SOCIOLOG\u00cdA CRIMINAL
RECENSI\u00d3N BIBLIOGR\u00c1FIC FICHA BIBLIOGR\u00c1FICA: LA CULTURA DEL CONTROL. CRIMEN Y ORDEN SOCIAL EN LA T\u00edtulo SOCIEDAD CONTEMPOR\u00c1NEA
The Culture of Control. Crime and Social Order in Contemporary Society
Autor
David Garland
Ed. Gedisa. Barcelona, abril de 2005 (Primera edici\u00f3n) Edici\u00f3n original ingl\u00e9s en 2001
Alumno: Juan Manuel Puya Navarro
LA CULTURA DEL CONTROL
PRESENTACI\u00d3N DE LA OBRA
La cultura del control. Crimen y orden social en la sociedad contempor\u00e1nea , d
David Garland, es un libro de referencia en la criminolog\u00eda contemp
constituye la \u00faltima entrega de una trilog\u00eda que comenz\u00f3 c
la modernidad tard\u00eda (1985), despu\u00e9s Castigo y sociedad moderna: un est teor\u00eda social (1990), y completada con esta obra que vio la luz en ingl\u00e9s
2001 y en castellano en 2005, traducida por M\u00e1ximo Sozzo de acuerdo University Press. David Garland, actualmente profesor de sociolog\u00eda de la Universidad de
York, es uno de los m\u00e1s importantes soci\u00f3logos sobre la cuesti\u00f3
en Escocia y estudi\u00f3 en la Universidad de Edimburgo donde se doctor\u00 profesor antes de trasladarse a los Estados Unidos. Fue profesor de Derecho
criminal y Criminolog\u00eda en la Universidad de Princeton, en la Universida Berkeley y en la Universidad de Leuven.
Adem\u00e1s, es director del prestigioso British journal of criminology, editor-fundad
de la revista especializada en penolog\u00eda Punishment & Society - The Internationa Journal of Penology y editor de
diferentes publicaciones especializadas como
Criminology and Social Theory (2000) y Mass Imprisonment: Social Causes and Consequences (2001).
La cultura del control aparece estructurada en ocho cap\u00edtulos precedidos de
Prefacio y otro a la edici\u00f3n en castellano. Se acompa\u00f1a de un Ap\u00 cuadros estad\u00edsticos cronol\u00f3gicos sobre las tendencias del delito y encarcelamiento en Estados Unidos y Gran Breta\u00f1a y Gales, un apartado
por cap\u00edtulos, la Bibliograf\u00eda y un \u00cdndice Onom\u00e1stico y particularmente \u00fatil en una obra de sus caracter\u00edsticas. Recensi\u00f3n bibliogr\u00e1fica
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AN\u00c1LISIS DE CONTENIDO
Como el propio autor adelanta en el Pre\u00e1mbulo, el libro \u00abtrata de la control del delito y de la justicia penal en Estados Unidos y Gran Breta\u00f1a. O, para ser m\u00e1s precisos, se ocupa de los cambios dram\u00e1ticos que se han producido en
nuestra respuesta social al delito durante los \u00faltimos treinta a\u00f1os y de las fuerzas sociales, culturales y pol\u00edticas que los han generado\u00bb (p\u00e1g. 9)
Trata de encontrar una respuesta a los profundos cambios de las sociedades y l pol\u00edticas criminales en ambos pa\u00edses, especialmente respecto del
penitenciario y dem\u00e1s sistemas de control formales e informales, y para e analiza el cambio producido en la respuesta social al delito y realiza una
comparativa sobre c\u00f3mo se ha ido modificando dicha respuesta en ambas sociedades e incluso se aventura a efectuar un pron\u00f3stico de futuro.
En el an\u00e1lisis comparativo, y pese a las peculiaridades de cada pa\u00eds
reconoce la existencia de similitudes en los problemas del sistema de control so
penal de ambos pa\u00edses y cita textualmente que se dan \u00ablos mismos tip e inseguridades, los mismos problemas percibidos de control social ineficaz, las mismas cr\u00edticas de la justicia penal tradicional y las mismas ansiedades recurrentes con respecto al cambio social y al orden social\u00bb (p\u00e1g. 12).
Existen pues, elementos comunes que subyacen en los procesos de control s
pesar de las particularidades y diferencias entre sociedades. As\u00ed, d
explicar en qu\u00e9 consisten esos elementos comunes que conforman \u201cla cultur control\u201d viene a constituir la principal pretensi\u00f3n de la obra de Garland.
Para su an\u00e1lisis, Garland se centra en el \u00faltimo cuarto del sig
denomina la \u201cmodernidad tard\u00eda\u201d, etapa en la que se produce el d
Recensi\u00f3n bibliogr\u00e1fica
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modelo de justicia penal del Estado de Bienestar, del welfarismo penal, que constituía un marco consolidado de las políticas públicas de Gran Bretaña y Estados Unidos y cuyo axioma básico consistía en que las medidas penales,
siempre que fuera posible, debían ser intervenciones destinadas a la rehabilita en lugar de castigos negativos u otras medidas de carácter eminentemente
retributivo. En sus propias palabras, el ideal de la rehabilitación es «el principio organizador hegemónico, el marco intelectual y el sistema de valores que mantiene unida toda la estructura y la hacía inteligible para sus operadores» (pág. 82).
Sin embargo, lo cierto es que se inicia un proceso de cambio social y cultural qu
altera las relaciones sociales y genera cambios radicales en las políticas públic
que afectan a la respuesta estatal frente al delito. Las decisiones y la elaboració
de las políticas públicas surgen para dar respuesta a las exigencias de compete electoral y todo este proceso da lugar al modelo de justicia penal que Garland denomina “tardomoderna”.
Analiza el patrón de estas respuestas penales en Estados Unidos y Gran Bretañ plantea la posibilidad de que otros países hayan experimentado estos mismos
patrones de desarrollo típicos de la modernidad tardía, deduciendo que tendría
que haberse enfrentado también con problemas semejantes. «En la medida en qu la “modernidad tardía” involucra formas de organización social y trayectorias de
cambio identificables que se aproximan a las circunstancias de muchas sociedades contemporáneas, será posible examinar el grado en que los patrones anglonorteamericanos de adaptación se encuentran presentes en otros lugares» (pág.
26). En cualquier caso, en el nuevo modelo de justicia penal “tardomoderna” parece
que no tiene cabida la visión rehabilitadora por considerarse parte de un sistem intromisivo en la vida de las personas y que tampoco se ajustaba a las políticas libre mercado que dominaron claramente durante la década de los ochenta. Recensión bibliográfica
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Inspirado en el racionalismo económico y moral, el nuevo modelo de justicia pe
considera que la criminalidad es consecuencia de decisiones racionales basada la idea de coste-beneficio y sus responsables son personas que tienen pocas
posibilidades de ser corregidas y rehabilitadas para la vida en sociedad. Este ti de concepciones, obviamente, favorecieron un extraordinario y alarmante
desarrollo del sector penitenciario y las respuestas a los problemas de orden so se centraron preferentemente en el encarcelamiento masivo. Nos encontramos hoy en día con un “complejo del delito”, con una cultura de las
sociedades con tasas de delito elevadas. Esta especial visión del mundo se cen
en varias premisas, en varios enunciados categóricos. Estos van desde el hecho
interiorizar que las altas tasas del delito se consideran un hecho social normal, la inversión emocional en el delito es generalizada e intensa, que abarcan elementos de fascinación así como de miedo, indignación y resentimiento, que
cuestiones referidas al delito están politizadas y se representan frecuentement en términos emotivos, que el interés por las víctimas y la seguridad pública
dominan en la política pública, que la justicia penal estatal es visualizada como
inadecuada o ineficaz, que las rutinas defensivas privadas están generalizadas existe un gran mercado en torno a la seguridad privada, y que existe una
conciencia del delito que está institucionalizada en los medios de comunicación la cultura popular y en el ambiente urbano.
El desarrollo de este complejo del delito produce una serie de efectos sociales y psicológicos que influyen en las políticas públicas. Los ciudadanos se vuelven
sensibles y conscientes del problema del delito y muchos manifiestan altos nive de ansiedad y temor. Consecuencia de esto, la ciudadanía se encuentra menos
predispuesta a ser tolerante con el delincuente, se torna más impaciente con la políticas de la justicia penal que se experimentan como un fracaso y está más identificada con la víctima.
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Las intervenciones rehabilitadoras, ahora, se centran más en el delito que en e
delincuente, más en cuestiones de control del delito con la finalidad de impone
medidas restrictivas para reducir el delito y proteger al público. Por lo tanto, m allá de si el delincuente es castigado o tratado, la preocupación clave es ahora proteger a la ciudadanía reduciendo el riesgo de victimización en el futuro y hacerlo con un costo mínimo.
Garland trata de encontrar las causas que hicieron virar de semejante forma l
decisiones político-criminales y provocaron el declive del ideal resocializador sustituyéndolo por un enfoque basado en la imposición de duras medidas
sancionadoras, fundamentalmente privativas de libertad, con la pretensión de proteger a la sociedad mediante la exclusión de los “sujetos peligrosos”. En su libro
se refiere a «la creación de una narrativa cívica nueva y menos inclusiva» (pág. 136).
La versión estándar, como la califica el autor, la que aparece en los libros de tex y la historia en general para explicar la reorientación histórica de la política criminal, gira en torno a la aparición en la década de 1970 de varios artículos críticos con los resultados empíricos del modelo resocializador.
«¿Realmente
pudieron ser tan efectivas las evaluaciones críticas aquí cuando parecen tener tan poco efecto en otros ámbitos?»
(pág. 122). Para Garlan, ésta es una versión
inexacta fruto del análisis superficial del problema. Explicar cómo se va de un estado a otro, cómo se llega a la situación político-
criminal actual, implica una respuesta multifactorial. De una parte, la caída de
ideal rehabilitador se debe a la falta de confianza que tenían en el sistema quie
debían decidir sobre la política criminal y su ejecución, que se hicieron eco de l presiones provenientes de la mayoría del electorado. Pero además, cuando la crítica del welfarismo penal emergió en torno a 1975, ya existía una serie de
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corrientes de la criminología académica que tenían fuertes afinidades con el movimiento.
No obstante, como responde el propio Garland a la cuestión, «el nuevo campo del control del delito y la justicia penal fue moldeado no por los programas de los reformadores y por ideas criminológicas, sino por el carácter de la sociedad de fines del siglo XX, sus problemas, su cultura y sus tecnologías de poder.» (pág. 135).
El cambio en las estructuras e ideología del control no fue debido exclusivamen
la crítica intelectual, por consideraciones criminológicas, ni tan siquiera por el fracaso penológico, sino a la transformación de las estructuras sociales y las sensibilidades culturales en las que aquéllas se sustentaban. Son las nuevas relaciones sociales, económicas y culturales que se derivan de este proceso de transformación las que acarrean los nuevos problemas de control del delito. Las políticas de gestión del control del delito, lo que Garland denomina el “nuevo dilema” del control del delito en la sociedad tardomoderna, derivaron hacia dos
grandes estrategias que trataban de dar respuesta al mismo de modo ciertame
contradictorio. Las primeras, las adaptativas, caracterizadas por un alto nivel d
racionalidad y creatividad administrativas, se orientan a la normalización del d y son menos punitivas, volcándose con las medidas preventivas. En cambio las segundas, no adaptativas o de negación, siguen una línea más retributiva y se
conforman como la respuesta política más afín al populismo punitivo, la inflació penal y la tolerancia cero.
Mientras la maquinaria administrativa del Estado ha ido diseñando estrategias
adaptándose a sus propias limitaciones y ajustándose a las transformaciones d
contexto social, la maquinaria política estatal se ha entregado repetidamente a
una forma de evasión y negación. No obstante, ambas estrategias coinciden en
entrar a considerar el origen social del delito debido al contexto político en el q surgen, favorecedor de la lógica económica más que de la gestión social. Recensión bibliográfica
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Garland describe con precisión gráfica esta situación cuando explica que duran
welfarismo penal existía menos control penal y más control económico, mientr que durante los últimos veinte años, el efecto combinado de las políticas
neoliberales y neoconservadoras ha derivado hacia un mayor control penal sob los pobres y una reducción de los controles que afecten a las libertades de mercado del resto de la población (pág. 319). Por último, el autor plantea que las estrategias actuales de control del delito
representan un tipo particular de respuesta a los problemas específicos de ord
social generados por la organización social de la modernidad tardía, pero aclar
que estas políticas públicas no son inevitables, puesto que algunos países, a pe
de haber sufrido transformaciones económicas y sociales similares, han seguid camino distinto resultado de elecciones políticas y culturales diferentes.
VALORACIÓN GLOBAL Y JUICIO CRÍTICO Tras su lectura, a uno le queda la sensación de que se trata de una obra ya consolidada como indicador de referencia en el campo de los estudios criminológicos, de la seguridad y la justicia penal. El autor aborda, de manera brillante, las interrelaciones de orden económico,
social y cultural que condicionan y modelan la historia de la justicia penal estat
sus dispositivos de control del delito en Estados Unidos y Gran Bretaña durante tres últimas décadas. Sin embargo ha de reconocerse que su análisis resulta
igualmente válido para abordar y comprender lo sucedido en otros países influ también por los procesos de globalización.
No obstante lo dicho, el análisis comparativo no debe estar exento de c
cautela debido a que en buena parte muchos de los países de nuestro contex
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han gozado del Estado de Bienestar y debe partirse, por tanto, de una realidad
distinta a pesar de que, curiosamente, hayan terminado recepcionando las mis
ideas penales y punitivas generadas por la transformación neoliberal del estad Personalmente, considero que describe con una claridad sobresaliente las
transformaciones operadas en la justicia penal y, en especial, el tránsito del Est
de Bienestar al modelo neoliberal impulsado desde finales de los años 70, y cóm
estas transformaciones han traído consigo una serie de problemas de control d delito que han influido en la adopción de nuevas respuestas de control. Desde luego, no cabe duda que ha conseguido hacer un llamado a la reflexión y evaluación sobre la adopción de las nuevas políticas públicas en materia de seguridad y justicia penal. Sin dejar de observar que el libro supone una información de referencia en la decisión de la política criminal acorde a los valores que requiere una sociedad democrática y que su objetivo es eminentemente descriptivo, ha de señalarse, también, que adolece en cierta medida de falta de propuestas de futuro que alumbren sobre cómo evitar llegar a la situación que tan bien describe.
En este sentido, como explica ORTIZ DE URBINA, el análisis prospectivo brilla su ausencia e, incluso tras la lectura del apartado titulado «Este futuro no es inevitable» (pág. 325-328), el lector queda con la impresión de que el título debería haber sido «Este presente podría haber sido evitado».1
En este sentido, parece que la obra sigue la línea de buena parte de la Criminol
contemporánea, empeñada en dedicar esfuerzos en el análisis restrospectivo y criticar la situación actual, pero sin propuestas claras de futuro.
Comparto totalmente la opinión del autor cuando muestra su preocupación po
énfasis que la actual política criminal pone en las medidas punitivas. Y es que s
dudar de su importante aportación a la prevención general, las medidas puniti Recensión bibliográfica
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no deben eclipsar la adopción de otras medidas preventivas que pueden igualmente eficaces en el control del delito. Nadie duda de la necesidad de emprender estudios criminológicos del pasado porque conocer la evolución de las medidas de control es la única forma de intervenir con garantías en la situación actual. No obstante, tampoco se nos
escapa que el futuro de esta disciplina científica no puede prescindir del anális
la intervención criminológica en las políticas públicas a corto, medio y largo pla En definitiva, como decía al inicio, se trata de una obra que motivará nuevos debates en el campo de la criminología y el derecho penal, y que seguramente servirá para incentivar muchos otros estudios y cambiar la dirección de las investigaciones en este ámbito.
1
¿Y ahora qué? La Criminología y los criminólogos tras el declive del ideal resocializador. Revista de Libros núm.
ORTIZ DE URBINA GIMENO, Íñigo.
2006)
111 (marzo
En Sevilla, a 10 de enero de 2009
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