Resumen
(Aristóteles)
Órganon se da el título como nombre genérico a las obras de lógica de Aristóteles. La lógica aristotélica no es episteme, es decir, no es conocimiento, es mero órganon instrumento del conocer. CATEGORÍAS Es el primer libro de este tratado que se enfoca en lo que se llaman las categorías. Aristóteles centra como eje la constitución de las categorías o predicamentos, las cuales son: entidad, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, estado, acción, pasión. En el desarrollo de las categorías solamente trata en extenso las cuatro primeras categorías: entidad, cantidad, relación y cualidad. Luego, brevemente denota la descripción de las demás categorías. Hay en este espacio un suplemento interesante que son los tres primeros capítulos, previos de las categorías. En capítulo 1 se definen los homónimos, sinónimos y parónimos que se aplican frecuentemente en los Tópicos, Metafísica y otros textos. El capítulo 2 se establece primeramente las “cosas” que se dicen combinadas con otras y las que se dicen sin combinar; subsiguientemente, se puede observar que hay una división cuatripartita: el decirse (o no) de algo y el estar (o no) en algo. De ello resultan: 1) cosas que se dicen de algo y no estan en nada; 2) cosas que no se dicen de nada y están en algo; 3) cosas que se dicen de algo y estan en algo; y 4) cosas que no se dicen de nada ni estan en nada. Esta división cuatripartita se aplica posteriormente en las categorías. Para poder comprender el sentido que tiene el “decirse de algo” corresponde a la relación de un término con otro. Y el “estar en algo” es lo que se da en alguna cosa, pero no como una parte
suya y sin que tampoco pueda existir separado de ella. ¿Qué ¿Q ué significa esto? ¿en qué sentido está el color en el cuerpo o el conocimiento en el alma? Está no como una parte físicamente separable del sujeto, sino como una característica de todo sujeto. 1. Homónimos, sinónimos y parónimos Homónimos: se dice de las cosas cuyo nombre es lo único que tienen en común, pero, el correspondiente enunciado de la entidad es diferente: “ser vivo” dicho del hombre y dicho del retrato. Si explicamos en que consiste el ser vivas de estas entidades, se dará un enunciado
propio para cada una de ellas. Sinónimos: se dice de las cosas cuyo nombre tienen en común y el enunciado de la entidad también es lo mismo: “ser vivo” dicho del hombre y dicho de buey. En efecto, si damos el
enunciado de ser vivos, el enunciado de ambos es igual. Parónimos: se dice de las cosas que reciben su denominación a partir de algo: el gramático a partir de la gramática, y el valiente a partir de la valentía. 2. Términos independientes y términos combinados De las cosas que se dicen: se dicen en combinación y sin combinación. En combinación: un hombre corre, un hombre triunfa. Sin combinar: hombre, buey, corre, triunfa. De las cosas que existen (división cuatripartita):
Unos se dicen de un sujeto, sin que esté en sujeto alguno: hombre alguno: hombre se dice del hombre individual como sujeto, pero no está en sujeto alguno.
Otras estan en un sujeto, sin que se digan de sujeto alguno: conocimiento gramatical está en el alma como en un sujeto, pero no se dice de sujeto alguno; el color blanco está en el cuerpo como en un sujeto, pero no se dice de sujeto alguno. Otros se dicen de un sujeto y están en un sujeto: el conocimiento está en el alma como en un sujeto, y se dice del saber leer y escribir como de un sujeto. Otras ni están en un sujeto, ni se dicen de un sujeto: el hombre individual o el caballo individual, las cosas individuales y numéricamente singulares no se dicen de un sujeto. Pero, nada impide que en algunos estén en el sujeto. 3. Transitividad de la predicación
Todo aquello que se dice del predicado se dice también del sujeto: hombre se predica del hombre individual, y animal se predica de hombre; así que también del hombre individual se predicará animal: por tanto, el hombre individual es hombre tanto como animal. En cuanto a las cosas de distinto género y no subordinados entre sí, sus diferencias son también en especie, es decir, las diferencias del género animal y de conocimiento: en efecto, las diferencias de animal son pedestre, alado, acuático y bípedo; las de conocimiento, ninguna de éstas, ya que el conocimiento no se diferencia de otro por ser bípedo. En cambio, de los géneros subordinados entre sí nada impide que las diferencias sean las mismas; pues de los géneros superiores se predican de sus inferiores, con lo que todas las diferencias del predicado lo serán también del sujeto. 4. Las Categorías o Predicamentos
Todas las cosas que se dicen fuera de oda combinación significan: una entidad, un cuanto, un cual, un respecto a algo, un dónde, un cuando, un hallarse situado, un estar, un hacer y un padecer. Estas entidades, por sí misma no afirman nada, pero de su mutua combinación surge una afirmación: en efecto, toda afirmación es verdadera o falsa, mientras ninguna de las cosas dichas sin combinar es ni verdadera ni falsa, como, por ejemplo, hombre, blanco, corre, vence. 5. La entidad
Aquí, Aristóteles establece una diferenciación entre la entidad primaria y las entidades secundarias. La entidad primaria, es aquellas que, no se dice de un sujeto, ni está en un sujeto (división cuatripartita 4): hombre individual o caballo individual. Y de la entidad, de las cosas que se dicen de un sujeto, es necesario que, tanto el nombre como el enunciado se prediquen de dicho sujeto: hombre se dice del hombre individual como de un sujeto, y se predicará del sujeto el nombre – pues del hombre individual se predicará hombrey, también, se predicará el enunciado de hombre –pues el hombre individual es también hombre-. En cambio, de las cosas que están en un sujeto, en la mayoría de ellas no se predican del sujeto ni el nombre ni el enunciado, pero, en algunas nada impide que se prediquen del sujeto el nombre: lo blanco, que está en el cuerpo como en un sujeto, se del dice sujeto –pues el cuerpo se llama blanco-, mientras que el enunciado de lo blanco nunca se predicará del cuerpo (división cuatripartita 3). Todas las demás cosas, o bien se dicen de las entidades primarias como de sus sujetos, o bien están en ellas como en sus sujetos: animal se predica de hombre y también del hombre individual; y el color que está en el cuerpo, también está en el cuerpo individual, ya que, si no
estuviera en algunos de los cuerpos singulares, tampoco estaría en el cuerpo en general. Así, pues, de no existir las entidades primarias, es imposible que exista nada de los demás. Ahora bien, son entidades secundarias las especies y los géneros: el hombre individual pertenece a la especie hombre, y el género de dicha especie es animal. Y, entre las entidades secundarias, es más entidad la especie que el género, ya que está más próximo a la entidad primaria. Si alguien quiere explicar qué es la entidad primaria, dará una explicación más comprensible y adecuada aplicando la especie que aplicando el género: hará más cognoscible al hombre individual dando la explicación hombre que la explicación animal; y al explicar el árbol individual lo hará más cognoscible dando la explicación árbol que la explicación planta. De tal modo, las entidades primarias subyacen a todas las demás cosas y se predican de ellas. También, la especie se relaciona con el género, porque, la especie subyace al género; los géneros se predican de las especies, pero no inversamente. Aristóteles aclara que, entre las mismas especies no son la una más entidad que la otra. De igual forma, ninguna de las entidades primarias es más entidad que otra. En toda entidad es común el hecho de no estar en un sujeto. De la entidad primaria no se dice de un sujeto, ni está en un sujeto. Igualmente, en las entidades secundarias no estan en sujeto alguno. Pero, de las cosas que están en un sujeto nada impide que el nombre se predique a veces del sujeto, pero es imposible que se predique el enunciado. En cambio, de las entidades secundarias, el enunciado como el nombre se predican del sujeto: en efecto, del hombre individual se predicará tanto el enunciado de hombre como el de animal. No solamente es exclusivo de la entidad, de las cosas que están en un sujeto, sino que también de la diferencia: en efecto, pedestre y bípedo se dicen del hombre como de su sujeto, pero no están en un sujeto. Y el enunciado de la diferencia se predica acerca de aquello de lo que de la diferencia se dice: si pedestre se dice del hombre, también el enunciado de lo pedestre se predicará del hombre: en efecto, el hombre es pedestre. También, en las entidades y las diferencias, que todo lo que se dice a partir de ellas, es decir, aquello que se dice tomando a la entidad o la diferencia como predicados, se diga sinónimamente: todas las predicaciones que hacen a partir de ellas (entidad o diferencia), o bien se predican de los individuos, o bien de las especies. Por otro lado, toda entidad parece significar un esto. En el caso de las entidades primarias es indiscutible y verdadero que significan un esto: en efecto, lo designado es individual y numéricamente uno. Y, en el caso de las entidades secundarias para que significan también un esto, por ejemplo, cuando se dice de un hombre o animal , pero, no es del todo verdad, sino que más bien significan un cual: en efecto, el sujeto no es uno, como la entidad primaria, sino que hombre y animal se dicen de muchos sujetos. El color blanco significa un cual, sin más, mientras que la especie y el género determinan lo cual por referencia a la entidad. Las entidades, también, no tienen contrario. ¿Qué podrías ser contrario de la entidad primaria? No hay contrario del hombre individual, tampoco hay contrario de hombre o animal. Tampoco la entidad admite el más y el menos: si una entidad es hombre no será más o menos hombre, ni con respecto a sí mismo ni con respecto a otros. Pero se puede decir, que es lo más o menos con respecto a sí mismo: el cuerpo, si es blanco, se dice que es más blanco ahora que antes, y, si está caliente, se dice que está más caliente y está menos, en la entidad no se dice nada de esto. La entidad que es idéntico y numéricamente uno puede admitir los contrarios: el hombre individual, siendo uno e idéntico, unas veces está blanco y otras veces negro, caliente y frío, a
ser deshonesto y a se honesto. Y, todas cuantas no son entidad, el color, que es uno e idéntico numéricamente, no será blanco y negro, y una misma acción no será deshonesta y honesta. Por otro lado, si alguien pone el enunciado y la opinión en contra, es decir, c omo los que admiten los contrarios, un mismo enunciado parece ser verdadero y falso: si es verdadero el enunciado de que alguien está sentado, al levantarse éste, aquel mismo enunciado será falso. De igual manera también en el caso de la opinión: si uno opina, conforme a la verdad que alguien está sentado, al levantarse éste, opinará falsamente si sostiene la misma opinión. Sin embargo, hay una diferencia en el modo, en los que se refiere a las entidades, al cambiar ellas son capaces de admitir los contrarios. En cambio, el enunciado y la opinión permanecen por sí mismos invariables en todo y por todo, pero, al variar el objeto, surge lo contrario en torno a ello. 6. La cantidad
De lo cuanto lo hay discreto y lo hay continuo. Y también sus partes que componen mantienen una posición mutua, como también, no mantienen una posición mutua. Es discreto, el número y el enunciado: en efecto no hay ningún límite común a las partes del número, en el que coincidan sus partes: si el cinco es un parte del diez, no hay ningún límite común en el coincidan el cinco y el cinco, sino que están separados; y el tres y el siete tampoco coinciden en un límite común. En general, en ningún número podrás tomar un límite común entre sus partes, sino que siempre están separados. También el enunciado está entre las cosas discretas: se mide por sílabas largas y breves (es producido por la voz). En cambio, la línea es continua: en efecto, se puede tomar un límite común en el que coincidan sus partes: el punto; y, de la superficie, la línea, ya que las partes del plano coinciden en un límite común. De la misma manera se puede tomar en el cuerpo un límite común: una línea o una superficie, donde las partes del cuerpo coincidan. El tiempo y el lugar, también, son cosas de este tipo. El tiempo presente coincide con el pretérito y con el futuro. Las partes del cuerpo, que coinciden en un límite común, ocupan un cierto lugar; así también las partes de lugar coinciden en un mismo límite en que lo hacen las partes del cuerpo. Y, de las cosas que constan de partes componentes que mantienen una posición mutua y otras que nos constan de partes que mantengan una posición: Las partes de la línea mantienen una posición mutua; ya que, cada una de ellas se halla en un lugar, y se puede distinguir y explicar dónde se halla cada una en el plano y con cuál de las restantes partes se toca; y las partes del plano mantienen también una posición: se puede explicar dónde se halla cada una y cuáles se tocan entre sí. En cambio, en el número uno no puede observar que las partes mantienen una posición mutua algún, o que se hallen en un lugar o cuáles de las partes se hallan entre sí. Ni tampoco las partes del tiempo, porque, ninguna de las partes del tiempo permanece. Y, lo que permanece ¿Cómo mantendrá una posición? Más bien, se puedes decir que mantienen un cierto orden, por ser una parte del tiempo anterior y otra posterior. También, en el número no se cuenta el uno antes que dos y el dos antes que el tres. Así, solo se llama cuantas a las cosas que se mencionaron. Todas las demás, por otra parte. Lo son accidentalmente: lo blanco se llama mucho por ser mucha su superficie, y la acción se llama larga por ser mucha su duración y mucha también su movimiento. Cada una de estas cosas no se llama cuanta en sí misma: si alguien explica cuán larga es una acción, la definirá como anual por el tiempo y, lo blanco lo definirá por la superficie; en efecto, cuanta sea la superficie se dirá que es blanco.
Por otro lado, lo cuanto no tiene ningún contrario, a no ser que diga uno que lo mucho es contrario de lo poco, o lo grande de lo pequeño. Pero ninguna de estas cosas es cuanto, sino que lo respecto a algo. No parece que lo cuanto admita el más y el menos, como lo de dos codos, una cosa no es más de dos codos que otra, o en el caso del número: el tres no se dice para nada que sea tres en mayor medida de la que le cinco, ni que un tres sea más que el otro. Ni un tiempo se llama más tiempo que otro. Lo más propio de lo cuanto es que se lo llame igual y desigual: el cuerpo tanto se llama igual como desigual, y el número tanto se llama igual como desigual, y también el tiempo. Las demás que no son cuantas, no es adecuado llamarlas iguales o desiguales: la disposición no se llama en absoluto igual y desigual, sino más bien semejante. 7. La relación
Se dicen respecto a algo, todas aquellas cosas que son exactamente ellas mismas, se dicen respecto a otra cosa: lo mayor, que es exactamente ella misma, se dice que los es comparado con otro, pues se dice mayor que alguna cosa; y, lo doble se dice comparado con otro, pues se dice doble de alguna cosa. Son de lo respecto a algo cosas como: estado, disposición, sensación, conocimiento, posición; todas estas cosas son exactamente ellas mismas y, se dicen que los son de otras cosas, y nada más: el estado se llama estado de algo, y el conocimiento, conocimiento de algo, y, la posición, posición de algo. En lo respecto a algo, también, se da la contrariedad: la virtud es lo contrario del vicio, y el conocimiento, de la ignorancia, siendo cada uno de ellos respecto a algo. Pero, no a todo lo respecto a algo le pertenece un contrario: en efecto, no hay nada de contrario a lo doble, ni a lo triple. En cambio, lo respecto a algo parece admitir el más y el menos: lo semejante se dice más o menos, y lo desigual se dice también más o menos, al ser cada una estas cosas respecto a lago. Sin embargo, no todos admiten el más y el menos; pues, lo doble no se dice más o menos dobles. Todo lo respecto a algo se dice respecto aun recíproco: el esclavo se llama esclavo del señor y el señor se llama señor del esclavo; lo doble se llama doble de la mitad y la mitad se llama mitad de lo doble; lo mayor se dice mayor que lo menor y lo menor se dice menor que lo mayor. Salvo que a veces se diferenciaran verbalmente por la inflexión: el conocimiento se llama conocimiento de los cognoscible, y lo cognoscible, cognoscible para el conocimiento; la sensación, sensación de lo sensible, y lo sensible, sensible para la sensación. Sin embargo, algunas veces no parecerá que haya reciprocidad, si no se da con propiedad aquella respecto a lo que se dice, sino que se equivoca el quien lo da: son uno da el ala de ave, no existe el recíproco: ave de ala; pues, no se ha dado con propiedad lo primero: ala de ave. En efecto, no es en cuanto ave que el ala se dice que es de ella, sino en cuanto alado. Si se da algo con propiedad, también se da la reciprocidad; el ala como ala del alado y el alado como alado en virtud del ala. Y, para las que hay nombres disponibles, ni siquiera en ellas se da reciprocidad si se dan respecto a algo accidental y no respecto a aquello que se dice: el esclavo, si no se da como esclavo de un señor, sino de un hombre o, de un bípedo o, de cualquiera de las cosas de este tipo, no tiene recíproco: en efecto, no se da con propiedad.
Parece que las cosas que son respecto a algo existen simultáneamente por naturaleza: lo doble y la mitad existen a la vez, y, de existir la mitad, existe lo doble, y, de existir el esclavo, existe el señor. Asimismo, se anulan simultáneamente las unas de las otras: de no existir lo doble, no existe la mitad, y, de no existir la mitad, no existe lo doble. Pero, no parece ser verdad que todas las cosas que son respecto a algo existan simultáneamente por naturaleza: lo cognoscible parece existir antes que el conocimiento, pues adquirimos nuestros conocimientos sobre otras cosas preexistentes, ya que, en pocos o ningún caso vería uno el conocimiento surgiendo a la vez que lo cognoscible. Además, la supresión de lo cognoscible suprime simultáneamente el conocimiento; en cambio, el conocimiento no suprime simultáneamente lo cognoscible: de no existir lo cognoscible, no existe el conocimiento, pues sería conocimiento de nada, en cambio, de no existir el conocimiento, nada impide que exista lo cognoscible. Aristóteles, aquí, puntualiza que es complejo saber si ninguna entidad se cuenta entre los respecto a algo. En lo tocante a las entidades primarias sí que es verdad; ni todos ni las partes se dicen respecto a algo: pues, el hombre individual no se llama hombre individual de algo, ni el buey individual, buey individual de algo; de la misma manera también sus partes: pue, la mano individual no se llama mano individual de algo, sino mano de alguien, y la cabeza individual no se llama cabeza individual de alguien, sino cabeza de alguien. Y, en las entidades secundarias, también, no están entre los respecto a algo: el hombre no se llama hombre de alguien, ni el buey, buey de alguien, ni el leño, leño de alguien, sino propiedad de alguien. Sin embargo, en el caso de algunas secundarias hay discusión: la cabeza se llama cabeza de alguien, y la mano, mano de alguien, de modo que, éstas al parecer, son de lo respecto a algo. Si uno conoce con precisión alguna de las cosas que son respecto a algo, también conocerá con precisión aquello respecto a lo cual se dice: si uno sabe de un esto que es respecto a algo, y el ser de lo respecto a algo, es idéntico a estar de algún modo en relación con algo, también sabe aquello con lo que esto está de algún modo en relación. Si uno sabe con precisión se un esto que es doble, también sabe inmediatamente con precisión de qué cosa es doble: en efecto, si no supiera si es doble de ninguna de las cosas definidas, tampoco sabría si es ni siquiera doble; de igual modo, si supiera de un esto que es más hermoso, también sabría necesariamente con precisión, a través de esto, respecto a qué es más hermoso.