UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL FACULTAD DE PSICOLOGÍA PSICOLOGÍA Y DERECHOS HUMANOS ANÁLISIS: PERÓN, SINFONÍA DE UN SENTIMIENTO
ESTUDIANTE José Miguel Rojas
CURSO: 4TO – 211
DOCENTE: Ps. Luis Delgado
2013 - 2014
PERÓN, SINFONÍA DEL SENTIMIENTO ANÁLISIS Perón, sinfonía del sentimiento transcurre a lo largo de sesenta años. Comienza en 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, y culmina el 1 de julio del 74, cuando Juan Domingo Perón ingresa a la inmortalidad. Lo central, claro, serán los dos primeros gobiernos justicialistas, con el Plan Quinquenal, los logros en materia de independencia económica y justicia social, la Fundación Eva Perón, el Renunciamiento de Evita y sus funerales. Favio apresura la marcha desde el derrocamiento de Perón por la Libertadora hasta entrados los años setenta, cuando Perón vuelve a ser el centro, y lo abandona ahí, en la puerta de ingreso de la Casa Rosada, en los primeros días de su tercer mandato presidencial. Perón y Evita son los claros protagonistas del documental. Pero hay muchas figuras que rodearon al General que en la práctica son ignoradas. De María Estela Martínez de Perón se hace una sola mención, al asegurarse que Perón la conoció en Panamá, durante su exilio. A José López Rega sólo se lo ve en el asiento de atrás del avión en que el líder regresa del exilio, y perdido en alguna otra ocasión, pero nunca se hace mención a él. Jamás se menciona el apellido Firmenich, aunque se cuente el secuestro de Aramburu. Sí tienen mayor preponderancia José Ignacio Rucci y Héctor Cámpora. Dice Favio que a mí me interesó la doctrina, no los hombres. Como decía el General, primero la Patria, luego el movimiento y después, los hombres. La historia comienza en un magma de injusticias y termina con un océano de paz. Así es, en una síntesis imposible, Juan Domingo Perón. Entre ese oscuro comienzo al inicio de la Primera Guerra Mundial y un santificado final con un victorioso Perón entrando en la inmortalidad, Rozando por momentos la propaganda oficial al estilo Perón-lo-hizo, y dedicando su segunda mitad a reescribir la historia de los 18 años sin Perón que la historiografía radical contó a su manera en La República Perdida, el documental recrea el mito fundacional peronista, en desuso luego de una década en la que Menem deshizo. En él, Perón es un héroe inmaculado; sus primeros diez años como presidente, un paraíso para el trabajador; y los dieciocho años de su ausencia, un crimen cruel e inútil en contra de la voluntad popular. Juan Domingo Perón. Sinfonía del sentimiento comienza mucho antes de la aparición del héroe. La cronología elegida por Favio para reconstruir el ideario peronista se inicia con los muertos de la Primera Guerra Mundial, con el triunfo de la Revolución Bolchevique de 1917 (al grito de “pan, paz y vivienda”) y el recuerdo de la Semana Trágica. Ese es el magma creador del mito, ilustrado por una informe nube rojiza que funciona como fondo a un relato que rescata a Hipólito Irigoyen y condena la Década
Infame, representándola con la imagen de una vaca que yace indefensa, mientras la sobrevuelan buitres. La contundencia de ese prólogo, sumada a la pasión y precisión con la que es relatada la aparición en escena de Perón y Evita, los sucesos del 17 de octubre de 1945 y la llegada al poder del peronismo se resumen en cuatro bloques que son de lo mejor de la primera parte. El resto de los trece primeros capítulos está dedicado a enumerar de manera proselitista los logros económicos (“General, cuánto valés”, subraya un coro musical) y sociales del país construido por Perón. Un país peronista, demás está decirlo. Pletórico de justicia social, así como de rostros de Evita y Perón. Los politizados últimos años antes del regreso de Perón a la Argentina son tratados con la urgencia y levedad del que quiere volver a hablar del protagonista. La melancolía con la que Favio filma al Perón que regresa como prenda de paz es notable. Lo mismo que el largo plano -filmado entonces por el propio Favio, sin destino en particular – que muestra a la gente de la calle saludando con cariño el paso del auto presidencial que lleva al General de casa al trabajo, de Olivos a la Rosada. El relato se interrumpe en esa etapa: nada hay de lo que siguió a su histórica pelea con Montoneros, luego de aquella etapa rematada con su condena a los “estúpidos imberbes”. Tan excesivo, obsesivo y personal como un buen peronista, Juan Domingo Perón.