Dahl, Robert. (2002), “Democratización y oposición pública” y “¿Tiene importancia la poliarquía?” en La Poliarquía: participación y oposición oposición , México, Tecnos. Reseñado por: Alexandra Roldán Cruz.
Introducción El estudio de la democratizac democratización ión ha estado en el centro de interés de varios académicos. Robert Robert Dahl es uno de ellos. En esta reseña crítica sobre su texto La Poliarquía: participación y oposición se verá de qué manera Dahl aborda dicho estudio. Inicialmente, se trazará el desarrollo argumentativo de los primeros dos capítulos. Luego, se realizará un comentario personal o evaluación sobre los aportes o no que deja este trabajo para la Ciencia Política. Desarrollo argumentativo Antes de abordar el desarrollo argumentativo del texto se considera necesario puntualizar que el objetivo principal de Robert Dahl en La poliarquía es, como se indica en el capítulo primero, ocuparse de los proceso de democratización y el desarrollo de la oposición, oposición, planteando planteando inicialmente inicialmente1 la siguien siguiente te pregunt preguntaa de invest investigac igación: ión: ¿qué condicio condiciones nes favorec favorecen en o estorba estorbann la transformación de un régimen donde la oposición al gobierno no puede organizarse abierta y legalmente en partidos políticos ni enfrentarse a él en elecciones libres e imparciales a otro que sí lo permita? (Dahl, 2002, p. 13).
Con el objeto de desarrollar la anterior pregunta Dahl empieza el primer capítulo, “Democratización y oposición pública”, brindándole al lector una definición de lo que él entenderá por democracia, es decir, “[…] el sistema político entre cuyas características se cuenta su disposición a satisfacer entera o casi enteramente a todos sus ciudadanos…” (Ibíd., p. 13), que, por lo demás, debe ser concebido como un sistema hipotético o ideal, afirma el autor. Más allá, plantea tres condiciones fundamentales para la existencia de la democracia, las cuales deben ser permitidas por el gobierno, sin distinciones políticas y en igualdad igualdad de oportunidades, oportunidades, a los ciudadanos: ciudadanos: a) que el ciudadano pueda formular sus preferencias, preferencias, b) que el ciudadano pueda manifestar públicamente dichas preferencias entre sus partidarios y ante el gobierno, individual y colectivamente y c) que el ciudadano reciba por parte del gobierno igualdad de trato (Ibíd., p. 14).
Ahora bien, dado que para Dahl la democracia es solo un sistema político ideal existen diferentes regímenes que se acercan más o menos a ella. Con el objeto de rastrear dicho acercamiento propone centrar su análisis en dos dimensiones que le resultan suficientes para determinar el grado de democratización de los regímenes políticos así como para diferenciar regímenes: el debate público (liberalización) y el derecho a participar (capacidad de representación). Dahl explica que tomando en cuenta estas dos dimensiones necesariamente se encontrarán múltiples regímenes a los cuales podría adjudicárseles una denominación, sin embargo, una vez más, opta por centrarse solo en aquellos que va a analizar, consciente de que a pesar de ser un procedimiento arbitrario arbitrario hay una utilidad utilidad que la clasificación clasificación terminológi terminológica ca le aporta al fin que persigue. persigue. Entre ellos están: están: a) la “hegemonía “hegemonía cerrada”, en la que no hay ningún nivel de debate público ni de derecho a participar; b) la “hegemonía representativa”, en la que 1
Veremos en el desarrollo argumentativo que Dahl replanteará su pregunta de investigación dos veces a lo largo del primer capítulo. 1
hay pleno derecho a participar pero ningún nivel de debate público; c) la “oligarquía competitiva”, en la que hay un nivel pleno de debate público aunque ningún derecho a participar y d) la “poliarquía”, en la que hay pleno derecho a participar y pleno nivel de debate público2. De acuerdo con lo anterior, tenemos que la poliarquía sería el régimen que en mayor medida se acerca al ideal de la democracia, en palabras del autor “[…] cabría considerar las poliarquías como regímenes relativamente (pero no completamente) democráticos; o dicho de otra forma, las poliarquías son sistemas sustancialmente liberalizados y popularizados, es decir muy representativos a las vez que francamente abiertos al debate público” (Ibíd., p. 18).
Una vez Dahl ha planteado su pregunta de investigación, ha expuesto una definición del concepto central que está trabajando y ha definido las variables con las cuales desarrollará su análisis, pasa a considerar necesario replantear la pregunta de investigación, especificándola aún más y logrando con ello que de mejor cuenta del objetivo que quiere alcanzar. Entonces, la pregunta que formula es la siguiente: “¿qué factores aumentan o disminuyen las oportunidades de debate público en un régimen representativo como es la poliarquía?” (Ibíd., p. 20), sobre la cual hace unas puntualizaciones antes de finalizar el capítulo primero. Así, le explica al lector que su obra se refiere necesariamente a la democratización, agregando que la democratización comprende transformaciones históricas definidas como por ejemplo el tránsito que se dio en el siglo XIX de hegemonías y oligarquías competitivas a regímenes poliárquicos. Señala también la modificación que se presentó desde finales del siglo XIX a la Primera Guerra Mundial de cuasipoliarquías a poliarquías plenas, y hace referencia a una tercera transformación hacia la década de 1960 que resultó en la plena democratización de las poliarquías a causa de las demandas que los jóvenes empezaron a exigir. Dahl deja planteado en este primer capítulo que a lo largo de su obra examinará solamente la primera y la segunda transformación puesto que muchos países se encuentran lejos de alcanzar la tercera de ellas3.
Para finalizar el primer capítulo Dahl retoma la idea de transformación de los regímenes, puntualizando sobre aquella que presenta una evolución hacia la poliarquía. Menciona al respecto que cuando dicha evolución se concreta las oportunidades de participación y debate aumentan y, por lo tanto, aumenta también “[…] el número de individuos, grupos e intereses cuyas preferencias hay que considerar al ejercer el poder” (Ibíd., p. 23). Esto, afirma Dahl, trae nuevas posibilidades de conflicto dado que hay mayores oportunidades para que la oposición se exprese. Dichas posibilidades de conflicto pueden aminorarse en la medida en que existan condiciones que proporcionen un grado alto de seguridad mutua, tanto para el gobierno como para la oposición. Con ello, agrega el autor, se logran preservar las oportunidades para que los opositores del gobierno puedan discutir 2
Resulta importante señalar que para el autor el “grado de democratización” de los regímenes, determinado de acuerdo con las dos dimensiones seleccionadas, no es estático o fijo. En este sentido, en un régimen pueden variar los niveles ya sea de debate público o de derecho a participar y, por lo tanto, puede cambiar la naturaleza del régimen. Una hegemonía que antes era cerrada puede pasar a ser una hegemonía representativa si su nivel de derecho a participar aumenta, por ejemplo. 3
Aquí, cabe señalar que Dahl, aunque consciente de la omisión que hace de niveles inferiores de la organización política y social, especifica que su análisis se centrará en los regímenes nacionales, es decir, en los Estado-nación, pues si se examinan dichos niveles inferiores, sostiene, la investigación correría el riesgo de desbordarse en tanto arrogaría un número demasiado extenso de datos.
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sobre la conducta de este (Ibíd., p. 25). Planteando lo anterior, Dahl considera necesario reestructurar nuevamente su pregunta de investigación: “¿qué circunstancias aumentan de modo significativo la seguridad del gobierno y sus antagonistas y favorecen, consecuentemente, las oportunidades de debate público y de la poliarquía?” (Ibíd., p. 25). Sin embargo, antes de contestar dicha pregunta decide primero examinar si la poliarquía tiene o no alguna importancia. Ese será el tema a desarrollar en el siguiente capítulo.
En lo que concierne al capítulo dos, “¿Tiene importancia la poliarquía?’”, Dahl empieza señalando que contrario a lo que creen algunos intelectuales él considera que un cambio de régimen tiene importancia porque produce consecuencias significativas. Entonces, en lo que sigue del capítulo menciona 6 de ellas. Aquí solo se aludirá a aquellas consecuencias (5) que se presentan cuando el cambio de régimen es hacia la poliarquía. De esta manera, la primera consecuencia que se genera cuando hay un tránsito hacia la poliarquía o una consolidación es que las libertades de corte liberal clásico ―oposición al gobierno, posibilidades de formar organizaciones políticas, etc.― se naturalizan. La segunda, es que se origina un cambio en la composición política de los dirigentes, en especial entre los que obtienen cargos por vía electoral (Ibíd., p. 29). Dado que nuevos grupos pueden acceder al sufragio, son elegidos candidatos que guardan mayor afinidad con características sociales, logrando con ello que haya más representación, individual y políticamente. La tercera consecuencia que se presenta, de acuerdo con el autor, es que puesto que el sistema se hace más representativo los políticos buscan el apoyo de los grupos que ganan acceso a la vida política, respondiendo de diferentes maneras, trascendentes, a las nuevas oportunidades de participación y debate público (Ibíd., p. 31). El efecto trascendente que tiene esas respuestas es, entre otros, la adaptación de la retórica, los programas, la forma de gobierno y la ideología a los intereses de los grupos o segmentos que hasta ese momento no eran representados. La cuarta consecuencia significativa que se produce es que aumenta y varía el número de preferencias e intereses políticos que pueden estar presentes en la vida política (Ibíd., p. 33). Finalmente, la quinta consecuencia que se presenta es que en tanto existe un mayor acceso al debate público y a la participación, las dificultades para que el gobierno pueda hacer cumplir con métodos que exijan la aplicación de sanciones a porcentajes considerables de la población son también mayores (Ibíd., p. 35). En otras palabras, la coacción en un régimen poliárquico es baja.
Señalando estas cinco consecuencias significativas que se derivan del establecimiento de una poliarquía Dahl logra responder a la pregunta ¿tiene importancia la poliarquía? Manifiesta de manera explícita que estas consecuencias permiten comprender por qué es preferible y deseable un régimen poliárquico a uno oligárquico o hegemónico. Así, le hace saber al lector sobre su compromiso a favor de la poliarquía y contra los regímenes menos democratizados. Ello, esclareciendo que considera incierto el éxito del tercer estadio de la democratización (Ibíd., p. 38), es decir, de la democratización plena. Agrega, para terminar este segundo capítulo, que tampoco supone la existencia de una ley histórica que imponga a las sociedades un paso evolutivo de la hegemonía a la poliarquía, pues aclara que debe tenerse presente que también es posible que se de una involución o un movimiento de dirección opuesta.
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Evaluación Sin duda, los primeros dos capítulos de la obra de Dahl permiten al lector comprender la utilidad de esta. De una parte, por la actualidad del tema estudiado que resulta de interés para cualquier académico de las Ciencias Políticas, pues muchas de nuestras sociedades de hoy en día se encuentran ya sea en tránsito hacia la democratización o ya sea afianzando sus procesos democráticos en la búsqueda de una democratización plena. De otra parte, y esto, se considera, es lo más valioso que queda tras la lectura de los dos capítulos de la obra, es que en ellos es posible ver reflejados los aportes que hacen Giovanni Sartori enLa Política: lógica y método en las ciencias sociales y Norberto Bobbio en La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político.
Algunos se preguntarán, por lo tanto, ¿de qué manera los aportes de Sartori y Bobbio se ven reflejados en Dahl? Del lado de Sartori, se recordarán primero algunos de sus planteamientos antes de pasar a mirar en qué medida son llevados a la práctica por Dahl. Uno de estos planteamientos es el problema de la formación de conceptos sobre el que Sartori insistirá a lo largo de su obra. Es posible que el investigador escape a este problema con lo que Sartori denomina la “sistematización conceptual” o el “afinamiento conceptual”. Ello porque dicho afinamiento se aleja de lo genérico, de la libertad respecto al valor, de la neutralización que solo produce un vaciamiento del significado y una evaporación del concepto y, asimismo, de la generalidad excesiva que lleva a la trampa del “estiramiento conceptual”, permitiendo, por consiguiente, definir con precisión y claridad el concepto a trabajar. De este modo el investigador logra, por un lado, que su concepto sea un recolector válido de hechos (Sartori, 2011, p. 285) y, por el otro, tener claridad sobre lo que está midiendo. Este es un procedimiento que, de acuerdo con Sartori, debe realizarse antes de poder graduar objetos o medirlos en razón de una variable (Ibíd., p. 281). Así, lo segundo que cabe recordar en Sartori son sus observaciones sobre la selección de variables. Para Sartori es necesario que el investigador trabaje con variables “relevantes” que midan efectivamente las cosas que le interesan medir y que las midan de manera válida (Ibíd., p. 279). Por lo demás, advierte sobre la necesidad que tiene el investigador de mantenerse alejado del “verbalismo cuantitativo”. Este se presenta cuando el investigador habla de variables que no son tales o que lo son “impropiamente” porque no se refieren a atributos graduales ni a atributos posibles de medición. En palabras de Sartori “[e]l mal comienza cuando no se capta esa diferencia entre el modo de decir y el significado técnico. Quede, pues, muy claro: no basta con decir “variable” para que la haya (Ibíd., p. 278).
Ahora, volviendo sobre Dahl, se puede decir que respecto al problema de la formación de conceptos en su obra no hay tal. Desde el inicio del primer capítulo el lector encuentra una definición clara de la democracia que es el concepto a trabajar, logrando con ello apartarse del “estiramiento conceptual.” Hay, entonces, afinamiento conceptual que le permite recoger hechos de manera válida. Respecto a las variables, Dahl realiza una selección “relevante” de ellas. Si bien es consciente de que deja por fuera otras variables que pueden dar cuenta del propósito que persigue, es claro en especificar que para él el “debate público” y el “derecho a participar” son más útiles que otras variables para desarrollar su pregunta de investigación. De este modo, encontramos en Dahl
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una aplicación de los aportes de Sartori que le otorgan a su discurso ordenación analítica y, por ende, precisión metodológica a su investigación.
Del lado de Bobbio se recordará su explicación sobre los usos posibles del conocimiento, el “sistemático” y el “axiológico” En palabras de Bobbio “[e]l uso sistemático de una tipología tiene lugar cuando esta se utiliza para dar orden a los datos recopilados; el uso axiológico es aquel que se da a la misma tipología cuando es empleada para establecer entre los tipos o las clases ordenadas sistemáticamente un cierto orden de preferencia, que tiene el objetivo de suscitar en los demás una actitud de aprobación o desaprobación y, en consecuencia, repito, de orientar una preferencia” (Bobbio, 2006, p. 10). De acuerdo con lo anterior, es posible afirmar que en la obra de Dahl encontramos estos dos empleos del conocimiento. Hay un uso sistemático cuando Dahl clasifica los regímenes políticos en “hegemonías cerradas”, “hegemonías representativas”, “oligarquías competitivas” y “poliarquías”.Y hay un empleo sistemático del conocimiento cuando al finalizar el segundo capítulo Dahl expresa que encuentra deseable que los regímenes transiten hacia la poliarquía y, en el mejor de los casos, alcancen la poliarquía plena. En esta medida, hace un juicio de valor, presuponiendo, como lo expresa Bobbio, que las cosas que evalúa pueden ser diferentes de lo que son, que en su caso concreto sería que los regímenes políticos aún no poliárquicos dejen en algún momento de serlo. Consideraciones finales Para finalizar esta reseña crítica sobre La Poliarquía: participación y oposición la última consideración que se quiere dejar aquí es resaltar la importancia que tiene para cualquier académico de la Ciencia Política la revisión de esta obra antes de iniciar su estudio. Ello porque recibirá un aporte metodológico significativo del proceso de investigación. Sabrá qué camino seguir para evitar, entre otras cosas, sacar conclusiones apresuradas o que en determinado momento su investigación se desborde o, peor aún, caer en el “estiramiento conceptual”. Dicha revisión también le permitirá tener una comprensión clara de la manera en que debe formularse una pregunta de investigación que de cuenta de los objetivos trazados. Asimismo, le demostrará que es posible hacer investigación sin la necesidad de incurrir en el vicio de forzar o manipular la realidad para que se acomode a sus intereses. De modo que el estudioso de la Ciencia Política encontrará en Dahl un ejemplo claro de cómo debe hacerse y presentarse una investigación. Referencias bibliográficas Bobbio, Norberto. (2006), La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político, México, Fondo de Cultura Económica. Dahl, Robert. (2002), La Poliarquía: participación y oposición, México, Tecnos. Sartori, Giovanni. (2011), “El método de la comparación y la política comparada”, en La Política: lógica y método en las ciencias sociales, México, Fondo de Cultura Económica.
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