S Filosofía Medieval

De A l-Farabi l- Farabi a Ockham Ockha m Andrés Andrés M artínez artínez L orca

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FILOSOFÍA MEDIEVAL

A N D R É S MARTÍNEZ

































VI V I SÍTA SÍ TAN N O S P A R A M Á S LIB LI B R O S:

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© Andrés Martínez Lorca, 2015 © de esta esta edició edición, n, Batisca Batiscafo, fo, & L, 201 5 Realiza Realizació ción n editorial: Bonalletra Alcompas, Alcompas, & L © Ilustración de portada: Nacho García Diseño de portada: Víctor Fernández y Natalia Sánchez para Asip, SL Diseño y maquetación: Kira Riera © Fotogr Fotografí afías: as: Pág Págs. s. 39, 39, 5 3 ,6 5 ,8 4 ,9 9 (dominio (dominio públic público), o), pág pág.. 118 (Moscarlop/ CC BY-SA 3.0), Depósito legal: B 11096-2015

































La filosofía medieval D e al-F al-F arab i a O ck ham ham An A n drés dr és M a r tín tí n ez L o rca rc a

































CONTENIDO

Prefacio

7

Una edad no tan oscura osc ura La escolástica: esco lástica: método y formalismo Las traducciones

13

El m edievo edievo en el cine

18 26 28 31 34 37

Al-Farabi Al-Farabi:: el florecimie flor ecimiento nto de la filosofía islámica islám ica

39

'Prin 'Princi cipal pales es traductores d el árab ár ab e a l latín latín

El islam y la filosofía filos ofía La filosofía griega, griega, fuente fuen te del del pensam pen samient iento o medieval medieval

Vida y obras El Segundo Maestro Maest ro Renace el aristotelismo U tilidad tilidad de la lógica

Una teoriz teo rizaci ación ón islámica de la vida vida social soc ial 'Los

40 41 43 45 47

teólogos a veces comparten compa rten la opinión opinión popular, popular,

a veces veces se alejan alejan de d e ella Contr Contraa la violencia entre en tre los individuos individuos y entre en tre los los estad es tados os

Pedr Pedro o Abelardo: Abelardo: lógica y ética ét ica de un pensador pensad or crít cr ític ico o Abela A belardo rdo y "Eloí "Eloísa sa:: erótic er óticaa y p edag ed agog ogía ía

La vida vida azarosa azaro sa de un intelect inte lectual ual medieval El problema de los universales De la ética ét ica de la intenc int ención ión al diálogo diálogo interreligioso interrelig ioso El diálogo diálogo cristi cristiano ano con la filoso filosofía fía

48 51 53 55 56 59 60 61



































Por un aristotelism aristo telismo o integral "El estudio estu dio d e la fil la filoo so fía e s obligato oblig atorio rio en el e l islam

Hacia la autonomía auton omía de la psicología Teoría Teoría ética, reformismo reformismo social y crítica política Crític Críticaa de la discrim discrim inación social soc ial de las mujeres mujeres

Maimónides: emerge emerge el judaismo juda ismo filosófico El médico sefardí que triunfó en Egipto

72 74 75 77 80 83 85

l a vida vida diaria de Maimónide Maimónidess como médi m édico co de corte y popular 86

Los límites del del aristotelism aristo telismo o Críti Crítica ca a la teoría de la eternidad d el mundo mundo Sobre la ciencia divina divina

Hermenéutica Herme néutica del del texto tex to bíblico y profecía Tomás de Aquino: Aquino: la madurez madurez de la escolá esc olástic sticaa Trayect Tra yectoria oria vital de «el buey mudo» Filosofía Filosofía y teología: teología: una distinción distinció n necesaria neces aria Por un aristotelismo aristote lismo cristianizad cristian izado o

88 90 92

93 97

"El m ejor régimen p olític ol íticoo

99 1011 10 104 106 110 113

"Heg "Hegeemoní moníaa de d e la cien cia p olítica ol ítica

115

¿"P "Pue uede de un hom ho m bre en señar señ ar a otro?

Pensamiento ético-político ético-po lítico

Guillermo de Ockham, precursor prec ursor de la modernidad El sabio francisc fran ciscan ano o perseguido por el Papa... Papa...

117 117

































Prefacio

La Edad Media ha sido durante largo tiempo un campo vedado al común y solo abierto a la curiosidad de algunos eruditos, coleccionistas de antigüedades e incluso nostálgicos del feudalismo. Ya en el siglo xx, los medievalistas renovaron su estudio hasta alcanzar una calidad comparable, si no superior, a la de otras épocas históricas. La imagen de un medievo oscuro, uniforme y fanático en el que solo figuraban los reyes, los nobles, ciertos guerreros famosos y numerosos obispos y clérigos rodeados de una masa de fieles en procesión, quedó relegada al olvido. En lugar de ello, comenzaron a ocupar el primer pla-

































H

'La 'La filosofía filosof ía mediev me diev al

corrió este velo y se comprobó con toda clase de fuentes históricas y literarias que la ciencia griega, incluida la filosofía, había sido recibida en Europa a través de los árabes y que estos, algunos de ellos hispanos, habían transmitido y superado las matemáticas de Euclides, la astronomía astrono mía de Ptolomeo, Ptolom eo, la medicina de Galeno y hasta has ta la filosofía filosofía de Aristóteles, se empezó a ver una Edad Media no solo más real, sino también tambié n más rica culturalmen cultura lmente te de lo que se suponía. suponía. Como concluyó sobre este punto Alexandre Koyré, «los árabes han sido los maestros y educadores del del Occidente Occid ente latino». Por otra parte, ha sido frecuente hasta no hace mucho tiempo saltar del estudio de la filosofía griega a Descartes considerando que la filosofía medieval no tenía interés por sí misma. Debemos esta descalificación y su correspondiente caricaturización a la Ilustración y más tarde al Idealismo alemán. Nadie como Hegel, en sus conocidas

lecc ion es sobre la la histori historiaa d e la filosofía, filosofía, para hacer gala de su desprecio hacia un pensamiento que despachaba en unas pocas líneas, siguiendo así su convicción de que este período histórico debía recorrerlo «con botas de siete leguas». En una lección consumada, mezcla de soberbia germánica y simple ignorancia, niega que la filosofía escolásti esco lástica ca sea filosofía; filosofía; descalifica a la filosof filosofía ía islámica islám ica por tener un «principio puramente externo», la revelación; se atreve a decir que tanto la escolástica como la filosofía árabe se desarrollan al margen

































'Prefacio

‘J

he aludido a él como ejemplo de una vieja visión distorsionada en la que los prejuicios ocupan el lugar de la obligada lectura de textos y la necesaria objetividad. En nuestra reconstrucción compendiada de la filosofía medieval seguimos, como es lógico, los nuevos caminos hermenéuticos e historiográficos trazados por los estudiosos. El panorama que ahora se nos ofrece, luminoso, multiforme y polémico, parece un nuevo mundo. El interés de los filósofos analíticos por la lógica terminista del siglo xiv, el rastreo de los orígenes del pensamiento laico, la recuperación de Averroes, la edición de Escoto Eriúgena y la publicación de las dispu las abiertas o quodlibetales en la Universidad de París, que presencia mos en la primera primera mitad del siglo xx, xx, fueron precedidos precedid os por el impulso dado dado por la neoesc neo escolást olástica ica en el siglo xix xix,, del que Lovaina Lovaina es un sím bo lo. El cardenal Mercier, alma de esta renovación en las filas católicas, fijó fijó con claridad el programa: programa: «Cultivar «Cultivar la la ciencia cien cia por la ciencia cien cia misma y no no buscar busca r en ella directam direc tamente ente ningún ningún interés in terés apologético». Perd Perdid idaa hacía siglos la hegemonía cultural, empequeñecido por los avances de la ciencia moderna desde Galileo y aislado de los cambios socia les del mundo contemporáneo, el pensamiento tradicional católico se difuminó en la sombra. Había que aceptar el reto de la modernidad. Como paradigma de la nueva actitud de estos pensadores cristianos

































10

'I m

filoso filoso fía m nlwval

lación, /placer y alegría y del Papa ración [prebenda]; / comprarás Pa raíso, ganarás salvación: /donde hay mucho dinero, hay mucha ben

buen n amor , 492). Los dición» (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, libr o de bue jóvenes jóv enes y las rela r elacion ciones es sexuales: sexua les: «En cuan cu anto to a las relacion rela ciones es sexuales sexu ales se deben deben practicar pra cticar con co n moderación y cuando no se se tenga pereza, pereza, can ca n sancio o debilidad y, en general, alguna alteración de la naturaleza. Desde luego, es necesario tener relaciones sexuales» (Averroes, libro Juic io de Guillermo Guillermo de Ockham de las generalidades generalidades d e la m edici edicina). na). Juicio sobre el papa Juan XXII: «El Papa es a menudo el más criminal, sceleratissimus, de los hombres» ( Sobre el gobierno tiránico tiránico del d el Tapa, Tap a, VI. 1). Juicio del papa Clemente VI sobre el filósofo Marsilio de Padua, defensor de la autonomía del poder político, al anunciar su muerte: «No se ha conocido jamás mayor hereje que ese Marsilio». Elogio del tiranicidio: «Entonces, pues, quien mata al tirano para la liberación de la patria, es alabado y recibe un premio» (Tomás de Aquino, Co-

m entario entario a los los «Cuat «Cuatrro libr libros os d e las sentencias sentencias»» d e Tedro lo m ba rd o, II, 44). Origen divino de la autoridad del emperador: «La autoridad del Imperio no viene determinada por la del sumo Pontífice. [...] La autoridad del monarca temporal deriva directamente de Dios, que es

on arquía uía,, III, la fuente de la autoridad universal» (Dante Alighieri, M onarq 15). El poder procede del pueblo: «Es necesario saber que el poder de



































'Profacto

II

No se entiende bien que el contenido de la filosofía medieval ca rezca de valor filosófico, como pretenden sus detractores, y que al mismo tiempo sus principales representantes sigan vivos en nuestra memoria, gozando de la permanencia de los clásicos. En efecto, Averroes constituye un punto de referencia para el pensamiento árabe contemporáneo, Maimónides continúa presente en el diálogo de los filósofos judíos con su propia tradición y Tomás de Aquino sigue ins pirando a la filosofía cristiana en su renovación doctrinal. El presente libro contiene varias novedades, como comprobará más adelante el lector. La primera de ellas es la integración en pie de igualdad de la filosofía islámica y la filosofía escolástica. A diferencia de los manuales existentes, los filósofos musulmanes tienen aquí la consideración y amplitud que merecen, y no el apaño de circunstan cias de una «hoja de parra». parra». Como la mejor manera de exponer el pensamiento de un autor es a través de sus escritos, me he esforzado por incluir en mi síntesis nu

































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'Lafiloso fía m edieva l

lector actual y que representaban algo nuevo en su mundo. He procurado asimismo alcanzar la mayor claridad en mi exposición, aunque no a costa del necesario rigor conceptual. Espero haber mantenido el necesario equilibrio equilibrio entre una y otro. Por último, el libro no contiene un dibujo preciosista, sino más bien una pintura impresionista, de la filosofía del medievo. Confío en que el conjunto del cuadro refleje la misma intensidad y viveza intelectual que yo iba percibiendo mientras mient ras lo trazaba. Aunque, evidentemente, el análisis filosófico y los juicios de valor aquí contenidos son responsabilidad mía, sin la influencia de mis colegas europeos y americanos no hubiera alcanzado la perspectiva que tengo acerca del pensamiento medieval. He aprendido mucho de ellos, tanto de nuestros contactos en congresos internacionales como a través de sus publicaciones. Mencionaré solo algunos nombres: Fernand van Steenberghen, Paul Vignaux, Joseph Owens, Tullio Gregory, Mariateresa Fumagalli Beonio Brocchieri, Carmela Baffíoni,

































Una edad no tan oscura

Un el imaginario europeo, la Edad Media ha representado ante todo una época époc a oscura os cura de pobreza, ignorancia ignoranc ia y servidu servidumbre. mbre. Una muestra de ese atraso colec c olectivo tivo lo ofrece la leyenda leyenda de los los terrores del año 1000, 1000, cuando la gente, angustiada ang ustiada por el hambre ham bre y las guerras, guerras, creyó que la

































II

l a filosof filosofía ía m edieval edieval

Alta Edad Media a este primer período que culmina en el siglo x. El desarrollo urbano, la aparición de las universidades y el florecimiento de la filosofía escolástica caracterizan a la Baja Edad Media (siglos

x i - xiii ).

La crisis histórica de esta época se manifiesta en el

siglo xiv, incluso en el pensamiento; se cierra así el medievo. El sistema político que caracterizó a la Edad Media desde el siglo x fue el feudalismo. ¿En qué consistía? Tras la descomposición de la autoridad monárquica, la defensa militar pasó a manos de príncipes y nobles que dominaban pequeños territorios. Se creó así una relación de dependencia jurídica entre el señor y el vasallo, y apareció el feudo como unidad de producción basada en la explotación del trabajo de los siervos, es decir, los campesinos pobres. En la representación ideológica de esta sociedad se constituyen estos tres órdenes: el de los eclesiásticos, el de los guerreros y el de los trabajadores, encargados de sostener a los dos primeros. Los privilegios fiscales, los diezmos y las limosnas, incluidas las donaciones de

































Una ed ad no tan oscur oscuraa

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deberes para con el Estado cesaron. [...] Los obispados recibieron la inmunidad respecto de los tribunales y de todos los funcionarios civiles. [...] Por lo demás, desaparecieron en todas partes las comunidades libres, que se sometieron a los prelados o a los condes y duques, actuales señores y príncipes de las tierras. Tal es la base del sistema feudal.[...] El derecho feudal es, pues, un derecho de la injusticia. Los príncipes no tenían funcionarios sino vasallos.1

La cultura medieval fue avanzando lentamente, como muestra la evolución evolución de la enseñanza. En un primer momento, mo mento, desaparecieron las escuelas públicas de la época romana. Después Después,, con un carácter carác ter elitista y un contenido pobre, se crearon las escuelas monacales, que estaban anejas a un monaster mo nasterio io bajo la autoridad autoridad del abad. abad. La orden benedictibenedic tina destacó destac ó en esta e sta tarea tar ea docen do cente te durante la Alta Edad Edad Media Media.. El monasmon asterio que sirvió de modelo a la cristiandad fue el de Montecassino, situado en la región del del Lacio, Lac io, al sur de Roma, y fundado por po r el propio san



































I<>

'ha 'ha filoso fía nwdwvul

des europeas más antiguas son las de Bolonia (especializada en derecho), Oxford, Oxford, París París (que brillaba con c on luz propia en teología teolog ía y filosofía) filosofía),, Cambridge, Salamanca («la Atenas castellana»), Padua y Nápoles, esta última fundada por el emperador Federico II y la única que, al ser estatal, estata l, no dependía dependía de la jerarquía eclesiástica. eclesi ástica. El progreso en la enseñanza llega a su madurez con el método escolástico, en el que el estudio de los textos bíblicos, teológicos y filosóficos sófi cos va unido unido al debate de ideas, o disputatio, algunas veces abierto a los estudiantes, que podían preguntar a los maestros acerca de los asuntos que quisieran (son las llamadas «cuestiones quodlibetales»).

































'Una eda d no n o tan oscura

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Otro aspecto de la cultura medieval que tener en cuenta para una mejor comprensión de la época es la literatura. Hallamos en ella una clara evolución desde los cantares de gesta, la lírica primitiva y los romances (aquí brilla con luz propia el Romancero español) hasta la maestría de auténticos gigantes de la creación en prosa y en verso. Rodemos situar como modelo literario medieval a Dante Alighieri (1265-1321), poeta excepcional y pensador de relieve en la senda del averroísmo averroísmo latino, y su grandioso poema po ema Commedia (titulado l a V ivina vina Com edia desde mediados del siglo xvi). Otros escritores que so bresalen son el poeta y erudito inglés Geoffrey Chaucer ( lo s cuent uentos os de Canterbury); el francés Chrétien de Troyes, quien en sus novelas rEl

































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'Lafiloso fía m edieval

viven judíos y cristianos en una sociedad de hegemonía musulmana, y cuyo legado cultural sigue inspirando todavía hoy. Desde el tratado

colla larr d e la palom a de Abenhazam de Córdoba hasta la erótico E l col defensa de la filosofía de Averroes en su Tahajut, desde las tablas as tronómicas del toledano Azarquiel hasta la enciclopedia médica del cirujano Abulcasis, desde la poesía del judío malagueño Ibn Gabirol hasta el Cancionero de Ibn Quzman, desde la mezquita de Córdoba hasta la Alhambra Alhambra de Granada y desde desde el imponente impo nente palacio pala cio de la Al jafería jafe ría de Zaragoza ha hast staa los lo s bellos bello s Alcázar Alc ázares es de Sevilla, la civilizac civil ización ión arabo-islámica dejó una huella fecunda en el mundo medieval que, a su modo, más tarde heredaría el Renacimiento italiano.

































'Una ed ad no tan oscura

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sirvan de marco general en el que insertar un amplio elenco de pensadores y unas corrientes de pensamiento no solo distintas sino a veces abiertamente enfrentadas. Las ideas que siguen probablemente no den respuestas a todas las preguntas que un lector actual pueda formular sobre la escolástica escol ástica,, pero creo que ayudarán ayudarán a comprenderla mejor. mejor. Antes que nada, conviene considerar la escolástica en su propio devenir, en su pobreza teórica inicial, como históricamente sucedió. El cristianismo, no lo olvidemos, surgió en Oriente Próximo, en suelo palestino, como una corriente religiosa escindida del judaismo, es deci decir, r, como com o una secta. sec ta. El gran pensador judío Maimónides no ocultó

































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1.a filosofía mvUivvul

de ello. Frente a esas briznas paganas se alzó la mole dogmática de la Biblia cristiana, es decir, la Biblia judía más el Nuevo Testamento, y el conjunto teológico de la patrística, en especial san Agustín. Por el contrario, en filosofía, junto con algunas doctrinas estoicas proce dentes de Séneca Sén eca y otras ecléc ec léctica tica s heredadas de de Cicerón, Cicerón, solo se se con co n servaron de Aristóteles un par de tratados lógicos transmitidos por Boecio, asépticos desde el punto de vista dogmático dado su conteni do formal. Dentro de este modesto legado cabe destacar los escritos de un Padre griego, influyente en la teología medieval, que debió de vivir entre los siglos v y vi y cuya identidad desconocemos (esa es la razón por la cual se le denomina alternativamente como Pseudo-Dio-



































'Una eda ed a d no tan oscura

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Las obras de al-Kindi, al-Farabi, Avicena. Algacel y Avempace que se tradujeron al latín en la península Ibérica, especialm esp ecialmente ente en Toledo -por no hablar de Averroes, omnipresente en la enseñanza universi taria desde el primer tercio del siglo xm-, están en los orígenes de la escolástica desde el siglo xn y de una manera ostensible en su etapa



































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I.a I.a ftlm ftlm ofla m edieval

la estructura del razonamiento, la fragmentación de textos, la monotonía de las fórmulas y los procedimientos constantes de división, subdivisión y distinción. Constata este hecho innegable: «Es verdad que el el estilo, exterior exterio r e interior, interior, de de la escolástica escolá stica lo sacrifica sacrific a todo a un tecnicismo cuya austeridad le despoja de los recursos del arte». Pero



































'Una ed a d no n o tan oscura

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ba de una explicación literal del texto a un análisis de su contenido, para para concluir con cluir en una comprensió com prensión n profunda del del mismo. Hay que dejar claro que no se leían manuales ni se dictaban apuntes, sino que se comentaban textos filosóficos o teológicos. El segundo elemento, el debate, significaba la aparición en clase clas e de problemas, dudas y dificul dificul



































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1m filosofí filosofíaa

m edieval

ceptos filosóficos». A un reconocido especialista en la escolástica del siglo xiv, el profesor holandés L. M. de Rijk, le debemos una precisa y detallada definición formal:

Por «método escolástico» entiendo un método, aplicado en filosofía



































‘Una ed ad na tan oscura

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mendicantes. mendica ntes. Los Lo s estudiantes estudian tes de la Baja Edad Media reflejaban en la inge inge nuidad nuidad de sus preguntas en los debates debat es abiertos abie rtos algunas de las ideas «bio lógicas» que flotaban en el ambiente; así, sus cuestiones acerca de «si el esperma es blanco» bl anco» o «si los monjes deben ser más gordos gordos que los demás». demás». Vista desde su posterior posterio r decadencia, es e s decir decir,, como una repetición





































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‘1.a 1.a filoso fía m edieval edieva l





































'Una e d a d n o ta n o scu ra

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filoso filoso fía fía m edieval





































'Una eda d n o tan oscura

¿9





































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Vv.dro Abelardo: lógica y ética de un pen pe n sador sad or crítico

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El diálogo cristiano con la filosofía Cristiano: Cristiano: «Ninguna persona sensata sensa ta prohibiría profundizar y discu tir nues tra fe con argumentaciones racionales, ni razonablemente se satisfará con aquello que es incierto, sino impulsada por la razón. Cuando quiere asegurarse de alguna cosa de la que duda, la razón se vuelve razón argu mentativa, y la verdad investigada es siempre más firme que la autoridad ostentada Esto vale cualquiera que sea el argumento en cuestión, dado que de toda enseñanza, tanto escrita como oral, nacen controversias. En el sostenimiento de la fe no importa lo que está en la verdad de las co sas, sino la opinión a la que se puede dar lugar. La mayor parte de las cuestiones surge de las palabras de la misma autoridad, que han de ser examinadas antes que los contenidos a los que se refieren. Aunque esta investigación racional no arroje por resultado lo verdadero sino solo lo ve rosímil, no dejará ninguna duda y, por tanto, ninguna pregunta En verdad, contigo (el filósofo] yo no deberé referirme tanto a la autoridad como a la razó razón, n, porque porque tú te basas sobre esta y reconoces menos la autoridad autoridad de la E scritura Nadie puede ser s er refutado sino sobre aquello aquello que ya ha admitido, admitido, ni puede ser convencido sino sobre la base de los argumentos que él mis mo ace a cepta pta Esta es, es, pues, pues, la la manera m anera de discutir d iscutir contigo, contigo, distinta de aquella aquella otra con la que nos confrontam os los cristianos».' cristianos».'7 7

tre un filósofo, filósofo, un jud ío y un cristiano, cristiano, trad. de 17 Ped ro A belardo be lardo , Diálogo en tre Silvia Magnavacca.

enclavado en la región de Bretaña. El tema que expone en él es la na-

































l a filosofí filosofíaa m edieval edieval

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pues de él solo se disponía de los dos tratados de lógica antes mencionados. No habían llegado aún las traducciones grecolatinas ni los comentarios de Averroes al

Corpus aristotélico. La 'Ética nicomáquea

fue traducida al latín hacia 1247 por Roberto Grosseteste, franciscano inglés inglés y cancill can ciller er de la Univers Universidad idad de Oxford. Oxford. Su Su primer comen com enta taris rista ta fue Alberto Magno, y luego su discípulo Tomás de Aquino. Hasta la segunda mitad del siglo xiv, la principal obra ética de Aristóteles no fue incluida como libro de texto en las facultades de artes. El pecado es concebido por él como un acto interior mediante el cual se consiente el mal. No es una substancia ni una existencia positiva, sino más bien una ausencia, la no realización de lo que Dios quiere. quiere. Esta E sta definición negativa le le lleva a distinguir el pecado del vicio, que consiste en la inclinación de la la voluntad voluntad hacia las acciones accione s malas; cuando esa inclinación es reprimida, el acto moral será meritorio. «Y así no es pecado desear una mujer sino consentir en tal deseo, ni es condenable la voluntad de acostarse con ella sino el consentimiento en tal voluntad»

{Ética, cap. III, trad. A. Cappelletti). El pecado, en

defini definitiv tiva, a, es el libre libre consentim conse ntimiento iento del del mal mal;; no consis co nsiste te en la acción sino en la intención. Por Por eso calificamos su ética de intencional. Al fi fi-nal de su vida, repetirá la misma idea: «Las acciones se juzgan buenas o malas sobre la base de la intención que las anima; por sí mismas mism as son indiferentes» indiferentes» ( “D iálogo entre en tre

unfilósofo filós ofo,, unjud ju d ío y un cristiano). cristian o).

Si, pues, es la intención la que hace que un acto sea moral o no, ¿cuándo podemos calificarla de «buena»? La respuesta de Abelardo refleja bien su mentalidad cristiana medieval. «Una intención no debe llamarse, entonces, buena porque parezca buena, sino porque además es tal co

parece, lo cual sucede cuando cuand o el hombre, al al creer que agra-

































'Pedro Abelardo: lógica y ética d e un pensador pen sador critico critico

(es decir, que la norma moral es ajena al sujeto) y no autónoma, como en Aristóteles o, siglos después de Abelardo, en Kant. Junt Ju nto o a su racion rac ionali alism smo o moral, que tan ta n to mo moles lestab tabaa a los teólogos conservadores, encontramos en su ética una ruptura con el ascetismo y el puritanismo medievales. Para él, lo que no está prohibido no es pecado, e incluso mucho de lo antes prohibido puede dejar de serlo y, por consiguiente, no ser ya pecado. Ejemplos de lo primero, añade Abelardo, son los placeres sexuales y de la mesa, permitidos en el Pa raíso terrenal, y ejemplo de lo segundo, la prohibición a los judíos de comer cerdo, abolida por el cristianismo. El intelectual crítico y vitalista vuelve a levantar cabeza en su soledad monacal: «Parece que más por autoridad que por razón se nos obliga a reconocer que el placer carnal constituye en sí mismo un pecado» ( "Ética, cap. III). Me referiré ahora a uno de sus últimos escritos,

D iálogo iálogo entre un

filó fil ó s o fo, fo , un ju d ío y un crist cr istian iano. o. En una visión nocturna encuentra a tres hombres de diferente fe pero que veneran veneran a un único Dios. Cons tituye una obra literaria inacaba ina cabada da y de de especial valor valor por su conten con teni i do simbólico: un diálogo entre la filosofía y las religiones monoteístas. Se trata de valorarlas desde un punto de vista imparcial y razonado. La ley ley natural natural como co mo fuente de la religi religión ón y la razón como com o instrum inst rumento ento de búsqueda de la divinidad son los pilares sobre los que desarrolla el diálogo. Entre los protagonistas del diálogo antes citado hay que advertir que el filósofo, de formación neoplatónica, integra a un musulmán en su figura. En esto cabe percibir la influencia de su protector, el abad Pedro el Venerable, que viajó a España para conocer directamente la cultura islámica y que favoreció la primera traducción del Corán al

































La filosofía m edieval edieval

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Dios sabe cuántas veces, sumido en la más profunda desesperación, pensé en abandonar los territorios de la cristiandad e ir a tierra de paganos [«ir con los sarracenos» en la traducción de Juan de Meung] para vivir allí en paz, mediante el pago de algún tributo, vivir como cristiano entre los enemigos de Cristo. Pensaba que ellos me recibi rían mejor si me creían menos cristiano, atendiendo a las acusacio nes de que era víctima.

En el diálog diálogo o reaparecen algunos de los temas tema s teológicos teo lógicos y éticos étic os ya planteados por él en obras anteriores. Así, por ejemplo, la concep ción de Dios como Sumo Bien, su rechazo de la intolerancia, la dife rencia entre e ntre la fe y la la filosofía, filosofía, la convenien conv eniencia cia de no olvidar que los de bates teológicos tienen tien en lugar lugar en el terreno terren o del lenguaje o la la semejanza seme janza entre la religión religión cristiana cris tiana y la filosof filosofía ía griega. griega. Su latente lat ente ecumenismo, ecumen ismo, su patente paten te racionalismo y su cristianismo cristianism o ilustrado brillan brillan en este e ste úl timo escrito. e scrito. La sutileza de su ingenio ingenio y el el tesoro de su memoria, rico en conocimientos filosóficos y teológicos -que el filósofo alababa en él al comienzo del diálogo-, quedan aquí nuevamente de manifiesto. Como le escribiera Pedro el Venerable a Eloísa en su elogio postumo, «con el pensamiento, con la palabra, con todo su comportamiento, meditaba, enseñaba y construía argumentos siempre divinos y siem pre filosóficos».

































Av A v err er r o es, es , m aes ae s t r o d e O c c i d en t e La cultura de al-Ándalus experimentó un extraordinario desarrollo a partir de sus mo destos orígenes. Desde el siglo x brillan en la península Ibérica una pléyade de hombres de ciencia (matemáticos, médicos, astrónomos) y de letras (poetas, historiadores, filólogos) junto ju nto a los primeros filósofos, filósofos, Ibn Masarra Masa rra y al-Kirmani, ambos cordobeses, y el judío ma lagueño Ibn Gabirol. El siglo xi se distingue por Retrato de Averroes. la fecundidad de los científ ci entíficos, icos, y el siglo xn xn por sus importantes filósofos; la lechuza andalusí, como en Grecia, volvía a alzar el vuelo al atardecer. La herencia del islam islam oriental renace rena ce en el el extremo extrem o occidental occiden tal de Europa Europa con tal crea cre a tividad que sería motivo de admiración no solo en el mundo islámico sino también en el cristiano.



































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'La filosofía m edieva l

introductor de la lógica lógica aristotélica en las argumentaciones argum entaciones jurídicas y teológicas, y autor de la primera obra andalusí de lógica que se ha conservado. Escribió tamb ta mbién ién una joya de la literatura árabe. TI collar

de la palom a , famoso tratado sobre el amor, un tratado de ética, l a una innovadora innovadora historia histor ia comparada com parada de correcci corrección ón de los caracteres, y una las religiones, el Tisal. Un avance importante en la consolidación de la filosofía en la pe nínsula Ibérica lo representó el zaragozano Avempace (hacia 10801138). Dotado de una gran finura especulativa, fue el primero que en la Europa medieval comentó los escritos físicos y biológicos de Aris tóteles, entre e ntre ellos ellos la Tísica y Sobre el alm a. En su obra más conocida,

TI régimen régimen d el solitari solitario, o, ofrece una aguda reflexión sobre la organiza ción social y política, así como com o sobre el el pape papell desempeñado en ella por los sabios o intelectuales. Averroes lo admiraba, y los historiadores de la ciencia vierten grandes elogios sobre su figura. Sirva de ejemplo lo que escribió Ibn Abi Usaybia: «Era en las ciencias filosóficas el sabio eminente, sin rival en su época. [...] Es probable que no haya habido después de Abú Nasr al-Farabi filósofo como él». Además de filósofo, fue médico, redactó un libro de botánica, escribió un tratado sobre la melodía, compuso canciones y poemas (según el arabista Emilio Gar cía Gómez, fue uno de los primeros en emplear el zéjel), era amante aman te de la música y tocaba tocab a de maravil maravilla la el laú laúd. d. El El aire renacent rena centista ista

































Averroes. m aestro aes tro de d e Occidente O ccidente

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tura humana, sin religión religión,, ajeno por completo comp leto a toda organización o rganización so cial y política, Hayy, solo en una isla, progresa en el dominio técnico y penetra en el conocimiento del mundo sensible y del cosmos, para finalmente captar la esencia del alma humana y alcanzar la contem plación mística místic a de Dios. Dios. Lo más m ás sorprendente de esta est a novela novela filosófica filosófica es la superioridad que se concede a la religiosidad interior del «buen salvaje» salvaje» sobre las religiones positivas positivas (Abentofail habla explícitam exp lícitamen en te en plural de «las religiones verdaderas»). Por otra parte, brilló como com o médico m édico en la corte co rte del del califa almohade Abú Yaqub, a quien le presentó un joven talento cordobés conocido más tarde en Occidente como Averroes. Al deseo del ilustrado cali fa, que creía conveniente difundir las obras de Aristóteles mediante unos comentarios que facilitaran su comprensión, añadió Abento fail su propio interés en esta ambiciosa empresa cultural animando a ello a su compatriota andalusí, ya que él mismo no podía debido a su avanzada edad y a las ocupaciones propias de su cargo. Esos co mentarios de Averroes al Corpus aristotélico revolucionaron, como es sabido, el pensamiento medieval, sobre todo la escolástica latina, ya que la desaparición de al-Ándalus y la decadencia del mundo islámico provocaron provocaron que el el racionalismo greco-árabe fructificara fruc tificara en las nacien nacie n tes universidades de la Europa cristiana y más tarde en los círculos

































Lafilosofía medieval

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Las fuentes biográficas nos cuentan que desde su juventud úni camente dejó de estudiar dos noches, la de su boda y la de la muerte de su padre padre.. «Vestí «Vestíaa muy modestam mo destamente ente y era de carác ca rácter ter ardiente», ardiente», añade una de ellas. ellas. Sus escritos ocupan unos diez mil folios, algo que, no solo por la calidad sino también por la cantidad, resulta asombroso en quien estuvo toda su vida ocupado en graves tareas como juez en ejercicio, médico y consejero real. La mayor parte de su producción literaria fueron comentarios, entroncando así con una consolidada tradición medie medieval val.. Señalemos Señalem os entre entr e ellos los dedicados dedicados a Aristóteles (práctic (prá ctica a mente todo el Corpus salvo la 'Política), Platón (La 'República), Porfi rio (lógica), Galeno (medicina), Ptolomeo (astronomía), Temistio, alFarabi, Avicena y Algacel (hizo historia su crítica al teólogo persa en el Tahafut). De sus escritos originales sobresalen por su novedad la imponente obra 'Bidaya, sobre los fundamentos del derecho islámico, islámico, su enciclopedia médica titulada 'Kulliyyat o Libro de la s generalidades

de la m edici edicina, na, que fue utilizada como texto tex to en algunas univers universidad idades es europeas, y su su inten in tento to de conciliac conc iliación ión entre ent re la Revelación y la filosofía filosofía dis curso rso decisiv de cisivo. o. contenido en el tratado "El discu Al parecer, su curiosidad intelectual no tuvo límites: desde la meta física hasta la política, desde el derecho hasta la lógica, desde la psico

































Averroes, Av erroes, m aestr ae stro o de d e O ccidente cciden te

La filos ofí of ía existirá siem pre Pues al ser la filosofía en cierto modo algo propio de los hombres, así como las clases de artesanía existen en modos propios de los hombres, se considera imposible que toda la tierra habitada abandone la filosofía, del mismo m ismo modo que hay que pensar que es im posible que abandone las artes naturales. En efecto, si alguna parte de aquella [la tierra habitada] careciera de ellas, es decir, de las artes, como, por ejemplo, el cuarto septentrional de la tierra, no carecerán de ellas los otros cuartos, pues ya se ha explicado que la población humana es posible tanto en la parte meridional como septentrional. La filosofía, pues, quizá exista en todo tiempo en la mayor parte del sujeto, como com o el hom bre existe exis te por el hombre, y el caballo caba llo por el caballo. El El intelecto especulativo es, según este modo, ¡nengendrable e incorruptible. V universalmente universalmente es así respecto respecto del intelecto age nte que crea los inte ligibles, como respecto del intelecto receptivo que distingue. En efecto, del mismo m odo que que el intelecto agente nunca cesa de engen drar y de de crear en sentido absoluto, aunque quede excluido de la generación al gún sujeto, así sucede tam bién con el intelecto intele cto que d isting istingue ue.1 .19

19 Aver Averroes, oes, Gran comen tario tario al libro libro ‘ Sobre el alma• alma• de Aristóteles, Aristóteles, trad. de André A ndrés s Martí Ma rtínez nez L o rca

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'La filosofía m edieval

Por un aristotelismo integral Averroes sentía una admiración profunda por Aristóteles. Su elogio al

Qran com entario d e la «Tísica» «Tísica» lo refleja bien. comienzo del Qra

Aristóteles es el más sabio de los griegos, fundador y culminador de la lógica, física y metafísica; metafísica ; y digo digo que las ha fundado fundado,, porque todas las obras que que se han escrito escrit o con anterioridad anterioridad a él sobre estas ciencias cien cias no merecen citars cit arse, e, ya que que han sido eclipsadas por el Maestro; y digo digo que las ha culminado porque ninguno de los que las han continuado hasta nuestros días, o sea, durante mil quinientos años, ni han agregado nada a sus escritos, ni han podido encontrar ningún error de gran importancia. Que todo esto haya podido reunirse en un solo hombre es algo auténticamente raro y milagroso; y por esta condición singular merece que se le llame más bien divino que humano y esta es la razón por la que le llamaron divino los antiguos.

Parece que estas palabras molestaron a algunos por considerarlas excesivas, solo fruto de la devoción y no de la reflexión crític crí tica. a. Veamos de qué se trataba en el fondo esta vuelta al Aristóteles auténtico en lo que llamamos modernamente «aristotelismo integral».



































Averroes, Av erroes, maes m aestro tro de d e Occidente O ccidente

Ti

absolutamente, porque un movimiento es movimiento de algo y una cualidad es cualidad de algo, pero una substancia no es substancia de algo. Así, lo que existe en realidad y absolutamente es la substancia;

las otras otr as catego cate gorías rías existen relativam ente».2 ente» .20 Criticó al neoplatonismo incrustado en el aristotelismo de los filósofos del islam oriental. Para él, la teoría de la emanación «se reduce a puro cuento y a ideas con aún más escaso fundamento que las de los teólogos». Asimismo, fue el primero en advertir que la llamada Teobgía de Aristóteles no tenía nada que ver con él. El filósofo cordobés no se dedicó a repetir, y en diferentes ocasiones se alejó del aristotelismo. Indiquemos algunos ejemplos: modificación parcial de la teoría del primer motor inmóvil {Qran co-

mentario de la «Metafísica»); elaboración de una teología filosófica {Tratado decisivo); necesidad de crear una astronomía física y no Qran com entario en tario de la «M etafí etafísi sica»); ca»); reelaboración matemática {Qran reelaboració n del concepto de materia, y modificaciones parciales de tema médico y

































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1.a filoso fía m edieval

El estudio estu dio de la filoso filo so fía fía es o bligatorio en el islam Infiérese de todo lo dicho que, si encontrásemos en los pueblos anti guos alguno que hubiera investigado y explicado la naturaleza de los seres conforme a las estrictas leyes de la lógica, deberíamos aplicamos a estudiar las afirmaciones y tesis contenidas en sus libros, y si alguna de ellas estuviera c onforme onform e con la verdad verdad real, real, aceptarla de sus manos, manos, alegrarnos de haberla encontrado y estarles reconocidos por tal favor; en cambio, si alguna de sus tesis estuviera en pugna con la verdad verdad,, nos nos serviría serviría de aviso y precaución para evitarla evitarla y para c orregir orre gir a sus autores. De esto resulta evidente que en nuestra religión es cosa obligatoria el estudio de los antiguos, puesto que la intención de ellos y su designio en sus libros es el designio mismo a que nos incita la Ley divina Por consiguiente, quien prohíbe esa especulación al que es apto para el es tudio especulativo, por reunir estas dos cualidades: natural sagacidad de espíritu, espíritu, ortodo ortodoxia xia religiosa y moralidad moralidad e levada aparta a los hombres de

































Averroes, Av erroes, mae m aestro stro d e Occiden O ccidente te

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unos cuantos hombres abyectos se extraviaron, es semejante a quien prohíbe al sediento beber agua fresca y buena, hasta dejarle morir de sed, por razón de que bebiéndola se sofocaron algunos y se murieron, pues la muerte ocasionada por el agua en la sofocación es cosa acci dental, mientras que la muerte producida por la sed es esencial y natu ralmente necesaria Lo que ocurre con esta ciencia es cosa que ocurre también en las demás ciencias o artes.22

33 Averroes, Fas! al-maq al-maq al o Do ctrina ctrina decisiva decisiva y fundamento de la concordia concordia en tre la revelación revelación y la ciencia, ciencia, trad. de Manuel Alonso.

«Una investigación científica es completa solo cuando se han examinado nado previamente los argumentos dialéct d ialécticos icos a favor favor y en contra, contra , porque que si uno uno no ha examinado algo algo críticam ente, ente , no conoc con ocee la extensión exten sión del conocimiento de aquello que ha adquirido tras ser ignorante de

































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'I m

filosofía m edieval

El filósofo filósofo griego griego distinguió dos inte intelect lectos, os, uno agente y otro pasiv pasivo. o. Esas dos funciones básicas de la mente humana, una creativa y otra receptiva, expresadas de modo casi telegráfico por Aristóteles, abrieron un nuevo horizonte en la ciencia griega y tuvieron un amplio eco en la filosofía islámica anterior a Averroes (sobre todo, en al-Farabi, Avicena y Avempace). A lo largo de más de treinta años, el filósofo cordobés se esforzó en desentrañar cómo pensamos e intentó demostrar cómo es posible que un ser humano concreto, ligado a un cuerpo y perecedero por naturaleza, naturalez a, pueda formular fo rmular una verdad universa universall y eterna. etern a. El proceso de elaboración del concepto, o sea, lo que los escolás ticos cristianos llamaron el «problema de los universales», es abor dado de forma novedosa por Averroes. En primer lugar, la génesis de la intelección arranca para él de la percepción sensible de los objetos individuales y culmina en el universal, que no existe fuera del alma sino que se obtiene a partir de la experiencia sensible. «Es evidente que nos vemos obligados en su obtención a sentir primero, a imagi

































Averroes. Av erroes. mae m aestro stro de d e Occiden Oc cidente te

TJ

La concepción del intelecto en Averroes es compleja, y sufrió diversos cambios a lo largo de su vida. Distinguió los siguientes tipos de intelecto: material, habitual, agente y adquirido. Más que de intelectos diferentes, habría que hablar habl ar con mayor rigo rigor, r, y, desde nuestra perspe pe rspecctiva, tiva, de las sucesivas fases por las que atraviesa el entendimiento entendimien to humahu mano en la génesis génesis del del conocimiento. conocimient o. El intelec in telecto to será uno por el intelecto material, pero múltiple por las formas imaginativas ligadas a los sentidos; la ciencia, por tanto, es una en un sentido, y por eso tiene validez universal, y es múltiple en otro, o sea, en cuanto que son muchos los individuos individuos que la poseen. poseen. Por otra parte, par te, el filósofo filósofo andalusí se separó sepa ró de los filósofos islámicos islám icos orientales, orien tales, en especial espe cial de Avicena, Avicena, al rechazar rechaz ar que el intelecto intele cto agente a gente fuera una inteligencia inteligencia separada de la que emanaban las formas sustanciales y al afirmar por primera vez en la Edad Media que el el intelecto inte lecto agente, causa eficiente eficie nte y formal de nuestro conocimienconocim iento, es intrínseco al hombre, que «existe en nuestra alma».



































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L afilosofía afilosofía m edieval edieval

los hombres, hombres, come co menta ntaba ba Averro Averroes, es, coincide coin ciden n en nombrar n ombrar a la felicidad felicidad como el más excelente y alto de todos los bienes, aunque disienten a la hora de defini definirla: rla: unos dicen que es el placer, placer, otros que las riquezas y unos terceros que los honores. El ser social que es el hombre aspira a la felicidad en una vida entera y viviendo en comunidad. Asumiendo la visión aristotélica de la felicidad, el filósofo cordobés considera que esta debe hallarse en nuestra mejor virtud, el intelecto, que es «la facultad divina o más divina» que podemos poseer. Por esto, la realización de la felicidad consistirá para él en una actividad de sabiduría y teoría o especulación a lo largo de toda la vida. En resumen, la ética de Averroes es

eudaimonista y se inserta en

































Av erroes. m aestro aes tro d e Occidente O ccidente

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A semejanza de al-Farabi, reflexionó sobre el mundo social y po lítico islámico a partir del diálogo platónico. Esta es la principal no vedad de su comentario, del que, extrañamente, no se ha conservado el texto árabe. Su análisis de la evolución de los regímenes políticos en el mundo islámico es a la vez crítico y pesimista. Por una parte, se habría pasado de un gobierno que intentaba ser virtuoso a otro basa do en «el culto a la fuerza y el poder»; los gobiernos aristocráticos se habrían transformado en oligárquicos para culminar en la tiranía, en la que «los poderosos junto con el rey tiranizan a las masas». Y, por otra, no habría que hacerse ilusiones acerca de la intervención de los filósofos en la vida pública. En «las sociedades actuales» se convierten

































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1m

filoso filoso fía fía m edieval edieval

Crí Crítica de la discrimin disc riminación ación social s ocial de las mujeres m ujeres Sabemos que la mujer, en tanto que es semejante al varón, debe parti cipar necesariamente del fin últim últim o del de l hombre, aunque existan existan d iferen iferen cias en más o menos. [..JSi la naturaleza del varón y de la mujer es la misma misma y toda co nstitución nstitución que es de un mismo tipo tipo debe dirigirse a una concreta actividad social, resulta evidente que en dicha sociedad la mu je r debe realizar las mismas labores que el e l varón, salvedad hecha h echa de que son en general más débiles que él. Sin embargo, la mayor parte de las mujeres son más hábiles que los varones en actividades como el tejer, coser y o tras tras artes, artes, así como por su form a de organizar, organizar, tanto en e l arte

































Averroes. m aestro aes tro de d e Occidente O ccidente

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de la cohesión social, asabiyya, fundada no en los lazos de sangre, es decir, decir, en una estructur estru cturaa tribal, sino en una armonía entre en tre las distintas distin tas clases sociales socia les en la que debe prevalecer la búsqueda del bien público. La política, como com o en el viejo viejo Aristóteles, seguía manteniendo para para él la hegemonía hegemonía teórica y práctica, es decir decir,, tanto tan to en las ciencias morales como en las artes humanas. «En absoluto, solo un arte manda sobre todos los demás: el llamado arte político, como del mismo modo solo la facultad racional gobierna la realización concreta de las acciones accio nes del referido referido arte.»

































Maimó Maimó nides: em em erg e el el judaism o filosófico



































M

Retrato del médico, ju judioyteólogo judío de Al-Andal ndalus us Mos Moséé ben ben Maimón, conocido a partir del Renaci Renacim miento como Maimónides.

7,o filo fil o so fía m ediev ed ieval al



































M almónides: alm ónides: em erge el e l jud ju d aism ais m o filosó filo sófic ficoo

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El m édico s efard efard í qu e triun fó en Egipto

Mosé ben Maimón, conocido desde el Renacimiento como Maímónides, nide s, nació na ció en Córdoba en el año 1135. Su padr padre, e, Isaac ben Maimón, M aimón, era juez o dayyan de un tribunal rabínico en su ciudad y había sido discípulo discípulo de Yosef ha-Leví ben Megas, último de los grandes ma



































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'La filoso fía m edieval

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\\

La vida diaria de Maimónides como médico de co rte y pop ular ular Yo resido en Fostat mientras que el rey vive en El Cairo: entre ambos lugares hay una distancia de dos jornadas permitidas en sábado [unos



































M aimónides: aim ónides: em erge el e l ¡udalsm ¡ud alsm a filosó filo sófic ficaa

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después de la oración de la tarde hasta el momento de la oración de la noche. A sí trans transcurre curre una jornada jornad a m ía29 ía29

25 M aimónides, aimó nides, «Carta a Samuel Sam uel ibn Tibbon», en Cartas Cartas y testam testam ento de Maimónides (11381204), trad. (11381204), trad. de C. del Valle.

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l a filos filosofí ofíaa m edieval edieval

tema filosófico-teológico es Quia Quia de perp lejos, concluido en 1190, tra ducido ducido al latín por un autor au tor anónimo anón imo en el siglo siglo x ih bajo el título V ux

neutrorum y más tarde, en el siglo xvi, por Agostino Giustiniani. Entre 1170 y 1190 dio a conocer diversos tratados médicos, como Sobre el asm a, Quí Quía de la buena salud y Sobre los venenos, venenos, también traducidos al latín. Escribió en árabe todas sus obras de contenido filosófico y





































M aimónid aim ónides: es: emerge em erge el e l jud ju d ais m o filo sófic só ficoo

8‘)





































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'¡Mfilos ofía m edieval ediev al





































M aimónid aim ónides: es: emerge eme rge elju d aism ais m o filosó filo só fico

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M aimónid aim ónides: es: em erge erg e el jud ju d ais m o flb fl b s ó fic fi c o

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«caballo» en castellano a lo que se llama «horse» en inglés o denomi nar «mantequilla» en nuestra lengua a lo que en italiano llaman «bu rro». Sin embargo, el término mental o concepto, también llamado por él «signo natural», se forma en la mente humana, es considerado en su significación lógica y designa directamente al objeto. Los términos término s se divide dividen n en aquellos que tienen un significado preci so -llamados «categoremáticos»-, como «caballo», y en aquellos otros -llamados «sincategoremáticos»- que solo en unión con los términos anteriores tienen un significado definido, como «todo» y «alguno». Se integran como elementos de las proposiciones, y es en estas donde los términos adquieren su significado o «representación», lo que Ockham llamaba suppositio («cuando un término en una proposición está en lugar de alguna cosa», escribe en la Suma de lógica). Distingue estos

p erso so n a l (representa a un individuo, por ejemplo, tipos de suposición: per «el caballo cabalga»), simple (supone un concepto e implica una multi plicidad de individuos, por ejemplo, «el caballo es un género») y mate-

rial (supone un término oral o escrito y está en lugar de sí mismo, por ejemplo, «caballo es un nombre»). La principal para él era la «personal». ¿Cuál ¿Cuál era su posición acerca del del debatido problema de los univer sales? En primer lugar, critica con dureza la teoría realista según la cual los universales eran substancias existentes fuera del alma. De ser así, escribe, «debería más bien pertenecer a la esencia individual y, en consecuencia, un individuo resultaría compuesto de realidades universales por las cuales él sería al mismo tiempo singular y uni versal» {Suma de lógica). Pero también rechaza la universalidad de los conceptos defendida, entre otros, por Alberto Magno, Tomás de Aquino y Duns Escoto. El universal es un concepto, mientras que lo

































(.¡u (.¡utl tlbr brni nio o ib Uckh Uckham am.. /imcurmr ib la n m bm ula d

Los universales universales solo existen en el entend entendim imiento iento Los géneros y especies esp ecies no existen fuera fu era del alma, alma, sino que existen existen solasolamente en el entendimiento, ya que no son más que ciertas «intenciones» o conceptos formados por el entendimiento que expresan las esencias de las l as cosas y las signifi sig nifican, can, y que no son ellas mismas, mismas, como el signo sig no no es su objeto significado. Ni son tampoco partes de las cosas, ni más ni menos que la palabra no es parte de lo que significa, sino que son ciertos predicables de las cosas, no tomados por sí mismos, porque, cuando el género se predica de la especie, el género y la especie no se toman por sí mismos, ya que no tienen suposición simple, sino personal, y así suponen o se toman por sus significados, que son las cosas singulares; tales géneros y especies esp ecies se predica pr edican n de d e las cosas, cosas, tomados ellos por las mismas cosas que significan. [..] Sin embargo, aunque eso que está en el entendimiento son, según la mente de los filósofos y la realidad, los géneros y especies, pueden ser llamados géneros y especies, además de ellos, las palabras mismas a ellos correspondientes, corr espondientes, ya que todo lo que es es signific si gnificado ado por la l a intención o el concepto en el alma, es significado por la palabra, y viceversa. Pero esto ya depende de la convención humana Por lo dicho queda clara la solución de la segunda cuestión: no tratándose de las palabras mismas, hay que sostener que los géneros y especies, y, en general, todos los universales de esa índole, no son corpóreos, ya que no están más que en la mente, en la cual no hay nada corporal. También También está clara clar a la solución de la l a tercera tercer a cuestión: los unive uni versale rsales s no están en las cosas sensibles, ni son de la esencia de las cosas sensibles, ni partes de ellas, pues, según el Comentador [Averroes] en el libro Vil de la Metafísica, comentario 47, «es imposible que los universales sean partes de las sustancias que existen de por sí», y en el comentario

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filoso fía m edieval 7 .a filoso

de las cosas». Bien claro se ve cómo el Comentador piensa que los universales no son partes de las sustancias, ni son de la esencia de las sustancias, sino que tan solo declaran la sustancia de las cosas, como los signos declaran a las cosas señaladas por ellos, y por eso no son ellas, ya que entre entr e el signo sign o y lo signi s ignificado ficado tiene tien e que haber distinción.38

38 G uillermo uillerm o de Ockham Ockh am,, Exposición Exposición sob re e l libro libro de P orfiri orfirio o de los predicables, cap. bles, cap. 1, trad. d e C leme nte Fernández.

substancia; por consiguiente, solo un concepto de la mente o un signo convencional es universal» (Sum a de lógica). lógica). En última instancia, dichos conceptos están vacíos de realidad; podemos definirlos como signos que remiten a otras cosas, es decir, son intencionales. Respecto al conocimiento, conocim iento, Ockham distingue dos clases, intuitivo y abstractivo. El primero es la aprehensión inmediata, sensitiva o intelectiva, de una cosa como existente. Se deja de lado, por tanto, la dicotomía aristotélica aristo télica según la cual cual el intelecto intel ecto captaba el unive universa rsall mediante un proceso de depuración de la facultad imaginativa, mientras que la sensación captaba lo singular. Aquí, de la aprehensión se pasa al juicio de existencia de lo captado; la evidencia garantiza la verdad de la intuición. En el conocimiento abstractivo, sin embargo, se prescinde de la existencia existe ncia o no del del objeto ob jeto que es abstraído de una multiplicidad multiplicidad de singular gulares. es. Lo que que Ockham Ock ham quería subrayar en en este es te caso ca so es que no hay un objeto abstraído diferente de la cosa real. En resumen, conocer intuitivamente es conocer la cosa en sí misma, mientras que conocer abstractivament tractiv amentee es conocer cono cer la cosa a través través de de una representación mental.

































< juMermo juM ermo di? Ockhat Ockhatn. n. precursor precu rsor de la

m otiermdad

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p o ten te n tia V ei a b no implique contradicción, o sea, en lo que él llamaba po soluta (a diferencia del poder divino ordenado o po p o ten te n tia V ei ordin or din ata). at a). La primacía dada al conocimiento intuitivo y a la aprehensión de lo individual le lleva a resaltar en su filosofía el empirismo frente a la tradición metafísica basada en el apriorismo y el esencialismo. Como precursores precursores de esta est a línea de pensamiento están el naturalismo naturalismo aristotélico, la ciencia árabe, en especial las matemáticas, y la nueva orientación empirista iniciada en la Universidad de Oxford a partir de Roberto Grosseteste. También están presentes, aunque en sentido negativo, las condenas de París de 1277, que pretendían cortar de raíz cualquier intento de autonomía filosófica y de vuelta al naturalismo griego. En el prólogo de una de sus obras de física, Ockham se cura en salud ante posibles acusadores: «Advierto, de momento, que solo admitiré como verdadero lo que no repugne a la verdad de la fe, rechazando como falso lo que contradice la doctrina de la Iglesia romana» rom ana».3 .399 Para cont co ntrar rarres restar tar esa espada de Damocles Dam ocles de la ortodoortod oxia, insiste con frecuencia en una de las tesis características del pensamiento sami ento franciscan franc iscano o mediev medieval: al: la omnipoten omnip otencia cia y libertad divinas. divinas. El El

priori, ya que es fruto mundo es contingente y no puede deducirse a priori, de la libre decisión divina. Hay que acudir, por tanto, a la experiencia para conocer la existencia de lo individual. Nuestro autor introduce con frecuencia en este tipo de reflexiones un principio de economía del pensamiento que le ha dado una fama extraordinaria, incluso en ámbitos ajenos a la filosofía, difundido con la sugestiva expresión de «la navaja de Ockham». ¿En qué consiste? Se encuentran en sus obras diversas formulaciones de este principio, como, por ejemplo, «No hay que poner la pluralidad sin necesidad»,

































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'La 'LaJUasofla m ediev al

muchos lo que puede hacerse por pocos», «No hay que multiplicar los entes sin necesidad», etc. Más que su originalidad, a Ockham le debe mos una aplicación sistemática a aspectos muy diferentes del pensa miento (físico, lógico, metafísico y teológico). En el terreno que ahora nos ocupa, es decir, el estudio de la naturaleza, subrayó el principio de posibilidad (puede existir todo lo que no es contradictorio; la hipótesis de la intervención divina divina queda siempre abierta) y el de verificación em em  pírica de los fenómenos en contra de la tendencia anterior a substancializar cializar categorías categorías y conceptos. Veamos dos casos concretos. Respecto de las causas: aunque es posible conocer que una cosa tiene una causa, no podemos probar esto por un razonamiento abstracto sino por la ex periencia concreta. «No intentando explicar en general qué cosa sea la causa inmediata, in mediata, afirmo sin embargo embargo que para que alguna cosa cos a sea la causa inmediata basta que cuando aquella aquella cosa absoluta está presente, se dé el efecto, y que que cuando cuand o ella no está est á presente, en paridad de todas las demás condiciones y disposiciones, el efecto no se dé» (Comentario

a l «Zibr «Zibroo de las sentencias »). Alg Algo, o, como com o se ve, ve, semejan sem ejante te a las tablas ta blas de presencia y ausencia que cualquier científico moderno aplica en su la boratorio. Respecto del tiempo: no es algo que añadir al movimiento. O como él mismo escribió: «El tiempo no denota una cosa ni absoluta, ni relativamente distinta de las cosas permanentes; primaria y principal mente “tiempo” significa lo mismo que “movimiento”, aunque connota a la vez vez el alma y un acto act o del alma, por el cual esta e sta conoce con oce el antes ante s y el el succesivis). después de aquel movimiento» ( Tractatus de succesivis). Ockham, en definitiva, simplificó nuestra cosmovisión, dejó de lado las metafísicas esencialistas, puso de relieve el papel de la ex periencia en nuestro conocimiento del mundo y, como buen teólogo



































Guille Guillermo rmo de Ockham. Ockham. precursor de la m odernidad

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claro, com o buen lógico, que que Dios podría podría haberlo creado desde la eterete rnidad nidad al al no existir e xistir contradicción contra dicción en ello. ello.

Doctrinas políticas: contra la teocracia El rumbo de su vida y de su pensamiento quedó marcado por la persecución que sufrió por parte de la curia pontificia. Tras su huida de Aviñón, encontró la seguridad bajo la protección del emperador Luis de Bavie Baviera. ra. Sus Sus tratados trat ados filosóficos y teológicos teológ icos dejan paso pa so a una literatura de combate contra las pretensiones absolutistas del Papa. No fue un teórico político instalado en la universidad sino un intelectual católico excomulgado, acosado por el poder pontificio y exiliado. Entre sus escritos políticos destaca el titulado Diálogo, que nos ha llegado

gobierno rno incompleto. También debemos señalar los siguientes: Sobre e l gobie tiráni tiránico co del Tapa, Sobre Sobre e l p od er de b s emperadores emperadores y pontífi pontífices ces.. Och Ocho cuestiones cuestiones sobre el e l p p o d e r y b d ign ig n idad id ad p p a p a l y vari varios os escritos es critos polémicos contra los papas Juan XXII y Benedicto XII. La difusión de sus obras políticas ha sido tardía y escasa, sobre todo en los países católicos. Delimitemos del modo más fiel posible su pensamient pensa miento o en este ámá mbito. Aunque influyó en la aparición posterior del laicismo, Ockham no

































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'Lafilosofía 'Lafilosofía m edieval

deci decir, r, del del poder po der religioso religioso como com o pontífice po ntífice y del poder político como com o legítimo heredero heredero del del imperio, teoría absolutis absol utista ta que él conside consideraba raba herética. Añadamos que Ockham fue uno de los primeros primeros que advirtió del carác car ác-ter espurio de de la llamada «Donación «Donació n de Constantin Cons tantino», o», decreto decret o imperial imperial atribuido al emperador Constantino I en virtud del cual reconocía al papa Silvestre I como soberano y le donaba la ciudad de Roma, las provincias de Italia y el resto del del Imperio romano r omano de Occiden Occi dente, te, documen docu mento to que en realidad fue fabricado por la curia romana en siglos posteriores. Respecto al mejor régimen político, se inclina por la monarquía: «En ella domina uno solo a favor del bien común y no principalmente a favor favor de su propia propia voluntad y beneficio» benefici o» ( Diálogo, III). III). Habla a veces v eces de la monarquía universal como ideal por garantizar mejor (en teoría) la unidad; pero teniendo en cuenta las circunstancias históricas, admite que pueda preservar mejor el bien común una diversidad de reinos. reinos. Ciertamente, Cierta mente, ha hay y una tensión entre el universalismo del impeimperio y la red de de pequeñas pequeñ as comun co munidade idadess civiles propias de la Edad Media (colegios, cofradías, gremios, hermandades) que reflejaban la variedad social del mundo con creto cre to europeo de la época. En la búsqueda de la la paz y el orden orden social, debían respetarse las costum co stumbres bres y libertades de esos pequeños pequ eños grupos, en torno torn o a los cuales los individuos individuos se agrupaban frente al poder y que les servían de salvaguardia.

































(¡uillm (¡u illmno no d r OcUiaii OcUiaiii, i, prvvurxo prvvurxorr
¿Pueden ¿Pueden ser dem os trados los artí artículo culo s d e fe? Cuestión Cuestión 3. ¿Pueden ¿Pueden ser demostrados los artículos de d e fe? Para la respuesta respu esta afirm afirm ativa: ativa: El artículo «Dios es uno y trino» es una

proposición necesaria Luego, o a) es conocido por sí mismo, lo cual no puede mantenerse, o b) se deduce de las proposiciones que son conocidas por sí y, en consecuencia, puede ser demostrado. Para la opuesta: Un filósofo no puede conocer tales verdades natu-

ralmente. Luego, etc. Respuesta Respuesta a la cuestión. ellos (los artículos artículos de fe] no Tesis 1. A esta cuestión respondo que ellos pueden ser demostrados por un peregrino [un cristiano en esta vida camino del reino de los cielos], dado que no pueden ser demostrados ni por medio de una demostración quia [demostración del efecto a la causa] quid [de la causa inmediata ni por medio de una demostración prop ter quid

a sus efectos] efectos].. Tesis 2. En segundo lugar, yo mantengo que algunos artículos que

formulamos ahora de hecho en esta vida pueden ser demostrados por un bienaventurado en el cielo mediante el concepto simple y adecuado que tiene de Dios uno que es feliz en el cielo. [.J Respu Respuesta esta al al argumento principal. principal. Al argumento principal principal respondo que no toda proposición proposición necesaria necesaria es conocida por sí o es deducida de proposiciones que son conocidas por sí. Pues hay algunas proposiciones que son necesarias e inmediatas,

i :u

































1.a 1.a filoso filoso fía m edieval

132

genéricas sobre el tema afirmando que el derecho de propiedad había sido sancionado por la autoridad divina y humana y que podía ser transmitido «de cualquier modo no prohibido por el derecho natural». Centrándonos en su áspera crítica a los pontífices romanos tal

gob ierno tiránico d el "Papa, como se nos muestra en su obra Sobre e l gobierno podemos resumir así sus principales ideas: el poder del Papa es de servicio, no de dominio, y no le corresponde un poder absoluto ni en el terreno político ni en el religioso: en contra del ideal cristiano, el papado de Aviñón era rico y despótico; el imperio fue fundado por los romanos antes de Cristo y, por tanto, el Papa no tenía jurisdicción sobre él. Para Ockham, constituía un axioma la máxima «La ley evangélica es ley de libertad», que se oponía a la frecuente represión de la jerarq jer arquía uía ecle ec lesi siás ástic ticaa sobre los creyen cre yentes tes ta tan n to en la vida vida social socia l com co m o en la individual. Otros partidarios de la autonomía del poder político sufrieron efensor de la pa z, también la represión. Marsilio de Padua, autor del D efensor huyó de la Universidad de París para refugiarse en la corte de Luis de Baviera; Dante Alighieri, autor de Xa monarquía, fue desterrado de Florencia, y Ockham, como com o ya hemos visto, murió en su convento

































APÉNDICES



































OBRAS DE CONSULTA

Quien desee profundizar en el conocimiento de la filosofía medie val debería seguir leyendo. Aquí solo hemos pretendido esbozar una aproximación a ese lejano mundo intelectual. Los trazos de nuestro cuadro han sido necesariamente gruesos. Ahora se trata de detallar esta visión, sin abrumar con una erudición pedantesca. Como introducción pueden servir los siguientes libros: Alain de Libera, Tensar en la E da d M edia edia (Anthropos, 2000), en que se ofrecen nuevas perspectivas teóricas y se subraya el papel de «la herencia ol vidada» árabe y judía en el Occidente latino: Andrés Martínez Lorca, Introducción a la filosofía medieval (Alianza, 2011), que presta una atención preferente preferente a los problemas metodológicos, metodológicos, así as í como a la va

































136

‘La filosofía filosof ía medie me dieva val l

lo como se merece. Entre ellas hay que señalar las siguientes: Miguel Cruz Hernández, Histori Historiaa d el pensam iento en el mundo islám islámic ico, o, vol. 1 (Desde los orígenes hasta el siglo xn en Oriente) y vol. 2 {Tipensa miento de al-Ándalus, siglos ix-xiv) (Alianza, 2011); M. A. Yabri, TI le gad g adoo filo fil o s ó fico fic o á ra rabb e (Trotta, 2006), valiosa contribución de uno de los grandes pensadores árabes contemporáneos; Andrés Martínez Lorca, Maest M aestros ros de d e Occidente. O ccidente. T studio stu dioss sobr so bree el e l p ensa en sam m iento ien to and an d alu al u sí (Trotta, 2007); Massimo Campanini Campanini,, Introducc Introducció iónn a la filos filosofía ofía islám islám ica (Biblio teca Nueva, 2006). Los principales filósofos judíos (Maimónides e Ibn Gabirol) son incluidos en los libros de los profesores Cruz Hernández y Martínez Lorca. Dos buenos estudios recientes sobre el tema los ofre cen Mauro Zonta, L a filos filosofía ofía ebraica m edieval edievale. e. Storia Storia e testi testi (Laterza, 2002), y Oliver Leaman, Jew Je w ish is h Thoug Th ought ht An Introduction Introd uction,, (Routledge, 2006) . Al arabista y académico catalán Juan Vernet le debemos una magnífica reconstrucción de lo que De Libera llamaba «la herencia ol vidada»; Lo que Turopa debe de be al isl islam am de d e Tspaña T spaña (El Acantilado, 1999).

































CRONOLOGÍA

392. El emperador Teodosio I proclama el cristianismo como com o religión de Estado.

636. Derrota de los bizantinos por los ejércitos ejérc itos árabes, árabes, que ocupan Siria Siria y Mesopotamia.

395. 39 5. División del Imperio romano. Honorio, emperador de Occidente; Arcadio, de Oriente.

637. Los árabes conquistan Persia.

410. Ocupación y saqueo de Roma por los visigodos al mando de Alarico.

696. 696 . La lengua árabe es reconocida lengua oficial del mundo islámico. 711. Las tropas musulmanas

































138

l a filosof filosofía ía m edieva edievall

832. 832 . Se funda en Bagdad Bagdad la «Casa de la Sabiduría», centro de traducciones del griego.

1120. Se funda en Jerusalén la la orden del Temple, Temple, primera prim era de las órdenes militares.

873. Fallece al-Kindi al-Kindi,, primer filósofo árabe y autor de numerosas obras.

c.114 c. 1140. 0. Con el decreto decre to del monje y juris jurista ta Graciano se constituye el derecho canónico.

910. Fundación Fund ación de la abadía benedictina de Cluny, de gran influencia cultural.

1152. Pedro Pedro Lombardo escribe los Cuatro Cuatro libros de la s sentencias, texto base de la teología escolástica.

929. Creación del del califato califa to omeya de Córdoba por Abderramán III, que durará hasta 1031. 1031. Disolución del del califato omeya de Córdoba. Surgen los

1156. 1156 . Los almohades, almohades, protectores de las ciencias y las artes, ocupan al-Ándalus. 1176. Asia Menor Meno r cae en poder de los turcos.

































t:w

ApAn ApAndi dic. c.m m

c.1 c. 1 225. Se extiende por las comunas italianas el régimen del po p o d es tá , magistrado supremo elegido por una asamblea popular. 12 31. El papa Gregorio 1231. Gregorio IX crea la Inquisición pontificia pont ificia para luchar contra la herejía y encarga encarga a las órdenes mendicantes (franciscanos (franciscan os y sobre todo dominicos) la constitución de tales tribunales. tribunales. 1236. 1236 . Fernando III conquista conq uista la Córdoba andalusí. 124 7-124 1247-1 249. 9. Revuelta Revuelta de los mudéjares de Valencia.

el clero secular y los frailes mendicantes. 1270 12 70..

El obispo obisp o de París, París,

E. Tempi Tempier, er, condena conde na una serie de proposiciones del filósofo averroísta Siger de Brabante. 1277. 127 7.

Gran condena cond ena del obispo

Tempier de París, que afecta a 219 tesis de origen origen aristotélico, averroísta averroísta e incluso tomista, algunas algunas de ellas ellas nunca antes formuladas formuladas explícitamente. explícitamen te. 1282. «Vísperas Sicilianas»: sublevación popular del del pueblo siciliano contra cont ra el dominio dominio francés.



































140


1339. Revuelta de obreros y

1358. Gran Gran revuelta revuelta campesina

marineros de Génova contra cont ra la nobleza.

{jacquerie ) en varias regiones de Francia, en protesta contra la miseria y el pillaje provocados por la guerra.

1342. 134 2. Revuelta popular en Roma contra la oligarquía nobiliaria. 1347-13 1347 -1350. 50. La «peste negra» negra» se extiende por Europa, matando a un tercio de la población.

1381. 13 81. Revuelta Revuelta campesina de alcance nacional en Inglaterra contra los gravosos impuestos que soportaban.

































ÍNDICE ONOMÁSTICO

A

Alfonso X el Sabio 30

A b d e rr r r am am á n I I I 8 3

A lg l g ac ace l 2 1 . 2 9 ,5 2 ,7 0 , 7 8

Á b e d Y ab a b ri ri, M o h a m e d 1 2 . 3 3

A l ig i g h ie ie ri ri, D a n t e 1 0 , 1 7 , 1 3 2

A b e l a rd rd o . P e d r o 5 2 - 6 4

A n s e l m o d e C a n t e rb rb u r y , s a n 5 4

A b e n h a za z a m d e C ó rd rd o b a 1 0 . 1 8 , 6 5

A p o l o n io io d e P e r g a 3 0

































142


B e r n a rd rd o , s a n 5 7 , 1 0 2

G

Blecua, Alberto 17

G a le le n o 8 . 2 7 . 2 9 . 3 0 , 7 0 .

B o e ci cio 2 0 ,5 9 , 6 0

G a l il i l e i, i, G a l i le le o 9 , 3 6

B u e n a v e n tu tu r a , s a n 1 0 2 , 1 1 8

Ga uthier, R.-A. 9 G r o s s e te t e s te t e , R o b e r to to 6 2 , 1 1 8 , 1 2 7

C

G u n d i s a lv lv o , D o m i n g o 2 8

C a r lo lo m a g n o 1 5 , 1 6 C h a m p e a u x. x . G u i l l e rm rm o d e 5 7 , 5 9 , 6 0

H

Chaucer. Geoffirey 17,37

H e g e l, l, G e o r g W i lh lh e l m F r ie i e d r ic ic h 8 . 1 4 ,

C h e n u . M .-D 9 , 2 1 . 2 2

18

Cicerón 20

H e in i n e , H e i n r i ch ch 8 4

C l e m e n t e I V (p (p a p a ) 1 0 0

H iparco 30

































Ap6tuiic.c Ap6tuiic.cn n

M»

L

S

L a o n , A n s e lm lm o d e 2 0 , 5 7

S a l a d in in o 8 7

L e G o f f ,J ,J a c q u e s 1 6

S a n c t a l la la , H u g o d e 2 8

L i b er e r a . A l a in in d e 1 2 , 2 1 . 3 4

Séneca 20

L u i s d e B a v ie ie ra ra 1 1 7 , 1 2 2 , 1 2 9 , 1 3 2

S i lv lv e s t r e I I ( p a p a ) 3 1 . 1 3 0

M

T

M a im i m ó n id i d e s ( M o s é b e n M a im im ó n ,

Tarazona, M iguel de 28

c o n o c id id o c o m o ) 1 1 . 1 9 , 3 1 , 4 2 .

T e m i st s t io io 7 0

83-96

T o m á s d e A q u in in o , s a n 1 0 , 1 1 , 2 8 , 3 2 , 3 7 ,

M a r si s i l i o d e Pa Pa d u a 1 0 . 1 2 2 , 1 3 2 M e r c ie ie r ( c a r d e n a l ) 9

42,62,70,97-117,124 Tournai. Gilbert de 22 Troyes, C hrétien de 17

































FILO SO FIA MED MEDIEV IEVA L De A I-Far ab¡ a Ockham

S Filosofía Medieval

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