TÉCNICAS NARRATIVAS EN PSICOTERAPIA
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P ROYECTO EDITORIAL P SICOLOGÍA CLÍNICA
Serie: GUÍAS T ÉCNICAS
Directores: Manuel Muñoz López Carmelo Vázquez Valverde
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TÉCNICAS NARRATIVAS EN PSICOTERAPIA JESÚS GARCÍA-MARTÍNEZ
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Consulte nuestra página web: www.sintesis.com En ella encontrará el catálogo completo y comentado
Idea de cubierta: José Luis Albués
© Jesús J esús García-Martínez © EDITORIAL SÍNTESIS, S. A. Vallehermoso, 34. 28015 Madrid Teléfono: 91 593 20 98 http://www.sintesis.com ISBN: ISBN: 978-84-995870-6-6 978-84-995870-6- 6 Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente, por cualquier sistema de recuperación y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Síntesis, S. A.
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Índice Índice
Prólogo
Capítulo 1. El marco marco de las narrativas en psicoterapia 1.1. El concepto de narrati narrativa va 1.1.1.. Características de las narrativa s 1.1.1 1.1.2.. Estructura de las narrativas 1.1.2 1.1.3.. Narrativas y comunicación 1.1.3 1.2. Pensamiento Pensamiento paradigmático y pensamiento narrativo na rrativo 1.3. Bases psicológicas psicológicas de las narrativas 1.3.1.. Bases evolutivas y neuro fisi 1.3.1 fisiológicas ológicas del desarrollo narrativo 1.3.2. La socialización socialización y el desarrollo del yo a través de las narrativas 1.3.3. Memoria autob autobiográfica iográfica y narr narrativas ativas 1.3.4. Intencionalidad y motivación en las narrativas narrativas 1.4. Narrativas y psicoterapia 1.4.1. El const constructivismo ructivismo 1.4.2. Otros planteamientos sobre el uso de la narrativa en psicoterapia 1.5. Narrativas y psicopatología 1.6. Una revisión de los enfoques sobre narrativas Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 2. Las historias de vida en la práctica clínica 2.1. ¿Qué es una historia de vida? 2.1.1. La entrevista en profundidad 2.1.2. Los recuerdos en la historia de vida 7
2.1.3. Las historias de vida vi da en psicoterapia psicoterapia 2.2. Estructura y aplicación de una historia de vida 2.3. Utilidad clínica de las historias de vida Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 3. Otras formas de trabajar con la memoria 3.1. Una pequeña introducci ntroducción ón 3.2. Los recuerdos autodefi autodefini nidores dores 3.3. Cómo encontrar recuerdos autodefinidores 3.4. Otras técnicas para generar recuerdos: el análisis del proyecto vital 3.5. Utilidad clínica de las técnicas de evocación de recuerdos Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 4. Estrategias de revisión de la trama narrativa 4.1. Recordatorio: no hay una identidad fija 4.2. Ampliar la temática: recabar información sobre la persona y el problema 4.3. Aumentar el conocimiento del problema 4.3.1. La documentación como forma de conocimiento del problema 4.3.2. Externalizar los problemas 4.4. La práctica de la externalización 4.5. Algunas consideraciones sobre el uso de la externalización Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 5. La búsqueda de excepciones 5.1. Recordatorio: historias como perspectivas 5.2. Buscando excepciones en la práctica terapéutica 8
5.3. Usos de las excepciones: la excepción deviene regla Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 6. Generando el sentido de autoría en las narrativas 6.1. La creación de autoría en la práctica clínica: cómo usar las conversaciones terapéuticas 6.2. El uso de la retórica en psicoterapia 6.3. El discurso terapéutico como texto social: narrativas visibles e invisibles Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 7. Estrategias cognitivo-narrativas 7.1. La estrategia general de la terapia cognitivo-narrativa 7.2. Las metáforas 7.3. Fases de la terapia cognitivo-narrativa 7.3.1. Recuerdo 7.3.2. Objetivación 7.3.3. Subjetivación emocional 7.3.4. Subjetivación cognitiva 7.3.5. Metaf Metaforización orización 7.3.6. Proyección 7.4. Otros modelos similares: autoobservación y moviolas Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 8. Técnicas dialógicas 8.1. Bases de la terapia dialógica 8.2. Valoraciones personales, motivación y afectividad 9
8.3. Fases de la terapia dialógica 8.3.1. Primera Pri mera auto-investigación auto-investigación 8.3.2. Reorganización del sistema de valoraciones 8.3.3. Segun Segunda da autoinvestigación 8.4. Usos clínicos y valoración general de la terapia dialógica Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 9. Otros modos de poner en marcha nuevas perspectivas 9.1. La reorganización de las narraciones: crear la posibilidad de nuevos finales 9.2. Un final de re-unión: integrar a la persona con sus seres queridos 9.3. El uso intencional de la audiencia como instrumento para el cambio 9.3.1. Ceremonias Ceremonias de definición definici ón 9.3.2. Aplicar las narrativas alternativas a la vida real 9.4. Archivos de problemas: legar a otros mis soluciones 9.5. El papel fijo: de la reelaboración de la audiencia a la concreción de la actividad 9.6. Historias de redención: un viaje desde la autosuficiencia al legado con estación intermedia en la vergüenza 9.7. Historias de fragmentación: el trabajo narrativo con experiencias traumáticas 9.8. Los rituales como elementos de cierre en la elaboración narrativa Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Capítulo 10. La utilidad de la producción de escritos 10.1. Fundamentos de la utilidad de la producción de escritos 10.2. Cartas, certi certifi ficados, cados, acredi acreditaci taciones ones y su poder terapéuti terapéutico co 10.2.1. Cartas 10.2.2. Certificaciones 10.3. El uso de diarios y otros documentos personales en terapia 10.4. La expresión de las emociones: el enfoque de Pennebaker sobre la producción de documentos escrit escritos os 10
10.5. El uso de películas en psicoterapia Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Anexo I. Epílogo: una mirada global a las estrategias narrativas 1. 1. Un pequeño esbozo de conclusiones sobre las estrategias narrativas en psicoterapi psi coterapiaa 1.2. Algunas sugerencias para terapeutas que quieran utilizar técnicas narrativas Cuadro-resumen Preguntas de autoevaluación
Claves de corrección de los ejercicios de autoevaluación
Bibliografía
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Prólogo
El libro que el lector (o la lectora) tiene entre sus manos intenta ser una herramienta formativa para quien quiera hacer uso de técnicas narrativas en su práctica terapéutica o simplemente desee saber más sobre la orientación narrativa en psicología. La naturaleza de la terapia basada en narrativas se podría resumir en dos frases que son especialmente significativas. La primera es un verso de Leonard Cohen de su canción “A thousand kisses deep”, recogida en el álbum Ten New Songs del año 2001: “Vives tu vida como si fuera real”. La vida es un como si; damos por supuesto que nuestra vida es como es, pero siempre siempre podríamos replantearla replantearla de otra manera. Hay infini nfinitas tas variaci variaciones ones interpretativas para los mismos hechos, pero adoptamos como cierta sólo una, la que estamos viviendo en cada momento. La segunda frase es de Karl Marx: “Los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado”. Es decir, en el fondo, cada persona puede reescribir su historia como desee. Siempre estará influida por su pasado, por los hechos que ha vivido, pero tendrá la capacidad de reorientarse en la dirección que quiera. Las terapias de orientación narrativa intentan precisamente precisamente proporcionar proporcionar a las personas afectadas por problemas problemas herramientas herramientas para poder reescribir reescribir su historia historia en sus propios propios términos. En este libro se va a hablar más de terapias de orientación narrativa que de terapia narrativa. Y es que no son lo mismo, la segunda es sólo un tipo concreto de estas terapias. El concepto de narrativa ha influido en muchas orientaciones específicas de psicoterapi psicoterapiaa y la etiqueta etiqueta de “terapia “terapia narrativa” narrativa” (a secas) se suele suele apli aplicar en excl exclusi usiva va al modelo terapéutico desarrollado por Michael White y David Epston en Australia y Nueva Zelanda, que será uno de los muchos de los que se ocupe este volumen. El capítulo 1 1 está dedicado a una revisión del concepto de narrativa y sus implicaciones en psicología, a la investigación realizada sobre las bases del pensamiento narrativo humano y a enmarcar las terapias de orientación narrativa en el contexto general de las psicoterapias. Los capítulos 2 2 y 3 están dedicados a profundizar en técnicas específicas de trabajo con los recuerdos que utilizamos para definir nuestra identidad: historias de vida y recuerdos autodefinidores. Se trata de modelos que pretenden salvar el puente entre la investig investigación ación y la psicoterapia psicoterapia narrati narra tiva. va. Los capítulos 4, 5 y 6 son una descripción de las técnicas más usuales en la terapia narrativa que sigue los planteamientos de Michael White; es decir, externalización del problema como algo independiente de la persona, búsqueda de excepciones o recuerdos alternativos y 12
fomento de la autoría o gestión personal de la historia. El capítulo 7 7 profundiza en la estrategia terapéutica propuesta por Óscar G. Gonçalves, denominada terapia cognitivonarrativa, que se centra en el concepto de metáfora. A su vez, el capítulo 8 8 detalla el procedimient procedimientoo de la terapia terapia dial dialóg ógiica de Hubert J. M. Hermans, que considera considera la identidad como un conjunto de “yoes” que interactúan entre sí. En el capítulo 9 se exponen un conjunto de técnicas útiles que tienen en común la búsqueda de nuevos significados para la persona. Son técnicas muy variopintas que proceden de muy diversas orientaciones teóricas y que van desde los procedimientos de búsqueda de audiencias a la terapia de rol fijo. El capítulo 10 se 10 se dedica a exponer distintos usos de los textos escritos en las psicoterapias de orientación narrativa e incluye tanto el procedimiento de escritura emocional de James W. Pennebaker como la redacción de cartas y la elaboración de documentos o certificados, siguiendo tanto los criterios de M. White como los de otros autores. Por último, en el epílogo se resumen los conceptos más importantes y se hacen una serie de recomendaciones para terapeutas. En general, a lo largo del libro se realiza un importante esfuerzo para destacar los aspectos comunes que tienen todas las orientaciones terapéuticas centradas en narrativas. Al principio de los capítulos se van a intercalar en el texto una serie de citas literarias o culturales, de las que se hará algún comentario. En las terapias de orientación narrativa es básico el trabajo con significados y esas citas son una forma de condensar todo o parte de lo que se desarrolla en el capítulo, así que su uso supone una aplicación práctica de las muchas técnicas narrativas. Todas las citas aparecen en castellano, pero la traducción de las obras en catalán es propia, así que si hay algún error, debe imputarse al autor de este libro. En cuanto al lenguaje, es necesario reconocer que, en gran medida, genera la realidad. Así que su uso debe ser cuidadoso. Es necesario evitar los sesgos de género, pero en el caso de las leng enguas uas románicas románicas eso es prácticamente prácticamente imposibl mposible, e, ya que la concordancia de género es uno de los requisitos de la lengua escrita y, por otro lado, la búsqueda de términos términos neutros puede hacer del leng enguaje uaje algo algo muy farragoso farragoso y artifi artificial cial.. Por eso, sólo recuerdo en ocasiones de forma explícita (como al inicio del prólogo) que las mujeres también deben hacerse visibles. En todo caso, el texto se acoge como princi principi pioo a un uso no sexista sexista del lenguaje lenguaje y considera considera neutros los marcadores masculinos. masculinos. También se intercambia el uso de persona o cliente para referirse a aquel o aquella que demanda servicios terapéuticos. La consideración de paciente implica referirse a esta persona como algui alguien en sin sin capacidad de juicio juicio o de gesti gestión ón y desde lueg uegoo no es ese el papel que tiene tiene en las terapias de orientació orientaciónn narrativa, sino que se le ve como un experto experto en su propia vida e historia de vida y como alguien con una capacidad total de decisión. El empleo no obstante del término cliente, si bien es más adecuado, puede ser problemáti problemático, co, pues la relación relación de ayuda que supone la psicoterapi psicoterapiaa no sólo sólo es mercantil mercantil (aunque también lo es), que es lo que implica necesariamente dicho término. En muchos capítulos hay ejemplos del uso de las técnicas, que están extraídos de los casos de personas con las que he trabajado. Eso sí, sus nombres (siempre se utilizan nombres godos muy poco comunes), así como otros detalles del caso han sido 13
cambiados para preservar el anonimato. En ocasiones, el caso ha sido retocado respecto a lo que pasó en consulta para mejorar su potencial didáctico. Cuando se incluyen transcripciones de intervenciones terapéuticas, la letra J representa siempre al terapeuta (Jesús) y la otra inicial es la del nombre godo que identifica a la persona que consulta. Dado que fundamentalmente hago terapia individual, todos los ejemplos corresponden a este formato terapéutico. terapéutico. Quisiera agradecer a todas las personas cuyos casos utilizo en este libro las enseñanzas que me aportaron como terapeuta y como persona. Igualmente agradezco a Adelina su apoyo y comprensión ante el tiempo dedicado a la redacción de este libro (entre otras muchas cosas), así como la revisión de los borradores en busca de errores ortográficos, sintácticos y de estilo. Por último, agradezco a Rafael Guerrero y a M.ª Carmen Orellana sus sugerencias para mejorar algunos aspectos técnicos de la obra.
A Adelina, por la historia histori a que estamos construyendo en colaboración desde hace veinte años; y por sus cuentos de Rusia.
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1 El marco marco de de las narrativ narrativas as en en psicoterapia
1.1. El concep conce pto de narrativa arrativa Dice Mario Simmel que “una historia no es sólo verdad cuando se narra cómo ha sucedido, sino también cuando relata cómo hubiera podido acontecer”. Esta es, posibl posiblemente, emente, la mayor enseñanza de las terapias terapias narrativas, narrativas, proporcionar proporcionar alternati alternativas vas a los clientes, abrir nuevos cursos de acción en la realidad con lo que hubiera podido ser, con lo que puede ser. Pero claro, para trabajar con narrativas, hay que saber qué es una narrativa. En general, suele ser adecuado empezar un libro técnico o científico presentando las definici definiciones ones de los conceptos con los que se va a trabajar, trabajar, pero creemos que aquí procede hacer algo distinto. Vamos a presentar dos pequeños relatos. Uno: El jefe del despacho le ha dicho “imbécil” por haber perdido un expediente importante. La mujer, en casa, le ha dicho “Pere, te dejo”. Se emborracha y lo detienen por conducción imprudente. En el calabozo de la comisaría, se cuelga de una viga. Los papeles dicen que estaba loco. Isabel-Clara Simó (1995). “13 contes mínims”, incluido en el volumen Perfils Cruels (p. 146). Barcelona: Edicions 62. Dos: Lo he intentando todo, pero siempre fracaso. A pesar de que tengo estudios universitarios nunca he conseguido un empleo estable, ni relacionado con lo 15
que estudié. Tengo 30 años y sigo viviendo en casa de mis padres y dependiendo económicamente de ellos. Tampoco he tenido éxito con las chicas, más allá de escarceos de una noche, y cada vez es peor, porque hace falta dinero para salir y yo no tengo. Además tampoco sé cómo hacer que se fijen en mí, es como si fuera transparente. Mis padres no paran de presionarme presionarme para que busque trabajo, pero no es e s que no lo busque, es que no lo encuentro y lo que se encuentra, lo único que sirve es para hacer más patente que he fracasado. Quizá Quizá no debería haber estudiado, estudiado, quizá quizá hubiera hubiera tenido que ser alguien más insolente, pero no lo soy. Me hundo en el sofá a mirar la tele, pero eso lo único que hace es empeorar la situación. Descripción de sus problemas por parte de Afrila, un cliente en consulta. Se trata de dos historias similares; la primera es supuestamente una ficción, la segunda hace referencia a la experiencia directa de su protagonista. Con independencia de su naturaleza, inventada o no, las dos tienen aproximadamente la misma temática y las dos enganchan, nos hacen identificarnos con las tribulaciones, las emociones y la visión del mundo de sus protagonistas. Ambas historias son ejemplos de narrativas. La idea de narrativa es el eje central de este volumen. Como el significado básico de qué es una narrativa ya ha debido de ser captado por el lector o la lectora, se puede pasar a definirla, si bien dar una definición exacta es difícil, por lo que muchas veces hay que indicar lo que no es. Todo el mundo cuenta historias, pero no todo lo que las personas contamos es una historia. Los relatos o historias se suelen denominar técnicamente narrativas. La idea de la narrativa tiene su origen en el mundo de la literatura y las narrativas son ante todo un género literario que agrupa al cuento y a la novela, entre otras expresiones, y que está definido por presentar secuencias de hechos que transcurren a lo largo de una sucesión temporal y que están causalmente ligados entre ellos.
1.1.1. Características de las narrativas Una narrativa es un relato, pero no todos los relatos son narrativas. Las narraciones no son exposiciones, es decir, explicaciones directas y sencillas de hechos. Exposiciones son, por ejemplo, ejemplo, la temida temida lista lista de los reyes godos, una obra o disertaci disertación ón científi científica ca o un artículo de una enciclopedia. Lo que define a las exposiciones es que sus contenidos tratan de ser definiciones, concretan lo que las cosas son en sí mismas, con independencia de los contextos en que se puedan incluir. En principio, las exposiciones no son intencionales, son no pragmáticas, se supone que el que expone no tiene una intención o propósito, describe las cosas como son. Las exposiciones dan información de 16
tipo semántico, pero no contextual. Por ejemplo: “¿Qué es una botella?”. Todo el mundo estaría de acuerdo en que puede ser una vasija con el cuello estrecho, que puede estar hecha con diversos materiales y que sirve para contener líquidos. Pero esto no cuenta la historia de una botella, de esta botella. Esta botella puede ser el recuerdo que queda del padre, de una celebración, celebración, de la profesión profesión a la que se dedica dedica esta persona. Esta botella está contextualizada, como todas las narraciones lo están y por eso sus contenidos sólo pueden ser entendidos dentro de un contexto concreto. Tampoco son narrativas muchas obras poéticas que se centran en la descripción emocional o física de un asunto, pero que no generan una sucesión de hechos al respecto. En este sentido, no es necesario comprender el contexto para disfrutar de la poesía, si bien bien algunas algunas composici composiciones ones poéticas poéticas sí son narrativas. narrativas. Asimi Asimismo smo se puede decir que algunas composiciones en prosa como por ejemplo, La tarde de un escritor escri tor , de Peter Handke, en la que únicamente se describen elementos externos y ambientales sin entrar en la descripción de intenciones, tampoco son narrativas. La narrativa pertenece en la lingüística al dominio de la pragmática, al estudio de cómo el contexto influye en el significado, y en psicología cognitiva al dominio de la memoria episódica. Desde el punto de vista de la psicología de la personalidad, las narrativas constituyen elementos identitarios, pertenecen a un sujeto concreto y sólo ese sujeto puede contar tales hechos de determinada manera; son selecciones de hechos de la vida de esa persona que sirven para generar una interpretación interesada de los sucesos que relata. En ese sentido, las narrativas componen el sentido de la vida de la persona. Las exposiciones, sin embargo, no son pragmáticas lingüísticamente, pues sus contenidos corresponden a la memoria semántica y son impersonales; de hecho no reflejan nada de la personalidad de quien las realiza. Las narrativas pueden ser tanto relatos orales como textos escritos. Lo importante es que cumplan las características de contextualidad e intencionalidad, es decir, que den cuenta de la perspectiva y el propósito de quien las genera y de las circunstancias en que se escriben. Esta característica perspectivista es un componente esencial para el trabajo terapéutico con las narrativas. Todos hemos disfrutado de buenas historias en el cine o en la literatura. A veces no importa lo extraño que pueda ser el contenido que se cuenta en ellas, pero películas como de Emir Kusturica, o novelas como las Ojos Negros de Nikita Mijalkov o Underground de del ciclo Heliconia Heliconi a de Brian Aldiss, enganchan a quienes las ven o leen a pesar de lo impostado, bizarro o improbable de sus contenidos. Se disfruta de esas historias porque están construidas, es decir, contadas, de tal manera que se vuelven verosímiles e interesantes. Si bien es cierto que hay escritores, cineastas y multitud de artistas que son capaces de construir muy buenas historias, la capacidad humana para organizar relatos verosímiles es universal y se extiende a través de todos los ámbitos de la vida: un abogado puede ganar un juicio gracias a su forma de presentar los hechos que afectan a su cliente; una agente de bolsa puede ser contratada por el modo en que describe su carrera profesional; una ciudadana que busca una ayuda pública puede acceder más rápidamente a esta porque el relato de los sucesos que le afectan le resulta impactante a 17
la trabajadora social que la atiende; un chico puede seducir a una chica por su don de palabra; palabra; una candidata candidata a las elecciones elecciones puede consegui conseguirr ser eleg elegiida por su capacidad capacidad de convicción u oratoria, más que por los contenidos del programa que defienda, etc. Las buenas historias no sólo son verosímiles, son además seductoras. Cautivan a la audiencia y hacen que esta se identifique con las emociones que experimenta el protagoni protagonista. sta. Por tanto, contar historias historias es algo algo que lig liga a unos seres humanos con otros, sirve como un mecanismo de ordenación de las relaciones y como vehículo de transporte de significados socialmente relevantes (el poder, la justicia, la maternidad, lo bueno y lo malo, etc.), significados que se convierten en formas concretas de entender el mundo. Esta capacidad de identificarse con y de identificar emociones en los protagonistas de las narrativas es lo que las hace viables, interesantes, seductoras, etc. La narrativa presenta una gran similitud con la vida tal y como es, y muchas veces tal y como nos gustaría que fuera. Todas las culturas han generado historias, desde la epopeya sumeria de Gilgamesh, uno de los relatos más antiguos que existen, hasta la actualidad. Es posible incluso que las pinturas pinturas paleol paleolíti íticas cas de Altamira tamira o Lascaux o las supuestas ofrendas encontradas en yacimientos aún más antiguos como el de Atapuerca tuvieran un significado simbólico para sus autores; quizá quizá fueran parte de una histori historiaa que les servía para entender su mundo y, por consiguiente, serían también narrativas o elementos de las mismas. Obviamente, también hay que incluir entre las narrativas los relatos orales de todas las culturas que se han desarrollado a lo largo de la historia. Estas historias culturales han servido para crear cohesión social en torno a una serie de valores o creencias y eso se ha logrado gracias a la identificación de la audiencia con las emociones verosímiles transmitidas en el relato. Eso sigue pasando aún hoy cuando, por ejemplo, ejemplo, legio egiones nes de adolescentes adolescentes se están eng enganchando anchando al modo de entender las relaciones y el mundo que se transmite en la saga literario-cinematográfica Crepúsculo; en la actualidad todos seguimos identificándonos en mayor o menor medida con valores o visiones del mundo que emanan de distintos grupos sociales, sean religiones, facciones ideológicas, posiciones filosóficas, pandillas de barrio o tribus urbanas.
1.1.2. Estructura de las narrativas Las narrativas tienen una estructura secuencial que es la clave para organizar los hechos entre sí. Existen diversas propuestas acerca de dicha estructura, las cuales en el fondo se parecen bastante unas a otras. Para Gergen (1994), por ejemplo, los elementos básicos de toda narración son los siguientes: a) Establecer un punto final apreciado, una meta que se considere valiosa, positi positiva va o neg negati ativamente, vamente, y que permita permita aisl aislar ar un subconjunto de hechos del 18
conjunto general de acontecimientos de la vida que por sí mismos no tienen un valor intrínseco. b) Seleccionar Seleccionar los acontecimi acontecimientos entos relevantes relevantes para el punto final, final, es decir decir referirse a los hechos que se relacionan con el alcance de la meta planteada. c) Ordenar los elementos, lo que suele hacerse de forma temporal o histórica, aunque no necesariamente, ya que se pueden adoptar criterios de relevancia o valor. d) Mostrar la estabilidad de la identidad de los personajes, ya que se valora la permanencia permanencia de la misma. misma. Los cambios cambios de identidad dentidad no son usuales usuales en los los relatos bien construidos y, cuando se dan, se usan como forma de explicar la pretendida pretendida verdadera naturaleza de las cosas. e) Establecer vínculos causales. Los relatos bien de– sarrollados utilizan implicaciones causales entre hechos aunque los tipos de causas son muy variables. f) Disponer en el relato signos de demarcación o señales que indican el princi principi pioo y el final de una historia. historia. Por otra parte, según Burke (1945), la estructura de las narrativas comprende cinco elementos: escenario, agente, acción, instrumento y meta. Quizá, no obstante, la propuesta más extendida acerca de la organización de las narrativas es la de Labov (1972) que comprende: a) La contextualización. Lo que se relata sucede en un contexto determinado y podría no ocurrir en otro. O dicho de otra manera: si mi vida vi da no fuera tan desgraciada, yo no sería un depresivo. b) El propósito propósito o efecto, aquello de lo que el hablante quiere convencer a la audiencia: Soy muy desgraciado. Suspendo, me rompo un brazo al salir a la calle, no ligo ni pagando y tengo granos en la cara. c) La acción acci ón o secuencia de sucesos llevada a cabo: a pesar de todos mis esfuerzos…, siempre, después de, en tercer lugar…, lo último que me ha pasado ha sido… si do… d) La evaluación o apreciación de la bondad-maldad o aceptabilidadinaceptabilidad de los hechos relatados: yo no puedo seguir segui r así, pero pero creo que soy incapaz i ncapaz de evitarlo evi tarlo. e) La resoluci resolución ón o resultado que se sigue de todo lo narrado: me tiro al tren. f) La coda o moraleja. No siempre está presente en las historias, pero es una especie de síntesis de lo que se quiere comunicar: yo, el mundo, el futuro futuro son una auténtica (es decir, la tríada depresiva). Acción, evaluación y resolución constituyen el tema del que se habla, la esencia de la comunicación del hablante: la desgraciada vida de Don Nadie. A medida que una 19
narración se va expandiendo, el tema se vuelve redundante, se sigue insistiendo en él. Desde el punto de vista lingüístico, cuando un tema es redundante a lo largo de distintas partes de un mismo mismo relato se le denomina denomina rema. Una buena historia, desde el punto de vista de lo canónico o lo habitual, es aquella que no presenta contradicciones entre los distintos elementos que la conforman; es decir, un relato en el que el personaje hace lo que debe hacer en el contexto en que debe hacerlo y de la manera en que debe hacerlo. Dicho de otro modo, una buena historia es una historia insulsa. Las interesantes son aquellas historias en las que las irregularidades se terminan transformando en detalles verosímiles a medida que se desarrolla el relato. En resumen, podemos definir la narrativa como una historia ordenada temporalmente de manera secuencial y perteneciente al pasado. Es decir, es un relato donde alguien (el agente) hace algo (la acción) con un determinado propósito, utilizando para ell ello ciertos ciertos medios medios (el instrumento), y toda la histori historiaa se desarroll desarrolla en cierto cierto contexto (el escenario). Las narrativas son, por tanto, activas e intencionales. Además, dado que el relato es histórico y secuencial, tiene un comienzo y suele tener un final. La intencionalidad de las narrativas es una pieza clave de su implicación con variables de tipo psicológico.
1.1.3. Narrativas y comunicación El acto de contar historias no es más que una forma de concretar las posibilidades semióticas de transmitir significados, o lo que es lo mismo, de dar una visión personal del mundo o de algunas facetas de este. En este sentido, todo texto o relato es un acto comunicativo que expresa un significado de fondo. Dicho significado se extrae de la experiencia vital del autor, experiencia que se representa en una matriz ideológica o conjunto de significados básicos acerca del mundo, que se convierten y concretan en el discurso del autor. El discurso es el conjunto de significados básicos a los que se quiere hacer referencia (esta acepción no se corresponde exactamente con lo que la Real Academia Española define como discurso, pero sí es psicológicamente válida). Cualquier narrativa producida por un autor estará en consonancia con los significados básicos que sostenga esa persona, es decir, con su discurso, especialmente cuando los textos producidos producidos son autobiográfi autobiográficos cos o autorreferencial autorreferenciales, es, de lo que se deduce que los actos de comunicación narrativa ponen de manifiesto la subjetividad de la persona que los lleva a cabo, su forma de ver el mundo y con ello su identidad, transformándose de este modo en herramientas poderosísimas para el análisis psicológico. Desde la perspectiva del contenido se considera que los posibles géneros literarios o tipos de relatos están culturalmente limitados, de manera que las clasificaciones concretas que se conocen son las que representan los contenidos típicos de la cultura occidental de base grecorromana, cristi cristiana, ana, racionali racionalista sta y liberal. beral. En general, eneral, se suele suele admiti admitirr una clasificación que sólo contempla cuatro grandes clases de relatos (Frye, 1957): sátiras o 20
dramas, tragedias, comedias y romances o novelas, incluida la épica. Esta clasificación está basada en el tono narrativo, es decir, en las inflexiones que se producen en el tono vital de la historia. Si una historia empieza con un desafío pero concluye bien, se trata de una comedia. En este tipo de relato el tono vital suele mantenerse muy alto. Los romances y novelas también implican una serie de episodios conflictivos, al final de los cuales el héroe vence. En este caso, son varias las inflexiones que se producen, pero la tendencia general es la de una aceleración hacia lo positivo. Cuando el relato empieza bien pero acaba mal, es una tragedia. Cuando el tono es negativo a lo largo de toda la historia, se asiste a la sátira. Algunos autores (Gergen, 2006) consideran que no tiene sentido limitar el tipo de relatos, ya que estos son virtualmente infinitos y que la única clasificación posible es la de historias progresivas (cuyo tono vital tiende a incrementarse), regresivas (con un tono que disminuye) y estables. Sea cual sea la clasificación propuesta, el tono vital del relato se considera una característica esencial del mismo (McAdams, 1993). Cuando una persona genera una narrativa el discurso se transforma en texto, en una expresión comunicativa concreta. Esto ocurre cuando el autor o autora se enfrenta a un pretexto pretexto (léase (léase pre-texto pre-texto), es decir, a una situación concreta que antecede y evoca la necesidad de crear un relato. Las expresiones comunicativas (los textos o narrativas) no tienen por qué ser sólo formas literarias, ni siquiera formas lingüísticas codificadas; cualquier acto humano codificado o no, como los gestos, diversos indicadores parali paraling ngüísti üísticos, cos, la forma de vestir vestir, adquiri adquirirr determinados determinados bienes, bienes, la propia propia conducta manifiesta, la ausencia de conducta, etc., puede constituir un acto comunicativo y por tanto puede ser un texto (Villegas, 1992). La naturaleza del mensaje inserto en el texto no se puede descodificar de forma adecuada sin considerar a su audiencia (Eco, 1990). El significado profundo del mensaje se negocia a lo largo de las interacciones emisorreceptor, en las que cada uno de los papeles es adoptado sucesivamente por ambas partes. Naturalmente, Naturalmente, audienci audienciaa y autoría pueden coinci coincidi dirr, ya que a veces las narrativas narrativas van dirigidas a nosotros mismos De manera que cualquier narrativa tiene dos significados, uno superficial que representa su contenido informativo literal, y otro profundo o crítico, que se relaciona con la matriz de significados del emisor y con el contexto pragmático en que el mensaje se ha producido (Eco, 1990). El primero de estos significados, remite a lo que se ha dicho; el segundo, a lo que se ha querido decir. Ese significado profundo es el tema de la narrativa. Otra cuestión es si el significado profundo es preexistente a la elaboración de la narrativa; en todo caso lo que preexiste es la intención del hablante, pero no el significado en sí. La narrativa intenta contextualizar el estudio del lenguaje, de modo que más que estudiar este, estudia las producciones que se hacen con el mismo, es decir, relatos y textos. En el caso de un relato, se trata de entender los significados dentro de un contexto relacional y temporal, viendo las implicaciones personales, connotativas y secuenciales de los mismos. No se trabaja con significados o conceptos aislados ni con las relaciones semánticas directas entre ellos. El concepto de narrativa aproxima la psicología a la 21
literatura, como metáfora, y a la crítica literaria, como método. Si lo que se debe estudiar son textos, es decir, producciones más o menos complejas del lenguaje y no el lenguaje en sí mismo, el interés no sólo será semántico (cuál es el significado del texto), semiótico (cuál es la relación entre el significado y su significante), o hermenéutico (cuál es el significado real del texto y cómo se puede codificar), sino también pragmático (cuál es el texto texto que resulta resulta más adecuado o más impactante).
1.2. Pensamiento paradigmático y pensamiento narrativo El aspecto pragmático o no pragmático del lenguaje es esencial para entender las bases psicol psicológ ógiicas de la investig investigación ación narrativa. narrativa. La pragmáti pragmática ca es la parte de la ling ingüística üística que estudia el modo en que el contexto influye en la interpretación del significado. El contexto debe entenderse de forma situacional, ya que en la interpretación puede influir cualquier aspecto extralingüístico, la situación comunicativa, conocimientos compartidos por los hablantes, los grupos sociales de referencia, las relaciones interpersonales, etc. Por ejemplo, todos hemos asistido a la ruptura sentimental de algún conocido o conocida, incluso a la nuestra. Entonces, ¿qué es lo que hace que las características de la persona con la que se rompe, que en un principio eran deseables y atractivas, se vuelvan negativas, si la persona con la que se rompe sigue siendo esencialmente la misma? En este caso, el tipo de relación y la situación de conflicto determinan el uso concreto del lenguaje. Otro ejemplo, las cosas varían mucho si la conducta de un niño más o menos impulsivo se describe como un problema del propio niño o como algo relacionado con la dinámica familiar. ¿Qué es lo que hace que se ponga énfasis en una perspectiva u otra? Es la temática de la comunicación la que hará variar el significado: no es lo mismo centrarse en dinámicas relacionales que en características o déficits de personas. Todo depende, por tanto, de la manera de presentar la información en función de un contexto u otro o incluso en ausencia de contexto alguno. Bruner (1986) distinguió entre un pensamiento narrativo (lingüísticamente pragmáti pragmático) co) y un pensamiento pensamiento paradig paradigmático (li (ling ngüísti üísticamente camente no pragmático pragmático). ). Son dos formas complementarias de organizar la información. El modo paradigmático se corresponde con el pensamiento científico y racional, está regido en términos de causas y efectos y sus elementos son los hechos, datos corroborados extraídos de la experiencia. A través del pensamiento paradigmático se intenta obtener una explicación simple y objetiva para una serie de hechos, reduciendo cada vez más la ambigüedad y la duda. Se supone que las distintas explicaciones para distintos hechos son compatibles entre sí y que para cada conjunto de hechos sólo una de las explicaciones es verdadera. El pensamiento paradigmático cumple las siguientes condiciones: a) Es veraz. 22
b) Es fáctico. c) Está descontextualizado. Es decir, el conocimiento paradigmático se corresponde con un conocimiento sobre hechos estudiados en función de sí mismos. Su forma literaria sería el informe, no la narrativa. El modo narrativo, sin embargo, da sentido a la experiencia a través de las historias elaboradas sobre ella. Está centrado en estudiar las intenciones y deseos humanos, así como las acciones que se desarrollan para conseguirlos. Las tres condiciones del pensamiento pensamiento narrativo son: a) Verosimilitud. b) Signi Signifi ficación cación.. c) Contextualidad. En el modo narrativo, lo importante es convencer a la audiencia de la correspondencia entre la trama contada y la vida real. Los datos aportados se interpretan no en función de lo que son, sino del significado que se les otorga dentro de la historia, es decir, dentro del contexto en que han sido contados. Las historias son subjetivas y su valoración debe tener en cuenta la subjetividad de su autor. A diferencia de las teorías paradig paradigmáticas máticas que intentan demostrar la inadecuación nadecuación de otras alternati alternativas, vas, el pensamiento pensamiento narrativo narrativo intenta abrir abrir nuevas posibi posibillidades; es decir decir, mientras mientras que el pensamiento pensamiento paradig paradigmático mático busca deli delimitar, mitar, el narrativo busca expandi expandir. r. Por P or otro lado, la lógica del pensamiento narrativo es aumentar la coherencia interna del relato, no encontrar un dato que pueda ser empíricamente contrastado. El sistema de pensamiento paradigmático tiene un único componente: lo que podría llamarse el escenario de los hechos o de los datos. Lo único que hay son datos y vínculos entre ellos. La realidad está compuesta por lo que ocurrió verdaderamente en ella y entre cada uno de los acontecimientos hay enlaces causales o circunstanciales. Si los enlaces son causales, unos acontecimientos se derivan de otros; si son circunstanciales, no. Lo fundamental aquí es que la perspectiva de los actores sobre los hechos es casi irrelevante, los hechos son lo que son. Pero en el modo de pensamiento narrativo se dispone de dos escenarios o secuencias de acontecimientos. Uno es el escenario de la acción y otro el escenario de la conciencia (Bruner, 1986). El primero está constituido por los personajes, situaciones y objetivos, se trata de aquello que podría ser detectado por un observador externo, lo que puede ser deducido deducido de la actuación actuación de los personajes o del escrutini escrutinioo del contexto. contexto. El segundo escenario es el del pensamiento, lo que los personajes sienten, piensan o creen, algo que sólo puede ser conocido danto información desde dentro, desde la subjetividad de los protagonistas. Estos dos componentes están presentes en muchos modelos de 23
terapia narrativa con distintos nombres: escenario de la acción y de la identidad (Payne, 2000; White, 2007), perspectiva del otro y perspectiva del yo (Guidano, 1991), objetivación y subjetivación (Gonçalves, 2002). Entre lo interno y lo externo se da en cualquier relato una condición en la que los personajes se entrampan o confunden según sus intenciones, una confusión que genera gran parte del interés de la narración. De algún modo su subjetividad no encaja en la objetividad del relato y la trama del relato se encarga de resolverlo. Por ejemplo, un personaje no debería amar a otro porque pertenecen a condiciones distintas, pero desea amarlo ( Romeo y Julieta, de Shakespeare, Sólo un beso, de Ken Loach, Crepúsculo, de Stephenie Meyer); poco importa que las discrepancias sean familiares, étnicas, de género o de especie. En otros casos sucede que el héroe no debería usar el enfrentamiento abierto o la intervención para resolver los problemas, pero desea cambiar la situación o está cansando de intervenir en ella ( Europa Europa, de Lars Von Trier, Lisbon story, de Wim Wenders, Gran Torino, de Clint Eastwood, ¡Qué difícil es ser Dios! Di os!, de Arkadi y Boris Strugatski, Crimen y Castigo, de Fiodor Dostoievski). Sea cual sea la confusión, hay una discrepancia entre lo que los hechos y las normas sociales dicen y lo que los personajes desean. La trama se encarga de reconciliar ambos componentes, a veces de manera trágica, pero armonizando ambos escenarios. Los datos que aparecen en el escenario subjetivo serán de gran interés en el desarrollo de la terapia narrativa. La dicotomía entre pensamiento paradigmático y narrativo cala en muchos ámbitos psicol psicológ ógiicos. Está presente, por ejemplo, ejemplo, en las diferencias diferencias entre memoria semántica semántica y episódica y en los contrastes entre el pensamiento hipotético-deductivo y el pensamiento de tipo experiencial, interpersonal y emocional. En cualquier caso, ambos modos están presentes en el pensamiento pensamiento y regul regulan an diferentes diferentes aproxi aproximaciones a la obtención obtención de conocimiento y al tipo de acciones consideradas pertinentes. En general, el pensamiento científico adoptará un patrón paradigmático, mientras que el conocimiento relacionado con la intencionalidad ahondará en la senda de lo narrativo. La deriva de un extremo a otro pasa por multitud de puntos de mixtura y coexistencia. Por ejemplo, conocer las características básicas de una teoría psicológica es algo paradigmático, pero asumir que dicha teoría es viable o no tiene ya un componente narrativo. Utilizar la misma teoría para hacer proselitismo científico es algo completamente narrativo. En la historia de la humanidad la dicotomía entre la interpretación narrativa o paradig paradigmática mática de un mismo mismo suceso está siempre siempre presente, sirva sirva el ejemplo ejemplo de los acontecimientos referidos a la Guerra Civil española. Constatar de modo positivo (paradigmático) los distintos sucesos y condicionantes de la contienda es perfectamente posibl posible, e, pero la interpretación nterpretación de los mismos mismos tiene tiene un alto alto componente narrativo. narrativo. Se siguen contando múltiples historias sobre la historia de la Guerra Civil y cada una de ellas da un significado distinto a los mismos hechos. La diferencia básica entre ambos modos de organizar la información reside en que mientras el pensamiento paradigmático es de tipo artificioso y supone un esfuerzo 24
cognitivo a la hora de tratar la información, el narrativo es una forma natural y espontánea de organizarla. Toda explicación produce una historia, pero sólo las explicaciones de orden científico producen articulaciones paradigmáticas. El pensamiento de tipo paradigmático se pone en marcha cuando hay instrucciones o necesidad de realizar una verificación lógica; en otro caso, predomina el narrativo. Al parecer, este antecede a aquel, aquel, pudiéndosel pudiéndoselee considerar considerar un estadio estadio previo previo de la interpretación de datos, aunque en la mayoría de los casos, el paso a las consideraciones abstractas y paradigmáticas no tiene lugar (Trabasso y Van der Broek, 1985). Sin embargo, este razonamiento tiene el problema de que para interpretar los datos contenidos en una narrativa es necesario disponer de cierto conocimiento declarativo previo, previo, por lo que el solapami solapamiento ento entre e ntre ambas am bas formas f ormas de pensamiento es alg algo inevitabl nevitablee y no fácilmente comprensible. Este solapamiento permite hacer dos tipos de interpretaciones de los datos. La primera primera apoyaría la tesis de que existe existe un pensamiento pensamiento narrativo y afirmaría que los seres humanos organizamos primariamente los datos a través de historias (Baumeister y ewman, 1994; Bruner, 1986). La segunda defiende que puesto que siempre es necesario un cierto conocimiento declarativo y lógico para dar consistencia a una historia, no hay un verdadero pensamiento narrativo. Este no sería más que la expresión implícita y no consciente de los procesos paradigmáticos de conocimiento (Gerrig, 1994). Pero exista o no una verdadera diferencia entre ambos modos de pensamiento, la preeminenci preeminenciaa práctica de las narrativas en la vida social humana es indiscuti indiscutibl ble, e, pues casi todo lo que comunicamos son experiencias humanas de tipo interaccional y contextual y no discursos científicos. Lo que nos contamos unos a otros son básicamente experiencias personales, personales, justifi justificaciones caciones,, cotil cotilleos, devaneos y exp expllicaciones de sucesos; es decir, decir, historias, relatos, cuentos, en definitiva, narrativas.
1.3. Bases psicológicas de las narrativas 1.3.1. Bases evolutivas y neurofisiológicas del desarrollo narrativo Bruner (1990) señala la existencia de un impulso narrativo en los seres humanos, una tendencia que hace que los niños presten una gran atención a los elementos narrativos presentes en las prácticas prácticas preli preling ngüísti üísticas. cas. Dicha Dicha tendencia tendencia puede tener bases biol biológ ógicas icas y evolutivas, como se deduce de los estudios con primates, en los que estos logran leer la intencionalidad de las acciones de sus congéneres. Este impulso narrativo ha sido constatado en numerosas ocasiones. ocasiones. Los estudios sobre la teoría de la mente indican que en torno a los cinco años los niños y niñas pueden seguir los pensamientos de un personaje imaginario y, por tanto, 25
pueden entender las intenciones ntenciones de este. Es a partir partir de esa edad cuando pueden comprender las historias que se cuentan en los dibujos animados en las películas. Además, los seres humanos tendemos a humanizar casi cualquier cosa con la que nos encontramos; por ejemplo, entendemos que cuando dos sillas se mueven al inicio de una cabecera de un programa, las sillas están bailando o que se desplazan las luces de un anuncio cuando en realidad sólo se encienden de forma sucesiva. En definitiva, les atribuimos intenciones (O’Neill y Shultis, 2007). La verdadera unidad lingüística que se debe utilizar en los análisis de desarrollo del lenguaje es el discurso, es decir, la creación de significados, no las oraciones ni los morfemas. Las funciones lingüísticas de nivel menor se adquieren sólo porque son útiles para producir sig signifi nificados. cados. Algu gunos nos datos de tipo evoluti evolutivo vo demuestran que la adquisici adquisición ón del lenguaje sigue una pauta pro-discursiva. Entre ellos cabe destacar cuatro: a) Una vez consolidada la idea de referencia del objeto, los niños centran su interés lingüístico en la acción y la interacción humana a través de pautas verbales del tipo agente-acción, acción-objeto, agenteobjeto, etc. Igualmente, hay una gran sensibilidad a las metas o propósitos de los hablantes. b) Los niños niños pequeños centran su atención atención en las rupturas de lo canónico, canónico, en lo inusual. c) La mayoría de las gramáticas naturales comienzan a adquirirse a través de secuencias lineales (ordenadas) del tipo sujeto-verbo-objeto. Después se adquiere el uso de los marcadores temporales (adverbios) y sólo en último término el de partículas causales. d) La perspectiva del narrador está presente desde un principio a través de expresiones afectivas no verbales, como el llanto o la gesticulación, el nivel de entonación y elementos prosódicos del habla. Es necesario mencionar aquí la relación íntima que parece haber entre primeros significados, voz del narrador y emociones, lo que lleva a considerar la emoción como uno de los elementos primario primarioss de organización organización del discurso discurso personal. La psicología evolutiva ha comprobado que el desarrollo del pensamiento narrativo corre parejo al desarrollo en general. Son las primeras interacciones entre el niño y su cuidador las que asientan la posibilidad de relatar una historia. A través de las mismas se aprende que el otro puede compartir un estado psicológico con nosotros y se establecen los rudimentos de la toma de posición dentro de la conversación. Igualmente el niño aprende que puede entender cualquier experiencia como una secuencia temporal de hechos, secuencia que puede ser elaborada de una forma prenarrativa o no verbal (Sutton-Smith, 1986). Una vez que han desarrollado las habilidades lingüísticas, estas se utilizarán para dar formar a los relatos, cuyo esquema básico ha sido conformado con anterioridad, durante la fase de desarrollo prelingüístico. Se ha comprobado también que los niños elaboran más historias para explicar 26
conjuntos de sucesos que suponen una separación del canon que para explicar conjuntos aparentemente canónicos (Lucariello, 1990). Por otro lado, las historias destinadas a explicar la falta de sujeción al canon son aquellas a las que más tiempo dedican los niños; es más, estas historias están más presentes en sus soliloquios que en su habla social. Las mejoras del habla en soliloquio están relacionadas con la secuenciación de sucesos, con la diferenciación entre lo usual y lo inesperado y, finalmente, con la evaluación y el juicio personal de lo sucedido; sucedido; es decir, decir, con elementos elementos básicos básicos de la estructura narrativa narrativa (Nelson, (Nelson, 1989). Los niños adquieren la capacidad y las formas de recordar a partir de los modelos paternales paternales o de crianza crianza a los que han sido sido expuestos expuestos (Haden y Fivush, Fivush, 1996), modelos modelos que se adecuan socialmente al sexo del niño de forma que las niñas son expuestas a procesos de recuerdo más elaborati elaborativos vos y centrados en la emoción emoción que los niños. niños. En este proceso, son los padres los que conforman en el niño niño el estilo estilo de cómo se deben recordar las cosas. Este proceso de enseñanza social acerca de cómo construir el pasado continúa a lo largo de toda la vida del niño, hasta que este se hace adulto. Del mismo modo, los niños adquieren las pautas narrativas explicativas típicas, es decir, los tipos de historias que se pueden contar, del contexto social en el que se desarrollan (Miller, 1996). Está comprobado que hay zonas del cerebro que son esenciales para comprender narraciones (córtex prefrontal medio y lateral), las mismas en las que se localiza la memoria funcional. Otras zonas como los polos temporales o la unión de las zonas temporoparietales están relacionadas con la comprensión de los estados mentales de los personajes (Mar, 2004).
1.3.2. La socialización y el desarrollo del yo a través de las narrativas Las historias que se cuentan, incluso aquellas que son claramente ficticias como los cuentos y fábulas infantiles, se convierten en instrumentos para la socialización y el aprendizaje porque enseñan a entender la mente de los demás. Si sabemos leer la mente de un personaje de ficción, aprendemos a entender el comportamiento de alguien en la vida real. Contando historias se genera un entrenamiento para la vida real y ha sido comprobado que las personas con mayor capacidad de disfrute y conocimiento de narrativas de ficción muestran mayores niveles de empatía y mejores habilidades sociales (Mar y cols., 2006). La inmersión del niño dentro de los sistemas de escolarización formales y de las redes sociales informales va a hacer que sus competencias cognitivas adopten formatos culturalmente aprobados y empiece a desarrollar historias socialmente sancionadas (Martin y Sugarman, 1996). Hacia el tercer o cuarto año de vida, los padres y los profesores animan animan a los niños niños a que cuenten histori historias as sobre sí mismos mismos (Sutton-Smith, (Sutton-Smith, 1986) y esas historias se hacen progresivamente más claras y normalizadas, incluyendo referencias a contextos típicos de cada cultura (Nelson, 1993). 27
Igualmente, las personas con mayor capacidad empática se identifican más con los personajes de las histori historias as que escuchan o ven. De hecho, la experienci experienciaa con una clase clase de historia hace que la identificación con los personajes de una historia de la misma clase sea mayor (Green, 2004), así que parece que las narrativas contribuyen al desarrollo de la empatía y viceversa. La mayor parte de los teóricos asumen que el desarrollo de la idea de un sujeto agente (de un Yo; lo habitual en psicología es etiquetarlo con el término self , incluso si no se escribe en inglés) es el elemento básico que permite desplegar historias. Es decir, es necesario que alguien relate la historia, no hay historias sin autor, de forma que la existencia de este yo es un prerrequisito de la posibilidad de relatar. Los fundamentos de la noción de sujeto agente están disponibles hacia el segundo año de vida. En esta edad, el niño ya dispone de cierta idea sobre sí mismo como sujeto causal e independiente. Esta elaboración de la subjetividad es imprescindible para crear una explicación sobre qué y quién soy, o de un Mí , usando la terminología de William James. Esta distinción entre es el texto Yo y Mí representa la diferenciación entre autor y texto: Yo es el autor y Mí es que Yo escribe sobre sí mismo. Obviamente lo que conocemos es a Mí; la narrativa es el objeto de conocimiento. Según varios de los autores que trabajan dentro del modelo narrativo, una vez que el Yo ha desarrollado los primeros esbozos de la subjetividad, es decir, en cuanto puede empezar a crear un Mí , el niño (el Yo) adopta rápidamente el papel de contador de historias (Mancuso, 1986). Las historias fundamentales serán aquellas en las que el propio propio Yo es el personaje principal. En la mayor parte de los casos, estas historias estarán destinadas a suavizar o eliminar las discrepancias entre la experiencia vivida y la explicación previa dada a la misma (Guidano, 1991) o, lo que es lo mismo, a restaurar el sentido canónico (normalizado, aceptable) de las autorreferencias (Bruner, 1990). Todo ello contribuye a que se desarrolle una teoría de la mente, un modelo explicativo de la realidad que incluye a los demás como seres iguales a nosotros, con deseos, metas, opiniones y puntos de vista (Wellman, 1993). Naturalmente, este modelo mental se va complicando progresivamente hasta la conclusión del desarrollo cognitivo. En general, el cambio evolutivo hace que las historias contadas deriven desde un interés centrado en la acción del personaje, en la primera infancia, hasta un foco situado en la vida interior de este y en sus interrelaciones con otros, durante la adolescencia. Todos los niños normales desarrollan modelos de referencia del otro como sujeto (Maturana y Varela, 1986; Wellman, 1993), si bien parece que los modelos de la teoría de la mente están alterados en los niños que padecen retraso mental, autismo y, quizás, afecciones auditivas graves. El desarrollo de la idea del otro (la teoría de la mente) es un requisito básico para formular un pensamiento narrativo (Maturana y Varela, 1986): en la medida en que puedo entender al otro, puedo aplicar ese conocimiento para entenderme a mí mismo. El sentido del otro es fundamental para adoptar el sentido de la propia identidad. Naturalmente Naturalmente la capacidad capacidad de contar una histori historiaa completa completa sobre mí mismo mismo no aparece como un todo. Si bien durante la infancia se pueden contar hechos 28
autobiográficos e historias sobre sucesos ambientales, la capacidad de contar una historia coherente sobre uno mismo no termina de desarrollarse hasta la adolescencia o, mejor dicho, hasta que se instala el estadio de operaciones formales, momento a partir del cual se pueden desarrollar operaciones cognitivamente abstractas (Elkind, 1981). Es a partir de entonces cuando la integración de la propia experiencia se transforma en un problema para la persona, cuando tiene que empezar em pezar a expl expliicarse qué clase clase de persona es, cómo es posibl posiblee que haya contradiccio contradicciones nes en sus valores valores (yo soy de derechas y mis padres eran de izquierdas, me crié como cristiana y soy atea, querría tener una pareja estable pero me gusta ligar cada noche con una chica distinta, soy honrada pero no me importaría cobrar sin facturar, etc.). Esa integración se hace tanto diacrónicamente, a través de la experiencia, de la historia, como sincrónicamente, dentro de los acontecimientos actuales. A partir de este momento se genera un sentido de la identidad: el relato básico sobre uno mismo. Las narrativas identitarias se desarrollan dentro de un marco cultural determinado que limita el tipo de historias que nos podemos aplicar (las historias no aplicables son consideradas desviaciones y producen graves problemas a quienes las formulan), de manera que un contexto social dado se privilegian ciertos tipos de historias. En este sentido, recordar es algo que se hace socialmente o, al menos, que se refuerza socialmente. Esto supone, por ejemplo, una dificultad para recordar y construir un relato basado en experi experienci encias as de voces que nos hablan hablan desde otros mundos, ya que las experiencias de revelación, si alguna vez fueron aceptables en nuestra cultura, ya no lo son. Pero también supone que un discurso en el que una mujer quiera ser un sujeto socialmente relevante tendrá muchas más dificultades para ser desarrollado en una cultura patriarcal o que el discurso económico de una persona sustentado en la mera cobertura de necesidades tendrá menos audiencia y credibilidad que uno basado en la maximización del beneficio en un contexto sociológicamente mercantilista. Al menos en la cultura occidental actual las historias identitarias que se desarrollan a partir partir de la adolescenci adolescenciaa son histori historias as completas completas que por un lado tienen tienen coherencia coherencia temporal, pues son capaces de concordar con la sucesión fáctica de los hechos, y por otro poseen coherencia biográfica, porque se ajustan a la pauta de sucesos culturalmente establecida, cuestiones del tipo se va al colegio, se entra en el mundo del trabajo, se conoce a una persona del sexo opuesto, se crea una pareja estable, se tienen hijos, se cambia de trabajo, se produce un divorcio, se llega a la jubilación. Pero además vinculan unos hechos con otros y son capaces de explicar las transformaciones de la experiencia, por lo que se dice dice que tienen tienen coherencia coherencia causal, causal, y en las narrativas narrativas se encuentran elementos integradores (temas, valores o principios) que constituyen la esencia de su identidad; es decir, tienen, por último, coherencia temática. La coherencia temática de los discursos sobre el yo es rara en la adolescencia pero se hace cada vez más frecuente a medida que se pasa a la juventud, la madurez y la vejez (Habermas y Bluck, 2000). Hay evidencia de esto en las estrechas asociaciones que se encuentran entre metas personales y contenido de los recuerdos y en los sesgos hacia la información autorrelevante de la memoria a largo plazo. 29
1.3.3. Memoria autobiográfica y narrativas Desde el punto de vista de la psicología cognitiva, la memoria autobiográfica es el subsistema de la memoria donde se localiza el conjunto de información relacionada con el propio sujeto. Su funcionamiento no es esencialmente distinto del de otros sistemas de la memoria, pues se ve afectado por los mismos sesgos, por ejemplo proximidad en el tiempo, primacía, etc. Pero además tiene un claro sesgo hacia la relevancia personal. La búsqueda de información autobiográfica autobiográfica está regul regulada ada por un subsistema subsistema de la memori m emoriaa operativa, el sistema de memoria operativa personal (self-memory system) que no es más que un conjunto de autoesquemas temporalmente activos que determinan qué clase de información es relevante para la persona. Este sistema de memoria personal tiene un funcionamiento jerárquico, de manera que ciertos esquemas (cierta información asociada con el yo) se consideran más relevantes que otros y, por tanto, tienen mayores probabil probabilidades de estar en activo en un momento dado y de ser recuperados (Conway y PleydellPearce, 2000). Por tanto, recordar información sobre el propio yo dependerá del tipo de metas o propósitos asociados a la personalidad; cuanto más ligados estén a la personali personalidad, es más probable probable que se encuentren en activo dentro del sistema operativo de memoria personal. El conjunto de la información autobiográfica y la memoria personal están relacionados unívocamente. La información autobiográfica se organiza de manera erárquica a través de una serie de categorías (sucesos específicos, sucesos generales, divisiones temporales y un esquema general de la historia de vida). A su vez, el sistema de memoria personal está compuesto por dos tipos de recuerdos, los puramente episódicos y los autodefinidores. La información de los primeros se integra en los segundos mediante un procesamiento autobiográfico que lo que busca es dar sentido vital a los recuerdos, ligándolos a metas vitales importantes. A su vez, la información de la memoria personal, y más concretamente la de los recuerdos autodefinidores, afecta a la memoria autobiográfica incidiendo en el esquema general de historia de vida, al cambiar sus aspectos fundamentales, es decir, sus valores y metas, y altera a partir de ahí las búsquedas en los nivel niveles es más bajos de la jerarquía de la memoria autobiográfi autobiográfica. ca. Esta, a través de la creación de narrativas afecta a la memoria personal, sobre todo introduciendo nuevos recuerdos de tipo episódico. Es decir, la memoria autobiográfica se explica mediante un modelo similar al de la teoría cognitiva de la meta. Por otro lado, como ya se ha indicado en el apartado anterior, el yo se organiza de una forma narrativa, así que pensamos en nosotros mismos de una manera historiada. Dado que estamos socialmente habituados a las historias, estas se convierten en modelos muy adecuados para el recuerdo y especialmente para el recuerdo autobiográfico: es fácil recordar historias y especialmente nuestra historia. Recordamos la información sobre nosotros mismos a partir de las pautas culturales de organización del desarrollo de la identidad, organizando una versión personal de dicho patrón, un esquema de la historia de vida que está compuesto por las principales divisiones temporales y por los objetivos y 30
valores más destacados que se incluyen en nuestra narrativa. Lógicamente este esquema puede evolucionar, pero tiene tendencia a ser estable. No en vano, la mayor parte de los recuerdos de cuando teníamos veinte años, que es la edad aproximada en la que se consolida la historia identitaria, están hiperrepresentados en los estudios sobre memoria autobiográfica realizados con personas adultas, ya que son la base de la construcción construcción de nuestro esquema de histori historiaa de vida. vida. Los recuerdos autobiográficos están filtrados a través de dicho esquema de la historia de vida, lo que ayuda a dar relevancia a las metas y recuerdos autobiográficos que se encuentran en el sistema de memoria personal; se activarán más las metas y recuerdos que resuenen con los contenidos de nuestro esquema de la historia de vida. Algunas de estas metas y recuerdos más activados tendrán una enorme relevancia desde los criterios del esquema de la historia de vida y se considerarán centrales y básicos básicos para nuestra visi visión ón de nosotros mismos. mismos. Son recuerdos muy ligados a objetivos objetivos personales personales muy importantes y que tienen una gran intensi intensidad dad afectiva. Se trata de un tipo específico de recuerdos relacionados con la autobiografía, los recuerdos autodefinidores. El capítulo tres se centrará en el trabajo con esta clase de memorias personales. En definitiva, recordar es también una tarea narrativa y cuando se recuerda, se recuerdan aquellos acontecimientos que encajan con la clase de historia prototípica que hemos organizado.
1.3.4. Intencionalidad y motivación en las narrativas Puesto que las historias están orientadas a metas (Bruner, 1986), las narrativas ponen de manifiesto los conflictos entre el personaje principal y otros, o entre este y ciertas circunstancias. La idea de conflicto ya fue contemplada por Murray en su propuesta de análisis de las historias construidas a partir de las láminas del TAT. Esta orientación a la meta hace que las narrativas estén organizadas a través de una suerte de gramática o proceso de elaboración, elaboración, también de tipo estructural, estructural, que sigue sigue los sig siguientes uientes pasos: a) Contexto de la acción. Cualquier historia tiene lugar en un contexto espacio-temporal que limita sus posibilidades. No son aceptables, por ejemplo, acciones inverosímiles en contextos reales. Ahora bien, se puede crear un contexto fantástico que posibilite ciertas acciones, como en el tiempo indefinido de los cuentos (érase una vez) o en las licencias literarias. El contexto dará verosimilitud a la historia subsiguiente. En psicología, el contexto de la historia también es importante, pues no sólo define el marco en que determinadas acciones son posibles, sino que delimita la identidad del individuo. Además, la búsqueda de excepciones, es decir, contextos en los que la historia contada no es viable, es una de las formas básicas de la terapia narrativa narrativa (Gonçalves, 2002; White y Epston, 1990). 31
b) Suceso desencadenante. Todas las historias comienzan con un acontecimiento que precipita la trama, un punto de partida. Es el momento a partir partir del cual la histori historiaa empieza a tener sentido. sentido. La ubicaci ubicación ón de ese punto en una historia de identidad psicológica es algo controvertido. Puede estar situado tanto en los primeros momentos de la vida, lo que daría la razón a las formulaciones basadas en los modelos de apego, o puede estar situado en la adolescencia, como afirman las teorías psicosociales de la identidad, o en cualquier otro momento del desarrollo. En cualquier caso, todas las historias empiezan en un punto, lo que quiere decir que se excluyen como irrelevantes o como no relacionados los sucesos anteriores al mismo. Esto es algo importante tanto desde la perspectiva psicológica y psicoterapéutica, por ejemplo en los casos de historias traumáticas, como desde una perspectiva cultural o sociológica. c) Respuesta interna. Los protagonistas de las historias reaccionan de algún modo ante la situación. Esta respuesta suele ser activa por parte del personaje, pero podría relacionarse relacionarse con cualqui cualquiera era de los tipos tipos de interacciones nteracciones estudiadas en psicología: reactivas, evocativas o proactivas. Estas acciones suelen iniciar el camino hacia la consecución de las propias metas. d) Intentos de conseguir la meta. Es la parte esencial de la historia. Se trata del conjunto de acciones controladas y dirigidas por el protagonista hacia los objetivos que ha seleccionado y determinado previamente. En las historias de tipo clínico, representan todos los intentos fracasados de restaurar o generar el sentido de autoeficacia del paciente. En las historias de vida normalizadas, se concretan con aquellas acciones más estrechamente relacionadas con sus motivos vital v itales. es. e) Consecuencias. Las diversas iniciativas del personaje tienen una serie de consecuencias. Habitualmente, este aprende de ellas y reelabora sus cursos de acción. f) Reacción. Es cómo se concreta la reelaboración del curso de acción del personaje, a partir de las consecuencias derivadas de sus intentos por alcanzar alcanzar las metas. Normalmente, estos tres últimos elementos estructurales están íntimamente relacionados y suelen repetirse a lo largo de ciclos sucesivos, ciclos que muchas veces se cruzan unos con otros, complicando la trama de la historia. El relato concluye cuando la meta es alcanzada o se deduce que lograrla es imposible. Las metas del personaje pueden cambiar a lo largo de la historia a causa de los efectos de los ciclos intento-consecuencia-reacción. El problema de la intencionalidad subyace en todas las historias. En principio, cualquier conducta dirigida a una meta podría ser formulada como una historia. Las intenciones se atribuyen a los seres activos, es decir, humanos o similares, por lo que cualquier personaje humano, humanizado (como los animales de los cuentos) o divino podría ser el e l protagoni protagonista sta de una historia historia (Bruner, 1986). Las historias historias suelen despertar la 32
curiosidad de la audiencia, en el sentido de que se espera que la historia finalice, que los deseos del protagonista se cumplan, o no, y que los conflictos entre los personajes se resuelvan en alguna dirección. Ahora bien, no todas las situaciones propositivas se suelen transformar en narraciones; normalmente se relatan sólo aquellas que suponen un nuevo estado de cosas, una ruptura de lo esperado o convencional, una quiebra de la canonicidad (Bruner, 1990). Solo se relata lo que no es habitual. Un relato es un medio para dar cuenta de una manera compresibl compresiblee y viabl viablee de las intenciones ntenciones de algui alguien en respecto a algo. La intencionalidad está íntimamente relacionada con la audiencia, ya que un relato se elabora para ser contado (Bruner, 1986, 1990). Con él, se busca tener un impacto en una audiencia potencial a la que se quiere convencer de algo, causarle cierto efecto. Es decir, los relatos no son elementos asépticos, tienen un propósito para el propio autor, que se refleja y transmite a través de las metas del protagonista. El propósito puede ser entretener, seducir, convencer, interesar, etc. Pero para lograr su objetivo, el relato debe captar la atención de la audiencia; por eso la quiebra de la canonicidad es una condición radical de un buen relato. Habitualmente, la intención básica de los relatos es restaurar dicha canonicidad (Bruner, 1990), explicar las cosas de tal forma que la audiencia quede convencida de que el relato es verosímil y que un nuevo orden de cosas o una nueva posibi posibillidad están vigentes vigentes a partir de ese momento. Es decir, con cualquier narrativa su autor o autora quiere conseguir un propósito, una meta propia, transmitir su visión de la realidad y convencer a la audiencia de la verosimilitud de su historia. La intencionalidad es, por lo tanto, el pretexto, la causa de que se elabore una historia que se concreta en una narrativa, o lo que es lo mismo, en un texto. La intencionalidad remite al significado profundo que el autor quiere transmitir, a los discursos o significados vitales. Las narrativas, en este sentido, están claramente ligadas con el estudio de la motivación humana (McAdams, 1999).
1.4. Narrativas y psicoterap psicote rapia ia La emergencia de un enfoque terapéutico de base narrativa no se dio hasta finales de la década de 1980. Por tanto, los varios acercamientos narrativos a la psicoterapia son relativamente modernos. Los primeros terapeutas que empezaron a trabajar con estrategias narrativas fueron, por un lado, sistémicos que habían adoptado los postulados de Von Foerster acerca de la cibernética de segundo orden y, por otro, psicólogos cognitivos que estaban más o menos influidos por el modelo de constructos personales y los planteamientos de Maturana y Varela. En definitiva, no se puede entender la emergencia de las narrativas en psicoterapia sin entender la influencia de los constructivismos, así, en plural. El constructivismo (Feixas y Villegas, 2002) como movimiento dentro de la filosofía de la ciencia es muy antiguo. Se inicia con los planteamientos de los sofistas y de 33
Heráclito, continúa con la obra de Giambattista Vico, probablemente el primer constructivista en el sentido moderno del término, sigue con Kant y Husserl y recibe también aportaciones de la dialéctica hegeliana y marxista. Fuera del ámbito cultural occidental, hay elementos constructivistas tanto en el budismo zen como en el sufismo islámico. El elemento básico de cualquier modelo constructivista es considerar que el cómo se conoce determina lo que se conoce, de forma que lo ontológico está subordinado a lo epistemológico. Esto implica que el conocimiento no es un reflejo de la realidad objetiva, sino que es en gran parte un producto de las estrategias y procedimient procedimientos os empleados para generar la la información. información. Ha habido formulaciones constructivistas en todas las disciplinas, desde la lingüística a la biología. Incluso algunas formulaciones físicas como el principio de indeterminación o matemáticas como la teoría del caos tienen un fondo constructivista. Según el principio de indeterminación, cuanto más precisa se hace la medición de una de las dos variables que definen a un partícula, bien sea la posición o el momento lineal, más aumenta la incertidumbre sobre la otra. Esto tiene varias implicaciones: una de ellas es que o bien hay que redefinir los conceptos clásicos de la ciencia, ya que no hay partículas, sino ondas, o bien no hay posibilidad científica de determinismo; la segunda es que el observador altera la naturaleza de lo observado, implicación que es la más relevante en psicol psicolog ogía ía y psicoterapi psicoterapia. a. Los trabajos pioneros pioneros del constructivi constructivismo smo en psicol psicolog ogía ía se deben a Piaget en el campo del desarrollo y a Korzinsky y a Kelly en psicoterapia. Watlazwick introdujo el constructivismo en terapia de familia y Gergen en la psicología social.
1.4.1. El constructivismo El constructivismo es una de las escuelas científicas que hicieron aportaciones al pensamiento pensamiento postmoderno durante el sig siglo XX. El postmodernismo postmodernismo como tal es un movimiento cultural o filosófico que se ha venido extendiendo desde los años sesenta. Sus características son las siguientes (Caro, 1997): a) Integración de los dualismos o contraposiciones sociales: negro-blanco, pobre-rico, pobre-rico, hombre-mujer. b) Pri P rinci ncipi pioo de referenci ref erenciaa sesgada. Es el discurso discurso el que crea “la verdad”. c) Constructivismo epistemológico. d) Fragmentariedad técnica. No hay una unidad esencial del conocimiento. e) Neopragmatismo. Lo importante son los efectos prácticos, no la existencia de reglas de explicación f) Negación de la existencia de verdades o reglas universales.
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El enfoque postmoderno sugiere que todo conocimiento depende del contexto, de las estrategias o esquemas donde dicho conocimiento se genera. Aquí aparece ya uno de los elementos básicos de la narrativa, el contexto o pretexto en el que la narrativa se crea. Esto se opone al concepto de verdad científica, ya que no hay seguridad de un referente externo y objetivo para el investigador. El conocimiento es por tanto creación y no descubrimiento de regularidades en el mundo. En psicoterapia la gran característica del constructivismo es entender que cualquier trabajo terapéutico requiere el encuentro de dos expertos del mismo nivel, cliente y terapeuta, que hacen un trabajo conjunto, lo que implica que la objetividad del terapeuta, es decir, el trabajo desde fuera del sistema, se pierde. Esta es una implicación que surge de los trabajos de la cibernética de segundo orden, que sostiene que los sistemas se autoorganizan, y de los desarrollos derivados de la incertidumbre debida a la intervención del experto. El terapeuta no puede hacer una intervención objetiva y aséptica sobre los procesos de sus clien clientes, tes, de las personas con las que interviene, nterviene, sino sino que al intervenir ntervenir sobre ellas las altera y por tanto se convierte en un cocreador, en un participante del cambio. Este elemento de cocreación también será básico en el trabajo con las narrativas. El nuevo relato es generado a través de un trabajo conjunto entre dos personas, la que demanda o cliente y la que provee la técnica para el cambio, el terapeuta. El constructivismo, a su vez, tiene dos grandes orientaciones. Una de ellas es de carácter individualista y está basada en asunciones de la biología cognitiva. Los procedimient procedimientos os de construcción construcción del sig signifi nificado cado son básicamente básicamente indivi ndividual duales, es, es decir, decir, radican en procesos inherentes a los sujetos. El sujeto está en contacto con su entorno, pero aporta sign signiificado a las situaci situaciones ones a partir partir de sus estructuras previas previas de conocimiento de carácter personal. Esta perspectiva se basa en que existen una serie de estructuras implícitas que dirigen los procesos de conocimiento y en la proactividad de los sujetos, pues son ellos quienes conocen el mundo a través de esas estructuras implícitas y no es la influencia del mundo lo que las genera. Todos los cambios posteriormente posteriormente deben ser compatibl compatibles es con dichas estructuras. A esta tradición, conocida como constructivismo cognitivo aunque no se trata de una etiqueta de consenso, pertenecen varias escuelas de psicoterapia: los constructos personales, personales, la terapia cogni cogniti tiva va post-racionali post-racionalista, las terapias constructivi constructivistas stas y las terapias cognitivo-narrativas. Los pioneros de este acercamiento trabajaron fundamentalmente con un enfoque individual de la terapia tratando tanto problemas de gama neurótica como de gama psicótica. El problema que abordaban era fundamentalmente conseguir la armonía o coherencia en la vida mental del cliente y prestaban una atención menor al entramado de erarquías sociales en el que este vivía. En el constructivismo cognitivo, hay todavía un núcleo agente, una especie de yo que básicamente consiste en las estructuras implícitas de regulación del conocimiento. A partir de ese núcleo básico se elabora la identidad de la persona, pero esta no se entiende como un cuerpo de propiedades propiedades esenciales, esenciales, sino sino que es vista como un producto provisional generado por las interacciones entre las estructuras implícitas de conocimiento y el entorno. La identidad es un producto narrativo y como tal 35
puede adoptar múlti múltipl ples es formatos y contenidos. contenidos. Además siempre siempre está en continua continua reorganización y puede adoptar distintas posiciones que se contrapongan entre sí. El gran problema problema de este enfoque es la deriva al soli solipsismo. psismo. La otra orientación tiene una base social y considera que los significados son construidos básicamente en entornos relacionales, pues el conocimiento es de naturaleza interactiva y relacional. A esta segunda orientación se la suele denominar construccionismo, aunque tampoco hay un acuerdo universal sobre esta etiqueta. En este sentido, el construccionismo mantiene una actitud crítica hacia cualquier clase de valores o normas sociales, ya que los considera un producto social más. Son esas normas las que adoptan el papel que los procesos de construcción personal tienen en la otra escuela constructivista: el mundo es visto a través de ellas y, por tanto, son esas reglas las que deberán ser transformadas en el curso de la terapia. En general, la mayoría de los pioneros pioneros de la terapia construccionista construccionista proceden de la terapia famili familiar (Anderson, Epston, Goolishian, White), si bien otros arrancaron desde el estudio de las bases sociales de la comunicación (Gergen). Les interesaban sobre todo problemas vistos desde una perspectiva perspectiva de interacción nteracción y la discri discrimin minación ación social, social, así que los temas relacio relacionados nados con el control, el poder y la marginación eran más relevantes que los vinculados con la coherencia personal. La identidad para ellos es algo meramente contextual y discursivo. Los elementos esenciales del construccionismo son cuatro (Freedman y Combs, 1996; Rodríguez Vega, 2001): a) Toda realidad es construida socialmente y se consolida con la práctica. b) Las realidades realidades se constituyen constituyen en el leng enguaje. uaje. Un cambio es siempre siempre un cambio de discurso. c) Las realidades se organizan y se mantienen a través de historias. Los hechos preexisten, pero no el significado de los mismos. d) No hay verdades esenciales. Esto implica que, dado que no se puede conocer una realidad extra-contextual, esta sólo es interpretable. Desde el punto de vista vista terapéutico terapéutico esto impli mplica que no hay un yo esencial esencial en las personas. Según Gonçalves Gonçalves (2003), sólo sólo se puede hacer una verdadera terapia terapia narrativa si se asume este punto de vista de no esencialidad de la identidad. En definitiva, cualquier producto humano es cambiable porque es meramente circunstancial. El problema de este planteamiento es que puede desembocar en un relativismo cultural extremo. Las narrativas, en este contexto, son conversaciones a través de las que se co-crea el sentido de aquello sobre lo que se habla. La conversación se expande y de-construye atendiendo básicamente a tres estrategias: a) Atender al contexto en que la conversación inicial tuvo lugar o, dicho de otro forma, escrutar cuáles son los condicionantes culturales de la persona. Por ejemplo, una mujer puede apreciar que su aparente incapacidad está 36
relacionada más con la visión de su marido, que la limita, que con su propia incapacidad personal. b) Centrarse en las limi limitaci taciones ones del discurso, discurso, es decir decir, ahondar en aspectos inicial inicialmente mente despreciados. despre ciados. c) Partir de un supuesto de ingenuidad, sin buscar significados predeterminados, predeterminados, sin sin encajar al cli cliente en categorías categorías previas previas y asumiendo asumiendo el modelo del doble experto. Los constructivistas cognitivos asumen también estos principios, pero lo cierto es que le daría una importancia menor al primer punto y se centran en organizar la narrativa en torno en a los significados básicos de la persona, buscando una nueva alternativa viable y aceptable por el cliente. Lo que le interesa es que el desarrollo narrativo de la persona continúe continúe más all allá de los atascos que se encuentran en la narrativa narrativa orig original atendiendo a los aspectos no atendidos (Neimeyer, 2000).
1.4.2. Otros planteamientos sobre el uso de la narrativa en psicoterapia Las narrativas también se han usado en otros enfoques terapéuticos, como el psicoanal psicoanalíti ítico co (Luborsky), los experi experienci enciales ales (Greenberg), (Greenberg), los sistémi sistémicos cos (Sluzki (Sluzki)) o los cognitivos (Russell). Además habría que citar a un grupo muy nutrido de autores que partiendo partiendo del estudio estudio de la motivació motivaciónn y la cienci cienciaa cog cogni niti tiva va han desarroll desarrollado investigaciones en el ámbito de la personalidad (McAdams, Singer) siguiendo una orientación claramente narrativa que en muchos casos han relacionado con la psicoterapi psicoterapia. a. El trabajo de la terapia dial dialóg ógiica de Hermans Her mans partiría de esta última última tradición tradición para terminar terminar dando un gran valor valor a las conversaciones conversaciones internas internas entre facetas del yo y orientándose claramente hacia el campo de la psicoterapia. En este sentido, Fernández Liria (2001) indica que las narrativas son un concepto de integración en psicoterapia. Las narrativas de los clientes, por su naturaleza relacional (son contadas a otros o a uno mismo) y afectiva (transmiten sus motivaciones, intereses y emociones), pueden servir como elemento básico de trabajo en psicoterapia; de hecho, cualquier terapeuta trabaja con la experiencia, es decir, con la historia, de su cliente. Las narrativas tienen la capacidad de ser prácticas y precisamente la práctica, es decir, el modo subjetivo en que la persona trabaja con su realidad, es algo que queda reflejado en la narrativa. Fernández Liria plantea que no es necesario aceptar el discurso antirrealista de las posici posiciones ones más extremas extremas del constructivi constructivismo smo para trabajar con narrativas narrativas y fundamenta esta posición en que el trabajo terapéutico es más técnico, o tecnológico, que científico: lo que busca la psicoterapia es producir bienes, en este caso salud mental, no producir conocimiento. El trabajo terapéutico con las narrativas se produce en un escenario de naturaleza mental cuya característica básica es ser de tipo comunicativo y social y que 37
adopta la forma de una historia. En este tipo de contexto, el trabajo debe seguir una orientación pragmática, producir cambios en el estado de salud y las narrativas permiten hacerlo de dos formas: a) Partiendo de la posición subjetiva para producir un cambio en el contexto social en que se vive y creando así una mejora personal. b) Adoptando una postura crítica acerca ac erca de los condicionantes condicionantes de la situaci situación, ón, para intentar cambiar cambiar lo que se propone como evidente. En definitiva, el cambio consiste en conocer mejor la realidad personal, lo que se consigue a través de un cambio epistemológico. Este tipo de praxis podría sustentarse en planteamientos de base marxista, ya que el marxismo asume tanto el hecho de que es la actividad humana la que genera el conocimiento en la práctica (“la tarea es transformarlo…”, como indica Marx en sus Tesis sobre Feuerbach), como una posición crítica respecto al marco social o científico de referencia. Y así no se sustentaría tanto en posturas constructivistas de crítica al concepto de verdad. Una postura similar adopta otro teórico narrativo, Rosenwald (1992), que defiende una base dialéctica de la eficacia del trabajo con narrativas. Por otro lado, Fernández Liria apunta la idea de que el trabajo que el terapeuta hace en terapia con las narrativas del cliente no es interpretativo-deductivo, sino que en realidad se elabora un comentario de texto. Lo relevante es que ese comentario sea sugerente y que aporte nuevas perspectivas, no que descubra la verdad. Ligado a este enfoque está el concepto de zona de desarrollo próximo, propuesto por Vigotsky. El trabajo de reestructuración que hace el terapeuta logra que el cliente pueda adentrarse en el mundo de posibilidades de reelaboración del significado de su experiencia a partir de esbozos que ya estaban presentes en su discurso, es decir, en la zona de desarrollo próximo. La perspectiva vigotskiana, de fundamentación claramente marxista, ha sido incluida por algunos autores dentro del construccionismo social.
1.5. Narrativas y psicopatología psicopatología Los enfoques narrativos entienden que la psicopatología es fundamentalmente un producto narrativo, narrativo, no una entidad entidad nosológ nosológiica que existe existe previamente. previamente. Por tanto, la comprensión de la patología tiene un gran componente cultural y conversacional, es el producto de la interacción nteracción entre la persona y su entorno relaci relacional onal y social social.. Hay dos grandes tradiciones en la concepción de la patología dentro de un marco narrativo y corresponden casi exactamente a las diferencias entre los modelos constructivistas cognitivos y los construccionistas. En el primer caso, para entender el grado de ajuste del funcionamiento narrativo se 38
atiende a las propiedades de la narración. Aunque existen muchas propuestas al respecto, quizá la más simple y que recoge la esencia de todas las demás es la que ofrece Gonçalves (2002). Las narrativas tienen tres grandes dimensiones, estructura, proceso y contenido, y las patologías proceden de problemas en cada una de ellas. La estructura es la que corresponde más estrechamente a la autoría y su característica principal es el grado de coherencia. Una narrativa coherente es la que consigue ligar cada una de sus partes en un todo inteligible e interpretable. Esa coherencia debe establecerse tanto dentro de cada narrativa concreta como a través de las distintas narrativas producidas lo largo de la vida de una persona. En la medida en que esta integración falle, habrá partes más o menos grandes del todo que no cuadrarán con el resto y la persona tendrá una experiencia de alienación, de extrañeza sobre sí misma; su capacidad de comprensión del conjunto de su experiencia quedará, en fin, muy minimizada. En estos casos el discurso es superficial, en exceso inclusivo, abstracto o desconectado. Las anomalías en la estructura se traducen en síntomas como la despersonalización, problemas para recordar, lagunas en el recuerdo, carencia de un proyecto vital, vital, problemas existenci existenciales ales y trastornos disoci disociati ativos. vos. El proceso se relaciona con el grado de complejidad del discurso. La complejidad tiene que ver con los detalles, variedad, cualidades y estilo con los que la narración se desarrolla. Una narrativa coherente puede ser simple y eso limita su desarrollo. Para fomentar un discurso complejo es necesario elaborar tres modos de la narrativa: el externo, que vendría a coincidir con el panorama de la acción y que describe los acontecimientos; el interno, correspondiente al panorama de la conciencia, que detalla los aspectos cognitivos y emocionales, y el reflexivo, que es el que aporta el significado e interpretación que se da a los otros dos. El contenido es lo que constituye el tema del relato. Una narrativa viable sería la que puede incorporar muchos contenidos contenidos diversos. diversos. P or ejemplo, ejemplo, es la que no contempla contempla la identidad compuesta sólo por una característica, del tipo “yo soy…”, sino que está abierta a la definición del yo en múltiples direcciones. Los problemas pueden proceder de un defecto, o de un exceso, en una o varias de estas dimensiones. La persona puede tener por ejemplo un exceso de coherencia, un déficit de estilo o ser claramente monotemática. Los construccionistas, sin embargo, entienden que no hay patología en absoluto, sino que simplemente hay narrativas que generan problemas. El discurso que elaboran las personas con problemas problemas es la causa directa directa de su inadecuación, nadecuación, lo que los hace verse limitados, infelices, incapaces; pero siempre sería posible otro discurso. En definitiva, mientras que en el primer caso se asume que es posible generar algún tipo de maestría en el proceso de contar narrativas y que las patologías son el producto de generar mal las historias, en el segundo se entiende que la base de todo es el proceso conversacional; si el discurso se vuelve capacitante, el problema se disolverá. Esto implica que cabe un estudio de la narrativa psicopatológica desde la perspectiva cognitiva: análisis de la coherencia y complejidad de la narración, investigación sobre los contenidos narrativos típicos en diversas patologías, etc. Pero en el caso del construccionismo, no; lo 39
único que es interesante es la estrategia para desarrollar un nuevo discurso más abierto que no categorice la experiencia de las personas. Sin embargo, como apunta Gonçalves (2003), el problema de la psicopatología en el marco narrativo no está cerrado. Las dos perspectivas tienen problemas: la primera porque puede final finalmente mente transformarse en un nuevo modelo modelo de psicopatol psicopatolog ogía ía con el riesgo de reificación que eso tiene, generando incluso categorías diagnósticas alternativas, paralel paralelas as o equival equivalentes entes a las del modelo médico tradicional tradicional;; la segunda segunda porque el propio propio modelo asume que es imposible no categorizar, de manera que cualquier conversación tenderá en mayor o menor medida a determinar que ciertas cosas están bien y ciertas cosas están mal, lo que crea un posible círculo vicioso, la sustitución de unos discursos patolog patologiizadores por otros. Por último, Fernández Liria (2001) señala que lo relevante en el caso de los trastornos mentales es su naturaleza narrativa, con independencia de que sus causas sean biol biológ ógiicas o social sociales. es. El problema es que las personas con trastornos viven viven de un modo narrativamente incomprensible y la psicoterapia puede reorganizar su escenario mental para mejorar la comprensibil comprensibilidad.
1.6. Una revisión de de los en e nfoque foque s sobr s obree narrativas arrativas El uso de una orientación narrativa es relativamente reciente en psicología. Quizá los primeros primeros trabajos que util utilizaron este marco fueron la obra coordinada coordinada por Sarbin Sarbin (1986) y el modelo de personalidad arrative Psychology: the storied nature of human conduct y del guión afectivo de Tomkins (1987). De entrada, aunque se han realizado numerosos estudios sobre las bases psicológicas de las narrativas y sobre las terapias de base narrativa, hay muy pocos elementos de contacto entre ambas tradiciones, de forma que se pueden considerar líneas independientes de trabajo (McAdams, 2004). Mientras que la tradición de investigación sobre el desarrollo evolutivo y las bases afectivas y cognitivas de las narrativas se incardina en una línea que parte del enfoque de Erickson sobre el desarrollo de la identidad, por un lado, y de la psicología cognitiva, por otro, los trabajos sobre técnicas narrativas en terapia parten de una tradición constructivista y posmoderna. Además de constatar la eficacia práctica de las técnicas narrativas, habría que hacer lo posible por acercar las tradiciones psicosocial y terapéutica del trabajo narrativo. Es obvio que si se trabaja con narrativas, se acepta que cualquier versión sobre la realidad es revisable, ya que siempre se trabaja con una historia sobre la misma, pero el grado en que se asuman presupuestos constructivistas puede variar. Esto no implica necesariamente asumir una postura postmoderna. En general, quienes investigan sobre las bases psicológicas de las narrativas adoptan lo que podría llamarse un constructivismo psicosoci psicosocial al,, una forma muy moderada de constructivi constructivismo smo en la que si bien bien las narrativas narrativas son el objeto de estudio, se asume que existen regularidades culturales y de procesos 40
psicol psicológ ógiicos que determinan determinan su funcionami funcionamiento. ento. Los constructivi constructivistas stas cog cogni niti tivos vos también también parten del supuesto de que los procesos implíci mplícitos tos de conocimi conocimiento ento también también son de naturaleza común; lo que varían son los resultados, es decir, los significados dados por la personas, por lo que cabe un marco general para el conocimi conocimiento ento científi científico. co. Sólo Sólo los construccionistas asumirían que todo es discurso, que todo es relativo a su contexto. En cualquier caso, se trabaja con las narrativas porque resultan prácticas tanto para conocer el sistema de significados del cliente como para producir cambios en el mismo, buscando alternati alternativas vas en su propia propia histori historiaa vital vital e interpretándola nterpretándola de maneras más viables. Tengo que señalar que considero la narrativa más un estilo de trabajo que una escuela terapéutica; prefiero hablar de técnicas y estrategias narrativas que de terapias narrativas. En cualquier caso, lo que no hay es una terapia narrativa. La perspectiva que utilizo en este volumen está muy próxima a una línea práctica. Cualquier trabajo narrativo en psicoterapia tiene que buscar información, indagar vivencias a las que no se ha prestado atención y aportar perspectivas. A veces es necesario ser crítico con el marco social de referencia del cliente y otras no tanto; a veces será necesario buscar coherencias, otras indagar en procesos psicológicos subyacentes. Comparto buena parte de los principios del constructivismo cognitivo, aunque también creo que hay que ser crítico con los modelos sociales de referencia. No obstante, soy partidario de que esta crítica debe hacerse más para clarificar las limitaciones sociales que para hacer una mera reconstrucción del discurso. Dicho esto, asumo que cualquier estrategia que se demuestre útil para la elaboración narrativa puede ser aplicada en la reestructuración del significado, con independencia del marco en que se originó. Por ello, en este volumen se van a describir herramientas y técnicas narrativas procedentes de distintas escuelas terapéuticas.
Cuadro-resumen Concepto de narrativa • Género literario en el que se ligan unos acontecimientos con otros a través de una secuencia cronológica. • Su utilidad se basa en la pragmática lingüística, en para qué se usa el lenguaje. Características de las narrativas • Estructura: contexto, propósito, secuencia de hechos, evaluación, resultado. • Tipos: progresivas, regresivas, estáticas. • Canonicidad: se adaptan a una pauta explicativa. • Adaptación a la audiencia. • Intencionalidad: buscan convencer. 41
• Dependientes de un marco social.
Pensamiento paradigmático y narrativo. • Pensamiento paradigmático: no intencional, no contextual, centrado en hechos. • Pensamiento narrativo: intencional, contextual, diferencia entre hechos (acción) y subjetividad de los participantes (conciencia). • Preeminencia del pensamiento narrativo. • Restauración de la canonicidad. Bases psicológicas de las narrativas • El desarrollo del lenguaje se centra en características narrativas (acción, canonicidad). • Contenidos y temáticas que se aprenden de los padres, es decir, son culturales. • Contribuyen a generar modelos mentales sobre los otros. • La creación de modelos narrativos ficticios entrena la detección de comportamientos en la vida real. • Sistema de memoria autobiográfica ligado a temas y valores personales. • Funcionan como un esquema cognitivo. • Reflejan las bases motivacionales de la persona. Narrativas y psicoterapia • Constructivismo como marco de referencia terapéutico. o Constructivismo cognitivo: énfasis en la coherencia de una identidad fluida y cambiante. o Construccionismo social: énfasis en la deconstrucción de discursos sociales. • Entorno de aparición: postmodernismo. • Narrativa como concepto de integración en psicoterapia. • Elemento de praxis terapéutica: la naturaleza de lo mental es narrativa. Narrativas y psicopatología • Narrativas bien o mal construidas, patología narrativa. o Estructura: coherencia coherencia y autoría. o Complejidad: detalles y estilo. Modos externo, subjetivo y reflexivo. o Contenido: temáticas. Ser monotemático como fuente de problemas. problemas. • Narrativas como discurso social; la patología reside en el contenido del 42
discurso.
Enfoque narrativo como pragmática de la terapia • Narrativa como forma general de generar cambios en la comprensión del mundo y en la capacidad del cliente. • Son posibles diversos grados de aceptación del discurso constructivista en el trabajo terapéutico con narrativas narrativas • Falta de conexión entre las tradiciones investigadora y terapéutica sobre las narrativas.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. El modo de pensamiento narrativo a) Es verdadero, se refiere a hechos y a causas de los mismos. b) Es verdadero, se refiere a hechos y a los contextos contextos de los hechos. c) Se basa en la verosimilitud, la significación y los hechos. d) Se basa en la verosimilitud, la significación y la contextualización. e) Se basa en la verosimilitud, los hechos y sus causas.
2. Desde el punto de vista del desarrollo evolutivo del individuo, la perspectiva del narrador a) No aparece hasta la edad adulta. b) Aparece al final final de la la adolescencia. adolescencia. c) Aparece al principio de la adolescencia. d) Está presente desde la primera infancia a través de expresiones afectivas no verbales. e) No aparece hasta que se consolida el lenguaje.
3. Las escuelas construccionistas construccionistas asumen que a) La identidad es un mero producto de las conversaciones. b) Hay una identidad dentidad estable y permanente. c) La identidad es fluida y cambiable, pero existe un núcleo psicológico que aporta el sentido de “agentividad”. d) Hay una identidad psicológica fija, pero que se ve transformada y cambiada por las interacciones sociales. e) La identidad depende de unos patrones estructurales iniciales en cada 43
individuo.
4. Los modelos construccionistas opinan que las psicopatologías a) No existen, lo que hay son narrativas que generan problemas a los individuos que las formulan. b) Son el producto de la interacción entre las condici condiciones ones biol biológ ógiicas del individuo y el discurso que se hace sobre ellas. c) Son el reflejo de problemas en la estructura de la narración. d) Son el reflejo de determinados contenidos de la narración. e) Son el producto de un déficit en los procesos psicológicos del individuo.
5. Si contamos historias de ficción como forma de entrenar la socialización a) No generamos ninguna ventaja respecto a las narrativas personales y verídicas, porque son dos tipos de historias completamente diferentes. b) Sólo son útil útiles para sujetos adultos adultos previamente entrenados. c) Son útiles para niños, pero los adolescentes y adultos perciben la diferencia con las historias reales y no les resultan útiles. d) Sólo son útiles para personas que tenga déficit de habilidades sociales. e) Son siempre útiles, ya que enseñan a entender la mente de los demás, sean personas reales o personajes de ficción. ficción.
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2 Las historias historias de vida en la práctica práctica clínica clínica
2.1. ¿Qué es una historia de vida? Cuando queremos conocer profundamente a alguien, cuando de verdad nos interesa su vida, su perspectiva de la vida, siempre le planteamos que nos hable de sí mismo o de sí misma. Como dice una canción de los Pecos compuesta en 1979 por Pedro José Herrero Pozo para el álbum Un par de corazones: “Háblame de ti, de la libertad/ Si las clases te aburren, hacia dónde vas/Háblame de ti, de la soledad/Si has hablado con ella, o te cae muy mal…/Háblame de ti, quiero conocer…”. Para conocer en verdad a alguien necesitamos conocer su perspectiva sobre el mundo y sobre sí. Sólo a través de esa perspectiva perspectiva podemos tener un conocimien conocimiento to indivi ndividual dual,, personali personalizado, identitari dentitarioo si se quiere, sobre esa persona. Muchas veces en la vida necesitamos tener esa clase de conocimiento. Es necesario, por ejemplo, para contratar a una persona para un puesto de extrema extrema confianza. P or otra parte, todo el mundo lo necesita necesita para elegi elegirr pareja. P or eso, cuando nos enamoramos, buscamos que el otro nos hable hable de su propia propia experi experienci encia. a. A pesar de la candidez candidez adolescente de la letra de los Pecos citada más arriba, el háblame de ti es un magnífico ejemplo del tipo de información que se busca en una historia de vida. Pero es verdad que cuando el otro nos habla desde su perspectiva, lo que nos da es sólo y únicamente su perspectiva, de manera que en su relato nos transmite el modo en que percibe las cosas, no una información objetiva. Como dijo Henry Miller: “Hay que darle un sentido a la vida, por el hecho mismo de que carece de sentido”. Tenemos que darle sentido a la vida, a nuestra vida, ya que sin el esfuerzo personal de buscarle sentido, la vida carecería del mismo, puesto que no tiene sentido por sí misma. En términos de Bruner, el sentido de la vida es narrativo, no paradigmático. En términos existenciales, las narrativas son un intento de dotar a la existencia de sentido, de generar un proyecto vital (Villegas, 2005). Así que para conocer a los clientes en psicoterapia es necesario conocer su vida. Pero, conocer su vida, ¿es conocer su biografía? 45
Todos sabemos algo de las biografías o autobiografías de personajes más o menos célebres. Las biografías son también un género literario, un subgénero de las narrativas, en el que se describe la historia de la vida de una persona, narrada desde su nacimiento hasta su muerte, consignando los hechos más significativos o interesantes de la misma. En general, suelen tener una intención moralizante y el relato suele estar centrado en hechos verificables, como los distintos acontecimientos de las vidas de personas dedicadas a la política, la ciencia o el arte. A veces, una biografía puede ser en realidad un producto claramente literario, es decir, ficticio, a pesar de la claridad con la que se expongan los hechos de la vida del personaje; este es el caso, por ejemplo, de la obra de Gore Vidal Juliano, el apóstata. Durante el período romántico, las biografías se centraron más en el estudio de la vida psicológica de los protagonistas y buscaron un interés más literario, a expensas de los hechos biográficos. Posteriormente, y todavía en la actualidad, las biografías pasaron a tener un fuerte sesgo positivista, centrándose esencialmente en hechos, buscando archivos, documentación, correspondencia y otros elementos que sirvan para dar fe de lo acontecido en la vida del protagonista y para situarlo en su contexto histórico y social. La primera primera biog biografía rafía conocida conocida es Vidas Paralelas de Plutarco y la más conocida en el campo de la psicología es, casi con seguridad, la que Ernest Jones hizo de Sigmund Freud. En el caso de las autobiografías, autor y personaje de la obra son la misma persona. Si el relato de la vida es parcial, referido sólo a unos cuantos años, la obra se etiqueta como memorias, no como autobiografía. Existe un subgénero dentro de las autobiografías, los diarios íntimos, que se realizan no con un afán expositivo-descriptivo, sino con una motivación más personal y privada, el desahogo de problemas, la catarsis o la autorreflexión. Es el caso de las Meditaciones Meditaci ones de Marco Aurelio, las Confesiones de Agustín de Hipona, el Diario Diari o Íntimo Ínti mo de Miguel de Unamuno o los Diarios Diari os y las distintas Cartas de Franz Kafka. Es evidente que analizar las vidas de los otros o la propia es un acto que se lleva a cabo con frecuencia en psicoterapia. Es más, las Meditaciones Meditaci ones y las Confesiones anteriormente citadas son claros antecedentes de la psicoterapia. Los diarios íntimos, en este sentido, están en la base de algunas técnicas que se describirán en este libro, fundamentalmente la técnica de apertura emocional de Pennebaker. Desde el punto de vista científico se han realizado trabajos en el campo de la psicobi psicobiog ografía, rafía, en los que se trata de estudiar estudiar comparativamente comparativamente los acontecimi acontecimientos entos vitales, la evolución psicológica y las obras de cierta persona. Inicialmente las psicobi psicobiog ografías rafías estaban inscritas inscritas en el marco psicoanal psicoanalíti ítico co y se considera considera que la primera primera psicobi psicobiog ografía rafía fue la que Freud hizo hizo sobre Leonardo da Vinci. nci. Murray empezó a estudiar vidas de personajes célebres o ficticios en los años treinta y Allport también propuso estrategias similares para el estudio de la personalidad en su obra de 1937, de manera que las investigaciones centradas en las vidas de las personas han estado presentes desde el princi principi pioo en psicol psicolog ogía ía y dentro de disti distintos ntos marcos teóricos, teóricos, pero siempre siempre relacionadas relacionadas con la personalidad y la motivación (Rabin, Zucker, Emmons y Frank, 1990; Runyan, 46
1984). Progresivamente, la investigación psicobiográfica ha ido interesándose más por las vidas de personas aparentemente anónimas, no célebres, y se han empezado a estudiar las regularidades de las vidas de personas que desempeñan distintas profesiones (profesorado, atención sanitaria), las trayectorias de vidas desde la infancia hasta la ancianidad, las relaciones personales y, por supuesto, las de personas que acuden a psicoterapi psicoterapia. a. P osibl osiblemente emente el grupo de investig investigación con más impacto en el estudio de las historias de vida es el dirigido por McAdams (1993, 1999). Pero la historia de vida no es una autobiografía. Hacer una autobiografía supone, en princi principi pio, o, crear un objeto permanente, se hace para que perdure, incluso ncluso lo habitual habitual es que se publique. La intención es descriptiva y, usualmente, ejemplarizante. Una historia de vida en cambio se hace en un momento dado y la intención es que si se vuelve a realizar, emerjan cambios, perspectivas nuevas no atendidas en la primera narración de la historia. Se trata de primar la subjetividad de la persona que la realiza y de buscar el propósito, propósito, la intencional intencionaliidad y el sign signifi ificado cado que su vida ha tenido tenido o va teniendo para esa persona. Habitual Habitualmente mente se reali realizan de modo oral, oral, como si fuera una entrevista. entrevista. El sentido subjetivo, provisional y de búsqueda de sentido es lo que predomina; téngase en cuenta que se trata de realizar una historia de vida de alguien, no la historia de la vida de alguien. Por tanto, es la perspectiva de la persona la que predomina y no una perspectiva técnica; es la persona la que finalmente encuentra el sentido de su vida y este no depende de tener la perspectiva experta de psicólogos o terapeutas. Para McAdams (1993), las historias de vida reflejan la unidad y el propósito de las vidas de las personas en el momento en que se realizan. El interés por las historias de vida no es nuevo en la investigación de carácter social. De hecho, se trata de una técnica que surgió en el campo de la etnografía. Desde el punto vista vista sociol sociológ ógiico y antropológ antropológiico, la perspectiva perspectiva del informante es sumamente interesante, ya que puede dar cuenta de aspectos que de otro modo podrían pasar inadvertidos: la vida cotidiana de un habitante de determinado contorno geográfico, las preocupaciones, preocupaciones, intereses y temores de un combatiente combatiente en una gu guerra, erra, las disti distintas ntas perspectivas perspectivas sobre ese confli conflicto que mantuvieron personas de bandos disti distintos, ntos, la opini opinión ón acerca de las costumbres locales de un inmigrante reciente, etc.
2.1.1. La entrevista en profundidad Para conocer la perspectiva del informante se aplica un tipo muy específico de entrevista, la entrevista en profundidad , en la que se busca conseguir la información con las mayores implicaciones posibles sobre un objeto de análisis. Las entrevistas de historias de vida o, más brevemente, las historias de vida son un subtipo de entrevista en profundidad profundidad en la que el objeto de análisi análisiss es la propia vida vida de las personas entrevistadas. En sociología y antropología se usan las entrevistas en profundidad para los 47
siguientes fines: a) Si se busca conseguir información muy compleja, como las explicaciones que las personas dan a sus intenciones de voto. b) Cuando se busca información nformación deli delicada; por ejemplo, ejemplo, sobre un tema tabú, como la sexualidad o la evasión fiscal. c) Cuando se busca conseguir la implicación de los participantes y se piensa que otros formatos de obtención de información, como encuestas o cuestionarios, pueden ser irrelevantes o insuficientes; por ejemplo, si se quiere investigar sobre estereotipos sexuales en la vida cotidiana, o sobre comportamientos de tipo ilegítimo o delictivo. Suele ser una entrevista larga y que se puede mantener en varias sesiones si se considera necesario. Para desarrollar la entrevista se ha de tener preparado un guión que incluye aspectos sobre el formato de las preguntas y la naturaleza de la información que se busca, aunque nunca se suelen hacer preguntas demasiado cerradas. Consta de dos fases, una primera introductoria en la que se indica al informante la finalidad de la entrevista y para qué se va a usar la información, así como el tipo de colaboración que se le pide, y una segunda que es el interrogatorio propiamente dicho. En cuanto al proceso de entrevista, nunca se realizan preguntas directas, se comienza por aspectos poco comprometidos y se suele ir de lo genérico a lo específico. En general, se busca forzar la coherencia de las respuestas, así que se utilizan los antecedentes mencionados por el informante como elementos de referencia, para que se complemente, se contraste o se amplíe la información, o se proporcionen explicaciones sobre la misma. Igualmente, se evitan las preguntas tendenciosas o que impliquen sesgos, el formato de la pregunta es siempre neutral y aséptico. Al finalizar la entrevista, se suele dejar abierta la posibilidad de seguir en contacto y de continuar recabando información. Durante la entrevista en profundidad se usan una serie de estrategias para maximizar la obtención de la información. Entre estas destacan: a) La complicidad, se procura hacer ver al informante que es un aliado del entrevistador y que su contribución es muy relevante. b) La ing ngenui enuidad, dad, haciendo haciendo ver la sorpresa, la innovación nnovación y la valía valía de la información proporcionada. c) El eco o repetición de las últimas frases dichas por el entrevistado cuando se piensa que pueden tener un alto valor emocional. d) La síntesis o resumen. e) La interpretación o emisión directa de hipótesis para comprobar el efecto de las mismas en el discurso del informante.
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En definitiva, las entrevistas en profundidad son estrategias de obtención de información centradas en la perspectiva del sujeto acerca del asunto de interés y que se desarrollan estratégicamente a partir de una alianza entre entrevistado y entrevistador en la que este último va marcando el ritmo y fomentando una aportación de información cada vez más relevante y específica. En este sentido, las entrevistas en profundidad se asemejan a la entrevista terapéutica en una serie de rasgos: a) Se centran en la experiencia subjetiva del cliente y esta es el foco de interés. b) Se establece establece una sóli sólida alianza alianza de trabajo para obtener información, nformación, la alianza terapéutica que sería similar a la complicidad. c) El terapeuta utiliza una serie de estrategias retóricas basadas en el uso de la información ya proporcionada por el cliente para ahondar en la búsqueda de nueva información progresivamente más específica y relevante. Entre esas estrategias están el uso del reflejo, similar al eco, la síntesis y la interpretación. Queda no obstante, la ingenuidad, que no está presente en todas las formas de entrevista terapéutica, pero que sí pertenece al formato general de trabajo de las tradiciones constructivistas, en las que hay que enmarcar las técnicas narrativas y que parten de la afirmación afirmación de que sólo sólo se puede conocer al cliente cliente a partir partir de una posici posición ón crédula, ya que él es el experto en su propia visión del mundo.
2.1.2. Los recuerdos en la historia de vida Las historias de vida se centran en el estudio de las experiencias del entrevistado y, por tanto, el material básico de las mismas son los recuerdos autobiográficos. El problema inicial, por tanto, es: ¿cómo se evocan estos recuerdos? Si se echa mano de la producción literaria relacionada con historias de carácter autobiográfico, se pueden encontrar dos tendencias bien diferenciadas. Por un lado, está la que defiende que los recuerdos son generados de forma automática y casi incontenible por una serie serie de indi indicadores cadores o estímulos. estímulos. Quizá Quizá el ejemplo más gráfico de esta tradici tradición ón es el episodio de la magdalena que Marcel Proust presenta en Por el camino de Swann, el primer volumen de su obra En busca del tiempo perdido perdido. Un pequeño estímulo, el sabor de una magdalena mojada en té, evoca todo un torrente de recuerdos. A lo largo de la obra, se cuentan sucesos similares, estímulos aparentemente inocuos que generan diferentes recuerdos en el narrador. Desde este punto de vista, la memoria sigue sus propios propios caminos caminos y es esclava esclava de una serie serie de marcadores que permiten permiten que afloren afloren las series de recuerdos que tienen asociados. Una segunda tradición es la que se puede encontrar en otra obra magistral de la literatura francesa, aunque bastante menos conocida: El salón de Wurtemberg urtemberg . En esta 49
novela, Pascal Quignard cuenta la historia de tres personajes estrechamente unidos en su uventud pero que al volver a encontrarse, muchos años después, se percatan de que no tienen ningún recuerdo en común acerca de las experiencias que compartieron. Si se sigue esta otra perspectiva, la memoria no existe como tal, los marcadores no determinan nada, sino que lo que recordamos es un relato, una organización intencional de hechos. La psicología cognitiva plantea una dicotomía similar: por un lado, la memoria sigue leyes asociativas; por otro, se sabe que el recuerdo se orienta en función de las necesidades e intereses del sujeto. Si se piensa en las autobiografías, es evidente que el conjunto del relato está ligado a los recuerdos intencionales del autor, el narrador hace una selección de lo que quiere o no contar, con la intención de producir cierto efecto en el lector: la dureza de los acontecimientos que vivió, la relevancia de sus intervenciones, etc. Desde el punto de vista científico, el escritor de autobiografías elige ciertos recuerdos, y los reconstruye, de entre todos sus recuerdos autobiográficos, las memorias episódicas referidas al propio autor. Las historias de vida, a pesar de ser fundamentalmente relatos orales, comparten todas esas características. De entrada, son historias, es decir, relatos destinados a ustificar una cierta visión de los acontecimientos. En segundo lugar, son autobiográficas, cuentan la historia de determinada persona y se centran en su perspectiva. En tercer lugar, parten de ciertos elementos selectivos que, quizá por su fuerza asociativa, determinan en gran manera qué recuerdos serán tenidos en cuenta. Y aún comparten otra característica más con las obras literarias de corte autobiográfico: su formato no preexiste, es decir, no es anterior a su creación; el sentido de la historia nace cuando esta se crea y no antes. Al igual que en las novelas autobiográficas la orientación de la historia la da el autor en el momento de escribirla. Obviamente, los episodios, los recuerdos, son previos previos a la historia, historia, pero estos no determinan el fondo de la misma, ya que es el autor el que elige los que cuenta, la forma de narrarlos, de enlazarlos y el sentido global que le quiere dar a la historia. La historia de vida se crea mientras se relata, la narrativa da sentido a la existencia cuando se realiza.
2.1.3. Las historias de vida en psicoterapia Esta misma tradición se puede encontrar en psicología; el interés de las historias de vida es algo obvio en psicoterapia. El problema es entender que las historias de vida son eso, historias y que representan selecciones intencionales de la experiencia del cliente, no un resumen objetivo de su vida. Por eso, el hecho de elaborar una historia de vida al inicio de la terapia puede constituir en sí mismo toda una meta terapéutica, es una de las mejores formas de conocer al cliente, sustituye en gran medida la habitual anamnesis clínica y permite adentrarse en su subjetividad, en su perspectiva acerca del mundo y de sí mismo. 50
Es obvio que la creación de una historia de vida no puede soslayar las leyes que rigen la memoria. Por tanto, la historia de vida está ligada a los procesos que controlan especialmente la memoria autobiográfica, la memoria de los sucesos de la propia vida. Elementos como el contexto emocional, el tipo de estímulos que haya en el entorno ambiental y, sobre todo, las intenciones y metas del hablante van a determinar lo que se puede evocar o no en un contexto contexto dado. Aparecerán recuerdos tristes tristes si estamos tristes, tristes, aparecerán recuerdos de nuestra juventud si estamos en las inmediaciones del instituto en el que estudiamos en nuestra adolescencia, intentaremos dar una visión positiva de nosotros mismos en el tipo de vivencias que evocamos si queremos causar una buena impresión. Por tanto, el terapeuta deberá proporcionar oportunidades para recuperar recuerdos, buscando estados de ánimos ánimos semejantes y contrapuestos con los expuestos, expuestos, ahondando en la información que se ha omitido o se ha presentado de manera muy somera, preguntando preguntando por ejemplos ejemplos concretos, por personas relevantes, relevantes, por acontecimien acontecimientos tos importantes en la vida, etc. El conjunto de recuerdos que consolidan la identidad suele situarse entre los diez y treinta años en la cultura occidental, así que los clientes mayores tendrán una gran tendencia a buscar recuerdos en esas etapas de la vida, pero la estrategia terapéutica debe conducirles a la búsqueda en otros períodos. Para elaborar una historia de vida es necesario, como se ha indicado en el capítulo anterior, haber alcanzado el estadio de operaciones formales. Las personas que todavía no han llegado a la adolescencia pueden hablar de sus recuerdos, pero no elaborar una historia de vida como tal, ya que les faltaría la capacidad de integración necesaria (McAdams, (McAdams, 1993). En psicoterapia el cliente suele evocar problemas porque tiene la intención de que se le ayude de alguna forma y porque ha ido allí a hablar de sus preocupaciones. Por eso lo habitual es que cualquier exploración de su perspectiva del mundo la empiece por sus experiencias experiencias problemáticas. pr oblemáticas.
2.2. Estructura y aplicación de una historia de vida En realidad, se pueden estructurar las historias de vida de muchas formas. Lo importante es que a través de esa estructura se puedan encontrar algunos elementos básicos para el proceso psicoterapéuti psicoterapéutico: co: el tipo tipo de valores valores que definen definen a la persona, la naturaleza naturaleza subjetiva de sus problemas, el tipo de estrategias que utiliza para hacer frente a los mismos, sus objetivos o metas y un panorama general de sus relaciones interpersonales relevantes, así como la historia del problema que le trae a la consulta. Un protocolo que puede resultar útil es el que resulta de adaptar el formato de entrevista que utiliza McAdams (1995), inicialmente pensado para la investigación. La entrevista comienza haciendo énfasis en el proceso de selección, indicando al cliente que sólo deberá mencionar aquellos hechos o relaciones que considere relevantes 51
para entender su vida: su pasado, su presente y la proyección que hace de su futuro, a lo que puede añadirse su visión del problema. Habitualmente la historia de vida se puede trabajar en la primera o segunda entrevista. A veces la primera entrevista se dedica más al análisis de la demanda y al estudio de la situación general del cliente. Pero, en ocasiones, hay tiempo para empezar a abordar la historia de vida en la primera entrevista. En general, elaborar la historia de vida toma entre 60 y 90 minutos, por lo que a veces puede ser necesario dedicar más de una entrevi e ntrevista sta a la construcción de la la historia. historia. Los apartados de esta entrevista son los siguientes: 0. El cliente da una breve visión general de su vida. 1. Establecer los capítulos o períodos de la vida vi da. Habitualmente se le sugiere al cliente la metáfora de la novela. Debe escribir la historia de su vida y es necesario que nos indique cuáles han sido sus circunstancias, las buenas y malas épocas de su vida, los héroes y villanos de su experiencia, así que debe haber personajes, tramas y capítulos. Aunque McAdams plantea que la división en capítulos debe estar entre dos y siete, en nuestra terapia no solemos indicar nada al respecto y dejamos total libertad para que los clientes establezcan las partes que consideren pertinentes. Esto posiblemente refleja mejor la visión que tienen de las transiciones en su vida. También se pide que se dé un título a cada capítulo y se explique por qué se ha escogido el mismo, así como una descripción genérica de los sucesos de cada parte. Se ha de poner énfasis énfasis en que lo que interesa es el sentido sentido general de la histori historiaa y no tanto los detalles. Esta parte de la entrevista es la más abierta de todas. En ella los clientes suelen proyectar sus conflictos y elaboran una primera narrativa de su experiencia. Posteriormente, el terapeuta puede centrarse en alguno de los acontecimientos citados para expandir la narrativa en otras direcciones. 2. Indicar cuáles han sido los acontecimientos acontecimi entos críticos en la vida. Por acontecimiento crítico se entienden episodios puntuales breves, que ocurren en tiempos y lugares determinados y que no duran demasiado, pero que influyen de manera crucial en la vida de la persona. Ejemplos típicos de acontecimientos críticos pueden ser la comida que se tuvo con determinada persona y que nos impactó por lo que habló habló e hizo hizo durante la misma, misma, el momento de recibir las calificaciones de un curso o de determinada asignatura, un paseo en solitario por el bosque, ciertas palabras de una persona que afectan a lo que queremos o hacemos, etc. Se suele preguntar por ocho acontecimientos críticos, que incluyen el primer recuerdo personal, un suceso de la infancia, otro de la adolescencia, otro de la vida adulta, el punto cumbre de la vida, el punto suelo y el punto de inflexión, además de otro momento crítico adicional. También es posible sustituir los acontecimientos críticos de los períodos evolutivos por los que se den en cada uno de los capítulos descritos por la persona, pero no siempre hay acontecimientos críticos en cada capítulo; es más, muchas veces los clientes no encuentran tantos 52
acontecimientos críticos y se debe trabajar con sólo unos cuantos. También es posibl posiblee centrarse en una serie serie de puntos de inflex nflexiión relacion relacionados ados con el problema problema que el cliente cliente trae a consulta, consulta, con el entendimiento entendimiento de uno mismo mismo o con relaciones significativas. En cuanto al primer recuerdo, no tiene por qué estar relacionado con experiencias relevantes para el cliente, ni siquiera con su problema. problema. Si decide decide preguntarse por él, hay que garantizar garantizar que pertenezca a la primera primera infancia y que se trate de una cadena de acontecimient acontecimientos os completa, completa, una acción que empieza, se desarrolla y finaliza y un mero flash de memoria. En general, el primer recuerdo sólo es relevante desde una óptica adleriana, ya que según esta escuela terapéutica este es el primer indicio del estilo de vida de la persona, es decir, de su forma personológica fundamental. Desde una perspectiva perspectiva puramente experi experimental, mental, los primeros primeros recuerdos son probablemente probablemente aquell aquellos que se han recuperado más veces de entre todas las memorias de esa época y los más relacionados con indicios ambientales. Cuando se describe cada uno de estos momentos críticos se ha de contar lo que pasó, lo que se hizo, lo que se experimentó emocionalmente, dónde ocurrió, las personas relacionadas con ello, el impacto que tuvo en la vida de la persona y lo que ese suceso dice acerca de la clase de persona que es el cliente. No obstante, en una exploración terapéutica de los acontecimientos críticos es suficiente con preguntar por los puntos cumbre, suelo y de inflexión, incluso buscando varios puntos de inflexión a lo largo de la vida o en distintas esferas de la misma. En todo caso, podría plantearse a la persona que añadiese otro u otros puntos críticos en su vida si cree que los ha tenido: a) El punto cumbre es un momento en que se experimentan emociones intensamente positivas, placenteras o de calma; el mejor momento de la vida. b) El punto suelo es el momento en que se exp experimentan erimentan emociones intensamente negativas; el peor momento de la vida. c) Los puntos de inflexión son momentos en que la vida experimenta un giro, un cambio de dirección. Como ya se ha indicado, se pueden explorar varios de ellos. Puede ser acertado incluir un punto de inflexión, que es el que determina la demanda. Si la persona venía teniendo el problema, ¿qué hecho concreto motivó que buscara ayuda profesional? 3. Desafío vital . Se trata de que la persona identifique cuál ha sido el mayor reto al que ha tenido que hacer frente a lo largo de su vida. Se pregunta por cómo se manejó y lo solucionó, por las estrategias que se usaron para resolverlo, las personas que le ayudaron en esos momentos y qué tipo de impacto o repercusión ha tenido en su vida. 53
4. Influencias positivas positi vas y negativas en la historia histori a de vida. Se trata de identificar personas, grupos o instituciones que han influido positiva o negativamente en las vivencias de la persona y detallar qué clase de impacto han tenido. 5. Descripci ón de los relatos culturales y familiar famili ares es que más han i nfluido en el sujeto. Se trata de estudiar qué influencias relacionales o culturales han sido más importantes para la persona. Por ejemplo, los comentarios de los amigos de la pandilla que indicaban cómo había que relacionarse con las chicas, las retahílas moralizantes de la madre o la abuela sobre la honestidad y la rectitud personal, personal, la serie serie favorita favorita de televi televisi sión, ón, el cómic cómic favorito favorito de cuando se era pequeño, etc. Hay que tratar de inclui ncluirr tanto histori historias as vistas vistas en el teatro, la televisión o el cine), como leídas en libros, cómics o revistas, o contadas por nuestros familiares o amigos. De todas ellas debe hacerse una descripción sucinta y detallar el tipo de influencia que han tenido en la vida. Si toda la tradición psicoterapéutica ha hecho énfasis en mayor o menor medida en la influencia de la familia o los amigos, en este formato de búsqueda de información se da también importancia a lo que transmiten los medios de comunicación de masas o los medios de ocio. 6. Búsqueda de futuros futuros alternativos para la historia histori a vital vi tal . Se incluyen dos posibl posibles es futuros, uno negativo negativo y otro positivo. positivo. En el positivo positivo hay que describir describir las metas y objetivos que se alcanzan desde una posición claramente realista. Por ejemplo, se les puede indicar que no pueden contar con que les tocará una gran fortuna en la lotería o que van a conocer y relacionarse con personas famosas. En cuanto al negativo, deben describir un futuro en el que sus temores más poderosos se hacen realidad pero igualmente desde una posición realista. Por ejemplo, se les indica que no deberían incluir dolencias extremas si no hay evidencia de que las van a padecer. 7. Valores e ideología personal . Se trata de preguntas más simples y directas acerca del sistema de valores de la persona. El cliente debe describir las creencias religiosas, sociales o políticas o los contenidos fundamentales de su sistema de valores, así como los cambios que han experimentado a lo largo de su vida. 8. Tema vital . Se le pregunta directamente a la persona, una vez que ha revisado su pasado y proyectado su futuro, cuál es el mensaje central, el tema sobre el que cree que se ha estado ocupando a lo largo de su narración; técnicamente, se le pregunta por el discurso, por el significado matriz. Obviamente pueden ser varios temas los que aparezcan y hay que remarcar que existe esa posibilidad. Una vez localizados, el cliente debería explicar por qué cree que ese o esos son los temas centrales de su vida. 9. Otros Otros elementos que la persona consider consi deree relevantes. Se invita a la persona a decir algo más sobre su experiencia vital, si cree que algo interesante ha podido podido quedarse en el tintero. tintero. 54
Cuando acaba la terapia, en las sesiones de despedida es conveniente elaborar una segunda historia de vida, para cotejar los cambios respecto a la primera versión y reforzar las estrategias y perspectivas adquiridas durante el proceso terapéutico. Por motivos de espacio, no hay lugar para una transcripción y análisis completo de una historia de vida, pero se presenta un pequeño resumen de la historia inicial de vida de Urraca, una cliente que fue atendida por una experiencia de violencia por parte de su pareja. Urraca dividió su historia en cinco grandes fases: a) La infancia, definida como una época feliz. No fue capaz de darle un título personalizado y la llamo simplemente infancia. La identificaba como una época sin preocupaciones, preocupaciones, atendida atendida por sus padres y abuelos. b) La adolescenci adolescencia, a, caracterizada por confli conflictos con los padres y por la búsqueda de la diversi diversión. ón. La titul titulóó peleas, ya que las peleas con sus familiares eran lo que definía ese período de su vida. c) La etapa en la que conoce a su marido, valorado como el período más feliz de su vida, cuando había tenido a alguien que la apoyaba y había podido conseguir algunos objetivos laborales en su vida. Coincidía básicamente con el noviazgo pero incluía algunos de los primeros años del matrimonio. El título que le dio fue felicidad felici dad , ya que es la sensación que tenía identificada para esa época. d) Una etapa que abarca la mayor parte de los años de matrimonio, definidos por un aumento del control por parte del marido y un incremento de la violencia, desde formatos psicológicos al abuso físico. La etapa termina cuando decide separarse de su pareja. Durante este período tuvo que desempeñar sucesivos trabajos para hacer frente a las necesidades familiares y algunas veces el motivo de las peleas con el marido estaba relacionado con su trabajo. Denominó a esta etapa decepción, porque para ella fue una confirmación de que se había equivocado al elegir pareja. e) La etapa actual, ya separada de su pareja y que abarcaba apenas el último año de su vida, caracterizada por la confusión respecto a su futuro y el alivio por no tener que vivir bajo el maltrato. La tituló cruce de caminos porque creía que tenía que tomar decisiones y que debía de acertar en el camino que iba a tomar a partir de ese momento. En cuanto a los acontecimientos críticos, identificó el punto cumbre con el día de su boda. Para ella fue el momento más feliz de su vida y eso suponía iniciar una nueva vida y abandonar el conflicto casi continuo que había tenido 55
con sus padres. Casarse con alguien a quien quería era el no va más de sus objetivos y el hecho de vivir con alguien a quien se ama seguía siendo un objetivo fundamental en su vida. El punto suelo fue una de las agresiones de su marido, no fue ni la primera ni la más violenta, pero durante la misma percibió claramente que su vida no podía ser ya más la bonita historia de matrimonio que se había creado en su mente. Identificó un solo punto de inflexión que era el que había desembocado en su separación y además, de manera indirecta, en la búsqueda de ayuda profesional. profesional. Se trataba de una agresi agresión ón por parte del marido en presencia de uno de sus hijos; este suceso la había hecho consciente de que la situación podía empezar a perjudicar a estos. Fue entonces cuando buscó ayuda en un Centro de Información a la Mujer, que la derivó al servicio de asistencia psicológica que el autor coordinaba en esos momentos. El impacto de ese momento en su vida fue hacerle consciente de la necesidad de actuar. A lo largo de su relato se pudieron identificar una serie de personas relevantes en su existencia: su marido, sus dos hijos, sus padres (con los que no mantenía una relación estrecha), pero también tres amigas, un hermano y algunos compañeros y compañeras de trabajo, y, hasta su muerte, sus abuelos. Las amigas, el hermano y ciertos compañeros de trabajo eran vistos como una fuente de recursos y ayuda. En cuanto al desafío vital, lo concretó en la búsqueda de recursos para su familia, durante el capítulo de decepción. Había estado sin trabajar desde algo antes de su boda y las necesidades familiares la llevaron a reemprender su vida laboral. Esto le hizo tener problemas con su marido y además tuvo que adaptarse a trabajos que no había desempeñado antes, como cocinera en un bar. A este respecto, se le indicó que llamaba la atención que el desafío vital estuviese más relacionado con su capacidad agente que con elementos relacionados con la vida familiar como casarse o ser madre. Ella respondió que de alguna manera ambas cosas estaban ligadas entre sí, ya que trabajaba para sacar adelante a su familia. Las influencias positivas y negativas las detalló de la manera siguiente. Por un lado, señaló como influencias negativas a sus padres, que le empujaron a querer salir de casa, para lo cual necesitaba un hombre según las normas sociales. Además detalló también como influencia negativa el hecho de haber tenido que abandonar sus estudios debido a que su familia no tenía recursos; pensaba que si la vida vida hubiera hubiera sido sido más cómoda, las cosas hubieran hubieran ido mejor. mejor. Las influencias positivas las concretaba en sus amigos y en la propia experiencia de la vida (lo que se aprende en la calle, decía ella), que le había hecho tener que afrontar los problemas y superarlos. El marido era para ella ambivalente: era una influencia negativa en tanto que la había maltratado y la había obligado a cambiar sus objetivos vitales, pues se había roto un matrimonio que había sido feliz en algún momento; pero también le había dado momentos de felicidad al princi principi pioo de la relación. relación. Se le indicó ndicó a Urraca que parecía asumir asumir que las 56
mujeres necesitan un hombre para ser felices o para irse de casa de los padres y respondió que eso pensaba en algunos momentos de su vida, pero que ahora veía que las cosas podían ser distintas. No pudo decir mucho sobre las influenci influencias as relacion relacionales ales y cul c ultural turales, es, pero sí vio que había mensajes en su pasado, de sus familiares y amigas de entonces muy relacionados con buscar un buen hombre que la tratase bien y le hiciera feliz. También indicó que le gustaban las películas románticas, del tipo chico conoce chica y terminan siendo felices. Discutimos el papel que esos mensajes podían haber tenido tenido en su decisi decisión ón de casarse y en su objetivo objetivo de ser feli feliz y asumió que algo de eso podía haber. Sobre las películas románticas terminó indicando que eran muy bonitas, pero que no reflejaban la vida real. En cuanto a los futuros negativo y positivo, describió como futuro positivo uno en el que encontraba un trabajo mejor y una nueva pareja con la que ser feliz y que aceptara a sus hijos. Como futuro negativo se centró en las dificultades económicas y en las estrategias que debería poner en marcha para sacar adelante a sus hijos sola con trabajos no demasiado buenos. No era una persona reli religiosa ni con planteami planteamientos entos ideológ deológiicos muy marcados, pero detallaba que entre sus valores estaba la honestidad y el no hacer daño a los demás. Y que eso procura llevarlo adelante siempre, le gustaba ser tan sincera y clara y evitaba los conflictos y peleas. Decía que posiblemente por eso había agu aguantado antado tanto tiempo tiempo el maltrato de su marido, marido, era experta experta en evitar peleas, lo que a veces le llevaba a no enfrentarse a las personas agresivas. Igualmente se hicieron comentarios al respecto del papel que desempeñaba ese binomi binomioo de no hacer daño y no pelear pelear y se le sugi sugirió rió si algu alguna na vez se había enfrentado a algo sin pelear (sin ser agresiva con la contraparte). Comentó que la búsqueda de trabajo le había llevado a tener que convencer de la necesidad de ello a su marido y que la falta de acuerdo al respecto no siempre había supuesto una pelea. No identificó identificó claramente claramente el tema vital vital,, pero creía que su vida vida era un rosario de esfuerzos para ser feliz, para conseguir estar bien consigo misma y con alguien más, con una pareja, pero que esto último no lo había conseguido. Se le hizo ver que lo había logrado en algunos momentos de su vida, pero que en otros no sólo no era feliz con esa persona, sino que incluso la pareja le perjudicaba. perjudicaba. ¿Es ser feli feliz vivi vivirr con algui alguien en que te maltrata? maltrata? Esta pregunta pregunta constituyó una invitación final a la reflexión. No quiso añadir ninguna información adicional. adicional.
2.3. Utilidad clínica de las historias de vida Las historias de vida son en su uso psicoterapéutico fundamentalmente un instrumento 57
para el conocimien conocimiento to de la histori historiaa inici nicial al del cliente. cliente. P odría decirse decirse pues que son una estrategia de evaluación postmoderna, y lo son. Son una estrategia de evaluación narrativa y se sabe que las narrativas pueden ser cocreadas a través de los comentarios que se hagan a las mismas, de forma que esa historia de vida inicial puede matizarse introduciendo una serie de preguntas estratégicas que recaben nueva información y que hagan centrarse al cliente en otros elementos. Por ejemplo, durante la realización de la historia de vida de Glarea, una cliente que fue a consulta por ataques de pánico, se pudo apreciar que marcaba más énfasis en la descripción de sus relaciones maritales que en la de sus problemas problemas con la ansiedad: J.- Glarea, tu historia es muy impactante, pero lo cierto es que apenas has descrito tus ataques de pánico. Es como si vieras que tus preocupaciones están centradas en otra cosa. ¿De qué crees que has estado hablando fundamentalmente? G.- De las relaciones con mi marido y su familia. J.- Tal y cómo lo planteas parece que eso es más importante para ti. G.- En realidad tengo muchos problemas con mi marido y mis suegros. J.- Noto que siempre que has hablado de tus ataques, también había un problema problema conyugal conyugal o con tus suegros. suegros. ¿Crees que tienen tienen algo algo que ver una cosa y la otra? G.- Me parece que… sí.
En definitiva, en este caso el problema eran las relaciones familiares. Pero la cliente no había puesto en palabras todavía ese fenómeno, su preocupación eran los ataques. Una vez contada la historia, el vínculo entre ataques y problemas familiares era claro. Pero para Glarea, el tema vital era la superación. Su vida, según creía ella, había consistido en hacer frente a una serie de problemas para trabajar en aquello para lo que había estudiado y su vivencia de pareja muchas veces había constituido un obstáculo para ello. ello. En ocasiones ocasiones los cli clientes no incluyen ncluyen el problema problema por el que consultan consultan como algo relevante o notorio en su curso vital. En ese caso, hay que indicarles que expliquen por qué esto es así y, si es necesario, necesario, pedir pedir expl explíci ícitamente tamente que elaboren elaboren episodi episodios os o momentos críticos que tengan que ver con el problema. Es decir, la elaboración de la historia de vida es una tarea que realiza fundamentalmente el cliente, pero la misión del terapeuta es actuar como un perturbador estratégico cuando sea necesario, remarcando puntos de vista alternativos y pidiendo información sobre aspectos no dichos. Por ejemplo, si alguien sólo habla del trabajo, sería necesario preguntar por su vida familiar y los amigos. Siguiendo el protocolo de la historia de vida, se puede encontrar información sobre 58
los siguientes aspectos: 1. Las personas que son relevantes para el cliente y cuál es el papel que desempeñan en su vida. Esta información aparece en varios de los momentos de la entrevista (capítulos, puntos de inflexión, futuros, relatos culturales y, en ocasiones, el desafío vital). Por tanto, se recaba información sobre la red social de la persona y su historia relacional. 2. Las metas y objetivos del cliente, que aparecen fundamentalmente en el desafío vital, la tarea vital y la descripción de los futuros alternativos. Pueden aparecer también a lo largo de los episodios. Por tanto se recoge información sobre la motivación del cliente. 3. Información sobre qué contenidos regulan la visión del mundo del sujeto. Esto aparece claramente en la descripción de los valores, pero también en el desafío vital y en los episodios y momentos críticos. Las etiquetas o títulos dados a los episodios sirven como metáforas de lo que es importante para el cliente, ya que tienen un alto valor emocional. Los momentos críticos también dan información sobre qué es relevante para el cliente y le lleva a percibir cambios en su vida. Por tanto, se obtiene información sobre los contenidos cognitivos críticos del sujeto, sobre los pensamientos que regulan su visión del mundo. 4. Las estrategias de afrontamiento que lleva a cabo y los recursos de los que dispone. Aparecen claramente reflejadas en el desafío vital y en el futuro negativo, ya que habitualmente lo que se relata en estos aspectos de la entrevista es el modo en que resuelven problemas. Esta información puede aparecer también en el análisis de los momentos críticos. Es decir, se tienen datos sobre las pautas de resolución de problemas. 5. Los moduladores y limitadores vitales que ha tenido el cliente y que le han llevado a tomar decisiones en uno u otro sentido. Esto queda patente en el estudio de las influencias positivas y negativas, pero también en las historias culturales que le han influido. En este último caso, se hace patente cómo las narrativas sociales a las que habitualmente no se atiende, porque constituyen una especie de ruido de fondo de nuestra existencia, cumplen un gran papel en la regulación de la vida de las personas. Esa influencia cultural incluye tanto las conversaciones con personas reales, es decir, las relaciones interpersonales, como con colectivos, las historias leídas y vistas. Por tanto, se atiende de manera expresa a los discursos culturales en los que la persona está inserta. 6. El contenido subjetivo de su experiencia personal, es decir, su punto de vista sobre lo que ha pasado y cómo se ha desarrollado su vivencia. Este primer primer relato de la experienci experiencia, a, hecho desde una perspectiva propia es quizá la mayor aportación que puede hacer cualquier tipo de narración sobre la propia vida. Proporciona una información mucho más rica y útil que una anamnesis hecha a partir de preguntas de experto o centradas en analizar aspectos que 59
desde un punto de vista externo deberían regular la vida del cliente. Privilegiar la perspectiva subjetiva es el primer paso para trabajar con una orientación narrativa, pues nadie conoce mejor la vida de una persona y lo que es importante en ella que esa persona y es esta la que en primera instancia debe ordenar los hechos que, desde su punto vista, son influyentes en su vida. Es decir, se obtienen datos sobre la conducta del sujeto en el contexto en el que esta tuvo lugar. Para terminar, las historias de vida pueden ser una buena estrategia para iniciar una terapia como forma de conocer el planteamiento inicial del cliente sobre su experiencia. Pero, lógicamente, caben otras alternativas, algunas de las cuáles se verán en los siguientes siguientes capítulos. Si se opta por elaborar la historia de vida, lo coherente sería cerrar la terapia con una segunda narración sobre ella, para determinar cambios y darle al cliente la oportunidad de cotejar de una manera concreta su cambio de perspectiva sobre su vida y el problema que le ha traído a consulta. En cualquier caso, las historias de vida son una estrategia fascinante para lograr que el cliente recuerde. Recordar y organizar ese recuerdo en una historia significativa es el primer primer paso para reorganizar reorganizar las perspectivas personales: personales: sólo sólo se pueden alterar los textos textos que previamente existen. La experiencia que todavía no se ha puesto en palabras está en el limbo de lo no dicho, de lo que no tiene aún significado (Gadamer, 1977).
Cuadro-resumen Historias de vida • Resultado de la evaluación de la tradición psicobiográfica de la psicología. • Tipo de entrevista en profundidad. o El entrevistador interviene tan poco como es posible. • Potencian la perspectiva subjetiva del cliente. o Fomentan la complicidad. o El terapeuta asume un punto de vista ingenuo. o Se usan respuestas terapéuticas como el reflejo, la síntesis o la interpretación para promover nuevas producciones de material. o El terapeuta orienta la entrevista hacia ámbitos no mencionados por el clien cliente. te. Estructura de la historia de vida • Establecer partes o capítulos. • Analizar acontecimientos críticos. 60
o Punto suelo. o Punto cumbre. o Puntos de inflexión. • Estudiar el desafío vital. • Comentar influencias positivas y negativas. • Describir relatos influyentes. • Buscar futuros alternativos. o Positivo. o Negativo. • Analizar valores. • Comentar el tema vital. • Material adicional.
Las historias de vida sustituyen a las anamnesis y proporcionan material subjetivamente relevante.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. En el protocolo de análisis de la historia de vida de McAdams: a) No se incluyen historias vistas o leídas, porque las historias relevantes son de tipo oral. b) Se incluye ncluye sólo sólo el análisi análisiss de histori historias as leídas que procedan de una tradici tradición ón científica (conocimientos académicos o similares), ya que lo que es concebido como un dato científico influye más en las narrativas. c) Se incluye sólo el análisis de historias vistas dada la importancia de los medios visuales en nuestra cultura actual. d) Se incluye el análisis de historias, vistas y contadas. e) No se incluye el análisis de historias cuyo protagonista no sea el propio cliente. 2. A lo largo de la realización de una historia de vida: a) Se hacen preguntas directas y precisas, ya que interesa la información fidedigna y puntual. b) Nunca se hacen preguntas directas. directas. c) Se busca sobre todo información biográfica objetivable. d) Se focaliza la información en el contraste entre lo dicho y los hechos tal y como ocurrieron. ocurrieron. e) El evaluador no interviene en ningún momento y se deja completar el relato al informante. 61
3. En la entrevista de historia de vida de McAdams: a) Interesa fundamentalmente la visión global de la vida del cliente, por eso se evita dividir el relato en capítulos o partes. b) La divisi división ón del relato relato en capítulos o partes es la última última fase de la entrevista. entrevista. c) La división del relato en capítulos es la primera fase de la entrevista, después de la descripción general inicial. d) Solo se dividen en capítulos los relatos especialmente complejos. e) La división del relato en partes es potestativa y se hace o no según el caso. 4. Un punto de inflexión en la entrevista de historia de vida de McAdams: a) Hace referencia al mejor momento de la vida de la persona, cuando el afecto positivo ha sido máximo. b) Hace referencia al peor momento de la vida de la persona, cuando el afecto negativo ha sido máximo. c) Es un momento en el que la vida de la persona ha dado un giro, ha cambiado de significado. En todas las historias hay que localizar necesariamente necesariamente un solo solo momento. d) Es un momento en el que la vida de la persona ha dado un giro, ha cambiado de significado. Se pueden localizar varios de estos momentos en una historia de vida. e) No se contemplan puntos de inflexión. 5. En la entrevista de historia de vida de McAdams: a) Sólo se elabora un futuro alternativo positivo, ya que se trata de incrementar el sentido de capacidad personal del cliente. b) No se elaboran elaboran futuros alternati alternativos, vos, ya que no son parte de la experienci experienciaa de la persona. c) Sólo se elabora un futuro alternativo negativo, ya que se trata de comprobar cómo la persona gestiona las dificultades. d) Se elabora un futuro alternativo positivo en historias de tipo irónico o dramático y negativo en historias de tipo cómico o romántico. e) Se elabora tanto un futuro alternativo positivo como negativo.
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3 Otras formas de trabajar con la memoria
3.1. Una pequeña introducción Este capítulo es una clara continuación del anterior. Se trata de proporcionar otras formas de facilitar la elaboración de narrativas a través de la rememoración y organización de recuerdos. Son formas distintas, pero no antagónicas a la historia de vida, de conocer al otro a través de su discurso, pues el propio discurso es la mejor manera de conocer a los demás. Como dijo acertadamente Séneca: “Háblame, para que yo te conozca”. A continuación incluimos un fragmento perteneciente al epílogo de una gran novela rusa de ciencia ficción, ¡Qué difícil es ser Dios!, de Arcadi y Boris Strugatski, publicada en España por la editorial Acervo: Permanecieron en silencio durante un buen rato. – Anka –dijo –dijo de pronto P ashka–, ¿recuerdas la carretera anisótropa? anisótropa? Anka frunció el ceño. – ¿Cuál? – La anisótropa. anisótropa. Aquéll quélla en que estaba colg colgado el «ladril «ladrillo». ¿Recuerdas? Fuimos los tres. – Sí, lo recuerdo. – Fue F ue Antón quien dijo que era anisótropa. anisótropa. Antón sigui siguióó entonces la dirección dirección prohibi prohibida, da, y cuando regresó nos dijo dijo que había visto visto un puente volado volado y el esqueleto de un fascista encadenado a una ametralladora. – Sí, lo recuerdo –dijo Anka–. Anka–. Pero, Pe ro, ¿qué quieres quieres decir con ello? ello? – A menudo suelo suelo recordar esa carretera –dijo –dijo P ashka–. Como si exi existiera stiera alguna relación Aquella carretera era anisótropa, como la historia. Por ella no se podía ir hacia atrás. Pero Antón lo hizo y tropezó con el esqueleto. – No te comprendo. ¿Qué tiene tiene que ver el esqueleto esqueleto con esto? – No lo sé –reconoció –reconoció Pashka–. Y, sin sin embargo, estoy seguro seguro de que ha de 63
existir una relación. El fragmento deja claro que los protagonistas, Antón, Anka y Pashka, deberían haber aprendido algo del día en que uno de ellos se adentró por un camino en dirección prohibi prohibida, da, una carretera anisótropa. anisótropa. P ero no lo consig consiguieron, uieron, especial especialmente mente Antón, que fue quien viajó a lo largo de la misma. El trabajo con recuerdos autodefinidores busca precisamente precisamente alcanzar lo que estos personajes no consigu consiguen, en, aprender de hechos específicos y concretos del pasado y ser capaz de dar sentido al conjunto de la propia narrativa personal a partir del significado que se elabora desde esas experiencias concretas. Además de los recuerdos autodefinidores, se describirán algunas estrategias más inespecíficas que permiten fomentar la producción de recuerdos a fin de tener material con el que elaborar narrativas.
3.2. Los recuerd recue rdos os autodef autodefin inid idores ores De entre todos los recuerdos autobiográficos, algunos son especialmente importantes en la configuración de las narrativas de identidad; al menos esto es lo que se defiende en el modelo cognitivo-afectivo de narrativas personales. Estos recuerdos especialmente relevantes se denominan recuerdos autodefinidores (self-defining memories), ya que definen la personalidad del individuo. Están ligados a otros recuerdos similares, formando una especie de red que describe el significado que nuestra vida tiene para nosotros, además de las metas, valores, aprendizajes vitales, personas y hechos importantes de la misma. Los recuerdos autodefinidores están vinculados a las metas y objetivos que suelen estar en los puestos más altos de la jerarquía del sistema operativo de memoria del yo, por lo que resulta relativamente fácil recuperarlos. Son el tipo de información del sistema de memoria operativa personal que es integrado dentro del esquema de la historia de vida. Cuando esta información es procesada, se producen reajustes en las características principales de este esquema, en sus implicaciones causales y temáticas o en las divisiones temporales, de forma que crean el significado básico de nuestra vida. Singer y Salovey (1993, p. 13) los definen como “recuerdos muy vívidos, con una fuerte carga afectiva, repetitivos y vinculados con un tema relevante no resuelto o con un interés permanente en la vida del individuo”. El hecho de que sean repetitivos indica que están ligados a metas recurrentes del yo operativo. Además, dado que están ligados a las metas más relevantes, son muy representativos de la conducta de la persona. Los recuerdos repetitivos sirven como claves para establecer metas o decisiones relevantes. Todas sus características (viveza, afectividad, repetitividad, ligazón a meta) hacen que sean muy accesibles a la memoria. El grado de detalle de los recuerdos autodefinidores depende de la intensidad del procesamiento procesamiento al que hayan sido sido sometidos, sometidos, es decir, decir, del grado con que han pasado de 64
los niveles básicos de la memoria autobiográfica (divisiones temporales, clases generales de sucesos) a un análisis de acontecimientos concretos. Un bajo nivel de detalle podría indicar problemas emocionales en el sujeto, una deficiente motivación, una represión o la incapacidad de ubicar recuerdos traumáticos dentro de los patrones habituales de las historias de vida (Sewell, 1997). Sin embargo, hay ocasiones en que un recuerdo muy detallado detallado indica indica también dificultades dificultades emocionales. El significado de estos recuerdos es su capacidad de integración, el grado en que el relato nos informa del sentido que la persona que los tiene da al mundo o a sí misma, yendo más allá de las características concretas del recuerdo que se evoca; es decir, la capacidad de aprender sobre uno mismo a partir de los recuerdos concretos. Cuanto más integradores sean estos recuerdos, mayor será el grado con que el que se ha procesado la memoria para lograr un conocimiento relevante para la identidad. Los contenidos de estos recuerdos suelen estar relacionados con sucesos, relaciones o tareas que las personas buscan o evitan activamente; es decir, con los elementos de su pasado que determinaron determinaron su personali personalidad. Se han estableci establecido do ya pruebas experi experimentales mentales de la estabilidad de los significados repetitivos en las narrativas autobiográficas (Luborsky, Barber y Diguer, 1995). El uso del modelo de recuerdos autodefinidores en psicoterapia sería el siguiente: los recuerdos que los clientes evocan están relacionados con sus características personales e identitarias relevantes; es decir, con su comportamiento habitual o sus autoesquemas. En definitiva, con el modo en que se entienden a sí mismos. Pero esos recuerdos están insertos en un sistema compuesto por el conjunto de sus recuerdos autobiográficos y su memoria operativa personal y esta última elige determinados datos autobiográficos para construir la narrativa de la historia de vida en la que los valores y metas constituyen las líneas de continuidad esenciales. Dado que tanto la memoria operativa personal como la historia de vida tienen el mismo tipo de jerarquía de valores, se garantiza que haya una retroalimentación y una concordancia entre ellas. Los recuerdos más relevantes desde el punto de vista de valores y metas son los recuerdos autodefinidores. autodefinidores. Dado que el cliente en psicoterapia está definido por el malestar, el sufrimiento o la incomodidad consigo mismo, sus metas serán evitar o corregir aquellos recuerdos que estén más ligados a esas condiciones negativas. Por tanto, al inicio de la terapia, tanto el conjunto de la historia de vida como cada una de las narrativas específicas que relate estarán orientadas hacia ese significado negativo. El papel del terapeuta será romper esas conexiones iniciales y sustituirlas por otras. Para ello, lo primero que hay que hacer es usar activa e intencionalmente la memoria operativa personal para que busque información novedosa en la red general de la memoria autobiográfica. El segundo paso sería establecer una nueva jerarquía de metas en la memoria operativa personal. Después, algunos de los recuerdos ligados a estas nuevas metas o nuevos afectos podrán ser ubicados en el conjunto de la historia de vida para que sirvan como elementos de contraste. Si ese contraste es lo suficientemente potente, el trabajo conjunto de terapeuta y cliente podrá reconstruir la trama general de la historia, buscando nuevos valores y nuevas líneas históricas de construcción que permitan dar un nuevo significado a la 65
narrativa general de la identidad. En definitiva, lo que se propone desde este modelo es hacer una aplicación específica del procesamiento narrativo de la información, mezclar los presupuestos del procesamiento de la información con datos que tienen una estructura narrativa.
3.3. Cómo encontrar recuerdos autodefinidores Al igual que ocurre con las entrevistas de historia de vida, los formatos de evocación de recuerdos autodefinidores se pensaron inicialmente para la investigación, de forma que deben ser adaptados a los requerimientos de la psicoterapia. La propuesta original de Singer y Salovey (1993) fue solicitar a los participantes en sus estudios que generasen diez recuerdos autodefinidores, pidiéndoles explícitamente que generaran recuerdos de sucesos específicos, que hubiesen durado horas o como mucho un día, que fueran vívidos en detalles, con alta intensidad emocional, y que la persona recordara muchas veces. Se añadía incluso ncluso la coleti coletillla de que tenían que ser la clase de recuerdos que se contarían a un desconocido que nos cayese bien para que se hiciera una idea exacta de la clase de persona que somos. El recuerdo tenía que corresponder a un suceso que como mínimo hubiese ocurrido un año antes. Posteriormente, se incluyó una instrucción relacionada con que los recuerdos tenían que estar relacionados con metas, asuntos o conflictos que fueran relevantes para la persona. Lo usual es que se pida a los participantes que valoren cada recuerdo según su intensidad emocional utilizando una escala Likert para una serie de afectos: alegría, tristeza, rabia, miedo, culpa, sorpresa, interés, orgullo, vergüenza, disgusto, desprecio y desconcierto. desconcierto. Naturalmente, Naturalmente, también también se podría aplicar aplicar una prueba breve de afecto, tipo tipo la escala PANAS (Escala de Afecto Positivo y Negativo). Se han desarrollado criterios de valoración de los recuerdos basados en el contenido (Singer y Blagow, 2002), que diferencian estructuralmente entre recuerdos específicos, episódicos, es decir, recuerdos que no se pueden considerar un único suceso pero que sí tienen una continuidad temporal y constituyen una narrativa completa, y genéricos o recuerdos de una serie de hechos separados en el tiempo pero que tienen homogeneidad temática, relacional o de otro tipo. Desde el punto de vista del significado, se diferencia entre recuerdos integradores, que son los verdaderos recuerdos autodefinidores, en los que explícitamente la persona indica que ha aprendido algo en esa experiencia sobre sí misma o sobre el mundo, y recuerdos no integradores, en los que no hay referencias al aprendizaje obtenido con ese suceso. La investigación experimental ha demostrado que el grado de integración de los recuerdos autodefinidores está ligado a un valor medio de ajuste personal, en personas que no son completamente seguidistas de las demandas sociales, pero que tampoco impulsivas ni egocéntricas, y que a mayor grado de integración se encuentra también un mayor grado de bienestar personal y de afectividad positi positiva va (Blagow (Blagow y Singer Singer,, 2004; Singer Singer y Sal S alovey ovey,, 1993). 66
En la práctica terapéutica lo habitual es pedir al cliente en las primeras sesiones que elabore una o dos narrativas sobre acontecimientos concretos que considere especialmente relevantes sobre su vida. A lo largo de la terapia, o bien se solicitan otras narrativas relacionadas con estos acontecimientos, o el cliente espontáneamente recuerda sucesos con el mismo tema (Luborsky, Barber y Diguer, 1995), de manera que se puede establecer un conjunto que tiene una línea temática y afectiva similar. Es conveniente que el terapeuta explore el grado de relevancia de dichos recuerdos, tanto de los iniciales como de los posteriores, atendiendo a las características de los recuerdos autodefinidores. Deben ser relatos vívidos, cargados de detalles, con alta intensidad afectiva, ya sea positi positiva, va, neg negati ativa va o ambig ambigua, y con capacidad capacidad para evocar otros recuerdos, repetiti repetitivos vos y centrados en un problema permanente o no resuelto. Una vez que el cliente ha desarrollado la narrativa, se pueden hacer una serie de preguntas preguntas para garantizar arantizar la presencia presencia de alg algunas de estas características. características. La intensidad ntensidad afectiva puede ser evidente en la primera descripción, pero se puede preguntar abiertamente por el tipo e intensidad de emociones que se experimentaron. Lo mismo ocurre con los detalles o la viveza, pero si se considera interesante, se puede pedir a la persona que dé detall detalles sobre aspectos sensorial sensoriales es como colores, colores, sonidos, sonidos, etc., que defina de modo pormenorizado las acciones que se llevaron a cabo o las características de interacción entre los personajes del relato y que desgrane los pensamientos que se le venían a la cabeza. En cuanto a la repetitividad es conveniente preguntar con qué frecuencia recuerda ese suceso, cuántas veces lo ha evocado en el último año, etc. Se pueden sondear otros sucesos de la vida vida que estén vincul vinculados ados con ese recuerdo y preguntar preguntar si el tema del suceso es algo algo en lo que el cliente cliente querría trabajar o si es algo algo pendiente pendiente en su vida. vida. Naturalmente, Naturalmente, hay que tener una garantía garantía de que se trata de un recuerdo integrador, así que lo mejor es que el propio cliente haga una coda espontánea en su relato para describir el significado que extrajo de ese acontecimiento; no obstante, si no la hace, se debe preguntar explícitamente por lo que cree que significó. Durante la exploración terapéutica se discuten los temas centrales y los patrones de significado o de interacción que subyacen a esos recuerdos, además de las implicaciones que tienen en la vida del cliente. Cuando se ha terminado de analizar un cierto número de estos sucesos, el cliente ya es capaz de construir un modelo mental que le sirva como guía en la terapia y para la mejora de su autoconocimiento. Lo esperable es que a medida que se desarrolla el análisis narrativo de estos recuerdos, mejoren su autoeficacia, su estado afectivo y su ajuste personal. Los modelos mentales que elabora la persona le dan información tanto de los patrones que regul regulan an su conducta como de los que deberían sustitui sustituirr a estos patrones previos. previos. En reali realidad lo que termina termina comprendiendo comprendiendo el cliente cliente son las metáforas que han estado guiando su vida. Se da cuenta de que cada uno de esos recuerdos es pertenece a una clase de recuerdos con un significado claro: tengo miedo de ser imperfecto, si no tengo control, me desorganizo, necesito que me quieran a toda costa, cualquier vínculo supone una limitación, etc. Una vez que se tiene conocimiento de esta metáfora, es más fácil estudiar cómo en la vida cotidiana lo que hace la persona es aplicar la misma 67
metáfora y se pueden comprobar las consecuencias de su puesta en marcha. Además se puede tomar conciencia conciencia de que la mayor parte de los los recuerdos evocados son ejemplos ejemplos de esta metáfora, de ese significado profundo que ha estado dominando la vida del cliente. A partir de ahí es posible buscar alternativas conductuales y afectivas tanto con ensayos conductuales directos como a través de una búsqueda de caminos alternativos entre el conjunto de sus recuerdos. Las metáforas, como indican Lakoff y Johnson (1980) y Gonçalves (2002), son enormes reguladoras de la conducta, porque son portadoras masivas de significado. Gonçalves plantea también un procedimiento muy parecido de trabajo con metáforas; de hecho los primeros pasos de su estrategia terapéutica consisten en la elaboración de narrativas-prototipo muy similares funcionalmente a los recuerdos autodefinidores (véase el capítulo 7). 7). Un ejemplo de la aplicación de los recuerdos autodefinidores a la psicoterapi psicoterapiaa podría ser el caso de Amalarico, malarico, un cliente cliente que consultó consultó por una crisis existencial que se precipitó debido a su separación. Se indicarán algunos de sus recuerdos y el trabajo que se puede hacer con los mismos. La primera descripción corresponde a la segunda sesión; la segunda a un momento posterior de la terapia. J.- (segunda sesión). Creo que podría sernos útil trabajar con un momento concreto de tu vida. ¿Ha habido recientemente algún momento, a ser posible relacionado con tu problema, que te haya servido para darte cuenta de qué es lo que te está pasando? Sería mejor si fuera algo que te viene con cierta frecuencia a la cabeza, como si fuera importante para ti. A.- (después de un silencio). Creo que hay algo, en realidad es algo que se repite muchas veces, pero recuerdo cuándo me di cuenta de ello por primera vez. Fue al poco de separarme. Yo estaba en el salón de mi piso [se refiere a la vivienda donde vive después de la separación]. Era justo después de la comida y estaba tonteando con el ordenador, sin hacer nada, saltando de una página a otra, la tele estaba encendida como un ruido de fondo para hacer compañía, no sé ni en qué cadena estaba puesta. De repente me di cuenta de que había mucha menos luz, era principios de primavera o así, cuando todavía anochecía relativamente pronto. ¡Se me había ido la bola!, no sé cuánto tiempo había estado así, pero debía de llevar horas y no me había dado ni cuenta. Me sentí muy triste, casi lloré. Me di cuenta de que así era mi vida y que así había sido, ¡no hago nada!, sólo dejo que las cosas pasen. Obsérvese que el relato cumple casi todas las condiciones del recuerdo autodefinidor: es emocionalmente intenso, está bastante detallado, se cita un aprendizaje significativo explícito. Puede haber dudas sobre su accesibilidad a la memoria, pero es suficiente para empezar. Además, está vinculado a un 68
problema problema que Amalarico malarico planteaba planteaba exp expllícitamente, ícitamente, reorgani reorganizar zar su vida vida y buscar nuevas metas. Se le preguntó si tenía otros recuerdos de otros momentos de su vida que considerara similares a este y fue capaz de evocar un par de ellos. J.- (quinta sesión). Me dices que crees que has encontrado una especie de vínculo en varios de tus problemas. ¿Me puedes explicar cuál es? A.- No estoy todavía muy seguro, pero mis tardes sin hacer nada, dejando escapar el tiempo, parece que tienen que ver con los problemas que me llevaron a separarme, de hecho creo que yo no me separé, fue X quien se separó de mí. Yo no hice nada por mantener la relación, las cosas simplemente pasaban. J.- Estás planteando que todos tus problemas tienen que ver con una actitud de pasividad, de dejar pasar las cosas, como si eso fuera suficiente. Pero ya habíamos visto esa actitud respecto a tu matrimonio y tu separación. ¿Crees que se ha dado también en otros momentos de tu vida? A.- Esta semana, haciendo las tareas para casa [se refiere al trabajo diacrónico de narrativas, en realidad el enfoque terapéutico que se usó con Amalarico estaba basado en un marco cognitivo-narrativo, véase el capítulo 7], 7], me di cuenta de que siempre que tengo un problema con alguien, busco excusas y de repente me acordé de que también me resultaba muy difícil hacer a veces los trabajos del instituto y la carrera, pero no todos, sólo los que me resultaban difíciles o me producían problemas. Me acordé del trabajo que teníamos que entregar en tercero de carrera para aprobar la asignatura K, el profesor, W, era un auténtico cabrón y todos lo sabíamos que no dejaba pasar ni una… Era muy desagradable y lo era también conmigo. En lugar de empezar a hacer las cosas en su momento, o en el momento en que estudiaba para las otras asignaturas, porque yo tampoco era un empollón, empollón, lo dejé para última última hora y… fui de culo… Al final no lo entregué a tiempo… y me tocó repetir a pesar de todo el estrés y también me sentí muy triste. Lo que me vino a la cabeza fue el día de la entrega, cuando me di cuenta de que no tenía tiempo y ya no tenía nada que hacer. Ese fue el día que me sentí triste, no antes. No había comentando el problema problema con nadie, nadie, igual que no comenté los problemas con X; nunca comento los problemas y luego siempre me siento mal conmigo mismo por ello. J.- Parece que la secuencia es que cuando tienes problemas con alguien que consideras desagradable, te estresas y te bloqueas, pero no haces nada y eso te produce un fuerte sentimient sentimientoo de decepción decepción personal. personal. Perci Pe rcibes bes esa decepción decepción como tristeza, pero no te das cuenta de la ansiedad que el problema te causa. Si esta es la pauta, ¿qué crees que deberías hacer? El recuerdo no es un episodio completo, salvo la última parte, pero enlaza con el aprendizaje significativo que expone al principio de la conversación. Una vez establecidas estas conexiones, se procedió a buscar alternativas. Amalarico 69
entendió que quizá el camino sería detectar los problemas a través de la angustia y comprobar por qué la angustia le bloqueaba o por qué no decía hacer nada a pesar de la ang angusti ustia. a. En cualqui cualquier er caso, estaba dispuesto dispuesto a intentar buscar alternativas al camino que le llevaba a la decepción Cuando se quiere trabajar sugiriendo alternativas de conducta para los temas problemáti problemáticos cos que el cliente cliente ha detectado en sus recuerdos autodefini autodefinidores, dores, se puede utilizar como ayuda, aunque no necesariamente, un enfoque basado en otra tradición narrativa que arranca de un marco psicodinámico. Se trata de usar las categorías del método QUAINT (evaluación cuantitativa de temas interpersonales), un procedimiento diseñado por Crits-Christoph y Demorest (Demorest, 1995) basado en las categorías estandarizadas que Benjamin (1973) utilizó en sus trabajos de categorización de la conducta social. La idea es que en cualquier narrativa se manifiestan deseos, conductas y afectos de la propia persona, así como deseos y conductas de los otros personajes. Los afectos y las conductas pueden ser transitivos, es decir se desea algo del otro o se hace algo al otro, o intransitivos, cuando están enfocados hacia el propio yo. La categoría de deseos personales personales es necesariamente necesariamente intransiti ntransitiva. va. Los deseos, conductas y afectos están organizados en dos dimensiones motivacionales: una de contacto y otra de capacidad. A su vez, ambos motivos tienen dos polaridades, una positiva y otra negativa según se alcance o no el motivo, respectivamente. Por ejemplo, amar a alguien es positivo para el motivo de contacto y odiarlo es negativo. Hay deseos, conductas o afectos que reflejan una sola de estas motivaciones, pero en muchos casos pueden estar afectados por ambas a la vez. Por ejemplo, la conducta de distanciarse tiene una polaridad positiva para el motivo capacidad, pero negativa para el de contacto; me distancio porque puedo o quiero, pero también porque no estoy a gusto con la otra persona. Pero en cualquier narrativa hay ligazones canónicas, esperables, entre sucesos, de manera que ciertos afectos o conductas son compatibles o incompatibles entre sí. De esta forma, algunas categorías son opuestas. Por ejemplo, el amor es opuesto al odio a través de la dimensión de contacto; pero estar apático es lo opuesto a estar interesado, como combinación de ambos motivos. El apático tiene una polaridad negativa en contacto, pero positi positiva va en capacidad, capacidad, mientras mientras que el interesado tiene tiene una polarid polaridad ad positi positiva va en contacto, pero negativa en capacidad. La representación gráfica habitual de cada categoría suele ser un círculo dividido en cuatro cuadrantes, que marcan las intersecciones entre los dos motivos. En el trabajo original de Benjamin cada cuadrante estaba compuesto por ocho subcategorías (es decir, se trabaja con un total de treinta y dos), pero Demorest y sus colegas utilizan un sistema simplificado de ocho subcategorías en total: cuatro puras, que corresponden a las dos polaridades de cada motivo, y cuatro mixtas, una para cada cuadrante. En la figura 3.1 3.1 puede verse una adaptación de las categorías usadas por esta última terapeuta.
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Figura 3.1. Categorías utilizadas utili zadas en el método QUAINT (adaptado de Demorest, 1995)
Estas representaciones gráficas son útiles ya que permiten localizar rápidamente el tipo de conductas o afectos que hay que prescribir al cliente o que hay que buscar en una nueva narrativa. En un mismo círculo, las categorías opuestas entre sí en 180° son incompatibles; por ejemplo, el deseo de emanciparse a uno mismo es el opuesto a autocontrolarse o convertirse en el dueño de sí mismo. Son conductas o afectos incompatibles entre sí porque no pueden darse simultáneamente en una misma persona. Las categorías que ocupan la misma posición en círculos distintos son complementarias, por ejemplo si alg alguien uien trata de entenderme (conducta transitiva), transitiva), lo habitual es que yo me sienta excitado o animado por ese interés (afecto intransitivo). Las categorías complementarias implican que pueden darse simultáneamente en una misma persona. En distintos círculos, las categorías que ocupan la posición de la opuesta de la complementaria, es decir la que se sitúa a 180° pero en el otro círculo, son categorías alternativas, las cuales tendrían que ponerse en marcha para conseguir un resultado opuesto al actual, lo que generaría una narrativa de tipo distinto. Por ejemplo, si una persona dice que se distancia de otros, es decir, mantiene una conducta intransitiva, podría ser el reflejo de que desea sentirse respetado, pero no lo consigue, sólo es un deseo. En este caso respeto y distanciamiento son alternativos entre sí. Entonces podría empezar a interesarse por el otro, es decir, a indagar en los motivos de la conducta de este, y el interés es una conducta transitiva complementaria del respeto. Posiblemente eso logrará que el otro se muestre confiado, es decir, tenga una conducta intransitiva, y eso desbloqueará su posición de distanciamiento, pues distanciamiento y confianza son opuestos, pasando a cualquier otro tipo de conducta 73
posibl posiblee y a cualqui cualquier er otra interpretación interpretación de la narrativa. Este procedimiento procedimiento puede guiar guiar la colaboración entre terapeuta y cliente para generar nuevos marcos de significado.
3.4. Otras técnicas para generar recuerdos: el análisis del proyecto vital Las historias de vida y los recuerdos autodefinidores son estrategias duras de trabajo con las narrativas. Son duras en el sentido de que lo que se pide desde el principio es una narrativa, una ordenación significativa de los sucesos. Ambas evocan directamente la visión del mundo del cliente. Las historias de vida fomentan desde un primer momento un esbozo del sentido narrativo de la identidad de la persona, mientras que en los recuerdos autodefinidores se busca componer un patrón a partir de la búsqueda de regularidades entre recuerdos aislados pero altamente significativos que pueden servir para componer una metáfora final final sig signifi nificati cativa va para la persona. Lógi Lógicamente ambas herramientas no generan cambio terapéutico de por sí; el cambio debe ser promovido aplicando otra clase de técnicas o estrategias que modifiquen la estructura y el significado de la narrativa inicial. En todo caso, son herramientas muy útiles como punto de partida para el proceso terapéutico. Pero hay otras estrategias más blandas, más indirectas para promover el recuerdo. Se trata de recolectar memorias personales, sin más. El patrón de significado emergerá después, cuando se busquen regularidades entre las mismas. En este sentido, el modelo de trabajo es similar al de los recuerdos autodefinidores, pero no se establecen criterios de pertinencia, relevancia o integración en la búsqueda inicial; se busca más la cantidad que la relevancia. Lo importante es fomentar en el cliente la capacidad de recordar. Una de estas estrategias más blandas es el análisis de proyecto vital . Se trata de una técnica terapéutica propuesta por Michael J. Mahoney (1991). Al igual que las técnicas anteriores, puede ser introducida en un diseño psicoterapéutico global para permitir al cliente conocerse mejor y comprender los motivos de sus actuaciones, así como para proporcionarl proporcionarlee un catálog catálogo de eleccion elecciones es vital vitales es alternati alternativas. vas. P retende hacer recordar al cliente sucesos de su vida y hacerle ver que toda ella no es más que el desarrollo de una elección hecha para dar sentido a las experiencias con que se ha enfrentado. La técnica consiste en proponer a la persona la elaboración de un inventario de su propia propia vida. vida. P ara ell ello, se le sugi sugiere encabezar una serie serie de foli folios en blanco blanco con los números de cada uno de los años de su vida, más uno (el año cero). Este último corresponde al momento de la concepción y se usa para hacer al cliente consciente de las circunstancias familiares e intergeneracionales que estuvieron relacionadas con su nacimiento. Una vez listados los folios con los años de vida, se pide al cliente que los cumplimente con los sucesos, recuerdos y asociaciones que sea capaz de evocar para cada uno de ellos. Ahora bien, en estos recuerdos cabe todo: sentimientos, emociones, canciones, lo que recuerda que le dijeron otros, imágenes, películas, etc.; en definitiva cualquier tipo de reminiscencia, aunque no esté bien definida y no constituya un recuerdo 74
en sí misma. Funciona como las tormentas de ideas: cuanto más, mejor; todo vale. aturalmente, si el inventario de un año requiere más espacio que el de un folio, se usan más. Se pide también al cliente que, en su casa, busque recuerdos de esos años, cosas como cartas, fotos, boletines de notas del colegio, periódicos viejos, juguetes, objetos que le sirvan de recuerdo, etc., y hable con sus familiares y amigos acerca de tiempos pasados. Estas activi actividades dades tienen tienen el fin fin de enriquecer enriquecer y potenciar potenciar la rememoración. Se sugiere además que dichos objetos sean llevados a las sesiones terapéuticas. Una vez hecha la labor de rescate e inventario, se pide al cliente que recomponga su vida . Para ello puede usar el método que mejor le parezca: un sistema lineal de asociar episodios que vaya año tras año, un sistema de oposición colocando unas cosas a la izquierda y otras a la derecha, o arriba y abajo, un sistema de cuadrantes, etc. Después de recomponer sus experiencias, se discuten las implicaciones que la organización que ha efectuado tiene para él y se pasa a viajar a lo largo de la vida. El punto de partida partida es aquel que la persona eli elige y las paradas se efectúan en aquellos episodios que considere convenientes. A lo largo de este viaje por la vida se suelen encontrar episodios tremendamente cargados de emocionalidad, esto es, de significados primarios, primarios, potentes y escasamente elaborados elaborados que en circunstanci circunstancias as normales normales son muy difíciles de recordar o no se recuerdan en absoluto. Estos episodios, a pesar del trabajo reconstructivo, suelen ser duros de reconocer y, en ocasiones, van acompañados de fuertes manifestaciones conductuales y emocionales. Por último, se propone a la persona que revise toda la revisión, que reinterprete e intente darle sentido a esos puntos oscuros y, en general, a todo su proyecto de vida. Se pueden sugerir sugerir algunas algunas preguntas como ¿A qué le prestarías mayor atención? ¿Qué notas que ha cambiado? ¿De qué pautas o regularidades te has dado cuenta? ¿Cuáles han sido tus decisiones o elecciones más importantes? La piedra de toque de toda la revisión es que sea el cliente y no el terapeuta el que redefina el sentido de su propia vida, el que haga las interpretaciones. Naturalmente, Naturalmente, completar completar esta técnica suele suele suponer un cierto número de entrevistas, entrevistas, que variará en función de la cantidad de recuerdos y de la capacidad evocadora de cada persona. De aparecer problemas problemas que no puedan resolverse resolverse mediante mediante esta técnica, técnica, se aplicarán otras técnicas terapéuticas que se centrarán específicamente en dichos problemas. problemas. Un procedimiento muy similar se utiliza en el primer estadio de la terapia cognitivonarrativa, el de recuerdo (Gonçalves, 2002; véase el capítulo 7). 7). Se prescribe como ejercicio para casa y posteriormente se trabaja en terapia. De forma paralela se hacen ejercicios de recuerdo en consulta, para lo que se induce en el cliente un estado de relajación que facilita la capacidad asociativa y se le pide que relate acontecimientos significativos de distintas etapas de su vida a través de una especie de regresión guiada. Las impresiones de este ejercicio se discuten con el cliente.
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3.5. Utilidad clínica de las técnicas de evocación de recuerdos Todas estas técnicas tienen un elemento común: recordar lo es todo. A partir de lo recordado se construye una narrativa que da sentido a lo que se recuerda. Pero se parte del supuesto de que el recuerdo no es inerte, está orientado por el tipo de significado que se quiere transmitir, de modo que los significados que se extraigan serán sólo el punto de partida partida de la terapia terapia y no la verdad sobre el cli cliente. En gen general, eral, lo que se busca es encontrar regularidades, metáforas o temas permanentes en el discurso inicial del cliente, un primer relato sobre el que poder trabajar. Se trata, en todos los casos, de generar un contexto de trabajo que esté bastante lleno de índices, tanto físicos como emocionales, que permitan guiar la búsqueda en nuestra memoria. Si esto se logra, se podrán evocar acontecimientos de los cuales no guardamos un recuerdo definido. Posteriormente, redefinir esos recuerdos será la clave del éxito terapéutico. El empleo de historias de vida o recuerdos autodefinidores es más exigente para el cliente. Hay que adaptar los requisitos técnicos a las necesidades de flexibilidad de la situación terapéutica, pero el criterio de analizar memorias puntuales especialmente significativas puede ser muy útil para encontrar pautas de regularidad en las historias que el cliente cuenta y, por tanto, en su conducta. Una vez localizadas las regularidades, se pueden buscar alternati alternativas vas a las mismas. En general, general, locali ocalizar una regulari regularidad, dad, un ciclo ciclo repetitivo en las actuaciones y en las narrativas del cliente supone haber encontrado un problema, problema, una limit limitación ación al desarroll desarrollo de su discurso discurso (Mahoney, 1991). Sea cual sea la técnica de promoción del recuerdo que se use, una vez localizado el ciclo, se ahonda en las emociones y significados que lo componen, generando una especie de guión que pueda describir todos los recuerdos que siguen la misma pauta. A partir partir de ahí se trata de buscar alternati alternativas vas a ese ciclo, ciclo, proponiendo proponiendo tareas o buscando otras narrativas que sirvan para ello. Las estrategias de cambio podrían ser casi de cualquier tipo: resolución de problemas, búsqueda de un insight o destello de la conciencia, cambio de esquemas disfuncionales y también la reelaboración del relato a partir partir de experi experienci encias as alternati alternativas vas del propio cliente cliente o la deconstrucción de las narrativas narrativas anteriores para darles un nuevo significado. En cuanto a los recuerdos con los que se trabaja inicialmente, pueden estar alterados, falseados, embellecidos, rellenos con recuerdos indirectos o mezclados con recuerdos similares. Pero esto no es relevante, lo importante es que tienen la capacidad de organizar nuestra identidad. Lo importante no es la veracidad para describir quiénes somos, sino su validez para explicarlo. El criterio de relevancia es el que deber prevalecer. prevalecer.
Cuadro-resumen 76
Recuerdos autodefinidores • Son recuerdos sobre sucesos específicos vívidos, detallados, cargados afectivamente, relacionados con temas relevantes para el cliente y que aportan un significado vital. • Tienen capacidad de integración del sentido de la vida del cliente. • No tienen por qué estar ligados a la primera infancia. Categorías de temas interpersonales • Variables: afectos, conductas y deseos. • Dimensión transitiva (mi acción afecta al otro) o intransitiva (mi acción me afecta a mí) en afectos y conductas. Los deseos son intransitivos siempre. • Polaridades positiva y negativa. • Posiciones complementarias, alternativas y opuestas. • Son guías para el establecimiento de cambios canónicos deseables en las narrativas del cliente. Análisis del proyecto vital • Útil como estrategia primaria de promoción de recuerdos para el análisis posterior posterior del sentido sentido general de la vida. vida. • Fases: o Recordar acontecimientos de todos los años de la vida, más datos de segunda mano relativos al período en que fue concebido el cliente. ▪ Uso de índices ambientales para fomentar el recuerdo. o Recomposición de la vida: buscar vínculos entre diferentes momentos. o Viaje por la vida: elaboración del sentido de diferentes momentos de la vida relevantes para el cliente. o Revisión final: reelaboración del sentido global final.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. Las características características de un recuerdo autodefini autodefinidor dor son: a) Viveza, detalle, carga afectiva, repetitividad y aporte de significado integrador. b) Objetividad, Objetividad, detalle detalle y repetitivi repetitividad. dad. c) Carga afectiva, sentido lógico y aporte de significado integrador. d) Viveza, detalle y carga afectiva, pero dificultad para su recuerdo. e) Viveza, detalle, carga afectiva y aporte de significado integrador, pero no 77
suelen ser recuerdos frecuentes. 2. Las fases del análisis del proyecto vital son: a) Inventario de recuerdos, viaje a lo largo de la vida y revisión final. b) Recomposición Recomposición de la vida, viaje viaje a lo largo largo de la vida y revisión revisión final. final. c) Inventario de recuerdos y revisión. d) Inventario de recuerdos, recomposición de la vida, viaje a lo largo de la vida y revisión final. e) Inventario de recuerdos, recomposición de la vida y revisión final. 3. En los estudios de evaluación cuantitativa de temas interpersonales, las variables que se analizan en las narrativas son: a) Afectos y conductas. b) Deseos intransiti intransitivos vos y afectos y conductas transitivos. transitivos. c) Deseos, afectos y conductas de naturaleza transitiva. d) Deseos intransitivos y afectos y conductas de naturaleza tanto transitiva como intransitiva. e) Deseos y afectos. 4. En un análisis de evaluación cuantitativa de temas interpersonales, la emancipación es opuesta a: a) El odio a sí mismo. b) La crítica a sí mismo. mismo. c) Ignorarse a sí mismo. d) Criticarse a sí mismo. e) Ser dueño de sí mismo. 5. En un análisis de evaluación cuantitativa de temas interpersonales, un complementario de la excitación intransitiva puede ser: a) El temor intransitivo. b) La amistad transitiv transitivaa c) La culpabilizaci culpabilización ón transitiva. d) El entendimiento transitivo. e) La apertura transitiva.
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4 Estrategias de revisión de la trama narrativa
4.1. Recordatorio: no hay una identidad fija ¿Quién soy yo? o ¿qué soy yo? son dos preguntas que todo el mundo se ha hecho alguna vez, si es que no se formulan de manera continua. Es difícil responderlas, quizá no tengan una sola y válida respuesta. Decía Isaiah Berlin que “para toda auténtica pregunta sólo hay una auténtica respuesta, siendo falsas todas las demás”. En este caso, las preguntas preguntas que abren el párrafo no son auténticas, pero no por ello ello dejan de ser cuestiones extremadamente relevantes. Si no son auténticas preguntas, pueden, entre otras cosas, tener varias respuestas y, además, varias respuestas válidas. Puede por tanto que nos interesen más las respuestas, las alternativas, que las propias preguntas. En la literatura podemos encontrar trazas de esta identidad dispersa. Por ejemplo, Joan de Timoneda en su conocido poema del siglo XV XVII “Soy quien soy, que no soy yo”, dice: “Yo creo que es verdad que no era nada/ o si soy, soy fantasía”. El enamoramiento nos hace vernos difusos, múltiples, diáfanos; nos cambia nuestra identidad. El problema de la identidad es quizá el más relevante para diferenciar entre las distintas familias del constructivismo. ¿Hay un auténtico sujeto agente allí, donde quiera que sea, en el interior de nuestro cerebro, en el lugar donde emerge la conciencia a partir de una serie de procesos fisiológicos y psicológicos? Algunas perspectivas constructivistas asumen que hay algún tipo de continuidad y coherencia a través de los cambios continuos que definen a la identidad; otras asumen que simplemente hay diversidad y, en todo caso, negociación entre diferentes posiciones. Todas ellas no obstante admiten que cada persona puede adoptar distintas formas de entenderse a sí misma. Asumir esa perspectiva perspectiva respetuosa con la propia propia alteri alteridad dad es la condici condición ón de partida partida para poder trabajar desde una óptica narrativa. Con las estrategias narrativas se trata de cambiar una posici posición ón posibl posiblee por otra posici posición ón posibl posible. e. El trabajo terapéutico terapéutico consiste consiste en aumentar la 79
probabil probabilidad de ciertas ciertas perspectivas perspectivas que podrían ser preferidas preferidas por la persona que acude a consulta. Si los contenidos de la identidad, es decir, las respuestas a qué y quién soy, son variados y pueden ser sustituidos, alternados o cambiados, sólo entonces tiene sentido llevar a cabo una terapia cuyo foco es el trabajo con la identidad. De hecho, si ese supuesto no se cumple, no se puede trabajar desde una práctica narrativa de ningún tipo: no hay narrativa si se considera que hay esencia, si se considera que alguna clase de identidad es claramente inmutable (Payne, 2000). Una metáfora que se puede usar para entender qué se hace en terapia narrativa es la del cambio de vestido. Nuestra identidad es el vestido con el que nos presentamos a nuestra audiencia, uno de cuyos miembros más relevantes somos nosotros mismos. Tenemos un fondo de armario constituido por el conjunto de vestidos que nos podemos poner. poner. P ero estamos tan habituados habituados a llevar levar siempre siempre la misma clase clase de prendas que ni siquiera consideramos la posibilidad de ponernos otra cosa, a pesar de que en nuestro armario haya trajes de cualquier tipo. En el fondo, estamos a gusto con los gastados vaqueros que llevamos únicamente porque son muy resistentes, aunque no los consideremos en absoluto elegantes, o con la insoportable falda estrecha, que nos ponemos porque sirve sirve como una especie especie de uniforme uniforme de trabajo, aunque es demasiado demasiado incómoda. Cada día cogemos la misma prenda y nos la ponemos, pero el fondo de armario sigue ahí, esperando el día en que decidamos cambiar, ponernos una ropa más atrevida, más elegante, más clásica, más formal… Esperando, en fin, el momento en que decidamos ponernos otra prenda y comprobar que el nuevo vestido sienta bien. En base a esto, el foco de las terapias narrativas sería el cambio de la identidad de la persona, lograr que acabe viéndose como alguien con una perspectiva diferente a la que tenía al princi principi pio, o, como alg alguien uien con un vestido vestido diferente. Una de las formas de lograr eso consiste en pasar de verse como alguien con un problema problema a verse de otra manera. Esa otra manera puede inclui incluirr también la presencia del problema, problema, pero el cambio puede ser tener la convicción convicción de que se gestiona estiona la enfermedad (“tengo diabetes, pero sé cómo cuidarme”, por ejemplo), verse como alguien renacido (“era una persona agresiva, pero ahora sé controlarme y he pagado por mis errores, puedo reorganizar reorganizar mi vida”), vida”), reformular el problema problema relacio relacional nal (“mis padres se preocupaban por mí, no querían controlarme”) controlarme”) o considerar considerar que ya no está el problema (“ahora soy feliz”). Es decir, los cierres narrativos pueden ser múltiples y no necesariamente tienen que formularse en términos de una cura, de procurar la desaparición del problema. Así que, para empezar el cambio, hay que partir de la definición identitaria inicial de la persona, de ahí la importancia de las técnicas centradas en el recuerdo descritas en los capítulos anteriores. La definición identitaria habitual es algo del tipo yo tengo un roblema o yo soy un problema problema (“tengo una depresión” o “soy depresivo”, por ejemplo). Ambas formulaciones se refieren necesariamente a una propiedad interna de la persona y en ese sentido la depresión, o lo que sea, es la característica que la define. Tener el problema no supone una copulación lingüística y, en ese sentido, la 80
capacidad agente de la persona está más intacta que cuando se es el problema. Aun así, el tener no no deja de ser algo que define, pero puede ser casi potestativo. Por ejemplo, si se afirma “yo tengo un coche azul”, esa posesión no tiene por qué afectar a la identidad básica básica o central de la persona, porque si se dejara de tener un coche azul, azul, sería casi el mismo tipo de persona. Tener un problema implica tener una característica que se puede considerar prescindible. La fuerza de la formulación soy un problema problema es mayor, pues implica que la característica es imprescindible. Es inevitable, por tanto, que cualquier conversación terapéutica inicial esté centrada en un tema: el problema que presenta la persona que acude a terapia, es decir, lo que la persona cree que le define. define. El problema problema radica radica en que esa conversación conversación está precisamente precisamente centrada en ese tema. Si la conversación conversación se sig sigue centrando en lo que la persona es, difíci difícillmente se traerá otro tema a colaci colación. ón. Se debe descentrar el tema para empezar a abrir el abanico de otras posibilidades narrativas, para empezar a flexibilizar la identidad. En los términos de las terapias narrativas, la conversación focalizada en el problema problema es una conversación conversación saturada o rala, centrada en un tema y que, por tanto, excluye alternativas u otras posibles interpretaciones de la misma clase de hechos.
4.2. Ampliar la temática: recabar información sobre la persona y el problema La primera estrategia narrativa será deconstruir ese relato para conseguir una versión no saturada del mismo, en la que tengan cabida otras alternativas; es decir, una versión libre del problema. En la jerga de las formulaciones narrativas, especialmente en la de White (Payne, 2000; White, 2007; White y Epston, 1990), la narrativa inicial se designa como saturada por el problema, pues está casi sólo centrada en este, o rala, en cuanto a que sus componentes están separados, alienados, son monotemáticos. A las narrativas alternativas que buscan flexibilizar la visión de la persona se las suele denominar ricas, ya que aportan visiones mejores o más completas de la experiencia. La persona debe empezar a entender desde el principio que es posible describir la experiencia vital en muchos sentidos, que los relatos posibles son muy variados y que ninguna descripción de la experiencia es completa, ninguna abarca todos los hechos y siempre podemos elegir el sentido que le queremos dar a nuestra vida y al contenido de nuestros relatos. Existen varias estrategias que facilitan la reorganización del relato en una versión rica del mismo: externalizar el problema, potenciar la autoría de la conversación, buscar resultados únicos, estructurar la experiencia de las personas, recomponer relaciones con antiguos conocidos, generar perspectivas ampliadas del problema, etc. Son estrategias que se irán desarrollando a lo largo de los siguientes capítulos. Quizá el primer acercamiento consiste en invitar a la persona a volver a relatar su experiencia. Relatarla es algo a lo que todos estamos acostumbrados, se hace continuamente, así que la persona se encuentra en una situación paradójica: hacer algo habitual en el contexto extraño de la situación terapéutica. Es algo así como comprar un 81
bil billete lete de tren en una estación estación de un país extranjero; extranjero; en el fondo se sabe lo que se tiene tiene que hacer, pero el estado emocional en el que uno se encuentra es mucho más intenso y perturbador que en la estación habitual. Cuando la persona ha terminado la descripción de su problema, para lo cual nunca se tarda demasiado, ya que es un aspecto de su vida sobreaprendido y sobre el que se ha generado una fuerte capacidad de síntesis, lo pertinente pertinente puede ser enriquecer enriquecer la descripci descripción ón de su relato, relato, encontrar más información información sobre el mismo preguntando por aspectos que se han obviado en la primera descripción, como la gama de efectos del problema, cómo influye en las relaciones, sus repercusiones físicas, emocionales y motivacionales, las manifestaciones conductuales, etc. Algunas preguntas pertinentes podrían ser estas: ¿tu estado de ánimo baja tu rendimiento en el trabajo?, ¿hay esferas de tu vida que crees que no están afectadas por tu problema?, ¿me puedes dar más detalles acerca de cómo te sientes cuando estás deprimido? En definitiva, se trata de extender la información a áreas que no han sido todavía mencionadas en el relato. En realidad, lo que se está aplicando es una forma breve de entrevista entrevista en profundidad. profundidad. Si la persona habla habla de la ansiedad, ansiedad, habrá que preguntar preguntar por la forma en que esta afecta a sus hábitos hábitos cotidi cotidianos: anos: comida, comida, sueño, horarios, etc. Es posible que esté afectándolos o no. Si los afecta, habrá que interesarse por las repercusiones repercusiones concretas y extender extender la información en esa direcció dirección. n. Si no los afecta, se abandona esa temática y se explora otra, por ejemplo la incidencia de la ansiedad en sus relaciones personales o en el trabajo, etc. Un ejemplo puede ser la historia de Glarea, parte de cuyo caso se vio en el capítulo anterior. Glarea llegó a consulta porque padecía ataques de ansiedad y quería saber cómo controlarlos. De entrada, utiliza la idea de control, así que hay que suponer que el control es básico para ella. No dice que quiere que desaparezcan, ni que se minimicen, ni curarse; quiere controlarlos. Su primera descripción estaba centrada en la sintomatología (ahogos, temblores, dolores de cabeza) y en cómo los ataques eran para ella un indicador de debilidad, de incapacidad para hacer frente al a l estrés. Cuando se comienza a expandi expandirr el relato, relato, vincul vinculaa los ataques a discusiones o conflictos con su marido y la familia de este, relacionados con la excesiva carga de trabajo que suponía para ella tener que llevar a cabo sus tareas profesionales y el trabajo de la casa, ya que el marido no se hacía cargo de ninguna tarea doméstica, incluyendo el cuidado de sus hijos. Con respecto a la familia política, es capaz de discriminar cómo los ataques se ligan a las críticas que recibe por parte de su suegra porque no cuida bien bien a su hijo y sus nietos. Sin embargo, embargo, las tareas lig ligadas a su trabajo no se ven afectadas por los ataques de ansiedad, nunca tiene crisis de ansiedad en el trabajo y, en cierto sentido, el trabajo le protege de la misma. Cuando se le pide que describa de una manera más detallada la forma de los ataques, identifica un cierto tipo de aura o sensación preliminar que le permite saber que “va a tener un ataque” y le sirve para retirarse o minimizar la fuerza de la ansiedad. Por 82
tanto, al final de la sesión, Glarea se percata de que el problema no afecta a todos los ámbitos de su vida y de que, en cualquier caso, si bien no puede controlar los ataques, puede predecirlos y tomar acciones en consecuencia. Explícitamente se le hace ver que el conocimiento, el re-conocimiento en este caso, es una forma de control. Una vez que la descripción del problema se ha expandido, se pueden utilizar otras estrategias que sirven también para remarcar la idea de que la totalidad de la experiencia no está determinada por el problema. Una de estas tácticas es llevar a cabo un pequeño registro que permite dar una idea global del impacto del problema en la vida de la persona. Se utili utiliza za una hoja cuadricul cuadriculada ada y se pide al cliente cliente que sombree una casill casilla por cada 24 horas de su vida en que ha estado bajo los efectos del problema, pero se insiste en que si un día ha tenido problemas sólo durante dos horas, por ejemplo, no podría sombrear totalmente una casilla, sino sólo una pequeña fracción de la misma y que, por tanto, necesitaría recurrir a las vivencias de varios días para poder sombrear completamente una sola de las casillas. Una vez que la persona indica que ha entendido la tarea, se le deja tiempo para rellenar las celdas. Nadie rellena la hoja entera; es más, la mayoría dejan un espacio muy grande en blanco. Entonces se les indica que la terapia se va a centrar tanto en lo que ocurre en las casillas sombreadas como en lo que ocurre en las casillas en blanco, ya que estas indican que hay otra historia que contar y que parece que ha sido descuidada, que hay otros aspectos relevantes en su experiencia. Este puede ser un buen ejercicio para acabar una primera sesión, momento en el que se deja claro que el problema no afecta a la vida completa de la persona, sino sólo a una fracción de la misma. Otra posibilidad es pedir que se anoten recuerdos de diversos años, haciendo una especie de minibiografía. Se lleva a cabo, en este sentido, un bosquejo de proyecto vital. Se pone el énfasis en la cantidad y en la diversidad, insistiendo en que los recuerdos pueden tener que ver o no con el problema problema y que es conveniente conveniente avanzar en ambas direcciones. Una vez recuperados estos recuerdos, se analizan todas las direcciones posibl posibles es relacion relacionadas adas con ello ellos: s: una persona capacitada, capacitada, una persona acomplejada, acomplejada, una persona que tiene tiene buenas relacio relaciones nes con sus amistades pero malas malas con su famili familia, algu alguiien que no está centrado en el trabajo pero que es tenaz y persistente para cuestiones que le interesan, etc. Se efectúan así las múltiples lecturas que se derivan de esos recuerdos insistiendo en que ninguna colección de recuerdos cubre toda la experiencia y recordando que en gran medida estamos determinados por las elecciones que se hacen a la hora de elegir las experiencias que relatamos para dar cuenta de nuestra experiencia.
4.3. Aumentar el conocimiento del problema
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4.3.1. La documentación como forma de conocimiento conocimient o del problema problema Quizá una de las formas más populares de manejar un problema es aumentar el conocimiento que se tiene del mismo. En el fondo, no es más que una aplicación de la bibl bibliioterapia oterapia entendida entendida como fomento de la autoayuda. Una buena guía documentada acerca de un trastorno puede permitir normalizar los síntomas que se experimentan, ya que se terminan viendo estos como efecto de los procesos psicológicos o fisiológicos subyacentes, se comprenden las pautas generales de intervención y se clarifican las repercusiones del problema. La normalización genera control, permite saber qué se puede hacer con el problema y ante el problema. Pero, habitualmente, la búsqueda de documentación que hacen las personas que consultan es informal, se hace sin asesoramiento psicológico pertinente y se realiza a través de internet, donde la información está disponible, pero no está cotejada. De modo que muchas veces, la búsqueda de información potencia una aproximación internalizada y poco controlada del problema. Por ejemplo, en el caso de Alarico, un estudiante que consultaba por crisis pánico pánico que solían producirse producirse los fines fines de semana, sema na, este contaba: A.- He estado buscando en internet y hay foros de enfermos a los que les pasa lo mi m ismo que a mí, son agorafóbicos. agorafóbicos. En los foros dicen dicen que la agorafobi agorafobiaa es algo genético y que no tiene cura, así que estoy muy desanimado. ¿Siempre voy a estar así o si dejo de tomar la medicación, volveré a tener ataques? Hubo que proporcionarle otro tipo de información, artículos científicos que si bien hablaban de los posibles componentes genéticos y fisiológicos de la agorafobia, también lo hacían de sus componentes puramente psicológicos y de la importancia del cambio conductual y psicológico como forma de combatir los ataques de pánico. pánico. Cuando se trabaja entregando documentación científica a la persona que consulta hay que tener en cuenta tres cosas: a) La bibliografía que se entregue debe ser útil para poner en cuestión los supuestos culturales o ideológicos que mantiene quien consulta (en el caso de Alarico, la asunción de que la agorafobia es básicamente genética). b) Se deben aportar documentos que defiendan defiendan al menos dos posicio posiciones nes y ambas fuentes deben ser igualmente fiables. No se puede aportar, por ejemplo, un artículo científico y otro de la prensa habitual. Así se incrementará la flexibilidad y se dará ejemplo de que hay varias versiones de 84
los mismos hechos. c) Los documentos entregados deben estar ajustados a la capacidad intelectual y nivel académico de la persona.
4.3.2. Externalizar los problemas A) La importancia de tener un nombre En la experiencia cotidiana los objetos son los elementos con los que los sujetos tienen una relación. Aquí es necesario pensar en dos equivalencias: 1) Los seres humanos hacemos cosas con los objetos; cuando hacemos algo con alguien, ese alguien deviene en objeto de nuestra acción. 2) En una frase el sujeto es el que realiza la acción que implica el verbo sobre una serie de objetos directos o indirectos. Teniendo en cuenta estas dos equivalencias, externalizar el lenguaje supone en primer primer lugar lugar transformar a la persona en un sujeto agente, aunque sea de una forma muy primaria. primaria. Es un primer primer paso para tomar distanci distanciaa y hablar hablar sobre los hechos como si fueran algo separado de la persona. Reanalizar el relato con una perspectiva externalizadora permite distanciarse, ver las cosas con objetividad; en realidad, verlas con otra perspectiva. Pero tener una relación con un objeto implica poder saber qué es ese objeto. Lo desconocido, lo innominable, es poco manejable, es difícil tener una relación con ello o saber qué clase de relación se tiene. Una de las metáforas literarias más interesantes sobre el efecto de lo innominable es precisamente el relato de H. P. Lovecraft con este título. El protagonista de esta historia sufre enormemente porque no puede hacer frente a aquello que no puede ser descrito. Por tanto, los nombres son tremendamente importantes. Y hay abundante experiencia cotidiana de ello. Lo primero que identifica a una persona es su nombre, su nombre dice quién es. Cuando se quiere conocer a alguien lo primero que se pregunta es por su nombre, no por su profesión profesión o su edad. P oner motes es también también una forma de controlar la naturaleza de alguien, de saber lo que se espera de él. En internet y las redes sociales se suelen utilizar nicks (pseudónimos o nombres falsos) porque generan una nueva identidad del usuario, un nuevo ser. Bautizar es tener control, es decir lo que algo es. El poeta vasco Gabriel Aresti, en su poemario Maldan Behera-Harri eta Herri (Tierra y pueblo), de 1979, nos deja el siguiente verso, del poema “Nire Izena” (“Mi nombre”): “Pienso que mi nombre/ es mi ser/ y que no soy/ sino mi nombre”. Es el nombre, por tanto, lo que da identidad. Si tengo un nombre adecuado para el problema, problema, sé en qué consiste consiste el problema. El nombre permite permite separar el problema de la 85
persona, que pasa a ser algo algo manejable, manejable, no lo innominado. nnominado. Un buen ejemplo ejemplo de esto sería el trabajo de normalización que se hace en las personas que padecen enfermedades crónicas cuando se les enseña a hablar directamente del tipo de enfermedad que tienen; poder hablar hablar del cáncer normali normaliza mucho más la experi experienci enciaa de la enfermedad que intentar evitar nombrar “eso que me pasa”. Esta idea de que nominar algo es conocerlo está presente en la matriz judeo-cristiana de la cultura occidental. El Evangelio atribuido a Juan comienza con los siguientes versículos: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Sólo si el significado está presente, es posible tener conocimiento. Desde esta perspectiva, perspectiva, poner nombre a las cosas es tener algo algo de control, control, es conocer alg algo de su naturaleza. Pero los nombres deben tener significado para quien los maneja; si el nombre no transmite nada acerca de la naturaleza del problema, no será posible manejarlo. Quizá le mejor estrategia para denominar un problema sea solicitar directamente un nombre para este a partir de la experiencia vivida por la persona. Dos ejemplos: Chindasvinto consultaba por los efectos que tenía en su vida el haber sido miembro de una organización política en la que había sido adoctrinado por uno de sus componentes. Nunca culpó de su adoctrinamiento al grupo, sino a un individuo concreto. A pesar de que había abandonado esa organización y había rehecho su vida, cada cierto tiempo experimentaba crisis depresivas y obsesivas durante las cuales se veía forzado a ver la vida en los términos en que lo hacía quien lo adoctrinó. Era perfectamente capaz de ver la diferencia entre su comportamiento personal, ajustado, en el que tomaba decisiones según sus propios propios criteri criterios os y el comportamiento lig ligado a actuar en función función de la visi visión ón de su adoctrinador. Cuando se le preguntó qué nombre daría a su actuación siguiendo los criterios de quien le adoctrinó, decidió definirlo como el disfraz. Para él, cuando tenía problemas era como verse obligado a ponerse un disfraz y actuar en función del disfraz que llevaba puesto. Literalmente decía: “Cuando está el esqueleto, puedo disfrutar de la música pop o rock, o no me tengo que preocupar porque una letra de una canción canción esté en ingl inglés, és, o puedo disfrutar disfrutar de la compañía de Z [un conocido que tenía una empresa], o no sentirme mal porque estoy con mi hermano. Es más, me puede gustar el color naranja de la papelera papelera [en la consulta había una papelera papelera de ese color] y disfruto disfruto de todo ello. ello. Cuando está el disfraz, me obliga a verlo todo de una manera forzada y negativa, no me puede gustar el rock porque es americano y las letras están en inglés, me tiene que gustar la salsa que es cubana y no me puede gustar el pop, que es música burguesa, y no puedo disfrutar de la familia porque la familia es un instrumento de dominación y me obliga incluso a plantearme si el naranja es un color revolucionario o no. Sufro mucho cuando se conecta el esqueleto”. A partir partir de ese punto se analizaron analizaron las implicaci mplicaciones ones de llevar llevar un disfraz, disfraz, que finalmente incluyeron elementos del tipo: 86
a) Los disfraces son una impostación, la persona no es el disfraz, sino que es algo que se representa. b) Los disfraces disfraces pueden asustar y dan una impresión mpresión desagradabl desagradablee acerca del que va disfrazado. c) Los disfraces se quitan y se ponen a elección de la persona que los lleva. El desarrollo de estas implicaciones generó una actitud de capacitación y control en Chindasvinto. No es usual darle nombre a las facetas no afectadas por el problema problema (él denominó esqueleto a su esfera de funcionamiento ajustado, algo que claramente metaforizaba lo que estaba dentro), pero Chindasvinto lo hizo de manera espontánea y ambas etiquetas se siguieron utilizando en la terapia. Gumersinda era una mujer maltratada por su pareja y fue atendida en el contexto de un programa específico para mujeres en esta situación. Al inicio de la terapia estaba en conflicto consigo misma, pues aunque había decidido separarse de su marido, tenía serias dudas acerca de lo acertado de esa decisión y se sentía sola y descuidada. El marido, una vez que ella había decidido separarse, había dejado de tener cualquier contacto con ella y no sabía si era mejor permanecer unida a él, a pesar de la situación que vivió, o iniciar una nueva vida. Se la invitó a describir la convivencia cotidiana con su marido que incluía formas de maltrato psicológico habituales: “me decía que no hablara de cosas de las que no sabía y que no le importunara”, “que me calle porque si abro la boca para hablar de lo que no sé me pongo en evidencia y eso no es bueno para mí”. También También hubo algu algunos nos actos de violenci violenciaa física ocasional como empujones y amenazas cuando no actuaba con la prontitud que el marido exigía. Cuando Gumersinda expandió las implicaciones del tipo de relación que tenía con su marido, se le sugirió si el nombre de maltrato podía ser adecuado para denominar denominar su experien experiencia. cia. Ell Ella dijo dijo que sí, que se sentía maltratada maltratada y por parte de su marido y que había abusado de ella. ella. A partir partir de ahí, la conversación acerca de si para ella era una buena o mala opción volver con alguien que la maltrataba adoptó un perfil mucho más clarificado, en el que era más fácil tomar una decisión. En ocasiones, la persona que consulta es incapaz de encontrar un nombre para su problema; problema; entonces se le puede sugerir sugerir uno. Obviamente, Obviamente, la sugerencia sugerencia debe partir partir del relato hecho por la persona acerca de su problema. Las sugerencias deben ser del tipo: a) “¿Te parece que a partir de ahora, cuando hablemos de la vida con tu marido, hablemos de maltrato?”. 87
b) “Siempre “Siempre que aparece una crisi crisis, s, comentas que está precedida precedida por un enorme sentimiento de inadecuación personal; es como si te criticases a ti mismo. ¿Sería ‘la crítica’ un buen nombre para tu problema?” Si la persona no está de acuerdo con el nombre propuesto, no se debe insistir en ello. El nombre debe serle útil a ella, no a su terapeuta. Igualmente, a veces hay que poner varios varios nombres a un mismo mismo problema problema para abarcar toda la compleji complejidad dad de acciones y relaciones que están asociadas al mismo. Pero si la persona no es capaz de encontrar una etiqueta adecuada para el problema, es mejor desistir antes que generar en ella una sensación de inadecuación o déficit.
B) Del nombre a la relación Quizá la estrategia puramente narrativa para aumentar el conocimiento del problema sea el uso de la externalización. Su principio básico es muy sencillo: la persona no tiene un problema, problema, ni es un problema; problema; es el problema lo que constituye constituye un problema. problema. Desde una perspectiva perspectiva retórica, retórica, la persona no es un símil símil, ni un hipóni hipónimo, mo, ni un equival equivalente ente del problema, problema, y por supuesto no es e s el propio problema. problema. P or ejemplo, lo que me preocupa no es que yo sea depresivo o que tenga una depresión, el problema es que pasa algo que hace que esté tirado todo el día en el sofá con una profunda desgana. Pero para asentar el principio de que la persona no es el problema es necesario referirse a este desde una perspectiva perspectiva externa, externa, referirse a ell ello en tercera persona y como si fuera un objeto, lo que implica que para aplicar la externalización suele ser adecuado ponerle un nombre al objeto. Así que esa cosa que es el problema es lo que debe ser analizado y discutido y sobre ello se hacen una serie de preguntas destinadas a conocer los límites del problema y la relación que la persona tiene con este. Se trata de la puesta en marcha de uno de los supuestos centrales de las terapias narrativas: las personas tienen relaciones con sus problemas, problemas, no son sus problemas. problemas. Esto suele suele ser reconfortante, ya que da cierta cierta capacidad a las personas para actuar frente a las situaciones en las que viven. El uso de la externalización no supone en ningún momento negar las circunstancias objetivas en las que se está inmerso: la enfermedad física o mental que se tenga, las condiciones socioeconómicas en las que se vive, vivir en una relación que es satisfactoria, etc. Esas cosas están ahí, pero la persona no es eso y aunque algunas de esas situaciones no puedan ser en absoluto soslayadas, hay una relación con esa circunstancia y la relación sí es cambiable. Ver el problema como algo externo, aunque no elegible, ayuda a generar capacidades para poner en marcha algunas transformaciones. El chaval que vive en un barrio donde la agresividad se transforma en una forma de conseguir estatus o incluso bienes materiales no puede ser etiquetado simplemente como agresivo, sino que es necesario estudiar las elecciones que hace y las 88
consecuencias que ello le acarrea. Estudiados esos condicionantes, podría tener mayor conciencia de las alternativas de las que dispone para conseguir los mismos objetivos. La externalización es un mecanismo básico para minimizar la perspectiva esencialista de que los componentes biológicos o psicológicos, que se definen como difíciles o imposibles de dominar, determinan la conducta. La perspectiva descentrada de uno mismo permite minimizar el control que esta clase de supuestos tienen sobre la persona. Para White (2007) la externalización sirve para reducir conflictos entre personas, disminuye las sensaciones de fracaso ante el problema, facilita la cooperación entre consultantes y les ayuda a buscar una solución común ante una dificultad, facilita encontrar nuevas alternativas y ámbitos no afectados por el problema y permite sustituir los monólogos sobre el problema por diálogos acerca del mismo. Igualmente, sugiere que la externalización se debe usar sobre todo con personas cuyas historias están muy saturadas por el problema, pero no en casos en que estas se sientan poco identificadas, favorecidas o implicadas con su estilo de vida. La externalización en el fondo supone usar una metáfora para hablar sobre el problema. problema. En realidad realidad esto no es algo algo extraño, el leng lenguaje uaje habitual tiene tiene un alto contenido metafórico: hay teorías duras o blandas, personas rígidas o flexibles, se conquista a otras personas, hay personas que entran en erupción, hay veces que lo vemos todo negro, etc. La externalización hace uso de esta capacidad metafórica del lenguaje para poder ver el problema problema desde una perspectiva perspectiva diferente, diferente, no como un défici déficitt personal, personal, sino sino como otra cosa, algo sobre lo que se puede actuar. Una vez identificado el problema con esa otra cosa (de ahí la importancia del nombre), las características del problema se identifican con las de su significante y ello permite hacer predicciones, implicaciones y regulaciones del mismo (Lakoff y Johnson, 1980). Si mi problema consiste en que aparece un disfraz, estar disfrazado supone impostar, asustar, fingir, etc. La mayor implicación de la externalización es que permite actuar contra el problema sin culpabilizar o responsabilizar a la persona. El trabajo está centrado en las estrategias o tácticas del problema para mantenerse y fortalecerse y, por tanto, todo el trabajo de la persona se centra en intentar controlar estos efectos del problema, problema, no en e n cul c ulpabi pabillizarse o tener que cambiar porque hay algo que está mal en él o ella.
4.4. La práctica de la externalización Además de para obtener conocimiento acerca del problema, la externalización también se puede usar para examinar examinar los supuestos cultural culturales es o grupal grupales es a los que las personas recurren como justificaciones primarias de su conducta. Algunos de estos supuestos están más extendidos que otros, en el sentido de que afectan a un número mayor de personas. Quizá los más extendidos son las asunciones típicas de la cultura occidental, que defienden que estamos dotados de una única identidad verdadera y que esta debe ser potente y ajustada. P ero muchas veces la base del relato relato de las personas está en 89
supuestos que son propios de los subgrupos sociales a los que pertenecen. Por ejemplo, se pueden analizar las experiencias de Ermenesinda y Benilde, dos mujeres muy diferentes por su extracción social, religiosa y cultural: Ermenesinda era una persona que estaba entrando en la ancianidad cuando llega a consulta y su problema se plantea en relación con sus hijos e hijas. La hija mayor vive fuera de la ciudad con sus propios hijos y su marido, en el lugar de trabajo de este último; los dos hijos menores viven en la misma localidad que Ermenesinda pero no conviven con ella, que es viuda. La relación de Ermenesinda con sus hijos estaba deteriorada porque se sentía abandonada por ellos y especialmente por su hija y su hijo soltero, pero no se sentía capaz de pedirl pedirles es ningún ningún tipo de apoyo porque una madre se debe sacrifi sacrificar car por sus hijos, debe ser abnegada, como la virgen María. Habitualmente Ermenesinda buscaba consuelo en el párroco local, que la reconfortaba aludiendo al espíritu cristiano de sacrificio. Se trataba, por tanto, de analizar cuál era la base de ese espíritu cristiano de sacrificio, así como del papel de resignación de las madres, y empezar a cuestionar si alguien tiene derecho a pedir algo que le gusta o necesita. También se trataba de reconciliarla con su experiencia primaria; ella quería ser atendida por sus hijos e hijas, lo que implicaba por otro lado el análisis de por qué esta ayuda debía venir preferentemente de su hija, una mujer y de su hijo soltero, un hombre pero sin responsabilidades familiares, siendo tres los vástagos. En definitiva, se trata de un análisis de los supuestos de tipo patriarcal patriarcal y católi católicos tradicio tradicional nales es presentes en la visi visión ón del mundo de Ermenesinda. No se trata de combatirlos o de considerarlos erróneos, sino de ver si pueden ser vistos de otra forma y de poner de manifiesto el poder que ejercen sobre la regulación de su conducta. Habitualmente, cualquier supuesto cultural parte de una descripción rala de la experiencia, incluso dentro del marco cultural de referencia, ya que normalmente se desconoce toda la complejidad de dicho marco. Por ejemplo, el pedir lo que se desea está claramente presente y sancionado en el pasaje evangélico de las bodas de Caná (Juan 2, 1-10), donde se pide a Jesús un deseo y este lo satisface. En ese sentido, Ermenesinda tuvo que admitir que “no soy una mala católica si pido algo que deseo”. Enseguida verbalizó que “puede ser pecar de soberbia creer que una puede ser tan abnegada como la Virgen, yo soy humana”, afirmación con la que reconoce sus limitaciones y sus necesidades. También reflexionó sobre el hecho de que hacer demandas a algunos de sus hijos por motivos relacionados con los estereotipos de género podría no estar justificado y decidió que podía formular la demanda a los tres: “todos son hijos míos, en el fondo me gustaría que los tres me ayudaran y creo que los tres podrían hacerlo”. Benilde, sin embargo, era una mujer madura en el momento de la consulta, 90
médica de atención primaria y muy comprometida con el feminismo y el movimiento antiglobalización. Tenía un espíritu muy militante y trataba de ser muy consecuente con sus ideas tanto en su vida cotidiana como en la profesional profesional.. Se enfurecía con los demás y consig consigo misma misma cuando no log ograba raba atraer a otros a sus actividades militantes y se negaba a disfrutar de pequeñas satisfacciones de la vida que veía como poco comprometidas o revolucionarias, cosas del tipo de “cómo voy a gastar dinero en un vestido que me gusta habiendo hambre en el mundo”. En este caso, también es necesario analizar las implicaciones del discurso militante. Por ejemplo, el deber de ser coherente con su propio planteamiento y a dónde puede llevar esta situación, haciendo un estudio del origen de sus imposiciones. Benilde bautizó su problema como la justicia justici a que me llama y definió su problema como la diferencia entre el mundo real y el mundo de lo superfluo, siendo el mundo real el compromiso con el cambio y las necesidades de los desfavorecidos y el mundo de lo superfluo los gustos e intereses personales, la dedicación a uno mismo. Las llamadas de la justici justiciaa se constituían constituían en imperativos mperativos y admiti admitió que el deber la transformaba en una persona agresiva agresiva y desconsiderada con los demás. Pudo separar la desazón hacía sí misma, es decir la rabia que sentía hacia sí cuando no era capaz de hacer que otras personas tuviesen una actitud de justicia, y hacia los demás. Preguntada sobre qué clase de justicia hay en forzar a alguien a hacer algo que no quiere, admitió que “en realidad no es nada justo forzar a otros a actuar en contra de sus creencias, eso es una imposición y yo estoy en contra de cualquier tipo de imposiciones; me jode que los demás sean tan egoístas, pero tienen todo el derecho del mundo a ver las cosas como las ven. Si intento forzarles, sería una dictadora y dejaría de ser justa”. Pero, incluso admitiendo que no podía forzar a otros quedaba el importante escollo de la justicia llamándole a centrarse en el mundo real y no en el mundo superfluo y diciéndole continuamente que no era lo suficientemente buena militante. El mandato aquí la llevaba, por un lado, a tener que ser especialmente persuasiva en su capacidad de convicción política y por otro lado a negarse las pequeñas alegrías de la vida. La estrategia fue plantearle si consideraba que hacía lo que estaba en su mano para desplegar sus actividades militantes y se repasó incluso su compromiso como médica con esta cuestión, así como la coherencia de su vida personal y Benilde admitió que “soy una médica preocupada por formar en una sanidad preventiva, pública y tan desmedicalizada como soy capaz y procuro ser tan consecuente como puedo y partici participo po en todas las campañas de concienciación en derechos humanos y de las mujeres de las que soy capaz… Pero es como si no eso no fuera suficiente”. Entonces se le planteó lo siguiente: “Entiendo que ser consecuente es un valor y que para ti es algo importante, pero no dejo de preguntarme preguntarme si una justici justiciaa que hace que alg alguien uien tenga tenga que ser militante más allá de sus fuerzas y recursos y que le obligue a estar siempre trabajando para la causa no es realmente una forma de explotación. Si la justicia 91
te explota, como si fueras una trabajadora que hace jornadas interminables por un sueldo miserable, ¿es verdaderamente justicia?”. A partir de aquí, aunque con muchas dificultades, Benilde pudo redefinir la relación con su problema como una forma de explotación, no de justicia. Y redefinió el pago en términos personales personales de tener derecho a cierta cierta satisfacci satisfacción ón personal, personal, acercándose así al mundo de lo superfluo. Obviamente, Benilde nunca será una persona que gaste dinero en comprar un modelo exclusivo de Versace, pero podrá disfrutar de un concierto, un libro o un disco. La exploración de los relatos internalizadores que culpabilizan a la persona o la hacen verse a sí misma sólo de una única forma se puede realizar a través de una serie de preguntas que cuestionan directamente los supuestos culturales de control. Sólo son verdaderamente útiles si se usan como herramientas o medios para considerar la validez de los supuestos y el modo en que afectan a la persona, no como preguntas para entrar en un debate sobre lo que deben o no ser las cosas. Lo interesante, por tanto, es la exploración de las consecuencias para la vida personal y no el juego de preguntasrespuestas en sí mismo. Las conclusiones a las que se llegue deben ser elaboradas por la persona que consulta. A continuaci continuación ón se señalan algunos algunos ejemplos: • Cuando te describes como una mujer incapaz, ¿es verdaderamente lo que tú opinas o es la opinión de tu marido? Esta intervención tiene sentido ante una mujer maltratada que sigue dando por buenas las críticas de su pareja que socavan su autoestima. autoestima. • ¿De dónde sacas la idea de que no hay nada que hacer si la ansiedad tiene una base biológica? ¿Qué has leído o te han dicho al respecto? Es una intervención que puede hacerse ante un consultante, como Alarico, que tiene una actitud de renuncia ante su problema. Lo que se pretende es poner en cuestión el supuesto de que “no hay nada que hacer”. • ¿Dónde está dicho que tienes que estar obligada a resignarte? Se trata de valorar las fuentes en las que se basa la idea de resignación, por ejemplo, en el caso de Ermenesinda, pero también es útil en muchos casos de mujeres maltratadas. • Eso de estar integrado en el grupo está muy bien, pero pero ¿vives ¿vive s la misma vida que ellos punto por punto?, ¿no te gustan músicas distintas?, ¿no has vivido en lugares distintos? ¿Por qué razón tienes que ser una copia de los demás?, ¿no crees que puedes ser también alguien original?, ¿quién dice que no puedes tener tu propio punto de vista? Estas preguntas serían útiles para trabajar el grado de separación separación y de integració ntegraciónn de un adolescente adolescente con problemas problemas derivados del segui seguidi dismo smo respecto a la pandill pandilla a la que pertenece. Una vez que se ha establecido un relato externalizador, es conveniente desarrollarlo, 92
estudiar los ámbitos en los que el problema se da y no se da, las condiciones que hacen más probable su aparición, las relaciones en las que influye, etc. El objetivo es que la persona perciba que el problema problema tiene sólo determinados efectos y se da sólo bajo ciertas circunstancias. La exploración se puede hacer utilizando preguntas como las que siguen: • ¿Qué te ha hecho tan vulnerable a las críticas como para que eso pueda controlar tu vida? • ¿En qué situaciones es más probable que se manifieste la duda sistemática? • ¿Qué tiene la ansiedad que sufres para que te comportes de un modo tan impulsivo aun en contra de tu preferencia por ser una persona calmada y metódica? • ¿Qué efectos tiene el sometimiento en las relaciones con otras personas, qué efectos tiene en tu trabajo? • ¿Bajo qué circunstancias o en qué situaciones es más probable que se manifieste el disfraz? • ¿La justicia es totalmente inmune a tus intentos de combatirla o hay veces qué puedes manejarla de alguna forma o en alguna situación? • ¿Hay algún efecto positivo derivado de sucumbir al sometimiento? • ¿Ha habido alguna ocasión en que has logrado minimizar o vencer la culpa aun cuando esta ya había aparecido? ¿Me lo puedes contar? En definitiva, están preguntas se centran en las causas que nos han hecho vulnerables al problema, los contextos en los que este se suele manifestar y en los que no, la clase de poder o fuerza que tiene el problema para que se manifieste a pesar del deseo contrario de la persona, los efectos que tiene en su vida y en sus relaciones, el tipo o sentido de las dificultades que el problema causa en la vida de la persona, el grado en que la persona puede minimizarlo, combatirlo o manejarlo y el tipo de beneficios que se pueden derivar del probl problema. ema. Es necesario tener en cuenta que las preguntas externalizadoras no sólo se pueden hacer para externalizar el síntoma, sino que pueden externalizar creencias, actitudes o supuestos. P reguntas reguntas simi similares lares serían: • Parece Parece que siempre necesitas que alguien reafirme tus argumentos. argumentos. ¿Dónde y cuándo aprendiste que eso es lo adecuado? Sirve para formulársela a una persona a la que le cuesta dar su propio punto de vista y que busca de modo continuo una autorización de su propia perspectiva. • ¿Dónde aprendiste que insultar y pegar es un buen modo de tratar a los demás? Se puede utilizar ante una persona agresiva, en la que el insulto y la agresión física son bastante recurrentes.
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Lógicamente, las intervenciones destinadas a externalizar actitudes y creencias pueden ser muy variopi variopintas ntas y siempre siempre deben estar relacio relacionadas nadas claramente claramente con el contexto vital de la persona; si no es así, se transformarían en auténticas impertinencias y serían muy peligrosas para la alianza terapéutica. En definitiva, cuando se usa la externalización se trata de contextualizar el problema y comprobar el tipo de contingencias o situaciones que están relacionadas con la aparición del problema, casi como si se efectuase un análisis funcional de conducta. La orientación final, no obstante, no está relacionada con el tipo de estímulos o situaciones que regulan el comportamiento, como se haría en un análisis funcional de conducta, sino con la percepción de que la situación puede ser valorada de otra manera, que el problema no afecta a todas las facetas de la vida, ni está continuamente presente. En los ejemplos anteriores, en ocasiones la etiqueta referida al problema es el nombre que usa la persona que consulta (la justicia, el disfraz), en otras es una palabra habitual que puede describir el problema (críticas, culpa, ansiedad), pero también puede ser una coincidencia de ambas cosas (duda sistemática). Lo importante es referirse siempre al problema en tercera persona como si fuera un objeto, no una propiedad o característica del cliente. Hay que evitar, por tanto, giros del tipo tu ansiedad, tu culpa, las dudas que tienes, etc.
4.5. Algunas consideraciones sobre el uso de la externalización Hay que estar no obstante bastante entrenado para conseguir un uso eficaz del habla externalizadora, pues se debe conseguir que la referencia del problema se aleje de la persona, generando una actitud actitud de observación. observación. Si no se está preparado para trabajar en una orientación que fije la atención en la acción de la persona sobre sus circunstancias o para generar una capacidad capacidad de observación observación y análi análisis sis desde fuera, no conviene conviene util utilizar una estrategia que se base en el habla externalizadora, ya que la estrategia será vista simplemente como una forma de hablar y no como una herramienta de análisis. Es más, hay algunas personas que acuden a la consulta que no obtienen ningún beneficio de esta estrategia. Lo esencial de la externalización es que la persona pueda analizar las connotaciones de sus supuestos, explore las limitaciones de sus problemas y genere un sentido de control sobre los mismos; en definitiva, que se apodere de sí misma, en lugar de verse sometida por el problema. A veces es posible lograr esto sin necesidad de usar un habla externalizadora o sin etiquetar o dar nombre a los problemas, pero lo cierto es que el etiquetado y el habla ayudan sobremanera a lograr esos propósitos. De hecho, si no se trabaja con un marco claramente construccionista, asumiendo que no hay identidad fija, sería conveniente no hacer un uso intensivo de esta técnica, ya que los posibles virajes entre una orientación hacia dentro, buscando procesos afectivos, coherencia de la identidad, etc., y una orientación hacia fuera, analizando únicamente el sentido del discurso, podrían desorientar a algunos clientes. 94
La externalización tiene algunas excepciones de uso. Según Payne (2000) no debe usarse en casos de prácticas opresivas, o en general en los casos de personas que ejercen violencia y control contra otra, siempre y cuando se esté trabajando con el agresor: son casos de abuso sexual, violaciones, violencia de género, acoso escolar, maltrato a personas mayores, acoso laboral, aboral, etc. En estos casos es imprescindi mprescindibl blee centrarse en la responsabilidad del atacante y la responsabilidad es algo interno. Se trata de una decisión libre de quien la ejerce y, por tanto, este es responsable de ella y de las repercusiones que pueda tener. tener. Pero Pe ro sí se pueden external externalizar izar las actitudes actitudes y creencias que promueven la opresión, como una forma de analizar los discursos culturales que justifican las prácticas violentas. En este sentido se pueden emplear preguntas del tipo: ¿Crees que la costumbre de pegar a tu mujer te tiene controlado? ¿De quién aprendiste la desconsideración con la que tratas a los demás? ¿El hecho de que tus compañeros de instituto llamen mi zorra a sus parejas justifica que tú también insultes a tu novia? ¿De dónde sacas la idea de que uno siempre debe vengarse? No obstante, la victimización sí puede ser externalizada sin problemas. problemas. Godosteo, un varón condenado por violencia de género decía “he aprendido mucho con la terapia [estaba hablando de la terapia que había seguido durante su internamiento], ahora sé que tengo que evitar meterme en problemas… problemas… Lo mejor es pasar de las mujeres, hacer la vida sin ell ellas… Al fin fin y al cabo para qué quiere uno comprarse un coche, si es mejor alquilar un taxi”. En este contexto, se le preguntaba: “Veo que para usted las mujeres son un objeto, sirven porque tienen alguna utilidad. ¿Dónde aprendió originalmente esas ideas?”. Escuchando los planteamientos de Godosteo, es posible que la terapia hubiese servido para mejorar su autocontrol, pero apenas habría modificado los supuestos básicos que promueven el maltrato; el contexto de su visión del mundo apenas había cambiado. La externalización puede resultar problemática si se aplica a personas violentas, con trastornos de conducta o impulsividad. En estos casos hay que ser muy cuidadoso y es fundamental incidir en la responsabilidad que se deriva de sus acciones: los agresores son responsables de su comportamiento y de las consecuencias derivadas del mismo. Aunque sí podrían externalizarse los condicionantes del problema, como la ira y el descontrol: por ejemplo se puede actuar dominado por la rabia y entonces la externalización se centraría en el síntoma, el modo en que la rabia lleva a hacer cosas que no se desean. Los casos de violencia, incluso aquellos en que la violencia se dirige contra uno mismo, deben manejarse de forma muy minuciosa atendiendo siempre a las características particulares de cada uno, ya que las creencias en que se asienta la violencia pueden ser extremadamente variopintas. Se puede agredir, por ejemplo, a una mujer porque se la considera inferior o porque su actuación hace que el agresor se sienta inferior, entre otras muchas posibilidades. Por tanto, es necesario ser muy cuidadoso con el trabajo con 95
agresores de todos los tipos y buscar siempre particularidades en su historia (Payne, 2000). No obstante, a pesar de los riesgos de la externalización en estos casos, cuando se aplica, más que desculpabilización, lo que surgen son estrategias para afrontar el problema. problema. Otro posible problema es la ética subyacente al uso de la externalización. Siempre hay que valorar si el cliente acepta la propuesta externalizante y le da significado. En general, sólo se incorpora a nuestro discurso aquello que asumimos como significativo; si las metáforas que se proporcionan no resuenan en la persona, normalmente les hará caso omiso. Pero algunos terapeutas creen que las metáforas que se proporcionan en la terapia como sugerencias a la externalización pueden llevar al cliente a manejarse con categorías que pertenecen al mundo del terapeuta, no al del cliente, y por tanto pueden no ser benefici beneficiosas osas para este. En definitiva, la externalización es una técnica destinada a hacer ver que hay una diferencia esencial entre lo que hago y lo que podría o me gustaría hacer. Es una primera forma de evidenciar que mi vestido no me gusta y que posiblemente deba cambiarlo.
Cuadro-resumen La identidad es un proceso fluido y cambiante (también la identidad problemática) • De ser un problema a tener un problema y, de ahí, a tener una relación con un problema. Aumentar el conocimiento del problema • Buscar la topografía, circunstancias y variaciones de las manifestaciones del problema problema expandiendo expandiendo lo no mencionado todavía. • Uso de documentación para modificar las creencias sobre el problema. Externalización • Buscar un nombre que permita definir la noción y características del problema. problema. • Facilita la relación con el problema. • Expandir las características de la relación con el problema. • Ahondar en los supuestos culturales e ideológicos que mantienen el problema. problema. • La externalización de problemas de abuso y maltrato se centra en los condicionantes y autojustificaciones del problema.
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Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. El fundamento conceptual del uso de la externalización es: a) Asumir que no hay una identidad fija. b) Centrar al cliente cliente en sus recursos personales. c) Aumentar la conciencia de las características esenciales del cliente. d) Aumentar la autoestima. e) Fomentar una actitud de observador. 2. Si se usan procedimientos de documentación sobre el problema que afecta al cliente: a) Las referencias que se entreguen deben tener solidez científica. b) Se debe entregar documentación documentación que incida ncida únicamente en el punto de vista que queremos fomentar. c) Las referencias deben ser contrapuestas, del mismo tipo de rigor o calidad y estar ajustadas al nivel formativo de la persona. d) Las referencias deben ser cultural e ideológicamente asépticas. e) Es una técnica que sólo se debe utilizar con clientes con formación académica suficiente. 3. La etiqueta que se da al problema cuando se usa la externalización: a) Debe tener un significado claro para la persona y esta debe reconocer que es una etiqueta adecuada para la experiencia que tiene con el problema. b) Debe ser proporcionada proporcionada desde una perspectiva perspectiva técnica. c) Debe ser siempre un objeto. d) Se debe insistir hasta que se encuentre una etiqueta. e) No debe proceder nunca de una sugerencia del terapeuta. 4. Ante problemas relacionados con el abuso o maltrato hacia otras personas: a) No se debe usar la externalización en ningún caso. b) Se deben external externalizar izar únicamente los aspectos conductuales conductuales o contextual contextuales es del problema. c) Se deben externalizar únicamente los aspectos emocionales o cognitivos del problema. problema. d) Si se usa la externalización, sólo debe emplearse para explorar las consecuencias derivadas de su comportamiento. e) Si se usa la externalización, sólo puede emplearse para explorar los condicionantes del comportamiento y las creencias que lo justifican. 5. El empleo de la externalización: 97
a) Supone una negación de las circunstancias objetivas del problema de la persona. b) Supone cambiar una esencia o característica defini definitori toriaa por otra. c) Consiste en estudiar el tipo de relación que la persona tiene con las circunstancias de su problema. d) Se focaliza únicamente en el estudio de las creencias de la persona acerca de su problema. problema. e) Se focali focaliza en reestructurar los recuerdos de la persona.
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5 La búsqueda de excepciones
5.1. Record Re cordatorio: atorio: historias historias com c omoo perspectivas perspec tivas Como se ha indicado en el capítulo uno, cualquier relato puede ser contado de múltiples maneras. No hay formas infinitas de contarlo ya que las posibles alternativas están limitadas por el entorno cultural, pero sí muchas. Lo fundamental es que ninguna historia abarca toda la experiencia del sujeto y, por tanto, ninguna contempla toda la información posibl posible, e, así que siempre siempre quedan resquici resquicios, os, información nformación no usada que puede util utilizarse para organi organizar zar el relato relato de otra manera. Un mismo mismo relato relato se puede contar desde la perspectiva perspectiva de los disti distintos ntos personajes que partici participan pan en el mismo o desde la perspectiva perspectiva de distinta información. La obra ya citada de Pascal Quignard, El salón de Wurtemberg urtemberg , sería un buen ejemplo literario de las distintas perspectivas de los personajes. También se puede generar una visión irónica cambiando radicalmente de perspectiva en la propia orientación del relato. Por ejemplo, en la historia infantil del Ratoncito Pérez que contamos a todos nuestros hijos e hijas cuando pierden un diente de leche para aliviar la pérdida e intercambiarlo por un pequeño regalo. Desde ese punto de vista, el ratón, l’angelet , la ardilla o el hada que se lleva el diente según las distintas tradiciones culturales es un personaje entrañable. Pero se pueden tener visiones más desasosegantes del tema: ¿qué pasa si nos centramos en la conducta del ratón? Se lleva el diente, una pieza pieza de marfil al fin fin y al cabo y por tanto un material vali valioso, que intercambia ntercambia por una fruslería como una golosina o una moneda de muy bajo valor y ese marfil desaparece para siempre. siempre. Además, se lleva lleva los dientes dientes de todos los niños niños y niñas niñas del mundo, los acapara y no se sabe qué hace con ellos. Desde luego, es la historia de un traficante, de un traficante de libro, como se suele decir, con todas las connotaciones negativas que ello tiene. Así es la versión del cómic Pérez Pérez, de José Luis Albués. Es decir, una historia puede cambiar hasta el infinito si se centra la atención en una serie de detalles que abren nuevas formas de interpretarla. Ramon Solsona cuenta en Les horas detingudes ( Las Las horas detenidas; Barcelona, Quaderns Crema, 1993) la angustia 99
de un hombre que enviuda por la muerte sorpresiva y accidental de su esposa en Ostia, nombre de un enclave arqueológico cercano a Roma. A la angustia e incertidumbre de ese trance, se añade el hallazgo de una carta inacabada de ella en la que confiesa una infidelidad claramente deseada y critica abiertamente a su esposo. No obstante, este es capaz de encontrar un camino para seguir amándola y poder reorganizar su vida, dándole de nuevo un sentido reconfortante para él, como se expone en el siguiente fragmento: Recordaba las palabras que le había dicho en Ostia: que si se estrellaba un avión, pensaría en los suyos hasta el último momento, “en la belleza que ha habido entre nosotros”. ¿Qué importaban las vagas amenazas de una carta ante una muestra de afecto tan explícita poco antes de morir? En la vida de las parejas, ¿cuántas veces se formulan declaraciones de amor tan rotundas como esta? ¡Qué despedida tan bella! Una premonición más que no supo leer. Si tuvo unos instantes de lucidez, si fue consciente de que se moría, quizá tuvo la ocasión de pensar en él y las niñas. Se volvió a enamorar de ella.
La búsqueda de excepciones es una de las formas de reorganizar historias, recogiendo detalles e información para organizar una trama novedosa a partir de esos detalles nuevos. Se trata de ver de de otra forma; hasta que no se ve de otra forma no es posibl posiblee darse cuenta de las impli mplicaciones de las nuevas perspectivas. perspectivas. Siempre es posibl posiblee contar otra historia diferente. Las narrativas, como ya se ha indicado, no representan los hechos, el significado que tienen se genera en el momento de realizarlas, de manera que al contar el relato de otra manera, el significado cambiará. En palabras de Von Glassenferd “no se puede ver que no se ve lo que no se ve”, así que sólo cuando cambia la perspectiva, sólo cuando ocurre algo que nos hace mirar la experiencia de otra forma se puede tener conciencia de las excepciones, sólo entonces es cuando podemos ver de otra forma.
5.2. Buscando excepciones en la práctica terapéutica Toda historia es selectiva y las personas eligen ciertos componentes para crear la trama de su relato, por lo que suelen quedar ciertos resquicios que permiten desarrollar una trama diferente. Por tanto, nada de lo que se narra puede abarcar la totalidad de la experiencia, siempre quedan cosas fuera del relato. Si la terapia empieza elaborando una historia de vida, se puede pedir información sobre aspectos que no han sido incluidos, como personas, ámbitos profesionales, etc. Por ejemplo, se puede indicar al cliente que no ha hablado de los coches que ha tenido o de los libros que ha leído y que es seguro que lo ha hecho por una muy buena razón, por lo que sería bueno que nos indicara cuál; lógicamente esto hay que hacerlo con un lenguaje plagado plagado de subjuntivos subjuntivos y no retador, retador, para no caer en una pregunta pregunta absurda o impertinente. La respuesta es siempre la misma: el cliente recuerda esos datos pero son 100
irrelevantes para lo que quería contar, la experiencia de su problema. Entonces se le hace ver que si lo que hay que estudiar es su experiencia con el problema, puede ser muy relevante la experiencia que tiene cuando el problema no está presente. Si además se ha hecho el ejercicio de la página cuadriculada, el hecho de que no se está hablando de una parte muy importante de su experiencia experiencia queda patente. Se suelen denominar indicios a los componentes del relato original que tienen la capacidad de generar uno nuevo y diferente, la narrativa alternativa. Esta puede ponerse en marcha pidi pidiendo endo a la persona que cuente no cómo el problema problema la ha dominado, sino cómo ha podido influir de alguna manera en este, controlándolo, minimizándolo, etc. De entrada se genera un cierto sentido de la capacidad agente, la persona haciendo haciendo alg algo, en lug ugar ar de estando sometida sometida al problema. Se trata de elementos elementos sobre los cuáles se puede construir un punto de inflexión en la historia de vida para reorganizar el significado de toda la trama. Buscar indicios requiere una escucha atenta por parte del terapeuta, se trata de captar toda la información información que, estando presente en el relato inicial, la narración saturada, puede apuntar a nuevas posibilidades. Cuando se localiza un indicio, hay que contrastar su significado con la persona, pidiéndole que cree una nueva narración que lo explique o lo incorpore, ya que puede ser que el supuesto indicio no signifique nada para la persona. O puede ser que sea necesario deconstruir un significado previo para que tenga sentido. Tres ejemplos de indicios pueden ser los de Flagina, Recaúlfo y Fruela. Flagina era una persona que asistía a terapia derivada por un Centro Municipal de Información a la Mujer. Había iniciado el proceso de separación debido a malos tratos por parte de su marido. Su dedicación siempre había sido la casa y el cuidado de sus hijos. Su gran preocupación al inicio de la terapia, además de las cuestiones jurídicas y encontrar un empleo, era que todas las grandes decisiones las había tomado su marido y se veía incapaz de decidir nada sobre su vida: F.- Ahora estoy más tranquila, mi marido no está en casa y no hay todos esos gritos y golpes, pero no se qué hacer. Todas las decisiones las tomaba Z y algo tendré que hacer, porque lo cierto es que no sé hacer nada, salvo cuidar a mis hijos. J.- Bien, Flagina, ha cuidado a sus hijos y lo ha hecho muy bien, pero también ha hecho la comida, ha lavado, ha limpiado la casa, fregado los platos y hecho la compra, ¿verdad? Y todo eso me da la impresión de que lo ha hecho también muy bien. F.- Pero eso… [expresando duda] Eso no es trabajo. J.- Bien, si lo que quiere decir es que no le han pagado por ello, tiene razón. Pero pensar en lo que se tiene que hacer de comer cada día, lo que hay que comprar para prepararlo todo, el dinero que se puede gastar, cuándo hay que 101
lavar y planchar. Todo eso supone un gran esfuerzo. ¿No es verdad? F.- Sí, claro… J.- ¿Y qué me podría decir de ello, como lo hacía? Cuénteme una semana normal de trabajo en la casa. F.- Bueno, hay que ver lo que hay que comprar, ver qué ropa está sucia y cuando hace falta lavarla, saber el dinero que se puede gastar… No sé… J.- Veo que todas las semanas ha tenido que tomar decisiones sobre cosas importantes, dinero que se podía gastar y que no, lo que había que hacer antes y después, lo que faltaba en la casa y lo que no. Se pasaba el día tomando decisiones y trabajando para llevarlas a cabo. Además, ha tomado al menos una gran decisión: por lo que me ha contando, usted tomó la decisión de separarse de su marido. F.- Visto desde ese punto de vista, parece que sí que he tomado decisiones. J.- Me gustaría que me contara más sobre esto. Hágalo teniendo en cuenta que son decisi decisiones. ones. ¿Cree que podrá hacerlo? F.- Me parece que sí. En este caso, el objetivo es crear un indicio significativo para Flagina. No era capaz de ver su dedicación al trabajo de la casa como toma de decisiones, ni consideraba entre estas la de la separación, pero adopta ese punto de vista como significativo, una vez que se le muestra. Recaúlfo era un varón aquejado por síntomas depresivos. Se quejaba de que no era capaz de hacer nada, que estaba profundamente desanimado y sin ganas. Una vez que expuso sus primeras quejas, se le preguntó inmediatamente por su trabajo, al que no había faltado faltado ni un solo solo día, a pesar de que últimamente lo hacía sin ganas. Tampoco parecía que su productividad hubiera bajado. Captó inmediatamente inmediatamente la idea de que había indicio indicioss de que no todos los aspectos de su vida estaban igualmente afectados por la depresión: R.- Me cuesta mucho levantarme, pero lo hago. Tomo el autobús y llego a la fábrica. Allí me pongo en mi puesto de trabajo y me tiro el día haciendo lo mismo, así ha sido desde hace diez años. Estoy contando las horas que faltan para salir. salir. Termino, Termino, vuelvo a coger el autobús y regreso a casa. J.- Sí, ¿y la depresión ha cambiado algo de lo que haces en el trabajo? R.- No. ¡Eso faltaría! No me puedo permitir el lujo de no trabajar. Lo hago con menos ganas que habitualmente. J.- ¿Y ha cambiado algo más en el trabajo: las relaciones con los compañeros, te han llamado la atención por trabajar mal? R.- No, si cometes muchos fallos, te descuentan parte del sueldo, así que procuro no hacerlo. Nunca he tenido tenido problemas problemas con eso y ahora tampoco. Además, el mejor momento del día es cuando salimos a almorzar todos los 102
compañeros. J.- Dices que, a pesar de estar deprimido, eso no te afectado a tu rendimiento laboral y que te encuentras a gusto con tus compañeros a pesar de la depresión. ¿Crees que hay otros momentos parecidos a ese y otras cosas que te sigan saliendo bien a pesar de la depresión? Fruela era un varón joven que consultaba por problemas agorafóbicos. Esta persona fue asisti asistida da con unas técnicas técnicas en consonancia consonancia con la perspectiva perspectiva conductual-cognitiva y, por tanto, sin un enfoque constructivista y narrativo en terapia. A pesar de su dolencia venía caminado a la consulta. Evitaba pasar por las calles más céntricas, que eran el camino más directo desde su domicilio, lo que le obligaba a dar un rodeo que aumentaba el tiempo que estaba en la calle pero mini minimizaba mizaba la intensidad ntensidad de su ang angusti ustia. a. Aunque la terapia terapia estaba basada en un modelo de aproximaciones graduales, pudo reconocerse el control de la situación que suponía el rodeo y el hecho de que el problema no estaba tan asentando como para impedirle salir a la calle. Estos indicios obviamente hubieran sido reconocidos por cualquier terapeuta de cualquier orientación, pero repasando su caso se podría pensar que un trabajo más centrado en explotar todas estas excepciones en una forma narrativa hubiera sido más provechoso. Fruela asumió que efectivamente el problema no era totalmente invalidante, no era tan grave como en un principio hubiera juzgado, pero quería tener un control total de su vida. Los indicios que resultan significativos se pueden constituir en desenlaces inesperados, resultados únicos úni cos o excepciones en historias alternativas al relato inicial; las tres etiquetas son equivalentes. Cuando se van elaborando historias ligadas a esos resultados inesperados, las perspectivas sobre la identidad se amplían, la persona se da cuenta de que puede ser de muchas maneras. Suelen ser indicios todos los detalles en los que se muestran habilidades, persistencia o algún tipo de valor, como honradez, humildad, etc. La cuestión es captarlos, porque la persona no suele percatarse de estos indicadores. Una vez que un indicio es considerado viable para la persona, es bueno generar una narrativa que lo incluya, para comprobar el efecto que esta narración tiene en la perspectiva perspectiva global. obal. P ero no hay que señalar señalar los indicio ndicioss como elementos elementos positi positivos vos de la persona, aunque a veces pueda ser necesario, necesario, como en el caso de Flag Flagin ina, a, la mujer separada de su marido por malos tratos, sino que hay que dejarlos desarrollarse porque su potencialidad puede estar en aspectos beneficiosos que no sean sus habilidades o potencial potencialiidades, sino sino que estén ligados al sufrimiento sufrimiento o al dolor. dolor. P or ejemplo, ejemplo, Benil Benilde, la mujer atrapada por el espíritu militante del capítulo anterior, aprendió que no podía forzar a los demás a tener su misma visión del mundo; aprendió con dolor de corazón que los demás no estaban en la obligación de ser solidarios. En definitiva, los indicios son 103
puertas al cambio, pero no necesariamente necesariamente y no sólo sólo a lo que se puede considerar considerar aspectos adaptativos de la personalidad . Se pueden cometer dos errores relacionados con esta marcación positiva. Uno consiste en marcar únicamente estos aspectos, limitando la narración sólo a la localización de la capacidad, sin permitir a la persona desarrollar las implicaciones que ello tiene. Es decir, seguir el siguiente patrón: 1) Se desarrolla un relato en el que aparece un indicio; por ejemplo, los complicados caminos que Fruela, que padece agorafobia, sigue para llegar a la consulta. 2) Se marca el indicio como un recurso personal; por ejemplo, se hace ver a Fruela que tiene cierta capacidad de control del síntoma. 3) Se abandona la narración sin desarrollarla más. Esto es lo que se hizo en su momento. La elaboración correcta hubiera sido: 1) Se detecta un indicio. 2) Se desarrolla la historia. 3) Se piden elementos adicionales a la historia, relacionados con pensamientos, pensamientos, conductas, motivos motivos de la elección elección del camino, etc. Es decir decir, se desarrollan todos los componentes del relato. 4) Se negocia el sentido del cambio con el cliente. El segundo tipo de error es hacer demasiado énfasis en las características personales, las habilidades o potencias, pues según Payne (2000) esto fortalece una idea central y unívoca del yo, en lugar de una conceptualización múltiple de la identidad. Lógicamente este segundo tipo de error, lo es sólo en la medida en que se asuma una posición terapéutica claramente construccionista. Una vez que se desarrollan las narrativas a partir de los indicios, la persona debe asumir una postura frente a su situación. Pero esa postura no debe ser únicamente la de combatir, ser resolutivo o tener éxito; puede ser cualquier posición que sea preferida por la persona: trascender, entender, aprender, sufrir, mejorar, aproximarse a otras personas, que el problema se resuelva por sí solo, etc. Los intentos de cambiar por el opuesto son razonables (“yo debo dominar el problema, en vez de que este me domine a mí”), pero no son la única posibilidad. Uno puede aliarse con el problema, usándolo como forma de detectar situaciones a evitar, por ejemplo cuando un agresor detecta su rabia y aprende a retirarse a tiempo, o acompañar al problema hasta cierto punto, como Benilde intentando convencer a otros de que colaboren en sus actividades militantes, pero no hasta el punto de sentirse molesta con los demás por la decisión libre que toman de no colaborar o incluso oponerse, o de sentirse mal consigo misma por no ser una buena o persuasiva 104
militante.
5.3. Usos de de las excep exce pcione cione s: la exce e xcep pción de viene regla La externalización por sí sola no logra generar una narrativa alternativa en muchos casos, así que habitualmente el trabajo de reconstrucción narrativa se centra en la expansión de los resultados únicos que se desarrollan a partir de los indicios. Habitualmente el cambio narrativo pasa por tres fases (Parry y Doan, 1994): a) La deconstrucción, en la que se analiza la influencia del problema. b) La reconstrucción, reconstrucción, en la que se crean alternati alternativas vas a la histori historiaa ini inicial centrada en el problema. c) La solidificación o consolidación de la nueva narrativa, lo que se hace a través de la práctica y la validación social. La externalización suele quedarse en la primera fase y la expansión de las historias centradas en resultados únicos o excepciones es lo que suele hacerse en la segunda. Los indicios señalan capacidades o valores del sujeto y son un camino para la reconstrucción. Pero además, o junto a los indicios, suelen aparecer narraciones en las que el problema no se da, se da de una forma minimizada o bien se da pero se resuelve o se supera; son momentos no definidos por el problema. Muchas de estas narraciones se quedan en el nivel del indicio porque la persona no es capaz de darles relevancia. Es la tarea del terapeuta ayudar a que se expandan o reconstruyan las narrativas que se derivan de estos resultados únicos (White y Epston, 1990). El cambio se produce a medida que las narrativas asociadas a ese primer resultado único van aumentando en frecuencia y se integran en la historia general del sujeto; es decir, en la medida en que la excepción devenga norma. Para expandir estas situaciones hay que lograr que la persona narre y vuelva a narrar las implicaciones que tienen las diversas alternativas, la narrativa centrada en el problema y la que localiza el resultado único. Cada proceso de contar introducirá un nuevo y sutil cambio y contribuirá a dar el control a la persona. El proceso se haría de la siguiente forma: 1. Se identifica un primer resultado único; es conveniente que se encuentre en el pasado reciente de la persona, pero si no se puede ubicar en ese momento del tiempo, serviría cualquiera. a) En el caso de que la persona no pueda identificar por sí misma un resultado único, habría que reelaborar de forma explícita el 105
significado de los indicios, como en el caso de Flagina, la mujer separada por malos tratos. b) Si no hay ning ningún ún episodi episodioo en el que el problema problema haya sido sido vencido, serviría un momento en el que se ha logrado minimizar el efecto o mantener el control, como en los paseos por rutas alternativas de Fruela, el joven con agorafobia. 2. Asegurarse de que ese resultado es realmente una experiencia preferible y que tiene sentido para la persona. 3. Expandir la narrativa a partir de una serie de preguntas focalizadas tanto en el panorama de la acción como en el de la conciencia. 4. Comprobar el significado que la persona extrae de esta reelaboración narrativa. 5. Encontrar otro momento en el tiempo con el significado del resultado único. 6. Expandir este segundo resultado único a partir de una serie de preguntas focalizadas tanto en el panorama de la acción como en el de la conciencia. 7. Repetir los pasos 3 a 6. 8. Conectar las experiencias alternativas con el presente de la persona. 9. Expandir la historia en el futuro. En definitiva, se trata de hacer preguntas que enriquezcan la visión alternativa de la persona. Al modo en que se pregunta pregunta para enriquecer enriquecer las preguntas preguntas se dedicará dedicará el próxi próximo capítulo. Cuando se trabaja con parejas o familias, es decir, con grupos que tienen un problema problema compartido, el modelo modelo de trabajo suele suele seguir seguir cuatro pasos: 1) Desarrollar un relato del problema de cada miembro y de cómo afecta a su vida. 2) Desarrollar un relato sobre la percepción que los otros tienen sobre el problema; problema; en el caso de que la versión del otro ya haya sido sido expuesta, expuesta, indicar ndicar si la postura del otro coincide o no con la versión que esta persona pensaba que el otro tenía. 3) Ayudar a todos y cada uno de los miembros a buscar elementos en las versiones de los demás que les resulten sorprendentes y les hagan ver las cosas de forma distinta. 4) Ayudar a todos los miembros a insertar las nuevas perspectivas en nuevas narrativas de tipo autobiográfico o reelaboraciones de las historias de vida personales. personales. Normalmente Normalmente esto se hace con la presencia presencia de las personas en la sala, que permanecen como observadoras durante la primera fase. Un procedimiento similar, pero mucho más formal, es la técnica del equipo reflexivo, en la que un grupo de coterapeutas observa mediante algún tipo de circuito cerrado a la 106
familia o a la pareja que están en la sala con el terapeuta principal y observan la sesión. Posteriormente, el grupo de observadores entran en la sala y comentan lo que han visto durante la sesión y sus implicaciones. Por último, el grupo abandona la sala y el terapeuta princi principal pal y la famili familia o la pareja reelaboran sus primeras primeras narrativas narrativas a partir partir de las aportaciones del grupo (Andersen, 1991). Cuando se trabaja con niños o personas con trastornos del lenguaje es posible usar técnicas basadas en los juegos para construir los significados. Por ejemplo, usando títeres para representar las histori historias as o construyendo muñecos con plasti plastillina o arcill arcilla rusa (Freeman, Epston y Lobovits, 1997). El niño puede representar sus miedos o ansiedades en los objetos y manipularlos para mostrar qué haría con ellos. Pueden ser monstruos más o menos grandes de plastilina para representar el miedo, muñecos pintados de colores cálidos o fríos para representar la alegría o la tristeza, etc. A continuación se muestran varios fragmentos de las entrevistas de Chindasvinto, en los que se ejemplifican algunos de los aspectos descritos en este capítulo (recuérdese que Chindasvinto etiquetó a su problema como el disfraz). J.- Me gustaría que buscaras en tu experiencia reciente algún momento en el que tengas conciencia de que no te sentías adoctrinado, algo de tu pasado reciente, en el que el disfraz no estuviera presente. K.- Es difícil, últimamente me siento mal casi siempre y por eso he venido a terapia; me siento obligado a cuestionarme si todo lo que hago es o no suficientemente revolucionario. Y no quiero pasarme la vida así, viéndola con ojos que no son los míos. J.- Me dices que casi siempre aparece el disfraz en tu vida, “casi” siempre [se enfatiza el casi]. No obstante, me has comentado que todavía disfrutas de jugar jugar a tenis. K.- Efectivamente… Puede que no disfrute tanto de jugar como antes. Pero cuando entro en la cancha con un amigo y me pongo a pelotear, las cosas son distintas, no siento esa ansiedad de tener que plantearme si jugar a tenis es o no revolucionario. J.- ¿Ha habido algún momento en que dentro de una fase intensa del problema problema hayas disfrutado disfrutado realmente de jugar? K.- Bueno sí. Fue hará unas tres semanas. Los miércoles solemos quedar a jugar los amigos, yo estaba totalmente triste y desanimado porque estaba en una fase de disfraz total, me planteaba si no tendría que volver al partido y discutir con todo el mundo sobre la vida tan burguesa que llevamos. No sabía si ir o no porque el tenis no es tan popular como el fútbol o los deportes tradicionales o la gimnasia [son manifestaciones posibles del grado en que cada deporte puede ser revolucionario: el futbol es un gran deporte de masas, los 107
deportes tradicionales arraigados como la lucha canaria, los aizcolaris, o los trinquetes serían populares por definición, la gimnasia porque era un deporte potenciado potenciado por la URSS, todos estos elementos elementos habían sido sido desarroll desarrollados anteriormente por Chindasvinto en otras entrevistas], pero decidí ir finalmente. Y me lo pasé bien, me sentí a gusto dando saques y reveses. Me centré en el juego juego y final finalmente mente log ogré ré estar casi dos días sin sin necesidad necesidad de plantearme plantearme si mi vida era revolucionaria o no. Ojalá esa sensación hubiera durado más. J.- Veo que jugar te hace sentirte más pleno, quitarte el disfraz. ¿Dirías que eso pasa siempre que juegas? K.- La verdad es que sí. El problema es decidirme a ir a jugar, pero una vez que empiezo, me siento mejor. J.- ¿Hay otros momentos, no relacionados con el juego, en que recientemente no hayas notado que aparecía el disfraz y te obligaba a pensar en términos revolucionarios? K.- En general tampoco me afecta en el trabajo, sólo muy raramente. De hecho sólo recuerdo dos o tres ocasiones en las que en el trabajo han aparecido dudas acerca de si está bien o no…, en términos del disfraz quiero decir. J.- ¿Crees que hay alguna conexión entre jugar al tenis y tu trabajo? K.- No sé, pero son dos cosas que me gustan mucho, en ambas estoy en contacto con personas que me agradan. J.- ¿Puedes contarme un día de tu trabajo en esta última semana? Más adelante en la sesión: J.- ¿Qué actividades, que cosas están relacionadas con la aparición del esqueleto y del disfraz? K.- El disfraz no suele aparecer cuando estoy con gente, haciendo actividades, fluyendo; ni cuando juego al tenis, ni cuando estoy trabajando. Aparece sobre todo cuando estoy solo y me pongo a pensar en mí mismo y en lo complicada que es mi vida. El disfraz me obliga a pararme a analizar las cosas bajo un solo solo punto de vista, vista, me impide impide disfrutar de las cosas… no me deja flui fluirr. Es como atascarse, te atascas y sigues ahí, viendo sólo lo que estás viendo, mirando las cosas desde un único punto de vista. Cuando estás haciendo actividades que te absorben, cuando tienes que atender a las relaciones, a los compañeros de trabajo, a los amigos, a las jugadas, cuando no te das cuenta de que las cosas van paso a paso, sino que sólo se hacen, fluyes… Y se pueden ver las cosas desde un punto de visto más positivo. J.- Fluir y estar parado. El disfraz te obliga a analizar en exceso, a sobreanalizar, y todo desde una única perspectiva. Pero parece que sabes ya como quitarte el disfraz si te hace falta. ¿Qué implica fluir y detenerse? K.- Fluir es el goce de la experiencia, el no tener que estar escuchando una 108
voz que te dice que esto debe ser de esta manera o de la otra, disfrutar de la experiencia. Detenerse es tener que ver las cosas sólo desde una perspectiva, tener que obedecer. obedecer. J.- ¿Por ejemplo? K.- Cuando se fluye si te gusta el color naranja, te gusta, disfrutas de la papelera papelera naranja y ya está. ¡Es una papelera papelera bonita!, bonita!, eso es todo. Cuando las cosas están paradas te centras en analizar la cuestión desde un único punto de vista, ¿Por qué se eligió una papelera naranja?, ¿el naranja es o no un color revolucionario? Si no es revolucionario, ¿qué mensaje quieren transmitir con ese color? Si no es revolucionario, no te puede gustar la papelera, aunque te guste. J.- ¿Y qué mensaje crees que transmite eso? K.- Creo que cuando fluyes eres libre, puedes disfrutar de tu experiencia. Cuando el disfraz me para, pierdo la libertad de disfrutar o no de las cosas. J.- Es lógico que prefieras la libertad. ¿Cómo te las apañas para desembarazarte del disfraz y ser libre? ¿Me puedes contar una experiencia concreta con el esqueleto y que te haya servido para evitar la influencia del disfraz? K.- No sé… Quizás en esta última semana, he tenido un par de ocasiones en las que he tenido puntos de tristeza, el disfraz estaba apareciendo. Pero entonces, en lugar de quedarme en casa, rumiando, he llamado a un amigo para tomar algo y en la conversación con él, la angustia ha ido desapareciendo, el disfraz se disolvía, me dada cuenta de que no necesitaba intentar combatirlo. Podía evocar el esqueleto haciendo algo por mí mismo, generando actividad. También me doy cuenta de que cuando voy a jugar, incluso aunque me encuentre mal y el disfraz esté presente, concentrarme en las jugadas, los saques, los remates hace que vuelva a tener el control, me vuelvo a sentir bien y no me pregunto si lo que hago es revolucionario o no. J.- Cada vez te es más fácil revocar la influencia del disfraz, parece que tienes claro no sólo cuándo actúan el disfraz y el esqueleto, sino que empiezas a notar que hay cosas que hacen más probable que el disfraz pierda su capacidad de hacerte sufrir. Cosas como el contacto con la gente que quieres, realizar actividades que te resultan agradables y, en general, todas las cosas que tú dices que te hacen fluir, no centrarte en la angustia. ¿Podrías decirme cuánto tiempo has experimentado el problema en la última semana y en los últimos cuatro meses? Es decir, ¿cuánto tiempo te has sentido libre y cuánto tiempo no? K.- Quizá en los últimos cuatro meses he tenido unas tres semanas en las que he sentido que el disfraz dominaba mi vida. En la última semana, retazos, un par de días como mucho. Como se puede ver, la sesión empieza buscando un resultado único. En princi principi pioo esto le cuesta a Chindasvi Chindasvinto, nto, al que hay que proporcionarl proporcionarlee indici ndicios, os, uno retórico, el “casi” que el mismo menciona. “Casi” no quiere decir “siempre” 109
y por tanto él ya ha planteado la posibilidad de una excepción. El otro es fáctico: también había indicado previamente que le gustaba jugar al tenis y seguía haciéndolo. No obstante, lo primero que hace Chindasvinto es exponer su queja, su historia centrada en el problema. Él mismo plantea que la experiencia de jugar jugar es preferible preferible a la de estar bajo la influenci influenciaa del disfraz, así que dado que el juego juego es sig signifi nificati cativo vo para él, se puede avanzar por ese camino y desarroll desarrollar un relato reciente sobre una experiencia libre de disfraz que explícitamente comenta que le hubiese gustado que durase más. Se vuelve a reconfirmar la preferencia y se busca un enlace con otro suceso próximo que esté libre también de la influencia del problema y que el cliente localiza en el trabajo. Se intentan crear lazos entre esas experiencias y Chindasvinto los genera. A partir de ese momento se pide otro relato relacionado con el trabajo con el objetivo de encontrar elementos comunes entre ambos. Posteriormente la sesión intenta crear un sentido de control de su vida en Chindasvinto a partir de los elementos comunes entre los momentos no influidos por el problema, y una vez que sabe que hay toda una serie serie de facetas que no están bajo el control del disfraz. Para ello se expanden las implicaciones que tienen para él estar bajo el efecto del disfraz o sin su influencia y elabora un significado básico, un significado preferido, la idea de fluir. Fluir es claramente el significado preferido. A partir de ahí el relato se centra en las acciones destinadas a maximizar la fluencia, las acciones de control, y se termina con una revisión de la gravedad del problema, midiendo según el grado de afectación temporal. Algunas de las implicaciones analizadas se expanden por el panorama de la acción de la narrativa (véase el capítulo 1), 1), lo que Chindasvinto hace, otras por el panorama de la conciencia, conciencia, lo que piensa piensa o prefiere, aunque en el ejemplo estas están menos extendidas. La cuestión es cómo preguntar para expandir esa narrativa preferida, cómo generar un sentido de autoría de las narrativas, el tema del próximo capítulo. Metafóricamente el objeto de la búsqueda de excepciones es muy claro: encontrar momentos alternativos en la vida, hitos en el camino que permitan trazar un nuevo sendero, hacer que a partir de la primera primera excepció excepción, n, la única flor del jarrón en el retrato global del inici inicioo se transforme en un jardín, añadiendo poco a poco más flores y más vivas, abandonando el perfil de naturaleza muerta de la primera narración saturada por el problema.
Cuadro-resumen Historias como perspectivas • Ninguna narrativa es completa, se trata de una selección intencional de hechos. 110
• Búsqueda de otros hechos diferentes.
Búsqueda de excepciones • Encontrar indicios: elementos presentes en el relato inicial que aportan una perspectiva perspectiva nueva. • Llamar la atención sobre esa perspectiva. • La persona acepta el indicio. • Se elabora una nueva narrativa que lo incluye y desarrolla (emociones, conductas, pensamientos). pensamientos). • Se buscan otros momentos de la experiencia que incluyan expansiones del indicio. • Se negocia el significado de la expansión del indicio con la persona. • Se consolida una historia alternativa. • Se proyecta esa historia hacia el futuro. • Los indicios no tienen por qué ser lo opuesto del problema, ni habilidades de la persona, sólo situaciones preferidas.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. La base conceptual de la búsqueda de excepciones es: a) Aumentar la autoestima de la persona. b) Fomentar una perspectiva perspectiva de observador. c) Reconocer que cualquier historia es parcial, incompleta e intencional. d) Buscar habilidades de la persona. e) Minimizar el efecto del problema. 2. Un indicio es: a) Necesariamente un indicador de una habilidad de la persona. b) Un componente del relato relato orig original que evoca la capacidad capacidad de contar la historia de forma diferente. c) Una variación del relato original pero que aporta el mismo significado. d) Una muestra o ejemplo del problema. e) Un relato alternativo al problema. 3. Cuando se están elaborando indicios: a) Siempre se debe dejar que el cliente detecte la presencia del indicio sin sugerencias al respecto. b) Se marca m arca el indi indici cioo como recurso, pero no se elabora elabora la histori historiaa posterior. posterior. 1111 11
c) Se desarrolla la historia relacionada con el indicio, se expande esa historia buscando elementos elementos adici adicional onales es y se neg negoci ociaa el sig signifi nificado cado final final con la persona. d) Se desarrolla la historia relacionada con el indicio, se expande esa historia buscando elementos elementos adicio adicional nales, es, pero se deja que la persona elabore elabore el significado final por sí misma. e) Se desarrollan las historias que incluyen el indicio, pero no se expanden las mismas. 4. Para transformar las excepciones en reglas: a) La técnica no se puede llevar a cabo si el problema nunca ha sido superado en la vida de la persona. b) Es suficient suficientee con que se parta de un indici indicioo objetivo, es decir decir, alg algo con que la persona haya sido capaz de hacer frente al problema, con independencia del sentido que tenga para ella. c) El indicio o excepción debe ser necesariamente reciente. d) Hay que asegurarse de que esa excepción es un resultado preferido para la persona. e) La excepción debe ser preferida por la persona y suponer en cualquier caso una completa superación del problema. 5. Durante el proceso de expandir las excepciones para convertirlas en reglas: a) Los esfuerzos deben centrarse en la elaboración del panorama de la acción. b) Las experienci experiencias as alternativas alternativas se conectan con el presente de la persona. c) Los esfuerzos de elaboración incluyen el panorama de la conciencia y el de la acción y una vez elaborados se proyectan hacia el futuro de la persona considerando la situación presente. d) No se reelabora el significado de la narración original hasta que la excepción se ha proyectado al futuro de la persona. e) Todas las excepciones que se elaboren deben ser recientes.
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6 Generando el sentido de autoría en las narrativas
6.1. La creación de autoría en la práctica clínica: cómo usar las conversaciones terapéuticas Homero o quien fuera que realmente escribió la Odisea nos hace un relato moralizante acerca de la conveniencia de oponerse o no a los dioses y de cómo la habilidad humana puede final finalmente mente prevalecer. prevalecer. En este sentido, sentido, los los clási clásicos cos griego riegoss son el primer primer paso, y quizá el fundamental, en la conformación de las narrativas culturales de Occidente: la importancia de combatir al destino y de reconciliarse con él, la relevancia de las decisiones justas, el valor de las capacidades humanas; todo eso está ahí y quizá también las bases de la cultura democrática y del individualismo. Prometeo, Antígona, Heracles, Áyax, Jasón, Héctor, Ariadna, Edipo, Helena, Electra, Teseo, Orestes, Andrómaca y Odiseo son personajes con los que todavía nos podemos identificar, en los que vemos una semejanza con nuestras preocupaciones y deseos. McAdams (1993) piensa que las bases de las imagos, los elementos culturales básicos a partir de los cuáles elaboramos nuestra identidad, ya están presentes en los personajes del panteón griego; en realidad lo están en la matriz general de la mitología indoeuropea. Uno de estos personajes es Odiseo y en el relato que Homero hace sobre él está presente uno de los pasajes fundamentales sobre la importancia de la capacidad agente y la autoría. Cuando sus compañeros y él están atrapados por el cíclope Polifemo, arguye que si quieren lograr zafarse, su nombre debe ser Nadie . Una vez que hieren al cíclope y logran evadirse, este busca ayuda entre sus cong congéneres éneres indicando ndicando que Nadie le ha herido: “¡Nadie, Nadie me ha hecho esto!” (Odisea, canto IX. Madrid. Gredos, 1982). Lógicamente no la recibe, lo que nadie ha hecho no puede ser imputado a nadie (valga la redundancia), carece de autor. En definitiva, cualquier acción necesita de un autor; sólo con autoría se puede 113
entender la intención y la responsabilidad de una historia. Jerome Bruner insiste 2.700 años después en la misma idea, con más contundencia, pero quizá de una forma menos cautivadora: “toda historia es la historia de alguien”. Pero se debe ir más allá. La autoría, si queremos verdaderamente ser los protagonistas de nuestra historia, debe ser vista como un derecho, algo que se debe ejercer y reclamar, el derecho a ver y contar nuestras vidas como nos sea más pertinente, al igual que se le recuerda al director de cine que coprotagoniza Lisbon Story, película realizada por Wim Wenders en 1994: “Tienes derecho a contar tu propia historia”. En psicoterapia también se debe potenciar el sentido de la autoría de la propia historia; quizá es ese y no otro el objetivo de la psicoterapia. La persona que está en terapia debe organizar su experiencia vital de tal manera que sienta que esa vida tal y como la ha contado es la suya y que merece la pena vivirla así, que es una vida con la que se puede identificar sin los desasosiegos y la sensación de alienación que experimentaba en sus primeros relatos, de expropiación de la propia vida, casi como si fuera una enajenación por parte de terceros en los términos que Marx usa en los anuscritos anuscritos económico-filosóficos económico-filosóficos. Debe recuperar la capacidad de reconocer su vida como suya, de reincorporarse a sí mismo y ejercer el derecho a tomar las riendas de su vida, a contar su vida desde el punto de vista que le resulte más adecuado. Para ello, debe revisar su experiencia y reorganizarla buscando las evidencias (los recuerdos, los acontecimientos) que le permitan escribir un nuevo argumento de vida. Lo que supone llevar a cabo un nuevo paseo por la vida. Este paseo se concibe desde la perspectiva perspectiva de las terapias terapias construccioni construccionistas stas como la organi organizaci zación ón de un nuevo relato a partir partir de la búsqueda intencional ntencional mediante mediante una serie serie de conversaciones conversaciones de un nuevo significado relevante para la persona. Estas conversaciones se basan en la interconexión entre excepciones o resultados únicos tal y como se indicó en el capítulo anterior. Se trata de buscar conexiones entre distintas excepciones y desarrollar cada una de ellas en el panorama de la acción, acción, en el panorama de la concienci concienciaa o en ambos. P ara log ograr rar este objetivo, se van introduciendo una serie de preguntas que generan la posibilidad de desarroll desarrollar esas e sas narrativas alternativas alternativas (Payne, (P ayne, 2000; White, 2007). Obviamente no hay un modo de hacerlo, se trata de una conversación y, por tanto, las partes deciden qué preguntan y qué responden. Payne (2000) recomienda comentar al final de cada sesión que se podía haber optado por otros caminos e indicarlos, como modo de fomentar un espíritu de diversidad. Se trata por tanto de llevar a cabo una conversación tan natural como se pueda si bien organizada en torno a las preguntas elaboradas por el terapeuta acerca de la vida de la persona. Esas preguntas son manifestaciones de interés, de un interés genuino por conocer la experiencia del otro y tienen la intención de profundizar en dicho conocimiento. Dado que la conversación es natural, procede hacer lo que se hace en estas: implicarse en los contenidos de la conversación con la otra persona, celebrando lo necesario, lamentando lo que sea preciso, preciso, disfrutando disfrutando cuando ocurre algo algo positi positivo, vo, etc. Ante las respuestas del cliente cliente se plantean plantean nuevas preguntas preguntas para conocer cada vez más profundamente a la persona. P or último, se finalizan las sesiones de modo positivo, señalando los avances y los nuevos 114
signifi significados cados elaborados. No se trata de apabull apabullar, sino sino de hacer preguntas preguntas que, siendo siendo respetuosas y ertinentes , sirvan para llevar al cliente a sus límites de interpretación, forzándole a buscar nuevos sign signiificados ficados que le den un mayor sentido sentido de su capacidad agente. agente. En definitiva, se busca hacer que la persona entre en su zona de crecimiento potencial y mejore su autoconocimiento. Pueden ser preguntas de este tipo: ¿Puedes indicarme algún momento en el que estuvieras a punto de someterte a tu marido, pero en el que te resistieras finalmente?, formulada en el contexto de una terapia por abuso o maltrato de género; ¿todas estas cosas relacionadas con tu aislamiento y tu tristeza qué dicen sobre lo que realmente deseas en esta vida?, realizada en el caso de una persona que se lamenta por sus intentos infructuosos de contactar con los demás y se siente sola; si se compara el tipo de persona que eras cuando empezaste a venir a terapia y el tipo de ersona que eres ahora, ¿qué se puede averiguar sobre ti?, planteada como elemento para sintetizar sintetizar y elaborar elaborar el cierre cierre en muchos casos, etc. La conversación consiste básicamente en enlazar unas excepciones con otras, reproduciendo el modo en que casi universalmente se cuentan las cosas inicialmente en terapia. En las primeras sesiones el cliente va dando saltos en el tiempo, buscando momentos de su vida que refuercen el tema que ha elegido en su narrativa saturada de problemas: problemas: el dolor, dolor, la incompetenci incompetencia, a, el aisl aislamient amiento, o, etc. Recuérdese que nuestros temas vitales se repiten, pero que también todos nuestros relatos son incompletos. Por tanto, siempre es posible generar un nuevo tema repetitivo utilizando la base de recuerdos alternativos. Para ello lo mejor es también zigzaguear en el tiempo buscando avales para la nueva historia. Se empieza por una excepción y se sigue con otra, y otra, y otra más. En ese ir y venir se hacen preguntas relacionadas con los dos escenarios que Bruner considera para las narrativas, el de la acción, externo, y el de la conciencia, interno. White y sus seguidores suelen denominar escenario de la identidad al de tipo interno, ya que consideran que lo que la persona dice sobre sí misma influye en el modo en que elabora su identidad. Lo cierto es que psicológicamente la etiqueta de “identidad” es más relevante, pues indica claramente que lo que ocurre en ese nivel se asocia con la perspectiva perspectiva personal. En la conversación a veces se enlaza el panorama interno con el externo para una misma excepción, o se liga el interno de una con el de otra, o se intentan vincular dos escenarios externos o internos de dos excepciones distintas. Caben muchas alternativas posibl posibles. es. Estos enlaces enlaces se hacen a través del tiempo, tiempo, buscando y conectando entre sí excepciones situadas en cinco momentos narrativos distintos: el pasado remoto, el pasado distante, el pasado reciente, el presente y el futuro. La exploración suele empezar en el pasado reciente reciente o en el presente y suele suele terminar terminar con alg algún tipo tipo de proyección proyección hacia hacia el futuro, pero esto tampoco es una norma general. Se podría empezar en un momento distante y terminar en el presente, por ejemplo. En realidad no se usan todos los acontecimientos del pasado de la persona; eso sería imposible, ya que la experiencia es inabarcable en un relato. La persona elige algunos hechos para organizar su relato, los que en ese momento están más accesibles a la memoria por su mayor parecido temático 115
o emocional, los que son más significativos para ella o los que son más fácilmente reconstruibles en la conversación concreta. White (2007) llama mapas de re-autoría a estos procesos conversacionales que incrementan la curiosidad sobre las posibles variantes de la vida y que ponen en marcha un auténtico ejercicio de creatividad. Utiliza estos mapas como formas de hacer más pedagóg pedagógico ico su formato de intervención ntervención e incluso ncluso los representa gráficamente ráficamente (véase la figura 6.1 como 6.1 como muestra). Para cada una de las excepciones se pueden realizar preguntas relacionadas con los escenarios de la acción, de la conciencia y con la metaexperiencia. Las preguntas vinculadas con la acción se refieren a los hechos, las circunstancias, las secuencias, el tiempo y la trama. Las ligadas a la conciencia abarcan las intenciones, los valores, el autoentendimiento, los aprendizajes y los significados. Las relacionadas con la metaexperiencia tienen que ver con lo que la persona cree que otros pensarán o valorarán sobre las circunstancias o sobre el propio cliente. En definitiva se trata de preguntas del tipo: ¿Qué ocurrió para que tus hijos te trataran así?, ¿en qué circunstancias decidiste casarte con tu pareja?, ¿me podrías explicar lo más exactamente que puedas cómo llegaste a tener ese ataque de pánico? (acción); el hecho de que buscaras trabajo tan activamente, ¿qué dice acerca de lo que valorabas en ese momento de tu vida?, ¿qué crees que dicen de ti esas protestas y refunfuños? (conciencia); ¿quién crees que fue la persona menos sorprendida sorprendida cuando decidi decidiste ste separarte de tu marido?, marido?, de todos los compañeros de tu clase, ¿quién crees que entendería mejor que pidieras ayuda ante el abuso al que te someten esos chicos? (metaexperiencia).
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Figura 6.1 Ejemplo de organización de la trama narrativa a lo largo del tiempo (adaptado de White, 2007) El interrogatorio se suele hacer siempre de modo subjuntivo, con palabras como 117
crees, consideras, si, quizás, podrías, tal vez, etc., ya que se trata de promover la perspectiva perspectiva personal. personal. Además, el sondeo trata de sacar a la luz un elemento elemento básico, básico, la intencionalidad, lo que la persona pretende lograr, las razones de su actuación, lo que valora o prefiere. El sondeo interno no trata sobre los rasgos o cualquier otra característica psicológica que supuestamente esté ahí y que define de una manera estática u objetiva lo que la persona es. Desde la perspectiva construccionista, eso no sería más que ahondar en una faceta estática, unívoca e individualista de la mente. En cualquier caso, sea cual sea la estructura real de la conciencia humana, el hecho de centrarse en las intenciones y las metas dirige la terapia hacia la practicidad, hacia lo que la persona quiere cambiar en su historia y en los motivos de ello. El trabajo orientado hacia la intencionalidad potencia el sentido de autoría de diversas formas: a) Comprobando que los valores y preocupaciones se comparten con otros. b) Fomentando el autoconocimi autoconocimiento. ento. c) Cargando de afecto positivo o negativo muchas experiencias vitales que previamente previamente parecían vacías. d) Especulando sobre lo que otras personas pueden pensar sobre nosotros, lo que elimina el efecto de invisibilización social. e) Buscando las posibilidades disponibles y que puedan ser compatibles con el sistema de valores que la persona defiende y comprometiéndose con los mismos. La incorporación de todos estos aspectos al relato contradice en un primer momento y después invalida el sentido de falta de control de la vida que subyacía a la narrativa saturada por el problema. A medida que se van realizando estas conversaciones, el cliente va adquiriendo cada vez más capacidad para buscar un nuevo sentido a su vida, va regenerando su sentido de la autoría, va rellenando los huecos que había en su manera anterior de entender su vida y no sólo va creando una narrativa más rica, que abarca más ámbitos de su experiencia, sino que se va desalienando, va integrando las distintas esferas de su vida en una perspectiva personal. El pasado ha ocurrido, eso no se puede soslayar, es un facto de la vida en el sentido existencial, pero eso no implica que la vida deba continuar de la misma manera. Las narrativas se construyen sobre el pasado, sobre la experiencia, pero reorganizándolas se da un nuevo sentido al pasado, al presente y al futuro, se crea una nueva perspectiva de la unidad y del propósito de la vida y se abandonan las viejas interpretaciones. Quizá este proceso quede más claro en el siguiente ejemplo, la historia de Hildoara, una mujer adulta que consulta por problemas familiares con sus hijos y su marido y que presenta una sintomatología depresiva relativamente importante. 118
1.J.- H. me acabas de decir que cuando estás en tu trabajo, no te encuentras tan decaída y triste como cuando estás en casa, con tu marido y tus hijos. ¿Es verdaderamente así? 2.H.- Sí. 3.J.- Me gustaría, si te parece bien, que me dijeras qué es lo que pasa en tu trabajo, qué haces. 4.H.- Bueno… La gente pensaría que el trabajo de oficina es rutinario, todo el tiempo metiendo datos en el ordenador, atendiendo llamadas de clientes o proveedores, cuadrando cálcul cálculos. os. Algunas compañeras prefieren prefieren la atención atención directa a clientes, pero yo no he estado nunca en esa sección. Estás todo el tiempo ocupada. Pero me gusta. 5.J.- Tal y como lo cuentas, parece que tu trabajo es bastante… demandante, pero me da la impresión de que tú lo valoras de otra forma. Has dicho que te gusta y que otros pensarían que es rutinario, pero tú no. ¿Cómo vives tú tu trabajo? 6.H.- Es que… en el trabajo me aprecian. Las compañeras me consultan cosas y los jefes, y aunque te exigen y tú tienes que exigir a tu vez, alguna vez te dan una palmadita en la espalda. Y está cuando salimos a desayunar. Cotilleas y es agradable, y si estás preocupada por algo y te lo notan, te dan ánimos. Es reconfortante, agotador pero reconfortante. 7.J.- Parece que es algo que te motiva, te sientes reconocida. Y cuando te sientes reconocida, ¿qué sueles hacer? 8.H.- Pues estoy mejor y todavía me esfuerzo más, como hace todo el mundo; a todo el mundo le gusta que le den un caramelito y funciona. 9.J.- ¿Te importaría recordar otro momento de tu vida, a ser posible de tu juventud o de antes a ntes de casarte o de encontrar este trabajo, en el que también te sentiste reconocida? ¿Qué es lo que ocurrió? 10.H.- Posiblemente fue mientras estaba estudiando FP. Éramos jóvenes y nos gustaba la juerga, yo salía tanto como mis amigas, pero siempre he tenido la idea de que la obligación es antes que la devoción y era de las pocas que entregaban las tareas en su momento. No era una chica especialmente estudiosa, ni inteligente, tampoco era tonta, pero era muy cumplidora. Un día la profesora comentó en clase que estaba muy contenta conmigo y con algunas otras compañeras por lo cumplidoras que éramos y que eso se valoraba mucho en el mundo de la empresa, más que tener un buen currículum. Sentí que las cosas se ponían en su siti sitio. o. 11.J.- Las cosas se ponían en su sitio. ¿Qué significa esto para ti? 12.H.- Que se valora lo que hacía, lo que hacíamos las cumplidoras. Lo que no puede ser es que te traten con indiferencia, como hacían otros profesores; si haces las cosas, bien, bien, si no, también. también. Todo se soluci solucionaba onaba con poner más o menos nota. Esto fue disti distinto, nto, el trato era diferente. diferente. Recuerdo con mucho cariño a esa profesora. 119
13.J.- Bien, H., pero quizás las cosas no han venido siempre tan rodadas. A veces hay que llorar para que te den teta. Tú eres una persona que valoras la responsabilidad y la justicia. ¿Has logrado alguna vez que las cosas se pusieran en su sitio por tu propia intervención? Antes me has dicho que tú también tienes que exigir. 14.H.- Bueno… No todo es bueno, ni en el trabajo. Lo que yo hago depende de lo que hacen otras compañeras del trabajo y si ellas no tiran de lo suyo, yo no puedo tirar adelante con lo mío y al final los jefes me terminan llamando la atención a mí. Y eso es injusto, porque yo cumplo. 15.J.- Sí, te entiendo. Pero, ¿alguna vez has tenido que actuar para que no hubiera injusticia en tu trabajo, para reparar la injusticia? ¿Qué hiciste en ese momento? 16.H.- Varias veces, claro. 17.J.- ¿Y cuál de esas veces recuerdas como más significativa para ti? ¿Cuándo fue? ¿Qué hiciste hiciste entonces? 18.H.- Fue hará unos tres años. Teníamos que presentar la declaración del último trimestre del IVA y mis compañeras se habían retrasado mucho. Estábamos casi en el último día y el jefe me echó el puro a mí, pero mi responsabilidad es presentar la declaración, no teclear las facturas y eso no estaba hecho. Así que reuní a mis compañeras y les dejé muy clarito que tenían que terminar, que eso era su responsabilidad y que si tenían que echar horas, era cosa suya, que el jefe lo sabía. Y era verdad que lo sabía… y que yo cerraría al día siguiente y correría a presentar la declaración. 19.J- ¿Y qué aprendiste de esa situación, qué te enseñó? 20.H.- No fue agradable. Primero me sentí maltratada por mi jefe. Yo tenía hecho todo mi trabajo. Pero se lo expliqué y lo entendió. Después me di cuenta de que si no tiraba yo del carro, al final la que lo iba a pasar mal era yo, ya que tendríamos que correr y hacer no se qué para solucionar el problema. Además del enfado del jefe, claro. Así que decidí que no me merecía la pena sufrir por lo que las demás hacían; en todo caso tenía que evitar las consecuencias malas para mí. 21.J.- Me da también la impresión, no sé, de que intentaste también ayudar o aconsejar a tus compañeras, hacerles ver que si no hacían lo que les tocaba, las consecuencias podrían ser peores. 22.H.- Más que ayudarlas creo que lo que hice fue hacerles ver lo que podía pasar; era como un aviso, aviso, con mi mejor voluntad, voluntad, sin sin ning ningún ún tipo tipo de mal rollo, era cuestión de que vieran que era su responsabilidad, no la mía. 23.J.- De acuerdo, H., Se trata de hacer ver la responsabilidad de otros y de hacer algo para que se te reconozca. ¿Hay algún momento en tu vida pasada en que haya ocurrido algo parecido, cuando eras más joven, más pequeña? 24.H.- No sé… Bueno, quizás. Cuando éramos chicas, mi hermana y yo Yo era la pequeña, aunque sólo nos llevamos un año. Mi hermana rompió la 120
manguera del agua de la piscina de la casa de mis abuelos en el campo. Y me echaron las culpas a mí porque yo era siempre la que más jugueteaba con el agua. Se inundó todo el porche. Entonces tendríamos 10 y 11 años. Yo me puse a lloriquear y me enfadé con el castigo, no lo veía justo. Yo no había hecho nada, así que decidí saltarme el castigo de pura rabia. Mi madre se puso como una loca, pero cuando me puse en jarras delante de ella y empecé a decir que no porque yo no he sido, es como si se le viniera un clic. Entonces habló con mi hermana y la castigó a ella. 25.J.- ¿Y qué lectura haces ahora de lo que hiciste cuando niña, cuando te plantaste? plantaste? 26.H.- Me da la impresión de que a veces hay que ser firme, porque si no, te tratan injustamente, tienes que hacer ver cómo son realmente las cosas. 27.J.- De nuevo el sentido de la justicia, H. Parece que es muy importante para ti. 28.H.- Sí, lo es. 29.J.- ¿Y cómo te sientes cuando eres tratada de modo injusto? 30.H.- Me deprimo, estoy triste, siento que me hacen de lado y no me consideran. 31.J.- Parecido a lo que sientes por lo que ocurre en casa, con tus hijos y tu marido. 32.H.- Sí, así es. 33.J.- Antes de seguir con esto, si no te importa, ¿podrías encontrar otro momento de tu vida en el que hayas tenido una actitud parecida a la que tuviste con tus compañeras de trabajo y con tu madre? 34.H.- No sé… No es algo que sea fácil. Con mi marido, cuando éramos novios. Una vez se puso mohíno conmigo porque había quedado con mis amigas un fin de semana, en vez de salir con él. No es algo que suela hacer, entiendo que lo que toca es salir con tu novio, te está esperando toda la semana. Pero ese fin de semana venía una amiga que se había ido a vivir fuera y queríamos vernos todas. ¡Hace años que no nos vemos, la vida nos va separando, una pena! 35.J.- ¿Y? 36.H.- Sí. Me enfadé con él y discutimos. Luego le hice ver que su demanda no era justa, porque cuando había ocasiones especiales, como algunos partidos partidos importantes de su equipo, él se iba al fútbol y me dejaba colgada. colgada. A mí no me importaba, entiendo que eso era importante para él. Lo que yo quería era un trato parecido, que me tratara como yo lo trataba a él. 37.J.- ¿Y qué hiciste? 38.H.- Simplemente me planté y le dije que no. ¡Ahora me doy cuenta de que fue como cuando era niña! Y le dije que me estaba tratando injustamente y le expliqué por qué. 39.J.- Parece que has hecho frente a injusticias en esta vida y que de alguna 121
forma has logrado restituir el sentido de la justicia. ¿Me puedes decir si había algún estado de ánimo parecido en esas tres situaciones: con tus compañeras, con tu madre, con tu novio? ¿Qué crees que hay en la base de tu reacción en los tres casos? 40.H.- El problema es que notas que no te tratan bien, que te tratan injustamente, de un modo que no te mereces y te indignas. 41.J.- ¿Te indignas o te deprimes? [con énfasis]. 42.H.- Bueno… Cuando esto pasa estoy triste, enfadada. Pero cuando me doy cuenta de que tengo que hacer algo para solucionarlo me siento indignada. 43.J.- ¿Y con quién estás indignada: con tus compañeras, con tu madre, con tu novio? 44.H.- Sí, con ellos, pero también conmigo misma por estar sufriendo por algo que yo no he hecho mal. 45.J.- Y ante esa situación, ¿qué es lo que hacías para lograr plantarte y pedir pedir las cosas? 46.H.- Creo que me di cuenta de que si seguía enfadada conmigo y con los demás, no iba a solucionar nada; tenía que tranquilizarme y decir lo que pasa, que la culpa es de otros y que asuman su responsabilidad. 47.J.- H., ¿crees realmente que las situaciones son parecidas? Y si lo son, ¿qué te dicen de ti esas tres situaciones? 48.H.- Creo que son bastante parecidas. De la de la chica hacía años que no me acordaba. Bueno, parece que puedo ser firme cuando me lo propongo. 49.J.- Ser firme, de acuerdo. ¿Y para qué te sirve ser firme, qué consigues con ello? 50.H.- Logro dejar de estar triste y enfadada con los demás y conmigo. 51.J.- ¿Y cuáles son los motivos del enfado y la tristeza? 52.H.- ¡Que me tratan injustamente! 53.J.- En sesiones anteriores me has comentado que te sientes mal en casa porque tus hijos te tratan como si fueras la asistenta asistenta de un hotel y que tu marido marido está como ausente, se limita a estar y eso te hace sentir muy triste. ¿Crees que esta situación se identifica de alguna forma con los momentos de tu vida que hemos visto en esta sesión, cuando estudiabas, los problemas en el trabajo, el castigo de la piscina, el problema con tu novio? 54.H.- Sí, creo que sí, con mis hijos fundamentalmente me siento muy mal tratada, no son en absoluto justos conmigo. Deberían ayudar más en casa y mi marido también, pero sobre todo lo que le pido a mi marido es que me agradezca más lo que hago, trabajar, atender la casa, que yo lo hago todo y no me importa, pero que me lo agradezca, que tenga más tiempo para mí. 55.J.- Si te he entendido bien, H., a lo largo de tu vida has vivido momentos en los que la depresión y la aflicción te han ganado la batalla. Son momentos en los que te has sentido tratada con injusticia, pero cuando has visto que no hacer nada iba a ser peor para ti, porque te sentirías enfadada contigo 122
misma, has logrado tranquilizarte y recordar cómo son las cosas, qué es lo que está mal hecho y quiénes son los responsables de arreglarlo y decir las cosas claramente. A ti no te ha importado nunca cargar con tus propias cargas, pero te parece que lo justo es que los demás carguen carguen con las suyas. Así que, sobre todo, eres una persona responsable, clara y que valora la justicia. ¿Qué crees, teniendo en cuenta que eres esta clase de persona, que podrías hacer con los problemas problemas que tienes tienes actualmente en casa? 56.H.- Bueno… No sé si serviría de algo, pero con mis hijos podría decirles cómo me siento y decirles qué es lo mínimo que tienen que hacer. ¡Tienen que ser más responsables de sus cosas! 57.J- ¿Hacer eso sería algo nuevo para ti, algo que nunca has intentando con tus hijos? Sin embargo, sí lo has hecho en otros momentos de tu vida: en el trabajo, con tu madre, cuando eras novia. Así que tienes la capacidad de hacerlo. 58.H.- El problema es que con ellos sólo grito, nunca les he dicho tranquilamente cómo me siento con este problema, que me siento tratada como la fregona, no como su madre. Tampoco he sido clara con mi marido. 59.J.- Si ellos te tratan como la fregona, ¿crees que sería justo actuar como si fuera una situación laboral, como si ellos fueran los clientes y tú la dueña del hotel? 60.H.- Bueno, no sé, me gustaría que fueran responsables. Podría intentarlo, ¡qué se enteren de los problemas de su madre! 61.J.- ¿Y cómo crees que te encontrarás cuando lo lleves a cabo? 62.H.- Creo que estaré más tranquila, menos triste y menos enfadada. Por lo menos habré dicho lo que tengo que decir y me sentiré más a gusto conmigo misma. En este extracto de una sesión con Hildoara se intenta llevar a cabo un paseo por excepciones excepciones sig signifi nificati cativas vas en su vida vida buscando elaborar elaborar una narrativa narrativa que le permita darse cuenta de que puede gestionar su vida y que no es necesario mantenerse en una situación de tristeza ante los problemas. Los números entre paréntesis se refieren casi siempre a las preguntas del terapeuta que inician cada una de las elaboraciones narrativas. En (1) se empieza usando una excepción ya conocida, el trabajo y la casa son cosas distintas, se elabora el panorama de la acción acción (3) para el trabajo y posteriormente posteriormente se trabaja con el panorama de la concienci concienciaa para esa situaci situación, ón, con lo que aparece el tema del reconocimiento (5). Posteriormente se generan de nuevo implicaciones conductuales asociadas a la sensación de reconocimiento: confort y dedicación (7). A partir de ahí se buscan otras excepciones que compartan el tema de ser reconocida (9), aparece el tema del elogio de la profesora que primero se construye en el panorama de la acción y luego en el de la conciencia (11). Posteriormente se hace un giro hacia lo intencional, hacia la posibilidad de haber 123
conseguido de forma proactiva el reconocimiento justo, que es el tema importante en su vida (13). Se parte de un pequeño indicio que Hildoara ha mencionado en (6) “te exigen y tú tienes que exigir a tu vez”, que puede ser un indicador de que a veces ha debido tener una actitud activa para conseguir ese reconocimiento justo, y aparece el problema laboral, que se reconstruye en los planos planos de la acción en el sentido sentido de ser clara y recordar a los los demás sus deberes (17), y la conciencia (19), en el que aparece el tema de evitar peores consecuencias para mí, evitar estar peor. Se buscan excepciones con características similares y aparecen los problemas de la piscina, que se elaboran para la acción (23) y la concienci concienciaa (26) y el problema con el novio novio reconstrui re construido do para la acción (34) y directamente directamente para la conciencia conciencia por la propia Hildoara Hildoara (36) sin mediar pregunta al respecto. Después se intenta elaborar un significado común para las tres excepciones proactivas encontradas, primero para la conciencia (39) y después para la acción (45), que Hildoara identifica como un trato injusto que le provoca tristeza y rabia, respondido con una actitud de firmeza como catalizador de la recuperación de su equilibrio personal (46, 48, 52). Una vez encontrado ese significado común, se indaga si los problemas en casa pueden estar vinculados a un trato injusto; de ser así Hildoara habría encontrado en su propia experiencia un recurso que podría serle útil para enfrentarse o regular el problema (54). Una vez que parece que la alternativa generada en la conversación es viable, se intenta aplicarla en una situación futura en la que pueda aparecer el problema, fundamentalmente con sus hijos, elaborando el escenario de la acción (54) y de la conciencia (61). Para ello se ha hecho una síntesis de la nueva narrativa de Hildoara (55). Durante la conversación se usa un lenguaje subjuntivo, planteando las alternativas como posibilidades o supuestos y recabando la confirmación de Hildoara para las interpretaciones. En algunos casos podría haberse optado por otros hilos conversacionales, como en (35), cuando se ignora el lamento por la pérdida pérdida de sus antig antiguas amistades amistades o haber hecho más énfasis énfasis en trabajar los problemas problemas con el marido (55-57) o no se ha hecho sufici suficiente ente énfasis énfasis en que ya se enfrentó a problemas con su marido cuando eran novios (34-38). También se ha omitido un trabajo más a fondo con los supuestos culturales que determinan su dedicación a la casa y la no dedicación de hijos y marido (54-62). Se ha forzado una metáfora para conseguir llevar a Hildoara de un problema con sus hijos a un símil laboral, contexto en el que parece tener mayor firmeza para conseguir restablecer la justicia y distribuir responsabilidades (59). En general, lo que se ha buscado es encontrar los modos en que Hildoara logra alcanzar el estado de responsabilidad justa que parece constituir su significado básico. El mapa de re-autoría de Hildoara se puede ver en la figura 6.2. 6.2.
6.2. El uso de la retórica en psicoterapia 124
En definitiva, el trabajo con narrativas acerca enormemente la práctica de la psicoterapia a la retórica. Esta perspectiva es clara y manifiesta en los presupuestos construccionistas que consideran la psicoterapia directamente como un arte retórico (Gonçalves, 2003), pero está presente en mayor o menor medida medida en cualqui cualquier er intervención ntervención terapéutica terapéutica que se base en la palabra. En la retórica se trata de añadir a la intención comunicativa del lenguaje una intención persuasiva o estética. Ha estado presente desde siempre en las intervenciones políticas, pues no son pocos los candidatos que logran su elección por su capacidad retórica, y ahora lo está también en la publicidad y en el mundo del derecho, sobre todo en los países cuyo sistema judicial contempla el jurado, ya que los representantes de las partes deben convencer a sus miembros. Un discurso bien hilvanado, estético, que parezca elaborado, tiene la capacidad de convencer. En ese sentido, la psicoterapia trata de persuadir al cliente de una serie de hechos, de demostrar que el orden de las cosas está próximo a lo que se está trabajando en terapia y no al orden inicial del cliente. De hecho lo que se hace en terapia narrativa está muy próximo a la composición retórica del discurso: la búsqueda de los temas que preocupan al cli cliente o de los temas alternati alternativos vos en la memoria sería la inventio; la organización y expansión de los temas terapéuticamente alternativos sería la dispositio , incluyendo su argumentación y su peroración, es decir, la búsqueda de motivos para estar a favor de lo propuesto e indignado con lo contrario; el estilo o elocutio sería, finalmente, la promoción de la subjetividad del cliente y el clima de respeto y seguridad en la terapia, que fomenta la creación de un relato personal, sensible y arriesgado. Inventio, dispositio disposi tio y elocutio son las tres partes tradicionales del discurso retórico. En el discurso terapéutico se introducen temas, se organizan, se añaden detalles relevantes y que llaman la atención del cliente, se hacen sugerencias sobre la toma de decisiones, se justifican, se introducen datos procedentes de la investigación científica, de la sabiduría popular o de la experiencia técnica, se aportan símiles, metáforas, etc. En definitiva, el acto terapéutico se organiza retóricamente para convencer. El diálogo socrático es una técnica que ha acompañado desde siempre a la psicoterapi psicoterapiaa y especialmente especialmente a las terapias terapias cog cogni niti tivas vas (García-Martínez, 1994); es también un procedimiento retórico para elaborar narrativas terapéuticas. Se trata de una demostración lógica para descubrir nuevas ideas o conceptos subyacentes a la información que el cliente proporciona y que le hace adoptar una nueva posición sobre ello. El cliente llega a la conclusión a través de su propia reflexión. En el diálogo socrático, las preguntas se contestan habitualmente con nuevas preguntas, pero que fuerzan al cliente a replantear sus argumentos, intenciones y formas de pensar. Las técnicas cognitivas de Beck están basadas sobre todo en este acercamiento, aunque su intención es demostrar que se está cometiendo una serie de errores lógicos y, por tanto, que es necesario revisar el discurso para sustituirlo por uno más cercano a los hechos que se pretenden narrar. El diálogo socrático, al igual que las técnicas construccionistas de reautoría, es básicamente una conversación organizada a partir de preguntas. En definitiva, nada nuevo aunque sí efectivo. Pero el diálogo terapéutico es una narración co-creada, ya que tanto cliente como 125
terapeuta se involucran en la conversación. El resultado es la creación de un discurso compartido y eso lo diferencia de la retórica tradicional, en la que el discurso es unidireccional. Desde una perspectiva construccionista, cualquier narrativa es co-creada, incluyendo la narrativa inicial del cliente, pues siempre hay un diálogo entre la persona que narra su experiencia y el marco cultural en el que vive. Cuando el cliente aporta su narrativa inicial a la conversación terapéutica, la argumentación retórica se sitúa inicialmente en el lado del terapeuta, ya que es este el que apunta el nuevo sentido de la experiencia del cliente. Pero, progresivamente, este se va fascinando con los nuevos indicios y empieza a incorporar cada vez más rápidamente elementos retóricos de su propia cosecha, va generando nuevos significados y sopesando sus inclinaciones. El resultado final es del cliente, está organizado y creado por él y lo es porque la línea temática temática orig original es suya; es el cl c liente el que aporta los acontecimi acontecimientos entos vitales, la trama y los personajes. El terapeuta no crea la historia original del cliente, ni tampoco crea los elementos esenciales y los com-ponentes de la historia alternativa, lo que hace es ayudar a que el cliente empiece a atender a determinados aspectos de su experiencia para organizar su vida de otra manera, el terapeuta colabora retóricamente con el cliente para que se oriente en determinadas direcciones. Finalmente, lo que hacemos es colaborar con el cliente para que se convenza a sí mismo.
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Figura 6.2. Mapa de re autoría de Hildoara Hi ldoara Pero eso sí, dado que la nueva narrativa terapéutica se crea en una conversación, cualquier acto comunicativo del terapeuta influye en la misma: los gestos, los asentimientos, la indiferencia, la falta de reacción, los asentimientos con la cabeza, etc. Son elementos que se introducen en la conversación y que requieren una respuesta del cliente, el cual debe aceptarlos, rebatirlos o ignorarlos. El equilibrio entre ser genuino y ser aséptico es una de las dificultades claves de la psicoterapia y más cuando se manejan 127
estrategias narrativas, ya que el terapeuta debe involucrarse en la conversación del modo más natural posible. Desde una perspectiva narrativa, la peor influencia son los presupuestos y creencias del terapeuta, que puede llegar a permanecer cieg ciegoo a su propia propia manera de ver el mundo, lo que puede afectar a los significados que transmite al cliente. Dado que esa influencia no puede ser totalmente aislada y va a afectar de algún modo a sus intervenciones, lo preferible es optar por realizar preguntas tan claras como sea posibl posible, e, intentando evitar evitar las connotaciones connotaciones que la pregunta pudiera pudiera tener. En definitiva, la actividad retórica en el ámbito terapéutico se basa más en la sugerencia que en el convencimiento; se orienta o se hacen ver las alternativas y se deja que sea finalmente la persona la que elabore su alternativa, que se convenza a sí misma. Se da un pequeño empujoncito, pero el salto pertenece a la persona, es su responsabilidad.
6.3. El discurso discurso terap te rapéutico éutico como como te t e xto social: narrativas narrativas visibles visibles e invisib invisibles les El hecho de que todo lo que pensamos esté imbricado en una trama cultural de la cual no nos podemos separar completamente lleva a que en terapia narrativa se tengan muy en cuenta los entornos culturales que generan las narrativas. En muchos casos, son esos entornos o personas muy representativas de los mismos los verdaderos autores de las narrativas de los clientes. El caso de la mujer maltratada que ve el mundo a través de los ojos de su maltratador o del niño acosado que asume los valores de quien le victimiza son dos ejemplos brutales de este fenómeno. Por eso, en terapia narrativa se debe estar alerta ante todo aquello que pueda estar justificando la perspectiva del problema, la perspectiva perspectiva inici nicial al de la persona que asume como inevitabl inevitables es interpretaciones nterpretaciones que no son más que opcionales. Se trata de argumentaciones prácticamente inidentificables porque están naturalizadas, es decir, se identifican como algo que simplemente es así, minimizadas, pues se viven como algo irrelevante, o justificadas, deben ser así en un entorno cultural concreto (Peyrú y Corsi, 2003). El modelo de género ha dejado claro que muchas de las prácticas sociales contemporáneas, y a lo largo de la historia, están basadas en lo que se llama discurso patriarcal, patriarcal, una matriz matriz ideológ deológiica que fomenta la subordinaci subordinación ón de la mujer alegando alegando razones históricas o supuestamente biológicas, reduciendo la importancia de las prácticas discriminatorias o alentando las razones para la discriminación. Las personas, hombres y mujeres, introyectamos esos discursos y los aplicamos en nuestra vida cotidiana. Pero no es sólo la discriminación de género, hay multitud de discursos de sometimiento a diversas formas de poder a partir de las cuales se pueden generar narrativas problemáticas. Las personas se vigi vigilan y lilimitan mitan a sí mismas para adaptarse a prácticas social sociales es de género, de orientación sexual y de discriminación étnica, racial, religiosa o lingüística, a modelos de crianza determinados, al modo en que debe discurrir la persona a lo largo de sus etapas vitales o sobre el éxito social. Muchas personas sufren por ello y en las conversaciones 128
de re-autoría hay que incluir preguntas que permitan clarificar la influencia de dichas argumentaciones culturales y que pongan de manifiesto formas alternativas de afrontar ese problema. Algunas de estas preguntas podrían ser: – ¿ De dónde viene la idea de que hay que ser estricto con los hijos para criarlos bien?, que sirve para afrontar estilos de crianza impositivos. – Valoras en tu marido que es alguien firme y decidido, pero sus puntos de vista a veces son intolerables para mí porque no te deja decidir por ti misma. ¿Eso sería firmeza o intolerancia? o Visto el modo en que tratas a tu mujer ¿dirías que la consideras una persona igual a ti? Ambas sirven para explorar la discriminación por género. – Te rebelas rebelas contra lo que consideras injusto, pero pero visto lo que haces ¿te parece parece que estás tratando con justicia justici a a los demás? o Parece Parece que todo te lleva a comportarte igual que tu agresor, ¿te merece la pena parecerte a él?, adecuadas para el trabajo con víctimas y agresores. – Estás harta de que tu madre madre y tus amigas te digan que tienes que encontrar novio, ¿de dónde crees que han sacado esa idea? o Estás afligido afligi do porque porque a tu edad todavía piensas en divertirte, diverti rte, ¿qué crees crees que dice tu conducta sobre cuáles son las metas que prefieres?, útiles para explorar la influencia que las normas sobre cómo debe desarrollarse la vida tienen en las personas. – ¿Qué oportunidades reales has tenido de encontrar trabajo en un entorno en el que todo el mundo te dice que eres tonto?, válida cuando se trabaja con una persona con una leve discapacidad. – Te aflige sentirte atraído por otro hombre, ¿qué te ha hecho pensar que los sentimientos sentimi entos de una persona pueden estar equivocados?, para el trabajo con la orientación sexual. En la práctica terapéutica narrativa también se intenta deconstruir el poder que el sistema sanitario ejerce sobre las personas con problemas, de forma que el entorno de la terapia tiende a ser lo más normalizado posible, sin mesas con silla de director o confidente, donde los asientos son todos iguales y la decoración es personal, no técnica. Además se utiliza lo menos posible un lenguaje técnico y centrado en la patología. Por el contrario, se fomenta un espíritu de colaboración y cooperación entre el terapeuta y las personas que asisten asisten a terapia. terapia. P or ejemplo, ejemplo, se puede hacer ver que es fácil sentirse sentirse perdido perdido y desinformado con los informes informes psicológ psicológiicos o médicos, llenos llenos de sigl siglas, cifras y erga técnica casi incomprensible. También se puede poner en duda que los datos científicos son incuestionables proporcionando información sobre posiciones contrapuestas sobre un mismo aspecto, por ejemplo proporcionar artículos a favor y en contra de la homosexualidad como patología o sobre las bases biológicas o psicológicas 129
de la depresión, para clientes que sufren por su orientación sexual o que creen que no se puede combatir combatir un problema problema de tipo tipo genético. enético. En general, se trata de fomentar un ambiente de colaboración entre iguales, por lo que hay que interesarse continuamente sobre si la terapia está siendo útil o no y recabar la impresión de los clientes sobre el proceso terapéutico, terapéutico, exp expllicándoles cándoles qué técnicas técnicas se van apli aplicar y por qué consideramos consideramos que son pertinentes, además de pedir permiso explícito para su aplicación o no. Los terapeutas construccionistas están siempre sobre aviso para detectar los discursos de opresión que son típicos de la cultura occidental: individualismo, aislamiento del yo individual, negación de la emocionalidad, búsqueda del éxito y del logro como señal de proyección social, la orientación hacia la resolución de problemas y hacia la competencia personal, etc. Además se exploran las implicaciones que tienen en la vida de la persona. El problema es que no hay sistema de valores que no pueda convertirse en una narrativa de opresión, por lo que son siempre las personas las que tienen que tomar sus decisiones sobre qué versión de su vida es significativa para ellas en función de los valores que prefieran. Los casos de Benilde y Chindasvinto son dos ejemplos perfectos de cómo la asunción de valores que contrarrestan el modelo cultural dominante también puede constitui constituirr un problema: problema: Benil Benilde buscaba ante todo la cooperación, cooperación, la creación de redes de colaboración social; Chindasvinto era partidario de valores que denunciaban cualquier tipo de injusticias y desigualdades. Pero una puesta en marcha rígida de esos valores les llevó a sentirse ajenos a sí mismos, a ser personas desgraciadas. Otro ejemplo es el de Ginta, una mujer a la que se atendió por problemas de violencia de género y que pertenecía a una iglesia cristiana minoritaria. La reorganización de su experiencia de victimización se pudo lograr con cierta facilidad, pero tuvo problemas no frecuentes en estos casos: se separó de su agresor sin el menor problema, pues su credo permite el divorcio en casos de maltrato, tomó las riendas de su vida y encontró nuevos objetivos vitales planteados planteados por ell ella misma. misma. La parte más problemática problemática de su terapia terapia fue el manejo de sus deseos sexuales; desde su planteamiento religioso no se puede tener sexo fuera de la pareja y ella notaba que necesitaba tener sexo. Obviamente se deconstruyeron los relatos culturales que niegan un acceso libre a la sexualidad en las mujeres, incluyendo los argumentos extraídos de su propia orientación religiosa. Pero en su perspectiva de vida, el ser miembro de su iglesia estaba ligado a un gran desarrollo personal, estaba totalmente convencida de que era mejor persona si atendía a sus creencias y lo cierto es que estaba en su derecho de hacer esa elección, de manera que prefirió una vida de autocontrol de sus pasiones, a pesar del sufrimiento que esto le podía acarrear, hasta que encontrara a una pareja adecuada. Es posible que la clave que hace que unos relatos sean alienantes y desasosegantes y otros promuevan el autocrecimiento y el bienestar se encuentre en el grado de integración 130
de las narrativas, en su coherencia y flexibilidad; es decir, en su carencia de contradicciones y en la aplicación sutil y sin rigidez de los aspectos fundamentales del discurso a distintos ámbitos. Por tanto está más en cuestiones estructurales que de contenido, como parecen indicar los resultados de la investigación (Adler, Wagner y McAdams, McAdams, 2007). Hay que vigilar los valores y relatos sociales, desde luego, pero siempre debe terminar por elegir cada persona, incluso cuando lo haga a favor de los relatos sociales en vigor. Algunos clientes lo que quieren realmente es ser capaces y autónomos, ser resolutivos, y si eso les hace sentirse emocionalmente bien, además de adecuados socialmente, es una opción tan buena como buscar un sentido de pertenencia o cooperación. Algunas mujeres siguen optando por una trayectoria en la que enfatizan la maternidad y la crianza de los hijos, sin que eso les lleve a despreciar su proyección personal, personal, a descuidar descuidar posibl posibles es patrones de supremacía sobre ell ellas, o a despreciar despreciar otras posibl posibles es formas de vida; vida; pero prefieren esa. En definitiva, no siempre estar en consonancia con la cultura produce alienación ni insatisfacción personal. Es más, hay que asumir que a veces las condiciones no permiten trabajar contra la cultura o que en ocasiones las implicaciones del modelo cultural están tan arraigadas que ni siquiera se puede ver una alternativa. Un ejemplo casi cómico por lo dramático y desde fuera de la psicoterapia sería el de una ministra o ministro de economía que planteara que es posible trabajar con un modelo que se mantenga al margen de los criterios de beneficio como objetivo y se centrara en una economía de mera creación y prestación de recursos para satisfacer necesidades de los ciudadanos. ¿Sería viable en las actuales circunstancias? Quizá ese discurso económico sea posible, incluso puede ser conveniente, pero desde luego la apartarían fulminantemente de su cargo.
Cuadro-resumen Creación de autoría en los relatos de la persona • Fomentar un sentido de satisfacción y gestión de la propia vida: crear una historia personal . • Proceso de creación de la autoría. o Expandir excepciones para encontrar un sentido propio de la vida, no centrado en el problema. o Elaborar la autoría mediante conversaciones. o Buscar excepciones en el pasado remoto, pasado distante, pasado reciente, presente y futuro. o Expandir los escenarios de acción y de conciencia para cada uno de esos momentos temporales. o Plantear también preguntas de metaexperiencia, acerca de lo que 131
se supone que otros pensarían. o Enlazar todas las excepciones excepciones para crear una nueva trama. o Clarificar los significados del cliente y definir el sentido de la nueva narrativa. o Consolidar la nueva trama en el presente. o Proyectarla hacia el futuro. • Usar un lenguaje subjuntivo. • Centrarse en la intencionalidad del relato. • El nuevo relato es retórico: busca convencer. Todo relato es retórico. • El diálogo socrático es un tipo de discurso retórico. • Vigilar la influencia de los marcos ideológicos que pueden estar influyendo en el discurso de la persona. • Respetar el derecho de la persona a elegir el tipo de vida que prefiera. • El terapeuta contribuye a la creación del nuevo discurso (co-creación conversacional), pero el discurso pertenece a la persona.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. La pauta de generación del sentido de la autoría personal a través de la elaboración de historias: a) Empieza siempre en los recuerdos más antiguos y termina siempre en una proyección proyección al futuro. b) Empieza Empieza siempre siempre con acontecimient acontecimientos os actuales actuales y termina siempre siempre en una proyección proyección al futuro. c) Incluye elementos del pasado remoto, tardío, reciente, del presente y proyecciones proyecciones al futuro. d) Empieza y termina siempre elaborando acontecimientos actuales. e) Incluye elementos del pasado reciente, del presente y proyecciones al futuro, pero no de circunstancias remotas. 2. Una pregunta del tipo ¿qué crees que pensarían tus padres acerca de tu decisión de ir a la escuela nocturna? está dedicada a: a) Expandir la metaexperiencia. b) Expandir Expandir el escenario escenario de la acción. c) Expandir el escenario de la conciencia. d) Expandir el escenario de la acción y la metaexperiencia. e) Expandir el escenario de la conciencia y la metaexperiencia. 3. El formato de interrogatorio utilizado para generar autoría personal: 132
a) Usa el modo indicativo. b) Usa un leng enguaje uaje lo más preciso y objetivo objetivo posible. posible. c) Utiliza el modo subjuntivo. d) Se limita a pedir que la persona narre su experiencia, pero no se conversa con ella. e) Contrasta continuamente la perspectiva del cliente con los hechos objetivos. 4. La intencionalidad de los relatos de autoría se fomenta: a) Describiendo los hechos lo más precisamente posible. b) P reguntando reguntando por valores valores compartidos, compartidos, fomentando el autoconocimi autoconocimiento, ento, explorando los afectos experimentados en la situación, especulando sobre la opinión de terceras personas y buscando alternativas compatibles con el sistema de valores del cliente. c) Centrándose especial especialmente mente en la perspectiva de terceras personas. d) Potenci P otenciando ando valores diferentes diferentes a los que la persona defendía. e) Centrándose únicamente en la experiencia afectiva. 5. Los significados culturales implícitos en las narrativas saturadas de problemas: a) Son irrelevantes para desarrollar el sentido de la autoría personal. b) Sólo deben analizarse analizarse si están en contra de los valores valores sociales sociales dominantes. c) Sólo deben analizarse si suponen una fuente de control y opresión para la persona. d) Deben vigilarse y analizarse siempre durante las conversaciones que buscan crear un sentido sentido de autoría personal. e) Deben ser un objetivo a cambiar en cualquier caso.
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7 Estrategias Estrategias cognitivo-n cognitivo-narrat arrativ ivas as
7.1. La estrategia general de la terapia cognitivo-narrativa Veamos el siguiente texto de Peter Handke perteneciente a la novela Los avispones avi spones (Barcelona. Versal, 1984): Tu mano se acerca con los dedos abiertos al agua. Como la piel de la mano espera un agua fría, primero se encoge y cierra sus poros. Antes de sumergirse se arma contra contr a el frío; sin que lo sienta, ella se encoge en la punta de los dedos. Al mismo tiempo se produce en los huesos de la mano una pesadez que proviene de la fuerza de succión del agua que se acerca. Los pesos que crecen en las puntas de los dedos tiran violentamente de la mano hacia la masa móvil. Antes de que la mano se sumerja en el agua, se dilatarán las mojadas líneas de sudor e irrumpirán humedeciendo las arrugas de la piel; después las disolverá el agua.
En este fragmento se detalla con extrema precisión el acto de meter las manos en el agua. La descripción es tan minuciosa que logra que veamos esa acción tan simple, tan cotidiana, como algo extremadamente complejo. Además, hace un inventario de las distintas posibilidades que están presentes en la sensación de tocar: acercarse, encogerse, frío, pesadez, dilatación, humedad. El estilo del autor busca la complejidad, acercarse a una misma experiencia desde muchos ángulos compatibles entre sí, pero que abren multitud de caminos distintos a las sensaciones táctiles. Es un buen texto para educar la sensibilidad de la mano. Una narrativa compleja es desde luego más impactante y posiblemente engancha más al público que una narrativa muy simple, del tipo “metí las manos en el agua y estaba fría”. Así que hay otras dimensiones de las narrativas que son relevantes para cambiar el sentido de la historia, además del contenido. Existen ciertos acercamientos terapéuticos que hacen énfasis también en el trabajo con dimensiones de estilo-proceso y estructura. Uno de ellos es la psicoterapia cognitiva-narrativa, puesta en marcha en Portugal por Oscar F. Gonçalves a mediados de la década de 1990. 134
Este autor cree que “vivir narrativamente supone explorar múltiples narrativas del presente, el pasado y el futuro, enriquecer enriquecer estas narrativas narrativas con procesos y actitudes actitudes que muestren la multipotencialidad de cada instante episódico de nuestro pasado y construir un sentido de conexión intra- e internarrativas” (Gonçalves, 2002, p. 26). Es decir, considera que una narrativa adecuada debe tener altos grados de las tres dimensiones que la constituyen: contenido (ser politemática), proceso (tener complejidad) y estructura (ser coherente). Las personas cuyas narrativas son deficitarias en estos aspectos suelen desarrollar significados del mundo menos adaptativos y suelen generar psicopatologías. En un contexto de aumento de la diversidad como el de la sociedad contemporánea, los problemas problemas relacio relacionados nados con una narrativi narratividad dad monolíti monolítica ca y empobrecida empobrecida pueden incrementarse porque es necesaria una actitud de fomento de pluralidad en la explicación del mundo y muchas personas carecen de la misma. El acercamiento cognitivo-narrativo mantiene, naturalmente, muchos de los elementos presentes en los modelos construccionistas que se han descrito en capítulos anteriores. Por ejemplo, entiende que las narrativas problemáticas son historias limitadas y limitativas que se atienen a versiones muy centradas en los problemas y no permiten una comprensión amplia de la experiencia de la persona, además de que suelen estar centradas siempre en el mismo tema. Igualmente, da mucha importancia a la exploración de momentos alternativos de su vida y, por lo tanto, al trabajo con los recuerdos episódicos de los clientes. Pero este enfoque le da una mayor importancia a otros aspectos, entre los que cabe destacar dos: a) Un gran interés por la estructura, el proceso y el contenido de la narración. En el enfoque construccionista el énfasis procesual sería en cambio mucho más bajo y el estructural no está contemplado de forma explícita, aunque sí se trabaja como producto final de la conversación. La idea es que la patología narrativa procede del déficit en alguna o en todas las dimensiones que componen la narrativa y que es posible mejorar aprendiendo técnicas de elaboración de los relatos que atenúen dichas deficiencias. b) Un foco de trabajo que se centra exp expllícita ícita e intencional ntencionalmente mente en las metáforas. Este modelo terapéutico asume que los orígenes de las narrativas de identidad se encuentran, evolutivamente hablando, en períodos de apego prelóg prelógiicos, cuando todavía no se han conformado las estrategi estrategias lóg ógiicoracionales de pensamiento y, por tanto, las metáforas que tienen una naturaleza analógica accederían más rápidamente a este tipo de información que las estrategias lógicas de análisis de la información. Acompañando a estas dos características, hay un estilo mucho más metódico, más cercano a las metodologías empiristas de la psicoterapia. El propósito era desarrollar una estrategia terapéutica que pudiera ser manualizada, es decir, que describiera los objetivos de cada sesión, incluyendo las técnicas a aplicar y con un formato temporal breve, 135
indicando además el número de sesiones necesarias para alcanzar cada uno de los objetivos. El fin era comprobar la eficacia de esta estrategia terapéutica en condiciones controladas. Esto aproxima mucho el diseño de la intervención a las pautas de los tratamientos conductuales-cognitivos, si bien las técnicas y los cambios que se buscan son de naturaleza narrativa. Lo cierto es que es prácticamente la única terapia de orientación constructivista que ha sido manualizada hasta la fecha, junto con el acercamiento de Pennebaker (2004) y el proyecto para manualizar la terapia de constructos personales centrada en dilemas (Feixas y Saúl, 2004). La manualización requiere ciertas características del cliente, del terapeuta y del proceso. En cuanto al cliente, cliente, se excluyen excluyen del tratamiento los trastornos psicóti psicóticos cos y los bipol bipolares ares y se considera considera un mal pronóstico pronóstico la comorbili comorbilidad dad con trastornos de personali personalidad. La terapia terapia se apli aplica sin sin embargo a trastornos del humor no bipol bipolares, ares, de ansiedad, somatomorfos, disociativos y de la alimentación. La evaluación del funcionamiento cotidiano según los criterios para el eje V del Manual Diagnóstico y Estadístico-IV (DSM-IV) debe ser superior a 50 (dificultades moderadas) y ha de tener un nivel formativo que le permita leer y escribir sin dificultades y el suficiente compromiso como para realizar las tareas para casa que se prescriben en la terapia. Respecto al terapeuta, debe tener experiencia con las técnicas a usar, ser capaz de dar un alto grado de estructuración a las sesiones y explicar los objetivos de forma clara y sencilla. El proceso tiene una duración media de 15 sesiones semanales. De ellas, la primera primera está dedicada a la eval e valuaci uación. ón. Todas las sesiones se inician nician con la descripción descripción de sus objetivos y estructura y terminan con un sumario y la prescripción de tareas para casa, que se analizan en la sesión siguiente. Después de cada tarea, se dedica un tiempo a analizar las valoraciones del cliente al respecto. Obviamente, en la práctica la aplicación es más flexible en cuanto a temporalidad, el uso de las técnicas y el tiempo y los esfuerzos dedicados a desarrollar una mejor relación terapéutica.
7.2. Las metáforas Uno de los supuestos tradicionales acerca del lenguaje es el de su isomorfismo con la realidad, es decir, la suposición de que el lenguaje se creó para designar a objetos concretos, así que habría una palabra para cada objeto. Esta es la perspectiva denotativa del lenguaje; la lengua denota, dice lo que algo es. Pero, a pesar de que el lenguaje tenga esta función denotativa, también existe una función connotativa del mismo, que muestra que se quieren decir cosas distintas a lo que es dicho, es decir, que el significado que se traslada es diferente. Lakoff y Johnson (1980) publicaron un trabajo destinado a demostrar que el uso connotativo del lenguaje no sólo existe, sino que es mucho más habitual que el denotativo y que la actividad humana se rige más por estas connotaciones que por la lógica denotativa. La siguiente frase Richard Bach, “A lo que la oruga llama el fin del mundo el resto 136
del mundo lo llama mariposa”, es una excelente metáfora sobre la transformación y las distintas perspectivas sobre la misma. Para el problema (la oruga), la solución (la mariposa) es su muerte, pero todos, salvo la oruga, preferimos la mariposa. Quizás el uso más habitual de la connotación es la metáfora. Una metáfora es la traslación del sentido de las palabras a otro distinto. Cuando usamos metáforas el papel activo del significado pasa a la parte que metaforiza, de manera que la auténtica naturaleza del objeto es la de la metáfora. Si se califica a una teoría de sólida se afirma que tiene las características de los cuerpos sólidos: masividad, dureza, resistencia, consistencia; lo dicho es mucho más impactante, más directo que si se dice que “es una teoría bien formulada científicamente”. Parece que se quiere decir lo mismo, pero las connotaciones de solidez dan otro significado profundo; lo contrario ocurriría si se dijera que “es una teoría vaporosa”. Cuando alguien dice a un tercero que “está liado con otra persona”, está comunicando comunicando que está en una situaci situación ón compli complicada, pues los líos están destinados a desenmarañarse. Así que lo habitual es que la persona abandone la relación cuando se haya hartado de la complicación o que la relación deje de ser un lío y se convierta en otra cosa. La investigación sobre metáforas ha concluido que lo que hacemos en realidad es comportarnos como si la metáfora fuera real. El lenguaje cotidiano está lleno de este tipo de metáforas, es muy usual decir que el chico conquistó a la chica, o que la chica cayó rendida de amor, pero conquistar y rendirse son términos bélicos, con lo que el significado profundo pasa al campo de lo militar y ya sabemos qué es lo que pasa con los territorios conquistados o con las tropas que se rinden. Normalmente los vencedores abusan de ellos, salvo que haya normas que lo impidan, claro. Lakoff y Johnson (1980) distinguieron tres tipos posibles de metáforas, según la clase de conversión del significado que representan: a) Metáforas estructurales, donde el objeto referido sigue la estructura del objeto de referencia. Normalmente, se trata de sustituir un concepto por otro: el amor es una guerra, una teoría es un edificio, las naciones son familias, etc. Por ejemplo, “y así fue como conquisté a mi novia”, “el conductismo es una teoría bien cimentada”, “somos hijos de la patria”. b) Metáforas de orientaci orientación, ón, donde el objeto referido referido sigu siguee la dirección dirección del objeto de referencia. Es el caso de “estoy hundido”, “logró levantar cabeza”, “se torció la cosa” o de levantar el dedo pulgar para indicar éxito. c) Metáforas físicas, en las que la sustancia del objeto referido se funde con la del objeto de referencia. Por ejemplo: “es que me lo comería” (refiriéndose a una persona), “perder el tiempo”, “valorar el trabajo”. La idea que se ha de tener presente es que nuestro lenguaje es una expresión de nuestra manera de dar significado al mundo. Todos los tipos de metáforas indican que los objetos de los que hablamos son lo suficientemente parecidos al objeto de referencia 137
como para aplicar a aquellos las mismas consideraciones que a este. El sistema para aplicar relaciones entre objetos referidos y de referencia sigue el sistema de prototipos: siempre que un objeto cualquiera tenga un parecido estadísticamente suficiente, será considerado igual al prototipo, o lo que es lo mismo, será un miembro de la clase, y le podremos aplicar aplicar todas las leyes y funciones funciones que el prototipo prototipo tenga. En terapia esto supone que las metáforas que use el cliente tendrán las implicaciones que se derivan de su naturaleza: si una persona depresiva se siente hundida, quiere decir literalmente que está abajo, que es inferior; si afirma que está en un túnel, quiere decir que la persona está rodeada de oscuridad y en un ambiente opresivo. En ambos casos será posible sentirse ahogado porque tanto estar hundido como estar en un túnel implica estar en un ambiente poco aireado. Si la metáfora que se utiliza es la del disco rayado, implicará que se repetirán siempre las mismas situaciones y que además terminarán chirriando, pues no hay disco rayado que no chirríe, para mayor disgusto de la persona. Eso supone que, cuando una persona elige una metáfora, hay que ayudar a desplegar las implicaciones directas de la metáfora, las cosas que pertenecen a la categoría de lo dicho. Este es un componente esencial de la terapia cognitivonarrativa, pero las implicaciones no se desarrollan sólo para la narrativa problemática, como ocurre en el caso de la externalización, sino que se desarrollan también para una narrativa alternativa que también es metaforizada. Las metaforizaciones se efectúan sobre una narrativa prototipo, prototipo, es decir decir, sobre un episodi episodioo concreto de la vida vida de la persona que representa claramente la naturaleza de su problema, y por tanto sobre un recuerdo autodefinidor. El desarrollo de la metáfora alternativa es intencional a partir de experiencias de su pasado que tienen las características de las excepciones o resultados únicos; se trata, pues, de situaciones en las que el problema no se presentaba o era posible controlarlo. Se entrena al cliente en la construcción de metáforas, utilizando ejemplos, símiles, explicándole las posibi posibillidades de metaforizar estructural, física y orientati orientativamente vamente y haciendo haciendo multi multitud tud de ejercicios tanto en la sesión como en casa. Dos pequeños ejemplos: En el caso de Chindasvinto, cuando se externalizó su problema y este lo definió como un disfraz, se procedió a desarrollar las implicaciones de esta metáfora, como ya se ha descrito en el capítulo 3. 3. Pero hubo que detallar con precisi precisión ón alg algunas de ellas, ellas, en concreto la de que los los disfraces disfraces se quitan quitan y se ponen. Chindasvi Chindasvinto, nto, que es una persona aficio aficionada nada a los cómics, cómics, recurrió a un símil para potenciar su expansión y efectuó el siguiente comentario: K.- Es como Venom [uno de los villanos de la serie de cómic Spiderman], es algo que se mete dentro y te obliga a que hagas cosas que no quieres; cambia tu manera de ser y te transforma. J.- Es una buena explicación del caso de Venom, pero, ¿estás seguro de que quieres definir tu problema como un disfraz? Si fuera así, quizá habría que buscar un mejor ejemplo, ya que en este caso no parece que lo que te fuerza a comportarse de otra manera sea un disfraz [en efecto, en el comic 138
Venom es algo más parecido a un parásito o a un organismo simbiótico, si bien sus efectos son los que relata K. Por otro lado, tampoco se entró en la discusión de si hay o no una identidad verdadera que la enfermedad transforma]. K.- No, mi problema, lo que me pasa, es un disfraz, es algo que se quita y se pone. Es algo que funciona así… Se quita y se pone. J.- Bueno, quizá fuera como en el caso del Capitán América [otra serie de comic, curiosamente de la misma casa editorial]. Cuando cambió su cuerpo con Cráneo Rojo [un villano de esa serie], tuvo problemas hasta que se dio cuenta de que el uniforme del Cráneo era un disfraz. Al quitárselo dejó de ser persegui perseguido do por la policía policía y el ejército; ejército; nadie reconoce al Cráneo sin su disfraz. disfraz. No estoy seguro de si esta otra versión te sirve o no. K.- ¡Eso es! El problema es exactamente llevar el disfraz. Si logras quitártelo, ya no hay problema. Con independencia de que la segunda historia de cómic está más próxima a la metáfora elegida por Chindasvinto y (aunque no era la intención) está más próxi próxima también también a una versión versión no esencial esencialiista de la identidad, dentidad, el trabajar con detalle la cuestión de que los disfraces son de quita y pon sirvió para aclarar la línea de actuación de Chindasvinto. Era necesario buscar las condiciones para lograr desembarazarse del disfraz. El contraejemplo es pertinente porque está en el mismo marco de referencia que el que da Chindasvinto, los cómics de superhéroes, algo con lo que se puede identificar dada su afición. Esta metaforización es de tipo físico. En el caso de Ulfilas, un varón adulto que consultaba por una crisis existencial complicada con problemas con sucesivas parejas y sintomatología ansioso-depresiva, se metaforizó en un primer momento el problema y hacia el final de la terapia la alternativa, siguiendo las pasos propuestos en el enfoque cognitivo-narrativo. Ulfilas es aficionado a la navegación y las dos metáforas que eligió tenían alusiones a esta. Los problemas de no ser capaz de encontrar un camino en su vida y las discusiones continuas que tenía con su pareja los definió definió como “i “ intentar remar en un bote cuando hay mar de fondo; por mucho que te esfuerces, la resaca te lleva lleva mar adentro, intentar remar sólo sólo complica las cosas”. Se trata de una metáfora compleja de tipo estructural, pero que también también tiene tiene elementos elementos de direcci dirección, ón, en este caso, que intentar avanzar es malo, imagen que para él daba sentido a la inutilidad de todos los intentos que durante su vida había hecho para llegar a un compromiso con sus parejas. En la fase de trabajo con la metáfora alternati alternativa, va, eli eligió esta otra imagen, bogar en un velero, que aunque navegue escorado, sigue siendo estable. Encontró determinados momentos de su vida que podían servir como base a la metáfora alternati alternativa; va; alg algunos de ell ellos estaban relacion relacionados ados con el 139
trabajo y prácticamente no se veían afectados por sus problemas, pero también localizó ciertos aspectos de sus relaciones que había minimizado y en los que había “hecho de consejero” con sus parejas, según su propias palabras; palabras; es decir, decir, las había ayudado a salir salir de situaciones situaciones comprometidas para ellas. La metáfora insistía en componentes de dirección, como avanzar, y de estructura, como la capacidad de mantener el equilibrio en las dificultades.
7.3. Fases Fase s de la terap te rapia ia cognitivo-narr cognitivo-narrativa ativa El formato terapéutico está compuesto por dos niveles complementarios de trabajo que se desarrollan a lo largo de seis fases. Los niveles de trabajo son el sincrónico sincróni co, en el que se elaboran narrativas del día a día del cliente, y el diacrónico, dedicado a rastrear narrativas significativas de momentos pasados de su vida. En realidad, el trabajo de la última fase, la proyección, es una ligazón del presente y el pasado con el futuro, creando así un sentido de unidad, continuidad y proyecto a lo largo de la vida. A través de las distintas fases se van realizando tanto ejercicios en la sesión terapéutica como en casa, que se comentan siempre con el cliente para valorar sus resultados, bien a su finalización, bien en la sesión siguiente, según el caso. Igualmente, al inicio de cada fase se explican los objetivos y tareas a realizar y se ejemplifican. La primera primera sesión sesión se dedica dedica a valorar valorar y evaluar evaluar el caso; por tanto, es anterior anterior al trabajo con las distintas fases de la terapia.
7.3.1. Recuerdo El objetivo básico de la primera fase es inducir en el cliente una actitud para recordar. Se debe recordar para conseguir evocar experiencias diversificadas en la vida, de manera que el cliente pueda tener acceso tanto a la diversidad de su experiencia, que constituye el contenido, como a la posibilidad de integrar esa diversidad, lo que forma parte de la coherencia-estructura. A medida que se va recordando y se van evocando momentos más diversos de la vida, es más probable que se integren en un todo armónico. Esta fase abarca las sesiones segunda y tercera en el manual. Se empieza trabajando en terapia la capacidad de recuerdo utilizando para ello un ejercicio de regresión guiada, una vez inducido un estado de relajación, se va yendo hacia atrás en la vida; se empieza por un recuerdo del día y se pasa a la semana anterior, mes, año y se retrocede a etapas anteriores de la vida, la edad adulta, la juventud, la adolescencia, la infancia, así hasta el primer recuerdo. Posteriormente, se lleva a cabo un pequeño bosquejo de proyecto vital vital,, pero reduciendo reduciendo el tiempo dedicado dedicado a ell ello a 10-15 minutos. Se entregan folios numerados, uno para cada año, y se pide que se anoten 140
recuerdos en cada uno de ellos. Como tarea para casa, se le prescribe anotar y describir narrativamente un hecho de cada día y complementar los recuerdos de cada historia de vida. Los acontecimientos sincrónicos a recordar no deben necesariamente ser significativos; simplemente debe ser algo que el cliente quiera registrar. Para completar la tarea diacrónica, puede buscar indicadores de recuerdo: hablar con otras personas, buscar fotografías, juguetes, cartillas de notas del colegio o cualquier cosa que le evoque otros momentos de su vida. Finalmente se localiza una narrativa-prototipo que sirva como representación general de su problema, un recuerdo autodefinidor para ser trabajado a lo largo de la terapia. Se valora el grado en que la narrativa elegida es adecuada para definir el problema y, si no se ve adecuada, se busca otra. También es posible trabajar inicialmente con dos o tres narrativas, para progresivamente ir centrándose en sólo una, la que tenga mejores cualidades identitarias. Esta narrativa-prototipo será también objeto de trabajo para casa en cada una de las fases.
7.3.2. Objetivación En esta segunda fase, el trabajo terapéutico consiste en la especificación de las dimensiones sensoriales de cada episodio, que son la auditiva, la visual, la gustativa, la olfativa, la táctil, la térmica y la cinestésica, y en conseguir que la persona desarrolle una capacidad de describir los aspectos más objetivos o externos de su experiencia desde múltiples perspectivas. Con esto se consigue incrementar la complejidad de las narrativas y se hace ver al cliente que la realidad no está limitada a aquello en lo que está centrado. En la propuesta de manualización esta fase abarca las sesiones cuarta y quinta. Se comienza pidiendo al sujeto que se fije en aspectos no atendidos de los recuerdos de los trabajos para casa pidiendo más detalles de los mismos, su utilidad, implicaciones en la vida del cliente, etc. A partir de ahí se presenta el trabajo de objetivación y se trabaja como ejemplo una o más de las narrativas de la semana, para lo que se induce de nuevo un estado de relajación en el cliente con el fin de que lleve a cabo esta tarea. Se deben hacer preguntas para evocar los distintos aspectos sensoriales: ¿qué más ve?, ¿qué colores percibe y cómo son?, ¿puede describir los objetos que observa?, ¿puede hablarme de los tonos de luz?, ¿qué está oyendo?, ¿puede describir la intensidad de los sonidos¿?, ¿qué más oye?, ¿a qué huele?, ¿qué me puede decir de los aromas que percibe?, percibe?, ¿huele ¿huele algo algo más?, ¿qué sabores nota?, ¿los ¿los sabores son intensos o suaves?, ¿qué nota en su piel?, ¿siente calor o frío?, ¿nota presión en alguna parte de su cuerpo?, ¿en qué partes de su cuerpo siente algo?, etc. Si la persona siente dificultad para elaborar algún aspecto sensorial, se le puede recomendar la lectura de fragmentos de obras literarias o de películas para mejorar su capacidad de discriminación de la experiencia. Libros del tipo Como agua para chocolate de Laura Esquivel son buenos para la elaboración del gusto, El perfume de Patrick 141
Süskind para la del olfato, la ya citada Los avispones de Peter Handke, El llano en llamas de Juan Rulfo para el oído, el inicio de Camí de sirga de Jesús Moncada o pasajes de “Comunista” de Richard Ford, un relato incl inclui uido do en el volumen volumen Rock Springs, son adecuados para entrenar tanto elementos auditivos como cinestésicos, etc. Una vez leídas, se le pide que identifique cada una de las dimensiones sensoriales o motoras expuestas. También se le pueden proponer ensayos con situaciones-estímulo, diciéndole por ejemplo ejemplo que se presenta a un examen, y pedirl pedirlee que desarroll desarrolle las dimensi dimensiones ones estimulares de cada una de estas. En los ejercicios para casa ha de incluir los aspectos sensoriales en cada una de las narrativas que registrará diariamente. Por último, esta capacidad objetivadora se aplica a las narrativas prototipo. Esto suele producir dificultades, ya que se evocan emociones muy profundas y el cliente suele descentrarse y se le debe recordar que ha de centrarse sólo en los aspectos sensoriales. Un buen ejemplo de ejercicio de objetivación sensorial sería la recreación del tiempo que pasa desde que una persona se levanta hasta que llega a su trabajo. Se puede hacer en pocos minutos con los alumnos y el tiempo a evocar no va más allá de dos o tres horas reales, pero sirve para percatarse de la importancia de la objetivación en la relevancia que las narrativas tienen para los psicoterapeutas. La mayoría empiezan contando historias impersonales; de hecho son casi exposiciones de secuencias: me despierto, me ducho, tomo el desayuno, salgo de casa, tomo el medio de transporte y llego al centro de estudios. Todas las historias son iguales, no están personalizadas, pero pueden personali personalizarse, añadir añadir una perspectiva perspectiva propia propia en algo algo tan universal universal como despertarse y salir al trabajo. En ocasiones, se puede expandir el relato a partir de algo que alguien ha citado, un detalle nimio pero útil; por ejemplo, el confort que se siente al ducharse con agua caliente, o un encuentro inesperado con otra persona en el autobús. A veces, hay que orientar a los alumnos para buscar un elemento de enganche, como que se centren en el desayuno o en la percepción de la mañana y hablen sobre ello. Elementos tan nimios como el sabor del café o haberse alimentado si tenían hambre o darse cuenta de que hace un día bonito cambian el tono de este relato. Al final estarán de acuerdo con que personalizar un relato lo hace más aceptable, más agradable, más cercano a la experiencia real.
7.3.3. Subjetivación emocional El objetivo de esta tercera fase, al igual que en la anterior y la siguiente es fomentar el incremento de la complejidad de las narrativas, buscando aspectos emocionales de la experiencia que hayan estado invisibilizados hasta la fecha. En la propuesta del manual esta fase corresponde a las sesiones sexta y séptima. El trabajo en terapia sigue la misma dinámica. Se elaboran tanto en la sesión como en el trabajo para casa las narrativas diarias y la prototipo, pero se mantiene el trabajo de las fases anteriores. Este procedimiento seguirá así en las siguientes fases. Es decir, se 142
evocan los recuerdos, se detallan los aspectos sensoriales y a partir de ahí se incorpora la información emocional. En la siguiente fase, se añadirá primero la narración emocional antes de empezar con la cognitiva. El desarrollo de los aspectos emocionales sigue tres pasos: a) Activación: Activaci ón: consiste en crear las condiciones más parecidas a aquellas en las que se experimentó la emoción para maximizar las posibilidades de evocarla. Para ello se objetivan los aspectos sensoriales intentando exagerarlos para hacerlos hacerlos más evidentes. evidentes. Se utili utilizan zan dos tipos tipos de consign consignas, as, las imaginarias, que inducen las dimensiones sensoriales de la experiencia, como en la frase “vuelve a traer las dimensiones sensoriales de la experiencia aquí y ahora”, y las motoras, que consisten en pedir que se repitan y exageren las dimensiones de experiencia de las que se es consciente, por ejemplo en la frase “date cuenta y repite cualquier gesto, movimiento o expresión mientras vayas describiendo las imágenes”. b) Intensificación: Intensifi cación: una vez activados los esquemas subjetivos, se procede a focalizar los mismos. Esto se hace a través de consignas intensificadoras, que hacen que el cliente incremente su experiencia mediante la mayor elaboración de las imágenes sensoriales y la expresión aumentada de las reacciones motoras y consignas de refocalización, que se dirigen a centrarse en los aspectos internos de la experiencia y hacerse conscientes de los mismos, sin preocuparse de su expresión verbal. c) Simbolización: es la última etapa del proceso de la subjetivación emocional. Hay también dos tipos de consignas, las simbolizantes simboli zantes, que consisten en identificar las palabras o símbolos que definen la experiencia, y las resimbolizantes, que consisten en volver a la experiencia para comprobar si el símbolo elegido antes es adecuado para representarla o hay que retocarlo. La consigna que suele indicar el terapeuta es que el cliente compruebe si las imágenes que ha elaborado están en sintonía con lo que sentía. En los trabajos para casa, tanto las narrativas diarias como la narrativa prototipo, la persona ha de añadir añadir al suceso a trabajar cada día las tres fases de simbol simboliización zación del mismo: activación, focalización y simbolización. Si el cliente tiene dificultades con las tareas etapa, pueden prescribírsele también fragmentos de lecturas o de películas como ejemplo para que entienda qué debe hacer. Algunas recomendaciones son “A lingoa das volvoretas” (“La lengua de las mariposas”), uno de los relatos de ¿ Qué me quieres, mor? de Manuel Rivas, donde hay un pasaje excelente sobre la emoción del miedo o La pérdida, de Siegfried Lenz, donde se describe perfectamente la sensación de pánico. La clave es que no se utilicen palabras para describir la experiencia hasta el momento en que son solicitados los símbolos. Obviamente, durante la valoración de la 143
tarea al finalizar la misma sí se habla para pasar a palabras las emociones que se han vivido. Un ejemplo, parte del trabajo que se hizo con Ulfilas, sería el siguiente: Una vez evocada la narrativa prototipo elegida, que para Ulfilas fue una discusión con una pareja anterior, se le pidió que recordará los aspectos sensoriales. Predominaban colores oscuros, sonidos agudos, una sensación de opresión en el pecho y de frío en las extremidades, un sabor ácido y un olor agrio a sudor. Una vez focalizadas y simbolizadas sus emociones, las definió como una espiral que se cerraba hacia dentro y que identificó con un sumidero. El sumidero era algo donde se metía él solo y no podía salir de allí, le aislaba del exterior. En la conversación que se llevó a cabo para elaborar este resultado pudo identificar miedo a las repercusiones de la actitud de su pareja hacia él, tristeza tristeza por el potencial potencial abandono y culpa, culpa, ya que se responsabilizaba de la situación. Directamente indicó que con anterioridad tenía conciencia de la culpa y algo de la tristeza, aunque no la sentía tan claramente, pero no del miedo. Esto le hizo ver que no era tan indiferente a las repercusiones de sus actos como creía en un principio, sobre todo por el tipo de persona que le hacía consciente de ser; el miedo se ligaba a la culpa.
7.3.4. Subjetivación cognitiva En la cuarta fase, denominada también simbolización de las cogniciones, la meta es, al igual que en las fases anteriores, aumentar la complejidad de las narrativas del cliente. Las sesiones octava y novena del manual son las dedicadas a esta fase. El proceso que se sigue es similar al del trabajo con las emociones, y para lograr que emerjan los pensamientos pensamientos y creencias creencias que dominan dominan la narrativa narrativa previamente previamente hay que objetivarl objetivarlaa utilizando las mismas consignas de activación de la faceta emocional. Una vez activadas las situaciones-estímulo, se procede a aplicarles dos técnicas tradicionales en las terapias cognitivas: a) Listado de pensamientos, donde se pide que al reexperimentar la situación se identifiquen los pensamientos y diálogos internos que esta le evoca al cliente. Se le solicita que verbalice el primer pensamiento pensamiento que se le viene viene a la cabeza, lueg uegoo el segundo segundo y así sucesivamente. b) Pelado de la cebolla, nombre que aplica una metáfora estructural, por cierto. Consiste en que una vez identificado el primer primer pensamiento, pensamiento, el cli cliente dig diga qué otra idea está asociada asociada a este y paso seguido informe de la siguiente asociación, es decir, 144
qué idea está ligada a la segunda. La exploración se detiene cuando se ha conseguido una serie suficientemente variada de ideas, cada una de ellas más profunda o general que la anterior, o cuando se regresa a las emociones que generaron la primera idea. Una descripción pormenorizada de otras técnicas adecuadas para encontrar pensamientos pensamientos profundos ligad gados os a otros más superfici superficial ales, es, como la de la flecha flecha descendente, puede encontrarse en Neimeyer (1993). La subjetivación cognitiva se aplica también a la narrativa prototipo y los ejercicios para casa incluyen ncluyen el trabajo con esta y con las narrativas narrativas diarias. diarias. Si el cli cliente tiene tiene dificultades, también se le pueden prescribir relatos que mejoren su capacidad de identificar pensamientos. Por ejemplo, para detectar pensamientos relacionados con la incapacidad o la impotencia pueden ser adecuados fragmentos de Ampliación Ampliaci ón del campo de batalla de Michel Houellebecq, para las sensaciones de peligro “Un auto se ha detenido en medio de la noche” de Luis Sepúlveda, incluido en el volumen Desencuentros Desencuentros, o para la elaboración de la culpa, C rimen y castigo de Fiodor Dostoievski. Como ejemplo vamos a ver los pensamientos generados por Ulfilas siguiendo la técnica del pelado de la cebolla: Ulfilas había detectado sentimientos de miedo, tristeza y culpa en su valoración subjetiva de su metáfora prototipo. Una vez activado sensorial y emocionalmente para dicha situación, el diálogo terapéutico fue este: U.- Lo primero que se me viene a la cabeza es que estoy en peligro. J.- ¿Y por qué estás en peligro, a qué se asocia el peligro? U.- A que no voy a tener control sobre la situación. J.- ¿Y por qué es tan importante perder el control? U.- Porque si se pierde el control, no sé lo que puede pasar. J.- ¿Y por qué es tan relevante para ti tener claro qué puede pasar y qué no? U.- Porque es mi obligación mantener el control, es mi responsabilidad, tengo que saber lo que pasa para poder actuar sobre la situación. J.- ¿Y qué pasa si no puedes actuar sobre lo que ocurra? U.- La situación puede descontrolarse y yo sería el culpable de ello. J.- De nuevo la culpa. ¿Qué implicaría que tú fueras el culpable? U.- Que me sentiría sentiría incapacitado, incapacitado, puesto en cuestión. J.- ¿Qué implicaciones tendría para ti que te pusieran en cuestión? U.- Si estoy equivocado, sería un desastre; todo depende de estar en lo cierto. J.- Si no se está en lo cierto, ¿entonces qué pasa? U.- Que ya nada sirve, tienes que empezarlo todo de nuevo y pierdes 145
tu capacidad de influir; no eres nada. A partir de aquí se puede comenzar a trabajar con la necesidad de control y certidumbre y lo que esto ha significado en la vida de Ulfilas. Para este el control le servía como herramienta para tener un cierto sentido de sí mismo, para poder mínimamente mínimamente entenderse en un mundo de relacio relaciones nes complejas. complejas. En un contexto más organizado y lógico, como el del trabajo, podía encontrar rápidamente las reglas que le permitían entender la situación y entenderse a sí mismo, pero en un contexto de reglas menos definidas como el de las relaciones interpersonales, tenía más posibilidades de perderse, de sentirse vacío.
7.3.5. Metaforización En esta quinta fase se trabaja tanto con los contenidos como con el proceso de las narrativas y se profundiza también en el trabajo con la estructura, en la coherencia, generando un nuevo sentido del yo. Se busca que el cliente haga una construcción intencional de significados para su vida, aplicándolos tanto a la narrativa prototipo como a las experiencias cotidianas. En esta fase además se genera una metáfora alternativa que se procura ligar a momentos de la vida del cliente que no se pueden identificar con el problema problema (a excepciones, excepciones, en el leng enguaje uaje de White). White). En el protocolo protocolo manualizado manualizado corresponden a esta fase las sesiones décima décima a decimotercera. decimotercera. Se explica al cliente qué es una metáfora, los distintos tipos de las mismas (estructurales, de dirección, de sustancia), cómo las metáforas se convierten en contenedores masivos de significado y además se le proporcionan ejemplos literarios o de refranes. Buenos ejemplos de estas se encuentran en los “13 contes mínims” de IsabelClara Simó incluidos en Perfils cruels, en Bonsáis de paper de de Joaquim Carbó o en los Proverbios Proverbios y cantares de Antonio Machado. También sirven las metáforas incluidas en la películ películaa Viaje al principio del mundo de Manoel de Oliveira, cuando el protagonista habla con la que supuestamente es su abuela, o en Las amistades peligrosas, en la escena en la que Madame de Courveille se desmaquilla después de haber sido rechazada en la ópera por la sociedad biempensante o la excelente explicación de la metáfora incluida en El cartero (y Pablo Neruda) de Michael Radford. Un pequeño inventario de escenas de películas útiles para ser aplicadas a distintos actos narrativos, incluyendo las fases de la terapia cognitivo-narrativa, se puede encontrar en García-Martínez, Domínguez-Urquiza y Martínez-Andreu (2000). También sirven como ejemplos de metáforas los refranes populares: no por mucho madrugar amanece más temprano, el hábito no hace al monje, etc. A estos efectos, puede resultar útil tener a mano libros sobre refranes populares de las zonas culturales de procedencia de los clientes con los que se suela trabajar. 146
Después de que el concepto y uso de la metáfora ha quedado claro, se aplica la elaboración de metáforas a las narrativas de la semana, indicando al cliente que busque un concepto, cosa o animal que pueda representar el significado profundo de ese suceso. Se fomenta la búsqueda de varias metáforas con independencia de su tipo (estructural, de orientación, etc.) y se pide al final una metáfora-síntesis que determine del modo más preciso preciso posibl posiblee el sig significado nificado que la persona da a esa narrativa. narrativa. P reviamente reviamente a la generación de metáforas, cada episodio con el que se vaya a trabajar debe ser objetivado y subjetivado tanto para emociones como para pensamientos. Una vez entrenada esta capacidad con los episodiosestímulo, se aplica a la narrativa prototipo prototipo de la persona, generando lo que se conoce como metáfora-raíz. Además, se busca a través de su ciclo ciclo vital vital qué episodi episodios os ilustran o se identifi dentifican can con la metáfora seleccionada para simbolizar la narrativa prototipo. Esta tarea intenta explorar el sentido de coherencia de la persona. Sería un equivalente a la externalización en el modelo de terapia narrativa de White. Como trabajo para casa, el cliente en esta etapa metaforiza las narrativas cotidianas y continúa la búsqueda de episodios que puedan identificarse con la metáfora-raíz mientras construye y reconstruye la misma. Varios ejemplos de elaboración de metáforas han sido incluidos en el punto de este capítulo dedicado a ese concepto. En un segundo momento de la fase de metaforización se construye la metáfora alternativa. Se trabaja de un modo parecido al proceso de reautoría de White, pidiendo al cliente que busque en su memoria momentos en los que haya funcionado o se haya comportado de un modo distinto. Conviene encontrar un gran número de esos recuerdos. Una vez seleccionados los más representativos, se procederá a objetivarlos y subjetivarlos emocional y cognitivamente. Una vez hecho esto, se pedirá que se elabore un cierto número de metáforas que puedan describir su significado profundo, con la intención de ir reduciendo estas metáforas a una sola que condense el significado de todas ellas. Una vez creada la metáfora alternativa se analizan las implicaciones concretas de la misma en el funcionamiento del cliente y se buscan las relaciones entre la metáfora alternativa y la raíz. El trabajo para casa consiste en encontrar metáforas alternativas en las narrativas cotidianas y en seguir enraizando la metáfora alternativa mientras se buscan nuevos episodios de la vida de la persona a los que se pueda aplicar la misma. Ejemplos de metaforización ya han sido incluidos en el punto anterior.
7.3.6. Proyección Esta fase es la sexta y última. Sus objetivos son desarrollar la capacidad de proyección y aplicarla a la creación y desarrollo de nuevas metáforas y narrativas alternativas. Lo que se pretende es generar un nuevo sentido de la coherencia y de la complejidad de la persona, crear c rear un sig signifi nificado cado nuevo en la vida del cli cliente y abrirlo abrirlo a un mundo de nuevas posibi posibillidades. P royectar es revisar, revisar, recomponer, recomponer, mirar mirar hacia hacia el futuro; en defini definiti tiva, va, 147
elaborar un nuevo proyecto de vida. Es la fase más intencional de todas. Las últimas dos sesiones del manual (decimocuarta y decimoquinta) corresponden a esta fase. El primer paso de esta fase es ejemplificar cómo los procesos de cambio empiezan con una proyección, con una búsqueda de nuevas alternativas. Como siempre, se proporcionan proporcionan ejempl ejem plos os literarios terarios o cinematográficos. cinematográficos. Una buena imagen imagen de la proyección proyección es la resolución final que toma el personaje de Hans, el geólogo, en Un lugar en el mundo de Adolfo Aristarain, la decisión de la abuela de levantarse de la cama en El nido de Adán de Vyacheslav Krishtofovich, la necesidad de reencontrar a su amigo Mitori por parte de Toru, el personaje princi principal pal de Tokio Blues de Haruki Murakami o el volver a enamorarse de su fallecida mujer, como le ocurre al protagonista de Les hores detingudes de Ramon Solsona. Una vez esté claro qué es la proyección, se le plantea al cliente en qué situación de su vida le gustaría aplicar la metáfora alternativa. Localizada esta situación se le pide que imagine qué ocurriría si se comportarse en la misma en función de lo que sugiere la metáfora alternativa. Esa situación imaginaria se reconstruye objetivándola y subjetivándola emocional y cognitivamente. Los resultados de esa proyección se comentan con el cliente. Esta experiencia deberá ser llevada a cabo en la vida real del cliente, por lo que se recomienda que el problema elegido para proyectar sea una situación que se dé con cierta frecuencia en la vida de la persona. Una vez llevada a cabo en la práctica esa proyección, lo cual será el trabajo a desarrollar en casa, se discuten con el cliente los resultados conseguidos, los significados extraídos y los hechos inesperados que hayan tenido lugar, identificando los elementos sensoriales, cognitivos y emocionales ligados a la puesta en marcha de esta situación y se discuten de nuevo los elementos de relación y contraposición entre la metáfora alternativa en la que se basó la proyección y la metáfora-raíz. Este proceso se repite para múltiples episodios que el cliente vea necesario proyectar. proyectar. Para finalizar el proceso, se puede usar la técnica del papel fijo (véase el capítulo 9) 9) para consolidar consolidar el estilo estilo de conducta y pensamiento pensamiento alternativos alternativos del clien cliente te en multi multitud tud de situaciones cotidianas. Igualmente, es conveniente llevar a la práctica la metáfora alternativa a través de ejercicios de representación de papeles (role-playing) y mediante práctica práctica in vivo. Para finalizar la terapia, se pide al cliente que indique los principales resultados conseguidos a lo largo de la misma, señalando al menos tres, y que diga cuáles han sido los momentos más significativos de la terapia para él. El terapeuta hace una síntesis del proceso terapéutico y da instrucciones nstrucciones para el segui seguimi miento ento que básicamente básicamente se centran en seguir narrando mediante ejercicios de objetivación y subjetivación distintos acontecimientos de su vida, seguir intentando enraizar la metáfora alternativa en nuevos momentos de su vida a los que se pueda aplicar y preparar la proyección de esta metáfora a nuevas dificultades potenciales. En el caso de Ulfilas, este decidió proyectar su metáfora alternativa del 148
velero que boga a la relación con su actual pareja y se “adentró”, según sus propias propias palabras, palabras, “escorado en un mar bravo”. P ero pudo proyectar cómo sería la conversación, asumiendo sus errores y la responsabilidad relacionados con sus intentos de control y sus infidelidades ya conocidas por su pareja y también sus miedos a no ser capaz de entender completamente los problemas de su pareja y los vaivenes emocionales de la relación, pues la pareja también le había sido infiel. Pudo prever tanto el contenido emocional de la situación como la necesidad de equilibrio y de habla pausada y comprensiva (“había que seguir el rumbo a pesar de navegar escorado”) intentando buscar puntos de acuerdo entre ambos. Lo contrario hubiera sido enredarse en la discusión, entrando en una espiral de reproches y gritos, con el agravante de que supondría “enfrentarse a la mar brava en un bote que le llevaría más y más dentro del mar abierto, donde ya no se podría hacer nada”.
7.4. Otros modelos similares: autoobservación y moviolas Otra estrategia terapéutica muy similar es la que se sigue en el modelo de terapia cognitiva posracionalista (Guidano, 1991). En este caso, las narrativas que se llevan a terapia tienen tanto que ver con los problemas del cliente como con el desarrollo de las distintas relaciones significativas que este ha tenido durante su vida, con sus parejas y sus padres, ya que en el fondo es una terapia para reelaborar el modelo modelo de apego de persona. El supuesto del que parte Guidano es que la propia experiencia es insoslayable: la vida emocional y experiencial es inmediata y, por tanto, es necesariamente verdadera para el indivi individuo duo que la experimenta. experimenta. O, dicho dicho de otra manera, si te pisan pisan un pie, pie, te duele y te molesta, aunque el pisotón sea totalmente no intencionado; si ves un monstruo en la pared, ves el monstruo aunque sólo sólo sea un juego juego de sombras y luces. Las expl expliicaciones, caciones, racionales o no, son mediatas, son posteriores a la experiencia. Siendo así, estas explicaciones racionales son sólo un modo de intentar dar coherencia al flujo de la experiencia y esto crea un ciclo en el que las vivencias o experiencias son restricciones que imponemos a las explicaciones, mientras que las explicaciones son una manera de restringir las vivencias. Todo esto se resume en lo siguiente: vivir vivi r es engañarse engañarse, las personas estamos en un esfuerzo continuo para lograr mantener nuestro sentido narrativo de la identidad, la coherencia sólo se logra mediante una explicación que recoja lo más posible de la multiplicidad de las experiencias que vivimos. Siguiendo a William James, Guidano designa como mí al sistema que genera las narrativas y aporta coherencia lógica y como yo al que detecta la experiencia primaria. Desde el punto de vista terapéutico, se otorga una gran importancia a la emoción. Aunque se asume que emociones y cogniciones se influyen mutuamente, aquellas no se consideran un epifenómeno de estas, sino que son procesos de naturaleza diferente. 149
uestra vivencia es en gran medida emocional; si queremos tener una vivencia transformadora, deberemos reexperimentar, es decir, vivenciar de otra manera, las emociones que se vivieron en el suceso que queremos redefinir. En definitiva, sólo experimentando desde el yo y luego redefiniendo desde el mí nuevas experiencias emocionales donde antes había otras distintas se puede experimentar un cambio. El cambio es narrativo porque es mí quien tiene que dar un nuevo sentido a la experiencia emocional. Se trata pues de enseñar al cliente a redefinir sus experiencias emocionales de otro modo, para ello debemos conseguir que los episodios en los que se han encontrado dificultades emocionales se re-evoquen. Guidano llama autoobservación a la estrategia general de su proceso terapéutico. Los pasos de la misma son los siguientes: a) Se propone al cliente que considere cada episodio de un conflicto emocional como un relato o una película, es decir, como un todo compuesto de diferentes escenas. El acontecimiento entero se considerará una visión panorámica panorámica del problema problema o zoom. El cli cliente debe divi dividi dirr el episodi episodioo en distintas escenas. El objetivo de esta fase es conseguir que diferencie el yo que siente y el mí que evalúa. La tarea del terapeuta en esta etapa es enseñar a la persona a efectuar dicha dicha divi divisi sión. ón. P ara ello, ello, se considera considera el episodio episodio relatado relatado en función de las escenas que lo produjeron y se avanza a través de ellas a cámara lenta hasta completarlo. b) Ap Apllicación de la técnica técnica de moviol moviola. a. A cada una de las escenas detectadas a cámara lenta se aplica un enriquecimiento de aspectos sensoriales y emocionales, es decir, cada secuencia se hace más vívida, más intensa. A este proceso de enriqueci enriquecimi miento ento se le llama llama reducción. reducción. Una vez reducidas, reducidas, las escenas se reinsertan en la secuencia, lo que se conoce como amplificación. Lógicamente, la reintroducción de una escena enriquecida de la secuencia cambia el sentido de la misma. En los primeros momentos de la terapia el análisis básico de las escenas a reconstruir se ha de centrar en los patrones de experiencia inmediata: imitación, gesto, postura, acciones indeseadas, omisiones, papel emocional de la persona en ese contexto, etc. También se centrará en las emociones conscientemente referidas y en las interpretaciones acerca de cómo la situación las provoca. Al mismo tiempo, se ha de enseñar al cliente a distinguir entre la explicación de su vida que se da a sí mismo y que da a otros, por un lado, y la vivencia de esa vida, por otro. Esto se consigue haciendo que la persona se centre alternativamente en el porqué y en el cómo de la experiencia. En el caso del porqué, nos centramos en las autorreferencias y explicaciones; en el caso del cómo, en la estructura de lo que se ha sentido, las tonalidades afectivas, la modulación emocional imaginaria, los sentimientos imaginados, el sentido emocional del sí mismo. Aquí se puede introducir la técnica de la 150
moviola, pasando alternativamente del yo o el cómo al mí o el porqué). Cuando el cliente ya distingue yo de mí, se pueden desarrollar puntos de vista alternativos. Por un lado hay un punto de vista subjetivo, lo que piensa y siente ante determinada escena, como actor de la película, y por otro, un punto de vista objetivo, viéndose desde afuera y tratando de entender sus emociones desde sus conductas y palabras; palabras; es decir, decir, como si fuera el espectador de la películ película. a. El punto de vista vista objetivo objetivo puede lograr lograr reestructuraciones imposi imposibl bles es desde el punto de vista subjetivo. subjetivo. Existe un tercer punto de vista, que se utiliza en fases avanzadas de la terapia: el punto de vista vista objetivo evoluti evolutivo. vo. Consiste Consiste en diferenci diferenciar ar cómo se ve uno desde fuera en la actualidad y cómo se hubiera visto desde fuera en el momento evolutivo en que tuvo lugar el episodio dado. La técnica de la moviola también se utiliza para alternar estos puntos de vista, vista, lo que contribuye a potenciar potenciar el e l sentido sentido de reconstrucción reconstrucción de la persona, pues pasa de la posición posición subjetiva subjetiva a la objetiva y de ahí a la evolutiva evolutiva y viceversa. A medida que la persona logra una visión diferente de sí mismo, es decir, consigue reevaluarse de modo alternativo, consigue también aprender a detectar los puntos de vista en otros, lo que la vuelve menos sensible al juicio ajeno y más respetuosa para con los demás. Así pues, la terapia tiene dos objetivos: aumentar la flexibilidad de la evaluación que el mí hace del yo y aumentar la flexibilidad de la evaluación de otros. En realidad, estos objetivos son el mismo. De lo que se trata es de diferenciar el sí mismo del no sí mismo. En las personas con patologías la diferencia no está bien establecida y usan para valorar su yo patrones de experiencia que parten de otros. Cuando aumentamos la flexibilidad evaluativa no sólo comprendemos que nuestros problemas problemas emocional emocionales es parten del no reconoci rec onocimien miento to de nuestra experi experienci enciaa emocional emocional y que esta puede ser valorada de otra forma, sino que aprendemos a diferenciar nuestra experiencia de la de los demás y empezamos a valorar a los otros desde su propia perspectiva perspectiva y a nosotros mismos desde la nuestra. Al final final,, se reconoce que los problemas problemas propios propios son una manifestaci manifestación ón de uno mismo mismo y se log ogra ra entender lo que uno es, al tiempo que se diferencia entre lo que uno no es y sí son los otros. Es decir, se aprende a ver que en cualquier interacción con el otro hay dos grandes referencias: la conducta del otro como fuente de información para mí mismo (lo que el otro me transmite se debe leer como una respuesta a lo que yo le he transmitido antes y por tanto habla de cómo yo interactúo con él) y la conducta ajena como fuente de información sobre el otro (lo que el otro hace informa también de cómo reacciona y actúa). Lógicamente, mi propia conducta informa siempre sobre mí. La terapia cognitiva posracionalista consta de tres fases: a) Trabajo con escenas problemáticas actuales. En esta fase se psicologizan los problemas, es decir, se hace ver al cliente que sus problemas son una expresión de sí mismo, no un síntoma ajeno a él. Cada escena se contextualiza, se hace uso de las imágenes y sucesos que el cliente refiere y se constituyen secuencias de emociones-conductas. El trabajo para casa consiste en centrarse en el cómo e ir al por qué de cada escena y viceversa. Se 151
extiende también a otros ámbitos de la vida el contraste cómo/por qué. Esta etapa se extiende entre el inicio y el cuarto a octavo mes de la terapia. Lo fundamental es enseñar a la persona a diferenciar yo y mí y, desde el punto de vista del terapeuta, encontrar la organización de significado personal del cliente. Esta organización se refiere al modo general en que emoción y explicación se coordinan en una temática que da continuidad a la historia del cliente. Hasta la fecha, los terapeutas que siguen este modelo han descrito organizaciones centradas en la certidumbre y la impredictibilidad, en la seguridad y el peligro, en el control y la subordinación y en el contacto y la separación. b) Trabajo con las histori historias as sig signifi nificati cativas vas de apego. apego. Se trata de reconstruir reconstruir el estilo afectivo del cliente. Se comprueba su contexto evolutivo, sus actitudes personales, personales, la red social social de las primeras primeras relaciones relaciones y los modos de experimentar, evaluar y autorreferir las relaciones afectivas. Se estudia también la secuencia de relaciones y el modo en que se iniciaron, se desarrollaron y finalizaron. Para ello se pide al cliente que distinga las relaciones significativas de las no significativas. Solo el sistema de diferenciación entre significatividad y no significatividad ya aporta una gran información acerca del tipo de apego. El análisis empieza por la primera relación afectiva relevante, que normalmente se da en la adolescencia, ya que se considera que en esta se conforman las pautas relacionales posteriores; siempre se vuelve al primer amor, que dice el tango). Después, se prosigue con la secuencia de relaciones significativas y se estudia cómo se crearon, se mantuvieron y se deshicieron y cómo cada una de ellas fue experimentada por el yo y referida por el mí. Con esto, se halla la coherencia del estilo de apego y qué tipos de relaciones se buscan. Esta fase entre los meses cuarto a octavo y séptimo a decimoquinto de la terapia, y puede ser el final de la misma si el cliente no desea proceder a una reconstrucción histórica. c) Reconstrucción histórica o análisis evolutivo. En esta última fase se comprueba cómo, a lo largo de la vida, los hechos vividos se han adecuado a las explicaciones, no a la experiencia y, por tanto, estamos presos en nuestra manera de referenciar o narrar el mundo. Se trabaja con los recuerdos significativos, los que están más cargados de emoción, con independencia de su aparente relevancia, y se avanza desde la infancia, pasando por la niñez, la adolescencia y la juventud, hasta la edad adulta. En esos episodios se aplica la técnica de la moviola para diferenciar el entonces del ahora. Lo que se pretende es reordenar los contenidos contenidos de los los esquemas del sí mismo, mismo, reordenar dichos esquemas en sí y reordenar la relación entre esquemas en cada una de las etapas evolutivas. En esta fase se suelen invertir los meses que van entre el octavo al decimooctavo y el decimosexto a vigesimocuarto de la terapia.
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El modelo posracionalista apuesta claramente por un modelo de identidad coherente, la organización de significado, que regula la explicación narrativa de la persona y afirma que dicha organización refleja su naturaleza psicológica. Pero, a la vez, mantiene muchos de los componentes de las terapias narrativas: ninguna explicación abarca toda la experiencia, lo que implica que cualquier narrativa es parcial. La narrativa debe buscar la coherencia para integrar toda la diversidad de la experiencia y debe ser flexible para poder adaptar a daptar las expl expliicaciones caciones que constituyen constituyen su tema repetiti repetitivo vo a las variaciones variaciones de la vida. Igualmente, hace un sondeo en la memoria, con una búsqueda de recuerdos significativos y un análisis de las relaciones, para encontrar material sobre el que basar tanto las historias centradas en el problema como las narrativas alternativas. A su vez, distingue entre el escenario de la acción, el cómo, y el escenario de la conciencia o la explicación, el porqué. Por último, reconoce que la identidad está en continua reelaboración, si bien depende claramente de una serie de procesos psicológicos de tipo implícito, que son los que sustentan la base de la organización de significado de cada persona. Se trata de un modelo modelo narrativo narrativo pero encuadrado claramente claramente en el constructivi construc tivismo smo cognitivo. cognitivo. En definitiva, los dos modelos vistos en este capítulo se centran en trabajar el modo en que las narrativas se organizan, centrándose no sólo en el significado temático. Una vez mejorada la flexibilidad y la integración, la persona puede reelaborar las narrativas problemas problemas para que dejen de ser una histori historia-cardo, a-cardo, lo que metafóricamente metafóricamente impli mplica aspereza, molestia, incomodidad, por una historia más suave y amable, una historianardo, más aromática y blanda. Y ya se sabe que en nuestra cultura, además, los “nardos no cuestan dinero y son los primeros para convencer”, obviamente otra metáfora. En definitiva, en historias más seductoras. La diferencia entre ambos modelos estriba en cuál es el concepto básico que se trabaja: la metáfora, en el caso del modelo cognitivonarrativo, cognitivonarrativo, y la integración integración experiencia-expl experiencia-explicaci icación-relación, ón-relación, en el posracional posra cionalista. ista.
Cuadro-resumen Terapia cognitivo-narrativa • Concepto fundamental: metáfora. • Fases de la terapia narrativa. o Recuerdo. ▪ Detección de narrativa prototipo. o Objetivación sensorial. o Subjetivación emocional. o Subjetivación S ubjetivación cognitiva. cognitiva. o Metaforización de la narrativa prototipo. o Metaforización de la narrativa alternativa. o Proyección de la narrativa alternativa. 153
• Niveles sincrónico y diacrónico. • Trabajo para casa.
Terapia cognitiva posracionalista • Concepto fundamental: integración de experiencia (yo) y explicación de la experiencia (mí). • Estrategia de auto-observación. o Análisis de episodios: descomposición de secuencias. o Aplicación de moviolas, enriquecimiento narrativo de episodios y reintegración en secuencias. o Trabajo con experiencia inmediata (corporeidad), emociones e interpretaciones. • Diferenciar yo de mí, diferenciar yo de otros, diferenciar mís en diferentes momentos evolutivos. • Fases de la terapia. o Trabajo con narrativas problemáticas actuales. o Trabajo con la historia significativa de apego. o Análisis evolutivo.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. Las metáforas pueden ser: a) Estructurales, de orientación y físicas. b) Estructurales y de movimiento. movimiento. c) No hay tipologías de metáforas, cada una es diferente. d) De esencia y de forma. e) Estructurales y físicas. 2. En terapia cognitivo-narrativa: a) El trabajo sincrónico precede al diacrónico, de forma que primero se trabaja de forma sincrónica en todas las fases y cuando el trabajo sincrónico ha finalizado, se inicia la primera fase diacrónica. b) El trabajo diacróni diacrónico co precede al sincróni sincrónico, co, de forma que primero primero se trabaja de forma diacrónica en todas las fases y cuando el trabajo diacrónico ha finalizado, se inicia la primera fase sincrónica. c) Se trabaja diacrónicamente la fase de recuerdo y en todas las demás hay un trabajo diacrónico y sincrónico simultáneo. d) El trabajo sincrónico y diacrónico es simultáneo en todas las fases. e) Se trabaja sincrónicamente la fase de recuerdo y en todas las demás hay un 154
trabajo diacrónico y sincrónico simultáneo. 3. Las consignas de simbolización se usan: a) En la fase de subjetivación emocional de la terapia cognitivo-narrativa. b) En la fase de subjetivació subjetivaciónn cogniti cognitiva va de la terapia cogni cogniti tivo-narrati vo-narrativa. va. c) En la fase de análisis evolutivo de la terapia cognitiva posracionalista. d) En la fase de recuerdo de la terapia cognitivonarrativa. e) En el análisis de episodios específicos en la terapia cognitiva posracionalista. 4. Es conveniente proporcionar ejemplos literarios o cinematográficos al cliente: a) Exclusivamente durante la fase de metaforización de la terapia cognitivonarrativa. b) En todas las fases de la terapia cogni cogniti tivo-narrati vo-narrativa. va. c) En todas las fases de la terapia cognitivo-narrativa excepto en la de recuerdo. d) Durante las fases de objetivación y subjetivación, pero no para la metaforización. e) Únicamente en la fase de objetivación. 5. La técnica de la moviola consiste en: a) Hacer una reconstrucción histórica de cómo los hechos vívidos se han ido adecuando a las explicaciones dadas por el mí a lo largo de la vida. b) Descomponer narrativas completas en episodi episodios os o secuencias. c) Aprender a discriminar la información procedente del yo de la procedente del mí. d) Enriquecer con aspectos sensoriales y emocionales cada episodio o escena con el que se trabaje y volver a introducirlo en la secuencia completa para analizar los cambios producidos. e) Diferenciar la perspectiva de la persona de la perspectiva del otro.
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8 Técnicas Técnicas dialógicas dialógicas
8.1. Bases de la terapia dialógica Los diálogos son una parte irrenunciable de las terapias narrativas, cliente y terapeuta están en un diálogo continuo cuando trabajan sobre las narrativas del primero. El diálogo está presente por tanto en los enfoques posracionalistas, en los cognitivonarrativos y, desde luego, en los planteamientos de White, que son conversacionales por definición, ya que el significado se crea sólo a través de la comunicación entre personas. Esto es intrínseco a la naturaleza de la narrativa; hay autoría y hay audiencia. Pero la audiencia puede ser también el propio autor. La terapia dialógica va a hacer énfasis en los autodiálogos del cliente, pero desde una perspectiva claramente conversacional, no hay un yo que se habla a sí mismo, sino que como dice Antonio Machado en su poema “Retrato”, perteneciente al libro Campos de Castilla: “Converso con el hombre que siempre va conmigo/ quien habla solo espera hablar a Dios un día;/ mi soliloquio es pláti plática ca con c on este buen amigo/ amigo/ que me enseñó e nseñó el secreto de la filantropía”. filantropía”. Es decir, decir, dentro de mí hay otro yo, otro sujeto, con el que conversar. El modelo dialógico afirma que no hay un solo otro dentro de mí, sino muchos otros que efectivamente interactúan entre sí, generando un diálogo, porque el diálogo supone interacción, relación, sociedad . “¿Quién llama conversación a dos monólogos?” señalan Goethe y Schiller; los monólogos no son un producto social. Por tanto, la perspectiva del modelo dialógico parece estar cerca de los supuestos construccionistas y lo está, pero también asume elementos de la orientación cognitiva. Por un lado hace un gran énfasis en encontrar la coherencia, la armonía, entre las diversas voces que hablan al cliente tanto desde la perspectiva externa, en las voces de otras personas que son relevantes en su vida, como desde la perspectiva interna, en las voces de los distintos yoes que componen su sistema de identidad, y asume la existencia de ciertas regularidades psicológicas que están en la base de cualquier discurso, esencialmente motivaciones generales que se concretan en afectos. Estos procesos 156
motivacionales-afectivos son claramente psicológicos, lo que los distancia de los planteamient planteamientos os construccionistas construccionistas más puros. El modelo de la terapia dialógica fue propuesto por Hubert J. M. Hermans, un investigador y terapeuta de formación inicial humanista y existencial, en los Países Bajos durante la década de 1990. Posteriormente se han formado terapeutas de esta orientación en multitud de países europeos como Bélgica, Italia, Polonia y Portugal. Una de las últimas formulaciones del modelo puede encontrarse en Hermans y Dimagio (2004). El planteamient planteamientoo arranca de los presupuestos del ling ngüi üista sta ruso Bajtin Bajtin (1929), que plantea plantea que el yo es esencialmente social. Cada individuo se constituye en un colectivo de yoes asimilados a lo largo de su vida, producto de las voces o perspectivas con las que ha tenido contacto y que conforman su ideología personal, es decir, los valores y significados que damos al mundo. Este planteamiento, igual que el vigotskiano, tiene una base de profundo cariz cariz marxista, marxista, donde se refleja refleja que la ideolog deología ía es el producto de la vida social. A partir de ahí se formula la idea de una identidad colectiva, de un sel múltiple. Otra influencia es la diferencia que William James hace entre yo y mí . Hermans acepta que hay un yo que conoce y un mí conocido conocido que incorpora todo lo que es relativo a la persona, lo que lingüísticamente se marca con adjetivos posesivos: mi casa, mi amigo, mi madre, mi país, mi profesión. Pero esto implica en última instancia que la identidad está hecha de contrastes, porque lo marcado con el posesivo incluye también antagonismos: mi enemigo, mi persona odiada, mi rechazo. Este punto de vista ya había sido analizado desde la psicología cognitiva, en el modelo de Markus y Nurius (1986) sobre los esquemas de personalidad, el modelo de yoes posibles. Allí se incorporaban el yo a evitar, el yo que debería y otras formas claramente volitivas del yo junto a facetas más situacionales: yo como trabajador, yo como madre, etc. Hermans incorpora, además, otra idea, la de posicionamiento del yo (I-position). Estos posicionamientos afectan tanto a los aspectos internos, caso del yo padre o yo jugador de baloncesto, como a los externos del yo, como mi padre o mi vecino, pero cada uno de ellos es visto como otro yo, es decir, como otro sujeto agente, y no como una propiedad o faceta de un yo único, a diferencia de lo que plantea el modelo cognitivo. Cada posicionamiento es un alter-ego, en parte es como yo y en parte es otro; por tanto el autoconocimiento y el conocimiento del otro están muy vinculados. La identidad está descentralizada, los distintos yoes toman posiciones que van cambiando continuamente en una dinámica de interacción o diálogo entre ellos. Unos van dominado la relación y se transforman casi en la única voz que se oye, de modo que marginan a las demás; a veces hay varias posiciones que cooperan y se coaligan, otras una posición dominante es desplazada por otra que ocupa su lugar y a veces aparecen nuevas posici posiciones. ones. Cada posici posición ón se entiende entiende como una voz en una identidad que es claramente poli polifónica. fónica. La búsqueda de un estado de coherencia coherencia entre las disti distintas ntas voces será el objetivo terapéutico. Hay que mantener la diversidad de voces, pero con un formato armónico, si no el orfeón suena mal. Otro objetivo es la flexibilidad, y por tanto el trabajo con la estructura, puesto que si un posicionamiento no es flexible, no se podrá mover 157
dentro del conjunto. Cada voz debe poder cantar en distintos registros, asumir diferentes actitudes.
8.2. Valoracion aloracionee s pe rsonales rsonales,, motivación y afectivid afe ctividad ad La psicoterapia se entiende en este modelo como una reconstrucción del repertorio de posici posicionami onamientos entos del yo, reduciendo reduciendo el poder de las voces más poderosas e inflex nflexiibles. bles. Los cambios posibles son tres: – La innovación. nnovación. Introducción Introducción de una nueva voz, lo que aumenta la complejidad y el contenido de la narrativa. – El desplazamiento desplazamiento desde una posición posición a otra, de un rango central a periférico periférico o viceversa, lo que supone una reestructuración de la narrativa – La coalici coalición ón o unión unión de dos voces, lo que impli mplica también también una reestructuración reestructuración y un aumento de la coherencia. Pero para poder trabajar con las voces es necesario explorar la estructura de la narrativa, la estructura del sistema polifónico, y para ello es necesario atender a una serie de variables. Cada significado relevante para el cliente en un momento dado se considera una valoración. Si ese significado está es porque hay un yo, un posicionamiento del yo que tiene esa perspectiva, una voz que habla. Una misma voz puede generar varias valoraciones. Cada valoración tiene relevancia y esta se identifica por la carga afectiva del significado, que puede ser positiva, negativa o ambivalente. Esta afectividad corresponde al nivel manifiesto de la experiencia, pero en un nivel latente se asocia sólo a unos pocos motivos básicos. Los motivos son los temas profundos de la narración y los teóricos dialógicos consideran que hay fundamentalmente dos: el amor y la acción. El amor se corresponde con la motivación de contacto y unión; éste es el motivo del otro, O. La acción se corresponde con la motivación para la autorrealización y la expansión; es el motivo del yo, en siglas inglesas, S (self). Estos motivos se manifiestan en multitud de circunstancias. Querer separarme de mi pareja, desear pertenecer a una sociedad, buscar un nuevo amigo o sentirme querido por la familia son manifestaciones del primero de ellos; sentirme defraudado porque he suspendido un examen, aplaudido por mi éxito deportivo o satisfecho por mi promoción profesional reflejan el segundo. Cuando se exploran las valoraciones, hay que determinar a qué afectos y a qué motivos están ligadas. Además, el modelo indica que puede haber un afecto general, bien producto de la enorme potencia de una sola voz, bien porque es un afecto compartido por muchas voces. Esto implica que en ocasiones la valoración puede afectar al conjunto de la 158
experiencia y no sólo a facetas de la misma. Esto es lo que ocurre con las personas que acuden a terapia. El posicionamiento relacionado con su yo depresivo, por ejemplo, es tan dominante que lo inunda todo y la persona considera la carga afectiva asociada a ese posici posicionami onamiento ento como la típica típica en ell ella. Este es el afecto general. A un posici posicionami onamiento ento del yo que se vive como usual, como típico, se le denomina afecto general. Pero también puede haber un afecto ideal, deal, la forma en que a la persona le gustaría sentirse. sentirse. Ambos deben ser explorados en la terapia. Existen seis grandes tipos de autovaloraciones en función de la carga afectiva de los motivos motivos subyacentes: 1) Las que tienen una carga positiva para el motivo de crecimiento personal: éxito, autonomía. 2) Las cargadas negativamente para dicho motivo: agresión, rabia, indignación. 3) Las definidas por un afecto positivo para la motivación por el otro: unidad, amor. 4) Las negativas para la motivación por el otro: amor no correspondido, separación, distanciamiento. 5) Las positivas para ambos motivos, crecimiento personal y motivación por el otro: fuerza y unidad. 6) Las negativas para los dos motivos: impotencia y soledad.
8.3. Fases de la terapia dialógica El procedimiento típico de la terapia dialógica es el método de la auto-confrontación. Se plantea plantea como una auto-investig auto-investigación ación de las valoraciones, valoraciones, hecha por el cli cliente y asesorada por el terapeuta. Durante esta investig nvestigación el cli cliente se confrontará consig consigo mismo, mismo, comparando y eligiendo las preferencias de un primer y un segundo momento de la investigación, el pretest y el postest, entre los que media una reorganización del sistema de valoraciones, es decir, la terapia. El método tiene tres fases: a) Primera auto-investigación, que consiste en valorar su posición inicial respecto a algunos sucesos o episodios que ve como relevantes para entender su problema. b) Reorgani Reorganización zación del sistema sistema de valoraci valoraciones, ones, introduciendo, ntroduciendo, desplazando desplazando o coaligando voces detectadas en la fase anterior. c) Segunda auto-investigación sobre los mismos sucesos que en la primera fase, lo que permite valorar su nueva perspectiva sobre el problema.
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8.3.1. Primera auto-investigación En ella se trata de evocar una serie de valoraciones para trabajar posteriormente con ellas. Hay varios procedimientos para lograr esa evocación. El primero consiste en mostrarle al cliente un listado de posibles posicionamientos tanto internos como externos del yo hecho a partir de las primeras entrevistas y eligiendo aquellos posicionamientos o aspectos del yo que más se hayan mencionado o que resulten más significativos para la persona. Los posicionamientos internos podrían ser yo como hijo, yo como padre, yo como trabajador, yo como compañero de trabajo, yo como incapaz, yo como rabioso, yo con deseo de venganza, yo como persona que ama, etc. Los externos podrían ser el padre, la madre, la pareja, la persona con la que discuto, mi yo ideal, etc. El cliente puede incluir cualquier aspecto que considere importante y que falte en la lista. Por último, elige aquellos posicionamientos con los que considera que hay que trabajar. Es a partir de estas posiciones elegidas desde las que se generan las narrativas que van a producir las valoraciones a analizar en terapia. En el segundo procedimiento, el más usual, se efectúan una serie de preguntas abiertas sobre el pasado, el presente y el futuro de la persona. La formulación del interrogatori nterrogatorioo es (Hermans y Herman-Jansen, 1995): – ¿Hay algo algo sig significati nificativo vo en su pasado que sig siga ejerciendo ejerciendo una fuerte influencia sobre usted? – ¿Hubo en su pasado alguna alguna persona, experi experienci enciaa o circunstanci circunstanciaa que le haya influido de modo significativo en su vida y que le continúe afectando en el presente? – ¿Hay al a lgo en su vida actual que sea de enorme importanci importanciaa para usted o que ejerza una fuerte influencia en usted? – ¿Hay en su vida vida presente alg alguna persona, exp experienci erienciaa o circunstanci circunstanciaa que ejerza una influencia significativa en usted? – ¿Cree que en su futuro habrá algo algo de extrema extrema importancia mportancia para usted o que cree que ejercerá una fuerte influencia en usted? – ¿Cree que habrá en el futuro alg alguna persona, experienci experienciaa o circunstancia circunstancia que ejercerá una fuerte influencia en usted? – ¿Hay alguna alguna meta u objetivo objetivo que cree que va a ejercer un importante papel en su vida? A partir de estas preguntas la persona va generando narrativas, pero estas deben estar claramente asociadas a ella, es decir, debe quedar claro que son episodios realmente experimentados y no disertaciones generales sobre la vida. Dicho de otro modo, deben parecerse tanto como se pueda a recuerdos autodefini autodefinidores. dores. P or tanto, las narrativas narrativas se deben reelaborar a través de la conversación terapéutica, preguntando por detalles 160
adicionales al respecto en todos los casos que sea preciso. Una vez detalladas las narrativas, el cliente debe proporcionar una clara definición del significado que les da. Por ejemplo, en el caso de Froga: “cuando pienso en cómo me comporté el día de la muerte de mi hermano, me siento tan culpable como víctima. Yo decidí que le desconectaran la respiración asistida y me culpo por ello. Pero por otro lado, creo que no debieron dejarme solo para tomar esa decisión, puesto que yo no fui la persona más ligada a él durante su enfermedad, sino sino que fueron mis mis sobrinos sobrinos [los [los hijos hijos de un tercer hermano ya fallecido]”. Cada sentencia debe analizarse como una única unidad de significado, de manera que hay que huir de las definiciones complejas. Por tanto, esta valoración podría formularse finalmente como “sentimientos ambiguos ante la decisión de desconectar a mi hermano de su soporte vital”. Suelen generarse un buen número de valoraciones, en torno a 25, aunque es posible reducirlas y que la persona trabaje con las que cree que definen mejor su problema, unas cinco o diez. Cada una de las valoraciones finalmente elegidas se detalla en términos afectivos y motivacionales. Para ello, se suele utilizar un listado básico de 16 componentes, que se agrupan de cuatro categorías: a) Motivación de crecimiento: autoestima, capacidad, autoconfianza, orgullo. b) Motivación Motivación de contacto: cuidado, cuidado, amor am or,, ternura, intimi ntimidad. dad. c) Afectividad positiva: alegría, gozo, felicidad, calma. d) Afectividad negativa: preocupación, tristeza, decepción, abatimiento. Naturalmente, Naturalmente, cabe util utilizar listados listados más complejos. Es el propio cliente el que pondera cada uno de los 16 componentes siguiendo una escala Likert de 0 a 5 en función de la intensidad con la que estuvieron presentes en esa valoración. Por ejemplo, Froga puntuó con valores muy bajos (0 o 1) las diferentes expresiones del motivo de poder y con valores medios o altos (3 o más), las del motivo de contacto; sin embargo, todas las puntuaciones de afectos positivos eran bajas y las de los negativos altas. De algún modo, estaba indicando que ordenó la desconexión en un intento de querer a su hermano, de darle amor de la única manera posible, lo que se refleja en las puntuaciones de filiación; pero eso no le hizo ver que había dado una buena solución, con puntuaciones bajas en el motivo de poder, y que se sentía triste y decepcionado por ello, como demuestran las puntuaciones altas en el afecto negativo, y sin ningún tipo de connotación positiva, de ahí las puntuaciones bajas en afecto positivo. Las puntuaciones de los elementos que componen cada categoría se suman para dar un total (el máximo es 20 en todos los casos), lo que permite comparar de una manera sencilla distintas valoraciones entre sí a través de un procedimiento correlacional (correlaciones tipo Pearson). Además de las valoraciones de las narrativas generadas por el sujeto, este rellena otras dos valoraciones generales, una correspondiente a su posición ideal, el afecto ideal, y otra correspondiente a la estimación del propio estado general en el momento de la puntuación, el afecto general. Naturalmente estas dos valoraciones son 161
sólo numéricas; no van acompañadas de la generación de narrativas.
8.3.2. Reorganización del sistema de valoraciones La segunda fase pretende cambiar la estructura del sistema general y de mejorar su coherencia. Para ello hay que atender a la formulación de las valoraciones, a las relaciones entre ellas y a los resultados de los análisis cuantitativos; es decir, las correlaciones entre valoraciones, los valores de afectos positivos y negativos de cada una de ellas, la valoración que esté más próxima a la ideal será la preferida por la persona, la que esté más próxima a la general será la más frecuente, etc. Este diálogo permite ver los límites del sistema, lo que se valora y lo que no, lo cual hace que la persona termine teniendo un cierto grado de autorreflexión, perciba las lagunas y contradicciones y se dé cuenta de los motivos básicos que regulan su acción. Además, se pueden hacer ejercicios en los que una valoración sea definida en términos de otras voces. Por ejemplo, se puede pedir al cliente que rellene cada valoración desde distintas perspectivas, como hermano, como persona individual, como experto en problemas de salud, desde el punto de vista de sus padres, como persona resoluti resolutiva, va, como persona que se siente siente incapaz, etc. El terapeuta y el cliente analizan las contradicciones y discrepancias entre voces, es decir, la falta de coherencia entre explicaciones simultáneas. A partir de ahí, el terapeuta debe comenzar un proceso de validación o invalidación estratégica de ciertas voces, aquellas que resulten más problemáticas para el cliente. El procedimiento sigue tres etapas: a) Atención . Aprender a ser más sensible a voces que no tienen mucha relevancia en la situación problemática, pero que permitirían verla desde otra perspectiva perspectiva más grata grata para la persona, para potenciar potenciar su presencia. presencia. Fundamentalmente se trabaja con voces que pueden estar relacionadas tanto con la voz dominante, es decir, el problema, como con sus contrapartidas más evidentes, con la intención de hacer coaliciones. En esta fase se utiliza un esquema de análisis de cada voz en el que se detallan aspectos objetivos o de la acción: qué ocurre o qué se hace, cómo se lleva a cabo, cuándo y dónde. b) Creación. Se trata de elaborar nuevas voces, de hacer aparecer puntos de vista que antes no estaban, fundamentalmente eligiendo vías de acción posibl posibles es que son compatibles compatibles con las voces atendidas atendidas en la fase anterior anterior.. Estas conductas son llevadas a cabo por la persona. El diálogo terapéutico se dedica a revisar las dificultades de dichas acciones y se analizan las valoraciones que surgen de las mismas en términos de afectos, de motivos y de relación con otros posicionamientos y voces. Es conveniente incluir en esta etapa ejercicios de representación de papeles y de práctica en vivo para generar nuevas 162
experiencias que relatar. c) Consolidación. Consiste en reforzar valoraciones ya presentes pero que podrían verse minadas minadas por perspectivas perspectivas alternati alternativas. vas. Por ejemplo, ejemplo, util utilizando un sistema de situaciones más o menos problemáticas y empezando por las de menor nivel de dificultad. La idea es establecer la nueva voz y el nuevo comportamiento como hábito en el sistema de posicionamientos del cliente e incrementar su generalización. Lógicamente cada una de estas actuaciones es elaborada también en el diálogo terapéutico y medida en términos de afectos, motivos y relaciones. De nuevo la representación de papeles y la práctica en situaciones reales son técnicas adecuadas para aplicar en esta fase. Para atender y crear nuevas voces se pueden utilizar los criterios de complementariedad, oposición y alternativa que se derivan de los modelos relacionados con el análisis de la conducta social (Benjamin, 1973) y que ya se han descrito en el capítulo 3. 3.
8.3.3. Segunda autoinvestigación La tercera fase de la terapia, comienza cuando las nuevas voces ya se han consolidado. Entonces se evalúan de nuevo las mismas valoraciones que se analizaron en la primera fase. Se leen las siete preguntas que evocaron las narrativas y se recuerdan literalmente al cliente las respuestas que dio, las valoraciones que hizo, que se apuntaron y registraron en su momento, por ejemplo en un folio, una cartulina o un archivo informático. A continuación se les pide que indiquen si harían la misma valoración o si la cambiarían. Los tipos de cambios que se suelen producir son: a) Modificaciones de la relevancia de una voz en una valoración: descenso o incremento numérico. b) Sustituci Sustituciones ones de unas valoracion valoraciones es por otras. Se introducen introducen en una perspectiva perspectiva elementos que proceden de otra diferente. c) Eliminaciones, desapariciones de voces. d) Incorporaciones de voces nuevas. Finalmente terapeuta y cliente discuten las implicaciones de las nuevas valoraciones, la repercusión que ello tiene en la vida cotidiana de la persona y cómo afectan a los motivos básicos de la misma. Obviamente, la confrontación entre voces es algo que se puede llevar a cabo sin necesidad de seguir todo este proceso terapéutico, aunque Hermans y sus seguidores 163
plantean plantean un modelo formal muy eleg elegante ante para hacerlo. hacerlo. Se puede simplemente simplemente plantear plantear al cliente que valore una situación o problema desde diferentes perspectivas o desde distintas posiciones de sí mismo. Después de esa valoración se pueden buscar las estrategias adecuadas para potenciar aquellas aportaciones que el cliente haya visto como más relevantes o pertinentes para solucionar el tema. Un pequeño ejemplo aplicado podría ser el de Gutina, una mujer maltratada por su pareja y que fue atendida atendida en el servici servicioo que se coordinaba coordinaba desde la Universidad de Sevilla. Si bien es cierto que el formato aplicado no seguía ortodoxamente el procedimiento dialógico, sí siguió su diseño fundamental. Las valoraciones de Gutina fueron más, pero a efectos didácticos se van utilizar únicamente cuatro, que pueden verse en el cuadro 8.1. 8.1. Su demanda era ser capaz de retomar el control de su vida, puesto que siempre se había visto dirigida primero por sus padres y después por su marido. La separación le estaba siendo costosa, ya que su ex-pareja seguía interfiriendo en su vida continuamente, con demandas sobre el reparto de bienes o la custodia de los hijos y con amenazas y difamaciones, pero no con ataques físicos, que habían cesado con la separación. En su nueva situación, Gutina no veía el modo de empezar a ser asertiva con su propia vida. De hecho la separación fue el producto de la intervención de familiares.
Cuadro 8.1. Valoraciones de Gutina
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En un principio la meta sería afrontar las dificultades de la vida, pero esa valoración es tan baja como la de obedecer en el motivo de unión y está tan cargada de afecto negativo como esta otra. No sería por tanto una buena solución para Gutina, que está orientada hacia la unión y no quiere prescindir de ella. Sin embargo, hay otras valoraciones que están cargadas positivamente tanto en unión como en autocrecimiento, el yo como madre y el yo como amiga, que pueden ser buenas candidatas a ser incorporadas en la fase de reconstrucción, ya que podrían ser fácilmente coaligadas con la necesidad de autocrecimiento. Pero la maternidad tiene una carga afectiva más ambigua, ya que el afecto positivo es alto, pero el negativo es medio, de manera que la valoración de amistad es la mejor candidata, pues supone mantener el motivo de unión en niveles altos, incrementar drásticamente el de autocrecimiento y 165
conseguir elevados niveles de afectividad positiva y muy bajos de la negativa. Por tanto, metafóricamente se le pidió ser amiga de sí misma. En la etapa de atención se desarrollaron detalladamente muchísimas narrativas de lo que ella había hecho por sus amigas y también se le pidió que desarrollara la narrativa de lo que se diría a sí misma sobre las elecciones que tenía que tomar en su vida si ella fuese una amiga: búsqueda de trabajo, solucionar los conflictos legales y personales personales con su marido, qué hacer sobre si sali salir o no. Se le pidió pidió actuar como un alter-ego, adoptar otra posición. En todos estos relatos aparecían tres elementos básicos: la búsqueda de ayuda en terceros, los intentos de llevar a cabo alguna clase de acción y el compartir las penas con otros. La etapa de creación consistió en la petición de ayuda para encontrar trabajo, usando su red social directa e indirecta y atendiendo a los tres componentes detectados, actuación que valoró de nuevo y se percató de que, aunque le había resultado difícil, al menos era una solución que nacía de sí misma y le servía para contactar con otros, a muchos de los cuáles tenía en estima. La etapa de consolidación se diseñó para seguir buscando apoyos con distintos problemas como consejo legal sobre el marido, medidas de protección, qué tipos de salidas festivas eran los adecuados, siempre desde la perspectiva de su amiga. Cuando se hizo la segunda autoexploración, algunas valoraciones permanecieron idénticas dénticas (maternidad (maternidad y amistad), amistad), otras fueron sustitui sustituidas das (el afrontamiento perdió la connotación de tomarlo como venga y en soledad) y por último aparecieron innovaciones como creo que puedo escuchar a alguien, que incorpora elementos de la obediencia anterior pero desde una perspectiva de autocrecimiento, y sobre todo ser mi propia propia amiga, el resultado de la coalición de voces entre el yo general y el yo como amiga en el que consistió la reorganización.
8.4. Usos clínicos y valoración general de la terap te rapia ia dialógica dialógica La perspectiva dialógica recoge elementos que aparecen en otros modelos narrativos, como no podía ser de otro modo. El recuerdo y el significado están presentes tanto en el análisis de valoraciones como en las entrevistas terapéuticas que elaboran y desarrollan las voces que hay detrás de cada valoración. Los componentes de acción y conciencia, externo e interno respectivamente, de las narrativas se analizan tanto en las entrevistas terapéuticas, incluyendo el desmenuzamiento de las mismas, como en el análisis de valoraciones. La proyección y consolidación de narrativas alternativas está presente en la fase de reorganización. Por otro lado, esta fase supone un trabajo dirigido intencionalmente a cambiar la estructura y la coherencia del conjunto narrativo. Además, recoge una parte importante 166
de la tradición más experimental sobre el trabajo con narrativas, lo que se manifiesta en su consideración implícita de las motivaciones básicas y el afecto, lo cual liga a su vez de manera directa este modelo con los estudios sobre los recuerdos autodefinidores, las historias de vida y las categorías de análisis de la conducta social. Quizá la mayor aportación es el dialogismo, la conversación que no sólo tiene lugar entre terapeuta y cliente, como en las terapias construccionistas, sino entre distintas posici posiciones ones del propio propio cliente. cliente. Este modelo modelo terapéutico terapéutico está centrado en la búsqueda de una mayor flexibilidad y coherencia y trabaja para resolver las contradicciones iniciales del sistema entre posiciones del yo contrapuestas e incompatibles, hasta convertirlas en una solución negociada y armónica. Una perspectiva similar es la que Feixas y Saúl (2004) utilizan con los dilemas detectados utilizando la técnica de rejilla. La lógica general de la propuesta de dilemas es encontrar a través de un análisis correlacional incoherencias entre polos de distintos significados bipolares obtenidos del cliente a través de una entrevista (la rejilla), en la que también se tienen en cuenta parecidos y contrastes entre distintos personajes relevantes para la vida vida de la persona, incluyendo ncluyendo algunos algunos semejantes a las posicio posiciones nes del yo: yo ideal, yo con el síntoma, yo antes del síntoma. Dichos dilemas generan elementos de sufrimiento en la persona, contradicciones lógicas e iniciativas conductuales antagónicas. El propósito de esta línea de investigación es estudiar cómo estos dilemas psicológicos están en la base de un importante número de problemas problemas psicol psicológ ógiicos y ha planteado planteado disti distintos ntos procedimient procedimientos os para recuperar la coherencia general del sistema y resolver los dilemas que formulan las personas usando una perspectiva similar a la de la terapia dialógica, pero basada en el modelo de constructos personales. personales. El modelo dialógico se puede emplear con problemas de identidad, crisis existenciales o dificultades con la autoimagen, con la incapacidad para alcanzar las propias propias metas, con problemas problemas relaci relacionados onados con el abuso de poder, poder, confli conflictos de pareja o familiares, con la comprensión y manejo de síntomas psicosomáticos, con narrativas monotemáticas y con casos de trauma que no sean graves. No obstante, no está recomendado cuando la persona no puede organi organizar zar el discurso de una manera comprensible, cuando se abusa de sustancias que alteran la conciencia de forma temporal o crónica, ni en casos de experiencias traumáticas graves si las personas que las sufren no pueden hablar sobre ellas. Tampoco es recomendable su uso en casos de trastornos psicóticos tratados a través de procedimientos que no tienen en cuenta la perspectiva perspectiva del cli cliente. Sin Sin embargo, es perfectamente posibl posiblee trabajar con sujetos esquizofrénicos cuando se encuentran en las fases no agudas de la enfermedad y se consideran sus narrativas como portadoras de significados viables (Lysaker y Lysaker, 2001). Este modelo tampoco puede ser usado por terapeutas que no creen en los formatos cooperativos de trabajo con el cliente, al igual que cualquier otro procedimiento narrativo.
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Cuadro-resumen Concepto clave: identidad compleja compuesta por múltiples voces • Cada posición del yo genera una voz o punto de vista que da pie a una serie de valoraciones (significados relevantes cargados afectivamente). o Afectos positivos. o Afectos negativos. o Motivos de crecimiento. o Motivos de filiación. • Las posiciones del yo pueden ser externas o internas. Terapia dialógica • Objetivos: aumentar la coherencia y la flexibilidad del sistema de voces. • Fases. o Primera autoinvestigación. ▪ Preguntas abiertas sobre posiciones relevantes en pasado, presente y futuro. ▪ Generar narrativas personales ligadas a esas posiciones relevantes. ▪ Valorar las posiciones en términos de afectos y motivos. o Reorganización del sistema de valoraciones. ▪ Estudiar implicaciones de las valoraciones. ▪ Estudiar las relaciones entre valoraciones. ▪ Redefinir las valoraciones en términos de otras voces. ▪ Etapas de la reorganización. • Atender a voces diferentes. • Creación de nuevas voces. • Consolidación de nuevas voces. o Segunda autoinvestigación. ▪ Reevaluación de las posiciones relevantes en la primera autoinvestigación. ▪ Cambios. • Modificaciones de la relevancia. • Sustituciones. • Eliminaciones. • Incorporaciones.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación
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1. Las categorías que se utilizan en las autoinvestigaciones de la terapia dialógica son para valorar las distintas posiciones: a) Afectos positivos y negativos. b) Motivación Motivación de contacto y motivación motivación de crecimiento. crecimiento. c) Se utilizan diversas categorías de contenido cognitivo. d) Afectos positivos, afectos negativos, motivación de contacto y motivación de crecimiento. e) Tipos de voces. 2. En terapia dialógica las narrativas específicas que van a ser valoradas se elaboran: a) Antes de las preguntas sobre acontecimientos y personas significativas del pasado, presente y futuro en la primera autoinvesti autoinvestiggación. ación. b) En la fase de reorgani reorganizació zación. n. c) En la segunda autoinvestigación. d) Después de las preguntas sobre acontecimientos y personas significativas del pasado, presente y futuro en la primera autoinvestigación. e) Después de aplicar la escala de categorías. 3. En la fase de consolidación de la terapia dialógica se busca: a) Adquirir una mayor sensibilidad a voces que antes eran irrelevantes. b) Hacer aparecer a parecer nuevos puntos de vista. vista. c) Revisar asociaciones entre voces previamente no atendidas. d) Valorar la naturaleza afectiva y motivacional de cada una de las posiciones iniciales. e) Reforzar valoracion valoraciones es ya presentes. 4. Una sustitución de voces consiste en: a) Hacer desaparecer la voz del conjunto de ellas con el que se trabaja. b) Incluir Incluir una voz nueva. c) Alterar el grado de relevancia de la voz. d) Introducir perspectivas procedentes de otras valoraciones. valoraciones. e) Incluir voces nuevas haciendo desaparecer simultáneamente otras. 5. No es recomendable la aplicación de la terapia dialógica a: a) Personas P ersonas con problemas problemas psicosomáticos. psicosomáticos. b) Personas P ersonas con narrativas monotemáticas. monotemáticas. c) Casos de trauma grave en los que la persona no es capaz de hablar del mismo. d) Con clientes psicóticos en fases no agudas. e) En casos de abusos de poder. 169
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9 Otros modos de poner en marcha nuevas perspectivas
9.1. La reorganización de las narraciones: crear la posibilidad de nuevos finales Las estrategias terapéuticas narrativas generan nuevos significados si tienen éxito, pues incorporan alguna forma de proyección o de trabajo con la realidad cotidiana de la persona que sirve sirve para consoli consolidar sig significado nificadoss alternati alternativos. vos. Una vivenci vivenciaa cambia cambia narrativamente cuando la persona elabora un significado que no estaba disponible antes en su sistema pero que, de alguna manera, procede de ese mismo sistema. Es un cambio que no se ve ajeno, sino que es propio. Es la experiencia paradójica de contarse a uno mismo un chiste que no se sabía y reírse con él. Las transformaciones de significado son muy personales. Pueden consistir en distintas cosas y, como ya se ha visto, el resultado no es siempre la producción de una narrativa antagónica al problema, la mayoría de las veces es la generación de una mera alternativa, de soluciones por cambio de perspectiva, no por oposición directa. Los cambios pueden implicar la transformación de la experiencia anterior, cambiando la esencia de la misma, como dice Martí i Pol en un fragmento de L’àmbit L’àmbit de tots els àmbits (Edicions del Mall. Barcelona, 1982): Convertiremos el viejo dolor en amor/ y lo legaremos, solemnes, a la historia”. Se incluye aquí además la creación de un legado para otros. En otros casos, el cambio puede resultar en un aprendizaje nuevo, en percatarse de que lo que tengo tengo todavía me sirve, sirve, como en la frase de Andrew O’Hagan, O’Hagan, perteneciente perteneciente a su libro libro Padres Padres nuestros (Debate. Madrid, 2000): “hay edificios en ruinas en el mundo, pero no piedras en ruinas”. De ese modo los elementos con los que cuento me pueden suponer un nuevo comienzo, puedo reorganizar las piedras para hacer un nuevo edificio. Otras veces, por último, se produce la aceptación de las circunstancias, reconciliándose con ellas y creando un nuevo sentido de la unión con los otros, como 171
ocurre con la muerte del protagonista de Tú, la Oscuridad , novela de Mayra Montero (Tusquets. Barcelona, 1995): “Levanté la cabeza y supe que era la hora de mi muerte… Veré venir a todos los que espero, a lo mejor a todos los que me quisieron, les tenderé los brazos y les hablaré hablaré despacio despacio para que me entiendan entiendan bien: bien: ‘Tú, la Oscuridad…’. Oscuridad…’. Entonces ellos me darán la luz”. Caben muchos finales posibles, tantos como la creatividad y la flexibilidad de los clientes permitan. Quizá no todos los finales sean posibles, ya que están limitados por las variaciones de la cultura, pero si es verdad que habrá que ajustar los finales a las necesidades y las metas de las personas con las que se trabaje en terapia. Al menos en la cultura occidental, como ya se indicó en el primer capítulo, los relatos siguen cuatro grandes géneros, uno de los cuáles es el romance. Los romances, con finales positivos que suceden a tramas negativas, son la narrativa habitual que surge como resultado de una terapia exitosa y en su mayor parte están ligados a la mejora en el manejo del motivo de autorrealización (S) o bien en el de ambos motivos (S+O) (Hermans y Hermans-Jansen, 1995). Es cierto que hay otros finales posibles, también de gama romántica, pero centrados tan sólo en el motivo de unión (O). Incluso cabría una tercera gama de cierre, la que se asocia al mantenimiento de la estabilidad, donde la persona no buscaría la satisfacción satisfacción o la competencia competencia en el manejo de sus metas, sino sino el mantenimiento de la estabilidad en una historia que ha sido altamente inestable hasta ese momento. Por otro lado, en la mayoría de los casos, también en el ámbito de la cultura occidental, las historias de vida tienden a cerrarse con la resolución del problema del legado (McAdams, 1993); las personas se centran en qué deben dejar a los demás y por tanto se orientan hacia un final relacionado con la unión (O). Lógicamente hay excepciones, en el propio modelo de McAdams se contemplan imagos muy relacionadas con la falta de integración social (ni S, ni O) que perfectamente pueden definir el patrón de identidad de una persona ( outsiders , supervivientes o crápulas). Por su parte, los modelos construccionistas avisan de la necesidad de estar atentos a la presión de la cultura dominante e intentar suprimir los mensajes de categorización y ustificación social que pueden tener dominadas a las personas: individualismo, búsqueda de competencia resolutiva, patriarcado, heterosexualidad, monolitismo cultural, etc. Dicho de otra forma, los finales no tienen por qué ser finales socialmente tipificados ni ligados a las temáticas mayoritarias. Esto implica en algunas ocasiones soluciones sutiles, ya que esos discursos generales se hacen operativos de muchas formas: la búsqueda de competencia puede manifestarse en la necesidad de hacer siempre frente a las cosas, el individualismo en la necesidad de volver a emparejarse cuando la persona se ha divorciado o enviudado, el patriarcado en la necesidad de tener pareja, etc. En cualquier caso, los finales deberán ser reconfortantes para la persona y además mostrarle que pueden ser de muchas formas. En definitiva, que en realidad no hay final y que puede seguir reescribiendo su historia tanto como le apetezca, pues lo importante es que mantenga la capacidad para vivir su vida de modo flexible y diversificado. En consonancia con ese espíritu de alteridad, de diversificación, en este capítulo se 172
van a exponer de forma breve algunas técnicas que permiten perfilar historias no habituales o que están destinadas a fortalecer las historias alternativas a través de la particip participació aciónn física, y no sólo sólo conversacional, conversacional, de las audiencias audiencias potenciales. potenciales.
9.2. Un final de re-unión: integrar a la persona con sus seres queridos Uno de los muchos problemas que se trabajan en psicología es el duelo, que visto desde una perspectiva general es una experiencia más o menos traumática de separación. Habitualmente la solución propuesta es pasar página, dejar que la persona perdida se vaya, despedirla y reorientar la vida en otras direcciones. Pero muchas veces, las personas no quieren quieren olvi olvidar, dar, no quieren quieren desprenderse de esos seres queridos queridos o de esas vivencias. En la vida diaria nos encontramos con muchos indicadores de que esto es así: viudas que no quieren volver a emparejarse, madres y padres que mantienen casi intacta la habitación en la que durmieron los hijos o hijas que ya no viven en casa, redes sociales de internet a través de las que se busca a antiguos compañeros de estudios con los que, en la mayoría de los casos, no hubo relaciones especialmente relevantes, grupos de ex miembros de partidos políticos ya desaparecidos, asociaciones o agrupaciones de personas desplazadas desplazadas de tipo tipo formal, como casas regio regional nales es y casas de España, o informal, en el caso de grupos de personas a las que une compartir una lengua, una religión o una nacionalidad en un lugar distinto a aquel en que nacieron, etc. En definitiva, muchas veces queremos re-ligarnos con nuestro pasado. Una solución para revitalizar revitalizar y reorgani reorganizar zar este sentido sentido de la pertenencia es el uso de una estrategia estrategia que White (2007) denomina remembering (remembrar, en el sentido de volver a unir, es decir, de re-unir ). ). Su uso es adecuado cuando se desea o se detecta en la persona la necesidad de reunirse con alguien o algo de su pasado, bien como objetivo general o bien como medio para fortalecer otros cambios. Es una estrategia sencilla que se organiza en cuatro pasos: a) Explorar la contribución que la persona, la entidad o el colectivo del pasado ha hecho en la vida del cliente, siempre en términos de significados o valores: me proporcionó seguridad, ayuda, un sentido a la vida, satisfacción, sentido de pertenecer a alg algo, etc. b) Trabajar Tra bajar el modo m odo en que esa persona per sona o entidad entidad entendía al cli cliente: me veía como una persona afectuosa, como alguien con capacidad de trabajo, como un amigo. c) Indagar en la contribución que el cliente hizo a la persona o entidad: le proporcioné proporcioné compañía, le ayudaba en sus problemas, problemas, le daba clases clases particul particulares, ares, contribuí contribuí a la implantaci mplantación ón de la asociaci asociación ón en un lug ugar ar complicado, etc. 173
d) Estudiar las implicaciones de la contribución del cliente en la forma en que se veía a sí misma la persona o entidad: reforcé su confianza en los demás, era un amigo para él, fomenté su autoconfianza, hice más creíble la asociación, etc. Toda la indagación se hace a través de preguntas que siguen la pauta típica de describir primero para elaborar significados e implicaciones con posterioridad. El propósito propósito de esta estrategi estrategia es, por un lado, potenciar potenciar la visi visión ón de la propia propia identi identidad dad como algo multifacético e interaccional: yo entiendo mi vida como la entiendo porque viví con esa persona y esa persona fue como fue porque vivió conmigo. Por otro lado, la estrategia pretende recuperar esos significados valiosos para ponerlos de nuevo en marcha en la vida actual de la persona.
9.3. El uso intencional de la audiencia como instrumento para el cambio La estrategia anterior implica asumir que hay una audiencia potencial en la vida de la persona y que la hay por partida partida doble: la la que procede de su pasado, que es e s la audi a udienci enciaa con la que se religa, y la de su presente, el conjunto de relaciones que tiene actualmente. El modo de interactuar con la segunda se verá modificado porque ha vuelto a incorporar a su vida presente la audiencia del pasado.
9.3.1. Ceremonias Ceremonias de definición defi nición Pero hay otras formas de trabajar con la audiencia, de incorporar en las sesiones de terapia a personas relevantes para el cliente. Se trata de un procedimiento que White (2007) ha denominado ceremonias de definición y que se plantea como un trabajo colectivo destinado a proporcionar al cliente un conjunto de información que le sirva para dotarse de un mejor sentido de sí mismo. Se plantea como ceremonias, como actos colectivos dedicados a algo, y ese algo es el cliente. Igual que una ceremonia puede honrar a una persona o una entidad, por ejemplo en actos de ingreso o egreso, conmemoraciones, aniversarios, bodas de plata, días de la nación, días del medio ambiente, etc., en la ceremonia de definición se trata de ofrecer al cliente un acto que le sirva para definirse mejor. El concepto está extraído de la investigación etnológica sobre reuniones de miembros de grupos sociales minoritarios para hablar y recuperar sus propias tradiciones y visiones del mundo y fortalecer el sentido colectivo de sí mismos. La ceremonia definicional en terapia busca potenciar ese sentido de comunidad: “yo soy lo que soy porque estoy 174
imbricado en un mundo de relaciones concretas al cual yo contribuyo también a dar sentido”. Esto redunda en un sentimiento de solidaridad entre sus componentes, permite aparecer a una persona en sus propios términos ante el conjunto de sus relaciones, lo que contribuye a disolver prejuicios y estereotipos sobre esta y hace que aumente la armonía con las personas relevantes para ella. El hecho de que la experiencia del sujeto sea comentada por sus conocidos genera, según White, un mayor sentido de comunidad. El procedimiento implica reclutar participantes entre la red familiar y de amistades de la persona, lógicamente solicitando su permiso y de forma voluntaria. También se pueden incluir, en función de los objetivos de la ceremonia, vecinos, profesores o compañeros de colegio para problemas relacionales o en el contexto escolar e incluso otros terapeutas que pueden aportar su conocimiento de casos similares. Cuando la audiencia se compone de miembros de la familia y las relaciones entre estos y el cliente resultan problemáticas, es necesario reposicionar al familiar. El reposicionamiento consiste en hacer adoptar al familiar un papel distinto al que habitualmente tiene con el cliente. Para ello se le pide que cuente experiencias en las cuales él mismo fue sujeto de un aprendizaje significativo, de comprensión o de una revelación y que identifique a la figura que favoreció esa experiencia, ya sea otro familiar, un amigo, un profesor o un sacerdote, y adoptar el modo de actuar de esta. Dado que el familiar no está acostumbrado a cumplir con ese nuevo papel, es bastante probable que durante la ceremonia retome de forma automática su comportamiento habitual. Para prevenir prevenir estos problemas, problemas, se debe entrenar antes de la ceremonia el tipo tipo de funcionamiento que debe adoptar en su papel reposicionado y discutir en profundidad las desviaciones que más probablemente se puedan dar. Es decir, para trabajar con una reposición es fundamental entrenar el nuevo papel, como ocurre también en la terapia de papel fijo. fijo. Hay variables culturales que influyen mucho en la posibilidad de llevar a cabo esta práctica práctica y que están relacion relacionadas adas con el grado de apertura a las relacion relaciones es y de defensa de la privacidad en cada colectivo. Dos terapeutas narrativos que utilizan la misma técnica en dos contextos culturales distintos informan de resultados muy divergentes, para White White apenas se presentan problemas problemas en el reclutamiento reclutamiento y las personas suelen suelen dar su consentimiento de forma entusiasta, mientras que para Payne el reclutamiento resulta bastante más difíci difícil.l. El propio propio P ayne indica ndica que la sociedad sociedad australi australiana es mucho más abierta y cooperativa que la británica. Esta técnica es muy semejante al equipo reflexivo (Andersen, 1991; véase el capítulo 5). 5). La diferencia fundamental es que la audiencia en las ceremonias definicionales está compuesta usualmente por personas vinculadas directamente al cliente y no por expertos en terapia, mientras que estos componen en exclusiva la audiencia del equipo reflexivo. En la ceremonia definicional, el terapeuta es quien dirige mediante sus preguntas preguntas las diferentes diferentes creaciones y recreaciones de las histori historias as del cli cliente y de la audiencia. Igualmente, es el responsable de reorientar a través de preguntas las intervenciones inoportunas o irrelevantes de los miembros de la audiencia, intervenciones que intenten magnificar al cliente, que sean excesivamente autobiográficas, que 175
minimicen al propio miembro de la audiencia al compararse con el cliente, que le pongan como modelo o en las que se exprese rabia o dolor como resultado de las experiencias que se hayan podido remover en ellos. En todos estos casos, el terapeuta debe formular nuevas preguntas que reorganicen el sentido de las narrativas de los participantes hacia relatos más equilibrados sobre sí mismos y más centrados en la intervención previa del cliente. Una vez reunido el conjunto de personas que va a participar en la ceremonia, la operativa es muy similar a la del equipo reflexivo pero sin la conversación inicial entre el cliente y el terapeuta principal. Si se dispone de un circuito cerrado de televisión o un espejo unidireccional, es conveniente utilizarlo; en otro caso la audiencia permanecerá en un lugar discreto de la sala. Cuando los miembros de la audiencia participen, lo harán de uno en uno y no se dirigirán directamente al cliente sino que simplemente disertarán para fomentar en este, a su vez, la posición de audiencia. La estructura de la ceremonia sigue tres etapas, en las que el terapeuta, a partir de sus preguntas, elabora las narrativas de los distintos participantes: a) El relato de la experiencia de la persona para la que se celebra la ceremonia. Simplemente el terapeuta sondea los aspectos externos e internos del problema que el cliente desea comentar y se centra en la valoración que este hace. b) La re-narración de la histori historiaa por parte de la audienci audiencia. a. Esta ha sido sido instruida para que sus intervenciones no se basen en aconsejar, afirmar o criticar al cliente. Tampoco debe contar de forma prioritaria experiencias personales personales que le parezcan parezc an simil similares o pertinentes pertinentes a lo que el cliente cliente cuenta, ni debe tener un estilo impositivo ni moralizador. Sus intervenciones deben estar centradas en alguno o varios de estos aspectos: 1) Buscar e identificar en lo que el cliente ha dicho el sentido que la vida tiene para él. Por tanto, hay que centrarse en los sentimientos y en algunas palabras o frases que les parezcan relevantes. 2) Metaforizar. Indicar qué imágenes o conceptos han evocado los miembros de la audiencia cuando escuchaban al cliente y que representan para ellos lo que este quiere transmitir. Es decir, el sentido que ellos le dan a la historia de la persona. 3) El tipo de resonancia que el relato del cliente ha tenido en ellos. Se trata de indicar qué momentos de sus propias vidas ven relacionados con lo que el cliente ha transmitido, pero centrando la intervención en las partes concretas del discurso que hayan generado ese vínculo. Si en la audiencia hay expertos en terapia, estos pueden incluir referencias a los casos con los que han trabajado. 4) Los aprendizajes significativos que han desarrollado sobre sí mismos a lo largo de la escucha y como resultado de la resonancia: 176
lo que ha cambiado en ellos, las perspectivas que se han modificado, nuevos matices percibidos en la experiencia. c) La reconstrucción de la re-narración de la audiencia por parte de la persona. Se centra en los mismos cuatro aspectos que las intervenciones de la audiencia: 1) Buscar e identificar las expresiones concretas de los miembros de la audiencia que le hayan resultado relevantes. 2) Metaforizar sus propias imágenes y conceptos sobre sí mismo, pero cuidado, cuidado, no las que han mencionado mencionado los miembros miembros de la audiencia. 3) Las experiencias personales que le han evocado las intervenciones de la audiencia. 4) Los aprendizajes o cambios significativos que ha obtenido sobre él mismo a partir de las intervenciones de los miembros de la audiencia. Si se dispone de tiempo y oportunidad, este ciclo de tres fases puede ser repetido varias veces. También se puede continuar con el trabajo a través de un contacto más continuo entre alguno de los miembros de la audiencia y la persona, si es que aquel resultó especialmente impactante en términos de resonancia y aprendizaje para esta. El contacto se puede mantener de forma telefónica, por carta, por correo electrónico, chat, etc. Del mismo modo, la propia ceremonia se puede realizar a través de medios electróni electrónicos cos como videoconferenci videoconferencia, a, chat con cámara-web u otros. Llevar a cabo esta estrategia es muy complejo, requiere una muy buena preparación en técnicas narrativas y tener la capacidad de adoptar un papel de coordinación incluso en los casos en que en la audiencia haya personas que conocen muy bien al cliente, como familiares directos, u otros profesionales técnicamente mejor preparados. Además es necesario mantener las garantías éticas y no sólo las propias de una terapia de grupo, como confidencialidad y no difusión de los datos, sino algunas relacionadas con el reclutamiento de la audiencia: se puede rechazar la participación, la persona en la que se centra la ceremonia puede no desear que participe un miembro determinado y no se deben dar datos personales de los miembros de la audiencia sino que se ha de poner énfasis en la experiencia que pueden aportar. Por otro lado, el terapeuta debe intentar reclutar a la audiencia ateniéndose a su adecuación al caso.
9.3.2. Aplicar las narrativas alternativas a la vida real 177
Pero las ceremonias definicionales no son la única forma de trabajar con las audiencias. De hecho, al narrar y renarrar la experiencia en terapia, el mundo es traído a la consulta y la consulta sale al mundo. Así que se puede aprovechar la salida de la terapia al mundo exterior utilizando otro formato, posiblemente menos potente, pero más sencillo y natural que las ceremonias definicionales y que consiste en aplicar las narrativas alternativas en la vida real y comprobar la retroalimentación que otras personas, es decir, la audiencia que hay en nuestro mundo social habitual, nos devuelven. Pero ese relato debe hacerse a través de la conducta, usando el lenguaje de la acción, y combinándolo con la declaración de propósitos. El hacer declaración de algo es también una manera de cerrar cambios, de dar un significado nuevo y con vocación de permanencia. Todos sabemos que cuando nos comprometemos a algo, es más probable que se cumpla; así, habitualmente comunicamos que nos vamos de viaje, que cambiamos de trabajo o de pareja o que nos casamos antes de hacerlo. Obviamente estas nuevas experiencias son reelaboradas posteriormente posteriormente en terapia, terapia, donde es más fácil y seguro seguro reconstruir reconstruir los sig signifi nificados cados que extraemos de ellas. Esta reelaboración la llevamos a la calle y así sucesivamente. Obviamente, la persona también puede hacer partícipe de sus progresos y sus cambios, si lo desea, a determinados sujetos de su entorno que le resulten de confianza y le puedan devolver una reconstrucción de su relato y su experiencia desde un punto de vista comprensivo. Estas personas pueden ser incluidas ocasionalmente como audiencia en una sesión de terapia en la que se realice una mini-ceremonia definicional.
9.4. Archivos de problemas: legar a otros mis soluciones Otra forma de aprovechar los testimonios de las audiencias es crear una comunidad amplia de clientes que quieran participar en la resolución de problemas similares a los que tuvieron. No se trata tanto de que participen físicamente en ceremonias, sino que su experiencia pueda ser aportada a otros y para ello se puede crear un archivo de problemas problemas hecho con las sugerencias sugerencias de clien clientes tes anteriores anteriores sobre el modo de afrontar ciertas dificultades, como ansiedad, miedo, problemas de pareja, abuso, etc. A partir de ese fichero se generan textos, tarjetas impresas, dibujos u otros elementos que pueden ser ofrecidos a otras personas como herramienta para afrontar sus dificul dificultades. tades. Cuando un cliente termine su terapia o esté próximo a ello se le puede solicitar su permiso permiso para integrarse en la asociación y que elabore algún tipo de testimonio personali personalizado sobre cómo resolvió resolvió su problema. Naturalmente, deberá dar explíci explícitamente tamente su permiso. Como es lógico, es posible crear de modo formal dicha asociación si se desea. A estas mismas personas también se les puede plantear ocasionalmente participar como conferenciantes en reuniones de clientes para compartir su experiencia. También son buenos candidatos como audiencia en una ceremonia definicional. Este trabajo con archivos de problemas o asociaciones virtuales de resultados sirve 178
para extender extender un discurso discurso de competencia, competencia, para hacer ver que los problemas problemas pueden ser afrontados, pero también genera una sensación de que la terapia puede ser algo más democrático en lo que pueden participar y cooperar muchas personas y no sólo los terapeutas. Las personas con problemas también tienen algo que decir sobre estos.
9.5. El papel fijo: de la reelaboración de la audiencia a la concreción de la actividad La técnica de papel fijo es un procedimiento terapéutico propuesto por G. A. Kelly en 1955 y por tanto mucho antes de que se empezara a hablar de terapias narrativas. Es la técnica más representativa, aunque una de las menos empleadas, de la terapia de constructos personales. Desde el punto de vista narrativo arranca pidiéndole a la persona que se sitúe en una posición de audiencia y que haga un relato de sí mismo desde el punto de vista de un tercero terc ero que le pueda comprender. P uede incluso incluso llegar llegar a identi identificar a este tercero con una persona de su entorno real. Ese relato, que se hace por escrito, se denomina autocaracterización y está escrito intencionalmente en tercera persona y con nombre figurado; es decir, escrito desde fuera, desde un observador . La descripción tiene que ser profunda y amable; dicho de otro modo, debe valorar bien a la persona, aun cuando se marquen sus rasgos más negativos. Una vez el cliente ha elaborado la autocaracterización, el terapeuta la analiza, habitualmente en colaboración con otros profesionales que dominen la técnica, en busca de elementos que den cuenta de los significados más relevantes para la persona y de una serie de sucesos o características excepcionales que estando presentes en el relato no hayan sido destacados. Es decir, se hace un trabajo de audiencia de la audiencia y se buscan experi experienci encias as y sig signifi nificados cados en los que basar un relato alternativo. alternativo. A partir partir de esta relectura, el terapeuta elabora una autocaracterización alternativa que, partiendo de las características de la primera, proponga un estilo distinto de hacer las cosas. Habitualmente se suelen hacer varias autocaracterizaciones alternativas, ya que el cliente debe estar dispuesto dispuesto a querer conocer a a la persona que se describe en esta alternativa, le debe parecer alguien agradable, honesto, interesante de tratar, etc. Después de aceptar el papel alternativo, terapeuta y cliente elaboran los trazos fundamentales del nuevo comportamiento del cliente, ya que este deberá actuar como lo haría la persona descrita en la segunda autocaracterización. Por tanto, hay que analizar formas habituales de comportamiento, las preferencias, el tipo de juicios que emitiría, las cosas que rechazaría y aceptaría, etc. Cuando el nuevo papel o la nueva identidad ha sido analizado lo bastante profundamente como para que el cliente considere que puede adoptarlo comienza la aplicación del papel fijo, un período en el que su identidad habitual se ha ido i do de vacaciones vacaci ones y ha sido sustituida por otra identidad distinta. El papel fijo tiene una duración predeterminada (entre 14 y 21 días) y durante ese tiempo, además de las sesiones semanales, tienen lugar muchas microsesiones para 179
dilucidar con la ayuda del terapeuta qué comportamiento tendría el personaje que se está representando en una situación concreta; en la actualidad estos contactos se pueden hacer a través del correo electrónico o el chat. En el día acordado, el cliente suspende la aplicación del papel fijo y en terapia se valora qué aspectos de su actuación anterior y de la actuación del personaje alternativo son pertinentes para su vida y su futuro. Se dedican algunas sesiones a estudiar las implicaciones del papel y a analizar los nuevos significados que la representación ha producido. producido. La técnica se aplica bien cuando hay un tiempo limitado para la intervención o bien cuando otros procedimientos han fracasado. También es adecuada como técnica final de un tratamiento para definir el proyecto de vida del cliente y para consolidar los cambios. Requiere siempre una persona activa y motivada para el cambio. Narrativamente consiste en la aplicación de una historia alternativa masiva mediante comunicación conductual, no lingüística. La reelaboración se efectúa de manera cooperativa entre el cliente y el terapeuta a través de las autocaracterizaciones respectivas, la autoría se consolida durante la etapa de discusión y aplicación del papel fijo y los significados nuevos se elaboran cuando este deja de aplicarse.
9.6. Historias de redención: un viaje desde la autosuficiencia al legado con estación intermedia en la vergüenza El trabajo con agresores o delincuentes suele tener grandes dificultades. Las categorías que utilizan para dar sentido al mundo incluyen la negación de la responsabilidad de sus actos, del daño causado y de la propia víctima. Además, manifiestan un alto nivel de lealtad para con sus iguales, los compañeros de sus bandas o las personas que viven en sus barrios, y una visión muy negativa de las normas sociales y de las personas que las representan. En definitiva, tienen un sistema de pensamiento que oscila entre el yo no soy culpable y el culpable es el otro. Estos mensajes están potenciados por las audiencias de los grupos a los que pertenecen, que generan un conjunto de rituales como ritos de ingreso, celebración de éxitos o juramentos de lealtad, y de creencias específicas relacionadas con la exaltación de la autosuficiencia y de la propia capacidad (somos los mejores, yo controlo, no podemos tolerar ser ofendidos o que se nos ponga en cuestión, el barrio es muy malo y yo he aprendido a defenderme) que contribuyen a mantener esa visión global del mundo. Estos resultados experimentales son muy sólidos, se han hallado reiterativamente a lo largo del tiempo y trabajando con diferentes muestras (Sykes y Matza, 1957; OrellanaRamírez y García-Martínez, 2010), si bien es conveniente analizar las narrativas específicas de autojustificación de cada grupo concreto con el que se trabaje. Por otro lado, otras investigaciones (Viney, Henry y Campbell, 2001) sugieren que las personas que delinquen suelen ver el mundo como algo fragmentario y provisional, 180
carente de un orden en sí mismo, lo que facilita justificar una cultura de la acción y del daño (si hay que hacer algo, hay que hacerlo ya, porque dentro de un momento las cosas serán distintas; dado que esto se va a degradar por sí mismo, es irrelevante que yo lo destruya o lo corrompa). Maruna y Ramdsen (2004) creen que este perfil se puede aplicar en términos generales también a las personas que sufren de adicción. El trabajo con esta clase de clientes no es fácil y fracasa muchas veces, ya que agresores y adictos no tienen conciencia del problema y su nivel de autorreflexión es muy bajo. El sistema sistema de creencias creencias desarroll desarrollado para ignorar la propia propia responsabil responsabilidad suele suele estar muy bien estructurado y ser muy resistente. Por ello, la terapia se suele centrar en la confrontación de sus actos y se busca que se responsabilicen de ellos. No obstante, Maruna y Ramdsen (2004) indican ndican que una terapia terapia centrada en la búsqueda de la responsabil responsabilidad sería insufici nsuficiente, ente, ya que lo que se consegui conseguiría ría sería únicamente generar enormes dosis de ansiedad y un sentido muy fragmentario de la identidad. Para estos autores, agresores y adictos una vez responsabilizados se ven a sí mismos como personas que fueron algo, que tuvieron una identidad pero que ahora no la tienen: miembros de una banda, personas resolutivas que no le pedían su parecer a nadie, yonkis, etc. Así, podrían expresar frases del tipo “De acuerdo, soy culpable. Hice esto porque era un macarra, pero ¿qué me queda?, ¿qué voy a hacer al sali salir del trull trullo?, lo único que sabía hacer era vivir de los demás y eso ya no lo puedo seguir haciendo”. Esta situación constituye una gran amenaza para su identidad y las posibilidades de recaída, de retomar la antigua narrativa antisocial que definía su yo, son muy grandes, pues piensan piensan que es mejor volver volver a ser alg algo que no ser nada. La otra opción opción que les queda es instalarse en una vida sin significado claro, lo que fomenta un sentido de la identidad con un alto grado de indefinición y de invalidación personal en el que surge la angustia, la depresión y la falta de expectativas, lo cual genera enormes dosis de vergüenza sobre uno mismo. Cuando la terapia instala un sentido de responsabilidad por la propia acción, lo habitual es que aparezca una sensación de vergüenza asociada a la falta de sentido de la propia vida, pues es su identidad lo que se ve puesto en cuestión y no la sola conciencia de que se ha hecho algo mal respecto a una norma determinada: “Mi vida ha sido un auténtico desastre, he sido una basura, me doy cuenta del enorme daño que le hecho a mi mujer, he malgastado mi vida yendo de juerga en juerga y metiéndome metiéndome de todo”. En este sentido, es la vergüenza, una emoción relacionada con la desviación del sentido personal de uno mismo, más que la culpa, que está vinculada a la desviación respecto a una regla que puede ser externa a nosotros mismos, el punto de inflexión de las historias de vida de adictos y agresores (Maruna y Ramdsen, 2004). La vida de estas personas puede ser descrita descrita apli aplicando la metáfora que aparece en el tango tango “Cuesta Abajo” que Alfredo Le Pera escribió para Gardel: “la vergüenza de haber sido/ y el dolor de ya no ser”. Además, la vergüenza resuena en muchos casos, aunque no en todos, con la experiencia primaria previa al comportamiento problemático, les recuerda momentos de su vida en que eran personas tímidas o en los que se percibían como incapaces o 181
inhábiles, como personas con pocos recursos sociales que pertenecían a grupos muy desfavorecidos y, por tanto, se sabían en lo más bajo y menos prestigioso de la escala social, como chavales con un bajo rendimiento escolar que fracasan en sus estudios. La reorganización de su identidad hacia un sentido de autosuficiencia funcionó en muchas ocasiones como narrativa alternativa al relato primario de incapacitación, mediante una crítica al sistema social que les desfavorecía y les hacía verse inferiores. Por ello, la reconstrucción narrativa de su agresividad, comportamiento antisocial o adicción debe dar una alternativa tanto a su situación actual de personas avergonzadas como a su historia primaria de deficiencia. La terapia no debe basarse únicamente en responsabilizarles y darles nuevas estrategias para controlar sus impulsos o corregir sus creencias desajustadas. Se trata de darle un nuevo sentido a sus vidas. Para ello, hay que indagar en las excepciones que se encuentran en cualquier relato y buscar alternativas que, al mismo tiempo que les proporcionan recursos personales, permitan redefinir el sentido de la vergüenza en un futuro claramente distinto, en una reinvención de sí mismos que arranque de su propio pasado. Se trata de que se perciban como personas redimidas, la redención es lo que conecta su pasado con su futuro y lo que genera el sentido de coherencia. Los patrones narrativos que permiten hacer estas conexiones son cinco, aunque no son incompatibles entre sí: a) La reparación y la donación. Se trata de buscar los elementos que les permitan permitan dar a otros lo que ellos ellos han aprendido. Este patrón se centra en pasar de la autosuficiencia y el aislamiento a la pertenencia a una comunidad o grupo, al igual que pertenecieron a otros en el pasado, pero en este nuevo grupo reparan el daño hecho en terceros, aunque no en las víctimas primarias, enseñándoles las estrategias que les sirvieron a ellos para encontrar sentido a sus vidas. El pasado negativo tiene sentido en tanto que se compensa. b) La providenci providenciaa o redención redención por el sufrimien sufrimiento. to. Este patrón se centra en considerar que el pasado problemático fue necesario para poder tener la nueva perspectiva perspectiva de la vida. La responsabili responsabilidad y el sentido sentido de la vida reside en que finalmente se rectifican los errores y no en los errores cometidos en sí. La persona aprende a no culparse culparse por lo que hizo, hizo, lo cual era inevitabl inevitablee dadas las circunstancias; lo realmente necesario era no volver a hacerlo, cambiar el rumbo de la vida. c) La vulnerabilidad y la codependencia. Se trata de reelaborar el sentimiento de autosuficiencia entendiendo que el error fue la soberbia. En la nueva elaboración narrativa se perciben como personas que necesitan de otras, que no son perfectas y que sólo pueden superar sus problemas con la ayuda y cooperación cooperación de otros. d) El sentido de pertenencia. Consiste en la generación de un gran sentido de unidad con otras personas que han pasado por las mismas circunstancias, personas igu guales ales a ellos ellos mismos, mismos, acompañada de una percepción percepción de calma calma interna que se consigue gracias al grupo. 182
e) Coherencia y sensación de plenitud. La coherencia se consigue gracias a las conexiones entre el pasado, el presente y el futuro que se establecen en la nueva narrativa, lo que hace aparecer un nuevo sentido global de la vida. La forma más típica de trabajar con historias de redención es la que se hace a través de grupos de ayuda mutua como alcohólicos anónimos, jugadores rehabilitados, etc. La confrontación de la propia responsabilidad por parte de alguien que puede ser percibido como un igual, otro adicto, otra persona que tuvo problemas con la agresividad o con la usticia, favorece que la historia alternativa sea escuchada y asimilada, ya que la resistencia es mucho menor en este caso que ante figuras de autoridad como funcionarios de prisiones o maestros que representan al sistema o al orden de cosas que la persona considera que es la causa de sus problemas. Esto no implica que no deba haber terapeutas en estos grupos, sino que en ellos, además de profesionales de la ayuda deben existir también iguales, personas con las que los clientes se puedan identificar. Por otro lado, el relato de la experiencia ajena permite aprender de los otros y fomentar una audiencia externa claramente dispuesta a reconocer los avances y los cambios y a sugerir alternativas ante las dificultades. Otra técnica adecuada para trabajar con adictos y agresores y que comparte características con los grupos de autoayuda es el grupo de transacción interpersonal, una técnica grupal que fomenta la audiencia entre iguales, el aprendizaje mutuo y que permite definir alguna forma de legado entre los participantes. Arranca de la tradición de los constructos personales (Neimeyer, 1988), si bien centra la reestructuración del sistema de constructos a partir de un patrón de reelaboración de narrativas claramente dialógico. El formato de trabajo es muy peculiar, la sesión se divide en dos grandes mitades, una en la que los participantes hablan entre sí por parejas y otra en la que se trabaja con todo el grupo. Durante la primera parte, cada miembro comparte su experiencia sobre el asunto a tratar en la sesión con todos los demás. Este formato reduce el tamaño posible del grupo, ya que por encima de los ocho miembros la combinatoria es tan grande que la sesión tendría una duración excesiva. Por ejemplo, un grupo de seis miembros supone quince parejas diferentes. En la segunda parte se realiza una sesión de grupo completo en la que el terapeuta busca reorganizar el sistema de creencias de los participantes mediante una serie de preguntas circulares o de fomento de la autorreflexión. A lo largo de la sesión en dos o tres ocasiones, al principio, entre la parte de parejas y de grupo completo y al final, se recogen por escrito en tarjetas o folios micronarrativas acerca de qué se está pensando y sinti sintiendo endo en ese momento. Esas narrativas se corrigen corrigen con posteriori posterioridad dad para evaluar el funcionamiento del grupo, los cambios habidos entre sesiones y dentro de cada sesión; también son útiles para plantear tareas al grupo en sesiones posteriores. Lo usual es que el grupo tenga dos colíderes, que pueden ser dos terapeutas, o un terapeuta y un formador o un terapeuta y una persona ya rehabilitada y que pueden o no particip participar ar en las conversaciones conversaciones por parejas. Una terapia terapia realizada realizada con un grupo grupo de transacción interpersonal suele durar entre 12 y 15 sesiones semanales o quincenales de 90 minutos. A medida que se avanza en la terapia las tareas a realizar son planteadas 183
cada vez más por los participantes, que pasan a responsabilizarse del funcionamiento y orientación de la actividad del grupo. Esta técnica genera, al igual que los grupos de autoayuda, una audiencia que permite consolidar los cambios. Se planean preguntas sobre su propia experiencia a los particip participantes, antes, a partir de las cuales se el e laboran narrativas sobre cómo lo hicieron, hicieron, aspecto que pertenece al escenario de la acción y cómo se sintieron y valoraron la situación, en el escenario de la conciencia, y se fomenta el sentido de autoría y de autorreflexión planteando planteando expl explíci ícitamente tamente preguntas preguntas vincul vinculadas adas por un lado a la búsqueda de elementos elementos compartidos entre el grupo: ¿Con qué solución de todas las que han comentado tus compañeros te quedarías para intentar llevarla a cabo? ¿Qué te ha llamado más la atención de lo que han dicho los demás? ¿Cómo te has sentido cuando tu compañera estaba contando su experiencia? Por otro lado, las preguntas van vinculadas a la búsqueda de una defini definici ción ón de la propia propia identidad: dentidad: ¿Qué soluci solución ón propuesta por los demás nunca llevarías a cabo y por qué? ¿Crees que tu forma de ver el mundo rechina con lo que ha planteado tu colega cuando explicaba las razones de por qué hizo lo que hizo? En la situación de tu compañera, ¿qué harías tú? ¿Puedes explicarnos por qué crees que sería adecuado que ella hiciera lo mismo? La terapia de grupo sirve, en este caso, para generar un sentido de la pertenencia a una comunidad de trabajo que a su vez es útil para resolver las dificultades de sus miembros, creando así un sentido de codependencia, y para potenciar la capacidad de autoría de los mismos: yo puedo entender mejor mi mundo y manejar mis propios problemas, problemas, al tiempo tiempo que ayudo a otros a entenderse a sí mismos mismos y a resolver resolver sus propios propios problemas. problemas. El legado legado en este caso consiste consiste en los recursos que se aportan a los demás durante la realización de las sesiones: estrategias, consuelo, sugerencias. La asunción progresiva del control de tareas del grupo fomenta igualmente el sentido de autoría y de comunidad. Los grupos de transacción interpersonal se han aplicado a multitud de problemas, como prevención de conductas de riesgo y reconstrucción de la identidad en enfermos de cáncer o con dolor crónico, pero su ámbito de aplicación más común ha sido el trabajo con víctimas de abuso, delincuentes o en la prevención de los comportamientos antisociales (García-Martínez y cols., 2004; Viney, Henry y Campbell, 2001). Por último, es necesario insistir en que las historias de redención no tienen por qué estar ligadas exclusivamente a historias de desviación social. Hay que restablecer un sentido de la redención siempre que una persona considere que su vida carece de sentido y que ha llevado un tipo de vida de la que personalmente se siente insatisfecha y decepcionada; en todos estos casos una buena estrategia narrativa es redimirle de su vida anterior. Por ejemplo el caso de Favila, un varón en su madurez que consideraba que su vida carecía de sentido y que no había aportado nada a nadie. Estaba soltero y no tenía descendencia. Según afirmaba, “Me parece que me voy a morir y ya está, no quedará nada, ceniza y luego ¿qué? Es absurdo estar aquí 184
para desaparecer y punto. Si por lo menos me hubiera hubiera casado y tenido tenido hijos, hijos, tendría que preocuparme por lo que les dejo, como hacen todos los demás”. Sus parejas siempre habían sido de corta duración y basadas en el atractivo más que en vínculos personales: “siempre he buscado que mis parejas fueran atractivas, unas tías buenas; la pasión dura poco y hay que disfrutarla con algo que merezca la pena”. A pesar de que tenía la vida económicamente resuelta, no encontraba satisfacción en ninguna de las actividades que podía financiar con su dinero, como la práctica de deportes, la realización de viajes o la adquisición de objetos de consumo. La terapia se centró en fomentar la necesidad de otros para dar sentido sentido a su vida, pero la necesidad en un sentido amplio. amplio. No tenía por qué tratarse de una familia, pero sí de reforzar sus lazos de integración con compañeros de trabajo y la familia de origen, que estaban muy deterioradas, para reducir reducir su ambiguo ambiguo sentido sentido de autosufici autosuficiencia: encia: “en reali realidad nunca he consultado nada con nadie y me he bastado por mí mismo, si tienes que contar con otros vas dado”. Esta suficiencia se simultaneaba con la queja crónica de soledad; decía “siempre estoy sólo, apenas tengo amigos y no hago amigos nuevos”. Debía generar pues un relato basado en que podía proporcionar algo a los demás, que los demás podían encontrarse a gusto con su compañía, gracias a su ayuda o haciendo cosas divertidas con él. En definitiva, debía reorganizar una historia de legado, gracias a la cual pudo recuperarse de la vergüenza de haber echado su vida a perder.
9.7. Historias de fragmentación: el trabajo narrativo con experiencias traumáticas Otro tipo especial de historias son aquellas en la que es difícil encontrar un sentido de continuidad en el relato porque hay un hecho traumático que impide conectar los distintos componentes de la historia. El trauma funciona como una ruptura que aísla los distintos componentes de la historia, no hay ligazones, ni vínculos y la persona tiene la clara convicción de que no todo está explicado en su vida o de que la vida no puede volver a ser igual. Las personas que han atravesado por experiencias traumáticas como abusos, accidentes, maltrato, enfrentarse a decisiones relevantes que no han resuelto, etc. se encuentran con dificultades para integrar toda su experiencia. Esto se puede manifestar de dos formas, no incompatibles entre sí: a) No son capaces de explicarse la experiencia que han atravesado, pues no han desarrollado una narrativa viable al respecto; ni siquiera han narrado la situación. b) No son capaces de asociar asociar esa experi experienci enciaa a otros acontecimi acontecimientos entos de su 185
vida, aunque sí pueden integrar en la experiencia traumática hechos nuevos; por ejemplo ejemplo una mujer maltratada maltratada puede entender que el hecho de no conseguir nueva pareja es un signo claro de que nadie la quiere, como no la quiso su maltratador. Los síntomas típicos del estrés postraumático, revivir espontáneamente el trauma o tener altos niveles de ansiedad, están ligados a esta desorganización de su experiencia. Ya que la experiencia traumática predomina, es lógico que se recuperen de la memoria más recuerdos ligados a ella; por otro lado, esos recuerdos no pueden ser dotados de sentido, lo que hace que su vida esté marcada por la ansiedad y la inestabilidad. Las personas pueden dar tres respuestas para adaptarse a esta situación: 1) Centrarse en el pasado, en la experiencia anterior al trauma. El trauma se manifiesta a través de la sintomatología, pero no hay una clara conciencia de él, afecta a la vida y la experiencia anterior no puede explicar por qué la persona se siente así. Es lo habitual en casos de abuso. 2) Centrarse en el trauma, de forma que la persona es perfectamente consciente de que ya no es el mismo tipo de persona que era antes, pero ahora es lo que es, una persona incapacitada, que no puede volver a ser lo que fue. 3) Evitar la confrontación con el trauma, de forma que cuando esta se hace inevitable, la persona reacciona con bloqueos, desvanecimientos, parálisis o reacciones violentas e impulsivas. La orientación narrativa para trabajar con el trauma parte del supuesto de las múltiples versiones posibles de la identidad. Conviviendo con la identidad centrada en el trauma, hay muchas otras identidades y experiencias que definen otras formas posibles del ser: el yo anterior al trauma, pero también el yo como madre, el yo capacitado, el yo capaz de autocontrolarse, etc. Esas distintas versiones alternativas están aisladas, pues el trauma ha funcionado como una bomba que ha destruido los puentes entre las distintas facetas. La tarea es reconstruir esos enlaces para volver a edificar un yo coherente, armónico y continuo a través del tiempo, es decir, de los momentos anteriores al trauma, el trauma en sí mismo y los posteriores, ya que la narrativa de la persona traumatizada está fragmentada, la continuidad de la narrativa está rota. Sewell (1997) plantea que la terapia con experiencias traumáticas debe seguir seis pasos: 1) Dotar a la persona de un cierto sentido de autoeficacia o de gestión del problema. problema. P ara ell ello se util utilizan técnicas técnicas clási clásicas cas conductual-cogn conductual-cogniitivas tivas de contención del síntoma: relajación, detención del pensamiento, diálogo socrático, reestructuración del pensamiento, etc. Una vez la persona note que 186
puede minimi minimizar zar el efecto que el trauma tiene tiene en su vida, vida, será más capaz de orientar sus esfuerzos hacia la autorreflexión y la reorganización de su experiencia. Por tanto, en esta fase se hace también el análisis del relato original centrado en el problema que permite entender el tipo de autopercepción de la persona y se comienza a instalar su capacidad de autoobservación. 2) Reorganizar la historia de vida. Esta etapa se centra en fomentar la capacidad de recordar para encontrar elementos alternativos y diferentes que permitan permitan activar activar histori historias as alternati alternativas. vas. Las técnicas técnicas de revisi revisión que se pueden usar son muchas: el proyecto vital, la historia de vida, inventarios de recuerdos año a año, etc. Pero todas buscarán que la persona aumente el conocimiento de sí misma en distintos momentos de su pasado. Esos recuerdos deben ser convenientemente activados y detallados para los escenarios de la acción y la conciencia y para incrementar el sentido de la autoría personal. 3) Revivir el trauma. Se trata de una revisión intencional de la experiencia traumática y no de una revocación espontánea, como cuando la persona reexperimenta la situación. Interesa el hecho de repasar intencionadamente esa experiencia y analizarla en profundidad desde distintos puntos de vista, matizando sus aspectos sensoriales, emocionales y cognitivos. El repaso de cada componente de la experiencia traumática debe ser muy minucioso, lento y detallado. Por ejemplo, aplicar las técnicas propias de la terapia cognitivonarrativa puede ser una buena idea en este caso. Otra técnica adecuada es la de las memorias-puzle, que consiste en describir en hojas distintas diferentes aspectos de la situación para posteriormente crear un relato intencional que integre a todos. Esta etapa está centrada en la deconstrucción de la experiencia traumática y en generar un sentido de dominio personal sobre la misma. 4) Creación de conexiones. Se trata de reorganizar el sistema, buscando incrementar la coherencia entre sus partes. Una vez detectadas las diferentes historias alternativas en la segunda etapa, hay que buscar intencionalmente conexiones entre ellas, vínculos que permitan hacer ver a la persona que la valoración que hace de su experiencia traumática no es ni mucho menos el retrato más fidedigno de la clase de persona que ha sido y que puede llegar a ser. Se trata de crear una historia alternativa masiva, algo parecido a la metáfora alternativa del modelo narrativo-cognitivo. 5) Proyección intencional en el futuro. Se trata de anticipar en el escenario de la conciencia las consecuencias e implicaciones del relato alternativo. Pero también hay que ensayar en la práctica la puesta en marcha de las mismas. Para ello hay que utilizar técnicas como la interpretación de papeles o el papel fijo. 6) Insistir en el reforzamiento de las conexiones. Una vez se han puesto en marcha acciones para potenciar la historia alternativa, estas se revisan para comprobar qué tipo de información devuelven a la persona sobre sí misma y 187
el grado en que las distintas facetas de la vida se están volviendo a unificar. Es conveniente hacer una exploración sistemática de dichas facetas, realizando actividades similares a las de la segunda autoexploración de la terapia dialógica. El objetivo es que el relato final tenga un alto grado de coherencia y que el trauma pueda ser visto como una parte importante de la vida pero integrada con el resto de la experiencia de la persona.
9.8. Los rituales como elementos de cierre en la elaboración narrativa Los rituales son formas colectivas, bien culturales bien familiares, de representación simbólica más o menos estructuradas. Están compuestos por un conjunto de actos que incluyen la preparación, la ceremonia propiamente dicha y la reintegración posterior a la vida habitual. En este sentido son rituales tanto la celebración de una ceremonia religiosa dominical, un mitin político o una comida periódica de amigos. Pero el elemento central de interés es que el ritual regula el funcionamiento del grupo, transmite una serie de significados o valores, coordina el pasado, el presente y el futuro de ese colectivo y reconforta y da apoyo a los participantes. El final del proceso terapéutico no deja de ser una despedida y, por tanto, es una transición. Las transiciones son uno de los acontecimientos sociales que más se han ritualizado en bodas, bautizos o defunciones, egresos e ingresos, el paso a la edad adulta, etc. La terapia sistémica ha hecho un abundante uso de los rituales tanto en el sentido de transición como de continuidad y algunas de sus técnicas de ritualización pueden ser incorporadas a la finalización de una terapia basada en narrativas. En la entrevista final es conveniente renarrar los cambios experimentados por la persona, reforzar su sign signiificado, ficado, valorar valorar los acontecimi acontecimientos entos más relevantes relevantes de la terapia terapia e informar del sentido que han tenido para la persona y profundizar en sus planes y metas de futuro. Pero es conveniente también incluir algún tipo de acto simbólico que represente tanto una bienvenida a los nuevos significados como una despedida al antiguo estilo de vida. Se puede pactar con la persona el contenido del ritual, negociando con esta qué se hará y por qué y el sentido que ese acto tiene para ella. Eso podría constituir una especie de trabajo para casa previo a esta última sesión. También es posible recurrir a un ritual más o menos típico, como la quema o rotura de una tarjeta en la que estén escritos los significados atribuidos a la antigua narrativa centrada en el problema. Si se quiere ser más moderno, se puede proceder al borrado intensivo de un archivo informático que contenga esas narrativas, por ejemplo, con más de doce pases de una herramienta de limpieza de memoria. También se pueden realizar pequeños viajes a un lugar para enterrar el pasado y celebrar de algún modo la bienvenida al futuro: un brindis, un discurso final, etc. En cualquier caso, el ritual más eficaz es el que tenga más simbolismo para el cliente, cliente, garantizando arantizando que ese simbol simboliismo una la despedida despedida de su pasado con la proyección proyección de su futuro. 188
Cuadro-resumen Objetivo común de las técnicas descritas: organizar un final novedoso de la narrativa, pero compatible compatible con los relatos anteriores, anteriores, aumentado el sentido sentido de coherencia personal. Técnicas de co-aprendizaje e integración de la persona con su contexto • Remembrar. Unir el pasado al presente, volver a actualizar un elemento del pasado. o Explorar las contribuciones que el elemento pasado ha hecho a la persona. o Explorar el modo en que el elemento pasado entendía a la persona. o Explorar la contribución que la persona hizo al elemento pasado. o Explorar las implicaciones que la persona tuvo para el elemento pasado. • Ceremonias de definición. Incorporar las perspectivas de otras personas relevantes en la narrativa del cliente. o Relatar la experiencia del cliente, incluyendo aspectos de los escenarios de conciencia y acción. o Renarrar la historia por parte de la audiencia basándose en lo dicho y aportado por el cliente, no desde la perspectiva de los miembros de la audiencia. o Reconstruir el relato de la audiencia por parte del cliente. o Técnica similar al equipo reflexivo pero utilizando una audiencia no formada por terapeutas. • Archivos de problemas. Unos clientes ceden distalmente su experiencia y resultados a otros clientes con el mismo problema. • Papel fijo . Creación de una narrativa conductual basada en el lenguaje de los hechos a partir de una autodescripción de la persona. Hay una doble audiencia: la formada por los personas con las que el cliente se relaciona, que es de donde sale la autodescripción, y la audiencia técnica, formada por terapeutas, que es la que elabora el papel a llevar a cabo. Técnicas de legado y fomento de la coherencia • Fomento del sentido de la continuidad ante narrativas vergonzantes buscando un legado legado o sentido final final de la la narrativa. • Recomposición de narrativas fragmentadas. o Generar un sentido de gestión del problema (técnicas cognitivoconductuales clásicas). o Reorganizar la historia de vida. o Revivir intencionalmente el trauma. 189
o Crear conexiones entre episodios vitales. o Proyectar las implicaciones de las conexiones en el futuro. o Potenciar las conexiones. • Realización de rituales como elemento de cierre de la terapia.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. La técnica de remembranza tiene estas etapas: a) Explorar contribuciones del elemento del pasado y estudiar cómo ese elemento percibía al cliente. b) Explorar Explorar contribuciones contribuciones de la persona al elemento del pasado y estudiar qué supuso la persona para el elemento. c) Explorar las contribuciones y percepciones en un doble sentido, de la persona hacia el elemento elemento del pasado y de este hacia la la persona. d) Explorar las contribuciones del elemento del pasado para la persona y de la persona para el elemento del pasado. pasado. e) Explorar el modo en que el elemento del pasado entendía a la persona y el modo en que la persona entendía al elemento del pasado. 2. Una ceremonia de definición se desarrolla: a) Sin prácticamente preparación previa de los terapeutas y los participantes ya que son un formato que imita la vida cotidiana, b) Util Utilizando excl exclusi usivamente vamente miembros miembros de la famili familia de orig origen del cli cliente como audiencia. c) Utilizando exclusivamente terapeutas como audiencia. d) Preparando previamente las reposiciones de miembros de la familia si estos tienen relaciones problemáticas con el cliente. e) Nunca hay que reposicionar a los participantes. 3. En una técnica de papel fijo: a) La segunda autocaracterización es elaborada por el cliente. b) La primera autocaracterización autocaracterización es elaborada por el cliente. cliente. c) El papel fijo se lleva a cabo en días alternos durante un mes. d) El papel fijo se lleva a cabo inicialmente en sesiones de terapia como si fuera un role-playing . e) La segunda autocaracterización es un opuesto directo de los problemas detectados en la primera.
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4. Si se elabora una historia de redención, el patrón narrativo que genera conexiones entre el pasado y el futuro de la persona no debe ser: a) De reparación. b) De autosuficienci autosuficiencia. a. c) De providencia. d) De vulnerabilidad. e) De coherencia. 5. Si se hace un trabajo narrativo para reelaborar una historia fragmentada: a) No se utilizan técnicas de tipo cognitivo-conductual en ninguna de las fases. b) Las conexi conexiones entre partes de la histori historiaa se hacen en la primera primera fase de la terapia. c) No se deben revivir ni reexperimentar los traumas. d) Las conexiones entre partes de la historia se hacen después de la fase de reexperimentación del trauma. e) No hay una fase de reorganización de la historia de vida, sino que sólo se estudian acontecimientos relacionados con el trauma.
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10 La utilidad de la producción de escritos
10.1. Fundamentos de la utilidad de la producción de escritos El cambio de una cultura de caza y recolección a otra con mayores niveles de desarrollo económico y tecnológico ha ido ligado desde el principio de la humanidad al empleo de distintas formas de escritura. Hoy en día, sólo queda un 0,01% de seres humanos cuya cultura cultura se pueda considerar no alfabetizada, alfabetizada, con independencia, independencia, por supuesto, de que una persona concreta pueda dominar dominar o no la lectoescritura. ectoescritura. Desde las primeras primeras culturas culturas con escritura hasta la actualidad, la producción de textos ha combinado obras narrativas, bien sean religiosas, como los distintos libros sagrados, o de ficción como la Epopeya de Gilgamesh, la Iliada o la Odisea, con textos administrativo-jurídicos entre los que se encuentran archivos, informes, inventarios o, por ejemplo, el código de Hammurabi. Es decir, ha servido para generar textos que daban cuenta del modelo del mundo de sus autores y para almacenar datos sobre el mundo, para manifestar tanto el pensamiento narrativo como el paradigmático. Pero la aparición de la escritura ha tenido repercusiones muy importantes en el modo en que los humanos entendemos la realidad. De entrada supone la convivencia, y a veces casi la sustitución, de una narrativa basada en la oralidad por otra narrativa basada en el texto escrito. Implica la sustitución de la repetición por la reflexión, de la memoria por el texto texto nuevo, creado, orig original, nal, y con esa sustituci sustitución ón aparecen nuevos sistemas sistemas de valores. Algunos de estos nuevos valores son la magnificación de la escritura que lleva a la consideración de la cultura oral y no escrita como primitiva; así, se habla de pueblos primiti primitivos vos en lug ugar ar de pueblos pueblos cazadores-recolectores, cazadores-recolectores, usando primi primiti tivo vo en un sentido sentido despectivo, como si la carencia de tradición escrita indicara que se es más burdo o inferior. Además, el texto escrito está en el origen del pensamiento individualista, de los conceptos de alma y personalidad. El texto fija el contenido de lo que se quiere decir y está producido por alguien específico, concreto, un yo que crea, lo que supone que hay 192
una identidad estable que subyace a esa producción. Progresivamente la oralidad ha venido siendo sustituida por la escritura, lo que supone que el relatar, lo que se hacía, va tornándose en reflejo de la personalidad del autor, en ser (Havelock, 1986). Así que la aparición de la escritura ha supuesto cambios importantes en la concepción psicológica que las personas tenemos sobre el entorno. Quizá el ejemplo más gráfico está en la etimología que el término carácter tiene en las lenguas románicas; en todas sus acepciones, incluida la de “letra”. Procede del griego clásico kharaktein, que era el hierro para marcar el ganado; ganado; así pues, el carácter es una marca indelebl ndeleble, e, marcada a fuego. fuego. De manera que metafóricamente escribir es fijar, consolidar, hacer permanente. En cierto sentido escribir es una forma de control, pues los textos han estado unidos desde el princi principi pioo a las instituci instituciones. ones. El refranero deja claramente claramente manifies manifiesta ta esta perspectiva: perspectiva: “lo escrito, escrito queda, las palabras el viento se las lleva”; “antes de dar o recibir, escribir”. En cierta manera escribir es fosilizar o momificar el pensamiento, hacerlo estático, perenne, pero también definitivo. Hay, por tanto, una diferencia entre el pensamiento oral y el pensamiento escrito, que todos podemos percibir cuando hacemos una cosa u otra. En el primer caso el pensamiento pensamiento es más flui fluido, do, improvisado, mprovisado, se permiten permiten más errores y se basa más en la acción, en la producción; en el segundo, es lo contrario, el procedimiento es más metódico, se centra sobre todo en la categorización y se trata de evitar los errores. Por otro lado, los textos escritos demuestran cómo a lo largo de la historia han ido cambiando las concepciones del mundo y del ser humano. Cuando se leen libros de distintas épocas se puede captar el tipo de significados que eran relevantes para las personas de aquell aquellos tiempos. tiempos. Hay que tener en cuenta que lo que se escribía escribía siempre siempre eran categorizaciones, los conceptos sobre la forma de ser que se tenía en la época en cuestión. Desde esta perspectiva, utilizar técnicas escritas en las terapias de orientación narrativa puede parecer paradójico, ya que el texto crea un sentido único, estable, de la identidad. Quizá por eso estas terapias enfatizan formas de narración más próximas a la mudanza, al cambio y la diversidad y al diálogo, colectivo e interpersonal. Pero en ocasiones es bueno fijar un significado, crear una nueva categoría, decir que algo es o que yo soy, porque eso puede ser un paso estratégico en el proceso de percibir y consolidar nuevos significados. En definitiva se trata de hacer un sistema, una narrativa, más estable y la estabilidad es habitualmente un tipo de objetivo terapéutico en las prácticas prácticas constructivi constructivistas stas (Feixas (Feixas y Villegas, egas, 2002). La escritura escritura en sus dos modali modalidades, la narrativa y la documentación, puede jugar un papel inestimable para conseguir este objetivo.
10.2. Cartas, certificados, acreditaciones y su poder terapéutico Aunque no resulte usual, un buen método para crear significados alternativos es el de 193
presentarlos presentarlos a través de un documento escrito escrito como una carta o un dipl diploma. oma. Es una manera tan buena como otra de abrir nuevas posibilidades. Los documentos escritos tienen la ventaja de que, al repasarlos, los lectores pueden evocar en cada lectura que hagan nuevas experiencias narrativas y mejorar la reelaboración de sus propias historias. Se trata de fijar ese nuevo significado pero insertándolo dentro de un marco narrativo. Esto implica que o bien el significado del escrito conforma parte de un relato o bien es parte esencial esencial de una metáfora. Las cartas son un ejemplo de la primera primera alternati alternativa, va, la creación de certificaciones de la segunda.
10.2.1. Cartas En ambos casos se trata de introducir en la terapia elementos que pertenecen a la vida cotidiana y exterior, de normalizar el contexto de la terapia y distanciarlo del mundo extraño y oscuro de las prácticas profesionales. Las cartas terapéuticas deben escribirse con un estilo directo, expositivo, afectuoso y cálido. Su contenido debe ser claramente un relato, con hechos ordenados en el tiempo con intenciones y propósitos del autor y marcando tanto problemas como acontecimientos alternativos, y no un escrito formal e impersonal como el correo comercial que se recibe hoy día o los informes técnicos sobre un caso clínico. Son algo más parecido a las cartas que escribían nuestros abuelos o a las obras literarias en formato de carta, por ejemplo, la Carta al padre de Kafka o las Cartas a un joven poeta de Rilke. Eso sí, deben contar con su encabezamiento, su pie de firma, su dirección y su fecha. Los encabezamientos deben ser los pertinentes para el tipo de carta; si con la carta se pretende invitar a alguien a participar en terapia, esta estará dirigida a la persona de modo afectuoso, pero oficial. Por ejemplo: Estimado Soario: Nos encontrábamos encontr ábamos con tu pareja, pareja, Alodia, lodia, y tus hijos, hijos, Guldimi Guldimiro ro y Elduara, Elduara, en el Centro de texto]. Psicoterapia de Z y hemos lamentado mucho tu ausencia [Aquí se desarrollaría el texto]. Con mis mejores deseos, JGM, terapeuta del centro. PD: Te envío también todo el afecto que me dieron para ti tu mujer y tus hijos. Si fuera una carta de recomendación, iría encabezada con el formato de “a quien corresponda”. Por ejemplo: A quien corresponda:
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Desde mi punto de vista, Elduara es una mujer que ha aprendido a hacer frente a los manejos e intentos de control, lo que ha demostrado de las siguientes maneras… [A partir de aquí, se relacionan los motivos en la carta] carta] Para mí ha sido un honor trabajar con ella y he aprendido mucho de sus sufrimientos ante el abuso y de su forma de zafarse de esos problemas; es capaz de darse cuenta de la sutilidad con la que algunas personas intentan abusar de otras. Creo que se puede aprender esto de ella. Atentamente, JGM.
Lo cierto es que en la actualidad, para la mayoría de los clientes, las cartas pueden ser sustituidas por correos electrónicos con las mismas características, especialmente para aquellas personas más jóvenes o más habituadas al uso de la tecnología. Las cartas y los correos electrónicos potencian un sentido de cualidad personal, de sujeto agente y contribuyen a potenciar la autovaloración de nosotros mismos. Todos nos alegramos cuando hay carta en el buzón o un nuevo mensaje en nuestra cuenta, siempre y cuando la carta sea personal, dirigida a nosotros y no un mero correo masivo: eso nos hace ver que somos importantes para alguien, crea al mismo tiempo sentido de la relevancia personal y audiencia. Además, las cartas sirven para responsabilizar directamente al terapeuta ante las personas a las que las dirige, para hacer de la terapia algo más próximo y menos jerárquico. Sólo de una manera muy secundaria se pueden considerar un informe técnico, que es lo que ligaría al cliente al mundo formal de las clasificaciones diagnósticas. Por otro lado, si lo desea la persona destinataria, puede hacer copias y repartirlas entre sus conocidos más cercanos, contribuyendo así a aumentar su audiencia efectiva. A medida que estas otras personas conozcan los cambios y mejoras que se reflejan reflejan en la carta, es más probable probable que traten al cliente de otro modo, lo que a su vez redundará en una consolidación del cambio. En definitiva, como dice una canción de El Último de la Fila, “En los árboles”, incluida en el álbum de 1988 Como cabeza al sombrero: “A veces escribo cartas para no sentirme atado,/ para no aferrarme a remilgos que yo quisiera abolidos/ de mi vida”. Un buen muestrario del uso de cartas y documentos se puede encontrar en White y Epston (1990). Estos autores sugieren una serie de usos para las cartas terapéuticas, entre los que incluyen: a) Cartas de invitación, para solicitar a una persona que asista a terapia. Su uso es frecuente en terapias de familia o grupo en las que uno de los miembros no asiste a las sesiones o deja de hacerlo. Por ejemplo: haciendo una invitación amable y destacando que puesto que no hemos podido saber su punto de vista, vista, ya que no estaba presente, le agradeceríamos agradeceríamos que nos lo diera diera contestando a una serie de preguntas y, naturalmente, invitándolo a futuras sesiones. También se puede mencionar que los demás deseaban que estuviese allí. b) Cartas de despido, para sugerir que ya no se debe llevar a cabo 195
determinada función o papel. Ejemplo: agradecer a alguien las decisiones tomadas por otro, pero indicándole que este las tomará por él mismo a partir de ahora. Normalmente estas cartas llevan una doble firma, la segunda es la del testigo, la persona que pide que se proceda al despido. c) Cartas de predicción, en las que se anticipan la conducta y los acontecimientos futuros que ocurrirán a la persona. Les acompaña la instrucción de no ser abiertas, pues son documentos cerrados y enviados como confidenciales, hasta determinada fecha, que coincide con la de ocurrencia de los acontecimientos relatados. La predicción ha de proponer un seguimiento en el momento de ser abierta la carta. Obviamente, la carta se va a abrir antes, así que este formato se aprovecha de la potencia de la profecía autocumplida, ya que el contenido de la carta relata una serie de cambios positi positivos, vos, pero está centrado en los esfuerzos y acti ac tivi vidades dades de la persona para lograrlos. d) Cartas de recomendación, en las que se potencia el adecuado cumplimiento de determinado papel por parte de un cliente, ejemplificándolo con episodios o actos de la vida de este, como ser un buen padre, un buen amigo, una persona responsable, alguien que domina sus impulsos, etc., frente a las opiniones al respecto que pueda tener el destinatario. e) Cartas de contraderivación, en las que se potencia el buen cumplimiento de determinado papel por parte del cliente, pues ha logrado superar su depresión o su falta de sentido vital o está en el camino de hacerlo. Se trata de textos destinados a despatologizar al cliente y reinsertarlo en la vida cotidiana, alejándolo de su catalogación como enfermo. f) Cartas especiales. Estas cartas se envían para conseguir un objetivo concreto no encuadrable en las categorías anteriores: facilitar el regreso a la terapia, comentar que se ha tenido un encuentro con un conocido del cliente que se ha interesado por él, para que el terapeuta solicite ayuda al cliente para superar los problemas de este, para prevenir una crisis, etc. g) Cartas breves o cartas sobre momentos de la terapia, que detallan reflexiones posteriores a una sesión, resúmenes de la misma, o en las que se solicita información nueva o adicional a los clientes, se recuerdan las tareas para casa o se convocan audienci audiencias as para ceremonias defini definici cional onales. es. Aquí se pueden inclui incluirr también las las cartas relacio relacionadas nadas con los contactos que se puedan tener durante el seguimiento del caso, o para ser enviadas entre sesiones cuando estas se distancian en el tiempo hacia el final de la terapia, o vinculadas a las microsesiones durante la aplicación de un papel fijo. En general, son escritos que fomentan la reflexión y la reconstrucción de lo tratado en terapia. Naturalmente, estas cartas han de ser auténticas cartas, coloquiales y descriptivas y no un informe técnico. Utilizaremos, a título de ejemplo, un caso en el que se trabajó a través del 196
intercambio de correos electrónicos con una cliente cuando las sesiones ya se estaban espaciando hacia el final de la terapia. Se trata del caso de Ginta, la mujer maltratada que prefería no tener relacion relaciones es sexuales sexuales fuera del matrimonio. matrimonio. Correo de Ginta: Querido Jesús. Hoy he vuelto a tener problemas con S. [un compañero de trabajo] Creo que es un estúpido, no me habla. Desde que le di calabazas me trata como a una apestosa [Ginta se refiere a que le dijo que si quería tener sexo con ella, debían esperar al matrimonio, cosa que S. tomó muy mal]. Dice que soy una calientapollas y sé que lo va comentando por ahí. No entiendo por qué los tíos sólo piensan en el sexo… Pero no paro de comerme la cabeza, me martirizo pensando que la culpa es mía. Tengo claro lo que quiero, pero no sé si estoy haciendo haciendo lo mejor para mí, m í, igual igual tendría que ser más normal, normal, no hacer caso a mi espíritu cristiano y vivir la vida, como me dice todo el mundo. Ginta. Ginta. Correo de Jesús: Ginta, me doy cuenta de que estás sufriendo y de que estás atascada con este problema. No me gustaría estar en una situación como la tuya, atrapada entre lo que crees que es mejor para ti, no tener relaciones sexuales hasta que vuelvas a encontrar un marido, y lo que debería ser mejor, que es tener sexo cuando te apetezca; es una posición muy difícil. Optar en este caso es muy difícil, porque ambas soluciones son cosas a las que tienes derecho y sólo tú tienes el derecho a renunciar a tus derechos. Hasta ahora siempre has sabido cómo elegir lo mejor, ante la violencia de tu marido, con la educación de tus hijos, etc. Con estos antecedentes, creo que podrás llegar a una buena solución para ti. Cuando dos valores chocan, hay que elegir el que tenga más valor. Pero me da la impresión de que también estás enfadada por lo que S. anda diciendo de ti y me temo que es eso lo que está en el fondo de tu preocupación. preocupación. No sé si puedes evitar que lo hag haga, a, en todo caso ca so su actitud actitud habla por él mismo, mismo, tú no le has hecho nada malo y no le has dicho dicho nada que no supiera. El problema es cómo entiendes tú tu rabia. ¿Estás enfadada porque no haces lo que él quiere, porque no haces lo que quieres, porque no haces lo que deberías hacer? Creo que si escuchas a la rabia y le preguntas qué la causó, eso te podrá ayudar. Un saludo afectuoso. JGM. En definitiva, se trata de nuevo de invitar a la reflexión y marcar cuál es el significado problemático para Ginta: hacer lo que los demás le dicen o hacer lo que ella desea y que clarifique cuáles son sus deseos. Al final de la carta se usa de nuevo la emoción como marcador y el lenguaje externaliza la rabia para facilitar que se observe a sí misma. La idea es que la emoción le puede acercar al significado más profundo ligado al problema. Otra forma de usar las cartas, especialmente válida para situaciones de duelo, es la 197
redacción y el envío de cartas para concluir relaciones relaciones o sucesos que la persona siente como incompletos. Esta técnica supone el envío de tres cartas, todas ellas redactadas por el cliente. La primera, escrita lo más emocionalmente que se pueda, es la que se supone que envía el cliente al destinatario. La segunda es la respuesta del destinatario, que el cliente deberá redactar desde lo que supone es el punto de vista de aquel. La tercera es la respuesta final del cliente, una última carta en la que recoge su punto de vista una vez leída y analizada la carta anterior. Esta estrategia es útil para captar la forma en que el cliente vive ese problema inconcluso y le permite reflexionar sobre ello adoptando un papel disti distinto, nto, alternando alternando las perspectivas perspectivas propia propia y ajena. El cli cliente se escucha a sí mismo y escucha también voces externas. La tercera carta es un intento de síntesis entre ambas voces que puede generar un nuevo significado de compromiso que dé por cerrada la situación.
10.2.2. Certificaciones A diferencia del estilo directo y personal de las cartas, las certificaciones terapéuticas deben utilizar, sin embargo, la parafernalia de las oficiales: sellos, firmas, marcos, referencias a asociaciones o instituciones. No obstante, sobre todo en las que se entregan a niños, niñas y adolescentes, pueden incluirse referencias casi humorísticas en ocasiones: Certificado de Vencedor de Fantasmas que Asustan, Título de Domadora de Ansiedades, Certificado de Victoria sobre Malos Hábitos, Acreditación de Controlador de Impulsos, emitidos por entidades como la Sociedad Internacional de Resistentes al Miedo o la Sección Andaluza de la Liga para la Liberación Personal. Pueden incluso maquetarse en el ordenador e imprimirse para darles mayor realismo. Naturalmente, en ellas debe figurar el mérito o méritos por los que se entrega el certificado a la persona. En nuestro mundo actual, y en realidad casi desde que existen instituciones, los certificados transmiten un significado ligado a la valoración, un reconocimiento público, así como a la acreditación, un reconocimiento hecho por terceros autorizados. Además, certificar algo implica una transición en la vida de la persona que ha sido certificada hacia un ingreso en una nueva situación, que es reconocida por el colectivo correspondiente y por todas las personas que puedan tener conocimient conocimientoo de la misma: misma: la medall medalla que supone ser reconocido como campeón, el certificado que implica que ya se dispone de un título universitario, el carnet que acredita que se es miembro de una asociación o partido. En este sentido la acreditación crea también audiencia para el nuevo significado, ya que difunde entre los demás la historia ligada al cambio: “Sisberto es un campeón venciendo al miedo”. El contenido de la acreditación, es decir, el significado central relacionado con el cambio, debe ser algo que interese al cliente y que contribuya a incrementar su sentido de autoría, de control de su propia vida. No tiene que tener una relación directa con el síntoma, no tiene que ser su opuesto, pero sí debe vincularse a la actitud o actividad que 198
sirve a la persona como elemento central de su relato alternativo. Además de certificaciones, se pueden elaborar declaraciones juradas o autocertificados, escritos formulados por los propios clientes en los que se comprometen a realizar determinadas actividades, mantener ciertos compromisos o intentar llevar a cabo algunos cambios en su vida. Si lo desean, también pueden distribuirlas en su entorno para fomentar la audiencia y hacer más probable el cambio. Los certificados se suelen entregar al final de la terapia realizando un ritual de entrega de certificados, que puede incluir algún tipo de festejo. En la figura 10.1 se muestra la matriz utilizada para elaborar los certificados entregados al final de un taller de prevención prevención de la conducta antisoci antisocial al realizado realizado en colaboraci colaboración ón entre el Ayuntami Ayuntamiento ento de Lora del Río (Sevilla) y el grupo de investigación de la Universidad de Sevilla al que pertenece el autor. El tema de la certificaci certificación ón sí está personalizado personalizado y se puso en la que se entregó a uno de los participantes.
Figura 10.1. Ejemplo de acreditación acreditaci ón terapéutica terapéuti ca
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10.3. El uso de diarios iarios y otros o tros docum docume ntos pe rsonales rsonales e n terap te rapia ia Otros documentos que se pueden utilizar en terapia son los diarios personales. Se trata de agendas, pequeñas libretas o ficheros informáticos en los que los clientes anotan sus sentimientos y pensamientos. Se presc287riben como un trabajo para casa continuado, que se mantiene a lo largo de casi toda o toda la terapia. Se pide que cuando escriban hagan un esfuerzo por reflexionar acerca de su experiencia, lo que aumenta el grado de conciencia sobre su forma de ver el mundo, ya que induce en cierto modo una perspectiva perspectiva de observador. El formato del diario es adoptado libremente por cada persona. Algunas prefieren estructuras más rígidas y acabadas, con columnas para acciones y pensamientos, con entradas diarias; otras prefieren escritos abiertos y continuos. Mahoney (1991) sugiere un formato que contemple sucesos del día, recuerdos, revisión del proyecto de vida (ver capítulo 2), 2), sueños y fantasías y notas de reflexión. También se puede indicar que se hagan anotaciones al margen para reelaborar o rectificar el sentido que se le había dado previamente previamente a esa parte del diari diario. o. El contenido contenido del diario diario es trabajado en las sesiones sesiones terapéuticas. También se puede elaborar un texto en el que se narre la propia historia. Debe incluir la naturaleza del problema y las dificultades que generaba a la persona, los esfuerzos para superar la situación y el modo en que el problema fue superado, así como los aprendizajes que la persona obtuvo y las reflexiones que hizo al respecto. Las tintas deben cargarse en los éxitos obtenidos. Son textos muy personalizados, hechos en muy diferentes estilos, ya que cada persona debe elaborar el suyo. Según White y Epston (1990), no sólo sirven como elemento de consolidación del cambio al final de la terapia o como parte de un ritual de cierre, sino que, previo permiso solicitado a su autor o autora, pueden ser inclui ncluidos dos en los archivos archivos de problemas problemas (véase el capítulo capítulo anterior) anterior) como herramientas herramientas de ayuda para otras personas con c on dificul dificultades tades semejantes. Tanto estas historias propias como textos más cortos tipo tarjetas en las que se escriben los aprendizajes más significativos de la terapia y que pueden plastificarse y llevarse en el bolsillo, son herramientas muy útiles para prevenir recaídas o futuros problemas. problemas. La persona las relee cuando nota algún algún tipo tipo de difi dificul cultad tad relacionada relacionada con su antiguo problema y le ayuda a evocar y volver a hacer presente la historia alternativa. El uso de estas tarjetas se basa en la metáfora del amuleto, pues tienen las propiedades de la experiencia que se evoca.
10.4. La expresión de las emociones: el enfoque de Pennebaker sobre la producción de documentos escritos Atahualpa Yupanqui en su canción “Le tengo rabia al silencio” dice, “le tengo rabia al 201
silencio/ por lo mucho que perdí/ que no se quede callado/ quien quiera vivir feliz”. Es una clara invitación a expresar las dificultades de la vida y una advertencia de las consecuencias que puede tener el no hacerlo. James W. Pennebaker (1990, 2004) es de la misma opinión. Este psicólogo norteamericano trabaja con un procedimiento que denomina escritura emocional y que consiste en generar textos breves sobre acontecimientos muy estresantes para las personas. Es probablemente la forma de trabajo con narrativas más validada hasta la fecha (Gonçalves, 2000) y ha sido replicado con multitud de muestras distintas. La técnica consiste en escribir sin detenerse durante 15 o 20 minutos a lo largo de tres o cuatro días sobre una experiencia traumática o un acontecimiento que haya afectado profundamente a la persona. Debe ser además una experiencia que se siga recordando y que siga teniendo influencia en la vida. Por tanto, es un tipo de suceso que comparte características con los recuerdos autodefinidores y con las valoraciones de la terapia dialógica. Lo escrito no debe compartirse con nadie, es totalmente privado. Hay una serie de instrucciones (Pennebaker, 2004) para producir esos escritos. Se pide pide a la persona que se centre en los pensamientos pensamientos y sentimient sentimientos os más profundos relacionados con el trauma o el suceso con carga emocional de que se trate, describiendo el acontecimiento y centrándose en los efectos que ha tenido en su vida, en cómo afectó a su pasado, su presente y su futuro, y que intente vincularlo con otros aspectos de su vida, como cambios en el trabajo, en el funcionamiento familiar, etc. A lo largo de los distintos días las instrucciones son semejantes, pero se incide en que se profundice más en los pensamientos y sentimientos, en la revisión de los efectos en distintas áreas de funcionamiento, en las posibles responsabilidades personales de los efectos del trauma, en abordar temas íntimos que supongan alguna debilidad relevante para la persona y en analizar el suceso desde distintas perspectivas. El último día se pide que se haga una valoración general, indicando si hay asuntos que todavía no se han abordado, los aprendizajes obtenidos como resultado del ejercicio y las ganancias y pérdidas ligadas al trauma. Se le pide al cliente también una reflexión sobre el modo en que el problema puede marcar su futuro y se soli solicita cita que se elabore elabore una histori historiaa que pueda dar sentido sentido a todo lo relacionado con la experiencia traumática. Después de cada sesión se cumplimenta un protocolo de pensamientos postescritura en el que, usando una escala Likert de 10 puntos, se informa del grado en que se han expresado los sentimientos y pensamientos más íntimos, si se ha experimentado tristeza, felicidad o malestar y si la escritura ha resultado significativa para la persona. Este procedimiento incluye muchos elementos típicos de las terapias narrativas: describir el panorama de la acción y la conciencia, centrarse en los significados que la persona otorga otorga a la experi experiencia, encia, narrar y renarrar, adoptar una actitud actitud de observador y reorganizar la narrativa de una forma alternativa y que cubra mejor el rango total de experiencia del sujeto. Los resultados de la investigación con esta técnica indican que las personas que la han utilizado muestran mejores indicadores de salud física y una reducción de síntomas de depresión y ansiedad a medio y largo plazo (entre seis y doce meses después de los 202
ejercicios de escritura) cuando se les compara con los grupos control (Pennebaker, 1990, 2004). Esta es posiblemente la gran ventaja de este enfoque: la cantidad de información experimental que hay disponible sobre el mismo y el amplio número de trabajos que se han llevado a cabo para validar la técnica. Consiguen mejores resultados las personas que identifican de una forma más adecuada las emociones positivas y negativas, las que tienen mayor capacidad para construir una historia alternativa coherente y las que logran ver la experiencia desde distintos puntos de vista; esto último se hace operativo a través del uso de los pronombres personales: personales: lo que yo hice, lo que ella pensó, como mis hijos (ellos) reaccionaron, etc. Igualmente consiguen grandes mejoras las personas que previamente no habían hablado con nadie de esa experiencia. En definitiva mejoran más las personas que incrementan su capacidad de organizar la emocionalidad, la complejidad, en términos de perspectivas y de subjetivización, y la coherencia en un relato. Escribir es una forma de organizar una narrativa alternativa más compleja y coherente y menos saturada por el problema. problema. No obstante la técnica técnica no resulta resulta útil útil si no se aborda la escritura escritura como una oportunidad para la autorreflexión; es decir, si la persona se limita a describir los hechos y no se profundiza en la subjetividad, en el panorama de la conciencia. Tampoco produce grandes efectos en aquellos que tienen mucha susceptibilidad al juicio ajeno o tienen poca capacidad capacidad de autoría.
10.5. El uso de películas en psicoterapia El impacto de los medios de comunicación de masas y de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de las personas es cada vez mayor, al menos en la sociedad occidental contemporánea. Pero con diferencia, los medios que más impactan son los relacionados con la imagen, la televisión, el cine, los videoclips, los videojuegos y herramientas de búsqueda como youtube, así como el software que permite contactos directos entre personas: redes sociales sociales virtual virtuales, es, chats, etc. La imagen está sustituyendo sustituyendo a la palabra palabra como medio de formación y transmisión de significados. Por eso, las películas de cine, con independencia de la vía a través de la que se vean, salas de cine, televisión u online, son quizá las narrativas de ficción que más efecto tienen en la actualidad sobre las personas. Ya Ya McAdams (1993) las contempla contempla explíci explícitamente tamente entre los elementos externos externos que ayudan a conformar la historia de vida. Quizá una mera anécdota pueda ilustrar mejor el efecto de sustitución del poder de la escritura por el de la imagen que se está dando en nuestra sociedad. Si se pregunta a una muestra de jóvenes quién es Phileas Fogg, muy pocos son capaces de reconocer al personaje principal principal de la la novela de Jules G. Verne Verne La vuelta al mundo en 80 días, pero la mayoría reconocerán a Willy Fogg, un personaje antropomórfico de dibujos animados que protagonizó una serie de televisión basada en esa misma novela. El personaje para 203
ellos es Willy, no Phileas; la imagen de la serie ha desplazado a la palabra de la novela. La psicoterapia ha utilizado el cine como herramienta desde hace tiempo y su uso se está intensificando en la última década. Cuando se utiliza una película, se pone en marcha una metáfora muy poderosa que puede crear algún tipo de reestructuración o en el cliente acerca de sus problemas; además, la película crea un nuevo punto de insight en unión entre cliente y terapeuta al tener que trabajar juntos sobre un elemento que en princi principi pioo es ajeno a lo que se supone que ocurre normalmente en la terapia. terapia. Para que el uso de películas en terapia sea efectivo, se deben dar las siguientes condiciones: a) La persona debe tener una actitud activa y trabajar de manera consciente sobre un problema específico. b) El terapeuta debe querer profundizar profundizar el grado de conocimi conocimiento ento o reflexió reflexiónn del cliente sobre dicho aspecto. c) El terapeuta debe preparar adecuadamente al cliente para la cinta; lo habitual habitual será trabajar sobre escenas concretas, no sobre películ películas as completas. d) El terapeuta debe trabajar el significado de la escena con el cliente después de verla (Berg-Cross, Jennings Jennings y Baruch, 1990). A esto habría que añadir que el elemento clave es que el terapeuta elija previamente una escena o escenas que tengan potencialidad para resonar con las preocupaciones y significados del cliente. Una adecuada selección es el elemento clave para que el uso de películ películas as pueda tener util utilidad. Hesley Hesley y Hesley Hesley (2001) ofrecen un ampli amplio listado de películ películas as en el que indican indican para qué tipos de problemas problemas pueden ser usadas. Para estos autores las películas son instrumentos útiles para ofrecer esperanza al cliente, ayudarle a reformular problemas, proporcionarle ejemplos a seguir, identificar capacidades internas, potenciar las emociones y clarificar la escala de valores. Es decir, desde un punto de vista narrativo ayudan a localizar excepciones, aumentan el sentido de autoría, pueden generar metáforas útiles e incrementan la complejidad del discurso. Algunos ejemplos útiles podrían ser los siguientes: si se quiere potenciar la capacidad de objetivación del cliente son útiles varias escenas de El sol del membrillo de Víctor Erice o la escena de la escalinata de El acorazado Potemkin de Sergéi Eisenstein; si se quiere mejorar la capacidad de reautoría se pueden utilizar escenas de Matrix de Larry y Andy Wachowski o Como agua para chocolate de Alfonso Arau; en Tomates verdes ritos de Jon Avnet, La Misión Misi ón de Roland Joffé, La chaqueta metálica de Stanley Kubrick o Cosas que nunca te dije de Isabel Coixet, hay escenas adecuadas para elaborar los escenarios de la acción y la conciencia. El uso del cine se aprovecha de la capacidad humana de entender las narrativas, de forma que las personas que aprenden a comprender los estados mentales de personajes de ficción (Mar y cols., 2006, véase el capítulo 1) 1) mejoran en su capacidad de entender los estados mentales de los demás y, por extensión, los suyos propios. Esto ha sido 204
comprobado también en el entrenamiento de terapeutas novatos. Los que vieron previamente previamente escenas de películ películas as que no transmitían transmitían sig signifi nificados cados relevantes, relevantes, escenas fundamentalmente descriptivas o de acción, produjeron muchas menos respuestas terapéuticas viables que los que vieron previamente escenas narrativamente potentes que inducían a la reflexión o transmitían emoción (Moreno-Mora y García Martínez, 2010). De nuevo, una adecuada selección de escenas se transforma en el factor clave. Las películas, dado que la orientación cultural de los clientes es cada vez más visual, se pueden transformar en el futuro en la herramienta clave para sugerir metáforas y hacer más complejo y coherente su discurso. Además, pueden hacer menos artificiosos los trabajos para casa que se prescriben en las sesiones. Hay que entender que el concepto de película debe abarcar no sólo las hechas para su distribución en salas y formatos para venta directa, sino las series de televisión, los videoclips y cualquier otro formato visual que tenga una organización narrativa. Obviamente, el uso de películas en sí mismo no es una estrategia terapéutica. No hay ni debe haber una cineterapia, sino que el cine constituye una gran herramienta coadyuvante en el seno de un paquete terapéutico. Por la naturaleza tanto del propio cine como de las terapias de orientación narrativa, es en estas en las que puede resultar más provechoso.
Cuadro-resumen Concepto clave: el texto escrito fija el significado y lo transforma en algo estable. Cartas terapéuticas • Deben tener una estructura de carta. • Útiles para aproximar la terapia a la vida cotidiana. • Objetivos específicos según el tipo de carta: invitación, despido, etc. Certificados • Aprovechan la metáfora de acreditación institucional. • Deben señalar claramente los logros por los que se otorgan. Diarios y registros personalizados • Deben ajustarse a las preferencias y características del cliente. • Son una herramienta para la reelaboración narrativa posterior. Expresión emocional • Técnica validada experimentalmente para el trabajo con sucesos estresantes o traumáticos. traumáticos. 205
• Procedimiento. o Escritura continua durante 15-20 minutos diarios a lo largo de 3-4 días consecutivos. o Cada día se profundiza más en implicaciones relacionales, personales personales y para los escenarios de acción y concienci conciencia. a. • Aumenta el sentido de autoría y la complejidad y coherencia de la narrativa.
Uso del cine en terapia • Técnica en crecimiento dado el papel cada vez más relevante de la imagen en nuestra cultura. cultura. • Se basa en el poder metafórico de las escenas de cine. • Se trabaja con escenas más que con películas enteras. • El terapeuta debe elegir intencionalmente escenas para cada cliente y este debe estar motivado para extraer significados aplicables a su propia experiencia. • Se trata de una herramienta auxiliar en el marco de una terapia completa.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. Las cartas terapéuticas: a) Deben ajustarse al tipo de problema, más que al cliente. b) Deben usar un lenguaje lenguaje técnico y objetivo. objetivo. c) Se usan siempre al final de la terapia. d) Son un modo de introducir en la terapia elementos de la vida cotidiana e incrementar la audiencia. e) Deben tener una estructura distinta a las cartas habituales. 2. Una carta de recomendación se usa para: a) Invitar a una persona que no asiste a terapia a la misma. b) Fomentar la reali realización de determinadas determinadas activi actividades dades potencial potencialmente mente terapéuticas. c) Potenciar ante un tercero el adecuado cumplimiento de ciertos papeles por la persona a la que se menciona en la carta. d) Potenciar el adecuado cumplimiento de un papel por parte del cliente. e) Prevenir una crisis. 3. El procedimiento de elaboración de cartas para cerrar temas inconclusos consiste en: a) El cliente elabora tres cartas, una en la que se expresa el punto de vista del 206
cliente, otra en la que se elabora el posible punto de vista del destinatario y una tercera en la que el cliente integra en su perspectiva elementos de la respuesta del destinatario. b) El cliente cliente elabora elabora dos cartas, ca rtas, una en la que se expresa expresa el punto de vista vista del cliente y otra en la que se elabora el posible punto de vista del destinatario. c) Se elaboran tres cartas, la primera y la última las elabora el cliente y reflejan su punto de vista, la segunda la elabora el terapeuta a partir de la información dada por el cliente sobre el tema inconcluso. d) Se elaboran continuamente cartas acerca del tema inconcluso hasta que se llega a una resolución definitiva. e) Se elaboran una única carta que refleja la posición del cliente ante el tema después de trabajar el mismo en una o más sesiones sesiones terapéuticas. 4. El trabajo de apertura emocional según el modelo de Pennebaker consiste en: a) Seguir continuamente un diario focalizado en la emoción como hábito de vida. b) Escribi Escribirr durante tres o cuatro días sobre un acontecimi acontecimiento ento estresante o problemático problemático para la persona, profundizando profundizando progresi progresivamente vamente en las implicaciones personales y relacionales de ese acontecimiento y formulando alternativas posibles. Esa información no se comparte con nadie. c) Escribir durante tres o cuatro días sobre un acontecimiento estresante o problemático problemático para la persona, profundizando profundizando progresi progresivamente vamente en las implicaciones personales y relacionales de ese acontecimiento y formulando alternativas posibles. Esa información se comparte con personas relevantes para el cli cliente. d) Seguir un diario focalizado sobre un acontecimiento estresante o problemático problemático para la persona, profundizando profundizando progresi progresivamente vamente en las implicaciones personales y relacionales de ese acontecimiento y formulando alternativas posibles. El diario se elabora hasta que los síntomas remiten; en ese momento se suspende. e) Seguir continuamente como hábito de vida un diario focalizado sobre un acontecimiento estresante o problemático para la persona, profundizando progresi progresivamente vamente en las implicaci mplicaciones ones personales personales y relacional relacionales es de ese acontecimiento y formulando alternativas posibles. 5. El uso de películas en psicoterapia consiste en: a) Prescribir al cliente que elija libremente una película o escena sin más preparación preparación y posteriormente posteriormente se trabajan en terapia terapia las impli mplicaciones caciones y metáforas que el cliente ha detectado en la misma, así como los motivos de sus elección. b) El cliente cliente es preparado previamente para trabajar con una película película o escena 207
determinada, elegida por el terapeuta, y el significado encontrado en la misma se elabora posteriormente en terapia. c) El cliente usa las películas como herramienta de mantenimiento de sus logros terapéuticos. d) El cliente es preparado previamente para el trabajo a hacer, pero elige libremente la escena o película; el significado encontrado en la misma se elabora posteriormente en terapia. e) El cliente elabora un listado de escenas o películas que cree convenientes y entre ellas el terapeuta elige las más adecuadas para su uso. Una vez vistas, el significado de las escenas es elaborado en terapia.
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Anexo I Epílogo: una mirada global a las estrategias narrativas
I.1. Un pequeño esbozo de conclusiones sobre las estrategias narrativas en psicoterapia Al final de cualquier relato suele haber una coda, un apartado en el que se sintetiza lo dicho, encapsulando el significado que se quería transmitir en una especie de moraleja. Así que un libro sobre narrativas tiene que tener su coda. Probablemente lo mejor sería cerrar directamente con las siguientes palabras de Séneca: “Lo mismo es nuestra vida que una comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien. Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final”. Son una síntesis perfecta de lo que sugiere el acercamiento narrativo a la psicoterapia. Pero este no deja de ser un libro técnico, así que quizá sea obligatorio hacer una síntesis, como es habitual en estos, pues las narrativas culturales ligadas a los procedimientos con los que hay que redactar una obra científica fuerzan a ello. Así que se establece a continuación una enumeración de conclusiones: 1. Una narrativa es una historia organizada en el tiempo acerca de las vicisitudes de su protagonista; describe el contexto en el que la acción ocurre y detalla las intenciones del personaje. 2. Ninguna narrativa cubre nunca toda la variedad de sucesos a los que se puede referir; las las narrativas siempre siempre son incompletas incompletas o parciales. parciales. 3. Cualquier narrativa es susceptible de ser revisada, reorganizada y remodelada infinitas veces. 4. El pensamiento humano se organiza en términos narrativos. Lo que fundamentalmente hacemos las personas es contar historias. 5. El pensamiento narrativo da explicaciones verosímiles sobre las experiencias de la vida, no da explicaciones científicas. Se trata de una manera no experta, 209
popular, popular, de justificar justificar los cambios cambios y anomalías de la experienci experiencia. a. 6. La identidad del ser humano es narrativa. 7. Las narrativas se adecuan al tipo de audiencia. 8. Las narrativas identitarias son la adaptación y revisión a las propias circunstancias vitales que una persona hace de los relatos familiares y culturales que le han influido. 9. Las narrativas son dialógicas, son el producto del intercambio de significados y puntos de vista entre personas. 10. En un contexto cultural dado, son más viables las narrativas que se ajustan a los valores y la forma de ver el mundo de esa cultura. 11. La psicoterapia, en tanto que actividad interrelacional que busca cambiar la historia de un individuo, tiene una naturaleza claramente narrativa. 12. Sólo cabe una terapia de orientación narrativa si se asume que la terapia es un acto de colaboración entre dos expertos: un experto en técnicas de ayuda y en elaboración narrativa y otro experto en sus propias vivencias. Si la terapia no es colaborativa, la narrativa resultante es el reflejo del predominio de la voz experta, representada por el terapeuta, sobre la voz ingenua, perteneciente al cliente. La terapia debe hacerse desde el respeto más profundo a la persona con la que estamos colaborando. 13. No hay un solo tipo de terapia narrativa, más bien hay distintos enfoques y estrategias psicoterapéuticas de orientación narrativa o basados en el concepto de narrativa. narrativa. 14. La emoción es un marcador de la relevancia de las historias para el cliente. 15. La reiteración temática y la inflexibilidad son las principales características de una historia problemática. 16. Cualquier orientación narrativa en psicoterapia promueve la flexibilidad, la complejidad y la diversidad de las narrativas del cliente. 17. La búsqueda de la coherencia o armonía entre los diversos componentes de la historia del sujeto es otro gran objetivo de las narrativas. 18. La historia problemática del cliente siempre se reconstruye a partir de sucesos presentes en el relato original que no son bien explicados. A estos relatos que no encajan bien en la historia se les suele denominar excepciones o resultados únicos. 19. Es fundamental potenciar la capacidad de recordar de la persona. Sólo recordando se puede tener acceso a la variedad de identidades y a la multiplicidad de estrategias que hay dentro de cada ser humano. 20. Los sondeos en el recuerdo deben rastrear y elaborar tanto episodios ligados al problema como memorias alternativas. 21. Cualquier estrategia de cambio narrativo tiene que trabajar aspectos relacionados con la acción, es decir, los hechos externos que describe la narrativa, y la conciencia, o el sistema de valores y significados del cliente. 22. Cualquier narrativa alternativa tiene que potenciar el sentido de la autoría, 210
capacidad agente del cliente. 23. Las terapias de orientación narrativa también buscan fomentar el sentido de pertenencia a un grupo o comunidad y elaborar el legado que la persona puede dejar a otros. 24. Las estrategias narrativas buscan o crean de modo activo audiencias nuevas para consolidar o promover los cambios. 25. Se pueden utilizar libros, películas, canciones, refranes y cualquier tipo de historia que tenga la potencialidad de promover cambios o la autorreflexión en la persona. 26. La creación de textos escritos sirve como estrategia para consolidar y fijar nuevos cambios en la persona. 27. Se pueden utilizar textos escritos en forma de cartas para fomentar el sentido de valía personal o autoría de la persona. 28. Los certificados que se usan en las terapias narrativas utilizan el valor cultural otorgado a los documentos oficiales como vía para consolidar el cambio. 29. Es conveniente incluir rituales en la terapia, dado el valor cultural simbólico que tienen y por su utilidad para crear lazos interpersonales o para legitimar transiciones. 30. El trabajo narrativo no se focaliza en el síntoma, sino en las temáticas y estructura de la narrativa. El síntoma remite cuando la historia se reestructura, es decir, deja de resultar un elemento que define la vida del cliente. 31. Los cambios que produce la terapia se deben valorar en términos narrativos: la aparición de nuevos significados, la percepción de relaciones entre significados que ya estaban presentes, la ligazón de los nuevos significados con la afectividad positiva, el desarrollo de un sentido de autoría y competencia personal, el aumento de la capacidad de reflexión sobre la propia vida, la habilidad de adoptar distintas perspectivas ante diferentes situaciones y la capacidad de llevar a cabo conductas derivadas de las nuevas narrativas en diversos ámbitos de la vida cotidiana. 32. Todavía no hay suficiente interacción entre la investigación sobre psicoterapi psicoterapias as y la práctica de las terapias terapias de orientación orientación narrativa. 33. Siguiendo los cánones habituales del procedimiento de tratamientos empíricamente validados se ha probado la eficacia de la técnica de escritura emocional para el caso de acontecimientos estresantes. Otros modelos terapéuticos narrativos están pendientes de comprobación siguiendo las mismas pautas. No obstante, hay una discrepancia esencial entre los planteami planteamientos entos narrativos narrativos y el modelo modelo de tratamientos tratamientos empíricamente validados. Este último necesita un diagnóstico estandarizado a partir del cual medir la eficacia de la intervención, mientras que el supuesto narrativo o bien considera la enfermedad como una mera categoría cultural que debe ser reconstruida y que no debe ser tenida en cuenta más que para su 2111 21
reelaboración o bien, aun admitiendo que hay un diagnóstico, centra su interés en el proceso terapéutico, ya que el cambio dependerá del modo en que la persona entienda entienda su síntoma. P or tanto, en terapia terapia narrativa narrativa son los los significados e implicaciones atribuidos al síntoma y no la categorización diagnóstica aquello sobre lo que hay que trabajar. Es decir, si hay una psicopatol psicopatolog ogía, ía, esta debe entenderse en términos términos narrativos. narrativos. Esta discrepancia discrepancia esencial entre ambos modelos hace muy difícil la valoración empírica de las terapias de orientación narrativa siguiendo los cánones de los tratamientos empíricamente validados. Pero no imposibilita, ni mucho menos, la investigación sistemática sobre la eficacia y el proceso en las terapias de orientación narrativa. 34. Cuando una terapia de orientación narrativa resulta exitosa, el grado de coherencia y complejidad de las historias del cliente es mucho mayor al final que al principio de la terapia. En definitiva, la práctica de la terapia narrativa concluye que las narrativas viables: a) Están orientadas a la comunicación y la apertura, hablan de los intereses de la persona pero en un diálogo con el otro. En definitiva, háblame de ti… pero habla conmigo. b) Se diri diriggen a los otros en términos términos comprensibl comprensibles es para ellos, ellos, son histori historias as asimilables y compartibles por los demás, no utilizan un lenguaje de perro para hablarle a un gato. c) Transmiten una versión personalizada del tema del que se ocupan y la persona tiene conciencia conciencia de que esa histori historiaa es realmente realmente lo que quería contar. Es decir, debe haber originalidad y un toque de maestría. d) Son variadas aunque se ciñen al tema del relato. Dicho de otra forma, ni aburren, ni son un latazo. e) Se adecuan a la audiencia y al contexto. O lo que es lo mismo, cualquier contador de historias debe saber estar . f) La conversación está bajo el (auto)control de la persona que habla y no bajo el control de otra. Es decir, decir, no se pueden perder ni los nervios, ni el hilo de la conversación, ni nos debemos someter a influencias de terceros. Los resultados de las terapias de orientación narrativa no han hecho más, ni menos, que darle la razón a la perspectiva popular sobre cómo debemos ser las personas para convertirnos en seres felices y bien integrados en nuestro entorno. No podemos ser egocéntricos, tenemos que ajustarnos al nivel y estilo de las personas con quienes interactuamos, no debemos ser unos plastas, tenemos que ajustarnos al entorno, pero es mejor que seamos originales, es conveniente que tengamos un cierto nivel de eficacia y, sobre todo, que tengamos conciencia de nosotros mismos, que no seamos unos idos, 212
unos alienados ni unos esclavos. Como afirma Serrat en la canción “Cada loco con su tema”, del álbum homónimo de 1981: “Cada loco con su tema/ contra gustos no hay disputa…/ pero puestos a escoger soy partidario/ de las voces de la calle/ más que del diccionario”. Es decir, siempre podemos escoger, pero en la discrepancia entre la orientación narrativa y la paradig paradigmática, mática, quizá quizá sea mejor ser partidario partidari o de las voces de la calle, más que del diccionario . Posiblemente la orientación narrativa nos dé una mejor comprensión de lo que es necesario para llenar nuestras vidas de un sentido de plenitud que toda una disertación científica sobre los procesos psicológicos de autocontrol y las habilidades necesarias para desarrollar interacciones convenientes con otros individuos. Dicho de otra forma, la investigación y la práctica narrativas dan la razón a la sabiduría popular sobre cómo deben ser las relaciones entre personas. En fin, que en el fondo hemos aprendido lo que ya sabíamos, ¡se ha re-descubierto el Mediterráneo! Pero lo cierto es que ese hallazgo es algo muy de celebrar. Al fin y al cabo siempre hemos sido humanos y siempre hemos contado historias; por eso siempre ha habido buenos narradores.
I.2. Algunas sugerencias para terapeutas que quieran utilizar técnicas narrativas Para terminar, puede ser conveniente repasar casi a vuelapluma algunos aspectos relacionados con la actitud del terapeuta narrativo y con el uso de la tecnología. Evidentemente, antes de usar técnicas narrativas es necesario formarse en ellas y tener un dominio suficiente de su aplicación. Conversar no es tan fácil como parece, sobre todo porque hay que saber cómo abrir nuevos caminos para llevar la conversación a otros derroteros. Algo que afecta mucho a los posibles resultados es el nivel de autorreflexión del profesional profesional.. Habitual Habitualmente mente somos más ciego ciegoss a nuestros propios propios relatos relatos dominantes dominantes que a los de los demás, así que muchas veces será necesario pedir disculpas porque no se ha entendido bien lo que la persona con la que hablamos quiere decir. Incluso los terapeutas vemos los problemas de los demás con nuestros propios ojos, no con los de ellos. Así que es posible que seamos insensibles a problemas generados por valores y formas de ver el mundo con los que nos sentimos identificados o que compartirnos. Es el típico caso de los terapeutas y las terapeutas; los varones pueden no tener la misma sensibilidad ante los problemas de dominación masculina que las terapeutas mujeres. Otras personas pueden ser muy sensibl sensibles es a los problemas problemas derivados derivados de pertenecer a una minoría minoría lingüística o cultural o darle mucha importancia a los aspectos relacionados con las discriminaciones de tipo socioeconómico y el terapeuta puede no percibir estos problemas problemas ya que los valora desde su perspectiva perspectiva de hablante hablante de una lengua lengua dominante y miembro de una clase social media-alta. Y además están los componentes de significado 213
relacionados con las propias dinámicas personales, que varían enormemente de un terapeuta a otro y que tienen también mucho efecto en el tipo de historias que cada uno de nosotros magnifica o minimiza. En definitiva, es bueno supervisarse con otros colegas para estar al tanto de estos procesos invisi invisibl bles es para nosotros. Un elemento esencial en las terapias narrativas son los relatos dominantes que coartan las posibilidades de elección de la persona. Evidentemente hay que trabajar el papel que cumplen cumplen en los problemas de la persona y tener una actitud actitud crítica contra ellos. ellos. En este sentido hay que fomentar la exploración de alternativas que hagan más viable, rica y versátil la experiencia del cliente, pero una vez establecida esa capacidad de apertura, es él o ella quien debe decidir el marco de significado que mejor defina su vida y que enriquezca más su experiencia. Muchos sistemas de valores democráticos y liberadores pueden transformarse perfectamente en auténticas tiranías para una persona concreta y otros sistemas aparentemente más rígidos pueden llegar a dar un marco de desarrollo muy rico para otra. Todo depende de la flexibilidad y complejidad con que la vida de una persona pueda ser vivida y el trabajo terapéutico debería centrarse precisamente precisamente en la promoción promoción de esa diversi diversidad. dad. Hay que escuchar el marco de significados de cada cliente en concreto y comprobar cuál es para él o ella su discurso totalitario. Es cierto, no obstante, que en la medida en que algunos relatos dominantes tienen mucha más difusión en un marco cultural concreto, estos tienen más posibilidades de ser los que afecten a la inmensa mayoría. Por otro lado, hay que fomentar tanto como se pueda un marco de relaciones igualitarias, de colaboración entre cliente y terapeuta. Ambos son expertos que cooperan en una tarea común cuyo beneficiario será el cliente. Por tanto, la actitud respetuosa, la negociación de los distintos actos y pasos de la terapia, las peticiones de permiso deben estar continuamente presentes, así como el reconocimiento de los errores en la comprensión de lo que nos quieren decir. Este marco de colaboración debe reflejarse en la propia sala de terapia. En la medida de lo posible hay que evitar una estructura de la sala que sugiera que los terapeutas somos los que tenernos el control. Así que los sillones deben ser iguales, para no sugerir diferencias y no debe haber mesas que impliquen barreras entre las partes. Igualmente el entorno debe ser personalizado y no artificial; ha de sugerir que allí está una persona y no sólo un técnico. Por desgracia esto no siempre puede ser objeto de elección, especialmente cuando se trabaja en servicios públicos. El lenguaje que se utilice siempre debe ser adaptado a la persona con la que trabajamos; eso contribuirá a que las conversaciones sean más significativas. Es conveniente grabar las sesiones, naturalmente solicitando permiso expreso y por escrito a las personas con las que se trabaje y garantizando siempre la confidencialidad. La grabación es una herramienta preciosa tanto para los clientes como para los terapeutas. Las personas pueden usarla para escuchar su propio discurso. Eso les permite adoptar un papel de observador externo y ganar más conocimiento sobre su modo de ver el mundo y sobre sus progresos. Al terapeuta le permiten preparar sesiones ulteriores y revisar su actuación técnica, así como mejorar en su habilidad práctica. Si las grabaciones 214
van a ser escuchadas por otros terapeutas, bien como colaboradores en el caso o como herramienta de formación, hay que informar explícitamente de ello a las personas y deben dar, también por escrito, su consentimiento; en otro caso no se pueden utilizar. Para algunos terapeutas narrativos, las grabaciones pertenecen al cliente y se le entregan siempre. Otra perspectiva es que las grabaciones son una ayuda para ambas partes. Quizá Quizá lo mejor es contemplar contemplar siempre siempre la posibi posibillidad de entregarl entregarles es copias copias a los clientes y conservar una copia para el equipo, a efectos de archivo, preparación de sesiones, formación de terapeutas noveles o investigación. Naturalmente si los clientes han sido informados y han dado su autorización. Actualmente es fácil disponer de medios tecnológicos digitales de grabación. Por razones de espacio y equipamiento la grabación en audio es más accesible que la de vídeo. Obviamente esta segunda aporta una información no verbal valiosísima, pero las grabaciones en vídeo pueden resultar más aparatosas. Por razones de costo y de preservación preservación del medio ambiente es mejor util utilizar la alimentaci alimentación ón el e léctrica éctrica que pil pilas. Las grabaciones se pueden conservar encriptadas; hay una amplia gama de software gratuito que permite hacerlo sin dificultad. La encriptación maximiza la garantía de protección. Por último, es conveniente incrementar nuestro conocimiento de historias procedentes de la cultura, cultura, especialmente especialmente de aquell aquella en la que vivan vivan la mayoría de nuestros clientes, tanto de la cultura popular (refranes, tradiciones, costumbres), como de la de masas. Así que es conveniente ver películas y series, leer novelas o ir a obras de teatro. Algunas de estas historias conformarán una parte importante de los problemas y las soluciones alternativas de las personas con las que trabajaremos y nos darán a nosotros una ayuda inestimable para nuestro trabajo. Lo cual, llevado al extremo y con ánimo muy desenfadado, puede plantear una duda técnica no sólo a terapeutas sino a los profesional profesionales es de la asesoría empresarial empresarial y el derecho tributari tributario: o: un terapeuta que util utilice básicamente básicamente técnicas narrativas, narrativas, ¿debería desgravar desgravar los importes importes de las entradas de cine cine o de las novelas que compre cuando haga su declaración de impuestos? Al fin al cabo, eso forma parte de su trabajo. Sí, los chistes también son narrativas; como casi todas las historias cortas, son portadores masivos de significados. Y toca terminar. Todos los libros tienen su final, pero las historias personales nunca acaban, se escriben y reescriben continuamente, se desarrollan y cambian, esa es su riqueza. Es más, nuestras historias no acaban ni siquiera cuando desaparecemos nosotros; en gran parte son incorporadas a las de aquellas personas en las que influimos, como nuestros hijos, otros miembros de nuestras familias, compañeros de trabajo, amigos, discípulos; a veces afectan incluso a colectivos enteros. Por eso es tan importante el papel del legado personal en el desarrollo de las historias de vida, como indica indica McAdams. Así que este libro finaliza, pero puede ser posible que se haya integrado en la historia de algunos lectores y lectoras que se hayan interesado por primera vez por el uso terapéutico de las narrativas o hayan ampliado sus conocimientos. Por eso no hay fin, sino que lo que proceder decir es, como en la película Casablanca, de Michael Curtiz (1942) 215
“Creo que este es el principio de una gran amistad”
Cuadro-resumen • Las narrativas son historias ordenadas en el tiempo acerca de acontecimientos que afectan a sus protagonistas. • Ninguna narrativa es completa y siempre se pueden revisar. • La identidad humana es narrativa. • Sólo hay terapia narrativa si es colaborativa • Hay múltiples formas de la terapia narrativa. • Las terapias narrativas. o Buscan flexibilizar y dar coherencia a los relatos personales. o Trabajan con la expansión de la memoria y de las excepciones de la experiencia. o Aumentan el sentido de la agencia personal. o Fundamentalmente buscan cambios narrativos, no se centran en el síntoma. • El terapeuta narrativo. o Debe supervisarse. supervisarse. o Ha de trabajar en un ambiente físico que sugiera un sentido personal, personal, igual igualdad dad y colaboración. colaboración. o Usa la grabación como herramienta para el cliente y para sí mismo. o Debe conocer profundamente la cultura popular y de masas como depósito de historias.
Preguntas Preguntas de autoe autoevalu valuación ación 1. Las historias que se usan en terapia narrativa: a) Deben proceder necesariamente de la experiencia personal del cliente. b) Deben proceder necesariamente necesariamente de la experien experiencia cia personal del cliente cliente o de su experiencia relacional directa con personas relevantes para él. c) Deben ser historias conocidas previamente por el cliente, aunque no sean personales. personales. d) Deben ser siempre historias inventadas, no personales. e) Se puede usar cualquier tipo de historia, personal o cultural; lo importante es buscar un significado que sugiera alternativas al cliente. 216
2. Dado que en terapia terapia narrativa se trabaja con historias: historias: a) El trabajo debe centrarse en los aspectos de contenido cognitivo. b) El trabajo debe centrarse en los aspectos relacion relacionales ales.. c) Los aspectos emocionales de las historias son considerados fundamentales y sólo se trabaja con ellos. d) Se trabaja tanto con descripciones como con elementos cognitivos y emocionales. e) Sólo se emplean metáforas. 3. Los criterios de éxito terapéutico en terapia narrativa: a) Están centrados fundamentalmente en la remoción del síntoma. b) Están centrados fundamentalmente fundamentalmente en la opinión opinión del cli cliente. c) Están centrados fundamentalmente en el cambio del tono emocional del cliente. d) Son cambios en la temática y estructura de la narrativa y en la habilidad para reflexi reflexionar y adoptar nuevas posiciones. posiciones. e) No hay un criterio definido de cambio. 4. Las grabaciones de las sesiones en terapia narrativa: a) No se contemplan en el modelo de trabajo. b) Se realizan realizan con los permisos pertinentes y, en todos los casos, se considera considera que son un material exclusivo para el propio trabajo del cliente. c) Se realizan con los permisos pertinentes y la grabación se considera en todos los casos un material para el trabajo exclusivo del terapeuta. d) Se realizan con los permisos pertinentes y las grabaciones son materiales con los que pueden trabajar tanto clientes clientes como terapeutas. e) Se realizan solicitando permisos para grabación, pero sólo se graban sesiones muy determinadas. 5. En el caso de que el terapeuta narrativo pueda elegir cómo organizar el espacio físico de la sala de trabajo: a) Esta debe reflejar diferentes posiciones para terapeuta y cliente. b) Esta debe ser tan aséptica como sea posibl posible. e. c) Esta debe incluir barreras entre terapeuta y cliente. d) Esta debe reflejar que es un lugar donde se realiza un trabajo fundamentalmente técnico. e) Esta debe sugerir que es un lugar para la cooperación entre personas iguales y donde trabaja más una persona que un técnico.
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Claves de corrección de los ejercicios de autoevaluavión
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Índice Portada Créditos Índice Prólogo Capítulo 1. El marco de las narrativas en psicoterapia 1.1. El concepto de narrativa 1.1.1. Características de las narrativas 1.1.2. Estructura de las narrativas 1.1.3. Narrativas y comunicación 1.2. P ensamiento paradigmático y pensamiento narrativo 1.3. Bases psicológicas de las narrativas 1.3.1 .3.1.. Bases evolutivas y neurofisiológicas del desarrollo narrativo 1.3. 1.3.22. La La so social cialiizaci zación ón y el de desa sarr rrol olllo de dell yo a tra travé véss de las na narr rrat atiiva vass 1.3.3. Memoria autobiográfica y narrativas 1.3.4. Intencionalidad y motivación en las narrativas 1.4. Narrativas y psicoterapia 1.4.1. El constructivismo 1.4.2 1.4.2.. Otr Otros os plan plante team amiiento entoss sobr sobree el uso uso de la narr narrat atiiva en psi psicote cotera rapi piaa 1.5. Narrativas y psicopatología 1.6. Una revisión de los enfoques sobre narrativas Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 2. Las historias de vida en la práctica clínica 2.1. ¿Qué es una historia de vida? 2.1.1. La entrevista en profundidad 2.1.2. Los recuerdos en la historia de vida 2.1.3. Las historias de vida en psicoterapia 2.2. Estructura y aplicación de una historia de vida 2.3. Utilidad clínica de las historias de vida Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 3. Otras formas de trabajar con la memoria 227
2 6 7 12 15 15 16 18 20 22 25 25 27 30 31 33 34 37 38 40 41 43
45 45 47 49 50 51 57 60 61
63
3.1. Una pequeña introducción 3.2. Los recuerdos autodefinidores 3.3. Cómo encontrar recuerdos autodefinidores 3.4. .4. Ot Otras técnicas para generar recuerdos: el análisis del proyecto vital 3.5. Utilidad clínica de las técnicas de evocación de recuerdos Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 4. Estrategias de revisión de la trama narrativa 4.1. Recordatorio: no hay una identidad fija 4.2. 4.2. Amp Amplliar la temá temáti tica ca:: recab recabar ar infor nformac maciión sobr sobree la la per perso sona na y el prob probllema ema 4.3. Aumentar el conocimiento del problema 4.3.1 .3.1.. La La do documentación co como fo forma de de co conocimiento ddeel problema 4.3.2. Externalizar los problemas 4.4. La práctica de la externalización 4.5. Algunas consideraciones sobre el uso de la externalización Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 5. La búsqueda de excepciones 5.1. Recordatorio: historias como perspectivas 5.2. Buscando excepciones en la práctica terapéutica 5.3. Usos de las excepciones: la excepción deviene regla Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Cap Capítulo 6. Gen Geneerando el sen sentido de au autoría en en las na narrativas 6.1. La creación de autoría en la práctica clínica: cómo usar las conversaciones terapéuticas 6.2. El uso de la retórica en psicoterapia 6.3. El discu discurso rso terapé terapéuti utico co como texto texto soci social: al: narrat narratiivas visi visibl bles es e invi invisi sibl bles es Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 7. Estrategias cognitivo-narrativas 7.1. La estrategia general de la terapia cognitivo-narrativa 7.2. Las metáforas 7.3. Fases de la terapia cognitivo-narrativa 7.3.1. Recuerdo 228
63 64 66 74 76 76 77
79 79 81 83 84 85 89 94 96 97
99 99 100 105 110 111
113 113 124 128 131 132
134 134 136 140 140
7.3.2. Objetivación 7.3.3. Subjetivación emocional 7.3.4. Subjetivación cognitiva 7.3.5. Metaforización 7.3.6. P royección 7.4. Otros modelos similares: autoobservación y moviolas Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 8. Técnicas dialógicas
141 142 144 146 147 149 153 154
156
8.1. Bases de la terapia dialógica 8.2. Valoraciones personales, motivación y afectividad 8.3. Fases de la terapia dialógica 8.3.1. P rimera auto-investigación 8.3.2. Reorganización del sistema de valoraciones 8.3.3. Segunda autoinvestigación 8.4. Usos clínicos y valoración general de la terapia dialógica Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítul Capítuloo 9. 9. Otros Otros modo modoss de pon poner er en marcha archa nueva nuevass perspect perspectiva ivass 9.1. La reorgani reorganizaci zación ón de las las narraci narraciones: ones: crear la la posibi posibillidad de nuevos nuevos final finales es 9.2. Un Un final de re-unión: integrar a la persona con sus seres queridos 9.3. El uso intencional de la audiencia como instrumento para el cambio9.3.1. Ceremonias de definición 9.4. Archivos de problemas: legar a otros mis soluciones 9.5. El papel fijo: de la reelaboración de la audiencia a la concreción de la actividad 9.6. Historias de redención: un viaje desde la autosuficiencia al legado con estación intermedia en la vergüenza 9.7. Historias Historias de fragmentaci fragmentación: ón: el trabajo narrativo narrativo con experi experiencias encias traumáticas traumáticas 9.8. Lo Los rituales como elementos de ci cierre en la el elaboración narrativa Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Capítulo 10. La utilidad de la producción de escritos 10.1. Fundamentos de la utilidad de la producción de escritos 10.2. Cartas, certificados, acreditaciones y su poder terapéutico 229
156 158 159 160 162 163 166 168 168
171 171 173 174 178 179 180 185 188 189 190
192 192 193
10.2.1. Cartas 10.2.2. Certificaciones 10.3. El uso de diarios y otros documentos personales en terapia 10.4. La expresión de las emociones: el enfoque de Pennebaker sobre la producción producción de documentos escritos escritos 10.5. El uso de películas en psicoterapia Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
194 198 201
Anex An exoo I.I. Epí Epílo loggo: un unaa mir mirad adaa glo globa ball a las las estr estrateg ategia iass nar narrrativ ativas as
2099 20
I.1. Un pequeño esbozo de conclusiones sobre las estrategias narrativas en psicoterapi psicoterapiaa I.2. Al Algunas sug sugerenci erencias as para terapeutas terapeutas que que quieran quieran uti utilizar técni técnicas cas narrati narrativas vas Cuadro-resumen P reguntas de autoevaluación
Claves de corrección de los ejercicios de autoevaluación Bibliografía
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201 203 205 206 209 213 216 216
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