Sustentabilidad sin Bioética, no se sustenta. Sustentabilidad, es una palabra clave en todo asunto sobre el uso y preservación del medio ambiente. Su postulado básico es la implementación de un tipo de desarrollo en el que las tasas de exploración no traspasen la capacidad de soporte y regeneración de los recursos. Esto es, los bienes naturales deben ser usados con responsabilidad y parsimonia, asegurando que las futuras generaciones también puedan hacer uso de ellos. La sustentabilidad encierra una premisa interesante, que es la compatibilización del crecimiento económico con la preservación ambiental y distribución equitativa de la renta, mientras que su gran dilema es transformarse en realidad concreta, tanto a nivel personal como colectivo. Aunque sustentabilidad presuponga la idea de algo altruista y duradero, continúa predominando el viejo esquema utilitario, bajo la égida de demandas reales o imaginarias y donde la naturaleza es vista simplemente como un baúl de recursos a ser explotados, mucho más en función del presente que del futuro. Restringido anteriormente a estudios y planes de gestión ambiental, el término sustentabilidad ha sido apropiado por el discurso político, sirviendo comúnmente de retórica y modismo. No es raro que el término sea invocado, de manera equivocada e ilegítima, como justificación de prácticas devastadoras, en beneficio de pocos y perjuicio de muchos. El desperdicio de los recursos naturales es un hecho común en todo el mundo y tiene causas complejas, pero seguramente deriva de paradigmas socioeconómicos falsos, centrados en la concepción de que el hombre es superior a los demás seres, que el componente de CyT será capaz de superar cualquier tipo de dificultad, que la producción y el consumo no pueden estar limitados a que el mercado sea la principal meta, si no la única, del desarrollo humano. Defiendo la idea que los presupuestos de la sustentabilidad son inviables y arriesgados, cuando se sigue al pie los dictámenes de la economía, enfocados en el inmediatismo, el consumismo y el lucro fácil. De igual modo, considero incongruente cualquier forma de sustentabilidad que no esté fundamentada en una estructuración social razonable y en la cual los ciudadanos tengan acceso a condiciones mínimas de vida, suficientes para asegurarles alimentación, residencia, educación y la exacta noción de ciudadanía y dignidad.
La preservación de los intereses económicos sin respeto a las condiciones ambientales es una burla. La preservación ambiental sin justicia es una farsa. Para la conquista de la sustentabilidad es indispensable la adopción de enseñanzas básicas de la Bioética, una disciplina fundamentada en las obras de Potter (1971), Naess (1973), Lovelock (1987), Schwarz y Schwarz (1990), Capra (1996), Oliveira (1997) y Boff (1999), entre otros. A pesar de estar estructurada bajo moldes académicos, la esencia de la Bioética se vincula a la conciencia del individuo. Su andamiaje teórico y el llamado a una vivencia ética y amorosa de todos los seres de la tierra se apoyan en dos principios básicos: - Toda especie es única y trae en su bagaje genético e histórico soluciones singulares para adaptarse al ambiente y dar curso a la vida. Por eso, tiene derecho a existir, independiente de su abundancia o importancia para el hombre. Atribuir valor a las especies biológicas en base apenas en parámetros económicos es una actitud mezquina y arbitraria. - La vida se desenvuelve como tramas, de manera sistémica, incluyendo intercambio de materia y energía entre sus diversos elementos. En ese sentido todas las especies y todos los recursos naturales son valiosos e interdependientes. La Bioética, más que una ciencia, es una conducta cívica y un estado mental, basados en la concientización sobre la importancia del equilibrio entre los intereses ecológicos y económicos, y en la relación fraterna de los hombres con sus semejantes y todos los seres de la tierra. Para hacer efectiva una sustentabilidad socio-ambiental auténtica y eficaz, sobre todo en los países capitalistas occidentales, se hace necesaria la creación de una nueva cultura civilizatoria, en la que el hombre ya no sea considerado como dueño y centro del universo, sino tan solo una de las más bellas expresiones del poder creativo y del carácter sacro de la vida universal. Sin una actitud consciente del ciudadano y la existencia de una sociedad más justa y solidaria, la idea de sustentabilidad no pasa de ser una quimera, un discurso vacío o justificación espúrea para la manutención del actual proceso desarrollista, espoliador de la naturaleza, concentrador de la riqueza y globalizador de la miseria. GERALDO MENDES DOS SANTOS
Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia (INPA).
Combustibles fósiles. La base de la industrialización de los países ricos fue el uso masivo de combustibles fósiles y hoy sigue siendo un elemento principal de los procesos de cambio económico que caracterizan a los países más poblados del mundo. Desde hace mucho tiempo, en términos cuantitativos los combustibles fósiles aportan el grueso de la energía exosomática utilizada por los humanos (y la propia obtención de la energía endosomática –la de los alimentos– se ha hecho cada vez más dependiente del uso de combustibles fósiles). En las últimas décadas (con una ligera inflexión debi- Salaet, S.; Roca, J. Agotamiento de los combustibles fósiles y emisiones de CO2... Revista Galega de Economía, vol. 19, núm. 1 (2010) ISSN 1132-2799 2 da a la crisis actual) se ha utilizado más petróleo, más carbón y más gas natural que nunca en la historia. Esta gran dependencia con respecto al uso de combustibles fósiles ha generado dos tipos de preocupaciones muy diferentes que han dominado en diferentes momentos históricos. En las últimas décadas –y especialmente desde el año 1992– ha dominado la preocupación por los impactos ambientales de la quema masiva de combustibles fósiles y, sobre todo, por sus efectos en el cambio climático. Las actividades que generan gases de efecto invernadero son diversas, pero hoy el factor más importante es sin duda la emisión de CO2 asociada a la obtención de energía. El futuro de las emisiones de gases de efecto invernadero irá directamente ligado a la evolución en el uso de los combustibles fósiles (con la única excepción de la posible captura de una parte de las emisiones generadas en grandes instalaciones, una posibilidad técnica que no consideraremos en este artículo y que genera controversia sobre sus costes y riesgos). En contraste, la preocupación por la limitación y el futuro agotamiento de las reservas ha oscilado mucho según las tendencias en los precios. En los años setenta y en los primeros años ochenta sí que dominó en el debate público la preocupación por la limitación (y aún más la extrema concentración) de las reservas de petróleo (que tanto entonces como ahora –aunque con una pérdida de peso relativo– es la principal fuente energética): eran los años de los shocks del petróleo que tanto afectaron a las economías ricas. Después vino lo que se ha
llamado el contrashock del petróleo, con un hundimiento de los precios, y no fue hasta entrado el siglo XXI que se generaron nuevos debates públicos sobre el agotamiento del petróleo en una coyuntura en la que en pocos años los precios escalaron de los 50$ por barril de crudo a los 100$ y casi a los 150$ (para volver a bajar a mediados del año 2008 en el contexto del estallido abierto de la crisis financiera). Por lo tanto, las preocupaciones sobre el cambio climático y el agotamiento de los combustibles fósiles han tenido historias muy diferentes y han dominado en diferentes momentos históricos. En cualquier caso, las emisiones de CO2 y el uso masivo de unos recursos no renovables y muy limitados son dos caras de la misma moneda y parece necesario analizarlos conjuntamente. Sin embargo, son pocos los trabajos que discuten explícitamente escenarios futuros de emisiones –como haremos aquí para el siglo XXI– teniendo en cuenta las perspectivas de agotamiento de los combustibles fósiles. EL “PICO DEL PETRÓLEO” Y LOS MODELOS DE AGOTAMIENTO DE RECURSOS NO RENOVABLES. Existen algunos autores que desde hace tiempo han advertido que las reservas de combustibles fósiles son, en términos históricos, muy limitadas y que la dispo- 1 Excepciones son los trabajos de Kharecha y Hansen (2007), Brecha (2008) y Nel y Cooper (2008). Salaet, S.; Roca, J. Agotamiento de los combustibles fósiles y emisiones de CO2... Revista Galega de Economía, vol. 19, núm. 1 (2010) ISSN 1132-2799 3 nibilidad masiva de energía fácilmente accesible y muy concentrada que en una etapa histórica (y para una parte de la humanidad) han posibilitado estas fuentes de energía primaria no durará para siempre. Ya en el año 1956 el geólogo M. King Hubbert predijo (¡y acertó!) un declive en la extracción de petróleo en EE.UU. en torno al año 1970 y previó que la extracción seguiría una curva en forma de campana. Hubbert y sus seguidores –representados ahora por la asociación ASPO (Association for the Study of Peak Oil)– han señalado que – como el petróleo en EE.UU.– el creciente uso de petróleo y gas natural a nivel mundial vendrá seguido por una tendencia opuesta en un futuro no lejano (Campbell y Laherrère, 1998). Cuando, como ya hemos señalado, los precios se
dispararon hacia los 150$ por barril de petróleo y no parecían tener un techo claro, la “curva de producción” (utilizando el lenguaje de Hubbert, aunque preferimos hablar de curva de extracción) se convirtió en un punto de referencia claro en el debate sobre el futuro del petróleo y del gas natural. Ideas principales Es un hecho que tenemos que mencionar a las sustentabilidad en un tema que recobra tal importancia, que si en este no podríamos vivir. Al ser unos de los pocos recursos no renovables los combustibles fósiles necesitan de innovación ahora que pueda existir un método de sustentabilidad de los mismos. En lo que a mi opinión respecta, creo que los más conveniente seria buscar una alternativa en cuanto a los combustibles fósiles se refiere, ya que en caso de que no pongamos atención en lo que realmente es preocupante tendremos que pagar un costo alto, el cual no solo dependería de nuestro bolsillo, si no, posiblemente que extinguiría la población humana. Bibliografía: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=33907601 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=39113124001