Resumen La critica a la vida cotidiana. Pichon Riviere Desde un análisis bio-psico-social, se parte desde lo más inmediato, del hombre hombre en su contexto más cercano, del aquí y ahora, de su relación con la naturalea, y de sus relación con otros hombres, esto es lo que determina lo cotidiano, más allá que se comparta la misma ciudad sus crianas han sido distintas por lo que su aprendia!e tambi"n ha sido di#erente puesto que parte de la experiencia propia de cada individuo, como prota$onista de su propia historia y su!eto a su propio par necesidad-satis#acción para #rustrarse #rustrarse o $rati#icarse se$%n sus vinculaciones, las cuales son indispensable indispensable para la comunicación comunicación y el aprendia!e, cuando este %ltimo se corta constituye un obstáculo para adaptación activa a la realidad para el desarrollo de una relación dial"ctica de trans#ormación recíproca entre el su!eto y el mundo. mundo. De aquí parte &na 'uiro$a para llamar critica a la vida social a la #orma de estudiar o analiar desde la psicolo$ía social, interro$ando a la vida cotidiana, la cotidianidad. La cotidianidad es el modo de or$aniación material y social de la experiencia humana en un contexto social determinado. (s el desenvolvimiento que adquiere día tras día nuestra historia individual, en un espacio, tiempo y ritmo, mostrándonos un mundo sub!etivo que experimentamos y a la ve es intersub!etivo, compartido con otros. Por lo cual es al$o automático, de mecanismo inconsciente de acción, es un mecanismo irre#lexivo. (s decir que a cada "poca histórica y a cada or$aniación social le corresponde un tipo de vida cotidiana, ya que en cada "poca histórica y en cada or$aniación social se da distinto tipo de relaciones con la naturalea y los hombres.
(s el modo de or$aniación material y social de la experiencia humana, en un contexto histórico-social determinado. Donde subyace entonces el tipo de relación que los hombres $uardan con sus necesidades. )e desarrolla a partir de las modalidades de reconocimiento de estas, su decodi#icación, las #ormas de satis#acerlas, las metas socialmente disponibles para esas necesidades.
)e mani#iesta como un con!unto multitudinario de hechos *m%ltiples y hetero$"neos+, de actos, de ob!etos, relaciones y actividades que se nos presentan en #orma dramática, es decir como acción, como mundo-en-movimiento. onstituida por la #amilia en que nacimos, la que constituimos, la revista que leemos, la televisión, el cine, el teatro, la cocina, las alternativas de la moda, los medios de transporte, el traba!o, el deporte, el sexo, el tipo de consumo, nuestra economía, la m%sica que escuchamos, Los hechos se aceptan como parte de un todo conocido, interpretación que tiene su ori$en y #undamento en un sistema social de representaciones o ideolo$ía que encubre lo cotidiano, lo distorsiona, en tanto lo muestra como la realidad, la %nica #orma de vida posible. La ideolo$ía dominante misti#ica lo cotidiano en tanto oculta, desde los intereses de los sectores he$emónicos en la sociedad la esencia de la vida cotidiana, su carácter de mani#estación concreta de las relaciones sociales, de la or$aniación social de las relaciones entre necesidades de los hombres y metas disponibles, #ormas de satis#acción.
(ste encubrimiento y distorsión se da a trav"s de un mecanismo peculiar, característico de la ideolo$ía dominante, por el que se naturalia lo social, se universalia lo particular y se atemporalia lo que es histórico. La vida cotidiana constituye, desde este proceso misti#icador, un orden natural, universal, eterno e inmodi#icable. Desde esa representación de la cotidianidad, nos movemos en ella con una #amiliaridad acrítica, con una ilusión de conocimiento que solo es desconocimiento. Lo supuestamente obvio puede ser lo más desconocido. La #amiliaridad, el seudoconocimiento vela los hechos, los sustrae a la problematiación y desde allá el conocimiento ob!etivo, cientí#ico. Desde la #amiliaridad acrítica, desde el no interro$arse, por e!emplo, por el #%tbol, la prensa, el consumo, el sexo, la apariencia se identi#ica con lo real y lo esencial suele quedar oculto. & partir del mito de lo natural, y lo eterno, la realidad por excelencia, lo que simplemente es, la realidad de lo cotidiano ha desaparecido de la representación.
La realidad social se muestra y se oculta a la ve en la vida cotidiana en la representación social de los hechos. (ntendemos, con Roland arthes, que el mito es un mensa!e que evac%a lo real. uestra vida cotidiana está recorrida y le$itimada por diversos mitos. /no de ellos es el de una cotidianidad uni#orme, homo$"nea. 0ito que se expresa en #rases como los ar$entinos somos así, los ar$entinos tenemos tal o cual modo de ser. Los ar$entinos nos encontramos en una identidad nacional, tenemos un sentimiento de patria, pero, en esa identidad nacional hay una $ran diversidad. (l mito oculta que en una or$aniación social como la nuestra hay una $ran hetero$eneidad de experiencias, de recursos, de condiciones de vida, de hábitat, en consecuencia una hetero$eneidad de cotidianidades.
(n la medida en que la realidad social e histórica se muestra y se oculta a la ve en lo cotidiano, que un sistema social de representaciones da cuenta de la vida cotidiana !usti#icándola, mostrándola, a la ve como lo banal, lo autoevidente, lo natural, lo real por excelencia, la vida cotidiana reclama una crítica, es decir una inda$ación que arribe al conocimiento ob!etivo de las leyes que ri$en su desarrollo.
(sta crítica, en tanto actitud cientí#ica, analítica, es lo opuesto a conciencia in$enua. 1mplicar una interpelación a los hechos, su problematiación. /na consecuencia de la crítica es la desmiti#icación, la superación de ilusiones o #icciones en relación a los hechos. La crítica es un interro$ar a los #enómenos y las relaciones, en la b%squeda de sus le yes internas, de su esencia.
1ntroduce una distancia adecuada entre el hecho y el su!eto, que se trans#orma así en su!eto co$noscente. 1ncluye la conciencia y la re#lexión allá donde había mecanismos de acción irre#lexiva y representación acrítica.
2ómo realiar esta crítica de la cotidianidad3 (n primer lu$ar experimentándola, vivi"ndola, ya que la práctica se constituye como primer momento de todo proceso de conocimiento. (n
se$undo t"rmino estableciendo una ruptura con la #amiliaridad acrítica, con el mito de lo obvio y lo natural, con el sistema de representaciones que la muestra como lo real y autoevidente.
Desde la perspectiva especí#ica de la Psicolo$ía )ocial la crítica de la vida cotidiana implicar el estudio de las leyes que ri$en, en cada #ormación social concreta, la emer$encia y decodi#icación de las necesidades de los hombres, la or$aniación y las modalidades de respuesta social y vincular a esas necesidades en cada est ructura interaccional. Los $rupos, las instituciones, todas ellas determinadas desde el plano #undante de las relaciones sociales. (n síntesis la Psicolo$ía )ocial inda$a las leyes que ri$en la con#i$uración del su!eto a partir del inter!ue$o de las necesidades y satis#acción, ya que es en esta dial"ctica entre necesidad y satis#acción, entre su!eto y contexto que tiene su ancla!e toda representación, toda si$ni#icación social, toda ideolo$ía.
(n ese inter!ue$o se or$ania el sistema perceptivo, el universo de conocimiento, dándose en "l la posibilidad y las #ormas de acceso a ese orden de si$ni#icación que el orden históricosocial, orden simbólico, especí#icamente humano. )i bien la #amiliaridad acrítica y el mito han acompa4ado históricamente a la cotidianidad, debemos se4alar que los hombres han intentado inda$ar, desde distintas modalidades del conocimiento, en la pro#undidad sin misterio de la vida cotidiana. (sto ha sido realiado desde la ciencia, el arte y la política. o toda ciencia, todo arte o toda práctica política, sino aquella que emer$iendo en los momentos de crisis, que implican una quiebra de lo cotidiano, se proponen desocultar lo oculto, penetrar en la apariencia para alcanar la esencia de los hechos.