Szilasi, Wilhelm - Que Es La Ciencia

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Wilhelm Szilasi

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W. SZILASI

¿QUÉ ES LA CIENCIA?

El título de este ensayo en alemán, Wisais Philosophie, “La ciencia como filos ofía ” , expres expresaa la tésis tésis que ani ani ma a esta exposición expo sición,, que no es, en defi def i nitiva, sino una breve teoría de la ciencia desde un punto de vista actualísimo: el adoptado por la fenomenología y, más concretamente, por Heidegger. La “ teoría teoría de la ciencia” no puede ser otra cosa que una disciplina filosófica. Sería vano tratar de encontrarla, para un breviario, como co mo quien busca un pa norama de la física actual, sin otra preocupación que la de las excelencias didácticas. Pero había que escoger entre distintas posiciones y se ha escogido ésta porq ue ofrece ofrec e una teoría de la la cien cia más objetiva, más ontològica que otras, y porque entronca la actividad científica con la máxima tradición inte lectual de Occidente: la filosofía griega. Esto solo justifica la publicación del ensayo en español, tan bien acogida por el lector culto que las tres primeras ediciones se agotaron en breve lapso. Seria difícil superar la seriedad, la in formación y la claridad de que hace

senschaft



















BREVIARIOS del Fo

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Traducción de W. R o s e y pp i m a z

¿Qué es la ciencia? por WILHELM SZILASI

V



















Primera Primera edición edici ón en alemán, 1945 Primera edición en español, 1949 Primera reimpresión, 1951 Segunda reimpresión, 1956 Tercera reimpresión, 1966 Cuarta reimpresión, 1970 Quinta reimpresión, 1973 Sexta reimpresión,

Traducción de W . R o c e s y E. Í ma z

1978

NOTA SOBRE EL LIBRO Y EL AUTOR

El título de este ensayo en alemá n, n, Wissenschaft ais Philosophie, la ciencia como filosofía, expresa la tesis que anima a esta exposición, que no es, en definitiva, sino una bre ve ve teoría de la ciencia desde un punto de vista actualísimo: el adoptado por la fenomenología y, más con cre tam ent e, po r He ide gge r. Podr ía titular se tam bién: Ciencia y Existencia; per per o hem os pr ef e rido el título menos enfático de de ¿Qué es la ciencia?, que traduce en forma más popular aquel otro de teoría de la ciencia. La “ teoría de la cien cia” no es, a su vez, una cien cia sino, por fuerza, una disciplina filosófica. Sería ocioso tratar de buscar la “ teoría de la ciencia” , para un breviario, como quien busca un panorama de la física actua l sin más pre ocu pa ción que la de las e xc e lencias didácticas. En nuestro caso, había que escoger ent re pun tos de vista diferent es. Y he aquí po r qué creemos que se aconseja nuestra elección. En primer lugar, lugar, no se pued e desconocer que el “ exietencial exietencialismo” ismo” — emp leam os esta designac ión po r com odid ad, sin olvido de las reservas que a ella opone el mismo Hei degger ni de las discrepancias tan hondas que sepa ran a las diversas corrientes abarcadas por el hom bre— bre — es un amplio mo vim ien to filo sófi co actualísim o, el que , de mo me nto , más apasiona y se discu te, y que ,



















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NOTA SOBRE EL LIBRO Y EL AUTOR

científica con la máxima tradición intelectual del Oc cidente: la filosofía griega. Esto ya justificaría pode rosamente la publicación del ensayo, pues arrojaría a la discusión temas menos patéticos y facilones que el de la mue rte, la nada o la angustia. Po r otra pa rte , cree mos que sería difícil superar la seriedad, la información y la claridad de que hace gala W ilhelm Szilasi Szilasi en el trata miento de un tema tan escabroso como el de la teoría de la ciencia. Obli gado , en tiem pos, a salir salir de Alem ania , ha vuelt o a la Universidad de Friburgo, donde explica filosofía en la misma Facult ad que honrar on con su pre sen cia Husserl y Heidegger. No puede disimular sus maestros; pero, tanto en este libro como en Potencia

c impotencia del espíritu (Macht und Ohnmacht des Geistes, Fra ncke Verla g, Be rn a) , Szilasi Szilasi mant iene sus sus prop ios pun tos de vista co n la m odesta naturalidad de todo pensador de casta.

NOTA PRELIMINAR Ofrezco en este librito la conferencia, ampliada, leída ante la Zü rch er Stud enten scha ft (“Estudiantado de Zurich ” ) el 10 de enero de 1945. 1945. Gracias a la amplia ción pude cumplir mejor con mi deseo de mostrar cómo los resultados revolucionarios de la filosofía fenomenológica sirven de base a la orientación actual y a la investigación en marcha, poniéndolos en rela ción, por lo menos alusivamente, por una parte, con la tradición filosófica y, por otra, con la investigación científica de nuestros días. Nada he cambiado en lo que respecta al orden, a la marcha del pensamiento y a la selección de las cuestiones. También he mante nido el estilo de conferencia, porque de ese modo encuentran su natural expresión tanto la intención que animó a mis palabras como el carácter obligadamente introductorio, a veces no más que informativo, de mis exposiciones, así como la fuerza directa de mi comu nicación. La intención no ha sido otra sino la de arrancar de la situación concreta del hombre que lleva una exis tencia científica, y poner de manifiesto, en forma ele mental, que la subjetividad trascendental, como tema de la filosofía, no autoriza ningún subjetivismo del





















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NOTA PRELIMINAR

Sobre esta base adquiere nuestra Existencia histó rica la posibilidad de encontrar en la ciencia el cum plimiento de su destino peculiar y la vocación por las visiones amplias. Dedico este ensayo a la Zü rch er Stud enten schaf t y al Profesor Paul Scherrer en reconocimiento por to das sus sugestiones. Brisago, 15 de mayo de 1945.

W. S

Todo conocimiento objetivo del universo sigue urdiendo, hasta hoy, la tela que em pezaron a tejer los griegos. J. B u r c k h a r d t

El tema anunciado en el título de estas páginas ha sido elegido por mí porque me siento en la obligación de llamar la atención sobre algunos principios que considero muy importantes. La actividad del hombre de ciencia le obliga a plantearse determinadas cues tiones científicas que no atañen tanto a la cientificidad de las ciencias en sí cuanto al problema de lo que la ciencia, en su conjunto, puede representar para la totalidad de la existencia humana. No cabe dudar del carácter positivo de la ciencia.



















FILOSOFÍA, ONTOLOGÍA, CIENCIA 12

INTRODUCCIÓN

todos los problemas en torno a su propia misión y sen tido dentro de nuestra convivencia, a todas las interro gaciones concernientes al destino, al sentido y al valor humano de nuestros actos y de nuestras obras, en una palabra, a todos los problemas filosóficos? Y esto en un momento en que la filosofía misma vacila, rin diéndose a engañosas tentaciones, y necesita, ella tam bién, una nueva iluminación y la posibilidad de rea lizarse en la plasmación de las ciencias, para evitar asi que su despreocupación la lleve a desentenderse de su oficio y vocación humanos. A mi juicio jui cio,, nada hay que justifique justifi que esta actitud desesperanzada del hombre de ciencia, y esto es lo que trataré de poner de manifiesto. La ciencia, en el fondo, no encierra semejante limitación. Vive en ella la finalidad filosófica clásica que consiste en brin

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La ontología explica la cuestión del ser del ente por referencia al logos, tratándola con los recursos del logos. Pero esta cuestión se planteaba de un modo exacto y no en términos confusos o vagos, afectiva mente influido por lo enigmático y sobrecogedor, que pone en cuestión al mismo que plantea la cuestión cuando dice: “ Y o soy” soy” . La ontología grieg griegaa no su su cumbió a la tentación de pasmarse en una contempla ción extática ni en un apaciguamiento quietista ante la grandiosidad y la aparente inabordabilidad del ser. Preguntaba por el ser comprendido, lo que entende mos por él cuando hablamos unos con otros, cuando nos comunicamos en forma generalmente inteligible. Cuando hablamos de él como de algo conocido y cuando nos comportamos respecto a entes que tam bién nos son conocidos. Preguntaba por el ser que se halla siempre en la base de nuestra comprensión



















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INTRODUCCIÓN

La pregunta por la comprensión del ser y la pre gunta por lo comprendido, es decir, por la determi nación del qué del ente ente — del “ ser-qué”— ser-qué”— accesibl accesiblee al entendimiento, aparecen íntimamente trabadas en la ontología. Toda cuestión presenta la faz doble de Ja no: mira hacia la comprensión del ser ser y mira mira tam bién hacia el carácter del ente que se comprende en esta comprensió comp rensió n: qué es, es, cómo cóm o es y en qué medida vincula la verdad misma del conocer. O, para decirlo a modo de preparación para nuestro nuestro prob lema : la fi losofía ofrece, dentro de la unidad del planteamiento de la cuestión, una dirección subjetiva de la mirada y otra objetiva, que se remiten recíprocamente una a otra. Esta unidad y el enderezamiento del preguntar filosófico hacia lo que el ente es en cada caso, han determinado las tareas de las ciencias. Esto es lo que, en el desarrollo del saber europeo, enlaza a las cien

15 tendo aclarar. El problema que tratamos de estudiar es éste: de qué modo la interpretación filosófica del FILOSOFÍA, ONTOLOGÍA, CIENCIA

ser y el escl arec imie nto filo sófi co del qu é determi nan el marc o y la marcha de las ciencias. En este plantea

miento va incluido hasta qué punto la dirección cons tructiva de la interrogación establecida por la filoso fía traza de antemano las fronteras objetivas de las ciencias y cómo, por otra parte, sólo la ciencia puede prestar plenitud al esclarecimiento filosófico del qué del ente, al engarzar la interpretación del ser en este universo investigable. La meta trazada se esclarece por medio de los mo mentos negativos. No sería fecundo introducir en la física las antinomias kantianas, o pretender buscar en la imagen del átomo de la física teórica una solución al problema kantiano de la cosa en sí. Es in genuo suponer que la filosofía puede resolver los pro



















INTRODUCCIÓN

FILOSOFÍA, ONTOLOGÌA, CIENCIA

nan la relación entre la filosofía y la ciencia. Las cien cias son filosofías en un sentido mucho más genuino. Tienen un origen común en la ontología griega. En las diversas épocas, varían las ciencias que ocupan el centro del interés humano. Estas ciencias atraen hacia sí, en cada época, toda ia fuerza del interrogar humano y la mayor parte de la capacidad investigado ra. El pensar griego se concentró en el pensamiento teórico. Por esto la filosofía permaneció autónoma. La vida espiritual de la Edad Media está domina da por la teología, dentro de la cual siguen viviendo los problemas filosóficos. Es allí donde debemos bus carlos. A comienzos de la época moderna, conquistan su autonomía las ciencias particulares, bajo la acción de la filosofía. No es un mero azar el que los gran des investigadores de la naturaleza de esta época, un Keplero, un Descartes, un Leibniz, para no citar más

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fueron esporádicos e incapaces de preparar suficien temente una investigación dirigida hacia el objeto, o, si se quiere, de orientar la interiorización, con tensión suficiente, hacia la sequedad de las ciencias naturales. Desde hace ochenta años asistimos al esfuerzo cien tífico-natura! más formidable de nuestra historia. A las ciencias de la naturaleza consagran también sus in clinaciones filosóficas las más grandes capacidades teó ricas de este período. Con ello la filosofía se aboca a una nueva situación, hasta cierto punto difícil. La ocupación académica e interpretativa con la tradición, no mantiene un contacto vivo y fecundo con la cien cia. Tampoco una teoría del conocimiento, orientada por la filosofía del sujeto, que carece de campo pro pio, y mucho menos la esquematización logístico-formal, que no hace sino legitimar, a posteriori, el traba jo realizado, realizad o, limitándose limitánd ose a señalar, analíticamente, analítica mente, en

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18

INTRODUCCIÓN

penetrar en aquel núcleo genuino en el que irrumpe la pregunta, que jamás enmudece, por el sentido del ser y por el qué del ente. Este núcleo genuino viene a expresar esos dos “momentos” capitales que se cono cen con los nombres de subjetividad y objetividad. No son, pues, los problemas corrientes los que afec tan a la relación entre la filosofía y la ciencia, sino el empeño por plantear en forma nueva la cuestión del “carácter de objeto” del objeto; es decir, la cues tión de lo que corresponde, en general, al ser del ob je to o, en otras palabras, lo que constituye la posib ili dad de ser del objeto. Las cuestiones que se refieren a la posibilidad del ser del ente son las que llama mos trascendentales. trascendentales. La filosofía es una investigación trascendental; es decir, no plantea ninguna clase de problemas concernientes a objetos ni tampoco proble

FILOSOFÍA, ONTOLOGÌA, CIENCIA CIENCIA

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El estudio de esas dos cuestiones pondrá de relie

ve el carácter filosófico de las ciencias. No se hallan ni servicio de la filosofía, sino que la continúan y le dan cumplimiento concreto, objetivo. Pero, ¿cual es la aportación propia de la filosofía? Esta pregunta encontrará su respuesta cuando sepamos cómo vela la filosofía porque la ciencia sea lo que puede ser y cómo este este “ poder ser” ser” , en en su condición de filosofico, imprime su sello a nuestro “poder ser” como hombres

en general.





















I 1.

¿Como actúa la trascendencia en nuestra existen

21 TRASCENDENCIA Y EXISTENCIA CIENTÍFICA ritamos (o somos) en un aula. aula. Ahora bien, es es eviden eviden te que el aula no está reunida con nosotros. Es un local con instalaciones especiales. Pero resulta un aula nada más que por el hecho de que siempre nos reúne en él una tarea común (el ocuparnos con pensamien



















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EL PROYECTO PROYECTO DE COMPRE NSIÓN

dos, de nuestro nuestro “ ser los unos con los otros” , determi narían de antemano la comprensión de aquello que nos alberga. En latín la condición que precede, la condición previa, se llama a priori. priori. La situación efec tiva del “ los unos los otros” determina a priori,

TRASCENDENCIA Y EXISTENCIA CIENTÍFICA CIENTÍFICA

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co ) que, ciertamente, es independ iente de nuestra nuestra comprensión , es decir, de nuestro “ ser los unos con los otros” , y, y, así, correspon de al sentido de lo que sole mos designar designar com o ente obje tivo;, pero com o no es



















2 '\

EL PROYECTO DE COMP RENSIÓN

se aclararon los elementos reales de lo trascendental objetivo. Bastará por ahora con remitirnos a tres “momen tos” tos” . El preguntar preguntar por “ qué somos nosotros nosotros mismos”

25 T R A S C E N D E N C I A Y E X I S T E N C I A C I E N T ÍF ÍF I C A aparecen en nuestro “ ser los unos con los otros” , ya ya que, a pesar de estar absorbidos por el tema, lo que nos proporciona a todos una existencia unitaria de ín dole nueva, se dan cuenta los oyentes de si están o no



















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p r o y e c t o

de

comprensión

ir^ m en t ^ lar larg° g° atráS' áS' Per° Per° eSto no « un r e S t e t p t / ° ntra^ m0 qUC P°ne toda odavía vía más de ha nlS ,q ! ° ? COnexlo exlon n ontica ontica dentr° dentr° de la cual cual nos nos hallamos y todo ente singular que recibe la determi nación de lo que es del todo comprendido en forma

27 que llamamos “mostrar” . Poner de manifiesto, manifiesto, mos trar, es una acción más general que la demostración matemática o que la conclusión silogística. Consiste en procurarnos la posibilidad de hallarnos, de encon tramos en la misma comprensión, en la misma cap TRASCENDENCIA Y EXISTENCIA CIENTÍFICA



















EL PROYECTO DE COMPRENSION 28 cionalidad, estamos y somos, perpetuamente, rodeados por todos los entes. Nos hallamos enlazados a ellos en una conexión total. Denominamos a esta conexión mundo. El mundo y lo que significa es un elemento de nuestra trascendencia subjetiva; con otras palabras:

29 COMPR ENSIÓN PRECIEN PRECIEN TÍFICA de nuestro mundo, que da efectividad a las posibilida des de “ ser ser los unos con los otros” , para que, de una parte, este comercio humano se haga más íntimo y así se intensifique cada vez más la posibilidad de inteli gencia mutua, y, por otra, para ir iluminando cada







































































































































































































































61 alón determinante resulta determinado precisamente “m o m e n t o s” de l a re alidad 60 Üi la proposición. Sin una predicación determinada halla enfrente” (dvtix (dvtixeí(X eí(XEvo Evov) v) y que e n latín se de inaprehensible. El carácter nomina objectum en sentido estricto. Para subrayar subrayar ment e enderezada sería inaprehensible. je j e sujeto sujet o consiste en e n que se mantien e dent ro del circu cir cu el sentido vivo de “lo que se halla frente a nosotros”, le d e los distintos distin tos predicados. Pero las predicaciones ob-jetum”, designamos “ lo que nos sale sale al paso” paso” , “ el ob-jetum”, Ü él referidas y que van decantando nuestro conoci lo real del ente como lo enco ntra dizo (B eg eg ne nd e), miento de él en cada caso, ciñen el círculo todo lo como aquello que sale a nuestro encuentro en nues -posible y lo retienen dentro de este círculo, dentro tro ser los unos con los otros, en el escenario delimita da estos estos límites. límites. Al llevar a cabo esta su su retención y do por nuestro être ensem ble. Lo real es captado — a su no perderlo de vista, lo ya conocido va siendo lite pesar de que falte toda predicación aclaradora— Conocido con creciente penetración. como lo esencialmente presente en nuestra existencia y # • La filosofía griega no pudo resi resist stir ir a la tentació tentación n que actúa en ella ella como lo “ encontradizo” , que sale sale a dk designar de algún modo al sujeto mismo. Los nuestro encuentro. Lo que nos acucia a plantear cues cues mejores filósofos y la escuela de Demócrito daban tiones, a enunciar predicados, a esforzarnos en delimi aquel algo “ lógicamente lógicamente desnudo” el nombre de 4 taciones es lo real, cuyo ser real lleva consigo el hacer ¡materia. ¡materia. Fue necesaria toda la agudeza de la arguse el encontradizo, el salir constantemente a nuestro aristotélica a para pone r de manifiesto que la la encuen tro y tropezar con nosotros. Este abrirse abrirse paso paso ¡ ment ación aristotélic materia no expresa el verdadero sentido del ser real, hasta el encuentro lo designa Aristóteles, con un cu la representa representación ción ingenua propenda a rioso término, tér mino, com co m o el seño río de lo l o real (évu (évujtc jtctQ tQXE XEtv tv)) ! f o r mucho que la (Comprender lo real, del modo más simple, como mateen toda explicación predicativa y por debajo de ella; fia. La materia es es ya una definición de lo real. real. La es decir, siendo sujeto de tal modo que rige toda determinación de lo real ( res) por Descartes comores comprensión y todo proyecto del horizonte de com mxtensa no ignora esta circunstancia. La materia, para prensión. ilte filósofo, se halla incluida entre los momentos a En este m od o de salimos al paso, lo real es es —para lo » que afecta la duda universal universal (frente a cuan to es emplear una expresión expresión de Lask— Lask— “ lógicamente des pre dica do ). Por eso eso parece tanto tanto más extraño extraño que, que, nudo” . Ninguna proposición lo expresa directa directamente mente.. «n nuestra situación científica, se haya convertido en Ninguna pregunta formulada en los términos de lina cuestión demasiado recalcada el saber si el sujeto “ ¿qu é es èlio?” tiene tiene la posibilidad posibilidad de ser ser contesta contestada da de los juicios de las ciencias de la naturaleza es la directamente directamente con un “ello es esto” No debemos I

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LA BASE PREV PREVIA IA



















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L.IDAD

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pero no sin algún perfil (cótE iqov) , como aquello que se retiene o se define dentro dd círculo firmemente cerrado de las determinaciones que lo circunscriben. Saben ustedes que esta delimitación, nuestra mi sión humana más esencial, esencial, no tiene fin. Co mo ya ln ln hemos visto, ensayamos de nuevo con nuevos proyec tos de comprensión . Esta necesidad de repetir cons cons tantemente los esfuerzos se debe, además de a la foi zosidad subjetiva de esclarecimiento del horizonte mismo de la comprensión, a la impresión indomeña ble de lo real. El círculo de la delimitación presen presenta ta constantement constantementee laguna lagunas, s, vanos por donde — como dice dice Platón— Platón — el ente puede pue de escabullirse, y las lagunas eni eni piezan a notarse cuando la delimitación alcanza la máxima perf ecció n de que es capaz. Vem os, pues, con con qué dramática, filosófica tensión, transcurre nuestra existencia com o científicos. Para no salimos de lo los modos de hablar platónicos, diremos que este algo inaprehensible a que queremos dar caza con nuevas y nuevas nuevas delimitaciones no se burla de nosotros. Una pmeba de la fuerza de nuestra pasión interrogadora y del éxito por ella alcanzado la tenemos en el heclm de que ese algo no directamente tocable siga sien do, en las distintas conexiones de predicación, lo que era, y de que retengamos constantemente ante núes tros ojos este “ lo que era” . Traducimos así así la di di ficilísima expresión aristotélica de tó t i f¡v elvat. La

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LO IDÉNTICO

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.m a obligatoriedad nuestras predicaciones, y no de nues 1U tra arbitrariedad o de nuestra convención. El carácter ébierto con que sale a nuestro encuentro y se nos fran quea lo real nos permite captar su plenitud de conte n ido. id o. Este franquearse se se ofrec e de diversos diversos modos, f f o ees el mismo en el mito, en la poesía poesía y en el arte arte IDO en las ciencias. Pero cuanto mayor sea la franquedel encuentro, tanto más rico el contenido aprel « n ddido de la esencia o, para decirlo con las palabras Platón, tanto mayor su ser. * [H*' 2 . El segundo “momento” que guía a la investigan filosófica por lo que se refiere a la captabilidad lo real, lo conocemos, asimismo, por la familiari da d de nuestro trato con las las cosas. cosas. Cuand Cu and o considequmos diversos objetos como igualmente adecuados fura la misma tarea, nos referimos, sin poder expre sarlo, no sólo al carácter de lo real, que sirve de base d los modos determinados determinados de aplicación, sino también también a % idéntico, que hace posible esa adecuación. Se pone de manifiesto que la esencia de aquello que nos sale •1 paso es conocida de nosotros, y lo es de un modo Inmediato, que Aristóteles y toda la tradición griega ’designa ’desig na c on la pala p alabra bra aÍG aÍG-&r|aig. ig. Este térmi té rmino no tiene tien e tUna significación mucho más profunda y más extensa de la que podríamos expresar con la traducción de -‘percepció ‘per cepció n sensib sensible” le” . Con Co n respecto a lo que la la “aisíhesis” nos transmite, no cabe posibilidad de error:

f



















64 “ m o m e n t o s ” d e l a r e a l id a d antemano la capacidad que tiene el ente de ser cap tado. Antes de todo ascenso comprensivo , antes antes dr dr que lleguemos a saber nada del ente, éste se mani fiesta com o “ el mismo” en y para todas las las posibili posibili dades de interpretación, ya sea que comprendamos estas cosas que tenemos delante como bancos o como pura leña. Este apriorismo objet ivo de la mismidad mismidad que, por decirlo así, se desliza por debajo de todos los horizontes de comprensión, determina inexorable mente el que nuestra actitud, filosóficamente acuña da, se oriente de modo objetivo a la investigación del qué del ente. Este apriorismo expresa nuestra pe culiar comprensión de cómo nuestra existencia so halla engarzada en la conexión de todos los entes. Por eso es algo más que principio o convicción fortuita Con ella llevamos a cabo la actividad, metafísicamente exigida, que consiste en dejar a un lado la apre miante acuciosidad de nuestra existencia de hecho, en ponerla entre paréntesis y en traerla a recordación objetivamente, como elemento de lo real, en la remi niscencia platónica de nuestro origen. La mismidad ofrece significados diversos. diversos. La mis midad objetivamente objetivamente a priori priori sirve de base o fondo a todo el proyecto conceptual científico. Cualquiera que sea el modo como una teoría comprende la realidad, orienta siempre su comprensión por la misma “mis midad” de lo real que está está al al fond o, que n o es capta capta do plenamente por ninguna proposición, pero que

l o id é n t i c o 65 La otra aportación objetivamente a priori priori de la identidad se manifiesta en la unidad que enlaza los diversos estados del -ente. -ente. Aristóteles emplea el ejem plo de Sócrates primeramente inculto y más tarde Cultivado. Cultivado. Pero no es necesario que nos detengamos f ftquí. ftquí. Jamás dudarí amos de que el hom bre de q ue se »(rata es siempre el mismo, esté de pie o sentado, ten1‘ dido o andando. Por el contrario, sólo lo conocere4mos sentado porque sabemos que puede ponerse en pie. pie. De una estatua, estatua, por ejemplo, sólo en sentido fi* gura gu rado do pod em os deci de cirr que está sentada. El estar o ser * lentado tiene el sentido real del poder ponerse en pie. f Forma parte de la esencia esencia del homb re el que éste éste est esté é sentado, de pie, etc., el que te nga estas posibilida des de estado, pero teniendo necesariamente que encon trarse, en un momento dado, en una cualquiera de ellas. ellas. Es una una coinciden cia fortuita el que nos nos encon- tremos con una persona conocida de pie, en vez de sentada sentada.. En este este mo do en que la encontram os no se hallaría determinada su identidad si no supiésemos que puede también sentars sentarse. e. El ámbito de lo idéntico, determinado por el contenido de la cosa misma, es lo que Aristóteles llama eidos, eidos, el aspecto con que un ente se muestra en su plena realidad a quien tropieza con él, de tal modo que en este mostrarse se nos dan también todas las las “ variaciones variaciones eidéticas” eidéticas” , com o las llama Husserl. Husserl. Su esencia, esencia, com o momento de lo real, real, adquiere una nueva corroboración en estas variacio



















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cambios en las ecuaciones de “estado” de la conexión total, resulta mucho más difícil. Saben ustedes perfectamente cuántos han sido los esfuerzos realizados por las ciencias de la naturale za para fijar el círculo de los posibles cambios de estado, determinar las circunstancias en las cuales tie nen lugar, e investigar la ley con arreglo a la cual se produc en. Esta vinculación eidètic a nos muestra muestra a la ciencia como investigación objetiva. Su aportac ión fi losófica extraordinaria consiste, precisamente, en que puede determinar en forma visible cómo el ente se presenta siempre en una de sus variedades eidéticas, pero siendo siempre el mismo en cada una de ellas. En efecto, en la captación ingenua no es difícil saber que el Sócrates sentado es el mismo Sócrates, y que la captación de un Sócrates en sí, ni de pie ni sentado, etcétera, representa una exigencia insensata. insensata. Da da la complejidad de los acaecimientos naturales, es nece saria toda la genialidad de la investigación para de mostrar cómo, en los distintos estados, el ente en cuestión es siempre el mismo, y cuán insensato sería empeñarse en presentar lo real de estos estados, que sólo en ellos es real, como desnudo de tales estados, y cuál es la tarea consistente en descubrir la ley que no hace sino enlazar las diversas variedades o variaciones de estado, pero de la manera más completa posible. Dentro del ámbito de los cambios eidéticos, lo idéntico es fund am ent o. Esto quiere decir que, en la

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LO IDÉNTICO 67 construcción o de ebanistería, de que el hombre pue da, sin dejar de ser el mismo, sentarse, estar de pie, etc. Con “fundamento” significamos el sustrato, el sujeto o la sustancia según lo que puede ser. El contenido idéntico es objetivado en las inge nuas conexiones que imponen las circunstancias como lo “a propiado para la aplicación” . A tono con esto, esto, se forman los esquemas de la conexión causal dentro de la aplicación y también los otros esquemas de po sibilidades de comprensión, tales como propiedades, magnitudes magnitudes,, etc. N o podemos, por tanto, confundir ratio) y lacausa (arria, entre sí el fun da men to (apyr),ratio) causa). El fundamento es el carácter objetivo, a trascendental, de lo real. real. La causa, el mo do de priori, trascendental, conexión, variable en cada caso, de las realidades dentro de un campo de realidad proyectado de un de terminado modo. Al hablar de causa causa objetivamos el el fundamento real-trascendental, con arreglo a la es tructura objetiva de nuestra consideración del mo mento y de la ciencia de que se trate. La realidad en nuestro trato con las cosas es “lo aprop iado, lo adec uado uad o para” . . . Lo L o real de esta esta rea rea lidad no es auténtica, propia realidad, la cual no llega a prevalecer porque la comprensión no va endereza da, como vimos, a lo que es el ente mismo en su con tenido real prop io. Pero la ciencia se dirige hacia el contenido real (Sachhaltigkeit). Lo real recibe, en ella, un conteni do más copioso. Ningun a de las las cien



















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Pero las delimitaciones o circunscripciones de lo que es el ente, de que hemos venido hablando, son vinculatorias para la investigación, puesto que repre sentan los caracteres objetivamente a priori priori del ser real, que nos enlazan, en cuanto caracteres reales, con la totalidad de lo real, trazando así nuestra existencia de antemano, los límites objetivos de la comprensión De aquí la propensión natural de las ciencias a con trastar sus descubrimientos en el mundo ingenuo de la experiencia diaria. diaria. Esta propensión, aunqu e tropie ce con sus dificultades, impera con fuerza creadora en los grandes científicos. Resp ond e a una necesidad necesidad objetiva, que es la de mantener la continuidad en el descubrimiento del ser de lo real, la de esclarecer lo real que forma la realidad de nuestro mundo y de nuestra existencia. 3. Hemos intentado reducir a un orden conscien te, con ayuda de Aristóteles, la orientación ingenua hacia lo real, sacándola de su productividad incons ciente. Por este camin o se nos han puesto de mani fiesto los elementos fundamentales de la realidad, el ser-sustancia ser-sustancia”” y el “ ser-mismo” , entrelazados ambos ambos como dynamis, dynamis, que la orientación ingenua sólo cap ta com o algo “ adecuado para” . . ., pero que, sin em bargo, también dentro de esta captación logra una visión de diferencias reales características que se dan dentro de la realidad. Esto es, es, de diferencias que ra

69 EL PODER SER jet o nuestros horiz onte s del ser difere ntem ente fo r mados. El primer intento para captar conceptualmente la articulación real lo lleva a cabo Aristóteles con la dis tinción de psy che physis. yphysis. Por psy che entiende Aris tóteles algo más de lo que nosotros con la palabra alma o con la de “psicología” . Entiende toda la in vestigación ontològica del “poder ser” de un deter minado ente que “en su estructura organizada dispo ne de la aptitud plenamente desarrollada para llegar a realiza realizar, r, en cada caso, su su pro pio ser” . Esta defin i ción de Aristóteles (de an. an. I I, 1) se halla formulada con demasiada amplitud. La aptitud a que Aristóte les les se se refier refiere, e, com o un mo do del “ poder ser” real, real, abarca en un grupo índiferenciado a todo lo vivo o a todo lo animado (que, para Aristót Aristóteles eles,, es lo mism o). Es carácter del ser real para el ser de los hombres, de los animales, de las plantas e incluso, en cierto sen tido, de todos los fenómenos orgánicos. Pero la trascendencia objetiva del ser humano no se caracteriza suficientemente como vida, ni tampoco con la determinación cartesiana de res cogitans, cogitans, reali dad pensante. Es Heid egger el primero que lleva a cab o radicalmente la caracterización. Este pensador define la realida realidad d del “ ser-hombre” ser-hombre” , terminológica mente, como Existencia, y el modo de ser de la Exis tencia como el ser capaz, en su poder franquearse, de decidirse siempre siempre por mor de sí mismo. El esclareci





















“ m o m e n t o s ” d e l a r e a l id a d 70 al ser humano, con amplitud y hondura nuevas, en objeto de la investigación de la estructura de su pecu liar mod o de ser. ser. En forma más adecuada adecua da que por medio del rodeo de la mera subjetividad trascenden tal, que sólo designa un “momento” de lo real espe cífico y, por otra parte, ni siquiera aquel momento que nos hace patente la realidad propia de la Exis tencia com o suya y peculiarísima. peculiarísima. De un u n mod o más más adecuado también que la reflexión filosófica, es decir, el volverse el pensamiento sobre sí mismo, tal como Fichte y Hegel la desarrollaron metódicamente. Y de un mo do completam comp letamente ente distinto que la psicol psi coloo gía, que se ve obligada ahora a buscar de nuevo su lugar propio, siguiendo para ello la significación ge neral que se esconde en la determinación aristotélica de psyc he.

1

| I

EL PODE PODER R SER

/i

I f de que la comprensión deja que prevalezca prevalezca el ser i “ estatuido” del “ poder pod er ser” ser” en todos los los modos modo s de su su . conocimiento; es decir, que en todas las etapas tiene en cuenta los modos de lo real al captar en leyes, cada f vez, lo objetivamente trascendental de la naturaleza, í Al emplear la palabra latina latina posit io, como traducción j l-de Setzung, hablamos de ciencias positivas, habla j i mos de ciencias positivas que reconocen y aceptan el •“poder ser” puesto, estatuido, establecido, de lo físico. Podemos aclarar el modo de realidad de la psique . j en contraste con el carácter de “ser puesto” de lo fí»ico. “ Existencia ” designa lo real que abre él mismo lu prop io “ poder pod er ser” y aprovecha la posibilidad i ¡ abierta en cada cad a caso o la falla. El ente físico físic o no abre ' ’ »u pro pio “ poder pod er ser” ser” , su poder ser ser es “ puesto” . Éste Éste i sólo puede ser realizado, realizado, pero pero no apr ovechado o fa-



















72 “ m o m e n t o s ” d e l a r e a l id a d niéndonos exclusivamente al interés del progreso tl< nuestros conocimientos concretos, susceptibles de sei fundados de un modo exacto, no deberíamos dejai escapar en modo alguno la ventaja que supone esta posición que ocupamos entre entre los dos mundos” . Estas afirmaciones no se refieren para nada a la psicología que nosotros conocemos. Expresan la idea idea de que sólo s ólo podremos podr emos compre com prende nderr los procesos d< d
73 raleza raleza no es nunca aparició n o fenómeno. Por muy ’imperfecta y provisionalmente que lo conozcamos, ¡ liempre lo conocemos tal y como es, ya que su modo de estar “puesto” lo determina unívocamente. En cambio, la Existencia es siempre, realmente, 'nada más que fenómeno, ya que las posibilidades de 'modificación de lo idéntico son tan libres que nunca !es !es lo que es sino ya otra cosa. Un a de las más pr o fund as observaciones observaciones de Fichte nos nos dice: el yo carece liempre liempre de pr edica ed ica do; do ; es decir, jamás pued p uedee afirmarse 'de él que sea esto esto o lo otro. Él mismo determina en en •cada momento, m omento, de un m odo inédito, lo que es, y es •sie •siemp mpre re,, aun para sí mismo, fenómeno. L o cual cua l no idebe entenderse en un sentido negativo, ni mucho menos com o algo moralmente vituperable. La ausen cia de predicado significa, simplemente, la actuación EL PODER SER



















74 “ m o m e n t o s ” d e l a r e a l id a d a comprender las modificaciones tropieza con nada más que fenómenos, que no admiten predicación al guna porque disponen libremente sobre sus posibili dades de ser. Pero la realidad muestra una diversidad tan rica que no agotan estas estas distinciones. distinciones. A m edida que he mos ido descubriendo diferencias intermedias hemos obtenido nuevas ciencias que han captado, con ra zón, nuestra especial especial atención. Bastará Bastará recordar la gen étic a, a, que descubre “ legalidades” recónditas en los los modos del poder decidirse libremente; los estudios so bre el cultivo cultivo que nos informan de que los “momen tos” en que la planta va conformándose con arreglo a su poder ser regulado se hallan sometidos a in fluencias sujetas a ley; la psico logía pro fun da , que descubre en los comienzos de la historia de la hu

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poder

ser

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Existencia infantil, entre modos diversos del poder Todos estos fenómenos requieren ciencias especia, o bien el esclarecimiento filosófico-metodológico sus sus límites límites de realidad. La may or parte de las ta ño han sido aún resueltas satisfactoriamente. Las estiones que las ciencias reciben de la filosofía, o investigación filosófica que ellas mismas emprenpor su cuenta, hacen que su problemática se ponconstantemente en movimien to. Pero la investigainvestigan, impuesta por ellas, de las diferencias dentro de trascendencia mantiene también despierta nuestra sibilidad para lo obligado, para los abarcadores 'os de ser del ente en total cuya concreta realizan científica es es inalcanzable. Pero no son meros ntureros del espíritu los que se deslizan en esta



















77 O lo que corresponde al poder ser, ser, a la la ejecución la consumación, difiere con arreglo al tipo de la bilid ad de ser del ente de que se trate. Esta diverd es la que trataremos de analizar en los tres pos del saber temáticamente distinguidos, y que bién la ciencia ha distinguido como dominios dis tos de la realidad con arreglo a los tipos fundatales tales del “ pod er ser” ser” : la física, física, la biología y las las cías del espíritu. EL PODER SER ESTATUIDO

III

Las diferencias a priori del priori del poder ser real, como aqunl carácter del ente con que nos encontramos antes df cualquier comprensión, determinan, fundándolo, r| ca mp o temátic o de las ciencias. Pero además no no» orientan acerca del ám bito dentro del c ual actúa
1. La física física se ocupa siempre de algos dinámicate cambiantes, cuyas magnitudes mensurables an el objeto de nuestro estudio estudio.. Nos servimos de dones de condiciones para establecer los límites los cambios posibles; es decir, leyes expresadas temáticamente que determinan los valores de las bles en todo momento, siempre que sus magni-



















78 MODOS DEL PODER SER tancialidad, el de identidad y el de estar fundado Su aportación significa un enriquecimiento de la filo sofía. En sus mom entos más decisivos es, incluso, una una labor directamente filosófica, que recuerda por su in tensidad las épocas más vivas de la polémica filoso fica. Además , también las las circunstancias circunstancias concomi tantes son parejas a las que infundían una vida tan dramática a los períodos de gran tensión filosófica se deja sentir con extraordinaria fuerza en las obra» de los físicos. físicos. Olvide mos por un mom ento lo leíd leídoo — principalmente en las obras de vulgarización acerca del desarrollo de la física, especialmente de la mecán ica cuántica. No vamos a referirnos referirnos a lo qu que en ella hay de negación, sino a lo que se afirma y sr consolida de nuevo en su positividad. Los tópicos fundamentales que con más frecuencia

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nuevas concepciones, por lo cual, en la medida en que se las pueda considerar como definitivas y no timplemente como transitorias, son comparables más ien a los mitologemas, los cuales vienen a expresar “íempre, primordialmente, un estado de asombro y onmoción interiores. Experimentamos una sobria emoción cuando traos de poner en relación la riqueza espiritual y la écunda genialidad descubridora de la mecánica uántica con las cuestiones que, dentro de las teorías, nstituyen los acicates de la investigación. investiga ción. De aquí aqu í ue debamos preguntarnos en qué mod o la mecán ica antica trata realmente de enriquecer nuestra claricacion de la realidad de lo real físico. Nada más

jos de nuestro ánim o que el tratar de sistematizar sistematizar s nuevas ideas como algo definitivo y completo. Es





















80

MODOS DEL PODER SER

del mod elo; por eje mplo : la masa, masa, la carga eléctr eléctrica ica,, etcétera. etcétera . Estas Estas constantes designan lo idéntico idén tico en el el proce so variable. Los “fa ctores” del camb io son son io ios elementos variables, determinables en cada caso y, de acuerdo con la comprensión física, determinabícs

I

EL PODER SER ESTATUÍDO

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¡formar los juicios hipotéticos que queramos en los que

|e prediga el estado del ente para el caso en que cam

bie uno de los elementos variables variables En el caso caso en que un sistema físico experimente una influencia des pe fuera, formamos un nuevo modelo, en el que se



















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MODOS DEL PODER SER

manece invariable cuando el sistema entra en m u nueva intera cción. Lo q ue ocurre es que su su “esi.u “esi.u puesta” puesta” de un cierto mo do — su legalidad— legalidad— se ve ve en en vuelta por una legalidad más amplia. Pero esta r o m binación no hace surgir algo totalmente nuevo m el que los elementos pierdan por completo sus propic

EL PODER SER ESTATUIDO

83

stión planteada es nada menos la de saber si el cepto de “ modelo” corresponde corresponde a la realidad realidad “ naaleza” aleza” . El descubrimiento, que hace época, de la mecánicuántica, nos ofrece la prueba de que no es ése el



















84 continuum )

MODOS DEL PODER SER

es lo que q ue más incisivam incis ivamente ente expresa exp resa ru rué “encuentro” con los fenómenos físicos que precede a toda comprensión, pues la realidad de los acaen mientos físicos nos impresiona ya en la manifestación de la solidaridad de los procesos debida a la totalidad

85 delimita todo el campo de los cambios de estado una totalidad com o las las “ puestas” puestas” — estatuid estatuidas as • ibilidades del “p oder ser” . Esta fórmula es la lia da “ecuación de ondas” establecida por SchródinEsta fórmula fórm ula es especialmente especialm ente ventajosa en las EL PODER SER ESTATUÍDO



















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MODOS

DEL PODER SER

pail en la totalidad, en la cual desempeñan su papel determinado. La relación “ participar en la totalid totalidad" ad" es la “p osición” de su sus part partes. es. Solamente cuando v lo enfoca desde el punto de vista de la totalidad po demos decir que lo real es es real. real. T od o mom ento ai» ai»

87 no permite perseguir más que parcialmente sus esta dos individuales individuales artificiosamente artificiosamente establecid establecidos. os. La m i tad de sus valores de estado los enlaza con la solida ridad, los refiere a la totalidad, se halla dispersa en ella. N o es que no sean exactam ente determinables EL

PODER

SER

ESTATUIDO



















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MODOS DEL PODER SER

La “ función de ondas” , como ley de los cambi cambios os de estado que pueden esperarse, no es la misma para las partes que para la totalidad. Sabemos más acerca de la totalidad que acerca de las partes; lo esencial acerca de estas últimas lo llegamos a saber gracias a

89 decirlo así, a medir con dos medidas; esto es, a em plear dos puntos de vista distintos, según que se trate de un sistema sistema total o de un sistema sistema parcial. Pero esta dualidad no representa una deficiencia, sino, por el contrario, es lo que da su fuerza a la teoría, ya que EL PODER SER ESTATUÍDO







































































































































































































































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MODOS

DEL PODER SER

el nombre de interpretación. interpretación. Hay diversos modos do interpretación. Uno de ellos trata de eliminar las difi cultades con que se tropieza en las comunicaciones do los antiguos, tanto las dificultades que se refieren al modo de expresión como las que dependen de las cir cunstancias de la época, de las condiciones del modo de vida antiguo, de las costumbres, de los horizon tes de vida de la Antigüedad. Aspira, por tanto, a hacernos accesibles todos los momentos que, en una época ya desaparecida, constituían el conjunto de la convivencia humana y de sus posibilidades de orien tación. Pero la misión propia y verdadera de la interpre tación sólo resalta si comprendemos claramente qué es lo que la interpretación debe sacar de lo extraño para descubrir en ello una nueva afinidad con nos otros. Este algo queda señalado por el hecho de. que, siendo un algo pasado, se halla presente, sin embargo, en nuestra actual convivencia; es pasado pero, al mis mo tiempo, se halla presente entre las posibilidades en las que vamos explayando nuestra humanidad. Ta les categorías contradictorias determinan lo que lla mamos lo efe efe cti vo . Lo efectivo en nosotros no debe es tar presente y, sin embargo, es codeterminante en el presente. Por eso la Antigüedad ha sido siempre code terminante en la convivencia de la humanidad eu ropea; ha participado, por tanto, de esta convivencia, de este “ser unos con otros” , aunque es verdad que su

EL

POD ER

SER

I.IISK I.IISKK K

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pero no en su plena sign ificación . El ivii


















MODOS DEL PODER SER 122 de comprensión de un modo más nítido que cual quier otra ciencia. Y, sin embargo, las dificultades de la interpretación, entendida como la recuperación o rescate de lo eficaz para la experiencia, quedan con fiadas, en última instancia, a los dones de actualiza ción o a los empeños educativo-culturales, como ocu rre con el ensayo de Werner Jaeger Paideia, Paideia, o a cierta disposición para la recuperación que se debe a una comprensión ontològica de la estructura peculiar de la “ convivencia” humana humana y que es capaz capaz de recu perar respuestas a cuestiones que nunca enmudecen en nuestra existencia. Recordemos, a este propósito, el arte de interpretación de pensadores como K. Reinhardt, E. Staiger o R. Guardini y, sobre todo, del propio Heidegger. Pero demorémonos en la cuestión de qué es lo que pretendemos recuperar cuando estudiamos la An tigüedad. tigüedad. Al hablar de “ lo efectivo” , hemos querido querido referirnos a lo que es real en el ser del hombre, a lo que en toda comprensión queda intocado por ella, como lo oculto y no develable, que vincula a la com prensión con anterioridad a toda trascendencia de la subjetividad. Lo cual no es otra cosa que lo conocido de siempr siempre e por nosotros: lo familiar. El conoc imien to de lo conocido tiende a recuperar o rescatar este conocimiento, esta familiaridad más íntima que la que tenemos con el resto de lo real conocido. Este algo conocido es la imagen o idea del hombre, sin que se

EL PODE PODER R SER SER LUIRE UIRE

I

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de tomarla como modelo, sino de hacer que se presente ante nosotros lo real, que se muestra más al desmido en nuestros comienzos. La ciencia forma y desarrolla sus métodos con ese objeto, para, en virtud de la recupera ción, hacernos encontradizos con nuestra original dis posición para la peculiar necesidad humana. Así, K . Rein har dt, median te la recon stru cción del poema didáctico de Parménides, ha creado la posibi lidad de redescubrir los inicios del pensamiento grie go, y lo ha hecho en el encuentro primerizo, radi cal, con los pensamientos de los primeros filósofos griegos, los cuales fueron destacando de una especula ción todavía nebulosa las formas del logos fundamenlogos fundamentador, con una seguridad que apenas conoce los tan teos. Del mismo modo, K. Kerényi investiga la re ligión antigua, no la que nosotros conocemos por la tradición, como relatos, representaciones y cultos re ligiosos, sino lo originario, los protocomponentes del ser-hombre, los protoelementos de sus aspectos “mun danos” , la configuración originaria originaria que adoptó su en garce en la conexión total del ente y el encuentro con él así determinado. Como la realidad que, sin haber sido afectada por las posibilidades de interpretación, podemos acercárnosla en su verdadero fundamento. Lo real, que nos liga en conexión con todo el ente, es lo que Aristóteles llama el nous. nous. Si tradujéramos esta esta palabra griega por “ espíritu” espíritu” , necesitaríamo necesitaríamoss ev o car todo el contenido que los grandes filósofos han



















MODOS DEL PODER SER 124 y naturaleza. La Existencia es, en modo real, abierta al mundo, porque esta potencia hace mella en ella “Por eso el mantenerse alerta para el despertar de la disposición propia, el mantenerse sensible para la cap tación del ente y el mantenerse proyectante para com prender el ser, es lo más venturoso que puede ocurrirle a la Existencia, lo único que puede encender en ésta las esperanzas y los recuerdos.” Y añade estas estas palabras, que Hegel Heg el coloc co locaa al final de su Enc Enc iclo ped ia de las Cienc ias: “Elnous tiene su realidad en sí mismo, en el espíritu, en su trocarse en lo comprensible en la comprensión, pues eso que hay para comprender es sólo para un contacto. Es aquello que recibe los horizontes de la comprensión y las de e%
IV

i. Hasta ahora, hemos hemos hablado hablad o de los problemas fi losóficos de las ciencias, y no, a lo que parece, de filo sofía. Pero, en el fondo, hemos hablado siempre de filosofía, pues hemos hablado de la estructura de las ciencias filosofando y la filosofía no es otra cosa que filosofar; es decir, aquella actividad que consiste en vivir perpetuamente en el campo de las cuestiones que nos ofrece nuestra existencia en toda su variedad. La poesía, el arte, la religión, pueden iluminar nues tra existencia y lo que nos rodea de un modo más intensivo y transmitirnos mensajes que conmuevan de un modo más esencial nuestra conciencia acerca de nuestro destino. Estas emociones constituyen momen tos de fiesta. Pero la filosofía se caracteriza por su constancia, la cual se manifiesta en todos los casos en que el hombre se llama a capítulo a sí mismo acerca de sus propias posibilidades y de la estructura de estas posibilidades. Se caracteriza, además, por la sobr ie dad con que fundamenta ¡as interrogaciones que la conciencia humana dirige hacia fuera. Esta cons tancia o continuidad con que penetra en todos los asuntos humanos y esta sobriedad con que ancla las preguntas allí donde comienza la interrogación científica, determinan la exactitud propia de la filo



















LA CIENCIA Y EL FILOSOFAR 126 Esta sobria firmeza da a la filosofía un rigor pro pio, que necesita defender en muchas direcciones. No hemos descrito los peligros que amenazan al filosofar desde la periferia, el peligro de la entrega, tomada muy en serio, a conmociones interiores que acucian de un modo inmediato, el peligro de los encuentros con problemas como el de saber de dónde venimos, qué somos, qué podemos esperar; por ello, no nece sitamos describir tampoco las fuentes de energía que le permiten salvaguardarse contra la reificación, con tra la poetización o la interiorización, corrientes todas ellas que conducen a expresiones metafóricas dema siado incontrolables y muy poco comprobables, o a la autolegitimación de concepciones visionarias en las que se esfuma hasta la vaguedad todo lo que afecta de un modo concreto a nuestro ser humano. Hemos querido, exagerando tal vez un poco, subrayar el ri gor sobrio y firme de la filosofía, hablando, con una mirada retrospectiva desde la atalaya de las ciencias, de lo que vincula al filosofar a todo lo que le rodea y cómo esto resplandece en ella. No hemos hablado tampoco de cómo han ido ampliándose nuestras con cepciones filosóficas en el transcurso de la historia, porque sólo era nuestro propósito hacer ver en qué medida toda nuestra comprensión filosófica se halla ya a nuestra disposición para el estudio de nosotros mismos y de cuanto nos rodea. Nos proponíamos te ner presentes los grandes pensamientos de Leibniz,

127 reflejo, de ésta. Pues de ningún modo se cumple y realiza más auténticamente la filosofía que en esta mutua iluminación. ¿Por qué entonces no incluimos también la filo sofía entre las ciencias? Porque la filosofía no es otra cosa que el filosofar; es decir, una actitud especial mente orientada y fundamentada de la Existencia res pecto a todas las interrogaciones con que tropieza, entre ellas también las cuestiones respecto a las cosas de que se ocupan las ciencias. En el filos ofa r, la Exis tencia cobra conciencia de la esencia de la ciencia y se percata hasta qué punto en la esencia misma de la ciencia radica el límite de ésta. El saber acerca del ente hunde necesariamente sus raíces en la esencia de la Existencia, a saber: en la trascendencia. Pero las ciencias mismas no son dueñas del trascender. Por eso cada ciencia dispone de su propio horizonte de comprensión, que no puede proyectar ella por sí sola, que ahonda y amplía, pero que no tiene posibilidad alguna de rebasar. La ciencia es siempre, por tanto, el conocimiento de lo que es, del ente, pero no del ser; es siempre el conocimiento de un campo determinado del ente y no del ente en total. Esto quiere decir que toda ciencia es, es, en en su su esencia, esencia, ciencia particular, y es es mu y dudoso qu e sea posible posible tra zar un proyecto que nos permitiera rebasar los domi nios de una ciencia y pasar a los de otra. La idea de ILUMINACIÓN RECÍPROCA



















LA CIENCIA Y EL FILOSOFAR 128 ( Pero el límite peculiar de la ciencia se revela de un modo todavía más claro en el hecho de que, como tal ciencia, deba lanzarse, forzosamente, en la circuns cripción de lo para nosotros oculto. Por eso no dispo ne nunca de un horizonte de comprensión, de un proyecto definitivo y acabado. Sus problemas la co locan constantemente ante nuevos enigmas, que re querirán la irrupción en un nuevo concepto de la na turaleza o un nuevo concepto de la historia, pero ella no puede, por sí misma, rebasar las fronteras de su campo temático. Con nuestra exposición hemos tra tado de poner de manifiesto los heroicos esfuerzos condicionados, precisamente, por esta circunstancia. Dicho Di cho en ténninos más radicales: lo que da a la ciencia su especial claridad lo entiende ella, al mismo tiempo, como un primer plano proyectado sobre la oscuridad del ser. De suerte que, para poder aventu rarse en sus problemas temáticos, tiene menester de una trascendencia peculiar.

2.

Resulta, Resulta , pues, que el límite de la ciencia en el filos ofar tiene lugar com o trascender . La filosofía pone un límite, una frontera a las ciencias, de tal modo que puedan llegar hasta ella, ocuparla. El lí mite es, es, pues, pues, algo positivo: el camp o que hay que ocupar, y del que, por tanto, se debe tomar posesión. Con la ocupación de su campo se cerciora el saber de sus propios límites, y se le hace visible, cada vez, lo

DELIMITACIÓN DEL CAMPO 129 129 lo no cognoscible. De este modo obtenemos dentro del trabajo científico un concepto de toda la plenitud y la riqueza interior de lo que llamamos naturaleza o mundo. La filosofía tiene un ojo para ver lo no sus ceptible de ser sabido, lo que el conocimiento no lle gará a captar ni ahora ni más adelante. Esto le per mite vincular a las ciencias de tal modo que no se relajen los límites que les están trazados. Lo cual no quiere decir que la filosofía disponga de un horizonte de comprensión, de un proyecto; es decir, que pueda fundar un campo que enlace a todas las ciencias en unidad. Por el contrario, la filosofía no es ningún proyecto del campo de lo cognoscible. Menos aún tiene tiene por tema lo “ suprasensi suprasensible” ble” . Nos ofrec e sola mente una conciencia, la conciencia trascendental del campo de lo no cognoscible, lo que le presta una pe netrante agudeza con la que la posibilidad científica de conocer adquiere su fuerza propulsora. La con ciencia del campo de lo no cognoscible es, con refe rencia al saber, conciencia del campo frente a lo in cognoscible; es decir, delimitación del campo en el que el saber puede atreverse. Toda frontera o límite delimita en dos direcciones. De suerte que la con ciencia del filosofar es conciencia del campo en que nos encontramos, aunque nunca podamos tomar ple namente posesión de él. Es la legitimación y la capa citación de él. Es la legitimación y la capacitación de la filosofía para anticipar posibilidades de compren





















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LA CIENCIA Y EL FILOSOFAR

3. La más alta posibilidad de este nivel máximo máxim o de la trascendencia, el fijarse los propios límites en la comprensión del ser, no significa tan sólo un contacto con lo no dominable, sino que es, en primer término, un dominio de los límites; es decir, la libertad de tra zarse los límites y de vincularse a ellos. En sentido filosófico, la esencia de la libertad humana es esta ex periencia que de sí mismo hace el filosofar. Pues la libertad jamás se da sin la vinculación que ella mis ma se impone y reconoce. Todos estos momentos juntos: el de la conciencia del campo de lo incognoscible, el de latoma de pose sión del campó de lo que se halla a disposición del hombre y el del sujetarse a los propios límites, pero dominando aquello de que se toma posesión, consti tuye la libertad trascendental, la etapa suprema de la

131 131 ACOGID ACOGIDA A DE CUESTI ONES FILOSOFICAS que las ciencias marchan por este camino. Pretende mos considerar como característica de las ciencias en estos últimos tiempos no la rebelión contra los más antiguos y fundamentales conceptos del comprender humano, no el abandono de nuestros conceptos refe rentes a la materia o al alma, no la volatilización de nuestras categorías, sino la tendencia común a reco ger en sus propias interrogaciones las cuestiones filo sóficas acerca de la comprensión del ser y de la esen cia del qué, a tono con la altura de su actual desarro llo real. Sería concebible que tuviésemos ciencias de un tipo completamente distinto, como tal vez las han tenido otras culturas. Sería concebible, incluso, que el des arrollo de la vida espiritual europea no hubiese con ducido a la formación de ninguna clase de ciencias, ya que no existe ninguna necesidad absoluta de que



















LA CIENCIA Y EL FILOSOFAR 132 ve de consuelo en estos terribles tiempos en que pa rece hallarse en tela de juicio todo lo que se aportó para la cultura humana en dos mil años de venturoso maridaje de la investigación exacta con un amplio y profundo esclarecimiento filosófico del horizonte. El trabajo científico a que están ustedes entrega dos los mantiene en esta unión. Deben, únicamente, procurar acostumbrarse a ver cómo cada una de sus cuestiones científicas los encamina hacia las cuestio nes filosóficas más esenciales. Todo el que consagra su vida a la investigación está llamado a poner en acción el logos, contribuyendo a que la ciencia salga de su anarquía tecnizante para convertirse en base de un mundo racional, en el que podamos invocarla para que preste sus servicios, a sabiendas, dentro de la unidad de la cultura filosófica universal, dejándole

APÉN AP ÉN DICE DI CE Nuestras consideraciones se hallan encuadradas dentro del marco de la fenomenología trascendental, que va unida a los nombres de Edmund Husserl y Martin Heidegger. Los límites de este ensayo no permitían ir señalando paso a paso, en detalle, nuestra actitud ante las doctrinas de estos dos grandes pensadores, lo que de ellos hemos tomado y lo que rechazamos. Supliremos esta laguna en otro estudio de ma yor extensión. Aquí no tenemos más remedio que limitarnos a algunas indicaciones, que ayudarán al lector a situar debi damente los puntos de vista expuestos por nosotros. Husserl investiga en todas sus obras, consecuentemente, los modo s de la “ adjud icación de sentido” trascendental (proyecto), de que en el capítulo I, 2, ofrecemos un ejemplo bastante extenso. Este filósofo apunta con frecuencia, aunque muy de pasada solamente, a la trascendencia ingenua, in conscientemente productiva, de la Existencia (p or ejemplo , en su obra F o r m u n d t r a n s ze zen d en en t a le le L o g i k , p. 208). Para él, la tarea más importante consiste en exponer con la mayor



















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AP ÉN DI CE

ccndental adquiera de su propia actividad adjudicadora y articuladora de sentido, que lleva a la unanimidad y cons truye la intersubjetividad, y que, por tal razón, no puede ser ‘otra cosa que filosofía” . “ En la ciencia universal de la sub jetiv ida d trascend ental, todas las ciencias concebib les son, en cuanto a su realidad y posibilidad, formas trascendentales trazadas esencialmente de antemano” (I. c., p. 240). Esta posición extrema de Husserl, que podría ilustrarse con otros muchos pasajes, se explica porque Husserl coarta considerablemente el poder de la trascendencia, a pesar del radical descubrimiento de su problemática peculiar. Ve en ella el sistema de la adjudicación de sentido, en la medida en que sirve al conocimiento científico; por tal razón podría igualmente cambiar la pretensión de ciencia que corresponde al análisis a priori del sujeto en una coordinación de la filo sofía con las ciencias. La investigación de la multiplicidad de la trascendencia en la paciente iluminación, abierta ade más a sus estructuras de vinculación, no se reduce a la autointerpretación de la subjetividad trascendental. Tiene que atenerse a la maravillosa multiplicidad de nuestras activida

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la trascendencia de la Existencia no queda caracterizada ex haustivamente con la adjudicación de sentido, no se resuelve con ello el problema de la relación. La categoria existencial heideggeriana de “ ser-en-el-mu ndo” , coloca en en los comienzos comienzos la relación no aclarada. Su estructura fenomenològica es cap tada plenamente por vez primera junto con la facticidad de la Existencia, sin desintegrarla antes de todo tratamiento. El esclarecimiento de la estructura temporal de la trascenden cia, a que\ está dedicada la primera parte, ya pu blicada, de la obra Sein und Zeit* nos suministra el fundamento para poder aclarar el todo de la relación de la potencia trascen dental de la Existencia con el ente en-total, así como tam bién los actos más originarios de la proyección de ser. La trascendencia del “ser-en-el-mundo” determina las relacio nes entre la filosofía y la ciencia, como con frecuencia lo expone el propio Heidegger en su Sein und Zeit, y sobre todo en sus cursos universitarios. En la segunda parte de la obra Sein und Zeit, aún no publicada, se proyecta un retor no, trascendentalmente aclarado, al problema de “ ser-en-elmundo ” , como lo atestiguan algunos puntos puntos de vista exte



















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APÉN APÉNDI DICE CE

damento y punto de partida para cualquier ulterior investi gación, que parece innecesario remitir a ellas, una por una. Carecemos de testimonios escritos suficientes para documen tar el desarrollo de la incomparable fuerza de pensamiento de Heidegger en los últimos quince años. Una indicación nos ofrece el estudio titulado Hölderlin Hölderlin s Hym ne “ Wie wenn 10 donde se enuncia una nueva filo am Feiertage ” , pp. s., sofía de la naturaleza.

sistemáticamente la investigación real trascendental, recla

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La esperada publicación de los escritos postumos de Husserl pondrá en claro, sin duda, inapreciables detalles, sobre todo en cuanto a los problemas de constitución de la natura leza material, de la naturaleza animal y del mundo espiri tual, y las estructuras trascendentales correspondientes a estas constituciones. El escrito recientemente publicado con Krisis, Krisis, que sólo me ha sido dado estudiar después el titulo de de terminada la redacción del presente ensayo, fue proyec tado como introducción a la fenomenología trascendental. Hasta ahora, sólo han visto la luz las partes preliminares. Es importante que se diga que, en la continuación de la obra, “habrá de destacarse el tan importante concepto del objetivismo, y, con ello, el sentido propiamente radical de la

man todavía un análisis a fondo. Con respecto a la bibliografía científica, no podemos citar aquí ni siquiera las obras más importantes. Citaremos sola mente aquellas que han influido especialmente en nuestros propios puntos de vista y algunos pasajes importantes extraí dos de ellas, para documentar lo dicho por nosotros y situar lo en el contexto de la actual investigación: Grundlagen n Cap. I, 3. H e i s e n b e r g , “ Wandlungen der Grundlage Naturder exakten Naturwissenschaft in jüngster Zei t” , en

wiss., t. XX II , p. 5 59 ; “Ahora bien, hay que que sal salir ir al al paso. . . del equívoco que consiste en creer que la transformación de nuestro conocimiento de la naturaleza trae consigo el descubrimiento de ciertos límites que se impondrían a la aplicación del pensamiento racional en general. No es al pensamiento racional, sino a ciertas formas del pensamiento, a las que se asigna un campo de acción más reducido.” Physik” k” , en Cap. I, 4. H . W e y l , “ Geometrie und Physi Natur-

wiss., t. X IX , p. 49. E. Sc h r o e d i n g e r , “ Ueber die Anwend Naturwiss., Naturwiss., t. X X I I , barkeit barkeit der Geometrie Geometrie im Kleinen ” , en p. 5 18 ; acerca de es studio, studio, cfr. A. M “Die Idee



















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APÉNDICE APÉNDICE

conseguirse individualizar una unidad física perteneciente a un sistema, es necesario desgajar la unidad del sistema y destruir el vínculo que la une al organismo.” Cfr. H e g e l : “ El concept o del todo consiste en contener partes, así el el todo es puesto según su concepto, y si es dividido, separadas sus partes, deja de ser un todo.” H. W e y l , “Universum und At om ” , en Naturwiss., t. XXII, p. 145; M . Bo r n Die , Die Relat ivitäts theorie 'Einst eins, p. 242: “ La teoría de Einstein Einstein es una mezcla extraordinariamente curiosa de geometría y física, una síntesis de las leyes de Pitágoras y de Newton. Logra esto mediante una concienzuda depuración de los conceptos de espacio y tiempo — separando de ellos todos todos los aditamento s de la intuición subjetiva— y mediante la objetivación y la relativación más completas que cabe ima ginarse. Sobre ello descansa la significación de esta nueva teoría para el desarrollo espiritual de la humanidad.” Cap. III, 2. La física de los cuantos y la biología. Cfr. N. Naturwiss., Naturwiss., t. X X I, p. 245; P. Bo h r , “Licht und Leben” , en cap. V : Anscha uliche Quan tenme chan ik, 1936, cap. Jo r d a n , Anscha “Átomos y organi organismos smos”” ; “ Zur Quantenbiologie”, Quantenbiologie”, en Biolog.

AP ÉN DI CE

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por medio del mismo plan de rendimiento.” Se ve la multivocidad de los conceptos. Se los puede interpretar con arreglo a este este esquema : la visión visión sirve sirve a la capacidad de la búsqueda de alimentos para la “rea lización. . . ” ; de este este otro modo: plan de rendimiento como mediador entre el percibir y la co ndu cta. . . Cfr ., entre la gran bibliografía en que se se discute discute el concepto del “m undo circund ante” , los los trabajos de H. W e b e r , especialmente “Zur neueren Ent wicklung wicklung der Umweltlehre von J. V. Uexkü ll” , en Natu r Fassung und Gliederun Gliederung g eine einess wiss., t. X X V , p. 5 97 ; “ Zur Fassung allgemeinen allgemeinen biologischen biologischen U mweltbegriffes” , en Naturwiss., t. X X V II , p. 633 ; además además,, F. F. Br o c k , “Typenlehre und Umweltforschung” , en Bios. 9 ; M . H a r t m a n n , “Wesen und W ege der biologischen biologischen Erkenntni Erkenntnis” s” , en Naturwiss., to mo X X IV , p. 705. Sobre el el esque esquema ma funcion funcional al y la la com paración entre los datos funcionales y los morfológicos, cfr. W . R . H e s s , “ Biomotorik Biomotorik als Organisationsproblem” Organisationsproblem” , en 441 y 537 ; “ Die Motori Motorik k als als Orga Naturwiss., t. XX IV , pp. 441 nisationsproblem” , en Biol. Zentralb l., t. LXV, p. 545; ex posición constructiva del orden en el ser que sirve de base





















140 AP ÉN DI CE sus investigac investigaciones iones sobre sobre la direc direc wiss., i. X X X , p. 269 (y sus

ción del vuelo de las abejas mediante materias volátiles y la dirección del sol) ; “ Zur Psychologie des Fischwarmes” , en Bedeutung des des Geruc Geruchs hs Naturwiss., t. X X V I, p. 601 ; “Die Bedeutung innes innes im Leben der Fische” , en Naturwiss., t . X X I X , p. p. 3 21 21 ; E. M a t h e s , “ Geruchsdressuren Geruchsdressuren an Meerschw einchen” , en 766. H. W. D i s s m a n n “Die Zur vergl. Ph ys iol t. X V I, p. 766.

ÍNDICE No t a No t a

sobre el

libro

p r e l i mi mi n a r

y el

autor

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INDICE

este modo la ciencia esclarece en forma filosófica mente más penetrante los momentos de realidad que nos son ya conocidos de antemano. Los diver sos momentos, que necesitan ser esclarecidos, con ciernen a lo real ................................................................

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Los Brevia rios del F o n d o d e C u e t u r a E c o n ó m i c a constituyen la base de una biblioteca que lleva la universidad universidad al hogar, poniendo al alcance del homb o la mujer

Szilasi, Wilhelm - Que Es La Ciencia

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