Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
Introducción
La relacionalidad andina se expresa en una serie de “principios” o “axiomas” fundamentales que, a su vez, son la base para las manifestaciones “materiales” de la cosmología, antropología y la teología andina. Se trata de principios lógicos en un sentido no-occidental, no-occidental, es decir: de principios que expresan la “lógica andina”. Las lógicas en sentido estricto se agrupan de acuerdo al objeto (lógica formal, lógica material), al tipo de valoridad (lógica bivalorada, lógicas trivalorada, polivalorada), a la dimensionalidad (lógica clásica, lógica dialéctica) y a la modalidad (lógica proposicional, modal, dóxica, deóntica).En un sentido amplio también podemos podemos hablar de las distintas lógicas de acuerdo a los diferentes juegos lingüísticos (lógica de fe, científica, amorosa, etc.). La filosofía intercultural pone en tela de juicio la pluralidad de racionalidades (lógica occidental, índica, andina, etc.). Aunque la lógica siempre ha sido la piedra angular angula r para la validez “universal” del pensamiento occidental, no se puede inferir a priori que priori que sus principios lógicos sean de valor supra-cultural o super-cultural. Cuando la teoría de la relatividad demostró que la clásica física newtoniana era solamente un paradigma entre otros, éste tuvo que renunciar a su pretensión universalista y supra-temporal. supra-t emporal. Así también es posible y hasta probable que la racionalidad occidental, basada en unos principios lógicos lógicos “inmutables “inmutables y necesarios”, sea cuestionado cuestionado como “culturalmente determinada” y de valor relativo. Esta “lógica ideal” y supra-cultural supra-cultural no se expresa en todas las épocas y cultural de la misma manera. Por eso podemos hablar de distintas “racionalidades”, es decir, de distintos paradigmas de representar la realidad. realidad. Los términos “racionalidad” y “lógica” pueden ser entendimos a cabalidad sólo dentro del contexto culturar greco-occidental por sus orígenes. Por lo tanto nos podemos podemos preguntar: ¿Si hay una concepción concepción andina que fuera equivalente, a lo que en la tradición tradic ión occidental se conoce como “lógica”?. De hecho que no vamos a encontrar en el lenguaje quechua algún término que contenga el mismo significado. Sin embargo, es justificable hablar de una “lógica “l ógica andina”, si no tomamos tomamos el término “lógica” en su sentido técnico t écnico y greco-mórfico, sino como un vocablo vocablo que indica la estructura básica de un cierto pensamiento. Lo que pretendemos es evacuar una cierta “normatividad” racional, un “ideal regulativo” de cómo el poblador andino (en general) piensa.
1
Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
La lógica andina tiene mucho más en común con la lógica oriental, que con la lógica occidental. Hay estudiosos que afirmar la similitud estructural entre el idioma quechua y los idiomas de Asia oriental1 1. El principio de relacionalidad
Como rasgo fundamental de la racionalidad andina tenemos la relacionalidad del todo. Esta característica se expresa en el “principio de relacionalidad” o el “principio holístico”.2 Este principio afirma que todo está de algún modo relacionado con todo. En la filosofía andina se tienen como base primordial esta estructura relacional, en la cual el “todo” no contradice las partes, sino las “constituye” es un totum concretum. A este modo de pensar de la filosofía andina existen algunos pensamientos equivalentes en la filosofía occidental: como la ley de la proporcionalidad elemental de los entes de Empédocles, la doctrina emannatista del neoplatonismo o la concepción leibniziana de que cada mónada “refleje todo el universo” Pero hay que destacar algunas diferencias claves. En primer lugar, el principio de relacionalidad andino no implica la consecuencia de un monismo. El todo de la relacionalidad no es una totalidad “analítica”, sino un “todo explícito” y “concreto”. Lo concreto es la concreción de la realidad a través de la relacionalidad integral. Si hablamos de entes estos son concretos en la medida en que realmente son “concrecidos”, es decir, interrelacionados. Un ente separado y totalmente aislado justamente es el máximo grado de abstracción, este sería un no-ente. En segundo lugar, el tipo de relacionalidad andina es lejos de ser solamente lógico,
inferencial u ontológica. Se trata de una relacionalidad que implica una gran variedad de formas extra-lógicas (reciprocidad, complementariedad y correspondencia en los aspectos afectivos, ecológicos, éticos, estéticos y productivos). En tercer lugar, los equivalentes occidentales entienden la relacionalidad bajo la
categoría de la sustancialidad (Como el “todo” de Spinoza que es Deus sirve natura, en Leibniz la mónada como un mundo en sí, y en Hegel el Espíritu absoluto). Pero la relacionalidad no es un aspecto exterior, posterior, casual o accidental.
1
Este rasgo tienen un sustento genealógico en la hipótesis de que los hombres indígenas de Abuay Yala originariamente hayan migrado desde el Asia oriental hace unos 30.000 años. 2 Del todo o que considera algo como un todo.
2
Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
El “principio de relacionalidad” lo podemos formular de manera negativa y positiva. Negativamente dice que no puede haber ningún “ente” completamente carente de relaciones, estas relaciones son transeúntes (transcendentes) y no solamente de relaciones inmanentes (reflexivas), en otras palabras, para el pensamiento andino no hay entes absolutos, en sentido estricto. Para el runa3, hasta Dios es un “ente” relacionado, y no solamente por decisión propia sino esencialmente. Positivamente, el “principio de relacionalidad” dice que cada “ente” se halla inmerso en múltiples relaciones con otros “entes”4. La realidad como un todo recién es un conjunto de seres y aconteceres interrelacionados. Un ejemplo claro es el verbo kay que significa “ser” y “existir”, pero también es usado para expresar la relación de posesión o pertenencia: “tengo un hijo” en quechua se expresa como “de mí me es mi hijo” (waway kanmi). Ahora bien, en la relacionalidad andina la causali dad (física) es solamente un modo de relacionalidad entre otros, pero la mayoría de los tipos relacionales son no-causales (correspondencia, reciprocidad, polaridad, proporcionalidad), es decir, aunque cada ente en su ser es esencialmente relacionado con todos los demás entes, esto no implica que los nexos relacionales concretos sean de naturaleza necesaria. La estructura relacional andina tiene una cierta normatividad que sin embargo permite una gran variedad de concretizaciones. (Como es el tablero de ajedrez) La filosofía andina rechaza tanto la inteligibilidad total de la “realidad”, como la “intelectualidad” total del ser humano. No existe ningún paralelismo onto-gnoseológico, porque la relacionalidad andina no es “representativa” s ino “celebrativosimbólica”. En la filosofía andina no se puede concebir la dualidad de ideali smo y materialismo (ni de trascendencia e inmanencia) simplemente como una división exclusiva. Ni siquiera la concepción de Dios, puede afirmar el carácter trascedente o absoluto (fuera de este mundo, más allá de la realidad). Dios es “parte” de la “realidad”.
3
Las runas son los símbolos que en diversos campos como petroglifos, textiles y alfarería, están
estampados las manifestaciones culturales del mundo andino prehispánico. Las runas andinas poseen los mismos atributos mágico-esotéricos de sus homólogas europeas, además de presentar formas muy similares en algunos casos, o bien, claras estilizaciones en otros. 4
Entiéndase ente como: acontecimientos, estados de conciencia, sentimientos, hechos y posibilidades.
3
Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
En esta filosofía hay un supuesto fatalismo. Esto se ve en las múltiples formas como el runa interpreta los acontecimientos cósmicos, sociales y agrícolas como manifestación de fatum que no está en las manos del ser humano, ni como individuo, ni como colectividad. Este fatalismo andino lo tenemos que analizar desde dentro de su antropología y ética, y no desde una visión occidental. El principio de relacionalidad también tiene que ver con la relación gnoseológica. La realidad nos conoce en sí, y nosotros conocemos la “realidad” en nosotros; tanto “sujeto” como objeto poseen intelectualidad, o mejor dicho; sapiencialidad. La realidad es subjetivo-objetivo, cognoscente y conocida; tienen la característica que Jaspers llamó la dimensión del Umgreifendes (“trans-ceptual” en vez de “con-ceptual”). 2. El principio de correspondencia
La relacionalidad del todo es el principio básico de l a filosofía andina, pero esta se manifiesta en una serie de principios derivados. El primer principio derivado es la correspondencia. La correspondencia no es lo mismo que connaturalidad o equivalencia, ni identidad o mediación. La correspondencia (con + respondere) etimológicamente implica correlación, una relación mutua y bidireccional entre dos compas de la realidad. El principio de correspondencia pone en tela de juicio la validez universal del principio de causalidad (eficiente) y no solamente a nivel de la relacionalidad humana, sino también de las relaciones físicas entre diferentes estratos del cosmos, la causalidad es una de las múltiples formas de relación, pero de lejos la única y más destacable. En la filosofía andina, el principio de correspondencia incluye nexos relacionales de tipo cualitativo, simbólico, celebrativo, ritual y efectivo. Se tr ata de una correlación simbólica-(re-)presentativa. La filosofía latinoamericana de la vertiente “inculturada” considera como rasgo fundamental de la sabiduría autóctona la “mediación simbólica”, y no la mediación conceptual. El principio de correspondencia se manifiesta en l a filosofía andina a todo nivel y en todas las categorías. Este principio describe el tipo de relación que existe entre macro y micro cosmos. Tal en lo grande, tal en lo pequeño. La “realidad” cósmica de las esferas celestes corresponde a la “realidad” terrenal y hasta los espacios infra-terrenales. También hay correspondencia entre lo cósmico y humano, lo humano y extra-humano,
4
Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
lo orgánico e inorgánico, la vida y la muerte, etc. El principio de correspondencia es de validez universal. 3. El principio de complementariedad
El principio de complementariedad es la especificación de los principios de correspondencia y relacionalidad. Ningún “ente” y ninguna acción existe “monádicamente”5, sino siempre en co-existencia con su complemente específico. Este complemento (con + plenus) es el elemento que recién hace pleno o completo al elemento correspondiente. El principio de complementariedad es perfectamente compatible con la negación de la substancia en el sentido de “entes existente en y por sí mismos”. Ningún ente o acontecimiento particular es una entidad completa, sino que sufre de una deficiencia ontológica, es decir, en el fondo un “no-ente”, una “nada”.6 En el runa andina el “individuo” es incompleto, recién en conjunto con su completo, este se convierte en un totum, o mejor dicho, en un plenum. El principio de complementariedad enfatiza la inclusión de los “opuestos” complementarios en un “ente” completo e integral. Lo que nos quiere decir es que existe una tercera posibilidad más allá de la relación contradictoria, o sea, la relación complementaria. Un ejemplo de esto es la complementariedad del Ying y Yan del pensamiento chino (Ying: oscuro, pasivo y femenino) y (Yan: claro, activo, masculino). Este pensamiento inclusivo (tanto oriental como andino) considera la “contradicción” como una contraposición de dos posiciones incluidas e integradas en un todo que contiene los complementos particulares y parciales. Podemos decir que se trata de una mediación celebrativa, es decir, las posiciones complementarias llegan relativamente a complementarse (integrarse) en y a través del ritual celebrativo, mediante un proceso de acción de integración simbólica. La filosofía andina no niega por completo el principio de no-contradicción, sino que interpreta la contradicción formal como la contrariedad material pero estas que pueden coexistir como partes complementarias de una tercera entidad, que es recién un todo (ente) en sentido estricto. (A es distinto de B, y B es distinto de A, pero A y B pueden coexistir). De igual manera que cielo y tierra, sol y luna, claro y oscura, verdad y 5
Como una mónada o por medio de las mónadas. Hablando en términos occidentales
6
5
Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
falsedad, día y noche, bien y mal, masculino y femenino no son para el runa contraposición excluyentes, sino complementos necesarios para la afirmación de una entidad “superior” e integral. El principio de complementariedad se manifiesta a todo nivel y en todos los ámbitos de la vida, tanto en l as dimensiones cósmicas, antropológicas, éticas y sociales. El ideal andino es el extremo, uno de los opuestos, sino la integración armoniosa de los dos. 4. El principio de reciprocidad
El principio de correspondencia se expresa a nivel pragmático y ético como principio de reciprocidad: A cada acto corresponde como contribución complementaria un acto recíproco. Este principio no sólo compete a las interrelaciones humanes, sino a cada tipo de interacción, sea esta intra-humana entre hombre y naturaleza, o sea entre el hombre y lo divino. El principio de reciprocidad es universalmente válido y revela un rasgo muy importante de la filosofía andina: La ética no es un asunto limitado al ser humano y su actuar, sino que tienen dimensiones cósmicas. Con mucha razón se puede hablar de una “ética cósmica”. La reciprocidad andina se trata de un “deber cósmico” que refleja un orden universal de que el ser humano f orma parte, y no presupone una relación de interacción libre y voluntaria. El principio de reciprocidad dice que diferentes actos se condicionan mutuamente (inter-acción) de tal manera que el esfuerzo o la inversión de una acción por un actor será recompensado por un esfuerzo o una inversión de la misma magnitud por el receptor. En el fondo podemos decir que se trata de una justicia (meta-ética) del intercambio de bienes, sentimientos, personas y hasta de valores religiosos. Es sabido que la economía incaica desconocía el dinero como medio de intercambio comercial; por eso el “trueque” ha sido la forma predilecta de la actividad comercial y económica. Esta reciprocidad económica mediante el tr ueque es vital en la región andina, sobre todo por la existencia de los diversos pisos e cológicos7. A través de la reciprocidad, los actores (humanos, naturales, divinos) establecen una “justicia cósmica” como normativa subyacente a las múltiples r elaciones existentes. Por eso la base del principio de reciprocidad es el orden cósmico (y su relacionalidad fundamental) como un sistema armonioso y equilibrado de relaciones. 7
El trueque no se limita al intercambio de alimentos debido a la especialización del ganado y de los cultivos por los respectivos pisos ecológicos, sino se extiende a las herramientas, maquinarias y fuerza de trabajo.
6
Relacionalidad del todo: lógica andina
Manuel Cabo Devila, SJ
El equilibrio cósmico (armonía) requiere de la reci procidad de las acciones y la complementariedad de los actores. Una relación (unilateral) en la que una parte sólo da o sólo es activa, y el otro únicamente recibe o es pasiva, para el runa andino no es imaginable ni posible. Puede ser que se dé un cierto desequilibrio relacional por un cierto tiempo, pero la “justicia cósmica” y la armonía de la complementariedad exigen que, tarde o temprano, este desequilibrio sea trasformado en equilibrio por una acción recíproca. El principio de reciprocidad, igual que los demás principios “lógicos” andinos, tienen su vigencia en todos los campos de la vida.
7