largos e inocentes partos de la Natu-
raleza,
y pacíficamente sedimentados desde entonces, Estas vírgenes tierras, estas tierras de la ribera del Oeste, Que al hombre nuevo que se yergue, a tí, nuevo imperio, tí, anunciado desde hace tanto tiempo, damos en rehenes y consagramos."
A
"Vosotras, profundas y ocultas voluntades,
A
tí, hombre espiritual y común fin de todo, equilibrado somismo, dando leyes sin recibirlas de nadie; Tú, mujer divina, soberana y fuente de todo, de la que surgen la vida y el amor y todo lo que emana de la vida y del amor,
bre
ti
Tú,
invisible
esencia
moral
América ( las edades tanto como en la vida),
des de la te
de todas las
Vosotros, que a veces conocidos y las plasmáis y moldáis el Nuevo
conocidos,
tiempo y
al
materialida-
más de
Mundo
las
muer-
veces des-
ajustándolo
al
espacio;
Tú, voluntad nacional oculta en visible,
vastas
tras las edades laboran en la
el
fondo de tus abismos,
pero siempre atenta,
in-
*
Vosotros, designios del pasado y del presente, continuados con tenacidad, acaso sin tener conciencia de vosotros mismos. Que todos los errores pasajeros, las perturbaciones de la superficie no han podido apartaros de vuestra vía; Vosostros, táis
en
el
gérmenes
fondo de todos
vitales,
los
universales,
credos,
— 240 —
artes,
inmortales,
que es-
códigos, literaturas,
POEMAS Construid aquí vuestro hogar, estas tierras de Oeste, os las
damos en rehenes y
las
riberas del
os las consagramos."
"El hombre que surja de vosotros,
el
hombre de vuestra raza
característica,
Aquí puede crecer osado, puro y gigantesco, aquí puede minar con
las
proporciones
Aquí puede escalar
(íe
cul-
Naturaleza.
la
los vastos
y límpidos espacios,
Sin sentirse encerrado por los muros y los teches,
Aquí puede
con
reír
la
tempestad y
el
sol,
exaltarse y endu-
sí,
aquí puede expan-
recerse pacientemente,
Aquí puede no preocuparse más que de dirse
(sin restricción ante ajenos
formulismos), aquí puede colmar
su existencia,
Para caer a su hora, luego de cumplir sus funciones (olvidado al
y desaparecer y servir."
fin)
Así, a lo largo de la costa nórdica,
las
Entre los ecos de las llamadas de los conductores, el sonar de cadenas y la música de las hachas de los leñadores.
un
grito
El estruendo de
Oí añejas,
los troncos y de las ramas que se abaten con ensordecedor y un gemido, esas palabras caer del espacio como si voces extáticas
temblorosas, se fundieran en una sola.
Como
si
las
dríadas,
invisibles
y
centenarias,
cantaran
reti-
rándose.
Abandonando
De el
la
sus retiros de los bosques y de las montañas, cadena de la cascada hasta Wahstch, el Idao lejano y
Utah,
Cediendo su puesto a las modernas divinidades, Así sorprendí en los bosques del Mendocino
Ese coro y esas sugestiones, tura, establecimiento
16
la
visión
de
la
humanidad fu-
de los colonos y todas sus características.
— 241 —
WALT
W
H
T
I
Deslumbrante y dorada, la California Muestra su drama súbito y opulento,
M
N
A
irradia- su esplendor,
amplitud de sus aso-
la
leadas tierras.
Su variada extensión donde
el
Estrecho hasta
el
Colorado,
que baña un aire más puro, más precioso y mág sano, sus valles y las rocas de sus montañas,
Sus
tierras
Preparados de largo tiempo atrás,
campos de
los
la Naturale-
za esperan en barbecho la silenciosa y cósmica química o laborado,
Lentas y continuas las edades han sufrido, la desocupada suha madurado, los ricos metales han ido laminándose de-
perficie
bajo,
Al
fin llegan
Una raza De todos
nuevos, se arrogan la posesión de todo,
los
pululante y activa se instala y se organiza. los
ámbitos de
redonda tierra llegan naves, y
la
otras zarpan hacia todos los climas,
Hacia de
islas
la
Jndia, hacia la China y la Australia y los millares
paradisíacas del
Surgen ciudades recientes, los vapores
por las vías las
1
férreas,
dotadas
enan
los ríos, las
llena
los
prósperas granjas,
máquinas,, batiendo la rillo
Pacífico;
populosas,
espacios
de las
el
el
trigo,
los
la
pulsación de las
racimos y
el
oro ama-
de las minas.
Pero yo creo más en vosotras que en todas esas cosas, rras
más
rumor de colmena de
óyese por todos lados lana,
invenciones
locomotoras relampaguean
de
las
tie-
riberas del Oeste
(Esas cosas sólo son medios, herramientas, almacigos), en vosofas, segura para el porvenir, la promesa de milla-
Veo res de
años
Que
os
Veo
en vosotras
fuera hecha para realizarse un día en nuestra raza.
la
sociedad nueva proporcionada
Naturaleza
— 242 —
al
fin,
a la
o
p En chos
el
de
n
A
M_
5
hombre que nazca de vosotras habrá más que los picamontañas, más que en vuestros árboles imperiosos
las
y potentes;
En
la
mujer,
más,
mucho más, en todo
vuestras viñas, y hasta en vuestro aire
Recién venido en un
mundo
vuestro oro, y en
vital.
nuevo, pero preparado de largo
tiempo atrás,
Veo el
el
genio moderno, hijo de lo real y de
lo ideal,
desbrozar
terreno para una renovada humanidad.
La verdadera América, heredera del grandioso ¡En marcha hacia un porvenir más grandioso!
pasado,
EUROPA En De bil
El.
AÑO 72 Y 7Z de estos Estados (1848)
pronto, del fondo de su cubil decrépito y soñoliento
de esclavos
—
—cu-
Rápida como centella, ha saltado, semiespantada de sí misma. Pisoteando cenizas y andrajos, hasta estrangular las gargantas de los reyes.
Oh Oh Oh
esperanza y fe esas dolorosas agonías de tantos corazones
los
patriotas
desterrados
1
empapados de desesperación!
Volved vuestras miradas a aquellos tiempos y luego concentraos
Y
!
vosotros,
pagados para cegar
rosos, oíd esto:
— 243 --
al
Pueblo,
vosotros,
menti-
WALT A
W
H
I
M
r
N
A
pesar de las agonías, de los asesinatos, de los desenfrenos
innumerables.
A
pesar de los hurtos principescos en todas sus bajas formas,
del roído salario del pobre que se deja robar ingenuamente,
A
pesar
de
tantas
promesas juradas
y violadas por
bocas
regias,
A
pesar de todos esos crímenes, las cabezas de los nobles no
han sido segadas, ¡El Pueblo desdeña
Fué
la
la
ferocidad de los reyes!
dulzura de su piedad
la
que preparó su amarga ruina,
Los monarcas, vueltos de su fuga y de su
terror, reaparecen
de nuevo.
Reaparecen con gran pompa, precedidos por cortejos de verdugos, de sacerdotes, de cobradores de impuestos, de soldados, legistas, señores, carceleros
No forma
y sicofantes.
obstante, detrás de todas esas
amenazas y
latrocinios,
una
se eleva,
Vaga
como la noche, cubierta la cabeza, la frente y el cuer< po en una vestidura escarlata de interminables pliegues. Una silueta cuyo rostro y cuyas pupilas nadie ha podido ver; Fuera de su manto, de su manto rojo soliviantado por uno de sus brazos, aparece esto
Un
índice simbólico por
vado que
es
como
la
encima de
la cabeza,
un dedo encor-
cabeza de un áspid.
Entretanto, en fosas recién abiertas depositan cadáveres, cuer-
pos ensangrentados de hombres en plena juventud;
La cuerda de
la
horca pende pesadamente,
las
balas
de los
reyes silban en los aires, los poderosos ríen a carcajadas
¡Y
todas
son buenas
estas
cosas
maduran
sus
I
— 244 —
frutos,
todas estas
cosas
M Esos cadáveres de jóvenes, Esos mártires que oscilan en
las
hocas, esos corazones atra-
vesados por las balas,
Por una
fríos e inmóviles
vitalidad
más
que parezcan reviven en otros
seres,
con
fuerte que las cuerdas y las balas.
Reviven en otros jóvenes, ¡oh reyes! Reviven en hermanos prestos de nuevo a desafiaros Purificados por
la
Ni una fosa de
los
muerte, instruidos y exaltados.
que mueren asesinados por
de fecundar una simiente para
la libertad,
la tiranía
la cual a su
deja
vez madu-
rará millares de simientes
Que
los
vientos
esparcen y siembran a lo lejos, que las llu-
vias y las nieves fecundan.
por
Ningún espíritu puede ser arrancado de su envoltura carnal las armas de los tiranos.
¡Libertad,
de
que otros desesperan de
ti,
yo jamás desesperaré
ti!
¿Han cerrado la casa? ¿El amo está ausente? Aguardad, no os canséis de mirar: ¡Pronto estará de vuelta; sus mensajeros no tardarán en llegar!
— 245 —
W
A
W
T
L
H
M
T
I
N
A
UNA HORA DB ALEGRÍA Y DE LOCURA ¡
Una hora
de alegría y de locura
no me retengáis Corazón de
!
tempestades, ¿qué es
las
¡
Oh
lo
furiosa alegría
que late en
ti
!
¡
Oh,
para des-
encadenarte en mi ser de esta suerte?
¿Qué
son mis clamores en medio de los relámpagos y de los
vendavales ?
Ah
¡
i
!
¡
beber
el
delirio místico
Congojas tiernas y salvajes!
más que hombre alguno (Os las dejo en herencia,
hijos
míos,
Os
las
narro por muchos motivos, ¡oh esposo y esposa!)
¡Oh, abandonarse a vos, quienquiera que seáis! a mí, con desprecio del
¡abandonaros
mundo
Oh, la vuelta al paraíso Oh, la femenina y la tímida Oh, atraeros hacia mí, imprimir en vuestra boca virgen los labios de un hombre resuelto !
¡
¡
¡
i
d,
Oh,
el
enigma,
el
triple
nudo,
el
estanque negro y prof un-
todo, lo que se ¡
desanuda y se ilumina Oh, abalanzarse en busca de espacio y de
aire
Libertarse de los lazos y de las convenciones anteriores, yo de los míos, vos de les vuestros ¡
i
Hallar
una
despreocupación
nueva,
mayor fortaleza Desenmordazarse la boca Tener el sentimiento ^hoy o cualquiera basto a mí mismo, tal como soy. poner a prueba ¡
I
—
Sentir
algo
inimaginada,
capaz
de
la
no sentido aún
!
¡
En
otro
día
—de
que
me
espasmo, en angustia, en
éxtasis
¡Escapar íntegramente de
las
anclas y de los
— 246 —
garfios ajenos!
POEMAS ¡Bogar libremente! ¡Amar libremente! ¡Abalanzarse temeray amenazador! Buscar la destrucción, insultándola, invitándola Subir, cernerse en el mediodía del amor como en una reve-
ria
1
¡
¡
lación
!
Volar con
i
j
Perderse
¡
Alimentar
el
alma
es
si
el
ebria
necesario
resto de
mi vida con una
sola hora de plenitud
y de libertad!
Con una breve hora de locura y de
¡
felicidad
CANTO AL CUERPO ELÉCTRICO Canto
Los
el
cuerpo eléctrico,
amo me
ejercites de aquellos que
circundan y yo los
cir-
cundo,
dejan partir, quieren mi compañía y mi respuesta, Quieren ser purificados y ennoblecidos con confidencias del
No me ^
alma.
¿Os
habéis preguntado
si
los
que corrompen su cuerpo pue-
den ocultarse? ¿
Si
que deshonran cuerpos vivientes no son tan crimina-
los
como
les
los
¿Si
el
nes que
el
Pues
que deshonran muertos?
cuerpo no desempeña exactamente las mismas
funcio-
-alma? si
el
cuerpo no es
el
alma, ¿qué es
el
alma?
El amor del cuerpo humano desafía toda descripción, po mismo desafía toda descripción, .
El del hombre es perfecto,
el
el
de la mujer es perfecto.
— 247 —
cuer-
WALT
W
MAN
H
La expresión del rostro supera toda descripción, La expresión de un hombre gallardo no se manifiesta en rostro
su
solamente,
Se revela en sus miembros y en sus movimientos, en sus caderas y en sus muñecas, Se revela en su andar, en y en sus rodillas
lle
La don y
—su
la
traje
actitud de su cabeza, en su ta-
no
la
oculta—
índole dulce o fuerte que le caracteriza atraviesa el als-ola
lana,
Verle pasar impresiona tanto como mas, acaso más
el
más grande de
Cautiva contemplar su espalda, su nuca y
el
los
poe-
doble reposorio
de sus hombros.
Los rollizos mfantes que gatean, el pecho y la cabeza de las mujeres, los pliegues de sus vestidos, sus actitudes de ir por las calles, la línea longitudinal de sus siluetas, _
El nadador desnudo a flor de
agua,' hendiendo el verde lúy transparente, o extendido de espaldas mecido en silencio por el agua que solivianta,
cido
El doblarse hacia adelante y hacia atrás de los remeros en la canoa, el
caballero en
Las jóvenes,
su
silla,
madres, las caseras, en todas sus ^ ocupaciones, El grupo de trabajadores sentado al mediodía alrededor de sus meriendas, y sus mujeres que esperan, las
La mujer que adormece a un niño, la hija del campesino en jardín o en la huerta o el establo de la granja, ^
el
El mocetón desgranando maíz, el cochero del trineo conduciendo sus tres yuntas de caballos a través de la multitud, Episodios de un asalto entre luchadores, aprendices jóvenes, vigorosos, que al declinar el día después de concluir su faena arrojan por tierra sus sombreros y sus blusas, se entrelazan sin maldad, en un abrazo lleno de cariño y de resistencia. ^
Se cogen por debajo o por encima del ordenados
cabellos
talle mientras sus descaen sobre sus ojos, cegándolos:
--
248
-
P
B
o El tránsito de
los
M_
bomberos,
5
^A
juego de los músculos viriles
el
que se dibuja a través de sus ceñidos pantalones y de sus talles. Su vuelta después del incendio, cuando se detienen de pronto al
nuevo
oir resonar de
La con
el
con
el
naturalidad, la cuello y
Yo
ellos,
me
los
me
pecho de
el
perfección de sus actitudes,
la
cabeza inclinadas.
adoro todo eso,
niño en
cho con
la
campana de alarma,
la
diversidad,
luchadores,
me
engrandezco,
diversifica;
madre, nado con
la
marco
paso con los bomberos, y
el
estoy
los nadadores,
lu-
como
detengo, escucho y reflexiono.
Conocí un hombre, un simple campesino padre de cinco
hijos,
Padres' éstos de hijos venideros, los cuales a su vez serían padres de otros hijos.
El vigor,
la
belleza corporal, la
calma de aquel hombre eran
prodigiosos,
El contorno de su cabeza, barba, la
la
la
blancura de sus cabellos y de su
insondable expresión de
sus
ojos
negros,
la
riqueza
y
amplitud de sus maneras,
Todo era admirable, y yo solía ir a verle para admirarlo; Era tan majestuoso como prudente. Tenía seis pies de alto, más de ochenta años. Sus hijos eran macizos, do,
intactos,
barbudos,
de rostro curti-
espléndidos,
Era tan adorado por Cuantos
No
lo
le
sus hijos
como por
sus hijas,
veían lo amaban,
amaban por
consideración,
lo
amaban con un afecto
realmente personal.
No bebía más que agua, la sangre fluía escarlata bajo la piel morena y clara de su faz A menudo, cuando iba de caza, de pesca, él mismo timoneaba su barco, un bello barco que le había regalado un constructor amigo,
— 249 —
WALT Cuando
I
iba de caza o de pesca en
jos y de sus
más
H
¥/
numerosos nietos
M
T
compañía de
N
A
sus cinco hi-
se le reconocía entre todos
como
el
y más fuerte;
bello
Sentíais deseos de permanecer largo tiempo a su lado, de oírle,
de mirarle, de tocarle mientras
el
barco avanzaba bajo su di-
rección.
Permanecer cerme feliz,
al
lado de los
que
me agradan .
basta para ha-
Pausar las tardes con ellos, disfrutar juntos los anocheceres. Sentirme rodeado de seres jóvenes, bellos, curiosos, rientes,
Andar
entre ellos,
rozarlos
de tanto en tanto, pasar un ins-
tante mi brazo alrededor de éste o de aquella;
No
pido otras alegrías, nado, en ellas
como
en un
mar de
en-
cantos.
Estar rodeado de hombres y de mujeres, contemplarlos y ser contemplado por unos y por otras; en su contacto y en sus exhalaciones hay algo que regocija el alma.
Muchas
Aparece
cosas agradan
la
al
alma, pero ésta agrada sobre todas.
forma femenina.
Una
divina aureola la circunda de la cabeza a los pies. Atrae, con furiosa, irresistible atracción;
Sus hálitos me absorben como si fuera un impotente vapor: todo desaparece, excepto ella y yo; Libros, artes, religión, tiempo, la tierra visible y compacta, todo lo que esperábamos del cielo, y lo que temíamos del infierno;
Emergen de eléctricas
ella filamentos de locura, indomables descargas que suscitan en nosotros análogas reacciones,
Cabellos, pechos, caderas, movimientos de las piernas, manos que penden con negligencia, temblorosas, mis manos que tiemblan al insinuar caricias,
— 250 —
pon jo
A
M_
5
Marea descendente brutalmente rechazada por las ondas, fluel reflujo, carne de amor que palpita lancinante
azotado per
y gozosa,
Límpidos surtidores de amor, cálidos y torrenciales, trémula crema de amor, champagne hirviente y delirante,
Noche 4e amor po a cuerpo en
En
el
la
del esposo, noche de horizontales asaltos cuer-
dulzura del amanecer,
día que consiente y se ade'anta a través de la revuelta
cabellera sobre sus cuerpos y sus carnes olorosas.
He hombre
aquí
el
núcleo: después que
a su vez nace
y renace en
el baño del nacimiento, máximo, y la nueva salida.
Este es
de lo
No do
lo
tengáis vergüenza,
demás;
el
niño nace de la mujer,
el
mujer;
la
la
amalgama de
lo
ínfimo y
¡oh mujeres! Vuestro ser contiene to-
sois oasis germinal,
y noche buena; portal del cuer-
po y portal del alma.
La mujer posee y combina todas las cualidades, Se mueve en todas partes con astral equilibrio, Es todas las cosas veladas, pasiva y activa alternativamente. Esta hecha para concebir hijas tan bien como hijos, hijos tan bien como hijas.
Así como veo mi alma reflejada en
Como
suelo ver a través de
la
Naturaleza,
un velo de bruma un
ser de in-
decible salud, belleza y plenitud.
Veo
a la
mujer con
la
cabeza inclinada y los brazos cruzados
sobre su pecho.
— 251 —
Igual y a semejanza de
ella,
el
hombre
m
también posee todas
la nqueza El desprecio
las
sienta bien, los apetitos
le
Ivas
gra y
dolor
La exaltada el
más
pasiones del
y
altivez
del
fogosas,
Ama
la
sabiduría,
Sea cual fuere solo
la
hombre
El cuerpo
del
la
es potencia,
la 'arrogancia le sien-
máximum el
de
la
ale-
orgullo es todo
un calmante y una gloria
es
todo lo juzga con la medida de su inditierra
que ha de mensurar,
aquí por fin sumerge
(¿Dónde arroja
el
y
su ^
él,
como de medida,
alma.
vidualidad,
barca,
vastas y
vienen
le
alma y ocupa f
cualidades, es acción
Universo conocido está en
del
tan mejor.
para
es
'
lugar,
la
el
océano y
la
sonda.
sonda fuera de aquí?)
hombre
mujer,
es sagrado, sagrado es el cuerpo de la
Sea quien sea el poseedor, el cuerpo es sagrado; aunque se del cuerpo del más mísero de los parias, O el de uno de esos inmigrantes de cara idiotizada que acaba de desembarcar. trate
Hállase acá o no importa dónde,
mo
sea
rico
o pobre,
lo
mis-
que vos.
Cada uno y cada una
(Todo El
es
tiene
su
sitio
en
el
cortejo.
cortejo;
Universo
es
procesional;
surado y divino.)
~
252
avanza en un movimiento me-
-
M Quienquiera que de ignorante
tar
¿Pensáis lugar
al
tener
como para
¿sabéis acaso bastante
seáis,
más cretino? más derecho que
otro para
tra-
ocupar un buen
?
pri¿Creéis que la materia ha ido solidificando sus brumas los mitivas, que la tierra cubre su superficie, el agua fluye y
vegetales crezcan
Únicamente para
Venden en subasta (Antes de
la
y no para éste o para aquélla?
vos,
pública
el
guerra solía
cuerpo de un hombre
yo
ir
mercado de esclavos a
al
observar las ventas),
Yo ayudo su
al
rematador;
comisario
muy
el
canalla
ignora
jamás
podrán
negocio.
Señores,
Por
sean
que
las
sumas
ofrecidas,
su valor.
igualar
cual
Para hacerlo
tal
quintillones
de
años
tal
cual
rante
prodigio:
este
contemplaTi
grandes
es,
el
sin
mimdo ha que
ido preparándose
creciera
una
planta
ni
du-
un
animal.
Para hacerlo han
desenvuelto
En En
esta él
fiel,
cabeza está
y debajo de
es,
ciclos
los
y sus
él
desnudaremos
se
cerebro,
el
el
universal
vencedor.
palpitan los materiales para crear héroes.
Examinad esos miembros, rojos, negros o La destreza flexibiliza sus tendones y sus Los
revoluciones
continuamente.
para
que
podáis
— 253 —
blancos, nervios,
apreciarlo^
mejor.
WALT
W
agudos,
Sentidos
ojos
H
vitalísimos,
Bloques de músculos pectorales,
M
T
I
coraje,
espina
voluntad,
dorsal
N
A .
y cuello
fle-
xibles.
Carne firme, brazos y piernas poderosas,
Y
maravillas
las
Dentro de i
La misma
Allí
estos
vieja
que circulan dentro.
tesoros
un corazón
dentro,
yacen comprimidas todas dencias,
visibles,
sangre!
la
hincha y se
se
pasiones,
las
sangre
misma sangre
;la
fluye,
roja!
contrae,
allí
dentro
todos los deseos, las ten-
aspiraciones
las
(¿Creéis que no existen porque no son formuladas en salones o en ateneos?)
Este
que veis
otros cuyos
Es tes
el
aquí
serán
hijos
no
es
punto de arranque
un hombre,
el
padre de
de populosos Estados y
florecien-
sólo
padres a
su
es
vez.
Repúblicas,
Innumerables, carnaciones
inmortales
surgirán
vidas
de
él,
con sus en-
y sus alegrías innumerables.
¿Pretenderéis saber desde
ya.
los
retoños que nacerán de sus
retoños en los siglos de los siglos?
(¿De quién dierais remontar
En
resultaréis el
descender,
subasta pública venden
Tampoco
ella
vosotros
mismos,
si
pu-
curso de los siglos?)
es
el
únicamente
cuerpo de una mujer: ella,
las madres,
—
254
—
es
la
madre
fecunda
de
M Lleva en
a los que se desarrollarán hasta ser los compa-
sí
ñeros de las madres.
¿Nunca ¿Nunca
¿No
amado amado
habéis habéis
habéis notado
constituye
una inmaculada
Tanto
las
naciones de la tierra?
en
gloria
la
humano, un hombre
de
hombre como en la mujer, es más bello que la más
el
¿Habéis
visto
es
la
evidencia
virilidad,
musculoso,
potente,
¿O Ya
una mujer?
existe algo sagrado, es el cuerpo
Lo que de
de
cuerpo de un hombre?
que éstos son iguales para todos, en to-
dos los tiempos y en todas
Si
cuerpo
el el
al
faz.
que prostituye su cuerpo?
loco
la
loca que prostituye el suyo?
sé
que no
se
un cuerpo sano, bella
ocultan; aunque quisieran
no podrían ocul-
tarse. ¡
Oh, mi cuerpo
Todas divisiones
,
tes
tus
!
¡
Encarnación de mi alma todos
partes,
fisiológicas
tus
aspectos,
todas
tus
arbitrarias
anatómicas,
y
Deben mantenerse íntegras, totales, en 'mí, como en los demás. Todas ellas, desde la cabeza a los pies, no sólo son las pary los poemas del cuerpo,
Son los poemas y los aspectos Todos ellos constituyen el alma.
visibles
del
alma,
POETAS VENIDEROS i
venir
Poetas del porvenir
!
¡
Oradores, cantantes, músicos del por-
!
No
es el
qué estoy
día de hoy quien
debe justificarme, y expresar por
aquí,
— 255 -
A
JV
W
T
L
H
Sois vosotros los de la raza nueva, tinente
más grande que todas
M
r
I
autóctona,
N
atlética,
con-
razas conocidas hasta la fecha.
las
¡Levantaos!
¡Es necesario que
Yo hago más
que escribir una o dos palabras futuristas, adelantarme un instante para retornar de prisa
Me
limito
a
me
justifiquéis!
a las tinieblas.
Soy un hombre que, paseando sin detenerse en parte alguna, Arroja una mirada hacia vosotros y luego vuelve el rostro, Dejándoos el cometido de explicarla y de definirla, Reservándoos
lo
fundamental.
CUANDO LBI EL LIBRO Cuando hube Cerré
el
leído
libro
y una vida de hom.bre?
¿Alguien escribirá
la
me así
célebre dije:
biografía
"¿Es
esto
lo
que
el
autor llama
mi vida después que yo haya muerto
y desaparecido?
Como
si
hubiera
alguno que realmente supiera algo de mi
vida.
Cuando yo mismo a menudo pienso que no O poco menos que nada de mi vida real,
sé
nada
Salvo algunos chispazos entrevistos de vez en cuando, trato de recordar aquí."
Que para mi propio uso
^A^
CANTO DB alegrías
¡Oh, hacer el canto más desbordante de alegría! ¡L^eno de música, y de cuanto atañe al hombre, a y al niño!
256
—
la
mujer
M de
Lleno
las
comunes,
ocupaciones
lleno
de
árboles
y
de
simientes.
¡
Oh, animarlo con
de
gritos
los
los
animales, con la celeri-
dad y el equilibrio de les peces! ¡Anegar sus estrofas con primaverales gotas de lluvial Estremecerlo todo con el movimiento de las olas y la pre¡
sencia del sol!
¡Oh ¡
la
mi
alegría de
Miradle hendir
aleteando lejos de su jaula!
espíritu
como un relámpago
espacio
el
No me i
bastan este mundo y estos tiempos. Quiero millones de mundos y la totalidad de
¡
Oh
i
Oir todos
las
alegrías
del
maquinista
!
¡
los
tiempos
Volar sobre una locomo-
tora
gran
silbido, i
Soltar
los tonos del
locas
las
los
vapor
;
el
grito penetrante y gozoso, el
risotadas
frenos con ímpetu irresistible,
abalanzarse a to-
da velocidad
¡
Oh
paseos
Las hojas y fresco y húmedo
La toda
la
deliciosa
encantadores las
por
florecillas
silencio
de
campos y collados las
hierbas
más comunes,
el
de los bosques,
fragancia
de
la
tierra,
al
amanecer y durante
mañana.
¡Oh las alegrías del caballero y de la amazona! Galopar apoyados firmemente en la silla, gozando con el aire fresco que los azota, murmurando, las orejas y los cabellos.
17
— 257 —
A
¡V
¡
¡
¡
Oh
La
¡
¡
los
hacia
precipito
la
gritos,
eji
M
T
I
N
A
mitad de la noche
campanas
las
!
¡
Hiendo
la
me
multitud,
foco ardiente!
el
de las llamas
vista
Oh
de alarma
señal
la
H
bombero
del
alegrías
las
Oigo Oigo
W
T
L
alegría
del
me
atleta
enloquece de placer
1
de sólidos músculos, que se pre-
senta en medio de la palestra, consciente de su potencia, ansioso
de vencer a su adversario!
¡
Oh
tes
de
alegría
la
alma humana
es
esa
única
la
vasta
y
elemental
simpatía
que
el
capaz de engendrar en ondas constan-
o ilimitadas!
i
Oh
las
alegrías
Las veladas, cioso
¡
amor,
Oh
La
la
el
los
heroísmo del alumbramiento.
alegría
alegría
maternales insomnios, la paciencia, la angustia, el pre-
de
de crecer, calmar,
de
de restablecerse, pacificar,
la
alegría
de
la
con-
cordia y de la armonía!
i
Oh
retornar a las tierras
natales
Para oír cantar los pájaros en los nidos de antaño, Para recorrer de nuevo la casa y el establo, la huerta y campos.
Para hollar una vez más
los
— 258
viejos
caminos.
los
M ¡
Oh
haber crecido
a^.
Gozar de
los
relentes
de las bahías, de las lagunas
orilla
la
y caletas o a lo largo de la costa Seguir viviendo y trabajando
allí
toda la vida;
húmedos y
salinos,
de
arenales,
los
de las hierbas marinas, que se asolean en los bajamares;
Contemplar
Yo
la
faena
de
los
pescadores,
el
pescador
de an-
pescador de gaburones
guilas, el
también vengo con mi azada y mi rastrillo en busca de vengo con mi garduña para coger anguilas,
gaburones,
En
la
recorren
Con
mar me uno
baja
a los
rastreadores
de conchas que
playas,
las
trabajo
ellos
bromeando y riendo
al
igual
de los jó-
venes más risueños
En invierno cojo mi cesto de guardar anguilas, mi garduña y mi hachüla de agujerear el hielo, y me pongo en marcha a pie sobre el agua helada; Miradme te
De De mi
en
viriles
es estar a
mi
día,
alegremente regresar
partir
abrigado,
al
atardecer,
reciamen-
compañía de curtidos compañeros, y adolescentes compañeros cuyo mayor
encanto
vera,
para
trabajar
conmigo,
de
noche,
para
dormir
a
lado.
Otras veces en verano zarpo con los vapores que van a la pesca de langostas de mar,
¡Oh los
en
las delicias
de las madrugadas de Mayo, remando entre
flotadores que señalan la ubicación de los canastos retenidos el
fondo del agua mediante gruesas piedras! veo izando oblicuamente los canastos de mimbre en cu-
Me
yo interior al
ser
las
langosta^
verdinegras
Introduzco clavijas de madera en
Recorro
así
agitan
la
desesperadamente
abertura
todas las playas, en seguida
Donde en una tas
se
extraídas de su elemento,
de sus uñas;
remo hacia
la
costa,
vasta olla llena de agua hirviente, las langos-
son cocidas hasta ponerse escarlatas.
— 259
A
ly
RITMAN
W
T
L
Oh navegar por los ríoá Descender el San Lorenzo, gozando la visión soberbia del paisaje, los vapores que van y vienen, Las mil islas, las almadías cargadas de maderas que pasan de tanto en tanto, los almadiero^ con sus inmensos remos, i
Las
pequeñas
humo que
cabanas
de
las
almadías
se eleva de ellas al anochecer
con el penacho de cuando preparan la cena.
(¡Oh dadme algo pernicioso y terrible! ¡Algo distinto de toda vida mezquina y devota! Algo no probado todavía Algo nuevo en un éxtasis ¡Algo arrancado de anclaje y que flote libremente!) ¡
!
¡
¡Oh laborear en las minas, o forjar el hierro! La coladura de la fundición, la fundición misma, tosca
techumbre,
La
hornalla,
¡Oh
revivir
el
ancho espacio abrigado.
el
líquido
hirviente
las
alegrías
del
su alta y
que vierten y se derrama.
soldado!
Sentir la presencia de un bravo oficial que manda, sentir su simpatía ¡
Ver su calma, calentarse Marchar a la batalla, oír doblar de
los'
al el
calor de su sonrisa! estridor de los clarines
¡Oír el estruendo de la artillería, ver las cañones de los fusiles relampagueando al sol!
¡Ver a
y
el
re-
bayonetas
y
los
tambores,
hombres caer y morir sin quejarse! gusto salvaje de la sangre, ser un demonio! ¡Alimentarse ávidamente con los heridos y los muertos del
¡Sentir
los
el
enemigo
— 260 —
.
POEMAS i
Oh
ballenero
del
alegrías
las
!
¡
He
aquí
que renuevo mis
viejos cruceros!
debajo
Siento
me
Oigo de nuevo —¡Allá sopla!
De nuevo en
mis
de
brisas del Atlántico
a
hacia
a
como
las
de
lo
alto
mástil:
del
botado
al
mar;
remamos
punto donde se halla nuestra presa,
el
Nos aproximamos montañosa
Veo tella
nave,
locos,
embarcación que han
la
la
obenques para mirar con los demás,
los
seguida descendemos Salto
movimiento de
el
arrojado
grito
el
subo
pies
abanican
sumergida
furtiva
y
un
sopor
en
arponero de
al
veo
pica,
silenciosamente,
veo
la
mole
letárgico.
arma
el
partir
como una
cen-
de su robusto brazo;
Veo da que
rápidamente, en
la
lejanía
hunde y nada a favor
se
del
del
océano, la ballena herivineto,
remolcándonos de
nuevo,
La vuelvo mos
hacia
Veo
a ver
emergiendo para respirar, de nuevo rema-
ella,
la
agrandando
lanza que hunden en su mole, que tornan a hundir, la
herida,
De nuevo
nos
alejamos apresuradamente, la veo sumergirse
agónica ya.
otra vez,
Veo la sangre que arroja al reaparecer de nuevo, la veo nadar en círculos de más en más estrechos, cortando vivamente el agua; La veo morir,
Da un caer
salto
alargada
¡Oh mi ¡Mis
Mi
e
convulsivo,
inmóvil
vejez, la
hijos,
amplitud,
mis
más
en
entre
el
la
centro
del
círculo,
vuelve ^
espuma enrojecida de
sangre.
noble de mis alegrías!
nietos,
mi calma,
mis barbas y mis cabellos blancos, mi majestad, coronamiento de mi
larga vida!
— 261 —
W
L
T
alegrías
de
A Oh
i
W la
H
M
T
I
madurez femenina
Oh
N
A
felicidad al
fin
más venerable de
las
!
¡
lograda
Tengo más de ochenta
años,
soy
la
madres.
Qué
¡
cia
claridad la de mi cerebro
¿En qué
consistirá
de
flor
la
¿En qué se
Qué
universal
respeto ha-
¿Qué
O
i
to-
juventud?
la
consiste esta belleza que desciende sobre
mí y de mí
alegrías del orador
las
pecho, aventar de ¿us pulmones y de su garganta
el
mágico trueno de Inflamar
odiar,
a
superior
de vejez es esta, superior
flor
cautivando a todos?
eleva,
Dilatar el
¡
fuerza de atracción,
esta
das mis fuerzas anteriores? a
!
mi persona!
voz,
la
pueblo con la furia que
al
exaltg, hacerle llorar,
le
desear.
Adoctrinar
domar
Continente,
el
América con su lengua
la
potente.
i
Oh
la
observando
mi alma en
de
alegría
la
recibiendo
identidad
equilibrio
vuelve hacia mí en
La
similitudes
vida real de mis
sentidos y ÍJÍi
las
mi
la
cosas
materiales,
vibraciones que tacto,
el
por
la
me
tras-
razón,
la
memoria;
sentidos y
de mi carne sobrepuja mis
carne,
no quiere
cuerpo
vista de mis
y
misma,
sobre ella
las
amándolos las
mitió por los ojos, por los oídos, por pronunciación,
de
intermedio
absorbiéndolos,
tipos,
los
Mi alma que
por
oir
hablar
de
materialidades,
ni
mi
ojos materiales;
Ahora poseo
la
incontestable prueba de que no son mis ojos
materiales los que perciben,
De que no ta,
acaricia
es
mi cuerpo material
y procrea.
-
262
—
el
que ama, anda,
ríe,
gri-
¡Oh
las alegrías
campeskio!
del
Las alegrías del campesino de Ohío, sin,
AS
M
B
o
P
del
Illinois,
del
Wiscon-
del Canadá, del lowa, del Kansas, del Missouri, del Oregón! Levantarse al amanecer y entregarse en seguida a sus faenas:
en otoño para sembrar los trigos invernales; primavera para la siembra del maíz,
Labrar
la tierra
Labrar
la tierra en la
Cuidar
las huertas,
los árboles, coger las
podar
manzanas oto-
ñales.
Oh
i
senada a
bañarse en una piscina de natación o en una limpia enlo
largo de la costa!
Salpicar
i
Oh
¡
el
agua
Andar por
!
concebir
el
arena hundiéndose hasta los
espacio
La superabundancia
de todo, la inconmensurabilidad d€ todo;
Elevarse, mezclándose
nubes fugitivas, como
i
la
correr desnudo a lo largo de la playa!
tobillos,
Oh
No
la
si
al
se
firmamento,
al
sol,
formara parte de
a la luna y a
las
ellas.
alegría de sentirse viril
inclinarse
ante
nadie,
no
sentir
miramientos, no preocu-
parse por ningún tirano conocido o desconocido,
Caminar erguido, con pasos ágiles y elásticos. Mirar con serena mirada o en relampagueantes ojeadas, Hablar con voz plena y sonora surgiendo de un amplio cofre, Confrontar vuestra personalidad con las demás personalidadse de
la tierra.
¿Conoces
¿La
las
alegría
admirables alegrías del adolescente? de los compañeros queridos, de las palabras go-
zosas y de las caras risueñas?
— 263 —
A
IV
¿La
W
T
L
alegría del
los juegos en los
M
T
I
irradiando felicidad y luz,
día
que
H
se respira
la
A
N
alegría
de
con amplitud?
¿La
alegría de las músicas arrebatadoras, la- alegría de las de baile, bajo cuyo esplendor luminoso giran las parejas de danzantes? salas
¿La res
y de
alegría de las comidas abundantes, de las fiestas familia-
embriagueces?
las
Sin embargo, ¡oh alma mía!
¿Conoces tezas
alegrías
las
pensamiento y
del
sus
ardientes
tris-
?
¿Las alegrías del corazón amargado?
y abandonado,
libre
del
corazón
tierno y
¿Las alegrías altivo,
paseo solitario,
del
del sufrimiento, del
¿Las agonías de
la
del
espíritu
inclinado pero
combate?
lucha atlética, los éxtasis, la alegría de las
meditaciones solemnes durante días y noches?
¿Las
alegríss
¿Las dos
del
Tiempo y
esferas del
alegrías
ideales
pensamiento de la muerte, de
las
grandes
del Espacio?
prof éticas pensando en mejores, en
de amor, en
la
divina esposa,
en
el
más
eleva-
camarada puro,
eterno, perfecto?
Alegrías que te pertenecen de
ti,
¡oh imperecedera! alegrías dignas
¡oh alma!
¡Oh! ¡mientras ¡Afrontar
la
exista,
vida
como
ser el
amo
de la vida, no su esclavo
1
potente conquistador!
Sin irritación, sin spleen, sin quejas ni críticas desdeñosas,
Contra esas altaneras leyes de
la
atmósfera, del agua y de
la
a quienes quiero demostrar que mi alma es inasible, Que nada de lo exterior me dominará jamás.
tierra,
No
canto solamente las alegrías de
de la muerte!
264
—
la vida,
también canto
las
M
n
o
p
A
5^
El contacto admirable de la muerte que calma y entorpece instantáneam.ente
Me
desprendo de mi cuerpo excrementicio, que será quemado,
hecho polvo o enterrado,
Mi cuerpo
me
real
como en
pertenece, tanto aquí
las
demás
es-
feras que recorrerá,
Mi cuerpo al polvo,
Oh
i
externo,
ya no
vacío,
nada para mi;
es
a las purificaciones, a los eternos
retorna
usos de la tierra.
a quién le fuera dado atraer por algo
más que por sim-
ple atractividad
Ignoro cómo será posible
tal
atracción
;
más ved
Es algo que no obedece más que a sí propio, Es ofensivo, nunca defensivo, y sin efnbargo atrae magnéticamente !
Oh
i
luchar contra aplastadoras superioridades, afrontar indo-
mablemente a
los
enemigos
Estar absolutamente solo contra
¡
ellos,
para medir mejor nues-
tra resistencia
Mirar
¡
lares
frente
a
frente
torturas,
prisiones,
rencores
popu-
!
Subir
¡
cadalso, adelantarse ante los cañones
al
con perfecta
de los fusiles
indiferencia!
¡
Ser verdaderamente un Dios
i
Oh
hacerse a
Abandonar
la
mar con un
esta tierra
Alejarse de las
calles,
velero
firme, intolerable,
de
las aceras,
madora monotonía;
—
265
—
de
las
casas
y de su abru-
WALT Abandonarte,
W
H
M
T
I
N
A
oh tierra inmóvil y zarpar en un velero Para bogar, bogar, bogar eternamente.
i
Oh
trocar nuestra vida en
Danzar,
mecer y
!
¡
palmotear,
un poema de nuevas
exaltarse,
gritar,
correr,
dejarse
flotar siempre;
Ser un rñarinero mundial, en marcha hacia todos
¡Ser
y
alegrías,
saltar,
velero
el
mismo! (Mirad
estas velas,
los
puertos,
desplegadas
al
sol
viento.)
al
¡Un
velero,
rápido y sonoro, lleno de ricas palabras, cargado
de alegrías
SALUDO MUNDIAL ¡Dame ¡
la
Comienza
mano, Walt Whitman! el
desfile de las maravillas, de los espectáculos, de
I03 estruendos!
Estas
mallas se enlazan interminablemente,
eslabonadas
unas
con otras;
Cada una de la tierra con los
ellas
las
representa
todas,
cada cual comparte
demás.
¿Qué es lo que se amplifica dentro de ti, Walt Whitman? ¿Qué ondas y qué colinas emergen? ¿Qué climas? ¿Quiénes son estas ciudades y estas gentes? ¿Quiénes son estos niños que dormitan y estos otros que jue-
gan? ¿Quiénes son estas jóvenes? ¿Quiénes son estas madres?
¿Quiénes estos ancianos que zados amistosamente ?
¿Qué
ríos son esos?
se alejan en lentos grupos, enla-
¿Cuáles son esas selvas y esos frutos?
~ 266 —
M ¿Cómo
llaman esas montañas que se destacan más
se
altas
que
nubes?
las
¿Cuáles son esos archipiélagos de hogares llenos de habitantes?
La
latitud se ensancha, la longitud se extiende dentro de
África y Europa, está herencia del gran Oeste,
Asia,
Ciñendo
hinchazón de
la
Curiosamente^
al
Este,
al
la tierra
Norte y
vSur,
al
la
América ha
arde
el
mí
recibido
la
cinturón ecuatorial.
giran las extremidades del
eje,
Dentro de mí alumbra
el
más largo de
los días,
el
sol
gira
en círculos oblicuos, en su insomnio de varios meses.
Ardiendo dentro de mí, punto sobre
Dentro de mí volcanes,
el
sol
de media noche se eleva un
horizonte para hundirse de nuevo,
el
se dilatan las zonas, las cataratas, las selvas, los
archipiélagos
los
La Malasia,
la Polinesia
y
las
grandes
islas
de las Indias Occi-
dentales.
¿Qué Oigo
oyes^
Oigo a
Walt Whitman?
canto del obrero y la canción de la aldeana,
el
lo lejos los gritos de los niños
y de
los
animales en la
aurora.
Oigo tros
Oigo de
tumulto clamoroso de los australianos persiguiendo po-
el
salvajes.
y las castañuelas españolas bajo la sombra de los castaños,
los bailes
la guitarra,
Oigo
los continuos
Oigo Oigo Oigo
los al
las
son del rabel y
del Támesis,
himnos de libertad que vienen de Francia, batelero, con su voz musical, recitar antiguos poemas, salvajes
langostas de Siria
terribles nubes las
Oigo mente en
rumores
al
al
arrasar bajo
el
aluvión de sus
cosechas y los herbajes,
el
plañir del copto al sol poniente, cayendo melancólica-
la
sombra de
la
madre vasta y venerable c» 267
—
del Nilo,
WALT Oigo
W
H
M
T
I
N
A
el
cantar del bracero mexicano y las campanillas de su
el
almuédano
muía,
Oigo la
"árabe llamar a los fieles desde lo alto de
mezquita,
Oigo a los sacerdotes cristianos en los altares de sus iglesias, Oigo al bajo y al soprano que les contestan, Oigo el grito de los cosacos y la voz del marino que zarpa en Okhortsk,
Oigo marcha,
silbantes
las
los
respiraciones
rebaño
del
de
en
esclavos
rudos camaradas
desfilando dos a dos y de a tres, encadenados unos con otros por los tobiUos y las muñecas,
Oigo Oigo
hebreo leyendo sus salmos y sus anales. armoniosos mitos de los griegos y la muerte sangrienta del bello Dios Cristo,
Oigo
al
los
al
guerras,
hindú enseñar a su alumno favorito
los
preceptos
extraídos
de
poetas
los
los
amores,
que
las
escribieron
hace más de tres mil años y trasmitidos integralmente hasta nuestros días,
¿Qué
Walt Whitman?
ves,
¿Quiénes son esos a quienes saludas y que uno tras otro saludan
te
?
Veo una grande y redonda
maravilla que rueda a través del
espacio.
Veo, siones,
m"núsculos,
usinas,
de nómadas,
del
los
por
la
ruinas,
chozas
de
cementerios, bárbaros,
pri-
tiendas
superficie;
lado la zona obscura donde yacen los que duermen,
otro lado
Veo
caseríos,
barracones,
esparcidos
Veo de un y
granjas,
palacios,
la
zona iluminada por
curiosos
y
rápidos
el
sol,
contrastes
de
la
luz
y de
la
sombra.
Veo bitantes
países
como
remotos tan reales y tan próximos para sus hamío lo es para mí.
el
— 268 —
M Veo abundantes aguas, Veo las cumbres de las montañas, Veo distintamente los Himalayas,
Andes,
la cordillera de los
Thian-Chan,
los
Al-
los
los Ghattes,
tais,
Veo
cumbres gigantes de Elbrour, de Kasbek y de Bazar-
las
dionzi,
Veo Veo
los
Alpes Stisianos y
los
Pirineos, los Balkanes, los Cárpatos, y hacia el
Nor-
Dovrefjeld y en alta mar el monte Heda, Veo el Vesubio y el Etna, los montes de la Luna y las tañas Rojas de Madagascar,
Mon-
Alpes Cárnicos,
los
te los
Veo Veo
los
Ártico,
del
Veo lántico el
de Arabia y de Asia, enormes y temibles icebergs del oceáno' Antartico y
los desiertos de Libia,
mar
los
y del
el
océanos
superiores
Pacífico,
golfo
el
y
océanos inferiores,
les
de
Méjico,
el
mar
del
el
At-
Brasil y
Perú,
Las aguas
que bañan
el
Indostán,
mar de
el
la
China,
el
golfo de Guinea,
saki,
Las aguas que ciñen al Japón, rodeada de montañas,
La amplitud de riberas
la
mares Bálticos
los
espléndida bahía de
de,
y el golfo de Gascuña, El Mediterráneo de claros soles y sus
golfo de Bothnia, la?
británicas
El mar Caspio y
Percibo
todos
los
islas,
mar de Groenlandia.
el
Unos azotados por dias
Naga-
marineros las
del
mundo,
tempestades, otros haciendo sus guar-
nocturnas,
Algunos arrastrados por
las
corrientes,
otros
infectados
de
enfermedades contagiosas.
Distingo todos los veleros y los vapores de los mares, unos
:glomerados en los puertos, otros en plena travesía,
269
—
WALT
W
Los hay que doblan
el
H
el
cabo
Bon y Boj ador.
extremo de Dondrah,
el
N
A
cabo de las Tormentas, otros
Verde, otros los cabos de Guardafay,
Otros costean
M
T
I
el
Lopatka y el estrecho de Behring, Otros doblan el cabo de Hornos, surcan
estrecho de la Son-
da, el cabo
avanzan a y
la
vera de Cuba y de Haití, por
el
golfo de Méjico,
la
bahía de Hudson
bahía de Baffin,
la
Otros golfo
recorren
de Wash, en
Cleor y
el
el
estrecho
el
golfo
de
Calais,
otros
en
penetran
Solwray, otros costean
de
el
el
cabo
cabo Land's End,
Otros atraviesan
el
Escalda,
Otros vienen y van por Gibraltar o los Dardanelos, Algunos continúan inflexiblemente su derrotero a través de los
témpanos del Norte, Otros bajan o remontan Otros surcan
el
maputra y el Mekong, Otros aguardan, con je en los puertos
el
Níger y los
el
Obi o el Lena, Congo, otros el Indus,
el
fuegos encendidos, fruta para
Brah-
el via-
de Australia,
Aguardan en Liverpool, en Glasgow, Dublín, Marsella, LisÑapóles, Hamburgo, Bremen, Burdeos y Copenhague, Aguardan en Valparaíso, en Río de Janeiro, en Buenos AireSj en Montevideo, en Panamá,
boa,
Distingo los rieles de las vías férreas del mundo,
Veo Veo
Veo Veo
los
de Inglaterra y los del resto de Europa, de Asia y los de África.
los
telégrafos eléctricos de la tierra,
los
los hilos
por donde se trasmiten
las
nuevas de
las guerras,
de las muertes, de las pérdidas, de las ganancias y de las emociones de
mi
raza.
270
—
M Veo Veo Veo rillo,
el
Veo
Amazonas,
el
Paraguay,
Yang-tsé-kiang y
Ródano y
los
el
Amor,
el
Ama-
el
Sena, los del Danubio, los del
del Guadalquivir,
sinuosidades del Volga, del Dniéper, del Oder,
las
toscano recorrer
al
Plata,
Si-kiang,
el
parajes que recorre
los
el
grandes ríos de la China,
los cuatro
Loira, del
Veo Veo
largas cintas de los ríos del mundo,
las el
el
Arno y
al
veneciano sgeuir el cur-
so del Po,
Veo
Veo sia
y
los
de
los
Veo
marino griego abandonar
al
la,
bahía de Egiria.
dominios del antiguo imperio de Asiría, los de Perla
India,
caída del Ganges en lo alto de Sankora.
la
Veo los parajes donde, tras sucesivas transformaciones, la idea de divinidad hase encarnado en formas humanas, Veo
los parajes
sacerdotes
en los cuales se han ido sucediendo todos los
de la historia;
augures,
sacrificadores,
Veo los bosques de Mona, caros a dagos y sus verbenas,
Veo tos,
bracmanes, sa-
lamas, monjes, muftís, predicadores.
bios,
los
los druidas
con sus muér-
templos donde yacen los cuerpos de los dioses muer-
veo los más arcaicos símbolos.
Veo
al
Cristo
comer
pan de
el
la
Cena en medio de jóvenes
y de ancianos.
Veo
los parajes
donde
el
fuerte y divino Hércules trabajó in-
cansablemente y donde luego muriera.
Veo dichado
los países, testigos
destino
del
hijo
de
la
opima e inocente vida y del desdel espléndido y estatuario
nocturno,
Baco,
— 271 —
WALT
W
Veo al florecido Knept, mas en la cabeza,
Veo
al
irreprochable,
blo en su agonía
:
No
H
r
I
M
N
A
vestido de azul, con su corona de plu-
bien
al
lloréis
amado Hermes
diciendo al pue-
por mi,
Esta no es mi verdadera patria, he vivido desterrado lejos de ella,
ahora retorno a su seno,
Vuelvo a
la
celeste
esfera donde
cada uno
de vosotros
i'c-
tornará a su tiempo.
Distingo
germinan
todos los
las hierbas,
campos de batalla de flores
las
y
Veo los caminos seguidos por modernas expediciones.
el
desconocidos de
Veo
el
la
tierra
las invasiones antiguas
Veo mnumerables monumentos rables de los acontecimientos
la
y de
:
en ellos
trigo;
sin
leyendas;
y por
las
mensajes vene-
los héroes; restos de los anales
tierra.
país de los Sagas,
Distingo los abetos y los pinos retorcidos por las tormentas de nieve;
Los bosques de granito y
las
escarpadas riberas,
los
verdes
prados y los lagos,
Veo
los
dólmenes
funerarios
moles de piedras a agitado, para que los espíritus de
Sus
vilidad
altas
tumbal,
de los guerreros escandinavos, orilllas
del
océano eternamente
de la inmopuedan abandonando su encierro, contemplar las
galopantes ondas y
los muertos, hartos
saturarse de huracanes, de inmensidad,
bertad y de agitación.
- 272
—
de
li-
M Veo Veo
las estepas
de Asía,
túmulos de Mongolia,
los
las tiendas de los
Kalmuros y
de los Baskiros,
Veo Veo
tribus
las
nómadas con sus tropas de bueyes y de
planicies
las
vacas,
surcadas de despeñaderos, veo las selvas
y
los desiertos,
Veo ancha
camello,
el
cola, el
el
caballo
antílope y
salvaje,
la
Veo las tierras de Abisinia, Veo pacer los rebaños de cabras, veo rindos,
los
Veo
avutarda,
la
oveja de
lobo que acecha.
el
las
higueras, los tama-
datileros,
campos de trébol y
los
las
extensiones de esmeralda y
de oro.
Veo Vea Veo
al
boyero brasileño,
al
boliviano que escala
el
al
gaucho recorrer
pampas, maravilloso caballero re-
voleando
el
lazo,
las
Veóle galopar detrás de
Veo Veo Veo Veo Veo del
salvajes,
para sacarles el
de la nieve y del hielo,
samoyedo y
al
pescador de focas afirmando la lanza desde su barca,
al
siberiano en
al
finlandés de penetrantes miradas,
su raudo trineo
arrastrado por perros,
a los cazadores de marsoplas, veo los balleneros del los
rocas
las
los valles
18
bestias
al
Pacífico y
Veo y
regiones
las
las
Sorata,
del
Sur
Norte del Atlántico,
de los precipicios, los glaciales, los torrentes,
de Suiza, observo los largos inviernos y las soledades.
-
—
273
WALT Veo ora
las
W
H
grandes capitales de
la
T
I
tierra,
M
me hago
y
N
A
ciudadano
de unas,, ora de otras,
Soy un verdadero parisiense, Soy un habitante de Viena, de San Petersburgo, de
Berlín,
de Constantinopla,
Soy de Adelaida, de Sidney, de Melbourne, Soy de Londres, de Mánchester, de Bristol, de Edimburgo, de Ivimerick,
Soy de Madrid, de Cádiz, de Barcelona, de Oporto, de Lyon, de
Bruselas, de Berna,
de Francfort, de Stuttgart, de Turín, de
Florencia,
Formo parte de Moscou, Cracovia, Varsovia, de Cristianía, o de Stockolmo, o de Irkouísk en Siberia, o de alguna calle de Irlanda,
Desciendo en todas
las
ciudades, luego
me
elevo y prosigo
mi
vuelo.
Veo
las
ciudades africanas y las asiáticas,
Argelia,
Trípoli, Derna, Mogador, Tombouctou, Monzorvia, hormigueantes multitudes de Pekín, Cantón, Benarés, Delhi, Calcuta, Tokio,
Veo
las
Veo Veo Veo
al
kóumano en su choza y al dahomeyano en fumando opio en Alepo,
la
suya,
turco
al
las
multitudes pintorescas de las ferias de Khiva y las
de Heral,
Veo Teherán, Máscate y Medina, y
las
los arenales
que
las separan
caravanas que caminan penosamente.
Veo
a
Egipto y a los egipcios, veo a
liscos,
las
pirámides y los obe-
*
Distingo las historias escritas con tijeras de piedra, los ana-
de los conquistadores
y dé las dinastías, grabados en asperón o en bloques de granito,
les
tablillas
de
Veo las necrópolis subterráneas de Menfis con sus momias embalsamadas y envueltas en sus sudarios, acostadas allí millares de años ha.
—
274
-
P
Contemplo cuello
al
Los
manos cruzadas sobre
la
labor de todos
a
todos
los
los
parias
los
en
prisioneros
procesiones
las
ciegos,
S
'A
decaído tebano, sus ojos de anchas pupilas, su sus
inclinado,
Veo Veo Veo
M
B
o
de los
seres
sordomudos,
de sus
tierra,
la
prisiones,
defectuosos, cretinos,
los
pectorales.
los
los
jorobados,
los
locos.
Los ladrones,
los
piratas,
los
asesinos,
traidores,
los
los
ne-
greros de la tierra,
Los huerf anillos,
los
viejos
y
las
viejas abandonadas.
Por todos lados veo hombres y mujeres,
Veo Veo Veo
la
límpida fraternidad de los filósofos,
las intuiciones geniales las
cosechas de
la
de mi raza.
preseverancia y de la industria de
mi
raza,
Veo los Lo veo
Y
¡
escalones y los colores, la barbarie y la civilización. todo y en todo me mezclo indistintamente,
envío mi saludo a todos los moradores de
Vosotros quienquiera que
seáis
la tierra.
I
¡Vos, hija o hijo de Inglaterra!
¡Vosotros de los potentes pueblos eslavos y de sus imperios ¡Vosotros rusos de Rusia!
1
¡Vosotros africanos de oscura ascendencia, de
alma
divina,
grandes,
de hermosas cabezas,
piel negra y de formas nobles y es-
pléndido destino, en igualdad conmigo
¡Vosotros
noruegos!
¡suecos!
¡daneses!
¡irlandeses!
¡Vos-
otros prusianos
¡Vosotros
españoles
de
España!
¡Vosotros
¡Vosotros francesas y franceses de Francia! 18*
^ 275 -
portugueses!
WALT
W ¡Vosotros
belgas!
¡Vosotros
H de
M
T
I
Países
los
Bajos,
(¡Vosotros de cuya raza he nacido yo!) sólidos austríacos! ¡Vosotros lombardos!
de la Libertad!
N
A
¡Vosotros mios! ¡aldeanos de Hungría!
amantes ¡bohe-
¡Vosotros ribereños del Danubio! ¡Obreros del Rhin, del Elba,
Weser! ¡Vosotros también, obreros!
del
¡Vosotros sardos! garos
¡
bávaros
!
¡
suavos
¡sajones! ¡válacos! ¡búl-
!
!
Vosotros romanos
¡
!
¡
napolitanos
!
¡
griegos
Vosotros ágiles toreros de Sevilla
¡
¡Vosotros libérrimos montañeses del Taurus y del Caucase
1
¡Vosotros búkaros, pastores de caballos, guardianes de jumentos
y de sementales ¡Vosotros persas de cuerpos admirables, flecháis
íjue
jinetes
centáuricos
a la carrera!
¡Vosotros chinos y chinas de China!
¡Vosotros tártaros
de
Tartaria
¡Vosotras mujeres de
la
gleba,
esclavas de vuestras faenas!
¡Vosotros judíos que peregrináis hasta vuestra vejez por todas las tierras, para hollar un día la de Palestina!
¡Vosotros los demás judíos de todas
las naciones,
que aguar-
vuestro Mesías!
dáis
armenios que ensoñáis
Vosotros,
¡
del Eufrates
!
nas de Nínive
¡
!
Vosotros ¡
los
que pasáis
Vosotros que escaláis
a la las
orilla
de una curva
miradas entre
las
rui-
monte Ararat
el
¡Vosotros peregrinos de rotos pies que saludáis los minaretes
de
la
Meca
brillando en la lejanía!
Vosotros padres y abuelos, que de Suez a Bab-el-Mandeb, gobernáis familias y tribus! ¡
¡Vosotros que recogéis
las
olivas
y
cultiváis
los
campos de
Nazareth, de Damasco o del Tiberíades
¡Vosotros mercaderes tibetanos que recorréis la amplitud interior o traficáis en las tiendas de Lhassa
¡Vosotros japoneses y japonesas! ¡Vosotros los qne vivís en Madagascar, Ceylán, Sumatra, Borneo!
Todos vosotros tralia,
i
poco importa
los
de Asia, de África, de Europa, de Aus-
la latitud
— 276 —
¡Vosotros todos, dispersados en archipiélagos del
¡Y ¡Y
las
islas
innumerables de los
mar
vosotros los de los futuros siglos cuando
me
leáis!
vosotros, cada uno de vosotros, en todos los lugares, que
no concreto, pero incluyo ¡Salud a todos! ¡Recibid mis amistades y
las
de América!
Cada ser es inevitable, Cada uno de nosotros es ilimitado, cada cual posee sus derechos de hombre o de mujer sobre la tierra, Cada uno participa de Cada uno de nosotros la del mejor! i
mo
los
designios
está aquí de
¡Vosotros hotentotes, con
el
eternos de la tierra,
una manera tan divina co-
claques
de
paladar!
Tuestro
¡Vosotras hordas de lanosa cabellera!
¡Vosotros dominados por amos o caciques, que tas
destiláis
go-
de sudor, gotas de sangre! ¡
Vosotras formas humanas, que tenéis
la
insondable y asom-
brosa fisonomía de las bestias ¡
Vosotros pobres koboos, de balbuceo y mente vacilantes, com-
padecidos por las especies más míseras
¡Vosotros enanos de Kamtchatka, de Groenlandia, de Laponia! ¡Vosotros negros australes, desnudos, rojos, pintarrajeados, de labios gruesos, que os arrastráis como reptiles!
¡Vosotros cafres, bereberes, sudaneses!
¡Vosotros beduinos soberbios, extraños, ignorantes! ¡Vosotros enjambres pestíferos de Madras, Nankín,
y
el
Caboul,
Cairo
¡Vosotros
vagabundos del
Amazonas, patagones!
¡Indígenas
de Fidji!
Yo palabra
no antepongo contra
los
vosotros,
demás a vosotros, no profiero una sola más que vayáis semiocultos en ta-
por
les lejanías
—
277
—
WALT (Yo ^o
W
H
que cuando suene
sé
la
M
r
I
N
A
hora avanzaréis para colocaros
a mis lados.)
Mi
ha
espíritu
recorrido
tierra,
la
con
fortaleza
y huma-
nidad,
Ha
buscado
iguales
amigos,
y
mente dispuestos en todas
las
y los ha
encontrado
igual-
tierras
Creo que alguna divina concordancia me iguala a ellos Vapores de los mares, yo he zarpado con vosotros hacia
¡
continentes
lejanos;
he
anclado
en
los
puertos y
bajado
a
los las
ciudades
También creo haber soplado con vosotros, oh vientos Creo haber acariciado las riberas con vosotras, oh aguas Creo haberme cernido en los aires y penetrado en todos ¡
¡
estrechos del
Creo haber recorrido
penínsulas y escalado los
las
uno de
acantilados para exclamar desde cada
— ¡Salud
En
los
globo,
al
más
altos
ellos:
mundo!
toda ciudad, en la que penetran la luz y el calor, yo tam-
bién penetro,
Toda ¡hacia
hacia
isla
la
vuelan las aves, yo también vuelo
cual
ella.
En nombre
de América, para todos vosotros,
Levanto perpendicularmente mi
Hago
el
sublime,
Para todos
inmortal
los hogares
y
diestra,
Ademán las
viviendas humanas.
ATRAVESÉ ANTAÑO UNA CIUDAD POPULOSA Atravesé antaño una ciudad populosa, imprimiendo en mi cepara recordarlas más tarde, sus curiosidades, sus monu-
rebro,
mentos, sus costumbres, sus tradiciones,
__ 278 -1^
o
P
A
pesar de
Día
ello,
me
por azar, que
M
n
5^
ahora sólo recuerdo una mujer encontrada
retuvo porque
día y noche tras
tras
"A
me amaba;
allí
-
noche estábamos juntos; todo lo
demás hace tiempo ha desaparecido de mi memoria; Sólo recuerdo aquella mujer que se enamoró apasionadamente de mí,
De nuevo erramos juntos, nos amamos, nos despedimos, De nuevo me retiene entre brazos, no queriendo dejarme partir
Todavía
la
veo, de pie, contra
mi pecho, con sus
labios
mu-
dos, temblorosa, desolada.
CAMINO DB LAS INDIAS ORIENTALES \
El canal que conduzca más allá de las Indias
¡
Oh, alma mía
!
¿
Tus
alas son bastante fuertes
para vuelos tan
lejanos?
¿Has
el
sido hecha para travesías
como
éstas?
¿Eres capaz de bogar por aguas tan ignotas? ¿Puedes hundir tu sonda más allá de donde la han hundido sánscrito y los Vedas? ¡
vSi
es
así,
no refrenes tus ímpetus
El canal que conduzca a vuestras riberas, ¡oh viejos y altaneros enigmas
El canal que haga posible descubriros a fondo, Oh riberas sembradas de restos de esqueletos de ¡
vida no pudieron abordaros
¡El canal que conduzca más allá de las Indias! secreto de la tierra y del cielo!
¡Oh
— 279 —
los
que en
A
l^
¡De
De
i
W
T
L vosotras,
vosotros,
H
T
I
MAN
ondas del mar, ríos y riberas sinuosas!
campos y bosques
!
¡
De
vosotras, potentes
mon-
tañas de la tierra
El canal que conduzca más allá de vosotras, ¡oh praderas y rocas grises! i
i
Oh Oh
púrpuras matinales
y noches
días
I
¡
Oh
nubes
!
\
Oh
lluvias
y nieves
1
¡El canal hacia vosotros, Sirio y Júpiter! ¡Hacia todos vosotros, astros del misterio I
i
¡
¡
Oh En
partir en seguida marcha, alma mía
!
Corta
amarras
las
Sólo pensarlo hace arder mi sangre
¡
!
—
¡
Leva anclas
instante
al
despliega tu velamen
Demasiado tiempo hemos yacido aquí como árboles arraigados a
la
tierra.
Demasiado tiempo hemos campado
aquí,
comiendo y bebiendo
como bestias, Hace demasiado tiempo que nos entenebrecemos y nos zamos sobre
las
Navega, navega por
Que
la
audacia
te
Ahora que vamos
las
aguas más profundas,
—yo
guíe
contigo y tú conmigo,—
hacia regiones que ningún marino ha osa-
do surcar todavía.
Ahora que arriesgamos
Oh
valiente
Oh, más
Oh
dicha
idioti-
páginas de los libros.
la
nave, y nosotros, y todo.
alma mía!
lejos,
más
lejos
todavía!
temeraria y resplandeciente de
— 280 —
fe!
M ¿Acaso no son de Dios todos ¡Oh, navega más
allá,
más
los
'mares?
allá aún,
siempre más allá!
LA PLEGARIA DB COLON Anciano náufrago, anciano arrugado, Perdido en esta costa salvaje, lejos, muy lejos del país, Bloqueado por el mar y por negras cumbres enemigas, Desde hace doce tristes meses. Rendido de fatiga, de angustia, a punto de morir, Recorro
las
Desahogando
costas de la las
isla,
amarguras de mi corazón.
¡Ale abruma demasiado dolor! ¡Acaso no viviré más de un día! No puedo hallar reposo. ¡Dios mío!
No
puedo comer,
ni be-
ber, ni dormir,
Antes de haber elevado a Ti mi plegaria y mi ser, Antes de haber respirado y haberme bañado en tu gracia, Antes de haberme confesado una vez más a Ti.
Conoces todos los años de mi tvida, Mi larga vida de constante labor, no de pura adoración; Conoces las plegarias y las veladas de mi juventud, maConoces las meditaciones visionarias y solemnes de mi durez,
empresa te Sabes que siempre, antes de emprender cualquier consagraba
la intención
y
los resultados.
mi culto, Sabes la constancia de mis votos, la fidelidad de Sabes que nunca perdí la fe ni la esperanza en Ti, Encarcelado, aherrojado, caído en desgracia, nunca murmuré,
— 281 —
WALT Todo
lo
acepté
W como
si
H
I
M
T
N
A
emanara de Ti, como viniendo con
razón de Ti.
Todas mis empresas las abordé religiosamente henchido de Mis cálculos y mis planes los realicé pensando en Ti, Recorrí las tierras y los mares para publicar tu gloria. Si fueron mías las intenciones, íos designios
y
Ti,
los ímpetus, tu-
yos fueron los resultados,
Estoy seguro que mis impulsos emanaban de Ti;
Aquel ardor te
que
las
aquella voluntad interior
irresistible,
más
poten-
palabras,
Aquellos
augurios
celestes
que
me
cuchicheaban
hasta
en
sueños.
Aquellos ímpetus que
me empujaban
adelante.
Gracias a ellos y a mí, la Empresa fué, riejos y desbordantes países pudieron ex-
Gracias a mí, los pandirse,
Gracias a mí, los hemisferios fueron explorados y unidos, lo
desconocido incorporado a
lo
conocido.
El fruto de mi Empresa, que yo no veré madurar, es todo tuyo.
Grande o pequeño, tierras,
tan vasto
Acaso
las
como
—
^lo
ignoro
—
acaso tan rasto
como
estas
estos países,
innumerables alimañas humanas, los seres groseros
que conozco. Trasplantados aquí, podrán elevarse a una nobleza y a m.
.
cultura dignas de Ti,
Acaso
las
espadas
que conozco podrán ser aquí fundidas y
tiocadas en útiles civilizadores,
— 282 —
P
n
_o
!
ropa,
'^
Jl
t.
Cruz muerta de Eula Cruz reseca que conozco, la aquí podrá reflorecer y fructificar de nuevo!
Quizá
altar! esfuerzo más! ¡Este arenal desierto será mi vida ¡Dios mío! tú has iluminado mi
¡Un
Con un rayo de I,uz
Más
preciosa
que
iluminaba
la
luz
misma—.
y de los idiomas; Dios! permite que aquí, de rodillas, vie-
allá de los signos, de las descripciones
Por todo jo,
continuo
luz inefable,
y
indecible
ello,
¡Oh
pobre, paralítico, con supremas palabras te solloce:
— ¡Gracias,
señor!
Las nubes se ciernen sobre mí, Mis manos y mis miembros se entumecen, Mi atormentado cerebro se extravía; Más aunque mi cuerpo se deshaga en pedazos,
¡Yo no
Me
quiero disociarme!
enlazaré estrechamente
Aunque
las olas
¡Me abismaré
¿Qué
es lo
me
a Ti,
¡oh Dios!
rechacen;
en Ti, en Ti, a quien conozco!
que ahora anuncio? ¿La intuición del profeta o las
fantasmagorías d^ un delirante? ¿Qué sé de la vida? ¿Qué sé de mí mismo? Nada sé, nada conozco de mi labor pasada o actual,
Sombras cambiantes pasan ante mis ojos, sus Visiones de mundos nuevos y mejores, con sus partos y cosechas,
Visiones imprecisas que
me
turban y parecen burlarse de mi.
— 283
WALT
W
MAN
H
¿Qué significaron estas cosas insólitas? ¿Qué manos divinas desvendan mis ojos en pleno milagro? ¿Qué son esas formas umbrosas que pueblan los
sonríen
me
y
aires
?
¿Y
esas
flotas
con banderas de todos
los
zan hacia aquí?
¿Y
esos himnos que
me
pueblos que avan-
saludan en lenguas desconocidas?
OS HB oído, suaves Y SOLEMNES
armonías del órgano
Os he
oído,
mingo último ros
al
suaves y solemnes armon'as del órgano, pasar por
la
mañana
do,
Vientos de otoño, he oído vuestros largos y desolados suspiatravesar los bosques al anochecer.
al
He oído en la ópera les cantos del tenor soprano en mitad de un cuarteto;
la
el
frente a la iglesia,
italiano
y
los
de
¡Corazón de mi amada!
También te he oído a ti cantar sordina a través de uno de tus brazos posados deba^ JO de mi cabeza;
como
a
la
¡Anoche, cuando todo yacía en de su latir!
silencio,
campanillas
las
cantaban en mi oído
JUVENTUD, mediodía, VEJEZ Y NOCHE Juventud amplia, cia,
de
fuerza,
¿Ignoras gracia,
de
que
fuerza y
robusta,
amorosa,
la
vejez
fascinación
puede
de
la
risa
llena
de gra-
seguir
tus
huellas
con
tanta
como tú?
Día pleno y espléndido, día de bición,
juventud
fascinación.
sol,
inmensa,
— 284 —
de la acción, de
la
am-
M La noche sueño y
sigue de cerca con sus millones de soles y su
te
reconfortantes tinieblas.
sus
SOLITARIO PAJARO DE LAS NIEVES (Más
allá
de los ochenta y tres grados—hacia el Nort^-cl oyó el canto de un solitario pájaro de las
Greely
explorador
resonando en la soledad.)
nieves,
Llenando mi garganta con igual alegría, con esa alegría vefrías y desnudas regiones árticas,
nida de las
¡Imitaré tu ejemplo, pájaro solitario!
Yo sadas
también celebraré gozosamente
de lágrimas de
El frío más
—Un La
glacial,
el
que ahora
pulso agónico, un cerebro
vejez
sábanas de nieve arra-
las
frío.
bloqueada
invernales
por
me
sin
asalta
vida,
neveras
(fría,
fría,
¡oh
cuan fría!) Estos cabellos blancos, estos brazos trémulos, estos pies helados.
Para afrontar y embellecer mi invierno y cumplo tu
La grabo en mi corazón
No juventud
solamente o
las
exalto
cálidas
las
hasta
el
zonas
corrientes
último Adiós,
estivales,
del
el
nevar de los años.
Con corazón
alegre entono estos cantos.
— 285 —
los
poemas de
la
mediodía.
Aunque bloqueado por perezosos témpanos do bajo
acepto tu fe
polar,
ley;
nórdicos,
abruma-
WALT
W
H
I
r
M
A
N
GRAVE Y TITUBEANDO Grave y titubeando Escribo estas palabras: Los muertos,
Pues los muertos están vivos (Quizá son los únicos vivos,
Y
yo
aparición,
la
yo
el
los
únicos reales,
fantasma.)
MIRANDO LABRAR Mirando
O
al
labrador labrar,
sembrador sembrar los campos, o al segador segar, También he reconocido en ellos, ¡oh vida y muerte! vuestros al
símbolos.
(La
vida,
sí,
la vida es la
siembra, j la muerte la cosecha,
según lo que se fué.)
DE LOS ''CANTOS DE ADIÓS" Camarada, esto que tienes entre las manos no es un libro, Quien vuelve sus hojas, toca un hombre. (¿Es de noche? ¿Estamos solos los dos?)
Soy yo
el
que os abraza y a quien abrazáis,
Salto de las páginas a vuestros brazos, la muerte es la que
me
envía.
Amigo querido, quienquiera que seáis, recibid un ósculo, Os lo doy especialmente a vos, no me olvidéis Me siento como alguien que, concluida su jornada, reposa un
instante;
Ahora sufro una de mis numerosas transformaciones, paso por uno de mis infinitos "avatares"
--286
—
Una
M
n
o
P
esfera
desconocida,
mismo imaginara, guía mis
más
real
A y directa de
5^
lo
que yo
pasos.
— ¡Adiós!
¡Acordaos de mis palabras, pudiera
ser
de
que yo tornara
nuevo (1).
Os amo aunque me ¡Y sea ya como un
aleje de la materia, ser
incorpóreo, triunfante, muerto!
FIN
(1)
Es
—
timilenaria
la
idea del Retorno, clave cardinal de la Teosofía
que F.
Nietzsche creía
haber pensado antes
(A. V.).
— 287 —
—idea
muí-
que nadie.
—
índice Píe.
13
Walt Whítman, por Ángel Guerra hitman, por Rubén Darío Walt Walt Whitman, por Armando Vasseur
W
'^3
45
.
POEMAS En
el
A
una
mar, sobre
55
naves
las
^^
locomotora
5'
Chispas emergidas de la rueda
Desbordante de
Canto de
la vía
"
ahora
vida,
59
pública
Ciudad de orgías El himno que canto
Una marcha
en las
Apartando con
Ciudad de
En
A
mano
la
hierba de las praderas
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Un
75
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causa
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Imperturbable
Una
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navios
los
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las tí,
la
:
•
extraña velada transcurrida en un campo de batalla
79
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roble en la Luisiana
Pensamiento
°1
Silenciosa y paciente, una araña
82 ^2
Cuadro
A
los
Estados
'
•
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83
1874) España (1873 A un historiador -
84
í
— 289 —
WALT
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A
Pág.
La Morgue
84
Como meditaba en silencio Oh capitán Mi capitán
85
86
Allá a lo lejos
87
Dadme
88
!
¡
!
¡
vuestro espléndido sol
Hijos de
Adam
Canto de
la
¡Píoners!
91
bandera,
al
¡Oh, Pioners
amanecer
91 99
!
Imágenes
105
Pensamientos
Hacia
109
Edén
el
110
•
Excelsior
113
A
uno que fué crucificado Del canto de mi mismo Canto del hacha
114
Mira
166
115 152
tú que reinas victoriosa
A
166
Año
167
un burgués que tiemblas y vacilas ante mí Canto del poeta
167
tumba
Inscripción para una
173
Canto de la exposición enigma
177
190
El
A
191 un extranjero 192 La duda terrible de las apariencias Del canto al Presidente Lincoln. (Conmemorando su muerte) 193 195 La canción de la muerte
A De
cierta lo
nio
cantante
197
más hondo de de
las
gargantas de
Dakota (25 de ju197
1876)
Del mediodía a
la
noche estrellada. (¡Tú, astro cenital!)
199
200
Iniciadores ¡
Jonnondio
201
!
Los Estados Unidos a Hacia alguna parte Media noche
los críticos del
Viejo
Mundo
-.
201
202 202
Espíritu que has plasmado esta Naturaleza
— 290 —
203
M Pág.
La abuela del poeta La etíope saludando a Luna hermosa
•
la
205
206
Cuando estaba a tu lado ¡Oh, estrella de Francia!
Un
La cantante en
A
209
espectáculo en
Orillas del
207
(1870-71)
nombre
sin
la
el
211
campo
212
prisión
215
Ontario azul
235
un revolucionario europeo vencido
2Z7
Canto del Sequoia Europa.- (En
el
año 72 y 73 de estos Estados.
—
1848)
243
247
cuerpo eléctrico
Canto del
203
205
Reconciliación
Países
•
204
bandera
Poetas venideros
255
Cuando
256
Un
leí el
libro
256
canto de alegrías
266
Saludo mundial
278
Atravesé antaño una ciudad populosa
Camino de
las
Indias
279
Orientales
La plegaria de Colón Os he oído, suaves y solemnes armonías Juventud, Solitario
mediodía,
vejez y
281 del
órgano
284 284
noche
285
pájaro de las nieves
Grave y titubeando Mirando labrar
286
De
286
los
286
"Cantos de adiós"
—
291
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(1925) — — "Gaucha" — "Sobre
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(Yamandú) Milagro, poema en un
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Con un prólogo de Leopolco 1810,
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(Elias)
Poema dramático
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Versos Criollos, con un prólogo r'd Dr. Irureta Goyena y una Semblanza por Eliseo Cantón. rodríguez (Yamandú) Fraile Aldao, poema dramático en
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Araújo.
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— Ariel —
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Niño Estrella (Cuento. Prólogo
Réve). Versión castellana Malagarriga. Dos tomos de páginas 918)
EDICIÓN EC0INCIV1ICA
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i-jema en un acto y El Demonio de los
ntista,
con un 'irólogo de Ovidio Fernández Ríos.
acto,
— rodo (José E.) — ACEVEDO DÍAZ
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bolas y tira-
(Eduardo)
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lecturas.
Crónicas,
di.<:cursOs
y co fcren-
Páginas olvidadas. Per*'l de Ovidio Fernández Ríos.
cias.
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Clínica de niños. Apuntes de
(Constancio)
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Eslabones.
(Javier de)
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Abrojos.
LUSSICH
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(Horacio).
(Antonio D.)
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(Luis)
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Cuentos de
(Víctor).
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Cuentos.
gauchos
orientales.
Selva (para niños).
Rodó. Su
vida.
Su
obra,
— PINTOS (Francisco R.) Bjílle y proceso histórico del Un guay. 28 y 29 — LARRA (^Mariano José de) — Artículos de costumbres. 30 y 31 — ACEVEDO DÍAZ (Eduardo) ~ Griio de Gloria. Z2 — FALCAO ESPALTER (Mario). — La colina de Z^ — LASPLACES (Alberto). — Nuevas opiniones y 35 — RODO (José E.) — El Mirador de Próspero. 36 y 37 — RODO (José E.) — Hombres de América. 38 y 39 — WHITMAN (Walt). — Poemas, traducidos por Armando 27
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(1934) $ 0.60
—
de Fernando de (1920) ZOLA (Emilio).
"BIBLIOTECA RODÓ" 3
(Cuentos)
(Osear). La Tragedia de ai (Publicación prohibii \ en Inglaterra hasta el año 1960). Un tomo de 208 páginas (1925) .$ 0.7Í
obra de Viana, por Car-
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Vida.
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Gaucha"
de
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Biblia
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Roxlo)
los
1920) $ 0.50
de campaña). 3.a edición. Ui toSío de 160 .. páginas (1921) ..$ 0.50 "Del campo y de la ciudad'' (Cuentos). Un tomo de 176 páginas (1921) $ 0.50 "Potros, toros y aperiaces'* (Novelaa gauchas). Un tomo de 144 páginat (1922) $ 0.5C ''Leña Seca'* (Costumbres de campo). 6.a edición. Un tomo de 276 páginas $ 0.78 "Tardes del Fogón" (Narraciones gauchas). Un tomo de 184 pásrixtaa 1925) $ 0.71
(Escenas
Un
tomo de 12ü pígínat $ 0.70 (Novela) $0.50 ''Abrojos'' (Escenas del campo) $ 0.50 el Recado'* (Cueütos del
campo).
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160 páginas
— ''Campo"de
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los vaticinios,
literarias.
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Vasseur. (Con un estu.dio de Ángel Guerra).