RESUMEN
La película se abre con el príncipe Alberto, Duque de York, listo para dar el discurso de clausura de la Exposición del Imperio Británico, en 1925, en el estadio de Wembley. Al acercarse al micrófono y ver tanta gente observándole empieza a tartamudear. El discurso es un fracaso. El duque se desespera y visita a su terapeuta. Él le recomienda fumar cigarros, ya que dice que calman y relajan. El terapeuta también le dice que se introduzca varias canicas en la boca puesto que, según él, es un método clásico para superar la tartamudez. Le ordena que empiece a hablar, pero el duque se atraganta, se enfada y se va junto a su esposa Isabel. Isabel decide buscarle un buen logopeda. Encuentra a Lionel Logue, un logopeda australiano que trabaja en Londres y es, también, un apasionado por el teatro. Le visita y le pregunta que si puede tratar al duque en su casa, pero el logopeda dice que no debido a que su gabinete dispone con todo el material necesario para la superación de la tartamudez. Isabel decide descubrir su identidad, le dice que se trata del duque de York y a pesar de esto el logopeda dice que no. Isabel acepta y le pide a Logue máxima discreción. Isabel vuelve a casa y le cuenta que ha encontrado un buen logopeda que podría superar su problema con el habla. Alberto, harto ya de tantos intentos sin solución, le dice que ni hablar, pero a pesar de esto acepta visitarle. Se dirigen hasta el puesto de trabajo de Logue. Nada más entrar todo empieza mal. El duque se sienta en el sofá y se enciende un cigarro. Logue se lo quita rápidamente y le dice que fumar no es un buen camino para empezar con la terapia. Alberto empieza a estresarse. El logopeda le hace varias preguntas incómodas y personales al duque y también se atreve a llamarle Bertie, un claro incumplimiento del protocolo real. Logue, para persuadirle de que siga su tratamiento, apuesta un chelín diciéndole que puede leer perfectamente en ese mismo momento. El duque se enfada y procede a irse, pero el Logue le dice que todavía no ha acabado. Le pone unos auriculares con música a todo volumen y le hace leer el soliloquio de Hamlet "Ser o no ser" en voz alta. Logue registra la lectura con un gramófono, pero Bertie, convencido de que no ha hecho más que tartamudear, se marcha en un arrebato, declarando que "no hay esperanza". Logue le ofrece la grabación como un recuerdo diciéndole que es gratuita. Alberto le cuenta a Isabel que la terapia ha sido un fracaso y que no volverá jamás. El rey Jorge V se dispone a dar su discurso de Navidad en la radio para todo Reino Unido. Después del discurso, el rey le explica a su hijo la importancia que tiene la radiodifusión en la
monarquía moderna. Le dice que su hermano David, el príncipe de Gales, traerá a la familia a la ruina y al país como rey. Jorge V le exige que repita la lectura del discurso de su padre, pero es un auténtico fracaso. Empieza a tartamudear y se va furioso. Bertie se dispone a escuchar el vinilo. Lo coge y lo pone en el gramófono. Al escuchar la perfección de su habla se queda perplejo. En este mismo momento de la escucha del vinilo, entra Isabel a la habitación y, al igual que el duque, se queda asombrada. Al día siguiente, y sin pensarlo acuden a Logue. Esta vez, le dicen que se ahorre las preguntas personales y que se ciña al tratamiento. Empiezan con ejercicios físicos como saltar, rodar por el suelo, gritar y decir palabrotas, relajación muscular y control de la respiración… y a pesar de las reservas iniciales, Logue empieza a sondear suavemente las raíces psicológicas de su tartamudez. Van pasando los días y se ve una clara progresión del habla en los discursos del duque. Pasan dos años, estamos en el año 1936. El príncipe de Gales, David, vuelve a casa en su avioneta. Alberto le pregunta por su ausencia y éste dice que ha estado muy ocupado y le cuenta su “apasionante” historia de amor con su querida Wallis Simpson, divorciada y duquesa de Windsor. El rey, Jorge V está muy enfermo, se va a morir. Llega la noche y la familia se dispone a cenar. Tras empezar con la cena se anuncia la muerte del Rey. Todos acuden muy tristes a verle, pero ya no hay nada que hacer. David, como hijo mayor, accede al trono como Eduardo VIII. Logue, apasionado del teatro, está en su casa ensayando piezas teatrales con sus hijos. Le interrumpe la inesperada visita de Bertie. Éste le dice que ha estado todos los días ensayando una hora. Antes de empezar con la terapia este mismo día, Logue le ofrece un poco de alcohol a Bertie para así poder relajarse y expresarse mejor. El duque le dice que las últimas palabras de su padre fueron que él tenía más agallas que todos los demás y que tendría que ser su sucesor. El duque le confiesa que la coronación de su hermano es un alivio para él. Éste pronto revela algunas de las presiones de su infancia: su padre es estricto, la represión de ser zurdo, un tratamiento doloroso para las piernas, una niñera que favoreció a su hermano mayor, y la temprana muerte de su hermano menor, el príncipe Juan debido a la epilepsia. Logue y el duque de York empiezan a estrechar su relación. El día de Navidad, Bertie, su esposa y su madre acuden al castillo Balmoral donde están el rey Eduardo y su querida Wallis. El duque se enfada con su hermano por su ceguera hacia Wallis, al contarle éste que ha despedido a mucha gente de su entorno de trabajo. Eduardo intenta consolarle diciéndole que Wallis se va a divorciar y que se van a casar, pero Bertie se va furioso. El duque, en presencia del mismo Winston Churchill, señala que Eduardo no puede casarse con una mujer divorciada y conservar el trono. Éste se burla de su hermano, acusándole de querer usurparle el trono, y resucita a su burla de la infancia llamándole "B-b-bBertie", dejándole sin ánimo para responder. A los pocos días, el duque vuelve al logopeda y le cuenta lo sucedido en Escocia. Logue observa que cuando maldice no tartamudea y le hace practicar, insultando en voz alta. Después de
hacerlo, Bertie y Logue salen a pasear para relajarse. El duque le informa de los planes de su hermano con la señora Simpson, a los que el gobierno se opone, y Logue insiste en que él podría ser rey. Indignado, le acusa de traición y en su ira, se burla de Logue por sus orígenes humildes, provocando una fisura en su amistad. Bertie deja perplejo a Logue y se dirige hacia el palacio del Primer Ministro, Stanley Baldwin. El duque le dice que Eduardo VIII no se puede casar con una mujer divorciada y lo único que podría hacer es renunciar al trono. El Ministro está de acuerdo con sus palabras. Mientras tanto, Logue se dirige a su casa y le dice a su mujer que tiene problemas con un paciente. Logue no desvela la identidad del mismo. Tras pasar varios días, éste decide ir en busca del duque pero al llegar a su casa le dicen que está muy ocupado y el logopeda se marcha triste. Churchill mantiene una conversación con Alberto en la que le dice que el Parlamento no apoyará el matrimonio de Eduardo con la señora Simpson. Se anuncia la Segunda Guerra Mundial contra Alemania y el mismo Churchill le dice a Alberto que necesitan a un rey serio y responsable para poder hacer frente al conflicto. En el mismo momento les interrumpe Eduardo, el Rey, y les anuncia su abdicación. Les dice que se va a casar con Wallis y que deja todo por ella. El mismo Rey, anuncia su abdicación en la radio y explica a toda la nación su matrimonio con la duquesa Simpson. Alberto se convierte en Rey, con el nombre de Jorge VI. Se dispone a dar un discurso para anunciar su reinado, pero otra vez vuelve a tartamudear. El Rey se da cuenta de que necesita la ayuda de Logue y junto a la Reina Isabel visitan su hogar para pedir disculpas. Isabel se queda en el comedor mientras Logue y Jorge VI dialogan en su habitación. En el mismo momento entra la mujer de Logue a casa con los hijos y se queda asombrada al ver a la reina en su casa. Es el momento en el que se entera de que el paciente tan problemático de su marido es el mismo Rey de Inglaterra. El Rey le dice a Lionel que quiere que le acompañe a todos sus actos y el primero de ellos será en la Abadía de Westminster donde tendrá lugar su coronación. El Arzobispo de Canterbury pone en duda a Logue, informando al Rey de su falta de credenciales y títulos. Esto lleva a una nueva confrontación entre Jorge VI y Logue, quien explica que se inició en su oficio tratando a soldados con neurosis de guerra que habían perdido el habla y que todos sus métodos se basan en la experiencia. Cuando el Rey se muestra inseguro de sí mismo, Logue se sienta en la silla de Eduardo, donde todo Rey inglés es coronado y ridiculiza la Piedra de Scone, provocando que Jorge VI regañe a Logue por su falta de respeto, sorprendiéndose a sí mismo por su repentina elocuencia. El mismo arzobispo le propone al rey otro logopeda pero éste dice que no, por lo que Logue le da las gracias. Logue y Jorge VI empiezan a ensayar el discurso y la coronación y es todo un éxito. Desde este momento, el rey no duda, en absoluto, del tratamiento de Lionel. Pocos días después se anuncia la dimisión del primer ministro por miedo y temor a Hitler. Le sucederá Churchill que será de gran apoyo al Rey.
Estamos ya en el año 1939. Gran Bretaña declara la guerra a la Alemania nazi y Jorge VI cita a Lionel en el Palacio de Buckingham para que le ayude en la preparación de su discurso, que será ofrecido en directo tanto en el Reino Unido cómo en el Imperio. Como millones de personas escuchando, el Rey pronuncia su discurso sin tartamudear, mientras Logue le guía en silencio. Finalizado el discurso, el rey le agradece a Logue su ayuda y sale al balcón, junto a su familia, para saludar a los miles de londinenses que se han reunido para escuchar, animar y aplaudir. En los créditos se explica que Logue estuvo siempre presente en los discursos del rey Jorge VI durante la Segunda Guerra Mundial. Así pues, se señala que en 1944 Logue fue nombrado Comandante de la Real Orden Victoriana, en reconocimiento a su servicio personal al monarca y que "Bertie" y Lionel fueron amigos por el resto de sus vidas.