Las configuraciones mentales y la imagen: representaciones representaciones de la la realidad
Nombre: Nombre: Ariel Zubicueta Asignatura: Asignatura: Corrientes y problemas de la Historiografía Profesor : Jaime Vito Ayudantes: Ayudantes: María José Opazo Joaquín Lazcano Fecha: Fecha: 14/10/2018
El desarrollo y el cambio de la Historiografía La historiografía como la conocemos en la actualidad no siempre fue igual, esta ha ido mutando a través del tiempo, así como sus enfoques, objetos y metodologías. El que debemos como historiadores estudiar y el cómo debemos estudiar la historia no siempre se dio de la misma manera, esta vivió constantes mutaciones. Debemos por lo tanto estar conscientes de que se recorrió un largo camino previo a que Marc Bloch o Lucien Febvre, los directores de lo que podría llamarse la revolución historiográfica francesa1 generen un cambio en la manera de ver, estudiar y sentir la historia y su respectiva ciencia. La evolución de esta ciencia, como recién lo mencionamos generó bastantes cambios en la misma, entre estos cambios generados nos encontramos con las diferencias relacionada a las fuentes de investigación que utilizamos a la hora de estudiar el pasado. La percepción de lo que es y lo que no es una fuente, un documento y lo que podemos o no podemos utilizar como base de conocimiento a la hora de investigar cambió y esto es clave. El hecho de que en la actualidad podamos ver a todo tipo de imágenes, que sean vestigios del pasado como una fuente de estudio es trascendental, si consideramos que la imagen como tal nos permiten «imaginar» el pasado de un modo más vivo2 nos generaría un mayor aporte a nuestro estudio. Al fin y al cabo, creemos que mientras una fuente de información nos aporte ya sea a conocer, reconstruir o reinterpretar el pasado, la debemos utilizar. Este cambio se ve reflejado en muchos autores franceses de la escuela de los annales, De Certeau por ejemplo nos menciona que para él, en occidente hacer historia siempre nos lleva a la escritura3, y esto siguió perdurando, en 2001 Peter Burke menciona explícitamente que son relativamente pocos los historiadores que consultan los archivos fotográficos por ejemplo, comparados con los que trabajan en los depósitos de documentos manuscritos o impresos4.
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Burke, Peter, La revolución historiográfica francesa, la escuela de los Annales: 1929-1989. Editorial Gedisa, Barcelona, 1999, p 15 2 Burke, Peter, Visto y no visto, el uso de la imagen como documento histórico. Cultura libre, Barcelona, 2005, p 17 3 De Certeau, Michelle, La escritura de la Historia. Universidad Iberoamericana ITESO, Ciudad de México, 1993, p 19 4 Burke, Peter, Visto y no visto, p 12
Es bajo esta perspectiva que queremos hacer hincapié que todo lo que sea un vestigio del pasado, que sea verídica su procedencia pasada, sirve como fuente para nuestra investigación, no debería existir discriminación a la hora de utilizar los vestigio de un pasado en un presente5. Estamos conscientes que la realidad influye en la construcción historiográfica, ya que un historiador es preso de su contemporaneidad, es d ecir que la práctica histórica depende siempre de la estructura de la sociedad.6 Pero la historiografía también influye en la percepción de nuestra realidad, y es allí donde los historiadores necesitan de la mayor cantidad de información del pasado posible, ya que, si bien es una frase repetitiva, es necesario conocer el pasado para entender nuestro caótico presente. Si hacemos un repaso de los cambios modernos de la historiografía pondríamos como punto clave que desde el siglo XVI (desde Maquiavelo y Guicciardini) la historiografía dejo de ser la representación de un tiempo providencial, esta llamada “nueva historiografía” toma la posición del sujeto de la acción y desde allí trata de “hacer historia”7. Mas adelante, a mediados del siglo XVIII, numerosos escritores y estudiosos de Escocia, Francia, Italia, Alemania y otros países comenzaron a ocuparse de lo que llamaban la “historia de la sociedad”, una historia que no se limitara a tratar la guerra y la política sino que debía incluir las leyes y el comercio, la moral y las “costumbres” 8. Posteriormente podían oírse voces de disenso en el siglo XIX. Michelet y Burckhardt como ejemplos, el primero de estos, Michelet pedía lo que hoy caracterizaríamos como la “historia de abajo”; para decirlo con sus propias palabras, “la historia de aquellos que sufrieron, trabajaron, decayeron y murieron sin ser capaces de describir sus sufrimientos”9. Ya la historiografía del siglo XIX difería de su pasado positivista, aunque si bien aceptaba su primera parte del programa, es decir, la recopilación de hechos, declinó de la segunda: el descubrimiento de las leyes10. Lo que denota el cambio paulatino, pero radical que tuvo la historiografía, el solo relatar los hechos y acontecimientos sin darles una interpretación no basta.
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Burke, Peter, Visto y no visto, p 16 De Certeau, Michelle, La escritura de la Historia, p 78 7 Ibíd., p 21 8 Burke, Peter, La revolución historiográfica francesa: La escuela de los Annales: 1929-1989. p 15 9 Ibíd., p 16 10 Collingwood, Robin, Idea de la Historia. Fondo de cultura económica, México, 1952, p 133 6
La función de la nueva historia social y las imágenes como fuente historiográfica Lo que observamos con este pequeño repaso de la evolución de la historiografía es que la historia dejó de lado algunos tópicos, los que François Simiand llamó “los ídolos de la tribu de los historiadores”. Según Simiand había tres ídolos que era menester derribar. Ejemplos de estos ídolos era el “ídolo político”, “esa preocupación perpetua por la historia política, por los hechos políticos, por las guerras, etc.11. al dejar de lado estos ídolos se pasó a estudiar con mayor énfasis la denominada historia social, la de las personas común y corrientes, la de las personas que no tuvieron la posibilidad de plasmar a través de documentos escritos su historia, pero que son claves para conocer el cómo se configuró el devenir de la historia, es bajo esta perspectiva que las imágenes toman un rol fundamental, al no existir vestigios escritos sobre estas personas que pasaron a ser el objeto de estudio de la nueva historia es que se necesitó de nuevas fuentes para la realización de las investigaciones, y es ahí donde entran las imágenes, ya sean el arte, vestigios varios como restos arqueológicos, ropas, herramientas, etc. los cuales a través de una configuración mental lograron formar una recreación o representación de la realidad pasada a la cual no podríamos acceder de no ser por las imágenes. Hacemos hincapié en los testimonios en el sentido literal del término, o lo que es lo mismo, en los usos de las imágenes en el proceso de reconstrucción de la cultura material del pasado, tanto en los museos como en los libros de historia. Las imágenes son particularmente valiosas para la reconstrucción de la cultura cotidiana de la gente sencilla: por ejemplo sus casas, construidas a veces con materiales no destinados a durar mucho tiempo.12 o por ejemplo Cabría calificar a muchos pintores de historiadores de la sociedad alegando que sus imágenes registran formas de comportamiento social13, lo que nos demuestra lo mencionado recientemente es que las imágenes en la actualidad son una ayuda a la hora de la reconstruir el pasado.
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Burke, Peter, La revolución historiográfica francesa: La escuela de los Annales: 1929-19989. p 18 Burke, Peter, Visto y no visto, p 101 13 Ibíd., p 129 12
Si bien el uso del testimonio de las imágenes plantea numerosos problemas harto delicados., ya que las imágenes son testigos mudos y resulta difícil traducir a palabras el testimonio que nos ofrecen. Estas pudieron haber tenido por objeto comunicar su propio mensaje, pero no es raro que los historiadores hagan caso omiso de él para «leer entre líneas» las imágenes e interpretar cosas que el artista no sabía que estaba diciendo. Evidentemente semejante actitud comporta graves peligros.14 Pero esa es la labor del historiador y de la historiografía en general, el saber interpretar de buena manera lo que un vestigio nos quiere decir, si no existieran estos tipos de dificultades a la hora de realizar un estudio o una investigación historiográfica, no sería necesaria la labor de los historiadores, cualquier otro científico podría cumplir estas labores, pero el hecho de que un arqueólogo necesita de un historiador como apoyo en su trabajo o que un sociólogo requiera el apoyo de la historiografía a la hora de entender sociedades pasadas es por el simple hecho de que el historiador debería saber el como lidiar con los problemas de las interpretaciones de los vestigios pasados y es el cientista social mejor posicionado a la hora de “entender lo qu e dice un testimonio”, el problema radica en que si bien la “crítica de las fuentes” de la documentación escrita constituye desde hace bastante tiempo una parte fundamental de la formación de los historiadores, la crítica de los testimonios visuales sigue estando muy poco desarrollada15. Es aquí donde las escuelas de formación historiográficas debe poner un mayor énfasis, creemos que para la formación de un historiador, conocimientos sobre el como criticar un testimonio visual es clave, ya que estos testimonios son cada vez mas importantes a la hora de construir un discurso representando la caótica realidad.
La percepción y la interpretación de la realidad Como hemos dejado entrever en este trabajo, a través de la percepción podemos captar e interpretar la realidad. Nuestro conocimiento del mundo no depende sólo de la suma de sensaciones visuales, olfativas, táctiles, etc. sino que también de las asociaciones
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Ibíd., p 18 Burke, Peter, Visto y no visto, p 18
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significativas que realizamos con cada una de ellas y según nuestra experiencia previa16, esta tarea, como ya lo mencionamos la tiene que cumplir el historiador a la hora de estudiar un vestigio del pasado, pero estamos conscientes que esto no solo lo debe hacer el historiador, el ser humano necesita interpretar para saber lo que ocurre a su alrededor, estas interpretaciones del presente que se vive se dan gracias al conocimiento que tenemos de este, nuestra experiencia que vamos adquiriendo en el devenir de nuestra vida, además de obviamente el lenguaje, son las bases necesarias para una correcta conciencia de los hechos que ocurren en nuestro alrededor y así poder interpretarlos de una manera mas o menos uniforme entre todos los participantes de la sociedad, lo recientemente planteado es una claro ejemplo del como la visión y la configuración mental de lo que observamos son actúan de manera clave a la hora de entender y representar la realidad.
La trascendencia de la memoria en la representación de la memoria La percepción de nuestras vidas, de lo que nos rodea, de nuestra realidad, como ya lo mencionamos está fuertemente determinado por el contexto histórico en que se vive, por ejemplo después de la segunda parte del siglo XX entre la angustia atómica y la euforia progresista se vuelve al pasado con nostalgia y al mismo tiempo con un temor al futuro, generando así un culto al pasado17, este “culto” al pasado también lo podemos observar en la actualidad, ya que se percibe un sentimiento generalizado de “extrañar” el pasado, lo que podríamos verlo, por ejemplo en las modas retros, como también en el notorio auge en la utilización de ropas vintage o la constante nostalgia existente relacionada a la música del pasado, esto perfectamente se podría explicar con el concepto de memoria, el cual podríamos definir como un proceso subjetivo, anclado en experiencias y en marcas simbólicas y materiales18, lo simbólico aparece como un concepto clave en la definición de memoria que acabamos de entregar, siendo evidente que lo simbólico se tiende a relacionar con las
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Aparici, Roberto, García Matilla, Agustín, Fernández Baena, Jenaro y Osuna, Sara , La imagen: Análisis y representación de la realidad. Gedisa, Barcelona, 2006. p 19 17 Le Goff, Jacques, Pensar la Historia. Modernidad, Presente, Progreso. Editoriales Paidós, Barcelona, 1991. pp 192- 193 18 Jelin, Elizabeth, Los trabajos de la memoria. Editorial Siglo XXI, Madrid, 2002, p 2
imágenes, hay que verlo para entenderlo, siendo reiterativos con la idea, es que notamos que la conexión imagen-representación se vuelve a dar, esta vez relacionadas con la memoria. Lo que queremos demostrar con estos ejemplos es que existente una trascendental relación entre la memoria y la mente. Nosotros como animales sociales, a través de la memoria colectiva, es decir, la memoria del grupo en que el sujeto está inmerso recordamos una representación de la realidad la cual puede perfectamente ser transformada, idealizada, negada o negativizada, dando una nueva justificación a favor de la idea de que las configuraciones mentales son claves a la hora de la representación de la realidad.
Siglo XXI: el problema de las imágenes y sus ejemplos ¿son un impedimento? Ya mencionamos paginas atrás en este trabajo que la imagen debería verse y tratarse, mientras sea un vestigio del pasado, como una fuente de inve stigación histórica, dimos como ejemplo la historia social y el uso de las imágenes como fuentes para suplir a los documentos históricos, fuentes que los estudiosos positivistas estimaban eran las únicas que se podían utilizar a la hora de extraer información del pasado. Ahora relacionado a esto es que surge una pregunta: si existen documentos escritos necesarios para la realización de mi investigación ¿Eso significa que deba dejar de lado los vestigios visuales, tales como el arte en nuestro estudio? Para resolver esta duda es que hay que recordar los problemas que trae el estudio de las imágenes como fuentes históricas, debemos tener en consideración que las imágenes son imitaciones misteriosas de aquellas mismas cosas que el lenguaje escrito puede desentrañar, en el mejor de los casos las imágenes pueden ilustrar una cuestión que a la larga tendrá que recurrir a las palabras para exponer su significado o implicaciones 19. ¿Son entonces las imágenes inutilizables para la investigación historiográfica? Para nada, todo lo contrario, las imágenes tienen ventajas sobre los documentos históricos y son más útiles a la hora de la construcción de nuestra realidad, por ejemplo una ventaja especial del testimonio de las imágenes es que comunican con rapidez y claridad los detalles de un proceso muy
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Nichols, Bill, La representación de la realidad. Paidós ibérica, Barcelona, 1997. p 32
complejo, por ejemplo el de la imprenta, que un texto tarda mucho más en describir de un modo bastante más vago20. Es por lo tanto la imagen un vestigio trascendental, a pesar de los problemas que su estudio genera, es en relación con estos problemas que hay que tener mucho cuidado con uno en específico. Las imágenes tienen un testimonio que ofrecer acerca de la organización y la puesta en escena de los acontecimientos grandes y pequeños: batallas, asedios, rendiciones, tratados de paz, huelgas, revoluciones, concilios de la Iglesia, asesinatos, coronaciones, entradas de gobernantes o embajadores en ciudades, ejecuciones y otros castigos públicos, etc.21 Las imágenes, como por ejemplo el arte, las cuales como recién mencionamos nos pueden testimoniar todo tipo de hechos y acontecimiento, los cuales perfectamente pueden estar tergiversados con un fin en específico, puede ser con una intención d e engañar o cambiar un hecho específico o por sencillamente una falta de conocimientos a la hora de la realización de por ejemplo, una pintura. Un ejemplo sencillo y básico de lo mencionado se da desde el arte rupestre, los creadores de imágenes han seleccionado una parte de la realidad y han desechado otra, han escogido determinados motivos y han obviado otros22 ¿existió en este ejemplo una intención de manipular la realidad y se con struyo intencionalmente una realidad para así manipular la representación de la realidad no se da siempre, y en la actualidad esto es mas visible. Actualmente los diversos medios de comunicación otorgan el rango o la categoría de verdad a cualquier información que emitan sin explicar previamente los intereses que están representando. Los medios de comunicación ofrecen una serie de mensajes articulados en dos niveles: explícitos y latentes o no manifiestos. Si intentamos hacer una lectura ideológica del contenido de los medios de comunicación, no podemos limitarnos al análisis del contenido explícito, sino que tenemos que tratar de percibir los segundos significados que están presentes en todos ellos de forma sutil.23, este ejemplo aparentemente es aplicable en la vida cotidiana, pero no en la historiografía, que es el contexto que nos interesa, pero eso no es así, ya que la ideología se constituye en un determinado nivel de trascendencia que está presente en cualquier tipo de mensaje: histórico, artístico, político,
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Burke, Peter, Visto y no visto, p 103 Ibíd., p 177 22 Aparici, Roberto, García Matilla, Agustín, Fernández Baena, Jenaro y Osuna, Sara , La imagen: Análisis y representación de la realidad. p 232 23 Ibíd., p 235 21
social, etc. Es por esto que la historiografía debe tener cuidado con las intencionalidades a la hora de la representación mental de la realidad y su traspaso a una imagen, es por esto que el historiador debe de tener conocimientos necesarios para saber apreciar imágenes cargadas ideológicamente con intencionalidades de tergiversar y manipular la realidad de aquellas imágenes mas “limpias” que definitivamente son trascendentales a la hora de realizar una investigación historiográfica.
Conclusiones Hemos realizado un pequeño repaso del cómo tanto la historiografía como la configuración mental de las imágenes supone una forma de representación de la realidad, haciendo un especial énfasis en las ventajas y desventajas de la utilización de las imágenes como fuente histórica, lo que genera que esta actúe como un factor clave a la hora de definir nuestra realidad. Viendo los pro y contras de lo mencionado es que concluimos que las escuelas historiográficas deben de mirar con mayor atención a la formación de historiadores que sean capaces de criticar una imagen, que sepa discernir que imagen, que vestigio ocular le es útil y cual no, ya que la imagen como representación de lo que nos rodea es clave, cumple una misión trascendental que lamentablemente durante siglos fue dejada de lado, el estudio de las imágenes por parte de los historiadores fue durante años dejada de lado, pero ahora debemos ser enfáticos en sacar provecho de las imágenes para así conocer de mejor manera el pasado para así, poder entender nuestro caótico presente.
Bibliografía
Aparici, Roberto, García Matilla, Agustín, Fernández Baena, Jenaro y Osuna, Sara, La imagen: Análisis y representación de la realidad. Gedisa, Barcelona, 2006.
Burke, Peter, La revolución historiográfica francesa, la escuela de los Annales 19 291989. Gedisa, Barcelona, 1999.
Burke, Peter, Visto y no visto, el uso de la imagen como documento histórico. Cultura libre, Barcelona, 2005.
Collingwood, Robin, Idea de la Historia, Fondo de Cultura Económica, México, 1952.
De Certeau, Michel, La escritura de la historia. Universidad Iberoamericana ITESO, Ciudad de México, 1993.
Jelin, Elizabeth, Los trabajos de la memoria. Editorial Siglo XXI, Madrid, 2002
Le Goff, Jacques, Pensar la Historia. Modernidad, Presente, Progreso, Barcelona, 1991.
Nichols, Bill, La representación de la realidad. Paidós ibérica, Barcelona, 1997.