Londres, enero de 1874
Veo que te interesas por el arte y esto es una buena cosa, viejo. Me alegra que te guste Millet, Jacques, Schreyer, Lambinet, Frans Hals, etc.; porque como dice Mauve, «es algo»
Sí, el cuadro de Millet, el Angelus del anochecer, «es algo», es magnífico, es poesía. Con cuánto gusto hablaría todavía de arte contigo, pero no tenemos más que escribirnos con frecuencia; encuentra bello todo lo que puedas; la mayoría no encuentra nada suficientemente bello. Escribo Escribo aquí aquí abajo abajo algunos algunos nombres nombres de pintores pintores que me gusta gustan n parti particu cula larme rmente nte:: Scheff Scheffer, er, Delar Delaroch oche, e, Hébert Hébert,, Hamon, Leys, Tissot, Lagey, Boughton, Millais, Thijs Maris, De Groux, Groux, De Braekele Braekeleer, er, Millet Millet jr., Jules Jules Breton, Breton, FeyenFeyenPerrin, Perrin, Eugène Eugène Feyen, Feyen, Brion, Brion, Jundt, Jundt, George George Saal, Saal, Israels, Israels, Anker, Knaus, Vautier, Jourdan, Compte- Calix, Rochussen, Meisson Meissonnier nier,, Madraz Madrazo, o, Ziem, Ziem, Boudin Boudin,, Gérome, Gérome, Fromentn Fromentn,, Decam Decamp, p, Bonin Boningto gton, n, Díaz, Díaz, Th.Ro Th.Rosse sseau au,, Troyo Troyon, n, Dupré Dupré,, Corot, Corot, Paul Paul Huet, Huet, Jacque, Jacque, Otto Weber, Daubign Daubigny, y, Bernie Bernier, r, Emile Emile Breto Breton, n, Chenu Chenu,, César César de Cock, Cock, señor señorita ita Colla Collart, rt, Bodm Bodmer, er, Koekko Koekkoek, ek, Schel Schelho hoyt, yt, Weissen Weissenbru bruch, ch, y last last not least Maris y Mauve. Pero continuaría así no sé cuánto tiempo, y faltan los viejos, y estoy seguro todavía de haber omitido algunos entre los mejores. Amsterdam, 3 de abril de 1878
He seguido reflexionando sobre el tema de nuestra conversación e involuntariamente he pensado en las palabras «somos lo que éramos ayer». Esto no significa que se deba marcar el paso y no tratar de desarrollarse, al contrario, hay una razón imperiosa para hacerlo y encontrarlo. Pero para seguir fiel a esa palabra, no se puede retroceder, y cuando se ha empezado a considerar las cosas con una mirada libre y confiada no se puede volver atrás ni claudicar. Los que decían: «Somos lo que éramos ayer», eran «hombres honrados», lo que resulta claramente de la constitución que han redactado, que subsistirá en todo tiempo y de la cual se ha podido decir que había sido escrita «con el rayo de lo alto» y «un dedo de fuego». Es bueno ser «hombre honrado» y tratar de serlo más y más, y se obra bien cuando se cree que es preciso, para ello, ser «hombre interior y espiritual». Si se tuviera la convicción de pertenecer a esta categoría, se avanzaría por el camino con calma y confianza, sin dudar del buen resultado final. Había un hombre que un día entró en una iglesia y preguntó: «Es posible que mi fervor me haya engañado, que haya tomado el mal camino y que siga mal, ¡ay de mí! Si me librara de esta incertidumbre y si pudiera tener la firme convicción de que terminaré por tener éxito y vencer». Y una voz entonces le contesta: «Y si tuvieras la certidumbre, ¿qué harías? Haz como si estuvieras seguro y no serás confundido.» El hombre entonces continuó su camino, ya no incrédulo sino creyente, y continuó la obra sin dudar ni vacilar más. Por lo que respecta a ser «hombre interior y espiritual», ¿no se podría desarrollar desarrollar este estado en uno mismo por el conocimiento de la historia en general general y de personalidades personalidades determinadas determinadas de todos los tiempos en particular, desde la historia sagrada hasta la de la Revolución, y de la Odisea hasta los libros de Dickens y Michelet? ¿Y no se podría sacar alguna enseñanza de la obra de hombres como Rembrandt o de las Malas hierbas de Breton, o Las horas de la jornada de Millet, o la Benedicite de De Groux o Brion o El recluta de De Groux (o si no de Conscience) o los Grandes robles de Dupré, o los molinos y las llanuras de arena de Michel? Hemos hablado mucho de lo que es nuestro deber y cómo podríamos llegar a algo bueno, y hemos llegado a la conclusión de que nuestro fin en primer término debe ser el de hallar un lugar determinado y un oficio al cual podamos consagrarnos enteramente. Y creo que estábamos igualmente de acuerdo sobre este punto, que hay, sobre todo, que encarar el fin y que una victoria lograda después de toda una vida de trabajos y esfuerzos, vale más que una victoria lograda más temprano.
El que que vive vive sincer sincerame amente nte y encue encuentr ntra a pena penas s verdaderas y desilusiones, que no se deja abatir por ellas, vale más que el que tiene siempre el viento de popa y que sólo conoce una pros prospe peri rida dad d rela relati tiva va.. Porq Porque ue en quie quiene nes s se comprueb comprueba a de la manera manera más visible visible un valor valor superior, son aquellos a quienes se aplican las palabras: «Trabajadores, vuestra vida es tri triste ste; trab traba ajado jadore res, s, voso vosotr tros os sufr sufrís ís en la vida vida;; trabajadores, vosotros sois felices», felices», son aquéllos que que lleva llevan n los los estig estigmas mas de «toda «toda una una vida vida de lucha lucha y de traba trabajo jos s sosten sostenid ida a sin doble doblega garse rse jamás». Es necesario hacer esfuerzos para semejarse a ellos. Avanzamos Avanzamos entonces camino indeffesi favente Deo. En lo que me concierne, debo tornarme un buen predicador, que tenga algo bueno que decir y que pueda ser útil al mundo, y tal vez me convendría conocer un período de preparación relativamente largo que quedara sólidamente confirmado en una firme convicción antes de ser llamado a hablar a otros... Desde el momento en que nos esforzamos en vivir sinceramente, todo será para buen buen fin, hasta hasta si debemos debemos inevita inevitablem blemente ente tener penas penas sinceras sinceras y verdade verdaderas ras desilusi desilusione ones; s; cometeremos también gruesas faltas y haremos malas acciones, pero es verdad que es preferible tener el espíritu ardiente, aunque se deban comenter más faltas, que ser mezquino y demasiado prudente. Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fuerza, y el que mucho ama realiza grandes cosas y se siente capaz, y lo que se hace por amor está bien hecho. Cuando quedamos impresionados por uno u otro libro, por ejemplo, tomando al azar: La golondrina, La alondra, El ruiseñor, Las aspiraciones del otoño, Veo desde aquí una señora, Amaba esta pequeña ciudad singular, de Michelet, es porque estos libros han sido escritos con el corazón, en la simplicidad y pobreza del espíritu. Si se tuvieran que pronunciar algunas palabras pero con un senti sentido do,, sería sería mejor mejor que que pron pronun uncia ciarr mucha muchas s que que no serán serán más más que que sonido sonidos s hueco huecos s y no costar costaría ía nada nada pronunciarlas por la escasa utilidad que tendrían. Si se continúa amando sinceramente lo que es en verdad digno de amor y no se derrocha el amor en cosas insignificantes y nulas e insípidas, se logrará, poco a poco, más luz y se llegará a ser más fuerte.
Cuanto más rápido trata de distinguirse distinguirse uno en el dominio de alguna actividad y en algún oficio, y se adopta una manera de pensar y de obrar relativamente independiente, y más se sujeta a reglas fijas, más firme se hará el carácter y no habrá por ello que sentirse disminuido. Hacer esto es de sabios, porque la vida es corta y el tiempo pasa ligero; si nos perfeccionamos en una sola cosa y la comprendemos bien, adquirimos por añadidura la comprensión y el conocimiento de muchas otras cosas.
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A veces conviene ir hacia el mundo y f recuentar los hombres pues uno se siente allí obligado obligado y llamado, pero el que prefiere permanecer solo y tranquilamente en la obra y sólo quisiera tener muy pocos amigos, es el que circula con más seguridad entre los hombres y en el mundo. No hay que fiarse jamás al hecho de no tener dificultades y preocupaciones y obstáculos de ninguna naturaleza, pero no hay que hacerse la vida demasiado fácil. Y hasta en los ambientes cultivados y en las mejores sociedades y en las circunstancias más favorables, hay que conservar algo del carácter original de un Robinson Crusoe o de un hombre de la naturaleza, jamás dejar apagar el fuego de su alma, sino avivarlo. Y el que continúa guardando la pobreza para sí y la ama, posee un gran tesoro y oirá siempre con claridad la voz de su conciencia; el que escucha y sigue esta voz interior, que es el mejor don de Dios, concluirá por encontrar en ella un amigo y no estará jamás solo... Que esté allí nuestro destino, muchacho, que tu camino sea próspero y que Dios esté contigo en todas las cosas y te haga triunfar, es lo que te desea con un cordial apretón de manos en tu partida, tu hermano que te quiere Vincent
Cartas a Théo: « El 29 de julio de 1890, en un campo de trigo de Auvers sur Oise, Van Gogh se disparó un tiro en el pecho; en uno de los bolsillos del cadáver figuraba, incompleta, la última carta a su hermano Théo. Las cartas de Vincent a Théo, escritas con asiduidad a lo largo de veinte años, constituyen simultáneamente una autobiografía y una confesión de estética. »
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