sa ra sa s ^ ssasE sn i
M A N U A L E S C IS N E
SECBE1ABI0 DI IBS AMANTES m
m
O riginal
C6 M C 0 D E I AMOR
de A N G E L IT A C U E N C A
MEDINA
H E R M A N O S
SEMINARIO
14
MEXICO 1. D. F.
PROLOGO R E G L A S G E N E R A L E S P A R A E S C R IB IR C A R T A S D E AjMOR iS U sad un papel discreto, elegante y sencillo. 2. * Haced vuestra escritura lq más clara p a sible. 3. * Procurad que la carta no resulte excesiva mente larga. 4. * Evitadl las enmiendas, las tachaduras, los. borrones y el cruzamiento de líneas. 5. * No exijáis demasiado del objeto de vue> tro amor en, la primera carta, que ha de ser la llave de vuestra felicidad futura. 6. * Cuidad de hacer las líneas derechas, con $1 auxilio de falsilla, si falta la costumbre de es cribir, pero sin u¿ar el vulgar papel rayado. 7. * Escribid siempre con concisión, sin caer tampoco en la vulgaridad, en el abandono, ni la sequedad.
CONSEJOS
UTILES
La mujer debe escribir siempre con cuidado tal» que una amiga envidiosa o un preterdiente des pechado no puedan perjudicarla exhibiendo una carta suya. Las palabras se las lleva el viento; lo escrito, queda. ¡ Tened cuidado, muchachas! Una frase impru dente puede constituir la desgracia de una mujer. ¡C uidado oon la pluma, muchachas! Esto no quiere decir que las cartas han de ser frías e hipócritas.. Sencillez, claridad, sinceridad, ponderación, con los elementos espirituales que deben figurar en una carta.
O bservación final . — Nunca deben copiarse textualmente Astas cartas. Conviene alterar una frase aquí, una palabra allá. Para facilitar su modrfierrion, hemos combinado los párrafos de ma nera que se puedan añadir, variar o suprimir a untad.
CARTAS
AMOROSAS
Simpática y bella señorita: Ignoro si cometo una indis oción e l eserbir c a rta ; pero no puedo ocult _ por más tiempb la ansiedad que me enloquece. La, libertad que me tomo al escribir a usted hallará excusa en la d ifi cultad de verla y más todavía en la imposibilidad de hablarlo. Si hubiera tenido ocasión parr. Jecirle cuánto la amo, lo habría hecho; pero no sé si puedo aspirar a la dicha de ser correspondido. No me niegue usted esta gracia, de la que de pende la tranquilidad de mi v id a ; y si soy tem afortunado que merezca su cariño, si en so cora zón hay algo que responda a mis sentimientos, no retarde el momento de hacer feliz a. stf rendido Admirador. E s suyo, con toda el alma, Juan Rodríguez O T R A Distinguida señorita: No he podido resistir al impulso de mi corazón, que me obliga a -dirigirle estas letras, suplicándo le perdone mi atrevimiento. Desde el mumeinto en que la vi por vez primera, su imagen quedó tan grabada en mi alma, que ya me es imposible hallar tranquilidad, ni un in fa n te da reposo.
6
A N G ELITA
CUENCA
Suplico a usted, que fije un poquitín, su atención en este admirador de su bellezá, que) desea mere cer su cariño. Sométame a todas las pruebas que quiera, pero deme siquiera una esperanza que me haga vislum brar un futuro llOno de ilusiones y venturas. Le saluda respetuosamente su admirador ena morado, José Sevilla. O T R A Adorable señorita: Una casualidad me dio la ocasión de admirar eu gracia y su bdleza sin iguales. Desde aquel día vivo pensando en usted, y si rió es porque'acaricio la dulce ilusión de que tendré la dicha de ser co rrespondido, y si suspiro es porque temo no s 'r digno de su atención. ¿Tendría la bondad de sacarme de esta ator mentadora incertidumbre ? Daré a usted pruebas de mi sinceridad y de la rectitud de mi pretensión, si se digna escuchar el amoroso requerimiento de su constante y fiel ado rador. ]o*g¿\ Martín. O T R A Distinguida señorita: Siéndome ya imposible seguir en un estado de constante duda, me decido a escribirle y usted de cidirá lo que haya de ser de mí. Si un amor inmenso es la base de la felicidad.
S E C R E T A R IO
DE
LO S
AM AN TES
7
yo puedo ofrecérselo a usted, porque ningún hom bre podría amarla como yo la amo. Una palabra de usted sería suficiente para que yo, procediendo con toda seriedad, me dirija a sus señores padres, poniendo en sus manos el depósito de mi dicha y de mi porvenir. Sea usted buena conmigo, y no dude de los me jores sentimientos y buena voluntad de su enamo rado y respetuoso servidor, Pedro Salamanca. O T R A Adorable señorita: He dudado mucho tiempo antes de decidirme a escribir estas líneas y dudo aún entre la esperanza de verme correspondido y el temor de no ser grato a sus ojos. Pero la incertidumbre es peor aun que la certeza de la desgracia ; por eso me aventuro a suplicar a usted qué ponga fin a mi martirio. No pone €*1 capricho la pluma en mi mano, sino el amor sincero que me inspira el encanto de su g ra cia y de su belleza que nace tanto tiem¡*o me tiene robado el corazón y rendida la voluntad. ¿ Se hará esperar mucho su respuesta ? Aguarda anhelante su apasionado y rendido Enrique Muñog. O T R A Simpática y bella señorita: Mis continuos paseos a lo largo de su calle y las miradas a sus balcones le habrán indicado mi in terés por usted, pero deseo manifesté ríe por e3-
AW G BLITA
CVENCA
r;*.'», ya que de otro modo no es posible, la imvr* ón que usted me ha hecho y la desazón que 11. • ai* Tmenta. >* iV rita : estoy fervientemente, locamente enan:1 ra
S E C R E T A R IO
DB
LO S
A M A N TES
9
O T R A Simpática y bella señorita: T al vez le cause asombro una declaración tan pronta, nabiéndonos visto una sola vez. Pero no se necesita más para quedar prendido de sus en cantos ; y yo, señorita, que he tenido la dicha de verla, me siento esclavo de un amor que sólo aca bará con mi vida. Sí, señorita, desde el día en que mis ojos se deslumbraron ante el brillo de ¡su hermosura, vivo pendiente de su recuerdo, y quisiera haber encon trado una ocasión propicia para darle a conocer esta inquietud que ha sembrado en mi alma con la dulce semilla de mi amor. Temo que otro haya sido más afortunado que yo, adelantándose. Tranquilíceme usted, señorita, si su corazón es libre; en tal caso corresponda a este amor que en mí ha nacido con toda la fuerza de una pasión, y que será inquebrantable y eterno. Soy el más apasionado de sus adoradores, Julián Vázquez. O T R A Simpática y bella señorita: Su belleza ha despertado en mí una gran pasión y su recuerdo no me abandona un solo instante. Si, señorita; yo la amo desde el día que por vez primera tuve la fortuna de verla, y desde en tonces sólo deseo ser comprendido por usted para hacerla mi esposa, sueño que acaricio desde que se cruzó en mi camino. ¿Podré ver mis ensueños realizados? ¿Podré
A N G ELIZ A
10
CUENCA
aspirar a la felicidad de tener a usted por com pañera de mi vida ? E s el deseo más vivo que abri ga su apasionado, Guillermo Aquino O T R A Adorable señorita: Desde hace mucho tiempo siento tal amor hacia usted, que su recuerdo ilumina la tristeza de mis horas lejos de su presencia, y pone en mis noches de insomnio una amargura que quisiera mitigar. Cuando pasa usted por mi lado, siento unos Jo cos impulsos de decirle que la quiero, que la quie ro con toda mi alma, con todo mi ser, y tengo que dominarme para no seguir estos impulsos que ha cia uíted me arrastran y que usted podría calmar con una sola frase que haga concebir en mi una esperanza y me devuelva la calma que usted me ha robado. Ustd es buena, compasiva, y no consentirá que un pobre corazón apasionado sufra por este amor más fuerte que su vida. ¿ Puedo esperar el fin de mi triste calvario ? Sea buena, señorita, y ponga fin a esta incertidumbre que me impide repetir su nombre en mis horas tristes, ante el temor de que usted no correspon d a al ímpetu de mi cariño. No rechace, señorita, esta demanda de una limos na de su cariño. Piense en que soy desgraciado, y ue en su mano está el poder mitigar la tristeza e su ardiente admirador y enamorado, Arturo Gontálen
3
S E C R E T A R IO
DE
EO S
AM ANTES
11
O T R A Adorable señorita : Abrigo la esperanza de que perdonará mi atre vimiento por dirigirme a usted sin conocerla. D igo sin conocerla y digo mal, pues desde el día que tuve ía dicha de verla pasar por mi lado, todas las demás mujeres han perdido para mí su atractivo. Y desde entonces perdí mi sosiego, y su imagen se ha adueñado de mi corazón y puebla por com pleto mis pensamientos. Su belleza angelical y su sonrisa divina me han cautivado; y es que toda usted es una sonrisa de luz que hechiza y esclaviza al que tiene la dicha de conocerla. No se ofenda, simpática señorita, por estas lí neas, que, dichosas, van a recibir b bellos ojos. ¿ Habrá en su pecho un (jara albergar el cariño que le ofrezco ? ¿ Puedo concebir un poquito de esperanza de que más adelante 'me receré su afecto y su cariño ¿Podré esperar tan venturoso porvenir? ¿Será compasiva con su fiel enamorado? Francisco Rui2 O T R A Adorable Clotilde: Bien habrás visto, de algún tiempo a esta par te, lo fcjue mis ojos en silencio te decían; y yo he creído ver en los tuyos, más de una vez, una mi rada acogedora. ¿ Quieres, Clotilde, que juguemos a los novios como cuando éramos pequeños?
A N G E L IT A
CUENCA
¡ Si tú quisieras, qué feliz podrías hacerme y yo, a mi vez, compartiría contigo las delicias de un hogar en el qu¿* tú serías la reina, la reina de mi hoy atormentado corazón ! Piensa seriamente en esto que digo, y eigufi luego los impulsos de tu corazón.. ¿ Querrá mi destino quff correspondas a mi ca riño? Si no fueses libre, si otro amor llenase tu vida, ten la franqueza de decírmelo, aunque des troces las ilusiones que en ti hq puesto, mi ado rada Clotilde. T e ama y no te olvida el que antes fué tu ami go y hoy sólo quiere vivir santificando tu nombre, demostrándote la inmensidad de su cariño Caries. O T R A Querida Juanita: He comprendido de pronto que estaba enamo rado de ti, que hace tiempo que estoy enamora do de ti, Este amigo tuyo que hasta el presente sé reía del amor, ha llegado a caer en sus redes y la cul pable de ello has sido tú, mi mejor amiga. Y he pensado que seas tú la que comparta conmigti los días futuros en un hogar feliz. Medita bien mis palabras y, con la franqueza jfe te caracteriza, dirne lo que piensas. ¿ Tendré la dicha de ser correspondido? Aguardo tu respuesta con zozobra. Una pala bra de esperanza me hará el más feliz de los mor a le s . Alberto.
8 E C B B T A B IO
DE
LO S
AM AN TES
13
A UNA A M lG U IT A Josefina: Nuestra antigua amistad me autoriza a escri birte en el tono que voy a hacerlo. Sí. L o has adivinado. Estas líneas son una de claración de mi amor. Quiero ser algo más que tu a m igo; quiero ser tu esposo. ¿ Aceptas, Jose fina mía? Congeniamos muy bien, somos jóvenes, ¿que Qtra cosa nos falta para dar todas las ga rantías de felicidad presente y futura, eterna, a nuestro amor? No te lo he dicho de palabra, porque, franca mente, Josefina, no me atrevía... Cuando se quie re de verdad, como yo te quiero a ti, se vuelve uno tímido. Hasta mañana, Josefina de m i.vida. Y a cono ces mi secreto. ¿ Verdad que nuestro próximo apretórf de manos será el pacto de nuestra eterna felia d a d ? T e quiere y te querrá eternamente, tu Germán. O T R A M aría: He descubierto que te quiero, no con cariño de amigo, casi de hermano; sino como un hombre quiere a una mujer, de verdad. Para m<í tú ere9 la dicha. T e escribo después de largas horas de profunda reflexión, no a tontas y a locas, no por un capri cho pasajero. Sí, querida M aría te adoro y te quiero para qu*
AKG BLTTA
u
CU B MCA
seas mí esposa. Dime sinceramente lo qu# tu co razón te dicte... pero que no tenga que separarme jamás de ti... T e ama apasionadamente, tu Roberto. D E UN HOMBRE D E CIER T A E D A D , S O L T E R O , A UNA JO VEN Distinguida señorita: Si tuviese veinte años menos sería mas atrevido para dirigirle una petición, que tal vez sea re chazada. r Sin embargo, puedo asegurarle que en mí en contrará usted un adorador y amigo fiel al mismo tiempo. Y puedo hacer a usted feliz, a pesar de la desproporción dé nuestras edades. No hallará usted amor más puro y tierno que el mío. Poseo una pequeña fortuna y podrá usted vivit como una reina a mi lado, pues es usted la mujer a quien más quiero y estimo en el mundo. L e imploro, bella y simpática señorita, que se digne decidir de mi suerte. En espera de su fallo, queda siempre a sus pies $u fiel adorador, Luis Martínez. O T R A Adorable Carmiña: Me imagino el extraordinario efecto que esta carta ha de causarte, al ver que se trata de una declaración! amorosa, cuando nunca he exterio’^ a d o mis sentimientos.
8 E C B B T A R IO
DE
LO S A M A N TES
15
Pero es que ya no puedo ocultar por más tiempo la pasión que a mis años se desborda por ti, Carmiña amada. Y he pensado que en mí hallarás la ternura del padre y del amante. E n mí hallarás el apoyo de hermano y el amor de esposo. Ningún hombre más joven te prodigaría tantos cuidados, se dedicaría tan por completo a hacerte feliz como lo haré yo, di mi petición logra obtener una contestación favorable. Por otra parte, sabes que puedo ofrecerte un ho gar cómodo y una existencia regalada. Recibe la mayor de mis ternuras, a la vez que la súplica de que sea pronta tu respuesta para saber si debo considerarme el más dichoso o el- más des graciado de los mortales. Con todo amor, tu fiel Lorenzo. O T R A Adorable Carmelita: En tus juegos de niña, cuando a mis rodillas su bías, te quise como un padre; hoy, que te has vuelto una mujercita, te quiero como amante. Y a voy siendo algo v ie jo ; pero el corazón que no envejece, me impulsa de tal modo a dar este paso, que no puedo resistir por más tiempo sus fo gosas insinuaciones, y me veo obligado a decirte que te adoro y que sólo deseo hacerte todo lo fe liz que te mereces. Dime cuándo y dónde puedo verte a solas paraque oigas de mis labios lo profundamente que te quiere este viejo amigo tuyo. Federico. i . 1
18
AN Q H LITA
CUENCA B B C jaBT A JU O
DB
LO S AM A N TES
17
D E UN V I U D O A U N A J O V E N Simpática y bella señorita: A l conocer a usted, compilendtí que había halla
do una mujer dotada de las mismas virtudes que mi difunta esposa y al tratarla, la simpatía que usted me inspiró desde el primer momento fué convirtiéndose en un amor verdadero, hasta el ex tremo de que ya no puedo ocultarlo por más tiem po y me decido a pedirle relacione?. De.'de que la conocí, la soledad en que vive me asusta, y he decidido ofrecerle una. posición tran quila, repCíada, rodeada de todas las comodida des que mi lortuna puede darle. Espero que someterá a una profunda meditación cuanto le propongo; y sepa que aguarda impacien te su decisión su admirador y fiel enamorado, Ferfiando. D E UN V I U D O A U N A V I U D A Am iga Pilarín: Quizá te parezca extrafia esta declaración de amor que desde hace tiempo llevo en mi pecho y es causa de la amargura de muchas de mis horas. Pero la verdad es que nadie será capaz de querer te-tanto como yo. E l dolor nos ha visitado a la vez y el dolor nos ha unido también. T u pesar y el mío han marcado en nuestro camino una huella análoga. Pero, yo te quiero, y si tú me correspondieses, Si ia felicidad suelve ¿por qué dejarla marchar? Ambos vivimos solos, y si tú aceptas el corazón
que te ofrezco, quizá en nuestro cariño encontráse mos un mutuo consuelo a nuestra tristeza. La vida así lo exige, puesto que no es lícito nos abando nemos a nuestra soledad. Si tú quisieras podríamos disfrutar Jo1 hoy vuelve a nuestros corazones, ya hartos de su frir y de llorar. Esperando que meditarás mis palabras y n;i prrtención tendrá una acogida favorable, se despií.'* de ti quien por esta ventura se considerará 11 mrU feliz de los mortales. André'. D E UN J O V E N A U NA V I U D A Adorable Paquita: A raíz de la pérdida dolorosa que te ha a flig i do, las conveniencias sociales me imponían ei de ber de respetar tu dolor; pero hoy, pagado a la memoria de tu esposo el debido tributo, me aven turo a hacer la confesión, diferida hasta ahora. Hace tiempo que siento por ti un cariño profmi do, con el que espero poder consolarte si tu re- - puesta es favorable. T e quiero con toda mi alma y encontrarás en mí un marido afectuoso y un ap yo en todo momento. Tu hija hallará en mí un segundo padre que ia querrá con la misma fe, con tan acendrado cariño como quiere a la madre. No rechaces mi pretensión, la súplica deJ que, haciendo tu felicidad y 1a de tu hija, se c* .-;dr rará el más dichoso de los mortales. t
18
A N G ELITA
S E C R E T A R IO
CUENCA
Aguarda con angustia la respuesta que ha de hacer feliz o desdichado a tu sincero adorador, Ramón. .OTRA Distinguida señora: T ras la dolorosa pérdida que usted ha sufrido, he respetado su dolor y sus lágrimas ; pero creo que yá ha transcurrido el tiempo suficiente para hablarle sin temor a molestarla. Seguramente carezco de los méritos que dotara la Naturaleza a su difunto esposo; pero por lo mismo sabe usted que le sería difícil encontrar otro marido semejante, como será a muchos de sus ado radores hallar una esposa de las perfecciones de usted. Entre todos, nadie puede amarle como la amo yo, que le consagro por entero mi corazón y mi vida, que le prometo ternura constante y de su respuesta hago depender la dicha o el infortunio de mi vida. Poseedora de todos los encantos de lajuventud, no puede usted permanecer en viudez perpetua. Por otra parte, su hijo hallará en mí a un se gundo padre que se esforzará por educarle y con vertirle en el hombre digno que su padre hubiera querido hacer de él. Le suplico, señora, que no me rechace. Puedo ser su sostén y el asegurador del porvenir de su hijo. Escuche uisted la súplica del que, haciendo su felicidad y la de su hijo, «e considerará el más di choso de los mortales. Con estos sentimientos, quedo su muy sincero y fiel enamorado, Antonio V¿lasques.
DE
LO S
AM AN TES
19
D E UN M I L I T A R Simpática y bella f eñorita: No puede usted imaginarse qué difícil me resul ta decirle la cosa más natural y sencilla del mun do : que amo a usted con toda mi alma. Y a sé que los militares no tenemos muy buena fama entre las mujeres que desconfían de nosotros. Pero yo la quiero de verdad, sinceramente. Mis tenciones sen buenas y, si usted me contesta fa vorablemente, le demostraré que, bajo el uniforme que visto, puede palpitar un corazón amante. No crea que porque soy un simple soldado bus co tan sólo distraerme. Y o le pido relaciones para casarnos, en cuanto termine el servicio. Espera con ansiedad su respuesta, su sincero admiador, José Portas. O T R A Señorita: Estoy tan enamorado de usted, que tropiezo con diñcultade¿para escribirle. Y a sé que es corriente desconfiar de estas decla raciones de soldados, que no tenemos buena fama entre las mujeres; pero yo le aseguro que mis in tenciones son' buenas. No crea que porque soy un soldado busco dis traerme ; no crea que soy de los que, una vez aca bado el servicio, dejan plantada a la novia. Y o la quiero piara unas relaciones serias, para ca sarme oon usted una vez cumplido el servicio.
20
A N G EL ÍT A
CHENCA
N o quiero a nadie más que a usted y si me con* testa favorablemente, le demostraré que la quiero con toda mi alma y que le ofrezco un amor dura dero. Su sincero admirador, Jaime Rodríguez.
CONTESTACIONES ACEPTANDO Caballero: Su ct:rta me ha orprendido; no esperaba yo mi mudesta persona fuera objeto de senti mientos tan hondos como los que usted expresa. Pero, ¿serán sinceros? ¿Se tratará de un simple capricho? Sólo el tiempo podrá disipar mis du das ; el trato es lo único que puede demostrar la verdadera £ mpatía y sinceridad de nuestras deciút aciones. Si, como supongo, sus intenciones son rectas, espero que pedirá usted pemú-co a mis padre9 para llegar libremente hasta mí. Entretanto, quedo de usted atenta y segura ser vidora, María Luz González. Muy señor mío: Venaderamente, su carta me ha sorprendido y co no > que en ella dice, necesita meditarse, yo le on pongo que iniciemos una correspondencia q u ; permita conocernos más de lo que al presente. Y ; i llegamos a congeniar, podré contestar a usted a tt.no con mis verdaderos sentimientos. De usted atentamente, ¡ Luisa Rodríguez.
8ECBETAKIO
DE L O t AMANTES
21
(Muy señor mío: Confieso sinceramente que ya habla observado la predilección con que me favorece. Su declara ción po me ha producido mal? impresión. N o obs. tante, permítame que le manifieste mi temor de que se hay i equivocado, tomando por amor ver dadero una simple impresión, más o menos pa. sajera. Medítelo bien, y si persiste la inclinación que en su carta manifiesta, no seré ingrata a su ca riño. Queda de usted atenta y segura servidora, Luisa Sevilla. M c* «nor mío: Comprenda u ti i que ha de resaltarme uiuy difícil darle «ma respuesta en un seníid*» o en otro, ev.ondo no le conozco y rólo sé d .' v i ;c: sena que me ha .seguido c*tu ante algunos i’.ias. L o mejor sería que usted hablara con mis pa dres para pedirles permiso para acompañarme, por: no me gusta hacer nada a espaldas- de ello*. A sí, libremente, podríamos conocernos más «* fondo. Perdone la tardanza en contestarle, y cuente con la simpatía de ¿¿gura servidora, LtotmSr. Caballero: Confieso que me he sentido inuj lialngn la a recibir la carta con que usted me toitiu- i sentimiento» que le be inspirado.
2
A N G SL IT A
CUENCA
Pero, =i he de decir verdad, temo que ese ca riño que constan ardientes frases me describe, no sea todo lo sincero que, para saciar las aspira ciones de mi corazón, fuera preciso. ¿ No le parece que, antes de entablar relaciones formales, fuera mejor nos tratásemos algún tiem po como .'imples amigos? Si en el transcurso de dicho trato siguiese usted tan interesado por mí,, quizá me decidiese a aceptar sus relaciones, ya que me parece es usted un hombre serio., recto y de corazón. Queda de usted su afectísima amiga, M(Ma Josefa. Caballero: Ante todo quiero decirle que agradezco su oarta en lo que vale y en lo que significa, y me ha sa tisfecho su tono de sinceridad. Correspondo por entero a sus sentimientos. .para conmigo y me sería muy grato encontrarle el próximo jueves, por la tarde, de acuerdo con su deseo. Espero que esta primera entrevista ,sea el pró logo de una vida colmada de venturas, como tie nen el derecho de esperar los. corazones' jóvenes. Esperando e :trechar pronto su mano, le saluda afectuosamente, Rosita. Caballero t No he de ocultarle que ya había advertido el interés que hafcúa despertado mi persona en usted. En un principio lo atribuí a una atracción similar
S E C R E T A R IO
DE
EOS
AM AN TES
23
a la que sentía y o ; luego, reflexioné y llegué a la conclusión de que yo no era indiferente a ¿u amor. Accedo, por lo tanto, con alegría, porque co nozco la honradez de su familia y que usted es una persona seria. Mucho me agradaría encontrarle en la tarde del miércoles. No me juzgue atrevida por proponerle una entrevista ; es natural que ¿e vean dos per sonas que tienen que discutir sus asuntos senti mentales. L e saluda, Carmen Pedraza. Caballero: Aunque no tengo el g.ufeto de conocerle per sonalmente, como me parece que es usted sincero, no tengo inconveniente en concederle mi amistad, en espera de que el tiempo y el trato realicen la obra en la que usted cree entrever su felicidad. Agradecida de sus frases, queda de usted aten tamente, £. s., Angeles. Estimado amigo: Verdaderamente, su carta me ha sorprendido, porque nada me indicó Usted, el día que le vi en casa de mi amiga Maruja, que pudiera ser yo el objeto de su,s sueños. Como aun me dura la sorpresa, no puedo, porahora, contestarle más que lo siguiente: Deme tiempo piara meditarlo y entretanto sos tengamos una correspondencia de am ígr... Si des-
24
a n o e l it a
cuenca
pué = de una temporada de tratarnos sigue pen sando lo mismo y yo he descubierto en mí lo que au», no sé, entonces me será posible responder a i ruya con toda franqueza, de modo que no a i oita duda. •>rd;jlmente le saluda, Mercedes*. vV *allrro: N*i carta me ha llenado de sorpresa. No dudo n memento de la sinceridad de sus palabras, pero, íoy p-iT hoy, no puedo sentir más que una gran hacia usted y juzgo que $s preferible iejar al tiempo que se encargue de convertir esta impatia en tic amor tan bello que usted con anta vehemencia expresa. Creo también conveniente que hable usted a mi íatná, ya que ella le ha distinguido con su conanza. Es. todo lo que puede otorgarle por hoy su fectísíma, Pilar. aballero: No le oculto que me ha conmovido su carta, me preocupa lo súbito de su pasión. ¿'.'o -o h:brá usted engañado, descubriendo rn í cualidades imaginarias? No soy una inujtr úca. como u te d afirma, sino pura y simplemenuna mujer. Desde luego, su pe’ ición es aceptada. Pero coo no gozo de sufcci'r.te liV rtad para entrevis
SECRSTAKIO DE t O t AMANTES
25
tarme con usted, lo más procedente es que pida usted permiso a mi padre para iniciar nuestras relaciones. Esperando tener pronto el placer de verle, que da suya, Antonia.. A lfre d o : T u declaración me ha parecido excesivamente prematura. ¿Estás seguro de ese cariño que me describes? ¿N o será un producto de tu tempera mento sentimental? L as numerosas novias que has tenido y las cua les, según tú, te han desilusionado, te han hecho comprender que ninguna de ellas era el amor que tú habías señado. ¿ No te inspiraré yo uno de tan tos amores? Y o creo que convendría ir un poquitfn más des pacio... Entretanto, cuenta con la cordial ¿inipatía de tu amiga, Maruja. Muy señor mío: Sólo la desproporción de nuestras edades me ha hecho titubear antes de responder a su carta. Usted i abe que le aprecio y , por ello, no veo inconveniente en acceder a su petición de rela ciones. Y m el tiempo que éstas duren no cambian mis srm .rnicntos, puede abrigar la esperanza de que ir icepte por esposo. I e «aluda afectuosamente y segura servidora, I abel. .
29
A N G E L IT A
CUENCA
Muy señor mío: No quiero dejar de contestar a su carta y, aun que quisiera, no lo haría para corresponder a su gentileza de hacerme el fin de su vida. A l mismo tiempo po puedo corresponder a la pregunta ca pital que me hace en ella. ¿ No habrá tomado por amor o cariño una ilu sión alimentada en ¿us horas de insomnio o de aburrimiento? De ser así, todo se desvanecería. Ratifique, por lo tanto, sus amables palabras y me consideraré dichosa de habar llamado la aten ción de un hombre serio y formal, como se adivi na en usted. No son un capricho mío estas preocupaciones. Recapacite; más tarde, cuando esté seguro de no equivocarse, me volverá a escribir una carta más reposada y yo la leeré y estudiaré. Acto seguido hablaremos con mis queridos padres, que única mente aspiran a mi felicidad. Pero es absolutamente necesaria la seguridad ; sin ella, nada es .posible. Le saluda atentamente, Matilde Se garra.
CONTESTACIONES NEGANDO Muy señor mío : Agradezco en el alma el amor que me ofrece usted ; pero me es imposible cor responderle. Estimo a usted per sus bellas) cualidades, y me honra mucho su predilección; pero, por doloroso que me sea, no puedo aceptar sus relaciones, por
B E C B E T A B IO
DE
DOS AM AN TES
27
motivos particulares, que no pueden mortificar a usted, a quien no le será difícil encontrar quien le haga olvidar a la qu© ha tenido el privilegio de llamar la atención de usted. Le saluda ¿u afectísima Rosalía M o nieto. Caballero: Lamento infinitamente no poder corresponder a sus deseos. $oy muy joven y no quiero aún tener novio, además de que no me lo permiten mis padres. L e saluda atentamente,. Gloria Ferrúr. Caballero: Le estoy muy agradecida por las atenciones que, respecto a mi modesta .persona, me expresa en su carta, y a las cuales me es imposible acceder. No me pida más explicaciones, pues no se las puede dar su afectísima y segura servidora, Elena Ramírez. Caballero : Lamento mucho tener que darle una respuesta desfavorable a la declaración con que usted me ha distinguido. Conociendo las bellas cualidades que le ador nan, no le será difícil encontrar otra mujer que Je haga olvidar la decepción que conmigo ha su frido. No abrigo la intención de herirle o despreciar le. Circunstancias ¿obre las que nada puedo hacer
28
A N O E L 1IA
CUENCA
me obligan a desilusionarle. Mi contestación es * definitiva y crea usted que siento no poder darle la menor esperanza. Reciba la consideración más afectuosa de su segura servidora, Lucia Rosé i. Caballero: En contestación a su atenta carta, lamento mu cho tener que manifestarle que me es completa mente imposible acceder a su solicitud. Ruego a usted se sirva tener en cuenta la ex presión de mi consideración y estima. Dolo nos Perales. Caballero: Con verdadera sorpresa he leído su carta, por la cual veo que} usted me ha confundido. Sé que tiene usted novia, por lo que no comprendo su decisión d e dirigirse a mí en los términos que lo hace. L e suplico que no insista, pues de lo contrario me veré obligada a enviar su carta a quien se me tete más respeto. De usted afectísima, María Luz Suárez. Muy señor mío: N 6 creí que después de haberle desengañada con mi actitud y mi conducta evasiva» se atreviera usted a declararme por escrito su propósito. Su insistencia constituye una verdadera persecución»
B B C B B T A B IO
SE
LO S A M A N TES
29
de la que 1c suplioo que desista; pues no estoy dispuesta a tolerarla por más tiempo. Esperando que sus indiscreciones no me obliga rán a tomar obra resolución, cuyo resultado no sería muy airoso para usted, le saluda atenta mente, Isabel Gutiérrez. Muy señor mío: Lamento mucho que la atención de usted se haya fijado en mí, pues me veo en la imposibilidad de responder con mi afecto a la inclinación que- le ha impulsado a escribirme. Agradezco la distinción con* que halaga mis sen timientos de mujer, y le ruego que suspenda su correspondencia, que pudiera comprometer la tran quilidad de su afectísima, Catalina Soria. Caballero: Dado que usted me compromete con su cons tante persecución, le manifiesto que tengo novio y , por consiguiente, es inútil que insista en su pretendón. De insistir usted en sus indiscreciones, me veré obligada a tomar otra determinación, cuyo resul tado no sería nada airoso para usted.
Rosalinda Márquez.
30
A N G E L IT A
CUENCA
DIFERENCIA DE EDADES Caballero: Agradezco macho la distinción con que me hon ra, pero lamento tener que) decirle que, dada la diferencia de edades que nos separa, sería una verdadera locura entablar unas relaciones amoro sas que tal vez
S E C R E T A R IO
DE
LO S
AM AN TES
31
Estimado Enrique: . T u carta, amigo mío, ha renovado el dolor por el cual sufro constantemente. No puedo, apreciable Enrique, borrar con un nuevo amor el que aun me une ai compañero que me fué fiel en esta vida, y corresponder a otro sería profanar la memoria del que todavía lo es todo ¡5ara mí. Perdóname y apiádate de tu amiga, • • Cecilia. Caballero: Lleno aún mi corazón del dolor de una pérdida irreparable, pues el hombre en quien cifré mis ilu siones me fué arrebatado por una adversidad de la que jamás podré consolarme, .no puedo pensar por ahora, ni probablemente en mucho tiempo, aca so nunca, en soñar sn otro amor, que por noble y puro que fuera, como sin duda es el suyo,, no llegaría a atraerme con la fuerza necesaria para asegurar la felicidad del compañero de nuestra vida. Aviifilra Solsona.
D E UNA VIUDA A UN VIUDO Muy señor mío: Muy honrada por la distinción de que me ha hecho objeto, lamento tener que manifestarle que no me creo suficientemente interesada por usted para 'llenar ese vacuo que la muerte abrió en su vida arrebatándole a su primera esposa. Agradeciendo el honor recibido, queda de us ted atentamente, Frdpuctsca Linares.
CITAS P eticiones Simpática y bella señorita: Teniendo necesidad -de hablarle de un asunto importante para ambos, le suplico me conceda una cita, que agradecería sií afectísimo s. s. q. s. p. b., Vicente Reviraba.
33
AN OZL1TA
S E C R E T A R IO
CUENCA
Adorable señorita: D e de hace mucho tiempo trato en vano de en contrar una ocasión para decirle todo lo que por usted siento. Pero siempre la veo acompañada o en circunstancias que me impiden llamarla a solas. L e suplico que me diga u¿ted día, hora y lugar donde podría verla, asegurándole anticipadamen te que me mostraré respetuoso y atento a sus me nores deseac:. Aprovecho esta ocasión para expresarle mi amor más sincero. Manuel Roldé*. Adorable señorita: T al vez juzgue audaz mi pretensión de que me conceda una cita. Tranquilícese u¿ted: hago esta súplica porque no encuentro otro medio de hablar libremente con usted. Siempre he tenido que ha blarle en presencia de testigos, por lo cual nunca pude decir a usted1la mínima parte de lo que quie ro decirle. Am o a usted con toda la tuerza de mi alma y quiero persuadirla de la sinceridad de mi cariño. Dejo a su elección el día, la hora y el sitio, y en tretanto le reitero la9 seguridades de mis senti mientos más respetuosos y amantes. Siempre suyo, Bdsifáo Solazar. Adorable señorita: Hace tiempo que busco afanosamente una oca sión propicia para hablarle, pero todavía no he podido decirle: « ¡ yo la amo I» ni oír de su boca
DE
LO S
AM AN TES
33
que usted recibe bien este amor. Y o creo que no £erá usted tan insensible que me rehúse la gracia de unos momentos de conversación ; se lo suplico, señorita, sea usted lo bastante buena para indi carme la hora, el .-itio y el día en que se dignará oírme a solas. Ningún temor le asalte, el ardo» mismo de mi pasión me obliga a ser prudente, y yo seré para usted, señoritá, .siempre, un amante tan respetuoso como apasionado. En la esperanza de una favorable respuesta, me repito una y mil veces, su loco enamorado, Claudio Toledano. Simpática señorita : Necesito verla ; no puedo resistir más esta si tuación ; concédame una entrevista. Dígame cuán do y dónde puedo verla. Por poco que me aprecie, me concederá lo que le p id o : unos momentos tan sólo. No me niegue este favor. Se lo suplica en carecidamente su rendido admirador, Sebastián Maullo. Dulce amada mía: Desde que nos vimos el domingo en el cine, no hemos vuelto a tener ocasión de cruzarno.- la pa labra. Muero de impaciencia por estrechar tus manos y besar la punta de tus dedos. Quiero calmar las inquietudes de mi corazón y por ell j te suplico me digas cuáradb podrás ciscuchar los juramentos de tu loco enamorado, Raimundo. s
34
•
A N G ELITA
CUENCA
¡Mi dulce amor: Acabo de llegar, después de una semana de au sencia y ardo en deseos de verte y mirarme en el fondo de tus ojos'. ¿E sta tarde, a las seis? Para demostrarte mi cariño, te espera donde siempre, tu esclavo, Pepe. i
ACEPTANDO O NEGANDO UNA CITA • • Caballero: Confiada en sti caballerosidad, le escribo paral decirle que el próximo domingo iré al paseo, a las ' cinco. Si usted desea hablarme, puede aprovechar esta ocasión; de otra ferma no puedo conceder una entrevista en la que mi nombre podría quedar malparado. Le saluda atentamente, Margarita Lucientes. Distinguido caballero: Su carta me ha enfadado seriamente, pues me imagino que todo cuanto tenga que decirme puede hacerlo por escrito, sin necesidad de esa soledad que usted pretende. Se ha equivocado usted y le suplico que no in sista en sus pretensiones. Teresa Romero.
6 E C B E T A IU 0
DE
LOS
AM AN TES
35
Caballero: Adivino les motivos' que le impulsan a pedir una cita, y, no estando dispuesta a acceder a sus pretensiones, le suplico que no pierda el tiempo. L e saluda atentamente, Susana. ‘Q uerido don A n tonio: Su carta, proponiéndome una cita, me ha deja do asombrada. Lo que usted desea comunicarme, puede hacerlo en una de sus frecuentes visitas a caca, donde, como usted sabe, es apreciado por mis padres, quienes si se enterasen de su petición, no pensarían tan bien de usted. Julita. ■ Querido Pepe: u ' Si te parece, hoy hay reunión en casa de Ma ruja y nadie extrañará que tú y yo nos encontre mos en ella. La otra vez que me citaste, tu galantería llegó al extremo de faltar a la cita. Y como compren derás, no estoy dispuesta a llevarme otro plantón. O bien, cuando quieras verme, espérame a la sa lida de casa, cualquier día que se te antoje, y podrás hablar conmigo. Esto merece tu informalidad. Eugenia. Muy señor m ío: En contestación a su carta, debo decirle que se ha equivocado lamentablemente al suponer que pue-
30
A N O E LIT A
CUENCA
8 E C R E T A R IO
dó acceder a ir sola por la’ calle en compañía d e un completo desconocídb. Le saluda atentamente, Adela Sámpere. Queridísimo Antonio: Me estremecen tus galanterías, pero como no es toy dispuesta a ser plato de segunda mesa, le aconsejo que cites en mi lugar a esa con quien te han visto muchas veces. Caridad -
Muy señor mío: Desde el fondo de mi corazón agradezco ,^us galanterías, pero como sé que tiene usted una no via en cada esquina, no se puede tomar en serio su pretensión. Clara Correa.
ROMPIMIENTO DE RELACIONES Pedro : T e ruego que desde hoy me dispenses de tus idas y venidas, ya ridiculas. T u increíble falta de seriedad y formalidad me obligan a romper contigo de una manera definitiva. No me escri bas, porque no te contestaré. Margarita. Juan: Desde hace tiempo vengo observando que, tan to tú como yo, sufrimos una equivocación al su
DH LOS AMANTES
87
poner que nuestra dicha dependía de nuestra unión. Ni tu conducta, ni tus palabras de anoche, me permiten dudar más. No, tú no me amas, y como no quiero que a la fuerza, por creerte obli gado, hagas violencia a tu corazón, quedasi libriJ desde este momento. Desea tu felicidad, 'Rosario. Ram ón: Como no me resigno a ser la' burla tuya y de mis amigas, te agradeceré que me devuelvas todas m is cartas1 y el retrato que te dediqué, ya que por mis propios ojos he podido convencerme dei poco cariño que me tienes. Todo ha concluido entre nosotros. Olvídame y .que seas muy feliz, te desea tu amiga, Beatriz. V icen te:. Quiero dejarte en libertad para tu bien. Ha llegado el momento de separarnos. Desde anoche que te portaste tan indignamente conmigo, has dejado de serlo todo para mí. Y a que. aquella morena' te trastornó el seso, «e d£jo en completa libertad, porque yo quería al hombre iñel que un día me mintió amores, y eso dejaste de serlo desde el momento de tu traición. Puedes quedarte o destruir mis cartas y mi re» ra to ; eres dueño de hacer con todo ello lo que se te antoje. Tus obsequios y cartas' están a tu disposición. Paquita.
38
A N G ELITA
CUENCA
Guillermo: Tu conducta de anoche no tiene calificativo. S i no me querías, nada te hubiera costado decír melo, nadie te obligaba a mentir. Devuélvame todas mis cartas y el retrato que te dediqué ya que tan poco aprecias el cariño que, cegadá por tus palabras engañosas, puse en ti. Todo ha concluido entre nosotros. T e deseo seasmuy feliz con la joven que anoche cautivaba tu atención, y no te vuelvas a acordar del ncirbre de Ro&Uit.c a-. Roberto: Nos hemos engañado los dos. Creíamos hacer nuestra mutua felicidad y hemos1 convertido nues tra vida en un infierno. Los reproches que mutuamente nos dirigimos, echánd'onos en cara nuestros defectos, son prueba de que no hemos nacido él uno para el otro. Olvidemos, pues, que nos hemos conocido. T e remito todas- las cartas y obsequios que me h2s dirigido durante nuestro noviazgo. Y espero que me devuelvas- cuanto de mi pertenencia guar des. T e desea mucha felicidad, tu amiga, Josefina. Querido Luis: Desde hace algún tiempo me atormentas con tus ce’ os injustificados. No puedo dar un paso sin que n-e sigas como una sombra. No puedo hablar con un amigo sin que provoques una escena ridicula
B B C B B T A B IO
DB
LO S AM AN TES
39
de celos. Y en tus arrebatos, llegas hasta a ofen derme. Hemos terminado. Y a sé lo que ocurrirá: me pedirás perdón, jtirarás no volver a ofenderme con tus cela?. Pero ya te conozco. Si yo cediera, volverías a hacerme la vidia imposible. No quiero verte siquiera. T e has hecho antipático y la cosa no tiene enmienda. Eres un caso perdi do ; no tienes remedio. Adió?* Luis. Patrocinio. Querida Luisa: Desde hace tiempo, tu indiferencia hacia mí y el intferés exagerado que muestras por otros jó venes, me han convencido de que ya no me quieres. No te reprocho tu volubilidad ; eres muy dueña de hacer lo que más te plazca. Nada quiero a la fuerza. Quedas libre. Desde este momento nada te liga a mí. Que seas muy feliz, te desea tu olvidado, Alfonso. Encarnación: Aceptaste mi amor y durante muchos meses han seguido al parecer con agrado, nuestras relacio nes. Perdóname por haberte molestado tanto tiem po con mi¿ atenciones. Deseo sinceramente que encuentres un maride digno de tus atenciones. Tuyo afectísimo, Carlas.
40
A N G BLITA
CUENCA.
Mi adorable Julita; ' ,• * ¿ Cómo podré vivir, perdida ya la confianza en ti, que tan dichoso me hacia? Encuentro muy natural tu frialdad. iMi cariño no te hace fe liz ; tu corazón busca otro amor que pueda colmar tus aspiraciones. Pero debías habérmelo dicho clara y lealmente, en vez de ponerme en ridículo ante mis amigos. Me resigno a tu voluntad, pero te juro, adorada Julita, que te guardaré eterna fidelidad, recordan do las horas tan felices que tte debo y que na volverán. T e amaré eternamente, Julita, aunque has sido muy cruel conmigo. Adiós, y que seas muy feliz,* te desea tu Federico. M argarita: Recibí tu carta y veo <}ue ya no me quieres. No me digas que tu familia ze opone, que te han prohibido que me hables o me escribas. L a verdad es que no me quieres. A l decirte adiós para siempre, te deseo que la vida no cea muy cruel contigo... Y o no te olvi daré nunca. Pedro. Adorada Rosalía: Eres muy injusta conmigo. S i yo no conociera tu carácter, creería que quieres aprovecharte de una excusa para terminar nuestras relaciones. Pero sé que eres sincera, aunque un poquito alo
SECUETARIO
DE
LO S
AM AN TES
41
cada, y que al escribirme te creías víctima de una traición. Si me lo permites, iré a verte inmedia tamente, y te daré todas las explicaciones que sean necesarias para convencerte y tranquilizarte, demostrándote que a nadie más que a ti quiere tu, Pedro. Antonio • Apruebo tu resolución de romper nuestras rela ciones, y nada tengo que oponer a tus razona mientos. T e saluda, Margarita. Juanita.: Y a habrás observado mis vanos intentos para evitar que llegase este momcrt .^n toda' mi alma. Pero convencido de que sólo buscas dar por ter minadas nuestras relacionas, te devuelvo la liber tad y yo recabo la mía. De todos modos, siempre seguiré queriéndote con toda mi alma. Adiófc, Juanita, y que seas muy feliz te desea " Vicente. M anuel: ¡ Y yo que creía que estabas loco por m í! ¡ Y que decías que te pegarías un tiro, si yo te aban donaba ! ¡ Que te suicidarías ! Eres un f resco. Más vale que hayas sido tú quien tome la imda-
42
A N Q B LIT A
B E C B E T A B IO
CUENCA
tiva del rompimiento; por mi parte, puedes estar tranquilo; no me suicidaré aunque te vea con otra. Que te diviertas mucho te desea
Carmen.
CELOS Melchor: Eres un infame, un hipócrita. He visto dos de tus cartas a Maruja, en las que tan fogoso enamorado te muestras. Pero no creas que me disgusté al comprobar que mis sospechas estaban bien fundadas. Y a no me importa un co mino un embustero como tú, y si en ti puse un día mi confianza, ahora que he tenido esta revelación, me eres indiferente. Ya sé quién eree ; por lo tanto, hemos terminado. Catalina. Federico: De algún tiempo a esta parte vengo observan do que se ha enfriado el calor que nos unía. T e noto aburrido y yo, a mi vez, me siento cansada de mantener esta farsa en la que loe' dos somos principales personajes. Antes de seguir fingiendo, ¿no te parece sería mejor que rompiésemos el compromiso que. moralmnte roto está ya? Nada adelantamos engañán donos mutuamente. T ú puedes encontrar otra persona que despier te tu interés nuevamente y yo también encauzaré mi vida de otra forma menos decepcionante.
DE
LOS
AMANTES
43
Queda»-, pues, en completa libertad, y demos por terminadas nuestras relaciones. Se feliz, que yo procuraré encontrar a mi vez el mayor bienestar posible. Maruja. Mi adorada Rosario: Confieso mi error y te pido perdón. Soy celoso, Rosario, y e tos son una prueba de cuánto te amo y cuánta es mi tortura ; un día «ufro un arrebato y disputamos, como lo hicimos la semana pasada. Olvídalo y perdóname, porque te quiero mucho. Y te juro que no volveré a ofenderte. T u loco enamorado, Luis. Mi adorable Mercedes': Soy un cobarde por escribirte después de tu in digno proceder de anoche: Tus sonrisas provoca doras dingidas a aquel mamarracho, no te las puedo perdonar. Eres una coqueta. No te disculpes, y menos aun creas que voy a olvidar la ofensa que me has hecho. Tengo a tu deposición tus cartas y tus retratos, que mañana mismo te enviaré por medio d& un chico. Adiós para siempre, Andrés.
44
ANGELITA
CUENCA
EX C U SA S Y RECONCILIACION Amor mío: Reconozco mi culpa y, de rodillas, te pido per dón, después de haberla expiado con el tormento de no verte ni hablarte desde hace una cemana. Estoy desesperado, lo cual es una prueba de lo%mucho que te quiero. Olvidemos nuestro arre bato de mal humor y déjame compensar el dis gusto que te he caucado, consagrándome a ren dirte culto sincero, como único objeto de una ado ración eterna. Tu siempre fiel, A derada mía, vida m ía : ¡ Cuán arrepentido estoy de las palabras duras que te dirigí, y cuya injusticia reconozco! ¡ Pero estaba cegado por los celos! y te quiero ta n to ! Y o te suplico, alma mía, que me perdones. Sé que eres buena y que he cometido un acto mons truo al dudar de tus juramentos. ¿ Me perdonas, vida mía ? Arrepentido y locamente enamorado, te envía su amor eterno, Amor mío: ¡ Adorada ! ¡ Adorada mía ! ¡ Perdóname I No cabía lo que hacía ; no sentía lo que d ecía; es taba desesperado, loco... Perdóname. Me dejé llevar por los celos y te hablé con du reza. Estoy arrepentido.
S E C R E T A R IO
DE
LO S
AM AN TES
45
T ú eres generosa y comprensiva; dame una nueva prueba y devuelve, con unas palabras de perdón, la tranquilidad perdida a tu rendido amante, Señorita: Perdóneme. Reconozco m:V faltas y me arrojo a sus pies implorando perdón. E l loco amor que por usted- siento me ha trastornado el juicio .y ha sido causa de los disgustos de que me puede usted acusar. Sea generosa y compasiva. Sea indulgente para con su loco enamorado. Estoy muy arrepentido. Eeta carta llegará a sus manos empapada en lá grimas que he vertido presa de la desesperación. Y no habrá consuelo para mí hasta que me otor gue su perdón. Créame, señorita: mi respeto y mi sumirión a sus desfeos serán una prueba del inalterable amor consagrado a la más buena y cariñosa de las mu jeres. En la esperanza de su perdón, sigo siendo su más fiel adorador, Mi querido Juanito: Accediendo a tu súplica, te perdono. Y a com prendí que tu»-j palabras fueron dictadas por los celos, por unos» celos injustificados ; yo también te ruego que me perdones las palabras duras que te dirigí, enejada. ¡ Por una tontería estuvimos a punto de destru r la felicidad con que tanto hemos soñado!
46
A N G ELITA
CUENCA
Olvidemos nuestro disgusto, y pensemos tan sólo en nue tro amor. No te dejes arrastrar por un arrebato de cólera y confía en el amor que siempre te tendrá tu, Francisco: j Y a sabía que volverías a mí, querido Francis co ! Me parecía imposible que, de la noche a la mañana, se extinguiera en tu pecho el amor que decías sentir por mí. No era porible que, después de tanto tiempo de relaciones, sin que jamás una nube empañara el cielo de nuestra dicha, te se parases de mí con unas frían' líneas. ¡ Y todo por un detalle sin importancia! ¡ Por una tontería ! Bien sabes, bobito. mi ciego cariño por ti, mi fidelidad, mis lágrmas, que por ti he derrama do, las contrariedades que he tenido que eufrir y vencer. Olvidemos, querido Francisco, lo pasado y pen semos tan sólo en jnuestro amor. Y a sabec* que .te reservo todo mi inmenso ca riño,
AUSENCIA Adorada Isabel: ¿Cuánto tiempo va a prolongarse tu ausencia? Sin ti me falta todo. No has hecho más que ale jarte y me parece que han parado años sin vernos. No puedes imaginarte mis sufrimientos. Segura mente tú te divertirás; yo, en cambio, vivo de vorado por una idea f ij a : tu mortal ausencia.
S E C R E T A R IO
DB
EO S
AM AN TES
47
No sé si podré soportar todas las amarguras de este alejamiento cruel. Piensa en mí y que no me falte el consuelo de tus cartas, que serán mi úni ca compañía en e ta soledad. Tuyo eternamente, Querido Joaquín: Desde que te marchaste ha recorrido todo mi ser el escalofrío del miedo a que te olvidases dé mí, o lo que es peor, 'que otra mujer te atrajese, dejándome sin esperanza'1. ». , Regresa cuanto antes». No puedo vivir sin t i ; tú no puedes ser feliz en esa ciudad, a la que aborrezco. No me abandones; el tiempo es muy lento para el amor. Dime una y otra vez que soy para ti el mejor de tus anhelos, como para mí también lo eres. i Q ué ganas tengo de verte y demostrarte mi cariño ! Tuya, Amor mío: ¡ Cuánto sufro con esta ausencia, que ha ve nido a cortar de repente el hilo de nuestra feli cidad ! Aun suena en mi-j oídos tu airulladora palabra, prometiéndome fidelidad en mi ausencia. No sé cuánto se prolongará e9te suplicio d$ nuestra se paración. Desesperado veo pacar los días llenos de tristeza de no verte. Pero esta situación tendrá s»u fin y entonces nos veremos constantemente, noe estrecharemos las ma
43
a x g e lit a
cuenca
nos llenos de pasión, y leeremos en el fondo de nuestros ojos este cariño tan intenso que nada ni nadie podrá destruir. N o me o lvid es; escríbeme siempre y mucho; dime lo que haces y cómo pasas los días. Adiós, amor m ío ; recibe todo el cariño de tu Amor mío : Pasé ayer un día tristísimo por no tener noti cias tuya»?, y ya comenzaba a creer que ibas ol vidándome. Pero hoy, al recibir tu carta, ha desaparecido la zozobra que de mí se había apoderado. Tengo tanto miedo de perderte, que cualquier tardanza en tu correspondencia me hace sufrir horrorosa mente. ¡ Cuán poco grata es la vida sin tu pre sencia ! ¡ Cuánto deseo tu retomo ! Y a tabes que mi única felicidad consiste en tenerte junto a mí y en vivir pendiente de tus palabras. Pero hay que resignarse y esperar. N ada con seguimos con desesperarnos, ya que e.te estado de cosas inevitablemente ha de tener un fin. Cuando éste llegue, como les dos deseamos, verás cómo la ausencia ha servido para acrecen^tar el cariño que te tengo, y nos resarciremos de la angustia de ceta separación. No me olvides, como tampoco te olvida tü D I S G U S T A D O P O R NO T E N E R C A R T A Margarita querida: Una semana hace que no sé d^ ti y esto me
ÍB C & S T A M IO
DB
L O * A M A N TE *
49
disgusta muchísimo, pues me figuro que tu si lencio ea causado por olvido. Carente de noticias tuyas, me muero de pen a; sólo ansio unas líneas tuyas. ¿Será posible que me hayas olvidado y tus promesas fuesen palabras que se lleva el viento? Escríbeme, por fa v o r ; dime que me quieres y pon fin al tormento de quien en ti ha puesto todo su cariño. V id a mía: Pasan los días y no recibo noticias tuyas. ¿Qué ocurre? ¿Estás enferma? ¿Por qué no contestas? Mil pensamientos tristes me asaltan í estoy des esperado. ¿Qué le pasa a mi amor? Mil ¿deas trictes cruzan mi mente: ¿ Estará enferma ? ¿ Me habrá olvidado? ¿ Y a no me querrá? Me paso los días y las noches pensando eu ti. j Estoy enamorado, locamente enamorado 1 Amor m ío: ¡ Dos cartas sin respuesta I ¿ Qué sucede, vida mía? ¿ Y a no me quieres? ¿M e has olvidado? ¡ Por favor, sácame de esta incertidumbre que me mata, y que es cien veces peor que la verdad, por dolorosa que fu e te ! L a prefiero a esta ansiedad que me devora. Ten piedad de tu rendido y devoto adorador.
50
A N O K LITA
CUENCA
CARTAS SO BRE ASUNTOS VARIOS P E T I C I O N D E MA NO Muy señor mío; No creo sea para usted un. secreto las relacio nes que, desde hace tiempo, tenemos su hija Car lota y un humilde servidor de usted, tiempo más que suficiente para conocernos y fijar este cariño cue ambos nos tenemos. No deseando ella ni yo que se prolonguen in definidamente nuestras relaciones, me atrevo a pedir a usted la mano de su hija, en la esperanza de que nos hará felices a los dos el día de su con sentimiento a nuestro matrimonio. Confiando en que su contestación me dará la certeza de la felicidad con que sueño, me es gra tísimo aprovechar esta ocasión para ofrecerme íuyo afectísimo y s. s., Muy señor mío; Hace tiempo que usted mfe conoce, ya que me autorizó para visitar su casa como novio de su hij No dudo que, durante este tiempo, usted, ve’ ndc por el bienestar de Margarita, habrá podi .o juzgar si le parezco digno de tener el honor de llamarme su hijo. Hoy acudo a pedirle la mano de ¡Margarita, a la cual le prometo hacer dichona. La nnnera afectuosa con que usted me ha aco I
S E C R E T A R IO
DE
LO S
AM ANTES
51
gido hasta hoy me da la esperanza de no ver desatendida mi pretensión. Permítame añadir que toda mi existencia quedará consagrada a pagar le con mi afecto, cop mi respeto y mi reconoci miento, el inestimable favor que me concederá seguramente. Espero con ansiedad su respuesta y me repito su humilde y respetuoso servidor, C A R T A A UN P A D R E PAR A F O R M A LIZ A R RELACIONES Muy señor mío; Tengo el gusto de comunicar a usted que, pre via su autorización, pasaré, el día y a la hora que tenga a bien señalarme, por su casa, con ob jeto de formalizar mis relaciones con su hija Isa bel, cuyo consentimiento para dar este paso tengo. Con verdadero placer aprovecho esta ocasión para reiterarle la seguridad de mis sentimientos más distinguidos y quedar muy atentamente <. O T R A P E T I C I O N D E MA N O Muy señor mío; Sin duda no son un secreto para usted las re laciones amorosas que sostenemos su hija Rosa linda y yo, y como veo mi porvenir asegurado, hemos pensado su hija y yo en formar el hogar en que albergar nuestros amores. En consecuencia, por medio de la presente carta, tengo el honor de pedir la mano de su hija, al
50
A N G EZ IT A
CUENCA
CARTAS SO BRE ASUNTOS VARIOS P E T I C I O N D E MA NO Muy señor m ío: No creo sea para usted un secreto las relacio nes que, desde hace tiempo, tenemos su hija Car lota y un humilde servidor de usted, tiempo más que suficiente para conocernos y fijar este cariño cue ambos nos tenemos. No deseando ella ni yo que se prolonguen in definidamente nuestras relaciones, me atrevo a pedir a usted la mano de su hija, en la esperanza de que nos hará felices a los dos el día de su confentimiento a nuestro matrimonio. Confiando en que su contestación me dará la certeza de la felicidad con que sueño, me es gra tísimo aprovechar esta ocasión para ofrecerme cuyo afectísimo y s. s., Muy señor mío; Hace tiempo que usted mé conoce, ya que me autorizó para visitar su casa como novio de su hij No dudo que, durante este tiempo, usted, ve ndc por el bienestar de Margarita, habrá poci-.o juzgar si le parezco digno de tener el honor de llamarme su hijo. Hoy acudo a pedirle la mano de ¡Margarita, a la cual le prometo hacer dichona. I.a minera afectuosa con que usted me ha aco-
S K C R S T A B IO
DE
LO S
AM AN TES
51
gido hasta hoy me da la esperanza de no ver desatendida mi pretensión. Permítame añadir que toda mi existencia quedará consagrada a pagar le con mi afecto, cop mi respeto y mi reconoci miento, el inestimable favor que me concederá seguramente. Espero con ansiedad su respuesta y me repito su humilde y respetuoso servidor, C A R T A A UN P A D R E P A R A F O R M A L I Z A R RELACIONES Muy señor mío: Tengo el gusto de comunicar a usted que, pre via su autorización, pasaré, el día y a la hora que tenga a bien señalarme, por su casa, con ob jeto de formalizar mis relaciones con su hija Isa bel, cuyo consentimiento para dar este paso tengo. Con verdadero placar aprovecho esta ocasión para reiterarle la seguridad de mis sentimientos más distinguidos y quedar muy atentamente s. s., O T R A P E T I C I O N D E MA NO Muy señor mío: Sin duda no son un secreto piara usted las re- * laciones amorosas que sostenemos su hija Rosa linda y yo, y como veo mi porvenir asegurado, hemos pensado su hija y yo en formar el hogar en que albergar nuestros amores. E n consecuencia, por medio de la presente carta, tengo el honor de pedir la mano de su hija, al
52
AW GEU TA
C T jn fC A
mismo tiempo que le ruego ¡fije una fecha para tratar de los detalles de nuestra unión. En espera de sus noticias, queda suyp Affmo.
*• D E L P A D R E D E L NOVIO Muy sefior mío: Y a le supongo enterado de las relaciones amo rosas que sostienen mi hijo Manuel y su bella hija Maruja. Hoy escribo a usted para formalizar est83 re laciones y fijar el día de la boda, según deseo de los interesados. Ruego a usted fije fecha y. hora para fritar de asunto de tanta trascendencia para la felici dad futura de nuestros hijos. L e saluda atentamente, E N V IA N D O UN OBSEQUIO Seflorita: Hoy recibirá usted muchos obsequios, Unidos a felicitaciones oomo la mía, aunque no tan lleiias de respetuoso cariño, y agradecería acogiese US-ted benévolamente esta pequeña muestra del affco» to que por usted siente, al mismo tiempo que la felicita de todo corazón, su amigo, Seflorita: Comienzo pidiéndole' perdón por la libertad que r t e m o , en gracia a mi deseo de agradarla Sé « auto le gustan a usted las flores. Hoy recibirá
B B C H B T A E IO
DE
LO S AM AN TES
5 ;
usted machas, y no he de ser yo, tan apasionado de sus encantos, una excepción entre tantos como le rendirán sus obsequios, movidos por sentimien tos de simple amistad. ¿Me prohíbe, acaso, el amor una galantería permitida a otros menos obli gados que yo? No lo he creído así, señorita. Deseando que estas flores, mensajeras de mis pensamientos, hablen de. mí en la ausencia y per fumen el espacio donde respira lo que yo más quiero, le saluda atentamente su siempre suyo, NOVIO A U S E N T E PIDE R E T R A T O Mi adorada M aruja: ¡Q ué tristi vivo, amor mío! No sé cuánto se prolongará cate suplicio de nuestra separación. Y este suplicio podrías mitigarlo enviándome un re trato tuyo, en donde pudiera contemplarte a to das horas y estrecharte contra mi corazón, aunque sólo fuera en imagen. Envíame cuanto antes una fotografía cualquie ra tuya, amor mío ; que así podré sobrellevar esta separación, que algún día ha de terminar, cuando entonces nos resarciremos estrechándonos amoro samente. ¡Yo te enviaré una mía la semana próxima. Quiéreme mucho y no olvides a tu enamorado.
A N G E L IT A
54
CUENCA
DEDICATORIAS PARA
S E C R E T A R IO
RETRATOS
DE
LO S
AM AN TES
ÜÜ
A mi... Recibe, en prenda de mi amor, este retrato que es la imagen del que te adora.
Para E L L A . : A rui reina: r i riñosamente, te dedico este retrato. ■
.
•
-
Para E L : •
•
A mi dulce tormento: lo amo tatito, como ¡fija está mi imagen en esta cartulina.
A 1:» mujer de mis ensueños : Anhelando sean ésto¿ una dulce realidad.
A
im muñeca: A:: rosamente te dedico este retrato.
A mi adorada: Con todo mi amor te dedico este retrato; tú eres la esperanza y la ilusión de mi vida.
A A
amor es cierno, como la’ vida misma. mi— , eternamente.
A mi querido: V a con gste retrato md corazón.
A mi amado: U n corazón de mujer que te quiere, te dedica este retrato.
A mi r e y : T uya para toda la vida.
T e dedico este retrato como prueba del cariño tan grande que te tengo.
Que mi retrato te acompaño a todas parte? te do'Ca tu... \
T e dedica este retrato con»*' prueba !■ . un an. i que --dio se extingue con la muerte.
dé
A N G ELIZ A
CUENCA
Acepta este retrato como símbolo de amor eterno.
T e dedico este retrato, el último que me he hecho, para que cuando lo mires, te diga cuánto te quiero.
Con este retrato va mi corazón que por ti palpita de amor.
DEDICATORIAS PARA OBSEQUIOS Y FLORES Simpática y bella señorita: Que estas flores, mensajeras de mis pensamien tos, hablen de mí en mi ausencia y perfumen el espacio donde respira lo que yo más quiero.
A n gelita: Siento pena por las flores que te envío: rabia rán de envidia al verte tan bonita y seductora.
A mi divina Gloria: Como símbolo del cariño que te profeso, acepta eí c modesto obsequio.
S E C R E T A E IO
DE
LO S
A M AN TES
57
Acépte esta pequeña prueba del afectp que le profeso.
Con este ramo de flores, va mi amor «temo.
Con este modesto obsequio va mi corazón ; acéptalo, clemente, aunque ausente, contigo está mi pasión.
Al mandarte este presente, aprovecho la ocasión, para decirte, vehemente: tuyo es mi corazón.
PENSAMIENTOS PARA PO STALES, E N VERSO Y E N PROSA E l corazón no puede dividirse eji dos amores.
Son tantas las perfecciones de tu rostro, que rida niña, que no pueden expre arse en el redu cido c pació de una postal.
58
ANGELITA
CUENCA
L a mayor felicidad! que puede caber a un hom bre $s ei ser dueño de una mujer como tú. Sin amor no hay felicidad. E l amor es un dúo: cantarlo.
fuerza es ser dos pará
¡ Quién fuese sello para que me acercases a tus labios para pegarm e! E l matrimonio, nena, es un tren que con fre cuencia descarrila por haberse enganchado pre cipitadamente los vagones. Eres blanca como la azucena y tienes una fra gancia mayor. No deploro más que una cosa en la vid a: que no hayas nacido tú quince años antes o yo quin ce después. Siempre que te veo escapa de mis labios la mis ma exclamación: «¡ Si yo fuese más joven !». Quisiera ser tu corsé para oír continuamente los latidos de tu corazón.
S E C R E T A R IO
DE
LO S
AM AN TES
59
Envidio al feliz mortal que ha logrado hacer latir tu corazón. Envidio la dicha de estas líneas, que van a ser leídas por ti. Inmensa será la dicha «suya».
del que logre llamarte
Ese hoyuelo de tu mejilla te lo hizo, al nacer, el beso de un ángel. E l amor e s : ser dos o no más que u n o; un hom bre y una mujer, que se funden én un á n g el; en el cielo. Eres la linda flor que perfuma el sombrío jar dín de mi vida. ¿ Cuándo podré aspirar la esquisita fragancia de esa flor ? T u carita hace más estragos que una bomba ató mica. A través de los. mares, en la ausencia, pienso en ti, y salvando la distancia va mi pensamiento, buscando el tuyo, para posarse en tu corazón y acariciarte con sus alas.
60
▲NGHLXTA
CTTBNCA
¿ T e dicen que eres chiquita? Pues ya conoce» el refrán: «Vale más poco y bueno que mucho y malo». No dafía una miradla de tu amor por todas las riquezas del mundo, ni una sonrisa por todos los laureles; pi un beso por todas las coronas. L o menos que se puede pedir a una mujer qué ha encendido en nuestra alma el fuego del amor es... que
8 B C K B T JJIIO
DB LOS AMANTES
61
Tienes la sonrisa de los ángeles del cíelo. Para matar a un hombre, no necesitas más que una oosa: ¡ dejar de amarle I Su belleza tiene dueño y no se debe hablar de los bienes ajenos. U n día sale usted a la calle, le mirap unos ojos, siente en el pecho un extraño desasosiego, «e lleva la mano al corazón y advierte que se lo han ro bado. Y le dan a usted ganas de echar a correr tras aqullos ojos, gritando: « ¡ A e£os! ¡ A esos I ¡ A e so s! »* No hay rojo vivo como el de tus labios, ni brillo tan deslumbrador como el de tus ojos-. '¡ Ojalá viva esta portal en tu poder lo que vivirá tu imagen en mi corazón I A pesar de tus esquiveces, en vez da olvidarte, cada día te quiero más. Que mi imagen se grabe en tu pechL como lo está la tuya en el mío.
62
A N Q E L IT A
CUENCA
Sufro espantosamente cuando te veo al lado «del otro» y no puedo vivir ¿in verte c3.da día. ¡ A y, lucero !, yo te vi resplandecer en mi frente cuando palpitar sentí mi corazón dulcemente, con amante frenesí. ¿ Por qué volvéis a la memoria mía tristes recuerdos del placer perdido, a aumentar la ansiedad y la agonía de este desierto corazón herido? Del fondo del pecho mío vuela a ti suspiro tierno con mi acento. En él, mi Elisa, te envío el fuego de amor eterno que yo siento. Que me odias, me asegura tu boca de clav e l; deja que la bese y me consolaré. De conchas y corales y nácar a tu frente guirnalda reluciente,
SECRETARIO DE LOS AMANTES
mi bien, te ceñiré. Y eterno amor mil veces jurándote, cumplida, en ti, mi dulce vida, mi dicha encontraré. Con una frase ayer una barrera, se elevó entre nosotros de improviso ; y parécele a mi alma, en su tristeza, que y a ha pasado un siglo. ¡ A y , mi linda muñequita, no te alarme el ser chiquita ! ¿ No se dice, por ventura: «En el bote más pequeño está la buena confitura? T u boquita cárcel es, sin cerrojos y sin llav es; los prisioneros son perlas, y las puertas son corales. ¡ A y, quién fuera moro para tenerte guardada bajo llaves y cerrojos! Dicen que eres incendiaria, y en eso tienen razón ; porque siento que tus ojos me queman el corazón.
63
AHGBLITA
64
CUBITOA B E C B E
E s el amor tuyo nube pasajera; vino con un viento y otro se lo lleva. T e quiero si abres los ojos, pero más si los entornas, que a mí siempre los capullos me gustan más que las rosas. De tu letra menuda, doce páginas conté. No es menester tanta prosa, para
morenilla es I traviesa y resalada I requetebonita dulce enam orada!
T e quise; mi pecho aun te ama y aunque el mundo se hundiera, viva de amor la llama de sus escombros saliera.
7
A R IO
C U
LO S
A M A K rE S
Si fuera golondrina volara adonde estás, para colgar mi nido do tus ventanas están. Agua me diste, alma mía, viéndome morir de s e d ; mucha sed antes tenía, pero más tuve después. ¡ Oh, sabrosa mía, si un corazón tuvieras, cien verso* te dedicara por muy chiquito que fuera f Y a se consume mi vida, que no puedo resistir; en tu memoria encendida arde todo mi vivir. Ven presto. V oy a morir. Si en un momento me encontrara a solas juntito a ti, murmurara yo en tu o íd o : «Muero, dulce amor, por ti». Guardo mi corazón como un tesoro que yo ofrendo al cristal de tu sonrisa no lo destroces con tus manos,
«
66
ANQXLITA
CCBJJCA
SECRETARIO DE LOS AMANTES
cual hoja que deshojas sin malicia, no le hieras con tus desdenes, ni lo quenes en amor, que es carne viva.
porque son tan delicados que uft beso pudiera herirlos. Y o quisiera mandarte un mensaje que blanca paloma, te llevará,' en sus- alas de nieve, mi frase amorosa.
T odo el que te vea esos ojos de lucero creerá que has robado dos estrellitas del cielo.
Para ser divina en todo, la que es de mi vida dueño, de ángel tiene el corazón, los ojos de azul del cielo.
Me dices que me quieres; puede que a¿í sea, Dame un cristal de aumento que yo lo vea.
T u recuerdo no me deja ni de noche ni de d ía ; Oye el eco de mi queja; yo he perdido mi alegría.
Hoy he soñado, chiquilla, que ce» amor y embeleso, el hoyo de tu barbilla iba llenando de besos. Porque lloro tus desdenes crees mi llanto fingido. Sabe, hermosa, que hay dos llantos: uno el tuyo, otro el mío. Sabe que hay dos corazones: uno piedra, y otro vivo. Dan t;us labios encarnados tentación de seducirlos, mas del beso están guardado#
♦i »
Evocando tu1 amante reóuerd'' mi mente se azora, . cuando temo que dudé#' un día de pasión tan honda. Tus ojitos, muchacha, son dos puñales, debieran estar presos por criminales; pues poco a poco a aquel que mirar k> vuelven loco,
(57
68
ANGELITA
CUENCA
Una me dijo que sí, otn$ me dijo que no; la del si, quería e lla ; . la del no, quería yo. L a luz que en tus ojos arde, como el sol resplandece; cuando los bajas, parece que va cayendo la tarde. Nuestros dos amores se hallaron en un camino; y el mío dijo al tu y o : ¿ dónde vas, chiquirritino ? En tus ojillos, ¡ a y ! , se me baila el alma, que me derrito. Pequeñita eres , de cuerpo y llena de gracia estás, pequeñita y resalada, como la arena del mar. Dame un poquitín de tu gracia* dame un poquitín de tu sal, dame el fuego de tus ojos, verás cómo sé cantar.
SECRETARIO
D E LOS AMANTES
Tienes unos ojos, reina, que parecen dos estrellas, yo quisiera ser el délo, para que en mi los pusiera*. Dos ideas que a l par brotan 't dos be£©9 que al par estallan -dos ecos que se confunden, esas son nuestras dos almas. ¡M i adorada Margarita, tienes tal garbo y salero, eres tan rebonita, que por ti me muero! A las estrellitas del cielo por tu amor voy preguntando, y las estrellitas del cielo unen su llanto a mi llanto, y cual lágrimas de plata Van cayendo en el pspado. No quisiera más ventura ni más dicha merecer que de tu boca a la mía no cupiera un alfiler. S i al través de las varillas d e tu abanico.
70
ANOEUTA
SECRETARIO DE LOS AMANTES
CUENCA
por lo dulce, por lo sabrosa, y por lo rica que estás.
miran tus dos ojos negros, ofreces igual peligro que cualquier arma de fuego.
Aunque morirme quisiera, por no olvidarme de tu amor, no muero.
Sobre mi corazón clavé tu amor como un estandarte, y a sus pliegues di color con el rojo de mi sangre. Del capricho abatió el viento el orgulloso estandarte... ¡ era tu amor muy pequeño para pedestal tan grande 1
Por por por qué
T e envío este mensaje, amada mía, entre suspiros de un ardiente amor y del alma te muestro los arcanos, poniendo entre tus manos mi corazón.
Mañana por la noche iré a visitarte; llevaré con ansia loca una canción que cantarte y muchos besos que darte qm palpitan en mi boefe.
| Ay, mi adorada hermosa | pareces up mazapán, i
>
,4 i
1
t
una mirada, un m undo; una sonrisa, un d é lo ; un beso... ¡y o oo sé te diera por un beso!
71
INDICE
Prdofo
.
t
Conejo*» ú tiles............................................... . Ck j i amorosas . . ....................................... Contestaciones aceptando.................................
4
"
. .
. . .
i
. . . . . . . .
negandg............................................
5 20 14
Inferencias de edades.....................................
60
Cita* (peticiones)...................* ....................... ....
ti
/ vsptaado o negando una cita R «Smlento de relaciones.............................. C e b i ...........................................................
Si 80 43
3 reconciliación........................................
44
> utoacfe . Cartas sdbre asuntos varios........................ .... . Denostarlas para re tra to s.................................. DedUastarla* para obsequios y floras.................... PrasssiIsnTns para postales .................................. ^ rso s para portales .
SE 04 00 W .4 2
.......
l g C T M rn
ESTA EDICION SB TERMINO DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES TIPOGRAFICOS "MEDINA HNOS., S.A." CALLE 55 NÜM. 86 COL. PUEBLA, MEXICO 9, D. F.
44
—