VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA REFORMA LIBERAL
Reforma Liberal: batalla de poderes Luego del triunfo de la Revolución Liberal de 1871 comenzarían a implantarse drásticas reformas al sistema político, económico y social de Guatemala, convirtiéndose en una pugna de poder entre el Estado y la Iglesia Católica. Po rHemero ca ectPL a
30 de Junio de 2016a las11:53h
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Durante la presidencia de Justo Rufino Barrios se impulsaron varias reformas en el país. Gobernó de 1873 a 1885. (Foto: Hemeroteca PL) Desde el descubrimiento de América, la Corona española y la Iglesia Católica compartieron el poder político en estas tierras. De hecho, el papa Alejandro VI, mediante emisión de una bula en 1493 confirió a los conquistadores el derecho der echo de propagar el cristianismo. En el siglo XIX, alrededor de 50 años después de la Independencia, el gobierno liberal, encabezado por los generales Miguel García Granados y Justo Rufino Barrios, puso cuesta arriba la influencia que los eclesiásticos ejercieron por centurias, tanto en educación, ritos, costumbres y formas de pensamiento, así como en cuestiones políticas y económicas. PUBLICIDAD inRead invented by Teads A partir de entonces, Estado e Iglesia son poderes diferentes. Ese fue el primer paso para construir la llamada “nueva nación”, idealizada por los liberales.
De esa forma se mantiene, técnicamente, el laicismo, término que la Real Academia Española define como “doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa”.
Durante la Reforma Liberal la Iglesia perdió poder político y económico al expropiársele propiedades. En la imagen, antigua iglesia de la Tercera Orden Franciscana convertido en oficina de correos. Hoy en su lugar se encuentra el Palacio del Ministerio de Gobernación. (Foto: Hemeroteca PL) La Iglesia frente a los liberales El “triunfo liberal” de García Granados y Barrios se materializó el 30 de junio de 1871. “Lo siguiente fue asentar su poder en los ámbitos político y legal”, refiere el historiador José
Cal Montoya, experto en Ciencias Religiosas por la Universidad Rafael Landívar y miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
Los liberales, de esa cuenta, le restaron poder a los conservadores — sus antecesores — e instauraron sus propias políticas. En lo económico, por ejemplo, fomentaron mayor actividad mediante la introducción del café y otros cultivos. También posibilitaron la fundación de los establecimientos bancarios para que financiaran las operaciones, e impulsaron una red de servicios que optimizaran la producción y comercialización de productos — de esa cuenta, nació la red ferroviaria — . PUBLICIDAD
En lo político se buscó una liberalización de las instituciones existentes y promulgó una nueva constitución y otros códigos. “Dentro de ese proceso, la Iglesia era uno de los primeros sectores a tomar en cuenta para llevar al éxito el programa liberal”, consigna el a rtículo La Iglesia de Guatemala ante la
Reforma Liberal (1871-1878), cuyo autor es Cal Montoya. Fue así que se le expropiaron sus bienes, y las órdenes religiosas fueron expulsadas del país. Para justificar tales medidas se desplegó una intensa propaganda en los diferentes medios de comunicación. Los liberales sacaron provecho de la libertad de prensa que promulgaron el 5 de julio. “De
esa manera echaron por tierra la censura civil y eclesiástica a la que estaban sometidas las publicaciones. Se hacía la salvedad, eso sí, de que todos los artículos estuvieran firmados y que no debían atacar la vida privada de los ciudadanos”, refiere Cal Montoya.
Esas disposiciones, sin embargo, no se cumplieron, pues apareció un sinnúmero de seudónimos pintorescos y que, además, satirizaron a ciudadanos connotados. “Se les dejó actuar, ya que eso les permitió a los liberales poner en marcha una extensa campaña de desprestigio contra la Iglesia y acelerar su proceso de d esarticulación”, refiere el experto. “De esa forma se difundían las ideas progresistas entre la población”.
Billetes que circularon durante la época de Justo Rufino Barrios. (Foto: Hemeroteca PL) En ese entonces apareció el periódico El Malacate, dirigido por Andrés Téllez — amigo de Barrios — , el cual se convirtió en el medio escrito abanderado de la propaganda anticlerical del Gobierno, que tomó fuerza con otros medios como El Crepúsculo, La Guasa, Fray Gerundio, El Guatemalteco y, por supuesto, el Boletín Oficial. Aunque tal situación complacía al ala más radical de los liberales, no lo hacía con García Granados — presidente provisorio — , quien deseaba implementar los cambios de forma progresiva, con una política moderada hacia la Iglesia. De esa cuenta, García Granados mantuvo la práctica de nombrar capellanes para el Ejército y le pidió al arzobispo Bernardo Piñol y Aycinena que celebrara el oficio solemne por los soldados fallecidos en batalla. Aún así, la actitud que se tomó hacia la Iglesia provocó disturbios que, constantemente, terminaban en levantamientos en la provincia. “Más que destruir a la Iglesia, lo que se perseguía era reducirla a un estado de subordinación más estricto”, indica Cal Montoya. “Lo que se perseguía era aprovechar de mejor manera los bienes eclesiásticos”, añadió.
Recrudece el conflicto
Una de las disposiciones liberales más fuertes fue la de transferir el sistema educativo a manos del Estado, convirtiéndolo en aconfesional, y se procuró que fuera gratuito y obligatorio. Esto fue un choque porque, en ese momento, los jesuitas tenían una enorme influencia en la educación nacional. Las rencillas entre el Estado y la Iglesia aceleraron el proceso de “reforma religiosa”, el cual estaba contemplado dentro del programa del nuevo gobierno
para alcanzar sus objetivos políticos y económicos. Esas desavenencias, incluso, aparecieron antes de la consolidación de los liberales. En un oficio fechado el 2 de enero de 1871, el presbítero Felipe Betancourt informó al provisor del Arzobispado, el padre Espinoza, sobre las acusaciones contra los sacerdotes Piloña y Silva acerca del ejercicio de su ministerio, haciéndo le ver que “en los tiempos presentes se
estudia la manera de desvirtuar a los ministros de cultos a los cuales no les faltan gratuitos enemigos”.
Resulta bastante ilustrativo los casos de Manuel Grajeda, párroco de Nebaj, Quiché, y del presbítero Luis Guerra, quienes tuvieron que abandonar sus parroquias ante las amenazas de los entonces “rebeldes” liberales.
En Huehuetenango, a la vez, se informó de un incendio provocado por el comando dirigido por Barrios, en el cual se quemaron 300 ranchos y seis casas de teja, el cual alcanzó la iglesia local, y la aprehensión de Fernando González, párroco de Totonicapán.
El plan original que proyectó Justo Rufino Barrios para la red ferroviaria, logrando realizar el circuito entre Guatemala y el Puerto de San José y el de Retalhuleu y Champerico. (Foto: Hemeroteca PL) Esos conflictos fueron los primeros que acabaron con la expulsión de los jesuitas, un paso que los liberales consideraban “necesario” para consolidarse. Meses después, en Quetzaltenango, el diario El Malacate empezó a escribir contra esa orden religiosa. Los jesuitas apelaron a las autoridades locales para poner fin a tales atropellos, pero el Concejo llegó a la conclusión de que su estadía en el país era ilegal, pues el decreto de su restablecimiento no había sido aprobado por la Asamblea Nacional. Aquella decisión quedó firmada en un acta del 2 de agosto de 1871 en el Palacio del Ayuntamiento, en la cual se les acusaba de enriquecimiento ilícito a través de donaciones testamentarias y robo, de importar productos para venta sin pagar los impuestos de aduana, de tener influencia en el gabinete de Vicente Cerna y otros cargos más. Según el historiador Hubert Miller, esa acción no fue refrendada en la ciudad quetzalteca. La versión del sacerdote Rafael Pérez dice que en aquel suceso Barrios mandó a rodear el Palacio del Ayuntamiento y bajo amenazas hizo firmar el Acta a ciudadanos honorables de esa localidad, amigos de la Compañía de Jesús, quienes en un principio se resistieron pero que fueron conminados a actuar por la fuerza. Cal Montoya, sin embargo, duda de tales declaraciones, ya que el informe de Pérez también contiene serios ataques contra los liberales.
Más tarde, en Totonicapán, el Ayuntamiento se pronunció en favor de la expulsión y congratulaba al general Barrios por llevar a cabo esa medida. Los jesuitas fueron notificados del acta de expulsión a las 9 de la noche del 12 de agosto, y se ordenaba que abandonaran la ciudad a más tardar a las 3 de la madrugada del siguiente día, rumbo a la capital. La primera acción de Piñol y Aycinena fue la de notificar a García Granados acerca de la creciente propaganda anti-jesuita en la provincia, pidiéndole que esto no fuera informado a través de la Prensa capitalina ni en reuniones públicas, ya que amenazaba seriamente la paz pública y religiosa, esperando a que lo acaecido en Los Altos no se repitiera en otras partes del país. García Granados no respondió.
Escudo de la Orden Jesuita o Compañía de Jesús. Los jesuitas retornaron al país en 1937 y su presencia actualmente destaca en el campo educativo. (Foto: Hemeroteca PL) La gente, de todas formas, se enteró y empezaron a proliferar hojas sueltas de autores anónimos en las que se pedían explicaciones al gobierno. Los simpatizantes de los liberales, al mismo tiempo, se encargaron de justificar tales acciones acusando a los jesuitas de estar involucrados en crímenes durante el movimiento revolucionario. A partir de ese instante,
esa orden religiosa sería destinataria de múltiples acusaciones y se le señaló, fundamentalmente, de conspiración. Por fin, el Gobierno emitió un boletín oficial en el que defendía las acciones locales e insistía en que la medida no era un ataque contra la religión, sino más bien para preservar la tranquilidad pública y prevenir males mayores. A los reaccionarios, además, se les advirtió de que la única Constitución válida era el Acta de Patzicía y que esta autorizaba al presidente provisorio a hacer efectivos los principios de la Revolución y que no toleraría los ataques de los “defensores de la religión”.
El 3 de septiembre fue dada a los jesuitas la noticia sobre su expulsión, recibiendo la orden de abandonar el Colegio Tridentino. Sus esfuerzos por trasladarse a El Salvador u Honduras fueron infructuosos. Fueron llevados al día siguiente a Puerto San José para abordar un buque estadounidense. Primero llegaron a Nicaragua, pero se establecieron definitivamente en Costa Rica. Un día después, García Granados dio una explicación pública acusando a los jesuitas de tener puntos de vista contrarios a la libertad, de ser responsables de la insurrección de Oriente y de propagar el rumor de que el nuevo gobierno atacaba a la religión y haciendo ver que su readmisión en el país solo contribuiría al desorden público. Barrios, en tanto, acusó a los jesuitas de ser hombres sin patria, tan solo leales al Papa. Los señalamientos de la participación de jesuitas en las rebeliones de oriente tuvieron eco en la Prensa nacional hasta mediados de 1873, cuando la insurrección finalmente mermó. Dentro de la Orden, además, hubo jesuitas afines al gobierno liberal, quienes enviaron un comunicado a la Santa Sede en el cual justificaron las acciones del Gobierno.
Arzobispo Bernardo Piñol y Aycinena, expulsado por Justo Rufino Barrios. (Foto: Hemeroteca PL) Las razones ¿Qué motivó la expulsión de esa orden? ¿Acaso el Gobierno tenía un sentimiento antijesuita? ¿Intereses económicos? “Es difícil poder inferir en alguna de e stas suposiciones con seguridad, ya que no hay evidencia que lo demuestre fehacientemente”, expone Cal
Montoya. “Lo que sí es claro es que los jesuitas, desde sus inicios, han tenido muchísimos problemas
tanto con monarquías como con gobiernos representativos y el clero diocesano, ya sea por su indefectible sujeción al papado o por su amplia visión acerca de la misión de la Iglesia Universal, la cual ha sido, y aún es, un tropiezo para la salvaguarda de los intereses particulares de sus estamentos más conservadores y para aquellos individuos o agrupaciones cuyos intereses políticos y económicos ven amenaz ados”, cita el informe de Cal Montoya. En mayo de 1872, cuando Barrios ocupó la presidencia de forma interina, promulgó nueve decretos, la mayor parte encaminados a hacer efectiva la reforma religiosa. Entre tales
disposiciones estaban la prohibición perpetua para que volvieran los jesuitas y la nacionalización de sus bienes; extinción de todas las comunidades religiosas masculinas y confiscación de sus bienes, dándoles la opción de salir del país con una compensación o de permanecer en él como clérigos seculares con el goce de todos su derechos ciudadanos. La razón que oficialmente se ofreció para disolver las congregaciones fue que los religiosos rechazaron los principios democráticos y la carga económica que representaban. Barrios fue claro en advertir que utilizaría la fuerza si alguien se oponía a tales medidas. En esa época solo quedaban alrededor de 180 sacerdotes para atender a un país con una población de millón y medio de habitantes. En los años posteriores, la Iglesia de Guatemala dependería en gran manera del clero extranjero. Aunque García Granados no estuvo de acuerdo con las disposiciones de Barrios, llevó a cabo la transformación de conventos en escuelas públicas, para que el 14 de agosto de 1872 se decretara la creación del Ministerio de Educación, y de esa forma la educación quedara completamente secularizada. Esto causó fricciones, sobre todo en lo referente al cambio de currículo, donde la religión ocupaba un lugar marginal. La lucha se intensificó cuando se dispuso destinar los bienes recolectados en las parroquias para la beneficencia pública, medida que se justificaba aduciendo que los bienes parroquiales eran “bienes del pueblo”.
La orden oficial de expulsión se hizo efectiva en febrero de 1873, retraso causado por la salida de Barrios hacia Oriente para sofocar un levantamiento emprendido por los conservadores.
El puerto de San José fue remodelado por Justo Rufino Barrios como parte de la modernización de la economía en la reforma liberal. (Foto: Hemeroteca PL) El 15 de marzo de 1873, nuevamente con Barrios como presidente provisional, se emitió el decreto en el que se apelaba a la inviolabilidad de la libertad de conciencia, lo que aseguraba el ejercicio libre de todas las religiones, el cual sentaba el precedente para la posterior incursión protestante en Guatemala. Una vez como presidente electo, Barrios fue más enérgico respecto de la Iglesia y, mediante otro decreto, nacionalizó todas las propiedades religiosas para, según justificó, utilizarlas en el desarrollo agrícola e industrial. En febrero de 1874 se ordenó la disolución de las congregaciones religiosas femeninas. Para Barrios, la multiplicidad de conventos presentaba un obstáculo social y económico al progreso. El hacer votos de por vida equivalía para él a un suicidio moral y renunciar a los derechos humanos básicos. Al mismo tiempo se suprimieron las cofradías y órdenes terciarias, y se expropiaron sus bienes. El Cabildo Eclesiástico, por supuesto, consideró despóticas tales medidas. Ese mismo año la presencia de la Iglesia en la vida cotidiana de los guatemaltecos se había reducido drásticamente. El arzobispo Piñol y Aycinena, que entonces estaba en el exilio, reaccionó al declarar que todo católico que participara en la compra o venta de las propiedades de la Iglesia quedaba automáticamente excomulgado.
A finales de 1875 se convocó a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva constitución. Sobre las “reformas religiosas”, Barrios expresó que estaban llamadas a “eliminar la inf luencia dominante del clero sobre el pueblo, y ofreció hacer todos los
esfuerzos posibles por conseguir el establecimiento de relaciones armoniosas con el gobierno eclesiástico”. Añadió que aún se necesitaban otras reformas, especialmente en lo
relacionado con el matrimonio civil, para que Guatemala se tornara más atractiva para los inmigrantes protestantes. Los delegados extendieron al presidente su voto de confianza, prolongando así la “dictadura transitoria” de Barrios por cuatro años más.
El proceso de “modernización” de Guatemala siguió su rumbo. De esa cuenta, el Estado asumió el control del Registro Civil y ya no la Iglesia, como había sido hasta ese momento. La piedra angular en ese proceso fue la educación. En 1874, José Samayoa, entonces ministro de Educación, explicó con detalle que las metas educativas harían énfasis en “la secularización, la centralización de la administración y el po sitivismo”.
El nuevo énfasis de la enseñanza, por tanto, sería en las ciencias empíricas de carácter práctico, como un ingrediente esencial del desarrollo económico. Eso provocó la desaparición de las Ciencias Eclesiásticas en el seno de la Universidad de San Carlos de Guatemala después de 1877. La Reforma, a la vez, permitió la existencia de colegios privados, pero inspeccionados por el Estado, resaltando entre ellos dos instituciones católicas como el Colegio San Ignacio y el Colegio de Infantes, que eran seminarios dedicados a la preparación de futuros sacerdotes. Barrios, a la vez, dijo que esos estudiantes no podrían recibir becas del Estado, a menos que asistieran a instituciones públicas. Al contrario, apoyaba abiertamente la fundación de un colegio protestante. En 1881 instó a la Junta Presbiteriana de Misioneros Extranjeros de Estados Unidos a que enviaran a un ministro a Guatemala, ofreciendo cubrir los gastos de viaje y vivienda para él y su familia. La invitación fue aceptada y, en 1882, se envió al reverendo John Clarck Hill. El proyecto liberal, en tanto, seguía al frente en su tarea de debilitar el poder de la Iglesia Católica.
Cuadro que representa la muerte de Justo Rufino Barrios en Chalchuapa, El Salvador en 1885. (Foto: Hemeroteca PL) La iniciativa presbiteriana, sin embargo, no pudo subsistir debido a la falta de apoyo financiero y a la muerte de Barrios, acaecida en 1885. Esos sucesos fueron la raíz del arribo de las primeras denominaciones que determinaron el perfil del protestantismo en el país. la Iglesia Católica, desde entonces, no volvió a tener el mismo poder en el estado. “Tiene
injerencia, tanto como las iglesias protestantes, pero no como antes de la época liberal de García Granados y Barrios”, puntualiza Cal Montoya.
Desde entonces, Guatemala es un Estado laico, pero que permite practicar con libertad cualquier religión. Recibe nuestro boletín Subscríbete
VENTAJAS
Luego del triunfo de la Revolución Liberal de 1871 comenzarían a implantarse drásticas reformas al sistema político, económico y social de Guatemala, convirtiéndose en una pugna de poder entre el Estado y la Iglesia Católica. Estado e Iglesia son poderes diferentes. Ese fue el primer paso para construir la llamada “nueva nación”, idealizada por los liberales. Durante la Reforma Liberal la Iglesia perdió poder político y económico al expropiársele propiedades.
El “triunfo liberal” de García Granados y Barrios se materializó el 30 de junio de 1871. “Lo siguiente fue asentar su poder en los ámbitos político y legal” En lo económico, por ejemplo, fomentaron mayor actividad mediante la introducción del café y otros cultivos. También posibilitaron la fundación de los establecimientos bancarios para que financiaran las operaciones, e impulsaron una red de servicios que optimizaran la producción y comercialización de productos —de esa cuenta, nació la red ferroviaria
En lo político se buscó una liberalización de las instituciones existentes y promulgó una nueva constitución y otros códigos.
Dentro de ese proceso, la Iglesia era uno de los primeros sectores a tomar en cuenta para llevar al éxito el programa liberal”, consigna el artículo La Iglesia de Guatemala ante la Reforma Liberal (1871-1878), cuyo autor es Cal Montoya. Fue así que se le expropiaron sus bienes, y las órdenes religiosas fueron expulsadas del país. Para justificar tales medidas se desplegó una intensa propaganda en los diferentes medios de comunicación.
DESVENTAJAS
IDE´PENDENCIA DE GUATEMALA
Aspectos Positivos El más notable presidente de la Audiencia fue el licenciado Alonso López de Cerrato, quien gobernó de 1548 a 1555. Durante su administración disminuyeron los tributos pagados por los indios, se liberó a los esclavos y se les eximió de otras cargas abusivas que los conquistadores les habían impuesto La Iglesia impulsó decididamente la catequización de los indios, la educación en todos los niveles incluyendo el universitario, el desarrollo de las artes y, en general, la alta cultura. Además, ciertas frutas que no existían en América, como los cítricos y otras -durazno, manzana o pera, por ejemplo- (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Los frailes enseñaron a los indios a cortar, hilar y tejer la lana de las ovejas. La Iglesia Católica fue el elemento más importante en la vida cultural de la colonia, y estuvo vinculada no sólo a las costumbres y a las formas populares de vida, sino también a las artes plásticas, la literatura, los centros de beneficencia y la educación (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Las escuelas de primeras letras surgieron impulsadas por el obispo Francisco Marroquín, quien fundó una para niñas criollas y otra para niñas mestizas. También las Órdenes religiosas crearon escuelas de primeras letras para indígenas, en las que algunos hijos de los principales aprendieron, además del catecismo, a leer, escribir, cantar y tocar algún instrumento musical. Algunos de estos indígenas fueron los que después escribieron, en sus lenguas, sus títulos y crónicas Aspectos Negativos No había libertad de cultos, y la católica era la única religión que podía practicarse. A pesar de ello, no se atacaron violentamente las prácticas religiosas de los indios, por lo que algunas de ellas perduran todavía Para combatir las faltas contra la religión se estableció el Santo Oficio o Inquisición. En Guatemala había un comisario o delegado del Tribunal del Santo Oficio, cuya sede estaba en México. La Inquisición tenía limitaciones legales para enjuiciar a los indios Las grandes divisiones sociales durante la época colonial dependían básicamente del origen racial de las personas. Durante toda la época colonial los españoles ocuparon la posición social más alta. Su número aumentó en los siglos siguientes, con la llegada de inmigrantes, hombres y mujeres, y por el nacimiento de los hijos de éstos, a los que se les dio el nombre de criollos o españoles criollos. Nunca llegaron a ser muy numerosos, pero constituían la clase privilegiada que gobernaba el país
Las guerras de conquista fueron dolorosas para la población indígena, aunque no duraron mucho tiempo. El contacto de los naturales con los españoles causó una disminución acelerada de su población, principalmente por las enfermedades que eran nuevas para ellos y para las cuales carecían de defensas biológicas Se estima que la población indígena había disminuido en un 50%, en 1550. Todavía siguió decreciendo en los siglos siguientes, lo que preocupó seriamente a los españoles Los indios fueron esclavizados en su condición de prisioneros de guerra, o por compra o “rescate”,
cuando se trataba de indios que ya eran esclavos de otros indios, puesto que la esclavitud existió también la sociedad prehispánica Aunque los indios ya no fueron esclavos oficialmente después de la aplicación de las Leyes Nuevas, los hacendados, dueños de ingenios o de empresas agrícolas, siempre encontraron los medios para utilizar el trabajo forzado de los nativos Época Independiente Aspectos Positivos Tras más de trescientos años bajo la sublevación española la república de Guatemala que anteriormente incluía a los países de el Salvador, Nicaragua, Costa Rica, y el estado de Chiapas, México, por distintas razones o circunstancias que más adelante se mencionaran, se ve obligada a buscar la forma de ya no depender de España, aunque esto no sería una tarea fácil fue hasta el fue hasta el 15 de Septiembre de 1821 fecha oficial en la que conmemora la independencia de Guatemala. Ya no se dependía de España, porqué ahora ya se era independientes de ellos. Se mejora la calidad de vida de los indígenas. Hubo nuevas reformas para la educación. El pueblo podía elegir libremente sus gobernantes. Guatemala pasa a ser república. Se empieza a comercializar con otros países no solo con España. Aspectos Negativos Qué la independencia no fue porqué el pueblo fuera libre, sino con fines económicos y de poder, por parte de los próceres. Por temor se anexa a México y vuelve a depender ahora ya no de España sino de este país. Durante la anexión se dan muchas guerras civiles, causando un caos en el país. Se dan rebeliones contra los gobernantes. Siempre los de las clases altas como los criollos y españoles tenían el poder. Los indígenas tenía poco acceso a la educación y a la forma de superarse económicamente. Los esclavos de otros países como los africanos no tenían un libertad de expresión, siempre seguían siendo esclavos. El Estado que surgió no tuvo una dirección clara, los líderes que tendrían que haber puesto en marcha un proyecto concreto se encuentran de la noche a la mañana con un Estado independiente al cual debían articular según un objetivo claro. Como ha quedado apuntado, carecían de ese objetivo, no obstante la experiencia de las Cortes de Cádiz de 1812 que constituyó un antecedente de gran importancia en el Derecho Constitucional de Guatemala y un punto de partida para el régimen político que se adoptó después de la independencia. La Independencia de Centroamérica dispara los conflictos internos entre las diversas provincias que habían estado acalladas por el sistema colonial imperante, pero quefinalizado este afloran c on fuerza y arrastran a la región a una serie de luchas civiles entre los dos partidos políticos que
pugnaban por el poder, estos son: los conservadores y los liberales. El resultado de la desintegración de Centroamérica en 5 estados, fue la pérdida de territorios como Chiapas, Soconusco y Belice. Época Liberal Aspectos Negativos Cuando Barrios ocupó interinamente la presidencia de la república, expropió sus bienes, por medio del Decreto Número 59, nacionalizando sus propiedades. Lo mismo hizo con la Comunidad de Padres Congregantes de San Felipe Neri. El 7 de junio emitió el decreto número 64, extinguiendo en la república las comunidades de religiosos y declarando nacionales sus bienes El gobierno de Barrios se caracterizó por su dictadura férrea. Decidido a impulsar la economía capitalista del país, emprendió una ardua y continuada batalla contra la iglesia, los grandes terratenientes ociosos y los restos del partido político conservador, que gobernó a Guatemala casi ininterrumpidamente desde los inicios de la vida independiente del país, hasta 1871, fecha del triunfo de la Revolución Liberal Época Revolucionaria Aspectos Positivos El período revolucionario empieza con la Revolución de Octubre, que fue un alzamiento cívico militar que tuvo lugar el 20 de octubre de 1944 en Guatemala, mediante el cual se derrocó al presidente provisorio del país, Federico Ponce Vaides y se constituyó una Junta Revolucionaria provisional, compuesta por Francisco Javier Arana, Jorge Toriello Garrido y Jacobo Árbenz Guzmán. Con ello se dio pasó a la elección del gobierno democráticamente elegido de Juan José Arévalo Construcción del Instituto Normal de Señoritas Centro América -INCA-, del Instituto Rafael Aqueche, de la Escuela Normal Rural Alameda y de las Escuelas Tipo Federación, al igual que la construcción de la Ciudad Olímpica -en especial el Estadio de la Revolución que en la actualidad se llama estadio Mateo Flores- . Inició también la construcción de la Biblioteca Nacional y del Archivo General de Gobierno -actualmente llamado Archivo General de Centro América-, del Conservatorio Nacional de Música y la reorganización del Ballet Guatemala, la Orquesta Sinfónica Nacional y del Coro Nacional Otras de las principales realizaciones de su gestión gubernamental fueron la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, la del Banco de Guatemala y la del Instituto de Fomento de la Producción -INFOP-, además de la emisión del Código de Trabajo en 1947, de la Ley de Arrendamiento Forzoso de las Tierras Ociosas y de la Ley de Fomento Industrial En cuanto a Jacobo Árbenz, su obra como gobernante estuvo inspirada en la solución de los problemas más urgentes que confrontaba y aún hoy padece Guatemala. Entre otros se puede mencionar la apertura de una vía terrestre que uniese la capital del país con la costa atlántica, para romper el monopolio del transporte de mercancías y pasajeros que ejercía la compañía extranjera International Railways of Central América. También la construcción de una planta generadora de energía eléctrica, denominada Jurún Marinalá, con el objeto de competir con la compañía norteamericana Empresa Eléctrica de Guatemala S.A. y terminar con el monopolio del servicio de energía eléctrica. Otro de sus planes fue la construcción del puerto Santo Tomás de Castilla, en la costa atlántica, en un afán de liquidar el monopolio portuario que ejercía la compañía norteamericana United Fruit Company. Por último, y quizá como punto fundamental de su programa de desarrollo de la economía, puso en marcha una reforma agraria, con el objeto de dotar de tierras a los campesinos pobres, a expensas de las fincas nacionales y de los latifundios ociosos en manos de particulares, previo pago compensatorio
Reconocimiento y formación del derecho al trabajo, por lo que se creó el primer código de trabajo. Se abrió el camino de la democracia, ya que se pudieron elegir autoridades democráticamente, ganando con mayoría absoluta Juan José Arévalo Bermejo. La Reforma agraria. Creación del IGSS. Grandes cambios en la educación del país, debido a que Juan José Arévalo Bermejo, fue un educador, uno de los cambios fue: la reapertura de la Universidad Popular que había sido creada en 1922 por José María Orellana y que tenía como objetivo principal la alfabetización. Aspectos Negativos Una gran serie de medidas para darle mayor capacidad al Ejército, como por ejemplo: se les aumentó el sueldo, una pensión vitalicia y los militares se volvieron soberbios y autoritarios y se creyeron con todas las ventajas para gobernar siempre a Guatemala. Uso de la violencia. Represión e Intimidación Política. Salarios bajos. Caos Social.
INDEPENDENCIA
CONCLUSIONES La verdadera independencia en aquella época, hubiera sido posible si los cambios hubieran afectado a toda la población para una vida mejor. Por otro lado, en el sistema educativo se enseña lo anecdótico acerca de los personajes, sin embargo, se omite razonar, analizar y discutir los actos realizados. Un tercer punto sería que la independencia en sí, fue un acto simbólico, pues la cultura, tecnología, usos sociales, religión y sincretismo, aún perdura en la sociedad guatemalteca. Por último, se debe realizar un análisis más profundo de la historia de Guatemala, para conocer la verdad sin hipocresías ni convencionalismos religiosos. GRUPOS DOMINANTES Desde los inicios, los conservadores fueron dados a entregarse al dominio inglés, y los liberales, al dominio norteamericano. Ambas élites se sentían incapaces de “gobernar” con soberanía un territorio que jamás lograron comprender. Hasta que en
1850, estadounidenses e ingleses firmaron el Tratado de Bulwer-Clayton para no agredirse y compartir el dominio colonial en la Centro América “independiente”. El 19 de marzo de 1823, Iturbide abdicó a la corona mexicana, dándose con esto la
separación de las provincias, a excepción de Chiapas, la cual se unió a la república mexicana como un estado federado. LA ANEXIÓN A MÉXICO Ante la incapacidad de gestar un proyecto político independiente, la élite “independentista” anexa el territorio centroamericano al dominio del Imperio
mexicano de Iturbide hasta 1823. Aunque una de las cláusulas del Acta de Independencia quedó estable cida la formación de un congreso para “decidir el punto de Independencia y fijar, en caso de acordarla la forma de gobierno y la ley fundamental que deba elegir”, el 2 de enero de 1822, por voto mayoritario de los
ayuntamientos de las cinco provincias, con la excepción de El Salvador como principal oposición a esta decisión, todo el territorio centroamericano se incorporó al Imperio mexicano de Agustín de Iturbide. En la Nueva Guatemala de la Asunción, los principales promotores de la anexión eran el marqués Juan José de Aycinena, Gaínza y el alcalde Pedro de Arroyave, que representaban a las principales familias de la aristocracia — los Aycinena, Larrave, Larrazábal, Echeverría, Piñol, Pavón, Croquer, Urruela, Irisarri, Arriaga, Beltranena, Batres, Asturias, Saravia, Arrivillaga, Arzú, Valenzuela, Barrundia y Nájera. De esa forma, entre finales de 1821 y principios de 1822 se consumó la anexión al Imperio mexicano. Fue el 1 de julio de 1823 cuando, en Asamblea Nacional Constituyente, se declaró la independencia absoluta de España, México o cualquier otra potencia, bajo un sistema político federal, y consideró la anexión a México “nula de hecho y derecho, violenta y tiránica”.
En el año 1850 el presidente de Guatemala, General Rafael Carrera inició gestiones por medio de su ministro Pedro de Aycinena, ante la corte española para suscribir un Tratado de Paz y Amistad, A los 41 años, 3 meses y 17 días de haber sido proclamado la independencia de Centroamérica. España, por medio de su Majestad la Reina Isabel II, reconoció como nación libre, soberana e independiente a la República de Guatemala, en fecha 29 de mayo de 1863. La parte importante del Tratado de 11 artículos dice: “S:M. Católica reconoce como
Nación libre, soberana e independiente a la República de Guatemala, compuesta de todas las provincias mencionadas en su constitución vigente y de los demás territorios que legítimamente le pertenecen o en adelante le pertenecieren; y usando de la facultad que le compete con arreglo al Decreto de las Cortes generales del Reino de 4 de Diciembre de 1836, renuncia de toda forma y para siempre por sí y sus sucesores la soberanía, derechos y acciones que le correspondían sobre el territorio de la mencionada República…”
Gutiérrez afirma que los libros solo cuentan la versión de los criollos, quienes siempre han ostentado el poder, y que esta historia parte de tres supuestos: primero, que la Independencia fue un evento que se llevó a cabo en un solo día, el 15 de septiembre. Segundo, que los protagonistas fueron únicamente los criollos, y tercero, "que el resto de la sociedad estuvo ausente, y si participó fue de manera casual". ¿Cuál fue la participación, según sus investigaciones, de los indígenas en la búsqueda de la Independencia? De este tema se habla muy poco, incluso solo hay un par de libros que narran la rebelión de Totonicapán (julio de 1820), que fue la más importante del período de la Independencia. El problema es que estas obras no se utilizan para la formación y conciencia cívica escolar. Desde el poder del Estado, en las escuelas solo se enseña la historia oficial, la cual indica que la Independencia fue obra de los criollos, quienes al final, casi, fueron los exclusivos beneficiarios de dicho evento. Hay que considerar que esta idea fue construida por varios historiadores inmediatamente después del 15 de septiembre. ¿Quiénes fueron? Los historiadores Manuel Montúfar y Coronado, y Alejandro Marure. Los supuestos de esta versión indican que la Independencia fue un evento que duró solo un día, que se trató de un hecho planeado por un grupo homogéneo de criollos y que el resto de la sociedad estuvo ausente, y si participó, fue de manera casual. Está reducida a que los grupos fueron manipulados para que se apostaran frente a la entrada del salón y las ventanas del Palacio, y la plaza contigua. Digamos que son los grupos que doña Dolores Bedoya de Molina invitó a
que llevaran la marimba, los cohetes y todo lo demás que nos cuenta la historia oficial. Pero la Independencia fue un movimiento complejo. Los recientes estudios históricos proponen arrancar en 1808. Si vemos solo el 15 de Septiembre dejamos fuera a los españoles, indígenas y a los grupos de presión que se alojaron en los ayuntamientos constitucionales después de 1810, cuando Cádiz decretó las elecciones de ayuntamientos. Entonces, ¿en qué momento se principió a gestar la Independencia? Considero que sucedió en varios períodos. El primero, quizá el más largo porque venía del siglo XVIII, se dio con la llegada de las ideas de la Ilustración, Liberalismo y Constitucionalismo, que empezaron a incidir en la vida política americana y en particular del Reino de Guatemala. Esto fue un punto muy importante, porque las ideas son las que construyen los proyectos políticos y en este caso animó a muchos de los participantes del movimiento independentista. Si nos vamos a lo más específico de la junta del 15 de Septiembre, los que participaron eran hijos de la Ilustración. ¿Hijos de la Ilustración? Sí, porque tenían estas ideas y muchos de ellos, a partir de la Revolución Liberal española de 1808, fueron contagiados con el liberalismo, aunque claro no como el francés, porque tuvieron el colador del pensamiento español muy ligado a la Escolástica y la idea del derecho natural. Todos los que figuraron antes y después del 15 de septiembre eran Ilustrados; por ejemplo, los editores de los periódicos de esos años: José Cecilio del Valle y Pedro Molina. Además, Antonio García Redondo, el oidor Villa Urrutia y los fundadores de la Sociedad Económica de Amigos del País. ¿Cómo incidieron los indígenas en este proceso? El fogueo que tuvieron los indígenas durante las elecciones les dio la oportunidad de practicar lo que hoy conocemos como cabildo abierto. A raíz de esto, ellos fueron capaces de procesar las nuevas instituciones que entraron con la Revolución Liberal española de 1808 y se apropiaron, en
algún sentido, de la gestión municipal, pero en un marco diferente de más amplitud política. Cuando Napoleón invadió España, los españoles se revelaron y encendieron las ideas liberales, entonces plantearon la idea de integrar un ayuntamiento constitucional basado en la amplia participación de los adultos en los cabildos; esto le dio fuerza al poder local. Entonces se puede decir que entre 1808 y cuando se proclamó la Independencia, hubo una gran participación indígena a nivel de las elecciones. También hubo conflictos, porque parte de las reformas suponían simplemente integrar un ayuntamiento para cierta cantidad de gente, y a veces en los ayuntamientos hubo indígenas y ladinos, y eso fue fuente de conflicto. Los indígenas pelearon por un ayuntamiento propio. ¿Fue esta la base de las actuales municipalidades indígenas? Totalmente, incluso es la forma tradicional de hacer política a través del cabildo abierto. Entre febrero y septiembre de 1821 hubo muchas peticiones de los pueblos a la Audiencia sobre la abolición de los tributos, los azotes y los servicios personales. Estos fueron logros netos de los indígenas. ¿Cómo se integraron estas instituciones? Desde antes de la llegada de los españoles, los indígenas contaban con los chinamit, donde se tomaban decisiones colectivas y se llevaban a cabo asambleas comunales. Este proceso fue retomado por los españoles para organizar el territorio. Mucha gente se pregunta cómo fue posible que un puñado de españoles dominó durante cientos de años. Lo que sucedió fue que negociaron con los dirigentes indígenas para darles bastante autonomía en su forma de gobernarse, si ellos daban cierta contribución. Así funcionó en el período Colonial lo que hoy conocemos como cabildo. ¿Cuál fue el ambiente en los años previos al 15 de septiembre de 1821?
Desde 1810 hubo una gran agitación por las elecciones para tener representación en las Cortes de Cádiz, pero sobre todo lograr que les autorizaran sus ayuntamientos, por lo cual hubo alzamientos en El Salvador, en 1811; en Granada, Nicaragua, en 1812; Tegucigalpa, Honduras, en 1812, y en la capital de Guatemala y Totonicapán, en 1813, o sea que estamos hablando de varios años antes del 15 de septiembre. En esos años la Audiencia, que era el máximo poder del Reino de Guatemala, recibió una lluvia de solicitudes de pueblos como el caso de San Miguel Chajul, Santo Domingo Xenacoj, Santiago Patzicía, Momostenango, San Francisco El Alto y Totonicapán, que pedían se respetara la abolición del tributo que habían decretado las Cortes de Cádiz. Esto fue una presión insoslayable para la clase política, porque no lo podían ignorar. Pero la explotación no se detenía Los nuevos enfoques historiográficos proponen un equilibrio entre estos logros políticos, de manejarse de manera autónoma y los enfoques socioeconómicos que tienen que ver con la explotación del trabajo, pero también hubo pequeños momentos y espacios donde los indígenas tuvieron un margen de autonomía. Y al final, ¿qué se firmó ese 15 de septiembre? Participó la clase política de la capital y hubo manipulación, porque esa acta fue de la independencia de la capital y no del Reino de Guatemala, porque el acta cita que se consultaría a las demás provincias del Reino de Guatemala, que tiempo después se convocaría a un congreso (febrero de 1822) y se decidiría si la independencia se convertiría en absoluta o se llevaba a cabo la anexión a México. Un documento que analizo de un alto funcionario de la burocracia española que estuvo en la junta, indica que la Independencia ya estaba decidida por el ayuntamiento de la capital de Guatemala y la diputación provincial; no dice cuál fue el punto de discusión, pero se infiere que era declarar la independencia total de España o independizarse y anexarse al imperio de México.