Configuraciones de vida
Sandro Chignola Chignola (Italy)
Università di Padova
Aunque parezca excéntrica, la propuesta que nace de mi peculiar sector de investigación es, de alguna manera, necesaria. Creo que hablar de «configuraciones de la vida» y proponer una discusión sobre el tema requiere algunas decisiones preliminares que ayuden a aclarar nuestro punto de partida. En otros términos, se trata de «configurar» en una fase preliminar mi presencia entre ustedes, para que yo pueda comunicar comunicar con la «máquina» «máquina»,, con el hardware del congr congreso eso.. El términ términoo técnico técnico debe debe entenderse a partir de su etimología latina: cum-figurare, conformar, adaptar a los integrantes de la presente presente discusión, discusión, es decir, a los investigado investigadores res que trabajan trabajan en diferentes diferentes ámbitos ámbitos disciplinario disciplinarios, s, para posibilitar posibilitar la comunicac comunicación. ión. Como ya sabemos, sabemos, el cum latín ofrece distintas interpretaciones. Puede indicar simultaneidad, concomitancia – es decir, conexión –; o, más radicalmente, correlación, paso, paso, intercambio. intercambio. Según Según esta última acepción, acepción, cum-figurare significa atribuir a una cosa la imagen de otra. Plasmarla o trans-formarla. Figurare es una palabra muy cercana a fingere; ambas comparten la raíz dhigh (sánscrito dig .;.; según los lingüistas el grupo dh corresponde al th griego y a la f latina), que remite a la arcilla, a la tierra. En griego, thig-gano: yo toco. Dei-gan, en gótico antiguo: dar forma a la materia inerte, mezclar, modelar. Figurare es asignar una forma exterior a las cosas, plasmándola según su naturaleza específica. Según esta acepción, configurar no significa conectar, ni tampoco remitir o simbolizar, en el sentido más simple de la transferencia, una forma u otra que nos ofrece la etimología etimología latina. Cum-figurare significa entrar en contacto con las cosas – con la vida entendida como «materia» de la política – y “fingirlas”, direccionarlas a una ficción eficaz, capaz de extraer de ellas una forma o un artificio. Imagino que ya habrán entendido el punto de llegada de mi propuesta. O mejor dicho: el punto de partida. partida. Quiero empezar empezar a partir de una figura que da forma a la política moderna y que configura – que no reproduce ni refleja, sino que plasma, modela, forja – una imagen precisa de la vida (en este caso, de la vida política). Existe una figura, una imagen que nace de la política moderna; la imagen que Thomas Hobbes expone en la introducción de su Leviathan de 1651: «The Matter, Forme and Power of a Commonwealth Ecclesiasticall or Civil». Si aceptamos la referencia al símbolo teológico político político del Leviatán, Leviatán, es decir, la confrontació confrontaciónn entre la potencia potencia telúrica del conflicto conflicto y la potestas incomp incompara arable ble del del animal animal evoca evocado do para para neu neutral traliza izarlo, rlo, vemos vemos que materia materia,, forma forma y pod poder er (los 2
elementos de la política) configuran literalmente la imagen de la política moderna, basada en el gran artificio del Estado. Leviatán y Behemot son las dos figuras monstruosas evocadas en el libro de Job como los dos polos en tensión de la experiencia moderna de la política. Sin embargo, en la portada del libro de Thomas Hobbes no hay monstruos. La ballena, el cocodrilo, el dragón y el pez de la demonología hebraicocristiana a la que se refiere el Leviatán no aparecen. Tampoco aparecen el hipopótamo, el elefante y el toro, con los que se identifica la violenta potencia del desorden: Behemot. La imagen que Hobbes hace dibujar para sigilar su obra es una naturaleza muerta. Como recién mencioné: materia, forma y poder. poder. Un sobera soberano no refigurad refiguradoo sujetando sujetando una espad espadaa y un báculo, báculo, los dos símbolo símboloss del pode poderr secular secular y religioso, extiende sus brazos sobre el territorio protegido por la ley, dando forma – es decir ordenando – al pueblo, la base material del Estado. Seguimos en orden. En alto, como emblema o epígrafe, se observa la citación del libro de Job: «non est potestas super terram quae comparetur ei» (Job, 41-24). Abajo aparece un gigante, la personificación artificial del Estado, cuyo cuerpo se compone de una masa indiferenciada de innumerables hombres pequeños, y que protege una ciudad pacífica, pacífica, establecien estableciendo do un paralelismo paralelismo entre la acción acción de la espada espada y la del báculo. Deb Debajo ajo de cada brazo, brazo, el temporal temporal y el espiritual, espiritual, figura una serie de cinco dibujos: dibujos: debajo de la espada, un castillo, una corona, luego fusiles, lanzas, banderas y, por último, una batalla; paralelamente, debajo del báculo, báculo, un templo, templo, una mitra episcopal, episcopal, los rayos de la excomunió excomunión, n, distinciones distinciones,, silogismos silogismos y dilemas sutiles, por último, un concilio. La lucha política, extendida tanto en ámbito civil como eclesiástico – la paz de Westfalia que cerró las guerras de religión y dio el primer paso hacia el sistema europeo de los Estados había sido establecida tres años antes, en 1648. Los católicos se habían hab ían reunido reunido en Münste Münsterr y los protes protestan tantes tes en Osnab Osnabrüc rück, k, demos demostran trando do la imposi imposibil bilida idadd de conciliar la fe cristiana con el fundamento del orden –, enmarca todas las acciones humanas, genera la presencia presencia de armas en ambos ambos lados de la figura y acrecienta acrecienta el tremor volcánico volcánico en el que se impone el «Stillstand», el estado de estabilidad y paz, garantizado por el soberano.
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Según Carl Schmitt, para Hobbes el Estado moderno es «una guerra civil continuamente impedida por una gran potencia». El Leviatán, eficaz citación bíblica, encarna la más fuerte potencia terrena en la figura de un animal cuya potencia avasalladora aniquila todo poder inferior. Sin embargo, es un animal, un ser viviente y por lo tanto mortal. No existe orden terreno que valga eternamente. Evocado como mero poder de intimidación a participar en una guerra de todos contra todos, el Leviatán «dios mortal» deberá volver al abismo de la nada, derribado por la guerra civil y la rebelión que ya no podrá retener. «Alles was entsteht ist werth / daß es zu Grunde geht», afirma la diabólica sabiduría negadora de Mefistófeles (Faust I Erster Teil, Studierzimmer). Antes les hablaba de naturaleza muerta, pero no sólo porque la muerte del Leviatán es implícita en la precarieda precariedadd y en la contingenc contingencia ia de su evocación. evocación. Debemos Debemos observar observar con atención la imagen imagen de la configuración de la vida pacífica de la ciudad, garantizada por la llegada del soberano. El cuerpo político, político, es decir, la materia materia formada formada por el el derecho, derecho, está constituido constituido por por innumerable innumerabless individuos individuos sin cara. Son individuos abstractos, que se dirigen hacia la firme mirada del rey. ¿Cuál es la vida que se representa (es decir, que se presenta a sí misma reflejándose en la imagen del poder) a través de la 4
mediación del soberano? Ésta es la cuestión que considero particularmente importante. Ante todo, debemos recordar cómo se determina la evocación del poder intimidatorio. En primer lugar, el estado de naturaleza, es decir, la guerra de todos contra todos, no constituye un momento preciso en el tiempo, ni su segmento interno. Es más bien una amenaza constante y silenciosa, una «disposición», la difidencia de todos hacia todos que define la constancia de un ambiente. No se trata del «time», sino del «weather», precisa el autor del Leviathan. La disposición a la guerra es lo que surge de la igualdad del deseo, categoría de la política que Thomas Hobbes piensa desde un punto de vista político. político. Se trata a su vez de la igualdad igualdad en el deseo, deseo, es decir, la indisponibilida indisponibilidadd de ceder al deseo deseo ajeno, lo que predispone al hombre a una radical enemistad recíproca: «from this equality in ability ariseth the quality of hope in the attaining of our Ends. And therefore if any two men desire the same thing, which nevertheless they cannot both enjoy, they become enemies; and in the way to their End (which is principally their own conservation […]), endeavour to destroy or subdue one another». Cuando hace frío, hay mucho viento o nieva, en Italia se habla de “tiempo de lobos”. El ambiente descripto por la predisposición apropiadora del deseo suelta manadas de lobos unos contra otros. Aún peor, este mismo ambiente ambiente imposibilita imposibilita hasta la mínima cooperació cooperaciónn entre los grupos grupos de predadores, predadores, que estén ellos cazando o defendiéndose. Cada hombre encarna la pulsación del deseo de la nada, porque no puede conseguir conseguir nada en un tiempo tiempo desproteg desprotegido ido por la ley, garante de lo mío y lo tuyo. Por lo tanto, cada hombre es un lobo para el hombre. Esta animalización generada por la igualdad – y por la consecuen consecuente te enemistad enemistad – define una configuració configuraciónn precisa precisa de la vida. No hay industria, industria, ni comercio, ni cultura, ni artes, es decir, ninguna forma social posible. Existe sólo un miedo perpetuo y el peligro de una muerte violenta como posibilidad para cada uno y para todos. De ahí, las palabras oscuras de Hobbes: «the life of man, solitary, poore, nasty, brutish, and short». Observamo Observamoss cómo esta configuración configuración – el hombre hombre convertido convertido en animal animal antisocial, antisocial, la vida como recorrido solitario expuesto al peligro, a la infelicidad y a una «agonizing death», la relación con los otros como relación de rivalidad y competencia feroces – mezcla literalmente la materia de la política (vida, relación, potencia) para extraer la imagen del soberano como único e irresistible poder capaz de domar los instintos animales que describen el estado de naturaleza. En cada palabra, el capítulo XIII del Leviathan invierte y tiñe de negro las definiciones del primer libro de la Política de Aristóteles: el hombre como «animal político» ( politikón zoon) está dotado de palabra y tiende naturalmente a relacionarse. Se halla desde el nacimiento en medio de relaciones políticas ordenadas y demuestra su poder poder de socializació socializaciónn viviendo viviendo una vida feliz ( eu zen), que es, a su vez, impensable fuera del conjunto de las libres relaciones gobernadas de la polis. Se entiende la política como máxima 5
explicitación de la naturaleza humana y la naturaleza humana como naturaleza social, cooperativa, como nexo de relaciones fundadas en la amistad, la reciprocidad, la philìa. En contra de esta antropología de la relación, surge la imagen del hombre como bestia, afásica pulsión animal, predador solitario aislado en una landa desolada e insegura que recorre su mirada miedosa y gélida («dominus non est in definitione patris», había escrito Hobbes en el De cive (1641), para destituir el valor político político del patriarcado patriarcado y quitar hasta en el oikos aristotélico la posibilidad de una naturaleza social del hombre), la imagen de una vida constantemente alejada de la muerte y continuamente expuesta a la amenaza de la muerte. Hegel es el primero en notar que esta «configuración» de la naturaleza humana, es decir, de la vida, está de alguna manera pre-orientada por el final deseado. Se trata de la necesidad de un poder irresistible evocado por los lobos como el único poder capaz de apaciguar los animal spirits
de la apropiación y de posibilitar la propiedad como forma inclusiva, garantizando
jurídicamente jurídicamente el título. En la sombra sombra del soberano, soberano, ahí donde se extiende extiende el derecho derecho de su espada, espada, existirá la posibilidad de distinguir lo mío y lo tuyo y asignar una forma de propiedad a los sujetos. Los lobos se convierten en sujetos (sujetos recíprocamente funcionales e indiferentes el uno hacia el otro; iguales en la universalidad jurídica en la que se reúnen) sólo porque están atados al dispositivo que promulga y ejecuta la ley. Por ello, en la figura que estoy describiendo, los que componen el cuerpo del soberano están todos dirigiéndose y entregándose a su mirada: dirigiéndose al soberano en búsqueda búsqueda de protección; protección; entregándos entregándosee al soberano soberano y a la pena inexorable inexorable por la infracción infracción cometida, cometida, lo cual permite la existencia de un horizonte general del derecho. Estos sujetos sin cara confían su propia necesidad necesidad de seguridad seguridad al soberano, soberano, que a su vez representa representa el deseo deseo de una competen competencia cia ordenada, el pacífico Ersatz de una hostilidad armada que podría imponerse como el entramado natural (aunque desviado) de las relaciones. Dichos sujetos se unen en un cuerpo – poseen un cuerpo – sólo después de que el gran Leviatán ha sido evocado. Por lo tanto, no es el pueblo que crea al soberano, sino el soberano que crea al pueblo. Por ello, lo que aquí se representa es la escena de una naturaleza muerta. No sólo porque la muerte (la muerte como riesgo concreto en el estado de naturaleza y como gran ecualizador: según Hobbes somos iguales frente a la muerte; la muerte se interpreta como una tendencial caída entrópica, a la que la relación política debe constantemente sustraerse; la muerte a la que el gran animal, es decir, el cuerpo político sucumbe en el momento del retorno del conflicto y de la revolución) teje el entramado de la tela en la que Hobbes pinta el artificio del pacto, sino también porque la vida que se representa es una vida pasiva, rígida. El cuerpo político no es un cuerpo viviente, sino el producto de una organización mecánica: un automaton. La referencia a Hobbes puede resultar pretenciosa o forzada, pero yo la considero particularmente importante y ya explicaré por qué. A pesar de lo que nos enseñaron, Hobbes no es el «monstruo de 6
Malmesbury», el teórico del absolutismo que, para justificar el poder irresistible del soberano, asume una visión radicalmente pesimista del hombre, considerándolo una bestia despiadada y malvada. Mi primera primera propuesta propuesta de discusión discusión es que Hobb Hobbes es da el primer paso hacia el agencement , la concatenación lógica de premisas y consecuencias, que explica la entera teoría política moderna del Estado, incluyendo las teorías democráticas y liberales. Alexis de Tocqueville, autor extraordinario pertenecie perteneciente nte al canon canon del del liberalismo liberalismo occident occidental, al, argumen argumentará tará la tesis tesis de la perfecta perfecta continuida continuidadd entre absolutismo y Revolución francesa. En Hobbes, el concepto de representación desarrollado en el capítulo XVI del Leviathan es central. Pero prefiero no hablar de ello en esta ocasión. Sin embargo, dicho concepto me parece importante porque está relacionado con algunas de las cosas que estoy tratando de decir en este encuentro. Para Hobbes, el poder del soberano es irresistible y absoluto porque asume asume la tarea de personificar (me refiero al término del léxico teatral) la unidad del cuerpo político, político, unidad que se vuelve visible sólo a través través de él. Por lo tanto, tanto, la unidad no está garantizada garantizada por la vacía muchedumbre de los individuos que se asocian a través del pacto (es decir, después de él), sino por el soberano que crea al pueblo ( people). «It is the Unity of the Representer, not the Unity of the Represented, that make the Person One», escribe Hobbes. No hay sociedad sin poder. Decae entonces la posibilidad de pensar sujetos dotados de personalidad y derechos externos al poder, constituidos por así decir, frente al soberano, que puedan de alguna manera resistir a su dominio. Se trata trata de un paso paso decis decisivo ivo para para la historia historia consti constituc tucion ional al del del Estado Estado moder moderno. no. Pero Pero no quiero quiero retrospectivo que esta ficción (del latín concentrarme en esto ahora. Lo que me interesa es el efecto retrospectivo fingere, relacionado con la semántica de «configurar») produce respecto de la imagen de la vida en el
estado de naturaleza. Los que establecen el pacto son los hombres sin cara incorporados en la figura del soberano, que ellos mismos autorizan como el representante de la unidad que habla para todos y hace la ley para todos. El soberano asigna una forma al flujo amorfo de pulsiones asociales que imponen el caos y el conflicto como origen de lo Político. Los hombres sin cara son sujetos puramente puramente abstracto abstractos. s. Ellos no tienen «vida», «vida», aunque aunque su sustracción sustracción a la muerte (una sustrac sustracción ción que procede procede como una inmunizac inmunización: ión: el soberano soberano monopoliza monopoliza y gestiona gestiona el miedo con la intimidación intimidación de su espada; este mismo miedo que en el estado de naturaleza representa una constante vibración ambiental) es lo que legitima la evocación del Leviathan. Como les decía, ellos no tienen vida. Son individuos en serie, desconectados
(es decir: alejados del sistema de vínculos y de relaciones a través
de las cuales se crea la vida de la sociedad), compuestos (es decir: juntos más allá de la guerra de todo todoss cont contra ra todo todos) s) por por la fuerz fuerzaa mera merame mente nte mecá mecánic nicaa del del dere derech cho, o, los los indiv individ iduo uoss sin sin cara cara representados como cuerpo del Estado son una rígida y abstracta ficción: la «configuración de la vida» que la forma jurídica vuelve operativa y visible. Son personae iuris: sujetos igualados por la universal subordinación al imperativo del derecho. Son meras formas. 7
Se trata trata de un proce proceso so de abstra abstracci cción ón que corres correspon ponde de a otros otros proce procesos sos fundam fundament entale ales. s. Este Este dispos dispositiv itivoo formal formal que vuelv vuelvee abstra abstracta cta la materia materialida lidadd de la vida, vida, ordena ordenando ndo y uniend uniendoo las trayectorias de identificación y sumisión que la cruzan y la valoran políticamente, es el mismo dispositivo que trabaja en los mecanismos de intercambio. El jurista soviético Evgeny Pashukanis, junto con Lenin, Lenin, pensaba pensaba en la cuestión cuestión fundamenta fundamentall de la extinción extinción del Estado Estado después después de la revolución bolchevique, evidenciando cómo el proceso formal del derecho se une genéticamente al proceso proceso que selecciona selecciona e impone la forma-merca forma-mercadería. dería. Se trata de un dispositivo dispositivo de representa representación ción que despolitiza las relaciones sociales monopolizando su fuerza expresiva. La figura que abre el Leviathan es la figura del Partido y del Estado: el ícono de un poder indisponible y soberano y de una
vida dirigida a una representación cerrada que engloba en sus esquemas la suma de sus propios factores políticos. Los individuos son abstractos y el territorio es parte de un espacio sometido al derecho emanado por el soberano. Se trata de una decisión que garantiza la existencia de un singular colectivo, el pueblo, en el que se vuelve abstracto el sistema de relaciones materiales entre los individuos concretos y que considera «político» sólo lo que concierne y expresa este nivel de abstracción. El movimiento del cuadro se traduce en términos puramente cuantitativos, conforme con la definición hobbesiana de la libertad como ausencia de impedimento: lo que el poder organiza y congela, rompiendo el vínculo perverso de la guerra de todos contra todos, es la distancia entre los individuos que asignará a cada uno de ellos una trayectoria privada. Sin embargo, como afirmaba Heidegger en el ensayo de 1938, «Die Zeit des Weltbildes», este movimiento no define un ser viviente. En la naturaleza muerta de la soberanía, el sujeto jurídico es un punto abstracto, una trayectoria, un quantum en movimiento proyectado en la superficie lisa delimitada por las normas. Los indicadores que Kant definiría como signos de la «Auszeichnung» de una época nos dicen que la configuración de la vida que Hobbes utiliza para inaugurar la máquina del Estado se ha vuelto completamente obsoleta. Esto ha sucedido no sólo porque dicha configuración ha sido abandonada en las pág página inass polvori polvorient entas as del del Leviathan, sino sino sobr sobree todo todo porq porque ue los los proc proces esos os mate materia riale less que que caracterizan la
época contemporánea desbordan la imagen. Por un lado, las instituciones; por otro
lado, la subjetividad. Otras configuraciones se presentan como transformadoras del nexo entre materia, forma y poder. Aunque provisorias, dichas configuraciones marcan una dirección decisiva que determina nuestra posición sobre otro aspecto del problema político. Podría citar algunas: la desarticulación y la sucesiva rearticulación del nexo entre orden, territorio y derechos, inducida por la globalización y la reconfiguración de los espacios políticos (ya no se trata del sistema de derecho internacional generado por el ius publicum europaeum, sino de estructuras imperiales, áreas de 8
localización de los flujos de inversión global, metrópolis globales, áreas de influencia transnacionales y subcontinentales…); los procesos de juridización no estatal que derriban las jerarquías de las normativas y que ordenan las relaciones a nivel planetario (derecho de patentes, nueva lex mercatoria, rol semi-constituyente del derecho internacional privado); la creciente relevancia de poderes no representativos en las democracias maduras; el quiebre de la relación entre territorio, mercado nacional y Estado respecto de la desconstitucionalización de los derechos sociales; la creciente impo impote tenc ncia ia de las las migr migrac acio ione ness glob global ales es como como línea líneass de fuga fuga y de deste desterri rrito toria rializ lizac ació iónn de la subjetividad… Sin embargo, lo que ahora nos interesa no es el listado de las configuraciones. En este encuentro, no me interesa describir la fenomenología de una progresiva marginalización del Estado, ni la caída del agencement entre territorio, ciudadanía, representación y soberanía, sino centrarme en la transición focalizada en el concepto de vida, concepto que la describe y la impone. Collège ge de France France de Michel Tras Tras la publ public icac ació iónn de los los Cu Curso rsoss en el Collè Michel Fouca Foucault, ult, el término término
«biopolítica» se difundió a nivel global. Entre 1976 y 1979, Foucault utiliza este concepto con distinto distintoss objetiv objetivos. os. Co Consi nsider derand andoo su valora valoració ciónn del del trabaj trabajoo filosóf filosófico ico como como «on «ontolo tología gía de la actualidad», lo utiliza particularmente para encontrar una referencia conceptual al establecimiento de las políticas neoliberales: las que originan la restructuración de la política global, cuya fenomenología mencioné anteriormente. La «thanatopolitica» soberana, la naturaleza muerta de Hobbes, reúne el sistem sistemaa de relaci relacione oness entre entre sujetos sujetos abstra abstracto ctoss bajo bajo la espada espada del del sobera soberano, no, símbol símboloo del del pod poder er intimidatorio de la ley sobre un territorio. Por otro lado, la «biopolítica» representa un dispositivo que valo valora ra polít polític icam amen ente te una una func funció iónn de gobi gobier erno no,, un «bio «biopo pode der» r» vinc vincula ulado do con con las las rela relaci cion ones es «existentes», con procesos que están ordenados por la soberanía y que evolucionan autónomamente, siguiendo trayectorias que resultan opacas a la mirada panóptica del soberano hobbesiano. Se trata de lo que Foucault llama proceso de «gubernamentalidad» de lo Político. Un proceso que obliga a redibujar la genealogía del lado derecho de la imagen de Hobbes, es decir, el lado religioso. El soberano sujeta la espada como «el cetro del suceder» (para retomar la citación de Walter Benjamin), es decir: el soberano prefigura las condiciones posibles del orden político y lo anticipa, mientras que la función de gobierno se presenta después, acompañando lo que debe ser gobernado, y determinándose como función móvil y adaptativa o, mejor dicho, como función oblativa: ella no debe parar, limitar limitar o comprimir, sino sino favorecer favorecer el crecimiento crecimiento de los procesos procesos a los que está vinculada vinculada.. De ahí ahí sus sus cara caract cter eríst ística icass fund fundam amen enta tale les: s: la func funció iónn de gobie gobierno rno – el proc proces esoo que que orien orienta ta la gubernamentalidad del poder alejándolo de la ficción hobbesiana – es una forma de regulación contingente; se considera precaria porque, como vemos en la semántica marinera de gubernare (el 9
término deriva del sánscrito kubara, el timón y, en la mayoría de las lenguas europeas, está vinculado al campo metafórico de la navegación, determinando de Platón a Cicerón y a épocas más recientes, la imagen de la gubernatio navis reipublicae…), aunque exprese una función de orientación y dominio, se enfrenta al riesgo de la insubordinación o del naufragio; no puede considerarse independiente de la suma de los factores ambientales en los que su acción se ve circunscrita y delimitada. Lejos de expre expresar sar un pod poder er absolu absoluto to e implícit implícitoo en las caract caracterí erístic sticas as funda fundamen mental tales es de la sober soberanía anía,, el gobiern gob iernoo ejerce ejerce una función función que reperc repercute ute en todos todos los proce procesos sos admini administra strativo tivoss de la épo época ca governance reempl conte contemp mpor orán ánea ea.. En dicho dichoss proc proces esos os las las técn técnic icas as de governance reemplaza azann la partici participac pación ión
democrática. El gobierno se inserta también en aquellas relaciones ajenas e independientes de él y que resisten materialmente a la normalización. Pensemos por ejemplo en la imposibilidad de describir los flujos de intercambio de la economía global. Según Foucault, la genealogía de la función de gobierno está estrictamente vinculada a la genealogía de lo económico y, en particular, al establecimiento, el desarrollo y la implementación del mercado. Por un lado, se habla de biopolítica en relación con las tecnologías del Welfare State del siglo XX, de las tareas de asistencia y del bienestar que el Estado, en Europa y en Estados Unidos, garantiza a sus propios ciudadanos. Dichos ciudadanos ya no se considera considerann simples simples sujetos sujetos jurídicos jurídicos privados, privados, reunidos reunidos colectivam colectivamente ente bajo una representa representación ción política política encargada encargada de adminis administrar trar el derecho. derecho. Ellos Ellos se reconocen reconocen más más bien como como parte de de la población población exist existen ente te,, cuya cuyass rela relacio cione ness está estánn en const constan ante te evolu evolució ciónn (anc (ancia iano nos, s, niños niños,, viud viudas as,, madr madres es,, desempleados, etc.). Se trata de una reclasificación que exige la valoración política de otros saberes y su adquisición en el campo de los proyectos sociales (demografía, estadística, saberes médicos y asistenciales, etc.). Por otro lado, cuando hablamos de biopolítica, lo hacemos refiriéndonos a una función de gobierno que no puede exorcizar el fenómeno de riesgo sólo porque su acción de regulación se encuentra en un ambiente que expresa una dinámica propia que le resiste. El político no es el pastor, pastor, nos decía Platón Platón en el mito del Político. Sin embargo, en la genealogía genealogía de la biopolítica biopolítica del siglo XX, Foucault se refiere al pastor, insertando en la oikonomia cristiana el modelo de una política política de asistencia atrasada atrasada en su función de gobierno gobierno y expu expuesta esta a las variables (ontológicam (ontológicamente ente incontrolables) que la libertad humana, componente esencial de la historia de la salvación y matriz del desorden
y del pecado, incluye en el dibujo providencial de Dios. En la teología de la Trinidad, Dios
no sólo reina, sino que gobierna lo creado considerando la libertad una cualidad ontológica del mismo, dirigida al mantenimiento del orden. Hablamos de libertad. Y creo que éste es el centro del pensamiento de Foucault. Y también la razón del interés que sus Cursos de biopolítica poseen en relación con las transformaciones contemporáneas del poder. Michel Foucault decía que el poder no es una cosa. Y lo decía contra los que habían leído 10
sus libros como contribuciones a la crítica del poder. El poder es una instancia de circulación que ordena relaciones binarias en el ámbito social y se interpreta como los juegos lingüísticos de Wittgenstein: el poder, así como el lenguaje, existe y no podemos negarlo, afirmaba Foucault. Sin embargo, su existencia está comprobada por aquello que lo hace visible, como un «catalizador químico». Según Foucault, la existencia del poder está comprobada por aquello que le resiste. ¿Cuál es el objetivo de las transformaciones del poder que lo desterritorializan y lo flexibilizan, que usan el derecho como una máquina semi-constituyente fuera de los canales tradicionales representativos de la democracia y que tienden a reconfigurarlo en sentido administrativo? ¿Cuál es el objetivo de los governance global que empiezan en los años en los que Foucault procesos procesos de restructurac restructuración ión de la governance
comenzaba a trazar «al acecho» (para retomar un término de Gilles Deleuze) la genealogía del neoliberalismo? La libertad se aleja de las formas clásicas de la representación y resiste a los dispositivos de soberanía, porque reconoce sus límites y su compatibilidad con los productos y el consumo. Se trata de una libertad que ya no posee el perfil abstracto y formal del dispositivo hobbesiano de soberanía. Es una libertad que, como motor de subjetivación política puesto en marcha entre los años ’60 y los años ’70, con-figura otras necesidades y otros deseos, tratando de establecer otras formas de vida. Las nuevas tecnologías del poder se organizan en vista de la apropiación de una libertad que ya no se refiere al Estado como potencia expresiva, sino constantemente excedente y centrífuga. Según Foucault, el ícono de la época de la gubernamentalidad no es el ciudadano que dirige su propio deseo de seguridad y orden al soberano, sino el «disidente perpetuo» que pretende ser gobernado lo menos posible. Quiere ser libre, alcanzar una libertad que anule la línea de separación entre lo público y lo privado, en la que se organiza el circuito de la obligación obligación política clásica y que fija en la esfera de lo económico o de la moral todo lo que no amerita un tratamiento político. Muchos criticaron a Foucault por esta manera de leer las transformaciones políticas de los años ’70: los años de la revolución neoliberal de Thatcher y Reagan; los años gloriosos de la Escuela de Chicago que aún representa el mainstream de la teoría económica global. Es como si no hubiera sido capaz de pensar una política que no adhiera a una hipótesis de simple problematización interna del liberalismo. Es como si se limitara a alejarse de las hipótesis de transformación radical vinculadas a la idea de un contrapoder revolucionario. Ya en el Curso de 1976, Michel Foucault parecía sostener que desde un punto de vista teórico era necesario «cortar la cabeza del rey», dejando de lado el léxico y las prácticas de la soberanía para salir definitivamente de la jaula de acero de las categorías modernas del Político. Sin embargo, yo creo que Foucault tenía otra idea. A diferencia de otros que trataban de hacerlo siguiendo el situacionismo de Debord o la teoría crítica de Frankfurt (perspectivas según él atrasadas), creo que Foucault quería valorar la crítica material de la política expuesta por los 11
movimientos sociales de los años ’60 y ’70: el movimiento de los derechos civiles, el movimiento contra la guerra del Vietnam en EEUU, los movimientos antagonistas italianos y franceses después de 1968 o la disidencia en los países del Este. Lo que Foucault relevaba de aquellas experiencias era una idea y una práctica de la libertad que, lejos de la articulación de las categorías de la representación y la direc direcció ciónn haci haciaa el Esta Estado do como como luga lugarr natu natura rall del del reco recono noci cimi mien ento to polít polític ico, o, expre expresa saba bann conscientemente un rechazo de aquellas mismas categorías y, más generalmente, de las instituciones como terreno político. Ellas expresaban una radical tendencia militante – Deleuze habría dicho que trazaban auténticas líneas de fuga – y una radical tendencia de subjetivación política alrededor de los claims
no procesables procesables mediante mediante el filtro de la representa representación. ción. Reorganizar Reorganizar los dispositivos dispositivos de pode poder r
como funciones de gobierno era la única manera que quedaba para cautivar estos procesos y volver gobernable la democracia. Ésta es mi segunda propuesta de debate. Sin embargo, el centro del debate de hoy es la vida. Lo que acabo de describir podría parecer inútil o accesorio, pero yo no lo creo. Lo que me interesa del pensamiento de Foucault – aún más de la manera en la que él llegaba a definir los conceptos de «biopoder» y «biopolítica», modificando la idea según la cual la política es «thanatopolítica» de la soberanía junto con su serie imaginativa y figurativa de la subjetividad – es la relación que en el razonamiento de Foucault se pone entre la libertad y los dispositivos que tratan de volverla gobernable. Uno de los aspectos principales del nexo que antes trataba de ilustrar, retoma una de las ideas teóricas del marxismo italiano: la relación entre luchas, crisis y desarrollo. La reorganización gubernamental de los dispositivos de poder concierne la «vida». Y no sólo – aunque se trate de una línea de investigación decisiva para el pensamiento crítico conte contemp mpor orán áneo eo – por por las las «enc «enclo losu sure res» s» neol neolibe ibera rale less a travé travéss de las las cual cuales es hoy hoy se traba trabaja ja el establecimiento de códigos propietarios en los bienes comunes y se va hacia la apropiación y privatización privatización del geno genoma ma o del ADN. Sino por la necesidad necesidad de promover promover el desarrollo desarrollo más allá del ciclo de luchas que, entre los años ’60 y los años ’70, habían puesto definitivamente en crisis la idea de que la vida de un hombre o de una mujer pudiera transcurrir en cadenas de producción cerradas entre las paredes de una fábrica. Antes les hablaba de una libertad entendida como éxodo o fuga. Una libertad que se expresaba como salvaje rechazo del trabajo y como evasión colectiva de la «cadena perpetua perpetua de la fábrica» fábrica» a la la que habían habían sido condenadas condenadas las generac generaciones iones inmedia inmediatame tamente nte precede precedentes. ntes. La transición entre la estructura política y productiva del fordismo (verticalidad del poder en la cadena productiva, representación sindical para las negociaciones con el management de empresa, reforma reformass y sueldo sueldos, s, trabajo trabajo vitalici vitalicioo como como primer primer derec derecho ho social) social) y lo que se decidió decidió llamar llamar postfordismo postfordismo (sistemas (sistemas de protección protección difundida, difundida, captación captación del producto producto de la cooperació cooperaciónn social social productiva, productiva, anulac anulación ión de la distinción distinción entre entre tiempo tiempo de de vida y tiempo tiempo de trabajo trabajo,, centralida centralidadd del trabajo trabajo 12
cognitivo, economía del endeudamiento) se ve empujada por la necesidad de considerar la libertad adquirida en el ciclo de luchas de los años ’60 y ’70 como autonomía y deseo de movilidad. El proceso proceso de valoración valoración de la libertad libertad constituy constituyee la base del del proceso proceso social: social: los individuos individuos son libres libres de cooperar (pensemos en los mecanismos de desarrollo colectivo de los software en red o en la elaboración de nuevos códigos sociales y nuevas tendencias musicales) y lo que producen, el fruto de su libertad de cooperación, se valora. Para concluir, ésta es la «configuración de la vida» que me interesa. Los individuos que en Hobbes constituye constituyenn la figura del soberano, soberano, se recomponen recomponen colectivament colectivamentee alrededor del deseo de seguridad que personifica la colectividad. Se convierten en un pueblo sólo porque un un soberano soberano – es decir, un miedo miedo infinito – los une. Los otros son individuos individuos entregado entregadoss a su propia privacidad. privacidad. Se trata de personae iuris cuya libertad ha sido canalizada por unas leyes que les otorga derechos porque organiza su separación y su no-interferencia recíproca. Se trata de sujetos que poseen poseen una unidad unidad sólo gracias gracias a quien la representa representa.. ¿Qué son las redes redes cooperativas cooperativas del general intellect del
capitalismo cognitivo, la forma de acumulación en la que producción y control de los
conocimientos se convierten en el objetivo fundamental de la valoración del capital? ¿Cómo se agregan agregan los tiempos sociales neces necesario arioss para para la con constit stituci ución ón de los sabere saberess a los proce procesos sos de organización de la producción, que tienden a cruzar cada vez más las fronteras de las empresas? ¿Cómo se organizan aquellas relaciones, vitales, autónomas e irreductibles al mando de empresas y que no se refieren a la proyección de su management ? Me doy perfectamente cuenta que estos interrogantes se exponen a una doble objeción posible. La primera: primera: estas estas formas de de valoración valoración no reemplazan reemplazan los sistemas sistemas de fábrica fábrica fordista. fordista. O segur seguramente amente no lo hacen en todo el mundo. Obviamente es así. Sin embargo, lo que me interesa es la punta aguda de la tendencia que incita a la reorganización del comando. El hecho de que el control pase por el ende endeud udam amie ient ntoo forz forzos osoo es una form formaa que que corr corres espo pond ndee a este ste tipo tipo de reap reapro ropi piac ació iónn del del emprendedurismo de masa y al problema de su control. La segunda: es verdad que en algunos sectores productivos el deseo de autonomía y libertad de los sujetos impuso la salida de la sociedad de fábrica, pero también es verdad que ahora este mismo deseo produjo un efecto contrario: un día laboral que expresa la diferencia entre tiempo de vida y tiempo de trabajo (ejemplo banal: trabajamos mientras viajamos en tren, constantemente conectados, el fin de semana, la noche; también trabaja quien chatea con los amigos en facebook, dejando libremente huellas de preferencias, elecciones, opciones, que otros valorarán vendiendo este espacio «privado» a las empresas de marketing; trabajamos en los foros de autoayuda que muchas compañías telefónicas utilizan para reemplazar la 13
asistencia a los clientes…), la erosión de los tiempos y de los espacios sustraídos al mercado, un incremento exponencial del control mediante las figuras de la precarización general de la sociedad, de la universalización de la inseguridad con la deconstrucción del Welfare residual. Así que, como en todos los procesos sociales, yo creo que aquí no proponemos una alternativa, sino una ambivalencia. Una ambivalencia que dibuja el nuevo campo de batalla entre libertad y poder. Existen entonces dos configuraciones de la vida posibles. Por un lado, aquella «gobernada» o en la que tratan de insertarse las nuevas tecnologías del gobierno. Mediante las reformas de la escuela y de la universidad que hoy atraviesan a todo el mundo, desde Europa a Latinoamérica, asistimos a la producción producción de perfiles perfiles de auto-empre auto-emprendimie ndimiento nto forzado forzado en los procesos procesos de deconstrucc deconstrucción ión de los dispositivos residuales de seguridad social (en la teoría política neoliberal hay quien piensa en el trabajador migrante como en un emprendedor que apuesta a su propio futuro dibujando «libremente» su propio proyecto migratorio, y es muy fácil recordar que las cosas no son exactamente así…). Existen formas de control sobre el endeudamiento vitalicio de los individuos que agilizan los circuitos de la economía global y obligan a los primeros a trabajar (un proyecto disciplinario, moral, cuya genealogía podría entenderse leyendo la Segunda disertación de la Genealogía de la moral de Nietzsche Nietzsche). ). Se establecen establecen sistemas de símbolos símbolos orientados orientados al consumo para vincular la libertad libertad a un ejercicio controlado y funcional para el crecimiento económico. Por otro lado, el rechazo de la política política clásica, clásica, capaz capaz de expresar expresar formas solidarias solidarias y cooperativa cooperativass de vida, capaces capaces a su vez de sostener procesos sociales autónomos y usos desconstituyentes de la libertad respecto del orden restringido del derecho privado y de la legalidad formal. Muchas batallas por la libertad de la red downloading, file sharing, sharing, creative commons commons), así como reivindican exactamente esta dimensión ( free downloading,
lo hacen muchas prácticas de democracia absoluta contra los diktat de la dictadura de los saberes governance global (FMI, BCE, OMC). expertos de la governance
Creo que en este espacio se inserta el juego de las alternativas que estamos discutiendo aquí. Por supuesto, los procesos de subjetivación que se producen en el marco de la transición que mencioné – la transición entre Estado y governance, entre un pasado europeo soberanista y un futuro global, entre nociones formales y jurídicamente abstractas de la individualidad y singularidades vivientes creadoras de necesidades y deseos no invertidos en formas políticas representativas, sino en libres proyectos cooperativos – no podrán comprobarse en territorios atrasados. Los fundamentalismos y los credos cultura culturalist listas, as, aun aunque que proble problemát mático icos, s, son simple simpless síntoma síntomass de defens defensaa frente frente a las tende tendencia nciass irresistibles que desarraigan certidumbres y formas tradicionales de vida. Lo que nos espera, si queremos tomar el desafío del futuro y asumirnos la responsabilidad de la libertad que encarnamos, es 14
inventar formas de vida capaces de forzar la jaula de acero que durante siglos ha encerrado el concepto de política, entregándolo en monopolio al Estado. Sólo así no seremos solos. No seremos átomos sin cara unidos mecánicamente por el miedo a un soberano, sin el cual estaríamos perdidos. Sólo así seremos nuevamente capaces de inventarnos un futuro.
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