Desde que en 1921 Frederick Banting (médico y biólogo canadiense) junto a su ayudante Charles Best participaron en el descubrimiento de la hormona insulina, mucha agua ha corrido bajo el puente. A la par de las investigaciones sobre la diabetes que han ido en sostenido avance, se ha desarrollado una industria farmacológica y una industria relacionada con la medicina muy poderosa. Por otro lado, la vida natural y saludable una vez más se erige como la principal cura de todos los males, y por supuesto que de la diabetes también.
Antes de introducirnos en los diferentes temas de este manual queremos definir a la enfermedad conocida con el nombre de diabetes. Cuando el organismo no puede emplear en forma correcta la hormona insulina, cuando el páncreas no logra sintetizar de manera suficiente la hormona insulina o cuando suceden ambas cosas a la vez, estamos ante un diagnóstico preocupante: la diabetes. Existe la diabetes de tipo 1 o diabetes juvenil y la diabetes de tipo 2 o diabetes mellitus. También hay una diabetes gestacional, que se produce durante algunos meses del embarazo de la mujer.
La diabetes tipo 1 o diabetes juvenil se inicia en la infancia, en la adolescencia o en la juventud temprana. Por el contrario, la diabetes tipo 2 o diabetes mellitus se inicia en la edad adulta, en muchos casos como consecuencia del sobrepeso y de la inactividad física. Hay síntomas característicos que pueden dar el indicio de que se está ante un cuadro de diabetes, como la poliuria (elevada eliminación de orina), la polidipsia (sed en exceso), la sensación permanente de apetito, la disminución del peso sin hacer régimen, los problemas visuales, la fatiga. La diabetes puede derivar en enfermedades cardíacas y renales, en neuropatías, así como en infecciones reiteradas y en ulceraciones (pie diabético).
A los que padecen diabetes tipo 1 o diabetes juvenil se los declara insulinodependientes, por lo que deben tomar insulina sintetizada para compensar lo que no produce el organismo. Por otra parte, la mayoría de los que padecen diabetes tipo 2 o diabetes mellitus no son insulinodependientes. La diabetes de tipo 1 en general es una patología crónica que requiere control médico de por vida. En este manual vamos a dar recomendaciones naturales y efectivas que ayuden a minimizar los síntomas de ambos tipos de diabetes, incluso tendientes a reducir o a evitar la medicación.
Como siempre que se padece una enfermedad, lo mejor es saber cómo actuar ante ella para poder vivir de la mejor manera y con las menores complicaciones posibles. Si el diagnóstico médico que tenemos es de diabetes, no debemos desesperarnos sino hacer todo lo posible para que la patología no nos controle sino que nosotros la controlemos a ella. Lo primero que tenemos que hacer es tomar conciencia de nuestra salud y de las razones por las que podemos haber llegado al estado de pérdida de salud en el que nos encontramos. Vamos a informar en forma exhaustiva, para que usted pueda educarse y actuar en consecuencia y sin dilaciones.
La alimentación siempre está presente en nuestra vida, de lo que se trata es de lograr que su ingesta sea para hacernos sentir mejor cada día. Los vegetales, los cereales, las legumbres, los condimentos y los frutos secos, deben constituirse en propuestas nutritivas y deliciosas por sus sabores. Vamos a hacer hincapié sobre los alimentos que nos convienen, aunque también nos referiremos a aquellos inconvenientes y dignos de evitar de por vida. La dieta es uno de los pilares insoslayables para combatir la diabetes. Como complemento, le aportamos un par de recetas ideales para diabéticos, sencillas y muy apetitosas por cierto.
Otro de los pilares insoslayable para combatir la diabetes es la actividad física, realizada en forma constante aunque no extenuante. En general, se recomiendan los ejercicios aeróbicos, como caminatas o gimnasia que beneficien el sistema cardiológico y el sistema respiratorio. Hay que aprender a tomarse las pulsaciones y a conocer los avisos que da el cuerpo, para de esa forma saber cuándo se debe reducir la intensidad de los movimientos. Lo importante es estar en movimiento, por lo que si se prefiere se pueden elegir actividades como el baile de diferentes danzas, las artes marciales o algunos deportes que nos resulten atractivos.
Dado que para controlar la diabetes y tener un mejor control metabólico es muy importante controlar los niveles de glucosa en la sangre, automonitorearse viene a constituirse en una herramienta que ayuda a la persona a medir la eficacia del tratamiento y a realizar los ajustes necesarios en el plan de alimentación, en el plan de ejercicios o en el caso que se tome medicación. Con el autocontrol se logra una persona consciente de su enfermedad y dueña de sus decisiones. Quizás con uno o dos controles de glucemia diarios alcance. A saber: hay que tener en cuenta si la medición se hace antes o después de las comidas.
De acuerdo a informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades más graves que afectan a personas de todo el mundo se relacionan con el estado de estrés prolongado. Y la diabetes no puede ser una excepción. No es sencillo aprender a disfrutar de la vida en una sociedad que nos presenta innumerables conflictos momento a momento, conflictos exógenos que potencian los de nuestra propia vida. Pero vale la pena intentarlo. La mente es la principal hacedora del bienestar y debemos programarla para ello, en conjunción con el trabajo del cuerpo y el espíritu. Reconvertir el estrés en forma positiva es posible.
Cuando nos damos cuenta que las enfermedades conllevan a la pérdida de energía empezamos a pensar en cómo recuperar dicha energía. Para ello, hace falta luchar contra la toxemia. En biología, la toxicogénesis se trata de un proceso en virtud del cual algunas bacterias y diversos organismos patógenos producen toxinas en el medio en que viven. Y si viven dentro del organismo, las toxinas se alojarán dentro del mismo organismo. Para controlar la diabetes hay que desintoxicarse, no queda otra alternativa.
Esta lección se ensambla con la anterior, La toxemia. En gran medida se logra superar enfermedades como la diabetes realizando dietas purificadoras, acompañando con ejercicios respiratorios y con prácticas que eliminen las tensiones musculares y mentales. A veces resulta imperioso hacer cambios en los hábitos alimenticios y cada tanto hay que acompañar con una dieta purificadora, llevada a cabo por unos cuantos días consecutivos. Para eliminar deshechos en forma eficaz, vamos a dar algunas ideas prácticas de cómo purificar el organismo.
Mantener el equilibrio del pH resulta fundamental para controlar la diabetes. El punto de equilibrio entre ácido y alcalino es un pH 7, si bien lo conveniente es que tengamos un pH cercano a 7.40, lo que es un pH levemente más alcalino. Cuando hablamos de la dieta, hay que adherir a una dieta por sobre todo alcalina. También el agua o los líquidos que bebemos a diario deben ser alcalinos. El exceso de alimentos ácidos deteriora la salud y acelera el envejecimiento prematuro. Sin embargo, el ácido que compone los alimentos es necesario, solo que no debe superar un veinte por ciento de la dieta.
Hay suplementos nutricionales específicamente indicados para la diabetes, que junto con la dieta alcalina conveniente, las bebidas alcalinas y la actividad física, harán la tarea más importante para derrotar a la diabetes o al menos para controlarla y lograr reducir considerablemente la medicación. Debemos ubicar un negocio naturista o una dietética que venda productos de marcas confiables, complementos que a veces ayudan al páncreas a producir insulina y otras veces colaboran para que la insulina y la glucemia se complementen.
Por lo general no tomamos conciencia de nuestra respiración, es un acto que hacemos en forma natural todo el tiempo. Sin embargo, nuestro organismo se verá beneficiado si aprendemos a inhalar y a exhalar de tal forma que nosotros mismos dirijamos y controlemos la circulación del aire por el organismo. Un cuerpo sano empieza por oxigenarse correctamente. Fíjese que una cosa tan sencilla como es la respiración, que nos permite vivir, muchas veces la practicamos de cualquier manera, sin darle la importancia que se merece. Controlar la diabetes también implica respirar de manera correcta para oxigenar el organismo como es debido. Y respirar de manera profunda, para oxigenarlo aún mejor.
Todo el conocimiento que estamos aportando ha sido muy estudiado y organizado para su mejor comprensión. Sabemos que venimos dando verdaderos instrumentos útiles para poder controlar la diabetes. Ahora bien, si enfrente no tenemos a una persona que se comprometa consigo misma y haga lo que debe hacer, de nada habrán servido las palabras ni toda la teoría. Nosotros queremos prestar un servicio, como contrapartida pretendemos que usted se involucre y tome las decisiones que debe tomar. Nos parece fundamental lograr su motivación. No hay como ser protagonistas de nuestra propia vida y elegir las decisiones que nos ayudarán a controlar la patología, para alcanzar una calidad de vida óptima.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere más de 220 millones de personas con diabetes en el mundo, concentradas en especial en los países desarrollados. Asimismo, esta cifra va en franco crecimiento cada año. Cuando tomamos conciencia de que con la dieta alcalina y los ejercicios físicos adecuados, con algunos suplementos nutricionales elegidos, con el manejo del estrés y con una actitud positiva, prácticamente podemos vencer la diabetes, caemos en la cuenta que no es para nada demandante lo que tenemos que hacer. Solo hace falta la voluntad de querer disfrutar por siempre de una vida plena.
En medicina se denomina enfermedad a una afección o alteración más o menos grave de la salud, ya sea por una causa conocida o por una causa desconocida, por manifestaciones semejantes que crean una entidad clínica. En razón a esa definición, la diabetes es una enfermedad. Como otras enfermedades, la diabetes se genera en nuestro propio organismo. Generalmente las enfermedades se producen porque están dadas las condiciones para que se produzcan. Está en nosotros mismos fortalecernos y evitar que las enfermedades encuentren ambiente propicio para crearse, desarrollarse y hasta perpetuarse en nuestro cuerpo. A lo largo de esta guía vamos a hacer hincapié en la necesidad de tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos acerca de nuestra propia salud. Si ya tenemos una enfermedad como la diabetes instalada en nuestro cuerpo, no vamos a desprendernos de ella tan fácilmente. Lo que sí podemos hacer es empezar a cambiar nuestros hábitos, sobre todo en cuanto a la alimentación, a la desintoxicación, a la actividad física, a combatir el distrés. Y acompañar nuestras decisiones con una mentalidad positiva y proactiva. Desde el lenguaje mismo que empleamos a diario a la actitud con que enfrentamos los problemas, tenemos que ser positivos. En estas páginas no prometemos milagros. Lo que sí garantizamos es prevenir males mayores y lograr controlar la enfermedad cuando ya está instalada en el organismo.
Insistimos con la dieta alimenticia y con la actividad física porque son factores susceptibles de ser modificados; no hace falta más que la voluntad para ello. Y en la mayoría de los casos tanto el desorden en la alimentación como la vida sedentaria provocan la diabetes, sobre todo la de tipo 2 o la diabetes mellitus. Hay otros factores que son más complicados de modificar en forma individual, como la contaminación ambiental que pueda estar perjudicando nuestra salud. Cuando hablamos de enfermedades, en particular de la diabetes, no es raro ver o escuchar propagandas de medicinas que prometen curas extraordinarias, por ahí fórmulas que no sabemos muy bien en qué consisten pero que aseguran la cura mágicamente y sin poner ningún esfuerzo. Sin embargo, la diabetes 1 o diabetes juvenil está catalogada como una enfermedad crónica, sin cura definitiva. A lo largo de este libro electrónico lo que vamos a ofrecer no consiste en ninguna cura milagrosa, porque sabemos que el exceso de promesas puede toparse con la ineficacia en los resultados y hasta con la inseguridad. Lo que vamos a proponer a
través
de
explicaciones
minuciosas
y
recomendaciones
efectivas
es
relativamente sencillo de llevar a la práctica, aunque por supuesto que requiere un esfuerzo considerable de parte de quien tiene el problema. Observe que nos reservamos decir que es absolutamente sencillo y optamos por decir que es relativamente sencillo. ¿Por qué decimos que propondremos recomendaciones relativamente sencillas de poner en práctica? Porque las recomendaciones son relativamente sencillas en la medida en que dependen de usted.
Nosotros hemos investigado y nos basamos en hechos empíricos para afirmar lo que afirmamos, que es lo siguiente: se puede controlar la diabetes con actividad física y con elecciones alimentarias apropiadas, en sinergia con un estilo de vida saludable desde todo punto de vista. Ahora bien, para que esto se cumpla se necesita de su decisión, se necesita de su empeño, se necesita de su perseverancia en hacer un cambio favorable para su salud, de una vez y para siempre. Asimismo, puede resultarle interesante que asista a encuentros con otras personas que sufren diabetes o familiares de personas con diabetes, para compartir experiencias sobre esta patología y darse cuenta de que no se está solo en la problemática. Se suelen hacerse maratones u otras actividades deportivas que congregan a muchísimas personas. Allí no solamente se comparte el padecimiento de una misma patología en un ambiente distendido y entusiasta, en grupo y con coordinadores, sino que se recibe información y se predica con acciones, la toma de conciencia para quienes están preocupados por su diabetes. Por nuestra parte, lo instamos a que lea esta guía una por una, si es necesario que vuelva sobre algunos conceptos para reafirmarlos e incorporarlos a su mente. En el momento en que esté leyendo algo que puede llevar a la práctica, hágalo sin demoras. No se ponga excusas ni justificaciones ni dilaciones. De ser necesario, anote aquellos puntos sobre los que tendrá que poner más énfasis para cambiar y téngalos presentes a cada momento. Sea curioso, investigue y aprenda de su propia experiencia y de la de los demás. Consideramos sumamente respetable que se requiera algún tiempo para cambiar malas costumbres arraigadas por años, aunque tampoco debe darse demasiado tiempo en emprender los cambios que lo beneficiarán.
Cuanto antes cambie para su propio bien, su organismo dejará de deteriorarse y su salud se recuperará mucho más pronto. Si hace largo tiempo que está con prescripción de drogas que han ido en aumento, este manual lo ayudará a detener y hasta a revertir la situación. La primera recomendación es que no sea escéptico respecto a los resultados que puede lograr. Tampoco lo favorecerá que se muestre autocompasivo y que se resigne a lo que le ha tocado (o que inconscientemente se haya buscado). Si bien usted tiene mucho que ver en esa enfermedad que le ha tocado, porque se ha generado en su propio organismo y tal vez a instancias de sus propias conductas, puede estar a tiempo de emprender cambios radicales en su vida que lo conduzcan al bienestar, nada más ni nada menos que a la armonía de su cuerpo, mente y espíritu. Así como la enfermedad está dentro de uno, el control de la enfermedad y el principal poder de cura también están dentro de uno. Y en la naturaleza. Solo hay que hacer lo necesario para restablecer la salud. Queremos impulsarlo a pasar a la acción. Bienvenido a la lectura de este libro electrónico: "Revierta Su Diabetes™". ¡Le deseamos éxitos y mucha suerte en su sabia elección de una óptima calidad de vida!
La diabetes es una enfermedad caracterizada por el hecho de que el organismo no puede emplear de forma correcta la insulina, el páncreas no logra sintetizar de manera suficiente la insulina u ocurren ambas cosas a la vez. La insulina es la encargada de controlar los niveles de glucosa en la sangre o como se dice comúnmente del azúcar en la sangre, por lo que adquiere importancia superlativa en el metabolismo energético celular, al regular procesos como la glucólisis y la lipólisis. A la glucosa que circula en la sangre también se la llama glucemia, se trata de la principal fuente de energía para el organismo. Existe una diabetes tipo 1 o diabetes juvenil, que se inicia en la infancia, por lo general crónica. En este caso, las células beta de los islotes de Langerhans son incapaces de sintetizar la insulina, por sufrir una destrucción autoinmune. Las células beta producen insulina, mientras que las células alfa producen glucogón; ambos tipos de células deben armonizarse. Las personas que cursan con diabetes tipo 1 o diabetes juvenil son insulinodependientes, es decir, para compensar deben proveer a su organismo de insulina sintetizada en forma permanente, medicación por vía oral o inyectable. Las inyecciones pueden aplicarse con la aguja con jeringa con la dosis de insulina o con pluma de insulina, que es un dispositivo con una aguja y un cartucho de insulina.
Por otra parte, se puede adquirir diabetes tipo 2 o mellitus siendo adulto, en general a partir de los 40 años. Esta patología es la que abunda, suele estar ligada al sobrepeso y a la inactividad física. En razón del incremento en nuestros días de la obesidad en niños y adolescentes (sobre todo por alimentación chatarra y sedentarismo extremo), la diabetes tipo 2 o diabetes mellitus se está diagnosticando cada vez más en esa franja etaria. No suele detectarse en las primeras
instancias
en
que
aparece
la
enfermedad
y
casi
nunca
es
insulinodependiente. Cabe mencionar en un párrafo aparte la diabetes que se conoce con el nombre de gestacional. En este caso los niveles de azúcar en la sangre aumentan durante el período de embarazo de la mujer y desaparecen cuando se produce el parto, aunque en el futuro la persona tendrá mayores riesgos de tener diabetes. Asimismo, el transcurso del embarazo en estos casos debe ser muy controlado porque pueden existir problemas, tanto para el bebé como para la madre. Antes nombramos a la insulina como la hormona o sustancia química encargada de controlar los niveles de la glucosa en la sangre. La insulina es la secreción interna del páncreas, la hormona segregada por los islotes de Langerhans en el páncreas que regula la cantidad de glucosa contenida en la sangre. Esta hormona también se obtiene por síntesis química artificial, medicamento utilizado para la diabetes. La insulina es un péptido compuesto por 51 aminoácidos organizados en doble cadena, que se asocian por un par de puentes.
La insulina actúa sobre las células del tejido adiposo, sobre las células de los músculos y sobre las células hepáticas, indicando por medio de sus receptores de membrana que asimilen la glucosa en sangre. También mencionamos al páncreas, que es la glándula abdominal compacta y lobulada ubicada detrás del estómago. El páncreas consta de una parte exocrina, que es la encargada de elaborar los jugos y los fermentos digestivos que desembocan en el duodeno, y una parte endocrina, que produce la hormona insulina, que limita la cantidad de glucosa o azúcar existente en la sangre. ¿Cómo se lleva a cabo el proceso? En primera instancia, la glucosa entra al organismo con los alimentos. Cuando el alimento es digerido la glucosa entra en el torrente sanguíneo. En el aparato digestivo se ponen en marcha una serie de transformaciones químicas para convertir los alimentos en nutrientes. Con la insulina producida por el páncreas, la glucosa pasa del intestino a la sangre y es llevada desde el torrente sanguíneo hasta las células del tejido adiposo, las células de los músculos y las células del hígado, para que de esa manera puedan utilizarse como energía. La sangre transporta la glucosa al hígado (para reserva), al cerebro y a todas las células del organismo. Para entrar dentro de las células y utilizarse como energía, la glucosa necesita de la insulina. Para convertir la glucosa y energizarse, las células también necesitan del oxígeno, por lo que el oxígeno vendría a ser una fuente proveedora de energía. En general, los seres vivos utilizan el oxígeno para producir la energía que se necesita para llevar a cabo las funciones metabólicas. Lamentablemente, está comprobado que los portadores de diabetes poseen un menor consumo de oxígeno en relación a aquellos que no lo son.
Ahora bien, cuando no se puede movilizar la glucosa o azúcar en la sangre hasta las células del tejido adiposo, las células de los músculos y las células del hígado para ser almacenada como energía, se produce la hipoglucemia (niveles bajos de glucemia). Como ya dijimos al comienzo, esto puede suceder porque las células no respondan en forma normal a la insulina, porque el páncreas no produce insulina en cantidad suficiente o por ambas cosas a la vez. Obsérvese la importancia que adquieren las células en todo este proceso, tanto es así que allí se genera la energía que necesitamos para estar vitales.
La diabetes tipo 1 o diabetes juvenil en la mayoría de los casos presenta causas desconocidas. La diabetes tipo 2 o diabetes mellitus por el contrario, obedece en general al exceso de peso corporal que se produce por el desorden alimenticio y a la carencia de actividad física. A medida que la obesidad va en aumento sobre todo en los países altamente industrializados, debido a las dietas con abundancia de grasas e intenso procesamiento de alimentos que les quita nutrientes, la diabetes tipo 2 o diabetes mellitus sube sus índices en forma abrupta y descontrolada. Gran cantidad de desechos ácidos se concentran en la zona del páncreas, afectando de esa forma la capacidad de producir las proporciones necesarias de insulina para regular la glucosa en la sangre. Una vez más, hay que admitir que las enfermedades están íntimamente relacionadas con las formas de nutrición de las personas y, en forma global, con las formas de nutrición de las sociedades. ¿Cuáles son los síntomas que anuncian la diabetes? La diabetes de tipo 1 o diabetes juvenil se presenta con elevada eliminación de orina o poliuria, con sensación de sed en exceso o polidipsia, con percepción de apetito constante, con disminución del peso a pesar de no hacer dieta baja en calorías, con problemas visuales que pueden ir desde la visión borrosa en especial nocturna hasta llegar a la ceguera, con fatiga continua.
En general, puede observarse que las heridas tardan en sanar, la piel se reseca u existe cierta sensibilidad u hormigueo en la zona de los pies. En el caso de la diabetes tipo 2 o diabetes mellitus, los síntomas que suelen presentarse son similares aunque de características más difusas. El nivel normal de glucosa en la sangre es de 70 a 120. Se eleva tras las comidas y se normaliza por lo menos una hora después. De todos modos, hay personas cuyos análisis en sangre muestran un elevado nivel de glucosa en la sangre, aunque no acusan síntomas de ninguna clase. Cuando los niveles de glucosa o niveles de azúcar en la sangre resultan más elevados que lo normal, se puede decir que la persona tiene una prediabetes. A las alteraciones metabólicas se suelen sumar otras complicaciones. La diabetes puede llegar a ocasionar enfermedades coronarias, desde daños en los vasos sanguíneos pequeños o microangiopatía a daños en los vasos sanguíneos grandes o microangiopatía. Asimismo, puede presentarse insuficiencia renal, falta total de visión, daños en los nervios periféricos o polineuropatías, infecciones frecuentes y ulceraciones (pie diabético). Si no se controla y se prolonga en el tiempo puede sobrevenir la arterioesclerosis, la esteatosis hepática, la obesidad, la hipertensión arterial, la retinosis hepática. Por ello, también son importantes los controles periódicos tales como el nivel de colesterol y la presión arterial. Una vez que el paciente ha sido diagnosticado con diabetes tipo 1 o diabetes juvenil o diabetes tipo 2 o diabetes mellitus, debe controlar la glucemia en forma periódica.
Lo ideal es autocontrolarse al menos una vez al día (siempre que no existan situaciones especiales) para poder realizar los ajustes necesarios tanto en la alimentación como en los ejercicios y en la medicación, si es que se está tomando. Más adelante dedicaremos un capítulo a este tema: Lección Nº 8. El automonitoreo de la glucosa en sangre.
La diabetes siempre debe ser diagnosticada y evaluada por un médico; esto lo vamos a repetir para que quede bien claro. Aunque tengamos síntomas que nos hagan sospechar una patología semejante, debemos acudir a una consulta profesional para que nos indiquen los análisis clínicos necesarios para emitir un diagnóstico. En general, se solicitan exámenes de laboratorio en sangre, para detectar el nivel de glucemia en ayunas. También se puede solicitar un análisis de sangre u orina para determinar si contiene cetonas, que se producen cuando no hay suficiente insulina en la sangre. La cetonemia mide en la sangre el beta hidroxibutirato. La cetonuria es menos preciso que el análisis anterior, puede hacerse en casa con tiras reactivas. La prueba de hemoglobina glicosada A1c, que también se realiza en laboratorio, indica el promedio de glucosa en la sangre en los últimos dos a tres meses previos a la determinación, cuánta glucosa permanece adherida a los glóbulos rojos. También se puede hacer por uno mismo la glucosuria, con tiras reactivas que se colorean con la presencia de glucosa en la orina. Posiblemente el médico solicite un hemograma y un hepatograma completo, así como análisis de orina. Resulta importante el control del colesterol y la presión arterial.
Cuando se trata de la diabetes tipo 1 o diabetes juvenil, una vez que ha sido detectada se indicará insulina sintetizada para compensar, por lo general inyectable. Las inyecciones pueden aplicarse con la aguja con jeringa conteniendo la dosis de insulina o con pluma de insulina, este último un dispositivo con una aguja y un cartucho de insulina. En algunos casos puede llegar a ser necesaria la bomba de insulina, un aparato pequeño que se porta en el cinturón o en el bolsillo, conectado a un tubo plástico y una aguja pequeña. La aguja se coloca bajo la piel y permanece por varios días. Si se trata de diabetes tipo 2 o diabetes mellitus tal vez no se necesite acudir a la medicación para compensar. De cualquier manera, no hay que demorarse en iniciar la dieta estricta y la rutina de ejercicios, en lo posibles aeróbicos de bajo o nulo impacto. Periódicamente el médico querrá controlar a su paciente, para conocer la evolución de los tratamientos indicados y detectar qué ajustes en la medicación resultan necesarios. Si la persona se auto controla, haciendo sus propias mediciones en ayunas o posprandiales (después de las comidas), en situaciones especiales o luego de la práctica de actividades físicas, es importante que el médico conozca dichas mediciones para evaluar las manifestaciones de la enfermedad. La detección de índices altos y bajos permite considerar el índice de glucemia y prever cuándo el paciente tiene tendencia a la hipoglucemia, que son los niveles bajos de glucemia, o a la hiperglucemia, que son los niveles elevados de glucemia. Más allá de los controles de laboratorio, este análisis resulta importante para indicar la medicación y determinar cuándo la persona es proclive a presentar hiperglucemias o hipoglucemias severas. No olvidemos que cada persona es única y necesita de un tratamiento individual, para poder mejorar su metabolismo.
Más adelante vamos a dar recomendaciones alimentarias, de ejercitación física, de control de estrés y otras, que podrán ayudar a una persona que sufre diabetes a mejorar su patología. Ciertamente, habrá casos en que podrá reducir la medicación farmacológica e incluso prescindir de ella, siempre y cuando siga de manera estricta las recomendaciones que apuntamos. Más allá de que vaya experimentando una mejoría, periódicamente tendrá que hacer una consulta al médico para que le indique los análisis clínicos correspondientes y controle su estado general de salud.
Se dice que para vencer al enemigo hay que conocerlo lo mejor que se pueda. Y para vencer a la diabetes hay que saber de qué se trata, por lo que todo lo que hemos dicho hasta ahora no es en vano. Sin embargo, no se trata solo de recopilar información sobre la diabetes sino de tomar todo aquello que nos pueda ser útil y cambiar las cosas que necesitamos modificar para recuperar la salud. Así como nos proveemos del aire que respiramos, nosotros mismos somos los que debemos proveernos de lo que necesitamos para tener salud. Somos los indicados para hacernos cargo de nuestra propia salud, salvo que seamos niños y la responsabilidad sobre nuestra salud recaiga en una persona mayor de nuestro entorno. Este manual abunda en educación diabetológica desde el principio hasta el final. Toda la información que podamos obtener que sea de fuentes fiables, como la que está leyendo en este momento, siempre vendrá bien para tomar conciencia del problema que nos aqueja. Luego, somos los responsables de tomar las decisiones que nos ayuden a cambiar el estilo de vida por el más conveniente al que podamos adherir. Hace falta que cuando padecemos diabetes, como pasa con otras enfermedades, actuemos con responsabilidad y tomemos las decisiones que impliquen un cambio positivo que nos acompañe de por vida.
Si hacer una caminata por el parque le hace bien porque lo pone en actividad y lo oxigena, ¿por qué quedarse tirado en el sofá viendo televisión, escuchando todas las malas noticias que tienen los programas informativos? Si el jugo artificial lleno de químicos que le quita la sed produce un efecto pésimo en su organismo, ¿por qué no acostumbrarse a disfrutar el sabor natural de los vegetales frescos licuados o al agua alcalina? Si sigue fumando a pesar de saber que destruye su organismo porque argumenta que no puede dejar el cigarrillo, ¿por qué no busca ayuda para lograr de una vez por todas terminar con la compulsión? Le aseguramos que una vez que se habitúe a lo bueno no le apetecerá elegir otra cosa que le haga daño, como cuando acostumbramos nuestro oído a la buena música o disfrutamos la excelencia de una puesta en escena inmejorable. La educación diabetológica le tiene que ayudar a discriminar en el buen sentido de la palabra, es decir, a tomar lo que le hace bien y a descartar todo aquello que lo perjudica. Le tiene que ayudar a entender que lo que le hace bien son necesidades vitales e impostergables; hoy mismo debe ponerlas en práctica. Una vez que tenga el diagnóstico de diabetes, que es imprescindible que sea dado por un médico, empiece a buscar sus propias respuestas. Y las respuestas a su problemática van a estar dentro de su cuerpo, no tiene que buscarlas en el exterior. Cuando vaya recuperando el funcionamiento óptimo del organismo con acciones concretas, comenzará a espaciar las visitas al médico porque ya no tendrá necesidad de ello. Cada tanto un control y punto.
Insistimos con el tema de la alimentación y de la actividad física. El exceso de peso aumenta notablemente el riesgo de diabetes. A través de una dieta saludable con predominancia de alimentos de origen vegetal y de un estilo de vida activo desde el punto de vista físico, estaremos en mejores condiciones de mantenernos sanos. Hace falta tomar conciencia que la obesidad es uno de nuestros peores amigos en respeto a la diabetes. Y el peso saludable debe ser estable, manteniendo la dieta saludable en forma constante. Cuando el organismo sube y baja de peso en forma abrupta, o se lo somete a regímenes estrictos y luego se vuelve a engordar, cada vez resulta más difícil estabilizarlo. Lo alentamos a continuar con la lectura de la lección que sigue: Plan de alimentación adecuado. La educación diabetológica implica, por lo tanto, una reciprocidad entre todo lo que pueda aprender sobre diabetes y la puesta en acción de todo aquello que haya aprendido. Cada enfermedad tiene sus peculiaridades, aunque todas tienen en común que requieren de esta reciprocidad entre el aprendizaje y la acción.
La alimentación natural, de bajo contenido en grasas, que sea orgánica y variada a la vez que con adecuada concentración de sustancias antioxidantes, constituye la principal base sobre la que se asienta una dieta adecuada para personas que sufren diabetes. Sobre todo los vegetales crudos deben estar presentes en las dos comidas principales del día, el almuerzo y la cena. Asimismo, conviene ingerir zumos de vegetales recién exprimidos a lo largo del día, alternando con una buena cantidad de agua alcalina. Hay alimentos que elevan la glucemia en forma más rápida que otros. Existe un índice glucémico, que puede ayudar a conocer la respuesta glucémica a algunos alimentos, aunque no todas las personas digieren, absorben y metabolizan con la misma rapidez. El incremento de la glucemia después de las comidas depende mucho de la cantidad de hidratos de carbono ingeridos. ¿Qué frutas y verduras conviene consumir? Deben preferirse las frutas menos dulces. En cuanto a las verduras, son muy buenas las de hojas verdes y las que poseen beta carotenos (zanahorias, tomates). Lo mejor es aprovechar las verduras y frutas de estación, en lo posible que provengan de lugares cercanos para que sepamos si han sido cultivadas en forma orgánica y asegurarnos que no hayan sido guardadas en cámaras de frío para su conservación.
Las frutas y verduras de estación y provenientes de las huertas locales, no solo tienen la ventaja de ser más frescas sino que además resultan mucho más económicas que aquellas que son exóticas (que viajan quién sabe de dónde, bajo qué condiciones y durante cuánto tiempo). El pan, las pastas y el arroz deben ser de grano integral. El pan debe estar presente en el desayuno, aunque no más de dos o tres rodajas. Las pastas y el arroz pueden elegirse al menos una vez al día, una porción que no rebase el plato. Las comidas deben empezar con una ensalada de vegetales, en lo posible crudos para que en el proceso de cocción no pierdan los nutrientes (vitaminas, minerales, enzimas), de varios colores y con algunos brotes (pueden ser de alfalfa, soja o trigo). Tanto en los vegetales como en las pastas o el arroz, cobra importancia la forma en que condimentemos, no solo por el sabor que podemos proveer al menú sino que también con ello estaremos aportando nutrientes. ¿Cómo condimentar, entonces? Tratemos de reemplazar la sal común por una sal marina o baja en sodio; las hay saborizadas con limón, hongos u otras variedades apetitosas. Nunca hay que condimentar con aceites hidrogenados o grasas procesadas (como mayonesas, salsa golf u otros aderezos artificiales), sino que hay que preferir las grasas vegetales. En realidad hay que preferir el aceite de oliva extra virgen de primera prensada o el aceite de lino de primera prensada y colocarlo en forma cruda al momento de servir, una vez que el plato ya está preparado; el aceite no debe ni siquiera calentarse un poco. Hay aceites no tradicionales como el de chía o cárcamo, muy convenientes porque aportan Omega 3 y vitamina E, respectivamente.
Las ensaladas pueden rociarse con jugo de limón o lima, en reemplazo del vinagre, incluso si se prefiere puede agregarse la ralladura de la cáscara del fruto que se utiliza. También se le puede agregar un ajo crudo picado muy finito, que es muy bueno para bajar el colesterol malo. Y se puede espolvorear con hierbas, como orégano (si se utilizan tomates) o tomillo. La ensalada puede contener cubitos de pan integral, algún tipo de algas, algún fruto seco picado o semillas trituradas al momento de usarlas, de lino, chía, girasol, nueces, almendras, sésamo o calabaza. Con respecto a las pastas o el arroz integrales, si acompañamos el plato con salsa de tomate, deben ser naturales. A los tomates se los puede pasar por agua hirviendo para pelarlos, trozarlos y si se prefiere calentar no debe ser en aceite sino con un poco de agua para disolverlos mejor. Las hierbas como la albahaca, el tomillo, el romero, el orégano, darán sabor a cualquier salsa, más aún si son hierbas frescas (no las deshidratadas). También se pueden realizar salsas con verduras hervidas al vapor y procesadas, tales como zapallo de calabaza, zanahoria, puerros, brócolis, espinacas, que pueden ser aligeradas con un poco de caldo natural de verduras y condimentadas con aceite de oliva, sal marina, albaca, orégano, tomillo. Y al queso rallado, ¡mejor lo dejamos de lado! La dieta no debe incluir ningún tipo de alimentos industrializados, porque contienen gran cantidad de químicos como resaltadotes de sabor, conservadores, estabilizantes y demás, a la par que en el proceso de refinamiento pierden los nutrientes, tan necesarios para el organismo.
Si elegimos comer pescados una o dos veces a la semana, deben ser naturales y frescos, en lo posible los de aguas profundas como el salmón o la caballa (con Omega 3). No conviene consumir carnes rojas o de aves. Si nos cuesta suprimirlas y elegimos algún día a la semana un menú con carne, debe ser un corte magro y debemos abastecernos en lugares donde nos aseguren que los productos son orgánicos, es decir, que los animales han sido alimentados con productos orgánicos, sin inyecciones de hormonas ni comiendo pastos con agroquímicos. Los aditivos químicos a los alimentos no hacen bien a nadie, menos aún a un diabético. De todos modos, la carne puede ser perfectamente reemplazada por las legumbres, por los cereales integrales y por los vegetales. En lo posible se debe evitar el consumo de la leche de vaca, sola o agregada a las infusiones, porque obstaculiza la absorción de los nutrientes en forma adecuada. La leche no permite que actúe el ácido clorhídrico, que es el que sirve para realizar la digestión. Además, recubre los intestinos y otras zonas del organismo con mucosidad, lo que provoca que los alimentos no se absorban como es debido. En los vegetales, en las semillas y en los frutos secos, se puede encontrar las reservas de calcio que el organismo necesita para fortalecer los huesos y evitar la osteoporosis. Para el desayuno o la merienda, se puede hacer leche de semillas de soja o almendras, remojadas un rato antes y procesadas con agua alcalinizada. Tampoco hay que ingerir los azúcares refinados ni los edulcorantes o sacarosas artificiales; se debe optar por edulcorantes naturales como stevia o el néctar de agave.
Y descartar todos los productos de panadería que no solo utilizan harina refinada sino que agregan azúcares simples o compuestos, como cremas, jarabe de maíz y dulces varios. Tanto el pan como las galletitas, deben elegirse integrales (de trigo, de centeno, de avena, de arroz) y comerse con moderación. Lo ideal es que nos hagamos por escrito un plan de comidas, variado, nutritivo y natural. Podemos acudir a una consulta con un nutricionista para que nos planifique las comidas. Hay que respetar al menos las cuatro comidas diarias, sin saltear ninguna y siempre en un mismo horario: el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. No debemos comer porciones abundantes. Cada vez que nos disponemos a alimentarnos, debemos hacerlo en un ambiente relajado, sin escuchar las noticias ni discutir con nadie, masticando y saboreando cada bocado que nos llevamos a la boca. Si es el momento de la cena, hay que esperar al menos dos horas antes de irnos a dormir; nunca hacerlo con el estómago lleno. Y no comer por comer; cuando nos hemos saciado, es el momento de retirar los alimentos que quedan en la mesa y no andar pellizcando nada hasta que nos toque la próxima comida. No olvidemos que una dieta hipocalórica aumenta el metabolismo y por consiguiente, aumenta el consumo de oxígeno y se provoca la oxidación celular. En cuanto a las bebidas, no hay que consumir las alcohólicas de ningún tipo porque son neurotóxicas e inmunodepresoras. Si se decide acompañar las comidas con un vaso de vino tinto de buena calidad, la medida no debe ser superior a una copa de tamaño chico en las mujeres y a dos copas de tamaño chico en los hombres.
Tampoco se deben consumir los jugos artificiales, las bebidas colas, los refrescos (que pueden contener cafeína) y el café (que se puede reemplazar por café descafeinado o malta). Durante el día tenemos que tomar abundante cantidad de agua alcalina, al menos dos litros. No solamente en las comidas sino que debe distribuirse esta cantidad de agua a lo largo de todo el día. Una buena bebida alcalina es el agua de patatas, que colabora con la eliminación de impurezas. También podemos hidratarnos con jugos de verduras varias, como pepinos, tomates, zanahorias, apio. Los jugos de frutas son buenos, aunque no debemos abusar de ellos porque hay frutas que contienen elevada cantidad de azúcares. La fruta no debe seguir al plato principal sino que debe tomarse alejada de las comidas o en el momento del desayuno. Cuando lleguemos a la Lección Nº 12. La acidosis, la alcalinización y el pH equilibrado, vamos a dar más pautas de cómo combinar los alimentos para una nutrición que ayude a controlar la diabetes. Como le adelantamos, damos dos recetas sencillas y exquisitas, para que compruebe que se puede comer sano y no por ello desabrido. Ensalada fresca de vegetales y hongos para cuatro comensales (puede servirse como plato único en el almuerzo o en la cena): Los ingredientes a utilizar son 200 gramos de trigo burgol, caldo de verduras (no el de cubos sino natural) para hidratar el trigo, una planta mediana de lechuga morada, una porción de rúcula, dos zapallitos largos grillados, un cuarto de tomatitos cherry, un puñado de cebolla de verdeo picada, perejil fresco picado, 100 gramos de alcaparras (bien lavadas) y 30 gramos de hongos secos hidratados y picados.
El aderezo puede consistir en jugo de un limón o lima, una cucharada de salsa de soja, una cucharada de aceite de oliva extra virgen de primera prensada, sal marina y pimienta molida. Se puede espolvorear con una cucharada de un mix de semillas trituradas de sésamo, calabaza y lino. El trigo debe hidratarse primero con el caldo hirviente y después colar el excedente de líquido. También hay que hidratar los hongos y grillar los zapallitos largos. Por último, hay que mezclar todo, disponer como más nos guste (en una fuente o en forma individual) y aderezar al momento de servir, o en la misma mesa. ¡Exquisita y nutritiva! Sopa de espinacas liviana para cuatro comensales (puede proponerse como una entrada antes de un plato de pastas o arroz integrales): Aquí vamos a utilizar un atado de espinacas, dos zanahorias, una cebolla, tres cebollitas de verdeo (con la parte verde), agua y hojas de laurel para condimentar. Hay que proveerse de verduras de la huerta orgánica y picarlas antes de poner a hervir en una olla (no utilizar recipientes de aluminio ni enlozados saltados). Cuando está todo cocido (hay que comprobar que esté blanda la zanahoria, que es la que más tarda), se retiran las hojas de laurel, se coloca en un plato hondo cada porción y se espolvorea con una cucharadita de salvado y perejil fresco picado. Si se prefiere, el ajo triturado realza el sabor. ¡Ideal para degustar en invierno!
A la par de una alimentación sana, nutritiva y liviana, tiene que prevalecer la actividad física. Más allá de emprender rutinas fijas de cuarenta a cincuenta minutos al menos tres veces a la semana, hay que tener un estilo de vida activo. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos debemos aprovechar para estar en movimiento cuantas veces podamos, reemplazando el vehículo por las caminatas, subiendo y bajando escaleras en vez de usar el ascensor, realizando estiramientos frecuentes de brazos y piernas cuando estamos varias horas sentados frente a la pantalla de la computadora o frente al televisor. Y al momento de comenzar la gimnasia o un deporte en forma regular, tenemos que solicitar un apto médico, que posiblemente incluya un electrocardiograma de esfuerzo y algunos otros exámenes clínicos para evaluar las condiciones físicas. La gimnasia aeróbica dos o tres veces por semana es una actividad saludable muy conveniente y completa para los diabéticos, ya que a través de su práctica se movilizan todas las articulaciones y se incrementa la flexibilidad y la agilidad, logrando el equilibrio del organismo y colaborando con metabolizar el azúcar en la sangre.
Asimismo, ayuda a prevenir las enfermedades óseas por descalcificación, retarda el acumulamiento de colesterol en las arterias, combate la formación de coágulos en la sangre, incrementa la capacidad muscular para tomar oxígeno de la sangre y utilizarlo como energía, favorece la digestión y regula la eliminación de deshechos, ayuda a conciliar el sueño y a mantener un peso corporal adecuado. Hay que preferir las gimnasias de bajo o nulo impacto, para evitar correr el riesgo de provocarse lesiones. También es muy importante controlar el nivel de intensidad, sobre todo la frecuencia cardíaca, y cada tanto hidratar el cuerpo con sorbos de agua mineral alcalina. Los diez primeros minutos de la rutina deben incluir ejercicios de precalentamiento o entrada en calor, para preparar las articulaciones y los grupos musculares que se someterán a trabajo intenso. En la segunda fase, en forma paulatina se introduce el trabajo de entrenamiento aeróbico, que puede durar entre veinte minutos y media hora. Tras la entrada en calor resulta conveniente medir la frecuencia cardíaca tomándose las pulsaciones durante unos segundos, que no deben superar las 130 por minuto. Mientras se está con el trabajo intenso no hay que llegar a dificultar la respiración ni a transpirar en forma excesiva, sino que se debe controlar el consumo de oxígeno que circula por el cuerpo. Finalmente, los últimos diez minutos hay que reducir la intensidad del trabajo aeróbico, a través de ejercicios suaves y con la respiración controlada. Se deben estirar los músculos fatigados, en especial los de las piernas y los brazos.
Una actividad aeróbica también puede consistir en una caminata. Hay que proveerse de zapatillas adecuadas y ropa cómoda. En lo posible, los parques o reservas ecológicas ofrecen un entorno vegetal ideal para oxigenarse y calmar el espíritu. Se puede empezar por caminatas breves, de media hora y a paso moderado, para incrementar la intensidad y el tiempo a una hora, dos o tres veces a la semana. Esta es una actividad que se puede compartir con otra persona o con un grupo, si se prefiere la integración y la comunicación social. También hay deportes varios (fútbol, tenis voley, básquet, golf, pelota a paleta), bicicleta, actividades acuáticas diversas, artes marciales, remo, atletismo o prácticas de baile (jazz, salsa, árabe, flamenco), que practicados con regularidad dan muy buen resultado a la persona que padece diabetes. En suma, hay que proponerse actividades que resulten placenteras, recreativas, energizantes y que empleen en forma constructiva el tiempo libre. No debemos pensar solamente que nos van a servir para poner el cuerpo en forma, sino que nos van a ser útiles para ser más saludables. Asimismo, no hay que olvidar que de lo que se trata es de ejercitar la fuerza y resistencia muscular,
la
capacidad
cardiovascular,
la
flexibilidad
articular
y
el
funcionamiento armónico del sistema nervioso. Cualquier programa de deportes o ejercicios tiene que incluir actividades variadas, para trabajar el cuerpo en forma completa y armónica. Si se tiene voluntad, se puede aprender por uno mismo a cumplir la rutina de ejercicios necesarios. Caso contrario, es mejor concurrir a clases programadas en instituciones o por medio de un entrenador personal.
Eso sí, nunca hagamos ejercicios físicos intensos antes de acostarnos, porque ello podría producir hipoglucemia en la noche. También tengamos a mano algún carbohidrato cada vez que nos ejercitamos por si se produce hipoglucemia (nivel bajo de glucosa en la sangre). Podemos asegurar que junto con la alimentación, la actividad física practicada en forma sistemática proporcionará una franca disminución de la diabetes en pocos meses. Y como si fuera poco, mantendrá a raya las enfermedades cardiovasculares.
Las personas que tienen diabetes tipo 1 o diabetes infantil o diabetes tipo 2 o debates mellitus pueden disponer de una herramienta que ayuda a medir la glucemia
en
sangre.
El
automonitoreo
sirve
para
cuando
se
es
insulinodependiente, aunque también resulta beneficioso para quienes no son insulinodependientes. Lo importante es aprender a aprovechar la información que se obtiene, para de esa forma efectuar las modificaciones necesarias en el plan de tratamiento. Con educación y el entrenamiento necesario para manejar el aparato que se llama glucómetro se pueden solucionar los problemas que puedan plantearse. El adecuado autocontrol se consigue cuando la persona se involucra en el tratamiento. Cuando se trata de un paciente insulinodependiente, controlar la diabetes implica saber de qué manera repercute la alimentación, la actividad física, así como también las emociones, para de esa manera ajustar las dosis de insulina al cabo del día. Los pacientes con tratamiento que conllevan tres o cuatro dosis de insulina diarios, deben realizar entre cuatro y siete controles al día de su glucemia. Cuando no se es insulinodependiente, puede bastar con uno o dos controles diarios de glucemia. De todas maneras, cuando se practican actividades físicas intensas los controles deben incrementarse.
Si bien el automonitoreo puede efectuarse para corregir las dosis de insulina en caso que sea necesario, también es importante la medición para saber la efectividad del tratamiento. Por ejemplo, cuando se mide la glucemia un par de horas después de las comidas permite conocer cómo se comportan las glucemias posprandiales (después de las comidas) o en ayunas. Hay que saber cuándo llevar a cabo las mediciones y luego analizar los datos obtenidos, para analizar qué se hizo bien y qué se hizo mal e intentar mejorar el tratamiento. Sabiendo cuándo se producen las hipoglucemias, niveles bajos de glucemia, y cuándo se producen las hiperglucemias, niveles altos de glucemia, se pueden corregir las conductas sobre la base de evidencias y mejorar el estado de salud de la persona. Con el tiempo, la medición llega a hacerse una costumbre y no resulta complicada. Se sienten los síntomas de hipoglucemia cuando el nivel de glucemia está en 55 mg/dl o menos. Por lo general este estado viene acompañado de sudor excesivo, hambre en forma brusca, palidez, debilidad, mareos, temblor, palpitaciones, irritabilidad. ¿Cómo se lleva a cabo el automonitoreo?
El control de glucemia puede ser
capilar o por punción de dedo. En el segundo caso, un pequeño aparatito permite punzar con una aguja y obtener una gota de sangre mínima, que alcanza para medir la glucemia. Hay que ponerse práctico en el pinchazo que se realiza en el lateral de la yema de un dedo, donde no están las terminaciones nerviosas para que no duela. No se recomienda pasarse alcohol antes de la medición porque puede interferir en el resultado.
Si se estuvo en contacto con alimentos o se tienen las manos sucias, hay que lavarse con agua y jabón antes de la medición. Los datos obtenidos por los medidores de glucemia son muy valiosos para el tratamiento. La persona que se automonitorea se dará cuenta por ella misma cómo influyen en los comportamientos de la glucemia sus actos alimenticios, la práctica de actividad física y el estrés. La persona puede de esta manera comprobar la evolución de la diabetes, observar el avance del tratamiento, tomar conciencia de las propias actitudes con respecto a la enfermedad, motivarse cuando se ven mejorías y participar en forma activa de la toma de decisiones. También el médico se vale del monitoreo a través del tiempo, para corregir el tratamiento y mejorar el metabolismo.
Los tiempos que vivimos son vertiginosos y complicados, por lo que no es raro que en algún momento de nuestra vida nos veamos involucrados en situaciones estresantes que nos dominan. Cuando el estrés no se prolonga en el tiempo y lo podemos manejar sin demasiados inconvenientes, saldremos indemnes. Si por el contrario el estrés se prolonga por demasiado tiempo, termina agravándose y convirtiéndose en distrés o estrés nocivo, lo que es caldo de cultivo para varias enfermedades, entre ellas la diabetes. El estrés produce toxicidad del oxígeno y oxidación, lo que se traduce como desequilibrio celular, que puede ser de menor o mayor magnitud. Estadísticas confiables aseguran que las enfermedades más complejas muchas veces tienen su detonante en situaciones de estrés prolongado. Puede pasar que las consecuencias no se perciban durante la época de mayor estrés, pero luego empiezan a haber síntomas nocivos en el mediano plazo o en el largo plazo. ¿Qué síntomas se pueden percibir que preanuncien un cuadro de estrés?: dolor estomacal recurrente, pérdida del apetito, apetito voraz, ansiedad, irritabilidad, palpitaciones,
visión
negativa
de
todas
las
cosas
y
tantos
otros.
Dicho esto, hay que aprender a controlar el estrés, para lo cual hay que barrer los residuos ácidos que se han ido acumulando en el cuerpo por largo tiempo.
Muchas veces nos toca vivir situaciones que nos demandan desafíos o tensiones fuertes y difíciles de dominar emocionalmente. Las situaciones que se presenten que pueden resultar difíciles de superar pueden ser muchas, tales como una enfermedad prolongada propia o de un allegado, la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, un divorcio, un problema económico difícil de resolver o una responsabilidad extrema. No es extraño que nos toque alguno de estos hechos, el problema es cómo los vivimos y cómo manejamos nuestras emociones. Ante todo, se hace necesario detenernos a pensar en lo que nos sucede, respirar hondo varias veces y largar el aire lentamente hasta calmarnos. Luego, analizar si podemos encontrar la solución al problema que estamos viviendo por nosotros mismos. Quizás debamos dejar transcurrir un tiempo prudencial hasta aquietar los ánimos. O quizás debamos pedir algún tipo de ayuda psicoterapéutica porque solos no podemos. En general, los problemas de estrés surgen ante el desequilibrio de las acciones de nuestra vida. Si estamos dedicando mucho tiempo al trabajo y poco al descanso o al esparcimiento. Si hay un desbalance entre las horas de descanso diarias, el trabajo y el esparcimiento, en algún momento nuestra psiquis estallará por algún lado. También el estrés surge cuando nos quedamos estancados en sentimientos negativos como el temor, la culpabilidad, el resentimiento, los celos, la ofuscación, la tristeza, la envidia. Tenemos que mirar hacia adelante y proyectar metas nuevas, pensando que todo va a ser para mejor.
Hay que trabajar las emociones desde la cabeza, en forma racional. Y estar atentos a las señales que envía el cuerpo, que a veces son un aviso de algo mucho más serio que va a venir si no cambiamos determinadas actitudes. Si padecemos una enfermedad como la diabetes, es hora de preguntarnos cuánto habrá tenido que ver nuestro estado de ánimo y la calidad de vida que venimos llevando. Los hábitos de vida influyen en el estrés y desatan las enfermedades. Si comemos a cualquier hora y cualquier cosa que se nos presente, si no hacemos actividad física, si fumamos, si tomamos café a cada rato, ¿podemos pretender vivir sin estrés y sin enfermarnos? Por supuesto que no tiene asidero que tengamos esas pretensiones. Cuando tenemos la oportunidad de cruzarnos con personas que desde su semblante y desde su manera de expresarse transmiten serenidad, tendemos a pensar que han sido dotados en forma innata con esa cualidad. Nada que ver. La serenidad en el espíritu y en el accionar ante la vida se adquiere y se entrena a cada momento. Además, siempre se está a tiempo de cambiar. Si nos vamos a enervar por el tráfico, por los gritos del jefe, por las crónicas informativas, porque las cosas no nos salen como lo preveíamos, siempre vamos a encontrar motivos para sentirnos miserables de suerte. En cambio, si nos damos cuenta que esas situaciones no son tan terribles y no tienen por qué arruinarnos el día y cambiarnos el ánimo, veremos que podemos construirnos un mundo propio mucho más acogedor para nosotros y para quienes nos rodean. Los problemas seguirán existiendo pero encontraremos la forma de sortearlos o percibirlos sin rencor.
Mantener la calma siempre nos ayudará a tomar mejores decisiones y a disfrutar de la paz. De esa manera, nuestra salud estará agradecida. Y la diabetes, cada vez más alejada de nuestra vida. Hace falta que desdramaticemos las situaciones que nos tocan en la vida, que si nos ponemos a mirar a veces no son tan dramáticas y son pasibles de encontrarles soluciones sin necesidad de volvernos locos por ello. Tenemos que cambiar la forma de ver las cosas por la más positiva que podamos encontrarle. Quizás viene bien reírnos de las situaciones que nos pesan y reírnos un poquito de nosotros mismos. Hace muy bien tomarse la vida con humor, no por ello nos declararemos irresponsables con nuestras obligaciones y superficiales con nuestra relación con los demás. A pensar y resolver lo que tenemos que resolver, entonces, ¡pero con humor! No olvidemos que la acción de reír oxigena la sangre y potencia las endorfinas, que vienen tan bien al espíritu. Recordemos, las endorfinas son las hormonas que el cuerpo produce de manera natural, que por su efecto son conocidas como las hormonas de la alegría y de la felicidad.
Una persona en estado saludable se siente plena de energía y transmite vitalidad. Si nota que su energía comienza a disminuir habrá que buscar las causas dentro del propio organismo, que tendrán un nombre responsable: la toxemia. La toxemia es el conjunto de accidentes patológicos causados por las toxinas que lleva la sangre, que producen el envenenamiento de las células del organismo y resienten el sistema inmunológico. No hay que ser demasiado perspicaz para darse cuenta que solo desintoxicando su organismo una persona enferma podrá recobrar la energía y por ende, el equilibrio perdido. ¿Cómo se desintoxica un organismo? Eliminando de alguna forma esas toxinas acumuladas y estacionadas. Los pulmones y las vías respiratorias, los intestinos y el colon, el tracto urinario y los mismos poros de la piel, ayudan con sus funciones a despedir las toxinas del cuerpo. La alimentación sana y natural, la actividad física realizada en forma sistemática y el control del estrés (que hemos visto en las lecciones anteriores), son los principales factores que podemos modificar para posibilitar un cuerpo libre de toxemias. En la próxima lección nos referiremos a la purificación del organismo, fundamental para la eliminación de desechos que obstruyen el óptimo funcionamiento del organismo.
Cuando se declara una enfermedad como la diabetes las células del organismo no están siendo suficientemente oxigenadas y nutridas. Y si las células no están siendo suficientemente oxigenadas y nutridas ven dificultada su labor de convertir la glucosa. Los tóxicos se concentran en el páncreas y en las células que lo rodean e impiden la capacidad de generar cantidades suficientes de insulina, que está destinada a regular la glucosa o el azúcar en la sangre. Todo un circuito tóxico que no hace más que deteriorar la salud.
Cuando tenemos diabetes se hace necesario introducir cambios en la dieta tendientes a mejorar la patología. Asimismo, no hay que recargar el sistema digestivo de trabajo y conviene cada tanto darle un descanso, como para empezar de nuevo libre de desechos y cargado de energía. La dieta líquida es una buena manera de ayudar al organismo a purificarse. Recordemos algunos lineamientos básicos, a tener siempre presentes. Deben convertirse en un hábito la supresión de todas las grasas saturadas y los aceites hidrogenados, los hidratos de carbono refinados y los azúcares refinados. No hay que adherir a ninguna toxicomanía, como el cigarrillo o el alcohol. Conviene abstenerse de la carne roja y de los lácteos (si se toma algún lácteo como yogurt debe ser descremado). La dieta debe contener muchos vegetales y algunos frutos frescos, en lo posible crudos para que no se destruyan los nutrientes y de la huerta orgánica (pueden licuarse o rallarse al momento de ingerir). El agua alcalinizada debe ser bebida a lo largo del día; no menos de dos litros. Cada tanto es importante que realicemos una purificación integral del organismo, de una semana o más; lo ideal es poder practicar la dieta purificadora a lo largo de dos semanas. Todo dependerá de la actividad que desarrolle la persona, quienes tienen una vida con mucho ajetreo fuera de su casa no pueden realizar dietas purificadoras estrictas, a lo sumo pueden aprovechar un fin de semana en el hogar para hacerlo.
De cualquier modo, una dieta purificadora no es un ayuno, por lo que no consiste en una abstinencia total de alimentos. Tampoco debe comenzar en forma abrupta sino introducirse de a poco. Unos días antes de comenzar, hay que suprimir algunos alimentos, hasta llegar a elegir solo el consumo de los vegetales preferentemente licuados y el agua alcalina, siempre necesaria para llevar los nutrientes, para hidratar y para el proceso de oxigenación del organismo. También se deben incorporar algunos aceites esenciales e hidratarse con abundante cantidad de bebidas verdes y jugos vegetales, que son alcalinizantes. Hay dietas purificadoras más o menos estrictas, con zumos de verduras y algunas frutas, caldos de verduras y al menos tres litros de agua alcalinizada con un poco de jugo de limón o lima naturales. Los zumos hay que hacerlos al momento de consumirlos. En las dietéticas o en las casas naturistas se consiguen jugos de hierbas en polvo, que concentran vitaminas y minerales. Hay que procurar hidratar el organismo con líquidos que posean un pH superior a 7 es decir, un pH alcalino, como es el caso de los jugos de hierbas y los zumos de verduras. También es importante en los días que se lleva a cabo la dieta purificadora permanecer en un ambiente relajado y realizar ejercicios de respiración profunda (ayuda muchísimo a la purificación del organismo) y en lo posible, dedicar algún tiempo a la meditación. Colabora con la purificación del organismo procurarse por uno mismo un enema o someterse a una hidroterapia de colon e intestinos (en una institución médica), para arrastrar las toxinas y liberar de obstrucciones los intestinos y el colon. La limpieza de colon e intestino junto con la alcalinización del organismo le devolverán pronto la salud plena que está buscando.
Empecemos por definir el pH, que es la abreviatura de pondus Hydrogenium (peso del hidrógeno). Se trata de un indicador de la acidez o de la alcalinidad de una sustancia. Se determina por el número de iones libres de hidrógeno (H +) en una sustancia. La escala va de 0 a 14, siendo el 7 el punto neutro. El pH se mide a través de unas tiras de pH, que se consiguen en la farmacia. Se colocan por espacio de unos segundos sobre la lengua o mejor aún en la orina. Lo conveniente es realizar la medición del pH en las primeras horas del día. Los números más bajos (de 0 a 7) corresponden a la acidez y los números más altos (de 7 a 14) corresponden a la alcalinidad. Si bien el equilibrio estaría en el pH 7, se recomienda un pH de la sangre de 7.40, que es ligeramente alcalino. A medida que el pH en sangre se convierte en más ácido, que decrece alejándose cada vez más del neutral 7, las células del organismo son seriamente afectadas. Esto provoca que se haga deficiente la circulación sanguínea y que se pueda llegar a producir coágulos. Disminuye la cantidad del oxígeno circulante y por ende, sobreviene la fatiga, que empieza a repercutir en el cuerpo. Y si aumenta la acidez, en consecuencia disminuye la alcalinidad.
También el cuerpo se descalcifica y acumula grasas para poder almacenar el ácido que abunda, así como para proteger a los órganos vitales del ácido, lo que dificulta el peso corporal acorde a la talla y a la edad. Y la acidez alimenta parásitos de diverso tipo: levaduras, hongos, microorganismos, bacterias. Por el contrario, está comprobado que si hay alcalinidad los gérmenes nocivos no pueden sobrevivir por mucho tiempo. De acuerdo a una clasificación de los alimentos en alcalinos o ácidos, se requerirán distintas condiciones para su correcta digestión. No conviene comer las proteínas y los hidratos de carbono juntos, porque necesitan diferentes enzimas para su digestión correcta. Los hidratos de carbono deben masticarse bien para que se conviertan en glucosa antes de salir de la boca. No tendrán mucha actividad al llegar al estómago, hasta que a través del duodeno vayan al intestino, donde son vueltos a digerir. Por otra parte, las proteínas se digieren básicamente en el estómago, porque los jugos gástricos empiezan a segregarse en cuanto llegan las proteínas. Si en el mismo momento hay hidratos de carbono en el estómago, se produce fermentación porque los jugos gástricos afectan el almidón, lo que provoca hinchazón y gases. Cualquier componente biológico-orgánico de la naturaleza sufre una reacción de forma ácida o alcalina. Lo importante para la salud es lograr y mantener un pH equilibrado. Tanto el exceso de alimentos ácidos como la carencia de alimentos alcalinos en la dieta provocan el exceso de ácido en los líquidos y fluidos del organismo. Los ácidos que se acumulan afectan las venas, las arterias, las células y los tejidos, hasta provocar una enfermedad degenerativa, con el consecuente deterioro de la salud y el envejecimiento prematuro. Podemos asegurar que la acidosis o exceso de acidez en el organismo abre la puerta a las enfermedades.
Un ejemplo contundente es el de la obesidad, que se origina por un problema de acidez en el organismo. Asimismo se pueden provocar enfermedades aún más graves, como diabetes, cardiopatías severas, hipertensión arterial, cáncer, cálculos biliares y renales, gota, osteoporosis, artritis. Y la enumeración podría continuar por muchos párrafos más, lamentablemente. No se trata de dividir a los alimentos en buenos o malos, de acuerdo a si son alcalinos o ácidos. De hecho, los ácidos de los alimentos también son necesarios, aunque en una proporción que no supere el veinte por ciento de la dieta. No hay que eliminar los alimentos ácidos en forma drástica, sino que hay que consumirlos con moderación. Algunos alimentos alcalinos son: el agua alcalina, los vegetales de hojas verdes, los granos germinados como el de alfalfa o el de soja, las legumbres, las semillas, los aceites grasos esenciales como Omega 3 y Omega 6, las zanahorias, el ajo, el pepino, el melón, los cereales integrales, la miel, el té verde, los limones (a pesar de ser ácidos), en general las frutas que no son demasiado dulces. Algunos alimentos ácidos son: los lácteos, las carnes de res, los productos refinados, los azúcares refinados, el café, el cigarrillo, los productos de pastelería, las grasas saturadas e hidrogenadas, la comida chatarra, el vinagre. Hablamos de una acidez cuyo pH se mide entre 0 y 7 y de una alcalinidad cuyo pH se mide entre 7 y 14. Por lo tanto, hay alimentos que son extremadamente ácidos y hay alimentos que son extremadamente alcalinos. Damos algunos ejemplos concretos.
La cerveza, el café, los jugos artificiales, el té negro, la carne de cerdo, las sardinas y el atún enlatados en aceite, son productos (mejor no hablar de alimentos en estos casos) que poseen un pH extremadamente ácido. Por otra parte, la lecitina de soja, los porotos de soja (orgánica), las hierbas de alfalfa y de cebada, el pepino, el diente de león, el repollo rizado, los brotes de alfalfa y soja (orgánicos), son alimentos que poseen un pH extremadamente alcalino. El tomate, las paltas y las remolachas son medianamente alcalinos. Una idea para no confundirnos y lograr alcalinizar nuestra dieta es elaborar una lista con los alimentos ácidos y con los alimentos alcalinos por separado; en Internet es fácil conseguir este tipo de listas, podemos bajarla e imprimirla para su mejor visualización. Y adherirla en algún lugar de la cocina, donde podamos tenerla a la vista cada vez que cocinamos o cuando vamos a buscar algún alimento a la heladera o a la alacena. Si padecemos de diabetes tengamos en cuenta que realizar una dieta alcalina, que nos procure que la sangre se vuelva alcalina, reconstituirá el páncreas. También debemos ayudarnos con la actividad física practicada en forma sistemática, ya que con el movimiento, el cuerpo transpira y colabora con equilibrar el pH en la sangre.
Los suplementos dietarios se llaman también complementos dietarios o complementos
alimenticios,
porque
justamente
lo
que
hacen
es
eso:
complementar la dieta. Los suplementos no están hechos para reemplazar a la dieta. Todos los nutrientes que necesita el organismo deben encontrarse en los alimentos naturales que ingerimos a diario. Sin embargo, a veces comemos muchos vegetales naturales y cuando nos hacen los análisis clínicos nos sorprendemos porque acusan alguna carencia. Sucede que no siempre los vegetales naturales tienen todos los nutrientes que deberían tener, porque a través del tiempo y con el manejo que hace el hombre de ellos han ido perdiendo propiedades. O porque los suelos donde crecen han perdido propiedades, se han empobrecido de minerales y otros compuestos que por intermedio de la raíz enriquecen y fortalecen a las plantas de manera natural. De acuerdo a lo dicho, algunos suplementos en la dieta son muy beneficiosos. De todas maneras, hace falta que nos proveamos de ellos en una dietética o casa naturista seria, que trabaje con productos con el sello de calidad biológica. Hoy en día el mercado está lleno de locales que venden suplementos dietarios de distintas marcas, solos o combinados, que prometen aportarnos todo lo que necesitamos para mantenernos jóvenes y vitales.
Pero no debemos creernos todas las publicidades que se difunden, todas intentan vender sus productos aunque solo algunas lo hacen en forma genuina y cumplen realmente lo que prometen. Pues bien, cuando localicemos una dietética o casa naturista responsable de su misión debemos tomarnos el trabajo de inspeccionar los productos que podrían ser de utilidad para la diabetes o para cualquier otro problema que padecemos. Hay que leer detenidamente las etiquetas de los productos, fijarnos en la forma en que han sido empacados y cómo se almacenan, que como mínimo debe ser en lugares secos y que no les llegue la luz directa del sol. En estas casas dietéticas o naturistas se consiguen jugos vegetales o bebidas verdes o fitonutrientes muy convenientes para la diabetes. Hay fórmulas variadas de bebidas verdes, pero en general son polvos que sirven para preparar jugos energizantes, que están hechos a base de verduras diversas, hierbas y pastos. Se deben preparar con agua alcalina o agua alcalinizada con unas gotas de limón (se recomienda leer las proporciones en el envase, suele ser una cucharadita de polvo por litro de agua) y beber a lo largo del día. Cuando estamos en plan de lograr una limpieza profunda del organismo, nos favorecerá que bebamos al menos tres litros diarios de estos jugos vegetales, bebidas verdes o fitonutrientes. En caso contrario, igual los podemos tener presentes en la ingesta diaria porque son muy beneficiosos, al menos podemos proveernos de uno o dos vasos entre comidas. Resulta un buen aliado el jugo de hierba de trigo, por poseer entre sus componentes abundantes dosis de clorofila, vitaminas, minerales y enzimas.
A la vez que impide el desarrollo de bacterias en el organismo, purifica la sangre y mejora las funciones de los órganos vitales. Si bien se consigue en tabletas o en polvo, lo mejor es proveernos de la hierba natural para poder exprimirla al momento de consumir. Se puede comenzar por treinta gramos diarios e ir aumentando esa cantidad paulatinamente hasta cinco veces más, si es que se tolera. Un complemento dietario bueno para diabéticos es el ajo negro. Tiene la propiedad de fortalecer el sistema inmunológico, es antioxidante, ayuda a mantener en un nivel adecuado la presión sanguínea y a eliminar lípidos y colesterol malo. Asimismo, energiza, combate el estrés y la depresión. Se aconsejan de uno a tres dientes de ajo negro por día (no tiene el sabor potente del ajo fresco sino que es mucho más digerible), alejado de los horarios de descanso para evitar el insomnio al que podría inducir por su poder energizante. Más allá de la bondad de los suplementos nutritivos, que son de venta libre y no tienen efectos colaterales, nos conviene consultar al médico cuando estamos en tratamiento o tomando alguna medicación por un período prolongado. Debemos asegurarnos que no haya interacciones que puedan perjudicarnos la salud.
Aprender a respirar en forma correcta y profunda oxigena adecuadamente el organismo, por lo que combate la diabetes. Respirar en forma profunda implica tomar el aire a través de la zona faríngea, sin necesidad de movilizar las ventanillas de la nariz ni de exagerar ningún movimiento en la cara o en el cuerpo. Cuando se despide el aire, la acción se tiene que sentir en la parte de atrás de la garganta. Absorber y expulsar el aire en forma profunda es exactamente lo que hacemos cuando dormimos. Si además cada tanto lo practicamos cuando estamos despiertos, lograremos disminuir las tensiones de los músculos y se despejará la mente. Una forma de tomar conciencia de la respiración que empleamos es acostarnos en una colchoneta y relajarnos totalmente. Podemos poner música suave y bajar las luces, para crear un ambiente distendido. Dejar los brazos y las manos hacia los costados, y entreabrir ligeramente las piernas. Luego entornemos los ojos, dejemos caer el mentón hacia un lado, aflojemos cada parte del cuerpo y prestemos atención a la respiración. Si nos vamos quedando dormidos y aún podemos atender al proceso respiratorio, nos daremos cuenta que naturalmente es cada vez más profundo y relajante.
Para respirar en forma profunda en primer lugar el aire llena la parte baja de los pulmones, sigue por la media y llega por último a la superior. En forma inversa, se exhala el aire desde la parte superior, siguiendo por la media y por último por la inferior. Todo este proceso se cumple en forma suave, continua y natural, sin movimientos violentos ni sobreactuados. El pecho y los hombros permanecen inmóviles. Cuando se inspira, el tórax y la zona de las costillas se expanden en forma natural, mientras que cuando se expira se comprimen también en forma natural. Lo importante de la respiración profunda es que al exhalarse serán eliminadas del organismo grandes cantidades de materias tóxicas. En cambio, si la respiración no es lo suficientemente profunda el anhídrido carbónico que expulsamos no será todo el que necesitamos expulsar, por lo que en el organismo quedarán almacenadas cantidades considerables de deshechos tóxicos, que se irán acumulando a través del tiempo. Además, si respiramos en forma profunda el aire circula por los lugares donde tiene que circular y beneficia a todos los órganos que tiene que beneficiar. Cuando se practica la respiración profunda hay que mantener erguida la columna, para de esa forma no obstaculizar la circulación del aire. Si se realizan ejercicios de meditación y de concentración, es fundamental prestar atención a la postura que se adopte. La columna debe permanecer en línea recta con el cuello y la cabeza. Se puede permanecer sentado o acostado, siempre que la columna esté derecha. Hay que encontrar la postura correcta, que a la vez resulte cómoda y relajada.
Una vez que aprendamos a ejercitar la respiración profunda, resulta conveniente que la intensifiquemos reteniendo por más tiempo el aire y soltándolo en forma más lenta. Podemos inspirar y contar hasta siete, luego expirar y contar hasta ocho. Reiteramos la importancia que tiene aprender y adoptar una respiración correcta y asiduamente practicar respiraciones profundas, para oxigenar como es debido el organismo y reforzar el sistema inmunológico. Sabemos que el oxígeno es vital para las células. Y si las células se enferman, nuestro organismo se enferma. Respirar y comer son dos acciones que no podemos dejar de hacer para vivir. Si nos acostumbramos a hacerlas de tal forma que nos ayuden a vivir mejor, habremos adquirido hábitos que nos beneficiarán para siempre. Nos ayudarán tanto a prevenir como a controlar la diabetes.
Vamos aproximándonos a las últimas lecciones y por nuestra parte pretendemos que a esta altura de la lectura del presente libro electrónico "Revierta Su Diabetes™", ya haya tomado conciencia del papel interactivo que tiene que jugar con los conocimientos que le proporcionamos. Todo el material que hemos aportado en estas páginas ha requerido por nuestra parte investigaciones exhaustivas y estudios profundos. Hemos tratado de privilegiar los conocimientos prácticos para ofrecerle mejores herramientas, como la necesidad de adherir a un plan nutricional sano y natural, la purificación del cuerpo, la actividad física practicada en forma regular, el trabajo mental de reconvertir el estrés en algo positivo, la respiración correcta y profunda para oxigenar adecuadamente el organismo, la necesidad de controlar la glucosa en la sangre. En suma, la mayoría de nuestros aportes teóricos están puestos para llevar a la práctica; solo así adquieren su razón de ser. No tendría sentido que los leyera, incluso que los aprendiera hasta recitarlos de memoria, si no los pusiera en acción y los incorporara cuanto antes a su vida. Nosotros queremos ayudarlo a prevenir o a controlar la diabetes, aunque usted debe poner todo de sí para dejarse ayudar. Si es necesario cambiar algunos hábitos que practica desde hace años y son perniciosos para su salud, no puede demorarse más en hacer los cambios imprescindibles.
La diabetes es una enfermedad que si no se controla a tiempo avanza hasta llegar a hacer verdaderos estragos en el organismo. Y si se la deja a la deriva, avanza rápido y sin freno. Cuando nos referimos a los síntomas y a los agravamientos que pueden sobrevenir, quisimos ser claros para ayudarlo a pensar el problema e instarlo a tomar decisiones hoy mismo. No olvidemos que cuando los niveles de glucemia están permanentemente altos se dañan los vasos sanguíneos y los nervios encargados de la sensibilidad, entre otras cosas. De aquí en más hace falta que usted asuma el compromiso que tiene que asumir. Solo usted es dueño de la toma de sus decisiones. Una persona con diabetes de tipo 1 o diabetes juvenil o con diabetes de tipo 2 o diabetes mellitus debe involucrarse en su problemática y motivarse para llevar a cabo las acciones que le devuelvan la salud, acciones que le permitan disfrutar de una óptima calidad de vida. Tiene que hacer un “clic” en su cabeza y cambiar la forma de pensar y de actuar para sentirse mejor. Si come mal, hace vida sedentaria y se hace malasangre por todo, usted mismo se está poniendo en contra de su propio bienestar. No puede echarle la culpa a nadie ni a ningún imponderable. Ya sabe que tiene que cambiar cuanto antes su forma de actuar, si no quiere jugarse en contra. Una vez que haya identificado los problemas, que sepa qué cosas hacen bien y qué cosas hacen mal, debe comenzar la etapa de lo que tiene que corregir. No se busque excusas ni deje para mañana lo que puede hacer hoy (como dice el refrán). Tampoco encuentre justificaciones en causas de origen genético o que la familia asegure que son hereditarias y, por ende, no se puede hacer nada contra ello.
De ningún modo asuma una actitud autocompasiva, que lo sumerja en la inacción y no lo conduzca a nada o al vacío. Se sabe, la autocrítica y la mirada objetiva sobre nosotros mismos ayuda a corregirnos y a progresar. Reflexione. Pero no se quede simplemente en las reflexiones. Subraye todo lo que tiene que hacer y hágalo, sin más demoras. Si le resulta difícil comprometerse consigo mismo, acuda a reunirse con un grupo de autoayuda para conseguir apoyo. Los integrantes del grupo pueden funcionar como un espejo de su propia problemática y ayudarlo a verse a sí mismo, para de esa forma poder alcanzar sus objetivos. En síntesis, el grupo puede convertirse en una contención psicológica para colaborar con el compromiso que debe asumir consigo mismo.
Se sabe, la diabetes es un problema mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aporta datos realmente alarmantes: existen más de 220 millones de personas con diabetes, con preponderancia en los países más desarrollados del planeta. Curiosamente, a la par en que se realizan avances en la investigación y en la medicina la cantidad de personas con diabetes va en ascenso. Claro, como todas las enfermedades complicadas y masivas, se juegan muchos intereses en pugna por parte de las industrias que están involucradas. Resulta innegable que la medicina y la farmacopea prestan su ayuda, aunque a veces se hace necesario buscar otras alternativas cuando se trata de cuidar la propia salud. Justamente, por intermedio de estas lecciones también quisimos exponerle alternativas diferentes a las curas por medio de la medicina tradicional. Alternativas naturales que en ningún caso afectarán su cuerpo o su mente en forma negativa; van a mejorar la diabetes aunque nunca van a empeorar algún órgano que estaba sano. Por intermedio de estas lecciones lo ayudamos a verse como una persona en su integridad: cuerpo, mente y espíritu. Y a sanarse buscando los remedios desde adentro mismo de su ser, no tanto buscando la medicina fuera de si mismo.
Lamentablemente, tan importante se ha hecho la diabetes en su repercusión en diferentes países que ya hay instituido un “Día Mundial de la Diabetes”, que es el 14 de noviembre de cada año. También se ha creado un logo que consiste en un círculo azul. Se trata de simbolizar la vida y la salud, a través de las diversas culturas. Con el azul se quiere reflejar el cielo que une a todos los pueblos del mundo, así como también consiste en el color que exhibe la bandera de las Naciones Unidas. Todo lo que acabamos de apuntar es para que se dé cuenta que si usted tiene diabetes no está solo en su problemática. Al contrario, lamentablemente está con demasiadas compañías. De todas maneras, usted es una persona única y particular. Lo consideramos como persona única y particular, de tal forma tiene que actuar para mejorar su salud. Como primera medida, cuando se tienen determinados síntomas pero se carece de un diagnóstico hay que acudir a la consulta con el médico. El médico será el encargado de realizar la revisación, a la vez que será el encargado de indicar los exámenes clínicos y de laboratorio que se necesiten para arribar a un diagnóstico. Una vez que obtenga el diagnóstico, usted podrá adherir a las recomendaciones que damos en este manual. Si insiste en cumplir en forma estricta con el programa que desplegamos lección a lección, le aseguramos que en pocos meses comenzará a observar los resultados favorables. Los chequeos de control que tenga que hacerse comenzarán a mostrarse más alentadores, incluso si toma medicación su médico deberá reducirle la ingesta y lo felicitará por sus progresos evidentes.
A veces un ser humano puede nacer con alguna deficiencia de carácter físico, sensorial o mental, deficiencias que no le permiten ejercer el desempeño completo de sus aptitudes. Otras veces el ser humano va enfermando y perdiendo sus capacidades por su propia responsabilidad. No es que sea un proceso totalmente voluntario, pero lo que queremos expresar es que la persona que se enferma puede tener mucho que ver con lo que le sucede. Si analizamos estos últimos casos veremos que la mayoría obedecen a la forma de vida que se adopta. Podríamos decir que es algo así como sucede con los accidentes de tránsito, donde en un alto porcentaje de los casos tenemos responsabilidad en los hechos catastróficos que suceden. En el caso de la diabetes, si es de tipo 1 o diabetes juvenil y a pesar de los denodados esfuerzos que hacemos con la dieta, las actividades físicas y todo lo demás que venimos diciendo, no logramos vencerla totalmente, al menos poniendo en práctica estas lecciones mejoraremos sustancialmente la calidad de vida. A veces es difícil que una enfermedad no deje secuelas, la cuestión es que podamos manejarla como para poder disfrutar cada momento de la existencia que se nos presenta. El cambio de actitud debe incluir enfrentar los acontecimientos con el espíritu bien alto y con una actitud positiva. Tengamos siempre presente que la forma en que nos conduzcamos mentalmente influenciará en la diabetes o en cualquier otra patología que padezcamos. Influenciará en forma negativa o influenciará en forma positiva, la forma que adopte depende mucho de nuestro pensamiento.
Por consiguiente, el hecho de sentirnos mejor con nosotros mismos nos hará sentirnos en sintonía con las personas que nos rodean y que frecuentamos a diario. Si logramos estar bien en nuestro trabajo, en nuestro hogar, con nuestros afectos familiares y amistades, eso también contribuirá a una mejoría de la diabetes. Y si se nos presentan problemas difíciles de solucionar, debemos compartir las angustias, hablar con las personas que nos quieren y están dispuestas a escucharnos. A veces las cosas que nos parecen terribles no lo son tanto y cuando las hablamos con otros, a la par de encontrar un alivio nos pueden hacer ver que nada es tan dramático ni oscuro como parece. Le pedimos que tenga siempre presente que tanto el cuerpo como la mente se forman y enaltecen con las propias elecciones de vida. Así como elegimos lo que comemos, elegimos lo que nos apetece para cultivar nuestro espíritu. A no dudarlo, ¡hay que desentoxicar tanto el cuerpo como la mente! Con la guía "Revierta Su Diabetes™" esperamos haberle sido útiles y haberlo movilizado a actuar a favor de su propia vida. Que no quepan dudas, quisimos informarlo a la vez que sensibilizarlo. Le agradecemos el habernos elegido y el hecho de prestar su atención en lo que teníamos para decirle, que básicamente consistió en hacerle tomar conciencia de que la salud es el principal capital que poseemos. La salud es nuestro principal capital, por ello debemos cuidarlo y potenciarlo.