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Bibliografía para “Las migraciones internacionales desde una perspectiva de género: el caso de las migrantes mexicanas en EEUU”
Texto 1.
La migración femenina a Estados Unidos México es, desde hace muchos años, la principal fuente de migrantes a Estados Unidos. Por ello no es de sorprender que, en el quinquenio comprendido entre 2000 y 2005, poco más de 400 mil mexicanos y mexicanas emigraran al vecino país del norte. Las causas y consecuencias de dicho fenómeno son muchas y muy variadas. Sin embargo, es innegable que la pobreza, la exclusión social, la falta de oportunidades laborales, la operación de extensas redes sociales y familiares en ambos países, así como la cultura migratoria que caracteriza a la sociedad mexicana, forjada a lo largo de más de un siglo de experiencia migratoria, han incentivado la salida de miles de mexicanos a Estados Unidos. Aunque la migración mexicana a aquel país ha sido predominantemente masculina, diversas fuentes advierten un aumento, tanto en números absolutos como en relativos, de las mujeres que se han incorporado al flujo migratorio internacional en los últimos años. La Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (EMIF) reporta que la participación de las mujeres en el flujo migratorio que se dirige a la frontera norte con la intensión de cruzar Estados Unidos pasó del 16% en 1995 a 20% en 2005. Este flujo a Estados Unidos ha mantenido un crecimiento constante por lo menos desde 1987, a raíz de la puesta en marcha de la Ley de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA), mejor conocida como la Ley Simpson- Rodino, la cual permitió la legalización de poco más de 2.3 millones de mexicanos, quienes se vieron beneficiados por las dos modalidades de la regularización promovidas por la Ley: la “Amnistía General” y el “Programa Especial para Migración y remesas femeninas en México: la otra cara de la moneda. 166 Trabajadores Agrícolas” (Alarcón y Mines, 2002). De manera complementaria, la IRCA abrió paso al proceso de reunificación familiar de los migrantes quienes llevaron a sus esposas e hijos para que se les unieran, posibilidad que había sido difícil de alcanzar durante el “Programa Bracero1 (1942-1964)” y “La etapa de los indocumentados (19651
La participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial (1942) provocó una escasez de trabajadores en el mercado laboral, situación que orilló al gobierno estadounidense a firmar un contrato de trabajadores temporales con su homólogo mexicano, conocido como el Programa Bracero, que inició en 1942 y se prolongó hasta 1964.
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1985)”. Además, estimuló la migración laboral de mujeres casadas y solteras, y se destaca que del flujo migratorio de este último grupo, un número importante de ellas provenía del medio rural, a las que se le sumaron un contingente considerable del medio urbano. En los años posteriores a la finalización de los programas de legalización, las principales razones de la migración femenina en México han sido de corte económico (desempleo, crisis económicas, bajos ingresos etc.), seguidas por motivos referidos a la reunificación familiar. Por ejemplo, existe una abundante literatura acerca del mayor impacto de las crisis económicas y la aplicación de medidas de corte neoliberal2
sobre las mujeres, quienes tienen que incorporarse a
empleos precarios y a subempleos de diverso tipo para complementar la caída de los ingresos, además de incrementar su esfuerzo para llenar los vacíos que trae consigo la reducción del gasto social, lo que supone un incremento significativo de su carga de trabajo. De entre las múltiples estrategias que adoptan las mujeres en contextos de crisis para garantizar la reproducción de sus hogares, la migración internacional ha ido cobrando cada vez más importancia (Pizarro, 2000; Elson y Cagatay, 2000; García, 2001). Si bien ya a mediados de los años ochenta se puede hablar de un fortalecimiento de la presencia femenina en el flujo migratorio mexicano, no es hasta la década de los noventa y los primeros años del 2000 cuando su número comienza casi a duplicarse año a año. Ello a pesar del endurecimiento de las leyes y medidas de control fronterizo implementadas por el gobierno estadounidense. La Current Population Survey (CPS), Massey, Durand y Malone (2002), entre otros autores, han documentado que el endurecimiento de las leyes y controles migratorios por parte del gobierno estadounidense, así como la militarización de la frontera México-Estados Unidos ha provocado un descenso en la circularidad y movilidad migratoria a favor de estancias más prolongadas y un mayor asentamiento de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. La CPS (por sus siglas en inglés) estimó en alrededor de 4.9 millones el número de mujeres mexicanas que viven en Estados Unidos, las cuales representaban 44.6% del stock de mexicanos asentados en ese país. Según dicha fuente, 19.3 % de ellas había llegado antes de 1980; 20.4% entre 1980 y 1989; 35.6% entre 1990 y 1999, y 24.7% entre 2000 y 2005. Dicho de una
2
La apertura de México a la economía internacional en 1994, a través de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la crisis económica generada por la devaluación del peso mexicano en ese mismo año, agudizaron los problemas sociales, económicos y políticos en el país, motivando con ello la emigración de miles de mexicanos y mexicanas. Además, en esos años, las redes familiares y sociales que sustentaban la migración mexicana se encontraban en una época de esplendor. El fl ujo había adquirido una dimensión masiva . .
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manera más gráfica: en el periodo comprendido entre 1980 y 2005, la proporción de mujeres mexicanas radicadas en Estados Unidos casi se multiplicó por cuatro. Actualmente, vemos de manera cotidiana cómo en la frontera norte de México, miles de compatriotas intentan cruzar al “otro lado” para ir en busca de mejores oportunidades laborales y expectativas de un mejor nivel de vida, también pensando en el acceso a la educación, la vivienda y el cuidado de la salud, de la que carecen en sus comunidades de origen. En lo referente a su perfil sociodemográfico, los datos de la CPS (2005) muestran que las inmigrantes mexicanas asentadas en los Estados Unidos, comparten con los hombres algunas de sus características sociodemográficas: son jóvenes o jóvenes adultas, concentrándose en los grupos de edad vinculados con la vida laboralmente activa, es decir, entre los 16 y 45 años de edad, a los que pertenece 60% del total. La mayoría son casadas y con hijos (57.5%), aunque también es considerable la proporción de solteras (30%). El análisis conjunto de las cifras relativas al estado civil y al número de hijos muestra la importancia que han tenido los procesos de reunificación familiar, el matrimonio y la existencia de un patrón migratorio femenino con tendencia al asentamiento. Woo (2002) señala que las mujeres tienden permanecer más tiempo en Estados Unidos que los varones, principalmente las que migran de manera indocumentada. La autora señala, además, que las mujeres que han formado una familia y tienen hijos en el “norte”, tienden a establecerse por periodos más prologados y que la probabilidad del retorno se fomenta cuando han obtenido la residencia o ciudadanía estadounidense.
Adaptación
del
fragmento
extraído
de:
http://www.redalyc.org/pdf/461/46111507003.pdf
Texto 2 Inserción de las mujeres migrantes mexicanas en el mercado laboral estadounidense
El contingente femenino en EEUU se caracteriza por presentar un alto nivel educativo, en comparación con sus compatriotas varones. De acuerdo con datos de la CPS (2005), 23% de las mujeres mexicanas asentadas en Estados Unidos había completado estudios de bachillerato y 15% tenía al menos un año de estudios profesionales. Pero, las actividades económicas en los que trabajan no siempre
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corresponden con su nivel de capacitación, la mayoría se emplea en trabajos semicalificados o de baja calificación, cuyas principales características son la temporalidad, la precariedad, los horarios intensivos y los bajos salarios. En 2005, la mayoría trabajan como empleadas de servicios, (incluye empleadas domésticas) 41.8%; administrativas, 12.2%; vendedoras 9.7%; y operadores de máquinas, ensambladoras e inspectoras 19.5%. Finalmente, cabe mencionar que las mujeres obtienen menores ingresos que los hombres, ganan en promedio 14 mil dólares anuales. Dicho ingreso también se encuentra por debajo del que reciben otras inmigrantes latinoamericanas en Estados Unidos (Gammage y Schmitt, 2004). A pesar de estas vicisitudes, es innegable que la mujer mexicana ha dejado de ser la fiel compañera
de la migración masculina y ha forjado su propio sueño americano;
tomando los mismos riesgos que el hombre para cruzar la frontera, no importa para ellas, si lo que les espera no es tan maravilloso como pensaban, si tienen que dejar familia e incluso hijos, todo se afronta si el resultado final es obtener un empleo donde se gane más que en México. Fragmento extraído de: http://www.redalyc.org/pdf/461/46111507003.pdf Texto 3. Inserción y trayectorias laborales de migrantes sinaloenses en California
En los mercados de trabajo conformados por migrantes un factor creciente es la feminización que se inserta en empleos de baja productividad y del sector informal. Si bien, también la fuerza de trabajo masculina se inscribe en estas condiciones, como en el trabajo por cuenta propia o autoempleo, para la mujer se perciben peores condiciones ya que desempeña actividades de subsistencia de forma unipersonal, con bajos salarios y una mayor jornada laboral, sin olvidar las labores impuestas en el hogar. Por ejemplo, las niñeras, limpiadoras de casa y las estilistas a domicilio donde existe la subcontratación o multiplicación de micro negocios informales, no hay una regulación, existe ausencia de contratos y seguridad social, bajos salarios e incremento en las jornadas de trabajo. Testimonios de algunas trabajadoras:
Ana (niñera) “no tengo seguro ni prestaciones, trabajo cuando me necesitan, a veces pasan semanas sin que me llamen, mi jornada varia, así como me pueden contratar por
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cuatro horas lo pueden hacer por dos. Pero, en fin, todo dólar es bueno para aportar a la casa. María (niñera): “Soy niñera (baby sitter) pero también limpio las casas, no tengo seguro, no tengo sindicato, a veces tengo que negociar mi paga así como el horario o me llaman diciendo que no me presente en tres o cuatros días, no tengo un salario seguro”.
En el caso de las trabajadoras de lavanderías industriales y de confección, estas se encuentran en los sectores de más baja productividad. En estos trabajos se presenta un claro proceso de proletización de la fuerza de trabajo femenina (De la O y Guadarrama, 2006: 444). Roció (trabajadora en una fábrica textil): “somos las peor pagadas, a veces trabajo hasta 10 horas, nada de sindicatos porque soy indocumentada y tengo un seguro social falso, una termina cansada y aparte en la casa hay que llegar y hacer más trabajo de limpieza, cuidar a los hijos y hacer comida. Cuando uno alza la voz pues corre el riesgo de que lo despidan sino es que hasta te echan a migra y te deportan”.
Guadalupe (trabajadora en una lavandería industria): “como no tengo papeles y soy recién llegada pues hago lo más fácil que es separar ropa y ubicar en que maquinas van a ir, trabajo desde las 4 am, no tengo sindicato, no tengo nada seguro, pero aquí me han dicho que hay acostumbrarse a varios trabajos para más o menos sobrevivir.” Con estos testimonios se observa lo que Sassen (2003) denomina la “feminización de la supervivencia”, que involucra la creciente dependencia de las familias y comunidades hacia el trabajo e ingreso de las mujeres. Para Guadarrama(2006:438) las condiciones en la inserción laboral es “resultado de relaciones productivas y son una nueva forma de exclusión femenina caracterizada por la segregación ocupacional, la precarización del trabajo y la discriminación salarial de las mujeres, poniendo claramente la cara del proceso social de la división sexual del trabajo”. También se detectó como las mujeres migrantes sinaloenses recurren a situaciones de autoempleo, trabajando por cuenta propia en la comercio de ropa, valiéndose de sus relaciones sociales. La venta y compra de ropa se realiza casa por casa entre miembros originarios del lugar de origen, así como de otros municipios del estado
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sinaloense. Así pues, en palabras de Levine (2005:91) el papel de estas redes sociales son determinantes en la creciente segmentación del mercado laboral ya que, por un lado, retroalimenta la información de posibles compradores, y por otro lado divide, en este caso por género, el rol de las trabajadoras a una actividad particular.
Arely: “Los viernes y sábados voy comprar la ropa y me dedico a vender por dos o tres semanas. No es un trabajo que te lleve mucho tiempo, en las mañanas me apuraba hacer el aseo en la casa o en las tardes. Ya que llega el marido del trabajo, uno va a las casas, con vecinas o conocidas y ofrecemos la mercancía. Él me apoya porque sabe que con lo poco que gane puedo ayudar a pagar cosas del hoga”.
Fragmento
extraído
de:
http://www.herramienta.com.ar/coloquios-y-
seminarios/migrantes-mexicanas-y-trabajo-un-espacio-de-participacion-laboralenclaustram
Texto 4: “DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS” Artículo 2: .Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Art.3 Derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la persona Art.4 Derecho a no estar sometido/a a esclavitud ni a servidumbre Art.5 Derecho a no ser sometido/a a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes Art.6 Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica Art.7 Derecho a protección de la ley Art.8 Derecho a recurso ante tribunales nacionales competentes que ampare contra actos que violen los derechos fundamentales Art.9 Derecho a no ser detenido/a, preso/a o desterrado/a arbitrariamente Art.10 Derecho a ser oído/a en justicia Art.11 Derecho a la presunción de inocencia Art.12 Derecho a la intimidad y protección de la vida privada Art.13 Derecho de libre circulación y residencia Art.14 Derecho de asilo Art.15 Derecho a una nacionalidad y a cambiar de nacionalidad Art.16 Derecho a casarse libremente Art.17 Derecho a la propiedad individual y
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colectiva Art.18 Derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión y a manifestar la creencia individual y colectivamente en privado o en público Art.19 Derecho a la libertad de opinión y de expresión y el de difundirlas. Art.20 Derecho a la libertad de reunión y asociación pacíficas Art.21 Derecho a la participación en la vida política de su país Art.22 Derecho a la seguridad social Art.23 Derecho al trabajo, a la no discriminación y a igual salario por igual trabajo y a sindicarse para la defensa de sus intereses Art.24 Derecho a descanso, tiempo libre y vacaciones pagadas Art.25 Derecho a bienestar, salud, alimentación, asistencia médica... seguros por desempleo, enfermedad, invalidez, viudedad, vejez. Igualdad de derechos para los niños nacidos dentro o fuera del matrimonio Art.26 Derecho a la educación. Educación elemental obligatoria y gratuita. Derecho de los padres a elegir el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos Art.27 Derecho a participar en la vida cultural y protección de los intereses morales y materiales por producción científica, literaria o artística. Art.28 Derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los Derechos proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos. Art.29 Deberes respecto a la Comunidad puesto que en ella puede desarrollar la persona plenamente su personalidad El ejercicio de las libertades individuales está sujeto al respeto de las libertades de los demás, dentro del orden público Art.30 Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. FUENTE: http://www.oei.es/genero/documentos/docentes/Guia_dhumanos_mujer_inmigracion.p df
Texto 5
Las rutas más peligrosas de la inmigración ilegal en América Latina Compartir Corredor de México a EE.UU.
Considerado como el punto migratorio más caliente del continente, por el corredor que atraviesa México hacia Estados Unidos pasan 12,2 millones de inmigrantes al año, el 6% mundial, según el informe de las migraciones en el mundo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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"De Centroamérica hacia la frontera sur de Estados Unidos es el corredor más voluminoso y también más peligroso", señaló a BBC Mundo Ezequiel Texido, de la oficina regional de Enlace y Políticas de la OIM. Los estados del sur de México son importantes áreas de tránsito para los migrantes en situación irregular, en su mayoría procedentes de Centroamérica, como El Salvador, Guatemala y Honduras. Las autoridades mexicanas calculan que unos 150.000 del total de migrantes que pasan por su territorio proceden de estos países. Las partes más peligrosas son las que pasan por los estados Veracruz y Tamaulipas, explica a BBC Mundo, Maureen Meyer, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Son zonas controladas por el cartel de los Zetas y los inmigrantes se enfrentan a maltratos, extorsión, amenazas, secuestro y abusos físicos o sexuales. Desde que en 2007 se escinden del Cártel del Golfo "empezaron a utilizar los migrantes como una mercancía muy lucrativa y empiezan a abrir unas rutas muy claras que siguen manejando de trata de mujeres para explotación sexual y trata de inmigrantes para cruzar droga, principalmente en el Rio Bravo a algunos lugares de Texas ", cuenta a BBC el escritor salvadoreño Oscar Martínez. "La bestia" Martínez documentó en el libro "Los inmigrantes que no importan", publicado en inglés como "La Bestia", el recorrido que hacen los migrantes que viajan montados como polizones en un tren de carga que atraviesa México de sur a norte. Desde el secuestro hasta la extorsión de las mafias que les exigen dinero para continuar la ruta o de lo contrario ser arrojados en marcha del tren, una práctica deja unos 200 mutilados al año, según cifras del Instituto Mexicano de Migración (INM). Lea también: Viajando a bordo de la Bestia Las ONG calculan que estos inmigrantes suponen aproximadamente un 20% del total que atraviesan México de forma ilegal.
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Entre ellos se encuentran los más vulnerables, que no pueden pagar un medio de transporte o a un "coyote", un traficante al que pagan entre US$6.000 y US$8.000 por ayudarles a llegar a EE.UU..
Inmigrantes indocumentados localizados el pasado febrero en la volqueta de un camión en un puesto de control en entre Tehuantepec y Oaxaca (México). Nuevas rutas Desde que el Gobierno mexicano anunció el Programa Frontera Sur en julio de 2014, para combatir la migración ilegal, las ONG han detectado un cambio en las rutas migratorias. "Hay una recomposición de las redes criminales", indico Meyer, que señaló que todavía están intentando mapear las nuevas tendencias. Éstas incluyen caminos a pie desde el sur, vehículos particulares de "coyotes" para tratar de pasar desapercibidos, y el uso de balsas desde la costa de Guatemala hasta Oaxaca, para evitar el conflictivo estado de Chiapas. "La Contención migratoria" El Plan Frontera Sur, contempla entre otras acciones reforzar la seguridad en los estados fronterizos con Guatemala. La estrategia incluye evitar que los migrantes utilicen el tren de carga para viajar al norte, pues las autoridades consideran que eso pone en riesgo sus vidas. Sin embargo, muchos todavía utilizan este medio de transporte.
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El plan también contempla operaciones para combatir a las bandas de asaltantes, así como un programa que facilite el ingreso regular de extranjeros por la frontera sur. La estrategia se aplica fundamentalmente en los estados de Chiapas, Tabasco, Oaxaca y Quintana Roo. Oficialmente el objetivo es promover el desarrollo de la región, donde existen algunos de los municipios más pobres del país. Sin embargo, organizaciones civiles han denunciado que en realidad el Plan Frontera Sur se ha convertido en un dique para la migración irregular. También ha provocado que se alejen de los albergues y centros de derechos humanos, la mayoría instalados cerca de las vías del tren. "Lejos de ser un plan para potencializar el desarrollo de la frontera sur y la seguridad, es un plan meramente de contención migratoria", le dice a BBC Mundo Alberto Xicoténcatl, de la organización Belén, Posada del Migrante de Saltillo, Coahuila, en el norte del país. Muerte en el desierto
Patrulla Fronteriza de EE.UU. localiza anualmente unos 400 cadáveres en la frontera sur con México. El desierto es el siguiente escollo antes de llegar a EE.UU. La Patrulla Fronteriza de EE.UU. localiza anualmente unos 400 cadáveres en la frontera sur, en el Valle del Río Grande.
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La parte del desierto de Arizona, donde el año pasado encontraron al menos un centenar de cadáveres, es la que más preocupa a los activistas. "Es un desierto con temperaturas extremas, de calor y frío, con muchas montañas, y es muy fácil perderse", señala Meyer. Es imposible saber con certeza el número de personas que mueren. Tanto el desierto o como el mar, se convierten en cementerios silenciosos.
Fuente: BBC Mundo. (22 de Abril 2015)
Texto 6
Las mujeres que emigran ilegalmente a Estados Unidos, son más vulnerables que los hombres, afirma UNIFEM CIMAC. Desde Ciudad de México. | 1 septiembre de 2006 Investigaciones realizadas en la frontera sur de México presentadas por el Fondo de Desarrollo de la Mujer de Naciones Unidas (UNIFEM), filial México, revelan que las mujeres que cruzan solas la frontera con México rumbo a Estados Unidos, así como las madres de familia tienen que afrontar altos riesgos, el 70 por ciento sufren violencia y el 60 por ciento experimentan algún tipo de abuso sexual. "Muchas permanecen en la zona fronteriza ejerciendo comercio sexual eventual, con el fin de conseguir dinero suficiente para el viaje. Se calcula que pueden permanecer alrededor de tres meses en estos lugares, trabajando en bares y centros nocturnos. Esta situación las pone también en riesgo de contraer el VIH-SIDA", afirma el estudio. A causa de su condición de indocumentadas la mayoría de las mujeres consigue empleos como trabajadoras domésticas,
en
cafeterías,
restoranes,
intendencia,
mucamas
de
hotel
y/o
empacadoras, trabajos que representan mejores condiciones laborales respecto a las que trabajan en servicio doméstico. "Me detuvo la patrulla en la frontera y al tercer intento logré pasar. Dejé atrás el miedo, tengo tres hijos que dejé en México en medio de la pobreza, con sus abuelos", relata Guadalupe Hernández. El testimonio, publicado en el texto Mujeres que Cruzan Fronteras, editado por UNIFEM, añade que esta mexicana es sólo uno de los casos del nuevo patrón migratorio que se caracteriza
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por la feminización, concepto con el cual califica la migración actual. De acuerdo con el estudio, la situación migratoria está ligada con la pobreza "las y los inmigrantes indocumentados representan un alto porcentaje del total de personas que buscan un mejor destino en un país diferente al de su origen". Por ello un creciente número de personas deciden cruzar la frontera principalmente hacia Estados Unidos. La mujeres que emigran, en su mayoría, llegan en condición de indocumentadas, por lo que entran de manera clandestina, preferentemente de noche, caminando o escondidas en camiones, revela el texto. Por su parte, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) pone de manifiesto que las mujeres jóvenes entre 12 y 24 años cuya escolaridad es mayor respecto a la de los hombres, son las principales migrantes hacia Estados Unidos. La edición de UNIFEM considera que existe "un vacío de información sobre la compleja realidad de las trabajadoras mexicanas en Estados Unidos". "Podemos pensar que, ante los límites de la política, se requiere de mayor cooperación para que las mujeres que cruzan fronteras, en busca de un mejor destino, lo puedan hacer con pleno respeto a sus derechos, sin importar edad, tradiciones, costumbres, creencias religiosas o su situación migratoria", concluye. FUENTE:
http
p://www.radiolaprimerisima.com/noticias/3081/las-mujeres-que-
emigran-ilegalmente-a-estados-unidos-son-mas-vulnerables-que-los-hombresafirma-unifem Texto 7:
Con redadas aumentan deportaciones de mexicanos en EE.UU Saltillo, Coah.- A partir del 2010, las autoridades de Estados Unidos aplican leyes que criminalizan a la migración indocumentada, sancionan a empleadores, arrendadores y transportistas
que
tienen
trato
con
ilegales.
Incluso, niegan servicios educativos y de salud a personas no documentadas y ordenan deportaciones masivas con prácticas excluyentes y violatorias de los derechos humanos. En Coahuila, ese desplazamiento de ilegales se realiza por Piedras
Negras
y
Acuña.
Del 2010 a la fecha, señaló el diputado Gonzalo Guízar Valladares, ha deportado a México más de 5 millones de personas por lo que la Secretaría de Relaciones
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Exteriores y la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos deben investigar esas
violaciones
a
los
migrantes.
“Millones de mexicanos han emigrado, sobre todo al vecino país del norte, dejando hogar, familia, costumbres y tradiciones para ir en busca de un mejor destino y han contribuido al desarrollo de EU con su trabajo y dedicación, sin importar condición migratoria”.
Desafortunadamente, dijo, sufren prejuicios y políticos buscan el poder llevando como propuesta la violación a los derechos humanos de los migrantes con expresiones discriminatorias
y
racistas.
“Las deportaciones masivas han estado ocurriendo en los últimos años. De acuerdo a estadísticas del Colegio de la Frontera Norte, en los últimos 5 años han deportado a más de 5 millones de migrantes a México, situación que ha ido en aumento”.
En este proceso violan derechos humanos y civiles, con redadas en centros de trabajo y en la calle los esposos son separados unos de otros y de los hijos, violando el debido proceso al no respetar el derecho a la información de los detenidos y no les entregan
Fuente:
la
resolución
de
expulsión
señaló.
http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/con-redadas-aumentan-
deportaciones-de-mexicanos-en-eu-1453922749
Texto 8
migratoria,
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MIGRACIÓN Y REMESAS FEMENINAS EN MÉXICO: LA OTRA CARA DE LA MONEDA
La decisión de migrar, por ejemplo, puede ser diferente para varones y mujeres, y puede afectar de forma distinta los patrones de envío y uso de remesas. Una revisión minuciosa efectuada por García y Paiewonsky (2006) sugiere que las mujeres que migran con la finalidad de sostener a la familia constituyen el grueso de la población migrante femenina que envía remesas. Mientras que las que migran de forma autónoma y cuyo propósito no es el sustento familiar, la tendencia a enviar remesas es menor; sin embargo, ello no significa que no remesen dinero a sus países para financiar algunas de actividades familiares. Por ejemplo, apoyar en la educación de los hijos y la salud de los adultos mayores. En cambio, las mujeres que migran como dependientes del marido, son quienes en menor medida tienden a remesar dinero a sus países de origen. Pese a los sesgos y estereotipos todavía vigentes en la bibliografía sobre migración y remesas, lo cierto es que cada vez más mujeres en todo el mundo están migrando en busca de trabajo y mejores oportunidades que les permitan contribuir al bienestar de sus familias a través del envío de remesas. De acuerdo con un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la proporción de mujeres en los stocks de inmigrantes internacionales en todo el mundo pasó de 47.4% en 1980 a 49.4% en 2007. El caso Migración y remesas femeninas en México: la otra cara de la moneda de la migración mexicana hacia Estados Unidos, es ilustrativo de dicho fenómeno. Los datos reportados por la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (EMIF) indican que la migración de mujeres mexicanas está evolucionando de un patrón tradicional, donde su desplazamiento se relacionaba principalmente con la reunificación de la familia en el país vecino, hacia otro parecido al de los hombres en el que desempeñan un papel cada vez más activo, pues cada vez más migran con fines laborales, son solteras y tienen un nivel de educación superior al alcanzado por los varones (CONAPO, 2000). La evidencia empírica señala, además, que la participación económica de las mujeres inmigrantes mexicanas en Estados Unidos tiene un peso relevante en la fuerza de trabajo de ese país. En su trabajo sobre migración mexicana y el mercado de trabajo estadounidense, Giorguli et al. (2005) documentan que, en 2005, 49% de las mujeres inmigrantes mexicanas formaba parte de la población económicamente activa en Estados Unidos. Según
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dicho estudio, 17.2% se empleaba como obreras y poco más del 40% lo hacía como trabajadoras de servicios calificados. Este mayor protagonismo de las mujeres en la migración laboral internacional ha sido denominado por algunas autoras como feminización de las migraciones. Para Saskia Sassen (1999), lo anterior también expresa la feminización de la supervivencia, en el sentido de que cada vez son más mujeres las que migran para asegurar la supervivencia familiar en los países en desarrollo. Es por ello que las remesas que envían los y las migrantes mexicanos(as) se han convertido en un recurso fundamental para el sustento económico de miles de hogares mexicanos. De acuerdo con datos del XII Censo General de Población y Vivienda, en el año 2000, uno de cada 17 hogares mexicanos, es decir, 1.4 millones de hogares y 5.6 millones de personas, recibieron remesas del exterior. Para estos hogares las remesas se convierten en un factor determinante, toda vez que, en promedio, representan casi la mitad del ingreso corriente disponible (46.9%). De hecho, para uno de cada cinco hogares receptores las remesas son la única fuente de ingresos, lo que 3 Para García y Paiewonsky (2006:4) la feminización de las migraciones no se refiere al aumento per se del número de mujeres en los flujos migratorios, sino al crecimiento progresivo y constante de la migración laboral femenina. El dinero enviado por los migrantes a sus familias se destinan a cubrir gastos de consumo básico, tales como alimentación, ropa, calzado, salud, educación y vivienda, y sólo una pequeña parte de estos ingresos es destinada al ahorro y a la inversión productiva (véase, por ejemplo, Canales, 2004; Lozano, 2000; Ramírez, 2002). Sin embargo, no hay que olvidar que este patrón de uso de remesas se encuentra atravesado por el género. Ramírez, García y Míguez (2005), señalan que la construcción sociocultural de lo femenino y lo masculino determina el modo en que hombres y mujeres emplean las remesas. En México, los escasos estudios que analizan la influencia del género en el patrón de uso de las remesas muestran que el dinero enviado por los varones es utilizado principalmente para cubrir las necesidades familiares y, en menor medida, para adquirir bienes y propiedades. Mientras que las mujeres, además de ayudar a sus familiares, se plantean más a menudo el gasto en salud y la compra de bienes para el hogar, y una porción significativa del monto de las remesas femeninas es utilizada para financiar fiestas y eventos en la comunidad (Ramírez y Román, 2007). De igual forma, la evidencia empírica con la que se cuenta permite esbozar algunas diferencias en los montos de remesas según género del remitente. Un estudio llevado a cabo por Montoya (2007), en Gabriel Leyva Solano,
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una pequeña comunidad rural del municipio de Guasave, Sinaloa, encontró que, en comparación con los hombres, el porcentaje de mujeres que enviaba remesas era menor, que enviaban menos remesas en promedio y que traían menos dinero al retornar a la comunidad. Un dato que refuerza estos hallazgos, es arrojado por el estudio llevado a cabo por Ramírez y Román (2007) con hombres y mujeres guanajuatenses en Estados Unidos. El estudio muestra que casi todos los migrantes enviaban dinero a sus hogares con independencia del sexo, pero que los varones enviaban cantidades mayores que las mujeres (244 dólares y 180 dólares en promedio al mes).
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46111507003 “Himno Pan y Rosas” El 8 de marzo de 1909, más de quince mil trabajadoras marcharon por la calles de Nueva York exigiendo "Pan", es decir, mejores condiciones de trabajo, jornadas más cortas, mejores salarios, equidad en la paga y "Rosas", que significaba la conquista de una
vida
plena,
llena
de
belleza
y
alegría.
Fueron violentamente reprimidas por la policía, pero su lucha quedó consagrada a partir de 1910, cuando Clara Zetkin propuso el establecimiento del Día Internacional de
las
Mujeres,
que
se
celebra
desde
entonces.
Desde entonces, el símbolo de una hogaza de pan y la rosa representan la lucha de las mujeres por un mundo mejor. En el mundo angloparlante existe un himno de las mujeres llamado "Pan y rosas", que dice lo siguiente:
Pan y rosas Conforme venimos marchando, marchando en la belleza del día un millón de oscurecidas cocinas un millón de talleres sin encender son tocados por la súbita luminosidad de un sol radiante que estalla cuando la gente nos escucha cantar ¡Pan y rosas!, ¡Pan y rosas! Conforme venimos marchando, marchando luchamos también por los hombres, pues son nuestros hijos y nosotras,
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nuevamente, sus madres. Nuestras vidas, del nacimiento hasta el fin, no se disolverán en sudor. los corazones también mueren de inanición, como mueren nuestros cuerpos. ¡Dennos pan, pero también dennos rosas! Conforme venimos marchando, marchando Nuestros cantos reflejan el grito angustiado de un incontable número de mujeres que murieron demandando pan. Sus espíritus apesadumbrados poco supieron del amor, de la belleza, del arte. Es verdad, luchamos por el pan. ¡Pero luchamos también por las rosas! Conforme venimos marchando marchando traemos con nosotras días mejores. Cuando nosotras nos levantamos se levanta la sociedad entera. Ya no más división entre quienes trabajan y quienes tienen derecho al ocio: Diez muriendo de agotamiento para que uno repose. Llegó ya el momento de compartir las glorias de la vida: ¡Pan y rosas!, ¡Pan y rosas!