Tapada limeña, según acuarela de Pancho de Pancho Fierro.
Tapada (c. 1827
Destapada (c. 1827)
Tapada limeña
tantos malentendidos y confusiones había generado, hizo sospechar a las autoridades virreinales que se estaban dando los primeros casos de travestismo en la Colonia.
Tapada limeña, era la denominación que se usaba para designar a la mujer limeña, en la época
Origen
del virreinato del Perú y de los primeros años de
Se piensa que el uso de la saya y el manto par de
la República. Se le denominó así, debido a que dichas mujeres, tapaban sus cabezas y caras con
prendas distintivas de la tapada limeña aparecieron en Lima hacia 1560. Sobre su origen se ha dicho que
cómodos mantones de seda que denominaban "saya y manto", dejando al descubierto tan sólo un ojo. Su
uso
comenzó
a
partir
del siglo
XVI (1560) y se extendió hasta bien entrado el siglo XIX (1860), es decir, su uso se extendió durante tres siglos o trescientos años y no sólo se circunscribió a Los Reyes, sino también a otras ciudades importantes de la región. En Lima, la costumbre permaneció hasta bien entrada la República, cuando fue relegada por las modas francesas en boga.
Antecedentes El arzobispo de Lima (que a su muerte sería venerado y elevado a la condición de santo), Toribio Alfonso de Mogrovejo, pronunció en 1583, un enérgico rechazo a la limeña costumbre de usar la saya y el manto como prendas habituales con que vestían las mujeres en la capital. Esto ocurrió durante el Primer Concilio Provincial que él mismo presidió y que dio origen a una censura que las Cortes de 1586, confirmaron durante el reinado de Felipe II. Se convino que las infractoras serían multados con 3.000 maravedíes. El temor ante esta costumbre, ya muy extendida entre las limeñas y que
es moro, por las innegables semejanzas que guardan con los trajes que cubren el cuerpo de las musulmanas, aunque sobre esto no hay pruebas concluyentes. Los primeros testimonios oficiales que tratan sobre la vestimenta fueron poco piadosos con sus usuarias: "Ha venido a tal extremo el uso de andar tapadas a las mujeres, que de ello han resultado grandes ofensas a Dios i notable daño a la república, a causa de que aquella forma no reconoce el padre a la hija, ni el marido a la mujer, ni el hermano a la hermana..." Muchas fueron las ordenanzas posteriores a esta acta de las Cortes de 1586, pero ninguna pudo disuadir a las limeñas.
El atuendo característico de la tapada connotaba insinuación, coquetería, prohibición y juego de seducción. Con todo, no dejaba de ser un vestido: la saya contorneaba las caderas y el manto cubría la cabeza y el rostro, excepto, por supuesto, un único ojo. Tras el manto podía habitar una abuela desdentada así como una tuerta
posibilidades
picada eran
tras los mantos. La saya era una falda de seda grande y larga, de colores azul, castaño, verde o negro. Para asegurarla se usaba un cinturón que la ceñía al talle de la mujer. No era extraño que algunas menos agraciadas usaran caderas postizas que exageraban sus dotes naturales. Por debajo de esta falda se podía ver el pequeño pie (calzado con un zapato de raso bordado) que también hizo famosas a las antiguas limeñas. El manto también era de seda, se ataba a la cintura y subía por la espalda hasta cubrir la cabeza y el rostro, dejando al descubierto tan sólo un ojo y acaso los brazos.
Uso político de la saya Con el tiempo, las variedades de los trajes fueron de la mano con el clima político, que las tapadas
Características
mujer
debieron ser las ocasiones en que muchachos galantes o "viejos verdes" derrocharon piropos antes esposas, cuñadas, suegras, madres o hijas que podían ocultar su verdadera identidad
por
muchas
la viruela. como
Las
muchos
aprovechaban para favorecer a sus caudillos. A Felipe Santiago Salaverry (Presidente del Perú, 23 de febrero de 1835 a 7 de febrero de 1836) con la saya salaverrina, a Agustín Gamarra (dos veces Presidente de la República, entre 1 de septiembrede 1829 y 20 de diciembre de 1833 y del 25 de agosto de 1838 al 18 de noviembre de 1841) con la saya gamarrina, a Luis José de Orbegoso y Moncada (Presidente de la República entre el 21 de diciembre de 1833 y el 11 de agosto de 1836), con la saya orbegosina. Las tapadas limeñas fueron un ícono en
la Lima
antigua, una presencia original que no existió en ninguna
otra ciudad de América Latina. El juego de insinuación, el símbolo de clandestinidad, acaso de una incipiente libertad femenina, llamaron la atención de los visitantes que pasaron por la ciudad capital durante los trescientos años en que se usó el traje. En el siglo XIX fueron pintadas por el francés Leonce Angrand y el mulato limeño Pancho Fierro, así como llevadas a escena por Manuel Ascencio Segura en su obra satírica "La saya y el manto". Por su parte, en " Peregrinaciones de una paria" (1838), Flora Tristán escribió sobre la saya: "Se hace de diferentes telas según la jerarquía de los rangos y la diversidad de las fortunas (...). Sólo en Lima se las puede hacer y las limeñas pretenden que es preciso nacer en Lima para poder ser un obrero en caya"
Sobre si fue o no, moda Contrario a la opinión de algunos especialistas, la tapada limeña no fue una moda pues la resistencia al cambio y el apego a la tradición denotan una estabilidad una comodidad que permitió el chismorreo, las intrigas y otras costumbres limeñas. Sin embargo, tras trescientos años de vigencia, la tapada fue desapareciendo y hacia 1860, la moda afrancesada había desplazado a la saya y el manto, destinándolas al baúl de los recuerdos. Terminó así una tradición que durante tres centurias le dio a las mujeres de Lima un atuendo distintivo que ninguna otra ciudad tuvo en Latinoamérica.
Todavía para ser más suntuosa la vestimenta, se colocaban collares de perlas, muchas veces con el símbolo de la cruz. Bajo la falda llevaban enaguas, a veces más de una o dos, con volados y puntillas en la parte inferior, que se apreciaban al levantarse la pollera o faldellín, sumamente adornada. La última prenda que se destacaba sobre la pollera, era el delantal, muy trabajado, generalmente en forma coincidente con los ornamentos de las mangas. Toda la parte inferior del atuendo era levantada por el miriñaque. Sobre la cabeza y los hombros lucían un manto o chal. El calzado era de tela muy fina, como sedas, con hebillas, y con detalles en hilos de oro o plata. Las medias eran de seda, y llegaban hasta encima de las rodillas. Para sostenerlas usaban porta ligas.Los cabellos con rizos, bucles y/o trenzas se ornamentaban con cintas, alfileres de plata, flores frescas y el peinetón, que sujetaba este elaborado peinado, que a su vez era sostenido por el manto. Publicado por historia en 20:10 No
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SIGLO XVII IGLO XVI
Las mujeres de la clase alta en la época colonial se vestían en el siglo XVI los trajes eran verdaderos monumentos. Los plumeros, las gorgueras, la chatarra y la pasamanería estaban a la orden del día. Hombres y mujeres rivalizaban en boato y espectacularidad y se entabló una lucha por la supremacía en el perifollo, que perdieron las mujeres al no poderse dejar - por lo general -, bigote y barba. Esto era vestir a la española lo que también llego a Chile claro q estos trajes maravilloso no eran para todas las clases sociales ya que la fabricación de estos eran de una alta importancia monetaria. Las mujeres cubrían su cuerpo con una c amisa sumamente adornada con encajes, con mangas amplias y voladas, sujeta por un corsé, que estrechaba la cintura. Sobre ella se colocaba el jubón, especie de chaleco, que llegaba con sus mangas hasta los codos, con amplio escote, y adherido al cuerpo, destacando sus líneas. Sobre éste se co locaba la cotona, de tela transparente, que unía la parte delantera y la trasera con cintas atadas.
Como la gente se cansó de vestirse
a la manera española, se volvió
otra vez a la moda de Francia, que ahora sí es ya la moda de París. Antes existían los sastres y las modistas, pero su labor sólo consistía en juntar trapos y ponerles mangas.En esta época se inventa el escaparate, con lo que se da otro gran paso en el progreso del vestido en general y del femenino en particular.En los escaparates se pueden poner los precios y así las mujeres pueden comprarse los vestidos con la seguridad de que sus amigas saben que son carísimo. Y así se llega a una de las más importante leyes que informan la filosofía del vestido: a mayor precio más elegancia. Como consecuencia de esta ley, las mujeres ya sólo se visten c on los trapos hechos por personas especializadas, aunque, avanzados los años, para pescar novio se diga que "La niña sabe hacérselo todo". Lo más señalado de la moda femenina de este tiempo es la desaparición de las gorgeras y cuellos de encaje, para dejar descubierto el escote, cuya reaparición definitiva, tras los balbuceos renacentistas, fue acogida con júbilo después de su largo ostracismo. La tela que se quita por arriba, así como los encajes que la guarnecían, se pegó a la falda y a las mangas, para que los maridos no encontraran demasiada diferencia a la hora de pagar la nueva moda.Pero en general los vestidos femeninos no tenían nada de particular.Está muy de moda el traje tipo mesa camilla, que perdurará durante todo el siglo siguiente, y, algunas veces, la sencillez intenta aparecer, aunque no están los tiempos maduros para ella. Publicado por historia en 20:06 No hay comentarios: SIGLO XVIII
Es el siglo de la Enciclopedia y consecuente con ésta, los peinados adquieren una monumentalidad extraordinaria, verdaderas enciclopedias, en los que se puede estudiar todo. "El peinado, que según la costumbre de poner nombre a todo se llamaba Mariposa Estimulante, consistía en una torre de metro y medio en la que podía admirarse una fragata con el celamen desplegado, una jaula con dos loros de Jamaica, el busto en escayola policromada de un abuelo de su madre, siete miniaturas en esmalte con marcos de caoba, veinticinco colgantes de plata y doscientos lazos; todo ello sostenido por una armazón de alambres y cañas disimulado con encajes, que cubría los cabellos de la dama, a los que no les había dado el aire ni el agua ni el peine desde el día de la boda, cinco años atrás" Además de los peinados también los vestidos tenían su complicación. Seguía preponderante la moda del vestido mesa camilla, complicado con faldas superpuestas en forma de cortinajes, adornos de lazos y flores, guirnaldas de verdes hojas y plumas y cintajos.
La camisa, guarnecida de lazos, cubría una falda estrecha. Sobre aquella se colocaba el corsé de flejes de acero. Y las siete enaguas, a cual más vistosa. Y el corpiño puntiagudo. Y la primera falda, de discreto bordado y sólida estructura de aros de hierro. Y, por último, el gran mirñaque, de tres metros de diámetro y varios kilos de galones, lazos, pasamanerías, volante, festones y trencillas. Todo estos sobre damascos de tonos diversos y que las sensibles modistas bautizaran con nombres tan interesantes como "verde cogote de petimetre envenenado", "negro tafetán tapaojo de pirata del Caribe". Como complemento de tan sencillo vestido solían ponerse además algunos lunares, discretamente esparcidos por lo que los trapos y los abalorios dejaban ver. En los últimos años de este siglo de sencillas costumbres, en vísperas de la Revolución Francesa, aparece el estilo Rococó, caracterizado por tapar todas las cosas c on hojas, racimos y volutas de distintas especies. Esto influye en los peinados, cuyas antiguas arquitecturas se sustituyen por una especie de arbustos que dan a las cabezas femeninas unas gracias aspecto de tiesto de flores. Las faldas tienden también a disminuir su diámetro. Publicado por historia en 20:02 No hay comentarios: VESTIMENTA MASCULINA
Los hombres también adoptaron la moda europea, a veces usando colores que mostraban su filiación política. De todos modos, aunque recargada, las prendas masculinas permitían mayor posibilidad de movimientos, ya que debían caminar y montar a caballo, por lo cual los pantalones eran generalmente anchos y el c alzado eran botas. La ropa masculina propia de la usanza europea, se reservaba para grandes ocasiones: casaca y chaleco, calzón corto, medias de seda, ligas de lujo, zapatos con hebillas, bastón y espadines el campo, la indumentaria era mucho más sencilla, tanto el estanciero como sus peones usaban camisas, sobre las cuales colocaban un poncho para resguardarse del frío. Sus pantalones eran anchos, llamados calzones, y usaban botas de potro. Publicado por historia en 19:58 2 comentarios:
En las reuniones sociales las mujeres se dedicaban a jugar a la lotería, a las prendas y al tonto (juego de naipes), mientras que los hombres jugaban ajedrez y damas. Las familias, sin embargo, siguieron siendo muy numerosas, y los matrimonios eran acordados. Los encuentros en la calle eran muy bien vistos, ya que después de la siesta -cinco de la tarde- las tiendas se abrían y aparecían los p aseantes por el puente de los tajamares en Santiago, quienes habitualmente conversaban sobre la guerra contra Inglaterra, noticias de España o los sucesos más importantes que ocurrían en la ciudad. Más tarde, estas mismas conversaciones pasarían a convertirse en importantes tertulias en la casa de algún criollo acomodado.